CULTURA MASÓNICA Revista de Francmasonería Nº 27– Octubre 2016
Heterodoxia Heterodoxia masónica EDITOR Ignacio Méndez-Trelles Díaz COORDINADOR EDITORIAL José Miguel Jato COLABORADORES Adolfo Alonso Carvajal Alfredo Kasner Carlos Sierra Sosa Cayetano Núñez Rivero Fernando Pérez Pacho Florentino Guzmán Plasencia Jaime García-Herranz Jesú Soriano José Sánchez-Mota Prieto Manuel Salinas Miguel Ángel Sánchez Sánchez Ramón Montoya Ramón Pedrosa Ramón Torres Rufino Paz Neira EDITA EntreAcacias, S. L. Apdo. de Correos 32 3301 33010 0 Oviedo Ovied o (Asturias) (A sturias) España Teléf Tel éfono: ono: ( +34) +34) 985 79 28 92 92 DIRECCIONES DE CORREO ELECTRÓNICO Redacción:
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CUADRO DE COLABORADORES DEL PRESENTE NÚMERO ( POR POR ORDEN ALF ORDEN ALFABÉ ABÉTICO TICO ) ALFONSO M ARCUELLO Licenciado en Historia por la Universidad de Zaragoza, ha cursado también estudios de Filosofía en la UNED. Máster en Ciencia de las Religiones por la Universidad Complutense de Madrid (con una tesina sobre la metafísica de R. Guénon). Ha realizado un curso de Simbología en la Universidad de Barcelona. En la actualidad es profesor de Filosofía de Enseñanza Secundaria. Estudioso de la tradición iniciática occidental y de las filosofías del despertar. Maestro Masón, fue iniciado en una logia del REAA y ha trabajado además el RER y otros ritos. Actualmente pertenece a una logia egipcia del rito de Knum. Es también martinista y miembro de otras organizaciones iniciáticas. DENIS L ABOURÉ Licenciado en Teología, es ampliamente conocido por sus investigaciones y publicaciones en las tradiciones astrológica y hermética. Tomó contacto con las sociedades iniciáticas en 1973, iniciándose en la masonería en enero de 1978. Apasionado por el esoterismo desde su juventud, se preguntaba cómo era posible que la francmasonería enseñase la transformación del hombre… sin disponer de las herramientas que le permitieran realizar tal programa. Explorando en las fuentes del Rito Egipcio, constata la existencia de una operatividad que había existido en el pasado, pero que no había podido resistir la laicización de los ritos producida durante el siglo XIX. Sus libros Cagliostro-Les arcanes du Rite Egyptien y Testament maçonnique maçonnique (ambos publicados en Ed. Spiritualité Occidentale) han contribuido a la restauración de un verdadero hermetismo masónico. DIEGO C ERRATO Se formó en el mundo de la empresa en la Escuela Internacional de Dirección Empresarial ESEM en Madrid, donde cursó Máster en Marketing y Dirección de Empresas. Trabajó durante 25 años en el departamento comercial de una Multinacional Farmaceútica, y desde hace tres, tras un periodo de formación, ejerce como Consultor Inmobiliario. Desde octubre de 2003 es fundador y director del Grupo de Estudios e Investigaciones Martinistas & Martinezistas de España, donde edita trimestralmente un Boletín Informativo y dirige una colección de obras relacionadas con la Editorial Manakel, habiendo publicado hasta la fecha 20 títulos de diversos autores. También ha impartido e imparte conferencias y seminarios de formación sobre estos temas. Pertenece a varias Órdenes Iniciáticas Inici áticas y actualmente actualmente es el Gran Gran Maestro Maestro del Gran Priorato Rectificado de Hispania. Hispani a. EVA R IESTRA Es Licenciada en Filosofía y profesora de Enseñanza Secundaria. Ha realizado estudios en las Universidades de Roma y Salamanca. Especializada en Asesoramiento Filosófico (con M. Cavallé) y en Psicología transpersonal y Mindfulness (Universidad de Zaragoza y tradición de Thich Nhat Hanh). Posee formación formación en pensamiento feminista y estudios de la mujer de l a Universidad Universidad Complutense de Madrid y un curso de Simbología por la Universidad de Barcelona. Desde muy joven se interesó por las filosofías sapienciales y las religiones orientales y actualmente está vinculada a la tradición Dzogchen del Budismo tibetano. Es también martinista y pertenece a otras sociedades iniciáticas. JOSÉ M IGUEL J ATO ATO
Practicante y estudioso de diversas corrientes de la espiritualidad occidental desde 1980, y especialmente aquellas que dimanan de cristianismo esotérico. Iniciado en el martinismo por J. P. Pillot ha trabajado en la Logia Sol Invictus, nº 1 de París, (Cenáculo Martinista Operativo, C.M.O.), fundado posteriormente la rama española de dicha organización. En 2011 conoce a Remy Boyer y las Vías del Despertar en las que trabaja, integrándose también en la Orden Martinista de los Caballeros de Cristo (O.M.C.C.). Entiende el martinismo contemporáneo como un instrumento útil para aquellos masones que, pertenezcan a la rama masónica que pertenezcan, requieren de una vía complementaria buscando una práctica íntima que les provea de un espacio y un tiempo sagrado personal individual.
EDITORIAL HETERODOXIA MASÓNICA: LA RIQUEZA DE LA DIVERSIDAD En relación a lo ortodoxo y lo heterodoxo en masonería, bien puede decirse que son como las dos piernas con las que entra el recipiendario en el templo: una vestida y otra desnuda. Una vestida «por la vida» y la otra, desnuda y sintiente, perceptiva del aire, de la temperatura, sin protección a los posibles roces provocados durante sus tránsitos. El hombre que trate de caminar con una sola pierna no dará más que unos pequeños pasos, y, si hace gala de una cierta habilidad, como mucho recorrerá unos pocos metros antes de caer. Normalmente, o mejor siempre, los que han perdido una de las dos extremidades inferiores, deben acudir a una ortopedia que les proporcione el artificio de un miembro implantado o una muleta, de aquellas que veíamos hace bastantes años, cuando, aún eran visibles los desastres de la guerra civil y la ciencia médica no tenía los adelantos con los que cuenta hoy. Podemos decir que el hombre que camina con una pierna depende de un artificio. De la misma manera, la masonería, igual que otras maneras inteligentes de aprender esta vía, necesita la ortodoxia y la heterodoxia para poder caminar. Necesita el mundo de las grandes Obediencias constituidas, sin las cuales la reproducción de lo masónico sería inviable, y necesita surtirse de las fuentes frescas del disidente que busca más allá de la reproducción. Los sociólogos saben muy bien, los historiadores también, que al comprender el fenómeno humano en cualquiera de sus ámbitos, lo heterodoxo enriquece, no desnaturaliza, no sustituye. Por el contrario, engrasa la máquina del devenir antrópico. Los dos males son, como siempre, los extremos. Quienes quieren ver sólo el orden y la disciplina de la Obediencia, sea cual sea ésta, sienten cualquier aroma rosáceo que se aleje de lo administrativamente correcto como el peligro de una pestilencia medieval. Quienes pretenden hacer de la masonería una escuela de mística formada por anacoretas iluminados sueñan algo imposible.
Si se visitan páginas de internet en las que aparecen listados de masones famosos, ya sabemos los nombres que nos van a salir, los de los presidentes americanos y los músicos que no nombraremos aquí. Cuando empezamos a hacer una lista, para preparar este número, tuvimos que parar y decidirnos por algunos relevantes, pero la lista se hacía cada vez más extensa. Y todos ellos, cada uno de los nombres que recordábamos, había hecho un aporte notable a la cultura, a la sociedad, a la masonería en sí misma, a la Tradición Occidental, de tal dimensión, que no parecía que pudiésemos hacer nada más oportuno que esta reivindicación. Cagliostro, Giuliano Kremmerz, Arturo Reghini, Marques de Sade, Joseph de Maistre, Réne Guénon, Martines de Pascally… en fin, la lista podía llegar a ser bastante más larga. Curiosamente, las opiniones eran contradictorias. Hay para quienes Arturo Reghini o Kremmerz, o Martines de Pascally son verdaderos transmisores de una Tradición que, como mucho, no ha sido comprendida mayoritariamente. Otros consideraban a algunos de ellos como los estereotipos en los cuales se han enterrado sus nombres por una historia oficial donde el fundamento científico ha sido sustituido por los juicios interesados de los poderosos de la época. Otros, en fin… ninguno de estos nombres dejaba indiferente a nadie. Y, si eso es así, es porque nuestra masonería, nuestras masonerías, nuestros legados, siguen estando vivos. En los estudios que presentamos hoy, más la entrevista a Rèmi Boyer, un masón y un teoricopráctico de nuestros días absolutamente tradicional, faltan muchos otros. Somos conscientes de ello, pero por algún sitio teníamos que empezar. Ortodoxia y heterodoxia se necesitan mutuamente. Sin una no habría la otra. Acariciamos ya la celebración del tercer centenario de nuestra historia y algunos estamos plenamente convencidos de que cumpliremos un cuarto y un quinto o más, en la medida en que sepamos caminar con estas dos piernas, sin que una sustituya a la otra, comprendiéndose ambas en sus flaquezas y fortalezas, porque el paso de una no se da sin el impulso de la otra. Y en eso precisamente consiste el acto de avanzar.
RENÉ GUÉNON MASONERÍA Y TRADICIÓN ALFONSO M ARCUELLO
INTRODUCCIÓN En mi variada andadura masónica, a través de diferentes organizaciones, siempre he constatado o bien un rechazo rotundo —lo más habitual—, o una adhesión incondicional –en mucha menor medida— de un personaje notable por variados motivos, que más adelante analizaremos: René Guénon. Este rechazo o adhesión sin matices por parte de una misma sociedad, la francmasonería, me hizo interesarme por un autor que vivió en la primera mitad del siglo XX —nació en Blois, Francia, en 1886 y murió en 1951, en El Cairo—, pero que ha pasado desapercibido para el gran público y también para muchos masones, hasta una época reciente, en la que —quién sabe por qué— su pensamiento ha recobrado interés, sobre todo, evidentemente, en el mundo de las organizaciones iniciáticas. ¿Cómo es posible una interpretación y una valoración tan opuestas de la obra —y también de la vida— de una misma persona? ¿Quién fue este hombre, un «ser inestable, nostálgico de un mundo ya inexistente, y 1 aterrorizado ante un mundo en devenir, que es el suyo» o más bien «el más grande metafísico del siglo XX y la última oportunidad de 2 Occidente?» . Un ejemplo del rechazo que también recibió Guénon por parte de los medios académicos de su época lo encontramos en la controversia que generó su primera obra: La introducción general al estudio de las doctrinas hindúes, de 1921. La obra había sido recomendada para su publicación por el filósofo católico Jacques Maritain, pero había sido previamente rechazada como tesis doctoral por el orientalista francés Sylvain Lévi, que acusó a Guénon de falta de métodos científicos, de reducir el hinduismo al Vedanta y de defender una «verdad primordial» transmitida desde 3 tiempo inmemorial.
Lo que Lévi llamó «une vérité premierè» es lo que generalmente se conoce como «Filosofía perenne», «Sophia perenne», «Perennialismo», «Saber tradicional», «Tradición Primordial» o incluso con otras denominaciones. Efectivamente, Guénon —y esta es una de las peculiaridades de su pensamiento— se sitúa en el marco de esa especie de «Saber intemporal», del cual él se declara mero transmisor o portavoz, sin pretender reclamar para sí mismo ningún tipo de originalidad, ni aspirar a ningún protagonismo. El término «Philosophia perennis» parece que fue acuñado por Agostino Esteuco, un platónico cristiano, autor de De perenni philosophia en 1540, para referirse al pensamiento del filósofo renacentista italiano Marsilio Ficino. Durante al menos un siglo y medio después de Marsilio Ficino, la idea de la existencia de esta «Filosofía perenne» fue ampliamente aceptada, pero fue desacreditada a partir del siglo XVII. Sin embargo, en el siglo XIX el «Perennialismo» volvió a ser recuperado con el descubrimiento de los Vedas por los intelectuales europeos, pues algunos de ellos pensaron que el antiguo saber de la India era la forma más acaba de expresión de esta sabiduría eterna. Es en este contexto que parece que Guénon entró en contacto con esta forma de pensamiento. 4 En la actualidad, algunos estudiosos hablan de una «escuela tradicionalista», iniciada precisamente por Guénon y que tendría como miembros a autores como Ananda Coomaraswamy (1877-1947), Frithjof Schuon (1907-1998), Julius Evola (1896-1974), Titus Burckhardt (19081984), Seyyed Hossein Nasr (1933) o incluso al gran historiador de las religiones Mircea Eliade (1907-1986), aunque este último de una forma no tan declarada como los anteriores. 5 La biografía de Guénon nos muestra a un joven de origen burgués, nacido en Blois en 1886 y que, después de haber recibido una educación en instituciones religiosas, viaja a París (1904) para seguir un curso de matemáticas superior en el colegio Rollin. Su idea es preparar el ingreso en la Universidad, pero en 1906 interrumpe sus estudios —a causa, se dice, de su salud— y entra en contacto con un gran número de escuelas ocultistas y teosofistas: en el período que va de 1906 a 1909 frecuenta la «Escuela hermética», dirigida por Papus, y es admitido en la «Orden Martinista» y en otras organizaciones colaterales. Poco después, en el
congreso espiritualista y masónico de 1908, en el que participa en calidad de secretario, entra en contacto con Fabre des Essarts, «patriarca» de la Iglesia Gnóstica. Guénon ingresa en esta organización con el nombre de Palingenius. Aquí conoce a dos personajes decisivos para su evolución intelectual: Léon Champrenaud (1870-1925) y Albert Puyou, conde de Pouvourville (1862-1939). El primero entraría más tarde en el Islam con el nombre de Abdul-Haqq, el segundo había sido admitido, durante su estancia en Extremo Oriente, en ambientes taoístas. También en este período es admitido Guénon en la logia masónica Thébah, dependiente de la Gran Logia de Francia y participa en la formación de una «Orden del Templo». En 1908 parece que contacta con varios representantes de la India tradicional, posiblemente de la escuela Vedanta, que lo inician en ciertos saberes transmitidos oralmente. A fines de 1910 conoce a John Gustaf Agelii, pintor sueco convertido musulmán con el nombre de AbdulHadi y vinculado al Tasawwuf (esoterismo islámico) por el Sheikh AbderRahmân Elish el Kebir. Por mediación de Aguelii, Guénon entra en el Islam esotérico un año después, en 1911. Podemos ver que en el corto espacio de cinco años, Guénon entra en contacto y participa en una gran cantidad de organizaciones ocultas y se vincula con varias ramas del esoterismo. Posteriormente hará una crítica implacable de este mundo en dos obras: El teosofismo, historia de una pseudoreligión, 1921, y El error espiritista, 1923, y renegará de él para sostener la tesis de que sólo la masonería mantiene vestigios en Occidente de un saber esotérico e iniciático verdadero y que todo lo demás es charlatanería o algo peor. Consecuente con estas tesis, abandona París y se instala en El Cairo en 1930, donde vivirá como musulmán y miembro de una tariqah sufí con el nombre de Abdul Wahid Yahya (el servidor del Único) hasta su muerte en 1951. Otro de los aspectos que han contribuido a hacer de la obra de Guénon difícilmente aceptable en Occidente ha sido su crítica implacable de la civilización moderna. Expresada de forma ácida y contundente en varias obras (Oriente y Occidente, 1924, La crisis del mundo moderno, 1927, Autoridad espiritual y poder temporal , 1929, El reino de la cantidad y el signo de los tiempos, 1945), dicha crítica supone una «enmienda a la totalidad» del mundo moderno, un rechazo frontal, sin fisuras, de lo que Guénon considera una «civilización anómala», expresión de la «Edad
oscura» (Kali Yuga) en la que nos encontramos. Esta civilización se ha apartado de los valores tradicionales y contrasta con la situación de Oriente, que ha mantenido dichos valores: «En el estado actual del mundo tenemos, por un lado, a las civilizaciones que han permanecido fieles al espíritu tradicional, que son las civilizaciones orientales, y, por otro, a una civilización propiamente anti-tradicional, 6 que es la civilización occidental moderna» . Esta oposición entre Oriente y Occidente no responde a ningún criterio auténtico, pues durante la Edad Media Europa tenía una civilización equivalente a la oriental; fue a partir del Renacimiento (Guénon fecha el inicio de la «desviación» en el siglo XIV) cuando ambas civilizaciones comenzaron a separarse, por el alejamiento de Occidente de la ortodoxia tradicional. Por eso, según Guénon, no se trata tanto de ser anti-occidental como de ser antimoderno, pues esta modernidad occidental amenaza con arrastrar a la humanidad entera a la catástrofe. Sólo una reforma de Occidente que consistiera en una restauración tradicional podría alejar al mundo de este peligro y para hacer esta reforma es inevitable el acercamiento a Oriente. Enfrentado a la «academia» y a la modernidad en general e inmerso en los ambientes ocultistas, Guénon fue rechazado y olvidado por la ortodoxia intelectual de su tiempo. Pero después de su muerte, en 1951, su nombre comenzó a mencionarse en determinados círculos, primero en Francia, luego en Italia y en otros países europeos, finalmente en el mundo anglosajón, donde se han escrito en los últimos años algunos 7 estudios dedicados a su pensamiento y al espíritu tradicional . En España su obra ha sido poco conocida, aunque en la actualidad es apreciada en ciertos ambientes masónicos y también en grupos esotéricos islámicos. En lo que sigue, haré un breve repaso de las principales ideas de Guénon: la tradición, el simbolismo, el exoterismo/esoterismo, la metafísica, la iniciación, para terminar con la masonería. Todo ello permitirá establecer un balance crítico de su obra, así como valorar la vigencia —o falta de vigencia— de su pensamiento, para evitar lo que, a mi juicio, ha sido una constante hasta ahora: la adhesión dogmática y acrítica o la descalificación sin paliativos.
LA TRADICIÓN PRIMORDIAL
Bien podría decirse que toda la obra de Guénon ha tenido como finalidad la demostración de la existencia de una Tradición primordial eterna y universal. El saber tradicional habría sido transmitido en el pasado a través de una enseñanza oral de maestro a discípulo, pero la ruptura del Occidente moderno con su propia tradición, justificaría, según Guénon, la necesidad de una forma heterodoxa, literaria, de esta transmisión. Su obra hay que entenderla en este contexto: es la proclamación abierta y pública de un conocimiento en trance de perderse, al menos en Occidente, por la desaparición de las organizaciones que lo vehiculaban en el pasado. Ahora bien, ¿qué entendía Guénon por tradición? Según su etimología, la palabra «tradición» es simplemente lo que se transmite. Y aquí hay que incluir, en primer lugar, la doctrina metafísica (o religiosa, o de cualquier otra clase) tradicional y, de forma secundaria y derivada, pero también importante, todo el conjunto de las instituciones de diferentes órdenes que parten de la doctrina. En lo que se refiere a Oriente, la tradición se identifica con la misma civilización. En el Islam, por ejemplo, esta tradición tiene dos aspectos, el religioso, al cual se adhieren todas las instituciones sociales, y el metafísico (el llamado «esoterismo islámico», representado por el sufismo sunní y por ciertos grupos chiitas). En la India, sin embargo, sólo hay una única tradición metafísica en su esencia, a la que se agregan aplicaciones diversas de carácter doctrinal o social. En China, la separación se plantea entre una tradición metafísica (el taoísmo) y una tradición social (el confucianismo). Ambas tradiciones son relativamente independientes, dado que la tradición metafísica ha sido siempre patrimonio exclusivo de una élite intelectual, mientras que la tradición social se impone a todos. En el caso de la civilización occidental, con excepción del elemento religioso, en la actualidad está desprovista de todo carácter tradicional. No obstante, no fue lo mismo en la Edad Media, antes de que se produjera la «desviación» moderna, pues entonces había algo similar al Islam (que ejerció, como se sabe, una gran influencia en la Europa de la época): una religión exotérica y una doctrina metafísica representada por la llamada «escolástica». Nada tiene que ver la tradición con la «costumbre» o el «uso», u otras significaciones que rebajan la idea de la tradición a un nivel puramente
humano, mientras que «nada puede ser verdaderamente tradicional si no 8 implica un elemento de un orden supra-humano» . Según Guénon, este es el punto esencial, constitutivo de la propia definición de tradición. Solo pueden acreditar el calificativo de tradicionales las formas herederas de una sucesión ininterrumpida, de una «cadena de transmisión» (shelshelekt , en hebreo, silsilah en árabe, paramparâ en sánscrito), cadena que garantiza la realidad y la permanencia del elemento vital no humano en el interior de una tradición particular. Esta tradición se expresa bajo diversas modalidades que responden a las distintas necesidades de tiempo y de espacio y que son la ocasión de múltiples y necesarias adaptaciones que pueden tomar diferentes formas, pero estas formas son siempre portadoras de este lazo a una fuente «nohumana» que es testimonio de su autenticidad. Todas las formas tradicionales, según Guénon, forman una unidad transcendente, precisamente porque esta fuente «no-humana» a la cual están ligadas todas las tradiciones, es absolutamente idéntica, indivisible y única para todas las formas consideradas. Visto lo que entiende Guénon por tradición, es necesario considerar sus repetidas alusiones a una supuesta «Tradición primordial» que constituye, quizás, lo más peculiar de todo su pensamiento. Efectivamente, según Guénon, las formas tradicionales presentes son herederas de esta supuesta «Tradición primordial», con la cual conservan, aunque sea de una forma indirecta, un lazo que las une y que les proporciona toda su legitimidad. Apoyándose en la compleja teoría hindú de los Ciclos cósmicos (que divide los diversos estados o grados de la Existencia universal en ciclos de diferente duración: Kalpas, Manvantaras y Yugas) afirma Guénon que hay que considerar «el origen de las actuales Tradiciones como nórdico, e inclusive más exactamente como polar, dado que eso es expresamente afirmado en el Vêda, como también en otros 9 libros sagrados» . Esta «Tradición primordial», de origen nórdico o polar, es la fuente de difusión del Conocimiento sagrado en el seno de nuestro ciclo actual. Es la más antigua tradición de la humanidad, la tradición primitiva común al conjunto de tradiciones auténticas y ortodoxas, cuyas huellas y signos aparecen claramente en los símbolos, ritos y mitos de todas las
tradiciones. Se podría decir, pues, que esta «Tradición primordial» ha fecundado y nutrido al conjunto de tradiciones actuales, pues todas éstas derivan, en un grado más o menos importante, de la primera.
EL SIMBOLISMO La Tradición primordial se expresa hoy por intermedio del simbolismo, que constituye un lenguaje universal que sobrepasa las diferencias de lenguajes o de religiones, a causa precisamente de esta pertenencia común a un idéntico origen. Guénon se ha ocupado a lo largo de toda su obra de estudiar estos símbolos con el fin de alcanzar una compresión profunda de su significado y de su presencia en el seno de las distintas civilizaciones. Este trabajo en el dominio del simbolismo constituye una compleja labor hermenéutica, que Guénon lleva a cabo en muchas de sus obras, de las cuales podemos destacar dos: El simbolismo de la cruz, 1931, y Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada, 1962. El mundo moderno, en virtud del triunfo del racionalismo, por un lado, y del sentimentalismo, por otro, ha olvidado casi por completo esta forma de saber fundamental legado por la Tradición primordial. Al desconocer el simbolismo y sus posibilidades, permanece ciego y refractario a la verdadera intelectualidad, la única capaz de conducir al Conocimiento auténtico, a la «Ciencia Sagrada». Medio por antonomasia para conducir al ser humano al conocimiento superior, el símbolo revela directamente a través de imágenes lo que el lenguaje convencional sugiere con palabras. El lenguaje pertenece, por lo tanto, al ámbito de la razón y pone siempre ciertos límites al entendimiento; el símbolo, por el contrario, evoca directamente con notable poder las ideas más complejas. Por eso, las verdades más sublimes son incomunicables según el orden del lenguaje, pero se transmiten bajo la forma simbólica. Este simbolismo, dice Guénon, es de origen no-humano, de igual forma que la tradición que vehicula. En efecto, es necesario constatar que las leyes de la naturaleza no son más que un reflejo imperfecto de las leyes divinas, lo que significa que el simbolismo tiene su origen y su fuente, más allá de los seres humanos, en el seno mismo del Principio. Es por eso que
Guénon subraya que las primeras palabras del prólogo del Evangelio de San Juan hablan precisamente acerca del aspecto original del pensamiento y de la palabra: «Al principio era el Verbo (el Logos)». Está expresado aquí el carácter mismo de la esencia de la Creación y de la naturaleza íntima del mundo, que no es otro que «el lenguaje que el 10 Espíritu infinito habla a los espíritus finitos», según la expresión del filósofo Berkeley citada por Guénon. Pues si el mundo ha surgido al comienzo de los tiempos por el efecto de la Palabra divina, efectivamente es posible sostener que «la entera naturaleza puede ser tomada como un 11 símbolo de la realidad sobrenatural.» Así, todo lo que existe y que tiene su origen en el Principio divino expresa o traduce este Principio según su orden existencial propio Y, así, de un orden a otro, todas las cosas se encadenan y se corresponden para concurrir a la armonía universal y total, que es como un reflejo de la Unidad divina misma. Esta correspondencia es el verdadero fundamento del simbolismo y es por ello que las leyes de un dominio inferior pueden ser tomadas siempre para simbolizar las realidades de un orden superior, donde tienen su razón profunda, que es 12 a la vez su principio y su fin. Vemos, pues, que el simbolismo, en su universalidad, es incomparablemente superior a todas las otras formas de aproximación a la realidad, lo que le predispone naturalmente a ser la forma sensible de la enseñanza esotérica e iniciática. Es el instrumento más apropiado para el Conocimiento, pues la riqueza de su poder evocador le otorga la posibilidad de abrir las puertas del «Saber secreto» que constituye el dominio propio de la iniciación.
ANTI-TRADICIÓN Y CONTRA-TRADICIÓN El concepto guenoniano de Tradición tiene su contrapartida en las nociones de «anti-tradición» y «contra-tradición». El mundo moderno — por su carácter esencialmente materialista, por su ruptura con el universo simbólico y sagrado, por su ausencia de toda referencia transcendente, por su culto del progreso y su rechazo de las enseñanzas tradicionales— es esencialmente anti tradicional. La «anti-tradición» debe ser
contemplada, por lo tanto, como una negación pura y simple de la tradición, como la constitución de un modo de vida profano desprovisto de toda aspiración espiritual. Esta «anti-tradición» ha tenido su expresión más completa en las doctrinas materialistas de la modernidad. Pero, según Guénon, como la naturaleza humana no puede satisfacerse únicamente dentro de un horizonte puramente material, ha surgido algo mucho más temible que la simple «anti-tradición» y que él denomina con el término «contra-tradición» y que no es sino una inversión total de todos los valores tradicionales, una especie de «espiritualidad al revés» o parodia de la auténtica espiritualidad —y que constituye, propiamente, el «satanismo»— que produce una peculiar «atmósfera psíquica» en la cual está inmerso el mundo moderno, lastimoso juguete de todo tipo de fuerzas irracionales. Y si la iniciación debe conducir al ser humano hasta los estados «suprahumanos», la «contra-iniciación» les arrastra inevitablemente hacia los estados «infra-humanos» e infernales, que tiene como resultado abocar a los seres en una vía de desintegración, extremo opuesto de la realización metafísica o «Identidad Suprema». Pero este triunfo de la «contra-tradición» en el mundo moderno es, según Guénon, momentáneo, pues el final del ciclo en el que está inmersa la humanidad actual estas tendencias «maléficas» habrán de transmutarse con un resultado definitivamente «benéfico». Así lo indican todas las profecías auténticas, las cuales afirman que la contra-tradición 13 será finalmente destruida.
EL ASPECTO EXOTÉRICO DE LA TRADICIÓN Para Guénon, toda tradición puede presentar un aspecto externo y uno interno. El primero recibe el nombre de «exoterismo» y el segundo de «esoterismo». Estos términos provienen de ciertas escuelas filosóficas de la Grecia antigua, y aludían a dos aspectos de una misma doctrina. El exoterismo comprendía lo más elemental de la doctrina, lo más fácilmente comprensible y por lo tanto al alcance de todos (en el pitagorismo o en las escuelas de Platón y de Aristóteles era la parte de la enseñanza destinada a todo el público, y que se consignaba por escrito);
el esoterismo, por su parte, era el aspecto más profundo y elevado de la doctrina, destinado solo a una élite (en el caso griego, esta enseñanza se dirigía solo a los discípulos regulares de la escuela y era puramente oral). Vemos, pues, que se trata en todo caso de la misma doctrina pero bajo dos aspectos diferentes, como dos grados de enseñanza, y que, por lo tanto, eran complementarios, nunca opuestos o contradictorios. Esoterismo y exoterismo serían comparables, según Guénon, a la concepción y a la expresión de una doctrina, siendo la primera interior y la segunda sólo su exteriorización. También sería apropiado hablar del «espíritu» (de naturaleza esotérica) y la «letra» (de naturaleza exotérica) de la doctrina, lo cual, por otra parte, sería aplicado a todos los textos tradicionales, que ofrecen casi siempre una pluralidad de sentidos profundos. Esta noción de exoterismo la hace corresponder Guénon con la idea de religión en el caso del Islam, el judaismo y el cristianismo. Así, en el islamismo, la tradición posee una esencia doble, religiosa y metafísica (constituida por el «esoterismo islámico» o sufismo); el judaismo, por su parte, junto a la religión convencional, posee un tipo de esoterismo representado por lo que se llama «Cábala», palabra cuyo sentido 14 primitivo no es otro que «tradición» ; el cristianismo, por su parte, poseía, junto a la religión oficial, grupos esotéricos más o menos ocultos, que desarrollaban las doctrinas puramente metafísicas de la tradición (Guénon menciona aquí el fenómeno de los templarios y de otras órdenes militares, o grupos reducidos de hermetistas y alquimistas, rosacruces, etc. Un ejemplo interesante es el de Dante, que perteneció a uno de estos 15 grupos, el llamado Fede Santa) . Allí donde no hay religión, el exoterismo está representado por la tradición social, como es el caso del confucianismo en China. En la India, por otra parte, esta distinción entre exoterismo/esoterismo no es aplicable porque allí la tradición posee una gran unidad y no se presenta en dos aspectos separados o complementarios. Todo lo que se puede distinguir en este caso es la doctrina esencial, enteramente metafísica y sus aplicaciones de diversos órdenes, que constituyen ramas secundarias con relación a ella y donde todos pueden ser admitidos para recibir la enseñanza en todos sus grados, con la única condición de estar
intelectualmente calificados para obtener un resultado efectivo. En cuanto al cristianismo, Guénon afirmó siempre su carácter tradicional y la figura del Cristo no sería sino uno de los representantes eminentes de la tradición (en este sentido y basándose en el homenaje rendido al Cristo naciente por los Reyes Magos —que simbolizan los tres mundos, terrestre, intermediario y celeste—, Guénon concluye que este reconocimiento por parte de tres representantes auténticos de la tradición que viene de Oriente es la prueba de la perfecta ortodoxia 16 doctrinal del cristianismo) . Por otra parte, Guénon pensaba que el cristianismo en sus primeros tiempos «lejos de ser la religión o la tradición exotérica que se conoce actualmente bajo este nombre, tuvo tanto por sus ritos como por su doctrina, un carácter esencialmente esotérico y, por consecuencia, 17 iniciático» . Según Guénon, el carácter iniciático del cristianismo de los primeros tiempos requería que la Iglesia se constituyera como una organización cerrada o reservada, en la cual no todos eran admitidos indistintamente, sino solamente los que poseyeran las cualificaciones necesarias para recibir válidamente la iniciación que se puede llamar «crística». Solo después, y por las circunstancias de decadencia en las que se encontraba entonces el mundo occidental (la tradición grecorromana había llegado a una extrema degeneración), el cristianismo «descendió» al dominio exotérico para impedir una caída de la tradición y para conseguir un cierto «enderezamiento» que culminaría posteriormente en la civilización cristiana de la Edad Media. En la actualidad, no obstante, el cristianismo, al menos el «latino», no conserva más que vestigios de esta primera época de carácter esotérico. Hoy en día, y contrariamente a lo que fue al principio, todos los ritos son públicos (algo inadmisible si se tratase de ritos iniciáticos, que normalmente sólo pueden ser cumplidos más que en presencia de los que hayan recibido ya la misma iniciación). Otra cosa es el cristianismo 18 oriental, donde el hesicasmo, presenta un carácter iniciático indudable.
EL ASPECTO ESOTÉRICO DE LA TRADICIÓN
Toda tradición presenta un aspecto interno —esotérico— que, por su dificultad, solo es accesible a una élite, a una parte muy pequeña del cuerpo social. Este aspecto interno puede mantenerse más o menos oculto y constituye una doctrina metafísica, vehículo de la tradición y base de la civilización humana, que se constituye a partir de sus múltiples aplicaciones. Las ideas metafísicas de Guénon se encuentran fundamentalmente en las siguientes obras: Introducción general al estudio de las doctrinas hindúes (1921), El hombre y su devenir según el Vedanta (1925), El simbolismo de la cruz (1931), Los principios del cálculo infinitesimal (1946) y, sobre todo, en Los estados múltiples del Ser ( 1932), obra exclusivamente consagrada a la exposición de lo que podría llamarse «Metafísica integral». Es la parte más compleja de su doctrina y aquella en la que, a mi juicio, alcanza una mayor profundidad y coherencia. A pesar de la utilización —por simple comodidad— de la expresión «Metafísica de Guénon», hay que recordar, no obstante, que el autor no cesó a lo largo de su vida de afirmar que no había nada personal en su obra, pues él era un mero expositor de ideas tradicionales de origen intemporal. Esta cuestión plantea algunos interrogantes: ¿de dónde obtuvo Guénon este saber metafísico? ¿Cuáles fueron sus fuentes? Está claro que tenía un conocimiento de la filosofía clásica occidental, desde los griegos —a los que no tiene en gran estima: al que considera su máximo exponente, Aristóteles, lo criticará por manejar una metafísica incompleta, cercenada de sus aspectos más elevados, que la reducen a una ontología del Ser—, hasta los modernos —a Leibniz, por ejemplo, lo considera como el único filósofo que ha llegado a atisbar algunas nociones propiamente metafísicas, aunque de forma muy parcial—. Sólo la Edad Media parece salvarse de esta crítica, pues Guénon considera que esta época, tan desconocida para el occidental moderno, debió poseer doctrinas metafísicas completas, aunque en ámbitos minoritarios. En este sentido, el autor más respetado por Guénon, y con cuya obra tiene numerosas afinidades es Meister Eckhart, aunque también pueden rastrearse paralelismos con otros autores, como Duns Scoto. A este respecto, no obstante, la influencia de la tradición hindú es mucho más profunda. Debió tener Guénon un conocimiento bastante amplio de la literatura védica, de las Upanisads y de autores clásicos,
como Sankaracharya. Aparte de este saber «libresco», algunos biógrafos han especulado con la posibilidad de que Guénon se beneficiara durante algún tiempo de la instrucción de ciertos maestros hindúes de la tradición 19 Vedanta . Junto a esta iniciación al Vedanta son remarcables también la vinculación de Guénon con el taoísmo a través de Albert de Pouvourville (Matgioi), oficial del ejército y traductor al francés del Tao-te king y con el sufismo por medio de Ivan Aguéli, pintor y aventurero sueco convertido al Islam y ligado a la tarika Shadhiliyya de Egipto. De Aguéli parece que recibió Guénon su iniciación al esoterismo islámico a la vez que su interés 20 por la figura del Ibn Arabi, el gran místico musulmán .
LA METAFÍSICA Para Guénon la metafísica es una porque la Verdad es una. Y de la misma manera que no puede haber más que un único Principio, es imposible también imaginar una pluralidad de doctrinas en el dominio metafísico. Esta es, según Guénon, la primera consideración que hay que tener en cuenta en este ámbito del conocimiento. Así pues, no se puede hablar de «metafísica oriental» o de «metafísica occidental», puesto que sólo existe una verdad intangible e inmutable, que no depende de consideraciones geográficas o de otras contingencias. Esta unidad metafísica y esta unidad de la verdad participan en el mismo fundamento, en el mismo Principio, y tienen como tarea esencial proporcionar el conocimiento teórico y la comprensión de los elementos doctrinales necesarios para que el ser humano alcance una «realización» por participación en dicho Principio supremo. En cuanto a la definición de la metafísica, es una tarea propiamente imposible porque no se puede definir lo que por naturaleza escapa a toda definición, lo que no se deja encerrar en fórmulas y está más allá de toda expresión, al ocuparse del conocimiento universal de los Primeros principios. Ante tal imposibilidad, y constatando que no todo el mundo la entiende de la misma forma, Guénon prefiere rescatar su significación primitiva y etimológica, que deriva, como es sabido, de Andrónico de Rodas, que
utilizó el término para referirse a la «filosofía primera» de Aristóteles: De acuerdo a su composición, la palabra «metafísica» significa literalmente «más allá de la física», tomando «física» en la acepción que este término tenía siempre para los antiguos, la de «ciencia de la naturaleza» en toda su amplitud. La física es el estudio de todo lo que pertenece al 21 ámbito de la naturaleza; lo que concierne a la metafísica es lo que está más allá de la naturaleza.
Este estar más allá de la naturaleza hace de la metafísica un conocimiento literalmente sobrenatural. La metafísica, por lo tanto, sobrepasa el estudio descriptivo de la realidad fenomenal, de la naturaleza, del mundo manifestado. Para Guénon, el conocimiento supremo no es un conocimiento de «lo que es», sino «de lo que está más allá de lo que es». Un conocimiento que supera el nivel simplemente existencial u ontológico. Es más, este nivel mundano, concreto, obstruye, oculta la posibilidad de acceder a la contemplación del Principio supremo. Para superarlo se impone una «ascesis espiritual», una purificación que libere de las ataduras que someten al espíritu. Al estar su objeto más allá de la naturaleza, la metafísica no tiene nada que ver con ninguna «experiencia», contrariamente a lo que es propio de todas las ciencias: «El dominio de cualquier ciencia depende siempre de la experiencia, mientras que el de la metafísica abarca aquello donde no hay experiencia posible: como está «más allá de la física», nosotros estamos 22 también, por eso mismo, más allá de la experiencia» . Exenta del cambio que caracteriza a la naturaleza, es estable, inmutable. Es contraria también a cualquier perspectiva histórica, que se caracteriza por la evolución y la modificación. ¿Cómo abordar el estudio de un saber que supera el dominio de los conocimientos ordinarios, que parece inaccesible con los métodos convencionales? Para Guénon: Las concepciones metafísicas no son nunca totalmente expresables, ni siquiera imaginables, y su esencia no puede alcanzarse más que por la inteligencia pura y no formal; superan a todas las formas posibles, y especialmente a las del lenguaje, que tienden a restringirlas y por tanto a desnaturalizarlas. Estas fórmulas, como todos los símbolos, sólo sirven de punto de partida, de sostén, por decirlo así, para ayudar a concebir lo en sí inexpresable, y cada uno debe esforzarse por conseguirlo en la medida de su capacidad intelectual, supliendo las imperfecciones de la 23 expresión formal y limitada.
Se trata, pues, de una empresa difícil, que se enfrenta al ámbito de lo inefable, de lo inexpresable y que sólo tiene posibilidades de éxito si utiliza el aspecto superior de la inteligencia, tomando como soporte las
diversas formas simbólicas. En el conocimiento metafísico no hay distinción entre el sujeto cognoscente y el objeto conocido. Porque si la metafísica no es propiamente un objeto de conocimiento, de la misma manera, tampoco es posible hacer un medio de este conocimiento porque, precisamente, «este medio debe ser uno con el conocimiento mismo, en el que el sujeto 24 y el objeto se hallan esencialmente unificados» . Esta no diferenciación sujeto-objeto pone de manifiesto que la metafísica es de carácter no-dual y que no hace uso de la razón discursiva, el medio eminente de la reflexión individual. Nos encontramos aquí en un orden supra-individual, supra-racional, intuitivo, pero de una intuición que no es la intuición sensible mencionada por los filósofos al uso, sino una facultad de conocimiento propiamente metafísico que Guénon llama 25 intuición intelectual o trascendente . Guénon cita los Últimos analíticos de Aristóteles como refuerzo de sus 26 tesis . Efectivamente, Aristóteles había allí afirmado que el nous — intelecto— es más verdadero que la episteme —ciencia—. Juntos forman la sophia —sabiduría— pero el nous es la facultad suprema de conocimiento, infalible como consecuencia de la inmediatez de su operación, en la medida en la que, al no diferenciarse de su objeto, el intelecto puro no es sino una unidad con la verdad misma. Es aquí donde reside la certeza metafísica, la fuerza de la verdad total realizada por el intelecto puro, la pura intuición inmediata no discursiva. La metafísica se constituye, por lo tanto, como un conocimiento directo y universal, el conocimiento supremo por antonomasia. En este sentido, se diferencia radicalmente de cualquier otra forma de saber, sea la ciencia o la filosofía y también la teología, aunque esta última, en alguna época —la Edad Media—, haya sido considerada como superior.
LA REALIZACIÓN METAFÍSICA El desarrollo o el despliegue real del conocimiento metafísico pasa forzosa e inevitablemente, según Guénon, por una modificación compleja del estado individual del ser humano, modificación que se califica habitualmente en los escritos de las diferentes tradiciones con el término
genérico de «realización». La teoría no es, pues, un fin en sí misma, sino un medio, un instrumento: «Para el metafísico, se trata de conocer lo que es, y de conocerlo de tal forma que uno mismo sea, real y efectivamente, 27 todo aquello que se conoce» . En esta modificación es esencial la concentración y la armonización de los diferentes elementos y estados inferiores de la individualidad, «con el fin de preparar la comunicación 28 efectiva entre esta individualidad y los estados superiores del Ser» . Esta toma de conciencia efectiva de los estados supra-individuales es precisamente para Guénon el objeto de la metafísica, el conocimiento metafísico propiamente dicho. Esta alusión a los «estados supra-individuales» sólo sorprenderá a aquellos que piensen que el ser humano es algo acabado, completo y cerrado en sí mismo: Llegamos aquí a un punto esencial sobre el cual es necesario insistir: si e l individuo fuera un ser completo, si constituyera un sistema cerrado a la manera de la mónada de Leibniz, no habría metafísica posible; irremediablemente encerrado en sí mismo, este ser no tendría ningún medio de conocer lo que no es del orden de existencia al cual él pertenece. Pero no es este el caso: el individuo no representa en realidad más que una manifestación transitoria y contingente del ser 29 verdadero.
En el marco de esta realización metafísica, Guénon distingue dos fases principales: una primera, que es calificada de «preliminar», que no sobrepasa la individualidad y que debe permitir una extensión indefinida de las posibilidades virtuales presentes en cada hombre. Y una segunda fase que concierne exclusivamente a los estados supra-individuales, todavía condicionados pero de una forma muy diferente a los condicionamientos del estado humano, pues aquí el mundo del hombre está total y definitivamente superado. Sin embargo, advierte Guénon, esos estados son todavía transitorios y relativos en comparación con el fin último de la realización metafísica, que reside más allá del Ser y que es el estado absolutamente incondicionado, lo que la doctrina hindú denomina «liberación». La liberación es, pues, el único y principal objetivo de la vía metafísica y se diferencia radicalmente de la perspectiva religiosa «exotérica» que está determinada por la obtención de la «salvación» desde el punto de vista personal, es decir la comunión en tanto que participación eterna del ser con la plenitud de la gracia divina.
Esta liberación puede ser obtenida observando los principios y prescripciones expuestos en los libros sagrados y facilitada por la práctica de diferentes ritos cargados de potencia que pueden despertar fuerzas ocultas en el ser humano, o mediante el ejercicio intenso y sostenido de modos específicos y más o menos complejos de meditación. Pero solamente será efectiva y real si tiene como consecuencia el perfecto conocimiento del Principio Supremo.
LA INICIACIÓN La realización metafísica puede ser facilitada al ser humano si este toma el camino de la iniciación, que no es sino una vía de Conocimiento y, por lo tanto, de realización, un camino específico que utiliza métodos particulares. Esta vía no está abierta a todo el mundo porque requiere de unas condiciones indispensables que no poseen todos los seres humanos. Todo candidato a la iniciación debe demostrar que posee una capacidad real para penetrar los conocimientos doctrinales más profundos y esto no de forma erudita sino vivencial. Además, debe ser apto para emprender un complejo trabajo de trasmutación que le hará pasar, por medio de la muerte y del renacimiento iniciático, del hombre viejo al hombre nuevo. Es por eso que está vía iniciática es propiamente «esotérica», en el sentido de estar reservada a un pequeño número de adeptos cualificados para recibir el aspecto interior y más profundo de la doctrina propiamente metafísica. Guénon expuso sus concepciones sobre la iniciación fundamentalmente en dos obras: Apreciaciones sobre la iniciación (1946) e Iniciación y realización espiritual (1952) (Esta última obra es una selección póstuma de artículos publicados por Guénon y reunidos por uno de sus discípulos después de su muerte). También escribió varios libros para diferenciar la vía iniciática del misticismo, el ocultismo, la magia, el espiritismo y otros fenómenos —algunos de ellos peligrosos— que había que atribuir al «desorden del mundo moderno» donde pululan toda clase de ideas disparatadas y de organizaciones pseudo o contra-iniciáticas: El Teosofismo, historia de una pseudo-religión (1921), El error espiritista (1923), El reino de la cantidad y los signos de los tiempos (1945).
Guénon tiene especial interés, en primer lugar, en distinguir el dominio iniciático de la mística. La confusión de estas dos vías tan diferentes es culpa de los orientalistas y de los exoteristas religiosos que han mezclado sin ningún criterio dos ámbitos de realización muy diferentes, uno exotérico-religioso y otro esotérico-iniciático. Y eso a pesar de que la palabra «misticismo» está emparentada con la antigua designación de los «misterios», es decir, con una realidad que perteneció al orden iniciático. Pero este origen etimológico ha sido suplantado por otro impuesto por el uso y que domina en la actualidad. En este sentido, el misticismo, que para Guénon es propiamente algo occidental y cristiano (por eso no es aplicable a las doctrinas orientales) es pasivo mientras que la iniciación, sin embargo, es fundamentalmente una vía activa, pues «Es al individuo al que pertenece la iniciativa de una «realización» que se proseguirá metódicamente, bajo un control riguroso e incesante, y que deberá normalmente llevar a sobrepasar las posibilidades mismas del individuo 30 como tal» . Si la iniciación no tiene nada que ver con la mística, mucho menos con la magia, que es para Guénon una especie de ciencia o saber de los fenómenos sutiles o del llamado «mundo intermediario», de carácter psíquico y que no tiene relación con el mundo espiritual. Por otra parte, la iniciación no tiene un sentido moral ni social, ni pretende la comunicación con unos supuestos «espíritus». También se diferencia claramente de la religión, pues esta última tiene como objetivo la «salvación» y no trasciende el dominio individual, mientras que la iniciación busca la realización interior de los estados superiores del Ser y, 31 como culminación, la «Liberación» o «Identidad Suprema» . Una vez aclaradas estas posibles confusiones, Guénon añade que nadie puede «iniciarse» a sí mismo. La palabra «initium» significa «entrada» o «comienzo» en la vía del Conocimiento metafísico y para ello se requieren ciertos requisitos o condiciones: una cualificación personal, vincularse a una organización tradicional regular y llevar a cabo un trabajo interior. En este sentido, la función de la organización tradicional es clave porque efectúa, con los ritos adecuados, la transmisión iniciática propiamente dicha, que consiste fundamentalmente en la transmisión de una «influencia espiritual» al iniciado, a partir de la cual y mediante el trabajo
meditativo interior, se puede ir avanzando por las distintas fases de la iniciación, que no son sino las de la «Gran Obra» hermético-alquímica, que reproducen el proceso cosmogónico. Todo el proceso iniciático este basado sobre el estudio de los símbolos, pues constituye la característica distintiva misma de esta vía de conocimiento y de realización metafísica. Es por eso que la transmisión de la enseñanza esotérica se efectúa en el ritual, donde el iniciado aprenderá a «poner en acción» los símbolos. La vía iniciática que pasa por el conocimiento del sentido de los símbolos y el aprendizaje de su valor metafísico supone, por este motivo, la integración de las verdades superiores por medio de las verdades inmediatas encarnadas en las formas visibles. Simbolismo e iniciación están, pues, estrechamente ligados, porque de hecho no son sino un mismo método que tiene por 32 objetivo orientar a los seres hacia la «Realidad suprema» .
LA MASONERÍA Guénon insiste en que la organización que lleve a cabo la iniciación debe ser una auténtica organización tradicional, que sea efectivamente depositaria de una influencia espiritual para poderla comunicar a los individuos que se vinculan a ella. Esto, según él, excluye a todas las formaciones pseudo-iniciáticas, tan numerosas en nuestra época pero que están totalmente desprovistas de todo carácter tradicional (al no mantener ninguna continuidad o «cadena iniciática» con la tradición, como es el caso, apunta Guénon, de las numerosas organizaciones que se autodenominan «rosacrucianas»). En este sentido, y en una nota a pie de página de sus Apreciaciones sobre la iniciación, Guénon afirma: Si se pone aparte el caso de la posible supervivencia de algunos raros grupos del hermetismo cristiano de la Edad Media, es un hecho que, de todas las organizaciones con pretensiones iniciáticas que están extendidas actualmente en el mundo occidental, no hay más que dos que, por muy degradadas que estén debido a la ignorancia y a la incomprensión de la inmensa mayoría de sus miembros, pueden reivindicar un origen tradicional auténtico y una transmisión iniciática real; estas dos organizaciones que, por otra parte, no fueron en sus inicios más que una sola, 33 aunque con ramas diversas, son el compañerazgo y la masonería.
Esta afirmación tiene gran importancia porque el hombre occidental ya casi no tiene posibilidades de adentrarse en una vía de conocimiento
propiamente metafísico, al haber desaparecido todas las organizaciones que en otras épocas —la Edad Media— facilitaban esa iniciación. Esto convierte a la masonería en una muy rara excepción y es por este motivo que Guénon le dedicó numerosos análisis (todos sus artículos relacionados con esta organización iniciática fueron publicados póstumamente en dos volúmenes con el título Estudios sobre la 34 masonería y el compañerazgo, en 1970) . En su origen la masonería no era sino una «iniciación de oficio», que utilizaba los útiles de la construcción como herramientas reales y como soportes para la realización espiritual. Pero, con el tiempo —a partir del Renacimiento— se irá convirtiendo, por la aceptación en su seno de elementos extraños a la profesión, en una sociedad especulativa que abandona el trabajo real con la piedra para sustituirlo con un trabajo «simbólico» que busca la construcción del «templo interior» del ser humano y el desarrollo de sus capacidades espirituales. Esta diferencia es la que se da entre la llamada «masonería operativa» y la «masonería especulativa», distinción que data de comienzos del siglo XVIII con la constitución de la Gran Logia de Londres en 1717. Este paso de la «masonería operativa» a la «masonería especulativa» lejos de ser un progreso representa, para Guénon, una pérdida efectiva del potencial iniciático de realización y un olvido de numerosos ritos y prácticas que poseían una función transformadora real. Así, aunque la cadena tradicional no haya sido interrumpida, las posibilidades de una «iniciación efectiva», que vaya más allá de la mera «iniciación virtual» disminuyen considerablemente. Esta degeneración explica las numerosas desviaciones que se han producido en esta organización iniciática en los últimos tres siglos, siendo los principales responsables de esta situación los pastores protestantes Anderson y Désaguliers, que redactaron las Constituciones de la Gran Logia de Inglaterra, publicadas en 1723 y que hicieron desaparecer todos los antiguos documentos que pudieron para que no se notaran las innovaciones que ellos introdujeron en los rituales. Las Constituciones de Anderson y el nacimiento de la Gran Logia de Inglaterra no son, pues, como podría pensarse, el comienzo de la masonería, sino solamente la culminación de un periodo de degradación que se venía fraguando en Occidente desde hacía tiempo, y que inaugura
la nueva época de una masonería puramente especulativa, que ha perdido gran parte de su poder transformador del ser humano por el olvido de la verdadera finalidad de la organización y de las técnicas espirituales necesarias para ello. Guénon se cuida de recordar una y otra vez en sus artículos, primero en la revista La Gnose y más tarde en Études traditionnelles, que la masonería estaba sufriendo la misma suerte que antes experimentaron otras organizaciones iniciáticas en Occidente, y que la mayoría de sus miembros desconocían los verdaderos fines de la organización, así como el sentido último del simbolismo y del ritual. Es por ello que su propósito fue mostrar el carácter plenamente tradicional de la masonería y explicar el sentido profundo de los diferentes símbolos y ritos masónicos, para que los masones de su época tomaran conciencia de los verdaderos fines de la organización a la que pertenecían y pusieran en práctica las técnicas apropiadas para alcanzar la realización espiritual. En cuanto a la vinculación personal de Guénon con la masonería, vendrá de la mano de Papus, personaje imprescindible para entender el ambiente ocultista del París de principios de siglo y que ya había introducido a nuestro autor en sus grupos, tanto en la Escuela Hermética como en la orden Martinista. Así, se encuentra a un joven Guénon entre los miembros de la Logia Humanidad —en la cual fue iniciado en octubre de 1907 y alcanzó el grado de maestro en abril de 1908—, logia que cambió de obediencia en aquella época, pasando del Rito nacional español al Rito egipcio de Memphis-Misraïm, donde se encontraban por aquel entonces los masones de tendencia ocultista y esotérica. Charles Détré —Teder —, un amigo de Papus, era el Venerable Maestro. Guénon fue recibido enseguida en los altos grados, encontrándose en el grado de Caballero Kadosh con ocasión del Congreso espiritualista organizado por Papus en Paris del 7 al 10 de junio de 1908, del cual forma parte como secretario. La posterior ruptura de Guénon con Papus —por motivos que no es posible abordar en este breve artículo— aleja al primero de todas las organizaciones, masónicas y para-masónicas, ligadas al que hasta ese momento había sido su amigo y mentor. Pero el contacto con Oswald Wirth, uno de los renovadores de la masonería simbólica de la época, lleva a Guénon a integrarse en la Logia Thébah, de la Gran Logia de Francia, en abril de 1912. No obstante, la masonería «regular» no lo
retuvo durante mucho tiempo: en 1914 fue irradiado por falta de pago de su cotización. Este suceso no impidió, no obstante, que Guénon siguiera ocupándose de la masonería en numerosos artículos hasta el final de su vida, y nunca cambió su opinión sobre el carácter plenamente tradicional, aunque degradado, de esta organización. Lo que es más sorprendente, en una carta dirigida a un amigo holandés Franz Vreede, con el que se reencontró en 1921 después de la aparición de su primer libro, La introducción general al estudio de las doctrinas hindúes, y después de disuadirle de presentar su candidatura al Gran Oriente de Francia, dominado por preocupaciones políticas, Guénon hace gala de su cualidad de masón, agregando: Que él era miembro de una «maestría», compuesta por un grupo de maestros de todos los grados, cuya tradición oral remontaba a la época artesanal de la masonería francesa… Después de la descomposición de la masonería francesa regular, diversos grupos de maestros decidieron mantener la tradición antigua en toda su pureza. Para impedir en el futuro toda desviación… toda traición, decidieron el anonimato de sus miembros, y que a partir de entonces no hubiera ni 35 estatutos ni otros documentos… sino aceptación de nuevos miembros por cooptación secreta .
Esta importante confesión de Guénon no ha podido ser comprobada por los comentaristas de su obra y la naturaleza de esta maestría sigue siendo un misterio, pero pone de manifiesto de forma clara la importancia que para él tenía la masonería. Después de instalarse en El Cairo en 1930, Guénon siguió en contacto con el mundo masónico francés por medio de la correspondencia que sostuvo con personajes como Marius Lepage, Jean Tourniac y, sobre todo, Denys Roman. De este último surgió el proyecto de creación de una logia «guenoniana» en Francia, proyecto que se convirtió en realidad en 1947 con «La Gran Tríada», bajo la dirección de la Gran Logia de Francia, en la cual los masones admiradores de la obra de Guénon pusieron sus mayores esperanzas para una restauración tradicional de la masonería. Denys Roman, en su obra, René Guénon y los destinos de la franc36 masonería , ha escrito un relato exhaustivo de esta aventura, que al final acabó en fracaso porque, según él, los conocedores de la obra del maestro eran demasiado pocos. Los amigos de Guénon presentaron al Convento de verano de 1948 una proposición de ritual que había sido elaborado bajo su dirección, pero acabó adoptándose otro y la decepción del maestro fue profunda.
Las referencias de base de este ritual «guenoniano» eran los artículos publicados por Guénon, de forma notable el titulado «Palabra perdida y nombres sustitutivos». En este artículo recuerda que la búsqueda de la «palaba perdida» es una de las tareas fundamentales de la masonería, si no la más importante. Esta búsqueda tiene una importancia primordial para la operatividad de los trabajos iniciáticos. Todas las tradiciones nos recuerdan que como consecuencia del alejamiento progresivo del Principio, el Conocimiento, que en el «estado primordial» era dado naturalmente, fue velado y ocultado, hasta caer en el olvido. Esta pérdida fue compensada por una sustitución que debía mantener el recuerdo de este conocimiento original al cual tenían acceso los seres humanos cuando mantenían el lazo con la Tradición primordial. Para Guénon, el lema masónico «reunir lo que está disperso» era la misma cosa que «recobrar la Palabra perdida», porque, en realidad y en su sentido más profundo, esta «Palabra perdida» no es otra cosa que el verdadero 37 nombre del «Gran Arquitecto del Universo» . Con posterioridad al fracaso de la aventura de la «Gran Tríada», otras logias de inspiración «guenoniana» han sido creadas, pero las cuestiones personales y las querellas entre obediencias han llevado en muchas ocasiones a generar altercados y conflictos, que comenzaron ya en vida del maestro y que han proseguido hasta nuestros días. Como ejemplos de esta pervivencia del legado de Guénon en la masonería actual pueden mencionarse dos logias que llevan su nombre, una situada en Milán y perteneciente al Gran Oriente de Italia y otra en Lausana, integrada en la 38 Gran Logia Alpina. Las dos poseen sitios en Internet.
CONCLUSIÓN ¿Qué valoración puede hacerse de la obra y el pensamiento de René Guénon? La cuestión es harto compleja, pues nos encontramos con un autor totalmente «heterodoxo» desde múltiples perspectivas. No obstante, intentaré sintetizar en lo que sigue mis conclusiones: Habría que decir, en primer lugar, que las obras de Guénon no pueden ser consideradas científicas ni académicas, si por ello hay que entender los presupuestos y el método de trabajo usuales en cualquier disciplina
humanística que aborde el estudio de la religión, de la mística, de la iniciación, etc. Está claro que Guénon no se atuvo a estos métodos y que siempre rechazó los planteamientos de las por él llamadas «ciencias profanas» como falsos. En este sentido, el rechazo de la tesis doctoral de Guénon por parte de Sylvain Lèvy me parece totalmente justificado — 39 como bien afirma Mark Sedgwick al final de su estudio sobre Guénon — al mantener en su trabajo afirmaciones que son imposibles de demostrar. Su obra, pues, no tiene valor científico, pero esto no quiere decir que adolezca de interés. A pesar de su rechazo de la filosofía como forma de conocimiento y de la mayor parte de los filósofos modernos, es como filósofo que creo debe ser considerado, pues sus reflexiones valorativas sobre la modernidad, el fenómeno religioso, las tradiciones, etc., encajan mejor en esta disciplina, mucho más «abierta» y flexible desde el punto de vista teórico y metodológico que las ciencias humanas o sociales. En este último sentido, me parece que su obra es muy sintomática de un tiempo y de un espacio determinado, la Europa en crisis de finales del siglo XIX y principios del XX. En concreto, la crítica que hace de la civilización moderna es comparable, por su contundencia, con la de filósofos como, Nietzsche, Spengler o, más recientemente, Heidegger. Guénon toma la opción de lo pre-moderno, pues su rechazo del mundo moderno viene desde la perspectiva de la tradición y, por lo tanto, tiene muy poco en común con la del resto de filósofos, pero el objetivo es el mismo: la denuncia del estado de cosas que estaban ocurriendo en Occidente y que conducían inevitablemente a la decadencia. Otro aspecto importante de la obra de Guénon es la consideración de la «metasica» como forma de conocimiento. Esta noción central de la reflexión filosófica occidental es reivindicada por Guénon como «Ciencia Sagrada» o «Conocimiento supremo» de carácter supra-racional. Alcanza aquí nuestro autor, a mi parecer, una profundidad incontestable y el diálogo que establece con la tradición occidental —comenzando por Platón y Aristóteles— y con el pensamiento oriental —el Vedanta, el Taoísmo o el Zen— es frucfero, aunque sus tesis no siempre tengan que ser aceptadas. El tema de la existencia de una «Filosofía perenne» me parece también un objeto de estudio interesante. Algunos autores modernos de prestigio, como Ken Wilber, han vuelto a retomar esta cuestión. El pensador
norteamericano ha recuperado esta noción —aunque no desde la perspectiva «tradicional», que él rechaza— en la forma de lo que llama «Gran Cadena del Ser» y que reconoce una aportación nada desdeñable de la sabiduría de las antiguas civilizaciones al conocimiento de los 40 aspectos más elevados de lo real . Hay, no obstante, aspectos de la obra de Guénon que causan perplejidad y rechazo y que difícilmente pueden aceptarse. ¿Cómo valorar sus ideas sobre la «contra-tradición» y la «contra-iniciación», que parecen sacadas de una teoría del «complot» de las novelas de misterio para consumo del gran público? ¿O su teoría de los ciclos de la humanidad? ¿Su rechazo de la teoría de la evolución? ¿Su condena de la democracia moderna y del progreso? ¿O la defensa de la existencia de un «Centro 41 Supremo», donde reinaría un supuesto «Rey del Mundo» ? En estos ejemplos —y otros que podrían ponerse— encontramos un autor que se parece mucho a los ocultistas y teosofistas que él tanto criticó. ¿Qué puede aportar, por último, la obra de Guénon al masón actual, ya sea regular o liberal, tradicional o progresista, creyente o ateo? Quizás es una «piedra de toque» para que cada cual reflexione sobre el sentido de su pertenencia a una organización tan especial como la masonería, sobre sus fines y objetivos y sobre los métodos y el trabajo que debe llevar a cabo para alcanzarlos. En mi opinión, los artículos de Guénon sobre el simbolismo, sobre los ritos, sobre la iniciación, son lo más interesante de su obra para el masón, que puede encontrar en ellos motivos para la meditación y el perfeccionamiento de su caminar iniciático. En este sentido, el conjunto de artículos recogidos en obras como Apreciaciones sobre la iniciación, Iniciación y realización espiritual y Símbolos undamentales de la Ciencia Sagrada —en donde encontramos profundos análisis sobre el simbolismo arquitectónico, sobre la forma cósmica, el corazón, el simbolismo axial y de tránsito, los símbolos del centro y del mundo, etc.—, son de una gran riqueza y proporcionarán al masón una preparación intelectual muy útil para entender sus vivencias en el seno de la logia así como para enfocar su trabajo iniciático de una manera más consciente y activa.
CAGLIOSTRO Y LA FRANCMASONERÍA EGIPCIA DEMIS L ABOURÉ
EL ADEPTO DESCONOCIDO ¿Quién era Cagliostro? Giuseppe Balsamo nació el 2 de junio de 1743 en Palermo en una familia modesta. Tras una juventud disipada, adoptó el nombre de su madrina la Condesa de Cagliostro. El 27 de diciembre de 1789 el Papa Pío VI ordenó su arresto. Tras un proceso inicuo y cuarenta y siete interrogatorios, Cagliostro fue condenado a cadena perpetua el 7 de abril de 1791. Sus pertrechos y condecoraciones masónicas, junto con sus libros, fueron quemados solemnemente en la Plaza Minerva de Roma. Enfermó el 21 de abril en el fuerte San Leo, cerca de Rímini, y pasó el resto de su vida en condiciones ignominiosas en el fondo de una lóbrega mazmorra llamada «Il Pozzetto» (palabra que significa algo así como, secreto calabozo, pozo o alcantarilla). Murió el 26 de agosto de 1795, dos años y medio antes de la llegada de las tropas francesas que tomaron la fortaleza. Para sufrir tal martirio, el hombre debía ser ciertamente embarazoso. Hay que tomar en consideración, sin duda, el aspecto político. En su «Carta al pueblo francés», anunciaba la destrucción de la Bastilla, la convocatoria de los Estados Generales y la abolición de las cartas de cupones. Pero el poder religioso se sentía, aun si cabe, más amenazado. La Inquisición campeaba a sus anchas tras largo medio milenio. A causa de su agonía, que aceleró la muerte de la policía religiosa, Cagliostro revela 42 un entresijo de su función . Y por si ello fuera poco, mediante el rito masónico que acababa de fundar, Cagliostro volvía accesibles las enseñanzas reservadas hasta aquel día únicamente a los cenáculos mas cerrados.
Los años de preparación
En 1766-1767, en el laboratorio de la Orden de Malta, Cagliostro aprendió los secretos de las plantas. De los ambientes masónicos y aristocráticos recibió por la misma época la teurgia. De 1770 a 1780, viajó a través de Europa Central y afinó sus conocimientos, particularmente los alquímicos. Los legados de la antigua Rosa Cruz no le fueron ajenos. En Mitau, en Curlandia, a día de hoy Jelgva (Letonia), demostró su maestría en cristalomancia (utilización de agua magnetizada de una jarra 43 de cristal con la asistencia de jóvenes videntes) .
Cagliostro crea el Rito Egipcio El 29 de marzo de 1779, durante su estancia en Mitau, Cagliostro creó una logia mixta que se consagró a la búsqueda alquímica. Tras sus éxitos en Holanda se mudó a Estrasburgo desde 1780 hasta 1783. Después permaneció once meses en Burdeos. Abrió los trabajos del Rito Egipcio el 44 22 de agosto de 1781 . Regresó y permaneció en Lyon desde octubre de 1784 hasta febrero de 1785. Tras algunos meses de preparación (locales, recepción de aprendices, etc.), asumió el título de Gran Copto. El 24 de diciembre de 1784, Cagliostro creó el rito de Alta Masonería Egipcia en el cuadro de la logia madre La Sagesse Triomphante (La Sabiduria Triunfante) de Lyon que se inauguró el domingo 26 de diciembre de 1784. Esta logia se reunía en el local de La Sagesse, es decir, en la Maison Puylata, n.º 33, Camino 45
Nuevo . La obra de los trabajos masónicos y de la consagración del Templo, tuvieron respectivamente lugar el 20 de agosto de 1785 y el 25 de julio de 1786. Para entonces, Cagliostro ya se había ido. En Lyon redactó el ritual de la Alta Masonería Egipcia. El rito está compuesto por tres grados: Aprendiz, Compañero y Maestro Egipcio. En febrero 1785 fundó en París un Supremo Consejo del Rito Egipcio, cuyo Gran Maestre Protector era el Duque de Montmorency Luxemburg. El 7 de agosto de 1785 creó, igualmente en París, una logia de adopción; después otra logia en Roma el 6 de noviembre de 1787. El 2 de mayo de 1787, abrió en Bâle una Gran Logia Madre de los Países Helvéticos. Que esto sucediera en Francia bajo la dirección de François de
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Chefdebien d´Armissan , en Italia, bajo la de Lorenzo de Montemayor , 48
o incluso en Egipto bajo la de Bernardino Drovetti , propició que el Rito Egipcio de Cagliostro sobreviviera largo tiempo a su fundador.
¿Por qué «Egipcio»? Leyendo la palabra «Egipcio» ya no se nos ocurre más que pensar en el Egipto de los faraones. Pero para Cagliostro, su rito es egipcio porque se refiere idealmente al Egipto Copto, al Egipto de los primeros cristianos. Jefe del Rito, Cagliostro asumió el titulo de Grand Cophte, siendo 49
ortográficamente «copte» la palabra correcta durante el siglo XVIII . Este rito es egipcio también en otro sentido. Adopta el pensamiento de ciertos hermetistas del Renacimiento, ulteriormente desarrollados por Michaël Maiër o Dom Pernéty, que reconstruyeron las mitologías disponibles (judía, griega, romana y egipcia) para vehicular las prácticas alquímicas y teúrgicas.
¿Cómo fue organizado el Rito Egipcio? En su vertiente masculina, el rito está compuesto de tres altos grados ya 50
que recibe como Aprendiz Egipcio a los Maestros Elegidos , iniciados en otros ritos. Estos son recibidos como Aprendices Egipcios, luego Compañeros Egipcios y después Maestros Egipcios. En su vertiente femenina, el Rito está compuesto por tres grados. Las mujeres son recibidas como Aprendices Egipcias, luego Compañeras Egipcias y luego Maestras Egipcias. Este rito culminaba en las visiones que, a veces, eran accesibles a todos los miembros presentes. En Lyon existen testimonios que relatan curaciones y manifestaciones de toda clase: J.B. Delorme fue curado de una enfermedad incurable, y distintas invocaciones fueron organizadas en presencia del Duque de Richelieu. El fantasma de Prost de Royer, antiguo Venerable de la Logia La Bienfaisance (La beneficencia), apareció y fue reconocido por los miembros de esta Logia.
¿Cuál es el objetivo del Rito Egipcio? El Rito Egipcio de Cagliostro tiene por objeto la regeneración de todo el
ser: alma y cuerpo. Hoy en día cuando hablamos de «transformación», de «evolución», entendemos un cambio en nuestra estructura psíquica. Del cuerpo, no podemos comprender más que la enseñanza de los primeros cristianos, los antiguos alquimistas o los francmasones del Rito Egipcio. Ya que el objetivo de todos estos buscadores era una transformación integral del ser humano, tanto para ellos como para la tradición judía, cristiana y musulmana, tal cual y como ellos lo revelaban, no existía en absoluto la separación entre el cuerpo y el alma. Almas y cuerpos, son dos caras de la misma moneda. Para mejor captar esta enseñanza, recurramos a la mitología bíblica. En el Jardín del Edén, Adán y Eva estaban dotados de un cuerpo de luz inalterable. Este cuerpo, en sus orígenes, no estaba sometido a la enfermad ni a la muerte. Después Adán y Eva fueron privados del Paraíso. Su cuerpo de luz se cristalizó, quedó momificado. Del mundo espiritual, 51
Adán y Eva involucionaron al mundo de lo biológico. La Biblia dice que fueron revestidos con ropas de piel. En el Rito Egipcio, los francmasones son revestidos de un hábito blanco. Como el alba en el caso del cristianismo, este hábito representa al cuerpo de luz de los orígenes. Pero todos los francmasones, sean cuales sean sus Ritos, llevan también un mandil de piel. Según Cagliostro, este delantal es en recuerdo del vestido de piel con que nuestro cuerpo de luz permanece revestido e impotente.
Enoch y Elías nos precedieron en la Vía En el episodio de la Transfiguración, Jesús se apareció a sus apóstoles revestido del Cuerpo de Gloria, denominado «Glorioso» por los especialistas. Se trata aquí del cuerpo inmortal de los orígenes. No solo es 52
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patrimonio de Jesús, puesto que Enoch y Elías , habían trascendido ya 54
de lo biológico a lo espiritual . Ellos igualmente, habían ascendido al cielo sin pasar por la muerte. Por esta razón, Cagliostro puso su rito bajo sus auspicios y patronazgo. Los primeros cristianos, enseñaban los procesos de divinización que permitían trascender de lo biológico a lo espiritual. En determinadas líneas aristocráticas, los padres les enseñaban precisamente esto a sus
hijos. Ciertos aristócratas llevaban a cabo estas prácticas en el seno de pequeños círculos informales y discretos. Estas enseñanzas fueron parcialmente conservadas en el seno de monasterios hasta la Contrarreforma, y dentro de la aristocracia hasta la Revolución llamada «francesa». Contrarreforma y Revolución francesa les propinaron el golpe de gracia. Clarividente, Cagliostro supo, a tiempo, volver accesibles estas enseñanzas fuera de los ambientes eclesiásticos y aristocráticos.
El programa del Rito Egipcio ¿Cómo trascender de lo biológico a lo espiritual? El programa de trabajo del Rito Egipcio está dividido en dos etapas. Estas dos etapas están precedidas de una larga fase de preparación. La 55
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primera etapa atañe a la regeneración «moral» , es decir, psíquica, 57
anímica. La segunda etapa tiene por meta la regeneración del cuerpo. Como método pedagógico, Cagliostro presenta estas dos etapas complementarias, como sucediéndose en el tiempo, cuando de hecho son 58
simultáneas. Se alimentan la una de la otra, en un ir y venir incesante , mientras que preparan el recipiente en el que vamos a recibir el fuego celeste. 59
A imagen de los retiros realizados por Moisés en el monte Sinaí , cada 60
una de las etapas dura simbólicamente cuarenta días .
La preparación Para que las dos etapas tengan éxito, el iniciado debe vivir según una ética irreprochable. El fracaso estará por ello asegurado a los orgullosos, a los codiciosos y a los egoístas. El iniciado debe tomar tres medidas inmediatas: Adoptar y respetar las leyes del país donde se encuentre. Amar a su prójimo, ayudarle y ser caritativo para con él. Consagrar 3 horas al día a la práctica de la oración. Para lograrlo, debe haber concebido la certeza de que, de aquí en
adelante, es «Amado de Dios», es decir, que habría recibido personalmente el «Donum Dei», el Don de Dios indispensable.
La primera etapa: la evocación de los ángeles De tal modo preparado, el iniciado se retira durante cuarenta días. Vive en un lugar solitario, desligado de lo superfluo y de todo artificio. Allí ha de dedicarse a la oración. Es difícil rezarle a Dios sin hacerse una imagen suya; sin reducirle a un concepto que pronto devenga en ídolo. En este caso, el iniciado ora entonces a la imagen que él se hizo de Dios y no a Dios mismo. Este 61
artificio es ilícito desde el punto de vista del Éxodo . A lo mejor, si acaso, 62
sería posible articular «De profundis clamavi ad te domine...» . 63
En revancha, las Escrituras nos indican que existen intermediarios entre Dios y el hombre, cuales son las Jerarquías Celestes. Entre estos intermediarios a los cuales está permitido llamar, se hallan siete grandes 64
Ángeles . El objetivo de la primera cuarentena es la obtención de un contacto con cada uno de los siete ángeles. Estos siete ángeles comunican al iniciado el medio de entrar en contacto personal con ellos. Después, estos ángeles le ayudan y le guían hacia la regeneración, la transfiguración de todo su ser. Pueden transcurrir años en culminar esta primera regeneración. Si el hombre llega a morir sin haber acabado el segundo retiro, la piedra ablandada continuará siendo trabajada en otros planos. Para este primer retiro, Cagliostro utilizó dos métodos de los cuales encontramos rastro tras el Antiguo Egipto.
La segunda etapa: la regeneración del cuerpo Guiado de este modo, el iniciado puede retomar el segundo retiro de cuarenta días. Después de tres siglos, numerosos místicos fueron negligentes con su cuerpo; en consecuencia este se degradó cuando éstos 65 atendían sueños espirituales . El maestro del Rito Egipcio hizo lo necesario para evitar esta trampa. Veamos cómo se conjura «para que el cuerpo siga». En primavera, en el plenilunio de mayo, el maestro se aísla de nuevo,
acompañado de un amigo que tome cuidado de él durante esta delicada operación. Se constriñe a un régimen alimentario sano y frugal. Bebe agua viviente, cargada de espíritu universal (en román paladino, agua de lluvia recolectada en primavera). Cada día, el maestro absorbe ciertas substancias. Dos de entre ellas son elixires vegetales preparados según las instrucciones legadas por Paracelso. Tienen como propósito preparar el cuerpo, forzando la 66
evacuación de todos los detritos. Es una cura de desintoxicación que recurre a todos los procedimientos de eliminación conocidos en el siglo XVIII: sudatoris, laxantes, vomitorios, sangrías. La tercera substancia absorbida es la Materia Primera, cuya elaboración pude triunfar después que se haya llevado exitosamente la primera cuarentena. En la segunda cuarentena, la absorción de la Materia Primera sea inmediatamente la de los elixires espargíricos para ser eficaz. Todo este trabajo se conduce en paralelo con la plegaria y las invocaciones angélicas. Es entonces cuando una verdadera transformación se opera en el maestro. Piel, dientes, uñas, cabellos, se regeneran. Esto le permite evitar una muerte prematura, la que entraña habitualmente nuestro modo de vida. No busca volverse inmortal en su cuerpo. Busca llegar al extremo de la existencia decidida para él por Dios, y disponer del tiempo necesario, para que el proyecto de Dios se cumpla. Cagliostro no inventó estos procedimientos. Todos ellos son, en el fondo, disciplinas que pertenecen a la tradición hermética occidental. Estaban reservadas únicamente a los pequeños cenáculos aristocráticos o monásticos. Cagliostro los tornó accesibles, transmitiéndolos bajo la forma de un rito masónico; eso es todo.
El objetivo del Rito Egipcio – Ego sum qui sum En el corazón del Rito Egipcio «Él (el maestro) busca llevar a término la existencia decidida por Dios, a disponer del tiempo necesario para que el proyecto de Dios se cumpla». Pero ¿cuál es el proyecto? El maestro opera sin deseo, sin voluntad, sin elegir. Es maestro quien
puede decir con plena consciencia: No soy de ninguna época, ni de ningún lugar; fuera del tiempo del espacio mi ser espiritual vive su eterna existencia, y si me hundo en mi pensamiento remontando el curso de las edades, y extiendo mi espíritu hacia un modo de existencia alejado de quien percibís, me transformo en quien quiero. Participando conscientemente en el Ser Absoluto, regulo mi acción según el medio que me rodea. Mi nombre es el de mi función y l o elijo, como mi función, porque yo soy libre; mi 67 país es aquel que hoyan transitoriamente mis pasos.
Estas palabras de Cagliostro van al corazón del problema. Osemos una incursión al corazón de la maestría del Rito Egipcio.
De Moisés al rabí de Nazaret En el episodio de la zarza ardiente, una voz ordena a Moisés ir ante el 68
Faraón para exigirle que otorgue la libertad al «pueblo hebreo» . Moisés se permite preguntar: «Pero si ellos me dicen: ¿cuál es su nombre?, ¿qué 69
les diré?». El Eterno le responde: «Yo soy el que Soy» . En latín se dice Ego Sum qui Sum y en griego Ego eimí , literalmente «Yo, Soy Yo». Moisés y Dios suman dos. Aparece la alteridad. En sus más delicadas obras, Jesús alcanza habla, como habla Dios. Aunque sea hombre, habla en tanto que es Dios. Es un gran progreso. Jesús demuestra, que el Principio, es la causa, y que Él Jesús, es el efecto. 70 De lo que se colige el Uno sin dos . Con toda consciencia se puede afirmar: «Amén, Amén, yo os digo: Que antes de que Abraham fuera, Yo 71 Existo» . Cuando habla así, el rabbí de Nazaret retira todo sentido de un yo personal. La agonía en el Monte de los Olivos trasluce el anteúltimo combate entre el yo personal («¡Padre Mío, si es posible, pase de mi esta 72
copa!» ) y la identidad verdadera («Padre Mío, si no es posible que esta 73
pase sin que yo la beba, hágase según tu voluntad» ). Leamos el episodio de este combate en la traducción de André Chouraqui. Cuando los soldados romanos vinieron a detenerle, «Él salió y les dijo: «¿A quién buscáis?». Ellos repusieron: «A Ieshua el Nazareno». Y él les dijo: «Yo, Soy 74
Yo» .
ENTREVISTA A RÉMI BOYER Rémi Boyer, nacido en 1958, es sin lugar a dudas una de las principales referencias intelectuales de la masonería contemporánea. Ensayista, poeta, filósofo, ilustrador, practicante de vías iniciáticas tanto occidentales como orientales, ha sabido armonizar su propia búsqueda, la labor sobre su piedra, con ese edificio colectivo que es la Tradición Espiritual Europea. Su contacto con las vanguardias artísticas y los movimientos iniciáticos ha producido resultados de gran interés en sus muy diversas colaboraciones: L’originel, Supérieur Inconnu, Les Cahiers Lima de Freitas, y un l argo etc. Cofundador con Robert Amadou en 1992 del CIREM, Centre International de Recherches et d’Etudes Martinistes así como de la revista L’Esprit des Choses, La Lettre du Crocodile. En su extensa producción bibliográfica figura un libro que ya forma parte de la historiografía de la masonería de todos los tiempos: La Francmasonería como Vía del Despertar , donde no sólo realiza una reflexión profunda y necesaria del método masónico para el hombre actual, sino que además propone todo un programa de trabajo de logia en los tres primeros grados. El 25 de julio de 2016, aprovechando su paso por Vitoria, estuvimos con él y realizamos la siguiente entrevista.
¿Podría explicarnos qué es para usted la «Iniciación» en términos generales y la «Iniciación Masónica» en particular? La iniciación podría ser definida como la realización de nuestra libertad intrínseca. La iniciación es en este sentido siempre libertaria. Ella libera de las contingencias y deja libre el lugar al Espíritu. Que esto sea un proceso gradual o una emanación súbita, la iniciación se manifiesta como un retorno, una reintegración, un reconocimiento de nuestra naturaleza original y última que está ahí permanentemente. La iniciación es un salto desde la dualidad hacia la no-dualidad, una liberación del tener y del hacer para devolver al ser su realeza inicial. El modelo iniciático de la Francmasonería, que hemos analizado en otro 75
lugar como el modelo por excelencia de la iniciación en la Ciudad que nosotros distinguimos de la iniciación en el Jardín, entre numerosas características, es la prueba de su capacidad de perdurar en el seno mismo de las vicisitudes de la historia. La Francmasonería es un vehículo privilegiado de tradiciones. El pitagorismo, el hermetismo, el iluminismo, el rosacrucismo, entre otros, han penetrado la Francmasonería en el curso de los últimos siglos para preservar sus enseñanzas respectivas. La Francmasonería tiene por tanto una misión esencial de propedéutica iniciática que no asume por otra parte sino raramente. En lo que concierne a la ortodoxia y la heterodoxia masónica, de la misma
manera que hay historiadores de la francmasonería que hablan de masonerías: ¿puede decirse que hay diferentes ortodoxias masónicas? Pueden hacerse muchas distinciones en el seno de la Francmasonería. El proyecto masónico inicial es social, espiritual (religioso) y político más que iniciático, lo que explica que los numerosos injertos iniciáticos operados sobre la Francmasonería no prendan sino parcialmente a pesar de algunos éxitos. Podemos distinguir por ejemplo entre las francmasonerías «institucionales» y las francmasonerías conocidas en la investigación histórica como «maçonnerie de marge», y que indican aquellos ritos poco o menos utilizados por las grandes obediencias o aquellas organizaciones discretas que reclutan a sus miembros en la Francmasonería como son los ritos masónicos egipcios, el Régimen Escocés Rectificado, el rito de Swedenborg, el Sat B’haï, y algunos otros. Estos movimientos masónicos al margen pueden parecer estar más centrados, desde un punto de vista tradicional, que las instituciones masónicas atrapadas en consideraciones profanas, muy a menudo por cuestiones políticas. Usted utiliza a menudo la expresión «vías del despertar» o «filosofías del despertar». ¿A qué se refiere exactamente? Toda vía iniciática conduce al despertar, a la liberación de la dualidad, de la identificación mundana y a la realización de su propia naturaleza divina. Bajo palabras diferentes, en la multitud de lenguas y de culturas de apariencias a veces contradictorias, las corrientes iniciáticas apuntan todas hacia la realización de este presentimiento: «Nosotros somos Dios». No la persona, que es un artificio temporal, sino el «Yo Soy», inmutable e indescriptible. ¿Tienen algo que ver el arte y la literatura con las denominadas filosofías del despertar? ¿Qué tipo de arte y literatura en tal caso? El arte y la literatura pueden ser los vehículos privilegiados de los filósofos del despertar. En Oriente como en Occidente, grandes autores, grandes artistas han dejado obras considerables que expresan los principios pero también las praxis de las vías iniciáticas. Como el lenguaje no es apropiado para dar cuenta de lo Real, a menudo es mediante la poesía, la pintura, la música, la escultura los medios elegidos con los que
se expresan estos creadores. Cervantes, Dante, Rabelais, para la literatura occidental, son a la vez los guardianes de la Tradición y los fundadores de la manifestación tradicional en el mundo. Se pensará también en Beethoven, Bach y Mozart para la música. Beethoven expresa el esfuerzo del ser humano hacia lo divino, Bach, el descenso de lo divino en el ser humano mientras 76
que Mozart nos ofrece una música cualitativamente muy angelica , imaginal , diría Henri Corbin. Usted ha escrito un libro intitulado La Franc-maçonnerie comme Voie d'éveill que pronto podremos tener en castellano en esta misma editorial. ¿Podría decirnos que le llevó a escribirlo? La Francmasonería se ha dejado canibalizar por la mundanalidad. Es paradójico que tengamos tantos escritos masónicos de calidad publicados en las librerías y tan poca satisfacción en logia. ¿Dónde están las praxis tradicionales indispensables para un camino iniciático? El ritual, por sí mismo solamente, no puede conducir a una metanoia indispensable. Es solamente el marco, la proposición de todo esto. ¿Dónde aprendemos la puesta en práctica operativa de los símbolos de manera que no sean el soporte de especulaciones intelectuales y si la indicación de prácticas espirituales o psicosomáticas precisas? Demasiados francmasones sinceros salen decepcionados del marco masónico. Este libro es un simple recuerdo de lo que puede ser una Francmasonería realmente orientada hacia la iniciación, orientada hacia el «Más Alto Sentido» por retomar la proposición de Rabelais. En el Grupo de Tebas había miembros de algunas organizaciones iniciáticas: francmasones, martinistas, rosacruces, etc. ¿Cuál era el intento de dicho grupo? ¿Por qué y para qué se formó? Hay dos maneras de comprender la finalidad del grupo. Podemos considerar la tradición occidental como un puzle, siendo las piezas del puzle las múltiples expresiones que conocemos bajo la forma de corrientes. La finalidad del grupo sería entonces contribuir a reconstruir el puzle identificando las posibles articulaciones. Es una lectura horizontal y temporal. La otra aproximación, que no pude desarrollar completamente sino mucho después del Grupo de Tebas, consiste en aprender las
expresiones tradicionales diversas, esto es opuestas en apariencia, como vehículos de una misma estructura absoluta, indecible y inaprehensible, pero de la cual tenemos siempre el presentimiento. Explorar una corriente, después una segunda, después una tercera, permite discriminar entre lo que es cultural, histórico, temporal y lo que permanece, a la vez manifestación de nuestra propia naturaleza original y caminando hacia nuestra naturaleza última. Es una aproximación vertical, atemporal que obliga a aproximarse a sí mismo. Esta segunda aproximación es más pertinente. Yo creo que el Grupo de Tebas la pudo favorecer pero no realizarla realmente. Entre los francmasones del Grupo de Tebas había algunos que pertenecían a Quatuor Coronati, la prestigiosa Logia de Investigación inglesa. ¿Podría decirse que el motivo de las organizaciones iniciáticas, su meta, sería común a todas ellas en el fondo? Las organizaciones llamadas iniciáticas contribuyen, poco o mucho, al despertar, a la liberación, la realización, poco importa la palabra para designar el estado de realización del ser en su totalidad y la abolición de toda separación. No habría que confundir las organizaciones iniciáticas, creaciones humanas limitadas, y las vías iniciáticas que emergen en el silencio del ser. Las primeras, efímeras e imperfectas, deberían servir a las segundas. Robert Amadou tenía la costumbre de decir que las organizaciones iniciáticas pueden servir. Son un medio, algunas veces, pero nunca una finalidad de manera que muchos de los miembros de estas órdenes iniciáticas no tienen otro objetivo que pertenecer a una orden. Es la satisfacción de una necesidad de reconocimiento y de pertenencia. Observamos en ello un movimiento del ego, de la persona, mientras que nuestra parte individual, indivisible, la que permanece, no tiene ninguna necesidad de pertenencia y de reconocimiento, sólo una necesidad de realización. ¿Qué lugar cree que ocupa la francmasonería en el conjunto de las sociedades iniciáticas? Pienso que constituye una clase de propedeútica para otras organizaciones más exigentes o más especializadas pero que realiza también un trabajo importante, de la biblioteca a la universidad, pasando
por la prensa, a pesar de algunos resbalones, para difundir una cultura de tradición, dinámica, capaz de interrogarse a sí misma. Debería ser también un laboratorio de ideas para un mundo más armonioso, lo cual no lo es, o demasiado poco, en el período actual. ¿Cuál es, a su juicio, la actual situación de la francmasonería en su país, Francia, y en el resto del mundo? Pienso que la Francmasonería sufre en un mundo que también sufre. De la misma manera que este mundo debe afrontar un desafío sin precedentes, ya que por primera vez el nivel crítico es planetario, para decidir su futuro, la Francmasonería, que también sufre a causa del mundo, debe decidir su orientación futura. Puede proseguir su autoprofanación o, al contrario, retomar de manera ambiciosa un compañerazgo espiritual verdadero del que el mundo tiene necesidad. La Francmasonería podría y debería ser un antídoto, entre otros, a la crisis actual que es también una crisis espiritual. Este mundo sufre porque su alma, privada de espiritualidades afinadas, está hambriento. ¿Qué cambios debería favorecer en el hombre su paso por la rancmasonería? La iniciación masónica debería operar una cesura en el seno de la persona, en el seno del tiempo y del espacio. Introducir una discontinuidad en el artificio del ego permitiéndole acceder al ser. La iniciación ritual instaura una persona sagrada y una persona profana, un tiempo sagrado y un tiempo profano, un espacio sagrado y un espacio profano. Al mismo tiempo, constituye un tercer término, un «testigo» de esta cesura. Es este testigo del juego dualista entre lo sagrado y lo profano lo que conduce el proceso iniciático. Desgraciadamente, en ausencia de praxis que mantenga la postura del testigo contra las imposturas del ego instalándose en el silencio de esa emanación realizándose así la vía iniciática, asistimos o bien a una lenta reconquista profana de la persona, o bien a una crispación patológica de lo sagrado. La Francmasonería, como otras organizaciones que pretenden contribuir a la iniciación, tiene por tanto una doble responsabilidad: crear las condiciones de la iniciación, lo que en general sí hace, y mantenerlas, lo que a menudo olvida hacer.
¿La francmasonería es compatible con otras sociedades iniciáticas como el Martinismo o la Rosa-Cruz? ¿Un francmasón podría pertenecer, de manera provechosa a estas otras sociedades? La Francmasonería es compatible con toda forma de inteligencia, de ciencia, de filosofía, de arte, de tradición, puesto que aquello que no se cierra en creencias estrechas libera el espíritu. Todas estas organizaciones o movimientos hacen referencia a complejas mitologías que hay que aprender a explorar, amaestrar, atravesar. Los mitos concentran las operatividades en un lenguaje universal puesto que se apartan de los elementos culturales contextuales. Si aprendemos a leer los mitemas, distinguiremos una estructura universal, esto es, absoluta, detrás del magnífico haber mitológico del planeta. Si nos dejamos tomar por las formas tradicionales, nuestra marcha, aunque será agradable intelectualmente, permanecerá estéril. ¿En la francmasonería se habla mucho de Tradición. Cómo puede ser compatible «Tradición» con «Modernidad»? En nombre de la tradición, tenemos la tendencia a rechazar la modernidad. Podemos también preguntar a la modernidad. ¿No deberíamos hablar más bien de actualidad, de la actualidad de la apariencia, de lo que se presenta, de la situación? En efecto, ni lo dicho por los especialistas ni las palabras especializadas, nos ayudan a saber si estamos confrontados con la modernidad, con la posmodernidad, con la posposmodernidad o con cualquier otro concepto. Pero, lo que asombra al observador del mundo de la iniciación es el número de mujeres y de hombres de deseo que sufren de la aparente inadecuación, del compromiso imposible, entre el espíritu de tradición y el entorno cultural e intelectual en el cual evolucionamos. La problemática entre tradición y modernidad, entre iniciación y educación, no es específica de nuestra época sino que parece cristalizarse hoy en una crisis aguda, que no se piensa, que se levanta desde lo impensable pero de un impensable pervertido. Mientras que en el pasado la problemática de la tradición y modernidad se transformaba en una dialéctica fecunda, autorizada por la separación ritual entre lo sagrado y lo profano, el pensamiento solidifica hoy en un cara a cara pesado y estéril. Pero, mirándolo bien, el ser humano que busca no sufre más la modernidad que el profano. El uno y
el otro se sienten dislocados, desalojados, desequilibrados, rechazados en las periferias de un juego en el cual no quieren adherirse, atrapados en el accidente de la velocidad. Pensemos que estamos a gusto inscritos ahí en el juego de la consciencia dual que separa, que divide y se pierde en el júbilo de la aceleración. Otra relación puede ser establecida con la modernidad, una relación iniciática. No hay objetos iniciáticos y objetos no iniciáticos. Durante mucho tiempo la filosofía ha considerado que ciertos objetos no eran filosóficos. Estos tiempos afortunadamente pertenecen al pasado. Igualmente, es eficaz considerar que no es el objeto el que es iniciático sino la relación mantenida con el objeto. Podemos establecer una relación iniciática con todo objeto que se presenta a la consciencia. La modernidad, y su cortejo de experiencias que tienden a alejarnos de nosotros mismos, no es más que un objeto, un elemento de la situación entre otros. La modernidad no es sino otro nombre dado a aquello que se teje en la opacidad de la consciencia por las superimposiciones del ego. El asunto de la tradición y la modernidad aparece entonces como un engaño. Disimula el verdadero problema de nuestra incapacidad de hacer el silencio, de hacer el vacío, de extraernos de los condicionamientos y de los artificios de la persona de la cual la susodicha modernidad no es sino un avatar más. Desde un punto de vista no dual, lo que importa reside en nuestro poder de verticalidad, nuestra capacidad de inscribir todo lo que se presenta, tanto tradición como modernidad, y todas las antinomías que constituyen los marcadores de la presencia dual, en el silencio no dual del Ser. Salir del torrente de una consciencia identificada con las formas con el objetivo de dejar vivir el Espíritu en sí mismo, dejar que se transmita la Gnosis, el Conocimiento en sí, por sí, sin nada que agarrar, sin nada que retener. Es un arte que exige una tecnicidad y el presentimiento de su libertad intrínseca. Es un arte que se desarrolla en lo que Henri Corbin denominaba el imaginal . Lo que llega, lo que se presenta, simboliza aquello que juega realmente en la consciencia. Todo se convierte así en materia de la obra de reintegración. Establecemos en este imaginal el escenario mistérico, a la vez tradicional y extrañamente moderno, del Crocodile ou la guerre du bien contre le mal , texto clave establecido por Louis-Claude de Saint-Martin.
¿La Francmasonería es, a su juicio, un camino espiritual? Si es así: ¿qué puede entenderse en tal afirmación? En el seno de la Orden masónica en general, en sus múltiples expresiones, algunos miembros se inscriben en la verticalidad de una verdadera marcha iniciática, otros no, tal vez por ahora. Es la relación voluntariamente iniciática lúcidamente establecida la que crea el camino espiritual más que la institución. Es fundamentalmente asunto de elección, la elección del ser, la elección de la libertad. Para terminar: ¿podría decirnos qué futuro tienen las sociedades iniciáticas, incluida la francmasonería, en estos comienzos del milenio? El futuro de las sociedades iniciáticas es aquel que nosotros construyamos conjuntamente. No son indispensables, probablemente, pero ellas permanecen necesarias en un mundo que niega la libertad al ser humano. Si tomamos referencia de Spinoza, mientras que las instituciones éticas y religiosas buscan llevar a las personas hacia el polo de la tristeza, más que hacia el polo de la alegría, para controlarlos mejor, sociedades iniciáticas, públicas, discretas o secretas perduraran para garantizar un acceso a la cultura de la Tradición liberadora. La única verdadera revolución es espiritual, interior y no dualista. Esta lo incluye todo y no rechaza nada.
LA MASONERÍA PITAGÓRICA DE ARTURO REGHINI EVA R IESTRA Lo más difícil es adoptar la invisible proporción de la sabiduría, que es la que alberga los límites de todas las coses. Solón de Atenas Los números enteros han sido creados por Dios, mientras el resto son obra del hombre e indagar las propiedades de los números enteros es adentrarse en el abismo de la interioridad del Ser» Kronecker
Arturo Reghini nace en 1878 en Florencia. Su primer acercamiento al esoterismo será en 1898 en la sección romana de la Sociedad Teosófica. Será iniciado en el Rito de Memphis de Palermo en 1902. Funda con el nombre de Filosófica, la Biblioteca Teosófica. En 1905 funda la logia Lucifero de Florencia (obediencia del Gran Oriente de Italia). Participará en la fundación de la revista Leonardo. En 1912 entra en el Supremo Consejo Universal del Rito Filosófico Italiano del que dimitirá pasados dos años. En 1914 finaliza en Pisa sus estudios universitarios en matemáticas. Formará parte del movimiento futurista. En 1921 entrará en el Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo Aceptado de la Plaza del Gesú. Dos años más tarde fundará la Asociación Pitagórica en Roma. Crea las revistas Atanor e Ignis. En 1927 comenzará la colaboración con Julius Evola, que comentaré más adelante; ambos fundan la revista UR. Tras numerosos problemas con este último, se verá confinado en el pueblo boloñés de Budrio, donde enseñará en un colegio privado. En 1940, tras haber escrito algunas de sus páginas en pleno ambiente bélico, terminará su obra principal Dei numeri Pitagorici . Fallece seis años más tarde, con la mirada hacia la luz solar y un libro en la mano; reflejando en este su último acto vital, toda su búsqueda sapiencial. Arturo Reghini (1878-1946) y su obra están marcados por un anhelo de regeneración y reforma de la masonería en Italia. La comprensión del pitagorismo, lejos de ser una reflexión inerte, pone en primer plano el
carácter operativo de los números, su esencia y presencia en una transformación espiritual que revela sus raíces en las primeras escuelas pitagóricas de la península itálica. En las propias palabras de Reghini: «El mago es actor y observador, al mismo tiempo sujeto y objeto de la experiencia» (Enrico Cornelio Agrippa e la sua magia). Experiencia que busca retomar el sentido fundacional del pitagorismo como hermandad suprema, en una masonería de carácter espiritual que debe ejercer su función de comunidad superior del saber. El sentido de esta masonería queda reflejado de manera inequívoca en la principal obra de Reghini: I numeri sacri . El autor distingue claramente entre una concepción profana y otra espiritual de la masonería. Ésta última será la más importante en la tradición italiana, a ella pertenecerán insignes e históricas figuras como las de Giuseppe Garibaldi, Bovio, Carducci, Filopanti, Pascoli, Domizio Torrigiani, Giovanni Amendola y, de un modo especial para Reghini, la de Giuseppe Mazzini. Esta masonería se desmarcará claramente de aquella otra que se verá influida por la masonería francesa, más interesada en cuestiones de tipo político. Por otra parte, las influencias rosacruces, templarias, cátaras, gnósticas o herméticas no serán consideradas como aspectos masónicos relevantes; Reghini los considera superfluos y por lo tanto afirmará que no aportan nada esencial a la gran obra. Nuestro autor busca preservar y trasmitir lo que él considera como una de las más importantes tradiciones de su país —la pitagórica— en el ámbito masónico. Compartirá con Julius Évola la importancia que ambos darán a las tradiciones de la Roma imperial y el fascismo, que incorporará ciertos aspectos míticos y estéticos del paganismo romano, y que en un primer momento no se mostrará adverso a Reghini. Al final, no obstante, ese movimiento político acabará confinándolo a una reclusión en el pueblo de Budrio (provincia de Bolonia), siendo expulsado de su puesto de trabajo como docente. Los primeros acercamientos de Reghini al esoterismo se llevarán a cabo en la Sociedad Teosófica de madame Blavatsky. La tendencia de nuestro autor será siempre la de una profunda crítica al materialismo histórico y científico; el positivismo, por otra parte se muestra anacrónico y vacío de significado relevante. Las formas iniciáticas masónicas que propone Reghini son la
continuación de la tradición greco-romana, que seguirá siempre presente desde sus orígenes en el país transalpino. La sapiencia pitagórica es, por lo tanto, fiel a una trasmisión antiquísima e ininterrumpida que, en Italia, se ha mantenido secreta y fielmente. Hay una inmanencia sagrada en la tradición romana por preservar, capaz de regenerar al individuo y al propio país. La influencia del pitagorismo en la cultura italiana será esencial y notable en personajes tan importantes como Virgilio, Dante o Campanella.
La colaboración entre Reghini y Évola será fructífera, pues el pitagórico escribirá varios artículos para la revista Ur, dirigida por Évola. Otros colaboradores destacables serán Giulio Parise, Giovanni Colazza (antropósofo), el esoterista Guido de Giorgio, el poeta Girolamo Comi, y el kremmerziano Ercole Quadrelli. Reghini y Parise coinciden en una voluntad regeneradora de la masonería. En todo momento se incide en su profundo sentido espiritual; el propio Reghini en unas hermosas palabras afirma: «No existe una doctrina secreta masónica; existe un arte secreto, real o regio o simplemente El Arte, el arte de la edificación espiritual al que corresponde la arquitectura sagrada» (I numeri sacri , págs. 22, 23). Esta visión es profundamente crítica con una masonería de carácter ético-social y/o político. Reghini específica, en la obra ya citada, que un modelo de reintegración, de perfeccionamiento, atañe a la persona misma y a su íntima implicación con la hermandad, en la que se busca una transformación de la «pura interioridad del ser», no actos de transformación social y crítica. De este modo tanto Reghini como Parise se demarcan de una masonería de corte francés, marcada por unos modelos herederos de la ilustración y que los autores encontrarán ajena al modelo itálico, griego y pagano que es su fuente de referencia central. La distinción de Reghini resultará inequívoca cuando denomine a una masonería «iniciática y tradicional» y a otra, «modernista» y pseudo-iniciática.
Las relaciones entre Évola y Reghini irán empeorando: varios acontecimientos influirán en ello. La publicación del ensayo de Évola El imperialismo pagano, que reproduce en su título el mismo que el de un previo artículo de Reghini (publicado en la revista Salamandra del hermano del GOI, Giovanni Mori), sin alusión alguna al mismo. La ruptura será definitiva cuando Évola decida hacerse partidario de un paganismo nórdico y ario rechazando, de este modo, el modelo pitagórico. Pero lo peor estaba todavía por llegar: cuando Évola acuse a Reghini en distintos periódicos de masón activo y no arrepentido. Situar la gravedad de estas declaraciones en el contexto de la Italia fascista resulta realmente impactante. Reghini fue expulsado de su trabajo en la enseñanza pública y a partir de ese momento se dedicará a dar clases en una escuela privada, para subsistir. Además, Reghini sufrirá un significativo aislamiento de los círculos culturales y en su ámbito personal. Alejado de su biblioteca personal, no se le permitirá hacer ni una sola visita a Roma o a Florencia. Es de destacar la pasión intelectual con la que se dedicará a la elaboración de sus principales obras en esta etapa de su vida. Dichas obras destacarán por la búsqueda de una comprensión profunda y auténtica de los símbolos de la tradición pitagórica y hermética, y las fuentes utilizadas para ello son las clásicas. En todo momento Reghini hace alusión a una trasmisión ininterrumpida y en su mayor parte secreta de este legado greco-romano en Italia. Y destaca lo esencial de estos significados en el ámbito masónico: para Reghini toda masonería iniciática hereda y aplica los principios pitagóricos. Por lo tanto, la búsqueda de una armonía suprema debe ser el principio supremo que se debe activar interna y externamente, en la hermandad iniciática. Las referencias hebreas no deben confundir al respecto, pues existe una trasmisión interna,
mágica y muy profunda del pitagorismo en la auténtica masonería iniciática. La ignorancia al respecto, puede llevar a la banalización del rito, a desposeerlo de uno de sus sentidos últimos, donde el cosmos y el microcosmos confluyen en una armonía única y sublime. Un perfeccionamiento del ser humano al reencuentro de su cosmos interior, de su armonía vibrante y única. La sabiduría itálica y pitagórica posee las trasmisiones iniciáticas no sólo de los antiguos misterios griegos, sino también de los egipcios y etruscos. De este modo hay un profundo vínculo entre Pitágoras y la Etruria y Crotona. Se trata de una ciencia, la ciencia suprema que aúna los aspectos teóricos y prácticos, la naturaleza física y la metafísica, la dimensión humana y la sobrehumana. La magia desarrolla una comprensión profunda y activa, secreta y misteriosa, ajena a la instrumentalización y a la racionalidad presentes en la religión y en la ciencia. En el comentario de nuestro autor a las máximas de Amedeo Armentano, publicado en las revistas Atanor e Ignis, se especifican algunas técnicas empleadas para conseguir la operatividad de la Escuela Itálica. Reghini las denomina condiciones necesarias, pero no suficientes. Ante todo, liberarse de todo prejuicio, creencia sentimiento, pasión y de todo tipo de miedo a la nada o a la aniquilación. Se debe dominar el pensamiento. Se requiere una catarsis, con ritos y ceremonias que propicien la contemplación y el desarrollo de la conciencia. Hay que emanciparse de los sentidos y las pasiones, a través de la aceptación e integración, de nada sirve combatirlos abiertamente. En todo momento Reghini distingue entre lo que es magia y lo que, superficialmente, parece serlo. Reghini siempre se referirá a la magia culta de Ficino, de Agrippa, de Bruno y Campanella. El ocultismo francés e inglés del siglo XX le resultará vulgar y confuso, o de otro modo, ninguno de ellos le parecen auténticos
depositarios de algo que pueda denominarse, de modo veraz, como tradición. Por otra parte, la crítica de nuestro autor a la masonería, desprovista según él de su sentido esencial, es cruda y radical. Afirma que el estado más común de la masonería es el de un preocupante vacío de significado. Deslegitima toda jerarquía carente de significado espiritual. La crítica llega hasta el sistema de altos grados (Consideraciones sobre el ritual de aprendiz libre masón) donde afirma: «Los rituales de los tres primeros grados tienen un interés claramente superior al de los rituales de altos grados de los diversos ritos». No es que considere que estos ritos carezcan de cierto valor, es que cree que a nivel ritual basta con los tres primeros, siendo los otros superfluos y generando aspectos erárquicos ajenos a la operatividad primigenia y al sentido supremo de unidad que subyace en el pitagorismo. Esta declaración sobre los sistemas rituales y altos grados resulta muy significativa, en tanto que proviene de alguien que los conocía profundamente, y que había pertenecido a los vértices del Rito de Memphis, el Rito de Misraim y el Rito Escocés Antiguo y Aceptado. La integridad intelectual de
nuestro autor es significativa. Su posición al respecto lo conformará paradójicamente como un heterodoxo. Y afirmo paradójicamente, cuando su vinculación con una tradición pura y antigua es total. Pero en el contexto del siglo XX, su propia autenticidad se interpreta como una bizarría social ajena a las asociaciones y hermandades a él contemporáneas. Reghini se convertirá en un personaje incómodo dentro de la cotidianidad masónica italiana. Ésta y la dificultad de sus obras serán algunas de las razones del olvido de su figura. Reghini se presenta como un personaje clásico, en un siglo violento y que fácilmente banalizará significados y representaciones. Podemos verle como un platónico a la búsqueda de la unidad suprema del Nous, en su expresión previa de la
Dianoia. Mantiene la tradición originaria tal y como la indicaba la inscripción de la Academia de Platón: «el que no sepa geometría que no entre». Como el propio autor indica, con geometría aquí se entiende también un amplio estudio matemático, aritmético. La situación de Reghini recrea un cierto aislamiento kafkiano, el único que logra entrar en la Academia permanece en ella, en su retiro, reproduciendo en ella el lenguaje iniciático que demanda y requiere una implicación de en aquellos que ni logran ni pretenden entrar en el edificio ignoto. A excepción de Parise, se echan en falta interlocutores con los que nuestro autor pueda enriquecer su visión. Por otra parte, es evidente que la importancia de la visión pitagórica en la cultura italiana es importantísima y que su sentido simbólico tiende a simplificarse en exceso. Parecen los sectores sociales de mayor influencia, que imponen ya sea un sesgo cristiano, ya sea uno «político social» o de otras índoles que conllevarán una visión somera al respecto. No hay que olvidar que Reghini es un intelectual contracorriente en un contexto cultural donde regía el neoidealismo filosófico de Croce y Gentile, los partidos de masas socialistas, comunistas y fascistas. El patriotismo del florentino está también marcado por el modelo clásico, en muchos aspectos similar al de Maquiavelo, ya que ambos tienen como referente esencial e ineludible a la Roma Imperial. Esta visión rechaza abiertamente el poder e influencias del catolicismo (lo que le causará numerosas críticas) pero también las intervenciones de otros países, ajenos al modelo clásico e imperial. Coherentemente la política de Reghini es platónica, el modelo imperial romano debe regirse por su excelencia en el conocimiento; nunca por la violencia. Nuestro autor anhela una regeneración de Italia basada en la fidelidad a la cultura clásica que la constituye. No es antirreligioso, pero sí que se muestra profundamente fiel al modelo argumentativo de la filosofía griega y romana y desde el cual rebate
las tradiciones externas y ajenas. Desde una distancia histórica, considero que Reghini no fue comprendido, en su posición frente al cristianismo. La filiación de nuestro autor con el pitagorismo es tan grande, y la influencia del judeocristianismo tan fuerte, que Reghini cree necesario defender la pureza de los elementos antiguos, sin que sean contaminados por visiones posteriores y que él considera totalmente ajenas a su esencia. Nuestro autor, de nuevo es profundamente coherente con su pasión intelectual. Una de las características del pitagorismo antiguo es la de ser totalmente fiel a sus contenidos, cuya trasmisión se considera dada por la propia divinidad y que por lo tanto es profundamente sapiencial y no admite modificación alguna. Desde el siglo XXI podemos apreciar la osadía de realizar esta apología en el contexto de la Italia fascista de siglo XX. Por otra parte, tenemos que tener en cuenta una importante y, en mi opinión, brillante aportación. Para Reghini sólo ascesis individual contribuye a la transformación de la política colectiva. Por ello la masonería tiene una labor eminentemente social, no por el modelo que propugna un tipo de masonería francesa centrada en aspectos ético-políticos, sino porque el auténtico objetivo de la masonería es la perfección del ser humano y ésta catarsis es la auténtica y profunda transformación de la política colectiva. Es decir, no se proyecta ideológicamente una revolución externa que ignora dimensiones esenciales del hombre. Reghini entiende, lúcidamente, que sólo es posible una evolución, una transformación profunda y sincera del individuo. El único acto posible de transformación social exige comprensión y renuncia de lo superfluo. Contemplar lo esencial interiormente para transformar nuestra visión de las cosas. Entender (Nous) que hay una Unidad subyacente en todo lo aparente y que por lo tanto, es necio tratar de imponer criterios y fomentar la escisión y el
desconcierto. Sin conciliación interior sólo el ignorante trata de imponer externamente alguna conciliación exterior. Desde un punto histórico y filosófico, la filiación pitagórica no carece de complejidad. La figura de Pitágoras se desarrolla entre lo filosófico, lo esotérico y lo mítico. De ahí la prudencia con la que hay que trabajar su legado. Lo simbólico y lo matemático comparten significados, pero en algunos momentos requieren de tratamientos específicos más profundos. Por otra parte, cuando nos referimos a la escuela itálica o pitagórica, encontramos diferencias no desdeñables. Algunos autores antiguos como Hipólito en los Philosophoumena han indicado dos sectas: los esotéricos o «pitagóricos» (con clara afinidad con nuestro autor) y los «pitagoristas» (Pitagoristae) centrados en la investigación matemática. Autores como Erich Frank consideran que los llamados pitagóricos serían muy posteriores al propio Pitágoras, con lo cual sería algo arriesgado afirmar que existe una continuidad entre ambos. Para Reghini estos serán aspectos secundarios frente a la preponderancia y operatividad de lo que el para él es una tradición originaria. De las originarias comunidades pitagóricas sabemos que tenían un profundo sentido de hermandad, que la admisión en ellas requería diferentes y difíciles pruebas, entre las que se incluían varios años en silencio. Todos los bienes se compartían entre los integrantes; practicaban el celibato y se abstenían de comer carne y habas. Fueron defendidos por ciertos sectores aristocráticos, lo que provocó su persecución por parte de movimientos democráticos. Por otra parte podemos preguntarnos si Reghini recoge toda la complejidad antropológica, esotérica y mítica del pitagorismo y de la figura de Pitágoras. La riqueza que ofrece el antiguo filósofo exige que tengamos en cuenta aspectos centrales de la sociedad
griega antigua, que nuestro mundo occidental ha marginado. La taumaturgia pitagórica puede interpretarse como un chamanismo arcaico; lo que coincide con la descripción que ofrecen los biógrafos griegos. Se le describe como un hermoso hombre de gran elocuencia, que vivía armónicamente, rodeado de sus compañeros. Vestía siempre ropas de lana blanca (en el color coincide con el lino blanco de los órficos), se alimentaba de pan, miel y vegetales, excepto habas. Se dice que a través de sus hechizos, encantaba tanto los sufrimientos del alma como los del cuerpo. Escuchaba la armonía de las nueve esferas celestes a las que había convertido en sus nueve musas. Se le atribuyen los dones de la videncia, la anámnesis, la ubicuidad y poderes sobre los animales y la naturaleza, pudiendo calmar tempestades y predecir temblores terrestres. En Creta descendió al antro de Ida bajo la guía del poeta Epiménides y permaneció en el Infierno durante tres veces, nueve días. La tradición también menciona que viajó a Tracia, donde se iniciaría en las prácticas órficas y posteriormente a Delfos donde habría estado en contacto con la sacerdotisa Temistoclea. No podemos obviar la importancia de los referimientos históricos y míticos. Pero los objetivos de nuestro autor son supra-históricos, simbólicos y operativos: la experiencia vivencial del misterio. La magia es la intermediaria entre la dimensión psíquica y la espiritual. En Reghini confluye el carácter sagrado y mágico, con la formulación explícita de proporciones y armonías internas, sólo expresables desde un profundo sentido de las matemáticas. Siguiendo el pensamiento de Pitágoras, debemos por lo tanto afirmar que los números no son representaciones de la realidad, son la realidad misma y es todo el universo una danza sublime que alude a todo, en una unidad perfecta y originaria. Platón comparte ésta visión, mientras en el ámbito de lo aparente todo es complejo y contradictorio; en el sapiencial todo se integra en una
contemplación perfecta y armónica. Esta contemplación es la magia última y primera, el regreso a la comprensión única. La auténtica regeneración del género humano que, por las razones expuestas, no puede ser un acto social o colectivo. Debe instaurarse en la sagrada intimidad del iniciado, para que alumbre la verdad viva como obra suprema del Arte. De este modo se retoma el sentido primero y último, la Armonía secreta que rige todo lo existente y que palpita silenciosa y transparente en el misterio de cada buscador.
REIVINDICACIÓN MASÓNICA DE CASANOVA
Y SADE NICOLA L OCOCO Tomada la masonería como partido en competencia ideológica cultural con otras ofertas asociativas, parecería justificada la exaltación recurrente entre sus filas de aquellos personajes que cuentan, hoy en día, con el aprecio de la mayoría social, a fin de que el público tome la parte por el todo, si no fuera porque, en el pecado va la penitencia, dado que sus enemigos, en esta estrategia de sugerir que todo es como aparece, estarían en mejor situación para sacar a relucir una cantidad superior de personajes indeseables a ojos de la ciudadanía, por mera cuestión de estadística, lid en la que la masonería se encontraría desarmada, no ya ante terceros profanos, que también ante sus correligionarios que pillados por sorpresa, darían mayor crédito a la novedad que a cuanto vinieran escuchando en las conversaciones entre los Hermanos, donde siempre salen a relucir los mismos nombres de Washington, Franklin, Montesquieu, Voltaire, Mozart… Evidentemente, la masonería, como sociedad humana que es, no está exenta de haber dado entrada a individuos cuya semblanza deja mucho que desear y que avergüenzan a la Hermandad. Pero, es un despropósito dar por buenas todas las bazas que los adversarios presentan como tales, sirviéndose de aquellos masones que la propia masonería ha marginado de su historia oficial y mantiene escondidos en el armario. Dos de estas pretendidas bazas adversas, que de cuando en cuando, se esgrimen por autores antimasónicos son Casanova y el Marqués de Sade, autores denostados en su tiempo y aún en el nuestro, entre profanos y Hermanos. Al objeto de corregir esta circunstancia y dotar a la masonería del debido conocimiento de causa, con la esperanza de que en su propio seno la obra y vida de estos autores sean también reivindicadas con orgullo masónico ante sus detractores, es que presento a Casanova y Sade como dos Hermanos que con luz propia iluminaron al Siglo de las Luces.
Giacomo Casanova (1715-1798) Hijo de actores, Giacomo Casanova nació en Venecia el 2 de abril de 1725. Advertida su despierta inteligencia, con apenas nueve años fue enviado a Padua donde a sus 13 primaveras ya frecuentaba los cursos de la Facultad de Derecho y donde alcanzaría el Doctorado antes de cumplir los 18 años. En su talento repararía Malipiero, un aristócrata que le facilitara acceder a la carrera eclesiástica, auténtico medio para que un joven de su valía pudiera prosperar en la escala social. Bajo ropajes religiosos, con el título de Doctor en Derecho civil, en 1746, conoció a un noble veneciano llamado Bragadin quien muy interesado en lo esotérico puso bajo su protección al joven Casanova proporcionándole los medios para que llevara una vida holgada, teniéndole como un Maestro en la sabiduría oculta de cuyo poder se suponía le venía tanto y temprano conocimiento, suposición que, a ojos de sus vecinos se vería aumentada dada la confianza en él depositada por tan potentado señor. El asunto llegó a oídos de la Inquisición, por lo que, en 1749 Casanova tuvo que poner pies en polvorosa para no ser apresado en Venecia. Fue en este comienzo de su exilio que con 25 años en 1750 en Lyon, camino de París, fue invitado a ingresar en masonería dada su brillante carrera académica, su indudable cultura, mostrar finos modales, conversación afable… cualidades a las que antes de ensombrecer engrandecían el haber dejado los hábitos, estar perseguido por la Inquisición acusado de ocultista y padecer por ello exilio. A estos encantos personales se le sumaría en adelante su pertenencia a la Hermandad, cuyos contactos le sirvieron para sus idas y venidas por todo el continente, además de frecuentar los más selectos ambientes de la época. Por breve periodo retornó a Venecia, donde retomaría su próspera relación con el ocultismo ligada a la amistad de Bragadin, lo cual, fue motivo suficiente para que la Inquisición se volviera a fijar en él y lo arrestara durante la madrugada del 26 de julio de 1755, confinándolo en los calabozos del Palacio ducal. A los testimonios y pruebas recabadas durante años por las autoridades eclesiásticas, húbosele de sumar ahora las vestimentas masónicas encontradas durante el registro e incautación
de sus pertenencias, detalle que no hacía presagiar nada bueno. Allí encarcelado, pasó más de un año hasta que escapó la madrugada del 1 de noviembre de 1756 encaminándose de nuevo a París donde llegó a comienzos de 1757 huido de la Inquisición pero recibido como un héroe entre sus Hermanos masones. En París, Casanova con fama de dominar misterios ocultos, se granjeó el favor de la Marquesa Urfe quien muy interesada en todo lo esotérico, le proporcionaría los medios necesarios para mantenerse a cambio de ser instruida en dichos enigmas y secretos. Pero Casanova, hombre inquieto, buscó fortuna también en los negocios y desde su regreso a París impulsó el juego de lotería hasta que vendió su participación en dicha empresa a finales de la década de los cincuenta para invertir sus rentas en el negocio de la seda, asunto que terminaría con una acusación de fraude a manos de sus socios, además de falsificación de documento mercantil, lo que le animó a abandonar tierras galas, pero no sus negocios y los problemas, pues, en Colonia, le acusaron de impago; en Stutgartt fue encarcelado por temas relacionados con el juego y un rosario de percances con los tribunales. Y sin embargo, por esa misma época, fue recibido por el Papa Clemente III, que le nombró Caballero de la Orden de la Santa Espuela, lo que da testimonio por si sólo de los contactos que tenia en las altas esferas europeas y de su capacidad intelectual para acceder a ellas sin poseer gran riqueza, ni título nobiliario. Asimismo, comprobamos como en 1763 Federico de Prusia, Hermano masón, le ofreció el cargo en su milicia como jefe de cadetes que le aseguraba ciertos ingresos y privilegios. Pero como quiera que lo rechazara, desde entonces y hasta su regreso a Venecia en 1774, Casanova deambularía por el continente desde España hasta Rusia sin alcanzar ni riqueza ni gloria, metido siempre en turbios asuntos con la justicia. Otra vez en la casilla de salida en su Venecia natal, a donde se le permitió regresar en 1774, probó fortuna como autor literario donde cosecharía distinta suerte que nunca fue suficiente para sufragar el tren de vida al que estaba acostumbrado. Con todo, su fama le hacia acreedor de invitaciones a los salones más refinados y así lo tenemos en Praga en 1787 en amistoso encuentro con Mozart, también Hermano masón. Pero la tranquilidad le duraría poco; de nuevo se vería perseguido por las
autoridades, esta vez, a causa de un escándalo civil, que le obligaría a abandonar Venecia en 1789. Sin oficio ni beneficio, acudiría en su ayuda otro Hermano masón, el conde Josef Karl Enmanuel von Waldstein, quien interesado en el ocultismo, le ofrecería un puesto como bibliotecario en su castillo de Dux, en la actual República Checa. Esta vez, Casanova lo aceptó. Allí, fue donde 77 en dos años redactaría Historia de mi vida. En 1797, la República de Venecia desapareció tras ser invadida por las tropas de Napoleón y un año después moría en la miseria uno de sus más insignes figuras. El Hermano Casanova, de vida agitada e inquietudes intelectuales variopintas semejantes a la de cualquier biografía de Hermanos relevantes de la época, empero, su figura, no casa del todo bien ni con el espíritu ilustrado del siglo XVIII para los rancios academicistas que lo sitúan anclado en la mentalidad del Antiguo Régimen, ni con los requisitos que lo hicieran merecedor de ser reconocido públicamente 78 como miembro de la masonería, si bien, leída Historia de mi vida , donde presenta su peripecia vital, a la luz de su conocida trayectoria amorosa, afectiva, sexual y financiera con las mujeres, se podría afirmar y así lo sostengo, que Casanova, lejos de ser un pérfido Don Juan, fue un auténtico Filósofo del Amor, y como buen hijo de su tiempo, como el resto de Ilustrados, buscó el modo de trasladar a las relaciones de pareja las ideas empiristas de Locke, procurando trascender al placer y su correspondiente orgasmo extrayendo conclusiones de primera mano con las que ayudar al género humano, especialmente, a la mujer, de la que era admirador y defensor de su dignidad e inteligencia, como queda 79 palmariamente demostrado en su obra Lana Caprina . En esta jocosa obra de género epistolar, Casanova arremete contra dos profesores de Anatomía de la Universidad de Bolonia, que sostenían públicamente la ausencia casi total de raciocinio en la mujer a causa de su sexo, postulado compartido en la época por gran parte de la sociedad. El hombre se acostumbra desde niño a enfrentarse y atacar para defenderse de quien quiera oprimirlo, y con sangre fría va la guerra a derramar sangre, y desafía en duelo a un competido al que mata o que lo mata sin cólera (…) [La mujer] no sabe qué es ir a la guerra, y sus duelos son combates de palabras; está educada así, y por la fuerza de la educación está reducida a admirar la valentía del hombre sin poder concebirla ni imitarla.
Expuesto lo anterior, Historia de mi vida, en sí misma juzgada, es de inmensa categoría como obra que retrata la sociedad del siglo XVIII adelantándose así a las novelas costumbristas y realistas del XIX. Por sus páginas, entre escarceo amoroso y huida de sus perseguidores, desfilan 80 como si tal cosa personajes como Mozart, Federico II, Voltaire... Así, la obra desde su misma introducción es un claro alegato de la libertad y razón humana: El hombre es libre, pero pierde su libertad cuando no cree en ella y cuanta más fuerza otorga al destino tanto más se priva de la que Dios le ha dado proveyéndole de razón, la cual es un átomo de la divinidad del Creador. Si nos servimos de el la para ser humildes y justos, no podemos menos de agradar al que nos la ha dado.
Por lo demás, Casanova escribió cuarenta y tres obras entre las literarias, económicas, científicas y políticas, que se dice pronto.
Marqués de Sade (1740-1814)81 82
Marqués de Sade , filósofo, escritor, militar, político, autor maldito entre los malditos en su tiempo y aún en el nuestro por ser en palabras de Apollinaire el espíritu más libre que jamás haya existido, siendo entonces de suyo reconocerle como el más masón entre los masones que en el mundo han sido y dada su amplísima cultura y extensa producción intelectual que se derrama en Filosofía, historia, derecho, política, novela y teatro, donde se aprecian las influencias literarias de las Sagradas Escrituras, de autores clásicos como Homero, Cicerón, Dante, Petrarca, Bocaccio o Cervantes, de filósofos de la talla de Erasmo, Hobbes, Maquiavelo, La Metrie, Moro, Locke o Rousseau y de otros Ilustrados masones como Montesquieu, Voltaire, Swift o Mirabeau, habremos igualmente de concederle el rango de Ilustrado seguramente el más 83 Ilustrado entre los Ilustrados. Si los autores que van desfilando por estas páginas tienen todos una biografía apasionante, en el caso de Sade, puede decirse que su vida es de novela, de esas que a ratos te soliviantan, a ratos te enternecen, ora te abruman, ora te sorprenden, cuando no te hacen llorar. Fue represaliado por el Antiguo Régimen, la Asamblea Nacional Revolucionaria, el Consulado, y el Imperio, pero sobre todo, por su propia familia, pasando veintisiete años de su vida encerrado en diferentes mazmorras como la
famosa Bastilla y manicomios, lugares donde pese a la dificultad, fue capaz de continuar su formación intelectual reuniendo inmensas bibliotecas y su producción literaria escribiendo decenas de obras, la mayoría de las cuales fueron objeto en su tiempo de oprobio y merecedoras del honor de entrar a formar parte del índice de libros 84 prohibido por la Iglesia Católica. Su obra, sea tomada por partes o en su conjunto, es una crítica sin parangón, no exenta de ironía, sarcasmo y mofa, a la sociedad de su época, a todo el género humano, a su historia, a su filosofía, a su religión, a sus instituciones, a los intelectuales y al poder, sobre todo el Poder. Para Sade, el Poder no es antes un estado, que una decisión y una conquista. De este modo, llega el momento en que las distinciones entre los poderosos desaparecen, y los bandidos son elevados a la condición de nobles, a la vez que éstos dirigen pandillas de ladrones, pues es el crimen el mejor modo de acceder y conservar el Poder. No es extraño entonces, que causara escándalo su prosa. En este sentido conviene traer aquí sobre la función que cumplen los intelectuales en la sociedad: Maldito sea el escritor llano y vulgar que, sin pretender otra cosa que ensalzar las opiniones de moda, renuncia a la energía que ha recibido de la naturaleza, para no ofrecernos más que el incienso que quema con agrado a los pies del partido que domina. […] Lo que yo quie ro es que el escritor sea un hombre de genio, cualesquiera que puedan ser sus costumbres y su carácter, porque no es con él con quien deseo vivir, sino con sus obras, y lo único que necesito es que haya verdad en lo que me procura; lo demás es para la sociedad, y hace mucho tiempo que se sabe que el hombre de sociedad raramente es un buen escritor. Diderot, Rousseau y d’Alembert parecen poco menos que imbéciles en sociedad, y sus escritos serán siempre sublimes, a pesar de la torpeza de los señores de los Débats (…) si desgraciadamente, para colmo, a uno se le ocurre enunciar sus pensamientos sobre la religión, he ahí que la turba monacal os aplasta y no deja de haceros pasar por un hombre peligroso. ¡Los sinvergüenzas, de estar en su mano, os quemarían como la Inquisición! Después de esto, ¿cabe todavía sorprenderse de que, para haceros callar, difamen en el acto las costumbres de quienes no han tenido la bajeza de pensar como ellos? (La estima que se debe a los escritores)
Los temas que escoge, el enfoque que les da, los personajes que emplea… todo es una burla y denuncia de los modos y comportamientos que había y hay detrás de tanta hipocresía y falsedad, de tantos modales y presunta educación, de tanta ley y devoción, detrás de tanta cultura, ciencia y erudición… Así en sus novelas los personajes antihéroes, preferentemente clérigos, jueces y cargos políticos, cometen toda clase de tropelías, maldades, atrocidades, violaciones, asesinatos, siendo por ello recompensados con grandes placeres, dicha y felicidad, como sucede en la
vida misma al margen de los cuentos infantiles que se les narra a los 85 niños donde todo acaba bien y los malos son castigados con severidad . Por el contrario, los personajes dulces, virtuosos e inocentes, generalmente doncellas, se ven abocados a sufrir un sin fin de crueldades que antes de verse corregidos, enmendados o reparados, son motivo de mofa y aún de mayor oprobio. Sin embargo, conviene reparar en su opinión personal sobre el crimen: Nunca, repito, nunca pintaré el crimen bajo otros colores que los del infierno; quiero que se lo vea al desnudo, que se lo tema, que se lo deteste, y no conozco otra forma de lograrlo que mostrarlo con todo el horror que lo caracteriza. (Ideas sobre las novelas)
Sólo una lectura muy superficial y muy obtusa podría ver en Sade la alabanza de semejante perspectiva. Entre sus párrafos entre violación y tortura, entre raptos y secuestros, entre amputaciones y desfloraciones, entre eyaculaciones y sodomizaciones, el genio Ilustrado de Sade iba filtrando, por si no quedaba claro al lector, su auténtico pensamiento filosófico muy crítico con la religión, de la que llegaría a afirmar: «La idea de Dios es el único mal que no puedo perdonar al hombre». Mostrándose siempre partidario de la Razón para abordar cualquier asunto divino o humano; firme partidario de la igualdad entre los hombres, cosa que decía a su manera al tratar de la reciprocidad de derechos fuera entre hombres, entre mujeres o entre hombres y mujeres: Darse a todos aquellos que lo desean y tomar a todos aquellos a quienes deseamos. ¿Qué mal hago, qué ofensa cometo, diciendo a una bella criatura, cuando la encuentro: préstame la parte de tu cuerpo que puede satisfacerme un instante y goza, si eso te place, de aquella del mío que 86 puede serte agradable?
Me resultaría imposible dar cuenta de su extensa obra, entre otros motivos porque la que no fue quemada, o extraviada en su tiempo, ha permanecido inédita en su mayoría las obras de teatro con las que alcanzara cierto éxito y reconocimiento en vida. Con todo, siguiendo la cronología de sus encarcelamientos y entreactos de su vida como denominaba a sus periodos de libertad, estamos en disposición de dar cuenta de su trabajo más significativo: En Diálogo entre un sacerdote y un moribundo,(1778) escrito en prisión nos presenta a un moribundo que convence al cura de que su vida piadosa ha sido un error. El Sacerdote: ¿No crees, pues, en Dios?
El Moribundo: No. Y esto por una simple razón. Es perfectamente imposible creer en lo que no se comprende. Entre la comprensión y la fe deben existir conexiones inmediatas; la comprensión es el primer alimento de la fe; cuando la comprensión no actúa muere la fe, y ésos que en tal caso pretendieran tenerla, mienten. Te desafío a que creas en el dios que me predicas —ya que no sabrías demostrármelo, ya que no está en ti el definírmelo, y, por lo tanto, no lo comprendes— y desde el momento en que no lo comprendes no puedes suministrarme de él ningún argumento razonable, pues, en una palabra, todo lo que está por encima de los límites del espíritu humano es quimera o inutilidad. 87
En Justine o los infortunios de la virtud (1787) relata las desgracias de una joven que elige el camino de la virtud no obteniendo otra recompensa que los repetidos abusos a los que es sometida por varios libertinos. En su prólogo podemos leer: A mi buena amiga Sí, Constance, a ti dirijo esta obra; a la vez el ejemplo y el honor de tu sexo, sumando al alma más sensible la mente más justa y la mejor i luminada, sólo a ti corresponde conocer la dulzura de las lágrimas que arranca la Virtud infortunada. Detestando los sofismas del libertinaje y de la irreligión, combatiéndolos incesantemente con tus actos y tus discursos, no temo en absoluto para ti los que ha necesitado en estas memorias el tipo de personajes trazados; el cinismo de algunas plumas (suavizadas sin embargo lo más posible) no te horrorizará más; es el Vicio el que, gimiendo por ser desvelado, se escandaliza así que se le ataca. El proceso de Tartufo fue incoado por unos santurrones; el de Justine será obra de los libertinos. Me inspiran escaso temor: mis razones, desveladas por ti, no serán condenadas; tu opinión basta para mi gloria, y debo, después de haberte gustado, o gustar a todo el mundo, o consolarme de todas las censuras.
Por otra parte, existen diversos testimonios que avalan que la posición literaria mantenida por Sade respecto al daño y crueldad humanas para con los semejantes era mera ficción y un modo de denunciarlos. La guillotina ante mis ojos me ha hecho cien veces más daño del que me habían hecho todas las bastillas imaginables.
En la Historia de Juliette o El vicio ampliamente recompensado, (1798) obra que es el negativo de Justine, narra las aventuras de la hermana de Justine, Juliette, quien, rechaza las enseñanzas de la iglesia adoptando una filosofía hedonista y amoral, lo que le proporciona una vida placentera colmada de éxito. La Virtud, entre la Lujuria y la Irreligión. A su izquierda está la Lujuria, bajo la figura de un joven cuya pierna rodea una serpiente, símbolo del autor de nuestros males; aparta con una mano el velo del Pudor, que protegía a la Virtud de las miradas de los profanos, y con la otra, así como con su pie derecho, dirige la caída en la que quiere hacerla sucumbir. A la derecha está la Irreligión que retiene con fuerza uno de los brazos de la Virtud, mientras que con mano pérfi da saca una serpiente de su seno para envenenarla. El abismo del Crimen se entreabre bajo sus pasos. La Virtud, siempre dueña de su conciencia, alza la mirada al Eterno, y parece decir: ¡Quién sabe, cuando el Ciel o nos hiere con sus golpes, si la mayor desgracia no es un bien para nosotros!
En Los 120 días de Sodoma, (1785) el autor enumera un basto elenco de perversiones sexuales perpetradas contra un grupo de adolescentes esclavizados. Las guerras considerables que Luis XIV tuvo que sostener durante su reinado, agotando el Tesoro del Estado y las facultades del pueblo, encontraron sin embargo el secreto de enriquecer a una enorme cantidad de sanguijuelas siempre al acecho de las calamidades públicas provocándolas en lugar de apaciguarlas, para poder sacar más ventajas. El final de ese reinado, tan sublime por otra parte, es acaso una de las épocas del imperio francés en que se vio el mayor número de estas fortunas oscuras que sólo brillan por un lujo y unas orgías tan secretas como ellas.
En Filosofía del tocador , (1795) relata la completa perversión de una adolescente, llevada a cabo por unos «educadores», hasta el punto que termina matando a su madre del modo más cruel posible. Entre sus páginas desliza un extenso panfleto político, ¡Franceses! ¡Un esfuerzo más si deseáis ser republicanos!, en el que, se hace un llamamiento a 88 profundizar en una revolución que se considera inacabada. No perdamos de vista que esta pueril religión era una de las mejores armas en manos de nuestros tiranos: uno de sus primeros dogmas fue el de dar al César lo del César; pero desalojamos al César y no queremos ya nada para él. Francés, sería en vano que os enorgullecierais de que el espíritu de un clero juramentado no debe ya ser el de un clero refractario; hay defectos en su naturaleza que no se corrigen nunca. Antes de diez años, por medio de la religión cristiana, con su superstición, con sus prejuicios, vuestros sacerdotes, a pesar de su juramento, a pesar de su pobreza, reanudarían sobre las almas el imperio que antes invadieran; os reencadenarían a reyes, porque el poder de éstos apoyó siempre al de los otros, y vuestra edificación republicana se vendría abajo, a falta de bases. ¡Franceses! ¡Un esfuerzo más si deseáis ser republicanos!
En Aline y Valcour (1795) una pareja de jóvenes se quieren, pero el padre de ella trata de imponer un matrimonio de conveniencia. En su desarrollo se incluye el relato La Isla de Tamoc, descripción utópica de la sociedad. Los días, que en un matrimonio por conveniencia sólo traen consigo espinas, hubieran dejado que se abrieran rosas de primavera. Cómo hubiese recogido esos días que ahora aborrezco. De la mano de la felicidad se hubieran desvanecido demasiado deprisa. Los años más largos de mi vida no tendrían suficiente para ponderar mi amor. En veneración continua me arrodillaría a los pies de mi mujer y las cadenas de la obligación, siempre recubiertas de amor, habrían significado para mi corazón arrebatado sólo grados de felicidad. ¡Vana ilusión! ¡Sueño demasiado sublime!
Mientras estaba encarcelado nuevamente en Charenton, escribió tres novelas históricas: Adelaide de Brunswick , La marquesa de Gange e Historia secreta de Isabel de Baviera. Para escribir sobre Historia, es necesario que no exista ninguna pasión, ninguna preferencia, ningún resentimiento, lo que es imposible evitar cuando a uno le afecta el acontecimiento. Creemos simplemente poder asegurar que para describir bien este acontecimiento o al menos
para relatarlo justamente, es preciso estar algo lejos de él, es decir, a la distancia suficiente para estar a salvo de todas las mentiras con las que pueden rodearle la esperanza o el terror. (Prefacio a Historia secreta de Isabel de Baviera )
Por si esto fuera poco, Sade puso su talento al servicio de la Revolución: en enero de 1791 se le invita a la asamblea de «ciudadanos activos» de la plaza de Vendôme. Colabora escribiendo diversos discursos, como Idea sobre el modo de sanción de las leyes o el discurso pronunciado en el funeral de Marat; se le asignan tareas para la organización de hospitales y asistencia pública, pone nuevos nombres a diferentes calles y es nombrado secretario de su sección. pero presidiendo una sesión dimite porque, según sus palabras: «Estoy rendido, exhausto, escupiendo sangre».
BIBLIOGRAFÍA CASANOVA, G. Historia de mi vida, Atalanta, Gerona, 2009. — Lana Caprina, Hermida, Madrid, 2014. FERRER BENIMELI, J.A. «La Masonería en la literatura. Una panorámica general», REHMLAC , vol. 5, 2014. SADE, Marqués de, Justina, Cátedra, Madrid, 1989. — La Filosofía en el tocador , Tusquets, Barcelona, 1995. — Las 120 jornadas de Sodoma, Espiral, Madrid, 1985.
MARTINES DE PASQUALLY DIEGO C ERRATO «Sólo soy un simple instrumento del que Dios ha querido, aun siendo indigno, servirse, para recordar a los hombres, mis semejantes, su primer estado de masón, a fin de hacerles ver con certeza que ellos son realmente hombres-Dios, creados a imagen y semejanza de este ser todo-poderoso» (Carta de Martines a Willermoz, 13 de agosto de 1768).
Martines de Pasqually (1710?-1774) fue y sigue siendo un apasionante y desconcertante enigma, a pesar de las indagaciones de historiadores como René Le Forestier (1858-1951), Gérad Van Rijnberk (1875-1953) o Robert Amadou (1924-2006). Nada se sabe de su juventud, salvo lo referente a su carrera militar recientemente conocida, apenas se conoce su biografía antes de su aparición en la escena masónica —y en la escena histórica— durante la década 1750-1760, causando una profunda influencia en los entornos masónicos de su época que perdurará hasta nuestros días. Comenzando por su nombre, en el tomo II de su obra Un taumaturgo del siglo XVIII, Martínez de Pasqually , Gérard Van Rijnberk dedica dos páginas (14-15) a sus distintas variantes. De la comparación con los documentos oficiales conocidos hasta la fecha (actas de estado civil y certificados militares), puede deducirse que su nombre completo podría ser (con numerosas variantes ortográficas) Jacques de Lyoron(o de Livron) Joachin Latour (o de Latour ) de la Case Martines de Pasqually (o bien Jacques de Lyoron Latour de la Case Joachin Martines de Pasqually ). Van Rijnberk formuló la hipótesis de que Martines de Pasqually fue un sobrenombre ligado a la función de «Maestro de Iniciación» de la que él mismo, tras su padre, habría sido investido. No obstante, esto fue rebatido por los certificados militares descubiertos y publicados por Christian Marcenne en el Boletín de la Sociedad Martines de Pasqually (nº 6 - 1996), Sociedad ubicada en Burdeos. El resultado de estos certificados es que un tío suyo, denominado como «dom Pasqually», dirigía en 1737 una compañía del
Regimiento de Dragones de Edimburgo al servicio del rey Felipe V de España. En lo que concierne también a nuestro personaje, el título nobiliario de origen ibérico «Don» (o «Dom») precede casi siempre a la segunda parte del nombre (Martines de Pasqually); se duplica a menudo ante la primera parte del nombre (Latour de la Case), por la denominación, también nobiliaria pero de uso francés: «Messire» (o «Sire»). La condición noble de Martines de Pasqually, certificada por varias actas oficiales, está fuera de duda, así como su título de escudero. Él mismo firmaba casi siempre «Don Martines de Pasqually». No se conserva ninguna imagen o retrato de este personaje, pero curiosamente solemos encontrar por internet una imagen apócrifa y poco agraciada que nada tiene que ver con Martines. Como ya comentó Serge Caillet (artículo publicado en el Boletín de la Sociedad Martines de Pasqually , nº 18 - 2008, pág. 45), «este retrato de cuerpo entero, mostrando un Martines con traje de época, barbado, con aspecto patibulario, fue publicado por primera vez, recordémoslo, por el famoso Léo Taxil (alias «Dr. Bataille», Gabriel Jogan-Pagés, 1854-1907), francmasón excluido del Gran Oriente de Francia y después escritor anti89 masónico notorio por su famosa obra: El Diablo en el siglo XIXº , anteriormente publicada como folleto, incluido el retrato. La leyenda de la ilustración indica: «Martines de Pasqually. Fundador del Rito de los Iluminados martinistas», pero no precisa la fuente. ¡Y con razón! Ya que Taxil, como ha quedado demostrado, era un impostor, su libro es una impostura y dicho retrato es apócrifo». Robert Amadou, hace ya tiempo, denunció el retrato como falso, ridículo y malintencionado («A propósito de Martines de Pasqually», L’Initiatión, nº 4, diciembre de 1965, p. 244). Ahora bien, Serge Caillet recibió sorprendido otro retrato a través de un generoso corresponsal extranjero del que garantiza su seriedad y respeto, pero que prefiere mantenerse en el anonimato. Esta pieza proviene de medios iniciáticos de América del Sur, de donde este corresponsal la ha obtenido. La copia numérica no permite ningún análisis del eventual original. Todo parece indicar que podría tener cierta credibilidad. Presentamos a continuación las dos imágenes, la apócrifa y la que podría ser real:
Su lugar de nacimiento fue seguramente Grenoble. Todos los documentos oficiales concuerdan sobre este punto. Su origen familiar era ciertamente de España. En efecto, las cartas patentes de 1738, escritas por él mismo en 1762, indican que su padre nació en Alicante en 1671. Este origen español, con acuerdo unánime entre los especialistas, se ratifica por los certificados referentes a su carrera militar al servicio del rey de España. Varios de sus contemporáneos cercanos afirman también que su lengua materna no era el francés. Según Robert Amadou (véase su Introducción a su edición de 1995 del Tratado sobre la Reintegración) «su familia paterna era de origen judío español marrano o, más exactamente, semi-marrano». No obstante, Martines se declara de religión cristiana católica romana, lo cual prueba con un certificado de catolicidad, exigiendo a sus émulos la misma condición. Robert Amadou nos dice al respecto que pertenecía a una categoría muy particular y muy arcaica del cristianismo, que podría haber desaparecido hace más de mil de años: el «judeo-cristianismo» (Introducción ya citada y Prólogo a su edición de 1999 de las Lecciones de
Lyon). Esto podría confirmar la afirmación constante que hacía Martines de sí mismo y de la que muchas personas, incluido Willermoz, hicieron eco, según la cual los conocimientos que poseía le fueron transmitidos por sucesión. Willermoz precisaba: «en su Ministerio, había sucedido a su padre». No sabemos con exactitud su verdadera fecha de nacimiento. La Sociedad Martines de Pasqually confrontó, en su Boletín nº 9 (1999), dos cronologías deducidas de los documentos existentes pero incompatibles entre ellas. Una, calculada a partir de la partida de defunción (entre otros documentos), haría nacer a Martines de Pasqually en 1726 o 1727. Parece sin embargo invalidada por los certificados militares ya mencionados, que prueban que Martines tuvo una carrera militar de al menos diez años (de 1737 a 1747) como oficial (teniente en 1737) al servicio del rey de España, cosa que obviamente no pudo ser a la edad de... ¡diez u once años! En cambio, estos certificados se corresponden muy bien con las cartas patentes masónicas que Martines produjo como concesión de su padre en 1738 y que lo mencionan a él mismo a la edad de 28 años, lo que le harían nacer en 1710. A partir de ahí, las probabilidades están más a favor de una cronología «alta», hacia la cual se inclinaba ya Van Rijnberk (obra citada, T. II, pp. 9-10). Al final de los años 1750, Martines de Pasqually aparece en las logias masónicas del sur de Francia, donde intenta, con muchas dificultades, propagar un sistema que le es propio. Esta escuela tomará poco después por nombre definitivo: Orden de los Caballeros Masones Élus Cohen del Universo, donde cada palabra tiene una connotación precisa, pero que podemos simplificar cómodamente en Orden de los Élus Cohen, incluso en Orden Cohen (el término Cohen en hebreo significa Sacerdote). En aquella época, donde abundaban en Francia todo tipo de altos grados masónicos en medio de una singular anarquía, Martines daba a conocer así su misión: «Sólo soy un simple instrumento del que Dios ha querido, aun siendo indigno, servirse, para recordar a los hombres, mis semejantes, su primer estado de masón, a fin de hacerles ver con certeza que ellos son realmente hombres-Dios, creados a imagen y semejanza de este ser todo-poderoso» (Carta a Willermoz, 13 de agosto de 1768). La historia nos enseña que la Orden de los Élus Cohen surgió por etapas, como muy pronto a finales de 1750 y como muy tarde a principios de
1760, bajo la forma de un rito masónico. No hay ninguna duda de que Martines de Pasqually recibió la luz masónica y que frecuentó las logias de su tiempo. En 1763, él mismo presentó a la Gran Logia de Francia una patente inglesa, fechada en 1738 (ver al final del artículo), que plantea 90 ciertas dudas . A la vista de las piezas del dossier, especialmente de sus relaciones con la Gran Logia de Francia, parece que Martines formuló en su proyecto una reforma general de la masonería, en vistas a rectificar, es decir, a volver a llevar a su «verdadero origen» la masonería «apócrifa», a fin de restituirla conforme al depósito del que era o estimaba ser el heredero. Martines dice así depositario de una doctrina y de un sistema teúrgico con los que pretende restaurar la masonería apócrifa de su época a la que consideraba de una autenticidad dudosa. Esta misión se plasmaría en su obra que no es otra que la fundación de esta Orden de los Caballeros Masones Élus Cohen del Universo, constituyendo una sociedad iniciática mística, estructurada según un sistema teosófico muy particular, pues la mística de Martines no es una mera especulación, sino que conduce a una práctica. Esta práctica se apoya en una magia divina, una teúrgia (del griego theos, Dios, y ergon, obra: la obra de Dios), que se propone conducir al hombre, por purificaciones sucesivas, a entrar en comunicación con el mundo espiritual. En primer lugar con el ángel personal del iniciado, su «compañero fiel», después con los espíritus de los mundos superiores («agentes intermediarios» o ángeles fieles a Dios), para conducir finalmente a tener la experiencia de lo que él nombra misteriosamente como «la Cosa», el Innombrable, procurando la unión mística del operador con Dios a través del Cristo glorioso. En realidad el sistema Cohen se constituye como un «culto primitivo» al cual el hombre primordial, sacerdote-rey del universo, estaba originalmente consagrado y que le es propuesto retomar de nuevo, según las nuevas modalidades apropiadas para su nuevo estado «caído», de cara a «operar» su reconciliación personal y la reconciliación universal (la de toda la creación), en vista a la «reintegración» con la divinidad. Esta ascesis espiritual es acompañada en todo momento por una doctrina precisa, la de la «Reintegración de los seres en sus primeras propiedades, virtudes y potencias espirituales divinas», título de su Tratado que constituía una
instrucción reservada a sus discípulos más avanzados. En 1788, Vialette d’Aignan nos dice acerca de la Orden que los Élus Cohen forman «una Orden que, teniendo por finalidad llevar al hombre a su glorioso origen, le conduce allí de la mano, enseñándole a conocerse, a considerar las relaciones que existen entre él y la naturaleza entera de la que debería ser el centro si no hubiese sido desterrado de este origen, y finalmente 91 reconocer al Ser supremo del que es emanado» . Para llevar a cabo su misión, viajó por toda Francia, principalmente por el sur, y también por París y Lyon. El primer Capítulo fundado por él parece haber sido en 1754 en Montpellier, el Capítulo de los Jueces Escoceses. En 1760 expuso en Toulouse, ante las Logias de San Juan Reunidas, lo que ya parece un proyecto de su sistema, pero no convenció a los Hermanos. En cambio obtuvo un mayor éxito en Guyenne, importante para la continuación histórica. A partir del 28 de abril de 1762, Martines se instala en Burdeos donde residirá hasta su partida hacia Santo Domingo el 5 de mayo de 1772, exceptuando un desplazamiento de algunos meses a París entre 17661767. Ganó para su causa a la Logia la Francesa, donde constituyó un «Templo particular» y que por dificultades con otras logias bordelesas, en particular con La Inglesa, tomó en 1764 el título La Francesa Elegida Escocesa, para indicar claramente su color. Principalmente el regimiento de Infantería de Foix que, después de una estancia de cinco años en Santo Domingo, volvió de nuevo a sus cuarteles en Burdeos en julio de 1765, pasó a ser para él un teatro de operaciones privilegiado. Fundó un Templo Cohen (de los Elegidos Escoceses), bajo la protección de la Logia militar Josué, probablemente creada a tal efecto. Inició, entre otros, a dos oficiales, P.A. de Grainville y G.A. de Champoléon, que se convirtieron más tarde en sus colaboradores designados y sus secretarios voluntarios. Es por su mediación que Louis-Claude de Saint-Martin, destinado en este regimiento en el mismo mes de la vuelta de Champoléon a Francia, conoció a Martines - encuentro determinante para ambos - siendo admitido rápidamente en su Orden. En agosto de 1766 la Gran Logia de Francia decreta la abolición de los altos grados de la Orden de los Élus Cohen, medida informada en octubre; pero de forma inmediata «rechaza a este sectario (= Martines) de las
Logias de su Constitución». No obstante, debido a persistentes desórdenes, a veces acompañados de actos de violencia, fue disuelta por edicto real el 21 de febrero de 1767. Martines queda así en completa libertad para constituir su propio Sistema, la Orden de los Caballeros Masones Élus Cohen del Universo. Con ocasión de una estancia de varios meses en París (a finales de 1766, principios de 1767), recibió a numerosos Masones incluyendo a Willermoz -encuentro que será tan importante como lo fue con Saint-Martin, pero de otra índole-, y también a Bacon de la Chevalerie. A este último, Masón con don de gentes, algo intrigante, Martines le designó al año siguiente como su Sustituto Universal, al mismo tiempo que, en el equinoccio de primavera de 1767, constituía el Tribunal Soberano y promulgaba los estatutos de la Orden. Según estos Estatutos de la Orden, la filiación Cohen se compone de los siguientes grados: Aprendiz, Compañero, Maestro simbólicos (similares a los de la masonería exterior al sistema Cohen), Maestro Élu (grado bisagra de entrada al sistema Cohen), Aprendiz Cohen, Compañero Cohen, Maestro Cohen (estos tres constituían la Clase del Porche), Gran Arquitecto, Caballero de Oriente, Comendador de Oriente (Clase del Templo), Réau+Croix (último grado que en sí mismo constituía una Clase), todos elaborados y transmitidos por Martines de Pasqually. Conviene precisar que la filiación masónica, tal como hoy la entendemos histórica e iniciáticamente, no es toda la filiación cohen. Pues aunque el mistagogo organizó materialmente la Orden de los Élus Cohen bajo una forma masónica, el fondo de esta Orden es muy anterior a su forma temporal. Martines de Pasqually era depositario de una tradición doctrinal, ritual, operativa, transmitida fuera de la franc-masonería, y legada a él en gran parte por vía oral. Él mismo evoca sin nombrarles a «aquellos que han sido encargados» de enseñarle, y cabe la posibilidad de una transmisión en una cadena familiar de la cual su padre habría sido el último eslabón. De vuelta a Burdeos, se casa, en septiembre de 1767, con la sobrina y hermana de dos oficiales del regimiento de Infantería de Foix. Le dio un hijo en junio de 1768, al cual pensaba hacer su sucesor (emplea este término en una carta a Willermoz) al mando de la Orden. Escribió a Willermoz relatándole que le había recibido Gran Maestro Cohen
exactamente después de su bautismo. El abad Fournié fue durante un tiempo su preceptor. Pero, por causa de las revueltas revolucionarias, su hijo termina siendo un comisario de policía llamado De la Tour (o Latour) de La Case (el nombre de su padre desaparecía), del que Serge Caillet primero (en la revista El Espíritu de las Cosas nº 7, 1994), y luego la Sociedad Martines de Pasqually (en su boletín nº 8, 1998) describieron su monótona carrera de 1814 a 1830. Otro hijo, nacido en 1771, murió en 1773. En el mismo año de 1768, Saint-Martin, por entonces de 25 años de edad, fue presentado a Martines por Grainville y Champoléon, mientras Willermoz era ordenado Réau-Croix por Bacon de la Chevalerie en París, será reordenado «simpáticamente», es decir, a distancia, por Martines en 1770. De 1767 a 1772, Martines organizó su Orden con instrucciones, rituales y distintas recomendaciones. Emprendió la redacción del Tratado, con la ayuda afanosa pero desordenada del abad Fournié como secretario, y luego, a partir de 1771, con la ayuda mucho más metódica y eficaz de Saint-Martin, ordenado Réau-Croix en 1772. Sus fieles discípulos Grainville y Champoléon le servían de colaboradores ocasionales. A pesar de ello, queda mucho por hacer cuando Martines se embarca el 5 de mayo de 1772 hacia Santo Domingo para solucionar unos asuntos de herencia de los que la Sociedad Martines de Pasqually aclaró su naturaleza (véanse los boletines nos 6, 7 y 8, 1996-1998). De 1772 al 20 (o más probablemente 21) de septiembre de 1774, fecha de su muerte en Puerto Príncipe, Martines se ocupó activamente de su Orden, mucho más de lo que pretendía en un principio, casi «febrilmente» según Van Rijnberk. Enviaba rituales, instrucciones, correos de toda clase. Había designado sucesor como Gran Soberano de la Orden (mientras su hijo no tuviera la edad suficiente) a su primo político Caignet de Lester. Pero este murió el 11 de diciembre de 1778 y fue sustituido por Sebastián De Las Casas —del que se sospechó que también era pariente de Martines —. Durante este tiempo la Orden se disgregaba y, en 1781, De Las Casas devolvió a todos los miembros su libertad. ¿Será este el fin? Veremos que no. En lo mejor de su prosperidad, la Orden de los Caballeros Masones Élus
Cohen del Universo apenas contaba con una docena de Templos que agrupaban a un centenar de miembros. La mayoría entraron entonces en decadencia, sus miembros cambiaban de adhesión. A pesar de ello, al menos dos permanecieron en actividad hasta la época revolucionaria: de una parte el de Toulouse, cuyos trabajos, revelados por el Fonds Du Bourg, continuaron bajo la dirección de d’Hauterive, de otra parte el de Lyon, bajo la dirección de Willermoz; es en Lyon donde se desarrollaron de 1774 a 1776 estas «repeticiones» de la doctrina martinesista ya indicadas por Vulliaud y Guénon, publicado por primera vez por Antoine Faivre en 1975 bajo el título de Conferencias de los Élus Cohen de Lyon; luego, en una edición más completa de Robert Amadou en 1999, bajo el título de Las Lecciones de Lyon a los Élus Cohen. Este documento capital es un complemento indispensable para la exposición inacabada del Tratado sobre la reintegración de los seres creados en su propiedad original, virtud y potencia espiritual divina (Ed. de Robert Amadou de 1995 a parr de un manuscrito de Saint-Marn), o Tratado de la reintegración de los seres creados en sus propiedades originales, virtudes y potencias espirituales divinas (Ed. de Robert Amadou de 1974 a parr de otros dos textos). Es necesario añadir los numerosos rituales e instrucciones facilitados por la invención de los Fondos Z (que se remontan a Saint-Marn), así como la correspondencia de Marnes publicada por Papus, por Van Rijnberk y en la revista Renacimiento Tradicional . Entre los notables intérpretes del pensamiento de Marnes no omimos a SaintMarn, en esta época autor de Los errores y la verdad (1775) y Cuadro natural de las relaciones que existen entre Dios, el hombre y el universo (1782); tampoco a Willermoz, autor de una Instrucción Secreta a los Profesos, y sobre todo de una Instrucción Secreta a los Grandes Profesos, textos redactados poco antes de 1778. Estos son, por otra parte, dos de los repedores de Las lecciones de Lyon, el tercero, d’Hauterive, no dejó escritos formales. Mencionemos también la obra confusa y difusa, pero no desprovista de inspiración original, del abad Fournié: Lo que fuimos, lo que somos, lo que pasaremos a ser (1801). Si se combina el título de esta última obra con el del Tratado sobre la reintegración, se obtiene una primera reseña, parcial pero fiel, de la doctrina de Martines de Pasqually. «Doctrina» es la palabra justa, ya que
él la enseñaba «con autoridad», como un Maestro. Él no enseñaba como un pensador que ha elaborado una teoría de su propia cosecha. Se consideraba como heredero y transmisor de una larga tradición de origen supra-humano. Por este motivo, Fournié escribió en una carta a Willermoz: «la ciencia que profeso es cierta y verdadera, porque no proviene del hombre». Y el heredero se muestra digno sucesor de lo que ha sido enseñado o inspirado desde lo más alto; escribe en un lugar del Tratado: «voy a explicarles también claramente lo que la verdad de la sabiduría me ha dictado»; queda claro que esta sabiduría en cuestión no es la sabiduría humana y mundana. Finalmente la Orden fundada por Martines, tal como hemos visto, se disgregó; la tormenta revolucionaria le daría el golpe de gracia. En una carta-testamento capital de marzo de 1822 a Jean de Turkheim, la cual contiene en realidad un método para leer e interiorizar el Tratado, Willermoz, que tenía por entonces 92 años, dice que «de todos los Réaux que ha conocido particularmente, no queda ninguno vivo» (olvida al abad Fournié, emigrado a Inglaterra). Pero como también escribió el mismo Willermoz en su carta de 1822: «el Todopoderoso lleno de amor y de misericordia puede, cuando sea su voluntad, hacer nacer de las piedras a los mismos hijos de Abraham…». No obstante, la filiación, no sólo intelectual sino también espiritual, estaba asegurada, y esta de dos modos tan diferentes como posibles, según la forma en que ellos trabajaban: Willermoz y Saint-Martin. Gracias a ellos hoy en día permanece un notable legado de Martines de Pasqually y su escuela según diversas formas o vías que podemos englobar bajo el término común de Martinismo. Jean-Baptiste Willermoz acabaría integrando la doctrina de la Reintegración de los seres propuesta por la Orden Cohen en un nuevo sistema masónico fundado en Lyon en 1778 y conocido como Régimen Escocés Rectificado, ratificado posteriormente en el Convento de Wilhemsbad de 1782, asegurando de esta forma su transmisión hasta nuestros días. Louis-Claude de Saint-Martin, aunque se fue progresivamente desprendiendo de las formas, particularmente las masónicas, de «lo externo», permanecerá siempre fiel a su primer Maestro, esforzándose en «casarlo» doctrinalmente con Jakob Böhme, a quien descubrió en 1786. Jamás reniega de la doctrina de la reintegración, reubicando la teúrgia Cohen en una presentación más simple y sencilla
según lo interno, pero abundante y asiduamente trabajadas la una y la otra en numerosos escritos públicos e íntimos con los cuales se da a conocer bajo el pseudónimo de «El Filósofo Desconocido». Más adelante Papus (1865-1916) reivindicaría su nombre y su obra para fundar la Orden Martinista en 1887-90, extendiéndose ésta desde entonces según diversas filiaciones. Estos dos discípulos que han dado posteridad a la obra de Martines siempre concordaron en su apreciación por el Maestro: «hombre extraordinario como ningún otro» (Willermoz); «Este hombre extraordinario ha sido para mí único, como no he conocido otro igual» (Saint-Martin). Mucho más tarde, en 1942-43, bajo la iniciativa de Robert Ambelain y con la participación de algunos Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa del Régimen Escocés Rectificado y Martinistas, se produce una «resurgencia» de la Orden Cohen desprovista de toda filiación histórica, de modo que esta Orden es más bien, como la denomina R. Amadou, una Orden Neo-Cohen. Robert Ambelain, a este respecto, declaraba en uno de sus escritos: «¿Qué queda del movimiento lanzando por Martines de Pasqually, y dónde podemos encontrar una filiación ritualística indiscutible no interrumpida? La respuesta es clara: en el seno del Régimen Escocés Rectificado. En efecto, hemos estudiado cuidadosamente los diversos Rituales e Instrucciones tanto de sus Logias de San Juan como de sus Logias de San Andrés o de su Orden Interior. Todo está indiscutiblemente marcado con el sello martinista. Podemos comparar las instrucciones de los diversos grados de los Élus Cohen, publicadas por Papus en su obra «Martines de Pasqually», con las que figuran en el «Ritual de las Logias Escocesas Rectificadas». La nítida voluntad de una perpetuación teórica de las enseñanzas del Maestro queda comprobada de manera indiscutible. Esto no es en absoluto sorprendente si recordamos que en el Convento de Wilhemsbad estas Instrucciones fueron redactadas, presentadas y apoyadas por Willermoz y sus amigos [...] Que el Martinismo teórico sea ignorado por la mayor parte de Masones del Régimen Escocés Rectificado, que el Martinismo práctico (es decir teúrgico) lo sea igualmente por los altos dignatarios de la Orden Interior (Escuderos o Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa), es igualmente cosa indiscutible. No es menos cierto que los Martinistas contemporáneos, deseosos de ligarse realmente al sentido iniciático de la
palabra, al verdadero Martinismo histórico, deberán ir a recibir la «Luz» en el seno de las Logias Escocesas Rectificadas [...] únicamente, por su tradición histórica, sus orígenes, el Rito Escocés Rectificado es susceptible de servir de matriz egregórica a un Martinismo auténtico y activo. Solamente él podrá dar la vida oculta a sus Logias, solamente él puede enlazar ocultamente, en los Tiempos y a pesar de los siglos, con los verdaderos «Superiores Desconocidos» de antaño [...] aquellos que aspiran a encontrarlos en espíritu en el humo de los incensarios ritualísticos y en la claridad de los misteriosos candelabros» (R. Ambelain, «Le Martinisme contemporain et ses véritables origines», Les Cahiers de Destins, 1948, p. 31). Referente a esta «resurgencia» de la cual descienden, en el mejor de los casos, todas las «Órdenes Neo-Cohen» actuales, nos remitiremos al folleto publicado por el CIREM que Robert Amadou firmó con su nomen iniciático: Ignifer , que aporta la luz más completa sobre los datos de su problema, y cuya conclusión es la siguiente, tras haber mostrado que el sueño de una continuidad entre la Orden de los Élus Cohen y la Gran Profesión, detentada supuestamente por Georges Lagrèze (1882-1946), que algunos pretendieron establecer, es una fantasía piadosa, sabiendo que: «Prestando contra toda evidencia la cualidad de Gran Profeso a Lagrèze, este no podía transmitir su eventual «iniciación de Gran Profeso» 92 [hoy desmentida ], porque uno no se convierte en Gran Profeso en virtud de una iniciación individual, sino por la admisión a un colegio de Grandes Profesos decidida con la unanimidad de sus miembros. La filiación ritual de los Élus Cohen no puede confundirse con la filiación imaginaria de los Grandes Profesos, ni con ninguna otra filiación iniciática de naturaleza ritualística. Hay ausencia de toda filiación ritual, referente a los Élus Cohen, en la época contemporánea, más allá de esta resurgencia» [El único elemento tangible sobre el cual puede apoyarse de manera válida esta «resurgencia» está por tanto únicamente basado sobre un elemento puro de «deseo», fuera de todo vínculo histórico]... La validez de la resurgencia Cohen que podemos, a la vista de la cronología anterior, fechar en 1942/1943, fue verificada sin ambages, e incluso antes de la carta, en 1942, por la gracia de la Chose, lo cual no llegó a desmentirse después. La filiación ritual salida de esta resurgencia obtiene de ello su
propia validez». (R. Amadou, La Résurgence, notice historique CIREM, Carnet d'un élu coen, 3, 2001, p. 6) Resumiendo, actualmente estas son las ramas herederas o hijos espirituales que se desprenden del tronco de la Obra que Marnes de Pasqually presentó bajo el nombre de Orden de los Caballeros Masones Élus Cohen del Universo de acuerdo a los criterios establecidos por Robert Amadou, recogidos posteriormente por Jean-Marc Vivenza en su obra El 93 Marnismo , y que, como hemos dicho, denominamos bajo el término genérico de «Marnismo», designando como tal «la doctrina enseñada en la Orden por Marnes de Pasqually, doctrina que se sitúa sin duda en el origen real del nombre, haciendo de los Elegidos Cohen del siglo XVIII los 94 únicos y verdaderos «Marnistas» iniciados» : 1. Régimen Escocés Recficado, gracias a la preciosa labor de Jean-Bapste Willermoz, que adaptó al simbolismo de la Masonería Escocesa en la que se apoyaba la Estricta Observancia Templaria las enseñanzas y la doctrina de Marnes de Pasqually, cuyos trabajos poseen de manera incontestable, en el plano iniciáco, las más puras luces, pues parcipan de una transmisión auténca no interrumpida desde el siglo XVIII. Según Robert Amadou, «La finalidad de Willermoz era preservar la doctrina de la que Marnez de Pasqually había sido, según este úlmo le había enseñado, solamente uno de los relevos; mantener, cuando peligrase la Orden de los Élus Cohen, la verdadera Masonería según el modelo que Marnez de Pasqually le había revelado como arquepo y que garanza una conformidad doctrinal con la doctrina de la reintegración» (R. Amadou, Marnisme, CIREM, 1997, p. 36). Es por otra parte interesante recordar que la denominación «Marnista» proviene históricamente de los Masones del Régimen Escocés Recficado establecidos en Rusia, que fueron designados de esta manera porque eran generalmente, más allá de su calidad de hermanos del «Régimen Recficado», adeptos más o menos acvos de las práccas teúrgicas de Marnes de Pasqually, o admiradores entusiastas del pensamiento de Louis-Claude de Saint-Marn, y para algunos incluso, como en el caso de Nicolaï Novikof (1744-1818), discípulos directos e ínmos del 95 Filósofo Desconocido . 2. Discípulos en «espíritu y en verdad» del Filósofo Desconocido, fervientes lectores de sus obras y ligados a él por una «cadena dócil e
invisible», al margen, o en paralelo de toda pertenencia a una escuela iniciática particular. Es esta la más sutil de las ataduras, por su carácter directo e imperceptible, señalando una participación segura en la corriente Martinista, que por su originalidad y sensibilidad específica autoriza perfectamente y se presta a las mil maravillas al establecimiento de una vocación espiritual concreta y duradera de naturaleza extraorgánica, liberada de toda formalización institucional. 3. «Orden Martinista» constituida entre 1887 y 1891 por Papus (18651916) y Agustin Chaboseau (1868-1946), o cualquiera de las múltiples «Órdenes» derivadas de esta estructura histórica, que a pesar de numerosos aspectos delicados respecto a ciertas incertidumbres concernientes a las filiaciones respectivas reivindicadas por sus dos fundadores, por haber preservado la herencia y haber dado a conocer (en ocasiones ciertamente bajo un ensamblaje heteróclito y un fárrago relativamente curioso muy en relación con la atmósfera propia del ocultismo del siglo XVIII), la doctrina de Martines de Pasqually así como la 96 obra y el pensamiento del Filósofo Desconocido . 4. Órdenes Neo-Cohen procedentes del despertar de 1942-43. Recordando que el único elemento tangible sobre el cual puede apoyarse de manera válida esta «resurgencia» está basado únicamente sobre un puro «deseo» espiritual, fuera de todo vínculo histórico. Como podemos comprobar, la profunda y fértil obra espiritual del Maestro dejó su huella visible en la historia de la Iniciación para marcar una vía en el seno del esoterismo cristiano del que fue, y sigue siendo, incontestablemente, una de las más altas formas de expresión.
BIBLIOGRAFÍA Las enseñanzas secretas del Martinismo, Jean-Marc Vivenza, Madrid 2010, Ed. Manakel. Les élus coëns et le Régime Écossais Rectifié, Jean-Marc Vivenza, Grenoble 2010, Ed. Le Mercure Dauphinois. Camille Savoire – Regards sur les temples de la franc-maçonnerie , Jean-Marc Vivenza, 2015, Ed. La Pierre Philosophale. Les Leçons de Lyon aux Élus Coëns, Robert Amadou, París 1999, Ed. Dervy. Martines de Pasqually , Serge Caillet, 2009, Ed. Signatura. Traité sur la réintégration des êtres, edición presentada por Robert Amadou, París 2000, Ed. Rosicrucienne. Martinès de Pasqually , Michelle Nahon, 2011, Ed. Pascal Galodé. Le Martinisme, Histoire et Doctrine, Robert Amabelain, 2011, Ed. Signatura.
Martinez de Pasqually, su doctrina y su obra, Diego Cerrato, Ed. Manakel. Boletines Informativos del Grupo de Estudios e Investigaciones Martinistas y Martinezistas de España (G.E.I.M.M.E.), www.geimme.es. Boletines de la Sociedad Martines de Pasqually , Burdeos. Revista de Estudios Masónicos y Simbólicos Renaissance Traditionnelle, Clichy, Francia.
Copia de la Carta Patente de Martines de Pasqually presentada en la Logia La Francesa el 5 de enero de 1763
TRANSCRIPCIÓN DEL TEXTO Las cuatro Puertas del Templo son abiertas Por el Poder del GA y de Charles Stuard Rey de Escocia, de Irlanda y de Inglaterra GMde todas las Logias esparcidas sobre la superficie de la Tierra. La Logia de Stuard – Constitución en la Provincia de aix en Francia el 20 de mayo de 1738. En virtud de nuestro poder y autoridad Nos GM de las órdenes de la Masonería de Escocia, Irlanda e Inglaterra hemos confiado nuestro Derecho y Poder de Gran Maestro de Logia a nuestro R M Don Martines de Pasquallis escudero de 67 años de edad, nativo de la Ciudad de Alicante en España, a fin de que pueda dirigir y construir en Paz sobre toda la superficie de la tierra un templo al GA siendo constituido a este efecto, y constituyéndolo en virtud de nuestro Poder Bueno y Válido. amen amen amen. Nos GM de la Logia de Stuard damos orden a nuestro di putado GM de dirigir todos nuestros trabajos y los de FM Joachin Don Martines de Pasquallis su hijo de 28 años de edad nativo de la ciudad de Grenoble en Francia y que esta misma constitución y patente le entrega en la forma ordinaria antes de su muerte o a su buena voluntad a fin de que pueda disfrutar servirse de su Derecho y Poder siendo publicada esta constitución y patente de GM de la Logia de Stuard el 20 de mayo en la GL de El Oriente en 1738. Dada y entregada dicha constitución entre l as manos de dicho FM el 29 de juni o de 1738. Rowland GM, thomas Combes Pv Hewer 2v y Wrallean orador. Fi rmado por orden de la GL de Stuard Rowland jne sre Wrallaen jn M de Ceremonias Hamilton G M Kylington; Kingsson Compes joven S Bignos Mayer D Martines de Pasquallis Joachin D Martines de Pasqually escudero AL. Esta constitución ha sido dada por orden de l G M al R M D Martines Pasquallis constituida por tiempo inmemorial. Al oriente de Burdeos muy iluminado año masónico 333 en el templo de El Elegido y Escocés. Emitida la presente copia para constatar el reconocimiento hecho en dicho templo Por los H Despioux, Lamanniere, Sensac y farnuel Diputados de la Logia La Francesa de este oriente y siendo depositada en sus archivos sellada de nuestro sello ordinario el 5 de enero de 1763. Don Martines Pasqually escudero Diputado GM
Blanquet RM de oriente CHMPEGA
JOSEPH DE MAISTRE EL LÁTIGO EN LA OSCURIDAD URKO Es curioso la forma en la que nos acercamos a la biografía u obra de ciertos autores, a veces por un interés personal en indagar sobre un personaje de quien ya conocemos parte de su trabajo; otras por azar al ser citado en un contexto distinto; y en ocasiones, como es el caso, por una sugerencia particular que nos señala el rastro a seguir. He de reconocer al lector que el protagonista de este artículo me es revelado en el devenir de una conversación crepuscular al abrigo de unas tazas de café en una pequeña y familiar cafetería cercana al Tarn, en las entrañas de la región Cátara. Mi contertulio era el profesor Nicola Lococo, confidente y compinche de aventuras al que he de agradecer haberme puesto sobre la pista de Joseph de Maistre. De inmediato me sentí atraído por el carácter de esta figura histórica de la masonería, de su singular interpretación que hacía de cuanto le interesaba y de la meditada retórica conferida a sus palabras superando el contenido ordinario del lenguaje, convirtiéndolo de esta manera en un gran exégeta simbólico. Es precisamente esta cualidad la que me llamó la atención, más que el discurso en sí; el fondo útil, es decir; antes del «qué» decía, el «cómo» lo decía. Vi que incluso al propio Joseph de Maistre se le podría reinterpretar, tal y como él hizo con el contenido de otras tesis, y transmutarlo para extraer una lectura iniciática. Añadir también que durante el viaje realizado hacia el Conde Savoyano, y a fe que cada vez que se emprende el proyecto de inmersión a un autor, un movimiento pictórico, una religión, una lengua, disciplina o arte, se emprende un viaje del que es difícil salir indemne, con Joseph de Maistre tuve que batallar con una pléyade de sentimientos encontrados ya que el alma de su tesis es básicamente atacar a las ideas de la ilustración y reducir los valores de la revolución francesa a poco más que una nebulosa
de despropósitos. No obstante reconocí un razonamiento iniciático, que en ocasiones deja entrever, pese al bloque general de su discurso contrario al pensamiento ilustrado. Es así que me veía moviéndome constantemente en una suerte de vacilación donde la línea argumental no terminaba de seducirme aunque la forma de ejecutar sus ideas dejándonos mensajes detrás de las palabras lo he reconocido como brillante. Si hay una tendencia claramente masónica esa es la de la resurrección. Tenemos la costumbre de sacar de la tumba a este o aquel personaje que ha marcado en mayor o menor medida los hechos históricos, ya sea a nivel político, cultural o espiritual para vestirle de nuevo con mandil y guantes. Arrancarlos de su profana expiración a fin de elevarlos una vez más a nuestras augustas y sagradas alturas en nombre del gran arquitecto y a priori, no parece que haya nada de irregular en ello, ya que para tratar ciertos temas es necesario citar. A lo que me refiero es que hay una especie de «Necro-franc-filia» bastante extendida por el mundo masónico; esto es, la exaltación del recuerdo de un hermano difunto solo por el hecho de haber sido masón, claro está que de un manera fraternal, se citan hermanos gratuitamente solo por el prestigio que pudieran aportar. Bajo mi punto de vista es algo tan absurdo como acudir a la consulta de un médico y que este antes de auscultarnos recuerde que Hipócrates también fue médico, como él. Este caso no va a ser diferente, aunque con cierta salvedad; realmente la lectura de la obra de Joseph de Maistre nos brinda un prisma distinto al habitual, una visión enriquecedora para quien tenga el ojo bien entrenado. Para muchos invocar de nuevo al personaje que voy a presentar supone poco menos que reabrir la caja de los truenos. Como autor maldito que es, le acusan; de Contrarrevolucionario, ferviente detractor de las ideas de la ilustración, y por supuesto de ser enemigo del corpus filosófico de la revolución francesa. Escritor y políco que incomodó por su persistencia en atacar las ideas de esta primera modernidad. Sacaremos a Joseph de Maistre de nuevo a la luz y recordaremos al autor que tuvo la genialidad de decir al pueblo «que no comprendía nada.» Para aproximarnos a la figura de Joseph de Maistre debemos entender que el panorama masónico en la Europa del siglo XVIII gravitaba en torno
a dos ejes: por un lado, la masonería inglesa centrada en los tres primeros grados, preconizando la filantropía y el trabajo administrativo en lo que pudiera ser algo parecido a un club social sin mucho calado filosófico. Por otro lado, la reforma escocesa en su vertiente templaria que sumaba a los grados anteriores una escala superior para el estudio filosófico y simbólico. Además, paralelamente a estas corrientes, una efervescencia mística que comenzaba a asentarse dentro de distintos núcleos masónicos. Es en este entorno donde las personas con inquietud y ávidos de conocimiento trascendental como Joseph de Maistre iniciarán una peculiar peregrinación en un mundo prerrevolucionario donde las sociedades secretas empezaban a proliferar. Joseph de Maistre nació el 1 de abril de 1753 en Chambery (reino de Cerdeña), estudió derecho en Turín y fue miembro del tribunal de justicia (Senado) de Saboya, a los veinte años decide ingresar en la logia Trois Mortieres de Chambery que se encontraba como casi todas las logias francesas de la época, con un perfil masónico poco motivador para alguien que buscara algo más que aburridas tertulias, de modo que la capacidad intelectual de Joseph de Maistre hizo que desechara la idea de continuar en un foro que no saciaba sus expectativas místicas. Tan solo unos años después, en 1778, su ambición por indagar allí donde nadie había llegado y elevar su alma a cotas desconocidas, lo lleva a dar un importante paso; congregar a otros quince hermanos para unirse a la logia La Sincerité y cuyos trabajos dirigía Jean-Baptiste Willermoz. J.B.Willermoz fue uno de los pilares fundamentales en la creación del 97 Martinismo, además de uno de los artífices del Rito Escoces Rectificado con la pretensión de volver a una masonería pura, trascendente, limpia, caballeresca y espiritual. Recibirá el grado de Elegido Cohen por el fundador de los mismos (Martinez de Pascally) donde Willermoz declararía haber encontrado su imagen de masonería ideal. Joseph de Maistre asesorado por su mentor Willermoz, durante esta etapa es cuando también cree encontrar ese misticismo y espiritualidad que tanto anhelaba además del estímulo para crecer dentro de la orden cuya estructura escocesa le permitía moverse a sus anchas. No obstante, la personalidad y carácter critico de Joseph de Maistre llevará a recriminar
a sus coetáneos el poco respeto a la jerarquía eclesiástica y a diferir con el propio Willermoz en más de una ocasión. Con respecto a esto Emile 98 Durmenghem dice: Tenemos en primer lugar dos cartas dirigidas a él (Joseph) por Willermoz. (…) Esta correspondencia data de la época de la fundación de Sincerite de Chambery. Willermoz comentaba las instrucciones secretas y, no pudiéndose encontrar asiduamente con Maistre, se esforzaba en responder a algunas de sus objeciones. El sentido crítico del joven adepto no siempre aceptaba fácilmente las afirmaciones dogmáticas demasiado absolutistas. Sin duda, fue un seguidor del fondo esencial de la doctrina, puesto que continuó más y más el estudio de las ciencias secretas, pero sobre un buen número de aspectos sus ideas seguían difiriendo de las de Willermoz.
Como también nos señala que habría divergencias menores, puntos de vista diferentes, entre Joseph de Maistre y Louis Claude de Saint-Martin (piedra angular para comprender el pensamiento Maistriano además de ideólogo y alma del Martinismo). Esto no impediría que más adelante, durante su etapa de ministro plenipotenciario (cargo que le daría el rey de Cerdeña, Carlos Manuel IV) en San Petersburgo donde haría de asesor del zar Alejandro I, se convirtiera en punta de lanza del Martinismo en Rusia. Nos acercamos a la fecha de 1789, y he aquí que nos encontramos con un acontecimiento que retorcería no solo el curso de Europa si no también la forma de percibir a la sociedad; la revolución de Francia, etapa que el propio Joseph de Maistre cree como algo pasajero. En 1793 ha de exiliarse en suiza por la ocupación de tropas francesas, poco después también es expulsado de Suiza y vuelve a Turín. Cuando las tropas A ustroPiamontesas tratan de reconquistar Saboya dando como resultado un estrepitoso fracaso, es entonces cuando adquiere una comprensión de la magnitud de este fenómeno y se convierte en un cronista involuntario al tratar de comprender y analizar los hechos. Con la revolución francesa Joseph de Maistre coloca al hombre en el centro de atención y comienza una carrera literaria sobre los fenómenos acontecidos con una notable diferencia con respecto a otros pensadores o políticos, como por ejemplo con respecto al propio Edmun Burke quien hacia un análisis pragmático y sobre todo político racional de los acontecimientos, De Maistre elevaba el debate a su grado más Providencial tratando de buscar una visión rupturista con el pensamiento contemporáneo a la revolución ya que los parámetro empleados (y esto quedará patente en su obra Consideraciones
sobre Francia) van más allá de los sentidos racionales o incluso 99 cognitivos usando una visión fulgurante y hasta la fecha jamás estimada, mezcla entre el misticismo hermético y la preclara consciencia critica propia de personas llenas de determinación. La clave para comprender esta característica la encontramos en una frase que se puede juzgar en superficie como simple, aunque como bien 100 señala María Luisa Guerrero Alonso se convierte en el epicentro de una declaración de intenciones superadoras del mensaje. Me refiero a «no comprendo nada». Con ese «no comprendo nada», «el lema de nuestro tiempo», un lema muy sensato para el autor saboyano, pone en marcha todo el mecanismo comprensivo que es, en definitiva, la obra de 1796 (refiriéndose a Consideraciones sobre Francia). A lo largo de las páginas de Maistre se centra en demostrar que si no se «entiende anda» es porque se están usando parámetro cognitivos inadecuados.
Y efectivamente, aquel hombre que buscaba a Dios, que necesitaba de un estímulo mayor que el de unas charlas de mesa en insoportables veladas masónicas, hace una aplicación directa de su condición como místico para elevar el debate a una categoría metafísica. Con esa «no comprensión» Joseph de Maistre da pistas de cómo se ha de percibir los acontecimientos en términos de Providencia divina donde por su lógica llega a la conclusión de que Dios creó al hombre con su característica de sociabilidad, y ya que no puede haber sociedad sin soberanía, esta última 101 es de origen Divino. Sobre este asunto Michaël Rabier nos aclara que Joseph de Maistre admitiría una salvedad dado que los seguidores de la soberanía popular podían establecer que: Desde un punto de vista metafísico la soberanía emana de Dios porque él es el autor de todo excepto del mal, no es menos cierto que ella se manifiesta por la mediación de los hombres. En efecto, existiendo una delegación del poder, ella viene de arriba y no de abajo.
Esta salvedad sería la de concluir que la soberanía procede tanto de Dios como del pueblo, si se prestaba a dos variables de interpretación. Por un lado desde un punto de vista superior en el que la soberanía proviene del Creador aunque por otro lado en un sentido inferior necesitaría de un cumplimiento humano o como dice Michael Rabier: La soberanía se establece a partir de una obediencia consentida.
Lo que trato de expresar con estas torpes líneas, es que Joseph de Maistre aun siendo un baluarte de la contrarrevolución (ideas que
defendió desde su exilio en Lausanne), en la intimidad de su pensamiento se estaba librando una auténtica revolución, un debate que planteaba la visión Cristiana como sistema de valores para tratar de establecer un orden en el caos. En Tratados sobre los sacrificios comienza con un interesante análisis sobre la dualidad de pensamiento, previo a citar a Pascal: «Esa duplicidad del hombre es tan visible que hay quienes pensaron que tenemos dos almas, pareciéndoles que un ser simple es incapaz de tales y tan súbitas variaciones». Para explicarnos un pequeño matiz que a su juicio es capital: (…) pues no se trata tan solamente de saber como un sujeto simple es capaz de tales y tan súbitas variaciones, si no de explicar como un sujeto simple puede reunir dos oposiciones simultaneas; como puede querer el bien y el mal, amar y odiar el mismo objeto; como un cuerpo puede moverse hacia dos puntos opuestos, en definitiva; como un sujeto simple puede no ser simple.
Este pensamiento no es incompatible con la modernidad sin caer en hipocresías, se pudiera determinar que esa forma de pensar trata de encontrar virtud, de forzar a los opuesto para darnos cuenta de que en realidad todo es parte de una justa claridad y trasformar aquello que nos es contradictorio o encontrado en una nueva percepción a sumar en nuestro haber de razonamiento. Por otra parte, también decir que el Tratado sobre los sacrificios continúa después para dar un sentido a la idea de restablecer virtud donde había maldad con el mensaje último de que estaría justificado el sacrificio de 102 una parte para salvar al todo . La condición de iniciado de Joseph de Maistre es visible a lo largo de su obra con mensajes certeros que nos ayudan a comprender, indistintamente si compartimos o no su místico universo hermético, como 103 bien acierta a expresarnos el profesor Nicola Lococo cuando habla sobre Joseph de Maistre acerca de un pasaje clave de La Masonería, Memoria inédita al Duque de Brunswick : Todo es misterio en ambos testamentos, y los elegidos de una y otra Ley no son sino verdaderos iniciados.
Joseph de Maistre tenía la certeza de una visión que trascendía al lenguaje escrito. Su lectura de los textos sagrados superaba el cristianismo tal y como lo conocemos para decirnos que era necesaria una lectura comprometida pero incisiva, sincera pero diestra e instruida para poder alcanzar una intuición de lo que no se puede leer y llegar, al
menos, a reflexionar sobre la condición primera de quienes protagonizaron los escritos. Aun habiendo sido silenciado durante siglos por la literatura masónica, hemos de aceptar que sus escritos nos enseñan una visión crítica llena de matices. De no haber sido por la revolución es muy probable que Joseph no hubiera trascendido y hubiera seguido como miembro del senado en una vida intelectualmente activa pero cómoda sin mucha controversia ni desarrollo. El estímulo que le supuso los hechos revolucionarios le inyectaron la dosis de incomodidad suficiente como para progresar en sus tesis, al igual que un árbol necesita del mal tiempo para crecer, hay seres que necesitan de retos e incomodidad para elevarse con templada voluntad. La obra de Joseph de Maistre no está exenta de claroscuros pero en cualquier caso la pertenencia al círculo más íntimo de Willermoz, Louis Claude de Saint-Martin o el enigmático Martínez de Pasqually le nutrió de una visión más amplia ensanchando su percepción de la realidad siendo indudable que la búsqueda y posterior construcción de una masonería rectificada le doto de una identidad masónica singular (si lo juzgamos desde los parámetro masónicos actuales) en la que por encima de todo valoraba la experiencia espiritual, sin desatender a lo meramente intelectual pero con un contenido que primara aquello que no se puede comprender únicamente con la razón e instrumentalizar con ello su prédica para llevar los acontecimientos a su campo. Lo que en su época se interpretaría como un ataque frontal al filosofismo y a la razón, reflexiones que en ocasiones pudieran ser como latigazos en la espalda de la hermandad, ahora podríamos encajarlo para crear una visión complementaria. A lo largo de sus escritos se aprecia puntualmente una lucha interna, esa necesidad de integrar lo material con lo espiritual para terminar disipando su dilema con una resuelta medida donde Dios es legitimado sobre cualquier forma de organización social o política. Tal vez esa pugna sea producto de una reacción y pretender una provocación, una revolución interna donde su posición social lo sitúa en un escenario privilegiado para observar acontecimiento y de alguna manera influir en ellos, pero su intelectualidad lo empuja a otro tipo de acción, otro tipo de comprensión en la que trataría de iguales a aquellos con los que
compartir esa dialéctica por acceder a un conocimiento puro desprovisto de pasiones mundanas. Y desde ese foro emanar sus ideas y que estas fluyeran de una forma natural. Sus detractores lo han tachado de belicista, autoritario, reaccionario o fanático de trono y altares (y no sin razón) pero como bien señala Emile 104 Dermenghem : Se olvidan de que si predicaba a los pueblos los beneficios de la autoridad, enseña a los soberanos los de la libertad, y que es en el abuso donde está el verdadero origen de las revoluciones.
Defendía la paz como una purificación ya que la guerra debía de ser por necesidad la consecuencia de un mal moral. No podemos caer en el error de «no entender nada», de hacer un análisis superficial de la obra del Conde Saboyano y reconocer que de ser un cuadro, poseería los más complejos trazos combinados con una impecable técnica de ejecución, contundente pero efectiva, firme y llena de intención, además de lucir una paleta cromática que decora el conjunto con los colores que el misticismo y la búsqueda de lo sagrado lo dotaron dando como resultado una obra fascinante a la que se ha de dar la atención necesaria y buscar el mensaje en detalle tras las pinceladas. Hermano que no dudó en recorrer arcanas sendas en aras de encontrar una mayor comprensión de lo que le rodeaba porque con los sentidos que poseía le era insuficiente.
GIULIANO KREMMERZ PONTÍFICE DEL HERMETISMO MODERNO JOSÉ M IGUEL J ATO Y decimos pontífice en el sentido primitivo y etimológico del término, el puente que permite la transmisión del hermetismo histórico hacia la edad moderna. Hay algunas figuras sin las cuales hubiese sido muy difícil, imposible tal vez, que la Tradición Hermética no hubiese acabado siendo viejos baluartes útiles para ser expuestos en los museos de los historiadores. Giuliano Kremmerz, pseudónimo iniciático de Ciro Formisano, nació en Portici, pequeño pueblo cercano a Nápoles, el 8 de abril de 1861, el mismo año que Stanislav de Gaita, del matrimonio formado por Michele Formisano, obrero ferroviario y Gaetana Argano, perteneciente a una familia burguesa acomodada, gracias a lo cual el joven Ciro tuvo la oportunidad de realizar sus estudios humanísticos doctorándose en Letras en la Universidad de Nápoles a los 22 años. Y aquel 8 de abril en que por primera vez vio la luz de este mundo y respiró su primera bocanada de aire, en la casa familiar, residía un misterioso personaje, un sabio filósofo hermético, conocedor de las prácticas teúrgicas, de los procedimientos de las alquimias internas. Un hombre bondadoso, solitario y humilde llamado Pasquale de Servis, de nombre iniciático Izar Bne Escur , «Izar», como siempre lo referiría su alumno y futuro maestro del hermetismo contemporáneo. El joven Ciro le llevaba a diario la comida preparada por su madre y le acompañaba en largas veladas, quedando fascinado por aquel hombre que lo conocía todo, lo sabía todo, más allá de lo que aprendía día a día de los profesores de la escuela ordinaria. Kremmerz siempre sintió la más profunda veneración por su maestro que le iniciaría en las prácticas herméticas. Años después, cuando nuestro hermetista empezaba su vida pública, dio a la luz un texto fundamental, Lunazioni , firmado por un tal Anonimo
Napoletano, que se supone con seguridad había salido de la pluma del mismo Izar. Pero, ¿quién era el verdadero Pascale de Servis? ¿De dónde procedían los conocimientos de los que más tarde sería el puente hacia nuestro siglo Giuliano Kremmerz? Había nacido en Caserta el 5 de octubre de 1818, y seguramente fue hijo natural del rey Francisco de Borbón de Nápoles. Fue sin duda el custodio y transmisor de la doctrina alquímica y del rito egipcio tradicional que había sido conservada en la Escuela Napolitana creada por Don Raimondo di Sangro, Príncipe de San Severo, fallecido en 1771. Gracias a su ascendencia paterna realizaría la carrera militar siendo promovido a Alférez y recibiendo la cruz de caballero de Francisco I de Borbón. De ideas libertarias, al igual que muchos otros masones y esoteristas del siglo XIX vinculados a la tradición egipcia simpatizaría con los Carbonarios, motivo por el cual se vería obligado a exiliarse en París donde conocería al Príncipe Michele Capecelatro, el barón Spedalieri, con quien Eliphas Levi mantendría una correspondencia magistral (nota: fue el barón Spedalieri a quien Eliphas Levi dirigía las lecciones de Cábala recogidas en el libro Curso de Filosofía Oculta, publicado en castellano en Ediciones Índigo) y el abogado Giustiniano Lebano, también desterrado por razones políticas en la capital francesa. De todos ellos además podemos documentar encuentros y relaciones con otros personajes de la época como Bulwer-Lytton, el autor de Zanoni, y antecesor del rosacrucismo inglés de la SRIA o de la misma OHGD, Orden Hermética de la Golden Dawn, el vasco Louis Agustin Chao, u otros esoteristas que, antes del Dr. Gerard Encausse, serían los padres espirituales del ocultismo moderno y de las corrientes masónicas egipcias o neocohen. Además, no hay que olvidar la importancia de la propia ciudad de Nápoles que, desde la antigüedad, había sido un centro de singular trascendencia en relación a la espiritualidad clásica, ciudad nido del esoterismo hermético que vería el desarrollo tanto de Kremmerz como de su maestro Izar. A los 17 años Ciro Formisano había obtenido la calificación profesional y académica para impartir literatura italiana, historia y geografía en la provincia de Nápoles. Se doctoraría cinco años después en la Universidad de dicha ciudad, dedicándose a partir de entonces a la enseñanza y al
periodismo, tareas que compaginaría con su formación y práctica hermética. Entre 1883, año de su doctorado, y 1885, en que contrajo matrimonio con Anna Beato, trabajaría como profesor en un colegio de un pequeño pueblo del Lacio, además que su labor como empleado en una empresa tipográfica en Portici que había sido fundada por Eduardo Scarfoglio y que ayudaría a Ciro posteriormente a ser redactor en el diario Il Matino. Uno de los capítulos misteriosos de la vida de Kremmerz data de 1888 hasta 1893, años en los cuales viajaría fuera de Italia con motivaciones que no han sido esclarecidas. Los lugares de destino tampoco están documentados. Se sabe que estuvo en Montevideo y que regresaría a su tierra natal en un barco de la misma compañía en la que había realizado el viaje de ida. Se supone que esos años pudo mantener contacto con enseñanzas chamánicas del subcontinente sur americano. Sea como fuere, un año después de su vuelta, se trasladaría a Nápoles con su esposa y sus hijas e iniciaría su actividad de escritor y divulgador de las enseñanzas y prácticas herméticas que serían la base de la escuela italiana moderna, hablando en términos generales, de finales del siglo XIX en la que beberían autores como Arturo Reghini o Julius Evola. Y en 1896, un año después de su traslado a Nápoles, fundaría la Hermandad Terapéutica y Mágica de Miriam, escuela y marco en el cual tantos estudiantes de hermetismo tuvieron acceso, por ejemplo, al legado de las enseñanzas de Pascale de Servis como eran las prácticas sacerdotales de la masonería egipcia, abriendo una puerta isiaca al legado del Ordo Osiriano. De hecho la Fr+ TM+ MIR+, siglas con las que se grafiaba el nombre de la fraternidad, fue constituida como orden externa, y con permiso, bajo los auspicios, del Gran Oriente Egipcio, tal como está documentado. Comenzó también a publicar la colección de escritos que llevaría como título general El Mundo Secreto con sus propios medios. La divulgación de dichos textos, donde aparecían enseñanzas hasta entonces guardadas celosamente en cenáculos bien restringidos, le llevaría a no pocos desencuentros con los ambientes esotéricos de la época. Todo el programa de la Fraternidad de Miriam quedaría totalmente delineado para 1909, y en el texto intitulado PRAGAMÁTICA FUNDAMENTAL DELLA SPHCI FR+TM+ DI MIRIAM.
Tal como se dice en los reglamentos de la fraternidad, su intención era 105 la de proceder «cambiando las logias en academias» . Este aspecto del masonismo kremmerziano es de sumo interés, porque en cierta manera, el intento suponía volver a las fuentes de las que había surgido la propia masonería egipcia del conde de San Severo o Cagliostro. En los orígenes de las masonerías, tanto la Andersoniana, como la de los Elus Cohen, como en la masonería sacerdotal egipcia italiana, las academias se convirtieron en logias, y ahora el maestro napolitano, daba un paso adelante pero mirando al pasado. Así, tradición y modernidad se daban de nuevo la mano. Kremmerz fue un férreo defensor de la Tradición Itálicay Europea, frente a los orientalismos llegados al continente promovidos desde la difusión 106 de la Teosofía. En sus textos, y sin dejar de expresar el máximo respeto por el budismo, el taoísmo o el confucianismo, mostraba al estudiante hermético occidental un potente foco sobre las corrientes occidentales, caldeas y egipcias fundamentalmente, que están en la base de los misterios grecorromanos. Acerca, por lo tanto, al buscador concienzudo, a los arquetipos, a los principios espirituales, tal como han quedado reflejados por las maneras occidentales tradicionales, alejándose de los exotismos no necesarios fruto de las modas de la época. No olvidemos que los tiempos de Kremmerz fueron los años del Risorgimento, donde se habían extendido logias de inspiración egipcia en muy diversas formas, la época en que impactaron de manera extraordinaria las enseñanzas espiritistas de Allan Kardec frente a las cuales trazaba otra manera, la de la tradición itálica, para abordar los asuntos que todos ellos habían puesto encima de la mesa. A la hora de abordar la obra de Kremmerz hay que hacer un pequeño inciso, que puede ayudar a entender la dimensión de su legado. Kremmerz habla de magia o de magnetismo y otros conceptos sobre los cuales nuestra posmodernidad, comercial y embaucadora casi siempre, se ha encargado de realizar tal deformación que es imposible desde lo que hoy se entiende por tales términos abordar un preciso ejercicio de entendimiento de la filosofía del napolitano. Por lo tanto, es mucho mejor esperar a saber qué quiere decir el autor con tales términos, esperando llegar finalmente a la comprensión del concepto que a la
inversa. Los estudios tradicionales no pueden basarse en prejuicios o supersticiones. Hay un rigor que debe imponerse previamente y este rigor está tan alejado de la creencia supersticiosa infantil y fantasiosa como del cartesianismo materialista o dualista grosero en relación a esta temática. Si se quiere verdaderamente comprender de qué hablaba nuestro autor, y otros tantos que como él han dejado una parte de su legado impreso, hay que dejar a un lado las ideas inmaduras de lo que el hombre cree ser interiormente y lo que es en realidad, así como, por otra parte, deben apartarse también las actividades narcotizantes del mental ordinario y sus consecuencias. Sólo aquellos que se atreven a indagar en el espacio intermedio entre ambos y que saben que hablamos de «otra cosa» entenderán la importancia pragmática y teórica de lo descrito en los párrafos que componen sus textos. Dicho esto, hablemos algo del corpus kremmerziano. Para él, el hombre es «este animal misterioso, orgulloso de sabiduría e inteligencia, que domina sobre la tierra… (y) que todavía no ha desgarrado el velo que cubre sus orígenes y oculta el fin de su viaje». Las «religiones de estado», como las denomina, en vez de ayudar al hombre a descubrir su verdadera naturaleza, «quisieron siempre el dominio de la astucia sobre la ferocidad de las masas», respondiendo a necesidades de las élites de poder y no a la meta para que fueron creadas ayudando al hombre a rasgar ese velo que le separa de sí mismo. Para él, tanto la ciencia como la religión nacen en cuna noble, pero pronto olvidan su origen para pasar a ser dogmas que se imponen en la mente social e individual humana. «El cristianismo nace revolucionario y continúa tirano de la mente humana, y es condenado o a volver a los orígenes simples de la fe, a transformarse o a perecer. Las cristalizaciones pertenecen al mundo mineral y no a aquel de las ideas humanas.» Porque toda idea que nace en el hombre y que, en esencia es liberadora, al poco de respirar el aire de las condiciones ordinarias de la sociedad humana, deviene simplemente eso, cristales fijados y muertos sin la menor posibilidad de captar las otras realidades para las que estaba concebida, por su imposibilidad de movimiento y transformación. Esa falta de plasticidad hace de ellas piezas de mausoleo útiles solo en los cementerios de la intelectualidad humana. Cuando bautizamos con el nombre alguna cosa, nos parece que su
conocimiento va implícito. El nombre es impotente en crear conocimiento, como más sustituye, aprisionando la posibilidad de eclosión de la sabiduría que le corresponde a aquello que pretendía descubrir. Pongamos un ejemplo. Hoy se habla mucho del efecto placebo en la medicina, o de lo psicosomático. Y sabiendo esto nos parece entender algo, algo que, sin embargo, quedará invisible bajo la denominación tranquilizadora. Algunos dirán que podemos conocer una parte fisiológica de un proceso particular. Pero con esa infinitésima parte del asunto definirán el todo. ¿Qué debe hacer el hombre según el hermetista napolitano? Deberá «trazar un programa de estudios» cuyo objetivo sea «la integración del hombre. No lo perdáis nunca de vista. Dejad por el momento a diablos, santos y arcángeles donde se encuentran. Toda vuestra experiencia debe ser plasmada sobre el hombre: no sobre un hombre, sino sobre vosotros mismos…». Porque el campo de estudio del hombre está dentro de sí y posee un «laboratorio económico» que le acompaña por donde vaya. «Poneos en equilibrio físico e intelectual, con un régimen de vida sobria, sin esfuerzos que os conduzcan a la formación de los ascetas nobles. Observad en silencio, en el sagrado silencio que separa al adepto de la vanidad de la palabra, lo cual no es algo especialmente difícil. De modo que en vosotros se propicia el desarrollo de la inteligencia hermética, el poder sutil y penetrante de la mente humana que nos acerca a la realidad innata que golpean vuestros sentidos humanos.» Porque esa inteligencia humana, esa inteligencia hermética, «es una luz intelectual que viene de la parte más noble de vosotros mismos, y que parece, por su sutil inspiración, como extraña: esta es la inteligencia humana o luz hermética». Porque el Hermes es un «estado de ser», no un concepto, no una definición teórica, ya que tiene la plasticidad de lo vivo, el cambio vívido y vivificante que se contempla en cualquier aspecto de lo existente. Y el Hermes sólo se descubre en el silencio. Decía nuestro autor evocadora y poéticamente: «también el cristianismo nació infantil , es decir, no parlante, desde cuyo símbolo el niño gobierna el mundo». Al hablar de Magia, el maestro napolitano, se adelanta al lector moderno posmoderno y de mentalidad cartesiana, y que bien sabe tiene tantos prejuicios hacia el término que él mismo declara puede, y debe, sustituirse por el término «Ciencia Integral». De la palabra magia se ha
abusado en exceso, en los tiempos pasados y en los modernos. Y no sólo por las condenas inquisitoriales sino también por la intención de engaño o la superstición fantasiosa de las ilusas cabezas de tantos. Así la Ciencia integral define tanto en un solo ente el objeto y el objeto de estudio, «integrar significa tomarla entera o perfecta», nos dice Kremmerz, y su ejercicio no supone una sustitución de la ciencia académica, sino el «método complementario» que permite al hombre que indaga la naturaleza, integrar dentro del sistema de conocimiento su propia naturaleza esencial. No está lejos de las ideas epistemológicas más contemporáneas. Integral porque integra en sujeto y objeto de estudio en un solo laboratorio, el laboratorio portátil del que nos habla a menudo, y porque en esta integración nada del conocimiento humano queda fuera del campo de experimentación y de investigación. Y es en la medida en que el hombre integra y se integra en el experimento del conocimiento como accede a un estado superior de conciencia, que para Kremmerz era el Estado de Mago, desde el cual el acto de conocimiento es un acto superior humano, en la medida en que puede saltar desde su conciencia dividida en la separatidad del mundo hacia una manera de percepción, observación y experimentación, donde todo queda integrado en un solo acto de conocimiento. El Estado de Mago no es el conocer del tarotista que vende sus sesiones desde una mesa adornada con símbolos esotéricos, bolas de cristal o inciensos y velas. El Estado de Mago es el estado al que accede el hombre cuando todas sus partes, intelectuales, corporales y sentimentales son armonizadas en una unidad subyacente a su naturaleza. Es un estado perdido, pero reencontrado con la práctica mágica que nos propone y cuyos antecedentes podemos encontrarlos en el Conde de San Severo o Cagliostro. Porque cuando en el hombre dejan de emerger sus convulsiones corporales, los quiero esto y no lo otro del sentimiento loco que conduce su vida, bajo una mente tranquila y silenciosa que ha sabido asentarse más allá de las palabras, el conocimiento que adquiere es de una naturaleza diferente a la ordinaria, indescriptible y donde las palabras no pueden dar sino un leve atisbo del eco lejano, que no puede sustituir de ninguna manera tal experiencia.
En la escuela de la Miriam integraría también, realizando una lectura nueva, el mesmerismo y el magnetismo que, absorbidos y deteriorados por los espiritismos de finales del XIX, adquirían en su Fraternidad un sentido muy diferente a los que las organizaciones pseudoesotéricas de la época habían llevado estos principios de aquel Frans Anton Mesmer. Como ya hemos dicho, la Fraternidad de Miriam tenía como único objetivo la terapéutica, y hacia esta finalidad se dirigían todas sus prácticas y esfuerzos. Una terapéutica que, recordada la posible relación original entre los Theravadas orientales y los Terapeutas occidentales del siglo I antes de Cristo, tenía como objetivo curar tanto al enfermo como al practicante. Porque solo un practicante integrado y sano, con su magnetismo natural recuperado, era capaz de curar al semejante. La Fraternidad de Kremmerz trató de divulgar todos aquellos principios y algunos esoteristas de la época lo acusaron de divulgar secretos que deberían continuar ocultos. Había gratuidad en su actividad, quedando en sus estatutos, totalmente prohibido cobrar cualquier precio por lo realizado. Y esta intencionalidad humanitaria ponía en entredicho la actitud de muchos. En 1907 se traslada con la familia a Camogli, luego a Ventimiglia, para establecerse definitivamente en Beausoleil, en el Principado de Mónaco. Momentáneamente se apartaría de la Fraternidad que había fundado, aunque de manera esporádica continuaría viajando a Italia. A principio de la década de los veinte, en Roma y Bari, continuaría con la divulgación de sus ideas sobre medicina hermética en las sedes de las academias virgilianas y pitagóricas. Pero más tarde, durante el fascismo, serían clausurados los círculos herméticos italianos que habían crecido y desarrollado bajo su mirada. Sus discípulos solían visitarle en Mónaco, donde continuaría su labor docente. Poco después, el 7 de mayo de 1930, Ciro Formisano, conocido como Giuliano Kremmerz dejaría este mundo. El legado de Kremmerz es extraordinario. Debemos pensar que el hermetismo contemporáneo de Eliphas Levi queda muy lejano, por su lenguaje, por la cultura en la cual se desarrolló como para que el interesado actual pueda tomar sus obras y estudiarlas directamente sin otra ayuda. Kremmerz habla con un lenguaje y pertenece a una época mucho más cercana a la nuestra. Y podemos indagar en el esoterismo occidental que merece la pena de manera mucho más eficaz que con los
autores anteriores. Sus ideas científicas no se alejan de los actuales estándares teoréticos de la física cuántica o la relativista. La base de su pensamiento podríamos definirla como de materialismo sagrado, en el que todo forma parte de la unidad autoexistente. «La vida es materia, la acción vibratoria de esta materia es la inteligencia del movimiento o voluntad activa, que como resultado de la materia es vibración es materia-alma. Nuestra escuela hermética procede en su análisis de lo bajo hacia lo alto, de la materia a la luz, que es materia en estado de vibración, de la materia al magnetismo, que es el potencial específico de su atomización.» Giuliano Kremmerz, como decíamos al principio, trató de hacer academia de la logia, volviendo a los principios que subyacen en los orígenes de la masonería egipcia. Y, hoy en día, es tal vez el referente intelectual, gracias al legado de sus obras, más interesante para esta familia de la masonería, la egipcia, que no olvidemos, tiene sus orígenes en el oficio sacerdotal. Su heterodoxia fue el intento de retornar a las fuentes de lo más puramente ortodoxo del hermetismo, haciéndolo accesible al hombre del siglo XX. Sin él, no cabe ninguna duda, las posibilidades del estudiante tradicional contemporáneo, serían infinitamente menores.
HOMENAJE A ANTONIO TELMO RODRIGO S OBRAL C UNHA
Notas de los traductores a la lengua francesa João-Luis Susano y Rémi Boyer António Telmo forma parte de esos filósofos portugueses que desarrollaron de forma notable el estudio de los mitos y de las tradiciones en una perspectiva integradora. De hecho, estos filósofos, algunos de los cuales son citados en el artículo, fueron a menudo también poetas portadores de la función iniciática. Aunque António Telmo conocía perfectamente las tradiciones filosóficas de lengua francesa, como los escritos de Louis-Claude de Saint-Martin, su obra permanece por el momento desconocida para los francófonos. Damos las gracias al filósofo Rodrigo Sobral Cunha por habernos autorizado a traducir y publicar este homenaje que, deseamos, anuncie la edición de la obra de António Telmo en lengua francesa. La presencia de António Telmo (1927-2010) surgía como un gran silencio en la brisa de la tarde y, cuando hablaba, su profunda voz se extendía como en un portugués claro un murmullo que evocaba el océano. Sus 107 gestos eran tranquilos. Se desplazaba como un roble en la ciencia del ser. Amaba la extensión del horizonte y su paisaje cotidiano era la llanura del Alentejo bajo un firmamento límpido. Todo en él estaba orientado por la acción convergente del intelecto y de la imaginación, que designaba como «razón poéca» que su manera de ser 108 notablemente creacionista traducía en todas las circunstancias. Si se encontraba en alguna situación de pasividad, vícma de la razón patéca, no tomaba entonces nada en serio, aunque el sendo de la atención permanecía en él como una cuerda firme. Frugal en cuanto a las apariencias, poseía un sendo elevado de la belleza y un gusto aristocráco
que completaba con las virtudes de la verdad y de la lealtad. De António Telmo, que siempre ha pensado con todo su ser, podemos decir que estaba hecho de la madera sutil del árbol de la filosofía portuguesa, de este árbol desconocido, cuya cima así como sus más profundas raíces se sitúan en el reino de la luz. 109 Interpretando el pensamiento de sus maestros, José Marinho y Álvaro 110 Ribeiro , aprendió a conciliar Platón y Aristóteles. Consideraba a Platón 111 como «el más grande pensador europeo». Con Sampaio Bruno , aprendió el ejercicio hermenéuco que consiste en extraer la luz de la oscuridad. 112 Con Leonardo Coimbra , descubrió la gracia invenva de este «amor 113 amante» que se hace verbo y gesto igualando la luz. Agosnho Da Silva , al que calificó como «Monarca del Espíritu», fue invitado a ser el padrino de su hija; su hijo recibió el nombre de Manuel. A propósito de las Tres 114 Meditaciones sobre el Éxtasis de Dalila Pereira da Costa , que formaba parte de sus amigos más próximos, António Telmo escribió: «He recorrido en un largo viaje las numerosas obras maestras de la literatura esotérica — árabes, judías, crisanas de Alemania, Italia e Inglaterra—, en ninguna de entre ellas, me ha sido dado encontrar, sobre este tema, un texto tan inteligente, exacto y lúcido; diría incluso tan racional, y sin embargo constuido casi únicamente por interrogaciones». Con propiedad, podemos decir de él que lo ha leído y visto todo; de Oriente a Occidente y de Occidente a Oriente. Es una de las más altas inteligencias que conoció Portugal y la fortuna 115 quiso que viniera a dar clase a los niños de Estremoz . Allí les enseñó, por ejemplo, quién fue el primer Rey de Portugal y cuáles fueron sus obras, redactando contenidos copiados de los programas ministeriales. Un día, en un control, preguntó a sus alumnos esta cuestión: «Quién es el Rey de Portugal (por antonomasia) y cuáles son sus obras?» La mitad de los niños aseguraron que era «Zé María», el asistente educativo (que, en los recreos, decía a los alumnos que era él el que mandaba). Este tipo de anécdotas serias y de historias de otra naturaleza, eran corrientes en el círculo de los amigos de António Telmo, círculo que él mismo animaba con iniciativas que iban del comentario de libros y de acontecimientos a discretas intervenciones públicas siempre reservadas a un pequeño
número. La convivencia con la filosofía se desarrollaba en un ambiente enrarecido, sin nubes; y si aparecían algunas, las disolvían rápidamente gracias a su sentido del humor. António Telmo entendía el diálogo como un arte «gnósico» por el cual la verdad, después de haber recorrido ciertas etapas, se revela a los intervinientes a través de una sublime especie de «diafaneidad». El silencio era en él sustancial a todo el diálogo, supervisado por la presencia del espíritu. Nuestro filósofo se alejaba simplemente sin una palabra de toda persona que desconociera la capacidad del silencio y de la palabra auténtica. Lo que naturalmente suscitaba opiniones vulgares, descritas en el juicio de Heráclito: «Los perros ladran contra los desconocidos». Para António Telmo, el mundo, o mejor, el Universo, es una interioridad que hay que pensar. Esto significa que el «Universo», como lo concibe la ciencia, es simplemente exterior, e incluso «hueco»; no tiene ninguna resonancia con las experiencias sentidas por el homo scientificus. En contrapartida, «sagrado» (o «secreto») es el Universo experimentado con nuestro ser total; es decir, con lo que en nosotros es capaz de percibir lo uno y lo múltiple, discerniendo para comprender mejor la pluralidad de la vida del Universo. Ahora bien, en el pensamiento de António Telmo, una tal comprensión es lo que favorece la verdadera imaginación. Me gustaría concluir recordando las siguientes palabras, que el filósofo 116 confió en una entrevista: «Uno de los signos del Quinto Imperio es que todavía hay golondrinas. El proverbio dice que una golondrina no hace primavera. Pero yo creo que sí. En tanto que haya una hombre donde resida la espiritualidad, habrá siempre un principio del Quinto Imperio.»
Nota bio-bibliográfica sobre António Telmo (1927-2010) Figura aristocrática del Movimiento de la Filosofía Portuguesa, en la línea de Sampaio Bruno, Leonardo Coimbra, Álvaro Ribeiro y José Marinho, hermano de Orlando Vitorino y compañero de Agostinho da Silva y de Dalila Pereira da Costa, António Telmo ha atravesado nuestro tiempo de 1927 a 2010, dejándonos la mañana del 21 de agosto de 2010 a la edad de 83 años. Su obra propone una nueva visión de la historia de Portugal, totalmente diferente de las historias oficiales occidentales de los
dos últimos siglos; ligado a la Orden del Templo y a la Orden de Cristo, uniendo una interpretación del Monasterio de los Hieronymites a una nueva lectura del pensamiento de Luis de Camoens (en un diálogo único con Fiama Hasse Pais Brandao) e indicando a través de la bruma de su tiempo un futuro presente bajo el Reino del Espíritu, de la Libertad y del Amor, identificable desde flores do verde ramo hasta Mensagem. Si el poder religioso y el poder secular conocieron una controversia esotérica en el curso del siglo XX a través de los personajes de René Guénon y de Julius Evola, António Telmo se consagró, él, a una conciliación real y simbólica de las dos ramas de la Cruz, en la fidelidad a la tradición templaria portuguesa. Fue uno de los filósofos más originales de nuestro tiempo y uno de los más grandes autores portugueses. Ha conciliado tradiciones como la filosofía aristotélica y la filosofía hebraica, el sentido sagrado de la lengua portuguesa y el don de la palabra poética, la noción de firmamento y el culto de los héroes. Filólogo abierto a la intuitio intellectualis del poder creativo del verbo, le debemos sin embargo la noción de una gramática secreta de la lengua portuguesa y el concepto creacionista de razón poética. Pensador del Quinto Imperio, no cesa de considerar, en la estela de Álvaro Ribeiro, que la soberanía habita sobre todo en la inteligencia y en la imaginación.
Obras principales Arte Poética (Lisboa, Teoremas de Teatro, Lisboa, 1963; 2ª edición Guimaràes Editores, 1993), Historia Secreta de Portugal (Lisboa, Vega, 1977), Gramática Secreta da Língua Portuguesa (Lisboa, Guimaraes, 1981), Desembarque dos Maniqueus na Ilha de Camoens (Lisboa, Guimaraes, 1982), Filosofia e Kabbalah (Lisboa, Guimaraes, 1989), O Bateleur (Lisboa, Átrio, 1992), Horóscopo de Portugal (Lisboa, Guimaraes, 1997), Contos (Lisboa, Arion, 1999), O Mistério de Portugal na História e n'Os Lusiadas (Lisboa, Ésquilo, 2004), Viagem a Granada (Lisboa, Fundaçao Lusiada, 2005), Contos Secretos (Chaves, Tartaruga, 2007), A Hora de Anjos Haver: poemas (Porto, 2007), Congeminaçoes de um Neopitagórico (Vale de Lázaro, AlBarzakh, 2006/ Lisboa, Zéfiro, 2008), Luis de Camoens (Estremoz, Al-Barzakh, 2010), Viagens à volta de um tapete: a aventura maçónica (Lisboa, Zéfiro, 2010), O Portugal de António Telmo - Volume I: A Terra
prometida - Maçonaria da Kabbalah e do Martinismo & Quinto Império (Lisboa, Zéfiro, 2014).
Portugal y el descubrimiento del más allá de la Historia El Compendio de Geografía para las escuelas primarias, adoptado a mitad del siglo XX, proponía un mapa geográfico de Portugal en el cual el país estaba inscrito en un rectángulo delimitado por sus puntos extremos: al Norte, al Sur, al Este y al Oeste. Este rectángulo (¡cosa increíble!) era la suma exacta de dos cuadrados cuya línea este-oeste que los separa pasa sin error o desviación por Tomar: ciudad templaria por excelencia. Imaginar la tierra y su cielo como un templo —y se debe hacer si se quiere comprender alguna cosa sobre el destino y el fin de la humanidad —, Portugal, considerado como un rectángulo, y por lo tanto interpretable como un tapiz en el centro del mundo. Por otra parte, el tapiz concebido por Lima de Freitas para las logias masónicas del Rito Escocés Rectificado está igualmente compuesto por la suma de dos cuadrados, pero como no obedece por sus proporciones «a lo que es la regla» (lo que el ilustre pintor no ignoraba), es de hecho posible que haya estudiado el mismo Compendio, y que haya encontrado la misma relación que acabo de proponer. Es justamente alrededor de este tapiz donde se efectúan los viajes iniciáticos que tienen por objetivo, como quizás sabéis, el Este. Es la misma dirección que tomaron las navegaciones de los portugueses quienes, para el viaje, como decía Camoens, seguían «midiendo con el compás el universo». Portugal puede igualmente ser imaginado como un Barzakh, si se relaciona, como es necesario, a Luis de Camoens, y a los versos siguientes: He aquí casi el extremo de la cabeza De toda Europa, el Reino Lusitano En el que la tierra se detiene y el mar comienza
¿Qué es un barzakh? Barzakh es la palabra mediante la cual Ibn Arabi y otros sufíes del mundo musulmán designan «el entre dos»: el mundo intermediario entre dos mundos que, sin su trabajo de armonización, se
excluirían recíprocamente. Así la línea que pasa por Tomar divide y une el Sur con el Norte. Sin embargo, el mejor ejemplo es el que nos da Ibn Arabi: se trata de la línea que separa y une, al mismo tiempo, la sombra de un cuerpo y la luz que proyecta. No se puede decir si es luz o sombra. Existe en tanto que prodigio de nuestra imaginación, pero no es una línea imaginaria. No debemos comprender los versos de Camoens únicamente en tanto que declaración que pone en evidencia una situación geográfica particular. Hay ahí una alusión a un Fiat, una revelación de la tierra y del mar, como un movimiento sin fin, donde lo finito deviene eternamente infinito. ¿Qué ene esto que ver con Raymond Abellio? Todo, si se considera el prefacio que ha escrito para Le Cinquième Empire, el libro de Dominique de 117 Roux . En este prefacio Raymond Abellio dijo las mismas cosas que afirmaban, en la misma época, Teixeira de Pascoaes, Guerra Junqueiro, Álvaro Ribeiro y Fernando Pessoa. En cuanto a este úlmo, lo dijo no con palabras, sino por medio del horóscopo que él mismo había realizado de Portugal. Tuve la suerte de interpretarlo según sus grados, sus casas y sus 118 signos en un libro revelador de lo que somos y de lo que llegaremos a ser, cuando hayamos vencido a la ranía de la historia. Hoy, en nuestra tierra, el que se dice portugués, en el sentido en que se identifica y ama a su Patria y la quiere inteligente, soberana y libre, va a ser pronto calificado de persona peligrosa, como si fuera fascista. Sin embargo, Abellio viene en nuestra ayuda. Sus palabras son profecías cuando habla de un «nuevo combate [hace referencia a la revolución del 25 de abril] que, desde 1974, viniendo de Europa, ha tomado de alguna manera a Portugal al revés, sobre su cara terrestre, tratando de instalar el motor de la dialéctica marxista en este lugar inmóvil que fue siempre, por excelencia, el de la no dialéctica.» Esta inmovilidad, la inmovilidad, dije yo, de un tapiz viviente en medio del mundo, entre tierra y mar, no significa el estancamiento. Abellio veía también a Portugal como un principio de inmovilidad, que funciona platónicamente como la idea que origina el movimiento «con el fin de transmitir al Mundo el mensaje universal de su Dios» que ha hecho de él un pueblo «misionero para la eternidad».
En lo concerniente a la Historia de Portugal, algunos pretenden que es necesario comprender el fin de la globalización actual de la humanidad como la realización de lo que estaba ya en el espíritu de Enrique el Navegante, cuando lanzó al viento los navíos del Descubrimiento. Y están también los que verán en la Esfera armilar el símbolo de la mundialización. Raymond Abellio no lo juzga de la misma manera. Para él, el Quinto Imperio, tal como ha sido soñado en Portugal, es el imperio de Cristo y no el de la Bestia de la Tierra. Este término aparece al final de un periodo de hecho luminoso: Este país del Extremo Occidente que jamás se quiso occidental, sino justamente universal y que hoy codicia la Bestia de la Tierra.
Este «hoy» designa la revolución del 25 de abril. Es interesante volver a la lectura de las líneas ya citadas, allí donde Abellio nos habla de un formidable combate que implica a los dioses y a los hombres: este mismo combate que «desde 1974, y viniendo de Europa, ha tomado de alguna manera a Portugal al revés sobre su cara terrestre, tratando de instalar el motor de la dialéctica marxista en este lugar inmóvil que fue siempre, por excelencia, el de la no dialéctica». La inmovilidad es inherente al centro. Para formar la elipse del mundo espiritual se tiene necesidad de dos centros, uno visible y el otro invisible. Portugal, como hemos visto, es uno de esos centros, el visible. El otro, que es, en la órbita de la Tierra, el lugar de la luz y del amor, Abellio lo cita de esta manera: Los portugueses han elegido lo amplio para descubrir al fin una isla afortunada, su nuevo centro del mundo.
Pero esta elipse trascendental, que es la forma del universalismo tal como lo han vivido los verdaderos portugueses, no tiene nada que ver con el universalismo del Anticristo: En Portugal, fin de la tierra y tierra del fin, el combate no será realmente último más que si oponen dos universalismos radicales, el del marxismo y el del Quinto Imperio. Dos universalismos, es decir, uno de más. Combate en la tierra y combate en el cielo, con fines contrarios. Conquistado y subyugado por la fuerza política europea, Portugal será siempre el pariente pobre de la Europa material. Su destino está en otra parte.
Estas palabras son de una actualidad sorprendente. La predicción fue expresada por escrito el 5 de octubre de 1976, dos años después del 25 de abril. Su destino está en otra parte.
Fernando Pessoa lo había predicho de la misma manera, y no solamente en su obra capital El Mensaje. Lo ha hecho gracias a un modelo circular simple, con el mínimo estricto de indicaciones, de planetas, de signos, de casas, de fechas. Encima de este círculo ha escrito: Horóscopo de Portugal. Se me ha asignado el papel de descifrarlo. Lo he hecho en el libro que he mencionado. El misterioso esquema se ha desarrollado en mi espíritu por el mismo proceso que la planta produce, desde sus cotiledóneas hasta la flor, el ascenso espiritual de la humedad radical hasta lo seco luminoso. Lo digo así porque el simple esquema trazado por Fernando Pessoa, recoge la siembra cuyo desarrollo es el de la historia de Portugal, que cubre su ciclo desde el nacimiento hasta la muerte, de donde sale para resucitar en un nuevo ciclo, que es el de su gloria y el de la gloria de la humanidad. No sé si Raymond Abellio ha consultado este horóscopo y lo ha considerado o, si es lo mismo, lo ha tenido en cuenta a la luz de la estructura absoluta. Aquí, en el prefacio que considero, es a Joachim de Fiore al que Raymond Abellio se refiere para afirmar, en línea con Fernando Pessoa, el destino trascendental de nuestro pueblo. No hay ciertamente, entre nosotros, nadie que ignore el anuncio de una tercera edad que seguirá a la edad del Padre y a la del Hijo, una edad que implantará en una nueva tierra el Reino del Santo Espíritu. Y digo una nueva tierra porque, sin perder de vista lo que nos dice Abellio, pienso en su desprecio de la historia, en su rechazo del hegelianismo y del marxismo, que cuentan en esta nueva era como si se tratara de un mecanismo con sus explosiones e implosiones, un mecanismo que produce la felicidad. Abellio cita a Dominique de Roux, el autor del libro que prefacia: Todo este escándalo del 25 de abril para acabar en nada.
Y comenta: «Para nada, es decir para este vacío de una historia una vez más y siempre inacabada». Y más adelante: «En ninguna parte más que en Portugal la existencia aparece como el exilio del Ser. En ninguna parte se siente mejor que la historia debe acabar y arrastrar al hombre a lo más bajo y, en este punto, de llegada y final, debe dejar sitio a un estado del hombre que no solamente corte con ella, sino que la reenvíe a la nada que ella no ha dejado de testimoniar.»
Todo esto está bastante claro. El fin de la historia, que no es otro que el de ser engullido por esa nada que ella es esencialmente, será seguida del Apocalipsis, porque el Apocalipsis no significa, como lo cree el vulgo, un simple cataclismo. Apocalipsis significa Revelación. Revelación que es, según Joaquim de Fiore, la del Reino del Espíritu Santo, lo que no podrá llegar sino fuera de la Historia, y no ligado a la Historia: esta nada de símismo que no ha sido más que un sueño de sueño, sin ninguna síntesis de contrarios sino más bien una sucesión de posiciones antitéticas, sobre la pendiente del abismo fatal. Raymond Abellio no nos ha dicho nada que no supiéramos ya. Pero lo que ha dicho permanece, sin embargo, sorprendente. Leyendo su prefacio, olvidamos a veces que estamos en presencia de un francés, y si nos detenemos un poco, pensando, advertimos de repente la relación íntima que existe entre Portugal, el sur de Francia y el norte de España, allí donde dice Abellio, en una novela, que reposan sus raíces. No nos ha dicho nada que no conociéramos ya. Pero él no tenía la intención de enseñarnos. Ha dicho lo que le parecía. Lo que ha visto, no lo ha encontrado en ningún lugar, ni incluso en el libro de Dominique de Roux. Lo ha visto allí donde está su espíritu, que es también nuestro lugar. Que es también el nuestro, toda nuestra mejor literatura, nuestra poesía y nuestra filosofía, que nunca ha querido ser europea, dan testimonio de ello. La de Luis de Camoens y del Padre António Vieira, de Sampaio Bruno y Teixeira de Pascoaes, de Alvaro Ribeiro y Fernando Pessoa, de Agostinho da Silva. De forma verosímil, él había hablado con Dominique de Roux de nuestra literatura, que este conocía ciertamente bien, pero no es ahí donde ha nacido todo lo que ha pensado y escrito en su prefacio. Quiero pensar que su origen viene de todo lo que ha vivido y experimentado, de todo lo que, en su vida, ha sido peligro y ha sido visión. Muchas gracias, Raymond Abellio.
Catálogo editorial 2016 AUTORES CONTEMPORÁNEOS [serie Roja] El método masónico Autor: José Luis Cobos ISBN (pape l): 978-84-940950-4-7 / ISBN ( digital): 978-84-940950-5-4 / DL: AS-03998-2012 1ª edición, 2013 - Págs.: 166 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) Cómo no ser masón Autor: Abunnur Abdel Basit ISBN (pape l): 978-84-938704-7-8 / ISBN ( digital): 978-84-938704-8-5 / DL: AS-01329-2013 1ª edición, 2013 - Págs.: 278 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/6,99 € (digital) Filosoa (desmificada) de la masonería Autor: Adolfo Al onso Carvajal ISBN (pape l): 978-84-941390-8-6 / ISBN (di gital ): 978-84-941390-9-3 / DL: AS-01331-2013 1ª edición, 2013 - Págs.: 470 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/6,99 € (digital) FRANCMASONERÍA. Pensamiento, historia y estéca Autor: Ilia Galán ISBN (pape l): 978-84-945046-6-2 / ISBN (di gital ): 978-84-945046-7-9 / DL: AS 00340-2016 1ª edición, 2016 - Págs.: 212 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) Textos Fundamentales de la Masonería Autor: Ignacio Méndez-Trell es Díaz ISBN (pape l): 978-84-936941-0-4 / ISBN (di gital ): 978-84-937078-7-3 / DL: SE-3079-2009 1ª edición, 2009 - Págs.: 388 - 210x140 mm - PVP: 17,99 € (papel)/5,99 € (digital) Nosotros, los masones Autor: Amando Hurtado ISBN (pape l): 978-84-942888-9-0 / ISBN (di gital ): 978-84-943072-4-9 / DL: AS-02299-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 354 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/4,99 € (digital) Historia del Gran Priorato de las Galias Autor: Jean-Marc Vivenza - Traductor: Ramón Martí Blanco ISBN (papel): 978-84-943304-0-7 / ISBN (digital): 978-84-943304-1-4 / DL: AS 03543-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 248 - 210x140 mm - PVP: 15,99 € (papel)/5,99 € (digital) El Miscismo de la Masonería Autor: Reuben Swinburne Clymer ISBN (pape l): 978-84-936941-1-1 / ISBN (di gital ): 978-84-937392-4-9 / DL: M-26314-2009 2ª edición, 2015 - Págs.: 184 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/2,99 € (digital) La Masonería. Una perspecva geopolíca Autor: Alain de Keghel ISBN (papel): 978-84-941827-0-9 / ISBN (digital): 978-84-937078-5-9 / DL: AS-01333-2013 1ª edición, 2013 - Págs.: 226 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital)
Viaje masónico a bordo del Naulus Autor: Guillermo de Miguel Amieva ISBN (papel): 978-84-942692-5-7 / ISBN (digital): 978-84-942692-6-4 / DL: AS-00365-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 326 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/4,99 € (digital) Masonería en 7 planos de cine Autor: Abraham Domínguez Belloso ISBN (pape l): 978-84-945749-1-7 / DL: AS 00353-2016 1ª edición, 2016 - Págs.: 82 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel) La Ilustración iniciada Autor: Nicola Lococo ISBN (pape l): 978-84-945749-5-5 / ISBN (di gital ): 978-84-945749-6-2 / DL: AS 00357-2016 1ª edición, 2016 - Págs.: 166 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) Masonería. Éca racionalista e Ilustración Autor: Vicente Hernández Gil ISBN (pape l): 978-84-945749-3-1 / ISBN (di gital ): 978-84-945749-4-8 / DL: AS 00357-2016 1ª edición, 2016 - Págs.: 236 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/4,99 € (digital) La transición masónica Autor: David Al iaga Muñoz ISBN (pape l): 978-84-943587-9-1 / ISBN (di gital ): 978-84-943587-8-4 / DL: AS 00406-2015 1ª edición, 2015 - Págs.: 114 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) Por qué masones Autor: Guille rmo A. Sánchez Prieto. Prólogo: Pedro Ál varez Lázaro ISBN (pape l): 978-84-942692-2-6 / ISBN (di gital ): 78-84-942692-4-0 / DL: A S-00364-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 140 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) Fragmentos de un discurso masónico Autor: Javier Otaola ISBN (pape l): 978-84-937078-4-2 / ISBN (di gital ): 978-84-937078-5-9 / DL: SE-3039-2009 1ª edición, 2009 - Págs.: 222 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/8,99 € (digital) Masones, caballeros e Illumina Autor: Eduardo R. Callaey ISBN (pape l): 978-84-943304-6-9 / ISBN (di gital ): 978-84-943304-7-6 / DL: AS 03548-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 180 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) El desencanto. Elogio y refutación de la masonería Autor: Roberto García Álvarez ISBN (pape l): 978-84-943304-4-5 / ISBN (di gital ): 978-84-943304-5-2 / DL: AS 03547-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 272 - 210x140 mm - PVP: 12,99 € (papel)/4,99 € (digital) Conversaciones en el claustro Autores: Eduardo R. Callaey y Ramón Mar Blanco ISBN (pape l): 978-84-945046-4-8 / ISBN (di gital ): 978-84-945046-5-5 / DL: AS 00338-2016 1ª edición, 2016 - Págs.: 164 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) Un vuelo mágico en buscad de la luz Autor: Fausno Merchán Gabaldón ISBN (pape l): 978-84-92984-86-2 / ISBN (di gital ): 978-84-92984-87-9 / DL: AS-02120-2012 1ª edición, 2012 - Págs.: 266 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/8,99 € (digital)
Rito Francés: historia, reflexiones y desarrollo Coordinador de la obra: Víctor Guerra ISBN (pape l): 978-84-92984-14-5 / ISBN (di gital ): 978-84-92984-15-2 / DL: M-25428-2010 1ª edición, 2010 - Págs.: 418 - 210x140 mm - PVP: 18,99 € (papel)/8,99 € (digital) En Oro y Azur Autor: Joaquim Vil lalta ISBN (papel): 978-84-92984-24-4 / ISBN (digital): 978-84-92984-25-1 / DL: SE-6395-2010 1ª edición, 2010 - Págs.: 260 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/8,99 € (digital) Rito Moderno: una mirada desde el siglo XX I Autor: Víctor Guerra ISBN (pape l): 978-84-943072-3-2 / ISBN (di gital ): 978-84-943072-4-9 / DL: AS-02301-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 336 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/4,99 € (digital) El Escocismo Masónico Autor: Iván Herrera Michel ISBN (pape l): 978-84-937078-7-3 / ISBN (di gital ): 978-84-937078-9-8 / DL: SE-3580-2009 1ª edición, 2009 - Págs.: 176 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/8,99 € (digital) Masonería cuesonada Autor: Vicente Rocamora Morales ISBN (pape l): 978-84-92984-03-9 / ISBN (di gital ): 978-84-92984-06-0 / DL: SE-598-2010 1ª edición, 2010 - Págs.: 166 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/8,99 € (digital) La masonería en persona(s) Autores: Javier Otaola y Valenn Díaz ISBN (pape l): 978-84-92984-00-8 / ISBN (di gital ): 978-84-937392-01-5 / DL: B-9693-2010 1ª edición, 2010 - Págs.: 400 - 210x140 mm - PVP: 20,99 € (papel)/10,99 € (digital) En Columnas de igualdad Autor: Marina Esperanza López Se púlveda ISBN (pape l): 978-84-942354-5-0 / ISBN (di gital ): 978-84-942354-6-7 / DL: AS 00359-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 154 - 210x140 mm- PVP: 11,99 € (papel)/3,99 € (digital) Respuesta masónica ( e dición revisada) Autor: Amando Hurtado ISBN (pape l): 978-84-92984-10-7 / ISBN (di gital ): 978-84-92984-11-4 / DL: SE-2933-2010 1ª edición, 2010 - Págs.: 384 - 210x140 mm - PVP: 18,99 € (papel)/9,99 € (digital) Historia oculta de la masonería I (Carne, piedra y fuego) Autor: Nicola Lococo ISBN (pape l): 978-84-942354-0-5 / ISBN (di gital ): 978-84-942354-1-2 / DL: AS-00355-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 264 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/4,99 € (digital) Historia oculta de la masonería II (Tumbas, templos y palacios) Autor: Nicola Lococo ISBN (pape l): 978-84-943304-2-1 / ISBN (di gital ): 978-84-943304-3-8 / DL: AS-03545-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 268 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/4,99 € (digital) Historia oculta de la masonería III (Teatros, calzadas y acueductos) Autor: Nicola Lococo ISBN (papel): 978-84-944695-0-3 / ISBN (digital): 978-84-944695-1-0 / DL: AS 02971-2015 1ª edición, 2015 - Págs.: 328 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/4,99 € (digital)
Historia oculta de la masonería IV (Monasterios, iglesias y casllos) Autor: Nicola Lococo ISBN (papel): 978-84-945356-8-0 / ISBN (digital): 978-84-945356-9-7 / DL: AS 00351-2016 1ª edición, 2016 - Págs.: 354 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/4,99 € (digital) La Masonería del Oriente de Asturias Autor: Víctor Guerra ISBN (pape l): 978-84-937392-0-1 / ISBN (di gital ): 978-84-937392-3-2 / DL: SE-4247-2009 1ª edición, 2009 - Págs.: 416 - 210x140 mm - PVP: 18,99 € (papel)/8,99 € (digital) La metáfora masónica Autor: Javier Otaola ISBN (pape l): 978-84-92984-16-9 / ISBN (di gital ): 978-84-943304-8-3 / DL: M-92984-2010 3ª edición, 2014 - Págs.: 232 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/4,99 € (digital) 7 Semblanzas masónicas Autor: Nicolás Brihuega ISBN (pape l): 978-84-92984-29-9/ISBN ( digital): 978-84-92984-30-5 / DL: SE-6870-2010 2ª edición, 2015 - Págs.: 138 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) Masonería. Treinta y tres preguntas buscando respuesta Autor: Víctor Rodríguez-Gachs Garrido ISBN (pape l): 978-84-941390-0-0 / ISBN (di gital ): 978-84-941390-1-7/ DL: AS- 01326-2013 1ª edición, 2013 - Págs.: 200 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) El Compás y la Pluma Autor: Ricardo Serna ISBN (pape l): 978-84-92984-22-0 / ISBN (di gital ): 978-84-92984-23-7 / DL: SE-7642-2010 2ª edición, 2016 - Págs.: 226 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) La masonería en la construcción de sociedades Autor: Diego González Rodríguez ISBN (pape l): 978-84-92984-36-7 / ISBN (di gital ): 978-84-92984-37-4 / DL: M-3913-2011 2ª edición, 2016 - Págs.: 228 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) El Rito Francés o Moderno: la masonería del Tercer Milenio Autor: Supremo Conselho do Rito Moderno de Brasil ISBN (pape l): 978-84-92984-51-0 / ISBN (di gital ): 978-84-92984-52-7 / DL: SE-4186-2011 1ª edición, 2011 - Págs.: 248 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/4,99 € (digital) El Toque y la Palabra Autor: Iván Herrera Michel ISBN (papel): 978-84-92984-62-6 / ISBN (digital): 978-84-937392-63-3 / DL: SE-7990-2011 1ª edición, 2011 - Págs.: 284 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/9,99 € (digital) En la Columna Norte Autor: Juan Antonio Espeso González ISBN (papel): 978-84-92984-41-1 / ISBN (digital): 978-84-937392-42-8 / DL: SE-1491-2012 1ª edición, 2012 - Págs.: 162 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/5,99 € (digital) Conversaciones con un masón Autor: Julio César Izquierdo Pascua ISBN (papel): 978-84-942888-0-7 / ISBN (digital): 978-84-942888-1-4 / DL: AS-02295-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 222 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital)
Déjame que te cuente Autor: Guillermo de Miguel Amieva ISBN (papel): 978-84-944115-7-1 / ISBN (digital): 978-84-944115-8-8 / DL: AS 00414-2015 1ª edición, 2015 - Págs.: 120 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel) (papel )/3,99 € (digital) (digi tal) El Gran Oriente de Francia en Asturias Autor: Víctor Guerra ISBN (papel): 978-84-944115-3-3 / ISBN (digital): 978-84-944115-4-0 / DL: AS 00410-2015 1ª edición, edició n, 2015 2015 - Págs.: 160 160 - 210x140 210x140 mm - PVP: PVP : 11,99 11,99 € (papel)/4,99 (papel )/4,99 € (digital ) Tradición y consciencia Autor: V icente Rocamora Rocamora Morales Morales ISBN (papel): 978-84-944115-5-7 / ISBN (digital): 978-84-944115-6-4 / DL: AS 00416-2015 1ª edición, 2015 - Págs.: 108 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel) (papel )/4,99 € (digital) (digi tal) Crisanismo i nterior nterior Autor: Pavel Gómez del Casllo ISBN (papel): 978-84-944486-6-9 / ISBN (digital): 978-84-938704-1-6 / DL: AS AS 02969-2015 1ª edición, 2015 - Págs.: 152 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel) (papel )/4,99 € (digital) (digi tal) Para una antropología masónica liberal Autor: José Luis Caramés Lage ISBN (papel): 978-84-944486-8-3 / ISBN (digital): 978-84-944486-9-0 / DL: AS 02970-2015 1ª edición, 2015 - Págs.: 182 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel) (papel )/4,99 € (digital) (digi tal) Ser aprendiz, aprender a ser Autor: Javier Otaola ISBN (papel): 978-84-945356-3-5 / ISBN (digital): 978-84-945356-4-2 / DL: AS 00359-2016 1ª edición, 2016 - Págs.: 148 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel) (papel )/4,99 € (digital) (digi tal)
TEXTOS HISTÓRICOS HISTÓRICOS Y CLÁSICOS [serie Azul] Análisi Anál isiss históri hi stórico co del Ritual Ri tual del Santo Sa nto Arco Real Autor: Francis de Paula Castells - Traductor Traductor:: Al berto Moreno Moreno Moreno ISBN (pape l): l) : 978-84-9444 978-84-944486-2-1 86-2-1 / ISBN (di gital ): 978-84-94448 978-84-944486-3-8 6-3-8 / DL: AS 02967-20 02967-2015 15 1ª edición, 2015 - Págs.: 156 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) El Significado de la Masonería Autor: Walter Lesli e Wilmshurst Wi lmshurst - Traductor: raductor: Albe rto Moreno Moreno Moreno ISBN (pape l): l) : 978-84-9298 978-84-92984-07-7 4-07-7 / ISBN (di gital ): 978-84-92984 978-84-92984-08-4 -08-4 / DL: SE-1370-2010 SE-1370-2010 1ª edición, 2010 - Págs.: 240 - 210x140 mm - PVP: 15,99 € (papel)/4,99 € (digital) La Iniciación Masónica Autor: Walter Lesli e Wilmshurst Wi lmshurst - Traductor: raductor: Albe rto Moreno Moreno Moreno ISBN (pape l): l) : 978-84-9298 978-84-92984-68-8 4-68-8 / ISBN (di gital ): 978-84-92984 978-84-92984-69-5 -69-5 / DL: SE-8525-2011 SE-8525-2011 1ª edición, 2010 - Págs.: 256 - 210x140 mm - PVP: 15,99 € (papel)/4,99 € (digital) El Santo Arco Real de Jerusalén Autor: Walter Lesli e Wilmshurst Wi lmshurst - Traductor: raductor: Albe rto Moreno Moreno Moreno ISBN (pape l): l) : 978-84-9373 978-84-937392-1-8 92-1-8 / ISBN (di gital ): 978-84-93739 978-84-937392-2-5 2-2-5 / DL: SE-4185-2009 SE-4185-2009 1ª edición, 2009 - Págs.: 112 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital)
Pársifal Autor: Walter Lesli e Wilmshurst Wi lmshurst - Traductor: raductor: Albe rto Moreno Moreno Moreno ISBN (pape l): l) : 978-84-9413 978-84-941390-2-4/ 90-2-4/ ISBN ( digi tal): tal) : 978-84-941 978-84-941390 390-3-1 -3-1 / DL: A S-01328-201 S-01328-2013 3 1ª edición, 2013 - Págs.: 78 - 210x140 mm - PVP: 7,99 € (papel)/2,99 € (digital) Moral y Dogma del Rito Escocés Anguo y Aceptado (Grados de Aprendiz, Compañero y Maestro) Autor: Al bert Pi ke - Traductor: raductor: Albe rto Moreno Moreno Moreno ISBN (pape l): l) : 978-84-9370 978-84-937078-2-8 78-2-8 / ISBN (di gital ): 978-84-93707 978-84-937078-3-5 8-3-5 / DL: SE-3032-2009 SE-3032-2009 1ª edición, 2009 - Págs.: 170 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/4,99 € (digital) Moral y Dogma del Rito Escocés Anguo y Aceptado (Logia de Perfección) Autor: Al bert Pi ke - Traductor: raductor: Albe rto Moreno Moreno Moreno ISBN (pape l): l) : 978-84-9373 978-84-937392-7-0 92-7-0 / ISBN (di gital ): 978-84-93739 978-84-937392-6-3 2-6-3 / DL: SE-5441-2009 SE-5441-2009 1ª edición, 2009 - Págs.: 212 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/4,99 € (digital) Moral y Dogma del Rito Escocés Anguo y Aceptado (Capítulo Rosacruz) Autor: Al bert Pi ke - Traductor: raductor: Albe rto Moreno Moreno Moreno ISBN (pape l): l) : 978-84-9298 978-84-92984-17-6 4-17-6 / ISBN (di gital ): 978-84-92984 978-84-92984-19-0 -19-0 / DL: SE-5658-2010 SE-5658-2010 1ª edición, 2010 - Págs.: 170 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) Moral y Dogma del Rito Escocés Anguo y Aceptado (Príncipe del Tabernáculo) Autor: Al bert Pi ke - Traductor: raductor: Albe rto Moreno Moreno Moreno ISBN (pape l): l) : 978-84-9298 978-84-92984-33-6 4-33-6 / ISBN (di gital ): 978-84-929 978-84-92984-34 84-34-3 -3 / DL: M-1217-20 M-1217-2011 11 1ª edición, 2010 - Págs.: 222 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/4,99 € (digital) Moral y Dogma del Rito Escocés Anguo y Aceptado (Príncipe de Merced) Autor: Albe rt Pike - Traductor: Alberto Moreno Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-92984-88-6 / ISBN (digital): 978-84-92984-89-3 / DL: AS-02121-2012 1ª edición, edició n, 2012 2012 - Págs.: 252 252 - 210x140 210x140 mm - PVP: PVP : 14,99 14,99 € (papel)/4,99 (papel )/4,99 € (digital ) Moral y Dogma del Rito Escocés Anguo y Aceptado (Caballero del Sol) Autor: Albe rt Pike - Traductor: Alberto Moreno Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-942692-1-9 / ISBN (digital): 978-84-942692-2-6 / AS 00363-2014 1ª edición, edició n, 2014 2014 - Págs.: 322 322 - 210x140 210x140 mm - PVP: PVP : 14,99 14,99 € (papel)/4,99 (papel )/4,99 € (digital ) Moral y Dogma del Rito Escocés Anguo y Aceptado (Caballero Kadosh) Autor: Albe rt Pike - Traductor: Alberto Moreno Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-941390-6-2 / ISBN (digital): 978-84-941390-7-9 / AS-01330-2013 1ª edición, edició n, 2014 2014 - Págs.: 120 120 - 210x140 210x140 mm - PVP: PVP : 11,99 11,99 € (papel)/4,99 (papel )/4,99 € (digital ) La Francmasonería. Memoria inédita al Duque de Brunswick Autor: J oseph osep h de Maîstre Maîstre - Traductor: Ramón Mar Mar Blanco ISBN (papel): 978-84-941827-2-3 978-84-941827-2-3 / ISBN (digital): 978-84-941827-3-0 978-84-941827-3-0 / DL: AS-0133 AS -01337-201 7-2013 3 1ª edición, 2013 - Págs.: 132 - 210x140 mm - PVP: 7,99 € (papel)/2,99 (papel) /2,99 € (digital) (digi tal) Los Conventos Fundacionales del Régimen Escocés Recficado Autor: Jean-François Var - Traductor: Ramón Mar Blanco ISBN (papel): 978-84-942888-7-6 978-84-942888-7-6 / ISBN (digital): 978-84-942888-8-3 978-84-942888-8-3 / DL: AS-0229 AS -02298-201 8-2014 4 1ª edición edi ción,, 2014 - Págs.: Pág s.: 314 - 210x140 210x140 mm - PVP: PV P: 14,99 €(papel) € (papel)/4,99 /4,99 € (digital) (digi tal) Cuadernos de cultura - La masonería Autor: Pedro González-Blanco ISBN (papel): 978-84-94095-00-9 978-84-94095-00-9 / ISBN (digital): 978-84-94095-01-6 978-84-94095-01-6 / DL: AS-0399 AS -03995-201 5-2012 2
1ª edición edi ción,, 2012 - Págs.: Pág s.: 118 - 210x140 210x140 mm - PVP: PV P: 10,99 €(papel) € (papel)/5,99 /5,99 € (digital) (digi tal) Los orígenes del Ritual en la Iglesia y en l a Masonería Autor: Hele na Petrovna Blavatsky Blavatsky ISBN (pape l): l) : 978-84-9369 978-84-936941-7-3 41-7-3 / ISBN (di gital ): 978-84-93739 978-84-937392-9-4 2-9-4 / DL: SE-3780-2009 SE-3780-2009 3ª edición, 2016 - Págs.: 106 -210x140 mm - PVP: 9,99 € (papel)/2,99 € (digital) Constuciones de Anderson ISBN (pape l): l) : 978-84-9369 978-84-936941-6-6 41-6-6 / ISBN (di gital ): 978-84-929 978-84-92984-26 84-26-8 -8 / DL: M-23462 M-23462-2009 -2009 1ª edición, 2008 - Págs.: 68 - 210x140 mm - PVP: 4,99 € (papel)/2,99 € (digital) Estatutos de los Canteros de Bolonia ISBN (pape l): l) : 978-84-9369 978-84-936941-2-8 41-2-8 / ISBN (di gital ): 978-84-92984 978-84-92984-04-6 -04-6 / DL: SE-6358-2009 SE-6358-2009 1ª edición, 2008 - Págs.: 70 - 210x140 mm - PVP: 4,99 € (papel)/0,99 € (digital) Manuscrito Regius ISBN (pape l): l) : 978-84-9369 978-84-936941-3-5 41-3-5 / ISBN (di gital ): 978-84-93756 978-84-937565-0-5 5-0-5 / DL: SE-3861-2009 SE-3861-2009 1ª edición, 2008 - Págs.: 68 - 210x140 mm - PVP: 4,99 € (papel)/0,99 € (digital) Manuscrito Cooke ISBN (pape l): l) : 978-84-9369 978-84-936941-4-2 41-4-2 / ISBN (di gital ): 978-84-93739 978-84-937392-5-6 2-5-6 / DL: AS-1520 AS -1520-2009 -2009 1ª edición, 2008 - Págs.: 68 - 210x140 mm - PVP: 4,99 € (papel)/0,99 € (digital) Manuscrito Dumfries Dumfries Nº 4 ISBN (pape l): l) : 978-84-9369 978-84-936941-5-9 41-5-9 / ISBN (di gital ): 978-84-93739 978-84-937392-6-3 2-6-3 / DL: SE-3863-2009 SE-3863-2009 1ª edición, 2008 - Págs.: 72 - 210x140 mm - PVP: 4,99 € (papel)/0,99 € (digital)
LIBROS PRÁCTICOS [serie Verde] Libro de eslo masónico Autor: Ignacio Méndez-Trell Méndez-Trell es Díaz ISBN (pape l): l) : 978-84-9298 978-84-92984-05-3 4-05-3 / ISBN (di gital ): 978-84-929 978-84-92984-09 84-09-1 -1 / DL: M-26307 M-26307-2010 -2010 1ª edición, 2010 - Págs.: 402 - 210x140 mm - PVP: 17,99 € (papel)/9,99 € (digital) La Cocina Masónica Autor: Autor: Pepe Iglesias ISBN (pape l): l) : 978-84-9370 978-84-937078-6-6 78-6-6 / ISBN (di gital ): 978-84-92984 978-84-92984-27-5 -27-5 / DL: SE-3199-2009 SE-3199-2009 1ª edición, 2009 - Págs.: 480 - 210x140 mm - PVP: 23,99 € (papel)/9,99 € (digital) Diccionario masónico inglés-español/español-inglés Autor: Alberto Al berto Moreno Moreno Moreno ISBN (papel (pap el): ): 978-84-943 978-84-943587 587-2-2 -2-2 / DL: AS 00402-20 00402-2015 15 1ª edición, 2015 - Págs.: 312 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel) A Mediodía Medio día en Punto Autor: Eduardo Romera Marn Marn ISBN (pape l): l) : 978-84-9413 978-84-941390-4-8 90-4-8 / ISBN (di gital ): 978-84-94139 978-84-941390-5-5 0-5-5 / DL: AS-0132 AS -01327-201 7-2013 3 1ª edición, 2013 - Págs.: 180 - 210x140 mm - PVP: 9,99 € (papel)/3,99 € (digital) Columna de la armonía Autor: Honorio Marcial ISBN (pape l): l) : 978-84-9426 978-84-942692-7-1/ 92-7-1/ ISBN ( digi tal): tal) : 978-84-942 978-84-942692 692-8-8 -8-8 / DL: A S-02292-201 S-02292-2014 4 1ª edición, 2015 - Págs.: 142 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital)
Masonic Equee in the New Millennium Autor: Eugene Matzota ISBN (papel): 978-84-944695-6-5 / ISBN (digital): 978-84-944695-7-2 / DL: AS 02974-2015 1ª edición, edició n, 2010 2010 - Págs.: 124 124 - 210x140 210x140 mm - PVP: PVP : 14,99 14,99 € (papel)/9,99 (papel )/9,99 € (digital ) Términos Simbólicos de la Masonería Autor: Albert Fargas - Traductora: Crisna Cabrera ISBN (pape l): l) : 978-84-9375 978-84-937565-9-8 65-9-8 / ISBN (di gital ): 978-84-92984 978-84-92984-02-2 -02-2 / DL: SE-563-2010 SE-563-2010 1ª edición, 2010 - Págs.: 252 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/9,99 € (digital) Los Ritos Masónicos Autor: Manuel Manuel Rodríguez Rodríguez Casllej os ISBN (pape l): l) : 978-84-9375 978-84-937565-3-6 65-3-6 / ISBN (di gital ): 978-84-93756 978-84-937565-4-3 5-4-3 / DL: SE-6482-2009 SE-6482-2009 1ª edición, 2009 - Págs.: 270 - 210x140 mm - PVP: 16,99 € (papel)/9,99 € (digital) En torno al mandil Autor: Guill Guillermo ermo de Miguel Amieva ISBN (papel): 978-84-943587-3-9 / ISBN (digital): 978-84-943587-4-6 / DL: AS 00403-2015 1ª edición, edició n, 2015 2015 - Págs.: 150 150 - 210x140 210x140 mm - PVP: PVP : 11,99 11,99 € (papel)/4,99 (papel )/4,99 € (digital ) Efemérides masónicas Autor: Mario Mario López Rico ISBN (pape l): l) : 978-84-9450 978-84-945046-2-4 46-2-4 / ISBN (di gital ): 978-84-94504 978-84-945046-3-1 6-3-1 / DL: AS 00337-20 00337-2016 16 1ª edición, 2016 - Págs.: 436 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/8,99 € (digital) La Simbólica Masónica Autor: Adolf Colom Miralles ISBN (pape l): l) : 978-84-9298 978-84-92984-82-4 4-82-4 / ISBN (di gital ): 978-84-92984 978-84-92984-83-1 -83-1 / DL: AS-0211 AS -02114-201 4-2012 2 1ª edición, 2012 - Págs.: 248 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/8,99 € (digital) Mi primer paso regular en Emulación Autor: Fernando Lamarca ISBN (pape l): l) : 978-84-9298 978-84-92984-12-1 4-12-1 / ISBN (di gital ): 978-84-929 978-84-92984-13 84-13-8 -8 / DL: M-28021 M-28021-2010 -2010 1ª edición, 2010 - Págs.: 154 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/9,99 € (digital) Un análisis del ritual masónico Autor: George Meredith Sanderson -Traduc - Traducción ción y presentación: prese ntación: Manuel Manuel Corral Baciero Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-55-8 / ISBN (digital): 978-84-92984-56-5 / DL: SE-6340-2011 1ª edición, septiembre septi embre 2011 2011 - Págs.: 142 - 210x14 210x140 0 mm - PVP: PV P: 11,99 11,99 € (papel)/5,99 (papel) /5,99 € (digital) (digi tal) Las enseñanzas morales de la masonería Autor: JSM Ward -Traducción -Traducción y presentación: prese ntación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-60-2 / ISBN (digital): 978-84-92984-61-9 / DL: SE-7224-2011 1ª edición, septiembre septi embre 2011 2011 - Págs.: 100 - 210x14 210x140 0 mm - PVP: PV P: 9,99 € (papel)/5,99 (papel )/5,99 € (digital) Cuaderno de Instrucción Masónica I. Grado de Aprendiz (REAA) ISBN (pape l): l) : 978-84-9298 978-84-92984-38-1 4-38-1 / ISBN (di gital ): 978-84-929 978-84-92984-39 84-39-8 -8 / DL: M-8470-20 M-8470-2011 11 1ª edición, 2009 - Págs.: 107 - 176x116 mm - PVP: 5,99 € (papel)/3,99 € (digital) Cuaderno de Instrucción Masónica II. Grado de Aprendiz (REAA) ISBN (pape l): l) : 978-84-9298 978-84-92984-76-3 4-76-3 / ISBN (di gital ): 978-84-92984 978-84-92984-77-0 -77-0 / DL: AS-0211 AS -02113-201 3-2012 2 1ª edición, 2012 - Págs.: 118 - 176x116 mm - PVP: 5,99 € (papel)/3,99 € (digital) Catecismo Masónico de Instrucción. Instrucción. Grado G rado de Aprendiz (Rito Emulación)
ISBN (pape l): 978-84-937565-5-0 / ISBN (di gital ): 978-84-937565-6-7 / DL: SE-6650-2009 1ª edición, 2009 - Págs.: 130 - 176x116 mm - PVP: 5,99 € (papel)/3,99 € (digital) Manual del Aprendiz Entrado (Ritual de Emulación) Autor: JSM Ward - Traducción y presentación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-43-5 / ISBN (digital): 978-84-92984-44-2 / DL: SE-3715-2011 1ª edición, mayo 2011 - Págs.: 140 - 176x116 mm - PVP: 7,99 € (papel)/4,99 € (digital) Manual del Compañero (Ritual de Emulación) Autor: JSM Ward - Traducción y presentación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-45-9 / ISBN (digital): 978-84-92984-46-6 / DL: SE-3731-2011 1ª edición, mayo 2011 - Págs.: 134 - 176x116 mm - PVP: 7,99 € (papel)/4,99 € (digital) Manual del Maestro Masón (Ritual de Emulación) Autor: JSM Ward - Traducción y presentación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-47-3 / ISBN (digital): 978-84-92984-48-0 / DL: SE-3711-2011 1ª edición, mayo 2011 - Págs.: 172 - 176x116 mm - PVP: 7,99 € (papel)/4,99 € (digital) Manual de los Grados Superiores (Ritual de Emulación) Autor: JSM Ward - Traducción y presentación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-49-7 / ISBN (digital): 978-84-92984-50-3 / DL: SE-3730-2011 1ª edición, mayo 2011 - Págs.: 138 - 176x116 mm - PVP: 7,99 € (papel)/4,99 € (digital) El Venerable Maestro Autor: Josep-Lluís Domenech Gómez ISBN (papel): 978-84-944486-4-5 / ISBN (digital): 978-84-944486-5-2 / DL: AS 02968-2015 1ª edición, 2015 - Págs.: 124 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) Las honras fúnebres masónicas Autor: Óscar Rivero Fadrique ISBN (papel): 978-84-944695-4-1 / ISBN (digital): 978-84-944695-5-8 / DL: AS 02974-2015 1ª edición, 2015 - Págs.: 142 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital)
RITUALES [serie Blanca] Ritual del Rito Escocés Anguo y Aceptado - Primer Grado Rituales y Ceremoni as Oficiales del Rito Escocés Anguo y Aceptado ISBN (pape l): 978-84-92984-18-3 / DL: M-26306-2010 1ª edición, 2009 -Págs.: 204 - 176x116 mm - PVP: 17,99 € (papel) Ritual del Rito Escocés Anguo y Aceptado - Segundo Grado Rituales y Ceremoni as Oficiales del Rito Escocés Anguo y Aceptado ISBN (pape l): 978-84-92984-53-4 / DL: M-22139-2011 1ª edición, 2009 - Págs.: 172 -176x116 mm - PVP : 17,99 € (papel) Ritual del Rito Escocés Anguo y Aceptado - Tercer Grado Rituales y Ceremoni as Oficiales del Rito Escocés Anguo y Aceptado ISBN (pape l): 978-84-92984-54-1 / DL: M-22140-2011 1ª edición, 2009 - Págs.: 234 - 176x116 mm - PVP : 17,99 € (papel)
Ritual de Emulación - Primer Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Emulación DL: SE-4581-2009 1ª edición, 2009 - Págs.: 164 - 176x116 mm - PVP : 17,99 € (papel) Ritual de Emulación - Segundo Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Emulación DL: SE-4612-2009 1ª edición, 2009 - Págs.: 140 - 176x116 mm - PVP : 17,99 € (papel) Ritual de Emulación - Tercer Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Emulación DL: SE-4581-2009 1ª edición, 2009 - Págs.: 144 - 176x116 mm - PVP : 17,99 € (papel) Ritual del Rito Francés - Primer Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Francés ISBN (pape l): 978-84-937565-7-4 / DL: SE-30-2010 1ª edición, 2010 - Págs.: 160 - 176x116 mm - PVP : 17,99 € (papel) Ritual del Rito Francés - Segundo Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Francés ISBN (pape l): 978-84-92984-35-0 / DL: SE-757-2011 1ª edición, 2010 - Págs.: 160 - 176x116 mm - PVP : 17,99 € (papel) Ritual del Rito Francés – Tercer Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Francés ISBN (pape l): 978-84-92984-70-1 / DL: SE-895-2012 1ª edición, 2010 - Págs.: 156 - 176x116 mm - PVP : 17,99 € (papel) Trabajos de Banquete - Rito Francés Moderno ISBN (pape l): 978-84-937565-8-1 / DL: SE-32-2009 1ª edición, 2010 - Págs.: 100 - 176 x 116 mm - PVP: 11,99 € (papel) Rituales de Triángulo del Rito de Menfis Rito de Knum o Rito de la Santa Presencia ISBN (pape l): 978-84-944695-8-9 / DL: AS 02976-2015 1ª edición, 2015 - Págs.: 70 - 176x116 mm - PVP: 11,99 €(papel) Ceremonia de Honras Fúnebres y Ceremonia del Recuerdo Ritos y Ceremonias Oficiales ISBN (pape l): 978-84-92984-67-1 / DL: SE-4975-2009 1ª edición, 2010 - Págs.: 72 - 176x116 mm - PVP: 11,99 €(papel) Ritual de Tenidas Blancas Ritos y Ceremonias Oficiales ISBN (pape l): 978-84-92984-40-4 / DL: M-11806-2011 1ª edición, 2009 - PÁGS.: 104 - 176 X1 16 MM- PVP: 11,99 € (papel)
BIOGRAFÍAS [serie Negra]
Cantinflas, el majo filantrópico Autor: Ángel R. Medina ISBN (papel): 978-84-943072-0-1/ ISBN (digital): 978-84-943072-1-8 / DL: AS 02300-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 228 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) Napoleón III: Emperador, revolucionario y masón Autor: Miguel Córdoba ISBN (papel): 978-84-92984-57-2/ ISBN (digital): 978-84-92984-58-9 / DL: SE-6931-2011 1ª edición, 2011 - Págs.: 324 - 210x140 mm - PVP: 12,99 € (papel)/4,99 € (digital) ¿Quién fue Hiram Abif? Autor: JSM Ward - Traductor: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-943072-7-0 / ISBN (digital): 978-84-943072-8-7 / AS 03542-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 422 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/5,99 € (digital) ean-Baptiste Willermoz, su obra Autor: Jean-François Var - Traductor: Ramón Martí Blanco ISBN (papel): 978-84-941827-4-7 / ISBN (digital): 978-84-941827-5-4 / AS-01340-2013 1ª edición, 2013 - Págs.: 139 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital)
GUÍAS HISTÓRICAS [serie TURQUESA] Guía histórica de la masonería en Asturias Autor: Yván Pozuelo ISBN (papel): 978-84-944115-9-5 / DL: AS 00415-2015 1ª edición, 2015 - Págs.: 176 - 210x210 mm - PVP: 16,99 €
HISTORIADORES DE LA MASONERÍA Aproximación a la masonería a través de sus lemas y divisas Autor: José A. Ferrer Benimeli ISBN (papel): 978-84-945356-7-3 / DL: AS 00350-2016 1ª edición, 2016 - Págs.: 390 - 240x160 mm - PVP: 19,99 €
MASONERÍA VISUAL [serie Sepia] Una mirada a la Logia Textos: Javier Otaola – Ilustraciones: Sebastián Utreras ISBN (papel): 978-84-92984-64-0 / DL: SE-595-2012 1ª ed., enero 2012 - Págs.: 180 - 230x200 mm - PVP: 24,99 € (papel, tapa dura))/9,99 € (digital)
LITERATURA [serie Amarilla] La Iniciación de Mowgli Autor: Guillermo de Miguel Amieva ISBN (pape l): 978-84-941827-8-5 / ISBN (di gital ): 978-84-941827-9-2 / DL: AS-00351-2014 1ª edición, 2014 – Págs.: 200 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) HAIKUS. Piedra y cincel
Autor: Eduardo Romera Marn ISBN (pape l): 978-84-941827-6-1 / ISBN (di gital ): 978-84-941827-7-8 / DL: AS-01341-2013 1ª edición, 2013 – Págs.: 172 - 210x140 mm - PVP: 9,99 € (papel)/4,99 € (digital) Sherlock Holmes y el caso del mandil francmasón Autor: Juan Antonio Espeso González ISBN (pape l): 978-84-944115-1-9 / ISBN (di gital ): 978-84-944115-2-6 / DL: AS 00408-2015 1ª edición, 2015 - Págs.: 168 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) Y te llamé piedra cúbica Autor: Manuel Marín Oconitrillo – Prólogo: Juan Manuel García Ramos ISBN (pape l): 978-84-943587-7-7 / ISBN (di gital ): 978-84-944115-0-2 / DL: AS 00405-2015 1ª edición, 2015 - Págs.: 86 - 210x140 mm - PVP: 9,99 € (papel)/3,99 € (digital) Sombras de Acacia Autor: Ilia Galán ISBN (pape l): 978-84-92984-62-6 / ISBN (di gital ): 978-84-92984-63-3 / DL: SE-1337-2012 1ª edición, 2012 - Págs.: 178 - 210x140 mm - PVP: 9,99 € (papel)/4,99 € (digital) El hombre que pudo reinar Autor: Rudyard Kipli ng – Traductor: Juan Antonio Espeso González ISBN (pape l): 978-84-942354-9-8 / ISBN (di gital ): 978-84-942629-0-2 / DL: AS-00362-2014 1ª edición, 2014 – Págs.: 102 - 210x140 mm - PVP: 9,99 € (papel)/4,99 € (digital) La corona dorada Autor: Ricardo Serna ISBN (pape l): 978-84-942354-3-6 / ISBN (di gital ): 978-84-942354-4-3 / DL: AS 00357-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 264 - 210x140 mm - PVP: 12,99 € (papel)/4,99 € (digital) Antología de poetas masones Autores: Johann Wolfgang von Goethe, Rudyard Kipl ing, Rubén Darío y Oscar Wilde ISBN (pape l): 978-84-936941-9-7 / ISBN (di gital ): 978-84-92984-28-2 / DL: SE-3879-2009 3ª edición, 2015 - Págs.: 198 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/3,99 € (digital) Alquimia otoñal Autor: Guillermo Bown ISBN (pape l): 978-84-92984-62-6 / ISBN (di gital ): 978-84-92984-85-5 / DL: AS-02116-2012 1ª edición, 2012 - Págs.: 102 - 210x140 mm - PVP: 8,99 € (papel)/4,99 € (digital) El hombre que pudo reinar Autor: Rudyard Kipling. Prólogo y traducción: Juan Antonio Espeso González ISBN (papel): 978-84-942354-9-8 / ISBN (digital): 978-84-942692-0-2 / DL: AS 00362-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 102 - 210x140 mm - PVP: 9,99 € (papel)/4,99 € (digital) Teatro en el Templo de Salomón Autor: Ilia Galán ISBN (papel): 978-84-940950-2-3 / ISBN (digital): 978-84-940950-3-0/ DL: AS-03997-2012 1ª edición, 2012 - Págs.: 282 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) El enclave templario Autor: Anselmo Vega Junquera ISBN (papel): 978-84-944201-4-6 / ISBN (digital): 978-84-944201-5-3/ DL: AS 00412-2015
1ª edición, 2015 - Págs.: 178 - 210x140 mm - PVP: 9,99 € (papel)/4,99 € (digital) La vía dorada Autor: Manuel Arduino Pavón ISBN (pape l): 978-84-92984-78-7 / ISBN (di gital ): 978-84-92984-79-4 / DL: AS-02117-2012 1ª edición, 2012 - Págs.: 126 - 210x140 mm - PVP: 9,99 € (papel)/5,99 € (digital) El Muro de Piedra Autor: Anselmo Vega Junquera ISBN (pape l): 978-84-937078-0-4 / ISBN (di gital ): 978-84-937078-1-1 / DL: SE-2364-2009 1ª edición, 2009 - Págs.: 228 - 210x140 mm - PVP: 12,99 € (papel)/5,99 € (digital) Diarios. La palabra perdida (Italia) Autor: Ilia Galán ISBN (papel): 978-84-92984-91-6 / ISBN (digital): 978-84-92984-92-3 / DL: AS-03990-2012 1ª edición, 2012 - Págs.: 282 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) Los masones de San Blas Autor: Anselmo Vega Junquera ISBN (pape l): 978-84-937565-1-2 / ISBN (di gital ): 978-84-937565-2-9 / DL: SE-5562-2009 1ª edición, 2009 - Págs.: 192 - 210x140 mm - PVP: 12,99 € (papel)/5,99 € (digital) El secreto de Amparo Autor: Anselmo Vega Junquera ISBN (pape l): 978-84-92984-31-2 / ISBN (di gital ): 978-84-92984-32-9 / DL: SE-6996-2009 1ª edición, 2009 - Págs.: 288 - 210x140 mm - PVP: 12,99 € (papel)/5,99 € (digital) Don Quijote Iniciado Autor: Guillermo de Miguel Amieva ISBN (papel): 978-84-945046-8-6 / ISBN (digital): 978-84-945046-9-3 / DL: AS 00342-2016 1ª edición, 2016 - Págs.: 121 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) Pintar el crimen de los símbolos Autor: Ilia Galán ISBN (papel): 978-84-941899-7-5 / ISBN (digital): 978-84-941899-8-2 / DL: AS-01339-2013 1ª edición, 2013 - Págs.: 130 - 210x140 mm - PVP: 9,99 € (papel)/3,99 € (digital) Arnulfo, aprendiz Autor: Rafael López Villar ISBN (papel): 978-84-945356-5-9 / ISBN (digital): 978-84-945356-6-6 / DL: AS 00348-2016 1ª edición, 2016 - Págs.: 108 - 210x140 mm - PVP: 9,99 € (papel)/3,99 € (digital) El vuelo mágico del Iniciado Autor: Faustino Merchán Gabaldón ISBN (digital): 978-84-943587-1-5 1ª edición, 2015 - Págs.: 327 - 4,99 € (digital)
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De egipciaca [serie TURQUESA] Secreta Scala Artis. Las enseñanzas de Knum I Autor: José Miguel Jato Agüera ISBN (papel): 978-84-942888-5-2 / ISBN (digital): 978-84-942888-6-9 / DL: AS 02297-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 202 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) Los Catecismos de Knum II. Las 10 Herramientas Santas
Autor: José Miguel Jato Agüera ISBN (papel): 978-84-943304-9-0 / ISBN (digital): 978-84-943587-0-8 / DL: AS 03550-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 177 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) El Triángulo de Fuego Autor: José Miguel Jato Agüera ISBN (papel): 978-84-944695-2-7 / ISBN (digital): 978-84-944695-3-4 / DL: AS 02972-2015 1ª edición, 2015 - Págs.: 140 - 210x140 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) Caballería, francmasonería y espiritualidad Autores: Michel Bédaton y Rémi Boyer. Traductor: José Miguel Jato Agüera ISBN (papel): 978-84-943587-5-3 / ISBN (digital): 978-84-943587-6-0 / DL: AS 00404-2015 1ª edición, 2015 - Págs.: 118 - 160x160 mm - PVP: 11,99 € (papel)/4,99 € (digital) El cuadrante del despertar. Una práctica incoherista Autor: Rémi Boyer. Traductor: José Miguel Jato Agüera ISBN (papel): 978-84-942692-9-5 / ISBN (digital): 978-84-942888-2-1 / DL: AS-02294-2014 1ª edición, 2014 - Págs.: 116 - 160x160 mm - PVP: 9,99 € (papel)/4,99 € (digital) El himnario de la Diosa Autor: Rémi Boyer. Traductor: José Miguel Jato Agüera ISBN (papel): 978-84-944486-0-7 / ISBN (digital): 978-84-944486-1-4 / DL: AS 02966-2015 1ª edición, 2015 - Págs.: 116 - 160x160 mm - PVP: 9,99 € (papel)/3,99 € (digital) Práctica de las vías del despertar Autor: Alain Blandin. Traductor: José Miguel Jato Agüera ISBN (papel): 978-84-945356-1-1 / ISBN (digital): 978-84-945356-2-8 / DL: AS 00344-2016 1ª edición, 2016 - Págs.: 256 - 210x140 mm - PVP: 14,99 € (papel)/4,99 € (digital)
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Notas [←1] Jean van Win, Contre Guénon, Ed. de La Hutte, Clamecy, 2010, pág. 74.
[←2] Jean Robin, René Guénon, la dernière chance de l’Occident, Tredaniel, París, 1983.
[←3] Mark Sedgwick, Against the Modern World. Traditionalism and the Secret Intellectual History o the Twentieth Century , Oxford University Press, New York, 2004, pp. 22-23.
[←4] Marck Sedwick, en la obra mencionada en la nota 1.
[←5] Ver Paul Charconac, La vie simple de René Guénon, éditions traditionnelles, París, 1982.
[←6] René Guénon, La crisis del mundo moderno, Paidós, Barcelona, 2001, pp. 31-32.
[←7] Ver, por ejemplo, el libro de Mark Sedgwick antes mencionado o el de William W. Quinn, The Only Tradition, State University of New York, 1997,
[←8] Ibid., p. 216.
[←9 ←9]] René Guénon, Formas tradicionales tradicionales y ciclos ciclos cósmicos, cósmicos, Vía directa, La Coruña, 2007, p. 20.
[←10 ←10]] Ibid., Ibid. , p. 17.
[←11 ←11]] Ibid., Ibid. , p. 18.
[←12 ←12]] Ibid., Ibid. , p. 18.
[←13] R. Guénon, El reino de la cantidad …Op. cit., p. 266.
[←14] Ibid., cap. IX, pp. 133-140.
[←15] Ver René Guénon, El esoterismo de Dante, Paidós, Barcelona, 2005.
[←16] Ver René Guénon, El rey del mundo, Paidós, Barcelona, 2003, pp. 40-41.
[←17] René Guénon, Esoterismo cristiano, tomo I, Vía Directa, Valencia, 2007, p. 18.
[←18] Ibid., p. 30.
[←19] P. Charcornac, La vie simple de René Guénon, ed. Traditionnelles, París, 1958, p. 48.
[←20] Ver J. P. Laurant , René Guénon. Les enjeux d´ une lecture, ed. Dervy, París, 2006, pp. 86-90.
[←21] Ibid., p. 11.
[←22] R. Guénon, Introducción general al estudio de las doctrinas hindúes , ed. Losada, Madrid, 2004, p. 95.
[←23] Ibid., pp. 97-98.
[←24] Ibid., p. 30.
[←25] Ibid., p. 99.
[←26] Ibid., p. 99.
[←27] R. Guénon, La metafísica oriental , op. cit. p. 19.
[←28] Ibid., pp. 24-25
[←29] Ibid., p. 18.
[←30] Ibid., p. 18.
[←31] Ibid., capítulos II y III.
[←32] Ver R. Guénon, Aperçus sur l´initiation, op. cit., cap. XXXI, pp. 202-209.
[←33] Ibid., p. 41.
[←34] R. Guénon, Études sur la franc-maçonnerie et le compagnonnage, Paris, Ed. trad. 1964, 2 vol.
[←35 ←35]] J. P. Laurant, op. cit. p. 86.
[←36 ←36]] Paris, Éditions Traditionnelles, 1982.
[←37 ←37]] R. Guénon, Études sur la franc-maçonnerie, franc-ma çonnerie, vol. 2, cap. IV.
[←38 ←38]] www.loggia-rene-guenon.it; www.rene-guenon.ch. www.rene-guenon.ch.
[←39] M. Sedgwick, Against the Modern World , op.cit., p. 271.
[←40] La propuesta filosófica de Wilber se encuentra en numerosas obras. Entre las más recientes: Los tres ojos del conocimiento, Kairós, Barcelona, 2001; Sexo, ecología, espiritualidad , Gaia, Madrid, 2005, Espiritualidad integral , Kairós, Barcelona, 2007.
[←41 ←41]] René Guénon, El rey rey del mundo mund o, Paidós, P aidós, Barcelona, Barcelona, 2003 2003..
[←42 ←42]] A resultas del asesinato del general Dupho, representante representante del Gobierno Francés, Francés, en las calles de Roma (1798), El Directorio se apoderó de la persona del Papa y proclamó en Roma la República. El Papa Pío VI fue arrestado en 1798 por el General Berthier, y finalmente exilado a Valence Vale nce (Drôme) donde murió en 1799. 1799.
[←43 ←43]] Esta técnica está verosímilmente inspirada en el antiguo Egipto, donde intervenían jóvenes médiums utilizando un recipiente. Reencontramos estas prácticas en el Antiguo Testamento y entre los Coptos.
[←44 ←44]] Según los cuadernos de Ramon de Carbonnieres. Se trata aquí de la primera mención oficial del Rito Ri to de la Masonería Masonería Egipcia.
[←45] Esta casa se ubica en la subida entre la plaza Saint-Jean y Saint-Irénée. Expliquemos su origen. Jean-Antoine Morand (1727-1794), arquitecto de talento, hizo construir según sus diseños y planos (ángulo nordeste de la plaza Kleber, fachada sobre la calle de Boileau) una casa que bautizó con el nombre de La Paisible (La Pacífica). Se instaló con su familia el 17 de junio de 1776, siendo ocupada hasta alrededores de1780. La vendió a la la logia masónica La Sagesse el 30 de octubre de 1784. Devino así La Paisible, en la logia La Sagesse, la que después sería La Sagesse Triomphante (reseñas en Catalogue de Bruno MARTY).
[←46] Se ha preguntado frecuentemente quien había retomado el Rito Egipcio de Lyon; fue L´Eques (el Caballero) a quien Cagliostro había remitido todos sus poderes. Cagliostro era, tal cual se definía a sí mismo, «un noble viajero» y su tarea no podía limitarse a Lyon, aun cuando de la fundación de un Rito particular se tratara: L´Eques era el único hombre bajo cuya autoridad se podía realmente hacer recaer esta parte de su herencia espiritual. El Marqués de Chefdebien se hizo cargo de esta tarea en 1786 hasta su muerte en 1814. Bruno MARTY, Cagliostro et Franciscus Eques A Capite Galeato (El caballero con la cabeza con casco), en les Amitiés Spirituelles, n.º 112, octubre 1977, páginas 7-11.
[←47] En Italia la existencia del Rito Egipcio de Cagliostro queda atestiguado en distintas ciudades al menos hasta1820, una época en la que se creía la Masonería totalmente prohibida en la península. El investigador italiano Giusepe Gabrieli puso al día los documentos concernientes a un Rito Egipcio dirigido al menos entre 1815 y 1820 por el general y barón Lorenzo de Montemayor (1767-1741), que llevaba el título de Grand Cophte. En sus estudios, Giusepe Gabrieli cita una docena de logias repartidas por toda Italia, de las cuales tres en Nápoles y tres logias de adopción. Este Rito se establecía bajo la protección de nombres sagrados de Hélion, Mélion, y Tétragrammaton. (c.f. Giusepe GABRIELI, «La Massoneria Egiziana», Rivista Massonica, vol.70, nº2, 3-4 y 9, Roma, 1979 y Massoneria y Carboneria nel regno di Napoli , Ed. Athanor, Roma, 1981.)
[←48] Un informe de la policía austriaca de diciembre de 1818 daba cuenta de que en Egipto «una sociedad secreta Egipcia» dirigida por Bernardino Drovetti (1776-1852), antiguo cónsul de Napoleón. Esta sociedad había adoptado el Rito Egipcio de Cagliostro (Gérard GALTIER, «La societé secrète de B. Drovetti», artículo sobre la Toile.
[←49] Antes de la campaña contra Egipto de Napoleón Bonaparte, las nociones relativas a Egipto Antiguo son difusas. Se conocía el mito de Osiris y de Isis transmitido por Plutarco. La Palabra Egipto en sí misma viene a designar el próximo Oriente más que al Egipto en sentido e stricto.
[←50] Se trata del grado conocido, hoy en día, bajo en nombre de Elu des Neuf (Elegido de los Nueve). Se trata de uno de los altos grados más extendidos en el siglo XVIII. Era oficio hacia los otros altos grados.
[←51] Gn 3,21.
[←52] Gn 5,24 Hc 11,15.
[←53] 2 R 2,11.
[←54] No narramos ficción: «Multitud de tradiciones afirman que algunos maestros —y esto incluye el siglo XX en lo que se refiere al mundo tibetano— han abandonado esta tierra sin dejar ni restos ni cadáver. Sus cuerpos habiendo desaparecido, no fueron ni incinerados ni enterrados. Según el célebre Libro tibetano de los muertos, son estos, yoguis con capacidades por encima de la media, y que acabaron las prácticas completas, cuando, l ograda la parada respiratoria, son invitados a disolverse en una luz arco iris» (Denis LABOURÉ, Le cristianisme secret , Grenoble, 2009).
[←55] Cagliostro se refiere al primer retiro de Moisés en el Éxodo (36,12-18).
[←56] La palabra «Psicológico» no fue utilizada en la época (aparece por primera vez en 1780). La palabra «moral» encubre el dominio de la «Psiqué» correspondiente en l atín a «ánima»).
[←57] Cagliostro hace referencia al segundo retiro de Moisés relatada en el Éxodo (34,27-28) y el Deuteronomio (9, 18-25 y 10,10).
[←58] La primera cuarentena, privado del aporte de la materia, el trabajo del atanor, estará limitada en sus efectos. La segunda cuarentena, privada del descenso de lo divino que reblandecería la piedra, y permitiría que fuera trabajada, se revelará ilusoria o violenta en sus consecuencias. Este ir y venir del oratorio al laboratorio ( ora et labora, reza y trabaja), implica al hombre en todos los planos de su ser: espiritual ( pneuma, aire espíritu), psiquismo (Psiqué, alma) y físico (Soma, cuerpo). Restablece los vínculos entre estos tres planos, y el proceso de trasformación se realiza hasta en los niveles más densos.
[←59] Cf. Ex 36, 12-18 y 34, 27-28; Dt 9, 18-25 y 10-10.
[←60] Estos cuarenta días, préstamo del imaginario bíblico, no han de tomarse al pie de la letra. No se trata aquí de cuarenta días sucesivos en el transcurso de los cuales se decidiría la partida. Estas dos cuarentenas deben de ser entendidas como dos etapas, cuya duración varía con cada ser humano.
[←61] Ex 20, 2-5
[←62] «Desde lo profundo yo clamé a ti, Yahvé: Señor, escucha mi llamada, que tu oído esté atento a mi plegaria...» (Ps 130,1.).
[←63] Los siete ángeles primitivos son «los siete Espíritus presentes ante el trono de Dios». Estos siete ángeles eran conocidos por el judaísmo y por el más antiguo cristianismo (tb 12,15). El Apocalipsis habla de siete espíritus presentes ante el trono de Dios (1,4), de los siete espíritus de Dios en misión por toda la Tierra» (5,6), de los siete espíritus de Dios y de las siete estrellas (3,1). Ve siete lámparas de fuego (1,2). Los siete espíritus de Dios arden ante su tono (4,5). Los siete ángeles que se mantienen ante Dios (8,2). Solamente Miguel, Gabriel y Rafael son nombrados en las escrituras. Un cuarto ángel, Uriel, aparece nombrado en la literatura judía. Numerosas variantes existe para los otros. Los nombres observados por Cagliostro son: Anael, Zobiacel, Anachiel. Según Agrippa, al que Cagliostro hace referencia en múltiples citas, sus nombres y correspondencias planetarias son las siguientes: Zaphiel (Saturno), Zadkiel (Júpiter), Camael (Marte), Raphaël (Sol), Haniel (Venus), Miguel (Mercurio) y Gabriel (Luna).
[←64] La teología cristiana a la que recurre el hermetismo está fuertemente influenciada por la tradición platónica. Según esta tradición las jerarquías celestes son los reflejos de la Luz Divina. Si nos dispusiéramos a recibir esta Luz, las jerarquías nos «perfeccionarían»; nos «divinizarían. La meta de la jerarquía es pues, en la medida de los posible, una asimilación y unión a Dios, ya que, es a Dios mismo que toma como maestro de toda ciencia y de toda actividad santa, no abandonando la mirada de su divina belleza y recibiendo la marca de su impronta. Mientras pueda, hace también de sus propios ocultistas, imágenes terminadas de Dios, espejos, perfectamente transparentes «sin aberración», aptos a recoger el rayo primordialmente luminoso de la «Teoarquía» y santamente llenos de la eclosión del don que les hizo, iluminadores a su vez en plena generosidad, de los seres que llegan tras de ellos según la «Teoarquía» (DENYS L´AEROPAGITA, La Hiérarchye Céleste).
[←65] Esta es probablemente una de las razones de la disfunción de la práctica alquímica en las órdenes monásticas más antiguas. Desde el fin de la Edad Media hasta el siglo XVIII, la lista de los monjes alquimistas es interminable. El mismísimo Paracelso declaraba haber sido i nstruido en alquimia por cuatro obispos y un abad. Con la llegada del protestantismo, durante la destrucción de monasterios, se reencontró múltiples recuperaciones de provisión de piedra filosofal en los escondites murales (Cf. Bernar HUSSON , Transmutatios alchemiques, París, 1974, y arl Cristoph SCHEMIEDER, Geschichte der Alchemie, Halle, 1832; y Denis LABOURE, Le Christianisme secret , Grenoble, 2009).
[←66] Según las concepciones médicas de la época, que encontramos en ciertas corrientes de naturopatía moderna, la mayor parte de las enfermedades provienen de una insuficiencia de eliminación de desechos, que se acumulan en el cuerpo y que le obstaculizan en su buen funcionamiento. Esta autointoxicación entrañaría una frialdad y una sequedad que destruiría en buen equilibrio del calor y de la humedad radicales.
[←67] Cagliosstro, Memoire en défense...op. cit.
[←68] Ex. 3.
[←69] La traducción griega de la Septuaginta (realizada en Alejandría en el siglo II antes de nuestra era) comprende la fórmula como una verdadera revelación: «Yo soy el Ser ( egó eimi ho ôn)». La segunda parte del versículo 14 evita toda ambigüedad: Dios dice explícitamente, que su nombre es «Yo Soy». Así cuando Dios pronuncia el mismo su nombre, dice Yo Soy». Pero cuando son los hombres quienes pronuncian su nombre dirán «IHVH» (pronunciado Jehová), lo que equivale a decir «Él es».
[←70] Dios, es a la vez el Principio y su manifestación: («Yo y el Padre somos Uno» (Jn 10, 30), «El Padre está en Mí y Yo en el Padre» (Jn 10, 38), «Quien Me ha visto a Mí, ya ha visto al Padre» (Jn 14, 9). El Hijo no puede hacer nada por Sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace Él, eso también igualmente lo hace el Hijo (Jn 5, 19).
[←71] Jn 8, 58.
[←72] Mt 26, 39.
[←73] Mt 26, 42.
[←74] Jn 18, 4-5.
[←75] Rémi Boyer. La Franc-maçonnerie, une spiritualité vivante, Editions Le Mercure Dauphinois, Grenoble, 2012. De próxima aparición en castell ano en MASONICA.ES.
[←76] Una sugerencia muy pertinente del gran compositor francés Olivier Greif.
[←77] La obra no sería publicada completa hasta la década de los años sesenta, de l pasado siglo XX.
[←78] La obra está editada por Atalanta y prologada por Féli x de Azúa.
[←79] LANA CAPRINA toma el título de una frase de Horacio: ALTER RIXATUR DE LANA SAEPE CAPRINA (Siempre hay quien discute a propósito de la lana caprina), en el sentido de que siempre hay alguien dispuesto a discutir por tonterías. Marina Pino prologa la obra en castellano en la editorial Hermida.
[←80] Mozart y Haydn encabezan la columna de armonía de cuantos músicos Iniciados embellecieron la Ilustración con sus compases y melodías; y bien podría haberles reservado un capítulo bajo el epígrafe Filósofos del sonido, si no fuera porque creo sinceramente que el tema de la música en la masonería requiere de mi parte un esfuerzo distinto y separado que evidencie l a importancia de sus obras no ya para la masonería, que tambié n para la humanidad.
[←81] Su nombre era, Donatien Alphonse François de Sade.
[←82] Yo, apasionado lector de principio a fin de varias de sus novelas varias veces antes durante y después de haber estudiado su obra durante mi doctorado en Filosofía a propósito del tema del Amor, barruntaba desde hacía tiempo que el Marqués de Sade fuera masón, sospecha que viéndose repentinamente acrecentada cuando trabajando a Montesquieu me tropezara con la Iniciación de su padre el Conde de Sade, dato que unido a varios elementos de su obra literaria de marcado perfume masónico como hablar de Fraternidad, libertad, hermanos, etc, no podía menos que empujarme a verificar o desmentir su extremo. Y a punto he estado de arrojar la toalla en este propósito aparcando su semblanza en un pie de página al nada claro hallar sobre la cuestión de no haber sido por una muy ligera, pero suficiente pincelada que un masonólogo fiable como Benimeli deja caer en uno de sus artículos donde ofrece el dato más preciado para aparecer en este trabajo, cual es, saber que el Marques de Sade era miembro de la logia 'Los Amigos de la Libertad' de París, instalada el 6 de febrero de 1791.
[←83] Horkheimer y Adorno, Calificaron el comportamiento de Juliee como personificación filosófica de la Ilustración. Bajo esta ópca, no estaré tan desacertado en mi juicio.
[←84] Me hago eco de un popular agradecimiento a la Iglesia Católica por haberse servido de tan inteligente procedimiento para iluminar el camino intelectual: basta conocer el elenco de textos prohibidos para saber cuáles son de provecho para la humanidad.
[←85] Apreciamos en ello el mismo fin perseguido por Voltaire en Cándido o Swift en Los viajes de Gouliver , pero de modo más abrupto y descarnado.
[←86] Hemos aquí una reformulación de la máxima de Oro recogida por los evangelistas en el Sermón de la Montaña.
[←87] Isabel Brouard nos ofrece un buen recorrido por la obra de Sade en la introducción en su edición publicada por Cátedra.
[←88] Este panfleto fue reeditado separadamente durante la Revolución de 1848.
[←89] París, Delhomme et Briguet, s.d. [1.893], T. II, p. 377. La misma obra comporta (T. II, p. 433) otro grabado, mostrando al mismo personaje durante la famosa aparición post-mortem de Martines al abate Fournié, narrado por este último.
[←90] Esta patente destinada a su padre y transmitida a su hijo ¿es acaso apócrifa, como tendería a demostrar la crítica moderna? (Cf. André Kervella, «La patente de 1738», Boletín de la Sociedad Martines de Pasqually, nº 19, 2009, p. 4-17). Si es así, ¿fue manipulada? Pero entonces, ¿por quién? ¿Martines o su padre? Preguntas que quedan sin respuesta. Ante cualquier hipótesis, rehúso a creer en una simple superchería.
[←91] «Discurso cohen. Ensayo de un discurso del Me Vialetes en la recepción del Me caballero de Guibert, pronunciado el 24 de Marzo de 1788», ap. Louis-Claude de Saint Martín, Théosophie et théologie, Paris, Cariscript, 1980.
[←92] «La cuestión del papel de Georges Bogé de Lagrèze (1882-1946) es abordada, y particularmente «su pretendido estado de «Gran Profeso», del que sabemos que no figura en el Registro de Ginebra, Gran Profesión imaginaria que a continuación transmitió a Robert Ambelain (19071997), quien propagó esta «Profesión» dudosa desprovista de valor haciéndola prosperar en los medios iniciáticos». En lo que concierne a la emblemática figura de este último, hay que recordar que «Robert Ambelain, en nombre de la pretendida Gran Profesión de Lagrèze, escribió, reprodujo, o incluso enriqueció un Ritual transformando la recepción de Profeso y Gran Profeso en una suerte de «ordenación», lo cual no tiene en absoluto ninguna relación con la admisión en el seno de la Clase Secreta basada sobre un Ritual que participa de un despojo extremo consistente ante todo en la lectura de las Instrucciones secretas, tal como fue establecido y codificado por Jean-Baptiste Willermoz (Cf. B.M. Lyon, Ms. 5.475 & Ms. 5.916)». En «Camille Savoire, Observaciones sobre los Templos de la Franc-Masonería», obra reeditada y presentada por Jean-Marc Vivenza, Prefacio, pág. 50 y nota 63, 2015, Edición de La Pierre Philosophale.
[←93] Editado en castellano bajo el título «Las enseñanzas secretas del Martinismo», Madrid 2010, Editorial Manakel.
[←94] Obra citada anteriormente.
[←95] Antoine Faivre indica sobre este punto: «La Reforma de Lyon se llama en Rusia «Marnismo» en razón de los rasgos que le son comunes con la filosoa de Saint-Marn; ella hace numerosos prosélitos, entre ellos el príncipe Gagarin; disntas logias adoptan los tres grados simbólicos comunicados por Willermoz. En 1784, la muerte de Schwarz [Johan Georg Schwarz, de origen alemán, profesor de filosoa en Moscú, se encontró con que Willermoz le confió en el Convento de Wilhemsbad las Instrucciones y autoridad necesarias para la apertura de Logias Recficadas en Rusia], no interrumpió esta evolución. Su amigo, el C.B.C.S. Nicolaï Novikof le sucedió ese mismo año; fundó la sociedad pográfica de los Amigos —que traducía y publicaba candad de obras esotéricas y masónicas— de la que se ocupó Lopouchine. El «Marnismo» hizo entonces grandes progresos en las logias al mismo empo que difundía en la sociedad profana los libros de SaintMarn (De los Errores y la Verdad aparece en 1785 en una traducción de P. Strachov). Serge Ivanovitch Plechtchéieff, gran funcionario de Estado, contribuye mucho en introducir las ideas del Filósofo Desconocido; bajo Catalina IIª, crea centros bhomistas y marnistas enrolándose luego en la secta aviñonesa de Dom Pernéty» (A. Faivre, L’Esotérisme au XVIII e siècle en France et en Allemagne, La Table d’Émeraude/Seghers, 1973, p. 168-169).
[←96] No olvidemos esta bella página de Papus, en la que explica, con exactud, que el Marnismo consiste: «en la adquisición, por la pureza corporal, anímica y espiritual, de los poderes que permiten al hombre entrar en relación con los seres invisibles, aquellos que las iglesias llaman ángeles, y alcanzar así, no solamente la reintegración personal del operador, sino también la de todos los discípulos de buena voluntad». ( Papus, Marnésisme, willermozisme, marnisme et Franc-Maçonnerie, Remeter, 1986, p. 7 – Publicado en castellano por la Editorial Manakel, Madrid 2008, bajo el tulo Francmasonería Iluminista.
[←97] La forja del rito rectificado podemos situarlo en un periodo de entre 1774 y 1782, las corrientes principales se darán en Lyon y algo más tarde en Wilhelmsbad, usando como sustrato el Rito Francés Moderno original y el Rito de la Estricta Observancia Templaria, Jean-Baptiste Willermoz será el ideólogo doctrinal y alma en la rectificación y desarrollo del nuevo régimen.
[←98] Recomendable la lectura de La Francmasonería. Memoria inédita al Duque de Bruswick de Joseph de Maistre, con introducción de Emile Dermenghem. Editorial MASONICA.ES 2013. Traducción de Ramón Martí Blanco.
[←99] Señala esto mismo María Luisa Guerrero Alonso en su introducción a Consideraciones sobre Francia. Pág. 11 (1ª edición 2015. Escolar y Mayo Editores S.L.).
[←100] Consideraciones sobre Francia. (1ª edición 2015. Escolar y Mayo Editores S.L.).
[←101] «Deus Sive Populus. Joseph de Maistre, Jean-Jacques Rousseau y la cuestión de la soberanía» (THÉMATA. Revista de Filosofía Nº49, Enero-junio (2014) pp.: 293-315) «Es muy cierto, en un sentido inferior y burdo —precisa Maistre—, que la soberanía está fundada en el consentimiento humano; ya que si un pueblo cualquiera acordara repentinamente no obedecer, la soberanía desaparecería, y es imposible imaginar el establecimiento de una soberanía sin un pueblo que consienta obedecer». Y añade con el fin de clarificar su observación: «Por lo tanto si los adversarios del origen divino de la soberanía quieren decir solamente eso [que todo poder reposa en un consentimiento humano], tienen razón, y sería harto inútil discutirlo. No habiendo Dios juzgado adecuado el empleo de instrumentos sobrenaturales para el establecimiento de los imperios, es seguro que todo debió haber sido hecho por los hombres. Pero decir que la soberanía no viene de Dios porque él se sirve de los hombres para establecerla, es decir que él no es creador del hombre porque todos tenemos un padre y una madre».
[←102] Joseph de Maistre, Tratado sobre los sacrificios (primera traducción en 2009. Editorial Sexto Piso S.A.). «Esas prostituciones legales muy conocidas en la Antigüedad, y tan ridículamente rechazadas por Voltaire. Los antiguos, convencidos de que una divinidad enfurecida o maléfica tenía algo contra la castidad de sus mujeres, habían concebido la idea de entregarle víctimas voluntarias, esperando así que Venus, dedicada por entero a su presa, no perturbaría las uniones legítimas, de manera semejante a como se arroja un cordero a un animal feroz para separarle de un hombre.»
[←103] Nicola Lococo hace un comentario sobre este particular en La Ilustración iniciada.
[←104] Págs 49/50. La Francmasonería, Memoria inédita al Duque de Bruswick , de Joseph de Maistre, con introducción de Emile Dermenghem. Editorial MASONICA.ES. Traducción de Ramón Martí Blanco.
[←105] La cita procede del texto Pragmática Fundamental de la Escuela Hermética Fr+ Tm+ de Miriam que forma parte de la instrucción interna que se impartía en la Fraternidad. Parece conveniente citar el párrafo entero que da una idea más completa del punto de vista de nuestro autor: «Esto es lo que yo he realizado, seguro de interpretar Vuestra Voluntad que es la idea simple de este amor y de esta caridad que yo no he osado consagrar en el texto de la regla fundamental, desnudando el exterior de toda abreviación sectaria, cambiando las logias en academias, decretando la fiesta solar como dispersión de las nieblas angustiantes que se expanden en la gran consciencia de los pueblos sustraídos a los templos prostituidos».
[←106] De hecho recurría en muchas ocasiones a ejemplos relatados en dichas tradiciones para apoyar las ideas que argumentaba.
[←107] Su patronímico completo es António Telmo Carvalho Vitorino. La palabra «carvalho» designa en portugués al roble. Su nombre evoca la «Flor del Espíritu de Hermes y el Roble Victorioso».
[←108] No en el sendo muy reductor de los debates que agitan actualmente los Estados norteamericanos sino en el respeto del principio de un diseño inteligente en la creación.
[←109] José Marinho (1904-1975), discípulo del notable filósofo Leonardo Coimbra (1883-1936) participó en el movimiento de rehabilitación de la filosofía portuguesa.
[←110] Álvaro Ribeiro (1905-1981), filósofo portugués, igualmente discípulo de Leonardo Coimbra. Fundó en Lisboa el Movimiento de filosofía portuguesa publicando en 1943 un opúsculo titulado O Problema da Filosofia Portuguesa.
[←111] Sampaio Bruno, pseudónimo de José Pereira de Sampaio (1857-1915), autor y filósofo portugués de gran influencia en su tiempo.
[←112] Leonardo Coimbra (1883-1936) fue uno de los grandes pensadores y pedagogos portugueses del úlmo siglo. Fue Ministro de Instrucción pública de un gobierno de la Primera República portuguesa. Abrió Universidades populares y la Facultad de Letras de Oporto. Buscó reintegrar todos los saberes en el pensamiento, incluidas la metasica y la religión.
[←113] Agostinho Da Silva (1906-1994), filósofo y poeta portugués de gran envergadura. Su filosofía de la libertad influyó en su pragmática social, que buscó poner en práctica en sus largas estancias en Brasil, donde se instaló para huir de la dictadura.
[←114] Dalila Pereira da Costa (1918-2012), igualmente miembro del Grupo de filosofía portuguesa, es considerado como una de las figuras mayores de la fil osofía portuguesa contemporánea.
[←115] Pequeña ciudad del Alentejo.
[←116] Uno de los grandes mitos portugueses con el Sebastianismo y el Culto del Santo Espíritu. El Quinto y último Imperio de mil años es anunciado por las profecías, entre ellas las de Daniel y de Bandarra. Este Imperio del Santo Espíritu debe suceder, según Antonio Vieira, que propuso una exégesis de esas profecías, a los imperios Asirio, Persa, Griego y Romano que se prolonga en el Santo Imperio. El Imperio Asirio es el del Padre, el Imperio Persa es el del Padre y del Hijo, el Imperio Griego, el del Hijo, el Imperio Romano el del Hijo y del Santo Espíritu. El Imperio de Portugal o Lusitano marca el reino del Espíritu, representado por Sebastião, que asume una función de sacerdote-rey del Cristo próximo al del mítico Preste Juan, que algunas misiones de los Descubridores buscaron en África y después en India. Vieira situó este Imperio bajo una doble autoridad, la del Rey de Portugal y la del Papa.
[←117] Dominique de Roux, Le Cinquième Empire, Editions Belfond, Paris, 1977, después en Le Rocher, 1997 y 2007.