Conferencia I. Embriología y evolución del mundo Nov9 6 conferencias impartidas por el Dr. Karl König Traducido del alemán por Diego Milillo. Amigos, ciertamente es de lo mas bienvenido que un grupo como este se pueda reunir en pos de una discusión semejante, sobre el tema de la embriología y la evolución del mundo. Realmente es bastante particular en si mismo que se deba discutir científicamente sobre estas cuestiones. En general no se considera conveniente ir a través de una ciencia a la otra, ya que hoy en día cada ciencia ha adquirido tan tremendas proporciones que ni siquiera un centenar de especialistas podrían obtener un cuadro completo de ella. Es por ello que soy completamente consciente de que lo que estamos por hacer es algo único. Es más: no intento en lo más mínimo impartiros conocimiento. Mi único deseo es que al momento en que partamos, mañana al mediodía, quizás se haya podido establecer entre nosotros un entendimiento sobre las posibilidades que existen de mirar a la embriología en un modo nuevo. Y ya desde el principio deseo declarar, y estoy bastante convencido de ello, que hoy, aparte de la Antroposofía y de la Ciencia Espiritual, resulta aun imposible ver y saber la verdad en el campo de la embriología. Así como es imposible cristalizar en lo exterior una verdad absoluta y recta de aquello que avanza y que tiene su seidad dentro de la esfera de la vida. Siempre estamos tomando uno de los diversos puntos de vista y el cuadro cambia según el modo en que lo miremos. No hay otro camino. Y no va a importar si sostenemos esto o lo otro; la única cosa que importará es que trabajemos juntos en un seminario como este, que tratemos de entendernos mutuamente, empezar a ver nuevos puntos de vista -y no será muy fácil en este caso en particular, porque la mitad de los participantes son colegas médicos y la otra mitad no se tornara posible mas y mas, queridos amigos, a tanto hagamos un esfuerzo común. Cuanto menos esperéis: “el nos dirá que es qué “- no, no lo hará; por el contrario, el os pedirá que digáis lo que creéis, lo que suponéis, en qué modo uno ve esto o aquello. Bueno, ahora embriología. Quisiera empezar diciendo algo acerca del alcance del estudio embriológico y sobre la historia de la embriología. Siendo al caso el único camino para indicar el marco dentro del cual nos estaremos moviendo. Hay muchos modos de estudiar embriología, así como para cualquier otra cosa. Rudolf Steiner, por ejemplo, pidió que la embriología debería considerarse nuevamente en conjunción con la astronomía. Consideremos que en una ocasión declaró bien definidamente que desde el momento del nacimiento cada ser humano lleva la constelación de su nacimiento inscrita sobre la superficie de su cerebro, el córtex, con lo que podría decirse que siempre estamos transportando nuestra constelación natal con nosotros. Si uno mira el curso de los planetas allí fuera y el desarrollo de los órganos dentro del embrión en crecimiento, entonces podríamos encontrar ciertas correspondencias remarcables, a partir del momento en que uno no usa solo el microscopio sino que considera las cosas como un todo y estudia el acceder a la existencia, la formación y transformaciones del cerebro, del hígado en ciernes, el descenso de los riñones, entonces uno puede encontrar que hay procesos que se aplican en astronomía y que se hayan ocultos dentro de este proceso formativo; uno sería capaz de hacer esto si lograse interesar a un astrónomo que lo ayudase a comprender los conceptos que aplican en su ámbito. Y se podría enlazar la embriología no solo con la astrología, sino por ejemplo -y esto sería muy iluminativo- con el ámbito completo de la geometría proyectiva. Esto he intentado hacerlo en varias ocasiones en el pasado con mi amigo, el fallecido Sr. George Adams, y pudimos encontrar promisorios puntos de contacto aquí y allí, por ejemplo en el desarrollo del ojo, del hígado, del riñón. Dios no geometriza solamente allí fuera, sino que lo hace directamente también en el embrión humano, en el feto humano. Todo esto es complicado en extremo y solo un matemático y un geómetra genial podrían hacer algo de este tipo, en colaboración con algunos embriólogos. También existe la posibilidad -y esto es algo maravilloso- de estudiar la embriología desde el punto de vista de la psicología. Esto significa tratar de aprender cada vez mas como se desarrolla la consciencia del niño dentro del vientre de la madre. En este campo ya se han sido hecho un gran número de observaciones. Olvidamos por ejemplo que el niño, quiero decir el embrión o mejor dicho, el feto está más consciente en el 3er y 4to mes y que tiene una consciencia mejor y más comprehensible que al momento en que empieza a dar patadas. Que también los ojos están abiertos en un comienzo y que los parpados se cierran después, lo cual indica que el niño en desarrollo entra en un dormir profundo y comenzara luego a despertar lentamente, paso a paso. Les muestro todos estos puntos de vista diversos para que no tengan la impresión de que el punto que tomaremos en consideración hoy es el único. También es posible considerar la embriología completa como
un proceso muy especial y fundamental de la fisiología, quiero decir por supuesto, incluyendo a la bioquímica. Aquí también se han hecho innumerables observaciones. Desafortunadamente hay mas especulaciones e hipótesis que observaciones. Pero uno podría reconstruir por completo una nueva base utilizando este acercamiento. Por cierto, amigos, si esto fuera hecho sensiblemente, podría desarrollar completamente una nueva fisiología, ya que en ninguna otra parte es más obvio que justamente aquí, en el embrión en crecimiento, que no es el corazón quien impulsa a la sangre, sino que la sangre impulsa al corazón. De hecho existen bastantes circulaciones sanguíneas en el embrión en desarrollo antes de que el corazón se vea ligado a estas circulaciones. Considerad después de todo que el corazón no se desarrolla dentro del embrión, sino que originalmente lo hace por encima de la cabeza y solo gradualmente -tarda unos pocos días, pero no por ello menos gradualdesciende a través de la frente y penetra en el cuerpo. ¿Entendéis esto? Incluso entonces está lejos de ser ligado a la circulación. Pero la sangre fluye y los receptáculos sanguíneos siguen desarrollándose, y todo trabaja y circula, el corazón late pero por sí solo, bien independientemente de la sangre como hasta ahora, la cual corre hacia dentro y fuera, fluyendo. Aquí debo destacar que en los pasados 50-55 años se ha llevado a cabo mucha labor en el campo de la así llamada embriología experimental. Hemos aprendido una gran relación de estos experimentos. Por ejemplo, que los puntos de crecimiento de los órganos individuales se influencian mutuamente y no es gracias a ningún accidente sino a un complejo de células, tomemos alguna parte a desarrollar del ojo, se ve ligada a otro complejo de células del cual surge la primordial óptica; ellos se influencian mutuamente de manera profunda y fundamental. Bien, cientos y hasta miles de tales observaciones han sido hechas y existen muchos volúmenes exhaustivos sobre embriología experimental para quienes estén interesados en ella. Una de nuestras tantas posibilidades es estudiar embriología en conjunto con la historia de la Tierra. Tuve que mencionar todas las otras o no hubiera sido posible darse cuenta de que sea lo que fuere que tomemos y estudiemos, solo es una pequeña sección de la configuración completa del complejo que es la embriología, la verdadera embriología. Ahora, antes de que vayamos más lejos y mencionemos algo sobre la historia de la embriología, echemos un vistazo a las dos columnas que flanquean el portal de la embriología, dos columnas que no son sino dos tendencias de pensamiento respectivas al origen de la nueva vida. Una de las tendencias es llamada PREFORMACION, no solo desde el S XVIII sino de mucho antes. Y la otra lleva el nombre de EPIGENESIS. Aquellos de mis colegas que recuerden sus días estudiantiles sabrán lo que esto quiere decir. Para el resto tratare de brindar una breve explicación. El devenir, todo lo que se introduce en la existencia, puede ser observado desde dos puntos de vista. O bien lo miramos de tal modo que estamos convencidos que eso que se introduce en la existencia hasta tenerlo delante nuestro, posee ya una forma preexistente en el ovulo; simplemente crece, se despliega a medida que crece, pero ya existía en si mismo desde el comienzo. A causa de esto, pietistas equivocados condujeron a los hombres e incluso a los naturalistas en el siglo XVIII a la firme convicción de que los ovarios de Eva ya contenían a todos los seres humanos por devenir, un poco más pequeños por supuesto, pero pese a todo de millones de formas. Y luego simplemente se desplegaron desde allí, donde el buen dios los había puesto. Eso es preformación. Epigénesis es la otra columna; dejo a los ocultistas que descubran cual es Jachim y cual Boas; esto no nos concierne aquí. Pero el punto de la Epigénesis es el que proviene del vacío, por así decirlo, del caos, un cosmos es formado paso a paso a través de lo que deviene en la existencia y a través de la idea de eso mismo. Que ese cosmos sea una forma humana, un ratón, un pez, una fruta, lo que sea. Estos son dos puntos de vista. Y, queridos amigos, estaríamos nuevamente fuera del camino que va al jardín -al menos yo lo veo así- si pensáramos: por supuesto, Epigénesis es verdadera y preformación es falsa. Sí, claro, suponer que todos los seres humanos estaban contenidos en forma física en Eva es erróneo. Pero si uno lo mira desde otro punto de vista, entonces puede que no parezca tan ridículo a como parecía al principio. Después de todo, en los últimos diez años nos hemos resbalado hasta la peor posible teoría preformativa que se pueda pensar, si bien no ha sido tomada en cuenta como tal. Desde que hemos descubierto lo que se cree que es la verdadera química de los cromosomas y los genes, y no solo la química, sino la disposición de la molécula-gen gigante en esa inspirada estructura de la espiral con cada posible variación. La cual digamos que gobierna la herencia -aquí tenemos a la preformación, en el ovulo y en el esperma y todo lo que ahora hace falta es que de un modo u otro se elabore hacia fuera de una manera cibernéticamente correcta. Realmente, no debería andarse uno con ínfulas y creer que se está dentro del área de la Epigénesis. No es asi. Ambos acercamientos deben siempre, una y otra vez, ser vistos el uno desde el otro, deben complementarse mutuamente.
Y si ahora se me permite avanzar y decir algo sobre la evolución del mundo, entonces Preformación y Epigénesis representan a los dos puntos de referencia que hace 130 años atrás, por ejemplo, fueron tomados por un lado en la Academie Française por Cuvier, y Geoffroy de Saint Hilaire por el otro. Uno, Cuvier, sostenía el punto de vista de que en la historia de la Tierra había habido revoluciones y que con cada revolución se produjo un nuevo acto de creación y que todo el conjunto de los reinos animal y vegetal no es otra cosa que el resultado de perpetuantes actos de creación que se fueron produciendo. Esta es la típica preformación aplicada a la evolución terrestre. ¿Se comprende esto?. Por el otro lado esta Geoffroy de St.Hilaire que piensa y ha pensado -y a quien Goethe menciona con tanta alegría en su conversación con Eckermann (puedo leerles el pasaje luego) que todo se despliega a través de la evolución. Nuevamente, pese a los escritos tempranos de Steiner, pienso que estaríamos equivocados y precipitándonos al declararnos definitivamente en favor de la Epigénesis y mirar hacia abajo altaneramente por sobre los “preformistas”. Bueno, estas cosas también deben ser mencionadas. Ahora, si nos preguntamos a nosotros mismos: “en qué año nació la embriología?”, uno puede decir que la embriología nació entre 1522 y 1524.Los historiadores entre vosotros sabran que ese fue el tiempo de Lutero, de Carlos V, el tiempo de Paracelso, de Nicolas de Cusa y muchos más. No me adentrare en esto; pero tres científicos italianos nacieron uno tras otro en 1522, 1523 y 1524. 1522 Ulisse Aldrovandi, 1523 Gabriele Fallopio y 1524 Bartolommeo Eustacchi. Esto es de lo más interesante, ya que básicamente estas tres personalidades se convirtieron en los fundadores de la embriología humana y animal. Aldrovandi fue el primero en hacer algo que hoy nos resulta bastante obvio, pues echó una mirada al abrir la cascara de un huevo de gallina para ver por cierto como estaba formado y desarrollado el embrión del pollo. Y noto que allí no había un pollo pequeñito, sino extrañas y desconocidas formas las cuales se desarrollan gradualmente partiendo de un germen que tiene una apariencia casi caótica. Esto fue un tremendo paso hacia adelante en la observación; todavía no era un experimento, pero era una observación. Fallopio, quien nació un año después, investigo el embrión humano y descubrió que después del nacimiento hay una placenta, que el embrión está envuelto en membranas, y que de alguna manera u otra -no llego a descubrirlo del todo- los receptáculos sanguíneos del niño en desarrollo están conectados con la placenta y las membranas. Este es el segundo descubrimiento. Y Eustacchi estaba particularmente interesado en la región bucal y estudio de embriones animales para ver cómo se desarrolla un diente. Y poco a poco lo descubrió. Por lo tanto, históricamente podréis ver esto en primera instancia: Copérnico revoluciona nuestro cuadro del universo y ve al Sol en el centro y a los planetas a su alrededor. Y los tres italianos, Aldrovandi, Eustacchi y Fallopio miran ahora hacia otro aspecto del cosmos y allí comienzan a experimentar maravillas. Amigos, uno debería escribir un libro sobre esto alguna vez, puesto que detrás de esto se hayan escondidos otros hechos que quizás puedan ser mencionados aquí partiendo de la base de que todos somos amigos reuniéndonos, digamos, en el nombre de Rudolf Steiner. Primeramente esta esto: sucedió justamente porque por entonces, en los ’20 del S XVI, el Arcángel Gabriel inaugura su reinado. Con ello se inicia la historia de la embriología. Fue Gabriel quien anuncio el nacimiento del Niño Cristo. Y en la historia espiritual tenemos un lazo aquí. Pero hay algo mas detrás de esto y es lo siguiente: Fallopio es tan conocido por los anatomistas como Eustacchi, porque sus nombres fueron dados a los órganos anatómicos descubiertos por ellos. Fallopio descubrió el tubo femenino, el pasaje que conduce de la cavidad uterina hasta un punto cercano al ovario. Y Eustacchi es conocido porque descubrió otro pasaje -ya he dicho que él estaba interesado particularmente en la boca- que conduce desde la garganta hacia arriba al oído. Y si miráis al ser humano, mis queridos amigos, y veis – aquí esta la garganta (fig. 1) y la trompa del oído, el canal de Eustacchi sube, luego conduce aquí hacia el oído interno y al oído medio y la garganta continua aquí. Si miráis abajo, hacia la organización femenina, entonces encontrareis aquí la trompa de Falopio, aquí el útero y la vagina y aquí encontráis el ovario, justo donde allí encontráis el oído.
Y esto no es estar jugando ya que significa que detrás de las cosas que podemos ver se proyecta el brillo de la imagen arquetípica de algo que no deberíamos perder jamás de vista al estudiar embriología. Que OIR y CONCEBIR -lenguaje y desarrollo- es básicamente el mismo proceso, puesto que al principio era la PALABRA. La palabra, que crea a nuestra palabra humana, que ha creado al germen humano. En los misterios de Éfeso se enseñaba esto que acabo de decir, solo que de otra forma -mucho mas pictórica y directa, más espiritual- con lo que se decía: habla, hombre y a través de ti mismo tu revelas el devenir hacia el existir del mundo. El devenir hacia la existencia del mundo el cual es también revelado en devenir en existencia del embrión, el devenir en existencia que encuentra su revelación cuando el ser humano está hablando. Así que veis, este es el nacimiento de la embriología. Este misterio es introducido en la historia cien años después de que el alma espiritual comienza a moverse en los seres humanos. Ahora se debe ganar la cognición de sí mismo. Pero esto puede ocurrir solamente si el devenir hacia la existencia del Hombre es igualmente comprendida. Cuarenta años más tarde, en 1563, se hace la primera autopsia de una mujer embarazada y eso conduce a todo lo que sigue luego en este ámbito. Como siempre, ha habido hombres de genio que ya habían hecho tales cosas adelantándose a su tiempo. Historiadores de arte pueden contarme que Leonardo da Vinci ya había ido al cementerio de Milán aprovechando la oscuridad y exhumó cadáveres de mujeres embarazadas que habían muerto, así que podría haber descubierto que proceso se estaba produciendo. Pero oficialmente, digamos, sin la intervención de la policía, fue en 1563 que una mujer embarazada fue por primera vez examinada post mortem y luego diseccionada. Esta es la primer gran ola, que luego trae muchas otras de mayor alcance tras ella. Luego viene el S XVII, y donde los astrónomos tienen al telescopio, los anatomistas –no había embriólogos en ese momento- tienen al microscopio. Para quienes están familiarizados con el tema necesito tan solo mencionar nombres como Swammerdam y Leewenhoeck. Leewenhoeck fue el primero en ver células espermáticas bajo el microscopio. En ese tiempo, mis queridos amigos, no se sabía nada de nada sobre fertilización. El ovulo humano todavía no se conocía y mayor o menormente es la visión de Aristóteles la que aun se sostenía. El pensaba que el primer germen del que se desarrolla un ser humano está formado por una mezcla de semen masculino y sangre menstrual. Gradualmente, siguiendo el propio instinto, son dados los primeros pasos en esta dirección. El gran William Harvey, quien descubrió la circulación cerrada del hombre, también descubrió la circulación placental. El sabe a que se enfrenta aquí. Pero veréis, la idea de la evolución, la idea de la evolución del mundo, un gradual digamos, un intencionado desarrollo, aun no existe todavía. Y ciertamente en el S XVIII, luego de los descubrimientos hechos por Swammerdam y Leewenhoeck y todos los demás, resurgieron nociones sobre la preformación, indicando una reincidencia. Hasta que llega Caspar Friedrich Wolff -este no es el filosofo Wolff, sino el embriólogo Wolff- altamente estimado por Goethe (había nacido en 1734, exactamente cien años antes que Haeckel, en Berlin, y murió sesenta años después en 1794). Fue él quien
estableció la Epigénesis del desarrollo embrionario. Wolff fue uno del los que entendió a la planta arquetípica de Goethe y hay un pasaje en el que Goethe dice de él: “estoy contento de poder decir que por más de 25 años he podido aprender de él y a través de el. Espero que el destino me permita poner por escrito en detalle como he podido marchar con y al lado de este excelente hombre, como me he esforzado en discernir su carácter, convicciones y enseñanza, cuan vasto me ha sido posible concordar con él, como me he visto estimulado a ir más allá que él, pero que nunca haya de perderlo de vista y permanecer siempre agradecido”. Bueno, uno debe mencionar a toda esta gente, de otra manera no se tiene derecho siquiera a dar un paso mas alla. Este paso apunta a Herder y Goethe. A través de ambos, un aspecto completamente nuevo es aportado al conocimiento de la embriología y de la evolución mundial de aquel tiempo. Pero no es primero Goethe sino Herder quien toma las riendas. En él se despierta la idea de la evolución. Es inherente a él y desde la infancia había tenido la convicción de que estaba destinado a algo grande. No me concabe describiros la vida de Herder aquí, pero hay algo con lo que quisiera llamaros la atención y es el encuentro extraordinariamente significativo que tuvo lugar entre Herder y Goethe en el hotel ” ZumGeist” (El Espíritu) en Estrasburgo en 1770. El joven Goethe de 21 años se reúne con Herder quien es cinco años mayor, pero que ya posee más experiencia y es mucho más conocido. Herder está trabajando sobre un tratado el cual -es por esto que lo menciono- nuevamente está conectado con nuestro tema. Es una tesis para la Academia de Berlín, “Sobre el desarrollo del habla”. Goethe, el joven Goethe, toma profundo interés por este tratado, puesto que en este tratado la idea de la evolución, la idea de algo deviniendo en existencia, la idea del hombre desenvolviéndose y desarrollándose, y fuera de sí mismo -fuera de su alma-dando nacimiento al lenguaje, se halla destacada por primera vez. Bien, esta idea de que el hombre y la humanidad se despliega y se desarrolla se hallaba presente y preexistía en Herder como una cosmovisión comprensiva. Goethe la toma de él y atraviesa con ella la esfera orgánica. Y podría decirse ciertamente que el origen de los estudios científico-naturales de Goethe puede ser encontrado allí en Estrasburgo, en el encuentro entre Goethe y Herder. Esto surge de la noción de evolución puede ser visto bastante claramente en lo dicho por Goethe, al final de su vida, cuando el 2 de Agosto de 1830 se regocija de la disputa entre Cuvier y St.Hilaire en la Academie Française. Le dice a Eckermann: “ahora Geoffroy de St.Hilaire está definitivamente de nuestro lado y con el todos los escolares de importancia y seguidores en Francia. Este evento me es de inmenso valor. Y tengo el derecho de sentirme jubiloso sobre la victoria final en un tema al cual ofrende mi vida y que preeminentemente es por lo tanto mío”. Goethe nunca fue más efusivo. Esto muestra cuán profundo siente acerca de la idea de la evolución, la idea de la Epigénesis, la cual a través de Herdery de los espíritus de su época volviese cuestión de vida. Mis amigos, algo de gran importancia ocurrió al mismo tiempo en que la disputa mencionada por Goethe tiene lugar en Paris. En ese momento, Charles Darwin, 21 años de edad, navegaba alrededor del mundo en el barco H.M.S. Beagle. Durante esos tres o cuatro años embarcado en el Beagle, desarrollo un nuevo acercamiento. La idea de la evolución que había sido traída a la vida por Herder y Goethe, es una cuestión de vida para él y ahora trata de encontrar explicaciones para algo que en Goethe aun era concepto e idea. Darwin procede a racionalizar este concepto de la evolución y arriba a la teoría de la selección natural; llega a la lucha por la supervivencia. No hace falta que profundicemos en esto, todos lo conocemos. Al mismo tiempo, un año antes de que Darwin comenzase su viaje, el más grande embriólogo conocido por nosotros, Carl Ernst von Baer, publica en 1828 la labor estándar de toda la embriología futura, su trabajo sobre el desarrollo del huevo de gallina. Todavía hoy es un placer leer ese libro. Un placer porque en su compromiso personal, su entusiasmo, alma espiritual y observación objetiva, todo está unificado. Sin este libro, cualquier otro estudio embriológico sería impensable. Cien años después del nacimiento de Caspar Fiedrich Wolff, dos años después de la muerte de Goethe, nace Ernst Haeckel. Ya de joven y siendo discípulo de Johannes Müller, asume las ideas de Darwin transformándolas de visión racional a cosmovisión comprensiva. Finalmente, en Haeckel, aparece el verdadero concepto del árbol filogenetico, y conjuntamente con este concepto, asume una idea originalmente concebida en los ’20 por el anatomista Meckel, para entonces completamente olvidada. Esta idea nos interesa aquí. Es la LEY BIOGENETICA. Mis amigos, cuando uno la menciona ahora, no nos parece en lo más mínimo inusual, expresada como Haeckel intento en muchas formas diferentes, que la ontogénesis, el desarrollo embrionario, es una recapitulación de la filogenesis, del desarrollo de la raza y del mundo. Cuando alguien dice ahora algo como esto, que ontogénesis y filogénesis están relacionadas, que aquello que se despliega dentro del cuerpo de la madre -sea humana o animal- o se despliega en el desarrollo
de la madre Tierra, algo que podemos ver mayor o menormente como obvio en el desarrollo de cualquier germen, algo que por cientos y miles de años, de hecho a través de millones de años ha ocurrido por Epigénesis, es una visión comprensiva y probablemente una de las más grandes ideas jamás pensadas. Rudolf Steiner menciono esto tan a menudo, y no quiero citar ahora de su libro, la absoluta devoción con la que Steiner hablo de Darwin, Haeckel y todos los demás evolucionistas. Fue Steiner quien intento ayudar a que esas ideas repercutiesen. Y fue gracias a él que gradualmente pudiéramos ser capaces de entender que a despecho de las tendencias que se desarrollaron de esto, hombres como Darwin, hombres como Haeckel trabajaron realmente para la renovación del cristianismo. Esto es bastante obvio en lo que dice Steiner en sus conferencias sobre el quinto Evangelio en Kristiania. Allí llamo la atención sobre esto. Ahora, la concepción del Enigma del Universo al final del siglo pasado, esta idea, esta formulación de la ley biogenética, fue incluso para los científicos una de las ideas fundamentales sobre las que se puede llegar a entusiasmar, con la cual se puede encender al corazón -hasta el comienzo de este siglo cuando fueron investigados por primera vez los embriones precoces de humanos, simios y animales superiores. Y se encontró -el resto lo mencionare más adelante, lo que conduce a esto- que de hecho no es tan simple como Haeckel lo había imaginado. Puesto que no es absolutamente cierto que durante el desarrollo del germen la mórula esta primero, luego se desarrolla la gástrula se desarrolla de la mórula y de la gástrula se desarrollan paso a paso los órganos individuales (Fig. 2). Así que del ovulo fertilizado aquí -estoy hablando ahora para el lego- se desarrolla a través de la división celular, así se pensó, en una mórula, una mora. Y que el agua se colectaba dentro de este grupo de celulas, así que las células estarían solo en el exterior, en numerosas capas, y la mórula se torna una estructura hueca, la blástula. Y que luego a través de una invaginación en algún lugar de la blástula se desarrollaba en una gástrula y la invaginación se convertía en la boca y el intestino primitivo. Este fue el cuadro que los estudios primarios de Haeckel produjeron como la forma arquetípica de toda ontogénesis. Y eso lo llevo a decir: primero hubo organismos unicelulares. Del unicelular se desarrollaron organismos primitivos con numerosas células; luego estos se volvieron multicelulares, y a través de la invaginación, algo como simples plantas-animales, por ejemplo. Pero al investigar al ser humano, a los simios y a los mamíferos superiores, se encontró que esto no era así. El asunto es mucho más complicado. El proceso va en una dirección bastante diferente y porque “lo que no debe ser no puede ser”, se concluyo rígidamente que la ley biogenética era una atractiva hipótesis, pero nada más en realidad. Bueno, yo mismo estuve allí cuando estas cosas sucedieron. En ese tiempo, en 1925,’26,’27, yo era manifestante en el Instituto de Embriología en Viena. Yo sé el shock que nos produjo ver esos embriones precoces de la segunda y tercera semana de desarrollo a través del microscopio.
Bien incomprensible, mis queridos amigos, porque fue revelado lo contrario a lo que nos habíamos permitido pensar hasta entonces. El embrión en si no es siquiera visible durante las primeras dos semanas y media; no se está desarrollando. Lo que si se desarrolla (y algo similar sucede con los monos, los cuales estábamos estudiando, y con algunas variaciones en los mamíferos superiores) primero que todo son los
ORGANOS ENVOLVENTES. Solamente cuando estos órganos envolventes están establecidos y desarrollados hasta cierto grado es cuando de repente comienza a aparecer la primera forma embrional, como de la nada. Eso fue un buen shock para nosotros en aquellos días. Ahora está dado completamente como seguro, porque no se tiene ya mas el coraje, la inclinación o la intención de preguntar: cuál es el significado de esto que se está desarrollando aquí?. Mis amigos, hoy hemos llegado hasta aquí, y uno puede afirmar esto con la mayor reverencia, gratitud y respeto, que durante los últimos 30 años se ha llegado a conocer la totalidad del desarrollo embrionario precoz del hombre, por ejemplo sabemos de las OVA humana -así las llaman- de casi cada uno de los días, del primero, segundo, tercero, cuarto día tras la fecundación. Sabemos exactamente cuantas células se formaron al cuarto dia, cuantas en el sexto, en el octavo, etc. También se nos ha revelado abiertamente cuando el ovulo es implantado en el vientre materno. Incluso podemos presumir más aun, en suma, del hecho de que es posible desarrollar el embrión humano artificialmente. Si el Papa mismo ,Juan XXIII, no hubiera intervenido, este experimento hubiera sido prolongado mas allá del 28avo día. Todo esto es factible hoy dio. No se sabe donde puede conducir, y sería difícil decirlo; pero estas cosas ya no son más posibilidades -como lo eran hace cuarenta años- ya que se han vuelto certeza; lo sabemos. Los comienzos se hallan allí donde, a través de Oskar Hertwig, sus discípulos y muchos otros, el ovum fue reconocido y descrito experimentalmente, donde la fertilización y su significado fueron demostrados y esta visión fue lograda. Ahora lo sabemos exactamente: cada ser humano comienza como un ovum fertilizado, y eso es todo lo que es. Prejuicios religiosos permanecen aquí y allá, pero para nosotros científicos no entran en consideración. Así que por qué no se debiera experimentar con seres humanos como con animales?. Y de esto se trata bastante el asunto hoy día, particularmente en genética. Hemos por lo tanto arribado al punto en donde el misterio ha sido revelado. Donde el misterio ya no es visto como misterio, sino como algo ordinario, banal. ¿Y que es lo que el misterio resulto ser?. Es una célula con cuarenta y seis cromosomas. En esos cromosomas hay muchas, muchas células, y hoy por hoy se está tratando mayor o menormente de influenciar esto. Sucede sin embargo que su naturaleza bioquímica es más o menos conocida, porque se ha encontrado una construcción que si bien no es realista, es impresionante. Esto y no otra cosa es el hombre. Bien, estas perspectivas han de ser asumidas, uno debe conocerlas, porque simplemente refutar considerarlas seria un pecado. Hay solo una cosa que se puede hacer sobre ellas, y esto consiste en tratar de desarrollar otro acercamiento, donde se intente ver los misterios del devenir de una manera nueva, tomando en cuenta una vez más al misterio que ha sido revelado. Y esto es lo que debemos tratar de hacer. Share this: Twitter Facebook126 Correo electrónico Imprimir
Me gusta: Deja un comentario Publicado en Astrología, Biografía, Karl Köning, Planetas Etiquetadoembriología, zodiaco La constelación del Pensamiento Cósmico – Natividad Espiritual Jul23 Por Willi Sucher http://www.astrosophycenter.com/downloads/articles/nd/cosmic-thought.pdf Traducido al español por Gracia Muñoz y Julián Ponce La Astrología tradicional, tal y como se nos ha transmitido desde el pasado y que se basa exclusivamente en la carta natal, sólo nos permite considerar la parte de la existencia humana que va desde el nacimiento hasta la muerte. De ahí que la situación haya evolucionado, pues por un lado nos vemos constantemente confrontados ante la experiencia de que existe una conexión entre el destino humano y el movimiento de las estrellas, y por otro lado no se nos ofrece una explicación satisfactoria que nos permita establecer una conexión que haga justicia, al mismo tiempo, a la libertad humana. A través de Rudolf Steiner nos ha sido dada esta posibilidad para nuestra época, al considerar al ser humano como un ser que desciende desde la existencia prenatal de los reinos espirituales a la vida terrenal, y que, después de pasar a través del Portal de la Muerte, regresa al mundo espiritual con el fin de prepararse para una nueva encarnación en la Tierra. Desde el punto de vista del conocimiento espiritual antroposófico nos
incumbe hablar del ser humano que encontramos con vestidura terrenal entre el nacimiento y la muerte como un ser que, en las condiciones de la existencia entre la muerte y un nuevo nacimiento, es, en realidad, un ser de las estrellas. Sin duda habrá que tener en cuenta –y en el sentido de Rudolf Steiner, es posible– que el mundo de las estrellas no puede, en estos aspectos, concebirse como un reloj estático, como se nos mostraría desde una perspectiva terrenal, sino como la vestidura de los Seres del mundo espiritual. Y así seguir al autor para tratar de entender nuestra relación con el cosmos, de acuerdo a las instrucciones de Rudolf Steiner, y hacer el esfuerzo de penetrar en la existencia del ser humano antes del nacimiento y después de la muerte, para descubrir una astrología acorde con nuestra dignidad humana como seres espirituales. Queremos desterrar el malentendido de que todo intento de penetrar en el reino de la preexistencia terrenal tenga que realizarse de una forma mística nebulosa. Al contrario, el punto de partida de nuestros estudios será el horóscopo natal del ser humano. Así, mientras que el horóscopo natal se proyecta de forma general sobre el período de la vida que va entre el nacimiento y la muerte, aquí plantearemos lo opuesto, es decir, consideraremos la disposición de las estrellas en el cielo de nacimiento como una clave, o como un umbral, para la etapa de la existencia pre-terrenal, de la que ya se han expresado algunos pensamientos en la explicación anterior. La constelación de nacimiento proporciona una clave de la etapa pre-terrenal, antes del descenso del alma humana, de una manera muy real; más concretamente, la posición de la Luna en el nacimiento. Esta posición de la Luna es como un portal que muestra el camino a través de las etapas de la existencia cósmica. Según esto, distinguimos tres etapas, «tres palabras de las estrellas» si se quiere hablar de acuerdo con la «escritura de las estrellas», que se dirigen a los seres humanos. La primera es la configuración pre-natal que se calcula usando la Trutina de Hermes, como se indicará más adelante; a continuación, la constelación del pensamiento cósmico, que es la que vamos a exponer ampliamente aquí; y la tercera es una configuración que va más hacia el pasado de la vida en la Tierra. Esta tercera constelación será tema de una exposición posterior. En primer lugar, tenemos que explicar algo acerca de la configuración pre-natal. Es de conocimiento común que este importante evento tiene lugar unos nueve meses antes del nacimiento del ser humano, y que desde el punto de vista terrenal llamamos «la concepción». A partir de las descripciones dadas por Rudolf Steiner en muchos lugares, sabemos que lo que ocurre tras los acontecimientos físicos de la concepción son eventos espirituales de gran importancia. Durante largas épocas de la existencia, entre la muerte y el nuevo nacimiento, el alma humana ha estado trabajado en cooperación con los seres del mundo espiritual a fin de crear una «semilla espiritual» para su nuevo cuerpo en la Tierra. Cuando el alma desciende, por así decirlo, a la última etapa antes de encarnar, entra en la esfera de la Luna y pierde el contacto con la «semilla espiritual». Esta semilla se conecta con lo que se ofrece desde las sustancias de la herencia física. Ante el sentimiento de pérdida, el alma humana, que se ha investido por adelantado de un cuerpo astral, reúne desde el éter cósmico un cuerpo etérico. En la tercera semana después de la concepción, el yo humano, envuelto en los cuerpos astral y etérico, se conecta con lo que se ha desarrollado como una sincronización de las semillas física y espiritual, y se une más íntimamente durante el siguiente período embrionario. Estos eventos, que vamos a describir a continuación, se reflejan de una manera más penetrante en los eventos estelares en el momento de la concepción. Esto ha sido presentado e iluminado desde un punto de vista especial en la «Constelación del nacimiento de Cristo» (Elisabeth Vreede, «Die Konstellation zu Christi Geburt», Astronomische Rundschreiben Nr. 1, Dec 1934, publicado por la Sección Matemáticoastronómica, el Goetheanum, Dornach, Suiza), es decir, bajo el aspecto de lo que la «regla hermética» (trutina hermetis) puede revelar sobre la existencia pre-natal. Esta regla hermética muestra en sí misma, desde distintos puntos de vista, ser un vestigio de los misterios de la verdadera sabiduría, los cuales se explicarán con respecto a su estructura astronómica en futuros estudios. Sólo voy a mencionar aquí que, con esta regla, se indica que la variación del tiempo medio embrionario es de diez meses siderales o 273 días, lo que está conectado con los acontecimientos espirituales descritos anteriormente. La posición de la Luna en el nacimiento es la clave: tanto si la Luna está en su fase creciente o menguante, visible por encima o invisible por debajo del horizonte, nos informa en relación con el tiempo, que puede variar hasta 14 días antes o después de los 273 días antes del nacimiento. En ese momento está presente la constelación de estrellas de la época pre-natal, proyectando un poderoso cuadro de lo que va a ocurrir en la vida en la Tierra, junto con la constitución fisiológica. En el futuro hablaremos mucho más acerca de esta constelación, pero de momento es suficiente esta breve mención.
La configuración pre-natal (o época) está conectada en su esencia sobre todo con la esfera de la luna. Los procesos del desarrollo embrionario en sí, son de naturaleza lunar. El propio embrión nada en el agua, o líquido amniótico, como un reflejo de la esfera de la luna. La constelación correspondiente, también, es completamente “fluida” y esa fluidez debe ser entendida en su ligereza y vivacidad, no tiene nada de la naturaleza congelada de la configuración natal, que se refiere a un momento muy definido. Este nadar del ser humano en el estado astral, que es tan excepcionalmente animado en el período embrionario, tiene una existencia paralela en el otro extremo de la vida, en la constelación de la muerte. Rudolf Steiner ha señalado la posibilidad de que un horóscopo para el momento del paso del alma humana a través del portal de la muerte, puede dar una comprensión extraordinaria de la naturaleza del alma y de su karma predeterminado. De hecho Rudolf Steiner señala que, así como durante la gestación el embrión nada en el líquido amniótico, en el período inmediatamente después de la muerte el alma humana nada en la configuración planetaria que está en el cielo. Esto es cierto en todo detalle y se informará a fondo cuando lleguemos a considerar la configuración del horóscopo de la muerte. Es fundamental tener en cuenta que tiene lugar un «nadar» en la muerte, por estar relacionado con la condición líquida que es la esencia misma de la esfera Lunar.
Figura 1 Hemos tratado cómo la constelación de nacimiento se muestra como el punto medio, del momento de la entrada al mundo físico; entonces, precediéndola, nos encontramos como si subiéramos un escalón en el mundo cósmico, una configuración antes del nacimiento, la época pre-natal, que dirige la mirada a los acontecimientos etéricos lunares. En el otro extremo de la vida vemos un modo paralelo de existencia en la configuración de la muerte que refleja los acontecimientos en la esfera etérea lunar; porque en esta configuración se vislumbra una imagen en espejo del cuerpo etérico, disolviéndose del alma, del cuadro del destino que se ilumina en esos primeros días. Queda por mencionar que la época pre-natal debe ser considerada desde la perspectiva de la Luna. Estamos acostumbrados a ver las constelaciones estelares desde el punto de vista de la Tierra: es decir, cuando nos ponemos a estudiar un horóscopo natal, por ejemplo, lo hacemos asumiendo nuestro punto de vista terrenal y levantando los ojos hacia la bóveda de los cielos como un cuadro donde aparecen las estrellas. Así es como se construyen los horóscopos de nacimiento. Pero la experiencia demuestra que si se quiere obtener una relación adecuada para la época pre-natal, a la hora definida por la regla hermética, no se debe tomar la Tierra como punto de vista para el estudio de los acontecimientos celestes, lo ideal sería transferir nuestra mirada a la Luna y mirar los espacios siderales desde allí. Como ya se ha mencionado, el presente estudio se dedicará principalmente a la descripción de la constelación del pensamiento cósmico, o también se podría decir, la configuración de la actitud filosófica. Si la época pre-natal tiene que ver con una etapa ascendente por encima de la física, en el elemento lunaretérico, el nacimiento espiritual, o constelación del pensamiento cósmico se extiende más allá de esta; pues en realidad proviene de la esfera del Sol. A pesar de esto, el Sol no puede ser considerado como un evento pre-natal en absoluto aunque esta configuración puede estar presente mucho antes del nacimiento. Porque puede ocurrir incluso después del nacimiento, convirtiendo todas las relaciones de tiempo «al revés». Este hecho es un ejemplo que nos muestra que nuestros habituales conceptos lógicos de tiempo desde el punto de vista terrenal ya no son aplicables. Por consiguiente tenemos: el momento del nacimiento o la configuración natal como el horóscopo correcto; una configuración anterior que es la época pre-natal y que hemos denominado brevemente como una configuración Lunar; y en tercer lugar, una configuración adicional, el
nacimiento espiritual, que es una configuración desde el Sol. Lo que se ha descrito aquí de una manera sencilla y esquemática se explicará y se irá aclarando poco a poco. Así como en términos cotidianos hablamos de una puerta o portal, que conecta una habitación con otra y que tenemos que abrir si queremos ir a otra habitación, en los reinos planetarios esas puertas deben existir cuando el alma humana quiere descender, digamos, de la esfera del Sol a la esfera de la Luna y luego, eventualmente, a la de la Tierra. No sin una razón profunda, Rudolf Steiner continuamente usa las expresiones «el portal de la muerte» y «la puerta del nacimiento». Estos portales no sólo existen, sino que se pueden leer en el guion de los cielos estrellados, y están indicados por la posición de la Luna en el nacimiento. La norma hermética establece que la posición de la Luna al nacer indica el «lugar del ascendente o descendente en la época pre-natal»; que en sí mismo indica la puerta que conduce de la esfera del Sol a la esfera de la Luna. Ahora vamos a poner estas relaciones en una imagen con el fin de llegar a tenerlo más claro. En la figura 2 mostramos una configuración que podría estar presente en un parto concreto. El círculo interior indica la situación en el nacimiento. La línea horizontal muestra el plano del horizonte, mientras que la Luna aparece alta y visible en la bóveda celeste. Debemos subrayar cuidadosamente dos cosas esenciales: Trutina hermetis (la regla hermética) establece que por un lado el ascendente al nacer, es decir, la prolongación matemática del horizonte oriental encuentra un punto en el zodiaco en el que la Luna, vista desde la Tierra, se encontraba en el momento de la época pre-natal. Esta posición de la Luna en la época prenatal se dibuja en el segundo círculo. Si se considera (como se describe más arriba) en ese momento la situación cósmica desde la posición de la Luna, entonces se vería la Tierra en la posición opuesta. Por otra parte, la hermetis trutina habla de la posición lunar en el nacimiento como el «ascendente de la época prenatal», que vemos en la figura 2.
Figura 2 Por lo tanto en nuestra consideración entran dos ascendentes: el ascendente del nacimiento y el ascendente pre-natal. ¿Qué se expresa en ellos?. Debemos tener muy claro el concepto de ascendente en la carta de nacimiento; lo que significa el término «ascendente». Rudolf Steiner habla de ello, no sólo como el punto de intersección entre la prolongación de la línea del horizonte oriental y el zodíaco, sino como el hemisferio espacial de la dirección Este. Esto está conectado con el ser humano central, con el sistema rítmico, el pecho, que describe una semiesfera en la estructura de las costillas. Por lo tanto el ascendente es una imagen de lo que es un puente de conexión entre el sistema cefálico que está más orientado hacia el cosmos y el sistema metabólico que está más ligado a las fuerzas de la Tierra. El ascendente es por lo tanto una puerta desde el «arriba» hacia el «abajo», y viceversa. De esta manera podemos comprender la naturaleza del ascendente. Para la disposición del nacimiento es la puerta de lo cósmico lunar, que vive en el organismo de la cabeza, se transfiere a la naturaleza terrestre y aparece en el sistema metabólico humano. El ascendente de la época pre-natal (ver figura 2 arriba) muestra la puerta de la esfera solar hacia abajo a la esfera de la Luna. (El significado de este portal va aún más lejos, pero sobre esto hablaremos más adelante). Sin embargo debemos darnos cuenta de que estos portales no están siempre abiertos para los seres humanos. El portal de nacimiento se abre cuando la dirección Este (ascendente) señala el lugar en el zodíaco donde la Luna se sitúa en el momento de la época pre-natal. (Se
debe esperar un tiempo definido de días para el parto). Sin embargo el portal de la esfera del Sol a la esfera de la luna se abre cuando el nodo Lunar está en el punto del ascendente o descendente prenatal señalado por la posición de la luna en el horóscopo natal. Con el fin de aclarar lo que quiero decir, vamos a insistir en la naturaleza del nodo Lunar. Este tema se ha tratado en detalle en una publicación anterior de la Sección de Matemáticas y Astronomía (Astronomische Rundschreiben 1927-1930, volumen 1, números 9 y 12). Por lo tanto podemos limitarnos a los detalles más básicos necesarios para nuestro entendimiento.
Figura 3 Si tenemos en cuenta la relación de la órbita de la Luna con la órbita del Sol (o eclíptica) desde el punto de vista de la Tierra (geocéntricamente), ambas órbitas se encuentran dentro de la banda de constelaciones del llamado zodíaco. Ambas se inclinan de tal manera que surgen las intersecciones en dos puntos opuestos. Éstos son los llamados nodos lunares, el ascendente y el descendente, según la dirección en la que la Luna cruza la eclíptica. En estos puntos de intersección, por lo tanto, la esfera de la Luna (encerrada por la órbita lunar) esta rodeada por la esfera del sol (camino del Sol o eclíptica); aquí, por así decirlo, se estrechan las manos. Ahora, los nodos lunares tienen la característica de moverse en dirección contraria a la que la Luna y los planetas se mueven en el zodíaco, de manera que completa una órbita retrógrada a lo largo del zodíaco en 18 años y 7 meses. Supongamos que la figura 3 (arriba) fuera la imagen de las relaciones planetarias al nacer. La posición de la Luna muestra el ascendente pre-natal o portal desde la esfera del Sol a la esfera de la Luna; o bien se podría decir que la Luna muestra la dirección cósmica por la que el ser humano se acerca a la esfera de la Luna. Pero el portal se abrirá solo cuando uno de los dos nodos lunares alcance la posición cósmica donde se encuentra la Luna en el momento del nacimiento. Pueden alcanzar esa posición antes o después del nacimiento. Por norma debe ocurrir dentro de un ciclo de 18 años, por lo tanto sucederá en el intervalo. Durante este período se produce una configuración estelar que es de suma importancia para la persona en cuestión. Porque, como ya se ha dicho, detrás de esta configuración se ilumina la actitud filosófica o «pensamiento cósmico» (nacimiento espiritual). Esto se corresponde por completo con lo que Rudolf Steiner afirmó en el ciclo de conferencias El pensamiento humano y el pensamiento cósmico. Desde una óptica totalmente diferente, Rudolf Steiner describe en este ciclo de conferencias las diferentes orientaciones filosóficas que tienen su origen en los pensamientos cósmicos o divinos, y muestra de una manera magnífica su relación con las constelaciones y planetas circundantes. Las relaciones descritas en estas clases han sido tratadas por la Dra. Vreede en la primera parte de este estudio. Ahora, la experiencia empírica demuestra muy claramente que la configuración estelar cuando los nodos lunares llegan al «ascendente o descendente cósmico», es decir, cuando el portal de la esfera solar se abre a la esfera de la Luna (y el nodo Lunar llega en la eclíptica a la posición de la Luna natal), se nos muestra la especial «constelación de la concepción del mundo» según lo describe Rudolf Steiner con respecto a ciertas personalidades.
Sobre estas personalidades se tratará más adelante. En los ejemplos siguientes se mostrará que la «constelación del pensamiento cósmico» (nacimiento espiritual) puede verdaderamente redescubrirse en los eventos estelares desde un punto de vista astrológico científico-espiritual, y como tal, es una configuración astral del Sol frente a la naturaleza etérea de la Luna de la época pre-natal. Al igual que la época prenatal puede reconocerse como similar a la configuración de la muerte, es posible encontrar todavía otra configuración equiparable con la natividad espiritual (denominada aquí con reserva como la configuración de la esfera solar). Si recordamos cómo el nacimiento espiritual, o la configuración de la esfera Solar, describe las tendencias filosóficas o rasgos espirituales inherentes del alma para la siguiente encarnación, rasgos y tendencias que subyacen en forma latente o que potencialmente actúan a través de las manifestaciones del alma durante la vida terrenal, podemos suponer que el conjunto de estos hechos durante la vida, representados en el horóscopo de muerte, continuarán desarrollándose después de la muerte. Lo hacen, pero tendré que hacer un paréntesis para explicarlo. Inmediatamente después de la muerte (o incluso en condiciones cercanas) ante al alma se expande una visión global –llamada cuadro de la vida- que se refiere a las acciones y experiencias terrenales. Entonces, con el paso de los dos días y medio o tres días y medio siguientes a la muerte, este cuadro se transforma en Seres. Los actos del alma y las experiencias se convierten en Seres que expresan cualidades morales. Se puede apreciar que estas cualidades pertenecen a dos categorías: las que han favorecido el desarrollo espiritual de la Tierra y del alma humana y las que no lo hicieron. Todas las acciones y experiencias del alma deben ser juzgadas antes de que puedan continuar expandiéndose por el cosmos (o ascender al mundo espiritual superior). Los Seres a quienes verdaderamente podemos llamar Dioses o Ángeles juzgan los hechos y experiencias del alma a la luz de la sabiduría de los objetivos finales de la Tierra. Su juicio requiere tiempo, y su veredicto requiere la purificación del alma de sus obras inútiles. El alma experimenta conmovida su juicio, pero acepta su veredicto con impaciencia, ya que llega a conocer a la luz de la justicia y la verdad los últimos objetivos espirituales de la evolución de la Tierra. El siguiente período de purificación se conoce como Kamaloca, o purgatorio. Cuando termina, el alma asciende a mayores niveles espirituales. El juicio de los Dioses durante el Kamaloca tiene una relación similar a la del pensamiento cósmico divino en el nacimiento espiritual. Y así como el nodo lunar cruza la posición natal de la Luna, ya sea antes o después del nacimiento, invocando el nacimiento espiritual, podemos esperar que el nodo lunar indique el final del Kamaloca. Lo hace, pero ¿cómo lo hace?, eso se explicara más adelante. De momento tengamos presente que hay una configuración astral que indica el final del Kamaloca, que se corresponde con el nacimiento espiritual en el otro lado.
Figura 4 Para resumir brevemente lo anterior: tomaremos la carta natal como expresión última de la relación del alma con el mundo estelar. Sobre la base de esta carta, llegamos a la carta pre-natal, «configuración etérica-
lunar»; y luego, a la luz astral, a la «configuración de la esfera Solar». Asociado con este último, existe otro evento que puede permanecer muchos años antes del nacimiento real, y que tiene una relación entre el «ascendente cósmico prenatal» y el ciclo de Saturno, que se refiere de nuevo al momento de la encarnación anterior. Es preciso señalar enfáticamente que tal punto no puede ser simplemente calculado en el tiempo. Eso sería imposible, ya que aquí prevalece un elemento que escapa a la comprensión de lo estrictamente calculable. Entonces, hemos mencionado las correspondencias de esta configuración estelar con la que se produce en el otro extremo de la vida, cuando el alma pasa a través del portal de la muerte, denominándolas como la configuración de la muerte y la que señala el final del Kamaloca. Más allá de esta última, encontramos una «configuración de Saturno», que hace referencia a la encarnación futura. Con el fin de desentrañar las complejas conexiones, el candelabro de siete brazos nos puede servir como una imagen (figura 4). Por el momento, todo esto sólo lo podemos mencionar brevemente, pero quizás sea el área en la que podamos movernos con claridad en las futuras consideraciones. Por el momento solo recibirá especial atención la configuración del pensamiento cósmico, como se ha probado en la práctica. En el ciclo El pensamiento humano y el pensamiento cósmico, se analiza la configuración de la actitud filosófica de Hegel. Rudolf Steiner dice que: Hegel es un idealista lógico, en el idioma del cosmos, Hegel tiene a Júpiter en Aries (véase la figura 5). Ahora queremos poner ante esta observación la configuración mencionada anteriormente.
Hegel nació el 27 de agosto de 1770. Las posiciones de los planetas para esta fecha se muestran en el círculo interior de la figura 5. (Se desconoce la hora exacta de nacimiento, pero esto no interfiere fundamentalmente en nuestro estudio). El círculo interior está dividido en 12 sectores de 30° cada uno con los signos del zodíaco con los que trabaja la astrología tradicional. El círculo exterior muestra las divisiones desiguales de las constelaciones zodiacales empleadas en astronomía, tal como se puede observar en el cielo. El Sol y Mercurio en el horóscopo de Hegel están en el signo de Virgo; Venus en el signo de Libra; la Luna en el signo de Escorpio; Júpiter en el signo de Sagitario; Marte, solo, en el signo de Géminis. Desafortunadamente, aquí no podemos tratar sobre la importancia de las imágenes que ofrecen estas constelaciones, pues me gustaría hacerlo de otra manera. Eso también queda para otros estudios posteriores. Ahora bien, se ha dicho que sobre la base del horóscopo natal la época pre-natal se puede encontrar mediante el uso de la regla hermética. Dado que se desconoce la hora exacta de nacimiento, y en consecuencia, el ascendente, no se puede calcular la posición de la Luna en la época pre-natal. Por esta razón hemos elaborado un segundo círculo intermedio correspondiente a la época pre-natal que inscribe el camino del Sol y correspondería a un período de gestación promedio de 273 días. Alrededor de la concepción, el Sol estaba en el signo de Sagitario, por lo cual se tiene en cuenta que progresa alrededor de
las tres cuartas partes del camino a través de la eclíptica en un tiempo de 273 días (figura 5). Además, nos encontramos en la esfera lunar de la época pre-natal pero se darán cuenta de que el ser humano tiene que haber salido de la esfera solar antes de entrar en la esfera de la Luna. Tendría que entrar por el portal cósmico antes mencionado. La posición de este portal esta significada por la posición de la Luna al nacer, que en la configuración del nacimiento de Hegel está en el signo de Escorpio, detrás del cual se puede observar la constelación de Libra. Ya se ha mencionado que este primer portal se abre cuando el nodo lunar llega ahí. En el caso de Hegel, el nodo lunar descendente estaba en el signo de Escorpio o constelación de Libra ya en 1762, Echemos un vistazo a la constelación de los planetas en el momento en que la esfera del Sol y la esfera de la Luna se relacionan armónicamente entre sí, según lo expresado por el guion cósmico: cuando el nodo lunar descendente (la intersección donde la ruta de la Luna cruza la eclíptica en dirección descendente) se encuentra en el zodíaco en el lugar donde la Luna se detiene ocho años más tarde, en el nacimiento de Hegel. Casi al mismo tiempo, ocho años antes de su nacimiento, Júpiter estaba en la constelación de Aries. Esto corresponde a lo que Rudolf Steiner expresa como la visión del mundo de Hegel: logismo en el Idealismo, o Júpiter en Aries. Esto se anota en el círculo exterior (figura 5). Los otros planetas también podrían estar marcados en este círculo para el año 1762, pero no son el tema de nuestro estudio inmediato. Sólo se ha destacado la configuración relacionada con la visión del mundo de Hegel. Rudolf Steiner dirigió nuestra atención con profundo fervor a la configuración del pensamiento cósmico (nacimiento espiritual). Debemos ser conscientes de que, a través de nuestro estudio estamos levantando el velo que oculta los pensamientos de los Dioses. Al igual que nosotros como seres humanos y como resultado de nuestra actividad mental en estado de vigilia, dejamos huella en nuestro cerebro, también los dioses imprimen sus pensamientos en el mundo, y estos se encienden en la mente humana como cosmovisiones filosóficas. Las Jerarquías consiguen percibir sus propios pensamientos de esta manera. En un momento dado «logismo en el idealismo» puede brillar en un pensamiento divino; y una persona en particular, que ha sido preparada durante una vida terrestre anterior, es capaz de asumir este pensamiento cósmico, trayéndolo a la Tierra donde cobró vida en el idealismo lógico de Hegel. La experiencia demuestra, sin embargo, que este fenómeno cósmico-espiritual se ilumina como algo “bien hecho” en la constelación que está presente cuando la esfera solar se imprime a través del corredor de la esfera de la Luna en el nodo Lunar. También se puede considerar esta configuración como la compresión de la energía astral-solar en la etérico-lunar del ser humano, ya sea en la experiencia pre-existencial o como una experiencia recordada más tarde. Tomamos ahora otro ejemplo (del mismo ciclo de conferencias), relativo a la visión del mundo de Fichte. Rudolf Steiner llama logismo en el psiquismo o Júpiter en Piscis. Veámoslo en la siguiente configuración. Fichte nació el 19 de mayo de 1762. Los planetas de ese momento están marcados en el círculo interior (figura 6). El tiempo exacto no se conoce. No se conoce la hora exacta. Es característico de la personalidad de Fichte –totalmente encendida de voluntad, sin haber inclinado la cabeza– el que casi todos los planetas están en los signos de Aries, Tauro y Géminis, mientras que Marte está en oposición en el signo de Libra.
Ya que no podemos definir exactamente la época natal, vamos a descartarla y tratar directamente con la configuración del nacimiento espiritual o esfera Solar. El paso desde la esfera del Sol a la esfera de la Luna se encuentra en el signo de Libra, constelación de Virgo, y opuesto al punto de la Luna al nacer de acuerdo a la regla hermética. El nodo lunar alcanzó esta posición en 1773, esto es, once años después de su nacimiento. Sin embargo, este tiempo es importante para nuestras consideraciones, porque entonces Júpiter entró en la constelación de Piscis (marcado en el círculo exterior de la figura 6). En la imagen puede verse esta posición, como el nacimiento espiritual: Logismo en el Psiquismo, lo que concuerda con la naturaleza de Fichte. Hay que señalar que esta fecha, que se encuentra después del nacimiento, nos muestra que hay varias posibilidades para el momento en que se puede abrir la puerta al mundo cósmico. En el caso de Hegel, ocho años antes y dos años después de su nacimiento el nodo lunar se encontraba en Libra. Pero en este último caso, la configuración de la visión del mundo espiritual (natividad) no se encuentra. Lo que es típico de esta configuración es que escapa a simples cálculos, para los que hay siempre dos o tres posibilidades en un sentido externo, pues la misma configuración nos lleva a una esfera espiritual vital y móvil. Como otra personalidad más, Rudolf Steiner menciona a Wilhelm Wundt, y pone de relieve el Logismo en el Sensualismo (Júpiter en Leo) y el Empirismo en el Matematismo, (o el Sol en Géminis). También en este caso vamos a considerar la configuración exterior (figura 7). La configuración del nacimiento volvemos a marcarla en el círculo interior.
Una vez más hay que hacer caso omiso de la época pre-natal. El portal cósmico se encuentra en el signo de Libra, constelación de Virgo. Y abrió sus puertas en 1837, cinco años después de su nacimiento, pues en ese momento el nodo Lunar estaba en la misma posición. Y al mismo tiempo, Júpiter era observable en la constelación de Leo; el Logismo aparece en el Sensualismo (círculo externo de la figura 7). La posición del sol en ese momento no se puede afirmar con certeza debido a que desconocemos la hora exacta de nacimiento, pero la configuración correspondiente al Empirismo en el Matematismo, es decir, el Sol en Géminis, se encuentra muy bien dentro de los límites señalados como una posibilidad. Muy interesante es la configuración de Friedrich Nietzsche. Rudolf Steiner describe como una primera fase de su visión del mundo: el Misticismo en el Idealismo. Esto se corresponde con la época en la vida de Nietzsche en la que aun era amigo de Richard Wagner, cuando escribió El nacimiento de la tragedia, etc. Tras esa etapa Nietzsche se volvió escéptico y escribió La gaya ciencia; Humano, demasiado humano, etc. y entró en el Empirismo en el Racionalismo (Sol en Tauro). Es notable observar que el «matiz de la visión del mundo» (perteneciente a la posición planetaria) se mueve un paso adelante: de Aries a Tauro, de Venus al Sol, respectivamente. Después de un tiempo, él debería haber hecho una progresión basándose en el Voluntarismo en el Matematismo (Marte en Géminis), sin embargo, esto desapareció en la vida de Nietzsche.
A través de la resistencia con la que Nietzsche inconscientemente se opuso a la guía divina del mundo, esta configuración, en lugar de avanzar de Tauro a Géminis, conectó con lo opuesto, la constelación de Escorpio. Así surgió el Voluntarismo en el Dinamismo, (Marte en Escorpio), el período de Así habló Zaratustra. Según Rudolf Steiner, este tipo de configuración, con su fuerza de voluntad desatada, sólo puede sostenerse si una persona es capaz de penetrarla a través de una comprensión espiritual del mundo. Nietzsche fue incapaz de llevar a cabo esta hazaña en su encarnación actual por lo que fue aplastado por el desafío. En este punto nos referimos a la configuración externa para ganar claridad pictórica en algunos detalles. Veamos el círculo interior de la configuración (figura 8). La hora exacta de nacimiento era conocida, por lo tanto aparece aquí el ascendente del nacimiento. Gráficamente plástico, el ser de Nietzsche nos acerca desde un lado definitivo a la conjunción de Marte y Mercurio exactamente a 180° de la eclíptica en Libra, y al mismo tiempo en la posición meridiana hasta que se encuentra con Júpiter (normalmente suficiente) en la oposición. Con el fin de aclarar este aspecto, habría que dedicar un ensayo completo a ello. Aquí podría hacer referencias más exactas sobre la época pre-natal, pero esto nos llevaría demasiado lejos. Veamos el nacimiento espiritual o la configuración de la esfera solar. El portal cósmico está en el signo de Sagitario, constelación de Escorpio. En mayo de 1835, nueve años antes del nacimiento, el nodo lunar descendente llegó a este lugar. Ahora se abre el portal y surgen los aspectos cósmicos: Venus en Aries (el Misticismo en el Idealismo) y Sol en Tauro (Empirismo en el Racionalismo). Estos aspectos corroboran completamente las indicaciones de Rudolf Steiner. Pero además encontramos también a Marte en la constelación de Géminis que correspondería al Voluntarismo en el Matematismo, durante la primera parte de abril de 1835. Pero, como ya se ha mencionado, Nietzsche no tenía ninguna predilección para ello. Esto se fundamenta en el aspecto de sextil de Marte a Venus, que Rudolf Steiner llama «desfavorable» cuando aparece en la configuración de la concepción del mundo, en contraste con el aspecto favorable de sextil en el horóscopo natal.
Figura 9 Debido a que Marte es incapaz de obtener influencia en Géminis, cae en oposición con el Sol en Tauro. Eso sucedió en realidad en 1835, cuando Marte entró en la constelación de Escorpio y en conjunción con el nodo lunar, muy cerca del portal cósmico (posición de la Luna natal -figura 8-). De ahí surge Marte en Escorpio, o el Voluntarismo en el Dinamismo (figura 9). Esta configuración muestra con especial claridad lo poco que tales aspectos se pueden resolver con exactitud. Casi se podría decir que se «cambia con el tiempo» y muestra una afinidad con el elemento aire, de manera similar a la época pre-natal que muestra una relación con el elemento acuoso. Vamos a pasar por alto los dos ejemplos citados por el Dr. Steiner de Schopenhauer y Hamerling, cuyas corroboraciones exactas se pueden encontrar, y vamos a la configuración del pensamiento cósmico en lo que se refiere a Goethe desde el mismo punto de vista. En el círculo interior de la figura 10 correspondiente, descubrimos la bien conocida configuración natal de Goethe, de la que él mismo habla tan maravillosamente en “Verdad y Poesía”. Una discusión de la época pre-natal nos ofrecerá después un valioso complemento. La Luna llena, justo después de su apogeo, se encuentra en el signo de Piscis. De acuerdo con la regla hermética, el portal cósmico está en el signo de Virgo, en la constelación de Leo.
Este portal se abrió por el nodo Lunar la primera vez en 1775, el sexto año de vida de Goethe. En estos casos, en que el evento cósmico se produce después del nacimiento, se puede concluir que actúa como recuerdo de una experiencia prenatal y que en ese momento la actividad del Sol y la Luna resuenan realmente en el ser humano. Esta consideración habla con fuerza en el caso de Goethe, pues su sexto año fue muy importante en otro sentido. Sabemos que a esta edad el joven Goethe construyó un altar al Dios de la Naturaleza, puso en él algunas de las ofertas de la naturaleza, situando en la parte superior una varilla de incienso, que encendió con los rayos del sol naciente, atrapándolos con una lupa. Cuando evocamos este acto ingenuo pero de una genial devoción por el mundo de las apariencias completamente vivas, y lo situamos junto al hecho de que en la cosmovisión de Goethe la configuración de Júpiter en Virgo, o el Logismo permeado por el Fenomenalismo, coincidió con la situación cósmica de 1775 (figura 10 anterior) entonces uno puede tener la impresión de que esta configuración de la esfera Solar tiene efectos profundos en la constitución humana. Como último ejemplo vamos a debatir la configuración de Richard Wagner. Aquí la configuración relativa a su concepción filosófica del mundo se produce en un momento poco antes del nacimiento. La luna menguante al nacer se encuentra en el signo de Acuario, constelación de Capricornio, muy cerca de Marte. Por lo tanto, en este caso, el portal cósmico se encuentra en el signo opuesto, que es Leo, o la constelación de Cáncer (Figura 11). Unos meses antes de su nacimiento del nodo lunar ascendente cruzó este punto; el Sol y la Luna conectados, y Venus en Aries, es un aspecto notable que −traducido a los términos utilizados por Rudolf Steiner− se refiere al Misticismo en el Idealismo.
Si tenemos en cuenta en las creaciones de Richard Wagner de la mitología nórdica, cómo se convirtió en su propio destino, cómo luchó y finalmente levantó victoriosamente el mito en un reino de los ideales humanos primordiales, uno bien puede concluir que la concepción filosófica del Misticismo en el Idealismo describe adecuadamente su inclinación espiritual. Esta fue de hecho también la cosmovisión filosófica que extendió su mano a Nietzsche, dado que el mismo Nietzsche vivió bajo la influencia del Misticismo en el Idealismo (Venus en Aries), que hemos mencionado antes. Rudolf Steiner ha descrito un camino para alcanzar el conocimiento espiritual. Todos los sectores de la experiencia humana terrenal deberían impregnarse con este conocimiento. El propósito de nuestra exposición ha sido hacer una contribución inicial penetrando en el conocimiento del cosmos, conectando nuestro ser con este conocimiento espiritual, tratando de mostrar cómo detrás de los sucesos astronómicos destellan los pensamientos de los dioses. C1. Nueve Lecciones sobre las abejas .
Apr7 Rudolf Steiner – Dornach, 3 de febrero de 1923 – GA351 English version Buenos días, caballeros! desde nuestra última reunión, ¿tienen alguna pregunta? (Se formuló una pregunta en cuanto a los efectos de la absenta, también se preguntó sobre la diferencia entre las abejas y las avispas.) Dr. Steiner: La pregunta formulada por el caballero de la audiencia, como especialista-maestro en abejas, llama la atención sobre la diferencia entre la vida de las abejas y la de las avispas. Es mucha su semejanza y ya he descrito recientemente la vida de las avispas. La vida de las abejas es muy parecida, pero, por otro lado, en la colmena hay una vida muy especial y notable. ¿Cómo podemos explicar esto?. Ya ven, esto no se puede explicar completamente sin la facultad de percepción espiritual. Quien haya observado alguna vez la vida de la colmena no podrá negar que está organizada con extraordinaria sabiduría. Naturalmente, no se puede decir que las abejas tienen el mismo tipo de inteligencia que los hombres, que usan el instrumento del cerebro, mientras que las abejas no tienen nada de eso, por lo que la sabiduría del Universo no puede irradiar en los cuerpos de la misma manera. Pero las influencias que vienen del universo que nos rodea, trabajan en la colmena, con un inmenso poder. De hecho, sólo se puede llegar a un entendimiento correcto de lo que es en realidad, la vida de las abejas si se tiene en cuenta que todo el entorno de la Tierra tiene una gran influencia sobre la vida de la colonia. Esta vida en la colmena se basa en el hecho de que las abejas, en un grado mucho mayor que las hormigas y avispas, trabajan totalmente unidas, de manera que su actividad se organiza en una perfecta armonía. Si uno entiende cómo sucede esto, tendría que decir: En la vida de la abeja todo lo que en otras criaturas se expresa como vida sexual, está, en el caso de las abejas, reprimido, notablemente suprimido, tanto, que en gran medida se impulsa hacia el fondo. Pueden ver que, en el caso de las abejas, la reproducción se limita a unas cuantas excepciones, hembras -la abeja reina- y unos pocos machos elegidos y en el resto, la vida sexual está mas o menos suprimida.
Pero es el amor lo que está presente en la vida del sexo y el amor pertenece a la esfera del alma, y además, por el hecho de que ciertos órganos del cuerpo trabajan con las fuerzas del alma, estos órganos son capaces de revelar, de expresar amor. Y debido a que todo lo que esta reprimido en la naturaleza de las abejas se reserva solo para la abeja reina, la otra parte de la vida sexual de la colonia se transforma en la actividad que desarrollan las abejas. Esta era la razón por la que en los tiempos antiguos, los hombres sabios, que tenían un conocimiento de todo esto bastante diferente del de los hombres de hoy, podían relacionar la maravillosa actividad en la colmena, esta vida de amor, con la parte de la vida que se relaciona con el planeta Venus.
Si describimos las avispas y las hormigas, podemos decir que son criaturas que, en cierto sentido, se retiran de la influencia de Venus, mientras que las abejas se entregan por entero a Venus, desarrollando una vida de amor comunitario en toda la colmena. Esta vida está llena de sabiduría; ustedes pueden observar cuánta sabiduría se encuentra en ella. Ya he hablado varias veces sobre el proceso reproductivo y la inconsciente sabiduría que contiene. Esta sabiduría inconsciente la despliegan las abejas en su actividad exterior. Lo que experimentamos cuando surge el amor en nuestros corazones, es lo que se encuentra como sustancia, por así decirlo, en el conjunto de la colmena. La colmena entera está en realidad impregnada de amor. Las abejas individuales renuncian al amor de muchas maneras, y así se desarrolla el amor a lo largo de toda la colmena. Sólo se empieza a entender la vida de las abejas cuando se sabe que la abeja vive en un ambiente totalmente impregnado de amor. Por otra parte la abeja sale muy favorecida, especialmente por el hecho de que se alimenta sólo de aquellas partes de las plantas que están totalmente impregnadas de amor. Las abejas succionan el alimento -que luego convierten en miel- exclusivamente de las partes de las plantas que se centran en el amor, por lo que llevan, por así decirlo, la vida amorosa de las flores a la colmena. Por lo tanto podemos decir que la vida de las abejas debe ser estudiada mediante el uso del alma. Esto no es tan necesario cuando se estudia a las hormigas o las avispas porque aquí vemos que a pesar de que se retiran hasta cierto punto, todavía se entregan a la vida del sexo. Con la excepción de la reina, las abejas en realidad son seres que, como me gusta describir se dicen a sí mismas “Vamos a renunciar a la vida sexual individual para transformarnos nosotras mismas en seres portadores de amor”. Así han podido llevar lo que vive en las flores a la colmena, y cuando comenzamos realmente a pensar todo esto, llegamos al misterio de la colmena.
La vida que brota, el amor en ciernes que está en las flores también está allí, en el cosmos. También podemos estudiar lo que hace la miel cuando se consume. ¿Qué hace la miel? Cuando consumimos miel se promueve la conexión correcta en el hombre entre los elementos aéreos y los elementos acuosos. No hay nada mejor para el hombre que añadir la parte correcta de miel en su alimentación Porque lo que podemos ver de una manera maravillosa en las abejas, el hombre aprende a trabajar con el alma en los órganos de su cuerpo. En la miel de la abeja se le da al hombre lo que necesita para impulsar la actividad de las fuerzas del alma en el cuerpo. Por lo tanto, cuando el hombre añade un poco de miel a su comida, si así lo desea, puede prepararse anímicamente para trabajar correctamente en su cuerpo – la respiración correcta. La apicultura es por lo tanto algo que ayuda mucho a avanzar a nuestra civilización, ya que hace a los hombres fuertes.
Cuando uno se da cuenta de que las abejas reciben influencias de los mundos estrellados, ve también cómo se puede transmitir al hombre lo que esta provisto para él. Todo lo que está vivo, cuando se combina acertadamente, trabajan juntos de la manera correcta. Cuando uno se encuentra ante una colmena de abejas tendría que decirse con solemnidad: “Por medio de la colmena el Cosmos entra en el hombre y le hace fuerte y capaz.”
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6 comentariosPublicado en Antroposofía, Arteterapia, Astrología,Astrosofía, Planetas, Rudolf SteinerEtiquetadoabejas, astrologia, astrosofia, Ciencia Oculta, inteligencia cósmica, la tierra, observación,planetas, Venus Taller terapéutico sobre la Luna. Nov21 El tema, NUESTRA LUNA PERSONAL, después de haberse comprendido, se empezó a digerir, he aquí las expresiones artístico-terapéuticas:
La noche me duerme, me tranquiliza, me da vida para seguir. Miro mi luna y veo caminos para avanzar.
Empece a sentir la soledad y el agobio. Para poder recibir la luz del sol tuve que tener fuerza, coraje y capacidad de soltarlo todo. A medida que volaba sentía acercarse un nuevo amanecer.
Estigma es madera. El alocado vuelo de mano rechazado.
(el silencio, algún día hablará)
Recogido del Cosmos han engendrado mi ser.
Arropado embrión en cercano azul. Palpitante impulso: el futuro llama, Calidez, alrededor excesivo calor abrasa. Su brillo, en el presente lo atenúa el agua.
El pasado está ahí, me envuelve sin ahogarme, dejando abierta la puerta para que el futuro se insinúe en mi presente. Ayer, mañana hoy, siempre hoy.
En algún lugar la sangre fluye y se transforma en sol. Desconozco su origen desconozco pero bebo su fuego y su sacrificio.
En la oscuridad de las profundidades se gesta la vida. Botón rojo de esencia divina. Destellos de luz consiguen traspasar la neblina protectora.
Oro fecundador, verde de existencia. Esencias que se mezclan y conforman un mandala de vida.
A lo lejos en un espejo está el reflejo de lo viejo.
Trabajamos juntos y felices. Relaciones kármicas – Volumen II, conferencia XI Nov16 Conferencia del Dr. Rudolf Steiner pronunciada en Dornach el 18 de mayo de 1924. GA236 English Versión Si queremos comprender la verdadera naturaleza del karma, es de suma importancia centrar nuestra atención en lo que, desde el Cosmos, participa en la evolución de la humanidad. Con el fin de poder ser capaces de dirigir nuestra atención a los seres que desde el universo juegan un papel en la evolución humana, vamos a considerar, en primer lugar, la conexión del hombre con los seres que pertenecen a la Tierra. En ella vemos al hombre rodeado de seres del reino mineral, vegetal y animal. Como ya sabemos, estos tres reinos naturales existen en él en una forma superior. A través de su cuerpo físico, el hombre está relacionado con el reino mineral. El ser humano, elabora lo que se encuentra en el reino mineral exterior, a una forma de superior. A través de su cuerpo etéreo está emparentado con el reino vegetal, elaborando de una forma superior lo que de otra manera se halla en el reino vegetal. Y lo mismo puede decirse del cuerpo astral del hombre en relación con los seres del mundo animal. Por tanto, cuando pensamos en el entorno espacial del hombre, podemos darnos cuenta de que lleva dentro de él los reinos mineral, vegetal y animal. Y así como el hombre lleva en él los reinos de la Naturaleza, que encontramos en el espacio, también lleva en sí respecto al tiempo, no al espacio, los reinos de las Jerarquías Superiores. Y sólo podremos entender el
karma humano en todos sus aspectos, cuando sepamos cómo trabajan los diversos reinos de las Jerarquías sobre el hombre en el transcurso de su vida terrenal. Al considerar cómo trabaja el reino mineral sobre el hombre, podemos ver los procesos relacionados con la nutrición. Por cualquier medio de alimentación el hombre mineraliza en primer lugar lo que acoge de los reinos que se encuentran por encima de la condición mineral. Pasando al reino vegetal, sabemos que el hombre tiene dentro de sí las fuerzas vitales. Respecto al reino animal, vemos que a través de su cuerpo astral el hombre eleva lo que es mera vida a una esfera superior, al reino de las sensaciones. En resumen, en el organismo humano podemos seguir la secuencia de los procesos de los tres reinos de la Naturaleza. De la misma manera podemos sentir el trabajo de las Jerarquías Superiores en la vida anímica y espiritual del hombre. La naturaleza mineral, vegetal y animal del hombre se puede entender a la luz de los procesos que operan en los tres reinos de la naturaleza, en el espacio. Paralelamente, podemos entender en el tiempo, las Fuerzas Anímicas Superiores, que operan en la vida del hombre. Para empezar, vamos a considerar el destino humano y tratar de entender cómo los reinos de las Jerarquías trabajan en él. Pero aquí hay que mirar, no lo que está presente simultáneamente en el hombre, es decir, el cuerpo físico, el cuerpo etérico y el cuerpo astral. En relación al trabajo de las Jerarquías Superiores, debemos observar lo que sucede en la vida terrenal del hombre considerando la sucesión del tiempo, desde el punto de vista anímico espiritual. En nuestros estudios antroposóficos siempre hemos reconocido distintos períodos en el curso de la vida humana: desde el nacimiento hasta el cambio de dientes alrededor de los 7 años. A partir del cambio de los dientes hasta la pubertad, a los 14 años; desde la pubertad hasta los 21 años, donde la diferenciación es menos perceptible; desde los 21 a los 28 años; desde los 28 hasta la 35, desde los 35 a los 49, desde los 42 hasta los 49; desde los 49 hasta la 56, y así sucesivamente. En cuanto a lo que está más allá de los 56 años hablaré en el próximo estudio. Hoy vamos a considerar el curso de la vida humana hasta los 56 años. Tenemos por tanto tres septenios de la vida hasta los 21 años, luego otros tres septenios (21-42 años) y así sucesivamente. El hombre es el único ser capaz de decirse “yo” , a sí mismo, pero sobre este Yo, actúan muchas fuerzas. Desde el punto de vista exterior, en el “yo” trabajan fuerzas minerales, vegetales y los animales y observado interiormente, desde el aspecto anímico espiritual está influenciado por las Jerarquías Superiores: Tercera Jerarquía, (Ángeles, Arcángeles y Arkáis), Segunda Jerarquía (Exusiai, Kyriotetes, Dynamis) y Primera Jerarquía (Serafines, Querubines y Tronos). Estos Seres sin embargo, no hacen todo el trabajo en el curso de la vida del hombre de la misma forma. Incluso exteriormente, hay una diferencia en las influencias, que tienen efecto en el ser humano de acuerdo con su edad, con el tiempo. Podemos decir que la parte exterior del hombre está expuesta a las diferentes etapas que recorren su biografía.
Cuando observamos un bebé, al comienzo mismo de la vida terrenal, encontramos especialmente marcado en él un creciente y próspero proceso de edificación y desarrollo, algo característico del reino animal. Si tenemos en cuenta la última parte de la vida, los años que nos llevan a la vejez, encontramos evidentes procesos de mineralización. El organismo se vuelve esclerótico y quebradizo. Debido a que este proceso de mineralización es más sutil e íntimo en el hombre, funciona con más fuerza en él que en los animales, con la excepción de los animales superiores, debido a condiciones en las que no voy a entrar ahora, lo trataré en una ocasión posterior. Mientras que en los animales, comienza enseguida la detención del flujo de las fuerzas vitales, el hombre realiza importantes fases de su desarrollo dentro del periodo de disminución de las fuerzas vitales, comenzando este en la década de los treinta. Y muchas cosas de enorme importancia cultural, en la evolución de la humanidad, simplemente no existirían si los seres humanos se desarrollaran de la misma manera que los animales, que no aportan nada a la vejez. Los seres humanos pueden llevar mucho a la ancianidad, y muchos logros trascendentales se deben a lo que ha sido así llevado hasta la ultima parte de su vida, en el período del declive físico, cuando el proceso de mineralización es particularmente evidente. Es claramente perceptible que en el comienzo de la vida terrenal predomina la naturaleza animal, al final de la vida terrenal, la naturaleza mineral, y en el período intermedio la vegetal. Sin embargo, el obrar de las Jerarquías Superiores en el ser humano hace la diferencia aún más clara y enfática. En la primera infancia es la Tercera Jerarquía: Ángeles Arcángeles y Arkais, la que trabaja con particular fuerza en la vida del alma y el espíritu. La actividad de esta Tercera Jerarquía alcanza, hablando con propiedad, los tres primeros septenios de la vida. Los Angeles, Arcangeles y Arkais trabajan a lo largo de este período. En el niño, el organismo está siendo construido constantemente por el alma y el espíritu. Esta actividad lo abarca casi todo, y en ella trabajan fuerzas de la Tercera Jerarquía. A los 14 años comienza a trabajar la Segunda Jerarquía (Exusiai, Dynamis, Kyriotetes o Potestades, Virtudes y Dominaciones). De tal forma que (ver dibujo) que entre los 14 y 35 años tenemos que escribir Potestades, Virtudes y Dominaciones. Como pueden ver, en el periodo entre los 14 y los 21 años actúan
simultáneamente sobre el hombre la segunda y la tercera Jerarquía. Es en el septenio de los 21-28 años cuando sólo está presente el obrar de la Segunda Jerarquía.
En la pubertad, los grandes procesos cósmicos, que hasta ese momento no estaban actuando en el ser humano, comienzan en cierta medida, a participar activamente en él. Poca reflexión es necesaria para percibir que el hombre es capaz de procrear, está preparado para acoger aquellas fuerzas cósmicas que actúan en él en el instante en que ha de tener lugar una concepción o nueva creación física en el ser humano. Antes de esa edad estas fuerzas cósmicas no están presentes. Es en el organismo donde tiene lugar esta transformación y, a través de ella, se envían a éste fuerzas más poderosas de las que previamente contenía. Estas poderosas fuerzas no están presentes en el niño antes de esa edad. El niño carece de ellas, aunque las contiene de una forma aun débil, y obran sólo sobre el alma en la vida terrenal, no en el cuerpo. A los 35 años comienza un período donde el ser humano se vuelve más débil con respecto a sus fuerzas anímicas, se hace menos capaz de soportar la aparición de las fuerzas destructivas en su organismo. Antes de esta edad, el propio organismo constituye un apoyo fundamental, por su tendencia inherente a fomentar lo constructivo. Esta tendencia se prolonga a lo largo de la década de los treinta, pero entonces comienza a predominar una tendencia destructiva. Este proceso de destrucción no puede ser contrarrestado ni siquiera por las fuerzas que emanan de los Seres de la Segunda Jerarquía. A partir de entonces el alma debe recibir suficiente apoyo desde el cosmos para impedir que el curso normal de la vida desemboque en la muerte a la edad de 35 años. Porque si hasta los 21 años sólo trabajaran los seres de la Tercera Jerarquía y, después, desde los 14 hasta los 35 años, sólo los Seres de la Segunda Jerarquía, estaríamos maduros para la muerte a la edad de 35 años, es decir en la mitad del curso de la vida terrenal, a no ser que el cuerpo se siguiera manteniendo por pura inercia. Pero esto no llega a suceder porque no ya desde los 35 años, sino desde los 28, y de nuevo durante tres periodos de siete años, hasta los 49, obran en el hombre las entidades de la Primer Jerarquía: Serafines, Querubines y Tronos. Una vez más hay un septenio, entre los 28 y los 35 años, cuando la Segunda y la Primera Jerarquía trabajan conjuntamente. Así, en realidad, la Segunda Jerarquía funciona por sí misma durante el período comprendido entre los 21 y los 28 años de edad. Como he dicho antes, vamos a considerar el último período de la vida en la próxima conferencia. Naturalmente, dirán: Pero ¿está el ser humano a partir de los 49 años abandonado por todas las Jerarquías?. Estudiaremos esta posibilidad en otra ocasión. Lo que estamos estudiando hoy no tiene por qué ser aplicado solo a los que están poe debajo de la edad de 49 años. Para empezar, sin embargo, debemos aprender a conocer cómo vierten sus fuerzas las Jerarquías, en el curso de la biografía humana. Naturalmente, no hay que pensar que estos asuntos pueden ser adecuadamente estudiados poniéndolos de una manera esquemática. Esto es imposible cuando tenemos que entrar en las regiones de una vida superior. Durante muchos años he estado hablando del hombre como un ser tripartito: el hombre cefálico (neurosensorial), el hombre rítmico, y el hombre metabólico. Un profesor dedujo de ello ¡lo que deducen los profesores! que yo había dividido al hombre en tres -la cabeza, el pecho y el sistema abdominal-; lo hizo así porque puso esquemáticamente una cosa al lado de la otra. Pero yo siempre he puesto el acento en que el sistema neuro-sensorio está realmente concentrado en la cabeza, pero por otro lado, se extiende por todo el hombre. Lo mismo sucede respecto al sistema rítmico. Las cosas vivas simplemente no se pueden poner una
al lado de la otra, espacialmente. De la misma manera se debe concebir la secuencia del funcionamiento de Ángeles, Arcángeles y Arkáis limitado, por lo general, a los tres primeros períodos de la vida, pues las consecuencias de estos períodos continúan a través de la toda la vida, al igual que el sistema neuro-sensorial se concentra principalmente en la cabeza, pero está presente en todo el organismo. Podemos sentir con el dedo gordo del pie, ya que éste también contiene el sistema neuro-sensorial. La tripartición del organismo humano es una realidad, como también lo es la tripartición de la que voy a hablar ahora. Al estudiar los septenios de la vida humana, se podría decir: por un lado el “yo” humano está sujeto a numerosas influencias procedentes del mundo espiritual, al igual que en el aspecto físico está sujeto a influencias procedente de los reinos naturales. Como seres humanos estamos con nuestro “yo” expuestos a lo que nos viene del cosmos,de una manera más complicada. Esta actividad espiritual que se extiende a partir de las Jerarquías desde el cosmos hacia el hombre, también se ocupa de la formación del karma durante la vida física en la tierra. Los Ángeles, Arcángeles y Arkáis nos traen desde el mundo espiritual al mundo físico, y son ellos principalmente los que nos acompañan a través de los tres primeros septenios de la vida. Sobre todo trabajan con más fuerza sobre el sistema cefálico. Todo el complicado y maravilloso desarrollo que tiene lugar en nuestra vida sensorial e intelectual hasta la edad de 21 años está marcado por la Tercera Jerarquía. Innumerables acontecimientos tienen lugar tras las escenas de la conciencia ordinaria. Y es precisamente en estos acontecimientos donde participan estos Seres de las Jerarquías Superiores. Por otra parte a partir de la pubertad, alrededor de los 14 años en adelante, seres cuyas fuerzas son más potentes que las de la Tercera Jerarquía, comienzan a actuar en el sistema rítmico. La verdadera tarea de los Seres de la Tercera Jerarquía (Ángeles, Arcángeles y Arkáis), es influir en nuestra vida anímica. Desde la pre-existencia terrenal traemos con nosotros para las tres primeras etapas de la vida fuerzas tales, que el alma es capaz de trabajar poderosamente sobre el cuerpo físico. Durante este período, sólo son necesarias comparativamente, las fuerzas mas débiles de la Tercera Jerarquía para venir en ayuda del hombre. Las fuerzas que necesitan la Tercera Jerarquia, para guiar y dirigir la vida humana hasta los 21 años emanan de estas entidades desde las radiaciones espirituales de Saturno (♄), Júpiter (♃) y Marte (♂). Cuando la ciencia física trata de describir el cosmos, es muy ingenuo. De Saturno, Júpiter y Marte irradian fuerzas de las cuales, los Ángeles Arcángeles y Arkais tienen el entendimiento más profundo. Cuando el hombre pasa el umbral de la muerte, entra, en primer lugar, en la esfera de la Luna, donde toma contacto con Seres que una vez estuvieron en la tierra y que son jueces severos del bien y el mal que éste trae consigo. Por el momento tendrá que dejar en esta esfera lunar el mal que forma parte de él. No lo puede llevar a la región solar. Luego pasa a través de la esfera Sol, y aún más lejos en el cosmos. Las fuerzas de Marte, Júpiter y Saturno comienzan a trabajar sobre él. Transcurre la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, y en el camino de regreso, cuando ha llegado de nuevo a la esfera Lunar, salen a su encuentro los Ángeles Arcángeles y Arkáis donde, por así decirlo le susurran: Saturno, Júpiter y Marte nos han dicho que te encuentras lisiado en determinados aspectos. Nos han dicho que tuviste que dejar el mal, pero esto significa que dejaste atrás algo de ti mismo y entraste como un lisiado en la esfera del Sol, así como en las regiones más allá del mismo. Y la mirada de Saturno, Júpiter y Marte caen sobre ti. En verdad, mis queridos amigos, la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento es complicada. Tan pronto como pasamos por el portal de la muerte, acontece lo que he descrito que se lleva a cabo en la esfera Lunar. El hombre debe dejar atrás todo lo que de su ser se ha identificado con el mal. Es como si el cuerpo físico se viera obligado a abandonar sus extremidades. Debido a que se ha identificado con el mal, el hombre entra en la esfera Sol y al resto del cosmos en un estado mutilado; mutilado, porque se ha visto obligado a dejar atrás ciertas partes de su ser. Y cuando, después de haber pasado por el esfera del Sol, entra en la esfera de Marte, Júpiter y Saturno, se siente la mirada de los seres que habitan en estas esferas. Siente que estos Seres le contemplan con la mirada penetrante de la justicia, porque como tejedores de la justicia cósmica, observan cuanto de su ser como hombre puede llevar hacia allí Se miran en él. Cada uno de nosotros percibe cuánto bien o mal se ha convertido en parte de nosotros, lo que hemos podido llevar hacia arriba, así como lo que nos falta, es decir, lo que nos vimos obligados a dejar atrás, cada uno de nosotros se da cuenta ¿hasta qué punto estamos identificados con el mal?, ¿cuánto nos falta?. La mirada que nos dirigen los Seres de Marte, Saturno y Júpiter hace que nos demos cuenta de nuestras imperfecciones y defectos.
Transcurrido el tiempo, cuando el hombre se prepara para su nueva encarnación, cuando vuelve de nuevo, Saturno, Júpiter y Marte comunican a los Ángeles, Arcángeles y Arkais, lo que vieron y experimentaron cuando el hombre pasó frente a ellos, con todas sus imperfecciones. Los Seres de la Tercera Jerarquía tejen esto en él, por lo que el hombre lleva inscrito en su ser, lo que tiene que hacer en la vida terrenal como compensación kármica. Es en estos tres primeros septenios de la vida (0-21 años) cuando Ángeles, Arcángeles y Arkáis trabajan con especial fuerza sobre el ser humano, inscribiendo las demandas kármicas en el sistema neuro-sensorio, en el sistema cefálico. Cuando traspasamos los 21 años (en las próximas conferencias presentare lo que ocurre con los seres humanos que mueren antes de esa edad) llevamos grabado en nosotros lo que son las exigencias kármicas de nuestra vida. Esto se puede leer en las personas de 21 años, se pueden percibir las demandas kármicas inscritas en él, porque es en este período hasta los 21, que se inscriben estas demandas. Las llevamos en el transfondo oculto del sistema neuro-sensorio, en lo que constituye nuestro fundamento anímico-espiritual. Cuando, por el contrario, dirigimos nuestra atención hacia el curso posterior de la vida, cuando observamos el ser humano entre las edades de 28 y 49 años, nos encontramos con que no es tanto una cuestión de la inscripción de demandas kármicas, sino más bien del cumplimiento del karma, la descarga del karma. En este periodo de la vida aparece el cumplimiento kármico, lo que tenemos que descargar en función de lo que se acuñó en los tres primeros septenios. Así que aquí puedo escribir (ver diagrama): desde los 28 hasta los 49 años, cumplimiento del karma. Durante el período comprendido entre los 21 y los 28 años las exigencias kármicas y el cumplimiento kármico se mantienen en equilibrio. Ahora, hay un notable fenómeno al que se debe prestar atención en nuestro tiempo. En la época actual de la evolución de la humanidad existen muchos seres humanos cuya última encarnación de importancia se produjo en los primeros siglos después de la fundación del cristianismo, hasta aproximadamente el siglo VIII y IX. (Esto no implica que no halla habido ninguna otra encarnación en el tiempo transcurrido, pero en caso afirmativo, fue poco importante.) Si tuviéramos que hacer un estudio de los seres humanos que viven en nuestro tiempo y participan en su cultura, deberíamos encontrar que, con mucho, la mayoría de ellos tuvieron su última encarnación importante en los primeros siete u ocho siglos después de la fundación del cristianismo. Ahora bien, este período tuvo un efecto notable sobre los seres humanos que vivían entonces. Esto se puede percibir hoy en día cuando se observa a ciertas personas en relación con su karma. Una y otra vez, mis queridos amigos, me he impuesto la tarea de estudiar a una serie de personas, desde este punto de vista en particular, personas que han adquirido un cierto grado de cultura contemporánea, la cultura intelectual predominante en nuestra época que es la cultura de la cabeza, así pues se trata de hombres que, comparativamente aprendieron mucho. Piensen en el gran número de personas que se han convertido hoy en día en profesores, de secundaria, funcionarios, y similares. Estos han aprendido mucho, han estado a las escuelas secundarias, incluso en las universidades, y se han convertido realmente en personas muy inteligentes. (No me refiero a esto, irónicamente, sólo pido que se lo tome en relación con lo que he dicho en otras ocasiones sobre estas cosas.) Hay un número incalculable de personas muy listas hoy en día. La mayoría, de hecho, son tan inteligentes que difícilmente se les puede decir nada, porque ellos ya lo saben. Cada uno tiene su propio punto de vista, su criterio, cada uno pronuncia un juicio acerca de lo que se le dice. Así son las cosas en nuestro tiempo, pero sólo en nuestro tiempo. En épocas anteriores era bastante diferente. Entonces solo eran pocas las personas que tenían conocimiento, las demás escuchaban. No era normal que existieran tantas personas inteligentes como las de hoy en día incluso en la temprana juventud ya se es sagaz. Basta pensar en cuántas personas menores de 21 años escriben -no voy a decir la poesía, pues eso se ha hecho siempre- pero elaboran artículos de prensa, incluso críticas serias.
Así pues, hoy en día la intelectualidad está extraordinariamente desarrollada. En el caso de la mayoría de las personas esta intelectualidad está influenciada, fundamentalmente, por su encarnación en los primeros siete u ocho siglos después de la fundación del cristianismo. En estos siglos se fue debilitando paulatinamente en el alma humana el sentimiento de lo que de la vida preterrenal venía a la existencia terrenal. Los hombres comenzaron a interesarse cada vez más por lo que viene después de la muerte y menos por lo que precedió a la vida terrenal. En este sentido he señalado en reiteradas ocasiones que no tenemos una expresión adecuada para la eternidad, sino sólo para la mitad de la eternidad que tiene un principio y nunca termina. Para esta parte de la eternidad de la existencia del hombre tenemos la palabra “inmortalidad”, pero a diferencia de las lenguas antiguas, no tenemos una palabra para la otra mitad de la eternidad, que nunca tuvo un principio. La eternidad abarca tanto la ‘inmortalidad’ como la ‘anatividad‘. Hemos venido a este mundo como seres para quienes nacimiento es solamente una metamorfosis, al igual que nos alejamos del mundo terrenal a través de la muerte que a su vez significa sólo una metamorfosis, no un fin. Esta consciencia estaba presente en el hombre hasta los primeros siglos cristianos, el hombre se decía “He descendido del mundo espiritual a la existencia física”. Esta conciencia se hizo más y más débil hasta que el hombre comenzó a limitarse con este otro pensamiento: ¡Estoy aquí! ¿Qué pasó antes? no me interesa. Lo que me interesa es lo que sigue después de la muerte. Esta fue la conciencia que se hizo más y más fuerte durante los primeros siglos cristianos. El sentimiento de existencia pre-terrenal se oscureció para los que en ese momento estaban pasando por su última encarnación importante, y es por esto que la inteligencia intelectual está actualmente totalmente dirigida a la tierra. Es por ello que la inteligencia que ahora muestra el hombre es enorme, porque se dirige únicamente a lo terrenal. Cuando uno lleva a cabo investigaciones kármicas en este dominio, aparecen cosas enormemente sorprendentes y significativas. Voy a mencionar dos casos. La primera es la de un hombre que enseñó historia en una escuela secundaria, un hombre extremadamente inteligente y muy impresionante como profesor. Hasta el momento en que las demandas kármicas aún estaban trabajando y luego a través de esta zona neutra aquí (véase el diagrama anterior) – es decir, hasta el comienzo de los años treinta, su inteligencia era muy evidente. Fue uno de los muchos hombres realmente inteligentes de nuestro tiempo. Pero en el momento en que entró en esta fase aquí ( de los 28 a los 49 años), su astucia ya no era un apoyo y sus impulsos morales estaban en peligro. No quedaba nada sino la intelectualidad, que entonces fue socavada. Cuando llegó el tiempo en las fuerzas ya no estaban unidas al sistema neuro-sensorio, sino hacia el final de la vida, al sistema metabólico-motor, la naturaleza inferior reprimió lo que anteriormente había emergido, expresándose de forma tan evidente en el sistema neurosensorio. Esta personalidad que, en cuanto a la intelectualidad, había comenzado con tanta fuerza en su vida, termino en una degeneración moral. En un debacle moral. Este es un ejemplo. Y ahora otro ejemplo – una personalidad que era aún más inteligente que la que acabo de mencionar- pero de nuevo sólo inteligente. Era extremadamente miope y estaba en posesión de una inteligencia realmente notable. Hasta la edad de 30 años, esta personalidad también, debido a su inteligencia, tuvo una fuerte influencia sobre sus semejantes. Sin embargo, cuando pasço los 30 años e incluso los 35, cuando el sistema neuro-sensorio dejo de trabajar con tanta fuerza, dando paso a la actividad del sistema metabólico, este hombre, que había sido tan capaz e inteligente, se convirtió absolutamente en alguien trivial y banal, absorto en pequeñas disputas. Lo conocí en su juventud y confieso que me sorprendió cuando lo encontré posteriormente entre las personas que quedan absortas en la vida trivial característica de un partido. La observación de la ruta de la exigencia kármica que conduce al cumplimiento kármico reveló que las fuerzas de la inteligencia en los hombres de nuestro tiempo, preparadas en la encarnación anterior durante los primeros siglos cristianos, no eran lo suficientemente fuertes como para que el alma pudiera elevarse al reino de la Primera Jerarquía, en el tiempo en que deviene más débil, cuando el cuerpo le ofrece la oposición más grande.
Y entonces, para mi se hizo evidente, que el gran número de hombres que son tan inteligentes, que pueden, sobre todo ser tan inteligentes a través de su educación, estos hombres que en la primera época de la vida desarrollan la capacidad de llegar con las fuerzas de su inteligencia a la Tercera Jerarquía, (Ángeles, Arcángeles y Arkáis). Esto lo obtienen. Y en esta época de la vida son personalidades que prometen. Cuando entran en el ámbito de la Segunda Jerarquía, cuando están por decirlo así, entregados a esta Jerarquía. La Segunda Jerarquía (Exusiai, Dynamis, Kyriotetes – Espíritus de la Forma, del Movimiento y de la Sabiduría) desciende a los seres humanos, casi todos los seres humanos son capaces de procrear, de reproducirse. Esta Jerarquía cósmica desciende. Aquí no hay un verdadero abismo entre el hombre y las Jerarquías. Sin embargo, cuando el hombre llega a sus 28 años y debe empezar a buscar una relación con la Jerarquía superior, la Primera Jerarquía, debe encontrar esta relación con toda su naturaleza, hasta en el sistema metabólico y de las extremidades. Aquí se necesita una gran fuerza de apoyo interior en el ámbito espiritual, y a la semilla que fue plantada en él durante una vida anterior, en una época en que los hombres dejaron de pensar en la existencia pre-terrenal, le resulta imposible suministrar tales fuerzas. En relación con el karma, uno de buena gana querría impresionar a todos los verdaderos educadores y maestros, de la urgente necesidad de imbuir intelectualidad con tal fuerza espiritual que cuando el ser humano pase a través de los años posteriores de la vida, lo que se ha impregnado como fuerza moral en su intelecto pueda ser capaz de mantener el equilibrio contra las fuerzas que lo alejan de la Primera Jerarquía. (Vean la flecha en el diagrama.) Es una cuestión de gran interés en nuestra epoca comparar la segunda parte de la vida humana con la primera, y los que tienen una aptitud para la observación de la vida deben comenzar a practicar la observación desde este punto de vista. Porque las cosas de las que he hablado se producen en la vida ordinaria; Los ejemplos que he dado son tomados de la vida cotidiana y puede ser multiplicados no por cien, sino por mil, los encontramos por todas partes. Pero también se puede encontrar algo distinto, en donde lo mismo solo se muestra en una región superior de la vida. Siempre he estado interesado en el camino del desarrollo espiritual de la humanidad, y cuando dirijo mi atención a un numero de estos hombres, que entran en la vida de forma tan productiva, que incluso como jóvenes poetas o artistas causan una gran impresión sobre sus congéneres, y mas tarde dirijo la mirada a los mismos, de quienes se dijo cuando tenían 24, 25, 26, 27 años: “¿Qué talento maravilloso!” veo que se hicieron mayores y todo se agoto, todo se quedo en la poesía o en lo artístico de la juventud. Mas tarde, todo se seco. No tenían ya la relevancia anterior, se agotaron en el terreno en que gozaron una vez de significación real. Si ustedes recorren los nombres de los que se han hecho una reputación como jóvenes poetas o artistas y luego perdieron todo derecho a ser incluidos en los anales de la literatura o el arte, encontrarán abundantes pruebas de lo que estoy diciendo. Con ello quiero mostrar cómo las diferentes épocas de la vida humana revelan de muchas maneras cómo entra en vigor el karma y los impulsos del karma. Todo lo que es meramente intelectual y materialista realmente sólo puede influir interiormente en el ser humano en su juventud. Solo puede mantenerse a lo largo de toda la vida humana en concordancia con el karma a través de la vida terrenal, lo que como espíritu se añade a lo intelectual. Por lo tanto, cuando
observamos el tipo de destinos que he descrito, debemos mirar hacia atrás, a las encarnaciones anteriores, donde al hombre no le fue dado el dirigir su atención a lo espiritual. Lo espiritual solo puede ser aprendido cuando la mirada se dirige a la vida antes del nacimiento, no sólo a la vida después de la muerte. Estamos sumergidos en una autentica tragedia y hay múltiples cosas que no llegan a resistir la prueba de los años. En la juventud, los ideales son abundantes, y en la vejez pocos permanecen. Las personas mayores se basan más en el Estado y en sus pensiones que en el poder que sustenta la vida misma, necesitan apoyo del exterior, porque no pueden encontrar en sí mismos lo que les lleva a vincularse con la Primera Jerarquía. Vemos pues, que si queremos estudiar el karma por la senda correcta, debemos prestar atención a los diferentes miembros del hombre que se engranan unos con otros. Cuando el hombre pasa a través de las tres primeras épocas de la vida, luego por las tres segundas y más tarde por las tres siguientes, vive de tal forma que primero tiene relación con la Tercera Jerarquía. Después añade la relación interior, inconsciente, con la Segunda Jerarquía y finalmente con la Primera Jerarquía. Sólo sobre la base de este conocimiento podemos juzgar hasta qué punto el hombre permite que sus impulsos kármicos, puedan llegar a su expresión. Pues es este saber respecto a la relación del hombre con las Jerarquías Superiores, el que otorga y muestra lo que es la vida humana, en la realidad concreta. Loa Ángeles Arcángeles y Arkáis nos dicen en nuestro inconsciente durante las tres primeras épocas de la vida: “todo esto lo has traído de épocas anteriores, a partir de vidas terrenales anteriores. Esto lo debes tomar sobre ti mismo”. Esto se nos dice en nuestra experiencia subconsciente de la vivencia del destino. Y en verdad, este mensaje de destino resuena constantemente en nosotros a lo largo de estos tres septenios, proveniente de la Tercera Jerarquía: “Esto es lo que Saturno, Júpiter y Marte han impuesto sobre ti. Sus fuerzas se nos han revelado”. Luego pasamos a todo lo que viene de la Segunda Jerarquía, desde la región solar, y por último lo que viene de la Primera Jerarquía, desde la esfera de Venus, Mercurio y la Luna. Y así como los Ángeles evocan en las primeras épocas de la vida: “nos dijeron Saturno, Júpiter y Marte que esto te ha sido impuesto para llevarlo en la vida”, así desde los 28 años se encuentran en nuestra inconsciencia los Serafines, que también nos hablan: “Todo esto queda contigo porque no puedes llevarlo a cumplimiento, porque eres incapaz de elevarte hasta nosotros, esto se queda contigo y has de soportarlo en la siguiente vida terrenal; tú no puedes equilibrarlo porque no tienes la fuerza para hacerlo”. Por debajo de la consciencia del hombre hablan las fuerzas del karma, las fuerzas que forman el destino. Hablan desde las tres Jerarquías Superiores. Y si tenemos la facultad sensitiva de percibir lo que entra en nuestra vida como destino, entonces también podemos presentir con reverencia y asombro cómo en el curso de nuestra vida los Seres de las Jerarquías Superiores están tejiendo en nuestro destino. Y en verdad, sólo entonces aprenderemos a ver la vida de la manera correcta. Porque, ¿quién estaría satisfecho, si, cuando nos preguntan acerca de un hombre de cuya vida en la tierra se quiere saber algo, y se presupone que podemos contestar, nos limitamos a responder: “Oh, se llama Joseph Müller. Todo lo que puedo decirle es sólo el nombre?. Pero ante esa pregunta se esperaba que se iba a decir algo más que un nombre: los eventos de su vida, algo que arroje luz sobre las fuerzas e impulsos que influyeron en su vida terrenal. Nadie que realmente quiera saber algo acerca de un ser humano puede quedarse satisfecho con sólo saber su nombre. Pero en esta época materialista, por desgracia, los hombres se conforman con el concepto “hombre” respecto a lo que se encuentra detrás de la consciencia ordinaria, en donde obran los Ángeles, Arcángeles, Arkáis, Exusiai, Dynamis, Kyriotetes, Querubines, Serafines y Tronos; pero no solo con el nombre “hombre”, sino con el concepto general “hombre”. No miran a las realidades concretas. Pero tienen que aprender a hacerlo, los hombres tienen que aprender a dirigir de nuevo la mirada a estas realidades concretas de la vida humana. Share this: Twitter6 Facebook522 Correo electrónico Imprimir
8 comentariosPublicado en Angeles, Antroposofía, Astrología,Ciencia Oculta, Jerarquias, Karma, Mundo espirituall,Planetas, Rudolf SteinerEtiquetadoAntroposofia, astrologia, astrosofia,destino, jerarquias, karma, planetas Entidades individuales y unidad indivisa del Cosmos 3/3
Nov14 Tres conferencias pronunciadas por Rudolf Steiner en Dornach (Suiza), del 18 al 25 de Noviembre de 1917 Traducción directa del alemán de Iván Villanueva English Version Tercera Conferencia GA 178. Dornach, 28 de Noviembre de 1917 Quisiera agregar hoy algunos comentarios a las observaciones aisladas que he estado haciendo. Si siguen ustedes con atención el curso de los acontecimientos, habrán podido notar, de vez en cuando, como un sentimiento de que las ideas, impresiones e impulsos, en los que durante largo tiempo los hombres encontraron un “auténtico triunfo”, ya no sirven hoy día para tender un puente hacia el próximo futuro. Uno de nuestros consocios me entregó ayer un número del “Frankfurter Zeitung”, del último miércoles, 21 de noviembre de 1917. En él aparece el escrito de un señor muy ilustrado, y ha de serlo porque antepuso a su nombre no sólo el título de doctor en Filosofía, sino también en Teología y, por añadidura, el de profesor, o sea que se trata de un profesor, doctor en Teología y doctor en Filosofía: persona, no cabe duda, sumamente erudita. Versa su escrito sobre las necesidades espirituales del presente, y en un párrafo expresa lo siguiente: “La vivencia del ser que se halla tras los objetos no necesita consagración piadosa o valoración religiosa, pues es en sí misma religión. No se trata aquí de una sensación o aprehensión del contenido individual propio, sino de la gran irracionalidad oculta tras toda existencia, y quien entre en contacto con esa irracionalidad hace saltar la chispa divina, vive una experiencia de carácter primario, una vivencia primordial propiamente dicha. Esto experimentable, conjuntamente con aquello que está siendo conmovido por la misma corriente vital, le confiere un sentimiento cósmico de la vida, para usar una expresión favorita de los tiempos modernos”. Perdonen la cita, queridos amigos, pues no se la leo con la intención de sugerirles de algún modo, ideas grandiosas con frases tan deslavadas, sino únicamente para destacarles un símbolo de nuestro tiempo: tiene lugar el nacimiento de una religiosidad cósmica, hacia la cual aspiramos con una intensidad que se echa de ver en el palpable crecimiento del movimiento teosófico, que pretende descubrir y revelar los ciclos de la vida tras las impresiones sensorias. Es difícil abrirse paso por entre toda esta serie de conceptos nebulosos, pero son dignos de mención en cuanto símbolos de nuestro tiempo y continúa el mencionado escritor: “Esta piedad cósmica no es una mística que se inicie en aislamiento del mundo…” etc., etc. En toda la peroración no se ve sensatez alguna; y considerando que procede de un “profesor, doctor en teología y doctor en filosofía”, tendremos que convenir en su sensatez, que si no fuera por todos sus doctorados, más bien debiera considerarse puras parrafadas confusas y balbucientes dando a entender que el docto señor no sabe cómo seguir, y siente, empero, la necesidad de aludir a algo que vagamente percibe y que le parece promisorio. No deben embelesarnos estos desahogos, ni dejar tampoco que nos arrullen en un sueño iluso de que alguien, al fin, se ha dado cuenta de que, detrás del movimiento científico-espiritual, hay realmente algo. Sería esto incluso muy dañino, pues los que se permiten semejantes expansiones son frecuentemente los mismos que así se dan por satisfechos, no tratan de ir más allá, se limitan con sus frases confusas a aludir lo que tienda a hacer su aparición en el mundo, y así se quedan en casta de los perezosos, demasiado apáticos para adentrarse a un estudio profundo de las ciencias ocultas y al ejercicio de las doctrinas que deberán irrumpir efectivamente y apoderarse del ánimo de los hombres, si es que el enclave en la realidad y la corriente temporal del devenir llegan a esa intima fusión de la que arrancará la redención del género humano. Claro que es más fácil discursear sobre “oleajes” y “sentimientos cósmicos”, que aceptar seriamente las verdades que en el momento presente han de revelarse a la humanidad, de acuerdo con el signo de los tiempos. Por eso me parece necesario decir precisamente ahora las cosas que sustento en mis conferencias públicas y que seguiré sustentando, a fin precisamente de acentuar la diferencia que existe entre lo pasado, que no puede sobrevivir y que nos ha conducido a este período de catástrofe, y lo que el alma humana debe asimilar, si ha de proseguir adelante. Con la antigua sabiduría con la que el hombre ha llegado a los tiempos actuales, pueden celebrarse miles de congresos, congresos mundiales, populares, o lo que sea, fundarse miles y miles de asociaciones: lo único seguro es que todo esto no llegará a ninguna parte, si no lo irriga la sangre vital de la ciencia del espíritu. Lo que le falta hoy al hombre, es el valor para entrar a la verdadera investigación del mundo del espíritu, y, por raro que parezca, hemos de insistir de nuevo: bastaría, un pequeño paso al principio; nada más que la
propagación en amplios círculos del opúsculo titulado “La vida humana desde el punto de vista de la ciencia oculta”, para que hiciéramos algo efectivo en pro del conocimiento de la relación entre el hombre y el orden cósmico. He aquí el objeto de ese opúsculo; concretamente lleva a observar que la Tierra cambia anualmente su estado de conciencia, y así sigue la disgresión. Todo el contenido de esta conferencia y el del opúsculo citado se relaciona con las necesidades de nuestro tiempo, y se afirma con toda intención. Aceptarlo, tendría una resonancia de mucho mayor alcance que toda la explosión de sentimientos cósmicos y de todo lo que informa la marejada que les he leído, y que por insulso no voy a repetir. Esto no impide que prestemos atención a ello: es importante y esencial, pero cuidemos que no nos ofusque, pues hemos de lograr la máxima claridad cuando se trata de actuar en sentido de la ciencia espiritual antroposófica. Quiero llamar una vez más la atención sobre el hecho de que en esta quinta época postatlante, la humanidad ha de enfocar muy especialmente los grandes problemas de la vida, obscurecido en cierto modo por el conocimiento de los tiempos anteriores. Ya antes me he referido a ello. Uno de esos problemas puede definirse así: cómo lo etéreo-espiritual puede ponerse al servicio de la vida práctica exterior. Ya he mencionado que esta quinta época postatlante tendrá que enfocar en qué forma los estados de ánimo humanos, las fluctuaciones anímicas, podrán transmitirse a las máquinas en movimientos oscilatorios, así como de qué modo el hombre podrá relacionarse con un mecanismo cada vez mayor. He ahí el motivo por el que, hace ocho días, llamé su atención sobre la manera superficial en que conciben esta mecanización ciertos países del mundo. Les presenté un ejemplo de cómo, basado en el pensamiento norteamericano, se pretende anteponer lo mecánico al mismo vivir humano, y me detuve en las pausas que se intentan aprovechar para que cierto número de obreros puedan cargar unas cincuenta toneladas en vez de un peso mucho menor; para eso basta aplicar a la vida el principio de selección darwinista en toda su efectividad. En esta forma, se pretende sujetar bajo el mismo yugo la energía humana y la mecánica; lo que no procede en ningún sentido; sería una idea completamente falsa. Pero todo esto no se puede evitar, ha de suceder forzosamente. El interrogante es si entrarán en la escena del devenir histórico universal hombres familiarizados altruistamente con las grandes metas de la evolución terrestre, y aptos para estructurarlas en beneficio de la humanidad, o grupos humanos solamente atentos al egoísmo personal o del grupo. He ahí el enigma. No es el qué lo que importa, porque viene indefectiblemente; lo que importa es el cómo, el enfoque real del asunto: el qué se halla simplemente en el camino de la evolución terrestre, y la fusión de la esencia humana con la esencia mecánica constituirá un problema trascendental que se arrastrará durante el resto de la evolución terrestre. Con toda intención he venido señalando últimamente, cada vez con más frecuencia, incluso en las conferencias públicas, que la conciencia del hombre se relaciona con energías demoledoras. Dos veces he advertido en mis conferencias públicas de Basilea: morimos en nuestro sistema nervioso; y esta muerte, estas energías en extinción, serán cada vez más poderosas, y habrá que establecer la conexión entre las fuerzas humanas que expiran en forma similar a las energías eléctricas y magnéticas, y las externas de la máquina. El hombre podrá en cierto modo inducir sus intenciones y sus pensamientos, a las fuerzas mecánicas; lo que corresponde a las fuerzas todavía ignoradas de la naturaleza humana, fuerzas capaces de actuar sobre las energías exteriores eléctricas o magnéticas. He ahí uno de los problemas: la conjunción del hombre con lo mecánico, sin cesar en incremento en el futuro. El otro problema corresponde a la apelación de las condiciones espirituales, sólo a su debido tiempo y cuando exista la suficiente cantidad de personas correctamente preparadas. Pero ha de llegar el día en que las energías del espíritu se movilicen para el dominio de la vida en lo que se refiere a la enfermedad y la muerte. Se espiritualizará la medicina, en alto grado. Por doquiera surgen sobre esto caricaturas, caricaturas que fatalmente conducen a lo que ha de suceder. Y de nuevo, tropezamos con lo mismo: el problema es atacado al igual que otros problemas, o sea, de un modo superficial egoísta, ya sea egoísmo particular o grupal. El tercer problema es: cómo introducir el pensamiento humano en el propio devenir de la raza humana, en el nacimiento y la educación. Ya me he referido en alguna ocasión a los congresos celebrados con la finalidad de preparar para el futuro una estructuración materialista de la genética y del ayuntamiento de hombre y mujer; todas estas cosas nos sugieren que algo importante está en gestación, y lógico es, pues, preguntarse: ¿por qué los que saben, no revelan su sabiduría? Pronto sabremos el por qué, y qué fuerzas obstaculizadoras háyanse todavía en juego actualmente, con suficiente poder para entorpecer la fundación de una medicina espiritualizada, o de una economía espiritualizada. Lo único que podemos hacer hoy día, es hablar de ello hasta que los hombres nos entiendan, hasta que las entiendan, realmente, quienes estén dispuestos a
responsabilizarse de ellas con altruismo. En este momento, muchos creen poder hacerlo; pero existen muchos factores vitales todavía que lo impiden, y que sólo pueden superarse con una comprensión más profunda, y cuando se renuncie en el primer momento, al menos por algún tiempo, a cualquier aplicación práctica y directa en gran escala. La evolución se ha llevado a cabo en tal forma, que ya podemos decir: poco queda de lo que se ocultaba tras la antigua tendencia atávica hasta los siglos XIV y XV. Mucho se habla hoy de la antigua Alquimia; incluso surge el recuerdo del proceso de engendrar el Homúnculo, etc. Los comentarios al respecto son, generalmente, equivocados; hemos de llegar a entender lo que, en verdad, significa el Homúnculo, de Goethe; hay que llegar a este nivel. Pero hemos de tener en cuenta que desde el siglo XVI, se viene velando todo esto, se viene nublando la conciencia humana. La ley que gobierna estos procesos es exactamente la misma que determina en el hombre el cambio rítmico entre vigilia y sueño, y así como él no puede eludir el sueño, tampoco podría la humanidad evitar la letargia de la ciencia espiritual del devenir que caracteriza a los siglos a partir del XVI. Tenía que caer alguna vez la humanidad en esta somnolencia espiritual a fin de que, al despertar, resurja la espiritualidad bajo otra forma. Hay que comprenderlo, y no desanimarse; pero, por la misma razón, debemos ser conscientes de que ha llegado el momento del despertar, y de que hemos de coadyuvar a él: los acontecimientos se anticipan en diversa forma al auténtico conocimiento; no podremos entender los acontecimientos si no nos esforzamos, desde ahora, hacia la sabiduría. También les he manifestado repetidas veces que ciertos grupos ocultistas de tendencias egoístas están trabajando en la misma dirección que he señalado varias veces en estas conferencias. Era necesario que la humanidad perdiera determinada sabiduría, sabiduría que hoy se define con las incomprensibles palabras de alquimia, astrología, etc; era necesario que determinado saber entrara en estado letárgico, para que el hombre ya no tuviera el deseo de descubrir el espíritu en su observación de la naturaleza, y así quedara más bien abandonado a sí mismo. Y, para que pudiera despertar las energías que dormitaban en su interior, convenía que ciertas cosas aparecieran primero en forma abstracta, y sólo después adoptarán nuevamente una figura espiritual concreta. Tres ideas se han ido progresivamente formando en el curso de los últimos siglos, ideas propiamente abstractas en la forma como se han presentado al hombre: Kant las ha definido erróneamente, en tanto que Goethe lo ha hecho correctamente. Kant las denominó: Dios, Libertad e Inmortalidad, y Goethe les aplicó las acertadas denominaciones de: Dios, Virtud e Inmortalidad. Si se examina lo que se halla tras estos tres conceptos, se verá que es exactamente lo mismo que el hombre moderno hoy enfoca abstractamente, y que en los siglos XIV y XV se enunciaba con mayor concreción, en el antiguo sentido atávico, con mayor materialidad. Así el experimento al estilo antiguo, correspondía al intento de ver, en los experimentos alquimistas, los procesos que mostraran el poder de Dios en acción: se trataba de producir la piedra filosofal. Tras todo esto siempre hay algo concreto; así la piedra filosofal debía conferir al hombre la capacidad de virtud, pero entendida materialmente; debía llevar también al hombre a la experiencia de la inmortalidad, situarle en una relación tal con el Universo que le permitiera percibir lo que hay mas allá del nacimiento y la muerte. Todas las ideas esfuminadas con las que hoy se conciben las cosas antiguas, ya no coinciden con las intenciones de antiguos tiempos: se han tornado abstractas, y la humanidad moderna se mueve en abstracciones; ha pretendido entender a Dios por medio de la teología abstracta, y a la virtud como algo meramente abstracto. Cuanto más abstractamente se hable de todo esto, más agradable será para la humanidad moderna; y esto también concierne a la inmortalidad, a la especulación sobre lo que pueda haber de inmortal en el hombre. En mi primera conferencia en Basilea, dije que la ciencia filosófica que gira en torno de la inmortalidad, es una ciencia hambrienta, una ciencia subalimentada; otra forma de expresar el abstraccionismo hacia el cual decididamente se tiende.En ciertas hermandades de Occidente se conserva también la conexión con las antiguas tradiciones, y se intenta utilizarla al servicio de un cierto egoísmo de grupo. Hubo que destacarlo. Cuando en algún rincón de occidente se tratan estos temas en la literatura pública exotérica, se hace referencia también a Dios, a la Virtud o a la Libertad, e Inmortalidad, pero siempre en sentido abstracto. Únicamente en los círculos iniciáticos se sabe que todo esto no es sino especulación, mera abstracción. Sin embargo, desde el punto de vista personal, lo que se persigue con las fórmulas abstractas de Dios, Virtud e Inmortalidad, es algo mucho mas concreto, y en las escuelas respectivas, se interpretan estos conceptos para los iniciados. Dios se interpreta como el Oro, y se intenta descubrir el secreto que podría definirse como el secreto del Oro. Ya que el oro representa al sol en la corteza terrestre y, efectivamente encierra en sí un
importante secreto: él está en una relación material con las demás sustancias, similar a la de la idea de Dios con respecto a las demás ideas, se trata de cómo captar el secreto. Esto guarda relación con la explotación egoísta grupal (Nota del traductor: en 1976 diríamos manipulación demográfica”), del misterio del nacimiento, y lo que se pretende es llegar a una comprensión realmente cósmica. Pero el hombre moderno ha substituido esa comprensión cósmica por la telúrica, y cuando investiga cómo se desarrolla, por ejemplo, el embrión del animal o del humano, escudriña con el microscopio lo que existe en el lugar de la Tierra hacia el que dirige la lente, y considera que eso es lo que debe investigar. Pero no es así. Con el tiempo se llegará a comprender , y ciertos círculos están muy próximos a esa comprensión, que el poder operante no está donde el microscopio dirige su mirada, sino que procede del cosmos, de la Constelación Cósmica. Cuando se manifiesta el embrión es porque fuerzas procedentes de todo el cosmos, energías cósmicas, actúan sobre el ser en el que tiene lugar su formación, y el resultado de una fecundación depende de las energías cósmicas que en ella intervienen. Una cosa se llegará a comprender, incomprendida hoy todavía. Supongamos un ser animado cualquiera, digamos una gallina. Cuando en este organismo aparece un nuevo germen, la biología dispone sus investigaciones partiendo de la premisa de que el huevo procede de la gallina misma, e investiga sus propias energías que permiten que el huevo se desarrolle. Esto es un absurdo, porque el huevo no procede de la gallina, que es nada más que sustrato: es del cosmos de donde proceden las energías que engendran el huevo en el suelo propicio de la gallina. El biólogo provisto de un microscopio que examina el campo focal de su aparato, cree que las fuerzas fecundantes están dentro de ese mismo campo. Pero lo que está viendo depende de los poderes estelares, que confluyen en un punto de una constelación determinada. Cuando descubramos lo cósmico en este proceso, captaremos, por primera vez, la verdad y la realidad, o sea, que es el universo el que realiza la magia del huevo dentro de la gallina.
Todo esto se relaciona principalmente con el secreto del Sol, y desde un punto de vista telúrico con el secreto del Oro. Me limito ahora a una especie de señalamiento programático, por así decir; en el curso del tiempo todo esto se nos irá aclarando. En las hermandades a las que me he referido, la virtud no se llama virtud, sino sencillamente, salud, y se busca conocer constelaciones cósmicas que se relacionan con el hombre en su salud y enfermedad. Conociendo las constelaciones cósmicas, se conocen asimismo las distintas sustancias de la Tierra, tales como zumos y otras, relacionadas con la salud y la enfermedad. En ciertos sectores, se irá configurando una estructuración cada vez mas material de la ciencia curativa, que descansará, sin embargo, sobre bases espirituales. Los mencionados sectores propagarán la idea de que no es con la asimilación abstracta de principios éticos como el hombre puede sanar, sino administrándole, pongamos por ejemplo cobre bajo una constelación estelar determinada, y arsénico bajo otra. ¡Imagínense ustedes hasta que punto pueden aprovechar esta sapiencia en pos del poder, las personas dominadas por un egoísmo grupal!. Basta con excluir de este saber a los demás, no hacerlos partícipes de él, y así disponer del mejor medio de dominar grandes masas humanas. Y ni siquiera se necesita recurrir a la palabra hablada, basta con inventar hoy por ejemplo, una nueva golosina. Luego se organiza el mercadeo con ella, aderezada del modo conveniente, y se pueden dar los pasos necesarios si se conciben de un modo materialista. Basta con tener presente que todo lo material encierra en sí una virtualidad espiritual; solo el que sabe que nada material existe en sentido estricto y que todo es espíritu, puede penetrar en los secretos de la vida.
Del mismo modo, esos grupos tratan de llevar el problema de la inmortalidad por cauces materialistas. Por el mismo procedimiento, o sea, aprovechando las constelaciones cósmicas, se puede dirigir, por dichos cauces, el problema de la inmortalidad, aunque, en verdad, así no se logre la auténtica inmortalidad, sino otra. Mientras no sea posible todavía actuar sobre el cuerpo físico a fin de alargar artificialmente la vida, los miembros de ciertas hermandades, tratan por medio de ejercicios anímicos idóneos, de estar en posibilidad de permanecer dentro de la hermandad aún después de la muerte, y así colaborar con ella recurriendo a los poderes de que entonces dispongan. La inmortalidad en estos círculos simplemente se denomina prolongación de la vida. Sin duda, pueden ustedes observar los signos externos de todas estas cosas. No sé si alguno de los que me escuchan conoce el libro titulado “La arbitrariedad de la muerte”, originario del Occidente, y con cierto éxito durante algún tiempo. Todo esto desemboca en la misma dirección. Todavía están en pañales, pues todo lo que va más allá de los primeros pasos, el egoísmo grupal lo guarda celosamente; lo mantienen las hermandades dentro de un estricto esoterismo. Pero todo ello es posible si, dirigido por cauces materialistas, se convierten las ideas abstractas de Dios, Virtud e Inmortalidad en las concretas de Oro, Salud y Prolongación de la Vida, si se aprovechan en sentido grupal egoísta los graves problemas que les he presentado como propios de la quinta época postatlante. Lo que el profesor, doctor en teología y en filosofía, denomina vagamente “sentimiento cósmico”, muchos lo presentan al hombre como conocimiento cósmico, y muchos de ellos, por desgracia, en sentido egoísta. Mientras que la ciencia se ha limitado durante siglos a observar solamente lo que actúa en la Tierra, y no ha pretendido llegar a lo extratelúrico que constituye lo esencial en el acontecer, la quinta época postatlante concederá primacía a la utilización de las fuerzas de origen cósmico. Y así como lo importante ahora para un profesor normal de biología, es disponer de un microscopio del mayor poder posible, de los sistemas mas perfeccionados de laboratorio, y así sucesivamente, cuando en el porvenir, se haya espiritualizado la ciencia, lo importante será el momento en que se lleve a cabo el proceso: mañana, tarde o mediodía; si lo ejecutado en la mañana por ejemplo, recibirá de algún modo las influencias del atardecer, o si queda excluida y paralizada toda influencia cósmica desde por la mañana hasta el anochecer. La necesidad de tales procesos se pondrá en evidencia en el futuro, y se pondrán en práctica. Naturalmente, que mucha agua arrastrarán los ríos antes de que las cátedras de estilo puramente materialista, y los laboratorios, etc., se entreguen a los científicos del espíritu. Mas si la humanidad no quiere llegar a su absoluta decadencia, los trabajos que actualmente se desarrollan en los laboratorios, tendrán que substituirse por otros, a fin de que, en pos de la evolución en un futuro próximo, de tal modo se planeen, que se suspendan ciertos procesos de la mañana, durante el día, para dejarlos expuestos al anochecer al influjo de las corrientes cósmicas, en repetición rítmica hasta el día siguiente. O sea que los procedimientos deberán transcurrir de tal modo que determinadas influencias cósmicas se interrumpan durante el día, encauzadas hacia las alternativas de procesos cósmicos matutinos y vespertinos. Esto requiere múltiples preparativos. De aquí podrán ustedes deducir que, cuando no se está en posibilidad de públicamente colaborar en el devenir, no queda otra alternativa que la de disertar sobre el tema. No obstante, los sectores aludidos, que se inclinan por el Oro, la Salud y la Longevidad, en lugar de Dios, Virtud e Inmortalidad, no intentan recurrir a los procesos matutinos y vespertinos, sino a algo muy distinto. Me permito recordar que, en mi última conferencia , expuse que, por una parte, se pretende desterrar del mundo el Impulso procedente del Misterio del Gólgota, sustituyéndolo en Occidente por otro estímulo, que puede corresponder a una especie de Anticristo, y, por otra parte, del Oriente, paralizando el Impulso Crístico que ha de resurgir en el siglo XX, desviando la atención del Cristo que habrá de reaparecer en lo etéreo.
Quienes pretenden suplantar, en cierto modo al Cristo por el Anticristo, habrán de aprovechar los efectos de las fuerzas mas materiales, efectos que sin embargo son de índole espiritual. A este fin, se intenta, sobre todo, recurrir a la electricidad y particularmente al magnetismo terrestre para lograr decididos efectos sobre toda la Tierra. Ya he tenido ocasión de manifestar que con el doble del hombre, ascienden esas fuerzas terrestres, secreto que se descubrirá muy en breve. La aplicación del magnetismo terrestre en su doble polaridad de magnetismo boreal y magnetismo austral, para irradiar hacia la Tierra fuerzas directrices de efectividad espiritual, constituirá en el futuro un secreto norteamericano.
Examinen el mapa magnético, y comparen ahí el curso de las líneas magnéticas según que la aguja señale hacia Oriente u Occidente, o permanezca inmóvil. Sobre todo esto he de limitarme a alusiones por el momento: seres espirituales actúan sobre la Tierra desde cierta región del Cielo, y basta con que se hallen al servicio de la existencia terrena para descubrir el secreto el magnetismo terrestre. Estos seres espirituales que actúan desde el cosmos pueden revelarnos ese secreto, y así conseguir óptimos resultados desde un punto de vista egoísta grupal, o sea, en lo referente a la triada Oro, Salud y Longevidad. Lo único necesario es moverse en cierto ánimo de dudosa calidad; y ciertos círculos lo procurarán, sin duda.
Los grupos orientales intentarán fortalecer la tendencia que ya mencioné, poniendo al servicio de la existencia terrestre la influencia y acción de las entidades que proceden del lado cósmico opuesto; magna contienda tendrá lugar en el futuro. La ciencia humana se encaminará hacia lo cósmico, de diversas maneras. Será misión de la ciencia sana y benéfica encontrar las fuerzas cósmicas que se originen por la confluencia sobre la Tierra de dos corrientes cósmicas de sentido opuesto; las procedentes de Piscis y de Virgo, habrá que descubrir, ante todo, el secreto de la fusión de las fuerzas solares que proceden de Piscis, con las que llegan de Virgo. Y lo que hay que descubrir es cómo lograr que las dos energías procedentes de dos partes del cosmos, las de Piscis, por un lado, y las de Virgo, por el otro, matutinas y vespertinas, actúen en provecho de la humanidad. No interesan estas fuerzas a los que intentan alcanzarlo todo por medio del dualismo y la polaridad, por medio de fuerzas positivas y negativas. Los secretos espirituales que, con el auxilio de las fuerzas dobles del magnetismo, la positiva y la negativa, permiten que lo espiritual de la Tierra se sature de energías cósmicas, emplean energías que proceden de Géminis, fuerzas de mediodía. Ya en la antigüedad se conocían estas fuerzas cósmicas, y también saben hoy los científicos, de una manera exotérica, que tras el signo zodiacal Géminis se ocultan los magnetismos positivo y negativo. El propósito puede consistir en neutralizar los beneficios que resultan por la manifestación de la dualidad del cosmos, anularlos materialista y egoístamente por medio de las fuerzas que afluyen a la humanidad especialmente de Géminis y que fácilmente pueden estar al servicio del doble de los hombres. Luego hay otras hermandades, cuyo objetivo consiste en pasar por alto el Misterio del Gólgota, y cuya meta es recurrir a la naturaleza dual del hombre; esta doble naturaleza que en esta quinta época postatlante, háyase integrada por lo humano y por lo animal inferior. El hombre es realmente un centauro: contiene la naturaleza animal inferior, astralmente, y la humanidad situada, en cierto modo, sobre ese animal astral. Por la acción reciproca de esta dualidad, existe un dualismo de fuerzas; ese dualismo del que tratan de aprovecharse ciertas hermandades egoístas del Oriente, hinduístas, con el fin de seducir al Este europeo, al cual corresponde la misión de preparar la sexta época postatlante, recurriendo a las energías procedentes de Sagitario. Lo que se le plantea ahora a la humanidad es la conquista de lo cósmico, ya sea de manera doblemente incorrecta, o simplemente correcta. Esto nos lleva a una auténtica renovación de lo astrológico que, en su antigua forma atávica, no puede sobrevivir. Los conocedores de los secretos del cosmos se combatirán entre sí, los unos echando mano de los procesos matutinos y vespertinos en la forma indicada; los otros, en Occidente, utilizando preferentemente los procesos de mediodía, con exclusión de aquéllos, y en Oriente, sirviéndose de los procesos de medianoche. La preparación de substancias ya no tendrá exclusivamente en cuenta las fuerzas químicas de atracción y repulsión; se sabrá asimismo que las substancias resultantes son distintas según que se relacionen con procesos matutinos-vespertinos o de mediodía-medianoche; se sabrá asimismo que actúan de modo totalmente distinto sobre las triadas Dios, Virtud e Inmortalidad – Oro, Salud, Longevidad. Ninguna injusticia podrá cometerse por la acción recíproca de fuerzas procedentes de Piscis y Virgo; sí se conseguirá, en cierto sentido, desprender del hombre el mecanismo biológico, pero ningún dominio y poder de un grupo sobre otro. Las fuerzas cósmicas traídas de estas últimas regiones siderales, producirán extraordinarias máquinas, pero únicamente las que redimen al hombre del trabajo, porque llevarán en sí mismas un cierto poder inteligente. Y la ciencia espiritual de orientación cósmica cuidará de que no ejerzan influjo dañino alguno las grandes tentaciones que provocarán estos animales-máquina que el propio hombre habrá producido, A todo esto hay que añadir que es necesario que los hombres adquieran la preparación adecuada, evitando confundir las ilusiones con las realidades, a cuyo fin han de profundizar realmente en una concepción espiritual del mundo, en una comprensión espiritual del orbe. Ver las cosas tal como son: ‘He ahí lo importante! Pero únicamente podemos verlas tal como son si estamos capacitados para aplicar a la realidad las ideas y conceptos procedentes de la ciencia espiritual de orientación antroposófica. Los muertos ejercerán gran influencia durante todo el periodo de existencia de la Tierra. ¿Qué será esta influencia?: He ahí el interrogante. La gran diferencia dependerá, sobre todo, de la conducta de los hombres sobre la Tierra, y así la acción benéfica de los muertos estará dirigida a que actúen por sí mismos, a que tomen sus estímulos de acción del mundo espiritual donde habitan post mortem. En cambio, se manifestarán diversas tendencias hacia la penetración artificiosa de los muertos en la existencia humana. Por el medio de Géminis, ellos se introducirán en la vida del hombre, y así continuaran
resonando las vibraciones humanas, vibrando de una manera bien definida en el funcionamiento de la máquina. Y de esta manera indirecta, el cosmos moverá las máquinas. Cuando surjan estos problemas, lo importante será no hacer nada indebido, limitándose a las fuerzas elementales que ya son parte de la naturaleza, y renunciando a introducir energías impropias en la acción mecánica. En el campo del ocultismo, convendrá desistir de uncir el hombre al engranaje mecánico con objeto de sacar provecho de la teoría de la selección darwinista en lo que corresponde a la determinación de la capacidad de trabajo del hombre, tal como les indiqué últimamente por medio de un ejemplo. El motivo de hacerles estas explicaciones, que naturalmente no pueden agotar el tema en tan breve tiempo, es porque confío que ustedes continuarán meditando sobre todas ellas, que intentarán tender un puente entre lo que yo digo y sus propias experiencias, ante todo las experiencias que estos tiempos difíciles nos deparan. Cuando, a la luz de las ideas expuestas, enfoquen lo que he dicho, verán entonces cuántas cosas les resultarán más claras. Pues, no se trata, en nuestra época, de un enfrentamiento y constelación de fuerzas, como se repite, una y otra vez, en la vida externa exotérica, sino de algo muy distinto: tender un velo sobre las verdades intenciones que están en juego. Sin duda, existen ciertas fuerzas humanas empeñadas en salvar algo para sí. ¿En salvar qué? Ciertas fuerzas humanas están empeñadas en apoyar ahora solapadamente, con cierta reserva arhimánico-luciférica, los impulsos que hasta la Revolución francesa eran justificados e incluso los habían defendido algunas escuelas ocultistas: en apoyarlos con el propósito de mantener en pie un orden social que la humanidad creía haber superado desde fines del siglo XVIII. Básicamente, hay dos potencias frente a frente: los representantes del principio superado desde fines de ese siglo, y los representantes de los tiempos nuevos. No cabe duda de que, instintivamente, un gran número de personas representa el impulso de lo nuevo. Por eso, representantes del viejo impulso, el de los siglos XVI, XVII y XVIII, son uncidos, por medios artificiosos, a las fuerzas que emanan de ciertas hermandades que actúan en virtud de un egoísmo grupal. El principio más eficaz, de los tiempos modernos para extender el poder sobre todos cuantos hombres se requiera, es el principio económico el de la dependencia económica, simple medio, sin embargo. porque en realidad, se trata de otra cosa, y la pueden ustedes deducir de todas las consideraciones que les he hecho. El principio económico está ligado a todo lo expuesto, cuyo objeto es formar un gran ejército mundial al servicio de dicho principio. He ahí a lo que nos enfrentamos. Acabamos de señalar una de las partes que actualmente contienden en el mundo: la que defiende el principio de los siglos XVI , XVII y XVIII, enclavado en Occidente, disimulado bajo la indumentaria de la Revolución, de las frases de la Democracia, y tras la máscara, oculta sus propósitos de conquista del máximo poder. Favorece esos propósitos el que la gran mayoría no trate de ver las cosas como son, y se dejen engañar por el velo de maya, por la ficción de que la actual guerra es una lucha entre la Entente y las Potencias de la Europa Central. No es esta guerra lo que, en verdad, existe, sino otra muy distinta, escondida tras el velo de maya: la guerra entre la Entente y las Potencias Centrales no es sino maya, ilusión. Para darse cuenta de lo que realmente está en juego en esta batalla, de cuáles son los verdaderos combatientes, observemos tras bambalinas, y a la luz de lo que, por ciertas razones, no puedo mas que sugerir. Mas, procuremos no tomar las ilusiones por realidades y, con sólo esto, se irán ellas desvaneciendo, observémoslo todo con actitud imparcial. Si resumen ustedes las consideraciones que han integrado estas charlas, verán por si mismos que una de ellas, dada como accesoria, no lo es tanto como parece. No hubiera hecho Mefistófeles a Woodrow Wilson el comentario que hizo a Fausto: “Ya veo que tú conoces al diablo”, comentario no de poca monta, sino detalle que nos aclara una situación. Veamos esto sin simpatía o antipatía, objetivamente; seamos sobre todo, capaces de captar una causa cualquiera dentro del significado de su constelación, y el significado de su fuerza propia, pues suele ocurrir que tras ésta haya algo completamente distinto de lo que entraña la mera constelación. Y así, plantéense imparcialmente la pregunta de cuánto hubiera valido el cerebro de Wilson, si este cerebro no hubiera estado sentado en la silla presidencial de la Unión Americana. Supónganse que hubiera estado en otra constelación: ¡cómo hubiera podido entonces manifestar su fuerza propia! La constelación es lo que importa. Existen casos, dicho radicalmente y en abstracto, y sin referirse desde luego al que acabamos de mencionar – no se me ocurriría esto en un país neutral – en que uno se pregunta si determinado cerebro tiene el valor que le confiere el poder espiritual especial que lo anima, si lo tiene en el sentido que anima nuestras disquisiciones, o bien si no tiene más peso que el de su materia en gramos. Tan pronto como se han penetrado secretos del doble humano, tantas veces comentado últimamente llega uno a conceder a ciertos cerebros el valor. no estoy hablando de nada irreal, de su masa puesta en una
balanza, porque es muy posible, si tuviera que ser así ponerlos a funcionar por medio del doble, exclusivamente. Todo esto puede parecer grotesco al hombre del presente, mas toda esa extravagancia se convertirá en evidencia, si ciertas cosas que hoy llevan un curso dañino deben desembocar hacia una corriente benéfica. ¡De qué sirve el mero verbalismo! Por favor, adquieran la convicción de que toda verborrea en torno a la “religiosidad cósmica”, al “gran anhelo que suscita”, a “la actividad que propende a descubrir y desentrañar los movimientos cíclicos de esa vida tras la impresión sensorial”, etc. etc., no conduce sino a extender una neblina sobre cuestiones que nunca deberían plantearse sino con inmensa claridad, pues únicamente pueden ser efectivas si son límpidas, si, en verdad, encauzan hacia impulsos prácticos y ético-morales a la humanidad. Yo no puedo hacer más que alusiones aisladas. A ustedes corresponde meditar sobre ellas, proseguir constructivamente sobre los temas. Desde diversos aspectos, las cosas son aforísticas, pero de una sinopsis como la del círculo zodiacal que se reproduce seguidamente; utilizada como tema de meditación, podrán sacar ustedes, gran numero de conclusiones. Share this: Twitter Facebook Correo electrónico Imprimir
12 comentariosPublicado en Angeles, Antroposofía, Ciencia Oculta,conspiración, Esoterismo, Jerarquias, Planetas,Rudolf SteinerEtiquetadoAntroposofia, consciencia, esoterismo,inteligencia cósmica, jerarquias, planetas ¿Qué hace el Ángel en nuestro cuerpo astral?. Nov4 GA 182 – Conferencia pronunciada por Rudolf Steiner en Zurich, 9 de octubre de 1918 English Version
Una comprensión antroposófica del espíritu no puede quedar como una simple interpretación teórica del mundo; tiene que ser como la levadura, como un poder real en la vida. Sólo cuando logremos profundizar esta visión del mundo de tal manera que cobre una vida real en nosotros, cumplirá adecuadamente su misión. Pues uniendo nuestras almas con esta Concepción Antroposófica del Espíritu nos convertiremos en los “custodios”, por así decirlo, de procesos muy concretos y significativos en la evolución de la humanidad.
Sea cual sea su visión del mundo, los hombres están convencidos de que los pensamientos y las ideas no tienen “significado”, excepto en el contenido de sus propias almas. Los que sostienen tales opiniones creen que los pensamientos e imágenes mentales son “ideales”, que solo se incluirán en el mundo en la medida en que el hombre pueda objetivarlos mediante la acción física. La actitud antroposófica postula la convicción de que nuestros pensamientos e ideas encontrarán la forma y la manera de que entren en vigor, a través de nuestras acciones en el mundo físico. El reconocimiento de este principio fundamental implica que el antropósofo debe estar atento a las señales de los tiempos.
Constantemente están sucediendo grandes acontecimientos en la evolución del mundo, y es responsabilidad de los hombres, sobre todo de los hombres de nuestro tiempo, adquirir una verdadera comprensión de lo que está pasando en el proceso evolutivo en el que estamos inmersos. En el caso del ser humano individual, todo el mundo sabe que debe tenerse en cuenta su grado de desarrollo, no sólo ante los hechos externos y sucesos a su alrededor. Piensen en ello por un momento. Acontecimientos externos, físicos se están llevando a cabo en torno a los seres humanos de 5, 10, 20, 30, 50, o 60 años. Pero nadie en su sano juicio va a esperar la misma reacción a estos acontecimientos a la edad de cinco años, diez, de veinte, de cincuenta, o de los setenta años. De los seres humanos se puede esperar que reaccionen a su entorno teniendo en cuenta su edad y su estado de desarrollo. Todo el mundo admitirá esto en el caso del ser humano. Pero así como hay etapas claras en la evolución del ser humano individual, y la naturaleza de sus poderes y facultades son diferentes en la infancia, la vida media y la vejez, ocurre también con los poderes y facultades que posee la humanidad como totalidad; el curso de su evolución está cambiando constantemente. Sin tener en cuenta el hecho de que el carácter de la humanidad es diferente en el siglo XX de lo que fue en el siglo XV, por no hablar antes del Misterio del Gólgota, estamos dormidos en el proceso de evolución del mundo. Uno de los mayores defectos, una de las principales fuentes de aberración y confusión en nuestro tiempo, es la incapacidad para prestar atención a esto, así como la noción prevaleciente de que es posible hablar del hombre o de la humanidad en términos de generalizaciones abstractas, que no hay necesidad de considerar a la humanidad implicada en el proceso continuo de la evolución.
¿Cómo podemos adquirir una visión más exacta sobre estas cosas? Como ustedes saben, a menudo hemos hablado de una etapa importante en la evolución de la humanidad, la época de la civilización grecolatina, que duró desde el siglo VIII AC hasta aproximadamente el siglo XV, fue el período de evolución del Alma Racional, a partir del siglo XV comenzó el desarrollo del Alma Consciente. Este es un factor en la evolución
de la humanidad, que esencialmente se refiere a nuestro propio tiempo. La fuerza primordial en la evolución humana desde el siglo XV hasta el comienzo del tercer milenio, es el Alma Consciente. Pero en la verdadera Ciencia Espiritual no debemos quedarnos en generalizaciones y abstracciones, en todas partes y en todo momento debemos esforzarnos en comprender los hechos concretos. Las abstracciones son, como mucho, útiles para satisfacer la curiosidad en el sentido más corriente del término. Si la Ciencia Espiritual tiene que ser la levadura y la fuerza esencial de la vida, la seriedad debe superar la curiosidad y no debemos pararnos en abstracciones como las que acabo de exponer. Realmente es importante que debido a que estamos viviendo en la época del Alma Consciente, tengamos en cuenta su desarrollo, pero no debemos detenernos ahí. Para llegar a una concepción clara de estas cosas, debemos ante todo tener en cuenta, detalladamente, la naturaleza del hombre. En el sentido de la ciencia espiritual, los miembros del ser humano, empezando de arriba hacia abajo, son: el Yo, el cuerpo astral, el cuerpo etérico -que últimamente se está llamado también el cuerpo de fuerzas formativas- y el cuerpo físico. El Yo es el único de estos miembros en los que vivimos y funcionamos como seres de alma y espíritu. El Yo se nos ha implantado en la evolución de la Tierra por los Espíritus de la Forma, como he indicado en diferentes conferencias. Fundamentalmente hablando, todo lo que entra en nuestra conciencia se hace a través de nuestro Yo. Y al menos que ese Yo, a medida que se desarrolla, pueda permanecer conectado a través de los distintos cuerpos con el mundo exterior, tendríamos la conciencia que tenemos durante el sueño. Es el Yo el que nos conecta con nuestro entorno, el cuerpo astral es el legado de la evolución Lunar, el cuerpo etérico de la evolución Solar y el cuerpo físico, en sus primeros rudimentos, de la evolución de Saturno. Pero si estudian la descripción de estas entidades que tienen en el libro “La Ciencia Oculta: un bosquejo”, se darán cuenta de que esta constitución cuádruple del hombre llegó a existir en un proceso muy complicado. ¿No es evidente a partir de los hechos presentados en este libro, que los Espíritus pertenecientes a todas las Jerarquías participaron en la formación de las tres envolturas del ser del hombre? ¿No es evidente que nuestra triple envoltura compuesta de cuerpo físico, cuerpo etérico y cuerpo astral, es muy complicada?. No se trata simplemente de que estas envolturas deban su origen a la cooperación de las Jerarquías. Las Jerarquías siguen trabajando constantemente en su interior. Y los que creen que el hombre no es más que un aparato de huesos, sangre, músculos, etc…, de los que habla la ciencia natural, la fisiología, la biología y la anatomía, no tienen conocimiento de su naturaleza real. Si realmente estudiamos estas envolturas del hombre, nos damos cuenta de que los seres espirituales de las Jerarquías Superiores trabajan conjuntamente con un propósito lleno de sabiduría y elaboran todo lo que ocurre, sin que seamos conscientes de ello, en nuestras envolturas corporales. De la breve reseña que he dado en La Ciencia Oculta, la cooperación que se llevó a cabo entre los seres particulares de las Jerarquías, a fin de que el hombre pudiera llegar a existir, se darán cuenta de lo intrincados que son los detalles. Sin embargo, si queremos entender al hombre tendremos que elaborar y concretar más y más todo este proceso. En este dominio, es extremadamente difícil incluso poder formular una pregunta concreta, debido a la enorme complejidad de todas estas preguntas. Supongamos por un momento que alguien preguntara: ¿Que estaba haciendo en el cuerpo etérico del hombre en el año 1918 del presente ciclo de evolución la Jerarquía, digamos, de los Serafines o de los Dynamis?, porque sin duda puede hacerse esta pregunta, al igual que podemos preguntarnos si llueve o no llueve en Lugano en el momento presente. Ninguna pregunta puede ser respondida por la mera reflexión o teorización, sino únicamente por la determinación de los hechos. Al igual que tendríamos que averiguar, por medio de un telegrama tal vez, si llueve o no en Lugano, es necesario investigar los hechos mismos, con el fin de obtener la respuesta a una pregunta como: ¿Cuál es la tarea de los Espíritus de la Sabiduría o de los Tronos en el cuerpo etérico del hombre durante el presente ciclo de evolución?, este tipo de pregunta es indescriptiblemente compleja y no podemos hacer más que una aproximación a los ámbitos en los que se plantean. Deberíamos tener cuidado en no curiosear demasiado alto y convertirnos en seres arrogantes y altaneros en nuestros esfuerzos por alcanzar el conocimiento de tales temas. En términos generales, es la perspectiva más cercana a nosotros -la que nos concierne directamente- de la que podemos obtener una visión clara. Este es el punto de vista que debemos mirar, si no queremos permanecer dormidos en nuestro proceso de evolución como parte de la humanidad. Quiero, pues, hablar de una cuestión menos vaga e indefinida que la pregunta de qué están haciendo en nuestro cuerpo etérico los Dynamis o los Tronos. Voy a hablar de otra cuestión que es de interés inmediato para los hombres del presente. Esta es la pregunta:¿Qué están haciendo los Ángeles, los seres espirituales más cercanos al hombre, en el cuerpo astral humano en el actual ciclo de evolución?
El cuerpo astral es el miembro más cercano al Yo, obviamente, por lo tanto nos concierne la respuesta a esta pregunta vital. Los Ángeles son la Jerarquía inmediatamente encima de la Jerarquía humana. Así que la pregunta no es excesivamente arrogante y veremos cómo puede ser contestada. ¿Qué están haciendo los ángeles en cuerpo astral del hombre en esta época actual, que comenzó en el siglo XV y se extenderá hasta el inicio del tercer milenio? ¿Qué se puede decir en sentido general cuando se trata de responder a una pregunta como ésta?. Sólo se puede decir que cuando se persigue fervientemente la investigación espiritual, no es una cuestión de hacer juegos malabares con las ideas o palabras, sino que se abre paso en el ámbito real donde el mundo espiritual se vuelve perceptible, pero esta pregunta, en realidad, sólo puede responderse de manera fructífera en la época del Alma Consciente. Ustedes pueden pensar que si esta pregunta se hubiera hecho en otras épocas, la respuesta probablemente habría tenido lugar. Pero ni en la época de la clarividencia atávica ni en la de la civilización grecolatina podría esta pregunta ser contestada, porque las imágenes que surgían en el alma del hombre de la clarividencia atávica oscurecían la observación de los hechos de los ángeles en su cuerpo astral. No se veía nada de esto, precisamente porque estaban en él las imágenes dadas por la clarividencia atávica. Y en el período greco-latino, no se pensaba con la misma fuerza como lo hacemos hoy. El pensamiento se ha fortalecido como consecuencia directa de la ciencia natural. Por tanto, es en la época del Alma Consciente que esas cuestiones pueden ser objeto de un estudio consciente. La fecundidad de la vida por la Ciencia Espiritual debe ser demostrada por el hecho de que no nos limitamos a navegar en teorías, sino saber cómo decir las cosas que realmente importan. ¿Qué están haciendo los ángeles en nuestro cuerpo astral?. La convicción de lo que están haciendo nos vendrá cuando hayamos alcanzado un cierto grado de clarividencia y seamos capaces de percibir lo que realmente está pasando en nuestro cuerpo astral. Por tanto debe haberse alcanzado un grado mínimo de conocimiento imaginativo si esta pregunta debe ser contestada.
Entonces se nos revela que estos Seres de la Jerarquía de los Ángeles, en particular, a través de un trabajo concertado, aunque en cierto sentido, cada ángel también tiene su tarea en relación con cada ser humano individual, estos Seres forman imágenes en el cuerpo astral del hombre. Bajo la dirección de los Espíritus de la Forma (Exusiai), los Ángeles forman imágenes. A menos que alcancemos el nivel de conocimiento imaginativo no sabremos que las imágenes están constantemente formándose en nuestro cuerpo astral. Surgen y desaparecen, pero sin ellas no habría ninguna evolución en la humanidad del futuro de acuerdo con las intenciones de los Espíritus de la Forma. Los Espíritus de la Forma pretenden, en primer lugar, desarrollar en imágenes lo que desean lograr para nosotros durante la evolución de la Tierra y más allá. Y de estas imágenes surgirá, más adelante, una humanidad transformada, otra realidad. Estas imágenes anticipadas en nuestro cuerpo astral, ya las están generando hoy los Espíritus de la Forma a través de los Ángeles y el pensamiento evolucionado hasta el nivel de clarividencia puede captarlas. Si somos capaces de captar estas imágenes, se hace evidente que se tejen en conformidad con impulsos y principios muy definidos. En ellas están contenidas las fuerzas evolutivas de la humanidad futura. Si observamos como llevan a cabo este trabajo los ángeles, por extraño que parezca, uno tiene que expresarlo de esta manera: es evidente que tienen un plan bien definido para la futura configuración de la vida social en la tierra, su objetivo es engendrar en los cuerpos astrales de los hombres imágenes tales que crearán las condiciones definidas en la vida social futura. Aunque los hombres se resistan a aceptarlo, eso no cambia el hecho de que los Ángeles pretenden despertar en ellos ideales para el futuro. Pero es así de todos modos. Y de hecho en la formación de estas imágenes los Ángeles trabajan con un principio definido, a saber, que en el futuro ningún ser humano podrá encontrar la paz, ni disfrutar ninguna felicidad, si a su lado otros seres humanos son infelices. Un impulso de fraternidad en el sentido absoluto, la unificación de la raza humana en una Hermandad bien entendida. Este va a ser el principio rector de las condiciones sociales de la existencia física. Este es el principio del acuerdo con que los ángeles forman las imágenes en el cuerpo astral del hombre.
Pero hay un segundo impulso en la obra de los Ángeles. Ellos tienen ciertos objetivos a la vista, no sólo en relación con la vida social exterior, sino también con la vida anímica del hombre. A través de las imágenes que inculcan en el cuerpo astral su objetivo es, que en el futuro todos los seres humanos podrán ver en todos y cada uno de sus semejantes una divinidad oculta. Entiéndanlo bien, la intención que subyace en el trabajo de los ángeles, marcará un cambio, nunca, ni en la teoría ni en la práctica podemos considerar al ser humano como un animal superior, teniendo tan solo en cuenta sus atributos físicos: hemos de acercarnos a todo hombre con el sentimiento plenamente desarrollado de: “hallase presente en el ser humano algo que, procedente de los fundamentos divinos del mundo, se manifiesta a través de la carne y de la sangre”. El impulso depositado en las imágenes por los Ángeles es que, con la mayor seriedad e intensidad, concibamos al hombre como imagen que se manifiesta desde el mundo espiritual. Una vez que esto se cumpla, habrá una consecuencia muy definida. La base de todo sentimiento religioso libre que se desarrollará en la humanidad del futuro será el reconocimiento, no sólo teórico sino práctico, de que todo ser humano está hecho a imagen de la Divinidad. Cuando llegue ese momento, no habrá necesidad de ninguna coerción religiosa, porque entonces cada encuentro entre un hombre y otro se establecerá como un rito religioso, un sacramento, y nadie va a necesitar una Iglesia particular con instituciones físicas para sostener la vida religiosa. Si la Iglesia capta correctamente su propio cometido, ha de hacerse innecesaria, desvanecerse en el plano físico, ya que la totalidad de la vida se convertirá en la expresión de lo suprasensible. Otorgar al hombre la completa libertad en la vida religiosa es lo que subyace en los impulsos, en la obra de los Ángeles. Pero existe todavía un tercer propósito: ofrecerle al hombre la posibilidad de llegar al espíritu mediante el pensamiento; y, con la ayuda de este, cruzando el abismo, llegar a la vivencia de lo espiritual. Ciencia Espiritual para el espíritu, Libertad religiosa para el alma, Fraternidad para los cuerpos: he ahí lo que resuena, cual armonía cósmica, en la labor angélica en los cuerpos astrales humanos. Solo hay que elevar la conciencia a cierto nivel superior, para sentirse transportado al maravilloso taller donde los Ángeles actúan en esos cuerpos astrales. Estamos viviendo en la era del Alma Consciente, y en esta época los ángeles trabajan en los cuerpos astrales de los hombres como he descrito. El hombre gradualmente debe llegar a captar conscientemente esta actuación, puesto que forma parte de su evolución. Es parte del proceso de la evolución humana. ¿Cómo puede hacerse tal afirmación? ¿Dónde debemos buscar esta obra de los ángeles? Hoy en día podemos encontrarlo solamente en el hombre dormido, en los estados de sueño, tanto en el efectivo sueño nocturno, como cuando duerme con los ojos abiertos. Muchas veces he insistido en que los hombres duermen para los asuntos más importantes, aunque estén despiertos. Aunque no sea muy placentero decirlo, al recorrer el mundo con los ojos abiertos, se tropieza con muchísima gente dormida, permanecen indiferentes a los asuntos del mundo, sin interesarse, sin preocuparse, sin identificarse con nada. Aunque la gente parezca despierta, les pasan inadvertidos los grandes acontecimientos del mundo, como pasa inadvertida cualquier cosa que suceda en la ciudad, al hallarse dormido. Pero precisamente cuando los hombres, como si fuera en duermevela, pasan por alto algún evento especial, y totalmente al margen de lo que quieran o no quieran saber, es cuando en sus cuerpos astrales puede mejor realizarse la trascendental proeza de los Ángeles. Estos procesos se desarrollan, a menudo, en una forma que podría parecernos enigmática y paradójica; hay personas que se nos antojan completamente indignas de entrar en relación con el mundo espiritual; lo que sucede en realidad, es que, en su actual encarnación, esas personas, tremendos dormilones, no se enteran de lo que ocurre en torno suyo; sin que al mismo tiempo, el Ángel, de conformidad con el coro de los Ángeles, deje de trabajar en sus cuerpos astrales, en bien del futuro de la humanidad: su cuerpo astral está siendo utilizado; puede observarse. Lo que realmente importa, sin embargo, es que los hombres deben ser conscientes de estas cosas. El Alma Consciente debe elevarse al nivel en el que sea capaz de reconocer lo que sólo se puede descubrir de esta manera. Con estas premisas, comprenderán por que la actual época del alma consciente avanza hacia un acontecimiento bien determinado, y como sea que nos hallamos en esta época, dependerá de los individuos como se objetive el acontecimiento en la evolución de la humanidad. Podrá producirse con un siglo de atraso o de adelanto, pero, en rigor, es forzoso su advenimiento en la evolución humana. Para caracterizarlo, diremos que los hombres, en virtud de su alma consciente, de su pensamiento consciente, han de llegar a intuir cómo trabajan los Ángeles para preparar el porvenir humano. Las correspondientes enseñanzas de la Ciencia Espiritual han de convertirse en sabiduría practica, sabiduría que
permita al hombre abrigar la firme convicción de que es su propio caudal sapiencial, su propio saber, el reconocer que los Ángeles tienen las intenciones que acabo de caracterizar. Pero el progreso de la raza humana hacia la libertad ha ido ya tan lejos que depende del hombre mismo si va a continuar dormido ante el acontecimiento respectivo, o caminar hacia él en plena consciencia. ¿Qué significa ir hacia él en plena conciencia? Hoy en día, puede estudiarse la Ciencia Espiritual, ahí está y solo necesitamos estudiarla. Aunque se pueda fortalecer el estudio mediante la meditación, siguiendo las indicaciones practicas del libro “Como se adquiere el conocimiento de los Mundos Superiores” será una ayuda adicional. Lo esencial y necesario es el estudio de la Ciencia Espiritual, comprenderla pleniconscientemente. Hoy día puede estudiarse esta Ciencia incluso sin adquirir facultades clarividentes propias, simplemente evitando prejuicios que obstruyan el camino. Cuanto más se estudie la Ciencia Espiritual, cuanto más asimilen sus conceptos e ideas, tanto más ira despertando la conciencia de modo que ciertos eventos ya no les pasarán inadvertidos, sino que desfilaran ante ellos en plena consciencia. Estos eventos se pueden caracterizar con mayor detalle, pues saber lo que el Ángel está haciendo es sólo la fase preparatoria. Lo fundamental es que la humanidad, gracias a la obra angélica, capte un triple mensaje ¿Cuándo? Eso depende del comportamiento humano; puede producirse antes o después, o en el peor de lo casos, nunca. En primer lugar, se mostrará cómo su genuino interés permitirá al hombre entender la parte más profunda de la naturaleza humana. Llegará un momento que los hombres no deben dejar pasar dormidos, en que recibirán, transmitido desde el mundo espiritual por los Ángeles, un impulso que estimule su interés hacia el prójimo, interés mucho más profundo del que, hoy día estamos dispuestos a abrigar. Ese aumento de interés por nuestro prójimo no será simple cambio subjetivo de un estado anímico, sino un a modo “de sacudida”. Al hombre le será sugerida desde el mundo espiritual, la efectiva revelación del misterio que es el otro hombre. Con esto, introduzco algo real, no una reflexión teórica, los hombres recibirán una experiencia respecto al prójimo, que les interesará luego, ratificar en cada uno. He aquí el primer mensaje, que beneficia particularmente la convivencia social. En segundo lugar: desde el mundo espiritual, el Ángel revelará al hombre que el Impulso de Cristo implica amén de todo lo demás la más absoluta libertad religiosa, comprender que solamente es verdadero cristianismo, aquello que asegure esa plena libertad religiosa. Y en tercer lugar: a la intuición irrebatible de la naturaleza espiritual del mundo. Este evento debería realizarse de tal manera que el alma consciente del hombre participe en ella. Esto es inminente en la evolución de la humanidad, pues el Ángel está trabajando en este sentido a través de las imágenes tejidas en cuerpo astral del hombre. He de advertirles, sin embargo, que este acontecimiento por venir depende ya de la voluntad humana. Los hombres pueden dejar de hacer ciertas cosas, omitirlas. Y efectivamente, son muchos los que se abstienen de llevar a cabo lo que habría de conducir a la vivencia despierta del momento señalado. Pero eso no es todo. Como ustedes saben, hay otros seres en la evolución del mundo, que se interesan por desviar al hombre de su camino; son las entidades ahrimánicas y luciféricas. Lo dicho hasta ahora corresponde a la evolución divina de los seres humanos, pues si el hombre se entregara cabalmente a su propia naturaleza, llegaría a la intuición de lo que hace en Ángel en su cuerpo astral. Pero la evolución luciférica tiende a desviar al hombre de la comprensión de la labor desarrollada por la Jerarquía Angélica ¿Cómo tratan esos seres de conseguir esa desviación?. Dificultando la libre voluntad del hombre; tratando de oscurecerle la práctica de su libre voluntad, no apartándole de ser bueno, pero suprimiendo su libre voluntad, la posibilidad del mal. Desde el punto de vista que estoy exponiendo, son buenas las intenciones de Lucifer, el pretende el bien, lo espiritual del hombre, pero un bien automático, sin intervención de la libre voluntad. Pudiéramos decir que Lucifer quiere dotar al hombre de clarividencia según buenos principios, buenas prácticas, pero automáticamente. Los seres luciféricos quieren hacer del hombre un ser que si bien obre inspirado por la espiritualidad, lo haga como simple réplica del espíritu, es decir, sin voluntad libre, el que sea un autómata. Esto está relacionado con ciertos secretos específicos de la evolución. Recordemos que los seres luciféricos han quedado rezagados en otros grados de la evolución, y así introducen un elemento extraño en el proceso normal; tienen el mayor interés en apoderarse del hombre, para que no llegue a la libre voluntad, esa libre voluntad que ellos mismos no pudieron adquirir. La libertad de la voluntad no puede alcanzarse sino en la Tierra y los seres luciféricos nada quieren en relación con la Tierra; sus intereses se relacionan con la evolución de Saturno, Sol y Luna, pretenden mantenerse al margen
del ciclo terrestre. Es como si ellos odiasen la libre voluntad del hombre; aunque obran en un alto nivel espiritual, lo hacen automáticamente, hecho sumamente significativo, tratando de elevar al hombre a su altura espiritual, espiritualizarle, si bien automatizándole. Del lado luciférico amenaza pues, el peligro de que el hombre se transforme en un autómata espiritual, antes de haber entrado en plena función su alma consciente, y, por esta razón, quede dormido para la revelación que se anuncia y que acabo de caracterizar.
Pero los seres Ahrimánicos también están trabajando para ocultar esta revelación. No se esfuerzan por hacer del hombre un ser espiritual, sino más bien matan en él la conciencia de su propia espiritualidad. Se esfuerzan por inculcarle la convicción de que él no es más que un animal completamente desarrollado. Ahriman es en verdad el maestro por excelencia del darwinismo materialista, así como el gran maestro de todas aquellas actividades técnicas y prácticas dentro de la evolución terrestre, donde existe la negativa a reconocer la validez de nada, excepto la vida externa de los sentidos, donde el único deseo es una tecnología generalizada, de modo que de una manera más refinada, los hombres deberán satisfacer sus necesidades de hambre, sed, etc. en la misma forma que el animal. Los espíritus ahrimánicos quieren anular, ofuscar la conciencia del hombre en el sentido de ser imagen de la Divinidad. He ahí su propósito en lo que al alma consciente se refiere, y tratan de lograrlo mediante toda clase de sutiles medios científicos. En épocas pasadas, de nada les habría servido a esos espíritus oscurecerle al hombre la verdad, mediante teorías. ¿Y por qué?. Incluso durante la época greco-latina, pero más aún en épocas anteriores cuando el hombre todavía poseía las imágenes que le suministraba la clarividencia atávica, era completamente indiferente como el pensara; a través de sus imágenes, intuía el mundo espiritual. Las enseñanzas que Ahriman le hubiese inculcado relativas a su parentesco con los animales, no habrían modificado su actitud ante la vida. No fue hasta la quinta época postatlante, a partir del siglo XV, que cobro potencia el pensar, dentro de su impotencia. Solo a partir de entonces el pensar es capaz de introducir el alma consciente en el dominio espiritual, si bien, al mismo tiempo, impedirle su entrada. Solo ahora vivimos en un tiempo en que una teoría, una ciencia, puede arrebatarle al hombre, conscientemente, su divinidad, sus vivencias relacionadas con lo divino. Esto solo es posible con la llegada de la edad del alma consciente, de esto se aprovechan los espíritus ahrimánicos para difundir enseñanzas que oscurezcan el origen divino del hombre. La mención de esta corriente contraria a la evolución normal divina del hombre, nos permite inferir como hemos de organizar nuestra vida para que no pase inadvertida la revelación que ha de producirse en el futuro de la evolución humana. En caso contrario, surge un gran peligro del que el hombre ha de estar pendiente, pues de no advertirlo, en vez del significativo acontecimiento que ha de influir poderosamente en la configuración futura de la evolución terrestre, puede tener lugar otro distinto de peligrosas consecuencias. Ahora, ciertos seres espirituales alcanzan su propia evolución a través del hombre, a medida que, junto con ellos, el evoluciona. Los Ángeles generan sus imágenes en el cuerpo astral humano, no como divagación sino para alcanzar un fin. Y como sea que ha de lograrse ese fin precisamente dentro de la humanidad
terrestre, si los hombres, después de haber adquirido el alma consciente, conscientemente de él se desviaran, se tornaría mero juego el trabajo de los Ángeles, o sea, que los Ángeles no habrían sino jugado en la evolución de los cuerpos astrales humanos. Solo a medida que su labor cobra realidad a nivel humano, adquiere seriedad y trasciende la pura veleidad de un juego. De esto se puede comprender que la actuación de los Ángeles ha de mantenerse la máxima seriedad, que sucedería entre los bastidores de la existencia, si con nuestra pereza, nuestra adormecedora comodidad, convirtiésemos en lúdica la labor angelical. ¿Y si a pesar de todo, fuera así?. ¿Qué pasaría si la humanidad permaneciera dormida ante el magno acontecimiento de la revelación espiritual que se aproxima?. Si subsistiera el letargo, por ejemplo, ante el segundo de los tres aspectos mencionados, es decir, el relativo a la libertad religiosa; si subsistiera el dormir ante la réplica del Misterio del Gólgota en el plano etéreo, es decir, la nueva aparición del Cristo Etéreo al que tan reiteradamente me he referido; si todo esto pasara inadvertido, los Ángeles tendrían que tratar de lograr, por otro camino, el propósito que ha de alcanzarse con las imágenes tejidas en nuestro cuerpo astral. De no despertar los Ángeles tendrían que realizar sus intenciones a través del cuerpo humano dormido. Lo que quiere decir que, si los hombres perduraran en su sopor durante la vigilia y así se malograra la labor angélica, esa labor tendría que realizar sus propósitos a través del cuerpo físico y etéreo que yace en la cama; así se lucharía por lo que no ha podido lograrse a través del ser humano despierto, es decir, cuando el alma vigilante se halla en sus cuerpos físico y etéreo.
He ahí el gran peligro que amenaza a la época del alma consciente. Fatalidad que sobrevendría si los hombres no se abren a la vida espiritual antes del tercer milenio, ese tercer milenio al que se entra en el año 2000. Quizá pues, los Ángeles, para realizar sus propósitos, tengan que transferir su labor del cuerpo astral al etéreo, logrando así, a través de los cuerpos dormidos, la realización que correspondía al alma humana despierta. Si esto sucede, el hombre queda al margen, en su ausencia se cumpliría el propósito en el cuerpo etéreo, en tanto que con su participación alerta, esto no sucedería. Ahora he dado una idea general de estas cosas. ¿Pero cuál sería el resultado si los ángeles se ven obligados a realizar este trabajo sin la participación del hombre mismo, para llevarla a cabo en sus cuerpos etérico y físico durante el sueño? El resultado en la evolución de la humanidad, sin duda, sería triple. La primera sería que, en los cuerpos dormidos, cuando el hombre no está presente con su Yo y su cuerpo astral, se engendraría algo que, luego encontraría el hombre al despertar. Lo encontraría, no por haberlo buscado en libre voluntad, sino por tropezar con ello, día tras día, como convertido en instinto, sustituyendo la conciencia de su libertad. Y entonces resultaría dañino. Esta amenaza de dañino, se refiere, en particular a ciertos conocimientos
instintivos que han de incorporarse en la naturaleza humana, relacionados con el misterio del nacimiento y de la concepción, con toda la vida sexual. Entonces, ciertos Ángeles sufrirán, ellos mismos, una transformación de la que no puedo hablar, porque pertenece a misterios superiores de la Ciencia Iniciática que todavía han de mantenerse en silencio. Lo que sí puedo manifestar es lo siguiente: dentro de la evolución humana, ciertos instintos relacionados con la sexualidad, en vez de que el hombre los admita con la conciencia despierta y lucida, es decir, provechosamente, le invadirían en forma dañina y destructora, no significarían meros desvíos, sino que invadirían la vida social, produciendo en ella estructuras indeseables, ante todo y debido a que la sexualidad pervertiría la sangre humana, esos instintos impedirían la fraternidad: los hombres se rebelarían contra ella, por instinto. Se aproxima pues, el momento crucial en que se abren dos caminos: el camino que va hacia la derecha y que implica estar despierto, y el que va hacia la izquierda, hollado dormido si se quiere con la amenaza del nacimiento de funestos instintos. ¿Y qué cree usted que los expertos científicos dirán cuando tales instintos se hagan evidentes?. Dirán que es una evolución natural e inevitable en la evolución de la humanidad. La ciencia natural no puede llamar la atención sobre todo esto. Con igual facilidad podrían explicar la transformación de los hombres en ángeles o en diablos. En ambos casos, la ciencia natural afirmaría lo mismo “lo posterior es efecto de lo anterior”, supersabia explicación de la naturaleza con base en la causalidad. Las ciencias naturales no pueden considerar el proceso a que me he referido, y así estimaran necesidad natural el que los seres humanos se transformen en casi demonios a consecuencia de sus instintos sexuales. No pueden las ciencias naturales ofrecer explicación verdadera alguna, pues poseen un solo esquema que justifica lo uno y lo contrario. Estos problemas solo pueden enfocarse mediante el conocimiento espiritual, suprasensible; he ahí la primera de las tres consecuencias. El segundo aspecto es que a partir de este trabajo, que implica cambios que afectan a los mismos ángeles, además genera otro efecto para la humanidad: el conocimiento instintivo de ciertas sustancias terapéuticas, pero conocimiento nocivo de ellas. Todo lo relacionado con la medicina recibirá un enorme empuje, si bien enorme en sentido materialista. Se lograran intuiciones instintivas sobre el valor curativo de ciertas sustancias y de ciertos procedimientos y esto causará gran daño, que el hombre considerará como un beneficio. Lo morboso se declarará saludable, porque gustarán los nuevos procedimientos y así se aclamará lo que al hombre conduce a lo malsano. De modo que se ampliara el conocimiento de la virtud curativa de ciertos procedimientos, de ciertos procesos, si bien entrando en un cauce sumamente nocivo, pues ciertos instintos permitirán conocer qué enfermedades pueden provocarse con ciertas sustancias y ciertas prácticas. Así, con criterios egoístas, se podrá elegir entre provocar enfermedades o impedirlas. La tercera consecuencia que sobrevendrá será el conocimiento de bien determinadas energías que, mediante un leve impulso, sintonizando ciertas ondulaciones, podrán desencadenar poderosas fuerzas mecánicas del mundo. Se llegara al conocimiento instintivo de cierta guía espiritual en el manejo de las maquinas y de todo lo mecánico en general; la técnica entera entrara en un cauce desenfrenado, que el egoísmo humano se complacerá en considerarlo benéfico por rendirle excelentes servicios. He ahí, mis queridos amigos, la ampliación de nuestro conocimiento concreto de la evolución, conocimiento cuyo alcance solo podrá aquilatar quien sepa apreciar asimismo que la concepción agnóstica de la vida es impotente ante él. Si algún día sobreviniere una medicina perjudicial para la humanidad, un terrible extravío de los instintos sexuales, una dotación del puro mecanismo universal y de la explotación de las fuerzas naturales por potencias espirituales; si todo esto sobreviniere, la concepción agnóstica de la vida, carente de espíritu, no se daría cuenta de todo ello, y no comprendería que se desvía del recto camino. Sería el mismo caso del durmiente que no ve al ladrón que se le acerca, inadvertido para él; a lo sumo notará el daño cuando despierte. He ahí un fatal despertar para el ser humano. Mientras no despierte, sentirá regocijo ante la ampliación instintiva de sus conocimientos sobre las fuerzas curativas de ciertos procesos y sustancias, y sentirá asimismo tal bienestar al perseguir ciertos desvíos de los instintos sexuales, que los estimara como particular objetivación de lo sobrehumano, de la falta de prejuicios, de la espontaneidad. Lo feo se concebirá como bello y lo bello como feo, sin que nadie lo advierta, porque todo se considerará como necesidad natural. Sin embargo, corresponderá a un desvío del camino que, dentro de la humanidad misma, se ha trazado para la propia individualidad del hombre. Creo que si somos sensibles a como la Ciencia Espiritual se introduce en nuestro ánimo, podemos desarrollar la seriedad que se impone antes las verdades que hoy hemos presentado. El ahonde de la Ciencia Espiritual debiera significar cierto compromiso ante la vida, doquiera estemos, cualquiera que sea nuestro quehacer para el mundo, lo que importa es abrigar el pensamiento de que nuestra actividad ha de quedar
saturada e iluminada por nuestra conciencia antroposófica, porque es así como contribuiremos al verdadero progreso de la evolución humana. Sería un error pensar que la verdadera Ciencia Espiritual, seria y dignamente comprendida, nos desvía del trabajo práctico e intenso en el mundo externo; lo que ella significa es despertarnos, despertar para hechos como los que hoy les presenté. Quizás quepa preguntar ¿es la vigilia dañina para el sueño?, si, a modo de comparación, consideremos la visión del mundo espiritual como un segundo despertar frente al despertar común después de haber dormido, cabe entonces también preguntar, si la vida de vigilia puede ser nociva para el sueño. Sí, puede serlo, si la vigilia es desordenada. En cambio, si transcurre ordenadamente, el sueño ambien será sano. Quien lleve una vida inactiva, comoda y ociosa, no podrá disfrutar de un sueño sano. Lo mismo vale en relación con la nueva vigilia que nos apropiamos gracias a la Ciencia Espiritual; si, por su medio, fundamentamos nuestra correcta relación con el mundo espiritual, entonces, a semejanza de cómo la saludable vida de vigilia regulariza el sueño, también se encauzara correctamente nuestro interés por la vida común del mundo sensible, gracias a aquella correcta relación con el mundo espiritual. Quien mira la vida de nuestro tiempo sin calar ciertas cosas, está dormido. ¡Como se han jactado los humanos, en las últimas décadas especialmente, de su enfoque practico de la vida!. Se ha conseguido que los puestos de mayor influencia los ocupen justamente quienes más desdeñan la vida ideal y espiritual. Eran fáciles los grandes discursos vociferando sobre el enfoque practico de la vida, mientras todavía no se había arrastrado a la humanidad al abismo; pero ahora ya hay quienes comienzan a graznar, aunque la mayoría lo haga tan solo por instinto; ¡todo ha de cambiar!; ¡necesitamos nuevos ideales!. No deja de ser graznido. Y si semejantes demandas se presentan por instinto, sin identificación consciente con la Ciencia Espiritual, arrastran al derrumbe de lo que ha de vivirse en estado de vigilia, no a una provechosa transición evolutiva. Todavía es posible conseguir, a veces, algún aplauso con la retorica que usa las mismas palabras rutinarias consagradas desde hace mucho tiempo. Pero si del caos ha de nacer nuevamente un cosmos social, los hombres habrán de decidirse a escuchar otras palabras, otros giros. Si en alguna época los hombres que deben estar vigilantes, dejan de estarlo y no se dan cuenta de cuál debiese ser su actitud, nada de real se produce, y lo que asusta no es sino el fantasma de la época anterior, a semejanza de cómo, un muchas comunidades religiosas, deambulan simplemente los espectros del pasado, como en nuestra vida jurídica suele rondar todavía el espectro de la antigua Roma. La Ciencia Espiritual que corresponde a nuestra época del alma consciente, ha de liberar al hombre de esos espectros del pasado, conduciéndole a observar hechos espirituales tales como el que se traduce en la pregunta : ¿Qué hace el Ángel en nuestro cuerpo astral?.
Hablar en abstracciones acerca del coro de los Ángeles no constituye sino el primer paso, a lo sumo; el progreso ha de consistir en referirse a lo concreto, esto es, responder a la pregunta inmediata que nos afecta en relación con la época especifica en que vivimos. Nos concierne en forma directa, porque si el Ángel se empeña en tejer imágenes en nuestro cuerpo astral, estas imágenes han de determinar nuestra configuración futura, configuración que ha de lograrse a través del alma consciente. Si no tuviéramos el alma consciente, no habría motivo de preocuparnos; otros espíritus, otras Jerarquías se encargarían de realizar lo que teje el Ángel; pero como sea que hemos de desarrollar el alma consciente, no acuden otros espíritus que nos sustituyan para realizar las intenciones del Ángel. Desde luego en la época egipcia fueron otros los Ángeles que laboraron tejiendo, pero, al poco tiempo, aparecieron otras entidades, quedaron los humanos envueltos en oscuridad, debido precisamente a su conciencia clarividente atávica; los hombres tejieron un velo, un denso velo que cubría las imágenes que percibían con su clarividencia atávica. Pero ya llegó la hora de despojarlas de ese velo, y el hombre no debe permanecer dormido ante los acontecimientos que han de penetrar en su vida consciente antes de comenzar el tercer milenio. No nos limitemos a deducir toda clase de enseñanzas de la Ciencia Espiritual Antroposófica, formulemos propósitos. Porque solo ellos nos dotaran de la fuerza para alcanzar el nivel de hombres vigilantes. Es posible convertir en habito, la vigilia, ¡hay tantas cosas dignas de notarse!. Practiquemos inmediatamente el ejercicio de la vigilancia, y si estamos realmente alertas, comprobaremos que no pasa ningún día sin que algún milagro suceda en nuestra vida. Podemos invertir también esta afirmación y decir: si transcurre un día sin descubrir en él un milagro, es que no supimos captarlo. Traten alguna vez, al anochecer, de pasar revista en su vida diurna, y observaran invariablemente en ella algún episodio, pequeño, grande o mediano, del que puedan decir: se introdujo en mi vida en forma extraña; se realizo extrañamente. Lo lograrán siempre, con tal de que sea abarcante su pensamiento, y observen con suficiente envergadura todo el vasto horizonte de sus experiencias. Esto no suele hacerse en la vida común, porque nadie se pregunta, por ejemplo ¿Qué ha sido impedido por una u otra razón?. Generalmente, no nos preocupan las cosas no sucedidas y que, de haberse realizado hubieran cambiado radicalmente nuestra vida. Tras esas influencias que, en una u otra forma, quedaron eliminadas de nuestra existencia, late lo que puede educar nuestra atención vigilante. “¿Qué podría haberme sucedido hoy?”. Si todas las noches, me formulo esta pregunta y luego observo los diversos sucesos que
pudieran haber tenido una u otra consecuencia, las preguntas originan reflexiones que introducen en nuestra vida disciplina y vigilancia. He ahí algo que puede servir de comienzo y que, de por sí, llevará mas y mas adelante. Por lo común, no tratamos de averiguar lo que significa para nosotros, por ejemplo, el no haber podido salir, digamos, a las 11 horas de la mañana, porque precisamente entonces vino alguien que nos detuvo. La demora nos irrita, y no se nos ocurre preguntar: ¿Qué hubiera sucedido de haber salido a la hora propuesta?, ¿Qué cambios me produjo esto?. En otra oportunidad hablé detenidamente de todo esto; desde la observación de lo negativo en nuestro vivir cotidiano, negativo que sin embargo, puede ser testimonio de una sabia conducción, hay un camino directo y visible hacia la observación del Ángel activo en nuestro cuerpo astral.
El despertar a la Comunidad Mar17 Rudolf Steiner GA257-Conf.9 – Dornach, 03 de marzo 1923 English version Ayer me comprometí a darles un informe sobre los acontecimientos que tuvieron lugar en Stuttgart. Me gustaría transmitir algo de la esencia de las conferencias que se dieron. Así que voy a hacerlo hoy, y mañana intentare agregar otro comentario que complementará al informe de ayer. La primera conferencia del martes fue concebida como respuesta a una necesidad muy concreta que se esta desarrollando, que se puso claramente de manifiesto en los debates del domingo, lunes y martes, y que ha sido descrita desde el punto de vista del estado de ánimo que prevalecía allí. Me refiero a la necesidad de un estudio de los fundamentos para la construcción de la Comunidad. El Edificio de la Comunidad recientemente ha desempeñado un papel importante en la Sociedad para los que trabajan en la Antroposofía. Los jóvenes en particular -los mayores también- entraron en la Comunidad con un gran anhelo de conocer a otras personas con un mismo latir, con las que poder tener un tipo de experiencia que la vida no ofrece al individuo en el actual orden social. Digo esto para llamar la atención sobre el anhelo completamente comprensible que sienten muchas personas de nuestro tiempo. Como resultado de los albores de la era del conocimiento, los viejos lazos sociales han perdido su contenido y fuerza puramente humana. La gente se afana continuamente en crecer en alguna comunidad en particular. No son ermitaños, se convierten en algo muy concreto de la comunidad o de otra índole. Crecieron en la comunidad de una familia, de una profesión, de un cierto rango. Recientemente han ido creciendo en las comunidades denominadas de clases sociales, y así sucesivamente. Estas diversas comunidades siempre han llevado a ciertas responsabilidades que el individuo no podría haber realizado por sí mismo. Uno de los lazos más fuertes que sienten los hombres de los tiempos modernos es el de clase. Los grupos sociales: los ancianos, la nacionalidad, incluso de raza, han dado paso a un sentimiento de pertenencia a una determinada clase. Esto se ha desarrollado hasta tal punto que los miembros de una determinada clase -las llamadas clases altas o la aristocracia, la burguesía, el proletariado-
hacen causa común. Así, las comunidades basadas en la clase, han trascendido lo nacional e incluso lo racial y otras lealtades tales, y una buena parte de los elementos que fueron testigos de la moderna vida social internacional se pueden atribuir a estas comunidades de clase. Pero la edad del alma consciente, que comenzó a principios del siglo XV ha llegado cada vez más a la palestra, haciéndose sentir en las almas humanas con creciente urgencia y vehemencia. Esto ha hecho que los seres humanos sientan que ya no pueden encontrar en las comunidades de clase cualquier otro elemento que pueda llevarles a algo más allá de la existencia meramente individual. Por un lado, el hombre moderno tiene un fuerte sentido de la individualidad y no puede tolerar ninguna injerencia en su pensamiento individual y sentimental. Él quiere ser reconocido como una personalidad. Esto se remonta a ciertas causas primordiales. Si puedo volver a recurrir a la terminología que utilicé ayer, diría que desde el final del Kali-Yuga -o, dicho de otro modo, desde el comienzo de este siglo – algo se ha estado revolviendo en las almas contemporáneas, no importa cuán inconscientemente, que podría ser expresado en las palabras: “Yo quiero ser una individualidad diferente”. Por supuesto, no todo el mundo puede formularlo así. Se manifiesta en muchos tipos de descontento e inestabilidad psíquica. Pero detrás de ello está el deseo de ser una personalidad distinta. La verdad sin embargo es, que nadie puede evolucionar en la tierra sin otros seres humanos. Lazos y vínculos históricos como los que unen al proletariado en un sentido de pertenencia de clase, por ejemplo, no proporcionan nada que pueda satisfacer la necesidad de ser un individuo distinto y por otro, unen al individuo con sus semejantes. El hombre moderno necesita el elemento puramente humano en sí mismo y relacionarlo con el elemento puramente humano del otro. En realidad él quiere vínculos sociales, pero quiere que tengan un carácter individual como ocurre con las amistades personales. Mucho de lo que sucede entre los seres humanos en la vida contemporánea se remonta a un deseo de esa comunidad humana. Esto se hizo evidente cuando un grupo de jóvenes vino a mí, queriendo lograr una renovación del cristianismo. Su creencia era que tal renovación sólo puede lograrse haciendo que el impulso de Cristo este muy vivo en el sentido que ha demostrado la Antroposofía. Este era el anhelo que sentían los jóvenes teólogos, algunos de los cuales estaban terminando su formación y por lo tanto a punto de asumir las tareas pastorales, otros seguían estudiando, este fue el elemento que dio origen a la última rama de nuestra Sociedad, el Movimiento para la Renovación Religiosa. Para lograr este Movimiento para la Renovación Religiosa había que tener en cuenta una gran variedad de cuestiones. La primera preocupación era llevar el impulso de Cristo a la vida, de una manera adaptada a la realidad. Ello significaba tomar muy en serio el hecho en el que tantas veces hago hincapié: que Cristo no sólo habló a las almas humanas en el comienzo de la era cristiana, sino que esta llevando a cabo la promesa que hizo, cuando dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin de la Tierra”. Esto significa que siempre que un alma lo desee puede escuchar una revelación continua del Cristo. Tiene que haber una evolución de los evangelios escritos en la revelación inmediata que vive en el impulso de Cristo. Este es uno de los aspectos de la tarea de la renovación religiosa.
La otra se puede caracterizar diciendo que la renovación religiosa debe llevar a la creación de Comunidades, debe construir comunidades religiosas. Una vez que una comunidad ha equipado a un individuo con el conocimiento, puede hacer algo en ella por sí mismo. Pero esta experiencia directa del mundo espiritual, no se basa en el pensamiento, sino en el sentimiento, que es religioso por naturaleza. Esta experiencia espiritual divina sólo puede encontrarse mediante la formación de comunidades. Así que un edificio saludable de la Comunidad debe, ir de la mano del desarrollo saludable de la vida religiosa. Las personas que llevaron a cabo el lanzamiento de este Movimiento para la Renovación Religiosa eran, al principio, teólogos protestantes. Podemos llamar la atención al hecho de que se trataba tan sólo de los denominados protestantes, que tienden a poner mayor énfasis en los sermones, en detrimento del ritual. Pero la predicación tiene un efecto de atomización en las comunidades. El sermón, que pretende transmitir el conocimiento del mundo espiritual, desafía al alma individual que quiere formar sus propias opiniones. Este hecho se refleja en el antagonismo moderno, particularmente pronunciado en el credo, la profesión de creencias, en una época en que todo el mundo quiere confesar sólo con los suyos. Esto ha llevado a una atomización, a un volar por los aires la congregación, con el resultado de focalizar el elemento religioso del individuo. Esto poco a poco provocaría la disolución de los elementos del alma del orden social si no hubiera una posibilidad renovada de construir una verdadera comunidad. Pero la construcción de una verdadera comunidad sólo puede ser el producto de un culto derivado de nuevas revelaciones del mundo espiritual. Así que fue introducido el culto que actualmente se utiliza en el Movimiento para la Renovación Religiosa que trata de tener en cuenta la evolución histórica de la humanidad, y por lo tanto representarla en muchos de sus detalles individuales, así como en los generales. Llevar adelante el elemento histórico en todos sus aspectos y portando también el sello de las nuevas revelaciones, que el mundo espiritual solo ahora puede comenzar a hacer llegar a la conciencia del hombre. El culto une a los que se reúnen en su celebración. Se crea la comunidad, y el Dr. Rittelmeyer dijo con toda razón, en el curso de las deliberaciones en Stuttgart, que la construcción de la comunidad de culto del
Movimiento para la Renovación Religiosa presenta un gran peligro -quizás uno muy grave- a la Sociedad Antroposófica. ¿Qué quería señalar al decir esto?. Llamaba la atención sobre el hecho de que más de una persona se acerca a la Sociedad con el anhelo de encontrar un vínculo con los demás, en una experiencia de comunidad libre. Esa vida comunitaria con la coloración religiosa que le da el culto se puede alcanzar, y la gente con tal ansia de vida en comunidad, puede satisfacerlo en el Movimiento de Renovación Religiosa. Si la Sociedad no quiere estar en peligro de extinción, debe hacer un esfuerzo en promocionar ese elemento de construcción de la comunidad. Ahora bien, esto llama la atención sobre un hecho de la mayor importancia en esta fase más reciente del desarrollo de la Sociedad. Señaló que los antropósofos deben adquirir una comprensión de lo que significa construir una Comunidad. Debe encontrarse una respuesta a la cuestión de si la construcción de la comunidad que se está logrando en el Movimiento para la Renovación Religiosa es la única que hay en la actualidad, o si existen otras posibilidades de alcanzar el mismo objetivo dentro de la Sociedad Antroposófica. Esta pregunta, obviamente, sólo puede ser contestada mediante el estudio de la naturaleza de la construcción de una comunidad. Pero ese anhelo por construirla, que el hombre moderno siente y que el culto puede satisfacer, no es lo único que le mueve, hay algo más. Cada ser humano siente ambos tipos de anhelo, y es muy de desear que todos y cada uno puedan satisfacer esa necesidad proporcionando elementos para la construcción de la comunidad, no sólo en el Movimiento para la Renovación Religiosa, también en la Sociedad Antroposófica. Cuando uno está hablando de algo, naturalmente tiene que vestirse de forma adecuada. Pero lo que quiero presentar es la forma de lo que realmente vive en el nivel de los sentimientos en las personas de nuestro tiempo. Las ideas son un dispositivo para tener una visión clara. Pero ahora quiero referirme a algo que el hombre moderno experimenta como puro sentimiento. El primer tipo de construcción de comunidad nos lo encontramos en el momento de nacer, que damos por sentado y rara vez nos paramos a pensar o sentir. Es la comunidad construida por el lenguaje. Aprendemos a hablar nuestra lengua materna desde niños, y esta lengua materna nos proporciona un elemento de pertenencia a la comunidad especialmente fuerte, ya que se vive empíricamente en el niño y lo absorbe a una edad en que su cuerpo etérico no está todavía totalmente integrado con el resto del organismo, está bastante indiferenciado. Esto significa que la lengua materna crece totalmente, con todo su ser, pero también es un elemento que grandes grupos humanos comparten en común. La gente se siente unida por una lengua común, y algo que menciono a menudo es el hecho de que en el lenguaje se encarna un Ser Espiritual; que el “genio del lenguaje” no es una abstracción como consideran los eruditos, sino un Ser espiritual real, sienten cómo una comunidad basada en una lengua compartida se basa en el hecho de que sus miembros están ante la presencia de un verdadero genio de la palabra. Se sienten protegidos bajo las alas de un ser espiritual real. Tal es la base desde la que se construye la comunidad. Todo el edificio de la comunidad reposa en que un Ser Superior desciende del mundo del espíritu, y reúne a las personas que tienen una lengua común.
Hay otro elemento, totalmente individual, capaz de crear comunidad, que aparece cuando un grupo tiene un pasado común. Una lengua común une a la gente, porque lo que se comunica puede vivir en los que escuchan, por lo tanto comparten un contenido común. Pero imaginemos a un grupo de personas que pasaron juntas su infancia y primeros años de colegio y encuentran la ocasión de volver a reunirse unos treinta años después Este pequeño grupo de cuarenta o cincuenta años de edad, que pasaron la infancia en la
misma escuela y la misma región, empieza a hablar de su experiencia común como niños y jóvenes. Algo especial se vivifica en ellos que les hace sentirse en otro tipo de comunidad diferente a la creada por una lengua común. Cuando los miembros de un grupo que habla el mismo idioma se reúnen y conversan, pueden sentir que se entienden entre sí, pero su sentido de pertenencia es relativamente superficial en comparación con lo que se siente cuando en las profundidades del alma se agita un recuerdo común. Cada palabra tiene un color especial, un sabor especial, porque te lleva de vuelta a una juventud y niñez común. Lo que une a la gente en esos momentos de experiencia comunal alcanza niveles más profundos en la vida anímica. Uno se siente en contacto con las capas más profundas de su ser con aquellos con los que se une sobre esta base. ¿Cuál es esta base de esta relación?. Esta compuesta de recuerdos -recuerdos de experiencias comunitarias de los primeros días-. Uno se siente a sí mismo transportado a un mundo desaparecido que vivió en compañía de esas personas con las que ahora está re-unido.
Con esto quiero describir una situación que ilustra bien la naturaleza de los cultos. ¿Que se pretende con el culto?. Por medio de palabras o acciones, se proyecta en el mundo físico, en un sentido totalmente diferente a como se hace en nuestro entorno natural, una imagen de lo suprasensible, del mundo espiritual. Cada planta, cada proceso en la naturaleza externa es, por supuesto, también una imagen de algo espiritual, pero no en el sentido directo como una faceta verbal o ceremonial de culto bien presentada. Las palabras y las acciones del culto se transmiten al mundo suprasensible en toda su inmediatez. El culto se basa en pronunciar palabras en el mundo físico de tal manera que hace que el mundo suprasensible se haga inmediatamente presente en ellas, en la realización de actos que conduce las fuerzas de ese mundo. Un ritual de culto es aquel en el que sucede algo, que no se limita a lo que los ojos ven cuando miran físicamente en actos rituales, que da lugar a que fuerzas de orden espiritual, impregnen las fuerzas físicas ordinarias. En los actos de este tipo se lleva a cabo un evento suprasensible. El hombre esta pues, directamente unido con el mundo espiritual por medio de palabras y actos de culto físicamente perceptibles. Correctamente presentadas, esas palabras y actos nos llevan a experimentar desde el plano físico el mundo pre-terrenal del que hemos descendido. En el mismo sentido en que los que han cumplido cuarenta o cincuenta años de edad se sienten transportados al mundo que compartieron en la infancia, una persona que se une a otros en la celebración de un culto genuino se siente transportado a un mundo que compartía con ellos antes de descender a la tierra. Él no es consciente de ello, sigue siendo una experiencia subconsciente, pero penetra más profundamente en su vida sentimental por esa misma razón. El culto ha sido diseñado con este propósito. Está diseñado con el fin de dar al hombre una experiencia real de algo que es un recuerdo, una imagen de su vida pre-terrenal, de su existencia antes de descender a la tierra. Los miembros de las congregaciones sobre la base de un culto sienten vivamente sobre todo lo que, a efectos de ilustración, acabo de describir como algo que ocurre cuando un grupo se reúne en la vida adulta y
se intercambian los recuerdos de la infancia: se sentirán transportados al mundo en el que vivían juntos en lo suprasensible. Esto explica los lazos de unión creados por una comunidad basada en el culto, y ésta siempre ha sido la razón por la que se hacen. Cuando se trata de una vida religiosa que no tiene un efecto de atomización debido a su énfasis en la predicación, sino que hace hincapié en el culto, éste dará lugar a la formación de una verdadera comunidad o congregación. Ninguna vida religiosa puede ser mantenida sin ese elemento de construcción de la comunidad. Así, una comunidad basada en este sentido en los recuerdos comunes de lo suprasensible es una comunidad también sacramental. Pero no hay forma de sacramento, o culto basado en la comunidad que pueda mantenerse en pie si no puede satisfacer las necesidades de los seres humanos modernos. Sin duda, puede ser aceptable para muchas personas. Pero los cultos basados en congregaciones no alcanzarán su pleno potencial o -más importante aún- su verdadera meta si solo permaneciera como comunidad unida por los recuerdos comunes de la experiencia suprasensible. Esto ha creado la necesidad creciente de introducir sermones en el culto. El problema es la tendencia de atomización de los sermones como se conciben actualmente por los denominados protestantes y que se ha vuelto muy marcado, ya que no se han tenido en cuenta las necesidades reales derivadas del desarrollo del alma consciente de esta quinta época post-Atlante. El concepto de la predicación en las confesiones más antiguas todavía se basaba en las necesidades de la cuarta epoca Post-Atlante. En estas iglesias antiguas, los sermones se ajustaban a la visión del mundo que prevalecía durante el período de desarrollo del alma racional. Pero esto ya no es adecuado para la conciencia moderna. Esta es la razón por la que las iglesias protestantes han pasado a una forma de presentación que apela más a la opinión humana, al entendimiento humano consciente. Hay muchas buenas razones para hacer esto, por supuesto. Por otro lado, no se ha encontrado aún la manera realmente correcta de hacerlo. Un sermón que figura en el culto es algo inadaptado, que se aleja del culto en el sentido cognitivo. Pero este problema no ha sido bien reconocido en la predicación, y ha seguido tomando parte en el curso de la evolución continua del hombre. Lo verán de inmediato cuando recuerden un hecho determinado. Verán lo poco que queda cuando omitimos los sermones de tiempos más recientes, que no tienen un texto bíblico. En la mayoría de los casos, los sermones dominicales, así como los que se dan en ocasiones especiales y que contienen alguna cita de la Biblia para su texto por revelación fresca, viva, como vemos en la actualidad, es rechazado. La tradición histórica sigue siendo la única fuente recurrente. En otras palabras, se busca una forma más individual del sermón, pero todavía no se ha encontrado la clave. Así los sermones se basan en la mera opinión, opinión personal, con efecto atomizador. Ahora bien, si el Movimiento de reciente creación para la Renovación Religiosa, se construye esencialmente sobre una base antroposófica, como revelación fresca y constante, como una experiencia espiritual del mundo suprasensible, entonces será el factor sermón el que traerá el reconocimiento de la necesidad de algo más. Ese algo es lo que hace fresco el conocimiento vivo del mundo espiritual, que se hace posible por la ciencia espiritual antroposófica. Lo podría expresar diciendo que los sermones siempre serán como ventanas por las que el Movimiento para la Renovación Religiosa podrá recibir lo que vive en la sociedad Antroposófica. Pero, como dije cuando hablé del Movimiento en la última conferencia que di en el Goetheanum, si este Movimiento sigue creciendo, la Sociedad Antroposófica tendrá que ajustarse al mismo de la manera más viva posible, con toda la vida que fluye de Antroposofía a partir de un número de seres humanos como canal. El Movimiento para la Renovación Religiosa pronto se secaría si no tuviera por lo menos algunas personas en quienes la cognición antroposófica sea un elemento muy vivo. Pero como he dicho, muchos individuos actualmente entran en la Sociedad, buscando la Antroposofía no sólo en abstracto, sino como pertenencia a una comunidad que pueda satisfacer el anhelo del alma consciente. Podría sugerirse que la Sociedad también deberia adoptar un culto. Se podría hacer, por supuesto, pero la sacaría de su propia esfera. Quiero, pues, discutir la forma específicamente antroposófica de construcción de la comunidad. La vida moderna sin duda puede ofrecer otros elementos de construcción de comunidades además de la que se basa en recuerdos comunes de experiencia pre-natal en el mundo suprasensible. El elemento a tener en cuenta es cómo presentarla de una forma especialmente adaptada a la edad del alma consciente. A este respecto debo señalar algo que pasa totalmente desapercibido para la mayoría de los seres humanos de nuestro tiempo. Siempre se habla de idealismo. Pero cuando se menciona el idealismo hoy en día, muchas veces suena como frases vacías, incluso en bocas bien significativas. Vivimos un momento en que los elementos y fuerzas intelectuales se han vuelto especialmente relevantes en el mundo civilizado, con el resultado de que ya no hay una comprensión de lo que es un ser humano completo.
El deseo de entender es verdadero, especialmente en el caso de la juventud. Sin embargo, la indefinición de la forma que la juventud la concibe, muestra que algo vive en las almas humanas de hoy en día que no se ha pronunciado claramente en absoluto, algo que está todavía indiferenciado, y no podemos permanecer inocentes para no poder diferenciarlo. Imagínese a sí mismos en los tiempos en que las corrientes religiosas crecían e inundaban la humanidad. Encontrarán que en esos períodos pasados de la evolución humana, esta proclamación del mundo espiritual era recibida con gran entusiasmo por mucha gente. De hecho, habría sido totalmente imposible que las confesiones existentes hoy en día pudieran encontrar esa fuerza para llevar a la gente si, en el momento de estas proclamas, las almas no hubieran sentido una afinidad mucho mayor con las revelaciones del mundo espiritual de la que se sienten hoy. Observen a la gente hoy en día, simplemente no se puede imaginar que puedan dejarse llevar por nada de naturaleza de la proclamación de las verdades religiosas, como solía ocurrir en épocas anteriores. Por supuesto, se forman sectas, pero hay en ellas una cualidad filistea en gran contraste con la respuesta ardiente de las almas humanas a las primeras proclamas. Uno ya no encuentra el mismo calor interno del alma hacia las cosas del espíritu. Sufrió una disminución rápida en el último tercio del siglo XIX. Por supuesto, el descontento aún impulsa a la gente a escuchar esto o aquello, y de afiliarse a una iglesia u otra. Pero el calor positivo que solía vivir en las almas humanas era el único responsable de que las personas pudieran poner todo su ser al servicio del Espíritu, esto ha sido reemplazado por una cierta actitud fresca, incluso fría. Esta frialdad se manifiesta en las almas hoy en día cuando se habla de los ideales y del idealismo. Actualmente el principal motivo de preocupación es algo que todavía tiene un largo camino por recorrer para su cumplimiento, que todavía tiene un largo período de espera, pero que como expectativa ya está muy vivo actualmente en muchas almas humanas. Puedo caracterizarlo de la manera siguiente. Tomemos dos estados de conciencia familiares para todo el mundo, imaginemos a una persona que sueña y otra que se encuentra en un estado de conciencia ordinaria de vigilia. ¿Cuál es la situación del soñador?. Es la misma que la de una persona durmiente. Porque aunque podemos hablar de sueño sin sueños, lo cierto es que los durmientes siempre están soñando, aunque sus sueños pueden ser tan débiles como para pasar desapercibidos. ¿Cuál es, repito, la situación del soñador?. Él está viviendo en su propia imagen onírica del mundo. Con frecuencia esta imagen le resulta mucho más vívida y apasionante -de esto ciertamente se puede decir mucho- que su experiencia de vigilia cotidiana. Pero lo experimenta en completo aislamiento. Es una experiencia puramente personal. Dos personas pueden estar durmiendo en la misma habitación, sin embargo, están viviendo dos mundos totalmente diferentes en su conciencia durmiente. No pueden compartir las experiencias mutuas. Cada uno tiene la suya, y lo más que puede hacer es contársela después el uno al otro. Cuando la persona se despierta y cambia su conciencia de sueños por la de vigilia, tiene el mismo sentido de la percepción de su entorno que los que viven con él. Comienza a compartir un escenario común. Una persona se despierta a un mundo compartido cuando deja los sueños y entra en un estado de vigilia, de conciencia diurna. ¿Qué es lo que despierta la conciencia de un estado al otro?. Es la luz, el sonido y el entorno natural el que lo despertará al día ordinario, al estado de vigilia y otras personas estarán en la misma situación que él. Uno se despierta del sueño de manera natural y se encuentra con sus semejantes, por lo que están diciendo, por su forma de vestir, por los pensamientos y sentimientos expresados en el lenguaje común. Uno es despertado por la forma en que otras personas se comportan naturalmente. Todo en un entorno natural, con la conciencia despierta de un día normal. En todas las épocas anteriores la gente despertaba del estado de sueño a la conciencia de vigilia. Y este mismo entorno proporcionaba la puerta a través de la cual si estaba debidamente preparado entraba en los reinos espirituales. Después, un nuevo elemento hizo su aparición en la vida humana con el despertar y el desarrollo del alma consciente. Esto requiere de un segundo tipo de despertar, que la raza humana siente como una necesidad cada vez mayor: un despertar con las almas y espíritus de otros seres humanos. En la vida ordinaria de vigilia se despierta solo en el cumplimiento de los aspectos naturales del otro. Pero una persona que se ha convertido en un ser independiente, en un ser consciente quiere despertar por el encuentro con el alma y el espíritu de su prójimo. Quiere despertar su alma y espíritu, para acercarse a él de tal manera que despierte a su propia alma en el mismo sentido que la luz, el sonido y otros elementos del medio ambiente le sacan a uno de los sueños.
Esto se ha hecho sentir como una necesidad absolutamente fundamental desde el comienzo del siglo XX, y va a crecer de una manera más urgente. Es una necesidad que se hará evidente a lo largo del siglo XX, a pesar de los tiempos caóticos, de la naturaleza tumultuosa, que afectará a todas las fases de la vida y la civilización. Los seres humanos sienten esta necesidad -la necesidad de ser llevados a despertarse profundamente en el encuentro con la otra persona, que no se puede despertar en lo que se refiere al entorno meramente natural. La vida del sueño despierta a la conciencia de vigilia daría al encuentro con el entorno natural. La conciencia de vigilia despierta a una conciencia más elevada en el encuentro con el alma y el espíritu de nuestros semejantes. El hombre debe llegar a ser más para su prójimo de lo que solía ser: debe ser su despertador. Las personas deben acercarse unas a otras mas de lo que solían hacer. Cada uno debe convertirse en un despertador de cada ser que conoce. Los seres humanos modernos actuales han atesorado demasiado karma como para no sentir una conexión de destino con cada persona que se encuentra. En épocas anteriores, las almas eran más jóvenes y no habían formado tantos lazos kármicos. Ahora se hace necesario ser despertados no sólo por la naturaleza sino por los seres humanos con los que estamos kármicamente vinculados y que nos encontramos.
Por lo tanto, además de la necesidad de recordar el lugar suprasensible de donde procede cada uno, y que se reúne en el culto, tenemos la necesidad adicional de ser despertados al elemento anímico-espiritual por otros seres humanos, y el impulso sentimental que nos puede brindar esto es el nuevo idealismo. Cuando el ideal deja de ser una mera abstracción y se vivifica al reunirse con el alma y el espíritu del otro, puede ser expresado en las palabras: “Yo quiero despertar en el encuentro con mi prójimo”. Esta es la sensación que, por vaga que sea, se está desarrollando en la juventud de hoy: “Yo quiero ser despertado por mi prójimo”, y esta es la forma particular en que la comunidad debe ser alimentada en la Sociedad Antroposófica. Es el desarrollo más natural imaginable, cuando la gente se reúne para tener una experiencia común de lo que puede revelar la antroposofía de lo suprasensible, esta experiencia es bastante diferente de cualquier otra que se pueda tener en soledad. El hecho de que uno se despierte en el encuentro con el alma del otro crea una atmósfera que, si bien no puede llevarle a uno exactamente al mundo suprasensible de la manera descrita en el libro “Como se adquiere el conocimiento de los mundos superiores” promueve la comprensión de las ideas que la ciencia espiritual antroposófica nos trae de dichos reinos.
Hay una comprensión diferente de las cosas entre las personas que comparten un ideal de vida en común basado en la mutua comunicación de un contenido antroposófico, ya sea mediante la lectura en voz alta o en alguna otra forma. A través de experimentar lo suprasensible en conjunto, el alma humana se despierta con más intensidad en el encuentro con otro ser humano. El alma se despierta a una mayor comprensión y en este estado animico se crea una situación que hace que un Ser Real Comunal descienda a un grupo de personas que se reúnen con el propósito de comunicarse entre sí y experimentar las ideas antroposóficas. Al igual que el genio de la lengua vive en el idioma y extiende sus alas sobre los que lo hablan, así aquellos que experimentan las ideas antroposóficas juntos en el marco idealista de la mente, habitan al abrigo de las alas de un Ser Superior. ¿Y cuál es el resultado?. Si esta línea (Dr. Steiner se basa en la pizarra) representa la demarcación entre lo suprasensible y el mundo de los sentidos, tenemos, aquí encima de ella, los procesos y los Seres del mundo superior con experiencia en el culto, que se proyectan por las palabras y actos rituales de los cultos en el mundo físico aquí debajo de la línea. En el caso de un grupo antroposófico, la experiencia en el plano físico es elevada por la fuerza de su idealismo genuino espiritualizado, al mundo espiritual. El culto atrae lo suprasensible al mundo físico, con sus palabras y acciones. El grupo eleva los pensamientos y sentimientos de las individualidades reunidas a lo suprasensible, y cuando el contenido antroposófico se experimenta en el marco mental correcto por un grupo de seres humanos cuyas almas despiertan en el encuentro con los demás, el alma en realidad se eleva a una Comunidad Espiritual. Se trata de ser conscientes de esta Presencia Real. En el caso de que existan grupos de este tipo en la Sociedad Antroposófica, tenemos, en este culto invertido, como yo lo llamo, el polo opuesto al culto, un elemento para construir una comunidad más potente. Si tuviera que hablar gráficamente, lo pondría así: la comunidad de culto pretende traer los ángeles del cielo hasta el lugar donde se celebra el culto, para que puedan estar presentes en la congregación, mientras que la comunidad antroposófica busca elevar las almas humanas a reinos suprasensibles para poder entrar en la compañía de los ángeles. En ambos casos se crea comunidad. Pero si la antroposofía quiere servir al hombre como un camino real para entrar en el mundo espiritual, no puede ser mera teoría y abstracción. Tenemos que hacer algo más que hablar de los seres espirituales, tenemos que buscar las oportunidades más cercanas para lograrlo. El trabajo de un grupo antroposófico no consiste en un número de personas que debaten ideas antroposóficas. Sus miembros deberían sentirse tan vinculados entre sí que el alma humana se despierte en el encuentro con el alma humana y todos se eleven al mundo espiritual, a la compañía de los seres espirituales, aunque tampoco tiene por qué ser una cuestión de quedarse contemplándolos. No tenemos nada que ver si se vive esa experiencia. Este es el elemento que da fuerza, que puede surgir de los grupos que han venido a la sociedad a través de la práctica correcta de la construcción comunitaria. Algunas de las cosas bellas que existen realmente en la Sociedad deben ser comunes, esto es lo que los miembros nuevos han perdido. Lo han buscado, pero no lo han encontrado. Lo que han encontrado en su lugar han sido
declaraciones tipo “Si quieres ser un verdadero antropósofo tienes que creer en la reencarnación y en el cuerpo etérico”, y así sucesivamente. A menudo he señalado que hay dos maneras de leer un libro como mi “Teosofía”. Una de ellas es leer: “El hombre se compone de cuerpo físico, cuerpo etérico, cuerpo astral, etc, y vive repetidas vidas terrestres y tiene un karma, etc…”. Un lector de este tipo está tomando conceptos. Por supuesto son conceptos bien diferentes que los que uno puede encontrar en otro lugar, pero el proceso mental por el que está pasando es, en muchos aspectos idéntico a lo que ocurre cuando se estudia un libro de cocina. Lo importante es el proceso, no la absorción de las ideas. No hay ninguna diferencia si leemos: “Pon la mantequilla en una sartén, agrega la harina, revuelve, añade los huevos batidos, etc.” o, “No hay materia física, las fuerzas etéricas, y las fuerzas astrales se compenetran entre sí”. Es lo mismo desde en el punto de vista del proceso en que se involucra el alma ya sea que la mantequilla, se mezcla con los huevos y la harina y se lleva al horno o la entelequia humana se concibe como una mezcla de cuerpos físico, etérico y astral. También se puede leer la Teosofía, de tal manera que se dan cuenta de que contiene conceptos que se interponen en la misma relación con el mundo de los conceptos físicos ordinarios ya que este último pertenece al mundo de los sueños. Pertenecen a un mundo del que hay que despertar de la realidad física ordinaria de la misma manera que uno se despierta del sueño al mundo físico. Es la actitud que uno tiene en la lectura lo que da a las cosas el color correcto. Esta actitud puede, por supuesto, ser llevada a la vida diaria por los seres humanos de diferentes maneras. Todo ello está descritos y podemos elegir “Como se adquiere el conocimiento de los mundos superiores”. Pero el hombre moderno también tiene que pasar por la fase de transición -uno no debe confundirse con la realidad contemplar los mundos superiores- de despertar en el encuentro con el aspecto anímico-espiritual de sus semejantes hasta el punto de vivir en el mundo espiritual, tal como despierta de sus sueños en el mundo físico a través del estímulo de la luz, sonido, etc. Debemos elevarnos a una comprensión de la materia. Tenemos que llegar a entender lo que la Antroposofía debe ser dentro de la Sociedad Antroposófica, una ruta de acceso al Espíritu. Cuando esto se logra, el resultado será la creación de comunidades. Pero la Antroposofía debe estar realmente aplicada a la vida. Eso es lo esencial, que puedo ilustrar con un ejemplo cercano. Después de haber tenido muchas pequeñas reuniones con un número variable de personas en Stuttgart y debatir sobre lo que se puede hacer para consolidar la Sociedad, se reunieron con los jóvenes. Estos jóvenes eran estudiantes particulares. Se habló sobre la mejor manera de arreglar las cosas para que la sociedad funcionara correctamente, y así sucesivamente. Pero después de un rato la conversación cambió a cuestiones de la misma antroposofía. Tenemos derecho a ver su propia esencia, porque estos hombres y mujeres jóvenes sintieron la necesidad de indagar en la forma que deben tomar los estudios en el futuro, como el problema de cómo deben ser manejadas las tesis doctorales y cosas semejantes. No fue posible responderles superficialmente, había que ahondar en la antroposofía. En otras palabras, empezaron con consideraciones filisteas y de inmediato abocaron en problemas de la antroposofía y su aplicación, tales como, “¿Cómo escribir una tesis doctoral como antropósofo? ¿Cómo se puede buscar un tema como la química?”. La Antroposofía debe estar orientada a la vida, a las deliberaciones de este tipo, más de sí misma. Y es que la antroposofía no debe permanecer como un aprendizaje abstracto. Estas cuestiones deben disponerse de manera que las personas sean convocadas a una reunión con el propósito de decidir cómo debería establecerse la Sociedad, con una conversación acerca de la Antroposofía como un elemento más en la agenda. Este sería un enfoque superficial. No estoy sugiriendo, sino profundizando sobre la consideración de que la Antroposofía debe involucrarse con los problemas cotidianos y dar con la idea que pueda ayudar a resolverlos. Vemos el efecto de aceleración que tiene en la vida un caso como el citado, donde la gente estaba discutiendo la re-configuración de la Sociedad para terminar, discutiendo sobre cómo el antropósofo y el científico filisteo deben concebir el desarrollo del embrión a partir de sus puntos de vista respectivos. Tenemos que ser prácticos en lugar de tener un sistema de contabilidad de doble entrada establecido por tales entradas filisteas en una página como la “Sociedad Antroposófica”, “Unión por la vida espiritual libre”. La vida real debería pasar sin mucha teoría y abstracciones y un arrastrar los dichos supuestamente antroposóficos como “El antropósofo debe encontrar su camino hacia el hombre”, y así sucesivamente. A las abstracciones de este tipo no se les debe permitir que desempeñen un papel. En cambio, un enfoque antroposófico concreto debe conducir directamente a la esencia de cada motivo de preocupación. Cuando eso sucede, uno raramente oye la frase: “Eso es antroposófico, o no es antroposófico.” De hecho, en estos
casos raramente se pronuncia la palabra “antroposofía”. Tenemos que evitar un hablar fanático; como verán este no es un asunto superficial. En el último Congreso de Viena tenía que dar doce conferencias sobre una amplia gama de temas, y me impuse la tarea de no mencionar ni una sola vez de la palabra “antroposofía”. !Y lo logré! No van a encontrar la palabra “antroposofía” o “antroposófico” en una sola de las doce conferencias pronunciadas en Viena en junio. El experimento fue un éxito. Sin duda se puede hacer amistad con una persona sin tener ningún interés especial en saber si su nombre es Mueller y cuál es su título. Uno sólo lo toma como tal. Si tomamos la antroposofía vivamente, tal como es, sin prestar mucha atención a su nombre, esta será una buena decisión.
5ª CARTA – La naturaleza espiritual de las estrellas fijas del zodiaco (continuación) Oct27 Del libro Isis Sophia I de Willi Sucher. Versión en Inglés Agosto 1944 En las Cartas anteriores hemos desarrollado algunas de las doce constelaciones del Zodiaco en relación con los acontecimientos evolutivos del Antiguo Saturno. Ahora finalizaremos esta imagen describiendo el séptimo gran ciclo de esta existencia planetaria de nuestro universo. Durante los seis ciclos anteriores se creó un ser consistente en calor, que tiene la apariencia de la vida, de animación, de individualización y que muestra los primeros vestigios de una vida interior. Ahora, en el último y séptimo ciclo, este ser parece haber llegado a una cierta finalización de la gran ronda de la evolución. Sus acciones son automáticas y acordes con los eventos y actividades que tienen lugar en su entorno. Una vez más, diferentes Seres Espirituales tienen la posibilidad de penetrar con sus fuerzas en estos seres de calor.
Estos son los Espíritus de la Voluntad que ya hemos mencionado en relación con el inicio de la evolución del Antiguo Saturno. En el principio sacrificaron su sustancia-Voluntad, y esta sustancia volitiva se convirtió en la base de las actividades de los otros Seres Espirituales. Esta sustancia se convirtió en el fundamento de la sustancia física de calor creada en el Antiguo Saturno. De hecho, es el origen de todas las sustancias físicas creadas en las etapas posteriores de la creación. Después de que esta sustancia-Voluntad se transmutara en calor, los Espíritus de la Voluntad fueron capaces de trabajar en estos seres de calor, origen del cuerpo físico humano actual. De esta forma el inicio de esta gran ronda cósmica de la creación está conectado con su finalización, y, por lo tanto, los acontecimientos revelan el significado interior de toda la existencia del mundo en medio del cual nos encontramos. Durante el último ciclo del Antiguo Saturno, los Espíritus de la Voluntad crean, dentro de estos cuerpos de calor, las capacidades que incluso actualmente el ser humano no puede desarrollar conscientemente, ya que están dormidas y tendrán que esperar a un futuro lejano de la evolución cósmica. Para describir esto, tenemos que empezar desde el otro extremo. Hemos descrito esta fase de la evolución en las cartas 3ª y 4ª, tal y como podemos leerlas en relación con las constelaciones de Aries, Tauro, Géminis, Sagitario, Capricornio y Acuario, con Cáncer y Leo en el trasfondo. Encontramos además sus huellas en la forma humana, en la cabeza o el cerebro, la laringe o los órganos del habla y el sonido, y en la parte superior del brazo, el codo y el antebrazo. Así llegamos de nuevo al principio del Antiguo Saturno, donde encontramos escrito el sacrificio de los Espíritus de la Voluntad, y ahora nos reencontramos con su actividad en Piscis durante el último ciclo indicado. En la forma humana, Piscis está representado en las manos. Las manos son una imagen de los dos peces que nadan en el cielo en direcciones opuestas, y que sin embargo, están conectados por una cinta de tenues estrellas. Con nuestras manos trabajamos en el mundo. Todos los logros del arte, la ciencia, la construcción, así como millones y millones de pequeñas acciones que hacen que sea posible la vida humana en la Tierra, en última instancia, son hechas por las manos. Estas fuerzas han estado y están constantemente fluyendo de la cabeza a las manos. Si tratamos de imaginar la gran cantidad de trabajo humano de todo tipo que se ha hecho en el pasado y que se hará en el futuro, podemos mirar con admiración y reverencia la mano humana. Sin embargo, no sabemos cómo es que nuestros pensamientos se realizan mediante nuestras manos o cómo es posible que podamos manejar la sartén o la pala. Eso todavía está oculto a nuestra conciencia diurna. Pero podríamos imaginar una condición futura del ser humano en la que fuésemos conscientes de lo que sucede cuando movemos los brazos, las extremidades y trabajamos con nuestras manos. Incluso podemos imaginar que en algún momento el ser humano será capaz de utilizar las facultades ocultas de las manos para irradiar las fuerzas que hoy sólo se indican por la forma de las manos. De hecho, encontramos el destino con nuestras manos. Las manos son la parte del organismo con las que constantemente nos confrontamos con el mundo. Enfrentar al mundo con el trabajo de nuestras manos es encontrarnos con el destino. El destino es lo que a la mayoría de los seres humanos se les aparece como algo que se cierne sobre ellos, y que, ajeno a ellos, les lleva por sorpresa, de una dirección a otra. Lo experimentamos como una poderosa voluntad sobrehumana. El poder de la Voluntad. Así como hemos encontrado la conexión entre las manos y Piscis, y hemos leído tras Piscis los hechos de los Espíritus de la Voluntad, ahora podemos ver tras Piscis, también en nuestras manos, las fuerzas cósmicas de la Voluntad cósmica que llamamos las fuerzas del destino. En la forma en la que hoy experimentamos esa fuerza de Voluntad se oculta el último rastro, a modo de espejo, de las fuerzas de Voluntad de nuestro Antiguo Saturno, tal como se describió anteriormente. También podemos imaginar que un día, en un futuro muy lejano, seremos capaces de ser uno con las fuerzas de Voluntad que todavía nos son extrañas e incompresibles; y que, con plena consciencia, podremos cumplir con lo que la Voluntad cósmica desea hacer a través nuestro. Entonces seriamos «como Dios». Queremos estar unidos con la Voluntad del Dios-Padre. Esta capacidad, que sólo puede madurar en nosotros en el futuro, se depositó como una semilla espiritual en aquellos seres calóricos de Saturno por la actividad de los Espíritus de Voluntad. Rudolf Steiner lo llama el germen del Yo Espiritual u Hombre Espíritu. Esto lo podemos encontrar escrito en la constelación de Piscis: la sustancia-Voluntad de los Espíritus de la Voluntad al comienzo de la evolución del mundo, su cristalización en “Tierra” y “destino” que experimentamos más directamente con nuestras manos y el germen de la unión con la Voluntad del Padre de una manera plenamente consciente y activa.
Ahora hemos encontrado la imagen etérea de la humanidad, creada por los dioses y su conexión con el universo estelar. Es una imagen del ser humano superior, la cabeza con el cerebro, la organización del habla y el sonido, y los brazos —bajando hacia las manos. Es también una imagen del destino del mundo y del ser humano (como la Voluntad de las jerarquías cuando se creó el mundo), del pensamiento y del testimonio de los pensamientos de los Dioses en todo lo que nos rodea y su realización en la existencia terrestre hasta que la Voluntad del Padre se despierte y active en la voluntad del ser humano. Esta imagen etérea de la parte superior del humano es una imagen de nuestro Ser Superior. No entra, en realidad, en el ser corporal, sólo crea una apariencia dentro del cuerpo. En la Edad Media aún se podía vivenciar de esta manera como el ser humano experimentaba débilmente a los seres angélicos en el mundo espiritual; Seres sólo con cabeza, sin cuerpo, y con alas en lugar de brazos. Raphael Santi, por ejemplo, los pintó así en su Madonna Sixtina. Es una imagen de cómo será la voluntad de los seres humanos en el futuro, cuando se hayan adquirido formas más sutiles y etéreas de existencia. Como se muestra a continuación, hemos logrado una imagen de la relación entre el ser humano, el universo estrellado, y la evolución del mundo: ANTIGUO SATURNO I II III IV V VI VII
Reflejo de la vida Aries Cabeza—Cerebro Reflejo de la animación Tauro Habla—Sonido Reflejo de la individualización y la Personalidad Géminis Brazos—simetría Antepasados de los seres humanos Sagitario Parte superior de los brazos Órganos sensoriales primigenio de los Sentidos Capricornio Codos Metabolismo primigenio Acuario Antebrazos Voluntad Piscis Manos
La pregunta que surge es: ¿qué ha pasado con las otras cinco constelaciones del Zodiaco: Cáncer, Leo, Virgo, Libra y Escorpio?. Como ya hemos visto en relación con la creación de los órganos de los sentidos y del metabolismo primigenio, con la ayuda de los Ángeles y Arcángeles, estas constelaciones son una imagen de la «vida interior», pero, ya que sólo hay una apariencia de vida dentro de esos cuerpos de calor en Antiguo Saturno, las cinco constelaciones de Cáncer a Escorpio siguen estando, por así decirlo, en segundo plano. Están veladas en las nubes de los ciclos de la evolución que siguen al Antiguo Saturno. Se manifestarán más tarde, cuando el ser humano sea capaz de adquirir vida y animación. Debemos imaginar que están «en el trasfondo» de los acontecimientos del Antiguo Saturno, revelando los más altos motivos y las experiencias más íntimas de los Dioses. En la siguiente descripción de las características de las doce constelaciones del Zodíaco, según la evolución del Antiguo Saturno, debemos, sin embargo, comprometernos a describir estas cinco constelaciones «perdidas» con el fin de que podamos tener una imagen más o menos completa. En las siguientes cartas se darán las explicaciones. Las constelaciones del zodiaco son la crónica o la memoria de la creación. Las impresiones que se han plasmado en esas esferas del universo todavía trabajan a través de las constelaciones visibles. El destino del mundo se muestra allí, en la forma en que los planetas se mueven ante las constelaciones. El ser humano puede ser testigo de lo que es la expresión externa de la Voluntad del mundo, así al tratar de entender y comprender esa voluntad, o, si no se quiere llegar a ser testigo, se convierten en objeto del significado de la Voluntad, sujetos a las fuerzas del destino. Tratar de entender y comprender la Voluntad del mundo significa dar un paso en el camino que conduce hacia la libertad. Por lo tanto, será cada vez más necesario escuchar el lenguaje de las estrellas con el fin de escuchar la voluntad del mundo, la Voluntad del Padre, que tiene su expresión visible en los movimientos de los astros. De esta manera no vamos a escuchar nuestro «destino» o nuestro destino inmutable, sino que vamos a escuchar nuestras tareas espirituales en la Tierra. Consecuentemente podemos percibirlas en el ámbito de un pensamiento activo o actividad espiritual. Es el ámbito en el que podemos alcanzar la libertad, o «freehood», en nuestro tiempo actual de civilización. Trataremos de leer la escritura de las estrellas en la medida en que los planetas van moviéndose a través de las constelaciones del zodiaco. Por supuesto, sólo podemos encontrar indicaciones generales ya que los planetas no siempre tienen la misma «lectura» cuando van pasando delante de las constelaciones. Cada uno
de los planetas modifica su carácter dependiendo del carácter y la actividad especial del planeta que está ante una determinada constelación. Constelación de Aries Si algo pasa por la constelación de Aries —si uno o varios planetas están en esta constelación—, significa que un nuevo impulso quiere venir al mundo. Se nos recuerda que abramos los ojos a algo nuevo, a una nueva era de la humanidad, nuevos aspectos de la vida, o tal vez nuevos inventos que traerán un cambio a nuestra vida terrenal. Todavía pueden estar ocultos y puede que tengamos que buscarlos, pero podemos tomarlo como un mensaje del mundo espiritual a los seres de la Tierra para que estemos atentos a nuevas condiciones, para hacernos nuevas preguntas y emprender nuevas tareas. Esto, por ejemplo, sucedió en los tiempos anteriores al nacimiento de Cristo, cuando los profetas del pueblo hebreo hablaron de la venida de Cristo. En los siglos VIII-IX AC, cuando el profeta Elías vivió como el gran precursor del acontecimiento de Cristo, el punto vernal estaba en el centro de Aries.
Constelación de Tauro Los acontecimientos en Tauro hablan, por así decirlo, de una «animación» cósmica. En su mayoría son un recordatorio de que tenemos que romper las paredes de la tradición y la rutina que podemos haber acumulado en tiempos anteriores. Los nuevos impulsos y aspectos, que pueden haber nacido en el silencio y la soledad humana, pugnan por llevarse a la realidad. Es como si las vocales y consonantes de un nuevo lenguaje, que hasta ahora no se conocían, tienen que ser aprendidas y practicadas en la vida. Si la humanidad o el ser humano no responden a la llamada de Tauro, entonces las fuerzas cósmicas «animaran» la evolución por medio de catástrofes; por ejemplo, la Guerra de los Treinta Años comenzó cuando Saturno estaba en la constelación de Tauro, y finalizó cuando Saturno retornó de nuevo allí. En aquellos tiempos, incluso todavía hoy, la humanidad tenía que hacer una cierta tarea y no lo quiso entender, y el resultado fue la Guerra de los Treinta Años. Acerca de esta tarea especial hablaremos más tarde.
Constelación de Géminis Los acontecimientos estelares en Géminis indican que la humanidad debe despertar para tareas y misiones en relación con el desarrollo de las fuerzas del Yo. Cuando Jesús nació ([medianoche] del 24 de diciembre, 1 AC), Saturno estaba en Géminis, y 30 años después, en el momento del Bautismo en el Jordán cuando el «YO SOY» encarnó en el cuerpo de Jesús, Saturno retornó de nuevo a Géminis. Entonces la tarea de la humanidad fue ser testigo de la vida de Cristo en la Tierra. Sólo unos pocos lo hicieron, pero fueron suficientes como para llevar adelante la corriente de la evolución humana. Justo en estos días (agosto de 1944) Saturno ha entrado de nuevo en la constelación de Géminis. Una vez más la humanidad se enfrenta a la tarea de la percepción del «YO SOY del mundo», a un nivel superior. Esperemos que suficientes seres humanos escuchen la llamada del mundo espiritual.
Constelación de Cáncer
En las descripciones anteriores hemos visto que Cáncer está conectado con la creación de los órganos de los sentidos dentro de la evolución del Antiguo Saturno. Fue una interacción entre los Espíritus del Amor y los Arcángeles, o en el lenguaje de las estrellas, de Cáncer y Capricornio. Así los eventos en Cáncer están reclamando «la vida en los sentidos». Luego se nos pide que dirijamos nuestra atención hacia lo que podemos percibir con nuestros sentidos en el mundo de la materia. Si podemos hacer esto sin ningún prejuicio, podremos ser capaces de percibir los misterios más profundos del universo. Podremos percibir el misterio de la muerte y del renacimiento en todas las esferas de la vida. Esto sucedió en el tiempo en el que Cristo vivió en la Tierra. En ese momento, incluso en el momento del Misterio del Gólgota, Saturno estaba en la constelación de Cáncer. Allí, el Reino de los Cielos estaba abierto al mundo de los sentidos humanos, porque Dios estaba presente en un cuerpo físico, visible a los ojos, y la Palabra de Dios se podía escuchar con los oídos —la Deidad podía ser abordada no sólo desde el mundo espiritual. De este modo, con el misterio de la muerte y la resurrección en el Gólgota, pudo ser percibido el rejuvenecimiento de todo el universo por algunos que estaban despiertos. Los que no estaban despiertos en sus sentidos sólo pudieron ver la muerte y la destrucción. Esto sucede si no se escucha la llamada de Cáncer, tal como ocurrió en el caso de la destrucción de Jerusalén (70 dC) cuando Marte estaba en Cáncer.
Constelación de Leo Los eventos en Leo piden la apertura del corazón humano hacia el lenguaje del universo. Encontramos a Leo relacionado con el metabolismo primigenio en el Antiguo Saturno, donde los Espíritus de Armonía junto a los Ángeles establecieron la digestión del calor en aquellos seres de calor. Eran como corazones cósmicos a través del cual los Dioses podían percibir las armonías de los mundos. Hoy en día, Leo sigue actuando de esa manera. Insta al ser humano a que se trasforme en un gran corazón, en una especie de instrumento musical cósmico a través del cual pueda fluir la corriente de la existencia universal y crear una nueva armonía de las esferas. Este es el lenguaje de Leo: que todos los seres existentes quieran ser despertados y renacer en el «órgano de percepción del corazón» humano. Muchas grandes individualidades en la historia espiritual de la humanidad, cada una a su manera, respondieron a esta llamada con la que se conectaron a Leo por su nacimiento. Entre ellos se encuentran el famoso poeta Novalis, H.P. Blavatsky y Rudolf Steiner. Todos ellos tienen a Saturno en Leo en el momento de su nacimiento.
Constelación de Virgo
Virgo se encuentra frente a la constelación de Piscis. El sacrificio de la sustancia-volitiva por los Espíritus de la Voluntad, que fue el fundamento de toda la materia física, está conectado con Piscis. Por lo tanto, si nos fijamos en la constelación de Piscis —y más aún en Virgo— entramos en el portal de los misterios de la sustancia y la materia. En la medida que estos misterios no están aún al alcance del ser humano, los acontecimientos en Virgo exigen mucho de los seres humanos. Piden la mayor devoción y amor hacia el mundo espiritual y al mundo de la existencia física. Allí tiene que desarrollarse una actitud interior; por ejemplo, la que tenía Goethe cuando miraba el mundo que se presentaba a los sentidos y que le permitieron experimentar el «Urpflanze» —la protoplanta. Debemos encontrar la actitud correcta, como la que desenvolvemos en la meditación o en los sacramentos religiosos. De este modo podemos encontrar el misterio de la sustancia y la transubstanciación. Los misterios de la transubstanciación, que se llevan a cabo con el funcionamiento de los poderes del destino, pueden revelarse si el ser humano cultiva las capacidades ocultas del alma. La Última Cena tuvo lugar cuando la Luna estaba en Virgo. Esto no quiere decir que las obras de Cristo dependan de las constelaciones o de las estrellas, pero revela la nueva actitud hacia las estrellas que viene al mundo por medio de Cristo. Hoy todavía estamos lejos de esta actitud; sólo podemos aprender paso a paso.
Nuestro universo estrellado se ha convertido en un mecanismo, cuyos movimientos podemos calcular como la estructura y movimientos de una máquina. Sin embargo, cuando Cristo anduvo en la Tierra escribió obras y palabras en los acontecimientos de este universo mecánico de tal manera que los rejuveneció. Así, Cristo dejó impreso en esta posición de la Luna en Virgo, el nuevo misterio de la transubstanciación que fue fundado por Cristo para el bien del futuro de la humanidad. Desde entonces, la Luna puede haber pasado miles de veces por esta Constelación y puede que no haya sucedido nada importante en la familia humana. Sin embargo, el que haya ocurrido una vez puede dar a la humanidad del futuro la posibilidad de llenar esta Constelación con un nuevo contenido espiritual de una voluntad que no será producto de un cálculo sino el resultado de la imaginación moral de las acciones humanas. En las anteriores descripciones de las constelaciones del Zodíaco, se han mencionado algunos planetas ─Saturno, Marte, Luna─. Esto sólo debe considerarse como ejemplos. El significado y las actividades de los planetas todavía han de ser resueltos en las siguientes Cartas. Hasta el momento, sólo deben tomarse como indicadores, como las manecillas del gran reloj de nuestro universo. Ellos están actuando como mediadores entre el zodíaco y la Tierra. El carácter de cómo influye el zodiaco se modifica de acuerdo a los diferentes planetas que se encuentran en estas constelaciones. Saturno tiene un poder de modificación muy diferente que, por ejemplo, Marte o la Luna. Pero estas modificaciones aún tenemos que elaborarlas en detalle