NAVIEAD Y EPIFANÍA
NA/IDAD Y EPIFANÍA
dossiers cpl 5 CENTRE DE PASTORAL LITÚRGICA Rivadeneyra, 6.7. 08002 Barcelona
Dossier preparado por José Aldazabal con la colaboración de Josep Roca. Algunos de los artículos y textos se reproducen —o extractan— de los publicados en "Phase", "Missa Dominical", "Oración de las Horas" y otras publicaciones.
No está permitida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier procedimiento, sin autorización escrita de la editorial.
Quinta ediciin: junio de 1991 Edita: Centre de Pastoral Litúrgica ISBN: 84-74B7-068-3 D.L: B. 2 5 3 4 1 - 9 1 Imprime: Multitext, S.A.
SUMARIO
1. Presentación teológico-espiritual. J. ALDAZABAL 2. Sugerencias pastorales. P. TENA, J. ALDAZABAL 3. Reflexiones sobre Navidad. P. TENA
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PARA LA PREDICACIÓN 4. Las tres misas de la Navidad. J. LLIGADAS 5. Las lecturas festivas de Navidad-Epifanía. P. TENA 6. Las misas de los días feriales. J. LLIGADAS 7. Leccionario para las misas con niños
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PARA LA EUCARISTÍA 8. El acto penitencial 9. Oraciones para las misas con niños 10. Oración universal 11. Moniciones para la Plegaria eucarística 12. Glosas al "Veré Sanctus" de la plegaria segunda 13. Plegaria eucarística para misas con niños 14. Invitación al padrenuestro 15. La oración de la paz 16. Oraciones y bendiciones de la liturgia hispánica
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SOLEMNIDADES Y FIESTAS 17. Los santos de la octava 1 8 . 1 de enero. Santa María 19. Celebración del Bautismo del Señor. R. GRANDEZ
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LITURGIA DE LAS HORAS 20. Lecturas bíblicas para la liturgia de las horas 21. Oficio de lecturas para inicios de año. P. TENA 22. Himnos para Navidad. R. GRANDEZ
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OTRAS CELEBRACIONES 23. La Calenda o el pregón de Navidad. P. FARNÉS 24. La bendición de los pesebres 25. Celebración del fin de año 26. Oraciones nuevas de Navidad. A. GINEL 27. Montajes audiovisuales 28. Más material
VARIOS, Celebrar la venida del Señor:
Adviento-Navidad-
Epifmía (Dossiers CPL 44) Barcelona 1990, 84 págs.
1. PRESENTACIÓN TEOLÓGICO ESPIRITUAL 84 89 93 96 99 100
J. ALDAZABAL
Un único movimiento: Adviento - Navidad - Epifanía Después de la preparación del Adviento, celebramos el tiempo de la Navidad: desde la víspera, 24 diciembre, hasta el domingo siguiente al 6 de enero, la fiesta del Bautismo del Señor. Hay un ritmo unitario en todas estas semanas, un movimiento único que va desde el Adviento hasta la Epifanía. Es el mismo acontecimiento, la Venida del Señor, que se prepara en ambiente de espera y que luego se celebra en su inauguración de Navidad y en sus primeras manifestaciones solemnes. En realidad las tres palabras vienen a significar lo mismo. Adviento, Navidad, Epifanía: 'Venida, Nacimiento, Manifestación. ¿Qué celebramos en Navidad - Epifanía? Navidad y Epifanía están inseparablemente unidas. Podemos decir que celebran dos aspectos del mismo misterio. La Navidad surgió en Occidente. La Epifanía, en Oriente. Pero ambas, muy pronto, fueron aceptadas y celebradas complementariamente, como la fiesta de la Aparición del Hijo de Dios. En la Navidad es el misterio del nacimiento el que se acentúa y celebra. La atención se centra en ese Niño que nos ha nacido: Dios que se ha hecho hermano nuestro y ha querido ser de nuestra familia. En la Epifanía celebramos la manifestación de su divinidad, su carácter de Salvador y Dios: tanto en la presentación de los magos de Oriente (aspecto predominante en la fiesta tal como la celebramos nosotros) como 5
en el Bautismo del Jordán (que tiene prioridad en la liturgia oriental) y en el milagro de Cana (que también aparece unido a esta fiesta de la Epifanía en las varias liturgias). La Navidad insiste en su cercanía humana: ha nacido como un niño. La Epifanía, en la visibilidad gloriosa de su divinidad. Hermano nuestro. Pero a la vez, Dios y Salvador. Un Dios que viene. Que está. El Dios-con-nosotros. El HOY de la Navidad Pero el misterio de la Venida no lo celebramos como un recuerdo o como un aniversario entrañable que no queremos olvidar. Es una realidad actual. La Navidad es nacimiento y venida y aparición HOY. El misterio se nos hace presente y se nos comunica en la celebración litúrgica. Es así como se expresan los textos del Misal: "yo te he engendrado hoy" (antífona de entrada, medianoche) "hoy, desde el cielo, ha descendido la paz" (idem) "hoy nos ha nacido de nuevo el Salvador para comunicarnos la vida divina" (poscomunión, misa del día) "has iluminado esta noche santa con el nacimiento de Cristo" (oración colecta, medianoche) Así como la Liturgia de las Horas: "hoy se dignó nacer de una Virgen el Rey de los cielos" (responsorio Navidad) "hoy nos ha nacido un niño" (antífona Laudes) "hoy ha nacido Jesucristo" (antífona Vísperas) Lo mismo sucede en la fiesta de la Epifanía: la manifestación del Señor no es un acontecimiento pasado: "hoy se ha manifestado al mundo" "hoy la Iglesia se ha unido a su celestial Esposo" "hoy la estrella condujo a los magos, hoy el agua se convirtió en vino, hoy Cristo fue bautizado..." (antífonas de la Epifanía) Una palabra pequeña pero cargada de sentido: "hoy". Palabra insistente, que da a toda la celebración un tono de misteriosa actualidad. De alguna manera nos hacemos contemporáneos del Nacimiento de Cristo y de su Manifestación Es lo que S. León expresó brillantemente en sus sermones de la Navidad, 6
superando la perspectiva de un mero recuerdo navideño y trazando la teología del misterio que se hace presente, en paralelo con la Pascua del Señor. Y la fuerza salvadora de esta Venida, su dinámica específica para esta Navidad, es hacernos partícipes de su Filiación, de su nacimiento, de su vida divina: "renazca tu pueblo, al celebrar el nacimiento de tu Hijo" (poscomunión misa vigiliar) "concédenos compartir la vida divina de aquél que hoy se ha dignado compartir con el hombre la condición humana" (colecta, misa del día) El "Dios-con-nosotros" quiere en cada Navidad hacer de los cristianos "nosotros-con-Dios": hijos, partícipes de su nuevo nacimiento y de su vida. Navidad mira al futuro Pero hay otra perspectiva importante. El Cristo que viene es el mismo que vendrá al final. El Cristo que celebramos es siempre el mismo: el Señor Glorioso, Resucitado. El único Cristo que existe. Cristo, el que era, el que es, el que será. El hoy de la Navidad se enlaza proféticamente también con el mañana de la Parusía final. La venida de Cristo en su nacimiento y su manifestación de la Epifanía anuncian ya la Venida definitiva, la manifestación plena. En la noche de la Navidad leemos la carta de Pablo a Tito: "ha aparecido (epefáne) la gracia de Dios... aguardando la dicha que esperamos: la aparición (epifáneian) gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro: Jesucristo" En Navidad celebramos ya por adelantado la salvación plena que se inauguró en Belén y que llegará a su cumbre al final de la historia: "así como ahora acogemos, gozosos, a tu Hijo como Redentor, concédenos recibirlo también confiados cuando venga como juez" (colecta, misa vigiliar) Por eso no es fácil decir si el tiempo de la Navidad, con su preparación del Adviento, es el principio o más bien la conclusión del Año litúrgico. Porque tiene caracteres de comienzo y a la vez de garantía y anticipo de la plenitud final. Navidad concentra, en la celebración, el ayer de Belén, el hoy de nuestra fiesta y el mañana de la Venida última del Señor * ** 7
Lo que celebramos, pues, en estas semanas de Navidad-Epifanía, es: la gracia que Dios nos hace de su cercanía y su venida en Cristo Jesús, hombre verdadero, hermano nuestro; la gracia de su manifestación como Hijo de Dios, Salvador y luz de todas las naciones; la certeza anticipada de su aparición gloriosa, realización total del Reino; la gracia de la vida divina que nos comunica en esta fiesta el Señor que vino, que viene y que vendrá, haciéndonos renacer como hijos de Dios y como hermanos de Cristo Jesús.
2. SUGERENCIAS PASTORALES
P. TENA. J. ALDAZABAL
avidad es la fiesta más popular, la más intensamente vivida. Sin embargo, todo esfuerzo pastoral será poco para ayudar a que los cristianos, a través de todo el folklore, lleguen a captar el verdadero misterio del Dios que se hace hombre.
N
Año Nuevo. Quisiera saludar este año y decirle: bienvenido. Lo hago en el día de la octava de la Navidad. Hoy es ya el octavo día de esta gran fiesta que, de acuerdo con el ritmo de la liturgia, concluye y comienza todos los años. El año es la medida humana del tiempo. El nacimiento habla siempre de un comienzo, del comienzo de aquello que nace. El nacimiento del Señor habla de un singular comienzo. En primer lugar habla del principio que es Dios mismo, sin comienzo, y del misterio de la perenne generación del Hijo eterno de Dios. Pero en estos días, además, hemos sido testigos del nacimiento terreno de ese Hijo. Al nacer enBelén, de María Virgen, como hombre, el Dios-Verbo acepta el tiempo. Entra en la historia. Y se convierte en el nuevo inicio del tiempo nuevo. Todo año nuevo participa de este inicio. Es el año del Señor. Bien venido el Año nuevo. Desde el mismo comienzo eres la medida del tiempo nuevo, inscrita en elmisterio del nacimiento de Dios. Juan Pablo II, homilía 1 de enero de 1979
"Descomercializar" el tiempo de Navidad es un programa necesario en nuestros días. Porque ambos polos, Navidad y Epifanía, están invadidos por las leyes de la sociedad de consumo. Eso no quiere decir quitar a la fiesta lo que tiene de sentimiento y emotividad. Sino guiar hacia una celebración cristiana auténtica, en profundidad, más allá de toda la capa de las felicitaciones y los reveillones, las doce uvas y los regalos de Reyes. 1. Características de la Eucaristía navideña a) AMBIENT ACIÓN. La iglesia debe tener, a partir de la misa de la tarde del día 24, la ambientación festiva de las grandes solemnidades. Esto significa la ornamentación de las flores, la colocación de alfombras, la mayor abundancia de cirios alrededor del altar (¿por qué esta persistencia de sólo dos cirios encendidos para la misa, en algunas iglesias? También esto puede ser motivo de distinción de algunas fiestas). Significa unos ornamentos más bonitos y festivos, quizás la utilización del incienso. Un elemento que no acostumbra a faltar en estos días es la imagen del Niño Jesús, o todo un belén; quizás debería disponerse todo de modo que invi9
tara a la plegaria (que los fieles tengan la impresión de que no van simplemente a ver "otro belén"), que estuviera situado más bien a baja altura (los niños son los que más ganas tienen de acercarse a besar la imagen). La proximidad o no al presbiterio de este elemento navideño depende de la configuración de la Iglesia; con todo, convendría que, en cualquier caso, fuera accesible, y no precisamente en el mismo presbiterio. También un árbol de Navidad puede ayudar a la ambientación, junto al belén o a la entrada de la iglesia. La música ambiental es fácil e importante. Pero debería ser una música navideña discreta, quizás mejor instrumental que vocal. Está el concierto de Navidad de Corelli, las corales de Bach, algunas armonizaciones de cantos populares... Estos días, por la calle, se oyen tantas y tantas músicas de villancicos con finalidad comercial, que debería procurarse que la iglesia no pareciese una pura continuidad con este ambiente de compras y obsequios. Si existe la posibilidad de confeccionar un buen mural para el atrio de la iglesia, con fotografías y dibujos y slogans adecuados, puede ayudar. Igualmente los pósters o las pancartas. Frases como: "Por obra del Espíritu Santo se encarnó de la Virgen María y se hizo hombre", situadas visiblemente en algún lugar de la iglesia, darían sentido al gesto peculiar de adoración que hacemos en las misas de Navidad, cuando las recitamos en el Credo. Toda esta ambientación debería prolongarse hasta el día 6 de enero, y no más allá. Tan importante como colocar las cosas en su momento es sacarlas cuando éste ya ha pasado. b) EL GLORIA. Existe toda una tradición —inspirada en el evangelio de Lucas— de valoración del Gloria en la misa de Navidad. Este himno no acostumbra a tener, en las liturgias dominicales, el relieve que le corresponde. El tiempo de Navidad es una buena ocasión para valorarlo. En la misma nochebuena debería cantarse, después del canto de entrada. ¡Quién sabe si en algún lugar, el modo más sencillo sería entonar aún el Gloria de la misa de Angelis!... Pero hay melodías de la versión vernácula sencillas y conocidas. En las demás misas de Navidad, y en las demás misas de este tiempo, el Gloria podría ser perfectamente el primer canto de la celebración, de este modo: llega el celebrante, sin canto de entrada, saluda e introduce la celebración invitando a la alabanza y a la súplica del perdón de los pecados en el "Cordero de Dios que quita los pecados del mundo y está sentado a la derecha del Padre"; después de unos momentos de silencie, entona el Gloria. Si las posibilidades de la asamblea no permiten cantar todo el Gloria, se podría entonar, p.e., la cuarta estrofa del canto "Gloria y honor a ti, Señor" (MD 604), o la aclamación del canto MD 65É ("Gloria, gloria, aleluya"), En este último canto convendría, después,recitar el Gloria. Otra forma de subrayarlo es recitarlo con solemnidad, yacompañamiínto musical. 10
c) LAS LECTURAS DE NAVIDAD. La Navidad tiene cuatro formularios de lecturas, dentro de los cuales debe hacerse una distinción entre los de la vigilia y los tres restantes. Los de la vigilia deben utilizarse en las misas vespertinas del 24 de diciembre, y no en las demás; las restantes, no deben utilizarse en esta misa. En las misas del día de Navidad, a partir de la misa de medianoche, se pueden elegir de entre los tres formularios las lecturas más aptas para cada asamblea. A pesar de todo, creo que la misa de la noche no debería quedarse sin el evangelio del nacimiento según san Lucas, y que la misa principal del día de Navidad debería mantener el prólogo de san Juan. Las demás lecturas, en cambio, se pueden cambiar fácilmente, manteniendo siempre como primera una de las de Isaías. La lectura del prólogo de san Juan casi exige la aclamación final cantada. Quizás cantar esta aclamación en las misas de Navidad podría ser una forma de remarcar que es la fiesta de "la Palabra hecha carne". Un detalle amable en el día de Navidad sería que en los lugares en que se hablan dos lenguas se leyera en este día el evangelio en ambas. d) EL CREDO. En la recitación navideña de la profesión de fe, todos se arrodillan en el momento de la referencia a la encarnación. Este gesto debería ser explicado previamente, y hecho de una manera destacada: que sea una verdadera ocasión de expresar la adoración ante el misterio de la encarnación, como lo expresamos —en la lectura de la Pasión— ante el misterio de la redención. Por esto, debe interrumpirse la recitación para arrodillarse, y no quedarse en una genuflexión insignificante. Tal vez lo mejor será, no arrodillarse mientras se dicen estas palabras, sino después: hacer un breve silencio de adoración, arrodillados; levantarse luego y proseguir el Credo. e) EL TIEMPO DE LA PREPARACIÓN DE LAS OFRENDAS. Estos momentos de la celebración, que habitualmente se llenan con música, o se dejan en silencio para la plegaria y la meditación personal, pueden ser un momento apropiado, en los días de Navidad, para escuchar algún canto navideño, o incluso para cantarlo. En algunos lugares, los jóvenes o los niños tendrán ganas de colaborar con su habilidad musical... No conviene, en todo caso, que la intervención o el canto resulten desproporcionados en duración, para que no se dé la sensación de una ruptura en la celebración. f) LA PLEGARIA EUCARISTICA. Las dos grandes fiestas de este tiempo —Navidad y Epifanía— deberían remarcarse en el momento de iniciar y concluir la plegaria eucarístíca, con el canto de las salutaciones —por lo menos— y de la doxología final, con el Amén. También debería cantarse la aclamación del memorial, preferiblemente la primera de las tres propuestas en el misal. En estas fiestas no debería olvidarse el canon romano (plegaria eucarística I, con los embolismos propios en el Comunicantes). 11
g) EL CANTO DE LA PAZ. Las fiestas navideñas son apropiadas para destacar el rito de la paz. Esto invita a cantar un canto adecuado durante las salutaciones, con preferencia al Cordero de Dios. Sobre todo en las misas de Navidad, el gesto de paz podría adquirir una cierta amplitud, sin desproporcionar el conjunto. Una iniciativa interesante de algunos lugares es la de invitar, en este momento —o al final de la celebración— a los niños que aún no comulgan y están presentes, a que se acerquen —o sus padres los lleven— al celebrante para imponerles las manos. En otros lugares, en la festividad de la Sagrada Familia son invitados a acercarse, a recibir la paz del celebrante las personas de entre los presentes que han tenido un acontecimiento familiar importante durante el año: su propio casamiento, las bodas de plata o de oro del matrimonio, la pérdida de la esposa o del marido. Es un gesto de participación muy cordial y emotivo, que crea una fuerte corriente de comunión entre los presentes.
h) LA BENDICIÓN FINAL. Los magníficos textos de bendición ampliada que presenta el misal para estas fiestas no deberían pasar desapercibidos. Son un resumen admirable de lo que podemos desear a los fieles, al terminar la celebración.
i) LA VENERACIÓN DEL NIÑO JESÚS. La veneración de la imagen del niño Jesús es un elemento celebrativo que merece mantenerse. Con todo, la veneración más solemne, vinculada a la celebración, conviene más bien en las misas de Navidad (al término de la misa, por ejemplo, el celebrante besa la imagen y la ofrece a la veneración de los fieles, que acuden procesionalmente). En cambio, en las demás fiestas de este tiempo, es mejor dejar la imagen al alcance de los fieles para que acudan en particular.
2. La Navidad a) La misa de la vigilia. Esta misa, la que se celebra al atardecer del día 24, no debería suprimirse, porque pedagógicamente muestra que la noche de Navidad no tiene el significado de la de Pascua, en que no es posible ninguna misa anterior. Esta misa es ya inauguración de la fiesta de Navidad. Tiene más color de celebración que de preparación. Sobre todo pensando que para muchos —niños, ancianos, o simplemente personas que no piensan participar en la Misa del gallo ai al día siguiente— puede ser la única celebración eucarística de la Navidad. 12
b) Vigilia preparatoria. Antes de la misa de medianoche cabe una celebración preparatoria, a modo de vigilia más prolongada. Ayudaría a preparar los ánimos para una Eucaristía más intensamente vivida. En algunas comunidades será posible celebrar un auténtico Oficio de Lectura, a modo de vigilia solemne, tal como aconseja la IGLH 215. En otras, preferirán una celebración más libre, con cantos, textos modernos de lectura, testimonios, montajes audiovisuales, etc. Esto se puede realizar de dos modos: . o bien en una celebración que esté separada de la Eucaristía, en otro ambiente distinto, . o bien a modo de inicio prolongado de la misma Eucaristía, desarrollando su "rito de entrada" o la liturgia de la Palabra. c) Un elemento que cada vez va cobrando más auge es el Pregón de Navidad. En este mismo Dossier ofrecemos modelos para el anuncio solemne de la Navidad. Se puede proclamar en esta vigilia previa a la Eucaristía, o en la Eucaristía misma, por ejemplo antes del Gloria y las lecturas. Así se subraya el Gloria como respuesta al anuncio, y también quedan las lecturas bíblicas resaltadas como el anuncio verdadero y definitivo de la buena noticia. Todo ello, a no ser que el pregón haya sido cantado o recitado antes de la cena, por ejemplo en las comunidades religiosas. Toda esta vigilia previa a la Eucaristía tiene una finalidad: hacer ver cuáles son los objetivos fundamentales de la Navidad. Partir de la vida, de la historia, de nuestras perspectivas, para acoger mejor los planes salvadores de Dios, la gran Noticia que es el Nacimiento de Jesús. Cfr. al final de este Dossier una noticia bibliográfica sobre otras posibles "vigilias de Navidad". d)La Misa del Gallo. No es la Misa principal (lo es la del día). Pero sí la más emotiva, y tiene ciertamente una pedagogía eficaz el que se celebre precisamente a medianoche. Tendría que ser preparada en equipo: los comentadores, lectores, músicos y el presidente deberían tener las necesarias reuniones para que todo esté previsto y preparado. La acogida podría ser algo especial, más personal, de modo que todos los que acudan se encuentren como en casa. ¿Con un "equipo de acogida" de jóvenes? La ambientación del atrio, o del local, debería ser más festiva y expresiva, con murales y adornos. Así como la ambientación musical mientras la gente va llegando. 13
Puede suprimirse el acto penitencial. Si el pregón se quiere hacer aquí, podría proclamarse antes del Gloria. Y el Gloria, resaltarlo con el oportuno canto festivo por parte de todos (que tengan la letra delante). ¿Con toque de campanas? En lugares donde se hablan dos lenguas, la proclamación del evangelio sería oportuno que fuera esta noche bilingüe. En el ofertorio, si parece oportuno, la procesión de ofrendas tendría más expresividad si de algún modo se relacionara con la caridad de todos para casos concretos del barrio o de la zona. El gesto de la paz esta noche tiene un sentido más emotivo. Además de hacerse con mayor expresividad, podría cambiarse su lugar: en vez de antes d e la comunión, hacerse después del pregón y el Gloria, o bien después del evangelio y la homilía. La comunión, esta noche, a ser posible, con las dos especies para todos. La celebración eucarística la prolongan muchas comunidades en la noche de Navidad con un sencillo ágape familiar: en t o n o festivo y de comunicación, todos pasan a una sala adecuada, para t o m a r un caldo o u n chocolate caliente, mientras se ofrece por ejemplo una exposición de las actividades de la parroquia o del grupo durante el año que acaba, y se ambienta el encuentro con canto de villancicos. e)La Misa del día. Es la principal. Para muchos es la única. En general son más los que participan en la Eucaristía la mañana del 25 que en la medianoche. Habría que cuidarla tanto o más que la nocturna. Dándole un tono festivo y expresivo del misterio que se celebra, con los mismos elementos que en la noche pueden ayudar a que t o d o s celebren e n profundidad esta Eucaristía. Y d a d o el carácter "ocasional" de muchos de los participantes, convendría darle a esta Misa un color claramente evangelizador y optimista: el anuncio gozoso de la Buena Noticia por excelencia: el amor de Dios que se ha manifestado en el Nacimiento de Jesús. Recordar que los tres formularios de lecturas de la Navidad pueden utilizarse indistintamente, según parezca m á s oportuno, en cualquiera d e las cuatro misas d e la Navidad (contando también la d e la víspera). 3. Los días de l a octava J u n t o con Pascua, es Navidad la única fiesta q u e tiene octava. Convendría dar el oportuno énfasis a e s t o s días, con u n tono festivo, q u e se puede exteriorizar en los cantos, en las flores, en la ambientación, e t c . Todos los días sería bueno cantar el Gloria. "Utilizar los varios prefacios de Navidad. Y labendición solemne, al íinal. 14
La veneración del Niño, costumbre tan popular en estos días, se puede realizar de varias maneras: o dejando la imagen en un lugar de fácil acceso, para que al final de la Eucaristía los fieles vayan a besarla, o bien ofrecerla personalmente, con acompañamiento de cantos, o al menos, de música grabada. Si han ido encendiéndose a lo largo de las semanas de Adviento las luces de la "corona de Adviento", ahora pueden estar junto al Niño, para indicar su cumplimiento y plenitud en El. a) En la fiesta de la Sagrada Familia, en algunas regiones se realiza un gest o expresivo de bendición de los niños, o de las familias. Lo hacen al final de la Eucaristía, o bien antes del ofertorio, o también en otra celebración aparte, en la que con alguna lectura navideña y cantos se hace oración por los niños o las familias, acabándose con una bendición especial por ellos. b) En este mismo Dossier ofrecemos una celebración para fin y principio de año (núm. 25). Se puede celebrar o bien en la tarde del 31 de diciembre, o bien alguno de los primeros días de enero. No parece conveniente, por el contrario, celebrar la eucaristía en la medianoche del 31 al 1, porque eso equipararía esta noche con la Navidad y la Pascua. c) El 1 de enero Esta fiesta tiene muchos sentidos posibles en la actualidad: es octava de la Navidad, con el recuerdo de la Circuncisión del Niño Jesús; es comienzo del año; es jornada de la paz; pero sobre todo es la fiesta de Santa María Madre de Dios. La prioridad la tiene esta fiesta mañana, en la octava de la Navidad del Señor. María es el modelo de todos los creyentes, la madre entrañable que acogió en su seno y dio a luz al Salvador. Maestra de la esperanza. La que mejor celebró la Navidad. Santa María del Año Nuevo. Santa María de la Paz, Santa María Madre del Dios hecho hombre. Como también será la Madre que está presente en la Manifestación de Jesús en la Epifanía. Todos los motivos de esta fiesta se tendrían que centrar, además de en María, sobre t o d o en Cristo, cuyo Nacimiento estamos celebrando: él es el verdadero Principe de la Paz, él el Principio y Fin del tiempo y de la historia. Los otros aspectos —el comienzo del año y la jornada de la paz - pueden estar presentes en las oraciones, en los cantos, pero sin alcanzar prioridad sobre el motivo fundamental de la fiesta. Si, con t o d o , se quiere celebrar la misa votiva de la paz ( ¿ n o será mejor al 15
día siguiente, el día 2?) los textos podrían ser éstos: Is 57,15-19. Sant 3,13-18 y Mt 5,38-48, tomando el salmo responsorial del Ps 7 1 . Lo que sí no conviene es celebrar la misa votiva de comienzo de año, este día. Aunque esté en el Misal (allí mismo se indica que no se diga este día).
d) Epifanía y Bautismo del Señor En la Eucaristía del 6 de enero, una iniciativa que, si se realiza bien, puede resultar expresiva del misterio del día, es proclamar la primera lectura —Is 60 — a modo de pregón. El lector, o los lectores, proclaman lírica y solemnemente el pasaje profético. Y la asamblea responde con una aclamación cantada que tenga carácter de alegría y dirigida a Cristo. La lectura se puede muy bien dividir en tres estrofas, intercalando esa aclamación. El domingo siguiente, el Bautismo del Señor, es uno de los días anuales en que más sentido tiene que en la comunidad se celebre solemnemente el bautizo colectivo, con la oportuna preparación.
e) La ambientación festiva del Tiempo de Navidad La pedagogía de los signos y el valor de las costumbres más o menos folklóricas y religiosas que en torno a la Navidad hemos heredado es innegable. Son a veces pequeños detalles ambientales, pero pueden dar expresividad a la fiesta: ~- las luces, flores, adornos, — la música: tanto ambiental en las celebraciones, como los cantos, en un repertorio aumentado de año en año; — el canto y la motivación del Gloria en la Eucaristía; — el canto de tos villancicos, no sólo en las celebraciones, sino también su difusión por coros de niños por las calles del barrio; — el signo de la paz más expresivo y general; — el árbol de la Navidad: su origen parte de la idea del "árbol del paraíso", pero ahora apunta a que en Cristo se ha cumplido toda promesa y la nueva rida del paraíso; — el belén, de mayor raigambre en nuestras tierras, y que resulta de innegable eficacia ambiental y orientadora de los motivos de la fiesta; 16
— la ambientación con murales de los diversos lugares de la celebración o de la vida comunitaria, — he aquí algunos de los "slogans" utilizados estos últimos años en varios centros juveniles de Barcelona: "Navidad Dios-con nosotros", "Navidad abre un camino: el amor", "Navidad tiene un nombre: compartir", "Qué bueno que viniste", "Siempre que amamos es Navidad". "Es Navidad: Gloria a Dios. Paz a los hombres", "Navidad: la fiesta del encuentro Dios-hombre", "Donde se ama, nunca es de noche", "Dios se hace niño: Aleluya"...
En OH 12(1984), en el "material para la celebración", P. FARNES, Vigilia de Navidad. Oficio de la Vigilia, pp. *53—*60.
Navidad: Dios se complace en el hombre Gloria a Dios... paz en la tierra a los hombres que El ama. Estas palabras provienen de la misma luz que resplandeció en aquella noche en el corazón de los pastores, hombres de buena voluntad. Dios se complace en los hombres. Esta noche constituye un testimonio singular de la complacencia divina para con el hombre. ¿Acaso no lo creó a su imagen y semejanza? Las imágenes y las semejanzas se crean para ver en ellas el reflejo de uno mismo. Por esto se miran con complacencia. ¿Acaso no se ha complacido Dios en el hombre, cuando, después de haberlo creado, vio que "era bueno" (Gen 1,31)? He aquí que en Belén nos encontramos en el culmen de esta complacencia. ¿Es posible expresar de modo diverso lo que sucedió entonces? ¿Es posible comprender diversamente el Misterio por el cual el Verbo se tace carne, el Hijo de Dios asume la naturaleza humana y nace como niño del seno de la Virgen? ¿Es posible leer de otra manera esta serial? Por eso hoy se despierta el hombre y entona un canto de alegría. Dios nace en la historia humana. Dios se complace en el lombre. Dios se ha hecho hombre. Dios se complace en ti. Amén. Juan Pablo II, homilía de medianoche, en Navidad 1979 17
ro sin ninguna referencia cristiana: la Navidad como fiesta "infantil", de nuevo el tiempo para comprar, y escuchar incesantemente los villancicos, que en las tiendas acompañan a los cuentos infantiles... "Daos cuenta del momento en que vivís". No se trata de descalificar la fiesta popular y familiar - ¡todo lo contrario!— sino de darle profundidad, de darle su auténtica dimensión. Y esto solamente puede hacerlo la fe. Una Navidad celebrada sin preparación penitencial y sin eucaristía gozosa y solemne, sin atención a los pobres y marginados, sin austeridad y moderación, sin compartir y perdonar, es una Navidad trivial, que no dejará ningún rastro en nuestra vida. "Daos cuenta del momento en que vivís".
3. REFLEXIONES SOBRE NAVIDAD PERETENA
1. "Daos cuenta del momento en que vivís" Entre las fiestas cristianas que no se celebran en domingo, Navidad es sin duda la primera y principal. Navidad es la fiesta que la Iglesia considera como más importante, después del domingo de Pascua y Pentecostés. De ahí que la Navidad deba mantenerse en todas partes como fiesta "de precepto", y pobre de aquel pueblo que se olvidara de la fiesta de la Navidad, dejando de celebrar el gran misterio de la presencia de la Palabra hecha carne, hombre, entre nosotros. Pero celebrar la Navidad es algo que debe hacerse de un modo reflexivo, consciente. "Daos cuenta del momento en que vivís", exhortaba el apóstol en la segunda lectura del primer domingo de Adviento del ciclo C. Navidad es un momento importante para los cristianos. Y por ello es necesario que nos planteemos con claridad el doble desafío que nuestro mundo presenta a la celebración de la Navidad: el desafío de la paganización y el desafío de la trivialización. El desafío de la paganización consiste en un retorno —no neutral— a las fiestas del solsticio de invierno. Hace algunos años, en el ambiente de las fiestas navideñas, surgió esta tesis de la Navidad pagana. Es una tesis falsa y peligrosa para nuestra fe. No existe una "Navidad" pagana, porque Navidad —con mayúscula— es la Navidad de Jesucristo. Los cristianos, "conscientes del momento e» q\ie vivirnos", no podemos hacer el juego a estas iniciativas que vienen a diluir las afirmaciones fundamentales de nuestra fe, precisamente con motivo de las fiestas que son las grandes ocasiones e i que nuestra fe se identifica colectivamente. Pero existe igualmente «1 desafío de la trivialización: la Navidad como vacaciones de invierno, como ocasión de fiestas íntimas o clamorosas, pe18
2. "Belén" Cuando el profeta Samuel, inspirado por Dios, quiso buscar un sucesor del Rey Saúl, lo encontró en Belén, apacentando los rebaños de su padre: era el joven David. Desde entonces, la pequeña ciudad de Belén quedó marcada como un lugar de esperanza. Los profetas que anunciaron la venida de un hijo de David como salvador del pueblo, hablaron de Belén como lugar de su nacimiento (véase, por ejemplo, la primera lectura del cuarto domingo de Adviento, especialmente en el ciclo C). San Lucas, en el evangelio, nos habla del nacimiento de Jesús en Belén, de los pastores que cuidaban los rebaños como hiciera David en las afueras de la ciudad. San Mateo habla también de Belén como lugar visitado por los Magos que van al encuentro del Mesías, guiados por la estrella. Belén se ha convertido en un símbolo geográfico de la Navidad. Esto se nota incluso en el lenguaje que utilizamos: hablamos de preparar o construir el "belén". En efecto: ¿qué hacen estos días las familias en algún lugar de la casa, con mayor o menor amplitud, sino reconstruir las escenas de Belén? Las figuras que cada año reaparecen, con un redescubrimiento ilusionado, y vuelven a ser colocadas en su puesto: los pastores del anuncio del ángel, los tranquilos rebaños a su alrededor, las casas del pueblo lejano, la cueva y el pesebre con los protagonistas —María y Jesús y José—, y, llegando lentamente, la caravana de los magos. Uno piensa en la fuerza pedagógica que puede tener la construcción progresiva del belén. Quizás es uno de los instrumentos más importantes para visualizar las escenas evangélicas, seguramente con una fuerza mayor que los modernos medios audiovisuales. Pero sería positivo que se acompañara con la referencia a los evangelios. Quién sabe si una colocación programada de las figuras de acuerdo con los grupos de las escenas podría dar pie, en estos últimos días antes de Navidad, a leer —una vez colocado cada grupo— el correspondiente evangelio de Lucas —nacimiento, pastores— o de Mateo —magos—. Esta referencia también ayudaría a 19
dar al belén perspectiva de fe cristiana, para no confundirlo con un juguete más de los niños. Más allá y a mayor profundidad que el "belén" de las figuras y las imágenes, se encuentra el Belén de nuestro corazón, el lugar sobre el que hay que velar para que sea al mismo tiempo esperanza de anuncio gozoso, largo camino de búsqueda, y encuentro con el Don que viene de Dios: Jesucristo. Y, sobre todo, está el Belén de la Iglesia: la presencia del Salvador del mundo entre los hombres, la proclamación de este mensaje a los que están cerca y a los que están lejos, el testimonio de las buenas obras. Los adultos, pensemos en todo ello al preparar el belén y al leer los evangelios de Belén. Y nos daremos cuenta de lo serio y comprometido, al tiempo que amoroso y condescendiente, que es el misterio de la Navidad.
fiestas, es un doble signo de Cristo; Jesús, con su nacimiento, nos ha dado de nuevo la posibilidad de acercarnos al árbol de la vida, y El mismo quiso morir en un árbol: la cruz, verdadero árbol de la vida para todos los hombres; Jesús es la luz del mundo, y es coherente que su nacimiento sea celebrado con el encendido gozoso de tantas luces.
3. El árbol santo
4. Los regalos navideños
Una de las canciones de Navidad más conocidas y más misteriosas es aquella que habla del "árbol santo". Si la escuchamos o la cantamos, no nos resulta difícil evocar este símbolo navideño tan espléndido que es el árbol de Navidad. Quizás lo tenemos en casa, estos días, festivamente iluminado. Quizás, en la noche de Navidad, lo llenaremos de obsequios, siguiendo una costumbre. Pero la expresión del canto citado es la más adecuada: "Árbol santo". El simbolismo del árbol de Navidad es uno de los más llenos de contenido de estas fiestas. Parece ser que en el árbol de Navidad, tal como lo tenemos actualmente, confluyen dos tradiciones del folklore centroeuropeo: la primera es más antigua y se refiere a la costumbre vinculada a la fiesta de Adán y Eva —celebrada, popularmente, el día 24 de diciembre—. En esta fiesta se levantaba un árbol en memoria del árbol del paraíso —árbol de la vida— y se ornamentaba con manzanas. Los testimonios que tenemos de esta práctica son del siglo XVI. Otra costumbre era la pirámide luminosa que se encendía con motivo de la Navidad, en cuyo vértice se instalaba un cirio encendido. Ambas prácticas se fusionaron, y el árbol del paraíso se convirtió en el árbol luminoso, propio de Navidad. De hecho, la universalización de esta costumbre empezó en el siglo pasado. F u e en América, concretamente en Boston en el año 1912, donde empezó la costumbre de plantar grandes árboles en los lugares públicos de la ciudad, iluminados, durante las celebraciones de la Navidad. La práctica se ha extendido umversalmente y de alguna manera se puede decir que s e ha convertido en el símbolo más universal de la presencia de la Navidad en las calles. La historia rápidamente descrita nos da testimonio del origen ciento por ciento cristiano del árbol de Navidad. Su presencia en casa, durante las 20
Incluso la presencia de los árboles en la ciudad se convierte, en estos días, en un elemento simbólico. Quizás en muchas ocasiones se colocan más por ornamentación popular —o reclamo— que por valoración del simbolismo cristiano. Pero, a los que los contemplamos, pueden recordarnos que el árbol de la vida —la cruz de Cristo— está a disposición de todos los hombres que quieran acercarse a él. Así, el árbol de Navidad puede ser un elemento de evangelización.
¿Quién podrá negar el carácter entrañable de esta práctica universal de los obsequios navideños? Ya sea que Santa Claus (San Nicolás) los traiga a los niños, ya sea que el mítico Papá Noel llegue cargado con un saco Heno de ilusiones en la espalda, o que cuelguen del árbol luminoso y espléndido en la noche de Navidad, o —misteriosamente— sean dejados por la caravana de los magos junto a los zapatos vacíos en la noche de Reyes, los obsequios de Navidad forman parte integrante de estas fiestas. Es totalmente cierto que los obsequios son, normalmente, cosas que se compran; y también es cierto que ello provoca, normalmente, una propaganda y una competencia entre los vendedores; y es cierto incluso que esta propaganda puede llegar a ser ruidosa, sofocante, creadora de falsas necesidades y provocadora de que las personas actúen automáticamente sin demasiado ton ni son, e t c . . Pero, a pesar de todo ello, los obsequios son un elemento navideño importante. Un obsequio no es simplemente una "cosa". Una cosa se convierte en obsequio en el momento e n que se convierte en instrumento de relación personal. Cuando una cosa queda asumida por una persona para transformarla en un signo de acercamiento a otra, en un signo de atención, de benevolencia, de deseo de felicidad, entonces tenemos constituido el obsequio. Casi podríamos decir que el obsequio es cualquier cosa en la medida en que está personalizada, espiritualizada; cuando es -vehículo de entrega mutua. Puede tratarse de un objeto, o de unas líneas; pero, en cualquier caso, algo que pasa de su materialidad a una nueva situación. Es posible que la práctica de los obsequios navideños haya surgido casi espontáneamente, en el ambiente de fiesta de estos días; pero pienso que, si no la tuviéramos, tendríamos que inventarla. En primer lugar, por coherencia con el sentido más profundo de estas 21
fiestas. La Encarnación del Hijo de Dios, Jesús, ¿no es como el gran obsequio que Dios ha hecho a la humanidad? Parece un hombre como los demás, pero es la gran realidad de la salvación de todos los hombres. Emmanuel: Dios-con-nosotros. Jesús nos ha sido dado como manifestación —"epifanía" significa manifestación— del amor salvador de Dios a todos. Por ello, en esta fiesta crece en nuestro interior un deseo de compartir la actitud generosa de Dios, y manifestarnos también como amor para con los que conocemos, y para con los que no conocemos. En segundo lugar, porque obsequiar es siempre algo que nos da oportunidad de pensar en los demás, motivo para buscar lo que puede hacerles más felices. Y hay que reconocer que pocas cosas son tan cristianas como esta actitud. También es cierto que hay pocas cosas que nos hagan tan felices como obsequiar a los demás. "Es más feliz quien da que quien recibe", decía Jesús.
pular de la fiesta de Navidad? Las fiestas del solsticio de invierno no son unas fiestas que se celebraban hasta hace poco, y que, por algún motivo superficial, dejaron de celebrarse, de modo que ahora puedan recuperarse como si se tratara del nombre de una calle. En esta iniciativa, que salta por encima de los siglos para reasumir una práctica pagana, se da una voluntad de introducción. Y esto puede ser una grave lesión cultural, además de una nueva forma de influencia de la descristianización de nuestro pueblo. Es cierto que la Navidad es una fiesta sometida a cierta degradación, por muchos motivos. Pero una fiesta, mientras existe, puede ser renovada y purificada por el celo de las personas que quieren vivirla con intensidad, y con fidelidad a su sentido. Este es el desafío que todos los años nos plantea la Navidad a los cristianos. ¡Pero la solución no es regresar al paganismo del "solsticio de invierno"!...
5. ¿Retorno al paganismo? Con motivo de la Navidad, será bueno que reflexionemos sobre un hecho esporádico pero también significativo, además del comentario a los signos festivos y populares que hemos comentado en estas notas. En algún barrio de Barcelona, y con una publicidad notable, se celebraron, en los últimos días de 1979 unas fiestas llamadas "fiestas del solsticio de invierno" o "fiesta pequeña de invierno". Leyendo este título, uno se siente trasladado, a través de una especie de túnel del tiempo, a la Barcelona pagana de los días de san Paciano, a mediados del siglo IV. Era éste, en efecto, el título de las fiestas que aquí, como en tantas otras ciudades, se celebraban estos días con motivo del año nuevo. ¿Qué ha sucedido, entonces? En todas partes —desde el New York de la ONU hasta el Irán de Jomeini, desde Roma hasta el Japón— se habla de Navidad n o en el sentido del "natalis solis" pagano, sino en el sentido que tantos siglos de cristianismo han dado a esta palabra, definitivamente unida para la cultura universal al hecho histórico del nacimiento —natalis, nativitas— de Jesucristo. ¿Por qué nos apartamos, nosotros, de esta realidad universal, y queremos ser tan originales de retornar a unas celebraciones del paganismo, y hablar de una navidad pagana, o de unas fiestas del solsticio de invierno? Iniciativas como ésta n o son neutras, clarificadoras, indiferentes. Cuando a una comunidad se la priva de sus fiestas, o éstas se cambian, algo profundo queda lesionado er su misma identidad. No hace mucho unos ciudadanos se preocupaban legítimamente por mantener fiestas como san Esteban, el lunes de Pascua, e t c . ¿Acaso no es mucho más preocupante que, de algún modo, se dé una confusión o una especie de sustitución po22
La alegría de la Navidad "Acreciste la alegría, aumentaste el gozo": hemos escuchado estas palabras en la lectura de Isaías. Los que aquella noche lo acogieron, encontraron una gran alegría. La alegría que brota de la luz. La oscuridad del mundo superada por la luz del nacimiento de Dios. No importa que, en esa primera noche, la noche del nacimiento de Dios, la alegría de este acontecimiento llegue sólo a unos pocos corazones. No importa. Está destinada a todos los corazones humanos. ¿Acaso puede haber una alegría mayor que ésta, puede haber una noticia mejor que ésta: el hombre ha sido aceptado por Dios para convertirse en hijo suyo, en este Hijo de Dios que se ha hecho hombre? Y ésta es una alegría cósmica: llena a todo el mundo creado por Dios. Y es una alegría destinada particularmente a todos los que sufren. Porque es la alegría de los hombres de buena voluntad, de los que tienen hambre y sed de justicia, de los que lloran, de los que sufren persecución por la justicia... Juan Pablo II, en la Misa de Nochebuena, 1980 23
El sentido de la Navidad La celebración de la Navidad ha cambiado realmente el rostro del mundo. ¿Acaso no es un testimonio de ello la misma atmósfera jubilosa que se respira por las calles de las ciudades y de los pueblos, en los lugares de trabajo, en la intimidad de nuestras casas? La fiesta de la Navidad ha entrado en las costumbres como celebración incontrastable de alegría y de bondad y como ocasión y estímulo para un pensamiento noble, para un gesto de altruismo y amor. Esta floración de generosidad y de cortesía, de atención y delicadezas, coloca a la Navidad entre los momentos más bellos del año, más aún, de la vida, imponiéndose incluso a los que no tienen fe, y, sin embargo, no logran substraerse a la fascinación que brota de esta palabra mágica: Navidad. Pero detrás de este aspecto sugestivo, he aquí inmediatamente la manifestación de otros que alteran su limpidez e insidian su atenticidad. Se trata de los aspectos puramente exteriores y consumísticos de la fiesta, que hacen correr el riesgo de vaciar a la solemnidad de su significado auténtico, cuando se toman no como expresión de la alegría interior que la caracteriza, sino como elementos principales de ella, o casi como su única razón de ser. La Navidad pierde entonces su autenticidad, su sentido religioso, y se convierte en ocasión de disipación y derroche, cayendo en exterioridades inconvenientes y descomedidas, que suenan a ofensa para aquellos a quienes la pobreza condena a contentarse con las migajas. Es necesario recuperar la verdad de la Navidad en la autenticidad del dato histórico y en la plenitud del significado que trae consigo. El dato histórico es que en un determinado momento de la historia y en una cierta región de la tierra, de una humilde mujer de la estirpe de David, nació el Mesías, anunciado por las profecías: Jesucristo Señor. El significado es que, con la venida de Cristo, toda la historia humana ha encontrado su salida, su explicación, su dignidad. Dios nos ha salido al encuentro en Cristo, para que pudiéramos tener acceso a El. Mirándolo bien, la historia humana es un anhelo ininterrumpido hacia la alegría, la belleza, la justicia, la paz. Se trata de realidades que sólo en Dios pueden encontrar su plenitud. Pues bien, la Navidad nos trae el anuncio de que Dios ha decidido superar las distancias, salvar los abismos inefables de su trascendencia, acercarse a nosotros, hasta hacer suya nuestra vida, hasta hacerse nuestro hermano. Así pues: ¿buscar a Dios? Encuéntralo en tu hermano, porque Cristo se ha como identificado ya en cada uno de los hombres. ¿Quieres amar a Cristo? Amalo en tu hermano, porque todo lo que haces a uno cualquiera de tus semejantes, Cristo lo considera hecho a El. Si te esfuerzas, pues, ei abrirte con amor a tu prójimo, si tratas de establecer relaciones de paz con él, si quieres poner en común tus recuerdos con el prójimo, para que tu alegría, al comunicarse, se haga más verdadera, tendrás a tx lado a Cristo y con El podrás alcanzar la meta que sueña tu. corazón: un mundo más justo, y por lo tanto, más humano. Juan Pablo II, audiencia de Navidad. 1981
PARA LA PREDICACIÓN
4. LAS TRES MISAS DE LA NAVIDAD
J. LLIGADAS
as lecturas de las tres misas de Navidad, como se sabe, §on intercambiables si es necesario. En todo caso vale la pena estar atentos a la riqueza que contienen, especialmente cara a la predicación. Aquí haremos una breve presentación de ellas, fijándonos sobre todo en los evangelios.
L
LAS PRIMERAS LECTURAS Las tres son del libro de Isaías. La primera (Is. 9,2-7) parece formar parte de un ritual de entronización de un nuevo rey: este tipo de actos servían no sólo para alabar al rey entronizado, sino también para mirar más allá y vislumbrar unas esperanzas más plenas que las que podía realizar el rey concreto. La de la aurora (Is 62,11-15) es un himno de alabanza escrito inmeditamente después del retorno a Jerusalén desde el exilio. Dios está en medio de su pueblo, reconstruye su ciudad santa y rehace la vida del pueblo exiliado. La del día (Is 52,7-10) es un gran cántico del Segundo Isaías que proclama la Buena Mueva a los exiliados de Babilonia: volverán a Jerusalén, Dios mismo estará por siempre con ellos, y la salvación que Dios ha realizado será proclamada por todo el mundo; esta lectura pertenece a uno de los textos de Isaías con más carga vital y gozosa, muy indicada para expresar la celebración de hoy. 25
LAS SEGUNDAS LECTURAS La de medianoche y la de la aurora están tomadas de la carta a Tito, muy clásicas, y expresan con una gran fuerza e inmediatez la totalidad del misterio salvador: la bondad y el amor de Dios que se revelan constituyen una totalidad que va desde la encarnación hasta la parusía y que comporta un cambio de vida para el hombre. La del día, de la carta a los Hebreos, es también una síntesis de la historia de la salvación, pero en este caso con un tono más teológico y arrancando desde el principio, en el AT, y culminando en la entronización de Jesucristo como Señor por su misterio pascual.
EL EVANGELIO DE MEDIANOCHE: LUCAS 2, 1-14 Con un frescor inmediato, en contraste con el resto de escenas del evangelio de la infancia (llenas de evocaciones del AT), Lucas acumula aquí detalles para crear el ambiente de un gran acontecimiento, con un estilo simple y directo, de una notable calidad literaria. Se podría destacar: 1. Ambiente de pobreza: Maria y José (¡y Jesús!) tienen que obedecer el edicto colonialista de un emperador romano. El niño nace en un lugar nada confortable. Y los primeros en recibir la Buena Nueva son unos pobres (¡los reales destinatarios!: es un tema que Lucas destaca con frecuencia), unos pastores, gente miserable que no solían inspirar gran confianza. 2. Se cumplen las esperanzas mesiánicas: José es de ascendencia real (expresión típica: "de la casa y familia de David"). Belén es "la ciudad de David". Para destacar todo eso, la expresión "llegó el tiempo" aparece 8 veces en los dos capítulos del evangeliode lainfancia de Lucas. 3. Con Jesús empiezan los últimos tiempos. El evangelio acumula expresiones que en la Biblia precedían al anuncio de grandes acontecimientos salvadores: "No temáis", "os traigo la buena noticia", "la gran alegría". Son palabras que invitan a proclamar esperanzas proféticas, explosión de gozo mesiánico. Y la proclamación de esta noticia (este "evangelio") será el resumen de todo lo que los profetas habían anunciado, que se sintetiza e n el recién nacido de Belén: Dios en medio de su pueblo, el Mesías enviado, el salvador. Lucas acumula tres titules que rebasan las mismas esperanzas proféticas al aplicar a Jesucristo el título de Señor, que era transcripción de Yahvé, el nombre sagrado de Dios. Se realiza, pues, todo aquello q u e era esperado para losúltimos tiempos. 4. Con Jesús, Dios se manifiesta. Y es por eso que llegamos a los últimos tiempos."L«s ángeles del Señor" y "lagloria del Señor" son expresiones 26
de la presencia divina y de las grandes acciones salvadoras de Dios. Y esta manifestación de Dios en Jesús queda maravillosamente sintetizada en el himno final: Dios que está en el cielo, tiene la iniciativa y comunica su paz y su amor a los hombres: ésta es la gran acción salvadora, ésta es la gloria de Dios. Y Jesús es el "sacramento" de esta obra de Dios.
EL EVANGELIO DE LA AURORA: LUCAS 2,15b 20 La adoración de los pastores viene a ser la conclusión de la escena del nacimiento. Y de algún modo el evangelista provoca, en su estilo narrativo, un cambio de tono; todo se hace más elemental, más natural, como si el nacimiento de Jesús quisiera insertarse decididamente en la cotidianeidad. El protagonismo de los pastores hace más vivo el ambiente de pobreza (cf. lo que se decía en el evangelio de medianoche). Pero lo que sobresale por encima de todo es el impulso evangelizador que proviene de la contemplación de las maravillas de Dios: los pastores cuentan a todos lo que han visto y oído, y esto provoca que más gente se admire también de la obra de Dios. Y esta expansión del anuncio gozoso es, al mismo tiempo, alabanza de Dios por la obra que ha realizado. Del mismo modo, Lucas presenta a María (que aquí se convierte especialmente en tipo de lo que hace la Iglesia) "conservando todas estas cosas", por el carácter profético y revelador que poseen, y que tienen que ser permanentemente meditadas, hechas presentes.
EL EVANGELIO DEL DÍA: JUAN 1,1-18 El prólogo de Juan es un texto para ser meditado y gustado lentamente. Se trata de un poema teológico y hay que tomarlo así: como poema y como teológico. Indicamos algunas pistas para leerlo: 1. El texto está construido simétricamente, de modo que parte de la estancia de la Palabra junto a Dios y termina con la exaltación del Hijo de Dios al seno del Padre. Toda la primera parte del texto constituye la historia anterior a la encarnación, y la segunda el camino desde la encarnación hasta la exaltación del Hijo y el don de la plenitud y de la revelación del Padre. 2. En el texto destaca la unidad de lao&ra única de Dios. El Padre, a través del único mediador, ha llevado a término la obra de la creación ("por medio de la Palabra se hizo todo") y la obra de la salvación ("pues de su plenitud todos hemos recibido..."). Notemos que esta obra única es pre27
sentada como un ascenso del estado de hombres creados y sostenidos por la Palabra al estado de hombres partícipes de la plenitud del Hijo. 3. Juan no quiere presentar un tratado especulativo sobre el ser de Dios, sino una explicación del modo cómo Dios se ha dado a los hombres, utilizando como vehículo la Palabra creadora que después se ha encarnado en el Hijo para conducir a los hombres a la plenitud (superando con la "gracia y verdad" la manera imperfecta en que se vivía, con la Ley dada por Moisés). 4.En este sentido es conveniente ver que el centro del texto presenta el objetivo final de la revelación: "les da poder para ser hijos de Dios". Tanto la primera parte (creación por la Palabra) como la segunda (la Palabra que se hace hombre) tienen como finalidad conceder a quienes quieran aceptarlo (a quienes "creen en su nombre") el don de la filiación.
5. LAS LECTURAS FESTIVAS DE NAVIDAD-EPIFANÍA
5. Esto mismo es lo que destaca la conclusión: el Dios lejano que nadie ha visto nunca, y que los hombres del A T habían intentado alcanzar de diversos modos sin conseguirlo, ahora se ha dado totalmente a los hombres: Jesucristo que es Dios hecho revelación, ha abierto a los hombres el conocimiento de Dios. Y conocer a Dios significa tener acceso a su vida misma.
En OH 12(1985), P. FARNES, Las lecturas bíblicas del Tiempo de Navidad.
Darte gracias, siempre y en todo lugar... Porque gracias al misterio de la Palabra hecha carne, la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor. Para que, conociendo a Dios visiblemente, él nos lleve al amor de lo invisible. Prefacio I de Navidad
P. TENA
esde Navidad hasta el primer domingo después de la Epifanía —el bautismo del Señor— predominan, en los evangelios, Mateo y Lucas, ya que Marcos no tiene el evangelio de la infancia. Pero el t o que teológico decisivo está reservado al prólogo de Juan, que aparece y retorna como una exigencia contemplativa, orquestada por las profecías.
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1. Las lecturas de los días 24-25 d e diciembre. a) E n los evangelios, se suceden los tres sinópticos en los cuatro formularios de estos días (vigilia, medianoche, aurora y día) aportando su testimonio mistérico-salvífico del acontecimiento que la Iglesia celebra en la fe. Mateo es el primero, en la vigilia, con la genealogía, con la que enlaza al hijo de María, por medio de José, con David dentro del pueblo de Abraham. Jesús es el que salva a su pueblo (todos los verdaderos creyentes son hijos de Abraham) de sus pecados. Son conocidas las diferencias de planteamiento de las genealogías de Mateo y de Lucas. Interesa subrayar d o s cosas en este t e x t o : Jesucristo es la plenitud de los tiempos, cumplimiento d e una esperanza. Jesucristo es también el salvador de los pecados, nacido a través de una genealogía d e pecadores y destinado a ofrecer la salvación a todos los pecadores. Prosigue Lucas, en dos etapas (medianoche y aurora), la narración, llena de frescor y reminiscencias veterotestamentarias, del hecho decisivo: u n
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niño, nacido en Belén, hijo de María, envuelto en pañales, es el signo para la evangelización del Mesías, Salvador y Señor. Los pastores admiran, contemplando la obra de Dios, y le alaban. María lo conserva todo en su corazón, celebrándolo de la manera como la Iglesia quiere celebrarlo ahora: en una meditación siempre actualizada por la presencia de Cristo en medio de ella. Juan entona, en la misa del día, su cántico a la Palabra de Dios hecha carne. Sería partidario de una lectura íntegra del texto en esta misa. Las alusiones a Juan y a Moisés y el tema de Cristo revelador del Padre no pueden dejar de resonar en la misa de Navidad, aunque no sean asumidos después en la homilía. A decir verdad, las homilías de Navidad tienen, detrás de una facilidad aparente, un peligro notable de vulgaridad y repetición, especialmente si en todas ellas se quieren hacer actualizaciones demasiado concretas. Considero que estas homilías deberían programarse, en cierta manera, conjuntamente. b) Las lecturas segundas de las cuatro Misas están tomadas de los Hechos, de la carta a Tito y del comienzo de la carta a los Hebreos. La primera (Act 13: misa de la vigilia) conecta bien con el principio de Mateo. En la sinagoga, Pablo anuncia, con palabras muy semejantes, lo que Mateo describe a través de una elaboración genealógica. La segunda y la tercera ( Tito 2 y Tito 3: medianoche y aurora) tienen como es natural, un mismo aire. La primera palabra de ambas lecturas da, por sí sola, el ambiente justo: "Ha aparecido la gracia de Dios...", "la gracia de Dios y su amor al hombre". La perícopa de medianoche insiste más en la esperanza de una nueva aparición. La otra, en cambio, presenta una visión más trinitaria y sacramental de la vida cristiana. La lectura en la misa del día (Hebr 1) es un digno complemento del prólogo de S. Juan. El Hijo es la Palabra que Dios dice ahora, en esta etapa final. c) Las primeras lecturas sirven como ambientación mesiánica de los textos neotestamentarios . Todas ellas son tomadas del libro de Isaías. En la misa de la vigilia es el tema de la Jerusalén renovada (Is 62), personificación del pueblo de Dios que recupera al esposo de su juventud. Y así conecta con el evangelio: Jesús salva a su pueblo. En la misa de medianoche es el texto clásico del niño príncipe de la paz, que viene a destruir la guerra y a iluminar el pueblo que habita en tierra de sombras (Is 9). También aquí el enlace con el evangelio de Lucas es claro. En la misa de la aurora el t e x t o continúa con el mismo tema de la vigilia (Is62). Finalmente en la misa del d í a , la profecía es un cántico de entusiasmo 30
por la entronización del Mesías como Rey, en la Jerusalén renovada, centro de todos los pueblos (Is 52). El parentesco de esta lectura es más directo con la segunda lectura que con el evangelio.
2. Sagrada Familia El domingo después de Navidad está dedicado a la celebración de la Sagrada Familia. Antes, sólo el evangelio era propio para cada ciclo. Pero recientemente se han propuesto para esta fiesta lecturas optativas para el ciclo B y C, además de las que ya había para el A. Para el A, el evangelista es Mateo (Mt 2,13-23). Sus referencias al "cumplimiento" son abundantes. El tema central es el proceso de repetición, por parte de Jesús, de las vicisitudes históricas de Moisés y de todo el pueblo, en el Éxodo. En la celebración de la Sagrada Familia, sin embargo, este tema queda matizado en una visión más moralizante: Jesús comparte las dificultades de los hombres perseguidos. En el ciclo B es Lucas el evangelista, a falta de los evangelios de la infancia en Marcos (Le 2,22-40). Habla de la presentación de Jesús al templo por sus padres y la primera descripción global de la infancia de Jesús. Los temas de Simeón y Ana no son en esta fiesta los centrales, como lo serán en la fiesta del 2 de febrero. Por esto se pueden omitir los versículos que se les refieren. El tema que se quiere subrayar en este texto es, ante todo, el de la familia de Jesús como una de tantas familias de piadosos israelitas que cumplen lo que prescribía la ley del Señor. También es de Lucas la lectura del ciclo C, como es normal (Le 2,41-52). La escena de Jesús encontrado en el Templo por sus padres, sentado en medio de los maestros, no sólo es propia de Lucas, sino también teológicamente tiene gran importancia: centralidad del Templo, profetismo de Jesús, etc. En el contexto de la fiesta de la Sagrada Familia, no obstante, esta perícopa invita más bien a interpretaciones ejemplares, a partir de la situación peculiar de las comunidades.
3. Santa María Madre de Dios ( 1 de enero) y domingo 2 después de Navidad. La solemnidad de Santa María debería ser objeto de una pedagogía adecuada, teniendo en cuenta que dos temas insistentes tienden a cubrirla: el comienzo del año civil y la jornada mundial de la paz. La escena del evangelio es suficientemente plástica como para centrar la atención en el tema fundamental. María nos ha dado, en el tiempo (2a lectura: Gal 4), la po31
sibilidad de contemplar el rostro de Dios, nuestro Salvador y nuestra paz (la: Num 6). Ella misma con su actitud contemplativa, es el paradigma de una Iglesia que, en cada tiempo (principio del año) proclama al mundo la presencia de Cristo, única verdadera paz para todos los hombres. Para el segundo domingo de Navidad — cuando se celebra — las lecturas, iguales para los tres ciclos, hacen un eco claro a la fiesta de la Navidad. Invitan a la reflexión teológica. A partir del prólogo de Juan se desarrolla la teología de la Sabiduría de Dios (la: Ecles 24) en relación con Israel, y su manifestación en la plenitud de los tiempos como designio salvador para todos los hombres en Cristo (2a: Ef 1). Habría que tener en cuenta la predicación del día de Navidad en el momento de preparar la homilía de este domingo. Si entonces se insistió ya en el designio amoroso de Dios, ahora se podría intensificar el aspecto de acción de gracias, o de contemplación del misterio, a partir sobre todo de la segunda lectura. Esta perícopa se encuentra repetidas veces en el leccionario, y pudiera suceder que, a pesar de su importancia objetiva, llegara a pasar inadvertida.
4. La Epifanía del Señor La solemnidad de la Epifanía es el segundo momento de las fiestas de Navidad. Las dos fiestas no se distinguen prácticamente en su origen, ya que la misma Navidad es "epifanía" (véase el texto de las dos perícopas de la carta a Tito), es decir: "aparición", "manifestación". En el contexto litúrgico, sin embargo, la Epifanía queda subrayada como la solemnidad del universalismo de la manifestación del Señor. El texto del Evangelio de Mateo — que se lee todos los años en esta festividad — es típicamente mateano. En la escena de los magos confluyen los grandes temas de este evangelio: judaismo y gentilidad, envidia y fe, interpretación de los signos y atención a las escrituras, particularismo judaizante y universalismo mesiánico, etc. Si atendemos a los exégetas que ven en la escena un lenguaje parecido al d e las narraciones de la infancia de Moisés, hallaremos también en la escena de losmagosun testimonio de la contraposición ente Moisés y Jesús, que se subraya en el sermón de la montaña. Las otras d o s lecturas de lafiesta, juntamente con el salmo, acompañan y subrayan el tema evangélico. La primera lectura (Is 60, 1-6) es un anuncio entusiasmado de la gloria de la nue-va Jerusalén, abierta a todos los pueblos. La perícopa ha sido seleccionada por el paralelismo de los dones: "trayendo incienso y oro". Sin embargo, aparte de este paralelismo, el anuncio d e la Iglesia sobre la cual "amanece el Señor" es un magnífico preludio de l a solemnidad. La segunda lectura (Ef. 3 , 2-3a.5-6)entraen el misterio mismo de la Iglesia: un solo pueblo de Dios, formado de procedencias diversas, unificado 32
en Jesucristo. La caravana de los magos aparece, a esta luz, como las primicias del pueblo abigarrado — la Iglesia de los judíos y de los gentiles — que, a través de la historia, va caminando hacia el encuentro del Señor, para adorarle.
5. El Bautismo del Señor También en esta fiesta se han ofrecido últimamente lecturas optativas para los ciclos B y C. Aunque tal vez sigan siendo las más indicadas —como primera y segunda lecturas— las del ciclo A. El primer canto del Siervo (Is 42): las palabras sobre el Siervo (mi hijo amado, la misión, el espíritu) son las que resuenan en la escena del Jordán sobre Jesús de Nazaret. La segunda lectura (Act 10) asegura, por boca de Pedro, la comprensión que tuvo la primera comunidad de que Jesús de Nazaret era verdaderamente el Siervo y el Mesías. Para el ciclo A, el evangelio propio (Mt 3) tiene como característica el diálogo entre Juan y Jesús: el bautismo de éste tiene la finalidad de cumplir — llevar a cabo — toda justificación. Se abre con esto una perspectiva nueva en el bautismo: Jesús asume el pecado del m u n d o y lo purifica simbólicamente en el bautismo de Juan, que adquiere así una dimensión profética: el pueblo de Jesús recibe la justicia, en la persona de su cabeza. Marcos, en el ciclo B, ofrece la oportunidad de relacionar directamente su lectura (Me 1) con el testimonio de Pedro, en la segunda lectura. El bautismo de Jesús es, para Marcos-Pedro, el comienzo del evangelio. En éste como en ninguno de los otros dos ciclos, convendrá comentar el significado epifánico del hecho del Jordán. Jesús cumple la esperanza de Israel —cielos rasgados, venida del Espíritu-y es el Hijo-Siervo amado. La redacción en tercera persona del singular indica una experiencia personal de Jesús. La escena del bautismo, tal como la presenta en el ciclo C Lucas (Le 3), resulta menos apocalíptica que en Mateo y en Marcos: n o es Jesús quien "vio rasgarse el cielo", sino que "mientras oraba, se abrió el cielo...". Estamos ante una descripción de tipo histórico, con intención evidente de paralelo con Pentecostés. De ahí que en las palabras de Juan se unan "el Espíritu Santo y fuego", también en Lucas solamente. Estos matices son suficientes para captar el ángulo propio de Lucas en el sentido del bautismo de Jesús: inicio de la misión profética en la historia de Jesús, que después se actualizará en la Iglesia de los discípulos de Jesús.
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6. LAS MISAS DE LOS DÍAS FERIALES J. LLIGADAS
e trata de las semanas que van desde el día de Navidad hasta el domingo del Bautismo del Señor: la octava de Navidad, las ferias antes de Epifanía y los días entre la Epifanía y el domingo siguiente. Habría que hacer el esfuerzo de darles todo su sentido a estos días. Porque tanto los textos del leccionario como las mismas oraciones y prefacios, e incluso las antífonas de entrada y comunión, tienen una resonancia que, junto con las fiestas de santos —san Esteban, san Juan y los santos Inocentes— e incluso junto con el clima de frío y de una cierta paralización de las actividades, invitan a la contemplación del misterio de Dios que se hace presente en medio de la historia humana, desde la pequenez, con el fin de asumirla y divinizarla. Los tres primeros días de la octava de Navidad están ocupados por tres fiestas de santos. Y mezclan por tanto, con el tema general de la encarnación del Hijo de Dios, varios aspectos que lo pueden enriquecer: san Esteban, el discípulo que sigue y da testimonio total de aquél que nace en la pobreza de un establo y morirá en la pobreza de un patíbulo; san Juan, el que contempló y palpó, en el hombre que ahora nace, la Palabra de la Vida —y por eso resulta tan interesante empezar hoy a leer su primera carta—, los Inocentes, el seguimiento de Jesús del modo más gratuito, como un puro don: la perversión a que puede llegar la condición humana, convertida en gracia.
S
Luego vienen los otros tres días de la octava de Navidad, que deben mantener el mismo tono festivo navideño, como una prolongación del día 25. La primera lectura de estos días será la primera carta de Juan, comenzada 34
el día 27: la contemplación de la Palabra de Vida, hecha presente en medio de los hombres. Y los evangelios, por medio de las lecturas de Lucas, Mateo y Juan, nos seguirán hablando del niño que ha nacido, la revelación de Dios, con sus significativos primeros pasos. En los días de la octava —tanto en las fiestas de los santos como en los demás días— el acento gira muy directamente en torno al niño que nace y empieza a manifestarse. Por el contrario, desde el 2 de enero, el tenor del evangelio hace variar un poco los acentos. Durante estos días —tanto antes como después de Epifanía— se sigue la lectura de la primera carta de san Juan, en continuidad con la octava de Navidad: la contemplación de la revelación de Dios, que es luz, que es vida, y que lo es a través de aquél que ha venido en la carne y en la sangre y nos ha manifestado que Dios es amor. Pero el evangelio toma una línea distinta a la de antes: a través del primer capítulo del evangelio de Juan, se va siguiendo la primera semana de la vida pública de Jesús, que es en su totalidad presentación de Jesús que comienza a revelarse y que reúne a su alrededor a los primeros seguidores: será un buen momento para ver cómo el niño que nace no es sólo una criatura a admirar o compadecer, sino que es el inicio de un mensaje y de una llamada al seguimiento. A partir del 7 de enero y hasta el 12, los evangelios acompañan a la 1. carta de Juan con pasajes de los cuatro evangelistas en los que se recuerda el inicio del ministerio de Jesús en Nazaret y Galilea, así como algunos de los signos más manifestativos de su poder: la multiplicación de los panes, la tempestad calmada y la curación del leproso. Estos días entre el 2 de enero y el domingo del Bautismo, aunque ya no tienen la importancia de la octava, deben ser igualmente destacados por cuanto prosigue la celebración de este misterio central que es la Encarnación del Hijo de Dios, y que puede ayudar a comprender mejor su significado. Por ello, si la comunidad que celebra la eucaristía diaria puede hacerlo, se podrían seguir empleando los elementos festivos del canto, luz y flores, y preparar muy en serio la homilía y todo cuanto pueda ayudar a vivir lo que se celebra. Asimismo pensar en la utilización de los textos eucológicos que menos se emplean habitualmente, como las antífonas de entrada y comunión. En cualquier caso, lo que hay que evitar es que, como las celebraciones festivas —las "de precepto"— que se acumulan en estos días ya implican bastante trabajo de preparación, las de los días laborables resulten más olvidadas que las de los días feriales del tiempo ordinario. Cuando precisamente son estas celebraciones de los días laborables las que mejor pueden ayudar a interiorizar y celebrar con mayor profundidad los misterios de estos días.
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Evang.
Mt Le Le Le
2,1-12. Hemos venido del oriente para adorar al rey. 2,1-14. Os anuncio un gran gozo: hoy ha nacido el Salvador. 2,15-20. Los pasotres encontraron a María y a José y al Niño. 2,22-35. Luz para alumbrar a las naciones.
II. "La Familia de J e s ú s "
7. LECCIONARIO PARA LAS MISAS CON NIÑOS
El Directorio de las Misas con niños (de 1973) recomendaba a las Conferencias Episcopales que preparasen, si les parecía oportuno, leccionarios más adaptados a la edad de los niños.
N.T.
Col 3,12-21. Por encima de t o d o , q u e triunfe la caridad, que es el vínculo de la perfección (Ps 103)
Evang.
Me 3,31-35. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre. Le 2,41-52. ¿No sabíais que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?
III. "Dios Padre confirma a Jesús en su m i s i ó n " A T
1 Sam 16,1-13. Desde aquel día el Espíritu se posó sobre él (Ps 21) Is 11,1-4.. Sobre él se posará el Espíritu del Señor (Ps 21)
Aquí se ofrecen las citas de las lecturas del Tiempo de Navidad, y también la indicación del salmo responsoríal.
N.T.
Act 10,34-38. Dios consagró a Jesús de Nazaret con su Espíritu Santo (Ps 95)
Evang.
Le 3,15-16.21-22. El Espíritu Santo bajó sobre él. Jn 1,29-34. He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Is 9,2-4.6-7. Nos ha sido dado u n hijo (Ps 95) Is 52,7-10. Los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios (Ps 97) Is 60,1-6. La gloria del Señor brilla sobre ti (Ps 71)
T.
Deut 6,4-9. Estos preceptos los repetirás a tus hijos (Ps 102) Sirácida 3,3-7.14-17. El que teme al Señor honra a sus padres (Ps 132)
Es lo que ha hecho el Episcopado italiano con la edición del "Lezionario per la Messa dei fanciulli", Edit. Vaticana 1976, 472 págs. Cfr. la noticia y los criterios de su selección en "Phase" 108 (1978) 555-561 o en "Misión Joven"22 (1978) 41-48.
"Hoy ha nacido el Salvador: Gloria a Dios y paz en la tierra" T.
A.T.
Con algunas variantes, cfr. el volumen IX del Leccionario en su edición castellana: Leccionario para las Misas con niños, 1984, pp. 37-64.
1 Juan 4,7-10. No hemos sido nosotros los que hemos amado a Dios: ha sido él el que nos ha amado (Ps 95) 1 Juan 4,11-19. Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros (Ps 71) 37
PARA LA EUCARISTÍA
8. EL ACTO PENITENCIAL Introducción del presidente 1. Llenos de la luz de estas fiestas de Navidad, reunidos aquí para escuchar la Palabra y celebrar la Eucaristía, invoquemos al Hijo de Dios que ha venido a salvarnos..» 2. Hermanos, la luz ha brillado en las tinieblas. Pero las tinieblas no la han recibido. Reconozcamos con humildad lo que hay de oscuridad en nuestras vidas. 3. Tanto ha amado Dios al mundo, que ha enviado a su Hijo como reconciliación y perdón de todos los pecados. Acerquémonos, pues, confiadamente al Señor y pidámosle perdón de nuestras faltas. 4. Llenos de confianza porque el amor de Dios se ha manifestado en el Nacimiento de su Hijo entre nosotros, pidámosle su ayuda y su perdón.
Intenciones litánicas 1. Jesús, Hijo de Dios, hijo de María, Señor, ten piedad. Jesús, Hijo de Dios, hombre como nosotros, Cristo, ten piedad. Jesús, Hijo de Dios, camino, verdad y vida, Señor, ten piedad. 2. Jesús, tú que has dado a conocer a todo el mundo el amor de Dios, Señor, ten piedad. Jesús, tú que has venido para caminar junto a nosotros, Cristo, ten piedad. Jesús.tú que quieres que todos los hombres podamos compartir la herencia de tu Reino, Señor, ten piedad. 38
3. Jesús, que te has hecho hombre para que nosotros pudiéramos ser hijos de Dios, Señor, ten piedad. Jesús, Palabra del Padre, que has venido a vivir entre nosotros, Cristo, ten piedad. Jesús,que has llenado el mundo con la gozosa noticia del amor y de la paz, Señor, ten piedad. 4. El Señor ha visitado y redimido a su pueblo y nosotros no vivimos alegres el gozo de esta visita (pausa): Señor, ten piedad. Los ángeles anuncian la paz a los hombres y nosotros vivimos aún entre angustias e inquietudes (pausa): Cristo, ten piedad. Cristo ha querido compartir nuestra carne y nuestra sangre y no tiene reparo en llamarnos hermanos, y nosotros no sabemos amar a nuestro prójimo (pausa): Señor, ten piedad. 5. Tú que naciste de María virgen. Señor, ten piedad. Tú que fuiste adorado por los pastores, Cristo, ten piedad. Tú que fuiste reconocido por los Magos, Señor, ten piedad. 6. Tú que siendo rico te hiciste pobre por nosotros, perdona nuestro apego a los bienes de este mundo: Señor, ten piedad. Tú que siendo de condición divina te despojaste de tu rango, tomando la condición de esclavo, perdona nuestro orgullo: Cristo, ten piedad. Tú que siendo Hijo, aprendiste a obedecer y con ello te convertiste en causa de salvación para todos, perdona nuestras desobediencias: Señor, ten piedad. 7. Palabra eterna del Padre, por medio de la cual se hizo todo: Señor, ten piedad. Luz verdadera que viniste al mundo y por el mundo no fuiste reconocido: Cristo, ten piedad. Hijo de Dios, que has acampado entre nosotros: Señor, ten piedad. 8. Tú que por tu nacimiento tienes un lugar en la historia de los hombres, Señor, ten piedad. Tú que te muestras al mundo en los brazos de una madre humana: Cristo, ten piedad. Tú que has querido ser el hijo del hombre para que nosotros seamos hijos de Dios, Señor, ten piedad. Introducción al Gloria (sobre todo los domingos y fiestas de este tiempo) Comencemos, hermanos, nuestra celebración con el eco de aquel gozoso cántico de la noche de Navidad. Proclamemos con los ángeles la gloria de Dios, proclamemos la paz para los hombres. Porque el Señor nos ama. Y se ha hecho uno de nosotros. 39
poscomunión Dios poderoso y bueno, haz que el Pan vivo que hemos recibido. Cuerpo y Sangre de tu Hijo Jesús, nos dé fuerza en todo momento de nuestra vida. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor.
9. ORACIONES PARA LAS MISAS CON NIÑOS 2. "LA FAMILIA DE JESUSV SAGRADA FAMILIA colecta
1. "HOY HA NACIDO EL SALVADOR" NAVIDAD colecta Dios invisible; con el nacimiento de tu único Hijo, Jesús, has iluminado a todos los pueblos de la tierra con la verdadera luz. Haz que podamos siempre darte gracias y vivir en tu alegría. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que es Dios, y vive y reina contigo y con el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
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Dios, que eres nuestro Padre, tú nos has querido dar un modelo en la Sagrada Familia. Te pedimos que el amor de Jesús, María y José una también a nuestras familias. Te lo pedimos por Nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que es Dios, y vive y reina contigo y con el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. ofrendas Padre santo, acepta estas ofrendas y haz que nuestras familias vivan en tu amistad y en tu paz. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
ofrendas
poscomunión
Padre santo, acepta nuestros dones (de pan y vino) como un intercambio entre nuestra pobreza y tu riqueza. Nosotros te ofrecemos el pan y el vino, que Tú mismo nos has dado. Danos Tú a Jesús, nuestro Señor, en esta Eucaristía. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Padre bueno, que nos has alimentado en tu mesa. Haz que sigamos el ejemplo de la Sagrada Familia, para disfrutar en nuestras casas de tu alegría y de tu paz. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. 41
3. "VENID, ADOREMOS" EPIFANÍA colecta Dios grande y bueno, con la guía de la estrella mostraste a los Magos dónde estaba tu Hijo. Condúcenos también a nosotros para que podamos conocer y gustar tu infinita bondad. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que es Dios y vive y reina contigo y con el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. ofrendas Padre santo, tu Iglesia no te ofrece los regalos de los magos, oro, incienso y mirra, sino a Aquél que es tu regalo más precioso: Jesucristo, Señor nuestro, que vive y reina por los siglos de los siglos.
10. ORACIÓN UNIVERSAL
LUNES Levantemos confiados nuestros ojos al Señor que ha enviado a su Hijo al mundo y con él quiere darnos todos los bienes:
poscomunión Padre bueno, que tu luz nos acompañe en todo momento, para que amándote cada vez más nos sintamos siempre cerca de ti. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Publicadas en el nuevo Misal italiano para las Misas con niños.
1. Para que todos los fieles perseveren arraigados en la fe verdadera, confesando a Cristo, Dios verdadero como el Padre y verdadero Hombre como nosotros, oremos al Señor. 2. Para que a los hombres que aún no conocen a Cristo les sea anunciado el Evangelio y encuentren en el Hijo de Dios hecho hombre descanso para su espíritu, oremos al Señor. 3. Para que los que en estos días de Navidad se sientan solos o tristes encuentren consuelo en la contemplación de la pobreza de Cristo, roguemos al Señor. 4. Para que todos nosotros, alegres por el nacimiento de Cristo, sintamos la urgencia de anunciar el Evangelio a todos nuestros hermanos, oremos al Señor. Escucha, Padre del Cielo, la oración de tu Iglesia que, feliz por el nacimiento humano de tu Hijo, te suplica confiada por todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor.
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MARTES Oremos, hermanos, al Padre, por medio de Jesucristo, su Hijo, que siendo rico se hizo pobre por nosotros, para salvarnos a todos:
1. Por la Santa Iglesia de Dios: para que llena de gozo, celebre la presencia de Dios en medio de los hombres, oremos al Señor. 2. Por los hombres de todas las religiones: para que lleguen a conocer a Cristo y encuentren en él la plenitud de aquella verdad que desean, oremos al Señor. 3. Por los que en estos días de Navidad están lejos de sus hogares: para que sientan el consuelo de saberse hijos de la gran familia de Dios, oremos al Señor. 4. Por los que estamos aquí reunidos: para que al celebrar el nacimiento de Cristo, renazcamos a una vida nueva de justicia y santidad, oremos al Señor. Escucha, Dios todopoderoso, las oraciones de tu pueblo y haz que en la venida de tu Hijo, el Redentor del mundo. se sacie nuestra sed con la abundancia de tus gracias. Por Jesucristo nuestro Señor.
de Cristo que ha querido compartir nuestra vida temporal, oremos al Señor. Señor, Dios, rico en misericordia y amor, escucha nuestras oraciones y haz que los que celebramos con alegría el nacimiento de tu Hijo nos veamos libres de todo mal y obtengamos los bienes que te hemos pedido. Por Jesucristo nuestro Señor.
JUEVES Oremos a Cristo nuestro Dios que ha aparecido en el mundo y ha querido vivir entre los hombres:
1. Que Jesús que se ha hecho hombre para ser el Buen Pastor de la Iglesia, conceda al Papa N., a nuestro Obispo N., y a todos los obispos y presbíteros, pastorear con celo las comunidades que tienen encomendadas, oremos al Señor. 2. Que el Rey del cielo, que por sus ángeles anunció la paz a los hombres, aleje de todas las naciones los horrores de la guerra, oremos al Señor. 3. Que Cristo, que quiso asumir las debilidades de los hombres, sea la fuerza de los débiles y el consuelo de los tristes y de los que se sienten solos, oremos al Señor. 4. Que el Hijo de Dios, que descendió al mundo para que los hombres pudieran subir al cielo, admita en su gloria a nuestros familiares que ya nos han dejado, oremos al Señor.
MIÉRCOLES Invoquemos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso que en el nacimiento de su Hijo nos ha manifestado su misericordia, y pidámosle por las necesidades de todos los hombres:
1. Para que el Señor que ha querido que su Hijo compartiera la vida de familia en el hogar de José y de María, conserve en paz a todas las familias cristianas, oremos al Señor. 2. Para que todos los hombres, de un confín al otro de la tierra, contemplen la salvación que Cristo nos ha aportado, oremos al Señor. 3. Para que el Señor dé fortaleza a los débiles, fuerza a los que están tentados y protección a los que se encuentran en peligro, oremos al Señor. 4. Para que todos nosotros podamos un día participar de la vida eterna 44
Escucha nuestras oraciones. Dios todopoderoso y eterno, y haz que quienes hemos orado por todos los hombres seamos enriquecidos también con tus dones. Por Jesucristo nuestro Señor.
VIERNES Oremos a Dios que envió a su Hijo único al mundo para que por medio de él tengan vida todos los hombres:
1. Para que todos los hijos de la Iglesia, al celebrar el nacimiento de Cristo, renazcan a una nueva vida, oremos al Señor. 45
2. Para que los que gobiernan las naciones no aparten nunca a sus subditos del camino que lleva a Cristo, oremos al Señor. 3. Para que llegue a la presencia del Señor el gemido de los que sufren y con su brazo poderoso los salve, oremos al Señor. 4. Para que el Hijo de Dios que ha querido participar de nuestro tiempo, a nosotros nos conceda participar de su eternidad, oremos al Señor. Escucha complacido. Dios todopoderoso, la oración del pueblo que te invoca en estas fiestas del nacimiento de tu Hijo; y concédele abundantemente todo lo que te ha pedido. Por Jesucristo nuestro Señor.
SÁBADO Ahora que ha aparecido la bondad de Dios, salvador nuestro, y su amor al hombre, oremos al Señor no confiando en la justicia que hayamos hecho nosotros sino en su propia misericordia. 1. Para que todos los fieles, a semejanza de María, conserven y mediten en su corazón lo que han oído decir del Hijo de Dios hecho hombre, oremos al Señor. 2. Para que el Hijo de Dios, que ha venido a traer la paz al mundo, conceda a todas las naciones la concordia mutua y aleje de ellas los horrores de las guerras, oremos al Señor. 3. Para que el Verbo de Dios, que en la etapa final de la historia se ha hecho hombre, se manifieste a los que sufren buscando aún la verdad que desconocen, oremos al Señor. 4. Para que los que ahora celebramos las fiestas de Navidad podamos un día contemplar al Hijo de María en su gloria, oremos al Señor. Acepta, Dios de bondad, nuestras súplicas y, por la intercesión de Santa María virgen, que llevó en sus entrañas a tu Hijo, concédenos los bienes que te hemos pedido. Por Jesucristo nuestro Señor. 46
11. MONICIONES PARA LA PLEGARIA EUCARISTICA
Para la Navidad a) Dios nos ha mostrado su amor en el nacimiento de su Hijo. Y nos lo sigue mostrando cuando en cada Eucaristía nos da su mejor don: el Cuerpo y la Sangre de Cristo Jesús. Con alegría digamos nuestra plegaria de acción de gracias. b) La Luz de Dios, la Vida de Dios, ha entrado en nuestra historia. El Hijo de Dios se ha hecho hombre y ha venido a vivir entre nosotros. Demos gracias con todo el corazón a Dios por su entrañable amor de Padre.
Para el 1 de enero Con la alegría de la Madre del Señor, María de Nazaret, que cantó en el Magníficat su gratitud a Dios, vamos también nosotros a expresar nuestra acción de gracias a Dios porque en Cristo Jesús nos ha salvado y nos ha abierto el camino de la vida verdadera.
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Por eso venimos ante tu presencia y celebramos en unión con toda la Iglesia el día santo en que tu Hijo Unigénito igual a tí en tu gloria (en tu señorío) desde toda la eternidad, se apareció con un cuerpo visible en la realidad de nuestra carne (o bien: se manifestó como hombre verdadero entre nosotros). Por El, que es nuestro Redentor y Señor, te rogamos: Envía tu Espíritu...
12. GLOSAS AL "VERÉ SANCTUS" DE LA PLEGARIA SEGUNDA
Entre los elementos que ha introducido el Misal Alemán, con creatividad propia, en el texto del Misal Romano, están las glosas en la "prolongación del prefacio" o "veré sanctus"para los diversos tiempos y fiestas del año. Para la Navidad y la Epifanía ofrece éstas.
Navidad. Santo eres, en verdad. Señor, fuente de toda santidad. Por eso venimos ante tu presencia y celebramos en unión con toda la Iglesia el día santo (la noche santa) en que María, conservando intacta su virginidad, dio a luz al Salvador del Mundo. Por El, que es nuestro Redentor y Señor, te rogamos: Envía tu Espíritu...
Epifanía. Santo eres, en verdad. Señor, fuente de toda santidad. 48
Este mensaje lo dirijo a cada hombre: al hombre en su humanidad. Navidad es la fiesta del hombre. Nace el Hombre. Uno de los millares de millones de hombres que han nacido, nacen y nacerán en la tierra. Es la humanidad la que es elevada en el nacimiento terreno de Dios. La humanidad, la naturaleza humana, es asumida en la unión del Verbo Divino, en el que Dios se expresa eternamente a sí mismo. En nombre de este valor irrepetible de cada hombre, y en nombre de esta fuerza, que lleva a todo hombre el Hijo de Dios haciéndose hombre, me dirijo en este mensaje sobre todo al hombre. A cada hombre, dondequiera que trabaje, crea, sufra, luche, peque, ame, odie o dude; dondequiera que viva y muera; me dirijo a él hoy con toda la verdad del Nacimiento de Dios. Con su mensaje. Dios se ha aproximado. Está en medio de nosotros. Es el Hombre. Dios se ha complacido en el hombre por medio de Cristo. ¡El hombre no se puede destruir! ¡No está permitido humillarlo! ¡No está permitido odiarlo! Paz a los hombres de buena voluntad. Feliz Navidad a todos los hombres y a cada hombre. Juan Pablo II, en el mensaje del 25 de diciembre de 1978 49
Por eso nos alegramos y te damos gracias. Padre. En unión con los que creen en ti, en el mundo entero, y con los ángeles y los santos, te cantamos nuestro canto de alabanza. Santo, Santo, Santo...
•prolongación del prefacio (con variantes "cristológicas")
13. PLEGARIA EUCARISTICA PARA MISAS CON NIÑOS
La tercera de las Plegarias Eucarísticas para Misas con Niños, ha sido publicada por parte del Episcopado Alemán y del Italiano con variantes para los diversos tiempos y fiestas. Aquí ofremos la plegaria entera para este tiempo de Navidad, con las glosas italiana (a) y alemana (b). • prefacio (con variantes "teológicas") a) Te damos gracias, Señor, porque en tu amor creaste el mundo y, cuando los hombres pecaron, no les dejaste solos en el mal, sino que saliste tú mismo a su encuentro. Ahora nos has enviado a tu querido Hijo Jesús como Luz que brilla en las tinieblas. Rico como era, se hizo pobre por nosotros, para que nosotros nos enriqueciéramos con su amor. b) Te damos gracias, Señor, porque por el nacimiento de tu Hijo has traído la luz a este mundo. Y también se ha encendido una luz en el corazón de los hombres, porque tú les amas. 50
Sí, tú eres santo. Señor, y eres bueno con todos. Te alabamos y te damos gracias porque nos has dado a tu Hijo Jesús. a) El es la verdadera luz del mundo: ha venido a iluminar a todos los que le buscan con sincero corazón. El es el Príncipe de la paz; nos hace renacer como hijos de Dios y portadores de paz entre los hombres. El es el Dios-con-nosotros; nos da la alegría de gustar ya desde ahora la felicidad eterna del paraíso. b) El llamó a los pastores y a los magos de Oriente llenándoles de su alegría. Su amor llena de luz también nuestras vidas. El nos ha reunido hoy alrededor de esta mesa porque quiere que hagamos lo mismo que él hizo con sus apóstoles.
• epíclesis primera: invocación sobre los dones Padre, santifica este pan y este vino que hemos preparado sobre tu altar. Y haz que se conviertan para nosotros en el Cuerpo y en la Sangre de tu Hijo Jesús. 51
• relato El, la víspera de su muerte, se reunió con sus discípulos para celebrar con ellos la última cena. Tomó pan, dándote gracias lo partió y se lo dio diciendo: Tomad y comed todos de él. Esto es mi Cuerpo, entregado por vosotros. Del mismo modo tomó un cáliz lleno de vino. Te dio gracias y lo pasó a sus discípulos diciendo: Tomad y bebed todos de él: éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Y les dijo también: Haced esto en conmemoración m ía. • aclamación Hermanos, proclamemos gozosos nuestra fe en Cristo Resucitado. Anunciamos tu muerte (...) • memorial y ofrenda Por eso estamos reunidos delante de ti. Padre, como una familia, y recordamos con alegría lo que Jesús hizo y sigue haciendo por nosotros. En este Sacrificio de la Eucaristía, que él mismo nos encomendó, celebramos el memorial de su Muerte y su Resurrección. Tú aceptaste su Sacrificio en la Cruz. Acepta también lo que nosotros te ofrecemos: nuestra propia vida. • aclamaciones El murió por nosotros, pero tú le resucitaste de entre los muertos. 52
(animador) (todos)
Señor, tú eres bueno. Te alabamos, te damos gracias
El vive contigo, en tu gloria, y está también cerca de nosotros. (animador) Señor, tú eres bueno. (todos) Te alabamos, te damos gracias. Al final del mundo vendrá en toda su gloria y en su reino no habrá más dolor, ni pecado, ni muerte, y nadie tendrá que llorar ni estar triste. (animador) (todos)
Señor, tú eres bueno. Te alabamos, te damos gracias.
• segunda epíclesis: invocación sobre los presentes (con variantes "pneumatológicas") Padre, tú nos has llamado para que celebremos esta Eucaristía. Reunidos en el Espíritu Santo vamos a recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo Jesús. Con la fuerza de este alimento ayúdanos a vivir de tal modo que tú puedas estar siempre contento de nosotros. a) Haz que tus hijos te sepan dar gloria a ti en el cielo y trabajar por la paz en la tierra con todos los hombres de buena voluntad. b) Haz que tu luz brille siempre en nosotros, para que la podamos llevar a los hombres que todavía están en la oscuridad. • intercesiones y conclusión Acuérdate del Papa N. y de nuestro Obispo N. Te pedimos también por los que han muerto: recíbelos en la luz de tu Reino. Y a todos nosotros 53
admítenos también a la fiesta eterna del Cielo, en unión con la Virgen María, Madre de Jesús y Madre nuestra, y con todos lo santos. Por Cristo, con él y en él, a tí. Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.
14. INVITACIÓN AL PADRENUESTRO Oración por todas las familias Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra, Padre que eres amor y vida, haz que cada familia humana sobre la tierra se convierta, por medio de tu Hijo, Jesucristo, nacido de mujer, y mediante el Espíritu Santo, fuente de caridad divina, en verdadero santuario de la vida y del amor para las generaciones que siempre se renuevan. Haz que tu gracia guíe los pensamientos y las obras de los esposos hacia el bien de sus familias y de todas las familias del mundo. Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el amor. Haz que el amor corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquiera crisis, por las que a veces pasan nuestras familias. Haz finalmente, te lo pedimos por intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret, que la Iglesia en todas las naciones de la tierra pueda cumplir fructíferamente su misión en la familia y por medio de la familia. Tú, que eres la vida, la verdad y el amor, en la unidad del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Juan Pablo II, oración compuesta con ocasión del Sínodo de la Familia, y rezada también en la fiesta de la Sda. Familia de 1980 y 1981 54
1. Dios nos ha manifestado su amor en el nacimiento de Jesús, como primogénito de la humanidad. Por eso nos atrevemos a decir: 2. Jesús, el Hijo de Dios, se ha hecho hombre y hermano nuestro. Por eso también nosotros somos hijos y nos alegramos al decir: 3. El Reino de Dios se inauguró con el nacimiento de Cristo. Pidamos hoy al Padre que este Reino venga en plenitud a nosotros y a todo el mundo. 4. Unidos a cuantos estos d ías de Navidad sufren hambre de pan, de comprensión y de amor, pidamos al Padre común para todos los hombres el pan de cada día. 5. El mismo Cristo Jesús que nació en Belén es el que ahora se nos ofrece como Pan y Vino de salvación. Preparémonos a recibirle diciendo la oración que él mismo nos enseñó a rezar: la oración de los hijos.
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Con el deseo de que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres y que su amor se extienda por toda la tierra, pidamos al Padre que su Reino venga a nosotros. Cristo Jesús ha venido a unir a todos los hombres en una gran familia. Digamos, pues, nuestra oración al Padre común de todos.
15. LA ORACIÓN DE LA PAZ
Para introducir y motivar el gesto de la paz, cabe glosar la oración clásica ("Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles...") con oportunas alusiones al tiempo litúrgico o la fiesta que se celebra. Así lo hizo siempre la liturgia hispánica antigua, con gran variedad de fórmulas. Así lo ha hecho también en algunos casos el nuevo Misal Alemán. Proponemos aquí varias alternativas de esta oración para el tiempo navideño.
Darte gracias, siempre y en todo lugar... Porque en el misterio santo que hoy celebramos. Cristo, el Señor, sin dejar la gloria del Padre, se hace presente entre nosotros de un modo nuevo: el que era invisible en su naturaleza, se hace visible al adoptar la nuestra; el eterno, engendrado antes del tiempo, comparte nuestra vida temporal para asumir en sí todo lo creado, para reconstruir lo que estaba caído y restaurar de este modo el universo, para llamar de nuevo al Reino de los cielos al hombre sumergido en el pecado. Prefacio II de Navidad
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Cuando nació Jesús, los ángeles anunciaron gozosos la paz sobre la tierra. Por eso hoy te pedimos. Señor Jesús, Dios y Salvador nuestro, Príncipe de la Paz, no mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia... (Misal alemán)
Señor Jesús, Dios excelso y a la vez hombre verdadero. Te pedimos que la paz que trajiste a este mundo, 57
al nacer en Belén, y que deseaste a tus discípulos después de tu Resurrección, nos la des también a nosotros y nos la conserves siempre. Para que como tus ángeles seamos también nosotros pregoneros de tu paz para todos los hombres de buena voluntad. Tú que vives... Señor Jesucristo, que con tu nacimiento trajiste la paz a la tierra y te manifestaste como Redentor de todos y Príncipe de la Paz. Mira con bondad a los que hoy te celebramos gozosos y queremos participar de tu Cuerpo y de tu Sangre. Y concédenos crecer en la fraternidad y en la paz. Tú que vives...
16. ORACIONES Y BENDICIONES DE LA LITURGIA HISPÁNICA
NAVIDAD
(Liturgia hispánica)
ORACIONES a) Señor Jesús. Tú eras Dios eterno, junto al Padre, ya antes de que fueran formados los cielos y la tierra. Pero quisiste nacer como un niño, entre los hombres. Eras grande y te hiciste pequeño. Eras eterno y te hiciste mortal. Los ángeles anunciaron tu nacimiento, los pastores propagaron gozosos la noticia y los pueblos han contemplado tu salvación. Con el corazón lleno de alegría también nosotros celebramos tu venida. Llénanos de tu gracia y de tu paz para que por ti, que te hiciste hermano nuestro, lleguemos a ser en plenitud hijos de Dios. b) Hemos visto tu gloria. Señor Jesús, la gloria del Hijo único del Padre, la gloria del primogénito entre los hombres. Tú eres el Hijo unigénito de Dios y a la vez el primero entre tus hermanos, los hombres. En todo igual al Padre
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Y mi iodo wme|ante a nosotros. f o t 11 I mirón creadas todas las cosas, y «llora naces para salvarlas en tu misericordia. Acepta nuestra alabanza y nuestra gratitud, en la fiesta de tu nacimiento. Y haznos partícipes de tu vida divina, ya que has querido participar de nuestra naturaleza humana. BENDICIÓN El Hijo único de Dios, que quiso pertenecer a la familia humana os haga partícipes de su divinidad. Y el que en este día quiso nacer y mostrarse a los pastores, os colme de sus dones y bendiciones. Y que os defienda de todo mal, aquél que por todos quiso nacer en la debilidad de un niño.
AÑO NUEVO ORACIÓN Oh Dios, tu no tienes principio ni f i n , pero eres el principio y el fin de toda creatura. Bendícenos al comienzo de este año. Lo iniciamos en tu presencia, ofreciéndote nuestros mejores deseos. Haz que todo él transcurra en la prosperidad y en la paz. Para que con tu gracia sea un año de salvación para todos en nuestro camino hacia t i .
EPIFANÍA ORACIÓN (magos) Señor Jesús, que naciste de la Virgen María y manifestaste tu luz, por medio de la estrella, a todos los pueblos de la tierra y así les condujiste del error a la verdad, de la ignorancia a la fe. Haz brillar también sobre nosotros tu luz, alegra nuestro corazón y disipa nuestras tinieblas, para que en todo momento te busquemos sin error y te sigamos sin desánimo.
ORACIÓN (bautismo) Señor Jesús, tú quisiste entrar en las aguas del Jordán para ser bautizado por Juan el Bautista, dándonos así un ejemplo de justicia y humildad. Purifica, Señor, a los que también hemos recibido el bautismo. Y así como tú escuchaste la voz de tu Padre, y el Espíritu se posó sobre t i , haz que nos alegremos de nuestra condición de hijos y que tu Espíritu nos llene de sus dones a todos los que creemos en ti y celebramos tu gloriosa manifestación.
BENDICIÓN El Señor Jesucristo, principio y fin de la historia, os conceda un año lleno de felicidad. Y a los que empezáis el año cantando su alabanza, os alegre con toda clase de bienes y os enriquezca de toda virtud. Para que llenos de los dones que a él le son gratos, os ayude a vivir todo el año sin mal alguno él, que gobierna con sabiduría y ama el tiempo y la historia.
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BENDICIÓN Cristo, Hijo de Dios, que se manifestó en la estrella nueva, os ilumine a todos con la riqueza de su amor. El que guió a los magos en su búsqueda y en el camino de la vuelta a su patria, no permita que nada malo os suceda en vuestra vida. Para que sigáis siempre la luz de aquél cuya gloriosa manifestación celebráis hoy con gozo. 61
SOLEMNIDADES Y FIESTAS
17. LOS SANTOS DE LA OCTAVA 26 diciembre. San Esteban la. lectura: Act. 6,8-10; 7,54-60. Escuchemos la narración del martirio de Esteban. El joven diácono de la primera comunidad llevó su testimonio de fe y su anuncio de Jesucristo hasta las últimas consecuencias. Llegó a imitar plenamente a su Maestro, dando la vida por su fe y perdonando a sus enemigos. 2a. lectura: Mateo 10,17-22. En el evangelio Jesús anuncia a sus discípulos el tipo de vida que les espera: serán perseguidos por causa del Señor. Pero igualmente les anuncia que esta presecución es el camino de la salvación para los que, como Esteban, mantengan la fortaleza de la fe. Lectura patrística. Además del sermón tercero de San Fulgencio de Ruspe, que trae la Hora de Lectura del breviario, se puede aprovechar entre otras, la lectura del sermón 317 de San Agustín: Oración de las Horas n. 11 (1975) 23-24. 27 diciembre,San Juan Evangelista la. lectura: 1 Juan 1,1-4. Hoy empezamos la lectura de una carta import a n t e : la primera del apóstol y evangelista Juan, cuya fiesta hoy celebramos. La carta la seguiremos leyendo t o d o este tiempo de Navidad, hasta la fiesta del Bautismo de Jesús. Juan la escribió a las comunidades cristianas de Asia para prevenirlas acerca de ciertos errores que se difundían contra la encarnación y la filiación divina de Jesús. Esta carta, verdadera reflexión teológica sobre la vida que Jesús ha venido a traer al m u n d o , nos ayuda a vivir en profundidad este tiempo navideño. La celebración del nacimiento y la manifestación del Hijo de Dios, hecho hombre, nos da testimonio, sobre t o d o , de que hemos llegado a ser hijos en el Hijo, 62
que como hijos de Dios hemos nacido a una vida n»it»v«t, IJIH i•> i<> i" *nr dad y el amor han llenado nuestra existencia «?n »»M,t> mmi't" ' ' " " \ "•<« vez se nos repite el doble mandamiento de todo crinl linio; « • • • • T " '• «•• cristo es el Hijo de Dios y amarnos los unos a ION otro», I >i >•• ' >>o» amó. 2a. lectura: Juan 20,2-8. El evangelio nos muestra H m II i|U«< Juan, el discípulo que Jesús amaba, descubre que JCHÚH IIU «« bía muerto, ha resucitado. Lectura patrística. En el breviario tenemos el pasaje de* San AUIINUU, Ifín Oración de las Horas n. 11 (1975) 24-26 hay otro de Arnon <|t« liolohnruberg comentando el episodio evangélico del día. 2 8 diciembre. Los Santos Inocentes. la. lectura: 1 Juan 1,5 a 2,2. La primera lectura de hoy nos habla de la salvación gratuita que hemos recibido por la muerte de Jesucristo. Nosotros queremos vivir según el camino de Dios, queremos vivir en la luz, porque Dios es luz. Pero sabemos también que el pecado está en nosotros. Por ello, en la raíz de nuestra fe está el convencimiento de que Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros y por todo el m u n d o , nos ha salvado sin ningún mérito nuestro. 2a. lectura: Mateo 2,13-18. Escuchemos ahora la narración del martirio de los inocentes, mártires sin saberlo, víctimas de la violencia de los hombres. Y por ello, los más amados de aquel otro mártir inocente de la violencia, Jesucristo. Su sangre se unió a la sangre salvadora de la cruz. Lectura patrística. En la Hora de lectura, del breviario, se lee un pasaje de San Quodvultdeus. También se encuentra a mano el sermón de San Bernardo para este día: Oración de las Horas n. 11 (1975) 26-27. Otras lecturas para Navidad-Epifanía En Oración de las Horas n. 11 (1976) 19-23 aparecieron dos pasajes de A. PRONZATO: " la primera liturgia de la Iglesia de los pobres" y "¿serán suficientes los regalos?": ambos del libro: "Evangelios molestos".
Cf. Dossier CPL núm. 13, Celebrar los Santos, 2a. ed. 1987, pp. 94-95, más sugerencias para los días 25, 26, 27 y 28 de diciembre. Cf. Dossier CPL núm. 26, El sabor de las fiestas, 1984, pp. 75-79, R. GRANDEZ, La Cuna del Rey bañada en sangre, para el 28 de diciembre.
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del nuevo año, hemos instituido la "jornada mundial de la paz", que goza de creciente adhesión y que está produciendo frutos de paz en el corazón de tantos hombres. De la exhortación apostólica "Marialis Cultus", de Pablo VI, n.5
18. 1 DE ENERO. SANTA MARÍA
E
l tiempo de Navidad constituye una prolongada memoria de la maternidad divina, virginal y salvífica, de Aquella que sin mengua de su virginidad dio a este mundo un Salvador.
Así, en la solemnidad de la Natividad del Señor, la Iglesia, al adorar al Salvador, venera a su gloriosa Madre. En la Epifanía del Señor, al celebrar la llamada universal a la salvación contempla a la Virgen, Sede de la Sabiduría y verdadera Madre del Rey' que ofrece a la adoración de los Magos al Redentor de todas las naciones. Y en la fiesta de la Sagrada Familia considera con veneración la santa vida que llevan en su casa de Nazaret, Jesús, Hijo de Dios e Hijo del Hombre, María su Madre, y José, el varón justo. En la nueva ordenación del período de Navidad, creemos que la atención común se debe dirigir a la renovada solemnidad de Santa María Madre de Dios. Esta, fijada el 1 de enero, según una antigua sugerencia de la liturgia romana, está destinada a celebrar la parte que tuvo María en el misterio de la salvación y a exaltar la singular dignidad de que goza la Madre Santa, por la que merecimos recibir al Autor de la vida. Esta fiesta es asimismo ocasión propicia para rendir adoración al recién nacido Príncipe de la Paz, para escuchar de nuevo el jubiloso anuncio angélico y para implorar de Dios, por mediación de la Reina de la Paz, el don supremo de la paz. Por eso, en la feliz coincidencia de la octava de Navidad con el principio 64
Hoy la Iglesia venera particularmente la maternidad de María. Esta es como un último mensaje de la octava del Nacimiento del Señor. El nacimiento hace siempre referencia a la madre, la que da la vida, la que da un hombre al mundo. El primer día del año nuevo es el día de la Madre. La vemos, pues, como en tantos cuadros y esculturas, con el Niño en brazos, con el Niño en su seno, Madre. La que ha engendrado y alimentado al Hijo de Dios. Madre de Cristo. No hay imagen toas conocida y que hable de modo más sencillo sobre el misterio del nacimiento del Señor, como la de la Madre con Jesús en brazos. ¿No es acaso esta imagen la fuente de nuestra confianza singular? ¿No es ésta la imagen que nos permite vivir en el ámbito de todos los misterios de nuestra fe y, al contemplarlos como "divinos", considerarlos al mismo tiempo como "humanos"? Pero existe todavía otra imagen de la Madre con el Hijo en brazos. Y se encuentra en esta basílica: es la "Piedad". María con Jesús bajado de la cruz, con Jesús que ha expirado ante su ojos en el monte Gólgota y que después de la muerte vuelve a aquellos brazos que lo ofrecieron en Belén como Salvador del mundo. Hoy, por tanto, desearía unir nuestra oración por la paz a esta doble imagen. Quisiera enlazarla con esta Maternidad que la Iglesia venera de forma particular en la octava del Nacimiento del Señor. Por ello digo: Madre, que sabes lo que significa estrechar entre los brazos el cuerpo muerto del Hijo, de Aquel a quien has dado la vida. Ahorra a todas las madres de la tierra la muerte de sus hijos, los tormentos, la esclavitud, la destrucción de la guerra, las persecuciones, los campos de concentración, las cárceles. 65
Manten en ellas el gozo del nacimiento, del alimento, del desarrollo del hombre y de su vida. En nombre de esta vida, en nombre del nacimiento del Señor, implora con nosotros la paz, la justicia en el mundo. Madre de la Paz, en toda la belleza y la majestad de tu Maternidad, que la Iglesia exalta y el mundo admira, te pedimos: Permanece con nosotros en todo momento. Haz que este nuevo año sea año de paz en virtud del nacimiento y la muerte de tu Hijo. Amén. De la homilía del 1 de enero 1979 del Papa Juan Pablo II, en la basílica de S. Pedro.
Cf. Dossier CPL 28, Celebrar las fiestas de María, 2a, ed. 1987, pág. 29, pre sentación catequética de la solemnidad de Santa María, del 1 de enero.
Darte gracias, siempre y en todo lugar... Por él, hoy resplandece ante el mundo el maravilloso intercambio que nos salva. Pues al revestirse tu Hijo de nuestra frágil condición, no sólo confiere dignidad eterna a la naturaleza humana, sino que por esta unión admirable nos hace a nosotros eternos. Prefacio III de Navidad
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19. CELEBRACIÓN DEL BAUTISMO DEL SEÑOR RUFINO GRANDEZ
l Bautismo del Señor es una de esas fiestas que enseñan a saborear la liturgia en su puro sabor. Es un caso ejemplar de cuál es la actitud de la Iglesia en la celebración del misterio. Sin una actitud contemplativa y mística no podemos acceder en profundidad a las celebraciones; sin un sentido agudo de lo teologal sobre los aspectos historicistas y morales no nos sería posible gustar, como queremos, el sabor de los textos. Reconocemos que la celebración del Bautismo del Señor es difícil, porque acentúa vivamente el aspecto que acabamos de destacar. Esta celebración del Bautismo del Señor es también un motivo de gratitud que la Iglesia latina tiene con el Oriente. Su origen y su sabor vienen de Oriente. Su última configuración en nuestro Calendario es de los años recientes. Y el último retoque es recentísimo, al añadirse en la segunda edición del "Ordo lectionum Missae" (1981) la posibilidad de lecturas alternativas para los años B y C.
E
El Bautismo del Señor en la culminación del ciclo de Navidad El Bautismo del Señor se celebra en el domingo que sigue a la Epifanía. Este domingo se va a computar como primer domingo del tiempo ordinario, pero con la siguiente nota a precisar. En el Misal Romano existe la primera semana del tiempo ordinario, el segundo, tercer, etc. domingo del tiempo ordinario, y se advierte: "En lugar del primer domingo del tiempo ordinario, se celebra la fiesta del Bautismo del Señor" (Misal Romano, pág. 361). En este domingo queda concluido el ciclo de Navidad. El Bautismo del Señor es una fiesta de Epifanía, es decir de manifestación. En Oriente el icono del Bautismo del Señor, que es uno de los iconos cultuales bien determinados, es el icono de la Gran Teofonía, pues en el Bautismo se proclama la divinidad de Cristo y por lo mismo se da testimonio de la Trinidad. 67
En la Natividad se manifiesta Cristo en el ámbito humilde de Belén. La Epifanía es la manifestación a los gentiles. El Bautismo es la manifestación de la unción de Cristo, la manifestación absoluta de la divinidad de Cristo en la Trinidad. El Bautismo de Cristo, litúrgicamente, nace de la Epifanía. Por eso es mejor no hacer divisiones que, aunque tengan cierto sentido pedagógico, amenazan con dividir el misterio indivisible. A este respecto nos parecen profundamente significativas, aparte de ser extraordinariamente bellas, las antífonas de Laudes y Magníficat en la Epifanía. "Hoy la Iglesia se ha unido a su celestial Esposo, porque, en el Jordán, Cristo la purifica de sus pecados; los magos acuden con regalos a las bodas del Rey, y los invitados se alegran por el agua convertida en vino" (Laudes). El tema esponsal ha unificado en una misma persona tres misterios: los Magos, el Jordán, Cana de Galilea. Los tres prodigios de la fiesta se repiten en el Magníficat: "Veneremos este día santo, honrado con tres prodigios: hoy, la estrella condujo a los magos al pesebre; hoy, el agua se convirtió en vino en las bodas de Cana; hoy, Cristo fue bautizado por Juan en el Jordán, para salvarnos. Aleluya" He ahí el sentido de la liturgia; en ese "hoy" mistérico acontecen sucesos que históricamente se realizaron en tiempos distintos, pero que han quedado eternizados en un solo cuerpo, que es el Señor Resucitado. En su libro "Poesía litúrgica. Iniciación cristiana y canto festivo" (Madrid, PPC 1980), L. Maldonado ha estampado, transcritos de la liturgia oriental, treinta textos líricos de la Epifanía del Señor. Estando en la Epifanía, se refieren al Bautismo de Jesús en el Jordán. Los misterios del Bautismo del Señor a) Unción de Jesús y revelación de la Trinidad La filiación divina de Jesús es proclamada por el Padre. Jesús, en clara referencia a los textos del Libro de la Consolación de Isaías, es proclamado como el Elegido, como el Siervo Amado, como el Hijo. Sobre esto, más conocido, no insistimos. Sí que tenemos que destacar que el Bautismo es la unción de Jesús. Jesús es ungido en el Bautismo por el Espíritu. El Texto más significativo es el discurso de Pedro en casa de Cornelio, pasaje que aparece en la liturgia de hoy. "Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo..." (Hch 10,38). Esta unción la recibe Jesús precisamente en el Bautismo. Los Evangelios, que están bien lejos de describirnos un proceso en la conciencia de Jesús, nos presentan el Bautismo no como el punto culminante de una evolución que Jesús hubiera tenido, sino simplemente como un hecho teologal que está ahí, protagonizado por Jesús, por el Padre y el Espíritu. El Bautismo no es una iluminación que sigue a determinado 68
período, por ejemplo al desierto; todo lo contrario, el Bautismo es un hecho absoluto y divino, que tiene justificación por sí mismo, sin causa precedente, y que instaura la presencia divina de Jesús en medio de los hombres. Al Bautismo sigue el desierto, conducido Jesús por la fuerza del Espíritu de la que está ungido. Antes de la llegada del Señor no se revela la Trinidad (si bien desde el Nuevo Testamento podamos releer el Antiguo a la luz de la Trinidad). Y con la fe plena de la Resurrección hoy contemplamos el Bautismo como la gran Teofanía de la Trinidad. b) Aspecto más cristo lógico: por qué se bautizó Jesús No podemos franquear esta pregunta de por qué se bautizó Jesús, a quien llamamos Señor. Tan sólo podemos orientar rectamente nuestra contemplación, pero la respuesta está en el secreto del misterio. La discreción teológica nos obliga a extremar el planteamiento. Se dice: Jesús no tenía pecado; Jesús se bautizó "para darnos ejemplo". Es cierto que Jesús no tenía pecado. Pero de ahí no se deduce como consecuencia: luego su bautismo no tiene otro valor que un valor ejemplar. Ese bautismo habría sido un bautismo en falso, una especie de ficción de bautismo. Cuando por el contrario, por la verdad del Hijo del hombre, hemos de confesar, aunque ignoremos la última explicación, lo siguiente: — Jesús se bautizó "en verdad". — Jesús alcanza con su bautismo el sentido radical y original del bautismo, tanto que todo otro bautismo radica en el suyo. — Y como el bautismo dice relación al pecado, hay una relación de identificación de Cristo con el pecado, siendo él el Santo, relación que para nosotros se pierde en el misterio, y que pertenece a la solidaridad esencial que él tiene con los hombres. El porqué del Bautismo del Señor entra en el diálogo con el Bautista, que es el que tiene que ser bautizado. Jesús responde que conviene que cumplamos toda justicia. ¿Cuál es esta "justicia" y esta "conveniencia" de las que Jesús habla? Un excelente comentarista concluye así su explicación de Mt 3,15: "Hacerse bautizar es, pues, para Jesús un acto de sumisión a la voluntad de Dios; no a su voluntad codificada en una ley escrita u oral (que no contenía ninguna prescripción relativa a semejante bautismo) ni a la voluntad divina revelada por Juan a todos los judíos de su tiempo, sino a un designio particular de Dios para Jesús y el Bautista. Este designio divino es que Jesús se haga solidario, en el bautismo, del pecado de su pueblo" (P. Bonnard, "Evangelio según San Mateo").
c) "El misterio del nuevo bautismo" (Prefacio de hoy) El misterio de nuestro bautismo está dentro del bautismo de Jesús. Los testimonios de la liturgia oriental y occidental son muy explícitos. El 69
bautismo cristiano ya está en acción en el momento en que Jesús entra en las aguas del Jordán, antes de que el Resucitado dé orden a sus apóstoles de ir al mundo entero proclamando el Evangelio y bautizando a los creyentes. La liturgia, sobre todo la liturgia oriental, tan propensa a la simbología, se complace en unir el misterio del Jordán con otros misterios del agua verificados en el Antiguo Testamento: el bautismo del pueblo salvado cuando atraviesa el mar Rojo, el paso del Jordán, las aguas de salvación de los profetas.
1 Tim. 3,16 (primeras Vísperas): "Cristo, manifestado en la carne, justificado en el Espíritu..." Espléndido homenaje a Cristo Resucitado, contemplado por los ángeles y creído en el mundo, y que desde la fe aparece radiante en la revelación del Bautismo. Una vez más anotamos la deficiencia de nuestra himnodia para cantar con acentos gloriosos tan gran misterio. Los poetas cristianos, conscientes de este misterio y del sentido de la liturgia, tendrán que ir intentando nuevas composiciones. *f*
Los textos de la celebración Como textos oracionales, y al mismo tiempo de una riqueza catequética extraordinaria, señalamos la oración colecta del día (primera fórmula) y el prefacio. En el orden catequético encontraremos una gran homilía de carácter teológico y mistérico en el Oficio de lectura. Procede de Oriente y su autor es san Gregorio Nacianceno, de un sermón "en las Sagradas Luminarias". Los textos bíblicos para la celebración de la Eucaristía, después de la añadidura ofrecida por la segunda edición del "Ordo lectionum Missae", son los siguientes: Ciclo A: Is 42,1-4.6-7; Hch 10,34-38; Mt 3,13-17. Ciclo B: Is 55,1-11; 1 Jn 5,1-9; Me l , 6 b - l l . Ciclo C: Is 40,1-5.9-11; Tit 2,11-14; 3,4-7; Le 3,15-16;21-22. Son facultativas con respecto al ciclo A las lecturas primera y segunda de los ciclos B y C. En la Liturgia de las Horas y ateniéndome a las horas principales subrayaría la parte antifonal. En el Oficio de lectura las antífonas se entresacan de los mismos salmos (Sal 28 y Sal 68). A través de los salmos contemplaremos la gloria y la majestad divinas de Cristo. En Laudes y Vísperas las antífonas son muy sugerentes. Las de Laudes, líricas y aclamatorias. Cuando en las II Vísperas se dice "En el río Jordán aplastó nuestro Salvador la cabeza del antiguo dragón y nos libró a todos de su esclavitud" (antífona 2), la mención del antiguo dragón, que procede de Ap 12,9, nos evoca al Leviatán, el monstruo de las aguas marinas (cf. Job 3,8; 40,25ss). A este respecto un texto oriental nos dice: "El Señor, hablando con Juan, le dice: Profeta, ven y bautízame a mí, que soy tu Creador, luz y purificación de los hombres; pon tu mano sobre mi cabeza; no dudes, la justicia debe cumplirse hasta el fin. No vaciles, tengo prisa de aplastar al monstruo marino, al dragón oculto entre las aguas, al príncipe de las tinieblas; quiero liberar al mundo de sus redes, quiero llevar a los hombres hasta la vida eterna" (L. Maldonado, o.c. pág. 228). La salmodia, tanto la de las primeras como la de las segundas Vísperas es la misma que la de Epifanía. Destaquemos el cántico tomado de 70
*P
T*
T*
•P
I*
Concluyamos remitiéndonos de nuevo al Oriente. La liturgia oriental tiene su icono del Bautismo del Señor. Jesús en el Jordán, desnudo en medio de las aguas; el fondo de rocas, el cielo de oro. Del cielo nacen los rayos, signo de la presencia del Padre, y del cielo viene el Espíritu en forma de paloma. Juan, reverente, se inclina sobre el Señor —diversos textos hablan de Juan, o piden a Juan que interceda—, los ángeles tienen las vestiduras de las que el Verbo de Dios se ha despojado. "Todos quedaron sobrecogidos cuando contemplaron al Creador de cielos y tierra desnudo, en medio de las aguas, recibiendo el bautismo, como un esclavo, de la mano de otro esclavo, por nuestra salvación. Los coros angélicos temblaban de pasmo y de gozo. Nosotros como ellos te adoramos y decimos: Sálvanos, Señor" (L. Maldonado, o.c. pág. 229). El Jordán nos recuerda aquel salmo pascual (113 a): "¿Qué te pasa, mar, que huyes, y a ti, Jordán, que te echas atrás?". Oigamos hablar al Jordán en el Bautismo del Señor: "¿Por qué se encrespan tus olas, río Jordán? ¿Por qué las impides seguir su curso y no quieres fluya la corriente de tus aguas? Porque no puedo soportar el fuego abrasante. Estoy fuera de mí, colvulso y sobresaltado. Tiemblo y me estremezco ante la divina condescendencia, el Dios que desciende a mis ondas. Nunca antes lavé lo que es puro. Nunca bañaron mis aguas cuerpos inocentes. A mis orillas sólo venían figuras manchadas, cubiertas de barro. Ahora Cristo, bautizado en mi seno, me enseña a lavar la culpa. Juan, la voz del Verbo, testimonia conmigo y grita. He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Creyentes, gritémosle: ¡Gloria a Ti, Dios revelado, que nos lavaste de nuestras faltas!" (o.c, pp. 228-229). En fin, un recuerdo para Juan el Bautista, cuya gloriosa figura queda tan venerada en la iconografía oriental: " ¡Cuerpo luminoso, Precursor de Cristo, fruto de las entrañas de una madre estéril, amigo del Hijo de la Virgen, al que adoraste saltando en el regazo materno y al que bautizaste en el seno del río Jordán! Ruega por nosotros, pídele nos libere de las tormentas destructoras. Como un amante del Espíritu, como una golondrina mensajera de la gracia divina, has mostrado a Tos hombres los designios del Rey de la gloria nacido de la Virgen Inmaculada. Has hecho descubrir a los pecadores su culpa y les has trazado el camino de la vida proponiéndoles un bautismo de penitencia", (o.c. pp. 237-238). 71
LITURGIA DE LAS HORAS
ENERO 1 2 3 4 5
20. LECTURAS BÍBLICAS PARA LA LITURGIA DE LAS HORAS
Para la hora de Lectura, o bien para la de Laudes o Vísperas si en ellas se quiere leer un pasaje más amplio, el ciclo bienal del Breviario propone estas lecturas. De las dos series, sólo la que está como primera columna aparece en el Breviario, y es la que se sigue los años impares. En los pares es mejor buscar la segunda serie de citas. Aparecieron unos comentarios a modo de monición introductoria a cada lectura en Oración de las Horas n. 47 (1973) 247-252 (de P. Tena: años pares) y _n. 58 (1974) 15-20 (años impares).
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11,1-10
I sa ías
11,1-10
5,21-6,4
Efesios Hechos 1 Juan Éxodo Cantar Cantar Cantar
5,21-6,4 6,8-15,7,1-2a.44-60 1,1-2,3 1,8-16.22 1,1-8 1,9-2,7 2,8-3,5
6,8-7,20.44-59 1,1-2,3 1,8-16.22 1,1-14 1,15-2,3 2,4-15
6 Epif. Isaías 7 Isaías 8 Isaías 9 Isaías 10 Isaías 11 Isaías 12 Isaías
2,9-17 2,16-3,4 3,5-16 3,17-4,1 4,2-18
Hebreos Cantar Cantar Cantar Cantar
2,9-17 4,1-5,1 5,2-6,1 6,2-7,10 7,11-8,7
60,1-22 61,1-11 62,1-12 63,7-64,1 64,1-12 65,13-25 66,10-14.18-23
Isaías Isaías Isa ías Isaías Isaías Baruc Baruc
60,1-22 54,1-17 55,1-13 56,1-8 59,15-21 4,5-29 4,30-5,9
Dom. Bautismo del Señor 42,1-9; 49,1-9 Isaías
Isaías 42,1-S); 49,1-9
P. FARNES, Vigilia de Navidad. Oficio de la Vigilia: OH 12(1984) *53-*60.
Más material para la Liturgia de las Horas
DICIEMBRE 25 Isaías Dom. Sgda. Familia: Efesios 26 Hechos 27 1 Juan 28 Éxodo 29 Colosenses 30 Colosenses 31 Colosenses
«Hebreos Colosenses Colosenses Colosenses Colosenses
Lecturas patrísticas libres para las ferias del Tiempo de Navidad: OH 12(1979)57-64. Son los sermones de S. Bernardo sobre el Cantar de los Cantares. J.M. VERNET, Experiencia de la fe y del amor. Primera carta de san Juan, lectura para Navidad: OH 12(1980)273-277. P. FARNES, La carta a los Colosenses como lectura del Tiempo de Navidad: OH 12(1980)284-291. A. OLIVAR, San Jerónimo en Belén: OH 12(1982)301-308. 73
21. OFICIO DE LECTURAS PARA INICIOS DE AÑO P. TENA
El hecho de iniciar un año civil es una ocasión de reflexiones cristianas y acción de gracias a Dios. No obstante, el día 1 de enero es una solemnidad que no admite cambios en los textos de la celebración litúrgica, ni en la misa ni en la liturgia de las horas. De ahí que las vigilias de año nuevo que se hacen en algunos lugares, no son celebraciones litúrgicas propiamente tales, sino reuniones de plegaria de organización privada. La finalidad del esquema del oficio de lecturas que se presenta aquí es ofrecer material para las comunidades que quieran celebrar, a modo de "celebración votiva ", el inicio del año. La posibilidad de una celebración de este tipo se basa en la IGLH nn. 244-252, especialmente este último apartado. Esto puede ser adecuado en algunos de los primeros días del año, entre el día 1 y el 6 de enero. No obstante esta posibilidad, quizás las comunidades que celebran habitualmente el oficio de lecturas, harán mejor siguiendo el ritmo de los textos previstos para estos días. En cambio, otras comunidades que habitualmente no lo celebran, podrían hacerlo según este esquema, aprovechando unos momentos de descanso —retiro, vacaciones...— iniciándose de este modo en el esquema del oficio de lecturas.
1. Saludo. Motivación. Invocación. 2. Himno. Escoger un canto que destaque la alabanza por la presencia del Señor en la vida de los hombres, el deseo de caminar hacia delante, la acción de gracias, la alabanza... Ejemplos: MD 601, "Marcha de la Iglesia"; "Juntos para soñar"; MD 635, "Juntos como hermanos" (un largo caminar); "Éxodo y liberación" (peregrino, ¿a dónde vas?); "Iglesia peregrina de Dios"; MD 649, "Hacia ti morada santa"... 74
3. Salmodia. He aquí algunos salmos más adecuados a esta celebración: - Salmo 64. Solemne acción de gracias por la abundancia de los dones de Dios, en los hombres y en las cosas. Puede utilizarse la misma antífona del salterio (laudes del martes II). - Salmo 89. Meditación sobre la eternidad de Dios y la finitud del hombre, invocación de Dios sobre el trabajo de los hombres. Puede utilizarse la antífona del salterio (oficio de lecturas del jueves III), o la frase bíblica que precede. - Salmo 101. Plegaria de los que se encuentran lejos del país. Tiene unos acentos de tristeza y de arrepentimiento que pueden ser adecuados para este oficio, junto a una confesión de la eternidad de Dios. Este salmo puede recitarse entero, con una de las antífonas que lo acompañan en el salterio (oficio de lectura del jueves IV), o bien dividido en dos partes, y acompañando entonces al salmo 64. - Salmo 138. Reconocimiento de la intervención de Dios en la vida de los hombres, y cántico a su omnipresencia providente. Puede recitarse con la antífona segunda del salterio (vísperas del miércoles IV). Para el oficio de lecturas deben escogerse tres salmos, o bien un salmo entero y otro dividido en dos partes, o bien un salmo dividido en tres partes (p.e. el 101). 4. Lecturas - Primera lectura. Debe escogerse una lectura bíblica que corresponda claramente al tema. He aquí algunos ejemplos, de los que el primero es el más recomendable, a causa de su proximidad con el tema navideño. - Hebreos 1,1-12. La presencia y el misterio de Cristo, plenitud de la historia. Jesucristo, hijo de Dios vivo por los siglos de los siglos. - Eclesiástico (Sirácida) 18,1-14. Dios dirige el universo, los días del hombre están contados. - 2 Pedro 3,1-18. Vivir en justicia, esperando los cielos nuevos y la tierra nueva. - Segunda lectura. Se proponen dos textos papales sobre el sentido del año y del tiempo. Debe escogerse uno, según las preferencias, y según el acento que quiera darse al conjunto. PABLO VI DURANTE LA RECEPCIÓN AL CUERPO DIPLOMÁTICO ACREDITADO ANTE LA SANTA SEDE (15-M977) Por encima de todas las vicisitudes que puede reservarnos el presente año, 75
es la esperanza la que nos anima y es también la esperanza la que, en primer lugar, os invitamos a compartir con Nos. Sin ella, no solamente seríamos desgraciados, sino que nada nos atreveríamos a emprender. Hay en ella, por otra parte, en su tenacidad, un misterio de la conciencia humana. Al celebrar el comienzo de todo año nuevo, los hombres y los pueblos dejan que hable su esperanza. Más fuertes que las ilusiones reiteradas y los escepticismos hastiados, recobra vida siempre la esperanza. La causa es que se alimenta de una fuente que nuestros despiltarros o nuestras negligencias son incapaces de agotar. Para Nos, Dios es esta fuente; El que ha creado el corazón humano y su deseo absoluto. Y al entrar él mismo en la aventura humana por medio de la Encarnación de su Hijo, Dios la ha abierto más todavía sobre un horizonte de luz, de paz y de amor eternos. De estos bienes preciosos nos da desde esta vida, con sustanciales pruebas, un gusto inalterable. He aquí la Buena Nueva de la fe cristiana. Ella lleva en sí misma su seducción y su fuerza de persuasión; capaces de regenerar y de fortalecer la esperanza humana, incluso entre los que no comparten nuestra fe. Es una Buena Nueva de paz. Pero ella no impide que seamos realistas, sino todo lo contrario. El mundo al que se dirige ahora es un mundo presa de la violencia. Como un fuego mal apagado, dispuesto a reanudarse al primer soplo, la violencia queda oculta y, durante este tiempo, continúa sus destrozos; citemos, a título de ejemplo, una criminalidad que no rechaza medio alguno, sabotajes monstruosos, la sucesión de terrorismos y de represiones; las condenas arbitrarias; la opresión de pueblos enteros por poderes inhumanos que no respetan las libertades y los fundamentales derechos, ni siquiera las conquistas de las civilizaciones precedentes, etc.
JUAN PABLO n, HOMILÍA DURANTE LA MISA DE AÑO NUEVO (1-1-1979) El primer día del mes de enero; el primer día del Año Nuevo. Al entrar hoy por las puertas de esta basílica desearía, juntamente con todos vosotros, queridísimos hermanos y hermanas, saludar este año; querría decirle: ¡Bienvenido! El año es la medida humana del tiempo. El tiempo nos habla del "transcurrir", al cual está sometido todo lo creado. El hombre es consciente de este transcurrir. Pasa no solamente en el tiempo, sino que a la vez "mide 76
el tiempo" de su paso: tiempo compuesto de días, semanas, meses y años. En este fluir humano existe siempre la tristeza de la despedida al pasado y, al mismo tiempo, la apertura al futuro. Justamente esta despedida del pasado y esta apertura al futuro está inscrita, mediante el lenguaje y el ritmo de la liturgia de la Iglesia, en la solemnidad del nacimiento del Señor. El nacimiento habla siempre de un comienzo, del comienzo de aquello que nace. El nacimiento del Señor habla de un singular comienzo. En primer lugar habla del que precede a un tiempo cualquiera, del principio que es Dios mismo, sin comienzo. Durante esta octava nos hemos alimentado, todos los días, del misterio de la perenne generación de Dios, del misterio del Hijo engendrado eternamente por el Padre: "Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado'.' En estos días además, hemos sido, de forma particular, testigos del nacimiento terreno de este Hijo. Al nacer en Belén, de María Virgen, como hombre, Dios-Verbo, acepta el tiempo. Entra en la historia. Se somete a la ley del fluir humano. Cierra el pasado: con El termina el tiempo de expectación, es decir, la Antigua Alianza. El abre el futuro: la Nueva Alianza de la gracia y de la reconciliación con Dios. Es el nuevo " i n i c i o " del tiempo nuevo. Todo año nuevo participa de este inicio. Es el año del Señor. ¡Bien venido el año nuevo!
5. Responsorios. Después de cada lectura conviene cantar un responsorio que, de algún modo, ayude a meditar la lectura proclamada. Algunos cantos adecuados para esto pueden ser: MD 709, "Por siempre yo cantaré"; MD 707; "Por los siglos, Señor"; MD 704, "En Dios pongo mi esperanza". También algún cántico navideño. Conviene evitar el canto de salmos. 6. Homilía. Después de cada lectura, o al final de las lecturas, puede hacerse una homilía, o un rato de silencio, o ambas cosas. Como comentarios válidos sobre el tema del año nuevo, vale la pena señalar el de J. Ratzinger, Palabra en la Iglesia, en el capítulo "Meditación en la noche de san Silvestre", Sigúeme, Salamanca 1976, pp. 294-299. También son interesantes las reflexiones de K. Rahner en Él año litúrgico, Herder, Barcelona 1966, pp. 21-24, y en Fieles a la tierra, Herder, Barcelona 1971, pp. 51-57. 7. Himno de alabanza. Se canta el Te Deum u otro himno de alabanza. 8. Oración conclusiva. Se recita la oración del misal prevista para el comienzo del año civil. Cfr. oraciones ad diversa n. 24: Misal Romano p. 864 y se concluye el oficio con la bendición correspondiente también al comienzo del año, Misal Romano p. 516. Se encuentran textos parecidos en este Dossier p. 60. 77
22. HIMNOS PARA NAVIDAD
RUFINO GRANDEZ
speramos tenga su utilidad presentar aquí unos himnos para Navidad. Cierto que el libro de la Liturgia de las Horas recoge bastantes piezas poéticas para este tiempo, buena parte de ellas todavía sin musicalizar. Cánticos de Navidad pensados con frecuencia para momentos espirituales distintos del Oficio Divino, versos a veces de nuestra literatura clásica, de una exquisita belleza, por ejemplo: "Norabuena vengáis al mundo...", o "Reyes que venís por ellas...".
E
También la liturgia latina ha sido abundante en cantos de Navidad. Estos sí himnos litúrgicos, de estructura estrófica y doxología conclusiva. La tradición latina ha ido a pedir versos al máximo poeta cristiano Aurelio Prudencio. Este, sobre el año 405, a los 57 de edad, publicaba sus obras. Tiene un himno de 29 estrofas para el 25 de diciembre. Otro de 52 para la Epifanía. De este himno, quienes han rezado el antiguo Breviario (o rezan hoy en latín), recordarán estos versos: Audit tyrannus anxius (inocentes), Sálvete, flores martyrum (Inocentes), O sola magnarum urbium (Epifanía), Quicumque Christum quaeritis (Transfiguración). A un grupo de estrofas se les acoplaba una doxología con la misma métrica y teníamos un himno litúrgico. De nuestra parte, aquí, en "el sabor de los textos", presentamos estos intentos de himnos para Navidad. Conforme a la tradición del culto cristiano en Navidad recalcamos fuertemente el misterio de la divinidad del recién Nacido. 78
EN EL PRINCIPIO DE TODO Estos cuatro himnos para el día de Navidad (primeras Vísperas, Oficio nocturno, Laudes matutinos y segundas Vísperas) tienen una cierta temática orgánica: I. El Nacimiento contemplado en los precedentes de la Historia salutis. II. El Nacimiento contemplado en el misterio de la Paternidad divina. III. El Nacimiento como la venida del Esposo a la tierra. IV. El Nacimiento culminado en la Gloria del cielo. Empezamos la contemplación y el gozo navideño con este primer himno que nos lleva a la historia que precede a este momento: El principio eterno en la Trinidad (estrofa primera), el principio de la creación (estrofa segunda); luego la historia salutis de aquel pueblo elegido: el desierto y los Profetas (estrofa tercera). Y al fin el Verbo se hizo carne (estrofa cuarta). Se juntan la historia de Dios y la historia de los hombres (estrofa quinta). Y en esta historia para siempre di vino-humana destacamos la presencia de María (estrofa sexta). De esta manera establecemos la solidaridad de Jesús con la historia de los hombres. Se trata de una solidaridad divina. Para que la música adquiera su sentido, interprétese uniendo la sencillez y el carácter festivo con una cierta amplitud y reciedumbre. Cantar con tranquilidad, pero sin retrasar el ritmo. En el principio de todo cuando la tierra no era, era en el seno del Padre la Palabra Verdadera. Y dijo Dios poderoso, amando, palabras ciertas, y fue la luz y fue el hombre, y en el hombre era su huella. Vino la Nube al desierto, se hizo la voz al Profeta; pregunta si un pueblo tuvo sus dioses nunca tan cerca. Pero la Voz amorosa se ha hecho carne concreta, y entre nosotros el Verbo hoy ha clavado su tienda. Hoy nace humana la Gloria, cobijada en una cueva; hoy pisa historia sangrienta la Paz que del cielo llega. 79
Da fruto la rama virgen, María de gracia llena; ungidos del amor divino por ella los hombres quedan. Adoremos, alabemos la ternura y la grandeza. ¡Gloria a ti, Dios encarnado, gloria a Dios, paz en la tierra! Amén.
OH PADRE, CUYO NOMBRE SANTO Meditación, contemplación, deleite de la paternidad divina. Tal quisiera ser este himno en el misterio de la Nochebuena. ¡Oh Padre...! Este es el título. ¿Cómo descifrar esta palabra beatificante e infinita? Oh Padre, experiencia esencial del hombre, en la fe, que le hace tornar con Jesús al origen (estrofa primera). Oh Padre, experiencia de Jesús, delicia de la vida espiritual de Jesús (su única vida), revelación en el Nacimiento. Solamente en el Hijo conocemos al Padre (estrofa segunda). Oh Padre... todo comienza si empiezas a pensarlo. Esa es la definición del Padre: el origen, origen incluso del Hijo eterno. Lo que tiene ser no tiene otro origen que el Padre (estrofa tercera). Oh Padre..., y nos atrevemos a sumergirnos en el misterio "original" del Hijo, que es el primer y eterno pensamiento, pensamiento esencial al Padre, que de no tenerlo sería la negación misma de la vida del Padre (estrofa 4). Mas... ¿para qué anticipar o repetir en prosa lo que el himno, diendo a la sabiduría de la Iglesia santa, quiere intuir en adoración, penetrando cual mirada que llega al corazón de Dios? Oh Padre..., oh Padre..., pensamiento, contemplación, doxología, vida hoy en nuestra vida contingente. La melodía quiere subrayar el texto, sobre todo en la invocación "oh Padre". La solemnidad y amplitud con la que se canta es la propia de una gran asamblea que ora. Leer con precisión y naturalidad las notas alteradas. Oh Padre, cuyo nombre santo es ser y vida en nuestro pecho, para cantar el divino Nacimiento hoy en el Hijo nacemos de tu seno. 80
Oh Padre nuestro de los cielos, delicia toda de tu Verbo, hoy has llegado a tus hijos peregrinos, Padre de amor, Padre nuestro verdadero. Oh Padre, casa de plegaria, reposo y paz de los deseos, todo comienza si empiezas a pensarlo, todo fenece si dejas de quererlo. Oh Padre, nace el Unigénito, primer y eterno pensamiento; si no engendraras al siempre deseado, fueras tú Padre sin vida, siempre muerto. Oh Padre, cuna de la tierra, escucha, mira, Padre bueno; todos te anhelan, te buscan, ya encontrados, porque llevamos el germen de tu Verbo. Oh Padre, gracia, lumbre, gloria, de ti y del Hijo espira el Beso, oh Trinidad, oh destino para siempre, oh Jesucristo, nacido en nuestro suelo.
Amén. DE LOS COLLADOS ETERNOS Interpretar el misterio del Nacimiento del Señor con una poesía nupcial es, por de pronto, referirnos al Cantar de los Cantares; y es seguir la tradi ción de la Iglesia cuando nos explica en la Ordenación general de la Liturgia de las Horas por qué se lee el Cantar divino en Navidad: "Dios Padre desposó a Dios su Hijo en el instante en que lo unió a la naturaleza humana en el seno de la Virgen, en el momento en que Dios, antes de todos los siglos, determinó que se hiciese hombre al final de los tiempos" (San Gregorio Magno; cf. OGLH 148). El Esposo, la contemplación de cuya belleza es el preámbulo de nuestra felicidad eterna, es el Esposo divino. La divinidad de Cristo es lo que por encima de todo el creyente confiesa ante el Nacido. Divinidad que nos diviniza a su contacto, porque su contacto es transformación de nuestra naturaleza. Y la esposa que entra en la sala nupcial somos nosotros: tullidos, ciegos y sordos — ¡oh, todo lo contrario de lo que se espera de una bella esposa!— pero dignificados para esta divina unión esponsal. Y esta unión se hace en María Virgen. Este es el misterio que cantamos al contemplar a Jesús Esposo en su Nacimiento. 81
I ><• los collados eternos llena, radiante, el Esposo; bello cual rocío, bello, cual rocío luminoso; antes del alba engendrado, hoy muestra su santo rostro. Ya ha entrado en la casa virgen el Emmanuel silencioso; la vida le da María y el resplandor de los ojos; ya tiene el Esposo nombre para el amor y el coloquio.
Mirad la sala nupcial: tullidos, ciegos y sordos, y basta su cuerpo solo; la criatura es esposa de Dios en cuerpo amoroso. ¡Honor al Hijo del Rey con los cánticos sonoros! ¡Oh Cristo, talle divino con gemido doloroso, alegres te bendecimos, deseado, bello Esposo!
Vedle venido del Padre, contempladle t o d o hermoso, Esposo de pecadores, hombre sin mancha de lodo, el Hijo que diviniza al contacto de su gozo.
Amén!
DE DIOS NACE LA GLORIA Y A DIOS VUELVE El día de Navidad, inicio de una octava plena, culmina en las segundas Vísperas. El tema de este himno es la Gloria. Sin salir de la celebración específica del misterio del Nacimiento estamos pensando en la gloria consumada, y por eso el himno empieza: De Dios nace la Gloria y a Dios vuelve. No se puede celebrar la Natividad del Señor separada del misterio de la Trinidad, principio y fin. Contemplando esa Gloria de la Trinidad, irradiando, abrasando, en la cuna del Hijo nacido. Volvemos sobre la realidad divina del Hijo. El es el Creador, tema que ha estado constantemente presente en la tradición litúrgica navideña. Gime en las pajas "et in caelis regnat".
es nuestro Verbo que habita en el cielo y que hoy y para siempre es Verbo Emmanuel. La doxología quiere estar bañada en este mismo misterio de Gloria. Tras haber celebrado el santo día de la Navidad, la melodía subraya la serenidad de quien ha captado y contemplado el misterio. Cantar sin retrasar, dándole un poco más énfasis a la segunda parte de cada estrofa. De Dios nace la Gloria y a Dios vuelve y en el Hijo nacido está abrasando; ¡oh mundo de dolor, bañado en fuego, exulta y goza, limpio de pecado! Gimes, lloras cual lloran los nacidos, pero en el cielo, ¡oh Niño!, estás reinando, y sin alzar la mano creadora por t u poder el orbe va girando. Dios y el hombre se juntan en tus venas, un solo corazón y eterno abrazo; las pajas nos anuncian las espinas, y la estrella, la luz tras el Calvario. Esa vida que surge en oleada desde tus ojos seca nuestro llanto; los videntes de Dios, a ti inclinados, a ti, Inmortal amado, t e adoramos. Hoy es fiesta celeste y fiesta nuestra por el Verbo Emmanuel, Dios humanado; la tierra se ha hecho cielo, Dios la habita, y el cielo se abre al Hijo y los hermanos. Inunde la alabanza y la alegría el misterio divino que cantamos: ¡oh Cristo t o d o santo, bien perfecto, eternamente seas alabado! Amén.
La visión del Niño, nimbado de la Gloria que le pertenece, la Gloria del Padre, nos lleva al misterio de la Resurrección. Contemplamos simbólicamente, en la unidad del misterio, la Resurrección de Jesús en la estrella evangélica: las pajas nos anuncian las espinas, I y la estrella, la luz tras el Calvario.
— En OH 12(1982) apareció la música para estos cuatro himnos, compuesta por F. Aizpurúa.
En la misma atmósfera de Gloria proclamemos: Hoy es fiesta; fiesta celeste y fiesta nuestra. Hoy se consigue el cielo. El cielo queda abierto, como en el día de la Resurrección del Señor. El cielo es nuestro porque
— En OH 11(1978) y 12(1984) los mismos autores publicaron otros himnos para este tiempo de Navidad. Y en OH 12(1985) una celebración de Nochebuena, con letras para cantar el "Noche de paz".
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podría pensar que en un monasterio habría que proclamarlo en las primeras Vísperas, que es la celebración inaugural de la Navidad. Pero como estas primeras vísperas no son ningún elemento extraordinario en la vida de una comunidad religiosa y sí, por el contrario, lo puede ser la Vigilia nocturna, creemos mejor que la Calenda tenga su lugar en esta celebración más extraordinaria y, por tanto, más característica de la Navidad. La Vigilia es una de las Horas que la liturgia propone, con su carácter nocturno: aunque la mayoría de las comunidades lo que celebran es el Oficio de Lectura, independiente de toda connotación horaria. En Navidad esta Hora es bueno que se celebre en las comunidades con todas sus características, y no como un simple Oficio de Lectura.
OTRAS CELEBRACIONES
23. LA CALENDA O EL PREGÓN DE NAVIDAD P. FARNES
a Calenda o anuncio festivo de la Navidad, rito heredado de la antigua liturgia romana, puede tener un papel interesante a la hora de dar expresividad a la celebración de esta fiesta. No es que haya que considerarla como una de las partes de la celebración, ni como uno de los elementos constitutivos de la dinámica celebrativa de este día, sino sólo como uno de aquellos ritos que podrían llamarse "ambientativos", es decir, que sin tener gran entidad en sí mismos, pueden tener en cambio gran fuerza y eficacia para dar el colorido propio a la celebración, sobre todo cuando se trata de los días más importantes del año litúrgico. Se podría comparar esta Calenda a lo que representa al inicio de la Misa o de la Liturgia de las Horas el canto del himno, o lo que es la procesión con el Cirio y el Pregón en la inauguración de la Vigilia Pascual. Además por su repetición anual en esta fiesta, y por su lenguaje popular —fácilmente asequible al Pueblo cristiano— puede resultar un factor interesante en las actitudes y en la ambientaciónde la Navidad.
L
En los monasterios El anuncio de la celebración de Navidad en el oficio de Prima, el 24 de diciembre, en las catedrales y monasterios, era uno de los ritos más característicos de la Navidad. Por eso es en los monasterios donde puede realizarse con mayor resonancia emotiva esta Calenda. Como quiera que este anuncio o pregón tiene su mejor sentido dentro de la celebración que inaugura las fiestas del nacimiento del Señor (sean las primeras vísperas, o el oficio de lectura, o la Misa de medianoche...) se 84
El modo concreto de hacer en ella el anuncio de la Calenda podría ser: a) se empieza el Oficio de Vigilia, presidido o por uno de los presentes en la comunidad o por el que luego presidirá la misa, revestido en este caso únicamente con alba y estola; b) después del segundo responsorió puede prolongarse la Vigilia con los cánticos propios de Navidad (cfr. Liturgia de las Horas, vol. I, pp. 13551358) y el evangelio de la misa de Vigilia de Navidad (a no ser que haya otros fieles y no se vea conveniente prolongar esta Vigilia); c) durante el segundo responsorió (o después del evangelio, si se ha querido prolongar la Vigilia), todos los que deben participar en la procesión de entrada de la misa (celebrante, diáconos, acólitos) se retiran para revestir la casulla o tomar el incienso y los ciriales; d) terminado el segundo responsorió, un solista, desde el ambón, proclama o canta la Calenda que puede acompañarse con un fondo musical muy suave; e) terminada la Calenda, los cantores entonan inmediatamente el Gloria a Dios en el cielo; durante este canto los ministros —tanto si han participado en el Oficio de Vigilia como si sólo participan en la misa— entran solemnemente en la Iglesia, revestidos ya para la misa; el que preside inciensa el altar. Luego la misa continúa como habitualmente a partir de la colecta.
En las parroquias También es muy conveniente introducir esta Calenda en la celebración de las parroquias y comunidades cristianas. Se trata de incorporarla en el rito de entrada: anteponer sin más el pregón a la entrada de los ministros resultaría probablemente un "ex-abrup85
t o " falto de ambientación. Pero en el rito de entrada tampoco habría que romper su dinámica interior. Por tanto podría procederse así: a) procesión solemne de entrada (a ser posible con incienso, cirios, canto festivo, discurriendo los ministros por el centro de la iglesia), para dar ya el tono de celebración festiva extraordinaria; b) al llegar al altar, incensarlo festivamente; c) llegados los ministros a la sede, después del saludo y unas breves palabras de introducción, un cantor, desde el ambón, podría proclamar la Calenda; el Misal (p. 407, rúbrica n. 3) indica expresamente que entre el saludo y el acto penitencial un ministro idóneo puede hacer una monición para introducir a los fieles a la misa del día: en este caso la monición sería más festiva y lírica, o sea, el Pregón; d) terminada la Calenda, el que preside podría introducir el acto penitencial, por ejemplo con estas palabras: "Para que nuestra alegría sea más plena, para que la paz que los ángeles anuncian en esta noche nos penetre íntimamente, para que se aleje de nosotros cuanto pudiera perturbarla, pidamos ahora a Dios perdone nuestros pecados e infidelidades y nos dé la paz del espíritu"; sigue un breve silencio; e) y entonces otro ministro recita las invocaciones para el acto penitencial: — "Dios Santo, Señor Jesucristo, que has querido nacer entre pecadores para otorgar a todos el perdón y la paz, Señor, ten piedad; r/ Señor, ten piedad. — Dios Fuerte, Hijo del Altísimo, que has aparecido entre nosotros como un débil niño para darnos la fuerza del Todopoderoso: Cristo ten piedad; / Cristo, ten piedad; — Dios Inmortal, Padre del siglo futuro, que has querido tomar un cuerpo humano para concedernos la inmortalidad: Señor, ten piedad; r/ Señor, ten piedad"; "Dios todopoderoso..." f) Y entonces se entona el canto solemne del Gloria. TEXTO DE LA CALENDA Os anunciamos, hermanos, una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo; escuchadla con corazón gozoso: Habían pasado miles y miles de años desde que, al principio. Dios creó el cielo y la tierra 86
y, asignándoles un progreso continuo a través de los tiempos, quiso que las aguas produjeran un pulular de vivientes y pájaros que volaran sobre la tierra. Miles y miles de años, desde el momento en que Dios quiso que apareciera en la tierra el hombre, hecho a su imagen y semejanza, para que dominara las maravillas del mundo y, al contemplar la grandeza de la creación, alabara en todo momento al Creador. Miles y miles de años, durante los cuales los pensamientos del hombre, inclinados siempre al mal, llenaron el mundo de pecado hasta tal punto que Dios decidió purificarlo, con las aguas torrenciales del diluvio. Hacía unos 2.000 años que Abraham, el padre de nuestra fe, obediente a la voz de Dios, se dirigió hacia una tierra desconocida para dar origen al pueblo elegido. Hacía unos 1.250 años que Moisés hizo pasar a pie enjuto por el Mar Rojo a los hijos de Abraham, para que aquel pueblo, liberado de la esclavitud del Faraón, fuera imagen de la familia de los bautizados. Hacía unos 1.000 años que David, un sencillo pastor que guardaba los rebaños de su padre Jesé, fue ungido por el profeta Samuel, como el gran rey de Israel. Hacía unos 700 años que Israel, que había reincidido continuamente en las infidelidades de sus y por no hacer caso de los mensajeros que Dios le enviaba, fue deportado por los caldeos a Babilonia; fue entonces, en medio de los sufrimientos del destierro, cuando aprendió a esperar un Salvador que lo librara de su esclavitud y a desear aquel Mesías que (os profetas le habían anunciado y que había de instaurar un nuevo orden de paz y de justicia, de amor y de libertad.
Finalmente, durante la olimpiada 94, el año 752 de la fundación de Roma, el año 14 del reinado del emperador Augusto, cuando en el mundo entero reinaba una paz universal, hace 19 años, en Belén de Judá, pueblo humilde de Israel, ocupado entonces por los romanos, en un pesebre, porque no tenía sitio en la posada, de María virgen, esposa de José, de la casa y familia de David, nació Jesús, Dios eterno. Hijo del Eterno Padre, y hombre verdadero, llamado Mesías y Cristo, que es el Salvador que los hombres esperaban.
24. LA BENDICIÓN DE LOS PESEBRES
El es la Palabra que ilumina a todo hombre, por él fueron creadas al principio todas las cosas; él, que es el camino, la verdad y la vida, ha acampado, pues, entre nosotros. Nosotros, los que creemos en él, nos hemos reunido hoy (en esta noche santa), o mejor dicho, Dios nos ha reunido, para celebrar con alegría la solemnidad de Navidad, y proclamar nuestra fe en Cristo, Salvador del mundo. Hermanos, alegraos, haced fiesta y celebrad la mejor noticia de toda la historia de la humanidad.
Un rito que, como el canto de la Calenda, puede ayudar a vivir los misterios del Nacimiento del Señor, es la bendición del pesebre. Este rito lo han realizado en las últimas navidades Pablo VI y Juan Pablo II. Esta bendición puede hacerse tanto con referencia al pesebre que acostumbra colocarse en las iglesias como con los que se ponen en las casas de los fieles, en los Monasterios o en otras residencias. Si se trata de un pesebre colocado en la iglesia, la bendición puede hacerse antes o después de alguna de las celebraciones con que se inauguran las fiestas de Navidad. Lo que no parecería conveniente es anteponer a una misma celebración el canto de la Calenda y la bendición del pesebre.
RITO DE LA BENDICIÓN Si la bendición se hace antes de la Misa, terminado el canto de entrada y dicha la salutación inicial, el celebrante dirige al pueblo la monición introductoria. Si la bendición se hace antes de Vísperas, la monición introductoria puede hacerse después del Dios mío, ven en mi auxilio, y antes del himno. Si la bendición se hace después de la Misa, terminada la oración después de la comunión, se entona un canto navideño durante el cual se coloca la imagen del Niño Jesús en el pesebre. Concluido el canto, el celebrante dirige al pueblo la monición introductiva.
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— Si la bendición se hace al final de las Vísperas, después de la oración conclusiva de las mismas, se entona un canto navideño durante el cual se coloca la imagen del Niño Jesús en el pesebre. Concluido el canto, el celebrante dirige a los fieles la monición introductoria. — Si la bendición se tiene independientemente de la Misa o de las Vísperas, puede iniciarse con un canto navideño, después del cual se hace la monición introductoria y la oración de bendición. — Si la bendición la hace un laico, omite el signo de la cruz en la palabra bendecir o bendición.
1. Monición introductoria: Hermanos: Con la celebración de la Eucaristía (de las Vísperas) vamos a dar inicio (hemos dado inicio) a las solemnes fiestas de Navidad de este año 1981. Durante estos días contemplaremos con frecuencia el misterio de nuestra comunión con Dios que, en Cristo, se ha acercado a nosotros. Meditaremos, asiduamente, el gran amor del Hijo de Dios que ha querido hacerse nuestro compañero de camino en la ruta de los hombres hacia el Padre. El pesebre que vamos a bendecir nos ayudará a recordar con insistencia estas realidades. Dios se encarna para que la humanidad se espiritualice; Dios se hace hombre para que la humanidad participe de la vida divina; Dios se hace miembro de la familia humana para que los hombres, asumidos en Dios, participen de su Espíritu Santo. Las fiestas de Navidad, que hoy inauguramos, culminarán en la noche santa de Pascua que este año celebraremos con gran alegría el próximo 11 de abril. Cristo, a quien hoy contemplamos hecho hombre, precisamente como hombre muere en la cruz, resucita del sepulcro, y es entronizado a la derecha del Padre. Es la muerte, la resurrección y la ascensión de su carne humana la que nos coloca a la diestra de Dios. Por ello, el misterio de la Encamación es como el primer paso de la Pascua de nuestra salvación. La imagen de Jesús hecho hombre que hemos colocado en el pesebre nos ayudará a recordar los misterios que celebramos estos días en la liturgia. Pidamos, pues, a Dios, que la contemplación de este pesebre avive en todos nosotros la fe en que su Hijo vive con nosotros y se ha encarnado para hacernos partícipes de su Pascua. 90
2. Terminada esta monición se hace un breve silencio. Luego el celebrante bendice el pesebre con una de las siguientes oraciones: Oremos: Señor Dios, Padre Santo, que tanto amaste al mundo que entregaste a tu Hijo único nacido de ti antes de todos los siglos: dígnate ben+>decir este pesebre, que será la alegría de esta comunidad (familia) cristiana. Que estas imágenes del misterio de la Encarnación vigoricen la fe de los adultos, reaviven la esperanza de los niños, aumenten en todos el amor. Te lo pedimos por Jesús, tu Hijo amado, que nos ha salvado con su muerte y su resurrección, que incensantemente intercede ante ti por nosotros y vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios por los siglos de los siglos. R/. Amén. (Oración compuesta por el Papa Pablo VI)
O bien: Oremos: Oh Dios, Padre nuestro, tú que tanto amaste al mundo que entregaste a tu único Hijo Jesús, nacido de la Virgen María, para salvarnos y llevarnos de nuevo a ti. Te pedimos que, con tu ben 4- dición, estas imágenes que nos recuerdan cómo Jesús ha querido revelarse a nosotros, sean en nuestra comunidad (en nuestro hogar), signo de tu presencia y de tu amor. Padre bueno, bendícenos también a nosotros, a nuestras familias y a nuestros amigos. Abre nuestro corazón 91
para que sepamos recibir a Jesús en la alegría, hacer siempre lo que él nos pide y verlo en todos los que necesitan de nuestro amor. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, tu Hijo amado, que vino para dar al mundo la paz y vive y reina por los siglos de los siglos. R/ Amén. (Oración compuesta por el Papa Juan Pablo II)
Concluida la bendición los fieles pueden adorar la imagen del Niño Jesús. Después, si la bendición se ha hecho unida a la misa o a las vísperas,el diácono o el celebrante despide la asamblea como de ordinario con el Podéis ir en paz.
25. CELEBRACIÓN DEL FIN DE AÑO La constante epifanía de Dios La primera epifanía de Dios es t o d o el mundo creado, y el hombre en el m u n d o . Desde el principio, el mundo visible hablaba al hombre de su Creador invisible. Y también hoy habla de El. Y sin embargo, como nos ha dicho el profeta Isaías, "las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos". El m u n d o que no es epifanía de Dios sigue siendo gigantesco, potente, rico, pero, a la vez, se hace amenazador. Sed testigos de la epifanía de Dios en el m u n d o . Que el hombre, dentro del m u n d o , reconozca dentro de sí una epifanía particular de Dios. Sobre t o d o la solemnidad de hoy proclama la epifanía divina: hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo. La noche de Navidad del Señor los pastores vieron en los campos de Belén la luz y fueron a adorarlo. Hoy vienen los Magos de Oriente. Los guía una estrella. Vienen y adoran. ¿A quién adoran? Al Niño. Al hombre recién nacido. Al nombre que es una epifanía particular de Dios. En el Niño nacido en Belén reconocieron el último Don que el Padre Eterno hace al hombre. En este Don, el hombre, dentro del m u n d o , aparece como una epifanía particular de Dios. Lo era desde el principio, creado a imagen y semejanza de Dios. Pero Cristo ha vendió para que el hombre puede reconocer en sí una epifanía particular de Dios. Juan Pablo II, homilía en la fiesta de la Epifanía, 1982 92
En torno al 31 de diciembre y 1 de enero, muchas comunidades organizan una celebración en la que se reflexiona a la luz de Cristo sobre el año que empieza. Y su reflexión se convierte en oración. Un esquema posible podría ser el que aquí ofrecemos. A rellenar —evidentemente— con los datos concretos de cada año y de cada comunidad. El énfasis debería ponerse en la acción de gracias y en la esperanza cara al nuevo año. Todos necesitamos ánimos, visión optimista de la historia. Esta celebración quiere compartir la esperanza cristiana, con una visión cristiana del correr del tiempo y de la tarea que a todos nos toca en la historia.
1. Saludo del presidente. Motivación. Invitación. 2. Canto de entrada: "Marcha de la Iglesia", "Juntos para soñar", " J u n t o s como herm a n o s " (un largo caminar), " É x o d o y liberación" (peregrino, ¿a dónde vas?), "Iglesia peregrina de Dios", "Hacia ti morada santa"... Si se quiere dar un tono mariano a la celebración: "Sta. María del c a m i n o " (ven con nosotros al caminar...), "Santa María de la esperanza" (manten el ritmo...). 93
3. Profecía o pregón de año nuevo. Por ejemplo el de A. Iniesta, en su libro A la buena de Dios, pp. 25-29. Con las oportunas glosas o abreviaciones, y leído entre dos lectores. Se le pueden intercalar estrofas breves, enlazándolo así con el canto de entrada...
8. Aspectos deficitarios del año que termina, en clima de petición de perdón: todos somos solidarios de la culpa: entre dos, enumerar brevemente los acontecimientos y las direcciones más lamentables del año, a los mismos niveles que los positivos de antes.
4. Lectura bíblica: elegir una que refleje la marcha de la historia, la plenitud que ésta adquiere en Cristo, o la confianza en Dios, conductor de la vida y del tiempo... Proponemos éstas:
9. Canto de petición de perdón. Ps 50: perdón, Señor, perdón.
— Ef 1,3-14 (nos ha bendecido... antes de la creación... el designio que ha decidido realizar en la plenitud de los tiempos...). — Col 1,13-20 (Cristo, la imagen perfecta del Padre, plenitud de toda la historia...). — Mt 5,1-12 (las bienaventuranzas). — Mt 6,25-34 (fe en la providencia; no andar preocupados por el mañana...). — Le 12,16-48 (parábola del hombre rico y sus sueños... recomendación de confiar en la providencia... parábola de los siervos vigilantes... parábola del administrador infiel...). — Ben Sirá (Ecclo) 18,1-14 (Dios dirige el universo... los días del hombre son contados... el Señor comprende, tiene paciencia...). — 2 Pedro 3,1-18 (la historia y la promesa de la vuelta; nuevos cielos y nueva tierra... vivir en la paz).
10. Reflexión personal: balance de la vida de cada uno en el año que termina: aspectos positivos y negativos. ¿En silencio? ¿en diálogo de comunicación? 11. Oración final — litánica, con intervenciones libres, — oración presidencial (con o sin Padrenuestro) — terminar con la bendición solemne del Misal Romano para el comienzo del año.
5. Pausa de silencio y meditación. ¿Canto de respuesta? Ps 64 (Oh Dios, tú mereces un himno en Sión...), Ps 89 (Señor tú has sido nuestro refugio... los siembras año por año...). Si se elige el salmo 64, mejor alternar las estrofas cantadas con otras leídas o proclamadas: por ej. "coronas el año con tus bienes..."). 6. Aspectos esperanzadores del año que termina.entre dos, enumerar brevemente los acontecimientos y las direcciones más optimistas de la historia de este año: a nivel mundial a nivel nacional a nivel de Iglesia a nivel de la propia comunidad 7. Canto de acción de gracias. Ps 135: porque su amor no tiene fin... O bien el "Magníficat". 94
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Ahora es el presente, no es tiempo de pasados. Ahora se nos dice que ESTA. Ahora, como al principio, nuestros ojos están velados, hay que salir del largo sueño, subir a las colinas, descender donde está el gran desierto y a tientas buscar AL QUE ESTÁ EN MEDIO DE VOSOTROS. Pero ¿qué falta nos hace "un Dios" en medio de nosotros? ¿Por qué se le ocurre venir si nosotros no le hemos dicho que venga? ¿para qué viene si está en medio y no le conocemos? ¿qué puede arreglar Dios que no podamos arreglar nosotros? ¿por qué no vienes, Dios, mañana?.... No, no vengo. ESTOY EN MEDIO DE VOSOTROS
26. ORACIONES NUEVAS DE NAVIDAD
A. GINEL
EN MEDIO DE VOSOTROS ESTA EL QUE NO CONOCÉIS En el principio ya existía pero nosotros no sabíamos reconocerle. En el principio ya hablaba pero no entendíamos su palabra. En el principio ya alumbraba pero no veíamos su resplandor. ¿Quién es este Dios empeñado en acampar tan en el corazón de los hombres? ¿Quién es este que viene pero que ya estaba desde el origen? ¿Quién es este cercano pero que creíamos lejos? En el principio todo se hizo por El. En el principio los suyos no le reconocieron. En el principio ya estaba y alumbraba. ¿Quién es esta fuerza de vida? ¿Quién es este rechazo? ¿Quién es esta luz? 96
CON
NOSOTROS
(Una Navidad sin fecha)
Con nosotros, el Dios que nos ha visitado, el Dios que nos ha redimido. Con nosotros, el Dios que ha suscitado una nueva fuerza, el Dios que ha decidido salvarnos, el Dios que ha querido venir. Con nosotros, el Dios que lo predijo, el Dios que se anunció desde antiguo, el Dios que habló por los profetas. 97
Con nosotros, elD ios que elD ios que elD ios que elD ios que
nos ha nos ha nos ha nos ha
librado de nuestros enemigos, sido fiel, perdonado, conducido por el camino.
Con nosotros, elD elD elD elD elD
os de la misericordia, os de la Alianza, os de la promesa, os de nuestros padres, os que sabe acordarse de la palabra dada.
Con nosotros, elD elD elD elD elD
os que libera del temor, os que ama la santidad, os justo que nos pone en caminos de justicia, os de la verdad, os de la palabra.
Con nosotros, elD os que va siempre delante, elD os que está donde estamos, elD os que marcha a nuestro paso, elD os que espera nuestra palabra, elD: os que rompe nuestras esperas, elD os que muestra caminos diferentes. Con nosotros, elD: os que es luz que rompe la noche, elD os que es sol que nace de lo alto, elD os que es palabra sembrada en cada corazón. Con nosotros, elD os que elD ios que elD os que Con nosotros, elD os que elD os que elD os que elD os que
vence la sombra de la muerte, guía nuestros pasos, pone paz en nuestro caminar. llama a conversión, instaura algo nuevo, nos hace levantar la cabeza, anuncia nuestra liberación.
Con nosotros, elD os grande y verdadero, elD ;os pequeño y sencillo, elD os palabra y silencio, elD ios promesa y signo de contradicción, elD ios nacido de María Virgen por obra del poder del Espíritu. Con nosotros, el-Dios-con-nosotros.
27. MONTAJES AUDIOVISUALES
EL MISTERIO DE NAVIDAD. Montaje de las etapas del A.T. hasta 1» llegada del Salvador. 48 diapositivas. Edic. castellana y catalanu (Claret). ¿QUIEN MATO LA NAVIDAD? 24 diapositivas, todas ellas con «ruin cios comerciales. Una buena ayuda para no sucumbir a la avalancha navideña de la sociedad de consumo ("llénese de Navidad... on Kl Corte Inglés", "la Jijonenca nos une en Navidad" "ponga en mi vldii el auténtico sabor de Navidad: El Gaitero"...). (Edic. D. Hosco), PALABRA VIVA. 24 diapositivas cada una de estas series: Jnmix IJI humanidad espera la liberación. No temas, María. Eneontrnici» un niño. Dios con nosotros. Epifanía. (Paulinas). EL MISTERIO DE ESPERANZA. Y NAVIDAD. 80 diapoaltivHH ' •'• quesis del ciclo entero de Navidad. Castellano. (SM.). EL CENTINELA. A quién esperamos. Quién es el MOSÚIH. ¡Ul tlln vas, con guía en castellano y catalán. (Claret). VIDA DE JESÚS. Montajes varios: El precursor. El nacimiento, |,n cia y la adolescencia de Jesús. Cada uno, 30 diapoHilIvm», (taUlio1 castellano (Claret). JESÚS DE NAZARET. Del film de Zeffirelli. I. Kl anuncio Kl un» lini' •• to y la infancia de Jesús. El bautismo de Jesús. (Clurcl)
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28. MAS MATERIAL 1. VARIOS, Viure, ara, la fe (Advent-Nadal—Quafesma—Pasqua), Montserrat 1978, 48 pp. Para Navidad, pp 19-28 2. A. INIESTA, J.L. CORTES, A la buena de Dios, PPC, Madrid 1978: "profecía de Navidad", pp. 19-24; "profecía de año nuevo", pp. 25-29; "profecía del manifiesto", pp. 31-36 3. Solemne Vigilia de Año Nuevo (—• Celebr. de la Palabra de Dios 78) S. Pío X, Salamanca 1972, 40 pp. 4. VARIOS, El Misterio de Navidad: Didascalia (Argentina) 10(1980) 589-644 (catequesis, escenificaciones). 5. H. OOSTERHUIS, Tú eres un amigo difícil, Sigúeme, Salamanca 1974: en pp. 52-54, "canción de Navidad". 6. Nadal: Jesús a casa. Recull de materials a carree del Departament d'expressió i animado de la fe, Escola d'Esplai, Garitas, Barcelona, 52 pp. 7. R. GONZÁLEZ, Nos ha nacido un Salvador (meditación); OH 12 (1981)265-269 8. Celebración prolongada de la Vigilia de Navidad. Folleto con cánticos y antífonas (Benedictinas, Anglí 55, Barcelona 17) 9. Celebración cantada de la liturgia de las Horas (D. Cois). Fase. 1: Laudes y Vísperas dominicales de Adv. Nav. Fase. 6: Laudes y Vísperas feriales de Adv., Nav., Edit. Regina. 10. P. TENA, El Leccionario ferial de Navidad. Una propuesta de reorganización: Phase 125(1981)427-432. 11. J. LLOPIS, Navidad en familia (= colección "Celebrar" n. 7), CPL, Barcelona 1982 40 págs. 12. P. FARNES, Las lecturas bíblicas del tiempo de Navidad: OH (1985) 13. VARIOS, Celebrar la venida del Señor: Adviento, Navidad, Epifanía (Dossiers CPL 44), Barcelona 1990, 84 págs. 100