Catarsis
Sandra Milena Noguera Yanes. 2016242057 Métodos y técnicas de investigación (taller de investigación creación I, video ficción)
Para hablar de ‘catarsis’ y los elementos elementos que se necesitan para lograrla, hay que hablar primero de la obra donde se expone dicho término: La poética, de Aristóteles. Libro que fue escrito en el siglo IV a.C. El cual, es una obra donde se define y caracteriza la tragedia, la epopeya, la comedia y la poesía. Es además, una de las obras más conocidas del filósofo griego. En un principio no estuvo destinado a ser leído, sino escuchado, ya se trataba de un cuaderno de notas que servían para la enseñanza o guía para el maestro, y no un libro como tal. En dicha obra, Aristóteles se enfoca en la tragedia, donde la define como “la “la imitación de una acción elevada y también, completa en sí misma; enriquecida en el lenguaje, con adornos artísticos adecuados para las diversas partes de la obra, presentada en forma dramática, no como narración, sino con incidentes que excitan piedad y temor, mediante los cuales realizan la catarsis de tales emociones”. Es decir, la tragedia, es el punto máximo del drama, que se caracteriza por medio de la representación de temas graves que conducen al protagon ista a un final fatídico (en el caso de Edipo Rey, quién se entera que es el asesino de su padre, amante de su madre y quien decide exiliarse y quitarse por su propia voluntad el sentido de la vista). Aristóteles no sólo definió la tragedia – tragedia – concepto concepto que se menciona anteriormente- sino, que habla de los seis elementos que la componen: la fábula, los caracteres, el pensamiento, la elocución, la melopeya y el espectáculo; más el componente adicional que sería la catarsis.
Para entender de qué va la catarsis, es importante saber lo que es tragedia, qué elementos la componen y cómo se logra dicho elemento adicional. Como ya se explicó en el párrafo anterior, la tragedia se compone de siente elementos (contando la catarsis). La fábula, es el primer elemento – y el más importante para Aristóteles, ya que sin ella no hay tragedia y por ende, catarsis-, el cual es la composición y disposición de los hechos, la estructura de los mismos y la elaboración artística de los acontecimientos que lo componen. Se dice que sin ella no hay tragedia, por la sencilla razón que sin fábula o mythos, no hay acciones ni hechos ni composiciones que lleven al protagonista a su punto máximo del drama, y sin tragedia, no hay catarsis, porque no habrá el momento de purificación o redención del espectador. Y a pesar de que no es el único elemento de la tragedia, sí es el primordial que nos conducirá a la catarsis. Como segundo elemento que compone la tragedia, están los caracteres, que no es más que lo que conocemos en la actualidad como los personajes. Si bien las tragedias se definen por acciones y hechos, para que se realicen dichas acciones y sucedan dichos hechos, es necesario que haya personajes que tomen decisiones que desencadenen toda la tragedia. El filósofo manifiesta que estos personajes deben ser intermedios, es decir, que no sean totalmente puros, sino que oscilen entre la virtud y el vicio, o el bien y el mal, pero que tengan un destino trágico que permitan que el espectador – o el lector en la actualidad- sientan compasión por ellos – y se realice la catarsis-. También explica en la obra que dichos caracteres deben tener cualidades indispensables, como la bondad, la propiedad, la semejanza y la consecuencia. Cualidades que tienen que ver directamente con la moral, el sexismo, la representación y la coherencia de los personajes. El pensamiento, por otra parte, Aristóteles lo define como “todo lo que debe alcanzarse mediante las partes del discurso. Son partes de esto demostrar, refutar, despertar pasiones…” Y considero que, sin el pensamiento, la tragedia tampoco tendría fuerza, ya que este, es en parte el encargado
de que la catarsis se cumpla en el espectador, ya que como su definición – según Aristóteles- lo dice, debe despertar pasiones, compasiones y temor, además de que es todo aquello que hacen los personajes para convencer, refutar a los espectadores y que en ellos haya una purificación de dichas pasiones. El cuarto elemento de la tragedia, va encaminado en la parte artística, es decir, en los actores, la dirección de la escena, y la manera en cómo se expresan mediante las palabras. La elocución, si bien desarrolla toda una teoría lingüística, permite, que por medio de la actuación y la puesta en escena de la tragedia, el espectador pueda sentir compasión por los personajes, pueda entrar en estado de purificación. En otras palabras, la elocución permite también, que se desarrolle un estado de catarsis en los espectadores. Los dos últimos elementos que componen la tragedia, son la melopeya y el espectáculo. Ambos también encaminados a la parte artística de la tragedia. El primero es la puesta musical, las intervenciones del coro, que si bien eran importantes en la antigüedad, ho y en día sólo se rescataría la composición o las piezas musicales. El segundo, por otro lado, se refiere a la escenografía, decorados, etc. Si bien a primera vista parece que estos elementos no se relacionan con la catarsis, la realidad es que sí. Porque de manera indirecta – o no- estas contribuyen a cautivar al espectador, a que este tenga su estado de redención de las pasiones. Como se mencionó anteriormente, a la tragedia también la compone un elemento adicional, uno que le compete más al público, porque es la reacción que ella provoca en el espectador. Dicho elemento, es la catarsis. La cual, consiste en ser una experiencia, que juega – y más que juego purifica las emociones del espectador o el lector. Esta ofrece una gama amplia de emociones, que van desde el terror, hasta la compasión; desde la ira hasta la empatía, y que gracias a ellas, el
espectador no sólo tiene una purga de emociones, sino que se identifica de cierta manera con los personajes, los acontecimientos y las acciones que estos realizan. La Catarsis, es sin duda, el punto fulminante y culminante de la tragedia, porque es la que a fin de cuentas, la que provoca en el espectador un sinfín de emociones y sentimientos que muchas veces son inexplicables, y que con el tiempo, no sólo se ve reflejada en la tragedia, en el teatro o en la literatura, sino, que ha traspasado una barrera entre las artes que le ha permitido llegar hasta el cine.