Anacondas en el parque”: entre la enunciación híbrida y e l ” . a m a r g o , r e l am a m i d o y b r i l l an an t e f r e n e s í
“
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Gabriel Edgardo Acosta. U.N.Sa-Sede Regional Tartagal. Cátedra: Análisis del discurso. Profesora: Lilian Flores de Montenegro. Introducción. Las palabras no son neutras ni inocentes. Son armas cargadas de ideología. En cuanto son enunciadas salen disparadas como ráfagas de ametralladora, todo según quién, dónde y cuándo las pronuncien. El lenguaje es un campo de batalla por la imposición del sentido. Existen palabras, que más que pronunciadas para develar lo que nombran, ocultan y niegan. Estamos en este momento ante la “opacidad de los discursos”. Nos parece muy útil aquí un trabajo de Pedro Santander que realiza un breve recorrido por Saussure, Barthes, Eco, Nietzche, Deleuze:
[…] sabemos que el lenguaje no es transparente, los signos no son inocentes, que la connotación va con la denotación, que el lenguaje muestra, pero también distorsiona y oculta, que a veces lo expresado refleja directamente lo pensado y a veces sólo es un 1 indicio ligero, sutil, cínico .
Esta opacidad plantea, entre otros, toda una línea de discusión semiológica que tiene que ver con la relación entre los signos y sus referentes, discusión de la cual Saussure
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prescinde al optar por el principio de inmanencia, pero que Barthes 3 actualiza. El lenguaje no es transparente, lo que implica que a menudo importa más la inferencia que los signos provocan que el significado literal de ellos, o sea, las palabras significan mucho más de lo que dicen.
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Pedro Santander. 2011. “Por qué y cómo hacer Análisis de Discurso” . Cinta Moebio 41: 207-224 www.moebio.uchile.cl/41/santander.html 2 Ferdinand De Saussure. Curso De Lingüística General. Buenos General. Buenos Aires: Losada, S.A. 1945 3 Roland Barthes. Elementos de semiología . Madrid: Alberto Corazón Editor. 1971
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Para Benveniste 4 la construcción de la subjetividad se da, y por lo tanto se puede rastrear, en el plano estrictamente lingüístico. No concordamos completamente con esta mirada, pero si nos parece de una gran utilidad para comenzar a descubrir las marcas que nos anticipan al enunciador y al enunciatario en el enunciado, que después, o al mismo tiempo, en paralelo, deberá ser completado con un análisis semiológico. El proceso de enunciación, de apropiación del lenguaje por parte de un yo que apela a un tú, pone en juego los diversos aspectos de la subjetividad configurada por el propio discurso. Así, la constitución misma del sujeto de la enunciación (la relación “yo-tu” implicada por todo discurso), tanto en su dimensión intelectiva como afectiva y pasional, la representación discursiva de la temporalidad, la reticulación del espacio, la actividad perceptiva y cognoscitiva del observador, la modalización del discurso, son todos componentes del proceso enunciativo a través del cual es posible comprender la conformación discursiva de la subjetividad 5. Y en este caso particular, y por eso lo de hibridez, no podemos desconocer las características particulares del discurso social elegido: la crónica. Que algunas veces se regodea en un discurso cuasi histórico, y en otras apela netamente a lo literario. En este trabajo vamos a analizar una crónica de Pedro Lemebel: “Anacondas en el parque”, que se encuentra incluida en su libro La esquina es mi corazón 6 . Lemebel, como cronista, crea y recrea imaginarios simbólicos, construye y reconstruye identidades individuales y colectivas: el papel del homosexual en la sociedad, lo marginal, lo promiscuo, la noche, los parques, las discos, las calles, los lugares por donde se mueven. Siguiendo a Julia Elena Gomez Leal , se crean cuatro espacialidades: […] la
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Émile Benveniste. “El aparato formal de la enunciación ”. Pag 82-91. http://teoriasdeldiscurso.files.wordpress.com. 5 6
María Isabel Flinich. “Enunciación”. Eudeba. Buenos Aires, Argentina. Pag 9.
Pedro Lemebel. La esquina es mi corazón (Anacondas en el parque). Seix Barral, chile. 2004.
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literaria, la pública urbana, las concernientes a la memoria histórico-política y a la memoria de género” 7. En definitiva, no solo describe la marginalidad, sino que se asume el mismo como marginal. Es cronista y protagonista. Sus crónicas se tiñen de una subjetividad innegable y se entrelaza con el testimonio, en una escritura que se hibridiza y se afirma en su opción estética e ideológica. La subjetividad lingüística. Benveniste apela a tres argumentos principales para sostener el carácter lingüístico de la subjetividad: (…) la polaridad de las personas (yo/tu) (…) el hecho de asumir el lenguaje para dirigirse a otro conlleva la instauración de un lugar desde el cual se habla, de un centro de referencia alrededor del cual se organiza el discurso, por el yo al cual remite todo enunciado.(…) . El segundo argumento (…) se basa en el reconocimiento de los indicadores de la deixis (demostrativos, adverbios, adjetivos, que organizan las relaciones espaciales y temporales en torno al sujeto tomado como punto de referencia: esto, aquí, ahora, eso, ayer, el año pasado, mañana… El tercer argumento es la expresión de la temporalidad. El tiempo presente no puede definirse si no es por la referencia a la instancia del discurso que lo enuncia. El presente 8 es el tiempo en el que se habla. Fuera del discurso el tiempo no tiene asidero (…)
Comenzaremos, por lo tanto, el análisis, a partir de buscar ese “yo” que apela o se dirige a un “tú”. Y es aquí donde nos encontramos, en este caso en particular, con el primer inconveniente: parece no haber un “Yo”. I lusión producida por esa hibridez de la crónica, que ya anticipamos. Greymas sostiene que: “ el sujeto de la enunciación jamás puede ser capturado y todos los yo que se puedan encontrar en el discurso enunciado no son sujetos de la enunciación, sino simulacros (…) el yo de la enunciación esta siempre oculta, siempre sobreentendido” 9. A pesar del relámpago m odernista que rasga la intim idad de los parques con s u halógeno delator, que convierte la clorofila del pasto en oleaje de plush rasurado por el afeite
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Juliana Helena Gomes Leal. La esquina es mi corazón: especialidades performáticas nas crónicas de Pedro Lemebel. Belo Horizonte. Faculdade de Letras da Universidade federal de Minas Gerais.2007 8 María Isabel Flinich. ibidem. Pág 15-16-17. 9 María Isabel Flinich. Ibídem. Pág 24.
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municipal. Metros y metros de un Forestal "verde que te quiero" en orden, simulando un Versalles criollo como escenografía para el ocio democrático.
Es así que pareciéramos estar frente a una enunciación del tipo histórica y no a una discursiva: “A la enunciación discursiva se opone la del tipo historia (…) no encontraremos deícticos
y
los
tiempo
verbales
predominantes
son
el
indefinido,
imperfecto,
pluscuamperfecto y el prospectivo (tiempo perifrástico sustitutivo del futuro) en tercera persona”10. Tal vez, sea necesario entonces, definir antes de continuar ¿Qué es una crónica? Podríamos partir de una definición tradicional de crónica, como una obra, en verso o en prosa, que narra hechos históricos según el orden temporal en que ocurrieron. Dicho relato puede ser efectuado por testigos presenciales o no, en primera o tercera persona. La crónica así definida tiene una larga tradición en Occidente y, específicamente, en Hispanoamérica podemos comenzar con las crónicas de los conquistadores: El Diario de Viaje y La Carta a Luis Santángel , de Cristóbal Colón; las Cartas de Relación 11, de Hernán Cortés, y Naufragios 12 , de Alvar Núñez. Estos son relatos de descubrimientos, híbridos entre la literatura y la historia en los que las fronteras no aparecen nunca claramente delimitadas. No debemos olvidar que los modelos sobre el que se basa Colon y muchos de sus contemporáneos, para su escritura y su visión de mundo, son las crónicas de Marco Polo 13. Con el correr de los siglos la separación entre historia y literatura será cada vez mayor. Las crónicas van a dejar de ficcionalizar la realidad para intentar ubicarse en el lugar de la objetividad y la verdad histórica. […] América se hizo por sus crónicas: América se llenó de nombres y de conceptos y de ideas a partir de esas crónicas (de Indias), de los relatos que sus primeros viajeros más o
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Abril Lozano y Peña Marín. Análisis del discurso. .Ed Cátedra. Madrid, 1987 Vittorio Salvadorini. Las relaciones de Hernán Cortés. THESAURUS. Tomo XVIII. Número 1 .1963. Centro Virtual Cervantes 12 Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Naufragios. http://www.educ.ar . Editado por elaleph.com 11
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Marco Polo. El libro de Marco Polo (anotado por Cristóbal Colón). http://faculty.ksu.edu.sa/
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menos letrados hicieron sobre ella. Aquellas crónicas eran un intento heroico de 14 adaptación de lo que no se sabía a lo que sí: […]
Pero esta definición de la crónica no parece servirnos para aquello en que la crónica ha devenido a fines del siglo XX y comienzos del XXI. Dos son las obsesiones indelegables de la crónica: el tiempo y la descripción del espacio. Pero ¿Qué es una crónica? Carlos Monsiváis la define como “la reconstrucción literaria de sucesos o figuras, género donde el empeño formal domina sobre las exigencias informativas” 15. Caparrós vuelve su mirada sobre esta ya marcada obsesión por el tiempo: […] escribe sobre el tiempo […] es un intento siempre fracasado de atrapar el tiempo en que uno vive […] Durante muchos siglos el mundo se miró […] en las palabras. […] La palabra no muestra: construye, evoca, reflexiona, sugiere . […] La crónica es el género de no ficción donde la escritura pesa más. La crónica aprovecha la potencia del texto […] es 16 una mezcla, en proporciones tornadizas, de mirada y escritura […]
En Argentina, la crónica puede considerarse como la columna vertebral de toda nuestra historia literaria: “La crónica es,[…] el género central de la literatura argentina […] parte de una crónica magistral, el Facundo […] Una excursión a los indios ranqueles […] Martín Fierro […] Aguafuertes […] Historia universal de la infamia y Otras inquisiciones […] Rodolf o Walsh 17 son variaciones de un género que, como el país, es híbrido y fronterizo .
Para terminar, pero sin pretender dar por cerrada la discusión, podemos recurrir a Villorio: […] De la novela extrae la condición subjetiva, la capacidad de narrar desde el mundo de los personajes y crear una ilusión de vida para situar al lector en el centro de los hechos; del reportaje, los datos inmodificables; del cuento, el sentido dramático en espacio corto y la sugerencia de que la realidad ocurre para contar un relato deliberado, con un final que lo justifica; de la entrevista, los diálogos; y del teatro moderno, la forma de montarlos; del teatro grecolatino, la polifonía de testigos, los parlamentos entendidos como debate: […] 18 El catálogo de influencias puede extenderse y precisarse hasta competir con el infinito
Una vez planteada la hibridez de la crónica podremos seguír con la búsqueda del yo enunciador y el tú enunciatario. Porque el hecho que no aparezcan los deícticos no implica ausencia de subjetividad. 14
Martin Caparrós. Por la crónica. Ponencia presentada en el IV Congreso de la Lengua Española. Cartagena. 2007. 15 Darío Jaramillo Agudelo, ed. Antología de la crónica Latinoamericana actual . Alfaguara. Madrid. 2012. 16 Martin Caparrós. 2007. Obra citada. 17 Tomas Eloy Martínez. Citado por Darío Jaramillo Agudelo, ed. Antología de la crónica Latinoamericana actual . Alfaguara. Madrid. 2012. 18 Juan Villorio. La crónico, ornitorrinco de la prosa . LA NACION. Domingo 22 de enero de 2006. Publicado en edición impresa
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un texto es susceptible de manifestar la subjetividad no solo mediante la presencia de elementos deícticos de persona, tiempo y espacio, sino también por medio de recursos lingüísticos de opinión, de calificación, de gradualidad, de gestión del discurso, de implícitos, de modalidad, etc. 19
Y este párrafo transcripto de la crónica es un ejemplo claro de lo que decimos, ese Yo implícito, que casi parece no existir, sin embargo opina, califica, argumenta, etc. Cámaras de vigilancia para idealizar un bello parque al óleo, con niños de trenzas rubias al viento de los columpios. Focos y lentes camuflados en la flor del ojal edilicio, para controlar la demencia senil que babea los escaños. Ancianos de mirada azulosa con perros poodles recortados por la misma mano que tijeretea los cipreses 20.
¿Y el tú? ¿A quién se dirige? ¿Qué lector ideal o receptor construye? Creemos que en esta respuesta puede ayudarnos Carlos Monsivais, que en el prólogo al libro de crónicas de Lemebel nos dice: es un escritor original y un prosista notable y, para sus lectores, es un freak , alguien que llama la atención desde el aspecto y rechaza la normalización ofrecida. (…) los que están fuera, en la desolación y la energía de los qué sólo se integran a su modo, en los márgenes que ya no tienen el peso arrasador de antaño. (…) Lemebel le ponen sitio las miradas (las lecturas) de la admiración, el morbo, el regocijo de "los turistas de lo inconveniente", la extrañeza, la solidaridad, la normalidad (…)21.
Creemos que no es un “tu” único , sino varios que se van sustituyendo entre ellos y que a veces se superponen. Todo esto dentro del mismo enunciado, porque si consideramos el acto individual de recepción, los “tú” son potencialmente infinitos. Es cada uno que actualice el enunciado y se convierta el mismo en enunciatario. Podemos señalar un “tú” en esa sociedad burguesa con aires de modernidad que pretende ver todo ordenado, limpio, diáfano: “relámpago modernista; simulando un Versalles criollo como escenografía para el ocio democrático; cámaras de filmación, que soñara el alcalde; Cámaras de vigilancia para idealizar un bello parque al óleo, con niños
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María Martha García Negroni y María Tordesillas Colado . La enunciación en la lengua (de la deixis a la polifonía). Gredos. Madrid. España.2001. Pág 71. 20 Pedro Lemebel. Ibídem, 21
Carlos Monsivaís. “Pedro Lemebel: el amargo, relamido y brillante frenesí” (prólogo a La esquina es mi corazón)
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de trenzas rubias al viento de los columpios” 22. Este es un “Tú” al que se denuncia, contra el que se argumenta, sobre el que se ironiza, y se trata de exponer en su lógica. Otro “tu” que se construye es el de los que, solos o acompañados, deambulan por ese parque, al abrigo de la noche en busca de sexo: “ Por el camino se acercan parejas de la mano que pasan anudando azahares; se asoma la punta de un pie (…) que perdió su zapatilla en la horcajada del sexo apurado, por la paranoia del espacio público ”23. Y es, en uno de estos cientos de “Tu” posibles donde e l “yo” va a construir un enunciado dentro del enunciado, una historia dentro de la historia. Va a apropiarse de la voz de una mujer, que le va a hablar a un hijo no nacido. Un hijo que ya nacido volverá a esos mismos parques: “labios de papel secante que susurran “no tan fuerte, duele, despacito, cuidado que viene gente"; Que comentan en voz baja "eran dos hombres, ¿te fijaste?". Y siguen caminando pensando en sus futuros hijos hombres, en prevenirlos de los parques, de esos tipos solos que caminan en la noche ”24. Y ese tú, otra vez individual o colectivo, que siendo ya hombre, advertido o no, vuelve al parque: “Y cuando el péndex cumplió quince años, ella no le dijo "cuidado con los parques", porque supo que el dorado de esos ojos eran hojas sedientas de parque. Por eso calló la advertencia; Obreros, empleados, escolares o seminaristas, se transforman en ofidios que abandonan la piel seca de los uniformes, para tribalizar el deseo en un devenir opaco de cascabeles ”25. Un “tú” prolongación de esa sociedad burguesa, su brazo armado, la ley, la policía, tan presta para cumplir reglamentos que otros han decidido por ellos, que otros han establecido: “se corta como un collar lácteo al silbato policíaco. Al lampareo púrpura de la
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Pedro Lemebel. Ibídem. Pedro Lemebel. Ibídem. 24 Pedro Lemebel. Ibídem. 25 Pedro Lemebel. Ibídem. 23
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sirena que fragmenta nalgas y escrotos (…) A lumazo limpio arremete la ley en los timbales huecos de las espaldas, al ritmo safari de su falo-carga poderosa ”26. Un “tú” que ha dejado de ser “tú”, que no tuvo la fortuna del volver, de escapar: “ Alguien en un intento desesperado zigzaguea los autos de la costanera y alcanza el puente perseguido por los disparos. En un salto suicida vuela sobre las barandas y cae al río siendo tragado por las aguas ”27. Y hasta podríamos especular sino ha sido este el tu originario, construido a partir de una noticia, una breve reseña policial, aparecida en los periódicos. Y ser toda la crónica una Elegía del que ya no esta. El tiempo y el espacio.
El tiempo de la enunciación existe solo al interior del discurso, en referencia al yo, alrededor del cual se organiza todo, y al ahora. Texto y contexto de enunciación son inseparables. Es por ello que algunos autores distinguen entre un tiempo cronológico, físico y lingüístico 28. La temporalidad no tiene una única vía de expresión-como pueden ser los verbos de la lengua y su conjugación (tiempos y modos) -sino varias vías: los verbos, las expresiones temporales, los adverbios o modelizadores temporales, los conectores, las construcciones sintácticas, entre otras. En la textura de la temporalidad son susceptibles de converger tanto la existencia de la línea de tiempo, como los hitos temporales que marcan la presencia de los acontecimientos 29. “más allá del atardecer bronceado por el esmog de la urbe. Cuando cae la sombra lejos (…) Y siguen caminando pensando (…) los miraba a ellos mismos hace un rato (…) Entonces ella le dijo a él (…) Y cuando el péndex cumplió quince años (…) Por eso cada noche (…) Los parques de noche florecen en rocío de perlas solitarias (…) El cadáver aparece días después” 30
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Pedro Lemebel. Ibídem. Pedro Lemebel. Ibídem. 28 María Martha García Negroni y María Tordesillas Colado . Ibídem. Pág 76-77. 29 María Martha García Negroni y María Tordesillas Colado . Ibídem. Pág74-75. 30 Pedro lemebel. Ibidem. 27
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Y como ya hemos anticipado, inseparable del yo/tu, y del tiempo, se encuentra el espacio. Desde la posición en que se sitúa el locutor, posiciona igualmente al interlocutor y ello mediante deícticos espaciales. Estos pueden ser: Elementos adverbiales (Aquí/ahí/allí/allá; Cerca/lejos; Arriba/abajo; A la derecha/a la izquierda), los llamados presentativos (Heme aquí/ he aquí), los demostrativos: los determinantes (este, ese, aquel + N); y los pronombres (esto, eso, aquello, este de aquí, aquel de allá…) 31. “la intimidad de los parques (…) Metros y metros de un Forestal "verde que te quiero" (…) lejos del radio fichado por los faroles (…) porque no tuvieron plata para el motel, pero gozaron como nunca en esa intemperie verde (…) los parques de Santiago (…) en la ribera del Parque de los Reyes"32 Conclusión.
En definitiva, podemos ver a lo largo de todo el análisis como se va construyendo la subjetividad en el texto. La presencia inseparable de un “yo” y un “tú”, situados en espacio y lugar, como características ineludibles de la enunciación. Y esa construcción no se da solo con los parámetros lingüísticos, como postula Benveniste, sino que entran muchas otras consideraciones, que enriquecen y dan mayor amplitud al sentido de lo meramente lingüístico. Creemos que partiendo del texto se puede y se debe entrar y salir de él, ir hacia el contexto,
explorar espacialidades y
temporalidades, y desde luego sin perder de vista lo ideológico que atraviesa todo discurso. Se elabora de esta manera una crónica plenamente hibrida y construida desde los bordes. Crónica, que según Walter Mignolo se caracteriza por estar estrechamente relacionada con la Historia, documentos de cultura debido a que dan cuenta del impacto que los sucesos tienen en la vida cotidiana de las personas, por medio del registro de acciones, 31
María Martha García Negroni y María Tordesillas Colado . Ibídem. Pág 89-90.
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Pedro Lemebel. Ibídem-
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costumbres y hábitos de una determinada comunidad en coordenadas espaciotemporales específicas. Pero la Historia es un discurso objetivado, y la crónica, esta crónica es pura subjetividad. La historia la escriben los vencedores, la crónica se escribe en los márgenes y desde los márgenes. Como postulamos al comienzo, las palabras no son inocentes, ni neutras, ni indiferentes. No es lo mismo ser, ni ser definido, ni autodefinirse como gay, puto o maricón. Lemebel usa esas palabras como balas, dirigidas a la sociedad que los rodea, y también al propio gueto que se encierra y vanagloria en una diferencia sin sentido. Atraviesan de punta a punta los espacios urbanos, los rascacielos imponentes, las calles desiertas o llenas de gente, los parques desolados de murmullos y sombras, la noche hirviendo de deseos, las sombras deslizándose en el filo de la navaja.
Bibliografía.
Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Naufragios. http://www.educ.ar. Editado por elaleph.com. Barthes, Roland. Elementos de semiología. Madrid: Alberto Corazón Editor. 1971. Caparrós, Martín. Por la crónica. Ponencia presentada en el IV Congreso de la Lengua Española. Cartagena. 2007. Flinich, María Isabel. Enunciación. Eudeba. Buenos Aires, Argentina. García Negroni, María Martha y Tordesillas Colado María. La enunciación en la lengua (de la deixis a la polifonía). Gredos. Madrid. España.2001. Jaramillo Agudelo, Dario, ed. Antología de la crónica Latinoamericana actual . Alfaguara. Madrid. 2012. Lozano, Abril y Peña Marín. Análisis del discurso. .Ed Cátedra. Madrid, 1987. Marco Polo. El libro de Marco Polo (anotado por Cristóbal Colón). http://faculty.ksu.edu.sa/ Salvadorini, Vittorio. Las relaciones de Hernán Cortés. THESAURUS. Tomo XVIII. Número 1 .1963. Centro Virtual Cervantes. Santander, Pedro. 2011. “Por qué y cómo hacer Análisis de Discurso”. Cinta Moebio 41: 207-224. www.moebio.uchile. Saussure De, Ferdinand. Curso De Lingüística General . Buenos Aires: Losada, S.A. 1945. Villorio, Juan. “La crónica, ornitorrinco de la prosa”. LA NACION. Domingo 22 de enero de 2006. Publicado en edición impresa.
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