Características generales de los niños y niñas de 3 a 6 años Características psicoevolutivas de niños de 3 a 4 años Desarrollo motriz:
No consiguen permanecer mucho tiempo quietos y desarrollando la misma actividad Suben las escaleras alterando los dos pies Son capaces de pedalear en un triciclo Aumentan y disminuyen la velocidad de la carrera Pueden lavarse y secarse las manos Pueden manejar libros y pasar las paginas con facilidad Comienzan a hacer trazos mas controlados.
Conducta adaptiva:
son capaces de evitar algunos peligros, por ejemplo las cosas calientes Pueden seguir instrucciones simples Les cuesta mantener la atención en dos cosas a la vez Prefieren las actividades de movimiento Les gusta tocar, probar, oler y experimentar por su cuenta Discriminan grande y pequeño. Logran identificar dos partes de una figura y unirlos
Lenguaje
Comienzan a formar frases de 3 a 5 palabras Pueden plantear y responder a preguntas ¿quién? ¿Cómo? ¿Dónde? Tienen un vocabulario de 1000 palabra aproximadamente. Pueden comunicar sus ideas y necesidades pero todavía no son capaces de establecer verdaderos diálogos Establecen monólogos y hablan consigo mismos
Conducta personal y social
Realizan pequeños encargos Disfrutan imitando a los adultos que les rodean Comienzan a jugar con niños de su edad estableciendo relaciones de cooperación, pero todavía predomina los juegos solitarios Les cuesta distinguir entre experiencias reales e imaginarias
Saben su nombre y su apellido identificándose como una persona frente a los demás Tienen reacciones emocionales extremas pero de poca duración Les cuesta expresar sus sentimientos con palabras
Características psicoevolutivas de los niños entre 4 y 5 años Desarrollo motriz
Empiezan a mostrar coordinación en el movimiento de su cuerpo Pueden vestirse y quitarse la ropa sin ayuda Recogen una pelota en movimiento y pueden tirarla con el brazo Comienzan a desarrollar el sentido del equilibrio Pueden andar a la pata coja, mantenerse en equilibrio sobre un pie, etc. Comienzan a adquirir habilidades en los movimientos finos de los dedos, manejan objetos pequeños, comienzan a abotonarse la ropa, dibujan con más precisión.
Conducta adaptativa
Disfrutan enumerando y clasificando objetos y elementos de su entorno. Todavía les cuesta diferenciar entre el pasado y el futuro. Confunden sus pensamientos con el exterior. Mezclan realidad y fantasía. Tienen imaginaciones y ensoñaciones de gran viveza, pueden tener amigos imaginarios Les cuesta mantener la atención y cambian continuamente de actividad Tienen dificultad para finalizar las tareas que empiezan
Lenguaje
Son capaces de combinar oraciones de 2 o 3 frases Disfrutan con adivinanzas, chistes y juegos de palabras Les gusta la conversación con adultos. Preguntan y responden con mayor propiedad por las cosas del entorno Pueden hacerse comprender por desconocidos Son capaces de atender el argumento de cuentos sencillos Tienen dificultad para utilizar correctamente los tiempos verbales.
Conducta personal y social
Comienzan a mostrarse independientes pero todavía pueden demostrar inseguridades ante las situaciones y personas desconocidas Comienzan a desarrollar relaciones sociales con los compañeros y adultos que les rodean Participan en juegos con otros niños de su edad y disfrutan con su compañía Les gusta mandar y alardear para manifestar su autonomía Necesitan sentirse importantes para las personas de su entorno Les gusta que les elogien por sus logros pero no son capaces de reconocer sus errores
Características psicoevolutivas de niños de 5 a 6 años. Desarrollo motriz
Tienen un mayor control y dominio sobre sus movimientos. Disfrutan con las carreras, bailes y saltos. Siguen el ritmo de la música con cierta corrección Tienen un sentido del equilibrio bastante desarrollado, se paran sobre un pie, saltan y pueden mantenerse por unos segundos de puntillas Manejan con autonomía el cepillo de dientes y el peine Pueden utilizar correctamente los botones y las cremalleras Utilizan herramientas y utensilios escolares con mayor precisión
Conductas adaptativa:
Van al baño y realizan actividades de higiene personal autónomamente. Son capaces de seguir instrucciones de dos o tres pasos sencillos. Ordenan y clasifican sus objetos personales. Toleran mejor las actividades tranquilas y sedentarias. Les gusta terminar las actividades que comienzan. Su apreciación del tiempo esta más desarrollada. Pueden repetir con precisión una larga sucesión de hechos. Pueden demorar una actividad que les interesa y retomarla con posterioridad.
Lenguaje:
Tienen un lenguaje bastante completo en forma y estructura. Aumentan su vocabulario hasta casi 3000 mil palabras. Disfrutan ejercitando sus habilidades del lenguaje. Realizan preguntas ajustadas a sus necesidades reales. Acompañan sus actividades con comentarios, diálogos y explicaciones. Se interesan por los significados de las palabras. Siguen con atención el argumento de los cuentos y relatos que les narran.
Conducta personal y social.
Son capaces de tomar en consideración los deseos y sentimientos de los demás. Son capaces de prestar ayudas en las tareas domesticas. Pueden desarrollar conductas competitivas, no les gusta las criticas y pueden enfadarse ante los fracasos. Les gusta jugar con compañeros de su edad desarrollando relaciones de amistad y colaboración. Muestran actitudes de protección hacia los mas pequeños. Comienzan a desarrollar esquemas morales basándose en las opiniones de los adultos y familiares que les rodean.
3.- Desarrollo psicomotor. Supone un incremento rápido en estos años que se corresponden con el 2º ciclo de la Educación Infantil. Características generales son la maduración del sistema muscular y nervioso y la estructura ósea, habiendo aparecido ya la primera dentición. Algunos factores, como la desnutrición o la privación de afectos, tienen una incidencia significativa en el proceso de crecimiento, mostrando los niños/as desnutridos retrasos en el desarrollo óseo, y circunferencias craneales más pequeñas que aquellos otros bien alimentados. Resulta una etapa en que tiene gran importancia las destrezas motoras y hay un evidente avance en la coordinación de los músculos mayores y
menores y en la coordinación óculo-manual. De aquí la importancia que dentro del currículo se otorga al contacto del niño/a con materiales de naturaleza diferente y experiencias diversas que posibiliten ejercitar las habilidades motora y manipulativas esenciales para el posterior desarrollo de aprendizajes instrumentales escolares
4. Desarrollo socio emocional De 3-4 años -
Limpia sin ayuda algo que se derrama.
-
Reconoce a sus vecinos.
-
Habla espontáneamente de su familia.
-
Se adapta al preescolar.
-
De 4-5 años Escoge sus amigos y disfruta estar con ellos.
Hay relación intencional con sus compañeros para lograr algo concreto. -
Reconoce expresiones emocionales en laminas.
De 5-6 años Interactúa espontáneamente con otros niños de su edad.
Es autónomo para tomar decisiones y resolver sus conflictos con otros niños. -
Expresa verbalmente deseos, temores y alegrías.
DESARROLLO SOCIAL DEL NIÑO DE 3 A 6 AÑOS COMPORTAMIENTO El niño en edad preescolar aprende las habilidades sociales necesarias
para jugar y trabajar con otros niños y, a medida que crece, su capacidad de cooperar con muchos más compañeros se incrementa. Aunque los niños de 4 a 5 años pueden ser capaces de participar en juegos que tienen reglas, éstas pueden cambiar con la frecuencia que imponga el niño más dominante. Es común, en grupo de niños preescolares pequeños, ver surgir a un niño dominante que tiende a "mandar" a los demás sin mucha resistencia por parte de los otros niños. Es normal que los niños en edad preescolar pongan a prueba sus limitaciones en términos de habilidades físicas, comportamientos y expresiones de emoción y habilidades de pensamiento. Es importante tener un ambiente seguro y estructurado dentro del cual explorar y enfrentar nuevos retos. Sin embargo, los niños en edad preescolar necesitan límites bien definidos. El niño debe demostrar iniciativa, curiosidad, deseo de explorar y gozo sin sentirse culpable ni inhibido. Las primeras manifestaciones de moralidad se presentan a medida que los niños desarrollan el deseo de complacer a sus padres y a otras personas de importancia. Esto se conoce comúnmente como la etapa del ''niño bueno „o la ''niña buena.'' La elaboración de narraciones puede conducir a la mentira, un comportamiento que si no se aborda durante los años de edad preescolar puede continuar probablemente hasta la edad adulta. Cuando un niño en edad preescolar vocifera o contesta suele estar tratando de llamar la atención y provocar una reacción del adulto hacia el cual se dirige.
5. Desarrollo del lenguaje y pensamiento
El desarrollo del lenguaje en los niños es de primordial importancia, pues constituye el medio básico de comunicación social y revela además, la madurez lograda en los procesos del pensamiento (Bravo, 1990). Desde este punto de vista -ampliamente aceptado-, se considera que el proceso de aprendizaje del lenguaje representa una de las habilidades esenciales del ser humano y ha sido vinculado con el pensamiento, entendiéndose éste como las diversas actividades mentales como razonar, resolver problemas y
formar conceptos (Davidoff, 1984). El lenguaje y el pensamiento son las actividades humanas más complejas e importantes y en los niños y adultos normales, representan procesos que no se pueden separar fácilmente. Luria (1979) afirma que la actividad mental humana se desenvuelve en condiciones de auténtica comunicación con el entorno, comunicación durante la cual el niño va adquiriendo la experiencia de muchas generaciones de adultos que lo han precedido. Postula que la forma básica del desarrollo mental del niño, a diferencia de los animales, se daría por la adquisición de las experiencias de los otros, gracias al lenguaje. Por tanto, el lenguaje así como el pensamiento son elementos esenciales en el desarrollo de las personas ya que permiten el aprendizaje y la adquisición gradual de los conocimientos, además de favorecer el desarrollo de la actividad mental. Esto último se ha investigado en niños sordomudos. Las investigaciones han demostrado que los cambios que se producen en los procesos perceptivos del niño, como consecuencia de un habla no desarrollada adecuadamente. Al quedar el niño excluido de la comunicación verbal por su déficit auditivo, no será capaz de reflexionar sobre la realidad, que se da por medio del lenguaje verbal. El sordomudo indica los objetos o acciones con un gesto pero no es capaz de abstraer la cualidad o la acción del propio objeto, no es capaz de formar conceptos con ceptos abstractos y de sistematizar los fenómenos del mundo exterior con ayuda de los símbolos abstractos otorgados por el lenguaje hablado (Luria, 1979). Es necesario destacar en todo caso, que la problemática del lenguaje es importante no solo para quienes se ocupan directamente de él, como los lingüistas, sino que es importante también para el profesor de educación diferencial o para el neurólogo, quienes mal podrían tratar las deficiencias o trastornos del lenguaje sin conocer previamente a fondo el desarrollo normal del mismo. Por otro lado, el pediatra también debería conocer bien el tema en tanto a él llegan generalmente muchas de las primeras consultas sobre el desarrollo lingüístico del niño, cuando se presentan los problemas. Por todas las razones anteriormente mencionadas, el estudio del lenguaje constituye un tema de central interés para todas aquellas personas relacionadas al área del desarrollo evolutivo y de la formación educativa de los niños. Las alteraciones y retrasos en el proceso de adquisición del lenguaje tendrán repercusiones directas sobre el normal desarrollo y
adaptación del niño a su medio y lo limitarán en su desempeño en el mundo que lo rodea. En una próxima entrega, se explicará brevemente el proceso de adquisición para posteriormente revisar cuáles son sus principales alteraciones.
6. Desarrollo moral A Piaget le preocupaba investigar las cogniciones de los niños respecto de los conceptos de lo correcto y lo incorrecto, y para ello los observó en situaciones de juego. Así fue como logró identificar cuatro fases:
1ª FASE (hasta los 3 años aproximadamente): los niños se concentran en simples actividades libres, sin preocuparse por la existencia de reglas. Si reconocen algún límite, únicamente serán los esquemas que han desarrollado hasta el momento, o sea, lo que son capaces de hacer. Para ellos, no existe el “puedo, pero no debo” sino sólo el “puedo o no puedo”, entendiendo el puedo como capacidad para hacer: puedo saltar, pero no con un solo pie; no puedo treparme a la mesa, y no porque sea incorrecto sino porque no llego... pero sí puedo treparme a la silla... y de allí a la mesa. ¡Ahora puedo! 2ª FASE (desde los 3 a los 5 años): juegan imitando los modelos de los adultos. Ya reconocen la existencia de reglas, que caracterizan como lo más importante, por lo que las consideran fijas e inalterables. A pesar de esta alta consideración, por su egocentrismo suelen concentrarse en una de las reglas e ignorar el resto (por supuesto, se concentrarán en la que les conviene), y no es extraño que a lo largo de un juego vaya cambiando la regla considerada. Supongamos, por ejemplo, que están jugando a los palitos chinos. Saben que si al levantar un palito mueven el resto, deben dejar el turno, por lo que controlan con sumo cuidado que nadie mueva los palitos al jugar. Pero, al tener que dejar ellos mismos el lugar a otro jugador por moverlos, insisten en quedarse con el palito que estaban intentando sacar “porque ya lo agarré”. Otro ejemplo típico aparece en la escuela cuando se trabaja la noción de clasificación: comienzan agrupando cuadrados, pero luego de tomar tres cambian repentinamente el criterio y, como el último cuadrado elegido es azul, continúan seleccionando figuras
azules sin importar cuáles sean... hasta que vuelven a cambiar el criterio y, como la última figura azul era un círculo, siguen con los círculos. Al final, su colección queda conformada por una hilera compuesta por: un cuadrado amarillo, un cuadrado rojo, un cuadrado azul, un triángulo azul, un rectángulo azul, un círculo azul, un círculo rojo, un círculo amarillo. En estas dos primeras fases, al evaluar la moralidad de los actos, los niños prestan poca atención al motivo que subyace a la conducta, a la que juzgan por sus consecuencias y no por sus intenciones. Para ellos es más grave romper una pila de platos mientras se ayuda a mamá a lavarlos, que romper uno sólo al treparse a la mesa sin permiso para jugar sobre ella. Por eso es muy importante ser especialmente prudente con niños de estas edades al decidir qué castigo corresponde ante una transgresión: ellos juzgarán la gravedad del hecho en función de la gravedad del castigo. Si somos arbitrarios o poco reflexivos, (castigando unas veces lo que pasamos por alto otras, o castigando fuertemente pequeñas faltas mientras somos débiles ante otras más graves) quizás estemos reforzando mensajes que no son los que queremos transmitir. Esta tendencia a considerar el castigo como estrictamente proporcional a la falta cometida, sin importar otros factores, conlleva un modo particular de entender el significado de la sanción: como sanción expiatoria. A este cuidado debemos sumarle el hecho de que tienden a considerar buenas o justas todas las recompensas y castigos que les imponen las personas que tienen autoridad sobre ellos, justamente por provenir de la autoridad, lo que nos obliga no sólo a ser coherentes en nuestras conductas, sino con los otros adultos que obran como referentes. 3ª FASE (hacia los 7/8 años, hasta los 11/12): respetan las reglas pero desconocen su fundamento. Si se les pregunta el por qué de una regla, suelen contestar que “porque así lo dicen las reglas”. Son capaces de comprender que pueden establecerse excepciones mediante acuerdos, pero es difícil que lo logren ya que, puestos a negociar, sólo aceptarán cambiarlas cuando consideren que el cambio les permitirá obtener claras ventajas. A esta edad expresan una fuerte insistencia en la igualdad para todos respecto de los premios y castigos, a tal punto que les cuesta considerar las circunstancias. Por ejemplo, no aceptarán de buenas ganas que la maestra califique de modo diferente dos trabajos iguales –o con la
misma calificación trabajos diferentes- aunque reconozcan que a su compañero le costó mucho más esfuerzo que a él llegar a ese resultado. 4ª FASE (desde los 11/12 años hasta el fin de la adolescencia): consideran a las reglas como guías establecidas de acción, que, por lo tanto, pueden ser cambiadas y acordadas. Por ello podemos afirmar que tienen una actitud relativista respecto del establecimiento de las reglas y el acuerdo sobre sus cambios, pero una vez que están establecidas, observan un riguroso respeto por ellas. Hacia esta edad moderan su demanda de igualdad ante premios y castigos, ya que son más partidarios de la equidad, que implica un igualitarismo relativista al tener en cuenta las intenciones y las circunstancias. En estas dos últimas fases, comienzan a pensar en el motivo por el cual actúa una persona, y son capaces de sopesar las circunstancias. Estas dos nuevas variables (intención y circunstancias) van cobrando mayor importancia cuanto mayor es la edad, pero podemos afirmar que aparecen a edades más tempranas que las que fija Piaget (ya podemos encontrar su consideración en niños de la 2º FASE). Este cambio de criterio en la evaluación de la moralidad de los actos, desde la consecuencia hacia la consideración de la intencionalidad y las circunstancias, es un importante avance hacia la autonomía moral, y posibilitará la consideración de que no es necesario ser vigilado para comportarse adecuadamente, como no es necesario ser descubierto para saber que se actuó mal. Podemos afirmar, entonces, que se considera la sanción por reciprocidad, esto es, se hace hincapié en la justicia y en la necesidad de reparar la falta más que en la de ser castigado.