R EN E D E SC A R T E S
Traducción de a n c k E zequeel d e O laso y T o m á s Z w ' a Selección, prólogo y notas..de E zequiel
de
O laso
Segunda edición
CARTA A LOS SEÑORES DECANOS Y DOCTORES DE LA SAGRADA FACULTAD DE TEOLOGÍA DE PARÍS Señores: La razón que me mueve a presentaros esta obra es tan justa y cuando cuando .voso .vosotr troos conozcáis su propósito propósit o confío que tendréis también un motivo tan justo para tomarla bajo vuestra protección tección,, que pienso pienso que no puedo pued o hacer ha cer nada na da mejor, ,para pa ra recomendarla a vosotros, que deciros en pocas palabras lo que me he propuesto propuesto en en ella. Siemp Sie mpre re he considerado que estas dos cuestiones de Dios y del alma eran las que principalmente deben ser demostradas por las razones de la Filosofía antes que por las de la Teología: pues, aun cuando nos baste a nosotros los fieles creer por fe que existe un Dios y que el alma humana no muere con el cuerpo, no pare parece ce, , ciertamen ciertamente te posible que los Infie In fieles les puedan ser jaja más convencidos de alguna religión, ni incluso de alguna virtud virtu d moral, si no se les prue pr ueba ba primero prim ero estas dos dos cosas cosas por la razón natural; y puesto que a menudo se propone en esta vida mayores recompensas para los vicios que para las virtudes, pocas personas preferirían lo justo a lo útil si no'las contuviera el temor de Dios o la esperanza de otra vida. Y aunque sea absolutament absoluta mentee verd ve rdad ader eroo que es prepr eciso creer que hay un Dios porque así se enseña en las Sagradas Escrituras, y, por otra parte, que es preciso creer, las Sagradas Escrituras porque provienen de Dios, y esto porque, como la fe es un don de Dios, y aquel que otorga la gracia para hacer creer las demás cosas puede también otorgarla para par a hacemos creer cree r que / existe: no se podría,
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imaginarse que se comete aquí el error que los lógicos llaman círculo. Y en verd ve rdad ad,, he ad adve vertid rtido o que qu e vosotros, Señores, no sólo aseguráis con todos los Teólogos que la existencia de Dios se puede probar por razón natural, sino también que de la Santa Escritura se infiere que su conocimiento es mucho más claro que el que se tiene de muchas cosas creadas y que, en efecto, es tan fácil que quienes no lo tienen son culpables. Como es manifiesto manifiesto por esta estass palabras palabr as de la Sabiduría, capítulo 13, en donde se dice que su ignorancia es imperdonable, pues, si su espíritu ha penetrado tan adelante en el conocimiento de las cosas dél mundo, ¿cómo es po p o sibl si blee que qu e no hayan hay an encont enc ontrad rado o más fác f ácilm ilmen ente te al soberano sobe rano Señor? 1 Y en los Romanos, capítulo primero, se se dice que son inexcusables 2, 21 , y aun en el mismo pasaje, por medio de estas palabras, lo que se conoce de Dios es manifiesto en ellos3, ellos3, parece que se nos advierte que todo lo que puede saberse de Dios puede ser mostrado .por medio de razones que no es necesario buscar sino en nosotros mismos, y que únicamente nuestro espíritu espíritu es es capaz cap az de suministrar. suministrar. Por este motivo he pensado que no sería desatinado que hiciera ve v e r aqu aq u í por qué qu é m ed edio ios spu pued edee verific ver ificars arsee esto y qué ví víaa hay que seguir para alcanzar el conocimiento de Dios con mayor facilidad y certeza de lo que conocemos las cosas de este mundo. Y por lo que resp re spect ectaa al alma, aunque aun que mucho muchos, s, han ha n creído que no es fácil conocer su naturaleza y hasta algunos se han atrevido a decir que las razones humanas nos convencen de que muere con el cuerpo, y que sólo la fe nos enseña lo contrario, sin embargo, puesto que el Concilio de Le trán. realizado bajo León X, en la sesión 8 los condena y ordena expresamente a los filósofos cristianos responder a Li b ro d e la Sabi Sa bidur duría, ía, cap. 13, vers. 8 y S. 1 Lib
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sus argumentos y emplear todas las fuerzas de su espíritu para hacer conocer la verdad, me he atrevido a acometerlo en este este escr escrito ito.. Además, Adem ás, sabiendo que qu e la principa princ ipall raz razón ón que hace que muchos impíos no quieran creer que existe un Dios y que el alma humana es distinta del cuerpo, es porque dicen que nadie hasta ahora ha podido demostrar estas dos cosas; aunque no soy de su opinión, sino que por el contrario sostengo que la mayor parte de las razones aducidas aducidas por por tant tantos os grande gra ndess personajes persona jes / sobre sobr e esas esas dos dos cuestiones son otras tantas demostraciones, cuando'son bien entendidas, y que es casi imposible inventar otras nuevas: sin embargo, yo creo que no se podría hacer nada más útil en Filosofía que investigar una vez afanosamente y con cuidado las mejores y más sólidas y disponerlas en un orden tan claro y tan exacto que conste, sin embargo, a todo el mundo que son verdaderas demostraciones. Y por fin, puesto que han deseado esto de mí numerosas personas, personas que tienen conocimiento de que he cultivado cierto método para resolver toda clase de dificultades en las ciencias; método que, en verdad, no es nuevo, no habiendo nada más antiguo que la verdad, pero del que saben que me he ser vido vid o bastante felizme feliz mente nte en otras otras ocasiones, pensé que qu e tenía el deber deber de de intentar algo acerca ace rca de este asunt asunto. o. Pero he trabajado todo lo que pude para incluir en. este tratado todo lo que se puede pue de decir. No es que haya ha ya reunido reunido todas todas las diversas razones que se podrían alegar para servir de prueba en nuestro asunto: pues jamás he creído que esto fuera necesario, sino cuando no existe ninguna razón cierta, sino solamente he .tratado las primeras y principales de tal manera que me atrevo a proponerlas como demostraciones muy .evidentes y muy ciertas. Y diré, además, que son tales que pienso que no existe ningún camino por medio del cual el espíritu humano pueda descubrir jamás otras mejores; pues la importancia del asunto y la gloria de Dios, a lo que todo
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poco más librem lib remente ente de lo que acostum acostumbro. bro. Sin embargo, cualquiera sea la certeza y la evidencia que yo encuentre en mis razones, no me puedo convencer de que todo el inundo sea capaz ca paz de entenderlas. Pero com como o en en la geom geometría etría exise xisten muchas que nos han dejado Arquímedes„ Apolonio, Pap pus y muchos más, y que todo el mundo ha admitido como muy ciertas y muy evidentes, porque no contienen nada que, considerado separadamente, no sea muy fácil de conocer y porque en ninguna parte las consecuencias no corresponden y no concuerdan concuer dan m uy bien con los antecedentes, sin embargo, embargo , puesto que son un poco largas y exigen un espíritu muy entero, sólo son comprendidas y entendidas por muy pocos: igualmente, aunque considero que aquellas de que aquí me sirvo igualan e incluso sobrepasan en certeza y evidencia las / demostraciones de la Geometría, temo, sin embargo, que no pueden ser entendidas demasiado satisfactoriamente por muchos, tanto porque son también un poco largas, y dependientes unas de otras, como principalmente porque exigen un espíritu enteramente libre de todo pre juicio y que se pu pued edee apartar apa rtar fácilm fác ilment entee del comercio de los sentidos. Y en verdad, en el mundo no se encuentran personas más aptas para las especulaciones metafísicas que para las de la Geometría. Geom etría. Y, ¿demás, ¿dem ás, existe existe aun aun esta, di difeferencia, que como en la Geometría cada cual está imbuido de la opinión de no adelantar nada que no tenga una demostración cierta, los que no están suficientemente versados pecan muy a menudo aprobando falsas demostraciones, para hacer creer que las entienden, antes que refutando las verdaderas. Pero no no su suce cede de lo mismo mismo en en la Filo Fi loso sofía fía,, en en que como cada uno cree que todas sus proposiciones son problemáticas, pocos se entregan a la investigación de la verdad e incluso muchos, queriendo lograr reputación de espíritus fuertes, no se ocupan de otra cosa que de impugnar arrogantemente las verdades más manifiestas. Por esto, Señores, cualquiera sea el peso que puedan te
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ner mis razones, porque pertenecen a la Filosofía, no espero que tengan gran predicamento sobre los espíritus si no las tomáis bajo vuestra protección. Pero es tan grande la estima que todo el mundo profesa a vuestra sociedad, y el nombre de la Sorbona goza de tal autoridad, que no solamente en lo que respecta a la fe, después de los sagrados Concilio cilios, s, jamás se ha éónf éó nfia iado do'' tanto en el juicio juic io de ninguna otra compañía, sino también en lo que respecta a la filosofía humana, pues se cree que no es .posible encontrar en ninguna parte mayor solidez y conocimiento, ni mayor prudencia e integridad para pronunciar su juicio: no me cabe ninguna duda, si vosotros os dignáis tomaros tanto interés por este escrito como para querer primeramente corregirlo —pues, teniendo conocimiento no solamente solam ente de mi deb d ebili ili-dad, sino también de mi ignorancia, no me atrevería a asegurar gura r que no contiene contiene ningún ningú n error—, agre ag rega garl rlee después las la s cosas que le faltan, pulir las que no están perfectas y tomaros el trabajo de dar una explicación más amplia de las que lo necesitan o, por lo menos, hacérmelo saber para que yo lo haga, hag a, y, por fin, despué des puéss que qu e las razones por po r las que pruebo que hay un Dios y que el alma humana difiere del cuerp cuerpo, o, hayan sid sido o llevadas lleva das / hasta ese punto punto de claridad claridad y de evidencia, a que estoy seguro seg uro que qu e se las pu puede ede conducir, de modo modo que deban, deban, S£rReñid Re ñidas as por po r muy mu y exactas exactas demostraciones, no dudo que queráis declarar esto y testimoniarlo públicamente; no me cabe duda, digo, que si se hace esto todos los errores y falsas opiniones que han existido siempre respecto de estas dos cuestiones se borrarán pronto del espírit espíritu u de los los hombres. Pues la l a verda ve rdad d hará que todo todoss los doctos y los hombres de talento suscriban vuestro juicio y vuestra vues tra autoridad; de modo que qu e los ateos, ateos, que qu e en g eneral son más arrogantes que doctos y juiciosos, depongan su espíritu de contradicción o quizá sostengan ellos mismos las razones que vean admitidas por todas las personas
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las entienden; y por fin, todos los demás se rendirán fácilmente ante tantos testimonios y ya no habrá nadie que se atreva a dudar de lá existencia de Dios y de la distinción real y verdadera del alma humana y el cuerpo. Corresponde a vosotros juzgar ahora del fruto que pro vend ve ndrá rá de esta creenc cre encia ia una vez bien establec esta blecida, ida, vosotros vosotros que veis los desórdenes que su duda produce; pero no me correspondería recomendar la causa de Dios y de la Religión a quienes han constituido siempre sus más firmes columnas. /
PREFACIO PREFACI O AL LECTOR < He tocado ya antes en pocas palabras estas dos cuestiones tiones de Dios D ios y de dell Alma Alma,, humana en' el Discurso, Discurso, que publiqué en francés en el año 1637, sobre el método -para conducir'bien la razón y buscar la verdad en las ciencias, no con el propósito de tratarlas entonces a fondo, sino sólo de pasada, con el fin de inferir por el juicio que merecieran de sus lectores de qué modo debería tratarlas después, pijes me han parecido siempre de tal importancia que ju2gaba oportuno hablar de ellas más de una vez, y el camino que sigo para explicarlas es tan poco frecuentado y tan alejado de la ruta usual, que no consideré útil presentarlas con ma yor yo r amplitu am plitud d en franc fra ncés és y en un discurso discu rso que qu e pu pudie diera ra ser leído por todo el mundo, temiendo que los espíritus más débiles creyeran que les era permitido emprender ese camino. Ahora Aho ra bien, habie ha biendo ndo roga ro gad d o en aque aq uella lla obra 5 a . todos todos los que hallaran en mis escritos algo digno de censura que me hicieran el favor de señalármelo, no se me ha objetado nada notable, sino dos cosas sobre lo que había dicho acerca de estas dos cuestiones, a las que quiero responder aquí en pocas palabras antes de iniciar una explicación más exacta. La primera objeción señala que como el espíritu humano 1 Este Prefacio está tomado de la versión latina, pues no aparece en la versión del Duque de Luynes. Esto explica el cambio de tomo Sí ntes esis is d e las las seis sei s medi me dita ta- y págin pá gina a en la anotac ano tación ión m argi ar gina nal. l. E n la Sínt ciones siguientes se retoma el texto francés y con él las señas marginales correspondientes. •
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al. hacer re / flexión sobre sí mismo sólo conoce que es una cosa que piensa no se sigue que su naturaleza o su -esencia consista, séle en pensar, de modo que esta palabra sólo excluya todas las demás cosas que quizá podría también decirse que pertenecen perte necen a la natural nat uraleza eza del alma. alma. A esta esta objeción respondo que no he tenido tampoco entonces la intención de excluirlos según seg ún el orden de la . verd ve rdad ad de la cosa (de la que entonces no trataba), sino solamente según él orden de mí percep per cepción ción,, de modo que qu e mi .sentid .sentido o consistía en no conocer nada como perteneciente a mi esencia, sino que yo era una cosa que piensá o una cosa que tiene en sí la fácu fá culta ltad d de d e pensar. Pero Per o mostraré mostraré después después de qué modo, como no conozco ninguna otra cosa que pertenezca a mi esencia, se sigue que tampoco hay nada que, en efecto, le pertenezca. La segunda objeción es que por tener en mí la idea de una cosa más perfecta que yo, no se sigue que esta idea sea más perfecta que yo, y mucho menos que lo represen' tado por esta idea exista. Pero fespondo que. en está está papa lab la b ra .¿d .¿deja hay ha y ún equívoco; equív oco; pues,, pue s,, o pue p uede de ser tomada .materialmente por po r una un a operación opera ción • de mi entendimiento, entendimiento, y en este sentido no se puede pu ede decir de cir que sea más perf p erfecta ecta , que yo; o pued pu edee ser tomada tom ada objetiv ob jetivamen amente te por la cosa repr re preesentada por esta operación, la cual, aunque no se suponga que existe fuera de. mi entendimiento, puede; sin embargo, ser más perfe pe rfecta cta que yo, yo , en razón de su su esencia. esencia. Ahora bien, después expondré más ampliamente en este Tratado cómo únicamente por tener en mí la idea de una cosa más perfecta que yo se sigue que esta cosa existe verdaderamente. Además, Adem ás, he visto vis to también otros otros dos escritos 6 sufi sufici cien enttemente extensos sobre esta, materia, pero que no impugnaban* impugnaban * Di scur urso so d e l M éto ét o do que habían circulado ma* Las objecione obje cioness al a l Disc nusc nuscrit ritas as y a las que Descartes nunca respondió y otra obra ' no
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tanto mis razones como mis conclusiones y con argumentos sacados de los lugares comunes de los ateos. / Pero como este tipo de argumentos no puede impresionar el espíritu de los los que entiendan bien mis mi s razones y como lo l o s . juicios de muchos son tan débiles y tan poco razonables que muy a menudo se dejan vencer por las primeras opiniones que hayan tenido sobre una cosa, aunque puedan ser muy falsas y alejadas de la razón, antes que por una sólida y verdadera aunque posterior refutación de sus opiniones, no quiero responderles aquí, temiendo que me vea obligado a expon exponerlos erlos en en primer término. término. D iré ir é solamente en genera gen erall que todo lo que dicen los ateos para combatir la existencia, de Dios Dios depende depende siempre o de. d e. que se le inventan inve ntan a Dios afecciones humanas o que atribuyen a nuestros espíritus, tanta fuerza y sabiduría qu e tenemos la presunción de querer determinar y comprender lo que Dios puede y debe hacer, de modo que todo lo que dicen no nos ocasiona ninguna dificultad, siempre que recordemos solamente que debemos considerar nuestros espíritus como cosas finitas y limitadas y ¿ Dios como un ser infinito e incomprensible. Ahora, después de h aber ab er reconocido recon ocido suficientemente suficientemen te los sentimientos de los hombres, procuraré de nuevo tratar de Dios y del alma alma humana y al mismo mismo tiempo tiempo pone po nerr los funfun damentos de la filosofía primera, pero sin esperar ningún elogio del vulgo ni que mi libro sea examinado por muchos chos.. Por Po r el contrario contrario,, no aconseja aco nsejaré ré jamás jam ás a nadie na die leerlo sino a quienes quieran meditar seriamente conmigo y puedan da n apartar su su espíritu espíritu del comercio de los sentidos y librarlo enteramente de toda clase de prejuicios, personas que demasiado demasiado lo sé son son muy pocas po cas.. Pero por lo que respecta respecta a aquellos que sin preocuparse mucho del orden y enlace 'de mis razones se complazcan en discurrir sobre cada una de las partes, como / hacen muchos, tales, digo, no sacarán ningún provecho de la lectura de este tratado, y aunque encuentren ocasión de sutilizar en numerosos pasajes, difí
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eilmente podrán objetar nada importante o que sea digno de respuesta. Y ya que no prometo a los demás satisfacerlos inmediatamente ni tengo tanta presunción que crea que puedo prever todo lo que parezca difícil a cualquiera, expondré primeramente en estas Meditaciones los mismos pensamientos por los cuales estoy convencido de haber llegado a un conocimiento cierto y evidente de la verdad, para ver ve r si, con con la lass mismas mism as razones que qu e me han convencido, convenci do, puedo yo también convencer a los demás; y después de esto responderé a las objeciones que me han formulado personas de talento y saber, a quienes he enviado mis Meditaciones para que las examinasen antes de darlas a la imprenta, pues me han formulado tantas y tan diferentes que me atrevo a esperar que será difícil proponer alguna de importancia que no no haya sido ya tratada. Por Po r esto esto ruego a quienes deseen leer estas Meditaciones que no formen ningún juicio de ellas antes de que se hayan tomado el trabajo de leer todas estas objeciones y las respuestas que les he dado.
SINTESIS DE LAS SEIS MEDITACIONES SIGUIENTES En la primera expongo las razones por las. cuales podemos dudar en general de todas las cosas y en particiilar de las cosas materiales, por lo menos mientras no tengamos otros fundamentos en las ciencias que los que hemos tenido hasta ahora. ahora. Pero, aun cuando cuando la utilidad utilid ad de una una duda tan tan ge g e n e ral. ra l. no aparezca ap arezca a primera prim era vista, es, sin embargo, embargo, muy grande en cuanto nos libera de toda clase de prejuicios y nos prepara un camino muy fácil para acostumbrar nuestro espíritu a apartarse de los sentidos, y, por fin, en que hace que no sea posible que podamos tener ninguna duda de lo que después descubramos como verdadero. . En la segunda, el espíritu, que sirviéndose de su propia .libertad supone que no existen todas las cosas de cuya existencia cabe la menor duda, reconoce que es absolutamente imposible, sin embargo, que qu e él mismo no exista. exista. L o que también es de grandísima utilidad, puesto que por este medio distingue fácilmente las cosas que le pertenecen, es decir, de naturaleza intelectual, de aquellas que pertenecen al cuerpo. cuerpo. Pero puesto que puede pue de suceder sucede r que algunos algunos esesperen de mí en este lugar razones para probar la inmortalidad del alma, estimo que debo advertirles por lo pronto que no habiendo procurado escribir escrib ir nad n adaa en este tratado tratado de que no tuviese demostraciones muy exactas, me he visto obligado a seguir un orden semejante al que usan los geómetras, esto es, hacer preceder todas aquellas cosas de las que depende, la proposición que se busca, antes de con-
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Ahora bien, la primera prim era y prin pr incip cipal al cosa que se requi req uier eree . antes de conocer la inmortalidad dél alma, es formar un concepto claro / y neto y enteramente distinto de todos los conceptos que sé puede tener'del cuerpo: lo que se ha hecho cho en en este este lugar. lug ar. Se requiere, requ iere, además, saber sabe r que todas todas las cosas que concebimos con cebimos clára y 'distintamente 'distintam ente son son verdadera verda derass según las concibamos: lo que no ha podido probarse antes de la cuarta cu arta Meditación. Meditació n. Además, es preciso tener un concepto distinto de la naturaleza corporal, que se forma, parte en esta segunda Meditación, y parte en lá quinta y sexta. Y por po r fin, fin , debe deb e concluirse conclui rse de tod todo es esto to que qu e las cosas cosas que se conciben clara y distintamente son sustancias diferentes, como se concibe que el espíritu y el cuerpo son en efecto sustancias diversas y. realménte distintas unas de otras: y es esto esto lo que qu e se concluye conc luye en la sexta Meditación. Meditac ión. Y en la misma aquello también se confirma porque sólo concebimos a todo cuerpo como divisible, en tanto que el espíritu o el alma del hombre no se puede concebir sino como indivisible: pues, en efecto, no podemos concebir la mitad de un alma tal como podemos concebir la del más pequeño cuerpo, de modo que reconocemos que sus naturalezas no solamente son diversas, sino incluso en cierto modo contrarias. Pero Per o es es necesario que sepan sep an que no me he comprometido a decir nada más en este tratado, tanto porque esto basta para mostrar con suficiente claridad que de la corrupción del cuerpo no se sigue la muerte del alma y así dar a los hombres la esperanza de una segunda vida después de la muerte, como también porque las premisas de las que se pued pu edee concluir la l a inmortalidad • del alma dependepe nden de la explicación de toda la física: primeramente, a fin de saber que en general todas las sustancias, es decir, las cosa cosass que no pued pu eden en'ex 'exis istir tir si sin n ser creadas por Dios,, son son por propia naturaleza incorruptibles, y no pueden jamás dejar de ser si no son reducidas a la nada por el mismo Dios que quiere negarles su concurso ordinario. Y, luego,
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a fin de que se observe que el cuerpo, tomado en general, es una sustancia, por lo que tampoco perece, fiero que el cuerpo humano, en tanto que difiere de los demás cuerpos, no está formado y compuesto más que de una cierta configuración de miembros y de otros accidentes semejantes, y el alma humana, humana, por el contrario, no está es tá'c 'com ompu pues esta ta por ningún accidente, sino que es una pura sustancia. Pues aunque todos sus accidentes sean susceptibles de cambio; ' por po r ejemplo, ejemplo, que conciba c onciba ciertas cosas, cosas, que quiera quier a otras, otras, que sienta otras, etc., es, sin embargo, siempre la misma alma, en tanto que el cuerpo humano no es más el mismo, sólo sólo co con n que cambie cambie la figur fig uraa de alguna algun a de sus sus partes. D e donde se sigue que el cuerpo humano puede fácilmente perecer, pero que el espíritu.o el__a}ma del hombre (no los distingo) es por su naturaleza inmortal. / En la tercera Meditación me parece que he explicado de un modo suficientemente extenso el principal argumento de que me sirvo sirvo para pa ra prob pr obar ar la existencia de Dios. Sin embargo, a fin de que el espíritu del lector se pueda abstraer más fácilmente de los sentidos no he querido emplear en este lugar ninguna comparación sacada.de las cosas corporales, aun cuando hayan quedado acaso muchas oscurida. des, las que, como espero, serán enteramente aclaradas en las respuestas que doy a las objeciones que me han formulado después. después. Así, por ejemplo, es bastante basta nte difícil difíc il entender cómo la idea de un ser soberanamente perfecto, la cual está en nosotros, contiene tanta realidad objetiva, es decir, participa por representación en tantos grados de ser y de perfección que debe necesariamente provenir de una causa soberanamente perfecta; pero esto lo he aclarado en esas respuestas mediante la comparación con una máquina complicada, cuya idea se encuentra en el espíritu de algún obrero, pero como el artificio objetivo de esta idea debe tener alguna causa, a saber, la ciencia del obrero o dealgún otro de quien la haya aprendido, igualmente es imposible
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que la idea de Dios que está en nosotros no tenga a Dios mismo como su causa. En la cuarta, se prueba que las cosas que concebimos muy clara y muy distintamente son siempre verdaderas, y simultáneamente se explica en qué consiste la razón del error o falsedad, lo que debe necesariamente saberse tanto para confirmar las verdades precedentes como para entender me jor las que siguen sig uen.. Pero Pe ro,, sin embarg em bargo, o, se debe notar que aquí no trato en ningún lugar acerca del pecado, es decir, del error que se comete en la persecución del bien y del mal: sino solamente del que sobreviene en el juicio y el discerni discernimient miento o de lo verda ve rdadero dero y de lo falso. Y que no no creo creo hablar hab lar aquí aqu í de las cosas que pertenecen pertenec en a la .fe o a la conducta de la vida, sino solamente de aquellas que se refieren a las verdades especulativas y conocidas únicamente por medio de la ayud ay udaa de la .luz natural. En la quinta, además de explicarse la naturaleza corporal tomada en general, se demuestra nuevamente la existencia de Dios por medio de nuevas razones, en las que, sin embargo, se, pu pued edee encontrar algunas algunas dificultades, pero pero qué serán resueltas en las respuestas a las objeciones que me han sido hechas; y también se descubre aquí de qué modo es verdad que la certeza misma rie las demostraciones geométricas depende del conocimiento de un Dios. Por fin, en la sexta, distingo la acción del entendimiento. de la de la imaginación; se describen las notas de esta distinción, muestro allí que el alma del hombre es realmente distinta del cuerpo y, sin embargo, que está tan estrechamente mente fundid fun didaa y unida con con él que forman form an / un compuesto compuesto com como si fuer fu eran an una misma cosa. Allí Al lí se exponen todo todoss los los errores que proceden de los sentidos, juntamente con los medios medios para par a evitarlos. E n fin, aduzco todas todas las razones razones de las que se puede concluir la existencia de las cosas materiales: no se trata de que las juzgue muy útiles para probar
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bies tienen cuerpos, y otras cosas semejantes que jamas han sido puestas en duda por ningún hombre de buen sentido, sino porque considerándolas de cerca se llega a conocer que no son tan firmes ni tan evidentes como las que nos conducen al conocimiento de Dios y de nuestra alma, de modo que éstas son las más ciertas y las más evidentes que puedan entrar en el conocimiento del espíritu humano, y es todo lo que he pretendido probar én estas seis Meditaciones, lo que me obliga a omitir aquí muchas otras cuestiones de las que he hablado ocasionalmente en este tratado./
MEDITACIONES SOBRE FILOSOFIA PRIMERA EN LAS CUALES SE DEMUESTRAN LA EXISTENCIA D E DIOS DIOS Y LA DISTI DIS TINCIÓN NCIÓN RE AL EN TRE E L ALMA AL MA Y E L C U E R P O D E L H O M B R E P b i m e b a M editación
De. las cosas que se pueden poner en duda Hace ya algún tiempo que me he dado cuenta de que desde mis primeros años había admitido como verdaderas una cantidad de opiniones falsas y que lo que después había futídado sobre principios tan poco seguros no podía sersino . muy dudoso e incierto, de modo que me era preciso intentar seriamente, seriamente, una vez ve z en . mí vida, vid a, desha des hace cerm rmed edee todas las opiniones que hasta entonces había creído y empezar enteramente dé nuevo desde los fundamentos si quería establecer algo firme y constante constante en las cienci ciencias. as. Pero pare ciéndome este proyecto demasiado grande, he aguardado a alcanzar una edad que fuera tan madura que' no tuviera que esperar otra posterior más apropiada para ejecutarlo, lo cual me lo ha hecho aplazar tanto que pensaría cometer una falta si empleara aun en deliberaciones el tiempo que me queda para obrar. Ahora, pues, pue s, que qu e mí espír es píritu itu está libre lib re de toda tod a clase cla se de cuidados y que me he procurado descanso seguro en una tranquila soledad, me aplicaré seriamente y con libertad a destruir en genera gen erall todas mis antiguas antiguas opiniones. Pero no
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ellas son falsas, cosa que / quizá jamás lograra llevar a cabo; pero —puesto que la razón, me convenc con vence, e, por lo l o pronto, de que a las cosas que no son enteramente ciertas e indudables debo negarles crédito con tanto cuidado como a aquellas que parecen manifiestamen manifi estamente te fal f alsa sas— s—,, bast ba star aráá el menor motivo de duda que yo encuentre para hacer que las rechace a todas. Y para esto no es necesario que examine a cada una en particular, lo que sería un trabajo infinito; pero ya que la destrucción de los fundamentos necesariamente arrastra consigo todo el resto del edificio, atacaré, por lo pronto, los principios sobre los cuales se apoyaban mis antiguas opiniones. Todo lo que he admitido hasta ahora como más verda. dero y seguro lo he tomado de los sentidos o por los sentidos; pero he experimentado a veces que estos sentidos eran engañosos y es propio de la prudencia no confiar.jamás enteramente en los que nos han engañado una vez. Pero aunque los sentidos nos engañan a veces respecto de las cosas poco sensibles y muy alejadas, existen quizá muchas otras de las que no se puede razonablemente dudár, aunque las conozcamos por su intermedio: por ejemplo, que estoy aquí, sentado junto al fuego, vestido con una bata teniendo este papel en las manos y otras cosas por el estilo. ¿Y cómo podría negar que estas manos y este cuerpo son míos? A men menos os quizá que qu e me compare con esos insensato insensatoss cuyo cerebro está de tal modo turbado y ofuscado por los negros vapores de la bilis que aseguran constantemente que son reyes, siendo muy pobres, que están vestidos de oro y púrpura, hallándose desnudos, o que se imaginan que son cántaros cántaros o que tienen tienen un cuerpo cuerp o de vid vidrio rio.. Pero Per o son locos locos y yo no sería menos extravagante si me condujera según su ejemplo. ejemplo. Sin embargo, tengo que considerar aquí aqu í que soy soy hombre y, por consiguiente, que suelo dormir y representarme en sueños cosas iguales o a veces menos verosímiles to insensatos insensatos cuando están despiertos. despier tos. ¡Cuá ¡C uánta nta
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ces no me ha sucedido de noche soñar que me hallaba en este sitio, que estaba vestido, que me encontraba junto al fufe fufeg gó, aunque aunq ue yacie yac iera ra desnudo en en mi lecho! En este momento me parece que no miro este papel con ojos dormidos, que esta cabeza que rnu'evo no está adormecida, que a sabiendas y con propósito deliberado extiendo esta mano y la siento; lo que se presenta en el sueño no parece de ningún modo tan claro ni tan distinto como todo esto. / Pero pensando en ello cuidadosamente, recuerdo haberme engañado a menudo menudo con con parec pa recida idass ilusiones, ilusiones, mientras dormía. dormía. Y deteniéndome en este pensamiento, veo tan manifiestamente que no existen indicios concluyentes ni señales lo bastante ciert ciertas as por me m e d io. io . de las cuales cuales pu pued edaa distinguir con con nitidez la vigilia del sueño, que me siento realmente asombrado; y mi asombro es tal que casi llega a convencerme de que duermo. Supongamos, pues, que ahora estamos dormidos y que todas estas particularidades, a saber, que abrimos los ojos, que movemos la cabeza, que extendemos las manos y cosas parecidas, no son sino falsas ilusiones; y pensemos que quizá las manos y nuestro cuerpo no son tales como los vemos. Sin embargo, es preciso por lo menos reconocer que las cosas que se nos representan en el sueño son como cuadros y pinturas que no pueden estar formados sino a semejanza de algo real y verdadero, y que así, por lo menos, estas cosas generales, es decir, los ojos, una cabeza, las manos, todo el resto del cuerpo, no son cosas imaginarias, sino verdaderas y existent existentes. es. Pues Pu es,, en verda ve rdad, d, aun cuando los pintores se aplican con el mayor artificio a representar sirenas y sátiros mediante formas raras y extraordinarias, no les pueden atribuir, sin embargo, formas y naturalezas enteramente nue vas, sino sino que lo que qu e hacen es solamente solam ente cierta mezcla mezcl a y compos composició ición n de miembros miembro s de div divers ersos os animales; o bien si su imaginación es quizá suficientemente extravagante
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nada semejante, y que así su obra represente para nosotros algo puramente imaginado y absolutamente falso, por lo menos los colores, con que los componen, deben ser, sin duda, verdaderos. Y por po r la misma razón, razón, au aunq nque ue estas cosas genera ge nerales, les, es decir, un cuerpo, los ojos, una cabeza, manos y otras por el estilo, puedan ser imaginarias, es preciso reconocer que hay cosas aun más simples y más universales, que son ver daderas y existentes, de cuya mezcla, ni más ni menos que de la mezcla de algunos colores verdadero verda deros, s, están formada form adass , todas estas imágenes de las cosas que residen en nuestro pensamiento, ya verdaderas y reales, ya imaginadas yfantásticas. A este este género de cosas pertene per tenece ce la. la . naturaleza corpórea en general, y su extensión; igualmente la figura de las cosas extensas, su cantidad o magnitud, y su número; como también el lugar donde están, el tiempo que mide su duración y otras semejantes. / Por eso quizá no concluiremos de allí erradamente si decimos' que la física, la astronomía, la medicina y todas las demás ciencias que dependen de la consideración de las cosas compuestas son muy dudosas e inciertas; pero que la aritmética, la geometría y las demás ciencias de esta naturaleza, que no tratan sino de cosas muy simples y muy generales, sin preocuparse demasiado si se encuentran en la naturalez natur aleza, a, o no, no, contienen contienen algo cierto e indud ind udabl able. e. Pues aunque esté despierto o duerma, dos y tres juntos formarán siempre el número cinco, y el cuadrado jamás tendrá más de cuatro lados; y no parece posible que verdades tan claras puedan.ser sospechosas de falsedad o incertidumbre alguna, ..Sin embargo, hace mucho que tengo en mi espíritu cierta opinión, a saber, que existe un Dios que lo puede todo y por el cual he sido creado y producido tal como soy. soy. Pues, ¿quién me podría pod ría asegura aseg urarr que este Dios Dios no ha hecho que no exista tierra ninguna, ningún cielo, ningún
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gar y que, sin embargo, yo tenga Jas sensaciones de todas estas cosas y que todo esto no me parezca existir sino como lo veo? E , igualmente, igualmen te, com como a veces vec es juzgo que los los demás se equivocan, incluso en las cosas que piensan saber con mayor certidumbre, puede ser que él haya querido que yo me equivoque siempre que hago la suma de dos y tres, o que cuento los lados de un cuadrado, o que juzgo acerca de algo aun más fácil, si es que se puede imaginar algo más fácil fá cil que est esto. o. Pero Pe ro quizá Dios Dio s no no ha querido que q ue fuese engañado de esta manera, pues es soberanamente bueno. Con todo, si repugnara a su bondad el haberme hecho tal que yo me engañar enga ñaraa siempre siem pre,, pare pa rece cerí ríaa también ser contrario a él permitir que me engañe a veces y, sin embargo, no puedo dudar de que lo permita. Habrá tal vez aquí personas que preferirán negar la. existencia de un Dios tan poderoso antes que creer que todas las demás demás cosas son son inciertas. incie rtas. Pero Pe ro no nos opongamos a ellos por el momento y concedámosles que todo loque se ha dich dicho o aquí de: d e:‘‘ D ios es una fábula fáb ula.. Sin embargo, embargo, cualcu alquiera sea la mañera en que supongan que he llegado al estado y ser que poseo, ya lo atribuyan a algún destino o fatalidad, ya lo refieran al azar, ya pretendan que es por una serie continua y un enlace de cosas, es seguro que, puesto que errar y equivocarse / es una especie de imperfección, cuanto menos poderoso sea el autor a que atribu yan mi origen, tanto más pro pr o babl ba blee será que yo sea tan imperfecto que me engañe siempre. Eazones a las que no tengo nada que contestar, aunque me veo obligado a reconocer que de todas las opiniones que en otro tiempo había creído verdade verd aderas, ras, no hay ni siquie siq uiera ra una de las que no pueda ahora dudar, no por irreflexión o ligereza alguna, sino por razone razoness muy fuertes y maduramente madur amente consideradas: de mod modo o que es necesario que deténga y suspenda desde ahora'mi juicio sobre esos esos pensamientos y que nó les preste pre ste más crédito que el que prestaría a cosas que me parecieran evi-
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dentemente falsas, si deseo encontrar algo permanente y seguro en las ciencias. Pero no es suficiente hacer esas observaciones; es necesario, sario, además, que. procure proc ure recordarlas, recorda rlas, pues pue s aquellas aquella s antiguas y habituales opiniones todavía vuelven a menudo a mi pensamiento, ya que el largo y familiar trato que han tenido conmigo les otorga derecho a ocupar mi espíritu sin mi anuencia y a adueñarse casi de mis convicciones. Y no perderé jamás la costumbre de afirmarlas y de confiar en ellas mientras las considere tal como son en efecto, a saber, de algún al gún mod m odo. o. dudosas, como acab a cabo o de mostrarlo, y, si sin n embargo, muy probables, de manera que. existe mucha .más razón para creer en ellas que para negarlas.. Por tal motivo, pienso que me conduciré más prudentemente si, adoptando una actitud opuesta, procuro engañarme a mí mismo por todos los medios, fingiendo' que todos estos pensamientos* son falsos é imaginarios, hasta que, habiendo contrabalanceado mis prejuicios de tal modo que no puedan hacer inclinar mi pare pare'cer 'cer de un lado lad o más que qu e de otro, no se. vea ve a mi juicio, sin embargo, dominado por malos hábitos y apartado del recto camino que lo puede conducir al conocimiento de la verdad. verda d. Pues estoy seguro, segu ro, con todo, todo, de que q ue no no. pu puede ede haber peligro ni error en ese camino y de que no será nunca excesiva la desconfianza que hoy demuestro, ya que ahora no es cuestión de actuar, sino solamente de meditar y de cono conoce cer. r. Supondré, pues, que existe, no por cierto un verdadero Dios, que es la soberana fuente de verdad, sino cierto genio maligno, tan astuto y engañador como poderoso, que ha empleado toda su habilidad en engañarme. Pensaré que el Ciélo, el aire, la tierra, los. colores, las figuras, los sonidos y todas las cosas exteriores que vemos no son sino ilusiones y engaños de los los que se / sirve sir ve para pa ra sorprender sorpr ender mi creducred ulidad. lid ad. M e consideraré consideraré a m í mismo mismo como como sin manos, sin ojos, sin carne, sin sangre, como falto de todo sentido, pero
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en la creencia creen cia falsa fals a de tener todo todo est esto o. Me mantendré obstinadamente unido a este pensamiento, y si, por este medio, no está en mi poder llegar al conocimiento de alguna verda ver dad, d, por po r lo menos está en mi pode po derr sus suspen pende derr mi juiju icio. cio. Por esto cuidaré cuid aré escrupulosamente escrupulo samente de no dar crédito crédito a ninguna falsedad y prepararé tan bien mi espíritu para todos los ardides de este gran engañador que, por poderoso y astuto que qu e sea, jamás podr po dráá •imponerm impo nermee nada. Pero este proyecto es penoso y difícil y cierta pereza me arrastra insensiblemente al curso de mi vida ordinaria. Y a semejanza de un esclavo que gozara en sueños dé una libertad imaginaria, cuando comienza a sospechar que su libertad no es más que un sueño, teme ser despertado y conspira con sus ilusiones agradables para aprovecharse más largamente de ella, así recaigo insensiblemente desde mí mismo en mis antiguas opiniones y temo despertarme de este adormecimiento, por miedo de que las laboriosas vigilias que sucederían a la tranquilidad de este reposo, en lugar de aportarme alguna claridad y luz en el conocimiento de la verdad, no fuesen suficientes para aclarar las tinieblas de las dificultades que acaban de ser removidas.
Segunda M editación
De la naturaleza del espíritu humano y que es más fácil de conocer que el cuerpo La meditación que llevé a cabo ayer me ha colmado el espíritu de tantas dudas que ya no está en mi poder olvidarlas. Y, sin embargo, no advierto de qué modo podría resolverlas; y como si de repente me hubiese precipitado en aguas muy profundas, me encuentro tan sorprendido que no puedo hacer pie en el fondo, ni nadar para sostenerme la superficie super ficie M e esfo é* co todo iré de nuevo
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eJ mismo camino que había empezado ayer, apartándome de todo aquello en que podría imaginar la menor duda, exactamente como si supiera que es absolutamente falso; y proseguiré prose guiré siempre en este camino has / ta que haya ha ya encontrado algo cierto o, por lo menos, si nq logro otra cosa, hasta que haya conocido con certeza que no existe en el mundo nada cierto. Para mover el globo terrestre de su .lugar y trasladarlo a otro, Arquímedes no pedía sino un punto fijo y seguro. Así tendría yo derecho a concebir grandes esperanzas si fuese lo bastante afortunado como para encontrar solamente algo cierto e indudable. Supongo, pues, que todas las cosas que veo son falsas; me convenzo de que jamás ha existido nada de cuanto mi memoria llena de mentiras me representa; pienso que no tengo sentido alguno, creo que el cuerpo, la figura, la extensión, el movimiento y el lugar no son sino ficciones dé mi espíritu. ¿Qué podrá considerarse verdadero, pues? Acaso sólo que no hay nada cierto en el mundo. Pero, ¿qué sé yo si no habrá alguna otra cosa diferente de Jas que acabo' de juzgar inciertas y de la que no pueda caber la menor duda? ¿No habrá acaso un dios o álgún otro poder que me ponga estos pensamientos en el espíritu? Esto no es necesario, pues quizá yo soy capaz de producirlos por m í mism mismo. o. Pero, al menos, ¿no soy acaso alguna cosa? Pero ya he negado que tenga algún sentido ni cuerpo alguno. Vacilo, sin embargo, pues, ¿qué se sigue de ahí? ¿Soy ¿So y de tal modo modo dependiente dep endiente del cuerpo y de los los sentidos sentidos que no no pued pu edaa existir sin sin ellos? Pero he llegado a convencerme de que no había absolutamente nada en el mundo, que no había ni cielo, ni tierra, ni espíritu, ni cuerpo alguno. ¿Acaso no me he convencido también de que no existía en absoluto? No, por cierto; yo existía, sin duda, si me he convencido, convencido, o si solamente he pensad pen sado o algo. Pero Pero
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tuto que emplea toda su habilidad en engañarme siempre. No hay, pues, ninguna duda de que existo si me engaña, y engáñem eng áñemee cuanto quiera, jamás podr po dráá hace ha cerr que qu e yo no sea nada en tanto tanto que piense ser alguna cosa. cosa. D e modo modo que después de haber pensado bien, y de haber examinado cuidadosamente todo, hay que concluir y tener por establecido que esta proposición: yo soy, yo existo, es necesariamente verdadera siempre que la pronuncio o que la concibo en mi espíritu. Pero no conozco aún bastante claramente lo que soy, yo que estoy cierto de que soy; de modo que, sin embargo, debo tener cuidado de no tomar imprudentemente / alguna otra cosa en lugar de mí y de ese modo equivocarme en ese conocimiento que sostengo es más cierto y más evidente que todos los que he tenido antes. Por este motivo consideraré de nuevo lo que yo creía ser antes de haber penetrado en estosúltimos pensamientos; y de mis antiguas, opiniones suprimiré todo lo que puede ser combatido con las razones que acabo de alegar, de modo que quede precisamente sólo lo que es enteramente cierto e indud ind udabl able. e. ¿Qué ¿Qu é es es,, pu pues es,. ,.,, lo que anteriormente anteriorment e he creído creído ser? Sin duda, he pensado que era un hombre. hombre. Pero, ¿qué es un hombre? hom bre? ¿Diré ¿D iré que es es un animal racional? raciona l? No, por cierto: pues sería preciso investigar después qué es animal y qué qu é es racion rac ional, al, y así de una única cuestión llegaríamos llegar íamos insensiblemente a una infinidad infi nidad de otra otrass m á s ' difíciles y embarazosas, y no podría abusar del poco tiempo y ocio que me quedan empleándolos en resolver semejantes sutilezas. zas. Pero me detend dete ndré ré más bien a considerar aquí aq uí los los penpe nsamientos que se me presentaban antes por sí mismos en mi espíritu y que no me eran inspirados sino por mi propia naturaleza naturaleza,, cuando me aplicaba a considera considerarr m i se ser. r. Consideraba, por lo pronto, que tenía un rostro, manos, brazos, y toda esta m áquin áq uinaa compuesta de hueso y de carne, tal como se presenta en un cadáver, que yo designaba con el
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nombre nombre de cuerpo. cuerpo. Consider Con sideraba, aba, además, además , que me alimentaba, que andaba, que sentía, y pensaba y refería todas estas acciones al alma, pero no me detenía a pensar de ningún modo en lo que era esta alma, o bien, si me detenía, imaginaba que era una cosa extremadamente rara y sutil, como un viento, una llama o un aire muy tenue que estaba insinuado y difundido en mis partes par tes más groser gro seras. as. Por lo que respecta al cuerpo, de ningún modo dudaba de su naturaleza, pues pensaba conocerlo muy distintamente, y si lo hubiese querido explicar ateniéndome a las nociones que yo poseía, lo hubiese descrito descrito del siguie sig uiente nte modo: o: por cuercuer po, entiendo todo lo que puede ser limitado, por alguna figura; que puede ser circunscrito en algún lugar, y llenar un espacio de tal modo que todo otro cuerpo esté excluido de él; que puede ser sentido, por el tacto, por la vísta, por el oído, oído, por el gusto gusto o por el olfato; que qu e pue p uede de .ser movido de muchas maneras, no ciertamente por sí mismo’, sino por algo extraño extraño que lo lo toca toca y de dell que recibe recib e la l a impresión* impresión* Pues no. creía de ningún modo que se debiera atribuir a la naturaleza corpórea esta estass ventajas: venta jas: tener en .sí .sí la potencia de moverse, de sentir y de pensar; p po o r el contrario, me sorprendía más / bien de ver que semejantes facultades se encontraban en algunos cuerpos. Pero, ¿quién soy yo, ahora que supongo que existe alguien que es extremadamente poderoso, y, si rne atrevo a decirlo, maligno y astuto, que emplea todas sus fuerzas y toda su habilid hab ilidad ad en engañarme? engañ arme? ¿Puedo ¿Pu edo estar seguro seguro de de que poseo la menor de todas las cosas que acabo de atribuir a la naturaleza corpórea? Me detengo deten go a pensar pen sar en en ello ello con atención, vuelvo y revuelvo todas estas cosas en mi espíritu y no encuentro ninguna de que pueda decir que esté en mí; no no es necesario que me detenga deten ga a enumerarlas. P a semos, pues, a los atributos del alma, y veamos si hay algunos gunos que estén estén en mí. mí. L o s primeros prime ros son alimentarme y caminar; pero sí es verdad que no tengo cuerpo, es verdad
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también que no puedo caminar y alimentarme. alimentarme. Otro Otro es sentir; pero tampoco se s e pu pued edee sentir sin. el cuerpo: cuerp o: aparte de que he pensado sentir en otras oportunidades muchas cosas durante el sueño, y al despertarme he reconocido no haberlas habe rlas sentido electivamente electiva mente.. Otro Otro es pensar, pensar, y encuent encuentro ro aquí que el pensamiento es un atributo que me pertenece: so y , yo únicamente él no puede ser separado de mí. Yo soy existo: esto es cierto; pero ¿cuánto tiempo? A saber, todo el tiempo que yo píense, pues quizá podría suceder que si yo dejara de pensar, dejaría al mismo tiempo de ser o de existir. existir. No admito ahora nada na da que no sea necesariamente necesariamente verd ve rdad ader ero: o: yo no soy, pues, hablan hab lando do con precisión, más que una cosa que piensa, es decir, un espíritu, un entendimiento o una un a razón, razó n, que son términos términos * cuyo signi sig nific ficad ado o antes me era desconocido. Así, pues, yo soy una cosa verdadera y verdaderame verdad eramente nte éxistent éxistente; e; pero, ¿qué cosa? Ya lo lo lie dicho: una cosa que piensa. Y, ¿qué más? Excitaré aun más mi imaginación para ver si no soy algo más. Yo no soy esa reunión de miembros que se llama cuerpo humano; no soy so y un aire tenu tenue, e, y. penetra pen etrante nte difundido difund ido pov iodos iod os es esto toss miembros; no soy un viento, un soplo, un vapor, ni nada de cuanto puedo figurar e imaginar, ya que he supuesto que todo eso no era nada y que, sin alterar esta suposición, hallo que no dejo de estar cierto de que soy alguna cosa. Pero, ¿y si sucediera que estas mismas cosas que yo supongo no ser, porque me son desconocidas, no son en absoluto efectivamente diferentes de mí mismo, al que conozco? No sé nada na da;; no discuto ahora ahora sobre esto; esto; no puedo formar juicio más que de las cosas que me son conocidas: he reconocido que existía, e indago quién soy yo, yo que' he reconocido que existo. Ahora Aho ra bien, es muy / cierto que esta noción y conocimiento de mi ser, así tomado de un modo preciso, no depende de las cosas cuya existencia no me es aún conocida; ni por consiguiente, y con mucha ma-
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tadas tadas por po r la imaginación. imagina ción. E incluso estos estos térmi términos nos de fifi gurar e imaginar me señalan mi error, pues, figuraría, en efecto, si imaginara que soy una cosa, puesto que imaginar no es más que contemplar la figura o la imagen de una cosa cosa corpór corpórea. ea. Pues ya sé ciertamente ciertamente que soy so y y que al mismo tiempo puede suceder que todas estas imágenes, y en general que todas las cosas que se refieren a la naturaleza del cuerpo cuerpo,, sólo sean sueños o quimeras. E n consecuencia, veo claramente que tendría tan poca razón en decir: excitaré mi imaginación para conocer más distintamente quién soy, que si dijera: estoy despierto en este momento y perci pe rcibo bo algo real rea l y verd ve rdad ader ero; o; pero pe ro,, puesto pue sto que no lo p e rcibo aún con suficiente claridad, me dormiré expresamente para que mis sueños me representen esto mismo con más verd ve rdad ad y evidencia. evidencia . Y , así así,, reconozco recono zco con certeza certez a que nada de cuanto puedo comprender por medio de la imaginación pertenece a ese conocimiento que tengo de iní mismo, y que es preciso recoger y apartar su espíritu de este modo de concebir para que él mismo pueda reconocer muy distintamente su naturaleza. Pero, ¿qué soy, pu pues? es?'' Una Un a cosa que piensa. piens a. ¿Qué es una una cosa cosa que piensa? E s una cosa que duda, dud a, que concibe, concibe, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que también imagina ima gina y siente. Por cierto no es poco .si todas todas es estas tas cosa cosass pertenecen a mi naturalez natu raleza. a. Pero, ¿por ¿po r qué qué no no pertenecerían a ella? ¿No soy acaso el mismo que ahora duda de casi todo, que, sin embargo, entiende y concibe ciertas cosa cosas, s, que asegura y. afirma afir ma que sólo éstas son verdaderas, verdade ras, que niega todas las .demás, que quiere y desea conocer más; que no quiere ser engañado, que imagina muchas cosas, incluso algunas a pesar suyo, y que siente también muchas com como por inter intermedi medio o de los órganos d e l cuerpo? cuerpo ? ¿Hay ¿H ay algo de todo esto que no sea tan verdadero como es cierto que soy y que existo, aun cuando durmiera siempre y aquel
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ganarme? Algun Alg uno o de esos esos atributos atributos,, ¿puede ¿pued e ser distingui distinguido do de mi pensamiento o puede decirse que exista separado de mí mismo? mismo? Pues Pue s es de suyo tan evidente evidente que soy yo y o el que duda, el que entiende y el que desea, que no es necesario añadir nada aquí para explicarlo, Y también tengo ciertamente ciertamente la potencia poten cia de imaginar, ima ginar, / pues, pues, aunque pueda pued a suceder {como he supuesto antes) que las cosas qué imagino no sean verdaderas; sin embargo, esta potencia de imaginar 119 deja de existir realmente en mí, y forma parte de mi pensamien pen samiento. to. E n fin, yo soy el mismo mismo que sien siente, te, es decir, que recibe y conoce las cosas como por los órganos de los sentidos, puesto que, en efecto, veo la luz, oigo el ruido, siento siento el calor. Pero se me dirá que estas apaap ariencias son son falsas fals as y que q ue yo duermo. duermo. L o concedo; concedo; sin embargo, por lo menos, es muy cierto que me parece que veo, oigo y siento calor; esto no puede ser falso; y es propiamente lo que en mí se llama sentir, y esto, tomado así, precisamente mente no es es otra cosa que pens pe nsar. ar. D e donde empiezo a conocer quién soy con un poco más de luz y de distinción que antes. Pero, sin embargo, me parece todavía, y no puedo dejar de creer, que las cosas corpóreas, cuyas imágenes se forman en mi pensamiento y que caen bajo los sentidos, no sean más distintamente conocidas que esa parte de mí mismo, 110 sé cuál, que no cae bajo la imaginación: aunque, en efecto, es muy extraño que cosas que hallo dudosas y ale jadas sean más clara cla ra y más fácilm fác ilmen ente te conocidas por mí, que las que son verdaderas y ciertas, y que pertenecen a mi propia naturaleza. Pero veo bien de qué se trata: mi esespíritu se complace en extraviarse y no se puede contener dent dentro ro de los justos límites de la verdad ver dad.. Aflojémosle una vez, pues, las riend rie ndas, as, p a ra que tirándolas tirándola s después suav su avee y oportunamente podamos dirigirlo y conducirlo más fácilmente. Empecemos considerando las cosas más comunes y que
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pos que tocamos tocamos y que qu e vemos. No entiendo enti endo habla hab larr de los los cuerpos en general, pues estas nociones generales son de ordinario más confusas,, sino de uno particular. Tomemos, por ejemplo, este pedazo de cera que acaba de ser extraída de la colmena: no ha perdido aún la dulzura de la miel que contenía, conserva todavía parte del perfume de las flores de que fue hecho; su color, su figura, su tamaño,_son manifiestos; es duro, es frío, puede ser tocado y si se lo golpea produce cierto cierto sonido sonido.. E n fin, se encuentra encuentra en él todo todo aqueaqu ello que puede hacer conocer distintamente un cuerpo. Pero he aquí aqu í que, mientras mientras habló, lo acercan, al fuego: fue go: los restos de sabor se disipan, el perfume se desvanece, su color cambia, su figura se pierde, su tamaño aufnenta, se vuelv vu elvee líquido líqu ido,, se calienta, apenas ape nas se lo pu pued edee tocar, y aunque se lo golpee / no produ p roducirá cirá ningún sonido. sonido. ¿Subsiste la misma misma cera despué despuéss de este cambio? E s preciso confesar que subsiste y nadie pu puede ede negarlo. ¿Qué ¿Qu é es lo que se coconocía, pues, con tanta distinción en este pedazo de cera? Por cierto, no puede ser nada de lo que he observado por medio de los sentidos, porque todas las cosas percibidas por el gusto, o el olfato, o la vista, o el tacto, o el oído han cambiado y , sin sin embargo, subsiste subs iste la misma cera. cera. Quizá fuera lo que ahora pienso, a saber, que la cera no era, ni esta dulzura de la miel, ni este agradable perfume de las flores, ni esta blancura, ni esta figura, ni este sonido, sino solamente un cuerpo que poco antes se me aparecía bajo estas estas form fo rmas as,.y ,.y que ahora se muestra bajo otras. Pero, Pero, ¿qué es, hablando con precisión, lo que imagino, cuando la concibo de esta manera? Considerémoslo atenta atentamen mente, te, y ale jando todo lo que de m anera ane ra al algu guna na pertenec perte necee a la cera, veamos lo que queda. P o r cierto no queda que da más que algo exte extenso, nso, flexible, mudable. mud able. Y, ¿qué es es esto to flexible flex ible y mudable? ¿Acaso no imagino que qu e esta esta cera siendo redonda redonda es capaz de volverse cuadrada, y de pasar del cuadrado a fig a triangula
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que la concibo capaz de recibir una infinidad de cambios semejantes y no podría, sin embargo, recorrer esta infinidad por medio de mi imaginación y, por consiguiente, éste concepto que tengo de la cera no se verifica por medio de la facultad de imaginar. ¿Qué ¿Qu é es es,, pu pues, es, esta extensión? ¿No es, es, acaso, acaso, también algo desconocido, puesto que crece en la cera que se funde y se vu vuelv elvee aun mayor mayo r cuando está enteram enteramente ente fundid fun didaa y es mucho m ayor ay or , aún cuando el calor aumenta? aumen ta? Y yo no podría concebir claramente y en verdad lo que es la cera si no pensara que es capaz de recibir más variedades, de exte extensi nsión ón de lo que jamás jamás haya ha ya imaginado. Es preciso,.pues, preciso,.pu es, que convenga que yo no sabría concebir por medio de la imaginación lo que es esta cera y que sólo el entendimiento la concibe: me refiero a este pedazo de cera en particular, pues en. lo que respecta a la cera en general es aún más evidente. evidente. Pero, ¿qu ¿ quéé es esta esta cera que no puede pued e ser ser conceconcebida bi da sino sino por por el entendimiento o el espíritu espíritu?? Por cierto es es la misma que Veo, eo, toco, toco, imagi im agino, no, ,y la misma que conocía desde el principio; principio ; pero d oqu o quee .hay que que advertir es que su percepción, o bien la acción por medio de la cual se la percibe, no es una visión, ni un tacto, ni una imaginación, / y no lo ha sido jamás, jam ás, aunque aunq ue antes antes pareci par eciera era serlo as así, í, si sin no solamente una inspección del espíritu, que puede ser imperfec per fecta ta y confusa, confu sa, com como lo fue antes, antes, o bien, bien, clara y distinta, como lo es ahora, según que mi atención se fije más o menos en las cosas que hay en ella y de las cuales está compuesta. Sin embargo, no podría sorprenderme demasiado cuando considero cuánta debilidad existe en mi espíritu y la inclinación nación que qu e lo llev ll evaa insensiblemente insensi blemente al error. error. Pues aunque aun que yo considero considero todo esto esto en m i mismo sin pronunciar pronu nciar palabra pala bras, s, las .palabras, sin embargo., me estorban, y me siento casi engañado por los términos del lengu le nguaje aje ordinario, pues , decimos que vemos la misma cera si nos la .presentan,, y no
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que juzgamos que es la misma por el hecho de que tenga el mismo color y la misma figura; de donde casi concluiría que se conoce la cera por la visión de los ojos, y no únicamente por la inspección del espíritu, si por casualidad no observara desde una ventana las personas que pasan por la calle, al ver las cuales no dejo de decir que veo hombres tal como digo que veo la cera y, sin embargo, qué .veo desde esta ventana sino sombreros y capas que pueden cubrir espectros u hombres artificiales que no se mueven más que por resortes, pero que .yo juzgo que son hombres verdade ver daderos ros;; y de este modo comprendo únicamente por la potencia de juzgar que radica en mi espíritu lo que creía ver ve r con mis ojos ojos.. Una Un a person per sonaa que trata tra ta de eleva ele varr su conocimiento por encima de lo ordinario debe sentir vergüenza por sacar motivos de duda de las formas y los,términos del habla vulgar; prefiero pasar adelante y considerar si yo concebía lo que era la cera cuando la percibí primeramente . y creí conocerla por medio de los sentidos externos, o por lo menos el sentido común, como lo llaman, es decir,'por medio de la potencia imaginativa, con más evidencia y perfección de lo que la concibo ahora, después de haber examinado más exactamente lo que es, y de qué modo puede ser conocida conocida.. Por Po r cierto, cierto, sería ridícu rid ículo lo poner pon er esto en en duda. Pues, ¿qué había en esta primera percepción que fuera distinto y evidente, y que no pudiera caer del mismo modo bajo los los sentidos sentidos del del menor menor de los' los ' animales anim ales?? Pero cuando dis dis-tingo la cera de sus formas exteriores, y la considero completamente desnuda, como sí la hubiera despojado de sus vestiduras, es cierto cierto que aunque aunq ue se pu pued edaa hall ha llar ar todavía toda vía error en mi juicio, no la puedo concebir de esa manera sin un espíritu humano. Pero, finalm finalmente ente,, ¿qué ¿q ué podría pod ría .decir .dec ir de ese es ees espí pírit ritu, u, es decir, de mí mismo? Pue Pues s,, has h asta ta este momento, momento , no ada dmito mito en mí más más que un un espíritu. espírit u. ¿Qué ¿Q ué afi a firm rmaré aré,, digo, dig o, de mí, que parezco concebir con tanta / claridad y distinción
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ese ese pedazo ped azo de cera ce ra?? ¿No me conozco conozco a mí mismo mismo,, no no sosolamente con mucha más verdad y certeza, sino aun con mucha más distinción y claridad? Pues si juzgo que la cera es o existe, porque la veo, por cierto se sigue mucho más evidentemente de que soy o de que yo mismo existo, porque la veo. Pues puede suceder que lo que veo no sea efectivamente cera; puede también suceder que no tenga incluso ojos para ver nada; pero no puede suceder que cuando veo, o (lo que ya no distingo) cuando pienso ..que ..que veo, ve o, yo, que qu e pienso, pienso, no sea alguna algun a cosa. cosa. Igualmente, si juzgo que la cera existe, porque la. toco,, se seguirá también lo mismo, a saber, que yo soy; y si lo juzgo porque mi imaginación me convence, o por algún otro motivo cualquiera, concluiré siempre, lo mismo. Y lo que he observado aquí de la cera pue p uede, de, aplica ap licarse rse a todas las las demás demás cosas cosas exterio exteriores res a mí y que se; encu en cuen entra tran n ;fuer ;fu eraa de de m L Pues si la. noción, y elconocimiento elconocimiento delac del acera erapa parec recee ser más daro y más más disti distint nto, o, 'después 'después d e .h a b e r sido descubierta descubierta no solament solamentee p o r l a vista; op o po o n el. tacto;. tacto;.,sino ,sino'' por muchas., as., otra tras; causas; ¡co ¡con cuánta; cuán ta; m ayo ay o r.ev r. evid iden enci cia a distinción y claridad. ridad . me me debo c on ono o cer ce r y a mismo, .puesto .pu esto:: qu que.: tod todas las ranzones que valen para conocer y concebir: la naturaleza de la cera, o de cualquier otro cuerpo, prueban mucho más fácil y más evidentemente eviden temente la natura nat uralez lezaa de mi mi espíritu 1 Y se encuentran, además, tantas otras cosas en el espíritu mismo, que pueden contribuir al esclarecimiento de su naturaleza, que las que dependen del cuerpo, como éstasj'casi no merecen ser enumeradas. Pero, por fin, he aquí .que he llegado insensiblemente adonde quería; pues, ya que me es actualmente conocido, que propiamente hablando no concebimos los cuerpos más que por la facultad de entender que existe en. nosotros,.y no porja. imar ginación ni por los sentidos, y quan qu ano o lo los conocemos conocemos porque porqu e los vemos o tocamos, sino solamente.porque los concebimos .mediante el pensamiento, conozco evidentemente qué no hay
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nada que me sea más fácil de conocer que mi espíritu. Pero puesto que' es casi imposible deshacerse tan rápidamente de una antigua opinión, será conveniente que me detenga un poco en este lugar para que, debido a la extensión de mi meditación, imprima más profundamente en mi memoria este nuevo conocimiento.
T e r c e r a M editación
De Dios, que existe Cerraré ahora los ojos, taparé mis oídos, no emplearé mis sentidos, incluso borraré de mi pensamiento todas las imágenes de las cosas corporales o, por lo.menos, ya que esto es casi imposible,.las consideraré vanas y falsas;.y.así, ocupándome sólo conmigo mismo,y atendiendo amiintünidad, procuraré poco a poco conocerme, mejor y familiarizarme conmigo mismo. Yo soy una cosa que piensa, es decir, que duda, afirma, niega, conoce poco, ignora mucho, ama,,odia, quiere, no quiere quiere,, también imag im agina ina y siente. Pues, tal ta l como como lo he advertido antes, aunque las cosas que siento y qué imagino no existan quizá en absoluto fuera de mí y en sí mismas, estoy seguro, sin embargo, de que estos modos de pensar que llamo sentimientos e imaginaciones, en tanto son solamente modos de pensar, residen y se encuentran ciertamente en mí. Y en estas pocas palabras que acabo de decir creo haber referido todo lo que sé verdaderamente, o por lo menos todo lo que hasta aquí he notado que sabía. Ahora consi considera deraré ré más exactamente si no se encuen encuentran tran quizá en mí otros conocimientos de los que no he llegado aún aú n a percatarme. E st sto o y seguro se guro de que soy una cosa que piensa, pero, ¿no ignoro, pues, también lo que se requiere para llega lle garr a es esta tarr seguro de alguna algu na cosa? cosa? En es este te primer conocimiento no se encuentra más que una percepción 1 clara
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y distinta de lo que conozco; Ja. cual en verdad verda d no .sería suficiente para asegurarme de que es verdadera si pudiese ocurrir alguna vez que fuese falsa una cosa concébida por m í tan tan clara y distintamente; distintam ente; y, por consiguiente, consiguiente, me parece par ece que ya puedoes pued oestable tablecer cer .por regla general que q ue todas las cosas que concebimos muy clara y distintamente son verdade verd aderas ras.. Sin embargo, he recibido y admitido antes muchas cosas como muy ciertas y muy manifiestas, las que, con todo, he reconocido después que eran dudosas e inciertas. ¿Qué cosass eran, pues, sa pues, aquél aq uéllas las?? Eran Er an la tierra, el el cielo cielo,, los astros astros y todas las demás demás cosas cosas que perc pe rcibí ibía, a, por intermedio interm edio de mis mis sentidos. Pues, ¿qué ¿q ué es lo que qu e yo / concebía clara cla ra y distintamente distintam ente en en ellas? ell as? Por Po r cierto, no no otra otra cosa sino sino que qu e las ideas o los pensamientos de estas cosas se presentaban a mi espíritu. Y aun en el momento actualno niego que estasúdeas se encuentren.enrrní.Pero hábía.además otra cosa :que y o afirmaba, afirmab a, y que.debido que.debido ra la costum costumbre bre decr de cree eerr en ; ella ell a "pensa "pensaba ba percibir perc ibir m u y claramen claramente, te, aunque en verdad verdad no la perc pe rcib ibía ía en absoluto, absolu to, a saber, .que .que . e x is istí tíaa n . cosas fuera de m í,d í, d e donde donde procedí pro cedían an es estas ideas y .co .c o n .la .las .que .que guardaban guard aban enteras enterasemej emejanza anza.. T 'e n esto meequivoc meequivocaba; aba; o si por casualidad juzgaba según la verdad, no poseía ningún conocimiento que fuera la causa de la verdad de mi juicio. Pero, Pero, cuand cuando o consideraba consideraba algo m u y simple simple y muy fácil respecto de la aritmética y de Ja geometría, por ejemplo, que que l a reunión . de dos dos y tres produ pro duce cen n el número cinco, cinco, y otras otras cosas cosas parecidas, parecid as, ¿no ¿no las concebía de un modo su su-ficientemente claro para afirmar al menos que eran verdaderas? Ciertamente, si después después he he juzgado que se podía podí a dudar de estas cosas, no fue por ninguna otra razón, sino porque se me ocurria que quizás un Dios podía haberme dado una naturaleza tal que me equivocara incluso con res-
meditaciones metafísicas
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pre que se presenta a mi pensamiento esta opinión preconcebida del soberano poder deun Dios :me veo «obligado a confesar confesar que le es fácil, fácil, si quiere, hace ha cerr de m odo od o que qu e yo me equivoque inclu incluso so e n la l a s cosas qu q u e c cre reoo zconocer.xo zconocer.xon n una' eviden evid encia cia .muy .muy .grande. .grand e. ~!Yp o r *él *él contrari contrario, o, .siempre .siempre que que me vuelvo bacía las cosas cosasq que ue p ien ie n s o que conci concibo bo "claramente ente,, me convencen convencen tanto que rgu rgusto stoso so m e dejo arrastr arr astrar ar por estas palabras: engáñeme quien pueda, que jamás logrará hacer que no sea nada mientras'pienso que soy algo o que algún día sea verda ve rdad d que mo he sido nunca, nunc a, siendo siendo verdad ver dad ahora ah ora que soy, soy, o bien bi en que qu e dos dos y tre tr e s reunidos hacen más o menos que cinco, o cosas parecidas, que veo claramente que no pueden ser de otro modo que como las concibo. Y ciertamente, puesto que qu e no tengo tengo ninguna ningu na Tazó Tazón n p a ra creer que existe algún Dios engañador, e incluso que no he consid considerado erado aún las que pru pr u eban eb an .que. existe existe un D ios io s , la .razón .razó n p a ra dudar .q .que depe de pend nde'. e'.sd sdla lam m ente en te d derre erresa sau uDpinió inión n es bien bien liger ligera, a, y p o n a sí deci decirl rloo m etafísica.'SPe eta física.'SPerop roparap arapod oder er eliminarla eliminarla p o r completo completo debo deb o .exa .examin minar, ar, =en cuanto cuanto vse p r e sente la ocasión, ocasión, si existe exist e Tin D io s ; ryrsise ryrsisenc ncuen uentro tro que existe uno, debo debo examinartam examin artambién bién /SÍpuede.¡se /SÍpuede.¡ser.'/¿e r.'/¿engaña ngañador; dor; pu pu es, sin sin el conocim conocimien iento to de esas dos dos "verdades," "verda des,"no no veo veo q que ue p u e d a estar estar jamás seguro seguro de cosa cosa alguna. algu na. T p a ra que pueda tener ocasión de examinar esto sin interrumpir el orden de meditación que me he propuesto, que consiste en pasar por grados de las primeras nociones que encuentre en mi espíritu a las que pueda encontrar después, es necesario que divida aquí todos mis pensamientos ren ciertos géneros, y considere en cuáles de estos géneros existe propiamente la verdad o el erro error. r. Entre mis pensamientos existen algunos que son como las imágenes de las cosas, y a éstos únicamente conviene en propiedad el nombre de idea, como cuando me represento
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Dios. Otros, además, tienen otras formas: como cuando quiero, temo, afirmo o niego, concibo entonces una cosa como el sujeto de la acción de mi espíritu, pero agrego también por esta acción otra cosa a la idea que tengo de aquella cosa; y de esta clase de pensamientos, unos son ... llamados voluntades o afecciones, y los otros juicios. ... Ahora, Ahor a, por lo que respecta resp ecta a la lass ideas, si se las consid considera era solamente en sí mismas, y no se las refiere a ninguna otra cosa, no pueden, hablando con propiedad, ser falsas; pues aunque imagine una cabra o una quimera, no es menos verdadero que imagino tanto una como la otra. Tampoco hay que temer que pueda encontrarse falsedad en las afecciones o voluntades, pues aunque pueda desear cosas malas, o que incluso no existieron jamás', no por esto, sin embargo, es menos verdadero que las dfteo. D e este modo sólo quedan qued an los juicios,., juicios,., en. los que debo t e n e r . mucho cuidado cuid ado de no equivo equ ivocar carme me:. :. Ahor Ahora., a., bi bien en,, el error principa prin cipall y más común común que que pu pued eda. a. encont encontrarse rarse conconsiste en que juzgo que las. ideas que están en mí son seme jantes o conformes conform es a las cosas cos asque que es están tán fuerad fue rade. e. mí;, pu pues,, es,, ciertamen cierta mente, te, si sólo conside con siderara rara .las idea id eass como ciertos mo modos o maneras de mi pensamiento, sin quererlas referir a algo exterior, apenas podrían darme ocasión de equivocarme. Pues de estas ideas, unas me parece que han nacido conmigo, otras que son extrañas y vienen de fuera, y otras hechas e inventadas por mí mismo. Pues el que yo tenga la facultad de concebir qué es lo que en general se llama una cosa, una verdad o un pensamiento, me parece que no lo tengo más que de mi propia naturaleza; pero si ahora oigo un ruido, si / veo el sol, si siento el calor, hasta aquí he juzgado que estos sentimientos procedían de algunas cp sas que existen fuera de mí; y, por fin, me.parece que las sirenas, los hipogrifos y todas las otras, quimeras semejantes n ficciones ficciones e invenciones invencion es d i espíritu. espír itu. Pero q iz ta
MEDIT MEDITAC ACION IONES ES MET AFÍSICA S
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bien puedo convencerme de que todas estas ideas pertenecen al géner género o de las las que llamo llamo extrañas, extrañas, y que vienen de j u e r a , o que todas éstas nacieron conmigo, o bien que todas han sido hechas por mí, pues no he podido descubrir aún claramente su verdadero origen. Y lo que principalmente debo hacer aquí es considerar, respecto de aquellas que parecen provenir de algunos objetos que están fuera de mí, cuáles son las razones que me obligan a creerlas semejantes a esos objetos. La primera de estas razones es que a mi parecer eso me lo enseña la naturaleza; y la segunda, que experimento en mí mismo que estas ideas no dependen en absoluto de mi volunt vol untad ad;; pues a menudo se me presen pr esentan tan contra , mi voluntad, com como ahora, ahora, quiéral qu iéralo o o no, sient siento o calor, y por este motivo estoy convencido de que una cosa diferente de mí, a saber, el calor del fuego junto al cual me en.cuentro, produce en mí este sentimiento o bien esta idea del calor: Y ño veo nad na d a que me parez pa rezca ca más más razonable que juzgar que qu e , esta cosa extraña envía e imprime en mí algo semejante a ella más bien b ien que ninguna otra cosa. cosa. Ahor Ah oraa es preciso preciso que v e a si estas estas razones son son, suficien s uficientetemente mente fuertes y convincentes. Cuando Cuan do digo que q ue me me parec pa recee que me lo enseña la naturaleza, enciendo solamente por esta palabra naturaleza cierta inclinación que me lleva a creerlo y no una luz natural que qu e me la hace conocer com como verd ve rdaadera: ahora bien, estas dos cosas difieren mucho entre sí. Pues no podría pod ría poner en duda duda nada de lo que la luz nana tural me revela como verdadero, como antes me ha enseñado que puesto que yo dudaba podía inferir que existía. .Y no poseo en mí ninguna otra facultad, o potencia, de distinguir lo verdadero de lo falso, que me pueda enseñar que lo que esta luz me muestra como verdadero no lo es y de la que me pueda pue da fia fi a r como como me fío de la la luz natural. natura l. Pero en lo que toca a las inclinaciones que me parecen
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se ha tratado de elegir entre las virtudes y los vicios, que no me han llevado ni.al mal mi .al bien, motivo por el cual no estoy obligado obligad o a seguirlas seg uirlas en lo que que.. resp re spec ecta ta,, a lo lo ver v er-dadero y a lo .falso. / Y en cuanto a la otra razón, que qu e nos di dice ce que estas estas id ideas eas deben provenir de fuera, puesto que no dependen de mi voluntad, no la encuentro más convincente. convincente. Pues lo mismo que estas inclinaciones, de que recién hablaba, se encuentran en mí, pese a que no coinciden siempre con mi voluntad, asi quizá existe en mí una facultad o potencia capaz de producir estas ideas sin ayuda de ninguna cosa exterior, aun cuando no me sea aún conocida; como en efecto me ha parecido siempre hasta aquí que cuando duermo se forman en mí sin auxilio de los objetos que representan. .Y, por fin, .aunque conviniera en que son causadas por estos ob jetos, jetos, no deben ser semejantes a aquellos por necesa nec esaria ria consecuencia. .Por el contrario, he observado frecuentemente en numerososejemplos• que existía uña gran diferencia.en tre elvobjeto y su .idea. "Como,ypor ejemplo,encuentroen miesp mi espírit íritu u dos dos .ideas del . s o l . completamente completamente diversas: diversas : una tiene tie ne origen en los .sentidos,y . debe , ser incluid incl uidaa .en .en el igé mero de .las .las que..anteriormente dije que q ue proceden:d proced en:dedf edfuera uera,, idea por la que me parece extremadamente pequeño; Ja otra es extraída de las razones de la astronomía, es decir, de ciertas nociones innatas en mí, o finalmente formada por. mí mismo decualquier modo, por la que me parece varias veces más más grande gran de que la tierra. tierra. Por cierto cierto,, es esta tass dos dos ideas idea s que concibo del sol no pueden ser.ambas.a la vez seme jantes jantes al mismo; y la razón me hace creer que la que propr ocede inmediatamente de su apariencia" es la que le es más desemejante. Todo esto me revela suficientemente que hasta aquí no ha sido por un juicio cierto y premeditado, sino solamente por un impulso ciego y temerario, que he creído que había
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ME TAF ISICAS
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órganos de mis sentidos, o por cualquier otro medio posible enviaban enviaban .a m i sus sus ideas o imág im ágen enes es e imprimían en mí sus semejanzas. Pero todavía se presentaotro camino para indagar si entre las cosas cuyas ideas tengo en mí hay algunas que existen ten fuer fu eraa de m í. A sabe sa ber, r, si estas idea id eass se '.tom '.toman an .só .sólo en en tanto constituyen ciertos modos de pensar, no reconozco entre ellas ninguna diferencia o desigualdad y todas me parecen proceder de mí de igual manera; pero considerándolas como imágenes que representan unas una cosa y otras otra, tra, es es evidente que son son muy mu y diferen dife rentes tes entre sí. Pues,en efecto, las que me representan sustancias / son siu duda algo más y encierran en sí (por así decir) más realidad objetiva, es decir, participan por representación en más grados de ser o de perfección que las que me representan solamente modos odos o accidentes. accidentes. Además, Adem ás, aque aq uella lla mediante la cual cu al conconcibo un Dios soberano, eterno, infinito, inmutable, omnisciente, ciente, todopodero todopoderoso, so, ; y crea cr eado dor run univ iver ersa sall de de ¿tod ¿todas as ias ia s co cosas sas .que qu e •están fuer fu eraa .'d .'de él; ¿aquélla,.digo, ¿aquélla,.digo, po p o r a c iert ie rto o veontiene en sí misma más realidad objetiva,queaquéllas ?queune representan «las sustancias i ini in i t a s . Ahora Aho ra ¿e ¿es ¿manifie ¿manifiesto sto «por «por luz uiatu uia tura rall *que d e b e ¿haber en la causa eficiente "y total por Jo menos tanta realidad "como en su efecto, pues, ¿de dónde puede extraer el efecto su realid realidad ad sino de su caus ca usa? a? ¿Y cómo podr po dría ía ésta comunicar comunica r aquélla si no la contuviera en sí misma? Y de aquí aq uí se sigue sigu e no solamente solament e ..qu ..que la nada na da no podría pod ría producir ninguna cosa, sino también que lo que es más perfecto, es decir, lo que contiene en .sí más realidad, no puede seguirse ni depender de lo menos perfecto. Y esta verd ve rdad ad noes solamente solam ente clara cla ra y evide ev idente nte en los efectos que tienen esa realidad que los filósofos llaman actual o formal, sino también en las ideas en que se considera solamente la realidad que denominan objetiva: por ejemplo, la piedra
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a ser si no es producida por una cosa que posea en sí formal o eminentemente todo lo que entra en la composición de la piedra, es decir, que contiene en sí las mismas cosas u otras más excelentes, que las que existen en la piedra; y el calor no puede ser producido en una persona previamente privada de él si no es por algo que sea de un orden, orden, de un grad gr ado o o de un género p o r lo meno menoss tan tan perpe rfecto com como el calor, y as asíí de los demás. demás. Pero, además de esto, la idea del calor o de la piedra no puede existir en mí si no ha sido puesta por alguna causa que contenga en sí por lo menos tanta tan ta real re alid idad ad como como la . que concibo, en el calo ca lorr o en la la. p ie ied d ra. ra . Pues aunque esa causa .no transmita ita a mi idea id ea n a d a de su realidad. realidad . actu actuaL aL .o formal, formal, no n o .se .s e debe por eso imaginar que esa causa deba ser menos real; pero debe saberse que siendo siendo toda idea ide a obra, obra, del espírit espíritu, u, su naturaleza., naturaleza., ea taL ta L que. no, n o, exigen d a . sí, ningu nin guna na otra rea re a lidad formal, que qu e la la., ., que recibe.y. recibe.y . tom to m a d del el pensamiento • o d e l . espíritu, deL que. es es:.s :.sola olame mente nte,, u n modo,': do,': es esd dec ecir, ir, una, m anera an era o modo de pensar;. Ahora, Aho ra, bien;. bien;. para, que una una idea, id ea, conte conteng nga, a, una. determ det ermina inada da,rea ,realida lidad:, d:, objetivaantes, /que /q ue otra otra,, debe sin. duda, tenerla, de de;; algunas causa, en la la que p o r lo menos se encuentre tanta realidad formal como realidad objetiva contenga esta idea. Pues si suponemos que se encuentra en la idea algo, que no se encuentra en su causa, es preciso que lo tome de la nada; pero por imperfecto que sea este modo de ser, por el que una cosa está objetivamente o por representación en el entendimiento por medio de su idea, ciertamente.no se puede, sin embargo, decir que este modo y esta, manera ma nera no sea nada, ni por consiconsiguiente que esta idea saque su origen de la nada. Yo no debo dudar tampoco de que no sea necesario que la realidad est estéé formalmente formalme nte e n .la .l a s causas causas de mis is.. ideas, ideas, aunque aun que,, la realidad que considero en estas ideas sea. solamente solamente ob jetiva, ni pensar pens ar que qu e basta, basta , que esta real re alid idad ad se encuentre encuentre en su suss causas; causas; pues así como esta manera, d e s e r objetiva obje tiva
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pertenece a las ideas, por su propia naturaleza, igualmente la manera o el modo de ser formal pertenece también a las causasde estas estas ideas ( p o r lo men menos os a las las primeras primeras y principales) por su propia naturaleza. Y aunque pueda suceder que una idea dé origen a otra idea, esto, sin embargo, no puede continuar al infinito, sino que es necesario llegar por fin a una idea primera, cuya causa sea como un patrón o un 'original, en la que se halle, contenida formal y efectivamente toda la realidad o perfección que se encuentra sólo objetivamente o por representación en estas ideas. .De modo que la luz natural natural me hace conoce conocerr eviden e videnteme temente. nte. que las ideas están.en.mí como cuadros o imágenes.que pueden.en. verdad, verda d, decaer fácilmente fácilm ente de la.p la .per erfe fecc cció ión n , de ..las ..las.. cosa cosas; s; de las que han sido tomadas, pero que no pueden jamás contener nada más grande o más perfecto. Y cuanto más prolong pro longada ada y cuidadosamente* cuidadosamente* examino examino totodas estas cosas tanto más clara y distintamente: conozco que son son verdaderas verda deras;; Pero, Pero, ¿qué. ¿qué. concluiré, concluiré, por po r f i n , 'de 'd e todo todo esto? esto? A. saber; que qu e si la realidad, realidad , objetiva obje tiva de a l g u n a de mis i d e a s . es tal que conozco claramenteque no existe en mí, ni formal ni eminentemente, y que; en consecuencia; nopuedoser yo mismo mismo su causa, causa, se sigue sigu e de ahí necesariamente necesaria mente que no estoy solo en el mundo, sino que hay también otra cosa que existe y que es la causa de esta idea, en tanto que si no se encuentra de ningún modo en mí una idea semejante no tendré ningún .argumento que pueda convencerme y asegurarme de la existencia de alguna otra cosa distinta de mí mismo mismo,, pues he / investig inve stigado ado cuidadosamente todo todo y hasta ahora no he podido encontrar ninguna otra. Ahora Ahor a bien, bien, entr entree estas estas ideas, aparte de la que me reprerepr esenta a mí mismo, sobre la cual no puede existir aquí ninguna dificultad, existe una. que me representa un Dios; otras, 'las cosas corporales e inanimadas; otras, ángeles, animales, . y por fin las que me represen rep resentan tan hombres hombres semejantes a mí. Pero por lo que respecta a las ideas que me representan
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otros hombres o animales, o ángeles, concibo fácilmente que pueden estar formadas por la .mezcla y la composición de las otras ideas que tengo de las cosas corporales y de Dios, aunque fuera fuer a de mí 'no hubiera hu biera en absoluto absoluto otros otros hombres en el mundo, ni ning ni ngún ún animal ani mal,, ni .ningún ángel ángel.. Y en lo . ,qu ,que .se .se refiere refie re a J a s ideas de las cosas cosas corpora corporales, les, n o .re .r e . cono conozc zco o ninguna ninguna tan gran grande de ni tan excelent exce lentee qu q u e . no me ; parezca provenir de mí mismo; pues si las considero de más cerca, y las examino del mismo modo como yo examinaba ayer la idea de la cera, descubro que se encuentra muy poco que'pueda concebir clara y distintamente: a saher, la 'magnitud o bien la extensión.en largo, ancho y profundidad; la figura que está formada por los limites y los bordes..,, de esta esta extensión; extensión; la situación que los cuerpos diversam diver samente ente : figurados guardan entre si; y el movimiento o el cambio de esa situación; a lo que se puede agregar la sustancia, la duración y el número. JEn cuanto a las demás cosas, como ,1 a luz, luz, los colores, colores, Jlos Jlo sso soni nido dos, s, los olores, olores, .los .lo s sabores, sabore s, el calor, rel frío,q?las frío,q?las otras otras cual cualid idad ades es q ue caen.en caen.en el 'domini 'dom inio o de lo táctil, se encuentran en mi pensamiento en medio de tanta oscuridad y confusión que ignoro incluso si son ver ^daderas ras o f a ls lsaa s y y ¡solamente ¡solamen te .aparen .apa rentes, tes, .es ..d ..decir ecir,, si la lass id idee a s que concibo .de estas cüálidades son en efecto las ideasde algunas cosas oréales, o bien si ellas no me representan sino seres quiméricos que no .pueden existir. Pues aunque he advertido antes que sólo en los juicios puedo encontrar la falsedad verdadera y formal, puede, sin embargo, encontrarse en las ideas cierta falsedad material, es decir, cuando representan lo que no es nada como si fuera alguna cosa cosa.. Por ejemplo, las ideas que qu e tengo del del frío y dél calor son tan poco claras y tan poco distintas que por medio de ellas no puedo distinguir si el frío es solamente una pri vación del calor, o el calor una privac pri vación ión del frío, o bien bien si uno y otro son cualidades reales, o no lo son, por cuanto
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que no / parez pa rezca ca representarnos .algun .alg unaa cosa, cosa, si es es cierto cierto decir qüe el frío no es más que;una privación del calor, la idea que me lo representa como una cosa real y positiva podrá muy bi bien en llama llamars rsee falsa, falsa, y J o mism m ismo o de otraside otrasideas as . semejante semejantes, s, a las que por cierto n o es necesa nec esario rio que qu e atribuya otro otro au auto tor, r, .sino yo y o mismo. mismo. Pues Pue s ¿si son falsas, fals as, es decir, si representan cosas que no existen, la luz natural me hace conocer que proceden de la nada, es decir, que están en mí porque falta algo a mi naturaleza, y no es completamente perfecta. Y si estas ideas son verdaderas, sin embargo, puesto que me manifiestan .tan poca realidad, que incluso yo no puedo distinguir claramente la cosa representada del no ser, no veo ninguna razón por la que no pudieran ser producidas por mí mismo, y de las que yo pudiera ser el autor. En cuanto a las ideas claras y distintas que tengo de las cosa cosass corp corpor oral ales es,, hay algunasque algunasque p a rec re c e que'h qu e'hee podido sa sa-car de .la .la id idea ea .q .que 'tengo de .mí .m í mism mismo, o,^. ^.co com mo Ja q u e Tengo .de .de la.sustancia, .dej .dejaa duración, duración, del .núme .nú mero ro y y d dee ¿otras ¿cos ¿cosas as .semejan .semejantes. tes. JPues .cuando pienso que qu e J a piedra res un unaa .sustancia, o d i e n una cosa cosa qu e.>es. capaz dee de exi xist stir ir p o r :sí ¿mis tin tina; ,además, adem ás, .que .que .tamb .también ién yo mismo ¿soyuna ¿soyuna .sustancia, .sustanci a, a u n que concibo "muy ;bie ;b ien n ' que qu e soy so y u urna cosa cosa que.pi qu e.piensa ensa y n no extensa, y que la piedra, por el contrario, es una cosa extensa y que de ningún modo piensa, y que existe así una notable diferencia entre estos dos conceptos, con todo pa ' .rece .recen n coincidir en en que ambos representan represen tan sustancias. sustan cias. Igu Ig u a lmente cuando pienso que existo .ahora y que, además de esto, recuerdo haber existido antes, y que concibo muchos y diversos pensamientos pensamientos cuyo núme nú mero ro conozco, entonces entonces adquiero en mí las ideas de la duración y del número, que puedo transferir después a todas las cosas que quiera. Por lo que se refiere a las demás cualidades de las que están compuestas las ideas de las cosas corporales, a saber,
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verd ve rdaa d que no están formalmen formal mente te en mí,, puesto pue sto que qu e yo no soy so y sino una un a cosa que pien pi ensa sa;; pero ya. .qu .que son solamente ciertos modos modos de la l a sustancia y . co com mo el ropaje ropa je bajo el cual la sustanc susta ncia ia corpórea, se nos nos apar a parece ece y que yo mism mismo o soy una sustancia, me parece que pueden estar contenidas en mí eminentemente. Así, pues, pu es, no queda qu eda,, más que qu e la idea ide a de Dios, en la cual es preciso considerar si hay algo que haya podido proceder de mí mismo. Bajo Ba jo el nombre de Dios entiendo entiendo una una sustancia infinita, eterna, inmutable, indepen / diente, omnisciente, todopoderosa, y por la cual yo mismo y todas las demás cosas que qu e existe e xisten n (si (s i es verd ve rdaa d que existen existen ) han ha n sid sido., creadas y producidas. Tales atributos son tan grandes y eminentes que cuanto más atentamente los considero tanto menos me convenzo de que la idea que poseo pueda tener su origen en mí mismo. Y,.porconsiguiente; esprecisoconcluir neces ne cesari ariam ament entee de todo.lcr dicho, ante antes s que qu e vDio vD ios; s;ex exis iste tep pu u es: es : aunq aunque ue r~ r~ ; i e a de. l a sustanciaesté emmí;; porqu rque, s o y una sustancia,, sustancia,, no p o r eso eso;, sin; embargo, p osee os eería ría l a idea idea de una sustancia' infinita;.yo infinita;.yo q u e s o y u n .s e r finito, finito, si no nohu hu-biese sido, puesta p uesta.. en_ mLpo mL pon. n. algu al guna na:: sust sustan anci cian an verda ver dade dera ra-mente infinita. Y no debo ima im a gina gi narr que. concibo conc ibo el infinito media me diant ntee una ve v e rda rd a d e r a idea id ea,, sin sino, sólo p o r l a negaci neg ación ón de lo que es finito, lo mismo que qu e comprendo el reposo y las las. tinieblas memediante diante la negación nega ción del movimiento movimiento y de la l a luz; luz; porque por el contrario veo manifiestamente que hay más realidad en la sustancia susta ncia infinita que en la sustancia finita y que, que, además, en cierto modo tengo en mí la noción de lo infinito antes que de lo finito, es decir, de Dios, antes que de mí mism mismo. o. Eües, ¿cómo sería posib po sible le que yo. pudier pu dieraa conocer conocer que dudo dud o y que deseo,, deseo, , es decir de cir;; que me falt fa ltaa , algo algo y que no soy completamente perfecto, si. no:, tuviera en mí alguna id e a .de .d e un. un. ser se r más perfecto perf ecto que yo,, yo,, en comparación : con el cual conociera los defectos defectos d i naturaleza? naturalez a?
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Y no se puede decir dec ir que quizá est staa idea de Dios es mama terialmente falsa y que, por consiguiente, la puedo sacar de la nada, es decir, que puede estar en mí por lo que en mí hay ha y de defectuoso, como como antes he dicho de las .id ideas eas del c al alo o r y del frío, y de otras otras cosa cosass semejantes; semejantes; pu pues es,, por el contrarío, siendo esta .idea muy clara y muy distinta, y conteniendo en sí fñás realidad objetiva que cualquier otra, no existe ninguna que sea por sí misma más verdadera ni que pueda prestarse menos a la sospecha de error.y de falsedad. La idea, digo, de este ser'soberanamente perfecto e infi • nito es enteramente verda ver dade dera ra,, pues aunq aunque ue quizá pu pued edaa imaginarse que un ser tal no. existe, no se. puede imaginar, sin embargo, embarg o, que su idea id ea no me representa, nada nad a real, coma acabo de decir de la idea del frío. Esta misma idea es también muy clara y muy distinta, pue uest sto, o, que todo lo que de real r eal y verdadero concibe clara cl ara;; y distintam distintamente ente mi espíritu, y que contie contiene ne en sí al algu gun na perfección;, está, totalmente contenido y encerrada en esta idea../. Y esto" to" no de deja ja de s e r verdadero, au aunqu nquer. er.no no comprenda/ el infinito, infinito , y aunq aunque ue haya ha ya en Dios una. infin in finid idad ad de cosas que no puedo comprender ni. siquiera, alcanzar: de ningún modo modo por medio medio del pensamiento pen samiento;; pues perte pe rtenec nece, e, a la naturaleza del infinito que mi naturaleza, que es finita y limitada, no la pueda comprender; y es suficiente que yo conciba bien esto y que juzgue que todas las cosas que concibo claramente, y en las que sé que hay alguna perfección y quizá también una infinidad de otras que ignoro, están en Dios formal o eminentemente,, para qué la idea que de él poseo sea la más verdadera, la más clara y la más distinta de todas las que están en mi espíritu. Pero quizá yo soy también algo más de lo que imagino y tobas tobas las perfecciones que atribuyo a la naturaleza de un Dios están de alguna, manera en mí en potencia, aunque no se produzcan toda to daví víaa ni s e pongan pongan de manifiesto manif iesto por
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verd ve rdad ad que no están formalmen formal mente te en mí,, í,, puesto pues to que yo no soy sino una cosa que piens pi ensa; a; pero ya. q u e son son solamente ciertos modos de la sustancia, y.como el ropaje bajo el cual la susta su stanc ncia ia corpórea, corpórea, se nos nos aparece apar ece y que yo: yo: mismo ismo soy una sustancia, me parece que pueden estar contenidas, en mí eminentemente. Así, Así , pues, no queda que da,, más que la idea de Dios, en la cual es preciso considerar si hay algo que haya podido proceder de mí mismo. Bajo Ba jo el nombre nomb re de Dios entiendo una sustancia infinita, eterna, inmutable, indepen / diente, omnisciente, todopoderosa, y por la cual yo mismo y todas las demás cosas que existen (si es verdad.que existen) han sido, creadas y producidas. Tales atributos son tan grandes, y emi nentes que cuanto más atentamente los considero tanto menos me convenzo de que la. idea que poseo pueda, tener su origen en mí m í mismo. Y,.por consig consiguie uiente nte, , espre es preciso ciso concluir nece ne cesa saria riame mente nte de todo.lor dicho, antesque antes que^Dio ^Dios; s; existe ex iste^p ^pues ues:: aunq au nque uer r~ ~ 'd e a de .la. sustanciaest sustanciaesté é en; en; mí;; porqué porquéss s o y una una sustancia;, sustan cia;, no poreso,, si sin; embargo; emba rgo; p ose os e ería er ía l a idea idea de u n a sustancia' susta ncia' infinita; infinita;.y .yo o qúe soy; un. s e r finito, si no noh huubiese sido, puesta: en. m i pon. pon . alguna.sustancia alguna.sustancia verdaderaverdade ramente infinita. Y no debo ima im a gina gi narr que. co conc ncibo iboe ell infinito median med iante te una ve v e rda rd a d e r a idea id ea,, sin sino, sólo sólo p o r l a negac n egación ión de lo que es finito, lo mismo mismo que qu e comprendo comprendo el reposo y las las. tinieblas memediante la negación del movimiento y de la luz; porque por el contrario veo manifiestamente que hay más realidad en la sustan sus tancia cia infinita que en la sustanc sus tancia ia finita fini ta y que, ue, además, en cierto modo .tengo en mí la noción de lo infinito antes que de lo finito, es decir, de Dios, antes que de mí mismo. mismo. Eües, Eües , ¿cómo sería, posib po sible le que yo yo. pudie pu diera ra conoce conocerr que dudo y .que .que deseo,, es d e ci ciq q que qu e me falta falta,, algo algo y que no soy completamente perfecto, si no:tuviera en mí alguna idea.de un. ser más perfecto que yo,, en comparación con el cual c ual conociera los defectos d i naturaleza? naturalez a?
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METAFISICAS
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Y no se puede decir dec ir que quizá es esta ta idea de Dios es materialmente falsa y que, por consiguiente, la puedo sacar de la nada, es decir, que puede estar en mí por lo que en mí hay de defectuoso, defectuoso, como como antes antes he dicho dicho de d e l a s ,ideas del calor y del frío, y de otras cosas semejantes; pues, por el contrario, siendo esta idea muy clara y muy distinta, y conteniendo en sí más realidad objetiva que cualquier otra, no existe ninguna que sea por sí misma más verdadera ni que pueda pu eda prestarse meno menoss a la l a sospecha de error, y de falsed fal sedad. ad. La idea, digo, de este ser soberanamente perfecto e infi • nito nito es enteramente enteramente verd ve rdad ader era, a, pues aunq au nque ue quizá qu izá pue p ueda da imaginarse que un ser tal no.existe, no se puede imaginar, sin embarg embargo, o, que su su idea id ea .no .no me represent repre senta, a, nada nada real, como como acabo de decir de la idea del frío. Esta misma idea es también muy clara y muy distinta, pues pu esto to,, que qu e tod todo lo que de rea r eall y verdader verda dero o concibe con cibe clarac clarac y distintam distintamente ente mi espíritu, y que conti contien ene e en sí al algu gun na perfección; perfec ción;,, es está totalmente .contenido .contenido y encerrado en esta idea../. Y esto esto no deja de s e r verdader verd adero, o, aunque: no comprendo el infinito, y aunque haya ha ya en Dios una infinid infi nidad ad de cosas cosas que no puedo comprender ni. siquiera, alcanzar, de ningún modo modo por medio medio de d e l pensamiento; pensamiento; pues pues pertenece, pertenece , a la l a naturaleza del infinito que mi naturaleza, que es finita y limitada, no la pueda comprender; y es suficiente que yo conciba bien esto y que juzgue que todas las cosas que concibo claramente, y en las que sé que hay alguna perfección y quizá también una infinidad de otras que ignoro, están en en Dios formal forma l o eminentemente,, eminentemente,, para pa ra qué la id idea ea que de él poseo sea la más verdadera, la más clara y la más distinta de todas las que están en mi espíritu. Pero quizá yo soy también algo más de lo que imagino y toc tocia iass las perfecciones que atribuyo a la naturaleza naturale za d e un Dios están de alguna, manera en mí en potencia, aunque no se produzcan todavía ni se pongan de manifiesto por
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medio de sus acciones. ;En efecto, experimento ya que mi conocimiento aumenta y se perfecciona paulatinamente, y n o've o' veo o .oia .oiad da que pueda pued a impedirle :aument :aumentar ar cada cada vez ve z m ás hasta el infinito; después, habiéndose .así acrecentado yper feccionado, no veo :nada que impida que pueda .adquirir por po r su medio 'todas das otra otrass perf pe rfec eccio cione ness de da .naturale .naturaleza za divi di vina na;; y , fina finalm lmen ente te,, parece parece queel que el poder que'tengo qu e'tengo p a r a adquirir estas perfecciones, si es verdad que está ahora en •mí, no sería suficiente para producir las ideas de esas perfecciones. Sin embargo, emba rgo, mirando un poco más de cerca, reconozco’ que esto esto no puede pu ede ser; pues, pu es, en primer primer término, término, aunque fuera verdad que mi conocimiento adquiere cada día nuevos grados de perfección, y de que existen en mi naturaleza natura leza muchas mu chas cosas cosas en potencia, q u e no están en ell ellaa de un modo actual, sin embargo, todas estas ventajas no pertenecen ni se aproximan de ningún modo a la idea que tengo tengo de Ja divinidad, en la que mada se encuentra sola sola mente¡.enp mente¡.enpotencia otencia,v.sino ,v.sino que.to que .todo do ^existe en ella ella a c tua tu a l y efectivamente. efectivam ente. .¿Y .¿ Y ac a c a s o no es un ..argumento ..argumentoinfali infalible ble y m u y rcíerto rcíerto tdeim tde imper perfecc fección ión eonmespecto a ;mi ;mi ¿cono ¿conocim cimien ien .to, el el .que .que crezca crezca poco a p o c o y.que y.q ueau aum m ente en te.;p .;por or grados? grados? Po Por :1o demás, aunque m i conocimiento aumentara aumen tara p a u latroamente, rsin embargo/rno dejo fde^concebir ique mo podría ser actualmente infinito, puesto que no llegaría jamás a alcanzar alcan zar un punto tan elevado elev ado de perfección que qu e no fuera capaz todavía de adquirir un mayor incremento. IPero concibo a .Dios actualmente .infinito en tan alto gra ‘do que nose le puede añadir nadaa la soberana perfección que posee. T , p o r fin f in,, comprend comprendo o muy muy .bien .bien / que el ser ser objetivo de una idea no puede ser producido por un ser que existe solamente en potencia, el cual, hablando con propiedad, no no es es nada, nada, sino sólo sólo por un ser formal fo rmal o actu ac tual al.. Y por cierto cierto no veo nada en todo lo que acabo acab o de decir que no sea muy fácil de conocer por la luz natural para
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do dism inuye un taDto m i atención, m i ^espírit ^espíritu,u,-encontr encontrán án dose dose oscurecido y com como .cegado .cegad o p o r J a s ámágenes ám ágenes rde rde ila ilas cosas sensibles, no se acuerda ¿fácilmente "de da -Tazón por la que que la :idea :idea que qu e y yo o ¿tengo .d .de ¿un ¿un ser más perfecto que el mío deba .nec .neces esar ariam iamen ente te ¿haber ¿haber ¿sido ¿sido pu e s ta ?en m í p o r ¿un ;ser que -sea en efec efecto to m á s perfecto. per fecto. Por este motivo quiero quiero p a s a r raqui adelan adelante te y conside considerar rar si yo mismo, mismo, que poseo poseo esta esta idea ide a de D io s , p o d ría rí a exis existi tir, r, en caso de que no no existiera’ D ios io s . Y pregu pre gunto nto:: ¿De. ¿D e. quién quién tendría mi existencia? Quizá de.mí mismo o dermis padres o bie ien n de algunas algunas otra otrass causas causas m enos en os perfectas que' qu e'D D ios, io s, pues no es posible imaginar nada más perfecto, ni .siquiera igual igu al a él. . & Pues, si yo fuera independiente de toda otracosa, y yo mismo fuera el autordemi ser, ciertamente ya mo dudaría de ninguna ningu na cosa, cosa, no conceb co ncebiría iría deseos . y , p o r fin, fin, mo m e falt faltar aríami íamingu nguna na perfe perfecci cción; ón; p u es m e .hábría:3adora .hábría:3a doram m í mismo .tod .todas as aquéllas de da dass p u e ¿ten ¿tengo go alguná.ddea>en%rií, alguná.ddea >en%rií, y sasí .se .seria ria D i o s . . • "" iY.d iY .dee "nin "ning gún modo modo. .de debo bo ¿imaginar ¿qué dasreosas q qu em e faltanson faltans on qui quizá zá *oiá *oiáss ¿difíciles ríd¿ ¿adquirir ¿adq uirir y ju e aqué aquéll llas as •qu •que ya pose po seo; o; pu pues es,, p o r ael ^cont contra rarrio, io, aesm ae sm uy uy.¿ci .¿ciert erto o ¿qu ¿que es m ucho uch o m ás difícil difícil que qu e ^yo "haya "haya salidod salid ode’ e’ la nada, nada, yo, es decir de cir,, una un a cosa cosa o .un .una sustancia sustan cia qué qu é p ie ien n sa sa,, d dee lo que m e seria seria ad adquir quirir ir las luces luces y los conocimi conocimient entos os de muchas cosas que ignoro, y que sólo son accidentes de esta sustancia. Y así ciertamente, si y yo o mismo m e hubiera hub iera dado lo que acabo de decir, es esto to es, :si :si yo y o f u e r a el ..a ..autor tor de mi PlaciPlacimiento, y de mi existencia, no me habría privado, por lo meno menos, s, de cosas cosas que son de más fác fá c il .adquisición, a saber, saber, de muchos conocimientos de que mi naturaleza carece; ni tampoco me hubiera privado de ninguna de las cosas que está es tán n encerradas encerradas en la idea i dea que y o concibo concibo de D ios, io s,,, porgue no hay ninguna que me parezca más difícil .de hacer o de
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(suponiendo que yo fuera el autor de todas las demás cosas que poseo), poseo), puesto pue sto que experimenta experi mentaría ría que que mi poder pod er terte rminaría antes y no sería capaz de llegar allí. Y aunque pudies pud iesee supon su poner er qué quizá siempre he sido sido com co mo so soyy ahora, no por po r esto esto podría evitar evit ar la fuer fu erza za / de este razonamiento y no puedo por menos de conocer que es' necesario que Dio D ioss sea el autor tor de mi mi existencia. Pues toda la duración de mi vida puede dividirse en una infinidad de partes, cada una de las cuales no depende de .ningún modo de las demás; y así, porque yo haya.existido un poco antes, no se sigue que deba ahora existir, a menos que en este momento alguna causa.me produzca, y me cree,, por así decirlo, de nuevo, es decir, me conserve. En efecto, es una cosa muy clara y muy evidente (para todos aquellos que consideren con atención la naturaleza del tiempo) que qu e pa p a ra que qu e una unas sus usta tan nci cia ase se?? conserve conse rve en todosios momentos" que dura tienenecesidad'del mismopoder y d e d a misma, acción, que qu e "serían: "serían: necesa necesarios rios?? paras producirla^ producirla ^ y crea cr earla rla completa com pletamen mente, te, de nuevo,, si. todavía? no: existiera. que la. la . luz: natural; natural ; no nos? hace ha ce ver: ve r: claramen clara mente te que De- modo que las conservacióny la creaciónnodifieren,sinocon: respecto a nuestro modo de pensar pen sar y no efectivamente; efectivamente; Así, pues, aquí es preciso solamente que me interrogue a mí mismo, para saber si poseo algún poder o alguna virtud que sea capaz, de hacer de modo que yo, que existo ahora, exista también en el futuro: pues ya que no soy más que una cosa que piensa (o por lo menos puesto que no se trata aquí ahora, precisamente, más que de esta parte de mí mismo), si se encontrara en mí un poder tal, por cierto, debería, por lo menos, pensarlo y conocerlo; pero no experimento ninguno en mí, y de ahí conozco evidentemente que dependo de un ser diferente diferente de m í . . ¿Tal vez. ese ser, del que dependo, no es lo que llamo.. Dios, y yo soy el. producto o de mis padres, o 'de?alguna,
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ser así. Pues, com como o he dicho antes, antes, es algo alg o muy m uy evidente que de debe be haber hab er por lo menos tanta realidad, realidad , en la causa caus a como en su efecto. Y, por consiguiente, puesto que soy una cosa que piensa y que poseo en mí una idea de Dios, cualquiera sea, en fin, la causa que se atribuya a. mi naturaleza, es preciso necesariamente confesar que parejamente debe ser una cosa que piensa, y poseer en sí la idea de todas las perfecciones que a trib tr ibu u yo. yo . a la naturaleza divina. Después Despu és se puede investigar de nuevo si esta causa deriva su origen y su existencia existencia de sí misma o de alguna alg una otra cosa. Pues Pu es si lo deriva de sí misma, se sigue, por las razones que he aducido cido antes, antes, que que ella misma debe ser Dios; Dio s; p u e st sto o : que qu e teteniendo la virtud de ser y de existir por sí misma, sin duda debe tener también el poder de poseer actualmente todas las perfecciones cuyas ideas concibe, es decir, todas aquellas que concibo concibo / que están está n en. Dios Dios.. .. Y si deriva* deriva* s u . existencia tencia de alguna otra causa cau sa di dist stin inta ta de sí sí,, ,, se se.. p reg re g u n tará ta rá.. nuevamente nueva mente,, por la misma, razón, acerca, acer ca, de de;: esta, esta, segunda seg unda causa, si es por sí s í o . por po r otra, otra, hasta que grad gr adua ualm lmen ente te.. se llegue, por fin, fin, a una última , causa q u e será. Díase. Y esmuy esm uy claro que en esto no puede haber progreso; al. infinito, dado, que no se trata aquí de la causa que me ha..producido en otro tiempo, como de la que me conserva actualmente. Ni tampoco se puede imaginar que quizá numerosas causas han concurrido simultáneamente en parte para producirme, y que de una he recibido la idea de una de las perfecciones que atribuyo a Dios, y de otra la idea de alguna otra, de modo que todas esas perfecciones se encuentran tran en verdad verda d en alguna alg una parte del Un U n iv ivee rso rs o ,. pero no se encuentran todas juntas y reunidas en una sola perfección que sea Dios. Pues, por el contrario, la unidad, la simplicidad, o la inseparabilidad de todas Jas cosas que existen en Dios, es una de las principales perfecciones que concibo que existen en él; y por cierto Ja idea.de esta unidad y reunión de todas las perfecciones de Dios no ha podido ser
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puesta en mí por ninguna causa, de Ja que no haya también xecibido las ideas de todas Jas demás perfecciones, lúes no puede haber hecho que las comprenda simultáneamente juntas e inseparables sin haber hecho.al mismo tiempo de modo que yo supiera lo .queeran, y que las conociera a "to "todas dea de algu lguna na'm 'man anera era.. ' . . IPor lo que respecta a mis padres, de los que parece que he nacido, aunque todo lo que siempre haya podido creer sea verdadero, sin embargo, esto no implica que sean ellos quienes me conserven, ni que me hayan hecho y producido •en tanto soy una cosa que piensa, puesto que solamente han puesto algunas disposiciones en esta materia en la que juzgo que me encuentro encerrado yo, es decir, mi espíritu, al que únicamente tomo ahora por mí mismo; .y, sin embargo, no puede haber aquí a su respecto ninguna dificultad, sino que es preciso concluir necesariamente que del hecho sólo de que exista 3' de que la ide id e a _de _de mn .ser .ser :so.beranament :so.beranamentee ~per iect iecto o (es decir, de 'Dios) .existaen mí, J á existenc existencia ia de D i o s est estáá m u y .evidentem .evidentemente ente demostrada. demostrada. . M e queda.solamente .porexami .porexaminar/de nar/de qué maner manera, a, he .ad.adquirid qu irido o e esa idea, pues n o Ja J a h e recibido por .los los .sen .sentid tidos os,, :y .rja .rjam másse hao ha ofr frec ecid ido o :a : a m í .inespe .inesperad radam ament ente, e, .com .como o Jo .hacen .hacen dé ordinario las ideas idea s de d e las c o s a s . sensibles, sensibl es, cuando esas esas cosas.se cosas .se presentan o parecen pare cen presenta prese ntarse rse / .a los órganos exteriores teriores de mis sentidos. N o es tampoco una una pura creación o ficción de mi espíritu, espí ritu, pues no ^está en m i poder pod er quitarl quit arlee ni agregarle nada. Y, por consiguiente, no queda más que decir sino que, al igual que la idea de mí mismo, ha nacido y ha sido producida conmigo a partir del momento en que he sido creado. Y, por cierto, cierto, no debe parecer pare cer extraño que Dios, al crear cre ar-me, haya puesto en mí esa idea para que sea como la marca del del .artífice .artí fice impresa en su su obra, ni tampoco tampo co es necesario necesa rio que esta esta marca mar ca sea algo diferen dife rente te de esa misma obra. Pero, Pero , por
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ha producido en cierto cierto modo ¡a :.suimage :.suim agen n y semejanza, semejanza, y que yo co conc ncib ibo o esa semej semejanz anzaa (en 'Ja 'J a v q u e d a ¡ide ¡ideaa ¡de D io s se se hal halla la encerrad encerrada) a) p o r J a .mismanfa .mism anfacuitad cuitad .por d a ¡que syo me concibo .a mí “mismo, es d ecir ec ir «que, cuando cuando rréflexiono rréflexiono en m í, no .solamente .solamente conozco conozco ques qu esso soyy .una cosaim cos aimper perfecta fecta,, incompleta incompleta y dependiente de otra, sque tiend ti endee y.aspira y.asp ira ¡sin ¡sin cesar cesar a algo algo m ejor ejo r y más más grand gra ndee de lo que q ue soy, sino sino que conozco también al mismo tiempo que aquel del que dependo posee en sí todas esas grandes cosas a las que aspiro y cuyas ideas encuen encuentro tro en .mí, Tío indefi ind efinid nidam ament entee y sólo sólo en potencia, sino que las goza, en efecto, actual e infinitamente: y así que es Dios. Y toda la fuerza del argumento que que he empl emplead eado o aquí para pro p roba barr J a ex exis iste tenc ncia ia de D ios io s consi co nsist stee en que reconoz reconozco co que qu e no sen se n ap a p o sib si b leq le qu u e mi m i na turalezafuera tal como es, es decir, que'tuviese la idea de un Dios, Dios, si Dios n o existiera verdad ve rdaderam eramente ente;; ese mis mism mo ¿Dios, ¿Dios, rdigo,cuya .idea .id ea está :en :en an a n ide id e s ¿decir, ¿decir, ¡ que posee ttodas ttodas ¡aqu ¡aquella ellass elev el evad adas as .per .p erfe fecc ccio ion n es, es , •dedasvqu •dedasvquetnue etnuesstro¡.e tro¡.espír spíritu itu puede puede tener tener¡¡al ¡¡algu guna na idea ¡sin ¡sin ¿comprenderl ¿comprenderlas, as, sin si n e m b a rg ó la .todas, ..que :no .tiene .ningúndefecto .mi “tiene niinguna ¡rde ¡aquellas ¡cosas ¡que ¡señalan ¡¡alguna ¡¡imperfección. D e donde donde es bastante bastante evidente evid ente q que “no p u e d e ser “enga“enga ñador, puesto que la luz natural ¡nosenseña que elengaño depende necesariamente de algún defecto. Pero antes de que examine esto más cuidadosamente, y que pase a Ja consideración de otras “verdades que pueden recogerse, me parece muy oportuno detenerme .un momento en la contemplación de este Dios ..absolutamente perfecto, de ponderar a gusto gusto susmara sus maravilloso villososs atributos atributos,, ¡de ¡d e considerar, ra r, ¡admirar ¡adm irar y adorar la incomparable incom parable belleza .de esta inmensa luz, por lo menos en tanto que la fuerza de mi espíritu, que permanece en cierto modo encandilado, me lo permita. / Pues como la fe nos enseña que Ja .soberana felicidad de
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majestad divina, así experimentaremos desde ahora que una meditación semejante, aunque* incomparablemente menos perfecta, nos hace gozap el mayor contento que somos capaces de sentir ea esta vida.