CAPITULO 1 Conc Concep epto to de Iluminismo )
Ilum Ilumin inis ismo mo
(Ado (Adorn rnoo-Ho Hork rkhe heim imer er,
Dialéctica
del
El iluminismo, en el sentido más amplio de pensamiento en continuo progreso, ha perseguido siempre el objetivo de quitar el miedo a los hombres y de convertirlos en amos. Pero la tierra enteramente iluminada resplandece bajo el signo de una triunfal desventura. El programa del ilum ilumin inis ismo mo co cons nsis istí tía a en libe libera rarr al mund mundo o de la ma magi gia. a. Se prop propon onía ía,, mediante la ciencia, disolver los mitos y confutar la imaginación !acon, "el padre de la #losofía #losofía e$periment e$perimental%, al%, &'( recoge ya los diversos temas. )esprecia a los partidarios de la tradición, quienes "primero creen que otros saben lo que ellos no saben* luego suponen saber ellos mismos lo que ellos no saben. +a credulidad, la aversión respecto a la duda, la prec precip ipit itac ació ión n en las las res espu pues esta tas, s, la peda pedant nter ería ía cult cultur ural al,, el temo temorr a contradecir, la indolencia en las investigaciones personales, el fetichismo verbal, la tendencia a detenerse en los conocimientos parciales todo esto y otras cosas más han impedido las felices bodas del intelecto humano con la naturalea de las cosas, para hacer que se ayuntase en cambio con conceptos vanos y e$perimentos desordenados. Es fácil imaginar los frutos y la desc descen ende denc ncia ia de una una unió unión n tan tan glor glorio iosa sa.. +a impr impren enta ta,, inve invenc nció ión n grosera* el ca-ón, que estaba ya en el aire* la brjula, conocida ya en cierta medida antes /qu0 cambios no han aportado, la una al estado de la ciencia, el otro al de la guerra, la tercera al de las #nanas, el comercio y la nave navega gaci ción ón11 2 hemo hemoss dado dado co con n es esta tass inve invenc ncio ione nes, s, repit epito, o, ca casi si por por casualidad. +a superioridad del hombre reside en el saber, no hay ninguna duda respecto a ello. En el saber se hallan reunidas muchas cosas que los reyes eyes co con n todo todoss sus sus teso tesorros no pued pueden en co comp mpra rar, r, so sobr bre e las las cual cuales es su autoridad no pesa, de las que sus informantes no pueden darles noticias y hacia cuyas tierras de origen sus navegantes y descubridores no pueden enderear el curso. 3oy dominamos la naturalea sólo en nuestra opinión, y nos hallamos sometidos a su necesidad* pero si nos dejásemos guiar por ella en la invención, podríamos ser sus amos en la práctica%. &4( !ien !ien que que ajen ajeno o a las las ma mate temá máti tica cas, s, !aco !acon n ha sa sabi bido do desc descub ubri rirr co con n e$actitud el animus de la ciencia sucesiva. El feli connubio en que piensa, entr entre e el inte intele lect cto o huma humano no y la natu natura rale lea a de las las co cosa sas, s, es de tipo tipo patriarcal el intelecto que vence a la superstición debe ser el amo de la naturalea desencantada. El saber, que es poder, no conoce límites, ni en la esclaviación de las criaturas ni en su fácil aquiescencia a los se-ores del mundo. Se halla a disposición tanto de todos los #nes de la economía burguesa, en la fábrica y en el campo de batalla, como de todos los que quieran manipularlo, sin distinción distinción de sus orígenes. +os +os reyes no disponen disponen de la t0cnica más directamente que lo que hacen los mercaderes la t0cnica es democrática como el sistema económico en que se desarrolla. +a t0cnica es la esencia de tal saber. )icho saber no tiende 5sea en 6rie 6rient nte e co como mo en 6cci 6ccide dent nte5 e5 a los los co conc ncep epto toss y a las las imág imágen enes es,, a la felicidad del conocimiento, sino al m0todo, a la e$plotación del trabajo, al capita capitall privad privado o o estata estatal. l. 7odos odos los descub descubrim rimien ientos tos que aun prome promete te segn egn !ac aco on so son n a su ve inst instrrume ment ntos os la radio adio co como mo impr impren enta ta
sublimada, el avión de caa como artillería más e#ca, el proyectil guiado a dist distan anci cia a co como mo brj brjul ula a má máss se segu gura ra.. +o que que los los homb hombrres quie quierren aprender de la naturalea es la forma de utiliarla para lograr el dominio integral de la naturalea y de los hombres. 8inguna otra cosa cuenta. Sin miramientos hacia sí mismo, el iluminismo ha quemado hasta el ltimo res esto to de su prop propia ia auto autoco conc ncie ienc ncia ia.. Sólo Sólo el pens pensam amien iento to que que se hace hace violencia a sí mismo es lo su#cientemente duro para traspasar los mitos. fren frente te al ac actu tual al triu triunf nfo o del del "s "sen enti tido do de los los hech hechos os%, %, incl inclus uso o el cred credo o nominalista de !acon resultaría sospechoso de metafísica y caería bajo la acusación de vanidad que 0l mismo formuló contra la escolástica. Poder y conocer son sinónimos. &9( +a est0ril felicidad de conocer es lasciva tanto para !acon como para +utero. +o que importa no es la satisfacción que los hombr hombres es lla llaman man verdad verdad,, sino sino la operation, el procedimiento e#ca* "el verdadero #n y tarea de la ciencia% reside no en "discursos plausibles, edi# edi#ca cant ntes es,, dign dignos os o llen llenos os de efec efecto to,, o en supu supues esto toss argu argume ment ntos os evidentes, sino en el empe-o y en el trabajo, y en el descubrimiento de detalles antes desconocidos para un mejor equipamiento y ayuda en la vida%. &:( 8o debe e$istir ningn misterio, pero tampoco el deseo de su revelación. +a libe libera raci ción ón del del mund mundo o res espe pect cto o a la ma magi gia a es la liqu liquid idac ació ión n del del animismo. ;enófanes ridiculia a los dioses mltiples, que se asemejan a sus creadores, los hombres, con todos sus accidentes y defectos, y la lógica más reciente denuncia las palabras convencionales del lenguaje como co mo mone moneda dass fals falsas as que que co conv nvie iene ne sust sustit itui uirr por por fches neutrales. neutrales. El mundo se convierte en caos y la síntesis en salvación. 8o hay ya ninguna diferencia entre el animal tot0mico, los sue-os del visionario y la idea absoluta. En su itinerario hacia la nueva ciencia los hombres renuncian al signi#cado. Sustituyen el concepto por la fórmula, la causa por la regla y la probabilidad. +a causa ha sido el ltimo concepto #losó#co con el cual la crítica cientí#ca ha arreglado cuentas, puesto que era el nico de los viejos que an se le resistía, la ltima seculariación del principio creador. )e#nir )e#nir moder modernam nament ente e susta sustanci ncia a y cualid cualidad, ad, activi actividad dad y pasión pasión,, ser y e$is e$iste tenc ncia ia,, ha sido sido,, desd desde e !aco !acon n en adel adelan ante te,, inte interr0s y tar tarea de la #losofía* pero la ciencia se desentendía ya de estas categorías. 3abían sobre sobreviv vivido ido como como idola theatri de la vieja metafísica, y eran ya, en los tiempos de aqu0lla, monumentos de entidad y fueras de la prehistoria, cuya vida y muerte habían sido e$puestas y traadas en los mitos. +as catego categoría ríass median mediante te las cuales cuales la #losof #losofía ía occide occidenta ntall de#nía de#nía el orden orden eter eterno no de la natu natura rale lea a,, se se-a -ala laba ban n punt puntos os ya oc ocup upad ados os por por 6cno 6cnoss y Pers0fona,
#losó#co. Pero en la herencia platónica y aristot0lica de la metafísica el iluminismo reconoció las antiguas fueras y persiguió como superstición la pretensión de verdad de los universales. El iluminismo cree an descubrir en la autoridad de los conceptos generales el miedo a los demonios, con cuyas imágenes y reproducciones los hombres buscaban, en el ritual mágico, in>uir sobre la naturalea. < partir de ahora la materia debe ser dominada más allá de toda ilusión respecto a fueras superiores a ella o inmanentes en ella, es decir, de cualidades ocultas. +o que no se adapta al criterio del cálculo y de la utilidad es, a los ojos del iluminismo, sospechoso. 2 cuando el iluminismo puede desarrollarse sin perturbaciones provenientes de la opresión e$terna, el freno desaparece. Sus mismas ideas sobre los derechos de los hombres terminan por correr la suerte de los viejos universales.
icto, rinden homenaje al principio de la racionalidad analítica que reprochan al iluminismo. El iluminismo es totalitario. En la base del mito el iluminismo ha visto siempre antropomor#smo, la proyección de lo subjetivo sobre la naturalea. &A( +o sobrenatural, espíritus y demonios, serían imágenes re>ejas de los hombres, que se dejaban asustar por la naturalea. +as diversas #guras míticas son todas reducibles, segn el iluminismo, al mismo denominador, es decir, al sujeto. +a respuesta de Edipo al enigma de la Es#nge 5% el hombre%5 vuelve indiscriminadamente, como solución estereotipada del iluminismo, ya se trate de un troo de signi#cado objetivo, de las líneas de un ordenamiento, del miedo a fueras malignas o de la esperana de salvación. El iluminismo reconoce a priori, como ser y acaecer, sólo aquello que se deja reducir a una unidad* su ideal es el sistema, del cual se deduce todo y cualquier cosa. En eso no se distinguen sus versiones racionalista y empirista. Pese a que las diversas escuelas podían interpretar diversamente los a$iomas, la estructura de la ciencia unitaria era siempre la misma. El postulado baconiano de una scientia universalis &B( es 5pese al pluralismo de los campos de investigación5 tan hostil a lo que no se puede relacionar como la mathesis universalis leibniiana al salto. +a multiplicidad de las #guras queda reducida a la posición y el ordenamiento, la historia al hecho, las cosas a materia. Segn !acon, debe subsistir entre los principios supremos y las proposiciones empíricas una cone$ión lógica evidente a trav0s de los diversos grados de universalidad. )e Caistre lo toma en broma diciendo que posee une idole d´ échelle. &D( +a lógica formal ha sido la gran escuela de la uni#cación. +a lógica formal ofrecía a los iluministas el esquema de la calculabilidad del universo. +a equiparación de sabor mitológico de las ideas con los nmeros en los ltimos escritos de Platón e$presa el anhelo de toda desmitiación el nmero se convierte en el canon del iluminismo. +as mismas ecuaciones dominan la justicia burguesa y el intercambio de mercancías. "8o es acaso la regla de que sumando lo impar a lo par se obtiene impar, un principio tanto de la justicia como de la matemáticaF 2
no e$iste una verdadera correspondencia entre justicia conmutativa y distributiva por un lado y proporciones geom0tricas por el otroF% &'G( +a sociedad burguesa se halla dominada por lo equivalente. 7orna comparable lo heterog0neo reduci0ndolo a grandeas abstractas. 7odo lo que no se resuelve en nmeros, y en de#nitiva en lo uno, se convierte para el iluminismo en apariencia* y el positivismo moderno con#na esto a la literatura. Hnidad es la palabra de orden, desde Parm0nides a Iussell. Se contina e$igiendo la destrucción de los dioses y de las cualidades. Pero los mitos que caen bajo los golpes del iluminismo eran ya productos del mismo iluminismo. En el cálculo cientí#co del acontecer queda anulada la apreciación que el pensamiento había formulado en los mitos respecto al acontecer. El mito quería contar, nombrar, manifestar el origen y por lo tanto tambi0n e$poner, #jar, e$plicar. Esta tendencia se vio reforada por el e$tendimiento y la recompilación de los mitos, que se convirtieron en seguida, de narraciones de cosas acontecidas, en doctrina. 7odo ritual implica una concepción del acontecer, así como del proceso especí#co que debe ser in>uido por el encantamiento. Este elemento teórico del ritual se tornó independiente en las primeras epopeyas de los pueblos. +os mitos, tal como los encontraron los trágicos, se hallan ya bajo el signo de esa disciplina y ese poder que !acon e$alta como meta. En el lugar de los espíritus y demonios locales había aparecido el cielo y su jerarquía, en el lugar de las prácticas e$orciantes del mago y la tribu, el sacri#cio graduado jerárquicamente y el trabajo de los esclavos mediatiado mediante el mando. +as divinidades olímpicas no son ya directamente id0nticas a los elementos, sino que los simbolian. En 3omero, Jeus preside el cielo diurno,
soberanía sobre lo e$istente, en la mirada patronal, en el mando. El mito perece en el iluminismo y la naturalea en la pura objetividad. +os hombres pagan el acrecentamiento de su poder con el e$tra-amiento de aquello sobre lo cual lo ejercitan. El iluminismo se relaciona con las cosas como el dictador con los hombres, pues el dictador sabe cuál es la medida en que puede manipular a 0stos. El hombre de ciencia conoce las cosas en la medida en que puede hacerlas. )e tal suerte el en-sí de 0stas se convierte en para-él. En la transformación la esencia de las cosas se revela cada ve como la misma como fundamento del dominio. Esta identidad funda y constituye la unidad de la naturalea. +a cual se hallaba escasamente presente en la evocación mágica, como unidad del sujeto. +os ritos del shamán se dirigían al viento, a la lluvia, a la serpiente e$terior o al demonio en el enfermo, y no a materias o registros. 2 quien practicaba no era el espíritu uno e id0ntico 0ste variaba de acuerdo con las máscaras del culto, que debían asemejarse a los diversos espíritus. +a magia es una falsedad sanguinolenta, pero en ella no se llega todavía a esa negación aparente del dominio por la cual el dominio mismo, transformado en pura verdad, se coloca como base del mundo caído en su poder. El mago se torna similar a los demonios* para asustarlos o para aplacarlos adopta actitudes horribles o mansas. Por más que su o#cio sea la repetición, an no se ha proclamado 5como el hombre civil, para quien los modestos terrenos de caa se reducirán al cosmos unitario, a la síntesis de toda posibilidad de presa5 copia e imagen del poder invisible. Sólo en la medida en que es &y se conserva( hecho a semejana de ese poder consigue el hombre la identidad del Sí, que no puede perderse en la identi#cación con otro, sino que se posee de una ve para siempre, como máscara impenetrable. Es la identidad del espíritu y su correlato, la unidad de la naturalea, ante la cual sucumbe la multitud de las cualidades. +a naturalea privada de sus cualidades se convierte en materia caótica, objeto de pura subdivisión, y el Sí omnipotente en mero tener, en identidad abstracta. En la magia la sustituibilidad es especí#ca. +o que le acontece a la lana del enemigo, a su pelo, a su nombre, le acontece tambi0n a su persona* la víctima sacri#cial es ejecutada en lugar del dios. +a sustitución en el sacri#cio es un progreso hacia la lógica discursiva. Lncluso si la cierva que era preciso sacri#car por la hija o el cordero que había que ofrecer por el primog0nito debían poseer an cualidades especí#cas, representaban sin embargo ya la especie, tenían ya la accidentalidad arbitraria del catálogo. Pero el carácter sacro del hic et nunc , la unicidad del elegido, que incluso el sustituto asume, lo distingue radicalmente, lo convierte, incluso, en el cambio, en insustituible. +a ciencia pone #n a esto . 8o hay en la ciencia sustituibilidad especí#ca víctimas, sí pero ningn dios. +a sustituibilidad se convierte en fungibilidad universal. Hn átomo no es desintegrado en sustitución, sino como espécimen de la materia, y no es en un lugar o en representación, sino considerado como mero ejemplar, la forma en que el conejo recorre el via crucis del laboratorio. ;ustamente debido a que en la ciencia funcional las diferencias son tal lábiles que todo desaparece en la materia nica, el objeto cientí#co se fosilia* y, en comparación, el rígido ritual de anta-o se aparece como dctil, pues an sustituía una cosa por otra cosa. El mundo
de la magia contenía an diferencias, cuyos rasgos han desaparecido incluso en la forma ling=ística. &':( +as mltiples a#nidades entre lo que e$iste son anuladas por la relación nica entre el sujeto que da sentido y el objeto privado de 0ste, entre el signi#cado racional y el portador accidental de dicho signi#cado. En la fase mágica, sue-o e imagen no eran considerados sólo como un signo de la cosa, sino que estaban unidos a ella por la semejana o por el nombre. 8o se trata de una relación de intencionalidad sino de a#nidad. +a magia, como la ciencia, busca #nes, pero los persigue mediante la mimesis y no a trav0s de una creciente separación del objeto. +a magia no se fundamenta en modo alguno en "la omnipotencia del pensamiento%, que el primitivo se atribuiría al igual que el neurótico*&'?( no puede e$istir "supervaloración de los procesos psíquicos en relación con la realidad% allí donde pensamiento y realidad no se hallan radicalmente separados. +a "in>e$ible fe en la posibilidad de dominar el mundo%,&'A( que Kreud atribuye anacrónicamente a la magia, corresponde sólo al dominio del mundo segn el principio de realidad por obra de la ciencia serena y madura. Para que las prácticas limitadas del brujo cediesen su puesto a la t0cnica industrial universalmente aplicable era antes necesario que los pensamientos se independiasen de los objetos tal como ocurre en el 2o adaptado a la realidad. @omo totalidad ling=ísticamente desarrollada 5que con su pretensión de verdad cubre de sombra a la fe mítica más antigua, las religiones populares5, el mito solar, patriarcal, es ya iluminismo, con el cual el iluminismo #losó#co puede medirse en el mismo plano.
principio de inmanencia, la e$plicación de todo acaecer como repetición, que el iluminismo sostiene contra la fantasía mítica, es el principio mismo del mito. +a árida sabiduría para la cual no hay nada nuevo bajo el sol, porque todas las cartas del absurdo juego han sido jugadas, todos los grandes pensamientos han sido ya pensados, los descubrimientos posibles se pueden construir a priori, y los hombres están condenados a la autoconservación por adaptación, esta árida sabiduría no hace más que reproducir la sabiduría fantástica que rechaa la con#rmación del destino, que renueva continuamente, mediante el talión, lo que ya había sido. +o que podría ser de otra forma es nivelado. 7al es el veredicto que erige críticamente los con#nes de la e$periencia posible. El precio de la identidad de todo con todo consiste en que nada puede ser id0ntico a sí mismo. El iluminismo disuelve el error de la vieja desigualdad, el dominio inmediato, pero lo eternia en la mediación universal que relaciona todo ente a otro. 3ace lo que NierOegaard cita en elogio de su 0tica protestante y que aparece ya en el cielo de las leyendas de 30rcules como uno de los arquetipos del poder mítico destruye lo inconmensurable. 8o sólo son disueltas las cualidades en el pensamiento, sino que asimismo se obliga a los hombres a la conformidad real. +a ventaja de que el mercado no se preocupe por el nacimiento ha sido pagada, por el sujeto del cambio, mediante la necesidad de permitir que la producción de mercancías que se pueden adquirir en el mercado modele las posibilidades conferidas por el nacimiento. +os hombres han recibido como don un Sí propio y particular y distinto de todos los demás sólo para que se convirtiese con mayor seguridad en id0ntico. Pero dado que tal Sí no se adecuó nunca del todo, el iluminismo simpatió siempre, incluso durante el período liberal, con la constricción social. +a unidad de lo colectivo manipulado consiste en la negación de todo lo singular* es una burla dirigida a esa sociedad que podría hacer del individuo un individuo. +a horda, cuyo nombre retorna en la organiación de la ";uventud de 3itler%, no es una recaída en la antigua barbarie, sino el triunfo de la igualdad represiva, el desplegarse de la igualdad jurídica como injusticia mediante los iguales. El mito de cartón de los fascistas se revela como lo aut0ntico de la prehistoria, justamente en la medida en que lo verdadero analiaba con atención la represalia, mientras que lo falso la ejecuta ciegamente en las víctimas. 7oda tentativa de liquidar la constricción natural liquidando la naturalea cae con mayor profundidad en la coacción natural. 2 tal es el curso de la civiliación europea. +a abstracción, instrumento del iluminismo, se conduce con sus objetos igual que el destino, cuyo concepto elimina como liquidación. !ajo el dominio nivelador de lo abstracto, que vuelve todo repetible en la naturalea, y de la industria, para la cual lo anterior prepara, los liberados mismos terminaron por convertirse en esa "tropa% en la cual 3egel &'( se-aló los resultados del iluminismo. +a separación del sujeto respecto al objeto, premisa de la abstracción, se funda en la separación respecto a la cosa, que el amo logra mediante el servidor. +os cantos de 3omero y los himnos del Rig Veda provienen de la 0poca del dominio de las tierras y de las rocas, cuando un belicoso pueblo de dominadores se monta sobre la masa de los indígenas vencidos. &'B( El dios supremo entre los dioses nace con este mundo burgu0s en el que el
rey, jefe de la noblea armada, obliga a los vencidos a servir en la gleba, mientras que m0dicos, adivinos, artesanos y mercaderes se ocupan del tra#car. @on el #n del nomadismo el orden social se constituyó sobre la base de la propiedad estable. )ominio y trabajo se separan. Hn propietario como 6diseo "dirige desde lejos un personal numeroso y minuciosamente diferenciado de cuidadores de bueyes, de cabras, de cerdos y servidores. Por la noche, despu0s de haber visto encenderse desde su castillo mil fuegos en el campo, puede echarse tranquilamente a dormir sabe que sus bravos servidores velan, para tener alejadas a las bestias feroces y para e$pulsar a los ladrones de los recintos con#ados a su custodia%. &'D( +a universalidad de las ideas, desarrollada por la lógica discursiva, el dominio en la esfera del concepto, se levanta sobre la base del dominio real. En la sustitución de la herencia mágica, de las viejas y confusas representaciones, mediante la unidad conceptual, se e$presa el nuevo ordenamiento, determinado por los libres y organiado por el comando. El Sí, que aprendió el orden y la subordinación en la escuela de la sumisión al mundo e$terno, ha identi#cado pronto la verdad en general con el pensamiento que dispone, sin cuyas #rmes distinciones la verdad no podría subsistir.
lugares a demonios o divinidades, deriva ya de este preanimismo. En el cual está ya implícita la separación entre sujeto y objeto. Si el árbol no es considerado más sólo como árbol, sino como testimonio de alguna otra cosa, como sede del mana, la lengua e$presa la contradicción de que una cosa sea ella misma y a la ve otra cosa además de lo que es, id0ntica y no id0ntica.&4'( Cediante la divinidad, el lenguaje se convierte, de tautología, en lenguaje. El concepto, que suele ser de#nido como unidad característica de aquello que bajo 0l se halla comprendido, ha sido en cambio, desde el principio, un producto del pensamiento dial0ctico, en el que cada cosa es lo que es sólo en la medida en que se convierte en lo que no es. 3a sido esta la forma originaria de determinación objetivante, por la que concepto y cosa se han separado recíprocamente, de la misma determinación que se halla ya muy avanada en la epopeya hom0rica y que se invierte en la moderna ciencia positiva. Pero esta dial0ctica sigue siendo impotente en la medida en que se desarrolla a partir del grito de terror, que es la duplicación, la tautología del terror mismo. +os dioses no pueden quitar al hombre el terror del cual sus nombres son el eco petri#cado. El hombre tiene la ilusión de haberse liberado del terror cuando ya no queda nada desconocido. Ello determina el curso de la desmitiación, del iluminismo que identi#ca lo viviente con lo no5viviente, así como el mito iguala lo no5viviente con lo viviente. El iluminismo es la angustia mítica vuelta radical. +a pura inmanencia positivista, que es su ltimo producto, no es más que un tab universal, por así decirlo. 8o debe e$istir ya nada auera, puesto que la simple idea de un auera es la fuente genuina de la angustia. Si la vengana del primitivo por el asesinato de uno de los suyos podía a veces ser aplacada acogiendo al homicida en la propia familia,&44( ello signi#caba la absorción de la sangre ajena en la propia, la restauración de la inmanencia. El dualismo mítico no conduce más allá del ámbito de lo e$istente. El mundo penetrado y dominado por el mana, incluso el del mito indio y griego, son eternamente iguales y sin salida. @ada nacimiento es pagado con la muerte, cada felicidad con la desgracia. 3ombres y dioses pueden buscar en el intervalo a su disposición distribuir las suertes de acuerdo con criterios diversos del ciego curso del destino al #nal lo e$istente, la realidad, triunfa sobre ellos. Lncluso su justicia, arrancada al destino, ostenta las características de 0ste* dicha justicia corresponde a la mirada que los hombres &los primitivos tanto como los griegos y los bárbaros( lanan, desde una sociedad de presión y miseria, al mundo circundante. @ulpa y e$piación, felicidad y desventura, son así para la justicia mítica como para la racional miembros de una ecuación. +a justicia se pierde en el derecho. El shamán e$orcia al ser peligroso mediante su misma imagen. Su instrumento es la igualdad. +a misma igualdad que regula en la civiliación la pena y el m0rito. Lncluso las representaciones míticas pueden ser reconducidas, sin residuos, a relaciones naturales.
hombres, no ha cambiado en nada el principio de la igualdad. Lncluso los hombres han pagado precisamente este tránsito con la adoración de aquello a lo que antes 5al igual que todas las otras criaturas5 se hallaban simplemente sometidos.
de los dos principios aislados tiende a la distribución de la verdad. El abismo que se ha abierto con esta separación ha sido se-alado y tratado por la #losofía en la relación entre intuición y concepto, y en muchas ocasiones, aunque en vano, se ha intentado llenarlo precisamente la #losofía es de#nida por dicho intento. Por lo general, es verdad, la #losofía se puso de lado de la parte de la cual toma su nombre. Platón prohibió la poesía con el mismo gesto con el que el positivismo prohibe la doctrina de las ideas. Cediante su celebrado arte 3omero no ha llevado a cabo reformas pblicas o privadas, no ha ganado una guerra ni ha hecho ningn descubrimiento. 8o basta que una nutrida multitud de secuaces lo haya honrado y amado. El arte debe aun probar su utilidad. &49( +a imitación es prohibida por 0l igual que por los judíos. Iaón y religión prohiben el principio de la magia. uir más sobre la naturalea identi#cándose con ella, sino que es preciso dominarla mediante el trabajo. +a obra de arte posee an en comn con la magia el hecho de instituir un ciclo propio y cerrado en sí, que se sustrae al conte$to de la realidad profana, en el que rigen leyes particulares.
directamente en la palabra, y de restituir a 0sta su poder simbólico, ha sido pagado con la obediencia a la letra, y no ciertamente a la letra sagrada. Por quedar siempre ligada al saber, en una relación hostil o amistosa, la fe perpeta la separación en la lucha para superarla su fanatismo es el signo de su falsedad, la admisión objetiva de que creer solamente signi#ca no creer más. +a mala conciencia es su segunda naturalea. En la secreta conciencia del defecto por el cual se halla fatalmente viciada, de la contradicción que es inmanente a ella, de querer hacer un o#cio de la conciliación, reside la causa por la cual toda honestidad subjetiva de los creyentes ha sido siempre irascible y peligrosa. +os horrores del hierro y del fuego, @ontrarreforma y Ieforma, no fueron los e$cesos sino la realiación del principio de la fe. +a fe muestra continuamente que posee el mismo carácter que la historia universal, a la que quisiera dominar* en la 0poca moderna se convierte incluso en su instrumento favorito, en su astucia particular. Lndetenible no es sólo el iluminismo del siglo TLLL, como ha sido reconocido por 3egel, sino, como nadie mejor que 0l lo ha sabido, el movimiento mismo del pensamiento. En el conocimiento más ín#mo, así como en el más elevado, se halla implícita la noción de su distancia respecto a la realidad, que convierte al apologista en un mentiroso. +a paradoja de la fe degenera al #n en la estafa, en el mito del siglo , y su irracionalidad se tras#gura en un sistema racional en manos de los absolutamente iluminados, que guían ya a la sociedad hacia la barbarie. )esde que el lenguaje entra en la historia sus amos son sacerdotes y magos. Muien ofende los símbolos cae, en nombre de los poderes sobrenaturales, en manos de los tribunales de los poderes terrestres, representados por esos órganos agregados a la sociedad. Mu0 aconteció antes es cosa que resulta oscura. El estremecimiento del que nace el mana se hallaba ya sancionado, por lo menos por los más viejos de la tribu, dondequiera que el mana apareca en la etnología. El mana >uido, heterog0neo, es consolidado y materialiado con violencia por los hombres. Iápidamente los magos pueblan cada aldea con emanaciones y coordinan, de acuerdo con la multiplicidad de los dominios sacros, la multiplicidad de los ritos. +os magos desarrollan, con el mundo de los espíritus y sus características, el propio saber profesional y la propia autoridad. +o sacro se halla en relación con los magos y se transmite a ellos. En las primeras fases, an nómades, los miembros de la tribu toman an parte autónoma en la acción ejercida sobre el curso natural. +os hombres hacen salir de las cuevas a las bestias salvajes, las mujeres desarrollan el trabajo que puede realiarse sin un comando rígido. Es imposible establecer cuánta violencia precedió al hábito respecto a un orden tan sencillo. En tal orden el mundo se halla ya dividido en una esfera del poder y en una esfera profana. En 0l el curso natural como emanación del mana, se encuentra ya elevado a norma que e$ige sumisión. Pero si el salvaje nómade, a pesar de todas las sumisiones, tomaba an parte en el encantamiento que delimitaba a 0stas, y se disfraaba de bestia salvaje para sorprender a la bestia, en 0pocas sucesivas el comercio con los espíritus y la sumisión se hallan repartidos entre clases diferentes de la humanidad el poder por un lado, la
obediencia por otro. +os procesos naturales, eternamente iguales y recurrentes, son inculcados a los sbditos 5por tribus e$tranjeras o por los propios círculos dirigentes5 como tiempo o cadencia laboral, segn el ritmo de las clavas o de los palillos que resuena en todo tambor bárbaro, en todo monótono ritual. +os símbolos toman el aspecto de fetiches. Su contenido, la repetición de la naturalea, se revela luego siempre como la permanencia 5por ellos de alguna forma representada5 de la constricción social. El estremecimiento objetivado en una imagen #ja se convierte en emblema del dominio consolidado de grupos privilegiados. Pero lo mismo vienen a ser tambi0n los conceptos generales, incluso cuando se han liberado de todo aspecto #gurativo. +a misma forma deductiva de la ciencia re>eja coacción y jerarquía. ejaban con igual purea las leyes de la física, la igualdad de los ciudadanos de pleno derecho y la inferioridad de las mujeres, ni-os y esclavos. El lenguaje mismo confería a las relaciones de dominio la universalidad que había asumido como medio de comunicación una sociedad civil. El 0nfasis metafísico, la sanción mediante ideas y normas no eran más que la hipóstasis de la durea e$clusiva que los conceptos debían necesariamente asumir dondequiera que la lengua unía la comunidad de los se-ores en ejercicio del mando. Pero en esta función de reforamiento del poder social del lenguaje las ideas se convirtieron en tanto más super>uas cuanto más crecía aquel poder, y el lenguaje cientí#co les ha dado el golpe de gracia. +a sugestión 5que tiene an algo del espanto inspirado por el fetiche5 no residía tanto en la apología
consciente. +a unidad de colectividad y dominio se torna patente más bien en la universalidad que el contenido malo asume necesariamente en el lenguaje, sea metafísico o cientí#co. +a apología metafísica delataba la injusticia de lo e$istente por lo menos en la incongruencia del concepto y realidad. En la imparcialidad del lenguaje cientí#co la impotencia ha perdido por completo la fuera de e$presión, y sólo lo e$istente halla allí su signo neutral. Esta neutralidad es más metafísica que la metafísica. Kinalmente, el iluminismo ha devorado no sólo los símbolos, sino tambi0n a sus sucesores, los conceptos universales, y de la metafísica no ha dejado más que el miedo a lo colectivo del cual 0sta ha nacido. < los conceptos les ocurre frente al iluminismo lo mismo que a los rentiers frente a los trusts industriales ninguno de ellos puede sentirse tranquilo. Si el positivismo lógico ha dado an una chance a la chance, el etnológico la equipara ya a la esencia. "8os id0es vagues de chance et de quintessence sont de pUles survivances de cette notion beaucoup plus riche%, &4B( o sea de la sustancia mágica. El iluminismo, como nominalismo, se detiene delante del nomen, del concepto no desarrollado, puntual, delante del nombre propio. 2a no es posible establecer con certidumbre si, tal como ha sido a#rmado por algunos, &4D( los nombres propios eran originariamente tambi0n nombres gen0ricos* es verdad que, de todas formas, aquellos no han compartido aun el destino de estos ltimos. +a sustancialidad del yo 5negada por 3ume y Cach5 no es lo mismo que el nombre. En la religión judía, en la que la idea patriarcal se levanta para destruir el mito, el vínculo entre nombre y ser es an reconocido en la prohibición de pronunciar el nombre de )ios. El mundo desencantado del judaísmo concilia la magia negándola en la idea de )ios. +a religión judía no admite ninguna palabra que pueda consolar la desesperación de todo lo que es mortal. )icha religión vincula una esperana nicamente a la prohibición de invocar a )ios como aquello que no es, lo #nito como in#nito, la mentira como verdad. +a prueba de salvación consiste en abstenerse de toda fe que sustituya a 0sa* el conocimiento es la denuncia de la ilusión. +a negación, por lo demás, no es abstracta. +a negación indiscriminada de todo lo positivo, la fórmula estereotipada de la nulidad, tal como es aplicada por el budismo, pasa por sobre la prohibición de llamar a lo absoluto con un nombre, no menos que su opuesto, el panteísmo, o que su caricatura, el escepticismo burgu0s. +as e$plicaciones del mundo como nada o como todo son mitologías, y las vías garantiadas para la redención, prácticas mágicas sublimadas. +a satisfacción de saber todo por anticipado y la trans#guración de la negatividad en redención son formas falsas de resistencia al enga-o. El derecho de la imagen se ve salvado en la #rme ejecución de su prohibición. Esta ejecución, "negación determinada%, &9G( no se halla garantiada a priori 5por la soberana superioridad del concepto abstracto5 contra las seducciones de la intuición, como lo está el escepticismo, que considera que tanto lo falso como lo verdadero son nada. +a negación determinada rechaa las representaciones imperfectas de lo absoluto, los ídolos, no oponi0ndoles, como el rigorismo, la idea respecto a la cual no tienen vigencia. +a dial0ctica más bien hace ver toda imagen como escritura, y ense-a a leer en sus caracteres la admisión de
su falsedad, que la priva de su poder y se lo adjudica a la verdad. )e esta suerte el lenguaje se convierte en algo más que un sistema de signos. En el concepto de negación determinada 3egel ha indicado un elemento que distingue al iluminismo de la corrupción positivista a la cual lo asimila. Pero al concluir 0l por elevar a absoluto el resultado consabido del entero proceso de la negación, la totalidad sistemática e histórica, contraviene la prohibición y cae a su ve en la mitología. Ello no le ha acontecido sólo a su #losofía como apoteosis del pensamiento en constante progreso, sino al propio iluminismo, a la sobriedad gracias a la cual cree distinguirse de 3egel y de la metafísica en general. Porque el iluminismo es más totalitario que ningn otro sistema. Su falsedad no reside en aquello que siempre le han reprochado sus enemigos románticos 5m0todo analítico, reducción a los elementos, re>e$ión disolvente5, sino en aquello por lo cual el proceso se halla decidido por anticipado. @uando en el operar matemático lo desconocido se convierte en la incógnita de una ecuación, es ya caracteriado como archiconocido aun antes de que se haya determinado su valor. +a naturalea es, antes y despu0s de la teoría de los cuantos, aquello que resulta necesario concebir en t0rminos matemáticos* incluso aquello que no encaja perfectamente, lo irresoluble y lo irracional, es asediado desde muy cerca por teoremas matemáticos. Ldenti#cando por anticipado el mundo matematiado hasta el fondo con la verdad, el iluminismo cree impedir con seguridad el retorno del mito. El iluminismo identi#ca el pensamiento con las matemáticas. Por así decirlo, se emancipa a las matemáticas, se las eleva hasta prestarles un carácter absoluto. "Hn mundo in#nito, en este caso un mundo de idealidad, es concebido en tal forma que sus objetos no se tornan accesibles para nuestra conciencia singularmente, imperfectamente y como por aar* pero un m0todo racional, sistemáticamente unitario, termina por alcanar, en un progreso in#nito, todo objeto en su pleno ser5en5sí... En la matematiación de la naturalea cumplida por Qalileo la naturaleza misma resulta 5bajo la guía de la nueva matemática5 idealiada* se convierte 5en t0rminos modernos5 en una multiplicidad matemática.% &9'( El pensamiento se rei#ca en un proceso automático que se desarrolla por cuenta propia, compitiendo con la máquina que 0l mismo produce para que #nalmente lo pueda sustituir. El iluminismo &94( ha desechado la e$igencia clásica de pensar el pensamiento 5de la cual la #losofía de Kichte constituye el desarrollo radical5, porque tal e$igencia lo distrae del imperativo de guiar la prais, que, por otro lado, el propio Kichte deseaba realiar. El procedimiento matemático es convertido, por así decirlo, en ritual del pensamiento. Pese a la autolimitación a$iomática, el procedimiento matemático se plantea como necesario y objetivo transforma al pensamiento en cosa, en instrumento, tal como gustosamente lo llama. Pero mediante esta mimesis, por la que el pensamiento queda nivelado con el mundo, lo que e$iste de hecho se ha convertido hasta tal punto en lo nico que incluso el ateísmo incurre en la condena formulada contra la metafísica. Para el positivismo, que ha sucedido como jue a la raón iluminada, internarse en mundos inteligibles no es ya algo sencillamente prohibido, sino un charlataneo sin sentido. Para su fortuna, el positivismo no tiene necesidad de ser ateo, porque el pensamiento rei#cado no puede
ni siquiera plantear la cuestión. El censor positivista deja pasar de buena gana, igual que al arte, al culto o#cial, como un sector especial y e$trateor0tico de actividad social* a la negación, que se presenta con la pretensión de ser conocimiento, nunca. +a distancia del pensamiento respecto a la tarea de ordenar lo que es, la salida del círculo predestinado de la realidad, signi#ca 5para el espíritu cientí#co5 locura y autodestrucción, tal como lo era para el mago primitivo la salida del círculo mágico que ha traado para el e$orcismo* y en ambos casos se toman las disposiciones necesarias para que la violación del tab tenga incluso en la realidad consecuencias da-osas para el sacrílego. El dominio de la naturalea traa el círculo en el que la crítica de la raón pura ha encerrado al pensamiento. Nant unió la tesis de su fatigoso e incesante progreso hasta el in#nito con la insistencia in>e$ible sobre su insu#ciencia y eterna limitación. +a respuesta que ha dado es el veredicto de un oráculo. 8o hay ser en el mundo que no pueda ser penetrado por la ciencia, pero aquello que puede ser penetrado por la ciencia no es el ser. )e tal suerte, segn Nant, el juicio #losó#co mira a lo nuevo, pero no conoce nunca nada nuevo, puesto que repite siempre sólo aquello que la raón ha puesto ya en el objeto. Pero a este pensamiento, protegido y garantiado 5en los diversos departamentos de la ciencia5 por los sue-os de un visionario, le es presentada luego la cuenta el dominio universal sobre la naturalea se retuerce contra el mismo sujeto pensante, del cual no queda más que ese mismo, eternamente igual "yo pienso% que debe poder acompa-ar todas mis representaciones. Sujeto y objeto se anulan entre sí. El Sí abstracto, el derecho de registrar y sistematiar, no tiene frente a sí más que lo abstracto material, que no cuenta con otra propiedad que la de servir de sustrato a esta posesión. +a ecuación de espíritu y mundo termina por resolverse, pero sólo debido a que los dos miembros de ella se eliden recíprocamente. En la reducción del pensamiento a la categoría de aparato matemático se halla implícita la consagración del mundo como medida de sí mismo. +o que parece un triunfo de la racionalidad objetiva, la sumisión de todo lo que e$iste al formalismo lógico, es pagado mediante la dócil sumisión de la raón a los datos inmediatos. @omprender el dato como tal, no limitarse a leer en los datos sus abstractas relaciones espaciotemporales, gracias a las cuales pueden ser tomados y manejados, sino entenderlos en cambio como la super#cie, como momentos mediatos del concepto, que se cumplen sólo a trav0s de la e$plicación de su signi#cado histórico, social y humano toda pretensión del conocimiento es abandonada. Puesto que el conocimiento no consiste sólo en la percepción, en la clasi#cación y en el cálculo, sino justamente en la negación determinante de lo que es inmediato. Cientras que el formalismo matemático, cuyo instrumento es el nmero, la forma más abstracta de lo inmediato, #ja el pensamiento en la pura inmediate. Si da raón a lo que es de hecho, el conocimiento se limita a su repetición, el pensamiento se reduce a tautología. @uanto más se ense-orea el aparato teórico de todo lo que e$iste, tanto más ciegamente se limita a reproducirlo. )e tal manera el iluminismo recae en la mitología de la que nunca ha sabido liberarse. Pues la mitología había reproducido como verdad, en sus con#guraciones, la esencia de lo e$istente &ciclo, destino, dominio del mundo(, y había renunciado a la esperana. En la pre-e de la
imagen mítica, como en la claridad de la fórmula cientí#ca, se halla con#rmada la eternidad de lo que es de hecho, y la realidad bruta es proclamada como el signi#cado que oculta. El mundo como gigantesco juicio analítico, el nico que ha quedado de todos los sue-os de la ciencia, es de la misma índole que el mito cósmico, que asociaba los acontecimientos de la primavera y del oto-o con el rapto de Pers0fona. +a unicidad del acontecimiento mítico, que debía legitimar al de hecho, es un enga-o. En el origen el rapto de la diosa formaba una unidad inmediata con la muerte de la naturalea. Se repetía cada oto-o, e incluso la repetición no constituía una serie de acontecimientos separados, sino que cada ve era el mismo.
ocultan los poderes que manipulan su violencia. Su brutalidad, que mantiene a los individuos en su lugar, representa tan poco la verdadera cualidad de los hombres, como el valor aquella de los objetos de consumo. El aspecto satánicamente deformado que las cosas y los hombres han asumido a la lu clara del conocimiento desprejuiciado, reconduce al dominio, al principio que llevó ya a cabo la especi#cación del mana en los espíritus y en las divinidades y que enviscaba la mirada en los espejismos de los magos. +a fatalidad, con la que la prehistoria sancionaba la muerte incomprensible, entra en la realidad comprensible sin residuos. El pánico meridiano, en el cual los hombres se daban cuenta de sbito de la naturalea como totalidad, tiene su correspondencia en aquello que hoy está listo para estallar en cualquier instante los hombres aguardan que el mundo sin salida sea convertido en llamas por una totalidad que son ellos mismos y sobre la cual nada pueden. El iluminismo e$perimenta un horror mítico por el mito. 2 advierte la presencia del mito no sólo en conceptos o t0rminos confusos, como cree la crítica semántica, sino en toda e$presión humana en cuanto 0sta no tenga un puesto en el cuadro teleológico de la autoconservación. +a proposición spinoiana !onatus sese conservandi primum et unicum virtutis est undamentum &99( constituye la verdadera má$ima de toda civiliación occidental, en la cual se aplacan las divergencias religiosas y #losó#cas de la burguesía. El Sí, que despu0s de la metódica e$tinción de todo signo natural, concebido como mítico, no debía ser ya cuerpo ni sangre ni alma ni tampoco yo natural, constituyó 5sublimado como sujeto trascendental o lógico5 el punto de referencia de la raón, la instancia legisladora del obrar. Muien confía en la vida directamente, sin relación racional con la autoconservación, vuelve a caer, segn el juicio del iluminismo y del protestantismo, en la etapa prehistórica. El impulso es en sí mítico, como la superstición* servir a un dios que no es postulado por el Sí, resulta absurdo como la embriague. El progreso ha reservado la misma suerte a ambas a la adoración y a la caída en el ser inmediatamente natural* ha lanado la maldición sobre el olvido de sí, en el pensamiento tanto como en el placer. El trabajo social de todo individual es, en la economía burguesa, mediatiado gracias al principio del Sí* debe restituir, a los unos el capital acrecentado, a los otros la fuera para el trabajo. Pero cuanto más se realia el proceso de la autoconservación a trav0s de la división burguesa del trabajo, tanto más dicho progreso e$ige la autoalienación de los individuos, que deben adecuarse en cuerpo y alma a las e$igencias del aparato t0cnico. < su ve, el pensamiento iluminado no deja de tener esto en cuenta #nalmente incluso el sujeto trascendental del conocimiento es en apariencia liquidado como ltimo recuerdo de la subjetividad, y sustituido por el trabajo tanto más uniforme de los mecanismos reguladores automáticos. +a subjetividad se ha consagrado en la lógica de reglas del juego, que aspirarían a ser arbitrarias sólo para poder gobernar con menos perturbaciones. El positivismo, en #n, que no se ha detenido ni siquiera ante la cosa más cerebral que se pueda imaginar 5el pensamiento5, ha acorralado incluso la ltima instancia intermediaria entre la acción individual y la norma social. El proceso t0cnico, en el que el sujeto se ha rei#cado despu0s de haber sido cancelado de la conciencia,
es inmune tanto a la ambig=edad del pensamiento mítico como a todo signi#cado en general, porque la raón misma se ha convertido en un simple accesorio del aparato económico omnicomprensivo. )esempe-a el papel de utensilio universal para la fabricación de todos los demás, rígidamente adaptado a su #n, funesto como el obrar e$actamente calculado en la producción material, cuyo resultado para los hombres se sustrae a todo cálculo. Se ha cumplido #nalmente su vieja ambición de ser el puro órgano de los #nes. +a e$clusividad de las leyes lógicas deriva de esta univocidad de la función, en ltima instancia del carácter coactivo de la autoconservación, que concluye siempre de nuevo en la elección entre supervivencia y ruina, re>ejada aun en el principio de que de dos proposiciones contradictorias sólo una es verdadera y la otra es falsa. El formalismo de este principio y de toda la lógica deriva de opacidad y de la confusión de los intereses en una sociedad en la que la conservación de las formas y la de los individuos coinciden sólo casualmente. +a e$pulsión del pensamiento del ámbito de la lógica rati#ca, en el aula universitaria, la rei#cación del hombre en la fábrica y la o#cina. )e tal forma el tab se inviste incluso del poder que lo formula, el iluminismo del espíritu que este es. Pero así la naturalea, que es la verdadera autoconservación, es desencadenada por el proceso destinado a alejarla, tanto en el individuo como en el destino colectivo de crisis y guerras. Se permanece en la teoría como nica norma, el ideal de la ciencia uni#cada, la prais se somete a la routine irresistible de la historia universal. El Sí totalmente en manos de la civiliación se convierte en un elemento de aquella inhumanidad a la que la civiliación ha tratado de sustraerse desde el comieno. Se realia la angustia más antigua, la de perder el propio nombre. +a e$istencia puramente natural, animal y vegetativa, era para la civiliación el peligro absoluto. El comportamiento mim0tico, mítico y metafísico aparecieron sucesivamente como eras superadas, y volver a caer en el nivel de ellas era cosa asociada al terror de que el Sí pudiese convertirse de nuevo en aquella naturalea de la que se había alejado con esfuero indecible y que le inspiraba justamente por ello un indecible horror. El vivo recuerdo de la prehistoria, de las fases nómades, y tanto más de las fases propiamente prepartriarcales, ha sido e$tirpado de la conciencia de los hombres, en todos los milenios, con las penas más tremendas. El espíritu iluminado ha sustituido el fuego y la tortura por la marca impresa a toda irracionalidad debido a que conduce a la ruina. El hedonismo era moderado y los e$tremos le resultaban no menos sospechosos que a
emancipación totalitaria el placer contina siendo vulgar y mutilado por el autodesprecio. El placer permanece sometido a la autoconservación, tal como se lo había ense-ando la raón, en el intervalo depuesta. En las grandes mutaciones de la civiliación occidental, desde la aparición de la religión olímpica hasta el Ienacimiento, la Ieforma y el ateísmo burgu0s, cada ve que nuevos pueblos o clases e$pulsaron más decididamente al mito, el temor a la naturalea incontrolada y amenaadora, consecuencia de su misma materialiación y objetivación, fue degradado a superstición animista, y el dominio de la naturalea interior y e$terior fue convertido en #n absoluto de la vida. Kinalmente, automatiada la autoconservación, la raón es abandonada por los que han tomado su puesto en la guía de la producción, los cuales la temen ahora en los desheredados. +a esencia del iluminismo es la alternativa, cuya ineluctabilidad es la del dominio. +os hombres habían tenido siempre que elegir entre su sumisión a la naturalea y la de la naturalea al Sí. @on la e$pansión de la economía mercantil burguesa el oscuro horionte del mito es aclarado por el sol de la ratio calculante, bajo cuyos g0lidos rayos maduran los brotes de la nueva barbarie. !ajo la coacción del dominio el trabajo humano siempre se ha alejado más del mito para recaer, bajo el dominio, siempre de nuevo en su poder. En un relato hom0rico se halla e$presado el ne$o entre mito, dominio y trabajo. El decimosegundo canto de la "disea narra el paso ante las sirenas. +a tentación que 0stas representan es la de perderse en el pasado. Pero el h0roe al que la tentación se dirige se ha convertido en adulto mediante el sufrimiento. En la variedad de los peque-os mortales en la cual ha debido conservarse se ha consolidado en 0l la unidad de la vida individual, la identidad de la persona. @omo agua, tierra y aire, se escinden ante 0l los reinos del tiempo. +a onda de aquello que fue re>uye de la roca del presente, y el futuro se e$tiende nuboso en el horionte. +o que 6diseo ha dejado tras de sí entra en el reino de las sombras el Sí se halla an tan cercano al mito primordial, del cual ha salido con inmenso esfuero, que su mismo pasado, el pasado directamente vivido, se transforma en pasado mítico. 6diseo trata de remediar esto mediante un sólido ordenamiento del tiempo. El esquema tripartito debe liberar el instante presente de la potencia del pasado, manteniendo a 0ste tras el confín absoluto de lo irrecuperable, y poni0ndolo, como saber utiliable, a disposición de la hora. El impulso de salvar el pasado como viviente, así como el de utiliarlo como materia del progreso, se satisfacía sólo en el arte, al que pertenece tambi0n la historia como representación de la vida pasada. En la medida en que el arte renuncia a valer como conocimiento, e$cluy0ndose así de la prais, es tolerado por la prais social igual que el placer. Pero el canto de las sirenas no se halla an degradado y reducido a puro arte. Ellas conocen "todo cuanto ocurre en la f0rtil tierra%, &9:( y en particular, las acciones en que tambi0n 6diseo tomó parte, las fatigas que "padecieron en la vasta 7roya argivos y teucros, por la voluntad de los dioses%. &9?(
arranca a la e$istencia de la naturalea. Si las sirenas saben todo lo que acontece, piden en cambio el futuro, y la promesa del alegre retorno es el enga-o con que el pasado se adue-a del nostálgico. 6diseo es puesto en guardia por @irce, la diosa que retransforma a los hombres en animales 0l ha sabido resistírsele y ella, en compensación, lo pone en condiciones de resistir a otras fueras de disolución. Pero la tentación de las sirenas sigue siendo invencible, y nadie puede sustraerse a ella si escucha el canto. +a humanidad ha debido someterse a un tratamiento espantoso para que naciese y se consolidase el Sí, el carácter id0ntico, práctico, viril del hombre, y algo de todo ello se repite en cada infancia. El esfuero para mantener unido el yo abarca todos los estadios del yo, y la tentación de perderlo ha estado siempre unida a la ciega decisión de conservarlo. +a ebriedad narcótica, que hace e$piar la euforia en la que el Sí permanece como suspendido en un sue-o similar a la muerte, es una de las antiquísimas instituciones sociales que sirven de mediadoras entre la autoconservación y el autoaniquilamiento, una tentativa del Sí para sobrevivirse a sí mismo. +a angustia de perder el Sí, y de anular con el Sí el confín entre sí mismo y el resto de la vida, el miedo a la muerte y a la destrucción, se halla estrechamente ligado a una promesa de felicidad por la que la civiliación se ha visto amenaada en todo instante. Su camino fue el de la obediencia y el trabajo, sobre el cual la satisfacción brilla eternamente como pura apariencia, como bellea impotente. El pensamiento de 6diseo, igualmente hostil a la propia muerte y a la propia felicidad, sabe todo esto. @onoce sólo dos posibilidades de salida. Hna es la que prescribe a sus compa-eros. +es tapa las orejas con cera y les ordena remar con todas sus energías. Muien quiere perdurar y subsistir no debe prestar oídos al llamado de lo irrevocable, y puede hacerlo sólo en la medida en que no est0 en condiciones de escuchar. Esto es lo que la sociedad ha procurado siempre. Krescos y concentrados, los trabajadores deben mirar hacia adelante y despreocuparse de lo que está a los costados. El impulso que los induciría a desviarse es sublimado 5con rabiosa amargura5 en esfuero ulterior. Se vuelven prácticos. +a otra posibilidad es la que elige 6diseo, el se-or terrateniente, que hace trabajar a los demás para sí. Rl oye pero impotente, atado al mástil de la nave, y cuanto mas fuerte resulta la tentación más fuerte se hace atar, así como despu0s tambi0n los burgueses se negarán con mayor tenacidad la felicidad cuando 5al crecer su poderío5 la tengan al alcance de la mano. +o que ha oído no tiene consecuencias para 0l, pues no puede hacer otra cosa que se-as con la cabea para que lo desaten, pero ya es demasiado tarde sus compa-eros, que no oyen nada, conocen sólo el peligro del canto y no su bellea, y lo dejan atado al mástil, para salvarlo y salvarse con 0l. Ieproducen con su propia vida la vida del opresor, que no puede salir ya de su papel social. +os mismos vínculos con los cuales se ha ligado irrevocablemente a la prais mantiene a las sirenas lejos de la prais su tentación es neutraliada al convertírsela en puro objeto de contemplación, en arte. El encadenado asiste a un concierto, inmóvil como los futuros escuchas, y su grito apasionado, su pedido de liberación, mueren ya en un aplauso.
uno y otro tienen su fundamento en la condición ineluctable del dominio social sobre la naturalea. Cedidas como esas tomadas en la nave de 6diseo al pasar frente a las sirenas constituyen una alegoría premonitoria de la dial0ctica del iluminismo.
organiativas practicada como superiores desde el astuto 6diseo hasta los ingenuos directores generales, se halla ya implícita la obtusidad que ciega a los grandes cuando ya no es sólo cuestión de manipular a los peque-os. El espíritu se transforma de hecho en ese aparato de dominio y autodominio que la #losofía burguesa, equivocándose, ha visto en 0l desde siempre. +a sordera, que ha caracteriado a los dóciles proletarios desde los tiempos del mito, no representa ninguna ventaja respecto a la inmovilidad del amo. )e la inmadure de los dominados vive la decadente sociedad. @uanto más complicado y más sutil es el aparato social, económico y cientí#co, al cual el sistema de producción ha adaptado tiempo ha el cuerpo que lo sirve, tanto más pobres son las e$periencias de las que este cuerpo es capa. +a eliminación de las cualidades, su traducción en funciones, pasa de la ciencia, a trav0s de la racionaliación de los m0todos de trabajo, al mundo perceptivo de los pueblos, y asimila 0ste de nuevo al de los batracios. +a regresión de las masas consiste hoy en la incapacidad de oír con los propios oídos aquello que an no ha sido oído, de tocar con las propias manos algo que an no ha sido tocado, la nueva forma de ceguera que sustituye a toda forma mítica vencida. Qracias a la mediación de la sociedad total, que embiste contra todo impulso y relación, los hombres son reducidos de nuevo a aquello contra lo cual se volvía el principio del Sí, la ley de desarrollo de la sociedad a simples seres gen0ricos, iguales entre sí por aislamiento de la colectividad dirigida en forma coactiva. +os remeros que no pueden hablar entre ellos se hallan esclaviados todos al mismo ritmo, así como el obrero moderno en la fábrica, en el cine y en el transporte. Son las concretas condiciones del trabajo en la sociedad las que producen el conformismo, y no impulsos conscientes que intervendrían para estupidiar a los hombres oprimidos y desviarlos de la verdad. +a impotencia de los trabajadores no es sólo una coartada de los patrones, sino la consecuencia lógica de la sociedad industrial, en la que se ha transformado #nalmente el antiguo destino, a causa de los esfueros hechos para sustraerse a 0l. Pero esta necesidad lógica no es de#nitiva. 7al necesidad se halla ligada al dominio, a la ve como su re>ejo e instrumento. Por lo cual su verdad no es menos problemática que lo que su evidencia es ineluctable. Sin duda el pensamiento ha logrado siempre determinar de nuevo su misma problematicidad. El pensamiento es el siervo a quien el se-or no puede detener segn su placer. En cuanto al dominio, desde que la humanidad se ha vuelto estable, y luego en la economía mercantil, se ha objetivado en leyes y organiaciones, ha debido a la ve limitarse. El instrumento se vuelve autónomo la instancia mediadora del espíritu atena, independientemente de la voluntad de los amos, la inmediate de la injusticia económica. +os instrumentos del dominio, que todos deben aferrar 5lenguaje, armas y #nalmente las máquinas5, deben dejarse aferrar por todos. e$ión5sobre5sí, y hoy la
maquinaria mutila a los hombres, a pesar de que los sustenta. Pero en la forma de las máquinas la ratio e$tra-ada se mueve hacia una sociedad que concilia el aparato cristaliado en aparato material e intelectual con el ser viviente liberado y lo re#ere a la sociedad misma como a su sujeto real. El origen particular del pensamiento y su perspectiva universal han sido desde siempre inseparables. 3oy, con la transformación del mundo en industria, la perspectiva de lo universal, la realiación social del pensamiento, se halla hasta tal punto pró$ima y accesible que justamente a causa del tal perspectiva el pensamiento es negado, por los mismos patrones, como mera ideología. 2 muestra sólo la mala conciencia de las camarillas en que se encarna al #n la necesidad económica el hecho de que sus manifestaciones 5desde las intuiciones del #$hrer hasta "la visión dinámica del mundo%5, en neto contraste con la apolog0tica burguesa precedente, no insistan más en que sus propias fechorías son consecuencias necesarias de leyes objetivas. +as mentiras míticas de misión y destino, que ocupan el puesto de las leyes objetivas, no e$presan siquiera toda la falsedad no son ya como anta-o las leyes objetivas del mercado, que se a#rmaban en las acciones de los empresarios y llevaban a la catástrofe, sino que es la decisión consciente de los directores generales, como resultante que no tiene nada que envidiar en t0rminos de necesidad a los más ciegos mecanismos de los precios, en cuanto a manejar el destino de la sociedad. +os dominadores mismos no creen en ninguna necesidad objetiva, pese a que a veces den tal nombre a sus maquinaciones. Se presentan como ingenieros de la historia universal. Sólo los dominados toman como necesaria e intocable la evolución que, a cada aumento decretado del nivel de vida, los vuelve un poco más impotentes. Su reducción a puros objetos de administración, que da forma anticipada a todos los sectores de la vida moderna, incluso en el lenguaje y la percepción, proyecta frente a los dominados una necesidad objetiva ante la cual 0stos se creen impotentes. +a miseria como contraste de poder e impotencia crece hasta el in#nito junto con la capacidad de suprimir perdurablemente toda miseria. Para todo individuo resulta impenetrable la selva de camarillas e instituciones que, desde los supremos puestos de comando hasta la economía de los rac%ets profesionales, propenden a la continuación inde#nida del statu quo. El absurdo del estado en el cual el poder del sistema sobre los hombres crece a cada paso en que los sustrae al poder de la naturalea denuncia como superada la raón de la sociedad racional. Su necesidad es ilusoria, no menos que la libertad de los empresarios, que acaba por revelar su carácter coactivo en sus inevitables luchas y acomodamientos. Esta ilusión, en la que se pierde la humanidad iluminada sin residuos, no puede ser disuelta por el pensamiento que, como órgano del dominio, debe elegir entre mandar y obedecer. Si no puede sustraerse al encantamiento al cual quedó ligado en la prehistoria, llega sin embargo a reconocer, en la lógica de la alternativa &coherencia y antinomia(, mediante la cual se ha emancipado radicalmente de la naturalea, a esa misma naturalea no conciliada y alienada respecto a sí misma. El pensamiento, en el que el mecanismo coactivo de la naturalea se re>eja y se perpeta, re>eja, justamente en virtud de su coherencia irresistible, tambi0n a sí mismo
como naturalea olvidada de sí, como mecanismo coactivo. Sin duda la facultad de representación es sólo un instrumento. Cediante el pensamiento los hombres se distancian de la naturalea para tenerla frente a sí en la posición desde la cual dominarla. @omo la cosa, el instrumento material, que se mantiene id0ntico en situaciones diversas, y separa así el mundo 5caótico, multiforme y disparatado5 de lo que es evidente, uno e id0ntico, el concepto es el instrumento ideal, que aferra todas las cosas en el punto en que se pueden aferrar.
ejercicio de la autoconservación. +a suspensión del concepto, ya fuera en nombre del progreso o en el de la cultura 5que secretamente se habían puesto de acuerdo hacía tiempo contra la verdad5, ha dejado el campo libre a la mentira. Centira que 5en un mundo que se dedicaba a veri#car protocolos y a custodiar la idea, degradada a "contribución% de grandes pensadores, como una especie de slogan envejecido5 no era ya más distinguible de la verdad neutraliada como "patrimonio cultural%. Para reconocer el dominio, incluso dentro del pensamiento, como naturalea no conciliada, podría remover esa necesidad cuya eternidad ha sido admitida incluso por el socialismo con demasiada rapide, en homenaje al common sense reaccionario.
se revelan como la lejanía alcanada, y las tierras "de las que sus informantes no pueden darles noticias%, es decir la naturalea desconocida por la ciencia patronal, son recordadas como las del origen. 3oy que la utopía de !acon 5%ser amos de la naturalea en la práctica%5 se ha cumplido en escala terrestre, se torna evidente la esencia de la constricción que 0l imputaba a la naturalea no dominada. Era el dominio mismo. )ominio tras cuya disolución puede ir más allá el saber, en el cual indudablemente residía, segn !acon, "la superioridad del hombre%. Pero ante esta posibilidad el iluminismo al servicio del presente se transforma en el enga-o total de las masas.