Palabras del Presidente Juan Manuel Santos en el IV Foro de la Altillanura Colombiana Puerto Gaitán, Meta, 2 dic (SIG). “Han sido muchos los que han reconocido el potencial y la belleza de la Altillanura colombiana desde hace varias décadas. Uno de ellos fue el presidente Alfonso López Pumarejo, gestor de la Revolución en Marcha, quien se refería a la Altillanura como “un bello lote para hacer un gran país”. Esa era la frase que él utilizaba. Y a propósito, del ex presidente López Pumarejo, en el Himno aquí de Puerto Gaitán aparece el nombre de Guadalupe Salcedo. Les confieso una cosa: yo de chiquito dormía en el mismo cuarto de Guadalupe Salcedo. Cuando lo perseguían y estaba perseguido por los copartidarios del Ministro de Agricultura, iba a Bogotá y mi abuelo lo escondía, y yo me iba a dormir donde mi abuelo –tenía 4, 5 años, 6 años- y me decía: ‘Mijo, vaya y duerma con un señor que está por ahí’. El señor que estaba por ahí era Guadalupe Salcedo. El expresidente Belisario Betancur, por su parte, la llamó jocosamente llamó jocosamente “una región de pocos votos pero de mucha patria”. Pues tenían toda la razón. La Altillanura, esa vasta zona que comprende parte de los departamentos del Meta y del Vichada, tiene mucho potencial y una importancia realmente estratégica para el país. Sólo les voy a dar un dato para que se hagan una idea de lo que estamos hablando: es una zona que tiene 15 millones de hectáreas. ¡Es un verdadero país el que tenemos allí, y es más grande que muchos de Centroamérica como Guatemala, Costa Rica o El Salvador! Pero, además, es uno de los lugares menos poblados de Colombia: estamos hablando de unos 150 mil habitantes, lo que implica que hay un habitante por kilómetro cuadrado. Como ustedes saben, uno de nuestros objetivos del Plan de Desarrollo tiene que ver con el desarrollo territorial y con elaborar estrategias para cerrar las brechas entre las regiones. Por ello quisimos hacer una especie de Plan Piloto de Convergencia Regional, y escogimos esta zona para empezar. Pero no la escogimos por casualidad, sino porque somos conscientes de que el desarrollo integral de la Altillanura colombiana es un proyecto clave para nuestro futuro y uno de los más importantes para el Gobierno Nacional. Yo les quiero decir una cosa, un poco con falta de modestia:
Yo no llegué a la Presidencia de la República simplemente para ser un expresidentes más, yo llegué a la Presidencia de la República para hacer cambios y obras. Cambios como el que me propuse en la campaña, de bajar el desempleo a un solo dígito y dejarlo ahí, eternamente, como lo hicimos hace 10 años con la inflación. Y esa meta ya la logramos con desempleo al 9 por ciento, que todavía es muy alto. Tenemos que seguir empeñados en hacer eso como la misma inflación, que ojala siga bajando. En sacar a un porcentaje muy importante de la población de la pobreza extrema, que hoy está alrededor del 14 - 15 por ciento. También queremos bajar ese indicador a un dígito y sacar por lo menos 350 mil familias de la pobreza extrema. Y vamos avanzando. Y hacer realmente un avance social. Pero también queremos hacer grandes obras que nos permitan mantener y sostener ese avance social. Nos propusimos algo que en Bogotá y en Cundinamarca llevan hablando hace 70 años: recuperar un río que está muerto, el río Bogotá, que ahora está inundando por todos lados, ustedes lo han visto en la prensa, en la televisión. Pues bien, esa recuperación del río Bogotá ya es una realidad. En menos de 12 días se abre la licitación, y ya está la plata –quinientos millones de dólares- conseguida, para recuperar ese río. Nos propusimos recuperar y hacer la obra grande en el Canal del Dique, como parte de una obra que está en la mente de todos desde la época de Simón Bolívar: la navegabilidad del río Magdalena. Ya están los estudios en marcha y esperamos dejar esa obra o construida o en plena construcción. Y ahí hay una parte muy importante del complemento de esa obra, que es lo del Canal del Dique, eso ya está listo. Después de muchas discusiones lo vamos a poner en marcha, yo espero, antes de terminar el año. Tenemos una gran expectativa en poder iniciar y hacer finalmente la gran obra en esa zona del país, que se llama La Mojana, que se inunda cada vez que llueve, que es una zona de un inmenso potencial sobre la cual se viene hablando también hace 50 años, pero siempre se hacen obritas chiquitas y es as obritas chiquitas se las lleva el invierno cada vez que llueve. Pero una de las obras que realmente, cuando yo sueño el día que esté yo de profesor y de ex presidente, de haber dejado en este país, es esta obra de altillanura. Lo dije desde la campaña –usted se acordará Gobernador (del Meta, Darío Vásquez) y Maritza (Martínez, Senadora) también- desde la campaña les decía: ‘Miren, yo sueño con lograr impulsar este sueño que tiene el país de convertir la altillanura en ese gran polo, ese nuevo polo de desarrollo colombiano’. Y lo vamos a hacer, eso yo me comprometí en la campaña y me vuelvo a comprometer con ustedes aquí. Creo que ya hemos venido avanzando en la dirección correcta, y hemos venido avanzando rápidamente para ir poniendo las piezas en su lu gar.
Por eso vamos a aplicar todas las herramientas que tenemos para desarrollar las más de 4 millones de hectáreas que tienen potencial para desarrollos agroindustriales en la zona. En estos terrenos se podrán producir alimentos, materias primas y biocombustibles, tanto para el mercado interno –sustituyendo importaciones- como para la exportación a los mercados internacionales, en una coyuntura mundial que es especialmente favorable por los elevados precios de los alimentos, las materias primas y los combustibles. Además, hablaba yo con el Ministro de Agricultura, hay una estadística que es impresionante: aquí se está comenzando a producir maíz y con cierta productividad, con cierta competencia. Y le decía al Ministro que en la última reunión de la FAO, el mundo ha producido proteínas animales, tiene un stock de producción de proteínas animales en los últimos 2011 años de x. Pues esa misma producción que hoy, después de tanto que ha producido el mundo, se va a necesitar en los próximos 40 años si queremos satisfacer la demanda de la China y de India solamente, porque son muy pocos los países –como ahora les diréque tienen ese potencial para poder producir esos alimentos. ¿Y qué significa para el país incorporar estas tierras? Pues ni más ni menos que duplicar nuestro potencial agrícola, pasando de casi 5 millones que tenemos de hectáreas que hoy se cultivan a cerca de 10 millones. Y esto, por supuesto, apunta a esa meta que nos hemos propuesto de usar mejor nuestra tierra, de aprovechar esa gran riqueza de suelo que tenemos para convertirnos en una despensa de alimentos del mundo. No podemos olvidar que, según la FAO, más de la mitad de la tierra que podría ingresar a la producción agrícola mundial está localizada sólo en siete países, y uno de ellos es Colombia. Este es un compromiso real que hemos asumido y ya hemos iniciado acciones que nos llevarán a planear de la mejor forma posible ese desarrollo que queremos para la Altillanura. ¡Porque vamos a convertirla en el nuevo polo de desarrollo de Colombia, en la nueva fuerza agrícola del país! Actualmente estamos avanzando en la construcción de un documento CONPES para el desarrollo integral y sostenible de la Altillanura, en el que trabajan el Departamento Nacional de Planeación y el Ministerio de Agricultura. ¿Cuál es la idea de este documento? Contar con un diagnóstico certero de lo que existe actualmente en materia de tierras, de servicios públicos, de infraestructura, de instituciones, de conservación y a nivel social, para poder establecer un plan de acción, una política a largo plazo.
Hoy sabemos que varias empresas mineras, de hidrocarburos y agroindustriales han puesto sus ojos en este “pequeño país” dentro de Colombia, como el sitio ideal para hacer sus inversiones, y queremos que así sea. Queremos que venga más y más inversión, porque eso es lo que produce. Pero no cualquier inversión, inversión responsable socialmente y responsable ambientalmente. Eso es lo que siempre les hemos dicho a todas las empresas: bienvenidas siempre y cuando sean responsables social y ambientalmente. Sin embargo, somos conscientes de que las comunicaciones viales y fluviales son bastante precarias, además de que persisten altos niveles de pobreza tanto en los campesinos como en las comunidades indígenas que habitan aquí. Voy a mencionar un indicador que nos avergüenza como país: más del 60 por ciento de la población de la Altillanura se encuentra en situación de pobreza, que es casi 16 puntos por encima del nivel nacional. Es por eso que le estamos apostando a un desarrollo integral y sostenible de esta zona, que represente una mejora significativa en la calidad de vida de sus habitantes. Todo lo que estamos poniendo en marcha tiene que traducirse en más prosperidad para la gente, en más prosperidad para todos, no para unos pocos, para todo el mundo. Y digo ‘sostenible’ porque esta es una región con una riqueza ambiental y una biodiversidad muy amplia, y eso vamos a cuidarlo y a defenderlo como el más preciado de los tesoros. Aquí tenemos grandes zonas prioritarias de conservación. Tenemos por ejemplo el Parque Nacional del Tuparro, que fue declarado reserva mundial de la biósfera por parte de la Unesco. Esta es una región ambientalmente frágil, como lo han mostrado diversos estudios, y debemos tener cuidado para que el desarrollo que se haga sea respetuoso con la naturaleza. No podemos permitir una colonización que arrase con todo, como ha pasado en otros lugares del país. Además de la biodiversidad, también existe una gran población indígena –casi el 30 por ciento de la población de la región- que ocupa unos 4 millones de hectáreas que corresponden a resguardos indígenas. Hoy puedo asegurarles que estas tierras y estas comunidades van a contar con toda la protección del Gobierno, porque ellos harán también parte del desarrollo equitativo e inclusivo que queremos. Entrando en materia, quiero hablarles del Plan de Acción del Desarrollo Integral de la Altillanura que estamos desarrollando a través del CONPES. Este plan tiene cuatro puntos que son transcendentales para lograr convertir a esta zona en una verdadera locomotora agrícola productiva y rentable. El PRIMER PUNTO tiene que ver con el diagnóstico sobre la tierra y sobre el potencial productivo que estamos haciendo en la zona.
Como ya lo mencioné, los estudios que hemos hecho nos indican que, de los 15 millones de hectáreas, sólo 4 –descontando las zonas de reserva forestal, las zonas indígenas y demás- son disponibles y aptas para la agroindustria. El diagnóstico en el que se está trabajando definirá qué cultivos podrán desarrollarse en estas tierras y, también, qué disponibilidad de agua existe para construir mecanismos de riego adecuados. Esta es una zona que tiene sólo cuatro meses de sequía y uno de los grandes retos que tenemos es, por ejemplo, generar tecnologías que aprovechen las aguas asociadas a la extracción de petróleo para usarlas en irrigación agrícola en épocas secas, sin impacto ecológico negativo. En lo que se refiere al tema social, con el DANE hemos acordado aplicar, el año entrante, la encuesta de calidad de vida en la Altillanura, para contar con información real de las necesidades que existen en materia de educación, salud, vivienda, y necesidades básicas. Un SEGUNDO PUNTO tiene que ver con organizar el primer Plan de Ordenamiento Territorial de una región que abarca dos departamentos y un grupo de municipios. Esta es la primera vez que este proceso se va a realizar, en el marco de la Ley de Ordenamiento Territorial aprobada hace unos meses en el Congreso. En este frente, funcionarios del Departamento Nacional de Planeación estarán asesorando a los entes territoriales para que estructuren sus planes de desarrollo de manera integrada y con objetivos comunes que apunten al gran plan de la Altillanura. Eso sí: para realizar bien cualquier planeación es necesario aclarar los derechos de propiedad de la tierra. Es sabido que a muchos predios no se les ha formado el catastro y que otros lo tienen desactualizado. Por eso vamos a cumplir esa labor con el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, el Incoder y la Superintendencia de Notariado y Registro. Para este propósito hemos girado 1.000 millones de pesos y en enero del próximo año empezará la actualización tanto de predios como de terrenos baldíos, que finalizará en el mismo 2012. Con toda esta información tendremos las herramientas necesarias para establecer un Plan de Ordenamiento Territorial que nos permita generar un crecimiento ordenado. La idea es garantizar un adecuado uso del suelo basado no sólo en la rentabilidad económica sino también, y muy especialmente, en criterios ambientales. Y con esto paso al TERCER PUNTO, uno de los más importantes para la zona y para el futuro del país: la infraestructura y el transporte. Si queremos convertir esta zona en un polo de desarrollo, debemos pensar en una infraestructura vial y de navegabilidad moderna que nos permita abrirle paso al desarrollo de los Llanos y comunicar al país con Venezuela.
Lo hablamos el lunes pasado con el Presidente Chávez. Muy conciente y nos ha dicho que tiene toda la disponibilidad para facilitar que conectemos esta futura despensa agrícola del país con el Atlántico, a través del río Orinoco. Y es relativamente fácil. Me sorprendió el detalle que tenía el Presidente Chávez en la cabeza sobre los costos y dónde puede haber cuellos de botella. Me decía: ‘Santos hagamos esto juntos, esto es muy importante’. Y yo le decía: ‘Presidente Chávez, es que yo soy el más entusiasmado con ese proyecto’. Pocos son conscientes –increíble, y uno les pregunta a los colombianos- pocos son conscientes que la Altillanura conduce a la tercera salida al mar que tiene Colombia a través de los ríos Meta y Orinoco para llegar al Océano Atlántico, y por esa vía llegamos a los mercados de Centroamérica y a los mercados de Europa. Es mucho más barato –y en eso Chávez estaba muy consciente- más barato llevarnos un marrano de los Llanos Orientales por la vía del Meta y el Orinoco, llevarlo por ejemplo, a exportar a Europa, que llevarlo de aquí a Santa Marta y después sacarlo. Esa es una realidad y tenemos que estar conscientes de eso. Así que, para definir la mejor alternativa de transporte multimodal para el desarrollo de la zona, el Ministerio de Transporte contrató un estudio, cuyos resultados conoceremos en febrero. Este estudio contempla la evaluación de las necesidades de infraestructura para el desarrollo regional con horizontes de desarrollo en el corto, mediano y largo plazo. Simultáneamente, el Invías tiene prevista la contratación de otro estudio –que se llevará a cabo el año entrante con un costo de 7.300 millones de pesos- para completar y actualizar los estudios para la navegabilidad del río Meta, desde Puerto Texas hasta Puerto Carreño. Y quiero enviar un mensaje especial a los amigos de Puerto Gaitán que hoy nos acogen con tanta hospitalidad. En el Gobierno tenemos clara la importancia de desarrollar el corredor entre Puerto Gaitán y Puerto Carreño como una autopista transnacional de 700 kilómetros que nos facilite el acceso a la cuenca del Pacífico por Buenaventura. Para esta vía, en el Plan de Desarrollo hay previstos recursos por 1,8 billones de pesos, a los que se sumarán los aportes que hagan las regiones a través del dinero de las regalías. Además de los estudios, en este momento se ejecutan obras por 2,3 billones de pesos en 153 kilómetros que corresponden a cinco proyectos viales, para mejorar el acceso terrestre a la zona. Todo este proceso de mejora de la infraestructura incluirá también inversiones en servicios públicos, interconexiones eléctricas y cadenas productivas que desarrollen –además de la agricultura- otras actividades que agreguen valor al proyecto e incentiven la actividad del sector privado.
Esto tiene que ver con EL CUARTO PUNTO en el que estamos trabajando: la investigación y la tecnología. Como todos saben, los suelos de la Altillanura son terrenos ácidos, con baja fertilidad inicial y alta saturación de aluminio, que inhibe el crecimiento y la disponibilidad de nutrientes. Son terrenos muy susceptibles a malos manejos que los pueden volver inservibles. Así que hemos firmado una alianza entre Corpoica y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) para reforzar la investigación aplicada a la Altillanura. Esto nos permitirá hacer un plan de desarrollo tecnológico para la zona en temas de pastos, mejoramiento genético, recuperación de suelos, desarrollo de nuevas variedades de semillas, manejo de las plagas, y para adaptar la zona al cambio climático. Pero en esto, por fortuna, ya tenemos terreno abonado. En el pasado, y por muchos años, estas entidades han venido trabajando en mecanismos que corrijan las restricciones químicas de estas tierras y que eleven la productividad agrícola de la región. Además, recientemente firmamos un convenio con Embrapa –el ente de investigación agropecuaria del Brasil- para desarrollar modelos de mercado tecnológicos en esta zona en el corto plazo. Esto es muy importante, pues Embrapa fue la entidad clave en el exitoso desarrollo de El Cerrado, en Brasil, una zona con tierras muy similares a las de nuestra Altillanura, que hoy se ha convertido en una verdadera despensa agroalimentaria para el mundo. Toda esta investigación va a estar acompañada de la implementación de modelos de economías de escala. ¿Esto qué significa? Que hay que propiciar las cadenas productivas donde –además de la agricultura- se desarrollen empresas porcícolas y avícolas que aprovechen l a materia prima, como el maíz y el sorgo, para el alimento de los animales. Y quiero hacer énfasis en cuál va a ser el modelo de desarrollo que vamos a implementar en estas tierras. Aquí vamos a desarrollar un proyecto que no será de grandes terratenientes pero tampoco de minifundios. Será un proyecto compartido en el que empresas, con músculo financiero y tecnología, se asocien con medianas y pequeñas unidades empresariales de pequeños productores. Ese es el modelo que anunciamos el pasado mes de marzo en Carimagua, cuando entregamos 17 mil hectáreas a 500 familias campesinas de la región.
Esas familias firmaron convenios con empresas privadas –Indupalma y Fedegánque hoy las asesoran y acompañan para crear cooperativas de desarrollo asociado y proyectos productivos ganaderos con innovación tecnológica. Ese mismo esquema es el que se aplicará en ese campo pujante y productivo que vamos a desarrollar aquí, donde además instalaremos centros de formación del Sena para formar y capacitar al pequeño y mediano productor. El Gobierno ha titulado tierras a pequeños campesinos en la región, pero queremos ir más allá y vamos a establecer una novedosa figura para esta zona en la Ley de Desarrollo Rural, cuyo proyecto presentaremos el próximo año tan pronto termine su proceso de socialización. Se trata de la figura del Derecho Real de Superficie. La idea es arrendar grandes terrenos baldíos de la Nación a empresarios interesados en desarrollar proyectos productivos de largo plazo. Este contrato de arrendamiento se hará únicamente bajo el compromiso de que sean proyectos inclusivos que asocien a los pequeños productores, y de que estos empresarios desarrollen obras y bienes públicos para el servic io de todos. Porque el desarrollo de la Altillanura es un proceso que vamos a hacer juntos, uniendo los esfuerzos del sector público y del sector privado, desarrollando alianzas para aprovechar al máximo el potencial de estas tierras. Obviamente esto es un proceso que lleva tiempo; es un proceso gradual que no se va a dar de la noche a la mañana. Pero lo importante es que el Gobierno, los grandes empresarios e inversionistas – no sólo de Colombia sino del mundo- y el país entero ya tenemos los ojos puestos en estas tierras, que conforman nuestra última frontera agrícola. El proceso de El Cerrado en Brasil comenzó hace 60 años y aún no termina. Los invito a que creamos en este proyecto, a que pongamos todo nuestro esfuerzo para que hagamos de esta zona un polo de desarrollo para nuestras empresas, pero sobre todo para nuestros campesinos y los habitantes de la región. Sintámonos orgullosos de esta inmensa llanura. Sintámonos orgullosos de este “embrujo verde donde el azul del cielo se confunde con el suelo en la inmensa lejanía”, como bien dice esa vibrante canción de Arnulfo Briceño que hoy es himno del departamento del Meta. Sintámonos orgullosos de esta hermosa zona que en el futuro veremos convertida en una región llena de progreso, desarrollo y prosperidad. ¡De esta Altillanura! ¡De esta “tierra de promisión” de Colombia! Muchas
gracias”.