John Galán Casanova
14’287.893’850.128 y otros poemas
Colección Viernes Viernes de Poesía – 98 –
SEDE BOGOTÁ FACULTAD DE C IENCIAS HUMANAS FACULTAD DEPARTAMENTO DE LITERATURA
Bogotá, D. C., Colombia, mayo de 2013
© Universidad Nacional de Colombia FACULTAD FACUL TAD DE CIENCIAS CIENCI AS HUMANAS Departamento de Literatura ISBN: 978-958-xxx-xxx -x
14’287.893’850.128 y otros poemas © John Galán Casanova Fabio Jurado Valencia Coordinador Colección Viernes de Poesía Comité Editorial: Jorge Rojas, Enrique Rodríguez, Fabio Jurado
En la portada: pez betta de Liliana Rojas Producción: Diente de León. Editor para Corcas Editores SAS Impreso en Bogotá D.C. - Colombia Mayo de 2013.
Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier cualquier medio sin la autorizació autorizaciónn escrita del titular de los derechos patrimoniales.
Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia John, Galán Casanova 19xx14’287.893’850.128 y otros poemas poemas / Galán Casanova John. – Bogotá : Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas. Departamento de Literatura, 2013 36 p. – (Colección viernes de poesía ; 98) Incluye referencias bibliográficas ISBN : 978-958-xxx-xxx 978-958-xxx-xxx-x -x 1.
Poesía colombiana - Siglo XXI 2. Literatura colombiana - Siglo XXI I. Tít. II. Serie
CDD-21 861.727 / 2013
Contenido Pródigas, 4 Escrituras, 2 Cavilaciones de viejo, 1 Cavilaciones de viejo, 6 El exceso Aerolitos en la autopista Poder despreciar 14’287.893’850.128 Sobre los contestadores telefónicos Érase una vez AyYa Medellín, 1993 Esta ciudad [El ascensor de la fortuna] De las criadas contra los arquitectos Generación X Defensa del ebrio que cae en el bar Puro paródico crítico Naturaleza muerta, 2 La fama Colibrí Todo bajo control control,, 1 Todo bajo control control,, 2 Todo bajo control control,, 4 Lavaplatos en U.S.A. Sí AY agujas, 4 Antología del otro insomnio Sí AY agujas, 5 Fotopoema
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Pródigas, 4 Ningún licor, ni siquiera éste que mi padre gozoso de mi regreso, me brinda embriaga la ansiedad que me incitó a partir un día, el vientre de las mujeres extranjeras tampoco la detuvo. Ahora que estoy limpio, ornado con hermosos atavíos, y mientras el fuego adereza el lomo degollado en mi honor resiento la sonrisa presuntuosa del gentío orgulloso de mi fracaso y el gesto hosco de mi hermano quien no perdona que nuestro padre me haya perdonado pero sobre todo me tortura el corazón amoroso de mi padre: cuánto sufrirá mañana al enterarse que lo abandono de nuevo, no podrá comprender por qué prefiero dejarlo y largarme a cuidar cerdos.
Ramón Gerónimo Olvera
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Escrituras, 2 Pienso en mi padre escribiendo en dos ocasiones de su vida. Para conquistar a mi madre escribiría versos que ella guardaba en una caja de zapatos aún refundida en su memoria. Luego, lamentando la hermana consumida por la enfermedad, redactó a máquina un par de cuartillas. Episodios sobre conquistas ya aborrecidas, mensajes para voces sin retorno, quien escribe infunde a la palabra su carga de ausencia y destiempo.
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Cavilaciones de viejo, 1 La voz de un hombre aumenta su valía con el pasar del tiempo. Las palabras atesoran con los años la resonancia de los días y el registro de los lugares. No obstante, llega un momento –un instante preciso– en que la voz se quiebra y empieza a depreciar todo su haber. En adelante cada conversación allana el camino a cuyo término espera la última palabra.
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Cavilaciones de viejo, 6 I Hoy vendrá la parentela con sus risas y sus frases y sus obsequios. No me atrevo a desdeñar tales gestos, pero en realidad nada tengo que celebrar. Ninguna caja traerá encubierta la esperanza. II Es la vida que termina por confundirnos en el tiempo: en sus estragos, en sus caprichos. El sueño dura poco, la vigilia transcurre evocando un “salimos adelante” que ha quedado muy atrás. III Otro año, un año más bregando como una vieja máquina por conservar el calor. Persisto. En tan difícil intercambio de aire con el aire, persisto.
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El exceso El exceso de T.V. no remuerde. El exceso de alcohol es obligatorio. El exceso de trabajo es legal y perjudica la salud. El exceso de velocidad es la rebeldía de los lerdos. El exceso de drogas no da abasto. El exceso de sexo no se siente. El exceso de luz eclipsa la noche. El exceso de noche es elixir de fantasmas. El exceso de campesinos acampando frente a las alcaldías. El exceso de plagas que no atajan los pesticidas. El exceso de estudio sin pasión, de mediocridad dentro y fuera del salón. El exceso de sordo llanto y de ira en las voces de los niños. Y los madrazos, los portazos y los trancazos a los objetos. El exceso imposible del amor am or,, el exceso de la danza de la muerte, el exceso de lujo, de codicia, de violencia. El exceso nuestro de cada día.
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Aerolitos en la autopista ¿Hasta cuándo hemos de surcar raudos la noche como aerolitos en la autopista? Husmeando de sitio en sitio, sin establecernos, siempre zarpando, siempre de salida. Mirad a ese anciano recostado en la puerta de su casa: ¿alcanzaron a verlo? Yo lo vi desde mi vacío a 100 km/h. Ese hombre lento y acabado tiene más posesión del universo que cualquiera de nosotros, patas de mosca, saltando de un video a otro, de un amor a otro, de una emisora a otra. Pisando frenéticas huellas en pistas de baile, como queriendo borrar cada rastro del camino recorrido. Tan hermosos, tan modernos, tan indolentes. Todos juntos, todos solos, todos cerca, pero no lo suficiente.
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Poder despreciar Me hastía la familia, se me agota la pareja, no tengo hijos. Para estos días nada como salir a la calle y adoptar un hermano por unas cuantas horas. Nada como estar a solas con el dolor y permanecer así. Con el cuarto vacío de fotografías, la casa llena de habitaciones vacías y un foso profundo alrededor para mantener a raya las jaurías del afecto. Y poder despreciar.
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14’287.893’850.128 Allá, el teléfono debe estar repicando sin parar, cada campanada como una sonda de radar por todo el apartamento. Acá, yo solo escucho un pito tenue y pausado con intersticios de silencio que quisiera interrumpieras con tu voz. Pero no estás, y como no estás decido entonces marcar un teléfono de 14 cifras: 14’287.893’850.128. Es un teléfono celeste, donde tampoco contestan. Es un teléfono del futuro, de cuando nuestras ciudades contengan tan monstruosa aglomeración de gentes. Ni tú, ni Dios, ni el futuro me contestan, ¡coño! Mejor compro un pan con esta moneda, o se la doy a un mendigo. He apostado tres veces a que caiga cara y ha salido siempre sello.
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Sobre Sob re los contestado contest adores res telefónicos t elefónicos Mi amiga N. gastó su última quincena en un contestador telefónico. Le hizo un lugar en una repisa y lo instaló luego de traducir con dificultad el manual de instrucciones. A los cinco días llamó deprimida a contarme que no había recibido llamada alguna. Hace un segundo volvió a llamar, esta vez quejándose de un maniático que insiste en dejarle mensajes obscenos. ¡Cómo serás de desagradecida! –le he dicho–. El maniático soy yo, con un pañuelo en la bocina, que llamo para hacerte compañía.
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Érase una vez Érase una vez un pollo que, harto de permanecer en su huevo, arremetió contra la cáscara a picotazos y, estirando el pescuezo, vio y comprendió. Vio la lámpara de la incubadora y comprendió que era el sol que lo proveía de luz y calor. calor. Vio a los demás pollos y comprendió que vivían apiñados cual botellas en el refrigerador re frigerador.. Vio las hembras a un lado y los machos a otro y comprendió que pasarían sus vidas fascinad@s por el sexo sin llegar nunca a entenderlo. Vio que unos y otras pasaban el tiempo pavoneándose de sus músculos y comprendió que l@s alimentaban con hormonas, que continuarían aderezando sus cuerpos hasta el matadero. Habiendo visto y comprendido tantas cosas, el pollo resolvió fugarse de la granja y marchó a fundar una secta anarquista.
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AY YA Otro día, un día más bregando con la vieja máquina por conservar el calor. Vuelve Vuelve y juega la andanada de palabras en la mente, el pajar del tiempo lleno de agujas. Respiro mal, voy con el siglo. Ignoro los barrotes por educación, aprendo a cuidar las pertenencias de la prisión. Me siento mal, me siento bien, estoy mal, estoy bien. El AY llama al YA, el HOY llama al YO. Me asfixio y tramo. Las arañas tejen su tela y así yo desmadejo del vientre una leve fibra de aliento. En tan difícil intercambio de aire con el aire, persisto.
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Medellín, 1993 A más velocidad, más ligereza en el tiempo. Hay cosas que sólo advierte el oído con tiempo, detenido, perplejo. De la voz saldrán poemas calientes, quien quiera que pruebe, quien se queme que se queme. Que las reglas de etiqueta estampen encima: es poesía – no es poesía. Hemos sido ratones de biblioteca, bebido a manos llenas del silencio y la lectura. Pero también somos –¡AY-YA!– ratas de alcantarilla, y de cuando en vez hemos héchole visita a los primos ratones del campo. Y más que eso los vemos acá en la ciudad, esquivando carros, armando ranchos al pie de la autopista. Hemos hablado con sus hijos crecidos en las paredes de la montaña y les hemos escuchado decir: ¿Te imaginás todos los jóvenes bajando con banderas y con antorchas a la gran ciudad que brilla y duerme como un niño, te imaginás? Era demasiado pedir al orden. Unos encuentran la manera de negociar contra el olvido del lugar natal y crecer, otros Rodrigo Des siguen bajando, siguen bajando por el precipicio.
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Esta ciudad Esta ciudad provoca ganas de escribir un poema antirrobo. Un poema de máscaras de hierro, donde las rejas de puertas y ventanas se propagan al cerco de la cara y le sirven de antifaz. Esta ciudad provoca ganas de escribir poemas quitamanchas. Manchas de pegante en labios de niñ s, manchas de adult s llevando costales de tiempo perdido. Manchas en la risa de los candidatos, en el sueño de los asesinos, en los nudos de manos inermes, lentas manchas de petróleo y tóxicos que reptan sobre el río. Esta ciudad urge, no te deja en paz, parece decir al oído: vuélvete loco de amor amor,, escribe un salmo que haga mi faz menos inhóspita. Y los templos abren sus puertas para sentarse en silencio a observar la cabeza blanca de l s viej s, ignorando qué increíble modo de amar conservan. De ahí sales a la calle a fluir en un llanto tibio y transparente, haciendo imágenes con el dolor para que el llanto sea colectivo y lloremos todos la muerte de los sentimientos. Porque qué orfandad de sentimientos entraña sobrevivir en esta ciudad.
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[El ascensor ascensor de la fortuna] El año comienza en febrero. Hombres y mujeres de todos los sexos toman su puesto en el ascensor de la fortuna [¡la fortuna, el éxito, la plata!]. Pero algo anda mal, algo no marcha, el ascensor no sube, la flecha no avanza. Hombro con hombro, codo contra codo, el año se acaba y nada. Empieza la angustia, empieza la asfixia en el ascensor de la fortuna. Y el año se acaba y nada, el año se acaba y nada. Algo anda mal, algo no marcha, el ascensor no sube, nadie se baja.
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De las criadas cri adas contra contra los arquit arquitectos ectos Nuestros cuartos ocupan un par de centímetros en sus hojas de papel mantequilla. Tan diminutos, que un niño no podría dibujar en ellos a alguien de cuerpo entero. Una cosa es el plano, otra la realidad, pero aquí lo uno parece mezclarse con lo otro, la realidad se confunde con la brevedad del modelo. Seguro que nunca han tenido que pasar una temporada en estos agujeros donde los sueños se comprimen y el aliento enrarece el aire y se pega como un vaho. Si alguna vez se derrumban estos edificios de cartón, nosotras sufriremos menos que ustedes. Sepultados en vida, sabrán al fin lo que es tratar de subsistir con poco aire y poca luz.
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Generación X ¡Oh juventud, imaginas demasiado muertes prematuras! El mundo se nos sale de las manos. Veníamos creciendo sin tregua t regua y de pronto resulta que el tiempo no avanza más, se atasca. Ya no somos tan recientes, no brilla tanto la juventud. Imaginando futuro la juventud se amarga y rota la fluidez del vivir nos atrapa la proximidad de la muerte. Y nos aísla más la ausencia de tant s buen s amig s, y te quedas sola, casa, madre, ciudad. Poco tiempo, poco amor, poca paciencia entre manos, el refugio del amor bulle de habitaciones separadas. ¡Oh juventud, imaginas demasiado, imaginas enfermiza muertes prematuras!
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Defensa del ebrio que cae en el bar Abran campo que ahí voy, háganme un espacio en el colchón del ridículo. Estoy ebrio como un barco y tengo derecho a un lugar en ese lecho. Será una caída limpia, búrlense si quieren, es asunto suyo. Lo mío está en caer. ¡Al diablo con tanto cuidado de sí mismo! Tanta Tan ta mesura, tanta compostura y corrección. Veo otros a mi m i alrededor pogueando, intentan romperse a codazos y eso no está mal visto. Veo parejas de desconocid@s fingiendo familiaridad, ignorando la precariedad de los afectos. ¿Por qué tales conductas no resultan censurables y en cambio la mía sí? ¿Acaso porque prefiero hacérmela solo y no a dúo o en coro? Tod s estamos haciendo el ridículo en este lugar lugar,, ¿cómo no notarlo? Así que abran campo, háganme campo en la blanda espuma del ridículo.
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Puro paródico crítico En esta era ensalada de retórica aun lo que pregona deconstruir está pasmado. La maquinaria reparte por un extremo automóviles y celulares, y por el otro, miseria, extrema miseria. Telón de realidad sobre la realidad, la T.V. reina con su garrote de noticias y su zanahoria de entretenimientos. Los bosques de pantallas no dejan ver el árbol de la avenida. Los días son arena entre la mano anotando citas en la agenda, clamando a ciegas por el hoyo telefónico. Las ovejas del instinto saltan en sueños las vallas de la publicidad y despiertan exhaustas en el redil de la cultura. El hermano lobo aguarda tras la esquina el nacimiento de la herida en un hombre nuevo. La ciudad luminaria en la faz de Caperucita buscando el amor amor.. La abuela, en casa, se conserva empacada al vacío. Cenicienta descocada no volverá antes del alba, la seducen el éxtasis y la música trance.
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Naturaleza muerta, 2 Mi abuelo yace hace siglos en el cuarto contiguo. Sus enfermeras vigilan, cambian de turno cada ocho horas. Una de ellas murió en este tiempo, otra alcanzó a jubilarse. En un almacén para espías he comprado un anillo con una cápsula de cianuro. Si no soy capaz de dárselo al viejo he de guardarlo para mí, por si alguna vez resulto centro de semejante atención.
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La fama Yo digo que la fama tiene pésimos planes de mercadeo para nuestro gremio. Llega demasiado tarde, como uno de esos viajes a Tierra Santa que ofrecen a los abuelos cuando ya no logran discernir entre Egipto y Palestina. ¿Para qué sirve la fama en la vejez? ¿Para perturbar el tiempo de la siesta de entrevista en entrevista? La fama va mejor con la juventud, cuando aún tenemos ánimo para la vagamundería. Haciéndose presente desde un principio, la fama traería un beneficio adicional: el novel escritor podría dedicar a su labor la energía que consume día tras día su delirio de grandeza.
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Colibrí Recuerdo cuando escribía cual pájaro meditabundo: los meses transcurrían entre picotazo y picotazo. Pasé 1.800 días escribiendo un libro y sus 40 poemas. Ahora es distinto: estoy aferrado enconadamente al árbol de la vida, como un virus, como un amante terco, inclaudicable. Escarbo en lo oscuro como un minero con una luz en mitad de la frente y al picotear sin tregua en mi cabeza vibran las alas de un colibrí.
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Todo bajo control, 1
¿Matrix ciencia ficción? ¿Mad Max ciencia ficción? ¿Ray Bradbury ficción? A cien mil pies de altura, un satélite podría verme salir del edificio. American Korp, compañía de seguridad con sede en Washington, compró una base de datos con las identidades de tod@s l@s ciudadan@s de Colombia. En la pantalla de sus computadoras los números de nuestras cédulas caen en cascada. ¿Matrix ciencia ficción? ¿Mad Max ciencia ficción? ¿Bradbury ficción? Nada de eso, historia en futuro cuasipresente. En medio de las noticias de la noche llamo a saludar a la familia. Mi padre contesta.
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Lo veo sentado con su ruana frente al par de televisores. En una pantalla el noticiero, en la otra un partido mudo de fútbol. Junto a la ruana tiene el estuche de los anteojos, los controles de ambos televisores y el celular. Sobre su cabeza, el retrato enmarcado de los abuelos preside la escena. Desde su peldaño de posteridad, con el semblante austero y un asomo de ironía en la mirada, parecen decir: todo bajo control.
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Todo bajo control, 2 … carro bomba deja 85 muertos en Irak, descuartizados padre, madre y su pequeño hijo en San José de Apartadó, y vamos a los goles… También yo tengo la mirada cautiva ante el paisaje vertical de la pantalla. También yo despierto y repaso las noticias del día anterior, anterior, que se repetirán al mediodía, a las siete, a las nueve, a las once de la noche. Con su dicción irreprochable, simpatía remunerada y melodiosa voz, el presentador me es más familiar que el vecino o el tendero. Durante los comerciales, a partir de tantas horas de tragedias indoloras y miseria desplomada en el sofá, describo esta apacible iniquidad.
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Todo bajo control, 4 Cómo ibas tú a adivinar, querido Borges, que google, yahoo, facebook y hotmail vendrían a ser los senderos del jardín que se bifurca. No imaginaste el infinito aleph en los botones del control remoto, ni a ti mismo como un átomo en el laberinto de la red. La T.V. llegó a cada casa como caja de Pandora, como caballo de Troya a levantar los puentes del tiempo. Recluido a sus anchas, el televidente: minotauro lelo ante la pantalla, ahíto de vida y muerte a domicilio.
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Lavaplatos Lavapla tos en U.S.A. U.S.A. Abro el grifo y me sumerjo en el río del tiempo. El lavaplatos es la cascada de la infancia encogida por los años. El agua cae y hace que se arruguen las yemas de mis dedos. Ante montañas de loza como único horizonte, no me quejo: el trabajo es simple, da para ahorrar unos buenos dólares. Al regresar a Colombia construiré una piscina en el patio de la casa.
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Sí AY agujas, 4 No me ofrezcas tanto amor, amor, cariño. Cultivo una ardiente soledad. Repara en la luz del día: llega, refulge, decae, espejismo y revelación. La isla del presente, esta noche que acaba, es aún cercanía. Cada rostro tarda en dejar huella, deslumbra y nos deja como ciegos, abandonados al tacto de ínfimas caricias y abrazos sin eco.
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Sí AY agujas, 5 A diferencia de Z, entendiste (y eso me hace recordar a N) que A + B nunca resulta ser la misma ecuación. O dio en el clavo al decir: ¿creíste vivir con P lo que en vano habías anhelado repetir con S? Tú, E, F, K o M le habrían reinventado el mundo a cualquiera, ya ves… Si, como parece, ocurre ahora lo que desató H, advirtió C y Z ignora, no me asombra. Al lado de T y de R seré otra letra en tu abecé. Una cuenta del collar donde te ensartas.
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Antología del otro insomnio
Fotopoema I El mundo ocurre a la vista del poeta. El poeta parpadea cierra un ojo entorna el otro y ¡clic! retiene el curso del tiempo. Pasa el viento y no cesa, se queda avivando la transparencia. II El ojo avizor se aviene, se aproxima. Los actos y los objetos revelan su belleza, su íntima fuerza inadvertida. III ¿Qué irradia el fotógrafo, que la gente acude a reflejarse en su mirar? Los rostros entreabren ecos y presagios. Huellas del pasado
y fulgor del porvenir en cada gesto.
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IV Observamos, vemos, fisgoneamos. Siempre mirando, miramos tanto que cada noche urge verter en la almohada el caudal de imágenes del día. El poeta va y viene del paisaje incesante al paisaje entre líneas de su mano. V Dejar de d e mirar, la muerte será eso. (De ahí el gesto piadoso al cerrar los ojos de los muertos). Dejar de d e mirar, aplacar el vértigo de la mirada, el vuelo de la luz. A la memoria de Damário da Cruz, Cruz, fotopoeta (1953-2010). Salvador da Bahía, Brasil, 2006
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El autor John Galán Casanova. Poeta, ensayista, traductor traductor,, coordinador de talleres literarios. Graduado en Literatura por la Universidad Nacional de Colombia. Ha publicado los poemarios: ALMAC N AC ST STA A, Premio Nacional de Poesía Joven de Colcultura en 1993; El coraz´n portátil (1999); A (1999); AY y Árbol talado Y-Y -YA A (2001); (2001); y Árbol talado, XV Premio Internacional de Poesía Villa de Cox, en Alicante, España, (2010). Autor de la biografía Luis Tejada. Vida breve, crítica crónica (2005). Como traductor, ha publicado El tiempo que me escribe, escribe, antología del poeta brasilero Affonso Romano de brasileros (2013). Actualmente Sant’Anna (2012), y Once poetas brasileros (2013). es catedrático del Departamento de Literatura de la Universidad de Los Andes en Bogotá.
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Se terminó de imprimir en Bogotá, D.C. el 25 de mayo de 2013 en los talleres de Corcas Editores, con la producción de Diente de León. Editor. En la composición se utilizaron fuentes Life y Grotesque MT.
Departamento de literatura viernesdepoesía