Conferencia de cierre. Babel: ecos de geografías y territorios Raquel Gurevich13
Introducción
“M
unds en el mund” parece ser la prpuesta cnceptual y estética del lm Babel, del director Alejandr Gnle Iarritu (2006). Un mund divers, múltiple, innito. Sus histohistorias y sus paisajes ns muestran cntrastes y plaridades al mism tiemp que l cmún e irreductible de la cndicin humana. La relacin imagen y mund se ns presenta una y tra ve en la película, a través de acontecimientos; condicionantes históricos y económicos; personas, grups de pertenencia e institucines de td tip. Asistims a la ttalidad y lo fragmentario, con un hilo que los une: la segregación social y espaespacial, dnde el cine trae alg de l real cm espectcul, per también cm denuncia. De allí, la psibilidad de plantear una lectura cultural, scilgica y también, por supuesto, geográca. La eleccin de la película gira cm disparadra de un cnjunt de aspects que hacen al temari de quienes estams ligads, de un md u tr, al campo de la geografía, en tanto plantea tópicos muy caros a nuestra disciplina: las nociones de frontera, viaje, paisaje, territorio, lugar, identidades; en n, la multiplicidad y diversidad de la vida scial, cn singularidades según ls 1 Gegrafa egresada de la Universidad de Buens Aires. Magister en Administracin Pública. Dcente de la Carrera de Gegrafía de la FFyL de la UBA. Investigadra del Institut de Gegrafía de la misma Universidad. Integra el Equip de Ciencias Sciales de la Direccin Nacinal de Gestin Curricular y Frmacin Dcente del Ministeri de Educacin de la Nacin.
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lugares en los que acontecen las historias. Geografías de exclusión, materiales y simbólicas, operan en conjunto a lo largo de todo el lm. Fronteras y límites como bordes, como líneas de diferencia y segregación: los rascacielos y las chozas; la brecha entre los pastores marroquíes y los turistas que visitan sus tierras; la fractura entre los sordomudos que cohabitan con quienes escuchan; el silencio y el ruido; la falta de un servicio básico como el agua potable frente a la profusión de tecnologías sosticadas de información y comunicación, audi e imagen. Líneas de ruptura visibles e invisibles cm rasgs salientes salie ntes de nuestr tiemp, entre ls grups sciales, entre las culturas. La idea de simultaneidad temporal coexistiendo con la diferenciación geográca se halla plasmada en que podrían haber sido cuatro películas difedife rentes y, y, sin embarg, sn cuatr películas en una, una , cuatr grups de persnas colisionan sus vidas en distintos continentes: el matrimonio norteamericano de viaje en Marruecos para reparar la pérdida de un hijo; Amelia, la empleada mexicana que presta servicio doméstico en casa de los primeros en los Estados Unidos y que se casa su hijo en México; la familia de pastores marroquíes, con los hermanos, Caín y Abel intercambiados a lo largo del lm; y la adoadolescente japnesa, srdmuda, hambrienta de amr. Cada una de las histrias invlucra a padres, hijs y hermans, se cruan la tragedia y la trascendencia de sus prpias vidas, se entrecruan l íntim y l glbal, recrrids tds pr el dese de recncimient y de cmunicacin cn trs. La película frece un versímil, a md de síntesis, de muchs de ls temas que se han tocado estos días en el Congreso: el de “mundo como mosaico”, n en el sentid de encastre perfect, sin de multiplicidad de fragments a diferentes escalas (global, nacional, regional, local); el de lugar, como agluaglutinadr de redes de relacines sciales que ligan cmunidades e identidades diversas, así cm imaginaris, lenguas, religines y etnias distintas. Otro motivo que justica elegir Babel a la hora de llevarnos una marca de este II Cngres de Gegrafía de las Universidades Nacinales Nacinale s de td el país, es prque remite a ls múltiples sentids y traduccines, que siempre estams haciend quienes trabajams cn enfques y perspectivas, infrmaciones y conceptos, en denitiva, en temas que tienen que ver con la transmisin de la cultura a las futuras generacines. Existen varios orígenes atribuidos al nombre Babel y al concepto que gira en torno a él: confusión, ciudad, comunidad, obra arquitectura, una bibliteca.
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Como ciudad: fue una de las ciudades más brillantes de Oriente durante la épca del Antigu Testament, ms cncida pr su nmbre Babilnia. Como obra: la Torre de Babel, entre el cielo y la tierra, en el texto del Génesis. “Tenía entonces toda la Tierra una misma lengua y unas mismas palabras. Cuando Dios bajó para ver qué estaban haciendo los hombres al construirla, dijo: confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero”. “ Confundamos ahí sus labios, / el hombre ya no entenderá ahí el labio de su prójimo”. / “Dejan de construir la ciudad. / Entonces él clama su nombre: Babel, confusión, / Dios confunde el labio de toda la tierra / y desde allí los dispersa sobre toda la faz de la tierra”.
Babel, derivado de balal, cuyo signicado es “mezclado, confuso, confundid”, cm metfra del cncimient y misteri de la cmunicacin humana, cm nmbre de la falta de sentid de l únic, de un sl idima, de un pensamient únic. Desde el nmbre de Babel, ls sentids se muestran irrecuperables, multiplicads y disgregads. Cm bra incnclusa, también evoca la negación de toda posibilidad de construir un edicio cerrad y acabad. Quisiera presentar a cntinuacin alguns aspects metdlgics y de argumentacin ligads a ls mds de saber, enlaads cn ls cntenids del lm asociados con la geografía, a sabiendas que esa relación formacntenid es indisluble y que ambs se cnfrman y transfrman en esa misma relacin. Al igual que l hacen quienes se dedican a la investigacin (que parten de unas hiptesis, reclectan infrmacin, arman un argument y l escriben), en el cine, también se recrtan partes y se realia un mntaje nal, de acuerdo a unas ideas que operan como andamiaje, así el arte pone en jueg esa relacin entre frma y cntenid. ¿La película muestra mejr la desigualdad y la segregación socio-territorial que un texto?, ¿qué potencialidades y qué límites frece cada un de ls recurss que dispnems para cncer? ¿qué access de saber, de representacin, de interpretacin habilita cada lenguaje y cada tecnlgía? Estas sn preguntas que ns planteams permanentemente quienes ns dedicams a la dcencia, a la investigacin la actividad prfesinal. Analicems entnces algunas premisas metdlgicas, en esta prtunidad vinculadas cn el lenguaje del cine, asciadas a ls cntenids que en ellas se entraman.
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La película como texto geográfico
¿Por qué considerar el lm como un texto?, como un modo de presentacin vlid y legítim para leer aspects de l real, en este cas, parcelas de la realidad vinculadas cn prcess espaciales. La película seleccina ángulos de la vida social y privilegia segmentos con innidad de detalles e indicis, que permiten imaginar el mund, representar el mund, al md del paradigma indicial de Carl Guinburg (1979). En la disciplina histria, cn ls desarrlls de la micrhistria ya se han dad pass muy valrads en relacin cn vestigis que n sn capturads estrictamente pr las metdlgías ms cnsensuadas. En gegrafía dichs pass sn mens frecuentes, aun cuando existen desarrollos recientes que van en esa dirección. En efecto, a través del lm, apreciamos que: “Los lugares no son todos iguales ni los seres humanos los viven de la misma orma. Los lugares no pueden ser considerados como simples localizaciones ni amoros nodos o puntos estructuradores de un espacio geográfco. Qué demasiado a menudo se concibe, a su vez, como un espacio casi geométrico, topológico. El espacio geográfco es, en esencia, un espacio existencial y en él los lugares son porciones del mismo, embuidos de signifcados, de emociones, de sentimientos. Su materialidad tangible está teñida, bañada de elementos inmateriales e intangibles que convierten cada lugar en algo único e intranserible, lo que da como resultado en particular genius loci, espirit de lieu o, si se quiere, sentido de lugar” (Nogué, 2006).
Es posible producir empatía y reexionar, obtener información y estimular la búsqueda de otra nueva, elaborar explicaciones e interpretaciones recurriend a un lenguaje diferente del estrictamente académic. Ls prducts del cine pueden cnvertirse en una vía para teriar en ciencias sociales, para producir experiencia en el pensamiento social, en este caso en gegrafía, prque pdems ver ls lugares, leer ls lugares. El verb ver se halla ligad a las accines de saber, de cncer, de encntrar. Y de allí la imprtancia de las cnsecuencias creativas para la prduccin de nuevs mds de cncer en gegrafía. Pensar el lm como una lectura permite reconstruir mediaciones entre palabras e imágenes, entre las palabras y la vida. Y por ser un texto, se halla sujet a la interpretacin, a la recnstruccin y ns cnvca alrededr del efect diferenciadr que prduce el encuentr cn trs, cn l diferente, lo nuevo, lo desconocido. El lm da cuenta de cómo participan esas repre-
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sentacines en la cnstruccin de ls lugares. Pr ejempl, cm resuenan las palabras de Amelia, al referirse a los niños, cuando dice “ yo los crié ”, o cuando dice “no soy mala, solo hice algo estúpido ”. Esas palabras sl pueden ser decodicadas a través de los indicios que poseemos para comprender la singularidad de esa frntera territrial que est traspniend, que no es igual a ninguna otra; que es esa particular, con sus vectores propios de territrialiacin e histria.
Mirada, espacio y vida social
Las accines de viajar, leer, mirar (en este cas, una película) cnvcan a la mirada. La gegrafía se encuentra privilegiadamente cerca de ests estímuls. El verb ver, ligad a saber, a cncer se emparenta cn la idea de viaje, de desplaamient, prque cnvca a la asciacin cn tras ideas, trs paisajes, tras culturas. Ver, leer, viajar sn tdas actividades que invlucran de modo decisivo el sentido de la visión, provocando una extensión de la mirada y una ampliación de la experiencia. El director del lm utiliza ltros y lentes, pensados como dispositivos de selección y a la vez como dispositivos para mirar, cargados por denición de perspectiva y punts de vista y n cm meras fuentes de infrmacin bjetivas instruments neutrs de prduccin de cncimient. Se retma aquí la relacin entre identidad y mirada, central en la cnstitucin del sí mism de ls bjets en cuestin. Precisamente prque la mirada del tr es la que enfoca, selecciona y clasica. A partir de la mirada sobre los lugares que propone el lm, podemos hacer el ejercici de pensar la categría espaci y la relacin espaci-sciedad. Enfquems en las escenas de ls rascaciels sbre la bahía de Ti, ls pastres en el falde de las mntaas del nrte de áfrica, en el puest de frontera México-USA, en el cielo que surca el helicóptero llegando a Casablanca: en esos fragmentos, el espacio se visualiza, se empiriza, se hace paisaje. Los elementos jados (edicios y construcciones, puertos y aerpuerts, camins y rutas, infraestructura energética y de circulacin, vestigis de patrimni cultural, etc.) sn bjets agregads a l larg del tiemp que van cnstituyéndse en una cualidad de ls lugares que bservamos en el lm. Estos constructos jados pueden ser analizados a partir de
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un enfque tecnlgic, arquitectnic, de las edades de ls bjets y también desde el punt de vista funcinal. Recrdems que la permanencia de esas frmas cnstruidas, denminada pr M. Sants cm rugsidades, sn frmas durables temprarias, aisladas cm cnjunts (Sants, 1996). Ellas desempean un papel central en el mdelad de la espacialidad de la vida scial. Llegads a este punt, pdems preguntarns siguiend el esquema prpuest pr J. Blanc (2007) desde qué cncepcin de espaci pdems leer los lugares presentados en el lm: ¿el espacio como receptáculo o cntinente, cm sprte inerte de elements y relacines?, ¿cm el mer reejo de la estructura social? ¿el espacio se presenta como formando parte de la sciedad misma, cm aspect indisluble en el funcinamient de la ecnmía, de la plítica, de las creencias y sistemas de valres? ¿o en relacines escindidas e independientes? Desde mi perspectiva, en la película se muestran relacines dinmicas entre espaci y sciedad, envlventes, cmunicantes, que prducen y a la ve sn mutuamente prducidas, en un prces de accines recíprcas y efects intercndicinads entre sí. Detengmns, pr ejempl, en el paisaje urban de Tokio y la vida de los adolescentes que allí habitan: en el gimnasio cubierto, en las autpistas en ds niveles, el ruid, la parafernalia visual, la sbrecarga de estímuls, Jpp, el entrn de música tecn, pantallas y juegs electrnicos, Mac Donalds; las formas de socialización y los modos de acercamiento sexual; los vínculos de instantaneidad –tecnologías mediante– entre el grupo de amigas y con el padre; el consumo de whisky y pastillas; el timbre visual n snr, que el gat registra para avisar a su duea. En tdas estas escenas es posible identicar las principales condiciones en las que dichos procesos sciales se hallan territrialiads, est implica cnsiderar cm se han id jando y acumulando las diferentes decisiones sociales a lo largo del tiempo y a su ve también supne registrar el prces incesante de transfrmacin del espaci cnstruid, reparand en cm las relacines sciales sn prducidas y reprducidas en cada un de ls lugares. La película ilustra de md recíprc la relacin entre espaci y vida scial, bteniend tra prfundidad del cncept espaci, en tant alcana la ncin de territri. Sabems que este últim cncept lleva implícita la idea de apropiación, dominio y control de una porción de la supercie terrestre, per también cntiene las ideas de pertenencia y de pryects que
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una sciedad desarrlla en un espaci dad. Si bien el ejercici del pder, la plítica y las accines de ls Estads resultan centrales en la ncin de territri, éste n se reduce a una entidad jurídic-administrativa y su sentido excede el de la dimensión política. El tratamiento de los territorios involucrados en la frontera mexicano-estadounidense es elocuente al respecto: allí se conjugan un sinnúmero de dimensiones de poder económico, scial, plític, bélic, tecnlgic, simblic, etc. Quis resumids en la frase: “Cancela la boda, yo pago otra ” enunciads pr el nrteamerican a su empleada Amelia. La forma e intención del lm nos convoca a establecer lazos entre lugares diferentes y pensar sbre sus interrelacines. En este sentid, recuperams a Dreen Massey (2005) cuand frece tres prpsicines acerca de cm podría conceptualizarse el espacio: “1. el espacio como producto de interrelaciones. Se constituye a través de interacciones, desde lo más inmenso de lo global hasta lo más ínfmo de la intimidad. 2. El espacio es la esera de posibilidad de la existencia de la multiplicidad, es la esera en la que coexisten distintas trayectorias, la que hace posible la existencia de más de una voz. Sin espacio, no hay multiplicidad, sin multiplicidad, no hay espacio. Si el espacio es en eecto, producto de interrelaciones, entonces debe ser una cualidad de la existencia de la pluralidad. La multiplicidad y el espacio son co-constitutivos. 3. Por último, y precisamente porque el espacio es producto de las relaciones, relaciones que están necesariamente implícitas en las prácticas materiales que deben realizarse, siempre está en proceso de ormación, en devenir, nunca acabado, nunca cerrado” (Massey, 2005).
La primera de las armaciones nos habla de un enfoque antiesencialista dnde las identidades n sn ya cnstituidas e inmutables. La segunda prpsicin ns separa de la ncin de espaci cm l inerte, l muert, l jo, lo inamovible. Massey se opone a la idea de que “la única diferencia es su ubicación en la secuencia histórica”, se reere a los “subdesarrollados, los otros, los atrasados, los tradicionales, los que aun no alcanzaron tal o cual cosa”. Avanza, diciendo: “una comprensión acabada de la espacialidad implica reconocer que hay más de una historia desarrollándose en el mundo y que esas historias tienen al menos una relativa autonomía”.
Las escenas del lm evocan con mucha elocuencia la concepción de espacio recién planteada: geografías de la multiplicidad, de las diferencias, de la desigualdad prducidas pr el prpi sistema-mund, territris entre
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la hmgeneidad y la fragmentacin. Y también las ncines de simultaneidad e inmaterialidad del tiempo, como datos fundamentales de la uidez de nuestra época, están retratadas en el lm. Quizás hasta mejor resuelto técnicamente de lo que lo podría hacer ningún texto, simplemente por un tema de materialidad de las páginas: en la historia visual acontecen acciones simultneas insspechadas y el espectadr va enlaand sus repercusines, sus sentids, ls punts que se tcan. En relacin cn el tercer enunciad, la autra ns habla de un espaci en devenir, cm hrinte en cnstruccin, cm futur genuinamente abiert. Pueden frmularse relacines entre el cncept Babel y un md de cncebir el espacio. Babel es un edicio inacabado donde la mitad de su estructura es visible y que siempre se est haciend, l cual incluye sus prpias ruinas. Una trre que queda inacabada, cm símbl de una impsibilidad estructural de completar, de cerrar el edicio. No está demás recordar que en el anlisis scial, lidiams ctidianamente cn asunts y ncines cambiantes, cnfusas, impuras, en cnstante revisin histrica.
Territorios: entre la totalidad y el fragmento
La película prpne una ttalidad, una visin de cnjunt del mund y al mism tiemp articula partes y diferencias. Muestra y narra referentes empírics en cada lugar. Esas funcinaliacines cncretas ns acercan a sujets, relacines y bjets particulares. Y a su ve pdríams pensar cada relat cm un testimni multidimensinal. De allí el interés que ns cnvca la película en tant articula relacines sciales generales cn histrias de vida, singulares familiares. Este md de narrar n típic ni cannic en ciencias sciales rescata las vces de ls sujets, plenas de detalles signicantes, susceptibles de funcionar como caso emblemático, para ilustrar un vast sectr del tejid scial. Pr ejempl, la v de Amelia que vive en el exilio, habita otro idioma, cría hijos que no son propios, que no le conceden siquiera recncerla cm tía alguien cncid en el mment que ms l necesita, sus patrnes que la privan de asistir al casamient de su hij y lueg le dicen que n levantarn cargs en su cntra. Amelia que hace 16 as que vive en USA, que tiene una casa allí, ns habla de identidades
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móviles, nómades, de acá y de allá, de un exilio y una añoranza, donde se pertenece y n se pertenece. El cine muestra la conexión entre la vida privada y la vida pública. Las imgenes sn cntundentes sbre las distancias entre las culturas y a la vez los rasgos extremadamente comunes frente a la muerte, el aislamiento y el dlr. Pr su parte, ls estudis sciales analian las tramas de las migracines, las búsquedas identitarias, el desarraig afectiv y cultural, la marginacin de derechs, las etnias cn que se cnvive. “Personas en fuga” (que parece el nombre de un lm) es una de las cuatro partes del libr de Sasia Sassen Espectros de la globalización, dnde ella se dedica al tema de la inmigracin en ls Estads Unids. “Las políticas estadounidenses, así como el público, creen que las causas de la inmigración son evidentes por sí mismas: las personas que migran a los Estados Unidos lo hacen por la pobreza, el estancamiento económico y la sobrepoblación en sus respectivos países. Por el hecho de que la inmigración es considerada como resultado de condiciones socioeconómicas desavorables en otros países, se supone que no tiene relación con las necesidades económicas de los Estados Unidos o con las condiciones económicas internacionales. En este contexto, la decisión se convierte en un asunto humanitario, admitimos inmigrantes por elección y por caridad, no porque tengamos un motivo económico o la responsabilidad política de hacerlo” (Sassen, 2003).
otr cmpnente acerca de la relacin ttalidad y fragment que puede analizarse se reere a la tensión local-global y, a veces, el conicto abierto, atravesand cada punt del glb. Las relacines de hrintalidades (las de cntigüidad espacial, entre vecins, que aluden a la cntinuidad territrial) podríamos apreciarlas en los lazos de los migrantes mexicanos en USA o en los vínculos entre las familias pastoriles del desierto; las verticalidades (que aluden a punts distantes uns de trs, ligads pr vectres prductivs, sciales y tecnlgics) sn evidenciadas en el papel de ls medis de cmunicacin que hacen saber al mund del ataque a la turista estadunidense en la tienda de cmida para turistas en el desiert que frecen Cca Cla Light, per n agua ptable. La coexistencia de las horizontalidades a escala local y las verticalidades en escalas mayres (nacinales glbales) alude a un tiemp scial que n es únic, que presenta diferentes ritms y velcidades en ls distints lugares. Ls pastres caminan y lent, ls adlescentes en Ti se mvilian
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en transprtes ultrarrpids y ya estn cmunicads antes de encntrarse. El director del lm hace la operación de suturar y unir las diferencias: grito y silenci (la cstura sin anestesia pr parte de un veterinari a la turista cn una aguja quemada cm tda esteriliacin, seguida de una escena de silenci ttal de la srdmuda en la discteca, de sangre de la gallina degollada en un patio de tierra durante la boda mexicana, sangre de las heridas de la nrteamericana y sangre en el rstr del pastr marrquí glpead por la policía). Se plasma en el cine la convergencia del tiempo y se exhibe la posibilidad empírica de esta experiencia. Vinculad cn el punt anterir, tr aspect que puede leerse cn claridad es el de las funcinalidades diferentes que se juegan en cada lugar y los aconteceres simultáneos (Santos, 1996). Se presentan bajo tres formas: hmlg, cmplementari y jerrquic. El primer alude a las mismas actividades funcines (rurales urbanas) que pueden bservarse en cada uno de los cuatro escenarios lmados: son áreas bien delimitadas, uniformes que gan de cntigüidades funcinales. Pr su parte, el acntecer cmplementari supne relacines e intercambis entre diferentes territris no necesariamente contiguos: entre campo y ciudad; entre el turismo y el patrimonio natural y cultural que oferta un lugar; entre oferta y demanda de trabaj entre ds países. Finalmente, el acntecer jerrquic cmprende relacines de rden, cmand, cntrl y decisin. Este últim acntecer se relacina cn las prcticas sciales materialiadas en el marc del sistema de nrmas y regulacines que rganian el funcinamient de un territri. Dichas prcticas se visualian en el nivel plític, legal, diplmtic, plicial, de ls mass media, en la dtacin tecnlgica, en ls servicis diferenciales y especialiads. Cm se aprecia, este cnjunt de regulaciones incluye desde la armazón jurídica hasta los procedimientos que ja una gran empresa transnacinal para la rganiacin del trabaj ls que ejerce la prensa lcal internacinal. otras crrientes cnceptuales -las gegrafías temprales y las que siguen la tería de la estructuracin- también aprtan en la línea de argumentacin que sstenems. Se prpne una cnceptualiacin del lugar (y la regin) como “procesos históricamente contingentes” (Pred, 1986), que enfatian las prcticas institucinales e individuales tant cm las características estructurales cn las que esas prcticas estn entrelaadas. Ls events lcales se enlaan cn la cntinuidad material e histrica de las accines de
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los actores sociales; los objetos naturales y construidos entran en relación en las respectivas prácticas especícas en el tiempo y el espacio. Por ende, ls individus participantes en la cnstruccin del espaci scial n sn tratados de modo cosicado ni aislado, como en algunas geografías humanas u tras ciencias sciales cnvencinales. Las persnas sn cnsideradas en sus múltiples actuacines en la vida y el trabaj, es decir, n sl cm prductres cnsumidres, cm residentes migrantes, sl cm miembrs de un grup de edad, etc. “En vez de esto, los participantes del proceso son considerados como seres humanos integrados… son considerados personas cuyas acciones, pensamientos, experiencias y adscripciones de sentido están transormándose constantemente al involucrarse en los trabajos de la sociedad y las propiedades estructurales” (Pred, 1986).
Pdríams preguntarns si a esta gegrafía de ls lugares y de ls acnteceres, de las densidades diferenciadas en tecnlgía, mvimients, pblacin, pder, le cabe una gegrafía de líneas de redes, de punts de reas, cómo representar las jerarquías, las supercies. ¿Qué paradigmas de la geografía podríamos hacer dialogar con este texto presentado bajo la forma de una película: uno relacional, uno crítico, uno humanista, uno testimonial?
Pertenencias múltiples y escalas geográficas asociadas
Retrnems al primer enunciad de Massey (2005) que plantea el tema de las escalas geográcas, desde lo ínmo hasta lo global. Es decir, concebir ls respectivs lugares del mund cm cruces entre estructuras ecnmicas, políticas, culturales más generales y otras de orden más biográco, natales, íntims, dméstics, femenins. Estas mediacines ns lleva a interrgarns sbre las relacines públicprivado: algunos autores plantean lo tiranía de lo social y de las estructuras sbre el individu. Pr el cntrari, trs respect de la distincin individu y sciedad, cnsideran que ambs términs n estn en cnfrntacin sin en interaccin dialgica, en redes de interaccin necesariamente histricas. “Como en una conversación ininterrumpida, donde las preguntas de uno entrañan las respuestas de otros y viceversa” (Elías, 1991).
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Existe consenso acerca del papel de lo global congurando el cotidiano, acerca de l estructural impactand en ls prcess de scialiacin y subjetivacin, dich en palabras, de cm las teletecnlgías, ls mds de producir, la artefactualidad, el orden nanciero, los standards y protocolos industriales o cientícos conllevan tendencias globales homogeneizadoras y atraviesan la frntera de la privacidad y la intimidad. Pr ell, articular ls cncepts de espaci y escala permite pner en relacin prcticas y uss sciales generales, cmpartids en ls mbits nacinales y glbales, cn representacines, pryects e imaginaris crrespndientes a mbits lcales y reginales. A su ve esta peracin habilita recrear una visin cmpleja y nmade de las identidades, de las cmunidades, de ls sujets. Recuperams las cnceptualiacines planteadas pr Jhn Urry (2007), en Culturas móviles, dnde él pstula la denminada “era nómade”, “era desterritorializada” y abre tres preguntas claves para la comprensión: “¿De qué manera se ha comenzado a pensar y conceptualizar al ciudadano contemporáneo como un ser en movimiento?, ¿Qué nos motiva a viajar, qué es lo que nos lleva a otro lugares?, ¿Por qué puede armarse que no solo viajan las personas sino también las culturas?”.
Ns encntrams frente a nuevs sentids de la cnstitucin de un nstros; no hay posibilidad de armación de una subjetividad sin intersubjetividad, directa o mediada. En palabras de Arfuch (2002) “toda biografía, todo relato de la experiencia es, en un punto, colectivo, expresión de una época, de un grupo, ”. de una generación, de una clase, de una narrativa común de identidad
Las historias de vida -o en el formato del lm, los guiones que corresponden a cada personaje- articulan las nociones de espacio biográco y espacio públic, articulacin indisciable entre l prpi y l ajen, entre nstrs y ls trs. De allí el valr de las narrativas, prque pueden abrir -ms all del caso singular y la pequeña historia- caminos de identicaciones múltiples, de identidades plíticas, étnicas, culturales, religisas, de géner, de mds de vida que dan cuenta de las diferencias y desigualdades que subsisten en la aparente hmgeneidad de la glbaliacin, sin debilitar la distincin de clase, sin incluyend un sentid ms plural, ms ampli. En esas psicines de l glbal a l lcal, de l lejan a l cercan (cntraintuitivo, contraescolar) se juega el mecanismo de la identicación, en su doble lógica: el alejamiento que mide y justica la diferencia y la proximidad que recuerda la pertenencia a una humanidad cmún (Arfuch, 2002).
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Insistimos: biografías, vidas, perles, testimonios, historias de vida, a n de integrar las sciales y cmunidad, prque precisamente la sucesin de acnteceres se hallan anclads al territri, asciads a un lugar, inseparables de ese contexto. Ni fuera del tiempo ni fuera el espacio. Seguimos a David Morley (2005) en su armación de considerar el hogar como “sentirse en casa”, pero de un modo ampliado, hoy el hogar no solo como espacio físico, sino como un espacio retórico, virtual que excede lo dméstic, l natal. La casa tant cm lugar físic cm las ideas simblicas de espacios de pertenencia e identidad a distintas escalas geográcas (cmunidades lcales, nacinales, internacinales). Resultan cada vez más extendidas las interrelaciones entre diversas escalas geográcas. Desde esta perspectiva, Massey (1991) rescata la dimensión espacial “como lugar de encuentro”, pensado como redes de relaciones sociales. Postula una perspectiva relacional, que se distingue por la coexistencia simultnea de interrelacines e interaccines entre tdas las escalas, desde ls niveles ms lcales a ls ms glbales. Pr supuest que esa coexistencia, esa copresencia puede resultar conictiva, por lo tanto la idea de lugar de encuentr n es en abslut idílica y se enfrenta a las visines idealiadas de armnía del espaci (en especial, en relacin cn l lcal) y además contempla la diferenciación geográca, respondiendo a la homogeneiacin asciada cn la glbaliacin. Venims ssteniend la simultánea homogeneización y fragmentación en los procesos de conguración espacial, diferenciacines cada ve ms prfundas y desiguales. En efect, sn las cndicines prductivas, tecnlgicas y culturales de un lugar las que generan nuevas especicidades, al momento de albergar o resistir las cndicines ms generales. Según Appadurai (2001) ls tres factres que ms afectan la prduccin de lo local en el mundo contemporáneo son: el Estado-nación, los ujos migratris y las cmunidades electrnicas y virtuales. Ells se articulan de un md variable y dependen del escenari cultural dnde entren en cntact. Ls distints grups humans, las pblacines desplaadas, ls turistas, ls viajers de td tip, ls inmigrantes, ls trabajadres invitads, entre otros, estamos envueltos en la conguración de lo local, sumado al impact de las rganiacines y de ls mvimients subnacinales y transnacinales que desafían permanentemente la prduccin de l lcal. De allí que pueda concebirse “lo local como algo relacional y contextual, en vez de una cuestión meramente de escala” (Appadurai, 2001).
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Pdems registrar en la película estas relacines muy diferentes, que nos hablan de conexión y heterogeneidad, según las especicidades locales. Pr un lad, prducts recncibles pr tds a l larg del mund (ls chics marrquíes cn sus pantalnes Adidas, per cmiend en el pis cn las mans sin cubierts), marcas publicitarias, pstales del desiert, los rascacielos o la cerveza exportados a cualquier lugar del mundo, como mscaras, cm imgenes del mund, per en tds ls cass, incrustads en el territorio. Es interesante identicar algunos aspectos de este proceso en las escenas lmadas en Japón, donde se recupera el modelo civilizatorio nrteamerican, n el eurpe. Se recncen rasgs de hmgeneiacin marcads pr un mercad unicado, una única economía mundial, empresas mundializadas de base planetaria que implican prduccin y distribucin de bienes y servicis así cm regulacines e institucines cn divers pder y sberanía en td el mundo. En el lm, este conjunto de elementos aparecen como posibilidades denidas en un momento dado del mundo, pero que no se realizan en todos los lugares; sabemos que el proceso nunca se da en forma completa y jamás se encuentra en tdas partes. Cm vieta, ilustrams las escenas dentr de un mismo país, “del teléfono” del pequeño pueblo en el desierto marroquí y la de “un teléfono” con monedas para hablar al resto del mundo, dentro de la prpia clínica en Casablanca. Desterritrialiacin es el cncept seleccinad, entre trs autres, pr octavi Ianni (1996) para referirse a la tendencia a desenraiar las csas, las gentes y las ideas, sbre td las mercancías, la mneda, el capital, las empresas, las agencias, las gerencias, el nw hw, pryects, publicidad, tecnología, extendiéndose también a grupos étnicos, lealtades ideológicas e identidades territoriales especícas. Este proceso se maniesta tanto en lo ecnmic cm en la plítica y en la cultura. Tds ls plans de la vida sn alcanads, de un md u tr, pr la delcaliacin de centrs decisris y punts de referencia glbaliads. N se ns escapa, en este punt (aunque seguramente bedeciend a lgicas que incluyen trs cmpnentes) la racinalidad plicial, estatal, casi calcada aquí y all, que quiere nmbres propios exactos, datos, domicilios, ocios, se parece en cualquier parte del mundo. Otra Babel: asociada a la idea de torre, mirada vertical, desde arriba, ciudad rdenada, regulada, mund cntrlad y vigilad.
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Al mism tiemp tra tendencia impera cn igual fuera, la reterritrialiacin, prces a través del cual la glbaliacin refuera las particularidades (Thetni Ds Sants, 1994) y en el que las lcaliacines y las distribuciones geográcas de los objetos y de las relaciones sociales están lejs de independiarse de ls rasgs territriales de base de cada un de ls lugares del glb. Hy ms que nunca, las diferencias lcacinales hacen a ls territris y sus respectivas funcines dependen fuertemente de las fertas ambientales, prductivas y culturales. En cada prcin del planeta, se revelan las psibilidades del mund y se cncretan de md singular, según las cndicines del lugar de rigen. En este sentid, pdría hablarse de desterritrialiacin en el rden glbal y de reterritrialiacin en el rden lcal, cnsiderand ambs rdenes de md interdependiente y en un estad de integracin funcinal (Sants, 1996). En palabras de Appadurai (2001), “la globalización es un proceso histórico, desparejo y, hasta podríamos agregar, generador de localidades”. Esta tendencia subraya las prcticas y acciones situadas en localizaciones precisas, con coordenadas especícas que obedecen a lógicas de jación en el territorio. En efect, la divisin espacial y scial del trabaj del mund cntemprne abarca una escala que supera la de un sistema de lugares, aunque supne necesariamente un cmpnente lcal. Ls pryects de prduccin y servicis que curren en un lugar determinad sn el resultad de ls prcess histrics de inversines allí desarrllads, según las sucesivas divisines del trabaj nacinal e internacinal. Es pr ell que el cnjunt de prcticas culturales y sciales lcaliadas en un lugar favrecern dicultarán la apertura y grado de disposición al uso de otras formas de cncimient, tecnlgías sistemas de valres tmadas de fuentes n lcales (Pred, 1986). La prpuesta cnceptual de Rgeri Haesbaert (2005) plantea la multiterritorialidad, al referirse a las múltiples territorialidades existentes que conuyen en un punto del globo, según las racionalidades y acciones de ls actres en jueg en cada cas. En particular, las piensa cm prcess de territorialización múltiples en el contexto de las nuevas formas de desplaamient territrial de las sciedades actuales, sin minimiar el pes de ls Estads-nacin y de ls agrupamients reginales. Esta última psicin recge las múltiples pertenencias que caracterian ls lugares cntemprneos, “contra el mito de la desterritorialización”, cm él mism seala.
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Fragmentación territorial y el carácter parcial del saber
La película tiene 28 crtes en el md de presentacin de sus cuatr histrias, es un md n ttal, n abslut de hablar acerca de la discntinuidad del saber y de acceder a una imagen el del vivir mismo. Esa atención discntinua, y en alguns trams incnclusa, bliga a un ejercici intelectual y emcinal de alt valr para el desarrll del pensamient simblic. De allí que las histrias, ls relats que la película frece ns permitan avanar en la capacidad de cnceptualiacin de ls territris y lugares. Tentativas cada vez más anadas y más ricas de posibilidades de comprensión, de acercarse a l descncid, de prducir teriacines en gegrafía. Al ver la película, al leer un dcument, al desgrabar una entrevista, pdemos armar de modo general que “estamos traduciendo”, hay un transporte de sentido. Según Steiner (1981), “ comprender es traducir, comprender es ”. Pr l tant estams haciend descifrar, oir un signicado es traducir peracines de lectura, traduccin y escritura cada ve que intentams cmprender la diversidad de ls territris en cuestin. En mbits académics y de dcencia, también casi siempre estams en medi de una accin babélica, en el sentid de traducir alg cnfus, inestable, n pur. Y n pdría ser de tra manera, en nuestr cas, prque estams tratand un contenido que comparte tales complejas características: el espacio como empiriacin del tiemp, cn sujets, ritms y frmas distintas, cm prducto y productor de relaciones sociales; con la vida social incrustada como herencia y, a la vez, como instrumento de cambio; como reproducción y, a la ve, cm psibilidad de diferencia. También los cortes del lm nos recuerdan la “ fragmentación como realidad inmanente del territorio”. Resulta clar en este punt cm ls cntenidos a tratar imponen una forma que no puede ser completa, sin suras. El texto cortado y el pasaje de lenguaje (de tipográco a audiovisual) provoca cambios en las formas de leer y de escribir, de comentar: un código distint lleva a nuevas maneras de leer y pensar. Las decisines temticas y metodológicas desdibujan antinomias entre verdad y cción, entre testimonio y enciclopedia, entre metáfora y datos duros. En un texto de 1994, Milton Santos nos hablaba sobre “el mundo y sus visiones”, elaboradas y a
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veces impuestas cm si fueran el mund. El se preguntaba qué es metfra y qué realidad genuina. “Pensar sobre las nociones de región, lugar, desterritorialización nos conduce a la hiperrealidad, lo virtual y la manipulación de la imagen… La imagen seduce, desconcierta, inquieta pero tiene que ser considerada, porque es el centro del modo contemporáneo de producción de visiones del mundo. Todo esto se relaciona con la geograía porque ésta ha buscado una visión del mundo llamada científca, que se opone a otras visiones del mundo. Cuando el mundo pasa a producir ese nuevo real, el trabajo del geógrao resulta extremadamente complicado. Cabe… tomar el conjunto de otros elementos y encontrar la orma de su explicación abarcativa” (Santos, 1994).
La película es cción, invención, constituye un espectáculo. No tiene la pretensin de cnvertirse en un dcumental, realista, per es innegable una ilusin referencial, un efect de realidad. La bra pera cm testimni, archiv, dcument, tant para las histrias individuales cm para una narracin de épca. Las identidades nacinales las identidades reginales que se lmaron rozan el umbral de lo auténtico. Las biografías que se cuentan recncen una frma de familia en cada cas, de linaje, de cultura, de nacinalidad. Pr es la película puede ser cncebida cm una ventana sobre lo real, es decir, constituye un cierto tipo de cciones que permiten capturar lo real. El director cuenta que realizó “ un proceso de observación y absorción”, quedndse largs períds de tiemp en ls países dnde rdaría, bservand la vida ctidiana y las cstumbres lcales. Adems recurri a numerss actres n prfesinales, prque n quería relatar las historias de los personajes desde el punto de vista de un extranjero. Para evitarl, se sumergi en un prces de bservar el ctidian lcal, decidi trabajar cn actres lcales n prfesinales que le aprtarn detalles culturales y dej que ells reaccinasen de frma espntnea ante situacines que quizá no tenían el mismo signicado en otro país. Muchos no habían vist una cmara de cine nunca antes (labutaca.net, 2006). Aquí pdríams frmular una semejana cn el trabaj del cientista scial, de un académic gegraf de un dcente, en el sentid de ls camins metdlgics que utiliams para acceder al cncimient de diferentes lugares. “Las mayores uerzas de la vida íntima –las pasiones del corazón, los pensamientos de la mente, las delicias de los sentidos– llevan a una incierta y oscura existencia hasta que se transorman, desindividualizadas, como
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si dijéramos, en una orma adecuada para la aparición pública. Las más corrientes de dichas transormaciones sucede en la narración de historias y por lo general, en la trasposición artística de las experiencias individuales” (Arendt, 1974).
Multiplicidad y diversidad en el territorio
Babel ns prpne la multiplicidad cm punt de partida. El mit del nacimiento de las lenguas, con su extrañeza, confusión y dispersión resulta útil para cnsiderar dichs elements cm cnstitutivs de las sciedades, las culturas y ls territris. La heterogeneidad deniendo lo social, alienando toda identidad radical. Ocurre diariamente en nuestras vidas que se constituyen, se redenen permanentemente en tramas sciales, culturales, plíticas y tecnlgicas muy diversas. “Son los hombres, no el hombre, los que viven en la Tierra y habitan en el mundo” (Arendt, 1974), cn sus histrias, mtivacines y pryects diverss. Babel ns muestra diversidad de lenguas y frmas de cmunicacin. De hecho está hablada en cuatro idiomas (inglés, marroquí, español y japonés): árabe en Marruecos, inglés en Marruecos, inglés en México, inglés en Estados Unidos, castellano en México y en Estados Unidos, japonés en Japón y lenguaje de srdmuds en Japn. Cntacts meclads y en circunstancias de traducción: el guía de Marruecos; la niñera al hablar a los niños y a su gente; el primo de la sordomuda que algo entiende del lenguaje de señas. Idiomas extranjeros como la experiencia misma de lo otro, de la alteridad, otra manera de signicar el mundo, de expresarlo, pensar el mundo desde tr grup, desde tra cultura. Y una ve ms, el inglés cm el idima esperant universal -funcinal al pderí ecnmic, prductiv, plític, tecnlgic- ligad a cdigs de cnsum y de mercad, a Internet, a ls videjuegs, a la televisin y el cine. Nos encontramos con la multiplicidad, en su doble dimensión: material e inmaterial, que tant incluye bjets diverss cm cnjunts de ideas, creencias y sistemas de valores. Contextos, culturas, paisajes cotidianos y n ctidians (en ls cuatr escenaris de la película sn distints ls clres, ls snids y hasta el lr que imaginams del cous cous marrquí,
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las hamburguesas del fast food en Tokio y de las tacos en la esta de casamiento mexicana). Y en relación con esto, la noción de espacio no como envltri recipiente de ests aspects de las sciedades, sin cm parte intrínseca a ells. Esta multiplicidad explícita en el lm nos lleva a palabras de María Laura Silveira (2006): “ Las cosas y sus relaciones, o vienen juntas o no vienen jamás”. Vams ahra a desliarns de la multiplicidad a la diversidad. La diversidad de lenguas, de culturas, de mds de pensar se encuentra asciada a ls rígenes de la diversidad cultural. Desde la antrplgía, Levi Strauss plantea que la diversidad de las culturas se da pr la interrelacin entre ellas y no por aislamiento, ninguna cultura se modicó en forma aislada. Directa indirectamente, siempre fue cn tras sciedades. En clave geográca, Massey (2005) también combate la idea de que la “cultura local brota de la tierra”, de que cada cultura “es” primero, que “están” sobre la Tierra y luego comienzan a interactuar. Ella entiende a los espacis, a ls lugares, las nacines, las lenguas, cm prduct de la interacción. El espacio concebido como ni limitado ni exclusivo, ni contrapuesto entre lo interior y lo exterior. Aun cuando puedan reconocerse por supuesto especicidades locales y contextos singulares. Es prtun sealar que estams recuperand las relacines entre las frmas simblicas y la plítica, n descnciend el carcter plític de la cultura y las disputas de pder alrededr de las nminacines, las representaciones, la memoria, con sus respectivas imposiciones de signicación (Lbat Crrea, 2007). Al respect pdems detenerns sbre las ncines de prgres y el universalismo: una única humanidad, un solo proyecto, los mismos ideales, ls misms cnsums, ideales del iluminism y de la ilustracin, que conforman una única “civilización mundial” con relatos nacionales: así ns hems frmad. Pr el cntrari, mens difundidas se encuentran las ncines de prgres n necesari ni cntinu. Ms bien un desarrll desigual cn salts y cambis, velcidades y rientacines diferentes, n cm acumulacin psitiva per se, ascendente. Est lleva a interrgarns sbre ls imaginaris sciales, cnstruids scialmente. ¿Quién es el tr? ¿Según quién? ¿Ls turistas, ls lugares, ls nativs, ls inmigrantes? Pareciera que se conforma un “espacio seguro” con los iguales (la escena de
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los turistas en el colectivo, antes que caiga la noche). ¿Quién es “nosotros” (una clase scial, una etnia, una nacinalidad)? Cabe sealar que ese descubrimient del tr se relacina cn la cnstrucción de uno mismo; acontece justamente porque lo extraño, lo otro retrna sbre l descncid de nstrs misms. Cada un se siente un poco protegido entre los propios, frente al embate de “tú no eres de aquí”, “tú no perteneces aquí”. Estas ideas pueden servirnos para pensar de modo multidimensinal la ncin de frntera. Pr un lad, en su acepcin de límite, de barrera (entre sberanías territriales estatales, entre mund civiliad y brbar, entre l prpi y l ajen), segregacin y separacin (muralla china, el mur de Berlín, las paredes cntra ls inmigrantes, las barreras palestino-isralíes, los muros entre Estados Unidos y México). Por otro, la acepcin de frntera cm territri en sí mism de integracin, dnde se producen contactos, mezclas, intercambios. La llamada “zona de contacto” (Pratt, 1997) alude a la presencia cnjunta espacial y tempral de sujets (anteriormente separados por divisiones temporales y geográcas), cuyas trayectorias se intersectan. Ella dice: “Los sujetos se constituyen en y por sus relaciones mutuas” (Pratt, 1997). Las culturas se modican, cambian, son históricas, se transforman en la interaccin. La diversidad que hace psible la identidad, al mism tiemp, la pone en riesgo. La comunidad se percibe atacada desde lo ajeno, lo extranjero, separando lo nuestro, lo propio. En el lm se muestra la lectura de Estados Unidos como persecutoria: la única explicación posible es el terrorism, un enemig únic y ls trs cm amenaa, cm peligr. Una percepcin alucinatria que se pne a actuar pr su cuenta, independientemente del acntecimient frtuit riginad en la rivalidad y cmpetencia entre ds hermans que altera cmpletamente la percepcin del pder lcal y glbal. Cm cntrapunt, la idea de cmunidad cm l segur, cm ls las que sstienen. Ls ídls héres sn diferentes entre las cmunidades nacinales, lcales y glbales. En este tpic es central el papel de ls medis de comunicación: por ejemplo, en la película el funcionario de la embajada de Estados Unidos en Marruecos, cuando dice: “ Estamos haciendo todo lo posible: está en todas las noticias ”. Así el cas de la turista nrteamericana herida se mide pr la imprtancia meditica.
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La delimitacin territrial de la diversidad se advierte cn nitide en la cnciencia del territri que impregna las escenas en la frntera USAMéxico. Se evidencia a través de un control muy laxo para entrar a México (cuand van a la bda) y un cntrl abslut de entrada a USA (cuand vuelven de la boda). El tratamiento del “otro” en la frontera mexicana es visto como un peligro del que hay que defenderse. La comunidad mexi cana aparece en la película cm una cmunidad ética, al decir de Bauman (2003), en cntrapsicin a las cmunidades estéticas, glbales, asciadas a los medios de comunicación, a las imágenes, a una exterioridad. Bauman denomina “ético” al primer tipo de lazo, en el sentido de proximidad entre los sujets, vinculads a la densidad del tejid scial. Se advierte la imprtancia del parentesco, de la familia extensa, en México y en Marruecos (cuando el guía abre su casa para ayudar y cuidar a la turista, atendida pr su madre su abuela y pr su hija). Al cntrari, quis un pc esquemticamente, se presentan a los turistas (“tengo calor, prendan el aire, tengo hambre, tengo mied”) las escenas en Estads Unids dnde nadie puede cuidar de ls niños, salvo la niñera y la hermana de la madre, insinuando lo dicultoso del pedid. Babel muestra diverss tips de variacines sciculturales (edad, géner, prfesin, lugar, clase, etnia, estudis, religin) y en este punt cnstituye un reto a comprender lo lejano, lo extraño. Se abre aquí un debate entre los conceptos de pluralidad y relativismo (como aceptación al extremo) en los trams dnde la película incluye indicis de discriminacin (carteles viales que muestran mexicanos como buscados o formas culturales que implican vilencia cntra las mujeres ls nis). Esas formas de la cultura que coexisten reejan la tensión entre el multiculturalism y el etncentrism. Tant un cm tr ns impiden ver al tr y tienen límites en su capacidad de cmprensin e interpretacin. Pr su parte, las psicines denminadas interculturales intentan captar al tr, cn vluntad de cmprender al tr (esta actitud puede verse en el plicía que acude al llamado de la sordomuda; en el comportamiento de los niños en la boda, que están intranquilos, pero igual participan; la abuela que cuida y ampara a la turista). Las visines interculturales cnsideran las desigualdades, la falta de recncimient, develand silenciamients y prcess de hmgeneiacin desde el pder.
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Son ilustraciones de los denominados “usos de la diversidad” (Geertz, 1986) que ns permiten frtalecer una idea renvada de la diversidad cultural, sin descuidar captar l que hay de cmún entre sujets diferentes. Estar atents a l divers entre nstrs, dejarse afectar pr es y n es que ls seres humans cada ve ns parecems ms entre nstrs (rpas, aliments, ci, juegs y juguetes), sin pr las prpias cndicines de la existencia. Esa posición del director es clave en mostrar la fragilidad de la vida, el dlr de alguien lastimad, la muerte de quienes querems, el amr n encntrad crrespndid (el hij que n es el preferid del padre, la chica que n es elegida), ese dlr es cmún de la cndicin humana. Queda hecha la invitacin al desarrll de gegrafías culturales que tmen la psta de cuestines ligadas a las relacines entre multiplicidad y diversidad que se expresan en los distintos lugares y regiones del mundo.
Para concluir, una apertura A múltiples producciones de la cultura
Rescatams Babel, cn la intencin de estimular la pluralidad de paradigmas y perspectivas, presentads en variedad de lenguajes y tecnlgías. Sin pretender dar un uso cientíco a las propuestas artísticas ni confundir ls registrs, querems estimular el cnjunt de aquellas prduccines de la cultura que recuperan testimonios y narrativas: la entrevista, la novela de no-cción, el lm -documental o no-, la literatura de viajes, la historia ral, el llamad nuev peridism. La apuesta cnsiste en decir, escribir, prducir, investigar, dar clase, leer gegrafías en las que ningún cdig est privilegiad sbre tr, trgand legitimidad a fuentes diversas. También, supne desplaarse hacia las frnteras del camp estrict de cncimient cientíco, en diálogo con otros materiales de la producción socio-cultural ms amplia. Para avanar en cnceptualiacines de espaci, de pryects cmunitaris lcales y sus articulacines glbales, precisams cada ve ms un ptencial de instruments multiplicads para captar, pr ejempl, la mvilidad territorial, la conictividad en espacios urbanos y rurales que ya no encajan en las deniciones clásicas, las redes tecnológicas que extienden o
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achican las supercies de producción y provisión de servicios especializados, las nuevas identidades reginales cntemprneas, etc. Si de enfcar la espacialidad de la vida scial se trata, estaríams alentando un giro geográco, un giro político-cultural, que no soslaye la vida ctidiana. Se pretende prvcar una mirada ensanchada del mund que tenga en cuenta la actividad geográca como experimentación, como puesta en marcha, cm interpretacin, en la bisagra entre las vidas individuales y el contexto local, nacional y global. Ns preguntams acerca de qué aspects de la vida scial y del territri es psible prfundiar, narrar investigar desde gegrafías que cruan l macro y lo micro, que incorporan detalles biográcos y que sin desconocer las tendencias de la rganiacin scial y prductiva de cnjunt, pueden detenerse en aspects ms lcales, ms ctidians. Teriar alrededr de estas miradas singulares, es decir, cnstruir enunciads cnceptuales e interpretativs sbre categrías ms actadas y subjetivas del espaci sugiere brindar apertura temática y de signicación en tanto se insua de vida al territri, al rescatar su dimensin ctidiana y simblica. Estams pensand en hacer gegrafía en y ms all de las disciplinas. Ls temas bjet de nuestr camp devienen privilegiads para este tip de desarrollo. Complementar y suplementar las obras estudiadas, expandir las escalas de anlisis, hacer lugar al mvimient incesante de persnas y bjets, de paisajes e histrias de nuestr tiemp, dar cabida a rstrs y creencias diferentes, a partir de materiales diverss. Este es el gest bsic de la cultura: mezclar materialidades, sentidos y signicaciones. Los inter cambios e hibridaciones producidos seguramente congurarán referencias desaantes a la propia disciplina y al resto de la teoría social, de allí el carcter estratégic de la apertura hacia tras psicines y vces de la prduccin cultural en su cnjunt. Hacia una noción de territorio: entre anclaje y movilidad
En tiemps cntemprnes resulta insslayable incluir la idea de mvilidad cm prctica scial presentada baj múltiples frmas, tips y mtivs de desplazamientos, con sus respectivos tiempos, ujos y velocidades. Así, pasar de una geografía de lo jo, lo atornillado, lo estático a una geografía de la movilidad, de la uidez, de sociedades seminómades.
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Con todo, la uidez y la inmaterialidad de los ujos no opacan el anclaje territrial, ls prcess sciales situads y lcaliads de md particular, territorializados al n de cuentas en los diferentes puntos del globo. En cada uno de esos lugares se maniesta la tensión entre apropiación del territorio y subjetivacin, para quienes allí viven y trabajan, para quienes despliegan sus vidas en ese lugar y n en tr. Las ncines de territri y lugar cm espacis cnstruids, transfrmads, recreads scialmente de md permanente y en ls que se articulan múltiples pertenencias (lcales y glbales, prpias y ajenas, de adentr y de afuera, cercanas y lejanas) se hallan en el centr de las gegrafías que deseams cultivar. Estar atents al jueg de escalas y a las pertenencias múltiples permiten vincular el espaci íntim y el espaci públic, así cm revalriar ls cntacts e interaccines -presenciales y/ virtuales, ctidians esprdics- que tienen efects innegables en la elabracin de ls lugares dnde vivims, en las representacines que de ells cnstruims y también de quiénes sms y de quiénes creems ser. El enlace de las frmas espaciales singulares cn pryects sciales ms amplis clabra n tibiamente en la cmprensin de ls diferentes lugares y regines, al tiemp que habilita una gegrafía cmprensiva, interpretativa en la que tienen cabida ls sujets, atravesados por procesos singulares de existencia. Este modo de cruzar lo jo y los ujos, lo natal y lo extranjero podría cnstituirse en un aprte al debate espaci-cultura-territri, en tant pne en discusin la relacin entre valres e imaginaris cn la materialidad de ls bjets de ls respectivs lugares. Revisar las cnceptualiacines acerca de las relacines entre identidad y lugar desde la perspectiva que aquí prpnems, habilita caracteriarlas cm híbridas, múltiples, cambiantes. Pensams que sn buens tiemps para tal empresa en gegrafía. A la relación entre los conceptos y la vida
Una geografía que enlaza la teoría y la experiencia; el discurso cientíco y la práctica; la objetividad y la subjetividad no podría etiquetarse sin más cm una gegrafía humana, scial cultural, visiblemente perteneciente al gir psmdern. Es precis un cambi en las frmas de pensar, de leer y de escribir gegrafías, para que el cambi, el mvimient y la vida hagan circular de tr md el cncimient y la investigacin, prpiciand prcticas
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de creación y reexión. Estamos a favor de la proliferación de modelos de invencin y transfrmacin en nuestr camp. Le hacen bien a la gegrafía prduccines que traen gests pc cncids en nuestr medi, trabajs que aportan hipótesis de explicación sobre fenómenos nuevos, que recuperan lo mejor de la tradición descriptiva, que teorizan sobre conguraciones territriales cntemprneas, n heredand pasivamente las categrías ya existentes, foráneas o no, sino haciendo con ellas, algo nuevo. Nos apoyamos en la idea de que “el locus nal del conjunto de paisajes perspectivos es el propio actor individual, puesto que estos paisajes son eventualmente recorridos por agentes que viven y conforman formaciones mayores, en parte como resultado de su propia interpretación y sentido de lo que estos paisajes tienen para ofrecer ” (Appadurai, 2001).
Es pr ell que impulsams narrativas en diferentes versines, prque ellas ns recuerdan que las vidas y ls territris estn siempre siend, que en el presente mism sn acts de pryeccin hacia el futur y n meras repeticiones con nales anunciados. Producir nuevas cartografías y escribir nuevas gegrafías sn accines pryectivas, clectivas, que permiten vislumbrar ls vínculs entre las dimensines ms estructurales de la realidad y nuestras propias vidas. Resultarán textos que referirán a un espacio de disputas y de negociaciones simbólicas en la comunidad geográca y fuera de ella, prque dejarn al descubiert las relacines entre sujets e institucines, sujets y estructuras. En tra prtunidad discutíams acerca de este tpic (Gurevich, 2009), señalando que no sabemos todavía cómo hemos de calicar o nombrar (y ni siquiera si fuera necesari hacerl) a la gegrafía resultante de estas prcticas: humanista, narrativa, existencial, cotidiana, neomarxista, postestructuralista. Sí es clar el énfasis puest en el víncul sbre las relacines entre la economía, la política y la cultura; entre la estructura y la superestructura; entre l material y l simblic. En ese cnstruir, irems nminand nuestras prcticas. Quis en tras épcas era bastante ms fcil dividir las aguas del campo, entre geografía física y humana; o entre geografía de la población, gegrafía plítica gegrafía ecnmica. Este tiemp trae nuevs aires para discutir ls nmbres de una gegrafía que articula niveles cnceptuales generales e inclusivos con referentes empíricos singulares donde se expresa la vida scial en ls diferentes lugares del mund.
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ojal hagams de la gegrafía un ejercici de Babel, prque Babel alude -por denición- a la promesa del encuentro, a la posibilidad de construcción, a ciudades con jardines, a bibliotecas innitas. Eso sí, sin garantía alguna. A pur riesg.
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