Análisis Al Lector El poema “Al lector” abre el libro “Las Flores del Mal”, funcionando como prefacio. Baudelaire declaró declaró que su libro lib ro “tiene un principio y un n”, no es una simple colección de poemas, sino que cada uno está ubicado en su lu!ar espec"co por una ra#ón, más allá de que cada poema ten!a $alor en s" mismo, el libro tiene un orden, y debe ser le"do si!ui%ndolo. El &ec&o de que ten!a un prefacio dedicado al lector es una de las manifestaciones de esto. El t"tulo nos puede dar a pensar en un principio que el poema estará destinado de un “yo” a un “t'”, pero no es esto lo que encontramos al empe#ar a leerlo. La estupide#, el error, el pecado, la an!urria, ocupan nuestras almas, traba(an nuestros cuerpos, y alimentamos nuestros blandos remordimientos, como los pordioseros nutren a sus !usanos El primer $erso nos enumera cuatro elementos. Estos tienen en com'n el ser acciones &umanas ne!ati$as, pero no nos resultan espec"cos, sobre todo “pecado” y “error” nos resultan muy amplios y abarcati$os de todas las acciones &umanas que pueden ser malas. )a )a en esta primer estrofa estrofa se nos muestra una concepción concepción &umana, el el poema sostiene sostiene la noción noción que el pecado es la esencia &umana, y que estos nos afectan por i!ual el alma y el cuerpo, pues denen nuestras acciones. En el tercer y cuarto $erso encontramos una comparación, se nos &abla de “blandos remordimientos”, el sentimiento de arrepentimiento, que en la tradición cristiana es tan poderoso poderoso que es capa# de li limpiar mpiar un alma del pecado, aqu" es calicado de blando, pues no sir$e de nada. *e presenta en esta comparación la primera de una serie de imá!enes !rotescas, que le marcarán un tono desa!radable al poema. +uestros pecados, tercos nuestro arrepentir, d%bil con creces nos &acemos pa!ar las confesiones, y $ol$emos ale!res al camino fan!oso, creyendo nuestras manc&as la$ar con $iles lloros. En la se!unda estrofa se profundi#a en este concepto, los pecados son nuestra esencia, nos atraen con muc&a fuer#a, nos tientan constantemente. *e da una personicación tanto de pecados como del arrepentir. Además, el poema sostiene que “$ol$emos ale!res al camino fan!oso”, no solo el pecar es nuestra naturale#a, sino que además nos !enera placer el cometerlo, y el reincidir. El arrepentimiento nos en!a-a en un principio, pero no sir$e de nada realmente. El &ombre es el 'nico ser que (u#!a las acciones como “buenas” o “malas”, este poema nos puede in$itar a pensar por qu% el &ombre decide que son malas las acciones que más lo tientan, y las que están en su esencia, en esto está la dualidad, la ambi$alencia del &ombre, ser contradictorio que calica de malas las cosas que le dan placer. En la almo&ada del mal es *atán rime!isto quien lar!amente acuna nuestro encantado esp"ritu, y el precioso metal de nuestra $oluntad "nte!ro lo e$apora este sabio alquimista. En la tercera estrofa aparece la !ura de *atán. “rime!isto” si!nica tres $eces muy !rande, resulta irónico este calicati$o pues el n'mero tres siempre estu$o asociado a /ios, por la sant"sima trinidad, *atán se presenta en este poema como la di$inidad. El los primeros dos $ersos se da una metáfora que nos llama la atención, pues se forma una ima!en maternal, y a la $e# siniestra, la de *atán acunando nuestros nuestros esp"ritus en la “almo&ada del mal”. *atán ser"a quien controla nuestros esp"ritus, y los lle$a como %l quiere. Es %l quien destruye nuestra $oluntad, en los 'ltimos dos $ersos de esta estrofa se lo calica de “alquimista” que “e$apora” ese “precioso metal”, un elemento que de otra manera ser"a muy $alioso y perdurable, *atán lo &ace desaparecer como si fuera a!ua. Es el diablo quien tiene los &ilos que nos mue$en0 Atracti$o encontramos en cosas repu!nantes cada d"a al inerno descendemos un paso, sin &orror, a tra$%s de tinieblas que apestan
En la cuarta estrofa se enfati#a en este concepto con otra metáfora, se presenta al ser &umano como marioneta y a *atán como nuestro titiritero, nie!a el libre albedr"o, nuestras acciones son controladas por %l en todo momento. En esta estrofa tambi%n se $uel$e sobre otro concepto anterior, la naturale#a contradictoria del &ombre, por el placer que encontramos en cosas ne!ati$as en este caso “repu!nantes”. +uestro destino está escrito, no &ay libertad, cada d"a que pasa nos acercamos más al 1nerno, pues cada d"a pecamos más pero “sin &orror”. Esto nos puede !enerar una sensación de in(usticia, seremos eternamente casti!ados por se!uir nuestra naturale#a, y por acciones que no controlamos nosotros mismos. 2ual pobre depra$ado que besa y que de$ora el seno 3a!elado de una anti!ua ramera, robamos al pasar un placer clandestino que muy fuerte e4primimos como naran(a $ie(a. La quinta estrofa consiste en una comparación entre tres elementos, con imá!enes muy claras, se dice que e4primimos el placer como un depra$ado besa el seno de una ramera, como una naran(a $ie(a. Aqu" se nos puede dar respuesta de por qu% el &ombre peca si sabe que está mal, el placer que !enera, y sin embar!o, este placer se presenta como al!o que se acaba muy rápido, que no nos satisface para nada, y nos de(a queriendo más. Las imá!enes de esta estrofa contin'an con la atmósfera !rotesca del poema. *e presenta la prostituta, uno de los ocios peor $istos, por su sordide#, pero no es cualquier ramera, es “anti!ua”, no es (o$en, su seno es “3a!elado”, no es bella, su cuerpo nos inspira más lástima o desa!rado que atracción y su cliente es un “pobre depra$ado” la ima!en es totalmente decadente desde todo punto de $ista. 2omo el depra$ado de$ora ese seno, que no da para más, nosotros e4primimos el placer, &asta muc&o despu%s de que &a quedado seco, como naran(a $ie(a. Apretado, &ormi!ueante, como un millón de &elmintos, un pueblo de demonios se &arta en nuestros cerebros, y cuando respiramos, la Muerte a los pulmones ba(a, in$isible r"o, con apa!adas que(as. Esta estrofa contin'a con las imá!enes desa!radables, en los dos primeros $ersos encontramos una comparación y una metáfora, los &elmintos son parásitos intestinales, se comparan estos con los demonios que &ay en nuestros cerebros, lo cual es e$identemente una metáfora, los demonios representar"an los malos pensamientos. *e da una ima!en de !ran cantidad, no son uno o dos los malos pensamientos que pasan por nuestras mentes, son tantos que están “apretados”, “&ormi!uendo”, se nos da la sensación que son tantos y están tan e4altados que no nos de(an en pa#, dominan nuestros cerebros por completo. En los dos si!uientes $ersos &ay otras dos metáforas, se calica a la “Muerte” de “in$isible r"o”, dándonos la ima!en de que la muerte 3uye, despla#ándose sin problema a nuestros pulmones cada $e# que respiramos, se encuentra aqu" una parado(a muy e$idente. 5arado(a se!'n la 6eal Academia Espa-ola es “Fi!ura de pensamiento que consiste en emplear e4presiones o frases que en$uel$en contradicción.” La contradicción radica en la armación de que cada $e# que respiramos, más nos acercamos a la muerte, siendo que la respiración nos da $ida, y en todo caso no respirar ser"a al!o que nos lle$ar"a rápidamente a la muerte. La ima!en nos muestra que no tenemos escapatoria de la muerte, &asta en el acto más asociado a la $ida, nos acercamos a ella, con cada respiro, con cada momento, estamos un poco más cerca de ella. Esta estrofa nos plantea una realidad sumamente incómoda, que todos $amos a morir, que la muerte es parte de la $ida, y es al!o natural, toda $ida implica una e$entual muerte. *i el estupro, el $eneno, el pu-al, el incendio, no bordaron a'n con !raciosos dibu(os el banal ca-ama#o de nuestro ruin destino, Ay0 es que nuestra alma no es bastante atre$ida Encontramos aqu" un paralelismo entre el primer $erso de esta estrofa y el primer $erso del poema. *e!'n la profesora Elena 6omiti paralelismo es “repetición de elementos en dos o más miembros para e4presar la misma idea”. *e da aqu" tambi%n una acumulación de cuatro elementos ne!ati$os, unidos por comas. La diferencia es que aqu" solo uno de ellos es una acción &umana ne!ati$a, el “estupro”. La 6AE se contradice en sus deniciones de esta
palabra, pero parece referirse a una relación carnal con una persona menor de edad, lo!rada por medio de en!a-o o superioridad. El $erso operante de esta estrofa es una metáfora, al referirse a nuestro destino como “ca-ama#o”, que es una tela dispuesta para bordar en ella con seda o lana de colores. Esta ima!en nos remite a la mitolo!"a !reco7romana, en que los persona(es de las Moiras o 5arcas re!ulan la $ida desde el nacimiento a la muerte, con un &ilo que una de ellas &ilaba, otra enrollaba, y la 'ltima cortaba. Al i!ual que en la mitolo!"a, el poema contradice la $isión cristiana de la libertad, armando que no somos due-os de nuestras $idas, y que el destino ya está escrito. La idea principal de esta estrofa es que si estos elementos ne!ati$os no &an denido una $ida es porque el alma no es bastante atre$ida. 5arece &aber aqu" una contradicción con las ideas que se $en"an planteando en el poema &asta a&ora, de que la naturale#a &umana es pecadora, y que cada d"a cometemos más pecados. *in embar!o la presencia de la palabra “a'n” implica que tarde o temprano la tela de nuestro destino será manc&ada. 5ero entre los c&acales, las panteras, las perras, los buitres, las serpientes, los monos y escorpiones, los monstruos !ru-idores, aullantes, trepadores, en el infame circo de nuestros propios $icios, En esta estrofa se enumeran una serie de animales y seres si!uiendo una !radación, “Fi!ura que consiste en (untar en el discurso palabras o frases que, con respecto a su si!nicación, $ayan como ascendiendo o descendiendo por !rados, de modo que cada una de ellas e4prese al!o más o menos que la anterior”, primero se mencionan los animales, y lue!o se pasa a monstruos, ascendiendo en el !rado de peli!ro y miedo que !eneran. *e da una interte4tualidad aqu" con La /i$ina 2omedia de /ante, en cuyo primer canto los pecados del persona(e son presentados como eras, el Leon, la 5antera y la Loba. odos los animales y seres mencionados en esta estrofa representar"an distintos $icios del &ombre. +ótese el uso de animales carro-eros, carn"$oros, $enenosos, peli!rosos y8o mortales 9y, por al!'n moti$o, los monos :; la interpretación de eso lo de(o al libre albedr"o de cada uno< Esta estrofa (unto con las si!uientes dos conforman una unidad de sentido, entre las tres se transmite una de las ideas principales del poema. &ay uno que es más feo, más malo, más inmundo0 aunque no !esticule y ni !ritos proera, &ar"a con placer de la tierra una ruina y en medio de un boste#o se tra!ar"a al mundo =Es el E/1>0 ?Los o(os car!ados de un llanto in$oluntario, %l sue-a con pat"bulos mientras fuma su pipa. ' conoces, lector, al monstruo delicado, ?&ipócrita lector, ?mi pró(imo, ?mi &ermano0 La idea transmitida es que el tedio es el peor de los $icios, aunque nos pare#ca al principio dif"cil de entender, el tedio es la tendencia a la nada, la ausencia de acti$idad, la falta de sentido de la $ida, y por lo tanto la ne!ación del re!alo más importante que nos da /ios, un insulto %l. En la pen'ltima estrofa se sostiene que si fuera por el tedio la tierra ser"a una ruina, pues nadie &ar"a nada. ) es peor que todos los otros $icios tambi%n por su naturale#a silenciosa, es el más peli!roso y tambi%n el más en!a-oso, pues es la no manifestación, y por eso pasa desapercibido. La mención a los pat"bulos 9lu!ar en que se e(ecuta la pena de muerte< alude a que el no sentido de la $ida es lo mismo que la muerte. Finalmente en los 'ltimos dos $ersos se $uel$e al t"tulo, se menciona por n al lector, el “t' l"rico” a quien está dedicado el poema. El destinatario e$identemente no es sólo la persona que está leyendo el poema en el momento, sino todo ser &umano se acusa al &ombre de pecar de tedio, ese pecado “delicado” pues parece inofensi$o. *e lo acusa tambi%n de &ipocres"a, lo que $iene mencionando durante todo el poema, el &ombre por un lado acusa los pecados de malos, y sin embar!o los comete.
5ero por 'ltimo el yo l"rico se equipara al lector, dici%ndole pró(imo y &ermano. 6econoce ser i!ualmente pecador e &ipócrita, como todos los demás &ombres.