%&ar' (eer
)n cuadernos *olíticos con n+mero n+mero -, &é'ico &é'ico ./., )ditorial )ditorial )ra octure0diciemre octure0diciemre 1234 pp. 5044.
8laus 9ffe 6a teoría política lieral del siglo :;: y el mar'ismo clásico coincidían plenamente en un importante punto" punto" tanto &ar como co mo sus su s contemp contemporán oráneos eos lierales lierales %&ill y
amena>as as igualita igualitarias rias de la sociedad sociedad d masas masas y de la polític políticaa democrá democrática tica de masas, amena>as amena>as que a su parecer, conducirían conducirían necesariamente necesariamente a la tiranía y a la “legislación “legislación de clase” llevada llevada a cao cao por la mayoría mayoría desposeíd desp oseídaa e ignoran ignorante te..1 &ar', por su parte, anali>ó la 8onstitución democrática democrática francesa de 13-3 como una forma política que e'aceraría las contradicciones contradicciones sociales al retira retirarr las las garan garantía tía políti política cass a la clase clase socialm socialment entee domin dominant antee y dar dar el pode poderr político a la clase clase suord suordina inada da.. )n conse consecu cuen encia cia %alega %alegaa a% % las las cond condici icione oness demo democrá crátic ticas as permi permitir tirían ían a la clase clase proletaria proletaria cuestio cue stionar nar los fundamentos fundamentos sociales de la sociedad sociedad urguesa.4 ?i contem contempla plamo moss la e'perie e'perienc ncia ia de las las socie sociedad dades es capital capitalist istas as en el siglo siglo ::, dispon disponem emos os de aundan aundantes tes prueas prueas que contradicen esta =ipótesi =ipótesiss del siglo :;: acerca acerca de la incomp incompati atiilid ilidad ad de la demo democr crac acia ia de masas, defi defini nida da como como sufr sufrag agio io un vers versal al e igua iguall a!o a!o una una form formaa pres presid iden enci cial al o parlamentaria de goierno, y la liertad urguesa, definida como producción asada en la propiedad privada privada y en el traa!o traa!o asalariad asalariadoo “lire”. “lire”. @ la coe'iste coe'istencia ncia de estas dos formas formas se la =a llegado llegado a conocer como democracia lieral. ?in duda alguna, el surgimiento de regímenes fascistas en algunos de los países capitalistas centrales atestigua la continua e'istencia de tensiones y contradicciones entre la Ésta es una versión corregida y aumentada de una ponencia. El autor ha recibido numerosos y útiles comentarios y críticas críticas de sus colegas colegas sobre sobre borradore borradoress anteriore anteriores. s. Esta versión versión se preparó preparó para: “Nuevas “Nuevas formas de intervenc intervención ión gubernamental. esa redonda en honor de !ndre" #honfields$% &'' (ongreso undial de la !sociación 'nternacional de (iencia )olítica% ío de +aneiro% ,rasil% -/0 de agosto de /-12. / 34ase por e5emplo el argumento de +. #. ill sobre los limito necesarios a la e6tensión del derecho igual al voto tal como lo de arrolla en el capítulo 3''' de sus Considerations of Representativ Representativee Government . 2 lucha a de Esta idea est7 e6puesta en los tres escritos políticos m7s importantes de ar6 sobre 8rancia% a saber% La luch clases en Francia 1848-1850 9/1;<% El ieci iecioch ocho o !rum !rumari ario o de Luis !onapa !onaparte rte 9/12< " La #uerra #uerra civil civil en Franci Francia a 9/1=/<. *
economía capitalista y la democracia política y la posiilidad del estallido de tensiones catastróficas a!o el impacto de crisis económicas. *ero tamién es cierto que los países capitalistas más avan>ados =an sido )stados democráticos lierales a lo largo de gran parte del siglo :: y que “todos los )stados urgueses avan>ados importantes son en la actualidad democracias”. )n vista de esta evidencia y e'periencia, nuestra prolemática es la inversa de aquella que afectaa a los escritores clásicos tanto del lieralismo como del mar'ismo. )n tanto ellos pronosticaan la incompatiilidad, nosotros tenemos que e'plicar la coe'istencia de estos dos principios parciales de organi>ación social. &ás concretamente queremos saer" aA a qué mecanismos y disposiciones institucionales se puede atriuir la responsailidad del modelo de coe'istencia que =a demostrado perdurar más allá de todas las e'pectativas del siglo :;:B A cuáles son los límites de tales disposiciones, si es que los =ay. )stos límites o fallas de los mecanismos mediadores los definiremos analíticamente como aquellos puntos en los que las sociedades capitalistas se vuelven no0democráticas o los regímenes democráticos se vuelven no0capitalistas. a con el prolema de cómo e'plicar la compatiilidad- entre los componentes estructurales de la “política de masas” y la “economía de mercado” y luego se aoca, al nivel de cada una de estas dos estructuras, tanto en los factores que contriuyen a esa compatiilidad como en los que la socavan. *ara esto, seguimos el orden de las casillas 1 a - del siguiente esquema"
>. ?herborn% “@ominación del capital y aparición de la democracia$% en Cuadernos $ol%ticos& n. 20% 46ico% /-1;. A #igo este procedimiento bas7ndome en la idea trivial. si no es Bue controvertida% de Bue la compatibilidad% estabilidad% continuidad o “autorreproductibilidad$ de cualBuier sistema social no encuentra suficiente e6plicación en su “inercia$ o en su supuesta “capacidad de adaptación$ sino Bue se puede y debe e6plicar como un proceso de reproducción en el cual las tendencias integradoras pesan m7s Bue las de cambio o alteración.34ase (. #. aier% “?he ?"o )ost"ar Eras and the (onditions for #tability in ?"entieth (entury Cestern Europe$% !D 1% /-1/% 02-. 0
/actores que mantienen la estailidad &odo de participación democrática de las masas #*8$. &odo de dirección económica #)CD$
/actores que parali>an la estailidad
#1$
#4$
#$
#-$
)l mero =ec=o de plantear estas cuestiones implica presuponer, de acuerdo tanto con &ar' como con &ill, que e'iste alguna tensión real entre los dos principios de organi>ación respectivos de poder social y poder político, sociedad de mercado y democracia política, tensión que se dee #y proalemente no se puede indefinidamente$ salvar, mediati>ar y estaili>ar. Eo se trata en modo alguno de una suposición incuestionale. *or e!emplo, 6enin y la tradición leninista niegan que tal tensión e'ista. ?uponen, por el contrario, que =ay una armonía in=erente entre el régimen del capital y las formas democráticas urguesas y que estas +ltimas sirven para defraudar a las masas. )n consecuencia, no tiene ning+n sentido el preguntarnos qué es lo que =ace a la democracia compatile con el capitalismo y cuáles son los límites de esta compatiilidadB la democracia aparece simplemente como la disposición más efectiva y segura para el dominio de la clase capitalista. “6o esencial en la posición de 6enin es que la misma forma de organi>ación del )stado democrático parlamentario es intrínsecamente enemiga de los intereses de la clase orera”, como =a afirmado sucintamente un reciente comentarista.F *or muy plausile y convincente que pueda resultar esta opinión cuando se aplica a la práctica constitucional de Gusia entre 12F y 1215, su generali>ación a la época actual tendría %entre otras consecuencias políticas todavía peores% el efecto de falsear y confundir urdamente la prolemática misma que queremos anali>ar.I @lgunos teóricos ideológicos de la democracia pluralista0elitista promulgan la deformación de imagen0espe!o. ?ostienen %o, para ser más precisos, solían sostener en los años cincuenta y principios de los sesenta% que en el sistema político norteamericano se =a eliminado finalmente la tensión entre ,. Dindess% “ar6ism and )arliamentary @emocracy$% !. ,unt% comp.% 'ar(is m an d emocrac"& ed. Fa"rence and Cishart% Fondres% /-1;. Fenin% en El Est ad o " la Revoluci)n dice: “Fa república democr7tica es la me5or de las armaduras posibles para el capitalismo y% por lo tanto% el capital% una veG en posesión HIJ de la me5or de las armaduras% establece su poder con tanta seguridad y firmeGa Bue ningún cambio de personas% instituciones o partidos en la república democr7tica burguesa puede hacer Bue se tambalee$. #iguiendo la tradición leninista Bue concibe al Estado como un mero refle5o de las estructuras de poder socioeconómico y el teorema correspondiente de la desaparición eventual del Estado despu4s de la revolución% el teórico político italiano Norberto ,obbio se ha preguntado con raGón si e6iste algo parecido a una “teoría mar6ista del Estado< conceptualmente eBuipada para captar el “car7cter específico de lo político$. 34ase N. ,obbio% colaboración a El mar(ismo " el Estado& ed. ateriales% ,arcelona% /-==K cita tomada de la traducción al alem7n *o+ialisten& ,ommunisten und der *taat % 3#!% Hamburgo, /-==% pp. //.
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los principios que rigen una sociedad de mercado capitalista y las formas políticas democráticas. ?eg+n esta doctrina, la luc=a de clases dentro de la sociedad urguesa =a sido sustituida por lo que 6ipset denominaa “la luc=a de clases democrática”, la cual se considera que lleva a cao todos los arreglos sociales, incluyendo el modo de producción y la distriución de los recursos económicos que dependen de los resultados de la política democrática de masas. 6a lógica que suyace a este análisis se puede sinteti>ar así" “?i la gente quisiera en realidad que las cosas fueran diferentes, elegiría simplemente a otra persona para que la goernara. )l =ec=o de que no lo =aga es una pruea congruente de que está satisfec=a con el orden político0social e'istente”. e este modo, nos enfrentamos con una posición que es como el reverso de la doctrina leninista" la democracia no está vinculada al capitalismo sino el capitalismo a la democracia. @mas perspectivas niegan importantes tensiones e incompatiilidades entre la democracia de masas y la economía de mercado. @sí pues, tanto las concepciones leninistas de la democracia, como las elitistas0pluralistas carecen de pertinencia en cuanto al punto que a=ora nos interesa. 6a concepción leninista postula dogmáticamente la total dependencia de las formas y procedimientos democráticos respecto al poder de clase, en tanto que la segunda concepción postula de un modo igualmente dogmático la total independencia entre clase y poder político democráticamente constituido. Jna pregunta más modesta y que tiene más proailidades de =acernos llegar a una comprensión de importancia tanto intelectual como práctica es la siguiente" Kqué instituciones y mecanismos regulan la medida en la que estos dos elementos pueden llegar a ser incongruentes en una sociedad determinada, y cuáles son los límites a esta potencial incongruenciaLB límites, es decir, que constreñirían la gama de desavenencia potencial entre el poder de clase y la autoridad política democráticamente constituida. 1A &ercadi>ación de la política y politi>ación de la economía privada
)n este apartado argumentaré que la sostenida compatiilidad entre el capitalismo y la democracia, tan inconceile para el lieralismo clásico y el mar'ismo clásico #incluyendo a DautsMy y la ?egunda ;nternacional$, =a surgido =istóricamente deido a la aparición y el desarrollo gradual de dos principios mediadores" aA los partidos políticos de masas y la competencia partidaria #*8$, y A el )stado
ienestarista Meynesiano #)CD$. ic=o de otra manera, se trata de una versión específica de la democracia, con igualdad política y participación de las masas, que es compatile con la economía capitalista de mercado. *aralelamente, se trata de un tipo específico de capitalismo capa> de coe'istir con la democracia. )l aspecto que nos interesa a=ora es el carácter específico de las estructuras políticas y económicas, el modo en que se puede e'plicar que “enca!en” mutuamente por las funciones que cada una de ellas desempeña y las tensiones y deformaciones que afectan a este “a!uste”. Históricamente, cada uno de estos dos componentes estructurales del “capitalismo democrático” =a ido tomando forma en )uropa durante las dos guerras mundiales o en amas posguerrasB la democracia, mediante la competencia de partidos después de la primera guerra mundial, y el )stado del ienestar Meynesiano después de la segunda. 8ada uno de estos dos principios sigue un modelo que “me>cla” la lógica de la autoridad y la lógica del mercado, la “vo>” y la “salida” seg+n la terminología de Hir sc= ma n. )sto es astante ovio en el caso de la sociedad de ienestar Meynesiana, para la que el término “economía mi'ta” se utili>a frecuentemente como sinónimo. *ero no es menos cierto para la esfera política de la sociedad capitalista, la cual puede muy ien descriirse como una “comunidad mi'ta” Nmi'ed polity A y cuya dinámica muc=as veces se descrie %=asta cierto punto adecuadamente % como “competencia oligopolista” de las élites políticas o de los “empresarios” políticos que suministran “ienes” p+licos.5 6a lógica de la democracia capitalista es la de la contaminación recíproca" la autoridad se va infundiendo en la economía mediante el mane!o de la demanda gloal, transferencial y regulador, de modo que aquélla va perdiendo cada ve> más su carácter espontáneo y autorregulador, y se introduce la contingencia del mercado en el )stado, transigiendo así en cualquier noción de autoridad asoluta o ien asoluto. Ei la concepción del mercado de ?mit= ni la concepción de la política de Gousseau tienen mayor contrapartida en la realidad social. @sí pues, una de las maneras de lograr la compatiilidad es la infusión de parte de la lógica de un terreno en el otroB por e!emplo, la noción de “competencia” en la política y la idea de “asignación autoritaria de valores” en la economía. Oamos a anali>ar consecutivamente cada uno de los dos vínculos, o mecanismos mediadores, entre el )stado y la sociedad civil, ?iguiendo la prolemática e'puesta mas arria, =aremos dos interrogantes en cada caso. )n primer lugar, en qué manera y en virtud de qué características estructurales contriuyen a la compatiilidad entre el capitalismo y la política democrática de masas los partidos
El “paradigma económico ” en la teoría democr7tica 9tal como est7 formulado en las famosas obras de #chumpeter% @o"ns y Llson< solamente puede llegar a ser tan verosímil e influyente si se basa en la asimilación real de las pr7cticas de los partidos políticos al comportamiento del mercado. =
políticos y la sociedad de ienestar Meynesiana. )n segundo lugar, qué tendencias se pueden oservar y qué camios tienen lugar en el seno del marco institucional tanto de la “economía mi'ta” como de la “comunidad mi'ta” que amenacen la viailidad de la coe'istencia entre el capitalismo y la democracia. 4A )staili>ación mediante la democracia partidaria competitiva
)l gran miedo de la urguesía alemana durante la primera década de este siglo era que, después de =aer introducido los derec=os políticos plenos e iguales !unto con el goierno parlamentario, el poder de clase de la clase orera, deido a su fuer>a numérica, se traduciría directamente en una transformación revolucionaria del )stado. )ste mismo análisis, por supuesto, fue el que inspiró las esperan>as y las estrategias políticas de los dirigentes de la ?egunda ;nternacional. &a' (eer demostró +nicamente un menosprecio sarcástico =acia estas angustias neuróticas e ingenuas esperan>as. Punto con Gosa 6u'emurgo y Goert &ic=els %quienes tamién llevaron a cao el mismo análisis aunque con sus propios acentos específicos% (eer se cuenta entre los primeros teóricos sociales que comprendieron %y dieron la ienvenida% el =ec=o de que la transformación de la política de clase en política de partidos competitivos implicaa no sólo un camio de forma sino tamién un camio decisivo de contenido. )n 1215, (eer afirmaa que “)ntre nosotros, organi>aciones como los sindicatos e incluso tamién como el partido socialdemócrata ofrecen un compromiso muy importante al poder irracional que emana de las calles, típico de los puelos típicamente pleiscitarios”.3 Ql esperaa que el partido político urocrati>ado, con su dirigente político carismático y demagógico, formaría un firme astión que contendría lo que él descriía como “la era anárquica de las masas” o “el putc=ismo sindicalista”. 6a versión de Gosa 6u'emurgo de la dinámica de la organi>ación política de masas difiere +nicamente en la evaluación desde una perspectiva opuesta, pero no en su contenido analítico. )n 12I, oservaa la tendencia de las organi>aciones de la clase orera #los sindicatos y el partido$ a seguir estrategias especiali>adas de acuerdo a una división tácita del traa!o y de la dirección de las organi>aciones para dominar, y no para servir, a las masas que las =aían elegido. )l personal urocrático de las organi>aciones laorales tiende =acia, seg+n 6u'emurgo, “una gran independencia, especiali>ación de sus métodos de luc=a y de su actividad profesional =acia una sorevaloración de la organi>ación que de ser medio se convierte lentamente en un fin en sí mismo, es convertido en un valor a6 Ceber% >esammelte politische #chriften% ?ubingia% /-1.
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supremo, Runa necesidad de tranquilidadS, Runa pérdida de la visión totali>adoraS, etcétera, mientras que al mismo tiempo Rla masa de los camaradas es convertida en una masa incapa> de cualquier !uicioS”.2 Ciográfica, política e intelectualmente, Goert &ic=els asorió e integró las ideas tanto de 6u'emurgo como de (eer en su famosa “ley de =ierro de la oligarquía” en 1211, en la que su oservación de las tendencias empíricas de las organi>aciones se transformaa en una proclamada e ine'orale necesidad =istórica.1 Eo es proalemente e'agerado afirmar que la teoría de la organi>ación política del siglo :: se formó esencialmente asándose en la e'periencia y en la interpretación teórica de estos tres autores quienes %y no de!a de ser interesante% llegaron al final de sus vidas a posiciones políticas que divergían ampliamente" 6u'emurgo muere en 1212 como socialdemócrata revolucionaria, víctima de un asesinato de la policíaB (eer en el mismo año como “lieral desesperado”B y &ic=els muere en 12I como ardiente admirador y defensor ideológico de &ussolini y el fascismo italiano. @ pesar de la e'trema diversidad de sus puntos de vista políticos, persiste un fuerte elemento com+n en sus análisis que podría sinteti>arse de la manera siguiente" en cuanto la participación política de las masas se organi>a mediante la organi>ación urocrática a gran escala
%tal como presupone y requiere el
modelo de competencia electoral de partidos y la negociación colectiva institucionali>ada% la dinámica misma de esta forma de organi>ación contiene, pervierte y ostaculi>a el interés de clase y la política de clase de maneras conducentes al oportunismo #6u'emurgo$ la oligarquía #&ic=els$ y la ineludile sumisión pleiscitaria de las masas a los impulsos irracionales del dirigente carismático y el uso demagógico que éste =ace del “aparato” urocrático del partido #(eer$. ?eg+n la percepción interna y compartida en la que se ase este análisis, en cuanto la voluntad del puelo se e'presa a través de la instrumentalidad de un partido competitivo que luc=a por llegar al goierno, lo que se e'presa de!a de ser la voluntad del puelo y se transforma, por el contrario, en un artefacto de la forma misma y de la dinámica desencadenada por los imperativos de la competencia política. )sta dinámica, a su ve>, tiene tres efectos importantes. *rimero, la desradicali>ación de la ideología del partido. *ara triunfar en las elecciones y en su luc=a por llegar al goierno, el partido
dee orientar su programa =acia las oportunidades que le ofrece el mercado político.11 *ara esto es necesario, en primer lugar, conseguir el n+mero má'imo de votos apelando al mayor n+mero posile de . Fu6emburgo% Duelga de masas% partido y sindicatos% Lbras escogidas '% ed. Era% 46ico% /-=1. 34ase . ichels% *o+iolo#ie des $arteiesens& #tuttgart% /-2K C. +. ommsen% “a6 Ceber and obert ichels$% rc h. Eur. *oc. 22% /-1/% /;;/K @. ,eetham% “8rom #ocialism to 8ascism: the elation bet"een ?heory and )ractise in the CorM of obert ichels$% $ol iti cal *tu dies& 2% /-==% pp. 02A% //1/. //34ase el brillante an7lisis de este problema en !. )rGe"orsMi. “#ocial @emocracy as an Distorical )henomenon$% /e Left Revie. n. /22% /-1;. -
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votantes y, en consecuencia, minimi>ar aquellos elementos del programa que puedan crear antagonismos en el electorado. ?egundo, frente a otros partidos, la disponiilidad a formar coaliciones y restringir la gama de propuestas políticas sustanciales a aquellas demandas que los potenciales asociados en la coalición están dispuestos a considerar o negociar. )n este caso, el efecto cominado consiste en disolver cualquier concepto o meta política co=erente en una estructura o secuencia temporal y “gradualista”, dando prioridad a lo que se puede llevar a cao en aquel momento y con los recursos de que se dispone mientras se posponen y trasladan las demandas y proyectos que no son todavía realistas o factiles. )n segundo lugar, el partido competitivo plenamente desarrollado se ve oligado por los imperativos de la competencia misma a equiparse con una organi>ación sumamente centrali>ada y urocrati>ada. )l o!etivo de esta organi>ación consiste en mantener una continua presencia en el mercado político, del mismo modo en que el é'ito de una empresa de negocios depende en parte del tamaño y continua presencia de su organi>ación de mercadotecnia y ventas. 6a organi>ación urocrática del partido político moderno desempeña las tareas de a A recaar recursos =umanos y materiales #cuotas de los miemros, colaoraciones y donacionesB miemros, candidatos$B A difundir propaganda e información respecto a la posición de partido sore un gran n+mero de temas políticos diversosB c A e'plorar el mercado político identificando nuevos temas advirtiendo a la opinión p+licaB y d A controlar el conflicto interno. ación interna
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identificale en partidos tanto de derec=a corno de i>quierda% tiene dos importantes consecuencias. Jna de ellas es que la composición" social #medida con parámetros, de antecedentes de clase, educación formal, se'o, ocupación, edad, etcétera$ de los dirigentes del partido, funcionarios, miemros del parlamento y goierno, difiere cada ve> más de la composición social de la polación en general y de la ase electoral del partido en particular. 8on esto queremos decir que la profesionali>ación de la política partidaria conduce al dominio político del persona profesional y directivo del partido que, deido a su adiestra miento y e'periencia profesional, proviene típicamente de medios tales como administración empresarial, administración p+lica, educación, medios de comunicación u organi>aciones capitalistas. Jna importante consecuencia de este modelo urocrático profesional de organi>ación política es la desactivación de le miemros de la ase. 8uanto más se orienta la organi>ación =acia la e'ploración y
adaptación al medio e'terno del mercado político %en lo que podría descriirse como campaña electoral permanente% menos espacio queda para determina las políticas de partido mediante procesos internos de deate democrático y conflicto en el seno de la organi>ación. 8ualquier partido político =a de tratar de cultivar la apariencia de unanimidad y consenso interno a fin de volverse atractivo par los votantes o seguir siéndolo. )n consecuencia, la división interna, el faccionalismo y el conflicto organi>ado de opinión y estrategia no sólo no se alientan sino que de =ec=o se mantienen a!o un estrec=o control, o por lo menos fuera de la vista del p+lico, en un constante esfuer>o por =acer más efectiva la imagen del partido y, así pareciera, estandari>ar su producto. #)s tentador comparar al respecto la práctica de algunos partidos socialdemócratas con la teoría del partido leninistaB sospec=o que se encontrarían algunas irónicas similitudes.$ 6a importancia sumamente desigual de los medios interno y e'terno llega a ser evidente frecuentemente cuando los resultados de los sondeos de opinión p+lica %en nuestros días =aitualmente llevados a cao por los dirigentes del partido% sugieren posiciones y estrategias que están en conflicto con las de claradas intenciones de los miemros del partido, a quienes entonces, con el interés de “ganar las pró'imas elecciones”, se les amonesta a que cedan ante la “realidad” política. Jna tercera característica de lo que Dirc==eimer =a llamado el moderno “partido0capta0todo” Ncatc=0 all0partyA es la creciente =eterogeneidad estructural y cultural de los que lo apoyan. )sta
=eterogeneidad es el resultado del =ec=o de que el partido político moderno confía en el principio de “diversificación del producto” en el sentido de que trata de atraer una gran variedad de demandas e intereses. )sto es sumamente ovio en el caso de los partidos socialdemócratas y comunistas que =an intentado muc=as veces con é'ito ampliar su ase, trascendiendo la clase orera, para atraer a elementos de la antigua y nueva clase media, de la inteligencia y de votantes con fuertes afiliaciones religiosas. 6a venta!a de esta estrategia es astante ovia pero tamién lo es el efecto que tiene de disolver el sentido de identidad colectiva, sentido que en el caso tanto de los partidos socialistas como
católicos se asaa en otro tiempo en un medio cultural con valores y significados compartidos. )s astante claro por qué y cómo las tres consecuencias de la forma de organi>ación del partido político competitivo que =e anali>ado =asta aquí %desradicali>ación ideológica, desactivación de sus miemros, erosión de la identidad colectiva% contriuyen a la compatiilidad de capitalismo y democracia. 8ada una de estas tres manifestaciones colaora en contener y limitar la gama de metas y luc=as políticas proporcionando así una garantía virtual de que la estructura del poder político no se desviará lo suficiente de la estructura del poder socioeconómico como para que la distriución de cada
tipo de poder sea incompatile con la otra. “)l sistema de partidos =a sido el medio de reconciliar los derec=os políticos iguales y universales con el mantenimiento de una sociedad desigual”, =a oservado &c*=erson.14 6a dinámica in=erente al partido como forma de organi>ación que se desarrolla en y para las condiciones de competencia política, genera aquellos constreñimientos e impone aquellas “no decisiones” sore el proceso político que, aunados, =acen que la democracia de!e de ser amena>ante para el capitalismo. ación con inclusión política universal. )sta conclusión está sólidamente asada en el =ec=o de que ning+n sistema de partidos competitivos =a producido =asta a=ora una distriución del poder político que =aya sido capa> de alterar la lógica del capital y el modelo de poder socioeconómico que genera. @ fin de evitar cualquier malentendido, quiero =acer =incapié en que no trato de ofrecer en este te'to una crítica normativa de la forma de organi>ación del partido político que condu>ca a la propuesta de una forma alternativa de organi>ación política. &ás que especular sore si los modelos anarquista, sindicalista, de conse!o democrático o leninista son deseales comparativamente =alando, se trate de un no partido o de una organi>ación de partido no competitiva, vamos a dedicarnos a contemplar la futura viailidad de esta forma de organi>ación, su persistente potencial para construir y mediar % como lo =i>o en tiempos de la posguerra% un tipo de autoridad política que no interfiera con las premisas institucionales de la economía capitalista. )n otras palaras, la cuestión consiste en saer qué proailidades =ay de que el vínculo institucional que =a permitido la coe'istencia del capitalismo y la democracia política en los países capitalistas más avan>a0dos en los +ltimos sesenta años continue =aciéndolo en el futuro. Uué tan sólidas y viales son las formas de organi>ación que =acen que la “ley de =ierro” domine el proceso político. Jn modo de responder negativamente a esta pregunta sería postular el surgimiento de partidos políticos capaces de aolir las restricciones y limitaciones anteriormente mencionadas, conduciendo así a un desafío al poder de clase a través del poder políticamente constituido. Eo creo que =aya muc=os /2
(. ,. c)herson% he Life and imes of Lieral emocrac" 2(- ford niversity $ress Fondres% /-==% p. -. ,
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indicios prometedores en esta dirección a pesar de las estrategias y doctrinas eurocomunistas que =an surgido en los países latino0europeos desde mediados de los setentas y a pesar del goierno socialista0 comunista recientemente elegido en /rancia. 6a otra posiilidad sería una desintegración del partido político como forma dominante de la participación democrática de las masas y su sustitución gradual por otras formas posilemente con menores proailidades que la competencia de partidos para llegar a usos “congruentes” del poder estatal. 8omo lo que nos interesa son las perspectivas de la democracia de partidos competitivos en los años oc=enta, creo que vale la pena adentramos más en este aspecto. A 8ausas de la decadencia del sistema de partidos como forma dominante de la participación de masas
Eo es difícil afirmar en la actualidad que las formas de participación política de masas asadas y canali>adas a través del sistema de partidos #es decir, seg+n los principios de representación territorial, competencia entre partidos y representación parlamentaria$ =a agotado gran parte de su utilidad en la reconciliación de capitalismo y política de masas. )sto parece ser así deido a que la forma política del partido queda cada ve> más superada y despla>ada por otras prácticas y procedimientos de participación y representación políticas. Eo ostante, es muy dudoso que estas prácticas nuevas y adicionales, evidentes en un uen n+mero de )stados capitalistas, den muestras del mismo potencial para reconciliar la legitimación política con los imperativos de la acumulación de capital, que =a sido lo que el sistema de partidos competitivos =a logrado durante un periodo de tiempo considerale. e un modo algo esquemático, podemos enumerar tres de estas prácticas" nuevos movimientos socialesB corporativismoB y represión como fenómeno que tiende a pasar por alto, restringir y suvertir el sistema de partidos con sus prácticas políticas y potencial de reconciliación. )n muc=os países capitalistas =an surgido nuevos movimientos sociales durante los años setenta que, por una serie de ra>ones, están dando muestras de ser muy difíciles de asorer por las prácticas de la política de partidos en competencia. Eos referimos a los diversos movimientos étnicos y regionalistas, uranos, ecológicos, feministas, pacifistas y de la !uventud. )n gran medida, todos ellos comparten dos características. *rimera" sus proyectos y demandas se asan no en una posición contractual colectiva sore mercancías o mercados de traa!o, como era el caso, por e!emplo, de los partidos y movimientos de clase tradicionales. *or el contrario, su com+n denominador de organi>ación y acción consiste en cierto sentido de identidad colectiva, surayado muc=as veces por concepciones “naturalistas” y
atriutivas del “yo” colectivo en términos de edad, género, “nación” o “género =umano”. &uy estrec=amente conectada a ésta, e'iste otra característica" no piden representación, mediante la cual podría me!orar su status en el mercado o ganar en protección, sino autonomía. )n resumen, la lógica en la que se asan estos movimientos es la luc=a por la defensa de un TterritorioT físico yVo moral, cuya integridad es fundamentalmente no negociale para los activistas de estos movimientos. @ fines de esta defensa, se considera frecuentemente innecesaria la representación política y la política parlamentaria ya que lo que se pide al )stado
%como lo ilustran los temas del aorto o de la energía nuclear%no
es que “=aga algo” sino que “no intervenga”B además, incluso se puede considerar peligroso ya que e'iste la sospec=a de que desmovilice y desorganice al movimiento. )n la medida en que estos movimientos captan la atención y las energías políticas de cada ve> más personas, no sólo los partidos políticos en particular sino tamién el sistema tradicional de partidos competitivos en su totalidad perderán funciones y crediilidad ya que simplemente no proporcionan el ámito en el que puedan procesarse estos temas e intereses. 6os intereses de estos “nuevos movimientos sociales” no están dirigidos =acia lo que se puede crear o lograr a través del uso de la política y del poder estatal sino =acia lo que se =a de salvar y defender del )stado y de las consideraciones que rigen la conducta de la política p+lica. 6os tres casos más ovios de estos movimientos, el movimiento por la pa>, el movimiento por el medio amiente y diversos movimientos centrados alrededor de los derec=os =umanos #de mu!eres, presos, minorías, inquilinos, etcétera$ ilustran un concepto “negativo” de la política e intentan proteger una esfera de la vida de la intervención del )stado o de la política sancionada por el )stado. 6o que domina el pensamiento y la acción de estos movimientos no es una utopía “progresista” de qué acuerdos sociales es deseale lograr sino una utopía conservadora de qué puntos esenciales son no negociales y no deen ser sacrificados y amena>ados en nomre del “progreso”. ?egundo" muc=os oservadores en una serie de )stados capitalistas =an anali>ado el procesa que está teniendo lugar respecto a la desparlamentari>ación de la política p+lica y el concomitante despla>amiento de las formas territoriales de representación por otras funcionales. onde más evidente es esto es en los acuerdos “corporativos” que cominan la función de representación de l interés de su!etos colectivos con la puesta en práctica d e políticas confrontándolas co n su propio electorado.1 6a superioridad funcional de estos acuerdos corporativos en comparación tanto con las formas parlamentario0competitivas de representación como con los métodos urocráticos de puesta en informe m7s completo sobre las teorías y an7lisis recientes sobre “corporativismo$ es el de ). (. #chreiner y >. Fehmbruch% comps.% ren ds oar d Co rpor atis t 3ntermediation& ed. #age% Fondres% /-=-. /0El
práctica, está en sus procedimientos informales, inconspicuos y no p+licos y en la anuencia “voluntaria” que se dice que son capaces de movili>ar. @unque la dinámica y los límites de las formas corporativas de la toma de decisiones políticas p+licas %especialmente en los terrenos de la política económica y s o c i a l % n o es el tema que nos interesa aquí, lo que parece claro es que =a =aido una tendencia =acia estos acuerdos, especialmente en países con partidos socialdemócratas fuertes %como ?uecia, ;nglaterra, @ustria y @lemania en )uropa% y que =an funcionado a e'pensas del parlamento y del sistema de partidos competitivos. Jna serie de e'pertos en ciencia política, mar'istas y no mar'istas, =an alegado, que “la representación parlamentaria asada en la residencia ya no refle!a adecuadamente los prolemas de dirección económica en un sistema capitalista mundial” y que “un sistema de representación funcional es más adecuado para garanti>ar las condiciones de acumulación”.1ación, manifestación y e'presión de algunas opiniones oralmente y por escrito. ?e les niega el acceso a empleos en el sector p+lico y similar. 6a e'pansión de los aparatos policiacos y el notorio crecimiento en muc=os países de la práctica del control y la vigilancia virtualmente universales de las actividades de los ciudadanos son indicios de cómo el aparato del )stado confía cada ve> más en la represión preventiva y correctiva. &ás importante a+n" en el conte'to de los límites de la democracia de partidos e n competencia, éste esotro aspecto de la e'clusión de la representación. )s la limitación de facto yVo formal de la competitividad dentro del sistema de partidosB ya sea fortaleciendo la disciplina en el seno del partido y las sanciones que se aplican a los disidentes, ya sea en las campañas electorales de las que muc=as veces parecen estar ausentes alternativas esenciales respecto a la conducción y el contenido programático de la política p+lica, ya sea a nivel del parlamento y del goierno parlamentario, donde la identidad de cada partido %“competitivo” sólo nominalmente% va desapareciendo progresivamente tras lo que ocasionalmente se denomina la “gran coalición de los iluminados”, inspirada en una “solidaridad de todas las fuer>as democráticas algo vaga. Oolviéndonos a referir a la metáfora económica que =emos utili>ado antes, estos fenómenos y desarrollos podrían muy ien descriirse como la “carteli>ación” de la oferta política y el cierre del acceso al mercado. ,. +essop% “?he ?ransformation of the #tate in )ostCar ,ritain$% . #case% comp.% he *tate in estern Europe& ed. (room Delm% Fondres% /-1;% pp. 20-0. /A
?i estoy en lo cierto al suponer que el despla>amiento del papel función políticas del sistema de partidos en competencia es un proceso real y ampliamente e'tendido, como lo indican el surgimiento de nuevos movimientos sociales, el creciente apoyo en los acuerdos corporativos, y la autolimitación de la competitividad de los sistemas de partidos en numerosos )stados capitalistas avan>ados y no tan avan>adosB y estoy tamién en lo cierto al suponer, como =e defendido, que la forma de organi>ación del partido político competitivo desempeña un papel crucial en =acer compatile la participación democrática de las masas con el capitalismo, entonces la decadencia del sistema de partidos conducirá proalemente al auge de prácticas de participación y conflicto políticos menos constreñidas y reguladas cuyos resultados pueden tener el potencial de desafiar y trascender efectivamente las premisas institucionales de la organi>ación capitalista social y económica. )l panorama sigue siendo incompleto y desequilirado si nos concentramos e'clusivamente en aquellos casos en los que el “canal” de la participación política, consistente en la competencia de partidos, elecciones y representación parlamentaria,W es ignorado y reducido en su crediilidad y legitimidad por la política de protesta de movimientos sociales o negociaciones corporativas entre poderosos su!etos estratégicos o, cuando este canal queda muy reducido en su importancia, mediante mecanismos “represivos” de e'clusión. 9tra alternativa, a la que =emos aludido antes, consistiría no en el despla>amiento y pérdida de importancia de la forma de organi>ación de los partidos políticos sino más ien en la estrategia triunfante de la “autotrascendencia” del partido, el cual iría despla>ándose de la democracia “política” a la “económica”. ación económica, comen>ando a mediados de los veintes en @ustria y @lemania y continuando a través de los conceptos actuales suecos de fondos del asalariado y el plan &eidner,1F se apoyan en la noción de que la tensión entre el principio democrático de participación igual de las masas y el principio económico de poder de decisión desigual y privado se podría resolver a través de instituir, mediante el é'ito electoral, una legislación parlamentaria y cuerpos democráticos a nivel de empresas, sectores de la industria, regiones, ciudades, y así sucesivamente. )l supuesto central que inspira estas estrategias es que “la democracia =aría estallar al capitalismo NyA que el )stado democrático %ya que podría ser tal que representara al, puelo% oligaría a los empresarios a proceder de acuerdo a principios enemigos de su propia supervivencia N. . .A 6a clase orera, como vocero de la gran mayoría no capitalista, pondría en vigor la supremacía de la política respecto" a, toda la economía así como en la política per
/
)ara un informe detallado de los debates actuales sobre estos planes y otros afines% v4ase . Dimmelstrand et al.% !e"ond
elfare Capitalism% ed. Deinemann% Fondres% /-1/% especialmente pp. 20/;.;
se”.1I @unque este medio alternativo de suspender la compatiilidad de la democracia y el capitalismo es parte de los o!etivos programáticos de casi todos los partidos socialdemócratas % y cada ve> más tamién de los comunistas% en )uropa %e incluso de algunas fuer>as en )stados Jnidos%, en ning+n lugar se =a llegado al punto de =aer transformado efectivamente a un estilo de control democrático el carácter privado de las decisiones referentes al volumen, tipo, momento y lugar de las inversiones de capital. 6a i>quierda europea a principios de los años oc=enta parece estar dividida respecto a las alternativas estratégicas, consistentes ien en tratar de superar las limitaciones de la democracia política y su dinámica de organi>ación oligárquica apoyando a aquellos “movimientos sociales nuevos” e incorporándose a sus políticas de autonomía y protesta, o ien apegándose al vie!o modelo de democrati>ación económica. @mas tendencias, sin emargo, proporcionan suficientes ra>ones como para esperar el deilitamiento de aquellas características organi>ativas y políticas que =asta a=ora =an mantenido inocua la participación democrática de las masas en el capitalismo. )n qué medida es cada ve> más proale que la democracia de partidos en competencia quede despla>ada por movimientos políticos y sociales y acuerdos corporativos o complementados por la “democracia económica”, dependerá no ostante proalemente de la estailidad, crecimiento y prosperidad que sea capa> de ofrecer la economía. Oamos a contemplar a=ora, por lo tanto el tema de la organi>ación de la producción y la distriución y los camios que =an tenido lugar desde la pulicación del liro de @ndreX ?=onfield &odern 8apitalism en 12I-. -A )l )stado de ienestar Meynesiano y su defunción
Ooy a intentar a=ora, de un modo más generali>ado y esquemático, la aplicación de un ra>onamiento análogo al segundo pilar sore el que descansa, de acuerdo a mi propuesta inicial, la coe'istencia del capitalismo y la democracia, a saer, el )CD. )l =a> de prácticas e instituciones estatales a las que se refiere este concepto se =a ido desarrollando en el capitalismo occidental desde la segunda guerra mundial. Hasta el camio decisivo de circunstancias que =a tenido lugar a partir de mitad de los setentas y que =a estado marcado por las políticas de precios de la 9*)*, el final de la distensión y la llegada al poder de Geagan en los )stados Jnidos y de <=atc=er en ;nglaterra %por mencionar solamente unos cuántos indicadores de este camio% el )CD se =aía asumido como una concepción @. !braham% “OEcomomic @emocracyO as a Fabor !lternative to the O>ro"th #trategyO in the Ceimar epublic$% in4dito% )rincenton% /-12% /% f. /
ásica del )stado y de la práctica estatal en casi todos los países occidentales, independientemente de qué partidos estaan en el poder y sólo con modificaciones de carácter menor y lapsos de tiempo. 6a mayoría de los oservadores coincide en que su efecto =a sido" aA un auge económico sin precedentes y amplio que favoreció a todas las economías capitalistas avan>adasB y A la transformación del modelo de conflicto de clases e industrial en maneras que se apartan cada ve> más del radicalismo político e incluso revolucionario y conducen a un conflicto de clases más economicista, centrado en la distriución y cada ve> más institucionali>ado. *or dea!o de esta evolución %que constituye un camio formidale si lo comparamos con la dinámica del sistema capitalista mundial durante los años veinte y los treinta% =ay un compromiso o “acuerdo” de clases políticamente instituido que CoXles =a descrito de la manera siguiente" )ste acuerdo representó, por parte del traa!o, la aceptación de la lógica del rendimiento de ganancias y mercados cómo principios guía para la distriución de recursos, intercamio internacional, camio tecnológico, desarrollo de productos y locali>ación industrial, a camio de que se garanti>ara la protección de niveles mínimos de vida, derec=os sindicales y derec=os democráticos lierales, se evitara el desempleo masivo y que los ingresos reales ascendieran apro'imadamente de acuerdo con la productividad del traa!o, todo mediante la intervención del )stado siempre que fuera necesario.15 Eo es difícil entender cómo la e'istencia de este acuerdo =a contriuido a la compatiilidad de capitalismo y democracia. )n primer lugar, al aceptar los términos del acuerdo, las organi>aciones de la clase orera #sindicatos y partidos políticos$ redu!eron sus demandas y proyectos a un programa que difiere aruptamente de cualquier programa de la de la devastación física, moral y a nivel de organi>ación, producida por la segunda guerra mundial y después del descrédito que =a ganado para el comunismo la evolución de la Jnión ?oviética. @demás, el propio acuerdo funcionó sorprendentemente ien, refor>ando así una confian>a profundamente despoliti>ada en lo que un dirigente socialdemócrata alemán denominó arrogantemente muc=o después el “modelo alemán” #“&odell eutsc=land”$"13 el estímulo recíproco de crecimiento económico y relaciones de clases pacíficas. 6o que estaa a la orden del día en los conflictos de clase ya no era el modo de producción sino el volumen de la distriución, no el control sino el crecimiento, y este tipo de conflicto resultó #. ,o"les% “?he Peynesian Celfare #tate and the )ostPeynesian )olitical (ontainment ofthe CorMing (lass$% in4dito% )arís% /-1/% /2. Este lema se ha convertido desde entonces en un t4rmino t4cnico en política comparadaK v4ase !. arMovits% comp.% he $olitical Econom" of est German". 'odell eutschland& ed. )raeger% Nueva QorM% /-12. /= /1
particularmente adecuado para el procesamiento político a través de la competencia de partidos, precisamente porque no implica cuestiones del tipo “esto o aquello” si no antes ien cuestiones de carácter “más o menos” o “tarde o temprano”. *or encima de este tipo limitado de conflicto, =aía un consenso sore las prioridades ásicas, conveniencias y valores de la economía política, a saer, crecimiento económico y seguridad social y tamién militar. )sta alian>a interclasista crecimiento0 seguridad encuentra su ase teórica en la teoría económica de Deynes. @plicada a la práctica de la toma de decisiones en política económica, enseña a cada una de las clases a “tomar el papel de la otra”. 6a economía capitalista %y ésta es la lección que =ay que aprender del Meynesianismo% es un !uego de sumas positivas. Pugar, por lo tanto, como uno lo =aría en un !uego de suma0cero va en contra del interés propio. )sto quiere decir que cada clase =a de tener en cuenta los intereses de la otra clase" los traa!adores el rendimiento de ganancias porque +nicamente un nivel suficiente de ganancias e inversiones garanti>ará el futuro empleo y el aumento de ingresosB y los capitalistas los salarios y los gastos de la seguridad social porque se garanti>ará la demanda efectiva y una clase orera sana, ien adiestrada, ien alo!ada y feli>. Haitualmente se define a la sociedad de ienestar como un con!unto de autori>aciones legales de la ciudadanía para transferir pagos provenientes de proyectos oligatorios de seguridad social a servicios organi>ados estatales #tales como salud y educación$ en una amplia gama de casos definidos como de necesidad y contingencia. )l medio por el cual interviene la sociedad de ienestar consiste en normas urocráticas y reglamentación legal, transferencias monetarias y e'pertos profesionales como maestros, médicos, traa!adores sociales, etcétera. ?us orígenes ideológicos son sumamente =eterogéneos y cominados, aarcando desde fuentes socialistas =asta católicas conservadorasB su carácter, como fruto de componendas ideológicas, políticas y económicas interclasistas, es algo que la sociedad de ienestar comparte con la lógica de la toma de decisiones en la política económica Meynesiana. )n amos casos no e'iste una respuesta rápida y fácil a la cuestión suma0cero de quién gana y quién pierde. *orque, a pesar de que la función primordial de la sociedad de ienestar es curir aquellos riesgos e incertidumres a los que los traa!adores asalariados y sus familias están e'puestos en la sociedad capitalista, e'isten algunos efectos indirectos que enefician tamién a la clase capitalista. )sto llega a ser evidente si pensamos en qué sucedería proalemente si no e'istieran los acuerdos del )stado ienestarista en la sociedad capitalista. )s astante claro que la respuesta a esta pregunta que va contra la evidencia es la siguiente" en primer lugar, =aría un nivel muc=o más alto de conflicto industrial y una tendencia muc=o más fuerte entre los proletarios a evitar convertirse en traa!adores asalariados.
@sí pues, se puede decir que la sociedad de ienestar desvanece los motivos y las ra>ones de conflicto social al mismo tiempo que =ace más llevadera la e'istencia del traa!ador asalariado, eliminando parte del riesgo resultante de la imposición de la forma ien de consumo al traa!o.12 )n segundo lugar, este conflicto aumentaría aprecialemente el costo económico al alterar el proceso cada ve> más comple!o y capital0intensivo de la producción industrial. *or lo tanto, la sociedad ienestarista desempeña las funciones cruciales de eliminar algunas de las necesidades de la clase orera en el ámito de la luc=a de clases y del conflicto industrialB proporcionar los medios para que satisfaga sus necesidades de una manera más colectiva y, por lo tanto, más efica>, =aciendo que la producción sea más regular y previsile al aligerarla de importantes conflictos y prolemas y proporcionando, además, un estaili>ador estructural a la economía desconectando en parte los camios en el empleo de los camios en la demanda efectiva. 6o mismo que en el caso de las doctrinas Meynesianas de política económica, tamién se puede considerar que el )stado ienestarista proporciona un termómetro de los intereses mutuos entre las clases de modo que no queda virtualmente espacio para conflictos y prolemas fundamentales acerca de la naturale>a de la economía política. 6os vínculos funcionales entre la economía política Meynesiana, el crecimiento económico y la sociedad de ienestar son astante ovios y todos los “socios” y partidos involucrados consienten en ellos. Jna política económica Tactiva” estimula y regula el crecimiento económicoB el “triuto0 dividendo” resultante de este crecimiento permite la ampliación de los programas de seguridad social y, al mismo tiempo, el crecimiento económico continuo limita la medida en que se reivindican de =ec=o las disposiciones de la seguridad social tales como el seguro de desempleo. )n consecuencia, los prolemas y conflictos que quedan por resolver en el terreno de la política formal, competencia de partidos y parlamento, son de una naturale>a tan fragmentada, no polari>ada y poco fundamental, por lo menos en los terrenos de política económica y social, que se puede acaar con ellos mediante mecanismos sutiles consistentes en a!ustes marginales, componendas y formación de coaliciones. ?i todo esto siguiera siendo cierto, entonces las críticas continuas y los ataques políticos dirigidos al Meynesianismo, al )stado ienestarista y, sore todo, a la cominación de los dos serían sencillamente incomprensiles. *ero no lo son. 8omo en el caso de los partidos políticos competitivos, estas innovaciones y sus saludales efectos parecen =aer llegado en la actualidad a su límite. ?i ien las funciones integradoras del sistema de partidos =an sido despla>adas en parte por formas alternativas y )ara una e6posición detallada de este argumento% v4ase >. Fela hardtK (. Lffe% “#taatstheorie and #oGialpolitiM R politischR soGiologische ErMlSrungsansatGe fTr 8unMtionen and 'nnovationsproGesse der #oGialpolitiM$ , en (. v. 8erberU8. &. Paufmann 9Drsg< #onderheft /-U/-== der ,6lner 7eitschfift fr *o+ialo# ie und *o+ialps"cholo#ie. /-
menos institucionali>adas de participación política como las descritas antes, la sociedad Meynesiana de ienestar =a sido atacada por algunos de sus efectos laterales menos deseales así como por su fracaso en la corrección de algunas de las dolencias de un medio económico que =a camiado radicalmente comparado con las condiciones que prevalecían antes de mediados de los años setenta. Oamos a e'aminar las ra>ones de por qué quedan muy pocas personas, estén en el medio económico o político, en la i>quierda o en la derec=a, que crean que la sociedad de ienestar Meynesiana contin+e siendo una fórmula de pa> viale para el capitalismo democrático. )n reve, la tesis que yo mantengo es que si ien el )CD es un mecanismo e'celente y efica> +nico para mane!ar y controlar algunos prolemas socioeconómicos y políticos de las sociedades capitalistas avan>adas, no resuelve todos estos prolemas. )s más, los que pueden resolverse favoralemente a través de los medios institucionales de la sociedad de ienestar ya no son los dominantes y apremiantes. @demás, este traslado de la prolemática socioeconómica es, en parte, una consecuencia no pretendida del funcionamiento del propio )CD. 6os dos tipos de prolemas a los que me refiero aquí son el de la producciónVe'plotación y el de la demandaVreali>ación efectiva. )ntre los dos e'iste un intercamio" cuanto más efica>mente se resuelve uno de ellos, más dominante y apremiante llega a ser el otro. )l )CD =a podido ciertamente %=asta un punto astante considerale% resolver el prolema de la estaili>ación de la demanda macroeconómica. *ero, simultáneamente, tamién =a interferido con la capacidad de la economía capitalista para adaptarse al prolema de la producciónV e'plotación como se =a podido comproar cada ve> más urgentemente desde mediados de los años setenta. )l )CD, por así decirlo, =a operado asándose en la falsa suposición de que los prolemas que es capa> de resolver son los +nicos prolemas de la economía política capitalista o, por lo menos, los que la dominan permanentemente. )sta confian>a equivocada pasa a=ora por el doloroso proceso político y económico de rectificación y desaproación. )n la medida en que se resuelve el prolema de la demanda, el de la oferta se plantea aiertamente. 6a situación económica =a camiado de una manera que parece refor>ar la teoría económica conservadora y un neo0laisse>0faire. 6e!os de estimular ya la producción, la práctica guernamental del gasto deficitario para comatir el desempleo contriuye a tasas todavía superiores del mismo. )sta práctica, como =an afirmado por lo menos algunos economistas, =ace ascender las tasas de interés y =ace que el capital en dinero sea escaso y caro. 6a sociedad de ienestar, lo que es proalemente incluso peorB equivale a una parcial falta de incentivo para el traa!o. ?us oligatorios esquemas de seguridad social y titularidades legales ofrecen una protección institucional tan fuerte de los intereses
materiales de los asalariados que la fuer>a de traa!o está cada ve> menos preparada y menos dispuesta a que la oliguen a a!ustarse a las contingencias de los camios estructurales, tecnológicos, espaciales, vocacionales y otros de la economía. Eo sólo la magnitud de los salarios es “epidémica” y “sin fle'iilidad descendente” sino que, además, las medidas de la sociedad de ienestar =an “desmercantili>ado” en parte los intereses de los oreros sustituyendo el “contrato” por el “status” y los “derec=os de propiedad” por los “derec=os ciudadanos”. )ste camio de las relaciones industriales propiciado por el )CD no sólo =a contriuido a aumentar y estaili>ar la de0manda efectiva %como se pretendía% sino que tamién =a =ec=o el empleo más caro y rígido. e nuevo el prolema central del mercado de traa!o es el de la oferta" cómo contratar y despedir a la persona correcta, en el lugar correcto, con las =ailidades correctas y más importantes a+n, la motivación correcta y la demanda salarial correcta. 6os negocios consideran %en mi opinión =asta cierto punto con ra>ón% que la sociedad de ienestar no es parte de la solución sino más ien parte del propio prolema. @ medida que el capital, tanto pequeño como grande, =a empe>ado a depender de los efectos estimulantes y reguladores de las políticas intervencionistas aplicadas tanto a los aspectos de la demanda como de la oferta, y a medida que el traa!o confía en la sociedad de ienestar, los parámetros de incentivos, motivaciones y e'pectativas de inversionistas y traa!adores =an quedado afectados de maneras que alteran y socavan la dinámica del crecimiento económico. 8apital y traa!o al unísono =an reducido las presiones para adaptarse a las fuer>as camiantes del mercado gracias a la disponiilidad de recursos proporcionados por el )stado que o ien contriuyen a evitar la adaptación o la retardan, o ien contriuyen a la e'pectativa de que una gran parte de los costos de adaptación =an de estar susidiados por el )stado. ;ndustrias de crecimiento, tales como defensa, aviación civil, energía nuclear y telecomunicación dependen típicamente tanto de los mercados creados por el )stado %y frecuentemente del capital que éste proporcione% como las industrias estancadas tales como el acero, te'tiles y cada ve> más la electrónica, dependen de la protección estatal y de mercados protegidos susidiados. )l crecimiento económico, cuando tiene lugar, se =a convertido en un asunto de proyectos políticos más que un asunto de fuer>an de mercado espontáneas. 6as demandas cada ve> mayores que =acen al presupuesto del )stado el traa!o y el capital, tanto de los sectores de la economía estancados como en crecimiento, no pueden sino llevar a niveles de deuda p+lica sin precedentes y a esfuer>os guernamentales constantes por concluir o reducir los programas de seguridad social. e a=í que el crecimiento económico no sólo se vuelva más caro en función de las entradas presupuestales requeridas para promoverlo sino que se vuelve más caro en función de la
legitimi>ación política. @ medida que el crecimiento económico se convierte cada ve> más en “crecimiento por designio político” y cuanto más se percie como el resultado de decisiones políticas e'plícitas y estrategias de naturale>a cada ve> más “desagregada” #es decir, especificadas por producto, industria y locación$ más se responsaili>a a los goiernos y partidos políticos por la calidad física de los productos, los procesos y los efectos amientales resultantes de tales políticas industriales. 6a preocupación amplia y aparentemente cada ve> mayor por la calidad física de los productos y la producción, y los diversos motivos y demandas “antiproductivistas” y político0amientales que se están difundiendo en muc=os países capitalistas, se =an interpretado =asta a=ora en los te'tos de ciencia social ya sea en términos o!etivistas #“alteración amiental”$ ya sea en categorías su!etivistas #“camio de valores y sensiilidades”$. Eo ostante, estos fenómenos se =an de anali>ar además en función de la aparente gestionailidad política de la forma e impacto del crecimiento y la producción industriales, un terreno perciido como de toma de decisiones y no0decisiones políticas que da origen a un nuevo ámito de “política de la producción”. 6os resultados de los conflictos en este ámito tienden, a su ve>, a crear impedimentos adicionales al crecimiento económico. 6a intención estratégica de la política económica Meynesiana es promover el crecimiento y el pleno empleoB la intención estratégica de la sociedad de ienestar es proteger a aquellos afectados por los riesgos y contingencias de la sociedad industrial y crear un patrón de igualdad social. )sta +ltima estrategia es factile sólo en la medida en que la primera triunfe, proporcione de este modo los recursos necesarios para las políticas del ienestar y limite las demandas que se =agan de estos recursos. ?in emargo, el efecto cominado de las dos estrategias =a sido altas tasas de desempleo e inflación. 8omo mínimo, las políticas económicas y sociales no =an podido impedir el desempleo y la inflación simultáneos. *ero se puede afirmar con seguridad algo más que esto. 6os vínculos causales plausiles entre el )CD y el )stado actual de “el peor de amos mundos” los =an sugerido no sólo los ideólogos de la política económica conservadora, que propugnan un regreso a alg+n tipo de dirección monetaristas de una economía de mercado puro, sino que tamién los reconoce, aunque con renuencia, la práctica de la i>quierda y, en parte, sus teorías. 6os argumentos al respecto son" 1A la sociedad de ienestar Meynesiana es víctima de su é'ito. @l eliminar parcialmente las crisis y suavi>arlas, =a in=iido la función positiva que solían desempeñar las crisis en el proceso capitalista de “destrucción creativa”B 4A la sociedad de ienestar Meynesiana implica la consecuencia no pretendida pero innegale de socavar tanto los incentivos para invertir como los incentivos para traa!arB
A no =ay ning+n mecanismo de equilirio o “regla0tope” que permita a!ustar la e'tensión de la política social y eliminar sus consecuencias autocontradictoriasB la lógica de la competencia de partidos políticos y la alian>a socialdemócrata con los sindicatos sigue careciendo de disciplina por “ra>ones económicas”. ?i ien el +ltimo argumento se encuentra proalemente todavía sólo en los escritos de autores conservadores lierales,4 la i>quierda apenas si reate los otros dos. 8itemos un e!emplo de un autor que se concie sin lugar a dudas como teórico socialdemócrata. esafortunadamente, aquellos que quieren defender la sociedad de ienestar N…A gastan su energía en persuadir al p+lico de que la sociedad de ienestar no erosiona los incentivos, a=orros, la autoridad o la eficiencia N…A 6o que la derec=a =a reconocido muc=o me!or que la i>quierda es que los principios de la sociedad de ienestar son directa0mente incompatiles con un sistema de mercado capitalista N. . .A 6a sociedad de ienestar golpea la mano que le da de comer. ?u principal contradicción es la N…A tensión entre el mercado y la política social.41 Eo podemos ocuparnos a=ora de si estas acusaciones cada ve> más frecuentes al )CD son totalmente “ciertas” o si además son el resultado de e'ageraciones paranoicas o una falsa interpretación conscientemente táctica por parte del capital y de sus organi>aciones políticas. 6o que si es aplicale a este conte'to es una versión especial de una ley conocida por los sociólogos como “teorema de <=omas”" lo que es real en la mente y en la percepción de la gente será real en sus consecuencias. 6a posición de poder estructural de los propietarios, directivos y. representantes asociados del capital en una sociedad capitalista es e'actamente el poder que tienen de definir la realidad de un modo altamente congruente, de manera que lo que ellos percien como “real” proalemente tenga un impacto muy real en las otras clases y su!etos políticos. ?in adentrarnos demasiado en el terreno profesional del economista, me permito sugerir dos aspectos de lo que yo considero una interpretación potencialmente +til, aunque parcial, de este camio. Jna es la idea a la que ya =emos aludido de que la sociedad de ienestar Meynesiana es una “víctima de su propio é'ito”, como =a afirmado un autor"44 los efectos colaterales de =aer puesto con é'ito en práctica la 34ase N. Fuhmann% $olitische heorie im ohlfahrtsstaat % unich% /-1/K #. Duntington% “?he nited #tatus$K . (roGier et al.% he Crisis of emocrac" % NQ )res% Nueva QorM% /-=% pp. -//1K ,. (aGes “?he Celfare #tate: a @ouble ,ind$% LE(@% he elfare *tate in Crisis % )arís% /-1/% pp. //=0. 34ase tambi4n la convincente crítica de la “raGón económica versus la irracionalidad política$ de +. >oldthorpe% “?he (urrent 'nflation: ?o"ards a #ociological !ccount$% 8. Dirsch y +. >oldthorpe% comps.% he $olitical Econom" of 3nflation % ed. obertson% Fondres% /-=1. 2/(ita tomada de una ponencia del sociólogo de Darvard% >. Esping!nderson% “?he 'ncompatibilities of the Celfare #tate$% or9in# $apers for a /e *ociet" % enero de /-12. 2234ase +. Fogue% “?he Celfare #tate3ictim of its #uccess$% @aedalus /;1% /-=-% n. A% pp. -1=K ?ambi4n . Plein% “?he Celfare #tate Ra #elf'nflicted (risisV$% he $olitical :uarterl"% n. /% /-1;% pp. 2A0A. 2;
resolución de un tipo de prolema macroeconómico =an provocado la aparición de una prolemática totalmente diferente que trasciende la capacidad de goierno del )CD. 6os conocidos argumentos a favor %y que de =ec=o e'igen% un camio de dirección en la política económica y social =acia lo que se =a denominado “supply0side economics” son los siguientes" el sector p+lico no productivo se =a convertido en una carga intolerale para el sector privado y =a conducido a una merma crónica de inversiones de capitalB la ética del traa!o está en proceso de deterioro y la independiente clase media está asfi'iada económicamente por las altas tasas triutarias y de inflación. 9tra serie de argumentos sostiene que, aun cuando no se dieran estos efectos colaterales económicos, el paradigma político del )CD está sufriendo un agotamiento definitivo por causas in=erentes al mismo. 6os argumentos relevantes son, en suma, dos. *rimero, la intervención estatal funciona +nicamente en tanto que los su!etos económicos esperan que no se aplique rutinariamente y no entra, por lo tanto, en sus cálculos racionales. Eo ostante, tan pronto como esto suceda, los inversionistas pospondrán sus inversiones ya que pueden estar ra>onalemente seguros de que el )stado intervendrá con e'enciones fiscales, onificaciones o demandas si esperan el tiempo suficiente. 6a difusión de estas e'pectativas “racionales” es fatal para el Meynesianismo porque en la medida en que entran a formar parte de los cálculos de los su!etos económicos, su comportamiento estratégico aumentará la carga de prolemas a la que el )stado =a de responder o, por lo menos, no contriuirá %del modo en que se =aía anticipado ingenuamente%a resolver los prolemas de desempleo y presupuesto estatal. 6os su!etos en el aparato estatal oviamente conocen %y esperan% esta patología de e'pectativas. 6os oliga a reaccionar con dosis de intervención cada ve> mayores o, cuando falla esta posiilidad por ra>ones fiscales, tienen que renunciar a la práctica intervencionista que alimenta esos mismos prolemas, los cuales se suponía que ia a resolver. )sto nos llevaría a la conclusión de que la intervención estatal es efica> sólo en la medida en que se da como una “sorpresa” y e'cepción y no como algo rutinario. 9tra de las deilidades del )CD está en los límites del modo de intervención urocrático legal, monetari>ado y profesional. )stos límites son particularmente ovios en las áreas de servicios de personal u “organi>aciones de procesamiento de personas”, tales como escuelas, =ospitales, universidades, cárceles y oficinas de traa!o social. e nuevo el modo de intervención genera más prolemas de los que supone que dee ocuparse. 6a e'plicación de esta parado!a es muy conocida" la capacidad de autoasistencia que tienen los clientes y, en términos más generales, el sistema de
conocimiento y significado que la genera, están suvertidos por el modo de intervención, y por los suministradores de estos servicios, especialmente profesionales y urócratas de alto nivel %a los que los neoconservadores se refieren como a la “nueva clase”% que se interesan material0mente en la persistencia antes que en la solución y en la continua e'pansión y redefinición de los prolemas con los que se supone que =an de tratar.4 @sí pues, por ra>ones que tienen que ver tanto con sus efectos económicos e'ternos como con las parado!as del modo de funcionamiento interno, el )CD parece =aer agotado en gran medida su potencial y viailidad. @demás, es poco proale que este agotamiento resulte ser un fenómeno pasa!ero que desapare>ca con el pró'imo auge económico. )l propio auge dista muc=o de ser cierto. K*or quéL )n primer lugar, porque no se puede esperar que ocurra como un resultado espontáneo ele las fuer>as del mercado y de la dinámica de la innovación tecnológica. )n segundo lugar, no puede ser generado ni manipulado evidentemente con las =erramientas tradicionales del Meynesianismo ni con su contrapartida “monetarista”. )n tercer lugar, aun cuando ocurriera como efecto de fuer>as espontáneas o de la intervención estatal, la cuestión es si este auge se consideraría deseale o que mereciera la pena en función de sus inevitales efectos colaterales en la “calidad de la vida” en general y en el medio amiente en particular. 6a cuestión de la conveniencia de un crecimiento económico continuo está a+n más surayada por lo que /red Hirsc= =a llamado los “límites sociales del crecimiento”, con lo cual quiere e'presar la conveniencia cada ve> menor y el decreciente “potencial de satisfacción” de la producción industrial, cuyo valor de uso desciende en proporción al n+mero de personas que la consumen. FA 8onclusión Hemos visto que los dos mecanismos institucionales en los que descansa la compatiilidad de la
#obre este problema de la nueva “clase de funcionarios$ y la crítica Rparcialmente coincidenteR por la derecha y la iGBuierda% v4ase '. 'lich% comp.% isalin# $rofessions& ed. arion ,oyars% Fondres% /-==K puede encontrarse un convincente y profundo an7lisis económico del ascenso del traba5o de servicios “improductivo$ en . ,acon y C. Eltis. !ritain sO Economic $rolem; oo Fe $roducers& ed. acmillan% Fondres% /-=. 20
economía privada y la política de participación de masas %a saer, el mecanismo de la democracia de partidos competitivos y el paradigma del )stado ienestarista Meynesiano% están sufriendo una tensión y tirante> cuyo orden de magnitud no tiene precedentes en la era de la posguerra. Jna =ipótesis verosímil es que, a medida que la economía política gira de una economía de crecimiento =acia una “sociedad suma0cero”,4- los acuerdos institucionales para la resolución de conflictos sufrirán cada ve> más de tensiones y presiones. 8omo me!or puede descriirse a éstas dentro del paradigma conceptual de “capitalismo organi>ado”4F es como amena>as de desorgani>ación. )s proale que estas amena>as tengan lugar a dos niveles" a A a nivel de las “reglas del !uego” entre las organi>aciones, y A a nivel de la organi>ación de los su!etos colectivos. )n condiciones de suma positiva, no =a sido +nicamente una cuestión de oligación legal o de un reconocimiento mutuo tradicional sino tamién cuestión de evidente interés propio que cada participante se apegue a las normas estalecidas de interacción y negociación. )n la medida en que uno participa, puede estar seguro por lo menos de no perder, reciir futuras recompensas por las concesiones actuales y de que se respeten las peticiones propias por legítimas, ya que el mismo proceso de crecimiento proporciona los recursos necesarios para tales compensaciones. )l estancamiento o, lo que es peor, la recesión o las condiciones previstas de no crecimiento, destruyen las ases de las relaciones de cooperación entre los su!etos colectivos, se empie>a a cuestionar la confian>a, el respeto mutuo y la reciprocidad y las élites de las organi>aciones implicadas empie>an a considerar prolemáticas y necesitadas de revisión las coaliciones previas, las alian>as y las redes rutinarias de cooperación. @un siendo tan cruciales en una economía política comple!a como lo son estos “contratos sociales” %es decir, relaciones de confian>a sutiles y “casi constitucionales”, la lealtad y el reconocimiento de esferas recíprocas de interés y competencia%,4I las relaciones entre las organi>aciones requeridas para el mane!o del crecimiento eco0 nómico tienden a querarse a!o el impacto de un estancamiento prolongado. )sto se manifiesta en una serie de países de )uropa occidental, e incluso en la propia 8)), en tensiones en el seno de las coaliciones de partidos, entre sindicatos y partidos, asociaciones patronales y goiernos, )stados y goiernos federales, etcétera, y todos ellos encuentran cada ve> más atractivo el principio de “confiar
34ase F. ?huro"% ?he Wero#um #ociety. istriutions and the $ossiilities for Economic Chan#e% ed. ,asic ,ooMs% Nueva QorM% /-1;. 234ase ;. PocMa “Lrganisierter Papitalismus oder #taatsmonopolistischer Papitalismus. ,egriffliche 3orbermerMungen$% . !. CinMler% comp.% 2r#anisierter ,apitalismus% >Xttingen% /-=A. 2 34ase E. C. ,XcMenfXrde% “@ie politische 8unMtion "irtschatlichsoGialer 3erbSnde$% er *taat % /% /-=% pp. A=10. 2A
en la propia fuer>a”. )l segundo tipo de desorgani>ación, escuela del estanca miento tiene que ver con las relaciones internas de la organi>ación en el seno de su!etos colectivos tales como sindicatos asociaciones patronales y partidos. aciones de penden del supuesto compartido por sus miemros de que las ganancias logradas mediante la acción colectiva se alcan>arán a e'pensas de terceras partes y no de algunos grupos de los propios miemros. )n cuanto esta e'pectativa de solidaridad se frustra, se empie>a a cuestionar la representatividad de la organi>ación a sugerir modos de acción colectiva “sindicalistas”, “corporativistas” u otros tipos de acción particularista. 6as consecuencias de esta desorgani>ación interna de los su!etos colectivo aarcan desde un creciente “faccionalismo” de intereses políticos y económicos en el seno de la organi>ación siguiendo la lógica de “sálvese quien pueda”, =asta una contracción de la gama social, temporal y ásica de representación que la organi>ación es capa> de mantener.45 6as formas políticas y eco nómicas del acuerdo entre las clases que se =an ido desarrollan do gradualmente en todos los )stados capitalistas avan>ado desde la primera guerra mundial y que =an contriuido a =ace compatiles la democracia y el capitalismo se están desintegrando oviamente a!o el impacto de estas evoluciones y parado!as. K?ignifica esto que estamos retrocediendo =acia una situación que apoya los puntos de vista convergentes de &ar' &ill respecto al antagonismo entre la participación política de las masas y la liertad económicaL ?í y no. ?i, porque tenemos numerosas ra>ones para esperar un aumento de conflictos políticos y sociales sin mediación institucional, la e'presión d los cuales no es proale que sea canali>ada a través de partidos o de otras vías de representación y cuyas raíces ya no va a ser e'tirpadas mediante políticas económicas y sociales eficaces por parte del )stado. *ero tamién creo que no porque la analogía entre la dinámica del capitalismo “tardío” y “temprano” tiene límites muy estrictos. Jno de los más importantes se deriva del =ec=o de que las fuer>as involucradas en estos conflictos son sumamente =eterogéneas tanto respecto a sus causas como a su composición socioeconómica. )ste modelo es notalemente diferente de una situación ipolar de “conflicto de clases” que implica dos su!etos colectivos sumamente =omogéneos y definidos por las dos partes del mercado de traa!o. *ero, a pesar de la naturale>a tan fragmentada del conflicto político modernoB sus resultados pueden provocar camios fundamentales en la esfera política o económica de la sociedad" )ara el caso de los sindicatos alemanes e italianos v4ase . >. DeinGe et al.% “Einheitsprobleme der Einheitsge"erMchaft$ en *o+iale elt % 02% /-1/% Deft /% /-01% y . egini% “epresentationsMrise tit PlassenpolitiM der >e"erMschaften$% Leviathan% /;% /-12% pró6ima aparición. 2=
camios que =an sido inconceiles %+nicamente durante un periodo de tiempo limitado% a!o el irrefutale reinado de la democracia de partidos competitivos y el )stado ienestarista Meynesiano. N