Actas del
Seminario sobre Gestión del Patrimonio Arqueológico
La Restinga, El Hierro 28 y 29 de marzo de 2011
Consejera de Cultura, Deportes, Políticas Sociales y Vivienda Inés Nieves Rojas de León Viceconsejero de Cultura y Deportes Alberto Delgado Prieto Director General de Cooperación y Patrimonio Cultural Aurelio González González
Edita Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural Coordinación editorial Eliseo G. Izquierdo Organización del Seminario MBA Consultores Depósito Legal: TF 1265-2011 ISBN: 978-84-7947-611- 3
Presentación La cultura de las regiones se conforma como un rico conglomerado en el que, a la pervivencia de determinadas manifestaciones y costumbres propias, se van sumando y mezclando las influencias diversas llegadas de otros lugares y culturas, más o menos cercanas. Todo ello condicionado siempre por la necesidad de adaptación a unas circunstancias y a un medio particulares, limitado, en el caso insular, por el espacio y la capacidad de comunicación o movimiento hacia otros territorios, pero de una rica y extraordinaria biodiversidad y singularidad. Esta realidad insular ha convertido a Canarias en encrucijada de tradiciones y manifestaciones diversas, con una particular capacidad de asimilación y para integrar estas influencias múltiples, que en suma conforman ese vasto bien común y hereditario que es el Patrimonio Cultural. Para las islas, el mar se convierte desde antiguo en vehículo y referente necesario, que a un mismo tiempo delimita, aísla el territorio, pero que también permite tender puentes que las abran a otras realidades, marcando su historia, acrecentando su cultura. Importa conocer y conservar, por tanto, el rico caudal de materiales y noticias que aún albergan los fondos de nuestras aguas, sumándolo al inagotable y continuo trabajo de documentación, conservación, investigación, puesta en uso y difusión de todo nuestro Patrimonio. Una labor que estamos obligados a acometer desde el rigor científico y bajo el respeto de las leyes: aprovechando los métodos, las herramientas, la tecnología; desarrollando, cumpliendo y haciendo cumplir las normas y procedimientos. Sólo así podemos garantizar la pervivencia intelectual y material de este legado, sobre el que tenemos la responsabilidad de transmitirlo a las generaciones venideras en las mejores condiciones.
Aurelio González González Director General de Cooperación y Patrimonio Cultural
Índice
BLOQUE I: ARQUEO LOGÍA SUBACUÁTICA SUBACUÁTICA Inventario del Patrimonio Arqueológico Subacuático de Gran Canaria Sergio Olmo Canales. Director de la Carta Arqueológi Arqueológica ca Subacuática
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Arqueología subacuática en en Azores Brígida Baptista. Arqueóloga. ADCA
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Prospecciones arqueológicas subacuáticas en el Bien de Interés Cultural de el Río (Lanzarote - La Graciosa, Islas Canarias) José Juan Guillén Medina y Rita Marrero Romero. Romero. Tibicena Gabinete de Estudios Patrimoniales
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BLOQUE II: METODOLOGÍA EN LOS TRABAJOS ARQUEOLÓGICOS La investigación arqueológica en La Gomera: Ciencia y Comunidad Juan Carlos Hernández Marrero. Museo Arqueológico de La Gomera y Unidad de Patrimonio (Cabildo Insular de La Gomera). Juan Francisco Navarro Mederos. Dpto. de Prehistoria, Antropología e Historia Antigua, Universidad de La Laguna. José Miguel Trujillo Mora. Museo Arqueológico de La Gomera (Cabildo Insular de La Gomera). Sandra Jeannine Cancel. Servicios Integrales de Patrimonio Histórico
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EXPERIENCIAS – Resultado de las actuaciones en los conjuntos de Buracas y del Barranco de las Ovejas [La Palma] Jorge Pais Pais. Jefe de Sección de Patrimonio Histórico y Arqueológico del Cabildo de La Palma
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BLOQUE III: DOCUMENTACIÓN DE LAS MANIFESTACIONES RUPESTRES Documentación de las manifestaciones rupestres de El Hierro (2008-2009); precedentes, procedimientos y resultados Renata A. Springer Bunk. Filóloga Sixto Sánchez Perera. Arqueólogo
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Yacimientos arqueológicos rupestres con escritura líbico– bereber y/o líbico–canario de Lanzarote. Características y su correlación con Fuerteventura María Antonia Perera Betancort. Arqueóloga. Jefa del Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote
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EXPERIENCIAS – Arqueología y Conservación. Un proyecto común Cristina Ojeda Oliva. Tibicena Gabinete de Estudios Patrimoniales
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ANEXO: ARQUEOLOGÍA Y LEGISLACIÓN Marco legal de la gestión del Patrimonio Arqueológico Pilar Gómez Cortés. Técnica jurídica del Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote María Antonia Perera Betancort. Arqueóloga. Jefa del Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote
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ARQUEOLOGÍA SUBACUÁTICA
INVENTARIO DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO SUBACUÁTICO DE GRAN CANARIA Sergio Olmo Canales Director de la Carta Arqueológica Subacuática de Gran Canaria
[email protected]
PALABRAS CLAVE: Arqueología subacuática, patrimonio arqueológico sumergido, Plan Nacional, UNESCO, cartas arqueológicas, protección, conservación, amenazas, divulgación.
RESUMEN La incuestionable relevancia del Patrimonio Arqueológico Subacuático de Gran Canaria reside fundamentalmente en su singularidad. Sin embargo, tener constancia de la presencia de vestigios antiguos en ciertos emplazamientos del fondo marino no conduce a su inmediata valoración como un bien cultural, si antes no se toman las medidas necesarias que salvaguarden su fragilidad. Por esta circunstancia, tenemos una responsabilidad ineludible en conservar y proteger uno de nuestros legados históricos más preciados. En consecuencia, pretendemos abordar los resultados de las investigaciones que hasta la fecha se han desarrollado en el citado ámbito arqueológico, además de elaborar un diagnóstico sobre la situación actual y unos criterios de actuación que sienten las bases para futuras intervenciones patrimoniales en el medio marino. 1.- INTRODUCCIÓN La protección jurídica del patrimonio arqueológico subacuático está bien documentada en diferentes normativas y articulados, tal y como queda recogido en la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español , en donde se aborda los diferentes aspectos de dicho patrimonio sumergido; considerándose éste como parte indisociable del patrimonio arqueológico, que a su vez lo es del más amplio patrimonio histórico-cultural.
En el caso de nuestra comunidad, en la Ley 4/1999, de 15 de marzo, de Patrimonio Histórico de Canarias se hace referencia al patrimonio arqueológico submarino en el Título III, Capítulo I, cuando se mencionan los bienes integrantes del mismo que se encuentren en el mar territorial (art. 60); tratándose a continuación a todos los pecios con la categoría de Bien Mueble (art. 62). Especialmente, en el apartado referente a las cartas arqueológicas, se hace hincapié en la formulación de la Carta Arqueológica Submarina en
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coordinación con la Administración competente, donde se localizarán y documentarán aquellos pecios depositados en las aguas del archipiélago canario (art. 64). Asimismo, cuando se aborda la definición y régimen de autorizaciones de las intervenciones arqueológicas, también se cita los restos integrantes de este patrimonio en el medio marino (art. 66). 1.1.- El Plan Nacional de Protección del Patrimonio Arqueológico Subacuático
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Este proyecto nace en un momento oportuno y obedece al único fin de concienciar de manera coordinada a todos los departamentos, instituciones y administraciones públicas competentes de la protección de dicho patrimonio, mediante la adopción de una serie de medidas concretas para la salvaguarda, conservación y difusión de los bienes culturales que descansan en nuestras aguas. Además, uno de los objetivos primordiales será llevar a efecto las indicaciones de la Convención de la UNESCO de noviembre de 2001 sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, ratificado en junio de 2005 por el Gobierno de España. En la Convención se invita a las autoridades de los Estados firmantes a elaborar, mantener y actualizar el inventario de este patrimonio, así como garantizar la protección, conservación, presentación y gestión del mismo, junto con la investigación y educación. En definitiva, los ejes en los que se concreta el Plan giran en torno a una serie de cuestiones como son:
- Documentación e inventario. Mediante la elaboración de las Cartas Arqueológicas Subacuáticas de todo nuestro litoral, donde el Ministerio de Cultura impulsará y coordinará su ejecución junto con las Comunidades Autónomas. - Declaración de Bienes de Interés Cultural. El Ministerio impulsará la incoación por parte de las Administraciones públicas competentes de los correspondientes expedientes para la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) o categoría similar, las Zonas Arqueológicas Subacuáticas más emblemáticas de nuestro litoral. - Formación. Se promoverá el desarrollo de planes de formación en Patrimonio Arqueológico Subacuático, donde el Museo Nacional de Arqueología Subacuática ARQUA en Cartagena se convertirá en centro de referencia de formación en este ámbito. - Coordinación. De las actuaciones que se lleven a cabo, además de la creación de un protocolo de actuación arqueológica para infraestructuras portuarias. - Divulgación. Realización de campañas de divulgación y puesta en valor del Patrimonio Cultural Subacuático para fomentar la sensibilización de todos los ciudadanos. - Seguimiento y Evaluación.
2.- ANTECEDENTES Tradicionalmente, en el archipiélago canario no ha habido un desarrollo continuo en lo que a trabajos submarinos se refiere, más aún si los comparamos con los efectuados en otros campos de la arqueología terrestre, tanto de investigación como de gestión. Así, no deja de resultar sorprendente que en un territorio insular como es el nuestro, este tipo de intervenciones carezcan de una frecuencia sistemática, que no se circunscriba exclusivamente al descubrimiento casual o a puntuales estudios de impacto en zonas portuarias. No obstante, se hace necesario destacar las aportaciones aisladas que se han producido como consecuencia de ciertos hallazgos fortuitos, no siempre debidamente comunicados a las autoridades competentes. Sin embargo, el interés social que esta arqueología suscita y el desarrollo científico de la misma no parecen estar igualmente reflejados. De hecho, los trabajos realizados en las últimas décadas han carecido de sistematización y continuidad, fruto de la ausencia de proyectos de investigación más amplios y de la inexistencia de políticas patrimoniales específicas, tanto a nivel regional en general, como insulares en particular. La ausencia de un control riguroso sobre esta clase de yacimientos ha conducido a algunas personas y grupos a perpetrar un daño irreparable en nuestro patrimonio submarino. De hecho, sólo una mínima parte del expolio cometido sobre estos restos arqueológicos es susceptible de ser detectado, salvo cuando ya se ha producido. En este sentido, hay que tener
presente que si bien esta actividad expoliadora es suficientemente conocida desde hace varias décadas, no es menos cierto que en los últimos años se ha visto especialmente beneficiada como consecuencia de la utilización de nuevos métodos y técnicas más exhaustivas en la detección de aquellos objetos que reposan en el fondo marino (teledetección marina, sondeos subacuáticos, detectores metálicos más potentes, tecnología informática y digital, etc.). Por otro lado, las diversas intervenciones y obras de infraestructura que en los últimos años se llevan a cabo en el litoral pueden resultar muy dañinas para el patrimonio arqueológico en determinados lugares, si no se articulan los mecanismos necesarios para su control y correcta protección. Con este panorama, parece imprescindible el establecimiento de una serie de medidas que permitan aportar unas pautas de control más efectivas sobre el conjunto de bienes materiales sumergidos a lo largo y ancho del litoral de nuestro archipiélago. En definitiva, deberíamos plantearnos la necesidad de establecer un nuevo horizonte en el que pudiera articularse la puesta en marcha de proyectos integrales que abarquen el inventariado, evaluación y gestión del patrimonio arqueológico sumergido, así como su posterior difusión y puesta en valor social. 3.- TRABAJOS ARQUEOLÓGICOS SUBMARINOS DESARROLLADOS EN CANARIAS Las primeras referencias que se tienen de hallazgos localizados en aguas ca-
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narias datan de mediados de los años sesenta y se centran en las islas más orientales del archipiélago, en concreto en La Graciosa y Lanzarote. A partir de estos descubrimientos se sucederán otros nuevos que se extienden por las demás islas, en su mayoría relacionados con la recuperación de ánforas cerámicas de difícil adscripción cronológica (J. Álvarez, 1967).
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Los primeros estudios científicos comienzan a desarrollarse apenas unos años después, ya en la década de los setenta, incorporándose paulatinamente los hallazgos que se van efectuando en todo el archipiélago. Aún así, en estos años se prosigue con una importante labor de extracción de diversos materiales de los fondos marinos, por desgracia sin ningún tipo de sistematización ni de metodología científica alguna en el desarrollo de dichas tareas. Tal es el caso de los cañones recuperados en los respectivos pecios de las playas de Vallehermoso, en La Gomera; y El Burrero (Ingenio) y El Agujero (Gáldar), ambas en Gran Canaria (S. Olmo y J.I. Sáenz, 1998; G. Escribano, A. Mederos y D. Chinea, 1999a). Pero no es hasta finales de 1979 cuando comienzan a realizarse las primeras prospecciones subacuáticas en diversos puntos del litoral de Tenerife, Lanzarote y La Gomera (A. Tejera y R. Balbín, 1981 y 1983; J. Delgado, 1987 y 1990). Sin embargo, una de las principales insuficiencias de esas investigaciones es la ausencia de información derivada de las actuaciones llevadas a cabo. Los trabajos tuvieron cierta continui-
dad en la década de los años ochenta, gracias a las campañas de prospecciones submarinas del Plan Nacional de Cartas Arqueológicas Subacuáticas promovidas por el Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales y ejecutadas por J. Delgado (1990). Otras iniciativas, relacionadas en su mayoría con las actividades derivadas de la puesta en marcha del V Centenario del Descubrimiento de América, finalmente no vieron la luz por diferentes motivos. Desde 1990 se inician una serie de trabajos encaminados a la catalogación e inventariado de los yacimientos arqueológicos submarinos de las diferentes islas, en su mayoría encargados por la Dirección General de Patrimonio Histórico del Gobierno de Canarias. Si bien es cierto que éstos se centran, casi exclusivamente, en el estudio de los antecedentes históricos, a través de la información oral existente y de una exhaustiva recopilación bibliográfica. Además, durante este período se ejecutan una serie de prospecciones subacuáticas de urgencia desarrolladas en diversos puntos del litoral de Gran Canaria, Lanzarote, Fuerteventura, Tenerife y La Gomera (G. Escribano, A. Mederos y D. Chinea 1999b, 2003a y 2003b; S. Olmo, 2002 y 2004; S. Olmo, V. Barroso y C. Marrero, e.p.). En último término, hay que destacar las más recientes intervenciones arqueológicas submarinas desarrolladas a raíz del notable aumento que ha supuesto la ejecución de obras de infraestructura e ingeniería marítima que se han venido realizando en todo el archipiélago. En este sentido, sobresalen las efectuadas en diferentes zonas
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portuarias de Lanzarote, como en los Puertos del Carmen, Órzola y Arrecife, aún en curso. Pero sin lugar a dudas, especialmente interesantes han sido los trabajos desplegados en el Puerto de La Luz y de Las Palmas, de la capital grancanaria. Aquí, debido a las sucesivas obras de ampliación acometidas, han podido documentarse abundantes restos materiales sumergidos, entre los que resalta un pecio antiguo (S. Olmo, V. Barroso y C. Marrero, 2008 y 2009). 4.- LA INVESTIGACIÓN DOCUMENTAL .1.- Investigación y análisis de la documentación histórica en archivos y bibliotecas 16
Afortunadamente, para el ámbito histórico de Canarias contamos con amplios repertorios documentales para el período que discurre entre finales del medievo europeo y los comienzos de la Edad Contemporánea, aunque es tal el volumen de información que se halla considerablemente disperso por archivos y hemerotecas, no sólo de carácter local o provincial, sino también de índole nacional, tanto en su vertiente pública como privada. En base a ello, decidimos emprender la recopilación y sistematización de la información existente acerca de posibles naufragios, hallazgos fortuitos, eventos marinos sucedidos en nuestro litoral, etc.; tanto a nivel arqueológico de los bienes procedentes del área objeto de estudio, como de sus fuentes documentales, ya fuera a través de noticias escritas, orales, iconográficas o cartográficas. Por tanto, la información obtenida gracias a la investigación documental, junto a los datos
proporcionados por las fuentes orales, vienen a complementar los trabajos submarinos efectuados. El primer criterio elegido nos vino impuesto por la propia dinámica de la elaboración de la carta subacuática. Los pecios ya localizados, en muchos casos estudiados previamente, nos indicaron que en esta fase inicial era preciso comenzar por documentar e identificar los mismos. De esta manera, comenzamos nuestra tarea por la búsqueda de noticias referentes a los naufragios de los vapores ocurridos a lo largo del siglo XIX, en concreto el “Ville de Pará”, hundido el 11 de octubre de 1884, y el “Alfonso XII”, que naufragó el 13 de febrero de 1885. Para lo cual, gran parte de esta primera campaña se centró en la Hemeroteca del Museo Canario y en la consulta de los periódicos que se publicaron en dichos años.
El segundo de los objetivos conllevaba una tarea de investigación que se ha realizado de forma simultánea, tanto en la mencionada hemeroteca como en los posteriores archivos consultados. Así, junto a la búsqueda de pecios o hallazgos aislados conocidos, recopilamos aquellas noticias que o bien se referían directamente a la aparición de nuevos naufragios, o bien podían servir de testimonio que nos dirigiera hacia otras pesquisas. Datos referentes a combates navales, averías, causas de pilotos y juzgado de arribadas, cartografía, toponimia y derroteros, armadas, registros, estados de fuerza y vida e historiales de buques, apresamientos, causas de averías y accidentes marítimos, tormentas y desastres marinos y máquinas e inventos para extracción de buques hundidos.
En consecuencia, concluida la campaña de la Hemeroteca del Museo Canario comenzamos por rastrear dichas noticias partiendo desde el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas y su fondo de Protocolos Notariales, para cubrir el periodo que discurre desde la Edad Moderna hasta nuestros días. Los datos recogidos en los citados Protocolos señalaron de manera manifiesta hacia el comercio marítimo atlántico y la Carrera de Indias, circunstancia que nos condujo expresamente al Archivo General de Indias, en Sevilla. Desde ese momento nuestra labor fue puramente de investigación, en donde tuvimos que comenzar con la tarea previa de localizar y contrastar la información científica publicada hasta el momento sobre naufragios. Así, los lugares donde concentramos nuestros esfuerzos
se correspondieron con la bahía de Las Palmas o de La Isleta, para la Edad Moderna, y la bahía de Gando, en Telde, para lo concerniente al siglo XIX. Desde un principio se vio la necesidad de sistematizar toda la información que se estaba recopilando para poder gestionar eficazmente el volumen de la misma, por medio de la creación de una base de datos al uso. Su estructura quedó articulada en cinco grupos fundamentales: identificación de la fuente de documentación, descripción formal del documento; descripción del contenido del documento; relación de datos específicos sobre pecios o hallazgos; y clasificación del registro. 4.2.- Estudio y documentación de las fuentes orales Este estudio tenía como finalidad complementar con un aporte documental adecuado el inventario del patrimonio arqueológico sumergido de Gran Canaria. Por ello se estableció como ob jetivo primordial la realización de una serie de entrevistas/encuestas entre aquellas personas que por su actividad profesional o afición mantenían una estrecha relación con el ámbito marino en el entorno de la isla. Básicamente se pretendía poder recabar de ellas la información relativa no sólo a posibles hallazgos arqueológicos subacuáticos, sino también todas las noticias referidas a naufragios o a otros eventos marinos acaecidos a lo largo de nuestro litoral.
Foto 2. Protocolos Notariales (Luis Felipe 854, 1572) AHPLP.
Por tanto, la información obtenida por medio de estas entrevistas orales, debidamente tratadas a la postre, debe contribuir de manera determinante a
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dibujar un nuevo panorama de la arqueología grancanaria; eso sí, en asociación con la información documental recopilada en archivos y bibliotecas, así como con las prospecciones submarinas efectuadas.
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La sistematización de los trabajos se basó, inicialmente, en la elaboración de una ficha-modelo de encuesta oral, que recogiese todos aquellos campos que consideramos eventualmente significativos a la hora de normalizar y valorar la información recopilada. Una vez definida la ficha para la recogida de la información se confeccionó con ella una base de datos para la gestión y clasificación de la información recogida en el trabajo de campo. La misma puede consultarse y ponerse a disposición de los investigadores por parte del Servicio de Patrimonio Histórico y Cultural del Cabildo de Gran Canaria cuando así se estime oportuno. Al mismo tiempo se procedió a efectuar un listado de asociaciones, instituciones y personas, que por su relación con el medio marino pudiesen aportar algún tipo de información significativa para el objetivo del presente estudio. Para los centros y clubes de buceo se consultó la relación de los mismos proporcionada por el Patronato de Turismo de Gran Canaria, complementada por medio de páginas web específicas. En lo que respecta a las cooperativas y cofradías de pescadores se examinó el directorio de las mismas, el cual fue proporcionado por la Viceconsejería de Pesca de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación del Gobierno de Canarias. Otras entidades contactadas fueron la Autoridad Portuaria de Las Palmas, el Instituto
Canario de Ciencias Marinas, además de empresas y buceadores profesionales, historiadores, pescadores y aficionados al submarinismo en general. Resulta bastante significativo que buena parte de los datos proporcionados por los informantes hagan referencia o puedan ser puestos en relación con naufragios de los que hay constancia documental previa. Por otro lado, hay aspectos del trabajo que no pudieron solventarse de la manera que más nos hubiera gustado. En este sentido, debemos considerar el elevado porcentaje de personas/entidades contactadas que desestimaron cooperar, evitando contestar al cuestionario. La explicación de las razones que motivan esta falta de colaboración, propias de un detallado análisis sociológico, escapan a los fines de esta investigación, por lo que aquí no quedan recogidas. Este no sería el caso, más comprensible, de una gran mayoría de los entrevistados que a priori no le reconoce un interés desde el punto de vista patrimonial a los pecios o restos de los que tienen referencia, pues se asocia el valor histórico o arqueológico con una antigüedad, más o menos remota, circunstancia que estos restos a su juicio no poseen. Sin embargo, resulta cuando menos sorprendente que ciertas personas, relacionadas profesionalmente con el mundo de la investigación, hayan rechazado reiteradamente colaborar con nosotros en este estudio, demostrando de esta forma un tipo de actitudes del pasado que ya creíamos totalmente desterradas en la arqueología insular. De cualquier forma, acaso por manifestar algún celo profesional o bien por reservar determinadas informaciones para
futuros méritos curriculares, lo cierto es que no compartir el legado de los bienes patrimoniales implica perpetrar un ejercicio de “apropiación” del conocimiento y caer en concepciones personalistas, con cuyos planteamientos, obviamente, estamos en total desacuerdo. 5.- INTERVENCIONES ARQUEOLÓGICAS SUBACUÁTICAS EN GRAN CANARIA 5.1.- Objetivos y estrategias Dada las peculiaridades que se encuentran implícitas en todo trabajo de prospección arqueológica y, más aún, cuando ésta se trata de una actividad desarrollada en el fondo marino, las fases de actuación en las que quedó compartimentado exigían estar lo suficientemente bien programadas a priori , para así evitar en la medida de lo posible aquellos contratiempos que pudieran surgir. Las características del medio subacuático, no siempre predecibles ni controlables, hacen que este tipo de intervenciones dependan de multitud de agentes exógenos a la propia labor arqueológica, como son el estado del mar (oleaje, corrientes, vientos...), la visibilidad, la profundidad, o el tipo de fondo ante el que nos encontramos. Previamente a la realización de las labores submarinas se procedió a la consulta de la documentación bibliográfica existente sobre las diferentes zonas a inspeccionar. Dicha recopilación se centró en torno a aquellas publicaciones especializadas en submarinismo, arqueología e historia,
en las que pudiera hacerse referencia a restos sumergidos o ubicados en el litoral, fortificaciones costeras y otro tipo de estructuras. Tanto los estudios anteriores como la propia prospección arqueológica arrojaron una serie de resultados muy interesantes, directamente relacionados con la información existente acerca de estas áreas. En lo que a los trabajos marinos se refiere, estos se efectuaron siempre bajo la supervisión directa de un arqueólogo subacuático y contaron, además, con un nutrido grupo de especialistas entre los que destacaban arqueólogos-dibujantes, fotógrafos, buceadores de apoyo, técnicos especialistas, etc. Básicamente consistieron en la exploración pormenorizada de las áreas determinadas previamente, así como en la identificación y registro del mayor número posible de restos materiales sumergidos. En último término estas actividades quedaron complementadas con otras tareas de gabinete, en las que se llevó a cabo todo el proceso de digitalización documental, además del análisis y tratamiento de la información arqueológica. Asimismo, se procedió a elaborar una exhaustiva documentación, tanto escrita, gracias a los datos que quedaron recogidos en el diario de campo, como gráfica, por medio de la fotografía, de la grabación con video-cámara submarina y de los reseñados dibujos arqueológicos a escala. En un principio y teniendo en cuenta la extensa superficie que sobre el papel ocupaban las diversas zonas de estudio, se hacía inabarcable una prospección intensiva que cubriera la totalidad del espacio. A la sazón, la exploración de los fondos se efectuó
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a partir de la localización de los vestigios sumergidos, aplicándose desde ese momento un patrón de búsqueda adecuado a las necesidades de cada una de las áreas. Desde la utilización del remolcado de buceadores con planeadora, cuyos trazados se realizaron a través de sucesivos recorridos paralelos de ida y vuelta, hasta la puesta en marcha de otro método de búsqueda basado en el reconocimiento visual mediante la exploración circular y el diseño de círculos concéntricos en los que paulatinamente, y según se aleja del centro, el diámetro de los mismos se va incrementando.
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Para la realización de la cartografía se utilizó el sonar C-Max 800/S Side Scan Sonar , que consta de una unidad remolcada y un equipo de superficie que va instalado a bordo de la embarcación. Este tipo de sonar es empleado en arqueología subacuática para detectar, de manera indirecta, la presencia de objetos sobre el lecho submarino mediante un haz de señales acústicas oblicuas. El funcionamiento del sonar es el mismo que el del radar, sólo que con ultrasonidos en lugar de ondas electromagnéticas. Las señales acústicas emitidas por el sonar rebotan en los estratos y en los objetos sobre él depositados, creando una imagen del mismo que queda dibujada en tonos grises, en función de la reflectividad del fondo, y en dos coordenadas, rango y distancia, a lo largo de la trayectoria seguida por el barco. Así, el cruce de los datos de repercusión de las ondas ofrece una información sobre el tamaño de los objetos que han sido detectados. En líneas generales, la amplitud de la
zona prospectada se estableció a priori con la introducción del rango de prospección de 75, lo que hace referencia a la distancia de barrida por banda, por lo que la amplitud total explorada en cada recorrido correspondía al doble del rango, es decir 150 metros. Es por ello que se utilizó el programa de navegación de HydroPro de TRIMBLE , mientras que el posicionamiento de las lecturas se realizó con GPS diferencial MAX CSI Wireless, estando este equipo compuesto por un GPS de 12 canales, compatible con el sistema internacional de corrección vía satélite WAAS-EGNOS, y por dos unidades de recepción de correcciones diferenciales: Omnistar y Radiobeacon . Finalmente, todos los resultados obtenidos han quedado representados en coordenadas UTM Huso28N-REGCAN95. Por lo que se refiere a la localización de objetos enterrados, mediante el perfilador de sedimentos, éste se confirió con el fin de localizar posibles objetos de interés arqueológico. Para lo cual se realizó una prospección con una sonda paramétrica SES-2000 Compact de INNOMAR de 5 kHz de frecuencia, en donde los registros y datos brutos originales del perfilador quedan almacenados de forma conjunta con la posición suministrada por el sistema de posicionamiento. Este equipo permite la localización de objetos enterrados bajo el sedimento y, dependiendo del tipo de substrato, su alcance se encuentra entre los 8-15 metros de profundidad, siendo el dispositivo habitual en los trabajos de reconocimiento de columnas estratigráficas, localización de pecios, etc. La puesta en funcionamiento de este proceso supuso la realización de diferentes transectos,
Foto 3. Ancla ss. XVI-XVIII (Puerto de Sardina, Gáldar).
que a su vez conformaron una retícula sobre aquellas áreas más próximas al emplazamiento de los pecios en cuestión. 5.2.- Yacimientos y zonas arqueológicas 5.2.1.- Puerto de Sardina (Gáldar) Este importante fondeadero comercial del noroeste grancanario ofrece una significativa actividad náutica desde los momentos posteriores a la Conquista de la isla e integración en la Corona de Castilla, hasta bien entrado el siglo XIX. En este enclave se localizan una serie de hallazgos de carácter fortuito conocidos desde hace varios años. Entre ellos sobresale, al menos de forma clara, un ancla de tipo antiguo y una pieza de artillería. Por lo que respecta a la primera, se trataría presumiblemente de un ancla de cepo de tipo antiguo cuyos brazos no están
completos. Por su tipología podría ser de entre los siglos XVI-XVIII, más aún teniendo en cuenta la escasa variación tipológica de este género de piezas. Se encuentra parcialmente conservada y con una gruesa concreción marina, adherida en la totalidad del ancla, lo cual evidencia el largo período de tiempo que debe llevar sumergida. El otro hallazgo del que tenemos constancia es un cañón antiguo, posiblemente fundido en hierro, que tiene la clásica forma de “cilindro”. Podríamos estar ante una pieza defensiva del tipo de una culebrina, que por su tipología bien podría inscribirse entre los siglos XV-XVII. Presenta un estado de conservación muy alterado, debido a las concreciones marinas que a lo largo del tiempo se han ido depositando sobre la pieza. Además está partida en su zona central, lo que empeora aún más su ya delicada situación. En último término, en los alrededores
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se detectan toda una serie de elementos metálicos de diferente funcionalidad, además de la presencia de un conjunto de cerámicas que también podría ser encuadrado entre los siglos XV-XIX.
madamente unos 4 metros de largo, por otros tantos de ancho, si bien hay que tener en cuenta que el área total abarca bastante más, puesto que los cañones y las restantes piezas se encuentran muy diseminados por los alrededores.
5.2.2.- Playa del Agujero (Gáldar) Sin lugar a dudas, uno de los yacimientos submarinos más singulares que existe en este momento en el archipiélago es el conformado por el pecio de la playa del Agujero de Gáldar. Tal y como pudo ser corroborado en su momento, estaríamos ante los restos de una embarcación que aún conserva parte de su estructura, además de un conjunto de catorce piezas de artillería y otros tantos elementos metálicos, según se desprende de las investigaciones efectuadas (S. Olmo y J. I. Sáenz, 1996). El armazón de la nave que todavía se preserva mide aproxi-
Los análisis y estudios desarrollados apuntan a que estaríamos ante un barco del tipo fragata o corbeta, o incluso un bergantín, fuertemente pertrechado con cañones navales pesados, posiblemente ingleses, los cuales pudieron ser identificados como piezas del modelo saker , que disparaban balas esféricas de 6 libras de peso con carga de pólvora de 4 libras, fundidos en la llamada Época de la Commonwealth (1646-1660); por lo que podríamos ubicarlo, no sin serias dudas, hacia la segunda mitad del siglo XVII. El hallazgo original tuvo lugar en el
verano de 1970 por un vecino de Gáldar, cuando se encontraba buceando en este área, gracias sobre todo a varias noticias previas que daban cuenta de la existencia de restos de un barco hundido frente a esta zona. Con un procedimiento totalmente inadecuado, propio de aquellos años, se decidió sacar varios de sus cañones del agua con la ayuda de una grúa, recuperándose del lugar entre cuatro y ocho baterías, atendiendo a las distintas versiones. Con posterioridad a estas actividades de extracción, fueron trasladados a dependencias municipales, donde permanecieron hasta que algunos meses después se distribuyeron por diversos lugares públicos. A día de hoy podemos afirmar que una de las piezas se encuentra decorando la fachada exterior del restaurante “La Fragata”, sito en el muelle pesquero del Puerto de Sardina del Norte; cuatro más se hallan depositadas en el patio de la Casa Cachazo y Verde de Aguilar; y los dos últimos, que estaban en el exterior del pabellón polideportivo municipal, se hallan desde hace algunos años en paradero desconocido, debido a la negligencia y más absoluta desidia que el Ayuntamiento de Gáldar ha mostrado al respecto en todo este tiempo. Igualmente tenemos constancia de la existencia de, al menos, un cañón más y una culebrina que pueden hallarse en domicilios particulares; siendo más que probable que éstos no fueran extraídos en el mismo momento que los anteriores. 5.2.3.- Antiguo Muelle de San Telmo (Puerto de Las Palmas)
Foto 4. Pecio s. XVII (Playa del Agujero, Gáldar).
Las noticias existentes sobre el Puerto de Las Palmas son muy abundantes,
revelándose como un importantísimo punto de entrada y salida de embarcaciones, y lugar donde se centralizaba la actividad comercial del archipiélago hacia Europa, África y América, desde finales del siglo XV y en adelante. Desde sus orígenes, el puerto estuvo ligado a la historia de la ciudad, aunque no es hasta mediados del siglo XIX cuando de forma definitiva la urbe comenzó a extenderse en dirección a la bahía, lo que propició su rápida modernización. El Muelle de San Telmo recibía diferentes denominaciones, como la de Muelle de Las Palmas, Caleta de San Telmo, de Santa Ana o incluso Charco de los Abades. Este fondeadero exigía el uso de lanchas para desembarcar, pues debido a la poca profundidad existente, los navíos tenían que alejarse hasta alcanzar una cota entre los 11 y 12 metros. Desde el siglo XVI ya era considerado como el mejor punto de embarque y desembarque, de ahí que se levantase el fuerte de Santa Ana para defender los barcos que atracaban en su rada. Aún así, no es hasta 1789 cuando comienzan las obras de construcción del propio muelle, que tendrá un uso prolongado en la centuria siguiente, y que desde finales del XIX irá perdiendo paulatinamente su interés en detrimento del Puerto de la Luz. Igualmente debe destacarse que a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, en una obra de gran envergadura, esta franja de litoral ganó muchos metros al mar, desde la parte oriental de la actual Plaza de San Telmo hasta el borde exterior de la Avenida Marítima, con lo que toda la información original que este lugar podría habernos proporcionado se perdió irremediablemente. Las referencias históricas también ponen de
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manifiesto una constante presencia de variados restos materiales bajo sus aguas. En este sentido, la existencia de repertorios arqueológicos submarinos encuadrados entre los siglos XV-XIX está más que contrastada en sus inmediaciones.
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Las intervenciones arqueológicas desarrolladas recientemente arrojaron datos muy interesantes, principalmente referidos al conjunto de materiales documentados (S. Olmo, C. Marrero y V. Barroso, 2008 y 2009). En primer lugar habría que destacar el hallazgo más importante que se llevó a cabo durante la prospección, que no fue otro que el descubrimiento de, al menos, un pecio antiguo, parcialmente conservado, cuya adscripción cronológica podría situarse entre los siglos XVI-XVIII. Además de abundantes restos materiales provenientes de la propia embarcación, también se pudieron identificar varias piezas de artillería, objetos metálicos, estructuras y diferentes partes del navío, como palos y vigas, combés, cubierta, casco, cuadernas y sobreforros, etc. También se evidenciaron, entre otros materiales, abundantes elementos metálicos y fragmentos de vidrio registrados sobre el fondo marino; pero sobre todo destacaría la gran colección de cerámicas modeladas a torno existente. Este grupo está integrado, preferentemente, por fragmentos atípicos de pastas bizcochadas, cuyas paredes se encuentran ampliamente cubiertas por concreciones marinas. No obstante, igualmente se distinguen algunas piezas, como bien pudieran ser restos de ánforas o de botijas peruleras. Teniendo en cuenta que este tipo de repertorios no ofrecen una marcada
de octubre de 1884, tras chocar con el arrecife encalló y se hundió con toda su carga, descansando sobre el fondo arenoso a unos 40 metros de profundidad. Ofrece un estado de conservación irregular, dado que algunas partes estructurales del pecio se hallan parcialmente desmanteladas. Además, corre un elevado peligro de expolio al ser el sitio relativamente accesible para los buceadores.
Foto 5. Dibujo sobre retícula arqueológica (Antiguo Muelle de San Telmo, Puerto de Las Palmas).
variación técnica y tipológica a lo largo del tiempo, culturalmente pueden ser catalogados como cerámicas del período colonial o de época posterior, por lo que su cronología queda establecida entre los siglos XVI-XVIII. Otro elemento significativo fue un ancla forjada en hierro y plomo que también podría datarse en el mismo arco temporal. 5.2.4.- Bahía de Gando (Telde) La trascendencia que ha tenido la bahía de Gando está bien contrastada por la abundante documentación histórica que existe al respecto. Así, desde mediados del siglo XIV ya se constata la presencia de navegantes europeos que utilizan esta rada como fondeadero natural, ya sea como refugio de embarcaciones o como punto de aguada y escala en la ruta marítima del Atlán-
Foto 6. Vapor “Alfonso XII”, s. XIX
(Bahía de Gando, Telde).
tico. Sin embargo, la presencia de un temible escollo marino como es el de la Baja de Gando, exigía una pericia excepcional de los pilotos, pues este punto ha sido el causante directo de cuantiosos naufragios acaecidos en los últimos siglos en la navegación insular. Ejemplo de ello es el hundimiento de los grandes vapores “Ville de Pará” y “Alfonso XII”, hundidos a fines del siglo XIX, en un corto espacio de tiempo, que constituyen los dos pecios más singulares de época contemporánea que yacen en los fondos marinos insulares. Por lo que respecta al primero de ellos, se trata de un trasatlántico francés de 90 metros de eslora y más de 11 metros de manga, que en la tarde del 11
En cuanto al vapor español, éste zozobró en el mismo lugar apenas unos meses después del anterior, el 13 de febrero de 1885. El “Alfonso XII” constituyó un hito en su época, pues se trataba del barco de mayores dimensiones que había en toda la marina mercante nacional, por lo que su hundimiento, con tan solo nueve años desde su botadura, supuso un severo golpe para nuestra flota. Tras el mismo, se intentó su reflotamiento, siendo del todo imposible; circunstancia ésta que llevó a los armadores a recuperar la carga más valiosa, mediante la voladura controlada de parte del casco para poder acceder al interior de la nave. Entre el cargamento recuperado se hallaban nueve de las diez cajas de oro, cuyo destino era el pago de la soldada de las tropas coloniales de Cuba. Sin embargo, el hecho de que no apareciera la última, ha supuesto desde entonces una ardua labor de rastreo por parte de los buceadores. Por el contrario, esta infructuosa búsqueda ha desembocado en una penosa tarea de expolio y desmantelamiento del pecio, actividad conocida y en ocasiones auspiciada por las autoridades, sin que hasta la fecha se haya hecho absolutamente nada por evitarlo. Se trataba de una nave de tres palos, de 110 metros
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de eslora y 12 metros de manga, que reposa desde entonces a 48 metros de profundidad, cuyo estado de conservación es tremendamente delicado por las circunstancias que acabamos de exponer. 5.2.5.- Playa del Burrero (Ingenio)
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La primera intervención data de 1962, realizándose a partir de ahí sucesivas actuaciones con la finalidad de extraer el mayor número posible de restos sumergidos. Aunque no es hasta 1995 cuando se procedió a la ejecución de un sondeo arqueológico en la totalidad de la playa, pues las obras desarrolladas en este lugar provocaron la destrucción del pecio y su posterior fosilización (G. Escribano, A. Mederos y D. Chinea, 1999a). La actuación arqueológica que se realizó recientemente arrojó datos muy interesantes, no sólo cuantitativamente, ya que el volumen de restos materiales documentados fue bastante profuso; sino también cualitativamente, pues la singularidad de los vestigios descubiertos así lo confirmaron. En primer lugar habría que destacar el hallazgo más importante que se llevó a cabo durante la prospección subacuática, que no fue otro que el descubrimiento de los rastros del pecio antiguo, fragmentariamente conservado, cuya adscripción cronológica podría situarse entre los siglos XVI-XVIII. El núcleo central estaría conformado por los abundantes restos materiales provenientes de la estructura de la propia embarcación, básicamente maderamen y tablones superpuestos de un notable grosor, que se extiende sobre una superficie
algo inferior a 30 m2 y descansan bajo un lecho arenoso que oscila entre los 5-7 metros de profundidad. Toda la tablazón ofrece un buen estado de conservación y preferentemente está dispuesta de forma longitudinal, si bien hay algunos segmentos que la cruzan transversalmente. Zonalmente están fosilizados por rocas de un tamaño considerable y por una gruesa capa de arena que fue despejándose según avanzamos en la delimitación de los vestigios. Su extraordinario nivel de preservación hace que se pueda advertir ostensiblemente no sólo las vetas e irregularidades de la madera, sino inclusive algunos detalles como la ligazón y entalladura de encastre de los maderos o las perforaciones que se practicaron en los diferentes tablones para ensartar los pernos de fijación. En donde las labores de exhumación han permitido una mejor delimitación de este conjunto, más que una superposición de listones hemos determinado en ciertos casos la existencia de un doble forro del maderamen, a todas luces con la intencionalidad de reforzar esta parte del navío. No sin ciertas dudas, es posible que nos halláramos ante parte de las cubiertas o incluso frente a una de las tracas o de las secciones importantes del forro o sobreforro del casco de la embarcación. Además, también se ha certificado la presencia de otros objetos de diversa naturaleza, como fragmentos de vidrio, eslabones metálicos o grandes nódulos de pedernal empleados para producir chispa en las armas de fuego de a bordo. En el sector oriental adyacente se documenta un numeroso repertorio integrado principalmente por múltiples
aros circulares de metal de los barriles y toneles de madera, ocasionalmente apilados o superpuestos entre sí y en un número superior a la docena. Estas cubas constituían una parte significativa del cargamento de los galeones en las travesías oceánicas, pues solían contener agua, alimentos u otros tipos de líquido como vino o aceite y su estibado en las bodegas era fundamental para una buena navegación. Del mismo modo, entre los artefactos identificados en esta franja cabe señalarse la aparición de algún fragmento cerámico y de vidrio, una hebilla de cobre o más nódulos de sílex para generar la descarga del armamento, así como alguna varilla metálica y media decena de balas de plomo de mosquetón de similar calibre. La mayoría de estos elementos ofrecen un estado de conservación algo más deteriorado, en particular los citados aros metálicos, ya que se observa en gran medida la cantidad de pólipos y adherencias marinas que se disponen alrededor de su perímetro. 5.2.6.- Castillo del Romeral (San Bartolomé de Tirajana). La primera prospección subacuática se centró en el área ubicada entre las localidades del Castillo del Romeral y San Agustín, por lo que se abarcó una superficie lineal aproximada de unos 4 kilómetros (S. Olmo, 2002 y 2004). Durante la misma se reconocieron un total de cuatro sitios. En el primero se descubrió un cañón de hierro fundido de grandes dimensiones. Si bien la gran cantidad de concreciones marinas adheridas a sus paredes impedían con certeza la identificación del mismo, no es menos probable que
Foto 7. Detalle del maderamen del pecio (Playa del Burrero, Ingenio).
por su tipología podemos relacionarlo con algunas baterías similares a las existentes durante los siglos XVI-XVIII. Igualmente, en sus inmediaciones se detectaron numerosos restos cerámicos, que fueron exhumados ante el grave riesgo de deterioro y expolio que los mismos podían sufrir. El siguiente emplazamiento arrojó una pieza metálica de difícil adscripción tipológica, aunque todo apunta hacia un artillado semejante al de una culebrina o falconete, que perfectamente podría ser fechado en el mismo arco temporal que el cañón. En el tercer punto se localizó un ancla de grandes proporciones, de aspecto bastante antiguo y con un relativo buen estado de conservación. Efectivamente, podría tratarse de un ancla de cepo de tipo antigua, donde el cepo de madera habría desaparecido debido al paso del tiempo y a la acción del medio marino. Aunque las anclas de esta clase obser-
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van poca variedad morfológica desde finales del siglo XIV hasta bien entrado el XVIII, lo cierto es que hemos podido documentar instrumentos de tipología muy parecida en navíos españoles del siglo XVI. Finalmente, del último lugar se recuperaron numerosos fragmentos cerámicos, algunos de ellos de gran tamaño.
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Al margen de las piezas de artillera, merece especial atención el conjunto de cerámicas exhumadas, constituidas manifiestamente por pastas bizcochadas y por lozas vidriadas decoradas con barnices plumbíferos de fino vedrío melado o verde. En esta colección se certifica la presencia de algunas producciones como cacerolas, y quizás orzas o cántaros. Con todo, parece ser que los mejor representados serían los recipientes como las botijas peruleras, cuyo tamaño, engrosamiento de las paredes y morfología “ovoide” las hacía ideales para el almacenamiento y transporte de líquidos en las travesías atlánticas desarrolladas entre los siglos XVI y XVIII.
En definitiva, es complicado asociar todos los vestigios con un mismo acontecimiento, aunque tampoco habría que descartarlo. Por otro lado, la opinión más plausible acerca de este desastre naval no debe ser la del hundimiento de una embarcación, sino la que apunta a la pérdida parcial de la carga, ya sea de manera intencional o fortuita. Asimismo, es de suponer que este suceso estuviera relacionado con la cercanía del complejo salinero y la fortificación de Santa Cruz del Romeral, pues allí se originaba una densa navegación como consecuencia de las embarcaciones que se dirigían hacia los fondeaderos limítrofes.
número de kilómetros de costa de todo el Estado español presente un balance tan negativo en lo referente a intervenciones y estudios del patrimonio arqueológico sumergido.
6.- DIAGNÓSTICO Y CRITERIOS DE ACTUACIÓN
- Vulnerabilidad a la que está sometido el patrimonio arqueológico submarino en Canarias, con entornos complejos y poco accesibles, como consecuencia del medio marino en el que se halla. Esto propicia el abandono y dificulta su vigilancia y protección, favoreciendo, por el contrario, las actividades de expolio que permanentemente sufren los yacimientos arqueológicos submarinos.
6.1.- Debilidades - Insuficiente desarrollo de la arqueología subacuática en Canarias. Es una auténtica contrariedad que siendo la Comunidad Autónoma con el mayor
Foto 8. Fragmento de botija (Castillo del Romeral, San Bartolomé de Tirajana).
- Deficiente conservación del patrimonio arqueológico subacuático. Ello es debido, en buena medida, a la escasez de recursos que se invierten en materia de patrimonio y a la falta de políticas patrimoniales efectivas. - Escasez de espacios museísticos específicos y de un centro especializado en investigaciones arqueológicas submarinas en el ámbito autonómico/insular.
junto a un excesivo coleccionismo de objetos materiales y su creciente explotación comercial. Por otro lado, el desarrollo y proliferación de obras de infraestructura en el litoral que puedan afectar a algunos yacimientos arqueológicos, si no se establecen cautelas previas. - Falta de concienciación de los ciudadanos, así como de las autoridades y los gestores públicos. La insuficiente preocupación por el legado histórico que atesoran nuestros mares por parte de las instituciones oficiales hace que deba alcanzarse un mayor compromiso. - Escasez de arqueólogos submarinos y personal especializado que puedan llevar a cabo proyectos de investigación, así como todas aquellas actividades encaminadas al estudio y documentación del patrimonio cultural subacuático. 6.3.- Fortalezas
6.2.- Amenazas
- Singularidad e incuestionable relevancia que la arqueología submarina ofrece, gracias al creciente interés que suscita entre el gran público.
- Poca disponibilidad de las administraciones públicas a invertir recursos económicos en proyectos arqueológicos subacuáticos. No se tiene en cuenta el incentivo que puede suponer como estímulo hacia un turismo cultural de calidad.
- Convicción entre el colectivo de arqueólogos y demás técnicos especialistas del patrimonio en Canarias, de la urgente necesidad de abordar definitivamente el abandono que hasta la fecha ha sufrido la arqueología submarina en el archipiélago.
- Expolio y construcciones de ingeniería marítima. Por una parte se debe a los malos hábitos de ciertos buceadores con escasa sensibilidad cultural,
- Utilización del patrimonio arqueológico submarino como recurso cultural, turístico, económico y social. Compromiso con la puesta en uso de este bien
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patrimonial, así como la contribución a la dinamización cultural y económica de determinadas zonas del litoral. - Avanzado nivel de desarrollo científico en la disponibilidad y utilización de tecnología punta que facilita tanto la localización y acceso a los restos materiales sumergidos, como la recuperación y protección de dichos vestigios. 6.4.- Oportunidades - Auge que en los últimos tiempos ha ido adquiriendo el turismo cultural, deportivo y de ocio en Canarias.
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- Interés cultural en alza por parte de diferentes grupos de población de nuestra comunidad por los asuntos relacionados con el patrimonio arqueológico de manera global y por la arqueología submarina en especial. - Aprobación por parte del Consejo Español de Patrimonio Histórico del Plan Nacional de Protección del Patrimonio Arqueológico Subacuático en 2007 y Estado firmante de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de la UNESCO en 2001. Ante semejante panorama se plantea un conjunto de propuestas concretas, que puedan ser razonablemente adoptadas y que estén encaminadas hacia la documentación, protección, conservación y difusión de los bienes materiales sumergidos que albergan nuestros fondos marinos, siguiendo las directrices generales recopiladas en el Plan Nacional de Protección del Patrimonio Arqueológico Subacuático. Éstas serían las siguientes:
1) Actuaciones de documentación. - Investigación en el Archivo Militar Intermedio de Canarias. - Investigación en el Archivo de la Casa de Medina Sidonia. - Investigación en el Archivo General de Indias. - Recopilación de nueva información documental proveniente de fuentes orales. 2) Desarrollo de la Car ta arqueológica. - Conclusión de la Carta arqueológica subacuática insular. - Firma de convenios de colaboración con otros organismos e instituciones públicas estatales (establecimiento de acuerdos específicos con el Ministerio de Cultura y de Defensa). - Aplicación de figuras de protección y regulación del acceso público a la información.
3) Actuaciones de protección. - Declaración de Bienes de Interés Cultural y delimitación de zonas de protección. - Coordinación en la protección de los yacimientos subacuáticos con los servicios marítimos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado encargados de su vigilancia. - Control de actividades relacionadas con la difusión de este patrimonio arqueológico. - Establecimiento de un protocolo de actuación arqueológica para todas las obras marítimas de infraestructura. 4) Actuaciones de conservación. - Resaltar como opción prioritaria en las intervenciones la conservación in situ.
-
Efectuar tratamientos de restauración y conservación en los principales bienes materiales extraídos del medio marino.
5) Otras actuaciones de carácter general. - Asumir íntegramente las propuestas elaboradas por organismos nacionales e internacionales para la protección del patrimonio sumergido. - Promover cursos de formación en el área del patrimonio arqueológico subacuático. - Desarrollar una eficaz política de sensibilización, difusión y puesta en valor. CONCLUSIONES Como se ha puesto en evidencia a lo largo de este artículo, la trascendencia del Patrimonio Arqueológico Subacuático de Gran Canaria reside, no tanto en el número de yacimientos sumergidos localizados hasta la fecha, como en la indudable singularidad y fragilidad de los mismos, sobre todo si lo observamos dentro del contexto de la arqueología insular. Por ello debemos plantearnos la posibilidad de emprender un plan integral que desarrolle una serie de actuaciones patrimoniales encaminadas a la protección, gestión, investigación y divulgación de los bienes culturales que lo conforman; más aún, cuando en la actualidad nos movemos en un escenario en el que resalta la fuerte sensibilización, tanto de la ciudadanía como de las autoridades competentes a todas las escalas. Asimismo, es imprescindible articular mecanismos de colaboración donde
la participación de diferentes instituciones y organismos públicos sea una realidad, pero contemplados todos ellos bajo un prisma más amplio, cuyo resultado final sea la planificación y ejecución de políticas patrimoniales coherentes. Con todo, la labor dirigida a devolver a la sociedad canaria este patrimonio todavía está por realizar, pues en muchos casos es desconocido y esto impide su pleno uso y disfrute. No obstante, tales planteamientos no podrán concebirse sin alentar previamente la sensibilización del público y así evitar cualquier tipo de actividad expoliadora o destructiva. En definitiva, hay que reseñar que los yacimientos arqueológicos submarinos no están libres de una amenaza de destrucción, como así ha podido constatarse. Al contrario, su supervivencia cada vez se hace más difícil, debido a la fragilidad del medio marino y a la presión a la que se halla sometido; por lo que tenemos una responsabilidad ineludible por conservar y proteger uno de los mayores legados históricos que atesoran nuestros mares.
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ARQUEOLOGIA SUBAQUÁTICA NOS AÇORES O BALANÇO DE 15 ANOS DE TRABALHOS NA REGIÃO Brígida Baptista Arqueóloga
[email protected] PALAVRAS CHAVES: Açores, Angra do Heroísmo, arqueologia náutica, arqueologia subaquática, naufrágios.
RESUMO Os trabalhos de arqueologia de âmbito subaquático nos Açores e em particular na baía de Angra do Heroísmo na ilha Terceira permitiram desde os anos 90 (séc. XX) um maior conhecimento da História Marítima portuguesa e internacional a vários níveis. Destaca-se a importância dos seus naufrágios para o estudo da construção naval, da vida a bordo, do comércio e das rotas marítimas, das actividades e organização portuária e o seu papel fundamental como escala do Atlântico. Este artigo pretende fazer uma síntese dos trabalhos desenvolvidos nas várias ilhas, integrados em diferentes tipos de projectos – Estudos de Impacte Ambiental (EIA), Açores Shipwreck Survey, Carta Arqueológica Subaquática dos Açores (CASA), Projecto PIAS entre outros.
1.- ARQUEOLOGIA SUBAQUÁTICA NOS AÇORES A Região Autónoma dos Açores é composta por nove ilhas –Corvo, Flores, Terceira, São Jorge, Faial, Pico, São Miguel e Santa Maria. Tal como a Madeira e as Canárias, este arquipélago foi provavelmente visitado antes dos Descobrimentos portugueses, porém a descoberta oficial só aconteceu no ano de 1427. A sua localização em pleno Oceano Atlântico permitiu que,
a partir do século XVI, o arquipélago, e em particular a cidade de Angra do Heroísmo, se convertesse num importante porto de escala, com principal foco para o período áureo da Carreira da Índia1. Ao longo da História a presença de barcos, pessoas e cargas foram uma constante nos Açores, sendo testemunho disso, as centenas de naufrágios ocorridos no arquipélago, hoje manifestados como estações
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arqueológicas subaquáticas. Este importante património cultural é actualmente alvo de estudos arqueológicos em sete das nove ilhas, não se registando contudo, até à data, nenhum trabalho nas ilhas do Corvo (Grupo Ocidental) e a ilha Graciosa (Grupo Central).
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O historial de trabalhos arqueológicos ligados ao meio aquático no Arquipélago dos Açores remonta ao ano de 1995, com os primeiros cursos sobre a especialidade no Museu da cidade de Angra do Heroísmo, ilha Terceira. Em 1996, com a criação do Instituto Português de Arqueologia (IPA), os trabalhos de arqueologia subaquática passam a enquadrar-se legalmente a nível nacional, ficando o espaço da Região Autónoma dos Açores nesta matéria sob a tutela do Governo Regional dos Açores. No ano 2000, com a Lei 19/20002, os Açores passam a ter competências em
matéria de património arqueológico, que até então se encontravam sob tutela do Ministério da Cultura. Contudo, é no ano 2004, com o Decreto Legislativo Regional número 27/2004/A3, que os Açores vêem pela primeira vez publicado um diploma que define as normas de gestão do património arqueológico, imóvel e móvel, no sentido da sua preservação, salvamento e investigação4. À semelhança do que acontece a nível nacional, a entidade pública que gere a cultura e tutela a gestão do património arqueológico é a Direcção Regional da Cultura, sediada na cidade de Angra do Heroísmo. 2.- ANGRA DO HEROÍSMO, UM CASO ÚNICO DE ARQUEOLOGIA SUBAQUÁTICA É na cidade património mundial de Angra do Heroísmo que em 1995 se iniciam os primeiros projectos
Fig. 1. Mapa de localização do Arquipélago dos Açores 5.
Incantos [ 7 % ]
Corvo [ 2 % ] Faial [ 18 % ]
Terceira [ 25 % ] Flores [ 5 % ] Formigas[ 1 % ]
Pico [ 5 % ] S. María [ 2 % ]
S. Miguel [ 27 % ]
S. Jorge [ 8 % ]
Graf. 1. Total de naufrágios por ilha 6.
relacionados com a arqueologia subaquática na Região Autónoma dos Açores. Nesse ano, o Grupo de Arqueologia Subaquática (GAS) do Museu de Angra do Heroísmo promove cursos de formação e sensibilização para o património subaquático para mergulhadores e não mergulhadores. Estas acções educacionais foram promovidas em parceria com a DRaC, os Museu de Angra e a Associação Arqueonáutica, Centro de Estudos. Contudo, no decorrer dos anos 60/70, fora do âmbito arqueológico, desenvolveram-se acções de caça do tesouro na baía de Angra do Heroísmo. Estas foram responsáveis pela expropriação da região de importantes peças históricas, que acabaram vendidas em leilão. De igual modo, provocaram a destruição do contexto histórico-arqueológico de muitos sítios de naufrágio7. Actualmente o Museu de Angra do Heroísmo nas suas colecções peças de artilharia que provêm da sua baía.
Em 1996, ainda sob a tutela do Instituto Portuguêsde PatrimónioArqueológico e Arquitectónico (IPPAR), projecta-se para a Baia de Angra do Heroísmo a construção de uma marina. Atendendo à importância histórica da baía surgiu a obrigatoriedade da aplicação da legislação patrimonial em vigor. Deste modo, foi assinado um protocolo entre o IPPAR e a Direcção Regional de Assuntos Culturais (DRAC) para uma intervenção arqueológica subaquática prévia à obra8. Os trabalhos iniciais tiveram por base a detecção geofísica, por meio de sísmica de reflexão, desenvolvidos por uma equipa do Institute of Nautical Archaeology (INA) e do Departamento de Oceanografia da Universidade do Texas A&M, com coordenação científica do professor Kevin Crisman. Na fase seguinte dos trabalhos, foi realizada a prospecção subaquática através da observação visual e detecção de massas metálicas, recorrendo à abertura pontual de
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valas de sondagem9, com recurso a uma equipe constituída por um grupo de mergulhadores do GAS formados pelos cursos, intensivos de iniciação à Arqueologia promovidos em 1995, tendo por arqueóloga responsável Catarina Garcia. Inicialmente, foram identificados três naufrágios, dois em madeira (Angra A e B) e um em ferro, o do Lidador (já conhecido regionalmente). No decorrer dos trabalhos em 1997, a equipa do Museu de Angra e da DRAC identificou mais três naufrágios – dois em madeira, Angra C e D e um em ferro, Run’Her, todos eles no alinhamento do molhe da marina. 38
No Verão de 1997, realizou-se também o primeiro levantamento de Carta Arqueológica Subaquática dos Açores (CASA)10 com a sistematização de
dados dos sítios identificados, o registo arqueológico dos contextos visíveis, as dimensões, a localização e atribuição de códigos de sítio: Angra A, B, C, D, Lidador e Cemitério de âncoras11, sob responsabilidade científica do professor Kevin Crisman e com colaboração do CNANS. No ano seguinte (1998), a equipa do CNANS sob coordenação científica do Dr. Francisco Alves e consultadoria de Peter Wadel dos Parks Canada e Erik Rieth, iniciou a escavação dos naufrágios Angra C e D, após o embargo da obra que se iniciara sem a prévia autorização do Ministério da Cultura. Os trabalhos arqueológicos decorreram durante 4 meses (Abril a Julho) e revelaram duas complexas áreas de naufrágio. Ambas encontravam-se junto à linha de costa, a 7 metros de profundidade e orientados no sentido W-E12. s
Fig. 2. Mapa dos naufrágios identificados na Baia de Angra do Heroísmo durante 1996/1997 (desenho Paulo Monteiro)13.
Fig. 3. Fotomosaico Angra C (Cortesia da DRaC).
Angra C, o primeiro a ser intervencionado, encontrava-se sob cerca 0,80 cm de areia e lodo, com o casco preservado em cerca de 13,5 metros comprimentos por 5,50 metros de largura máxima. A escavação arqueológica revelou um naufrágio de construção norte-europeia, da segunda metade do século XVII, porém a sua escavação revelou poucos materiais que o definam, pouco lastro, sendo regionais os materiais que surgem, o que leva a concluir que seria um navio fretado para utilização regional14. A 8 metros de distância estava o naufrágio Angra D. O que inicialmente parecia ser de menor dimensão, revelou ser um casco preservado da proa ao cadaste em cerca de 35 metros e 7 metros de largura máxima. Depositada sobre o naufrágio encontrava-se a caldeira do vapor Run´Her (naufrágio do século XIX). Os trabalhos arqueológicos iniciais identificaram um extenso e compacto tumulus de lastro que selava o naufrágio. A escavação arqueológica revelou uma embarcação de cons-
trução europeia, com uma cronologia de finais do século XVI e princípios do XVII15. O importante conjunto de espólio identificado permitiu perceber a dinâmica da vida a bordo –cereais, solas de sapatos, caroços de fruta, restos osteológicos. A intervenção nestes dois naufrágios – Angra C e D– comportou uma extensa logística de meios técnicos e humanos, com uma equipa internacional de mais de 15 pessoas. Em ambos, após a escavação arqueológica procedeuse ao registo pormenorizado (registo fotográfico e gráfico à escala 1:1 das peças) e ao desmantelamento peça a peça dos navios, transladando-os para outro local na baía. No novo local de depósito, foi criado um tumulus artificial com sacos de areia de forma a permitir a preservação destas importantes estruturas. Contudo, durante a escavação de emergência não foi possível retirar todas as informações destes exemplares únicos. Assim, no ano de 2000 e 2001, numa campanha que contou com a colaboração do CNANS, e coordenação do Professor
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Kevin Crisman do INA e Universidade do Texas A&M e da Dra. Catarina Garcia da DRaC procedeu-se à monotorização dos dois sítios e ao tratamento de alguns dos dados da intervenção.
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Importa especialmente referir a identificação de uma quantidade significativa de mercúrio, indicador da sua origem hispânica, uma vez que os espanhóis detinham o monopólio do mercúrio, que transportavam para as Américas para a refinaria da prata e do ouro. Actualmente, pela sua importância histórica, o naufrágio Angra D está integrado num projecto da Fundação para a Ciência e Tecnologia FCT), visando o estudo das madeiras do navio, bem como todo o espólio e informação que a escavação do mesmo forneceu16. Após a intervenção de 1998, a baia de Angra do Heroísmo continua a ser alvo de trabalhos arqueológicos. Após um interregno temporário, em 2000/2001 procedeu-se a novos trabalhos de prospecção geofísica, nas zonas mais profundas ao largo do Monte Brasil e Baia do Fanal. Em 2004, a DRaC em colaboração com a Fundação Rebikkof-Nieggeler (FRN) promoveu a prospecção sistemática da costa Sul do Monte Brasil, onde havia registo de vários naufrágios. Por ser uma zona de difícil acesso para os mergulhadores, a opção foi recorrer à utilização do submarino Lula da FRN. Desta campanha resultou a identificação de um novo local de naufrágio à entrada da baía, Angra G, o qual indicia um contexto do séc. XVI, pela presença de búzios carius (utilizados como moeda de troca até ao século XVII)17. Os bons resultados da campanha culminaram
na assinatura de um protocolo entre as 2 entidades, que decorreu entre 2005-2008, desta vez com um projecto de carta arqueológica mais amplo, abrangendo a costa sul da ilha Terceira, Pico e Faial, e utilizando a geofísica e a verificação posterior de anomalias por mergulhadores ou submarino. Dada a importância histórica da baía de Angra do Heroísmo e toda a riqueza que comporta, em 2006, por iniciativa da Direcção Regional de Cultura foi criado o primeiro Parque ArqueológicoSubaquático18 da região, localizado nesta baía. No interior do parque estão visitáveis dois sítios: o naufrágio do vapor Lidador, afundado no ano de 1878; e o Cemitério de Âncoras, uma extensa área onde se podem observar 48 âncoras com cronologias compreendidas entre o século XVI e o século XIX. Este singular sítio foi alvo em 2009, de um projecto de investigação, pela arqueóloga Christelle Chouzenoux, com o objectivo de estudar cada uma das âncoras de forma a atribuirlhes uma caracterização tipológica e cronológica19. O Projecto PIAS (projecto de estudo, salvaguarda e valorização dos sítios Angra A, B, D, E e F) iniciou-se em 2006 na baia de Angra do Heroísmo, empreendido pelo Centro de História de Além-Mar da Universidade Nova de Lisboa com coordenação científica do professor José Damião Rodrigues e do Arqueólogo José António Bettencourt. No primeiro ano, procedeu-se ao registo arqueológico preliminar dos sítios em fotografia, caracterização e avaliação dos contextos visíveis. No ano seguinte, houve a monitorização 20
dos sítios intervencionados em 2006 e a análise dos dados relativos à escavação do naufrágio Angra D em 1998. No ano de 2008, a campanha foi centrada no naufrágio Angra B, também identificado no ano de 1998, através do levantamento exaustivo e pormenorizado dos dados do sítio. Este projecto permitiu a identificação de dois novos sítios, Angra I e Angra J, sendo que no primeiro caso foi observado um tumulus de lastro, que se encontra protegido por uma camada sedimentar, deste modo não há grande informação arqueologica deste sítio. No caso do J, os vestígios indicam parte da estrutura de madeira de uma pequena embarcação, e materiais dispersos dos séculos XVI ou XVII21. Actualmente, a baía e os seus naufrágios continuam a ser estudados, decorrendo presentemente um pro jecto do CHAM – UNL/UA, financiado pela Fundação para a Ciência e Tecnologia (FCT) destinado ao estudo das madeiras do navio Angra D e dos demais sítios conhecidos. 3.- ESTUDOS DE IMPACTE AMBIENTAL (EIA) Integrados nos projectos de Estudos de Impacte Ambiental (EIA)22 em empreendimentos urbanísticos, decorreram nas ilhas de Santa Maria e São Miguel a construção de grandes infra-estruturas portuárias. Tendo em atenção que os portos são pontos sensíveis em termos históricos e com uma perspectiva de preservação patrimonial, foi implementada a legislação do património arqueológico
que regulamenta estes projectos. No caso de Santa Maria, o projecto desenvolveu-se no ano de 2008, no âmbito da construção do porto de pesca de Vila do Porto, sendo até à data a única intervenção arqueológica subaquática na ilha. Esta acção decorreu da intenção, por parte da Direcção Regional da Cultura, de implementar na região a legislação em vigor. Não havia registo histórico de ocorrências específicas dentro do porto, contudo foram identificados alguns artefactos – bala de canhão, cavilha em bronze, entre outros, acção que garantiu-se a salvaguarda e cumprimento da legislação de salvaguarda patrimonial23. As obras no porto e marina de Vila do Porto cumpriram assim as medidas de minimização, procedendo-se ao acompanhamento arqueológico das dragagens. Na ilha de São Miguel, decorreu inicialmente em 2002, no âmbito do projecto de construção do novo terminal marítimo da cidade de Ponta Delgada, o EIA, com os trabalhos de detecção remota, com base no sonar de varrimento lateral. Esta técnica identificou uma embarcação de ferro, que, com base no registo histórico, se julgou tratar do vapor inglês Cromarty naufragado em 23 de Janeiro de 189824. A identificação de um outro naufrágio em ferro obrigou, durante os trabalhos de dragagens em 2007, à alteração do alinhamento do novo molhe. Deste modo a embarcação ficou protegida e registada arqueologicamente. Contudo, durante o EIA não foram detectados outros dois naufrágios, que estavam muito junto à linha de costa,
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na zona da marina – um em madeira e outro em ferro. Para este último, uma vez que interferia com a estrutura da marina, foram preconizadas medidas de minimização patrimonial de acompanhamento arqueológico da limpeza, registo arqueográfico e arqueológico, acompanhamento do corte, levantamento e transladação para um novo local25. Em âmbito nacional, esta foi a primeira vez que se realizouumaintervenção arqueológica deste tipo, num contexto de navio em ferro, datado do século XIX. Em relação ao barco de madeira, procedeuse ao posicionamento geográfico, da embarcação e à abertura de uma sondagem de diagnóstico arqueológico para avaliação das dimensões do sítio. Após o trabalho de registo arqueológico, o local foi selado de forma a preservar a embarcação26. Nesta ilha há a intenção de criar um parque arqueológico subaquático com o naufrágio Dori, localizado na costa Sul, onde naufragou em 1964. Apesar da sua história ser recente, é interessante por ter participado no desembarque das tropas aliadas na Normandia durante a 2ª Guerra Mundial27. Na ilha do Faial, em 2009, no âmbito do projecto do terminal marítimo da cidade da Horta, foram declarados três achados fortuitos pelos técnicos do Departamento de Oceanografia e Pescas (DOP): duas presas em marfim e um almofariz em cobre. O local foi verificado pela arqueóloga responsável da DRaC, Catarina Garcia, e como medida de minimização foi proposta a alteração do RECAPE para que o sítio fosse intervencionado arqueologicamente.
O local foi alvo de trabalhos de escavação arqueológica pela equipa do Centro de História de Além-Mar da Universidade Nova de Lisboa, tendo como responsável o arqueólogo José A. Bettencourt. Durante os dois anos de trabalhos arqueológicos foram abertas várias sondagens, que apesar de não identificarem estruturas de embarcação proporcionaram um contexto de naufrágio coerente, com mais de uma centena de presas de elefante, cachimbos de caulino, garrafas, armas, que apontam para um barco inglês do século XVIII. Os trabalhos de acompanhamento e sondagens arqueológicas decorrem actualmente, com o fim de identificar a estrutura do navio e/ou identificar espólio que exista na área a afectar pela obra do novo molhe. 4.- PROJECTO AÇORES SHIPWRECK SURVEY Em 1998, com o intuito de alargar o inventário dos naufrágios em águas açorianas, a Direcção Regional de Cultura, o INA e o CNANS, com coordenação científica do Professor Kevin Crisman, expandiram os trabalhos de investigação às ilhas do Faial, Pico e São Jorge – Projecto Açores Shipwreck Survey. Este consistiu na consulta de documentação histórica com referência a naufrágios ocorridos nos Açores, de forma a identificá-los in situ, integrando-os na Carta Arqueológica Subaquática dos Açores (CASA). No caso de São Jorge, existia a referência ao naufrágio de uma fragata inglesa H.M.S. Pallas no porto da Calheta, ocorrido no dia 13 de Fevereiro de 1783, a qual deu à
costa, sendo incendiada a posteriori este naufrágio, de modo a divulgar o por ordem do próprio comandante28. achado à comunidade local. Com base nos dados históricos, organizou-se uma campanha em Na ilha do Pico a primeira referência 1998, englobada num projecto do histórica foi o naufrágio da fragata INA, Centro Nacional de Arqueologia francesa L’Astrée. Esta naufragou no Náutica e Subaquática (CNANS) e os dia 29 de Janeiro de 1796, ao largo de AMAH, para identificar o local. Desta Santo Amaro, na costa norte da ilha, campanha, resultou a identificação vítima de uma violenta tempestade. de uma área com núcleos dispersos Em consequência da intempérie, de concreções de ferro, onde foram percebeu-se que o local de naufrágio registados 2 canhões em ferro, balas seria de difícil identificação. Havia de canhão, peças de lastro em ferro. relatos de que peças de artilharia Considerou-se assim identificado o haviam sido recuperadas póssítio por coincidir com a descrição naufrágio. A equipa de 1998 não histórica. Em 2000, tendo por base este identificou o sítio, mas verificou registo prévio do local e na sequência as difíceis condições do local, com do projecto de ampliação do porto da grandes profundidades e corrente Calheta (ainda com a tutela do CNANS) junto à linha de costa. No seguimento foi realizada uma intervenção de do mesmo projecto, identificou-se minimização de impacte patrimonial. o sítio da barca Caroline, frente à Nesta campanha, foram registados Madalena do Pico, na costa Oeste. Este com mais pormenor os vestígios que é um barco de inícios do século XX30. tinham sido detectados em 1998; os Em 2008, a missão Carta Arqueológica 2 canhões foram removidos do sítio Subaquática dos Açores (CASA), para não serem afectados pela obra da Direcção Regional de Cultura e colocados em zona segura. São (DRaC), com coordenação científica abertas três sondagens que acabam da arqueóloga Catarina Garcia, em por revelar alguns contextos culturais protocolo com a Fundação Rebikoffe materiais que confirmam o contexto Niggeler (FRN), voltou ao sítio do de um naufrágio. naufrágio localizando-o. Durante esta campanha foram utilizados métodos Porém não aparecem madeiras, prova geofísicos – sonar de varrimento lateral do que expunham os relatos históricos e magnetómetro – com posteriores em relação ao incêndio a bordo. Outro mergulhos de verificação. Identificoudos factores para a não preservação se o local da L’Astrée, mas pouco da embarcação é a geografia do sobreviveu da embarcação, tendo local, com um acidentado fundo de sido apenas identificado um núcleo rocha. As peças mais significativas são de concreções de ferro31. O violento duas sondas em chumbo, uma delas naufrágio, a morfologia acidentada e sextavada,ealgumaspeçasde artilharia rochosa do sítio e a violência do mar como balas de mosquete e canhões29. terão contribuído para a destruição e Refira-se que recentemente, no ano dispersão dos materiais. 2010, o Museu de São Jorge inaugurou uma exposição temporária alusiva a Em relação ao Porto da Madalena,
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como havia a intenção de um alargamento da estrutura, durante esta missão, foi feito o registo por sonar de varrimento lateral, detectandose anomalias pouco significativas. No naufrágio Caroline, localizado em frente aos ilhéus da Madalena do Pico, procedeu-se à identificação e caracterização do local e ao registo fotográfico do mesmo. Este é um naufrágio ideal para a criação de um Parque Arqueológico Subaquático, seguindo o exemplo da baia da cidade de Angra do Heroísmo.
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Na ilha do Faial as referências documentais apontavam para dois importantes naufrágios de épocas distintas: a Nau da Carreira da Índia, Nossa Senhora da Luz (1606), e o navio General Amstrong (1814). A documentação histórica referenciava a ocorrência de um naufrágio
dentro da baía, de um navio da frota de guerra americana, General Armstrong, afundado em 1814 pelos navios ingleses. No ano seguinte, em consequência do alargamento da marina da Horta, o Instituto Português de Arqueologia (IPA) preconizou como medida de minimização a realização de sondagens de diagnóstico arqueológico e a prospecção sistemática do local (pela equipa do Centro Nacional de Arqueologia Náutica e Subaquática). Esta campanha não o identificou, mas resultou no registo de uma grande mancha de dispersão de porcelana chinesa e búzios carius, o que comprovou a localização da Nau Nossa Senhora da Luz (1615), junto à baia de Porto Pim. O local já era conhecido por mergulhadores do Grupo de Estudos Oceânicos (GEO) desde os anos 90, os quais identificaram os primeiros materiais associados a este
Fig. 5. Naufrágio do navio Slavónia (DRaC).
naufrágio32. A partir deste momento iniciaram-se campanhas de trabalhos de investigação no sítio, até à data a única Nau da Carreira da Índia escavada nos Açores. Os primeiros trabalhos de investigação foram levados a cabo pela Associação Arqueanova a partir de 2002, tendo como responsável o arqueólogo José António Bettencourt. A campanha de 2003/2004 focou-se no contexto visível da área do naufrágio, de modo a realizar o posicionamento e registo arqueológico das manchas de dispersão de material que lhe estavam associados. Em 2006, procedeu-se a uma missão de monitorização do sítio e ao estudo do conjunto de material exumado nas campanhas anteriores33. 5.- CARTA ARQUEOLÓGICA SUBAQUÁTICA DOS AÇORES (CASA)
Fig. 4. Resultados obtidos após a campanha de 2006 (DRaC)34.
O projecto Carta Arqueológica Subaquática dos Açores iniciou-se oficialmente em 1997 com os trabalhos desenvolvidos na Baia de Angra do Heroísmo entre o Governo Regional, o CNANS e a Universidade do Texas A&M.
Atendendo à importância históricoarqueológica e de forma a evitar a destruição e a expropriação de bens patrimoniais da região, o projecto pretendeu criar um instrumento de trabalho que compila-se todas as informações históricas dos naufrágios ocorridos ao longo dos séculos nas águas açorianas. Até à data foram desenvolvidos trabalhos neste âmbito nas ilhas Terceira, São Jorge, Pico, Faial e Flores. Na ilha Terceira as acções dos anos 2004, 2005 e 2006 procederam ao levantamento geofísico, com sonar de varrimento lateral e magnetómetro, da costa Sul da ilha Terceira até à cota de 100 metros. Deste levantamento resultou a detecção de diverso locais com interesse arqueológico que foram posteriormente verificados, tendo-se confirmado a presença de dois sítios de naufrágios e vários fósseis directores dispersos, como âncoras e alvos com magnetometria elevada. Na ilha das Flores, os Amigos do Museu de Angra do Heroísmo, em
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colaboração com o Museu das Flores, realizaram uma prospecção na zona de Santa Cruz, onde identificaram vários canhões em ferro. Outro projecto decorreu na costa Leste da ilha onde foi identificado o local do naufrágio Slavónia (1909), uma embarcação em ferro da mesma linha de construção que o Titanic. O navio encalhou muito junto à costa, o que permitiu à população, por meio de pequenos barcos, recolher muito do mobiliário e loiças que o barco continha. Actualmente, o Museu das Flores comporta um importante conjunto de peças da embarcação.
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Em 2008, no âmbito do projecto de Carta Arqueológica Subaquática dos Açores (Direcção Regional de Cultural e Fundação Rebikkof - Nigeller), efectuou-se no Faial o levantamento geofísico – sonar de varrimento lateral e magnetómetro – da área entre a Praia de Almoxarife e a zona do Pesqueiro, resultando na identificação de novos sítios com potencial arqueológico. Para os mergulhos de verificação foram utilizados mergulhadores nas zonas menos profundas e o submarino Lula (FRN) para as de maior profundidade, identificando-se várias âncoras, um naufrágio de ferro (Porto Pim), uma hélice de um avião e um outro naufrágio frente ao porto da Horta 35. Actualmente, o projecto CASA tem registado mais de meia centena de sítios subaquáticos, referentes a sítios de naufrágio e achados isolados que se encontram registados na base de dados da DRaC.
CONCLUSÃO Desde o início do projecto Carta Arqueológica Subaquática dos Açores (CASA), em 1997, até à data foram realizadas perto de meia centena de intervenções arqueológicas subaquáticas nos Açores. O projecto CASA, da Direcção Regional da Cultura tem por objectivo o incremento do conhecimento do património subaquático dos Açores com vista à sua correcta gestão e protecção. O trabalho de gabinete, em que se leva a cabo a compilação de dados promove assim a investigação mais apurada e a promoção deste património, com acções de campo, em que se fazem levantamentosatravésde prospecções, recorrendo a observações directas do terreno e/ou escavações de sítios de naufrágio, estudos de minimização de impacte ambiental e posterior divulgação e protecção de sítios através da sua classificação. Para a realização deste artigo, foi indispensável a informação cedida pela Drª Catarina Garcia da Direcção Regional de Cultura dos Açores, à qual agradeço.
NOTAS Ana Catarina Garcia, O Porto de Angra no século XVII e o sistema portuário do Atlântico, Tese de Mestrado, Universidade dos Açores, Angra do Heroísmo, 2008, p. 8. 2 Lei nº 19/2000, de 10 de Agosto. 3 Decreto Legislativo Regional nº 27/2004/A de 24 de Agosto de 2004. 4 Ana Catarina Garcia, “Museus dos Açores e Arqueologia subaquática. Projectos de Museologia” in Os Museus e o Património Náutico e Subaquático . Actas do Seminário, Câmara Municipal de Portimão, Portimão, 2004, pp. 53-59. 5 http://www.guiageo-portugal.com/acores-mapa.htm 6 Paulo Monteiro, “A Carta Arqueológica Subaquática dos Açores: Metodologia, resultados e sua aplicação na Gestão do Património Subaquático da Região Autónoma dos Açores”, in Actas do 3º Congresso de Arqueologia Peninsular , ADECAP, Porto, 2000. pp. 497-519. 7 José Olívio Rocha, “O património cultural submerso nos Açores. O contributo do Museu de Angra” in Revista Atlântida, vol. LI, Instituto Português de Cultura, Angra do Heroismo, 2006, pp. 237-248. 8 C. Garcia, P. Monteiro, F. Alves, “Estratégias e metodologias da intervenção arqueológica subaquática no quadro do projecto de construção de uma marina na baía de Angra do Heroismo (Terceira, Açores)”, in Revista Portuguesa de Arqueologia, volume 1999, nº 2, 1999, p. 201. 9 Ibidem. 10 José Bettencourt, A Nau Nossa Sen hora da Luz (1615 ) no contex to da Carreira da Índia e da escala dos Açores: uma abordagem histórico-arqueológica . Tese de mestrado, Faculdade de Ciências Sociais e Humanas da Universidade Nova de Lisboa, 2008. 11 Kevin Crisman, “Looking for ships: the 1998 Central Azores Shipwreck Survey”, The I.N.A Quarterly, spring 1999, vol. 26, nº 1. 12 C. Garcia, P. Monteiro, F. Alves, “Estratégias e metodologias da intervenção arqueológica subaquática no quadro do projecto de construção de uma marina na baía de Angra do Heroísmo (Terceira, Açores)”, in Revista Portuguesa de Arqueologia, volume 1999, nº 2, 1999, p. 205. 13 Ibidem. 14 C. Garcia, P. Monteiro, E. Phaneuf, “Os destroços dos navios Angra C e D descobertos durante a intervenção arqueológica subaquática realizada no quadro do projecto de construção de uma marina na baía de Angra do Heroísmo (Terceira, Açores)”, in Revista Portuguesa de Arqueologia, 2.2. Instituto Português de Arqueologia, Lisboa, pp. 211-232. 15 Ibidem. 16 Página on-line do Projecto de Investigação do Navio Angra D: http://cham.fcsh.unl.pt/pages/navioiberoatlantico.html 17 C. Garcia, Campanha de Carta Arqueológica Subaquática da Baia de Angra do Heroísmo. Relatório Final (2004). Direcção Regional da Cultura, 2005. 18 Toda a informação sobre os Parques Arqueológicos Subaquáticos dos Açores on-line na página: http://pg.azores.gov.pt/drac/cca/pasa/apresentacao/ 19 Christelle Chouzenoux, “Caractérisation et Typologie du Cimetière des Ancres. Vers une Interprétation des conditions de mouillage et de la Fréquentation de la Baie d’Angra, du XVI° au XIX° siècle., Baie d’Angra do Heroísmo. Ile de Terceira, Açores”, Etude d’archéologie sous marine, Porto, 2010. Dissertação de tese. 20 J. Bettencourt, P. Carvalho, “Arqueologia marítima na baía de Angra (Angra do Heroísmo, Terceira): enquadramento e resultados preliminares do projecto PIAS”. 1
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J. Bettencourt, P. Carvalho, Arqueologia marítima na baía de Angra, AMC, 70-91 O Estudo Impacte Ambiental (EIA) precede a Avaliação de Impacte Arqueológico (AIA), a qual analisa, identifica, prevê, avalia, previne e comunica o impacte sobre o património arqueológico resultante da execução de um projecto. Pretende a elaboração de medidas de minimização de impacte sobre o património histórico-arqueológico. 23 N’Zinga Oliveira, Relatório final. Acompanhamento Arqueológico da Empreitada de Construção das Obras Marítimas do Porto de Recreio de Vila do Porto, na ilha de Santa Maria, Agosto 2007, Não publicado. 24 Maria Cândida Simplício e João Pedro Vaz, Estudo de impacte ambiental do Porto de Ponta Delgada, Património Arqueológico Subaquático . Investigação Arqueológica Subaquática (IAS), 2004. 25 C. Coelho y S. Bombico, Relatório Final dos Trabalhos Arqueológicos realizados no âmbito da Construção da Marina de Ponta Delgada (Ilha de São Miguel – Açores) - Terminal Marítimo e Reestruturação da Avenida Marginal, Empresa Archeocélis, 2008. Não publicado. 26 Ibidem. 27 Kevin J. Crisman, “Looking for ships: the 1998 Central Azores Shipwreck Survey”, in The INA Quarterly, vol. 26, nº 1, Texas, 1999, pp. 3-9. 28 Catarina Garcia, Paulo Monteiro, “Projecto de intervenção”, Arqueologia Subaquática HMS Pallas, Calheta, São Jorge (Março/Abril 2000) CNANS 16/02/2000. 29 http://amigosdodori.blogspot.com/ 30 Kevin J. Crisman, “Looking for ships: the 1998 Central Azores Shipwreck Survey”, in The INA Quarterly, vol. 26, nº 1, Texas, 1999, pp. 3-9. 31 Relatório sobre os trabalhos efectuados em 2008. Projecto Carta Arqueológica Subaquática dos Açores, (CASA) Direcção Regional da Cultura (DRaC) e Fundação Rebikoff-Niggeler (FRN). 32 Paulo Monteiro, O naufrágio da nau da Carreira da Índia Nossa Senhora da Luz , Relatório dos trabalhos de monitorização do sítio do naufrágio da Nossa Senhora da Luz (Horta, Açores), 1999. 33 Relatório sobre os trabalhos efectuados entre Maio e Agosto de 2006, Projecto Carta Arqueológica Subaquática dos Açores (CASA) Direcção Regional da Cultura (DRC) e Fundação Rebikoff-Niggeler (FRN), 2006. Não publicado. 34 Relatório sobre os trabalhos efectuados entre Maio e Agosto de 2006, Projecto Carta Arqueológica Subaquática dos Açores (CASA) Direcção Regional da Cultura (DRC) e Fundação Rebikoff-Niggeler (FRN). Não publicado. 35 Relatório sobre os trabalhos efectuados em 2008. Projecto Carta Arqueológica Subaquática dos Açores (CASA), Direcção Regional da Cultura (DRaC) Fundação Rebikoff-Niggeler (FRN), 2006. Não publicado. 21
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PROSPECCIONES ARQUEOLÓGICAS SUBACUÁTICAS EN EL BIEN DE INTERÉS CULTURAL DE EL RÍO (LANZAROTE - LA GRACIOSA, ISLAS CANARIAS) José Guillén Medina Rita Marrero Romero Arqueólogos subacuáticos Tibicena. Arqueología y Patrimonio, SLP Las Palmas de Gran Canaria
[email protected] PALABRAS CLAVE: arqueología subacuática, El Río, La Graciosa, Canarias, SIG, prospección, sondeos, conservación.
RESUMEN Durante el mes de enero se realizaron prospecciones y sondeos en la zona arqueológica subacuática incoada como Bien de Interés Cultural (BIC) de El Río (Lanzarote, La Graciosa, Islas Canarias). Estos trabajos que fueron los primeros realizados de forma sistemática en entornos subacuáticos de la isla de La Graciosa, pusieron de manifiesto la potencialidad arqueológica del lugar y la existencia de yacimientos subacuáticos de tipología variada y pertenecientes a distintos momentos históricos. 1.- INTRODUCCIÓN La propuesta para participar en este seminario supuso para nosotros gran satisfacción dado que, pasados cuarenta y siete años del primer hallazgo arqueológico que suscita el interés por la arqueología subacuática en Canarias, ocurrido en la isla de La Graciosa, se establece dentro de un seminario un espacio de discusión específico para la arqueología subacuática o náutica canaria. Obviamente se escapa a los objetivos del trabajo que aquí exponemos hacer un análisis, por otro lado necesario, de los casi cincuenta
años de recorrido y del estado actual en el que se encuentra esta disciplina en el Archipiélago. Pero sí quisiéramos apuntar algunas breves consideraciones acerca de esta disciplina, previas a la descripción de los trabajos realizados en El Río. Los trabajos, que se desarrollaron en el ámbito incoado como Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Zona Arqueológica Subacuática de El Río (La Graciosa, Lanzarote), financiados por el Cabildo de Lanzarote y que fueron realizados por la empresa Tibicena Arqueología y Patrimonio SLP1, tenían
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una doble vertiente. Por un lado, la realización de sondeos arqueológicos subacuáticos dentro del Puerto de Caleta de Sebo, vinculado al estudio de impacto ambiental del proyecto de construcción de un nuevo pantalán, con el fin de determinar la existencia o no de material arqueológico bajo los depósitos sedimentarios del puerto. Por otro lado, valorar la potencialidad arqueológica, en varias zonas localizadas dentro del ámbito incoado como BIC, de donde existían referencias al hallazgo de materiales cerámicos desde el año 19642.
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Nos parece oportuno, antes de exponer los trabajo realizados y los resultados obtenidos hasta el momento, preguntarnos aunque parezca una obviedad, qué entendemos por arqueología subacuática y por su objeto de estudio, el patrimonio cultural subacuático. Consideramos que este posicionamiento previo nos marca las posibilidades y los límites en el desarrollo de nuestro trabajo que, estamos convencidos, va más allá de una actividad destinada a cubrir los expedientes administrativos de los estudios de impacto ambiental, hacia donde parece haberse orientado la arqueología subacuática en Canarias, a finales del siglo XX y principios del XXI. Lejos de eso, estamos convencidos del carácter de la arqueología subacuática como generadora de conocimiento histórico y como actividad destinada a la conservación, protección y difusión del patrimonio cultural subacuático, en la línea de lo expresado en nuestro ordenamiento jurídico, estatal y autonómico, y en las cartas, recomendaciones y planes nacionales e internacionales3.
En la década de los sesenta del pasado siglo uno de los padres de la arqueología subacuática, George Bass, manifestaba que “la arqueología subacuática debe ser llamada simplemente arqueología” (Bass, 1966). Planteaba, por tanto, la unidad de la disciplina independientemente de que el medio donde se desarrollase fuera terrestre o acuático. Su finalidad sería, al margen del desarrollo de técnicas específicas de adaptación a uno u otro medio, la aplicación de métodos de registro arqueológico para acercarnos al conocimiento del pasado humano (Gould, 2000). En este sentido consideramos que, ante todo, es inherente a nuestra actividad la generación de información histórica y el desarrollo de procedimientos teóricos y metodológicos que nos permitan el acceso a dicha información. A la idea de la arqueología subacuática como disciplina histórica habría que añadir su carácter consustancial a la conservación4, dado que este tipo de actuación “es siempre un trabajo de conservación preventiva” (Pérez, 2003). Asimismo, las técnicas de conservación y/o restauración son básicas para la obtención de una información histórica en contextos arqueológicos subacuáticos, que de otra manera se perdería (Zambrano et al, 2001). Finalmente, somos conscientes del compromiso que desde la arqueología subacuática se ha de asumir para garantizar la difusión pública del conocimiento generado y el acceso responsable al patrimonio cultural subacuático in situ, que contribuirá, en la línea de lo expresado en la Convención de
la UNESCO para la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de 2001, a “un mejor conocimiento, aprecio y protección de este patrimonio.” 2.- ÁMBITO DE TRABAJO La zona objeto del estudio, El Río, puede considerarse desde el punto de vista de la arqueología subacuática como una de las más importantes del archipiélago canario, lo que le ha valido la primera incoación como Bien de Interés Arqueológico con la categoría de Zona Arqueológica de Ámbito Submarino en el año 2003. El Río es una estrecha lengua de mar que separa las islas de La Graciosa y Lanzarote, al norte y sur respectivamente, con una anchura menor a dos kilómetros y con una profundidad máxima que no supera los veinte metros.
Este ámbito ha aportado diverso material arqueológico, especialmente cerámico, de origen subacuático y distintos momentos históricos, desde la década de 1960. Algunos de estos materiales han suscitado un intenso debate en torno al origen romano de los mismos (Serra Ráfols, 1963-64; 1966; García y Bellido, 1970; Pellicer, 1970; Delgado, 1985). Por tanto se trata de una zona que puede generar una interesante información sobre el poblamiento, colonización y conquista del Archipiélago canario, dada la presencia de materiales arqueológicos que pueden abarcar un amplio periodo de tiempo. 3.- OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN La intervención arqueológica subacuática en la Zona Arqueológica Subacuática de El Río tuvo una doble vertiente. Por un lado, dentro del Puerto de Caleta de Sebo y, en concreto, en el
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Foto 1. Vista de El Río desde la isla de La Graciosa, al fondo Lanzarote.
área donde se proyecta la instalación de un nuevo pantalán, se procedió a la realización de sondeos arqueológico tendentes a: • Determinar la existencia o no de materiales arqueológicos bajo los depósitos sedimentarios acumulados en el fondo del recinto portuario. • Realizar una valoración de los restos arqueológicos documentados (en caso de existir) y sugerir las medidas oportunas que sería recomendable aplicar.
testimonios orales como por algunas prospecciones arqueológicas realizadas a finales de la década de 19705. Por tanto, en estas áreas repartidas por varios puntos de la costa sur de La Graciosa se planteaban los siguientes objetivos: • Determinar la presencia o no de materiales arqueológicos en áreas donde existían referencias orales. • Valorar la potencialidad arqueológica de esas zonas. 4.- METODOLOGÍA
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Por otro lado, se perseguía el análisis arqueológico de varias áreas dentro del ámbito incoado como BIC, donde existían referencias a la presencia de materiales arqueológicos, tanto por
La metodología empleada para la ejecución de este trabajo estuvo determinada por los objetivos planteados para la intervención y por la naturaleza del
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Foto 3. Trabajos de prospección arqueológica circular en El Río.
Foto 2. Sondeos arqueológicos subacuáticos en el Puerto de Caleta de Sebo (La Graciosa).
entorno, por lo que las estrategias variaron en función de la zona a intervenir, de los condicionantes físicos de cada lugar y de los objetivos planteados. Este hecho motivó el uso de sistemas de prospección tanto indirectos, utilizando registros obtenidos por métodos geofísicos; como directos, mediante la participación de arqueólogos.
En los trabajos de prospección decidimos optar por el empleo de distintas estrategias metodológicas, que pudieran adaptarse a la variabilidad de los contextos arqueológicos subacuáticos a analizar, ser capaces de superar los condicionantes físicos, en la medida de nuestras posibilidades, y ofrecer resultados óptimos.
Previo al desarrollo de los trabajos directos, se procedió a la consulta bibliográfica, archivos, cartografía antigua y trabajos de información oral, además de análisis de los registros sonográficos de la Ecocartografía de Lanzarote, Graciosa y Alegranza, del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino del Gobierno de España.
En este sentido, pensamos que los procedimientos de exploración intensivos tradicionales, basados en prospecciones directas por parte de arqueólogos subacuáticos, se perfilaban como la metodología más adecuada para garantizar un análisis arqueológico y registro riguroso de las zonas de estudio. Por ello, los trabajos de observación
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tipos de yacimientos desarrollada por Carlos de Juan (Juan Fuentes, 2009). Si bien esta división se planteó para un ámbito distinto al nuestro y con otras problemáticas, creemos que en buena parte se adaptaba a nuestra casuística. Los tipos serían los siguientes: - Tipo I: estructuras que fueron construidas en tierra y que por algún motivo, como variaciones en la línea de costas, pueden verse en la actualidad sumergidos.
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Foto 4. Recuperación de material arqueológico subacuático en el Espigón de Barlovento.
indirecta basados en procedimientos geofísicos, quedaron relegados a la consulta y diagnóstico del registro sonográfico y multihaz de la ecocartografía mencionada. De esta forma se procedió, según las zonas, al uso de sistemas de prospección intensiva con recorridos programados, sondeos6 y prospecciones intensivas visuales mediante círculos concéntricos. Estos métodos de prospección fueron, dependiendo de los casos, combinados o desarrollados en exclusiva, permitiéndonos un registro riguroso de los yacimientos arqueológicos subacuáticos examinados. El registro de materiales se realizó a partir del uso de GPS, DGPS y fotografías georreferenciadas que posteriormente se inte-
graron en un Sistema de Información Geográfico (SIG), donde era volcada toda la información tanto de partida como generada durante los trabajos. El material arqueológico exhumado durante los trabajos desarrollados, fue sometido al necesario proceso de desalación y estabilización previo a las labores de inventariado. Para ello se instaló un laboratorio de campo y se contó en todo momento con una especialista en conservación y restauración, que formó parte del equipo durante toda la campaña. Antes de la realización de los traba jos se consideró necesario partir de una definición tipológica previa de los yacimientos arqueológicos subacuáticos, con el fin de sistematizar la información generada. De esta manera optamos por la división en seis
- Tipo II: estructuras construidas en el medio marino relacionadas con infraestructuras portuarias, actividades pesqueras o de otra índole. Sería el caso de muelles, diques, algunos elementos relacionados con salinas o estructuras pesqueras. - Tipo III: zonas con restos de actividades realizadas en el mar fruto del desarrollo de tareas comerciales, pesqueras o de reparación. Se trata por lo general de lugares donde aparecen materiales arqueológicos de naturaleza, funcionalidad y cronología diversa distribuidos por amplias zonas, que han sido denominados tradicionalmente como fondeaderos. - Tipo IV: naufragio disgregado o diseminado fruto de temporales y del embate del oleaje. Estos yacimientos se sitúan por lo general en fondos de ola activa, normalmente en profundidades inferiores a los -13 metros, que generan procesos posdeposicionales que se traducen en la dispersión y fragmentación de los restos de las naves.
- Tipo V: naufragios conservados en relativo buen estado, donde la incidencia de los procesos posdeposicionales generados en los fondos activos no han ejercido determinante.
- Tipo VI: se trataría de yacimientos que fueron subacuáticos en su formación pero que en la actualidad, debido a procesos de distinta naturaleza, se encuentran en niveles freáticos. 5.- RESULTADO DE LOS TRABAJOS A continuación realizaremos una descripción de los resultados obtenidos en los trabajos de prospección arqueológica subacuática desarrollados en distintas zonas del ámbito incoado como BIC, con categoría de Zona Arqueológica Subacuática de El Río, en concreto en la zona de Espigón de Barlovento del Muelle de Caleta de Sebo, el Rincón del Salao, Baja del Pilar y Veril de Las Anclas. Hemos de tener en cuenta que esta intervención se desarrolló en un mes y excedía a nuestros objetivos una valoración integral del ámbito delimitado como arqueológico; no obstante se realizó una aproximación a su análisis mediante la recogida de información oral y las prospecciones arqueológicas, que aportó datos de enorme interés a cerca de la presencia de restos arqueológicos en la zona. 5.1.- El Salao Se trata de un lugar emblemático desde el punto de vista arqueológico,
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dado que en esta zona fue localizada en 1965 una de las ánforas que motivan el interés por la arqueología subacuática en Canarias, y que ha suscitado no poca polémica y numerosa bibliografía sobre la procedencia romana, o no, de estos materiales, como se ha comentado. En dicho año Domingo Álvarez, que contaba 14 de edad, extrajo del lugar un ánfora que hoy en día se exhibe en el Museo Sánchez Araña de Santa Lucía (Gran Canaria). Después de este hallazgo parece, y según referencias orales del propio Domingo Álvarez, que se localizaron más restos cerámicos en la misma zona.
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Las informaciones existentes sobre la aparición de materiales arqueológicos nos llevaron a plantear prospecciones de visu sistemáticas. Las mismas consistieron en la realización de recorridos programados o prospección en calles y prospecciones en círculos concéntricos en varios puntos de la bahía del Salao. El ámbito de intervención se caracteriza por la presencia de arenas de origen orgánico, entre las que pueden localizarse zonas con acumulaciones de piedra o con rocas de gran tamaño. En la parte más cercana a la orilla aparece una plataforma de origen sedimentario, de unos tres metros de altura, que recorre la costa paralela a la playa, con la caída, que genera un veril, hacia el sur. Las profundidades en la zona prospectada no van más allá de los -6 metros y las condiciones tanto de visibilidad como de corrientes eran muy buenas. En la zona conocida como El Rincón del Salao procedimos a la realización
de recorridos programados por calles. En concreto se plantearon tres calles orientadas de noreste a suroeste paralelas a la costa y a la trayectoria del veril localizado en la orilla, desde donde partió la primera calle. En este lugar teníamos referencias de la presencia de materiales arqueológicos; cerámicas, en concreto, extraídas en diversas ocasiones. Las prospecciones circulares fueron realizadas en dos puntos. En el Salao I fueron documentados numerosos fragmentos de cerámicas, que por su tipología podría corresponder a época moderna, así como elementos metálicos muy concrecionados. La prospección en el Salo II se realizó en un punto donde supuestamente se localizaba una acumulación de lastre. Aquí procedimos al análisis superficial de un círculo de 60 centrímetros de diámetro, donde se localizó una acumulación de piedras que no parece corresponder a factores deposicionales de origen natural, por lo que podemos considerar que estamos ante un depósito intencional posiblemente relacionado con lastres procedentes de embarcaciones. En este sentido existen referencias históricas al uso de los fondeaderos de La Graciosa para el carenado de embarcaciones durante la edad moderna (Le Canarien, 1404/1980; Glass, 1764). Asociados a estas acumulaciones de lastres se pudo documentar la presencia de cerámicas de en torno a la época moderna. Estaríamos ante lo que denominamos un yacimiento de Tipo III, zona con presencia de elementos arqueológicos de naturaleza, procedencia y épocas distintas. No descartamos la
existencia, dentro de este ámbito, de yacimientos arqueológicos al menos del Tipo IV, dada la aparición de varias ánforas de la misma tipología en la zona, hecho que sería interesante comprobar en futuras campañas que se desarrollen en la zona. 5.2.- Espigón de Barlovento. Puerto de Caleta de Sebo Esta zona se localiza al este del Espigón de Barlovento del Puerto de Caleta de Sebo. Se trata de una zona conformada por fondos de arena de origen orgánica, con la presencia de zonas con acumulaciones de piedras de mediano tamaño a unos -13 metros de profundidad. En este lugar existían referencias del hallazgo de materiales cerámicos en superficie, lo cual nos llevó a plantear prospecciones sistemáticas. En concreto, reconocimientos en círculos concéntricos a partir de un punto donde supuestamente existían restos cerámicos. Se realizaron dos prospecciones circulares con unas condiciones muy buenas de visibilidad pero con corrientes de marea muy fuertes que nos llevaron a planificar las inmersiones en momentos en los que éstas disminuían. Las prospecciones en esta zona pusieron de manifiesto la existencia de materiales arqueológicos, fundamentalmente cerámicas y elementos metálicos. Los materiales suelen concentrase en zonas donde aparecen acumulaciones de piedras de tamaño muy homogéneo, que parecen haberse generado por procesos deposicionales ajenos
a la dinámica marina. En estos lugares se documentó un cuenco entero, numerosos fragmentos pertenecientes a distintos recipientes y objetos de hierro muy concrecionados. Alguno de los materiales existentes en superficie habían sido extraídos del sedimento y colocados en una zona cercana a la escollera del espigón. De esa zona se recuperaron dos fragmentos de cerámicas a torno de pasta rojiza, pertenecientes a dos recipientes, y una botija de las consideradas de estilo temprano en la tipología de J. Goggin (1960). La presencia de estas acumulaciones de piedras y su asociación a restos cerámicos, que podría ser por sus características del siglo XVI, nos llevó a plantear un sondeo en esta zona. Para la ubicación de este sondeo de 2 por 2 metros se eligió una zona cercana a una de las acumulaciones de piedras. Los problemas con las corrientes y sobre todo la falta de tiempo nos llevó a suspender estos sondeos, habiendo eliminado muy poca cobertura sedimentaria. Los resultados de esta primera aproximación en esta zona arrojan resultados muy interesantes desde el punto de vista arqueológico. Por un lado abundan restos cerámicos que parecen pertenecer a un mismo momento, que dada la presencia de la botija de estilo temprano7 podría ser el siglo XVI. Por otra parte esta homogeneidad en el repertorio cerámico y la existencia de elementos metálicos y acumulaciones de piedras podría indicar la existencia de una nave siniestrada en este lugar. Por tanto sería muy interesante ahondar en futuros trabajos en el análisis de esta zona.
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Podemos catalogar este yacimiento, por las características y tipo de materiales localizados, como Tipo III. Posiblemente se trate de una zona de fondeadero de los barcos que iban a hacer aguada a la fuente de Gusa, tal y como se puede leer en algunos relatos antiguos (Glass, 1764). 5.4- Baja del Pilar La Baja del Pilar se localiza al noreste del Puerto de Caleta de Sebo, al este de la Caleta de Arriba o de Los Ladrillos. Se trata de una plataforma rocosa que penetra desde la costa en dirección este unos 300 metros con profundidades que van de 0 a 250 centímetros. 58
Foto 5. Trabajos de prospección en el Veril de las Anclas.
5.3.- Veril de las Anclas El veril de las Anclas se sitúa a más de una milla en dirección noreste del Puerto de Caleta de Sebo, hacia el centro de El Río, entre la isla de La Graciosa y Lanzarote. Se trata de una estructura rocosa que desde Lanzarote se dirige, con zonas de discontinuidad, en dirección sureste-noroeste hacia La Graciosa, generando un veril de unos 5 metros de altura. Tas la realización de una prospección y la localización de varias anclas se procedió a la documentación gráfica y a la toma de medidas de cinco de ellas. Según referencias de pescadores y buceadores pueden existir al menos quince, localizadas a lo largo del veril, pero por falta de tiempo no se pudo realizar la comprobación. Junto a las anclas se localizaron restos de recipientes cerámicos de época moderna,
contemporáneos probablemente a las anclas.
Tras la realización de una prospección superficial terrestre en la Caleta de Los
Ladrillos y la documentación de una gran cantidad de restos arqueológicos en superficie de distinta naturaleza (cerámica, ladrillos, metales, etc.) y presumiblemente de procedencia subacuática, decidimos realizar una inspección visual subacuática. Tras la realización de la misma pudimos observar gran cantidad de restos arqueológicos subacuáticos procedentes con toda probabilidad, dadas sus características, de un naufragio. Este hecho motivó la programación de prospecciones sistemáticas de visu, decantándonos por la prospección en círculos concéntricos, que entendíamos era la metodología que mejor se adaptaba a la zona que pretendíamos analizar. Como hemos comentado, esta zona se caracteriza por la existencia de una plataforma rocosa de escasa profundi-
Las anclas se distribuyen a lo largo de la parte baja del veril, posadas algunas sobre rocas y otras sobre arena, que en casi todos los casos las cubre parcialmente. Parece existir una homogeneidad en cuanto a su tipología y dimensiones. Se trata de anclas de cepo de madera del tipo almirantazgo, construidas en hierro, con dos brazos y uñas y con un arganeo en su extremo para atar el cabo. Podríamos decir que estos objetos serían anteriores a finales del siglo XVIII, cuando se comienzan a generalizar anclas con el cepo de hierro. Las dimensiones de las mismas están entre los 370 y 137 centímetros de caña y entre 110 y 57 centímetros en los brazos, teniendo en cuenta que se hallan algunas fracturadas o cubiertas de arena.
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Foto 6. Restos cerámicos de tipología variada en la Baja del Pilar.
dad con algunos picos, con excelentes condiciones de visibilidad y algo de corriente de marea. Sin duda esta plataforma poco profunda y alejada de la costa suponía un peligro evidente para la navegación. En este sentido cabe interpretar la presencia de los materiales localizados tras los análisis arqueológicos relacionados tanto con el cargamento como con parte de la estructura de un barco. El yacimiento se caracteriza por la presencia abundante de pavimentos cerámicos, ladrillos y cerámica, concentrados en un área relativamente amplia. Por otro lado, es muy frecuente la aparición de restos metálicos (hierro y aleaciones de cobre) relacionados con la estructura y otros elementos de un barco, tal vez de vapor. 60
En esta zona se procedió a la toma de muestras de algunos materiales con el fin de aproximarnos tras su estudio a la procedencia de los mismos. Los materiales muestreados fueron un ladrillo, un pavimento cerámico, dos fragmentos de platos decorados, un borde de un lebrillo, una base de un recipiente vidriado amarillo y un asa. Este yacimiento podemos clasificarlo como del Tipo IV, naufragio disgregado y afectado por la acción de las mareas y los temporales. De momento no hemos podido localizar datos de cuándo se produjo el naufragio de este barco y la procedencia y destino del mismo. El siniestro se produjo presumiblemente cuando ya existía población establecida en la isla, después de 1884, dado que se encuentra muy presente en la tradición oral de sus habitantes e incluso se conoce el nombre del mismo, quedando en la toponimia como Baja
del Pilar. Del mismo modo parece que después del naufragio muchas personas aprovechan los restos del naufragio como elementos constructivos. Así conocemos el uso de los pavimentos cerámicos para la construcción del techo de un aljibe y maderas para la construcción de la techumbre de una casa.
sistemáticos que permitan delimitar y jerarquizar los puntos de relevancia arqueológica dentro del BIC. El fin de este documento sería, por un lado, el conocimiento científico de la zona, la protección de los restos patrimoniales y su aprovechamiento social y económico de forma sostenible, como complemento a otras actividades desarrolladas en La Graciosa.
BASS, G. (1966): Archaeology Ander Water. Praeger, Nueva York. DEAGAN, K. (1987): Artifacts of the spanish colonies of Florida and the Caribbean, 1500-1800. V. 1. Washington, D.C.
- Creación de la figura de Parque Arqueológico Subacuático en La Graciosa, que serviría de complemento al turismo natural que en la actualidad se desarrolla en la isla, siguiendo para ello el enfoque y características de otros parques existentes en otros países (como el de Angra de Heroísmo, Terceira, Azores). Así, los medios existentes para la gestión de la reserva marina y del monumento natural, como la fiscalización en cuanto a calidad de los trabajos y la conservación de los restos por parte de las autoridades competentes, permitirían llevarlo a cabo sin elevados costes y con beneficios socioecómicos para la población local.
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DELGADO BAUDET, J. (1990): “La actividad arqueológica subacuática en Canarias”, Investigaciones Arqueológicas en Canarias, II, Tenerife: pp. 31-45.
CONCLUSIONES Los trabajos de prospección con sondeo en la Zona Arqueológica Subacuática de El Río, desarrollados en enero de 2011, sin duda confirman la alta potencialidad arqueológica de las áreas del BIC analizadas (El Salao, Espigón de Barlovento del Puerto de Caleta de Sebo, Baja del Pilar y Veril de Las Anclas) y el gran interés para el conocimiento de los inicios y desarrollo del proceso de colonización de las Islas Canarias de este ámbito subacuático . A continuación planteamos algunas propuestas que consideramos primordial desarrollar dentro de la zona incoada como BIC, que permitirían reforzar su declaración como Zona Arqueológica Subacuática y desarrollar un plan integral de uso y gestión que complementaría los valores naturales y culturales del Archipiélago Chinijo en su conjunto, así como la sostenibilidad económica del mismo. Estas propuestas serían: - Intensificación de los trabajos arqueológicos en varias zonas del BIC. - Desarrollo de un Plan de Uso y Gestión en coordinación con las administraciones locales y la comunidad de vecinos, cimentado en trabajos
GARCÍA, J. L. (1980): “Las ‘ánforas romanas’ son del siglo XVI y llevaban aceitunas a América”, Diario de Avisos, 16-1-1980, Santa Cruz de Tenerife: p. 3. GLAS, G. (1764/1982): Descripción de las Islas Canarias 1764. Col. Fontes Rerum Canariarum, XX. Instituto de Estudios Canarios, La Laguna. GOGGIN, J.M. (1960): The spanish olive jar. An introductory study . Yale University Publications in Anthropology, 62, New Haven.
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NOTAS En las distintas fases del trabajo participaron, aparte de las personas que firmamos este artículo, Cristina Ojeda Oliva, Tinguaro Mendoza García, Eliezer Medina Moreno, Marco Moreno Benítez, Félix Mendoza Medina, Iván Suárez Medina, Javier Bermúdez Páez, Fernando Hernández Páez, Melquíades Romero Hernández y Juan Rafael Hernández Páez. 2 Entre los años 1964 y 1965 se extraen de los fondos de La Graciosa los primeros materiales cerámicos, en concreto dos ánforas a las que en un principio se les atribuye un origen fenicio y romano (Martín, 1964; García y Bellido, 1965; Serra, 1965). 3 Cabe señalar en este sentido la entrada en vigor en 2009 de la Convención de la UNESCO para la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, ratificado por España, y el Libro Verde del Plan de Protección del Patrimonio Cultural Subacuático Español del Ministerio de Cultura del año 2010, que proponen las acciones prioritarias para una tutela efectiva del Patrimonio Cultural Subacuático. 4 El Libro Verde del Plan Nacional de Protección del Patrimonio Cultural Subacuático Español señala en su página 80: “Para garantizar la conservación del Patrimonio Cultural Subacuático es preciso que los proyectos de intervención arqueológica recojan como requisito sine qua non, la presencia de profesionales de la conservación (…)”. 5 Las mismas fuero dirigidas por Antonio Tejera Gaspar y Rodrigo Balbín y realizadas por buzos deportivos (Baudet, 1990). 6 Creemos que la realización de sondeos arqueológicos, como se ha apuntado para otros ámbitos geográficos, debe ser necesariamente el procedimiento a emplear en todos los Estudios de Impacto Ambiental donde los proyectos de obras o instalación de infraestructuras supongan la destrucción o remoción del subsuelo marino. Solo mediante el empleo de este método se puede valorar las afecciones reales de los tales proyectos al patrimonio cultural subacuático. 7 Según algunos autores pare que estos modelos tipológicos dejan de fabricarse para el comercio atlántico sobre 1570 (Amores y Chisvert, 1993) 1
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METODOLOGÍA EN LOS TRABAJOS ARQUEOLÓGICOS
LA INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA GOMERA: CIENCIA Y COMUNIDAD Juan Carlos Hernández Marrero Museo Arqueológico de La Gomera y Unidad de Patrimonio (Cabildo Insular de La Gomera)
[email protected] Juan Francisco Navarro Mederos Dpto. de Prehistoria, Antropología e Historia Antigua, Universidad de La Laguna
[email protected] José Miguel Trujillo Mora Museo Arqueológico de La Gomera (Cabildo Insular de La Gomera) Sandra Jeannine Cancel Servicios Integrales de Patrimonio Histórico PALABRAS CLAVE: arqueología, isla de La Gomera, investigación, socialización del conocimiento, museo, comunidad, pastoreo, espacios domésticos. RESUMEN El presente texto expone la propuesta teórica denominada “Proceso Marco de Investigación Arqueológica” en La Gomera, su contexto, origen y condiciones. Por ello se hace un breve recorrido por las estructuras y organización del Museo Arqueológico de La Gomera (MAG), haciendo hincapié en los espacios de trabajo patrimonial más allá del propio museo como un paso necesario para comprender el contexto de la propuesta. A continuación y dentro del MAG se desarrolla el Área de Investigación, los proyectos concretos y la orientación de la investigación. Particularmente se expone el proyecto que centra buena parte de la investigación que en la actualidad es llevada a cabo desde los museos insulares: “Una historia del pastoreo en la isla de La Gomera”; y específicamente se describen los últimos trabajos arqueológicos desarrollados en La Gomera desde el año 2009 hasta el presente. 1.- CONTEXTO Desde hace algunos años se viene dando un debate en torno a la arqueología de la isla, sobre cómo, con qué parámetros debemos abordar, organizar,
gestionar y desarrollar la investigación arqueológica en La Gomera. Por este motivo, en esta ocasión se propone el concepto del “Proceso Marco de Investigación Arqueológica”1 como una manera de conceptualizar la orienta-
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ción de la estrategia de los trabajos arqueológicos que se vienen desarrollando en la isla, en su relación con otros contextos de trabajo patrimonial que a su vez se vinculan genéricamente con la investigación, la educación y el desarrollo rural e insular de La Gomera.
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De esta forma, el “Proceso Marco de Investigación Arqueológica” integraría dentro de sus márgenes las decisiones concretas sobre la investigación arqueológica de la isla, que deben siempre estar dirigidas a desarrollar el conocimiento existente sobre los procesos históricos en La Gomera, siguiendo los principios de la lógica de las Ciencias Sociales. Los proyectos, estudios o trabajos arqueológicos, impulsados o realizados por el Museo Arqueológico de La Gomera y la Uni-
versidad de La Laguna, que impliquen investigación –que entendemos, deben ser todos– tendrán siempre una relación orgánica con las actividades arqueológicas anteriores así como entre ellas mismas. Pero el “Proceso Marco de Investigación Arqueológica” en La Gomera no es sólo eso. La traducción objetiva de las relaciones de las que hablamos es la convergencia de equipos de trabajos y de proyectos, de personas interesadas y de trabajadores del patrimonio, de equipos de trabajo y de proyectos con procesos participativos concretos que se vienen produciendo en La Gomera aproximadamente desde hace seis a ocho años. Así, el “Proceso Marco de Investigación Arqueológica” en La Gomera sólo puede entenderse inserto en una serie de propuestas de dimen-
Foto 1. La experiencia de la excavación del yacimiento “Acceso al Pescante de Vallehermoso” y la alta rentabilidad que supuso su proyecto educativo, es un ejemplo de la importancia de estos valores.
siones algo mayores y en un tiempo en el que en la isla está teniendo lugar la creación de espacios sociales receptivos al desarrollo del mismo.
blaremos más abajo. Estos principios, por tanto, también encabezarían el “Proceso Marco de Investigación Arqueológica”:
Producto de estas convergencias a lo largo del tiempo es la generación de un grupo de trabajo denominado “Taller de Patrimonio”. El Taller de Patrimonio se va construyendo de forma espontánea y en torno a las respuestas concretas y no planificadas que los miembros del grupo daban de manera individual y/o colectiva a una serie de proyectos en los que participaban desde la administración, la educación, las Ciencias Sociales o el desarrollo local en la Isla2. Estas respuestas fueron dando lugar a un modelo y este modelo se concretó en una serie de valores o principios que el Taller de Patrimonio ha ido aplicando con éxito en algunos casos y con errores en otros. En la mayor parte de las ocasiones se ha puesto el acento en uno o algunos de estos valores o principios, si bien consideramos que la situación ideal sería desarrollarlos todos a un tiempo.
1) Tratamiento del patrimonio como concepto integral e integrador. Esta filosofía, que entiende el patrimonio de forma holística y aborda su tratamiento buscando canales combinados de integración, no es nada nuevo. Su aplicación a proyectos concretos supone una ventaja extraordinaria en una isla como La Gomera por varios factores: facilita e impulsa el contacto y la colaboración entre personas de distintas administraciones, entidades y asociaciones, diversifica y suma fuentes de financiación, multiplica las formas colaborativas y amplía el potencial educativo sobre el Patrimonio de la isla.
Estas valores se proponen como guías de trabajo y, por tanto, deberían también presidir la política de investigación arqueológica en la isla de La Gomera, más como una forma voluntaria de aceptar un compromiso individual y a la vez colectivo, que como una manera de blindar la imposibilidad de que otros tipos de trabajo se desarrollen en la isla. Por otra parte, integrar dichos valores en el trabajo arqueológico tampoco significa que estos no puedan cambiar, se desarrollen o se incorporen otros, que serían discutidos y validados en los espacios de trabajo patrimonial de los que ha-
2) Tratamiento de la relación entre investigación, educación y conservación de forma unitaria. Tampoco es nueva esta perspectiva sobre el trabajo patrimonial, muy al contrario, multitud de experiencias en distintos ámbitos geográficos (aunque aquí nos gustaría destacar el latinoamericano, con México a la cabeza) subrayan la necesidad de trabajar en el patrimonio con esta perspectiva, sobre todo teniendo en cuenta las dimensiones del contexto social y la parquedad de los recursos financieros. 3) Búsqueda activa de enfoques multidisciplinares. La arqueología de hoy en Canarias no se entiende de otra manera. Pero aquí no sólo se pretende potenciar la colaboración multidisciplinar referida a ámbitos de la ciencia con los que normalmente se relaciona
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la arqueología, es decir entre los especialistas en las diversas líneas de investigación y técnicas de análisis, sino de profesionales de otras áreas generales del saber, como la antropología, la etnografía, la historia, la biología, la medicina, la filosofía, etc. Y no siempre vinculados necesariamente a la academia. Con ello volvemos a insistir en nuestra voluntad de aprovechar los recursos humanos potenciales de que se dispone dentro y fuera de esta isla. Por otra parte, no entendemos las disciplinas como compartimentos estancos, sino todo lo contrario: como espacios abiertos de relaciones interdisciplinares.
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4) Validación coordinada y reflexionada de todas las fases de los proyectos. El “trabajo en red” es una expresión que, a pesar de emplearse en el ámbito de las nuevas tecnologías, se aplica a múltiples escenarios. De hecho, los puntos 3, 4, 5 y 6 tratan de aplicar dicha expresión en varias esferas de trabajo. La validación de las distintas fases de los proyectos forma parte de una estrategia que tiene en la participación y sobre todo en la coordinación su activo más importante. Ello no implica la falta de responsabilidad individual por la adquisición de compromisos de trabajo concreto ni tampoco la obligatoriedad del debate eterno e imposible en torno a cualquier pequeño detalle; muy al contrario, implica un ejercicio de tolerancia continuo y, precisamente, el compromiso voluntario de traba jo en cada una de las áreas de las que formamos parte. 5) Fomento de la participación de la población local en los proyectos. El concepto de la participación está en la raíz
de estas propuestas, del propio Taller y su manera de funcionar, así como en la metodología de los proyectos en los que trabaja. La participación ciudadana con diversos planos de implicación, es una estrategia repleta de ventajas en una isla menor como en la que trabajamos. En ocasiones los ciudadanos han participado de forma activa en los proyectos de investigación tras recibir una formación previa, pero también han colaborado cediendo información de distinta naturaleza, y consideramos que es importante que sean conscientes de ello. Se trata de que esta colaboración se haga extensiva, cuando los proyectos lo permiten, a ciudadanos con distintos tramos de edad; por ejemplo, en el caso del trabajo con el IES de San Sebastián y sobre todo con el Instituto Poeta Pedro García Cabrera de Vallehermoso la participación se ha desarrollado en cada proyecto. Pero el camino debe ser de ida y vuelta. Esto es, que aunque parezca obvio, los investigadores son también población y es fundamental que no pierdan de vista este vínculo porque de otra forma se corre el riesgo de encarnar el rol clasista que hemos visto en ocasiones en La Gomera y fuera de ella, y es el del investigador que utiliza la universidad como una herramienta de prestigio social, que “viene de visita” a la isla para “bautizarnos con el conocimiento” o en todo caso, para cederlo a las élites intelectuales locales, que lo repartirán posteriormente si lo consideran necesario. 6) Impulso de la relación de los proyectos con el desarrollo local. Los proyectos que se llevan a cabo buscan como uno de sus objetivos finales la relación activa con otras esferas de la
realidad insular que implica, por ejemplo, a los agentes de desarrollo. Para ello, siempre se cuenta con perspectivas que buscan activamente aplicaciones prácticas al entorno económico y social de la isla. Esta posibilidad supone, en primer lugar, que los proyectos que persiguen el desarrollo de la isla puedan contar con refrendos de la máxima solidez, como es la propia investigación de las ciencias sociales. Desde la perspectiva opuesta, dicha investigación estaría alcanzando una meta inesperada y sin embargo fundamental para la sociedad, siendo la comunidad la que estaría legitimando la acción investigadora. Además, esta es una forma de aplicar de forma efectiva un modelo de difusión certero entre un sector de población de muy difícil acceso, a la vez que potenciamos nuevas vías de relación entre la población local y su patrimonio. Para ello es necesario un equilibrio, que no siempre es fácil de mantener, entre el rigor de la ciencia social, los intereses personales, el conocimiento sobre las pautas del mercado y la realidad insular. La debilidad, no ya al cultivo de este modelo, sino del desarrollo real de su aplicación llega principalmente de la mano de la falta de estabilidad a varios niveles. Primero individual (estabilidad laboral) y luego estructural (de las propias estructuras que organizan y gestionan el desarrollo de los proyectos patrimoniales), lo que a su vez supone una inestabilidad también de los proyectos. Por tanto, la dependencia del voluntarismo y de determinadas individualidades cuando tratamos este tema es otro aspecto de dicha debilidad. Un buen ejemplo de esta circunstancia son los cambios que han
tenido lugar a partir del devenir que ha experimentado la política local en nuestra isla desde mayo de 2011. Esto no sólo ha supuesto el cambio de lugar de algunos agentes importantes en el trabajo patrimonial, sino una merma en este último año de la capacidad de trabajo relacionada con el patrimonio y otras áreas. Es evidente que una parte del trabajo debe estar destinado a construir estrategias que busquen fortalecer las estructuras de funcionamiento en todos sus niveles. 2.- ESTRUCTURAS Y RELACIONES DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE LA GOMERA El Cabildo Insular de La Gomera dispone, dentro de su organigrama, de un área de Educación, Cultura y Patrimonio Histórico. Dentro de esta área se encuentran la Unidad de Patrimonio y los museos insulares Arqueológico y Etnográfico, íntimamente ligados a la Unidad por compartir personal dedicado a los dos ámbitos de trabajo. El Museo Arqueológico abrió sus puertas el 25 de abril de 2007 y fue autorizado por los órganos competentes del Gobierno de Canarias con el decreto 169/2008, de 22 de julio de 2008. El Museo Arqueológico de La Gomera se organiza, como todos los museos, en una serie de áreas, que responden más a una organización interna del trabajo que a una realidad administrativa de esta entidad. Estas áreas son: Educación, Investigación, Conservación, Documentación-Administración y Comunidad. Esta última área se ha considerado como transversal al resto de áreas. En ella están los grupos,
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entidades e iniciativas que no forman parte exclusiva del organigrama del museo y suponen espacios donde la coordinación es la clave principal de funcionamiento. Estos grupos, entidades e iniciativas: 1. Potencian, organizan, gestionan y llevan a cabo la interacción directa del museo con la comunidad: El Foro Abierto de los Museos, Taller de Bioantropología, etc. 2. Generan, asesoran o ejecutan proyectos concretos relacionados con el Patrimonio: Taller de Patrimonio, Parque Nacional Garajonay, AIDER, etc. 72
3. Validan, consultan, fomentan o desarrollan actividades que tienen lugar en y/o desde los museos insulares: Carta Europea de Turismo Sostenible (CETS3), La Gomera Reserva de la Biosfera, etc. 3.- LA INVESTIGACIÓN DESDE EL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE LA GOMERA El Área de Investigación del Museo Arqueológico desarrolla el artículo 78.3 de la Ley 4/99 de 30 de marzo de Patrimonio Histórico de Canarias: En es pecial, los museos públicos públicos de ámbito autonómico o insular, con independencia de su materia y carácter, presentarán atención particular a su condición de centro de investigación. De esta manera, el museo, en colaboración de forma continua con el Departamento de Prehistoria, Antropología e Historia Antigua de la Universidad de La Laguna, y con diversos profesio-
nales de la Arqueología, ha desarrollado y colaborado en distintos proyectos de investigación que en la actualidad se encuentran en diferentes fases de desarrollo. Las fuentes de financiación han llegado principalmente desde las administraciones públicas. A continuación se exponen estos proyectos4: 1. Estudio arqueológico (prospección y excavaciones arqueológicas, análisis de materiales y dataciones): Excavaciones Arqueológicas en el Alto del Garajonay (2002-2003) e Inventario arqueológico y su aplicación a la conservación e incorporación a los programas interpretativos interpretativos del Parque Nacional de Garajonay (2004-2006). Financiación del OA Parques Nacionales. 2. Estudio etnográfico y arqueológico (prospección arqueológica y estudio superficial): Estudio superficial de los concheros arqueológicos en La Gomera (2006-2009). Financiación del Cabildo Insular de La Gomera.
Foto 2. Reunión del Taller de Patrimonio (2009).
5. Estudio epigráfico y arqueológico (prospección arqueológica y estudio superficial) El lenguaje de los anti guos: La escritura líbico-bereber en La Gomera (2008-2011). Financiación del Cabildo Insular de La Gomera y Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias.
3. Estudio arqueológico (excavación arqueológica, análisis de materiales y dataciones): Acceso dataciones): Acceso al Pescante Pescante de Vallehermoso llehermos o (2005-2008). Financiación del Cabildo Insular de La Gomera.
6. Estudio documental, etnográfico y arqueológico (excavaciones arqueológicas, análisis de materiales y dataciones) Estudio sobre la historia del pastoreo en la isla de La Gomera (2008-2012). Financiación del OA Parques Nacionales, Cabildo Insular de La Gomera y Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias.
4. Estudio bioantropológico y genético: No solo es morder: la genética entre los antiguos gomeros (2008-2011). Financiación del Cabildo Insular de La Gomera, Departamento de Genética de la Facultad de Biología de la Universidad de La Laguna y Servicio de Genética Forense de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Así, la premisa del “Proceso Marco de Investigación Arqueológica” en la isla de La Gomera, como un “marco” que está en continuo movimiento y que incluye un proceso aglutinador, aglutinador, incorpora en su definición, como es lógico, la propuesta de una orientación concreta de la investigación arqueológica arqueológica en La Gomera. Si, por otra parte, y te-
niendo en cuenta los trabajos realizados desde el origen de la arqueología en la isla, esquematizamos la actividad arqueológica teniendo en cuenta las excavaciones y las prospecciones arqueológicas; y, además, ordenamos dicha actividad valorando principalmente la tipología de yacimientos que en cada caso ha sido estudiada5, tenemos que, hasta hoy, la investigación en La Gomera ha tenido un marcado carácter territorial. Casi todos los investigadores realizaron, de alguna manera, “prospecciones arqueológicas” o, lo que sería más correcto, búsquedas de yacimientos. Esta circunstancia siempre aportó datos para una interpretación territorial de la prehistoria de La Gomera, pues conectaban variables que relacionaban los yacimientos con un territorio casi siempre hostil a la investigación. Dicha “hostilidad” venía dada de la mano de la fragosidad del paisaje y es precisamente esto último, en buena parte, la causa de que los investigadores mostraran siempre un escaso interés por el estudio de la montañosa arqueología isleña.
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nes: Garajonay: arqueología de las montañas.. Cinco años más tarde se montañas realizaba una importante excavación, pues supuso todo un ensayo en el tratamiento y la excavación de las aras de sacrificio: El Lomo del Piquillo (1999). Poco tiempo después, se abordó la excavación de un yacimiento muy significativo en la isla: El Alto del Garajonay (con nay (con dos campañas 2002-2004) y paralelamente se llevaron a cabo dos proyectos de prospecciones arqueológicas en el monte gomero. Resultado de todos estos trabajos se han escrito varios artículos6 que han difundido los resultados de los mismos7. Esta fase del desarrollo de la investigación se vio notablemente impulsada por la excavación del Alto del Garajonay. 74
Foto 3. Excavación arqueológica del Alto del Garajonay, excavación de la Esctrutura C (2004).
Con todo ello tenemos que la arqueo- amplias parcelas del funcionamienlogía de la isla siempre tuvo un barniz to de la sociedad aborigen, haciendo territorial que Navarro Mederos acabó una lectura integral y dialéctica de la de matizar con su Memoria de Licen- misma. ciatura en 1975. Pero aparte de este carácter territorial señalado, podría- Regresando al tema del momento acmos dividir los trabajos según el con- tual de la investigación arqueológica texto particular de cada tipo de yaci- en la isla podríamos convenir, al resmiento arqueológico. Esto no quiere pecto, que dicho proceso se encuendecir que el estudio de un solo tipo tra en que casi se ha culminado una de contextos implique, por parte de la importante etapa, cuya línea de trabainvestigación, una interpretación es- jo la componen: tanca y unidireccional –según lo que se excavara– sobre la prehistoria de la a) El contexto aras de sacrificio es una isla. Por ejemplo, los resultados de las línea dedicada al estudio de la relación investigaciones que se llevan a cabo en de las aras de sacrificio con el territorio la isla entre 1994 y 2004, supusieron un y con los grabados rupestres. Como ya verdadero ejemplo de cómo estudian- se ha comentado, el inicio de la misma do un tipo de yacimiento –las aras de tuvo en 1994, con un proyecto consissacrificio– podemos llegar a entender tente en la realización de prospeccio-
la investigación demanda la necesidad de trabajar sobre contextos arquelógicos que aporten información imprescindible sobre los ámbitos domésticos y sobre la evolución del modo de vida. Son aspectos que hasta el momento actual solo se habían tocado de forma colateral, pero nunca había supuesto una línea de investigación en sí misma.
Durante este tiempo, también se ha trabajado, de forma paralela, en otros estudios arqueológicos, realizados mayormente por Juan Francisco Navarro Mederos, en los que se observan claramente otras dos líneas principales de trabajo muy definidas: b) el contexto de los grabados rupestres8 y c) el contexto de los concheros9. d) El contexto del mundo funerario es una de las líneas más veteranas, puesto que se ha mantenido desde el comienzo de la arqueologíaa de la isla. Además, es eviarqueologí dente que el estudio de las prácticas sociales relacionadas con la muerte ha centrado buena parte de la escasa actividad arqueológica en La Gomera, como en el resto de Canarias. No entraremos a valorar esta circunstancia que, sin duda, requiere de una profundidad mucho mayor en el análisis.
El mundo doméstico se ha abordado casi en exclusividad mediante observaciones superficiales en el curso de los proyectos de prospección, en la excavación arqueológica de La Era de Los Antiguos (J. F. Navarro, 1979) y colateralmente en Los Polieros (J. F. Navarro, 1983). Esta línea se ha ido postergando durante largo tiempo, siempre a la espera de encontrar el contexto investigador adecuado y los yacimientos idóneos. Una de las mayores dificultades es la consabida “pervivencia” o uso continuado de las mismas cuevas, que en La Gomera podríamos considerar como una causa estructural de la escasez de yacimientos arqueológicos de naturaleza doméstica bien conservados. Aunque en el año 2008 aun no disponíamos del inventario de yacimientos completo de toda la isla, que nos permitiera valorar en buenas condiciones qué posibilidades teníamos para abordar una investigación en este ámbito, sí teníamos ya una perspectiva bastante amplia y, sobre todo, la propia dinámica de la investigación exigía abordar sin más demora el estudio de los contextos domésticos. Este año decidimos que este sería el siguiente paso en la investigación.
e) El contexto de los asentamientos. Una vez avanzada la fase “aras de sacrificio-territorio”, el marco actual de
Debe subrayarse que esta decisión fue tomada confiando en los previsibles resultados del inventario arqueológi-
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co inmueble de los municipios de San Sebastián, Agulo y Hermigua, que durante los años 2007-2008 desarrolló la empresa andaluza NEREA Arqueología Subacuática SA, financiado por el Ministerio de Cultura (IPHE). Se preveía que con este proyecto se completarían todos los inventarios municipales de la isla y, por tanto, ofrecería la posibilidad de disponer de un panorama más o menos completo de los yacimientos de naturaleza habitacional. Sin embargo, los resultados resultaron ser un auténtico fiasco, y la documentación entregada totalmente inservible para nuestros fines y para cualquier otra finalidad.
para la etapa señorial de La Gomera, así como de los momentos posteriores hasta llegar hasta hoy.
4.- EL PROYECTO: UNA HISTORIA DEL
Por otra parte, la ganadería, en términos genéricos, constituye una alternativa de desarrollo económico en su tendencia hacia un modelo que a fines del siglo XX va dejando de ser familiar para ir transformándose en pequeñas explotaciones industriales. Hoy, en el año 2011, el trabajo con el ganado menor es una opción rentable de futuro para los ganaderos de la era cibernética, que utilizan los mismos territorios en los que se desenvolvieron los antiguos gomeros. Aunque en las últimas décadas los pastores han ido desapareciendo, y hoy son muy pocas familias las que se dedican a esta actividad y modo de vida. Y, a pesar de esto, consideramos que el pastoreo ha sido y es algo más que una actividad económica; se trata de un componente histórico que consideramos como importante en la construcción de la identidad de los gomeros.
Reuniendo estas noticias, testimonios y reseñas tenemos que todo este mundo del pastoreo supone un nexo entre el presente y el pasado de la isla. Un vínculo histórico único en el sentido de haber supuesto una estrategia de subsistencia empleada por los gomeros y mantenida a lo largo de cientos de años; por ello, como justificación de este proyecto se maneja, primeramente, el hecho de que el pastoreo es una práctica que atraviesa toda la historia de la isla. Foto 4. Entrevista a Ramón “Diego” Mesa Mendoza, en Jagüe, Chipude, el 13 de julio 2009.
PASTOREO EN LA ISLA DE LA GOME-
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RA (2008-2012)
Una respuesta a lo anterior es este proyecto de investigación, en el que concentra ahora buena parte de los esfuerzos del Museo Arqueológico de La Gomera. La hipótesis de partida es que el pastoreo ha tenido un gran peso específico en los modelos productivos y en los subsiguientes modos de vida que ha habido en La Gomera desde su prehistoria10 hasta parte del siglo XX. Su objetivo es conocer el devenir del pastoreo11 en isla a lo largo de su histora, tanto en sus aspectos sociales, económicos, como territoriales y culturales. La contundencia numérica de restos de cabras y ovejas en yacimientos con un marcado valor ideológico, como las aras de sacrificio, señalan la importancia que daban al ganado las antiguas comunidades gomeras. El papel del pastoreo continúa quedando patente a lo largo de la información documental que existe
El proyecto pretende documentar la riqueza de la diversidad cultural de la isla, así como comprender su diná-
mica en el territorio insular. Dicho de otra manera, se estudiará el desarrollo histórico de La Gomera desde la perspectiva de una actividad aparentemente marginal y permanente, como es el pastoreo. Todo ello tratando de valorizar y dignificar su condición social como actividad histórica, que ha producido un patrimonio cultural (material e inmaterial) con una relevancia destacada en el espectro de los “patrimonios insulares” y una presencia que se mimetiza a lo largo de todos los rincones del paisaje gomero. Para ello, con el propósito de orientar el proceso y concretar conclusiones en la investigación, se han propuesto una serie de seis antecedentes que tienen naturaleza de hipótesis de trabajo. Estas hipótesis establecerán los límites, ayudando a encauzar los ob jetivos y organizar el desarrollo de la investigación, que tiene como discurso genérico un comienzo (la llegada de los primeros pobladores) y un final (finales del siglo XX). Dichos “antece-
dentes” son, a grandes rasgos y de forma apriorística (y podríamos decir que hasta exploratoria), momentos y/o procesos importantes para la historia de esta práctica social en La Gomera, que serán confirmados, matizados y/o refutados a lo largo del trabajo12. Un proyecto de estas características ha sido necesario abordarlo mediante la interacción de tres disciplinas, que a su vez disponen de metodologías y procedimientos de análisis diferentes: la Etnografía, la Archivística/Documentación y la Arqueología, tratando de engarzar los resultados de estos tres campos. Los motivos para emplear esta estrategia son varios, pero en la raíz de ellos está el tratar de comprender el objeto de estudio a través de todas las fuentes de información de las que disponemos. El nivel de profundidad que podrá alcanzarse con cada una de las fuentes será lo que nos permitan agentes de una naturaleza más objetiva, como el
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tiempo o la financiación, no debiendo perderse de vista que se trata de una investigación que realiza una administración pública, con las limitaciones en la planificación que ello implica13. Por eso, cuando no se puedan estudiar las fuentes en su totalidad, se realizará una serie de “sondeos” en las mismas, pues otro de los objetivos del trabajo es el desarrollo de la propia metodología que se aplica. En este sentido, aunque no únicamente, estimamos de cierta relevancia el poder contrastar información de todas las fuentes que sea posible, siempre que éstas puedan arrojar datos sobre el objeto de estudio en particular14. En este proyecto intervienen de forma coordinada el personal de los museos insulares (Arqueológico y Etnográfico) de La Gomera, además del Archivo General Insular de La Gomera. Si bien cada una de las áreas de trabajo es desarrollada por profesionales, especialistas o voluntarios procedentes de la administración pública, instituciones como la Universidad de La Laguna, asociaciones o simplemente vecinos y voluntarios que ceden su tiempo y sus conocimientos al proyecto. Por ello, hay dos claves que en este estudio son de vital importancia: participación y coordinación, y consideramos un incentivo que podamos trabajar de manera coordinada investigadores de diferentes disciplinas académicas, de manera que de esta relación se logra uno de los propósitos más importantes de este trabajo: el proyecto es una forma de dar respuesta a algunas de las necesidades que tiene cada disciplina en la isla, bien en su faceta de investigación –como es el caso de la arqueología– bien en su faceta patri-
monial –como es el caso del patrimonio documental– o en ambos aspectos –como es el caso de la etnografía–. Dicha respuesta no debe entenderse como “soluciones”, en el sentido de totalidad, sino más bien como una manera de abrir vías que las faciliten. 4.1.- El estudio arqueológico15 Tal como se ha expuesto, el trabajo arqueológico está consistiendo en estudiar los contextos habitacionales, algo que reviste un gran interés y que hasta ahora no se había hecho. En dichos espacios se analizará, entre otras cosas, la presencia del pastoreo16. Ya señalamos que es difícil entender el modo de vida de los antiguos gomeros sin analizar contextos domésticos. Sabemos, a través de la arqueología y de las fuentes etnohistóricas, que los aborígenes vivían tanto en cuevas naturales como en cabañas construidas. A la hora de hacer una valoración genérica sobre cuál de los dos tipos puede potencialmente arrojar más información, debe tenerse en cuenta el grado de conservación de ambos tipos de yacimientos, que es muy diferente. Gran parte de las cabañas han desaparecido por la progresiva ocupación de todos los terrenos aptos para el cultivo, sobre todo entre mediados del siglo XIX y el último cuarto del siglo XX. Sin embargo, las cuevas han tenido como principal afección el uso continuo o discontinuo a lo largo del tiempo, con funcionalidad similar o distinta, pero casi siempre dentro del ámbito ganadero, y en menor medida, agrícola. Dicho de otra manera, aunque no todas, muchas cabañas fueron arrasadas y su material super-
ficial desperdigado por el entorno. Sin Municipales de La Gomera (municipios embargo, el caso de las cuevas es di- de Valle Gran Rey, Vallehermoso y Alaferente; muchas de ellas continuaron jeró, 1995-1996), 1995-1996), el inventario informainformasiendo habitadas hasta el propio siglo tizado de yacimientos arqueológicos de XX; el fenómeno de la “pervivencia” La Gomera realizado por el CICOP (toen La Gomera es tanto un factor de dos los municipios, 2001) y el Inventario afección como de conservación. En de Patrimonio Arqueológico Inmueble muchas cuevas de habitación se extra- de la Unidad de Patrimonio Histórico jo el sedimento para aprovecharlos en del Cabildo Insular de La Gomera (todos los cultivos o, simplemente, las super- los municipios, 2000-2011). El criterio de ficies fueron barridas hacia el exterior exterior,, discriminación se apoyó en varios randesperdigándose desperdigándo se los desperdicios por gos de análisis que no se presentan jela ladera. rarquizados: El trabajo arqueológico en este proyecto abarca: 1) Excavación y estudio de ámbitos habitacionales; 2) estudio de las evidencias arqueológicas procedentes de dichas excavaciones y de otros materiales depositados en el MAG17 y 3) estudio de estaciones de grabados rupestres asociadas a campos de pastoreo18. A continuación describimos el punto 1, ya que los dos restantes están en realización (2) o aún por comenzar (3). 4.1.1.- Estudio de los ámbitos habitacionales a través de los sondeos Esta primera fase se cerró en el año 2010 y consistió en realizar 13 sondeos en 5 conjuntos de cuevas de habitación19, seleccionados entre una treintena de yacimientos arqueológicos arqueológicos de esta naturaleza. Como es fácil de suponer, el objetivo inicial y los propios resultados de estos sondeos trascienden al presente proyecto, pues los sondeos serán un primer paso para localizar un yacimiento que pueda ser excavado en extensión, con todo lo que ello comporta. La selección de los cinco sitios a sondear incluyó un barrido de lugares habitacionales en los Inventarios Arqueológicos
1) Se seleccionaron lugares con un alto nivel de dispersión en toda la geografía de la isla, distantes unos de otros, con el fin de que los muestreos recogieran la mayor variabilidad territorial, por las implicaciones histórico-culturales que de ello pudieran derivarse. 2) La elección también respondió a yacimientos que puedan ofrecer un potencial importante en el contenido de evidencias: potencia estratigráfica, abundancia de materiales, etc. 3) Otro criterio ha sido las condiciones de conservación y el solapamiento de usos posteriores, que redujo sobremanera las posibilidades de excavación de muchas unidades. 4) Un criterio secundario fue que los yacimientos ya hubiesen sido estudiados y se consideraran relevantes por algún motivo, como la Cueva del Risco Camacho (que alberga el primer grabado rupestre publicado de La Gomera), Los Polieros (que se excavó el mismo año) o las Cuevas de Herrera González y la del Sobrado de Los Gomeros, conocidas antes de la realización de los Inventarios Municipales.
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5) Aunque la cercanía a infraestructuras de comunicación fue un factor que barajamos a priori, al final no resultó decisivo, porque el alejamiento suele estar asociado a la conservación. De tal manera que si en general la arqueología en La Gomera implica grandes dificultades de movilidad y acceso, en estos sondeos ese problema llegó a extremarse en varios yacimientos sondeados. Los yacimientos seleccionados y el número total de sondeos realizados fueron: 1. Cuevas de Herrera González (TazoAlojera, Vallehermoso) 3 sondeos
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2. El Sobrado de Los Gomeros (Gerián, Vallehermoso) 4 sondeos 3. El Cejo de La Virgen (La Vizcaína, Alajeró) 1 sondeo 4. El Lomito del Medio-1 (Casas Caídas, San Sebastián) 1 sondeo
5. Cueva de La Cañada del Lance (Hermigua) 1 sondeo 6. Cueva de La Cañada de La Gurona (Hermigua) 2 sondeos 7. Cueva del Cabezo Camacho (Hermigua) 1 sondeo Dos de estos importantes yacimientos seleccionados –Los Polieros (El Cejo de La Virgen) y Las Cuevas de Herrera González– sufrieron serias alteraciones que han afectado el legado patrimonial que albergan. Sin embargo, y a la par de esta circunstancia, la relevancia de estos enclaves es conocida. Los Polieros fue objeto de una excavación arqueológica en 1983 a la vez que, en la actualidad, parcialmente revuelto. Las Cuevas de Herrera González sufrieron, a comienzos de la década de los años 90 del siglo pasado, un saqueo sistemático, pero una de estas cuevas también es famosa por haberse encontrado en ella el conocido fragmento de madera de
sabina con cinco grabados alfabéticos inscritos en la misma, hoy en los fondos del MAG. La intervención en estos dos yacimientos fue propuesta por haber sido espacios parcialmente removidos, lo que exigió una doble evaluación: primero, para recuperar la mayor cantidad de información posible procedente del resultado de dichos expolios. Segundo, para intervenir aprovechando los planos de impacto de dichos expolios sobre un volumen estratigráfico dado en ambos lugares. Sin embargo, los tres yacimientos restantes eran menos conocidos pero no por ello menos importantes. Dentro de la zona denominada Altos de Hermigua se encuentran tres unidades habitacionales distantes unas de otras, que fueron sondeadas. El Lomito del Medio-1 se trata, hoy, de una de las zonas arqueológicas más importantes de La Gomera, con una enorme área funeraria y cuevas habitacionales de notables condiciones. Por último, El Sobrado de Los Gomeros es un yacimiento arqueológico enclavado en otro de los conjuntos
arqueológicos más significativos e interesantes de la isla dentro del Barranco de Argaga (Vallehermoso). En estos tres yacimientos se analizó la microtopografía del espacio arqueológico con el fin de intervenir en aquellos puntos que a priori presentaran las mejores condiciones, y sin que por ello su contenido se viera seriamente mermado. 1. Las Cuevas de Herrera González (Tazo-Alojera, T.M. de Vallehermoso) El yacimiento se encuentra en el pago de la Costa de Epina, hoy despoblado, en la ladera izquierda de la suave Cañada de La Rosa (altitud: 143 m.s.n.m.), a unos 1.500 m. no lineales (siguiendo el cauce del Barranco de Tazo) hasta la costa en La Playa del Trigo. Su accesibilidad es muy fácil, a diferencia de los restantes yacimientos. Fue seleccionado no sólo por su alto interés científico, sino porque en el propio territorio hay una gran riqueza arqueológica y evidencias del primer contacto entre gomeros y europeos20.
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Fig. 1. Distribución de los yacimientos sondeados.
Foto 5. Vista general de los sondeos realizados en Las Cuevas de Herrera González.
Las Cuevas de Herrera González formaban parte realmente de un conjunto de 7 cuevas divididas en dos grupos muy cercanos entre sí. En este conjunto se practicaron 3 sondeos; la superficie de la Unidad Estratigráfica 7 (sondeo 2), alcanzó una profundidad de 166 centímetros sin que se hubiera llegado aun a niveles arqueológicos estériles; pero quizás lo más interesante es que a lo largo del perfil se documentó la presencia europea, los momentos de contacto y una etapa estrictamente aborigen en los niveles inferiores21. 2. El Sobrado de Los Gomeros (Gerián, T.M. Vallehermoso)
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El yacimiento se encuentra en el Barranco de Argaga (altitud: 527 m.s.n.m.); en la ladera izquierda, tracto superior-medio del tramo superior del mismo. Su acceso no es realmente difícil dentro del contexto geográfico gomero, dado que se emplaza en una ladera de poca pendiente, a unos 500 metros al sur del caserío de Gerián. El sitio se localiza en un gran afloramiento de tosca roja en la ladera de un interfluvio. Debido a la erosión, hubo antaño en el lugar un enorme desprendimiento que corrió a lo largo de 57 metros en línea recta, y dejó una pared vertical con una altura variable de unos 4 y 12 metros. Después de que el lugar estuviera habitado hubo otros desprendimientos de menor entidad, que produjo el desplome menor de cornisas en potenciales abrigos y refugios. Los agentes erosivos naturales y antrópicos han hecho que en el yacimiento no parezca haber una correspondencia entre la calidad y abundancia de los materiales arqueológicos en superficie y la conservación
de estructuras sedimentarias, que están prácticamente ausentes. Pero a pesar de esto aún es posible observar en superficie abundante material que ruedan ladera abajo por pequeñas cañadas; por este motivo el material en superficie fue levantado siguiendo la sectorización previa de toda la superficie del lugar. En este yacimiento se optó por realizar dos sondeos; el primero a los pies del mencionado talud, en el extremo sur del mismo, donde la superficie alcanza una pequeña zona relativamente horizontal y la pared cae extra-plomo. Este fue el sondeo sin duda más importante, en él se encontró abundante material orgánico que en ocasiones aparecía apelmazado y en costrones (sobre todo en la UE 3) asociado a industria lítica y abundante cerámica aborigen. La principal dificultad estribó en el continuo deslizamiento de sedimento por su debilidad estructural, dada la composición del mismo, lo cual impidió mantener la estratigrafía vertical. El segundo se planteó en una covacha formada bajo dos grandes bloques de toba desprendidos, desde donde se ha ido deslizando el material pendiente abajo. Por último, la posibilidad de trabajar en la mítica Cueva del Cerrojo22, en el conjunto arqueológico de Gerián, fue aprovechado por el equipo para realizar allí dos pequeños sondeos; con esta intervención se verificó el sistema de uso de las casas cueva hasta el momento en que éstas fueron abandonadas, con limpiezas sucesivas de la superficie de la cueva, por lo que no quedaban restos del uso de este espacio anteriores al siglo XX.
3. El Cejo de la Virgen (La Vizcaína, T.M. de Alajeró)
4. El Lomito del Medio - 1 (Casas Cáidas, T.M. de San Sebastián)
El yacimiento se localiza en un gran cejo abierto en la ladera izquierda, tramo medio-superior y tracto medio del Barranco de Los Polieros, también llamado Barranco de La Barca -de La Virgen- de Masambique (450 m.s.n.m.); para acceder al yacimiento es necesario desplazarse a pie durante casi una hora por la pista de Ereses y posteriormente remontar campo a través por la misma Cañada del Cejo de la Virgen, de topografía algo más abrupta.
La Cueva que hemos denominado: “El Lomito del Medio-1” se encuentra en una de las cañadas que confluyen en el Barranco de Las Puertitas por su margen izquierda (tramo medio, tracto medio-superior). La cueva está a una altitud de 375 m.s.n.m. y a una distancia no lineal de La Playa de La Guancha, de 3.700 metros. El acceso a la misma es algo más costoso que los anteriores yacimientos; se realiza desde la carretera general del sur, desviándose campo a través y posteriormente enlazando con un antiguo camino, para después volver a bajar por una cañada encajonada. La cueva tiene una posición tal que no se observa hasta llegar junto a ella. De hecho, consideramos que su localización es parte de la razón para que no haya sufrido el solapamiento de usos posteriores, algo muy frecuente en La Gomera.
Es destacable el hecho de encontrarse al sur de la gran concentración de yacimientos arqueológicos –en el tramo superior del Barranco de Los Polieros–, donde tuvo lugar la excavación dirigida por Juan Francisco Navarro Mederos en 198323. Se podría decir que el denominado “El Cejo de La Virgen” forma parte del conjunto arqueológico situado remontando el barranco. El cejo, de grandes proporciones, forma en su acceso algo parecido a un gran arco, cuyo lateral izquierdo parece disponer de las mejores condiciones de habitabilidad, aquí se realizó el único sondeo practicado. Nuestra pretensión era realizar el sondeo aprovechando alguno de los perfiles de la afección señalada más arriba. Así se hizo y al limpiar la superficie y el perfil del área afectada se interpretó que, posiblemente a fines del siglo XX, con el uso ganadero de la cueva, hubo un traslado de sedimento con contenido arqueológico desde una de las cuevas hasta este lugar con el fin de dar horizontalidad al terreno.
La cavidad se abre en un nivel de tosca rojizo-anaranjada, dentro de un gran sector de lavas apiladas donde hay otros muchos yacimientos, tales como otras cuevas de habitación y una gran necrópolis. Sus dimensiones y morfología son muy propias para el hábitat, presentando una comodidad y uniformidad en las medidas que no abunda en la isla. En el exterior de la cueva aparecen restos de muros de aterrazamiento artificial y parte de un muro que cerraba el acceso. En el arranque de la pared que recorre todo el fondo de la cueva aparece una serie de agujeros de poste, que ayudarían a fijar y dar estabilidad a troncos y palos, que sostendrían un armazón de pieles y ramajes cuyo objeto sería compar-
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timentar el espacio de la cueva, tal como hemos visto en otras cuevas de habitación. Estos agujeros son muy similares en planta, diámetro y profundidad, a aquellos localizados en la UE 9, lev. 2 del sondeo. Este yacimiento ha sido uno de los que está arrojando resultados más interesantes; en él se alcanzó una profundidad media de 87,7 centímetros, localizándose parte de una estructura de combustión y una profundidad hasta la roca madre de 87,7 centímetros. 5. Altos de Hermigua (Iboalfaro-El Tabaibal, T.M. Hermigua-Agulo): yacimientos de Cabezo Castilla, Cañada de La Gurona y Cañada del Lance. 84
Debemos destacar que las excavaciones en estos sitios de Hermigua fueron las que mayor dificultad implicaron, con gran diferencia. Fueron necesarias
Foto 6. El Lomito del Medio-1, perfil Norte del sondeo. Se observa con claridad en la UE 4 una pequeña estructura de combustión en cubeta.
varias salidas de campo para poder localizar los yacimientos a sondear, en las que colaboraron vecinos e informantes. Además, los accesos eran muy difíciles, sobre todo a las cuevas de La Cañada de la Gurona y del Lance, por la densa vegetación que obstaculizaba los posibles accesos y, sobre todo, porque se encuentran en grandes riscos de vertiginosa topografía, de tal manera que nos vimos obligados a abrir unas vías de acceso, que luego se jalonaban con un sistema de marcas para no perder las rutas y pasos. Por último, la salida diaria cargando con los materiales y, sobre todo, con el sedimento, representaba un enorme esfuerzo que se empeñó en agravar la adversa climatología.
Foto 7. Situación en los Altos de Hermigua de las tres cuevas sondeadas: El Cabezo Castilla, Cueva Cañada de La Gurona y Cueva Cañada del Lance.
En los Riscos de los Andenes, que constituyen la margen izquierda de dicho valle, tremendamente escarpada, destaca un cabezo que recibe el topónimo Cabezo Castilla24. El conjunto se encuentra en el tracto superior del escarpe, orientado al E-SE. La cueva del Cabezo Castilla domina todo el tramo medio del Valle de Hermigua y se encuentra situada prácticamente al borde de la meseta central de la isla en las últimas estribaciones en dirección norte. Se trata de un conjunto de cuevas naturales, una de las cuales contiene grabados rupestres en su interior y en la boca. Esta cueva reúne condiciones de habitabilidad muy superiores a las restantes, que no pasan de simples covachas y abrigos. La existencia de material arqueológico en el exterior nos indujo a considerarlas como un con junto habitacional; de forma paralela se realizó un estudio de los grabados rupestres en relación a la cavidad y al entorno inmediato.
La cueva de la Cañada de La Gurona está localizada en el tramo medioinferior y tracto superior del Valle de Hermigua, aunque a casi 900 metros lineales de la cima. Este dato es importante en un contexto de verticalidad muy pronunciada25. Se trata de un pequeño conjunto formado por una cueva de habitación y un grupo de cuevas con distintas dimensiones, covachos, solapones y andenes que debieron jugar variadas funcionalidades. En la cueva de habitación se abren dos espacios diferenciados y comunicados entre sí, ambos fueron sondeados, alcanzándose una profundidad en el paquete sedimentario de entre los 30 y 35 centímetros aproximadamente, hasta la roca madre. En la superficie de ambos espacios había abundante material de variada naturaleza, que ponía de evidencia su uso, a priori, como espacio doméstico y por ello, toda la superficie de la cueva fue sectorizada y el material levantado.
La cueva de la Cañada del Lance (450 m.s.n.m.), es de grandes proporciones, algo poco habitual en La Gomera (23, 12 y 7 metros de profundidad, anchura y altura respectivamente). Su posición es resguardada. Sin duda alguna, es la cueva más espaciosa y cómoda de la zona. En la boca tiene un gran muro construido con piedras de tamaño mediano y grande, levantado para crear una gran terraza exterior en esta zona, la única donde el sustrato rocoso buza. Esta plataforma está parcialmente bajo la visera y en parte al aire libre. Otros muros existen tras él y nivelan porciones del terreno, aprovechando afloramientos rocosos a los que se adosan los muretes. Todos los muros son aborígenes, pues el sedimento arqueológico se apoya en ellos e incluso discurre por encima del aterrazamiento. Por otra parte, la superficie de la cueva fue zonificada con el fin de levantar el material superficial.
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NOTAS 1
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Incluimos en la frase dos conceptos aparentemente contradictorios como son “proceso” y “marco”; nuestra intención es emplear por un lado un término necesariamente dinámico: proceso, como expresión de la naturaleza tanto del objeto de estudio de la arqueología (los procesos sociales a lo largo del tiempo), y de la propia estrategia que empleamos para acercarnos a los mismos: la investigación. Por otro lado, era imprescindible oponer a “proceso” un vocablo como “marco”, que hace referencia a un lugar y un tiempo determinados desde los que aplicamos estas premisas; es decir, está referido a las condiciones objetivas del trabajo más que a la propia disciplina arqueológica, porque la estrategia trasciende estrictamente los linderos de la arqueología para invadir otros campos del saber. De esta forma, es la relación dialéctica entre proceso y marco la que preside esta propuesta. Quizás podemos afirmar, que es la Asociación Insular de Desarrollo Rural de La Gomera la que sin duda ha sido capaz de nuclear este equipo en torno a la concreción de actividades y a su dinamización como una suerte de ente asesor de la asociación. Además, AIDER ha tenido la capacidad para asumir o promover proyectos con los que oxigenaba las propuestas creativas del Taller como grupo de trabajo, al tiempo que incorporaba, de alguna manera, sus principios de trabajo como propios. Nos detendremos a explicar brevemente un ejemplo de este tipo de espacios de encuentro en los que está integrado el Museo Arqueológico, y que forma parte concretamente del Área Comunidad. La CETS es una iniciativa de la Federación EUROPARC que tiene como objetivo global promover el desarrollo del turismo en clave de sostenibilidad en los espacios naturales protegidos de Europa, en concreto es una marca de calidad. Pero, realmente, la CETS es un método y un compromiso voluntario para aplicar los principios de turismo sostenible, siendo 13 entidades responsables: los gestores de los espacios naturales protegidos, administraciones, empresas y asociaciones, las que han definido sus estrategias de forma participada. Por esto la CETS es muy importante en La Gomera, y por la misma razón, en el contexto social de la isla lo importante es sin duda el camino a recorrer, más que el objetivo concreto (la marca de calidad). Después de un proceso de 3 años con un gran esfuerzo de coordinación, se produjo un Diagnóstico sobre la realidad insular, lo que a su vez dio lugar a una Estrategia y a un Plan de Acción. Una de estas acciones, la 3.7.1, impulsa el Desarrollo de los programas de los museos insulares. Debe anotarse que, al margen de estos proyectos, existen otros trabajos que por diversas circunstancias no han acabado de concretarse, pero que sin embargo también juegan un papel (aunque poco relevante), dentro del Proceso Marco de Investigación. De los proyectos de excavación realizados hasta ahora en La Gomera, casi exclusivamente en Los Polieros (J. F. Navarro Mederos, 1983), se trabajaron dos tipos de contextos muy diferenciados, el funerario y el doméstico. J. F. Navarro Mederos; C. M. Hernández Gómez; V. Alberto Barroso; E. Borges Domínguez; A. Barro Rois; J. C. Hernández Marrero, “Aras de sacrificio y grabados rupestres en el Lomo del Piquillo (isla de La Gomera)”, Estudios Canarios. Anuario del Instituto de Estudios Canarios, XLV (2000), 2001, pp. 317-340; J. F. Navarro Mederos; J. C. Hernández Marrero; C. M. Hernández Gómez; V. Alberto Barroso; A. Barro Rois; E. Borges Domínguez, “El diezmo de Orahan: los conjuntos de aras de sacrificio en la isla de La Gomera”, Tabona, núm. 10, 2002; J. F. Navarro Mederos, “Los antiguos gomeros y Garajonay”, en Parque Nacional de Garajonay. Patrimonio Mundial. O. A. Parques Nacionales, Publicaciones Turquesa, España, 2009, pp. 548-561; J. F. Navarro Mederos; C. M. Hernández Gómez; A. Barro Rois; E. Borges Domínguez; J. C. Hernández Marrero; V. Alberto Barroso, “La Fortaleza de Chipude y los Concheros de Arguamul al cabo de tres décadas. Viejos problemas, nuevas interpretaciones”, SPAL, núm. 10 (Homenaje al Profesor Pellicer, I), Sevilla, 2001, pp. 327-342; J. F. Navarro Mederos, “Arqueología en el Parque Nacional de Garajonay”, en Parques Nacionales, separata de Revista Ambienta, nº 26, Ministerio de
Medio Ambiente, Madrid, 2003, pp. 18-21; J. F. Navarro Mederos, “Espacios sagrados en la religión aborigen”, Almogaren. Revista del Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias, núm. 34 (VI Centenario de la Diócesis Canariense y Rubicense), Las Palmas de Gran Canaria, 2004, pp. 21-38; J. C. Hernández Marrero, “Prospecciones arqueológicas en el Parque Nacional Garajonay. La Gomera: Notas metodológicas”, en V Jornadas de Patrimonio Histórico, Patrimonio Arqueológico: análisis de partida . 16, 17 y 18 de marzo, Arrecife, Lanzarote, 2005. 7 En este sentido debemos señalar que aun está pendiente otra publicación monográfica donde se detallarán los resultados obtenidos en las excavaciones del Alto del Garajonay (2002-2004), así como la lectura que sobre la interpretación del territorio nos ofrece este importante enclave para entender la prehistoria de la isla. 8 J. F. Navarro Mederos, “Manifestaciones Rupestres de La Gomera”, en Manifestaciones Rupestres de las Islas Canarias. Dirección General de Patrimonio Histórico, Gobierno de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 1995; J. F. Navarro Mederos, “Grabados rupestres con representación de barcos en el Lomo Galión (Isla de La Gomera)”, Tabona, núm. 12, Universidad de La Laguna, 2003, pp.159-192. 9 J. F. Navarro Mederos, “La arqueología de Puntallana y su entorno”, en La Virgen gomera de Guadalupe. Historia de una tradición viva. (A. Tejera Gaspar y G. Díaz Padilla eds.) Cabildo de La Gomera, Santa Cruz de Tenerife, 1999, pp. 28-47; J. F. Navarro Mederos; C. M. Hernández Gómez; A. Barro Rois; E. Borges Domínguez; J. C. Hernández Marrero; V. Alberto Barroso, “La Fortaleza de Chipude y los Concheros de Arguamul al cabo de tres décadas. Viejos problemas, nuevas interpretaciones”,SPAL, núm. 10, Universidad de Sevilla, 2001, pp. 327-341. 10 Manejaremos para este trabajo el ganado menor: cabras, ovejas y cerdos, que es la cabaña que tiene un continuo en la historia de la isla. 11 Debe anotarse que, aunque el concepto empleado para dar nombre a toda una cultura es el de la actividad concreta que mejor lo representa, “pastoreo”, los sistemas de relaciones que se mueven en su entono lo hacen mucho más complejo que la actividad misma. Esto es muy importante, por ejemplo, para recordar que el pastor tradicional, sin la unidad productiva familiar –donde se hace el producto más apreciado: el queso–, no podría existir. La razón de elegir “pastoreo” y no otro concepto, por ejemplo “ganadería”, que quizás es más general y recoge matices más variados, es porque pensamos que este concepto representa mejor la sustancia de la cultura a la que nos referimos. La acción de la vigilancia y el control del animal en el campo para su mejor reproducción, en todos los órdenes, tiene unas implicaciones territoriales e identitarias que el concepto “ganadero” no es capaz de captar. 12 De estas seis hipótesis de trabajo, las dos primeras tienen relación con la investigación arqueológica. Estas son: 1. El trabajo con el ganado y todo lo que de él se desprende forma uno de los ejes vertebradores de la vida de los antiguos gomeros. El pastoreo está presente en buena parte de los órdenes de la vida de los indígenas; 2. Parece un hecho lógico la continuidad en las prácticas pastoriles por parte de los aborígenes más allá del siglo XV, así como de otras prácticas sociales, económicas y culturales. El problema estriba en saber hasta dónde y hasta cuándo. Los cambios que se dan en la adaptación de los pastores a la nueva realidad son sobre todo por la imposición de un nuevo sistema basado en la administración señorial: la propiedad de la tierra, del agua y de otros recursos naturales, muchos de los cuales pasan a convertirse en privados. 13 Es importante remarcar que esta pauta metodológica responde a la gestión combinada de una serie de factores y circunstancias: recursos humanos, disponibilidad y accesibilidad a las fuentes históricas, logística, contexto de la investigación, etc. 14 Un primer ensayo de esta combinación se llevó a cabo con el proyecto Estudio superficial de los concheros arqueológicos en La Gomera, aunque, obviamente no es nada nuevo en el panorama de la investigación en Canarias. Un trabajo paradigmático a este respecto es
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la Tesis Doctoral de José de León Hernández (2006) Lanzarote bajo el volcán. La reconstrucción del territorio, los recursos potenciales y la infraestructura construida cubiertos por las erupciones volcánicas del siglo XVIII en la isla de Lanz arote , Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. 15 En esta ocasión se expondrá exclusivamente el estudio arqueológico. 16 Una presentación de este trabajo realizaron los autores del presente texto en los XVII Coloquios Canarias-América 2010, con el trabajo “¿Pero… cómo vivían? Excavando en áreas domésticas de los antiguos gomeros”. 17 Estos estudios se están realizando actualmente en el marco del proyecto ANESMAT, mediante convenio entre el Gobierno de Canarias, ULL y Cabildo de La Gomera. 18 Un avance general, que ayuda a contextualizar este trabajo, se presentó en el VII Congreso de Patrimonio Histórico de Lanzarote: Inscripciones rupestres y doblamiento del Archipiélago Canario (6, 7 y 8 de octubre de 2010, Arrecife, Lanzarote), donde J. C. Hernández Marrero y J. F. Navarro Mederos presentaron el trabajo: “Rayas, letras y barcos: los grabados rupestres de La Gomera”. De cualquier manera, en el presente texto no abordaremos esta parte del trabajo. 19 Aunque se propusieron cinco sitios por cuestiones de logística y, en general, de recursos, el número de sondeos quedó abierto a las posibilidades que ofrecieran los yacimientos y a las condiciones objetivas del trabajo de campo. El mínimo del que partíamos era de un sondeo por zona. 20 J. Álvarez Delgado, “Primera conquista y cristianización de La Gomera. Algunos problemas históricos”, Anuario de Estudios Atlánticos , núm. 6, 1960; y J. F. Navarro Mederos y J.C. Hernández Marrero, “Evidencias arqueológicas de los primeros asentamientos europeos en La Gomera (Islas Canarias)”, en Coloquios de Historia Canario-Americana XVI (2004), Las Palmas de Gran Canaria, 2006, pp. 388-407. 21 Las dataciones calibradas confirmarán, o no, esta interpretación sobre la presencia o ausencia de materiales. 22 La Cueva del Cerrojo, en Gerián, es la que la tradición oral de la zona atribuye como vivienda del adivino y sabio Hupalupo, cuyo papel en la fase epigonal del mundo indígena es ampliamente reconocido por las fuentes documentales de la época. Hupalupo formó parte de una dinastía de adivinos que la toponimia de la zona hoy recoge: Miguán, Aguamuje, etc. Esta cueva, enclavada en una posición preminente dentro del conjunto, fue habitada por vecinos hasta los años 70 del siglo XX. 23 J. F. Navarro Mederos, “Poblado y necrópolis de Los Polieros, Alajeró, isla de La Gomera”. Tabona, V, (N.S.), 1984, pp. 481-483; y J. F. Navarro Mederos, “El conjunto arqueológico de Los Polieros (Alajeró–La Gomera)”, en Investigaciones Arqueológicas en Canarias I , Las Palmas de Gran Canaria, 1988, pp. 133-140. 24 El Cabezo Castilla, llamado hasta ahora Cabezo Camacho , alberga el primer grabado rupestre localizado en La Gomera por un grupo de vecinos de Hermigua y Agulo, publicado en 1983 como “Cabezo Camacho” por Vicente Valencia y Fernando Álamo. 25 La posición de esta cueva y de la de la Cañada del Lance podría estar indicando varias cuestiones; lo primero un tema de conservación (parece que se trata de restos de una zona habitacional que existió en todo el área), las cuevas de habitación que en este caso estudiamos serían respecto a este grupo, relictuales; lo segundo es que la vida cotidiana debieron desarrollarla en gran parte en el risco, orientado hacia el Valle de Hermigua –el acceso desde abajo es más fácil, aunque físicamente bastante más costoso–, lo que implica una inversión de energía que a priori no parece coincidir con la mejor posición para una habitación estable. Sin embargo, la evaluación que hacemos del yacimiento es la de que se trata de lugares habitacionales que debieron disponer de cierta estabilidad temporal.
RESULTADO DE LAS ACTUACIONES EN LOS CONJUNTOS DE BURACAS Y DEL BARRANCO DE LAS OVEJAS (LA PALMA) Felipe Jorge Pais Pais Jefe de Sección de Patrimonio Histórico y Arqueológico del Cabildo de La Palma La Palma. Islas Canarias
[email protected] PALABRAS CLAVE: Buracas, Barranco de las Ovejas, benahoaritas, caboco, petroglifos, catas estratigráficas, El Alfar.
RESUMEN Las actuaciones que se han llevado a cabo en ambos conjuntos arqueológicos han sido muy similares, puesto que se han realizado trabajos de limpieza y adecentamiento, delimitación de los yacimientos, realización de catas estratigráficas y colocación de paneles explicativos. El fin último de los proyectos ha sido garantizar la protección y conservación de los asentamientos y, al mismo tiempo, hacer su visita más atractiva a los turistas que se acerquen a estos parajes, mediante la aportación de información sobre su interés y atractivos. Este proyecto ha sido posible gracias a la co-financiación de dos entidades: el Cabildo Insular de La Palma, a través de las Consejerías de Turismo y Cultura, Educación y Patrimonio Histórico, y ADER La Palma. La inversión en Buracas ha sido de 39.732,00 euros y en el Barranco de las Ovejas llegó a los 48.644,30 euros. El período de ejecución ha sido de un año, concluyendo los mismos a inicios del 2011. La empresa encargada de desarrollar ambos proyectos ha sido EL ALFAR S.L., si bien es preciso destacar la colaboración de varias Unidades de Medio Ambiente del Cabildo Insular de La Palma. 1.- BURACAS 1.1.- El conjunto arqueológico-etnográfico La zona arqueológica de Buracas se encuentra en el tramo inferior del Barranco del Corchete (Las Tricias. Garafía), poco antes de su confluencia con el Barranco de Izcagua. El centro
neurálgico del conjunto es un enorme caboco en el que mana la Fuente de Buracas. Los primeros datos sobre el yacimiento se centran en los petroglifos y fueron dados a conocer en 1941 por A. Mata y E. Serra.1 La importancia de este conjunto prehispánico ha motivado un interés inusitado por la realización de diferentes
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los mejores diagonales de Canarias. La abundancia de agua ha permitido una reutilización continuada hasta nuestros días mediante la ocupación de las cuevas como vivienda, pajero o cuartos de apero, el acondicionamiento de los puntos de agua, la creación de un grupo de dornajos, piletas y depósito de agua, el abancalamiento del terreno para su cultivo, la excavación de cuevas artificiales, etc. 1.2.- Actuaciones en Buracas
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Foto 1. Capas de cenizas en los sondeos estratigráficos de Buracas (Las Tricias. Garafía).
estudios llevados a cabo por numerosos investigadores: Luis Diego Cuscoy,2 Mauro Hernández Pérez,3 Juan Francisco Navarro Mederos y Ernesto Martín Rodríguez 4 y Felipe Jorge Pais Pais.5 Buracas es un gran poblado de cuevas naturales de habitación que se dispone en tres pisos a lo largo de un gigantesco caboco que interrumpe el cauce del Barranco del Corchete. Las cavidades presentan unas magníficas condiciones de habitabilidad en cuanto a espaciosidad, luminosidad y protección contra las inclemencias del tiempo. Si a ello unimos su situación estratégica, a medio camino entre el mar y la cumbre, la abundancia de pastos y la presencia de dos puntos de agua permanentes, entenderemos fácilmente una ocupación del lugar tan intensiva por parte de los benahoaritas desde el mismo momento de su arribada a la isla hasta finales del siglo
XV. En sus inmediaciones, además, nos encontramos con una necrópolis en la que depositaban a sus muertos.
La importancia arqueológica-etnográfica de Buracas, junto con el gran número de turistas que acceden al lugar sin ningún tipo de control o vigilancia, nos ha motivado para llevar a cabo las intervenciones que describiremos seguidamente. Nuestra intención ha sido garantizar la preservación de los vestigios y, al mismo tiempo, ofrecer a los visitantes una información sencilla
sobre todo el conjunto, ocasionando el menor impacto posible y facilitando el deambular de las personas por un recorrido bastante accidentado. Se han realizado seis actuaciones encaminadas a conseguir estos objetivos: A) Sondeos estratigráficos: Esta intervención arqueológica se efectuó en julio de 2010, siendo dirigida por el Dr. Juan Francisco Navarro Mederos. Se llevó a cabo en una cavidad situada en el extremo superior izquierdo del caboco. Se pretendía verificar la potencia estratigráfica del yacimiento con vistas a plantear, en el futuro, una excavación de mayor magnitud y en extensión de la propia cueva. Este yacimiento presentaba en superficie huellas muy evidentes de los destrozos ocasionados por la actividad de los expoliadores. El piso estaba lleno de agujeros y la superficie aparecía to-
Sin embargo, el atractivo turístico de Buracas, y buena parte de la investigación arqueológica, ha estado centrado en la presencia de unos magníficos petroglifos geométricos y algún panel inciso en los que se representan espirales y meandriformes, fundamentalmente. Se pueden diferenciar tres grupos principales ubicados en el centro y en ambas márgenes del caboco. Las labores de limpieza de la vegetación han permitido, asimismo, descubrir varios grupos de canalillos y cazoletas asociados a ritos propiciatorios de lluvia. Pero Buracas es, además, una zona de valor etnográfico de primer orden, enmarcada en un paisaje realmente espectacular en el que destaca uno de
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Foto 2. Restos humanos sobresaliendo de la estratigrafía en un cejo de Buracas (Las Tricias. Garafía).
talmente removida. Sin embargo, uno de los datos que inmediatamente saltaba a la vista era el color grisáceo de los sedimentos debido a la abundancia de cenizas cuyas capas, por otra parte, eran claramente perceptibles en las paredes de los hoyos practicados por los saqueadores. Los restos arqueológicos superficiales, descontextualizados, eran extraordinariamente ricos y variados (fragmentos de cerámica de diferentes fases, piezas líticas, numerosos fragmentos óseos machacados de fauna domésticos, restos malacológicos y de peces, etc). Todo ello apuntaba, como así se verificó, a que podría tratarse de una cueva de habitación con un paquete estratigráfico de gran espesor. 92
El sondeo se efectuó mediante sendas cuadrículas contiguas de un metro cuadrado cada una, aproximada-
Foto 3. Grabados de la margen izquierda del Caboco de Buracas recubiertos de líquenes.
mente en el centro de la cavidad. Se pretendía ocasionar el menor daño posible en los sedimentos que aún estuviesen en su posición originaria, de ahí que se haya escogido un área muy afectada por las acciones de los expoliadores que, tal y como pudimos comprobar, habían trabajado a conciencia y a una buena profundidad. En ningún momento se planteó llegar a la roca madre de la cueva, ya que nuestra intención era verificar que el yacimiento contaba con una potencia estratigráfica suficiente para plantearnos metas más ambiciosas en futuros trabajos. Tal es así, que las catas se interrumpieron al conseguir ese objetivo. Los fragmentos de cerámica recuperados, pertenecientes a vasijas de las fases II a la IV, nos permiten aseverar que fue ocupada por los benahoaritas durante un período de, como mínimo, 1.200 años. Con toda probabilidad, y si algún día continúan las excavaciones, sería ocupada desde el mismo momento en que los primeros aborígenes accedieron a estos parajes. En septiembre de 1998 se descubrieron una serie de restos humanos en unos cejos contiguos al poblado de cuevas de Buracas.6 Obviamente, no podíamos dejar pasar la oportunidad de intentar sacar algún tipo de información sobre este yacimiento funerario. Los sondeos se practicaron al mismo tiempo que los de la cueva de habitación y, aunque no se llegó al estrato el enterramiento, nos sugieren hipótesis muy interesantes que nos animan a finalizar los trabajos en nuevas campañas. La información con que contamos en estos momentos indica que se trataba de unas zonas ocupadas como vivienda pero que, en algún momen-
Foto 4. Petroglifos de Buracas recubiertos de almagre.
to, también se practicó en ellas la deposición de cadáveres. Este dato, bastante interesante, hemos de recalcar, por otro lado, que no es novedoso en la etapa prehispánica palmera, puesto que contamos con casos parecidos en, por ejemplo, la Cueva de Belmaco (Villa de Mazo).7
cubiertos por una capa de líquenes y musgos que los ocultaba. Han sido muy pocas las personas que han podi-
B) Limpieza de los petroglifos: Una de las labores más importantes que se debía realizar en Buracas era, sin ningún género de dudas, devolver su esplendor a los petroglifos que durante mucho tiempo han sufrido los embates de los agentes atmosféricos y, también, las agresiones de los visitantes del yacimiento. Los grabados rupestres, especialmente los ubicados en la margen izquierda del barranco, se habían vuelto casi imperceptibles debido a que, al estar expuestos al norte-noreste, reciben directamente la acción de las lluvias, por lo que estaban completamente
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Foto 5. Limpieza de líquenes en los grabados rupestres de Buracas.
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do admirar este grupo de petroglifos por esas circunstancias, aunque también porque hemos preferidos mantenerlos fuera del circuito turísticos que recorre el Caboco de Buracas.
finalmente, al ser el agua y la humedad el mayor problema y origen de las principales alteraciones, se aplicará una solución hidrorepelente que evite la acción del agua y la condensación.8
Muy distinto es el caso de los grabados rupestres emplazados en el extremo derecho del poblado de cuevas, ya que están ubicados junto al mismo sendero que recorre estos parajes. Por esta razón han sufrido, desde hace mucho tiempo, las agresiones de algunas personas desaprensivas e incultas que pasan junto a la estación. Sin embargo, tenemos que decir que los principales responsables de estos atentados sobre el patrimonio arqueológico palmero son algunos guías turísticos que no dudan en repasar los motivos para que se aprecien mejor y que, de este modo, resalten más en sus fotografías. Para realizar esta operación no dudan en emplear tiza, pintalabios o trozos de teja que, además, afectan a la integridad de los surcos por cuanto se emplea la técnica del frotado. Incluso se llega al extremo de señalar, para tratar de justificar esta acción destructiva, que uno de los ritos que practicaban
C) Recreación de la vida aborigen en una cueva: Esta actuación se realizó en una cavidad natural que se encuentra en la margen izquierda del Barranco del Corchete, justo en frente del poblado de cuevas que ocupa el Caboco de Buracas y encima de uno de los puntos de agua permanente. Escogimos esta cavidad porque había sido intensamente reutilizada en la época histórica y no se apreciaban restos arqueológicos superficiales.
Foto 6. Ocupación de una cueva en el poblado aborigen del Caboco de Buracas.
Foto 7. Benahoaritas en el interior de una cueva de Buracas.
los aborígenes era recubrir los petroglifos con almagre rojo, cuando no existe ni una sola fuente etnohistórica que mencione esta cuestión. Estos trabajos han sido realizados a inicios del 2011 por el restaurador Jorge Afonso Álvarez. La limpieza de los grabados se iniciará con la eliminación de las plantas y hierbas, con gran cuidado, sobre todo en las zonas debilitadas por la meteorización. Se realizará una primera limpieza en seco con cepillado superficial para eliminar tierras y polvo, y limpieza en húmedo con el lavado superficial con un producto tensoactivo. La eliminación de líquenes y musgos se facilitará mediante la aplicación de Metatin N5810.
Nuestra idea inicial fue delimitar y cerrar la entrada de la cueva, de tal forma que no se pudiera acceder al interior, donde se haría una recreación de cómo pudo ser la vida de los benahoaritas que allí vivieron. Ello implicaba colocar reproducciones de cerámica, industria de la madera (lanzas y varas, cuencos…), piezas líticas (molinos de mano, fogón…), pieles (zurrones, odres, mantas, botijeros, mamparas…), etc., lo cual representaría una tentación de sustracción por parte de algunos visitantes de la zona arqueológica.
A continuación se realiza una segunda limpieza más delicada, para aplicar un agente biocida que evite la aparición de nuevas colonias de líquenes, musgos, hongos y bacterias. Con el fin de prolongar la acción biocida del agente activo, y evitar la meteorización de los surcos y zonas inmediatas, se procederá a fijar mediante una resina acrílica reversible (Paralloid B-72). Y
Además, uno de los problemas principales de conservación de la zona arqueológica en la actualidad es la ocupación ilegal de las cuevas por una población flotante que vive en ellas desde un día a varios meses. Estamos convencidos de que no pasaría mucho tiempo hasta que alguien decidiese “ocupar” una vivienda que ya estaba sectorizada con ramajes y pieles con
una excelente protección contra los agentes atmosféricos. Por todo ello consideramos conveniente emplear otro sistema para conseguir el objetivo que inicialmente nos planteamos y sin provocar un impacto visual tan grande como el vallado de la cueva. Recurrimos a realizar una recreación de la vida aborigen mediante el equipamiento de la cavidad con todos aquellos objetos que utilizarían en su vida cotidiana y la sectorización del espacio útil interno (fogón, repisas naturales para colocación de utensilios, delimitación de las zonas más profundas como dormitorio o despensa). Y para darle vida a todo el conjunto tuvimos la inestimable colaboración de varias personas protegidas por la vestimenta aborigen realizada con pieles de ovicápridos.9 Se realizó un amplio reportaje fotográfico, una de cuyas instantáneas se va a colocar en un panel explicativo situado a la entrada de la cueva.
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Foto 8. Soporte para los paneles explicativos junto a los dornajos de la Fuente de Buracas.
D) Paneles explicativos: La experiencia nos ha demostrado que la inmensa mayoría de los visitantes de Buracas
hacen un simple recorrido por la zona sin llevarse ningún tipo de información, a menos que formen parte de un circuito guiado. Sólo se limitan a admirar el paisaje y los dragos y poco más. Incluso, hemos observado cómo muchos de ellos cruzan al lado de los petroglifos sin ni siquiera darse cuenta de su existencia.
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Por tanto, consideramos que se hacía necesario invertir en esa situación e incrementar el atractivo turístico del lugar mediante el emplazamiento de cuatro paneles explicativos, estratégicamente colocados. Su ubicación se ha planteado de tal forma que ocasione el menor impacto visual posible y sin estorbar la observación de aquellos elementos que se desea resaltar. La información irá impresa, en tres idiomas y será resistente al sol, entre chapas de metacrilato y estructura de acero cortén. Cada panel, de 115 centímetros de altura, está formado por planchas de acero cortén de 95 x 60 centímetros anclados al suelo mediante perfiles laminados, que sostienen dos planchas de metacrilato, de 100 x 58 centímetros entre las que irá la información.
Foto 9. Tipo de vallado en los petroglifos de Buracas.
Tal y como ya hemos apuntado en apartados anteriores, la importancia de Buracas no sólo es arqueológica, sino también etnográfica, puesto que este privilegiado entorno natural ha sido utilizado, ininterrumpidamente, durante más de 2000 años, desde la época de los benahoaritas hasta nuestros días. En ese espacio de tiempo la mano del hombre ha provocado una serie de cambios en el entorno, para acomodarlo a su forma de vida en cada momento. Y, precisamente, esa evolución es la que pretendemos reflejar en los distintos paneles de una forma clara y concisa. El poblamiento prehispánico de Buracas gira en torno a dos elementos naturales privilegiados: 1) numerosas cuevas naturales perfectamente protegidas de las inclemencias del tiempo; y 2) la abundancia de agua a lo largo de todo el año. Por tanto, buena parte de la información de los distintos paneles va a estar centrada en explicar su importancia vital para todas aquellas personas, tanto aborígenes como recientes, que se han establecido y explotado estos parajes y cuyas huellas más destacables en el paisaje son las propias cavidades, los petroglifos y las construcciones aledañas a los puntos de agua (dornajos de madera, depósitos y piletas). E) Protección de los grabados rupestres: Los turistas que acceden a Buracas, hasta la fecha, sólo podían visitar los petroglifos situados en la margen derecha del caboco y porque el sendero cruza por delante de ellos. El grupo que existe justo en frente quedaba fuera del recorrido, siendo ignorados por la mayoría de los visitantes a me-
Foto 10. Senderos por la margen izquierda del Barranco del Corchete (Buracas. Las Tricias). 97
nos que, expresamente, se tuviese conocimiento de su presencia. El aislamiento del lugar, la incultura de las personas y el interés por resaltar los motivos con diferentes métodos (tiza,
Foto 11. Adecuación del sendero con escalones de madera para acceder a los petroglifos.
pintalabios, teja, palos, etc.) para que se apreciasen con gran nitidez, han provocado graves daños en la integridad de algunos paneles. Por tanto, consideramos que la separación entre el área visitable y la zona protegida es fundamental, para garantizar la necesaria protección de grabados. Esta actuación será respetuosa con el espacio natural en el que se enclava y por ello se ha recurrido a la colocación de un vallado disuasorio, barandilla formada por pies derechos o pilastras de acero cortén, de 95 centímetros de alto, unidas entre sí con cables de acero tensados. En ningún momento hemos pretendido realizar un vallado tipo La Fajana, Lomo de Tamarahoya o Lomo Gordo (El Paso) para impedir el acceso directo al yacimiento. Se trata, simplemente, de delimitar la zona en la que se encuentran los petroglifos con la in-
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tención de que los visitantes puedan admirarlos y, al mismo tiempo, respetarlos. Este tipo de vallado ya ha sido experimentado en la estación de petroglifos de El Verde (Barranco de Tenisca. El Paso) y, hasta el momento, ha surtido el efecto deseado. En caso de que observemos daños en los paneles habremos de recurrir a una protección más eficaz, aún a costa de ocasionar un impacto visual más negativo.
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Apenas unos meses después de colocado el vallado hemos comprobado que, aunque los grabados no han sufrido ningún tipo de daño, no impide el acceso a las cuevas que están detrás y que suelen ser ocupadas durante un tiempo muy variable por personas sin domicilio fijo. De hecho, los tensores de acero, aunque siguen en su posición, sufren los embates directos de quienes se apoyan en ellos para llegar a las viviendas estacionales. Por otro
lado, en el grupo de petroglifos de la margen izquierda del barranco, no podemos colocar un vallado debido a la estrechez del andén y el peligro de caída de los visitantes. Este segundo problema se va a solucionar mediante una observación de los grabados desde un poco más lejos de lo que pensamos inicialmente. Desde la Consejería de Cultura, Educación y Patrimonio Histórico del Cabildo de La Palma estamos estudiando la posibilidad de colocar otro tipo de protección más eficaz para evitar la reutilización de las cuevas con estratigrafía arqueológica. Y ello pasa por la colocación de otro tipo de vallado más eficaz y fuerte mediante el empleo de empalizadas de tea. F) Limpieza y adecuación del terreno para la visita a los bienes patrimoniales arqueológicos y etnográficos
Foto 12. El poblado de cabañas cubierto de vegetación y pinillo.
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Foto 13. Cabaña acondicionada para pernoctar.
de Buracas: Todas las actuaciones especificadas hasta el momento implican la puesta en uso de una serie de hitos visitables (estación de grabados rupestres de la margen izquierda del barranco y recreación del hábitat en la cueva encima de la fuente) que estaban fuera el circuito tradicional del Caboco de Buracas. Por ello, era imprescindible habilitar una serie de senderos nuevos que, básicamente, recorren buena parte de la ladera de la margen izquierda del Barranco del Corchete. Estos trabajos fueron ejecutados por un grupo de trabajadores de la Unidad de Medio Ambiente del Cabildo Insular de La Palma. Las mayores dificultades se encontraban en la densidad de la cubierta vegetal que cubría las laderas, así como su gran inclinación y escabrosidad. Así mismo, se planteó
un recorrido que permitiese visitar de una atacada la fuente con el dornajo de tea, la cueva en la que se hizo la recreación de la vida aborigen y los petroglifos situados en la parte alta de los riscos. Luego se enlazaría con el sendero principal que pasa junto a los lavaderos, la fuente, el poblado de cuevas y los grabados rupestres de la margen derecha del caboco. Los trabajos implicaron desbrozar la vegetación,10 el emparejamiento del terreno y la realización de escalones de piedra y troncos de madera. Estas operaciones fueron realizadas con sumo cuidado y esmero puesto que, al mismo tiempo, se pretendía ocasionar el menor impacto visual posible y atenuar la peligrosidad de deambular por una ladera de gran inclinación y muy resbaladiza, especialmente cuando llueve.
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Al llegar a este punto queremos resaltar la extraordinaria labor que desempeñan las cuadrillas de Medio Ambiente de La Palma en la protección y limpieza de numerosos conjuntos de carácter etnográfico o arqueológico como, por ejemplo, en el Parque Arqueológico de La Zarza-La Zarcita (Garafía), petroglifos de La Fajana y El Verde (El Paso), pozos de chochos y lino del Porís de Tigalate (Villa de Mazo), antiguos caminos de Barranco Hondo (Villa de Mazo), etc. 2.- BARRANCO DE LAS OVEJAS 2.1.- El conjunto arqueológico-etnográfico 100
El poblado de cabañas del Barranco de las Ovejas (Refugio del Pilar. El Paso) ya era conocido por algunas personas de este municipio, dándole nombres tan llamativos como Los Corrales o Lomo de las Casas. En el año 1992 se llevó a cabo el primer estudio científico, siendo incluido en la Carta Arqueológica de El Paso. En el año 2000 se realizó la limpieza de la vegetación y el pinillo que cubría las construcciones, lo cual nos permitió vislumbrar que el número de estructuras artificiales era mucho más importante de lo que inicialmente pensamos. Finalmente, en el año 2002, se encargó a la empresa Arqueocanaria S.L. la elaboración de un proyecto de conservación y puesta en uso que fue el germen de las actuaciones desarrolladas en el 2010 por El Alfar S. L. Este asentamiento arqueológico-etnográfico se emplaza en una cota altitudinal de 1.412 metros en los domi-
nios del fayal-brezal. Se trata de una zona de condiciones climáticas muy extremas: frío y humedad invernales e intenso calor en verano. A pesar de todo, nos encontramos con casi un centenar de construcciones artificiales que, a día de hoy, aún no podemos saber si fueron habitadas de forma estacional o permanente. Su adaptación al terreno, ocupando el fondo y la cara este de una hondonada, les permitía una buena protección contra los vientos de brisa imperantes en la zona. El poblado se puede sectorizar en cuatro grupos bien diferenciados: 1) El núcleo principal, que es el objeto de este proyecto, cuenta con 65 construcciones; 2) Al suroeste del anterior aparecen tres cabañas adosadas; 3) Cortado por la carretera nos encontramos con otro conjunto con 12 estructuras algo diferentes a las anteriores, ya que se apoyan en grandes afloramientos rocosos; y 4) Un pequeño grupo de covachas y cejos naturales que fueron habitados por los benahoaritas durante las fases III y IV, como mínimo. El sector este del poblado, situado en la parte más alta de la hondonada, que parece el más antiguo, tiene las cabañas adosadas entre sí, de tal forma que los muros de las más ba jas sirven de pasillo de entrada a las situadas a mayor cota. Sus muros son muy gruesos, llegando a superar el metro de anchura y el sistema constructivo consiste en un número variable de rocas volcánicas de diferentes tamaños, entre las cuales se intercaló tierra y granzón para, probablemente, evitar la penetración del viento y el frío. Sus plantas son muy irregulares al adaptarse a las anfractuosidades y
Foto 14. Excavación en una de las cabañas del Barranco de las Ovejas.
desniveles del terreno, aprovechando los resaltes rocosos naturales para apoyar los muros artificiales. La altura no sobrepasa los 1,60-1,70 metros y la techumbre sería de cubierta vegetal, utilizando los troncos de fayas y brezos y las ramas de estos mismos árboles y los arbustos de la zona, fundamentalmente los amamantes. Es interesante resaltar la existencia de una especie de hornacinas que aparece en la base de los muros de la inmensa mayoría de las cabañas.11 Las razones que nos han motivado a llevar a cabo este proyecto de protección, conservación y puesta en uso son de diversa índole: 1) Se trata de uno de los poblados de cabañas más grandes y mejor conservados, no sólo de La Palma, sino del Archipiélago Canario; 2) Se encuentra al inicio de uno de los senderos más visitados de la isla, como es la Ruta de los Volcanes, con lo cual sería un atractivo más para
visitar estos parajes; 3) En los últimos años hemos notado un incremento constante en el número de visitantes que estaban provocando el deterioro de algunas construcciones, así como la práctica de algunos agujeros de expoliadores; y 4) algunas de las estructuras estaban siendo modificadas y alteradas debido a su reutilización por parte de excursionistas para pernoctar o como “hide” de cazadores de palomas. 2.2.- Actuaciones en el poblado de cabañas del Barranco de las Ovejas Las actuaciones, al igual que en el conjunto arqueológico - etnográfico de Buracas, están encaminadas a conseguir la protección, conservación y puesta en uso del yacimiento. Se trata de evitar que siga deteriorándose y, al mismo tiempo, ofrecer una información sencilla sobre el significado de estas construcciones en unos parajes
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Foto 15. Vallado del poblado de cabañas.
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naturales, a priori muy poco atractivos para el establecimiento de la población. Se han practicado cuatro tipos de trabajos orientados a conseguir esos fines: A) Sondeos estratigráficos: Estos trabajos estaban dirigidos a buscar una explicación a la existencia en unos parajes tan inhóspitos de una concentración de cabañas tan importante. Aunque parezca mentira, a día de hoy no sabemos con qué finalidad se levantó este poblado. Las hipótesis son variadas aunque, a ciencia cierta, no lo podemos asegurar con rotundidad. Se podría pensar en un uso relacionado con labores agrícolas desarrolladas en la zona, aunque ni el suelo, ni el clima, ni la roturación del terreno en las inmediaciones avalan esta teoría. Por otro lado, podríamos plantearnos una ocupación vinculada al pastoreo o el aprovechamiento del monte (carbón, pinillo, madera, etc.), si bien tales actividades no requieren una cantidad de gente tan grande como las que pudieron vivir en el asentamiento, en torno
al centenar de personas. La teoría que nos parece más plausible es su vinculación con el aprovechamiento de las raíces del helecho para hacer gofio en un paraje denominado El Perú. Este
Foto 17. Labores de limpieza en el poblado de cabañas del Barranco de las Ovejas.
alimento fue muy importante en la zona de Las Manchas hasta inicios de la década de los 60 del siglo XX. Los sondeos estratigráficos se realizaron en julio de 2010 y fueron dirigidos por el Dr. Juan Francisco Navarro Mederos. Se hicieron un total de 6 catas, tanto en el interior de las cabañas como en su entorno más inmediato. En ninguno de ellos se consiguió llegar a la roca madre, ya que el suelo está cubierto por una gruesa capa de granzón que podría estar vinculada a alguna de las erupciones volcánicas históricas de la inmediaciones (Montaña Quemada o San Juan).
Foto 16. Panel explicativo en la parte baja del poblado de cabañas.
Los resultados fueron bastante interesantes, puesto que se constató la reutilización del poblado durante un lapso de tiempo que supera los 100 años, como mínimo, a tenor de los
materiales rescatados, que incluyen fragmentos de loza vidriada y pintada, lascas de sílex, etc. Sólo en uno de los sondeos apareció un fragmento de cerámica prehispánica de la fase IV que, además, estaba en un agujero realizado por expoliadores. Se pudo comprobar cómo debajo de las construcciones que existen en la actualidad existieron otras más antiguas con una estructura completamente distinta B) Vallado perimetral del grupo principal de cabañas: Sin duda, esta es la actuación más importante, ya que trata de garantizar la protección y preservación del conjunto, evitando que la gente pueda deambular por el interior del poblado y afecte a la estabilidad de las distintas construcciones artificiales. En ningún caso se ha pretendido hacer un vallado que impida el acceso directo al yacimiento, ya que ello implicaría
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un impacto visual muy llamativo en todo el conjunto y el entorno natural. Simplemente, se ha tratado de delimitar el espacio con interés patrimonial formado por balizas de acero cortén, unidas entre sí con cables de acero tensados. Confiamos en que este sistema sea suficiente para evitar el deterioro del yacimiento y, en caso contrario, nos veremos obligados a colocar otro tipo de protección más efectiva. El impacto visual del vallado es tan tenue que hemos colocado unas planchas metálicas de color rojo, colgando de los cables de acero, para que la gente pueda distinguir claramente donde se encuentran los mismos.
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D) Limpieza y adecentamiento del yacimiento: El poblado de cabañas se emplaza en medio de un pinar de repoblación plantado a finales de la década de los 50 del siglo XX. Ello implica que todo el conjunto está cubierto por una gruesa capa de pinillo que desvirtúa completamente la espectacularidad y esmero con que se levantaron las construcciones. A esta sensación de camuflaje también contribuye la densa cubierta arbustiva que cubre el sotobosque del pinar, especialmente matas de amagantes. Por tanto, para hacernos una idea clara de todo el conjunto, así como del tamaño y sistema constructivo de las cabañas, se hacía absolutamente necesario realiC) Paneles explicativos: Esta parte del zar la limpieza exhaustiva de todo el proyecto es de suma trascendencia, asentamiento. Estos trabajos fueron ya que se pretende dar a los visitantes realizados, a comienzos del año 2011, la información necesaria sobre el yaci- por una cuadrilla de Medio Ambiente miento, evitando la tentación de inter- del Cabildo Insular. La perspectiva del narse en el interior del poblado, aun- yacimiento cambia brutalmente de que en futuras actuaciones tenemos la verlo cubierto de pinillo a visitarlo una intención de habilitar un sendero que vez retirada esta capa vegetal. atraviese todo el conjunto. Para ello se han utilizado varios paneles explicativos, estratégicamente colocados, en BIBLIOGRAFÍA los que se incluye toda la información que actualmente poseemos sobre este DIEGO CUSCOY, L. (1957): “Actividades asentamiento arqueológico-etnográ- arqueológicas en Tenerife y La Palma fico. Estos datos se han rescatado de durante el año 1957”, Revista de Histolas intervenciones que se han llevado ria Canaria, XXIII, La Laguna, Tenerife: a cabo en el lugar, desde el estudio pp. 160-62. pormenorizado y levantamiento topográfico, hasta los resultados de los DIEGO CUSCOY, L. (1962): Memoria de sondeos estratigráficos y la informa- excavaciones en la Cueva de Belmaco . ción oral suministrada por vecinos de Texto inédito. Fondo Documental del Las Manchas y El Paso. Asimismo, se Museo Arqueológico del Puerto de la ha procurado que queden perfecta- Cruz, Tenerife. mente camuflados en el entorno natural. El tipo de paneles es similar al HERNÁNDEZ PÉREZ, M. (1972): “Conempleado en la zona de Buracas (Las tribución a la Carta Arqueológica de la Tricias. Garafía). isla de La Palma (Canarias)”, Anuario
de Estudios Atlánticos, XVIII, MadridLas Palmas: pp. 537-641. MARTÍN RODRÍGUEZ, E.; NAVARRO MEDEROS, J. F.; PAIS PAIS, F. J. (1990): “El Corpus de Grabados Rupestres de La Palma como base para la interpretación y conservación de estos yacimientos”, Investigaciones Arqueoló gicas en Canarias, II, Santa Cruz de Tenerife: pp. 157-186. MATA, A.; SERRA, E. (1940-41): “Nuevos grabados rupestres de la isla de La Palma”, Revista de Historia Canaria, XIII y XIV, La Laguna, Tenerife: pp. 352-358.
PAIS PAIS, F. J. (2011a): “Actuaciones en el patrimonio arqueológico y etnográfico de La Palma: Buracas (Las Tricias. Garafía) y Barranco de las Ovejas (Refugio del Pilar. El Paso)”, Actas del Encuentro sobre Gestión del Patrimonio Arqueológico ARQUEOMAC (Fuerteventura). Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural, Gobierno de Canarias, Gran Canaria: pp. 91-104. PAIS PAIS, F. J. (2011b): “Protección, conservación y puesta en uso de la zona arqueológica de Buracas”, Revista BIOSFERA, núm. 15, La Palma: pp. 44-47.
NOTAS A. Mata y E. Serra, “Nuevos grabados rupestres de la isla de La Palma”, Revista de Historia Canaria, XIII y XIV, La Laguna, Tenerife, 1940-41, pp. 352-358. 2 L. Diego Cuscoy, “Actividades arqueológicas en Tenerife y La Palma durante el año 1957”, Revista de Historia Canaria, XXIII, La Laguna, Tenerife, 1957, pp. 160-162. 3 M. Hernández Pérez, “Contribución a la Carta Arqueológica de la isla de La Palma (Canarias)”, Anuario de Es tudios Atlán ticos, XVIII, Madrid-Las Palmas, 1972, pp. 537-641. 4 E. Martín Rodríguez, J. F. Navarro Mederos y F. J. Pais Pais, “El Corpus de Grabados Rupestres de La Palma como base para la interpretación y conservación de estos yacimientos”, Investigaciones Arqueológicas en Canarias, II, Santa Cruz de Tenerife, 1990, pp. 157-186. 5 F. J. Pais Pais, “Protección, conservación y puesta en uso de la zona arqueológica de Buracas”, Revista BIOSFERA, 15, La Palma, 2011, pp. 44-47. 6 Estos restos arqueológicos fueron descubiertos por la licenciada en Geografía e Historia y arqueóloga Dª Ylaisa González Navarro. 7 L. Diego Cuscoy, Memoria de excavaciones de la Cueva de Belmaco . Texto inédito, 1962. Fondo documental del Museo Arqueológico del Puerto de la Cruz, Tenerife. 8 Información facilitada por el restaurador Jorge Afonso Álvarez. 9 La recreación se llevó a cabo el 4 de marzo de 2011 y los extras fueron Casiano Melián Cruz y Cecilia Hosinsky. 10 Esta acción posibilitó el hallazgo de un grupo de cazoletas prehispánicas, desconocidas hasta la fecha y que se distribuyen en torno al cejo en cuyo interior se ha colocado un gran dornajo de tea para dar de beber a los animales que acudían a estos parajes. 11 F. J. Pais Pais, “Actuaciones en el patrimonio arqueológico y etnográfico de La Palma: Buracas (Las Tricias. Garafía) y Barranco de las Ovejas (Refugio del Pilar. El Paso)”, Actas del Encuentro sobre Gestión del Patrimonio Arqueológico ARQUEOMAC (Fuerteventura, 2010). Gran Canaria, 2011, pp. 96-100. 1
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DOCUMENTACIÓN DE LAS MANIFESTACIONES RUPESTRES
DOCUMENTACIÓN DE LAS MANIFESTACIONES RUPESTRES DE EL HIERRO (2008-2009); PRECEDENTES, PROCEDIMIENTOS Y RESULTADOS Renata Ana Springer Bunk Filóloga
[email protected] Sixto Sánchez Perera Arqueólogo PALABRAS CLAVE: Yacimientos rupestres, El Hierro, documentación, grabados, inscripciones líbico-bereberes, iconografía, ámbito cultural bereber.
RESUMEN
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En el año 2008 comenzó la realización del “Inventario de Inscripciones alfabéticas en el ámbito rupestre Canario”, cuya primera y segunda fase estuvieron consagradas a los grabados de El Hierro. El presente artículo pretende dar cuenta de las dificultades inherentes a dicho proyecto, los procedimientos empleados, así como informar de los resultados obtenidos en la actualización del conocimiento de los grabados rupestres. 1.- PRECEDENTES DEL PROYECTO “INVENTARIO DE INSCRIPCIONES ALFABÉTICAS EN EL ÁMBITO RUPESTRE CANARIO”: ISLA DE EL HIERRO Razones para emprender una documentación exhaustiva de los grabados de la isla de El Hierro no pueden ser otras que la falta de trabajos sistemáticos en su conjunto y el consiguiente desconocimiento en relación a este tema. Ello no implica de forma automática que la isla haya estado exenta de estudios pues, por el contrario, éstos son sorprendentemente abun-
dantes. No obstante, tienen el inconveniente de haber surgido a lo largo de casi un siglo y medio, en diferentes países y, en consecuencia, tienden a mostrar enfoques y aspectos metodológicos vigentes en los momentos de su producción, a lo que hay que sumar el que venían lastrados en gran medida por ciertas hipótesis acerca de su autoría, por lo que frecuentemente fueron seleccionados los motivos que mejor se ajustaban a estos efectos, mientras que otros ni siquiera se mencionaban. De ahí surgió el interés y también la necesidad de un registro de gran alcance, con la ambición de
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que fuera lo más completo posible; la reproducción de todos los motivos existentes en los yacimientos, señalizando su ubicación exacta, junto a la mayor cantidad de información que es posible sustraer.
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A diferencia de los grabados rupestres no alfabéticos, las inscripciones líbicobereberes sí habían recibido una dedicación mucho más intensiva. Como escritura, se había supuesto que podría suministrar gran abundancia de datos, al ser producto de un ámbito cultural específico y con la esperanza de comprender y traducir estos textos. Dicho trato diferenciado de las manifestaciones rupestres resulta fácil de entender si tenemos en cuenta la característica inherente de los grabados herreños que, en su gran mayoría, son de tipo geométrico, donde resulta difícil reconocer ideas o símbolos representados, suponiendo que dichas manifestaciones tengan algún significado y que no se corresponden con simples figuraciones ornamentales, como también se ha dicho en más de una ocasión. No es de extrañar entonces que los textos escriturarios hayan sido recopilados en
mucha mayor medida; de ellos existen múltiples copias realizadas en todos los momentos de la historia de la investigación, desde el último tercio del siglo XIX hasta la actualidad. Sobra decir que no todas ellas reproducen con exactitud las inscripciones tal como están en la roca, lo que se ve fácilmente contrastando ciertas copias de las mismas líneas escriturarias, observando que con gran frecuencia existen enormes divergencias entre ellas. La localización de estas inscripciones, la comparación de las copias con los originales, a la vez de situar con exactitud su emplazamiento después de verificar si efectivamente siguen estando en el terreno, constituía una preocupación razonable después de que se había constatado la desaparición de algunos de los textos. Punto de partida para el presente trabajo fue de este modo una revisión bibliográfica en base a la cual se ha ido analizando la calidad de las copias existentes, independientemente de la fecha en la que había surgido. La pretensión de lograr una documentación conjunta de todas las manifestaciones
Foto 1. Diferentes copias de las mismas dos líneas escriturarias de La Candia, realizadas por J. Álvarez Delgado (1964), S. Berthelot (s. XIX) y M. C. Jiménez Gómez (1996).
rupestres debía, en última instancia, tener un carácter administrativo, destinado a su declaración como BIC y la consiguiente protección por parte de las autoridades competentes. Por el contrario, estimamos que no puede justificarse la divulgación de la ubicación de yacimientos para un público amplio si a la vez no se puede garantizar que éstos sean debidamente protegidos y que estén a salvo de actos vandálicos, como en tantas ocasiones se ha tenido que lamentar. En este contexto conviene denunciar intervenciones por parte de personas, por lo general sin formación en esta especialidad que, al margen de todas las normativas legales en materia de patrimonio, han llevado a cabo recopilaciones con la finalidad de su divulgación en Internet. Ello no ayuda precisamente a proteger nuestros yacimientos, ya que incita directamente a la visita incontrolada, lo que demuestra una irresponsabilidad indefendible y poca sensibilidad con nuestro pasado histórico (W. Pichler, en la primera edición de una página de Internet suministró la ubicación exacta mediante coordenadas geográficas para cada uno de los lugares con inscripciones rupestres, 2008). El proyecto de documentación llevado a cabo entre los años 2008 y 2009 pretendía la recopilación de las inscripciones líbico-bereberes junto con las demás manifestaciones rupestres. Con el conocimiento que se tiene actualmente de la iconografía bereber, las manifestaciones de El Hierro han sido identificadas hace ya bastante tiempo como pertenecientes a este grupo, no habiéndose registrado otra tipología distinta y que tuviera su origen
en fechas anteriores a la conquista. La recopilación sistemática de los motivos que conforman los paneles junto a la escritura líbico-bereber no había sido además acometida hasta ahora, a pesar de que constituyen unos materiales de enorme importancia para la investigación de la expresión gráfica bereber en el ámbito rupestre. Dicho proyecto tuvo el apoyo de la Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canario, y fue autorizado mediante resolución 128/2008, así como 146/2008 la primera fase y 23/2009, la segunda. 2.- PROSPECCIÓN Y LOCALIZACIÓN DE LOS GRABADOS 111
Aunque la revisión bibliográfica significa un valioso punto de partida, este tipo de información exige ser complementada con la prospección en el terreno. Los modelos de selección del soporte y unidad geográfica de acogida para la realización de los grabados (que se habían visto tras los hallazgos de los primeros yacimientos) se correspondían con la ubicación en las márgenes de barrancos en el noreste de la isla, así como sobre coladas de lava en el sur. No obstante, los últimos lugares descubiertos habían mostrado que este patrón de ubicación no era exclusivo y que debía de ser ampliado por la existencia ya comprobada de importantes variantes. Entre ellas, se había observado la presencia de paneles en el interior de cuevas (Cueva del Agua, Cueva de Don Gabino); la margen norte en los barrancos tampoco era la única posible como lo demostró el emplazamiento en el borde contra-
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3.- REPRODUCCIÓN DE LAS INSCRIPCIONES LÍBICO-BEREBERES Y DE LOS GRABADOS
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Foto 2. Grupo de paneles en el yacimiento de Los Letreros (El Julan)
rio (Camino Ancho, El Barranquillo). Algunos paneles solitarios que conforman por sí solos algún yacimiento (Porchena, Baranco de San Juan, El Barranquillo) contrastan con los más llamativos de la isla, con abundantes manifestaciones rupestres. Otros hallazgos relativamente recientes (Ruiz González, Sánchez Perera, Springer Bunk, 2000: 25-57) de inscripciones líbico-bereberes incisas, contradecían un argumento largamente empleado, por el que se relacionaba esta técnica con la procedencia del grabado en fechas posteriores a la conquista, ya que por lo general ésta se correspondía con barcos, cruces y nombres redactados con nuestra escritura actual, incluso con algunas fechas comprendidas en esta época. Dichos hallazgos tuvieron un efecto inmediato en la prospección, ya que obligaron a am-
pliar el radio a zonas más amplias y a incluir yacimientos con grabados incisos que, como se vio después, dieron su fruto con la localización de algunas líneas alfabéticas líbico-bereberes en este contexto. Desgraciadamente y por la limitación de tiempo disponible para los trabajos de campo, nos vimos obligados a dejar de lado algunas regiones que hubiéramos deseado estudiar igualmente de forma intensiva, como eran las colindantes a El Julan o también algunas de El Golfo, donde hasta ahora no hay constancia de manifestaciones rupestres. Quedan pues, zonas pendientes para futuras investigaciones donde, si se confirman nuestras sospechas, pueden aparecer grandes sorpresas en el tema de los grabados herreños.
La recopilación de los grabados entraña ciertas dificultades, sobre todo, cuando se trata de intervenciones en los que los surcos apenas se distinguen sobre la superficie que, por añadidura, a veces está muy deteriorada. Para paliar al máximo este tipo de obstáculos, la única vía posible es la de proceder a la recogida de datos mediante distintos procesos; una triangulación necesaria para las inscripciones líbico-bereberes, donde un mínimo trazo –dudoso– puede implicar un rasgo distintivo, una oposición, por la que se diferencian dos caracteres distintos. De este modo, el trabajo de reproducción se inicia con un análisis visual, incluyendo un primer dibujo a mano alzada, fotografía del conjunto, así como de los detalles, con múltiples
macrofotografías con iluminación natural y artificial. Éstas fueron sometidas posteriormente a aumento y contraste mediante PhotoShop, con la finalidad de poder reconocer mejor los golpes de percusión y reproducirlos en capas distintas. La comprobación de los datos así disponibles exigía en bastantes ocasiones una nueva estancia en el yacimiento pero, finalmente, se ha podido reproducir buena parte de los signos, esperando haber eliminado al máximo los errores posibles, así como el haber procedido a la corrección de trabajos anteriores. En los casos en los que, a pesar de los procedimientos mencionados y varias verificaciones posteriores, la identificación de los caracteres seguía siendo incierta, éstos fueron reseñados con un signo de interrogación, excluyéndolas del estudio de frecuencia de su empleo. Dicho tratamiento es de gran importancia en vista a las enormes divergencias
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Foto 3. Inscripción líbico-bereber incisa. La Caleta (El Hierro)
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en relación a los componentes de él o de los alfabetos empleados en las Islas Canarias, cuyo conocimiento se basa obviamente en la recopilación de los signos presentes en las inscripciones. De hecho, desde prácticamente los orígenes del descubrimiento de los caracteres alfabéticos de El Hierro, éstos habían sido adscritos a la escritura líbico-bereber (Faidherbe, 1876) aunque, en cuanto a su origen exacto, su procedencia desde una región geográfica y en una época en concreto, no hay consenso entre los investigadores, al apuntar éstos diferentes posibilidades. Ello se puede ver en las propuestas para su parentesco, que van en desde el alfabeto sahariano, al asignar como autores unos supuestos forasteros mauritanos (Álvarez Delgado, 1964: 393); el Alto Atlas en Marruecos (Farrujia de la Rosa, Pichler, Rodriguez, 2009: 83-100); así como señalar grandes similitudes con el grupo masilio, en Túnez y con alguna zona de la antigua Tripolitania (Belmonte Avilés, Perera Betancort, González García, 2010). Mientras que los dos primeros trabajos lamentablemente no incluyen argumentación científicamente defendible para su hipótesis (Springer Bunk, 2010), los datos del último resultan de un estudio estadístico en base a la comparación de los signos en distintos alfabetos, por lo que, en nuestra opinión, es el que mayor probabilidad tiene de acercarnos a los parientes más próximos de las inscripciones herreñas. La falta de acuerdo para establecer un alfabeto del que procediera el nuestro incide de forma directa sobre la trasliteración de los caracteres, realizada (en numerosas ocasiones) en razón al valor que los signos tienen en los alfa-
betos supuestamente más vinculados con el herreño. Debemos recordar en relación a ello el problema subyacente a dicho procedimiento, ya que en la escritura líbico-bereber, muchos signos representan fonemas distintos dependiendo del alfabeto, su lugar y época de empleo, como resulta fácil comprobar con el hecho de que solo coinciden seis signos en cuanto a la misma forma y valor entre los líbicoorientales y las formas tifinagh (Aghali-Zakara, M. Drouin, J. 1997:98-111). 4.- SIGNIFICADO DE LOS GRABADOS GEOMÉTRICOS Y SIGNOS ALFABÉTICOS: UNA COMPRENSIÓN DEL CONJUNTO Las inscripciones alfabéticas comparten con el lenguaje (al que representan) el carácter lineal y arbitrario. Dicho de otro modo, el mensaje que los autores han deseado transmitir en los textos solo puede ser comprendido teniendo en cuenta la secuencia de los signos, tal como figura sobre la roca; como en toda escritura alfabética, es ésta la que proporciona el significado del enunciado. Por otra parte, el rasgo arbitrario de los signos se debe a que no existe relación evidente o “reconocible” entre la forma y el concepto o la idea representada (la representación del fonema, teniendo en cuenta la doble articulación del lenguaje), ya que la forma es el producto de una convención social, no siendo deducible de manera intuitiva, si no se conoce el código empleado (y para la traducción del texto, la lengua). En relación a los motivos geométricos y, en comparación con los alfabéticos,
Foto 4. Detalle del yacimiento de El Julan III
ignoramos aún si cada uno de ellos es portador por sí solo de alguna información en particular, como lo es el caso de ciertas representaciones simbólicas, o si es el conjunto o incluso el orden de las manifestaciones lo que transmite dicho significado. Podemos deducir del empleo recurrente de idénticos motivos geométricos en el mismo ámbito cultural y en lugares muy distantes entre sí que, efectivamente, éstos deben haberse producido conforme a un código. Por el contrario, demostrar que dichas formas hayan surgido espontáneamente y con tanta frecuencia en la expresión de una cultura concreta, además repitiendo ciertas combinaciones, tendría poca viabilidad. Pero una cosa es defender su más que posible carácter convencional, y otra es identificar las categorías significativas de entre los motivos rupestres. Con excepción de algunos símbolos conocidos como los
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podomorfos, poco sabemos actualmente sobre este tema. Aún se echan en falta estudios dedicados a analizar si el conjunto de formas que se presentan sobre la roca pueda tener un carácter significativo por la ubicación específica de los elementos. Esta última eventualidad debe ser investigada igualmente, aunque el correspondiente análisis solo es posible tras la recopilación exhaustiva de todos los elementos existentes en los yacimientos y el orden que ellos ocupan en él. 5.- YACIMIENTOS, SECTORES Y PANELES Como consecuencia de las consideraciones anteriores, es necesario realizar la recopilación de los textos alfabéticos y los motivos geométricos con juntamente, a partir de la unidad de soporte más reducida, el panel, que
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bar si éstas han tenido en ocasiones emplazamientos distintos a las manifestaciones anteriores, o si mayoritariamente han ocupado los mismos paneles.
Foto 5. Detalle de inscripción líbico-bereber. Porchena (El Hierro) 116
constituye una superficie continua que puede ser considerada como “escriturable”. Se trata, por tanto, de un concepto que se corresponde con el soporte dado por la naturaleza pero que, al desconocerse la organización que hicieron en su día los autores en relación al espacio disponible para los grabados, constituye fundamentalmente una unidad de trabajo y de análisis para nosotros. La siguiente unidad en orden ascendente está constituida por agrupaciones de paneles que se presentan en los yacimientos, separadas de las siguientes por cierta distancia “esteril” entre sí, y que vienen referidos por diferentes términos, como puede ser el de “grupo” o “sector”, habiendo sido empleado este último por nosotros en el trabajo de documentación de los grabados herreños. El examen de un yacimiento nos debe de informar acerca de su conformación y estruc-
tura para poder separar posibles momentos o “manos” de ella, pues no es raro observar que un sector muestre cierto carácter homogéneo, diferente a su vez del siguiente. La idea de que pueden existir momentos diversos en la producción de los grabados en un yacimiento viene respaldado por el hecho de que las manifestaciones rupestres más antiguas herreñas pueden haberse producido en los primeros momentos de la presencia humana en la isla, en torno al cambio de la era, mientras que la datación de una inscripción líbico-bereber del siglo X procedente de un chajasco de Guarazoca (Diego Cuscoy, Galand, 1975: 27) demuestra una distancia temporal muy amplia para ellas, en la que necesariamente han debido producirse importantes variaciones, bien por la propia evolución de la grafía y de las representaciones geométricas, bien por la llegada de grupos humanos en diferentes épocas. Queda por compro-
El término de “yacimiento” que se emplea comúnmente para abarcar a la totalidad de paneles y grupos/sectores, se define por lo general como “conjunto de manifestaciones rupestres en un espacio próximo”, sin precisar homogeneidad o heterogeneidad de los componentes allí presentes. Hallar criterios para el empleo de un léxico que vaya más allá de este concepto y que incluyera características como la acumulación de paneles dentro de un sector, delimitados entre sí por espacios sin grabados, nos lleva a comprobar que la terminología utilizada por los investigadores corresponde generalmente a sus propios criterios, sin que hasta la fecha se pueda constatar homogeneidad en relación a ella. Como ya lo ha criticado R. Heckendorf (2008: 73), ciertos intentos de delimitación de un yacimiento frente a otro y a partir de distancias concretas entre ellos (Anati), han resultado ser a la postre poco útil, sobre todo, cuando el emplazamiento en determinado accidente geográfico puede aportar información de mayor importancia que las medidas existentes entre ellos. Veremos que en El Hierro, a la hora de asignarles nombres a los yacimientos un gran peso ha recaído sobre los accidentes geográficos, como el curso de un barranco o una cueva, siendo el criterio de distancia entre los paneles con manifestaciones rupestres un aspecto secundario, como se puede comprobar en más de un caso. Desde
los primeros momentos de la investigación se ha considerado –con el nombre del barranco donde se ubicaban– los yacimientos de El Cuervo y Tejeleita como dos estaciones diferentes, cuando en realidad hay menor distancia entre ellas (en distintos puntos) que entre los paneles que se hallan en el principio y el final de dichas depresiones geomorfológicas. Además, ninguno de ellos se ha librado de la intervención humana acontecida en diferentes momentos de la historia, como se reconoce por el empleo de distintas técnicas de ejecución y por la representación de gran variedad de temas, por lo que no responden a un solo momento cronológico, ya que se combinan algunos nombres con fechas más o menos recientes en la proximidad de inscripciones líbicobereberes. En todo caso y como justificación de la terminología empleada, gran parte de los yacimientos herreños son conocidos desde el siglo XIX, y fueron bautizados con el nombre de su enclave geográfico que nosotros continuamos empleando, a fin de evitar confusión con la introducción de nuevos nombres para los mismos lugares. 6.- RESULTADOS DEL PROYECTO DE DOCUMENTACIÓN DE INSCRIPCIONES ALFABÉTICAS EN EL CONTEXTO DE GRABADOS RUPESTRES 6.1.- Documentación de los grabados El resultado de mayor interés, a nuestra forma de entender, lo constituye la
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recopilación sistemática de la totalidad de motivos conocidos en los múltiples yacimientos, pudiéndose reseñar los diferentes tipos de grabados que se presentan en ellos, dónde se encuentran, a qué distancia unos de otros, la estructura del yacimiento, las técnicas empleadas, etc. Esta es la primera vez que estamos en posesión de un registro sistemático en el que se ha tratado de reproducir mediante fotografía todos los grabados, y no solamente una selección de los mismos, aportando además la mayor información en torno a ellos. Albergamos la esperanza de que a partir de ahora será posible reconocer inmediatamente un hallazgo nuevo, añadirlo al corpus o, en caso contrario, si vuelve a producirse el lamentable hecho de la desaparición de alguno de ellos, como mínimo, estaremos en posesión de saber cuál y cómo ha sido. A efectos de su protección, se ha dado así un importante paso con el registro del conjunto de manifestaciones del que se tiene noticia actualmente. 6.2.- Incremento del número de inscripciones líbico-bereberes conocidas Durante las citadas prospecciones se ha producido un importante incremento de paneles con inscripciones líbico-bereberes, que se cifra en torno a un 30 % más de los que se tenía conocimiento hasta la fecha, pero también ha sido posible la relocalización de algunos textos reseñados hace ya mucho tiempo, para los que se ignoraba actualmente su ubicación exacta. Tras la finalización de dicho proyecto, el número de estaciones rupestres con inscripciones líbico-bereberes en El
Hierro se cifra en diecinueve, mientras que el de los paneles sobrepasa el centenar. Para los paneles con grabados nos resulta sin embargo prácticamente imposible señalar el aumento de los conocidos, ya que no existía con anterioridad una recopilación exhaustiva y sistemática de ellos. No obstante podemos dar cuenta del hallazgo de algunos yacimientos nuevos no documentados hasta la fecha en vista a la bibliografía existente. Ello se corresponde con tres en El Julan, donde hay que sumar a Los Números y Los Letreros, los denominados como El Julan III, Julan IV y Julan V , así como también dos estaciones rupestres con textos líbico-bereberes al norte de la isla, las de Porchena y Lomo Zapatero. 6.3.- Selección del espacio Un hecho de gran interés ha sido la comprobación de que los diferentes tipos de grabados se relacionan en buena parte con el lugar donde han sido emplazados, la selección de las unidades geomorfológicas de acogida, presentando dos zonas netamente distintas. En cuanto a la zona norte el soporte mayoritario es el de las paredes de barrancos; en el sur, las coladas de lava que se encuentran en el suelo. En algunos casos aislados aparecen otros soportes, como el interior de una cueva (El Letime, Cueva de Don Gabino), o sobre un chajasco, como en Guarazoca, que es hasta la fecha la única inscripción que ha aparecido en un contexto funerario. Pero quizás el hecho más sorprendente sea el del porcentaje de los motivos representados que varían en cuanto a las zonas
Foto 5. Detalle inscripción líbico-bereber realizada mediante la técnica de la incisión. Barranco de El Cuervo (El Hierro).
geográficas de la isla, fundamentalmente en relación a la distribución numérica entre los dos tipos de manifestaciones: las inscripciones alfabéticas y los motivos geométricos. Existe un predominio absoluto de la escritura sobre los motivos geométricos en los barrancos del noreste, donde estos últimos tienen un carácter casi excepcional, mientras que dicha relación se invierte en los diferentes yacimientos del sur (Los Números, Los Letreros, Julan III, Julan IV, Julan V y Los Saltos). El norte constituye además la zona que muestra mayor penetración de distinta tipología, al aportar un número de grabados y técnicas mucho más variado que la otra zona. Tal vez este conservadurismo que existe en el sur en materia de grabados rupestres, coincida con la escasa introducción de poblaciones llegadas en fechas posteriores a la conquista, como es fácil
deducir por la casi nula presencia humana en esta parte de la isla. 6.4.- Yacimientos y motivos Frente a los primeros yacimientos hallados, que destacan por su magnitud espacial y cantidad de manifestaciones representadas (El Julan, Barranco de Tejeleita, La Candia y La Caleta); se ha incorporado en los últimos tiempos un número considerable de estaciones de pequeña dimensión, de uno o dos paneles. Esta tendencia tiene un peso importante para obligar a revisar ciertas ideas que se habían defendido desde los momentos iniciales de la investigación, aduciendo que los grabados se presentaban en lugares de “culto” y que tuvieran un “significado religioso”. Sin que deje de ser una hipótesis defendible, ahora sabemos que no se trata de las únicas unidades morfoló-
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gicas de acogida posible, y la realización de inscripciones debe haber obedecido a diversas causas, algunas de índole mucho más cotidiana, ya que resultaría difícil defender el concepto de lugar religioso para una sucesión de cuatro caracteres epigráficos sin más aportaciones en un espacio más o menos amplio.
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Se ha podido comprobar, en El Julan, que algunos grupos de grabados corresponden a criterios de selección distintos que los de la mayoría, introduciendo al mismo tiempo una tipología diferente a la de aquéllas, además realizada mediante una técnica en la que predomina el picado discontinuo frente al continuo, de profundos puntos de percusión. Ello nos induce a suponer un momento distinto a su factura y, por tanto, la viabilidad de detectar una sucesión cronológica para las manifestaciones rupestres. Asimismo, llama la atención el uso recurrente de un motivo determinado para iniciar o concluir un sector del yacimiento, lo cual sí puede ser indicativo de una organización previa de las manifestaciones y del significado de ese motivo en relación a su ubicación concreta. 6.5.- Técnica empleada Si bien la técnica empleada había inducido a pensar que los grabados aborígenes de El Hierro se correspondían con el picado y que las incisiones habían sido utilizadas para la realización de barcos u otros temas posteriores a la conquista, ya en el año 2000 (Ruiz González, Sánchez Perera, Springer
Bunk, 2000) se había podido dar cuenta del empleo de la incisión para la realización de inscripciones líbico-bereberes. Con ello ya no resulta posible dicha división establecida en el pasado, que asignaba todo grabado inciso a fechas posteriores a la conquista. Si bien es verdad que entre los motivos incisos se encuentra la mayor parte de los barcos reseñados, también ha sido documentado un posible barco realizado con la técnica de picado en El Julan, en un sector que sigue el patrón de los restantes grabados. No se puede olvidar que los aborígenes, de haber sido traídos a la isla, el único medio posible en la época había sido precisamente el barco, por lo que este medio forzosamente les era conocido desde los primeros días de su presencia en este nuevo hábitat. Con el incremento de inscripciones líbico-bereberes, el número de paneles incisos asciende a unos diez, lo que da cuenta de que los antiguos habitantes empleaban las dos técnicas para la realización de los motivos rupestres. Se trata de un importante dato que exige la revisión de algunas ideas del pasado; la de que posiblemente más de un grabado atribuido a fechas posteriores de la conquista, bien puede tener una autoría aborigen. En relación a este hecho conviene destacar también que la mayor parte de inscripciones incisas han sido localizadas en el norte de la isla, siendo absolutamente minoritarias las dos líneas halladas en El Julan. En este sentido parece demostrarse, como ya se apuntó con anterioridad, que la zona norte ha sido más abierta a innovaciones en la expresión gráfica y escrituraria, posiblemente junto a la mayor pene-
tración de poblaciones nuevas en esta comarca. La técnica de picado también muestra diferencias en cuanto a la distinción del picado continuo y discontinuo. Algunos golpes han sido realizados con mayor fuerza y, en su consecuencia, son mucho más profundos que los surcos del picado continuo, aparentando haber necesitado el empleo de un percutor para conseguir dicho efecto. Estos puntos de picado en ocasiones se sobreponen a los surcos de algunos grabados pero, en otras, forman motivos por sí solos. En ambos casos, las formas representadas reproducen motivos conocidos entre los geométricos herreños. 6.6.- Líneas de investigación abiertas
El objetivo principal de la documentación, al margen de la obtención de un registro pormenorizado de las manifestaciones existentes, permite iniciar una importante serie de investigaciones, de la que nosotros deseamos destacar las siguientes: - Conocimiento de la configuración y estructura de los yacimientos, a fin de posibilitar un análisis de éstos en relación a su entorno inmediato, y puesta en comparación con los modelos de ocupación del territorio. - A partir del conocimiento de los yacimientos, establecer una cronología relativa del empleo de determinados motivos que en ocasiones se deduce del empleo del espacio, del tipo de grabados empleados, así como de la técnica empleada.
- Los motivos geométricos en el contexto de las inscripciones líbicobereberes permiten avanzar en el conocimiento de la iconografía de estos pueblos, al haberse comprobado su presencia en múltiples lugares del norte de África y formando igualmente conjuntos con dicha escritura. - Las inscripciones líbico-bereberes necesitan una revisión en relación a los hábitos escriturarios después del aumento cuantitativo y cualitativo producido durante los trabajos de campo en esta isla. Agradecimientos: Deseamos agradecer el apoyo y ayuda que nos brindaron durante nuestros trabajos en El Hierro Maite Ruiz González, Pedro Ángel Chinea Padrón, Ariel Fernández Morales, Fernando Días Fleitas y Elvira Fleitas Sánchez.
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YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS RUPESTRES CON ESCRITURA LÍBICO-BEREBER Y/O LÍBICO-CANARIO DE LANZAROTE. CARACTERÍSTICAS Y SU CORRELACIÓN CON FUERTEVENTURA María Antonia Perera Betancort Arqueóloga. Jefa del Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote
[email protected] A Renata Springer Bunk, la más moderna y futurista de mis amigas. Es por ello por lo que estudia el pasado. Pero lo importante no es porqué lo investiga sino que, con independencia de lo que lo motiva, lo estudia y pone su conocimiento al servicio de la comprensión pública de la ciencia.
PALABRAS CLAVES: Arqueología, yacimientos rupestres, escritura líbico-bereber, escritura líbico-canario, Lanzarote, Fuerteventura.
RESUMEN De conformidad con el título de esta disertación nos ceñimos al análisis de los enclaves arqueológicos rupestres de Lanzarote en los que la población maxie ha escrito con caracteres pertenecientes a dos alfabetos, líbico–bereber y líbico–canario. Ello también comporta ocuparnos de aquellos otros sitios en los que se han grabado signos de uno u otro alfabeto, bien signos líbico–bereber o líbico–canario. La exposición se completa considerando los yacimientos con inscripciones de Fuerteventura al personalizarse en ambas la representación líbico–canaria, constituyendo los únicos espacios –insulares y continentales– en los que por ahora comparece este alfabeto. Estas dos islas se muestran igualmente exclusivas en la coincidencia de su gentilicio, la denominación de su población indígena. Conocemos 18 yacimientos rupestres en Lanzarote en los que se han representado grafía de una o de las dos reglas escriturarias1, así como 10 yacimientos en Fuerteventura en los que su población recurre al empleo de una sola, o a las dos formas gráfi-
cas, pero nunca de forma exclusiva al sistema líbico–bereber para plasmar su mensaje o finalidad. Ello significa que, por ahora, no hemos acreditado un sitio rupestre que contabilice solo la presencia de símbolos del alfabeto líbico–bereber.
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Examinando estas manifestaciones en ambas islas advertimos coincidencias, divergencias, presencias y ausencias, características comunes y excepcionalidades que revelan ambos territorios. En uno y otro la grafía de los dos abecedarios se exhibe coaligada, al formar parte de los mismos depósitos arqueológicos, en sus sectores, compartiendo paneles o superficies grabadas teniéndose en cuenta en algunos casos la existencia del signo de un alfabeto para ilustrar al otro y viceversa. A su vez la forma líbico–canaria muestra superposiciones y yuxtaposiciones técnicas que precisan destacarse en este marco.
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El patrimonio arqueológico constituye un fundamento tangible y sólido de la coexistencia de lazos con el pasado. Por ello, cuando la comunidad científica foránea e insular desde fechas tempranas se interesa por los yacimientos rupestres de Lanzarote, tomando como marco de referencia cronológica la historia de su investigación arqueológica, entendemos que en este acto se proyecta indagar sobre el pasado, saber de él, más que admirar en tiempo presente las piezas o indicios arqueológicos o elementos del pasado. La foto que en la década de los sesenta del siglo pasado alguien tomó a Sebastián Jiménez Sánchez para eternizarse con la estela de Zonzamas en su lugar de origen referenciado, trae al momento presente de aquel entonces, un elemento del pretérito, y con ello un tiempo pasado, reflejando, más que el interés por la piedra (la misma que Rafael Cabrera Díaz impide salir de la isla camino a El Museo Canario, en Gran Canaria), el encuentro con el objeto, pero princi-
palmente el cruce y la conciliación con el tiempo pasado, permitiendo mirar y tocar algo tan único y exclusivo como auténtico y propio. Desde que René Verneau observara unos grabados pétreos en Haría, que identifica con la secuela producida por el paso del arado en la piedra, hasta que se advierte la presencia de códigos escriturarios en la isla, transcurre un tiempo significativo. Es a partir de la visita de este antropólogo galo cuando se principia la historia de la investigación rupestre, sustentada en el interés que le despiertan las dos piedras grabadas y exentas de Zonzamas. 85 años después se documentan caracteres alfabéticos en Lanzarote. Esa fracción temporal –fijada entre la primera vez que se cita la existencia de un yacimiento rupestre hasta que Juan Brito Martín y José María Espino González divulgan un significativo número de intervenciones rupestres, entre las que se halla una línea alfabética, aunque ignoran esta circunstancia o adscripción– es la que ha de transcurrir hasta reparar en la presencia de dos alfabetos cuya investigación se aborda en paralelo con la de Fuerteventura, al ser las mismas personas quienes nos ocupamos de ello. La copia y exhibición pública, desde 1979 hasta 2005, de una parte de los caracteres escriturarios que contiene la Peña del Letrero, emplazada en el complejo arqueológico de Zonzamas, permanece expuesta en el Castillo de San Gabriel junto con innumerables réplicas en papel de otros motivos grabados de la isla, de desarrollo fundamentalmente geométrico rectilíneo.
En 1983, durante las prospecciones arqueológicas superficiales asistemáticas que realizamos en la isla en tanto que excavábamos en Los Divisos y en Los Roferos del Castillo, en Teguise, localizamos el yacimiento rupestre de Manguia y a los pocos días conocimos la Peña del Letrero, de la que, una de sus dos líneas escriturarias líbico–canaria es la reproducida por Juan Brito Martín y José María Espino González y expuesta en el Castillo de San Gabriel de Arrecife. Escaso tiempo después Pedro Melquiades Hernández Camacho detecta la Peña Juan del Hierro con signos líbico–bereber entre trazados geométricos rectilíneos. Al mismo tiempo José de León Hernández, Pedro M. Hernández Camacho y Miguel Ángel Robayna Fernández, componentes del equipo que desde la década de los 80 del siglo pasado estudia Lanzarote y Fuerteventura, localizan algunos de los paneles en el Barranco del Cabadero2, La Oliva, Fuerteventura. En 1984 impulsamos y trabajamos en el proyecto de Avance de la Carta Arqueológica de Fuerteventura, generalizándose las localizaciones rupestres en ambas islas por parte del mismo equipo, si bien en Fuerteventura se incorporan puntualmente otras profesionales en las labores de redacción de la Carta Arqueológica. Mucho más tarde, en 1993 y 1994 se redacta la Carta Arqueológica de Lanzarote3. Esta correlación en materia investigadora de Fuerteventura y Lanzarote no se ha interrumpido desde que la iniciáramos en 1984, y contrasta con los inicios científicos de Luis Benítez de Lugo, Sabin Berthelot y Ramón Fernández Castañeyra en Fuerteventura, y René Verneau y los hermanos Crespo en Lanzarote, las primeras personas
que, en correspondencia con su tiempo, se interesan y participan de estos gestos rupestres aunque con un carácter puntual, sin continuidad temporal por parte de éstas u otras personas. La presencia de los depósitos arqueológicos rupestres con perfil escriturario, tanto en Fuerteventura como en Lanzarote, propone la coexistencia de dos alfabetos coetáneos, de los que ignoramos muchos extremos, aunque ya sabemos otros. De ello, de lo que conocemos, observamos, entendemos y de lo que ignoramos nos ocupamos en este trabajo. En base a nuestro actual conocimiento sobre las manifestaciones rupestres escriturarias de Lanzarote nos centramos en los 15 de los 18 enclaves que reconocemos, frente a los 10 que anotamos para Fuerteventura. Nos ocupamos de dos realidades físicas en las que una triplica en extensión a la otra, y que asimismo la más pequeña, Lanzarote, se conserva parcialmente desprovista de su suelo primigenio, el que existía durante el desarrollo de la cultura indígena, al experimentar las erupciones volcánicas históricas de Timanfaya, Tao y Tinguatón, así como las tormentas de jable, perturbando irremediablemente el conocimiento espacial tal y como dispuso la población maxie de Lanzarote. Para Lanzarote conocemos los siguientes yacimientos que acogen estrictamente formas líbico–bereber: Peña Juan del Hierro, Peña Luis Cabrera, Barranco Mulión, Los Ancones, Peña del Cuenquito, Montaña de Guatisea, Montaña Tinasoria, Montaña Riscada y Peña de Juana Gutiérrez. El registro
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Fotos 1 y 2. S1, P1y2 de Pico de la Fortaleza y detalle del P2S1 de una línea de escritura, que igualmente se registra en Morro de la Galera y en Morrete de la Tierra Mala. 128
líbico–canario lo conocemos en los yacimientos de la Peña del Letrero y en Montaña Cardona y los sitios rupestres con presencia de grafía perteneciente a los dos sistemas escriturarios se centran y agrupan en el Barranco del Mojón, Barranco Piletas, Montaña Tenésara, Montaña Ortiz, Cueva Palomas, El Castillejo 1 y en Cejo Romero4. En Fuerteventura de los 10 yacimientos que hemos localizado, 4 contienen singularmente representaciones del alfabeto líbico–canario: Pico de la Fortaleza, Montaña de Enmedio o Jaifa, Morro Pinacho y Jacomar, y 6 los que acogen caracteres de ambos modalidades: Barranco del Cabadero, Morro de la Galera, Montaña del Sombrero, Montaña Blanca de Arriba, Cuchillete de Buenavista y Morrete de la Tierra Mala. De los 15 depósitos rupestres de Lanzarote, 6 muestran exclusivamente
signos líbico–bereber5, de ahí que reflexionemos sobre la notable diferencia de este hecho con respecto con Fuerteventura donde, como hemos adelantado, no conocemos ninguna estación que contenga esta grafía individualizada, mostrándose mayoritarios los yacimientos que optan por ambos procedimientos escriturarios registrándose conjuntamente en 6 de los 10 sitios en estudio. Por otra parte en Lanzarote existen 7 depósitos rupestres que engloban signos de ambos alfabetos, por lo que podemos plantear el carácter residual que manifiesta el uso del alfabeto líbico–bereber en Fuerteventura como recurso para escribir en soporte pétreo. Si nos detenemos en la concentración de estos registros, vemos que, excepto Morro Pinacho los tres restantes se instalan en escaso número de paneles, contabilizándose de la siguiente manera: Pico de la Fortaleza: 1 sector, 2 paneles con un total de 5 líneas de
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Foto 3. Vista general de la cueva del Morro de la Galera donde se emplaza el S5 de este enclave rupestre.
caracteres líbico–canario; Montaña de Enmedio 1 sector, 4 paneles de los que solo uno acoge al menos 5 líneas alfabetiformes en medio de un entramado de trazos geométricos rectilíneos y curvilíneos, que dificultan su correcta definición, y Jacomar para el que reseñamos estrictamente las expresiones aborígenes organizadas en 2 sectores con 3 y 1 panel respectivamente que cuentan con 36 líneas líbico–canarias. Por el contrario, sorprende el alto recuento de fórmulas alfabéticas de Morro Pinacho, al que consideramos una excepcionalidad, al configurarse como el lugar al que se acude a escribir, toda vez la temática alfabética se muestra exclusiva a pesar de que existen paneles complejos por la multitud de trazos lineales que se entrecruzan y compiten con los signos alfabéticos6.
Este yacimiento se ordena en 3 sectores que acogen a 107 paneles de los que 53 representan signos líbico–canario, existiendo 100 líneas de signos con un total de 543 recurrencias. Resulta extraordinario y particular por la cantidad de representaciones alfabéticas, siendo donde mejor se manifiesta el carácter secundario en el que permanece la presencia de caracteres líbico–bereber dada su omisión en este productivo enclave. Con respecto a los yacimientos con ambos perfiles, todos los de esta isla contienen una mayor cantidad de intervenciones, no existiendo ninguno cuya cifra de paneles sea pequeña, como sucede en Pico de la Fortaleza, Montaña de Enmedio o Jacomar, de los que ya nos hemos ocupado.
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Por su parte, el Barranco del Cabadero se organiza en 6 sectores7, que dan cabida a 67 soportes en los que en 48 se ha representado escritura líbico–canaria, en 2 soportes líneas líbico–bereber y en un panel una y otra grafía. En este yacimiento existen 68 líneas líbico–bereber y 3 líbico–bereber con independencia de los signos que se representan sueltos8. En este yacimiento se refleja nuevamente el carácter subsidiario del líbico–bereber. El Barranco del Cabadero es un buen ejemplo de yacimiento peculiar, al ser el único en el que se emplea la técnica piqueteada continua para escribir signos líbico–canario, que igualmente en este enclave se representan incisos y donde el primer procedimiento técnico citado, ocasionalmente se superpone al trazo alfabetiforme inciso de una letra líbico–canaria como hemos mencionado anteriormente. Es asimismo el único depósito rupestre que elige un barranco como unidad geográfica de acogida. Responde a un largo desarrollo, significativa profundidad, bloques basálticos parejos que adquieren tonalidades azuladas por la erosión hídrica principalmente, denominándose puntualmente Barranco Azul, en el que se forman varios eres o chupaderos que coinciden con 5 de los 6 sectores en los que se distribuyen las intervenciones rupestres, capaces de conservar por retención el agua de lluvia en su subsuelo la cual fácilmente puede ser aprovechada. En el Morro de la Galera, si bien no hemos completado el estudio de toda la cordillera hasta El Castillejo, por el frente Este, los registros rupestres se organizan desde que se inicia la cadena montañosa en las faldas del Pico de
la Fortaleza por el Oeste hasta el propio Morro, en 7 sectores, fundamentalmente en 2 cotas altimétricas con 125 paneles9 de los que en 15 de ellos se han grabados caracteres líbico–canarios10, un panel recoge una y otra grafía11 y en un panel12 se evidencia únicamente caracteres líbico–bereber. En esta parte de la cordillera estudiada describimos 21 líneas del alfabeto líbico–canario y 5 de caracteres líbico–bereber. Con respecto a las unidades geográficas de acogida cultural en Lanzarote, en 6 ocasiones se eligen montañas13 o cimas de cordillera14 ; 5 veces se prefieren las peñas15 en 3 barrancos16 y en 1, una pared basáltica de cordillera17. Sin embargo en los casos en que la unidad de acogida es una montaña, excepto en Tenésara, no se eligen las propias cimas de estas elevaciones como es el caso de Guatisea y Ortiz, ya que Montaña Cardona se configura como una pequeña elevación, como una loma. Las peñas o afloramientos rocosos en llanuras constituye la unidad orográfica representativa de Lanzarote que se desplaza a favor de las montañas (eligiéndose sus laderas o cimas) si incorporamos al repertorio rupestre los canales, cazoletas y/o canalillos y almogarenes fundamentalmente, como sucede en Montaña Guatisea, Montaña Tinasoria, Castillejo 2 y Montaña Cardona. Anotamos la concentración geográfica de los 3 únicos barrancos en los que se han escrito estas intervenciones pétreas, ya que tanto el Barranco Mojón, Piletas y Mulión, se emplazan en la zona Noreste de la isla, muy próximos entre sí y siendo uno la continuación de los otros18. No conocemos otros ejemplos para la isla
en el caso de las inscripciones en barrancos, generalizándose su uso como unidad geográfica de acogida cultural si consideramos la presencia de canales, cazoletas, cazoletas con canalillos y almogarenes. Advertimos igualmente que en Lanzarote los yacimientos rupestres que exponen ambos registros alfabéticos no se configuran en peñas, sino en barrancos19 y en montañas o cordilleras20. Reseñamos esta situación porque las peñas –la altitud de los llanos– formalizan la unidad geográfica de acogida cultural más significativa de Lanzarote, no así de Fuerteventura, donde la presencia de manifestaciones rupestres escriturarias en peñas se descubre ausente21.
convergen uno y otro alfabeto nunca rivalizan por el espacio físico, por la superficie del panel en que se alo jan. Sirven de ejemplo el Morro de la Galera22, Barranco del Cabadero23, o Morrete de la Tierra Mala24. En el Barranco del Cabadero comprobamos la existencia de una superposición visible porque se han empleado dos técnicas de grabación para escribir con el alfabeto líbico–canario. En él25 se talla una línea incisa de escritura líbico–canaria (A) sobre la que se instala un piqueteado continuo para grabar otra letra (V) de la misma grafía. Dado que este panel constituye una particularidad o excepción, la norma refleja el cuidado que se tiene en no intervenir en el grabado ya consumado si lo ejecutan las mismas u otras personas. 131
El estudio ya citado que acometemos en la actualidad con Renata Springer, sobre las inscripciones rupestres líbico–bereber de Fuerteventura y Lanzarote, nos permite plantear algunas cuestiones: los dos alfabetos comparten yacimientos, sectores y paneles, como ya hemos señalado y como resulta de su constatación en los barrancos del Mojón y Piletas, en las montañas Tenésara, Ortiz, Cueva Palomas, Castillejo 1 y Cejo Romero para Lanzarote y en el Barranco del Cabadero, Morro de la Galera, Montaña del Sombrero, Montaña Blanca de Arriba, Cuchillete de Buenavista y Morrete de la Tierra Mala para Fuerteventura. Si ambos sistemas escriturarios son coetáneos, como así planteo, concurren entre ellos escasas superposiciones y yuxtaposiciones en el desarrollo de ambas escrituras cuando comparten –no compiten– soporte. Cuando
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Foto 4. Vista parcial del P3S2 de Morro de la Galera con inscripción líbico–canaria.
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No obstante, resultan frecuentes las convergencias de trazos incisos en los que las superposiciones que se constatan pertenecen a signos escriturarios y/o temáticas geométricas rectilíneas, sobre las que al emplear la misma técnica, resulta muy difícil establecer cuál es anterior, pues la coincidencia y desarrollo de las líneas, en ocasiones paralelas, yuxtapuestas o sobreexpuestas, no apunta o patentiza su cronología relativa, ya que una interrumpe a la otra. Contamos con una atractiva superposición del yacimiento de Cueva Palomas, en la que se emplean dos técnicas de ejecución para dos representaciones diferentes. Se trata de un soporte26 en el que se ha grabado con piqueteado continuo la silueta de un pie sobre una línea de signos líbico–canarios incisos. El mejor ejemplo de que se trata de dos alfabetos en uso simultáneo –como bien ha advertido Juan Antonio Belmonte Avilés– lo tenemos en el yacimiento de Cejo Romero, en el que en un mismo panel27 se escribe en posición horizontal una línea líbico–canaria y otra en desarrollo vertical de líbico–bereber con correspondencia de signos. Se ha grabado la misma palabra con cada uno de los dos alfabetos existentes en Lanzarote. Se trata de una excepcionalidad, si bien en el mismo soporte igualmente se han escritos otras dos palabras, recurriendo a los dos sistemas sin que en este caso se constate la citada correspondencia del ejemplo anterior. Generalmente las superposiciones y yuxtaposiciones más comunes se dan entre los signos de uno o de otro alfabeto y especialmente con los perfiles rectilíneos que obstaculizan la identificación de la
grafía, con independencia del abecedario al que se adscriban. Contamos con un panel, en estudio junto a Renata Springer, del yacimiento de Cueva Palomas –S1P21– en que se contabilizan expresiones líbico–bereber, líbico–canario, figuras podomorfas, trazos geométricos rectilíneos y curvilíneos. Se han grabado al menos 4 códigos líbico–bereber de desarrollo vertical, en cuya parte superior parece que la línea continúa con caracteres líbico–canario. Hemos de disponer de otros métodos que los visuales y lupas de mediano aumento, y macros más sofisticados para las cámaras fotográficas para desentrañar correctamente la formación de esta escritura. Prevalece una reveladora desproporción entre la cantidad con que se documentan una y otra escritura en estas dos islas, siendo más contrastada la diferencia en Fuerteventura, ya que ésta en Lanzarote se suaviza. Esta relajación en el empleo de ambos sistemas se sustenta en yacimientos concretos. Describiendo cada uno de los yacimientos que albergan trazos líbico–bereber, tenemos Peña de Luis Cabrera, organizado en 2 sectores con sólo 4 y 7 paneles cada uno de ellos28, con un total de 20 líneas verticales29 con 22 signos y 73 recurrencias y 3 líneas horizontales con 14 signos y 18 o 20 recurrencias. Sorprende el alto registro de intervenciones líbico–bereber, teniendo en cuenta su ausencia en Fuerteventura. Otro ejemplo de yacimientos con exclusivo registro líbico–bereber lo tenemos en el Barranco Mulión en el que en 1 sector y 1 solo panel se han grabado 1 línea vertical con 7 signos y 7 recurrencias, así como una línea horizontal con 3 signos que
Foto 5. Vista parcial del S1P1 de Montaña Ortiz con ambos registros escriturarios.
constituyen a su vez 3 recurrencias. En este yacimiento hay que contabilizar la presencia de una letra aislada. Igualmente en la Peña de los Ancones se ha escrito una línea líbico–bereber de desarrollo horizontal con 4 signos y 4 recurrencias, además de otros caracteres aislados que suman 2 recurrencias. La Peña Juan del Hierro, organizada en 2 sectores con 6 y 14 paneles respectivamente, acoge 2 líneas horizontales con 9 signos y 10 recurrencias y 1 línea vertical de 6 signos y 7 recurrencias. La Peña del Cuenquito posee un solo soporte con una línea vertical con 4 signos y 4 recurrencias de pequeñas dimensiones30. La Montaña Guatisea posee 73 paneles en los que mayoritariamente se representan canales, cazoletas, cazoletas con canalillos y almogarenes. Sólo un panel31 contiene escritura líbico–bereber de carácter monumental, estructurado por una línea de 3 signos y 3 recurrencias más 1 signo aislado. Si bien estos son los yacimiento que ex-
clusivamente contienen escritura líbico–bereber, los enclaves de Lanzarote en los que conviven ambos alfabetos alcanzan un alto número de signos si los contrastamos con los yacimientos de Fuerteventura. En el Barranco del Mojón todas sus expresiones rupestres se establecen en un sector con 6 paneles, de los que en 2 se han representado motivos líbico–canario; otros dos muestran ambas grafías, acogiendo los 2 restantes expresiones geométricas rectilíneas. Con respecto al registro líbico–bereber, que es el que en estos momentos nos interesa, tenemos que en un panel32 se ha grabado 1 línea vertical con 5 signos y 5 recurrencias y 1 línea horizontal con 3 signos y 3 recurrencias y en el otro soporte33 1 línea horizontal con 2 o 3 signos e igual cantidad de recurrencias y 3 líneas verticales con 5, 2 y 3 signos y recurrencias. El Barranco Piletas organiza sus manifestaciones rupestres en 3 sectores,
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con un total de 6 paneles34 en los que se distinguen signos líbico–bereber, líbico–canario y trazos geométricos rectilíneos. En general aloja 2 líneas con 3 y 2 signos cada una, con 3 y 3 recurrencias respectivamente, con un total de 5 signos y 6 recurrencias junto a 1 línea líbico–canaria con 5 signos y 6 recurrencias.
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La Montaña Tenésara ajusta sus intervenciones rupestres en 2 sectores con 8 y 6 paneles respectivamente. 5 de los 8 paneles del S1 presentan grafía líbico–canaria35 y 2 soportes instalan a ambas escrituras conteniendo 3 líneas líbico–bereber, además de signos sueltos o aislados. Las filas de caracteres líbico–bereber poseen 2, 3 y 3 signos y 2, 5 y 3 recurrencias en el orden citado. Con respecto a la Montaña Ortiz, la participación rupestre se restringe a un solo panel en el que se escriben 2 líneas líbico–bereberes alineadas verticalmente, con 3 y 5 signos con un total de 5 signos y 8 recurrencias y una línea horizontal líbico–canaria con 4 signos y 5 recurrencias. Cueva Palomas constituye el mayor yacimiento con inscripciones que se ha documentado en Lanzarote hasta hoy. Las intervenciones –el mayor espectro insular– se distribuyen en 2 sectores con 38 y 46 paneles cada uno, de los que 10 contienen grafía líbico–bereber. En el S1 se localizan 2 paneles que sólo revelan esta grafía36, frente a 7 paneles con códigos líbico–canario37 y un panel en el que se han empleado signos de los 2 alfabetos38. En el S2 se encuentran 12 paneles39 con estos mismos signos del alfabeto líbico–ca-
nario, un panel40 que contiene ambos caracteres, 2 con signos líbico–bereber41 y uno42 con esta misma grafía junto a representaciones podomorfas. El recuento de signos líbico–bereber pormenorizado para el S1 es de 3 paneles, poseyendo uno de ellos43 9 líneas verticales con 17 signos y 33 recurrencias, siendo por tanto el mayor que hemos podido rastrear en Lanzarote. El otro panel44 posee 4 signos con 4 recurrencias y la misma cantidad de signos y recurrencias para el último de los soportes45. Por su parte, para el S2, a falta de completar el estudio, disponemos de un soporte46 con 3 signos e igual número de recurrencias, mientras que otro47 asila 6 signos y 6 recurrencias, y finalmente el panel en el que se ha representado la escritura con siluetas podomorfas48 posee 4 signos y 4 recurrencias. En el yacimiento de Castillejo 1, visible desde el anterior, sus intervenciones rupestres se diseminan en un sector con 6 paneles, de los que en uno se concentran ambas escrituras, verificándose para la grafía líbico–bereber 1 línea vertical de 4 signos y 4 recurrencias y 5 líneas líbico–canaria de 5, 9, 8, 5 y 12 recurrencias, sin que en la actualidad podamos contabilizar con certeza los signos. El sitio Cejo Romero posee 4 sectores con 3, 8, 1 y 4 paneles que alberga 4 líneas líbico–canarias –una de desarrollo vertical y 3 horizontales– con 6, 7, 3 y 3 recurrencias, además de 2 signos juntos y aislados. La escritura líbico–bereber se consigna en un panel49 con 2 y 4 signos y 4 y 4 recurrencias correspondientemente. Existen dos soportes50 que pudieran alojar otras
Foto 6. Parte superior del S2P3 de Cejo Romero con escritura de las dos grafías repitiendo la palabra. líneas de esta forma gráfica, pero que no tenemos en cuenta por no contar con la certeza de su naturaleza escrituraria. Entre ambas islas podemos hablar de un estilo en la manera de representar los símbolos gráficos, en el modo con el que se repiten los caracteres líbico– bereber y otro diferente para los trazos del líbico–canario. La generalidad de Lanzarote nos indica una disposición mayoritaria para grabar los caracteres líbicos canarios en horizontal, existiendo con frecuencia un desarrollo de la línea escrituraria vertical –lomo de libro– u oblicuo, mientras que en ambos casos el sentido de escritura es horizontal. Por el contrario y de manera excepcional en el Barranco del Mojón se muestra una línea de 5 letras líbico– canaria dispuestas en vertical, corres-
pondiendo el sentido de los signos a igual dirección e idéntica a la posición mayoritaria de la grafía líbico–bereber. Un buen ejemplo del sentido de escritura mayoritario de ambos sistemas lo encontramos en el S1P6 de Montaña de Tenésara, en el término municipal de Tinajo, o bien el ya citado S2P3 de Cejo Romero, en Yaiza. Aunque contamos con tres ejemplos de la representación de los caracteres líbico–bereber de tamaño significativo, refiriéndonos a ellos como monumentales, hoy solo citamos una línea de 3 signos más otro, que permanece fuera de esta alineación y cerca de ella en el yacimiento de Montaña Guatisea. Fuera de esa contabilidad se encuentra otra representación monumental en Castillejo 2, que no es objeto de este estudio, donde en el interior
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Foto 7. Parte inferior del S2P3 de Cejo Romero en el que se distribuyen caracteres de uno y otro alfabetos. 136
de un signo circular de 30 centímetros de diámetro se ha representado un motivo cruciforme, a modo de ligadura, que por mostrarse ahora exclusivo lo dejamos en reserva hasta identificar elementos similares o contenidos explicativos al mismo. El hecho de que Fuerteventura no cuente hoy con yacimientos con líbico–bereber como única temática de contenido, siendo una asociación frecuente en Lanzarote (en 7 yacimientos de 16) y que su uso esté presente –en variado porcentaje– en las demás islas canarias51, sugiere el carácter residual para este alfabeto frente al empleo del sistema líbico–canario, pudiéndose tratar de poblaciones que arriban a la isla o a ambas islas en cronologías más recientes, en relación a la ocupación de las demás islas que conforman este archipiélago. Lanzarote nivela con un mejor margen la presencia de uno u otro alfabeto, pero por ahora se tra-
ta de un abecedario excepcional de ambas. La realidad que planteamos pudiera, del mismo modo, corresponderse con alguna estructuración que experimentara la población primigenia de ambas islas, trasladándose, permaneciendo o llegando a Fuerteventura una fracción, jefatura o parte del linaje que no conserva la escritura líbico–bereber, al considerar sin duda alguna que se trata de un sistema escriturario de origen.
y evolucionando hasta llegar a crear una escritura con la que ya se tiene –la líbico–bereber– con la que se habla, o bien la inventaran uno de los grupos portador del lenguaje, que igualmente copiaran las personas que escriben líbico–bereber y que paulatinamente hubiera caído en desuso hasta su desaparición, momento en que comienza la generalización del líbico–canario, especialmente en Fuerteventura y en menor medida en Lanzarote.
Existen posibilidades de que la escritura líbico–canaria llegue a estas dos islas con la población, que la trae en su traslado desde el Norte de África, siendo originaria o gestándose en el Continente y evolucionando en estas dos islas del Archipiélago a donde llega la población maxie con conocimiento y práctica de la misma. La comunidad maxie que sobreviene permanece aislada en el continente africano de las demás comunidades que recalan en cada una de las otras islas, excepto de la de Fuerteventura. Pero también es posible pensar en la probabilidad de que la escritura líbico–canaria naciera o surgiera en estas dos islas a las que llega población conocedora de la grafía líbico–bereber y de este alfabeto que no hemos documentado todavía en el norte de África y que una de estas escrituras se desarrolla más que la otra para acabar siendo minoritaria en la fase próxima a la entrada normanda; o bien que este sistema líbico–canario evolucionara en ambas islas por su propia naturaleza o porque entre las gentes que llegan en el primero o primeros desembarcos, o en arribadas posteriores, vinieran personas que hablaran otro idioma, influyendo en la población existente y primigenia
En Fuerteventura resultan más frecuentes los sitios que exclusivamente exhiben grafía líbico–canaria, mientras que en Lanzarote sólo conocemos 2 yacimientos, siendo el caso de Montaña Cardona –con solo una línea de escritura– y la Peña del Letrero con dos, aunque muy cerca, a escasos metros de la Peña del Cuenquito con una línea vertical líbico–bereber que alberga un signo puntiforme, posible indicador de modernidad si nos acordamos de la evolución de la escritura líbico–bereber hacia el tifinag. Ello plantea otra cuestión relativa a la escritura líbico–canaria al documentarse en 4 de los 10 yacimientos que conocemos para Fuerteventura y existir enclaves con excepcional registro, como sucede con Morro Pinacho y Barranco del Cabadero. Por su parte, en Lanzarote sólo existen 2 yacimientos con este documento que apenas suman 3 líneas escriturarias. En contra de lo que hemos pensado hasta hoy, la presencia de los trazos geométricos rectilíneos si bien resulta una constante, en buena medida responde a la continuidad de vigencia de la práctica grabatoria, especialmente cuando se muestran como temática
única en los yacimientos rupestres, pues si estrictamente nos remitimos a la etapa aborigen, que es la que estudiamos, existe otra norma relativa a que si bien los motivos geométricos rectilíneos están presentes, no son mayoritarios, constatándose la presencia de paneles con signos escriturarios donde estos trazos permanecen ausentes, como sucede en el Barranco del Cabadero, Morro Pinacho, Morrete de la Tierra Mala, Montaña Blanca de Arriba, Montaña del Sombrero, Jacomar, etc. Advertimos de existencia de una relativa similitud de estilo en los caracteres líbico–canario del sur de Lanzarote –Cueva Palomas, Castillejo y Cejo Romero– con los de Fuerteventura. En esta isla, los yacimientos de Jacomar y Morrete de la Tierra Mala poseen la imprimación implícita de pretender un carácter de vigencia en el tiempo, sin que especialmente sea un código o hito espacial el lugar elegido para su emplazamiento. Ambos depósitos destacan por la cantidad de registro de grafía líbico–canaria que conservan en relación al número de paneles que poseen. Morrete de la Tierra Mala se ha consumado grafía líbico–canaria de pequeño tamaño –un centímetro– similar a la medida que alcanzan los signos líbico–bereber de Peña del Cuenquito, en Lanzarote, y que hasta ahora tomábamos como excepcional, como planteamos más arriba. Cada vez alcanzamos una mejor comprensión de los yacimientos escriturarios, su imbricación en el medio físico, entorno arqueológico en el que se insertan, comportamiento, elección y composición de cada depósito y espe-
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cialmente de sus características técnicas. Ello es así porque nos detenemos en los aspectos espaciales del territorio en el que se implanta cada estación, las características formales del estilo, la presencia de motivos, composición, combinación, mezcla, variación, técnica empleada en su elaboración, similitud y divergencia con las expresiones maxies de Fuerteventura, aspectos territoriales de cada signo o ámbito en el que se circunscribe, protagonismo de cada signo en tanto convive con otros, se concibe separado y por ello contribuye a la fabricación y concepción del paisaje físico y del territorio arqueológico, temática del emplazamiento en el que se podría fijar como hito en un territorio cultural. 138
Es posible que los yacimientos rupestres, y en concreto los que acogen materia escrituraria, favorezcan de manera determinante la construcción del territorio. Asimismo ordenan y erigen el paisaje del que forman parte y sustentan su significado y representación. Resulta revelador el estudio de los elementos que permanecen en el espacio, por si de su presencia, ubicación y contenido derivase una representación y código territorial o espacial concreto, acorde con la cultura que lo ha creado. Para el estudio de la significación del paisaje construido por los maxies, nos interesa el espacio sobre el que piensan, perciben, interpretan y lo reconvierten, al apropiárselo como algo suyo que les es útil para una función concreta. Esta parcela de estudio, las manifestaciones rupestres, no la concebimos como una temática aislada, independiente de las demás intervenciones que se plasman en la geografía de las islas, sino imbricada
en ellas y relacionada con lo que sucede en la llanura de Triquivijate, en el pico de El Cardón, en Fayagua, el Valle de Femés o en Zonzamas y con el conjunto de todos los yacimientos arqueológicos de diferente función y naturaleza. Aspiramos a completar el estudio de estos yacimientos como parte del todo, pues el simbolismo de la naturaleza de estos yacimientos es tangible. En este caso, el paisaje además de ser el escenario que acoge a las expresiones, nos da pautas para entender la vertebración de la sociedad en el medio físico. Además de ser una realidad manifiesta es el objeto de las transformaciones que se suceden en la cultura así como el resultado de las relaciones sociales de los maxies, en tanto intervienen en él, lo organizan y lo ordenan. Encontramos relevantes los yacimientos más complejos en base a la combinación temática de registros, los más simbólicos en función de los hitos orográficos más sobresalientes, pero también los que se insertan y camuflan al emplazarse en paredes de coladas basálticas que no resaltan en el horizonte, sino permanecen ocultas, como ocurre en Cejo Romero, o la Peña del Cuenquito, con su minúsculo registro alfabetiforme. El documento histórico que tenemos delante, un panel con grabados, lo hemos de transformar en un dato empírico, más allá de sus medidas y orientaciones. La investigación concluye con un análisis e interpretación en términos de explicación histórica. Esta aproximación ha sido un intento de ello.
NOTAS En este recuento obviamos el yacimiento de la Peña de Juana Gutiérrez por ser objeto de trabajo con Renata Springer Bunk, sin que ello signifique olvidar lo que éste aporta a la isla ni sus exclusivas propiedades, pues debido a éstas con independencia de la investigación en curso, lo consideraríamos. Igualmente sustraemos de esta comunicación dos enclaves de montañas (Montaña Tinasoria y Caldera Riscada), por el grado de alteración que manifiesta la primera de ellas, donde resulta comprometido asegurar el perfil de cada símbolo alfabético. Asimismo en Caldera Riscada no hemos completado la prospección arqueológica y contamos con escasos códigos o letras. 2 S2P5, S2P8, S2P11 y S2P17 3 Sin que este proyecto lleve parejas labores de prospecciones sis temáticas, sino que se vierte en un documento con formato de ficha, los depósitos y lugares arqueológicos que en ese momento conocen las dos personas que desarrollan la actividad de campo y cumplimento de ficha, Margarita Cejudo Betancort y quien firma este trabajo. 4 Como ya hemos escrito, para este trabajo obviamos por diferentes razones a Peña de Juana Gutiérrez, Montaña Tinasoria y Caldera Riscada. 5 Si contamos 18, que es el total de los enclaves conocidos, 9 son los que presentan formas líbico–bereber de forma exclusiva. 6 Especialmente el S2P12 y S2P35. 7 S1 con 9 paneles, S2 21 panel, S3 17 paneles, S4 1 panel, S5 11 paneles y S6 8 paneles. 8 En 12 ocasiones se han escrito 1 o 2 signos aislados y 4 líneas de difícil adscripción, trazados geométricos rectilíneos o signos líbico–canario. 9 S1:14 paneles, S2:21 paneles, S3:9 paneles, S4:4 paneles, S5:28 paneles, S6:19 paneles y S7:30 paneles. 10 S1P1, S1P9, S2P1, S2P3, S2P11, S3P1, S5P9, S5P11, S5P12, S5P13, S5P15, S5P18, S5P19, S5P21 y S5P27. 11 S1P18. 12 S5P10. 13 Montaña Guatisea, Montaña Cardona, Montaña Tenésara, Montaña Ortiz, Castillejo. 14 Cueva Palomas. 15 Peña Juan del Hierro, Peña Luis Cabrera, peña de Los Ancones, Peña del Cuenquito y Peña del Letrero. 16 Barranco Mulión, Barranco del Mojón y Barranco Piletas. 17 Cejo Romero. 18 Barranco del Mojón, cuyo desarrollo toma nombre de Barranco Piletas y la prolongación de éste conforma el Barranco Mulión. 19 Barranco del Mojón y Barranco Piletas. 20 Montaña Tenésara, Montaña Ortiz, Cueva Palomas –en la cima de la cordillera Pico Naos–, Hacha Grande–, Castillejo 1 –emplazado en la ladera sureste de La Atalaya, en Femés– y Cejo Romero, ceñido en una pared basáltica de significativo desarrollo en la franja Oeste de Los Ajaches. 21 No así para otros yacimientos, en los que con frecuencia exhiben un componente etnográfico y subactual importante, como son los de la zona de Los Apartaderos, en las llanuras próximas al Barranco de Tinajoy de Cabadero, etc., término municipal de La Oliva. 22 S1P18 y S5P8. 23 S3P10, S3P14 y S5P5. 24 S1P9. 25 S2P11. 26 S1P7. 27 S2P3. 28 En el S1 existe una línea líbico–bereber de proyección vertical que contiene 5 signos y 5 recurrencias. El S2 contabiliza 7 paneles de los que en 4 se han escrito líbico–bereber, con 3 líneas horizontales con 14 signos y 18 o 20 recurrencias y 19 líneas verticales con 22 signos y 68 recurrencias. 1
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Una aislada –S1P1– con 5 signos y 5 recurrencias y 19 líneas con 22 líneas y 73 recurrencias. Que dejaron de ser excepcionales después de que documentáramos del mismo tamaño grafía líbico–canaria en el Morrete de la Tierra Mala en Fuerteventura. 31 S2P68. 32 S1P4. 33 S1P5. 34 3, 1 y 2 respectivamente por sector. 35 13 líneas con 73 recurrencias. 36 S1P4 y S1P33. 37 S1P3, P8, P20, P22, P32, P37 y P38. 38 S1P21. 39 S2P2, P4, P9A, P15, P16, P21, P35, P40, P42, P43, P44 y P45. Si bien en este sector hemos estudiado al menos 7 paneles más, en la actualidad se requiere apoyo de material de escalada, por lo que no lo hemos podido cumplimentar. 40 S2P3. 41 S2P14 y P23. 42 S2P18. 43 S1P4. 44 S1P21. 45 S1P33. 46 S2P14. 47 S2P23. 48 S2P18. 49 S2P3. 50 S2P7 y S3P1. 51 Anotamos la abismal diferencia de la presencia de esta grafía en las demás islas, donde se muestra mayoritaria en El Hierro y Gran Canaria, con registro medio en La Gomera y una notable disminución en La Palma y Tenerife. 29
ARQUEOLOGÍA Y CONSERVACIÓN: UN PROYECTO COMÚN
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Cristina Ojeda Oliva Diplomada en Conservación y Restauración de Bienes Culturales Tibicena. Arqueología y Patrimonio, SLP Las Palmas de Gran Canaria
[email protected] [Fotos: José Guillen Medina] PALABRAS CLAVE: Conservación in situ, restauración , yacimientos arqueológicos, Gran Canaria. RESUMEN Como resultado de los trabajos que la empresa de arqueología Tibicena. Arqueología y Patrimonio SLP lleva desarrollando a lo largo de los últimos años, complementado las labores de excavación y conservación, se ha demostrado la necesidad de introducir el trabajo de conservación y restauración de forma integrada y sincronizada en las labores del equipo arqueológico. Esto ha supuesto el reto de compatibilizar la salvaguarda de los bienes arqueológicos con la propia excavación, hasta encontrar todos los recursos que garanticen la conservación de los mismos. Utilizando para ello la convivencia entre ambas disciplinas desde el primer momento en el que se planifica una excavación. El trabajo que aquí se presenta tiene su origen en criterios que se llevan asentando desde las recomendaciones de las primeras cartas internacionales dedicadas a la conservación y restauración (Atenas, 1931; Venecia, 1964; Bruselas, 1987; etc.). En consecuencia, se explicarán de forma básica parte de estos términos y criterios, para enlazarlos así con los trabajos que se han llevado a cabo en campo en las diferentes campañas desarrolladas por Tibicena, obteniendo como resultado más importante la obtención de información más precisa procedente de los bienes arqueológicos.
1.- INTRODUCCIÓN A LA TERMINOLOGÍA Se podría decir que si la finalidad de la arqueología es traducir la cultura material a través de la interpretación, la finalidad de la conservación es ase gurar la permanencia de esa cultura
material y permitir de esta forma que sea leída y que el documento histórico permanezca y pueda ser interpretado a través del tiempo (Porto Tenreiro, 2000). Así mismo, se define conservación como todos aquellos procesos que tie-
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nen como finalidad el mantenimiento de los bienes culturales. Es decir, conservar los objetos en un estado concreto, sin modificar su apariencia. La conservación trata de frenar el deterioro por dos vías: • Activa: es una respuesta al deterioro inexorable que sufren los bienes culturales. Consiste en frenarlo y luego reparar el daño (desalar, consolidar, fijar, inhibir). • Pasiva: aquellos procesos que tienen como finalidad frenar el deterioro sin reparar el daño = (también se conoce como) conservación preventiva, que puede ser: 142
- Externa: interviene en las condiciones externas que rodean al objeto (como por ejemplo el de crear una atmósfera adecuada mediante la creación de cubiertas temporales, o la seguridad, incendio-robo) = preservar. - Interna: intervienen en el propio objeto con el fin de frenar el deterioro (como por ejemplo, el realizar un soporte). Por otro lado, se define la restauración como todos aquellos procesos que tienen como finalidad restituir la imagen perdida y la legibilidad del objeto para devolverle la unidad potencial; ya no hay intervenciones de urgencia, son tratamientos destinados a una presentación estética. Es decir que, normalmente, el conservador que realiza los trabajos durante la excavación aplica siempre en su
mayoría tratamientos de conservación, todos destinados a suavizar los impactos que sufren los materiales al cambio brusco de medio; por el contrario los trabajos de restauración se aplicarán o no, dependiendo del futuro que se escoja para los bienes, tanto muebles como inmuebles.
• Reversibilidad: todos los tratamientos deben ser reversibles, sin dañar el original.
2.- CRITERIOS FUNDAMENTALES
• Documentación de las actuaciones: con la creación, por ejemplo, de fichas de campo.
Para el entendimiento de los trabajos de conservación-restauración aplicados a bienes arqueológicos que se pueden llevar a cabo in situ, es necesario tener en cuenta una serie de conceptos fundamentales. Estos conceptos están ya establecidos y se rigen por las recomendaciones de las cartas internacionales: • Mínima intervención: las intervenciones exponen a la obra a un estrés físico y son pocos los materiales que garantizan la estabilidad y la reversibilidad. • Preservación in situ: preferencia por el mantenimiento de las obras in situ, conservando su contexto. • Diagnóstico previo imprescindible: apoyado en estudios e investigaciones. • Actuaciones multidisciplinares: con la colaboración de especialistas en diferentes campos. • Discernibilidad: toda intervención deberá ser reconocible. Las partes añadidas deben distinguirse del original sin perturbar la lectura de la obra o conjunto.
• Compatibilidad: los materiales empleados no deberán ocasionar daños físicos ni químicos, ni estéticos, modificando o alterando la composición o aspecto estético de la obra.
• Seguimiento posterior de la obra. Es necesario, por todo ello, buscar un equilibrio a la hora de plantear las actuaciones. 3.- EL TRABAJO DEL RESTAURADOR En España, a lo largo de la historia, el papel del conservador-restaurador en una excavación arqueológica nunca fue muy relevante, no formaban parte de los equipos de campo. Únicamente cuando aparecía un material problemático o susceptible de musealización se llamaba al restaurador del museo, que acudía de manera excepcional. No será hasta los años 80 que se empieza a ver la necesidad de un restaurador durante los trabajos de excavación. Esto vendrá directamente relacionado con las nuevas tendencias de la arqueología: una arqueología analítica y científica que necesita personal especializado. El Instituto alemán y Casa Velázquez serían los primeros en introducir a un restaurador en sus equipos. En este sentido podemos plantear la siguiente pregunta: ¿Por qué se hace necesaria una interven-
ción de restauración en un yacimiento terrestre o subacuático? Es sabido que el momento de la excavación puede resultar muy perjudicial para los restos arqueológicos ya que, por lo normal, se encuentran en un medio estable. La extracción de los materiales de su entorno terrestre o subacuático a un medio aéreo, supone un estrés físico-químico que puede derivar en una importante pérdida de material y por tanto de la información que éstos nos puedan proporcionar. Para evitar que esto ocurra, es necesario que se lleven a cabo tratamientos de conservación, tanto activos como pasivos, que permitan suavizar en la medida de lo posible este impacto. Y que los cambios bruscos que puedan sufrir no causen daños irreparables en los materiales. La toma de decisiones sobre los tratamientos a llevar a cabo deberían realizarse en una fase previa a la excavación, es decir, formando parte de los trabajos de planificación, garantizando una correcta ejecución y mantenimiento de los mismos. De este modo, si se toman las medidas adecuadas de conservación preventiva, parte del trabajo de conservación in situ durante la excavación será innecesario. 4.- ACTUACIONES Las actividades que se lleven a cabo dependerán en gran medida del medio en el que nos encontremos, ya sea en un medio marino, terrestre o lacustre. Aun así, existen unas pautas generales que se pueden describir:
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4.1.- Recuperación de materiales con evidentes signos de deterioro Aquí se realizarán los primeros tratamientos, entre los que se encuentran: limpiezas, preconsolidaciones, engasados y adhesiones.
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Como ejemplo de estas actividades cabe destacar la campaña realizada por la empresa durante los meses de octubre-noviembre de 2009 en el yacimiento de Finca Clavijo, en Guía, Gran Canaria. Se trata de una necrópolis del siglo XVI, probablemente de esclavos, en la que aparecieron una gran cantidad de objetos personales asociados a los individuos, tales como pulseras de cuentas, pendientes-aretes de metal, una medalla e incluso una moneda, que después de su limpieza en el laboratorio pudimos datar como del siglo XVII. A la hora de extraer las cuentas del individuo de la fosa 3, se presenta el problema del estado de conservación de las mismas, que se descom-
Fig. 1. Detalle in situ de las cuentas de naturaleza vítrea aparecidas en la fosa 3.
Fig. 2. Cuentas de pasta vítrea una vez terminado el proceso de limpieza y estabilización.
ponían una vez expuestas al nuevo medio por su alto grado de desvitrificación. Por ello se decide realizar una extracción en bloque con el sedimento y un engasado perimetral, que nos permitió su correcta extracción y posterior transporte hasta el laboratorio provisional, donde se excavó con métodos más adecuados. Para la consolidación de este bloque de sedimento con las cuentas se usó un consolidante a base de una resina acrílica en acetona, de fácil reversibilidad, aplicada por inyección y por pulverizado. Una vez en el laboratorio provisional, gracias al método de extracción, se consiguen rescatar las 521 cuentas, que de otro modo, se hubieran perdido. Otra intervención realizada in situ, en este caso sobre restos de naturaleza ósea, fue la llevada a cabo en el yacimiento de Antigafo, en Agaete, Gran Canaria, donde aparecieron tres enterramientos funerarios aborígenes, que quedaron al descubierto tras una eta-
Figs. 3 y 4. Proceso de consolidación in situ de restos óseos.
pa de lluvias fuertes; también hay que decir que es una zona muy expuesta a fuertes vientos y a otros elementos atmosféricos, que condicionaron el estado de conservación tan precario de los restos óseos. En general, el lote de huesos presentaba una fuerte descohesión interna, con un alto grado de fragmentación, y con la superficie cubierta de craquelados. Esto provocaba que al quedar expuestos al medio aéreo comenzaran a desintegrarse. Las circunstancias adversas impedían una extracción segura de los restos, por lo que se decide ir haciendo una consolidación a la vez que se van excavando. La consolidación se realizó con una resina acrílica en disolución en acetona y/o xileno en varias concentraciones, aplicada en varias capas; así mismo se dejaron parte de los esqueletos sin consolidar como muestra. Durante los trabajos de extracción también se realizaron adhesiones y
engasados puntuales donde fue necesario. Todo este conjunto de acciones permitió una correcta lectura y documentación de los restos in situ y con ello el rescate de información antes de su extracción y traslado. Hay que tener en cuenta que una vez consolidados, los restos dejan de ser aptos para cualquier tipo de analítica, por lo que no se trata de practicar consolidaciones indiscriminadas, sino que requiere un importante estudio previo. 4.2.- Documentación paralela del estado de conservación en el momento de la excavación y documentación in situ de los procedimientos Debe quedar un registro de todas las intervenciones llevadas a cabo in situ sobre los materiales; muchas veces nos encontramos en yacimientos en
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que se pueden enganchar a los estratos de descomposición de los objetos, pigmentos, etc.
Fig. 5. Ejemplo de fichas de campo generadas por Tibicena
los cuales se han llevado a cabo tratamientos de conservación y restauración, y no ha quedado registro de muchas de estas intervenciones, por lo que en la campaña siguiente, al llegar un restaurador nuevo y aplicar sus propios tratamientos, estos pueden ser, o no, compatibles con los anteriores. Es por esto que surge la necesidad de generar fichas de campo en la que se detallen todas las acciones que se lleven a cabo durante la excavación, de manera que tanto bienes muebles como inmuebles vayan acompañados de un informe detallado con campos específicos para el estado de conservación, productos y porcentajes de los productos aplicados, croquis, etc.
4.3.- Embalaje de las piezas Otro factor importante a tener en cuenta es el embalaje de las piezas en el momento mismo de la excavación, para evitar la continuidad de los procesos de alteración. Esta es una fase a la que apenas se le dedica tiempo, muchas piezas no tendrán otro embalaje que el que se les dé en este momento, y se suelen usar muchos materiales no adecuados; como, por ejemplo, el uso del algodón para embalajes de materiales que consideramos más débiles y de gran valor, siendo esto muy perjudicial para los objetos arqueológicos ya que se trata de un material, por un lado, de naturaleza orgánica, y por otro, compuesto por pequeñas fibras
Tratamiento ideal: - Protección contra las variaciones de la humedad relativa y temperatura. - Control de los agentes biológicos (utilización de materiales poco susceptibles a la colonización biológica).
- Separación de los objetos según su naturaleza. - Resistencia a los choques, al uso y al envejecimiento. - Características químicas determinadas, que no interactúen con el objeto. - Amortización de las vibraciones. Figs. 6 y 7. Proceso de extracción de cerámicas de procedencia subacuática.
- Permitir la correcta manipulación de los materiales.
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Los embalajes habrá que adaptarlos según su función. Los primarios son los que se realizarán in situ, en el mismo momento de la extracción para su estabilización hasta su llegada al laboratorio provisional; los secundarios serán los que haremos para su transporte desde el laboratorio hasta su destino final, el museo.
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Durante las intervenciones subacuáticas que desarrollamos en el mes de enero en las costas de la isla de La Graciosa, se llevaron a cabo trabajos de conservación-restauración encaminados a minimizar los problemas de deterioro que se le presentan a los materiales arqueológicos procedentes de este medio. Dado que los materiales de procedencia subacuática requieren de unos medios diferentes a los de procedencia terrestre, antes de comenzar la extracción del material, se aseguró un espacio como laboratorio temporal cercano al sitio de excavación, para llevar a cabo los procesos de estabilización necesarios. También se procuró todo el material y equipo necesario para realizar adecuadamente los procesos de extracción, transporte y almacenaje de las materiales. El izado de los objetos desde el yacimiento hasta el barco supuso la utilización de una metodología previamente estudiada para cada extracción. En el caso del botijo (olive jar ), dado el estado de conservación tan precario en el que se encontraba, se plantea un embalaje individual que permitió que, una vez extraído del lecho marino, su elevación y transporte hasta el laboratorio temporal se hiciera sin necesidad de manipularlo. Esto se consiguió mediante la elaboración de una cama rígida a base de una cesta perforada y
un acolchado con tejidos empapados de agua que, una vez fuera del agua, se usaron para taparla y retener la humedad hasta llegar al laboratorio provisional. Su elevación hasta la superficie se hizo con varios submarinistas y con la ayuda de una boya deco, asegurando su estabilidad y el reparto de las fuerzas de forma regular por toda la superficie. Una vez allí, se comenzó con los baños de desalación en las cubetas preparadas para ello. Hubo que interrumpir el proceso de desalación para transportar las cerámicas desde La Graciosa hasta el centro de Tibicena en Las Palmas de Gran Canaria, donde se seguiría con el tratamiento. Para ello se idean unos embalajes en húmedo que impiden que las cerámicas se sequen hasta su llegada al laboratorio, evitando así el transporte de contenedores llenos de agua que aportan mucho más peso. Se recubre toda la pieza con planchas de espuma de poliuretano saturada de agua con fungicida, y se envuelve todo él en una capa de polietileno flexible. Esta se adaptó bien a toda la superficie del conjunto sellándola de la mejor manera posible, a fin de que el objeto se mantenga húmedo en una cámara estanca. Por último se ajusta el cierre hermético de la caja con el fin de evitar la evaporación del agua. Otro recurso, en este caso para los embalajes en seco, sería la utilización de diferentes espumas de tipo polietileno o poliuretano para crear camas rígidas o semiflexibles que sirvan de apoyo para piezas de resistencia mecánica más débil. Este tipo de embalajes viene muy bien sobre todo para piezas de naturaleza metálica que aparente-
mente están en buen estado de conservación, pero cuyo núcleo metálico probablemente esté muy deteriorado y que con un mínimo impacto o presión acaban colapsando. Como norma general, el transporte se debe amoldar a las piezas y no las piezas al transporte, ya que en esta última etapa los materiales sufren mucho. Los embalajes deben plantearse de manera que presenten elementos anti-vibraciones, anti-choques, resistentes a los arañazos, tratando de evitar cajas demasiado llenas o pesadas. 4.4.- Función de laboratorio Toda excavación tiene que tener un laboratorio provisional para los pri-
Fig. 9. Reverso de moneda de 4 maravedís perteneciente al yacimiento Finca Clavijo, una vez terminada la limpieza y neutralización de los procesos de corrosión.
meros tratamientos de estabilización materiales: aplicar a los metales una atmósfera controlada y soportes adecuados; neutralización de los procesos de corrosión, adhesiones de fragmentos cerámicos que el arqueólogo considere para el rescate de las formas; primeras limpiezas de los materiales como concreciones, tierras, etc.; estabilización de piezas de procedencia subacuática, elección del tipo de embalajes secundarios. En este tiempo es donde, normalmente, se recupera la mayor parte de la información que nos pueda aportar el objeto. Como, por ejemplo, la limpieza de una medalla o moneda que nos pueda aportar más información sobre la datación del yacimiento. 4.5.- Trabajo en los restos inmuebles que han quedado en el yacimiento tras la excavación
Fig. 8. Trabajos efectuados en el laboratorio provisional.
Como consolidación de estructuras o pinturas rupestres. En el contexto canario, este es quizás uno de los pasos
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Fig. 10. Fijación de los almagres aparecidos en el yacimiento de Las Guayarminas, Gáldar.
más conocidos dentro del trabajo de conservación; cuando se termina de excavar se llama al conservador-restaurador para que trabaje sobre las estructuras que van a permanecer in situ. Pero hay que tener en cuenta que los trabajos sobre las estructuras inmuebles, también comienzan desde el mismo momento en que se empiezan a exponer al nuevo medio, y que si no se toman medidas a tiempo podría perderse parte de la información que nos puedan aportar. Aquí pongo el ejemplo del yacimiento de la bajada de Las Guayarminas, en Gáldar, donde aparecieron las estructuras de una casa aborigen. En cuanto comienzan los trabajos de exhumación en la zona de la alcoba, empiezan a aparecer restos de almagre sobre los sillares que componen las paredes; almagres que se encontraban muy dis-
gregados y que ya habían perdido toda su adherencia al soporte. Para evitar la pérdida parcial de los restos de pintura se decide actuar excavando los muros dejando un estrato de sedimento de unos cuatro centímetros que cubriera los almagres; es aquí donde comienza la intervención del restaurador que, para su limpieza, realiza un preconsolidado a medida que se va eliminando con sumo cuidado este estrato de tierras. Como son intervenciones que tienen que ser rápidas por los plazos con los que normalmente contamos, no se elimina la tierra en su totalidad, lo que requeriría una mayor inversión de tiempo, sino que se dejan para una intervención de cara a una futura puesta en valor del yacimiento. Finalmente se engasa todo el conjunto con el fin de generar un film protector para
Fig. 11. Consolidación in situ de fragmentos de enlucidos aparecidos en el yacimiento Solar Norte de la Catedral de Las Palmas.
la posterior cubrición con geotextil y tierra. Hay que tener en cuenta que la permanencia de los bienes inmuebles en el sitio debe ser compatible con su conservación, lo que requiere futuras labores de mantenimiento, seguridad y protección. La conservación, es un trabajo interdisciplinar en el que un gran número de técnicos se sincroniza para minimi zar los riesgos que lleva la salvaguarda de los bienes, en este caso arqueológicos, ya que si bien todos tenemos la obligación de conservar nuestro patrimonio, la aplicación de técnicas para su pervivencia sólo debe ser competencia de los técnicos cualificados para tal fin (Díaz Martínez, 2005).
BIBLIOGRAFÍA CALVO, A. (2003): Conservación y Restauración. Materiales, técnicas y procedimientos: de la A a la Z . Ediciones del Serbal, Barcelona. DÍAZ MARTINEZ, S. (2005): “La conservación de los yacimientos arqueológicos in situ”, Boletín Arkeolan, 13, Donostia-San Sebastián: pp. 109-130. LABORDE MARQUEZE, A. (2005): “Conservación en yacimientos arqueológicos”, Boletín Arkeolan, 13, DonostiaSan Sebastián: pp. 28-46. PEARSON, C. (1987): Conservation of marine archaeological objects. Butterworth-Heinemann, Londres. PORTO TENREIRO, Y. (2000): Medidas urgentes de conservación en intervenciones arqueológicas. CAPA: Cadernos de arqueoloxía e patrimonio, Nº 13.
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ANEXO ARQUEOLOGÍA Y LEGISLACIÓN
MARCO LEGAL DE LA GESTIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO* Pilar Gómez Cortés Técnica jurídica del Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote
[email protected] María Antonia Perera Betancort Arqueóloga. Jefa del Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote
[email protected] PALABRAS CLAVES: Ley 4/99, de 15 de marzo, de Patrimonio Histórico de Canarias, Anteproyecto de la Ley de Patrimonio Histórico y Cultural de Canarias, Arqueología.
RESUMEN
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Las autoras han realizado un análisis comparativo del contenido en materia de arqueología entre el texto jurídico vigente, la Ley 4/99, de 15 de marzo, de Patrimonio Histórico de Canarias y el Anteproyecto de la Ley de Patrimonio Histórico y Cultural de Canarias que se encuentra en fase de aprobación. 1. DEFENSA DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO El patrimonio arqueológico forma parte del concepto general del patrimonio histórico y cultural de Canarias (artículo 2 de la Ley de Patrimonio Histórico de Canarias (en adelante LPHC) y del Anteproyecto de Ley (en adelante AL). En consecuencia, existe un deber general de la sociedad y de los poderes públicos de protegerlo, conservarlo, investigarlo y difundirlo (artículo 4 de la LPHC y del AL). El AL simplifica y concretiza a la vez tal definición, ya que el artículo 60 de la LPHC centra su definición en la
metodología arqueológica, bienes inmuebles y muebles de carácter histórico susceptibles de ser estudiados con metodología arqueológica, hayan sido o no extraídos, y tanto si se encuentran en la superficie como en el subsuelo o en el mar territorial, para en párrafo aparte incluir la paleontología. El artículo 43 del AL establece que lo integran los bienes muebles e inmuebles que contengan los valores que definen el patrimonio histórico y cultural de Canarias (artículo 2 del AL) que requieran aplicación de metodología arqueológica, se encuentren en superficie, subsuelo, en un medio acuático o hayan sido extraídos de su contexto original.
N Ó I C A L S I G E L Y A Í G O L O E U Q R A
: O X E N A
Foto 1. Vasija localizada en el Barranco del Cohón. Pájara, Fuerteventura.
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A esta definición va ligada la condición de Dominio Público de los bienes arqueológicos (artículo 61 de la LPHC y 44 del AL), que no pueden ser ob jeto de tenencia, venta o exposición pública por las personas particulares o instituciones privadas. El AL elimina, respecto a la LPHC, el otorgar una condición especial de dominio público a los bienes pertenecientes al pasado aborigen canario. De esta condición de dominio público se deriva la obligación general de todas las personas físicas o jurídicas poseedoras de bienes de dominio público de entregarlos a las instituciones competentes para su custodia y conservación. Mientras que en la LPHC se recoge tal obligación en la Disposición Transitoria Cuarta, el artículo 45 del AL establece tal obligación como general y permamente, no sometida a plazo, a diferencia del año que se impone en la citada Disposición Transitoria Cuarta. De tal condición deriva igualmente la persecución del saqueo y expolio, así como la competencia estatal (Ley
16/85, de 25 de junio de Patrimonio Histórico Español) respecto a la exportación ilegal de bienes muebles de dominio público. 2. GRADOS DE PROTECCIÓN La LPHC establece dos grados de protección, la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de Zona Arqueológica y las cartas arqueológicas de ámbito municipal. La declaración BIC, Zona Arqueológica, se define en el artículo 18.1, e) como el lugar o paraje donde existen bienes muebles o inmuebles representativos de antiguas culturas, mientras que el artículo 23.1,e) conlleva la misma definición pero acorde con la que realiza sobre el patrimonio arqueológico, añade cuyo estudio requiera la aplicación de la metodología arqueológica. Asimismo en ambos textos legales se dispone la categoría BIC para la Colección de Bienes Muebles o Bien Mueble individualmente considerado con idénticas definiciones, basadas en
Foto 2. Vista aérea de 2009 del yacimiento arqueológico de Fiquinineo, Lanzarote.
el cumplimiento del requisito de que ostente valores históricos o culturales para su declaración. El artículo 62.1 y 2 de tal ley declara, sin expediente incoado ni instruido al efecto, con categoría de Zona Arqueológica todos los sitios, lugares, cuevas, abrigos y soportes que contengan manifestaciones rupestres, así como con la categoría de Bien Mueble todas las momias, fardos y mortajas funerarias pertenecientes a las poblaciones prehispánicas de las Islas Canarias cualquiera que sea su actual ubicación y estado de conservación. Añade todas las colecciones de cerámica, incluidos ídolos y pintaderas, utensilios líticos, objetos de piel, madera, hueso, material malacológico, pecios y aquellas otras piezas fabricadas en materia vegetal. De conformidad con el artículo 23 de la LPHC los BIC deberán inscribirse en el Registro Canario de Bienes de Inte-
rés Cultural, como instrumento de público y general conocimiento. La LPHC, en su artículo 64, establece la obligación de crear Cartas Arqueológicas de ámbito municipal, instrumento que se define como de carácter interno de las administraciones, y donde se identificarán, localizarán y serán inventariados los yacimientos arqueológicos de Canarias (territorial y subacuático). El AL (artículo 5) establece como grados de protección los BIC y su inscripción en el Registro de Bienes de Interés Cultural y la Carta Insular de Bienes Históricos y Culturales como instrumento de protección de aquellos bienes muebles, inmuebles e inmateriales, que careciendo de los notorios valores que justifican la declaración BIC, poseen en cambio valores culturales de interés insular. Desaparecen las cartas arqueológicas como instrumentos de carácter exclusivamente administrati-
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vo, con la finalidad de dotar a la Carta Insular de fuerza vinculante. Los bienes incluidos en las cartas arqueológicas, a la entrada en vigor de la nueva ley, deberán incorporarse a alguno de los instrumentos de protección que en la misma se regula. Como novedad, respecto a las Zonas Arqueológicas se instará de oficio la inscripción de su declaración en el Registro de la Propiedad.
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La LPHC establece la disposición de Planes Especiales de Protección como instrumentos de planeamiento urbanístico, y el AL impone su carácter obligatorio introduciendo en el contenido básico de los Planes Especiales el análisis de la potencialidad arqueológica del subsuelo, así como las medidas protectoras en caso de afección. 3. RÉGIMEN DE INTERVENCIONES El patrimonio arqueológico exige una metodología especifica no sólo para su estudio, intervención, puesta en uso, protección y conservación, sino además para su localización y caracterización, ya que su significación histórica viene definida por esta naturaleza y por el contexto que explica y singulariza su existencia. Por eso en el AL se contemplan junto a las medidas protectoras y correctoras, aquellas otras de carácter preventivo, ya que se trata de un patrimonio de amplia implantación en el territorio, de dispar cronología, entidad y materialidad y de extrema fragilidad. Tanto en la LPHC como en el AL respecto a los BIC se establece un (1) régimen de autorizaciones para ejecutar inter-
venciones, obras y usos en los BIC y en sus entornos de protección (artículo 55 y siguientes de la LPHC y 65 del AL), añadiéndose como ya hemos indicado el (2) régimen de autorizaciones que se establece en la Carta Insular. El artículo 66 y siguientes de la LPHC regulan el régimen de autorizaciones con relación a las intervenciones arqueológicas, así como en el AL del artículo 49 al 50. Tal materia actualmente se regula en el Decreto 262/2003, de 23 de septiembre, por el que se aprueba el Reglamento sobre Intervenciones Arqueológicas en la Comunidad Autónoma de Canarias, que resultará derogado expresamente a la entrada en vigor, en caso de aprobación del AL (Disposición Derogatoria Única). El AL introduce nuevas definiciones de las intervenciones arqueológicas así como de su regulación e instrumentalización. Ambos documentos recogen disposiciones similares respecto a las cautelas y autorizaciones de desplazamiento de estructuras de carácter arqueológico. Este régimen de autorizaciones se apoya en órganos consultivos, tales como la Comisión Insular de Patrimonio Histórico (y Cultural) y como novedad en el AL, se establece la obligatoriedad de creación de los Concejos Municipales de Patrimonio Histórico y Cultural (ahora de creación potestativa), y en ambos casos con un criterio de composición técnico especializado en la materia.
4. RÉGIMEN COMPETENCIAL Y DE FUNCIONES Respecto a los BIC, tanto en la LPHC como en el AL, corresponde a la Administración Pública de la Comunidad Autónoma la declaración de los mismos, y la gestión del Registro BIC. El AL introduce la competencia de incoar e instruir expedientes BIC en el caso de los bienes adscritos a su Patrimonio o a servicios públicos gestionados por ella y, cuando habiendo requerido al Cabildo correspondiente para que incoe, no lo haya hecho en el plazo de dos meses. Ambos textos recogen las competencias de autorización de intervenciones arqueológicas, la programación de investigaciones, la inspectora y sancionadora en casos legalmente determinados. En el AL desaparece la Alta Inspección establecida en la LPHC, se impulsa la creación del Centro de Documentación del Patrimonio Histórico (y Cultural en el AL), como medio para conseguir unidad documental actualizada de sus bienes históricos y culturales, así como su informatización. El AL recoge la competencia de autorización de creación de Parques Arqueológicos, así como la constitución de la Comisión de Valoración del Patrimonio Histórico y Cultural, órgano consultivo dependiente de la Comunidad Autónoma, que entre otras funciones ostenta la de valorar bienes descubiertos en virtud de hallazgos casuales. Los Cabildos Insulares mantienen en el AL un régimen competencial similar al de la LPHC, con la novedad de la creación de la Carta Insular y el
otorgamiento de autorizaciones fundamentadas en la misma. Igualmente, ejercerán la función inspectora y sancionadora como un deber inexcusable. Respecto a los museos arqueológicos insulares se mantiene la competencia del Título IV de la LPHC, ya que el AL decide no incluir en su texto materia museística al considerar que debe tramitarse una legislación específica (Disposición Transitoria Primera del AL). En consecuencia la totalidad de las islas deberán contar con su museo insular, siendo obligación de la Comunidad Autónoma su materialización. En ambos textos se recoge la función de todas las administraciones públicas competentes de adoptar las medidas tendentes al regreso a su lugar de origen de los bienes arqueológicos. Cabe reflexionar en este punto sobre la polémica que surge cuando se plantea que en ocasiones el Patrimonio Arqueológico (Bienes Muebles o estructuras desplazadas) goza de mayor protección en un museo aunque éste radique fuera del lugar de origen de tal bien. Igualmente, para ambas administraciones, tanto en uno como en otro texto se recogen funciones relativas a la difusión, fomento y disfrute del patrimonio histórico y cultural. De tal forma que, además de las medidas de exención fiscal y de subvenciones, como novedad en el AL se establece el deber de incluir en los planes de estudio de los distintos niveles del sistema educativo obligatorio el conocimiento del patrimonio histórico y cultural de Canarias y el reconocimiento oficial a
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personas que se distingan por su valor en defensa del mismo. No es suficiente conocer, si no que es fundamental ser conscientes de que hay que proteger y trabajar las conciencias. 5. RÉGIMEN SANCIONADOR Y CÓDIGO PENAL La LPHC y el AL establecen un régimen similar de infracciones y sanciones, que en el caso de AL se actualiza respecto al Texto Refundido de la Leyes de Ordenación del Territorio de Canarias y Espacios Naturales de Canarias.
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Los artículos 323 y 324 del Código Penal regulan el delito de daños contra el Patrimonio Arqueológico. En este caso, a diferencia del régimen sancionador administrativo, que sanciona las intervenciones realizadas sin la autorización preceptiva (carácter preventivo), la ley penal precisa la producción del daño para castigar. Alejándonos de la temática comparativa del actual marco legal de la gestión del Patrimonio Arqueológico y de la nueva escena jurídica que se tramita, para centrarnos en los valores de esta parcela patrimonial, su situación, delegación de competencias y propuesta de elevación de expediente a Patrimonio Mundial, entendemos que desde que la materia del patrimonio histórico se gobierna y administra en las islas, la arqueología mantiene un significativo peso en las administraciones con competencias, y en general en la ciudadanía para quien la historia aborigen y la arqueología de las comunidades indígenas constituye su herencia cultural más preciada. Cuan-
do las competencias de componente patrimonial residen en la Comunidad Autónoma, antes del traslado parcial de las mismas a los cabildos insulares, la arqueología se convierte en un bastión importante en las negociaciones de este desplazamiento que afecta a su instrucción, hasta tal punto que en la actualidad, y finalmente después de que por la actual Ley de Patrimonio se formalizara esa transferencia a las mesas de los cabildos insulares, la Comunidad se reserva algunas de ellas, en un claro ejemplo de ejercitar su voluntad de gestionar, oficiar y controlar aspectos de esta materia, como son las autorizaciones de las intervenciones arqueológicas que se realizan en el archipiélago, la denominada alta inspección, la coordinación del desarrollo investigador, que de ninguna manera residen en los cabildos insulares. Siempre nos hemos preguntado si ese celo y esfuerzo de la Comunidad Autónoma por garantizarse la apropiación o conservación de determinadas competencias en materia arqueológica se corresponde con el interés, preocupación, esmero y cuidado que toda administración debe profesar a la herencia cultural que gestiona, y cuya propiedad reside en la ciudadanía. Si ello indica responsabilizarse de la excelente salud que debe gozar, porque es consciente de su importancia y por el convencimiento que debe tener de la incapacidad de los cabildos insulares en gestionar de igual modo a cómo realiza ella esta delicada materia o patrimonio. Igualmente nos interrogamos por la naturaleza de la atracción que ejerce esta temática en la comunidad política –no en la ciudadanía para quienes el patrimonio es la me-
Foto 3. Inscripción rupestres en el frontal externo de la Cueva de Tajodeque, La Palma.
moria, el ayer, la conciencia de lo que somos, la puerta para la planificación del hoy y del futuro. La perseverancia de la Comunidad Autónoma en velar con diligencia y escrupulosidad por el Patrimonio Arqueológico de estas islas debe corresponderse con la importancia que ésta le da a este legado. Esta herencia gozará de valor sólo si se la proporcionamos, y así, substancial y transcendental la percibimos. Desde el punto de vista científico, teniendo en cuenta la unidad de gestión única que debe desplegar el gobierno de la Comunidad Autónoma, con la suma de todos los cabildos insulares y los órganos consultivos que establece la legislación vigente, no es fácil sintetizar la cultura de las poblaciones aborígenes canarias, al tratarse de una materia altamente compleja, heterogénea y muy abundante, que conserva más realidades que islas por las que se distribuyen sus evidencias. Se trata de sociedades que se desarrollan en cada isla, aisladas del resto y de su lugar de procedencia, emanándose
de ello múltiples variantes materiales de una misma expresión. De este aislamiento, con la aparente pérdida del conocimiento, o desconocimiento de las técnicas de navegación, derivan las características originales y únicas, ya sea en la producción de la industria material, estrategias de desarrollo, formas de adaptación a los medios físicos caracterizados por presentar diversos ecosistemas que demandan respuestas adaptativas, bien sea en las islas desierto como Fuerteventura o Lanzarote; islas bosques como La Palma o Gran Canaria, o constreñidas en su espacio como sucede en El Hierro, etc. que proporcionan un alto valor desde el punto de vista cultural. Canarias no sólo es el lugar geográfico en el que de forma exclusiva se desarrollan las culturas amazigh en realidades insulares, sino que cada una de ellas conforma un contexto y hechos diversos y diferenciados de los demás, incluso en aquellas islas como Fuerteventura y Lanzarote, las cuales comparten gentilicio.
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La importancia de las culturas aborígenes se constata por las evidencias que permanecen en el ámbito terrestre o marino y por la situación en la que se encuentran otras islas de este océano. En efecto, Canarias constituye el único archipiélago habitado del Atlántico antes de la llegada de la población europea atraída por su conocimiento, conquista o poblamiento. De la misma manera esta cultura se revaloriza porque las islas permanecen alejadas del ámbito mediterráneo la mayor parte del tiempo en el que se desarrolla en ellas las culturas amazigh. En esta variedad y aislamiento o alejamiento cultural y físico se constata la existencia de técnicas tan avanzadas como la práctica de momificación, que resultan inesperadas en este ámbito cultural insular, especialmente si se trata de una práctica singularizada que se aleja de los procedimientos establecidos para otros espacios culturales, como puede ser el egipcio. Hablamos igualmente de la tecnología que depuran para trabajar la piedra en un medio físico carente de metales, disponibles en su lugar de origen, de la organización social que alcanzan, por ejemplo en Gran Canaria con presencia de graneros colectivos, sistemas de riego por acequias, necrópolis de significativo desarrollo, técnicas constructivas caracterizadas, módulos arquitectónicos habitacionales conectados por tramos de calles, enterramientos en vasijas, cuevas pintadas, exquisito conocimiento de los aconteceres en la bóveda celeste, etc. El origen de la población canaria lo encontramos –con todas las dudas razonables– en grupos norteafricanos emparentados con las culturas pre-
rromanas, que la población europea conoce antes de 1339, fecha en la que Lancelotto Malocello denomina con su nombre a la “Insula di Lanzarotus Malocellus”, tal y como recoge el mapa de Angelino Dulcert, que se sitúa junto a Fuerteventura, Isla de Lobos –Vegi marini –, La Graciosa y La Alegranza. Estas islas igualmente reflejan su peculiaridad en la existencia y práctica del silbo como recurso o mecanismo de comunicación en lugares agrestes como La Gomera y El Hierro –islas en los que pervive– o territorios llanos y extensos tal como Fuerteventura y Lanzarote. El inmenso valor cultural se manifiesta asimismo en sus sistemas escriturarios, confirmándose una escrupulosa correspondencia y afinidad entre los alfabetos líbico–bereber del Norte de África y de las Islas Canarias. De esta parcela arqueológica, las manifestaciones rupestres, disponemos de contenidos actualizados por la continuidad que experimentan las investigaciones desarrolladas especialmente en el archipiélago. E igualmente se particulariza el conocimiento sobre la escritura líbico–canaria, documentada por ahora sólo en Fuerteventura y Lanzarote, aunque existen ejemplos de surgimiento de sistemas nuevos de escritura entre la comunidad libia sustentada en los continuos contactos que ésta experimenta con la población romana, especialmente en el sur libio. Paralelo a la existencia de escritura líbico–bereber se encuentra en las dos islas canarias citadas un frecuente registro de manifestaciones rupestres figurativas podomorfas, extensamente atestiguada para el Norte de África, cuyo registro en estas dos islas se encuentra en notable aumento.
Foto 4. Canales rupestres de Arico. Tenerife.
Actualmente el estudio de la escritura líbico–canaria constituye una de las vías de investigación más interesantes, especialmente ahora cuando desde la Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural se impulsa un estudio que afecta a todo el archipiélago y que como consecuencia de su desarrollo en Fuerteventura y Lanzarote ha experimentado un excepcional aumento en el registro escriturario, del que ya éramos conscientes desde que trabajáramos yacimientos tan excepcionales como Barranco del Cabadero, Morro Pinacho, Jacomar, Montaña del Sombrero, Montaña Blanca de Arriba, Morrete de la Tierra Mala y, con otro orden de contenido, Montaña de Tindaya, o bien Montaña Tenésara, Cejo Romero, Castillejo, Cueva Palomas, Montaña Guatisea, Peña de Luis Cabrera, Peña Juan del Hierro, etc. Este estudio arroja datos cuantitativos que delatan un carácter subsidiario o residual de la escritura líbico–bereber en beneficio de la líbico–canaria en
Fuerteventura y Lanzarote. En 2003 y 2004 Lanzarote aporta a la arqueología del archipiélago una suma reveladora de manifestaciones rupestres que se sintetizan en canales, cazoletas, cazoletas con canalillos y almogarenes que acogen preferentemente las laderas de las montañas del frente Este insular y en menor medida los barrancos. Ambas unidades de acogida cultural se encuentran provistas de toba, gea elegida para esculpir estas expresiones, si bien con menor frecuencia se reconocen en soportes basálticos, como sucede en la Caldera de Guanapay o Montaña de Guardilama. Éste último enclave muestra un conjunto de bloques de toba de considerables dimensiones, alcanzando el más significativo 5 metros de largo con 4 caras perfectamente esculpidas de 30 centímetros de ancho cada una de ellas. Esta isla contribuye, desde la década de los sesenta del pasado siglo, con las denominadas Quesera de Zonzamas y las de Régulo o de Bravo, pero es a partir de la anualidad citada, 2003,
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cuando se visibilizan en el territorio las expresiones rupestres de canales, cazoletas, cazoletas con canalillos y almogarenes en más de 34 montañas y 12 barrancos.
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Las características de estas expresiones estéticas o representacionales responden igualmente a una cultura visual, que por ahora ha pasado inadvertida, no así su vertiente simbólica e ideológica. De igual condición, las manifestaciones rupestres establecen una fuente documental de primer orden para abordar las estrategias sociales en la construcción de la realidad. Estudiando estas expresiones nos damos cuenta de lo que existe en el espacio, de lo que es visible y perceptible en él, y además de aquello otro que se hace visible y comprensible, y hasta ese entonces permanece invisible y opaco. Desde el punto de vista arqueológico, un hecho es lo que se ve, otro lo que se hace notorio y patente en el espacio con estas intervenciones rupestres y además lo que permanece invisible porque sigue sin verse, sin existir. En las intervenciones rupestres, con independencia de su concepción artística o no, intervienen múltiples niveles y ámbitos o espacios ontológicos: lo que existe antes de la intervención, lo que existe a posteriori, lo que no existe pero es, al no presentarse como existencia empírica pero está involucrado en el contexto social; lo que no existe porque no fue, el vacío posterior a cada existencia, lo que no existe porque no es, el vacío previo a cualquier existencia. Desde el punto de vista genético, la población aborigen canaria posee rasgos individualizables con sus ancestros
del continente africano como resultado del ya citado aislamiento, resultando objeto de estudio la pervivencia y reproducción de la población gomera y en mayor grado la bimbache, donde debido a las dimensiones físicas de estas dos islas convergen las condiciones mínimas necesarias para que un grupo humano se desarrolle. Las especialistas que desarrollan su temática investigadora en las islas reconocen la pervivencia de contenidos de procedencia aborigen en elementos culturales, como es la elaboración de piezas cerámicas de factura tradicional, el desarrollo de la ganadería de cabras y ovejas, sistemas de pesca, recolección terrestre y marina, técnica de preparado y conservación de alimentos, topónimos, remedios medicinales, etc. Es decir, en las islas existe la impronta que recuerda y sustenta al pasado. En el plano científico ello es así, y sin abandonar éste, de manera sistemática, con una intención claramente terminativa. Sabemos que buena parte de la población se siente muy unida a esta cultura, al considerarse parienta cercana de ella, sin que esto signifique portar un corsé que constriñe el cuerpo o dificulta la respiración de la persona que así interiorice esta cultura. Al contrario, al contar con elementos con los que identificarse, que resultan referencias útiles para construir el pasado y vivir el presente sin ataduras ni higiénicas impertinencias ideológicas que funcionan como lastres en la relación, que sólo por instintos naturales, debemos mantener con sumo grado con la vecindad de todo el planeta.
Dado el alto contenido ideológico que afecta a la arqueología canaria, como a otras tantas del mundo, en tanto constituye una prueba evidente de la existencia de vínculos con el pasado, hemos de abordar su estudio reconociendo la importancia de los aspectos teóricos y tomando conciencia de que cada sociedad es una entidad propia y particular a su tiempo, pero que a la vez sólo constituye otro registro, otra indumentaria de un único personaje, el humano que habita en este planeta, que no deja de metastatizarse para conseguir índices de peculiaridad en su cultura con dos únicos fines: perpetuarse y agrandar la herencia cultural del planeta Tierra. Es tan importante el pasado, la arqueología de las islas, su historia aborigen, la suma de otras tantas historias porque la portamos en el cerebro, y porque sin este pasado no podemos saber lo que somos, ni quiénes somos en este presente, que ya es pasado. Agradeciendo que se nos permita una licencia con el siguiente comentario relativo a la insistente expresión o enunciado de que las personas que nos ocupamos de la arqueología o de buscar las raíces de una cultura siempre nos andemos por las ramas, manifestamos que, si nos encontramos en ellas, en estos tallos resulta un excelente acontecimiento porque inevitablemente ellos nos van a orientar y conducir al tronco y éste a las raíces. Es en las ramas y en las hojas donde tomamos consciencia de la maraña, espesura y complejidad que tiene cada pregunta que nos hacemos acerca del pasado.
El problema no es que no tengamos respuestas para los muchísimos interrogantes. El inconveniente lo vemos en lo difícil que resulta plantear la pregunta correcta, que no la adecuada, porque su respuesta se deriva del trabajo y para encauzar o desarrollar éste, lo esencial es diseñar un trayecto, un camino, una rama que nos dirija hacia el tronco para que a través de él alcancemos las raíces, éstas que ya sabemos dónde se localizan o encuentran. Si bien la arqueología e historia de las poblaciones aborígenes están cargadas de incógnitas que arrastramos desde hace siglos, las respuestas no las obtendremos saltando al vacío, inventando o imaginando el paso de un fenicio que solo existe en nuestra mente, experimentando la respiración a nuestro paso por un abismo de libre, larga y estrepitosa caída que garantice el rebote. Por el contrario, la respuesta a la pregunta correcta la obtendremos tirando del hilo que sujetamos como un tesoro en la mano, siguiendo el camino que hemos trazado pero que todavía no hemos recorrido. AGRADECIMIENTOS Deseamos agradecer a la Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural y a toda la organización de Arqueomac la invitación para participar en este encuentro, ya que ello nos posibilita reflexionar y contrastar los diferentes puntos de vista que pueden existir entre las demás personas ponentes y público especialista en esta temática. La Consejería de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, a
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través la Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural ha instado y elaborado junto con los cabildos insulares una profunda remodelación de la vigente Ley 4/99, de 15 de marzo, de Patrimonio Histórico de Canarias, que se ha materializado en el Anteproyecto de Ley de Patrimonio Histórico y Cultural de Canarias, la cual se encuentra en fase de aprobación por parte del Gobierno. Debido a este trámite de un nuevo texto legal para enmarcar la defensa del Patrimonio Arqueológico consideramos oportuno realizar un análisis
comparativo entre ambos documentos sobre dicha materia. Contando con el visto bueno de la Ilma. Directora General y con la prudencia que demanda un texto legislativo en fase de aprobación, seguiremos esta propuesta, no sin antes recordar a todo el personal técnico de los Servicios de Patrimonio Histórico de los cabildos insulares que han participado en el anteproyecto, especialmente a Santiago Febles, María Luisa Sintes y Ángeles Ojeda de las que personalmente aprendimos mucho y también nos divertimos, a pesar de estar inmersas en la redacción de un texto legal.
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* El presente texto fue leído durante el I Encuentro Arqueomac sobre gestión del patrimonio arqueológico, celebrado en la Casa de los Coroneles de Fuerteventura en noviembre de 2010, y sustituye al publicado en las Actas (2011; pp. 179-183) del mismo, donde por error apareció incompleto.