Alava Reyes Maria Jesus - La Inutilidad Del Sufrimiento

Annotation

 Esta obra, que con sus 80.000 ejemplares se ha convertido en un título de referencia en el mundo de la psicología, parte de una premisa muy clara: nada justifica el sufrimiento inútil y prolongado por el contrario, vivir de manera positiva nos permite huir de este encadenamiento y recuperar la ilusi!n. "ara ello su autora nos ofrece sugerentes refle#iones, pautas de conducta, ejercicios de autocontrol y numerosos testimonios que nos  permiten entender la vida como un presente lleno de oportunidades op ortunidades que hay que aprovechar. aprovecha r.

$aria %esús &lava 'eyes (a inutilidad del sufrimiento

$aria %esús &lava 'eyes (a inutilidad del sufrimiento

)laves para aprender a vivir de manera manera positiva

 A todas las personas que he tenido la suerte de conocer conoc er en mi trayectoria profesional: en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Facultad de Psicología, inisterio de  Fomento, Aeropuertos !spa"oles y #avegaci$n A%rea, &espacho Profesional'A los compa"eros de (uídam, Cursos de Formaci$n, personal docente de los colegios, estudiantes')*racias por ha+eros conocido y ha+erme +rindado vuestra amistad

  *ndice

 Agradecimientos + Introducci$n -os pasamos la vida sufriendo/ + )apítulo +. 1E23$45 (35 67E35 )(3'35: - 4 59'3$45 616($E1E/;,; <= (o importante en nuestra vida son los pensamientos, no los acontecimientos < uestros  pensamientos son los responsables de nuestras emociones;,;,;,.,;,,;,.,. =+ 5i aprendemos a controlar nuestros pensamientos, controlaremos nuestra vida =+ !l caso de  !lena =+ "odemos sentirnos bien, aunque la realidad que vivamos sea difícil => !l caso de  Alfonso =? o nos enga@emos: el presente nos pertenece A !l caso de Amaya A )apítulo <. 53)3' (4 B16(C 7E 1474 (4 DE E$45 F6F674 + 3prendamos de nuestro pasado + !l caso de Andr%s A G"or quH nos ense@aron a sufrirI > GEn quH fall! la educaci!n que recibimosI 8  !l caso de Carmen >= G)!mo nos condicionaron los hechos vividosI; >> !l caso de  Ignacio > G)!mo e#traer los aprendiJajes BútilesCI 0 !l caso de -eatri. < 'ecuperemos nuestro presente  -o mKs sufrimientos inútiles/ -La estK bien de sufrir/ 8 !l caso de  iriam ? 3prendamos a vivir el presente sin los condicionantes negativos de nuestro  pasado. Boy es el ma@ana del ayerC 8< !l caso de iguel  8? -)ojamos el camino acertado/ ? !l caso de *on.alo ? -)onquistemos nuestro futuro/ +0+ GDuH futuro queremos tenerI +0= !l caso de &ori +0A 3claremos nuestras metas +08 !l caso de Paco +0? 7efinamos nuestras ilusiones +++ !l caso de -orja ++> "ongamos nuestros  pensamientos al servicio de nuestros objetivos +<+ !l caso de /a0l  + !l caso de Adela +A> BG)!mo voy a ser feliJ con mi maridoMmujer,  pareja, hijos, amigos, jefes, compa@eros;, si ellos son los responsables de mi infelicidadIC ++ !l caso de *a+riela += )apítulo A. E( 59'6$6E14 16(M616( E E( 3$4' + GEl amor es felicidad y  plenitud, pero tambiHn dolor y sufrimientoI +8 !l caso de 1avier  +>+ G1enemos que pagar BpeajesC en el amorI +>A !l caso de 1aime +>A G(a vida se termina cuando se acaba el amorI +>? !l caso de 2eonor  +>? )apítulo . E''4'E5 3 EF613' + 5ufrir BinútilmenteC + B7arle vueltasC a un hecho que ya ha pasado +? o aceptar lo inevitable +8= !l caso de Antonio +8> )omplicarse la vida inútilmente +88 !l caso de Paquita +8? E#presar BtodoC lo que  pensamos +?+ )reer que siempre estamos en posesi!n de la verdad; +?A o confiar en nosotros mismos, o pensar que la soluci!n estK en los demKs +? Echar la culpa de lo que nos pasa a los que nos rodean +?? !l caso de Paula <00 Duerer arreglar las cosas efectuando cambios drKsticos en nuestra vida <0< !l caso de &aniel <0< Fivir las contrariedades y los imprevistos como tragedias <0 "ensar que Blo nuestroC no tiene soluci!n <+0 !l caso de /odrigo <+< 7ejamos contagiar por el pesimismo reinante <+= !l

caso de -el%n <+ 3gotarse física y mentalmente. "retender llegar a todos los sitios <<+ o ser conscientes de nuestros límites <<+ !l caso de aría <. 'E2(35 7E 4'4 < 'eglas bKsicas para aplicar a diario <= 5er conscientes de que la felicidad estK en Bnuestras manosC <=8 5eguir confiando en nosotros en los momentos difíciles y convertir las crisis en nuevas oportunidades; o insistir en los errores de siempre <8 !l caso de 1uan <? 3prender a ser realistas. )onocer nuestras posibilidades y nuestras debilidades <>0 !l caso de ercedes <>= "remiarnos de veJ en cuando y siempre que nos encontremos en baja forma <>> 3ceptar que no somos BdiosesC Nno podemos arreglarlo o controlarlo todoO <>8 !l caso de Fernando <>8 tiliJar el sentido común <+ 9omentar el sentido del humor <= !l caso de Clara <A 3sumir que estamos aquí para aprender a ser felices, no para sufrir < )apítulo . E51'31E2635 "3'3 7E%3' 7E 59'6' L

"'E"3'3'45 "3'3 (3 F673 <8+

3lgunas nociones bKsicas sobre el funcionamiento del 5istema ervioso 3ut!nomo <8+ G)uKndo no actuamos correctamenteI 5ituaciones de ansiedad y estrHs <8A En quH consiste la ansiedad y el estrHs <88 )!mo mejorar nuestro autocontrol. )!mo BracionaliJarC nuestros pensamientos 1Hcnica de relajaci!n muscular progresiva =0> 'espiraci!n diafragmKtica o abdominal =+= (as autoinstrucciones =+ El autor refuerJo =+? )!mo reafirmarnos. (a asertividad =<+ )!mo acercarnos a la felicidad =
superarla en las mejores condiciones los contratiempos nos alteran y con facilidad nos dispersan, dificultKndonos la búsqueda de las mejores opciones rKpidamente vemos en los acontecimientos la parte negativa, las dificultades, los obstKculos, en lugar de las oportunidades que encierran. 3l final sufrimos y, de nuevo, sufrimos inútilmente. (a  primera veJ que me quedH muy impactada por la falta de felicidad que parecía tener la mayoría de las personas que me rodeaban fue a finales de los a@os setenta. Entonces, yo era una persona muy joven, reciHn licenciada, entusiasmadísima con mi trabajo y; muy sorprendida ante la aparente infelicidad que veía a mi alrededor. o se me ocurri! otra forma mejor que intentar BmedirC la satisfacci!n o insatisfacci!n que las personas sentían en su vida. i corta ni pereJosa, dentro de lo que entonces era mi Kmbito laboral, en el transcurso de las entrevistas personales que realiJaba para hacer la historia de los ni@os y comentar el desarrollo que tenían, preguntH a apro#imadamente +80 parejas de padres, con ni@os entre tino y seis a@os, quH opini!n de conjunto tenían sobre sus vidas l!gicamente, las preguntas no eran tan literales, pero a travHs de la informaci!n recibida se podía clasificar con bastante precisi!n a las parejas: las que se sentían en general muy felices y satisfechas, felices, insatisfechas, agobiadas, decepcionadas, atrapadas en el día a día y agotadas ante sus circunstancias. (os datos fueron demoledores, tanto que prefiero no transcribirlos. (a verdad es que eran un prototipo, quiJK avanJado para la Hpoca, de lo que hoy día es la realidad para casi todas las parejas j!venes. En el conte#to en que nos movíamos, lo habitual es que ambos padres trabajasen ademKs, eran lo suficientemente  j!venes como para tener ni@os menores de seis a@os, estaban pagando casi todos la hipoteca de la casa, tenían salarios medios y un nivel cultural medioQalto. 3 pesar de llevar relativamente poco tiempo casados o viviendo en pareja Nla media no sobrepasaba los seis a@os de convivenciaO, la mayoría se sentían muy agotados con la e#periencia de ser padres y simultanear su trabajo con las BobligacionesC y responsabilidades que conlleva la atenci!n de los ni@os. En muchos casos se mostraban hostiles hacia el otro miembro de la  pareja, como si Hste tuviera la culpa de su situaci!n, de su agobio, de su falta de tiempo  personal. Estas circunstancias influían muy negativamente en su relaci!n y muchos de ellos, si hubieran podido dar marcha atrKs, se hubiesen planteado caminos diferentes. o  pensemos que su realidad era peor que la que podían tener otras parejas al contrario, al menos ellos disfrutaban de una guardería en su trabajo, que les prestaba un servicio de indudable calidad, ademKs de proporcionarles mKs facilidades en el cuidado de sus hijos. "ero si la mayoría de estas parejas se sentían agotadas ante las circunstancias de su vida diaria: prisas, tensiones, lucha constante con el reloj, con los imprevistos, con las enfermedades dHlos ni@os, con los contratiempos típicos;, Gc!mo creemos que se siente hoy ese segmento tan importante de nuestra poblaci!nI "osteriormente, mi actividad  profesional me llev! a seguir trabajando con ni@os y padres. 3demKs, tuve la suerte, casi desde el principio, de simultanear esta faceta con la psicología clínica Nni@os, adolescentes,  j!venes, adultos;O y, finalmente, completH mi abanico con una intensa e#periencia en el mundo de la psicología de la empresa. (a verdad es que no he vuelto a hacer mKs trabajos estadísticos de este estilo, -no quiero deprimirme inútilmente/, pero no tengo dudas sobre cuKles serían los resultados. G3lguien piensa que las circunstancias han mejorado y que hoy día es mKs fKcil compatibiliJar la vida profesional y familiarI 5eguramente pocas personas se atreverían a contestar de forma afirmativa. $i trabajo como psic!loga abarca todos los Kmbitos y los tramos de la poblaci!n y cada día siento mKs contraste entre c!mo me gustaría ver a la mayoría de la gente y c!mo la veo en realidad. )on frecuencia, tanto en el Kmbito de la formaci!n como en el marco de la consulta, muchas personas me dicen que les

encanta verme de buen humor, irradiando energía y BcalmaC. 5eguramente, para ellos resulto el prototipo de lo que pueden considerar como una persona agradable, relajada y a la  par activa, que se lo pasa bien trabajando y parece ser feliJ en su vida personal. Lo, que me conoJco bien, no me considero nada e#cepcional, aunque es verdad que en general me encuentro muy a gusto con mi vida me siento, por el contrario, muy defraudada por la falta de felicidad que veo en la mayoría de las personas. Rien, -pues de eso se trata/ 8amos a intentar ayudar, en la medida de lo posi+le, a ver la vida con m5s realismo, con m5s 5nimo, con m5s ilusi$n, con el convencimiento de que podemos controlar nuestra  propia vida y que merece la pena vivirla'9 y lo podemos hacer sin pedir ning0n cam+io milagroso a nuestro alrededor6  digo esto, porque estoy a+solutamente convencida de que la felicidad depende de nosotros mismos, no de nuestras circunstancias6 "or supuesto, a veces las circunstancias que nos rodean hacen difícil, muy difícil, que nos encontremos bien, pero si hemos conseguido un buen control de nuestros pensamientos lograremos ser due@os de nuestras emociones, y esas circunstancias podemos verlas como oportunidades para desarrollar nuevas habilidades y recursos, que nos facilitarKn el control de nuestras vidas. 1odos conocemos a personas, supuestamente afortunadas, a las que la vida parece sonreír y, sin embargo, se sienten tremendamente desgraciadas. "or el contrario, vemos a seres humanos con vivencias terribles que, a pesar de todo, consiguen mantener un espíritu animoso, y siguen BluchandoC con una fuerJa constante, cuando no arrolladora, que los lleva a esa sensaci!n tan maravillosa de Bencontrarse bien consigo mismosC. Esa vivencia es aún mKs intensa y plena cuando la e#perimentamos en esos momentos en que la vida parece ponernos a prueba.  2o crucial no es lo que 3nos pasa4, sino lo que pensamos en cada momento6 !l  pensamiento es previo a la emoci$n, y ese pensamiento es el que nos hace sentirnos +ien o mal6 !ste hecho e;plica c$mo las personas que han vivido o presenciado un mismo hecho e;perimentan emociones muy diferentes ante el mismo: unas pueden sentirse desgraciadas, otras afortunadas, otras indiferentes' !n este li+ro vamos a intentar aprender a conocer y descu+rir nuestros pensamientos, para controlarlos despu%s, para ponerlos a nuestro  servicio, para que sean nuestros aliados, no nuestros enemigos9 de esta forma conseguiremos controlar nuestras vidas, al margen y por encima de las circunstancias, hechos o acontecimientos que en esos momentos estemos viviendo6 En definitiva, y con palabras llanas, se trata de que nuestro cerebro actúe a nuestro favor y no en nuestra contra. uestro cerebro nos acompa@arK siempre, al igual que nuestro 5istema ervioso 3ut!nomo N53O y nuestro 5istema ervioso )entral N5)O. 5eguramente, una de las primeras cosas que nos tendrían que haber ense@ado es c!mo descubrirlos y c!mo ponerlos a nuestro servicio. (ejos de esa realidad tan palpable, la verdad es que muchas personas, a pesar de los a@os que ya llevan a sus espaldas, se siguen sintiendo prisioneras de Bsus nerviosC, de Bsu forma de serC, de Bsu manera de actuarC, Bde ver la vidaC; o hay nada que justifique ese encadenamiento, ese sufrimiento Btan inútil como prolongadoC. Famos a tratar de aprender c!mo controlar nuestra vida y, para ello, descubriremos c!mo encaminar mejor a la persona hacia la ilusi!n y no hacia el sufrimiento.

  )apítulo +

Tengamos las ideas claras:

- o suframos inútilmente/

3lgunas personas pensarKn que estamos negando lo evidente, y argumentarKn que es imposible no sufrir ante determinados hechos: muerte de un ser querido, enfermedades graves, accidentes, Bsituaciones límitesC, catKstrofes naturales;,, y, por supuesto, -tienen raJ!n/, pero -no nos equivoquemos/, una cosa es el sentimiento absolutamente natural, espontKneo y humano, que e#perimentamos ante situaciones dramKticas, y otra muy distinta es el poJo en el que caemos cuando parece que s!lo hay un camino: el de BbloquearnosC, BsumergirnosC y Bdar vueltasC ininterrumpidamente a unos hechos que ya no tienen marcha atrKs. o buscamos el endurecimiento de las personas, -todo lo contrario/, pero la sensibilidad no consiste en sufrir y sufrir, sin posibilidad de superar el sufrimiento. Es sensible quien se conmueve ante la adversidad, quien trata de ayudar a las personas que le rodean, quien f5cilmente se pone en el lugar de los otros, quien se enternece y se conmueve ante el llanto de un ni@o, ante la mirada perdida de un adulto, ante la triste.a o la falta de ilusiones de un anciano; pero ser sensible no significa dejar de luchar ante los acontecimientos hostiles o difíciles, ni BhundirseC ante la adversidad o Btirar la toalla4 en los momentos en que parece no haber esperanJa. (a sensibilidad engrandece al ser humano, y acompa@a a las personas autHnticamente privilegiadas personas que son capaces de sentir  donde otros no BlleganC, de BvivirC y conmoverse, pero que saben actuar con la suficiente inteligencia emocional como para no hundirse en un poJo sin fondo. na sensibilidad mal entendida es como una trampa mortal, que puede llevarnos a un sufrimiento tan inútil como  prolongado. n sufrimiento que lejos de resta@ar las heridas las ahonda y las abre,  provocando una sangría que nos debilita de forma continua e imperceptible. B-5ufrimos  porque somos personas/C GDuiHn no ha oído esta fraseI o serH yo quien la niegue, aunque quiJK podríamos hacer algunas matiJaciones por ejemplo, Gnos hemos parado a pensar que los animales, e incluso las plantas, tambiHn sufrenI o parece pues muy apropiado que nos sintamos tan orgullosos por sufrir. Go es preferible que busquemos nuestra esencia como  personas en lo que marca nuestras diferenciasI -DuH mejor que utiliJar nuestra mente en la superaci!n de las reacciones irracionales/ 7e esta forma encontraremos alternativas viables e inteligentes que nos ayudarKn en uno de los principales objetivos del ser humano: la  búsqueda continua del equilibrio, de la estabilidad, del autocontrol;, la búsqueda, en definitiva, de nuestra identidad. Gos hemos fijado en c!mo algunas personas mayores  parecen desprender sabiduría, paJ, serenidad y calma por todos sus porosI G3caso nos hemos preguntado por quH son tan diferentes de otros coetKneos suyosI (a respuesta estK en su actitud para los primeros, su vida era un continuo aprendiJaje, aprendían cada día de sus e#periencias, BmejorabanC con sus vivencias, encontraban nuevos caminos y salidas ante las dificultades afrontaban con equilibrio los acontecimientos y; siempre seguían una mK#ima: B)ada instante de tu vida tiene sentido si aprendes de HlC, y, si lo haces, los siguientes instantes serKn mKs sencillos. "or el contrario, para el segundo grupo, los acontecimientos que vivían s!lo eran motivo de esfuerJo y dificultad, cuando no de sufrimiento. G)uKntas veces hemos oído lamentarse a personas BmayoresC ante lo que ellos

consideraban la gran injusticia de la vidaI 5e entristecían pensando c!mo habría cambiado su e#istencia si, de j!venes, hubieran sabido lo que la e#periencia les ha ense@ado con los a@os. G1enemos que llegar a una edad avanJada para aprender a vivirI -DuH paradoja del destino/ "ero seamos realistas, -no caigamos en esa trampa/ 3l igual que los ni@os aprenden desde peque@os, -y c!mo aprenden/, nosotros tambiHn podemos seguir aprendiendo cada día, sin necesidad de quemar etapas inútilmente, de acumular a@os a nuestras espaldas, de BendurecernosC para no sufrir. ay quienes piensan que la vida es un laberinto, pero, aunque así fuera, si nos lo tomamos con humor y nos preparamos para aprender desde el momento que cruJamos la línea de partida, al cabo de unas cuantas BrisasC nos encontraremos en disposici!n de encontrar la salida. no de los principios que mKs nos ayudarKn en nuestro BcaminoC serK el descubrimiento de que, al contrario de lo que pudiHramos pensar, lo importante en nuestra vida son los pensamientos, no los acontecimientos.

(4 6$"4'131E E E51'3 F673

54 (45 "E53$6E145, 4 (45 3)41E)6$6E145 $uchas veces, tanto en el marco de la consulta, como en el desarrollo de los cursos de formaci!n, algunas personas, al principio de este debate, me dicen que no estKn de acuerdo con esta afirmaci!n para ellas resulta evidente que las personas se sienten bien si los acontecimientos son positivos, y mal cuando las Bcosas son difícilesC. 3nte estos comentarios casi siempre sonrío de forma comprensiva porque lo mismo hubiera pensado yo hace unos a@os sin embargo, la realidad es muy distinta. 3nalicemos, por ejemplo, c!mo nos encontramos generalmente un viernes por la noche y un domingo por la tarde. (a situaci!n, en la mayoría de los casos, es que el viernes por la noche estamos bastante cansados, ante los esfuerJos realiJados a lo largo de la semana sin embargo, curiosamente, nuestro estado de Knimo es bueno. "or el contrario, el domingo por la tarde habitualmente estamos mKs descansados que el viernes a última hora pero; nos sentimos de peor humor, mKs agobiados, con cierto aire de desesperanJa, tristeJa o resignaci!n ante Blo que se nos viene encimaC. GEn quH quedamosI En dos días hemos pasado de sentimos alegres y con e#pectativas positivas a e#perimentar una melancolía, mKs o menos intensa, que incluso en algunos casos ha dado paso a un claro abatimiento. Esos distintos estados de Knimo Nalegría, tristeJa, desesperanJa, irritaci!nO son las emociones. "ero si analiJamos objetivamente los hechos, la realidad es incuestionable: el viernes estamos mKs cansados y arrastramos el esfuerJo de una semana intensa por el contrario, el domingo por la tarde nos encontramos mKs descansados y en mejores condiciones que los días laborables de la semana, pues aún nos queda una tarde BmKs o menos libreC que podríamos aprovechar para disfrutar de alguna actividad de ocio, o para realiJar con calma esas tareas agradables que nos es imposible hacer los días de trabajo. GDuH ha pasado entoncesI, GquH determina nuestras emocionesI, GcuKl es el origen o la causa de nuestros diferentes estados de KnimoI ; (a respuesta es inequívoca: nuestros pensamientos son los responsa+les de nuestras emociones6 G"or quH, en general, nos sentimos con buen Knimo los viernesI Go serK que nos estamos diciendo a nosotros mismos: 3)(u% bien/, todo el fin de semana por delante, hasta el lunes no tengo que volver al trabajo, dos días para mí;CI, y eso que nos decimos es lo que nos hace sentirnos de buen humor por el contrario, el domingo por la tarde muchas personas padecen el síndrome de la víspera o, lo que es lo mismo, la sensaci!n de que el fin de semana ya ha terminado, y se repiten frases del tipo B-DuH fastidio, ma@ana otra veJ lunes/C, B-$enuda semanita de trabajo me espera/C, B-4tra veJ tendrH que soportar al imbHcil de mi jefe, al pesado de mi compa@ero/C, B-o tendrH un segundo libre hasta el  pr!#imo fin de semana/C, B-Esta vida es durísima/C, B-)uKndo llegarKn las vacaciones/C;, y así difícilmente uno se puede sentir bien. o nos enga@emos.  2o que nos repetimos de forma constante, esas frases interiores que nos formulamos, son las responsa+les de nuestros estados emotivos6 (legados a este punto, algunas personas se sienten impactadas ante esta afirmaci!n y se muestran profundamente pensativas otras, me dicen que eso no es correcto, que ellas se

sienten bien o mal en funci!n de lo que les pasa, no de lo que piensan, y que ademKs ni tan siquiera creen que se pasen la vida pensando o diciHndose cosas internamente, sino reaccionando e intentando buscar soluciones a los continuos problemas o dificultades que se encuentran a lo largo del día incluso hay un tercer grupo que se sienten molestas o incrHdulas, pues rKpidamente creen que les estamos haciendo responsables de sus estados de Knimo, y te dicen algo así como: BEncima de lo que estoy pasando, o de lo que me ha ocurrido, -va a resultar que yo tengo la culpa de sentirme mal/, que no tengo otra cosas que hacer que complicarme la vida, -valiente disparate/C; (a verdad es que no podríamos esperar reacciones muy diferentes, pues toda nuestra vida hemos creído que nos sentíamos mejor o peor en funci!n de lo que nos estaba pasando, de que la suerte nos acompa@ara o se mostrara huidiJa con nosotros. Esta creencia, tan err!nea como e#tendida, nos lleva siempre a actuar un poco a la defensiva como mucho intentamos reaccionar con rapideJ ante lo que se nos viene encima consideramos que lo único que podemos hacer es aprender  a afrontar los hechos con confianJa en nosotros mismos, con tenacidad, con voluntad, con  perseverancia; intentando que el Bmal sea el menor posibleC, en circunstancias adversas o disfrutando de nuestra buena BsuerteC, cuando se presentan situaciones positivas para nosotros.  2a diferencia, lo que marca un cam+io vital en nuestra e;istencia, es cuando conseguimos  pasar de la reacci$n a la acci$n9 cuando nos damos cuenta de que lo que sentimos depende, en gran medida, de lo que pensamos, no de lo que nos est5 pasando6 !ntonces asumimos que, de verdad, podemos controlar y 3provocar4 nuestras emociones, m5s all5 de lo que nunca ha+íamos pensado6 Podemos ser felices o infelices, colocando nuestro 3cere+ro a nuestro favor4 o, por el contrario, poni%ndolo en 3nuestra contra46 5i analiJamos con un poco de objetividad los hechos de nuestra vida cotidiana, pronto comprenderemos que esta afirmaci!n tiene todo el sentido del mundo. 3 travHs de un ejemplo típico conseguiremos verlo con mKs claridad. 6maginHmonos que estamos con nuestros compa@eros de trabajo en una presentaci!n Bmuy importanteC el nuevo director de la compa@ía, al que ninguno conocemos, por primera veJ va a dirigirse a todos nosotros  para e#ponernos las principales líneas de su actuaci!n, lo que espera de la empresa, de nosotros, de la competencia; na veJ pronunciadas estas palabras se marcha rKpidamente con el presidente de la compa@ía, por lo que no hay coloquio o intercambio de criterios;, así que nos quedamos hablando con nuestros colegas. GDuH descubrimos en ese momentoI, que algunos compa@eros se muestran positivos ante lo que pueda ser la gesti!n del nuevo director, pues Hste les ha impactado favorablemente otros, por el contrario, se muestran  pesimistas y pronostican todo tipo de catKstrofes, otros se manifiestan con cautela, porque aún no tienen un criterio formado otros hacen gala de su escepticismo;, y así indefinidamente pero entonces, cabría preguntarse, si lo importante son los hechos, si Hstos determinan nuestras emociones, Gno tendríamos que sentir todos lo mismoI, pues todos hemos presenciado la misma escena y hemos escuchado las mismas palabras la respuesta es clara: cada uno puede sentir una emoci!n diferente, porque cada persona, internamente, estaba formulKndose pensamientos mientras escuchaba al director general, y esos son los que le han provocado, finalmente, una emoci!n positiva, negativa o de cautela. Esas frases interiores que cada uno se ha dicho NB"arece una persona inteligenteC, B$e temo que este tío es muy agresivo y s!lo va a buscar sus H#itos a costa de todos nosotrosC, BSste se va a cargar la compa@íaC, B5eguro que se traerK a su equipo y a los de aquí nos desplaJarKC, 3
dejarK halagar por los TcarasT de esta empresa/C;O; Esas frases, repetimos, son las que han causado las distintas emociones que e#perimentamos e#plican por sí mismas que unos se sientan esperanJados, otros decepcionados, otros deprimidos; Esos pensamientos son los responsables de nuestras emociones las palabras del director general s!lo han sido la e#cusa para que los asistentes se hayan formulado diferentes opiniones sobre su forma de abordar la empresa, y en quH medida les afectarK a ellos. En definitiva, no nos enga@emos, que nos sintamos bien o mal depende fundamentalmente de lo que internamente nos estamos diciendo, y este hecho nos lleva a un a#ioma fundamental: si aprendemos a controlar nuestros pensamientos, controlaremos nuestra vida.

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SON LOS RESPONSABLES DE NUESTRAS EMOCIONES Si aprendemos a controlar nuestros pensamientos, controlaremos nuestra ida Famos a tratar de ilustrar este apartado con el relato de algunos casos reales. (lamaremos Elena a la primera persona que nos sirve de ejemplo.  El caso de Elena Elena era una mujer de mediana edad, que sentía que su vida había sido un fracaso. 1enía un hijo de +> a@os, que no paraba de darle disgustos, y un marido que apenas hablaba, con el que no se sentía satisfecha, y ademKs no conseguía que Bla entendieraC. En las primeras sesiones Elena no paraba de quejarse, se pasaba las semanas sufriendo cada día sentía que su hijo Biba por libre y a lo suyoC, su marido Bparecía estar siempre en las nubesC y la miraba con cara de resignaci!n 6 impotencia, y ella tenía que luchar BsolaC ante tanta adversidad. 5us deseos de ser una persona independiente Nhabía trabajado desde muy  jovenO, formar una familia unida, con un ambiente muy distinto al que ella había tenido en su infancia, poder seguir desarrollKndose a nivel intelectual y social;, parecían estar condenados a no realiJarse nunca. 3i marido est5 constantemente cansado, llega a casa y lo 0nico que quiere es ver la tele  y que lo dejemos en pa.9 a mi hijo s$lo le preocupan sus amigos, la videoconsola y las  salidas del fin de semana, mis padres cada día est5n m5s mayores, s$lo piensan en ellos, no se dan cuenta de que mi vida es difícil, pero me llaman continuamente para pedirme cosas, para que les acompa"e al m%dico, para que les compre alguna medicina, para que llame a mis tías o invite a mis hermanos a comer', pero nunca me preguntan c$mo estoy  yo, y si me quejo me dicen que la vida es así y que tenga m5s paciencia, que mi hermana  Ana =que siempre ha hecho lo que ha querido y s$lo ha pensado en ella misma= sí que tiene  pro+lemas, que lo mío no tiene importancia6 )!sa es mi vida, >c$mo voy a sentirme +ien así? 2o que me gustaría es poder desaparecer una temporada para que todos se dieran cuenta del papel que hago, de lo mucho que me esfuer.o y lo poco que me lo han agradecido nunca64 3l principio Elena se resistía con todas sus fuerJas a considerar siquiera que ella podía sentirse bien, aunque sus circunstancias familiares y profesionales no cambiasen. )uando tratKbamos de racionaliJar los pensamientos que tenía acerca de su familia, y le comentKbamos que en realidad Hsta no era muy diferente a la que podían tener muchas de las personas de su edad y entorno sociocultural, inmediatamente nos decía que si los conociera no pensaría lo mismo. 3 continuaci!n argumentaba lo difícil que era su ambiente de trabajo, con una jefa insoportable, que no había quien la aguantase unas tareas mon!tonas y sin sentido, -todo burocracia absurda/, y unos compa@eros que s!lo pensaban en la forma de BescaquearseC y faltar lo mKs posible. 7ado que no estaba dispuesta a Brendirse fKcilmenteC, y con su actitud nos demostraba que lo que quería era que la escuchKsemos, antes de que la ayudKsemos Nseguramente porque ademKs creía que su caso tenía poca soluci!nO, la pedí que buscase mKs motivos de insatisfacci!n, porque

seguramente los tendría. 3nte su sorpresa, le dije que me e#tra@aba que no se hubiera quejado aún de sus amigosMas Ncosa que inmediatamente estaba dispuesta a hacerO, tambiHn le comentH que me e#tra@aba que no hubiera tenido mala suerte con el vecindario, con el lugar donde vivía, con el colegio de su hijo, con la familia de su marido; (!gicamente, aunque con cara de e#tra@eJa e inseguridad, Elena empeJ! a desgranar, una a una, todas las quejas de su vida yo le seguía diciendo que buscase mKs, que ahondase, que aún tendría mKs raJones para sentirse fatal, y ella lo hacía, pero lleg! un momento que esto ya no  parecía entusiasmarla demasiado y, directamente, me pregunt! quH pretendía al apretarla de esta manera. $i respuesta era obvia, quería que empeJKsemos a trabajar de forma positiva, no tenía sentido machacarse continuamente, Ga d!nde le llevaba ese continuo desgarroI En definitiva, había llegado el momento de BcruJar la línea de salidaC para conseguir el objetivo que ella buscaba: a saber, -estar mKs satisfecha con su vida/ "oco a poco empeJ! a trabajar en su recuperaci!n, y en lugar de compadecerse continuamente, termin! haciHndose una e#perta en descubrir sus pensamientos. na veJ dado este paso crucial, Elena logr! ver c!mo siempre que se sentía mal, previamente había tenido pensamientos negativos, del estilo de: B-o puedo mKs/C, B5!lo piensa en Hl, así es imposibleC, BFaya familia que tengo, todos van a lo suyoC; 3l cabo de quince días no tenía ninguna duda si quería sentirse mal s!lo tenía que seguir pensando las cosas que se venía diciendo desde nacía a@os, pero si conseguía darse cuenta en ese momento, y aún no estaba Bmuy encendidaC, podía raJonar y e#aminar sus pensamientos de esta forma veía que muchas veces eran irracionales, y no se correspondían e#actamente con la realidad en ese instante trataba de racionaliJarlos y cambiarlos y, poco a poco, volvía a recuperar el control de sus emociones. )uando descubría que llevaba bastante tiempo con ese tipo de pensamientos, sin que se hubiera dado cuenta, notaba que difícilmente podía recuperar ya el control, analiJando simplemente sus pensamientos en estos casos practicamos la Bparada de  pensamientoC, que consiste, como ya veremos mKs adelante, en BcortarC bruscamente los  pensamientos que le causan esasT emociones tan negativas. na veJ pasado el estado de ansiedad y recuperado el control, entonces Elena sí que podía entregarse a racionaliJar esos  pensamientos es decir, a e#aminarlos, ver la correspondencia que tienen con la realidad y cambiarlos cuando no se ajustan a ella. "ero podía suceder, y de hecho ocurría muchas veces, que sus pensamientos eran racionales, que se correspondían con los hechos no obstante, en esos casos, cuando ella veía que le afectaban mucho emocionalmente, tambiHn los BcortKbamosC, para conseguir de nuevo el control de sus emociones. DuiJK algunas  personas se pregunten si eso no es negar la realidad su planteamiento es bastante l!gico,  pero yo les pediría que analicen a quH nos conduce hundirnos emocionalmente para quH nos sirve perder el control, sumergirnos en una pena infinita o desgarrarnos ante lo que nos  pasa sobre todo, cuando no tenemos control sobre esas circunstancias e#ternas. DuH adelantamos machacKndonos al comprobar que la vida es injusta, que hay ni@os que siguen sufriendo hambre y calamidades, personas que padecen regímenes dictatoriales, jefes que actúan como si no tuvieran sentimientos, trabajadores que pretenden escalar posiciones  pisando a sus compa@eros;, Gno serK mejor que canalicemos nuestras energías en aquellas acciones que realmente estHn en nuestro campo de actuaci!nI 5eguramente no podremos luchar contra los intereses de determinados gobiernos o multinacionales, pero quiJK  podamos contribuir a paliar al menos una peque@a parte de los efectos que ocasionan. o se trata de ser insensibles, todo lo contrario, sino de ser eficaces y, como digo con frecuencia, cuando comprendemos que no somos dioses, actuamos con racionalidad y con todo el empe@o para el que nuestra sensibilidad nos faculta. 3 Elena le cost! no adoptar una

 postura, según ella, BmKs combativaC, ante situaciones o hechos que consideraba injustos, y que realmente lo eran, pero termin! comprendiendo que lo único que conseguía con esa actitud era desesperarse, no arreglar las cosas y; sufrir de forma Btan inútil como  prolongadaC. (a verdad es que al final se termin! convirtiendo en una Be#pertaC en la utiliJaci!n de una serie de recursos psicol!gicos que, como ella decía, -le habían cambiado la vida/ (os resultados no se hicieron esperar curiosamente, pero no por casualidad, la relaci!n con su marido mejor!, según ella, de forma increíble. )on su hijo estableci! una nueva BdinKmicaC, que hiJo que ambos se sintieran mKs escuchados y comprendidos por el otro pronto asumi! que era un buen chico, con una edad muy difícil. )on sus compa@eros de trabajo lleg! a pasKrselo Btan bienC que le cost! dejarlos cuando se cambi! a otro puesto de BmKs nivelC. $enci!n aparte merece su jefa, durante el tiempo que estuvo con ella sigui! pensando que era una persona injusta, desequilibrada e inmadura, que descargaba sus insatisfacciones sobre los demKs, y se aprovechaba de su puesto para humillar a sus subordinados pero consigui! que los cambiantes estados de Knimo que presentaba cada día ya no la afectasen, y lleg! un momento en que se sinti! tan por encima de ella , que su jefa, de nuevo curiosamente, pero no por casualidad, e#periment! una especie de transformaci!n y dej! de meterse con Elena, la e#cluy! de sus Bsalidas de tonoC, y de las vejaciones que seguía infiriendo al resto del equipo. 9ue muy curioso, porque incluso dos de sus compa@eros llegaron a preguntarle si había descubierto algún BsecretoC importante sobre la BjefaC, pues se mostraban muy sorprendidos ante el cambio de actitud que Hsta había e#perimentado con Elena. uestra protagonista se sinti! en la obligaci!n de contarles la estrategia que le había dado tan buen resultado, pero Hstos la miraron un poco impotentes y sorprendidos, y lo único que acertaron a decir fue: -(a verdad es que tú realmente eres otra  persona desde hace unos meses/ o hace falta a@adir que tambiHn cambi! la relaci!n con sus padres y con sus amigos recuper! alguna de sus viejas amistades y se integr! muy bien en un nuevo grupo de personas con las que compartía gustos afines. El nuevo enfoque que Elena le había dado a su vida le había permitido dedicarse, entre otras cosas, -tiempo a ella misma/ Sste y otros cambios que e#periment! le habían abierto unas puertas y oportunidades que ya creía muertas para ella. Elena por fin había comprendido que sus  pensamientos eran los responsables de sus emociones y que podía sentirse bien, aunque la realidad que viviese fuese difícil. Podemos sentirnos !ien, aun"ue la realidad "ue iamos sea di#$cil (os dichos populares suelen encerrar la mayoría de las veces, aunque no siempre, grandes realidades. Es el caso del conocido refrKn B1odo depende del cristal con que se mireC. o nos estamos refiriendo a situaciones límites, ya lo hemos comentado con anterioridad,  puesto que es imposible pretender que una persona se encuentre bien cuando acaba de vivir un hecho catastr!fico Nmuerte de un ser querido o similarO. os referimos a ese cúmulo de situaciones, que se dan con mucha frecuencia, y que hacen que la realidad sea BdifícilC. "ensemos, por ejemplo, en la vida de los estudiantes. DuiJK aquí convendría matiJar nos estamos refiriendo a los estudiantes que se toman sus estudios con seriedad, que, por cierto, en contra de lo que algunos podrían pensar son muchos. Estos chicosMas pueden vivir situaciones difíciles casi a diario: cuando les preguntan en clase, cuando ven que alguna asignatura no la comprenden bien, cuando se sienten desbordados e incapaces, cuando se  preparan para los e#Kmenes, cuando se estKn e#aminando, cuando se han e#aminado y no se sienten satisfechos, cuando les dan determinadas notas;, cuando saben que otro suspenso significa una situaci!n problemKtica; 3demKs de estos hechos, muy comunes a la mayoría de los estudiantes, seguro que todos conocemos algún caso del típico estudiante

con e#celentes notas que, al llegar a la universidad o al instituto se vino abajo empeJ! a suspender y sufri! una de las mayores crisis de su vida -claro que para estas personas la realidad que viven en esos momentos es muy difícil "ero podemos e#tender nuestro abanico a otras situaciones, tambiHn difíciles, como la persona que estK desempe@ando un trabajo para el que no se siente capacitada, o que estando muy capacitada se desarrolla en unas condiciones laborales muy duras, o que no le gusta nada lo que hace, o que, aun gustKndole Hste le absorbe todo su tiempo, impidiHndole su vida personal o que le toca hacer todo el trabajo duro, pero siempre los mHritos se los llevan otros;la verdad es que sobre situaciones laborales podríamos continuar casi hasta el infinito. GL quH diríamos de las personas que Bno trabajanC y, sin embargo, no paran en todo el día, incluidos los fines de semanaI os estamos refiriendo, como no podría ser de otra forma, a una de las mayores injusticias de nuestra sociedad: el concepto peyorativo que se da a lasMos amasMos de casa. 7esgraciadamente, este hecho estK tan incardinaQ do en nuestra cultura que nos parece lo mKs natural del mundo que aún sigamos preguntando aquello de Gusted o tú trabajaMsI En el  propio enunciado ya damos por hecho que s!lo consideramos que puede elevarse a la categoría de BtrabajoC a aquel que se realiJa fuera del hogar o, para ser mKs e#actos, que no tiene nada que ver con las tareas domHsticas. Estas circunstancias pueden dan lugar a realidades difíciles, y es importante que empecemos, entre otras cosas, por no infravalorar situaciones que con frecuencia estKn catalogadas como de BsegundaC. os evitaríamos discusiones inútiles. )on quH frecuencia oímos e#presiones del estilo: BLa quisiera yo estar en tu lugarC, B1e cambio ahora mismo el sitioC, BG7e quH demonio te quejasIC, B-1ú sí que vives bien/C; Sstas y otras lindeJas parecidas se repiten en la dinKmica de muchos matrimonios, parejas, amigos, compa@eros, hermanos;, y provocan incomprensiones  permanentes. Esperemos que despuHs de este preKmbulo, la mayoría respetemos que, para cada persona, su realidad puede ser difícil aunque desde nuestra perspectiva nos cueste entenderlo. "ero, centrKndonos en el enunciado de este capítulo: G"odemos sentirnos bien, aunque la realidad que vivamos sea difícilI 5i analiJamos nuestra e#periencia, seguro que hemos conseguido sentirnos bien, al menos en algunas ocasiones, en que nuestra realidad era difícil.  !l ser humano, por principio, se siente m5s feli. cuando consigue una meta difícil que cuando logra algo r5pidamente y sin dificultad6 3 la afirmaci!n anterior tendríamos que a@adir que esa felicidad serK realmente duradera cuando, para conseguir sus objetivos, la persona emplee unos recursos y habilidades que siempre estKn basados en unos principios Hticos. El caso de 3lfonso puede servir de buen ejemplo para comprender estas situaciones.  El caso de Alfonso 3lfonso tenía A> a@os cuando estaba viviendo una de las situaciones mKs difíciles de su vida profesional. abía ocupado siempre cargos directivos en diversas empresas y ahora se encontraba con un trabajo en peores condiciones en una compa@ía de Bsegunda filaC, donde no apreciaban su verdadero potencial. (e pagaban la mitad de lo que había ganado en los últimos a@os, y los demKs le constre@ían enormemente los contenidos a desarrollar en su  puesto. 5u situaci!n familiar tampoco era Bcomo para tirar cohetesC. 5u mujer se encontraba bastante insatisfecha con Hl, incluso resentida, pues estaba acostumbrada a gastar Bsin miramientosC y culpabiliJaba a su marido de la situaci!n actual. )onstantemente le preguntaba que por quH había tenido que cambiar tanto de trabajo, si hace a@os ya ocupaba un puesto importante. 3l final, sus argumentos siempre terminaban en una frase lac!nica: B-La ves adonde nos ha llevado tu manía de no quedarte quieto en un

sitio/C 3lfonso había intentado, hasta la desesperaci!n, hacerle comprender a su mujer que estKbamos inmersos en una situaci!n de crisis econ!mica a nivel internacional, y que eso siempre tiene repercusiones en el mundo empresarial pero ella s!lo entendía que no podía realiJar en ese momento una reforma en su casa que le apetecía mucho, despuHs de ver c!mo había quedado la obra de una vecina. 5u mujer Bno trabajaba fuera del hogarC, y le  parecían e#cusas los argumentos de su marido. )on los hijos la situaci!n tampoco era muy distinta. 3lfonso, a pesar de sus cargos directivos, siempre había sido muy ni@ero, le encantaban los crios y se había volcado BliteralmenteC en la educaci!n y el cuidado de sus hijos. En esos momentos, 3lfonso y )arlos, que eran sus hijos, estaban viviendo la típica etapa de adolescentes se mostraban menos cari@osos de lo habitual, con una clara inclinaci!n a querer salir cada veJ mKs con sus amigos, y a dejarse influenciar por Hstos, en detrimento del medio familiar. 5eguían teniendo una relaci!n aceptable con su padre, pero sus estudios empeJaban a resentirse, a la par que llegaban las primeras broncas por sus salidas no se ponían de acuerdo en la hora de volver a casa y, en algunas ocasiones, habían llegado con claros indicios de haber fumado, incluso de haber bebido, mKs de la cuenta. 3nte este panorama 3lfonso había empeJado a sentirse mal físicamente cada veJ eran mKs continuos sus dolores de espalda, de cabeJa, de huesos; pronto estas dolencias dejaron  paso a otras manifestaciones mKs típicas de ansiedad: presi!n en el pecho, palpitaciones, dificultad para conciliar el sue@o, pensamientos negativos; 9inalmente, su mHdico le había aconsejado ir a un psic!logo. (a verdad es que 3lfonso no tenía buen concepto de los  psic!logos y venía mKs escHptico que otra cosa. Este hecho, en principio, no constituye un  buen comienJo, pero suele ser bastante habitual desgraciadamente, los psic!logos no tenemos Bbuen cartelC para muchas personas con frecuencia piensan que somos poco serios y nada rigurosos en nuestro trabajo, y en las primeras sesiones estKn muy e#pectantes y alertas al mínimo indicio de incompetencia por nuestra parte. (o cierto es que 3lfonso  pronto se dio cuenta de que a mí, personalmente, tampoco me gustaban nada esas intervenciones en las que se crea una dependencia enfermiJa hacia la figura del psic!logo. "or otra parte, le tranquiliJ! mi e#periencia en el mundo de la empresa y, ademKs, se sinti! aliviado cuando comprendi! fKcilmente las dificultades que empeJaban a surgir en la relaci!n con sus hijos. (o que mKs nos cost!, antes de arrancar de verdad, fue la negativa que mantenía al principio 3lfonso a considerar que su situaci!n laboral, la incomprensi!n de su mujer y la difícil etapa que estaban viviendo sus hijos, no fueran los únicos responsables de todos sus BpadecimientosC e insatisfacciones. 5e había quedado sin fuerJas intentando, de forma desesperada en los últimos meses, volver a cambiar de empresa. En aquellos momentos su estado habitual era de Baceleraci!n permanenteC. 5us pensamientos cada veJ se mostraban mKs negativos y catastrofistas y, día a día, todos sus amigos y las  personas cercanas le preguntaban quH le sucedía, pues había e#perimentado un notable deterioro físico. 3lfonso había concentrado todos sus esfuerJos en BhuirC de la difícil situaci!n que estaba viviendo, en lugar de pensar que la BsalidaC estaba Bdentro de sí mismoC. na veJ que acept! que sus pensamientos causaban sus emociones, estuvimos cuatro sesiones confrontando, uno a uno, todos los pensamientos que había registrado, y apuntado, durante las últimas semanas. (a teoría de 3lfonso es que sus pensamientos eran absolutamente racionales, por lo que no tenía que dedicarse a analiJarlos para Hl, lo l!gico era dirigir sus esfuerJos a Bcambiar la realidadC: conseguir otro trabajo, elevar de nuevo sus ingresos, que sus hijos volvieran a ser BraJonablesC; 3fortunadamente, 3lfonso, gracias al intenso trabajo realiJado por su parte, y a que Hl siempre estuvo dispuesto a buscar la soluci!n a su situaci!n, poco a poco fue dKndose cuenta de que, de forma ine#plicable para

Hl al principio, cada veJ se encontraba mejor, y con Knimos para superar las dificultades del día a día. )onstantemente tuvimos que hacer confrontaci!n de sus pensamientos, analiJarlos uno a uno objetivamente y compararlos con la realidad igualmente, en situaciones de tensi!n mK#ima, donde le era imposible controlar sus taquicardias, su sudoraci!n o su presi!n en el pecho, hacíamos Bparada de pensamientoC y autoinstrucciones continuas, hasta que conseguíamos el control de la situaci!n Nse e#plican  pormenoriJadamente ambas tHcnicas en otro capítuloO. 3lfonso asumi! que la realidad era difícil para muchas personas y que lamentarse o enfadarse con esa situaci!n no s!lo no arreglaba nada, sino que ademKs le hacía sentirse cada veJ mKs impotente e incapaJ. EmpeJ! a cuestionarse primero, y dejar atrKs despuHs, los pensamientos que se venía repitiendo de forma machacona los últimos meses. "or suerte, dej! de pensar aquello de: Bo es justo lo que me estK pasando, mi mujer en lugar de ayudarme aún me hunde mKs con sus comentarios mis hijos se han vuelto egoístas y s!lo saben pedir e ir como tontos detrKs de los cabecillas, mis amigos ya veo yo lo que me aprecian, cuando no te pueden sacar algo dejan de llamarte en realidad, les he importado siempre una mierda, por eso ahora no dan se@ales de vida;C "or fin lleg! un momento en que se dio cuenta de que con estas frases s!lo conseguiría seguir sintiHndose mal. "oco a poco vio que, en su lugar, Bpodía hacer muchas cosasC. "odía pensar, por ejemplo, que su actual trabajo era una Binversi!nC que, llevada inteligentemente, nos serviría para saber lo que no quería hacer, y c!mo empeJar a dise@ar lo que podría ser su trabajo futuro de momento esa Binversi!nC le  proporcionaba unos ingresos que, aunque limitados, eran suficientes para cubrir sus necesidades. 3prendi! que tan importante como Bganar muchoC es Bcontrolar lo que gastamosC. Folvi! a saber la emoci!n que se siente cuando consigues algo a lo que te ha costado un gran esfuerJo acceder. o poderse comprar lo que se le antojara hiJo que se sintiera muy bien, no s!lo cuando por fin lo conseguía, sino mientras trabajaba y se esforJaba en lograrlo. 5us hijos tambiHn aprendieron la satisfacci!n que se siente al conseguir las cosas a travHs de tus propios esfuerJos, ganKndotelas de verdad, aplaJando su conquista, no teniHndolo todo de forma inmediata. no de ellos, de forma abierta y sincera, le dijo que le gustaba bastante este periodo Bde pobresC que estaban viviendo, porque le estaba ayudando a madurar, se sentía mejor consigo mismo y menos egoísta con los demKs. (a relaci!n con su mujer no mejor! de forma tan notable, pero aprendieron de nuevo a hacer algunas cosas juntos, que habían olvidado hacía a@os. 'edescubrieron lo saludable que resultaba caminar, y c!mo muchas comidas caseras eran mKs apetecibles que los platos de grandes restaurantes, sobre todo porque, ademKs, habían conseguido cambiar los grandes silencios por peque@as tertulias. 5u mujer se sinti! de nuevo mKs valorada por 3lfonso y empeJ! a verlo mKs como una persona de carne y hueso, que se esforJaba por salir de la situaci!n difícil que estaba viviendo aunque le fastidiaba que ya no trajera tanto dinero a casa y hubieran tenido que suspender un viaje programado. 7espuHs de unos meses de rodaje de las nuevas habilidades y recursos que estaba desarrollando, especialmente a nivel  psicol!gico, se produjo un gran cambio a nivel profesional. )uando ya pens! que controlaba bien sus emociones, se sinti! mKs seguro consigo mismo y se atrevi! a dar Bel  pasoC que tantas veces había pensado se march! a trabajar con un grupo de antiguos compa@eros que habían montado una peque@a empresa. Esta era una opci!n que siempre le había atraído, pero no lo había hecho, entre otras cosas, porque dos de los integrantes del equipo le caían BmalC a nivel personal, y siempre había creído que si daba el paso tendría que ser con un grupo de gente que pensara en todo como Hl. 7e nuevo, curiosamente, pero no por casualidad, descubri! que esos compa@eros eran bastante eficaces e, incluso, con

uno de ellos termin! desarrollando una buena amistad con la otra persona sigui! manteniendo alguna distancia, pero había conseguido que su presencia no le incomodase lo mKs mínimo. na veJ que 3lfonso se convenci! de que las cosas no tienen por quH ser como queremos en todo momento, ni que las personas han de comportarse como esperamos, se dio cuenta de que, por difícil que fuesen en cada momento las circunstancias, siempre había cosas que Hl podía hacer. 3sí recuper! la seguridad que casi siempre le había acompa@ado y la ilusi!n que no había sentido en los últimos meses. (as situaciones podían ser difíciles, muy difíciles, pero siempre, incluso en esos momentos, seguía teniendo la  posibilidad de sentirse bien consigo mismo. )uando comprendi! esta realidad, las cosas  parecieron ser mKs accesibles. uestro amigo aprendi! ademKs un principio clave: el  presente nos pertenece. NO NOS EN%A&EMOS' EL PRESENTE NOS PERTENECE )on frecuencia nos sentimos BprisionerosC ante diversas circunstancias, y podemos pensar err!neamente que nuestro presente no nos pertenece. Esta es otra de las Gdeas irracionales mKs e#tendidas, y que cuenta con mKs seguidores. Es verdad que es fKcil sentir que tienes BhipotecadoC gran parte de tu presente y futuro cuando acabas de firmar unas letras altísimas, a las que tendrKs que hacer frente durante los siguientes veinte a@os de tu vida. 3simismo, la pareja o la mujer que descubre que, contra su voluntad, viene un bebH de camino, puede pensar y sentir: B- DuH mala suerte/C, porque ha hipotecado gran parte de sus proyectos, porque irremediablemente su presente o futuro inmediato ya no leMles  pertenece. 3lgo parecido, salvando las l!gicas distancias, piensa el estudiante que ha suspendido en junio, y que tiene que BapretarC durante el verano si quiere aprobar en septiembre seguramente sentirK que ese presente, al menos ese verano, no le pertenece. (os ejemplos podrían multiplicarse casi de forma indefinida, GquiHn no ha sentido o siente que su presente no le perteneceI 5in embargo, afortunadamente, esta creencia es err!nea al menos en gran parte. 3unque en los pr!#imos meses o a@os tengamos que madrugar todos los días laborables, aunque tengamos que trabajar por un sueldo que siempre se nos antoja injusto, tengamos que dejarnos las pesta@as en los libros, o las energías en intentar sacar adelante a unos chicos que mKs bien parecen nuestros enemigos; a pesar de todo, siempre conservamos un principio de libertad. DuiJK tengamos que pasarnos las siguientes ocho horas fregando sin parar, o trabajando en una fKbrica, en una cadena de montaje, que te impide descuidarte lo mKs mínimo o entrando a las ocho de la ma@ana y terminando a las dieJ de la noche. 3 pesar de todo, tenemos la libertad de nuestros pensamientos podemos hacer nuestro trabajo canturreando por dentro o machacKndonos sin piedad podemos amar o desechar, querer o aborrecer, sonreír o llorar, gritar o conversar;  El caso de Amaya 3maya s!lo tenía + a@os cuando la conocí. Era lo que suele decirse una gran chica: estudiosa, responsable, con buenos sentimientos, mucha fuerJa de voluntad, bastante madura para su edad, muy popular entre sus compa@eros;, pero acababa de sufrir un episodio físico tremendo. 7espuHs de varios días en el hospital, le habían diagnosticado una enfermedad degenerativa, que parecía privarle del futuro que con tanto esfuerJo se estaba ganando. )omo siempre en estos casos, el golpe lo acusaron mKs sus padres que la propia 3maya seguramente por cierta ignorancia sobre la gravedad de su enfermedad, pero tambiHn por esa capacidad de adaptaci!n tan tremenda que parece tener el ser humano. 5iguieron meses de trabajo intenso, donde el principal baluarte fue la fuerJa y la voluntad que puso 3maya. En condiciones físicas muy precarias abord! lo que entonces era el )4 Nhoy,
relajaci!n, con prKcticas de reestructuraci!n cognitiva Qautocontrol y estrategias de  pensamientosQ y con peque@as crisis físicas, producto de su enfermedad, que condicionaban en e#tremo su libertad de movimientos. (a realidad es que 3maya venci!, en toda regla, los imponderables de su enfermedad, y lo consigui! no por su terapeuta, sino por la enorme fuerJa de voluntad que puso desde el  principio y, sobre todo, por su plena confianJa en sí misma siempre pens! que lograría superarlo y encamin! todos sus esfuerJos y energías a conseguirlo. )ontinuamente se decía a sí misma frases como: B-5H que lo voy a superar/C, B-Estas crisis vienen en el peor momento Qe#Kmenes o situaciones de mucho trabajoQ, pero no voy a dejar que puedan conmigo/C, B-$e fastidia mucho sentirme tan condicionada físicamente, pero sH que puedo conseguirlo/;C )reo que pocas veces he visto a una persona con tanta entereJa y confianJa en sí misma en lugar de hundirse, quH habría sido lo f5cil, reaccion! con toda la inteligencia emocional del mundo: no dej! que sus energías se perdiesen en lamentos, las  juntaba y dirigía para saltar cada bache que llegaba, cada barrera que se interponía, cada crisis que se presentaba. o dej!, a pesar de las circunstancias adversas, que dejara de  pertenecerle uno solo de sus pensamientos no entreg! ni un día sin esfuerJo no dej$ que nadie ni nada le arre+atase su presente6 3l final, consigui! terminar brillantemente el )4 e hiJo una de esas carreras que todo el mundo considera como Bmuy difícilC. En la actualidad lleva cuatro a@os trabajando, con un nivel de rendimiento tan alto como el de la  persona mKs productiva de su empresa y con un futuro esplHndido, al menos desde el punto de vista profesional. (a enfermedad estK Btan paradaC que los mHdicos se cuestionan si su diagn!stico fue e#acto o estuvo equivocado durante a@os. o queremos entrar en hip!tesis inciertas lo cierto es que 3maya ha sido capaJ de vencer, o al menos convivir, con su enfermedad ha destroJado todos los pron!sticos tenebrosos que se ce@ían sobre ella ha conseguido un nivel de madureJ muy superior al de cualquier persona de su edad pero, sobre todo, ha conseguido ser due@a de su vida, de su presente y, estamos seguros, de su futuro. 3maya confi! en sí misma, no se rindi! en ningún momento no se entreg! a la autocompasi!n, a la desesperanJa, al desconsuelo; a la falta de ilusi!n, a la ausencia de vida. 7ecidi! luchar y consigui! Bponer su cerebro a su favor, no en su contraC. L lo hiJo controlando primero sus pensamientos y despuHs poniHndolos al servido que perseguía, y que no era otro que recuperar su presente y conquistar su futuro. DuiJK algunos puedan  pensar que no hay demasiadas personas como 3maya, que mKs bien es una e#cepci!n y es verdad que es una persona muy especial, pero su mHrito no fue tanto su e#cepcionalidad, sino su confianJa en sí misma su capacidad de lucha y su decisi!n clara y firme de que nada le podía arrebatar la vida que ella quería. )uando una persona tiene esta convicci!n, ni la muerte es capaJ de frenar esa vida que lleva dentro. "ero no todos los casos tienen que ser tan especiales tanto en el conte#to de la consulta, como en mi vida cotidiana, he asistido a muchas historias que nos demuestran lo mismo: el presente nos pertenece, si tenemos la firme voluntad de que así sea. 5i miramos a nuestro alrededor, y lo hacemos Bcon ojos de verC, encontraremos personas que han sabido hacer BpropioC su presente es decir, que han superado las circunstancias adversas que tenían y han conquistado, tambiHn, su cuota de libertad y felicidad. o nos confundamos, no hay nada que pueda arrebatarnos nuestro presente incluso en las circunstancias físicas mKs duras que nos podamos imaginar, siempre nos pertenecerKn nuestros pensamientos y, con ellos, nuestras emociones. 5i lo  pensamos despacio, comprenderemos por quH hay personas que siguen buscando la felicidad, incluso en los momentos mKs adversos, y personas que lo que persiguen constantemente es encontrar la insatisfacci!n, incluso en los hechos mKs favorables. "ronto

 pasaremos a formar parte del Bprimer grupoC si aprendemos a e#traer lo BútilC de todo lo que hemos vivido.

  )apítulo <

 Sacar lo «útil» de todo lo que hemos vivido

Aprendamos de nuestro pasado E#poníamos en el capítulo anterior que las personas sabias siempre siguen la mK#ima B)ada instante de tu vida tiene sentido si aprendes de HlC, y, si lo haces, los siguientes instantes serKn mKs sencillos. G)uKnta sabiduría esconde nuestro pasadoI (a respuesta mKs l!gica sería que nuestro pasado atesora toda la sabiduría que encierra nuestra vida. o obstante, hay personas que dilapidan este legado y lo borran como si no hubiera e#istido nunca. "arece que hubieran nacido ayer, y por ello se encuentran sin defensas ni recursos  para enfrentarse a su vida actual. 'esulta comprensible que en un primer momento reneguemos de un pasado que nos ha resultado doloroso pero si lo hacemos de forma  permanente estaremos enfrentKndonos a un presente con Blas manos casi vacíasC, al menos vacías del aprendiJaje que hubiHramos podido e#traer de los acontecimientos que hemos vivido. ay muchas personas que siguen cometiendo este error, y lo hacen casi sin darse cuenta, pensando que no quieren abrir viejas heridas cuando la realidad es que Hstas nunca dejaron de sangrar, porque nunca llegaron a cicatriJar. o se trata de ponernos a BhurgarC sin piedad y enfrentarnos sin defensas ante hechos difíciles, que aún no hemos asimilado nada mKs lejos de nuestra intenci!n, es mKs, siempre decimos que cuando nos sintamos mal, primero tenemos que concentrar nuestras energías en salir de esa situaci!n, y s!lo cuando lo hayamos conseguido estaremos en disposici!n de aprender y superar viejos  pensamientos, que nos produjeron vivencias dolorosas. na veJ realiJado este ejercicio, nos encontraremos en la mejor de las disposiciones para enfrentarnos con garantías de H#ito a los retos que el futuro nos depare. )uando han pasado a@os de un determinado hecho, y Hste aún nos sigue doliendo, la causa no la debemos buscar en el hecho en sí, sino en las ideas que aún nos repetimos acerca de ese acontecimiento. 5i en un determinado momento de nuestra infancia fuimos injustos con algúnMa amigoMa y le hicimos una faena autHnticamente reprobable, al cabo de los a@os no podemos justificar nuestro malestar diciendo que aquel hecho sigue presente en nosotros no nos confundamos, aquello pas! hace muchos a@os y, si hoy sigue persistiendo, se debe a que continuamos repitiHndonos, una y otra veJ, una serie de frases interiores que nos provocan unas emociones muy desagradables. o podemos sentirnos bien cuando no paramos de decirnos: BG)!mo fui capaJ de hacer algo asíIC, B-o me lo perdonarH nunca/C, B-DuH falta de sensibilidad la 6 mía/C, B-)!mo podía divertirme haciendo una faena j semejante/C, B-5i la gente lo supiera,

no me mirarían a la cara/;C Sufrir in0tilmente es uno de los peores ejercicios que podemos hacer con nosotros mismos6  #o se trata de que 3nos permitamos todo4, en a+soluto, sino de que cultivemos h5+itos  sanos y saluda+les6  no tiene nada de sano ni saluda+le que, al ca+o de los a"os, nos estemos machacando con algo que, por muchas vueltas que le demos, no podemos conseguir que no hu+iera ocurrido6 (o que sí podemos hacer es BactuarC, en la medida que aún nos sea posible. (a mayoría de las veces la Bactuaci!nC serK con nosotros mismos, controlando esos pensamientos y haciHndolos mKs racionales, pero si una veJ hecho este ejercicio de BsensateJC aún  pensamos que debemos, en alguna medida, reparar lo que hicimos, nos pondremos Bmanos a la obraC. En el ejemplo que nos ocupa, si no lo hemos hecho antes, podemos intentar hablar con ese amigo, si es que es posible, y preguntarle si se acuerda de aquella situaci!n. Es muy probable que tan siquiera lo recuerde, pero si así fuera y, ademKs para Hl resultara dolorosa su evocaci!n, algo muy improbable, le pediremos disculpas y le diremos que, honestamente, no sabe la cantidad de veces que nos hemos arrepentido de ello. adie con un equilibrio mínimo intentarK pasarnos factura por aquello, pero, si lo hiciera, nos corresponde a nosotros, y s!lo a nosotros, decirnos que no tiene sentido pasarnos la vida lamentKndonos por cosas que no podemos conseguir. 5i no consiguiHramos contactar con nuestro amigo, daremos el tema por Janjado e intentaremos poner a trabajar nuestra mente en aquellas cosas que sí dependan de nosotros.  /ecordemos que como humanos nos equivocamos y nos seguiremos equivocando, y una  parte de nuestra madure. consistir5 en aprender de nuestras equivocaciones pasadas y 3poner los medios4 para que %stas no vuelvan a suceder o se repitan en el futuro6 "ero -cuidado/, cuando pensemos que necesitamos preguntar por ese suceso al amigoMa implicadoMa, espero que lo hagamos en un conte#to de buen humor, pues, de lo contrario, nuestro amigoMa se e#tra@arK y hasta se asustarK pensando: B-)!mo es posible que nos machaquemos de esa forma/C 5i trabajamos bien el control de nuestros pensamientos, no tendremos que llamar a las personas con las que pudimos ser injustos, mK#ime si fue algo que sucedi! hace tiempo. 5on nuestros pensamientos los que pueden estamos jugando Buna mala pasadaC, y ya es hora de que los pongamos Ben reglaC para que superemos definitivamente esa tristeJa o ese dolor que les acompa@a. ay personas, como 3ndrHs, que  parecen no querer perdonarse nunca.  El caso de Andrés 3ndrHs cometi! el típico error hace unos a@os, en el transcurso de un viaje de trabajo, que le cost! la relaci!n con su mujer y la tranquilidad consigo mismo. 3l cabo de mucho tiempo, 3ndrHs seguía reprochKndose cada día lo que había hecho. Estaba BtirandoC su vida, pensando inútilmente en algo que ya no podía cambiar, pues, repetimos, no podemos modificar o reinventar el pasado. 3ndrHs constantemente se decía a sí mismo: Bo tengo perd!n, he machacado mi vida y la de mi familia, nunca podrH superarlo, -c!mo  pude ser tan dHbil/, no volverH a ser feliJ;C 'epitiHndose estos pensamientos s!lo había conseguido, como Hl decía, sentirse como Bun gusano que no merecía vivirC. "ocas veces, en el transcurso de una terapia, result! tan difícil  que una persona empeJara a BperdonarseC, a concederse que aún merecía vivir, a darse cuenta de que estaba siendo tremendamente injusto consigo mismo y que, ademKs, con su actitud, poco ayudaba a los que, según Hl, había hecho sufrir. $uchos condicionantes actuaban en contra de 3ndrHs, entre ellos la educaci!n que había recibido, el sentimiento de culpa que constantemente se provocaba, la actitud de censura de su familia, su e#cesiva vulnerabilidad; en definitiva, su propia condena, su muerte en vida. 1uvimos que trabajar hasta la e#tenuaci!n con la Bparada de

 pensamientoC, pues el 53, el que menos podemos controlar, se le disparaba de tal forma que le impedía raJonar mínimamente. )ada veJ que se repetía que su vida ya no tenía sentido cortKbamos de raíJ esas frases interiores poco a poco fue capaJ de adquirir control sobre sus pensamientos. En ese momento realiJamos una y mil confrontaciones en Hstas, 3ndrHs analiJaba objetivamente la realidad, hasta que empeJ! a darse cuenta de que machacKndose sin piedad no iba a conseguir cambiar o BredimirC su vida, sino todo lo contrario. EmpeJ! a comprender que Hl no había querido hundir a su familia, que, en efecto, había cometido un error importante, pero se cometen y lo mejor es salir de ellos. El, sin pretenderlo, superponía cada día nuevos errores al error originaU, cada veJ que se decía que no era digno de seguir viviendo se equivocaba y se hundía mKs en ese poJo en el que se había metido hacía a@os. )uando por fin acept! su dimensi!n humana, y como tal la  posibilidad de haber cometido y poder cometer nuevos errores, empeJ! a remontar sus  pensamientos comenJaron a ser racionales y al cabo de unos meses había aprendido lo BútilC de todo lo que había vivido. 5e dio cuenta de que tenía derecho a vivir, que ese castigo que se inflingía era tan cruel como estHril, que con morirse de dolor cada día no conseguiría borrar o que no hubiese pasado lo que en su día ocurri! descubri! que sonriendo, mirando con esperanJa y diciHndose a sí mismo que aún podía hacer cosas maravillosas, sería mucho mKs justo consigo mismo y avanJaría en su dimensi!n humana. 3ndrHs había e#perimentado en sus propias carnes los errores típicos de una educaci!n que nos había ense@ado a Bsufrir inútilmenteC. G"4' DS 45 E5EV3'4 3 59'6'I G3lguna veJ nos hemos parado a pensar, cuando Hramos peque@os, cuKntas veces hemos sufrido inútilmenteI os hemos pasado parte de nuestra infancia preocupKndonos Ba lo tontoC. 9Kcilmente nos agobiKbamos por lo que sucedía a nuestro alrededor: sufríamos si un amigo se enfadaba con nosotros, si nos peleKbamos con nuestros hermanos si nuestros  padres nos miraban enfadados, si nos rega@aban, si pegKbamos a otros ni@os, si nos  pegaban, si rompíamos algo, si hacíamos trastadas; )uriosamente, tambiHn nuestros  padres y los adultos que nos rodeaban se preocupaban con una facilidad increíble los motivos parecían no importar, todo constituía una buena e#cusa para sufrir, y se pasaron gran parte de esos a@os en 3alerta4 permanente6 (o pasaban mal por si nos poníamos enfermos Ncuando las peque@as enfermedades son una compa"ía constante en los ni@osO seguían sufriendo cuando creían que Hramos muy trastos o, por el contrario, demasiado formales de nuevo se agobiaban si parecía que no compartíamos las cosas, o si las dejKbamos demasiado si estKbamos siempre protestando, o si no protestKbamos nunca si nos pasKbamos el día pidiendo cosas, o si no nos atrevíamos a pedir nada; El caso era Bno vivirC. )on estas ense@anJas, curiosamente, cuando Hramos ni@os aprendimos a estar BatentosC ante cualquier situaci!n que pudiera ser motivo de disgusto, pena o enfado tanto  para nosotros, como para los que nos rodeaban.  2a educaci$n, ayer y hoy, parece ir 3al rev%s46 !n lugar de sensi+ili.ar a los ni"os hacia lo positivo, hacia lo que hacen +ien, hacia lo que les puede dar seguridad y confian.a en sí  mismos, les sensi+ili.a hacia lo que les puede pertur+ar, inquietar, producir intranquilidad, inseguridad y desconfian.a6 G)!mo es posible que nos equivoquemos de esta maneraI "orque lo cierto es que estas  premisas tienen consecuencias nefastas para la vida presente y futura de los ni@os a los que hoy les ense@amos a sufrir, y que ma@ana se convertirKn en alumnos entrenados y aventajados, que aprovecharKn cualquier e#cusa para seguir sufriendo. "ero no nos equivoquemos/, que nadie piense que los ni@os o los adultos somos masoquistas,

simplemente nos han programado para Bpasarlo malC a la mínima oportunidad. $uchas inseguridades y frustraciones tienen su origen en esas desgraciadas ense@anJas que nos inculcaron de peque@os. ay personas que consideran que este aprendiJaje era algo absolutamente programado. "iensan que ense@Kndonos a sufrir es mKs sencillo controlarnos de adultos, porque somos mKs fKciles de condicionar. DuiJK algunas religiones o determinados Bpoderes fKcticosC encuentren un buen caldo de cultivo en estos principios,  pero no es el objetivo de este libro analiJar esos postulados, aunque a nadie se le escapa el viejo a#ioma de que Bquien controla la educaci!n, controla el poderC. (o cierto es que los adultos de nuestro entorno seguramente nos ense@aron a sufrir, porque eso era lo que ellos habían vivido, lo que tambiHn habían aprendido, lo que creyeron que debían transmitirnos, o lo que nos transmitieron sin percatarse de la trascendencia de lo que estaban haciendo. 5in duda, Hste fue uno de los grandes fallos de la educaci!n que recibimos pero lo importante no es lamentarlo, pues sería inútil, sino ser conscientes de estos fallos, para  poder superarlos y no repetirlos con las nuevas generaciones6 (En "u) #all* la educaci*n "ue reci!imos+ 3nte esta pregunta, inevitablemente, muchos responderKn que la educaci!n que recibimos fall! Ben todoC. 7esde el punto de vista psicopedag!gico fall! en principios absolutamente esenciales. )uando analiJamos c!mo ha sido la educaci!n hasta hoy y, lo que es peor, c!mo sigue siendo mayoritariamente, nos dan ganas de tirar muchos postulados Bpor la bordaC y decir aquello de: B-agamos lo contrario y acertaremos/C )uando nos han ense@ado a fijarnos de forma casi e#clusiva en lo negativo que hay a nuestro alrededor, indefectiblemente, casi sin darnos cuenta, hemos aprendido a estar siempre Ben guardiaC,  para corregir a la mínima oportunidad al que supuestamente ha hecho Balgo malC. Ese  principio, tan claro en psicología, sobre la importancia del BrefuerJoC, del reconocimiento, de animar a las personas, de congratularnos con sus logros, sus avances;, sigue estando BsepultadoC, en aras del castigo, de la humillaci!n, de la agresividad, de la dureJa que a veces encierran nuestras llamadas de atenci!n. 5i tuviHramos que e#poner los fallos de la educaci!n que recibimos, no podríamos por menos que enumerar algunas de las grandes equivocaciones en que se sustentaron, entre las que cabe citar las siguientes:  @ Fijarnos en lo negativo y no en lo positivo, @ Sancionar en lugar de refor.ar6 @ Imponer , en lugar de dialogar. @ !mplear el de+er y el miedo, en lugar de la motivaci$n6 @  Potenciar: 6 !l seguidismo, en lugar del ra.onamiento6 B6 !l inmovilismo, en lugar de la creatividad6 6 2a dure.a, en lugar del afecto6 D6 2a insensi+ilidad, en lugar de la sensi+ilidad6 E6 2a triste.a, en lugar de la alegría6 >. 2a derrota y el pesimismo, en lugar de la esperan.a6 . (a desconfian.a y la ruindad , en %ugar de la confianJa y la transparencia. 8. (a inseguridad, en lugar de la seguridad. 6 2a humillaci$n, en lugar de la autoestima6 G6 !l egoísmo, en lugar de la generosidad. "ero lo peor es que estos fallos no s!lo se siguen cometiendo en la educaci!n de los ni@os, los adolescentes, los j!venes y los adultos de hoy, sino que se han potenciado, al calor de la sociedad de consumo que nos arrolla, cuando no ahoga, a las personas, supuestamente BprivilegiadasC, que disfrutamos de las llamadas Bculturas avanJadasC de los países desarrollados.  W El consumismo impera sobre el consumo sostenible. W (a intransigencia sobre la fle#ibilidad. W El dogmatismo sobre el respeto a la inteligencia. W (as Bmentes cerradasC sobre las Bmentes abiertasC. W (a reacci!n y el estrHs sobre la acci!n y la salud.  Hemos de potenciar el equili+rio, la madure., el autocontrol y desterrar la tiranía, la

manipulaci$n, la insolidaridad, el narcisismo, el desequili+rio y la insatisfacci$n  permanente6 Porque de+emos sa+er disfrutar de nuestra vida, de esa +0squeda sana y transparente de la felicidad6 "ero; Ge#iste alguna defensaI (a verdad es que no es fKcil defendernos de todo aquello que se ha ido BgrabandoC a lo largo de nuestra vida, y no s!lo por la educaci!n que hemos recibido, tambiHn a travHs del bombardeo a que nos siguen sometiendo los medios de comunicaci!n, por la influencia de las ideas de los que nos rodean, por nuestra propia e#periencia; Ese BlegadoC se apodera de nosotros sin darnos cuenta y, de repente, nos sorprendemos defendiendo cosas que no resisten el mínimo anKlisis, pero que se manifiestan de forma BautomKticaC. Gos hemos fijado en las discusiones de parejaI 5eguramente nos llaman mKs la atenci!n cuando las vemos a nuestro alrededor que cuando somos los protagonistas. En el primer caso, nos sorprende que uno de los dos integrantes, o ambos en muchas ocasiones, se BencierrenC en argumentos inamovibles, y muchas veces irracionales. "arece mentira con quH vehemencia se defienden incoherencias o principios que no resisten el raJonamiento mKs elemental. -"ero quH difícil nos resulta ser objetivos cuando somos nosotros los protagonistas/ (a realidad es que cuesta mucho percatarse de la cantidad de ideas irracionales que aún persisten en nosotros. 5!lo cuando hemos aprendido a dialogar con franqueJa, y sentimos la suficiente seguridad en nosotros mismos, como para no desequilibrarnos con la constataci!n de nuestros fallos o creencias err!neas, estaremos en disposici!n de descubrir estos pensamientos BforKneosC que aún nos limitan y nos condicionan. "ero -no nos enga@emos/ 5i es difícil Bsacar a la luJC esas ideas irracionales, mKs complicado serK eliminarlas. os sorprenderemos muchas veces, mKs de las que  pensamos, defendiendo aún esas ideas que ya creíamos superadas en nosotros. El ser humano aprende a sellar sus creencias Ba fuegoC y le resulta muy difícil BescindirlasC. "osteriormente comienJa el proceso de sustituirlas por otras mKs racionales pero aún hay una última fase: integrar estos pensamientos en nuestra vida cotidiana, pues no habremos logrado nuestro objetivo hasta que los hayamos automatiJado. 7arnos cuenta de una conducta equivocada no significa que estemos en disposici!n de sustituirla por otra mKs apropiada. "ensemos, por ejemplo, en el tema del tabaco. (a mayoría de los adultos sabemos que fumar es malo para la salud incluso que puede provocarnos o acelerarnos la muerte sin embargo, el conocimiento de esta realidad no nos faculta para superar inmediatamente nuestra dependencia y cambiar nuestra conducta de fumador a no fumador. 3lgo parecido nos ocurre con los hKbitos. 5!lo el BentrenamientoC, y no únicamente la voluntad, permite a las persona cambiar sus hKbitos. En muchas ocasiones algunas personas me preguntan si son neur!ticas. 5uelo responder a su veJ preguntando quH entienden por neurosis y, -como no podría ser de otra forma/, me dan respuestas que me permiten aprender muchísimo sobre ellas mismas, y sobre el entorno que las pues; GquiHn, a pesar de ser inteligente, no se complica la vida innecesariamente y hace tonteríasI 3 poco que miremos a nuestro alrededor, descubrimos múltiples ejemplos, muchos en nosotros mismos.  o resulta fKcil liberarnos de las ideas y los prejuicios absurdos que nos acompa@an, pero sí  podemos intentar que, poco a poco, dejen de condicionamos de forma negativa. El  procedimiento sería muy claro: 3. o podemos paramos a pensar si cada idea que tenemos es racional o irracional, -bloquearíamos nuestra vida y terminaríamos con la paciencia de los que nos rodean/ R. 5í  podemos cuestionamos aquellas ideas, aparentemente nuestras, que provocan dolor. El dolor a veces s!lo lo sentimos nosotros en otras ocasiones tambiHn lo sufren las personas  pr!#imas. En ambos casos nos plantearemos la necesidad de realiJar un anKlisis riguroso lo

que en psicología llamamos Bconfrontaci!nC, que como dice (ucien 3ugerX: Bo tiene nada de misterioso. Es fundamentalmente un proceso de comparaci!n. 5e trata de que uno tome las frases que se dice a prop!sito del acontecimiento que sea y compruebe atentamente su e#actitud, las compare con lo real y e#amine si describen e#actamente la realidad. 5i constata que esas frases interiores no se corresponden con la realidad, tiene que desecharlas y reemplaJarlas por otras mKs e#actas que se ajusten mKs fKcilmente al mundo tal como es Ny no tal como, infantilmente, desearía uno que fueseO.C 3naliJaremos el caso de B)armenC para ayudarnos en la confrontaci!n de sus ideas no realistas.  El caso de Carmen )armen tenía =? a@os cuando la conocimos. Era una persona universitaria, que había decidido dedicarse íntegramente a su familia y no trabajar fuera de su casa. 3parentemente se llevaba muy bien con su marido y tenía tres hijos que mostraban un desarrollo muy normal en todos los Kmbitos de sus vidas. 5in embargo, ella se sentía tremendamente insegura y se reprochaba continuamente sus actuaciones. 3unque su marido estaba muy enamorado de ella, )armen pensaba que se terminaría cansando de sus BtonteríasC y llegaría un momento en que se encontraría atrapado y con ganas de liberarse. 5us hijos sentían autHntica adoraci!n por su madre, pero para )armen esto era s!lo cuesti!n de tiempo: B1erminarKn descubriendo la persona poco valiosa que soy, y en ese instante me querrH morir.C 5us pensamientos cada día eran mKs absurdos, se había obsesionado con el tema de las enfermedades y protegía en Be#cesoC a todos los miembros de la familia. "or otra parte, su espíritu sensible y generoso la llevaba X(ucien 3uger, Ayudarse a sí mismo, 5al 1errae, 5antander, +??. a ocuparse de todos los que terna a su alrededor, hasta el e#tremo de que no dejaba un segundo para ella misma. 5e pasaba la vida acompa@ando a familiares o amigos al mHdico, escuchando a todos los que se sentían mal y haciendo favores diariamente. "ara ella era fundamental la opini!n de los demKs, y aunque su conducta hacia ellos era intachable, siempre pensaba que la terminarían valorando poco, Bporque en realidad yo no valgo nadaC. EmpeJamos a hacer confrontaciones de todos los pensamientos y frases que, en forma de mon!logos, se repetía incesantemente. os pasamos semanas analiJando: BGDuH evidencia hay de que no valgo nadaI, Gpor quH creo que en el fondo la gente no me valoraI, GquH me hace pensar que mi marido se terminarK separando de mí, y aunque así fuera, significaría eso que el mundo se acabaríaI;C En muchas ocasiones las frases estaban tan arraigadas y le producían tal dolor que era imposible confrontarlas, así que las cortKbamos y continuKbamos trabajando en las siguientes. 7espuHs de dos meses, )armen comprendi! que era una persona valiosa, muy afectiva, con mucha fuerJa de voluntad y una generosidad que salía por todos sus poros ademKs, era una persona muy valorada por los que la rodeaban y, por fin, empeJ! a valorarse ella misma y sentirse cada día mKs segura y feliJ. na veJ que llegamos a este punto, nos pusimos a trabajar otra serie de pensamientos, muy arraigados en ella, que estaban en el origen de su desvaloriJaci!n. )armen tenía una madre muy perfeccionista, pero sobre todo muy imperativa e implacable. unca se había sentido satisfecha con la forma de ser de su hija, la creía dHbil y poco brillante. )armen no había tenido ocasi!n de escuchar, en toda su ni@eJ, una palabra de Knimo, refuerJo o reconocimiento por parte de su madre así que lleg! a convencerse de que, en realidad, ella valía muy poco y lo único que podía hacer era volcarse en los demKs y refugiarse en su  padre, que era Bsu pa@o de lKgrimasC. 5u madre, sin saberlo, había provocado una infelicidad enorme en su hija. (as continuas muestras de insatisfacci!n y, hasta

desesperaci!n, que continuamente terna con )armen, habían terminado por minar a la ni@a. 5u madre era un fiel e#ponente de la educaci!n de su Hpoca. 5!lo se dirigía a su hija para se@alarle lo que, según ella, había hecho mal, y continuamente le recordaba lo poco hKbil que era. "or  el  contrario, no mostraba nunca esa afectividad que solían tener la mayoría de las madres, por lo que esa e#tra@a meJcla Ndescontento permanente y falta de afecto constanteO había hecho que )armen continuase siendo una persona insegura, a pesar de llevar ya cerca de + a@os viviendo fuera de su casa. 9inalmente, nuestra protagonista entendi! la equivocaci!n de su madre, pero tambiHn comprendi! que s!lo a ella le correspondía solucionar y BsuperarC esos conceptos err!neos y esas valoraciones poco objetivas que se había estado formulando desde peque@a. acía mucho tiempo que ya no vivía con su madre, pero durante todos estos anos no había parado de repetirse las mismas frases que se decía en su adolescencia el resultado había sido muy elocuente, pero el camino a seguir estaba muy claro: dej! de decirse continuamente esas descalificaciones hacía sí misma y las sustituy! por otras mKs racionales, objetivas y acordes con la realidad. 5in duda, a )armen le condicionaron los hechos vividos, pero lo que mKs le influy! eran las frases que aún se repetía, al cabo de los a@os. 7enemos poco control so+re las conductas de los dem5s, y menos a0n so+re sus  pensamientos, pero siempre podemos controlar nuestros pensamientos, lo que nos repetimos sin parar6 !ste control nos llevar5 a dejar de sufrir 3in0tilmente46 (C*mo nos condicionaron los ecos iidos+ 7esde luego, los hechos que hemos vivido no nos han condicionado a todos por igual. )omentKbamos en una publicaci!n anterior que Bun ni@o es una personita única, increíble y singular, desde el mismo momento en que nace. Es única porque no e#iste nadie como Hl, incluso aunque tenga un gemelo con su misma dotaci!n genHtica, pero Hl, y s!lo Hl, tiene su propio temperamento. CEste hecho nos lleva a otro principio bKsico. 1odos los ni@os nacen con un temperamento, el suyo, y depende de c!mo sea este temperamento serKn mKs permeables o menos influenciables por el medio e#terno que los rodea. "recisamente por ello no sirve ni es justo tratar a todos los hermanos igual, ni a todos los alumnos igual, ni a todas las personas igualCX.  El caso de gnacio 6gnacio tenía A a@os cuando le conocí. Era el típico e#ponente de lo que gente llama Buna  buena personaC, tenía un negocio propio que le iba muy bien, estaba muy enamorado, disfrutaba de un buen estatus, buena salud;, pero todo en su vida eran dudas. 3 nivel econ!mico la mayor parte de sus esfuerJos se encaminaban a realiJar operaciones que asegurasen Bsu vejeJC vivía en un Bdesasosiego permanenteC con el tema de los Bingresos y los gastosC a pesar de la Bsalud financieraC que mostraba su empresa, Hl no se permitía el mínimo descanso en el control de sus inversiones. )on sus empleados era agradable, pero muy e#igente le costaba conciliar el sue@o por las noches y no paraba de dar vueltas a  problemas ine#istentes. 3unque tenía un olfato comercial privilegiado, había desarrollado,  por el contrario, una habilidad poco recomendable: la de pasarse los días preocupKndose BinútilmenteC. X $.Y %esús &lava 'eyes, !l #o tam+i%n ayuda a crecer, la Esfera de los (ibros, $adrid, <00A. (a verdad es que 6gnacio había conseguido que esa preocupaci!n amargase su vida, y se sentía incapaJ de controlar sus miedos e inseguridades. 7espuHs de varías sesiones, en las que 6gnacio mostraba todas las resistencias del mundo a BracionaliJar sus pensamientosC, optamos por una vía mKs contundente y trabajamos Ba destajoC en su autocontrol. 5!lo cuando Hl sinti! que podía conseguir dominar sus emociones, siguiendo el procedimiento que habíamos dise@ado para su caso, empeJ! a ser disciplinado con la metodología de trabajo que estKbamos desarrollando, y pudo lograr un

avance muy significativo en el control de sus temores irracionales. El origen de sus inseguridades era evidente cuando era peque@o, pas! de una situaci!n econ!mica muy  privilegiada a una etapa dura, en la que de repente no sobraba ni un duro en casa. Es posible  pensar que la reacci!n de 6gnacio estaba perfectamente justificada ante los hechos que había vivido. Sl había sentido lo que era pasar de la riqueJa a la pobreJa, y eso le había marcado su futuro. 5i este argumento fuese vKlido, Gc!mo e#plicaríamos que sus tres hermanos hubieran reaccionado de forma tan dispar ante el mismo sucesoI 5u hermana vivía como si fuese Bla mujer de un multimillonarioC gastaba sin cesar, se permitía todos los lujos del mundo y, en mKs de una ocasi!n, su cu@ado le había pedido dinero prestado a 6gnacio, para hacer frente a facturas escandalosas. 5us hermanos tenían dos buenos empleos y llevaban una vida muy normal: pagaban sendas hipotecas, sus hijos acudían a colegios concertados, sus mujeres BtrabajabanC y, cuando podían, se permitían algún que otro viaje e#tra. 1odos los hermanos habían vivido la misma situaci!n, pero los cuatro reaccionaron de forma diferente. 7e nuevo la raíJ no hay que buscarla en lo que había sucedido, sino en los pensamientos que cada uno había tenido a partir de aquel hecho. 5u cu@ado termin! BdejandoC a su hermana, porque no podía afrontar Bel tren de vidaC que ella parecía necesitar. no de sus hermanos tiene en este momento una situaci!n econ!mica mKs difícil,  porque la empresa en que trabajaba hiJo un plan de prejubilaciones muy drKstico, y con < a@os se vio fuera del mercado laboral. El otro hermano sigue con su mismo empleo, aunque estK atravesando por una seria crisis matrimonial. 6gnacio aún seguía pensando en el drama que había pasado de peque@o, y se decía frases como: Bay que tener mucho cuidado,  porque la suerte te puede volver la espalda en cualquier momentoC, B)ualquier crisis que surja puede terminar arruinando el negocio de mi empresaC, Bo podría volver a vivir una situaci!n tan dramKticaC, B(os que no han pasado por algo parecido, no tienen ni idea de lo que se puede sufrirC, B5i me descuido, otros pueden aprovecharse y hundir mi empresaC, Bay que tener mucho cuidado con lo que gastamos, mi mujer no sabe controlarse y derrocha sin cesar, como si el dinero no tuviera finC; )on este tipo de pensamientos 6gnacio estaba consiguiendo BhundirC su vida aunque los acontecimientos ya quedaran muy lejos y su realidad actual fuese muy distinta, Hl se preocupaba por lo mKs inverosímil, hasta el punto de sentirse inseguro, agobiado y lleno de temores. $uchas personas pueden  pensar que ellos, al igual que 6gnacio, no tienen soluci!n, pues determinadas e#periencias les han condicionado irremediablemente. Esto es rigurosamente falso. o son los acontecimientos de nuestra vida los que determinan nuestro presente o nuestro futuro, son nuestros pensamientos los que provocan que, en esos momentos o al cabo de los a@os, aún nos sintamos mal. 3fortunadamente, 6gnacio era una persona luchadora y ZZ estaba dispuesto a pasarse su vida hipotecado por lo que vivi! de peque@o. )uando comprendi! que podía cambiar su presente, simplemente controlando los pensamientos que pasaban por su mente,  puso su cerebro a trabajar Ba su favorC, y hoy en día es un empresario de H#ito, con grandes recursos y habilidades para superar las situaciones difíciles pero, sobre todo, es una persona que de nuevo disfruta y se siente seguro ante su futuro, porque ha conseguido e#traer los aprendiJajes BútilesC de los hechos que vivi!. !C"mo e#traer  los aprendi-a.es /0tiles1+ (os grandes progresos requieren de mucho trabajo callado, de muchas horas a la sombra, de muchos esfuerJos unidos, de muchas vivencias compartidas de lo contrario se convierten en H#itos efímeros, que pronto se esfuman y terminan siendo dolorosos recuerdos. o es fKcil Btrabajar en equipoC, pues de otra manera no nos pasaríamos la vida impartiendo cursos de )!mo 1rabajar en Equipo. "ersonalmente siempre he tenido la suerte

de trabajar con e#celentes personas, porque las que no eran e#celentes, que tambiHn las ha habido, sencillamente no cuentan en mi presente, ya que no ocupan mis pensamientos y, en consecuencia, no detraen un mínimo de mi energía. 5in embargo, hubiera cometido un error  imperdonable si no hubiera e#traído los aprendiJajes útiles de esas vivencias. 1odas las  personas tienen o han tenido utilidad en nuestras vidas, porque de todas hemos podido aprender algo y a veces algo tan esencial como -no dejar que nos coman la moral/ y no sufrir inútilmente por el simple hecho de que esas personas pareJcan tener, como única misi!n, la finalidad de Bamargamos la vidaC. El ser humano es tan complejo como apasionante, pero es cierto que algunas veces nos hubiHramos sentido mKs felices si no hubiHramos tenido Bel privilegioC de conocer, compartir o trabajar con determinadas  personas. abrK pocos lectores que no se hayan encontrado en sus vidas con algunas de estas BpersonasC, y seguramente han maldecido mKs de una veJ su mala suerte por coincidir con ellas. "ero la verdad es que no solemos tener la oportunidad de elegir a la mayoría de nuestros Bacompa@antesC. )uando somos estudiantes alguien elige a quH colegio debemos ir, y la suerte determina el tipo de alumnos y profesores que nos acompa@arKn en una etapa clave de nuestra vida. "osteriormente, en el trabajo tampoco tenemos muchas opciones para BseleccionarC los que serKn nuestros Bcompa@eros de faenaC. 6ncluso cuando creemos poder BelegirC la clase de restaurante, cine, o teatro al que vamos a ir, difícilmente podemos controlar a las personas que estarKn a nuestro alrededor en esos sitios. "odríamos seguir indefinidamente poniendo ejemplos que nos demostrasen nuestra poca capacidad de elecci!n, en relaci!n a muchas de las personas con las que nos encontraremos en nuestras vidas, pero seguro que Ba estas alturasC la mayoría somos conscientes de esta realidad no obstante, la evidencia nos demuestra, día a día, que nos Bempe@amosC en no aceptar este hecho y, en lugar de generar recursos que nos hagan sentirnos bien por nosotros mismos, nos empe@amos en una lucha tan estHril como agotadora: -que cambien las personas que nos rodean, y hagan lo que nosotros creemos que deben hacer/ G)uKntas veces oímos que fulanito o menganita estK muy mal porque ha tenido muy mala suerte con los compa@erosMas que le han tocadoI, y en lugar de buscar, dentro del fulanito de turno, las soluciones a esa situaci!n, nos BperdemosC en un BrosarioC interminable de argumentos que justifiquen el malestar de esta persona. -Faliente ayuda le estamos dando/ En lugar de sacarle de ese BpoJoC, le estamos diciendo que aún seguirK cayHndose, porque no tiene d!nde agarrarse. 3unque pareJca demasiado crudo, eso es lo que hacemos habitualmente, y con ello caemos en uno de los errores mKs característicos de nuestra sociedad: creer que nuestro bienestar depende, en gran medida, de los demKs. 3fortunadamente, la realidad es muy distinta y el ser humano puede e#traer los aprendiJajes BútilesC de esas situaciones, para ello le sirve su inteligencia y su e#periencia,  pero si en lugar de hacerlo así se vuelca en buscar argumentos que justifiquen su malestar, caerK en un falso determinismo, que enturbiarK y condicionarK parte de su vida.  El caso de $eatri%   uestra protagonista, ReatriJ, había sufrido Ben sus carnesC la Bmala suerteC de tener dos compa@eras de trabajo que le estaban Bamargando la vidaC. Ella no tenía ninguna duda sobre este particular a pesar de peinar ya canas, seguía pensando cada instante de cada día en c!mo librarse de Beste par de víboras que me estKn amargando la e#istenciaC. ReatriJ llevaba ya +< a@os trabajando en la misma empresa. 2oJaba de una consideraci!n muy alta  por parte de sus jefes era una persona responsable, eficaJ en su trabajo y buena compa@era ademKs el trabajo que hacía últimamente le gustaba mucho, pero no conseguía disfrutar se  pasaba el día pendiente de los comentarios de sus dos BvíborasC. acía un a@o que habían

trasladado a una de esas personas a otro edificio, y la BrestanteC había sido ubicada en otro departamento. ReatriJ crey! entonces que sus problemas terminarían, pero la realidad le había demostrado lo err!neo de su apreciaci!n. 3 pesar de que habitualmente ya no veía a estas personas, y de que en muy contadas ocasiones, por el contenido de su trabajo, debía hablar con ellas, la verdad es que seguía pasKndolo tan mal como anta@o, porque ReatriJ seguía pensando que Baprovechan la mínima para ponerme a caer de un burroC. )uando creía ver alguna conducta rara en alguien, inmediatamente pensaba que las BsusodichasC seguro que; Bhan estado habiHndole mal de míC. En definitiva, estaba constantemente BalertaC para detectar el mínimo indicio de actuaci!n perniciosa por parte de sus BenemigasC. ReatriJ s!lo quería hablar y hablar de estas personas pensaba que lo necesitaba para BdesahogarseC, y ante nuestros intentos de reconvertir las sesiones en algo mKs productivo, nos decía aquello de; B-c!mo se nota que no las conoces/C. 1uvimos que trabajar duro, muy duro, para conseguir que ReatriJ no tirara sus energías y empleara correctamente su inteligencia. "oco a poco fueron haciendo mella preguntas del estilo de: G5on due@as estas  personas de tus pensamientosI, Gde verdad crees que no tienes otra opci!n que darle vueltas a lo que estHn diciendo o haciendoI, GcuKndo vas a decidir que tu vida deje de  pertenecerlesI, Gel único camino que te queda es el de cambiar de trabajoI, Gno crees que aunque te vayas de la empresa, o pidas un traslado, seguirKn hablando mal de tiI; "ara reforJar su BracionalidadC, tambiHn empleKbamos otro frente de argumentos: GquH ocurre con todas las personas a las que les caes bien, ellas no pintan nadaI, Gacaso s!lo le das valor  a lo que dicen tus dos BenemigasCI, Gc!mo puedes darles tanta importancia cuando tú misma dices que intelectualmente son una nulidadI, Gnecesitas que todo el mundo mundial te aplauda para ser feliJI; na tercera fase consisti! en: G1ú crees que eres un desastre trabajandoI, Gpiensas que tienen raJ!n cuando dicen que eres una trepa y una mala compa@eraI, Glos que te valoran son estúpidos o eres tú la engreídaI; (leg! un momento en que ReatriJ se dio cuenta de que era imposible, absolutamente imposible, pretender caer bien a todo el mundo, y que su vida sería lamentable si su felicidad dependía del criterio o la opini!n que pudieran tener personas como las protagonistas de su historia. Ella no podía controlar lo que estas personas dijeran o pensaran, pero siempre podía controlar sus pensamientos. na de las preguntas claves, que mKs le ayudaron en el proceso final, fue: GquH es lo mKs que te pueden hacer estas  personasI al final acordamos que si, dijeran lo que dijeran, ella seguía siendo due@a de sus  pensamientos y, en consecuencia, de su bienestar, lo mKs que podrían hacer era Bagredirla físicamenteC y eso no parecía muy probable pero, incluso, aunque así fuera, tampoco tendría que significar que su vida era un fracaso, simplemente constataríamos que esas  personas eran dos seres irracionales, con poquísimo autocontrol sobre sus conductas, y que ellas solas se descalificaban a sí mismas. (a lecci!n mKs útil que aprendi! ReatriJ fue que su vida le pertenecía, y que nada importaba lo que pensaran determinadas personas si ella conseguía ser due@a de sus pensamientos, s!lo tendría motivos para sentirse bien con ella. En cuanto asimil! en su totalidad estos principios, Bcuriosamente, pero no por casualidadC, su vida pareci! e#perimentar un cambio muy notable: por fin se decidi! a practicar algunas de sus aficiones favoritas, pronto aument! y se enriqueci! su círculo de amistades le daba tiempo a hacer sus cosas, físicamente se encontraba mucho mejor y, lo que es mKs importante, -se sentía de maravilla con ella misma/ 1odos suponemos que una de las grandes ventajas del ser humano es su capacidad para aprender de sus vivencias pongamos en marcha este principio y desterremos el viejo dicho de que B5!lo el hombre tropieJa dos

veces en la misma piedraC. -3prendamos pues de nuestro pasado para recuperar nuestro  presente/ Recuperemos nuestro presente 5in duda, el presente es nuestro principal BactivoC y lo es porque nos pertenece  plenamente. Es cierto que a veces hay circunstancias que no favorecen un presente c!modo,  pero no por ello vamos a renunciar a Hl. En muchas ocasiones, cuando volvemos la vista atrKs, vemos como algunos acontecimientos, que entonces los vivimos con tristeJa y dificultad, fueron, por el contrario, cruciales en nuestras vidas. 2racias a ellos fuimos capaces de dar determinados pasos que, de otra forma, nunca hubieran ocurrido. )uando miramos desde la distancia, -con quH facilidad e#traemos las consecuencias de lo que vivimos/ Es como si todo se desplegara ante nosotros para ofrecernos la oportunidad de aprender. "or el contrario, -quH difícil nos resulta a veces ver lo evidente, lo que estK  pasando en esos momentos delante de nosotros, lo que estamos viviendo en presente/ L es difícil porque perdemos la objetividad, estamos demasiado metidos en la acci!n, no miramos con perspectiva. 'esulta curioso que caigamos continuamente en algo tan evidente. )on una facilidad digna de mejor fin nos sentimos una y otra veJ atrapados por alguna circunstancia que nos hace tambalearnos, que nos ciega hasta el e#tremo de creernos, de nuevo, que estamos ante un problema de difícil soluci!n. 3 veces son s!lo necesarias unas horas, incluso unos minutos, para que lo que veíamos negro y oscuro apareJca nítido y claro pero; seguimos sin aprender, y en las siguientes horas ya estamos dispuestos a ver nuevos fantasmas en el horiJonte. N5in duda, Hste debe ser el origen de ese dicho popular que nos aconseja contar hasta dieJ antes de actuar.O (a verdad es que si  pensamos un poco veremos como continuamente hipotecamos nuestro presente. 'efle#ionemos, por ejemplo, con el tema de las vacaciones. os pasamos los meses esperando que lleguen las esperadas vacaciones mientras tanto, vivimos el día a día con esfuerJo, los momentos para disfrutar parecen ser mínimos, y s!lo nos alegra un poco el horiJonte la enso@aci!n de esos 6 días de descanso. )on abnegaci!n, y a veces con autHntica resignaci!n, vamos cumpliendo nuestras jornadas de trabajo o estudio, sin apenas disfrutarlas, como si el esfuerJo y la felicidad tuvieran que estar re@idos. 1odo lo hacemos en funci!n de las vacaciones, y así los días entre semana parecen ser un forJado peaje para llegar a los sKbados y domingos, únicos días Bque son nuestrosC, y que suponen un  parHntesis en ese largo y duro camino que tenemos que andar para alcanJar las vacaciones del a@o. G"ero quH pasa cuando llegan las vacacionesI (as e#pectativas difícilmente se cumplen, han sido demasiados meses so@ando y, con frecuencia, la realidad no se corresponde con los sue@os pero incluso en los casos en que todo va saliendo bien, llega un momento en que nos empeJamos a BentristecenC, que ya no disfrutamos tanto, porque empeJamos a pensar que; las vacaciones se terminan. En lugar de disfrutar de los días que nos quedan empeJamos a imaginar que pronto volveremos al trabajo, a la rutina, al esfuerJo y que ya s!lo nos faltan B#C días, que nos queda todo un a@o por delante antes de tener otras vacaciones largas. En definitiva, que los últimos días los pasamos como los domingos  por la tarde, con el síndrome del lunes, sin disfrutar, y con frecuencia con nostalgia, cuando no con rabia. oraleja: si vivimos el presente pensando en el futuro, y cuando llega el futuro rKpidamente lo sentimos como pasado, volveremos a no vivir el presente; y nos hipotecaremos hasta el siguiente verano, donde empeJaremos de nuevo con ese desesperante engranaje, en el que rechinan todas las pieJas. 3nte estas refle#iones, algunas  personas creerKn que no diríamos eso Bsi nos tocase vivir su cruda realidadC. "ero sea cual sea la realidad, lo cierto es que podemos conseguir Bvivirla a nuestra maneraC, siendo

due@os de nuestros pensamientos. )uando llegamos a ese punto, en que nos adue@amos de lo que pasa por nuestra mente, de verdad que no hay realidad que no podamos mejorarla internamente.  2a o+servaci$n de lo que ocurre a nuestro alrededor, como siempre, ser5 la mejor forma de aprender Si nos esfor.amos por mirar y refle;ionar so+re lo que vemos, nos daremos cuenta de que la gente es feli. o infeli., no por lo que le pasa, sino por como se toma su vida6 ace unos días me mandaron por correo electr!nico una supuesta carta que 2arcía $KrqueJ había escrito a sus amigos al saberse cercano a la muerte. 7e ser cierto, era un ejemplo de sensibilidad y sabiduría. 3 travHs de esas líneas, llenas de emoci!n, nos resultaba fKcil imaginarnos c!mo 2arcía $KrqueJ estaba viviendo estos momentos para Hl, cada día es un regalo que intenta aprovechar y disfrutar al mK#imo. o estK esperando a que llegue el pr!#imo verano, est5 disfrutando cada instante de su presente' En uno de los múltiples libros de autoayuda que, por mi profesi!n, he leído había un ejercicio que me  pareci! especialmente útil, aunque difícil de llevar a la prKctica. El autor, en este caso con  bastante sentido, nos decía que para intentar vivir con mKs plenitud y optimismo, BviviHsemos cada día como si fuera el último de nuestra vidaC. o es un drama, todos somos conscientes de la cantidad de tiempo que tiramos sin vivirlo, dejKndolo pasar, como si el tiempo fuera infinito, como si nos perteneciera la eternidad. 'ecuperar el presente significa en muchos casos empeJar a vivir en otros, para recuperarlo de verdad, tendremos que liberarnos de una especie de secuestro o secuestrador que, sin darnos cuenta, nos estK robando nuestra vida. En cualquier circunstancia, recuperar el presente serK el mejor regalo que siempre podamos hacernos. 2No m3s su#rimientos in0tiles4 25a est3 !ien de su#rir4 5iempre es doloroso ver sufrir a las personas que hay a nuestro alrededor, pero resulta un drama cuando los que sufren son j!venes que, teniendo toda la vida por delante, parecen convencidos que de para ellos ya no hay futuro. )uando te has pasado toda la vida estudiando, con la ilusi!n de poder llegar a ser mHdico, ingeniero, arquitecto, químico; o lo que sea, y de repente te dicen que no puedes estudiar lo que tú quieres, porque no te llega la nota, porque no has aprobado la selectividad, o por las miles de raJones que la raJ!n no alcanJa a comprender, -parece que el mundo se te cae encima/ )uando por fin, despuHs de mKs de veinte a@os de esfuerJo y sacrificios, acabas tu formaci!n y, despuHs de dos o tres a@os de incesante búsqueda, te encuentras con que es imposible encontrar trabajo en tu Krea, tambiHn -se te cae el mundo encima/ )uando despuHs de un accidente te quedas minusvKlido o se te ha muerto tu ser mKs querido, igual. En todos estos casos podríamos argumentar que es imposible no sufrir, y es cierto, pero, por favor, no nos sumerjamos y nos anclemos sin retorno en ese sufrimiento. Es injusto e inútil.  El caso de &iriam $iriam se había pasado la vida, desde los cuatro a@os, practicando su deporte favorito. abía conseguido ser una deportista de elite, de las que Bse quitanC todos los días varias horas de su vida para Bllegar a lo mKs altoC. 3l cabo de muchos a@os de esfuerJo y sacrificio, había conseguido figurar entre las mejores especialistas de nuestro país, pero cuando por fin parecía que iba a recoger los frutos de tanta dedicaci!n se produjo una lesi!n que le impidi! no s!lo volver a la competici!n, sino que la dej! inútil para cualquier otro tipo de deporte. $iriam se qued! -hundida en la miseria/ 1odo su mundo había girado en torno al deporte los estudios se habían resentido hasta llegar a tirar por la borda la  posibilidad de hacer una carrera universitaria su círculo de amigos era muy e#iguo y se

circunscribía al Kmbito deportivo, sus alegrías parecían haber muerto con su lesi!n.  o podía e#tra@amos que $iriam pensara que no tenía futuro. (a dedicaci!n e#traordinaria a esa actividad deportiva había afectado al resto de las Kreas y facetas de su vida. 1eníamos ante nosotros a una joven tímida, asustada, insegura, resentida con la humanidad y con una crisis depresiva importante: incapaJ de ver algo positivo. )ontinuamente se repetía que ya no volvería a ser feli., que su vida ha+ía terminado, que no era justo aca+ar de esa manera despu%s de tanto esfuer.o6 $iriam estaba acostumbrada a sufrir, llevaba a@os sufriendo con el deporte esforJKndose por conseguir nuevas metas, intentando acallar el dolor de sus huesos ante tanto entrenamiento, resignKndose cuando sus actuaciones no conseguían el premio esperado. $iriam se había pasado muchos fines de semana intentando recuperar el tiempo que le robaba diariamente a sus estudios, sin salir como el resto de sus compa@eros, con un desarrollo corporal muy por debajo de las ni@as de su edad, a consecuencia de la medicaci!n que le hacían tomar para rendir mKs, para no  perder la fle#ibilidad de sus movimientos; $iriam no era como el resto de las ni@as, pero, como ella nos decía: BEl deporte me compensaba todo.C )uando ya no pudo practicar ese deporte, cuando sus huesos no quisieron seguir en esa lucha, a veces contra la propia naturaleJa, $iriam Bse había rotoC. (os adolescentes y los j!venes viven todo con la intensidad, profundidad y radicalidad que les da su edad. $iriam se había lanJado a una carrera de sufrimiento continuo y permanente. ada parecía hacerla reaccionar, aunque había algo que podíamos volver a su favor: su capacidad para esforJarse, para luchar, para vencer los obstKculos y las dificultades. 5u resistencia era infranqueable, pero poco a poco empeJ! a dejar que emergiera la persona luchadora que llevaba dentro, primero para quejarse y quejarse, pero luego para poner sus energías al servicio de un objetivo mKs útil: recuperar su alegría, sus ganas de vivir, de pasarlo bien, pero, sobre todo, recuperarse a sí misma. $iriam entendi! que, tarde o temprano, su carrera deportiva habría llegado a su fin y, en ese momento, con varios a@os encima, seguramente le hubiera resultado mKs difícil integrarse en la vida normal de las personas de su edad. "or supuesto que compartimos con ella que su lesi!n había sido una canallada, pero quejKndose lo único que conseguiría era abrir otras heridas, las de la mente, como ella decía, y precisamente las mKs difíciles de curar. "or el contrario, había empeJado a disfrutar de -tiempo para ella/ aunque al principio no le apetecía nada, al cabo de unas semanas empeJ! a salir, muy tímidamente las primeras veces, pero con alegría y BasombroC despuHs. o tard! mucho tiempo en darse cuenta de todo lo que se estaba perdiendo, del regalo que suponía poder disponer de esas horas que ella dedicaba al deporte, de los amigos nuevos que estaba conociendo. 1uvimos que trabajar casi todas las Kreas: autocontrol, comunicaci!n, habilidades sociales, asertividad Nautoafirmaci!n, seguridad en sí mismaO, proactividad Npasar de la reacci!n a la acci!nO;,  pero -mereci! la pena/ "ara $iriam siempre serK un duro golpe pensar en lo que podría haber logrado y, sin embargo, el punto donde lesi!n la fren! en seco. )on la tenacidad que había demostrado en el deporte, consigui! dejar de pensar continuamente en esa pHrdida, y lleg! un momento en que por fin volvi! a sonreír. o es la primera veJ que he atendido casos de chicos o chicas, deportistas de elite, que habían conseguido triunfar en una faceta muy especial, pero a costa del resto de las Kreas de su vida. 3dolescentes y j!venes que hacían una vida de e#traterrestres, y que al final sufrían las consecuencias. El sufrimiento e#tremo de estos chicos, el estrHs que genera la competici!n, la dedicaci!n en cuerpo y alma a su deporte, los cambios hormonales que padecen;, siempre hace que me cuestione la utilidad de esta BcarreraC paralela, que les lleva muchas veces a la BcunetaC de la vida real. 1ermino con este apartado con una refle#i!n evidente:

 !l sufrimiento in0til siempre es doloroso, pero resulta insufri+le cuando lo ves 3provocado4 en la figura de un Aprendamos a iir el presente sin los condicionantes ne6atios de nuestro pasado7 /8o9 es el ma:ana del a9er1 Ssta es la tarea mKs complicada, entre otras cosas, porque para liberarnos de los condicionantes negativos de nuestro pasado primero tendremos que ser conscientes de la cantidad de pensamientos y creencias que, en este momento BpresenteC de nuestras vidas, aún nos siguen condicionando. na de las mayores ingenuidades que cometemos los adultos es creernos que somos Bdue@os de nosotros mismosC, cuando la realidad es que una  parte importante de nuestras conductas estK BautomatiJadaC es decir, las hacemos sin darnos cuenta, como si fuHramos peque@os robots que repetimos lo que tenemos grabado. El ser humano va grabando en su cerebro, que actúa como una especie de disco duro, todo lo que va viviendo. "untualmente quedan registrados todos los acontecimientos que le han ocurrido, los sentimientos que le han generado, las emociones que ha sentido Nlas alegrías o tristeJas que ha e#perimentadoO;, absolutamente todo. )uando los acontecimientos tienden a repetirse, la persona empieJa a actuar de forma mecKnica, su cerebro BbuscaC hechos parecidos en su pasado y, cuando los encuentra, desencadena de inmediato las emociones que sinti! en aquellos momentos y tiende a repetir las conductas de entonces.  o estamos hablando del determinismo ni de la falta de libertad de las personas no nos confundamos, estamos hablando del comportamiento humano. En ningún momento negamos la capacidad de elegir libremente, pero no podemos obviar como esa Belecci!nC la mayoría de las veces no se ha producido, simplemente se ha BreproducidoC una conducta ya vivida, que estaba unida a un hecho y a una emoci!n que ocurrieron en el pasado, y que quedaron registrados en nuestro cerebro. n ejemplo típico nos ayudarK a entender fKcilmente lo que puede parecer un BgalimatíasC. Fayamos al mundo de los estudios cuando yo estudiaba bachillerato en mí colegio no había )4, por lo que todas las alumnas Nera de chicasO, nos disgregKbamos y hacíamos este curso en diferentes centros. Lo lo hice en un instituto adscrito a la )omplutense. inguna de mis antiguas compa@eras había terminado en este centro, pero esto no me pareci! un obstKculo importante, pues era un curso de transici!n y en esas edades te apetece conocer a gente nueva. "or otra parte, nunca había tenido dificultades para establecer nuevas relaciones, así que me las prometía tan felices. (o que entonces ignoraba, ingenua de mí, era que no tenía demasiadas defensas  para enfrentarme a determinados BcatedrKticosC, que entonces imperaban como mandatarios absolutistas de sus reducidos, pero fuertes BreinosC. EmpeJ! el curso y me dispuse a pasKrmelo lo mejor posible, una de las finalidades que siempre he creído que han de tener los estudiantes para mí, estudiar siempre ha estado unido a una etapa en que disfrutabas de un ambiente de alegría, compa@erismo y buen humor. "ero no contaba yo con la trayectoria y las conductas ancladas del mencionado catedrKtico. (a media de aprobados de este profesor no solía sobrepasar el cuatro por ciento ni que decir tiene que las alumnas del instituto Bde toda la vidaC apenas estaban en su clase, pues obviaban coger su asignatura allí estKbamos las BnovatasC, que ingenuamente habíamos elegido su materia. 7espuHs de los primeros días de clase, la mayoría nos dimos cuenta de que Blo íbamos a pasar muy mal para aprobarC. 3demKs, era dificilísimo adaptarse a la forma de dar clase de esta persona, por lo que no tendríamos mKs remedio que BapechugarC y estudiar sin descanso, con una intensidad que yo desde luego no volví a tener, ni siquiera en los a@os de carrera, donde, afortunadamente, no volví a encontrarme un profesor con ese nivel de e#igencias. 1odo este preKmbulo es para que nos situemos fKcilmente en el cúmulo

de conductas automatiJadas que se generaron en la mayoría de nosotras. na veJ que vimos la tasa de aprobados de nuestro insigne profesor, las alumnas BaprendimosC a estudiar con bastante ansiedad esta materia, y BaprendimosC tambiHn a responder de una forma determinada antes, durante y despuHs de los e#Kmenes. n grupo de alumnas decidi! que ellas BpasabanC de la asignatura y directamente la dejaban para septiembre. 4tro grupo estudiaba con un nivel de dedicaci!n y esfuerJo, seguramente merecedor de mejor causa, que les dejaba Be#haustasC y al borde del Bataque de nerviosC en los e#Kmenes eran las alumnas que se quedaban Bsin colorC el día de los e#Kmenes, que se les salía el coraJ!n del  pecho y que empeJaban a sudar y a ir al servicio sin poder parar esas manifestaciones fisiol!gicas hasta terminar los e#Kmenes, y había un tercer grupo de alumnas que intentKbamos estudiar lo que podíamos, que desde luego no lo pasKbamos bien en los e#Kmenes, pero que no llegKbamos al nivel de pHrdida de control de muchas de nuestras compa@eras. 7espuHs del primer e#amen las conductas que mostrKbamos eran BaprendidasC y bastante BautomatiJadasC. 6ncluso en d transcurso de las clases, muchas alumnas habían BaprendidoC a Bestar en viloC, casi ni se atrevían a respirar, ante la  posibilidad de que nuestro augusto profesor optase ese día por preguntar de BsorpresaC a la clase, en lugar de disertar sin rumbo, que era su entretenimiento favorito. 5i lo pensamos con detenimiento, muchos reconoceremos conductas parecidas en nosotros. (os ejemplos  pueden ser múltiples con determinados amigos tendemos a comportarnos de una forma especial lo mismo nos puede ocurrir con algunos compa@eros, con el jefe de turno, con el BpesadoC que siempre hay en nuestro entorno, con la persona generosa que casi todos conocemos; En definitiva, y volviendo al principio de la disertaci!n, nuestro cerebro siempre, ante la situaci!n que en ese instante estemos viviendo, BrastreaC en nuestro pasado  buscando situaciones similares, y tiende a provocarnos la emoci!n que entonces sentimos. Ese mecanismo hace que, sin darnos cuenta, BtendamosC a actuar de la misma forma que lo hicimos anta@o y, en consecuencia, volvamos a sentir emociones parecidas. 6maginHmonos que hemos sufrido una humillaci!n por parte de alguna de esas personas que, de forma  bastante enfermiJa, parecen disfrutar vejando a la gente, GquH creemos que sentiremos la siguiente veJ que estemos delante de esa personaI 5eguramente, una emoci!n muy  parecida a la que tuvimos la veJ anterior. ay personas que aprenden a sentir rabia, coraje, desesperaci!n, impotencia, alegría, júbilo; ante determinados hechos o en presencia de algunas personas lo normal es que cuando vuelvan a producirse acontecimientos parecidos las emociones y los BpensamientosC que nos vengan a nuestra mente, en principio, sean muy BautomKticosC y, en consecuencia, poco racionales. uestro cerebro, ademKs, tiende a repetir con fuerte intensidad las últimas emociones, no las primeras. Eso e#plica el porquH, cuando hemos sentido ansiedad, angustia o incluso pKnico en una situaci!n concreta, al repetirse esa situaci!n lo primero que nos viene es la última emoci!n. 6maginHmonos a una  persona conduciendo sin ningún problema dieJ a@os, y de repente tiene un accidente importante la siguiente veJ que coja el coche su mente no estarK relajada, pensando en los dieJ a@os de conducci!n sin problemas, sino que revivirK alguna de las sensaciones últimas que sinti! antes, durante o inmediatamente despuHs del accidente. (o mKs reciente que hemos vivido es lo que mKs grabado estK en nuestra mente. 5i vamos cualquier noche a las urgencias de los hospitales veremos muchos casos de personas que acuden pensando que sufren un ataque al coraJ!n, una angina de pecho o una dolencia similar. n estudio mKs detallado nos mostrarK que algunas de estas personas BrepitenC peri!dicamente estas visitas, pensando que, de nuevo, estKn sufriendo una crisis importante. an aprendido a interpretar como peligrosos determinados síntomas, y ante situaciones parecidas de nuevo

reviven ese conjunto de sensaciones que les parecen peligrosísimas y les empujan a visitar otra veJ las instalaciones hospitalarias. 3sí empeJaron muchos casos de personas que, en su día, se acostumbraron a tomar un determinado ansiolítico o antidepresivo, para BpaliarC estas crisis, y al cabo de los a@os se encuentran totalmente BenganchadosC y sin posibilidad aparente de librarse de esa medicaci!n. (a causa, de nuevo, no hay que buscarla en la situaci!n en sí, sino en los pensamientos que la persona se repite, de forma continua, ante esos acontecimientos. Esos pensamientos, como ya hemos indicado en numerosas ocasiones, son los únicos responsables de esos dramas que parecen atenaJarles y que merman la capacidad de elecci!n del ser humano. En definitiva, no se trata de pasarnos la vida BbuceandoC en nuestro interior, en un intento casi desesperado por localiJar esos  pensamientos automKticos, que parecen dirigir nuestra e#istencia. "ero sí conviene hacerlo cuando nos encontremos mal, cuando empecemos a sentir ansiedad, insatisfacci!n, disgusto, apatía, desconsuelo, rabia, impotencia;  o tiene sentido que nos sintamos mal 3autom5ticamente4 por el simple hecho de que una escena se pare.ca a otra anterior que hemos vivido, y que nuestro cere+ro, en su momento, la recogi$ y gra+$ como escena negativa, pero lo cierto es que así funcionamos ha+itualmente6 Es importante que recuperemos el control BvoluntarioC de nuestros pensamientos en esos momentos negativos, porque eso nos conducirK al control de nuestras conductas y, lo que es mKs importante, al control de nuestras emociones. GDuH creemos que le pasa a la persona  bulímica cuando se provoca un v!mitoI (a mayoría de las veces lo hace diciHndose a sí misma que es la última veJ que lo va a hacer, pero que en ese momento no puede evitarlo,  pues se siente muy inc!moda, con una sensaci!n de empacho, ya que le sale la comida por las orejas. "or desgracia, la siguiente veJ que le ocurra algo parecido, de nuevo su cerebro le jugarK una mala pasada, la llevarK a la situaci!n anterior, y ella volverK a repetir la misma escena, diciHndose a sí misma Bque serK la última veJ;C. GEsta persona, de verdad, actúa con total libertad en esos momentos, o su conducta se encuentra muy condicionada por hechos o situaciones parecidos que ha vivido anteriormenteI 3lgo similar le ocurre a la  persona que estK intentando dejar de beber, o de fumar, o de gastar menos;, siempre la misma cantinela, siempre la misma jugada por parte de su cerebro. GDuH nos dicen esas  personas que se BdisparanC ante determinadas situaciones y provocan una bronca o una escena desagradableI 5u argumento, tanto si son adolescentes o BadultosC, suele ser que en esos momentos tienen un BprontoC que les es imposible controlar en el mejor de los casos  piden disculpas, aunque no prometen que no vaya a suceder en un futuro, pero en muchas ocasiones se [enga@an a sí mismos, y e#igen, como única soluci!n, que el resto cambie su actuaci!n, pues de lo contrario ellos no tendrKn mKs remedio que volver a actuar de la misma i forma. En esos casos, de nuevo, la causa de su falta de control no hay que buscarla en los hechos en sí mismos, sino en las frases, en los pensamientos que esas personas se estKn diciendo, a consecuencia de esos acontecimientos. 5i alguien se repite sin cesar, BEsto es intolerable, me estKn agrediendo de forma injusta, -c!mo voy a consentir algo así.+;C, difícilmente se termina controlando, sobre todo cuando en otras ocasiones ya tiene el  precedente de que Hl BsaltaC, en cuanto empieJa a decirse a sí mismo cosas parecidas. GDuH hacer entoncesI (o primero es que, en esas ocasiones de falta de control o cuando nos encontramos mal, aprendamos a ser conscientes de nuestros pensamientos, para poder confrontarlos con la realidad y sustituirlos por otros mKs objetivos pero si cuando nos damos cuenta vemos que ya estamos muy BdisparadosC, al menos seamos capaces de cortarlos y reemplaJarlos por otros mKs neutros, que nos ayuden a salir de esa especie de

 poJo sin fondo en que nos metemos. Famos a intentar ilustrar el procedimiento siguiendo el caso de $iguel.  El caso de &iguel   uestro protagonista era lo que, eufemísticamente, se considera Bun ni@o de papKC. 3  punto de cumplir =0 a@os, $iguel se consideraba una persona solitaria, llena de contradicciones, incapaJ de llevar una e#istencia mínimamente normaliJada, harto de sí mismo, de su familia, de sus compa@eros de trabajo y de BmuchosC de sus BpocosC amigos. 5u historia estaba plagada de fracasos, abandonos y, quiJK como elemento causante del resto, de sobreprotecci!n. 5us padres eran muy dispares Ben todoC su convivencia había sido un continuo caos que habían padecido los tres hermanos, pero a diferencia de $iguel, que era el peque@o, su hermana mayor y su hermano mediano, aunque recordaban con tristeJa su infancia, habían conseguido, a pesar de todo, llevar una vida muy normal. 3mbos tenían dos buenos trabajos y eran unos profesionales bastante competentes. 3 nivel familiar, estaban casados, con uno y dos hijos respectivamente y, salvo los típicos desencantos, disfrutaban de una relaci!n afectiva estable. $iguel, por el contrario, nunca había llegado a terminar ninguna carrera, aunque había empeJado dos distintas, y laboralmente no parecía encontrar Bsu sitioC en ninguna empresa. 'astreando vimos que Hl había vivido algunas circunstancias diferentes a sus las de dos hermanos. 5u madre se qued! embaraJada de $iguel cuando la pareja había decidido ya separarse, pero en uno de esos momentos de Bacercamiento o desesperaci!nC, cuando menos se lo esperaban, lleg! el tercer embaraJo. (os padres de $iguel deciden volverlo a intentar y, de hecho, no se separaron hasta veinte a@os despuHs. 3mbos se sintieron pronto muy culpables, al pensar que $iguel viviría desde peque@o el horror quH suponía su convivencia y, como reacci!n, cada uno a su manera lo sobreprotegi! hasta el e#tremo de que hicieron de Hl un Bni@o mantequillaC. )ontinuamente parecía estar enfermo, faltaba a clase con mucha asiduidad, le daban todos los caprichos, le perdonaban todas sus muestras de egoísmo y falta de control y, sin quererlo, hicieron de Hl una persona tirana y manipuladora, acostumbrada a tratar mal a todos los que había a su alrededor. $iguel se había convertido en un chico insatisfecho,  poco solidario, apKtico, dispuesto a abandonar cualquier situaci!n que requiriera esfuerJo, acostumbrado a mentir de forma compulsiva, como mHtodo de justificar lo injustificable, y en permanente lucha con todo lo que le rodeaba. )uando lo conocimos aún vivía con su  padre, le habían echado del último trabajo que, como los anteriores, le había buscado y  proporcionado su padre le acababa de dejar su novia y sus amigos Bpasaban de HlC. 5u madre, desde hacía tiempo, no quería Bni verloC. "ensaba que toda la culpa la tenía su e# marido, pues había sido un ejemplo BinfernalC para su hijo. $iguel no parecía echar de menos la falta de contacto con su madre, y s!lo acudía a ella cuando quería alguna cosa concreta, normalmente dinero e#tra o algún capricho especial. 5u padre se sentía totalmente desbordado. -La no le quedaban amigos que quisieran proporcionarle trabajo a su hijo, ni aunque Hl se lo pagara/ 5us hermanos vivían la situaci!n con distancia, les apenaba la realidad de $iguel, pero sentían que poco podían hacer, ya que su hermano siempre había ido Ba su bolaC y no les había hecho el mínimo caso. 3demKs, últimamente $iguel se mostraba muy agresivo con ellos, y los culpaba de que no le hubieran apoyado de peque@o y no le hubieran ayudado a estudiar. 7ecía: BEllos bien que se apoyaban entre sí, pero a mí que me partiese un rayo en realidad, debían de tenerme celos o envidia, porque yo era el  [email protected] "or supuesto que para $iguel todos sus fracasos en el mundo laboral habían sido producidos por los impresentables de sus jefes, o por los compa@eros imposibles, y llenos tambiHn de envidia, que había tenido. En ningún momento se planteaba que Hl

 pudiera haber hecho algo mal según $iguel, B(a gente no sabe trabajar y no admite nuevas ideas, estKn todos aborregados y son unos pelotas indecentesC. 5u e# novia tampoco se libraba de sus reproches. Sl sentía que le había dejado porque Bo soy ingeniero, ni tengo una mierda de mKster hecho en Estados nidosC, "or supuesto que no había venido al  psic!logo a petici!n propia, sino porque Bal idiota de su padre de nuevo fe han lavado el coco y pretende que me arreglen fuera lo que Hl toda su vida lleva fastidiKndome dentro serK porque no sabe c!mo tirar el dinero, porque de peque@o ya me llev! a tres psic!logos diferentes, que lo único que hacían era intentar ganarse mi confianJa y caerme bienC. )on estos antecedentes, la verdad es que el caso de $iguel era todo un reto. na de las primeras decisiones que tomamos, despuHs de la primera entrevista con Hl, la de no volverle a ver hasta que hubiHramos trabajado previamente con sus padres, especialmente con su padre  ecesitKbamos entrenarles en c!mo tratar a una persona de las características de $iguel. 5u  padre no salía de su asombro al principio le costaba entender que no tenía por quH aguantar  las escenas que $iguel organiJaba en casa, ni seguirle dando dinero, con casi treinta a@os ni soportar las broncas que siempre montaba cuando iban cualquiera de sus hermanos, ni las guerras que se traía con la persona que trabajase en casa, fuese quien fuese, pues en los últimos dos a@os habían circulado cuatro personas. "oco a poco fue comprendiendo que difícilmente $iguel actuaría como un adulto si le seguíamos tratando como un ni@o, al que Hl consentía todo, entre otras cosas, por la culpabilidad que había sentido desde el mismo momento en que se enter! de que este ni@o venía al mundo. "odemos imaginarnos fKcilmente las escenas que $iguel le mont! a su padre en cuanto vio el cambio de actitud de Hste intent! romper por todos los medios la incipiente seguridad y resoluci!n que  parecía mostrar su progenitor. 3fortunadamente, y con el apoyo absoluto de sus hermanos, su padre empeJ! a darse cuenta de que ese era el único camino, y cada veJ mostr! un comportamiento y una actitud mKs Bmadura y adultaC con $iguel. )uando $iguel volvi! a consulta, venía con toda la agresividad que puede desarrollar una persona de sus características, muy poco acostumbrado ademKs a controlarse. Evidentemente, las primeras sesiones fueron un pulso permanente por su parte para intentar que yo cambiase las orientaciones que le facilitaba a su familia, y que le habían llevado Ba la ruina econ!micaC, Bno tengo ni para tabaco, -quH demonios pretendes, que me sumerja en el mundo de la droga para pagarme mis cosas/C. 3fortunadamente, $iguel Bno era tontoC y pronto comprendi! que esos chantajes no le funcionaban conmigo antes bien, me reía bastante y le decía que si quería actuar como un adolescente yo le trataría como tal. (a realidad es que hoy apenas veo a $iguel una o dos veces al a@o, para ver c!mo sigue todo, y tenemos una  buena relaci!n, estoy convencida de que incluso siente afecto por mí. $iguel empeJ! a vivir el presente, sin condicionantes de su pasado, cuando acept! que le correspondía + Hl, y s!lo a Hl, la tarea de rehacer su vida. (e cost! entender que no había culpables, sino situaciones y circunstancias que habían producido determinados hechos que cada uno había actuado lo mejor que había podido y que ahora, en su momento presente, que era el que realmente tenía, podía por fin poner orden entre tanto caos, y sacar BpartidoC a la  persona, sin duda inteligente, que llevaba dentro. na de mis frases favoritas por aquel entonces era: B$iguel, si conseguimos poner tu cerebro a tu favor, con la imaginaci!n y la agilidad mental que tienes, pronto verKs los resultados pero si sigues poniHndolo en tu contra, no hace falta que analices c!mo estKs, basta con que cierres los ojos y te mires por dentro unos segundos.C 3l principio, para que $iguel se diera cuenta de que su mente no  paraba de decirle cosas negativas, que lo único que le creaban era insatisfacci!n y conflictos, hicimos múltiples registros. $iguel apuntaba literalmente, cada veJ que se

sentía mal, quH día y hora era d!nde estaba, con quiHn y quH haría quH sensaciones físicas o fisiol!gicas sentía y, lo que era mKs importante, quH estaba pensando en esos momentos. "oco a poco se fue haciendo un e#perto en detectar sus pensamientos al cabo de unas semanas veía perfectamente la relaci!n entre lo que pensaba y lo que sentía, y a los dos meses ya era capaJ de BcontrolarC parte de sus pensamientos irracionales. 3ún le cost! tiempo cambiar algunos de los hKbitos que mKs arraigo tenían en su vida, como el de echar la culpa a los demKs ante cualquier contratiempo, o controlar sus conductas impulsivas o agresivas. 3 los seis meses ya fue capaJ de vivir de forma independiente. "or fin había conseguido un trabajo por sí mismo, y la verdad es que pronto aprendi! c!mo arreglKrselas con las tareas domHsticas. os cost! mKs desarrollar sus habilidades interpersonales pues no estaba acostumbrado a dialogar en Hl todo había sido mandar, imponer y e#igir. "ero se termin! gustando mucho mKs a sí mismo cuando aprendi! a ponerse en el lugar de los demKs. EmpeJ! a hacer algunos cursos, que le permitieron mejorar de forma significativa sus condiciones laborales. $iguel, en cuanto cambi! su disposici!n, aprendi! rKpidamente. 3ún tuvo dos o tres ocasiones en las que Bmeti! la pataC claramente con sus compa@eros, al no controlar la vena de BdictadorC que llevaba dentro pero al día siguiente ya había sido capaJ de pedir disculpas y ademKs, lo había hecho con una actitud absolutamente dialogante y sin prepotencia. oy $iguel sí estK viviendo su presente y, ademKs, como hemos comentado muchas veces, lo estK haciendo en mejores condiciones que la mayoría de las personas que lo rodean, pues Hstas no han tenido la ocasi!n de entrenarse en el control de sus vidas, por lo que carecen de muchos de los recursos y habilidades que Hl ha desarrollado. 5i alguna ventaja tiene un pasado difícil es que te da la oportunidad de desarrollar mKs competencias, mKs destreJas ante las situaciones presentes y futuras. $iguel supo e#traer los aprendiJajes de su pasado. Ese cambio de actitud le permiti! rescatar su presente: -abía cogido el camino acertado/ 7ener un pasado complicado no tiene por qu% ser igual a tener un presente sin futuro6 2Co.amos el camino acertado4 En muchas ocasiones el problema no consiste en coger un camino equivocado, sino en no ver ningún camino. ay momentos en los que el destino parece ponernos a prueba, -y de quH forma/ ace unos meses, un amigo, a raíJ de una situaci!n complicada que estaba viviendo, me dijo algo así como: B-La me contarKs tú quH ense@anJa se puede sacar de este desastre/C, y yo le contestH, con una sonrisa de complicidad: B-ombre, no me digas que no lo ves/C 5u siguiente e#presi!n no me parece muy apropiado reproducirla en un soporte escrito, pero nos la podemos imaginarQ una veJ soltado su BdesahogoC, de nuevo yo volví a la carga, esta veJ ya riHndome, y le dije: B-"ero no te das cuenta de que despuHs de esto cualquier cosa que te echen te parecerK una insignificancia/ G7e verdad no ves la oportunidad que estKs teniendo para que aprendas a no sentirse afectado, por mucho que un mentecato lo pretendaIC EstKbamos hablando de un tema laboral, le insistí en que BjugaseC a sorprender a su inmerecido jefe en la primera ocasi!n que se le presentase así, en lugar de enfadarse o sentirse consternado ante sus descalificaciones, le respondería con una amplia sonrisa, diciHndole aquello de BGalguna otra aportaci!n, o por hoy ya nos has iluminado bastanteIC esta respuesta no era agresiva considerando la superficialidad del BmandamKsC en cuesti!n no obstante, le sugerí otras respuestas Ba medidaC, en funci!n de su estado anímico y del ambiente imperante si se sentía muy dHbil, y creía que Bel horno no estaba para bollosC, siempre podría sonreír y hacer un gesto como diciendo -hay que ser insensato/ "ero eso sí, sin salir esa frase de su boca lo mK#imo que podía pasar es que el mencionado jefe le preguntara GquH quería decir con esa sonrisaI, a lo que Hl podría

responder: B-3h, pero estaba sonriendo/, -no me había dado cuenta, me sale esa sonrisa siempre que estoy especialmente atento/C 3 los tres días mi amigo estaba euf!rico, por  primera veJ había visto a su jefe desconcertado y nervioso Hste no había sabido c!mo debía tomar la actitud de su subordinado, pero lo que tuvo claro es que no había producido en Hl la tensi!n o el temor que esperaba, por lo que, de forma inesperada, cambi! de tema y empeJ! a mover e#ageradamente las piernas y las manos, a la veJ que se aceleraba en s discurso, y tomaba tal velocidad que todos creyeron que se terminaría asfi#iando en cualquier frase. $i amigo había cogido el camino acertado se dio cuenta de que cuando decidiera cambiar de empresa sería porque tenía otra opci!n mejor, no porque saliera huyendo por el primer incompetente que tuviese al lado. ay una regla clave: cuando no veas ning0n camino, no sigas mirando6 -"Krate/ )ierra los ojos, controla tu respiraci!n, intenta pensar en algo positivo y, cuando lo consigas, mira de nuevo y quiJK ya puedas ver  pero si aún no distingues nada, no te preocupes, porque seguro que estK ahí y lo único que quiere es darte una sorpresa vuelve a concentrarte en otra cosa, a ser posible que te traiga recuerdos agradables, intenta disfrutar de esas imKgenes y, cuando menos lo esperes, aparecerK lo que buscas. En casos e#tremos, en los que nos sentimos a punto de e#plotar, hagamos algún tipo de actividad física o deportiva en casa, siempre podemos hacer algo de gimnasia o bailar, actividades ambas saludables que nos ayudan a canaliJar esa energía que  parece ahogarnos. 5iempre hay un camino, aunque en ese momento pareJca escondido. 3lgo así parecía sentir 2onJalo.  El caso de 'on%alo  uestro protagonista era el típico joven que caía bien a todo el mundo. 1enía <0 a@os, era una persona sensible, culta, agradable, que sabía escuchar y que raJonaba con mucha sensateJ. )uando vimos a 2onJalo estaba pasando un mal momento. 1oda su vida había tenido bastante H#ito en los estudios no era de los primeros de la clase, pero siempre había aprobado sin demasiadas dificultades. 3l llegar a la universidad había decidido hacer una doble licenciatura y se había entregado a la tarea en cuerpo y alma. (os primeros resultados fueron muy negativos, pero 2onJalo sigui! porfiando, hasta que comprendi! que era inútil continuar. El segundo a@o había cambiado de carrera gracias a su buen Knimo rKpidamente había hecho buenos amigos en su nueva facultad, pero de nuevo los resultados fueron desalentadores. 2onJalo estaba desesperado por una parte sentía ganas de tirar la toalla,  pero por otra sabía que se arrepentiría si lo hacía, así que se debatía en medio de un aparente Bcallej!n sin salidaC. abía vivido los distintos suspensos como los mayores fracasos de su vida, de esta forma había conseguido aprender a tener miedo se había vuelto inseguro, incluso en sus relaciones personales, todos sus pensamientos eran catastrofistas y, aunque aún estaba dispuesto a intentarlo, la verdad es que -daba pena verle/ 7e poco  parecía servirle que sus padres estuviesen a su lado, que aún confiasen en Hl, que pudiera tener otras oportunidades. En primer lugar, tras mucha indecisi!n, por fin decidi! cambiar de carrera, pero lo hiJo con criterio minuciosamente habíamos analiJado su perfil, sus habilidades, recursos y competencias, de tal forma que las posibilidades de un nuevo fracaso eran mínimas. El siguiente paso era entrenarlo para controlar sus miedos y sus inseguridades. )on mucho trabajo consigui! empeJar a comprender que una persona no se vuelve BtontaC de un día para otro pero es cierto que se pueden cometer muchos errores cuando se estK tensa, nerviosa, inquieta, desmoraliJada, angustiada; 3 continuaci!n hicimos registros de sus conductas acadHmicas, lo que nos permiti! ver sus fallos y, en consecuencia, por d!nde debíamos empeJar para desarrollar sus habilidades intelectuales. 7escubrimos que los recursos que le habían servido para terminar el bachillerato ahora se

quedaban muy cortos ante los retos que planteaba su carrera. 1uvo que reforJar su forma de tomar apuntes, de estar atento de forma selectiva, de resumir lo mKs importante, de tener mKs comprensi!n en su lectura, de concentrarse en los elementos claves y;, tuvo que trabajar y mejorar mucho su autocontrol en los e#Kmenes. icimos muchas prKcticas de e#amen, intentKbamos reproducir las condiciones de la forma mKs fiel posible: el mismo tiempo límite, el mismo número y tipo de preguntas, una situaci!n de presi!n semejante; (os resultados se hirieron esperar al principio, 2onJalo no consigui! mejorar sus habilidades hasta que no adquiri! un buen control sobre sus pensamientos, hasta que no se quit! el Bmiedo de encimaC. na veJ convencido de que podía Bcontrolar sus nerviosC, los H#itos llegaron, y con ellos su tranquilidad. 2onJalo había estado a punto de abandonar la universidad y colocarse en algo que ni le gustaba ni tenía futuro pero en ese momento s!lo quería huir, pues no veía Bningún caminoC, ninguna posibilidad de reconducir sus últimos fracasos. Cuando perdemos la confian.a en nosotros mismos, toda nuestra vida se desmorona6 !n esos momentos resulta e;traordinariamente difícil reaccionar, pero es ahí cuando tenemos que luchar y no dejarnos llevar por la apatía, el desencanto, la triste.a, la falta de esperan.a, de ilusi$n', la ausencia de hori.ontes6 7esde fuera, lo mejor que podemos hacer con las personas que estKn en esa situaci!n es mostrar nuestra confianJa en sus  posibilidades, pero tambiHn nuestra determinaci!n en esa lucha interna que estKn viviendo,  para que no abandonen y no tiren la toalla. 4tro de los principios que dan buen resultado, en esas circunstancias, es obligarles a Bsalir de su esconditeC, que vuelvan a quedar con los amigos, a hacer deporte, a realiJar tareas, a darles peque@as obligaciones; en definitiva, a conectarlos otra veJ con el mundo, para que se den cuenta de que siguen teniendo un sitio y que, finalmente, terminarKn encontrando Bel camino acertadoC. 3 veces una recta no es el camino mKs corto cuando una persona se siente hundida o perdida. 3ntes de volver a caminar conviene que haga algunos Bejercicios previosC y, aunque no le apeteJca, le incitaremos a ello poniHndonos a su lado, para que termine recuperando Bsu forma física y  psíquicaC, y sea capaJ de conseguir que sus pasos sean de nuevo firmes y seguros. 2onJalo necesit! aprender de nuevo a estudiar, a coger apuntes, a separar lo importante de lo accesorio, a esquematiJar;, pero sobre todo necesit! aprender a controlar sus emociones, a sentirse de nuevo seguro y animado, a saber que podía volver a encontrar su camino, y que cuando lo hiciera, ya estaría preparado para seguir su traJado. 5alir con sus amigos, volver a montar en bicicleta, participar en las sobremesas, Bengancharse a todo aquello que antes le haría feliJC, fueron parte de las BmuletasC que 2onJalo utiliJ! antes de lanJarse a la BcarreraC. 'epetimos: siempre e#isten uno o varios caminos acertados, pero a veces necesitamos separarnos un poco del arcHn y alJar la vista para poderlos ver. "or supuesto que nuestro joven de veinte a@os termin! consiguiendo el H#ito que tanto anhelaba y se merecía, y lo consigui! cuando puso, entre otras cosas, su voluntad al servicio de su inteligencia, y no al revHs. 5on muchos los j!venes que fracasan cuando llegan a la universidad, y la verdad es que, en la mayoría de los casos, no tienen la culpa. (a responsabilidad es de un sistema educativo que no les ha preparado para enfrentarse a esas situaciones, a esos nuevos retos y dificultades. uestro equipo ya estK realiJando e#periencias muy positivas con diferentes grupos de estudiantes que estKn dando muy  buenos resultados. Esperamos que las instancias oficiales recojan Bel guanteC y asuman su responsabilidad en este campo, y pronto incluyan, dentro del curriculum acadHmico de nuestros estudiantes, una parte dedicada a prepararlos para la vida, a ense@arles c!mo desarrollar su inteligencia emocional. na veJ que hemos aprendido de nuestro pasado y

hemos conseguido recuperar nuestro presente, estaremos en las mejores condiciones para BconquistarC nuestro futuro. 2Con"uistemos nuestro #uturo4 B(a conquista del futuroC parece mKs el título de una película de ciencia ficci!n que una realidad a la que nos enfrentamos todas las personas. (o cierto es que el futuro, salvo que nos muriHsemos ahora mismo, Bnos vendrKC a todos, y llegarK con o sin nuestro consentimiento, estemos o no preparados para recibirlo muchos nos dirKn: B-)uidado,  puede ser tremendo si no lo hemos Ttrabajado TapocoT, si dejamos que nos pille de sorpresa/C 7e hecho, prepararse para el futuro es uno de los objetivos en los que se embarca media humanidad. 5i lo pensamos despacio, a la mayoría nos parecería raJonable que parte de nuestros esfuerJos se dirigiesen a BasegurarC nuestro futuro, pero la triste realidad es que parece difícil encontrar el Bpunto medioC. 3parentemente, hay personas demasiado despreocupadas hacia su futuro viven tan en su presente que dan la impresi!n que no hay otro tiempo verbal en sus vidas todo parece un despilfarro constante: de tiempo, de esfuerJos, de consumo; -Es como si el ma@ana no e#istiera para ellos/ "or el contrario, en nuestra sociedad occidental tambiHn hay un grupo muy importante de  personas que parecen vivir s!lo para preparar o asegurar su futuro. "ara ellas apenas hay resquicio en su presente, todo lo realiJan en aras i lo que BvendrK despuHsC. )on esta filosofía, muchos adolescentes y j!venes pasan por esa etapa de su vida como Bde  puntillasC, no ven mKs allK de los estudios que deben terminar, de los idiomas que tienen que hablar, de los e#pedientes brillantes que deben conseguir; 3lgo similar ocurre con muchos adultos, que sacrifican constantemente su vida en aras a ese piso que deben pagar, a ese coche nuevo que acaban de comprar, a esa segunda vivienda para el verano o como inversi!n, a esas obras que conviene hacer; y todo lo dejan para despuHs para cuando terminen la hipoteca, para cuando sus hijos acaben sus estudios, para cuando se independicen, para cuando creJcan sus nietos, para cuando engorde su plan de pensiones; En ese mundo suyo no hay lugar para las sorpresas, ni para los imprevistos, los accidentes o las enfermedades. ace poco, comentando la muerte de un conocido, alguien me dijo: B-DuH pena, ahora que ya le faltaba tan poco para empeJar a vivir/C $e callH, pero pensH: B-DuH pena de vida sin ser vivida/C o pretendo implantar una revoluci!n, nada mKs lejos de mi intenci!n, ni de mi edad, pero cada día veo mKs como una trampa mortal ese enfoque de vida en el que todo es Buna inversi!n para el futuroC. GDuiHn tiene comprado su futuroI, Gno serK mejor que vivamos, de verdad, con la mejor de las disposiciones, y con toda la alegría que seamos capaces de sentir nuestro presenteI L ello sin matar nuestro futuro, -por supuesto/ "odemos actuar raJonablemente para que nuestro futuro sea tan agradable como nuestro momento actual, pero no hay nada que justifique el que Bnos matemos o nos inmolemosC en nuestro presente para garantiJar un futuro que nadie nos puede asegurar.  2a mejor conquista del futuro es el día a día vivido con alegría, con +uen 5nimo, con esperan.a, con proyectos9 pero tam+i%n con realidades presentes, con ilusiones repartidas en cada esfuer.o, con una meta constante en nuestra vida: )ser todo lo felices que nuestra limitaci$n humana nos permita en cada momento na veJ BsituadosC es interesante que nos planteemos quH futuro queremos tener. (;u) #uturo "ueremos tener+ DuiJK pensemos que es una pregunta típica que debe formularse la gente joven, Gpero por quH s!lo la gente jovenI quH futuro queremos tener es algo que conviene que nos  planteemos a cualquier edad y con cierta frecuencia, pues nuestras e#pectativas deberKn adaptase a las distintas circunstancias por las que atraviese nuestra vida. Hay preguntas que

 parecen tan o+vias que muchas personas no se las formulan, y cometen uno de los mayores errores del ser humano: no cuestionarse lo que parece evidente y, en consecuencia, no refle;ionar so+re lo importante6 3 veces vivimos con tantas prisas y tensiones nuestro día a día que ni levantamos la vista para mirar el horiJonte y poder contemplar no s!lo por d!nde vamos, sino a d!nde queremos llegar. El ajetreo cotidiano se convierte así en una trampa trabajamos a destajo, nos dejamos todas las energías en superar Btodo lo que tenemos encimaC y, cuando nos queremos dar cuenta, nos encontramos en un lugar muy diferente al esperado.  El caso de (ori  (leg! un momento en que 7ori decidi! parar y plantearse quH futuro quería tener. En esos instantes pasaba ya de los A0 a@os, tenía una carrera universitaria, pero había empeJado como au#iliar en la administraci!n pública y así seguía + a@os despuHs su matrimonio iba bien tenía dos hijos majos, aunque en una edad terrible había conservado un grupo de amigosMas con los que se encontraba muy a gusto su situaci!n econ!mica no era boyante, pero vivían con cierto desahogo; pero 7ori no quería seguir de au#iliar el resto de su vida y, aunque no sentía una prisa enorme, tampoco le apetecía dar  el salto a la empresa privada, por lo que había decidido preparar las oposiciones al )uerpo de 2esti!n. asta aquí todo bastante típico y coherente lo que 7ori no había previsto era la reacci!n de su núcleo familiar. 5u marido acogi! esta noticia con ciertas reservas, diciHndole aquello de: B1ú sabrKs, pero no creo que te compense el esfuerJo que vas a hacer, porque -no  pretenderKs que nos metamos en mKs gastos/, GquiHn va a ayudar a "epe con sus deberes y quiHn va a llevar a los ni@os a las actividades e#traescolaresIC )uando aún no había salido de su asombro, 7ori se encontr! con una actitud bastante parecida por parte de su hijo "epe. Este, al principio, no lo e#presaba verbalmente, pero ponía una cara terrible ante los cambios cotidianos que le afectaban a Hl al cabo de dos semanas se plant! ante su madre y le dijo que no lo entendía, que por quH se empe@aba en estudiar a su edad y pasar menos tiempo con ellos, que le gustaban mKs las cosas como estaban antes, que se estaba volviendo egoísta al pensar s!lo en ella. 3fortunadamente, su hija reaccion! justo en el e#tremo contrario, y le dijo a su hermano que el egoísta era Hl y que mamK tenía derecho a decidir lo que quería hacer con su vida, que por quH no se quejaba de su padre, que siempre había hecho lo que quería y nunca se había sacrificado por ellos. 7ori se preguntaba si era l!gico lo que estaba ocurriendo en su familia. B(o único que he conseguido es que todos estHn divididos y yo me encuentro en medio, sin saber si tengo que tirar para adelante o dejarlo para mejor ocasi!n.C o fue fKcil empeJar a poner las cosas un poco darKs, y conseguir que 7ori no se sintiera en ese Bcallej!n sin salidaC, pero poco a poco los argumentos racionales se fueron imponiendo. 1rabajamos mucho con refle#iones como las siguientes: BGay alguna ley que diga que la madre y s!lo la madre es la única que se tiene que sacrificar siempreI, Gacaso estamos en un país islKmicoI 1us hijos tienen una oportunidad fantKstica para dar un poco de sí mismos, aprender a trabajar en equipo y elaborar recursos que les ayuden a superar estas peque@as dificultades si te dedicas el resto de tu vida a quitarles todas las piedras del camino, GquH pasarK cuando tengan que saltar ellos solos el primer obstKculoI 1ú tienes el derecho a elegir lo que quieres hacer, tienes el derecho a equivocarte Qque no es Hste el casoQ y tienes el derecho a emplear parte de tu tiempo en lo que decidas Qporque tú tambiHn eres due@a de tu tiempo, no les pertenece s!lo a los demKsQ tu marido tiene una ocasi!n de oro para estrechar los laJos con sus hijos, para darse cuenta de que tambiHn son suyos, para apoyarte a ti, como tú llevas haciHndolo con Hl desde que le conociste, para dejar de mirarse el ombligo y para empeJar 6 ver el mundo que

hay a dieJ centímetros de Hl;C )uando por fin 7ori parecía encontrarse mKs tranquila y con las ideas claras, le asalt! una última duda: BGL quH pasa si despuHs de tanto esfuerJo y sacrificio suspendo las oposicionesI, porque, ademKs, con las plaJas que han salido y la gente que se ha presentado -serK lo mKs probable/C $i respuesta, mKs o menos, fue: B"ues  pasarKs a formar parte de esa mayoría que ha suspendido, que se ha esforJado, en mayor o menor medida que ha vuelto a coger los libros que se han sentido mKs j!venes que se han ilusionado con un nuevo proyecto que han tenido la oportunidad de aprender otras cosas que ha conocido a gente maja, que tambiHn preparaba las mismas oposiciones, y que, de no ser por esta circunstancia, se lo habrían perdido que ha vuelto a recordar que a veces las metas dependen no s!lo del esfuerJo, sino tambiHn un poco de la suerte, pero que siempre merece la pena esforJarse, intentar conseguir ese futuro que queremos tener; y lo habremos hecho bien, si no nos arrepentimos del TpresenteT, si el esfuerJo ha ido unido a la satisfacci!n que teníamos cada día, si nuestro objetivo no era únicamente aprobar las oposiciones, sino aceptar que podíamos suspenderlas, y que aún en ese supuesto, -habría merecido la pena intentarlo/C 7esde el punto de vista profesional, 7ori no iba a perder nada, en todo caso podría optar a una plaJa de mayor cualificaci!n y, ademKs, habría adquirido nuevos conocimientos. 7esde la perspectiva familiar, sus hijos, ella y su marido  podrían desarrollar una convivencia mKs equilibrada, donde todos pusieran de su parte y aprendieran a ver las necesidades de los demKs en definitiva, donde se hicieran mKs BcompletosC, mKs BhumanosC. 7ori, finalmente, opt! por preparar sus oposiciones y dar un  paso adelante en ese futuro que ella quería tener. (a familia no se desmoron!, en absoluto, aunque el marido fue el que menos Bestuvo a la altura de las circunstanciasC ella, en ocasiones, disfrut! estudiando, y en otros momentos record! la ansiedad que se e#perimenta cuando estudias y parece que no Bse te queda nadaC, lo que le hiJo sentirse mKs cerca de sus hijos por supuesto que volvi! a tener algunas dudas sobre si merecía la  pena tanto esfuerJo, pero sigui! en su empe@o y, lo que es mKs importante, consigui! sentirse bastante bien cada día, aunque algunas jornadas terminase físicamente agotada. El resultado final era lo de menos lo importante para 7ori había sido recuperar su presente y saber que podía pensar quH futuro le gustaría tener. o aprob! las oposiciones en esa ocasi!n, pero no se desmoron!, sigui! viviendo cada día con la ilusi!n de sentirse bien, haciendo cosas que le gustaban, disfrutando y confiando en su persona. 3l final, a la tercera oportunidad, lo consigui!, pero entonces tuvo claro que, de haber aprobado la primera veJ, no hubiera desarrollado tantos recursos, ni una serie de habilidades de las que ahora se sentía tremendamente orgullosa. 7ori descubri! algo muy interesante: 3!l futuro +ien entendido est5 en el presente +ien vivido64 Aclaremos nuestras metas ay muchas personas que, desde su tierna infancia, parecían tener muy claros los objetivos de su vida. El problema suele llegar cuando, aparentemente, han alcanJado la meta final: GquH pasa entoncesI, Gpor quH muchas veces las cosas son tan diferentes a c!mo las imaginamosI na respuesta bastante sensata a estas preguntas es que difícilmente de  peque@os somos conscientes de nuestras limitaciones, y menos aún podemos tener un mínimo de objetividad que nos permita saber si las metas que nos proponemos son raJonables. 5in embargo, a veces nos empe@amos en BanclamosC en pensamientos infantiles y, sin darnos cuenta, no afrontamos con realismo la situaci!n actual. En esas ocasiones, con frecuencia nos sentimos hundidos, decepcionados, machacados, injustamente tratados por la vida y relegados o condenados al fracaso. o basta con saber cuKles son nuestras metas, es mKs importante que analicemos si son realistas.

 El caso de )aco "aco era y había sido toda su vida el típico Bempoll!nC. 5e había pasado su ni@eJ devorando libros mientras sus compa@eros jugaban, saltaban y corrían siempre se había mostrado retraído, y hasta algo hura@o, pero todos le miraban con asombro cuando intervenía en clase. (os deportes le parecían aburridos y la asignatura en que menos  brillaba era educaci!n física. "ara Hl, los fines de semana consistían en leer, leer, hacer ejercicios y volver a leer. 1ermin! su carrera de forma brillante, aunque con peores notas que las que Hl creía merecer, y con la finaliJaci!n de sus estudios acabaron sus Bdías de gloriaC. 1res a@os despuHs de haber finaliJado la carrera aún no había encontrado un trabajo Bacorde con sus intereses, motivaciones y e#igenciasC. El que no le parecía poco atrayente se le antojaba insuficiente, y el que le gustaba no se lo daban. o estaba dispuesto a cambiarse de ciudad, pues no quería perder las posibilidades culturales que tenía $adrid tampoco se planteaba hacer un trabajo que no fuese Be#actamenteC el que Hl había pensado y, por supuesto, no estaba dispuesto a hacer tareas u ocupaciones que le parecían denigrantes. )uando vino al despacho su pretensi!n era muy clara, quería que le entrenase en hacer entrevistas profesionales, ya que en todos los procesos selectivos que había realiJado era en la entrevista donde siempre le tiraban. na veJ e#presado su objetivo, se dedic! a Btirar por  tierraC a todas las empresas, directivos y personas que habían BosadoC no seleccionarle. "aco no se planteaba quH podría tener Hl que resultase tan poco conveniente para tantas  personas su argumento era justo el contrario: Gc!mo podía haber tanto incompetente decidiendo quiHn debía entrar en las empresasI Ssa era una pregunta que Hl mismo se hacía y se respondía diariamente. (a verdad es que no es sencillo trabajar con personas como "aco, porque les cuesta mucho reconocer que BalgoC suyo no es perfecto o, sencillamente, que deben adaptarse a las circunstancias que les rodean. uestro joven tenía que realiJar una difícil tarea previa: pensar c!mo era Hl, c!mo eran las personas que buscaban las empresas, en quH debía esforJarse, quH competencias tendría que desarrollar, quH aspectos suyos convendría modificar y quH metas debía redefinir o adaptar. El cambio no empeJ! a  producirse hasta que "aco no comprendi! que, en realidad, era una persona muy limitada, sin apenas habilidades sociales, tremendamente rígido e infle#ible, y fuera de la realidad.  uestro joven se dio cuenta de que poco conseguiría persistiendo en su actitud, que no  podía pasarse la vida protestando y viviendo Ba costaC de sus padres y que ya había llegado la hora de empeJar a remediar esta situaci!n. na de las primeras cosas que le e#igí a "aco es que dejara de BquejarseC, primero porque resultaba molesto escuchar continuamente sus quejas, pero, sobre todo, porque era una actitud inútil, ademKs de contraproducente para Hl. 1ambiHn entrenamos mucho a "aco para desarrollar su sentido del humor no fue fKcil cambiar su tono BcKustico y mordaJC por un humor mKs saludable, mKs transparente y mKs sociable. 4tra de las principales Kreas a desarrollar fue el control de sus pensamientos, que eran siempre negativos, pero que estaban tan automatiJados que "aco no era consciente de c!mo condicionaban su comportamiento. na veJ que ya había adquirido un autocontrol raJonable, y que empeJaba a reírse de sí mismo, se dio cuenta pronto de que en la actualidad las empresas buscan personas acostumbradas a trabajar en equipo, participativas, que sepan compartir, sociables; En consecuencia, si quería trabajar tendría que acercarse a ese perfil y llegar a sentirse c!modo con esa nueva forma de ser y actuar. En la fase final del aprendiJaje tuvimos que grabarle muchas veces a "aco en las entrevistas, pues aún mostraba un lenguaje verbal y corporal demasiado agresivo le cost!, pero aprendi! a relajarse, y le gust! tanto esa nueva faceta suya que dedic! gran parte de sus energías a

Brecuperar el tiempo perdidoC. "aco se dio cuenta de que no bastaba con tener las metas claras, sino que, ademKs, Hstas debían ser realistas. 3simismo, fue consciente de que los ni@os necesitan jugar con los amigos, aprender a defenderse, a reírse, a divertirse; y que es un aprendiJaje que ninguno debe saltarse comprendi! que los adultos necesitamos reírnos, buscar lo positivo de las situaciones, huir de las quejas permanentes y aprender a escuchar y mirar a nuestro alrededor. "aco consigui! un buen trabajo, pero, sobre todo, aprendi! a escuchar, a dialogar y a convivir a partir de ahí, según sus propias palabras, la vida le resulta mKs agradable y mKs divertida. (a historia de "aco puede ser un buen  preKmbulo para ayudarnos a definir nuestras ilusiones. De#inamos nuestras ilusiones 3lgo tan aparentemente sencillo puede resultar  desconocido o ine;plorado en muchas etapas de nuestra vida. G5!lo los ni@os tienen ilusionesI 5i fuera así, -quH pena de los adultos/ DuiJK Hste es uno de los grandes errores de nuestra sociedad BavanJadaC: perder las ilusiones es como perder la brújula si todo lo que nos queda es esfuerJo y trabajo,  personalmente BpasoC de este juego. )on frecuencia dejamos que nos confundan las supuestas Bobligaciones y responsabilidadesC de tal forma que nuestra vida parece limitarse a ellas. GDuH queremos decirI GDue cada uno s!lo debe hacer lo que le dH la ganaI "or supuesto que no, pero hemos de encontrar un equilibrio entre lo que debemos hacer, lo que queremos conseguir y lo que nos gustaría realiJar. +ligaciones sin ilusiones es como el viento sin aire que a.ota la tierra seca9 al final s$lo queda polvareda6 5i en nuestro horiJonte s!lo hay polvo y humo, difícilmente podemos ver los caminos, y menos aún las BmetasC. El esfuerJo es necesario, siempre que se dirija a un fin determinado de lo contrario, se convierte en energía inútil que termina por agotamos. (as ilusiones, en todos los momentos de nuestras vidas, deben constituir el eje que dH sentido a nuestros movimientos. Este preKmbulo tiene la intenci!n no de confundir, sino de Bhacemos refle#ionan. >#os hemos preguntado qu% les falta a las personas que se sienten infelices o agotadas, a las que nos dicen 3)ya no puedo m5s4, a los amigos que vemos ap5ticos y decaídos, a muchos ni"os 3de hoy4 que parecen 3estar a+urridos4, a tanta  gente 3mayor4 con los ojos sin +rillo?' >(u% nos falta cuando nos sentimos impotentes y  sin esperan.as?

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5in ilusiones perdemos la fuerJa que nos mueve, el tim!n que nos guía, el horiJonte que nos espera. "odemos perder la cartera, el paraguas, las llaves, hasta la ropa, pero no las ilusiones, porque entonces s!lo nos queda la desesperanJa. -El ser humano no puede vivir sin ilusiones/ "orque entonces su e#istencia s!lo es un cúmulo de obligaciones sin sentido, de esfuerJos malgastados, de falsas responsabilidades, de insatisfacciones permanentes;, de trampas constantes. G"or quH insisto tantoI "orque hay demasiada gente triste, demasiados ni@os perdidos, demasiados adultos confundidos, demasiadas personas sin esperanJa; -7emasiado peso a nuestras espaldas/ )uando pregunto a Besas personas infelicesC por quH se sienten tan insatisfechas con frecuencia contestan: B"orque ya no espero nadaC, B"orque no puedo mKsC, B"orque estoy agotadoMaC, B"orque no tengo esperanJa de que las cosas puedan cambiarC; Entonces suelo preguntarles: BGLa no tienes ilusionesIC, y me responden: Bace tiempo que las perdí.C GDuH estK fallando en nuestro sistema de vidaI G)!mo es posible que el <8 por ciento de la poblaci!n sufra tales niveles de estrHs que provoquen el 0 por ciento del absentismo laboralI G"or quH tienen tanto H#ito los cursos que organiJamos para combatir la ansiedad y el estrHsI GDuH busca la genteI GDuH esperan encontrarI; 5eguramente buscan lo que han perdido y, aunque en muchas ocasiones no sabrían definirlo, en realidad han perdido la ilusi!n. no de los  primeros aspectos que conviene trabajar, cuando se ha perdido la ilusi!n, es volver a encontrar nuestra misi!n, esa meta que justifica nuestros esfuerJos y da sentido a nuestra vida. 3 veces, de forma muy clara, el anKlisis nos dice que tenemos que crear nuevos objetivos porque los antiguos quedaron obsoletos sin embargo, con frecuencia ese anKlisis riguroso nos hace ver lo que ya no veíamos nos ayuda de nuevo a encontrar el sentido a nuestros esfuerJos y la utilidad a nuestro trabajo o sacrificio. 3l final, -todos tenemos una misi!n/ "orque el día que la persona no lo sienta así serK el principio de su desaliento. Entre los múltiples correos que te mandan los amigos a travHs de Bla redC hay uno que he conservado, de forma muy especial, porque me parece BútilC. 5e trata de uno de esos Bcuentos antiguosC que siguen tan vigentes hoy día.

14745 1EE$45 3 F656\

Jn cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colga+a a los e;tremos de un palo y que lleva+a encima de los hom+ros6 Jna de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conserva+a todo el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patr$n6 Pero cuando llega+a, la vasija rota s$lo tenía la mitad del agua6 &urante a"os esto fue así diariamente6 &esde luego, la vasija perfecta esta+a muy orgulloso de sus logros, pues se sa+ía perfecta para lo que fue creada6 Pero la vasija agrietada esta+a muy avergon.ada de su propia imperfecci$n y se sentía misera+le  porque s$lo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su o+ligaci$n6 &espu%s de dos a"os, la tinaja que+rada le ha+l$ al aguador, dici%ndole así: 3!stoy avergon.ada y me quiero disculpar contigo, porque de+ido a mis grietas s$lo  puedes entregar la mitad de mi carga y s$lo o+tienes la mitad del valor que de+erías reci+ir64 !l aguador dijo compasivamente: 3Cuando regresemos a la casa quiero que te  fijes en las +ellísimas flores que crecen a lo largo del camino64 Así lo hi.o la tinaja6 , en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo del camino, pero de todos modos se  sentía apenada porque al final s$lo queda+a dentro de sí la mitad del agua que de+ía llevar6 !l aguador le dijo entonces: 3>7e diste cuenta de que las flores s$lo crecen en tu lado del camino? Sem+r% semillas de flores a lo largo del camino por donde vas, y todos los días las has regado y durante dos a"os yo he podido recoger esas flores para decorar el altar de &ios6 Si no fueras e;actamente como eres, con todo y tus defectos, no hu+iera  sido posi+le crear esta +elle.a64 3 veces, simplemente tendremos que BmirarC con esos Bojos de verC que ya hemos comentado en otros apartados por el contrario, en otras ocasiones serK bueno que encontremos ilusiones nuevas que nos motiven y nos ayuden a salir de ese estado tan lamentable, que s!lo sirve para ense@arnos nuevos caminos que de otra forma no hubiHramos buscado.  El caso de $or*a Rorja era el prototipo de este cuento. 3ctualmente pasaba de los cincuenta y había sido todo a lo que se puede aspirar profesionalmente: ejecutivo brillante, joven directivo,  profesor de prestigio, persona muy reconocida en su medio y, finalmente, presidente y director general de su propia empresa. 7esde fuera, cualquiera diría que la vida le sonreía goJaba de un nivel econ!mico aparentemente desahogado, su empresa había adquirido mucha notoriedad, no se le conocían enemigos y su vida familiar parecía muy estable. 5in embargo, Rorja se sentía profundamente decaído, agotado, insatisfecho, sin Knimos para seguir luchando y con un horiJonte muy sombrío. El diagn!stico estaba claro: Rorja había  perdido la ilusi!n. $antener su empresa en los niveles de competitividad y rentabilidad adecuados le suponía un esfuerJo inhumano alcanJar el equilibrio econ!mico entre sus ingresos y sus numerosos gastos parecía cada veJ una meta mKs difícil de lograr disfrutar de sus cortas vacaciones resultaba una haJa@a sentirse satisfecho de su familia Bera un imposibleC, y en medio de este panorama, todo quedaba invadido por una sombra de

tristeJa que le llevaba a sentirse el ser mKs solo del mundo. Rorja era un luchador nato, pero  pocas cosas resultan tan difíciles como devolver la ilusi!n a una persona que se entusiasmaba con facilidad, pero que desde hace a@os estK sumida en la mKs profunda de las tristeJas, porque se siente s!lo acompa@ado por su soledad sin límites, embarcado en una lucha sin tregua, donde Hl es el único guerrero que debe enfrentarse a todo un ejHrcito. "ara Rorja ya nada tenía sentido no había nuevas metas, los esfuerJos se centraban en conseguir  que no se desmoronase lo que le había costado toda una vida construir a nivel afectivo era una persona muy sensible, rodeado de personas que le veían como un ser fuerte al que  podían Be#primirC constantemente, ya que creían, de forma err!nea, que Hl no necesitaba la ayuda o la ternura de los demKs personas que se situaban muy lejos de la realidad, que no sentían que tuviera dificultades econ!micas o que las crisis pudieran afectar a su empresa  porque no intuían siquiera que el mundo de BfueraC fuese difícil. "ersonas que siempre habían vivido bajo su cobijo y su protecci!n y que, seguramente, no habían BcrecidoC todo lo que necesitaban. (o único que podría motivarle no se lo permitían sus creencias religiosas o morales al final, Rorja se sentía tremendamente fracasado, con un cansancio infinito que estaba empeJando a hacer mella en su fortaleJa física. (o siguiente era fKcil de adivinar: situaciones de ahogo, presi!n en el pecho, falta de aire, de coraJ!n BdesbocadoC;, de angustia vital. abía llegado a pensar que estaba realmente enfermo, con una dolencia imposible de curar que terminaría cayendo como una losa sobre su ya maltrecha situaci!n. "ero afortunadamente, a Rorja aún le quedaba algoQ aunque de forma muy limitada, en lo mKs profundo de su ser conservaba una peque@a esperanJa: que sus hijos estuvieran Ba la altura de las circunstanciasC. )on el tipo de educaci!n que habían recibido, sus dos hijos no eran precisamente un ejemplo de esfuerJo y sacrificio. 5u vida había sido muy fKcil y su padre los había protegido en e#ceso, con ese cari@o que a veces ahoga de Btanto quererC. (os chicos s!lo pensaban en c!mo presumir con un nuevo coche, o c!mo pasKrselo bien con sus amigos y sus numerosas novias. 7ecidimos que había llegado el momento de que aprendieran Nun pocoO c!mo era la Bvida de verdadC. Esto fue todo un reto para Rorja, pero tambiHn una nueva ilusi!n. "or su parte, debía aprender c!mo volver a disfrutar de nuevo, c!mo ilusionarse con peque@as cosas, c!mo hacer amigos de verdad, c!mo liberarse de tanta carga absurda y de tanto sufrimiento BinútilC. (a verdad es que sus hijos y su mujer reaccionaron al principio como cabía esperar: la esposa de forma hura@a, incluso agresiva, poco generosa los hijos, como Bni@os malcriadosC que no querían  perder sus privilegios. 5!lo el convencimiento de que estaba actuando bien le proporcion! las fuerJas y el empuje necesario para seguir y no ceder ante sus quejas y sus continuas muestras de insolidaridad. Rorja se embarc! en una cruJada: había decidido BsalvarC a sus hijos, rescatarlos de tanta protecci!n y de tanta vida fKcil eso le proporcion! un autHntico motivo para seguir luchando, pero, sobre todo, un fin: que los esfuerJos de toda su vida no hubieran caído en saco roto. no de sus hijos se Bali!C con su madre y opuso una resistencia en Btoda la reglaC como era l!gico, Rorja flaque! en mKs de una ocasi!n, pero como persona pertinaJ volvía pronto a la BcargaC y finalmente consigui! que este Bdúo se  pusiera las pilasC y, por lo menos, no actuara en contra. 5e dio cuenta de que uno no puede  pasarse la vida trabajando, trabajando y trabajando, por mucho que su Z trabajo le guste si lo hace así, al final la persona se pierde muchas cosas, muchas conversaciones con amigos, ratos compartidos, paseos no realiJados, proyectos tirados; en suma, muchas cosas por vivir y mucha e#periencia no desarrollada. Es difícil pasar de una situaci!n muy desahogada a Bapretarse un poco el cintur!nC, de que todo te lo hagan a empeJar a hacer tú algunas cosas te cuesta no conseguir todo lo que pides, pero es absolutamente necesario

que vivas esa realidad porque esa es la vida de verdad, la vida que sus hijos y su mujer no habían vivido desde que Hl se había erigido en el protector de sus e#istencias. 3l cabo de tres a@os mantenía una e#celente relaci!n con su hijo mayor y una alerta continua, pero no estresante, con su hijo peque@o, pues Hste aún albergaba esperanJas de vivir toda su vida Ba costaC de sus padres NmKs bien de su padreO. 5u mujer seguía de veJ en cuando quejKndose y a@orando Botros tiemposC, pero cada veJ influía menos en su estado anímico. acía muchos a@os que no había complicidad ni proyecto común entre ellos, pero Rorja había aprendido a que esta situaci!n, que por lo demKs Hl no consideraba necesario modificar, casi no le afectase. 5eguía trabajando mucho, pero no de forma incompatible con un poco de ocio. El, que de joven había sido un buen deportista, descubri! que a sus a@os podía disfrutar haciendo algunos deportes y sintiHndose muy bien con los nuevos amigos que había hecho en su recuperada faceta. Folvi! a retomar viejos amigos de la juventud con los que, ante la presi!n de su mujer, había dejado de tratar. 'ecuper! la alegría de recordar esos momentos vividos juntos, las primeras ilusiones y escaramuJas; (as vivencias que siempre permanecen. La no se sentía mal por hacer cosas que no eran del agrado de su  pareja en ningún momento pretendi! que Hsta cambiase su estilo de vida, pero desde hacía tres a@os Hl no había dejado de ir a los sitios que le ilusionaban, y había empeJado a hacer las cosas que le satisfacían. )uriosamente, Bpero no por casualidadC, había establecido otro tipo de relaci!n con su mujer, que a la larga estaba resultando mKs satisfactoria para ambos.  o salían siempre juntos, pero salían mKs a menudo y a sitios diferentes. abían aprendido, a sus a@os, a concederse ciertas libertades que les ayudaban a disfrutar a cada uno de sus  propios intereses el sentimiento de Bprisi!nC que habían e#perimentado ambos en muchas ocasiones había dado paso a una sensaci!n agradable de libertad su mujer tard! mKs tiempo en encontrar la parte positiva de estos cambios, pero tambiHn lo consigui!, aunque siguiera quejKndose de veJ en cuando Ben voJ altaC. )omo nos decía un día Rorja, una de las cosas que mKs me ha costado aprender, pero que mKs me alegro de haber aprendido, es Bno dar importancia a las quejas de mi mujer, especialmente cuando busca provocarme o quejarse delante de mi padreC Nque pasaba alguna temporada con ellosO. Rorja volvi! a encontrar un sitio para Hl mismo en su vida. 'ecuper! sus energías, su fuerJa arrolladora,  pero sobre todo sus ilusiones, y con ellas las ganas de luchar y disfrutar.  !s difícil vivir sin dinero y m5s a0n sin salud, pero Kimposi+le vivir sin ilusiones6 "ara conseguir recuperar esas ilusiones tendremos que llevar a cabo cambios importantes en nuestra vida. 3 veces tendremos que conseguir desarrollar e implantar nuevos hKbitos que nos permitan Bponer nuestros pensamientos al servicio de nuestros objetivosC. Pon6amos nuestros pensamientos al sericio
 ponerlos a nuestro servicioI GDuH queremos decirI Due podemos pasar de la Breacci!nC a la Bacci!nC. 'eaccionar sería damos cuenta de lo que estamos pensando e intentar controlarlo para que no nos influya negativamente. "or el contrario, la Bacci!nC significa que, de forma voluntaria y consciente, intentamos poner nuestros pensamientos a nuestro servicio: provocamos y producimos intencionadamente nuestros pensamientos, no nos dedicamos s!lo a reaccionar ante ellos. 5i yo me siento mal tengo, fundamentalmente, cuatro opciones: +. 7esesperarme. <. 6ntentar soportar esta situaci!n lo mejor posible. =. 6ntentar controlar los pensamientos que me provocan ese estado. A. B6r por delanteC, controlar los  pensamientos Bnegativos o irracionalesC y poner en su lugar pensamientos mKs racionales y  positivos. 7entro de lo que podríamos llamar 5alud $ental, indudablemente la mejor opci!n es la cuarta, pero aún podemos mejorar nuestros hKbitos si pasamos Ba la acci!nC es decir, si de forma consciente intentamos BdirigirC esos pensamientos que continuamente nos acompa@an en lugar de dejamos sorprender por ellos. 5erK mKs fKcil que controle mí ansiedad ante una situaci!n de Be#amenC provocKndome pensamientos y frases positivas sobre esa situaci!n que dedicKndome a contrarrestar los pensamientos negativos o  pesimistas que me vienen a la cabeJa. 5i me da mucho BcorteC dirigirme a alguien en concreto para establecer una comunicaci!n con esa persona serK mejor que me diga frases como: B-3delante, lo vas a hacer muy bien, te sentirKs estupendamente, lo conseguirKs/C en lugar de: B-)uidado, alerta, debes estar atenta porque seguro que metes la pata, no camines tan rKpido, todo el mundo te mira, no vas a conseguir hablar dos palabras seguidas;/C Estas últimas frasecitas y otras parecidas s!lo conseguirKn ponerte mKs nerviosa, menos controlada y provocaran una situaci!n poco e#itosa. G)uKntas veces nos sorprendemos diciHndonos internamente frases positivas a nosotros mismosI L al contrario: GcuKntas veces nos damos cuenta de que nos estamos BmachacandoC con los comentarios o  pensamientos que estamos teniendoI La insistimos que en este punto tenemos un problema importante en el tipo de educaci!n que recibimos, que nos ense@! a estar siempre atentos ante lo negativo pero nada receptivos ante lo positivo. os pasamos la vida diciHndonos: B-)uidado/C, BG"or quH habrH dicho esoIC, B-Faya forma de actuar/C;, en lugar de: B-Eres una persona que se esfuerJa, que pone interHs y que va a conseguir sus objetivos/C, 3)Lnimo4, 3)Adelante4, B-5eguro que lo lograrKs/C, 3)#o tengas dudas/C, B-(o conseguirKs/C, B-Fales mucho/C;, y cosas parecidas. abrK personas quesientan BpudorC  pensando que BesoC es darse autobombo o autoalabarse, pero no nos confundamos. o se trata de alabarnos, vanagloriarnos y encumbrarnos en el narcisismo en absoluto, se trata de  protegemos, de animarnos, de darnos fuerJas y ponernos en línea de salida ante el largo recorrido que nuestra mente y nuestro coraJ!n hacen cada día. La hemos comentado que el sufrimiento inútil no nos ense@a nada, mKs bien nos debilita. )uando dejamos que nuestra mente divague y se BdesparrameC en pensamientos absurdos o negativos, lo único que hacemos es disponemos a machacamos, a inmolamos absurdamente. G7ejaríamos de comer  y de beber para afianJar el control sobre nuestras necesidades fisiol!gicasI 5ería absurdo,  porque lo único que conseguiríamos sería someternos a un calvario que, de persistir, terminaría con nuestra propia e#istencia. G"or quH entonces nos sometemos a calvarios absurdos enredKndonos en pensamientos tan negativos como irracionalesI 6nsistimos, no nos ense@aron a controlar nuestros pensamientos, -pero ya va siendo hora de que aprendamos a hacerlo/  El caso de +aúl 

 'aúl era un chico joven, de veinte a@os, sin problemas relevantes, sociable, deportista, sano, sensible y muy amigo de sus amigos. 1odo parecía ir bien, tenía novia, una familia que le apoyaba, especialmente su madre;, pero un día, tomando Bunas ca@asC, un amigo suyo le cont! lo que le había pasado a otro amigo, al que 'aúl conocía, y desde ese momento nuestro protagonista empeJ! a sentirse muy inquieto e intranquilo. 3l cabo de dieJ días le conocimos, vino a la consulta con la certeJa de Bestar volviHndose locoC. El conocido en cuesti!n había tenido un brote de paranoia y estaba ingresado en un hospital  psiquiKtrico. 'aúl, aunque no tenía una relaci!n estrecha con Hl, y estos temas siempre le habían perturbado mucho, no había sido capaJ de decirle a su amigo común que no le diera tantos detalles y había BaguantadoC todo un relato pormenoriJado del caso: c!mo había surgido, que síntomas tenía, que pensamientos paranoicos albergaba, c!mo le habían ingresado, c!mo se resistía; El 53 de 'aúl había hecho el resto. Esa misma noche había sido incapaJ de dormir,  pensando lo mal que lo estaría pasando ese chico a la ma@ana siguiente ya empeJ! a  pensar que a Hl le podría ocurrir lo mismo, y a los cuatro días ya creía Boír vocesC que le estaban indicando que Hl tambiHn era un psic!tico al que tendrían que encerrar. )uando nos relataba sus pensamientos BsomatiJabaC de forma e#trema: inmediatamente sentía presi!n en el pecho, le sudaban las manos, su respiraci!n se volvía agitada i se quedaba Bsin colorC en el rostro. 3 fuerJa de pensar en lo que le pasaba a ese pobre chico, Hl empeJ! con una serie de pensamientos que no controlaba y que le estaban provocado autHntico pKnico. )omo era consciente de la falta de control físico que e#perimentaba en esos casos ya se daba por desahuciado y se pasaba el día imaginKndose en el psiquiKtrico. 'aúl -se estaba tendiendo a sí mismo una trampa/ 5us continuos pensamientos acerca de este chico le estaban llHvando a un supuesto Bcallej!n sin salidaC pensaba que la única soluci!n sería tomar Bmucha medicaci!n y muy fuerteC para conseguir que su situaci!n no se agravara y no tuvieran que internarle. 1odas sus energías se iban en estos pensamientos tan BagotadoresC el resto de su vida había pasado a un segundo plano: su familia, su novia, sus estudios, incluso sus amigos. 5e pasaba el día BpensandoC e intentando huir de sus  pensamientos. 3fortunadamente, era un chico que a pesar de su estado seguía conservando su capacidad de BescuchaC y, entre sorprendido y aliviado al principio por mi actitud segura y tajante, asegurKndole que no tenía ningún brote o ataque de paranoia y que no terminaría en un hospital psiquiKtrico, pronto empeJ! a seguir de forma disciplinada todas las indicaciones aunque una cosa eran sus intenciones y otra sus pensamientos. )omo no  podía ser de otra forma, al principio lo entrenamos para BcaJarC sus pensamientos, para ser consciente de ellos. Esta fase fue muy dura, porque a la veJ que le ayudaba a darse cuenta de los efectos de esos pensamientos, estos seguían perturbKndole mucho, por lo que manifest! una resistencia muy fuerte hasta que empeJamos a analiJar esos pensamientos y a BdescubrirC que eran totalmente irracionales, provocados por su miedo a convertirse en un paranoico. En una segunda fase le ense@amos a relajarse y Bcortar de raíJC esos  pensamientos para que Hl cogiera confianJa en sí mismo y se diera cuenta de que la situaci!n estaba bajo control. (!gicamente, al principio le costaba BcortarC y sustituir esos  pensamientos por otros mKs positivos y realistas, pero a fuerJa de entrenamiento y entrenamiento se termin! convirtiendo en un e#perto. 3l cabo de unos meses ese hecho tan dramKtico se había convertido en un recuerdo, casi en una anHcdota. 'aúl se encontraba muy satisfecho y crey! que ya habíamos terminado el entrenamiento se sorprendi! mucho cuando yo le dije que Bahora es cuando empeJKbamos a trabajar de verdad, antes simplemente habíamos aprendido a ser conscientes de esos pensamientos y habíamos

logrado cortarlos para que dejasen de interferir, pero ahora había llegado el momento de  poner sus pensamientos al servicio de sus objetivosC. 3 pesar de la sorpresa, pronto se dio cuenta del argumento: si los pensamientos son negativos e irracionales pueden llegar a complicarnos mucho la vida, pero si conseguimos generar, de forma habitual, pensamientos  positivos y racionales estaremos provocando las mejores situaciones para poder actuar de forma eficaJ. na veJ entrenado, 'aúl mejor! su rendimiento intelectual, aument! la seguridad en sí mismo, elev! su autoestima y alcanJ! niveles de control muy aceptables sobre sus emociones digamos negativas, a la par que provocaba con facilidad sus emociones positivas pero cuando se sinti! realmente satisfecho fue al tomar conciencia de la importancia de ser proactivo en lugar de reactivo es decir, aprendi! a adelantarse a las situaciones a travHs de pensamientos adecuados que le impedían perder tiempo y energías de esta forma, no se pasaba la vida agotKndose en las reacciones, sino que disfrutaba de las situaciones porque en gran medida Hl se sentía responsable de ellas. o le fue difícil salir de su crisis y convertir Hsta en una oportunidad de aprendiJaje. 7iariamente, cuando se duchaba, iba en el autobús, volvía a casa;, se daba Knimos a sí mismo con frases como: B-3unque hoy pareces un poco cansado, ya verKs como al final las cosas salen bien Knimo, que hace un día estupendo tranquilo, que aunque 5onia Nsu noviaO parece estar enfadada  pronto se le pasarK tú ya sabes muy bien c!mo no engancharte con ella y conseguir que se tranquilice tengo buena capacidad para asimilar las cosas conseguirH al final mi objetivo, aunque tenga que dar algún rodeo/;C G"or quH dejarnos sorprender muchas veces con  pensamientos irracionales y pesimistas si podemos ponerlos a nuestro servicioI 1odos nos creemos diferentes, y es verdad que lo somos, pero casi siempre nos sentimos sin esperanJa y distintos cuando pensamos Bque no tenemos soluci!nC, que no podemos cambiar a estas alturas de la vida, que nuestras circunstancias nos marcan irremediablemente; Famos a tratar de dar cumplida respuesta a estas preguntas que, con frecuencia, condicionan nuestra vida y nos sumergen en un estado anímico lamentable.

  )apítulo =

 )reguntas tí,icas

/(De erdad 9o ten6o soluci*n+1 )asi todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos tenido alguna persona alrededor que nos ha hecho esta pregunta: Gde verdad yo tengo soluci!nI lo malo es que cuando nos lo dicen estKn atravesando un momento anímico muy delicado, que no constituye, precisamente, la mejor plataforma para escuchar de forma tranquila y relajada lo que les contestamos. (a certeJa de que nuestra situaci!n ya es BinsalvableC crea un estado casi permanente de ansiedad y desesperanJa. Cuando pensamos que no tenemos soluci$n, en realidad le estamos diciendo a nuestro cere+ro que, haga lo que haga, )est5 todo perdido !l cere+ro se lo termina creyendo y act0a de hecho como si de verdad ya no se pudiera hacer nada6 #uestra 3mala4  predisposici$n determina, con frecuencia, una realidad negativa6 (a persona que va conduciendo en una ciudad nueva y piensa que se va a perder, fKcilmente se terminarK perdiendo cuando nos anticipamos y creemos que una persona determinada no nos gustarK, normalmente acaba cayHndonos mal si, por la raJ!n que sea, hemos deducido que nuestro amigo estarK hoy muy decaído, terminaremos viHndole  profundamente triste, aunque e#ternamente pareJca alegre. Si ponemos toda la energía en nuestra contra9 si continuamente nos decimos lo insatisfechos que nos encontramos, sin duda ser5 difícil que nos sintamos +ien6  El caso de Cristina )ristina llevaba varios a@os machacKndose constantemente. ada parecía tener soluci!n, todo constituía un esfuerJo inútil, su vida había sido una permanente equivocaci!n, a estas alturas s!lo podía esperar fracasos; Hstos y otros pensamientos parecidos eran los eternos acompa@antes de )ristina en esas circunstancias a nadie puede sorprendernos la infelicidad que sentía. )ristina era una persona muy cualificada profesionalmente, pero daba lo mismo según ella, no valía nada. 1enía un marido que la seguía queriendo con autHntico amor despuHs de casi veinte a@os de vivir juntos, pero esto tampoco valía gran cosa, pues en realidad, según nuestra protagonista, Bsu matrimonio había sido una equivocaci!nC por su carKcter sociable hacía fKcilmente amigos, pero los terminaba abandonando antes de que se desenga@aran y se dieran cuenta de lo poco que valía; 5us hijos estaban atravesando una situaci!n delicada, en buena medida por su edad, pero en parte tambiHn por lo insegura que veían a su madre. Era un Bcírculo viciosoC, como ella se mostraba decaída, insegura e insatisfecha, los crios estaban bastante BdesmadradosC, buscaban unas referencias que no

encontraban y adoptaban los típicos comportamientos e#tremos, que a los adolescentes les cuesta tan poco mostrar. )ristina no reconocía autoridad alguna a su marido, por lo que sus hijos pronto habían perdido Bel mínimo respetoC hacia la figura del padre. (os a@os  parecían haberse echado encima, cuando en realidad era aún una persona bastante joven,  pero carecía de algo elemental: carecía de esperanJa e ilusiones. 7e nuevo, Bpero no por casualidadC, todo en su vida parecía desmoronarse: Kmbito social, familiar, laboral; ada funcionaba y, sin embargo, nada era demasiado complicado. En la raíJ de sus problemas había dos pensamientos que se repetían machaconamente: B-o valgo nada/C y B-o hay soluci!n para mí/C Estaba convencida de que todo era inútil la única soluci!n pasaba por dejar a su marido, a sus hijos, a esta ciudad que le asfi#iaba y a ese trabajo que le hacía tan infeliJ. )ristina estuvo a punto de no volver a la consulta cuando le dijimos que la soluci!n estaba dentro de ella misma: que no necesitaba dejar a su marido, ni a sus hijos, ni cambiar de ciudad;, que esos pensamientos eran err!neos, que le estaban impidiendo ver la autHntica verdad y s!lo le provocaban inseguridad e insatisfacci!n. 5e sinti! agredida y atacada: BG3sí que soy infeliJ porque me da la gana,  porque no tengo otra forma de divertirme, porque me gusta pasarlo mal y soy masoquistaIC B"or supuesto que noC, respondí, Beres infeliJ porque crees que ya no hay soluci!n para tu caso, que te metiste en una especie de trampa mortal, que no hay posibilidad de salvarte, que todo es inútil, que s!lo te queda sufrir y sufrir, porque ademKs estKs convencida de que las cosas cada veJ irKn a peor, porque no pueden ir de otra maneraC. )ristina se resistía y mostraba la agresividad típica que produce la insatisfacci!n y la falta de horiJontes: BGL no es asíIC, BGEs que los psic!logos pensKis que podHis cambiar la realidad s!lo con vuestras teoríasIC, B-o sH quH pinto aquí, perdiendo el tiempo con lo que tengo que hacer/;C 7espuHs de un largo mon!logo por su parte sonreí y le dije algo parecido a: B5eguramente estKs buscando algo que te proporcione una esperanJa, algo que te permita abrir los ojos y no asustarte.C 1uvimos que trabajar varias semanas Ba destajoC, intentando que reaccionara ante el cúmulo de pensamientos, la mayoría irracionales, que continuamente se decía. )on anterioridad habíamos llegado al acuerdo de que -no tomaría ninguna decisi!n definitiva en su vida en los dos pr!#imos meses/, pues )ristina quería dejar inmediatamente su trabajo y comprarse otra casa en una Jona muy alejada de su actual vivienda. 3l cabo de un mes ya  parecía BentenderC lo que de verdad le pasaba, lo que originaba sus estados de Knimo, pero veía muy difícil la soluci!n, porque no creía que pudiera controlar esa cascada de  pensamientos que constantemente Bse dirigía contra ella mismaC. 5u marido intent! ayudar en lo que podía, aunque el hombre tenía su autoestima Bpor los suelosC los chavales, como es l!gico esperar, reaccionaron con alguna brusquedad al principio, pero pronto se sintieron mejor con una madre mKs segura, aunque tambiHn mKs BduraC, que no cedía fKcilmente a sus chantajes y que, ademKs, de veJ en cuando -por fin sonreía/ (os problemas de )ristina no eran los que ella creía en un principio su autHntico problema lo constituían esos  pensamientos desmoraliJadores que continuamente se decía. 5eguramente su trabajo podría ser mejor, incluso su marido, sus hijos y hasta sus amigos, pero cuando todo parece que falla lo normal es que estemos fallando nosotros, no porque queramos, sino porque nos estemos dejando confundir por unos pensamientos poco realistas que nos cierran cualquier Bvía de escapeC. 3ún no he encontrado a nadie Bque no tenga soluci!nC, pero, desgraciadamente, he conocido a muchas personas que se habían pasado media vida  pensKndolo, sufriendo inútilmente y creando un ambiente muy difícil a su alrededor y, por supuesto, algunas de esas personas seguramente aún lo pasan mal. 3 veces las mayores resistencias estaban provocadas por la Bedad internaC de nuestros protagonistas: j!venes

que se sentían viejos o personas mayores que se consideraban acabadas y pensaban aquello de: G)!mo voy a poder cambiar a estas alturas de mi vidaI BGc!mo voy a poder cambiar a estas alturas Z de mi vidaIC )uando oímos esta frase a una persona BmayorC entendemos su  planteamiento, aunque no lo compartimos, pero lo gracioso es cuando se lo oyes a un chicoMa de +<,+ o +8 a@os: -)!mo van a cambiar ya a estas alturas de sus vidas/ La comentKbamos en el apartado BG)!mo nos condicionaron los hechos vividosIC que cada  persona nace con un temperamento, el suyo, B[;U y depende de c!mo sea este temperamento serKn mKs permeables o menos influenciables por el medio e#terno que los rodeaC. 1odos conocemos a personas muy condicionables y, por el contrario, a personas que no parecen cambiar por muchos a@os que pasen. o se trata de Bvolvernos del revHsC, en absoluto se trata de evolucionar y seguir creciendo;, en suma, se trata de madurar. G"ara quH sirven los a@os o los acontecimientos de la vida, especialmente cuando son negativos, sino es para aprender de ellosI G)!mo puede alguien decir que a estas alturas de la vida ya no le es posible cambiar o corregir determinadas conductas suyas, que Hl mismo reconoce que no son positivasI Evidentemente, cuando una persona dice algo así no lo hace  por cabeJonería, lo hace por miedo, por inseguridad porque realmente piensa que Ble es imposible controlar ese pronto que tiene o tomarse las cosas de otra maneraC. 3fortunadamente, el control de nuestros pensamientos nos posibilita el control de nuestras reacciones y, en definitiva, de nuestras conductas. En aquellos casos en que ya Bnos hemos lanJadoC y parece que es imposible retroceder, incluso en esos casos, con mKs o menos rapideJ, podemos reaccionar y retomar nuestro control. En el capítulo , BEstrategias para dejar de sufrir y preparamos para la vidaC, e#plicaremos con detalle c!mo hacerlo. 3hora vamos a tratar de analiJar, con un caso real, c!mo las personas podemos BevolucionarC, y esa progresi!n nos lleva muchas veces a un BcambioC tan palpable que deja bastante sorprendidos a los que nos rodean.  El caso de -ngeles &ngeles tenía + a@os cuando vino al despacho en esos momentos llevaba dos meses de  baja. Ella decía: BLa no puedo mKs, no puedo volver a mi trabajo, me han agotado, s!lo tengo enemigos estoy rodeada de trepas que son capaces de matar a quien sea con tal de subir ellos;C aciendo la historia vimos que &ngeles había llegado al límite de su aguante físico y emocional en realidad, llevaba a@os sufriendo un ambiente difícil, con un jefe dHbil y, como tal, muchas veces cruel, entregado a una parte del equipo, actuando como una Bmarioneta peligrosaC y consciente de que 3ngeles era la persona mKs brillante de todas, la que mKs sombra le podía hacer y la que sabía perfectamente cuKles eran sus limitaciones. En casa, como es bastante habitual, al principio tuvo mucho apoyo por parte de su marido y sus hijos, que eran dos j!venes promesas, pero con el tiempo todos se fueron cansando de oír siempre las mismas historias y, últimamente, sentía que su familia no comprendía la situaci!n y le daban Bconsejos absurdosC. )on sus amigos se encontraba mKs amparada,  pero tambiHn había puesto a dos Ben la lista negraC porque Btampoco habían sabido estar a la altura de las circunstanciasC. En estos últimos a@os 3ngeles no había parado de repetirse que Bsu situaci!n no tenía arreglo, que sabía que no estaba actuando como esas personas se merecían, pero que ya no podía mKs y que a su edad no la podíamos pedir que cambiaseC. En definitiva, teníamos ante nosotros a una e#celente persona, tanto desde el punto de vista humano como profesional, pero estaba a punto de Btirar la toallaC, pedir una baja definitiva, arruinar su carrera y machacar su vida personal y familiar. na de las primeras cosas que abordamos con 3ngeles, y que es habitual en este tipo de situaciones, fue acordar un BpactoC en Hl especificKbamos que, como mucho, en dos semanas se reincorporaría a su

trabajo igualmente, no pediría una baja por depresi!n en los pr!#imos meses, por mucho que se sintiera fatal empeJaría a hacer una serie de actividades a partir del día siguiente, actividades que iban desde preparar unos temas de trabajo, que tendría que e#poner en mes y medio, hasta quedar todas las semanas para salir con los amigos, ir al cine, volver al gimnasio;, yt ademKs, dedicaría al menos treinta minutos diarios a las BtareasC que iba a tener que realiJar para avanJar en El "rograma de 3utocontrol que habíamos empeJado. 3ngeles era muy peleona, pero tambiHn muy autoe#igente, por lo que una veJ que hubo adquirido esos compromisos se puso Ben marchaC con toda la fuerJa de las personas luchadoras, que se han hecho a sí mismas y que estKn acostumbradas a vencer adversidades, cansancio y situaciones difíciles, pero que pueden sucumbir ante acciones desleales, Bpu@aladas traperasC y; ciertas BruindadesC que, al no esperarlas, no estKn preparadas  para combatirlas. 9ue un proceso muy enriquecedor, un autHntico estímulo intelectual y un  privilegio poder ayudar a una persona de la dimensi!n humana de &ngeles en la búsqueda y el control de las BclavesC que todos deberíamos conocer y desarrollar para poder enfrentarnos con garantías de H#ito a la vida. (e cost! asumir que hay muchas personas que Bno son buenas personasC, que se disculpan a sí mismas los comportamientos mKs innobles que son capaces de urdir las mentiras mKs sangrantes que no se acuerdan de los que siempre han tenido con ellos una actitud de ayuda y colaboraci!n que son capaces de BmatarC, en el mKs amplio sentido de la palabra, para conseguir sus fines. Estas personas e#isten, son una realidad que tenemos que saber BmanejarC y, ademKs, debemos hacerlo con toda nuestra inteligencia y no con nuestra emoci!n, porque ellas difícilmente tienen nuestros sentimientos ni nuestras emociones, y si actuKsemos a ese nivel perderíamos con facilidad. GEsas personas son dignas de lKstimaI 7esde luego no son envidiables, pero -cuidado/, porque si las tenemos lKstima no actuaremos de forma racional y les estaremos dando una ventaja que, sin duda, puede volverse en nuestra contra. o hay que pecar de ingenuos. )on estas personas hay que actuar muy BfríamenteC no hay que caer en la trampa de tratar de ponerse en su lugar, pues nosotros nunca haríamos lo que ellos hacen, y estaríamos cometiendo un error de anKlisis imperdonable: hay que analiJar c!mo son, c!mo sienten, c!mo reaccionan, lo que quieren, lo que son capaces de hacer para conseguirlo; y, finalmente, hay que actuar y ademKs, siempre que se pueda, hay que hacerlo Bpor sorpresaC. "ero poco habríamos conseguido con 3ngeles si previamente no hubiHramos trabajado su propio autocontrol. 5!lo cuando ella se dio cuenta de que podía manejar Bcualquier situaci!nC, que lo que sintiera estaría en funci!n de lo que ella pensara e hiciera, y no de lo que los demKs realiJaran, en ese momento supo que -saldría adelante/ Es difícil trabajar con una persona inteligente, pero es una delicia cuando, por fin, pone su inteligencia a su servido. os cost!, porque 3ngeles estaba muy herida, se sentía realmente incomprendida, incluso por su círculo mKs cercano, y veía como una injusticia tremenda todo lo que le estaba sucediendo. na veJ contrastados todos los principios de la  psicología, y resueltas sus dudas y confrontaciones, empeJ! a dar Bpasos de giganteC en su  proceso interno. 3ngeles comprendi! que podía analiJar, de forma muy realista y objetiva, la situaci!n que había a su alrededor  y, con gran rapideJ sobre los demKs, podía actuar de la forma mKs objetiva, pragmKtica e inteligente posible. EmpeJ! a sentirse mejor consigo misma, mKs contenta, satisfecha con su forma de ser y muy orgullosa de su nueva manera de actuar. B(es tengo sorprendidísimos, no me reconocen, no saben por d!nde voy a salir en cada momento, se miran todos e#tra@ados, y no paran de preguntarme si me pasa algo,  porque estKn -perdidos y desorientados/C 3unque &ngeles disfrutaba Bcomo una enanaC con esta nueva situaci!n, lo que sin duda le hacía mKs feliJ era lo alegre que se encontraba:

Bacía tiempo que no estaba tan orgullosa de mí misma, mira que lo he pasado mal a lo tonto, pero si en realidad -estos no tienen mi media torta/C n día lleg! diciendo: B5abes que he cambiado mucho, me he dado cuenta de que ya no me disgusto con casi nada, ademKs me resulta muy sencillo ver c!mo van a actuar los demKs, y estoy convencida de que ya nunca volverH a cometer los mismos errores, porque tengo claro que no voy a dejar que me condicionen la vida esta panda de indeseablesC se mostr! sorprendida cuando yo le dije que Blo normal es que aún cometiera algún que otro error, pues habían sido muchos a@os grabando en su mente esos pensamientos que tantos disgustos le habían  proporcionado, pero que no se preocupase, porque ya se s e había dado cuenta de c!mo funcionaba su cerebro y, cuando se estuviera desmadrando un poco, sabría ponerlo en su sitioC. Esta parte es importante dejarla muy clara, pues siempre, inevitablemente, se vuelve a producir alguna Bsituaci!n parecida a las de anta@oC y, si no estamos preparados o alertas, o simplemente nos piílla cansados o bajos de defensas, cuando llega podemos vivir con mucha inquietud, y hasta con desesperaci!n, lo que simplemente es un hecho normal que  podemos volver a solucionar. (a frase de: B-La sabía yo que lo bueno no podía durar mucho/C hay que sustituirla por otra que, mKs o menos, diga: Bo podemos esperar que lo  bueno sea permanente, pero estaremos es taremos tranquilos porque lo bueno siempre es posible, p osible, s!lo es necesario que actuemos de forma racional, no emocional, y eso, afortunadamente, lo  podemos conseguir siempre que lo intentemos.C 3ngeles aprendi! a no tener miedo a nuevas situaciones difíciles, incluso, como ella decía, Bme vienen muy bien para mantener mis neuronas activasC. (as relaciones familiares y sociales atravesaban por el mejor momento de su vida, pero lo mKs importante es que Bse había convencido de que podía cambiar su forma de ser sin dejar de ser ella mismaC.  2a persona es un proceso en permanente crecimiento, en continua superaci$n y adaptaci$n constante6 Si olvidamos estos principios, estamos negando la esencia de nuestra realidad y con ello las posi+ilidades de evoluci$n, aprendi.aje y enriquecimiento que cualquier vida conlleva6 )uando al cabo de los a@os nos encontramos con amigos muy queridos de nuestra infancia o juventud, -quH tristeJa sentimos al comprobar que algunos se han quedado andados en aquella etapa, con sus mismas reacciones, singularidades e imperfecciones/, y, por el contrario, quH felicidad al comprobar -c!mo han crecido otros, se han hecho mKs sabios y han sabido cambiar y adaptarse a su nueva realidad/ o nos podemos quedar tan contentos  pensando que somos personas perso nas privilegiadas, que sabemos manejar muy bien las situaciones, y que ya hemos descubierto c!mo funciona el ser humano esa creencia, si no va acompa@ada de una observaci!n y adaptaci!n constante a las nuevas realidades, harK que nos estanquemos y que pronto nuestros recursos sean insuficientes. "ocas cosas resultan tan tristes como observar a alguien que estK firmemente convencido de que no necesita cambiar entonces, podríamos preguntarnos, Gpara quH sigue viviendo si, pase lo que pase, va a seguir actuando a Bpi@!n fijoC, pues cree que ya no le queda nada por aprenderI (a vida, lo hemos repetido ya en innumerables ocasiones, es un continuo aprendiJaje, por lo que no hay mayor insensateJ que creer que ya todo estK aprendido. )uando algunas  personas ya dejan de escuchar escucha r es como si estuvieran muertas, GquH nos van a transmitir, sí ya han dejado de vivirI 3 veces estas personas se sorprenden cuando, fuera de lo que es mi estilo tradicional, adopto un semblante grave, y de forma enHrgica les digo: -Duieres hacer el favor de escuchar/, o' escuchar/, o' -ya  -ya estK bien de escucharte tú solo, porque te estKs perdiendo lo que podrías aprender.], o; -cuando vayas a escuchar, me avisas/; 'esulta curioso que a veces escuchemos tan poco a los demKs, y -encima no nos demos cuenta de los efectos que

 provoca en nosotros ese lenguaje lengu aje interior que constantemente nos estamos diciendo/ 3ngeles aprendi! a oír sus pensamientos, a escuchar y observar a los demKs, a analiJar su entorno y actuar con seguridad. o es fKcil hacerlo con el grado de maestría que alcanJ!,  pero siempre podemos mejorar los niveles actuales ac tuales no obstante, sí alguien no se cree este  principio tan bKsico, al menos podemos pedirle -que no dH la paliJa a las personas de su alrededor pretendiendo que se pasen la vida s!lo escuchKndole/ 7e la misma forma que  podemos cambiar determinadas actitudes y conductas, aunque nos pareJca complicado,  podemos dejar de ser e#cesivamente e#cesivamen te blandos y vulnerables, y conseguir que no n o nos afecte todo lo que nos sucede. /(C=MO DEULNERABLE, SI TODO ME A?ECTA+1 A?ECTA+1 G1oda persona sensible es inseguraI o. 5e puede ser sensible y seguro a la veJ, pero es cierto que en muchas personas sensibilidad e inseguridad parecen ir de la mano, como dos compa@eras inseparables. Gay personas a las que BtodoC parece afectarlesI 5i no todo, la mayoría de lo que sucede a su alrededor suele tener mucha trascendencia para ellas, con lo que eso significa de posibilidades de sufrimiento. En estos casos, a menudo se les describe como buenas personas, sensibles y afectivas, pero dHbiles, inseguras y vulnerables. 1ratan de ayudar a los que tienen alrededor, se vuelcan por hacer la vida mKs fKcil, rKpidamente estKn dispuestas a echar una mano, a sacrificarse y ofrecerse voluntariamente para las tareas menos agradables saben escuchar, tienen bastante paciencia; "ero sufren demasiado, y ademKs suele ser un sufrimiento inútil, pues no les sirve de aprendiJaje, sino que les  proporciona inseguridad e insatisfacci!n. 5on 5 on personas que dan pena, pero p ero ante las que nos sentimos muy impotentes para ayudarles a cambiar.  El caso de Salomé  Salomé  3lgo parecido le ocurría a 5alomH todo en su vida era motivo de duda, cualquier situaci!n agradable podía tornarse en ansiedad creciente, parecía no estar nunca satisfecha con su actuaci!n, siempre estaba dispuesta a Becharse la broncaC, a culpabiliJarse; En esos momentos tenía < a@os, había terminado ya la carrera, estaba a punto de empeJar a trabajar, tenía un novio maravilloso y maravilloso y se llevaba se llevaba bien con todo el mundo. "ero no había día que no sufriera, -y de quH forma/ 5us dudas abarcaban a todas las Kreas de su vida y nunca  parecía progresar cuando dejaba d ejaba de darle vueltas a la cabeJa a un tema se iba a otro, y, cuando resolvía Hste, vuelta a empeJar. )uando conoci! a su novio, se fij! inmediatamente en Hl era un chico igual de sensible, tierno, sociable, muy comprometido con el mundo que le rodeaba y generoso hasta decir -basta/ )on el paso del tiempo 5alomH se sentía cada veJ mKs atraída, y cuando por fin se dio cuenta de que se había enamorado, pens! que Hl nunca se fijaría en ella, -pues valía tan poco/ (a realidad es que "aco, su novio, tambiHn se había enamorado de 5alomH, y cuando se lo dijo ella estall! en júbilo. -"ero le dur! dos semanas la alegría/ En seguida empeJ! a pensar que Hl la quería por lKstima, que se había dado cuenta de que a ella le gustaba mucho y, como era un buen chico, se había convencido de que 5alomH era una buena persona, -pero nada mKs/ 3 fuerJa de pasarlo mal, un día reuni! el suficiente coraje como para decirle lo que pensaba de la situaci!n. "aco, con toda la  paciencia y ternura del mundo, le hiJo comprender que, de verdad, Hl se sentía muy feliJ a su lado y se había enamorado Bhasta los huesos de ellaC. 7e nuevo esta confesi!n de amor incondicional pareci! devolver la paJ a 5alomH, pero s!lo durante tres meses. )omo "aco seguía dando continuas muestras de su amor sus dudas se volvieron hacia sí misma. o tard! en plantearse si ella realmente estaba enamorada de "aco o s!lo se estaba enga@ando. )uando vimos a 5alomH, llevaba un a@o atormentKndose con esa duda mientras tanto

había empeJado a trabajar, sus compa@eros parecían ser bastante agradables, el trabajo era el que siempre había deseado, pero; -era tremendamente infeliJ/ y ya le había dicho varias veces a nuestro sufrido "aco que lo mejor que podía hacer era enamorarse de una chica que realmente le quisiera. (a autoestima de 5alomH no estaba precisamente en su mejor momento. 'aro era el día que no lloraba, y, ademKs, se sentía terriblemente enfadada con ella misma, pues reconocía que todo le había salido bien y, encima, -era una pobre desgraciada que estaba amargando la vida a "aco/ n sentimiento tan negativo hacia sí misma hacía muy difícil que pudiera analiJar los hechos con un mínimo de objetividad. EmpeJamos analiJando sus pensamientos 5alomH era una mKquina de fabricar  pensamientos negativos y, como nos temíamos, llevaba a@os haciHndolo: se consideraba la  peor de los hijos, la persona menos preparada p reparada en el trabajo, la chica mKs gorda y fea de su entorno, la menos simpKtica; y, por supuesto, nada de esto era objetivo. )uando parecía que avanJKbamos un poco, volvía la semana siguiente con nuevas dudas y nuevos  pensamientos negativos. 1uvimos que hacer un alto en el camino, firmar una Bfumata  blancaC y llegar al convencimiento de que, en esos momentos, mo mentos, era incapaJ de racionaliJar dieJ minutos sin empeJar a censurarse por algo en estas circunstancias dejamos de trabajar la Bconfrontaci!nC de sus diKlogos internos y pusimos toda la energía en BpararC y BcortarC sus pensamientos negativos, que eran la mayoría. Es un trabajo pesado y poco gratificante al principio, pero 5alomH empeJ! a sentirse liberada cuando vio que, al menos, podía BcortarC con bastante rapideJ esos pensamientos que tanto le angustiaban, y ademKs podía hacerlo tantas veces como le venían. 3prendi! a dejar de tener miedo de sus propios  pensamientos. "osteriormente, cuando ya era capaJ de cortar esos diKlogos internos que q ue tanto le martiriJaban, volvimos a intentar que empeJara a BracionaliJarC sus pensamientos. Entonces tuvimos mKs H#ito, aunque 5alomH seguía encontrando con mucha facilidad argumentos en contra de su persona. Era difícil sentirse bien si siempre se estaba diciendo: Bo valgo nadaC, B(os demKs estKn enga@ados, pero se terminarKn dando cuentaC, Bunca estoy segura de lo que hay que hacerC, B1oda mi vida he sido un desastreC, BEstoy gorda y feaC, B5oy un muertoC; 5alomH llevaba repitiHndose frases de este estilo desde peque@a nunca se había gustado físicamente, intelectualmente se veía torpe y lenta, creía que sus  padres la querían mucho porque eran e ran muy buenos, pero ella intuía que, en el fondo, fond o, se sentían muy desilusionados por tener una hija así sus amigas le aguantaban porque la conocían desde hacía muchos a@os, pero ahora no creía que fuese capaJ de hacer nuevos amigos;, tuvo que trabajar mucho para poder remontar tantos pensamientos irracionales.  os pasamos semanas confrontando confron tando una a una cada frase que se s e decía internamente. "or ejemplo: Glas personas intelectualmente deficientes sacan las notas que tú has tenido siempreI, Gprimero en un colegio tan e#igente como el tuyo y despuHs en una carrera tan difícil como la que elegisteI GquH pas! para que esto sucedieraI, Gtus profesores se  pusieron todos de acuerdo para par a aprobarte por caridadI, Gen la carrera car rera tambiHn ocurri! lo mismoI, Gtus compa@eros te pedían que les e#plicases las materias para que te sintieras  bienI, Gcuando en tu cumplea@os te felicitan mKs de veinte personas pers onas es porque "aco les llama y se lo pide por favorI, Gtú dirías que una persona de +> cm con < ^ilos estK gordaI, Gentonces quH te ocurre a ti, acaso te pesas en bKsculas trucadasI, GquH evidencia tienes de que no quieres a "aco cuando estKs dos días sin verle y no paras de pensar en HlI, Gtu jefe se dedica a felicitar a los incompetentesI, Gentonces por quH te ha felicitado ya tres veces en el último mesI; o es fKcil que alguien tan vulnerable aprenda a dejar de sufrir inútilmente, pero se puede conseguir, aunque su cerebro se resista, y es l!gico que lo haga  pues ha estado almacenando pensamientos pensa mientos en su contra durante a@os. (a verdad ver dad es que

5alomH siempre serK un poco BmKs sensibleC que la mayoría, pero ahora ya es capaJ de disfrutar de las cosas positivas que le ocurren y, lo que es mKs importante, BcortaC bastante  bien sus pensamientos irracionales y tiene un concepto sobre sí misma mucho mKs adaptado a la realidad. "aco le ayud! mucho en todo el proceso, pero fue ella quien en realidad reconquist! su capacidad para disfrutar, divertirse y enfocar su vida de forma realista. "or fin es capaJ de verse con objetividad, aunque aún es demasiado BblandaC en sus apreciaciones sobre los demKs, pero ya ha aprendido a no justificar lo injustificable y, aunque le cuesta, ya e#ige responsabilidades y pide e#plicaciones en el trabajo.  2a psicología nos demuestra que todo lo que se aprende se puede desaprender9 igual que nos hemos entrenado a pasarlo mal, podemos entrenarnos en ser m5s realistas y enfocar la vida de forma o+jetiva6 7e cualquier forma, habrK personas que aun estando de acuerdo en estos principios  pensarKn que no son aplicables a su caso, pues en sus Bactuales circunstancias nadie podría sentirse bienC. 3naliJaremos hasta d!nde las BcircunstanciasC son mKs determinantes que los pensamientos. /(C*mo o9 a conse6uir estar !ien en mis actuales circunstancias+1 (a mayoría sentimos que nuestro caso es único -y tenemos raJ!n/ "ero otra cosa muy distinta es cuando empeJamos con pensamientos tan irracionales como: Bo tengo remedioC, o; B$is circunstancias hacen que nada sea posibleC, B1odo eso me parece muy  bien, pero no es aplicable a míC; )uando nos sentimos mal, realmente muy mal, pocas  personas se muestran optimistas y convencidas de su rKpida recuperaci!n. (as Bcircunstancias personalesC, consideradas de esa forma, se convierten en una especie de BbarreraC que impide cualquier Bsalida fKcilC. (a realidad, por el contrario, es que cualquier   persona puede BtratarC siempre de encontrarse lo mejor posible en cualquier situaci!n por supuesto que habrK circunstancias que lo hagan mKs sencillo o complicado, pero nunca imposible.  El caso de Adela 3dela era una persona de =+ a@os, muy luchadora, con un temperamento fuerte, acostumbrada a enfrentarse a situaciones difíciles, pero desde hacía dos a@os muy insegura y vulnerable a causa de una enfermedad física que había dieJmado la confianJa en sí misma. (a enfermedad era irreversible, aunque compatible con una vida muy normaliJada. 3dela trabajaba desde hacía tres a@os en la misma empresa, era buena profesional y estaba casada con %orge, que siempre había mostrado un cari@o y una sensibilidad dignas de elogio. En los últimos dos a@os las BsalidasC de 3dela, fuera del Kmbito laboral, se habían restringido al mK#imo. 1enía miedo de que le pudiera pasar cualquier cosa, vivía en un continuo estado de alerta y, como no podía ser de otra forma, llevaba varios meses sin dormir bien al principio, simplemente le costaba dormirse + o <0 minutos despuHs empeJ! a despertarse a media noche y a tener dificultades para volver a conciliar el sue@o en la actualidad no había noche que no se despertase tres o cuatro veces y podía pasarse A o  horas en blanco. (!gicamente, su estado físico se había resentido y todo parecía desplomarse: en el trabajo eran muy frecuentes las dificultades para concentrarse cualquier  tarea, por mon!tona que fuese, se le hacía dificilísima mostraba una lentitud desesperante en relaci!n a su capacidad anterior para resolver problemas su carKcter se había vuelto mKs  pesimista e irascible su marido no sabía como ayudarle, pero el hombre se sentía muy impotente y bastante triste al ver como sufría 3dela.  uestra protagonista vivía en un estado de ansiedad constante, y aunque su Knimo Bestaba  por los suelosC, su carKcter luchador hacía que aún buscase una soluci!n que le permitiese

salir de ese poJo en el que se encontraba. 7ado que prKcticamente todos los BfrentesC de su vida se encontraban afectados en ese momento, seleccionamos y prioriJamos las Kreas donde íbamos a desarrollar los mayores esfuerJos. Este es un principio bKsico: Cuando la persona se encuentra muy desestructurada no de+en a+ordarse todos los o+jetivos de forma simult5nea, pues los resultados serían po+res y tardíos, y el des5nimo y las ganas de 3a+andonar4 se impondrían6 7e forma conjunta decidimos abordar primero las dificultades para conseguir un sue@o continuo y reparador a continuaci!n trabajar su inseguridad y sus miedos ante diversas situaciones de la vida cotidiana, como ir sola a los sitios, hablar con desconocidos, volver a comprar en las tiendas habituales; y no pretender que %orge hiciera todas las tareas que eran para ella BinquietantesC. os cost! conseguir los primeros resultados, porque al margen de nuestra impericia, que seguro que se producía, 3dela se empe@aba en racionaliJar sus miedos, y Hste es un esfuerJo inútil que s!lo consigue agotar a la persona que lo intenta y crearle un sentimiento de impotencia y desesperanJa. El miedo, por definici!n, es irracional activa ademKs una serie de mecanismos fisiol!gicos que contribuyen a que la persona se sienta aún mKs insegura y bloqueada. En las situaciones en que se padece se activa el 53, y lo hace con tal intensidad, que BanulaC prKcticamente al 5) Nnuestra parte mKs racional e intelectualO de tal forma que actúa como un BfiltroC que s!lo deja pasar los pensamientos y las emociones negativas y pesimistas, deformando siempre nuestras percepciones e impidiendo que la persona racionalice la situaci!n. En estos casos, 3dela sentía que su BcoraJ!n se disparabaC, tenía una Bangustia en el pechoC, a modo de presi!n, que le dificultaba la respiraci!n otras veces sus manos empeJaban a sudar, su boca se quedaba seca y tenía dificultad para articular dos palabras seguidas, Btodo  parecía venirse abajoC, era como una Bguerra desigualC que terminaba siempre dejKndole agotada y e#hausta. -o hay que intentar racionali.ar el miedo, hay que com+atirlo Para ello, nuestros  principales recursos girar5n en torno al control de nuestros pensamientos, no a su racionali.aci$n9 en esos momentos es m5s 0til intentar 3distraer4 nuestra mente que  perseverar para que 3ra.one46 En muchas ocasiones nos sorprendemos Btotalmente desconectadosC, sin escuchar al que nos habla, sin mirar lo que vemos ni atender lo que estKbamos haciendo; en definitiva, Bsin estar donde estamosC. Esta reacci!n nos puede ayudar en determinados momentos Nen que nos encontrKbamos malO, pero en otros nos crearK problemas innecesarios. uestro objetivo serK controlar Besas reaccionesC, de tal forma que no se Bdisparen solasC, sino que las activemos o no en funci!n de las circunstancias en que nos encontremos. 3 veces nos serK muy útil BdesconectarnosC de situaciones ansi!genas, que s!lo nos llevan a aumentar nuestra inseguridad y disparar mKs ansiedad en otras ocasiones nos BenfrentaremosC con decisi!n y voluntad a ellas, para conseguir BdoblegarlasC y encauJarlas. )on 3dela no tenía sentido ponerse a BracionaliJarC sus miedos a las <, =, A o > de la ma@ana en esos casos siempre hay que BcortarC los pensamientos que los estKn provocando, para ello lo mejor es distraer la mente, y ahí siempre haremos Bun traje a medidaC, pues no sirve lo mismo para todo el mundo. En funci!n de c!mo sea cada persona dise@aremos las estrategias a seguir. 3dela aprendi!, no sin esfuerJo, a cortar esos pensamientos y sustituirlos por otros mKs agradables y relajantes. 3 veces el miedo era tan paraliJante que tuvimos que emplear algunos trucos BfísicosC para ayudar a su desactivaci!n. En esas ocasiones resulta útil beber  agua de forma pausada o realiJar algunos ejercicios físicos que nos permitan recuperar el control de ese 53: respiraci!n diafragmKtica, relajaci!n, visualiJaci!n; )uando por fin

 parecía que ya tenía controlado el tema del sue@o, surgían de nuevo dos o tres noches difíciles. En estas ocasiones la persona se BtambaleaC un poco en nuestro caso, 3dela se desesperaba, pues ya creía tener resuelta esa situaci!n la verdad es que por nuestra parte,  por el contrario, siempre nos alegramos, pues esas peque@as BrecaídasC permiten consolidar  los avances y, a la larga, le dan seguridad a la persona al demostrarle que no hay raJ!n para el miedo, ya que surjan los imprevistos que surjan, ella siempre puede volver a conseguir el control de la situaci!n. 1ranscurridos dos meses 3dela ya se encontraba en disposici!n de afrontar el resto de las situaciones que tanto habían constre@ido su vida. (e cost! volver a  pasear sola, tard! tres semanas en ir a sitios oscuros o desconocidos aún iba muy pendiente de todo lo que sucedía a su alrededor, pero ya el miedo no limitaba su vida normal. 3l final, ella se sentía perfectamente capacitada, desde el punto de vista físico, para hacer cualquier acci!n por otra parte, al haber conseguido un buen control de sus pensamientos, mejoraron mucho sus relaciones sociales disfrutaba de esos momentos y daba rienda suelta a su sentido del humor, que era mucho, pero que se había convertido en los dos últimos a@os en un tono cKustico, mordaJ y satírico, que podía provocar la crispaci!n y tensi!n de los que estaban a su lado. 5ería una e#ageraci!n decir que 3dela, al final, se había alegrado del dHficit físico que tenía desde hacia dos a@os, pero sí que valoraba enormemente que, gracias a esas circunstancias, había conseguido un autocontrol que le iba a facilitar mucho su vida. -Es una pena que haya tenido que pasar esto para ver c!mo funciona la mente, nos lo tendrían que ense@ar desde peque@os, pero Qnos decía con cierta frecuenciaQ, Bno hay mal que por bien no venga/C 5eguramente 3dela no tiene ninguna duda de que es posible ser feliJ a pesar de la pareja, hijos, amigos, jefes, compa@eros; pero hay muchas personas que estKn convencidas de lo contrario. 3portaremos algo de racionalidad y esperanJa a esta creencia, tan err!nea como e#tendida en nuestra sociedad, y que afecta -a media humanidad/ BG)\$4 F4L 3 5E' 9E(6_ )4 $6 $3'674M$%E', "3'E%3, 6%45, 3$6245, %E9E5, )4$"3VE'45;, 56 E((45 54 (45 'E5"453R(E5 7E $6 69E(6)6737IC  o conoJco a ninguna persona adulta que, en algún momento de su vida, no haya pensado que su Bsituaci!nC no tiene soluci!n. Es fKcil dejarse llevar por el abatimiento y el  pesimismo cu ando nos encontramos en momentos penosos y tristes somos humanos y, como tal, nos sentimos dHbiles, y muchas veces impotentes, pero una de las ideas err!neas que mKs BarraigoC ha alcanJado, y que mKs equivocaciones suscita, es pensar que los demKsC son los responsables de nuestra infelicidad.  2as personas de nuestro alrededor pueden favorecer o entorpecer nuestra +0squeda de la  felicidad, pero no nos enga"emos: ni son los responsa+les de que lo consigamos ni los culpa+les de que no lo alcancemos6 (a realidad nos lo demuestra día a día. 5i miramos a nuestro alrededor no tardaremos en ver situaciones que nos confirman esta premisa. En efecto, seguro que encontramos maridosMmujeres, hijos, amigos, compa@eros, jefes; que, a pesar de encontrarse en circunstancias difíciles, consiguen ser felices o, al menos, viven su vida con bastante serenidad y procuran disfrutar de cada instante. -Es fKcil echar la culpa a los demKs/ o en vano es una costumbre muy arraigada y fomentada desde la mKs tierna infancia. GDuiHn ha tenido la culpaI, GquiHn ha sidoI, GquiHn ha hecho tal cosaI; G'ecordamos estas frasesI -"or supuesto que sí/ 5in darnos cuenta nos ense@aron a unir e identificar la respuesta a estas preguntas con el culpable de la situaci!n. 7urante la infancia nos sentimos muy vulnerables ante la opini!n de los demKs, pues estamos muy indefensos y, sencillamente,

necesitamos el cari@o de los que nos rodean para sobrevivir, En consecuencia, ademKs de sentirnos culpables de lo que había pasado, sin que hubiera mediado un mínimo de refle#i!n, nos sentimos responsables de lo que nuestra actuaci!n había ocasionado en los demKs. (!gicamente, de la misma manera que aprendimos a sentirnos culpables, tambiHn BaprendimosC a responsabiliJar a los demKs de nuestro infortunio;, cuando Blos malosC no habíamos sido nosotros en esas ocasiones, y basKndose en un argumento tan irracional, la culpa la habían tenido los que nos rodeaban. 3l final, terminamos adquiriendo uno de los Bmecanismos de defensaC que mKs arraigo alcanJan en nuestra forma de sentir y actuar. G"odemos ser felices, aunque no hayamos tenido mucha suerte con las circunstancias de nuestra vida ni con las personas de nuestro entornoI 6ntentaremos ver la respuesta en el caso de 2abriela.  El caso de 'a.riela  uestra BcolaboradoraC en este apartado tenía A+ a@os -cuando crey! que ya no podría volver a ser feliJ/ asta ese momento 2abriela había sido siempre una mujer bastante decidida y resuelta tenía muchos amigos y, en general, se relacionaba bien con la gente de su trabajo profesionalmente era una persona muy cualificada, que acababa de ver los resultados de tanto esfuerJo: le habían dado un cargo importante que esperaba desde hacía a@os, pero; -su felicidad se rompi!/ B"orque mi marido es un desgraciado que se ha ido con otra chica mKs joven, y encima me dice que no estK muy seguro de haberse enamorado de esa p;, no sabe si lo mejor es vivir solo durante algún tiempo hasta que sus ideas se aclaren -hace falta ser cínico, el muy c;, y parecía una mosquita muerta/C El dolor de 2abriela era aún mKs intenso, si consideramos que se había pasado los últimos ocho a@os  peleKndose con su familia Ba causa de su maridoC, pues ni a sus padres ni a su hermana les había gustado nunca %orge. B1odos tenían raJ!n y yo sin quererlo ver, -hay que ser subnormal para no haberse dado cuenta antes/C B"arece que lo ha hecho a prop!sito, ahora que estaba yo tan feliJ en el trabajoC BG)!mo ha podido hacerme algo así, despuHs de tantos a@osIC B-o podrH perdonarle nunca/C B-$e ha arruinado la vida y encima dice que lo siente/C B-%amKs podrH volver a confiar en alguien/C; )on estos y otros  pensamientos parecidos no era de e#tra@ar que 2abriela se sintiera infeliJ, pero lo peor es que se sentía impotente ante la situaci!n, pues creía que su marido era el responsable de su infelicidad. En estos casos, en los que la persona estK BdesgarradaC y sin fuerJas, no me empe@o en que desde el primer día empiece a racionaliJar sus actuales creencias sería absurdo, inútil e injusto con una persona que lo estK pasando tan mal, que no estK aún preparada para asumir otra realidad y mucho menos otra autoría. En estas situaciones empeJamos siempre por analiJar cuKl ha sido el desarrollo de su vida, los momentos en los que se ha sentido mKs feliJ, sus mayores logros, las actuaciones que le han producido mayor satisfacci!n, la relaci!n con sus amigos, c!mo disfrutaba en el pasado y de quH manera; En definitiva, quH es lo que mKs le gusta o le gustaba de sí misma, lo que mKs valora en los demKs, lo que aún tiene, lo que aún conserva lo que sigue estando presente; 3sí, poco a poco, tratamos de que vea su vida en conjunto, que recuerde que antes de conocer a %orge había sido  bastante feliJ, que sea consciente de que ahora aún tenía amigos valiosos, compa@eros que la querían;, pero, sobre todo, que sigue teniendo lo mKs importante para ser o volver a ser feliJ: -se tiene a ella misma/, y ella es la única persona que siempre ha estado y estarK a su lado. o es fKcil que quien estK sufriendo tan intensamente pueda reaccionar con rapideJ es como si su organismo necesitara un tiempo para volver a ser ella misma, para creer de nuevo en la gente y, sobre todo, para volver a sentirse bien. 3nte estos hechos, necesitamos

un tiempo de BdueloC, pero un tiempo no es una eternidad, es un espacio raJonable que nos  permita BrecuperarnosC, BreconstruirnosC y Bvolver a la vidaC con toda la intensidad y felicidad que seamos capaces de generar. )uando alguien nos cuenta que estK fatal, hundida y desesperada porque hace un a@o su marido, madre, hijo; habían cometido alguna Bterrible faltaC, o porque había pasado algo trKgico en su vida, en ese instante le decimos que -ya estK bien de confundirse/ o hay nada que justifique su enterramiento en vida. "ara que el BdueloC sea lo mKs breve posible conviene actuar de forma simultKnea sobre la  persona. 2abriela, como es l!gico, oponía mucha resistencia durante las primeras sesiones en las que ya abordKbamos sus pensamientos irracionales, pero, a pesar del esfuerJo que le suponía, fue bastante BdisciplinadaC en el seguimiento de las actividades lúdicas y ocupacionales que le impusimos. En este sentido, le ayudaron mucho gran parte de sus amigos y algunos compa@eros. 7ado el estado de precariedad que presentaba le aconsejamos no ir a ver a su familia durante unas semanas, las suficientes como para poder hablar del tema Bsin venirse abajoC. Estaba con las fuerJas muy justas, y en esos momentos  por nada del mundo debemos dejar escapar un Ktomo de energía. 2abriela empeJ! a comprender que si había sido feliJ antes de conocer a %orge podría volver a ser feliJ ahora que ya no estaba con Hl. )on el trabajo, lejos de apoyar su determinaci!n de pedir la baja, le hicimos sumergirse en Hl, llenar parte de su tiempo. )onseguimos que todos los días tuviera una raJ!n para levantarse y, una veJ logrado este objetivo, para distraerse. 4tra de las cosas a las que 2abriela mostr! mucha resistencia, pero que finalmente acept!, fue anular y desterrar las ganas de Bodio y venganJaC que sentía. 5in darse cuenta, se hacía da@o ella misma, no se permitía avanJar, estaba BancladaC en c!mo devolverle la jugada, trataba de compensar su amargura pensando en que Hl terminaría sintiHndose solo y, en esos momentos, se imaginaba mil actuaciones por su parte. "ero, como es l!gico, sus esfuerJos terminaron por Bdar frutoC, y al cabo de unos meses ya era capaJ de disfrutar en algunas situaciones se centr! mucho en ella misma, en sus valores, en la suerte que tenía de contar con tanta gente que la quería al final, empeJ! a encontrar ciertos privilegios a su nueva vida. (o de menos era la Bhistoria de su maridoC, Hsa era una decisi!n que no le pertenecía a ella comprendi! que no nos enamoramos para hacer da@o a otras personas, que a veces esto ocurre muy a nuestro pesar y que, en esos momentos, sus esfuerJos no deberían dirigirse a BmachacarC a su pareja, sino a BrescatarseC a sí misma para conseguir salir de ese estado de choque en que se había quedado. En la actualidad, 2abriela se encuentra muy a gusto con ella misma de veJ en cuando ve a su e# marido, pero esto ocurre mKs a  petici!n de Hl que a iniciativa suya. 3l final, la historia de %orge no cuaj!, pero nuestra amiga determin! que se sentía muy feliJ y satisfecha con ella misma y que por nada del mundo quería renunciar a su actual libertad. (a vida de 2abriela, antes de ese suceso BespecialC, era una lucha continua por hacer cosas, llegar a todos los sitios, contentar a todo el mundo y demostrar su valía. En la actualidad, sus objetivos se cifran en sentirse lo mejor  posible con ella misma, sonreír cuando las circunstancias se lo permitan Qlo que  prKcticamente ocurre todos los díasQ, descubrir nuevos ocios, nuevas posibilidades, nuevas  personas; en definitiva, descubrir su vida, esa vida donde ella siempre serK la  protagonista, no la víctima. o obstante, nos consta que muchas personas siguen pasKndolo mal, supuestamente por Bculpa de otrosC, de las circunstancias o hechos que han BmarcadoC sus vidas en esos casos, y en cualquier otra situaci!n, no olvidemos que  podemos aprender Bestrategias para dejar de sufrir y prepararnos para la vidaC.

  )apítulo A

 El sufrimiento útil/inútil en el amor 

-)uKnto misterio rodea al amor/, -cuKnto se ha escrito en su nombre/ 1odo parece girar en torno al amor y sin embargo, de nuevo, -quH poco nos han preparado para vivir el + amor/ GDuiHn se atrevería a definir de forma incuestionable el amorI 3 pesar de ello, todos creemos saber lo que significa y nos pasamos la vida hablando sobre el amor, quejKndonos del amor u obsesionKndonos por el amor.  uchas veces hemos escuchado que )la vida sin amor no merece la pena ser vivida !sta  frase podría indicar que hay personas que pueden vivir su vida al margen del amor6 )Cuidado, )no confundamos conceptos, )no redu.camos el amor al enamoramiento de una u otra persona !l amor es consustancial a la vida, va unido a la esencia del ser humano9 es nuestra 3vida4 si sa+emos encontrarlo dentro de nosotros mismos, y nuestra 3muerte4 si creemos ha+erlo perdido para siempre6 )ada veJ que sale el tema del amor pregunto a mi interlocutor quH es para HlMella el amor casi nunca estKn muy satisfechosMas. "arece que las palabras son demasiado limitadoras, que no ayudan a la definici!n de algo tan amplio, rico, concreto o abstracto como es el amor. 9avorecer la refle#i!n siempre me ha parecido uno de los ejercicios mKs estimulantes que puede hacer la persona. 3nimo al lector para que, antes de seguir leyendo, haga un ejercicio de refle#i!n y trate de responder quH es para HlMella el amor. "or nuestra parte, en este capítulo, aunque sea someramente, vamos a tratar de e#poner algunos principios  bKsicos que nos ayuden a BsituarnosC, que nos obliguen a buscar nuestras propias respuestas. (EL AMOR ES ?ELICIDAD 5 PLENITUD, PERO TAMBI@N DOLOR 5 SU?RIMIENTO+ $uchas personas piensan que su felicidad estK en manos de los demKs porque dependen de su amor para sentirse bien. Esto es err!neo, aunque estK muy e#tendido. 2ran parte de la equivocaci!n quiJK tenga fundamento en nuestra propia e#periencia, pero en la de los  primeros a@os de vida, cuando Hramos peque@os confundir las necesidades del ni@o y las del adulto no parece un ejercicio de objetividad, pero es l!gico que nos pase si nunca nos han ayudado a refle#ionar sobre ello. En efecto, cuando somos peque@os, durante los  primeros a@os de nuestra vida, dependemos de los demKs para sobrevivir. El ni@o necesita del afecto de los que le rodean, no puede vivir sin Hl. En psicología son muchas las e#periencias y los estudios que se han realiJado sobre este particular así naci! el síndrome

del hospitalismo, que e#plica la repercusi!n que puede tener para un ni@o peque@o el estar semanas o meses en un hospital sin poder sentir el calor y el afecto de sus seres mKs  pr!#imos. En la actualidad, los hospitales tratan de remediar estas situaciones y, aunque la situaci!n del bebH o del ni@o lo haga difícil, intentan por todos los medios que sus padres  puedan estar con ellos el mayor tiempo posible. "ara el ni@o peque@o sentirse querido es vital su dependencia del entorno le marca en los primeros a@os, y muchas de sus características y conductas futuras tienen su origen en los hechos, circunstancias o situaciones que se dan en esa fase. "ero no nos confundamos, -el adulto puede sobrevivir incluso en situaciones de aislamiento/, -estK preparado para ello/ "or supuesto que no le resultarK fKcil, y ojalK no tenga que e#perimentar esta vivencia pero el adulto, a diferencia del ni@o -se tiene a Hl mismo/, con sus limitaciones, pero tambiHn con sus fortaleJas, con el equilibrio, el apoyo y los recursos que le dan sus e#periencias, y con los aprendiJajes que ha ido elaborando a lo largo de su vida. Es muy frecuente que algunas personas se sientan BmorirC ante el hecho de haber perdido a la persona amada, o ante la discusi!n o el disgusto que acaban de e#perimentar, y que vivan con un dolor y un sufrimiento terrible. Ese sufrimiento lo justifican como parte consustancial del amor: B5i te enamoras ya sabes lo que te pasa, puedes ser la persona mKs feliJ del mundo, pero tambiHn la mKs desgraciada.C -)uKntas veces hemos oído algo parecido/, tantas, que ya nos lo creemos sin necesidad de cuestionarlo, sin hacerlo pasar por nuestra mente racional.  !l amor, como los dem5s sentimientos del ser humano, tiene sus e;plicaciones y sus misterios9 sus grande.as y sus miserias6 Pero no confundamos deseo con necesidad6 Es l!gico que deseemos que nos quieran las personas claves de nuestra vida, pero ello no significa que lo necesitemos para vivir. o pretendo provocar, -de verdad/, y entiendo que muchas personas vean en mis palabras provocaci!n e irracionalidad es l!gico, porque han asumido premisas e ideas err!neas que estKn muy e#tendidas en nuestra sociedad occidental. ecesitamos respirar, comer, dormir;, vivir en unas condiciones físicas que nos permitan nuestra supervivenQ da, pero no necesitamos que nos quiera alguien en concreto para seguir viviendo aunque, sin duda, si nos quisiera y lo hiciera de la forma que nosotros queremos que lo haga nos sentiríamos mKs felices en ese momento. -"or supuesto que sí/, pero eso no es una necesidad, es un deseo9 absolutamente l!gico por otra parte,  pero no esencial ni determinante para nuestra vida actual. Este es uno de los puntos donde los psic!logos encontramos mayores reticencias y hasta resistencias por parte de nuestros interlocutores. (a verdad es que si no hacemos un esfuerJo para e#plicar claramente lo que queremos decir es normal que nos ganemos esa fama de personas BrarasC y poco accesibles. 1rataremos de e#plicar y aclarar estos conceptos con la ayuda de un caso tan real como usual, con el que fKcilmente se identificarKn muchos de nuestros lectores.  El caso de 0avier  %avier era una persona que acababa de sobrepasar los 0 a@os, esa edad que tanta significaci!n parece tener para muchos hombres y mujeres. )uando le conocimos atravesaba momentos muy difíciles, estaba literalmente aterrado, pensando que su actual mujer pudiera dejarle para Hl, toda su vida y su felicidad dependían de la decisi!n de su c!nyuge. El anKlisis de su historia personal nos revel! algunos datos muy significativos. %avier había crecido en el seno de una familia matriarcal, pero con una madre muy atípica tenía un carKcter muy fuerte, era poco afectiva, e#cesivamente rigurosa y e#igente con sus tres hijos y su marido. En definitiva, una persona en constante estado de insatisfacci!n, que había condicionado mucho la vida de los que estaban a su alrededor. 5us hijos tenían un sentimiento muy desarrollado sobre la responsabilidad y las obligaciones con los demKs.

%avier, al igual que sus hermanos, se había esforJado mucho por abrirse camino y tener  prestigio profesional, y lo había conseguido. 5in embargo, a nivel personal las cosas no le habían ido tan bien rKpidamente se dio cuenta de que su primer matrimonio había sido una equivocaci!n en realidad, se trataba de una persona bastante parecida a su madre: e#cesivamente seria, demasiado rigurosa, e#igente, dogmKtica, con pocas habilidades sociales, con una moral infle#ible, que literalmente BahogabaC a su marido y le llenaba de obligaciones. %avier fue una persona resignada y triste mientras dur! su matrimonio se refugi! en su trabajo y su único consuelo se hallaba en su progresi!n profesional. "or mucho que una separaci!n no entrara en sus esquemas, lleg! un momento en que no podía mKs y, casualmente, conoci! a la antítesis de su mujer: una persona alegre, agradable, divertida, sociable, llena de vida, con ganas de pasKrselo bien y de querer y sentirse querida. ace mKs de dieJ a@os que viven juntos y %avier se siente bastante satisfecho con su vida familiar, pero a veces e#perimenta un sufrimiento que lo ahoga. En realidad, %avier era tremendamente inseguro a nivel personal, constantemente necesitaba pruebas continuas del amor de su mujer cualquier gesto no esperado, cualquier comentario podían Bhundirlo en la miseriaC. 'Kpidamente se construía su historia dramKtica y sentía que su matrimonio estaba en peligro, que su mujer le iba a dejar en cualquier momento, que había perdido su cari@o;, y que -la vida había terminado para Hl/ 3 fuerJa de repetirse estas historias Ben su cabeJaC, de pedir tantas se@ales de afecto, tantas muestras de amor incondicional, su mujer estaba realmente BcansadaC y le había dicho que así no podían seguir. El anKlisis nos demostr! que %avier estaba lleno de ideas irracionales su inseguridad le llevaba a ver  peligro donde no lo había, a magnificar la mínima discrepancia al final, estaba consiguiendo cargarse lo que mKs quería y lo hacía dejKndose en ello la vida. %avier, en el fondo, estaba convencido de que el amor y el sufrimiento iban inevitablemente unidos. o  podía admitir que, sencillamente, era feliJ, no e#istía ese concepto en su mente, así que cuando se sentía maravillosamente bien no tardaba en buscar algún gesto que le indicase que esa situaci!n pronto se iba a terminar. )on su actitud había conseguido agotar a su mujer, realmente estaba a punto de que se cumplieran sus Btristes proferíasC cuando vino a vemos. (a verdad es que estuvo varias sesiones tratando de convencernos de la l!gica de sus argumentos, del triste destino que la vida le deparaba. Estas ideas irracionales estaban tan BarraigadasC en %avier que cuando conseguía un par de semanas de tranquilidad y de  buena armonía con su mujer, inmediatamente se disparaban sus BalertasC y, sin ser consciente de ello, se ponía especialmente susceptible, como buscando cualquier palabra que le indicara que Btodo se iría al trasteC, y que de nuevo el sufrimiento y el dolor se harían due@os de su vida. %avier tenía ese sentido trKgico del amor por una parte, se sentía inmensamente feliJ al lado de su mujer, estaba enamorado como un adolescente, pero  pensaba que ese estado no podía continuar por mucho tiempo y, sin quererlo, provocaba discusiones inútiles y disgustos innecesarios. (a situaci!n no mejor! hasta que %avier acept! su equivocaci!n. o podía pasarse los días pidiendo demostraciones constantes de lo que para Hl era ser querido el que su mujer no le contestase con un tono suave no significaba forJosamente que ya no le quisiera, simplemente podía estar cansada, distraída, incluso harta y aburrida, pero no por ello había dejado de amarle. 5i alguna veJ no mostraba interHs en su conversaci!n o se dormía mientras Hl hablaba, tampoco quería decir que sus preocupaciones o sus opiniones no le importasen si no quería Bhacer el amorC Qy lo hacían con mucha frecuenciaQ, no tenía por quH ser un drama, ni quería decir que no le considerase atractivo o ya no le estimulase se#ualmente. "oco a poco %avier fue aprendiendo a vivir sin sobresaltos, a disfrutar sin Bestar en guardiaC y a no sentirse mal a

la mínima oportunidad; aprendi! a amar y a sentirse amado, a reírse, a no tener miedo y a no esperar la tragedia a la vuelta de la esquina. na veJ conseguido su equilibrio en su vida  personal, los momentos de felicidad cada veJ fueron mKs constantes y duraderos la relaci!n con su mujer estaba llena de buen humor y desinhibici!n su autoestima y su seguridad aumentaron al mismo nivel que su raJonamiento y su autocontrol. "or fin, %avier había logrado vencer el sentimiento trKgico del amor. 3 medida que había conseguido ser mKs espontKneo, mKs fle#ible y mKs paciente, había logrado, ser autHnticamente feliJ había abandonado definitivamente ese miedo enfermiJo que siempre le había acompa@ado y que, sin quererlo, había marcado su vida.  #o tenemos por qu% tener miedo al dolor, incluso al sufrimiento cuando es inevita+le9  porque ese dolor y ese sufrimiento ser5n pasajeros9 lo que no podemos pensar es que el amor y el sufrimiento van indefecti+lemente unidos6 Ser5 normal que en alg0n momento de nuestra vida amorosa sintamos dolor, y nos prepararemos para superarlo y vivirlo con naturalidad y madure.6 G1enemos que pagar BpeajesC en el amorI BEl amor te lleva a la felicidad, pero el  privilegio del amor tambiHn tiene sus contrapartidas, yo lo he vivido en mis propias carnes, y no me arrepiento, pero en estos momentos no puedo mKs, y aunque suene afectado, siento que este amor me estK matando.C  El caso de 0aime $Ks o menos con estas palabras nos defini! %aime el estado emocional que le embargaba cuando vino a vernos. 1eníamos ante nosotros a un joven de apenas =0 a@os, que reflejaba en su rostro un dolor infinito. %aime había sentido una autHntica convulsi!n en su vida hacía cuatro a@os hasta esa fecha, todos sus esfuerJos se habían volcado en sacar sus estudios, en abrirse camino en una ciudad tan competitiva como $adrid, y en hacerse un hueco dentro de su profesi!n. 7urante ese periodo de tiempo %aime había tenido dos medio novias y muchos BfantasmasC en la cabeJa, aunque siempre había tratado de apartarlos de su mente. acía cuatro a@os, de una forma bastante casual, había surgido una relaci!n, al principio amistosa, con un compa@ero de trabajo pero esa relaci!n había terminado convirtiHndose en Bel amor de su vidaC: Bunca pensH que se podía vivir y sentir con esa intensidad me he  pasado estos a@os como flotando, pero llevo varios meses hundido, con un sufrimiento inhumano que ya no puedo resistir mKs.C El novio de %aime, la persona que le había ense@ado los secretos del amor, que le había introducido en un mundo hasta entonces desconocido para Hl, se mostraba cada veJ mKs lejano parecía perder progresivamente interHs por %aime, y nuestro protagonista se encontraba hundido y desesperado. 3l  principio, no aceptaba la nueva realidad, no quería verla reclamaba en vano la atenci!n de su pareja posteriormente empeJ! a sentir unos celos demoledores: nunca había sido una  persona agresiva, pero ahora, a la mínima, se sentía humillado y adoptaba una actitud entre dolida y colHrica, que en nada favorecía la relaci!n. (a situaci!n se había deteriorado hasta el punto de que %aime no aceptaba lo que hasta entonces eran costumbres muy arraigadas en la relaci!n de ambos, como salir con amigos comunes, invitarlos a comer o cenar en su casa, ir de via*e con ellos; 5!lo quería que su  pareja Bfuese como antes, y se comportase con Hl Tc!moT al principioC. )on su actitud estaba ahogando la relaci!n Hl lo sabía pero era incapaJ de actuar de otra manera. (a vulnerabilidad de %aime era tremenda cualquier pensamiento acerca de la viabilidad de su relaci!n le hundía, su autoestima estaba por los suelos en los últimos meses la inseguridad había hecho mella en Hl y se sentía sin fuerJas ni Knimos para ilusionarse ante nada. 5u trabajo se había resentido y su jefe le había dado un toque de atenci!n este hecho le había

llevado al límite, sentía que todo se le Bvenía abajoC, pues al menos a nivel laboral siempre había recibido felicitaciones por su Bbuen hacerC. Bada funciona en mi vida y yo no tengo fuerJas para seguir luchando, de verdad, siento que ya no puedo hacer nada.C 3nte esa confesi!n por su parte, yo le contestH, mKs o menos, que Bno lucha el que no se da cuenta de que tiene que luchar, y que en su caso Hl era consciente de que había que hacer algo, y eso en sí mismo constituía ya un progreso enormeC. B%aime, si de verdad pensaras que ya no puedes hacer nada no estarías aquí no habrías venido a contar algo que llevas tan en secreto dentro de ti tú sabes que esa sensibilidad que te hiJo sentirte la persona mKs afortunada del mundo te va a permitir ahora salir de esta crisis. "ero no lo vas a lograr compadeciHndote, hundiHndote y fomentado tu sufrimiento lo vas a lograr poniendo toda tu atenci!n, incluso toda tu rabia, en e#traer los aprendiJajes de esta e#periencia en sacar fuera todo el dolor que llevas dentro lo vas a lograr cuando consigas controlar tus  pensamientos en ese momento volverKs a tener el control de tu vida y, con ello, la  posibilidad de volver a ser feliJ.C %aime se empe@aba en contarme pormenoriJadamente lo que había sentido cada día, y yo, por el contrario, le insistía en que no se recrease en sus  pensamientos, que en estos momentos eran tan subjetivos y tan traicioneros que s!lo traían dolor y oscuridad a su vida y a la relaci!n con su pareja. 3l contrario de lo que muchos  puedan pensar, no se trataba de hurgar en sus heridas, porque eso hubiese terminado con la  poca fuerJa que ya tenía, se trataba de Bcortar la hemorragiaC, de darle los recursos que le  permitiesen dejar de sufrir de forma tan inútil como negativa. )uando por fin %aime fue capaJ de controlar sus pensamientos y actuar con racionalidad vio que no había que Bpagar  peajes en el amorC. (a felicidad que da sentir y vivir un amor maravilloso no tiene por quH conllevar un sufrimiento de igual intensidad tenemos que preparamos para vivir, y eso significa que a veces sentiremos dolor, pero nuestros esfuerJos se dirigirKn a vivirlo con naturalidad y a superarlo lo antes posible. %aime abandon! la absurda idea de que ya no  podría volver a sentir con igual intensidad admiti! que a veces las relaciones acaban terminKndose, pero lo que no tiene sentido es pulveriJarlas con nuestros pensamientos y con nuestras e#igencias las relaciones tienen un comienJo y un desarrollo, lo mejor que  podemos hacer es entrenarnos para vivirlas en las mejores condiciones para favorecerlas, no para machacarlas, y eso es lo que %aime aprendi!. )omo suele ocurrir muchas veces, cuando se libr! de esa BangustiaC que le atenaJaba, la relaci!n con su pareja empeJ! de nuevo a mejorar a medida que Hl se sentía mKs seguro empeJ! i actuar de forma mKs racional, dejando a su pareja la posibilidad de respirar y de elegir libremente Nrecordemos que la persona que no se siente libre en su relaci!n tarde o temprano termina ahogKndose,  por lo que inevitablemente busca el o#ígeno que le permita seguir viviendoO. En sus fases mKs irracionales, condicionado por el sufrimiento que estaba viviendo, %aime se había creído esa e#tra@a pero e#tendida teoría que nos induce a creer que el sentimiento tan maravilloso que es el amor, la felicidad sin limites que te hace sentir, tarde o temprano termina pasKndonos factura es como si el ser humano no mereciera goJar de los momentos sublimes del amor, por lo que el amor se convierte en desamor y la felicidad busca el peaje del dolor. 4tras personas piensan que quien nos ha inducido a descubrir y sentir el amor tiene un poder e#traordinario sobre nosotros, pues al igual que es el artífice de nuestra felicidad puede ser el inductor de nuestro sufrimiento.  2a realidad es que la felicidad est5 en nosotros6 2a capacidad de amar y sentirnos amados tam+i%n est5 dentro de nosotros y, por encima de todo, el amor que siempre, a+solutamente  siempre, estar5 a nuestro lado ser5 nuestro propio amor9 de ahí la importancia vital que adquiere el concepto que tengamos de nosotros mismos6 Sin duda, para aprender a amar,

haremos +ien en entrenarnos primero en amarnos a nosotros mismos pues, de lo contrario, difícilmente podremos amar a los que nos rodean, y nunca, nunca, seríamos due"os de nuestra felicidad, ya que la ha+ríamos puesto en 3manos de otros46 )uriosamente, pero ya hemos se@alado que no por casualidad, cuando nos apreciamos y nos queremos de verdad a nosotros mismos resultamos mKs atractivos para los que nos conocen. "or otra parte, si trabajamos nuestra sensibilidad y nos entrenamos en buscar cosas aceptables en los que nos rodean, y no al contrario, como muchas veces hacemos,  pronto descubriremos que muchas personas poseen cualidades que nos ayudan a sentirnos  bien a su %ado y nos hacen valorarlas como merecen. En definitiva, ni hay que pagar peaje en el amor ni la vida se termina cuando se acaba el amor. (LA >IDA SE TERMINA CUANDO SE ACABA EL AMOR+ $ucha gente piensa que una veJ que has descubierto lo que es el amor no puedes vivir sin Hl, y, si puedes, no merece la pena hacerlo. )omo siempre, deberíamos matiJar esta afirmaci!n. (a verdad es que, tal y como mucha gente cree que es el amor, es l!gico que  piensen que sin Hl no merece la pena vivir. Estas personas sitúan el amor como algo e#terno a sí mismas. "ara ellas, sentir o no amor dependerK de que otras personas se lo  proporcionen. 7e nuevo tenemos ese sentimiento de invalideJ la felicidad no nos  pertenece, el amor tampoco, s!lo el sufrimiento parece estar siempre al alcance de nuestras manos.  El caso de 1eonor  (eonor tenía A8 a@os cuando lleg! a la conclusi!n de que su vida ya no merecía la pena, pues la persona que le había hecho sentir el amor acababa de comunicarle que ya no quería continuar, que la relaci!n se había terminado. (a realidad es que su pareja le había comunicado este hecho ya en muchas ocasiones, pero (eonor se resistía a aceptarlo, y una y otra veJ se humillaba, se arrastra ha a sus pies y suplicaba una nueva oportunidad. (eonor siempre había sido una mujer con un encanto muy especial, había tenido varios amores en su vida, y no menos amantes, pero se qued! impactada cuando conoci! a su pareja actual aparentemente cumplía y reunía todos los requisitos: hombre atractivo inteligente, ameno, agradable, profundo, delicado, sensible y un amante e#cepcional, -que mKs se puede pedir/ 3nte una BjoyaC semejante, (eonor sucumbi! y se rindi! incondicionalmente a sus encantos tan incondicionalmente que fue incapaJ de ver algunas se@ales que indicaban peligros evidentes en esta persona. El enamoramiento fue de tal calibre que (eonor pas! por alto cualquier aspecto que no respondiera a la imagen ideal que se había formado así, no dio importancia a los celos e#agerados del principio, ni al e#clusivismo que imponía, ni al despotismo de muchas de sus actuaciones;, incluso trat! de no enterarse de sus infidelidades. 3 la e#citaci!n y la e#altaci!n del principio habían sucedido ocho a@os llenos de dolor, calvario y sufrimiento, pero (eonor, para desesperaci!n de todos los que la querían, seguía enganchada a esta persona, y era capaJ de soportar las mayores vejaciones con tal de seguir viHndolo y BteniHndoloC de veJ en cuando. )uando la vimos se encontraba en un estado penoso. Estaba tan al límite que nada le  parecía bien. 1odo era motivo de discusi!n e insatisfacci!n para ella. o soportaba ni el lugar donde residía, ni la ciudad donde vivía, ni su trabajo, ni su gente; o soportaba nada ni a nadie. 5!lo e#igía: que la escuchasen, que la dejasen repetir una y mil veces que no  podía vivir sin esta persona, que el resto del mundo no merecía la pena. )omo podemos imaginarnos, no eran precisamente amigos los que le sobraban a (eonor en esa etapa de su vida. (os pocos que le quedaban los machacaba a diario con sus quejas e insatisfacciones. "ocas primeras consultas me han resultado tan difíciles como la de (eonor si no fuera por la larga e#periencia de profesi!n intensamente vivida, difícilmente hubiera podido encajar

su agresividad. "ero los psic!logos sabemos que estas personas estKn inmersas en un dolor tan desgarrador que aunque no justifique sus conductas, sí que las hace perfectamente entendibles. (eonor estaba firmemente convencida de que su vida no merecía la pena despuHs de haber alcanJado el BH#tasisC mKs increíble, -c!mo se iba a conformar ahora con vivencias llenas de mediocridad e imperfecci!n/ (as primeras sesiones fueron todo un ejercicio de paciencia infinita, de autocontrol por ambas partes y de calor humano poco a  poco, pero muy lentamente, (eonor fue mostrKndose mKs receptiva, se dio cuenta de que realmente yo la apreciaba y quería, y podía ayudarle si ella colaboraba, pero -no era fKcil/ su sufrimiento le había dejado sin fuerJas, -ni siquiera para reaccionar/ 'esultaba muy doloroso comprobar c!mo a la mínima oportunidad volvía a dejarse humillar y vejar por la  persona que ella mKs adoraba, en la misma medida que odiaba. o podía BdesengancharseC de su verdugo, aunque había aceptado que trabajar en su Bliberaci!nC era su única tabla de salvaci!n. 7e repente, los acontecimientos hicieron que forJosamente tuviera que dirigir su atenci!n a otro Kmbito. El tema no era precisamente halag`e@o, pero al menos nos permiti! trabajar en ella misma, de tal forma que, poco a poco, fue recuperando cierta autonomía y, sobre todo, capacidad de control sobre sí misma. 5eguramente, uno de los momentos claves a lo largo de las distintas sesiones fue hacer refle#ionar a (eonor sobre lo equivocado de su  planteamiento esencial es decir, sobre su hip!tesis de que -ya nunca podría ser feliJ/ n día le preguntH si estaba en condiciones de pensar Bla cuesti!nC le dije: BEs tan simple como compleja: por favor, dime si hasta cumplir los = a@os habías sido capaJ de tener momentos de autHntica felicidad en tu vida, piHnsalo despacio antes de contestar.C (eonor me mir! despacio, y respondi!: B-"or supuesto que sí, pero esos momentos ahora no me compensan/C, de acuerdo Qdije yoQ, Bpero entonces, si tú has sido capaJ de tener momentos felices sin esta persona, significa que la felicidad estK y estaba dentro de ti, en tu capacidad de disfrutar, y esa capacidad, por mucho que lo niegues, sigues teniHndola si no ya me contarKs como aún puedes ser feliJ en algunos momentos, a pesar de que lo haces en las  peores condiciones posibles, siendo humillada, vejada y maltratada Gde verdad crees que la capacidad estK en Hl y no en tiI, -piHnsalo, pero utiliJa para ello tu inteligencia, no tu testarudeJ/C (eonor, poco a poco, había aprendido algo esencial: estaba empeJando a poner  su voluntad, que era mucha, al servido de su inteligencia y no al revHs. (a vida no se termina cuando se termina un amor, por mucho que creamos que es el amor de nuestra vida la vida se termina cuando nos negamos a sentir, a ver, a escuchar;, a raJonar cuando nos negamos a controlar nuestros pensamientos y nos forJamos a no creer en nosotros mismos. (a vida llega realmente despuHs de ese amorQdesamor, pues esa e#periencia nos ha  permitido aprender a vivir, a conocernos mejor, a protegernos adecuadamente, a ser mKs racionales, mKs generosos, mKs humanos despuHs del desencanto del amor del otro nos queda el reencuentro con nosotros mismos, con el amor que llevamos dentro, con esa parte maravillosa que nos harK volvernos a sentir, y nos permitirK abrir las puertas a un amor mKs autHntico, mKs maduro, pero no menos intenso ni menos real nos permitirK abrir las puertas Bal amor de verdadC. El amor no es sin!nimo de felicidad y sufrimiento el amor es la mejor oportunidad para aprender a vivir nuestra vida para integrar nuestras e#periencias,  para mejorar nuestros sentimientos, para crecer como personas.  2a vida no se termina cuando aca+a un amor6 !l amor da vida a la vida, )no reneguemos del amor, pero no suframos in0tilmente en su nom+re na de las mejores formas para dejar de Bsufrir inútilmenteC serK evitar los principales errores que cometemos. En el siguiente capítulo trataremos de dar algunas BpistasC que nos ayuden a conseguir este objetivo.

  )apítulo 

 Errores a evitar 

Su#rir /in0tilmente1 si hiciHramos un anKlisis riguroso, concluiríamos que mKs del ? por +00 de las veces sufrimos inútilmente. Ese porcentaje tan alto puede e#tra@ar a mucha gente, pero hemos desarrollado una facilidad enorme para provocarnos sufrimientos injustificados. 3 los lectores mKs escHpticos les sugeriría un ejercicio bastante sencillo: 3punten en una hoja las  personas mKs representativas de su vida, hKganlo cronol!gicamente, desde que eran  peque@os. 3l lado se@alen y clasifiquen sus rasgos mKs significativos de carKcter: sensibleMinsensible, sociableMinsociable, afectivoMfrío, generosoMegoísta, alegreMtriste;  pongan todas las características que se les ocurra, pero no dejen de se@alar el nivel de sufrimiento que mKs se ajuste a su forma de entender la vida: sufridor alto Nsufre por todoO,  sufridor medio Nsufre con facilidadO, sufridor +ajo Ns!lo sufre en situaciones muy difícilesO y no sufridor9 en esta última categoría s!lo pondremos las personas que afrontan o afrontaban su vida con alegría, que se muestran o mostraban positivos ante las dificultades, con una visi!n optimista, que no pierden o perdían el control, aunque la situaci!n fuera difícil, que siempre se les ve o veía con buen humor; En resumidas cuentas, que s!lo les vimos tristes cuando perdieron un ser querido, o ante situaciones tan dramKticas como la referida. aO "ongan al lado el nivel de simpatíaMantipatía, afectoMfrialdad;, que nos provocaban estas personas. bO 6ntenten asignarles una nota de 0 a +0, en funci!n de c!mo pensamos que han sabido o saben enfocar la vida Nel 0 estaría en el e#tremo inferior, no han sabido enfocar su vida, s!lo veían las dificultades, iban siempre por detrKs de los acontecimientos, sufriendo inútilmente y en el +0 situaríamos a las personas que han utiliJado mejor su inteligencia emocional y han sido o son realmente sabios en el enfoque de su vidaO. cO 5e@alen y sumen todas las personas que han clasificado como no sufridoras y comprobarKn que difícilmente superan el  por +00 de la muestra, aunque, por el contrario, ese grupo de  personas alcanJarKn las notas mKs altas en c!mo han sabido o saben vivir la vida.  uestra cultura, nuestra educaci!n y, por quH no decirlo, tambiHn las distintas religiones,  parecen haberse empe@ado en ofrecernos una visi!n negativa de la vida, que nos ha  provocado un aprendiJaje en gran medida estHril, y nos ha condicionado a pasarnos la vida sufriendo inútilmente. (as manifestaciones y las sensaciones mKs desagradables que e#perimenta el ser humano estKn unidas o asociadas a sufrimientos inútiles. )ada veJ son

mKs las personas con una sintomatología ansi!gena Nprovocada por una ansiedad y un estrHs negativoO. Sstas pierden el control de su 53 y se provocan respuestas poco adaptadas a la situaci!n real: aceleraci!n del ritmo cardiaco, opresi!n en el pecho, BembotamientoC generaliJado, disminuci!n de las funciones intelectuales: pHrdida de memoria, dificultades de concentraci!n, ralentiJaci!n de los procesos mentales, falta de agilidad y fluideJ verbal; en definitiva, pHrdida del control voluntario de sus conductas y emociones.  !l sufrimiento in0til provoca un desgaste e;agerado a nivel físico, una irrita+ilidad creciente a nivel psíquico y un desplome enorme de nuestro control emocional6 )uando el 53 se BconectaC, sufrimos un desgaste físico equivalente al que e#iste cuando nos forJamos a correr veloJmente. Este desgaste, y esto es lo mKs inquietante, dura mientras permanece ese sufrimiento es decir, si nos pasamos tres horas dKndole vueltas a algo que nos hace sufrir, desde el punto de vista orgKnico es como si hubiHramos estado tres horas corriendo sin parar: el desgaste, mal que nos pese, es equivalente. El sufrimiento activa las Bfunciones de huidaC: aceleraci!n del ritmo cardiaco, combusti!n de o#ígeno;,  pero difícilmente tenemos que realiJar una huida de verdad podemos estar sentados y hasta tumbados en la cama y, sin embargo, hemos puesto nuestro coraJ!n a +<0 palpitaQ dones  por minuto, lo mismo que si estuviHramos corriendo a gran velocidad. (as consecuencias son fKciles de imaginar: nos sentimos cansados, aunque no nos hayamos movido de una silla embotados, aunque no hayamos desarrollado funciones importantes a nivel intelectual apKticos, aunque nada justifique ese malestar decaídos y tristes, aunque estemos rodeados de personas que nos quieren y se sientan cercanos a nosotros;  !l sufrimiento nos provoca un desgaste enorme, un malestar constante, p%rdida de energía, falta de adecuaci$n a la situaci$n que estamos viviendo y +ajada significativa de las funciones intelectuales6 )uando sufrimos inútilmente bajamos al mínimo nuestro rendimiento intelectual, la parte mKs BhumanaC. El sufrimiento distorsiona y entorpece nuestro rendimiento, a la par que las crisis de ansiedad que provoca pueden originamos estados predepresivos. En resumen, s!lo hay un sufrimiento positivo: el que te hace reaccionar pronto y facilita que, sin hundirte, aprendas de la situaci!n vivida, e incorpores un nuevo recurso al repertorio de tus conductas. (os ejemplos que podemos encontrar en nuestra vida cotidiana son múltiples: Gnos ayuda el que suframos antes, durante y despuHs de un e#amenI G'esulta útil que Bnos disparemosC antes de una entrevista de trabajoI Gos facilita la resoluci!n de un problema el que le demos vueltas, de forma reiterada, una y mil veces, intentando BcaJarC cualquier  peligro o posible amenaJaI Gos proporciona energía el llanto, la tristeJa, el abatimiento;I Entonces, Gpara quH sufrir inútilmenteI 'epetimos: uno de los signos de equilibrio que deberíamos tener las personas supuestamente maduras es haber aprendido a no sufrir de forma tan absurda como peligrosa. 5i miramos hacia atrKs y vemos que aún lo seguimos pasamos mal; concluiremos que no hemos avanJado mucho desde que Hramos ni@os. (os desenga@os, los desencantos, las desilusiones, las frustraciones; no justifican nuestro sufrimiento, porque lo único que conseguimos, si optamos por ese camino, es hundimos cada veJ mKs en esas vivencias tan negativas. Esta actitud hace que en lugar de aprender y salir rKpidamente a la superficie nos machaquemos de forma absurda y nos enfanguemos en terrenos pantanosos al final, nos sentiremos agotados en medio de una lucha sin tregua. Conseguir no sufrir in0tilmente es uno de los aprendi.ajes m5s importantes en la vida del ser humano9 no conseguirlo es no sa+er vivir6 BDARLE >UELTAS1 A UN 8EC8O ;UE 5A 8A PASADO

 G)uKntas veces nos sorprendemos Bdando vueltasC a hechos o situaciones que ya han  pasado, incluso que han pasado hace bastante tiempoI "or favor, -no queremos provocar/  o estamos diciendo que no sea necesario analiJar nuestras conductas o las circunstancias en que se desarrollaron, -por supuesto que sí/, pero si lo hacemos bien, y con objetividad, serK suficiente con que este ejercicio lo hagamos una veJ y e#traigamos las ense@anJas oportunas lo contraproducente es que nos pasemos horas y horas, a veces días y días, BdKndole vueltasC. $uchos historiadores nos dicen que si supiHramos y repasKramos de veJ en cuando la historia veríamos que los acontecimientos se repiten y -es cierto/, pero es cierto hasta este punto. )uando a partir de este hecho, bastante irrefutable, a@aden que Bsi aprendiHramos de la historia no cometeríamos los mismos erroresC, en gran medida se equivocan. "orque -difícilmente aprendemos de los errores ajenos/ (a psicología lo demuestra constantemente. emos repetido varias veces que cada persona es Búnica y singular, desde el momento en que naceC, y por ello no podemos esperar que reaccione o se comporte de la misma forma. ay un cHlebre dicho que nos recuerda Bque no escarmentamos en cabeJa ajenaC. (a sabiduría popular se ha nutrido de hechos contrastados por el sentido común, que es el menos común de los sentidos, pero sin duda el que mKs deberíamos desarrollar. Efectivamente, si nos cuesta aprender de nuestras propias vivencias, -c!mo vamos a pretender que las personas interioricen y hagan suyas ense@anJas o e#periencias de otras personas/ Entonces, se preguntarKn algunos, BGes que no hay que  pensar nunca en lo que hemos hechoI, Gc!mo vamos a aprender entoncesI, -nos pasaremos la vida cometiendo los mismos errores/C 1ienen raJ!n, sí que hay que pensar en lo que hemos hecho, pero -ojo/, de forma selectiva y s!lo en las condiciones que nos facilitan el aprendiJaje.  #o siempre que le damos vueltas a un hecho estamos aprendiendo de %l, a veces  justamente hacemos lo contrario, y s$lo conseguimos )hundirnos y condicionarnos negativamente para cometer los mismos errores 5i queremos aprender de nuestra e#periencia pasada, tendremos que saber que para que ese aprendiJaje sea real deben darse varias condiciones: aM &istancia emocional6 Es decir, aprenderemos cuando no nos sintamos machacados por lo que acabamos de hacer, cuando no estemos BsufriendoC intensamente las consecuencias de nuestra actuaci!n, porque en esas situaciones, en lugar de analiJar, simplemente nos machacamos sin piedad. $uchos se preguntarKn: BG"ero entonces, c!mo lo hacemosIC, BG5i estamos mal, c!mo salimos de esa situaci!nIC, B5i hasta que estemos bien no  podemos e#traer las ense@anJas que encierra, Gc!mo salimos del atolladeroI, Gno es una contradicci!nIC 3fortunadamente se puede hacer. Es posible aprender a BcortarC esos  pensamientos perturbadores y recuperar nuestro autocontrol, y entonces estaremos en disposici!n de asimilar, de e#traer las consecuencias e incorporar nuevas pautas a nuestras conductas. (o veremos con detalle en d capítulo , dedicado a las BEstrategias para dejar de sufrir y prepararnos para la vidaC. +M An5lisis riguroso y o+jetivo6 (!gicamente, para ello tendremos que haber conseguido primero la Bdistancia emocionalC, pero ademKs deberemos seguir un mHtodo estricto que nos permita BobjetivarC los hechos. Jn an5lisis acertado se +asa en una o+servaci$n rigurosa6 3quí nos entrenaremos para Bregistrar escrupulosamenteC todas las conductas que han intervenido en el suceso. El lenguaje verbal representa una parte muy peque@a del proceso de comunicaci!n el lenguaje no verbal Qnuestra e#presividad corporalQ es mKs importante y significativo en el anKlisis de las conductas propias y ajenas.  F5cilmente nos dejamos llevar por lo que dicen los dem5s en lugar de por lo que hacen6

 !n el mejor de los casos, nos han entrenado a escuchar, en lugar de o+servar, mirar y anali.ar6 cM Consecuencias del hecho6 !l an5lisis de las consecuencias nos permitir5 alcan.ar una 3atalaya privilegiada4 que nos situar5 en el 3punto real4 de la situaci$n6 2$gicamente, contemplaremos las consecuencias que se han producido para el conjunto de las personas, tanto las que han intervenido directamente como las que estando ausentes juegan un papel importante para el hecho en sí, directa o indirectamente6 dM !strategias a seguir6 Si hemos  seguido +ien los pasos anteriores, las estrategias se deducir5n f5cilmente9 estar5n determinadas por los an5lisis previos6 El estudio de las consecuencias nos llevarK a determinar las estrategias. eM &isposici$n anímica adecuada6 S$lo a+ordaremos las estrategias y las actuaciones que hayamos determinado cuando nuestro estado anímico sea el ideal para conseguirlo9 es decir, cuando tengamos el nivel de autocontrol que nos  facilite los resultados esperados6 Si tenemos las cosas muy claras, pero tenemos disparado el S#A, nuestra conducta ser5 emocional, no intelectual, y ahí seremos muy vulnera+les6 En consecuencia, Bdar vueltas por dar vueltasC es tan inútil y desesperante como poco eficaJ si no se realiJa en las condiciones adecuadas. 5i lo pensamos detenidamente, descubriremos que la mayoría de las veces que nos dedicKbamos a este BmenesterC lo hacíamos a nivel emocional de ahí los resultados. En conclusi!n, s!lo cuando se den las circunstancias y condiciones descritas analiJaremos los hechos pasados y, una veJ e#traídas las consecuencias, nos BsituaremosC y alcanJaremos el nivel racional !ptimo para que las estrategias a seguir se desarrollen con las mK#imas garantías de H#ito.

4 3)E"13' (4 6EF613R(E

Gay algo mKs inevitable que la muerteI "ero, -quH poco nos han preparado para afrontarla/ emos estado quince, veinte, treinta o mKs a@os estudiando y BpreparKndonos  para la vidaC, Gpero cuKnto tiempo hemos dedicado a BprepararnosC para afrontar la muerte que vamos a BvivirC a nuestro alrededor e, incluso, la propiaI 7e todas formas, no queremos circunscribir este capítulo s!lo al tema de la muerte. E#isten muchos hechos BinevitablesC que se sucederKn a lo largo de nuestra vida no aceptarlos, desde un punto de vista de salud mental, significa, de nuevo, embarcarnos en un sufrimiento inútil, desgarrador y, en muchas ocasiones, muy duradero en el tiempo. 5in pretender BadoctrinarC  2a lucha no significa desgarro, sino adecuaci$n a los hechos, para o+tener el m5;imo  fruto posi+le, no la m5;ima desgracia que el ser humano pueda vivir6 5i has sufrido en tus carnes el impacto de tener un hijo con parKlisis cerebral o con cualquier enfermedad degenerativa, incapacitante o minusvalía, poco nos ayudaremos a nosotros, y menos aún a nuestro hijo, si nos pasamos la vida sin aceptar este hecho. 5erK preferible que nuestros esfuerJos se encaminen a procurar las mejores condiciones de vida, para Hl y para nosotros el ni@o alcanJarK mejor el potencial y el bienestar mK#imo que su enfermedad le permita si consagramos todos los esfuerJos a ese objetivo, pero si nos pasamos la vida no aceptando lo inevita+le el sufrimiento ser5 tan in0til como injusto6 GDuH podríamos poner dentro del capítulo de hechos inevitablesI $e temo que un mont!n de sucesos o situaciones que se escapan a nuestro control o intervenci!n. 3 modo de ejemplo podemos se@alar: 6 Potencial intelectual con el que nacemos6 Por mucho que nos empe"emos los  psic$logos, no es el mismo para todas las personas6 B6 Padres y familiares que tenemos6 >Acaso los podemos elegir? 6 Personas que nos rodean en nuestra infancia6 Profesores, compa"eros de colegio, vecinos, amigos de nuestros padres' D6 Ciudad en la que vivimos6  Hasta ahora, pocas opciones podíamos tener so+re este tema 3de peque"os4, pero lo peor es que, en las condiciones de glo+ali.aci$n actuales, en muchos casos tampoco tendremos muchas alternativas 3de mayores46 Ha+r5 personas que se sientan muy condicionadas a despla.arse o quedarse a vivir en ciudades poco gratas para ellas, pero los temas la+orales, profesionales, familiares o de cualquier otra índole les mediati.ar5n6 E6 1efes que tenemos6 Al menos hasta que estemos en otra compa"ía, nos trasladen, o cesen a nuestro jefe actual, en la mayoría de las ocasiones nuestra opini$n no contar5 en la designaci$n de los jefes que vamos a tener6 N6 !; maridosOe; mujeres: e; noviosOas9 e; amigosOas9 compa"erosOas' Por mucho que nos fastidie, y que nos reprochemos el 3ha+er   sido tan cretinos tan ingenuos como para casarnos con fulanito, ha+er tenido de novioOa a menganito, ha+er sido amigoOa de .utanito y tener como compa"eroOa a alguien cuyo nom+re no queremos ni recordar4, la verdad es que esas personas han sido o son una parte a0n de nuestras vidas, y resulta a+surdo machacarnos por su e;istencia, o por nuestra actuaci$n pasada, cuando so+re ese pasado )nada podemos cam+iar en este momento 6 *uerras, genocidios, masacres, a+usos, violaciones'ya pasadas6 Podemos, dentro de nuestras posi+ilidades, intentar que en nuestro 5m+ito de actuaci$n no se produ.ca

ninguna de esas circunstancias, pero de nada sirve pasamos la vida lament5ndonos por aquello que ya no puede ser de otra forma6 !n estos casos, la inmoralidad es quedarnos en el lamento, en la queja y en el sufrimiento in0til9 reservemos toda nuestra energía en luchar, de forma realista, en el 5m+ito de actuaci$n que tenemos, y aprovechemos todas las condiciones y circunstancias posi+les para que nuestra 3lucha particular4 tenga la m5;ima repercusi$n en el mayor n0mero de personas6 (a lista sería larguísima, pero lo importante no es su dimensi!n, sino nuestra actuaci!n. (a grandeJa del ser humano es su capacidad de adaptaci!n a la realidad, pero adaptaci!n aquí no debemos entenderla como resignaci!n, sino como situaci!n !ptima donde la persona  pondrK todos los recursos disponibles en la consecuci!n de sus fines, y no hay mejor ni mKs noble objetivo que alcanJar la mK#ima felicidad para Hl y los que le rodean. 3 ese fin dedicaremos nuestros esfuerJos, a actuar, no a lamentar. El caso de 3ntonio 3ntonio no supo en su momento aceptar lo inevitable las consecuencias han sido muy negativas para su vida. uestro protagonista era el típico hombre de negocios lleno de H#itos. ada parecía resistirse a sus habilidades y recursos: -sacaba dinero de las piedras/ "ero había un tema que le hacía sentirse profundamente insatisfecho: iba a cumplir cuarenta a@os, estaba casado con una mujer muy agradable y, como Hl decía, bellísima, pero -no habían conseguido tener hijos/ 3unque lleg! un momento en el que su mujer no quería someterse a mKs Bpruebas de fecundidadC porque llevaban dieJ a@os intentKndolo, había sufrido dos abortos, se había alterado todo su sistema hormonal, no dormía por las noches, se sentía irritable y permanentemente cansada;, accedi!, como de costumbre, a la presi!n de 3ntonio y volvi! a someterse, a lo que para ella sería un autHntico martirio durante dos a@os mKs. 3l final, 3ntonio decidi! que adoptarían un ni@o su mujer no estaba al principio muy convencida, pero termin! aceptando la decisi!n y trat! de hacerla suya. )omo de costumbre, nuestro e#itoso hombre de negocios no admiti! ninguna sugerencia y termin! adoptando un ni@o, que ya tenía dos a@os y medio, -guapísimo/ El pobre crío desde el  principio dio muestras de una agresividad poco contenida y un retraso madurativo  preocupante. 5u mujer, que se dedicaba en cuerpo y alma al ni@o, pronto dio la voJ de alarma, pero 3ntonio pens! que Bera una novata, que se asustaba del genio de un chico machoteC. (a realidad es que cuando el ni@o tema cinco a@os ya lo habían e#pulsado del  primer colegio por la agresividad sin límites que había mostrado y por su retraso madurativo, que le impedía seguir una escolaridad normal. 3ntonio, lejos de aceptar la situaci!n, quería dedicar todos sus esfuerJos a denunciar al colegio ante la inspecci!n afortunadamente no dio este paso, pero tampoco accedi! a mandar al ni@o al colegio que le recomendKbamos Nno tuvo mKs remedio que hacerlo dos a@os mKs tarde, cuando comprendi! que no BencajabaC en el centro escolar que Hl le había buscadoO. (a madre se desesperaba en casa con el crío, pero Hste se sentía muy BfuerteC porque siempre obtenía el respaldo de su padre. -o hubo forma de poner un programa de modificaci!n de conducta  para el medio familiar el padre siempre lo boicote!, al pensar que queríamos imponer a su hijo unas normas y pautas de conducta demasiado estrictas/ 3ntonio sigui! porfiando y luchando contra todos las relaciones con su mujer se deterioraban día a día, pero no admitía que su hijo tuviera dificultades serias, tanto a nivel de autocontrol Qlos ni@os le rechaJaban por su agresividad incontroladaQ, como de desarrollo intelectual. 3l final, cuando tuvo que rendirse a la evidencia, y trasladar al ni@o a un centro muy especialiJado, no acept! la situaci!n. Sl no podía aceptar que su hijo no fuese brillante, que tuviera dificultades de relaci!n, que hiciera gala de una agresividad sin límites, que, en definitiva, no fuera Bun digno sucesorC así que termin! separKndose de su mujer y viendo al ni@o en

contadas ocasiones. Es un ejemplo muy grKfico de c!mo una persona no acepta lo inevitable. -o todo se puede comprar con dinero/ 3 pesar de los esfuerJos de la pareja no consiguieron tener hijos propios, y el adoptado no dio el perfil que su padre había previsto  para Hl. 3l final, Bhuy!C y seguramente aún se queje de su Bmala suerteC nos tememos que 3ntonio aprendi! muy poco de esa e#periencia de su vida, pues recordemos que para aprender hay que tener una predisposici!n favorable. #o aprende quien cree que todo lo  sa+e6 "or el contrario, conocemos a personas que cuando aceptan Blo inevitableC, lejos de sentirse derrotadas, encuentran la forma de reconducir sus energías y, sin duda, ahora son BmKs personasC, incluso son personas Bcon ciertos privilegiosC, pues han desarrollado mKs recursos y habilidades para superar las situaciones que la vida nos pone día a día. Son  personas que sonríen, y su sonrisa no es una mueca, es la e;presi$n de su satisfacci$n interna6 3prendieron a Bno complicarse la vida inútilmenteC.

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El BprogresoC a veces trae consigo algunos BlastresC o hKbitos poco recomendables. -)uKnto nos complicamos la vida/, especialmente en las llamadas sociedades avanJadas. -)on quH facilidad gastamos gran parte de nuestras energías e ilusiones persiguiendo objetivos absurdos, cuando no imposibles/ os pasamos la vida BtrabajandoC como  bellacos para poder BcomprarC cosas inútiles. B2astamosC nuestro tiempo yendo de un sitio a otro para no encontrar finalmente el lugar que buscKbamos. o paramos de correr y correr  durante todo el día para que al llegar la noche comprobemos que al día siguiente tenemos que seguir corriendo. acemos un problema de cualquier cosa, sentimos conflictos que s!lo e#isten en nuestra mente, sufrimos tragedias ine#istentes, anhelamos metas absurdas y; al final, lo peor de todo es que nos sentimos mal. -)uKnto tiempo y cuKnta energía malgastada/ 5obre todo teniendo en cuenta que ambos son finitos, pero los derrochamos, los dilapidamos como si fuesen dos bienes inagotables. o queremos seguir aquí el BdiscursoC fKcil de esas personas que nos dicen que volvamos a nuestros orígenes, que miremos c!mo viven aún determinadas tribus, que encontremos la esencia de la vida en el seguidismo y obediencia a la sabiduría de algún e#tra@o líder. -$ucho cuidado con estos caminos alternativos, que pueden ser muy peligrosos/ (a realidad es mucho mKs sencilla, mKs visible. 5e trata de que cojamos Bel tim!nC de nuestras vidas. 5in darnos cuenta nos  puede pasar como a "aquita, que no había día que no se complicase la vida de mil maneras diferentes.  El caso de )aquita 7e peque@a se sentía inc!moda en su colegio de monjas, donde pensaba que no tenía ninguna posibilidad de H#ito. 5e empe@! en que sus padres la cambiasen de colegio no lo consigui! nunca, pero no par! de sufrir los típicos castigos de sus profesoras, ante las  provocaciones y las muestras de rebeldía que continuamente mostraba. (a realidad, ademKs, es que si en algún momento la hubiesen cambiado habría sido una tragedia para ella, pues se llevaba maravillosamente con sus compa@eras de hecho, hoy piensa que esos fueron los a@os mKs felices de su vida. "osteriormente "aquita se Benred!C en la búsqueda incesante de su autHntica profesi!n. Era una persona Kgil intelectualmente, que aprobaba sin dificultad, pero una veJ terminados sus estudios no se sentía satisfecha con su profesi!n,  por lo que simultKneamente trabajaba y estudiaba otras opciones, hasta tres mKs que tampoco terminaron de convencerla, pero que hicieron que sus jornadas laborables Qentre trabajar y estudiarQ fueran agotadoras y le influyeran negativamente en su carKcter. "asada la treintena empeJ! a obsesionarse con la idea de casarse como no estaba muy segura, y las circunstancias no eran muy favorables, analiJ! y e#amin! a su novio durante siete a@os antes de dar el paso definitivo. )omo era de esperar, aunque "aco era cari@oso, tierno y sensible al mK#imo, enamorado de su mujer y padre realmente preocupado y ocupado en sus hijos, Btampoco daba la tallaC. "aquita pens! que se había equivocado a raíJ de tener el segundo hijo, pues veía a "aco BcansadoC de tantas preocupaciones innecesarias. "oco a  poco las relaciones fueron empeorando, y aunque aún siguen juntos y son dos personas que

se quieren, han pasado etapas en que estaban literalmente agotados, desinflados y resignados. )omo es l!gico, aunque los hijos de "aquita son dos j!venes magníficos, el mayor ya termin! su carrera y estK ejerciHndola con mucho H#ito, y su hermano estK a punto de terminar sus estudios de forma bastante brillante; su madre no estK satisfecha, porque  piensa que BestKn muy verdesC, que aún cometen muchas equivocaciones, que deberían ser mKs maduros, mKs BlistosC, y que, ademKs, se creen ya preparados y cada veJ la escuchan menos. GDuH cambio tendría que haberse producido en la vida de "aquita para que aprendiera a disfrutarI, su marido, sus hijos, sus amigos, GquH deberían hacer para que ella se sintiera satisfechaI En realidad, hagan lo que hagan de poco servirK, pues no es el mundo el que tiene que cambiar, sino "aquita quien tiene que empeJar Ba verC. 3fortunadamente, nuestra  protagonista estK empeJando a dar muestras de BavanceC, y si sigue poniendo toda su energía en el camino correcto, no dudamos que terminarK aprendiendo que una de las cosas mKs absurdas, y que mKs insatisfacci!n produce, es complicarse la vida inútilmente. "aquita estK empeJando a disfrutar del Bhumor finoC de su hijo peque@o, de los despistes de su  primogHnito, del afecto y el desorden de su marido, de la entrega de sus amigos;, y no lo hace porque ellos hayan cambiado, que no es el caso, lo hace porque ha empe.ado a descu+rir que ahí est5 la felicidad6 (a vida puede ser tan fKcil como nosotros queramos situarla en cada circunstancia, y tan difícil como la sintamos en cada momento. (os acontecimientos no dependen de nosotros, pero siempre serK mKs fKcil abordarlos si nuestra energía se encamina a superar las dificultades y no a agrandarlas si nuestra sensibilidad  busca continuamente el bienestar, la plenitud, lo positivo de cada situaci!n, y no se concentra en machacar nuestros Knimos castigKndonos inútilmente. o nos compliquemos la vida innecesariamente preocupKndonos y sufriendo de forma inútil y estHril. "ara conseguir este prop!sito hemos de aprender a no e#presar BtodoC lo que pensamos.

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5eguramente Hste es uno de los hKbitos que mKs nos cuesta corregir cuando lo tenemos muy arraigado en nuestra forma de ser. 7e nuevo ese concepto err!neo, que confunde lo que la educaci!n debe transmitir a los ni@os, ido a mucha falsa tradici!n, así como a conceptos religiosos mal entendidos, provoca uno de los errores mKs difíciles de subsanar. )uando asimilamos que decir todo lo que pensamos va unido a conceptos como sinceridad, nobleJa, honestidad transparencia;, cuesta entender y asumir que esa premisa no responde a la realidad. 5i hacemos un breve anKlisis de c!mo estK arraigada esta creencia en nuestra sociedad, observaremos c!mo su incidencia es mayor o menor en funci!n de muchos factores culturales, sociales, ambientales y hasta climKticos. "or tHrmino general, Gcreemos que las personas n!rdicas se comportan igual en este aspecto que las de climas tropicalesI 4, sin ir mKs lejos, y sin ningún Knimo de ofender o comparar, Gel oriundo de )astilla y (e!n se comporta igual al Be#presar todo lo que piensaC que el que toda su vida ha vivido en (evante o 3ndalucíaI -)uidado/ o estamos diciendo que -hay que ser hip!critas y falsos/ o. 7ecimos que hay que actuar racionalmente y utiliJar la inteligencia emocional, que a veces la dejamos Ben mantillasC. G)uKntas veces hemos visto c!mo algunas personas han sufrido una barbaridad ante los comentarios Bsin barrerasC de otras personasI En muchas ocasiones estas e#presiones, lejos de ser un ejemplo de sinceridad, simplemente son una demostraci!n de insensibilidad y hasta de crueldad. ace poco presenciH c!mo una  persona había Bhundido literalmente a otraC con un comentario que, según la que lo había realiJado, estaba lleno de sinceridad y buena intenci!n. Esa Bsinceridad y buena intenci!nC  podían haber provocado fKcilmente que la aludida entrara en una crisis depresiva importante la verdad es que estaba ya muy BjustitaC de fuerJas cuando escuch! y recibi! esa BrKfaga mortalC que le había dirigido la interlocutora que se consideraba en posesi!n de la verdad, y que debía pensar que su obligaci!n era Babrir los ojosC a los idiotas, que no sabían ver mKs allK de sus narices. "ocas cosas despiertan en mí cierta carga de agresividad y, a decir verdad, en ningún momento me Bensa@HC con la persona que tan insensiblemente había hecho ese comentario, pero tuve que esforJarme y controlarme conscientemente para, con suavidad en la forma pero dureJa en el contenido, mostrar, desde el punto de vista  psicol!gico, lo err!neo y grave de este proceder. B-Lo no puedo dejar de decir lo que  pienso/C fue la respuesta de la persona en cuesti!n. $i disertaci!n fue muy larga y no merece la pena e#ponerla, pero cualquier persona que se encuentre en una situaci!n  parecida siempre puede responder algo así como: BRien, pues no vendría mal que empeJaras a entrenarte, porque los demKs no tienen la culpa de ese hKbito que tienes tan arraigado, y que a ti te harK sentirte muy bien, porque crees que eso es lo que debes hacer, y es comprensible porque nos lo han dicho desde peque@os, pero te aseguro que ese bienestar tuyo va en consonancia con el sufrimiento que provocas en el otro, y no parece justo machacar inútilmente a los que te rodean, especialmente cuando se supone que todos nos reconocemos la capacidad de pensar por nosotros mismos.C 7e cualquier forma, es verdad que resulta difícil quitar este hKbito, pero se puede conseguir. o obstante, cualquier tHcnica

serK estHril si previamente no estamos convencidos de que Bdecir siempre lo que pensamos es una barbaridadC que, en el mejor de los casos, hemos confundido con un deber. Gay que mentir entoncesI, Gtenemos que ser cínicos e hip!critasI o. emos de ser sensibles y humanos, y se puede conseguir sin confundir, sin herir y sin e#presar inútilmente todo lo que pensamos. G4; es que creemos que la humanidad se pararK y las personas se abotargarKn si no escuchan nuestros sabios pensamientosI, Gs!lo nosotros estamos en Bposesi!n de la verdadCI, y aunque así fuera, Gen nombre de la verdad, de esa supuesta verdad que algunos sienten, se justifica el dolor innecesario, el sufrimiento inútil, la desestabiliJaci!n de la persona, la inseguridad y el resquebrajamiento del ser humanoI DuiJK podríamos empeJar a cambiar ese concepto de Be#presar todo lo que pensamosC por B-hagamos todo lo que podamos/, para que nosotros y las personas que nos rodean nos encontremos en la mejor de las disposiciones y podamos salvar esos obstKculos, que a veces se nos presentan en el camino de nuestras vidasC. na veJ que aprendamos a no e#presar torpemente todo lo que pensamos, intentaremos no cometer otro error muy típico y generaliJado: creer que siempre estamos en posesi!n de la verdad. CREER ;UE SIEMPRE ESTAMOS EN POSESI=N DE LA >ERDAD 1an BnegativoC e irracional es pensar que siempre estamos en posesi!n de la verdad como,  por el contrario, creer que nunca acertamos. En ambos casos el anKlisis es err!neo. El ser humano, por su propia esencia, es falible y por ello sería absurdo pensar que siempre acierta, o que siempre se equivoca. ay personas que parecen creerse fuera de la limitaci!n humana actúan como si fuera dioses, pero, eso sí, dioses estúpidos, presuntuosos y soberbios que no han aprendido las lecciones mKs elementales de la vida.  !l conocimiento t%cnico es algo tan limitado, y a veces incluso tan cam+iante, )que hay que ser poco realista para pensar que esconde alg0n tipo de sa+iduría ace unas dHcadas se insistía en que los ni@os deberían empeJar a comer de todo muy  pronto, hoy se sostiene lo contrario lo mismo ocurri! con la necesidad de e#traer rKpidamente las vegetaciones o con las ventajas y los inconvenientes del pescado blanco, aJul o amarillo si e#istiera espero que no terminen diciHndonos que el mejor pescado es el que ha ingerido residuos t!#icos, pero tampoco lo descartamos. e convivido con personas que habían alcanJado los mK#imos puestos y honores en su profesi!n, en el conocimiento específico de Kreas muy concretas del ser humano, dHla naturaleJa, de las cosas; y, curiosamente, no son las personas que mKs han desarrollo la inteligencia emocional, esa inteligencia que de verdad te facilita tu paso por la vida y hace que tu convivencia con los demKs, y contigo mismo, sea mKs agradable. )on todos mis respetos, las personas que por haber sacado una carrera muy difícil, haber alcanJado el mK#imo conocimiento en un Krea concreta Nun obel, por ejemploO, o por llevar gobernando veinte a@os un país ya se creen que estKn en posesi!n de la verdad, s!lo nos muestran lo poco que han aprendido de su vida. En realidad, y estoy convencida de que la sabiduría, el autHntico conocimiento, no estK en las cosas, estK en las personas. 5i queremos BcrecerC de verdad serK mejor que dediquemos parte de nuestros esfuerJos a esa relaci!n con los que nos rodean, con las  personas en general fomentemos el intercambio, la escucha activa, el raJonamiento compartido, la búsqueda mutua, eso sí que son caminos que nos facilitarKn el acceso a los conocimientos.  2a persona que siempre cree estar en posesi$n de la verdad demuestra una ignorancia  suprema, adem5s de una arrogancia intolera+le6 "or principio, todas las personas nos pueden ense@ar algo, -todas/, pues a veces los mayores descubrimientos los hacemos con las personas mKs insospechadas.

 !ntrenarnos para dialogar, escuchar, o+servar, eso sí que nos facilitar5 el conocimiento,  pero pensar que ya lo sa+emos todo, que la 0nica misi$n de los que nos rodean es escucharnos, denota una miopía que ni el l5ser sería capa. de corregir6 En ocasiones tendremos a nuestro alrededor a estas personas BiluminadasC, que tanto tiempo nos hacen perder, y a veces tanto malestar nos suscitan. 'esulta difícil ayudarles a salir de su error, pero una tKctica que suele dar buen resultado, porque les empuja a recapacitar, es Bdesconectarnos de la forma mKs visible posibleC es decir, ofrecerles Bel espejoC de lo que ellos hacen: si normalmente no escuchan, Gpor quH vamos a escucharlesI 5i nos miran por encima del hombro, Gpor quH vamos a mirarlos por debajoI Si se muestran lejanos y distantes, Gpor quH vamos a ser pr!#imos y cercanosI; En definitiva, -no hagamos lo que esperan de nosotros/ y, quiJK de esa forma, se sentirKn obligados a  plantearse su conducta. (os sabios siempre escuchan. G5abemos escucharI 3 veces nos lo  propondremos de forma consciente, pues no estamos acostumbrados, pero pronto concluiremos que -merece la pena/ )omo decíamos al principio, el polo opuesto tambiHn es un error: no confiar en nosotros mismos, o pensar que la soluci$n est5 en los dem5s6  4 )4963' E 4541'45 $65$45, 4 "E53' DE 2A S2JCIQ#  E513 E (45 7E$35 ay personas que sistemKticamente desconfían de sí mismas y otras que creen que la soluci!n siempre les vendrK Bde los demKsC. A priori, resulta tan err!neo pensar que siempre tenemos raJ!n como que no la tenemos nunca. uestro porcentaje de H#itos aumentarK en la misma medida que mejore nuestra capacidad para observar, pues la observaci!n es un requisito previo para que se produJca este aprendiJaje. 5i hacemos un  buen BregistroC, si aprendemos a observar con objetividad, poco a poco adquiriremos BrecursosC que aumentarKn la credibilidad y confianJa en nosotros mismos. o podemos tener e#periencia de todos los Kmbitos de la vida, pero sí hay un principio universal que nos ayudarK en cualquier situaci!n: el sentido común. G3caso creemos que ya es imposibleI, Gque las personas son seguras o inseguras, y que a los que hemos salido Bmal paradosC s!lo nos queda pensar que la soluci!n estK siempre en los demKsI ay personas que parecen haber nacido con mucho sentido común y otras con nada, pero afortunadamente el ser humano puede aprender a desarrollarlo. El sentido común requiere, de nuevo, capacidad de observaci!n. (a sensibilidad nos ayudarK en este objetivo, tambiHn nos lo facilitarK la buena disposici!n para aprender por el contrario, la inseguridad y la desconfianJa serKn baluartes a superar si queremos llegar a confiar en nosotros mismos. "ero;, Gpor quH nos empe@amos en este prop!sitoI "orque la desconfianJa en nosotros mismos nos crea frustraci!n e insatisfacci!n permanente nos ofrece una visi!n tan sesgada como err!nea, y nos impide alcanJar la seguridad y el equilibrio que son tan importantes para el ser humano. 3 poco que pensemos, seguro que descubrimos algún Krea donde nos sentimos mKs seguros, bien por nuestras especiales aptitudes o por la e#periencia que hemos desarrollado en ese campo no obstante, podemos raJonar que esto no sirve para mucho si creemos que la confianJa no se generaliJa fKcilmente. (a realidad nos demuestra lo contrario todos los días. 5i pensamos que podemos conseguir algo raJonable es mKs probable que lo alcancemos de esta forma que pensando que es imposible lograrlo. En un caso habremos  puesto Bnuestro cerebro a nuestro favor y en el otro en nuestra contraC. )uando decimos que un Bequipo tiene la suerte de los campeonesC, en realidad, parte del H#ito Gno estarK motivado por la predisposici!n favorable de los jugadoresI 1ener mKs confianJa es un tema de elecci!n. 5i nuestros pensamientos determinan en gran medida nuestras emociones, Gpor  quH no tratamos de dirigirlos positivamente en lugar de lo contrarioI 5i nos empe@amos en

apartar de nuestra mente las situaciones y los pensamientos que nos crean tanta inseguridad, y nos forJamos en traer a nuestra consciencia los momentos agradables y mKs e#itosos de nuestra e#periencia, serK mKs fKcil que, poco a poco, aumentemos nuestra seguridad en nosotros mismos. 5i somos de esos casos que pensamos que no tienen remedio, -vayamos despacio, pero sin tregua/ (o eficaJ serK ponernos peque@os ejercicios, metas sencillas que,  poco a poco, nos generen confianJa en nosotros mismos posteriormente, de forma muy gradual, iremos subiendo el nivel de dificultad hasta que nos sintamos c!modos e situaciones parecidas a las que vivimos todos los días: "orque ganar confianJa en nosotros mismos es conseguir felicidad. "ensar que la soluci!n estK en manos de los demKs negar nuestra libertad, a la par que abdicamos del control de nuestra vida. "oco dominio tendremos sobre nosotros mismos si creemos que nuestra felicidad depende de lo que hagan otros. En definitiva, es posible desarrollar la confianJa e nosotros mismos, y lo haremos de forma madura cuKndo en lugar de Bechar la culpa de lo que nos pasa a los que nos rodeanC concentremos nuestros esfuerJos para superar las dificultades. EC8AR LA CULPA DE LO ;UE NOS PASA A LOS ;UE NOS RODEAN ay personas que son autHnticos especialistas en Bechar siempre la culpa a los demKsC. 3unque a veces esta actitud pareJca un recurso acertado, a largo plaJo se termina volviendo contra el que lo practica. 5i observamos a los ni@os peque@os, veremos con quH facilidad muchos de ellos han aprendido a Bescurrir el bultoC: -Lo no he sido/ o -a sido HlMella/, son dos de las frases que mKs escuchamos en las aulas. (o malo es que hay muchas personas que ya en su madureJ siguen practicando la misma huida. 5i nos creemos que la culpa de lo que nos pasa estK siempre en los que nos rodean, difícilmente adoptaremos una actitud realista y proactiva para superar los obstKculos. )omo siempre, el anKlisis riguroso y objetivo nos permitirK encauJar nuestras energías y superar las dificultades. n consejo: Cuando todo lo veamos negro, )tengamos la seguridad de que no estamos siendo o+jetivos En esos momentos no hemos de empe@arnos en seguir dKndole vueltas al tema, s!lo conseguiremos confundirnos y desesperarnos serK mKs útil que centremos nuestra atenci!n en otros hechos, a ser posible mKs positivos, de tal forma que podamos distanciarnos, dejemos de sufrir inútilmente y consigamos no confundirnos con argumentos emocionales.  El caso de )aula "aula estaba muy acostumbrada a echar siempre la culpa de todo a su marido o a sus hijos.  unca pensaba que ella podía hacer nada para cambiar los hechos. )analiJaba toda la energía en quejarse. (a verdad es que su marido era el típico directivo que llegaba a casa muy tarde y que incluso trabajaba algunos fines de semana, y trabajaba de verdad, no era una e#cusa para otros menesteres, como en un principio había pensado "aula. 1enían cuatro hijos y se sentía muy insatisfecha con los cuatro. abía dejado su trabajo al poco de casarse, y ahora que los crios eran mayores se aburría terriblemente, y pretendía que su marido Bla sacaseC al cine, a cenar; y la acompa@ase a los saraos que organiJaba con frecuencia. (a verdad es que su marido, antes de casarse, le e#plic! una y mil veces que  para Hl el trabajo era muy importante, y que no creía que fuese un buen candidato al matrimonio, pero "aula pens! que Bya conseguiría cambiarloC y, literalmente, le arrastr! al altar. 5!lo cuando "aula acept! que su vida y su felicidad le pertenecían a ella, y dej! de echar la culpa a su familia, empeJ! a actuar de forma positiva y realista. 5iempre, incluso cuando los demKs tienen una actuaci!n muy directa y hasta negativa sobre nuestras vidas, podemos conseguir el control de nuestros pensamientos, y con ello el control de nuestras emociones.

3 veces no nos daremos cuenta hasta que nos sorprendamos hundidos, tras el impacto sufrido, pero de nuevo en esos instantes podremos reconducir nuestro estado anímico. En definitiva, Bechar la culpa a los que nos rodeanC es un error que, ademKs de hacernos sufrir inútilmente, nos lleva i entregar nuestro bienestar en manos ajenas, lo que constituye un ejercicio de insensateJ, ademKs de una abdicaci!n de nuestras posibilidades y recursos para cambiar el rumbo de nuestros sentimientos. B)uando comprendí que mi felicidad no estaba en manos de mi marido, al principio me conmocionH, pero al cabo de unos días comprendí que era la mejor noticia de mi vida.C Este comentario de "aula puede ayudarnos a comprender la profundidad y trascendencia de este error. -o tiremos nuestras energías con creencias tan irracionales/ -"ongamos todo nuestro empe@o en recuperar el control de nuestras emociones/, y no caigamos en la siguiente equivocaci!n. ;UERER ARRE%LAR LAS COSAS E?ECTUANDO CAMBIOS

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)uando nos encontramos muy mal, -parece que nos pinchan/ En esos momentos, -con quH facilidad adoptamos BsolucionesC drKsticas/ En muchos casos, si lo analiJamos fríamente, esta reacci!n es una respuesta aprendida. 5eguramente desde muy peque@os Baprendimos a escaparC de situaciones problemKticas y hoy, con todos nuestros a@os encima, seguimos repitiendo una BhuidaC parecida. B)ortar por lo sanoC estK muy arraigado en nuestra cultura y, en principio, este es un mHtodo que puede ser acertado o no, según en quH situaciones y circunstancias se aplique lo que no es adecuado es dejarnos llevar por esta opci!n cuando nos encontramos Bde penaC en esos instantes lo mejor es poner todas las energías al servicio de nuestra recuperaci!n, no de nuestro hundimiento. o obstante, aunque desde el  punto de vista racional cualquier persona estaría de acuerdo con este argumento, lo cierto es que mucha gente sigue BdejKndose llevarC y actúa de forma impulsiva y descontrolada ante acontecimientos que les desbordan. 7espuHs llegan los lamentos: B(o siento, la verdad es que no pretendía hacer da@o, pero no me puedo controlar en esos momentos o; -)!mo me voy a controlar ante algo así/, -es imposible/, cualquiera en mi lugar hubiera hecho lo mismo;C GDuiHn no ha oído algo parecidoI En la consulta y en los cursos de formaci!n continuamente escuchamos raJonamientos similares.  El caso de (aniel  3 7aniel le cost! mucho ir a un psic!logo y s!lo lo hiJo cuando se encontr! inmerso en una crisis que amenaJaba su estabilidad emocional y su relaci!n con los que le rodeaban una y otra veJ, de forma insistente, repetía que Ben esos momentos se sentía tan mal que s!lo quería terminar rKpidamente con todo, y la verdad es que creía que esa sería la mejor soluci!n así dejaría de volver a sentir el mismo problema cada poco tiempoC. 7aniel tenía A a@os, estaba en el BcHnitC de su carrera profesional, pero de veJ en cuando Bse asustabaC. )uriosamente, esos sustos siempre le venían cuando pensaba que sería incapaJ de conseguir los objetivos que le habían marcado en su trabajo. 3 medida que habían aumentado sus responsabilidades en la empresa había ganado poder y prestigio, pero tambiHn ansiedad i e insatisfacci!n. )uando lo vimos, se encontraba en plena crisis de inseguridad: había decidido que dejaría su empresa y, si su mujer se oponía, tambiHn se separaría de ella. 3l tratar de racionaliJar sus pensamientos y objetivar los hechos, la realidad es que 7aniel no tenía en ese momento otro trabajo alternativo. 1ampoco parecía que la situaci!n actual fuese muy distinta de la que había vivido ya en otras ocasiones, y en relaci!n a su matrimonio todo indicaba que había logrado una relaci!n bastante aceptable con su mujer y sus hijos. 3 pesar de todo, 7aniel -estaba harto/, se sentía atado a un tipo de trabajo muy asfi#iante que le impedía tener Btiempo propioC y le provocaba Btensiones insoportablesC ademKs, se estaba planteando dejar una ciudad como $adrid pues, según Hl, se había convertido Ben un infiernoC. 3nte este panorama no podíamos por menos que formularle a 7aniel las refle#iones mKs elementales, y ante su sorpresa le preguntamos: BGay algo en tu vida que funcione bienI 5i el camino acertado es cambiar todo, Gno crees que aún podrías cambiar

mKs cosasI G"or quH no coges Tel toro por los cuernosT y pones todo Tpatas arribaTI 1otal, s!lo cambias tu vida, la de tu mujer, tus hijos; GquH es eso, si al final estKs seguro de que encontrarKs la soluci!n a tu vida y a la de todos los que arrastrasI -3delante, 7aniel, si tienes la varita mKgica ya no volverKs a tener dudas nunca/ )Kmbialo todo, deja ma@ana mismo tu trabajo, quHdate sin nada, vende la casa que ya no podrKs mantener, e#plícales a tu mujer y a tus hijos ese proyecto apasionante de cambio radical en vuestras vidas y -no lo dudes, haJlo/ "ero recuerda que -se terminaron las quejas para siempre/ o podrKs volver a echar la culpa a nadie ni a nada de lo que te pasa. 1ú eliges tu camino y aceptas todas las consecuencias de tu decisi!n.C )omo habíamos previsto, 7aniel no pareci! entusiasmado con nuestra propuesta, miraba entre incrHdulo e inquisitivo, escudri@aba cada movimiento, como buscando la llave que le e#plicase la justificaci!n de un BdiscursoC tan inesperado. )asi sin darse cuenta, se sorprendi! a sí mismo argumentando raJonamientos para no tomar  medidas tan drKsticas, de repente se call! cuando estaba diciendo algo así como, B1otal, ya me he visto otras veces en situaciones parecidas, y la verdad es que siempre he salido supongo que podrH encontrar otras opciones que no signifiquen destroJar la vida de los que me rodean;C y, en un tono bastante enfadado, termin! diciendo: B-"ara esta soluci!n no había hecho falta venir al psic!logo/C El problema de 7aniel no era tanto su trabajo, ni su mujer, sus hijos o; vivir en $adrid la raíJ de su insatisfacci!n era la falta de ilusiones, la  presi!n que Hl ejercía sobre sí mismo, la inseguridad que sentía ante determinadas actuaciones suyas, la sensaci!n de estar en Bpeligro permanenteC y poderse caer en cualquier momento. )uando 7aniel acept! BempeJar de verdadC a analiJar su situaci!n, vio que sus pensamientos se repetían de forma incansable y demoledora. o paraba de decirse frases del tipo: B3sí no puedo continuar, esto no es vidaC, Bo aguanto mKs presi!n, estoy agotado, tengo que buscar otra salida y mandarlo todo a la mierda. Esta gente Nsus compa@erosO son lo peor que he conocido, se comportan como buitres, estKn deseando ver algún fallo para saltar sobre su presaC, B$i mujer no lo entiende, porque, en el fondo, es  bastante simple, ella tiene la vida resuelta y s!lo sabe e#igirC, B(os ni@os s!lo piensan en ellos porque son bastante egoístas;C 7espuHs de numerosas BprKcticasC, 7aniel aprendi! a racionaliJar sus pensamientos. (e cost! mucho, pero esto nos permiti! analiJar de forma objetiva su realidad y empeJar a elaborar decisiones realistas. 3l cabo de tres meses se sentía una persona nueva sin necesidad de haber efectuado ningún cambio Be#ternoC en su vida, pero había logrado que emergiera un 7aniel desconocido para Hl. 5u mujer lo resumía muy bien: BEn lugar de agobiarse por cualquier cosa, ahora se entusiasma y ve la parte  positiva, y cuando vienen mal dadas reacciona con Knimo y no se hunde.C )on el paso del tiempo 7aniel tuvo que enfrentarse a situaciones muy difíciles, tanto a nivel personal como  profesional: su empresa fue partida en troJos y 7aniel termin! por instalarse por su cuenta su mujer y Hl sufrieron una crisis importante a consecuencia de diversos problemas originados por sus respectivas familias, pero lo superaron actuando con mucho realismo, y sus hijos atravesaron esas etapas tan duras, que terminan con la paciencia de cualquier  padre, pero al final se impuso el sentido común y, aunque son muy diferentes a como sus  padres habían previsto, mantienen una relaci!n estrecha y sincera. 7esde hace mucho tiempo s!lo hablamos con 7aniel una veJ al a@o, pero siempre se ríe al recordar los BcambiosC tan drKsticos e irracionales con los que quería resolver sus problemas.  &esde nuestra m5s tierna infancia hemos aprendido muchas conductas de huida y evitaci$n, profundamente arraigadas en nosotros, y, muchas veces, cuando nos sentimos mal, lo primero que se nos ocurre son soluciones irracionales, llenas de su+jetividad y  plagadas de errores6

 3lcanJamos un buen nivel de equilibrio y madureJ cuando somos capaces de racionaliJar las cosas en esas situaciones difíciles, incluso un poco límites cuando no nos dejamos arrastrar por respuestas impulsivas y emocionales cuando se termina imponiendo la calma, el sentido común y los Knimos que son tan necesarios en momentos en que todo parece Bvenirse encimaC. En cualquier caso, aunque a veces nos cueste recuperar el equilibrio en esas situaciones difíciles, al menos recordemos que, hasta que no hayamos superado esos momentos, no debemos tomar ninguna decisi!n drKstica porque lo haríamos con nuestra  parte irracional y tendríamos todas las posibilidades de equivocarnos, ademKs de actuar de forma injusta. n buen indicador que nos muestra que ya somos capaces de BracionaliJarC y, en consecuencia, podemos pensar de verdad en soluciones, estrategias o alternativas, es cuando volvemos a sonreír. 2a sonrisa nos ayuda a superar la irracionalidad6 7aniel aprendi! a no dejarse llevar por los momentos difíciles de la misma forma que aprendi! a no Bvivir las contrariedades como tragediasC.

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2 13S &)+E4ST3S C3&3 T+A'E(AS 

El ritmo de vida actual parece llevarnos continuamente al límite desde que nos levantamos a muy temprana hora hasta que finaliJa nuestra jornada, siempre mKs tarde de lo deseable, -no hemos parado un momento/ En estas circunstancias, cualquier imprevisto o contrariedad puede vivirse como una tragedia. En la empresa esta situaci!n parece afectar de forma especial a las mujeres, ya que tradicionalmente la mujer trabajadora sigue asumiendo la BcargaC principal en las tareas domHsticas y familiares, pero en los últimos tiempos muchos hombres sufren esas crisis en las que se sienten desbordados, y no tanto  por imprevistos BcaserosC sino por contrariedades laborales. 5eguro que si cerramos los ojos nos vienen a la memoria varios ejemplos cercanos en los que nosotros u otras personas nos sentíamos al borde de la catKstrofe. (a realidad es que, en general, nuestro sistema de vida es poco BhumanoC hay que ser casi un atleta para ir saltando todos los obstKculos vivimos sin margen para integrar en nuestra vida acontecimientos tan normales como el que nosotros o alguien de nuestra familia se ponga enfermo, que tengamos una avería, que se BrompaC algo, que nos pongan una multa, que se vaya la luJ mientras trabajamos, o que se estropee el programa informKtico. (a tensi!n es tan fuerte que sin darnos cuenta sentimos agresividad hacia el supuesto causante del imprevisto, aunque sea el pobre hijo peque@o que se acaba de poner enfermo y que es la primera víctima de esa situaci!n. ace poco me sorprendía la reacci!n de una persona, muy equilibrada siempre, que, sin embargo, ese día se mostraba literalmente intratable. 5u marido la miraba con cara de asombro, pues no entendía por quH estaba tan agresiva con Hl. (a e#plicaci!n es que nuestra amiga estaba físicamente agotada, al límite de sus fuerJas, y esa situaci!n e#trema provocaba reacciones  poco acordes con su forma de ser y actuar. 3lgo parecido nos ocurre cuando estamos dHbiles, bajos de defensas, con sue@o atrasado;, en esos momentos nos mostramos especialmente vulnerables y cualquier contrariedad puede suponer la mayor tragedia del siglo. $uchas personas piensan que el oto@o y la primavera son dos estaciones especialmente depresivas en sí mismas, pues ven que muchas personas lo pasan mal y no encuentran otra e#plicaci!n a estos hechos. (a verdad es mKs sencilla: cuando llega el oto@o nos coge con las defensas muy bajas, nuestro cuerpo se estK preparando para el invierno, pero aún no ha creado todas sus defensas algo parecido ocurre en la primavera, hay un periodo en el que perdemos las defensas del invierno, pero aún no hemos preparado nuestro organismo para la siguiente estaci!n en estos casos mucha gente coge constipados,

gripes, catarros, y otras personas, vulnerables psíquicamente, e#perimentan un baj!n a nivel emocional. En estas situaciones, las personas estamos Bal límite de nuestras fuerJasC y por ello somos mKs vulnerables. Este hecho hace que BsaltemosC ante acontecimientos en los que normalmente nos mantenemos tranquilos, o que perdamos Blos nerviosC de forma  brusca y sorprendente. El cansancio, el agotamiento y las frases interiores en esos momentos son los responsables de nuestras reacciones. )uando se dan los tres factores, la meJcla puede ser e#plosiva y nada ni nadie parecen capaces de Bhacernos entrar en raJ!nC. En tales circunstancias no debemos empe@arnos en que la persona afectada raJone, -le resulta casi imposible hacerlo/ (o mejor es cargarnos de paciencia, dejar que se BdesahogueC, escuchar sin interrumpir, mostrarnos todo lo afectivos y cercanos que nos  permita y, finalmente, con mucho tacto, tratar de llevar su mente a otro sitio. 5i intentamos que raJonen en esos momentos, -estamos apa@ados/ 5eguramente lo que conseguiremos es que se encolericen mKs. )uando alguien se siente muy mal, no es capaJ de raJonar lo que quiere y necesita es quejarse, que lo escuchen, que se den cuenta de su estado de desesperaci!n, de su mala suerte, de que ya no puede mKs, de que todo es injusto; En definitiva, de que -estK hasta las narices de esta situaci!n/ -)uKnta energía desperdiciada intentando que piensen y actúen con objetividad cuando estK conectado su 53/ En esas circunstancias las personas afectadas no tienen el control sobre sí mismas. -DuH mKs quisieran que recuperarlo simplemente con dar la orden/ o es fKcil conseguir que las  personas que rodean a los BafectadosC no terminen desesperadas ante tanta irracionalidad,  pero se puede lograr, aunque haya que entrenarse para ello. no de los aspectos mKs gratificantes cuando entrenamos a las personas para que aborden con H#ito estas situaciones son los relatos posteriores que nos ofrecen ahí nos detallan c!mo han conseguido que cambien los hechos lo que antes eran discusiones estHriles se convierten en situaciones afectivamente entra@ables, que ayudan y acercan finalmente a los protagonistas. 5i estamos solos, y ante la última contrariedad nos sentimos al borde de la desesperaci!n, lo mejor es distraer nuestra mente de los pensamientos que en ese momento la invaden. )omo ya he comentado, en el capítulo  ofrecemos algunos ejercicios que nos ayudarKn a conseguir este objetivo. )onseguido este BalejamientoC, nos resultarK mKs fKcil abordar el problema y encontrar la mejor soluci!n. En cualquier situaci!n, como protagonistas o acompa@antes, una veJ resuelto o encauJado el tema, convendría que nos premiKsemos, que nos concedamos dieJ minutos podemos escuchar nuestra canci!n favorita, tomar un plato que nos gusta, leer el libro o la revista que nos apetece, hablar por telHfono con algún amigo que siempre suele estar de buen humor; Estas Bpeque@as cosasC nos ayudan a recuperar las energías perdidas y colocar Bel cerebro a nuestro favorC. "odemos crear nuestras propias Bdefensas mentalesC y ellas serKn nuestro principal aliado ante las contrariedades, los imprevistos o las dificultades con que a veces nos sorprende el día. 3unque en esos momentos nos resulte difícil creerlo, lo importante no es lo que nos acaba de pasar, sino lo que estemos pensando. Controlar nuestros pensamientos en esas circunstancias o acontecimientos, conseguir que el gesto hosco se transforme en una mueca de sonrisa y pensar que 3lo nuestro4 tiene  soluci$n, ser5n los mejores +aluartes en esta dura pero asequi+le +atalla6 PENSAR ;UE /LO NUESTRO1 NO TIENE SOLUCI=N $uchas veces, tanto en el marco de la consulta como en los cursos de formaci!n que impartimos, algunas personas asisten con cierto Knimo, porque conocen a determinados amigos, familiares, conocidos;, a los que les result! muy positiva la e#periencia que ellos estKn a punto de comenJar. o obstante, siempre hay otro grupo de personas que a priori se

muestran muy escHpticos, porque Blo suyoC es diferente y tienen muy claro que en sus casos no hay soluci!n. )uKnta impotencia sienten algunos padres, hijos, maridos, amigos; cuando tratan de e#plicar una posible alternativa a la persona afectada, y lo único que escuchan es -no te empe@es, lo mío es diferente y no tiene soluci!n/ En realidad, lo que esa  persona nos estK diciendo, sin decirlo, es algo parecido a: Bo me comprendes, no te das cuenta de que eso no va conmigo, si me escucharas, si fueses mKs sensible, mKs inteligente, te darías cuenta de que mi caso es distinto, que no es tan fKcil como tú lo pintas, que tengo muchas raJones para sentirme tan mal; y que lo mejor que puedes hacer es callarte, escuchar o decir a los demKs que se callen, que me pidan disculpas, que dejen de decir tonterías y, sobre todo, que se den cuenta de que tengo raJ!n.C -DuH desesperanJa siente la  persona que de verdad se Z: cree que su caso es único y que ella o la situaci!n que vive no tienen soluci!n/ 7e nuevo, nuestro principal aliado aquí serK la paciencia, la escucha activa, la cercanía, la falta de prisas, la actitud comprensiva y generosa, que le haga sentir a la  persona afectada que tiene todo nuestro tiempo para que nos cuente lo que ella necesite. 7ar muestras de impaciencia, querer intervenir rKpidamente, pretender que raJone y vea de inmediato su equivocaci!n son errores que s!lo conseguirKn que la persona se reafirme en sus creencias irracionales.  El caso de +odrigo 'odrigo acudi! a la consulta porque un primo había BcambiadoC mucho a raíJ de un grave  problema que había padecido. El primo en cuesti!n no paraba de decirle los beneficios que iba a sentir, y los cambios que e#perimentaría, si nos escuchaba y era un poco disciplinado con el BprogramaC que le pusiHramos. ada mKs ver a 'odrigo el primer día nos dimos cuenta de que iba a ser un caso BdifícilC, pues estaba muy convencido de que con Hl nada  podríamos conseguir uestro joven tenía =+ a@os y mostraba una falta de habilidad y  pericia notables para relacionarse con las chicas. 5e paraliJaba ante el pensamiento de dirigir dos frases seguidas a la joven que en esos momentos le atraía. 3l final, siempre se  producían los mismos hechos, se sentía incapaJ de hablar adecuadamente y optaba por callarse como un mudo o decir s!lo monosílabos. Estaba convencido de que si se BforJabaC terminaría balbuceando y hasta tartamudeando, así que ya no lo intentaba. "or supuesto que 'odrigo no se sentía feliJ con esta situaci!n, pero en lugar de encauJar sus energías a solucionar este problema las BmalgastabaC quejKndose sin parar y maldiciendo su mala suerte. 3l trabajar sobre sus pensamientos vimos que no paraba de decirse lo difícil que eran las mujeres, lo mal que le iba a salir el intento, lo imposible de su situaci!n; al cabo de un rato empeJaba a pensar que la joven en cuesti!n estaba riHndose de Hl, que se había dado cuenta de su inseguridad, que se lo contaría a todas sus amigas, que se convertiría en el payaso de turno; )on este tipo de pensamientos, por mucha relajaci!n que 'odrigo intentaba hacer, era imposible alcanJar las condiciones mínimas que nos garantiJasen un cierto H#ito. (a verdad es que cost! mucho racionaliJar los pensamientos de 'odrigo, pero incluso una veJ conseguido, aún no daba Bel saltoC definitivo. Creer que las personas pueden ra.onar y ser o+jetivas en cualquier momento y circunstancia demuestra un profundo desconocimiento de la realidad y de las limitaciones del ser humano6 )uando somos nosotros los que pensamos que Blo nuestroC no tiene soluci!n, de nuevo, lo mejor que podemos hacer es Balejar de nuestra mente esos pensamientosC y sustituirlos por otros mKs neutros si nos resulta muy difícil podemos ayudarnos centrKndonos en una actividad distinta, haciendo un poco de ejercicio físico NandarO o dKndonos !rdenes mentales continuas sobre lo que estamos haciendo, para que nuestra mente no se disperse y

vuelva a centrarse en lo que nos preocupa. En el capítulo  ofrecemos algunos ejemplos útiles. DE
crisis. 3 medida que pasan los a@os y los bebHs se convierten primero en ni@os, luego en adolescentes, despuHs en j!venes y, finalmente, en adultos, en el fondo piden lo mismo, aunque de diferente forma. 5egún las edades, los llantos o muecas de tristeJa pueden tornarse en gestos de impaciencia o en palabras bruscas y hasta agresivas, pero lo que de forma mKs suave o claramente err!nea nos siguen pidiendo es que les transmitamos nuestra atenci!n, nuestra comprensi!n y, sobre todo, nuestra calma y seguridad. 5in querer reconocerlo estKn deseando alguna e#cusa para reírse y dejar de llorar o chillar. Esta especie de BepidemiaC no respeta edades, e igual que los ni@os pasan del llanto a la risa los adultos deberíamos tener recursos para superar con la misma rapideJ esas situaciones o estados que tanto nos minan y que s!lo sirven para provocarnos inseguridad e impotencia.  2a triste.a, como la alegría, se contagia con facilidad6 Pero mientras la alegría es 3salud4 para las personas, la triste.a, cuando se mantiene en el tiempo, es 3un de+ilitador nato4 que 3mina4 nuestras fuer.as y nos provoca vulnera+ilidad e inseguridad6 !l paso que hay desde esa triste.a prolongada a un pesimismo generali.ado e irracional es muy corto6 ay personas que son autHnticos BsecantesC absorben la energía que hay a su alrededor, siempre se estKn quejando y compadeciendo, de tal forma que agotan a las personas cercanas y terminan produciendo un rechaJo generaliJado. "or el contrario, hay autHnticos BcascabelesC, que siempre parecen estar de buen humor, que desprenden energía positiva, que contagian su e#celente Knimo y que se convierten en paradigmas de la felicidad. En ambos casos, esas personas estKn BacostumbradasC a vivir con su forma de ser y se resignan o disfrutan a sí mismas, pero lo duro es cuando se produce una profunda transformaci!n, que convierte a una persona alegre en el ser mKs triste y desesperado del mundo ahí sí que tenemos una autHntica tragedia, pues en el caso contrario, la transformaci!n no sería un  problema, sino una suerte inmensa.  El caso de $elén $elén RelHn había sido una persona fundamentalmente alegre, vital, llena de ideas, de recursos, de afectividad, muy amiga de sus amigos y tremendamente humana con los que le rodeaban. 1enía un BimKnC especial. En un momento determinado de su vida, pasados los = a@os, cree descubrir al Bhombre idealC. 3 partir de ese momento su vida e#perimenta un  profundo cambio, incluso físico, se va a vivir a 0 ^il!metros de la ciudad y se encierra en un mundo y con una persona que termin! sepultando su alegría, su Knimo, su optimismo y su felicidad. 7ieJ a@os despuHs, RelHn era el ejemplo opuesto: triste, amargada, irracional, al límite de sus fuerJas, que BestallabaC ante cualquier situaci!n y se negaba a buscar otro horiJonte que no fuese recuperar a la persona Bque le había hecho tan insoportable, tan infeliJC. 1enía agotados a sus amigos y seres mKs queridos no escuchaba nada que no fuera c!mo volver a estar con su Bpríncipe aJulC aguantaba todo tipo de vejaciones y humillaciones por su parte, pero no soportaba ningún gesto o fallo en el resto de la humanidad. RelHn, cuando la conocimos, era una persona difícilmente tratable. (a vida, que había estado llena de luces para ella, se había convertido en brumas permanentes había abandonado su trabajo, su hogar, sus amigos;, y había llenado su vida de desesperaci!n, de quejas continuas y de impotencia permanente. Bo tengo amigosC, me dijo secamente, el día que yo le sugerí que debía abrirse a otras personas, a otras e#periencias. Bo te creoC, le contestH, Bamigos sí que tienes, lo que ocurre es que estKn quemados, y se sienten impotentes para ayudarte porque llevas a@os sin hacerles caso, les llamas para quejarte,  pero no escuchas lo que te dicen, porque po rque tienes una obsesi!n que te impide raJonar y, lo lo

que es peor, te impide ser tú y se estK muy mal con la piel de otro, especialmente si es la  piel contraria a la que siempre hemos llevadoC. RelHn se qued! qu ed! mKs impactada que enfadada ante mi comentario co mentario y, finalmente, termin! diciendo algo así como: BDuiJK lleves raJ!n, pero no puedo hacer otra cosa.C )uando una persona estK firmemente convencida de que Bes incapaJ de actuar de otro modoC, -lo tenemos difícil/ "ocas resistencias son tan fuertes como alguien que se siente impotente para hacer aquello que, en el fondo, sabe que es el único camino que le queda, pero se atenaJa, se bloquea y se resigna porque cree que nunca lo conseguirK. 3l final, es mKs fKcil que esa persona termine BcontagiandoC su  pesimismo y su irracionalidad. 3 pesar de que desea no sentirse s entirse tan mal, se resiste enHrgicamente a cualquier BllamadaC del e#terior que le indique la necesidad de efectuar un cambio profundo en su vida y se resiste porque sus pensamientos irracionales estKn  permanentemente activados, porque es incapaJ incapa J de Bparar y raJonarC, y porque cuando alguna veJ lo logra, sus pensamientos le indican de nuevo que no conseguirK BescaparseC, que su vida es un túnel oscuro que no tiene salida. Es muy difícil salir de esta situaci!n para el que la padece, pero no es menos complicado saber actuar para quien escucha. RelHn aún se resiste a volver a ser ella, y lo hace -porque le da miedo/ Bno eres lo que querías ser,  pero ya no te ves como eras antesC esta es una tragedia que viven millones de personas. perso nas. (a salida realmente es complicada y cada caso deberK ser analiJado minuciosamente, pues requerirK un tratamiento distinto no obstante, hay una serie de medidas que haríamos bien en tomar: +. 5i padecemos en primera persona esta situaci!n, y llevamos varios meses bloqueados, incapaces de encontrar la salida -no nos empecinemos y empeoremos el pron!stico/, -pongKmonos en manos de un especialista que nos ayude a superar la crisis que puede marcar nuestra vida/, y no quememos innecesariamente a los que nos rodean y nos quieren. <. 5i por lo que sea no acudimos a un especialista, al menos no cometamos los errores que mKs se pueden volver en nuestra contra:  o dejemos de salir con las personas que eran nuestros amigos antes de producirse el acontecimiento que estK machacKndonos.  o nos cerremos a situaciones o actividades que antes nos procuraban bienestar: ir al cine, pasear, hacer deporte, leer, viajar;  o nos empe@emos en cambiar de trabajo en esas circunstancias.  o abandonemos nuestra casa, lo que ha constituido nuestro refugio.  o nos asociemos econ!micamente, y no nos vinculemos con negocios que nos propone Bla  personaC que ha convulsionado nuestra n uestra vida.  o actuemos de forma impulsiva a la hora de tomar decisiones que antes no hubiHramos Bhecho propiasC. =. 5i somos acompa@antes, amigos o espectadores de estas situaciones, tampoco caigamos en los errores mKs frecuentes:  7esconectar cuando estas personas nos hablan. Es l!gico que tengamos esa tentaci!n, pues resultan agotadoras, pero es preferible en esos casos evitar el contacto a estar Bde estatuasC, pues las personas que sufren esa situaci!n siguen reafirmKndose en sus costumbres si por nuestra parte no adoptamos una actitud mKs activa.  7arles la raJ!n y dejarnos llevar por el pesimismo y la irracionalidad que sienten. 7e nuevo, así s!lo conseguiremos reforJar sus pensamientos irracionales, a la par que nos sentiremos incapaces y hasta contagiados por ese sentimiento trKgico de la vida.  3cudir ante cualquier  queja o alarma por su parte. 7e esa forma fomentaremos su tiranía y llegarK un momento en que nos sintamos incapaces de hacerlo y íes dejaremos BtiradosC sin remisi!n.  3poyarlos cuando nos hablan mal de otros amigos o personas por mucho que temamos su reacci!n, no les ayudamos permitiHndoles que sigan en sus planteamientos err!neos e injustos con los que le rodean.  )eder a sus chantajes. BEstKs mal por lo que haces, no por lo que los demKs hacen o dejan de hacer.C Este es un principio esencial que les cuesta mucho aceptar. 

9omentar su creencia en que la soluci!n estK en lo que hagan los demKs o en acontecimientos e#ternos. (a verdadera soluci!n estK en uno mismo, dentro de uno mismo, en esos pensamientos que continuamente se dicen y que les impiden ver con un mínimo de claridad.  En general, todo aquello que fomente su situaci!n actual, que les impida dar el cambio que necesitan, que les siga manteniendo Bciegos y paralíticosC. ay un principio que siempre debemos mantener en esos momentos de pesimismo contagioso: si nos esforJamos en pensar con objetividad y desconectamos el 53, nuestra parte irracional,  pronto volveremos a ser objetivos y realistas y, lo que es mKs importante, a disfrutar de nosotros mismos. Esperemos que RelHn, poco a poco, vaya consiguiendo salir de su actual estado de bloqueo para ello tendrK que aprender tambiHn a no Bagotarse física y mentalmente, pretendiendo llegar a todos los sitiosC. A%OTARSE ?SICA 5 MENTALMENTE7 PRETENDER LLE%AR 

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No ser conscientes de nuestros l$mites B-o puedo mKs/C, B-e llegado al límite/C, B-Estoy agotado/C; Estas frases las  pronuncian muchas personas cuando vienen a vernos, y es que BliteralmenteC es cierto. 3 veces sus estados son realmente lamentables, estKn sin fuerJas y, en muchos casos, sin esperanJas. En determinados momentos no parece tan clara la evoluci!n del ser humano. 5e supone que los ni@os no tienen BalarmasC que les indiquen que se estKn agotando, por eso BliteralmenteC se caen redondos cuando ya no pueden mKs el adulto, por el contrario,  parece estar dotado de unos BsensoresC especiales que le avisan cuando estK cansado y le se@alan el momento de tomar Bun respiroC el problema llega cuando algunos adultos se sienten tan abrumados o condicionados por su situaci!n que no se permiten el mKs mínimo descanso, creen que si ellos BparanC todo se BirK al trasteC y, sin interrupci!n, empalman un esfuerJo con otro hasta que un día -ya no pueden mKs, de verdad, y estallan o se vienen abajo/ )uriosamente, pero no por causalidad, esto suele ocurrirles cuando han afrontado una grave crisis y, sin ser conscientes de ello, su mente cree que puede Btomarse un descansoC. "ensemos las veces que despuHs de habernos agotado por algo, cuando ya lo  peor había pasado, nos dio un baj!n y nos pusimos enfermos. Ga evolucionado el adulto en relaci!n al ni@oI En aquellos casos en los que el adulto no sabe medir sus fuerJas, -no ha evolucionado correctamente/ 5e ha agotado como un ni@o, pero sus circunstancias son mKs dramKticas, pues el ni@o estK BdotadoC para salir rKpidamente de esas situaciones de agotamiento, pero el adulto necesita una recuperaci!n mKs lenta y laboriosa. -os agotamos como ni@os y nos bloqueamos como adultos/ -Faliente negocio estamos haciendo/ 5i miramos hacia atrKs, Gcreemos que hace tres, cuatro o cinco dHcadas las cosas eran mKs sencillasI 5eguramente no, pero quiJK las personas sabían mejor cuKles eran sus límites. El sistema de vida era difícil, -quiHn lo duda/ "ero ahora el Britmo es infernalC. 1enemos medios de locomoci!n mKs rKpidos y c!modos, pero tardamos mKs en llegar a nuestros trabajos nuestra formaci!n acadHmica es superior, pero no sucede así con la preparaci!n  para la vida. ay mKs gente a nuestro alrededor, pero con frecuencia nos sentimos solos o aturdidos los salarios son mKs altos, pero las BnecesidadesC parecen inalcanJables. 1enemos sillones, sillas, camas, sofKs;, mKs c!modos y funcionales, pero descansamos menos y peor hay mKs bullicio, pero menos alegría tenemos gimnasios, saunas, piscinas;  pero -estamos agotados/ -DuH paradojas/ En muchas ocasiones, cuando la gente no estK alerta, cuando no son conscientes de que los estKn observando y muestran sus rostros al desnudo, de forma espontKnea, sin estar forJados por sonrisas sociales, -cuKnto cansancio denotan/ o importan las edades, hay ni@os con rostros cansados, j!venes con ojeras, adultos con los músculos tensos o las facciones caídas;, GquH les pasaI En muchas ocasiones, lo que les ocurre es que han llegado a su límite y -ya no pueden mKs/ i siquiera tienen fuerJas para disimular. na Bvisi!nC que nunca me ha gustado es la cara de cansancio que tienen muchas personas a las ocho de la ma@ana, cuando toman el ascensor en el trabajo y se disponen a subir a sus plantas respectivas para comenJar Bla jornada

laboralC. -)uKntos rostros y cuerpos parecen ya agotados a esas horas de la ma@ana/ -)uKntos ojos sin luJ y miradas sin ver nos acompa@an/ -)uKntos ni@os y adultos necesitarían seguir durmiendo a esas horas/ GDuH estK pasando cuando en lugar de frescos y loJanos aparecemos cansados y derrotadosI G9alla algo en nuestro sistema de vida actualI 5i el ser humano camina en contra de su ritmo vital, si continuamente trasvasa el límite de su resistencia, tarde o temprano sufre las consecuencias. -(a vida actual no es sencilla/ "or mucho que queramos convencernos de lo contrario, nos deberían poner una medalla al final de la jornada. -)uKntas carreras hemos hecho/ -)uKntas tareas hemos empeJado y cuKnto esfuerJo hemos derrochado/ o es de e#tra@ar que muchos busquen una soluci!n alternativa y quieran irse Ba vivir al campoC, a la naturaleJa, lejos de la contaminaci!n, de los ruidos, del asfalto; lo malo es cuando lo único que consiguen es vivir mKs lejos, levantarse mKs temprano, llegar mKs tarde;, para terminar durmiendo menos tiempo y, -vuelta a empeJar/ $uchos lectores se preguntarKn: GquH busco detallando estos hechos tan desgarradoresI, Gno hemos quedado en que no hay que sufrir inútilmenteI, Gentonces, por quH me detengo tanto en algo que tiene tan poca soluci!nI 5eguramente estoy buscando que seamos conscientes de la realidad que tenemos, para que en lugar de soportarla con resignaci!n intentemos cambiarla en la medida de lo posible, -que siempre es mKs de lo que creemos/ 5i estamos continuamente al límite de nuestras fuerJas, tarde o temprano terminaremos cayendo. Es lo que en el capítulo  llamamos ser proactivos en lugar de reactivos es decir, mejor nos irK adelantKndonos en determinados momentos para solucionar y conseguir ciertos objetivos, que resignarnos, sufrir o aguantar las consecuencias de situaciones límites que, tarde o temprano, estallan.  El caso de &aría 3 $aría -le estall! todo de golpe y se vino abajo/ 1enía una s!lida formaci!n y la mK#ima cualificaci!n profesional estaba casada, tenía dos hijos, un marido muy agradable, pero tradicional en cuanto al Breparto de tareasC, y unos padres mayores, muy absorbentes y demasiado e#igentes con su hija, pues, aunque tenían otro hijo, Hste parecía no hacerles mucho caso, y se habían BvolcadoC sobre $aría. 5u trabajo le gustaba mucho, pero llegaba tan cansada y tenía que solucionar tantos temas e#tras a lo largo de la jornada, muchos de ellos domHsticos y familiares, que apenas podía trabajar con unas condiciones mínimas de tranquilidad y dedicaci!n. $aría llevaba varios a@os físicamente agotada, mentalmente e#tenuada, con la sensaci!n de estar corriendo todo el día y llegar tarde a todos los sitios.  o se concedía descanso ni tregua. n día no pudo mKs: la e#periencia le había agotado tanto que se meti! en la cama con la sensaci!n de no poder levantarse durante meses. 7e repente, nada parecía funcionar ya no se sentía satisfecha en el trabajo, su marido, para ella, había pasado de ser encantador a convertirse en una persona egoísta e insensible que no la ayudaba nada sus padres, unos tiranos que creían que había nacido para servirles y atenderles, y sus hijos, unos absorbentes que querían que su madre estuviera todo el tiempo con ellos. $aría tenía la sensaci!n de haberse equivocado durante toda su vida. )uando funcionamos al límite, tarde o temprano lo traspasaremos, y entonces no tendremos capacidad de reacci!n, pues habremos agotado todas nuestras fuerJas. "or regla general, el organismo nos da algunas se@ales de aviso para que reaccionemos, pero en la mayoría de los casos no las identificamos y confundimos nuestro agotamiento con una etapa de mal humor, nuestra inseguridad con actuaciones deshonestas de los que estKn a nuestro alrededor, nuestra irascibilidad con torpeJas de nuestros compa@eros, amigos, familiares; 3l final, Bde tanto tirar de la cuerda, Hsta se termina rompiendoC y, entonces, todo parecen ser dramas en nuestra vida. 3 $aría le cost! mucho recuperarse tuvo que

reelaborar una nueva relaci!n con sus padres, de tal forma que no se sintiera tan asfi#iada,  pero l!gicamente sus padres reaccionaron al principio de forma dura, incluso agresiva tuvo que redefinir la distribuci!n de tareas con su marido repartir las BactividadesC con los hijos reencontrarse con su trabajo y, lo que mKs le cost!, tuvo que reconocer que llevaba a@os equivocKndose, y que la principal causa de su equivocaci!n estaba en las frases que continuamente se decía. $aría había tenido una educaci!n muy tradicional, llena de obligaciones y responsabilidades siempre había sido un modelo de ni@a, con buenas notas, e#celente comportamiento, cuidadosa, muy responsable; 7e adulta, sin darse cuenta, aún se ech! mKs carga sobre sus espaldas y, la chica +0, lleg! un momento en que no pudo mKs. 3 $aría le result! muy difícil cambiar sus planteamientos y pensar que no tenía la obligaci!n de asumir todos los contratiempos o pretensiones de sus padres, que ella tambiHn se cansaba y necesitaba descansar que los ni@os debían aprender a superar sus peque@as frustraciones y dificultades, que eso no era ser mala madre sino educarlos con realismo y sin sobreprotecci!n que en el trabajo sus compa@eros debían asumir sus tareas y no acudir siempre a ella ante cualquier contratiempo o dificultad que su marido era una buena  persona, y si antes no había ayudado mKs, entre otras cosas, era porque ella no se lo había  pedido y porque le veía inútil en las tareas domHsticas; En definitiva, $aría tenía que aprender a ser consciente de sus pensamientos para poderlos controlar y, de esta forma, controlar tambiHn su vida. 3prendi! finalmente que todos tenemos límites y que la vida no  puede ni merece la pena vivirse al límite de nuestras fuerJas físicas y mentales, pues tarde o temprano Bnos pasa facturaC. )uriosamente, cuando dej! de obsesionarse por llegar a todos los sitios y cubrir cualquier eventualidad que pudiera surgir, empeJ! a comprobar que la mayoría de las veces no era necesario intervenir, y que los demKs tambiHn sabían Bsalir del  pasoC si los preparKbamos para ello, si les ense@Kbamos y no se lo hacíamos nosotros, como ella hasta entonces había pretendido. $aría, finalmente, empeJ! a disfrutar de su vida, de su familia, de su trabajo, y lo hiJo cuando empeJ! a hacer suyas algunas Breglas de oroC.

  )apítulo >

 +eglas de oro

DuiJK pueda parecer pretencioso pensar que hay unas Breglas de oroC que nos puedan ayudar a no sufrir inútilmente. 5i fuera tan claro, muchos lectores pensarían que estas reglas serían universalmente conocidas, pero si lo pensamos detenidamente, Gacaso no hay hechos o principios que claramente favorecen o entorpecen el desarrollo del ser humano, y, sin embargo, parecen no e#istir para muchas culturas o religiones, que lejos de potenciar la BracionalidadC de las personas, se empe@an en llevarlas a sus niveles mKs irracionales y, como tal, poco humanosI 3l igual que en otras Kreas del conocimiento, sí hay Breglas de oroC que pueden ayudarnos en esa difícil pero apasionante tarea de vivir la vida. E#plicaremos de forma muy resumida estas reglas que nos ayudarKn a no sufrir inútilmente y a no perdernos en disquisiciones o sentimientos impropios de la inteligencia humana al menos de la inteligencia emocional, que es la que siempre tratamos de potenciar y desarrollar. )reer en nosotros mismos Este principio, que parece tan claro, seguramente es uno de los mKs difíciles de conseguir para la mayoría de las personas. 5i analiJamos nuestro desarrollo desde peque@os nos resultarK mKs fKcil identificar las claves de nuestra vida y nuestro principal recurso serK observar las conductas del ser humano. )uando ejercemos como BobservadoresC, vemos que e#isten claras diferencias entre las conductas que  presenta un grupo de ni@os: unos son mKs decididos, otros menos algunos parecen mKs alegres, mKs espontKneos, mKs desinhibidos, mKs seguros; otros, por el contrario, se muestran mKs inhibidos, menos e#presivos, mKs inseguros;, pero todos, absolutamente todos, y cada uno Ba su maneraC, estKn desarrollando un proceso de ensayoQerror que les  permita creer en sí mismos. o nacemos ya seguros de nosotros mismos, en absoluto. El  bebH, el ni@o, el adolescente, el joven y el adulto, todos, continuamente estKn intentando avanJar en su propia seguridad y, desgraciadamente, muchas personas parecen no conseguirlo en el transcurso de su vida. 7e peque@os intentamos que la seguridad proceda Bde los mayoresC por eso, cuando el ni@o no siente seguro al adulto reacciona de forma tan intensa, y a veces agresiva, porque no encuentra aquello que le resulta vital para su estabilidad y crecimiento. El adolescente es capaJ de enfrentarse Bcon toda la humanidadC en su búsqueda de seguridad, de creer en sí mismo por ello muchas veces se BuneC a los BcolegasC que viven su misma batalla, pues siente que estKn en su misma dinKmica, en su mismo esfuerJo, y se aferra a ellos como si fueran su único baluarte en esos momentos someten a los adultos a un Bjuicio severísimoC en un intento desgarrador por agarrarse a

algo s!lido, consistente, algo que no se les caiga inmediatamente y les pueda provocar un sufrimiento para el que no parecen estar preparados. (os j!venes, con algo mKs de control, siguen embarcados en esa búsqueda incesante que les proporcione la credibilidad en sí mismos. "ueden conseguir H#itos en sus estudios, en su vida social y en sus primeros trabajos, pero si no terminan de Bcreer en sí mismosC todo se derrumbarK como un Bcastillo de naipesC. (os adultos nos pasamos la vida queriendo creer en nosotros mismos, a la par que nos desesperamos ante las vivencias de insatisfacci!n, inseguridad e impotencia que, de forma aparentemente inevitable, nos acompa@an en nuestro ciclo vital. o es fKcil creer en uno mismo. 7e hecho, es uno de los aspectos que mKs les cuesta conseguir a las personas que nos piden ayuda y que vienen dispuestas a desarrollar recursos y habilidades que les faciliten su vida personal, su conocimiento de sí mismos y su desarrollo como seres humanos. "ero, afortunadamente, hay BreglasC como las que pasamos a enumerar que  pueden ayudarnos. 83!itos o costum!res "ue de!emos tratar de disminuir 9 eliminar 6 achacarnos sin piedad despu%s de un acontecimiento o hecho poco satisfactorio6 5iempre que nos encontremos insatisfechos con una actuaci!n nuestra, resulta absurdo y estHril que nos recriminemos continuamente por ello nuestros esfuerJos se encaminarKn a e#traer las ense@anJas positivas, de tal forma que esa Be#periencia serK vKlidaC en la medida que intentemos corregir nuestros pensamientos, yMo actuaciones concretas, en situaciones similares que se den en el futuro. B6 /ecriminarnos y traer a la memoria hechos  pasados en los que actuamos de forma poco 3h5+il46 2a vivencia de esas situaciones s$lo nos traer5 inseguridad e insatisfacci$n6 7raer de forma punitiva o recriminatoria a la memoria esos sucesos favorece la repetici$n de los mismos errores en situaciones futuras6  &e nuevo, su 3recuerdo4 s$lo se justificar5 desde la perspectiva de e;traer las 3e;periencias v5lidas4, y para dio nuestras energías se encaminar5n a 3darnos 5nimos4 que aumenten nuestra confian.a en actuaciones futuras6 6 &ejar que los dem5s nos responsa+ilicen de sus desgracias o insatisfacciones6 Siempre seremos nosotros los que, en  primer lugar, 3evaluemos4 c$mo ha sido nuestra conducta6 !n el peor de los casos, si  pensamos que hemos actuado con +uena intenci$n, pero con una torpe.a e;trema,  podremos tener claras oportunidades para mejorar nuestra conducta en el futuro, y si  pensamos que de+emos 3reparar4 algo que hemos provocado: )hag5moslo, pero no nos dejemos llevar por ese lastre que muchas personas ponen r5pidamente so+re las espaldas de otras6 D6 Sufrir por aquello que ya no tiene soluci$n6 &e nuevo, nuestros esfuer.os se encaminar5n a 3salir y superar4 esa situaci$n9 para ello, nuestros 3pensamientos4 los  pondremos a 3favor4 de la causa, no en 3contra46 Incluso, aunque haya sido algo que 3han provocado los dem5s4, siempre nos queda h posi+ilidad de reali.ar un enfoque realista que nos permita 3paliar4 los efectos y aglutinar nuestras energías para 3salir4 de esa situaci$n, que solo provoca sufrimientos in0tiles6 83!itos "ue coniene potenciar +. Asumir que nos podemos equivocar6 na característica del ser humano es su falibilidad, la posibilidad de equivocarse por tanto, no nos BmachaquemosC por algo que inevitablemente va unido a nuestra condici!n humana. )uando nos equivoquemos, nos esforJaremos por e#traer, como siempre, la e#periencia vKlida, y nos animaremos a nosotros mismos para poder disfrutar de situaciones nuevas en las que nuestra actuaci!n serK mKs positiva. B6 Asumir que ha+r5 cosas que descono.camos o no sepamos hacer6 !s a+surdo pensar que tenemos que sa+er o conocer todo, pero a veces nos sorprendemos recrimin5ndonos por este hecho6 )uando constatemos que no tenemos Bni ideaC de algo,

sonreiremos y diremos: -perfecto, es l!gico, no puedo saber de todo/ 3 partir de ahí, decidiremos si es necesario que ampliemos nuestro aprendiJaje, o si dejamos que nuestra BmenteC se llene de otros conocimientos. 6 Animarnos a nosotros mismos cuando pare.ca que 3todo est5 en nuestra contra46 !n esos momentos necesitamos m5s que nunca nuestra  propia ayuda9 si al final no conseguimos lo que pretendíamos, la realidad es que lo hemos intentado, y sí lo hemos hecho con todos nuestros pensamientos dirigidos a la consecuci$n del o+jetivo nos animaremos por nuestro esfuer.o6 Si es posi+le mejorar la pr5ctica en un  futuro, lo haremos9 y si ya no e;iste esa posi+ilidad, nos sentiremos satisfechos con nuestro intento6 D6 Pensar en positivo6 Si nuestra mente adopta como $rdenes nuestros  pensamientos, convendría poner %stos a nuestro favor6 Siempre que pensemos en positivo estaremos potenciando nuestras posi+ilidades y situ5ndonos en la mejor de las disposiciones para superar los o+st5culos6 "ensar en positivo no significa no ser realista, al contrario, si la realidad depende en gran medida de nuestros pensamientos nos acercaremos cada veJ mKs a ella, en la medida que hagamos coincidir nuestros pensamientos con nuestras actuaciones. E6 Confiar en nuestras posi+ilidades6 Para ello desarrollaremos al m5;imo el ra.onamiento l$gico, ese sentido com0n que nos har5 evaluar las situaciones de  forma o+jetiva, y nos ayudar5 a superar tanto los o+st5culos que puedan presentarse como las situaciones en que haya resultado imposi+le conseguir nuestro o+jetivo6 N6 Aceptar que, con frecuencia, las cosas llegan o se consiguen m5s tarde de lo que pens5+amos6 Con  frecuencia, el deseo no coincide en el tiempo con la realidad, pero eso no quiere decir que no pueda conseguirse, simplemente tardaremos m5s6 !ste es un hecho que de+emos asumir  con naturalidad y que, en modo alguno, resta valor a nuestro esfuer.o6 6 Seguir confiando en nosotros despu%s de un 3aparente fracaso46 A veces los fracasos son +rutales e inamovi+les, pero nunca son a+solutos9 si no e;istieran esos aparentes fracasos no tendríamos la posi+ilidad de 3aprender4 de ellos y mejorar nuestras ha+ilidades o recursos6 !n otras ocasiones, los aparentes fracasos nos dan la oportunidad de lograr %;itos o encontrar nuevas oportunidades que, de otra manera, no hu+ieran sucedido6 )onfiar en nosotros despuHs de un fracaso es uno de los medios que mKs favorecen la credibilidad en nosotros mismos, a la par que de forma mKs justa premia nuestro esfuerJo. 5i fracasamos es porque hemos actuado y eso, en sí mismo, ya no puede considerarse fracaso. 8. 8isuali.arnos en positivo6 7e nuevo, se trata de poner la mente a nuestro favor si nuestro cerebro se cree lo que BvisualiJamosC. "royectemos imKgenes donde nos veamos superando las dificultades y siempre, siempre. 6 Sonriamos al m5;imo6 6maginHmonos sonriendo ante situaciones futuras, ante resultados que estKn por llegar, ante dificultades que debamos afrontar; y tambiHn sonriamos en el presente, en cada momento que nos  paremos a pensar. Es una forma inequívoca de poner Bnuestra mente a nuestro favorC, y de crearnos defensas, que nos ayuden tanto a superar situaciones difíciles como a disfrutar al mK#imo de cada momento. 5i aceptamos nuestras limitaciones con naturalidad, si nos  permitimos fallar, si somos realistas asumiendo nuestra condici!n humana, si sonreímos no s!lo en los H#itos sino tambiHn en los momentos difíciles, -creeremos en nosotros mismos/, y lo haremos porque sentiremos que nuestro valor no depende s!lo de los resultados que logremos, pues Hstos Z veces son e#ternos y estKn condicionados por factores que escapan a nuestro control nuestro valor depende de lo que somos, y somos seres BúnicosC en el mundo, que estamos intentando BcrecerC y BencontrarC las BllavesC que nos faciliten nuestro desarrollo como personas.  !l %;ito no es sin$nimo de valía, a veces es una casualidad y, en ocasiones, incluso una injusticia6

 )reer en nosotros mismos va mKs allK de aspectos circunstanciales, significa aceptarnos, asumirnos como somos confiar en que seguiremos mejorando en la medida que continuemos aprendiendo cada día, cada momento, cada segundo de nuestras vidas. Creer en nosotros mismos es animamos en los momentos difíciles, premiarnos en los aparentes fracasos, querernos cuando nos encontremos solos y sonreír siempre que nos  sintamos tristes6  o es complicado creer en nosotros mismos si aprendemos a tolerar las limitaciones que tenemos como seres humanos. 4tra regla para seguir creyendo así serK intentar serK intentar 3sentirnos +ien4 cada día6

61E13' 61E13' B5E16'45 R6EC )373 7*3

ay muchos libros de autoayuda que nos dicen aquello de; BFiva este día como si fuese el último de su vida.C DuiJK el sentimiento trKgico de la muerte, que culturalmente sentimos la mayoría de las personas que vivimos en Bpaíses desarrolladosC, no sea la mejor ayuda para vivir feliJmente. uestro prop!sito es muy sencillo, aunque parad!jicamente mKs profundo, queremos que remos Bintentar sentirnos bien cada díaC. La hemos hablado del síndrome del domingo por la tarde y del sentimiento que muchas personas e#perimentan al  pensar que sus Bdías laborables estKn hipotecadosC. o podemos vivir de lunes a viernes  pensando que todo lo que podemos esperar es perar de esos días es que -pasen - pasen pronto/ En esos casos, estos días los Bcondenamos previamenteC y los asumimos con un sentimiento fatalista, como días de esfuerJo y trabajo, que necesariamente parecen constituir un precio de obligado cumplimiento para que podamos disfrutar de los dos días del fin de semana. 5encillamente, ese principio es una aberraci!n que nos condena a Bvivir sin vivirC la mayor   parte de los días de nuestra vida. Es como co mo si estuviHramos BpenandoC gran parte de d e nuestra e#istencia. )ada día nos marcaremos peque@os o grandes objetivos, pero tambiHn dejaremos un Bespacio para nosotros mismosC. )oncedernos =0,A0 o 0 minutos no parece una e#ageraci!n no obstante, GcuKntas veces lo conseguimosI 5omos muy cicateros con nosotros mismos, asumimos con naturalidad que no podemos dejarnos tiempo sin darnos cuenta de que nos estamos privando de unos instantes que ya nunca volverKn, que los habremos perdido para siempre. Ese es un error que termina pasando factura de forma ine#orable. Re6las !3sicas para aplicar a diario +. 7ejarnos unos minutos Ben silencioC para nosotros mismos. <. "rogramar, dentro de las rutinas del día, alguna actividad  que  que nos ayude a sentirnos bien. =. )errar los ojos, respirar en profundidad y escucharnos por dentro, al menos durante las rutinas de la vida diaria: cuando nos duchamos, mientras nos vestimos, cuando vamos al trabajo, cuando volvemos y nos recogemos, antes de dormirnos; A. 5onreír, interna y e#ternamente, durante la mayor  parte del día no como una BposeC, sino como reflejo ref lejo de nuestra satisfacci!n interior. $irar con afecto a los que nos rodean, pues la mayoría se lo merecen, y el resto -bastante tienen con aguantarse a sí mismos/ . "ensar en las cosas agradables que hemos hecho, en las que nos quedan por hacer y en las que nos sorprenderKn favorablemente. >. acer un poco de ejercicio que nos ayude a sintoniJarnos con nuestro ritmo biol!gico, con esa parte física que tanto nos repercute a nivel emocional. . $irarnos al espejo con complacencia, identificKndonos con la imagen que nos devuelve y sabiendo que somos capaces de mejorarla.

8.

Si cada día nos sorprendemos con algo agrada+le, conseguiremos 3sentirnos +ien4 y haremos la vida +astante agrada+le a los que est5n a nuestro lado6 (os contratiempos, las dificultades, los imprevistos;, los viviremos como un entrenamiento necesario que nos facilita la puesta en forma, y nos ayuda a disfrutar de esos momentos menos tensos, aunque no menos intensos. 5i empeJamos el día sonriendo, serK mKs fKcil que lo terminemos agradablemente, pero no olvidemos que en medio hay muchas cosas que podemos lograr para sentirnos bien. 5in duda, otra de las reglas que favorecerKn este prop!sito serK ser serK ser conscientes de que la felicidad est5 en 3nuestras manos46 SER CONSCIENTES DE ;UE LA ?ELICIDAD EST EN /NUESTRAS MANOS1 Espero que ya tengamos claro el principio de que la que la felicidad depende de nosotros6 5erK nosotros6 5erK mKs o menos fKcil lograrlo, pero no olvidemos que estK en nuestras manos. G(a felicidad se compraI 5i así fuera, los BricosC no serían infelices y, la verdad, s!lo hay que mirar alrededor nuestro para ver que la felicidad, como la juventud, los a@os, la inteligencia emocional, la alegría autHntica, la vida; no se compra. (a felicidad estK a nuestro alcance, aunque a veces pareJca que nos encontramos en una larga fase de entrenamiento y superaci!n de dificultades, pero siempre, si persistimos y confiamos, podemos sentirla  porque estK claro que no hay ha y dos felicidades iguales, al igual que no hay dos personas pers onas idHnticas. Estos hechos e#plican claramente c!mo encontramos personas felices, inmensamente plenas, a pesar de vivir en circunstancias adversas o pasar por momentos complicados.  2a felicidad est5 dentro de nosotros mismos, y uno de los mejores o+jetivos de nuestra vida ser5 aprender a alcan.arla para poder disfrutarla6 4tro principio bKsico es que la felicidad estK en Bnuestras manosC. o podría ser de otra forma de lo contrario, el principio de la vida sería una injusticia atroJ y la vida en sí misma  perdería valor. 5i ser o no ser felices fuese una cuesti!n de BsuerteC, Bs uerteC, o estuviese condicionado por el lugar de nacimiento, la cultura que nos rodea, la familia en la que crecemos;, la verdad es que entonces sería -como para borrarse/ de esta BfarsaC, en la que seríamos simples mu@ecos en lugar de personas due@as de nuestras vidas y de nuestra felicidad. 5i nuestros sentimientos estKn condicionados por nuestros pensamientos, dirigiremos nuestros esfuerJos y energías a ser due@os de nuestros pensamientos de esta forma lograremos BvivirC la felicidad. )uando nos sintamos felices; -perfecto/, pero cuando nos sintamos tristes, desolados, vacíos o desesperanJados, recordemos que nuestros  pensamientos nos estKn traicionando y nos sumergen su mergen en un sufrimiento inútil y prolongado. Es el momento de intervenir y de BcortarC para poder construir despuHs las bases de ese  bienestar que nos estK reservado reservad o por el hecho de ser personas pers onas personas que intentamos crecer cada día un poco mKs en nuestro camino de racionalidad, autenticidad y coherencia. (a felicidad es el destino l!gico de una vida correctamente entendida si aún nos cuesta vivir esa felicidad, deberemos plantearnos quH nos aleja de ella y, sin derrochar energías en

lamentos o sufrimientos inútiles, nos -pondremos en camino/ NEn el capítulo  damos algunas claves que nos ayudarKn a encontrar esos caminos.O )uando nos sintamos muy enfadados, molestos o desenga@ados con algo o alguien de nuestro entorno, no pensemos que son responsables de nuestro malestar es difícil no caer en la tentaci!n de echar las culpas de lo que nos pasa al resto de la humanidad. "ero es un error hacerlo, y ademKs estaríamos abdicando de uno de los principales valores del ser humano: -ser due@o de su  propia felicidad/ -)uKntos disgustos innecesarios nos evitaríamos, si asumiHramos este hecho/ 5eguramente, saber que la felicidad estK en nuestras manos, concretamente en nuestros pensamientos, nos ayudarK a comprender la autHntica dimensi!n de la BlibertadC del ser humano. En cualquier circunstancia, siempre conservaremos la libertad de pensar lo que queramos pero, para ello, a veces serK necesario que nos entrenemos en el control de nuestros pensamientos, pues hay muchos agentes e#ternos interesados en controlarlos por nosotros especialmente en esta sociedad tan Bconsumista y programadaC.  o es f5cil asumir nuestra propia li+ertad, no es sencillo alcan.ar la felicidad, pero es un reto que ning0n ser humano puede perderse6 4tra de las reglas que nos ayudarKn en este prop!sito serK seguir confiando en nosotros en los momentos difíciles y convertir las crisis en nuevas oportunidades6 SE%UIR CON?IANDO EN NOSOTROS EN LOS MOMENTOS DI?CILES 5 CON>ERTIR LAS CRISIS EN NUE>AS OPORTUNIDADES -DuH fKcil se ve este principio Ba toro pasadoC, pero quH difícil es sentirlo en plena crisis/ 5in embargo, -cuKnta verdad encierra/ na de las veces que mKs me han BtaladradoC con la mirada fue en el transcurso de una consulta psicol!gica. En aquella ocasi!n acababa de escuchar un relato muy catastrofista mi confidente me había contado pormenoriJadaQ mente Btodas las desgraciasC que, según Hl, le habían pasado en las últimas semanas a continuaci!n, se acomod! sobre su asiento, esperando escuchar frases de consuelo, pero se sorprendi! oyHndome aquello de; B-DuH suerte tenemos/, -quH oportunidades nuevas van a surgir de esta situaci!n/, de haber sucedido las cosas de otra forma, hoy nonos estaríamos  planteando estas posibilidades -enhorabuena/, menos mal que por fin los acontecimientos han sido tan claros que nos muestran perfectamente los cambios que hay que acometer: -Knimo, que tenemos que trabajar mucho y poner en ello todas nuestras energías/C o había terminado aún mi BdiscursitoC cuando mi interlocutor parecía que iba a lanJarse sobre mí, con la intenci!n de -hacerme reaccionar y volverme al mundo de los BcuerdosC/ )on una amplia sonrisa, que de verdad sentía, le dije: B-"erfecto/, Gverdad que estKs autHnticamente enfadado conmigoI 1e parece increíble mi falta de sensibilidad y me miras como si quisieras matarme, -eso es lo que quería que comprobases/ -Fes c!mo aún tienes capacidad  para reaccionar/ Rien, pues en lugar de matarme a mí, vamos i emplear esa energía en encontrar la mejor salida a esta situaci!n que vives.C (a realidad es que aún tardamos unos días en ponernos de acuerdo sobre el anKlisis y las consecuencias de lo que le estaba ocurriendo, pero a partir de ahí todo fue muy rKpido. uestro protagonista comprendi! por fin lo que le queríamos decir y asumi! como propio que esos momentos difíciles siempre encierran nuevas oportunidades, pero para poder verlas es necesario estar dispuestos a mirar, ver, oír, escuchar, así como a intercambiar opiniones y dialogar, 5i queremos ayudarnos a salir de las BcrisisC no dudemos en seguir unas BreglasC bKsicas: +. EsforJarnos en controlar nuestros pensamientos catastrofistas en los momentos de crisis si nos resulta muy difícil este control, siempre podremos intentar BdistraernosC con otros  pensamientos mKs positivos, o podremos traer a nuestra mente situaciones pasadas o futuras que nos hagan sentimos bien. <. B)ortarC los pensamientos que nos indiquen Bque no hay

salidasC y forJarnos a Btomar distanciaC de la situaci!n. 7e nuevo aquí, si tenemos dificultades para lograrlo, podemos darnos autoinstrucciones continuas y precisas. NEn el capítulo  ofreceremos algunos ejemplos prKcticos que nos ayudarKn en estos procesos.O =. Emplear la Bobservaci!nC como mHtodo que nos permitirK tomar la suficiente distancia, recuperar la objetividad y analiJar nuestras autHnticas opciones. 3quí, intentaremos situarnos mKs como observadores que como actores que viven en sus carnes esos momentos. En %ugar de centrarnos en lo que estamos sintiendo, encaminaremos nuestros esfuerJos a describir c!mo estKn actuando Blos otrosC, quH indicadores nos ofrecen, c!mo se muestran, c!mo parecen reaccionar, c!mo esperan que reaccionemos nosotros, c!mo se e#tra@an de nuestro aparente control; 5in duda, este cambio de BpapelC nos ayudarK enormemente en el anKlisis y la respuesta adecuada a la situaci!n. A. 'eforJarnos en esos momentos de crisis. Es decir, en lugar de centrarnos en las dificultades y hundirnos por la situaci!n, animarnos sin parar en esos momentos, decirnos a nosotros mismos que seremos capaces de salir de la crisis, mostrarnos seguros de nuestras posibilidades, creer en nuestro  potencial y saber que, si miramos bien, esos difíciles momentos esconden nuevas oportunidades oportunidades que estKn esperKndonos y que simplemente tenemos que saber encontrar  «de+ajo4 de esos Bdifíciles momentosC. . $ostrarnos BsegurosC ante los demKs. FerbaliJar nuestra confianJa en nosotros mismos, ordenar a nuestro cerebro que Bnos sigaC y no se entretenga con pensamientos catastrofistas, que s!lo le conducen a sufrimientos inútiles. "ara ello, aunque nos cueste, nos forJaremos en decir incluso lo que aún no sentimos, por ejemplo: B5eguro que voy a salir de esta crisis, puedo lograrlo, me sentirH muy satisfechoMa por mi actuaci!n, sabrH encontrar las consecuencias positivas, voy a sorprenderme a mí mismo;C "arece una tontería, pero Hstas y otras frases parecidas, ademKs de un conjunto de acciones que veremos a travHs de los registros NpKgs. . En lugar de BcompadecernosC a nosotros mismos, nos animaremos por las nuevas opciones que se nos han presentado. . 'ecordad que otros Bdifíciles momentosC vinieron acompa@ados de ense@anJas muy útiles y, siempre, siempre tener presente lo que sigue. 8. "remiaos en esas circunstancias, concedeos algún capricho, daos un poco de tiempo para vosotros mismos, para hacer aquello que os gusta, para hablar con las personas positivas de vuestra vida, para tomar el aire, para pasear,  para bailar, para; recuperaos del esfuerJo realiJado y situaos en la mejor disposici!n, para seguir superando Blo que aún quede por venirC. Es normal que en esos momentos de crisis nos sintamos sin fuerJas para nada, incluso que no nos apeteJca lo que habitualmente nos causa bienestar aquí nos encontraremos con una de las decisiones claves que deberemos tomar: aunque nos dH pereJa hacer las cosas que normalmente nos gustan, -tenemos que forJarnos y hacerlas/ 3l final, nuestra mente nos lo agradecerK y empeJarK a actuar a nuestro favor. na veJ dado este paso, nos serK mKs sencillo ver las posibles oportunidades y salidas. 4tra de las reglas que nos ayudarK serK Bcoger distanciaC para ser objetivos y aprender a observar y actuar de forma racional.

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5 APRENDER A OBSER>AR 5 ACTUAR DE ?ORMA RACIONAL 5eguramente Hste es uno de los aprendiJajes mKs fructíferos que puede hacer el ser humano y, sin embargo, -quH poco nos han entrenado para ello/ Es l!gico que los ni@os y los adolescentes tengan grandes dificultades para Bcoger distanciaC y ser objetivos su inmadureJ física y neurol!gica, su falta de e#periencia y su Brevoluci!n hormonalC se lo hacen muy difícil pero es inadmisible que los adultos nos mostremos tan limitados y poco racionales. En este proceso intervienen muchos factores: la edad, la cultura, la religi!n, el medio que nos rodea, incluso hasta las condiciones climatol!gicas;, pero esta falta de racionalidad, en mayor o menor medida, la observamos en todos los medios sociales, econ!micos, e incluso hasta políticos. 3 falta de ese control, de ese aprendiJaje que se no se ha fomentado, con demasiada frecuencia las personas pierden la objetividad y actúan a un nivel puramente emocional. En esos momentos los intentos por racionaliJar los hechos son  bastante estHriles, nuestra capacidad para raJonar son inversamente proporcionales a los impulsos desQ controlados que mostramos. En los cursos que impartimos, las personas se quedan muy sorprendidas ante esta realidad es como si descubrieran algo increíble, y por otra parte fKcil de ver, algo que les permite tener una visi!n mKs realista de los hechos y mKs enriquecedora de las personas que les rodean. 3Coger distancia y aprender a o+servar4, adem5s de facilitar nuestro autocontrol,  fomenta la rique.a y el aprendi.aje de las e;periencias, la racionalidad y el crecimiento del ser humano, su autoestima, la capacidad de autoafirmaci$n, de seguridad personal, de comunicarse con otras personas, de relacionarse socialmente, de pasar de la reactividad a la proactividad' G"or quH entonces es algo que no se ha fomentadoI G3 quiHn o quiHnes favorece que las  personas no sepan tomar distancia, no aprendan a observar y actuar de forma mKs racionalI GDuiHnes se benefician de estas situacionesI; $e centrarH en facilitar los medios que  posibiliten estos aprendiJajes, pero, sin duda, la mayoría de las personas, una veJ que hayan conseguido mejorar su capacidad de observaci!n, autocontrol y racionalidad, podrKn encontrar sus propias respuestas a estas preguntas. G"or d!nde empeJarI 5in duda, por la observaci!n. "ara ello propongo un mHtodo sencillo que nos puede facilitar esta labor. EmpeJaremos por BregistrarC, por escribir tanto los hechos que suceden en esos momentos como los pensamientos que ocupan nuestra mente.

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)ada veJ que queramos ser objetivos aprenderemos a observar, y las observaciones nos  permitirKn actuar de forma mKs racional. (a oja de 'egistro nos ayudarK enormemente en nuestra labor. )uando sintamos la necesidad de observar, o estemos viviendo una situaci!n o un estado emocional difícil, anotaremos nuestros registros de la siguiente manera: +. En la primera casilla escribiremos el día y la hora que es en ese momento. Ejemplo: R6G horas del BB=I8=G6 <. En la segunda casilla apuntaremos d!nde estamos en ese momento, quiHnes y quH hacemos. Ejemplo: !stamos Pepe, !nrique, Ana y yo en el sal$n, viendo la tele y ha+lando so+re las dificultades que !nrique tiene en su tra+ajo6 =. En la tercera casilla escribiremos c!mo nos sentimos a nivel fisiol!gico. Ejemplo: Siento  palpitaciones, me sudan las manos, tengo una enorme presi$n en el pecho y la mandí+ula me duele, como si la tuviera encajada6 D6 En la cuarta casilla anotamos, literalmente, lo que estamos pensando en esos momentos. Ejemplo: Creo que !nrique e;agera mucho en sus  planteamientos para causarnos pena9 pienso que la vida es una injusticia, siempre sufren los que menos culpa tienen9 al final, a todos nos pasar5 algo pareado y nos quedaremos  sin tra+ajo' Estos registros nos ayudarKn muchísimo a conseguir el distanciamiento y la objetivaci!n necesarios. 4bligarnos a escribir, casi sin darnos cuenta, nos permitirK ser conscientes de cosas que antes nos pasaban desapercibidas y que, sin embargo, tienen una gran repercusi!n en nuestras emociones. 7e repente, descubrimos c!mo nos sentimos bien o mal, no ante situaciones concretas, sino como respuesta a los pensamientos que en esos momentos estamos teniendo pensamientos que, de otra manera, en gran medida nos  pasarían desapercibidos. "or ejemplo, si pensamos que a nosotros nos ocurrirK algo  parecido a lo que estK viviendo Enrique, y que al final nos quedaremos sin trabajo, no s!lo nos estamos implicando en la situaci!n, hasta el e#tremo de perder toda la objetividad sobre la misma, sino que ademKs nuestros pensamientos estarKn condicionando enormemente nuestras emociones, y casi sin darnos cuenta estaremos concluyendo que -nada tiene soluci!n/, -que todos acabaremos igual/, que tenemos que prepararnos -para lo que se nos viene encima/, que hay que empeJar a hacer economías, o que no hay mKs remedio que aguantar Blo que sea en el trabajo, porque si no lo perderemosC; (os registros nos ayudan a ser conscientes de los principales factores que e#plican tanto los acontecimientos como nuestras propias emociones y, lo que es mKs importante, nos ayudarKn a ver la posible

salida o vía de actuaci!n ante unos hechos concretos que nos estKn produciendo respuestas irracionales. 7e igual forma, los registros nos ayudarKn a comprender las diferentes reacciones de las personas ante los mismos hechos. )oncluiremos que lo importante, lo que determina nuestras conductas, no son los acontecimientos, sino los pensamientos que cada uno tiene esos pensamientos son los que estKn condicionando sus respuestas. )omo regla general, recordemos que cuando nos sintamos emocionalmente muy implicados en una situaci!n o acontecimiento, cogeremos BdistanciaC con algo tan sencillo, pero poco habitual en nuestra conducta, como obligarnos a hacer registros de esa situaci!n, y a travHs de los mismos veremos, de manera objetiva, las posibles vías de soluci!n. Entre esas soluciones o medidas a tomar, recordemos que hay una muy clara: )uando nos sintamos emocionalmente muy implicados en algo, -enfriemos la situaci!n y no tomemos grandes decisiones en esos momentos/, pues correríamos el riesgo de equivocarnos, al ser nuestra  parte menos racional la que impulsara nuestras respuestas. "or el contrario, cuando nos hayamos acostumbrado a registrar, ya no necesitaremos hacerlo con papel y lKpiJ: nuestra mente lo convertirK en un hKbito y lo harK de forma simultKnea a nuestra actuaci!n no obstante, en casos de duda, bastarK con que nos preguntemos: GquH estamos pensando en esos momentosI, para coger de nuevo distancia y actuar de forma objetiva. 5i observamos que a pesar de ser conscientes de lo que estamos pensando nos cuesta controlar nuestras emociones, -no actuemos en esas circunstancias/, dirijamos nuestros esfuerJos a BcortarC nuestro 53, obliguHmonos a pensar en otras cosas, o a hacer otras actividades hasta que de nuevo sintamos que hemos recuperado el control. 5i aprendemos a Bser objetivosC, sin duda alcanJaremos otra de las principales reglas: convertir cada día en un nuevo aprendiJaje. CON>ERTIR CADA DA EN UN NUE>O APRENDIA
etapa de aprendiJaje, en lo que llamamos educaci!n infantil sin embargo, con demasiada frecuencia, cuando comienJan las dificultades, o ante determinadas e#igencias, el disfrutar  puede dar paso a empeJar a pasarlo mal: los e#Kmenes, controles y evaluaciones se convierten en estímulos generadores de ansiedad en carreras de competici!n en obstKculos difíciles de superar los sentimientos de fracaso, impotencia e inseguridad se generaliJan hasta el punto de que a muchos ni@os, adolescentes y j!venes, es como si les hubiHramos  privado de una parte importante de sus vidas, una parte que nunca volverK. (os vemos en sus centros, y en las consultas de psicología, llenos de insatisfacci!n, cuando no de desesperaci!n. 5us caras demacradas, sus ojeras, sus ojos sin brillo y sus comentarios sin esperanJa denotan el Bsufrimiento inútilC que muchos estKn padeciendo. El aprendiJaje  bien entendido, y bien facilitado, debería ser sin!nimo de Bvida vividaC de e#istencia autHntica, de alegría compartida y de crecimiento constante. )onvertir las vivencias de cada día en e#periencias de aprendiJaje es todo un arte al que no podemos renunciar, pues de lo contrario se convierte en vida sin vida en acontecimientos inútiles, en vivencias estHriles, en sentimientos plagados de tristeJa, cuando no de angustia. 1enemos la oportunidad de aprender cada día, y no es tan difícil cuando acometemos ese aprendiJaje desde la serenidad, desde la tranquilidad, desde el equilibrio y la fuerJa que nos da el saber que somos BpersonasC personas con capacidad para aprender y con derecho a disfrutar. 7odos los profesionales de la ense"an.a de+erían asumir este principio: aprendi.aje de+e ir unido a estímulo, a satisfacci$n, a plenitud, a disfrute'9 de esta forma, los aprendi.ajes  perdurarían y facilitarían la adquisici$n de nuevos conocimientos6 #o es verdad que la 3letra con sangre entra49 lo que entra es el dolor, la insatisfacci$n, la impotencia, el  sentimiento de inutilidad o falta de valía' la triste.a y la desesperaci$n6 Esas personas que presumen de aprobar a un porcentaje mínimo de sus alumnos deberían  plantearse c!mo mejorar sus habilidades, o c!mo dedicarse a otras tareas mKs acordes con su potencial. (os educadores que provocan ansiedad, cuando no angustia y sufrimiento, deben saber que estKn haciendo lo contrario de lo que se espera de ellos como profesionales de la educaci!n. "ero no nos confundamos, en ningún momento estoy diciendo que todo deba ser anarquía o dejaci!n de normas mi e#periencia me demuestra que, como ya he comentado en mi libro !l #o tam+i%n ayuda a crecer , el establecimiento de pautas, normas, hKbitos; constituye una necesidad imperiosa, pero nunca debemos confundir BfacilitadoresC de equilibrio, seguridad y aprendiJajes, con situaciones absurdamente estresantes, que generen ansiedad, angustia, inseguridad; y que s!lo contribuyan a la infelicidad, cuando no al bloqueo y al hundimiento de la persona. "ara aprender hay que situarse en el lugar que nos corresponde: el de alumnos alumnos que, a pesar de su edad, o gracias a la misma, tratan de e#traer parte de lo que la vida les ense@a. "ero; Gc!mo situarnosI 5iguiendo un principio que siempre da un resultado e#celente: siendo BautodisciplinaQ dosC al menos hasta que hayamos conseguido crear un nuevo hKbito: el de estar BabiertosC y receptivos hacia todo lo que signifique posibilidad de aprendiJaje. 3 modo prKctico, empeJaremos por preguntarnos, cada dos o tres horas, si hemos e#traído alguna ense@anJa de todo lo que hemos vivido en ese periodo de tiempo si la respuesta es afirmativa, intentaremos grabarla y reforJarla en nuestra mente, a la par que nos situaremos en disposici!n de aplicarla en la primera situaci!n que pueda presentarse si la respuesta es negativa, nos esforJaremos por encontrar algún aprendiJaje entre las e#periencias o vivencias que hayamos tenido en ese espacio de tiempo, y no pararemos hasta que reconoJcamos algún principio vKlido, alguna ense@anJa que podamos interioriJar y tratar de a@adir a nuestras futuras pautas de conducta. G"or quH nos empe@amos en hacer este

anKlisis tan frecuentemente, y no realiJarlo, por ejemplo, al final del díaI "orque si queremos introducir un nuevo hKbito en nuestra vida, al principio no tendremos mKs opci!n que hacerlo consciente cada poco tiempo de lo contrario, ni se grababa el hKbito, ni e#traeríamos aprendiJajes, ni enriquecimiento de nuestras e#periencias. 7e todas formas: -tranquilidad/ o es tan difícil ni laborioso como puede parecer, aunque sí cuesta interioriJarlo al principio, hasta que se constituye en hKbito y se hace de forma mecKnica. 5i durante una semana nos preguntamos cada dos o tres horas quH hemos aprendido, nos sorprenderemos con los avances realiJados y estaremos en disposici!n de convertir nuestra vida en una e#periencia útil, en un aprendiJaje que nos facilitarK enormemente nuestra estabilidad, y nos proporcionarK la autoestima y la seguridad que tanto necesitamos. 7e esa forma, cada vivencia tiene un sentido y una finalidad. ada es inútil si aprendemos de ello. "or ejemplo, si acabamos de pasarlo mal ante un hecho concreto, pero a travHs de nuestro anKlisis conseguimos no sufrir inútilmente en la siguiente ocasi!n, o aprendemos a mostrar una conducta mKs eficaJ, la e#periencia habrK sido positiva nos habrK aportado nuevos recursos o habilidades que nos serKn de gran utilidad ante situaciones futuras. na situaci!n típica, que se da con mucha frecuencia en el marco laboral, es la de algún compa@ero que tenga tendencia a mostrarse desagradable con la gente en general. Este prototipo de  personas, contrariamente a lo que podría pensarse, abunda en casi todas las organiJaciones independientemente del cargo que ostenten, actúan como si estuvieran en todo sobre el resto, como Bsi nos perdonasen la vidaC miran por encima del hombro, buscan BgrescaC, se quejan por cualquier cosa y siempre culpabiliJan a los demKs. GDuH podemos hacer ante estos hechosI G'esignarnos, pasarlo mal, enfurecernos pero callarnos, entablar una discusi!n violenta;I 7esde luego, podríamos adoptar cualquiera de estas conductas, pero entonces estaríamos perdiendo una ocasi!n fantKstica para BaprenderC. En estos casos, hay Bestrategias mKs eficacesC que nos permitirKn Be#tinguirC esas conductas tan desagradables. "or ejemplo, BalejKndonos de la situaci!nC, como si no fuera con nosotros,  poniendo cara de e#tra@eJa y siguiendo con la tarea que estuviHramos haciendo o comenJando una conversaci!n con otro compa@ero, como si el BagresivoC no e#istiera, o mirando al supuesto protagonista con cara de e#tra@eJa y hartaJgo, como queriHndole decir que no tiene sentido ponerse así, que resulta pesado, cansado, tedioso y aburrido escucharle, y que no nos compensa hacerlo Npara mostrKrselo de una forma mKs e#presiva, y que no deje lugar a dudas, inmediatamente nos pondremos a hacer otra cosa, Bsin dirigirle la palabraCO; El registro que comentKbamos en el apartado anterior nos mostrarK la conducta mKs apropiada, pero, sin duda, ese día habremos tenido la oportunidad de aprender algo muy importante: c!mo conseguir que no nos molesten los compa@eros desagradables. En definitiva, si la situaci!n que hemos vivido ha sido especialmente negativa, una veJ e#traído el aprendiJaje s!lo nos quedaría BcortarC nuestro malestar, pues a partir de ese momento el sufrimiento no tendría ningún sentido. "or el contrario, si la e#periencia ha sido positiva, podemos centrarnos todo lo que necesitemos en ella, pues mientras su evocaci!n nos genere alegría y seguridad las consecuencias seguirKn siendo  positivas. "odríamos concluir con el siguiente a#ioma que encierra mucha verdad: B(os días que no hayamos aprendido nada, serKn días vacíos días que TnadaT aportarKn a nuestra vida.C El ser humano seguirK BcreciendoC mientras siga aprendiendo facilitemos los aprendiJajes y hagamos de los mismos un estilo de vida. En el siguiente apartado aprenderemos a hacer prevalecer el autocontrol en los momentos de irritaci!n. 3nte la irritaci!n, autocontrol $uchas personas nos confiesan que se sienten incapaces de autocontrolarse en los momentos de irritaci!n otras, por el contrario, manifiestan que

tienen un control permanente sobre sí mismos; (a realidad es que hay personas que ByaC nacen con mayor o menor control que la media pero lo importante es que, sea cual sea el nivel de autocontrol del que partan, el autocontrol puede aprenderse6 os autocontrolamos cuando hacemos prevalecer nuestro 5) sobre nuestro 53 es decir, nuestra parte racional sobre la irracional. En el control, como en el descontrol, hay fases y estadios en los que es mKs fKcil o difícil que se desarrollen ambos mecanismos. na persona que estH  profundamente irritada tendrK mKs dificultad para autocontrolarse que otra persona que estH mKs tranquila. na veJ que hemos BestalladoC, nos resulta difícil recuperar la serenidad y,  por el contrario, si aún no hemos llegado a esa fase de mK#imo enfado o irritaci!n, nos resultarK mKs sencillo controlarnos. Este preKmbulo nos indica claramente c!mo debemos actuar. uestros esfuerJos se dirigirKn fundamentalmente a la prevenci!n no tendría sentido que nos BdesangrKsemos diariamenteC en una lucha titKnica para recuperar nuestro control despuHs de haberlo perdido de forma lamentable En consecuencia, enfocaremos nuestra estrategia a controlar nuestra irritaci!n en las primeras fases de esta forma ganaremos eficacia y ahorraremos energía. 1rasladado al lenguaje cotidiano y al día a día: conseguiremos que nuestro autocontrol se fortaleJca en la medida que seamos capaces de reducir nuestras reacciones irracionales en sus primeras fases. "ara ello situaremos unas BalertasC, que nos ayudarKn a reaccionar, antes de que la situaci!n o los pensamientos nos envuelvan y nos resulte mKs difícil recuperar el control. n principio fundamental que nos ayudarK en este objetivo serK el de que cuando nos encontremos 3+ien4, )perfecto #o tenemos que activar alarmas especiales9 pero en cuanto empecemos a sentir que ese  sentimiento cam+ia, y vislum+ramos los primeros atis+os de contrariedad, triste.a enfado' en nuestro estado emocional, inmediatamente actuaremos y 3cortaremos de raí.4 esa situaci$n, antes de que degenere en emociones m5s fuertes, intensas y menos controla+les6 os resultarK mKs fKcil racionaliJar nuestros pensamientos o cambiar nuestra atenci!n en sus primeras manifestaciones que desviarlos o cortarlos cuando estKn inmersos en una autHntica borrasca emocional. o obstante, en esos casos tambiHn podremos conseguirlo, y lo haremos llevando nuestra mente a otras situaciones, e intentando concentrarnos en cosas agradables o rutinarias que requieran nuestra atenci!n y nos ayuden a BcortarC ese círculo vicioso que se establece: pensamientos negativos y catastrofistasQ emociones negativas y límites. 3simismo, en el capítulo  veremos ejemplos y recursos que nos facilitarKn estos objetivos pero recordemos un principio bKsico: cuanto m5s r5pidamente nos esforcemos por racionali.ar nuestros pensamientos, o los cortemos cuando se den situaciones e;tremas, m5s f5cilmente lograremos el autocontrol de nuestras emociones, sea cu5les fueren las causas o las situaciones que las provoca+an6  2as irritaciones s$lo nos producen desgaste, su+jetividad, dificultades de comunicaci$n y de resoluci$n de pro+lemas6 Cortemos nuestros pensamientos en las primeras fases, y la irritaci$n ser5 un espejismo que no llegar5 a producirse6 )orno siempre, para ello, tambiHn nos ayudarK la observancia de otra regla bKsica: no insistir en los errores de siempre.

4 656516' E (45 E''4'E5 7E 56E$"'E

G)!mo es posible que nos pasemos la vida cometiendo los mismos erroresI "orque nuestra mente tiende a repetir de forma mecKnica las secuencias que tiene grabadas de otras situaciones parecidas. Es decir, cuando ante una situaci!n concreta hemos cometido un error, en el futuro e#isten mKs posibilidades de que lo volvamos a cometer en situaciones similares. "or habernos dado cuenta de nuestro error no podemos creer que ya estamos BinmuniJadosC, y que lo hemos aprendido para la pr!#ima veJ. -5ería una ingenuidad/  uestro cerebro tiene sus mecanismos de funcionamiento, pero su l!gica estK muy lejos de lo que sería raJonable para nosotros. 7e nuevo, como nos ocurría en los apartados anteriores, no tenemos mKs remedio que Bestar alertasC si queremos seguir esta regla de oro. n buen sistema consiste en marcamos una estrategia. "or ejemplo, podemos traer a nuestra mente esas situaciones en las que cometíamos determinados errores y, llegados a un  punto que hemos fijado previamente, nos forJamos en controlar los pensamientos que las originaban de esta forma provocaremos unos resultados muy diferentes. Esos resultados nos ayudarKn a BgrabarC en nuestra mente las actuaciones correctas para que, poco a poco, Hstas puedan repetirse mKs fKcilmente en el futuro. En una fase posterior nos marcaremos una conducta determinada, ante las típicas situaciones en las que caíamos en los Berrores de siempreC. En estos casos, estableceremos unos sistemas de BalarmaC para que, ante sensaciones o pensamientos que normalmente nos inducían a cometer esos BerroresC, tengamos Bgrabada y automatiJadaC una respuesta que cambie y BsalveC esa situaci!n. "or ejemplo, sí ante las peticiones e insistencias continuadas por parte de los ni@os siempre terminKbamos cansKndonos y dKndoles lo que nos pedían, ahora nos programaremos y grabaremos internamente otra respuesta de tal forma que, en cuanto empiecen las insistencias de los ni@os, automKticamente desconectaremos y terminaremos la situaci!n  podremos mandarles a su cuarto, cambiar nosotros de actividad, mirarlos fríamente y, a nivel gestual, alejarnos de ellos; "odemos tener un sistema de respuestas según los casos,  pero siempre diferentes a las que manteníamos y nos hacían cometer los mismos errores una y otra veJ.  El caso de 0uan %uan estaba desesperado consigo mismo. En cuanto le gustaba una chica perdía el control. 5e ponía muy pesado, quería deslumbrarla con comentarios e#agerados sobre su familia, su formaci!n, su trabajo, su salario; o paraba de llamarla por telHfono -a todas horas/ y siempre, tarde o temprano, terminaba consiguiendo que las chicas realmente valiosas se hartasen y le dejasen. 9ueron necesarias tres semanas de registros para que %uan se diera cuenta de sus errores. El origen estaba en su propia inseguridad no paraba de repetirse que esa chica no se le tenía que escapar y empeJaba una carrera Bcuesta abajoC, basada en lo que Hl consideraba una e#posici!n detallada de sus BmHritosC, y una persecuci!n sin tregua de Bla candidataC. na veJ que fue consciente de los pensamientos que provocaban sus errores, establecimos una se@al, a modo de alerta, de tal forma que, en cuanto se producía, automKticamente Hl se

obligaba a callarse y escuchar, y como mucho le podía preguntar a la chica algo sobre sus actividades o aficiones por otra parte, le entrenamos en autocontrol para que no llamase  por telHfono, salvo que la chica se lo hubiera pedido e#presamente; 3 %uan le cost! un  poco, pero cuando automatiJ! sus nuevas respuestas dej! de cometer los errores de siempre. El nos repetía sin cesar: B-$e ha costado mucho, pero ha merecido la pena/C 6nsistir en los errores de siempre es negar nuestra capacidad para aprender y rectificar. "ara corregir esta situaci!n nos vendrK muy bien el siguiente apartado.

3"'E7E' 3 5E' 'E3(65135. )44)E'

NUESTRAS POSIBILIDADES 5 NUESTRAS DEBILIDADES Entre lo que nos gustaría hacer y lo que realmente podemos Bhacer bienC a veces e#iste un autHntico abismo. )on frecuencia nos consultan adolescentes y j!venes sobre lo que les gustaría BserC en un futuro. (a verdad es que, lejos de lo que algunos podrían pensar, reaccionan bastante bien cuando intentamos hacer un anKlisis muy objetivo de su autHntico  potencial: puntos fuertes y dHbiles, habilidades, competencias, carencias; )on ese BdramatismoC que les da su edad, y que hace que vivan las cosas con la intensidad que les caracteriJa, son capaces de BdesnudarseC por completo en ese intento permanente de conocerse en profundidad. 3 lo largo de nuestro estudio, siempre les digo que todas las  personas sirven para algo, pero no e;iste una que pueda servir para todo6 Es normal que nos gusten muchas cosas y que nos atraigan trabajos o profesiones muy diferentes, pero eso no quiere decir que seamos capaces de hacer cualquier tarea con el mismo nivel de e#celencia. (o importante serK tratar de encajar nuestras preferencias con nuestras autHnticas posibilidades es decir, nuestra elecci!n deberK basarse en nuestro potencial y no s!lo en nuestro deseo. En estos casos hay muchas personas que me dicen que tienen mucha voluntad, y que su voluntad serK capaJ de vencer cualquier resistencia o limitaci!n. 3quí hay un principio fundamental, en el que insisto hasta la saciedad, Bla voluntad, por sí misma, no es sin!nimo de triunfo la voluntad, para ser valiosa, deberK estar subordinada a la inteligenciaC. "oner toda nuestra voluntad en estudiar algo que se escapa a nuestro  potencial s!lo nos lleva a sentir fracaso, impotencia, insatisfacci!n e infelicidad. (o mismo  podemos decir del mundo laboral. Empe@arnos en trabajar como comerciales cuando somos  personas poco e#presivas, sin habilidades sociales, con una comunicaci!n deficiente y sin convicci!n en lo que decimos, es como querer cortar le@a sin hacha, ni sierra; ni madera. 3l final, cuando les argumentas y haces que ellos refle#ionen sobre su propia realidad, en tHrminos generales, los estudiantes aceptan bien sus habilidades y limitaciones, y no resulta muy complicado ponernos de acuerdo en la elecci!n de la profesi!n o profesiones que mKs se adaptan a su potencial. )on esto, la verdad es que evitamos sufrimientos inútiles y desvaloriJaciones absurdas. 5iempre es mejor sufrir un peque@o desenga@o antes de iniciar una carrera o profesi!n equivocada que pasarse a@os enfrentKndose contra una realidad que les sobrepasa, o les conduce a situaciones límites que, tarde o temprano, -se terminan  pagando/ "odríamos pensar que si los adolescentes o j!venes son capaces de asumir BraJonablementeC sus limitaciones, los adultos lo deberíamos tener aún mKs fKcil, pues, en teoría, y aunque s!lo fuera por la edad y la e#periencia, tendríamos que ser mKs objetivos y realistas. 5in embargo, la realidad es muy diferente. $uchas veces nos enfrentamos con situaciones en las que los chicos, con mayor o menor esfuerJo, terminan respondiendo muy  bien al anKlisis que hacemos sobre su potencial, pero, por el contrario, sus padres no aceptan esas BlimitacionesC y se empe@an en que estudien arquitectura o ingeniería, aunque  posean una organiJaci!n espacial deficiente y un raJonamiento abstracto nulo. 7e la misma manera, -cuKntos adultos estKn trabajando en Kreas contrarias, incluso opuestas, al potencial

que realmente tienen/ 5e pasan la vida quejKndose de su mala suerte, de que en este trabajo fueron injustos, de que en el otro le cogieron manía, de que en el anterior no supieron apreciar su esfuerJo, de que sus compa@eros le ponían Jancadillas, de que los directores eran unos incompetentes, de que la empresa era un desastre; 3l final, se pasan la vida cambiando cada dos por tres de trabajo y quejKndose continuamente de su mala suerte, pero en ningún momento se cuestionan su idoneidad o capacitaci!n.  El caso de &ercedes $ercedes vino a vernos porque se sentía BhundidaC. 7esde que había terminado la carrera no había conseguido que le prorrogasen los pocos contratos que había tenido sobre su BespecialidadC. En ese momento tenía == a@os, llevaba siete con largos periodos de paro y con trabajos dispersos y discontinuos su curriculum era un ejemplo de lo que no debe ser una buena progresi!n profesional. 3 pesar de las BbofetadasC que había recibido a nivel  profesional, en ningún momento $ercedes se había planteado que pudiera estar confundida y que sería mKs positivo que estudiase otras posibilidades dentro del mundo laboral. 5u argumento principal era: B-)on lo que me cost! terminar la carrera Q8 a@os en lugar de los  habitualesQ no voy a renunciar a trabajar en lo que me gusta/C na primera evaluaci!n nos mostr! que teníamos ante nosotros a una persona profundamente insegura, tímida, poco hKbil socialmente, muy lenta en sus reflejos, con poco o nulo raJonamiento l!gico, muy dependiente afectivamente, muy BdHbilC, fKcilmente influenciable y sin capacidad de reacci!n es decir, una persona triste, ap5tica, llena de dudas e inseguridades, -que quería abrirse sitio en una profesi!n donde primaba la asertividad, la autoafirmaci!n, la rapideJ mental, la facilidad de comunicaci!n, la proactividad;/ En definitiva, todo lo contrario de lo que ella tenía. asta pasados tres meses, $ercedes no logr! empeJar a aceptar la realidad poco a poco se fue dando cuenta de que iba a contracorriente, que ella podía hacer otras cosas, y las podía hacer bastante bien, pero tenía que cambiar por completo su orientaci!n profesional. En realidad, asumir sus competencias y su autHntico potencial fue la última Krea que trabajamos previamente nos centramos en el conocimiento de sí misma, en c!mo mejorar su Bcomunicaci!nC con el e#terior, sus habilidades sociales, su nivel de autocontrol; En definitiva, su capacidad para afrontar y superar las situaciones de la vida cotidiana. )uando $ercedes se sinti! bien con ella misma, cuando se dio cuenta de que podía ser una persona agradable, de que era capaJ de realiJar bien determinados trabajos;, consigui! por fin aceptar sus limitaciones y descubrir sus fortaleJas y capacidades. G"or quH nos resulta tan difícil ser realistasI "orque nos vemos desde la subjetividad de nuestro 53, desde la parte menos racional y mKs emocional porque no nos han ense@ado a evaluarnos de otra forma. 5eguro que muchas veces hemos contemplado con estupor c!mo una persona brillante y de reconocido prestigio era capaJ de emitir un juicio absolutamente err!neo en relaci!n a una supuesta cualidad o capacidad suya, de su pareja, hijos; 7e nuevo, es su parte irracional la que estK realiJando la valoraci!n. 3lguien de gran H#ito profesional vino a verme hace unos a@os porque se encontraba muy aturdido con el comentario que le acababa de hacer su mejor amigo. Sste le había dicho que sentía autHntica pena al ver c!mo estaba destroJando su carrera y la fama de e#celente profesional que se había forjado a lo largo de los a@os. (a situaci!n, resumida, era que nuestro protagonista tenía un hijo de <8 a@os -que era un autHntico desastre/, un desastre para todo el mundo, menos para su padre que, amparKndose en su puesto de privilegio, había forJado determinados resortes para que su hijo trabajase en una empresa del BgrupoC. (os problemas que el BprimogHnitoC ocasionaba se sucedían sin interrupci!n todo el mundo le miraba a Hl esperando su reacci!n, pero nuestro

 personaje parecía no enterarse de nada, y todo su discurso era que a su hijo le estaban  poniendo las cosas muy difíciles, y le miraban con lupa precisamente por ser quien era. G)!mo era posible que un hombre que había conseguido los mayores H#itos en su carrera  profesional, que había mostrado una capacidad de anKlisis envidiable en momentos importantes de crisis, no viera lo mKs elemental, -lo que estaba al alcance de cualquier  persona/ (a respuesta es l!gica. 5u anKlisis era emocional, no racional no había sabido tomar la distancia precisa para ser objetivo y poder analiJar de forma realista las  posibilidades y debilidades de su hijo. Es muy difícil aceptar una situaci!n tan dolorosa nuestro protagonista reaccion! de forma muy agresiva cuando, en definitiva, le dijimos que su hijo necesitaba ayuda para poder convertirse en una persona mínimamente equilibrada que no fuera provocando los desastres y las situaciones límite que le acompa@aban desde  peque@o. Es muy duro asumir que tu hijo es una persona conflictiva, y que tú, en lugar de ayudarle, has empeorado su pron!stico al sobreQ protegerle y disculparle cualquier conducta tú, que siempre has sido admirado por tu ponderaci!n y buen criterio, ahora te conviertes en una persona parcial, que no es capaJ de ver y aceptar lo evidente. En este caso, nuestro protagonista se tom! Btres mesesC antes de volver y decirnos que teníamos raJ!n, que se había dado cuenta de su error y que quería ver c!mo podíamos actuar para BreconducirC la situaci!n. uestras debilidades, bien entendidas, nos engrandecen como  personas, y nos permiten aprender de ellas para conocer y desarrollar nuestras autHnticas  posibilidades. (as debilidades pueden mejorarse, -por supuesto/ (o que no debemos hacer es obviarlas ni obsesionarnos con ellas nuestra misi!n serK conocerlas primero para tratar de superarlas despuHs nuestro potencial lo pondremos al servicio de este objetivo, no en contra del mismo. )uando nos pareJca que la humanidad estK en nuestra contra, tomemos un poco de distancia y tratemos de analiJar la situaci!n como espectadores de esta forma  profundiJaremos en el desarrollo de nuestra inteligencia.  2a inteligencia es la capacidad de dirigir el comportamiento6

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Este es un principio que algunas personas siguen muy bien, pero un porcentaje, cada veJ mKs importante encuentra dificultades para hacerlo Ben su justo tHrminoC y, por ejemplo, se convierten sin quererlo en compradores compulsivos e#iste otro tramo importante de la  poblaci!n que no practica esta regla casi nunca. "remiarnos de veJ en cuando, y especialmente cuando nos encontremos en baja forma, es casi una necesidad del ser humano. )omentKbamos en otros capítulos que el ni@o necesita del afecto y de la aprobaci!n de su entorno para BsobrevivirC el adulto tiene otras defensas, pero tambiHn necesita sentirse reforJado de veJ en cuando y, fundamentalmente, cuando estK BdecaídoC. "remiarnos no significa Bregalarnos algo materialC, aunque para mucha gente Hsta parece ser la única acepci!n del tHrmino. Es darnos cari@o, apoyo, fuerJa, Knimo, confianJa; aunque no es incompatible con BregalarnosC satisfacciones de otro tipo: ir al cine, ver un espectKculo, pasear, BpremiarnosC con nuestra comida favorita, leer tranquilamente, escuchar música, charlas con amigos; y, a veces, comprarnos alguna cosa, siempre y cuando no desequilibre el presupuesto domHstico lo contrario no sería un premio, sino una fuente importante de problemas. -o necesitamos dinero/ 5!lo la voluntad y el convencimiento de que queremos reforJarnos. "ersonalmente, prefiero como premio algo que no se puede comprar: dejarme tiempo para mí. 5in embargo, -hay que tener cuidado/ cuando estamos en baja forma en esas situaciones lo mejor es que nos forcemos a hacer actividades que habitualmente nos gustan para que nos faciliten algo tan sano como es BdesconectarC de las preocupaciones. (os problemas no se solucionan únicamente  pensando en ellos y dKndoles vueltas y vueltas se solucionan cogiendo distancia, analiJKndolos con objetividad Ny nada favorece tanto la objetividad como el encontrarnos  bien, física y anímicamenteO y, ademKs, enfocKndolos con cierto humor y una actitud  positiva, que no tiene por quH estar re@ida con una actitud realista. 3l igual que conviene que los grandes problemas los cortemos y los dividamos en problemas mKs peque@os y accesibles, tambiHn es aconsejable que nosotros nos premiemos cada poco tiempo, no cada a@o. (o importante no es animarnos cuando ya hemos conseguido algo: serK mKs fKcil que alcancemos el objetivo si lo hacemos con regularidad, cuando aún estamos en camino, y mucho mKs cuando nos sintamos dHbiles, flojos, decaídos y tristes cuando todo pareJca volverse en contra y no encontremos ninguna se@al positiva que nos ayude a sonreír y salir de esa crisis, ese serK el mejor momento para reforJarnos, para mimarnos y decirnos todo lo

que nos queremos. o es un objetivo fKcil. 5in darnos cuenta estamos condicionados justo al contrario desde peque@os, cuando algo iba mal nos rega@aban, difícilmente nos reforJaban de adultos, sin quererlo, repetimos el mismo patr!n y reaccionamos como lo hacíamos de ni@os: o bien nos rega@amos a nosotros mismos porque nos creemos que somos los responsables de que algo vaya mal, o Btiramos balones fueraC y echamos la culpa a los que nos rodean. 7e nuevo tenemos que trabajar para implantar un hKbito sano, y ya hemos comentado que cuesta mucho introducir hKbitos nuevos cuesta pero no es imposible, cuando antes nos pongamos Ba la tareaC antes lo lograremos. 4tra regla que nos ayudarK en este prop!sito serK Baceptar que no somos dioses Nno podemos arreglarlo todoOC.

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NO PODEMOS ARRE%LARLO O CONTROLARLO TODO )ualquiera que lea este enunciado puede pensar que sobra esta regla, que no hace falta que recordemos que Bno somos diosesC, pues; -es una realidad evidente/ o obstante, GcuKntas veces actuamos y nos machacamos olvidando este principio tan elementalI  El caso de 8ernando 9emando tenía A8 a@os cuando sufri! una crisis muy fuerte al sentir -que todo le desbordaba/ y que, de repente, BtodoC había saltado por los aires y se escapaba de su control. uestro protagonista estaba acostumbrado a trabajar sin descanso, a tener BtodoC  bajo control no le importaba quedarse en la oficina hasta las dieJ, las once o las doce de la noche Hl lo justificaba debido a su necesidad de supervisar personalmente lo que se hacia en su direcci!n no había aprendido a delegar y no sentía la mínima necesidad de hacerlo 9ernando necesitaba enterarse de todo, la delegaci!n era un peligro potencial para su  persona. 5u familia, y por supuesto %l mismo, aunque no era consciente, sufría las consecuencias de esa creencia tan irracional, pero -todo se le vino abajo/ cuando hubo un cambio en la cúpula de su empresa y ampliaron sus cometidos. (o que podría considerarse un ascenso -había supuesto su tumba/ )uando 9ernando vino a vernos pensaba que ya nada  podía hacerse para salvar su situaci!n en realidad, había sido su mujer quien le había empujado BliteralmenteC a llamarnos, y s!lo lo había hecho cuando sinti! que la amenaJa de separaci!n iba en serio. (as nuevas circunstancias habían provocado que, aunque 9ernando se hubiera quedado las
me estaba e#igiendo como si yo fuese 7ios, -no sabes el peso que me has quitado de encima/C  Por mucho poder que creamos tener, por mucha responsa+ilidad que nos echemos so+re los hom+ros, por mucho potencial que poseamos, por favor, )no olvidemos que somos  personas, y como tal limitadas9 personas que muchas veces nos sentiremos incapaces de  solucionar hechos apremiantes o circunstancias dolorosas, pero personas que siempre  podemos poner nuestros pensamientos a nuestro favor y dejar de sufrir in0tilmente6 )uando aceptemos que es injusto pedirnos mKs allK de lo que podemos dar nos pasarK como a 9ernando, -sentiremos un gran alivio/ 5in duda, otra regla que nos ayudarK a conseguir este objetivo serK ButiliJar el sentido comúnC.

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La hemos escrito en este libro que, desgraciadamente, el sentido común parece el menos común de todos los sentidos embarcarnos en su redescubrimiento, desarrollo y  potenciaci!n, serK otra meta importante en ese fin que ya compartimos: B-7ejar de sufrir inútilmente/C "ara utiliJar adecuadamente el Bsentido comúnC, de nuevo, nos entrenaremos en controlar el 53, nuestra parte mKs irracional aunque en el capítulo  mostraremos algunas tHcnicas que nos ayudarKn a conseguirlo, no nos vendría mal recordar algunos  principios bKsicos: +. uestra parte BracionalC se identifica con conductas de equilibrio, de calma, de autocontrol, de tranquilidad; cuando manifestamos esas conductas, casi con toda  probabilidad estaremos utiliJando el sentido común. <. Emociones internas de paJ, serenidad, plenitud, relajaci!n;, de nuevo nos indican que estamos en el camino acertado. =. )uando somos capaces de pensar sin e#perimentar ansiedad es que estamos utiliJando el sentido común y prevalece el 5) sobre el 53. A. )uando BescuchamosC sin dificultad, y no sentimos la necesidad de contestar bruscamente y de forma agresiva, es que predomina el sentido común. . ] )uando la actitud del otro no nos parece amenaJante, por mucho que estemos en contra de sus criterios, estaremos conservando el sentido común. >. )uando seamos capaces de raJonar las ideas que nos e#ponen y podamos argumentar tranquilamente las nuestras, prevalecerK en nosotros el sentido común. . )uando ante la aparente gravedad de unos hechos tomamos distancia y sentimos que buscamos respuestas racionales, que no estKn condicionadas por nuestros sentimientos, estaremos utiliJando el sentido común. 8. )uando difícilmente nos sintamos agredidos, aunque verbal o físicamente nos agredan cuando no sintamos miedo cuando nuestro coraJ!n no se desboque, cuando nuestros músculos no se tensen, ni sudemos de forma e#agerada;, estaremos bajo el control de nuestro 5), gran aliado y facilitador del sentido común. ?. )uando ante una aparente situaci!n difícil, incluso nueva y sorpresiva, no e#perimentemos emociones e#tremas: ira, depresi!n, angustia, terror;, estaremos utiliJando el sentido común. "odríamos seguir enumerando principios bKsicos que nos ayudarían a identificar la  presencia o ausencia de nuestro sentido común, pero creemos que con los ya descritos  podemos hacernos una idea bastante clara de cuKndo actuamos racional o irracionalmente. El sentido común nos ayudarK a BenfriarC emociones e#tremas por eso, cuando nos sintamos al límite de algo, cuando no podamos mKs, o lo veamos todo negro: -cuidado/,  porque en esos momentos nuestro sentido común Bbrilla por su ausenciaC, y fKcilmente  podemos tomar decisiones err!neas, o provocarnos sufrimientos tan inútiles como estHriles. En esos instantes de gran perturbaci!n nos serK de gran ayuda nuestra siguiente regla de oro: fomentar el sentido del humor.

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3fortunadamente, pertenecemos a una cultura que valora el sentido del humor, aunque no se cuida de potenciarlo como sería debido. uestra historia, nuestra climatología, nuestras costumbres, nuestro concepto de la vida, de lo que significa disfrutar, pasarlo bien, divertirse;, favorece, en mayor o menor medida, ese humor tan característico de los Bpueblos del sur de EuropaC. En la mayoría de los cursos, conferencias, charlas, coloquios;, o en el seno de la consulta, ante mi reivindicaci!n por el uso y fomento del sentido del humor, me han preguntado en numerosas ocasiones si; BGel humor curaIC 3nte esta pregunta, yo suelo responder: BEl humor siempre ayuda.C El humor seguramente es el antídoto por e#celencia contra la enfermedad potencia nuestras defensas físicas y  psíquicas desarrolla nuestro equilibrio y seguridad agudiJa nuestro ingenio nos defiende de los pesimistas, de los agresivos o imperativos, de los Btristes de solemnidadC; En definitiva, Bel humor es uno de los principales aliados de nuestra vidaC. Gos han ense@ado a desarrollar nuestro sentido del humorI 5in querer evadir la respuesta, la verdad es que Ba veces sí y a veces noC. 7ependerK de las personas que hayan estado a nuestro lado, del carKcter que tuviesen, de c!mo se tomasen la vida; aunque tambiHn dependerK del temperamento con el que hayamos nacido, de nuestra agilidad mental, de nuestra rapideJ; En definitiva, me temo que su potenciaci!n o su e#tinci!n en muchos casos habrK sido una cuesti!n de suerte. 5in embargo, no parece raJonable dejar Ba la suerteC un tema tan vital en la vida, algo que puede marcar nuestra e#istencia.  Favorecer el sentido del humor nos ayudar5 a racionali.ar y a tomar distancia en las  situaciones delicadas9 nos apro;imar5 al punto de equili+rio9 potenciar5 nuestra creatividad, incluso en la resoluci$n de pro+lemas9 encau.ar5 nuestras energías y nos apro;imar5 a ese estado de felicidad y +ienestar que toda mente sana desea6 )uando veo a una persona sumida en una crisis importante, una de las primeras cosas que trato de evaluar es el estado actual de su sentido del humor de tal forma que, muchas veces, el pron!stico se complica o facilita en funci!n del desarrollo previo que esa persona haya alcanJado en esta Krea tan crucial. o obstante, el sentido del humor estarK incompleto si no estK acompa@ado de una sensibilidad equilibrada es decir, de una sensibilidad que lejos de potenciar su vulnerabilidad favoreJca la elaboraci!n de defensas acordes con las agresiones de que pueda ser objeto.  El caso de Clara )lara era una persona encantadora, con un humor envidiable, pero con una sensibilidad tan agudiJada que a veces le provocaba sufrimientos inútiles y ofrecía una imagen muy vulnerable ante los BataquesC del entorno. 5e trataba de una profesional muy brillante, con una capacidad de empatia y comunicaci!n envidiable, pero que llevaba varios a@os BconsumiHndoseC y sin saber defenderse ante los BsuciosC ataques de que era objeto por  parte de algunos compa@eros que la veían como un estorbo en sus carreras llenas de ambici!n y meJquindad. )lara se encontraba tan abrumada, que la única salida que veía era Btirar la toallaC y dejar el trabajo para el que se había preparado toda la vida, pues se sentía

Bsin fuerJasC para seguir salvando los obstKculos y las trampas con las que le obsequiaban algunos Bcompa@erosC. 3 veces puede parecer increíble que estas situaciones puedan realiJarse de forma tan impune la verdad es que el rHgimen obsoleto que aún tiene la administraci!n, y muchas empresas públicas y privadas, favorece el despotismo de algunos  jefes y la impunidad de no pocos trabajadores.  uestro anKlisis evidenci! que )lara estaba Bal límiteC, sin apenas fuerJas y sin esperanJas de poder recuperar a esa persona tan dinKmica y alegre que siempre había sido no obstante, temamos un aliado magnífico: ese sentido del humor, que ahora apenas se vislumbraba,  pero que sin duda e#istía en el fondo de sí misma. )lara a veces se sorprendía con mi actitud como era una persona tremendamente respetuosa no BsaltabaC, pero su mirada denotaba una e#presi!n de incredulidad ante mi BaparenteC falta de escucha en algunos de sus BrelatosC. 7e veJ en cuando, lejos de preguntarle por detalles pormenoriJados sobre los BataquesC de que era objeto, yo me empe@aba en despertar ese sentido del humor que ella encerraba para, poco a poco, ir venciendo sus propias resistencias. )on mucho esfuerJo, )lara empeJ! a aflorar Bos destellos llenos de BchispaC y alegría que tanto le habían caracteriJado en el pasado. "or supuesto que eso no fue suficiente para vencer la tremenda crisis en que se encontraba sumida, pero constituy! una ayuda inestimable. )ada veJ que )lara se reía, y podía reírse muchísimo, Bse alejaba de la situaci!n problemKticaC de tal forma que podíamos analiJar con mayor objetividad los hechos y, sobre todo, las vías de actuaci!n. (os compa@eros de )lara podían ser, y de hecho lo eran, personas realmente meJquinas el jefe era el típico perfil de persona dHbil e inestable, que se plegaba ante los agresivos y machacaba a los equilibrados, porque Hstos no le asustaban con sus conductas al no chillar ni usar descalificaciones o trampas impresentables pero ninguno de la Bpandilla de los impresentablesC poseía algo vital, algo que les destroJaba: el sentido de humor de )lara. uestra protagonista empeJ! a recuperar y usar cada veJ mKs ese humor tan e#traordinario que parecía haberse Btragado la tierraC, de tal forma que se hiJo menos vulnerable a los ataques de los BbuitresC de su servicio, hasta el punto de que, a medida que aumentaba el desconcierto de sus BenemigosC, disminuía su vulnerabilidad. "oco a poco )lara fue Bganando terrenoC y, en la medida que les sorprendía y les dejaba sin contestaci!n, aumentaba su seguridad por el contrario, sus compa@eros menos recomendables empeJaron a sentirse BperdidosC y, como por arte de magia, sus ataques disminuyeron en número e intensidad. 3ún )lara lo pasa mal alguna que otra veJ, pero se termina recuperando y recomponiendo en cuanto vuelve a dejar aflorar a su gran aliado: ese humor que s!lo ella tiene y que es capaJ de cambiar su vida. 9omentar el sentido del humor  debería ser uno de los ejes de la ense@anJa de todos los ni@os, adolescentes, j!venes y adultos de cualquier país. Es una pena que estas e#periencias aún no se hayan generaliJado desde luego, en nuestros cursos de B7esarrollo de la 6nteligencia EmocionalC o BEstrategias para 3prender a FivirC, dirigidos a adolescentes, universitarios o adultos en general, el desarrollo del sentido del humor alcanJa la importancia y relevancia que merece. La hemos comentado en este libro que la angustia o el miedo no favorece los aprendiJajes en este punto podemos a@adir que el humor, por el contrario, siempre los facilita y los  potencia. -o seamos taca@os a la hora de desarrollar nuestro sentido del humor/, nuestra salud, nuestra alegría, nuestros amigos, las personas que nos quieren y las que tienen la suerte de encontrarse con nosotros nos los agradecerKn. 5in humor no hay alegría, como sin esperanJa no hay vida. o nos olvidemos de llevar siempre con nosotros algo que nada nos cuesta, ni nos condiciona, ni nos quita un Ktomo de libertad: algo tan gratuito, maravilloso y genuino, que siempre nos favorece y nos ayuda a superar cualquier situaci!n, en cualquier

momento y con cualquier persona algo tan crucial, personal e irrepetible como es nuestro  sentido del humor6 El humor nos ayudarK a desarrollar otra regla de oro: asumir que estamos aquí para ser felices, no para sufrir.

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7e nuevo, este parece un principio incuestionable, pero si lo pensamos un poco nos daremos cuenta de que a mucha gente, muchas religiones y muchos grupos parecen empe@ados en lo contrario. (a psicología al menos puede ayudarnos a conseguir este objetivo. El anKlisis del comportamiento humano no ofrece dudas si no hemos sido condicionados previamente, respondemos de forma positiva ante lo que nos produce felicidad, y tratamos de evitar las situaciones dolorosas. 5iempre mantengo que, si sabemos BmirarlosC, los ni@os son los mejores maestros de los adultos. (a observaci!n de la conducta infantil nos permite ver estas premisas. El ni@o trata de huir del dolor y de las situaciones poco placenteras o aversivas. "or el contrario, desde muy peque@ito, siendo un  bebH ya busca la satisfacci!n, el afecto, el cuidado, la sonrisa, los mimos del adulto y los estímulos del entorno. 7esde el principio desea el calor y el afecto. 3ún no ha cumplido los tres meses cuando ya reacciona ante nuestra sonrisa, trata de imitar nuestros sonidos, seguir  nuestros movimientos; constantemente nos busca y nos BprovocaC para que interactuemos con Hl, para que lo cojamos, le abracemos, le hablemos, le sonriamos, le toquemos; 3 medida que va cumpliendo meses nos observa con mKs atenci!n y busca nuestra respuesta constantemente intenta relacionarse con nosotros, nos mira para ver si aprobamos su conducta, si nos alegramos ante sus peque@os logros;todo en Hl es una e#ploraci!n constante hacia la felicidad. El bebH no es masoquista, y cuando se hace da@o trata de evitar la situaci!n lo que ocurre es que aún no controla bien sus movimientos corporales, ni es consciente de muchos peligros y dificultades. El ni@o peque@o desarrolla una sensibilidad especial en busca de la felicidad rechaJa las malas caras, los indicios de tristeJa o desesperaci!n del adulto. La hemos comentado en otros libros como el ni@o  peque@o tiene una Bsensibilidad muy especialC, una especie de BradarC que le avisa de nuestros estados emocionales. 3 veces nos esforJamos en disimular nuestro cansancio o nuestro malestar y lo conseguimos con los adultos, -pero no con los ni@os/ ellos rKpidamente lo perciben y tratan de consolarnos Nnos tiran de la pierna para que los cojamos, nos miran con cara e#pectante y nos echan los braJosO, o se sienten muy impotentes y lloran desesperados, porque les produce mucha ansiedad comprobar que suMs  principalMes adultoMs de referencia no estKMn bien. 5i el ni@o tiende hacia la felicidad y quiere disfrutar de su vida Gc!mo es posible que tantos adultos se hayan equivocado de camino y pareJcan buscar o esperar s!lo el sufrimientoI 5in duda, porque han tenido

aprendiJajes o modelos err!neos que les empeJaron a quitar esa Bvisi!n tan claraC que tiene el ni@o, y les BvendaronC los ojos para impedirles ver. o nos empe@emos en ser Badultos ciegosC. o vayamos contra la esencia del ser humano nuestro camino es buscar y buscar la felicidad, ensayar una y otra veJ c!mo alcanJarla, c!mo aprender a tenerla, y a disfrutarla. Estamos hechos para responder positivamente a aquello que nos harK sentirnos y ser felices de la misma - forma que estamos hechos para salvar las dificultades, y desarrollar una inteligencia que nos permita seguir disfrutando de cada e#periencia, de cada momento, de nosotros mismos. o nos enga@emos, el ser humano no estK en di mundo para sufrir y sufrir. 5i así fuera, respondería desde el principio de forma positiva ante el sufrimiento, y no hay mKs que ver c!mo huye un ni@o ante el sufrimiento, suyo o ajeno,  para darnos cuenta del error.  2a felicidad no est5 en el dolor, sino en la superaci$n del dolor, de las dificultades y de los o+st5culos que nos impiden disfrutar de la aut%ntica esencia y del ser humano6 (a felicidad estK en la risa vivida, en la alegría propia y compartida la felicidad estK en la interioriJaci!n e integraci!n de esos aprendiJajes que nos llevan al descubrimiento de nuestra propia esencia. 5i al cabo de los a@os sabemos menos que los ni@os reciHn nacidos, -algo estK fallando/ "ero si abrimos los ojos y observamos, -pronto volveremos a ver/ 7escubriremos que estamos aquí para aprender a ser felices, no para sufrir. En definitiva, - juntemos las energías para recuperar la felicidad, no para acostumbrarnos a su ausencia/

  )apítulo 

 Estrategias ,ara de*ar de sufrir y ,re,ararnos ,ara la vida

'esulta muy limitado el lenguaje escrito cuando tratas de trasladar las e#periencias tan enriquecedoras que la prKctica diaria te ofrece, tanto en el marco de la consulta como en los cursos de formaci!n que impartimos. )ontinuamente hacemos que las personas que nos acompa@an ensayen una y otra veJ las distintas tHcnicas, para que poco i poco las vayan automatiJando y las puedan trasladar a su vida cotidiana. "or tanto, la lectura de estos  principios no puede sustituir a la prKctica y al entrenamiento real de los mismos. o obstante, trataremos de ofrecer de la forma mKs clara y didKctica posible algunos recursos que pueden ayudamos a dejar de sufrir y prepararnos para la vida. )omo no podía ser de otra forma, empeJaremos por el autocontrol de los comportamientos. AL%UNAS NOCIONES BSICAS SOBRE EL ?UNCIONAMIENTO DEL SISTEMA NER>IOSO AUT=NOMO 3 lo largo de los distintos capítulos hemos aludido en numerosas ocasiones al 53. 7ada la importancia que el 53 tiene en nuestras vidas, vamos a tratar de e#poner, de Z forma muy esquemKtica, algunas nociones que nos permitan entender c!mo funciona de esta forma, comprenderemos mejor c!mo podemos actuar sobre Hl. uestro primitivo cerebro animal, que nos ha sido legado por nuestros ancestros prehomínidos, se conoce como cerebro emocional. Este cerebro controla automKticamente no s!lo nuestras emociones negativas, sino tambiHn las funciones corporales y las reacciones involuntarias que nos mantienen vivos: nivel de temperatura, digesti!n, funciones glandulares y contracciones musculares, flujo sanguíneo y circulaci!n, ritmo cardiaco durante el ejercicio o el descanso, sue@o y vigila; 5obre esta estructura de nuestro cerebro primitivo animal estK nuestro cerebro humano, la corteJa cerebral, la parte de nuestro cerebro a la que atribuimos todos los logros de la humanidad. El problema radica en que, a pesar de que la corteJa constituye el asiento de nuestras acciones voluntarias, no puede controlar directamente las operaciones  bKsicas de nuestro cerebro emocional, aun a pesar de todas nuestras !rdenes. (as tres emociones negativas bKsicas, miedoQansiedad, ira y depresi!n, son innatas e involuntarias, y estKn genHticamente determinadas para asegurar la supervivencia de la especie sin embargo, no podemos liberarnos voluntariamente del miedo o de la ansiedad, un hecho que comprobamos continuamente. El 53 tiene dos partes diferentes que se encargan de funciones diversas en nuestro cuerpo. na mitad, cuando estK activa, nos hace sentirnos  bien. (a otra mitad, cuando estK activa, nos hace sentirnos inc!modos. 5egún la jerga del

laboratorio, la parte activa, cuando nos sentimos inc!modos, es el sistema Bde miedoC o de BescapeQluchaC. 1Hcnicamente reciben el nombre de sistema parasimp5tico y simp5tico, respectivamente. (a mitad BescapeQluchaC prepara nuestro cuerpo para correr o pelear cuando estK activada con intensidad. )uando estK activada levemente s!lo nos sentimos nerviosos o inc!modos. 3ún desconocemos mucho sobre la otra mitad del 53, la de la diversi!n. )ontrola la digesti!n y partes de nuestra respuesta se#ual, como el juego  preliminar y el coito, pero no el orgasmo. EstK activada cuando nos sentimos bien, pero no cuando estamos aburridos. 3mbas mitades, diversi!n y miedo, estKn en mutua competencia: si la mitad de ansiedad se activa, la de diversi!n se inhibe, y viceversa. )uando ambas estKn activas, la que posea mayor actividad dominarK y gobernarK a la otra. En consecuencia, uno de nuestros principales prop!sitos serK aprender a activar con intensidad la mitad de la diversi!n para vencer los estados de ira, depresi!n, culpabilidad, ansiedad e#trema; 2os especialistas suponemos que un estado de ansiedad es algo aprendido, y que lo que se ha aprendido una ve. tam+i%n se puede 3desaprender46 2ran parte del H#ito en la eliminaci!n de la ansiedad lo lograremos mediante el aprendiJaje de un mHtodo que le permita a la  persona hacer algo BactivoC de cara a sus ansiedades, en lugar de aceptarlas pasivamente. $uchos lectores se preguntarKn: Grealmente podemos controlar nuestras sensaciones involuntarias de incomodidad y miedoI (a respuesta es afirmativa, pero s!lo lo lograremos con mHtodos indirectos. G"or d!nde empeJarI 5in duda, un primer paso serK descubrir cuKndo no actuamos correctamente a partir de ahí utiliJaremos una serie de tHcnicas y recursos que, solos o combinados, nos permitan conseguir nuestro objeto final, que no es otro que: -sentirnos lo mejor posible en cada circunstancia/ (CUNDO NO ACTUAMOS CORRECTAMENTE+ SITUACIONES DE ANSIEDAD 5 ESTR@S 6maginemos que estamos paseando por la calle tranquilamente, decidimos cruJar y cuando estamos en medio de la carretera vemos que se acerca un coche Ba toda velocidadC hacia nosotros. GDuH sentimos en ese momentoI 5eguramente notaremos, entre otras cosas, que el coraJ!n no nos cabe en el pecho, late de forma desbocada Naumento de la frecuencia cardiacaO ademKs respiramos mKs rKpido de lo normal Nhiperventilaci!nO y todos nuestros músculos estKn en tensi!n. En definitiva, acabamos de conectar nuestro 53 para  prepararnos para la huida Nde hecho, damos un gran salto para que no nos pille el cocheO. )uando nos iba a pillar el coche, el 53 se ha activado para prepararnos para la huida. GDuH pasa cuando ante una entrevista de selecci!n empeJamos a sudar, sentimos un nudo en el est!mago, el cuerpo estK rígido y creemos que necesitamos ir al ba@o cada dos minutosI Due se nos ha conectado el 53. uestro cuerpo estK reaccionando ante la entrevista igual que cuando nos iba a pillar un coche, porque en ambas ocasiones el 53 nos estK preparando para la supervivencia la diferencia es que en el primer caso la conducta era acertada: nuestros músculos tenían que estar tensos, el pulso mKs elevado, y necesitKbamos mKs o#ígeno para poder correr o saltar y evitar que el coche nos pillara. "ero; Gnecesitamos este arsenal cuando vamos a realiJar una entrevistaI Evidentemente, no. Es mKs, lo único que podemos conseguir actuando así es bloquearnos y que nos salga  peor. En este caso, estaremos desarrollando una conducta de ansiedad , ya que este comportamiento es inadecuado para la situaci!n. )omo ya indicaremos, la ansiedad no tiene por quH ser siempre negativa. ay gente que piensa que la ansiedad es buena porque le permite hacer mKs cosas. En realidad, puede ser adecuado tener un cierto nivel de activaci!n, dependiendo de lo que vayamos a hacer. "ara algunas personas es un estimulante que les ayuda a realiJar algunas tareas, pero si nos encontramos en un estado

continuado y elevado de ansiedad Nlo que en el mundo laboral se llama estar BestresadoCO,  podemos llegar a bloquearnos. 7e ahí la importancia de aprender a controlar nuestro nivel de ansiedad si no lo hacemos viviremos situaciones de bloqueo. (os servicios de urgencias de los hospitales son un fiel testimonio de esta situaci!n cada día acuden miles de personas que piensan que se estKn muriendo, que creen padecer un ataque al coraJ!n; (a verdad es que lo estKn pasando fatal, pero en realidad tienen una crisis de ansiedad que en muchas ocasiones ha derivado a un ataque de pKnico. o es fKcil controlar la ansiedad cuando el organismo ha aprendido a Btener miedoC ante determinadas situaciones, la activaci!n del 53 es automKtica, y, como acabamos de e#poner, nuestra parte mKs racional, el 5), queda por BdebajoC del aut!nomo es decir, por mucho que queremos controlarnos racionalmente, y nos digamos que no pasa nada, la verdad es que de esta forma poco control conseguimos. Estamos bajo el ByugoC de nuestra parte mKs irracional. En esos momentos nuestra mente Bno filtraC y se cree BliteralmenteC todos los pensamientos que estamos teniendo, por muy irracionales y automKticos que sean. Es como si nuestro cerebro s!lo diera paso a las BemergenciasC que en ese instante estK sintiendo nuestra parte racional pasa a segundo plano y somos presa de nuestras BemocionesC. )uando el cerebro cree que hay una emergencia actúa de forma mecKnica y conecta el 53. En cuanto siente  peligro nos prepara para la huida y -nos pone a <00 por hora/ Famos a tratar de e#presarlo de una forma muy grKfica. "ensemos en una persona que estK esperando en la antesala del despacho de su jefe. 3yer le avisaron que el director quería hablar con Hl y, desde ese momento, -no puede ni respirar/ )ontinuamente se pregunta quH querrK el B5r. 'amíreJC: BG5erK que he hecho algo mal y quiere echarme la broncaIC, BG3 lo mejor van a vender la empresa y quiere comunicKrmeloIC, BG$e dirK que van a suprimir mi puestoIC, BGL si la única alternativa de conservar el trabajo es marcharme de $adrid, quH hago con mi familiaIC; Estos y otros pensamientos parecidos consiguen activar el 53 de nuestro atribulado protagonista y a partir de ese momento el desgaste -es terrible/ "ara que lo entendamos, pensemos que cuando se activa el 53, interiormente lo hicimos como si estuviHramos corriendo sin parar. )omo es evidente, cuando corremos nuestro coraJ!n se acelera y se produce la hiperventilaci!n, los músculos se tensan; -al cabo de una hora de Bcorrer internamenteC estamos agotados/ por eso, cuando estamos preocupados por algo, aunque nos pasamos toda la tarde sentados en un sill!n, la realidad es que -no podemos con nuestro cuerpo/ GDuH hacerI G)!mo desconectar ese sistema nervioso quH s!lo debería  ponerse en marcha ante situaciones de emergenciaI G)!mo recuperar nuestro propio controlI; En estos casos siempre me acuerdo de nuestra incompleta formaci!n, porque; Galguna veJ algún profesor en alguna materia nos ense@! a controlar ese sistema nerviosoI (a verdad es que en este aspecto estamos bastante BhuHrfanosC de ahí el H#ito que tienen los cursos de 3utocontrol. GDuH hacer entoncesI "rimero, y es muy importante, -comprender a las personas que se encuentran en esas situaciones/ Es normal que cuando alguien nos cuenta que -estK fatal/, porque estK muy preocupado por algo, y nosotros, sin embargo, pensamos que no tiene ningún fundamento para preocuparse de esa forma, repito, es normal que le digamos que se tranquilice y se deje de bobadas, -pero esto no funciona/ a nuestro amigo se le activ! su 53 y -no es capaJ de raJonar con objetividad/ 3sí que no nos enfademos, y tratemos de ayudarle de una forma mKs eficaJ. )uando las personas estKn en plena fase depresiva, o padecen una fuerte crisis de ansiedad, lo primero que se sienten es -muy solas/, porque difícilmente desde el e#terior la gente que les rodea entiende quH les  pasa y no saben c!mo ayudarles. (a realidad es que estas personas -estKn agotadas/, sin fuerJas, sin Knimo y, lo que es peor, en esos momentos estKn sin esperanJas. o es fKcil que

el 5) funcione en esos instantes claves muchas veces, cuando trato de e#plicar c!mo funciona el 53, yo les pido a mis interlocutores que piensen de forma BgrKficaC en un ejemplo muy BsocorridoC. GDuH pasa cuando una persona estK perdidamente enamorada de otraI (a respuesta mKs común suele ser: B-Due no ve ni raJona nada/C En efecto, cuando emocionalmente una persona estK muy activada pierde la objetividad. 5i tenemos ante nosotros a una joven de < a@os que se ha enamorado de un chico drogadicto, con adicci!n a la heroína, que ademKs es alcoh!lico y, si queremos, para ponerlo mKs trKgico, tambiHn tiene el sida, nos dirK que -no importa/, que ella estK segura de que lo que le pasa es que se encuentra muy solo, pero que ahora serK capaJ de desengancharse de la heroína, de dejar el alcohol y que lo del sida hay mucha gente que lo tiene, pero que cree que su novio es BsimplementeC seropostivo, que no ha desarrollado la enfermedad. G'ealmente creemos que es fKcil que esta joven enamorada raJone con objetividad, y se dH cuenta de que tiene un futuro negrísimoI Rien, pues algo semejante ocurre cuando se activa el 53, la persona  padece, pero no ra.ona6 GDuH podemos hacer en estas circunstanciasI 5in duda, -aprender a controlar ese sistema nervioso y, con ello, controlar nuestra vida. "reviamente, nos serK muy útil saber las consecuencias de esa falta de control es importante que aprendamos a identificar las se@ales de ansiedad y estrHs. EN ;U@ CONSISTE LA ANSIEDAD 5 EL ESTR@S En los cursos que impartimos, empeJamos por definir lo que se entiende por ansiedad. )uando el ser humano se encuentra ante una situaci!n perci+ida como BproblemKticaC, o como Bprueba a superarC, se producen en Hl una serie de reacciones fisiol!gicas Naumento de la frecuencia cardíaca, incremento de la tensi!n muscular, aumento de la ventilaci!n  pulmonar, sensaci!n de ahogo o dificultad para respirar, dolor de cabeJa, molestias en el abdomen, sensaci!n de mareo, sudoraci!n;O, que tratan de potenciar nuestro estado de activaci!n corporal para que podamos enfrentarnos al evento Bpotencialmente amenaJanteC con las mK#imas garantías de H#ito. (o parad!jico es que nuestro cerebro Bno distingueC, y reacciona con la misma intensidad ante situaciones reales de peligro que ante lo que simple y llanamente son pensamientos internos irracionales, que en nada se corresponden con la realidad. )omo ya hemosX se@alado, ese estado de activaci!n se produce normalmente de forma automKtica. 3 dicho estado de activaci$n se le conoce con el nombre de ansiedad6 Esa ansiedad que Bnos provocamosC ante situaciones percibidas como problemKticas se e#pande como un continuo. En los e#tremos tendríamos, por un lado, d nivel de mK#ima ansiedad Nrepresentado por la pHrdida de control que tiene lugar durante un ataque de  p5nicoM, y por otro, el estado de profunda relajaci!n Nun ejemplo sería el momento que  pasamos justo antes de dormirnosO. (!gicamente, en funci!n de la actividad que nos dispongamos a desarrollar serK mKs o menos efectivo, y por tanto mKs o menos aconsejable uno u otro nivel de ansiedadMactivaci!n. 7e esta forma, podemos hablar de ansiedad  positiva o facilitadora de rendimiento, y de ansiedad negativa o inhibidora y perturbadora de dicho rendimiento. 5i pretendemos, por ejemplo, ejecutar una actividad manual de motricidad fina, como puede ser recomponer las pieJas minúsculas de un reloj de pulsera, obviamente no nos ayudarK nada un nivel de tensi!n muscular alto que haga temblar nuestros dedos. "or el contrario, si queremos correr y BganarC una prueba de atletismo de cien metros lisos, la activaci!n muscular serK de gran ayuda, siempre que no sobrepase un límite que acabe agarrotKndonos los músculos. )uando de un modo natural somos capaces de controlar nuestro grado o nivel de activaci!n, de manera que Hste se ajuste a los requerimientos de la prKctica o actividad concreta que Nleseemos llevar a efecto en un momento dado, todo irK Bviento en popaC. "ero; GquH sucede cuando tal circunstancia no

se produce y, por el contrario, nos ponemos muy nerviosos, es decir, ansiosos ante determinados acontecimientos, lugares, personas, animales o cosas, sin que tal grado de ansiedad nos agrade ni nos ayude a enfrentarnos mejor a esa situaci!n específicaI En ese  preciso momento podemos llegar a pensar que esa situaci!n concreta nos estK superando, y que comienJa a convertirse en un problema, para el que quiJK no tengamos una respuesta efectiva. 7e hecho, estas situaciones se producen con mucha frecuencia, y afectan en alguna medida a casi todas las personas. Es suficiente con que tengamos un problema que consideremos importante, real o imaginario si para ese problema no vislumbramos una soluci!n mKs o menos clara o inmediata, rKpidamente desencadenaremos un proceso de ansiedad. El ritmo de vida moderno, y a menudo a contrarreloj, particularmente en las grandes ciudades, así como los estilos de comportamiento cada veJ mKs competitivos, hacen que muchas personas se encuentren en actitud de alerta permanente ante la e#pectativa de encontrar un problema a la vuelta de cada esquina. 3 esta situaci!n de ansiedad constante, particularmente cuando afecta a conte#tos laborales, es a lo que se ha denominado estr%s6 'ecientemente, escribía en un artículo sobre las dificultades de conciliar la vida familiar y personal porque, según fuentes de la )omisi!n EuropeaX, BEl EstrHs laboral cuesta a los Duince <0.000 millones de euros al [email protected] B"ara que nos hagamos una idea de las dimensiones que alcanJa, este pro+lema afecta a m5s de DG millones de empleados de toda la Jni$n !uropea =un BRT del total=6 !s m5s frecuente en mujeres que en hom+res, causa el EGT de a+sentismo la+oral y es la segunda dolencia m5s  frecuente, s$lo por detr5s de los dolores de espalda6 4!n nuestra do+le faceta, como e;pertos en //HH =con dilatada e;periencia en el mundo de la empresa=, y como  profesionales de la Salud, hemos o+servado y constatado, de forma inequívoca, c$mo en los 0ltimos a"os la insatisfacci$n profesional, el aumento de la presi$n en el medio la+oral, la impotencia para conciliar las o+ligaciones de la vida diaria, para llegar a todos los sitios, para apagar todos los fuegos, para atender al tra+ajo, a la pareja, a los hijos, a los padres', terminaba por minar la salud y el equilibrio emocional de muchas  personas. 42as consultas m%dicas y psicol$gicas est5n a+arrotadas de personas insatisfechas, cansadas, tristes, desmotivadas, ansiosas, deprimidas', de personas infelices que, cada ve. con m5s frecuencia, sienten que no pueden m5s y tiran la toalla6 4Si anali.amos hoy las condiciones de vida en el mercado la+oral, tenemos que concluir que, en conjunto, son peores que hace unas d%cadas6 4#o nos enga"emos, la rique.a material, el acceso a nuevos +ienes, el aumento de las rentas per c5pita', no de+e inducirnos al error: día a día, m5s y m5s personas se sienten inseguras, incapaces, impotentes, infelices', y ello a pesar de dejarse la piel a tiras6 4Pero, >podemos hacer algo, en medio de un conte;to cada ve. m5s glo+ali.ado, que parece reducir a las personas a meros n0meros? Afortunadamente SU, y lo podemos hacer tanto a nivel personal, como institucional64 $uchas empresas han tomado conciencia de las consecuencias negativas que el estrHs tiene en relaci!n con ^ productividad, la calidad y la seguridad. Este hecho ha originado que un número importante de compa@ías, de diferentes [+U Europa "ress, Rruselas, + de agosto de <00<. tama@os y sectores, hayan comenJado 6 dotar G sus empleados de habilidades y estrategias de enfrentamiento que les permitan abordar las situaciones de ansiedadMestrHs que son propias de los trabajos y funciones que desempe@an. 6gualmente, los múltiples problemas a los que las personas nos vemos enfrentados en nuestras vidas cotidianas, tanto en el Kmbito profesional como en el Krea personal, se traducen en muchas ocasiones en bajas laborales por enfermedades psicosomKticas. o es de e#tra@ar que muchas empresas hayan sentido la necesidad de intervenir. 5i somos bien

intencionados pensaremos que lo han hecho por el BbienestarC de sus empleados, aunque, l!gicamente, los costes derivados de las ausencias laborales habrKn sido otro elemento importante a la hora de tomar estas decisiones. 7espuHs de esta larga pero necesaria introducci!n, vamos a tratar de mostrar, de forma parecida a como lo haríamos en un curso de formaci!n, los fundamentos te!ricos del autocontrol. 7e la misma forma intentaremos e#poner algunas estrategias de enfrentamiento que puedan ayudarnos a controlar las situaciones potencialmente estresantes que tengamos en nuestra vida cotidiana. RKsicamente, nos adentraremos en las 1Hcnicas de 3utocontrol Emocional 9isiol!gicas y )ognitivas N'elajaci!n, 'espiraci!n 7iafragmKtica, "arada de "ensamiento y 3utoinstruccionesO. C=MO ME
esquemKtica, podríamos representar: "or ejemplo, imaginemos una ma@ana de lluvia intensa mucha gente, ante un día lluvioso, se siente decaída, algo triste o apKtica pero por ello no tenemos que concluir que un día de lluvia forJosamente signifique melancolía. "ensemos en el caso concreto de un estudiante que estK preparando oposiciones: puede ocurrir que al ver el día de lluvia se sienta muy contento la raJ!n hay que buscarla en R, en los pensamientos Hl puede pensar: B-DuH  bien/, con todo lo que tengo que estudiar me viene de maravilla, así no tendrH tentaci!n de salir i la calle.C "or el contrario, si otra persona estaba esperando que amaneciera para irse de e#cursi!n al campo y ve que llueve intensamente, seguramente no se sentirK muy bien,  porque pensarK: B-DuH fastidio, con las ganas que tenía de pasar un día en el campo disfrutando del sol/C En definitiva, cuando nos sintamos mal, intentaremos analiJar BquH estamos pensando en esos momentosC y, si vemos que al confrontar nuestros pensamientos con la realidad, estKn contagiados de ideas poco racionales, los intentaremos cambiar. Estaremos muy atentos para BverC las ideas irracionales que mKs se repiten, y una veJ que las hayamos BdescubiertoC procederemos a su confrontaci!n. Creencias irracionales m3s comunes7 Tipos 6 2os 3&e+ería4, 37endría4 y los 3Condicionales4 )uidado con las frases donde nos encontremos estas palabras o e#presiones típicas: W Lo debería haber terminado mi carrera; W Lo tendría que conseguir que todo saliera bien; W 5i yo hubiera hecho lo correcto, ahora no estaría así; W (os jefes deberían ser todos competentes; W $is compa@eros tendrían que mostrarse mKs amables conmigo; W (a sociedad debería o tendría que; W (os demKs deberían o tendrían que;

 Ese tipo de afirmaciones continuamente nos generan ansiedad. B6 Pensamientos 3acientíficos4 )uando utiliJamos tHrminos como:  W 5iempre W unca W 1odos W adie W ada W ecesito W o puedo NsoportarO Estos pensamientos tienden a la sobregeneraliJaci!n. 5ustituiremos estas e#presiones BacientíficasC por otras mKs adecuadas: Ba vecesC, BocasionalmenteC, Bde veJ en cuandoC; 6 Pensamientos 3catastrofi.antes4 W orrible, terrible W Espantoso, horroroso W )atastr!fico, fatal 1odo lo vemos como irremediable, insuperable, espantoso; 'eemplaJaremos estos tHrminos por otroC mKs racionales: Bno es fKcil, pero tampoco imposibleC, Bno es terrible, sino dolorosoC; 7ebemos considerar que los pensamientos irracionales, ademKs de estar contaminados por estos pensamientos, son muy BidiosincrKsicosC es decir, en un momento determinado una persona Baprendi!C a tener miedo ame una situaci!n concreta por ejemplo, subir a un avi!n, ir de compras a una gran superficie, entrar en espacios cerrados, conversar con determinadas personas o en conte#tos muy específicos y;, a partir de ese momento, en cuanto se presentan esas situaciones, automKticamente se les dispara su 53 y difícilmente pueden controlarse o pensar de forma racional. G)!mo actuarI Evidentemente, tomando distancia y siendo consciente de esos pensamientos que disparan o activan nuestra parte mKs irracional. 6ntentaremos escribirlos, y, para ello, como ya hemos se@alado en otro capítulo, un instrumento muy valioso serKn los registros. os obligaremos a registrar literalmente quH ocurre cuando nos sentimos mal: d!nde estamos, quH hacemos, con quH personas, quH sentimos a nivel fisiol!gico y, lo mKs importante, quH estamos  pensando en esos momentos. En consecuencia, primera fase: durante una semana escribiremos todo lo que nos ocurre y lo que pasa por nuestra mente cuando nos encontremos mal. "ara ello nos serviremos de nuestro registro.

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(o completaríamos y transcurrida una semana intentaríamos analiJarlo. Es el momento de hacer la confrontaci!n y ver quH ideas tenemos, contrastarlas con la realidad y, si observamos que no son adecuadas, cambiarlas. En definitiva, intentaremos validar o desechar los pensamientos irracionales de esta forma generaremos emociones y comportamientos mKs adecuados. "ara enfrentarnos a nuestras autoverbaliJaciones negativas utiliJaremos fundamentalmente la BpreguntaC. E#isten tres tipos de preguntas: 6 2as que intentan evaluar la evidencia, la consistencia l$gica y la claridad sem5ntica: Q G7!nde estK la evidencia de que esto es como yo me lo digoI Q G"uedo probar esto que me estoy diciendoI Q G"uedo demostrarloI Q G"or quH es eso verdadI Q GEs eso una buena  pruebaI QG7!nde estK escrito que eso es asíI <. 2as que intentan anali.ar el tipo de consecuencias y la trascendencia de lo que pienso: Q GDuH ocurriría si las cosas son como piensoI Q G"or quH sería tan terribleI Q GDuH consecuencias tendríaI Q G"uedo encontrarme bien aun cuando esto sea asíI Q G"uedo estar contento incluso si no tengo lo que quieroI =. Preguntas que intentan anali.ar a qu% le conduce pensar de esa forma: Q G$e es rentable pensar como piensoI Q G$erece la pena arriesgarmeI Q GDuH consecuencias tiene  para mí pensar de esta maneraI Q 5i pienso asK, Gsoluciono mis problemasI na veJ que hemos BconfrontadoC nuestros registros, normalmente empeJamos a ser conscientes de algunas de nuestras ideas irracionales, pero la verdad es que al principio nos cuesta mucho BcaJarlasC, y sentimos una Bresistencia naturalC a aceptar que nos estamos equivocando.  o obstante, aunque es menos usual, tambiHn hay personas que rKpidamente ven sus ideas irracionales, pero se sienten incapaces de conservar un buen nivel de control saben lo que les pasa, pero -no pueden evitar sentirse mal/ "or regla general, despuHs de la primera semana, una veJ e#plicados y analiJados los registros de forma conjunta, si vemos que la  persona ya es capaJ de ver bastante bien sus ideas irracionales pasamos a un segundo registro para que pueda establecer la correspondencia entre el pensamiento y la emoci!n que siente. Este registro nos permitirK asimismo medir la intensidad de nuestras emociones y, con ello, veremos c!mo Bnos disparamosC cuantío vienen a la mente determinados  pensamientos y, por el contrario, c!mo transcurridas unas horas, esa emoci!n que parecía insufrible, desciende de forma muy significativa.

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na veJ realiJado este segundo registro podremos comprobar c!mo respondemos. Gos alteramos mucho, y luego nos BdesinflamosC como un globoI 4 Gseguimos desesperados todo el díaI En cualquier caso, este registro siempre resulta de gran ayuda las personas empieJan a ser conscientes de c!mo sus pensamientos se repiten, pero, a pesar de ello, cada día los vuelven a vivir como si fueran BnuevosC y se machacan como si ese momento fuera a ser eterno. n hecho crucial en estos registros es el periodo que pasa desde que nos empeJamos a encontrar mal hasta que nos damos cuenta y somos conscientes de ello es decir, cuando nos ponemos a pensar quH estK pasando por nuestra mente, Gha transcurrido mucho tiempo desde que nos sentimos mal o, por el contrario, casi es instantKneoI (!gicamente, cuanto menos sea el tiempo que transcurre desde que nos encontramos mal hasta que somos consciente de ello mKs rKpido avanJaremos en nuestro proceso. 5i tenemos facilidad para darnos cuenta rKpidamente de lo que nos pasa, si ademKs sabemos confrontar ya muy bien nuestros pensamientos y vemos los primeros resultados, si sentimos que vamos controlando nuestras emociones, -perfecto/ )ontinuaremos escribiendo y racionaliJando nuestros pensamientos. "ero si vemos que es imposible, que por mucho que nos esforJamos no avanJamos, -deberemos emplear otras tHcnicas/ 7ependiendo del nivel de respuesta de cada persona necesitaremos hacer siempre Bun traje a medidaC es decir, algunas personas reaccionarKn muy bien ense@Kndoles a relajarse o practicando respiraci!n diafragmKtica otras funcionarKn racionali.ando sus pensamientos y dKndose autoinstrucciones9 por el contrario, muchas personas necesitarKn algo BmKs fuerteC y tendrKn que practicar  parada de pensamiento6 La hemos comentado al comienJo de este capítulo que el medio escrito no puede sustituir a la eficacia que se obtiene con las prKcticas in situ6 "or otra parte, no e#isten reglas universales, cada persona es única y necesita su Btratamiento específicoC. o obstante, vamos a tratar de e#poner, de forma bastante resumida pero clara, algunas tHcnicas y procedimientos que pueden ayudarnos a conseguir este objetivo. (;U@ 8ACER CUANDO ESTAMOS BLO;UEADOS+ 5egún sea el tipo de bloqueo que e#perimentemos, podremos controlarlo con relajaci!n,

respiraci!n diafragmKtica, terapia racional emotiva, parada de pensamiento; )omo siempre, utilicemos un ejemplo. Estamos en un e#amen y empeJamos a ponernos nerviosos: sentimos un nudo en el est!mago, sudamos sin parar, no podemos dejar de  pensar: B(o voy a suspenderC, BEstoy nerviosoC, B5i suspendo me mueroC;, GDuH es lo que nos estK pasandoI "ues que se nos ha activado el 53 y nos estK provocando esa conducta de ansiedad. (o que necesitamos en ese momento no es ponernos a hacer relajaci!n, porque no arreglaríamos nada tenemos que desactivar el 53 de forma física, y  para eso vamos a tener que utiliJar un procedimiento específico: la parada de pensamiento6

La parada de pensamiento La hemos comentado que el 53 es el encargado de nuestra supervivencia, y se tiene que activar ante situaciones de peligro lo que ocurre es que al pensar lo horrible que va a ser el e#amen ha recibido orden de actuar, pues como ya hemos repetido numerosas veces, Hl no distingue los mensajes verdaderos de las simples e#ageraciones y, por desgracia para nosotros, con mucha frecuencia nuestros pensamientos internos son poco racionales. En consecuencia, podemos ser conscientes de que se estK produciendo esta situaci!n: +. 3 travHs de la detecci!n del pensamiento problema. +. $ediante la constataci!n de una alteraci!n fisiol!gica. GDuH podemos hacer para desactivarloI "odemos darnos una orden y decir -R3513/, pero a veces no es suficiente en esos casos provocarnos una peque@a emergencia para que ese 53 tenga que acudir Nsupuestamente a solucionarlaO y, de paso, se desconecte y nos  permita volver a tener el control. "or ejemplo, podemos producir una activaci!n fisiol!gica alternativa si apretamos fuertemente las manos y entrelaJamos los dedos. GDuH conseguimos con estoI "rovocar una situaci!n de alarma, pues impedimos la circulaci!n normal de las manos. Esto hace que el 53 tenga que desconectarse dH lo que estaba haciendo Nen nuestro caso bloquearnos ante el e#amenO, para tratar de solucionar el  peque@o problema circulatorio que hemos creado. )on este procedimiento, en apariencia rudimentario pero muy efica., hemos conseguido desenganchar nuestro 53. 3 partir  de ese momento tenemos que hacer algo para evitar  que los pensamientos que nos estaban  provocando la ansiedad V32o voy a suspenderC, BEstoy nerviosoC, B5í suspendo me mueroC;O vuelvan a actuar. GDuH podemos hacerI En el ejemplo que nos ocupa -podríamos darnos instrucciones del estilo de: B)oge el bolígrafo, respira profundamente, estira los músculos, cierra y abre los ojos varias veces, lee de nuevo la pregunta, escribe cuatro palabras claves sobre ella que te sirvan de esquema y recuerdo de los aspectos mKs importantes, y -ponte a contestarla pensando s!lo en lo que vas a decir/C En los casos en que la actividad que estKbamos haciendo no sea tan urgente, podremos tratar de centrar nuestra mente en otras actividades que impidan que de nuevo el 53 se concentre en esos  pensamientos que tanto le perturban. "ara ello nos valdremos de aquellas actividades que mKs útiles nos resulten las podemos realiJar desde el piano físico Nsalir a la calle, pasear, llamar a alguien por telHfono;O, o mental Nrestar de siete en siete, a partir de <00 decir listas de países;O. ay personas que se ponen a ver la tele en esos momentos, o miran una revista, o se enganchan con la lectura de un libro apasionante; en cualquier caso, se trata de realiJar una actividad muy distractora. 3 continuaci!n pondremos algunos ejemplos,  pero antes queremos hacer una puntualiJaci!n: una de las dificultades del lenguaje escrito es que las cosas se tomen 5 pie de la letraC no se trata de que sigamos literalmente ^C ejercicios propuestos, debemos tomados simplemente como ejemplos que pueden ayudarnos a encontrar aquellas actividades que, en fund!n de nuestro carKcter,

circunstancias y características personales, nos resulten mKs útiles. acer lo contrario sería trivialiJar una tHcnica que, por otra parte, en la prKctica siempre nos ha resultado muy útil.

. GL despuHsI na veJ conseguido el control de nuestra ansiedad y que sintamos que nuestro pulso es normal, respiramos tranquilamente, no tenemos presi!n en el pecho;, continuamos con lo que estKbamos haciendo pero, recordemos, para centrar nuestra atenci!n deberemos darnos !rdenes muy precisas y concretas. 3 veces la parada de  pensamiento resulta muy eficaJ y las personas se sienten liberadas de tensi!n rKpidamente no obstante, cuando nuestra mente estK presa de pensamientos muy repetitivos, las paradas de pensamiento deberKn realiJarse con mucha frecuencia para conseguir desconectar el 53. (!gicamente, podemos mostrar cierto cansancio si tenemos que repetir la tHcnica cada A0 minutos, dado el umbral de ansiedad que permanentemente parecemos tener afortunadamente, la realidad nos demuestra que estos ensayos, al repetirse tanto, se graban rKpidamente y pronto, en el transcurso de pocas semanas, la gente e#perimenta avances muy significativos. En otras ocasiones podemos encontrarnos con un peligro importante cuando se ha producido una mejoría muy rKpida. (a raJ!n es obvia, no le ha dado tiempo a sus procesos mentales a interioriJar, grabar y mecaniJar la parada de pensamiento por lo que, tarde o temprano, en cuanto se dan una serie de circunstancias negativas, la persona  puede e#perimentar un claro retroceso que le haga dudar de la eficacia del trabajo que estaba realiJando. 3quí serK importantísimo que no decaiga, que no -se venga abajo/,  porque seguro que lo puede conseguir pero no pretendamos que en dos días nuestra mente funcione como si nos la hubieran trasplantado. 1endremos que repetir muchas Bparadas de  pensamientoC antes de conseguir cambiar determinados hKbitos, pero al final -habrK merecido la pena/ )omo regla, podríamos decir que cuando sintamos que nos encontramos en las primeras fases de ansiedad normalmente nos darK buen resultado aplicar la Bconfrontaci!nC de los pensamientos irracionales pero si vemos que cuando somos conscientes de nuestra situaci!n, la ansiedad ya se ha disparado, en esos casos  practicaremos la parada de pensamiento. 6gualmente, en muchas ocasiones convendrK que completemos esta tHcnica con otra de las principales ayudas que tenemos a nuestro alcance: la relajaci!n. La hemos comentado que la relajaci!n puede ser contraproducente cuando estamos en situaciones de mK#ima ansiedad a veces puede contribuir a disparar aún mKs esa ansiedad, pero, sin duda, nos serK muy útil en otros momentos, cuando aún conservamos cierto control, o cuando estamos al comienJo de un estado ansi!geno. (a relajaci!n no tiene nada de misterioso, pero de nuevo no forma parte del repertorio de cosas que nos ense@an de Bpeque@osC, por lo que muchas personas no han tenido ocasi!n de  practicarla. E#isten muchas tHcnicas de relajaci!n vamos a tratar de e#poner una de las

mKs sencillas. (C=MO APRENDER A RELA
 )ada persona deberK leer el desarrollo de todos estos ejercicios y mantendrK en su memoria la frase nemotHcnica para ayudarle a recordar los grupos de músculos implicados.  am5 #o ye C$mo 7oca Pap5 En nuestro caso, y dado que estamos en un soporte escrito, sería aconsejable que grabKsemos en una cinta todo el proceso de relajaci!n. 3unque lo hemos transcrito en tercera persona, conviene que lo hagamos refiriHndonos a nosotros. Ejemplo: B7obla los  braJos por los codos para tensar los músculos de la parte anterior de los braJos.C

  'elajaci!n

*rupo m Vmanos y +ra.osM ?pu"os: )ierre los pu@os todo lo fuerte que pueda durante cinco segundos y sienta la tensi!n que esto produce. 7espuHs, relKjelos por completo y note la diferencia entre la tensi!n y la relajaci!n. )oncHntrese en desplegar los músculos durante apro#imadamente un minuto. Parte anterior de los +ra.os: 3hora doble los braJos por los codos para tensar los músculos de la parte anterior de los braJos. $antenga esta posici!n durante unos cinco segundos y despuHs relKjese y deje colgar los braJos a lo largo de su cuerpo. )ontinúe desplegando los músculos y concHntrese en la sensaci!n de dejarse ir durante medio minuto, mKs o menos. Parte posterior de los +ra.os: En esta ocasi!n debe e#tender los  braJos todo lo rígidamente que pueda. 5ienta la tensi!n en la parte posterior de sus braJos durante cinco segundos y despuHs relKjese. E#tienda los braJos a lo largo de su cuerpo y siga dejando que los músculos se desplieguen durante apro#imadamente medio minuto. *rupo n Vnuca, hom+ros y cuelloM Hom+ros: Encoja los hombros, elevKndolos hacia la nuca todo lo que pueda y sintiendo la tensi!n en ellos. $antenga esa misma posici!n durante cinco segundos y despuHs relKjese. 7eje que sus hombros caigan y se despleguen. $antenga esa sensaci!n de dejarse llevar durante medio minuto. #uca: "uede tensar estos músculos apretando la parte posterior de la cabeJa contra el respaldo del sill!n o simplemente echando la cabeJa hacia atrKs, todo lo fuerte que pueda, durante unos cinco segundos. 5ienta la tensi!n y despuHs vuelva la cabeJa a la posici!n inicial, relajando la nuca y sintiendo c!mo su cabeJa descansa suavemente. )oncHntrese en la sensaci!n de dejarse llevar durante el siguiente medio minuto. Cuello: 2ire la cabeJa hacia su derecha y  ponga en tensi!n los músculos del cuello durante cinco segundos. 3 continuaci!n, vuelva la cabeJa a la posici!n de partida y concHntrese en los músculos del cuello durante medio minuto. 5eguidamente realice el ejercicio simHtrico del anterior, girando la cabeJa a su iJquierda y poniendo los músculos del cuello en tensi!n durante cinco segundos, para despuHs volver la cabeJa a la posici!n inicial y relajar de nuevo los músculos durante medio minuto, concentrKndose en ellos. *rupo o Vojos, cejas y frenteM  Frente y cuero ca+elludo: "onga en tensi!n estos músculos elevando las cejas como en un signo marcado de interrogaci!n. 1rate de elevar las cejas todo lo que pueda y mantenga esa misma posici!n durante unos cinco segundos. 5ienta la tensi!n y despuHs relKjese durante medio minuto. ote la diferencia e#istente entre la tensi!n y la relajaci!n y concHntrese en la sensaci!n de dejarse llevar. $antenga los ojos cerrados o quietos, mirando directamente hacia delante. jos y cejas: "onga en tensi!n las cejas frunciHndolas todo lo intensamente que pueda, al mismo tiempo que cierra con fuerJa los ojos. $antenga esa misma posici!n de tensi!n durante cinco segundos y despuHs relKjese. 5ienta el alivio de dejarse llevar y siga suaviJando la caída de las cejas. 7urante el medio minuto siguiente, concHntrese únicamente en estos músculos. *rupo c Vcuello, lengua, la+ios, ma;ilares y +ocaM

 -oca y la+ios: (os músculos de los labios y del rostro pueden ser tensados presionando fuertemente los labios entre sí. $antenga esta posici!n durante cinco segundos y despuHs relKjese. 7eje que sus labios descansen juntos y siga notando la sensaci!n de dejarse llevar durante apro#imadamente medio minuto. a;ilares: "ueden ser tensados apretando los dientes Ncomo si estuviera mordiendo algo entre las muelasO durante cinco segundos. 5ienta la tensi!n en la mandíbula y despuHs relaje los músculos. 9inalmente, separe ligeramente los dientes, de modo que no se produJca ninguna tensi!n en la mandíbula y sienta el alivio de dejarse llevar durante el siguiente medio minuto. Cuello y lengua: Estos músculos  pueden tensarse colocando la punta de la lengua sobre el paladar y presionando hacia arriba todo lo fuerte que pueda durante unos cinco segundos. 5ienta la sensaci!n de dejarse llevar y deje que su lengua se hunda en el fondo de su boca. $antenga la sensaci!n de relajaci!n durante apro#imadamente medio minuto. *rupo t Vtronco: pecho y a+domenM  Pecho: 'espiraci!n profunda. aga una inspiraci!n profunda y contenga la respiraci!n durante cinco segundos. 5ienta la tensi!n en el pecho y despuHs e#hale el aire, concentrKndose en la sensaci!n de dejarse llevar. 3 continuaci!n, vuelva a respirar  profundamente. 5ienta la tensi!n. )ontenga la respiraci!n durante unos cinco segundos, e#hale y relKjese. $antenga la respiraci!n superficial y relKjese como antes. )ada veJ que e#hale concHntrese en la sensaci!n de alivio de dejarse llevar. )ontinúe practicando este ejercicio durante el minuto siguiente. !st$mago=a+domen: Encoja los músculos situados alrededor de la Jona del est!mago como si se estuviera preparando para recibir un golpe. 5ienta la tensi!n mientras los músculos estKn encogidos y rígidos. $antenga esta posici!n durante unos cinco segundos. 7espuHs, relKjese y deje que los músculos del tronco se distiendan durante medio minuto. *rupo p Vpiernas, pies y gl0teosM *l0teos: "resione uno contra otro durante cinco segundos, y a continuaci!n relKjelos durante el medio minuto siguiente. Piernas y pies: 1Hnselos e#tendiendo las piernas hacia adelante y dirigiendo los dedos de los pies hacia abajo. $antenga esa misma posici!n durante cinco segundos. 5ienta la tensi!n en sus piernas y pies y despuHs relKjese por completo. 5ienta c!mo la tensi!n va desapareciendo de sus piernas y caderas y siga dejKndose llevar, desplegando los músculos durante el siguiente medio minuto. 3 continuaci!n repita el ejercicio pero tirando de las puntas de sus pies hacia arriba, y despuHs relKjelos de nuevo. /epaso mental de todo el cuerpo: 7urante los dos o tres minutos siguientes haga un repaso mental de todos y cada uno de los grupos musculares que ha ido tensando y relajando, de modo que pueda relajarlos aún un poco mKs. Rasta para ello con que se concentre alternativamente en los músculos, en el orden en que lo hiJo la primera veJ Nmanos, braJos, hombros;, hasta terminar por las piernas y los piesO. 3 continuaci!n e#ponemos de forma muy resumida otra de las tHcnicas de relajaci!n mKs utiliJada: la respiraci!n diafragmKtica. Respiraci*n dia#ra6m3tica o a!dominal  adie puede negar que nos pasamos la vida respirando, pero Ghemos dedicado algún tiempo de esa vida a aprender a respirar de forma correctaI (a respiraci!n mKs completa es la diafragmKtica. 5in embargo, normalmente realiJamos una respiraci!n pulmonar, torKcica y superficial. Este hecho provoca que la respiraci!n sea deficitaria. "or el contrario, un control adecuado de nuestra respiraci!n constituye una de las estrategias mKs sencillas para hacer frente a las situaciones de estrHs, y manejar los aumentos que tienen lugar en la activaci!n fisiol!gica. "odemos acercarnos a la respiraci!n diafragmKtica a travHs de tres

fases: +. (ocaliJaci!n del diafragma. "ara ello nos ayudaremos colocando nuestras manos en el abdomen. <. 'espiraci!n diafragmKtica con presi!n de las manos sobre el abdomen. =. 'espiraci!n diafragmKtica libre. na e- que ya hemos conseguido realiJar la respiraci!n diafragmKtica con la ayuda de las manos, procederemos a retirarlas gradualmente para conseguir la respiraci!n automKtica.  !jercidos de respiraci$n diafragm5tica o a+dominal  +. 6nspire dirigiendo el aire a la Jona del abdomen. <. "ara ello coloque las dos manos sobre el abdomen, justo donde terminan las costillas. 5i realiJa el ejercicio correctamente  percibirK un claro movimiento sobre las manos, pero no en el pecho ni en los hombros. N"resione las manos sobre el abdomen en el momento de espirar, como si contrajera el vientre a continuaci!n dirija el aire que aspira a esa Jona del vientre, donde usted siente su mano hKgalo como si quisiera empujar su mano hacia fuera recuerde que al respirar usted deberK sentir c!mo se mueve el abdomen, pero no el pechoO. 6 )ontinúe respirando de esta forma, lenta y pausadamente. D6 3 continuaci!n, retire las manos del abdomen y siga respirando del mismo modo. E6 6magine que los dos tiempos de su respiraci!n Ninspiraci!n y espiraci!nO son los suaves movimientos de una ola que llega a la playa y a continuaci!n se retira: Q 6nspiraci!n Q llegada de la ola. Q Espiraci!n Q retirada de la ola. "racticaremos la respiraci!n diafragmKtica tanto como nos sea posible. Es normal que al  principio nos resulte un poco molesta Ne#ageramos demasiado los movimientosO, pero  pronto aprenderemos a ejecutarla de forma correcta y sentiremos los beneficios de su uso. "odemos potenciar los efectos positivos de la respiraci!n diafragmKtica cuando unimos a la misma la visualiJaci!n Ncomo en el caso de las olasO. )ada persona intentarK visualiJar lo que mKs le relaje o le produJca mayor satisfacci!n se concentrarK en esa imagen y disfrutarK de la sensaci!n general de relajaci!n. $antendrK esa sensaci!n en la mente todo lo que pueda, sintiendo c!mo se va relajando mKs y mKs. 7urante este periodo mantenga los ojos cerrados y trate de ver en su mente la imagen agradable. 3l cabo de unos minutos abra los ojos y vuelva a mover el cuerpo lentamente. 3 continuaci!n, levKntese y reanude sus tareas. (a respiraci!n diafragmKtica se ha mostrado especialmente útil en la reducci!n de los efectos causados por la hiperventilaci!n: mareos, vHrtigos, taquicardia, sensaciones de ahogo, palpitaciones, tensi!n muscular; (!gicamente, cuando practiquemos la relajaci!n, intentaremos que en todo momento nuestra respiraci!n sea diafragmKtica aunque tampoco nos obsesionaremos por este hecho, porque entonces podríamos en dificultad la propia relajaci!n. 4tra de las tHcnicas que mKs podemos utiliJar son las autoinstrucciones. Las autoinstrucciones (as autoinstrucciones son simplemente !rdenes que damos a nuestro cerebro con el fin de Bponerlo a nuestro favorC. La hemos visto c!mo podía hacerse en el caso del bloqueo ante el e#amen en ese supuesto aplicKbamos primero la parada de pensamiento, y luego nos dKbamos autoinstrucciones para conseguir centrar nuestra mente en una actividad que no  podíamos abandonar, y para la que queríamos alcanJar un buen rendimiento intelectual. 'ecordemos que nuestra mente no distingue entre la realidad y lo que pensamos, de tal forma que Bse cree todoC y trata de obedecernos Ba su maneraC. 6maginemos que %uan estK realiJando una tarea rutinaria y mientras, sin ser consciente de ello, estK pensando: B-DuH mala persona es Rautista/C, B5eguro que aprovecha la mínima oportunidad para ponerme a  bajar de un burroC, B3yer estuvo hablando con el jefe, -a saber lo que le diría/C, B(a envidia no le deja vivir ademKs, es un inepto, pero como le hace la TpelotaT al jefe, encima

estK bien consideradoC, B3hora seguro que estK detrKs de mi puestoC, B-Faya papeleta/ 1engo que verle a Hl y al jefe dentro de media hora, -la que me pueden haber montado/C; GDuH creemos que puede sentir %uan, en medio de estos pensamientosI (o mKs normal es que su 53 se haya conectado y sienta su coraJ!n acelerado, su respiraci!n alterada, cierta  presi!n en el pecho; )uando %uan vaya a ver a su jefe y a Rautista, Gcreemos que lo harK relajado y con buen Knimo, o entrarK buscando desde el principio cualquier indicio que le confirme sus temoresI G)uKntas veces nos ha ocurrido que nos habíamos imaginado algo y, aunque finalmente no hubiera pasado, durante un tiempo sentimos claramente la ansiedad dentro de nosotrosI "ensemos en un ejemplo que me contaba hace unos días una persona en la consulta. abía registrado todos los momentos de ansiedad en las dos últimas semanas la verdad es que estaba practicando muy bien la Bparada de pensamientoC y la Bconfrontaci!nC, pero una de las veces que se habían disparado todos sus mecanismos de ansiedad le había resultado muy difícil conseguir el control que deseaba la situaci!n había sido la siguiente:  !ra una de esas noches oscuras y frías de invierno, hacia las GG6G horas9 ella y su marido aca+a+an de terminar de cenar en casa de unos familiares, y se marcharon a recoger su coche, que esta+a aparcado en un descampado, situado a cierta distancia y donde no parecía ha+er nadie6 Al llegar se encontraron con su coche +loqueado por otro autom$vil, y con un grupo de j$venes de mal aspecto, metidos en el coche que esta+a  situado justo detr5s del suyo6 #ada m5s entrar ellos en su coche uno d%los j$venes se +aj$ del coche de atr5s y venía hacia ellos', en esos momentos a nuestra protagonista le  falta+a el aire, su cora.$n se salía del pecho'y ya se veía asaltada por los cuatro chicos 3de mala pinta49 la realidad es que el joven en cuesti$n pas$ al lado de ellos y se su+i$ en el coche de delante, justo el que les esta+a +loqueando la salida, lo movi$ y ellos )pudieron marcharse 3l cabo de quince minutos nuestra protagonista aún no había conseguido respirar con normalidad: -su mente le había jugado una mala pasada/ (!gicamente, al creer que iban Z sufrir una agresi!n, se le había disparado su 53 y lo había hecho con todo su repertorio aunque al final vio que la realidad había resultado muy diferente, sin embargo, no podía controlar aún sus reacciones fisiol!gicas, y no podía hacerlo porque la imagen de los tres chicos y del joven que había salido del coche de atrKs se le venía una y otra veJ a la cabeJa. En definitiva, nuestra mente continuamente se nutre de pensamientos algunos absolutamente inofensivos, pero otros resultan tan estresantes como inadvertidos. Es obvio que debemos intentar un mayor control sobre esos pensamientos. na forma de conseguirlo, sin pasarnos el día BalertasC, intentando BcaJarC pensamientos desestabiliJantes, serK a travHs de dos vías: una preventiva y otra paliativa: +. 6nduciremos en nosotros una serie de pensamientos positivos que contribuyan a contrarrestar los negativos que se nos escapan de esta forma, a pesar de los pensamientos espontKneos  perturbadores, conseguiremos Bllevar la delanteraC y pondremos nuestra mente a Bnuestro favorC. <. os daremos !rdenes en el momento justo en que sintamos los primeros síntomas de ansiedad estas !rdenes obligarKn a nuestra mente a fijarse en cosas o actividades que serKn incompatibles con los pensamientos BpreocupantesC que estaba alimentando. Esto, que parece una tontería, es una tHcnica de enorme valor. 5i nos acostumbramos a decirnos frases positivas en diversos momentos del día, y reconducimos nuestra mente cuando empieJa a bloquearse con pensamientos desestabiliJadores, -no sabemos la cantidad de defensas y de recursos que estamos generando/ 5uelo aconsejar que nos digamos las autoinstrucciones N!rdenesO ante situaciones de tensi!n, pero tambiHn que nos digamos

frases positivas uniHndolas a determinadas rutinas. "or ejemplo, mientras nos duchamos, cuando vamos hacía el trabajo, cuando nos vestimos, nos desnudamos, mientras comemos; de esa forma las automatiJaremos y estaremos fortaleciendo nuestro autocontrol. "or el contrario, cuando nos encontremos en situaciones difíciles, nos formularemos directamente !rdenes, recordando que Hstas deberKn reunir una serie de características: aO )iertas bO Rreves cO "ocas dO Enunciadas preferiblemente en positivo 7e la misma forma que las autoinstrucciones, otra tHcnica que pasa desapercibida es el autorrefuerJo. El autorre#uer-o )omo su nombre indica, consiste en administrarnos refuerJos es decir, en BpremiarnosC ante determinadas situaciones o despuHs de algunas conductas. 5i lo pensamos un poco, nos daremos cuenta de que, en general, no estamos acostumbrados a autorreforJarnos sin embargo, Gcon quH facilidad nos rega@amos/ 7e nuevo la educaci!n que hayamos podido recibir, las costumbres imperantes a nuestro alrededor, los modelos de conducta que hayamos tenido;, así como nuestro propio carKcter, habrKn contribuido en mayor o menor medida a que seamos unas personas que nos premiemos con cierta facilidad, o nos castiguemos continuamente. "uede ocurrir que apenas estemos utiliJando uno de los mecanismos que mKs contribuyen a mejorar nuestra seguridad y autoestima personal. )uando reforJamos una conducta Hsta tiende a repetirse. "or tanto, parece l!gico que, si nos cuesta mucho hablar en público, una veJ que lo hemos hecho debemos reconocHrnoslo ampliamente nos felicitaremos por ello, nos diremos frases del tipo: B-(o he conseguido/C, B-(o he hecho bastante bien/C, B-(a pr!#ima veJ me resultarK mKs sencillo/C, B-(o logrH/C; En algunas ocasiones lo comunicaremos tambiHn a las personas mKs cercanas o mKs significativas para nosotros y, si lo estimamos adecuado, podemos premiarnos con alguna cosa e#tra por ejemplo, con la cena que nos gusta, con una película, con un libro aunque autorrefuerJo no significa necesariamente comprarnos cosas, en absoluto, recordemos siempre que el mejor refuerJo es el refuerJo social Nel reconocimiento nuestro o de las personas que nos rodeanO. En definitiva, depende de c!mo nos encontremos y en quH circunstancias, podremos utiliJar una serie de tHcnicas y recursos que mejoren nuestro autocontrol. En muchas ocasiones utiliJaremos una combinaci!n de las diferentes tHcnicas: +. "ercibir la Bse@alC de ansiedad  )onfrontaci!n <. 5top. "arada de pensamiento =. 'elajaci!n  'espiraci!n diafragmKtica A. 3utoinstrucciones . 3utorrefuerJo por la aplicaci!n de la tHcnica En los casos en que estamos practicando el autocontrol siempre insisto en que tengamos cuidado con lo que nuestro cuerpo, a nivel físico, nos pide. Es l!gico que en esos momentos no nos apeteJca hacer nada y s!lo deseemos que nos dejen en paJ y tranquilos en nuestra casa pero sería un error hacerlo. 1usto en esas situaciones es importante que nos mantengamos activos, que salgamos de casa, que nos o+liguemos a hacer algunas actividades. 5in duda, hay muchas cosas que habitualmente nos ayudan a sentirnos bien, serK el momento de recordarlas y de Bponernos en marchaC. "or otra parte, cuando sintamos que nos cuesta mucho confrontar nuestras ideas irracionales, aquellas que nos  preocupan, -no nos empe@emos en seguir haciHndolo/ Es preferible que nos obliguemos a centrar nuestra atenci!n en otra cosa. (as personas pr!#imas nos ayudarKn mKs cambiKndonos de conversaci!n que escuchKndonos pacientemente como repetimos, una y otra veJ, lo que nos hace sentirnos mal. )uando nos sintamos flojos, lejos de Brega@arnosC,

nos animaremos y premiaremos con generosidad. "ero todas estas tHcnicas estarían incompletas, si no intentamos desarrollarlas utiliJando nuestros mejores recursos, a saber: +. El raJonamiento l!gicoMEl sentido común <. El sentido del humorM(a alegría =. (a empatia A. (a esperanJa . (a motivaci!n >. (a ilusi!n . (a afectividad 8. (a felicidad c!mo reafirmarnos. la asertividad 2a asertividad es la capacidad de autoafirmaci$n  personal, entendida como la e;presi$n directa de los propios sentimientos, necesidades, derechos legítimos u opiniones, sin amena.ar o castigar a los dem5s y sin violar los derechos de esas personas6 5er asertivos significa ser autoafirmativos es decir, ser capaces de e#presar lo que queremos, lo que sentimos, sin herir a los demKs. "ersonalmente, diría que la persona autHnticamente asertiva es la que sabe escuchar, la que sabe transmitir lo que  piensa, lo que desea la que sabe respetar los sentimientos y las opiniones de la otra persona y la que, en el transcurso de una comunicaci!n interpersonal, sabe crear un ambiente de cordialidad y confianJa. $uchas personas son BespontKneamenteC asertivas otras, por el contrario, estKn llenas de dudas, de ansiedad, de inseguridad; y se sienten incapaces de e#presar sus opiniones, sus sentimientos; Estas personas, desde el punto de vista de salud, estKn en continuo peligro se sienten permanentemente insatisfechas y condicionadas. En los cursos de formaci!n ensayamos las conductas asertivas hasta que se automatiJan es decir, hasta que pasan a formar parte del repertorio habitual de las personas. 7amos mucha importancia al desarrollo de esta conducta porque constituye un eje esencial en el logro del autocontrol, del equilibrio, de la seguridad y estabilidad emocional que buscamos. 5entimos de nuevo como Buna losaC la limitaci!n del medio escrito no obstante, trataremos de e#presar las principales características de las personas asertivas: +. E#presan sus deseos o sentimientos, tanto positivos como negativos, con claridad. B6  /epiten su deseo tantas veces como sea preciso6 6 &icen 3no4 cuando desean, sin poner e;cusas6 A. o mienten. . unca discuten. N6 Aceptan críticas6 . )omprenden la postura del otro. 8. (legan a acuerdos, negocian ofrecen alternativas. ?. "iden informaci!n. +0. <0 7an informaci!n. ++. <+. acen confidencias personales.

Estilos de comportamiento

Continuo de com,ortamiento asertivo

En el otro e#tremo estarían las personas agresivas, las personas que machacan, las que no saben respetar al otro y actúan de forma tan injusta como irracional. 3 continuaci!n trataremos de visualiJar, de forma esquemKtica, los estilos de comportamiento inhibido, asertivo y agresivo. o podemos ensayar siempre con la riqueJa que quisiHramos las conductas asertivas, pero si BregistramosC nuestros comportamientos NutiliJando los registros que hemos e#puestos en este capítuloO, veremos claramente si son asertivos, inhibidos o agresivos. 5i no estamos en el centro del cuadro, trabajemos al mK#imo nuestro autocontrol, para que nos acerquemos todo lo posible a los objetivos deseados. o obstante, no hemos de centrarnos s!lo en la asertividad intentaremos apro#imarnos a otra de las características de las personas BsanasC: la tendencia a alcanJar la felicidad.

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5egún $ihaly )si^sJentmihalyX, la felicidad no es algo que sucede, ni parece depender de los acontecimientos e;ternos, sino m5s +ien de c$mo los interpretamos6 El mismo autor insiste en que las personas que sa+en controlar su e;periencia interna son capaces de determinar la calidad de sus vidas6 Esta afirmaci!n estK en la línea de )ohHn, Bel cambio se realiJa de dentro hacia afueraC. 3 travHs de sus investigaciones ha intentado comprender c!mo se sentían las personas cuando mKs disfrutaban. (os individuos o+jeto del estudio fueron primero los que %l  denomina e#pertos de distintos campos: artistas, atletas, m0sicos, maestros del ajedre. y cirujanos. "ersonas que parecían dedicar su tiempo a cosas que les gustaban. 3 partir  de sus respuestas se elabor! un modelo te!rico sobre la e;periencia $ptima basada en el  concepto flujo6 Flujo es el estado en el que las personas se hallan tan involucradas en la actividad que nada m5s parece importarles, 3 continuaci!n se repasan los o+st5culos que impiden poner orden a nuestra conciencia.  @ !l universo no fue dise"ado pensando en la comodidad de los seres humanos W El  planeta 1ierra, que puede ser tan idílico, ha sido un medio hostil para el hombre. Para  so+revivir en %l, hom+res y mujeres han tenido que luchar X, ihaly CsíWs.entmihaiy,  Fluir VFloXM, una psicología a la felicidad, Y%t$t, -arcelona, G6 durante millones de a"os contra el hielo, inundaciones, animales salvajes' Cada ve. que evitamos un peligro que nos acecha una amena.a m5s sofisticada aparece en el hori.onte' A la ve. que vencemos algunas enfermedades surgen otras m5s virulentas6 @ 2os procesos naturales no tienen en cuenta los deseos humanos6 Son como el a.ar, en contraste con el orden que intentamos esta+lecer6 @ !l universo no es hostil, pero tampoco es amiga+le, sencillamente es indiferente V16 H6 HolmesM6 @ !l caos es uno de los conceptos m5s antiguos que hallamos en los mitos y en la religi$n6 @ #o es mucho lo que podemos hacer como individuos para cam+iar el modo en que act0a el universo6 #o son posi+les los grandes cam+ios en el destino de la humanidad hasta que tenga lugar un gran cam+io en la constituci$n  fundamental de su modo de pensar V16 S6 iliM el cam+io de dentro hacia afuera6 @ C$mo nos sentimos, la alegría de vivir, dependen en 0ltimo t%rmino y directamente de c$mo la mente filtra e interpr%talas e;periencias cotidianas6 Somos lo que pensamos6 W 2os o+jetivos vitales son simples. El problema e#iste cuando las personas estKn tan obsesionadas en lo que quieren conseguir que ya no obtienen placer con el presente. )uando esto sucede, pierden su oportunidad para contentarse. 8 Frente a ese modelo, muchos individuos tienen ganas de vivir, est5n a+iertos a una gran variedad de e;periencias, siguen aprendiendo hasta el día de su muerte y tienen fuertes la.os y compromisos con otras personas y con el entorno en que viven6 5u fuerJa tal veJ resida en que controlan sus vidas. 7e nuevo volvemos al mismo punto, si controlamos nuestras vidas serK mKs fKcil que alcancemos la felicidad. La sabemos algunas tHcnicas y procedimientos útiles para que el autocontrol no sea algo imposible. -"ongamos en marcha lo aprendido y hagKmoslo con todas nuestras fuerJas/ )omo nos decía 1ucídides: B'ecordad que el secreto de la felicidad estK en la libertad y el

secreto de la libertad, en el coraje.C "ero no pensemos que nos queda un camino agotador y tortuoso -nada mKs lejos de la realidad/ na veJ que somos conscientes de nuestros  pensamientos, que sabemos c!mo se generan nuestras emociones, que podemos controlar nuestras ansiedades;, el camino estK al alcance de nuestras manos, y lejos de agotarnos nos rejuveneceremos. La nos decía af^a que la felicidad suprime la veje.6

  )apítulo 8

 +efle#iones finales

2NO SU?RAMOS INFTILMENTE4 2SI CONTROLAMOS NUESTROS PENSAMIENTOS, CONTROLAREMOS NUESTRA >IDA4 )omo decíamos al principio del libro, lo crucial no es lo que 3nos pasa4, sino lo que  pensamos en cada momento6 !l pensamiento es previo a la emoci$n, y ese pensamiento es el que nos hace sentirnos +ien o mal  1ambiHn hemos rese@ado que Bno buscamos el endurecimiento de las personas, -todo lo contrario/, pero la sensibilidad no consiste en sufrir y sufrir, sin posibilidad de superar el sufrimiento. Es sensible quien se conmueve ante la adversidad, quien trata de ayudar a las personas que le rodean, quien fKcilmente se pone en el lugar de los otros;, pero ser sensible no significa dejar de luchar ante los acontecimientos hostiles o difíciles, ni ThundirseT ante la TadversidadT o Ttirar la toallaT en los momentos en que parece no haber esperanJaC. 3@adíamos que Bla sensibilidad engrandece al ser humano, y acompa@a a las personas autHnticamente privilegiadas  personas que son capaces de sentir donde otros no TlleganT, de TvivirT y conmoverse, pero  personas que saben actuar con la suficiente inteligencia emocional como para no hundirse en un poJo sin fondoC. 3 veces nos dicen que hay aprendiJajes que necesitan muchos a@os  para que la persona los pueda interioriJar. Estoy convencida de que esa afirmaci!n es err!nea. o necesitamos llegar a una edad avanJada para aprender a vivir, -sería una  paradoja del destino/ 5í es cierto que a veces ese destino pone en tu camino personas realmente e#traordinarias a mí me ha pasado muchas veces, y me considero afortunada por  ello. ace unos meses preguntH a Buna de esas personasC, a mi querido amigo B%orgeC, si le  parecía interesante escribir algo para este libro con el entusiasmo que le caracteriJa acept! el BencarguitoC, y al cabo de unas semanas me entreg! su BhistoriaC. 5!lo he cambiado los nombres que aparecen para que no sean identificables, pero he respetado escrupulosamente su escrito. 5iempre he creído que el relato de alguien que ha pasado por una situaci!n  parecida ayuda mKs a los que se encuentran en ese estado, que todas las disertaciones de los especialistas en la materia. %orge nos lo ha contado así;  El caso de 0orge Cuando te falla el coco no quiere decir que est%s loco $i nombre es %orge y tengo veintid!s a@os. 3unque soy una persona joven, ya tengo la e#periencia de saber lo que es sentirte realmente mal psicol!gicamente, y lo que es mKs importante: salir adelante y redescubrir la vida tras un momento de crisis. 3 todos nos puede pasar en un momento

determinado de nuestra e#istencia que el cerebro nos juegue una mala pasada: trastornos de ansiedad, depresiones, fobias; pueden hacernos pasarlo fatal, sobre todo cuando no sabemos lo que nos estK sucediendo. $i caso es sencillo. Lo padecí un trastorno de ansiedad bastante fuerte cuando tenía diecinueve a@os. El problema venía dado por una serie de circunstancias: Lo era una persona bastante inmadura para la edad que tenía tremendamente inseguro y soy muy sensible. abía empeJado ese a@o la universidad y realmente había sido una Hpoca estupenda en el Kmbito e#traacadHmico. $e lo pasH como nunca. )onocí a nuevos amigos, salí todos los fines de semana, pisH bastante poco las aulas y casi no me sentH a estudiar durante todo el curso. )uando lleg! junio, vino la hecatombe, llegaron mis notas el mismo día que me marchaba a los 5anfermines, dejH una nota en casa e#plicando lo sucedido. 3l volver de 5an 9ermín, donde seguí pasKndolo en grande, me encontrH con mis padres. (a cosa ya no fue tan graciosa. $e impusieron un rHgimen de estudios casi militar ante la cosecha de suspensos era lo mínimo que podían hacerme y los meses de aquel verano del ?? se hicieron eternos. 3ntes de ponerme a estudiar tuve la  posibilidad de marcharme a trabajar como monitor al campamento donde he trabajado siempre. a sido un sitio muy importante en mi juventud, porque ahí he conocido a gran  parte de los que hoy son mis mejores amigos. 3quel verano conocí a Rerta. $e enamorH  perdidamente de ella. Era tres a@os mKs peque@a que yo y una autHntica monada. El idilio, como es l!gico, dur! la quincena del campamento. )uando nos separamos, ella se march! a veranear y yo a estudiar, mKs solo que la una, a $adrid. )omencH a sentirme realmente mal conmigo mismo. EmpecH a ser consciente de que había hecho las cosas mal y que urgía  poner una soluci!n. $i vida comenJ! a descomponerse por todos lados. Rerta se alejaba de mí, mis padres estaban hasta el gorro, tenía que ponerme a estudiar por primera veJ en mi vida. )on ese ambiente comencH a sentirme muy mal conmigo mismo. )reía que no valía  para nada, que no iba a conseguir sacar mi vida adelante. 1oda esa sensaci!n me generaba unos pensamientos muy agresivos hacia mí y hacia mi entorno. Estaba paraliJado por el miedo y desorientado por no entender lo que en mi interior estaba sucediendoC que no era otra cosa sino que estaba creciendo, madurandoC dando un salto enorme en mi desarrollo. (as situaciones, por complicadas que sean, tienen su lado positivo. )uando una persona se encuentra en crisis tiene que aprovechar ese momento para crecer al mK#imo. En esos momentos es cuando el hombre demuestra su condici!n humana, su debilidad, pero tambiHn su capacidad de sobreponerse y seguir de frente disfrutando de la vida. El primer  paso que debemos dar es detectar que nuestra conducta no es normal, aceptarlo y tratar de  poner remedio al problema. En esos momentos es fundamental ponerse en manos de un  profesional. "ara mí fue dificilísimo aceptar que necesitaba un psic!logo, pero gracias a 7ios que lo entendí, y que conocí a quien conocí porque realmente la necesitaba. ay que tratar de dar con un buen psic!logo, recomendado por alguien de confianJa y bien formado. En el caso de que el problema se dH en un adolescente, si se tiene confianJa en el personal docente del colegio lo mejor es acudir a ellos. 5i, por el contrario, nos sucede con mKs a@os, seguramente entre nuestros amigos haya mKs de uno que en algún momento de su vida haya necesitado la ayuda de un profesional. na veJ que se comienJa la terapia hay que hacer caso a las indicaciones que el psic!logo nos dH. En mi caso el tratamiento era desesperante, tedioso y requería bastante voluntad. "uedo decir que me ha ense@ado mucho y que ha formado bastante mi voluntad. Lo funcionaba con algo que se denomina bloqueo o parada de pensamiento, que consiste en quitarte de la cabeJa los pensamientos que puedan generarte ansiedad sustituyHndolos por otros automKticos. 3l principio no veía resultados, volvía a la consulta desesperado y convencido de que $aría %esús no tenía ni la mKs remota

idea de lo que me estaba sucediendo. Due era una persona única y probablemente el ser que  peor lo estaba pasando sobre la taJ de la 1ierra. Esas ideas hay que desterrarlas. i somos únicos, muchas personas antes que nosotros y al mismo tiempo han pasado por los mismos  problemas, ni somos los seres mKs desgraciados del planeta. "or desgracia, hay infinidad de  personas que sufren mucho mKs por cuestiones mKs importantes que un peque@o bache  psicol!gico. 4tra de las cosas que me desesperanJaba era pensar que mi problema era algo cr!nico, que nunca se me iba a pasar. Esta es otra idea err!nea. )uando se tiene un  problema de estas características es probable que vuelva a aparecer en algún momento de la vida, pero lo importante es que sepamos afrontar las nuevas situaciones gracias a la e#periencia de situaciones anteriores. o hay que tener miedo a pasarlo mal, sino afrontar los momentos duros con una sonrisa en la cara y convencidos de nuestra victoria final. (o de la sonrisa parece demag!gico, pero en realidad sonreír a la vida es realmente terapHutico, aunque en esos momentos lo que menos nos apeteJca sea sonreír si nos esforJamos, simplemente con el gesto liberaremos tensi!n e incluso se pueden llegar a ver las cosas con una actitud mucho mKs positiva. )uando todo se tambalea hay que apostar por seguir adelante. En los momentos de crisis es cuando mKs crecemos. ay que afrontarlos como oportunidad des para mejorar cualitativamente como personas y desterrar de nuestras vidas esas cosas que nos estKn causando desasosiego y malestar. El apoyo de la familia es crucial  para superar estos acontecimientos. 5i cuentas con el cari@o de los que te rodean tienes la mitad de la batalla ganada. o hay que confundir cari@o con compasi!n, complacencia o  protecci!n. $uchas veces la mayor demostraci!n de amor es e#igir a la persona que estK sufriendo que cambie, aunque al familiar le duela y estH deseando escuchar, comprender e incluso llorar con el afectado por mucho que le cueste, lo que tiene que hacer en esos momentos es pincharle para que reaccione. Lo estaba acostumbradísimo a contarle a mis  padres todo lo que me pasaba. o tenía en cuenta que cuando les contaba todas esas cosas estaba trasladando todos mis sufrimientos a mis padres y de esa manera ni ellos ni yo llegKbamos a ninguna parte. 1uve que aprender a callarme para no preocuparles y recuperar  el ambiente de normalidad en mi casa, que era lo que mejor me podía venir. an pasado mKs de tres a@os desde que tuve mi crisis y puedo asegurar que he cambiado. 5oy mKs maduro, quiero mKs a los que me rodean y he cosechado grandes H#itos personales. 3hora estoy saliendo con 3ngeles, la mejor persona que he conocido en la vida, y con ella siento cosas que nunca antes había sentido. (a vida me sonríe, y esto lo he conseguido con mi esfuerJo, el amor de los que me rodean y el cari@o y la dedicaci!n de mi terapeuta, que es única y probablemente la persona que mejor me conoJca en este mundo. 3unque las cosas me vayan tan bien, no quiere decir que no tenga que afrontar en mí día a día situaciones difíciles que me puedan provocar una peque@a crisis, pero las vivo con la mK#ima tranquilidad y la confianJa de que cuanto antes las supere mejor me encontrarH despuHs. )on este testimonio quiero transmitir toda la fuerJa del mundo a las personas que sufren o han sufrido, para que superen sus problemas y sigan descubriendo lo maravillosa que es la vida. $í madre, que es la madre mKs sabia del mundo, siempre me dice: Bijo, en la vida no hay ensayo general, así que no desaproveches ni un minuto de tu tiempo, porque cuando  pasan no vuelven.C 'ealmente %orge -lo tiene muy claro/ )omo ya hemos comentado, B%orge es hoy un joven con luJ propia, que no pasa desapercibido, que respondi! esplHndidamente;, que apret! los dientes en los momentos de dificultad y sigui! adelante, que se dio cuenta de que debía controlar sus pensamientos si quería ser el due@o de su vida, que supo encontrar la salida a su crisis;, que ha logrado convertirse en lo que llevaba dentro de Hl, -en una gran persona/C agamos como %orge, -controlemos nuestros

 pensamientos y controlaremos nuestra vida/ 5ufrir por sufrir es tan inútil como irracional. 3nclarnos en el pasado o condicionar nuestra vida a un Bsupuesto futuroC resulta tan estHril como pretender romper una piedra buscando agua dentro. o olvidemos el siguiente  proverbio chino: BEl que teme sufrir ya sufre de temor.C EL PRESENTE ES LO ;UE NOS PERTENECE7 2NO DISPERSEMOS NUESTRAS ENER%AS, NI PERDAMOS NUESTRAS ILUSIONES4 Bo hay nada que pueda arrebatarnos nuestro presente incluso en las circunstancias físicas mKs duras que nos podamos imaginar, siempre nos pertenecerKn nuestros pensamientos y, con ellos, nuestras emociones.C )omo hice en el apartado anterior, de nuevo aquí voy a transcribir literalmente la refle#i!n de otra persona. En este caso, se trata de un escrito que me ense@! hace unas semanas un buen amigo Hl no sabía que yo estaba escribiendo un libro sobre esta temKtica, pero como suele ocurrir en la vida, las cosas no suceden por casualidad así que nada mKs leerlo le pedí permiso para poderlo reproducir, y dar la opci!n de esta forma a que muchas personas puedan enriquecerse con su aportaci!n. Carlos -orras: 3!l retorno4 El te#to es de )arlos RorrKs, un magnífico y reconocido profesional, empresario de  prestigio, pero, sobre todo, una e#celente persona llena de sensibilidad y e#quisiteJ, que  posee una pluma fKcil y un estilo muy pedag!gico.

  El retorno

5i realmente la vida te ense@a algo útil, si de algo te vale la e#periencia, es para saber que no e#iste el retorno. En tHrminos científicos es algo obvio: al tiempo que ha pasado no se  puede retornar, al menos en las dimensiones cartesianas en que nosotros nos movemos. En tHrminos del alma, tan s!lo es un deseo, e igualmente imposible. G)uKntas veces hemos hecho intentos, vanos por otra parte, de retroceder, de intentar volver a colocarnos en algún  punto del pasado que deseamos vivamenteI vivamen teI El intento es inútil. 3quel 3quel lugar, aquel momento, son irrepetibles. (a magia que recordamos Npor otra parte, tal veJ idealiJada por el paso del tiempoO, ya no e#iste. 1al veJ e#istan otras magias, pero no aquHlla. 3ferrarse al  pasado es tal veJ un síntoma de infelicidad, de falta de presente, pr esente, de ideas, de objetivos. El  pasado debe estar ahí para el recuerdo r ecuerdo y, prosaicamente, para no cometer los errores de otrora. Duerer retornar, ademKs de absurdo e imposible, conduce a la negaci!n de tu actualidad, de que el presente tiene un sentido s entido que hay que elaborar. e laborar. L si no lo tiene, el retorno imposible harK mKs imposible buscarlo, conduciHndonos a una pHrdida de la sensibilidad actual, haciendo actuales, mKs que nunca, aquellas palabras de 1agore que nos dice: B5i lloras porque no ves el sol, tus lKgrimas te impedirKn ver las estrellas.C 5in embargo, los hombres nos empe@amos muchas veces, en braJos de la nostalgia, en retornar al pasado. o es malo volver a aquel lugar, recordar aquella melodía, siempre que sepamos que lo que sentimos antes ya nunca volverK a ser lo mismo. Fivir en el pasado es triste, aunque el pasado sea maravilloso, porque ademKs de ser incapaces de aceptar la realidad tampoco estamos preparados para construirla. 5i miramos al espejo, GquH imagen nos devuelveI 7esde luego la actual, nos guste o no. El secreto es la aceptaci!n de uno mismo en cada momento. (o contrario es el desenga@o, la vida artificial y la inadaptaci!n, que lleva a la infelicidad. Rendito presente, porque estoy en Hl. El ma@ana aún no ha llegado, y el pasado ya se fue. o pretendo que olvidemos, los recuerdos pueden ser preciosos, pero no intentemos retornar. retorn ar. 3quello; 3quello; ya no e#iste. ay personas que se han pasado la vida ancladas en su pasado o condicionadas por su futuro. )omo dice un proverbio persa: Bo hay ma@ana que deje de convertirse en ayer.C  o nos equivoquemos: el presente es la vida, el pasado pas ado ya no e#iste y el futuro -quiHn sabe c!mo serK/ -Fivamos nuestro presente/ 'ecuperemos nuestro tiempo actual, disfrutemos de cada día, de cada segundo, de cada persona que estK a nuestro lado y;, -habrK merecido la  pena/ )ada día serK nuestro, nos n os pertenecerK, -no habremos hipotecado nuestra e#istencia/

LA ?ORMACI=N TRADICIONAL ES INSU?ICIENTE7 ENTRENEMOS A LOS NI&OS, ADOLESCENTES,

%\FEE5 L 37(145 37(145 "3'3 "3'3 DE 7E53''4((E 7E53'' 4((E

LOS RECURSOS 5 8ABILIDADES ;UE NECESITARN NECESITARN EN SU >IDA  os pasamos la vida aprendiendo conceptos conce ptos que no utiliJamos, memoriJando datos que olvidaremos, acumulando conocimientos tHcnicos que pronto se vuelven obsoletos, escudri@ando lo que nunca vemos y esforJKndonos en lo que no comprendemos. >Aprendemos de verdad o acumulamos sin necesidad? >erece la pena la cantidad de tiempo y esfuer.o que empleamos en esos aprendi.ajes? >Podemos hacer algo por mejorar  nuestra formaci$n? >2a formaci$n, es un gasto o una inversi$n?' "odríamos seguir formulando preguntas e interrogantes, pero hay algunas cosas que no admiten duda: +. (a formaci!n no acaba nunca, porque morimos en el momento en que dejamos de aprender. <. (a persona dedica a la formaci!n BoficialC al menos un tercio de su vida, y en muchos casos mKs de la mitad  de  de su e#istencia. =. (a formaci!n tradicional cada veJ nos  prepara menos para la para la vida,  vida, y la correlaci!n que alcanJa con el nivel de eficacia en el desempe@o de la profesi!n no supera el  supera el  <  < por ciento Nen muchos casos es inferior al A por cientoM6 A. cientoM6 A. (as personas que han estado volcadas en adquirir Bconocimientos intelectualesC, en detrimento de su vida emocional y de sus relaciones sociales, tarde o temprano BpaganC un duro precio por la falta de inteligencia emocional desarrollada. . (os últimos estudios se@alan que, en relaci!n a la e#celencia profesional, las habilidades emocionales son al menos el doble de importantes que las habilidades tHcnicas o intelectuales. >. El ?0 por ciento del H#ito en la alta direcci!n empresarial depende de la inteligencia emocional. . (a inteligencia emocional se adquiere a travHs del desarrollo de competencias personales y sociales. Competencias personales: Q personales: Q )onciencia de uno mismoM3utoconocimiento Q 3utocontrolM3utorregulaci!n Q $otivaci!n Competencias sociales: Q sociales: Q Empatia Q abilidades sociales 8. "odríamos definir la 6nteligencia Emocional como la Bcapacidad de reconocer nuestros  propios sentimientos, los sentimientos de los demKs la capacidad para motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que mantenemos con los demKs y con nosotros mismosC N7aniel 2olemanO. G'ealmente creemos que la formaci!n tradicional estK desarrollando nuestra inteligencia emocionalI (a realidad es incuestionable a lo largo del siglo ## la media del )6 N)ociente 6ntelectualO de la poblaci!n de los países desarrollados ha aumentado
sistemas educativos de las llamadas sociedades en desarrollo, lejos de preparar a las  personas para afrontar su vida, las entrenen o entretengan únicamente en la adquisici!n ad quisici!n de conocimientos conocimientos muchas veces obsoletos, manipulados y hasta tergiversados, que poco ayudan al desarrollo de personas autHnticamente libres, emocionalQ mente maduras y personalmente equilibradas. Estamos seguros de que la mayoría de las veces no se hace esto de forma intencionada. La afirmaba 5Hneca que no que no aprendemos gracias a la escuela, sino gracias a la vida6 )uesta vida6 )uesta mucho mover Bla inerciaC de a@os y a@os haciendo las mismas cosas, pero los psic!logos y los profesionales de la salud sabemos que hoy en día a las personas les resulta cada veJ mKs difícil encontrar ese equilibrio, esa madureJ que  preserva y fortalece su salud. ace poco, en una conferencia, yo preguntaba en voJ alta: BG(os adolescentes de hoy nos parecen mKs felices si ^C comparamos con los de hace + o <0 a@osIC (a respuesta fue abrumadora y pocas personas dudarKn del sentido de la misma  pero entonces, cabría preguntarse, preguntars e, GquH estK pasando para que hoy, a pesar de los bienes materiales y de las BmejoresC condicioneC de vida, nuestros j!venes y adolescentes no se sientan mKs felicesI Gemos adaptado la educaci!n actual a la vida actualI unca se ha gastado tanto en formaci!n, y nunca parece haber estado la gente con menos recursos. Es una satisfacci!n ver c!mo personas de +,<0,=0,A0,0,>0 o mKs a@os se entusiasman cuando asisten a cursos que realmente les ayudan a desarrollar las competencias emocionales !ptimas, que les permiten alcanJar la seguridad y madureJ que les facilitarK, ahora y en el futuro, su vida acadHmica, profesional y personal. 7emos a la inteligencia emocional el valor que le corresponde, y hagamos de su desarrollo uno de los principales objetivos de la educaci!n actual. 3 nivel de empresas, el tema no admite duda alguna. (a formaci!n debe cubrir, cuanto antes, las lagunas que los j!venes y adultos de hoy tienen en el desarrollo de la inteligencia emocional de esta forma contribuiremos de verdad al fin  primero y último de la educaci!n, que no es otro que qu e el de Bpreparar a las personas para la vidaC. )omo nos decía "itKgoras: BEducad a los ni@os y no serK necesario castigar a los hombres.C Esperamos, modestamente, que la lectura de este Ebro contribuya a lograr esa Bpuesta a puntoC para la que no nos prepararon, pero para la que siempre estK dispuesto el ser humano. )omo dice un proverbio hindú: Bn libro es un cerebro que habla cerrado, un amigo que espera olvidado, un alma que perdona destroJado, un coraJ!n que llora.C uyamos de los sufrimientos inútiles y busquemos la felicidad cada día, en cada acci!n, en cada momento, en cada persona.

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