Escuchando a Dios Cómo reconocer Su voz
Barry Bennett
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Introducción Hace muchos años atrás, se me hizo obvio que mi fe en Jesús no tenía la intención de ser un sistema de creencia o una declaración doctrinal. Muchas religiones nos llegan repletas de sus creencias y doctrinas. Ciertamente nuestra fe y entendimiento del amor de Dios debe incluir algo más que algunas reglas memorizadas.
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Puedo recordar la primera vez que fui consciente de que mi oración tuvo respuesta. Estaba en la universidad y había faltado a una clase en la cual habían explicado un trabajo. No tenía idea de qué se trataba. Fui a la biblioteca y me senté en un cubículo de estudio sin saber qué hacer. Decidí hablarle a Dios: “Padre, por favor mándame a alguien que sea de mi clase que pueda explicarme de qué se trata el trabajo.” Quizás esto no parezca gran cosa, pero de una clase que tenía alrededor de 50 estudiantes en una escuela de 14.000 estudiantes, me parecía un gran desafío. Pero mi manera de orar fue muy simple. En menos de un minuto, 3
un compañero de clase venía caminando en dirección a mi cubículo, así que lo detuve y le pregunté de qué se trataba trataba el trabajo. Yo estaba tan emocionado, que estoy seguro de que él pensó que me pasaba algo raro. Así fue que conseguí la información que necesitaba, pero en realidad, obtuve mucho más que eso. Entendí que Dios es real, que Él me escuchó y que a Él le importó mi problema lo suficiente como para brindarme ayuda. Este pequeño incidente me reveló que mi nueva fe se trataba de una relación con Dios, en la que Él realmente podía escucharme y comunicarse conmigo. 4
Escribí este libro para animarte a que sepas que Dios quiere comunicarse contigo. No estoy hablando de una voz audible sino de algo que prefiero llamar ‘conocimiento revelado’. Todo acerca de nuestra fe en Jesús apunta a una relación de amor con el Padre en la cual podemos crecer en el ‘conocimiento revelado’. El conocimiento revelado es simplemente el Espíritu de Dios comunicando la verdad a tu espíritu mediante diversos medios. Esto es “oír a Dios.” A medida que leas te volverás más consciente de tres cosas que menciono repetidamente: 1) Tú fuiste creado con la habilidad de oír 5
a Dios, 2) Oír a Dios es la clave para una vida abundante en Cristo, y 3) Debes esperar oír la voz de Dios en tu vida diaria. He intentado explicar esto en forma simple, esperando que pueda estimularte a tener una relación más profunda con el Padre. Andrew Wommack
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Capítulo 1 La revelación de la justicia En algún momento de 1979, descansaba yo boca abajo en el piso del living de nuestro pequeño apartamento en Corsicana, Texas. Fue poco después de regresar de un período de cuatro meses de intentos de ser misioneros en México. Mi esposa, Betty Kay y yo, sólo duramos cuatro meses debido a muchas razones, pero la más importante fue no haber comprendido la dirección de Dios. Habíamos regresado con casi nada de dinero, y necesité un poco de ayuda 7
financiera de mis padres para ponernos de pie otra vez. Conseguí un nuevo trabajo en un banco como agente cobranzas. Mis responsabilidades incluían cobrar los pagos atrasados, préstamos y embargar autos. Esto a duras penas era lo que yo había imaginado cuando primeramente nos establecimos en México en Agosto de 1978. ¿Qué había sucedido? Me sentía como un fracaso. Algunos de mis amigos del Instituto bíblico, estaban teniendo éxito en sus esfuerzos misioneros. Ellos lo estaban haciendo bien. Nosotros llegamos a casa con 20 dólares a nuestro nombre. En mi mente yo 8
había fracasado. Había salido en fe (o presunción) y había sido depositado nuevamente y sin ceremonias, de vuelta en Texas… con casi nada. Mientras estaba revolcándome en el fango de mi miseria, una Escritura explotó en mi espíritu. Había experimentado algo similar en otros momentos de mi joven vida cristiana, pero esta vez parecía diferente. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” (2Corintios 5:21) Si bien conocía esa Escritura, tomé mi Biblia para buscarla. ¡Sí, dice que fuimos hechos justicia de Dios en 9
Cristo! Al instante supe que yo era justo, tan justo como Jesús, tan justo como fuera posible ser. Algo sucedió dentro de mí. El entendimiento doctrinal había sido transformado en conocimiento revelado. Sabía en mi espíritu que a pesar de mis defectos y dudas, estaba limpio y puro ante los ojos de Dios. No importa lo que había hecho para contribuir a mis propias frustraciones, yo era amado y ¡nada puede cambiar eso! Desde ese momento tuve una nueva comprensión de la redención y de mi identidad en Cristo. No puedo decir que entendí la profundidad de lo que acababa de ser revelado a mi espíritu. No puedo decir que todas mis dudas 10
y temores se alejaron para siempre. Pero sí puedo decir que una verdad fundamental me había librado para siempre de la culpa y la autocondenación. Yo podía fracasar de nuevo, pero nada cambiaría mi verdadera identidad en Cristo. Soy justo, libre para estar en la presencia de Dios como Su hijo, libre de la culpa, la condenación y acusación. Podía seguir viviendo con el entendimiento espiritual de que, independientemente de mis futuras subidas y bajadas, siempre seré lo que Jesús hizo de mí: un reflejo de Sí mismo. Esa revelación ha sido la base para mis muchos años de crecimiento 11
cristiano y ministerio. El tiempo sólo ha profundizado la comprensión completa de lo que fue revelado a mi espíritu aquel día de 1979. Yo había escuchado a Dios y escucharlo me había transformado. Aunque el conocimiento de la justicia no era nuevo para mí, la revelación espiritual de ella a mi espíritu de hombre, había sido nueva y poderosa. Lo que había sido una creencia doctrinal era ahora mucho más. ¡La justicia ahora significaba algo para mí! La justicia es un regalo que recibimos por la fe y también tiene beneficios muy reales en esta vida. 12
¡Nos da la facultad para reinar en la vida! “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.” (Romanos 5:17) ¿Qué significa reinar en la vida? Así como el pecado, la duda, culpa y el miedo habían reinado sobre mí en el pasado, ahora estaba en condiciones de vivir por encima de esos sentimientos y moldear mi identidad de Jesús. El conocimiento revelado había hecho esto real para mí.
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“Huye el impío sin que nadie lo persiga, pero el justo está confiado como un león.” (Proverbios 28: 1) El miedo y la timidez habían marcado mi vida durante años. El miedo a la gente, miedo a hablar en público y un miedo basado en mis propios sentimientos de inadaptación y fracasos, había puesto límites en mi presente y mi futuro. Pero la revelación de la justicia abrió la puerta de mi verdadera identidad y potencial. La justicia nos da el derecho a estar de pie y vivir en la presencia de Dios sin culpa o condenación. También nos da la autoridad para estar en presencia de la enfermedad, la 14
corrupción y las obras del diablo sin miedo. A medida que entendamos el poder de la justicia, podremos prevalecer en cada situación. Así como el pecado de Adán y Eva soltó la destrucción del enemigo en la tierra, la justicia de Jesús lo sujeta. ¡El enemigo es impotente contra el renacer, la naturaleza sin pecado de Cristo en nosotros! ¡Y lo que Jesús reveló a mi espíritu era que él me había hecho justo! ¿Cómo fue que la revelación tuvo lugar? “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.” (Romanos 8:16) Somos seres espirituales. Todos los hombres tienen un espíritu. Cuando 15
el Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu de la verdadera realidad de lo que somos en Cristo, nos convertimos en más que vencedores. Podemos empezar a 'reinar en la vida’. El Espíritu puede dar testimonio a nuestro espíritu sobre cualquiera de aquellas cosas que tenemos en Cristo. Esa transacción espiritual puede ser llamada ‘conocimiento revelado’, u ‘oír a Dios’, o ‘ver con nuestros ojos espirituales.’ Algo igualmente importante también me fue revelado ese día. ¡La fe vino por el oír! La comprensión doctrinal se convirtió en verdadera revelación, porque el Espíritu abrió paso y 16
testificó a mi espíritu. Fue así que inmediatamente tuve fe para verme a mí mismo como nunca antes. Esto no se trataba de obligarme a obrar con más fuerza. Fue darme cuenta de que realmente yo estaba en Él. Es como si alguien hubiera descubierto que tenía depositados millones de dólares en su cuenta bancaria. Una ‘revelación’ como esa, cambiaría la forma actuar y pensar en la mayoría de nosotros. Eso es lo que el conocimiento revelado puede hacer por ti. Algo se ha depositado en ti por el nuevo nacimiento. ¡El Espíritu Santo quiere ayudarte a descubrir lo que está ahí! 17
Como he reflexionado sobre mi vida cristiana que comenzó en 1972, me he acordado de otros momentos significativos de “oír” a Dios y momentos donde nació la fe. Me di cuenta que la clave para una vida victoriosa se encontraba en el Espíritu. Cuando el Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que algo sucede. El conocimiento se transforma en revelación. La esperanza se transforma en fe. Lo imposible se hace posible. Muchos años han pasado desde aquel momento que cambió mi vida. Nunca hubiera imaginado que estaría donde estoy hoy. Puedo decir fácilmente: 'Nunca lo vi venir.' 18
Pero hay algo que ha marcado mi travesía por los últimos 40 años, y es la realidad del 'conocimiento revelado’ o el ‘oír’ a Dios. Cuando el Espíritu da testimonio a nuestro espíritu, nos adentramos en otra dimensión de la vida: la sanidad viene, la dirección viene, liberación viene y provisión viene. Pero lo más importante, la fe viene.
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Capítulo 2 Tú Puedes Oír a Dios Fuimos creados para oír a Dios. Fuimos creados a Su imagen con la capacidad de oír Su voz. Incluso después que Adán pecó, él todavía era capaz de oír a Dios mientras caminaba en el Jardín (Génesis 3:810). Si bien la íntima comunión entre Dios y el hombre se perdió por causa del pecado y la humanidad entera entró en oscuridad, la capacidad para oír a Dios no se había perdido. Dios intenta comunicarse con cada persona en la tierra. 20
“Escucharé lo que hablará Jehová Dios…” (Salmos 85:8) En la Escritura encontramos que hay dos tipos de revelación para la humanidad: Revelación General y Revelación Específica. La revelación general está disponible para todos los hombres. La revelación general puede verse en la creación y demostrar que hay un Dios. “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída 21
su voz. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras…” (Salmos 19:1-4) Esto es emocionante y preocupante al mismo tiempo. Es la gracia de Dios que da a cada uno la oportunidad de oírlo y saber que Él existe. Toda la creación testifica que hay un Creador y que la vida proviene de Él. Es una gran pérdida para el hombre buscar el significado y propósito de la vida a través de las cosas creadas, en lugar de buscar en el Creador. Debido al pecado, la oscuridad y la corrupción en el mundo la mayoría de la gente sigue uno de dos caminos en la vida. Muchos optan por vivir 22
según la carne. Eso significa que eligen satisfacer todos sus deseos y caprichos en la búsqueda del significado de la vida y de la identidad. Otros optan por buscar un Dios que no conocen y crean religiones que intentarán entender y satisfacer a la deidad que han imaginado. Esto puede incluir un gran sacrificio personal e incluso auto- abuso. Al mirar el mundo en el que vivimos, podemos ver ambos grupos buscando el significado de la vida, ya sea desde la autoindulgencia o desde una estructura religiosa que deben seguir. El apóstol Pablo declara que toda la humanidad conoció a Dios, dado que la creación 23
Lo revela, pero ellos eligieron ir en pos de otras cosas. “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.” (Romanos 1:21) Jesús mencionó este mismo problema con los Judíos a quienes Él había venido para revelar a Dios. Aunque tenían las Escrituras muchos habían caído en la observación de reglas en lugar de buscar una relación con Dios. “Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen 24
pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane.” (Mateo 13:15) Observe que habían cerrado sus ojos y habían permitido que sus oídos se volvieran indiferentes. No es que Dios haya dejado de hablar; es que la mayoría de ellos estaban tan preocupados con las cuestiones de la vida que dieron poco tiempo o atención para oírlo. ¡Y, sin embargo, fueron creados para oírlo y para vivir de toda palabra que sale de Su boca! Esto es lo mismo que nos pasa hoy. Está escrito: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que 25
sale de la boca de Dios.” (Mateo 4:4) Mientras que la revelación general es la revelación de la existencia de Dios a toda la humanidad, la revelación específica es la comunicación directa de Dios con nuestro hombre espiritual. Todos los hombres son seres espirituales creados a imagen de Dios y todos los hombres tienen la capacidad de “oírlo". Todos los hombres, aunque caídos y perdidos tienen espíritus; pero el espíritu del hombre debe nacer de nuevo y entrar en la unión con Dios. Ahora bien, aun cuando no existiera esa unión, la realidad de que todos los hombres 26
pueden oír a Dios, es un hecho. El Espíritu de Dios puede comunicarse con el espíritu del hombre aunque el hombre esté perdido. “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.” (Romanos 1:20) Los creyentes, que han nacido de nuevo por el Espíritu de Dios, tienen a disposición una dimensión más profunda del ‘oír’. “Porque ¿quién de los hombr es sabe las cosas del hombre, sino el espíritu 27
del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido” (1Corintios 2:11-12) ¡Dios quiere comunicarse contigo! Él quiere mostrarte todo lo que te ha concedido a través de Cristo. Él quiere sacarte de la desesperación, el desánimo, el miedo, la enfermedad y la pobreza, e introducirte en la vida abundante. Esto va más allá de la revelación general de Sí mismo que está disponible para todos a través de la creación. ¡Esta es la revelación 28
específica para nuestros espíritus recreados a fin de que conozcamos la grandeza de nuestra herencia en Él! Dios quiere enseñarte, darte sabiduría, prepararte, advertirte y liberarte. ¡Él está hablando! ¿Por qué muchos no Lo oyen? “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (1 Corintios 2:14) Tristemente, muchos cristianos podrían clasificarse como hombres "naturales", no porque no han nacido de nuevo, sino porque simplemente no toman tiempo para las cosas de 29
Dios. Las preocupaciones de este mundo han ahogado la Palabra y han elegido vivir como hombres naturales, no espirituales. A pesar de que sus espíritus están conscientes de Dios y Su voz, rara vez escuchan o reconocen Sus impulsos, porque no tomaron tiempo para preparar sus corazones para oírle. Considere el desafío de los ciegos y los sordos. En el mundo natural, sin duda, están en desventaja. Esas imágenes y sonidos que son cotidianos para la mayoría, son desconocidos para los que no pueden ver ni oír. Ellos viven una vida diferente; se adaptan, pero el rico mundo de la imagen y el 30
sonido, permanece cerrado y sólo pueden imaginarlo. El hombre natural vive una vida similar. Una vida sin oír a Dios es una existencia mínima. Fuimos creados para oírlo. La elección de ignorarlo y vivir la vida en el plano natural es similar a estar ciego y sordo a la vez. Te puedes adaptar pero nunca conocerás la vida abundante. Fuimos creados para vivir en comunión con el Padre y tenemos disponible Su abundancia, Su favor, Su bendición, Su sabiduría e instrucción. La vida abundante comienza con el deseo de escucharlo.
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El oído que oye, y el ojo que ve, ambas cosas igualmente ha hecho el Señor. (Proverbios 20:12)
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Capítulo 3 La Revelación de Jesús Uno de los pasajes más importantes que trata acerca del tema del conocimiento revelado y el oír a Dios, está en Mateo, Capítulo 16. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 16:15-17) 33
La respuesta que Pedro dio a Jesús, no estaba basada en la lógica ni tampoco en la aprendió en un aula de clases. Dios le reveló a Pedro la verdadera identidad de Jesús y esa revelación ha de ser el fundamento para Su iglesia. Aunque Pedro tuvo sus altibajos en su caminar con Dios, el fundamento de su vida estaba establecido en una revelación. Algo había se había avivado en su espíritu, y como se trataba de una revelación, el hades no podría prevalecer contra ella. (Mira los versículos 18 y 19). Sin duda, la más importante revelación que uno pueda tener, es la de la identidad de Jesús. Hasta que nosotros tengamos conocimiento 34
espiritual de la identidad de Jesucristo, será difícil que otras revelaciones encuentren un lugar en nuestras vidas. La declaración de Pedro y la respuesta de Jesús no fueron poca cosa. La iglesia entera y la autoridad de la iglesia pueden sólo existir en la medida que sabemos quién es Jesús. Después de haber resucitado, Jesús encontró dos discípulos caminando por una carretera y se unió a ellos para discutir los últimos acontecimientos de Su crucifixión. Sin embargo, los dos discípulos no Lo reconocieron. ¡Estaban tan angustiados por Su muerte que no se dieron cuenta que Jesús mismo 35
caminaba con ellos! Más tarde se sentaron a comer juntos. “Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista. Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?" (Lucas 24: 30-32) Lo más probable es que estos discípulos hayan estado en presencia de Jesús durante varias horas (Lucas 24: 15-32), pero sus ojos estaban cerrados a Su verdadera identidad. ¡Sin embargo, llegó un momento en 36
que sus ojos fueron abiertos y lo reconocieron! Jesús no había cambiado. Había sido Jesús todo el tiempo e incluso, recordaron que cuando compartió las Escrituras con ellos, sus corazones “ardían” dentro de ellos; pero aun así, sus ojos continuaban cerrados a Su identidad. ¿Con qué frecuencia Dios nos habla y ni siquiera lo sabemos? La gran necesidad en el mundo de hoy es que la gente tenga una revelación de Jesucristo. Dios no está reteniendo ese conocimiento a nadie, pero solo los corazones que están abiertos a tal conocimiento, lo encontrarán. 37
El conocimiento revelado puede ser descripto como la apertura de nuestros ojos espirituales para ver, o la apertura de nuestros oídos espirituales para escuchar y entender las verdades espirituales. ¿No dijo Jesús vino a hacer precisamente eso? “Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18) Ciertamente esto incluye vista física para quienes están físicamente ciegos, pero también habla de la 38
visión espiritual (conocimiento revelado) para los que habían estado en oscuridad. Considere las palabras de Jesús a Pablo cuando fue llamado al ministerio. Jesús le dijo a Pablo cuál sería el propósito de su ministerio. “para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.” (Hechos 26:18) Observe que ser librado de la potestad de Satanás, recibir el perdón de pecados y nuestra herencia en Cristo, ¡todo depende de tener los 39
ojos abiertos! Esta apertura de los ojos es 'conocimiento revelado’, o ‘el Espíritu dando testimonio a nuestro espíritu.’ Por eso Jesús, cuando Pedro contestó a la pregunta de ‘quién era Él’, le dijo que tal conocimiento no vino de hombre, sino de Dios. ¡Entonces Jesús declaró a Pedro que tal revelación viene completa con las llaves del reino! “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.” (Mateo 16:19) 40
La autoridad viene del conocimiento revelado. Lo que el Espíritu de Dios revela a nuestro espíritu, da a luz la autoridad en nuestras vidas. La comprensión mental, a pesar de ser valiosa, no es suficiente. Fuimos creados para recibir de Dios en un nivel espiritual. Tanto como he comparado mis propias experiencias de escuchar a Dios con estos pasajes, me di cuenta que las verdades de Dios que son avivadas en nuestro espíritu (cosas que "vemos" y "escuchamos" en el interior), representan el fundamento sobre el cual el resto de nuestras vidas se construyen. Tal revelación, no sólo no puede ser sacudida, sino 41
que además hay una autoridad espiritual que la acompaña y nos da poder en esta vida. Cuando la realidad de la justicia se avivó en mi espíritu, las promesas de justicia se convirtieron en mías para recibir y disfrutar. ¿Qué otras cosas quiso Dios revelarme? “He aquí yo... les revelaré abundancia de paz y de verdad.” (Jeremías 33: 6)
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Capítulo 4 La revelación del amor de Dios Todos nosotros hemos experimentado el rechazo. El rechazo es un arma poderosa en contra de nuestra autoestima. El rechazo puede generar pensamientos de insuficiencia, de desesperanza, de ira, de amargura, de miedo y de depresión. Si has sufrido el rechazo en el recreo de la escuela, o cuando tuviste un interés romántico, o por parte de un empleador potencial o tal vez de tus padres, el rechazo puede causar un gran daño en la forma en 43
que te ves a ti mismo y tu valor ante los demás. El rechazo es el suelo en el que crece la incredulidad. Cada vez que se experimenta un rechazo la posibilidad de la duda y la incredulidad aumenta. ¿Cómo se puede tener fe en la vida, o en otras personas o en ti mismo, cuando crees que eres desagradable, incapaz o inadecuado de alguna manera? Las semillas del rechazo producen la cosecha del fracaso. Nuestra identidad queda ligada a los rechazos que hemos experimentado y ponemos nuestras expectativas en la vida, de acuerdo a la memoria de los rechazos que llevamos en nuestros 44
corazones. Esto no es más que esclavitud y opresión. Frecuentemente tenemos esta misma actitud en nuestra relación con Dios. Si no les agradamos a los demás, ¿por qué le hemos de agradar a Dios? Como resultado de esta línea de razonamiento, es difícil, si no imposible, disfrutar de una relación de amor y de confianza con el Padre. Si Él ve todos nuestros defectos y es más consciente de todas nuestras debilidades que cualquier otra persona, ¿por qué deberíamos esperar algo bueno de Él? Lee esto: "…para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos 45
hizo aceptos en el Amado." (Efesios 1:6) ¿Hay palabras que puedan describir lo que acaba de decir Pablo? Veamos el contexto en el que está inserto este versículo: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria 46
de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” (Efesios 1: 36) En este pasaje Pablo declara que Dios nos ha bendecido (v. 3), Él nos ha escogido para ser sin mancha delante de Él en el amor (v. 4), Él ha predeterminado que somos hijos e hijas en su familia (no esclavos o huérfanos) (v.5), ¡y por Su gracia nos ha aceptado! (v.6) Esto es casi demasiado bueno para ser verdad ¡Son buenas noticias! El significado griego de la palabra 'aceptos' significa algo más de lo que comprendemos de la palabra español. Significa 'para hacer elegante, encantador, hermoso, 47
agradable, que te rodea de favor y en honor de bendiciones.’ ¡Wow! ¿Te ves tan agradable a Dios, rodeado de favor y de bendiciones? La mayoría de nosotros necesitamos una revelación para ver eso. Algo que entendí mentalmente, se hizo real para mi espíritu humano por el Espíritu de Dios. Esta revelación del amor y la aceptación de Dios, ni siquiera era un área en la que pensé que podía necesitar ayuda puesto que comprendí que Dios me amaba desde el día 1 de mi salvación. La revelación posterior de la justicia sólo sirvió para darme más certeza de mi identidad en Cristo. Nunca pensé que pudiera faltar algo. 48
Pero en los últimos años, y hasta hace muy poco tiempo, el Espíritu de Dios me ha tocado y 'vi' su amor como nunca lo había hecho antes. El amor de Dios no es sólo una declaración doctrinal, sino que en realidad es Su infinito deseo de verme prosperar en todas las áreas de la vida: espíritu, alma y cuerpo. Lo vi en una manera personal enfocado en mí. No puedo explicarlo de otra manera, sólo puedo decir que esto me cambió. ¿Te ves como el favorito de Dios? No sólo como otra persona redimida en el mar de la humanidad que abarca a todas las personas desde el momento de la creación, ¿sino como su favorito? Probablemente estés de 49
acuerdo con que Dios te ama ¿pero crees que tú le agradas? Sé que suena egoísta y tal vez incluso sacrilegio, pero he llegado a creer que a menos que puedas verte a ti mismo como el objetivo del amor de Dios, y que Él ha enviado a Jesús a morir por ti y sólo por ti, realmente no disfrutarás de la plena expresión de la vida abundante. ¿Cómo cambiaría tu vida si supieras que eres el único objeto del amor y la gracia de Dios? ¿Cómo te impactaría saber que todo Su poder fue puesto a tu disposición? ¿Qué harás de manera diferente cuando descubras que Él te ha dado las llaves del Reino y todo buen regalo? ¿Cómo te 50
sentirías al saber que todos los ángeles del cielo existen para servirte? Sospecho que tu actitud hacia ti mismo y hacia la vida cambiaría. Tu postura podría cambiar. Tu visión de la vida sería diferente. La forma en que tratas a los demás reflejaría el amor que recibiste de Dios como Su favorito. Tus palabras cambiarían. Podrías pensar y hablar de forma diferente. Serías un embajador del Dios Todopoderoso, y la expresión de su amor. Su compasión sería tu compasión. Su misericordia sería tu misericordia. Su corazón para los otros, sería tu corazón para los otros. No tendrías 51
ningún temor porque habría sido reemplazado con absoluta confianza en el amor de tu Padre. ¡Tendrías total paz y confianza por saber que eres hijo de Dios! ¿Puedes imaginar eso? Pues inténtalo, porque es cierto. “El Señor tu Dios está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.” (Sofonías 3:17) Antes de ser concebido Dios te conocía y decidió amarte y aceptarte. Puedes haber sido escogido último en el campo de deportes, pero eres el primero en el 52
corazón de Dios. Puede que no te veas como alguien de Hollywood, pero nada puede verse mejor que tú para Dios. Eres único. No hay nadie como tú. Tienes potencial divino y un propósito divino en este mundo. ¡Eres aceptado! Si logras conseguir que tu corazón quede envuelto por esto, la fe brotará. Cuando sabemos que no hay posibilidad de rechazo, entonces podemos creer en las promesas, disfrutar de Su comunión, ver nuestro potencial y tener paz. Sólo el Espíritu de Dios puede revelar esto. Puede suceder en un instante. Pídele que te revele Su 53
amor. Pablo oró de esta manera por los creyentes de Éfeso. “... arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” (Efesios 3:17-19) ¿Cómo se puede saber algo que excede a todo conocimiento? ¡Conocimiento revelado! Y Pablo continúa orando: ‘que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.’ ¿Llenos de toda la plenitud de Dios? No sé si esto te está golpeando como me 54
golpeó a mí, pero tienes que entender que ‘Cristo en nosotros, la esperanza de gloria’ es algo que va mucho más allá de una doctrina. Dios vive en nosotros, Cristo vive en nosotros y el Espíritu vive en nosotros (estos tres son uno) y sus riquezas son inescrutables, Su amor va más allá de todo conocimiento y su plenitud en nosotros es incomprensible para nuestras mentes naturales. Y ese es el mensaje del Evangelio. Dios quiere vivir en ti y bendecirte. Sobre esta ‘roca’ de revelación, es que Dios construirá Su vida en ti y ¡nada prevalecerá contra ella!
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“Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.” (Jeremías 31: 3)
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Capítulo 5 Revelación de la Protección Era temprano en la mañana. Estábamos a algunas millas fuera del Puerto Au Prince, en Haití, en el verano de 1987. Me habían pedido que acompañe a mi pastor principal y al pastor de misiones a hacer un viaje exploratorio a un orfanato Haitiano durante una semana. El misionero a cargo estaba buscando una iglesia o una organización que se hiciera cargo de la obra, porque él iba a retirarse pronto. Aterrizamos la noche anterior y fuimos recibidos por el caos que había en la ciudad; había 57
pilas de neumáticos quemados, automóviles dañados y gente moviéndose en grupos a través de las calles oscuras. Preguntamos qué estaba pasando, a lo que nuestro anfitrión respondió: ‘la gente sólo está celebrando’. Yo pensé: ‘Estoy tan agradecido de que ni mi automóvil, ni mi casa estén envueltos en esta celebración. ¡Tanta celebración podría ser peligrosa!’ No fue hasta que llegamos al recinto del orfanato, que estaba fuera de la ciudad, que el misionero nos contó la historia completa. La gente estaba haciendo disturbios debido al clima de inestabilidad política y económica en el país. Según nuestro anfitrión, la 58
gente iba a cerrar la ciudad, y tanto el tránsito como el comercio se iban a detener varias veces durante los próximos días. La violencia era algo común en estas situaciones. Íbamos a tener que ser muy cuidadosos con nuestros movimientos si decidíamos ir a la ciudad. Con eso en mente, nos guiaron a nuestras habitaciones para pasar la noche. La mañana siguiente tomé mi Biblia y trepé las escaleras que daban al techo plano de la casa de misiones. Desde allí pude ver el océano y algunas casas y negocios que estaban en los alrededores. Todo se veía pacífico. Pero el Señor sabía del peligro potencial que había y a 59
medida que leía mi Biblia llegué a la siguiente Escritura: “Bendito sea el Señor, porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fortificada.” (Salmos 31:21) En ese momento la fe nació. Esta palabra se volvió viva en mi corazón y supe que sin importar las circunstancias, Dios me iba a dar cualquier cosa que yo necesitara. Instantáneamente tuve paz. Yo estaba creciendo en mi sensibilidad al Espíritu. Estaba aprendiendo a “oír” a Dios. Muchas veces el Señor me habla a través de Su Palabra. No puedo contar cuantas 60
veces el Señor me ha dado promesas, dirección y revelación específica para mi vida mientras leía la Palabra. Es la manera principal en la que Dios trata conmigo. Mi tiempo de oración y lectura esa mañana me prepararon para las aventuras que iban a venir. Pero ¿qué habría sido si yo no hubiese estado orando y leyendo? ¿Habría tenido la misma fe durante el resto del viaje? ¿El miedo le habría abierto la puerta al enemigo? Pablo estaba en oración cuando Dios le dio la siguiente advertencia: “Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente 61
de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí.” (Hechos 22:17-18) ¡Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén! ¿Qué habría sucedido si Pablo se salteaba su tiempo de oración y en vez de eso iba a comprar café? ¿Las cosas habrían sido distintas para él ese día y quizás también para el resto de su vida? ¿Es posible que nos hayamos perdido algunas advertencias e instrucciones de Dios simplemente porque estábamos muy preocupados como para oírlo? Dios quiere revelarnos cosas. Él quiere mostrarnos lo que vendrá. 62
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” (Juan 16:13) Una vez más, el Espíritu dará testimonio a nuestro espíritu. Él no solo nos enseña (como me enseñó sobre la justicia), él nos advierte, nos conforta, nos dirige, nos corrige y nos libra. Pero debemos ser sensibles a Él. Nuestros días en Haití fueron una aventura, por decirlo de alguna manera. Viajamos al Puerto Au Prince en las pocas horas que la 63
ciudad se declaraba abierta. Vimos la pobreza increíble y la miseria humana que produce la oscuridad espiritual. Fui testigo de cómo un hombre perseguía con un hacha a un ex policía secreto cuando estaba buscando algo en el mercado principal. Ellos pasaron a centímetros de donde yo estaba. No tenía idea de lo que podría pasar, pero ver tanta violencia a la plena luz del día era alarmante. Pero yo tenía una palabra de Dios. El autobús que nos llevaba de vuelta al recinto, decidió que era muy peligroso continuar el viaje y ordenó que todos se bajaran. Caminamos a la estación de servicio más cercana que 64
estaba llena de más hombres Haitianos. Ellos instantáneamente se reunieron alrededor nuestro y quisieron hablar. Nunca nos sentimos amenazados, pero no era una situación muy cómoda. Oímos disparos no muy lejos. Un camión grande vino desde la calle y la multitud de hombres corrió a la autopista para parar el camión. Ellos hicieron bajar al conductor y lo obligaron a abrir la parte trasera del camión. Fue ahí que nos dimos cuenta de que estos hombres estaban secuestrando camiones y robando las cargas. Este camión estaba vacío y el conductor y los hombres dieron grandes carcajadas. Mientras el 65
camión se alejaba, todos los hombres volvieron a reunirse alrededor de nuestro pequeño grupo. Sentimos que las cosas eran un poco diferentes esta vez. El misionero le pudo pagar a uno de los hombres para que nos llevara el resto del camino en su auto, y pudimos volver sanos y salvos al recinto. Esa noche las fuerzas opositoras anunciaron que día siguiente, el país se iba a cerrar indefinidamente desde temprano. Decidimos que necesitábamos llegar al aeropuerto lo más rápido posible, y esperábamos poder cambiar nuestros pasajes para el primer vuelo. Las cosas se estaban poniendo interesantes, pero yo tenía 66
una palabra de Dios: “Bendito sea el Señor, porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fortificada”. Una palabra de Dios te pondrá más allá de las cosas que parecen negativas. En mi corazón yo ya sabía que estaba a salvo. Yo sabía que no importa lo que pasara, yo iba a ser librado. No me tomaré el tiempo de relatar todos los detalles de las siguientes horas. Era tarde en la noche, y sin luz, nos lanzamos a la ciudad a través de calles secundarias; evitando barricadas, fuimos a un hotel de una estrella que estaba lleno de otras personas como nosotros que tenían su propia historia para contar. Las 67
ventanas de los autos y autobuses estaban rotas, gente maltratada y en general, el ambiente se iba poniendo más denso con rapidez. Intentamos dormir por un par de horas, antes de hacer el viaje en autobús que nos llevaría hacia el aeropuerto. Allí encontramos cientos de personas durmiendo en las veredas y en el vestíbulo. Las filas de gente se formaban muchas horas antes del horario de los vuelos que estaban estipulados para ese día. Nuestros pasajes eran para dos días después de ese, y todo lo que podía ver era una masa de humanidad asustada tratando de abordar los 68
mismos aviones que nosotros. Pero yo tenía una palabra de Dios. Después de horas esperando, negociando y creyendo, nos dieron pasajes de espera para arribar al avión que terminó siendo el último en dejar el país por cinco días. Seguidamente vimos lo que parecían miles metiéndose en el avión antes que nosotros, incluyendo a los empleados del aeropuerto, hasta que al fin nos llamaron por nuestros nombres. Creo que fuimos los últimos tres en abordar. Dios me había mostrado Su amor en una ciudad fortificada. ¿Cuánto dependió Su protección de que yo lo oyera? Si 69
el miedo hubiera entrado en mi corazón, ¿hubiera pasado lo mismo? Una Escritura que se vivifica en tu espíritu en el momento oportuno puede cambiar tu destino. Muchas veces nos encontramos en medio de pruebas y circunstancias adversas. Es durante esos momentos que la palabra vivificada en nuestro espíritu puede librarnos, darnos sabiduría, dirección, autoridad y fe. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David. (Isaías 55:3) 70
El conocimiento revelado no solo trata con grandes verdades doctrinales y grandes misterios, sino también con los asuntos de la vida diaria. Necesitamos ser vivificados continuamente por la Palabra de Dios. Líbrame conforme a tu palabra (Salmos 119:170)
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Capítulo 6 Conocimiento Revelado El mundo podría llamarlo intuición o quizás sexto sentido. Quizás en el campo de la experiencia humana existan ese tipo de cosas. Pero en el campo de una vida llena del Espíritu, existe el llamado a tener una comunión profunda con Dios, en donde Sus cosas se nos puedan revelar. Uno de los propósitos del Espíritu de Dios en nuestras vidas es que podamos saber las cosas que Él nos ha dado. “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu 72
que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.” (1 Corintios 2:12) El conocimiento revelado es la clave para la fe y la victoria en la vida cristiana. ¡Es la base para vencer en la vida! Hay dos clases de conocimiento en el mundo: conocimiento natural y conocimiento espiritual. La mayor parte de lo que vivimos es de naturaleza natural; incluso el conocimiento Bíblico puede ser acumulado sin tener un impacto real en nuestras vidas. Sabemos que creemos en nuestras mentes, pero muchas veces lo que creemos no se 73
manifiesta de la manera en que debiera suceder. Pablo habló de esto en sus escritos. Hay diferentes niveles de entendimiento que Pablo menciona en la primera carta a los Corintios. Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina? (1Corintios 14:6) Él habla de 1) Doctrina - algo que puede ser aprendido; 2) Profecía – palabras que pueden inspirar/ edificar/ exhortar/ confortar; 3) Ciencia (o conocimiento) – algo que 74
podemos entender lo suficiente como para enseñar a otros; y 4) Revelación – aquello que nos transforma. La doctrina y el conocimiento son increíblemente importantes, pero puede que no produzcan el cambio que es necesario. Muchos tienen buena doctrina pero viven una vida de frustración. Pablo entendió el Evangelio por revelación; no porque alguien se lo enseñara. “Pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.” (Gálatas 1:12) La energía de Pablo, su fe, su dedicación al Evangelio y al llamado 75
de Dios, tenían que ver con la revelación recibida de Jesús que le cambió la vida. El Espíritu de Dios le reveló cosas de Dios al espíritu de Pablo. El Espíritu puede revelar cualquier cosa a nuestro espíritu y esa revelación se vuelve parte nuestra. “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.” (1Corintios 6:17) Desde que nos volvemos un espíritu con Él, es cuestión de que Su Espíritu vivifique en nuestro espíritu la realidad de quiénes somos y de que nuestras necesidades son satisfechas en Él. El conocimiento revelado, o el ‘oír’ a Dios, se dan en la naturaleza 76
espiritual y no es fácil dar en el clavo. Lo sabes cuándo lo sabes. El campo de visión y entendimiento espiritual, va más allá de nuestro intelecto y emociones. “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” (2 Corintios 4:18) El conocimiento revelado trasciende el intelecto humano y el mundo tangible de lo que se ve. Es el lugar de nacimiento para la fe verdadera. ¿Cómo viene la revelación? Obviamente viene de Dios, pero no es algo que Dios esté 77
reteniendo. Tiene más que ver con que nosotros estamos demasiado distraídos como para buscarlo con todo nuestro corazón. Pablo oró por los Efesios para que Dios les dé un espíritu de revelación. Deberíamos orar por lo mismo. “Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que 78
creemos, según la operación del poder de su fuerza.” (Efesios 1:17 19) Pablo oró por los cristianos de esta manera, porque tal revelación y alumbramiento no viene automáticamente en el momento en que recibes la salvación. Si así fuera, todos los creyentes estarían caminando en la misma paz, amor y victoria. No habría fracaso o escasez en nuestras vidas. Pero si miramos a los creyentes que están alrededor nuestro y a nuestras propias vidas, tenemos que ser honestos y darnos cuenta de que el conocimiento revelado escasea. 79
Esta “revelación” nos lleva a una dimensión diferente del entendimiento de Su poder para los que creemos. Ese es el poder secreto – ¡Revelación! Muchos nacen de nuevo y son bautizados en el Espíritu, pero aun así parece haber falta de poder en sus vidas. ¿Por qué? Porque la revelación Espiritual no ha sido vivificada en ellos todavía. Los ojos de su entendimiento no han sido alumbrados. El conocimiento revelado viene cuando creamos el ambiente correcto, pasando tiempo en la Palabra y en la oración, alabanza y meditación. Vamos a “ver” sanidad. Vamos a “ver” autoridad. Vamos a 80
“oír” al Espíritu. El conocimiento mental se volverá revelación espiritual, y la vida victoriosa se volverá una realidad. El conocimiento revelado va a ser el indicador de tu fe para proclamar lo que sabemos que es verdad. Cuando hablamos a nuestros cuerpos, no va a ser una confesión al estilo fórmula, sino un poderoso entendimiento de lo que recibimos por revelación. Hay una diferencia entre la doctrina de “por Sus llagas soy sano,” y la revelación de esa misma verdad. Una la puedes enseñar. La otra, se trata de liberar palabras que están llenas de fe porque han sido vivificadas en ti por el Espíritu. 81
Vivir en la realidad de nuestro espíritu nacido de nuevo es el producto de entender realmente por revelación, qué es lo que hay en nosotros a través de Jesús. Tú lo sabrás cuando pase. Cuando medites y ores en la Escritura mencionada más abajo, Dios te mostrará cuál es “la esperanza de Su llamado.” Has de esto tu oración. “Padre, yo te doy gracias porque es tu deseo que yo tenga el espíritu de revelación para las cosas del Reino, y un alumbramiento real del entendimiento de tu poder en mí. Gracias por revelar estas cosas a mi espíritu.” ( Efesios 1:17-19) 82
El corazón del creyente debe ser un corazón que desea un verdadero compañerismo con el Padre. Tal compañerismo produce la revelación de la que Pablo hablaba. Cuando llamamos a la puerta, pedimos y buscamos, las cosas nos son reveladas. Sólo por el conocimiento revelado podemos entender verdaderamente la naturaleza de Dios en nosotros y todo lo que Él ha depositado en nuestros espíritus nacidos de nuevo. Tener conocimiento no es suficiente. “Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su 83
voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual.” (Colosenses 1:9)
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Capítulo 7 La Revelación de la Sanidad Corría el año 1989 y habíamos estado en Guatemala unos 7 meses estudiando español. En aquellos días viajamos a una remota aldea que se encontraba en una montaña, en Guatemala, y allí compartir la Palabra con un grupo de cristianos y ser testigos de un servicio de bautismo. Era una buena oportunidad de conocer indígenas y compartir nuestra fe con ellos. Después del bautismo nos invitaron a merendar en un lugar muy rústico y en condiciones sanitarias muy pobres. 85
Fue probablemente durante esa comida, que ingerí algo contaminado. No muchos días después, empecé a sentirme débil y con náuseas. Esto continuó por algunos días más, hasta que una mañana me levanté y me miré al espejo. Mis ojos y piel amarillos me estaban mirando. Una consulta a un doctor cristiano, me confirmó que tenía hepatitis. Después del análisis de sangre requerido, el doctor me dijo que tendría que estar en cama por 4 meses. Pero nosotros teníamos planes de mudarnos a Chile antes de que ese período de tiempo termine; 86
por lo que el veredicto de los 4 meses no fue bienvenido. Una vez, estando solo en la cama, empecé a recordar todas las razones por las que que no debería debería estar enfermo. ¡Yo era un graduado de la universidad Bíblica y un misionero para Dios! ¡Estaba siguiendo el llamado de Dios para mi vida! ¡No debería estar enfermo! ¡Yo creía en la sanidad! Pero todas esas cosas no eran suficientes. Necesitaba algo más profundo. Pasé esos días en la Palabra, leyendo libros que inspiraban a la fe f e y oyendo enseñanzas. Probablemente me centré en la Palabra más que nunca. ¡No podía hacer ninguna otra cosa! 87
Lo que no me había dado cuenta en ese momento, era que yo estaba creando un ambiente propicio para oír a Dios. Más allá de mi llamado, contexto y esfuerzos por servir al Señor, hoy puedo darme cuenta que oírlo a Él no era una prioridad diaria para mí. Mi tiempo en cama me dio la oportunidad de eliminar todas las distracciones y enfocarme sólo en eso. “Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades.” (Lucas 5:15) 88
Después de cuatro semanas… sucedió. Débilmente salí arrastrándome de mi pequeña habitación y me senté en el comedor. La familia se había ido al mercado y yo tenía la casa para mí solo. Mientras estaba sentado en una simple silla de madera, el Espíritu de Dios me dijo: “Por mis llagas fuiste sanado.” Yo conocía esa Escritura. Podía enseñar sobre sanidad. Ya había leído esa y otras Escrituras sobre sanidad. No dudaba de la voluntad de Dios. Pero repentinamente ¡Lo que era una doctrina se volvió vida en mí! El Espíritu dio testimonio a mi espíritu. ¡Yo supe que había sido sanado! 89
Me vestí e hice una caminata por la calle. La gente sana puede hacer eso. Todavía estaba demacrado y amarillo, pero había algo diferente. Supe que supe que supe que estaba sano. La Palabra del Señor había venido a mí. Rápidamente empecé a recuperarme y a ganar peso nuevamente. El pronóstico de los cuatro meses se transformó en cuatro semanas porque fui capaz de oír a Dios. ¿Qué aprendí de esto? Primeramente, que Dios no me estaba probando, que la enfermedad nunca es Su voluntad. Segundo, que la Palabra de Dios está siempre viva y activa. No es que el versículo que 90
fue vivificado en mi espíritu, se volvió vivo de repente ese día en 1989 ¡Siempre había estado vivo! Era yo quien estaba viviendo en piloto automático sin crear un ambiente para oír a Dios. Era yo el que no estaba viviendo de toda palabra que sale de la boca de Dios. Por eso, cuando vino el momento de recibir sanidad, no estaba en el lugar propicio para oírlo a Él. Me tomó cuatro semanas estar en ese lugar. La revelación de una verdad ya conocida trajo fe y sanidad. A partir de esa experiencia me di cuenta que saber algo, incluso saberlo lo suficiente como para enseñarlo, no es suficiente. La verdad es espiritual. 91
Debe ser vivificada en nuestros espíritus nacidos de nuevo para que la fe nazca y cambie lo que sucede. Debemos aprender a “escuchar” y “ver” con oídos y ojos espirituales. Jesús, haciendo referencia a los judíos que vivieron en Sus días, dijo lo siguiente: “Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane.” (Mateo 13:15) 92
En este versículo Jesús explica exactamente por qué algunos no reciben sanidad. Es un problema del corazón. El corazón se ha consumido con las preocupaciones de la vida. Los oídos espirituales están sordos. La visión espiritual está nublada. Un corazón que no está a tono con el Espíritu de Dios, tiene dificultad para oír. La fe está bloqueada. Tristemente, en muchas iglesias los creyentes están instruidos para confiar en la soberanía de Dios y aceptar el hecho de que Él estaba en control de ciertos eventos negativos. En lugar de aprender a crecer en sensibilidad al Espíritu de Dios, a menudo creamos excusas teológicas. 93
Una vez más, no es una doctrina o un sistema de creencia el que nos sana y nos alivia del sufrimiento. Es el fruto de oír a Dios. Es en nuestros tiempos de comunión con el Padre que Su Palabra es vivificada en nuestros espíritus. Considera los siguientes ejemplos de conocimiento revelado y como fluyó la sanidad. El ciego Bartimeo tuvo una revelación de la Identidad de Jesús: “¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!”(Marcos 10:47) De alguna manera Bartimeo recibió una revelación de la identidad de Jesús como hijo de David. Para los judíos, este era el título del Mesías, 94
El que vendría a sanar y liberar a los oprimidos. Esta revelación causo que Jesús parara y ministrara a Bartimeo y él recibiera la vista. El Centurión tuvo una revelación de la autoridad de Jesús: “Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.” (Mateo 8:8-9). El Centurión no le pidió a Jesús que venga a su casa. Él supo que las palabras de Jesús eran suficientes. 95
¡Él entendió la autoridad espiritual! Lo interesante es que el Centurión no era judío y aun así el Espíritu de Dios le reveló algo que dio como resultado la sanidad de su siervo. Jesús declaró que ¡No había encontrado tanta fe en todo Israel! ¡El conocimiento revelado da a luz una gran fe! Los amigos del hombre paralítico, tuvieron una revelación del poder de la presencia Jesús: “Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar. Y sucedió que unos hombres que traían 96
en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él.” (Lucas 5:17-18) Algo inspiró a estos hombres a seguir adelante aun cuando las circunstancias naturales estaban en contra de ellos. La fe nació en sus corazones y ellos fueron capaces de escalar al techo y hacer un agujero a través del cual bajaron a su amigo. ¿Que hizo que llevaran adelante tal fe y perseverancia? Los dos hombres ciegos tuvieron una revelación de Su misericordia y compasión: “Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, 97
clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Y la gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos. Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron.” La mujer con el flujo de sangre tuvo una revelación de la unción de Jesús: “cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si 98
tocare tan solamente su manto, seré salva.” (Marcos 5:27-28) A pesar de que esta mujer era considerada ‘inmunda’ por la ley judía, ella tuvo una revelación de que incluso las ropas de Jesús tenían Su unción. Esa revelación la impulsó a entrar en la multitud y seguir adelante hasta lograr tocar Su manto. Lo que encuentro llamativo es que en cada uno de estos casos, gente común fue motivada por una revelación de lo que Dios había hecho disponible. Estos no eran escolásticos, ni teólogos; incluso dudo que ellos hayan sido diligentes buscadores de Dios. Pero sus corazones no estaban endurecidos y sus oídos no estaban 99
sordos. Ellos oyeron al Espíritu de Dios, no porque fueran especiales, sino porque estaban abiertos. La fe nació en sus corazones y las acciones siguieron la fe. Oír a Dios es la clave para la sanidad de nuestros cuerpos. A menudo les pedimos a los demás que crean por nuestra sanidad. Nos sentimos indignos y fuera de contacto con Dios. Hay un peso en nuestras consciencias que nos lleva a pensar que nuestra relación con Dios no es lo que debería ser. Pero espera y piénsalo. Nadie en los Evangelios tuvo una relación cercana con Dios. ¡Ellos ni siquiera eran nacidos de nuevo! Y aun así, todo el 100
que se acercó a Jesús fue sanado. ¿Cómo puede ser? Ellos simplemente “vieron” algún aspecto de Su naturaleza en sus espíritus que generó fe. No fue que ellos eran maduros o devotos a Dios. Ellos solo vieron un destello de Su identidad, o Su autoridad, o Su compasión, o Su unción, o Su poder y esa simple revelación los guio hacia Él con expectación. ¡Esto debería ser alentador para nosotros! Todo lo que necesitamos es estar abiertos a “ver” y “oír” la naturaleza de Dios y recibir lo que es nuestro. “Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de 101
sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle, y para ser sanados de sus enfermedades” (Lucas 6:17,18)
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Capítulo 8 Sus Ovejas Oyen Su Voz Oír la voz de Dios no es sólo una posibilidad, es una necesidad. Una relación es fruto de una comunión. En una relación, las dos partes participantes son responsables de mantenerse en comunicación. Las dos partes tienen cosas para decir y oír. Esta clase de comunión con el Padre fue la base del ministerio de Jesús. ¿Cómo podemos esperar hacer más con menos? Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue 103
a un lugar desierto, y allí oraba. (Marcos 1:35) ¿Alguna vez te has preguntado por qué Jesús oraba? Quiero decir, ¡Él es Jesús! La Palabra hecha carne. ¿Por qué Él tomaba tiempo para orar? ¿Es posible que Jesús necesitara orar para oír al Padre? ¿Necesitó Jesús momentos sin distracciones para poder oír a Dios y recibir revelación para Su ministerio? Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al 104
Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis. (Juan 5:19-20) La visión, dirección y fe para el ministerio de Jesús nacieron en Sus tiempos de oración y comunión con el Padre. A tal punto fue así, que llegó a decir que Él ¡no podría haber hecho nada por Sí mismo! Eso nos parece difícil de comprender, pero Su habilidad para sanar, echar fuera demonios, calmar tormentas, multiplicar comida y resucitar muertos, fue el resultado de “oír” al Padre o “ver” lo que el Padre estaba haciendo. Esto fue conocimiento revelado 105
Jesús declaró que nosotros también podríamos estar limitados en nuestra relación con Él, si no permanecemos en Él. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. (Juan 15:5) No debería sorprendernos el hecho de que estamos trabajando con los mismos recursos que Jesús tuvo. Él sólo pudo hacer lo que recibió del Padre, y nosotros sólo podemos traer a manifestación el fruto de la redención si habitamos en Él. Nuestra vida cristiana no es únicamente mental. Si oír al Padre 106
fue tan vitalmente importante para Jesús, ¿no debería ser igual de importante para nosotros? Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.” (Juan 10:27) Este tipo de oír es revelación. Este tipo vista es revelación. Es el Espíritu dando testimonio a nuestro espíritu. La vivificación de la Palabra en nuestro hombre interior produce entendimiento espiritual y fe para recibir cualquier cosa que Dios haya prometido. En el año 2001, después de 12 años de estar en el campo misionero, el Señor nos guió a volver a Texas. 107
Habíamos vendido o regalado todas nuestras posesiones e íbamos a regresar a Estados Unidos de la misma manera en que habíamos llegado a Chile; con dos maletas por persona. La única cosa que no había podido vender era mi automóvil. El automóvil había sido una bendición para nuestros últimos años en Santiago; yo lo había puesto a la venta, pero no hubo ningún interesado. Según recuerdo, era la mañana de un miércoles e íbamos a viajar un sábado. Yo estaba leyendo mi Biblia y orando (especialmente por el automóvil) cuando llegué a Romanos 4:17: 108
“Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. (Romanos 4:17) Cuando mis ojos cayeron en esas palabras, oí decir al Espíritu de Dios decirme, “así es como yo lo hago.” Mi primera respuesta fue: “sí, es algo que yo suelo enseñar.” ¡Entonces me di cuenta que había oído eso de parte de Dios! El Espíritu había vivificado una verdad en mi espíritu y yo salté de mi silla y declaré, “¡HOY este automóvil está vendido en el Nombre de Jesús!” Algo se movió por dentro de mí. La fe había nacido. Las palabras fueron 109
habladas. ¡El mundo del Espíritu estaba en movimiento! Ese día tenía que hacer unos trámites bancarios en la ciudad con mi pastor asistente, así que fui en automóvil a la cita. Mientras estaba dentro del banco mi teléfono celular sonó. Un hombre estaba afuera, había visto el cartel de “se vende” en la ventana de mi automóvil, y estaba interesado. Le pedí que entrara en el banco y que cuando terminara mis asuntos, podríamos hablar. Unos minutos después lo estaba llevando en mi automóvil por esa cuadra. Él pregunto qué precio tenía y cuando se lo dije, inmediatamente respondió: “Me lo llevo.” Yo pregunté cómo 110
podíamos proceder a la venta, y él me dijo que su banco estaba cruzando la calle. Hicimos la transferencia de fondos, fuimos a un escribano que estaba a media cuadra y cerramos el trato. ¡Literalmente dos horas después de oír a Dios, yo estaba sacando mis pertenencias del automóvil y dándole al nuevo dueño las llaves! ¿Qué habría pasado si yo no pasaba tiempo con Dios esa mañana? ¿Y qué habría pasado si yo hubiese perdido tiempo en preocuparme y planear a quién se lo podría dejar para que lo venda por mí? ¡Oír a Dios hizo que ese día fuera emocionante! 111
La gran necesidad en la iglesia es que cada creyente tenga su propia relación con Dios. Muchos no saben el significado del término “oír a Dios.” A menudo no sabemos que esperar o cómo hacer para oír algo de parte del Señor. Tendemos a vivir nuestras vidas al nivel del alma. La mente, las emociones y las sensaciones que nos producen las circunstancias pueden dominarnos a tal punto que podríamos endurecernos para escuchar la voz del Espíritu. Si no somos sensibles a las cosas del Espíritu iremos en busca de seres humanos para obtener respuestas 112
mucho más frecuentemente de lo que buscamos a Dios. Pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa. (Marcos 4:19) En sus cartas Pablo oraba por los creyentes, y sus oraciones nos revelan las formas en las que Dios suele hablarnos. Esto no significa que lo vamos a oír en voz audible, sino que va a haber un testimonio espiritual o que palabras se van a vivificar en la medida que pasemos tiempo con Su Palabra. La manera más importante y efectiva de oír a Dios es a través de Su Palabra. 113
Conocer Su Palabra, contexto, historia y Su mensaje para los creyentes será el fundamento para el conocimiento revelado y lo oiremos correctamente. Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. (Salmos 119:105) Considera la oración de Pablo por los Efesios que examinamos anteriormente: para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál 114
es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, (Efesios 1:17-18) Cuando el Espíritu nos habla o nos ilumina, lo hará en el área de la revelación, sabiduría e iluminación del entendimiento. Un nuevo entendimiento vendrá. Tú “verás” cosas con ojos espirituales. La confusión se irá e ideas creativas tomarán su lugar. Será un momento de “bombilla encendida.” Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. (Romanos 10:17) ¡La fe nacerá cuando oigamos a Dios! Una fe vibrante es una de las 115
maneras más importantes que tienes para saber que has oído a Dios. La fe no puede ser fabricada sin que la Palabra se vivifique en nuestros espíritus. El oír del que estamos hablando es de naturaleza espiritual. Cuando el Espíritu de Dios en nosotros puede atravesar nuestras mentes y emociones y ser vivificado en nuestro espíritu, obtenemos lo que se llama oído espiritual. Mucha gente “escucha” la Palabra de Dios con sus orejas y otros oyen solo con sus mentes, pero es nuestro espíritu el que debe oírlo a Él. Cuando Su Espíritu se comunica con nuestro espíritu, nace la fe. 116
Por esta razón, también nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos cesado de orar por vosotros y de rogar que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios; (Colosenses 1:9-10) Cuando Dios nos hable habrá visión, dirección y energía. ¡Dios producirá en nosotros todo lo que está dentro de Él! Habrá conocimiento de Su voluntad y entendimiento espiritual. Quizás no tengamos el cuadro completo o no sepamos el fin desde 117
comienzo, pero sabremos lo suficiente para dar el siguiente paso en fe. Oír de Dios es la clave para seguirlo, y seguirlo a Él es la clave para completar nuestro propósito y destino. Algo menos que eso va a ser hueco y sin valor real. Cuando entendamos que oírlo a Él es tan importante para nosotros como lo era para Jesús cuando caminaba en la tierra, nuestros ojos y oídos espirituales comenzarán a estar a tono con las cosas del Espíritu.
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Capítulo 9 La Revelación del Futuro Casi todo el mundo quiere saber el futuro. ¿Cuántos errores podrían haberse evitado si hubiésemos tenido idea de lo que iba a venir? ¿Es posible vislumbrar el futuro? “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” (Juan 16:13) Esto no debería en realidad sorprendernos. La fe es la evidencia 119
de las cosas no vistas. La naturaleza misma de la fe es ver lo que no se ve y poseerlo antes de que se manifieste. El Espíritu de Dios está consagrado a revelar los eventos futuros y esa revelación produce fe en el corazón. Noé fue advertido de los eventos futuros, aunque no los comprendió. Aun así, la comunicación con Dios lo libró de la destrucción que cubrió el planeta. “Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían…” (Hebreos 11:7) Dios le contó a Abraham acerca de su destino y lo llamó a dejar su tierra sin que entendiera los detalles. Pero él 120
supo que Dios lo estaba bendiciendo dándole una herencia, ¡y todas las familias de la tierra serían benditas a través suyo! “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba...” (Hebreos 11:8) Escuchar a Dios produjo fe en el corazón de Moisés. Él dejó Egipto porque vio al Dios invisible y supo que él tenía un destino. “Por la fe [Moisés] dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.” 121
(Hebreos 11:27) (Corchetes agregados) Aunque el futuro pueda ser o no expresado en detalle, comprender que Dios ha hablado es lo que produce fe. Mientras éramos misioneros en Concepción, Chile, recibimos una invitación a mudarnos a Santiago para trabajar con un nuevo grupo en una casa. Yo no tenía deseos de mudarme a Santiago, que en ese momento era una ciudad con 5 millones de personas. Pero cuando oré por esa invitación, el Espíritu de Dios me habló y me mostró tres cosas que iban a pasar cuando me mudara allí. Ni bien oí la voz de Dios 122
(la vivificación del Espíritu a mi espíritu), la fe nació. La fe viene por el oír (Romanos 10:17). Esa es la verdadera prueba para saber si has oído o no algo de parte de Dios. Cuando algo es vivificado en tu espíritu, la fe emerge. Hay una emoción y una energía pujante que antes no estaba. Cuando Dios me mostró esas tres cosas específicas que iban a suceder en Santiago, la fe llenó mi corazón. Todo mi titubeo natural desapareció y una energía divina me consumió. Un par de meses más tarde nos habíamos mudado a Santiago y dos semanas después sucedió lo primero que Dios me había mostrado. Unas 123
semanas después ocurrió lo segundo, y pocos después lo tercero. No puedo entrar en detalles en este libro, pero los tres eventos tenían que ver con el grupo de esa casa, el liderazgo y la dirección nueva que Dios le iba a dar al grupo. El Espíritu me había revelado una información detallada que transformó mi corazón dubitativo a uno lleno de fe y paz. ¡Él te mostrará las cosas que vendrán! En el 2007 sucedió algo similar. Después de vivir y ministrar en Dallas por 6 años, mi esposa y yo hicimos un viaje a Colorado para visitar el Ministerio Andrew Wommack y el Instituto Bíblico Charis. Nos familiarizamos con el 124
ministerio de Andrew durante nuestros años en Dallas y nuestros hijos ya crecidos estaban planeando asistir al instituto Bíblico. Mientras Betty Kay y yo visitábamos las comodidades del lugar, el Espíritu de Dios habló a mi corazón y me dijo: “un día tú enseñarás aquí”. Estaba sorprendido y perplejo. Nadie en Colorado me conocía. Por ese entonces yo ministraba los sábados por la noche en un pequeño Instituto Bíblico Español en Dallas, y trabajaba en un empleo secular durante el día. No tenía pista alguna de cómo iba a llegar a enseñar en Charis. Tampoco sabía si el Espíritu se había referido a que me iban a 125
invitar para enseñar una vez o si iba a tener un rol importante en la escuela. Pero me había sido revelado un evento futuro y la fe nació. Pedimos solicitudes de empleo en Charis y volvimos a Dallas. Después de enviar nuestras solicitudes de empleo, pasaron un par de semanas durante las cuales estuvimos orando por nuestro futuro. Luego de eso Betty Kay recibió una llamada del ministerio mostrando interés en ella para un puesto de contabilidad que estaba disponible. Debía presentarse para una entrevista y pasar algunos exámenes, lo que significaba hacer un viaje de vuelta a Colorado. 126
¡Pero yo tenía una palabra de Dios! Aunque el Ministerio de Andrew Wommack no me había llamado a mí, había una posibilidad para Betty Kay. Con una palabra de Dios para mí y un posible trabajo para Betty Kay, ¡tomamos la decisión de mudarnos a Colorado! ¿De dónde vino la fe para hacer tal movimiento? No tenía ningún sentido en lo natural. Promediábamos ambos los cincuenta años y estábamos lanzándonos una vez más hacia algo nuevo. Pero yo tenía una palabra de Dios. Cuando el Espíritu da testimonio a tu espíritu, la fe nace, se crea la visión, la energía es liberada y se recibe la provisión. 127
Nos mudamos a Colorado y Betty Kay obtuvo el trabajo. Pasaron dos semanas antes de que me contactaran del Centro Telefónico del Ministerio Andrew Wommack para ofrecerme un trabajo para orar por las personas por teléfono. Tres meses después me pedían que respondiera los e-mails y cartas que llegaban al ministerio con preguntas doctrinales y teológicas. Un año y medio después de estar trabajando en el MAW, me llamaron de improviso como orador invitado para una reunión en la capilla del Instituto Bíblico. ¡La palabra de Dios se había cumplido! Pero eso no era todo. Me pidieron que enseñe cerca de diez veces más ese año. ¡Al año 128
siguiente me pidieron que desarrollara y enseñara nueve cursos mientras continuaba respondiendo emails! El siguiente año fui contratado por el Instituto Bíblico Charis a tiempo completo y empecé a enseñar doce cursos. Un año más tarde me pidieron que sea Decano de Estudiantes y me dieron más cursos. Cuando Dios habló por primera vez a mi espíritu en los comienzos del 2007, nunca soñé que las cosas se desarrollaran de la manera en que lo hicieron. ¡Ahora enseño 16 cursos y me encuentro en la etapa más productiva de mi vida! Todo esto nació del Espíritu dando testimonio a mi espíritu de que yo “un día” iba a 129
enseñar en el Instituto Bíblico Charis. El Espíritu está deseando mostrarnos las cosas que vendrán. La revelación de Dios es la clave para obtener dirección, autoridad, fe, sanidad, advertencias y seguridad. ¿Cuántas veces nos perdemos la vivificación del Espíritu porque estamos enfocados en otras cosas? Leyendo el libro de Hechos podemos encontrar muchos ejemplos del Espíritu involucrándose en la vida de los creyentes. “Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro...” (Hechos 8:29) 130
La sensibilidad de Felipe al Espíritu de Dios trajo a un alto funcionario del gobierno Etíope a la salvación por la fe en Jesús. Posiblemente no sabremos en esta vida qué impacto habrá tenido este evento para la nación de Etiopía. “Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan.” (Hechos 10:19) ¿Ves lo específico que puede ser el Espíritu? El no dijo “algunos” hombres, sino “tres” hombres. ¿Podrías usar información así? ¿Puedes esperar que Dios te revele cosas así a ti? Pues deberías. 131
“Y el el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar.” (Hechos dudar.” (Hechos 11:12) Sobre este mismo evento vemos que el Espíritu no había terminado de comunicarse con Pedro. Saber que había tres hombres no era todo. También le fue revelado que podía ir confiado con esos hombres. ¿Qué habría pasado si Pedro se hubiese salteado su tiempo de oración ese día y le hubiere dado más importancia al lavado de su ropa? ¿Sabías que el Espíritu también puede revelar eventos mundiales? Agabo, un profeta del Nuevo Testamento, fue advertido del hambre que iba a venir. 132
“Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio...” Claudio...” (Hechos 11:28) Considera este pasaje sobre Pablo y Bernabé, cuando fueron enviados como misioneros apostólicos. “Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.” llamado.” (Hechos 13:2) Es interesante que el Espíritu no reveló la naturaleza de la obra a la que había llamado a Bernabé y Saulo 133
(Pablo). Eso es porque ellos ya sabían. El Espíritu había revelado su propósito para ellos meses o incluso años antes, pero Bernabé y Pablo estaban esperando el tiempo de Dios. Como aprendí en nuestro primer viaje misionero a México en 1978, el llamado no es el “envío”. Más tarde hablaré más sobre eso. “…Y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió.” permitió.” (Hechos 16:7) Aquí vemos al Espíritu redirigiendo a los apóstoles. Se encontraban en situación de recibir más porque estaban en movimiento y siguiendo las primeras palabras del Espíritu. 134
Rara vez recibimos la historia completa la primera vez que escuchamos a Dios. En la medida que caminemos en lo que sabemos va a venir más. La clave es permanecer sensibles al Espíritu Santo. Como puedes ver, el Espíritu puede estar muy activo en nuestras vidas. Estos ejemplos incluyen instrucciones, dirección, información, revelación del futuro y redirección. Todos los creyentes tienen acceso al ministerio del Espíritu Santo. ¿Estamos escuchando y esperando oírlo?
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“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.” (Apocalipsis 2:7) Tendemos a vivir nuestras vidas con la vista enfocada en el presente y a lo sumo en algunos de los días siguientes. Si pensamos en el futuro usualmente es porque esperamos que todo salga bien o que nada malo nos pase. Si nos aflige la enfermedad o algún otro desafío cruza nuestro camino, nos enfocamos mucho en el presente y vemos hacia el futuro con terror. ¿Conseguiremos sobrepasar esta tormenta de la vida? ¿Podemos 136
recibir revelación sobre el futuro por el Espíritu? Hay dos versículos en el libro de Hebreos que me han dado una clave para vencer obstáculos y tener paz en medio de los desafíos de la vida. “Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.” (Hebreos 11:27) ¡Moisés se sostuvo como viendo al Invisible! Tenemos dos tipos de ojos, o dos tipos de visión. Nuestros ojos naturales solo ven lo que es visible, pero nuestros ojos espirituales pueden ver en el mundo del Espíritu. ¡Ver lo invisible es la clave para 137
vencer lo visible! Aquí hay un segundo versículo que me ha ayudado. “ES pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven.”(Hebreos 11:1 RV1909) Como hemos visto, la fe viene por oír la Palabra de Dios en nuestro espíritu. La fe nos lleva inmediatamente al campo de las cosas no vistas. No necesitamos fe para lo que vemos, sino para lo que no podemos ver con nuestros ojos naturales. Cuando podemos ver el futuro con nuestros ojos espirituales, sabemos que la fe ha venido y que nos llevará hacia la victoria. La 138
visión espiritual es simplemente otra manera de expresar el conocimiento revelado. El Espíritu da testimonio a nuestro espíritu acerca de las circunstancias del presente y de los eventos futuros. Siempre que he sido desafiado en lo físico o estuve enfrentando algún otro obstáculo en mi vida, he aprendido a encender el interruptor de mis ojos espirituales. Miro hacia el futuro y si me puedo ver a mi mismo sano, completo, próspero, jugando con mis nietos, disfrutando la vida con mi esposa, sé que voy a pasar a través de la tormenta con éxito. En vez de enfocarme en el desafío temporal y volverme 139
temeroso y lleno de duda, me sostengo viendo lo invisible. Mientras pueda mirar hacia el futuro y “verme” cumpliendo mi propósito en Dios, yo sé que el desafío actual es temporal. Pasará. Yo venceré. Muy a menudo los creyentes son consumidos por lo temporal: el diagnóstico del doctor, la política y los desafíos financieros. No se detienen para mirar al futuro o ver Al que es Invisible. Intentan ganar sus batallas con su propia fuerza y visión y a menudo fallan. La clave para la vida abundante es el conocimiento revelado.
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Esa revelación solo vendrá por tener comunión con Dios por la Palabra y por el Espíritu. “Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu dicho me ha vivificado.” (Salmos 119:50).
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Capítulo 10 La Revelación de las Palabras Estaba sentado en mi sillón reclinable mirando la televisión y pasando canales, hasta que llegue al comienzo de una película que pensé que podría ser interesante. No puedo recordar ahora qué película era porque no la vi, pero a medida que pasaban los gráficos de los créditos iniciales ‘vi’ algo que capturó mi atención. Los gráficos llenaban la pantalla con miles de letras del alfabeto flotando en la nada. Entonces, ciertas letras comenzaron a organizarse y formar 142
palabras. Las palabras, obviamente, estaban escribiendo el título de la película, los nombres del productor, director, actores, etc., pero yo estaba viendo algo más. Instantáneamente vi el mundo del Espíritu y vi que había palabras creativas que estaban disponibles para nosotros constantemente. Su Palabra es viva y eficaz, y de repente me di cuenta de que todas las palabras de Dios están vivas y "flotando" en el mundo del Espíritu ¡a la espera de ser habladas y ser asignadas a algo o a alguien! A través de los créditos de apertura de una película, el Espíritu de Dios se avivó en mí para ver otra dimensión y comprender el poder de las 143
palabras. Apagué el televisor y comencé a meditar sobre lo que el Señor me había mostrado. Varias escrituras comenzaron a inundar mi corazón y mi mente. Empecemos por considerar las palabras de Dios. “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. (Isaías 55:11) Las palabras de Dios logran los propósitos de Dios. En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios y era Dios. Dios creó todas las cosas hablando. Llamó a las cosas 144
que no son como si fueran. Las cosas que vemos se hicieron a partir de lo que no se veía. Es lo que vi en la apertura de la película: el gran potencial de las palabras creativas que existen en el espacio infinito, que sólo se concretan una vez que son asignadas. Dios ha creado todas las cosas a partir de Su propia naturaleza (Él es la Palabra) ¡y ha dado forma tangible a la creación hablando! Llamó a lo que no era y se convirtió en lo que Él le asignó que sea. La Biblia declara que Él sostiene todas las cosas con la palabra de Su poder (Hebreos1:3). Cada palabra que Dios ha hablado tiene una misión eterna y logrará 145
continuamente Su propósito. La Palabra de Dios no puede fallar. Vive y permanece para siempre. ¿Cómo impacta esto nuestras vidas? Mientras pensaba en estas cosas, más Escrituras llenaban mi corazón. Hemos sido creados a imagen de Dios. Tenemos la capacidad de hablar Sus palabras. De hecho, fuimos creados para oír Sus palabras, vivir por ellas y repetirlas; más aún, ¡Dios diseño la creación para que sea gobernada usando Sus palabras con nuestra boca! Nosotros somos 'creaciones provenientes de palabras’. Esto significa que fuimos creados por la Palabra, existimos por la Palabra, 146
debemos vivir por el oír la Palabra y somos libres para hablar la Palabra ¡a fin de lograr los propósitos de Dios en nuestras vidas y en el mundo! ¿Cómo describió Jesús esto? “Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas...” (Mateo 12: 3435) Esto es increíble pero cierto. Así como Dios dio a luz lo que tenía en Su corazón (el universo, la tierra, tú y yo), ¡Jesús declara que de nuestros corazones podemos 'dar a luz' cosas buenas! ¿Cómo? ¡De la abundancia del corazón habla la boca! Es 147
hablando de lo que tenemos en nuestro corazón que podemos 'dar a luz' cosas buenas en nuestras vidas. En la dimensión espiritual de la naturaleza de Dios, Su propósito y Su amor, nos encontramos con Sus palabras. Estamos llamados a vivir de acuerdo con esas palabras, a dejar que ellas llenen nuestros corazones y luego traerlas a la existencia mediante nuestro hablar. ¿Podría ser esto cierto? “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.” (Marcos 11:23) 148
¿Crees que puedes obtener lo que dices? Bueno, si la abundancia de tu corazón se llena de la abundancia del corazón de Dios, entonces ¡sí, es posible! De la abundancia del corazón puedes hablar, declarar y asignar palabras de Dios a las montañas de tu vida, ¡y esas palabras lograrán su propósito! Cuando Su palabra está en nuestros corazones, esas palabras que tomaron vida en nuestros espíritus (la fe viene por el oír Sus palabras), entonces el espíritu de fe hablará. “Pero teniendo el mismo e spíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual 149
también hablamos” (2 Corintios 4:13) ¿Podemos deshacernos de las montañas en nuestras vidas? Si estás hablando de la abundancia de tu corazón las buenas cosas de Su Palabra que te han sido reveladas, entonces puedes asignar esas palabras a tu montaña y ella se moverá sin tener otra opción. “¿No es mi palabra como el fuego? ha dicho Jehová: ¿y cómo martillo que quebranta la piedra?” (Jeremías 23:29) Piensa en esto en el ámbito de la sanidad. La voluntad de Dios es la salud y la sanidad. Jesús sanó a todos 150
los oprimidos por la enfermedad porque Él vino a hacer la voluntad de Dios. “Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina”. (Salmo 107: 20 ) Él envió Su Palabra. Envió Su PALABRA y nos sanó. Su Palabra declara: “Por sus llagas fuimos nosotros curados” (Isaías 53: 5). Este versículo que se avivó en mí hace tantos años en Guatemala es palabra viva y eficaz, ¡y ha sido declarada para sanarte a TI! Si dejas que tu corazón se llene con estas palabras, ¡de tu corazón puedes traer tu sanidad hablando! 151
A medida que continuaba meditando sobre las palabras que vi en la pantalla del televisor, la revelación se siguió profundizando. Las palabras de Dios están vivas, son eternas y están disponibles para ser proclamadas por los que los las han oído. Si esas palabras están en tu corazón, entonces todo lo que queda es darles una asignación. “Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; se saciará del producto de sus labios”. (Proverbios 18:20) ¿Será que podemos estar satisfechos y ver crecimiento en nuestras vidas simplemente hablando? Comencé a practicar lo que estaba aprendiendo 152
acerca de hablar palabras que habían sido vivificadas en mí por el Espíritu. Palabras de vida, de salud, de prosperidad, de bendición, de favor y de propósito comenzaron a fluir de mi corazón y salir por mi boca. Ni siquiera estaba hablando frases enteras a veces, solo palabras. Comencé a hablar sobre mí, de mi familia y del propósito que Dios me ha dado. ¿Y qué sucedió? Las puertas de las oportunidades se están abriendo, las bendiciones me están superando y mi familia está experimentando favor y crecimiento. Empecé a verme a mí mismo de manera diferente. El Dios Todopoderoso vive dentro de mí y 153
Sus palabras están vivas y activas en mí, completamente cargadas y a la espera de ser asignadas a algo. Es la forma como Dios creó el universo y es la forma como Dios quiere que tomes las riendas de tu vida. “Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” (2 Corintios 1:20) Sus promesas son palabras. Ellas están vivas dando, sanando, libertando, protegiendo, edificando, prosperando palabras de bendición y gracia. ¡Todas ellas son sí y amén para la gloria de Dios por medio de nosotros! Nosotros somos los que debemos creer con el corazón y 154
confesar con nuestra boca. ¡Todo lo que ha tomado vida en nuestros espíritus se puede hablar, y con el incremento de nuestros labios seremos llenos! Aunque muchas de estas verdades ya eran reales para mí, entré en una nueva dimensión de revelación al ver los créditos de apertura de una película de Hollywood. El Espíritu de Dios estaba usando mi entorno para hablar conmigo. Esto sucede todo el tiempo porque siempre estoy en busca de más revelación. Soy sensible a ella. No hay duda de que miles de cristianos han visto los mismos tres minutos de esa película y no pasó nada. Pero si tu corazón se 155
dedica a oír a Dios, encontrarás la revelación en los lugares y circunstancias de la vida más interesantes. ¡Dios siempre está hablando!
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Capítulo 11 Él os guiará a toda la verdad Me ha sorprendido a menudo la pereza de muchos cristianos para escuchar. Habiendo ministrado y oído a otros ministrar, tuve la oportunidad de pasar tiempo con quienes estaban conmigo oyendo enseñanzas. Me he preguntado muchas veces sí estuvieron en el mismo salón que yo escuchando el mismo mensaje. Por ejemplo, la respuesta a un mensaje de sanidad ha sido a menudo diametralmente opuesta a la verdad presentada. En lugar de ser movidos a la fe y 157
emocionarse por recibir de Dios, algunos siguen obsesionados por explicar por qué están enfermos o dan grandes detalles de todo lo que está mal con ellos y todo lo que el médico ha dicho. Es como si hubiera una nube de embotamiento sobre sus corazones y mentes. “Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír”. (Hebreos 5:11) Mientras meditaba sobre esto me pregunté cuántas veces me habría pasado lo mismo a mí. ¿Cuántas verdades habría yo oído sin oír en los últimos años? ¿Cuánto tiempo le habría tomado a la Palabra penetrar 158
mi embotada mente y corazón? ¿Cuánta más verdad el Espíritu Santo está tratando de hacerme llegar incluso ahora? ¿Cómo podemos llegar a ese lugar de 'oír' con el corazón? Es la Verdad la que nos hace libres, pero muchos están caminando en la esclavitud, la ignorancia, el quebrantamiento y el miedo. Ellos, obviamente, no son 'oidores' del Evangelio. “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”. (Santiago 4: 8) 159
El embotamiento en el oír es un asunto del corazón. Es una cuestión de pecado. El pecado nos distrae, endurece nuestros corazones y embota nuestra capacidad de oír. Aunque no queramos escuchar esto (y no es un juego de palabras), sigue siendo verdad. Si nos acercamos a Dios con corazón sincero, Él se ACERCARÁ a nosotros. Si hay una nube de embotamiento en nuestras vidas, se debe a un corazón impuro. Puede que no sea un corazón lleno de maldad, sino simplemente un corazón lleno de las preocupaciones del mundo. Todos lidiamos con esto. Pero el doble ánimo es una enorme barrera para escuchar a Dios. 160
¿Recuerdas a los que buscaban a Jesús para ser sanados? Ellos estaban enfocados. “Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón”. (Jeremías 29:13) Esto no es una prueba o una carrera de obstáculos que Dios ha puesto delante de nosotros. Es simplemente una realidad. Para que un corazón pueda recibir de Dios, debe estar abierto para oír a Dios. Obviamente, cualquier cosa que distraiga al corazón será una barrera para esto. ¿Cómo nos hablará el Espíritu? El Espíritu de Dios siempre va a confirmar y revelar la Palabra de Dios. La verdad no se define por la emoción y el sentimiento humano. 161
Es por eso que el corazón debe enfocarse en Él más que en circunstancias y emociones. La verdad no es algo inherente a nuestra cultura o a lo que sea en la actualidad políticamente correcto. La verdad no se basa en lo que dice el médico, el político o el abogado. La verdad es espiritual. El Espíritu Santo es llamado el Espíritu de verdad. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad (Juan 16:13) Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida. Él está lleno de gracia y de verdad. Si permanecemos en Su Palabra sabremos la verdad y la verdad nos hará libres. Este es el 162
Espíritu de Verdad que vive dentro de nosotros con el expreso propósito de que lo conozcamos a Él. ¿Por qué entonces hay tantas diferentes doctrinas, interpretaciones y opiniones acerca de la verdad? Parte de la oración de Pablo en Efesios 1 deja en claro cuál es la necesidad real. "Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles (son) las riquezas de la gloria de su herencia en los santos" (Efesios 1:18, paréntesis añadido para aclaración). Pablo oró para que los ojos de nuestro entendimiento fueran alumbrados, a fin de que sepamos: 1) 163
Cuál es Su llamado en nuestras vidas y 2) ¡El inestimable valor que tenemos para Él! Este conocimiento sólo puede provenir del Espíritu Santo. Es conocimiento revelado. Esta es la verdad que te hará libre, que revela tu verdadera identidad, que desbloquea las promesas de Dios y que te confirma en tu único propósito en la vida. Esta revelación será usualmente progresiva y se desarrolla a medida que crecemos en el Señor. Las glorias del Reino están disponibles para todos los que quieran buscar, pedir y llamar. El secreto es crear el entorno adecuado para oírlo. Estos 164
misterios están ahora disponibles para ser revelados. “Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.”(1 Corintios 2: 9-10) Tu verdadera identidad, tu propósito y tu herencia están esperando para ser desbloqueados y descubiertos. Existen en tu espíritu renacido, pero es Su Espíritu el que hace el desbloqueo. El Espíritu escudriña las cosas profundas de Dios y nos las 165
revela. Muchas veces nuestra comprensión es limitada. Algunas revelaciones pueden tomar años para que las comprendamos totalmente. Otras se entienden inmediatamente. Mientras caminamos en la luz que tenemos, más luz viene. “Y al que puede con firmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe” (Romanos 16: 25-26). 166
¡El conocimiento revelado se dio a conocer por las Escrituras! Como David dijo: “Tu palabra es lámpara a mis pies y lumbrera a mi camino". (Salmo 119: 105). “La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples”. (Salmo 119: 130). Su Palabra es una luz que brilla en lugar oscuro. Su Palabra da luz y hace entender a los simples y es luz que alumbra nuestro camino. ¡El conocimiento revelado es la obra vivificante del Espíritu el cual vivifica la Palabra y la transmite al corazón del hombre, para que podamos conocer todo lo que Dios ha preparado para nosotros! 167
Cuando hablamos de conocimiento revelado o del Espíritu que da testimonio a nuestro espíritu (Romanos 8:16), estamos hablando del Espíritu de Dios que revela las realidades de nuestro espíritu recreado. Debe entenderse que el Espíritu de Dios va a seguir siendo fiel a la Palabra de Dios. El Espíritu y la Palabra están de acuerdo. ¡De hecho, la espada del Espíritu es la Palabra! “Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6:17) El Espíritu no va a contradecir la Palabra de Dios. Cuando hablamos de conocimiento revelado, no 168
estamos hablando de alguna "nueva" revelación que no es bíblica. El conocimiento revelado desbloquea la Verdad de la Palabra a tu espíritu, el cual te abre los ojos y engendra la fe y la visión. Jesús dijo que sus palabras eran espíritu y vida. “Las palabras que yo os he hablado, son espíritu y son vida”. (Juan 6:63). El Espíritu confirma la Palabra. El Espíritu y la Palabra no están separados. Considera el papel que cumple de la Palabra en la vida de un creyente y entenderás el papel que cumple el Espíritu. El Espíritu da palabras de sabiduría y conocimiento 169
(1Corintios 12: 8). “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16) Por lo tanto, también el Espíritu nos reprende, corrige e instruye. La culpa y la condenación no provienen de Dios. Pero la sabiduría, el conocimiento, la corrección y la instrucción vivifican tu espíritu. Deja que el Espíritu te ministre a través de la Palabra. Incluso una palabra de reprensión es verdad, “¡y la verdad os har á libres!” (Juan 8:31-32) La verdad de la sanidad te hará libre de la enfermedad. La verdad de Su provisión te hará libre de la escasez. 170
La verdad de Su protección te hará libre del miedo. La verdad de Su amor te hará libre de tormento. La verdad de Su gracia te hará libre de culpa y condenación. La verdad de Su victoria te hará libre de debilidad. En la medida que Su verdad se vivifique en nosotros por el Espíritu y la Palabra, conoceremos la esperanza de su llamado y estaremos equipados para caminar en la victoria que Él ha preparado para nosotros. “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (Juan 8: 31-32) 171
Capítulo 12 El Enardecimiento de Su Espíritu Cuando estamos continuamente llenos del Espíritu, estamos más preparados para resistir las tormentas de la vida que se nos pudieran presentar. Hubo veces en mi vida, en las que no puedo decir que oí una palabra de Dios, ¡pero mi espíritu se enardeció dentro de mí cuando escuché la palabra del hombre! ¿Puede nacer fe a partir un diagnóstico negativo? No. ¡El diagnóstico negativo causó que mi espíritu se enardeciera dentro de mí y respondiera con la Palabra de Dios! 172
“Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía…” (Hechos 17:16) Pablo vio la idolatría de Atenas y la oscuridad espiritual enardeció su espíritu. Muchas veces nuestros futuros cambian porque nuestros espíritus se enardecen. En 1978 durante nuestros cortos cuatro meses en México, mi esposa tuvo serias complicaciones en su embarazo. Nos sometimos a exámenes de rutina y una ecografía para saber lo que estaba pasando. Al día siguiente fui por mi cuenta a retirar los resultados de los exámenes y a ver al médico, pero me encontré con un diagnóstico que jamás 173
hubiera imaginado: "El feto ha muerto. El saco ha colapsado. Habrá un aborto espontáneo”. Ese día, no fui a escuchar el diagnóstico del médico con una palabra firme de parte de Dios; tampoco estaba seguro de lo que estaba pasando y ciertamente no tenía idea de que el médico iba a decir lo que dijo. Pero cuando escuché esas palabras, "el feto ha muerto," mi espíritu se enardeció dentro de mí. Algo muy dentro respondió con un autoritario 'NO'. ¿Era yo o era el Espíritu de Dios? ¡Fue el Espíritu de Dios dentro de mí! De la misma manera que Jesús respondió a la noticia de la muerte de 174
la hija de Jairo, el Espíritu respondió dentro de mí. “Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro? Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente.” (Marcos 5: 35-36) En lugar de dejar que el miedo se exprese a través de nuestras palabras, ¡dejemos que la Palabra de Dios aplaste al miedo! La revelación de la identidad, la autoridad y el propósito de Dios para nuestras vidas son todas las municiones que necesitamos 175
cuando escuchamos un diagnóstico negativo. Elegí no repetir el diagnóstico del médico a mi esposa. Le dije que descansara en la cama y que todo estaría bien. Así seguimos de pie en fe. Mi espíritu se enardeció para resistir el diagnóstico negativo y recibir un milagro. No volvimos a ese doctor. ¡Varios meses después, mi hijo David nació, completamente sano y lleno de vida! Dos veces, cuando escuché la palabra del médico con respecto a mi propia salud, mi espíritu se enardeció dentro de mí. Esas dos veces supe que esas palabras negativas no eran la última palabra. Esas dos veces he 176
optado por no seguir las recomendaciones médicas y las dos veces fui sanado en el transcurso de dos días. No estoy hablando en contra de los médicos o medicamentos. En otras situaciones he seguido las instrucciones del médico. Tuve la fe y la paz para hacerlo. Pero hay veces en que tu espíritu se enardece y el conocimiento de tu herencia en Cristo provoca una reacción espiritual que trasciende las circunstancias naturales. Esta es una característica del conocimiento revelado. El Espíritu dio testimonio a mi espíritu que Dios había hecho provisión para mí. 177
La única manera que uno puede responder con fe a un diagnóstico negativo es por haber ya establecido una base sólida en la Palabra. Es por conocer la Palabra de Dios, Sus promesas y Su naturaleza que hace posible reconocer al instante la voz del miedo y de la destrucción. ¡Dios está a favor tuyo y no contra ti! “Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.” (Juan 10:5) En la medida en que conocemos la voz de Dios y tenemos una revelación de Su verdad, también reconocemos la voz de un extraño. El 'extraño' intentará sembrar el miedo, destruir la fe y sacar tu foco de Dios 178
y ponerlo en tu propia fuerza y recursos. Pero si tú conoces la voz de Dios, el oír la voz del extraño moverá al espíritu para tomar posesión de las promesas de Dios. La fe puede revivir como una reacción al informe negativo. Probablemente el mayor obstáculo que tiene el pueblo de Dios para oír a Dios, se encuentra en nuestras mentes no-renovadas. Si no estamos pensando Sus pensamientos, ¿Será fácil oír Su voz? ¿Cuán sensitivos seremos a un diagnóstico negativo? ¿Podrán nuestros espíritus enardecerse?, ¿o recibiremos pasivamente las malas noticias? Si nuestras mentes están llenas de todas 179
las trivialidades, las noticias, los miedos y estrés del mundo, ¿estamos en un buen lugar para ‘oír' a Dios o ‘ver’ Su voluntad en nuestras vidas? Probablemente no. Muchos creyentes no tienen dominio sobre su vida de pensamiento. Ellos son los que por lo general tienen problemas para oír a Dios o tener una dirección clara para sus vidas. Lo que pensamos puede constituir o una barrera, o una puerta abierta para la voz de Dios. ¿Qué significa una mente renovada para nosotros? “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis 180
cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos 12: 2) La renovación de nuestra mente nos transforma. Nos da la capacidad de comprobar (saber) la perfecta voluntad de Dios. En otras palabras, una mente no-renovada, llena de pensamientos negativos, dudas, miedos y estrés, no puede aprovechar la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios. La voz de Dios va a ser filtrada a través de lo que está en nuestras mentes. A veces, nuestras mentes están tan llenas de basura que no podemos escuchar a Dios en absoluto. Otras veces podemos oírlo pero oírlo mal, 181
o malinterpretar Su guía debido a todos los filtros hemos permitido que permanezcan; los filtros de la negatividad, la duda, el egocentrismo, etc. Esto puede ser comparable a escuchar tu música favorita en el medio de un concurrido centro de la ciudad, o escucharla en el silencio de tu sala de estar. Te vas a perder mucho en el entorno del centro de la ciudad. Las distracciones y el ruido bloquearán tu recepción de la música que se está reproduciendo. Lo mismo sucede con nuestros pensamientos. Purgar nuestra mente de pensamientos ‘basura’ es crucial para estar listo para oírle y descubrir 182
su perfecta voluntad para nuestras vidas. Esto es importante cuando se recibe un diagnóstico negativo. Si tu mente está muy llena de las cosas negativas del mundo, es probable que el diagnóstico negativo encuentre un hogar en tu corazón. Pero si tu corazón y tu mente están llenos de las promesas de Dios y una revelación de tu herencia en Cristo, un diagnóstico negativo enardecerá tu espíritu para resistir al enemigo y recibir la provisión de Dios y la victoria. “…Él despertará mi oído para que oiga…” (Isaías 50:4) 183
Capítulo 13 El lugar secreto Debemos crear un ambiente para oír a Dios. Solemos hacernos tiempo para lo que nos importa. Creo que oír a Dios debe ser la cosa más importante en nuestras vidas. “Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” (Mateo 4:4) Cualquier vida que hagamos fuera de la Palabra de Dios, no es verdadera vida. No puede serlo. La vida del hombre fue creada para oír a Dios. 184
Solo Él es la fuente de vida, luz y propósito. El Alimento que consumimos es el combustible de nuestras vidas. Nuestros cuerpos se alimentan de comida, nuestras mentes de información, nuestras almas se alimentan de eventos, de relaciones y emociones, y nuestros espíritus deben alimentarse de la Palabra de Dios, la cual es Espíritu. Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; (Jeremías 15:16) ¿Qué comida es la más importante para ti? La respuesta va a revelar 185
mucho acerca de tu presente y tu futuro. Aquellos que se enfocan en la comida natural hablarán sobre comida, pensarán en comida, anhelarán comida y vivirán por la comida. Aquellos que se alimentan de información llenarán sus mentes con las últimas noticias que hablen acerca de todos los tópicos que les interesan. Ellos tendrán luchas cuando no puedan conocer la última información, porque eso es lo que los satisface. Aquellos que alimentan el alma están sujetos a subidas y bajadas emocionales; anhelan aceptación y aplausos. Cuando no reciben la aprobación de los otros patalean. 186
Mientras que todas estas áreas abarcan la realidad de nuestras vidas, ellas no deberían ser la fuente de nuestra vida. Somos seres espirituales creados para vivir por y para alimentarnos de la Palabra de Dios. Jesús dijo “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios.” En otras palabras, aunque debemos comer y relacionarnos con nuestro mundo y los que lo componen, esas áreas no pueden ser la fuente de nuestras vidas. Sólo Sus palabras pueden satisfacernos y darnos fuerza y sabiduría para vivir por sobre la corrupción del mundo. 187
Así que… ¿qué estás alimentando? Si tu foco y pasión no está en la Palabra de Dios nunca te vas a sentir satisfecho. Las otras áreas que he mencionado empezarán a dominar tu vida y te dejarán insatisfecho y estresado. Un espíritu que esta nutrido con las palabras de Dios producirá vida y paz. Esto sólo sucede en el ‘lugar secreto’. El que habita en el escondedero del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente. (Salmos 91:1 JBS) ¿Cómo creamos este “escondedero o lugar secreto?” ¿Es este un lugar visible? La verdad es que no es un lugar sino una actitud. Eso no significa que no podamos tener un 188
lugar especial para estudiar y orar, sino que el verdadero lugar secreto con Dios está en nuestros corazones. Como he mencionado, oír a Dios tiene mucho que ver con tener Su Palabra viva en nuestros corazones. El corazón duro o distraído siempre va a ser lento para oír o para ser sensible a la vivificación del Espíritu. “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; 189
porque separados de mí nada podéis hacer.” (Juan 15:4-5) Permanecer en Él es comida espiritual. El pámpano necesita estar nutrido continuamente de la vid o de lo contrario se secará. Así como el cuerpo necesita comida física, nuestros espíritus necesitan la comida de la Palabra de Dios la cual es Espíritu. Fuimos creados para acercar nuestras vidas a la comunión con el Padre. Si renovamos nuestras mentes al conocimiento de Dios y no pasamos tiempo con Él en comunión, nuestra fe va a ser mental y no verdaderamente espiritual. “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, 190
para que por ella crezcáis para salvación.” (1Pedro 2:2) La Palabra nutre a nuestro hombre espiritual. Ahora, el hecho de que nuestro espíritu nacido de nuevo esté completo y no le falte nada, no significa que podamos vivir una vida separados de la fuente. “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.” (1Corintios 3:1) Pablo no consideró a todos los cristianos como “espirituales.” Aunque ellos habían nacido de nuevo, no habían crecido en la Palabra. Por lo tanto, ellos eran 191
carnales (gobernados por los sentidos) o bebés que tenían que continuar creciendo. “Para que ya no seamos niños fluctuantes,… sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.” (Efesios 4:14-15) Pablo estaba muy consciente de lo necesario que era que los creyentes se sostengan mediante la relación con el Padre. Sus oraciones y exhortaciones continuamente apuntaban a la comunión. La comunión continua con el Padre a través de la Palabra es la base para oír a Dios. 192
Jesús oró: “Yo les he entregado tu palabra” (Juan 17:14-17). Oír a Dios tiene mucho que ver con reconocer el don invaluable de la Palabra de Dios. La Palabra es Su verdad. Su Palabra nos santifica (nos aparta para Su propósito). Sus palabras son Espíritu. Oírlo debería ser algo normal. “Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.” (1Corintios 2:12) Las cosas que Dios nos ha dado, nuestra herencia en Él que incluye sanidad, autoridad, gozo, paz, provisión, protección, liberación, visión y propósito, nos son revelada 193
por el Espíritu y la Palabra. A medida que mantengamos nuestros ojos, oídos, y corazones enfocados en Él, el Espíritu dará testimonio a nuestro espíritu de las realidades de ésta nueva creación, la fe nacerá y ¡ganaremos victorias! “Meditaré en todas tus proezas; evocaré tus obras poderosas.” (Salmos 77:12) ¿Qué significa meditar en la Palabra de Dios? Todos hemos escuchado la expresión, “eres lo que comes,” también es verdad decir que “eres lo que piensas.”
194
“Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él.” (Proverbios 23:7) Hoy eres lo que eres por las cosas que has dejado que habiten en tu corazón. Tu enfoque de hoy, construirá tu mañana. Oír a Dios es el fruto de tener un corazón sensible a Su Palabra. Tener un corazón sensible viene por la meditación bíblica. La meditación bíblica no debe ser confundida con el canto sin sentido que practican las religiones orientales. Aquí hay algunas definiciones a considerar: Meditar: Practicar la contemplación o reflexión, enfocarse en los pensamientos de uno mismo: 195
reflexionar o considerar. Planear o proyectar en la mente. Pensar: Formar o tener en mente algo, tener una opinión, referirse o considerar, reflexionar o examinar, determinar mediante la reflexión, recordar, centrar los pensamientos en algo o formar una imagen mental de algo, tener la mente comprometida en la reflexión, considerar. Reflexionar: Pensar en quietud y calma. Examinar: hacer un balance en la mente, pensar, reflexionar, pensar con especial calma, sobria y profundamente. 196
Nos demos cuenta o no, todos pasamos gran parte del día meditando. Muy seguido meditamos, pensamos y examinamos circunstancias, percibimos faltas, frustraciones, preocupaciones y pensamos palabras negativas sobre otros. Si pasáramos más tiempo meditando en la naturaleza del Padre, las bendiciones del pacto, las promesas de Dios y Su Palabra, ¡todo sería vida y paz para nosotros! La meditación en la Palabra de Dios, Sus promesas y Su naturaleza es lo que crea el ambiente en el cual las cosas se vivifican en nuestros espíritus. El verdadero oír va a tomar lugar. Habrá confirmación, 197
dirección, consuelo, y visión. No sólo se renovarán nuestras mentes sino que también nuestros corazones estarán atentos al Espíritu. Jesús dijo: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” (Mateo 6:21) Sólo cuando nuestro tesoro esté oyendo a Dios, nuestros corazones estarán en “el lugar secreto.” Entonces diremos como Jeremías: “Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón.” (Jeremías 15:16) Esto es la verdadera meditación y así se abrirán nuestros ojos y oídos espirituales para ver y oír todo lo que hemos recibido en Cristo. 198
Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. (Romanos 8:6)
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Capítulo 14 ¡Dios está pensando en ti! ¿Sabías que Dios piensa en ti? Y no solamente eso, Él tiene pensamientos de paz para ti y no de mal. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. (Jeremías 29:11) Los pensamientos de Dios pueden ser entendidos a través del ministerio de Jesús. “Porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas.” (Lucas 9:56) Dios está 200
pensando en liberación, salvación, sanidad, prosperidad y vida abundante. Esa es Su naturaleza. Una clave para recibir el conocimiento revelado de Dios es entender Su corazón hacia ti y Sus pensamientos acerca de ti. Dios no es alguien que se mantiene desconsiderado, distante y silencioso hasta oírnos clamar. Él está continuamente teniendo pensamientos de vida y paz hacia ti. Su amor infinito está continuamente dirigido a ti. Los pensamientos de Dios están enfocados en tu salud y bienestar. Él desea darte un final esperado. “Final” significa “futuro.” ¡Dios está pensando en tu futuro! 201
A menudo un padre o abuelo está enfocado en cómo hacer cosas buenas para sus hijos o nietos. Ellos piensan en planear qué hacer para la próxima fiesta de cumpleaños, día feriado o para las vacaciones. Aunque el niño no tenga idea de que algo se está planeando, hay un ‘final esperado’ que el padre o abuelo considera. Como padre y abuelo, me deleita encontrar maneras de bendecir a mis hijos y nietos. ¡Dios está más emocionado por bendecir a sus hijos que el padre más generoso! Puede ser que para nosotros sea difícil de comprender que los pensamientos e incluso las palabras de Dios son constantes. Podríamos 202
decir que él siempre está en modo ‘encendido’ o como Pablo declaró, Sus promesas son en el ‘sí’ y en el ‘amén’. (2 Corintios 1:20) En otras palabras, Dios no tiene días libres, no tiene semanas de silencio o momentos en los que Sus palabras y pensamientos están en modo apagado. ¡Su Palabra está viva y activa! (Hebreos 4:12) Él está pensando en ti mientras lees esto. Los versículos que estoy citando están tan vivos como cuando fueron hablados por Dios la primera vez. Tener nuestras mentes a tono con esta realidad es fundamental para aprender a recibir el conocimiento revelado. El concepto de un Dios 203
distante, desinteresado constituye una barrera para escuchar Su voz. Los pensamientos de Dios sobre tu futuro no se pueden ver, pero son tan reales como el sol que saldrá mañana. Podríamos decir que la fe es abrazar los pensamientos de Dios acerca de tu futuro ahora mismo. Dios está pensando en tu salud, tu prosperidad, tu éxito, tu paz, tu gozo y tu propósito divino. ¿En qué estás pensando TÚ? Cuando tus pensamientos coinciden con los pensamientos de Dios, te encuentras en posición de oírlo. Mientras tengamos una mente de doble animo acerca de los pensamientos de Dios, 204
no recibiremos nada de Él. (Santiago 1:6-8) Exactamente como la electricidad de una casa está siempre lista para ser usada, la Palabra de Dios y el Espíritu siempre están en modo encendido. Si no lo estamos oyendo, no es porque Él no está hablando. Así como una radio antigua necesita ser sintonizada a la frecuencia correcta para poder escuchar claramente la estación, nuestras mentes y pensamientos deben estar sintonizados con el Espíritu de Dios. Una clave para esto es pensar lo que Dios piensa. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo 205
lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. (Filipenses 4:8) Así es como Dios piensa de ti y como tú deberías pensar también. ¡Él está pensando acerca de ti cosas que son verdaderas, honestas, puras, preciosas y dignas de alabanza! Si llevas tus pensamientos cautivos a la verdad, vendrán pensamientos honestos y preciosos de Dios que abrirán tu corazón para recibir el conocimiento revelado para oírlo. Las revelaciones de Dios a nuestros corazones representarán con exactitud Sus pensamientos los 206
cuales son expresados por Su Palabra. Cuanto más podamos concordar con Sus pensamientos y palabras, estaremos más sintonizados con el Espíritu de Dios que desea hacer reales esas cosas dentro de nosotros. Nuevamente, podemos llamar a esto ‘oír’ o ‘ver’ o ‘conocimiento revelado’. Como sea que lo llamemos, es cuando nos ponemos en contacto con el Espíritu de Dios y las cosas de Dios son reveladas a nuestros corazones. Dios está pensando en ti, te ama y desea que recibas de Él. El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de 207
su corazón por todas generaciones. (Salmos 33:11)
las
208
Capítulo 15 Recibiendo Revelación La mayor necesidad en la iglesia de hoy es la verdad que brota del conocimiento revelado. Lamentablemente hay un gran número de cristianos bienintencionados que seguirán a ciertos maestros y se tragarán todo lo que ellos digan. Ellos no perciben que por momentos reciben un Evangelio Genéticamente Alterado (EGA). La verdad mezclada con la mentira. Se cuestiona fiabilidad de la Palabra de Dios y creen sólo algunas partes. El típico cristiano que no está 209
en sintonía con el Espíritu de Dios, no se dará cuenta ni notará la enseñanza errónea y será rápidamente arrastrado. Como cristianos tenemos la responsabilidad de entender enteramente el consejo de Dios, para conocer la Palabra y para poder corregir, instruir y exhortar con toda paciencia. La sabiduría de Dios está disponible para nosotros, pero sólo puede ser discernida espiritualmente. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (1Corintios 2:14) 210
Tristemente, hay muchos cristianos “naturales” que no están oyendo a Dios ni teniendo Su verdad revelada en sus espíritus. Las cosas del Reino están contenidas en la Escritura, pero solo son reveladas de Espíritu a espíritu; del Suyo al nuestro. “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu.” (Romanos 8:16) Jesús dijo, “A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas;” (Marcos 4:11) Pablo dijo, “Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios 211
predestinó antes de los siglos para nuestra gloria.”(1Corintios 2:7) En otras palabras, hay cosas que Dios quiere que sepamos y misterios que quiere revelarnos. No es imposible ni difícil. Ésta es Su voluntad. Pero si no hemos creado el ambiente para oírlo, vamos a vivir carentes de todo esto. Adán y Eva fueron creados para aprender directamente de Dios. La capacidad de tener una comunión más cercana a Él, se perdió por el pecado. El hombre se volvió temeroso, ignorante y oscuro. Hoy muchos van a la iglesia a leer sus Biblias para aprender acerca de Dios, pero sólo algunos realmente buscan 212
conocerlo y aprender de Él. ¡Hay una diferencia! El hombre caído camina en la vanidad de su mente, tiene el entendimiento oscurecido, y está ajeno a la vida de Dios por la ignorancia y la ceguera de su corazón (Efesios 4:17-18). El Espíritu de Dios quiere guiarnos a toda verdad, pero tenemos que estar dispuestos a ser guiados. “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad” (Juan 16:13) Mientras no tengamos interés en oír a Dios, la vanidad y la ignorancia será nuestro ambiente ¡aunque que hayamos nacido de nuevo! El hecho de que el Espíritu de Dios viva en 213
nosotros, no significa que los misterios de Dios y Sus promesas serán automáticamente reales para nosotros. ¿Quién eras y quién eres? “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz” (Efesios 5:8) Todo lo que Adán perdió para sí mismo y para la humanidad, ha sido restaurado a través de Cristo. No sólo caminábamos en oscuridad, éramos oscuridad. La revelación espiritual no era posible como lo es hoy. Pero en Cristo hemos sido enchufados nuevamente a la fuente y ¡somos luz! 214
En otras palabras, la luz de vida ha entrado y transformado nuestros espíritus. Estamos una vez más en posición de tener comunión con Dios. Lo podemos oír con nuestros espíritus. Una vez más estamos en posición de tener comunión con Dios. Podemos oírlo con nuestros espíritus. Dios quiere revelarnos cosas, desde los detalles más chicos de la vida a los más grandes misterios del Reino. Todos estos misterios y verdades existen en nuestros espíritus recreados, pero deben sernos revelados a fin de que sean reales para nosotros. La pregunta es, 215
¿permitiremos que nuestros espíritus sean vivificados por Su Espíritu? Hay dos claves para volvernos sensibles al Espíritu de Dios y al conocimiento revelado. La primera es apreciar, valorar y estimar la Palabra de Dios. Cómo nos acercamos a la Palabra de Dios es la clave para recibir o no recibir revelación de Él. Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones. (Proverbios 4:20) Fuimos creados a la imagen de Dios y “En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.” (Juan 216
1:1 DHH) En otras palabras, fuimos creados según la imagen de lo eterno, la palabra viviente de Dios que creó todas las cosas y fue hecha carne. Eso significa que fuimos creados para vivir por la Palabra. Podemos oír la Palabra, responder a la Palabra, alimentarnos con la Palabra, hablar la Palabra y hacer la Palabra. Oírlo debe ser ‘natural’ para nosotros. ¡Fuimos creados para oírlo! Mientras pases tiempo en Su Palabra puedes esperar que el Espíritu vivifique la verdad en ti. Espera ser iluminado. Tu tiempo con la Palabra es la puerta para oír a Dios. La segunda clave es orar en el Espíritu. Cuanto más tiempo 217
pasamos orando en el Espíritu (orar en lenguas), mas sintonizados estaremos con el Espíritu de Dios. Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. (1Corintios 14:2) Cuando oras en el Espíritu estás hablando los misterios de Dios. Cuanto más tiempo dediques a esto, tu hombre espiritual se volverá más sensible y vivo a esos misterios. Notarás que el entendimiento espiritual irá en crecimiento. Palabras específicas de Dios se harán vivas para ti. Empezarás a ver y oír las cosas de Dios porque estás 218
edificando tu espíritu. (1Corintios 14:4,14) ¡Oh generación, atiendan a la palabra del Señor! (Jeremías 2:31 NBLH)
219
Capítulo 16 De acuerdo con Su propósito Oír a Dios o recibir conocimiento revelado debe impactar todas las áreas de nuestra vida. No hay área más importante para descubrir que tu propósito y llamado único. Cada uno de nosotros fue creado con un propósito y un destino. El conocimiento revelado de quiénes somos en Cristo debe incluir la revelación de lo que estamos destinados a hacer. Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para 220
la obra a que los he llamado. (Hechos 13:2) Las obras que nos fueron adjudicadas, cambiarán con el correr de los años. A pesar de eso, cuanto más sensibles somos al Espíritu de Dios, más conscientes estaremos de los tiempos y épocas de nuestras vidas. Mientras crecemos en gracia también nos moveremos de victoria en victoria si estamos en comunión con el Espíritu de Dios. Es interesante que en Hechos 13:2, el Espíritu Santo no mencionara cual era el trabajo al que estaban llamados Bernabé y Pablo. Esto no significa que fuera una sorpresa o algo nuevo que ellos nunca hubieran 221
considerado. Yo creo que ellos por meses o años supieron de qué se trataba el trabajo, pero estaban esperando el tiempo perfecto para meterse de lleno en el llamado. ¿Cuántos de nosotros nos hemos precipitado en el pasado para finalmente darnos cuenta de que el llamado era real, pero aún no era el tiempo correcto para desarrollarlo? En 1978, mi flamante esposa, Betty Kay, y yo nos fuimos a México en mi Volkswagen amarillo. Todas nuestras pertenencias estaban dentro y sobre el auto, y contábamos con $300 en efectivo. Nuestra meta era estudiar español en Guadalajara y luego mudarnos a algún ministerio 222
misionero en algún lugar de la nación. Yo pensé que había oído a Dios. Habíamos visitado México el verano anterior con un equipo de nuestro instituto Bíblico y el llamado se había despertado en mi corazón. Aun así, en ese momento no supe la diferencia entre el ‘ser llamado’ y ‘ser enviado’. Después de un par de meses en México nos quedamos sin dinero. Nos alimentábamos de panqueques panqueques y finalmente tuvimos que dejar la escuela de lengua española. No teníamos un apoyo estable de nadie en los Estados Unidos. Ninguna iglesia nos había enviado. Nos sentíamos solos. 223
En esas circunstancias preocupantes me enfoqué mucho en Dios y empecé a pasar más tiempo en oración. ¡Algo no andaba bien! En medio de uno de mis tiempos de oración el Espíritu de Dios me habló diciendo: “¿Qué estás haciendo aquí, Barry?” Yo Barry?” Yo respondí, “Bueno Dios, tu sabes que me has llamado a ser un misionero, así que ¿aquí estoy?” Entonces estoy?” Entonces Dios me enseñó la diferencia entre ser llamado y ser enviado. Porque yo era nuevo oyendo y discerniendo la voz de Dios, por esa razón asumí que el llamado en mi corazón demandaba una acción inmediata de mi parte. Sólo duramos cuatro meses en México y finalmente tuvimos que 224
volver a Texas para comenzar otra vez. ¡No obstante, aprendimos mucho! Por eso es tan vitalmente importante oír a Dios. Cuanto más crecemos en sensibilidad al Espíritu, menos errores cometeremos en nuestro proceso de toma de decisiones. Años más tarde fuimos enviados por Dios y por una iglesia local a servir como misioneros en Latinoamérica. Fuimos enviados con apoyo y oración. Fuimos visitados y aconsejados. Esta vez no estábamos solos. Fuimos enviados a la obra para la cual habíamos sido llamados 11 años antes. 225
Lo sepas o no, el Espíritu está trabajando en ti. “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” (Filipenses 2:13) Las urgencias, tendencias, deseos y pasiones que están vivos en ti no están allí por coincidencia. Quizás no estás consciente de estar oyendo a Dios con respecto a tus deseos y pasiones en la vida, pero Él está trabajando en ti. Algunos de esos deseos y visiones para el futuro tienen que tomar tiempo para madurar y tomar forma. Cuanto más tiempo pasas en la Palabra y la oración, más definidos estarán tu 226
propósito y llamado. Probablemente habrá meses o años de crecimiento y práctica, pero todo lo que Dios está trabajando en ti se volverá realidad si te mantienes sensible al Espíritu. “Porque somo s hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Efesios 2:10) Aunque hoy puedo decir con confianza que soy un maestro en el Cuerpo de Cristo, no siempre fui consciente de ese llamado ni me sentí particularmente equipado para enseñar, o para cualquier otra cosa que tenga que ver con eso. Yo era tímido, introvertido y un poco 227
solitario. Mi corazón fue consciente de mis posibilidades en mi primer viaje misionero a México mientras era un estudiante en el instituto Bíblico en 1977. Fue entonces cuando la primera semilla del llamado se sembró en mi corazón y un deseo de comunicar el Evangelio empezó a crecer dentro de mí. Darme cuenta de que simplemente yo tenía algo que otra gente necesitaba, fue algo muy grande para mí. Empecé a verme a mí mismo alcanzando a los perdidos con el Evangelio. El deseo que fue concebido en mí, no vino por una voz audible o un versículo que me haya llamado la atención en mi Biblia. Fue más como 228
concientizarme de un mundo fuera de mí mismo que estaba necesitado. De repente estaba enfocado. Aunque, muchos años pasaron entre el tiempo de ese despertar inicial, y el tiempo de ministerio fructífero en Chile, el llamado estaba vivo en mi corazón. Anteriormente yo había “oído” a Dios, sin embargo no había oído nada. Cuando el Espíritu vivificó a mi espíritu, mi destino futuro empezó a tomar forma. Años después me di cuenta de que nuestros 12 años en el campo misionero incluyendo 8 años pastoreando, fueron un tiempo de preparación para lo que hago ahora. Yo pensé que viviríamos el resto de 229
nuestras vidas en Chile, pero terminó siendo una etapa que tuvo un final para que otra comenzara. Por la manera en que varias de las etapas de mi vida se desplegaron, puedo mirar hacia atrás y ver que era Dios trabajando en mí para producir el querer como el hacer por su buena voluntad. Yo no tenía idea a dónde Él iba a llevarme, pero tenía una idea creciente de cuál iba a ser mi lugar en el Cuerpo de Cristo. Una vez que me enfoqué en mi camino futuro, otras voces perdieron influencia. Aunque hubo obstáculos y trabas en el camino, nunca perdí de vista la semilla que Dios había 230
sembrado en mi corazón. Oír a Dios cambió mi vida. Cuando miro alrededor y veo tantos buenos cristianos que parecen estar sin dirección ni propósito, se vuelve deslumbrantemente claro lo importante que es para cada uno de nosotros estar en comunión con Dios y estar sensibles a Su guía. Una vida sin propósito nunca nos va a satisfacer. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”(Romanos 8:28) 231
¿Estás llamado conforme a Su propósito? Esto no significa que tienes que ver el final desde el principio, o que estás completamente preparado para cualquier circunstancia. Simplemente significa que en tu compañerismo con Dios algo ha nacido en tu corazón que reaviva tu pasión, energía y fe. Mientras te mantengas enfocado en lo que te quema por dentro, Dios hace que las circunstancias periféricas de la vida trabajen a tu favor. Recuerda, la fe viene por el oír a Dios. Quizás tengas fe para algo que nunca has oído decir a Dios conscientemente. Pero si la fe está 232
ahí, el oír tuvo lugar. El Espíritu de Dios vivificó algo en tu espíritu. ¡Dios está trabajando en ti! Jesús le dijo a Pablo: “…para esto he aparecido a ti…” (Hechos 26:16) Aunque el llamado de Pablo al ministerio fue bastante dramático, el aspecto más importante de este evento, es que a través de su ejemplo, te des cuenta de que Dios también tiene un propósito para ti. Nuestro descubrimiento de ese propósito tiene mucho que ver con nuestra comunión constante con el Padre. “Enséñame, oh Señor, tu camino, Y guíame por senda de rectitud…” (Salmos 27:11) 233
¿Esperas ser guiado por el Espíritu? ¿Estás prestando atención a la fe que está en ti? ¿Estás consciente de las oportunidades y favor que hay alrededor de ti? Muchas veces nos perdemos la guía de Dios porque esperamos algo más dramático, o quizás no estábamos esperando nada. Nos preguntamos por qué otros parecen oír a Dios sin darnos cuenta que entre tanto, Él está intentando irrumpir en nuestra propia dureza del corazón. ¡Espera oír a Dios! Quizás sea una impresión, quizás sea un versículo que se vuelve vivo en ti, quizás sea una puerta abierta de oportunidad que reaviva tu pasión, quizás sea una 234
idea mientras escuchas una enseñanza o durante una conversación. Podría suceder mientras estás viendo una película o escuchando una canción. Si tu corazón está esperando oír a Dios, lo oirás. Incluso durante las actividades más mundanas de la vida, el Espíritu de Dios está vivo y activo y Su naturaleza es revelar cosas. “Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma” (Isaías 55:3) Ten cuidado con el “Dios me dijo”
Sería descuidado si no te advirtiese de algo que pasa muy seguido cuando los creyentes aprenden a oír 235
la voz de Dios. ¿Cuántas veces hemos oído a cristianos bienintencionados declarar que Dios les dijo que hagan algo? El asunto es que una vez que esa declaración ha sido hecha, no queda lugar para correcciones, ni una guía más profunda, ni para un consejo sabio. Muchas veces he escuchado declaraciones obviamente erradas, pero las personas estaban tan convencidas de que habían oído a Dios, que no estaban dispuestas a considerar la idea de que podría haber malinterpretado lo que oyeron. Esto nos pasó a nosotros antes de nuestro primer intento de ser misioneros a México en 1978. Nos 236
habían dicho que estábamos yendo un paso adelante que Dios, pero nosotros no escuchamos. Yo malentendí el llamado con el ser enviado. En el Reino todo empieza con una semilla. La semilla no es la cosecha. Quizás tengamos la semilla de una revelación, o la semilla de una nueva dirección, o la de un propósito, pero es importante que le demos tiempo para crecer y madurar. No toda guía del Espíritu o inclinación del corazón representa la plenitud de lo que Dios está haciendo en tu vida. Dale a cada semilla tiempo para madurar. Ora por las cosas que oyes decir al Espíritu. 237
“Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.” (Santiago 1:4) Paciencia: perseverar alegremente. La paciencia es poderosa. Paga bien, especialmente cuando aprendemos a oír a Dios y nos dejamos guiar por el Espíritu. La paciencia no debe ser confundida con pasividad. El pasivo no tiene visión, ni metas, ni energía. El paciente sabe que el poder y las promesas de Dios están trabajando a su favor y por eso persevera con alegría a pesar de los desafíos momentáneos. En la parábola del sembrador, Jesús habló de la necesidad de la paciencia. 238
“Y las semillas que cayeron en la buena tierra representan a las personas sinceras, de buen corazón, que oyen la palabra de Dios, se aferran a ella y con paciencia producen una cosecha enorme.” (Lucas 8:15) El fruto viene con la paciencia. La guía y dirección de Dios se afinan a través de la paciencia. La paciencia es la determinación constante de hacer lo correcto sabiendo que las fuerzas espirituales están actuando a tu favor. El granjero es paciente sabiendo que él ha plantado buena semilla, y que el resultado va a ser un buen cultivo. “Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de 239
la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.” (Santiago tardía.” (Santiago 5:7) Los pacientes prevalecerán, pues han creado el ambiente para oír a Dios e incluso en esos momentos en los que la guía no es clara, continúan en fe y perseverancia. Ellos están en paz, sabiendo que la Palabra está trabajando en sus circunstancias. “A fin “A fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.” (Hebreos promesas.” (Hebreos 6:12) Cuando mezclamos fe con paciencia, somos imparables. Nuestra expectativa de lo bueno, la 240
bendición, el favor, los compromisos compromisos divinos, las puertas abiertas, el conocimiento revelado, y la sanidad ¡arrasarán con todo! De hecho, Pablo habla de Dios como “¡el Dios de la paciencia!” (Romanos 15:5) No te apresures a declarar al mundo que Dios te dijo que hagas algo si recién obtuviste las primeras semillas de la guía. Deja que esa semilla crezca. Obtén consejo sabio de amigos espiritualmente maduros y líderes. Eso te salvará de posibles vergüenzas y errores. Una verdadera palabra de Dios despertará la emoción, visión y fe. Si crees que has oído algo de parte de Dios y te ha producido pavor o 241
miedo, definitivamente tienes que buscar consejo de aquellos que son más maduros en ese área. Muchas veces profetas bienintencionados dan palabras que necesitan algún tiempo y época, o que simplemente tienen que dejarse en el estante. Si algo no da testimonio a tu espíritu, no actúes conforme a eso. Ora por eso y espera para que se vivifique en ti. ¡Tienes un propósito para descubrir! Espera que el Espíritu de Dios te lo revele paso a paso y tiempo al tiempo. Quizás no sea lo que pensaste al principio pero cuando lo veas te gozarás y sabrás que Dios estaba trabajando en ti. 242
“Porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.” (Hebreos promesa.” (Hebreos 10:36)
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Capítulo 17 Pensamientos finales Como he mencionado varias veces en este libro, la verdadera fe es espiritual y es el resultado de oír espiritualmente. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” (Romanos 10:17) Oír la Palabra de Dios es lo primero (lo único) que debe ocurrir. Debemos recordar que Jesús dijo que Sus palabras eran Espíritu (Juan 6:63). Es el Espíritu el que vivifica al espíritu del hombre. “El espíritu mismo da 244
testimonio a nuestro espíritu” (Romanos 8:16). Tal como Jesús sólo pudo hacer lo que oyó y vio hacer al Padre, nosotros sólo podemos tener fe en el grado que la Palabra de Dios se haya vivificado en nuestro Espíritu. Esto se volvió real para mí cuando tuve la revelación de la justicia, cuando supe que estaba sano, cuando recibí la palabra de protección, cuando recibí autoridad para decir que mi auto estaba vendido, cuando negué las palabras del doctor y cuando recibí visión para ser guiado en Chile y luego, cuando fui a Colorado. 245
Cada vez que Su Palabra fue vivificada en mi espíritu, la fe nació. Cada vez que he visto lo invisible, la fe nació. Lo he oído durante mis tiempos de oración, leyendo y meditando, y lo he oído mientras hacía los quehaceres más mundanos de la vida. Crear el ambiente para oírlo es la clave. Ese ambiente no es nada más que buscar, enfocar el corazón junto con el hambre por Su Palabra. “Bienaventurado el hombre que me escucha, Velando a mis puertas cada día, Aguardando a los postes de mis puertas.” (Proverbios 8:34) “Sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6). En el gran capítulo 246