Eric Laurent El niño y su madre Lacan ubica 3 significaciones, respuestas, respuestas, que el niño viene a dar a el problema del deseo de la madre. 1. El niño como falo de la madre 2. El niño como síntoma (veremos en que sentido se puede decir síntoma de la madre). 3. El niño como objeto del fantasma de la madre.
1. Como falo:
El niño se identifica con el objeto imaginario (el deseo de su deseo) respecto de la madre. En cuanto la madre misma simboliza el falo. Identificarse con el falo de la madre, Lacan lo plantea del lado de la perversión. Hay que ver entonces en que sentido la respuesta del niño identificado con el falo de la madre puede ser una perversión, dado que, aunque en un sentido distinto, es común a la neurosis ya ala perversión. Solamente en la psicosis psicosis el sujeto a falta falta de ser el falo falo que le falta a la madre debe ser el falo bajo el disfraz de ser “la mujer que le falta a todos los hombres”. Hay que precisar las ambigüedades de esta respuesta, porque cuando es patológica es precisamente cuando ese goce se presenta de una manera tal que el sujeto se hace instrumento del goce del Otro.
2. Como síntoma El niño cuando se coloca en una posición de respuesta, de síntoma, no lo hace en posición del síntoma de la madre, sino del deseo de la madre en cuanto está articulado con el Nombre del padre. En la fórmula NP DM
.
DM = NP X
El niño con su síntoma, da una significación a esa X, al deseo de la madre. Puede interpretarse como identificación con el síntoma de la madre, p ero en la medida en que ser articula con la posición del padre.
Para Lacan, el síntoma del niño representa la verdad del discurso de la madre, no lo es del discurso de la madre como tal, sino de la verdad de la estructura de la pareja. Se trata más bien de la articulación del Otro entre Deseo de la madre y el Nombre del padre. 3. Objeto del fantasma de la madre Una tercer respuesta es la del niño identificado con el fantasma de la madre o, mejor dicho, con el objeto del fantasma de la madre. El niño puede ocupar el lugar de objeto a, el objeto del fantasma de la madre, no se trata de una identificación parcial, sino que es el ser del niño, el ser absoluto, lo que está en juego en esa identificación. Se trata de una identificación total, absoluta, una puesta del ser de l sujeto, pero no está ligada a ningún momento preciso del desarrollo. Tiene un valor estructural, y eso nos dice Lacan cuando afirma que el niño viene a sustituir a ese objeto del fantasma de la madre. Habla de una saturación del modo de la falta en que se especifica el deseo de la madre cualquiera que sea la estructura del deseo de la madre, ya sea neurótico, perverso ó psicótico. La Teoría Fálica de Lacan: La metáfora paterna permite afirmar que el niño en su relación con la madre- que Lacan escribe bajo el matema del deseo de la madre (DM) no encuentra resolución a lo que él es, la X de lo que él es, más que por el operador del padre (NP), es decir, la relación que tiene el padre con la madre. Lacan extrae las conclusiones de esto en los Escritos: Todo el problema de las perversiones consiste en concebir como el niño se identifica con el objeto imaginario de ese deseo en cuanto que la madre misma lo simboliza en el falo. Tenemos también la regla para la psicosis, sin duda la adivinación del inconsciente ha advertido muy pronto al sujeto de que, a falta de poder ser el falo que falta a la madre, le queda la solución de ser la mujer que falta a los hombres. ¿Qué es analizar un niño? Desde esta posición clásica es asegurarse que tiene una versión del falo, es decir, asegurarse que el niño no es el falo pero que mantiene una relación con él, por haberlo sido. Es preciso asegurarse, por un a parte, que lo ha sido y por otra que ya no lo sea.