Aristóteles Onassis – Onassis – La La Audacia De Ser Uno Mismo (Parte I)
Aristóteles Onassis, nació el 20 de Enero de 1906 en Esmirna, una ciudad opulenta de la costa oeste de Turquía. Onassis perteneció a la clase de dueños de d e megafortunas, cifradas en miles de millones de dólares. En razón de la vasta publicidad publ icidad que le valieron sus amores tumultuosos con la célebre cantante lírica, María Callas y después con la viuda del presidente Kennedy, Jaqueline Bouvier, Onassis entró a formar parte de la historia mundial. Y, como suele ocurrir en estos casos, se han dicho numerosas medias verdades y falsedades con respecto a él. La más importante de ellas, referida a la modestia de sus orígenes. El rumor afirma, en efecto, que salió de una familia miserable; que su padre, para poder subsistir, se veía obligado a vender cachivaches en las calles y que su madre mad re era mucama; rumor que Onassis nunca trató de rectificar, al menos públicamente, pues desde luego contribuía a aumentar su gloria, con la que nunca dejó de soñar. Era consciente de la importancia de la imágen personal en el camino del éxito financiero. La verdad es que el padre p adre de Onassis, Sócrates, era un rico comerciante de un nivel social bastante elevado, pues ocupaba la presidencia del banco local y del hospital. Sin embargo, Aristóteles no fue de ningún modo un heredero. En efecto, cuando a los 17 años, a consecuencia de una disputa familiar, partió hacia América del Sur a la conquista de la fortuna, tan sólo llevaba la módica suma de 450 dólares, de los cuáles, el padre sólo le había dado 250.
Su padre consintió sólo a último momento en esa contribución, pues desaprobaba el viaje de su hijo. La relación de ambos estaba lejos de ser excelente y no se parecía en nada a la relación estrecha que caracterizaba a las familias griegas de la época. El padre de Aristóteles, de orígen campesino, que había amasado una fortuna con la fuerza de sus manos, era un hombre de disciplina rígida, lo animaba un agudo sentido del deber y no era en absoluto, cálido. Aristóteles, por su parte, se reveló muy pronto, enemigo de esa disciplina. Fue un niño y un adolescente turbulento e indisciplinado, cosa que disgustaba mucho a su padre. Otro hecho complicó la relación de ambos: La madre de Aristóteles, Penélope, murió cuando él tenía seis años. Apenas un año y medio después, su padre volvió a casarse con Helena y Aristóteles no aceptó nunca a esa madrastra, a la que consideró siempre una usurpadora. En la escuela, el joven Aristóteles se reveló como un “burro notable” y un “revoltoso de primer orden” (como muchos hombres que lograron enormes fortunas) y lo expulsaron de varios colegios. Era casi siempre el último de la clase. Un profesor, al recordarlo, dijo: Sus compañeros lo adoraban, pero tanto sus padres como profesores se desesperaban. Cuando todavía era muy chico, se podía notar con facilidad que sería uno de esos que se destruyen o triunfan de la manera más brillante. Si las notas escolares del joven “Aristo” (diminutivo con que lo llamaban desde chico y que tenía algo de premonitorio, respecto de la vida brillante que llevaría años después, a la manera de un verdadero Aristócrata), no eran nada brillantes. En compensación, sus disposiciones para el comercio (y la noción del dinero), se manifestaron en él, muy precozmente, como lo testimonia la siguiente anécdota: Uno de sus amigos había elaborado un modelo reducido de un molino de viento, juguete rudimentario compuesto por una vela de papel fija a una aguja, a su vez, fija a un trozo de madera. Orgulloso de su invento, el muchachito soñaba con producir varios modelos semejantes, con el objeto de venderlos. ¿Cuánto pides por tu molino?, le pregunto Aristóteles a su amigo.
Ehhh…no lo sé, digamos un alfiler. ¡Podre Idiota!, exclamó Aristóteles. Me pides un alfiler, cuando ya me das un alfiler, una vela y un pedazo de madera, sin contar el tiempo que has puesto en fabricar tu molino. “Fue así como recibí mi primera lección sobre la verdadera noción del beneficio”, concluye el amigo de Aristóteles. Sin duda, en ese momento ni imaginaba que acababa de recibir esa enseñanza de un “futuro gran maestro de las finanzas”.
===== Como podrás advertir, esta historia es la de un h ombre que supo alcanzar tal grado de superación a todo nivel, que me parece importante conocer un poco más de él. Aún queda mucho que contar, así que si deseas seguir leyendo esta historia, no te pierdas el próximo artículo. Atentamente Raúl Alejandro Rico Aranibar
Desarrollo Personal, Formación Financiera Básica & Éxito Integral