usted descubrirá una nueva imagen de un Salvador tierno y amante, que, sin reproches por nuestro pasado, nos ofrece un luminoso futuro.Descripción com...
usted descubrirá una nueva imagen de un Salvador tierno y amante, que, sin reproches por nuestro pasado, nos ofrece un luminoso futuro.Descripción completa
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Libro de Kiko Argüello (Camino Neocatecumenal)Descripción completa
Descripción: Texto canalizado y dictado por María Magdalena esposa de Jesús, Yeshua.
Descripción: Este libro es uno de los evangelios de los esenios encontrados en una de las cuevas en el mar muerto a manera de pergaminos antiguos.
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Descripción: Contiene biografías de autores y compositores de himnos de la Iglesia Mormona
tercera parte, historia de vampiros.Descripción completa
Texto acerca de los eseniosDescripción completa
Canción "Perfume a tus pies" de Jazmin Jacobs.
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religiosoFull description
Una nueva y mejor traduccion al Español de este importante texto del Cristianismo Primitivo.Descripción completa
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OBRA COMICADescripción completa
Pares cabeza piesDescripción completa
H u m iL LA D A Y A V E R G 0 N ZA D A
¿Qué habrías preferido que dijera Jesús? ¿«Yete, y peca un poco menos»? ¿«Vete, y afloja un poco en tu trabajo de prostitución»? Jesús no vino para salvarnos en nuestro pecado sino de nuestro pecado (ver S. Mateo 1:21). Somos salvados del castigo y el poder, y en última instancia de la presencia, del pecado. Personalmente, no asevero ser perfecto, pero soy seguidor de un Salvador perfecto. Y Jesús me dejó un ejemplo perfecto. Si fuera a decir que Dios no puede guardarme de pecar, me adentro en terreno mortíferamente peligroso. En esencia estaría diciendo: «El diablo es lo suficientemente poderoso para tentarme a pecar, pero Jesús no tiene suficiente poder para guardarme del pecado». Las Escrituras prometen: «Porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo» (1 S. Juan 4: 4). Si pudiera armar una excusa para el pecado, dejaría de ser pecado. Además, de ese modo estaría acusando a Dios de la grave y cruel injusticia de pedirme que haga lo imposible, para luego castigarme por no hacerlo. Eso sería algo así como un padre que pide a su hijito que toque el techo del cuarto. El pequeño se estira lo más que puede en puntas de pie para alcanzar el techo a más de dos metros de altura. Salta en vano con sus piernecitas regordetas solamente para alcanzar unos pocos centímetros más. El padre, enojado, le da unas palmadas y lo hace caer de cara al suelo, mientras le grita: «¡Te dije que tocaras el techo y me desobedeciste!» Una escena horrenda, seguramente. Pero supongamos que le pido a mi pequeño hijo que toque el cielo raso, y mientras se esfuerza y estira para hacer lo imposible, me agacho y lo levanto con delicadeza para que alcance su objetivo. Esta es la manera como la Biblia presenta a Dios. Cada mandato de Dios lleva consigo el poder necesario para obedecer. Cuando el Padre celestial pidió a sus hijos que cruzaran el mar sin ninguna embarcación, les abrió las aguas; en el caso de Pedro, lo habilitó para que caminara sobre el agua. ¡En el lenguaje actual nos podría dar un equipo de buceo!