VIAJE A LA CONCIENCIA
La erótica mística del Tantra, Los Chakras y la Psicología de Jung.
CHARLES BREAUX
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ÍNDICE
Introducción Glosario de términos tántricos
Capítulo Primero Las raíces tántricas y su importancia El Tantra Hindú Tantra Budista El Tantra y la Psicología Jungiana
Capítulo Segundo La Cueva de los Antiguos Ser en el Cuerpo La Conexión La Matriz de los Padres Lectura Psíquica del Chakra Raíz En Busca de Refugio Meditación Buda Shakyamuni
Capítulo Tercero La Morada Especial (De la Diosa Serpiente) Abordando los Sentimientos Armonía Psíquica 2
El Compañero Interior La Sexualidad Tántrica Meditación de Consorte
Capítulo Cuarto El Reino del Resplandor de la Joya La Sombra y la Persona Sexo, Amor y Poder Las Emociones y el Mundo Astral Las Leyes del Karma Meditación Introspectiva
Capítulo Quinto El Reino del Sonido Sagrado El Casamiento Alquímico La Generación de la Gran Compasión Yoga de la Purificación y la Dicha Meditación Vajrasattva
Capítulo Sexto La Gran Purificación El Mantra de la Compasión El Yoga Onírico Muerte, Transfiguración y Renacimiento
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Cortando Lazos Meditación Chöd
Capítulo Séptimo El Océano de Néctar La Mente y el Cuerpo Mental La Mente Buda El Yoga de las Deidades Tantra Shri Chakrasambhara
Capítulo Octavo La Costa Más Allá El Alma y su Viaje El Arquetipo del Self La Esencia de la Sabiduría Que Está Más Allá El Don de la Dakini
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INTRODUCCIÓN Compré mi primer libro sobre yoga cuando era un adolescente. Allí había un dibujo de un yogui meditando con siete lotos a lo largo de su columna vertebral. El autor mencionaba una fuerza misteriosa (Kundalini) que surgía a través de los lotos (chakras) y hablaba de animales y deidades extrañas que supuestamente vivían en estos diferentes chakras. Estas imágenes exóticas me intrigaban. Parecían evocar viejos recuerdos que no podía recordar. Mi mente racional quedó intrigada acerca del significado de este extraño «yoga» oriental. En la universidad comencé a leer literatura teosófica. Aunque el libro de Leadbeater sobre los chakras resultó muy interesante, de todos modos me dejó confundido acerca de cómo me podría ser útil el conocimiento de los chakras. Han pasado muchos años y la información sobre los chakras es lugar común en los círculos de la Nueva Era, pero no ha dejado de ser confusa. Diferentes autores y maestros, aunque convincentemente dogmáticos, discrepan en cuanto al significado y las funciones de los chakras. Por ejemplo, existen muchas discrepancias entre las combinaciones de órganos, glándulas endocrinas, notas musicales, colores y significados atribuidos a los chakras, sin mencionar las numerosas técnicas curalotodo para equilibrar y limpiar los chakras. En este libro quiero contribuir a sentar las bases para una comprensión psicológica de los chakras. En este sentido me referiré al contexto histórico y filosófico del Tantra, la base del sistema de chakras, y trataré de compartir brevemente algunas de mis experiencias y estudios. Después de graduarme en la universidad, donde estudié psicología, filosofía y religiones universales, mi idealismo juvenil me convenció de buscar la iluminación -la única meta valedera-. Me convertí en un recluso de los tiempos modernos. Un período de reclusión de tres años y la meditación intensiva tuvieron como resultado la experiencia del despertar de Kundalini. Por varios días y noches un dolor agudo abrasó mi pelvis y el bajo abdomen. Finalmente, corrió por mi columna y salió por la punta de mi cabeza dejándome en un estado de trance por varias semanas. Había esperado transformarme en algún mágico ser «iluminado»; en su lugar, me encontré al comienzo de un viaje increíble. Este primer encuentro con Kundalini estimuló la apertura de habilidades de clarividencia y curación. Alrededor de un año más tarde, severos problemas digestivos incurables con ayuda médica, me forzaron a emplear estas habilidades para curarme a mí mismo. Luego comencé a trabajar con otros, y más tarde dicté clases sobre conciencia psíquica y curación. Durante este tiempo experimenté mucho con los métodos para trabajar con los chakras. Mis conocimientos de psicología me ayudaron a organizar e interpretar las impresiones psíquicas que veía en el aura y los chakras. La psicología jungiana me resultó particularmente pertinente. Un día auspicioso, un amigo me introdujo al Tantra tibetano y me fue permitido asistir a una pequeña ceremonia privada para estudiantes avanzados
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de Gyalwa Karmapa, la encarnación número 16 de la cabeza del linaje Kagyu, del Budismo tibetano. En esta ceremonia, Karmapa colocó una corona negra sobre su cabeza y transmitió una poderosa fuerza espiritual. Tuve una experiencia muy profunda que me inspiró a seguir a Karmapa por la costa oeste, recibiendo enseñanzas e iniciaciones. En los años siguientes, estudié a los pies de varios otros lamas y asistí a retiros de meditación. A medida que aprendía más sobre el Tantra, me daba cuenta de que muchos de los métodos que yo había desarrollado intuitivamente para trabajar con los chakras eran muy similares al Tantra. En la primavera del 81 fui nuevamente abrazado por la diosa Kundalini. Por un período de varios meses tuve numerosos encuentros con ella y experimenté una serie de iniciaciones Tántricas durante la meditación. También reviví varias vidas como yogui y como lama, lo que me proporcionó una mayor comprensión del Tantra y el por qué me fascinaba tanto. En esencia, el Tantra se ocupa de nuestra relación con la naturaleza primordial del cosmos. ¿Cómo está cristalizada, o de otro modo, oscurecida, en el cuerpo-mente-alma? ¿Cómo nos transformamos cuando es liberada de su trampa por la tendencia a formar un sentido de la identidad individual? ¿Nosotros y «ella» somos la misma cosa? ¿Cómo encontramos las respuestas a estas preguntas? Gautama Buda ató seis nudos en un pañuelo de seda y le preguntó a un discípulo cómo podrían ser desatados. Al atar los seis nudos, Buda estaba demostrando cómo nuestras identidades individuales están atadas juntas por los nudos del propio ego en cada uno de los seis chakras inferiores. El enseñó que debemos desatarlos en el orden inverso al que fueron atados. Existe una creencia comúnmente aceptada de que el despertar de Kundalini, que tiene lugar cuando los nudos son desatados, es sinónimo de alcanzar la iluminación. Debo decir que no es tan fácil. De hecho, si no somos diligentes al integrar el surgimiento creciente de contenidos inconscientes y patrones kármicos, podemos perfectamente ser arrojados sin misericordia en una verdadera pesadilla viviente. En Aspectos de lo Femenino, Carl Jung nos aconseja de hecho que no perturbemos aquello que está en paz, porque el viaje al inconsciente no es ni útil ni necesario hasta que nos vemos obligados a hacerlo por necesidad. Dice que a veces el miedo a nuestro aspecto interior es saludable, porque una vez que penetramos sus misterios los valores científicos y morales de nuestro mundo «conocido» desaparecen bajo nuestros pies. Continúa demostrando cuán profundamente arraigado está este miedo al mundo interior, al sugerir que éste fue el responsable de que la mente primitiva crease ideas y prácticas religiosas, y le confiriera poder al shaman y al sacerdote para protegernos de él. Aunque el antiguo sistema del Tantra proviene de las mis más profundidades históricas de la psique, sus conclusiones y prácticas son únicas. El tema principal de este libro es la relación del Tantra con nuestro mundo interior -y la vida en general-; por ahora sólo señalaré que el Tantra comprende
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que las fuerzas vitales del cosmos no son diferentes de aquellas cuerpo-mente. Su interés primordial es la aceptación total de ambas y la transformación de nuestra conciencia que resulta de ello. Esta orientación es perfectamente comparable con la psicología jungiana. Desde la perspectiva jungiana, nosotros estamos inmerso s en un proceso de realización progresiva llamado individuación. A través de este proceso, como unidades individuales de vida-conciencia, expandimos gradualmente nuestro campo de referencia, para abarcar los ámbitos personales y universales del inconsciente. La individuación ocurre a través de experiencias en nuestro mundo onírico y de los hechos en nuestra vida diaria; de hecho, los jungianos consideran al mundo exterior como una pantalla en blanco en la cual se proyectan las imágenes del inconsciente. Como en la visión tántrica, nuestras vidas son consideradas sueños despiertos, la actuación espontánea de temas arquetípicos-mitos eternos. La vida está viviendo a través nuestro; su aceptación, tal como es, desde lo banal a lo sublime, es la base de nuestro crecimiento, tanto psicológico como espiritual. Por ello, tanto en el Tantra como en la psicología jungiana, las prácticas espirituales y los métodos terapéuticos están vitalmente asociados con una participación consciente en la vida común. Tanto el Tantra como la psicología jungiana reflejan los estadios de la transformación alquímica de la conciencia humana. El Tantra simboliza nuestra metamorfosis en un sistema de chakras, que se abren a medida que nos despertamos progresivamente a las distintas dimensiones de la psique. En cada uno de estos siete chakras, las deidades y otros símbolos representan los contenidos y sus funciones encontrados en cada nivel. Desde la perspectiva jungiana, los temas universales presentes en la miríada de historias de héroes y heroínas y dioses y diosas, manifiestos en el mundo entero, son dramatizaciones de los estadios de desarrollo de nuestro crecimiento en conciencia. En Orígenes e historia de la conciencia, el analista jungiano Erich Neumann muestra cómo nosotros, como individuos, pasamos por los mismos estadios de desarrollo por los que la humanidad ha evolucionado. Estas fases arquetípicas proyectadas en la mitología mundial comienzan y terminan con imágenes de la Serpiente-Que-Se-Muerde-La-Cola (Uroboros). Los estadios intermedios incluyen: la Creación del Mundo, la Gran Madre, Separación de los Padres del Mundo, el Nacimiento y las Pruebas del Héroe, la Matanza del Dragón, el Rescate y Romance con la Doncella Cautiva, y la Transformación y Deificación del Héroe. En este texto relacionaré estos estadios arquetípicos con los siete chakras. Las prácticas tántricas y la psicología jungiana coinciden de muchas maneras y se enriquecen una a la otra. La psicología occidental tiene una tremenda deuda de agradecimiento, y de hecho de aprendizaje, con los miles de años de investigación tántrica sobre los ámbitos transpersonales de la
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psique. El Tantra también se beneficia del conocimiento práctico de los procesos psicológicos acerca de cómo tratar con los aspectos más temporales y personales. En el Tantra hindú y budista existen muchas sectas diferentes Y abundan las enseñanzas. En su mayor parte, me he basado en el Tantra tibetano por mi experiencia de primera mano y porque aún está muy viva en nuestra era. He destilado de ella lo que he creído más fundamental, y en la medida de lo posible presento esta esencia a través de la psicología jungiana. El lenguaje del Tantra es visionario; rico en símbolos y metáforas que se producen espontáneamente en las meditaciones de antiguos yoguis. En algunos casos, es mejor dejar que éstas se comuniquen con el uno mismo profundo en lugar de intentar una traducción para la mente racional; por ello he incluido una meditación práctica al final de cada capítulo, utilizando Deidades y procedimientos tántricos tibetanos. Esta es la mejor manera de transmitir en qué consiste el Tantra en realidad. Quiero aclararle al lector que, aunque lo que presento aquí está sacado de la experiencia de primera mano, no debe ser confundido con el Budismo tibetano ortodoxo. Estoy presentando una vía para que el método tántrico pueda ser integrado con enfoques occidentales contemporáneos para la curación y el desarrollo del cuerpo-mente. Al transmitir el punto de vista fundamental del Tantra tibetano, le he quitado mucho de su contexto cultural. En La Antorcha de la Certeza, Jamgon Kongtrul explica cómo nuestras mentes occidentales tienen dificultad en aprender realmente el contexto cultural de la tradición tibetana. Concluye que es inapropiado e innecesario imponérselo a los occidentales. Lo único que se requiere es presentar los «funcionamientos de la mente» que encontramos en las enseñanzas. A primera vista, los que estamos inmersos en el racionalismo occidental podríamos juzgarla como una superstición o mitología extravagante. Son muy pocos los que no siendo estudiantes de psicología jungiana o estudiantes de mitología, pueden apreciar las verdades psicológicas bellamente entretejidas en el material de las enseñanzas tántricas. Así, para el común de la gente, las enseñanzas esenciales se explican mejor en términos que sean fáciles de comprender y aceptar. Hay necesidad de una síntesis, un terreno común, entre el enfoque tántrico y nuestro punto de vista occidental científico. Por fortuna, este terreno común está bastante bien delimitado; en nuestros días, la evidencia científica de hechos parapsicológicos es considerable. La telepatía, la clarividencia, la reencarnación, los auras y aún la existencia y las emanaciones de los chakras han sido todos investigados científicamente y hasta cierto punto verificados (1). Las similitudes entre las visiones del mundo de la mística y de la psicología moderna también han sido explorados. Es en este terreno de confluencia que pongo juntos los dos sistemas del Tantra tibetano y de la psicología jungiana. El siguiente punto que tuve que encarar al presentar las enseñanzas tántricas era de carácter personal: he jurado no revelar muchas de las
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enseñanzas que he recibido. Resolví este problema no discutiendo aquí ningún método que no haya sido publicado en otro lado, y compartiendo mis propias intuiciones de experiencias personales con dichos métodos. Es incuestionable que los métodos tántricos que se ofrecen en este libro serán más efectivos si son facultados por un lama en el contexto apropiado. De todas maneras, y por su significado arquetípico, creo que las visualizaciones presentadas en los primeros capítulos pueden ser útiles para cualquier practicante serio. Sin embargo, las técnicas más avanzadas, brevemente descritas en los capítulos 6 al 8, no deben ser experimentadas sin la guía de un maestro competente. Un terapeuta jungiano y un lama tibetano realizan un servicio similar a sus respectivos clientes y estudiantes. Ambos son veteranos de las travesías interiores que nos guían a través de peligros y trampas, si cooperamos en nuestra búsqueda de la integridad y la curación. Existen muchos libros valiosos de autoayuda psicológica, pero no podemos comparar la ayuda que brindan a la de un terapeuta calificado. Asimismo, este libro no es sustituto de un maestro tántrico genuino. Si se sienten atraídos por las enseñanzas y prácticas tibetanas, les aconsejo muy especialmente buscar uno de los muchos centros Dharma que hay en el mundo occidental. Las prácticas en la tradición tibetana fueron escritas por hombres y fundamentalmente pensadas para ser utilizadas por hombres. En las meditaciones que presento aquí hubo un intento de equilibrar las perspectivas masculinas y femeninas. Por tanto, algunas de las visualizaciones y los procedimientos aquí presentados fueron alterados, adaptándolos para las mujeres. De todas maneras, en algunas meditaciones se requerirá que un hombre se identifique con una deidad femenina; en otras instancias, una mujer se tendrá que visualizar a sí misma como una deidad masculina. Existen numerosas discrepancias menores entre las diferentes sectas y tradiciones en relación a las deidades y las prácticas de meditación; no se trata aquí de una «inamovible» realidad científica precisa, sino de la naturaleza cambiante y vital de la psique. Así, he intentado demostrar los principios esenciales del método tántrico. Si deciden experimentar con los métodos que describo aquí, les ruego que los consideren como símbolos o herramientas que los pueden guiar hacia sus propias experiencias interiores. Permítanles convertirse en realidades vivientes a través de las fuerzas arquetípicas y del maestro eh ustedes (la Mente-Buda, o en términos jungianos el sí-mismo) que ellos son capaces de evocar. Como conclusión, quiero reiterar una queja. Una joven que había estado viviendo en el ashram de un conocido «gurú de mercado» se acercó a mí con dolores severos en la parte inferior de la espalda e inflamación de sus órganos femeninos. Por instrucciones de su mentor, se había mantenido estrictamente célibe mientras se dedicaba a practicar Yoga Kundalini durante muchas horas diarias. Con mucho tacto, traté de hacerle ver que probablemente sus problemas físicos se relacionaban con los traumas emocionales no resueltos. Cuando le sugerí métodos terapéuticos para ayudarla a integrar algunos de
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estos problemas, se puso muy a la defensiva y confesó que no necesitaba encarar ese tema porque su práctica espiritual y su maestro se encargarían de ello. Yo no podía creer que su maestro la estuviera alentando a continuar activando el Kundalini mientras ella lo reprimía desesperadamente para que no fluyera a través de su segundo y tercer chakras, porque «no quería encarar ese tema». Sin embargo, seis meses después, precisamente en el ashram, el dique se quebró y fue internada en un hospital psiquiátrico. A través de los años he sido testigo de ejemplos similares de gente que, pOr mera fuerza de voluntad e idealismo religioso, desechan sus responsabilidades psicológicas en la búsqueda de alguna panacea espiritual. Muchos de estos bien intencionados «esquizofrénicos espirituales» fueron cortejados por el carismático y autoproclamado gurú tan común en nuestros días. La revelación espiritual ocurre sólo por el flujo ininterrumpido del poder primordial del cosmos a través del cuerpo mente. Esto puede ocurrir gradualmente o en arrebatos dramáticos, dependiendo de variables tales como el grado de apertura que ha tenido lugar en vidas previas y la cantidad de resistencia psicológica en la vida presente. Personalmente, creo que es mejor y más seguro,.trabajar para remover los bloqueos psicológicos (lo que significa que primero se debe reconocer que .están allí y estar dispuesto a trabajar para sacarlos) que utilizar técnicas para forzar el despertar de Kundalini. La iluminación es fruto de la madurez psicológica, y su habilidad para crecer y desarrollarse psicológicamente no puede estar aislada de la satisfacción de las necesidades físicas. Estos tres aspectos de uno mismo no están separados uno del otro, son parte de un continuum. Esta no es necesariamente una idea nueva, pero sí muy importante. En otras palabras, el propio ego es el vehículo a través del cual crecemos. Gautama Buda utilizaba esta metáfora: el propio ego es como una balsa que nos ayuda a cruzar el río de la vida. Sin ella no se puede cruzar, pero una vez que llegamos ala otra orilla ya no se necesita, de hecho sería bastante entorpecedor intentar arrastrarla detrás nuestro mientras pasamos a escalar los encumbrados picos de la conciencia. El formato de este libro comienza en el chakra (raíz) y sigue subiendo por el camino del continuum físico-psicológico-espiritual a través de los chakras, vistos en esta perspectiva como estadios progresivos en la evolución de la psique. Este camino no siempre abraza las cumbres de la cordillera, a menudo cae en cañones profundos, algunas veces avanza a lo largo de cursos de agua, cruzando valles, desiertos y los altos picos de nuestra persona interior. Su dirección no siempre puede parecer clara cuando uno se aventura a la soledad de su interior. Cuando salimos de nuestra propia sombra, entramos en la luz interior. Es ahí cuando nos damos cuenta de que debajo de todos los miedos, deseos, penas y preconceptos del propio ego, surge el impulso básico de recordar' nuestra naturaleza esencial. Este es el mismo proceso progresivo, no importa
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cómo lo llamemos. Tanto el Tantra como la Psicología jungiana -aunque enfoquen este proceso desde extremos opuestos del espectro histórico, y desde costados opuestos del mundo- aspiran a descifrar este misterioso proceso y crear las condiciones necesarias en el cuerpo-mente para que esta transformación espiritual sea posible.
3.- Una referencia recomendable es Hands of Light, de Barbara Ann Brennan. New York: Bantam, 1978.
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GLOSARIO DE TÉRMINOS TÁNTRlCOS
ABHIDHARMA: rama metafísica y filosófica de la doctrina budista. ARHAT: literalmente «el victorioso», término empleado en el Budismo Hinayana para referirse al practicante que deja la rueda de nacimiento y muerte, y entra el estado de nirvana. BARDO: literalmente «estado intermedio», generalmente empleado para denominar el período entre la muerte y el renacimiento. BIJA-MANTRA: sílaba-semilla que significa una fuerza cósmica o psíquica específica, empleada en mantras y visualizaciones. BINDU: (THIG-LE, en Tibetano) literalmente «punto», significa potentes puntos de vacío o semilla-esencia. BODHICITTA: «la mente-corazón iluminada» de un Buda. Visualizada metafóricamente como un néctar blanco lechoso y creador de bienaventuranza, generalmente relacionado con una actitud de compasión y motivación para alcanzar la iluminación para beneficio de todos los seres sensibles. BODHISATTVA: persona que se esfuerza por generar Bodhicitta y se compromete a una vida de servicio desinteresado, incluso renunciar al nirvana hasta que todos los seres hayan alcanzado la iluminación. BUDDHA: se refiere tanto a la persona del Buda Gautama, fundador del Budismo, como a cualquier ser iluminado. CHAKRA: «rueda», término empleado para designar los principales centros de energía psíquica ubicados a lo largo de la columna vertebral. DAKINI: «el que va hacia el cielo», espíritu femenino que imparte conocimientos secretos. DHARMA: enseñanzas combinadas del Buda Gautama, o la ley universal. DHARMAKAYA: el cuerpo esencial de la Mente Búdica. GELUPA: una de las sectas principales del Budismo Tibetano. GURU: «el que trae la luz», un maestro. HERUKA: cualquier expresión colérica de la Mente búdica empleada como deidad en las prácticas avanzadas del Tantrismo..
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HINAYANA: «el pequeño vehículo», forma original del Budismo propagada por los discípulos del Buda Gautama. IDA: el segundo canal psíquico femenino paralelo a la columna vertebral. JINA: conquistador, nombre dado a los cinco Budas primordiales porque su sabiduría disipa las ilusiones de la mente egoica. JNANA: estado cognitivo innato al Vacío, y por tanto la quintaesencia de la Sabiduría. KARGYU: una de las principales sectas del Budismo Tibetano. KARMA: literalmente, «acción», referido a la relación de causa y efecto entre nuestras acciones mentales, emocionales y físicas, y sus resultados en nuestras vidas.
KLESA: oscurecimiento kármico causado por el deseo o ilusión que opera como obstáculo en el sendero hacia la iluminación.
LAMA: monje o maestro Budista Tibetano con gran conocimiento de las prácticas y doctrinas Budistas y/o Tántricas.
MADHYAMlKA: escuela filosófica que sirvió como precursora a la difundida doctrina del Budismo Mahayánico, basaba en la teoría de la Vacuidad, y que fuera iniciada por el sabio Nagarjuna en el segundo siglo D.C.
MAHAMUDRA: literalmente, «el gran gesto». El Gran Sello o símbolo que apunta hacia el logro más alto del sendero Tántrico, la unión de la perfecta percepción de la Vacuidad y la Liberación.
MAHAYANA: «el Gran Vehículo», como yuxtaposición al Hinayana, o «Pequeño Vehículo». Es una difundida doctrina que se basa en el Voto del Bodhisattva; dispone de un amplio panteón de deidades; insiste en la meditación sobre la Vacuidad y la importancia del gurú sobre las palabras de las escrituras.
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MANDALA: círculo divino que se emplea en meditación Y representa determinadas fuerzas psíquicas o cósmicas. Jung consideraba a los mandalas como una expresión del Sí-mismo, el aspecto reparador o “gran hacedor” de la psiquis. MANTRA: canto sagrado que produce ciertos efectos psíquicos. Cada deidad tiene su mantra propio y es empleado para invocar sus cualidades en la meditación. MAYA: la gran aparición del mundo fenoménico, asociado con el poder femenino de la creación dentro del hinduismo Tántrico. MUDRA: gesto que simboliza la cualidad de una deidad determinada. NADA: un canal sutil de la energía psíquica del cuerpo-mente. NIRMANAKAYA: un Buda encarnado. NIRVANA: “Extinguir o expirar”, la liberación del sufrimiento causado por la ilusión de la fijación egoica. NYNGMAPA: una de las sectas principales del Budismo Tibetano. PINGALA: canal secundario masculino de la energía psíquica, paralelo a la columna vertebral. PRANA: la energía psíquica asociada con la respiración, relacionada con los diferentes chakras y estados mentales, y que circula a través de los canales sutiles del cuerpo mente. PRAJNA: estado de alerta supremo de la mente, asociado con deidades femeninas en el Budismo Tántrico. SAMADHI: literalmente, “unión con el Señor”, profundo estado de meditación en el que se toma conciencia de la realidad de la naturaleza de la Vacuidad, y es sinónimo de la iluminación. SAMBOGAKAYA: cuerpo ilusorio o astral de la Mente búdica. Forma bajo la que aparecen las deidades meditacionales durante la meditación o en el yoga del sueño. SAMSARA: el estado de existencia cíclica condicionada por el sufrimiento y la ignorancia del ego.
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SIDDHI: el logro de poderes o habilidades, ya sean mundanas o espirituales. SHUNYATA: «vacío». En su acepción Tántrica, significa la naturaleza vacua de la realidad. SUSHUMMA: el canal psíquico central o primario a lo largo de columna vertebral, de donde surge la Kundalini. TANTRA: antiguo verbo que significa «tejer», y que implica la acción del continuo entretejer de las fuerzas cósmicas masculinas y femeninas que crean la trama de la realidad. Como cuerpo de enseñanzas, emplea un panteón de deidades y rituales de meditación específicos. TATHATA: la particularidad o los exactos elementos que componen cualquier fenómeno, en otro nivel, los atributos principales de la existencia, por ejemplo, la Vacuidad. THIG-LE: véase BINDU. TULKU: reencarnación reconocida de un ser iluminado, teóricamente, una emanación de la Mente Búdica. VAJRA: adamantino, indestructible o prístino, como un diamante, término empleado para simbolizar la Vacuidad. VAJRAYANA: escuela Tántrica del Budismo Mahayánico. YABYUM: literalmente, «Padre-Madre», haciendo referencia a las deidades masculinas y femeninas en el abrazo sexual Tántrico y que simboliza la unión de la Sabiduría y la Compasión. YANTRA: diagrama simbólico que invoca a una deidad específica. YIDAM: cualquier deidad masculina o femenina empleada como objeto de meditación. YOGA: literalmente, «yugo», haciendo referencia a la unión de lo mundano y lo sublime dentro del cuerpo-mente. En general, incluye varios métodos físicos y mentales empleados para estimular esta unión.
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CAPITULO PRIMERO LAS RAÍCES TÁNTRICAS Y SU IMPORTANCIA Nadie sabe cuántos años tiene el Tantra. Los textos más antiguos conocidos son hindúes y datan del 500 d.c. El primer texto budista apareció alrededor del 600 d.C., pero existen enseñanzas no escritas más antiguas, que fueron transmitidas directamente de maestro a estudiante por muchos cientos de años. Sin embargo, las raíces del Tantra están insertas en la temprana historia de la cultura india. El Tantra hindú y el budista son los troncos principales de un árbol que creció sobre cultos antiguos y tradiciones orales, y se ramificó a Nepal, el Tibet, Mongolia, China, lapón, Camboya, lava, el Cercano Oriente y, más recientemente, al mundo occidental. La inalterada civilización de la antigua India permitió que el Tantra creciera desde las fértiles profundidades de la mente mitológica y floreciera a través de algunos de los más devotos pensadores espirituales del mundo. Parte de su mito y ritual podría retrotraerse al período paleolítico (2,0.000 a.C.). En el complejo prehistórico de Pech-Merle en Francia, hay una Cámara con emblemas femeninos que son muy similares -como lo señala Philip Rawson- a los que aún son adorados hoy en día en los santuarios hindúes. En las culturas prehistóricas se rendía culto al poder creador del cosmos como la Diosa Madre; la temprana cultura hindú no fue una excepción. Representada en numerosos artefactos hindúes, ella se encuentra frecuentemente asociada a los animales, cuyo valor sagrado y de culto se relacionaban con su fuerza y su virilidad sexual. El énfasis en la fertilidad no estaba limitado a la diosa y las imágenes de animales. Estaban todas las figuras masculinas sentadas en posturas yóguicas, luciendo tocados con cuernos y esgrimiendo penes erectos. Los falos erectos esculpidos en piedra, algunos de medio metro de alto, también demostraban esta temprana adoración a los poderes generadores de la naturaleza. El dios Shiva, que eventualmente se convirtió en una gran deidad en el Tantra hindú, obviamente fue una evolución de estos cultos hindúes. Shiva es presentado con frecuencia como el dios con cornamenta de los timbres hindúes, sentado en posición de yoga con el pene erecto. Su símbolo universal es un falo erecto (lingam) y su vehículo es Nandi, el toro. En la antigua India, la única revuelta social importante fue la invasión de los in do-europeos (los arios), alrededor del 1500 a.C. Los arios trajeron con ellos un panteón de dioses celestiales, un grupo de sacerdotes que recitaban himnos y realizaban rituales, y una sustancia psicoactiva llamada soma que inducía estados de éxtasis y emitía poderes mágicos. Los arios eran una cultura guerrera y patriarcal. A través de sus rituales y poderes mágicos creían controlar a los dioses. Con el tiempo, sus rituales se convirtieron en simulaciones complejas de la totalidad del cosmos, y el sacerdocio se convirtió 16
en una jerarquía poderosa. La adoración de las diosas locales, que provenía de cultos hindúes más tempranas, continuó floreciendo independiente de esta tradición védica. Se formaron muchos cultos populares alrededor de diferentes diosas y formas de adoración. Como toda vida animal viene del útero femenino, el universo era visto en forma mítica como proveniente de la Diosa. Es Ella la que encarna la conciencia en el mundo de la materia y los sentidos y, o a su vez, la libera. Así, una mujer en quien la Diosa se hubiese manifestado era muy reverenciada y la relación sexual ritual con ella se consideraba una iniciación a los misterios. Estas prácticas de culto eran muy contrarias a las tradiciones védicas ortodoxas. Mientras que en el Tantra la energía sexual era reverenciada y se disfrutaba como una manera de acoplarse a los procesos cósmicos, las tradiciones védicas favorecían un almacenamiento represivo del poder sexual sagrado. Las disciplinas ascéticas se relacionaban con la posición social; para el sacerdote o la persona perteneciente a la clase dirigente, el almacenamiento de este poder sagrado era muy importante, ya que supuestamente éste llenaba el cuerpo con energía espiritual, con lo que se suponía se adquirían poderes mágicos. Alrededor del siglo V a.C. hubo muchos cambios políticos y económicos en la cultura aria. Las prácticas de las religiones populares, por largo tiempo oprimidas por la tradición védica, emergieron y se combinaron con nuevos sistemas de pensamiento. Estos sistemas enfatizaban el esfuerzo personal antes que el dogma y se basaban en la experiencia de maestros que ejemplificaban los frutos de sus prácticas espirituales. Así, grandes maestros como Mahavira, el fundador del movimiento Jaina, y Gautama Siddhartha, fundador del Budismo, atrajeron a muchos buscadores entusiastas. En los siglos siguientes, la tradición védica imitó muchos de los métodos de meditación, las deidades y los elementos filosóficos de estas religiones populares. Lo que hoy en día se conoce como yoga es el resultado de esta síntesis. El sistema yóguico era una disciplina por la cual el cuerpo, la mente y los sentidos podían ser acoplados a la naturaleza espiritual. Así se alcanzaba un estado supraconsciente, borrando la distinción entre el sí mismo y el Self (experimentado como conciencia universal pura). En el sistema yóguico las deidades populares personales reemplazaron a Brahman, el dios védico supremo e impersonal, que representaba el Absoluto más allá de nombre y forma. Shiva y Vishnu, por ejemplo, se convirtieron en dioses personalizados y centros de concentración para los sistemas yóguicos que incorporaban las prácticas tántricas antiguas. Estas yogas fueron el vehículo de lo que llamaremos el Tantra hindú. El Budismo fue otro producto importante del renacimiento religioso de la India en ese momento. Siddhartha Gautama, un joven príncipe que sería conocido más adelante como el Buda, abandonó su familia y su linaje real para dedicarse a la vida espiritual. Viajó a través de la India estudiando con diferentes maestros y sectas; eventualmente 17
rechazó sus métodos austeros y sus metafísicas quisquillosas, y encontró el Camino Medio. Sus enseñanzas realistas y directas fueron canonizadas por los estudiantes que lo sobrevivieron en la escuela de Budismo de Hinayana (vehículo menor). Alrededor de quinientos años más tarde, una doctrina mucho más expandida se conoció como la escuela de Budismo de Mahayana (vehículo mayor). Durante los siglos siguientes cada vez fueron más los elementos tántricos que fueron integrados al Budismo. El Tantra budista evolucionó en forma secreta y/o lentamente por casi un milenio, floreciendo plenamente entre los siglos VIII y XII. En yuxtaposición con las grandes universidades budistas ortodoxas, el Tantra budista era propagado por sabios excéntricos, siendo los más famosos los itinerantes pelilargos, que se mofaban de las rígidas tradiciones monásticas y las estrechas convenciones del sistema hindú de castas, para practicar la «Sabiduría Loca». Estos Mahasiddhas -yoguis con grandes (maha) poderes (siddhas)- disfrutaban de sus experiencias místicas mientras se entretenían con la realidad mundana. Enseñaban con ejemplos más que con el intelecto. La libertad existencial de sus vidas llevaba con frecuencia a comportamientos y hechos que hacían trizas las rígidas estructuras mentales de los estudiantes con metáforas potentes y poco comunes. En la época de los Mahasiddhas, ejércitos islámicos asolaban la India. Para el siglo XII, el Budismo había sido arrancado del suelo hindú por los musulmanes militantes. En ese momento, el Budismo tántrico había sido trasplantado con éxito al Tíbet. Cuando el Budismo tántrico fue llevado al Tibet, tuvo que enfrentar la religión Bön nativa, una antigua tradición shamánica. Existen historias vividas que cuentan cómo poderosos yoguis domesticaron los terroríficos demonios de la antigua religión Bön con sus poderes mágicos. Una vez domesticados, estos demonios se convirtieron en guardianes de las enseñanzas budistas y fueron incorporados al panteón budista de deidades de la meditación. El Tantra hindú sobrevive en una multitud de cultos populares poco conocidos; sin embargo, jamás fue canonizado en una institución definida. Por otra parte, la tradición tibetana desarrolló su propia forma de teocracia y estableció una institución similar a la de la Iglesia Católica. Las enseñanzas, que pueden rastrearse hasta el 749 d.C., cuando el Sabio hindú Padma Sambhava trajo los Tantras budistas al Tíbet, se han preservado y se han intensificado en un linaje de lamas iluminados que retornan una y otra vez en sucesivas vidas. Lamas clarividentes especialmente entrenados localizan a estos maestros reencarnados y los llevan a los monasterios a muy temprana edad. Con frecuencia, estos lamas dejan una carta indicando el tiempo y el lugar exactos de su próxima reencarnación. Este es un ejemplo de la precisión de las técnicas tibetanas y constituye una evidencia de que su poder se ha mantenido en forma vital. El Tantra budista ha llegado a Occidente en tiempos recientes y rápidamente se implanta en las mentes de buscadores entusiastas. De hecho, esto fue profetizado por el gran yogui padma Sambhava, que dijo que las enseñanzas budistas llegarían a la tierra del Hombre Rojo cuando el pueblo tibetano fuera diseminado como hormigas, el pájaro de hierro volara, y 18
los caballos corrieran sobre ruedas. Con la invasión comunista del Tibet, esta profecía del siglo VIII de Padma Sambhava se está convirtiendo en una realidad. Hoy en día, los principales centros del Budismo tibetano están en lugares como el Instituto Naropa en Colorado y el Instituto Nyingma en California. El Tantra tibetano se está fusionando con nuestros enfoques occidentales para el desarrollo y la curación de la psique humana. Ambas disciplinas están sufriendo cambios y se enriquecen mutuamente con este intercambio. La palabra tantra se deriva de la raíz sánscrita tan, que significa «continuar, multiplicar, extenderse». En la antigua India se usaba el verbo «entretejer». Los yoguis lo tomaron prestado para describir la naturaleza .entretejida del mundo y nuestras acciones, la continuidad de causa y efecto, y la interdependencia esencial de todo lo que existe. Las enseñanzas y los textos que luego se conocieron como tantra se basan en la experiencia mística que entrelaza la mente del practicante al material inconsútil de la Realidad Absoluta. En el corazón del Tantra encontramos la experiencia de un poder divino dentro del ser humano que puede ser despertado. Se cree que el cuerpo físico es el sitio de este poder, y, por tanto, el foco de la práctica ritual. Los yoguis llamaron a este poder interior Kundalini. Es posible que su papel activo en la evolución del Tantra se retrotraiga a tiempos prehistóricos, pues se ha encontrado un ejemplo de una práctica muy similar en una tribu primitiva del África. En una película documental hecha por un equipo de investigación de Harvard, la danza ceremonial de los !Kung muestra a los bosquimanos bailando durante horas para calentar un poder psíquico llamado n/um. El n/um sube desde la base de la columna hasta el cráneo, produciendo un estado de trance. Los !Kung creen que el n/um es un poder sobrenatural que los cura. En el Tantra, el organismo humano se siente como un microcosmos del cosmos. Los practicantes del tantra se ocupan de transformar la conciencia para poder comprender la naturaleza ilusoria de su sentido normal de la identidad y experimentar directamente su unidad esencial con el macrocosmos. Dentro del cuerpo-mente existen grandes centros de energía psíquica denominados chakras, en donde residen deidades específicas con sus fuerzas psicológicas y espirituales únicas. Estos centros y sus respectivas deidades forman la base de un complejo sistema de mito y ritual en el Tantra. Además del papel central del sistema de chakras y la evocación del poder primordial de la creación en los rituales de meditación, el Tantra se caracteriza por otras formas significativas. La visualización de distintas deidades la define de por sí. Un practicante aprende a entonar los mantras sagrados, imitar las posturas corporales e identificarse con diferentes deidades en la meditación, mientras experimenta sus estados de conciencia celestiales. Otra diferencia importante entre el Tantra y la mayoría de las tradiciones espirituales es la experiencia no-teísta de la Realidad Absoluta. Aunque el
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Tantra utiliza dioses y diosas para simbolizar distintas fuerzas espirituales y estados de conciencia superiores, el cosmos se visualiza como un acto espontáneo de constante creación, surgiendo de un vacío uterino preñado de potencial ilimitado. Este gran vacío está asociado con la conciencia pura y su cualidad espacial es base inimitable de la cual emergen todos los fenómenos. En tanto la mayoría de las religiones conciben un ser supremo, «Dios», que crea, gobierna y, por tanto, está separado del universo, la Realidad Absoluta en el Tantra se realiza en la meditación como un estado intrínseco del SerConciencia. La mayoría de los caminos espirituales se alejan de lo mundano en un intento por trascender el mundo. Se basan en valores duales como la luz y la oscuridad, lo espiritual y lo material, el bien y el mal. El Tantra concibe esas mismas fuerzas cósmicas que crean al mundo como existen dentro nuestro; no hay separación, no existe el bien y el mal. Las fuerzas que se cristalizan en el mundo material no son otras que las fuerzas cósmicas sublimes, que pueden ser vueltas a su estado prístino. Así, el Tantra abarca todo lo que es humano en nosotros. La energía del sexo, del sentimiento, del pensamiento y toda acción es convertida a su esencia genérica mediante hábiles métodos. Por tanto, el Tantra ha sido considerado a menudo como un camino por izquierda (tabú y peligroso) debido a su falta de convencionalidad. Sin embargo, el Tantra ha explorado las numerosas dimensiones de la psique humana por miles de años. Desde su sólida base de magia simpática, mitología y sublimación ritual de la sexualidad humana, el Tantra percibió una psicología holística que abarcó campos de interés tales como astronomía-astrología, medicina, matemática y alquimia-química. Aunque la comprensión del Tantra sobre la naturaleza del cosmos está oculta en un lenguaje mitológico, de hecho, éste presenta un parecido asombroso a la física moderna. A través de su larga historia, el Tantra ha sufrido mucha oposición y exilio por parte de la sociedad ortodoxa. Sin embargo, su espíritu ha sobrevivido en forma y se ha adaptado prestamente a nuevos ambientes. El Tantra ha creado esta animosidad al enfrentar las tendencias esquizoides básicas de las tradiciones sociales y religiosas, en un intento de liberar a sus seguidores de la neurosis colectiva que engendran las tradiciones convencionales. Ante todo, el Tantra es una vía de acción. Más que un conjunto rígido de racionalizaciones sobre temas espirituales, es una colección de métodos que nos puede guiar a un estado de realización interior. Es una manera de ser en el proceso de autoactualización. Su meta es simplemente ser. El camino no tiene fin. En niveles de realización más elevados, el Tantra es una manera espontánea de ser plenamente conscientes mientras habitamos serenamente en el útero de la creación. El Tantra no se limita a ningún «ismo» o secta, ni es necesariamente una 20
religión. Siendo un conjunto de métodos empíricos y experimentales, el Tantra es tan válido y actual en nuestros días como en cualquier otro periodo de su larga historia.
El Tantra Hindú Una vez presentado un telón de fondo filosófico e histórico, propongo que pasemos a analizar los elementos y principios básicos del Tantra. El Tantra hindú está compuesto de metáforas y símbolos heredados directamente de cultos antiguos. Por tanto, comenzaremos por allí antes de pasar al estudio de cómo estas metáforas y símbolos se integraron al Budismo.
Figura 1 Mahayama: el Shakti supremo emergiendo del lingam de Shiva.
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En una de las formas de Tantra hindú, la Realidad Absoluta (conciencia prístina) está personificada como Shiva. Los antiguos yoguis concebían al cuerpo del cosmos como el amante de Shiva. Ella tiene muchos nombres para expresar sus diferentes formas, pero en general se la conoce como Shakti. Cuando ella está dándole forma a lo amorfo y limitado el infinito, se denomina Maya Shakti. La palabra maya viene de la raíz sánscrita ma, que significa medir, formar, mostrar. A través de su imaginación divina, Maya Shakti evoca la gran ilusión del universo cubriendo a la conciencia pura de numerosas capas de materia: Esta visión (maya) no significa que el mundo no exista; sin embargo, su verdadera naturaleza está oculta, por causa de nuestras mentes oscurecidas (ver fig. 1). También se le rinde culto a Shakti como la reveladora de la verdad y la Gran Liberadora. Todo lo que ella trae a la existencia temporal, algún día retornará a su esencia original. Esta función de la diosa está personificada como Kali, la que infunde temor reverente. Para aquella persona egocéntrica apegada al mundo material, es una diosa de destrucción, iracunda y horrorosa. Para el yogui en busca de la liberación de la ilusión y el sufrimiento de la identidad del ego, ella es la salvadora. La imagen sexual de Shiva y Shakti como amantes apunta hacia la interdependencia. Aunque aparentemente estén separados, de hecho, son dos aspectos complementarios de una sola unidad; no puede existir uno sin el otro. Esta deidad suprema bisexual es tanto temporal como infinita. Shiva es el todo ilimitado, Shakti es la progresiva convergencia de partes que conforma por siempre el todo; Shiva es trascendente e inmutable y Shakti se relaciona con los fenómenos y es mutable. Philip Rawson, en Tantra, el Culto Hindú del Éxtasis, describe la visión tántrica del cosmos como una red entretejida de vibraciones o resonancias sutiles. Originándose en la «sustancia» más sutil de la creación, estas configuraciones vibracionales se entrecruzan y mezclan hasta que parecen solidificarse. El sonido-sustancia genérico proviene de las tobilleras de Shakti, que tintinean mientras baila. Al ser cada vez más complejos y apasionados los ritmos de su danza, la trama del universo se teje en siete grandes capas de densidad. Los siete chakras del microcosmos humano (grandes centros de energía a lo largo de la espina dorsal) están correlacionados con esta división en siete macrocosmos. El séptimo chakra, en la coronilla de la cabeza, se relaciona con la unión original de Shiva y Shakti. En el sexto chakra, en el centro de la cabeza, Shakti se ha separado de Shiva y ha creado un reino de la mente (manas). Los cinco chakras restantes, situados desde el cuello a la pelvis, representan cristalizaciones progresivas, simbolizadas por los cinco elementos: éter, aire, fuego, agua y tierra. Cada fase es más densa que la anterior, ya que se contrae del elemento previo, hasta que se forma la solidez del elemento tierra. (Ver figura 2).
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Luego de que Shakti ha creado el mundo, se la concibe invernando en las profundidades del universo material. De acuerdo a Joseph Campbell, la palabra sánscrita kundalin significa «aquello que está enrollado o en forma de espiral en la naturaleza» y se refiere a las configuraciones de energía en forma de espiral que se encuentran en todo el mundo natural, desde la molécula ADN hasta en la forma de las galaxias. Al agregarse le la terminación larga I, se transforma en Kundalini, un sustantivo femenino que significa «serpiente». Una serpiente descansa enroscada y -como un elástico- puede soltar su energía potencial cuando ataca. La mente mito lógica del Tantra combinó todos estos factores en la personificación de Kundalini Shakti, el poder primordial adormecido en la naturaleza. En el holograma del cuerpo-mente ésta descansa en el elemento tierra, en el primer chakra, en el piso de la pelvis.
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El flujo involuntario de Kundalini entrando al séptimo chakra se divide en tres canales en el sexto chakra. (Ver fig. 3). En la persona normal, kundalini fluye a lo largo de los canales derecho e izquierdo, otorgando conciencia a Iodos los órganos de los sentidos y las facultades que mantienen la ilusión del mundo. Mientras Kundalini descanse en este estado, nuestras vidas están dominadas por las fuerzas ciegas de los instintos, los deseos, y los conceptos del propio ego. Se puede retirar esta energía divina de los mecanismos del cuerpo-mente y dirigirla nuevamente por el canal central. Cuando esto ocurre la Diosa-Serpiente se despierta. Ascendiendo por la psique, se revela en cada uno de los chakras para descubrir niveles de conciencia cada vez más elevados. Al final, nuestra conciencia es liberada de las limitaciones corporales y participa del placer divino de la cúpula entre Shiva y Shaktí. Esta es la Gran Dicha y Sabiduría que, según el Tantra, es la base del ser y la meta más elevada que se debe alcanzar. El lenguaje y las imágenes de unión sexual se utilizan aquí para indicar el éxtasis místico que experimentaron los antiguos yoguis como resultado de sus prácticas. En las mentes mitológicas de estos yoguis, la energía sexual del microcosmos los vinculaba directamente con los poderes creativos del macrocosmos. La energía sexual era sagrada y se disfrutaba en un ritual denominado el Chakrapuja. Este ritual se llevaba a cabo en un círculo; el maestro y el o la consorte se sentaban en el centro. Las parejas participantes disfrutaban las cinco sustancias, representando los cinco elementos. Estos consistían en vino, carne, pescado, un afrodisíaco hecho de granos resecos, y la cópula. A través de este ritual disciplinado, los participantes transmutaban las inclinaciones a la pasión y la gratificación sexual aprendiendo a ver a la diosa en todas las cosas. El coito era utilizado para despertar la Kundalini, mientras las parejas se identificaban con Shakti y Shiva. Había variaciones sobre este ritual en las cuales un único yogui se unía con un número simbólico de consortes para representar diferentes hechos cósmicos. Estos rituales antiguos sirvieron de inspiración para las meditaciones interiores complejas y la iconografía sexual simbólica de sistemas tántricos posteriores. I Otra práctica hindú, el Yoga Kundalini, comprendía una rica colección mitológica de símbolos, animales y una mezcla de deidades pre-arias y védicas, que eran visualizadas en los diversos chakras durante los rituales de meditación. Supuestamente, el movimiento de la Diosa Kundalini varía a medida que avanza por los diferentes chakras. En los diagramas hindúes de los chakras, diferentes animales simbolizan estos movimientos y se los considera el vehículo de la deidad primordial en cada chakra. La energía Kundalini, también asume un patrón de frecuencia específica en cada nivel de chakra. Estos son ilustrados en la simbología india por los mantras simientes (bija), en el centro de cada diagrama de loto. El número de pétalos de cada chakra también se refiere literalmente a su frecuencia vibracional. El chakra más bajo, por ejemplo, tiene cuatro pétalos, que representan la baja vibración del mundo material. Al otro lado del espectro, el chakra de la coronilla tiene un millar de pétalos, que simbolizan la alta 24
frecuencia vibracional de los reinos trascendentes.
Fig. 3: Ida. Pingala y Sushumna. Ida y Pingala son energías secundarias involuntarias deslizándose en espiral hacia abajo alrededor del canal evolutivo primario central. Sushumna. En el Tantra budista. Ida y Pingala se visualizan corriendo paralelas al canal central. Los tres canales convergen en el primer chakra donde Kundalini yace dormida hasta ser despertada.
El Yoga Kundalini comienza en el primer chakra, estimulando a la durmiente Kundalini, visualizando el loto del primer chakra en el piso de la pelvis. Se concibe al mantra simiente (LAM) en el centro de este loto, mientras es recitado en silencio o en voz alta. Desde la forma radiante del mantra siguiente, emergen en orden secuencial todos los elementos simbólicos contenidos dentro del loto. Se contempla luego cada deidad y símbolo, y luego son devueltos al mantra simiente. Luego se representa al mantra simiente en sí como elevándose hacia el loto del segundo chakra donde es absorbido allí en el mantra simiente de éste. Al segundo chakra se lo visualiza debajo del ombligo. A medida que se recita el mantra simiente en su centro, todos los elementos del segundo chakra emergen y se medita sobre ellos. Una vez completado esto, los contenidos son devueltos al mantra simiente, que a su vez asciende al tercer chakra en el plexo solar. Este procedimiento se repite hasta el séptimo chakra, a partir del cual la conciencia del yogui entra al vacío celestial de la conciencia pura. Como una llama ardiendo en un lugar sin viento, el (la) meditador (a) se empeña en concentrar su conciencia en este estado. El ritual de meditación se completa recreando el cuerpo-mente. Comenzando por el séptimo chakra y descendiendo a lo largo del cuerpo, se visualiza cada chakra como precipitándose desde el próximo más alto. El conocimiento y la práctica del Yoga Kundalini se ha transmitido de 25
maestro a discípulo desde la antigüedad. Aun que en la corriente más importante de las antiguas prácticas tántricas hindúes esta transmisión se ha llevado a cabo en parte a través de diversas formas de sexo ritualizado, también fue transmitida a través de una práctica denominada Shaktipat. Una persona que haya despertado este poder cósmico puede transmitirlo a otra persona de diversas formas: por contacto físico, por transferencia de pensamiento, cánticos sagrados o simplemente mirando a los ojos al estudiante. En el camino tántrico, un maestro es importante porque, además de su experto consejo y la enseñanza de métodos y conocimiento, él o ella tiene esta habilidad de estimular y guiar sin riesgos el despertar de la fuerza Kundalini. Cuando Kundalini se activa, su flujo progresivo despierta contenidos inconscientes que luego pueden desbordar a la conciencia. Puede ser peligroso resistirse a cualquiera de estos hechos, ya que la fuerza puede quedar atrapada o su circulación se puede distorsionar en los canales de los cuerpos más etéreos. Así, pueden ocurrir severos desequilibrios físicos o psicológicos. Existían diferentes niveles -o tipos- de yoga para preparar al yogui para estos encuentros intensos con el inconsciente. El Hatha Yoga fortificaba y purificaba el cuerpo físico. El Bakti Yoga armonizaba la naturaleza emocional con los deseos de devoción espirituales. El Raja Yoga entrenaba la mente y la nutría de verdades filosóficas. Todas éstas llevaban al Mahayoga, en ocasiones llamada Siddhayoga, que se ocupaba del despertar de Kundalini. Tradicionalmente, se pasaban muchos años de entrenamiento arduo con un maestro, quien encarnaba el poder consciente de Kundalini.
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Tantra Budista
Hay una gran controversia entre budistas e hindúes acerca del origen del Tantra. Algunos estudiosos sostienen que el Tantra budista evolucionó del Tantra hindú, y aun más tarde se revirtió a éste. Naturalmente, los budistas creen que Gautama Buda fue el originador del Tantra, lo cual puede muy bien ser verdad en el sentido de que éste pasó un tiempo considerable vagando por las tierras sagradas de la India, probando diversos maestros y métodos. Las escrituras budistas tempranas indican que, como mínimo, Gautama estaba familiarizado con el conocimiento de los chakras y el fuego interior. Es muy factible que fuera instruido en los antiguos artes tántricos y más tarde los revisara o los reinterpretara. Asimismo, es posible que algunos de los métodos más elaborados de meditación tántrica budista no fueran introducidos en el canon budista hasta varios siglos después de su muerte. Con el advenimiento del Budismo mahayana -una forma más liberal y expandida de budismo-, la palabra Buda se refirió más al potencial de la Mente-Iluminada inherente dentro de todos nosotros, que a Gautama, el Buda. En este sentido, diversos yoguis budistas «conscientes» (Buda significa el que ha tomado conciencia) pueden haber integrado elementos tántricos, que se convirtieron en parte de la doctrina tántrica budista. Naturalmente, Buda (v.g. la Mente-Iluminada) sería considerado la fuente de su inspiración. En el Tantra budista encontramos muchos de los símbolos, deidades, rituales y prácticas de meditación del Tantra hindú, pero a menudo sus significados son bastante diferentes. El Tantra budista también contiene tres aspectos principales que se cree lo hacen superior al Tantra hindú: la renunciación, la actitud iluminada y la filosofía correcta. La renunciación, como se la utiliza aquí, significa renunciar a la creencia en la identidad individual. Buda comprendió que un individuo estaba compuesto de cinco elementos de comprensión (skandhas): forma, sentimientos, cognición (o armonía), fabricaciones mentales con voluntad y conciencia. Lo que se denomina el sí-mismo es solamente estos cinco elementos moldeados por los hechos pasados y los deseos. A diferencia del Tantra hindú, que postula un símismo eterno (Atman), Gautama Buda comprendió que no existe un sí-mismo independiente o eterno que exista aparte de este manojo de componentes. De acuerdo con el budista, nuestra creencia en este uno-mismo es la causa primera de todo nuestro sufrimiento. La actitud iluminada se refiere al ideal Bodhisattva, que cambia la motivación de alcanzar la iluminación desde una de ganancia personal a una de compasión por todos los seres. La filosofía correcta se basa en la comprensión del vacío esencial de la realidad. Todos los fenómenos son pasajeros, desprovistos de una existencia absoluta y dependientes de otros fenómenos temporales. En el Budismo, se 27
denominó creación dependiente al origen de todos los fenómenos desde otros factores pasajeros, y no desde una única entidad independiente absoluta (como Dios). La Realidad Absoluta es el Vacío, la nada indefinible e inmutable de la cual todo surge y muere. La existencia continua de cualquier persona (v.g. manojo de componentes) es el resultado de la ignorancia y el deseo. La ignorancia de la temporalidad de toda existencia lleva al deseo de continuar la identidad individual. El deseo reúne el manojo de componentes y nos motiva a obtener satisfacción de aquello que es inherentemente temporal. Estos intentos siempre culminan en desilusión, y diversas formas de sufrimiento. En el Budismo, la liberación ocurre cuando se acaban la ignorancia y el apego. Nos liberamos de la percepción equivocada del mundo y la convicción de que existimos como un propio ego independiente. Como la capacidad de conciencia de una unidad limitada a su ego es finita, es virtualmente imposible percibir el vacío en forma directa. Por tanto, el Tantra budista guía al estudiante a través de una revelación paso a paso. El primer paso (Kriyatantra) enfatiza nuestras acciones, las cuales se formalizan en rituales simbólicos. Este primer paso también hace hincapié en la purificación del cuerpo-mente. El segundo paso (Caryatantra) se ocupa de entender las implicancias de las actividades de Kriyatantra. Busca equilibrar las acciones rituales exteriores, con, la conciencia que se ha desarrollado en la meditación. Yogatantra es una continuación de esta evolución del conocimiento, enfatizando las prácticas interiores. Esto conduce al paso final de Mahayogatantra. Este Tantra puntualiza la importancia del conocimiento que penetra en la naturaleza vacía de la realidad; una forma de acción espontánea y un estado de equilibrio meditacional continuo que une a ambos. El Libro Tibetano de los Muertos (el Bardo Thodol) constituye una de las bases del sistema tántrico budista. Bajo la apariencia de una experiencia de muerte, esboza las dimensiones de la psique y el camino de liberación en forma de metáfora. La cosmología del Libro Tibetano de los Muertos se basa en cinco Budas primordiales. Estos cinco Budas centrales se correlacionan con los cinco elementos cósmicos (relacionados con los skandhas o elementos de comprensión mencionados anteriormente) y, en consecuencia, con los cinco chakras del mapa budista tibetano del cuerpo psíquico. Las cinco energíassabidurías se irradian desde el Vacío y se subdividen para posibilitar todas las creaciones mentales. Cuando el proceso es revertido en la meditación, su sabiduría conquista las ilusiones de nuestra percepción mundana del universo. Por ello, también se las conoce como los conquistadores, porque no sólo crean la «apariencia» del mundo en nuestras mentes, sino que la dispersan con su energía-sabiduría. Para encuadrar el esquema de los cinco Budas primordiales, los budistas a veces combinan las funciones del primer y segundo chakra y las del sexto y séptimo chakras, y en la práctica normalmente se utilizaban los cuatro chakras más altos. Cada uno de los cinco Budas representa un tipo de percepción equivocada (relacionada con un chakra particular) y su energía-sabiduría
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antídoto. Cada una de los cinco chakras en el sistema budista expresa diferentes aspectos de la mente. La energía vital (prana) se relaciona con la respiración y con la mente. Esto significa que a cualquier estado de ánimo corresponderá un tipo de prana, que a menudo se refleja en el carácter de la respiración. Por tanto, la mente y el prana son inseparables en la acción. El prana de cada chakra se estimula a través de técnicas de meditación y respiración. Como consecuencia de ello se traen a la conciencia emociones reprimidas y diversos estados de ánimo inconscientes. El objetivo de controlar los pranas es purgarlos eventualmente de sus aberraciones mentales-emocionales, conduciéndolos al canal central, donde este aliento vital alimentará el fuego interior. Al remover la energía vital de los engaños del ego, el elemento mental-emocional de cada chakra se purifica y se transforma en su energía-sabiduría original. Como en el sistema hindú, esto conduce a la inversión de la génesis, v.g. los cinco estados de «ánimo-materia» elementales se purifican progresivamente. Dumo (el equivalente budista de Kundalini) es un término que denota una mujer feroz que aniquila todos los deseos y pasiones. Diversos ejercicios de visualización y respiración (también se puede utilizar la energía sexual para ayudar a producir el fuego interior, ya sea con un consorte experto o a través de la visualización) cambian el cuerpo-mente en un canal sin obstáculos para el fuego Dumo. Así, el yogui se torna experto en dirigir el flujo de esta fuerza poderosa. Los iniciados demuestran su maestría pasando pruebas específicas. Por ejemplo, se les puede exigir que mediten en la nieve con ropa mojada; de hecho, si son competentes pueden secar sus ropas y permanecer abrigados en el frío helado. Los cinco Budas primordiales, como las emanaciones centrales del Vacío, son considerados los progenitores de las cinco familias de dioses y diosas que constituyen el panteón budista. Así, se muestran una variedad de deidades en diagramas de meditación (mandalas), utilizados para indicar ciertos principios espirituales y sus interacciones en los diferentes estadios de la integración psíquica. En algunos mandalas, los Budas primordiales están representados en unión con parejas femeninas, Esto representa los cinco tipos de energíascreativas, interactuando con sus cinco energías-sabidurías complementarias. Otras deidades rodean a los Budas centrales en los mandalas diseñados para iniciaciones específicas. Deidades iracundas ilustran el mundo de las cinco sabidurías nubladas por las pasiones y engaños de los seres conscientes que aún están bajo el influjo de la ignorancia. Las expresiones feroces y los dientes apretados de estas deidades demuestran el poder y la fuerza que se requiere para luchar contra el ego y sus engaños. (Ver fig. 4). Sus armas son utilizadas para pasar a través de obstáculos, y los cuerpos que yacen a sus pies son las pasiones que han matado. En los niveles avanzados del Tantra tibetano se utiliza el poder de estas deidades iracundas para conquistar las partes más básicas de la psique
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e iniciamos en los logros más elevados de la energía-sabiduría. En el Tantra budista lo femenino se correlaciona con la sabiduría y se le denomina Prajna, en lugar de Shakti como en el Tantra hindú. El principio masculino se relaciona con la habilidad de recursos. Por tanto, el dios y la diosa en un abrazo sexual representan la unión del conocimiento-sabio con recursos expertos. En el panteón tibetano, los dioses o diosas pueden ser visualizados en la meditación como mentores y guardianes. Por ejemplo, para un hombre inspirado o excitado por la belleza de una mujer se emplea una diosa hermosa para transformar esos sentimientos románticos. Dicha diosa es denominada una dakini. El término dakini significa, literalmente, «el que va por el cielo», o uno que se mueve a través del cielo. Aunque comúnmente aparece como una diosa, pacífica o iracunda, dakini también es experimentada tomo las diversas fuerzas (relacionadas con las cinco familias Buda) que participan de todos los fenómenos. El yogui comienza visualizándola en la meditación diaria. Luego puede juntarse con ella en un abrazo sexual mientras recita su cántico sagrado. Obviamente, esta forma de meditación es una vía muy poderosa de conectar e integrar el aspecto femenino de la psique (el anima). Una practicante mujer utiliza una deidad masculina en la meditación de la misma manera para relacionarse con su parte masculina (el animus). Además de los cinco Budas primordiales, originalmente el Tantra budista no le dio forma antropomórfica a la Realidad Última no manifiesta. Sin embargo, en el siglo X se introdujo en el Monasterio Nalanda en la India una forma de dios monoteísta. El Adibuda (Buda Supremo o Primero) no crea el universo ni está separado de él. Trascendiendo la dualidad, de forma y no-forma, él es paradójicamente- la unidad de los dos y el progenitor de los cinco Budas. Como la Mente-Buda primordial, el Adibuda es adorado como el «gurú básico» de las enseñanzas tántricas. Las diferentes sectas tienen representaciones diferentes del Adibuda; en la secta con la que estoy más familiarizado engendra del nombre de Vajradhara (poseedor del cetro vajra, que simboliza el poder diamantino indestructible del Vacío). En diversas prácticas de meditación tántricas avanzadas aparece representado en diversas formas iracundas con una consorte (Vajra Yoguini) como la deidad central. . Algunas veces, Vajradhara es representado en la postura YabYum (abrazo sexual tántrico) con Prajnaparamita (ver fig. 5). Prajnaparamita –como la representación antropomórfica del texto Mahayana del mismo nombrerepresenta la «Sabiduría de la Costa Más Allá». De acuerdo a la leyenda, Buda escondió este libro de conocimiento trascendental en un reino celestial hasta que la humanidad estuviera lista para sus profundas enseñanzas. Se cuenta que un sabio hindú, llamado Nagarjuna, recuperó esta escritura en el segundo siglo, y el culto a Prajnaparamita se tornó muy popular. Las escrituras Prajnaparamita desarrollaron las bases filosóficas para las enseñanzas de la naturaleza vacía de la Realidad Absoluta y se constituyeron en la cúspide de la doctrina Mahayana. Como diosa, Prajnaparamita es el vacío 30
que permea todo el «vacío», que espontáneamente da vida a toda la creación. Así, la escuela Mahayana de Budismo la consideró la madre de todos los Budas, porque es a través de ella, conciencia vacía prístina espacial que nace un Buda. Su unión tántrica con Vajradhara expresa en forma simbólica la integración de la habilidad de recursos tántricos con la práctica Mahayana de meditación profunda sobre el Vacío. En el curso de la práctica, un estudiante de Budismo tántrico comienza por tomar refugio en el Buda (la mente iluminada). También son reverenciados el Dharma (la doctrina budista) y el Sangha (la comunidad de practicantes budistas). Luego, un lama (literalmente considerado como una encarnación de la Mente-Buda) asigna al estudiante una deidad patrona del panteón tántrico, en base a sus necesidades individuales. Si una mujer tiene mucha ira reprimida, se le puede otorgar una de las deidades iracundas. Como un remedio homeopático, la meditación sobre la deidad iracunda purgará a la ira de su cuerpo-mente. En otros casos, se pueden adquirir algunos atributos de las deidades patronas. Para un hombre lujuriosamente adicto a la belleza de las mujeres, una diosa hermosa puede ser empleada para transformar esos sentimientos en un amor más sublime. Una vez comprendidas las cualidades encarnadas en la deidad, el lama faculta al estudiante a través de la iniciación a llevar a cabo diversas meditaciones sobre deidades para que se activen los potenciales dentro de la mente del estudiante. Por lo general, se requieren muchos años de prácticas preliminares antes de que un estudiante esté listo para ser iniciado en un mandala de una deidad tántrica más elevada.
El Tantra y la Psicología Jungiana
Aunque la psicología occidental ha ignorado nuestras inclinaciones espirituales o bien -lo que es peor- las juzga patológicas, hay una tendencia creciente hacia la búsqueda de los reinos parapsicológicos y transpersonales de la psique. Carl G. Jung fue un importante pionero en esta búsqueda de una comprensión más profunda de la naturaleza de la persona interior. Rompiendo con las orientaciones terapéuticas convencionales, miró más allá de la preocupación por patologías y síntomas hacia lo espiritual. Aventurándose dentro del territorio tabú de lo misterioso y lo «divino», su psicoterapia se convirtió en una forma de guiar a la gente más allá de los estrechos confines de la identidad del ego en busca de su totalidad. Sus descubrimientos forman un valioso puente entre el Tantra y las formas contemporáneas transpersonales de psicología occidental. Antes de cruzar ese puente, echemos una ojeada al abismo que separa al Tantra de la psicología occidental.
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Figura 4 Mahakala. Un ejemplo de deidad iracunda que sirve como protectora. Mahakala es la versión budista de la deidad hindú Bhairava, una forma feroz de Shiva.
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Figura 5 Vajradhara y Prajnaparamita. La postura Yabyum simboliza la unión del Buda Supremo –el poder primordial del Vacío- y la Madre de todos los Budas – la Sabiduría Más Allá-.
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Tradicionalmente, la psicología occidental se ha ocupado del tratamiento de enfermedades mentales. Un tratamiento exitoso se juzga de acuerdo a la habilidad de la persona para funcionar «normalmente» en nuestra estructura social. Por otro lado, el Tantra se ocupa del desarrollo de cualidades que trasciendan la mera adaptación a la norma social y apunta a curar la causa más importante del sufrimiento humano -la ilusión de la identidad del ego-. Lo que es más, el concepto de uno mismo en la psicología occidental se basa principalmente en la identidad del ego. En Tantra, el sí-mismo tiene parámetros mucho más grandes, incluyendo su continuidad de una vida a la otra, v.g. la otra reencarnación. Jung describe el ego como un complejo de factores psíquicos y una conciencia general del cuerpo que atrae contenidos desde el inconsciente y el mundo exterior con el que se identifica. Este uno mismo -que existe sólo en la superficie de nosotros mismos- ve al mundo en los términos de «Yo» y «no yo», y, por tanto, no puede abarcar la experiencia de estados de conciencia transpersonales. En la perspectiva egocéntrica, la posibilidad de existir en un estado donde esta separación se disuelve y la sensación de yo conocida ya no es más concreta, es -en el mejor de los casos- inimaginable y de otra manera, aterradora. Esta identidad del ego tampoco puede tener fe en su supervivencia a la muerte, ni siquiera en períodos dramáticos de transformación. Está firmemente confinada a su estado actual por el instinto de supervivencia. Como señala Martin Willson en El Renacimiento y el Budista Occidental, en Tantra, la creencia en la continuidad de la corriente mental de una vida a la siguiente es la base para comprender la condición humana y es fundamental en las doctrinas del karma y la liberación. El karma es la propia mecánica de esta continuidad, y la liberación significa, literalmente, el cese de la rueda de la muerte y el renacimiento involuntarios. Existe en este momento, evidencia científica convincente para la doctrina de la reencarnación. La investigación del Dr. Ian Stevenson en la Universidad de Virginia, publicada en Veinte Casos Sugestivos de Reencarnación, es quizá la mejor documentada. En cualquier caso, es necesaria una dosis de buena voluntad para considerar la posibilidad e implicancias de la reencarnación, para aprehender la esencia de la orientación tántrica. El siguiente paso es el de ponernos de acuerdo con respecto a qué nos referimos cuando usamos las palabras «conciencia» y «psique», ya que su significado en la psicología occidental es demasiado nebuloso o inadecuado para nuestros propósitos en este libro. En la psicología occidental, la conciencia es la conciencia del propio ego; todo lo que existe más allá de ella es simplemente llamado «inconsciente». Más aún, no hay acuerdo con respecto a qué combinación de estructuras conscientes e inconscientes constituyen la psique. Hay una gran cantidad de psicólogos, por ejemplo, que sostienen que la psique no es nada más que actividades bioquímicas en el
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cerebro. Aunque Jung reconoció los alcances y la profundidad de la conciencia en algunas culturales orientales y primitivas, resumió la visión occidental común de la conciencia como el producto de la percepción y la orientación en el mundo exterior. Dijo que ésta, probablemente, está localizada en el cerebro, y concluyó que era una evolución de un órgano sensitivo de la piel de nuestros ancestros remotos. El concepto occidental de conciencia implica que sin el ego y el cerebro, la conciencia no existe. ¿Es posible que la conciencia existiera antes que el desarrollo de nuestro sistema nervioso central? ¿Nuestro sistema nervioso está creciendo como un loto desde el barro del universo material para florecer en la «Luz»? ¿Es posible que la conciencia tenga diferentes cualidades en otros contextos aparte de la forma única asociada al ego y los centros cerebrales más elevados? En el Tantra, la conciencia se experimenta en muchos niveles; la conciencia de sí es sólo uno de ellos. De hecho, se considera que la conciencia en su condición más sublime es la propia base del ser en sí. En el Tantra encontramos una descripción de cinco grandes cuerpos de conciencia. El más sublime, el cuerpo-dicha (Anadamayakosa en el Tantra hindú, Buda en el Budismo), es la parte de nosotros mismos implantada en la dimensión eterna e infinita de la conciencia prístina. El equivalente más cercano que tenemos para el nivel más sublime de la psique es nuestro concepto de espíritu. El cuerpo etéreo (Manomayakosa en el Tantra hindú, Kama Manas y Kama Rupa en el Budismo) incorpora nuestra naturaleza emocional e Intelectual. Estos dos elementos de la psique funcionan en forma integral para crear la personalidad. A este cuerpo etéreo, cuando es visualizado por clarividencia, se le denomina aura, y algunas veces se refieren a ellos como los cuerpos astral y mental, respectivamente. El cuarto cuerpo (Pranayamakosa), comúnmente llamado cuerpo etéreo, se compone de energía vital. Este cuerpo vital hace circular la fuerza vital hacia y a través del quinto vehículo e la conciencia, el cuerpo físico (Annamayakosa en Tantra hindú y Shtula Sarira en el Tantra budista). Aunque cada una de estas envolturas de la conciencia existen en diferentes dimensiones, están interpenetradas por la que es interior a ella. Siete vértices de energía psíquica -los chakras- atraviesan estos cuerpos etéreos y cumplen un papel importante en su integración. La palabra sánscrita chakra significa rueda. Un clarividente visualiza los chakras como remolinos de energía encauzándose dentro del cuerpo etéreo. A su vez, estos centros etéreos están relacionados con las glándulas endocrinas y los ganglios nerviosos más importantes en el cuerpo físico. Los chakras traducen las comunicaciones 35
desde todos los niveles de la psique en estímulos electro químicos del sistema nervioso y las glándulas endocrinas. A la inversa traducen el estímulo del uno mismo corporal al lenguaje de la conciencia de los diversos cuerpos etéreos. Por tanto, los chakras abarcan el espectro completo de la conciencia, desde la más primitiva (basada en los instintos y los sentidos) a la más sublime. Las prácticas tántricas están diseñadas para desarrollar todos estos niveles. Cuando el cuerpo más sublime de la conciencia se hace plenamente consciente, nos convertimos en un Buda (el que ha despertado). En el Tantra hindú esta experiencia se denomina Samadhi. En sánscrito sam significa unión y adhi significa Señor; así, Samadhi significa unión el Señor. El Sí mismo es el Señor del Uno mismo y su objetivo (Dharmapala). Utilizaré las palabras psique y cuerpo-mente indistintamente para implicar la suma de estos cuerpos de conciencia, incluyendo por supuesto el sistema de chakras. Comencemos ahora a comparar la visión de la psique del Tantra con la de Jung, para así poder desarrollar el modelo de trabajo que utilizaremos a lo largo del libro. De manera similar a la de las escrituras indias, Jung reconoció una función trascendental en la psique y la llamó el Self*. Para Jung este Self era idéntico a, y la fuente de las imágenes de Dios. A través de lo que Jung denominó el Proceso de individuación (una asimilación progresiva de contenidos inconscientes) el Self se vuelve más y más consciente. De acuerdo a Aniela Jaffe en El Mito del Significado, en términos religiosos, el proceso de individuación era, según Jung, «la realización de lo Divino en el interior». Al desarrollar el concepto del Self, Jung dio un paso muy importante, aventurándose más allá de los confines de la propia identidad. Sin embargo, el Self en la teoría de Jung no incluye la posibilidad de volverse plenamente consciente, como sí lo hace su contrapartida en el Tantra. El Self de Jung se conoce esencialmente en forma indirecta, a través de sueños y otras expresiones simbólicas. Otra diferencia importante es que el concepto jungiano del Self implica algo que es eterno y, sin embargo, fenoménico, cualidades que son contradictorias desde el punto de vista budista. El Self de Jung -aunque intenta abarcar el misterio de la unión de los opuestos- permanece en el reino de la «materia», a pesar de que se hace referencia a él como una función trascendente, un símbolo unificador y un principio integrador de la totalidad, en tanto Jung se esforzaba por conceptualizar su intuición de lo que denominó «pleroma» en sus Siete Sermones a los Muertos. En este estado de pleroma, Jung vislumbró lo que los budistas denominan el Vacío, donde «la nada es lo mismo que la plenitud», y «tanto pensar como estar terminado», porque aquello que es absoluto no tiene cualidades. Sin embargo, algunos de los atributos que Jung asigna al Self delatan su conocimiento intuitivo.
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Para investigar estas expresiones del Self, Jung inició un estudio de la psique en diversas culturas y descubrió patrones universales que denominó arquetipos. Su conclusión fue que estas fuerzas psíquicas eran como el código genético en el cuerpo físico; ellas predeterminan estructuralmente la anatomía y la función de la psique. Guían el curso de la evolución individual, a menos que sean perturbadas por traumas personales. Los arquetipos diseñan la totalidad del campo de la experiencia humana apareciendo en los sueños, la fantasía, el arte, el mito y la religión. De esto se desprendía naturalmente que Jung comprendió que los reinos normalmente inconscientes de la psique consistían en aspectos tanto universales como personales. Jung consideró nuestras identidades individuales como formadas por este reservorio transpersonal que él denominó el inconsciente colectivo. Esta dimensión interior tiene proporciones oceánicas, y sus corrientes y mareas omnipotentes rodean las costas de espacio y tiempo que definen a la isla del propio ego. Hacia atrás, sus horizontes llegan hasta tiempos inmemoriales, y hacia adelante, hasta los futuros eones. De sus profundidades emergen todos los elementos, instintos, deseos, tendencias conceptuales y aspiraciones trascendentales o espirituales que han existido nunca, o jamás existirán, arrojadas a las costas de la conciencia humana. Estas estructuras psíquicas, bajo la forma de imágenes primordiales (arquetipos), con sus expresiones duales inherentes (bien y mal, luz y oscuridad, etc.), proveen el marco para la «sustancia» de las capas personales de la psique. Radmila Moacanin, en La Psicología de Jung y el Budismo Tibetano, demuestra cómo se puede comparar el inconsciente colectivo de Jung con lo que los budistas llaman la «conciencia de reserva» (Alaya-Vijnana). Así como Jung percibe el inconsciente colectivo incluyendo todo el potencial y la experiencia humana, el Alaya-Vijnana es concebida como una suerte de «Mente Universal». El Lama Govinda, en Meditación Creativa y Conciencia Multidimensional, describe esta conciencia cuando es provocada por asociaciones. Si continuamos integrando la visión jungiana de la psique con la del Tantra, tratemos de imaginar los siete chakras relevándose desde las profundidades del inconsciente colectivo y elevándose por los niveles del inconsciente personal y la conciencia del ego. A través de cada chakra se expresan funciones e imágenes arquetípicas específicas. Juntos, los siete chakras forman la matriz psíquica en la cual se crea la forma única del cuerpo-mente. Esta matriz genérica adquiere características cada vez más definidas a medida que las diversas experiencias -y nuestras reacciones a ellas- se establecen en los escondrijos del inconsciente personal. El inconsciente personal percibe y actúa sobre la emoción/información en forma literal, almacenándola y dirigiendo su comportamiento casi como una computadora a
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través del sistema nervioso autónomo. Allí está contenida la memoria de, todo lo que nos ha ocurrido, incluyendo nuestras vidas pasadas. El inconsciente personal, como una entrecara entre la estructura temporal-espacial del ego y la otra dimensionalidad de los niveles más profundos de la psique, también puede ser un lugar de clasificación de contenidos futuros de la conciencia del ego. En general, el inconsciente personal tiene una tendencia a permanecer fijado a los patrones emocionales y las estructuras de creencias que hacen una profunda impresión en él. Muchos miedos y conductas autolimitantes provienen de este condicionamiento inconsciente, oscurecen las funciones positivas de los arquetipos y hacen que permanezcamos fijados a determinadas imágenes arquetípicas o seamos vulnerables a su lado más oscuro. En términos tántricos, el impacto de experiencias deseos y acciones (incluyendo las pasadas mentales) están implantados como semillas kármicas en el cuerpo-mente. Si estas semillas no se arrancan, continuarán rindiendo su fruto amargo a pesar de los esfuerzos conscientes para prevenirlas. Cada chakra contiene una cantidad de patrones de semilla de experiencias pasadas –relacionadas con motivos arquetípicos- que definen parámetros inconscientes del propio ego. Estos patrones de semillas (Samskaras), denominadas oscurecimiento en el Tantra budista, eclipsan la energía-sabiduría que actúa a través de un determinado chakra y constituyen obstáculos muy importantes para la realización de nuestra naturaleza Buda. Luego, los chakras emergen en la esfera de la ego-conciencia. La mente racional es capaz de funciones más complejas que el inconsciente personal; puede razonar tanto inductiva como deductivamente. También puede reprimir deseos y memorias que no quiere reconocer. Así, disfruta de algún grado de autonomía de los reinos inconscientes personales y transpersonales. Pero para poder mantener la ilusión desesperada de su soberanía está destinada a racionalizar. Así, en cada uno de los chakras podemos encontrar imágenes distorsionadas de la realidad, que el sí mismo consciente utiliza para ordenar -y quizás manipular- al mundo interior y exterior a conformarse según sus deseos y preconceptos. El ego racional puede ser bastante obstinado, pero es relativamente fácil de reeducar. La lectura de mi libro puede bastar para convencer a la mente racional de la necesidad de cambiar actitudes e ideas existentes. Por desgracia, la deprogramación y reeducación del inconsciente personal requiere una pericia y un tiempo mucho mayores. Pero a menos que esta tarea se lleve a cabo con éxito, a menudo los deseos conscientes para cambiar resultarán ineficaces. En forma óptima, la mente inconsciente racional y la personal deben armonizar sus esfuerzos y ponerse a tono con los niveles más profundos del inconsciente colectivo. Cada chakra puede ser visualizado como una lente en un proyector de
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diapositivas, en el cual se sacan a la luz determinadas funciones genéricas de la psique. Por ejemplo, el tema del primer chakra es la supervivencia y el bienestar del cuerpo físico; está asociado al nivel más primitivo o instintivo de la psique. Así, el carrusel de diapositivas en el primer chakra contendría imágenes arquetípicas personalizadas de este nivel, que representan una orientación bien adaptada, un escenario carenciado y traumático o una extraña mezcla de ambos. La suma total de las «colecciones de diapositivas» en todos los chakras crea la ilusión de nuestra identidad individual. Estas colecciones de diapositivas se pueden relacionar con el manojo de componentes (los skandhas de forma, sentimiento, cognición, voluntad mental y conciencia) que -en términos budistas- componen el sentido del propio-ego. En nuestra cultura moderna las «colecciones de diapositivas» están atiborradas de efigies erróneas que claman por nuestra atención, mientras el propio-ego está alienado drásticamente de las fuentes de alimento espiritual en las profundidades de la psique. Vivimos en un mundo sintético divorciado de la naturaleza interior y exterior. Como el hijo pródigo, hemos olvidado nuestra verdadera herencia y el propósito de nuestro viaje a la conciencia. Cuando nos embarcamos en este viaje, sea conscientemente o por intuición, enfrentamos las cosas bajo una apariencia «civilizada» que preferiríamos evitar. En consecuencia, tanto el proceso de individuación en la terapia jungiana, como la práctica tántrica de transformar los aspectos engañados del propio-ego en sus energías-sabidurías, a menudo resultan dolorosas. Al propio-ego también le puede resultar aterrador contactar el poder primordial de los arquetipos y Jung tuvo un respeto saludable por sus potenciales «incontrolables». Las leyendas tántricas están llenas de reclamos milagrosos sobre el despertar de Kundalini o el fuego Dumo. Sin embargo, el sólo despertar este poder no asegura automáticamente la perfección espiritual. Este poder primordial puede ser de hecho venenoso, activando contenidos inconscientes que pueden causar serios desequilibrios psicológicos, si no se le asimila diligentemente. Los tibetanos dicen que despertar el fuego es como colocar una serpiente en una caña hueca de bambú; sólo puede salir por dos lados, hacia arriba o hacia abajo. Así, el trabajo comienza conociendo y clarificando los contenidos irrelevantes o auto-inhibitorios del inconsciente personal. Antes de que podamos deprogramar el inconsciente, a menudo es necesario estar consciente de las influencias iniciales. Reexperimentándolas, se disuelven las formaciones emocionales/conceptuales alojadas en un chakra en particular. Para comprender al inconsciente y comunicarse con él, es importante
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entender que está facultado por dinámicas emocionales y que “piensa” en términos de imágenes y símbolos. Las cualidades metafóricas de los sueños y la mitología lo ilustran fácilmente. Otro aspecto importante a considerar, es que este nivel de la psique normalmente no distingue entre «realidad» e imaginación. El uso de la hipnosis, la imaginación activa, el trabajo sobre los sueños y la imaginación guiada, demuestran cómo se puede interceptar y cambiar la mente inconsciente a través de la metáfora y la visualización. De hecho, las compañías publicitarias están haciendo millones de dólares al año explotando las técnicas de comunicación subliminal. En el Tantra, la meditación produce frecuencias en ondas cerebrales alfa y theta que nos dan acceso a áreas de la psique que están fuera de las funciones racionales normales. Es aquí, en estos niveles subliminales, que las imágenes y las actividades rituales del Tantra producen su magia. Las deidades tántricas pueden ser pensadas como versiones culturales ornamentadas de los arquetipos eternos. Además de contener el poder de las profundidades espirituales de la psique, éstas pueden ser experimentadas como baterías de energía psíquica cargadas con las potentes meditaciones de yoguis tántricos, durante más de un milenio. En las prácticas tántricas, este potencial es interceptado y utilizado para transformar el cuerpo-mente en un vehículo libre para las fuerzas transpersonales. De la misma manera, el propósito de la terapia jungiana no es meramente tratar los síntomas, sino facultar las funciones integradoras del cuerpo-mente. Esto comienza con un reblandecimiento gradual de las fronteras del ego para que los contenidos reprimidos sean asimilados por el propio-ego. Este proceso conduce a una integración mayor de elementos arquetípicos desde las profundidades más universales de la psique. Curar la separación entre lo consciente y lo inconsciente transforma al ego en una forma más transpersonal de identidad. En sus métodos terapéuticos, Jung buscó un enfoque de final abierto, centrado en el cliente. Comprendió la singularidad de cada individuo y siguió la dirección interior propia de su paciente a lo largo del camino hacia la integridad. Como nuestra «Naturaleza Buda», Jung tenía la convicción de que el Self posee la sabiduría y la intención de conducimos a nuestra verdadera naturaleza, si sólo renunciamos a nuestra resistencia y arrogancia. El objetivo de la terapia jungiana, así como muchos de sus métodos y conceptos, trae reminiscencias de las antiguas prácticas tántricas. El reconocimiento que Jung hizo del mandala como una expresión del Self, el valor de trabajar con las manifestaciones simbólicas de la 'psique a través del trabajo con los sueños y la imaginación activa, el reconocimiento de la reconciliación de los opuestos dentro de la psique (masculino y femenino, consciente e inconsciente, etc.) y la clarificación de los contenidos del inconsciente personal para tener acceso al maná de los arquetipos, todo esto
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se relaciona fácilmente con los procedimientos tántricos. Aunque el Tantra es un sistema más radical para la transfiguración del cuerpo-mente, las valientes exploraciones de Jung y su profunda comprensión, proporciona a los occidentales algunos conceptos muy valiosos para comenzar a comprender la sabiduría de los símbolos, mitos y rituales de la meditación tántrica. El camino del Tantra -como el proceso de individuación requiere coraje, honestidad, voluntad de cambio y una libertad disciplinada. En estos tiempos modernos, la humildad y él énfasis en las prioridades que se necesitan para caminar por este sendero no se adquieren ni se sostienen fácilmente. Sin embargo, los budistas nos advierten que penetrar el sendero del Tantra sin el compromiso necesario es corno intentar pedirle peras al olmo. Antes de pasar directamente a considerar las experiencias prácticas de la psicología jungiana y el Tantra tibetano, que se demuestran en las funciones de los chakras, hay una idea que sería conveniente tener en mente. Las realidades interiores de la psique, aunque aquí estén presentadas en un orden secuencial, se comprenden mejor en términos de las cualidades temporales y espaciales de los sueños. Cada chakra está implantado en las profundidades transpersonales de la psique; los arquetipos y los estadios de desarrollo correlativos no emergen necesariamente en el interior de los estrechos confines del tiempo lineal; pueden surgir a la superficie en cualquier momento, desde cualquier profundidad. iBon voyage!
* Equivalente de sí-mismo. Sin embargo he preferido mantenerlo como «self» cuando se refiere a una construcción teórica junguiana, y utilizado «simismo» cuando se hace referencia a un concepto filosófico más amplio (nota de la traductora).
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CAPÍTULO SEGUNDO LA CUEVA DE LOS ANTIGUOS En el piso de la pelvis, desde la base de la columna vertebral hasta los genitales, hay una zona llamada el huevo de Brahma en el Tantra hindú. En algunos mitos hindúes, Brahma es el dios de la creación y el huevo universal. El útero origina l-que se encuentra universalmente en la mitología- o el huevo universal, son símbolos corrientes de la totalidad original de la cual deriva toda la vida. El primer chakra, llamado Muladhara (apoyo base) en el Tantra hindú, se localiza en el centro de este huevo. Tiene singular importancia en la meditación, ya que la fuerza creadora del cosmos yace dormida aquí en la forma mítica de la Diosa Serpiente Kundalini. La imagen de la serpiente evoca un rico mosaico de símbolos conectados con la tierra fértil, la sabiduría eterna y los poderes regeneradores de las capas más profundas de la psique. Dentro del loto del chakra raíz, que tiene cuatro pétalos color carmesí, hay un cuadrado amarillo que representa el elemento tierra (ver fig. 6-a).
Dentro de, él hay un elefante blanco con siete trompas. (Ver fig. 6-b) En la India, se cree que los elefantes albinos atraen a sus familiares celestiales, las nubes. Estos elefantes otorgan bendiciones terrenales y buena fortuna.
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Figura 6b Muladhara. El primer chakra tiene cuatro pétalos color carmesí que simbolizan los cuatro tipos de felicidad que se experimentan cuando despierta Kundalini. Dentro del loto encontramos un cuadro amarillo, el mandala para el elemento Tierra. Dentro de éste vemos el mantra simiente LAM, que invoca la antigua deidad Indra. El elefante blanco es el vehículo de Indra, y un símbolo de la prosperidad. También observamos un triángulo invertido, el yoni que representa el aparato genital femenino y el poder femenino de la creación. En su interior, se ve a Kundalini enroscada en tres vueltas y media alrededor del lingam.
En el Tantra budista, se compara al sistema de chakras a un templo sagrado con cinco pisos. Cada nivel del templo contiene un trono y un mandala de uno de los cinco Budas Primordiales. El primer chakra, en la planta baja, está simbolizado por un cuadrado amarillo y se asocia al elemento tierra. El Lama Govinda, en Foundations of Tibetan Mysticism, dice que los budistas relacionan el elemento tierra con el reino de la ley kármica, porque éste es el plano en el cual maduran las simientes de nuestras acciones. También es el dominio de la atadura a la forma, modificada por las fuerzas de la rigidez y la inercia. El Buda Primordial Amoghasiddhi está sentado en el trono del primer chakra (fig. 7). Aunque normalmente se le relaciona con el elemento aire y el color verde, es su Sabiduría Todopoderosa (libre de karma o actividad espontánea derivada de la comprensión sobre la inseparabilidad del Vacío y la apariencia de la realidad fenoménica) la que mejor puede transformar las fuerzas del cuerpo-mente funcionando a través del primer chakra. La pasión que confunde a Amoghasiddhi son los celos o la envidia, basada en el miedo o la ansiedad ante la posibilidad de fallar en el logro de nuestros objetivos o que otros puedan lograr más de lo que nosotros podemos. En general, la función primaria" del chakra es la de traducir la fuerza vital en las necesidades de supervivencia y actividades del organismo físico. La sensación de seguridad y confianza en el mundo físico inculca en nosotros la confianza necesaria para la manifestación positiva del chakra raíz. Sin esta sensación de sentirse seguro en el cuerpo y el ambiente físico, un miedo 43
profundo carcome todos los otros niveles de la conciencia.
Figura 7 Amoghasiddhi es el Señor del chakra raíz y encarna la Sabiduría Todopoderosa. Su color es el verde y gobierna el elemento Aire. Su mano derecha está levantada en el Mudra Abhaya, otorgando la bendición de la valentía.
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Además de las influencias de vidas pasadas, los elementos personales en el primer chakra se derivan principalmente de experiencias prenatales y de nacimiento. Como es natural, el ambiente familiar y de hogar son factores importantes para determinar la base de nuestra orientación al mundo. Los psicólogos por lo general concuerdan en que aprendemos más en nuestro primer año de vida que en todos los años que siguen. Si nuestro ambiente prenatal y temprano satisface nuestras necesidades de comida, abrigo, sentido de pertenencia y protección, entonces se establece una confianza en nuestro ambiente exterior. Si, por el contrario, el ambiente en el útero y la primera infancia es emocionalmente frío, carente de apoyo, disociador, entonces las impresiones en el primer chakra interpretan al mundo y a los seres humanos como amenazadores o extraños. Por lo general es difícil desenterrar las influencias del primer chakra, ya que han sido programadas durante el desarrollo fetal y la primera infancia, períodos esencialmente preconscientes. La aceptación inconsciente de «lo que siempre ha sido» y el miedo a cortar nuestras raíces psicológicas, trabajan en contra de la reconstrucción de la realidad en este nivel fundamental. Los aspectos arquetípicos del primer chakra están enraizados en los ámbitos más primitivos de la psique, conectándonos con el tiempo, en que existíamos en armonía instintiva con la Madre Naturaleza. (Ver fig. 8). En esta era preconsciente estábamos unidos a los procesos inconscientes de la naturaleza. Erich Neumann, en Orígenes e Historia de la Conciencia, muestra cómo este estadio inicial del desarrollo, revivido en la infancia (además del huevo universal), a menudo se simboliza con motivos Circulares que apuntan a nuestra totalidad original -no tienen principio ni fin, son autónomos y eternos-. La psique y el mundo aún no estaban divididos por la identidad del ego en este estado preconsciente.
Figura 8 Uroborus. Un dragón mordiendo su propia cola, símbolo medieval para las cualidades de autonomía e integración de la psique.
Neumann continúa diciendo que desde que fuimos expelidos del útero del inconsciente hemos querido volver al Paraíso Perdido, el estado de estar libre
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de la pena y el placer consciente y las acciones responsables. El mito del Jardín del Edén dramatiza nuestro miedo y renuncia a emerger como seres conscientes y, en consecuencia, separados. Nuestra condición natural parecía ser el estado inconsciente. El despertar requería un gran esfuerzo y la dolorosa conciencia de la dualidad. Entonces, es en el chakra raíz que nos encontramos con el primer obstáculo para el desarrollo de la conciencia, la inercia y el abrazo persistente del inconsciente. Freud estaba fascinado por esta tendencia regresiva en la psique y la llamó el instinto de muerte. Irónicamente -ya que en el mundo de los opuestos éstos existen cómodamente reunidos en este nivel de la psique- las fuerzas de la formación del sí mismo y de la supervivencia son también generadas aquí en los instintos del primer chakra. En la simbología tántrica, el primer chakra encarna las cualidades del elemento tierra, como la solidez y la inercia. En la vida diaria, el primer chakra se ocupa de lo siguiente: cómo nos relacionamos y cuidamos nuestro cuerpo físico (nutrición, ejercicio y gratificación de los sentidos); cómo nos ganamos la vida y mantenemos un techo; nuestra actitud con respecto al dinero y la calidad de nuestro medio ambiente físico; cómo nos relacionamos con el mundo sensible y las posesiones materiales; y nuestra habilidad para sentirnos seguros y confiados en el plano físico. El flujo de energía psíquica a través del primer chakra y la visión que resulta de la realidad física pueden estar afectados por las condiciones y traumas experimentados en vidas pasadas además de las huellas del medio familiar y físico de la vida presente-. Con frecuencia, traumas o lesiones severas del cuerpo físico en encarnaciones previas, se manifestarán como síntomas afines en esta vida, o bien podrán causar miedos y conductas inconscientes debilitantes.
Ser en el Cuerpo «Ser en tu cuerpo» y «estar conectado» son frases populares hoy en día. ¿Qué significan y cómo se relacionan con el primer chakra? En un sentido literal, el cuerpo es una escultura viviente de nosotros mismos. Además de la herencia genética y las imágenes corporales recibidas en la infancia, el cuerpo está moldeado por los cambios en el estado psicológico. Los pensamientos y los sentimientos, como la energía psíquica en el aura, afectan al cuerpo físico a través de los centros nerviosos y las glándulas endocrinas, alterando su estructura y función manifiestas. Los drásticos cambios en la apariencia física que se pueden observar claramente en la gente sujeta a personalidades múltiples, y la fuerza sobrehumana que experimentamos en las emergencias o bajo hipnosis, constituyen algunos ejemplos de esto. A nivel celular, los procesos que mantienen a un cuerpo sano y completo son interrumpidos constantemente por una batalla entre acciones, emociones y conceptos. Por ejemplo, cuando se desencadenan las emociones (excitación sexual, llanto, ira), la energía comienza a fluir desde el cuerpo emocional al físico, preparándolo para la acción. El ego dice «iNo!» y la acción es suprimida. «No», significa que el cuerpo se contrae, los músculos se tensionan, la 46
respiración se hace entrecortada y el cuerpo se inmoviliza por el conflicto. La mayoría de nosotros ha crecido bajo esta norma de tensión crónica. El cuerpo se contrae, en respuesta a una emoción no expresada, mientras se separa más y más de la mente consciente. Esta represión de la conciencia en el cuerpo nos protege de sentimientos inaceptables, pero también reduce la vitalidad y las sensaciones placenteras. Cuanto más se dé por sentado este estado de cosas, más se abandona el cuerpo. Nos privamos de aquello que necesitamos para crecer y enriquecemos y luego, nos preguntamos por qué no nos sentimos vitales físicamente. En nuestros días, la ola de técnicas de trabajo corporal demuestran claramente las cualidades proteicas del cuerpo. Es posible liberar emociones bloqueadas y tensiones interiores y el cuerpo puede volverse libre, suelto y saludable; en algunos casos, cambia su apariencia y estructura en forma drástica. Además de la liberación del dolor bloqueado y las emociones congeladas, se puede restablecer la habilidad de experimentar placer en el cuerpo. Nuestros cuerpos son animales. Necesitan ejercicio, buena comida y un entorno que los apoye; también necesitan caricias e intimidad. El contacto físico es una necesidad básica. Para el niño es tan necesario como la comida. Los niños que no son mimados y acariciados pueden volverse apáticos, perder el apetito, desgastarse e incluso morir. Los adultos pueden encontrarse a sí mismos buscando satisfacer la necesidad de contacto físico a través de la relación sexual. Nos olvidamos de que la caricia no tiene que estar asociada necesariamente a la sexualidad, y podemos limitar seriamente nuestra oportunidad de nutrimos, a través del dar y el recibir. Por otro lado, el impulso instintivo de aparearse y reproducirse también se asocia al primer chakra. Por esta razón, el primer chakra ha sido llamado con frecuencia el chakra del sexo. Sin embargo, el sexo no pertenece sólo a un chakra, ya que es energía sexual (v.g., libido, Kundalini) que fluye hacia arriba a través de cada uno de los chakras. Veremos cómo esta energía se transforma, asumiendo cualidades diferentes en cada chakra. Dane Rudhyar, en Preparaciones Ocultas para una Nueva Era, explica gráficamente la naturaleza de la energía sexual en el primer chakra. Está atada a propósitos bio-culturales; es una compulsión funcional e instintiva enraizada en el inconsciente colectivo. Rudhyar da la imagen de un hombre arando la tierra, satisfecho por el alivio muscular y el trabajo productivo, comparándolo con la atención del esposo hacia la naturaleza terrenal de la mujer para procrear descendencia. Asimismo, el impulso de reproducirse -que domina la energía sexual en el primer chakra- puede considerarse una proyección de la identidad individual en los objetos físicos. Invirtiendo energía psíquica a través de la descendencia, las creaciones artísticas y las posesiones materiales, intentamos -como en un 47
ritual- asegurar la solidez y la continuidad de nuestro sentido de uno mismo. En forma instintiva, buscamos un sentido de pertenencia y seguridad en el mundo físico. Como el perro que defiende su territorio, nos apegamos desesperadamente al sentido de lo «mío» que proyectamos en estos objetos. Joseph Campbell en La Imagen Mítica, compara la naturaleza Kundalini en este nivel de la psique, con los dragones mitológicos llamados a acumular y custodiar cosas. Con frecuencia acumulan cosas que ni siquiera pueden utilizar –por lo general tesoros y jóvenes hermosas-. No obstante, se aferran a ellas, custodiándolas y así sus valores inherentes jamás se realizan. En el saber mitológico popular, el héroe (la conciencia del ego) eventualmente tendrá que encontrarse con este dragón y conquistarlo, para poder rescatar a la joven y adquirir el tesoro. En la leyenda tántrica de la Diosa Kundalini, encontramos a la valiosa energía vital cautiva de los instintos inconscientes en el primer chakra. Como el héroe mitológico, el yoguí tántrico debe liberar a Kundalini para que ella pueda ascender por los chakras y revelar todos sus tesoros de conciencia. Tanto el héroe como el yogui, deben viajar a las entrañas de la tierra y enfrentar las fuerzas oscuras que allí yacen para poder realizar esas cualidades que producen un sentido y satisfacción mayores en la vida. El cuerpo físico es un vehículo, necesita mantenimiento y actualización de sus potenciales. Un cuerpo saludable es el primer paso a las vastas dimensiones de la conciencia, más allá de la mente común. En el Tantra tibetano, el cuerpo no es visto como algo fijo, es una manifestación de encarnación continua. Lo que somos, lo que pensamos y sentimos y las actividades inconscientes se encarnan a cada momento. Los cambios en la psique movilizan fuerzas que se manifiestan concretamente en el cuerpo.
La conexión Con un primer chakra cerrado o traumatizado, el sí-mismo consciente está separado del cuerpo y, por lo tanto, no se percata de sus necesidades. Se utiliza comúnmente el término «ido» para describir este estado de separación del cuerpo. En esta condición de estar desconectado, la vida se experimenta como una lucha y uno se siente incapaz de sobrellevar la realidad. Por otro lado, «una sensación de estar» es una frase utilizada para describir el hecho de estar centrado en forma dinámica en el cuerpo. Otra forma de considerar la conexión es comparar el sí-mismo a un receptor de radio sensitivo que requiere un cable a tierra para mitigar la estática. Cuando estamos conectados, la energía psíquica fluye desde los niveles más etéreos de la psique hacia el cuerpo físico. Esto nos ayuda a resistir las influencias del medio. Si el primer chakra está bloqueado, el circuito es incompleto y el campo áurico se debilita mucho. En esta estado, nos volvemos ansiosos y nos dejamos influenciar más fácilmente por los pensamientos y emociones de los otros.
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Las partículas de onda que oscilan en el espacio para crear la apariencia de la dimensión física, vibran dentro de una frecuencia electromagnética determinada (97.8 Hz). Es posible estar en armonía con el campo terrestre a través del primer chakra, de hecho es una necesidad vital. Estar encerrado en él es otra forma de explicar el término conexión. Los procesos biológicos funcionan mejor dentro de las frecuencias electromagnéticas naturales de la tierra. Las variaciones de estas frecuencias naturales causan stress en los sistemas biológicos, y resultan eventualmente la degeneración de los órganos y los tejidos. Además de la contaminación del aire, el agua y el alimento; la creciente contaminación electromagnética de esta sociedad tecnológica se está convirtiendo en un verdadero peligro para la salud. La radio, la TV, los microondas, los cables de alto voltaje y de electricidad domésticos, para mencionar sólo algunos, son todas fuentes de desequilibrio s en el campo electromagnético del cuerpo. Las vibraciones caóticas del aura, o una sobreabundancia de onda de frecuencia cerebral beta (asociadas con la mente racional y los estados de preocupación, el miedo, etc.) también desequilibran el campo electromagnético del cuerpo. Para la mayoría de la gente, la energía psíquica está dispersa por los cuerpos emocional y mental de una manera frenética. Rara vez hay paz y claridad. La mente siempre está ocupada, saltando de un hilo de pensamiento al otro, de una preocupación, un problema, un esquema, al otro. En general, el cuerpo emocional-como una pequeña embarcación- sufre los embates de un mar tumultuoso, y el organismo físico existe dentro de este aura de vibraciones caóticas. Se ve forzado a responder continuamente a los estímulos conflictivos que interfieren el sistema nervioso y el glandular desde los diferentes niveles de la psique. Cuando el aura y el cuerpo físico se relajan en consonancia con el campo magnético terrestre, se producen en forma natural las ondas serenas de frecuencia cerebral theta y alfa, y prevalece una intensa sensación de paz. Una vez más, el campo magnético del cuerpo es alimentado y abrazado por el campo geomagnético madre. Nos sentimos seguros y protegidos. La bioretroalimentación, la meditación y la auto-hipnosis son algunas de las técnicas que se pueden utilizar para relajar el cuerpo-mente en consonancia con el campo magnético de la tierra. Veamos otra perspectiva para explayarnos aún más sobre las connotaciones de la experiencia de conexión. El Jardín del Edén no era un lugar sino un estado de conciencia: comenzamos nuestro viaje siendo arrojados fuera de nuestra armonía instintiva e inconsciente con la Madre Naturaleza. Podemos regresar a este jardín en forma consciente, como lo ejemplifican las vidas de las personas que han alcanzado la realización espiritual. Una vez que la revelación de la conciencia se ha completado, regresamos a nuestra unidad original. Al convertirnos en el todo viviendo a través de una parte, experimentamos íntima y conscientemente el estar conectados al organismo cósmico. Su totalidad vive en nosotros; es nuestra vida.
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La Matriz de los Padres
En el plano físico, somos concebidos por la unión biológica de madre y padre. En el plano psicológico, nacemos de la Gran Polaridad. Detrás de la máscara de la madre y el padre personales están los dos arquetipos primordiales de la Gran Madre y el Gran Padre. De niños, buscamos el alimento y la guía inherente a estos progenitores psicológicos, a través de la relación con nuestros padres biológicos. En la infancia comparamos instintivamente nuestros padres objetivos con el «ideal» interior de los padres arquetípicos. A menudo, la necesidad fundamental de relacionarnos, ser alimentados, protegidos y guiados por la Gran Madre y el Gran Padre se ve frustrada penosamente por las insuficiencias de nuestros padres biológicos. Como resultado de ello, nos sentimos desposeídos y crecemos desconfiando, e incluso resintiendo a nuestros padres biológicos y, muchas veces, el mundo que ellos representan. Los complejos emocionales que desarrollan los niños y los valores psicológicos que se absorben del entorno maternal y paternal crean barreras al crecimiento. A menos que sean superadas estas barreras afectarán la base de todo el proceso de desarrollo. Todos, en lo más profundo de nuestro ser, necesitamos sentirnos amados y apoyados por nuestros padres. Cuando sentimos que se nos priva de este amor, tratamos de llenar el vacío de diversas maneras. O bien nos dejamos llevar por esta privación, o existen defensas compensatorias que nos controlan. Es enterrada así -bajo mantos de pena y defensas- una relación saludable con la Madre y el Padre arquetípicos. Es importante revelar los desiguales mantos de trauma. Las terapias de catarsis, como el Trabajo Corporal del Renacimiento y del Tejido Profundo, la imaginación activa, el trabajo jungiano con los sueños y diversos enfoques psicoanalítico s ortodoxos, son algunos métodos para penetrar y liberar estos factores inconscientes. La práctica budista de la meditación introspectiva, que será discutida en otro capítulo, es otra manera efectiva de penetrar en estas profundidades de la psique. A través de estas excavaciones psicológicas, podemos sumergimos en las capas de energía psíquica que subyacen a nuestras reacciones a las influencias de los padres. A medida que desenterramos estos factores escondidos y comenzamos a adueñamos de nuestros propios sentimientos y proyecciones, empezamos a sentir compasión por nosotros y nuestros padres. Así, estaremos menos inclinados a culpar a nuestros padres y más preparados para abrimos a sus obsequios de amor y lealtad, sin importar cuán pequeños e imperfectos sean. Sólo entonces podemos comenzar a arraigamos en los niveles más profundos de la psique, para conectamos a la nutrición de la Gran Madre y el Gran Padre. El árbol de roble dormita en la bellota. De manera similar, la polaridad de la Gran Madre y el Gran Padre contiene todo el potencial para el desarrollo de la conciencia. Su revelación depende de nuestra cambiante relación con estos 50
arquetipos, que son proyectados en primer lugar en los padres biológicos y luego en los dioses y diosas que se convierten en nuestros padres espirituales.
Lectura Psíquica del Chakra Raíz
Un ejemplo de lectura psíquica del chakra raíz servirá para resumir muchos de los temas que hemos discutido hasta ahora. Concentrando mi atención sobre el primer chakra, sentí tensión. Esta energía constreñida transmite la impresión de miedo, timidez y desconfianza. En un nivel más profundo, noto sentimiento de ira. Sintonizándome más cuidadosamente con estos sentimientos, comienzan a aparecer imágenes. Al concentrarme en una de éstas, veo un feto en el útero durante el parto. Está peleando por su vida contra la renuncia de la madre a parir. La madre no quiere al niño; es infeliz con su marido; su vida es un esfuerzo. Todas estas fuerzas se baten sobre el niño mientras lucha por su derecho a nacer y vivir. Finalmente, la madre es drogada y se induce el parto. El niño, con el corazón palpitante y el miedo corriendo por sus venas, es empujado a un entorno frío, luminoso; lo tratan con rudeza, se lo llevan y lo dejan solo. Otra imagen aparece ahora. La madre, actuando por frustración y resentimiento, rehúsa hacerse cargo de las necesidades físicas del niño alimento, cambio de pañal, etc.-. El niño se siente abandonado y no querido. La repetida experiencia de hambre que es desoída por la madre, inculca en él un sentimiento de miedo y desconfianza. Ahora veo a la madre actuando con hostilidad hacia el niño, descargando su ira por su propia vida. Él se encoge de miedo ante estos ataques; incapaz de comprender y protegerse, se siente indefenso. Su cuerpo se encierra y .se endurece contra la hostilidad repetida y arbitraria. . En otra imagen, la madre está muy pensativa. Planea dejar a su marido. Tiene sentimientos contradictorios hacia el niño; piensa que si se lleva al niño eso lastimaría al padre y esto la complace. Pero ella no quiere al niño realmente y siente placer al imaginar al padre teniendo que cambiar los pañales, etc. Está llena de malicia y venganza. El niño está inmerso en este entorno de odio y siente la separación y el abandono inminentes. Sin comprender todas las razones y las circunstancias, se identifica inconscientemente con este caos de sentimientos. Podríamos continuar observando la relación del padre con el niño y con la madre, su sentido de responsabilidad o su actitud hacia el trabajo. Todos estos factores tendrán alguna influencia en la relación del niño con su mundo físico. Sin embargo, la lectura citada es suficiente para ilustrar cómo las huellas psíquicas influencian al primer chakra. Es fácil imaginar cómo éstas podrán afectar el desarrollo del niño en experiencias de vida posteriores.
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Necesitamos liberamos de las “personalidades” de nuestros padres, en lugar de perseverar en culparlos por no ser todo lo que queríamos que fueran. La gente que «aún está enojada con mami» no debe trabajar con Kundalini, porque la ira las puede trastornar, ya que el ego aún está fijado en un estadio frustrado del desarrollo infantil. Debemos purgar las auto-imágenes que adoptamos en el espejo de las acciones y las actitudes de los padres, y convertimos en personas por derecho propio.
En Busca de Refugio
Luego de meditar sobre la situación humana, Gautama Buda concluyó que la vida estaba condicionada por el sufrimiento. Toda vida está en movimiento, e intentar establecer algo sólido y permanente conduce al sufrimiento. La causa de todo este sufrimiento reside en apegarse a cómo nos gustaría que fuesen las cosas y tener aversión a cómo las cosas son en realidad. En la raíz del apego y la aversión está el fenómeno de la identidad del ego. Cuando Buda despertó del sueño de esta identidad del ego, comenzó a enseñar que podemos superar las causas del sufrimiento a través de la comprensión correcta, el pensamiento correcto, el discurso correcto, la acción correcta, la subsistencia correcta, el esfuerzo correcto, la atención correcta y la concentración correcta. El camino budista comienza por buscar refugio. En el escenario tradicional, un lama inicia a un nuevo estudiante en una ceremonia de refugio. Buscar refugio es una forma simbólica de reconocer que estamos alienados del uno mismo verdadero y que nos estamos encomendando a la guía de la MenteDespierta dentro de nosotros. En el budismo tántrico, buscar refugio tiene significados más específicos. Cuando los canales psíquicos del cuerpo son purificados, se convierten en un Cuerpo Emanación de la Mente- Buda. Una vez limpios, el aliento vital o energías psíquicas, que corren por estos canales son un Cuerpo Placer. Y los fluidos sexuales purificados son un Cuerpo Verdad. Cuando consideramos estos tres elementos como los Tres Cuerpos de la Mente-Despierta, buscamos el refugio vajra (vajra significa «diamantino» o indestructible). Luego de la ceremonia inicial del refugio, el practicante comienza cada sesión de meditación con una visualización de refugio. Antes de comenzar a meditar, el factor más importante es nuestra actitud. Una comprensión correcta del refugio se basa en la fe en la revelación de nuestra naturaleza verdadera. Junto con la convicción precisamos lucidez; estamos meditando para lograr el estado Buda. Las bases del refugio y de la actitud correcta para la meditación son la fe, la claridad y la decisión de permanecer concentrados en el objetivo y los medios para lograr esos fines. En el Tíbet hay un dicho que dice «dirigir la mente es como enfrenar un buen caballo para poder montarlo». Como un caballo salvaje, el cuerpo, el discurso y la mente, contienen energías poderosas que pueden ser aprovechadas para un 52
trabajo constructivo. Podemos aprender a dirigir estas fuerzas en nuestra meditación matinal. Diariamente, los budistas de todas las sectas honran a la Triple Yoga-Buda (la Mente-Despierta), Dharma (las enseñanzas) y Sangha (la comunidad de practicantes budistas). Los seguidores de Vajrayana (Budismo tántrico) también le rinden homenaje a su maestro, que encarna el linaje de maestros que se retrotrae al propio Buda. El practicante invoca estas cuatro manifestaciones concretas de la Mente-Iluminada para dirección y apoyo en las meditaciones diarias. La siguiente meditación es una versión de la visualización de refugio adaptada para nuestro propósito aquí. Ha sido combinada con el paso inicial para la destreza de la meditación, denominada samatha. La palabra tibetana para samatha es zhig-nas, y significa habitar en paz. Se refiere al desarrollo de la exactitud, que libera a la mente de las distracciones de los pensamientos. Estas dos prácticas son el soporte del Tantra tibetano.
Meditación Buda Shakyamuni
Comiencen situando el cuerpo en una postura de meditación. Relájense y concentren la atención en la respiración. Dejen que la respiración sea plena, continua, sin esfuerzo. Quizás quieran regular su respiración repitiendo en silencio el mantra de Buda Shakyamuni: OM TA YA THA MUNI MUNI MAHAMUNYE SVAHA (ascetismo o control, ascetismo mayor, que así sea). Usando un conteo de cuatro para la inhalación y la exhalación, reciten OM TA YA THA al inhalar, MUNI MUNI al exhalar, MAHAMUNYE en la siguiente inhalación, SVAHA en la última exhalación. También ayuda el estar consciente del primer chakra; siéntalo relajarse, abrirse y conectarlos a medida que se concentran en la respiración y el mantra. A medida que se relajan cada vez más, comiencen a visualizar a Shakyamuni sentado frente a ustedes. (Ver fig. 9). Imagínenlo meditando bajo el árbol bodhi, en donde prometió solemnemente -luego de muchos años de deambular y buscar el camino de la liberación- permanecer en estado de meditación hasta alcanzar la iluminación. Su complexión es dorada y viste ropas de monje color azafrán. En su mano izquierda sostiene un cuenco lleno del néctar que destruye los cuatro obstáculos, que el Buda ya ha superado: el sufrimiento de nuestros componentes, el demonio de la muerte, nuestras inquietas mentes que no descansan, y el demonio del deseo. Su mano derecha está tocando la tierra porque cuando el Señor Buda se sentó bajo el árbol bodhi, la seductora Mara Kama Deva vino a tentarlo. Intentó apartarlo de su objetivo de iluminación. Pero sin importar los medios que Mara utilizó, Buda no salió de su meditación. Al tocar la tierra, él le pidió que fuese testigo de cómo la mujer seductora no lo había perturbado. Como respuesta, la tierra tembló y se sacudió seis veces, de ahí el significado del Mudra Que-Toca-la-Tierra. Luego, contemplen su cara, sientan la profundidad de su calma. Y entonces 53
observen cuán quieto y relajado está su cuerpo. Como una piedra, descansa sólidamente en el suelo. Contemplen al Gran Maestro Buda Shakyamuni como un ser plenamente iluminado de compasión, paciencia y conocimiento infinito, para guiar a todos los seres fuera del sufrimiento, por el camino de la liberación. Rogándole que les otorgue su sabiduría y compasión, recen en sus propias palabras para que los obstáculos de la mente y el corazón sean quitados. Luego comprométanse a abstenerse de aquellas acciones del cuerpo, el habla y la mente que se convertirán en obstáculos en el camino a la iluminación. Finalmente, recen para despertar a la Naturaleza Buda para el beneficio de todos los seres conscientes.
Figura 9 Shakyamuni Buda. Una deidad de meditación utilizada en la ceremonia del refugio que simboliza el compromiso de alcanzar el objetivo de la iluminación. 54
Visualicen en el Buda un OM blanco en su frente, un AH rojo en su garganta, y un HUM azul en su corazón. Los rayos de luz que emanan de estas tres sílabas son la esencia y el poder de la Sabiduría y la Compasión del cuerpo, la mente y el habla sagrada de Buda, respectivamente. A medida que la luz blanca de OM brilla en vuestro sexto chakra, todas las energías negativas en el cuerpo son purificadas. Mientras la luz roja de AH brilla en vuestro quinto chakra, se limpian todas las impurezas del discurso. La luz azul de HUM aclara todos los engaños de vuestra Mente-Corazón (Ver fig. 10).
Figura 10
OM AH HUNG. Mantras simiente visualizadas en los chakras de la cabeza, la garganta y el corazón, para purificar el cuerpo, el habla y la mente.
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Luego de recibir estas facultades de Shakyamuni, sientan cómo se hunden en un estado de meditación cada vez más profundo. Cada vez más profundo, hasta llegar a la profundidad de la concentración de Buda. Cuando esto sucede, la imagen de Buda se disuelve dentro de ustedes. Ustedes se transforman en Buda sentado bajo el árbol bodhi en el Mudra Que-Toca-LaTierra. Su cuerpo permanece estable y fijo como una piedra, y ustedes se absorben en tranquila meditación. Sientan cómo siguen hundiéndose en niveles cada vez más profundos de paz interior permitiendo que su conciencia se hunda como un gran peso al piso de la pelvis, mientras ustedes permanecen atentos simplemente a la respiración que entra y sale de sus narices. Si surgiera cualquier pensamiento distrayente, vuelvan a traer su conciencia a la imagen de ustedes mismos y continúen concentrándose en su respiración. A medida que siguen asentándose, pueden imaginarse que están yendo hacia abajo por las profundidades de su persona interior. Desde la confusión en la superficie de su mente, están descendiendo a las profundidades tranquilas del mar de la conciencia que yace dentro. Mientras siguen respirando y relajándose, se hunden más y más en este mar de la conciencia, donde, con toda calma, permanecen en un maravilloso estado de meditación. Permanezcan en esta paz todo el tiempo que deseen. Antes de salir de la meditación, recorran mentalmente el día que les espera, imaginándose que continúan en este estado de conciencia claro y tranquilo. Mientras se imaginan en situaciones determinadas, escojan ciertos aspectos de dichas situaciones como recordatorios. Véanse a sí mismos estando conscientes de estas memorias y recordando este estado de calma y su compromiso con el estado Buda. A medida que recorren el día que les espera, se ven y se sienten actuar como un Buda.
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CAPÍTULO TERCERO LA MORADA ESPECIAL (DE LA DIOSA SERPIENTE) El diagrama hindú para el segundo chakra tiene seis pétalos color bermellón. Dentro de su loto hay una media luna -luminosa, fría y receptivaque simboliza el elemento agua. Dentro de la media luna encontramos a Makara, el monstruo de la profundidad que habita en el lecho del mar. El nombre sánscrito para el segundo chakra es Svadhisthana, que significa «la morada especial (de ella)» (o lugar de placer). Es interesante y significativo que los antiguos yoguis asociaran el segundo chakra con el dominio especial de la diosa serpiente, ya que su aparición aquí exhibe muchos elementos mitológicos de la Gran Madre. La Gran Madre -representada con prominentes cualidades amorosas, generadoras, de dominación y algunas veces crueles- está vinculada a cultos de la fertilidad y orgías sexuales, así como a las imágenes que representan las fuerzas hostiles del inconsciente. Todos estos factores se encuentran en la mitología hindú del segundo chakra. (Ver figura 11). El segundo chakra está situado entre el ombligo y el hueso púbico. En el plano psicológico, se relaciona con los estadios pre-racionales e irreales de la conciencia, donde aún no se ha establecido una identidad estable. En Orígenes e Historia de la Conciencia, Neumann señala que en la mitología universal este estadio del desarrollo está simbolizado por dioses jóvenes de la fertilidad. Sin fuerzas heroicas, carecen de poder y sufren un destino colectivo en las manos de la Gran Diosa Madre. Los cultos de la fertilidad, en el cual a veces se sacrificaba al hombre ritual, eran dramatizaciones típicas de este estrato de la psique. Por lo tanto, en el proceso de apertura del segundo chakra, es probable que nos enfrentemos a miedos profundamente arraigados y sentimientos sexuales ambivalentes, a medida que algunos de estos elementos arcaicos del inconsciente colectivo se manifiestan más abiertamente en nuestras vidas personales. Durante los primeros años de la infancia, pasamos por un período de vida muy similar al período histórico relacionado con la mitología de la Gran Madre. En el primer chakra vimos cómo, de niños, idealmente aprendemos a confiar en el mundo cuando nuestras necesidades de supervivencia son satisfechas durante el período prenatal y los primeros años de vida. Después de este momento, comenzamos a diferenciarnos de nuestra madre y del entorno. Al hacerlo, experimentamos nuestro propio desamparo e impotencia. Nuestra dependencia de lo materno se asocia naturalmente con nuestra supervivencia de una forma nueva -sobrevivir es ser amado, es ser amoroso-. Esto nos permite discernir de alguna manera la ansiedad y la «carga» increíble que llevamos con nosotros en nuestras relaciones actuales, y la inseguridad devastadora que es consecuencia del rechazo y la soledad.
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Figura 11 El segundo chakra. Svadhisthana. Dentro del loto de seis pétalos rojos hay una luna blanca en cuarto creciente que simboliza el elemento Agua. El mantra-semilla VAM invoca a la antigua deidad Varuna, el Señor de los mares. El vehículo de Varuna es Makara, un monstruo que habita en el fondo del mar.
En el nivel de desarrollo del segundo chakra estamos despertando a una conciencia de los sentimientos. Esta conciencia de sentimientos se refiere principalmente a las reacciones placenteras o dolorosas hacia el mundo. Por lo tanto, una persona fijada en un segundo chakra inconsciente estará absorbida por las reacciones placer/dolor. Esto conduce a una adicción a las experiencias placenteras y una compulsión por evitar las no placenteras. Esta motivación difiere de la mera supervivencia que se encuentra en el primer chakra, aunque constituye una fuente de ansiedad similar. En consecuencia aquí, en el segundo chakra, el sentido del uno mismo está definido por la totalidad de los 58
objetos, las personas y las situaciones que nos hacen sentir emocionalmente seguros o que están asociados al placer. O, por el contrario, en un sentido negativo, por aquellas cosas que se relacionan al dolor y la inseguridad. En términos de la energía sexual asociada al placer y al dolor en el segundo chakra, existen dos maneras básicas de abordada. Una es seguir permitiendo que esta energía fluya a través del segundo chakra, a la vez que nos liberamos de miedos y desilusiones pasadas y expectativas románticas. Un enfoque más extremo, recomendado por muchas tradiciones espirituales, es el de evitar las experiencias sexuales. Aunque la negación puede resultar beneficiosa en ciertos momentos, eventualmente todas las viejas cicatrices y miedos que yacen aquí necesitarán de una cura, para que las «aguas de la vida» puedan fluir por el segundo chakra y por todos los niveles de la psique. Al acarrear la connotación de sexualidad, la energía psíquica en el segundo chakra juega un papel importante en el magnetismo que atrae el varón a la mujer. Este magnetismo está íntimamente relacionado con la proyección de los arquetipos de animus y anima, términos jungianos para las contrapartes masculina y femenina de la psique. El segundo chakra también tiene una relación especial con el cuerpo etéreo. Como un campo de fuerza de energías vitales, el cuerpo etéreo es una entrecara entre el cuerpo físico y el místico. Las corrientes de fuerza vital corren por éste hacia el cuerpo físico en miles de arroyos que fluyen en torrentes. Estas corrientes tienen un efecto nutritivo y limpiante y se relacionan con el sistema biliar, el linfático y el urinario. Sus cursos son trazados y manipulados por algunos métodos como la Terapia de la Polaridad, la Acupuntura, y técnicas de meditación taoístas y tántricas. El libre fluir de estas corrientes es esencial para la salud y la vitalidad del cuerpo físico. El cuerpo etéreo es un medio impresionable y receptivo que reverbera en respuesta a emociones en el mundo astral. El segundo chakra juega un papel primordial al transmitir estos impulsos al sistema nervioso. En el segundo chakra, no sólo se sienten nuestros propios sentimientos, sino que también se reciben las fuerzas emocionales del entorno. Esta sensibilidad puede ser muy confusa y perturbadora, especialmente cuando funciona por debajo del nivel de conciencia, como sucede normalmente. El segundo chakra con frecuencia, está bloqueado, ya que la mente racional se siente incómoda con sensaciones fuertes o dolorosas. Los deseos sexuales y románticos, la soledad, la sensación de vulnerabilidad, la desesperación, el ansia de sentirse amado y seguro emocionalmente, el resentimiento y la ira por sentirse privados de estas necesidades, son algunos de los sentimientos más comunes que se encuentran en el segundo chakra cuando sus contenidos surgen a la conciencia. Cuando el segundo chakra está congelado a modo de protección, perdemos la relación con nuestros sentimientos. La liberación de las energías constreñidas en el segundo chakra, conducirá a un incremento considerable en la vitalidad y la salud, gracias a un mejor funcionamiento del cuerpo etéreo.
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También se intensificarán la capacidad para sentir y la intimidad. En el Tantra, el chakra del sacro está relacionado con el elemento agua. Con frecuencia, el agua es simbólica de lo inconsciente. Cuando las fuerzas impersonales del inconsciente fluyen a través de la psique, la frágil individualidad del creciente propio-ego se encoje, temerosa de enfrentarse a estas corrientes profundas y misteriosas. Las fuerzas del inconsciente empujan en su pequeña isla de conciencia con la omnipotencia del movimiento de las mareas y, algunas veces, como olas que se estrellan. Las unidades tribales y familiares crean santuarios contra este gran mar de fuerzas del inconsciente, mientras que el mito y el ritual domestican su poder. Para establecer la seguridad emocional, habitualmente intentamos controlar las fuerzas impersonales del inconsciente. Por ejemplo, la energía sexual se asocia con frecuencia con el ser posesivo y los celos, cuando intentamos adueñamos de ella. por el lado positivo, los poderes del inconsciente profundo pueden ser transformadores. La energía sexual también incluye el potencial de transformación experimentado al fusionarse con otro ser y, en última instancia, con los niveles transpersonales de la psique. En el nivel del segundo chakra, la salud y la integridad se vinculan con el establecimiento de una identidad emocional positiva. Cuando nuestras experiencias y huellas pasadas en el segundo chakra nos dicen que somos amados, y amorosos, y cuando aceptamos nuestros sentimientos y sentimos que los otros respetan los nuestros, entonces podemos dar y recibir libremente apoyo emocional. Si, por el contrario nuestra sensación de seguridad emocional ha sufrido traumas, podemos estar dominados inconscientemente por una de dos reacciones generales: la inhibición de nuestra conciencia de los sentimientos y la habilidad de filtrar de los otros nutrición emocional, a través de mecanismos de defensa; o bien, nos dejamos arrastrar por necesidades emocionales que nos acarrean compromisos extremos para alimentar nuestra adicción a la aprobación y el apoyo de los otros.
Abordando los Sentimientos
Tener conciencia de los sentimientos fue el primer paso que dimos para salir de la cueva instintiva del inconsciente. Como una evolución del funcionamiento del sistema nervioso, la conciencia de los sentimientos intensificó nuestra sensibilidad a las influencias negativas del entorno. Aún actúa -consciente o inconscientemente- como una motivación implícita a la manera en que respondemos a nuestro entorno. Aunque los sentimientos y las emociones están estrechamente relacionados, los sentimientos pertenecen más al dominio del segundo chakra, receptivo e impresionable. Las emociones son la expresión de nuestra
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respuesta a los sentimientos y se vinculan más con el tercer chakra. Para utilizar una analogía simple, imaginen un lago de aguas tranquilas. Cuando el viento recorre la superficie, el lago lo «siente». Las impresiones del viento sobre el agua crean olas. Eventualmente, estas olas rompen sobre la costa, expresando la fuerza que las ha creado. En el cuerpo astral, los estímulos desatan ondas de sentimientoimpresiones. Un mecanismo preconsciente juzga estos sentimientos ya sea como placer o dolor, a medida que filtra esta información por una serie de asociaciones. Luego, las respuestas químicas, neuromusculares y quizá verbales, son arrojadas, si no reprimidas, sobre las costas de la conciencia a través del cuerpo etéreo y el físico. Los sentimientos tienen significados específicos, pero frecuentemente son racionalizados. La mayoría de nosotros ha aprendido a adaptar los sentimientos a nuestras costumbres sociales o a la represión de nuestros entornos. En consecuencia, hemos perdido contacto con nuestros verdaderos sentimientos. Los niños expresan naturalmente los sentimientos. ¿Cuántas veces hemos visto a un niño compartir algún sentimiento perfectamente franco que avergonzaba a un adulto, que luego lo retaba? De niños, estábamos indefensos contra el dolor y la represión infligida por los adultos y la estructura social. Eventualmente nos vimos forzados a protegernos, aislando nuestra conciencia. Nos perdimos en nuestras defensas y roles respaldados por la sociedad. La barrera entre la realidad defensiva y el mundo de nuestros sentimientos reales comenzó hace mucho tiempo; puede resultar bastante formidable. Nuestros egos defensivos a menudo juzgan a los sentimientos como problemáticos, algo que debe ser superado o controlado. Desafortunadamente, nunca nos podemos librar de los sentimientos para siempre. Los sentimientos dolorosos pueden llegar en cualquier momento; sólo son tolerables cuando aprendemos cómo sentirlos y liberarlos en el momento. Si los sentimientos no son reconocidos y aceptados, no pueden ser liberados. Los sentimientos son como cursos de agua; si no hay resistencia, el agua fluye libremente, sin esfuerzo. La resistencia crea un dique que convierte a una corriente de agua libre ya sea en una charca estancada, o bien -mientras el volumen y la presión aumentan- en una fuerza agresiva y destructiva. Es nuestra resistencia a los sentimientos y el miedo de ser rechazados por querer compartirlos, lo que convierte su poder en una fuerza amenazadora interior. Las causas más importantes para este estado de separación y de alienación que se experimenta en el segundo chakra, son las defensas y el idealismo que constituyen nuestro escapismo para evitar ser vulnerables a los sentimientos. A medida que se abre el segundo chakra, se intensifica la habilidad para sentir tanto el dolor como el placer. Esta naturaleza ambivalente de los sentimientos hace que sea una tarea difícil y valerosa traspasar las barreras de nuestras defensas, retrotrayéndonos a la historia de las memorias traumáticas, para
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reconquistar el símismo que siente y su capacidad de tener relaciones íntimas. Esto se logra mejor dentro de un entorno propicio, ya sea profesional o con otros que hacen un trabajo similar. Recordar los sueños y rever los sentimientos que se experimentaron en ellos es una excelente introducción al mundo de los sentimientos interiores. Armonía Psíquica
La armonía psíquica es un fenómeno relacionado con el segundo chakra que a menudo confunde nuestras experiencias de los sentimientos. La analogía de una membrana del tambor vibrando en armonía con las vibraciones de una música cercana, sirve para mostrar cómo el cuerpo astral -que existe en una atmósfera atestada de frecuencias de energía emocional resuena con las fuerzas psíquicas del entorno. A medida que estas fuerzas interactúan con el cuerpo astral, reproducen -en distintos grados- patrones de energía similares en su interior. Esta es una manera de comprender cómo fuimos programados por las influencias psíquicas de nuestro entorno temprano. De pequeños, recién empezando a tomar conciencia de nuestro sentido del uno mismo, penetramos al reino apenas consciente del segundo chakra. Receptivos y vulnerables, nos pusimos en armonía psíquica con el entorno emocional de nuestros padres y de la cultura. Así, la vulnerabilidad a diversas fuerzas emocionales en el plano astral se vincula a patrones que fueron implantados en nuestros cuerpos emocionales. Las fuerzas emocionales externas, similares a estos patrones implantados, nos hacen resonar con toda facilidad. Por ejemplo, si en el pasado tuvimos una experiencia traumática relacionada con ser juzgado, la armonía psíquica puede ocurrir cuando somos juzgados por otra persona. Es probable que nos sintamos muy incómodos en la presencia de esa persona. Inclusive podemos llegar a manifestar las proyecciones negativas, comportándonos de una manera anormal en nosotros, influenciados por estos viejos sentimientos. Otro aspecto de la armonía psíquica está asociado a la psicología tribal. Esta es una forma de identificación colectiva que proviene de las sociedades primitivas, pero que aún permanece activa en el nivel de la psique del segundo chakra, cuando éramos inconscientemente «uno» con los otros en nuestra tribu o clan. En lugar de una identidad, individual, la vida era vivida dentro de y para el grupo. En nuestra vida actual, cuando entramos en armonía psíquica con otra persona, es probable que aún estemos actuando inconscientemente desde este estrato primitivo. A menudo se confunde la armonía psíquica con el amor o el cariño, aunque las reacciones armónicas se basan comúnmente en una identificación inconsciente con otra persona. En lugar de actuar con compasión o simpatía, respondemos como si el trauma o el problema de la otra persona nos estuviese ocurriendo a nosotros. En estas respuestas armónicas podemos intentar asumir, imprudentemente, la responsabilidad por los sentimientos de otra 62
persona, o podemos actuar como si los sentimientos del otro fueran de hecho los nuestros. O bien, y relacionado con esto, podemos tener tanta necesidad de una relación íntima, que asumimos los sentimientos del otro en un intento por sentimos cercanos a él. Es suficiente decir que podemos llegar a encontramos enredados en una diversidad de estados emocionales confusos, basados en la dinámica de la armonía psíquica. Una buena predisposición para asumir las responsabilidades de las inseguridades y los sentimientos, combinada con las herramientas para alcanzar la conciencia del uno mismo que este libro ofrece, proveerá al lector de los medios para mitigar la mayoría de los efectos de la armonía psíquica.
El Compañero Interior
A medida que la energía sexual (libido o Kundalini) asciende desde el primer chakra, asume connotaciones nuevas. En el segundo chakra, la energía sexual se utiliza para intentar superar la profunda sensación de soledad, y un tipo de «amor» compulsivo puede empujamos a buscar la unión con otra persona. ¡Cuando actuamos desde este nivel de la psique, no estamos compartiendo nuestras personas sin motivos ulteriores! Si bien inconscientemente, utilizamos a nuestro «amado» en un intento por satisfacer un profundo deseo de unión con nuestra «otra mitad». Este amante ficticio aparece como una imagen misteriosamente ilusoria -e increíblemente seductora- de un compañero ideal proyectado desde las profundidades espirituales de la psique. Para tener una mayor comprensión de la dinámica entre el sí-mismo consciente y este compañero interior, me referiré una vez más a la psicología jungiana. Aunque existen diferencias básicas entre lo masculino y lo femenino, todos tenemos rasgos masculinos y femeninos dentro nuestro. En el plano biológico, poseemos genes tanto masculinos como femeninos, siendo los dominantes los que explican nuestras diferencias fisiológicas. De la misma manera, en el plano psicológico tenemos los dos sexos en nuestro interior, siendo uno u el otro el dominante. En el caso del hombre, Jung denominó a la mujer en su interior anima (eros, alma). Al hombre interior de una mujer lo llamó animus (mente, espíritu). Según Irene Claremont de Castillejo, en Mujer que Conoce, el sí-mismo consciente de la mujer está sintonizado con los instintos, las emociones y las intuiciones. Por lo general, su conciencia es más difusa y más penetrante que la del hombre. Tiene una tendencia a aceptar o rechazar las cosas en conjunto. Por lo tanto, la mujer necesita aprender a concentrar su conciencia. El animus la ayuda a clarificar el propósito y el sentido de la vida. Cuando el animus permanece inconsciente, como ocurre efectivamente hasta un nivel relativamente alto de madurez psicológica, la mujer no puede
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utilizar sus cualidades de manera constructiva. Atrapado en el inconsciente, él actúa de manera autónoma, periódicamente dominando a la mujer y obligándola a comportarse como una fastidiosa. En esos momentos, ella puede ser irrazonable y discutidora, poniendo a otras personas contra la pared con sus acusaciones irrelevantes. En Aspectos de lo Femenino Jung, al escribir sobre el animus, dijo que consistía esencialmente en opiniones más que en verdades deducidas lógicamente. En contraste con las cualidades receptivas y dadoras de vida de la identidad básica de la mujer, el sí-mismo consciente del hombre es agresivo y obedece a impulsos de dominación sobre las fuerzas de la vida. Sus predilecciones heroicas lo llevan a afanarse en sus conquistas -a penetrar los misterios de la Naturaleza-. Pero como su racionalismo está concentrado en hechos objetivos, necesita a la mujer dentro suyo (el anima) para desentrañar las realidades interiores. Ella es la musa que lo inspira. Le hace descubrir sus sentimientos, su capacidad para relacionarse y –por lo tanto- para amar, la imaginación creativa y el sentido de la belleza. Como el hombre dentro de la mujer, el ánima es potencialmente la guía del hombre a su naturaleza interior y más elevada, y es la compañera tan buscada, que lo consuela cuando retorna al hogar luego de sus aventuras. Normalmente un hombre reprime a la mujer que lleva dentro porque se siente incómodo con el reino irracional del instinto y la emoción. Al no obtener el respeto que se merece, ella lo abruma con humores misteriosos y vanas indulgencias. Un hombre controlado por el anima puede ser tan malhumorado y temperamental como una mujer. O bien, un hombre así puede estar dominado sin remedio por la mujer sobre la cual proyecta esta anima negativa. Aunque el anima y el animus son arquetipos, como individuos tenemos una interpretación personal de sus características particulares. El animus se basa en «Padre» e incluye la totalidad de los valores patriarcales. El anima se basa en «Madre», con memorias inconscientes de tiempos matriarcales. Nuestras representaciones del hombre y la mujer interior son el resultado de nuestras experiencias personales sobre estas dos fuentes primarias, además de los distintos valores sociales y nuestras impresiones del sexo opuesto (incluyendo experiencias de vida anteriores). El anima y el animus actúan como catalizadores de la relación cuando se proyectan mutuamente sobre personas del sexo opuesto. Estos guías interiores nos conducen potencialmente, por el sendero de las relaciones, a la integridad que buscamos en nosotros mismos. El mal de amores que marca el comienzo de las relaciones amorosas es el resultado de la carga espiritual del anima y el animus. Además de excitamos, este surgimiento de sentimientos románticosexuales también nos hace sentir reivindicados por las cualidades idealizadas que nuestro nuevo amante proyecta sobre nosotros. Disfrutamos creyéndonos estas cosas sobre nosotros mismos, hasta que se hace evidente que la otra persona no está enamorada de nosotros, sino de la fantasía que se supone debemos satisfacer. Cuando la pantalla sobre la que hemos proyectado se desgasta por el uso y abuso de la relación cotidiana, vemos a través de ella a la otra persona. Es probable entonces que nos sintamos dolidos y engañados;
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es allí cuando debemos mirar hacia adentro, al otro en nuestro interior. Nuestros compañeros interiores tienen sus propios rasgos negativos. Sus malos humores pueden destruir nuestra habilidad para mantener relaciones importantes. Por ejemplo, una mujer puede tener una larga serie de relaciones que confirmen su convicción de que los hombres están para dominada, en lugar de comprender que su conflicto real es con los aspectos negativos y dominantes de su propia masculinidad. Continuará luchando y culpando a los hombres en su vida por su sensación de opresión y poca valía. Así, se sentirá impulsada a subestimar y desvalorizar a los hombres, mientras lucha por reforzar su auto-estima y la sensación de poder personal. La hostilidad que genera la posesión de un animus negativo es muy diferente de la fuerza y la claridad de una mujer que haya integrado su aspecto masculino. Cuando un hombre está poseído por su aspecto femenino negativo puede volverse melancólico, vano, quisquilloso, etc. Quizás proyecte la causa de estos sentimientos en una mujer, culpándola por hacerlo sentir de esta manera. Cuando se identifica con la mujer negativa dentro suyo, es probable que se sienta indefenso e incapaz de enfrentar las dificultades de la vida. Puede llegar a sentir que debe recurrir a la manipulación y la trampa para lograr sus ambiciones. La ira y el resentimiento que siente un hombre cuando es desengañado por la mujer a la que ha otorgado la proyección idealizada de su anima constituyen un golpe terrible. De manera similar, si una mujer no asume la responsabilidad de conocer su propio lado masculino, siempre podrá encontrar en un hombre alguna flaqueza, miedo o imperfección que destruya su fantasía de vedo como el héroe que debería satisfacer sus demandas y expectativas. La desconfianza y la desesperación que generan estas experiencias constituyen una base muy débil para las relaciones futuras y la tarea del crecimiento psicológico. Hay cuatro seres involucrados en una relación amorosa dos personas y sus contrapartes interiores. Es mejor relacionarse con estos compañeros inconscientes con el respeto que se merecen, pues cuanto más inconscientes permanecen, más autónomos y poderosos se vuelven. No podemos reprimirlos o controlarlos sin consecuencias desafortunadas. Los sueños nos permiten comprender la, naturaleza de nuestro compañero interior. Podernos aprender mucho prestando especial atención en los sueños a los personajes del sexo opuesto y nuestra relación con ellos. Una buena forma de llegar a conocer a nuestros compañeros interiores es tener un diario en el que se anotan sueños de anima o animus. Reflexionar sobre los temas principales de las relaciones amorosas pasadas, también nos revelará diversas facetas de nuestra naturaleza contrasexual. Hay un sentido simbólico de profundo contenido en las imágenes proyectadas sobre el objeto de nuestro deseo sexual. Integrar los contenidos inconscientes encarnados en estas imágenes es un paso importante en nuestro crecimiento personal.
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La Sexualidad Tántrica
¿En qué piensan durante el sexo? ¿Qué sienten? ¿Qué está ocurriendo en sus cuerpos? ¿Por qué lo hacen? La diferencia entre la sexualidad normal y el sexo tántrico se encuentra en las respuestas a estas preguntas. La gran mayoría de las relaciones sexuales comunes se basan en la pasión física y las emociones románticas. Con frecuencia, nuestra adicción a la excitación sensual, el romance Y sentimiento de seguridad emocional que se experimentan en estas relaciones, nos expone a diversos resultados no placenteros. Además, mucha de nuestra energía vital puede disiparse en indulgencias descuidadas e inconscientes -cuando no son de hecho neuróticas. A través de los recursos expertos del Tantra, podemos guiar estas fuerzas libidinosas, poderosas y románticas, hacia ámbitos de expresión más sutiles y reconfortantes. A través de la sexualidad tántrica aprendemos a separar nuestras ataduras personales de las poderosas fuerzas en juego entre el hombre y la mujer. Para un hombre, su consorte ya no es su compañera, sino la Diosa –encarnación de la sabiduría introspectiva de la Mente iluminada-. Para una mujer, su consorte es la Deidad -encarnación de los hábiles recursos hacia la Iluminación-. Las diversas fuerzas impersonales simbolizadas en las deidades tántricas activan los aspectos inconscientes del uno mismo contrasexual, permitiéndonos adorararlos. En un marco tradicional, hay cuatro etapas principales en este proceso. La primera es para aquellos (que no son monjas ni monjes) que aún estamos controlados por los deseos amorosos. En esta etapa somos libres de tener relaciones sexuales con otros que no sean expertos en Tantra, en tanto nos identifiquemos, tanto nosotros como nuestros compañeros, como deidades llenas de compasión. La siguiente etapa es para aquellos que aún tienen ataduras, pero han adquirido mayor comprensión de la tarea de la revelación espiritual. Ahora, es importante practicar el yoga sexual sólo con una persona que esté en el mismo nivel de comprensión. Si estamos estudiando con un lama, él puede elegir un consorte que tenga más pericia o esté más avanzado en la práctica tántrica. En este contexto, comenzamos a emplear diversas técnicas de respiración, musculares y visuales del yoga sexual, para abrir canales psíquicos determinados y estimular la energía Kundalini. En la tercera etapa se practican las meditaciones con deidades en abrazo sexual. Esto conduce en última instancia a la cuarta etapa, en donde se trasciende la necesidad de objetos reverenciales. Durante la relación sexual normal, se excitan la respiración, el pulso cardíaco, la mente y las glándulas sexuales, confluyendo todos en el orgasmo. En el sexo tántrico, se aprende a articular estas funciones; en lugar de disiparse, las energías biopsíquicas pueden desarrollarse y reverberar por todo
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el cuerpo-mente. Para permanecer conectado y alerta durante la meditación sexual, se practica una respiración lenta y plena. Armonizando la respiración con el compañero -uno inspira mientras el otro expira- se crea un lazo de energía psíquica, que establece un ritmo tranquilo. El hombre también utiliza métodos para abstenerse del orgasmo. Sumado a la obvia extensión en la duración de la cópula por la retención de la eyaculación por parte del varón, también hay beneficios biológicos y vitales. El semen es un nutriente concentrado, que contiene hormonas, minerales y aminoácidos. Se dice que una eyaculación se equipara en valor nutricional con dos comidas completas. De allí que un hombre débil o enfermo debe cuidarse del orgasmo, y un hombre sano debe cuidarse de no agotar su reserva de nutrientes vitales. Aunque las secreciones sexuales de la mujer también contienen nutrientes poderosos, su pérdida no es tan extrema como en el caso del hombre. Así, su necesidad de abstenerse del orgasmo no tiene la misma importancia biológica; de hecho, tanto en los rituales sexuales tántricos como en los taoístas se fomenta el orgasmo femenino. Se considera que su esencia femenina tiene un efecto vigorizante en la cópula, alimentando la circulación de energías psíquicas por los cuerpos sutiles entrelazados de ambos practicantes. En teoría, su esencia es inagotable y nutre la energía del varón, que se agota con facilidad. La estimulación sexual libera hormonas que son reconocidamente muy beneficiosas para todo el organismo. Los antiguos yoguis descubrieron que podía recircular la energía vital y estos preciosos nutrientes por todo el cuerpomente, con técnicas utilizadas en el yoga sexual. En la actividad sexual normal, las emisiones de la glándula próstata y las vesículas seminales se expelen durante la eyaculación. Los autores de Éxtasis de Energía Sexual (Ramsdale & Dorfman – Sexual Energy Ecstasy), aseguran que con métodos que previenen la eyaculación, estas secreciones se contienen en la uretra y son absorbidos lentamente en el sistema linfático para ser recirculados por todo el cuerpo. También hacen una advertencia: las técnicas para bloquear la expulsión natural de semen después de la contracción de las glándulas sexuales tensionando los músculos del recto o apretando un dedo contra el perineo debajo de la base del pene- puede provocar que los fluidos sexuales se retiren a la vejiga e impidan el vaciamiento de la glándula próstata. Si es una práctica frecuente, puede causar una congestión, y por ende, la enfermedad de estos órganos. Por las mismas razones, para un hombre altamente sexuado puede no ser muy saludable, como práctica regular, reprimir estas secreciones. Los antiguos chinos, aunque alentaban al hombre a practicar el sexo tan a menudo como fuese posible, advertían contra la eyaculación en los meses de invierno, aunque lo consideraban correcto durante la primavera cuando la marea de la energía sexual está alta. En nuestros propios ciclos de energía
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puede no ser peligroso, sino por el contrario saludable liberar los fluidos sexuales durante los períodos de exceso de energía. Por lo general, es aconsejable que el hombre permanezca tranquilo y evite pasar el «punto sin retorno» en el que las glándulas sexuales comienzan a contraerse. Esto permite que los fluidos sexuales se filtren gradualmente y sean absorbidos. El secreto aquí es concentrarse en nuestra identificación con la deidad y su estado de conciencia meditativa (que se identifica cuando despertamos la fuerza Kundalini y entramos a niveles más profundos de comprensión de los estados de conciencia simbolizados por las deidades), mientras dejamos que la mujer asuma el rol sexual activo. Al tantra también le concierne la energía vital utilizada en las actividades sexuales. La cantidad de energía que puede ser despertada sexualmente queda muy bien demostrada si pueden recordar algún momento en que se hayan acostado tan cansados que estaban exhaustos. Si en ese momento fueron estimulados sexualmente, el estado de cansancio puede haber cambiado repentinamente. A medida que la energía sexual fluía por ustedes, se sintieron revigorizados con una vitalidad que los sostuvo durante todo el período de la cópula. El yogui tántrico valora muchísimo esta energía vital. Existe una conexión entre la mente y las energías vitales estimuladas por el sexo. Por ejemplo, un día mientras estaba meditando, tuve una experiencia muy gráfica de la relación concreta entre ambas. Mi mente comenzó a vagar y se encontró contemplando la belleza física de una mujer que había conocido recientemente. Una cosa llevó a la otra y de pronto me di cuenta de que estaba sentado allí, en meditación, con una erección. Mi mente había dirigido mis energías vitales directamente hacia el órgano sexual. De manera similar, las fuerzas vitales, que por lo general son derrochadas en las actividades sexuales, se pueden dirigir para circular en funciones más elevadas de la psique. Esta utilización de las fuerzas sexuales también tiene un poder altamente curativo en el cuerpo, haciendo circular la vitalidad por el organismo bio-psíquico de manera similar a la de la Acupuntura o la Terapia de la Polaridad. La fuerza vital, entrando por el nervio medial en el Centro del Ombligo, desde la región sexual, se mueve por el centro de otros centros nerviosos. Convirtiéndose en la fuerza de Fuego de la Energía-Sabiduría, se eleva y. penetra todos los canales nerviosos, desatando todos los «nudos» psíquicos... (Seis doctrinas de Naropa). Los rituales sexuales tántricos utilizan una cantidad de símbolos y procedimientos para crear el sentido de lo sagrado. Asimismo, el rito sexual se lleva a cabo en un momento auspicioso. Uno de estos momentos es la luna nueva. Se cree que la conjunción del sol y la luna en el cielo es un momento apropiado para honrar la armonía de las fuerzas solares y lunares dentro del cuerpo-mente.
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Para aquellas personas que tienen mucha experiencia en la meditación es probable que no haya necesidad de un ritual prefijado. La sensitividad mutua y una comprensión intuitiva de la revelación orgánica de las energías etéreas pueden servir de guía. Para otros, pueden ayudar tanto el baño ritual, la unción con aceites perfumados, la luz de las velas o el fuego, la música de meditación como una serie de visualizaciones previamente estipuladas y técnicas de respiración que crean las circunstancias apropiadas para la unión. Para comenzar esta práctica, les sugiero una técnica sexual simple: Comenzar con la mujer acostada boca arriba y el hombre a su derecha, acostado sobre su lado izquierdo. Luego de armonizar la respiración de ambos, la mujer levanta sus piernas, con las rodillas sobre su pecho. Esto permitirá al hombre penetrarla con suavidad. Luego ella baja las piernas, entrelazándolas con su compañero. Mientras continúan respirando juntos, sientan el calor de la unión sexual al subir por la columna vertebral con cada inhalación. Con cada exhalación sientan el néctar blanco-lechoso en el centro de la cabeza derretido por el fuego sexual, fluyendo por todos los chakras. Dejen que el tiempo transcurra, mientras sienten la dicha creada por este néctar a medida que satura y se vuelca sobre las corrientes nerviosas etéreas de cada chakra.
Es deseable que la mujer aprenda a contraer y fortalecer los músculos de su vagina. La contracción de estos músculos alrededor del pene del hombre, que está profundamente dentro de ella, genera un gran placer. Sus contracciones rítmicas deberían ser suficientes para que el hombre mantenga la erección, y que todo otro movimiento sea mínimo. Ella puede comenzar aislando esos músculos mientras orina; los músculos que le permiten detener el flujo de orina son los mismos músculos que necesitará desarrollar. Puede aprender a articularlos y fortalecerlos, insertando un dedo -o cualquier otro objeto apropiado- en su vagina, apretándolo. El hombre también puede contraer los músculos que hacen que el pene se dilate y se mueva dentro de su yoni. Cada consorte puede contraer durante sus respectivas inhalaciones mientras imaginan que están sorbiendo el fuego sexual desde el lugar de la unión en la espina dorsal. Luego de aproximadamente media hora de este abrazo tántrico, es posible sentir ondas de energía que pueden provocar contracciones espontáneas y sensaciones placenteras por todo el cuerpo. Relájense y disfrútenlas; abran sus cuerpos a la felicidad.
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Meditación de Consorte La siguiente meditación no es tradicional, pero me parece muy útil para contactar e integrar el anima y el animus. También es provechosa para desarrollar la agudeza pasiva que se requiere para los niveles más avanzados de meditación. Comiencen acomodándose en un estado de calma interior. Luego, permitan que en el ojo de la mente aparezca la imagen de una persona del sexo opuesto. Pongan cuidado de no permitir que interfiera la mente racional mientras concentran su atención indivisa en cada detalle, movimiento y sentimiento asociados a las diversas actividades y transformaciones de este compañero interior. Las sensaciones que se tengan durante esta meditación pueden abarcar el espectro completo de las posibles expresiones del lado contrasexual del sí mismo. Con sólo observarlas, conocerán las muchas facetas de su compañero interior. Entréguense por completo al dios o diosa, en cualquier forma en que se les haya manifestado. Al final de la meditación, si los episodios no contienen una experiencia sexual, pueden elegir una de las formas en las que el dios o diosa aparece ante ustedes e imaginarse en detalle una experiencia sexual tántrica. Una vez más, déjense guiar por su consorte. La sensación de integridad y de amor que se genera en esta meditación puede ser transportada a nuestra vida diaria, imaginando que su consorte los acompaña durante el día (y actuando en consecuencia). Cuando se acuestan por la noche, pueden imaginarse que su consorte está allí, a su lado. Duérmanse sintiendo el amor que comparten. Por la mañana, comiencen el día saludando a su consorte, etc. Una vez que aprendan algunas de las otras meditaciones que figuran en este libro, es probable que deseen imaginar que su consorte se transforma en las diversas deidades que se utilizan en dichas meditaciones. Luego de esta meditación inicial quizá quieran elegir momentos específicos para practicar la meditación de consorte. La luna nueva o la llena, o todas las fases lunares son buenas oportunidades. También es una buena idea tener un diario de anotaciones sobre las experiencias más profundas que tendrán en la meditación.
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CAPITULO CUARTO EL REINO DEL RESPLANDOR DE LA JOYA El tercer chakra está relacionado con el elemento fuego en el Tantra hindú y su nombre en sánscrito, MANIPURA, significa «brillante como una joya». Tiene diez pétalos «del color de las, nubes cargadas de lluvia». Dentro del loto está el mandala Agni, un triángulo rojo invertido que simboliza el elemento fuego. Dentro de éste hay un carnero, representando las cualidades desagradables de la mente racional que se dejan guiar por el deseo. (Ver fig. 12).
Figura 12 El tercer chakra, Manipura. Dentro del loto de los diez pétalos, está el mandala Agni, un triángulo rojo invertido. El mantra simiente RAM invoca al dios del fuego de sacrificio, Agni. El vehículo de Agni es un carnero.
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El tercer chakra es el segundo piso del templo sagrado budista. Al combinar los budistas el primer y el segundo chakra, el elemento agua se relaciona con el tercer chakra. El elemento agua está simbolizado por un círculo blanco. Lama Govinda en Fundamentos del Misticismo Tibetano señala que la cualidad de asimilación del elemento agua se relaciona con los aspectos asimilativos del tercer chakra, por medio de la idea de que transforma elementos básicos en factores psíquicos y absorbe contenidos inconscientes y fuerzas inmateriales. El Buda Primordial Ratnasambhava, personificación de la función psíquica del sentido del juicio, se sienta en el trono del tercer chakra. (Ver fig. 13). A pesar de que se lo asocia comúnmente con el elemento tierra y el color amarillo, su Sabiduría de Igualdad puede transformar nuestro sentido egocéntrico del juicio en un sentido de identidad universal, basado en la unidad interna de todas las cosas. Así, podemos desarrollar la percepción analítica y la sabiduría discriminadora a través de una profunda experiencia emocional despojada de todo egocentrismo, sin necesidad de sacrificar nuestra conexión con la Gran Unidad. Las pasiones que confunden a Ratnasambhava son el orgullo y el egoísmo.
Figura 13
Ratnasambhava es el señor del tercer chakra y personifica la sabiduría de la igualdad. Su color es el amarillo y gobierna el elemento Tierra, su mano se extiende hacia abajo, con la palma hacia fuera, que significa Caridad en el Mudra Vara. Su mano izquierda sostiene una joya mágica.
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El tercer chakra ubicado en el plexo solar provee de energía vital al páncreas y al hígado, que gobiernan la asimilación y el metabolismo de la energía derivada de los alimentos. Además de estar animado por el fuego de la digestión, el tercer chakra también lo está por el fuego del deseo y el poder de las emociones De aquí que durante el proceso de despeje y apertura del tercer chakra, pueden coincidir problemas digestivos con periodos dramáticos de inestabilidad emocional cuando se liberan las emociones reprimidas. Demostraciones de poder y egocentrismo son el producto de un tercer chakra encendido, pero no desarrollado o a la defensiva. Un saludable sentido de autoestima y poder personal denota un tercer chakra que ha sido despertado con buenos resultados. El tercer chakra también, se asocia a la representación mitológica del héroe y el desarrollo de la conciencia del ego. Como centro de conciencia, el ego llega a ser una fuerza de integración suficientemente fuerte como para tomar los elementos dispersos del mundo interior y exterior y ordenarlos dándole sentido de identidad. A medida que el ego se estabiliza aumenta su capacidad de asimilación de los contenidos del inconsciente y tiene más energía psíquica disponible. El ego transforma esta energía en poder para controlar su mundo individual, para tomar decisiones conscientes y para resistir las exigencias del inconsciente. De esta manera, el ego obtiene cierto control sobre la vida instintiva del cuerpo y las emociones y también la capacidad de manipular su ambiente exterior. 73
Como centro de poder, el tercer chakra regula el caudal de energía vital que fluye a través del cuerpo. Cuando este chakra está obstruido (sea en forma crónica o temporaria) debido a una lucha de poderes, nos sentimos físicamente aletargados y también podemos sentimos deprimidos e irritables. Al tomar conciencia de la guerra entre las energías psíquicas en el tercer chakra, superando nuestro temor al conflicto y tomando control, podemos reclamar nuestro poder. Estos síntomas desaparecen y probablemente prevalezca un claro sentido de la autoridad, mientras el libre flujo de la energía psíquica él través del tercer chakra activa el arquetipo mitológico del héroe. La abertura del tercer chakra también puede resultar en el desarrollo de las habilidades clarividentes y telepáticas. Podemos abandonar el cuerpo físico y tener experiencias conscientes en el mundo astral, siendo además los sueños más fáciles de recordar. Sin embargo, la información recibida a través de este tipo de percepción puede estar confundida con los deseos subjetivos del cuerpo astral y, por tanto, no siempre es una fuente de guía confiable. En el tercer chakra sentimos el deseo o el impulso de salir de las profundidades del inconsciente y de las influencias colectivas, en un intento pionero de descubrir nuestra propia identidad. Este aspecto individualista del tercer chakra puede ser una fuente de inseguridad cuando, de hecho, nos separa de los demás y de los viejos modelos que nos son familiares. Otro peligro de este uso guerrero de la voluntad es que tiende a cubrirse naturalmente con un deseo egocéntrico y se manifiesta en forma «testaruda», como la del carnero. La expresión de la personalidad puede usarse positivamente para canalizar las emociones y sirve como vehículo del descubrimiento de uno mismo, o puede llevar a la megalomanía cuando tratamos de ratificar nuestro sentido del Self. El poder que recibimos de los demás, así sea en forma de adulación o atención, se usa para aumentar la autoestima. Las relaciones sexuales basadas en este aspecto del tercer chakra pueden ser vistas como una actuación y demostración de ego. Características como la arrogancia, la pomposidad y las demostraciones melodramáticas también se asocian a ello. Por otro lado, el encanto, la calidez, la generosidad y una disposición alegre pueden surgir de los aspectos más magnánimos del tercer chakra. Si no nos concienciamos de los problemas relacionados con las funciones psicológicas del tercer chakra y las resolvemos, nuestras relaciones con los demás se vivirán como sumisión versus dominación. No vemos a los demás como nuestros iguales, sino como inferiores o superiores. Alfred Adler, quien creó el término complejo de inferioridad, fundó una escuela de psicología centrada en este aspecto del tercer chakra. Adler observó que muchos de sus pacientes estaban preocupados por problemas de auto estima, suficiencia, competencia y dominación; incluso comprendió que el acto sexual puede experimentarse en estos términos como una preocupación. Adler apuntó a los sentimientos infantiles de insuficiencia e inferioridad como la fuente de nuestra necesidad de desarrollar actitudes
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compensatorias de superioridad. Sin duda, esto es real, pero en mi experiencia, más allá de la edad, estas tendencias parecen transitar desenfrenadamente aquí, en el reino del resplandor de la joya.
La Sombra y la Persona
La sombra es el término jungiano para las partes de la psique que están reprimidas por el ego. Al crecer, escondimos muchos aspectos de nuestra persona para ser amados y aceptados. La sombra escondida se mantiene inmadura, pero tiene un deseo innato de reconocimiento y aprobación conscientes. Otro aspecto de la sombra está relacionado con nuestras vidas anteriores, en las que mostramos algunas de nuestras características negativas o rechazadas socialmente. Desgraciadamente, la sombra nos aterroriza, como la persona espantosa de las películas de horror que ha estado toda su vida encerrada en el altillo, y preferimos mantenerla encerrada y olvidarnos de ella. Al ser inconsciente, la sombra se experimenta comúnmente como una proyección sobre otra persona, generalmente alguien del mismo sexo. Las características que nos provocan una reacción en una persona que nos disgusta constituyen Un reflejo de aquellas partes que despreciamos en nosotros mismos. Una segunda salida para la sombra es a través de los sueños, donde somos cazados o atacados por animales o por un miembro hostil o repulsivo del mismo sexo. Un tercer tipo de manifestación es la reacción emocional inadecuada frente a una situación dada. Los intentos de,encubrir la sombra con un comportamiento del ego socialmente apropiado son en vano. Para estar en paz con la sombra, es necesario dejar de juzgarla y de reprimirla. En definitiva, el ego necesita aceptar tus resentimientos infantiles las necesidades, las agresiones, las inseguridades, la voluntad de poder y los deseos contenidos en la sombra. Si no lo hace, una gran cantidad de energía y psíquica quedará atrapada en subpersonalidades conflictivas, que personifican estos contenidos reprimidos. Cuanto más se repriman, más libertad tienen para destruir la vida del sí-mismo consciente. En casos extremos, la continua negación del lado negativo de la sombra trae aparejado lo que clínicamente se denomina un complejo psicopatológico. No podemos comenzar la travesía hacia nuestra individualidad esencial hasta que no nos veamos como realmente somos, en lugar de como deseamos o pretendemos ser. Enfrentarse a la sombra requiere humildad, y la confianza también es importante. Si podemos confiar en que la sombra no destruirá nuestras vidas si la dejamos libre, entonces podremos comenzar a integrarla más fácilmente, en lugar de seguir proyectándola en los otros. La sombra también puede contener cualidades positivas que no se han desarrollado porque la imagen de uno mismo es demasiado modesta o tímida. Es probable que durante nuestros primeros años de vida no hubiese apoyo o marco de referencia para que algunas de estas cualidades en potencia se 75
desarrollaran. Una ojeada a la mitología nos mostrará las diversas variaciones de las funciones potenciales de la sombra. En el mito, la sombra está frecuentemente representada por un animal o un extraño compañero que salva al héroe (a través de su instinto) de un fin prematuro. En otros casos, vemos al héroe combatiendo a un enemigo terrible cuya maldad intencionada le otorga al héroe (en forma enigmática) exactamente lo que éste necesita. Estos temas mitológicos ilustran cómo la sombra contiene, de hecho, elementos ausentes que son de gran valor para el ego. Mientras que la sombra es el aspecto de nosotros que está condenado al inconsciente, la «persona» es la máscara que usa el ego para presentarse ante el mundo exterior. Por ejemplo, en los sueños la persona puede presentarse como un disfraz o simulación. De niños creábamos o adoptábamos imágenes que conseguían la aceptación en nuestra cultura o la aprobación de nuestros padres. Por tanto, la persona refleja la identificación con los valores sociales y los de nuestros padres. También se puede considerar a la persona como las demostraciones de egocentrismo que sirven para justificar nuestra existencia. Al crecer, muchos de nosotros experimentamos algún tipo de privación emocional y, por tanto, no forjamos un sólido sentido de la autoestima. De adultos mantenemos escondida esta inseguridad básica. Los mecanismos de defensa adoptados para enfrentarse tanto al dolor emocional como a una existencia injustificada son uno de los elementos que forjan la máscara que usamos. Desgraciadamente, esta postura defensiva del ego nos endurece y actuamos en una forma que no siempre es propicia para la satisfacción de nuestras necesidades. De niños, muchos de nosotros aprendimos rápidamente que no servía de nada pedir las cosas que queríamos directamente; así, decidimos no expresar más nuestros sentimientos y necesidades, y recurrimos a dejamos llevar por la cólera con una historia de necesidades emocionales y deseos insatisfechos que transportamos a nuestras relaciones con los demás. Sin lograr comunicarnos claramente, muy a menudo proyectamos en nuestras relaciones una cantidad de expectativas y exigencias, sólo para sentir una y otra vez el dolor y la confusión del pasado. Consumidos por nuestra ira y dolor cuando nuestras expectativas no se concretan, nos apoyamos en los mecanismos de defensa psicológicos que nos contienen. Frecuentemente hacemos pedidos, esperando una negativa, lo que nos inhibe más o nos hace demasiado exigentes. Es obvio que ésta no es la manera más positiva o efectiva para lograr el resultado deseado. Cuando separamos nuestro sentido de la identidad, del poder para obtener lo que queremos de los otros, podemos aprender que tenemos una responsabilidad hacia nosotros mismos de, por lo menos, tomar conciencia de los sentimientos y deseos (sino de expresarlos). Es más importante que nos expresemos directa y honestamente que perjudicar y manipular a los otros. A través de la expresión disipamos la carga emocional y podemos aprender a
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dirigirla en la forma más positiva. Al compartir lo que se siente en lugar de exigirlo, se hace más fácil liberar nuestras reacciones y defensas, y no dejamos dominar por ellas. Al actuar como padres benévolos y sabios con nuestros deseos y emociones, podemos escucharlos con cariño y guiarlos, finalmente, en Jugar de combatidos o reprimirlos. Otra ramificación de la dinámica entre la sombra y la persona es el juicio sobre los otros. En un esfuerzo por defender nuestro sentido de autovaloración (nuestras máscaras brillantes), a menudo encontramos defectos en los demás antes de que ellos puedan ver nuestra sombra. Todos necesitamos sentirnos bien con respecto a nosotros mismos. Si no nos sentimos aceptados y reconocidos, nos volvemos amargos y cínicos. Nos consumen los celos, y nos pasamos la vida concentrados en señalar todas las formas en que los otros no merecerían recibir las cosas de las cuales nosotros nos sentimos privados. Así como las convenciones sociales pueden atrapamos en forma rígida, parte de nuestra estricta imagen (persona) puede dominar nuestra creatividad e individualidad. En Análisis Transaccional, este aspecto recibe el nombre de padre punitivo porque es la parte nuestra que se tomó en papá y mamá. A través de una revolución psicológica, el niño en nosotros puede ser liberado para explorar y desarrollarse. La sombra tiene una relación inversa a la energía invertida en la persona. Una persona sobredesarrollada empuja a la sombra más profundamente al inconsciente, donde se toma más peligrosa. Los crímenes horrendos cometidos en nombre del Estado e Iglesia son ejemplos de una persona excesivamente desarrollada. Al otro extremo del espectro, una persona subdesarrollada hace que sea difícil funcionar en la sociedad. Automáticamente nos alienamos al no poder aceptar los roles y las reglas de la sociedad. En cualquiera de los dos extremos, estamos inhibidos para realizar y manifestar nuestra individualidad. Cuando se expresan conscientemente, tanto la sombra como la persona son implementos esenciales para el propio descubrimiento y comportamiento en el mundo. Así, una tarea importante del propio ego a esta altura del desarrollo es integrar las cualidades de la sombra y de la persona, sin identificarse con ellas.
Sexo, Amor y Poder Como la autoestima y la sensación de poder personal están directamente ligados a sentirse amado y aceptado, la mayoría de la gente depende de los demás para sentirse valorizados. Cuando la necesidad es muy grande, transigimos a cambio de amor y aceptación. Aunque esto parece dar resultado por un tiempo, es casi seguro que a largo plazo cree resentimientos. Cuanto más grande es la necesidad, y mayor el poder que le otorgamos a la persona que la satisface, más impotentes y serviles nos sentimos. La necesidad de auto estima y de suficiencia debe ser satisfecha. En lugar de juegos de poder, es probable que esto signifique profundizar en el
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adoctrinamiento cultural y familiar. Por ejemplo, podríamos comenzar observando la programación inicial con respecto a la identidad sexual. Obviamente, es importante superar la sensación de culpabilidad y vergüenza que podemos haber experimentado en el conflicto entre nuestro despertar sexual y los tabúes sociales y sexuales. ¿Era el sexo algo sucio? Muchos de nosotros crecimos con la actitud de que nuestra identidad sexual, por alguna misteriosa razón, era algo de lo que debíamos avergonzamos y había que esconder. Aún más limitante, puede que existan vínculos emocionales-sexuales engañosos, en general, con el progenitor del sexo opuesto. Quizá nuestros padres nunca nos permitieron expresar nuestra identidad sexual. Una madre puede, inconscientemente, no querer dejar ir a su hijo, evitando indirectamente que otra mujer se lo quite. Un padre puede desear a su hija, reprimiendo sus propios sentimientos profundos de amor sexual hacia ella, cuidándola celosamente e inhibir así su madurez. Al liberamos de estas limitaciones podemos ser libres de expresar el poder sexual pleno en forma positiva. Celebrar la vitalidad de la vida a través de las relaciones sexuales hace que uno se sienta bien. Una buena relación amorosa promueve un cierto tipo de auto estima que nos permite sentir y expresar el amor en forma más completa. Otro factor importante para tomar en cuenta es la educación del ego con respecto a su relación con la fuerza impersonal del amor. El poder del ego es una espada de doble filo, debemos esgrimirla con destreza. Por un lado, estamos endeudados con la vida por crear una identidad individual y consciente a partir de la materia prima del inconsciente colectivo. Irónicamente, una vez que logramos el sentido del uno mismo bien definido, nos vemos obligados a sacrificarlo -y también su demanda de poderío- para entrar en un nivel más elevado de la existencia consciente. No sólo vivimos según esta espada, sino que si no renunciamos a ella a tiempo, puede volverse en nuestra contra. El amor y el poder son antagónicos, la abundancia de uno disminuye al otro. El poder del ego, su deseo de control y posesión, impide la franqueza y la entrega que requiere el amor. El amor es universal -divino-, sin embargo, el ego quiere poseerlo, tenerlo en el momento, cómo y con quién así lo desee. Pero cuando el ego esgrime su espada para conquistar el amor, se ve siempre frustrado. Hasta que no sacrifique su voluntad de poder, el ego no podrá penetrar el misterio del amor y así continuar su travesía a los reinos más sublimes de la conciencia.
Las Emociones y el Mundo Astral
Las reacciones de los sentimientos que estudiamos en el segundo chakra se expresan como emociones. Las cargas emocionales se manifiestan desde el
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cuerpo astral, a través de los chakras, hacia los principales ganglios nerviosos y las glándulas endocrinas, afectando la 'secreción hormonal, los cambios en la circulación, la presión arterial, la respiración, el nivel de azúcar en la sangre y la excitación neuromuscular. En una persona primitiva, las emociones se expresan en forma instantánea. Con la evolución del sistema nervioso, se retrasa el reflejo instintivo emocional y se lo puede cambiar por medio de la intervención consciente. Esto significa que tenemos un dejo de poder sobre los impulsos inconscientes del cuerpo y algo de distancia y control sobre los efectos irracionales de las emociones. En las enseñanzas metafísicas, el mundo de las emociones es frecuentemente denominado el plano astral. El enfoque tántrico del universo también nos muestra una cantidad de dimensiones que existen en frecuencias diferentes. Así como pueden existir en forma simultánea diversas frecuencias en el espectro magnético sin interferir unas con otras, esto también puede suceder con el mundo físico y el astral. Raramente somos directamente conscientes del mundo astral, aunque es el lugar al que vamos en nuestros sueños, y su energía se manifiesta en nuestras vidas en la forma de emociones. Robert Monroe, en su libro Viajes fuera del cuerpo, basado en doce años de proyección astral, describe claramente el plano astral como una realidad compuesta por deseos y miedos que normalmente reprimimos en nuestras vidas físicas. Por ejemplo, él relata como sus miedos eran más poderosos que sus deseos sexuales, que a su vez constituían obstáculos tremendos. Continúa explicando que hasta que no logró disciplinar estas emociones primordiales, estuvo condenado a errar por las áreas más desagradables del mundo astral pobladas por «personalidades divididas» y otros «seres animados». Las experiencias extracorporales, así sean en los sueños u otro estado de conciencia alterado, nos enseñan que las emociones, y los deseos tienen vida propia en el cuerpo astral, más allá de la conexión con el organismo físico. Aunque todos tenemos un cuerpo astral, su nivel de desarrollo y la habilidad para utilizarlo difieren mucho. Existen relativamente pocas personas que pueden utilizar conscientemente el cuerpo astral como un vehículo independiente, separado del físico. Aunque algunas veces permanecemos conscientes en el plano astral mientras dormimos, la mayoría de la gente no mantiene esta conciencia cuando despierta. El nivel de conciencia astral es ajeno a la mente racional orientada hacia lo físico. Es más probable que los niños recuerden sus experiencias astral es, ya que todavía no han aprendido a crear una clara separación entre su mundo interno y externo. Sin embargo, en ocasiones, podemos despertar con la sensación de haber experimentado un sueño extraordinariamente vívido. Estos se denominan sueños lúcidos y están marcados por una extraña sensación de estar «despiertos» durante el sueño. Exploraremos los sueños lucidos con mayor profundidad en el capítulo sexto. Astral significa «como estrella», las cualidades luminosas del cuerpo emocional inspiraron el nombre astral. Los matices iridiscentes percibidos por medio de la clarividencia en el aura de una persona, a través del cual se irradia el amor y la sabiduría, son verdaderamente una belleza para contemplar. La
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superficie del cuerpo astral se parece al vapor del hielo seco, la bruma luminosa parece girar, elevarse y hundirse nuevamente. Determinadas emociones parecen moverse en zonas del cuerpo astral que se relacionan con las áreas apropiadas del cuerpo y de los chakras. Las emociones primitivas relacionadas con la supervivencia del cuerpo tienden a dirigirse hacia la parte inferior del aura, por debajo del primer chakra. Los sentimientos sexuales, los celos y la inseguridad emocional se consolidan cerca del segundo chakra. La ira y la arrogancia se unen cerca del tercer chakra; el amor o la pena, alrededor del cuarto, y así sucesivamente. Las emociones bruscas o poderosas pueden adueñarse temporalmente de todo el cuerpo astral. Cuando esto culmina regresan nuevamente los patrones de color y el ritmo normal de las vibraciones. Al gravitar alrededor de sus patrones de características específicas, el cuerpo astral se moviliza y se convierte en la gran variedad de los estados emocionales que experimentamos. Los hábitos físicos y las actitudes mentales también lo afectan mucho. Vivir en la suciedad, obligar al cuerpo físico a consumir bebidas alcohólicas y drogas, a tolerar cierto tipo de música, al humo del cigarrillo, a la contaminación y la consumición de grandes cantidades de comida animal, afectará desfavorablemente al cuerpo astral, debido a la contrapartida astral de estos elementos. El cuerpo astral es particularmente susceptible a las impresiones de la mente. Por medio de la clarividencia se puede ver cómo emergen y se disuelven las formas dentro de la materia astral, en respuesta a las corrientes de pensamiento. Los pensamientos pueden llegar a crear formas astrales que parecieran adquirir vida propia. Estas formas se pueden proyectar al mundo astral, poblando el ambiente cercano y afectando a otras personas. Los pensamientos negativos pueden crear monstruos astrales que tienen el poder de devorar la alegría y el amor en nuestras vidas. Enfrentarse a ellos y conocerlos puede llegar a ser un trabajo hercúleo. Además de integrar a la sombra, aprender a expresar los sentimientos y expresar claramente nuestros deseos, se pueden hacer unas cuantas cosas para transformar y aumentar el nivel de vibración en el cuerpo astral. Se puede purificar y exorcizar el cuerpo físico. Comer comida sana y no tóxica desarrolla sus contrapartidas en el cuerpo astral. El ejercicio y los deportes son expresiones muy efectivas para la energía emocional contenida. El entusiasmo y el regocijo tienen un efecto depurador y tonificante en el cuerpo humano. Hacer surf, esquiar, navegar, cabalgar Y un buen partido de tenis o de fútbol generan la sensación de estar vivos y nos hacen sentir alegres, lo que constituye una alternativa a los patrones emocionales negativos y son también una oportunidad para almacenar experiencias emocionales positivas. Tocar instrumentos musicales o cantar nos ofrece tantos escapes catárticos como caminos creativos para la expresión de nuestras emociones. Los esfuerzos creativos, como la danza, la costura o el arte, alientan la expresión emocional y generan sentimientos de satisfacción y realización. Escuchar buena música y caminar en medio de la naturaleza también son actividades purificadoras y tonificantes para el cuerpo astral. Una aguda
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percepción de los procesos habituales del pensamiento también dará la oportunidad de reformar las fuerzas mentales que influyen en el cuerpo astral. Desde el punto de vida tántrico -tan sólo manifestar las emociones es a menudo como reprimidas- constituyen formas de tratar de liberarse de ellas. Para transmutar las emociones a la Energía-Sabiduría que le corresponde, primero hay que aceptarlas tal y como son y no tratar de cambiarlas o deshacerse de ellas. Para lograr esto necesitamos aprender a no juzgar las emociones como buenas o malas y experimentarlas tal cual son. Al disociarlas del punto de referencia del ego, podemos tomar conciencia de su energía primordial. En más allá del materialismo espiritual, Chogyan Trungpa compara la transmutación de las emociones con la subyugación de los demonios por el gran yogui Milarepa. Cuando Milarepa estaba meditando en su caverna, una multitud de demonios lo enfrentaron. No importó cuánto intentó deshacerse de ellos, éstos siguieron persiguiéndolo hasta que él dejó de considerados como algo malo. Cuando comenzó a aceptar su presencia, se transformaron en dakinis, espíritus femeninos que representan las energías genéricas de la vida.
Las Leyes del Karma
Todos los pensamientos, emociones y acciones generan patrones de energía en el cuerpo-mente. Estas formas son como semillas, darán buen o mal fruto dependiendo de la naturaleza del estímulo inicial. Las enseñanzas orientales sobre el karma (palabra sánscrita que significa acción) sugieren que todas las condiciones de la vida actual han sido determinadas por acciones pasadas. De la misma manera, las circunstancias del futuro son creadas por acciones presentes. En un retiro de meditación, Goenka (maestro Vipassana) compartió esta antigua historia budista para demostrar cómo trabaja el karma: Un día, un mercader muy rico fue a ver a Buda y le ofreció una gran cantidad de dinero para que efectuara un ritual para su padre muerto. Los sacerdotes brahamanes acostumbraban a realizar estos rituales para liberar las almas de los muertos de todo su karma negativo. Sabiendo Buda que esto era un esfuerzo inútil, vaciló en aceptar este encargo. No obstante, vio que el mercader era sincero y le dijo que si estaba dispuesto a ayudarlo, él realizaría la ceremonia. Buda le pidió al hombre que colocara varias piedras blancas y un poco de ghee (mantequilla clarificada de leche de búfalo) en un frasco de cerámica y lo pusiera en el río. Después le indicó que rompiera el frasco con un palo. El mercader siguió estas instrucciones y al volver al día siguiente, Buda le preguntó qué había sucedido cuando rompió el frasco. El mercader le respondió que las piedras se habían hundido hasta el fondo y que el ghee quedó flotando en la superficie. Entonces Buda le explicó que las leyes del karma son exactamente iguales a las leyes naturales que habían hecho que las piedras se hundiesen y el ghee flotara. Le dijo al mercader que el peso del karma de su padre haría que en su próxima vida, él se volcara hacia determinadas situaciones, más allá de cualquier ceremonia que él (Buda) pudiese realizar.
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El concepto del karma es inseparable del sentido de identidad individual. La creación del karma depende de un sí-mismo que ejecuta acciones. Como la combinación de todas las experiencias, emociones y pensamientos pasados que han estructurado nuestra psique de manera única, el karma es la mismísima materia y esencia de nuestra identidad individual. Nosotros no tenemos karma, nosotros somos karma. El karma es la fuerza que impulsa al alma a encarnarse una vida después de la otra. Es el hila de la continuidad que se teje en los moldes de complicadas texturas, generadas y regeneradas por nuestras acciones y reacciones, una vida después de la otra. A través de la historia, a menudo hemos amado y odiado a las mismas personas. Literalmente revivimos los mismos romances y pleitos, si no con la misma gente, por lo menos con gente parecida que atraemos hacia nosotros por nuestra disposición kármica. El karma no es el destino. En cada vida tenemos la oportunidad de abandonar las ataduras y las aversiones, de cicatrizar las heridas y animosidades y de cambiar los patrones causales de la psique. Aunque cosechamos lo que sembramos, tenemos la libertad de sembrar semillas nuevas y mejores que nos darán mejores frutos. En el Tantra, a diferencia de la tradición cristiana que nos enseña a orar a un Ser Supremo para que nos salve de nuestros pecados, nuestra redención reside en nuestras propias manos. De hecho, en el budismo no existe el concepto del pecado, sólo existe el desatino basado en la ignorancia. La sabiduría nos da discernimiento sobre los efectos de nuestras acciones, por tanto, es más difícil que cometamos hechos malvados. Si lo hacemos, nos estamos condenando. No es el Ser Supremo quien nos está castigando, ni una diabólica fuerza externa la que nos está llevando por el mal camino, sino que somos nosotros mismos. Esta es una perspectiva mucho más saludable, la cual nos da poder. Los budistas dicen que hay diez maneras de crear un karma negativo: tres asociadas al cuerpo, matar o lastimar físicamente, robar o tomar lo que no se nos ha sido dado y mala conducta sexual (un comportamiento sexual que es inapropiado para cualquiera de las dos personas). Aquellas del habla son: mentir, difamar, insultar y chismorrear. Las acciones negativas de la mente son: tener malos deseos con respecto a otros o hacia nosotros mismos, tener celos de las posesiones o características de los otros y tener una idea errada sobre uno mismo y la naturaleza de la realidad. En resumen, cualquier cosa que lastima a otra persona o a nosotros mismos produce karma negativo. Por otro lado, el buen karma se crea por medio de las acciones que realmente benefician a otros y a nosotros mismos. A los frutos de estas acciones se les llama «mérito». De la misma manera que el karma negativo, los efectos de la acumulación de mérito son muy duraderos. Por tanto, los budistas fomentan los méritos para compensar los resultados del karma negativo las enseñanzas hindúes, por otro lado, enfatizan la desvinculación de los frutos de nuestras acciones. Actuar meritoriamente sólo para cuidarnos de las amenazas del karma negativo, puede reforzar los aspectos manipulativos y egocéntricos
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del ego. La persona común está atrapada por una gruesa telaraña de karma de vidas anteriores. Salir de estos patrones kármicos llevará muchas vidas. Una actitud de aceptación ayudará mucho. Con la creencia de que lo que nos acontece es la manifestación directa de las acciones pasadas, no gastaremos energía peleando con otros o guardándoles rencor (o a la vida misma) por aquello que nosotros mismos hemos creado. Esta aceptación nos ayuda a concentramos para hacer lo que es más favorable para nuestra salud y bienestar. Las funciones de causa y efecto del karma no necesariamente van de acuerdo a las ideas lineales o cronológicas del tiempo. Los frutos del karma sólo maduran bajo las condiciones apropiadas. Al progresar en nuestro trabajo espiritual (quizá orgullosos de nuestra acumulación de méritos), podemos encontramos con situaciones kármicas de diferentes períodos en las vidas de nuestras almas. El momento de fructificación de estos karmas está basado en muchas variables: grupos de almas determinadas encarnándose juntas, ciertas condiciones sociales y karmas colectivos, el nivel de nuestra comprensión espiritual, etc. Por tanto, no importa cuán adelantados parecemos estar en nuestro camino espiritual, debemos estar siempre listos para aceptar y trabajar a través de antiguos karmas. Los budistas hablan de tres venenos de la mente: la ignorancia (la perspectiva ego céntrica), la ira (incluyendo cualquier tipo de aversión) y la lujuria (toda forma de deseo). Se considera estos tres venenos como la raíz de todos los karmas negativos. La mejor manera de prevenirlo es negarse a rendirse a los deseos y a las acciones perjudiciales que crean el karma negativo. Reprimir estos venenos sin arrancar sus raíces en la psique puede causar grandes disturbios en el cuerpo-mente. Por ejemplo, John Blofeld en El misticismo tántrico del Tibet cuenta cómo algunos monjes que prefieren morir antes que romper la promesa de celibato han desarrollado desórdenes nerviosos muy significativos. Nuestra propia iglesia cristiana tiene una cantidad de clérigos neuróticos, quienes se han vuelto alcohólicos o cometen actos de perversión. Es más sabio rendirse a los deseos mientras se presta atención al acto en sí, a la motivación que lo provoca y a sus consecuencias. Gracias al discernimiento, el propósito oculto del comportamiento a menudo se puede integrar, disipando la compulsión. Cuando dejamos de creer en nosotros mismos como unidades separadas de conciencia, descubrimos que realmente no hay hacedor o voluntad individual, y, por tanto, no existe la creación del karma. En la tradición tántrica, las enseñanzas del karma están dirigidas hacia este fin.
Meditación Introspectiva
La concentración puede ser considerada un simple acto de dirigir la conciencia sobre un objeto mientras se olvida todo lo demás. En la meditación 83
profunda este desasirse se extiende, eventualmente, a la respiración y al cuerpo, provocando el desaceleramiento del metabolismo. De hecho, el aminoramiento espontáneo de la respiración es una buena medida para establecer la profundidad de la meditación. Esta tranquilidad de la mente y las funciones fisiológicas crea los estados de trance llamados «ihanas». Estos estados son un paso importante para la meditación, pero no su meta final. De hecho, estos estados de trance pueden llegar a ser un obstáculo para un futuro progreso, porque, aunque podamos bloquear la actividad mental, nuestra conciencia puede adormecerse. En una conferencia en Nueva York, Kalu Rinpoche advirtió «en el peor de los casos, la meditación de tranquilidad es como un animal en hibernación». Idealmente, la meditación de tranquilidad es como «una autopista sin obstáculos por la que conducimos para llegar a los niveles más avanzados de la meditación tántrica». El próximo paso en la meditación budista es el aumento de la claridad y la sensibilidad de la conciencia. La práctica de meditación que nos ayuda a lograrlo se llama Vipassana. La palabra tibetana para Vipassana es Ihag thong que significa «visión penetrante». Cuando la consciencia penetra en la mente inconsciente para observar los acontecimientos mentales que crean el fenómeno que nosotros creemos es incuestionablemente el «yo», entonces habremos dado un gran paso hacia nuestra liberación del dominio que éste ejerce sobre nosotros. Al principio, debemos practicar el Vipassana concentrándonos totalmente en el desfile de los acontecimientos que ocurren en el escenario del cuerpo-mente. Con objetividad y en un solo punto, podemos eventualmente aprender a atrapar los pensamientos concentrándonos en cuanto comienzan a emerger, observar sus transformaciones y asociaciones, y ver éstos cómo se terminan al comenzar el próximo. Con esta agudeza podemos rastrear e interrumpir la insidiosa cadena de eventos mentales que lleva al proceso de identificación. Comiencen refugiándose, entrando en un estado profundo de meditación de tranquilidad. Luego cambien su atención de la respiración a las sensaciones en el cuerpo y a los pensamientos que flotan en la mente. Si se dan cuenta de que su conciencia se ha dejado llevar por una de estas sensaciones o pensamientos, tráiganla gentilmente de regreso hacia su observación relajada. Cuando el cuerpo es el foco de la meditación introspectiva, es útil mover la Conciencia a través de ésta, en una secuencia ordenada. Por ejemplo, se puede comenzar por tomar conciencia de la superficie de la cabeza, después bajar al cuello, los hombros, los brazos, la parte superior de la espalda, la inferior, las nalgas, la parte de atrás y exterior de los muslos, las pantorrillas y los pies. Subiendo otra vez por el cuerpo, comiencen por las espinillas, después la parte interna y frontal de los muslos, los órganos sexuales, la parte inferior y superior del abdomen, el pecho, el cuello, etc. Después de algunos días pueden comenzar moviendo su conciencia a través del cuerpo en planos divididos -de adelante hacia atrás, de arriba hacia abajo- atentos a todas las áreas y a los órganos internos. Simplemente, presten atención a las diversas sensaciones como el calor y el frío, la tensión, el dolor,
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la picazón, etc. Concentrando su conciencia en el cuerpo de esta manera pueden hacer que surjan a la conciencia ciertos sentimientos y recuerdos asociados a alguna parte en particular, Manténganse en calma, continúen respirando y observen estos fenómenos a medida que su energía atrapada comienza a liberarse. Continúen relajándose. En un ámbito tradicional, este tipo de meditación se practica intermitentemente, interrumpido por caminatas y descansos cortos, desde temprano a la mañana hasta tarde en la noche, por períodos de diez días, noventa días o más. Cuando no son posibles períodos tan largos, dedicar un fin de semana completo para un retiro podría ser la manera más fácil de comenzar. Quizá también quieran utilizar el aura y los chakras como objetos de la meditación introspectiva. Comiencen imaginando el contorno general del aura que los rodea. ¿Está acaso más al frente, al costado, o contraída detrás suyo? ¿Qué es lo que sienten al observarla? Ahora transporten su conciencia metódicamente por el aura desde arriba hacia abajo. Presten atención a los colores, las imágenes, las sensaciones. ¿Sienten la energía de alguna otra persona en su aura? ¿Qué es lo que él o ella hacen allí? Ahora, poniendo su atención en cada uno de los siete chakras, observe si se siente tenso o relajado. ¿Qué otras sensaciones o impresiones experimenta? Otro enfoque es el de observar los pensamientos que surgen en su mente. Mientras observan este desfile interior de creación mental, presten atención para ver si son principalmente visuales o auditivos. ¿Ven sólo figuras en su mente o también se hablan a ustedes mismos? ¿Tienen imágenes y voces? Si es así, ¿ven las imágenes primero y luego se hablan a sí mismos acerca de ellas, o se hablan a sí mismos primero y después ven las imágenes? Una vez que esto les quede claro, pueden imaginar que su conciencia es el espacio en donde ocurren las imágenes y los sonidos. Finalmente, querrán poder penetrar en la naturaleza ilusoria de la identidad propia -¿quién está meditando? ¿Cómo surge el sentido del «yo»? ¿Cómo participa en relación a los estímulos internos y externos? El sentido del «yo»debe de ser uno con estos mecanismos sensoriales o estar separado de ellos. Al observar las diversas funciones sensoriales, traten de decidir si una de ellas (o todas combinadas) es el «yo». O bien, si deciden que está separada de ellas, ¿entonces, dónde está?
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CAPITULO QUINTO EL REINO DEL SONIDO SAGRADO
ANAHATA, el nombre sánscrito para el cuarto chakra, significa literalmente «sin tocar». Se refiere a la vibración sutil que es la energía creativa del Vacío. Se la entona como la sílaba sagrada OM, y se dice que se escucha interiormente durante la meditación cuando Kundalini ha llegado al chakra del corazón. Al cuarto chakra también se le llama el chakra del corazón, definiendo su posición en el cuerpo y dando a entender su asociación con la fuente de inspiración espiritual y amor altruista. El cuarto chakra tiene doce pétalos rojos y brillantes, en su interior encontramos dos triángulos entrelazados color humo. Juntos hacen el mandala Vayu, que representa la relación armoniosa entre las fuerzas femenina y masculina del cosmos. Dentro del mandala Vayu, que también simboliza el elemento aire, hay un antílope. Conocido por su velocidad, el antílope es un buen vehículo para el antiguo dios del viento, Vayu. (Ver fig. 14)
Figura 14. El cuarto chakra: Anahata. El chakra del corazón tiene 12 pétalos rojos y brillantes. Dentro del Mandala aire hay dos triángulos entrelazados y encontramos el mantra simiente YAM, que invoca al dios el viento: Vayu. Su vehículo es un antílope.
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En el Tantra budista, el elemento fuego está asociado al centro del corazón. Su símbolo es un triángulo rojo apuntando hacia arriba. Lama Govinda dice que este fuego no es físico sino psíquico. Es el fuego de la devoción religiosa y la inspiración. Continúa explicando que el centro del corazón es el asiento de la mente intuitiva y de los sentimientos transmutados (amor divino y compasión), y que es un foco primordial en la meditación, porque es donde lo universal se hace realidad en la experiencia humanal. El Buda Primordial Aksobhya se sienta en el trono del chakra del corazón. (Ver fig. 15) Su Sabiduría Espejada disipa la ilusión de la separación de las cosas y refleja su Vacío innato. Las pasiones que lo confunden son la ira y la aversión. Eventualmente, el fuego al químico de la devoción religiosa y la compasión transformarán nuestro sentido de la identidad personal. Como el fénix, el ego será consumido y transformado. Esto puede ser traumático y muchas veces dará como resultado una severa crisis de indentidad. No obstante, la apertura del chakra del corazón finalmente genera una forma más inclusiva de identidad, donde la individualidad y la universalidad comienzan a unirse. A medida que el chakra del corazón despierta, su creciente ritmo vibratorio alterna el cuerpo astral, infundiéndolo con la energía más sublime de los cielos interiores. Abrir el corazón también da inicio a una relación íntima con el misterio de la vida. Cada paso nos lleva a una unión más profunda con lo desconocido, con el infinito potencial oculto dentro de cada momento y con la belleza, la perfección y las memorias distantes de los reinos sublimes.
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Figura 15. Aksobhya es el señor del chakra del corazón y personifica a la sabiduría espejada. Su color es el blanco y gobierna el elemento Agua. Como el Budha Shakyamuni, exhibe el Mudra-Que-Toca-La-Tierra, el mudra testigo.
En Viajes fuera del cuerpo, Robert Monroe describe experiencias extáticas en el plano astral que prueban algunos de estos fenómenos relacionados con el chakra del corazón. Luego de que él logró moverse a través de los reinos de las emociones básicas en el plano astral, visitó regiones más hermosas. Relata que quedó abrumado por un «Entorno Perfecto» en el cual experimentó un estado de paz total y de una emoción maravillosa. Al volver a su estado racional normal sintió una profunda nostalgia por aquel lugar al cual sabía que pertenecía y donde siempre debería haber estado. Quizás ustedes reconozcan este estado emocional sublime. Tal vez lo hayan experimentado estando parados solos en la cima de una montaña, rodeados por la majestuosidad del cielo y del paisaje distante. O podría haber sido en un bosque profundo y silencioso; allí permanecieron inmóviles en una catedral formada por árboles majestuosos, mientras los rayos de luz los atravesaban, como un dios, a través del espesor de las sombras. O posiblemente ocurriera cuando estaban haciendo el amor -todo parecía tan perfecto, tan hermoso, tan alejado de lo mundano-. Cuando el centro del corazón se abre completamente, se siente un deseo abrasador de que todos los seres disfruten del amor y la beatitud que está disponible en éste nivel de conciencia. En la tradición budista, este impulso se
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expresa como un compromiso de ayudar a todos los seres sensibles para alcanzar el estado de iluminación. La persona que realiza este voto se convierte en un Bodhisattva. Todas las formas de amor romántico están motivadas por esta búsqueda de unión con la fuente del amor. Es una desgracia que esta búsqueda se oriente hacia afuera y que se malinterprete la fuente, creyendo encontrarla en otra persona y no en nosotros mismos. La repercusión traumática de estas proyecciones frustradas es una aguda sensibilidad a esa añoranza abrasadora que experimentamos al estar separados del sí mismo verdadero. Cuando el chakra del corazón comienza a revelarse, a menudo trae un maestro que actúa como la personificación de este nivel de conciencia. También puede abrimos ala comunicación consciente con la jerarquía espiritual de los seres que guían las almas de este planeta. A su vez, nosotros podemos actuar en el corazón de un grupo que trabaja para guiar la evolución terrestre. Actualmente, las energías del chakra del corazón están volviéndose más activas, a medida que evolucionamos colectivamente más allá de los niveles de conciencia relacionados con los tres chakras inferiores. Uno de los problemas en esta transición, tan predominante en el movimiento Nueva Era, es el intento de vivir en el corazón sin enfrentarse con las represiones y los impulsos del ego en los chakras inferiores. Por ejemplo, si estamos enojados, somos arrogantes, estamos desesperados o somos emocionalmente inseguros, el amor no fluye libremente. Una decisión forzada de ser amoroso no puede ser lo mismo que un vuelco espontáneo de profundo amor. También se crea una confusión entre el amor romántico y el altruista. El amor romántico está asociado con la proyección del anima y el animus y el deseo de tener una relación perfecta. El romance es un ideal. El amor romántico no es extraño a las tácticas manipuladoras puesto que busca que la otra persona satisfaga esa compulsión de sentirse completo o seguro. Por otro lado, el amor altruista es una comprensión y la compasión que nos permite actuar con una profunda consideración. Es la aceptación incondicional de la vida y de los otros. Este amor muestra una profunda comprensión y sabiduría, que proviene sólo de un profundo sufrimiento y una intensa experiencia de vida. N o es una proyección ni una forma de control, sino una sincera apertura y entrega a lo que es. Podremos tener desilusiones, pero nunca nos sentiremos desconsolados, si nos mantenemos receptivos a nuestro potencial de ser en este estado de amor. La energía psíquica, al fluir por el centro del corazón, tiene la capacidad de transformar y neutralizar la energía negativa. No sólo podemos neutralizar la nuestra, sino que podemos aprender a armonizar la energía de otra persona. Esta habilidad de transformar la energía en el chakra del corazón se utiliza en la cura espiritual y psíquica. Sin embargo, hay que tener cuidado de no usar este tipo de curación para encubrir o evitar enfrentarse a las regiones más oscuras de nosotros mismos. Podríamos pensar que la apertura del centro del corazón nos trae solamente paz y amor. Sin embargo, además de enfrentamos con nuestras propias penas
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reprimidas y el temor de ser vulnerables, se presentan muchas dificultades al abrir el corazón. El centro del corazón invoca fuerzas intensas del alma y de los reinos espirituales interiores. La actividad, o la sola presencia, de una persona con un centro del corazón vivificante puede estimular en los otros reacciones defensivas intensas a medida que las vibraciones amorosas penetran las barreras y remueven el amor, que está enterrado debajo de un dolor y un sufrimiento indecibles. En Cura esotérica, Alice Bailey señala que los dilemas que acompañan la apertura del chakra del corazón son algunas de las experiencias más típicas y problemáticas que se experimentan en el camino espiritual. Estas incluyen las reacciones de los demás, que pueden abarcar desde una tremenda devoción hasta el odio extremo, causando confusión y trastornos en el aspirante. A medida que pasa el tiempo, aprendemos a no identificarnos con estas reacciones y a no poner expectativas ni crear ataduras personales con este amor universal. Con paciencia y compasión, permitimos que los demás acepten o rechacen las fuerzas del amor en el chakra del corazón.
El Casamiento Alquímico
En la mitología, es muy común el tema del héroe que combate al dragón o al monstruo para liberar a la joven. Algunos de los héroes conocidos son: San Jorge, que mató un dragón; Teseo, que mató un minotauro para rescatar a Ariadne del laberinto Cretense; y Perseo, que cortó la cabeza de Medusa, la Gorgona, y venció a un dragón para liberar a Andrómeda. El subsecuente romance entre el héroe y la damisela en peligro, simboliza la integración de los aspectos fructificadores intuitivos y hasta místicos del inconsciente, relacionados al chakra del corazón. En Origen e historia de la conciencia, Neumann demuestra como, en la mitología, la mujer rescatada no se asocia ya con la imagen Todopoderosa y devoradora de la Gran Madre. Libre de su dominación, la damisela es una mujer vulnerable con la cual el héroe (ejemplificación del ego) puede unirse. A menudo el héroe debe revelarse contra los valores convencionales (patriarcales) para poder consumar sus hechos heroicos. Obviamente, estos mitos describen la perspectiva masculina. Desde el punto de vista de la mujer, la integración exitosa de su lado masculino (animus) la faculta con las fuerzas heroicas necesarias para su descenso al inconsciente. Con esta fuerza, ella se enfrenta a los aspectos opresivos de la Gran Madre o el Gran Padre (dependiendo de las diversas interpretaciones míticas), para liberar su femineidad esencial. De cualquiera de las dos formas, el subsiguiente casamiento del héroe y la damisela representa un importante estadio psicológico, una individuación desde las fuerzas colectivas y la integración de anima y animus, para que ambos individuos puedan crecer. Las imágenes arquetípicas de esta unión, actúan como la dinámica detrás del amor romántico. Desafortunadamente, raras veces comprendemos la 90
importancia de estas imágenes cuando vamos detrás del príncipe azul o de la bella princesa. Para tener una comprensión de ello, observemos brevemente la tradición alquimista que floreció en la Europa medieval. Este sistema ocultista, que tiene una gran similitud con el Tantra, representaba la transformación de la psique a través de una serie de rituales, alegorías y contemplaciones. Una etapa importante en esta transformación, estaba simbolizada por el Casamiento Alquímico. El término utilizado para este casamiento místico, «coniunctio», se usaba para denotar tanto el misterio de las combinaciones químicas, como el casamiento de lo místico con Dios. La alquimia fue básicamente una forma de imaginación activa, el arte de comunicarse con los contenidos inconscientes, a través de su proyección en la realidad objetiva. Los textos y diagramas utilizados por los alquimistas en la búsqueda de la transformación metafórica de diversos metales y substancias, muestran un rey y una reina (Sol y Luna) en distintas actividades que los conducen a su coniunctio. Encontramos una buena descripción del tema en el texto alquimista Rosarium philosophorus. En uno de los diagramas vemos al Rey y a la Reina en un abrazo sexual, mientras el espíritu de las profundidades asciende y los envuelve. (Ver fig. 16) En este momento de unión, sucede una maravilla grandiosa, en la dicha de su unión conyugal, se funden uno en el otro y se disuelven. Se convierten en uno, como si fueran un solo cuerpo. El resultado de esta unión es un hijo más refulgente y espléndido que sus padres -él brilla más que el sol y la luna-.
Figura 16
Coniunctio sive. Diagrama del casamiento místico de la Luna y el Sol, adaptado del texto alquímico Rosarium Philosophorum
El texto continúa recordándonos que el Sol y la Luna son dos vapores que emergen de la materia prima, a medida que el fuego aumenta dentro del alambique. Por lo tanto, aquí no estamos ante una simple relación sexual, sino una unión superior.
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Como vimos en el segundo chakra, el vivo deseo de realizar esta unión mística vitaliza los encuentros románticos y da un gran empuje a la proyección del anima y animus. A menudo, esto conduce al dolor y la confusión, ya que esta síntesis no se produce entre dos personas. Cada persona tiene la oportunidad (muchas veces mal interpretada y por consiguiente perdida) de reconocer su integridad innata y el estado de amor inherente a ella el cual ha sido proyectado en el ser amado. Aunque las relaciones humanas sirven como vehículos para estas experiencias subjetivas, el Casamiento Alquímico es un hecho intrapsíquico. En el Tantra tibetano, el término Bodhicitta es utilizado para describir los efectos de esta unión interior. Veamos cómo los tibetanos trabajan para lograr su revelación.
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La Generación de la Gran Compasión
En sánscrito, «Bodhi» significa conciencia iluminada o despierta; «citta» tiene doble connotación, se refiere a la mente y al corazón. Por lo tanto, Bodhicitta significa la Mente-Corazón Iluminada que se manifiesta cuando se experimenta la Gran Compasión. En el corazón del Tantra budista, están las prácticas y enseñanzas basadas en la intención de manifestar a Bodhicitta. Esta Gran Compasión existe en todos nosotros en forma de simiente. Las enseñanzas tibetanas ponen énfasis en la importancia del compromiso al comenzar la germinación de este pequeño grano de compasión. Algunas de las formas de expresar este compromiso son los votos de renuncia a cualquier actividad, física o psíquica, que deliberadamente cause daño a otros ya nosotros mismos. Por ejemplo, todos los pensamientos negativos o de fracaso son considerados inmorales, porque implican la negación de nuestra propia naturaleza Buda. A medida que brota nuestra pequeña semilla de compasión, se necesita mucha paciencia para soportar nuestras imperfecciones sin perder el coraje y el propósito. Le tomará tiempo a la semilla de la compasión dar el fruto divino de Bodhicitta. Entretanto, es mejor considerar a la duda, el desaliento, el letargo y otros sentimientos similares, como oportunidades para ejercitar la compasión y el compromiso. El mejor aliado en este empeño es un entusiasmo y fe permanente e inagotable en el poder de la compasión. Luego, el Tantra tibetano sugiere que meditemos sobre nuestro propio sufrimiento. Nos alienta a observar honestamente nuestras vidas y sentir el dolor de las enfermedades, las tragedias románticas, los traumas emocionales, los miedos, la sensación de vacío, las pérdidas materiales, etc. Todo está en transición, moviéndose a través de ciclos interminables de nacimiento y decadencia. Sentimos dolor, como resultado de nuestros intentos por sostener una situación duradera o estable, como resultado de la inevitable naturaleza mutable. Al aferramos al concepto de propia conciencia del ego y procurar satisfacer compulsivamente sus deseos, transitamos torpemente por numerosas vidas, ignorantes de nuestra herencia espiritual, temiendo y defendiéndonos del dolor que destroza nuestro corazón, causado por los cambios y las pérdidas. Una vez que podemos ver a través de las defensas y el orgullo de nuestros egos, la inmanencia y la profundidad de nuestros pesares, podemos abrir verdaderamente nuestros corazones al sufrimiento de nuestros padres, amigos, conocidos y enemigos y a la carga de sufrimiento en el mundo entero. Visto desde un solo lado, sentimos dolor cuando nos quitan nuestros conceptos, vínculos emocionales, posesiones e identidades. Si nos relajamos y nos damos vuelta, el flujo de la vida siempre está presentando horizontes nuevos y misteriosos. La belleza y la renovación de la creación emergen continuamente. Traten de recordar por un momento su niñez. Es probable que, como a mí 93
me pasó, hayan visto el mundo en forma muy confusa. Yo no podía entender por qué todo el mundo era tan infeliz. Recuerdo haber jurado firmemente que cuando creciera iba a ser feliz. Dentro de cada uno de nosotros existe la habilidad de conocer y experimentar la felicidad. Es en esta parte de nosotros mismos donde está enterrada la Gran Dicha de Bodhicitta, debajo de sufrimientos emocionales y trastornos mentales indecibles. Para estimular su crecimiento, los lamas tibetanos sugieren meditar como si hubiésemos alcanzado el estado perfecto de Buda. La imparcialidad es un aspecto importante para llegar a ser una persona que ha despertado (un Buda) -esto quiere decir, ver a los amigos y la familia de la misma forma que a los enemigos y los extraños-. Todos son seres que sufren y anhelan la paz y la felicidad. A través de la visualización, podemos comenzar a desarrollar la imparcialidad, imaginando que todos los seres encuentran su camino hacia la paz interior. Mientras meditamos sobre la liberación de todos los seres de los afanes mundanos, podemos dedicar nuestras vidas a remover el peso de sus sufrimientos e ignorancia. Esto no es un esfuerzo superficial o idealista, sino un profundo deseo del corazón, adquirido en el discernimiento que se logra en la meditación. Es una labor valiente, que requiere gran integridad. Esta parte activa de la compasión es la más importante, pero depende de los pasos anteriores. Al nutrir a los otros con el amor y la verdad divinos, automáticamente nos transportamos más allá de las limitaciones de la realidad personal centrada en el uno mismo. Seres como Cristo o Buda son ventanas que dan a las profundidades espirituales de todos nosotros. El servicio de estos seres muestra las fuerzas espirituales a aquellos que todavía están atados al mundo de la ilusión y del sufrimiento del ego. La luz que emana de ellos nos despierta de nuestros sueños mundanos, tal como cada acto de compasión sincera en nuestras vidas, hace que el mundo que nos rodea comience a comprender. Hubo una vez un monje tan feo y deformado, que cuando iba de puerta en puerta pidiendo limosna la gente lo echaba. A veces, se sentía rechazado y tenía pensamientos amargos, retirándose al bosque. Con su omnisciencia, Buda observó la difícil situación de este monje y se le manifestó en un cuerpo todavía más grotesco que el del monje. Cuando el monje vio esta espantosa criatura que venía por el bosque se llenó de compasión. Esta compasión fue tan profunda que el monje se sintió iluminado. Otro aspecto importante al generar la Gran Compasión es el de prestar más atención a todas las formas del deseo y a los patrones emocionales y mentales negativos. En el capítulo anterior, comenzamos observando el estado normal de caos en la mente. Imagínense cuánta energía psíquica necesitamos para alimentar a todos estos mecanismos mentales y emocionales. Luego, imaginen toda la energía vital extra utilizada para activar el cuerpo físico para que responda a todos estos estímulos internos, y así pueden darse una idea de cuánta energía desperdiciamos. Al mismo tiempo, estas fuerzas descontroladas nos empujan continuamente al laberinto del karma.
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Una vez que estas energías psíquicas se liberan de los complejos, las defensas y las compulsiones adictivas, las prácticas tántricas las pueden dirigir por la columna hacia el chakra de la coronilla. Este cambio de dirección de la energía psíquica abre el loto de los mil pétalos, inundando el cuerpo con el «néctar de la dicha». En el tantra hindú, este néctar se asocia místicamente con el semen trascendental, liberado en la unión extática de Kundalini Shakti con Shiva, su amante divina. ¿Podría haber alguna explicación científica para este néctar de la dicha? Helena Curtis en su libro, Biología, dice que en 1972 los científicos especularon que el cuerpo podía fabricar opiáceos. En 1975 se comprobó que, bajo ciertas circunstancias, el cuerpo producía opiáceos endógenos (llamados luego endorfinas). A cuatro de estas endorfinas se las analizó químicamente, dos de las cuales se encuentran en los tejidos del cerebro y funcionan inhibiendo los impulsos nerviosos. Las dos restantes se liberan de la misma forma que las hormonas, desde la glándula pituitaria (asociada con el chakra de la coronilla). Una de estas hormonas pituitarias es 48 veces más fuerte que la morfina, cuando se la inyecta directamente en el cerebro. Se ha comprobado que estos opiáceos son generados por la meditación, la carrera de larga distancia, los tratamientos analgésicos de la acupuntura y el sentimiento del amor. En el Tantra Tibetano, la Gran Dicha (Bodhicitta) está simbolizada por la diosa Vajrasattva en el abrazo sexual meditativo con su consorte, la Dignidad Vajra. En sánscrito, «vajra» significa cualidad indestructible prístina del diamante del Ser-Conciencia. «Espíritu» es el concepto occidental que probablemente más se le aproxima. Para poder percibir esta condición prístina, nuestras mentes deben estar abiertas y, por lo tanto, limpias de toda fabricación mental. El potencial de este estado de claridad es el llamado «sattva», que se traduce literalmente como esencia. Vajrasattva y su consorte son la personificación de la pureza de conciencia que produce conciencia dichosa de Ser, en su naturaleza esencial, primitiva e indestructible. Esta unión produce ambrosía jnana o sabiduría, visualizada como una substancia blanca como la leche, que se derrama de sus corazones y genitales para llenarlos con la Gran Dicha, mientras los invocamos en la meditación. La analogía de su unión sexual representa la sensación de fusión que experimentamos cuando traspasamos los parámetros objeto/sujeto, para fundimos en la Gran Dicha. Una vez que se logra alcanzar este nivel de conciencia, éste llena todos los tipos de relación con amor divino y compasión.
Yoga de la Purificación y la Dicha
Los peores obstáculos que debemos enfrentar para lograr la realización plena de la compasión son las acciones físicas autodestructivas Y el aura de nuestras fuerzas emocionales y mentales negativas. En la tradición tántrica tibetana hay una práctica de meditación especialmente diseñada para purgar estas dificultades. Se la denomina el Yoga de Vajrasattva, y atañe a los cuatro 95
poderes siguientes, elaborados por John Blofeld en El misticismo tántrico del Tibet: 1. El Poder, del «Apoyo» -éste es un poder protector, que deriva de la aspiración a entrar en el camino que conduce al desarrollo de Bodhicitta (compasión). Reconociendo el nivel de conciencia que está personificado en la forma del Bodhisattva Vajrasattva y refugiándose en este arquetipo, somos «bendecidos» y fortalecidos por la energía psíquica incluida en él-. 2. El Poder de la Conquista del Karma Maligno -éste es el poder de la integridad, derivado de un genuino y profundo remordimiento por las malas acciones pasadas y por patrones negativos-. 3. El Poder de la Abstención del Comportamiento Maligno –éste es el poder de la intención de abstenerse en el futuro de malas acciones y patrones negativos, a través de una comprensión profunda del Karma desafortunado que ellos producen y de cómo oscurecen, como nubes, la capacidad de bañarse en la calidez de Bodhicitta que semeja la del sol-. 4. El Poder del Antídoto -éste es el poder del perdón y la compasión derivados de la práctica de la meditación Vajrasattva-.
Los neófitos tántricos practican la meditación Vajrasattva como ejercicio preliminar. Más adelante, es utilizada como un medio de purificación e iniciación al nivel de conciencia Vajrasattva. Como rito preliminar, el Mantra de las Cien Sílabas de Vajrasattva se repite muchas veces (eventualmente en un período de dos años las repeticiones llegan a cien mil) y a Vajrasattva se lo visualiza solo. En las prácticas más avanzadas, Vajrasattva es visualizado con su consorte. En las diversas sectas de Budismo tibetano existen muchas variaciones en la meditación Vajrasattva; la siguiente meditación es un compuesto de algunos elementos preliminares y avanzados de estas diversas escuelas. Antes de comenzar con la meditación Vajrasattva, los yoguis tibetanos contemplan sus propias malas acciones y cualidades desafortunadas. Por ello, después de practicar la meditación de refugio, debemos comenzar a contemplar todas las maneras en que hemos actuado sin la compasión de un Buda. Después de esto, podemos afirmar nuestro deseo de practicar el amor a nosotros mismos y la honestidad necesarios para limpiar esta contaminación. Comprometiéndonos sinceramente con la meta de generar Bodhicitta (compasión), meditamos de la siguiente manera:
Meditación Vajrasattva
En el espacio infinito del cielo celeste, aparece sobre nuestra cabeza en la
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parte de arriba del aura, un loto de ocho pétalos. En el loto está Vajrasattva abrazado por la diosa Dignidad Vajra. Sus cuerpos son blancos y transparentes. Siendo incorpóreos como la luz de la luna, emiten un resplandor inmenso. Las dos divinidades están adornadas con piedras preciosas (la naturaleza de la mente Buda) y sus ropas son de seda finísima. En su mano izquierda, él sostiene una campana vajra de plata, y en la derecha, un cetro vajra de oro. (La campana y el cetro juntos representan los principios femenino y masculino asociados con la sabiduría y la compasión.) Los brazos de él están cruzados detrás de la espalda de su consorte. La diosa tiene en su mano izquierda un gorro (temporalidad) y en la derecha un cuchillo vajra (la mente discriminadora). En el centro de sus chakras del corazón, que brillan como la luna llena, vibra la sílaba azul eléctrico HUM, que derrama su luz incandescente por todo el universo. Esta luz penetra en los corazones de todos los seres iluminados, quienes, a su vez, concentran nuevamente su compasión divina en Vajrasattva y su consorte. (Ver fig. 17) Ahora recen en sus propias palabras a Vajrasattva y a la Dignidad Vajra por la purificación. Después visualicen un arroyo de luz fundida de luna bajando desde el mantra simiente HUM en sus corazones y fuera del lugar de su unión sexual. Cae como una cascada por el tallo del loto y entra en la parte superior de vuestra aura. Mientras la parte superior de su aura comienza a llenarse con este néctar de dicha, imaginen que éste fuerza a toda la negatividad y oscuridad a fluir hacia afuera de su aura, a través de un agujero en la base de éste (asociado con el primer chakra). De la misma manera en que movieron su conciencia por el aura durante la meditación visionaria, estén conscientes de la manera en que el néctar de dicha reemplaza las diversas áreas oscuras y densas del aura. Cuando más practiquen esta meditación, querrán ser más cuidadosos para asegurarse de que estas áreas oscuras realmente están siendo liberadas y reemplazadas por Bodhicitta. Como siguiente paso, visualicen el néctar blanco entrando en el chakra de la coronilla en la punta de su cabeza. Siéntanlo llenar su cuerpo de la misma manera que llenó su aura. Una vez más, cuanto más practiquen, serán más precisos en visualizar el néctar purificando su cuerpo. En algún momento, querrán pasar algún tiempo limpiando cada órgano de su cuerpo. A medida que toman conciencia de las tensiones, recuerdos y actitudes incrustadas en cada órgano y las liberan, vean y sientan cómo cada uno de ellos es saturado con el néctar de dicha. Quizás deseen utilizar por lo menos una sesión concentrándose en cada órgano, en el contexto de la meditación general. Para completar esta parte de la meditación, imaginen al néctar fluyendo por su columna vertebral y saliendo de cada chakra. Enfoquen cada chakra en forma secuencial, comenzando en la coronilla. Mientras recitan una repetición completa del mantra, sientan que cada chakra se relaja y se limpia con el fluir del néctar.
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Figura 17 Vajrasattva y consorte Dignidad Vajra. Vajrasattva es a veces considerado como el reflejo del Budha Dhyani Aksobhya; en algunas sectas también se le rinde culto como la expresión activa del Adibudha Vajradhara. En el yoga de la purificación, Vajrasattva y su consorte generan la ambrosía Jnana, el néctar de dicha, que purga la mente del que medita para que pueda recibir la esencia del Vacío.
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A medida que el néctar se derrama a través de su cuerpo y aura, todas sus confusiones y enfermedades salen por los poros, por los orificios inferiores y por la parte inferior de su aura hacia un agujero en el suelo. Emergen muchas substancias negras y putrefactas y caen en la tierra donde el Señor de la Muerte las espera con la boca abierta. Al satisfacer él su apetito, ustedes se liberan de sus sustancias nocivas. (Ver fig. 18)
Figura 18
Yama y Yami. El señor de la muerte y su hermana, una versión budista del dios hindú de la muerte. Mientras que el dios hindú monta un búfalo, la versión tibetana tiene cabeza de búfalo.
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Ahora ustedes brillan como un cristal transparente, lleno de la interminable dicha del néctar blanco lechoso de Bodhicitta. Desde el poder de su devoción, el Vajrasattva se funde con ustedes y su consorte está sentada en vuestro regazo. (Si es una mujer, puede revertir los roles. También pueden visualizar su consorte como la encarnación de su anima o animus. Yo he descubierto que esto profundiza considerablemente la intensidad emocional de esta práctica.)
OM VAJRASATTVA HUNG –comiencen a recitar este mantra ahora-. Su cuerpo es como un arco iris manifiesto pero vacío. Como una reflexión en el espejo, ustedes son visibles pero privados de sustancia. Una tremenda luz brilla desde su chakra del corazón. En el centro de este resplandor en su corazón vibra la sílaba azul eléctrico HUM. Desde ésta se irradian rayos de luz brillante a través de reinos inconmensurables, purificando a todos los seres. Permanezcan bastante tiempo viendo a sus padres, amigos y enemigos, bañados en el néctar de dicha, que fluye de su corazón. Observen a cada uno de ellos llenándose y transformándose por Bodhicitta. Finalmente, pueden visualizar cómo todo el planeta se limpia y transforma. Ahora tienen una alternativa viable para las reacciones emocionales y patrones de pensamientos negativos que normalmente ocurren en su cuerpomente. Con esta actitud alerta adquirida en la meditación introspectiva y la compasión que están cultivando en la práctica Vajrasattva, pueden comenzar a transformar estas fuerzas negativas. Antes de completar la meditación Vajrasattva, imagínense algunos acontecimientos que suponen van a suceder durante el día. Elijan algún objeto o experiencia para que les recuerde su compromiso de ser un Bodhisattva. Visualícense a sí mismos en estas situaciones diversas, actuando como si fueran Vajrasattva o la Dignidad Vajra. Cuando terminen la sesión imaginen su cuerpo disolviéndose en el HUM. El HUM se encoge hasta desaparecer en el Vacío, donde permanecen en un equilibrio meditativo, libres de todo pensamiento y concepto, por el tiempo que deseen. Al salir de la meditación, hagan la ofrenda de las virtudes de su meditación para el beneficio de todos los seres sensibles. Cuando tienen sueños en los que expulsan todo tipo de cosas horribles, significa que el Yoga de la Purificación está teniendo buenos resultados.
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CAPITULO SEXTO LA GRAN PURIFICACIÓN
El nombre sánscrito para el quinto chakra es «Vissudha», que significa purificado o limpio. Su elemento es el éter -la sustancia espacial a partir de la cual se cristalizan los otros cuatro elementos-. Dentro del loto de 16 pétalos se encuentra el mandala Akasa, un triángulo invertido o «yoni», que representa los poderes femeninos de la creación. Dentro del mandala Akasa se encuentra otro elefante blanco que sostiene en el aire una de sus siete trompas, quizás proclamando nuestra victoria sobre las fuerzas instintivas de los chakras inferiores. (Ver fig. 19)
Figura 19 El quinto chakra es Visuddha. Dentro de los 16 pétalos de color púrpura ahumado se encuentra el Mandala Akasa, un círculo blanco que representa el elemento Éter. Está dentro del Trikona, un triángulo invertido que simboliza el poder femenino de la creación. El mantra simiente para el elemento éter es HAM 101
En el «Tantra» budista, el chakra de la garganta se asocia con el elemento aire y su símbolo es una media luna verde. Aquí el aire se relaciona con el movimiento y el viento, y según Lama Govinda no sólo representa las cualidades vitales de la respiración sino el origen de todos los sonidos y las vibraciones espirituales. De ellos provienen los atributos específicos de todas las cosas y, en consecuencia, todas las formas del conocimiento distintivo. Amitabha, el Buda Primordial cuya energía sabiduría es Sabiduría-Que Discierne se sienta por lo tanto en el trono del quinto chakra. Su oscura pasión es la gula (ver fig. 20).
Figura 20 Amitabha es el Señor del quinto chakra y encarna la Sabiduría Discriminadora. Su color es el rojo y su elemento el fuego. Sus manos descansan en su regazo en el Mudra Dhyana (Meditación).
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Amitabha Buddha
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El quinto chakra, ubicado en la garganta, funciona como un centro de comunicación. Al igual que un conmutador, el Chakra de la garganta es el mediador entre las llamadas que entran y salen del sistema nervioso. Cuando la comunicación es mayor de lo que los circuitos neurológicos pueden manejar, o cuando existe un conflicto entre los estímulos mentales y los emocionales, los circuitos se recargan y el cuerpo responde con tensión en el cuello y hombros. Cuando se ha formado una constelación de dolor y de confusión alrededor del cuerpo emocional o físico a través de un período de tiempo considerable, y el cuerpo mental y el cerebro han aprendido a aislar o reprimir los estímulos que activan los patrones de memoria asociados a los traumas originales, la mente puede divorciarse completamente de la realidad física (psicosis). Constricciones menos severas resultan de los sentimientos o comunicaciones no expresadas. El análisis clarividente del quinto chakra generalmente revela la necesidad de expresar las emociones reprimidas. La dificultad en la organización de los pensamientos y su expresión, verbalmente o por escrito, también indica una constricción en el quinto chakra. La oración, en su verdadero significado, es un medio de comunicación entre la personalidad y las demás dimensiones de la psique. Las oraciones son moldes de pensamiento que pueden llenarse con la información de los niveles más profundos de la, psique y de seres espirituales en los planos interiores. Al comprender la condición empobrecida, del ego, oramos por una guía. La mayoría de las personas malinterpretan la oración como un pedido -o en muchos casos, una exigencia- a «Dios» para que cumpla nuestros deseos. Más bien se debe considerar a la oración como una forma de pedir al aspecto más elevado de nuestra naturaleza lo mejor. Es una forma de tornarnos vulnerables a las fuerzas inspiradoras, de crear un receptáculo para recibir la lluvia de gracia que cae de las dimensiones espirituales dentro nuestro. El analista jungiano John Sanford señala en su libro Cura e Integridad que la oración es un instinto, y desde un punto de vista psicológico, un modo de orientar el propio ego hacia el Self. Agrega que los resultados positivos de la oración no se relacionan con nuestras creencias personales sobre Dios: lo que importa es que nos dirijamos al «Poder Superior», cualquiera sea nuestro concepto de ÉI. Quizás podríamos afirmar que la correlación contemporánea del mal uso de la oración es la utilización de las afirmaciones. Hoy en día existe una cantidad de enseñanzas que fomentan la repetición intencional de afirmaciones positivas o idealizadas. Uno de los efectos funestos que he podido observar en este uso de las afirmaciones es una polarización entre los ideales conscientes y los sistemas de fe inconscientes y la programación emocional. Si no logramos divulgar las impresiones inconscientes, aceptarlas amorosamente y cambiarlas en forma eficaz, estas tácticas enérgicas del propio ego crean tensión y resistencia en el inconsciente, que pueden conducir a una separación peligrosa entre la mente consciente y la mente inconsciente. Uno de los temas del quinto chakra es la comunicación. En la relación entre el yo inconsciente y el consciente es necesario comenzar a pensar en términos de una membrana permeable, que permite un intercambio mutuo desde el lado 104
consciente, es necesario escuchar al inconsciente personal para poder entender «de dónde viene». Con esta comprensión es posible separar el programa inadecuado. Borrar estos viejos programas y reemplazarlos por parámetros que aumentan el crecimiento, permite a su vez el acceso a la guía del inconsciente colectivo. Eventualmente, esta membrana se disolverá a medida que la identidad del ego se una con el Ser del Self transpersonal. Continuamente creamos nuestro mundo interior con deseos, pensamientos y prejuicios. Cuanto más evolucionamos en conciencia, más se alinea y se unifica nuestra realidad individual con la totalidad de la existencia. No es que seamos mejores para crear nuestra realidad, sino que cambiamos nuestro punto de vista. Cambiar de lado, del ego al Cosmos, es la afirmación mayor. El quinto chakra también se asocia con la clariaudición o telepatía mental, la comunicación psíquica con otras personas o con seres no encarnados. Escuchar y entender los sonidos interiores es otra forma de clariaudición. Por ejemplo, algunas personas sienten la energía psíquica como tonos clariauditivos cuando hacen lecturas psíquicas o trabajos curativos. Los compositores y los músicos han intensificado también sus habilidades clariauditivas. Generalmente componen o improvisan música que escuchan con su oído interior. El principio de la música interior -el saber que el sonido posee significado y estructura la energía psíquica- es la razón fundamental del uso de los mantras o cantos sagrados. Ciertos sonidos musicales, vocales e interiores tienen la habilidad de cambiar y afectar los modelos de energía en los cuerpos etéreos y otros cuerpos sutiles. Si se usan apropiadamente, estos sonidos pueden revelar situaciones y alterar formas físicas. La música puede ser utilizada en la curación, y los mantras o cantos pueden abrir canales psíquicos y crear estados de conciencia psicológicos y espirituales específicos. El poder de la voz está a nuestra disposición en la vida diaria, aunque rara vez lo valoramos o desarrollamos. Por ejemplo, después de muchos años de trabajar con clientes, el conocido terapista hipnótico Milton Erickson fue capaz de dar una sugestión hipnótica sin inducir el trance. Con unas pocas palabras hábilmente utilizadas, podía revertir modelos neuróticos profundamente arraigados y transformar completamente la vida de una persona. Un ser con un gran poder espiritual, o uno especialmente entrenado en el arte de la utilización de la voz humana, puede producir efectos milagrosos. El quinto chakra y la voz también pueden expresar la intención o el propósito creativo de los estratos más profundos de la psique, y también de las entidades espirituales a través de un médium. La voz contiene gran cantidad de información acerca de una persona. Las cualidades emocionales se perciben inmediatamente en el sonido y la inflexión de la voz. Las actitudes, las posturas psicológicas y la orientación mental son también claramente evidentes en los patrones del habla y en el vocabulario. La medicina oriental reconoce esta relación y considera que el análisis de la voz es una parte importante en el diagnóstico. Una forma de ser más eficaces en la vida es comunicándonos con mayor 105
claridad. Con frecuencia transmitimos dobles mensajes. Mientras pedimos algo verbalmente, estamos pensando o sintiendo «No me merezco esto» o «de todas maneras no me lo darán». Se debe decir lo que se quiere decir, y pedir lo que se quiere en forma clara. Quizás el secreto de la verdadera comunicación se encuentre en la habilidad para escuchar, tanto a. nosotros mismos como a los demás. El quinto chakra se relaciona también con las funciones más triviales del cuerpo mental. Esta mente inferior representa el aspecto práctico y lógico de los procesos mentales. Es este nivel de la mente el que clasifica los hechos y calcula las cifras. Al generar conceptos y estructuras, le otorga una representación simbólica a los estados de conciencia subjetivos, creando un idioma a través del cual pueden comunicarse y objetivarse. La intuición pragmática (aquella que se refiere a las cosas prácticas) es otra facultad que se asocia con el quinto chakra. Por ejemplo, cuando suena el teléfono, nuestra intuición pragmática puede indicamos quién está llamando. También puede informamos sobre consideraciones tan mundanas como arriesgamos a ir a la playa un día que parece muy frío o ventoso, o qué auto deberíamos comprar. El quinto chakra marca el pasaje de la conciencia al campo del conocimiento reflexivo. Más allá de los modelos de actividad mental habituales, instintivos y reactivos, el nivel reflexivo le ofrece al propio ego nuevas dimensiones de pensamiento abstracto y poderes mayores para controlar o dirigir a voluntad los eventos y los procesos de la vida.
El Mantra de la Compasión
El uso de los mantras en las disciplinas religiosas orientales es una aplicación muy eficaz y clara del poder del sonido y del principio que subyace a las afirmaciones. Los mantras son símbolos sonoros que activan las fuerzas espirituales dentro de la psique. Diversas sílabas simientes y combinaciones de sílabas evocan estados psíquicos específicos, a través de sus patrones vibracionales y su compás. Uno de los mantras más conocidos es el OM MANI PADME HUM. Muchos lamas tibetanos lo consideran el más importante de los mantras. Es el mantra de los Bodhisattva Avalokiteshvara y da vida a la sabiduría y al poder de la compasión. El mantra y la visualización de Bodhisattva de la compasión son un medio para llamar y enfocar esta fuerza del nivel transpersonal de la psique. Al hablar sobre el mantra de Avalokiteshvara en su libro Las Bases del Misticismo Tibetano, Lama Govinda explica que OM simboliza el origen y la suma de todos los sonidos. del universo. Como nota tónica del cosmos, representa la armonía de las esferas y se lo considera el sonido sagrado o supremo. MANI PADME significa la joya en el loto, o el Vacío dentro de la 106
manifestación. Expresa el equilibrio entre todos los pares de opuestos y la divinidad esencial dentro de cada uno de nosotros. HUM es una palabra poderosa que quita los velos de la conciencia ligada al propio ego. Mientras que OM representa el ascenso hacia la universalidad, HUM es el descenso de lo universal a la conciencia. Govinda prosigue diciendo que el significado de un mantra como OM MANI PADME HUM no debe agotarse analizando sus partes componentes, especialmente en esta breve descripción. Se cree que este gran mantra contiene la síntesis viviente de las cinco sabidurías (asociadas con los cinco Budas Dhvani). Por lo tanto, abarca y concentra las verdades fundamentales del Tantra tibetano. De acuerdo con la leyenda, Avalokiteshvara, el Bodhisattva de la compasión miraba desde los pacíficos reinos celestiales el sufrimiento y la confusión de los mundos de ilusión. Le sobrecogió una compasión tan intensa que sus pensamientos, deseando liberar a todos, provocaron la explosión de su cabeza en un sinnúmero de cabezas. De su cuerpo surgieron miles de manos serviciales. En cada palma apareció un ojo. Así, la compasión de Bodhisattva no es una emoción ciega, sino amor combinado con la sabiduría; la sabiduría de la unidad interior de toda vida, que conduce a la capacidad de sentir el sufrimiento del mundo y de los demás como si fuera propio. (Ver figura 21) John Blofeld, en su libro Los Mantras, Palabras Sagradas de Poder, relata un hermoso cuento chino, que es uno de los relatos típicos con que se demuestra el poder del mantra de Avalokiteshvara. Un jefe militar cruel que huye de la batalla, se refugia en una pequeña ermita donde sólo vivían un criado joven y un lama viejo. Después de obligarlos a llenar sus alforjas con las riquezas del templo, les ordenó que le preparasen una cama en el altar. Allí se quedó dormido junto a la estatua de Kuan Yin (el equivalente chino de Avalokiteshvara). El viejo lama, sintiendo una gran compasión por este visitante caprichoso, se sentó a su lado y entonó el mantra OM MANI PADME HUM en' un murmullo suave durante toda la noche. El jefe militar tuvo muchos sueños en los cuales era muy feliz en vidas anteriores con otras personas que eran muy amables y cariñosas con él. A cada uno de estos sueños agradables les seguía uno en el cual las personas que se habían preocupado por él eran sus víctimas en su vida actual. En estos sueños sufría ese dolor angustiante de asesinar, decapitar, torturar y abusar de alguna manera de aquellas personas que habían sido tan amables con él. Se despertó bañado en sudor y muy arrepentido. Se arrodilló ante la estatua de Kuan Yin y golpeó su cabeza contra el piso de loza. Cuando el lama le sirvió el desayuno, el jefe militar se arrodilló ante él y le rogó que lo aceptara como estudiante. El lama lo rechazó diciendo que la vida monástica no era para él. Le dijo que continuara su camino, alentándolo a que utilizara su poder y cualquier riqueza que llegara a adquirir, para el bienestar de los oprimidos, ya que todos habían sido su madre, padre o buen amigo en alguna vida anterior.
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Figura 21 Avalokiteshvara. Bajo esta forma, tiene cuatro brazos y una cara, y encarna la Gran Compasión (Karuna), de la Mente Iluminada. Su mantra es OM MANI PADME HUM.
Sorprendido ante la similitud entre las palabras del lama y sus sueños nocturnos, el jefe militar le rogó al lama que le entregara algo a qué aferrarse en su vida futura. El lama le contestó que no había nada más fuerte que el
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poder de la compasión. Si su coraje flaqueaba ante el peso de su karma maligno, debería dejar que el poder del mantra OM MANI PADME HUM le proporcionara la fuerza para no sucumbir a su crueldad. Después de regresar avergonzadamente las pertenencias al templo, partió. Se dice que algunos de sus ex subordinados lo encontraron una vez trabajando como arriero para una comunidad de monjes, en la lejana ermita enclavada en el pico austral de Wu T'ia.
Avalokiteshvara
El Yoga Onírico
Los sueños han intrigado a lamente consciente a través de la historia -la comunidad científica moderna no es una excepción-. Varias escuelas de psicoterapia poseen sus propias explicaciones y técnicas para analizar y descifrar los sueños. En las culturas antiguas, se creía que transportaban al soñador a mundos sobrenaturales, donde moraban dioses y demonios. Se consideraba una imprudencia no atender a los mandatos de los dioses encontrados en el mundo de sueño. En algunas culturas, existían lugares sagrados y rituales que podían ser utilizados para invocar a estos dioses en tiempo de necesidad. Por ejemplo, en la Antigua Grecia había aproximadamente cuatrocientos templos del sueño. Las personas podían dormir en el templo para obtener la guía o la cura del dios o diosa que habitara allí. En el Antiguo Egipto existía una práctica similar.
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Muchos sueños son el reflejo de los cielos interiores en el fondo de nuestra psique personal. En nuestra conciencia diaria organizamos los eventos y las percepciones dentro del marco de nuestro tiempo y espacio tridimensional familiar. Nuestra experiencia racional se ve aún más limitada por patrones conceptuales culturales y personales. La gran psique no conoce tales limitaciones. Es por ello que resulta tan difícil entender los eventos y los símbolos que emanan de estos reinos. Sin embargo, es posible que algún día concordemos con las tribus aborígenes, que creen que el sueño es más importante que nuestra vida. Ellos creen que la vida, tal como nosotros la conocemos, es un acontecimiento soñado por Otra Cosa. Los sueños son una importante fuente de intuición y de cura: trasladan la información hacia adelante y hacia atrás entre los diferentes niveles de nuestros Selves interiores. Las experiencias del mundo exterior se digieren en los sueños, mientras que los eventos y los procesos que ocurren en todas las dimensiones de nuestra psique se metabolizan. Nuestros sueños tienen un impacto mayor sobre nuestras horas de vigilia del que nos damos cuenta. La gran psique abarca el pasado y el futuro. Por lo tanto, los sueños están compuestos por una increíble integración de información y de experiencia: guía espiritual, precognición, experiencias extracorporales, telepatía con seres encarnados y no encarnados, dramas arquetípicos, inspiración, autorreflexión, humor, fantasías salvajes, memorias de las vidas anteriores y de la niñez, deseos, miedos, compensaciones, procesos corporales, «ruido» en el sistema nervioso, y, como dijo Jung, «quien sabe qué otras cosas». Todos ellos se dramatizan en símbolos y metáforas -algunas de las cuales la mente racional jamás comprendería-, que galvanizan ciertos factores psicológicos y crean -o nos conducen- a los diferentes tipos de acontecimientos físicos con que nos encontramos en nuestra vida consciente. La médium de trances Jane Roberts, en su libro La Naturaleza de la Psique, canalizó los conocimientos intuitivos de Seth acerca de cómo podemos ser testigos de la creación de acontecimientos externos por parte de la psique cuando soñamos. Utiliza la metáfora del océano que forma las olas, para demostrar cómo las operaciones internas de la psique se esparcen al reino de nuestra conciencia despierta. Luego propone que, a través de la creación de acontecimientos, la psique experimenta su propia realidad de la misma manera en que nosotros oímos nuestra propia voz cuando hablamos. Seth explica cómo el propio ego también contribuye a la formación de nuestro destino. Sus patrones emocionales, preconceptos y hábitos concuerdan, en diversos grados, con sólo algunas pocas predilecciones de la gran psique. Es a través de éstas que algunos eventos se manifiestan, mientras que otros permanecen como meras probabilidades. Es necesario recordar bien los sueños para poder explorar el estado onírico. Tanto una pequeña almohada rellena con ajea, como unas pocas gotas de una tintura hecha de la hierba kawa kawa antes de dormir, estimulan el recuerdo de los sueños. También se ha recomendado el complejo vitamínico B para mejorar el 110
recuerdo de los sueños. A la hora de ir a dormir piensen en las aventuras que los esperan en el mundo de los sueños y repítanse a sí mismos que deben recordarlos. Cuando despierten, ya sea durante la noche o a la mañana permanezcan inmóviles con los ojos cerrados y revivan tantos sueños y acontecimientos como puedan recordar. No importa el orden. Al volver sobre las imágenes una y otra vez descubrirán que se acuerdan cada vez de más detalles y escenas. En esta etapa, concéntrense sólo en los sentimientos de las imágenes. Registren estos sentimientos e imágenes en una cinta o un diario, sin intentar todavía analizarlos. Practiquen revivir estos sueños de la misma manera en que un niño escucha un cuento. Dejen que el significado de estas historias surja más bien en forma espontánea y no a través de una interpretación. El problema de la mayoría de los métodos psicoanalíticos de interpretación de sueños es que sólo incluyen el ego consciente. Como hemos visto, el sueño es un reino empírico más allá del mundo del ego, y con frecuencia se pierde su verdadera importancia al reducirlos al marco de referencia del ego. Por lo tanto, la participación directa en el sueño es un enfoque superior. Pueden haber tenido la experiencia de «despertarse» en un sueño. Sorprendentemente, eran capaces de razonar, y quizás hasta de actuar con voluntad propia una vez que comprendían que estaban soñando. Estos sueños lúcidos pueden parecer tan normales como la vida normal, o pueden causamos miedo cuando no reconocemos lo que nos rodea. Dado que los sueños lúcidos se asemejaban tanto a la memoria de hechos reales, los científicos los descartaron hasta que se realizaron investigaciones recientes en la Universidad de Stanford. El Dr. Stephen La Berge, que investiga el tema de los sueños en esa universidad, inventó un método por el cual los soñadores lúcidos podían enviar mensajes al mundo exterior mientras dormían. Cuando los soñadores eran conscientes de que estaban soñando, movían los ojos de una manera preestablecida (los patrones de ondas cerebrales corroboraban que estaban dormidos). En la práctica del yoga onírico, los yoguis tántricos concentran la mente meditativa en los sueños. Una de las proposiciones básicas de los budistas tibetanos es que la encarnación es una ocasión auspiciosa, una oportunidad que debe ser apreciada y aprovechada diligentemente, y el estado onírico no es ninguna excepción. Según estas enseñanzas, las consecuencias más serias de los pensamientos y de las acciones son las condiciones que éstos crean en la psique. Las enseñanzas tibetanas otorgan gran importancia a la mente inconsciente. Entienden que la manifestación de estos aspectos más esotéricos de la psique se ven reprimidos por los roles, las condiciones sociales y las defensas de la vida diaria. El valor del estado onírico es que nos libera de estos controles. Por lo tanto, el análisis tanto de la conducta como de la «gestalt» del entorno nos brinda una excelente oportunidad para el autoconocimiento. El yoga onírico es esencialmente una extensión de la disciplina budista de Meditación Introspectiva. Esta atención sería mucho más fácil de llevar a los 111
reinos nocturnos de la conciencia, si se practicasen en la vida diaria. En la tradición tibetana hay una serie de técnicas utilizadas en el yoga onírico. Durante el día, es importante mantener un fuerte deseo de reconocer el estado onírico. En consecuencia, resultaría de gran ayuda vivir en un lugar solitario y tener la mente en calma durante el día, para que haya una mayor continuidad entre la conciencia diurna y la nocturna. Para fortalecer nuestra intención aún más, se nos guía a practicar cómo ver las experiencias de vigilia como si fuesen sueños. Otro aspecto importante es poder dominar la técnica de mantenemos conscientes a medida que nos dormimos. En la tradición tántrica, existen varias técnicas para lograrlo: he aquí una técnica simple. Al entrar a los reinos nocturnos, visualicen un AH rojo brillante en el canal de su chakra de la garganta. Mantengan una conciencia profunda de él. Ignorando los desvaríos de la mente, tengan presente las propiedades ilusorias de la existencia fenomenológica. Después de una larga práctica, podrán permanecer conscientes mientras pasan a través de la región de las imágenes hipnagógicas al mundo de los sueños. Durante el sueño profundo, el aliento vital (prana) se acumula en los chakras de la raíz y del corazón. Surgen los sueños cuando el aliento entra a los chakras de la garganta y de la base. Nos despertamos cuando el aliento vital llega a los chakras de la garganta y de la base. Por lo tanto, al concentramos en el chakra de la garganta debilitamos al prana del centro del corazón de manera tal que el sueño es más liviano y la conciencia más clara. Supuestamente, los sueños que se producen al concentrarnos en el chakra de la garganta tienen una mayor duración, por lo que es posible practicar el yoga onírico por más tiempo. Otro factor relacionado con la calidad de la conciencia durante el sueño es la cantidad de aire que circula por la fosa nasal izquierda o derecha. Acostarse sobre el lado derecho permite que una mayor cantidad de aire circule por la fosa nasal derecha, que a su vez activa el hemisferio izquierdo del cerebro, estimulando las propiedades racionales del mismo y aumentando nuestra habilidad para estar «despierto» mientras soñamos. También es útil dormir por períodos cortos de tiempo. Cada vez que despiertan, analicen si estaban conscientes o no mientras soñaban. Vuélvanse a dormir analizando cualquier sueño que hayan tenido con su atención fija en la visualización del chakra de la garganta. También pueden decirse al sí mismos «Me despertaré en mis sueños». Repítanlo varias veces con convicción. En la investigación que realizó La Berge en Stanford, se descubrió que los sueños más lúcidos ocurren durante períodos MRO (movimientos rápidos del ojo) y que la frecuencia y duración del sueño MRO aumenta en el momento más tardío del sueño nocturno. Por lo tanto, las horas más tempranas de la mañana, después de un buen sueño nocturno, son las más favorables para la práctica del yoga onírico. En algún momento de su práctica se despertarán en el sueño. 112
Comprenderán súbitamente que es un sueño y que están soñando. En el libro Viaje a Ixtlan de Carlos Castaneda, sus experiencias con el Mago Don Juan, a Carlos se le ordenó que recordara mirarse las manos cuando estuviese lúcido durante un sueño. Don Juan le estaba enseñando una manera de «estabilizar su cuerpo onírico». Una vez que logren despertarse en un sueño, el siguiente paso es saber cómo permanecer conscientes. Uno de los problemas que encontró La Berge en sus investigaciones, es que existe una tendencia a despertarse físicamente, una vez que ha comenzado el sueño lúcido, especialmente cuando el contenido emocional es amenazante o intenso. La causa del final prematuro de un sueño lúcido es generalmente el conflicto emocional. Por ejemplo, los sueños lúcidos generalmente se relacionan con experiencias sexuales. Si una persona es inhibida sexualmente, normalmente ella o él cortarán de raíz el sueño lúcido de contenido sexual despertándose en vez de experimentarlo conscientemente. En su libro Sueños Lúcidos, La Berge explica que para poder vencer este obstáculo sería útil cambiar nuestras actitudes conscientes para poder estar menos inhibidos. Algunas personas se dejan llevar demasiado por las emociones, lo cual puede llevarnos a perder nuestra objetividad e identificarnos con el Yo del sueño. La objetividad emocional es importante en ambos casos. La solución de La Berge es simple: «¡No se desesperen! Conserven la calma». Una vez que han aprendido a permanecer despiertos en un sueño, las enseñanzas tibetanas nos alientan a ejercitar nuestra voluntad para alterar la experiencia onírica. Después de convertirse en expertos en cambiar el contenido de los sueños, los yoguis tibetanos se transforman en deidades de meditación y viajan a sus moradas del mandala. En el plano astral, los cimientos de la realidad son las configuraciones mentales y emocionales. Transformando los objetos y eventos del sueño, podremos comprender la insustanciabilidad de estos aspectos de nosotros mismos. En su libro Sueños Lúcidos, La Berge narra una de sus propias experiencias oníricas para ilustrar los efectos terapéuticos de la transformación del entorno onírico. En el sueño, él se encontraba en medio de un alboroto en la escuela; un matón con la cara marcada por la viruela lo tenía agarrado en un puño de hierro del que él intentaba escapar. Cuando La Berge se dio cuenta de que estaba soñando, recordó que en situaciones similares había aprendido a dejar de pelear. Luego comprendió que la pelea era un sueño y que el conflicto estaba dentro de él. Tomó conciencia entonces de que el matón repulsivo era una personificación onírica de algo que él negaba dentro de sí. También comprendió que la armonía interior sólo prevalecería aceptando lo que el bárbaro representaba. Su primer intento de sentir cariño hacia su ogro falló, y lo superó su disgusto hacia el matón. Trató de ignorar sus reacciones viscerales y de buscar amor en su corazón. Cuando hubo hecho esto, miró al bárbaro a los ojos y de su boca brotaron palabras de aceptación. El ogro luego se fundió en él y desapareció el alboroto. El sueño concluyó allí y La Berge despertó sintiéndose maravillosamente tranquilo.
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Recuerden que nuestra mente en realidad es también un mundo onírico. Nuestra experiencia de vigilia, al igual que un sueño, no es una realidad sólida ni absoluta, sino esencialmente metafórica. Representamos nuestros dramas psicológicos con actores con quienes estamos conectados kármicamente, o con quienes tenemos al menos una resonancia kármica. Al igual que en el estado onírico, no debemos sufrir por las interpretaciones de estos hechos, somos libres de cambiar nuestra percepción y nuestra respuesta a ellos. Hasta que nos convirtamos en Budas (despiertos), es necesario recordar que estamos soñando. La práctica del yoga onírico se utiliza en última instancia para entrar en los estados de conciencia más elevados. La meta del yoga onírico es la de transformamos en las diversas deidades, de manera similar a nuestras prácticas de meditación, y concentramos directamente en sus estados de contemplación sobre la Luz Clara del Vacío. He recibido guía espiritual, me he encontrado con las deidades tántricas y he disfrutado de muchas experiencias místicas en el plano astral mientras dormía. Me gustaría compartir una de esas experiencias ahora, y mencionar algunas más en el curso de este libro. Durante un sueño lúcido, una vez fui conducido por un espíritu guía a un viaje por mi columna vertebral. Vi cómo se veía el mundo a través de cada chakra. Experimenté cada uno de los niveles de conciencia y cómo las imágenes y programas vinculados a ellos los condicionan. A través del chakra de la coronilla, penetré en reinos radiantes y finalmente me fusioné con una hermosa luz blanca dorada. Pasaron muchos años hasta que regresé a este nivel de conciencia durante la meditación.
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Muerte, Transfiguración y Renacimiento
El Libro Tibetano de los Muertos, íntimamente relacionado con la práctica del yoga onírico, capacita al yogui para reconocer la Luz Clara del Vacío en el momento de la muerte, y así obtener la liberación. . Antes de explorar el estado después de la muerte, y las prácticas de meditación que nos preparan para sacar el mayor provecho de él, remitámonos una vez más a la psicología jungiana para explorar el acontecimiento universal de la iniciación de la muerte. En la evolución del propio ego, la conciencia se consolida en una estructura individual, aunque temporal. Sin embargo, existe un impulso dentro nuestro que nos lleva a trascender esta limitación. Antes de que esto pueda ocurrir, el viejo Yo debe morir. Universalmente se relaciona la transfiguración del «Yo» en esta etapa con la iniciación de la muerte en los mitos y en la religión. En los mitos, la muerte del héroe lleva a un renacimiento (resurrección de un dios o un ser inmortal). La muerte, la resurrección y la ascensión de Jesús constituye un ejemplo perfecto de cómo este tema místico se proyecta en los héroes religiosos. El antiguo culto egipcio a Osiris es otro buen ejemplo de iniciación a través de una experiencia de muerte. Según el mito de Osiris, que describe cómo Osiris se unía con Ra, el dios del sol, para volverse inmortal después de la muerte, se colocaban a los neófitos en un sarcófago por algunos días. Durante este tiempo ellos soportaban muchas pruebas en los planos interiores. Si tenían éxito (de hecho, algunos nunca regresaban a sus cuerpos), los iniciados traían conocimiento de más allá de la muerte. En La Psicología de la Transferencia, Jung estudió la transfiguración del propio ego representado en el diagrama alquímico del Rosarium Philosophorum, luego del coniunctio al que nos referimos en el chakra del corazón. Muerte: Aquí, el Rey y la Reina yacen muertos. Con gran dolor, el alma es despedida. (Rosarium) Habiéndose fundido en un solo cuerpo, se coloca a la pareja divina en un ataúd (ver fig. 22). Esta etapa, también conocida como “putrefacción” en los textos alquímicos, simboliza el estado de disolución en el cual se disipan los componentes del propio ego. En el lado oscuro de esta fase psicológica, podemos desilusionarnos ante el aparente vacío de la vida. Si no comprendemos este proceso de decadencia, podemos volver a buscar viejos modelos del ego. O bien, si se ha pervertido el afán de transformación, podremos encontramos considerando el suicidio. El deseo de morir puede surgir cuando el camino hacia la individuación está bloqueado por actitudes del propio ego. En este caso, los impulsos suicidas son mensajes simbólicos desde el inconsciente que indican que las actitudes que resultan ser obstáculos en nuestra transformación espiritual, deben 115
desaparecer. Además de presciencia, e incluso ayuda espiritual o psicológica, esto requiere mucho coraje. El proceso de «morir» es aterrador para el propio ego: para el sí-mismo moribundo, el nacimiento de la identidad transpersonal que le sigue es inimaginable, o dudoso.
Figura 22 Animae Extractio Vel. Dibujo del texto alquímico Rosarium Philosophorus, que describe la muerte y la purificación (putrefication pera au) de los cuerpos fusionados de la Luna y el Sol mientras el alma asciende.
El terapeuta jungiano John Sanford, en su libro Cura e Integridad, señala que la iniciación de la muerte puede ocurrir bajo el disfraz de una enfermedad debilitante. Explica cómo en este nivel de la psique, nuestra relación con las fuerzas arquetípicas es un asunto delicado. Estas configuraciones poderosas, al igual que los dioses y las diosas de las antiguas religiones, son muy temperamentales. Si las ignoramos, u ofendemos podemos ganarnos su cólera. Así, cualquier trastorno psicológico o enfermedad física misteriosos obligan al sí-mismo consciente a un período de retirada e incubación. Este tipo de enfermedades pueden disolver la estructura cristalizada del ego, permitiendo que salgan a la luz nuevos aspectos de la psique durante la convalecencia. Sanford continúa dando ejemplos de cómo las enfermedades pueden servir como iniciación en la vida de los curanderos primitivos. Los Shamanes son generalmente llamados a su vocación a través de una enfermedad iniciadora. Durante una crisis psicológica o enfermedad física aguda, el futuro shaman (varón o mujer) siente cómo es arrebatado por los demonios de la enfermedad y la muerte. La persona sólo recupera la salud cuando acepta el mensaje del mundo espiritual sobre el tipo de vida que él o ella deben llevar. Jung también descubrió que el misterio de la iniciación de la muerte puede representarse en un sueño. En Aion da el siguiente ejemplo: un joven sueña
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que sube una montaña. En la cima ve un altar y un sarcófago con una estatua suya sobre el mismo. Entonces se le aproxima un sacerdote cubierto con un velo, sosteniendo un bastón con un disco solar viviente. Súbitamente comprende que está muerto; siente privación y miedo en lugar de esa sensación de realización que sintió al subir la montaña. Sin embargo, mientras se baña en los cálidos rayos del disco solar, se siente rejuvenecido y fuerte. Jung señala que este sueño muestra la distinción entre la iniciación y el mito del héroe. El acto de escalar se asemeja a una prueba de fuerza asociada en la fase heroica con la voluntad de alcanzar la conciencia del ego. El joven paciente pensaba que la terapia sería una empresa heroica. La escena onírica junto al altar rectificó este supuesto incorrecto. Al verse muerto y sepultado, el sueño le enseñó que debe someterse a un poder mayor que él mismo. Solamente podría experimentar el renacimiento a través de la iniciación de la muerte y de su sometimiento. En el Tantra tibetano, la muerte, en su sentido literal, se utiliza como una iniciación. El Libro Tibetano de los Muertos (Bardo Thodol, o «El libro de la liberación a través del oído en el plano después de la muerte») describe poéticamente cómo, después de abandonar nuestro cuerpo al morir, permanecemos en los reinos interiores (el Bardo, que significa literalmente «estado intermedio») y encontramos diversas deidades iracundas y otras pacíficas. Si somos capaces de identificar la Luz Clara del Vacío y recordar que todo lo que estamos experimentando es ilusorio, lograremos la liberación. Si no somos capaces de hacer esto, nos controlarán las fuerzas kármicas, que eventualmente nos arrastrarán nuevamente hacia otro cuerpo físico. Atravesamos tres fases, o estados Bardo, después de la muerte, en nuestro camino de vuelta a otra encarnación. Según Joseph Campbell, en su libro La Imagen Mítica, la primera fase, «El Estado Intermedio en el Momento de la Muerte» (Chikhai Bardo), tiene que ver con los estados de conciencia del sexto y del séptimo chakra conscientes. Después de morir, podemos no damos cuenta de que nos hemos separado de nuestro cuerpo. En nuestra confusión, e incluso en el sueño semejante a un trance, no reconocemos normalmente la Luz Clara del Vacío, ni permanecemos en su pureza sin distraemos con nuestros pensamientos. Así, para los no entrenados, esta primera etapa de la vida ulterior cede ante la segunda fase. El Bardo Chovid, o El Estado Intermedio de la Realidad Vislumbrada, se relaciona con las funciones psicológicas del quinto chakra. Al despertamos en la segunda etapa y comprender que hemos muerto, nos asusta el brillo de la luz que irradian las Cinco Energías-Sabiduría (las cinco Budas Dyhani) y nos volvemos hacia la luz menos intensa de las alucinaciones en nuestras mentes. Nuestra conciencia se ve invadida por lo que hemos pensado y hecho mientras estábamos en nuestro cuerpo, en la forma de numerosas experiencias semejantes al sueño. Sin embargo, las enseñanzas tibetanas nos recuerdan una y otra vez que lo que vemos en esta etapa es una proyección de nuestro contenido mental. La práctica del yoga onírico es obviamente una muy buena preparación para el conocimiento y la concentración requeridas en esta etapa. La
última
etapa,
«El
Estado
Intermedio
hacia
la
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del
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Renacimiento» (Sidpa Bardo), se divide en dos sub-etapas que corresponden a la conciencia despierta del cuarto chakra y a los chakras tres, dos y uno. Los Budistas sostienen que al principio disfrutamos de visiones agradables y cosechamos los frutos de los impulsos y aspiraciones de nuestra naturaleza superior. A medida que estas fuerzas se extinguen, descendemos por los reinos interiores, donde tenemos visiones que provienen de nuestra naturaleza inferior. Aunque estas visiones nos asustan, somos inseparables de ellas y no podemos escapar. A medida que estas experiencias son cada vez más sensuales y libidinosas, sentimos un deseo arrollador por la vida de la carne. Así, el apego a la realidad que conocemos, y nuestras predilecciones kármicas, nos arrastran a la tercera etapa de nuestra vida ulterior, la vida intrauterina. El objetivo del Bardo Thodol es enseñamos a aferramos a la visión de la Luz Clara en la primera etapa. Si somos capaces de hacerlo, entonces sólo necesitamos enfrentamos a las experiencias más espirituales de la primera etapa, antes de pasar a los otros reinos de la existencia o elegir renacer como un Buda, sin quebrar la continuidad de la conciencia. Si no podemos obtener la liberación en la primera etapa, comenzamos a descender a través de los seis reinos de la existencia. El panteón de deidades en estos reinos diversos (en el Bardo Thodol) representa las fuerzas universales que actúan sobre los diferentes niveles de la psique. Su aparición en la mitología de los estados post-mortem simboliza las etapas y las fuerzas que existen en el camino del desarrollo psíquico. Si no somos capaces de aferrar la Luz Clara en la primera etapa, aún podemos obtener la liberación refugiándonos en los cinco Budas Dhyani, que aparecen uno detrás del otro en el segundo Bardo. Abandonando las ilusiones de nuestras mentes, sus diversos elementos se pueden transformar en la Energía-Sabiduría de cada uno de los cinco Budas Dhyani. Al comprender que las formas temporales del cuerpo-mente no son quienes somos, despertamos a la Luz Clara del Vacío y experimentamos el Dharmakaya. Si a esta altura no nos hemos liberado debido a las fuerzas obstinadas de la mente inconsciente, que nos han controlado durante varias vidas y que aún nos fuerzan a deambular hacia abajo, al sexto día los cinco Budas Dhyani y sus consortes y sirvientes aparecerán simultáneamente. (Ver fig. 23) Si aún así no conseguimos aferramos a la Luz Clara y continuamos complaciéndonos con las ilusiones de nuestra mente, al séptimo día aparecerán Los-Que-Tienen-El-Conocimiento (Vidyadharas). Estas cinco deidades y sus consortes se manifiestan junto a una multitud de dakinis y sus sirvientes, y todos ellos constituyen el mandala de Los-Que-Tienen-el-Conocimiento. Si comprendemos que estos maestros espirituales han venido a llevamos al «Reino Puro del Espacio», y concentramos nuestras mentes en sus cinco luces de colores, podremos obtener la Liberación.
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Figura 23 El Gran Mandala de las Divinidades Pacíficas. Este Mandala representa los cinco Budas Dhyani que aparecen con sus consortes y se lo utiliza junto con las prácticas de meditación asociadas con el Libro Tibetano de los Muertos.
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Los Cinco Budas Dhyani
Si no lo logramos, las deidades anteriores se convierten en cincuenta y ocho deidades tomadoras de sangre. Este mandala de las deidades iracundas (ver fig. 24) representa las fuerzas mentales que se necesitan para sobreponerse a las pasiones y engaños del propio ego. Es probable que la persona común continúe cayendo en reinos inferiores, al intentar escapar de estas deidades aterradoras. Pero un yogui tántrico, que ha visualizado estas deidades iracundas en la meditación, las reconoce y se funde en ellas. Finalmente el yogui obtiene la Liberación, asimilando sus atributos. El Bardo Thodol se basa en la premisa de que, a través de los portales de la muerte, entramos en los mismos reinos de conciencia a los que tenemos acceso en las etapas avanzadas de la meditación. Si mantenemos un alto nivel de claridad y de propósito en el momento de nuestra muerte, tendremos la oportunidad de ingresar a la comunidad de aquellas almas iluminadas que han De Esta Manera Llegado Más Allá (Tathagatas). Jung estaba fascinado con el Bardo Thodol, y escribió en su «Comentario psicológico» a la edición Evans-Wentz que fue en gran medida inspirado por sus profundos estudios de la naturaleza de la psique humana. El admite que la psicología occidental sólo ha explorado los tres niveles inferiores de la psique, que corresponden a los estados post-mortem. Por lo tanto, a la ciencia occidental le falta explorar las dos regiones más sutiles restantes.
Cortando Lazos
El camino hacia la liberación a partir del quinto chakra es muy empinado. Al igual que un alpinista, necesitamos el equipo adecuado para el ascenso. Según el Tantra Budista, existen tres provisiones importantes para este viaje: el motivo iluminado de la compasión (que estudiamos en el capítulo previo), la visión correcta del vacío (que estudiaremos más adelante), y la mente en actitud de renuncia.
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Figura 24 El Gran Mandala de las Divinidades Sabias e Iracundas. Este Mandala contiene las manifestaciones iracundas de los cinco Budas Dhyani que se utilizan en las prácticas de meditación asociadas con el Libro Tibetano de los Muertos.
Para muchos de nosotros, la palabra «renuncia» tiene asociaciones negativas; quizá vengan a nuestras mentes las imágenes de monjes o monjas que llevan vidas austeras. Pero el acto de renunciación budista no es el de rechazar objetos o apetitos: es renunciar a la creencia en el propio ego.
Nuestro apego al propio ego, formado por las ramificaciones engañosas de 121
las cinco Energía-Sabiduría, nos mantiene atrapados en un mundo de ilusión, llamado Samsara en Tantra. La palabra Samsara significa literalmente «dar vueltas» (en sánscrito). Se refiere a la ronda de la existencia (la rueda de la vida y de la muerte). A veces se cree equivocadamente que el Samsara es una condición objetiva de la que debemos escapar. En una charla en California, el Lama Yeshe relató la siguiente historia, sobre el sirviente de un lama sumamente venerado. Un día este sirviente comenzó a usar un hábito de monje. Cuando se lo envió con un recado a otro lama, éste le preguntó acerca de su proceso espiritual. El sirviente contestó que recién acababa de trascender el samsara. El lama era muy inquisitivo y le rogó que le revelara el método que le había permitido alcanzar ese nivel superior. El sirviente contestó en forma casual que simplemente se había quitado sus ropas de laico. Cambiar nuestra categoría física (hábitos de monje o la vida en un monasterio) no nos aparta de la rueda de la vida y la muerte y de la prisión kármica en nuestra mente.
La Meditación Chöd
Para intensificar la renuncia, los yoguis tántricos llevan a cabo un ritual llamado Chöd, que literalmente significa «cortar». En esta práctica, el yogui rompe con su apego al cuerpo y el ego a través de un sacrificio donde ofrece su cuerpo. Tradicionalmente, el Chöd se llevaba a cabo al atardecer, en lugares remotos y aterradores -tales como cementerios- y probablemente haya evolucionado de un rito de sacrificio del demonio prebudista. Tsultrim Allione, en su libro Mujeres con Sabiduría, narra cómo las ofrendas hechas a esa hora y en esos lugares, se creía, apaciguaban los fantasmas hambrientos para impedir que gente inocente fuera su víctima. El ritual de meditación está acompañado por un pequeño tambor, una campana, la voz humana y una trompeta hecha con un fémur humano. Los sonidos resultantes son pavorosos y producen vibraciones específicas en el cuerpo. La práctica Chöd se basa en el conocimiento de que debajo del desorden del propio ego, la Mente Buda existe en su dicha inherente. Si somos capaces de suprimir las tendencias del propio ego, la Mente Buda emerge naturalmente. Comiencen como siempre con la meditación de Refugio. Cuando hayan alcanzado un estado tranquilo, visualicen el canal central que corre a lo largo del eje de su cuerpo, desde la punta de la cabeza hasta el piso de la pelvis. Esta canal es hueco, aproximadamente del tamaño de su dedo meñique, y del color traslúcido de una llama azul. Dentro de él, a la altura del plexo solar, hay una pequeña bola de luz. A medida que inspiran, sientan el aliento vital bajando por los canales derecho e izquierdo (de color rojo y blanco) desde las fosas nasales hasta el primer chakra. Allí el aliento vital entra al canal central y es impulsado hacia arriba durante la expiración. Esto sopla la bola de luz,
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calentándola más y más con cada respiración. Repitan el mantra OM AH HUNG; las dos primeras sílabas al inspirar, y la ultima al exhalar. Encima de la bola de luz, una diosa negra y feroz está parada sobre su pierna izquierda (Ver fig. 25). Está desnuda, excepto por unos pocos adornos óseos y un collar de calaveras. Sus genitales son claramente visibles, rojos, hinchados y húmedos. Del lado derecho de su cabeza sobresale la cabeza de un jabalí, y su pierna derecha, levantada y lista para atacar, sostiene un cuchillo. Su hoja, con forma de media luna, termina en forma de gancho. Este cuchillo se utilizaba en la India para desollar los cadáveres en los osarios de los cementerios. El mango de su cuchillo es un «vajra» (cetro tántrico) que simboliza la energía diamantina del Vacío. Su mano izquierda, ubicada delante de su corazón, sostiene un casquete lleno de sangre. El casquete aquí representa su vagina. Al igual que el semen blanco de las deidades masculinas, su sangre es su esencia espiritual. En el pliegue de su codo izquierdo descansa un báculo. El tridente encima del báculo representa la transformación de los tres venenos de la mente: el deseo, la aversión y la ignorancia. Debajo del tridente hay un vajra doble y tres cabezas cortadas que representan los tres cuerpos (kayas) de la Mente Buda. La primera calavera es antigua y seca. Es el Dharmakaya, el Cuerpo de la Verdad trascendente. Aunque Vacío, contiene toda la potencialidad. La segunda calavera, que lleva allí varias semanas, es el Sambogakaya. Este se asemeja a un cuerpo astral utilizado por las deidades tántricas para manifestarse a los yoguis avanzados. La tercera cabeza, recientemente cortada, es el Nirmanakaya. Es una encarnación física de la Mente Buda. Mientras continúan elevando el aliento vital por el canal central, la bola de luz y la Dakini Negra (Vajra Varahi, la Marrana de Diamante) ascienden lentamente dentro del canal. Cuando atraviesan la punta de su cabeza, su conciencia se funde en ella. Al contemplar su cuerpo interior, observan que es muy grande. Como la Dakini Negra, se agachan y cortan la parte superior de su cabeza por encima de los ojos. Colocan este casquete invertido sobre tres cráneos grandes como montañas delante de ustedes. La bola de luz, que se ha transformado en la llameante sílaba tibetana «a», arde intensamente debajo del casquete (Ver fig. 26). Esto obliga al casquete a expandirse hasta ser lo suficientemente amplio como para colocar el resto del cadáver adentro. Ahora comiencen a cortar el resto del cuerpo en pedazos, y colóquenlo pedazo por pedazo en el cráneo que hace de caldero. Presten atención a cualquier sentimiento o recuerdo que surja, a medida que trinchan las diferentes partes de su cuerpo. Mientras que el cuerpo se funde y hierve, visualicen las impurezas que suben a la superficie y que se derraman sobre las bocas de demonios salvajes. Al mismo tiempo, el calor sube en forma de vapor hasta el mantra simiente HAM blanco y fresco, que está suspendido e invertido sobre el caldero (Ver fig. 26). Como la nieve, su néctar se funde para mezclarse con la esencia clarificada de su cadáver.
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Figura 25 Vajra Varahi es una de las dakinis tántricas más importantes y una expresión de Vajra Yogini. Se la utiliza en la meditación para despertar el Kundalini (Fuego Dumo) y en el Ritual Chöd, basado en la filosofía de las escrituras Prajna Paramita. Conocida algunas veces como “Marrana de Diamante”, tiene la cabeza de un jabalí que sobresale del lado derecho de su cabeza, símbolo de la integración de los aspectos inconscientes de la psique, basados en los instintos animales.
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Figura 26 La sílaba tibetana A y su mantra simiente invertido HAM. La sílaba tibetana A se relaciona con el poder generador de la creación y se visualiza muy caliente en el chakra de la raíz, en las prácticas que involucran el despertar de Kundalini. El mantra simiente HAM se visualiza invertido en el chakra de la coronilla. Cuando el calor del fuego interior derrite su nieve, parecida al bindu, su néctar inunda de dicha el cuerpo del meditador.
Del otro lado del caldero, frente a ustedes, el linaje de los expertos y maestros tántricos está sentado sobre almohadones en semicírculo. Los Bodhisattvas y los Protectores Dharmas están sentados detrás de ellos. Más atrás aún se sientan todos sus enemigos y acreedores. Por encima de todos ellos, en el espacio, los cinco Budas Dhyani y sus consortes brillan sobre ustedes, dispuestos en un mandala. Desde el centro del mandala de cuatro pétalos, brilla la luz azul de la Sabiduría Absoluta y Pura de Vairocana. Debajo de él, fluye la Sabiduría Espejada de Aksobya. Hacia la izquierda del centro, emana la luz amarilla de la Sabiduría de la Igualdad de Ratnasambhava. En la parte superior brilla la luz roja de la Sabiduría Discriminadora de Amitabha. Y a la derecha del centro, resplandece la luz verde de la Sabiduría Todopoderosa de Amoghasiddhi.
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Miren a todos los seres presentes que participan de la ofrenda de néctar del casquete, empezando por los cinco Budas y sus consortes. A pesar de que todos ellos beben grandes cantidades de néctar, éste nunca disminuye. Las cinco parejas de Budas absorben el néctar a través de los rayos de luz que irradian sus cuerpos. Numerosas dakinis azules, blancas, amarillas, rojas y verdes sirven al resto de los invitados, recogiendo néctar del gran cráneo, y ofreciéndoselos en los casquetes propios que traen en sus manos izquierdas. Una vez que todos han bebido en abundancia, ustedes revuelven el néctar que se está cociendo lentamente y éste se evapora, formando grandes nubes. Estas ascienden sobre hermosos rayos de sol y arco iris, llenando todo el espacio. Estas nubes .derraman luego una leve lluvia de bendiciones, que otorgan ofrendas a todos los seres sensibles de todos los reinos. Todos estos seres se curan y se satisfacen todas sus necesidades. Luego, todo se disuelve en el Vacío. Lo último que se fusiona con el Vacío es la resplandeciente letra roja «a». Continúen meditando en el vacío celestial de la Nada tanto como lo deseen. Antes de salir de la meditación, ofrezcan mentalmente sus posesiones más preciadas para beneficio de todos los seres sensibles. Luego sientan como los cinco Budas Dhyani y sus consortes se complacen con sus ofrendas. A cambio, ellos verterán sobre ustedes sus poderes espirituales, para ayudar a extraer todas sus confusiones y defectos restantes.
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CAPITULO SÉPTIMO EL OCÉANO DE NÉCTAR El nombre sánscrito del sexto chakra es «Ajna», que significa orden de arriba. El diagrama hindú muestra dos pétalos de loto conectados a un disco lunar, que se cree es un depósito para el néctar que cae desde el loto de los mil pétalos en la parte superior de la cabeza. Generalmente, se alude al sexto chakra como el océano de néctar.
Figura 27 EI sexto chakra, Ajna, tiene dos pétalos. Estos están unidos con el Mandala Candra, asociado con el océano de néctar que cae desde el chakra de la coronilla y las cinco etapas de sadadhi o iluminación. El mantra simiente OM se encuentra dentro del triángulo invertido en el interior del Mandala Candra, y representa el espíritu más íntimo relacionado con la Mente pura o Buddhi. Encima del manta simiente OM hay un nada y un bindu dorado, que al agregarse al OM, crean el mantra Pranava. Este mantra expresa la relación entre el Vacío y los factores genéricos de la creación.
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Dentro del disco lunar encontramos un triángulo invertido, símbolo de los genitales femeninos, con un lingam dentro de él. Hay otros dos chakras que contienen esta combinación de yoni y lingam, los chakras de la raíz y del corazón. Es en estos tres chakras donde se concentra el poder de Kundalini. Estas tres concentraciones, conocidas también como «nudos», se asocian con los cuerpos físico, emocional y mental (Ver fig. 27). El sexto chakra está ubicado en el centro de la cabeza. Se lo asocia con la facultad de percibir, y está relacionado con el prosencéfalo y la corteza cerebral. A su vez, éstos se dividen en los hemisferios derecho e izquierdo, y las dos formas básicas de percepción intuitiva y racional, respectivamente. El hemisferio izquierdo se ocupa de los procesos conceptuales analíticos, lineales y lógicos, tales como la matemática. Generalmente, es concebido como el hemisferio masculino y rige el lado derecho del cuerpo. El hemisferio derecho es responsable básicamente de la orientación en el espacio -por ejemplo, el reconocimiento de patrones visuales complejos- y rige el lado izquierdo del cuerpo, considerado el más receptivo y femenino. Está relacionado con nuestra aptitud para las artes y la música, el reconocimiento y la expresión de las emociones, y la conciencia de los estados místicos o intuitivos. Los dos principales canales psíquicos sutiles, que se originan en el sexto chakra y descienden por la columna vertebral, se pueden asociar con las funciones de los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro. Uno de estos canales se asocia con el sol y representa la fuerza del día. Se considera que la energía solar es centrífuga y que mueve a nuestra conciencia hacia el conocimiento racional. El otro canal está relacionado con la luna y las fuerzas de la noche. Su movimiento centrípeto nos adentra en la mente inconsciente, donde experimentamos los poderes regeneradores y unificadores de la psique. Al observar físicamente el sexto chakra, se percibe más un delineamiento anteroposterior, en lugar de una separación en derecha e izquierda. La porción frontal, cerca de la frente y la ceja, se correlaciona con las funciones intelectuales y dogmáticas de la conciencia. La porción cercana al centro de la cabeza es más receptiva e intuitiva. Las personas ensimismadas –que están siempre pensando y planificandomanifiestan una gran cantidad de energía psíquica en la zona de la frente; en realidad, la energía a menudo se extiende por delante de las cejas a medida que las fuerzas del intelecto salen para controlar el mundo. Estas personas están encerradas en sus propios pensamientos y pierden el contacto con «lo que es». Al no estar abiertos a la información del entorno tanto exterior como interior, estas personas parecen tener una necesidad neurótica de crear y seguir modelos conceptuales rígidos, que les otorgan una sensación de seguridad y conocimiento. Así, están muy ocupadas creando sus propias imágenes del mundo e imponiéndolas a la realidad. Las personas que concentran su energía en el centro de la cabeza son más 128
receptivas a la información emocional e intuitiva. En lugar de tratar de adecuar la vida a los preconceptos, estas personas intuyen la naturaleza inherente del universo. Sin embargo, sin la influencia equilibrante de las facultades racionales, estos seres pueden tener dificultades para funcionar dentro de los parámetros racionales de nuestro mundo trivial. En teoría, el intelecto y la intuición se complementan. Sin embargo, en el mundo moderno, el énfasis exagerado en la actividad del hemisferio izquierdo del cerebro ha alterado este equilibrio. Cuando se desarrolla y se utiliza el hemisferio derecho del cerebro, las habilidades intuitivas latentes abren nuevas perspectivas, y la conciencia del «Yo» vislumbra su unidad esencial con todo lo que es. También se estimula la conciencia psíquica. Algunas veces se denomina al sexto chakra el tercer ojo, por su potencialidad para la clarividencia y la habilidad de percibir las energías sutiles de los reinos inmateriales. Todos tenemos esta potencialidad. De hecho, estas habilidades eran comunes en diversas culturas antiguas. Ver las auras, ver los chakras, ver el futuro, ver en las vidas anteriores a seres no encarnados son habilidades que están a nuestro alcance con un sexto chakra despierto. Si entendemos la diversidad de estructuraciones psíquicas, podremos comprender cómo dos médiums pueden decir diferentes cosas acerca de la misma persona. La percatación psíquica es mucho más subjetiva de lo que a muchos médium s les gustaría admitir. Una cosa es ver algo con claridad y otra interpretarla. Por ejemplo, si le piden a varias personas que estudien un cuadro y que luego informen acerca de lo que vieron, obtendrán descripciones diferentes. En la percepción psíquica, la información es interpretada a través de los preconceptos y los sistemas de creencias del médium. Incluso la información que se obtiene en un trance profundo del médium, aunque eclipsa el intelecto y los patrones de conciencia, se filtra por el subconsciente. Obviamente, el grado de distorsión que resulta de esta filtración varía de persona a persona. La filtración y coloración de la información recibida son ejemplos de los peligros que involucra el uso de poderes psíquicos antes de convertimos en «canales despejados». Sin querer hacerlo adrede, algunas personas utilizan estas habilidades para manejar a los demás y aumentar su sentido de la importancia. Es por ello que la mayoría de las tradiciones espirituales nos advierten severamente que no debemos concentrarnos en el desarrollo de poderes psíquicos. En un nivel más superficial, generalmente, abusamos del poder inherente de la conciencia. Ansiamos comprender lo que sucede en nuestro entorno, ya sea para controlarlo o protegemos. Al observar para poder controlar, nos colocamos fuera de la vida real. Por otro lado, las personas con el sexto chakra bloqueado no quieren ver. Con frecuencia, se rebelan contra la perspectiva de vida que les impusieron tanto sus padres como la estructura social. O bien, rehúsan ver diversos aspectos de la existencia humana debido a asociaciones traumáticas y dolorosas. Es común encontrar que estas actitudes han perjudicado la vista de 129
estas personas. Ser un crítico de la vida, no aceptarla, querer cambiarla o manejarla, nos enfrenta con ella. Si, por el contrario, la observáramos desde una posición más neutral, podríamos hacer las paces con el mundo. Cuando nos sentamos al atardecer a mirar los campos y los árboles, observando cómo cambian los colores del cielo, escuchando los pájaros y sintiendo la calma que nos rodea, no intentamos controlar nada al estar conscientes. Krishnamurti lo llama «conciencia sin elección». La visualización parecería contradictoria a la ejercitación de la conciencia sin elección, pero no es necesario que haya un conflicto entre ésta y el uso creativo de las facultades mentales en los niveles superiores de conciencia. Shakti Gawain, en Visualización Creativa, utiliza una metáfora que puede ser útil aquí. Ella establece una correlación entre la vida y un río, y dice que la mayoría de nosotros nos aferramos a sus costas porque tememos «dejamos llevar por la corriente». Una vez que aprendemos a confiar en que el río nos arrastrará sin peligro, podremos relajamos y dejamos llevar. Una vez que nos sentimos cómodos así, podremos mirar hacia adelante para ver cómo movernos con la corriente para evitar mejor los obstáculos. No es lo que vemos lo que determina nuestra experiencia, sino cómo lo vemos. En un antiguo relato hindú, una persona que ve una soga en el piso se imagina que es una víbora. Su conducta posterior se basa enteramente en esta fantasía. De la misma manera, nuestra experiencia de la realidad está basada prácticamente en su totalidad en proyecciones psicológicas. Estamos atrapados en las ilusiones del ego y su experiencia samsárica, y no podemos ver la naturaleza absoluta del mundo. Por tanto, ¿no sería beneficioso desarrollar un método más esclarecedor de «visualizar» el mundo? ¿Pueden imaginarse a sí mismos como seres más relajados y abiertos, corriendo entre las márgenes del aquí y ahora, aunque ligados a sus fuentes? ¿Pueden verse tomando conciencia y apreciando la belleza y el misterio que se va revelando, u observar el escenario más desagradable sin reaccionar o identificarse con él, mientras siguen el curso sinuoso de la vida? ¿Pueden imaginarse a sí mismos como un Buda? Al permanecer tranquilamente en la Luz Clara, que perciben brillando a través del flujo de fenómenos efímeros, se unen a la «esencia» de la vida y a la Dicha y la Compasión que emanan del corazón del Vacío.
La Mente y el Cuerpo Mental
Cuando tomamos conciencia de algo, es la mente la que lo vuelve consciente y le da significado. Sin embargo, la mente no es la conciencia. Es un vehículo de ésta, y, al igual que el cuerpo, posee forma y funciones. Se puede desarrollar y utilizar correctamente, o puede abusarse de ella y volverse enfermiza.
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También se puede comparar la mente con un espejo. A través del mismo no conocemos las cosas en sí, sino sólo los efectos que éstas producen en la mente. Este espejo es propenso a las distorsiones. Nuestra experiencia del mundo es el resultado de las funciones de nuestra mente. Por tanto, somos víctimas de su estructura, patrones conceptuales y modelo de funcionamiento. Antes de examinar cómo consideraban los budistas la mente, analicemos sus diversas facetas teniendo en cuenta la anatomía del cuerpo mental y su relación con el sistema nervioso y el cerebro. La ciencia moderna se ha visto frustrada en su intento por comprender el pensamiento y la conciencia, porque el origen de estos fenómenos está en el cuerpo mental y no en los procesos electro-químicos del tejido nervioso. Me atrevería a decir que el sistema nervioso es simplemente el cableado que lleva las señales desde y hasta los órganos físicos de la conciencia. No es que la mente esté en el cuerpo físico o en el cerebro, sino que el cerebro y el cuerpo existen dentro de la mente, así como el cuerpo astral rodea el cuerpo físico, aunque en una frecuencia mayor. El cerebro y el sistema nervioso son una magnífica computadora biológica, cuyo sistema de señalización es tanto eléctrico como químico. Una complicada red de neuronas maneja las diversas funciones del cerebro. Prácticamente todas las neuronas reciben información de otros cientos, a veces miles, de neuronas. Todo el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) se compone de miles de millones de neuronas. La información sensorial actúa como información que entra a la computadora biológica, que a su vez procesa la información y luego envía señales a las neuronas motoras para que pongan en funcionamiento los músculos y las glándulas. J. H. Walle, en su artículo La organización del cerebro, afirma que esta computadora biológica central está compuesta por alrededor del 99,98 por 100 de las neuronas del cerebro. El funcionamiento interno de esta computadora biológica sigue siendo un misterio para el ojo inquisidor de la ciencia moderna. ¿Qué es lo que integra y regula las complejas operaciones de esta increíble computadora biológica? ¿Será el cuerpo mental a través del cuerpo etéreo y los chakras? Aunque reconozco que son especulaciones, a continuación expongo algunas hipótesis que he desarrollado en mi trabajo curativo. Cuando percibo el cuerpo mental por medio de la clarividencia, éste se asemeja a una gran cúpula con un radio de nueve a veinte pies que rodea al cuerpo físico. El tamaño y el brillo del cuerpo mental aparentemente se relacionan con el desarrollo de las facultades mentales. Un núcleo de aproximadamente un pie de diámetro se extiende desde la parte superior hasta la parte inferior, a lo largo de su eje. Al igual que el sistema nervioso central, este núcleo funciona como un intercambio de comunicación. Se halla unido a los bancos de memoria que se extienden desde el mismo, y registra, analiza y responde a los diversos estímulos, tanto internos como externos. Las partes específicas del cuerpo mental se relacionan con la ubicación de los cuerpos astrales, etéreos y físicos, que están integrados por las funciones multidimensionales de los chakras. La información que se refiere a un aspecto determinado del cuerpo-mente se almacena en el área correspondiente del cuerpo mental.
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La función analítica automáticamente examina toda la información en el cuerpo mental, a la vez que registra y responde a los estímulos. La mayoría de las veces este proceso puede no ser lógico ni beneficioso, como lo demuestra la comprensión mínima del fenómeno psicológico de la asociación. El proceso de asociación es ante todo mecánico, y, como en una computadora, las capacidades y la información procesada dependen de la naturaleza del programa. En el cerebro, el aprendizaje y la memoria se relacionan con el uso repetido de caminos neurológicos. De manera similar en el cuerpo mental, las impresiones fuertes o las preferidas y los patrones asociados a ellas forman disposiciones mentales aprendidas y perpetuadas. Estas respuestas, actitudes y marcos conceptuales estructurados son relativamente concretos, en lo que hace a la sustancia del plano mental. Nuestro sentido de la identidad y nuestras construcciones individuales de la realidad se edifican dentro de estas estructuras mentales. A pesar de ser útiles, la dificultad principal con estas construcciones es que generalmente no nos permiten expandir los horizontes de nuestra conciencia. Al igual que cualquier mecanismo analizador, el ego registra sólo aquella información que se refiere a la que ya está almacenada en los bancos de memoria. Las experiencias extrañas entran al cuerpo mental y no encuentran programas o modelo alguno con el que puedan asociarse. No se reflejan en la mente y no pueden ser aceptadas por construcciones de la realidad existentes, y, por tanto, permanecen ininteligibles. Tales experiencias confunden o son ignoradas completamente, en especial, cuando amenazan las realidades conceptuales existentes. Para redondear nuestro modelo de la mente, analicemos la fenomenología del mismo desarrollada por los budistas. Los antiguos budistas registraron su conocimiento interior de la mente humana en escrituras conocidas como el Abhidharma. El Abhidharma incluye las percepciones sensoriales, las emociones, los procesos mentales complejos, los trances y los estados de conciencia místicos. Según la concepción budista, la realidad de los fenómenos es inseparable del flujo subjetivo de las sensaciones, percepciones, emociones y actividades mentales. La mente continuamente sintetiza las imágenes y los conceptos que considera reales. El Abhidharma examina la manera en que la mente lleva esto a cabo y los elementos que utiliza para construir esta «realidad». En general, es mejor considerar los elementos mentales utilizados por la mente como hechos y no cosas. Constituyen fuerzas o tendencias en la mente, llamadas «sarvantanga» en sánscrito, que significa literalmente «ir a todos lados». Existen cinco elementos mentales esenciales íntimamente relacionados con las cinco Energías-Sabiduría de los Budas Dhyani. El primero de estos cincos elementos recibe el nombre de «sparsa», que significa tener afinidad o contacto. El sparsa describe la relación que existe entre los objetos, los órganos sensoriales y la conciencia ante la experiencia. Sólo la combinación de estos tres factores crea nuestra experiencia «real», ya 132
que no se puede percibir independientemente ni el objeto exterior ni el observador. Este campo unificado, o apreciación gestáltica o existencia significa que no sólo los objetos nos afectan, sino que nuestra percepción de ellos también los afecta. La física moderna ha descubierto recientemente este antiguo principio budista. El proceso mental que sigue a la afinidad con un objeto es el «vedana» o tono sentimental. Está relacionado con los juicios de los sentimientos del segundo chakra. Estos juicios crean valores subjetivos para aceptar o evitar las experiencias. En general, estas respuestas se programaron con experiencias anteriores de dolor o placer. También pueden influir sobre éstas las condiciones sociales actuales o pasadas. A medida que la intensidad del sentimiento aumenta, se convertirá en un efecto, moviendo y dirigiendo al cuerpo-mente para actuar adecuadamente. El tercer proceso mental es el que procesa la información recibida y recibe el nombre de samjna. El aspecto principal del samjna es el conocimiento por asociación, y está íntimamente relacionado con la función del ego, y en consecuencia con la socialización. Cualquier pensamiento de la mente implica que alguien está pensando. Esta función conceptualizadora de la mente puede utilizarse en cualquier nivel de la experiencia, desde la más trivial a la más sublime. Existe un proceso mental que galvaniza la mente antes de actuar. A esta función dinámica se la conoce como cetana, traducida como voluntad. Por más sutil que sea, cuando la mente se detiene sobre algún objeto o pensamiento, es un acto de la voluntad; hubo una decisión de concentrarse en el objeto de conocimiento. Existe una razón o motivo detrás de aquello que nos llama la atención. Los budistas también se refieren a esta fuerza cetana como la «mente mono», porque va constantemente de una cosa a la otra. A esta altura deben de estar muy conscientes de esta fuerza errante cetana. En los capítulos anteriores, cuando intenten practicar las meditaciones, notarán la proclividad de la mente a seguir los impulsos de una idea o un recuerdo, y a ser afectada por el conocimiento de la información sensorial. ¡La mente parece tener mente propia! Esta es la fuerza cetana. «Manaskara» (concentración o dedicación) es la fuerza que complementa la cetana. La mente corre sin rumbo a menos que sea detenida. Esta fuerza concentrad ora tiene dos aspectos. El primero es «samadhi», o la habilidad para concentrar la mente en un objeto o pensamiento determinado, y la segunda, «prajna», la habilidad de buscar un conocimiento preciso y elevado. Generalmente, se asocia a samadhi con un estado de meditación profunda, y, sin embargo, puede indicar también un estado de concentración intensa y relajada. Este estado disuelve cualquier separación entre nosotros y la actividad que estemos desarrollando. Por ejemplo, cuando un artista está pintando, ella o él están completamente absortos en su tarea. En este estado de ser-uno con lo que estamos haciendo, los cinco procesos mentales trabajan en armonía. Prajna es un elemento mental muy venerado. Nos ofrece la habilidad para comprender con exactitud los demás procesos mentales. Se lo considera la 133
madre de la sabiduría. Posee también dos propiedades: la primera es la discriminación, que nos permite articular otros hechos mentales. La segunda es la apreciación. No sólo somos capaces de percibir con claridad las experiencias, sino que podemos apreciar las cualidades únicas inherentes a su composición, a medida que se forman en la matriz de nuestros procesos mentales. Existe una cierta belleza en la conjunción del conocimiento y este flujo misterioso de acontecimientos. Y existe también una satisfacción y un brillo en los ojos cuando este aspecto de la sabiduría sonríe desde nuestro interior. Walt Anderson narra en su libro Secreto a voces una metáfora que escuchó de un maestro budista. La mente puede compararse a una bandada de pájaros que vuelan en formación, pero cambian constantemente la forma y la dirección. Cuando comenzamos a observar la mente, ésta se mueve hacia adelante y hacia atrás, como la bandada de pájaros. Algunas veces somos los observadores y otras somos los pájaros. Una vez que aprendemos a ser las dos cosas al mismo tiempo, hemos desarrollado a prajna, el «poder del conocimiento simultáneo», como se le denomina a veces. Al estudiar los acontecimientos de la mente, nos damos cuenta de su constante movimiento, un caleidoscopio de imágenes compuesto de patrones complejos de procesos mentales, preconceptos que cambian con rapidez, juicios sobre los sentimientos, recuerdos, asociaciones y demás. A través de la auto-observación comenzamos a ver cuántos de nuestros problemas en la vida derivan de malas interpretaciones, proyecciones, deseos y aversiones. Todos ellos surgen en los procesos de los acontecimientos mentales, ninguno de los cuales se relaciona con la Realidad Absoluta.
La Mente Buda
Se dice que cuando el Buda alcanzó la Iluminación, le preguntaron qué había conseguido. Contestó con una carcajada y dijo: «nada». Durante la meditación profunda, la mente se concentra y observa, y podemos ver cómo todos los fenómenos mentales son procesos vacíos. No hay ningún «sí-mismo» presente en ellos. Cuando tomamos conciencia del vacío del sí-mismo, y del vacío de los fenómenos, desaparece nuestro deseo de apegamos a cualquier objeto o condición mental. En la sección anterior mencioné que la mente se asemejaba a un espejo; sin embargo, si buscamos este espejo no lo podremos encontrar. Es la conciencia transparente, lúcida y clara que permite que las cosas se reflejen, pero cuando se elimina el objeto, la mente en sí es invisible. La naturaleza absoluta de la Mente puede percibirse como el estado de conciencia fundamental, pero no puede conceptualizarse o comprenderse con el intelecto. Los budistas se refieren a ella como Dharmakaya, que significa el cuerpo de la verdad, o el cuerpo amorfo del Buda (la personificación de la Mente Iluminada). 134
En última instancia, meditación pasa a la condición de «sin mente», un estado mas allá de la dualidad inherente a las actividades mentales normales para experimentar la lucidez desnuda de la Mente Iluminada. Existen cuatro métodos básicos que facilitan al alto nivel de concentración requerido en este empeño. Estos son el uso del mantra, la visualización, la respiración Y la postura. La palabra «mantra» deriva del sustantivo sánscrito «manas», que significa mente, y de la raíz verbal «tra», proteger. Los mantras son fuerzas cósmicas encarnadas en la estructura del sonido. Cada mantra contiene vibraciones con poderes específicos. La repetición de un mantra produce ciertos ritmos y patrones de energía psíquica en los cuerpos sutiles, que liberan obstáculos y abren caminos para la energía Kundalini. Los yantras están íntimamente relacionados a los mantras. Estos son diagramas geométricos o circulares que personifican a las fuerzas cósmicas. Cada yantra convierte los patrones de fuerza que se escuchan en el mantra en algo visible (Ver fig. 28). La visualización de los Yantras hace que la mente se concentre durante la meditación. Los yantras, también llamados mandalas, están compuestos por configuraciones gráficas abstractas o ilustraciones de deidades dispuestas en composiciones geométricas. Identificamos completamente con el yantra supone el reconocimiento, o la liberación, de las fuerzas inherentes de cada forma.
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Figura 28 El Shri Yantra representa el cosmos completo creado por el equilibrio entre los principios masculino y femenino, simbolizados aquí por las diferentes combinaciones de los triángulos.
Los yantras, o mandalas, no son específicos de la tradición tántrica: se asocian fácilmente con las proyecciones arquetípicas de las dimensiones transpersonales de la psique, que son universales. Jung había notado que sus pacientes dibujaban y soñaban en forma espontánea patrones semejantes a los mandala/yantras, especialmente cuando las funciones hacedoras y curativas del Self estaban activas. Observó también que estas expresiones del Self se manifestaban en diversas culturas a lo largo de la historia. Las «mudras» (posturas corporales específicas) están íntimamente relacionadas con la entonación de mantras y la visualización de yantras y deidades. Las mudras se relacionan funcionalmente con algunos estados de conciencia y con el movimiento de la energía psíquica a lo largo del cuerpo. Aunque algunos de estos gestos de la mano y el cuerpo son simbólicos, es común que la gente encuentre que sus cuerpos se mueven espontáneamente en mudras específicos, a la vez que sienten el despertar de las fuerzas espirituales. Cualquiera que haya experimentado esto, podrá decirles que el tipo de las fuerzas magnéticas que dan forma a nuestro cuerpo durante estos encuentros intensos con poderosas energías psíquicas no son gestos simbólicos. Son las expresiones literales de estas fuerzas. Una mudra común para meditar es la posición de loto pleno o vajra, el mudra del Buda Dhyani Vairocana. Las manos descansan una encima de la
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otra sobre la falda. Para los hombres, la derecha encima de la izquierda. Para las mujeres, la mano izquierda es la de arriba. Las piernas están flexionadas de manera tal que las plantas de los pies miran hacia arriba. En esta posición, la energía recircula a través de todo el cuerpo en lugar de perderse por las extremidades. La postura es muy firme y la columna está perfectamente derecha, permitiendo el libre flujo del aliento vital a través de los principales canales de energía a lo largo de la columna. Este mudra inspira paz y tranquilidad y representa el equilibrio armonioso de las energías. Los ejercicios de respiración, llamados «pranayama» en sánscrito, también se utilizan para aquietar y concentrar la mente. La respiración se encuentra directamente relacionada con los estados emocionales y mentales. Cuando estamos enojados o tenemos miedo, la respiración es rápida. Cuando algo nos asombra o nos concentramos, la respiración puede detenerse. A la inversa, la respiración puede utilizarse para controlar o alterar los estados emocionalesmentales. Un modelo de respiración lento, profundo y regular posee un efecto muy tranquilizante y apaciguador sobre el cuerpo-mente. Algunas formas de meditación se basan exclusivamente en este método simple. Utilizando la respiración como objeto de concentración se aquieta la mente y se la conduce hacia la meditación. Se utilizan técnicas de respiración más complejas, junto con visualizaciones complejas para hacer circular el aire vital (respiración) y conducirlo al canal central. La palabra sánscrita «prana» se traduce por lo general simplemente como respiración. En realidad, implica una fuerza vital sutil, que se extiende y sustenta a todas las formas manifiestas. «Ayama» significa extensión o restricción. Por tanto, pranayama significa la extensión o restricción de la fuerza vital para vitalizar el cuerpo-mente hasta su máximo potencial. Es importante destacar aquí un fenómeno básico asociado con el sistema nervioso. Con sólo dirigir nuestra atención a un área del cuerpo específica, estimulamos el sistema nervioso en esa zona. La concentración profunda que se utiliza en la meditación sobre los chakras y los ejercicios especiales de respiración del Tantra estimulan el sistema nervioso. La ubicación de los chakras en el cuerpo etéreo coincide con los principales ganglios nerviosos a lo largo de la columna. Este canal, del mismo tamaño que la médula espinal, es capaz de transmitir una tremenda carga neurológica. Como la concentración continua sobre los chakras activa los pasajes neurológicos, aumenta así la habilidad y predilección de la médula espinal para propagar cargas eléctricas de gran magnitud. El Tantra sostiene que algunos de los principales canales psíquicos en el cuerpo etéreo son los equivalentes sutiles del sistema nervioso. Se cree que el prana corre a través de estos canales. Así, el resultado de ello es un flujo mayor de corriente eléctrica. A medida que abrimos estos canales y aprendemos a dirigir la fuerza del prana a través de ellos, alteramos gradualmente la anatomía y la capacidad tanto del cuerpo físico como del etéreo. Se cree que el prana entra al cuerpo físico a través de los chakras del
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cuerpo etéreo. La doctrina tántrica establece cinco clasificaciones específicas del aliento vital, que corresponden a la modificación del prana según su ubicación y función en los chakras. Dos de ellos representan el centro principal de atención de las técnicas de respiración. Apana, la inspiración, se halla ubicado en el primer chakra, y prana, el aliento vital principal, está relacionado con el centro cardíaco. El prana es conducido hacia abajo, revitalizando el poder primordial latente de Kundalini y causando la ascensión del apana. Al revertir su camino habitual uniéndolos en el tercer chakra se genera una gran cantidad de calor psíquico. Este fuego interior se utiliza para abrir el canal central. El cuerpo-mente es el mandala/yantra más importante en el Tantra. Lo forman los ritmos y las fuerzas que se mueven en toda creación. Por tanto, es un símbolo poderoso del cosmos. La liberación y armonía del flujo de la fuerza vital a través de los chakras revela sus poderes y secretos. A través del uso adecuado de las posturas corporales, el mantra, el control de la respiración y la visualización, podemos enfocar y purificar el cuerpo-mente, creando condiciones favorables para que la Luz Clara de la Mente-Buda inunde el canal central y se derrame sobre nuestra conciencia como la luz del sol en una habitación oscura.
El Yoga de las Deidades
El yoga de las deidades es una técnica muy poderosa para convertir la mente finita en la Mente Buda. Este aspecto del Tantra es tan eficaz que se cree nos conduce a la iluminación en una sola vida. Para poder practicarlo en forma correcta, es necesario dominar los tres principios: 1. La renunciación, o la determinación de deshacerse de la identidad del ego y su visión del mundo. 2. La compasión, ese deseo ferviente de convertirnos en Buda por el bien de todos los seres sensibles. 3. La visión correcta, tomar conciencia de que todos los fenómenos son temporales y sin existencia inherente. Como ya hemos hablado de los dos primeros, trataremos ahora el tercero. «Shunyata» es la palabra sánscrita para el Vacío, y su significado literal es vacío, pero tiene una connotación más sutil cuando se la utiliza en la filosofía budista. El concepto del vacío se relaciona con la toma de conciencia en la meditación de que no existe ningún principio permanente en las cosas. No existe ninguna sustancia independiente ni irreductible de la cual provienen las cosas, y, por tanto, nada existe por sí mismo ni en sí. Todas las cosas están compuestas por otros elementos corporales que surgen, que continuamente se combinan y mueren, desde y hacia la, gran vacuidad del Vacío.
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Si observamos el mundo físico, normalmente vemos las formas delimitadas de los objetos, en lugar del terreno en el que aparecen. De la misma manera, los pensamientos predominan en la mente sin importar el espacio en que ocurren. El Vacío es como el espacio negativo en el que las cosas existen. Sin embargo, lejos de ser un estado vacío o negativo, el Vacío es un estado muy positivo, un estado que contiene un potencial infinito. Este es omnipresente y se presupone en todos los objetos. Todas las cosas toman de él y existen sólo en relación a él. El Vacío es la Realidad última y amorfa. Es un misterio indescifrable, en el cual existe el incesante flujo de la realidad fenoménica. Reconocer esta Realidad como nuestra propia naturaleza es convertimos en un Buda; no reconocerla significa permanecer en el estado de la existencia cíclica y de la ilusión. A través de un estado de conciencia elevada se percibe al Vacío como conciencia pura. Hay un gran sentido de la libertad en este estado, un sentido de haber llegado más allá. La naturaleza esencial de la mente se asemeja al espacio; es omnipresente. En sus enseñanzas, Mahamudra, el yogui Mahasiddhi Tilopa, nos aconseja permanecer quietos, relajados y silenciosos, y dejar que el sonido retumbe como un eco sordo. Cuando seamos capaces de mantener la mente en silencio, podremos ver el fin de todos los mundos. La compasión y el renunciamiento son las puertas y el camino del Tantra Tibetano, la meditación profunda sobre el Vacío es la morada de la calma perdurable. A través del yoga de las deidades nos unimos a la mente de la deidad que habita esta tranquila morada. Para comenzar, debemos aprender a destilar los cinco componentes esenciales de la mente (skandhas). La palabra sánscrita «skandha» significa cargar con, o sostener. Como aprendimos en el estudio del Abhidharma, los cinco skandhas (elementos de la mente) sostienen las ilusiones de la realidad de nuestro ego. Una vez que estos elementos de la mente vuelven a su naturaleza cristiana) las confusiones de la mente finita se limpian desde la claridad espejada de la Mente Buda. El verbo sánscrito «nirva» significa literalmente apagar. Cuando se utiliza en el Tantra, se refiere a un fuego extinguiéndose por la falta de combustible. Cuando se transmutan los cinco skandhas, no hay más combustible para la mente del ego. De esta manera se libera a la conciencia de las contaminaciones que habían oscurecido su vacío esencial. En sánscrito, este estado de conciencia se denomina «jnana». Tanto jnana como prajna contienen la raíz «jna», que significa elevar o intensificar. Por tanto, prajna se refiere a una intensificación de las facultades cognitivas. Así se limpia a la conciencia de las confusiones, y se percibe la claridad diamantina del Vacío. Jnana se refiere a la naturaleza primordial de la Mente Buda. Mientras que el Vacío es un objeto percibido por la cualidad prajna, jnana es anterior a la dualidad sujeto-objeto. Jnana es la esencia nodual de la Conciencia prístina del Vacío encarnada en Vajradhara, el Adhibuddha. Se venera a Vajradhara como el «gurú origen de todas las cosas» porque El 139
es la forma que adopta la Mente Buda para enseñar el Tantra. Su consorte, Prajnaparamita, representa el conocimiento en su estado más sublime (prajna) que experimenta la Sabiduría Trascendental (paramita). Ella encarna la Sabiduría de la costa Más Allá, el conocimiento que nos transporta a través del océano de la existencia cíclica. Un ritual de meditación diaria, denominado el «gurú puja», nos transforma en el estado elevado de una encarnación de Vajradhara y Prajnaparamita. Este es un ejemplo del yoga de las deidades. Existe una cantidad de métodos tántricos más elevados y complicados que se basan en una deidad específica y sus huestes de sirvientes. Deidades tales como Hevajra, Chakrasambhara, Guhyasamaja y Kalachakra tienen sus propios mandalas y diferentes métodos de trabajo, e incluso descripciones, con los chakras y los canales sutiles. Las diferencias entre los diversos sistemas tántricos se deben probablemente a la distancia en el tiempo y el lugar que los separa. Así como los temas universales que se encuentran en la mitología mundial muestran las características individuales de las diferentes culturas, los elementos arquetípicos de los rituales tántricos aparecen como expresiones únicas en las diferentes sectas. Debido a la naturaleza mística y simbólica de estos sistemas, no es apropiado juzgar cuál de ellos es el más adecuado o incluso el más deseable. A menos que se estén dejando guiar por un maestro de un método en particular, lo mejor es abordar estos asuntos con la mente abierta. Por tanto, mi intención aquí ha sido presentarles los principios básicos y alentarlos a que permanezcan atentos a su propia intuición. Por ejemplo, mi propia experiencia con el despertar del Fuego Interior no se produjo según el «dogma» de las enseñanzas en las que fui iniciado. Los budistas sostienen que colocar la mente en las prácticas tántricas más elevadas del yoga de las deidades sin una preparación previa, es como arrojar una piedra al agua; no absorberá nada. Tradicionalmente, además de las meditaciones de Refugio Introspectivas, Vajrasattva y Chöd, un estudiante realiza también 100.000 postraciones Y ofrendas de mandala ante el gurúorigen de todas las cosas Vajradhara y el linaje completo de maestros budistas. Nunca es suficiente el énfasis en el valor de estas prácticas preliminares. Son la razón principal por las que el método tántrico es tan eficaz. Las prácticas tántricas más elevadas se dividen' en dos etapas: la etapa de generación, en la que imaginamos el movimiento del aliento vital a través de los canales, y nos imaginamos a nosotros mismos como la divinidad del mandala, y la etapa de conclusión, en la que el aliento vital, de hecho, entra y se disuelve en el canal central y nos convertimos en encarnaciones literales de la divinidad. Daniel Cozort detalla en su libro El yoga tantra más elevado la importancia del «orgullo divino» en la etapa de generación. Esta es una especie de autohipnosis en la que nos consideramos y actuamos como si fuéramos la divinidad de la meditación. Al cultivar esta auto-imagen divina no sólo durante la meditación, sino también durante las actividades de cada día, estamos protegidos de nuestra percepción normal del mundo. El «Yo» creado en este yoga de las deidades se basa en nuestra toma de conciencia del vacío y es un 140
antídoto poderoso contra las ilusiones normales del propio ego. Cuando el aliento vital entra al canal central, tanto la presión de la inhalación como la de la exhalación, como la cantidad de aire que corre por cada fosa nasal son iguales. En los niveles más avanzados de la práctica, la respiración se hace más lenta y eventualmente parecer cesar. Junto con el manejo del aliento vital, se nos instruye también a utilizar la unión sexual (tanto con un consorte real como con una visualización) para unir su dicha con nuestra contemplación del vacío. La unión de ambos produce las condiciones necesarias para que se realice la Mente Buda. El ejemplo de meditación que sigue es un compuesto de prácticas tántricas avanzadas, que incluyen un breve gurú puja o Vajradhara, las Cuatro Facultades Tántricas, una técnica de respiración denominada Respiración de Jarrón, la visualización del aliento vital y de los canales de energía sutiles, un trabajo con el Fuego Interior, y una forma abreviada del Tantra Shri Chakrasambhara. Entiéndase que estas prácticas diferentes no se combinan tradicionalmente de esta manera. Esta imitación simplemente ilustra los elementos complejos que se utilizan en los métodos tántricos avanzados.
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Tantra Shri Chakrasambhara
Figura 29 Las dos sectas más importantes del Budismo tibetano consideran a Vajradhara el Buda Supremo (Adibuddha). Es adorado como el Gurú-Origen de todas las cosas y la forma que adopta la Mente-Buda para transmitir las enseñanzas tántricas.
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Chakrasambhara es una manifestación iracunda de Vajradhara utilizada en un ritual de meditación para acceder a la iniciación en la Gran Dicha. «Sambhara» significa literalmente promesa o acumulación. El Mandala Chakrasambhara (que incluye alrededor de sesenta y dos divinidades) representa la Dicha Suprema. Debido a que el Tantra Shri Chakrasambhara tiene el poder para liberamos de la rueda de la existencia cíclica, éste se lleva a cabo en un crematorio, que simboliza el fin de la existencia mundana. Se estima que este Tantra pasó de Vajradhara al gurú celestial y a Bodhisattva Vajrapani, quien a su vez se lo pasó al santo budista hindú Saraha. Desde aquellos tiempos ha ido pasando de maestro en maestro, incluso algunos tan venerados como Tilopa y Naropa. En la vasta extensión del cielo hay un trono de oro sostenido por ocho leones (simbolizando la valentía y la conquista de todos los poderes nocivos). En el trono hay un loto blanco puro (no corrompido por el mal), en el que el sol y la luna, respectivamente, la dispersión de toda la oscuridad de la ignorancia espiritual y la emanación de la luz de la conciencia transcendente, descansan como almohadones. Vajradhara, sentado aquí en posición de loto, sostiene el cetro y la campana (sabiduría y compasión) en su mano izquierda y derecha, que están cruzadas frente a su corazón. Su cuerpo es del color azul del cielo de la medianoche y está adornado con joyas y seda celestiales. Resplandece con la luz del arco iris de cinco colores de los Budas Dhyani, que están en la Dicha (Ver fig. 29), que forma un halo a su alrededor. Agrupados debajo de Vajradhara, se encuentran todos los gurús que fueron discípulos del Gurú-Origen de todas las cosas. A la izquierda aparece el Buda Shakyamuni, en la forma en que aparece en la meditación de Refugio. Encima de Vajradhara se sienta Prajnaparamita (Ver fig. 30). Su cuerpo es del color del cielo en un día despejado. Sus manos se encuentran frente a su corazón, en el mudra de «la unión que eleva», significando la coronación o el matrimonio del arriba y el abajo. El tallo de un loto que ella lleva en su mano izquierda sostiene un libro sagrado que contiene las enseñanzas del Vacío. A la derecha de Vajradhara se encuentran los Bodhisattvas Tara (Ver fig. 31) y Avalokiteshvara, que representan la comunidad entera de los budistas practicantes. El linaje de los maestros iluminados es reconocido y se les pide su bendición y ayuda. Luego se disuelven en el Gurú-Origen de todas las cosas, Vajradhara, que los incorpora a todos. Luego Shakyamuni, Prajnaparamita, Avalokiteshvara y Tara se disuelven en Vajradhara. Puedes pedir con tus propias palabras al Gurú-Origen de todas las cosas que bendiga tu corriente mental para que pueda ser despojada de sus contaminaciones. Las oraciones tradicionales ayudan a desarrollar la Gran Compasión, la renuncia de corazón y la visión correcta del vacío. Finalmente, se solicitará permiso para practicar las dos etapas tántricas de generación y conclusión.
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Figura 30 Prajnaparamita es la deificación de la escritura budista del mismo nombre. Encarna al Sabiduría Transcendental y, por tanto, está considerada como la “Madre de todos los Budas”. Algunas sectas del budismo tibetano la identifican como la consorte del Vajradhara, el Buda Supremo.
Prajnaparamita
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Todas las figuras anteriores son representaciones de Prajnaparamita.
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Figura 31 Tara es una de las diosas más populares de Tibet; existen 21 expresiones diferentes de la misma. Cuenta la leyenda que Tara nació de una lágrima que cayó del ojo del Buda de la pasión (Avalokiteshvara) cuando miró a la humanidad y percibió su sufrimiento. Con la inocencia y pureza de una niña de 16 años, Tara prometió liberar a todos los seres sensibles. Su nombre tibetano, Dolma, significa liberadora.
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Figura 31 – A Otra representación de Tara.
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Figura 31 – B Tara como Diana.
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Figura 31 – C Tara Verde. Luego, Vajradhara les otorgará los cuatro poderes tántricos. Desde el OM blanco en su sexto chakra, la luz cae en la pequeña gota de luz en el canal central de sus propios sextos chakras. Se otorga la Iniciación de Jarrón, limpiando y corrigiendo los sutiles canales de energía en su cuerpo. Esto los faculta para efectuar las etapas evolutivas de las prácticas tántricas elevadas, y planta la semilla que luego se convertirá en el Cuerpo Emanación de un Buda (Nirmanakaya). Recibir este poder les lleva a reflexionar acerca de la importancia y el potencial creativo de sus cuerpos físicos. Una vez purificados, se convertirán en el vehículo de la Mente Buda. Luego, la luz roja del AH en su chakra laríngeo brilla y activa la gota de luz en sus propios chakras de la garganta (en el canal central). El aliento vital, que entre otras cosas produce el habla, se purifica con esto, es la Iniciación Secreta. Esto les permite utilizar correctamente el mantra para poder meditar sobre los sutiles sistemas de energía del cuerpo y planta la semilla para el desarrollo del Cuerpo Ilusorio de un Buda (Sambhogakaya). Este cuerpo es
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más perdurable que su forma temporal; sobrevivirá la muerte física. Esta facultad también modifica sus formas de comunicación, tanto internas como externas. Así como algunas personas hablan sin cesar de cosas en esencia banales, sus propias mentes hablan en forma continua. El uso del mantra supone una comunicación a otro nivel. Esto crea una afinidad con las verdades superiores y protege su mente de sus habituales divagues neuróticos. Una luz azul brilla entonces desde el HUM en el chakra del corazón de Vajradhara hacia sus propios chakras del corazón. La gota de luz en el canal central es activada a medida que recibe la Facultad de la Sabiduría. Esto les permite dedicarse a la práctica de la unión de la esencia no-dual, y planta la semilla para el Cuerpo de la Verdad de un Buda (el Dharmakaya). Normalmente, la gente crea conceptos e imágenes mentales para representar o catalogar los acontecimientos, y luego confunden estas etiquetas e imágenes con la realidad que representan. A través de esta facultad, la Mente Vajra interrumpe estas “visiones incorrectas” y la tendencia a crearlas. También se purifica así el aliento que corre por los canales sutiles, posibilitando la transformación de los deseos triviales en la Gran Dicha, y los convierte a ustedes en el receptáculo de esta dicha. La Facultad de la Palabra forma parte de las otras tres iniciaciones. Por tanto, visualizarán los rayos blancos, rojos y azules brillando en sus tres chakras superiores. Esto purifica la base subyacente a todos los obstáculos que nos impiden lograr la omnisciencia. Así, se transforman en el receptáculo de la Gran Perfección. Cuando esta iniciación es conducida por un lama, se les da permiso para practicar Mahamudra (que se discutirá en el próximo capítulo). Vajradhara es la encarnación de la unidad subyacente del Vacío del cual emanan las cinco Energías-Sabiduría. A través del yoga gurú unen su cuerpo, su voz y su mente a él para fundirse en su Ser. En este punto se visualizarán, transformándose en Vajradhara. A medida que su mente se concentra en un solo punto del Vacío, se disolverán en la Luz Clara. Cuando ya no puedan permanecer en este delicado equilibrio de irreflexión, su mente aparecerá en la forma de una media luna blanca con tintes colorados. Debajo de la misma, en el espacio, visualizarán un disco de sol en el centro de un loto de ocho pétalos. Hay otro círculo que lo rodea; tiene ocho pétalos de loto azules y es el Mandala de la Mente. Fuera de éste hay otro círculo con ocho pétalos de loto rojos, el Mandala del Habla. Alrededor de éste está el Mandala del Cuerpo, con ocho pétalos de loto blancos. Un gran templo cuadrado los envuelve (Ver fig. 32). Sus paredes están hechas de cinco materiales preciosos: al nivel del suelo, una sustancia negra semejante al ónix, encima de ésta conchas marinas blancas, luego oro, después rubíes y finalmente esmeraldas. Un techo de estilo chino descansa sobre ellos. Cada pared posee una entrada y un pequeño pórtico sostenido por columnas. Encima de estas columnas hay una cornisa de cuatro niveles: la puerta de color azul en el este, la de color verde en el norte, la de color rojo en el oeste y la de color amarillo en el sur. Rodeando el templo hay una pared de llamas, el fuego abrasador de la Sabiduría Transcendental.
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Figura 33 Este es el mandala que se visualiza en el Tantra Chakrasamvara, uno de las prácticas tántricas más esotéricas y avanzadas. Muestra el loto central de ocho pétalos, las cuatro dakinis en sus puntos cardinales y los principales devatas dentro de éste. Chakrasamvara y Vajra Yoguini. Afuera de estos se encuentran los tres mandalas de la mente, el habla y el cuerpo. Un templo ubicado entre los ocho crematorios los encierra.
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Detrás de esta pared irradian ocho grandes crematorios. Cada uno de ellos tiene un gran árbol, un río, un fuego y una stupa: una gran nube flota encima de cada crematorio. Este enorme cementerio se encuentra en la cima del Monte Meru, el lugar más alto que se pueda imaginar en el mundo. Los siguientes devatas habitan en los ocho cementerios: el Indra amarillo, sobre su elefante llevando un rayo; el Yaksha amarillo, en su caballo sosteniendo una maza; el Varuna blanco en Makara, con su nariz; el Yama azul, en un búfalo sosteniendo una lanza; el Agni rojo, con cuatro brazos, montado en una cabra; el Rakshasa negro montado en un cuerpo resucitado, sosteniendo una espada y un cráneo; el Marut verde montado en un ciervo, con un estandarte, y el Yang-Dan blanco en un toro, con un rayo de tres puntas. Todos estos devatas están acompañados por sus consortes y miran fijamente hada donde están ustedes, manifestándose ahora como el principal Devata en el centro de los círculos concéntricos del mandala cuádruple. Como Ghakrasambhara (ver fig. 33), yisualizarán su cuerpo en un celeste intenso traslúcido, con manchas de cenizas de los crematorios. Tendrán una cara y dos brazos cruzados delante de su corazón, abrazando a su consorte, Vajra Yogini. (Chakrasambhara aparece también con dieciséis brazos y cuatro caras). En sus manos sostienen un cetro vajra y una campana. Tienen el pelo atado en un nudo encima de la cabeza para demostrar que han logrado la medida más grande de virtudes. El pelo está adornado con una gema que otorga todos los deseos a aquellos que oran a ustedes. En el lado izquierdo del nudo descansa una media luna; significa que han adquirido el nivel de conciencia más elevado. Encima del nudo hay un cetro vajra multicolor de cuatro puntas, que demuestra, que sus actos son útiles para todos los seres. También llevan una corona de cinco cráneos secos porque han perfeccionado las cinco sabidurías de los Budas Dhyani. Un collar de cincuenta cabezas recién cortadas representa las letras del alfabeto sagrado. Para demostrar que la diosa demoníaca del deseo ha sido vencida, fruncen el entrecejo y muestran sus colmillos. También usan una piel de tigre holgada para demostrar su indiferencia heroica hacia la creencia en la realidad de la materia y la mente. Son serios, enérgicos, austeros e imponentes, y, sin embargo, se compadecen y están siempre dispuestos a salvar las almas errantes arrebatadas por la pasión y los pensamientos descarnados. Para demostrar que todavía existen en el mundo de los seres sensibles, pisan con su pierna derecha extendida el cuerpo demacrado y rojo de la diosa del tiempo. Están parados con su pierna izquierda flexionada sobre una figura negra, para recordar a todos los seres que eviten las doctrinas extremistas, como la que sostiene que el Nirvana es la única realidad. Su cuerpo es viril y agraciado cuando abrazan a Vajra Yogini. Ella es roja, el color de la pasión y del amor intenso, porque ella ama a todos los seres. Se aferra a ustedes fervientemente, y, sin embargo, es tan sensible al menor movimiento, que apenas notan su contacto. Tiene dos brazos; el izquierdo los abraza y sostiene un casquete lleno de sangre de ella. De esta manera, ella confiere su esencia, la Dicha Suprema. Su mano derecha sostiene el cuchillo vajra con el que extirpa todo pensamiento digresivo y todo deseo oscuro. Para demostrar que ha desatado el nudo que mantiene unidas todas las cosas a
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medida que aparecen, su pelo es largo y lo lleva suelto. Está desnuda, demostrando que está verdaderamente libre de deseos encubiertos y conceptos erróneos. Tiene tres ojos; está coronada con cinco cráneos secos y lleva cinco ornamentos óseos. Sus piernas están enlazadas alrededor de vuestros muslos. La unión sexual con ustedes los hace inseparables de la unicidad de la Sabiduría y la Dicha Suprema. Sobre los cuatro pétalos de loto de las cuatro direcciones cardinales del mandala interior más cercano a ustedes están parados cuatro jóvenes Dakinis desnudas, con el pelo largo revuelto y las piernas derechas estiradas. Cada una tiene una cara, tres ojos, coronas de cinco cráneos secos, collares de cincuenta cabezas secas y colmillos que sobresalen entre sonrisas sensuales. En sus dos manos derechas sostienen un cuchillo curvo y un pequeño tambor doble. En sus manos izquierdas sostienen un casquete y un báculo. Cada Dakini tiene un OM blanco sobre su disco lunar en su ceja, un AH rojo sobre un loto en su garganta y un HUM azul sobre un disco solar en su corazón. La Dakini negra se encuentra sobre el pétalo oriental, la Dakini verde está parada en el pétalo boreal; la Dakini roja, en el pétalo occidental, y en el pétalo austral se encuentra la Dakini amarilla. Sobre los pétalos de los cuatro puntos cardinales intervinientes hay cuatro urnas hechas de metales preciosos. Estas están llenas de las aguas de la sabiduría. Por encima de ellas hay cráneos llenos con los cinco néctares, formando así el Chakra (rueda) de la Gran Dicha. Detrás se encuentran los tres mandalas de la mente, el habla y el cuerpo. Sobre cada uno de los ocho pétalos de loto en todos los mandalas se abrazan dioses y diosas. Los dioses tienen cuatro brazos. Dos de sus manos sostienen un cetro vajra y una campana, cruzados detrás de las espaldas de sus consortes, a las que están abrazando. La otra mano derecha sostiene un tambor y la mano izquierda un báculo. Las diosas se asemejan todas a Vajra Yogini en sus adornos y postura. Todos estos dioses y diosas están henchidos de Gran Dicha. Los tres mandalas exteriores representan los tres cuerpos de la Mente Buda. El mandala blanco, el más alejado, es el Cuerpo de la Manifestación. El mandala rojo del habla es el Cuerpo de la Emanación. y el mandala azul de la mente, el más cercano, es el Cuerpo de la Verdad. Todas las parejas divinas que habitan estos mandalas representan las cosas que ocurren en el Camino hacia la Liberación, tales como impulsos serviciales y los estados a los que se llega por medio de éstos. Habiendo creado una imagen vívida de los tres mandalas y de las divinidades que habitan en ellos, repetirán el mantra OM AH HUM. A medida que recitan cada sílaba, se activan las parejas de su mandala respectivo. Cuando entonan OM, concéntrense en el mandala exterior del cuerpo. Cuando entonen AH, concéntrense en el mandala rojo del habla. Cuando entonen HUM, tomen conciencia del mandala azul de la mente.
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Figura 33 Chakrasamvara y Vajra Yogini. Chakrasamvara es una manifestación iracunda del Adibuddha. Vajradhara, utilizada en un modo tántrico avanzado. Su consorte, Vajra Yogini, es una de las diosas principales del Tantra tibetano. Asociada con el vacío que es la matriz de la que emerge la creación, es considerada la “Madre de la Creación”.
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Repitan este procedimiento tres veces. Al final de cada repetición, concéntrense en las cuatro dakinis del mandala central y en el abrazo de su consorte. La dicha que generan las parejas de los mandalas exteriores caerá sobre ustedes y su consorte. Esto provoca el calentamiento del «a» rojo en su primer chakra, haciéndolo zumbar. Su calor sube para derretir el punto de luz en el Thig-Le, en la cabeza. Luego, éste comienza a tararear y a gotear néctar. El néctar blanco que cae se mezcla con el calor rojo ascendente del chakra del corazón. En Tantra se considera que la dicha se genera en el extremo inferior del canal central durante el acto sexual al generarse allí la letra «a». A medida que el calor asciende por el canal central, derrite el HAM invertido en el centro de la cabeza. Su néctar cae, produciendo sensaciones sexuales placenteras. El canal central, que corre a través de todos los «chakra-ruedas» como un eje, azul transparente (algunas fuentes lo describen con un tinte rojo) y del tamaño de su dedo meñique, es visualizado vívidamente. En el extremo inferior (el primer chakra) se visualiza la sílaba «a», delgada como un cabello, de una pulgada de alto, y roja como un filamento incandescente. Esta «a» está misteriosamente plena de energía vital y suena como cuando el viento hace vibrar una cuerda tirante. En el extremo opuesto del canal central se encuentra el sexto chakra; se visualiza la sílaba simiente HAM (Ver fig. 26), blanca como la luna y llena del néctar del Bodhicitta. Produce un zumbido similar al de un enjambre de abejas. Para aumentar el calor de la «a», se utiliza una técnica de respiración llamada Respiración de Jarrón. Durante la inhalación, uno visualiza el aire entrando por las fosas nasales y llenando los canales derecho e izquierdo como si fuesen globos. Una vez completa la inhalación, se expande el abdomen (haciendo que el cuerpo se asemeje a un jarrón) mientras que se traga el aire y se lo lleva hacia abajo. Esto empuja el aire fuera de los dos canales hacia el extremo inferior del canal central. Luego, se contrae el esfínter para atrapar el aire en el canal central y llevarlo hacia arriba. Esta postura debe mantenerse tanto como sean capaces de aguantar la respiración con comodidad, mientras imaginan el «a» brillando, cada vez más incandescente, y vibrando. Durante la exhalación, las lenguas ardientes de las llamas del fuego ascienden y derriten el Thig-Le (el punto blanco como la nieve debajo de la sílaba-simiente invertida HAM). Esto hace que el néctar generador de la dicha gotee en el líquido ascendente en el canal central. A medida que este elixir llega al nivel de cada chakra, disuelve los obstáculos que yacen allí y fluye hacia los pasajes de energía sutil que irradian de él. Se experimentan así varias clases de dicha. Acumulando y disolviendo el aliento vital de cada chakra se estimula la muerte. En el momento de la muerte, los nudos psíquicos de cada chakra se relajan y el aliento vital entra espontáneamente al canal central. Esto provoca la aparición de la Luz Clara del Vacío. Durante la meditación somos capaces de
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concentramos en ella y no nos atraen las alucinaciones kármicas del segundo estado Bardo. Por tanto, podemos lograr un cuerpo sutil compuesto por el aliento vital y la mente de la divinidad sobre la que meditamos. Esto nos conduce a nuestra eventual manifestación como Budas, en lugar de encarnamos una y otra vez en la existencia kármica del mundo fenoménico. Tomarán conciencia entonces de todos los contenidos del Mandala, y meditarán sobre sí mismos como el Vacío que todo lo contiene. La unicidad esencial que se difunde por ese microcosmos es su verdadera naturaleza. Mientras reflexionan, repetirán estos mantras: OM SHUNYATA JNANA VAJRA SVABHAVA ATMA KOHAM (Yo soy el Vacío y la Sabiduría Vajra.) OM VAJRA SHUDDHA SARVA DHARMA VAJRA SHUDDHOHAM (Yo soy el Vacío puro, que es la verdadera naturaleza de todas las cosas.) Para completar la meditación, imaginen un loto blanco de ocho pétalos en su tercer chakra. En el centro de este loto, sentado sobre un disco lunar, se encuentra Vajrasattva y su consorte, la Dignidad Vajra. Están en la misma postura en la que meditaron en el chakra del corazón, en el capítulo cinco. Rayos de luz azul eléctrico irradian del HUM azul hacia todas direcciones por todos los mandalas. Al igual que el campo magnético de un imán que atrae limaduras de hierro, estos rayos azules atraen todos los contenidos de su visualización y los conducen nuevamente hacia ustedes. Luego, sus cuerpos absorben a su cuerpo Y ustedes se funden en el HUM azul en su corazón. El pequeño punto de luz (bindu) absorbe luego la sílaba HUM debajo del mismo. Finalmente, el punto de luz desaparece en el Vacío, como la sal en el agua. Cuando salen de la meditación para realizar las tareas de todos los días se imaginarán que son Chakrasambhara o Vajra Yogini. Cada vez que coman, se estarán haciendo ofrendas a sí mismos como una divinidad. Cuando vayan al baño, estarán expulsando las confusiones del mundo de los seres sensibles, gracias a su poder divino. Cuando abran una puerta, estarán despejando el camino hacia la liberación para todos los seres sensibles. De esta manera pensarán y actuarán como si realmente fuesen el Devata en todo momento.
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CAPITULO OCTAVO LA COSTA MÁS ALLÁ
El chakra de la coronilla se denomina Sahasrara en sánscrito. Es el loto de los mil pétalos; éstos cuelgan hacia abajo para cubrir el Portal del Ser -la fontanela anterior- (el punto blando en la cabeza del bebé). Este comienza a endurecerse alrededor de los seis meses de edad, cortando – supuestamente nuestra conexión con el mundo espiritual. Los antiguos yoguis desarrollaron prácticas para reabrirlo. Se cree que si en el momento de morir podemos abandonar el cuerpo conscientemente, atravesando este Portal del Ser con el impulso de nuestro último aliento, lograremos la liberación del ciclo involuntario de muerte y renacimiento. Sobre los pétalos del loto están las cincuenta letras del alfabeto sánscrito (que se repiten veinte veces para sumar mil). Estas letras se disponen alrededor del Sahasrara de izquierda a derecha, y se originan de las líneas del Triángulo Supremo (Kamakala) el origen de t6do sonido en el centro de este Loto Supremo. El triángulo forma el cuerpo simbólico del «sonido»primordial no-manifiesto, del cual se deriva todo el universo. Se cree que los rayos como de luna que irradian de este loto luminoso son el néctar de la inmortalidad (Ver fig. 34). El símbolo del chakra de la coronilla en el Tantra budista es una gota de luz de un azul resplandeciente (Thig-Le), que representa el elemento éter. La propiedad espacial de la conciencia prístina, aquí en el piso más alto del templo sagrado, está presidida por Vairocana, el Buda Primordial que representa la Sabiduría de la Ley Universal. Las pasiones que lo confunden son el engaño y la ignorancia (Ver fig. 35). Desde nuestra perspectiva psicológica, en general, encontramos en este chakra las ideas que atañen a «Dios», el mundo espiritual y nuestra relación con ellos. Estos conceptos pueden originarse en vidas anteriores, o bien en el adoctrinamiento religioso en la vida actual. Ellos nos vuelven ciegos a la conciencia intuitiva del chakra de la coronilla. Estas creencias sagradas -con frecuencia vigiladas celosamente por el ego- son difíciles de cuestionar. No obstante, hacerlo es en verdad sumamente importante, si es que vamos a desentrañar el misterio y la verdadera naturaleza del sí-mismo. Al chakra de la coronilla también le atañe nuestro nivel de conciencia en el alma. Está asociado a la facultad de los médium y nos da acceso a los reinos más sublimes de las dimensiones interiores y los seres espirituales que los habitan. La forma manifiesta del universo (que incluye todos los planos) es análoga al cuerpo del planeta. Así como existen diferentes especies animales y vegetales en distintas condiciones climáticas y geográficas, existe también una diversidad 158
de seres «no humanos» en otras dimensiones. El reino de los Deva, por ejemplo, incluye un conjunto de espíritus de la naturaleza que trabajan conjuntamente con los reinos mineral y vegetal. Hoy en día, quizá el ejemplo más conocido de este trabajo con los espíritus de la naturaleza sea el desarrollo de los increíbles jardines de la comunidad Findhorn, en Escocia. De hecho, en las culturas antiguas se utilizaban rituales como una forma de comunicarse y trabajar con los espíritus de la naturaleza.
Figura 34 Sahasrara, el chakra de la coronilla, el loto de los mil pétalos, más blanco que la luna llena y matizado con los colores del sol matinal. Sus rayos son el néctar de la inmortalidad y sobre sus pétalos están las 50 letras del alfabeto sánscrito (que se repiten 20 veces para sumar mil). En el centro de este loto está el triángulo supremo, Kamakala, el «sonido» primordial de la creación nomanifiesto. Los textos hindúes varían considerablemente al describir el simbolismo complejo relacionable con este chakra sublime. Sus secretos deben aprenderse en la meditación.
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Los elementos frecuentemente asociados a las fuerzas del viento, el agua, el fuego y la tierra en distintos sistemas primitivos y shamanicos están muy relacionados con los espíritus de la naturaleza. Los libros de Carlos Castaneda, por ejemplo, están repletos de relatos acerca de sus enfrentamientos con estos «aliados» durante su aprendizaje con el mago Yaqui Don Juan. Estos elementos no son extraños al Tantra tibetano. Por ejemplo, el ritual Chöd, practicado en el capítulo sexto, fue originalmente una manera de comunicarse y reclutar la ayuda de estas extrañas criaturas desencarnadas que habitan los reinos inferiores del plano astral. Antes de continuar con el estudio de los seres que existen en los niveles más espirituales de los planos inferiores, deseo aclarar un punto de relativa importancia. Hasta aquí he presentado en el texto el punto de vista budista de que todos los fenómenos son ilusorios y dependen de las percepciones subjetivas (que, obviamente, encaja muy bien con la teoría jungiana de los arquetipos y cómo éstos se proyectan en la experiencia exterior). Más adelante, en este capítulo, modificaré estas posiciones. Por ahora, les diré que estos seres «no físicos» no son menos reales que nosotros. También ellos tienen una realidad objetiva temporalmente condicionada. Cada alma tiene al menos un tutor espiritual, llamado comúnmente Guía del Espíritu. La mayoría de la gente tiene varios de estos maestros y recibimos nuevos maestros a medida que evolucionamos. Aunque los Guías del Espíritu pueden hacerle sugerencias al alma, ella tiene la libertad de elección y la responsabilidad de seguir la guía que se le ofrece. Como por lo general, el propio ego está tan divorciado de nuestra conciencia del alma, los Guías del Espíritu tienen más influencia en el período entre una vida y la otra, cuando se nos concede tiempo para contemplar las lecciones pasadas y hacer planes 160
para la próxima vida. En estos momentos, los guías trabajan en estrecha relación con nosotros. De mi experiencia con regresiones a vidas anteriores o períodos intermedios, las personas que se identifican esencialmente con el propio ego pueden llegar a no darse cuenta de que están muertas, y así, dormitan en estado de alucinación onírica durante el período post-mortem. Para estas personas, las leyes del karma funcionan en forma automática y son arrastrados al renacimiento sin tener demasiada conciencia del proceso. Sus guías aparecen como en sueños; cualquier consejo que se brinde puede ser o no escuchado.
Figura 35 Vairocana es el Buda Dhyani, que es el señor del chakra de la coronilla. Personifica a la Sabiduría Dharmadhatu. Su color es el azul y su elemento el éter. Exhibe el Mudra Dharmachakra, o enseñanza.
Podemos aprender de nuestros guías sólo si estamos despiertos en el nivel del alma, tanto después de la muerte como durante la encarnación. Estos guías también pueden ser responsables de algunos destellos de intuición y hechos auspiciosos en nuestras vidas. Meditar regularmente y prestar atención a los sueños incrementará la receptividad a esta guía interior, que es muy sutil y que con frecuencia nos aconseja de manera opuesta a los deseos y demandas del ego. 161
Buda Vairocana
En resumen, el nivel de conciencia del chakra de la coronilla es el punto central en el que se origina la tela de araña de nuestra identidad individual. Por tanto, es el lugar donde vuelve a recogerse, desenredando la red de imágenes que componen nuestra noción del sí-mismo. La conciencia -más allá de la forma, más allá del pensamiento, más allá de los conceptos del ser y el no ser- se sumerge en el mar impenetrable de la Luz Clara del Vacío a través del Portal del Ser, en el chakra de la coronilla. A 162
medida que integramos esta experiencia sublime, comenzamos a identificarnos con la totalidad-que-vive-a-través-de-sus-múltiples-partes; el cuerpo-mente individual se convierte en un holograma consciente del universo. No se puede hacer nada más que «Ser», dejando que el flujo de la creación circule sin obstáculos. Llegado este punto, el «complejo alma» se vuelve inmortal, en el sentido de que participa de su Naturaleza Absoluta. Al convertirse en una expresión paradójicamente individual de Todo-Lo-Que-Es, entramos en una vida de servicio y cooperación con las fuerzas cósmicas y con los seres que las dirigen.
El Alma y su Viaje Nuestras almas son meros parpadeos de partículas de ondas subatómicas en la matriz cósmica. Sin embargo, desde nuestra perspectiva terrenal, este parpadeo parece eterno. De hecho, es muy común la creencia de que el alma es inmortal, inmutable y perfecta. Hemos proyectado sobre el concepto del alma algunos de los atributos de nuestro cuerpo más sublime, el cuerpo Dicha o Búdico. Pero ni siquiera este cuerpo es una entidad o cosa; es un estado de «Ser-Conciencia-Dicha». Como tal, es inseparable de aquello que es eterno e inmutable. Pero la parte nuestra que actúa en los reinos de los fenómenos, esa parte que sobrevive a la muerte y transmigra (el alma), no es ni inmortal ni inmutable. Los Budistas la ven simplemente como un cuerpo de tendencias mentales. Nace, evoluciona y eventualmente sufre una especie de experiencia «cósmica» de renacimiento. Algunas almas comienzan su crecimiento y aprendizaje mucho antes de llegar a la tierra. Vienen aquí por muchas razones. Para poder encarnarse en el mundo físico, el alma adopta los cuerpos necesarios: el mental, el emocional, el etéreo y el corporal. Estos constituyen sus vehículos durante su permanencia aquí. En el momento de la muerte, estos cuerpos se desintegran en forma gradual a medida que el alma se revierte hacia sí misma. El alma crece en conciencia a través de las experiencias de todas sus vidas. Estas aventuras acumuladas en el plano terrenal no sólo le permiten crecer en comprensión, sino que juegan un papel importante en la determinación de las circunstancias de vidas futuras. Si el séptimo chakra está cerrado, la sabiduría acumulada del alma y su propósito permanecen inconscientes para la personalidad encarnada. Por otro lado, un séptimo chakra abierto se convierte en un canal de comunicación entre el alma y la personalidad. Así, se vuelven evidentes tanto las otras vidas como una amplia perspectiva sobre los diversos elementos que definen nuestra individualidad. Cuando el nivel de conciencia del alma comienza a despertar en el cuerpo-mente, es posible reconocer fácilmente a aquellas personas de vidas anteriores y es probable que podamos atravesar más rápidamente cualquier tipo de karma que tengamos con ellas. El alma puede ser asimilada al sol, y sus diversas reencarnaciones considerarse como planetas. Cada personalidad, desde su coordenada de espacio-tiempo, ve las otras vidas, ya sea como delante o detrás de ella en sus 163
órbitas. Sin embargo, en un determinado nivel de desarrollo, el alma puede experimentar esta cantidad de vidas, desde su perspectiva central o desde otra dimensión, como si ocurriesen en forma simultánea. Durante las etapas finales del viaje del alma en el plano terrenal, se enfoca con mayor claridad el equilibrio de los factores psíquicos que abarcan todas sus vidas. Pueden visualizarse como un mandala, en el que el color y el significado de todos los detalles del diseño se interrelacionan para crear una composición de conjunto. Las almas están condicionadas por sus conceptos de la realidad, pero eventualmente necesitarán abandonar este apego a los dramas y conceptos que han compuesto sus visiones del mundo. A través de miles de reencarnaciones, las almas descubren cada vez más cosas sobre su sabiduría innata. Gradualmente, luego de numerosos experimentos -y con la tutela benévola de los Guías del Espíritu-, revelan su verdadera naturaleza «SerConciencia-Dicha». Quisiera compartir con ustedes el siguiente extracto de una lectura psíquica que -aunque es un tanto extensa- constituye una excelente ilustración de algunas de las pruebas que debe pasar un alma en busca de su naturaleza espiritual. Veo que tu deseo de desarrollarte espiritualmente es muy puro y sincero. Previamente has alcanzado aspectos más elevados de la conciencia, convirtiéndote en un ermitaño y dirigiendo tu atención totalmente hacia tu interior. Te es muy difícil existir en forma física. Eres muy sensitivo y las condiciones de este mundo te parecen repulsivas. Sientes que debes estar separado del mundo para ser espiritual. Es esto lo que ahora te está frenando para impartir tu enseñanza. Necesitas comprender que puedes ser tan espiritual en el mundo como apartado de él. Observemos ahora algunas de tus vidas anteriores, para que comprendas mejor cómo se han desarrollado estos temas. La primera que veo es una vida como santón hindú. En realidad, estoy recibiendo dos fechas, una en el siglo IX y la otra en el siglo XI. Aparentemente, repetiste el mismo patrón dos veces seguidas. Observando tu vida en el siglo noveno, te veo como un hijo en una familia de diez niños. Tus padres son comerciantes en bastante buena posición. A medida que creces, escuchas historias y leyendas sobre santones. Te sientes cautivado y emocionado por estas historias de hombres que viven en las montañas, que doman tigres y hacen otras cosas milagrosas. De niño, sueñas con frecuencia con llegar a ser algún día uno de esos santones en las montañas... Te veo ahora a los veinte años, trabajando en el negocio de tu padre y sintiéndote atrapado. El mundo material te parece trivial y te aburres de él. Aún guardas esta imagen infantil del santón y llevas contigo el sueño de la trascendencia y la liberación. No sabes de qué se trata todo esto, pero es algo mágico, que te quema por dentro. Te veo renunciar a tu familia y convertirte en un buscador espiritual errante. Durante los primeros años, este estilo de vida te resulta bastante difícil porque estás acostumbrado a tener comodidades. Por poco mueres de hambre y te cansas de viajar y caminar. Vas de ashram en ashram probando diferentes maestros. Esta experiencia te desilusiona mucho, ya que no satisface tu fantasía interior. Continúas buscándola, y nunca estás 164
satisfecho. Veo que esta búsqueda continúa por diez años. Tienes un deseo intenso de saber qué es la trascendencia. Finalmente te retiras tú solo a las montañas y te conviertes en un ermitaño. Durante este período llegas a un punto crítico de desilusión extrema; sin embargo, no tienes a qué volver. Hay una verdadera muerte del ego en ello -un renunciamiento total-. Te veo otros dos o tres años viviendo así en las montañas. En lo único que puedes pensar es en alcanzar este estado de conciencia, que sientes inherente dentro de ti. Recoges plantas silvestres y comes una comida frugal al día. Pasas la mayor parte del tiempo meditando y deseando fervientemente lograr la liberación. Tienes alrededor de 43 ó 44 años cuando comienzas a tener experiencias de estados de conciencia místicos. Durante los siguientes diez años continúas adentrándote más y más en esta experiencia. Hacia el final de esta época, te veo con barba blanca y cabellos largos. Jamás regresas a la civilización. Mueres en las montañas. Aunque has alcanzado niveles elevados de conciencia, aún hay una parte de ti que no está satisfecha. Tus preconceptos te llevan a creer que no has alcanzado el estado fundamental. Abandonas esta vida del siglo IX con trazas de insatisfacción. Te reencarnas, aún empeñado en tu búsqueda de la liberación. Esta vez eliges una familia humilde, para que la riqueza o las comodidades de la vida no te desvíen de tu camino. Te veo de niño abandonando a tu familia e ingresando a un templo. Ruegas ser aceptado en la vida monástica. La cantidad de rituales que debes llevar a cabo te desalienta; no obstante, permaneces en el templo y avanzas espiritualmente con bastante rapidez. Ahora te veo de joven en el papel de un alto oficial del templo. Sin embargo, aún persiste ese saber que te quema por dentro; de alguna manera sabes que esto no es lo que buscas. Te sientes culpable por engañar a la gente que llega al templo pidiendo guía religiosa. Alrededor de los 30 años dejas el templo y renuncias a tu posición para convertirte nuevamente en buscador errante. Encuentras un maestro que vive en una pequeña aldea en las montañas. Reconoces en él a un Ser Iluminado. Te sientes muy agradecido porque crees haber encontrado lo que tanto has estado buscando. Veo que permaneces allí por muchos años, eventualmente despertando a Kundalini. Durante este período recibes todo lo que te es posible de este maestro y te alejas cuando tienes alrededor de 45 años. A medida que te alejas, tienes la imagen de subir a los Himalayas. Esta metáfora de subir a las montañas representa la búsqueda de estados de conciencia más puros y elevados. Te conviertes en ermitaño una vez más. Y, sin embargo, aún buscas algo más. Tienes una imagen, una noción, una sensación implícita de que hay algo más, una sensación de que hay algo que no comprendes en absoluto. Así, mueres en esta vida en la misma actitud de búsqueda. A causa de tus preconceptos sobre la espiritualidad en la tradición yóguica, eres sordo a la ayuda de tus guías en los planos interiores. Tu alma está fijada en los conceptos de liberación y Brahma (el concepto hindú de la Realidad Absoluta). Es como una persona que crece dentro de la tradición cristiana y espera ser
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llevado al cielo por un gran hombre que sale de las nubes. Has muerto con la noción de alcanzar el Nirvana y no tener que regresar a la tierra. Estás tan empeñado en ello, que pasa un tiempo largo hasta que te vuelves a reencarnar. Simplemente, no quieres escuchar a tus guías. El solo pensar en el regreso a la Tierra te resulta repulsivo. Sin embargo, finalmente te convences de que es necesario regresar y te reencarnas en el mundo occidental, en un intento por ampliar tu perspectiva de la vida -pero obviamente, no pasa mucho tiempo antes de que ingreses en un monasterio-. Te veo como un monje cristiano en Alemania. Tienes muchas dificultades para relacionar tus anhelos espirituales a los conceptos de la tradición cristiana. Transfieres el concepto de alcanzar Brahma al concepto cristiano de Dios. Esto se convierte en un anhelo ferviente y en plegarias a Dios para que te salve. En esta vida eres un monje de clausura, vives una existencia completamente alienada. Casi nunca te relacionas con los otros monjes y te abstienes de todo servicio que se relacione con el público. Pasas la mayor parte del tiempo contigo mismo, meditando y copiando las escrituras. Te asombra el nivel de sabiduría de tus hermanos monjes y su enfoque de Dios. Por otro lado, no sabes cómo comunicarles tus experiencias, Te veo meditando en el centro de energías increíbles. Las energías de Kundalini que habías despertado en tu vida anterior surgen nuevamente dentro de ti. Sin embargo, en la tradición cristiana no hay muchas maneras de comprender lo que está pasando en tu interior. Te conviertes en un devoto de la Virgen María. Le ofreces plegarias como la Madre Divina y te vuelves a ella para ser redimido. Esta vez tu alma está un poco más satisfecha luego de tu muerte y recibes una importante lección de algunos de tus guías acerca de los beneficios de trabajar y servir a la humanidad. Ellos te dicen que allí encontrarás el significado más profundo que satisfará tus anhelos. Te convencen de que sería una buena idea intentar esta vía. Te veo como un niño pequeño, el mayor de la familia. Esto sucede poco después de la primera mitad del siglo XV. Tu padre es impresor. Tienes una vida familiar normal, bien adaptada. Siento una atmósfera bávara; hay una cualidad exuberante en tus padres. De muchacho, pasas bastante tiempo entre el material impreso y trabajas en la imprenta de tu padre. En aquella época lo que se imprimía era material religioso y tú desarrollas una fiebre abrasadora por la lectura. Cuando creces, continúas trabajando con tu padre, aunque también te veo yendo a los monasterios. Te interesa recolectar más materiales, para imprimirlos y así divulgar la palabra de las escrituras. En esta vida te casas. Es difícil para ti intimar con otra persona. Veo que tu esposa es muy sensitiva, sumisa, dulce y depende mucho de ti. Sientes la presión de tener que hacerte cargo de ella. También tienes un hijo, un varón. Luego de algunos años te haces cargo del negocio de tu padre. Así que, allí estás, el responsable hombre de negocios, con familia. Esto representa para ti una carga enorme. Es demasiada presión y muy pronto disminuye tu ardiente deseo de imprimir libros religiosos y hacerlos accesibles al público. Comprendes que no estás cumpliendo tu intención de inspirar a las masas. La gente aún persiste en beber y continúa viviendo de la misma manera. Entonces, te desilusionas. Pasa el tiempo y tienes otro hijo. Te sientes cada vez más atrapado. No tienes salida, no te puedes deshacer del negocio. En 166
realidad, no puedes ganarte la vida de otra manera y sientes obligaciones para con tu familia. Vives el resto de esta existencia sintiéndote infeliz y mueres relativamente joven. A estas alturas, tu alma está inmersa en la desilusión. Una vez más, no estás disponible para que tus guías te aconsejen y eres enviado inmediatamente de regreso al mundo envuelto en tus frustraciones. Llegas a Italia en tiempos de mucha inestabilidad política, una época en la que hubo una reforma en la Iglesia y todos los manuales están, siendo quemados. Te veo involucrado en el asunto. Quieres reformar el mundo y purgarlo de todo. Por lo tanto, ésta fue una manifestación de parte de tu frustración y desilusión y la vehemente necesidad de buscar la pureza espiritual. Este fanatismo te consume totalmente. Luego de morir en esta vida eres como un lunático religioso. Esta vez hay ira, una ira justa. Te veo teniendo una serie de enfrentamientos bastante serios con varios de tus guías. Ellos realmente te desafían y atraviesan tu ira, intentando mantenerte en contacto con la esencia dócil de tu naturaleza espiritual. Dejas de lado por un tiempo el karma de aquella vida, y eres guiado a entrar a la vida en un cuerpo femenino. Se supone que en esta vida desarrollas tus propios aspectos femeninos, pero tú proyectas tu frustración y desencanto en tu papel de mujer. Así, consigues alienarte una vez más. Más adelante, en tu vida actual, cuando comiences a actuar como maestro, encontrarás algunas de las mismas personas con las que te relacionaste en la Contra- Reforma. La naturaleza del karma es que tendrás que aprender a comunicarte, a cómo ser con ellos, de manera que los ayudes en lugar de alienarlos y condenarlos. El cuerpo-mente es el vehículo, en tanto el alma es el conductor. El alma aunque confusamente en un principio- funciona a través del propio ego a lo largo de muchas vidas, a medida que crece en conciencia de sí y de las dimensiones transpersonales del cosmos. El alma vive todos los temas arquetípicos asociados a los chakras. La colección completa de estos patrones de desarrollo puede considerarse el laberinto en el que el alma -eventualmentepenetra los misterios de su Ser, para recibir la iniciación final. Hasta ahora hemos asociado el asiento de la identidad individual con el propio ego. A estas alturas, resulta evidente que la sensación fundamental de separación proviene del nivel del alma. Este «yo» se proyecta al cuerpo-mente desde el alma que vive dentro de él, en las diversas reencarnaciones. Es sólo durante los momentos finales del alma que este «yo» se vuelve cada vez más transparente.
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El Arquetipo del Self
En Aion, Jung identifica al Self como una «Imagen de Dios». Al menos, no se puede distinguir de la imagen de dios que éste modifica. Las tendencias politeístas de las culturas antiguas demuestran la riqueza de los niveles arquetípicos de la psique; no obstante, como señala Jung, el monoteísmo revela al Self. Jung también llamó a la imagen de Dios -proyectada desde las profundidades espirituales del alma- la función trascendente, porque su poder nos puede movilizar más allá del dualismo de nuestro «ser- Yo». Del Self emergen símbolos transformadores, que nos inspiran a buscar nuestra integridad. Como un río, nos impulsa a regresar a nuestra fuente. Es como si la vida misma evolucionara a través nuestro, arrojándose siempre hacia adelante para fusionarse en el Océano Infinito del Ser-Conciencia. El final de nuestro viaje está cercano. ¿Cuál es la naturaleza de la transformación que nos espera? Para poner en su debida perspectiva la respuesta a esta pregunta, resumamos los procesos jungianos de individuación, refiriéndonos al simbolismo religioso de nuestra cultura de origen y el símbolo de Cristo. Nuevamente en Aion, Jung habla de Cristo como nuestro héroe cultural; es él quien -más allá de la realidad histórica- habita en el centro del mandala cristiano como el ejemplo del Self. Se sabe que Jesús nació en un aura de signos auspiciosos divinos, y en hebreo su nombre significa «Mesías» o salvador. De acuerdo a la tradición hebrea, estaba escrito que un salvador nacería en el linaje familiar de David, para ser Rey de los Judíos. A lo largo de su historia -que se retrotrae a la antigua Ur y Caldea, alrededor del 2000 A.C.-, los hebreos habían sufrido opresión, guerra y exilio. Las escrituras hablan de sufrimiento, en el marco de sus intentos y fracasos para cumplir con el Dios Jehová, algunas veces iracundo y otras benévolo. Los profetas del Antiguo Testamento esperaban ansiosamente la venida de un líder que los condujese de regreso a la justicia y a la paz. Jesús fue aclamado como este Rey espiritual por un número relativamente pequeño de judíos. Se cuenta que, en el momento de ser bautizado por Juan, lo cubrió el «Espíritu Santo» y «El Espíritu de Dios» entró en él. De esta manera, empezó a ser reconocido como el Cristo (una palabra griega que significa «el ungido de Dios» o «rey por derecho divino») por aquellos que creían que Jesús era el tan esperado Mesías. Si observamos el contexto de la vida de Jesús y el carácter de su impacto, podremos apreciar una metáfora perfecta de las pruebas y las tribulaciones de 168
la conciencia del ego y la acción redentora del Self. En el fragor de la protesta política por la opresión romana, las divisiones religiosas conflictivas, las esperanzas mesiánicas y el fermento revolucionario, Jesús, «El Cristo», aparece como el mensajero de la paz y la integridad interior. (Otro nombre asociado a Cristo es Emmanuel, «el Dios interior»). Por lo tanto, la imagen de Cristo es el arquetipo de los aspectos transpersonales e integradores de la psique. Así, en términos psicológicos, Cristo es el mediador -o el modelo- del Self en relación al ego. El simbolismo de la crucifixión, por ejemplo, ilustra en forma dramática la psicología de la muerte del ego y la necesidad de reconciliar los opuestos en el interior de la psique. La realidad transpersonal del Self no se puede evitar por más tiempo, y la identidad personal cuelga de la cruz, que representa el cuaternario de opuestos integrados en su convergencia central o trascendental. La tensión y el dualismo subyacente de la psique no se manifiestan hasta que alcanzamos este nivel crítico de revelación. Durante los estadios previos de desarrollo del ego, nos hemos identificado con el ego, que organiza la conciencia de los contenidos psíquicos en categorías lógicas, a la vez que reprime aquellos elementos que amenazan su integridad. Por lo tanto, nos aferramos desesperadamente a un lado de la polaridad, a la vez que evitamos el otro. Jung continúa señalando que, cuando quiera que haya una acentuación de la imagen de Cristo, ésta estimula una activación simultánea de la sombra, su complemento inconsciente y así se incrementa la tensión entre ambas. Nuestra redención psicológica ocurre a través del amor y la aceptación de todas nuestras partes. Y es precisamente esto lo que nos pide la imagen de Cristo, como expresión del Self. En el mito cristiano, se considera a Cristo como el Hijo de Dios; es decir, la encarnación de Dios, que algunas veces se iguala al amor puro. En el plano psicológico, esto representa la inclusividad integradora del Self. Las cualidades transpersonales del Self buscan realizarse dentro de las fronteras personales de la conciencia del ego; así como -eventualmente- la conciencia limitada por el ego es impulsada a penetrar los dominios de lo transpersonal. De hecho, la figura legendaria de Jesucristo es un modelo para la clase de ser en el que todos nos podemos convertir, cuando nos transfiguramos de esta manera. La resurrección y la ascensión son temas míticos que implican la trascendencia de las condiciones temporales y personales de una existencia centrada en el ego. Ya sea que hablemos de un ser de la clase Buda o Cristo, cuando nos rendimos ante el Self, se lleva a cabo una transformación radical. Pareciera que Jung se aproximó a estos umbrales, aunque como la posibilidad de iluminación no aparece en sus relatos del proceso de individuación, podemos concluir que no los atravesó. El sostuvo que la meta de la individuación jamás se realiza plenamente, es sólo un proceso que conduce hacia la integridad. En otras palabras, no es un fin, sino el medio a través del cual tiene lugar el proceso de integración transpersonal. En última instancia, Jung veía al ego como un recipiente que se sigue 169
expandiendo hasta circunscribir y contener el manantial ilimitado de expresiones simbólicas del Self. Sin embargo, este Self se mantiene trascendente; una meta oculta e inalcanzable, según la analista jungiana Aniela Jaffe en su libro, El mito del significado. Es indudable que en este tema Jung aludió a un gran misterio; sin embargo, aunque el sí mismo racional no puede asimilar nunca la totalidad del potencial del Self, sí se revelan niveles de conciencia más elevados en los que se puede desentrañar el Gran Misterio. El trance de un místico es un hecho muy real que afecta profundamente al uno mismo personal. En su autobiografía, La vida de Teresa de Jesús, Santa Teresa habla de visiones y trances que tienen un efecto purificador maravilloso. Al profundizar el análisis, dice que estos efectos se asemejan a una gran llama que consume nuestra naturaleza sensual y todos los deseos de la vida. Lo que queda es una veneración profunda. A Santa Teresa se le han atribuido fenómenos espirituales extraordinarios, semejantes a aquellos asociados comúnmente a los santones de Oriente. Por ejemplo, era propensa a la levitación y cuando murió, su cuerpo olía a flores frescas y jamás se descompuso. De manera similar, Santa Catalina de Viena experimentaba trances extático s durante los que su cuerpo se elevaba en el aire y emitía una fragancia dulce. Algunas veces, durante estos estados de trance, ella ponía en palabras sus diálogos «intoxicados de Dios». Más tarde compuso los Diálogos divinos con algunos de ellos, registrados por los observadores. En estos diálogos, ella habla de haber visto las cosas ocultas de Dios que hicieron que ella estallara con esplendor supremo y se transformara en «Su» (de El) providencia inconmensurable. Dice que aunque el alma está saciada con estas experiencias, aún continúa hambrienta de ver a Dios en Su Luz y a través de Su Luz. Es esta luz la que le mostró a ella La Verdad (de Él) y la Bondad-Belleza más elevada e infinita, más allá de toda Belleza y de toda Sabiduría. Otro ejemplo lo constituyó el místico Jan Van Ruysbroeck, quien se retiró al interior del bosque cuando fue tocado por el Espíritu Santo. Una vez, luego de una ausencia prolongada, varios monjes salieron en su busca. Lo encontraron sentado bajo un árbol que resplandecía de luz. Estaba inmerso en el trance y rodeado por un aura brillante de Luz Divina. Ruysbroeck fue un flamenco contemporáneo de Meister Eckhart. Fue un prolífico autor de literatura mística, que apenas si escapó a la censura de la Iglesia y por lo que no compartió el destino herético de Eckhart. Al igual que Eckhart, Ruysbroeck escribió en La piedra resplandeciente que aquellos que ven a Dios intuitivamente trascienden todas las distinciones y son transfigurados por una luz interna con la que se unen y a través de la cual pueden ver. ¿Es posible que esta luz interior o el Espíritu Santo Luminoso de la gracia de Dios, sobre la que informan estos místicos cristianos, sea la Luz Clara del Vacío? Al leer los relatos de los místicos de diversas tradiciones espirituales, la referencia a Dios más común que encontramos es la de una luz sobrenatural. ¿Es necesario, o siquiera deseable, superimponer sobre esta experiencia del 170
Absoluto una imagen de Dios? En La Vida Dichosa, Robert Powell relata la vida de un moderno santón hindú, Shri Nisargadatta Maharaj, quien dice que jamás ha visto a Dios y que nada sabe de cosas religiosas normales. Al ver al mundo como la ilusión que se crea sobre una pantalla de cine, él sabe que es la luz (conciencia pura) la que ilumina la proyección de las imágenes que cambian constantemente. No abriga ninguna idea de un Dios exterior, pues ha comprendido que «Yo soy Eso» (la luz de la conciencia pura).
La Esencia de la Sabiduría Que Está Más Allá
La teoría del Vacío fue explicada de diversas maneras durante el desarrollo del budismo. El siguiente Sutra del Corazón, que Buda predicó (500 A.C.), es un ejemplo del enfoque no racional o devoto. Así, he escuchado: una vez el Bendito estaba viviendo en Rajagriha en el Pico de los Buitres, junto con una gran congregación de monjes y Bodhisattvas. En aquel tiempo el Bendito estaba totalmente absorto en la concentración que examina todos los fenómenos, llamada «Iluminación Profunda». Al mismo tiempo, el Noble Avalokitesvara... estaba observando la práctica profunda de la Sabiduría que está Más Allá, analizando los cinco componentes vados por naturaleza. Entonces, a través de la inspiración de Buda, Shariputra, el venerable, habló al Noble Avalokitesvara... diciendo: «¿Cómo la conocerán, aquellos de buena familia que desean seguir la práctica profunda de la Sabiduría que está Más Allá?» Así habló y el Noble Avalokitesvara... le respondió al venerable Shariputra: «Oh, Shariputra, cualquier hijo o hija de buena familia que desee seguir la práctica profunda de la Sabiduría que está Más Allá debe observarla así, analizando los cinco componentes vacíos por naturaleza. »La forma es vacía, el vacío es forma. El vacío no es otra cosa que la forma, la forma no es otra cosa que el vacío. De la misma manera, el sentimiento, el reconocimiento, las formaciones kármicas y la conciencia, todos son vacíos. Por lo tanto, Shariputra, todos los fenómenos están vacíos, carecen de características. No han nacido y son mutables; no son ni impuros ni están libres de impurezas. No disminuyen, ni aumentan. »Por lo tanto, Shariputra, en el vacío no hay forma, ni sentimiento, ni reconocimiento, ni formaciones kármicas, ni conciencia; no hay ojo, ni oído, ni nariz, ni lengua, ni cuerpo, ni mente... No hay ignorancia, ni tampoco existe 171
la destrucción de las ignorancias. En todo el camino hacia allí no hay nada de esto, no hay vejez y muerte, ni tampoco destrucción de la vejez y la muerte». »Entonces, no hay sufrimiento, no hay causas de sufrimiento, ni cese del sufrimiento y no hay sendero. No hay sabiduría, ni logros y tampoco hay no-logros. »Por lo tanto, Shariputra, al no haber logros, todos Los Bodhisattvas se aferran a la Sabiduría que está Más Allá y al no haber engaños en la mente no tienen miedo. Al pasar absolutamente más allá de la falsedad, traspasan los limites de la pena. Todos los Budas que habitan en los tres tiempos, al confiar en la Sabiduría que está Más Allá, despiertan plena y claramente a la iluminación más perfecta y completa, jamás superada. »Oh Shariputra, es así como un Bodhisattva Mahasattva debe aprender la profunda Sabiduría que está Más Allá.»
Luego el Bendito salió de esa concentración y alabó al Noble Avalokitesvara... diciendo: «Muy bien, muy bien, oh hijo de buena familia. Así es exactamente. La profunda Sabiduría que está Más Allá debe ser practicada exactamente como tú lo has dicho y aquellos que así lo hagan se regocijarán». En El Yoga Tibetano y las Doctrinas secretas, W. Y. Evans-Wentz sugiere que la doctrina del Vacío fue una renovación de las enseñanzas hindúes de Maya (la Gran Ilusión), hecha por los grandes filósofos budistas que crearon la forma Mahayana del budismo. También dice que, por lo general, se cree que el Buda enseñó en forma esotérica el Prajna-Paramita (Sabiduría que está Más Allá), alrededor de seiscientos años antes a sus estudiantes más avanzados. No obstante, las enseñanzas sobre el Vacío no se presentaron en forma esotérica hasta el siglo II D.C. Se cuenta que el filósofo Nagarjuna recibió las enseñanzas en un reino celestial, donde Gautama Buda supuestamente las había escondido y articulado una dialéctica negativa (la filosofia Madhyamika) para probar lógicamente la teoría del Vacío. Más adelante, los yoguis Mahasiddha (alrededor del 700-1000 D.C., el período culminante del budismo tántrico hindú) reaccionaron existencialmente a los métodos analíticos de los Sutras Mahayana, para practicar métodos tántricos empíricos. Así, la lógica filosófica de los Sutras y las técnicas empíricas de los Tantra se combinaron en un cuerpo de enseñanzas conocido como Mahamudra. En niveles avanzados de meditación, la Luz Clara del Vacío genera un estado de conciencia extremadamente dichoso. Este éxtasis trasciende todos los otros placeres y es, por lo tanto, «grande» (maha). Una vez que experimentamos la Dicha y la Plenitud del Vacío, jamás podemos olvidarla, la experiencia está sellada (mudra) en nuestras mentes, lo que explica el 172
significado del Gran Sello o Mahamudra. El Primer Pachem Lama, en El Gran Sello del Vacío, brinda una etimología oculta del término tibetano para Mahamudra, Chagya Chenpo. «Chag» se refiere al Vacío, «gya» es la liberación de samsara y «chenpo» significa la gran unificación de la compresión del Vacío y la liberación de la visión ilusoria del mundo (samsara). También ofrece otro significado para Mahamudra. «Mudra» quiere decir gran entendimiento. Por lo tanto, no existe ninguna técnica para alcanzar la iluminación, sin una profunda comprensión del Vacío. Los métodos de los Sutras comienzan con un análisis filosófico del Vacío y pasan a las técnicas de meditación para aquietar la mente. Esta -una vez que ha sido controlada y enfocada- es utilizada en la meditación para probar la comprensión filosófica del Vacío, a través del conocimiento introspectivo en la naturaleza misma de la mente. Los métodos tántricos hacen énfasis en la purificación de las fuerzas psíquicas en los chakras, que nutren las funciones de la mente-ego, y su articulación en el canal de energía central a lo largo de la columna vertebral. Cuando la mente está limpia de estos engaños fenoménicos, la Luz Clara de la verdadera naturaleza de la mente brilla en forma espontánea. Para alcanzar el Gran Sello, Mahamudra, la mente debe estar preparada. Por ejemplo, la parte más difícil e importante de plantar un jardín es la preparación inicial de la tierra. Así mismo, la mente debe estar lista para recibir las semillas de sabiduría que brindan las enseñanzas del Mahamudra. Si no está bien entrenada, puede confundir las ideas sobre el Vacío con las de experiencia en sí, o abrigar conceptos nihilistas equivocados. Para comenzar, tratemos de comprender cómo la mente crea la visión equivocada del mundo. Los budistas sostienen que esta percepción normal del mundo es una alucinación colectiva, que se viene desarrollando desde el principio de la historia de la conciencia. Esta ilusión colectiva se creó por un proceso mental denominado «clasificación» en el que la mente racional percibe un grupo de factores convergentes y los organiza selectivamente en un objeto. Luego se asigna un nombre o etiqueta al objeto y así asume la condición de «realidad». De hecho, la mente crea su propia realidad por medio de la interpretación del flujo constante de fuerzas y substancias tal cual aparecen, para que adopten formas particulares en segmentos aislados de espacio y tiempo. Esta realidad no es nada más que una colección de imágenes o conceptos en la mente. Los budistas utilizan la metáfora de una tienda encendida por dentro por el brillo de cien lámparas de aceite para ilustrar cómo nacemos en esta alucinación. Al paramos fuera de la tienda, no sabemos si una de esas lámparas se apaga y otra está encendida. De manera similar, la ilusión colectiva del mundo continúa afectada imperceptiblemente por muertes y renacimientos individuales. El objetivo principal de la introspección profunda del budismo tántrico es socavar la «visión común». Esta es una tarea muy tediosa y difícil. No sólo la mente ha sido adoctrinada en esta visión, sino que tiene una propensión innata a crear esta visión equivocada. 173
La falta de «existencia inherente» también es un concepto importante para comprender el significado del vacío. «Existir inherente» significa ser independiente de todo factor condicionante. Sin embargo, no hay nada en el mundo fenoménico que exista independientemente de las partes que lo componen, y de la etiqueta que la mente le ha asignado a la manifestación del compuesto de elementos transitorios. Nuestra visión común de la realidad se funda enteramente en la ilusión de que tanto la gente como las cosas tienen una existencia inherente e independiente. Por ejemplo, un automóvil tiene una existencia inherente a él. Cuando separamos todas las partes mecánicas que lo componen, no queda ningún automóvil. «Automóvil» es sólo una etiqueta, un concepto en la mente, proyectado en la apariencia de un conjunto único de componentes. La fortaleza que es el ego está construida, en su totalidad, sobre la visión común de la realidad exterior y una creencia alcanzada en forma similar, en el sentido del sí-mismo independiente y concreto. Nuestro sentido del «yo» es un supuesto a priori incuestionado. Sin embargo, es sólo una etiqueta; no existe inherentemente. Cuando buscamos este «yo» en la meditación, no se lo encuentra por ninguna parte. Otro aspecto importante para lograr la «visión correcta» es comprender que las «cosas» que están clasificadas en nuestros conceptos convencionales de la realidad sí poseen determinadas propiedades. Estas pueden experimentarse tal cual son cuando quitamos del medio nuestros preconceptos acerca del objeto. Los fenómenos empíricos tienen una relativa existencia objetiva, que no contradice su vacío esencial. De hecho, es el vacío de las cosas (la falta de existencia inherente) lo que le permite al mundo fenoménico revelarse y cambiar; si sus elementos poseyesen una existencia independiente y permanecieran fijos en su naturaleza, sus cualidades proteicas serían destruidas. Por lo tanto, el Vacío es contingente a la manifestación del mundo fenoménico. La manifestación en la mente (de la realidad de los objetos) es inseparable de la naturaleza vacía de la conciencia prístina, de la misma manera que el reflejo de la luna en el agua es inseparable de la superficie espejada de la misma. Además, de hecho, no podemos medir y definir el Vacío; las palabras como esencia o espíritu son las que más se le acercarían, pero aún éstas implican «alguna-cosa». En El Camino a Shambhala, Edwin Bernbaum utiliza esta metáfora: es un vacío límpido e indestructible -como un diamante resplandeciente- que encontramos en nuestra propia esencia y que todo lo abarca. Continúa diciendo que cuando experimentamos esta realidad, las cosas no desaparecen sino que se vuelven traslúcidas, como las lámparas de papel encerado que están iluminadas por la Luz Clara del Vacío. Podemos llamar al nihilismo «el repudio de la autenticidad de las experiencias» y, por lo tanto, la negación de cualquier significado o valor asociado. Las implicancias negativas del nihilismo conducen a la desesperación y la futilidad. Aunque la teoría del Vacío sugiere que buscar el significado en el mundo fenoménico es en su mayor parte un intento egoísta para ratificar nuestra existencia, no alienta una visión pesimista de la 174
existencia. En Más Allá del Materialismo Espiritual, Chogyan Trungpa dice que en lugar de buscar la gran profundidad en los hechos y las cosas, debemos comprender que estas cosas son sólo lo que son. Continúa compartiendo una historia de cómo algunos arhats (literalmente, «los victoriosos», v.g., los estudiantes avanzados de Buda) murieron de ataques al corazón cuando Buda dio sus primeras enseñanzas acerca del Vacío. Aparentemente, estos estudiantes habían experimentado la fusión con el espacio durante la meditación, pero aún se relacionaban con él como «alguna-cosa». Todavía estaban inmerso s en la experiencia dualista sujetoobjeto. El impacto de la teoría del Vacío, que implica estar «en ninguna parte» y experimentar «ninguna cosa» fue devastador para su sentido de la realidad. Nagarjuna desarrolló aún más las implicancias de la teoría del Vacío, al plantear que ni siquiera podemos empezar a considerar el carácter de la realidad. Hacerlo requeriría un enfoque dual, un observador separado de la realidad que es capaz de percibirla, definirla y nombrarla. Así, el concepto de «tathata» (esencia) comenzó a asociarse a la teoría del Vacío. El mundo fenoménico simplemente es. El proceso por el cual surge y se desvanece, simplemente es. El vacío del espacio y el vacío de la cualidad espejada de la conciencia prístina, simplemente es. Aún si concordamos en que la realidad es un misterio, estamos afirmando que es «alguna-cosa». Trungpa señala que, desde el punto de vista de las enseñanzas Madhyamika de Nagarjuna, la creencia en cualquier filosofía o religión es meramente un proceso de proyección de una etiqueta en el misterio. Además, continúa diciendo, al no haber nadie que perciba la realidad, y ningún concepto que resulte de esta percepción, las cosas y los hechos surgen en su esencia, en la abertura celestial de la conciencia lúcida. En un contexto más moderno, las consecuencias de la teoría del Vacío se demuestran en la teoría del Campo Unificado de Einstein. Los descubrimientos de la física contemporánea enfatizan que la existencia separada, y autónoma, es una imposibilidad. No existen límites claros en la gran matriz de energías multidimensionales que constituyen el universo. Cuando abandonamos el empeño en los límites ilusorios creados por la mente racional, la energía infinita de «todo lo que es» se mueve sin obstáculos a medida que recorre el cuerpomente. Una vez liberados de las construcciones mentales de la serie de estructuras temporales y espaciales, podemos experimentar la masa, la energía y la conciencia como un campo unificado. La Luz Clara del Vacío no varía y no depende de ninguna causa. Como un espejo, no está afectada por ninguna de las manifestaciones que se reflejan en ella. En el Tantra budista, el pez simboliza la conservación de la claridad del Vacío en nuestras experiencias de todos los días. Keith Dowman, en Maestros de Mahamudra, describe cómo el pez nada en su medio sin esfuerzo, sin pestañear y en apariencia sin dormir jamás. Además, los peces no se mojan; ellos están en el agua, pero no son agua. Para los antiguos yoguis, el pez es una metáfora de cómo podemos ser en el mundo fenoménico, una vez que nos convertimos en Budas.
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Dowman continúa ejemplificando uno de los últimos obstáculos en el camino, en la biografía del Mahasiddha Kanhapa, el meditador que se percata de la Luz Clara del Vacío en la meditación, pero cuya comprensión se pierde una vez que se involucra en los dramas de la existencia cotidiana. Por lo tanto, la práctica Mahamudra implica, en última instancia, una transferencia de la experiencia del Vacío a las actividades diarias. La vida en sí es un camino. Cada obstáculo, problema o deseo es una oportunidad de liberar los asideros del ego y reconocer la inseparabilidad de las manifestaciones y el Vacío. La vida sola sin esfuerzo, presentará las mismas experiencias y situaciones que revelan dónde debemos liberar los pensamientos discursivos, las aversiones y los deseos. Sin importar el hecho, el sentimiento o la orientación conceptual, todo constituye una oportunidad para practicar Mahamudra. Al abandonar todos los deseos y fabricaciones mentales que se relacionan con acciones del pasado, el presente y el futuro, y al desarrollar un estado de equilibrio meditacional ininterrumpido, a lo largo del fantástico sueño de la vida, eventualmente integramos el estado primordial de Ser-Conciencia-Dicha en nuestra existencia cotidiana. A través de la comprensión del flujo de conciencia a lo largo de los chakras, hemos adquirido alguna conciencia de nuestras predisposiciones instintivas, nuestros sentimientos y las emociones; y nuestras tendencias mentales. Hemos llegado al punto en el que podemos experimentar el vacío de estos fenómenos; no hay un sí mismo inherente en estos hechos. Una vez que se dispersa la ilusión de la propia identidad (nuestra experiencia en el mundo), se altera radicalmente. Al no estar más esclavizados por el ego, adoptamos una forma de acción espontánea y no dirigida hacia uno mismo. La vida se torna increíblemente simple; sólo hay una respuesta a todo lo que nos depare la vida: una aceptación y compasión incondicional.
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El Don de la Dakini
Poco tiempo después de haber sido introducido al Budismo tibetano, tuve las siguientes experiencias. En ese momento mi conocimiento de las diversas divinidades y de las prácticas más avanzadas era bastante limitado. Durante este tiempo, ningún maestro me guiaba, aunque me había refugiado en Karmapa y había recibido lecciones menores e iniciaciones. Los hechos que siguen ocurrieron en forma completamente espontánea. (Podría agregar que ésta no fue mi experiencia con Kundalini. Alrededor de diez años antes fui inspirado para vivir en el bosque como un yogui en retiro. Durante ese tiempo tuve mi primera experiencia con el despertar de Kundalini). Algunos años después de que acontecieran estos hechos que voy a relatarles, asistí a un retiro Mahamudra y fui iniciado en las prácticas tántricas más elevadas. Aunque he tenido las experiencias relatadas más adelante y he sido iniciado e instruido en el Mahamudra, creo que no soy una genuina autoridad para escribir sobre los estadios finales del camino tántrico; y aunque pudiera, no creo que fuera de gran valor para ustedes. Por lo tanto, he decidido concluir con el diario que relata mi relación con la dakini que me introdujo a la comprensión, simbolizada en las prácticas tántricas superiores, con la esperanza de inspirarlos a ustedes a buscar la única fuente viable de conocimiento: su propia experiencia. Mientras que la tradición tántrica enfatiza la relación con un gurú encarnado, las costumbres tántricas también contienen muchas leyendas de yoguis que recibieron sus iniciaciones de dakinis que aparecieron en sueños, en la meditación o en forma de una mujer encarnada. Las investigaciones modernas también indican que Kundalini puede despertar espontáneamente fuera de la relación alumno-maestro -en la mayoría de los casos supongo- debido a su desarrollo previo en vidas anteriores. O bien, en otras situaciones las fuerzas arquetípicas en cuestión pueden estar saliendo a la superficie espontáneamente. Con este extracto de mi diario, espero poder transmitir el valor intrínseco de los símbolos y las experiencias a medida que iban apareciendo naturalmente. Al hacer esto, espero convencer al lector de que estos dioses (v.g. sus cualidades de conciencia) existen realmente en las dimensiones más sublimes de la psique.
8 de marzo de 1980 Hoy, mientras meditaba, un espíritu femenino se me acercó. Ella me pidió que meditara regularmente y que no tuviera relaciones sexuales por varios meses; a cambio, ella me ayudaría en mi práctica espiritual. Para sorpresa mía, luego se sentó a horcajadas sobre mí en la posición tántrica yabyum. Sentí un intenso intercambio de energía psíquica, especialmente en los canales izquierdo y derecho de la columna vertebral (Ida y Pingala). Esta profunda experiencia de resonancia entre nosotros me inspiró a reflexionar sobre las antiguas prácticas sexuales del Tantra. Esto me llevó espontáneamente a recordar una vida en la que era una maestra tántrica en la antigua India. Después de esta experiencia de meditación, quedé muy intrigado y a la expectativa. 177
9 de marzo
Hoy la dakini comenzó la meditación dibujando un círculo en el suelo alrededor mío. Dentro del círculo dibujó una estrella de seis puntas (dos triángulos entrelazados). Luego ella adoptó la posición yabyum y comencé a sentir una fuerte sensación de conexión. También noté una concentración de energía en mi primer chakra y luego que mi «consorte» estaba absorbiendo energía de sus canales izquierdo y derecho hacia su primer chakra. Esto estaba dejando un vacío en mi propio sistema energético, que estaba llevando energía a mi primer chakra. Nuevamente quedé asombrado por la resonancia entre nosotros. Se sentía como dos voces cantando en armonía: la unión (le las dos energías creó algo que era más que la suma de sus dos partes. Sentí una paz profunda y un equilibrio total de mi campo energético. (El mandala de los dos triángulos entrelazados fue la única pista que tuve para darle una identidad a la dakini que me instruía. Es el mandala de la diosa Vajra Vahari, la diosa que está asociada con el fuego Dumo en el Tantra tibetano.) (Ver fig. 36)
10 de marzo
Hoy mi guía se sentó frente a mí y otra vez mi atención se dirigió hacia mi primer chakra. Noté que los canales izquierdo y derecho que se unen allí eran más grandes hoy. Luego, el lugar donde se unen pareció abrirse y los canales se pararon como dos serpientes listas para entrar en el canal central. Después de unos quince minutos, sentí una energía compacta que comenzaba a subir por el canal central. A mi mente vino la imagen de un tubo de vidrio que era llenado de un líquido dorado. Cuando este líquido llegó al nivel de mi tercer chakra no pudo moverse más al estar bloqueado por una sustancia espesa y oscura dentro del tubo. La presión era cada vez más fuerte y luego, energía más compacta fue empujada hacia arriba y sentí que corría por mi pecho y hacia mis brazos. Continuó subiendo, hasta que el líquido dorado salió arrojado de la punta de mi cabeza. Me convertí en una fuente de luz dorada. Entonces mi guía vino y se sentó en la posición yabyum. Esto hizo que aumentara el flujo de energía en el canal central. Sentí una gran tibieza y amor mientras permanecíamos sentados, abrazándonos en esta lluvia de energía dorada. También tuve una extraña sensación de ser abierto desde adentro hacia afuera. Parecía que se iban cayendo una capa después de la capa, revelando vastos horizontes de espacio interior. Finalmente, todo fue quitado y no quedó nada; ni yo, ni la guía, ninguna cosa, excepto una resplandeciente luz dorada. No tengo la menor idea de cuánto tiempo permanecí en este estado. Cuando regresé, me sentí como un Buda radiando luz hacia todas partes.
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Figura 36 Mandala Vajra Vahari. En este mandala de meditación Vajra Vahari está rodeada de cuatro dakinis. Cada una está parada en una posición de baile y parece ser idéntica a Vajra Vahari, excepto por su color y los adornos en sus cuchillos vajra, que identifica a cada una de ellas con una de las cinco familias Buda. Vajra Vahari emana del útero cósmico, simbolizado en un triángulo invertido. Su color es el rojo y está radiante de dicha; la energía primordial asociada al fuego interior (Dumo).
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11 de marzo
Hoy la meditación comenzó otra vez con el dibujo del círculo y los dos triángulos entrelazados. Mi guía adoptó la posición yabyum y me dijo que me visualice como Vajrasattva. Al hacer esto tuve una vívida visión en retrospectiva de una iniciación que recibí de Gongpo Tsedam Rinpoche, y experimenté la misma expansividad que en aquel momento. Esta dilatación continuó hasta que mi cuerpo era todo el cosmos. Dentro de mí había espirales de energía (dentro de otras espirales). Los planetas daban vueltas alrededor del sol, mientras éste daba vueltas alrededor del centro galáctico, el cual a su vez se movía en el espacio de mi cuerpo cósmico. Había dos espirales principales subiendo y bajando a lo largo de mi columna, éstos eran tan poderosos que todo mi cuerpo estaba girando. Luego sentí la unión de las fuerzas que iban y venían del chakra de la coronilla. Esto se convirtió en una concentración de fuerzas en el chakra del corazón; se sentía como un millón de soles radiando ondas de compasión y amor. Esto se amplió por el tremendo poder que sentía en la unión con mi consorte. Sentí que nosotros éramos el centro de la creación y que todas las polaridades de la vida emanaban de nosotros. Tuve la profunda sensación de que todo estaba contenido dentro de mí. Mi guía me dijo que el yabyum Vajrasattva abarcaba todo, que es el estado anterior a entrar al Vacío. Luego ella me hizo entrar al Vacío. El intenso movimiento de energías dentro de mí se volvió estático, y dentro de mi conciencia estalló una luz blanca. Sentí que iba a explotar, y había una presión insoportable en mi sexto chakra. Esto duró sólo un momento. Luego, sentí una paz profunda, mientras que un zumbido agudo resonaba a través de mis chakras superiores. Fluyó una gran calidez en mi interior y comencé a llorar. Desde lo más profundo de mi ser comenzaron a salir a la superficie poderosos sentimientos de amor; esos sentimientos que busqué en mis relaciones. Me sentí inundado de gratitud al darme cuenta de que este amor es «mío», o más bien, soy yo. Este amor nunca se me puede quitar.
12 de marzo
Hoy mi guía comenzó dibujando la estrella de seis puntas dentro de un círculo debajo de mí. Mientras ella se sentaba frente a mí, sentí que mi aura estaba siendo sellada y conectada a este mandala. Comencé a sentir una sensación en mi cuerpo etéreo. Empezó en la pelvis y subió por mi estómago y pecho. Sentí que la parte de adelante de mi torso era estirada y abierta. Esta sensación subió hasta mi cabeza y descendió por mi cuello, hombros y parte superior de mi columna. Cuando bajaba por la región lumbar, sentí que se abrían algunos bloqueos. Luego la fuerza bajó a mis piernas para abrir la energía constreñida en las rodillas. Después de que la fuerza circulara por mis pies y subiera hacia la pelvis, mi cuerpo etéreo comenzó a brillar
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intermitentemente. Mi guía vino a sentarse en la posición yabyum. Noté que hoy los canales izquierdo y derecho parecían aún más grandes. Mientras me concentraba en esto, me di cuenta de que mi guía había unido su sistema de energía sutil al mío. Cuando el flujo del Kundalini subió por el canal central, hoy parecía mucho más poderoso, y penetró rápidamente el Vacío. La presión en mis chakras superiores era mucho más intensa y la luz parecía ser más deslumbrante. Al final de la meditación, toda esta intensidad se concentró en mi chakra de la garganta. Telepáticamente, mi guía me dijo que el centro de mi garganta estaba siendo programado para desarrollar nuevos circuitos neurológicos en mi sistema nervioso.
13 de marzo
Esta mañana mi guía comenzó parándose frente a mí, sacando un tipo de energía oscura de mi cuerpo astral. Pude ver un remolino de energía astral a la altura del segundo chakra, aproximadamente sesenta y un centímetros delante de mí. Ella tironeó el embudo de este remolino hacia afuera, al borde de mi aura donde se disipó. Mi guía seguía parada frente a mí y pude sentir que algo estaba pasando en mi cuerpo astral. Me dijo que estaba poniendo la imagen Vajrasattva en mi aura; al visualizarme como este Buda, ella estaba purificando mi cuerpo astral. Después me dijo que asumiera la identidad de Vajradhara y, al hacerlo, se intensificó la vibración en mi aura. Sentí una alegría tremenda y una profunda sensación de paz. Me sentí seguro de mí mismo y triunfanteexaltado. Sentí otra vez la presión en los chakras superiores; ésta se hizo tan fuerte que era muy difícil respirar (en realidad me pareció que la respiración parecía cesar unas cuantas veces). Al final de la sesión de hoy, la energía era tan espesa, aunque clara, que sentí que mi cuerpo se había transformado en cristal.
14 de marzo Mi guía y yo nos sentamos en la posición yabyum por una hora y media concentrándonos en el primer chakra. Yo tenía problemas para mantenerme concentrado en la intensificación de Kundalini en esa zona. Sin embargo, al final de la sesión prácticamente resonaba con energía. La dakini me informó telepáticamente que mis vidas en la tradición tibetana crearon un vehículo de conciencia que estaba más perfeccionado que en cualquiera de las otras vidas y que ahora me estaba reuniendo con él. Esto me recordó mi primera lectura psíquica. El vidente me había dicho que yo había sido iluminado en una vida anterior, como lama tibetano. En aquel momento eso me confundió, porque no me podía imaginar siendo iluminado en una vida pasada y estar tan confundido en ésta. Yo tenía la preconcepción de que cuando uno alcanza la iluminación,
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ya está, que nunca se tiene que volver a lo anterior. Ahora entiendo más claramente que en cada vida desandamos mucho de lo andado en el camino espiritual. Aunque podamos abrir una brecha en una vida, todavía tenemos muchos patrones kármicos que deben manifestarse para poder agotarlos. Puede ser que tengamos otras vidas más adelante, en las que nuestros niveles desarrollados de comprensión no se expresen plenamente, porque estos patrones se agotan en sí mismos y nuestro conocimiento interior se atempera. ¡La vida no siempre se vive en los Himalayas! Asimismo, existe la posibilidad del mal uso del poder y el conocimiento para el propio engrandecimiento, lo que crea un karma mayor y muy potente.
16 de marzo
Al comienzo de la sesión, mientras mi guía adoptaba la posición yabyum, otra vez intensificó el flujo de energía en los canales derecho e izquierdo, hacia el canal central. Después de aproximadamente una hora, una fuerza purificadora subía nuevamente por los canales derecho e izquierdo, encontrándose en el sexto chakra. Esto hizo que el sexto chakra irradiara una luz dorada. Luego esta luz bajó por los canales derecho e izquierdo, aumentando la fuerza a través de ellos y hacia el canal central. Durante el resto de la sesión, experimenté nuevos niveles de energía subiendo rápidamente por el canal central. Yo quedé embelesado, con una dicha extática mientras abrazaba a mi consorte. Estas dimensiones de la conciencia han estado dentro de mí todo el tiempo, éste es el estado que yo anhelaba. Volver a esta tranquila dicha es como un sueño hecho realidad. Me siento muy agradecido por haber recibido esta gracia.
17 de marzo
Hoy la sesión comenzó como de costumbre, con mi guía en la posición yabyum. Por aproximadamente quince minutos, ella creó un vacío en su canal central para estimular la energía de mi canal central. Muy pronto, un río de luz blanca-dorada fluía desde mi primer chakra al séptimo. Este río de luz iba aumentando en volumen y velocidad. De pronto, el río quedó extático, y nacieron desde el núcleo del canal central (un nivel después del otro) diferentes dimensiones de luces. Ocasionalmente, caí en estados hipnóticos y tuve visiones, pero pude salir de ellos para mantener la claridad del Vacío. Ahora estoy aturdido, tengo un zumbido en los oídos y siento una fuerte vibración en todo el cuerpo.
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18 de marzo
La sesión de hoy fue casi igual a la de ayer, excepto que antes de entrar al Vacío, mi guía trajo la imagen de Manjusri. El tiene una espada en la mano derecha, que simboliza la claridad que atraviesa la ilusión del samsara. En su mano izquierda sostiene el Dharma, un libro que contiene la sabiduría de los estados de conciencia más elevados que se alcanzan en la meditación. Mi guía me indicó que contemplara la calidad superficial de la realidad común. Luego me sumergí una vez más en el océano infinito de luz y paz. He tenido una percepción profunda: ¡la libertad que se adquiere por medio de la ruptura con las ataduras del ego es el sinónimo de prosperidad! «Cuando nos perdemos a nosotros mismos, ganamos la Fuente de todo.»
19 de marzo
Hoy, cuando el río de luz dorada subía por el canal central, espontáneamente mi cabeza cayó hacia adelante, y mi mentón se apretó contra mi pecho. Esto contuvo el flujo del río, que se tornó quieto y silencioso. Después de un momento, levanté la cabeza y entré en el Vacío. Apareció una imagen traslúcida de un Buda primordial (luego supe que era el Buda Dhyani Vairocana), y me identifiqué con su conciencia meditacional. Esto me provocó una profunda sensación de solemnidad; una quietud más profunda de lo que las palabras paz y tranquilidad pueden expresar. Me encontraba en el fondo de un océano de quietud; el mundo manifiesto estaba tan arriba, que su superficie estaba totalmente «fuera de la mente y de la vista».
20 de marzo
Esta mañana todo comenzó como siempre, pero pronto tomó un cauce interesante. Mi consorte parecía estar provocando deliberadamente sentimientos sexuales en mí. Yo estaba escandalizado, pero había aprendido a confiar en estas experiencias. Incluso tuve una erección mientras su hermosa forma etérea bailaba frente a mí en una danza erótica. Estaba abrumado por sentimientos sexuales cuando ella vino a unirse a mí en la posición yabyum. De pronto, tuve una reacción fuerte. Me sentí incómodo con la intensidad de los sentimientos sexuales. «¡Prefiero estar meditando en el Vacío!» (una buena pegatina para el coche). Al comprender esto, la energía sexual se apaciguó, y comprendí que mi guía me estaba incitando a tomar una decisión importante. Si al poder al cual estoy siendo iniciado se le permitiera alimentar los viejos patrones sexuales-románticos, entonces yo sería un esclavo de ellos. De
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hecho, me estaba mostrando cómo esto sucedió en una vida anterior, y cómo estas ataduras me han afectado en esta vida. Yo comprendí esto, pero una parte de mí aún imploraba: «¿No existe una mujer con la cual pueda gozar la sexualidad tántrica?» Después de aceptar la liberación de mis ataduras sucedió algo muy interesante. Mi primer chakra parecía una vagina y un gran pene subía dentro de ella. Esta creció hasta subir al chakra de la coronilla. Esto fue acompañado de una fuerte sensación física y un poderoso sentido de la fuerza del lingam. La metáfora del Lingam-Yoni evocó una potente sensación de satisfacción y autonomía. Después de diez minutos de gozar de este estado, el lingam comenzó a extenderse hacia el infinito. Una vez más, me disolví en el Vacío.
21 de marzo
En la sesión de hoy, mi guía se concentró en mi cuerpo mental. Tuve imágenes en las que mi mente era un microcircuito de computadora, que era enchufado en la computadora mental cósmica. Mientras esto acontecía, vibraciones de alta frecuencia y una luz resplandeciente se movían desde la parte superior de mi cuerpo mental, hacia abajo al chakra de la coronilla. Estas se concentraron en el sexto chakra, y sentí como si mi cabeza fuera a explotar. Cuando mi conciencia se fundió en la mente universal, entró un mar infinito de luz en la conciencia. Desde esta perspectiva, vi infinitas olas de vida rodando hacia las orillas de los mundos fenoménicos. Vi cómo estas olas creaban y destruían innumerables mundos. La esencial falta de sentido de estos pulsos cósmicos me provocaron una gran alegría y una sensación de liberación. Realmente no sé por qué.
22 de marzo
Hoy sentí mi cuerpo mental muy grande y pesado, como una gran campana de bronce. Encima de él, tuve la visión de mi alma sentada como Vajradhara. Este Buda parecía emanar desde el corazón del espacio el Self más profundo. Me sentí sin límites y sereno, a medida que mi conciencia fue llevada hacia este nivel.
23 de marzo Mi guía comenzó pidiéndome que revea lo que había experimentado ayer. Mientras lo hacía, una gran cantidad de energía psíquica se derramó a través
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del chakra de la coronilla hacia mis sexto y quinto chakras. Pensé que se me estaba facultando para manifestar estos niveles de conciencia en mi vida. Cuando estas fuerzas bajaron al centro del corazón, me llené de paz y armonía. A pesar de la intensidad de las fuerzas psíquicas, continúe hundiéndome cada vez más profundamente en esta paz. Al salir de la meditación, una vez más estoy colmado de gratitud.
24 de marzo
Hoy mi guía comenzó curando y poniendo en equilibrio mis sutiles cuerpos y chakras. Después me incitó a que me visualizara como Vajradhara. Al hacerlo, sentí una claridad penetrando todos los niveles de mí mismo. Mi cuerpo etéreo parecía eléctrico. Mi cuerpo astral desbordaba entusiasmo y calidez. Mi cuerpo mental brillaba como una estrella. Después ella me dijo que meditara sobre Vajradhara, lo que hizo que surgieran en mí algunos sentimientos negativos muy fuertes. El optimismo joven y la seguridad de Vajradhara desafiaba mi resistencia a estar aquí en la tierra. Para mí es muy difícil aceptar la contaminación psíquica y material de nuestro mundo. Soy intolerante con la codicia, la violencia y la explotación que oprimen al mundo. Hoy lo pude discernir claramente; si pudiera permanecer concentrado en el estado de conciencia de Vajradhara, estas fuerzas ambientales no me afectarían. De hecho, esto sería lo mejor que yo podría hacer por el resto del mundo. Vajradhara es «el que sostiene el vajra», el poder del Vacío indestructible. Al permanecer en el estado de conciencia de Vajradhara, y no sucumbiendo a los constantes juicios de sentimientos y pensamientos negativos, yo podría ser la unidad receptora y emisora de las vibraciones Vajradhara en esta dimensión.
25 de marzo
Mi guía comenzó la sesión de hoy alineando y despejando mis chakras y cuerpos sutiles. Luego se sentó frente a mí en profunda meditación y proyectó la imagen de Vajradhara en mi sexto chakra. Yo medité en esta imagen durante topa la sesión. Comprendí que si todas mis acciones surgieran de este nivel, mi vida sería automáticamente dirigida por el poder creativo del cosmos. Mientras meditaba sobre Vajradhara, sentí que mi cuerpo mental estaba siendo programado para funcionar desde su perspectiva.
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26 de marzo
Mi guía vino y se sentó frente a mí y se sumergió en una meditación profunda. Ella irradiaba luz, y yo me hice eco de ella. Esto me llevó inmediatamente al Vacío. En este último mes he tenido sueños muy especiales. Al finalizar la meditación de hoy, recordé un sueño que tuve anoche donde un flujo de energía salía de mis manos, mientras yo entraba a una nueva dimensión de la conciencia. Al recordar la experiencia del sueño, me encontré transportado a una vida anterior. Yo era un ermitaño en una caverna en India. Y estaba absorto en la meditación cuando profundicé más en esa vida, vi que la vivía con serenidad y en armonía con la naturaleza. En yuxtaposición a la serenidad que experimenté hoy, estoy bien al tanto de la ansiedad y tensión que acarreo en mi cuerpo actual. Hoy vi qué fantástico sería vivir sin ellas.
27 de marzo
Esta mañana mi guía se disolvió en el Vacío, poco tiempo después de sentarse a meditar frente a mí. Me quedé contemplando el vacío en el que existimos. Me hundí más y más en este vacío hasta que sentí que estaba nuevamente en el fondo del océano. No importa cuán agitada es la superficie de la vida, las profundidades del Vacío son siempre calmas. Estoy comprendiendo mejor lo que la vida podría ser si se la viviera desde las profundidades de esta «tranquila morada».
28 de marzo
Hoy mi guía adoptó la posición yabyum y otra vez despertó la fuerza Kundalini. Cuando tomé conciencia de la presión de mi sexto chakra, recordé un sueño de la noche anterior. En el sueño, Kundalini había subido por el canal central y atravesado los pétalos del sexto chakra, para revelar una joya que brillaba como un diamante. Sentí que se me había revelado un gran secreto: el significado del mantra OM MANI PADME HUM. En el sueño yo insistía en contarle esto porque tenía miedo de olvidar este conocimiento profundo. Casi al final de la sesión, tuve una imagen espontánea de la puerta de una caldera abriéndose y el fuego de Kundalini me quemaba por dentro como un fuego implacable. A medida que las llamas se apaciguaban gradualmente, una gran paz descendió sobre mí. Nuevamente, brotaron de mi interior sentimientos de gratitud.
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29 de marzo
Al comienzo de la sesión fui sorprendido por un aura ceremonial. Al prestar atención a los planos interiores reconocí aproximadamente cien monjes tibetanos. Estaban entonando cánticos y parecía que la atmósfera estaba cargada de incienso. De pronto, me encontré reviviendo un sueño de la noche anterior. Yo estaba caminando hacia una plataforma que estaba pintada de manera que parecía no estar allí. Tenía miedo de pisarla, pero algo me atraía a ella. Después vi un cable de alta tensión que cruzaba la plataforma. No podía ver bien y tenía miedo de pisarlo porque no quería electrocutarme. En ese momento me estaba observando a mí mismo en el sueño. Parecía un ser angelical, con una larga toga blanca. Cuando crucé el cable, entré en otra dimensión y mi campo visual era como si estuviese mirando por un caleidoscopio. El estar en todos esos lugares al mismo tiempo me confundía, y no sabía dónde estaba. Mis conceptos normales de espacio y tiempo no servían para nada. Mirando para «abajo», vi una imagen que se movía hacia mí. Cuando estuvo cerca vi que era una deidad tibetana. Tuve la extraña sensación de que la había visto antes; sin embargo, no la reconocí. Recuerdo que traté de mantener la visión de la imagen de la deidad ante mí, pero finalmente desapareció. Durante la meditación, reapareció la misma deidad. A medida que los monjes continuaban cantando, mi guía me dijo que contemplara esta deidad. Me impresionó su poder, parecía personificar el poder del Tantra. Su cuerpo se consumió en una espiral de llamas y daba un paso en forma dinámica con su pierna derecha. Sentí que su fuego me quemaba, era energía de transformación. Se intensificó el cántico de los monjes. Empecé a pensar que estaba pasando por una iniciación. Me daba la impresión de que esto tenía algo que ver con la enseñanza, que se me estaba facultando para enseñar Tantra. Desconfié de estos pensamientos, sospeché que era una nueva tentación de mi ego. Después descubrí que esta deidad era Vajrapani. Una de las implicancias de la iniciación del Vajrapani es el potencial para distribuir las semillas de la comprensión a medida que ésta florece en nuestro interior. Siete años después, mientras completo este manuscrito, aún permanezco atento, esperando que las semillas de estas experiencias interiores broten en mi vida exterior. Mirando hacia atrás, pareciera que la intensidad del fuego interior me purificó hasta lo más íntimo de mi ser. A los seis meses de la «experiencia sublime» más increíble, la escoria comenzó a brotar a mi vida exterior. Estos últimos siete años han sido un drama tras otro, los patrones kármicos más profundos y oscuros dentro de mí han sido incesantemente estimulados por el poder de Kundalini. Aunque las trampas del karma y del ego todavía se esfuerzan en atraparme, la libertad a la que conduce el camino tántrico se hace más evidente cada día. A medida que mi orgullo y actitud defensiva se van desgastando, mi convicción y conocimiento aumentan, aunque de vez en cuando me pregunto si cesará alguna vez la necesidad de relajarse. Pero sé que no sucederá, el camino
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tántrico no tiene fin; no hay un sitio donde estar o de donde venir, nadie para ser o nada en qué convertirse. Esta es la esencia de la Sabiduría que está Más Allá.
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Figura 37 Vajrapani está descrito en la iconografia tántrica como un Bodhisattva azul rodeado de llamas que simbolizan la sabiduría que destruye todos los obstáculos. Esgrime una dorje y hay otra sobre su coronilla. También luce las joyas de un Bodhisattva y un cinturón de serpiente. Su forma poderosa da un paso hacia la derecha sobre una vaina de semillas de un brote de loto. El brote y las semillas del loto crecen al mismo tiempo. Este es un símbolo tántrico tanto de la unidad en la multiplicidad como de la relación sincrónica entre causa y efecto.
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