55/2012
n.o 55/2012 6,50 €
Neuropsicología del YO La versatilidad de nuestra mirada interior
SERIE «EL HABLA» (IV)
LENGUAJE FIGURADO E IRONÍA DESARROLLO INFANTIL
CUANDO LOS NIÑOS NO QUIEREN COMER ESQUIZOFRENIA
ENTRE LA GENÉTICA Y EL AMBIENTE NEUROCIENCIA
ESTIMULACIÓN CEREBRAL CONTRA LA DEPRESIÓN
9 771695 088703
JULIO / AGOSTO 2012
NEUROLOGÍA
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MEDITACIÓN Y ACTIVIDAD NEURONAL
Disponible en su quiosco el número de julio
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SUMARIO
NEOFOBIA
CLAVES DE LA MEDITACIÓN
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SERIE «EL HABLA» (IV) 38 LENGUAJE FIGURADO E IRONÍA
54 68 ESQUIZOFRENIA
76 VÉRTIGO SOMATOMORFO
DESARROLLO INFANTIL
Psicología
Neurolingüística
10 No quiero sopa
25 Bajo el influjo de los prejuicios
Por Herbert Renz-Polster
Por Claudia Christine Wolf
38 Figuras retóricas: un reto para el cerebro
¿Por qué a la mayoría de los niños les gustan las golosinas pero detestan la ensalada o las coles de Bruselas?
La inseguridad extrema y los tópicos sociales pueden generar una baja autoestima en la persona, de tal suerte que afecte a su rendimiento cognitivo.
NEUROPsicología
16 La versatilidad de la psique
Psicoterapia
Por Steve Ayan
30 Neuroimágenes para una psique sana
Numerosos procesos que intervienen en la formación de la propia imagen son inconscientes, incluso pueden manipularse. 24 «El engaño es una pieza clave del sí mismo» Entrevista a Julian Paul Keenan
Por Herta Flor La mirada al interior del cerebro abre nuevas posibilidades en el tratamiento de los trastornos psíquicos: el diagnóstico y la terapia pueden sacar provecho de las neuroimágenes funcionales. 36 De neurociencias y psicopatologías Por Wolfgang Gaebel
Julio / Agosto de 2012 Nº 55
Por Dieter G. Hillert Las frases hechas, las metáforas y la ironía dan especial trabajo al cerebro. Las dos mitades del encéfalo intervienen en su procesamiento. 43 Yuxtaposiciones lingüísticas que activan el cerebro Por Nicola Molinaro
© Dreamstime / Andrea Kodýdková
LA VISIÓN DEL SÍ MISMO 16 LA VERSATILIDAD DE LA PSIQUE 23 EL AUTOENGAÑO 25 BAJO EL INFLUJO DE LOS PREJUICIOS SECCIONES
NEUROCIENCIA
PSIQUIATRÍA
54 La meditación refuerza la mente
68 Las raíces de la esquizofrenia Por Thomas Nickl-Jockschat
5 Encefaloscopio
Por Dieter Vaitl
¿Qué variantes génicas y ambientales predisponen a padecer psicosis esquizofrénicas? ¿Cómo afecta la enfermedad al cerebro?
44 Punto de vista
Ciencia y espiritualidad figuraban por tradición en polos opuestos. Desde hace pocos años, los científicos ahondan en los beneficios que la meditación aporta al cerebro, entre ellos, la mejora de la concentración y la atención.
74 «Busco la ruta metabólica de la esquizofrenia» Entrevista a Marcella Rietschel
NEUROLOGÍA
48 Mente, cerebro y sociedad Estados oníricos y conciencia. Por C. Koch Cómo anticipamos los sonidos.
Por C. Escera y J. Costa Faidella Alteraciones neuronales por alcoholismo.
60 Neuromodulación contra la depresión resistente
Medicina
Por Cristina V. Torres Díaz, Juan A. Barcia, Juan J. López-Ibor y Andrés M. Lozano
Por Regine Tschan y Jörg Wiltink
La estimulación cerebral profunda se presenta como un tratamiento para la depresión que no responde a las terapias actuales. Los electrodos actúan como un marcapasos cerebral que regula las emociones alteradas.
Jens Asendorpf y Matthias Wenderlein: Los test de inteligencia, ¿deben usarse para comparar etnias o sexos?
76 Vértigos La sensación de desequilibrio suele atribuirse a enfermedades orgánicas. No obstante, en un tercio de los casos, la causa reside en una alteración psicológica.
Por C. Guerri 80 Syllabus El síndrome del impostor. Por Birgit Spinath
84 Ilusiones Apariciones fantasmagóricas. Por Rainer
Rosenzweig 88 Retrospectiva Evolución de las imágenes cerebrales. Por Anna von Hopffgarten
94 Libros Conciencia. Lo humano. Por Luis Alonso
COLABORADORES DE ESTE NÚMERO
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Pilar Bronchal Garfella Laia Torres Casas EDICIONES Yvonne Buchholz Anna Ferran Cabeza Ernesto Lozano Tellechea PRODUCCIÓN M.ª Cruz Iglesias Capón Albert Marín Garau SECRETARÍA Purificación Mayoral Martínez ADMINISTRACIÓN Victoria Andrés Laiglesia SUSCRIPCIONES Concepción Orenes Delgado Olga Blanco Romero DIRECTORA EDITORIAL
Asesoramiento y traducción: Noelia de la Torre: No quiero sopa, Vértigos; M.a Luisa Vea Soriano: La versatilidad de la psique, La meditación refuerza la mente; M ar Sanz Prevosti: Bajo el influjo de los prejuicios; Á ngel González de Pablo: Neuroimágenes para una psique sana; Núria Comas: Figuras retóricas: un reto para el cerebro; Federico Fernández Gil: Las raíces de la esquizofrenia; Luis Bou: Estados oníricos y conciencia, Encefaloscopio; Núria Estapé: Encefaloscopio; Á lex Santatala: Punto de vista, Ilusiones; Sixto J. Castro: Syllabus; F. A sensi: Retrospectiva.
EDITA
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ENCEFALOSCOPIO SUEÑO
Insomnio congelado Enfriar el cerebro puede ayudarnos a dormir mejor na de cada diez personas adultas de Estados Unidos sufre insomnio crónico, pero la mayoría no encuentra mejoría con los tratamientos disponibles. En un estudio presentado en verano de 2011 en el congreso de la Academia Americana de Medicina del Sueño, los investigadores refrescaron la corteza prefrontal (área del cerebro situada justo detrás de la frente) a 12 adultos insomnes mediante unos gorros con agua corriente. El gorro les ayudó a dormirse con tanta rapidez y durante tanto tiempo como las personas sin insomnio. «Desde el punto de vista de la neurobiología, el insomnio corresponde a un trastorno de hiperactivación», comenta Eric A. Nofzinger, psiquiatra de la facultad de medicina de la Uni-
versidad de Pittsburgh y uno de los autores del estudio. En adultos con patrones normales de sueño, el metabolismo de la corteza prefrontal disminuye a medida que se duermen. Sin embargo, en individuos con insomnio, crece. Ese aumento
coincide con la incesante inquietud o diálogo interno que muchas personas con dificultades para dormir experimentan. El enfriamiento del encéfalo o hipotermia cerebral mediante el uso del gorro redujo la actividad del cerebro y
© ISTOCKPHOTO / BLAZ ERZETIC
U
lo apaciguó en su camino hacia el sueño. La relevancia del hallazgo radica en que los tratamientos actualmente disponibles, como la hipnosis o los somníferos, resultan eficaces en solo una de cada cuatro personas con insomnio. El gorro de enfriamiento, que tuvo una tasa de éxito del 75 por ciento, podría ofrecer una manera segura, cómoda y no farmacológica de disfrutar de una noche de sueño reparador. Según Nofzinger, los participantes describieron la experiencia como «calmante», o «un masaje». Nofzinger espera que el tratamiento también sea útil para pacientes con ansiedad o trastornos del estado de ánimo, en los que la corteza prefrontal también interviene. —Joe Kloc
ETOLOGÍA
Autismo en otra especie Un singular bebé bonobo proporciona un caso raro a los investigadores del autismo
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CORTESÍA DE ELIZABETH RUBERT-PUGH / GREAT APE TRUST
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eco es un bonobo, inquieto y juguetón, de la tercera generación nacida en cautividad en el Great Ape Trust, en Des Moines, Iowa. Exhibe su gusto, habitual en los simios, por los juegos y las frutas. Pero debido tal vez a lo traumático de su parto (su madre necesitó más de 60 horas) o a una predisposición genética, Teco presenta ciertas peculiaridades que recuerdan al autismo en los humanos: no es capaz de aferrarse a su madre o nodriza como instintivamente hacen los demás simios jóvenes, aversión al contacto físico que se observa también en los niños con autismo. Asimismo, tiende a mirar fijamente los objetos brillantes, rehuye las miradas y coordina con dificultad sus extremidades. Un análisis genético de los bonobos, ya en curso, podría arrojar luz sobre el estado de Teco y abrir nuevas perspectivas sobre las raíces genéticas del autismo en los humanos. —Nina Bai
Teco se interesa más por objetos que por su familia.
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ENFERMEDADES MENTALES
Los movimientos desenmascaran estados de ánimo Los problemas de control motor serían un factor clave en el trastorno bipolar adie es capaz de permanecer erguido completamente inmóvil. De nada sirve esforzarnos por intentarlo, nuestro cuerpo ejecuta pequeños ajustes de manera constante, haciendo que nos balanceemos ligeramente al mantenernos en pie. Un estudio ha descubierto que las personas con trastorno bipolar tienden a balancearse más que las no afectadas, lo que conduciría a nuevas formas de diagnosticar y tratar la enfermedad. Cuando los psicólogos diagnostican el trastorno bipolar, suelen buscar cambios entre los estados de manía agitada y depresión sombría. Estudios previos han vinculado el trastorno bipolar con anomalías en el cerebelo y los ganglios basales, regiones del cerebro que resultan importantes para el control motor. Esta conexión llevó a Amanda Bolbecker y su equipo, de la Universidad de Indiana, a proponer que las personas con trastorno bipolar quizá presentaban problemas con sus habilidades motoras.
Para confirmar esa hipótesis, el equipo de Bolbecker pidió a 16 personas diagnosticadas con trastorno bipolar y 16 probandos sanos de la misma edad que se sostuvieran en pie sobre una plataforma de fuerza. Este aparato guarda semejanza con una báscula doméstica, pero en vez de medir el peso, calcula la presión en distintas partes del pie, lo que indica cómo se balancea el cuerpo. En cada ensayo, tanto con los ojos abiertos o cerrados como con los pies separados a diferentes distancias, las personas con trastorno bipolar se tambaalearon más que los sujetos sanos, lo quee n constituye un indicio de alteraciones en el control motor. Los pacientes acusaron n auna mayor dificultad con los ojos cerrados. Ello sugiere que al cerebro bipolar ar n le resulta difícil integrar información sensorio-motora, es decir, las señaless provenientes del cuerpo y los sentidoss que ayudan al cerebro a mantener el equilibrio y la posición corporal. Bolbecker explica que el cerebelo, alooujado en la base del cerebro, ayuda a regu-
lar el movimiento y está asimismo implicado en reacciones emocionales como el miedo y el placer. Además, el cerebelo se halla conectado con otras partes del cerebro vinculadas a las funciones cognitivas, la regulación del estado de ánimo y el control de los impulsos, tres funciones que a menudo aparecen alteradas en pacientes con trastorno bipolar. Si el cerebelo se encuentra dañado a nivel celular, podría ocasionar alteraciones del estado anímico, así como del control motor. —Carrie Arnold
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LENGUAJE
El habla dubitativa puede ayudar a los niños a... estoo... aprender Los «rellenos» y las muletillas pueden dirigir la atención de los niños hacia palabras nuevas
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adie desea que sus niños tartamudeen o se enreden con las palabras. Según se ha demostrado, los «rellenos» y muletillas de los padres no son motivo de preocupación ante tal desasosiego. Más aún: las pausas dubitativas, esas interjecciones como «esto...» y «bueno...», que solemos intercalar en el habla, pueden contribuir a la adquisición del lenguaje en los pequeños. Las dubitaciones del habla o disfluencias tienden a presentarse antes de utilizar una palabra poco habitual en nuestro vocabula-
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rio, o alguna expresión que no conocemos bien. También se observan a menudo precediendo a palabras empleadas por primera vez en una conversación. Estas disfluencias mantienen en sintonía a los adultos y les conceden tiempo para procesar las palabras que vendrán a continuación. Incluso los niños de corta edad pueden diferenciar la fluidez del habla de sus disfluencias, según investigaciones realizadas en la Universidad Brown. Experimentos en la Universidad de Rochester indican que hacia los dos años de
edad, los niños asocian las disfluencias que oyen con la posibilidad de que vayan seguidas por palabras nuevas. En el estudio participaron niños de 16 a 32 meses, sentados en el regazo de sus padres frente a una pantalla de ordenador. La pantalla les mostraba imágenes de pares de objetos, uno de ellos reconocible y familiar (una pelota, por ejemplo), acompañado de otro objeto imaginario, de colorido igualmente llamativo. La primera vez que se les mostraba uno de esos pares, una voz, desde el
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PSICOTERAPIA
Cúrate a ti misma Los programas de autoayuda por Internet se muestran prometedores
ordenador, decía «Yo veo la pelota». La segunda vez expresaba, «¡Ooh! ¡Qué pelota más linda!». En una tercera ocasión se indicaba a los niños que mirasen uno de los objetos del par, usando entonces, para el objeto imaginario, una palabra inventada, por ejemplo, «gopa». En ese tercer paso, la voz decía unas veces simplemente, «¡Mira! ¡Mira la pelota!». Pero en otras, la frase contenía una disfluencia: «¡Mira! ¡Mira... ooh... la gopa!». Cuando los niños oían la disfluencia prestaban mayor atención al objeto insólito en el intervalo de los dos segundos siguientes antes de que el ordenador concluyese la frase con «pelota» o «gopa». Durante los ensayos con habla
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En otro estudio se ha investigado si la ayuda de un terapeuta por teléfono o a través del correo electrónico podría influir en el resultado del tratamiento en línea de las fobias sociales. En el artículo, publicado en Behavior Research and Therapy en marzo de 2011, se afirmaba que
fluida, sin rellenos, los jóvenes probandos no mostraban mayor tendencia a fijarse en uno u otro objeto. Según Celeste Kidd, estudiante de posgrado y coautora del estudio (publicado en línea en Developmental Science en abril de 2011), los resultados llevan a pensar que las disfluencias y los rellenos facilitan a los niños el seguimiento de una conversación. Y añade: «No sabemos si [los niños] razonan sobre las intenciones del hablante, lo que supondría una comprensión muy elevada, o si meramente establecen una asociación entre los rellenos y los objetos cuyo nombre desconocen». En cualquier caso, los padres no deben temer que sus dudas, rellenos y muleti-
los programas son igualmente eficaces, con o sin la participación de terapeutas. El experimento de octubre de 2011 ha sido el último de ocho estudios sobre autoayuda a través de Internet dirigidos por Nickolai Titov, director del eCenter Clinic (www.ecentreclinic. net) en la Universidad Macquarie, en Sidney. El equipo ha efectuado también 20 ensayos sobre otros cuadros clínicos, como depresión y angustia generalizada. Titov afirma que una fórmula similar parece funcionar también en todos estos cuadros. En vista de que este tipo de programas está proliferando por doquier en Internet, Titov recomienda a los usuarios que verifiquen las credenciales de sus creadores y patrocinadores, y que comprueben que los regímenes se fundan en datos reales. Sugiere consultar AnxietyOnline (www.anxietyonline.org. au), un magnífico recurso que ofrece, a través de la Red, tratamientos gratuitos o económicos para diversos cuadros de ansiedad. —Tori Rodríguez
llas resulten perjudiciales para los niños. Aunque parezcan tropiezos en la conversación, constituyen en realidad señales útiles para que los pequeñines puedan «ponerse en onda». —Jordan Lite
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e podría pensar que tratamientos contra las fobias sociales que eliminen el contacto personal entre paciente y terapeuta —e incluso al propio terapeuta— serían motivo de guasa. Sin embargo, dos estudios indican que son eficaces. La terapia en línea, dirigida y controlada por el propio paciente, puede ofrecer alivio en una amplia variedad de trastornos psíquicos. En el primer estudio, publicado en Australian and North Zealand Journal of Psychiatry en octubre de 2010, se destacaba que la terapia cognitivoconductual (TCC), autodirigida a través de la Red, reducía los síntomas de fobia social en la mayoría de los participantes. El programa TCC por Internet constaba de ocho lecciones en línea cuyos componentes eran similares a las enseñanzas vis-à-vis: explicaciones sobre síntomas y tratamientos; indicaciones para afrontar los pensamientos negativos y convicciones profundas que dan sostén a la fobia social; preparación para tratar los síntomas físicos del pánico; exposición gradual a situaciones sociales, y técnicas para evitar recaídas.
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FARMACOLOGÍA
Medicación «anti-Prozac» Analgésicos de libre dispensación pudieran bloquear ciertos antidepresivos
CUERPO Y MENTE
Calmante natural De cómo la meditación alivia la experiencia subjetiva del dolor
© FOTOLIA / OUTDOORSTEPPA
menudo, en la depresión, fracasan los fármacos. Por razones que en gran medida se ignoran, aproximadamente uno de cada tres pacientes con depresión no mejora con ningún antidepresivo. No obstante, de un estudio reciente se desprende que cosas tan sencillas como los analgésicos de libre dispensación pudieran tener algo que ver en ello. El ibuprofeno, la aspirina y otros antiinflamatorios pueden interferir la acción de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), el tipo de antidepresivo más utilizado. Los fármacos antidepresivos alteran la química cerebral, elevando la concentración de serotonina, un neurotransmisor, en las sinapsis neuronales. La neurocientífica Jennifer L. Warner-Schmidt, de la Universidad Rockefeller, y sus colaboradores, han observado que ciertas proteínas cerebrales que interactúan con los ISRS podrían ser susceptibles a ciertos antiinflamatorios, entre ellos, varios analgésicos. Para explorar esta posibilidad, el equipo se embarcó en una serie de experimentos con roedores. En uno de los ensayos se midió el tiempo que tardaba un ratón en vencer su miedo ante un espacio nuevo y abierto y dirigirse hacia comida situada en su centro. Ratones que habían recibido durante dos semanas citalopram, un ISRS, se decidieron a probar bocado en menos de la mitad de tiempo que los múridos no medicados. Pero ratones tratados con ibuprofeno más ISRS durante dos semanas tardaron casi tanto en atreverse como los no medicados, según informan Warner-Schmidt y colaboradores en Proceedings of the National Academy of Sciences USA. El equipo examinó también datos procedentes de un estudio anterior con enfermos con depresiones refractarias al tratamiento. En dicho trabajo se evaluaba la respuesta de los participantes a un ciclo de 12 semanas de tratamiento con citalopram, y se consignaban otras posibles medicaciones. En pacientes que tomaron un antiinflamatorio o paracetamol durante su tratamiento con ISRS el porcentaje de quienes experimentaron alivio en sus síntomas fue notablemente menor que el de quienes no los tomaron. Los investigadores proyectan realizar estudios para averiguar la forma exacta en que los analgésicos interfieren con los ISRS y determinar las dosis analgésicas que resultan contraproducentes. Aun así, los datos recogidos hasta ahora «son valiosos para los médicos», afirma Warner-Schmidt. «Es una información que deberían tener en cuenta al examinar a individuos que no responden a un ISRS.» —Aimee Cunningham
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a meditación puede paliar el dolor gracias a la activación de múltiples áreas cerebrales, según un estudio publicado en Journal of Neuroscience en abril de 2011. Fadel Zedian, de la Universidad Wake Forest, y sus colaboradores, realizaron escáneres a voluntarios mientras se les provocaban molestias aplicándoles calor en una pierna. Cuando los probandos practicaban una técnica de meditación introspectiva que invita a desconectar de la experiencia y concentrarse en la respiración, afirmaban sentir menos dolor que cuando simplemente pensaban en su respiración. Se apreciaron, en correspondencia, diferentes patrones de actividad cerebral, que en el caso de la meditación resultó más intensa en los centros ejecutivos, que evalúan las experiencias y regulan las emociones, así como en regiones más profundas, las cuales controlan las señales procedentes del cuerpo. Los probandos aprendieron esta técnica de meditación en solo cuatro sesiones de 20 minutos, lo que hace suponer que esa forma de analgesia sin medicamentos podría resultar útil a pacientes que sufren dolores. Zeidan asegura: «Se pueden obtener beneficios de la meditación sin necesidad de un largo aprendizaje». —Michelle Solis
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CONDUCTA SOCIAL
Arrime una silla Tendemos a situarnos cerca de quienes presentan rasgos como los nuestros a próxima vez que tome asiento en una sala con desconocidos, fíjese bien en la persona más cercana. ¿No guarda, con usted, algún sutil parecido? Es probable que así sea, según un estudio publicado en Personality and Social Psychology Bulletin del mes de julio de 2011. De antiguo se sabe que los humanos tienden a asociarse por raza, sexo, u otras categorías de trazo grueso, pero este último trabajo ha sido el primero en sugerir que tal impulso llega hasta los detalles finos. «En ocasiones, o bien gravitamos hacia otras personas, o nos apartamos, pero no a causa de un fuerte prejuicio, sino solo porque hay en ellas algo que nos resulta un poquito más familiar; o al contrario», explica Anne Wilson, psicóloga social de la Universidad Wilfrid Laurier y una de las coautoras del estudio. «En realidad, la mayor parte de estos procesos no son conscientes.» Wilson y sus colaboradores realizaron consecutivamente cuatro experimentos con estudiantes universitarios en diversas situaciones: una, espontánea (un primer día de clase); otras de laboratorio, estrictamente controladas. Los probandos tenían
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que ocupar asientos en una sala, o bien sentarse ante grandes mesas para cumplimentar encuestas. En todos los casos tendieron a situarse cerca de alguien con algún rasgo compartido (gafas, color del cabello, etcétera). El efecto persistía incluso tras eliminar la influencia atribuible a la raza o el sexo. Wilson afirma que estos hallazgos contribuyen a explicar por qué las parejas o los grupos de individuos de aspecto
similar resultan tan frecuentes: no son accidentales. «Tendemos a pensar que quienes se nos parecen piensan de forma similar a la nuestra», explica. «Si esperamos que alguien sea como nosotros, probablemente nos comportemos de forma más abierta y simpática». Esta clase de «lubrificación social» constituye un rasgo clave para trabar relaciones duraderas. —Adam Marcus
COGNICIÓN
Los músicos se conservan afinados La práctica de un instrumento frena el declive cognitivo egún un estudio, si de niño se aprende a tocar un instrumento, en la vejez se conservará una mente más lúcida. Brenda Hanna-Pladdy, neuropsicóloga de la Universidad Emory, y sus colaboradores, presentaron a 70 voluntarios, de entre 60 y 83 años, una batería de test para la medición de la memoria y otras facultades cognitivas. El equipo observó que los sujetos que habían practicado un instrumento de forma habitual durante diez o más años obtenían mejores puntuaciones que los faltos de formación musical. Hanna-Pladdy considera que las lecciones de música (también el estudio de un segundo idioma) puede frenar el declive cognitivo que conlleva la edad. —Carrie Arnold
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No quiero sopa ¿Por qué a la mayoría de los niños les gustan las golosinas pero detestan la ensalada o las coles de Bruselas? ¿Se les puede enseñar a alimentarse de manera sana? ¿Cómo? HERBERT RENZ-POLSTER
NO, NO Y NO Incluso los niños pacíficos convierten la hora de la comida en una lucha interminable si no les
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gusta lo que hay en el plato.
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onversación entre madres en un parque infantil de una ciudad cualquiera. «¿Verduras? Sería magnífico, pero Leo solo come fideos», suspira la madre de un pequeño de tres años. «Aún estás de suerte», comenta otra. «Para que Sara coma, todos los platos deben estar inundados de kétchup. Pero cuidado con que no se encuentre un trocito de tomate en el plato...». «Al mío le encanta estrujar todo con las manos, al final se forma una auténtica porquería», explica una más. Padres y madres se solidarizan ante la frustrante tarea de normalizar las comidas de sus hijos. Su mayor deseo sería inculcar a sus vástagos una alimentación sana, además de unos buenos modales en la mesa. Las armas usuales, a saber, los ruegos y los enfados, pierden fuelle en ese terreno. Lina, de cinco años, se sienta con ademán de tozudez ante el plato, rehúsa hincarle el diente a las espinacas. Se queja: «¡Tiene hierbas!». Max, de tres años y medio, tan solo come lacitos de pasta si es con las manos, si no, ni los prueba. Benno, por su parte, responde con una sublime pataleta si se le advierte de que deje de hurgar en el pan y convertir la miga en pequeñas bolitas. ¿Por qué muchos niños se comportan mal durante las comidas? ¿Pueden los padres aspirar a modificar su conducta? La historia de la evolución humana aporta una explicación razonable a la variedad de preferencias alimentarias que se presentan durante la infancia. A lo largo del tiempo, Homo sapiens colonizó prácticamente todas las zonas climáticas de la Tierra, desde los exuberantes trópicos hasta el árido Ártico, con el fin de hallar nuevas fuentes de alimentación. Una misión peligrosa, si se tiene en cuenta que el material que se iba encontrando a su paso no solo contenía nutrientes; también podía incluir componentes MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
indigestos e incluso mortíferos, caso del fruto de la belladona. Para decidir con qué alimentarse, un humano debía proceder de manera crítica. Algunas preferencias congénitas favorecieron las oportunidades de éxito. El sentido del gusto ayudó a nuestros antepasados a realizar una primera criba de los potenciales alimentos que se encontraban por el camino: dulce, albuminoso y graso presagiaba una alimentación sana y con mucha energía; amargo y ácido, por el contrario, anunciaba la necesidad de obrar con cautela, pues el alimento podría estar verde, podrido o ser venenoso. Tales predisposiciones genéticas aseguraban la supervivencia de los humanos hace cientos de miles de años. Aún hoy continúan influyendo nuestro comportamiento. No sorprende, pues, que en la actualidad los niños, con sus órganos todavía en desarrollo, reaccionen a la defensiva ante determinados alimentos. Aunque las variedades vegetales actuales sepan menos amargas que sus precursores silvestres, contienen trazas de sustancias amargas que las sensibles lenguas de los más pequeños son capaces de detectar. Numerosos adultos «víctimas» de la generación de las espinacas recuerdan que de niños podían permanecer sentados ante la verdosa comida durante horas hasta que, aprovechando un momento de descuido, la hacían desaparecer en el florero. Otros aceptaban con resignación los peores castigos con tal de no comerse las espinacas. Con frecuencia, los progenitores consideraban tales reacciones como actos de desobediencia. Sin embargo, desde el punto de vista de la psicología evolutiva se trata de una predisposición comportamental de aversión, un rechazo inconsciente asociado a determinados estímulos.
RESUMEN
Evolución a la carta
1
La preferencia por el dulce y el rechazo
a lo amargo aparece ya desde el nacimiento. Tal conducta proviene de antiguo: protegía a nuestros antepasados de alimentos indigestos o venenosos.
2
El niño reacciona con escepticismo ante
alimentos desconocidos para él. Esa conducta, neofobia, se manifiesta con mayor fuerza durante la etapa preescolar.
3
A medida que crecen, los niños se
guían por el comportamiento de los demás. Los procesos de aprendizaje social ayudan a superar la neofobia y a adaptarse a la cultura alimentaria del entorno.
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Cinco reglas heredadas de la evolución 1 Consumir alimentos que garanticen la supervivencia, es decir, alimentos dulces y ricos en energía. 2 Comer aquellos que se conocen y protegerse de aquellos que resultan amargos, puesto que podrían contener sustancias tóxicas. 3 Probar solo una pequeña porción si se desconoce el alimento. 4 Comer aquello que los progenitores, hermanos y amigos también saborean. 5 Evitar al máximo los alimentos que hayan dañado alguna vez el estómago.
Dicho enfoque evolucionista explica asimismo el porqué de la preferencia infantil por la crema de cacao para untar y las patatas fritas, y no por las zanahorias y las manzanas. A saber, las «bombas» calóricas ayudaban a los humanos de antaño a sobrellevar las fases de hambruna hasta la siguiente comida disponible. Engullir rápido tales aportes calóricos también tenía su sentido: había que aprovechar los momentos en los que reinaba la tranquilidad, pues nunca se sabía cuánto iban a durar. Esa conducta de subsistencia persiste en las sociedades industriales de hoy en día, a pesar de la oferta excesiva de alimentos. Las personas muestran una predilección por la alimentación rica en calorías y la comida rápida cuando el apetito arrecia.
Hoy en día, la neofobia y la aversión a las sustancias amargas resultan conductas superfluas
Temor ante lo nuevo ¿Por qué la mayoría de los niños reaccionan de forma escéptica cuando mamá les sorprende con un comida nueva? ¿Por qué algunos prefieren comer siempre lo mismo? «Cuando Mario era un bebé, lo probaba todo: pesto, queso de cabra, trocitos de oliva, gambas...», nos explica su padre. Hoy por hoy, su hijo va al parvulario. De lunes a domingo exige con ímpetu a la hora
de cenar: «Quiero palitos de pescado con puré de patatas». En el pasado, la neofobia (temor ante lo nuevo) ayudaba a los más jóvenes a evitar accidentes por envenenamiento en su hábitat natural. Mientras las madres los amamantaban y permanecían a su lado, los pequeños no precisaban ser tan selectivos. Al fin y al cabo, adultos inteligentes y de confianza velaban para que aquello que llegaba a su boca estuviera en condiciones. Una actitud hostil y defensiva hubiera resultado contraproducente en esa etapa de desarrollo. Una vez la cría comenzaba a explorar el entorno por sus propios medios, la situación cambiaba. La madre ya no podía controlar todas las bayas y los tubérculos que caían en las curiosas manos de sus vástagos, de tal manera que la limitación la ponía la genética para asegurar la supervivencia: los niños rechazaban con obstinación aquello que desconocían, en especial si estaba demasiado verde o tenía un sabor amargo. La neofobia se presenta en otros omnívoros, entre ellos, las ratas y los monos capuchinos. Dichos animales padecen el mismo dilema que Homo sapiens: no limitarse a un solo alimento, pero evitar aquellos venenosos. En especial cuando se es joven e inexperto. Con el tiempo, las crías tanto de la especie humana como del resto de los animales aprenden de los congéneres adultos a distinguir una buena alimentación de una mala, al tiempo que sus órganos maduran y se fortalecen frente a las sustancias tóxicas. Por ello, en una edad más avanzada, los jóvenes pueden abrirse a horizontes nuevos del sabor. Las características genéticas en el terreno de la alimentación han permanecido hasta nuestros días. Aunque nuestros hijos ya no tienen la necesidad de adquirir la comida directamente de la naturaleza y los alimentos que llenan la
Cinco reglas para los padres 1 No insistir, refunfuñar ni, bajo ningún concepto, amenazar al niño; presionarle demasiado resulta contraproducente. 2 Para introducir un nuevo alimento en la dieta del pequeño se le debe ofrecer el producto repetidas veces a lo largo de unos días, motivándole a probar al menos un trocito. 3 Huir del lema: «Quiero ver el plato vacío»; es una regla carente de sentido e insana. 4 Evitar bebidas y alimentos ricos en calorías una hora antes de la comida: con apetito se suele estar más predispuesto a probar alimentos nuevos. 5 Comer junto con otros niños es la mejor estrategia para ampliar el menú del pequeño.
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¿Por qué no quiere sopa? A partir de las consideraciones biológicas y evolutivas, debería postularse que los niños, a pesar de un menú tan limitado, se desarrollan de forma sana siempre que coman lo suficiente. Betty Carruth y Jean Skinner, de la Universidad de Tennessee, observaron en el año 2000 que los pequeños selectivos en extremo crecían con la misma rapidez que los demás. La pregunta que se plantea ahora es: ¿deberíamos aceptar las preferencias alimentarias de niños como Leo y Lina? Por desgracia, los programas de protección evolutivos están adaptados a un entorno que ya no existe como tal. La neofobia y la aversión a las sustancias amargas se han vuelto innecesarias, incluso una carga. Los biólogos evolutivos denominan tales predisposiciones ya obsoletas conductas desadaptativas. Las siempre hambrientas células grasas, que antaño ayudaban a los humanos a sobrevivir cuando no había fortuna con la caza, se han convertido en una suerte de desajuste en nuestras sociedades; el sobrepeso infantil es un problema que se extiende. La debilidad que los niños sienten por los dulces también supone un desajuste entre nuestro pasado y nuestro presente. En su día, tal predisposición conductual debió de ejercer de programa de atracción hacia los frutos maduros y ricos en calorías en pro de la supervivencia. Mas, en la actualidad, esa atracción ha cambiado de diana: de los arándanos maduros se ha pasado al chocolate y las chucherías harto MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
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nevera no son venenosos, el cuerpo infantil continúa guiándose por el programa de supervivencia desarrollado hace miles de años. De esta manera, la neofobia sigue un patrón similar en todos los niños. Entre los cuatro y los seis meses apenas existe tal aprensión a lo nuevo, es decir, la mayoría de los críos de esas edades prueba casi todo lo que se les ofrece. Alrededor del decimoctavo mes se estrecha poco a poco el cerco de la elección. En edades infantiles más tardías, el escepticismo hacia lo nuevo alcanza su cota máxima. Los niños son ahora realmente malos comedores y rechazan con frecuencia alimentos nuevos, de sabores complejos o quizás amargos. A partir de los ocho a doce años aparece un nuevo cambio. Según concluyeron en 1998 Leann Birch y Jennifer Fisher, de la Universidad estatal de Pensilvania, los niños comienzan a experimentar con alimentos impensables hasta entonces: setas, quesos fuertes y verduras.
azucaradas. Los padres no deberían confiar, en este caso, en la sabiduría de la naturaleza. ¿Cómo se puede estimular a los más pequeños para que prueben alimentos saludables? Está claro que el crío no se deja convencer por unos padres quejicas y preocupados. Las psicólogas Claire Farrow y Jacqueline Blisset, de la Universidad de Loughborough y de la de Birmingham, respectivamente, comprobaron en 2008 que los bebés que habían sido presionados por sus padres para que comieran pesaban a la edad de dos años menos que aquellos que no habían tenido a los progenitores refunfuñando. La paciencia resulta más eficaz que el enfado. Para lograr que los más pequeños coman los guisantes, una buena solución consiste en ofrecérselos entre ocho y diez veces al día en días consecutivos. Según mostraron en 1994 las profesoras de ciencias de la nutrición Susan Sullivan y Leann Birch, por entonces en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, basta con que el niño pruebe al menos una pequeña porción de la comida que le produce rechazo para que cambie de actitud. De hecho, los niños no comen determinados alimentos solo porque les gustan, también les gustan porque siempre los comen.
SABROSAS FRUTAS El color rojo de la fruta indica que está madura, es dulce y aporta energía, por lo que invita a degustarla.
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© FOTOLIA / CONTRASTWERKSTATT
MEJOR EN COMPAÑÍA
Jugar ayuda a alimentarse
El juego anima a los niños a
Leann Birch observó en 2001 que el juego contribuye a acelerar la aceptación del hábito. Los niños aceptan mejor la comida del plato cuando se les permite cogerla con las manos para llevársela a la boca, chuparla o arrojarla en alguna que otra ocasión. La experiencia táctil y el juego generan buenas sensaciones en ellos. Esas mismas emociones les inducen a probar otros alimentos a los que están menos acostumbrados. Asimismo, resulta de utilidad contar con una persona que dé ejemplo al menor para que se abra a nuevas experiencias en su dieta. Según Birch, los niños entre uno y cuatro años manifiestan dos veces más probabilidades de catar un alimento para ellos nuevo si ven cómo un adulto degusta antes que ellos una ración del mismo, los trata con amabilidad y les indica
probar nuevos placeres culinarios. Si la experiencia se comparte con un amigo, se obtiene mejor resultado.
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que prueben el manjar. Ese contagio aumenta cuando son otros chavales de la misma edad los que dan ejemplo, tal y como comprobaron en 2005 Birch y sus colaboradores. Con frecuencia los hijos únicos se muestran más dispuestos a ampliar las opciones de su menú cuando van al parvulario. Todos los niños, sean de donde sean, deben aprender en algún momento de su vida a sacar partido de las diversas fuentes de alimentación disponibles en el lugar en el que habitan; ya sea la sabrosa grasa de foca en el Ártico, ya las frutas tropicales en la cuenca del Amazonas. El programa evolutivo de supervivencia contribuye a superar la neofobia y desarrolla en ese momento la capacidad del aprendizaje social. Los niños observan la actuación de los demás y adoptan su conducta. Los investigadores del comportamiento conocen dicho fenómeno del reino animal. Elisabetta Visalberghi y Elsa Addessi, del Instituto de Ciencias Cognitivas y Tecnológicas de Roma, observaron en 2000 que los monos capuchinos aumentaban su tendencia a catar alimentos novedosos cuantos más congéneres se hallaban presentes. Si estos últimos probaban un bocado, entonces el efecto se incrementaba aún más. No obstante, al contrario de lo que sucede en los jóvenes humanos, a las crías de capuchino les traía sin cuidado si sus semejantes de la jaula contigua comían alimentos extraños o comida habitual. También los macacos sudafricanos que conviven en agrupaciones sociales aprenden unos de otros. Aunque no siguen el ejemplo de manera arbitraria. Erika van de Waal, de la Universidad de Neuchâtel, observó en 2010 que los animales jóvenes adoptaban determinadas maneras de comportamiento solo de las hembras más mayores, pero no de los machos de más edad. Cuando colocaba en el recinto de monos una caja llena de golosinas y protegida con un cerrojo, el ejemplar de mayor rango no tardaba en subirse a ella. Por lo general, el jefe (podía tratarse de un macho o de una hembra) aprendía con rapidez a manipular el cerrojo. Mientras, los jóvenes no perdían detalle de cuanto acontecía. En un ensayo posterior se permitió a los macacos «espectadores» que se acercasen a la caja. Tan solo los jóvenes del grupo al mando de una hembra interiorizaban el truco, por lo que conseguían abrir la caja, mientras que aquellos con jefes macho, no. ¿Por qué solo el modelo femenino servía de ejemplo? El estilo de vida de los macacos arroja MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
Educación del gusto Junto al aprendizaje social, las experiencias olfativas y gustativas antes del nacimiento son significativas de cara a las posteriores preferencias alimentarias. Ágnes Bilkó, de la Universidad
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
Eötvös Loránd, demostró hace ya más de quince años que las crías de las conejas que fueron alimentadas con enebrinas (bayas maduras) cuando estaban preñadas preferían después di-
SEEING GROUP MEMBERS
chos frutos.
EATING A FAMILIAR FOOD EN-
En los humanos también desempeña un papel importante el fomento en el seno materno y durante el amamantamiento, tal y como mostró Julie Menella del Monell Chemical Senses
HANCES THE ACCEPTANCE OF NOVEL FOODS IN CAPUCHIN
Center en Filadelfia en 2002. Un grupo de madres bebía zumo de zanahorias con regularidad
MONKEYS. E. Visalberghi y
hacia el final del embarazo y durante la primera etapa de lactancia. Los componentes del sabor
E. Addessi en Animal Beha-
traspasan al líquido amniótico y a la leche materna. Más tarde, los bebés preferían la papilla
viour, vol. 60, págs. 69-76,
cuyos cereales contenían esa variedad de sabor. Los investigadores observaron un fenómeno
2000.
similar con aromas como el anís, el ajo o la vainilla. («Prenatal and postnatal flavor learning by human infants». J. A. Mennella et al. en Pediatrics, vol. 107, pág. E88, 2001.)
FAMILY ENVIRONMENTAL FACTORS INFLUENCING THE DEVELOPING BEHAVIORAL CONTROLS OF FOOD INTAKE AND CHILDHOOD OVERWEIGHT.
luz sobre la cuestión. Mientras que las hembras permanecen toda su vida en el mismo territorio, los machos deben buscarse un nuevo grupo tras la pubertad. Es por ello por lo que siempre son considerados como «foráneos» con pocos conocimientos sobre los desafíos que presenta el territorio. Aprender de las hembras debió de suponer para la prole una estrategia adaptativa de supervivencia.
Diversidad de modelos De la misma manera, los niños humanos no siguen de forma automática el ejemplo paterno, a pesar de que las guías de consejos para padres pretendan enfatizarlo con frecuencia. Según el problema y la edad, los retoños buscan su propio modelo. A veces lo hallan en los hermanos, otras en los personajes famosos que ven en los medios de comunicación y otras en los amigos de su misma edad. De hecho, nadie es un experto en todo, por lo que debe buscarse un patrón concreto para cada aprendizaje. El largo período vital que comprende la infancia humana permite adoptar diversos modelos, de manera que se aprende a manejar las complejas demandas que exige la sociedad. Recopilemos: ¿por qué los niños rechazan, tiran y manosean la comida? Los niños experimentan en lo que a la alimentación se refiere una especie de revolución. Pasan de un entorno alimentario seguro y vigilado de cerca por su madre a un mundo lleno de peligros. Con el fin de sobrevivir en los más diversos biotopos, la evolución nos ha proporcionado determinadas reglas de aprendizaje que se van superando con MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
la edad (véase el recuadro «Cinco reglas heredadas de la evolución»). Esas reglas promueven una adaptación lo más adecuada posible a las circunstancias del lugar. El aprendizaje basado en la genética y el que se deriva de la experiencia se influyen mutuamente. El ser humano es impulsado por mecanismos desde su nacimiento, los cuales surten efecto hasta un momento determinado del desarrollo. Por una parte, la tendencia a ingerir o no determinados alimentos por sus cualidades de sabor (dulce, ácido o amargo), así como la neofobia pertenecen al proceso de maduración en el desarrollo infantil. Tales programas han sido fijados en los factores hereditarios del ser humano; también se encuentran, de manera similar, en otros mamíferos omnívoros. Por otro lado, conforme crecen, los niños superan la neofobia gracias a una mayor tendencia a orientarse según el comportamiento de las personas de su entorno y a aprender de ellas. De esa manera, se introducen en costumbres dietéticas acordes con las características culturales y familiares propias. A Max le gusta el filete de cerdo; Can prefiere pata de cordero; Mariella se hará vegetariana y Jenny prefiere la comida rápida. Con todo, si quiere influir sobre las preferencias alimentarias de sus hijos no olvide que, por naturaleza, comer consiste en un placer sensorial. Para que continúe siendo así, aborde el tema con diversión y tolerancia.
L. L. Birch y K. K. Davison en Pediatric Clinics of North America, vol. 48, págs. 893907, 2001. SPECIFIC SOCIAL INFLUENCES ON THE ACCEPTANCE OF NOVEL FOODS IN 2-5-YEAROLD CHILDREN. E. Addessi
et al. en Appetite, vol. 45, págs. 264-271, 2005. CONTROLLING FEEDING PRACTICES: CAUSE OR CONSEQUENCE OF EARLY CHILD WEIGHT? C. V. Farrow y
J. Blissett en Pediatrics, vol. 121, págs. e164-e169, 2008. KINDER VERSTEHEN. BORN TO BE WILD: WIE DIE EVOLUTION UNSERE KINDER PRÄGT.
H. Renz-Polster. Kösel, Múnich, 2009. SELECTIVE ATTENTION TO PHILOPATRIC MODELS CAUSES DIRECTED SOCIAL LEARNING IN WILD VERVET MONKEYS.
E. van de Waal et al.. en Proceedings of the Royal So-
Herbert Renz-Polster es pediatra e investiga en el Instituto para la Salud Pública de Mannheim, en la Universidad de Heidelberg.
ciety B, vol. 277, págs. 21052011, 2010.
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La versatilidad de la psique A primera vista, definirse a sí mismo no tiene ningún secreto: cada uno es consciente de cómo es. Sin embargo, numerosos procesos que intervienen en la formación de la propia imagen son inconscientes, incluso pueden manipularse STEVE AYAN
E RESUMEN
Mi «yo» y yo
1
El sí mismo engloba las opiniones y jui-
cios que nos formamos sobre nuestro propio yo. Se alimenta en parte de reflexiones conscientes, pero sobre todo de procesos inconscientes.
2
El autoconcepto resulta más flexible
de lo que nos parece: la presentación breve de estímulos, así como las estimulaciones cerebrales, alteran nuestros juicios del yo.
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Cómo llega el cerebro a crear un sí mismo
compacto, estable y operante sigue siendo un enigma.
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n ocasiones, el mundo debe detenerse para que nos encontremos a nosotros mismos. Un joven francés experimentó esa misma sensación cuando el comienzo repentino de un crudo invierno le mantuvo retenido durante semanas en un pueblo del sur de Alemania. Rodeado de hielo y nieve, sin poder salir de su alojamiento, nuestro protagonista comenzó a indagar las fuentes del conocimiento humano. Una ocupación que, años después, le llevaría a formular la célebre frase: «Cogito ergo sum». Pienso, luego existo. El joven, como es probable que haya sospechado el lector, no era otro que el matemático y filósofo René Descartes (1596-1650), a quien el involuntario exilio a finales de 1619 en Neuburgo, en el Danubio, quizá le ayudó a concluir que no hay nada seguro, a excepción de la existencia de nuestro propio pensamiento. En palabras del filósofo y escritor Richard David Precht: «Descartes había situado el yo en el centro de la filosofía». Sin duda, los actuales psicólogos y neurocientíficos ya no comparten el optimismo del racionalista francés respecto a la capacidad de comprendernos a nosotros mismos. Timothy Wilson, de la Universidad de Virginia en Charlottesville, argumenta que la observación interior de uno mismo, la introspección, es poco apropiada para descubrir las intenciones del yo. ¿El motivo? Las personas no somos conscientes de la mayoría de los procesos que conforman nuestro yo.
Tomamos decisiones, percibimos peligros e interaccionamos con los demás a través de una maquinaria mental que funciona en secreto, opina Wilson. Ese inconsciente adaptativo nos trajina por la vida a modo de piloto automático. Es decir, para indagar en nosotros mismos tendríamos que mirar tras los bastidores de la conciencia. ¿Cómo lograrlo? Continuemos un momento más por la senda de las apariencias. Cuando sentimos el viento en la piel, pensamos en nuestra abuela o imaginamos lo magníficas que serán nuestras próximas vacaciones, en cada uno de esos momentos sabemos que somos nosotros los que sentimos, pensamos o imaginamos. El psicólogo William James (1842-1910) contrapuso a ese yo, marco de referencia de las vivencias subjetivas, el mí, concepto que engloba las convicciones que un individuo tiene sobre sí mismo.
Pensar más allá del pensamiento Cada persona convierte sus propias ideas y sentimientos en objeto de su pensamiento, construye juicios sobre sí misma o metacogniciones (del griego meta, más allá, por encima de; y del latín cogitare, pensar). En concreto, es a partir de los 18 meses, más o menos, cuando los niños empiezan a reconocer su imagen en el espejo. A los dos años, si previamente se les ha pintado una mancha en la frente, tienden a intentar quitársela cuando se ven reflejados en un espejo. A esa edad, los niños MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
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UNA VENTANA AL YO ¿Hasta qué punto podemos fiarnos de la mirada interna con la que nos juzgamos a nosotros mismos?
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DE ERNST MACH, DIE ANALYSE DER EMPFINDUNGEN UND DAS VERHÄLTNIS DES PHYSISCHEN ZUM PSYCHISCHEN, 1886
La controvertida introspección Durante largo tiempo, la observación interior de uno mismo, la introspección, se consideró el camino real hacia la exploración del alma. Al igual que hicieron generaciones de filósofos, los representantes de la primera psicología experimental, surgida a finales del siglo XIX, extrajeron sus conocimientos sobre todo de la observación precisa de sus propias percepciones, pensamientos y otros procesos psíquicos. Al fin y al cabo, ¿quién conocía mejor que el propio interesado su mundo interior? Sin embargo, la idea de que disponemos de un acceso privilegiado a nosotros mismos pronto comenzó a tambalearse. Estudiosos de la percepción, entre ellos el físico y fisiólogo de los sentidos Ernst Mach (1838-1916), se dieron cuenta de que en numerosas ocasiones la persona no puede fiarse de sus apreciaciones subjetivas, tal como ocurre, por ejemplo, en el caso de las ilusiones ópticas u otros juicios erróneos. En opinión de Mach, la ciencia también está llena de «oscuridades metafísicas». El conductista Burrhus F. Skinner (1904-1990), influido por Mach, declaró como objeto único de la psicología el comportamiento humano o animal observable desde el exterior [véase
PUNTO DE VISTA RESTRINGIDO
«Conductismo», por Klaus-Jürgen Bruder; MENTE Y CEREBRO,
El dibujo, extraído del libro de Ernst Mach El análisis de las sensa-
n.o 31]. No obstante, a partir de mediados del siglo XX esa
ciones, de 1886, representa de forma simbólica el problema del
posición radical encontró cada vez más críticos.
autoconocimiento: ¿cómo es posible obtener un conocimiento objetivo desde la perspectiva limitada e incluso distorsionada del yo?
Hasta la actualidad, los psicólogos siguen aportando gran cantidad de pruebas de que nuestra mirada al propio yo se halla empañada, ya sea porque el concepto que tenemos de
probandos el verdadero objetivo del estudio, forma también
nosotros mismos difiere de nuestro comportamiento real («Ten-
parte del arsenal de medidas de precaución.
go fuerza de voluntad, pero ¿dejar de fumar? Imposible»), o
Pese a las dudas, los psicólogos no pueden prescindir de las
porque nos cuesta en demasía separar lo deseable desde un
apreciaciones subjetivas de los participantes. El conocimiento
punto de vista social de nuestras propias convicciones.
de una persona no puede inferirse solo de los tiempos de
Con el fin de reducir las distorsiones en los test de persona-
reacción o de las asociaciones que realiza al contemplar deter-
lidad, dichas pruebas contienen a menudo preguntas capciosas
minadas imágenes, ni de patrones de la actividad cerebral. Por
para las que solo cabe una respuesta (caso de: «¿No ha mentido
esa razón, la introspección continúa siendo, por el momento,
usted jamás?»). El test a ciegas, en el que no se aclara a los
una herramienta importante en psicología.
utilizan por primera vez la palabra «yo»; dejan de referirse a ellos mismos en tercera persona: «Max, hambre». Sin embargo, los mecanismos neuronales relacionados con el nacimiento del yo permanecen todavía en la oscuridad. Con todo, mientras que el yo se establece con relativa prontitud, la facultad de reconocer los propios sentimientos y deseos y de concebirse como individuo con una idiosincrasia propia aparece con el paso del tiempo. La imagen que cada uno tiene de sí mismo se alimenta, por un lado, de las cualidades que le atribuyen los padres, los hermanos u otras personas («Eres una niña muy lista»);
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por otro, de los sentimientos que se experimentan en determinadas situaciones (miedo a estar solo). A medida que la persona se va haciendo mayor, aprecia mentalmente el yo de un modo cada vez más diferenciado. Hasta la madurez escolar se van desarrollando valoraciones estables que un sujeto se hace sobre sí mismo. Después de la pubertad, la autoimagen consciente no sufre apenas alteraciones. Mas ¿coincide esa imagen con la realidad de la persona en cuestión? Si se le pide sin más a un individuo que se describa a sí mismo, no se obtendrán de forma inequívoca informaciones fiables, puesto que en ocasiones estas diferirán de su comportamiento MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
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Los experimentos de activación asociativa (priming) ofrecen una prueba del enorme poder de esos procesos implícitos, es decir, inconscientes. Estímulos que se hallan por debajo del umbral de la percepción consciente pueden cambiar la autoimagen o autoconcepto. Imágenes o palabras que se presentan durante unos escasos milisegundos ejercen a veces un efecto asombroso. Tal y como muestran los trabajos del psicólogo social Thomas Mussweiler, de la Universidad de Colonia, la autoimagen se adapta
Corte medial del cerebro
Corteza prefrontal medial
real, y la mayoría de las veces, a su favor: existen sujetos que se tienen por una persona que escucha con atención a los demás, cuando en realidad interrumpen cada dos por tres a su interlocutor; otros se creen muy inteligentes, sin darse cuenta de que multitud de veces lo único que hacen es repetir lo que todo el mundo sabe. Nuestra tendencia a sobrestimarnos constituye un fenómeno contrastado. Por supuesto, se da también el caso contrario: personas que no saben venderse bien, que están descontentas con su supuesta incapacidad para tomar decisiones (aunque son más rápidas que la media en realizar cualquier compra); si bien es verdad que, tal y como muestran los test, ese tipo de personas se encuentran, la mayoría de las veces, en absoluta minoría. ¿Cómo pueden descubrirse las motivaciones ocultas y los rasgos característicos de una persona? Existen diversos métodos. El Test de Asociación Implícita, desarrollado a finales de los años noventa del siglo pasado por el psicólogo Anthony Greenwald, de la Universidad de Washington, es uno de ellos. En dicha prueba de evaluación, el probando debe reaccionar lo más rápidamente posible a un estímulo que aparece en una pantalla (una palabra o una imagen). Antes de nada, se le indican las instrucciones pertinentes: debe pulsar una tecla con la mano izquierda cuando considere que el concepto que aparece en pantalla es aplicable a su persona, y la derecha cuando el concepto pueda aplicarse a otro individuo (un buen amigo, póngase por caso). La rapidez con la que el sujeto asocia su yo con los adjetivos (miedoso o seguro de sí mismo, por ejemplo) que van apareciendo permite extraer conclusiones en relación con su autoimagen.
Corteza prefrontal dorsomedial
Corteza cingular anterior Precúneo
Corteza prefrontal ventromedial Amígdalas Corteza orbitofrontal Hipocampo
Cerebelo
La red neuronal del yo Mediante procedimientos de obtención de imágenes, entre ellas la resonan-
El nombre es una señal
cia magnética funcional, pueden descubrirse en el cerebro diversos aspectos
El efecto bautizado por Brett W. Pelham, profesor de psicología de la Universidad del estado de Nueva York, como name letter effect (algo así como «efecto de las letras del nombre propio») representa también un buen indicio de cómo las personas se construyen su autoimagen. Dicho efecto se basa en un fenómeno asombroso: las letras preferidas de un individuo son aquellas que incluye su propio nombre, en especial, las iniciales. El grado de preferencia indica la autoestima implícita del sujeto. Si se llama Pedro, por ejemplo, identifica con mayor rapidez palabras positivas asociadas con su nombre («práctico») que negativas («pedante»); ello revela ciertas características de su persona.
de nuestra autoimagen. Los patrones de estimulación que aparecen en cada
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caso dependen de la tarea propuesta a los probandos. Cuando se solicita a los sujetos que se escuchen a sí mismos y presten atención a su cuerpo, aumenta la actividad en el precúneo y en la corteza cingular anterior. Por su parte, los pensamientos del yo que aparecen en el autoconcepto verbal a través de adjetivos («¿Soy inteligente, jovial, generoso?») exigen un mayor esfuerzo a la corteza prefrontal dorsomedial, región que se halla conexa al hipocampo. Los aspectos emocionales del yo («¿Soy un buen hijo?»), en cambio, activan sobre todo la corteza orbitofrontal y las amígdalas. La corteza prefrontal medial (en especial, en el hemisferio derecho) parece ejecutar una función relevante en la actualización de la propia imagen. De hecho, si se inhibe de forma provisional, disminuye la tendencia a la sobrevaloración de uno mismo.
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Del reflejo a la reflexión La diferencia entre las partes conscientes e inconscientes del yo sugirió a Matthew Lieberman, de la Universidad de California en Los Ángeles, una fórmula precisa. La neuropsicología habla de un sistema X y un sistema C. X responde a reflejo, automático; C a reflexionado, ponderado. La frontera entre ambos estados resulta inestable, pues de forma continua evaluamos mentalmente nuestros impulsos. Así, ante el enfado con el vecino que está cortando el césped, podemos pensar: «Yo no me dejo provocar». De ese modo, incluso un ataque de ira puede reinterpretarse como un estado de tranquilidad para el ánimo. («Thinking about the self from a social cognitive neuroscience perspective», por L. Rameson y M. D. Liebermann en Psychological Inquiry, vol. 18, n.o 2, págs. 117-122, 2007)
El inconsciente adaptativo Ya Sigmund Freud reflexionó con escepticismo sobre la imagen que las personas dicen tener de sí mismas. Para el padre del psicoanálisis, la mente era un escenario sobre el que se encuentran en liza el ello, el yo y el superyó. Los deseos prohibidos que apartamos de nuestra conciencia podrían conducir a trastornos neuróticos. En la psicología científica, esa teoría apenas se contempla. Los psicólogos hablan más bien del inconsciente adaptativo, que abarca procesamientos automáticos de información que escapan a nuestra introspección. («The unseen mind», por T. D. Wilson en Science, vol. 321, págs. 1046-1047, 2008)
20
con flexibilidad a cada contexto concreto sin que la propia persona se dé cuenta de nada [véase «¿Con quién nos comparamos?», por Thomas Mussweiler; MENTE Y CEREBRO, n.o 20]. En un estudio de 2010, Mussweiler, junto a sus colaboradores Jan Crusius y Karlene Hanke, pidieron primero a 100 probandos que compararan dos imágenes en las que aparecían, pongamos por caso, paisajes subacuáticos o bien rascacielos urbanos. Una parte de los voluntarios debía nombrar por lo menos tres elementos que ambas imágenes tuvieran en común; los otros, por el contrario, debían fijarse en las diferencias. Tal prueba, a primera vista de percepción, era en realidad un experimento de activación asociativa. A continuación se pidió a los participantes que escribieran acerca de un acontecimiento ocurrido en el último año y ante el cual hubieran reaccionado de forma introvertida o bien extrovertida. En el texto, cada probando debía plasmar con palabras sus sentimientos y pensamientos en aquellos momentos. Tras esa tarea, siguió un test estándar en el que los voluntarios se autoevaluaban según afirmaciones como «me gusta estar con gente» o «soy más bien tímido». La comparación entre el yo recordado y la autoevaluación aquí y ahora reveló que las personas a las que se les pidió en un inicio que prestaran atención a los elementos comunes de las imágenes se describieron de forma muy similar a su anterior alter ego. Por otra parte, tanto si se habían acordado de un comportamiento introvertido como de uno extrovertido, la imagen actual de sí mismos apuntaba en la misma dirección. En cambio, aquellas que al comienzo de la prueba habían buscado las diferencias entre las fotografías se percibían cambiadas. Si antes un probando se creía desenvuelto, ahora se consideraba retraído, y viceversa.
Soñarse flaco pero sentirse gordo Las visiones de futuro pueden influir asimismo en la autopercepción de una persona en un momento determinado, tal y como comprobaron Mussweiler y sus colaboradores en un experimento posterior. Para ello escogieron un tema ante el que numerosas personas se muestran sensibles: el peso corporal. Después de que cuatro grupos formados a partir de un total de 200 probandos (tres cuartos de ellos, mujeres) imaginaran respectivamente que pesaban 2 o 15 kilos más o bien menos, se les preguntó por su peso actual. Además, debían especificar si se
consideraban «tirando a gorditos», «más bien delgados» o «en su justo peso». Combinando ambos datos, los científicos calcularon un índice de peso subjetivo. La fantasía de haber ganado o perdido sin esfuerzo 2 kilos se transmitió a la autoimagen de los probandos: estos subestimaron su peso actual después de imaginar que habían adelgazado; por el contrario, lo sobrestimaron en el caso de haber imaginado que habían engordado. Sin embargo, si su imaginación se había desviado de su estado real de forma extrema (15 kilos de diferencia), la situación era otra. El sujeto que se había imaginado un peso ligero comentaba en relación a su peso actual: «Estoy muy gordo». En resumen, el cambio de punto de vista durante los escasos minutos de duración de la prueba produjo su efecto. Incluso actividades motrices en apariencia insignificantes pueden producir efectos de activación asociativa. En un estudio de 2009 llevado a cabo por los psicólogos Thomas Schubert, del Instituto Universitario de Lisboa, y Sander Koole, de la Universidad de Ámsterdam, el simple hecho de apretar el puño transformaba la autoimagen de los probandos masculinos. Tras cerrarlo, tendían a considerarse más poderosos de lo que se estimaban los sujetos de control, como demostraron tanto en sus respuestas a un cuestionario de personalidad como en un test (implícito) de los tiempos de reacción a conceptos como «enérgico» o «autónomo» (sin que los participantes se percataran de ello, la palabra «yo» parpadeaba antes de cada uno de esos adjetivos). Hasta qué punto el concepto de uno mismo es sensible a ese tipo de sutiles influencias depende sin duda de lo perfilado que este se encuentre. En 2009, un equipo de investigadores belgas y holandeses pidió a más de 150 probandos que contestaran un test por ordenador en el que debían adjudicarse diversas combinaciones de puntos positivos y negativos a sí mismos, pero también a un participante virtual. A partir de las reiteradas decisiones de votación de los sujetos, se obtuvo una especie de índice de ego individual que marcaba hasta qué punto pensaba cada persona en su propio interés o, por el contrario, se mostraba generoso con el otro participante. A continuación, se desarrolló una activación asociativa en forma de prueba lingüística: diversas palabras aparecían en pantalla durante escasos 17 milisegundos, tiempo insuficiente para que una persona pueda ver los vocablos de manera consciente. Los términos procedían del contexto religioso (oración, salmo, piedad, sanMENTE Y CEREBRO 55 / 2012
AMS
Cz
«ASSESSING THE NEURAL CORRELATES OF SELF-ENHANCEMENT BIAS: A TRANSCRANIAL MAGNETIC STIMULATION STUDY». VIRGINIA S. Y. KWAN ET AL. EN EXPERIMENTAL BRAIN RESEARCH, VOL. 182, N.o 3, PÁGS. 379-385, 2007
CPFM
GEHIRN & GEIST / MEGANIM
Pz
to) o del económico (negocio, acción, carrera). La prueba escondía una hipótesis concreta, a saber, las palabras pertenecientes al ámbito temático del amor al prójimo debían fomentar el placer de dar; la jerga de los negocios, en cambio, debía avivar el egoísmo. Así ocurrió: aunque solo entre aquellos probandos que no habían mostrado una tendencia clara en el test anterior, es decir, que habían alternado beneficiarse a sí mismos con favorecer a los demás. Los voluntarios que se caracterizaban por ser más sociales o actuar de forma interesada se mostraban menos sensibles a la activación asociativa. ¿Puede afirmarse que un autoconcepto sólido protege contra las influencias? En principio sí, pero ni los altruistas ni los egocéntricos son inmunes al poder de los estímulos subliminales. Mussweiler y su antiguo director de tesis, Fritz Strack, de la Universidad de Wurzburgo, acuñaron el concepto del yo relativo: las comparaciones con los otros serían un regulador central para el constante reajuste del yo. Si preguntan al lector cuán deportista o extrovertido es, necesitará una medida comparativa para responder a la cuestión. Dicha comparativa puede «provocarse». Como se ha demostrado, la intercalación con rapidez nombres de deportistas de elite (caso de Boris Becker) favorece una baja autoevaluación en materia de deportividad por parte de los participantes. En conclusión, el modo en que una persona se ve a ella misma depende en gran parte de con quién se compare. MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
MÉTODOS DE ESTIMULACIÓN La corriente eléctrica que pasa a través de una bobina crea un campo magnético (líneas rojas). Mediante la estimulación magnética transcraneal se manipula la actividad cerebral. Se ha visto que la inhibición de la corteza prefrontal medial (CPFm; derecha) altera el modo en que los probandos se juzgan a sí mismos, al contrario de lo que sucede con la estimulación del área motora suplementaria (AMS). Cz y Pz indican puntos de referencia fijos en la superficie craneal.
En un estudio de 2007, Julian Paul Keenan, de la Universidad de Montclair en Nueva York, se sirvió de un método poco habitual para manipular la autoimagen de las personas. Estimuló el lóbulo frontal de los probandos mediante estimulación magnética transcraneal mientras resolvían una sencilla tarea: clasificar un total de 144 adjetivos pulsando el botón de «Sí, puede aplicarse a mí» o el de «No, no es aplicable a mí». El vocabulario había sido preparado de manera que incluyera la misma cantidad de cualidades positivas, neutras y negativas (desde «muy simpático» hasta «insoportable»).
Manipulación a través del botón Los resultados revelaron que, en general, predominaba la tendencia a sobrevalorarse. En otras palabras, los probandos empleaban para sí mismos más adjetivos aduladores que desagradables. Una bobina situada sobre un lugar concreto del cuero cabelludo y con una intensidad de campo magnético adecuada permitió a Keenan y a su equipo inhibir temporalmente la corteza prefrontal medial (CPFm) de los pro-
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Lo que queda del yo Una pista muy interesante en la búsqueda del yo es la que siguen los investigadores que estudian las carencias cognitivas en pacientes con daños cerebrales. Esos estudios revelan qué capacidades mentales son «disociables» entre sí. Si una persona no logra reconocer su imagen en el espejo, pero da muestras de reconocer algunos rasgos característicos, ambas cosas se derivan de procesos cerebrales diferentes. Los juicios referidos al yo parecen basarse, al menos en parte, en un sistema de memoria independiente. El psicólogo Stanley Klein, de la Universidad de California en Santa Bárbara, en común con otros colaboradores, estudió los conocimientos sobre la propia personalidad en sujetos con lesiones graves de memoria y enfermos de alzhéimer en estadios avanzados; asimismo analizó hasta qué punto esas personas son capaces de actualizar tales conocimientos. Las autodescripciones de varios probandos con lesiones cerebrales, quienes a causa de un accidente no se acordaban de su vida anterior, o solo vagamente, coincidían con la descripción que sus familiares hacían de su carácter y manera de ser antes del suceso. Un paciente con amnesia anterógrada (incapacidad de aprender cosas nuevas) constató incluso en los informes que era una persona diferente a la de antes. Dos mujeres de 76 y 83 años, respectivamente, y con demencia (una de ellas ni siquiera se reconocía en las fotografías) describieron, si bien de forma confusa, algunos rasgos de su personalidad que según sus hijos y otros antiguos cuidadores se ajustaban a ellas antes de la enfermedad. Según Klein, este tipo de estudios de casos particulares demuestra que el autoconcepto es independiente de la capacidad de recordar acontecimientos vitales personales o de adquirir conocimientos fácticos. El yo sobrevive incluso a lesiones cerebrales graves. («The multiplicity of self: Neuropsychological evidence and its impliations for the self as a construct in psychological research». S. B. Klein, C. E. Gang en Annals of the New York Academy of Sciences, vol. 1191, págs. 1-25, 2010)
Yo, o lo que es lo mismo... Investigadores de la Universidad Noroccidental en Evaston preguntaron a 69 mujeres y hombres con pareja estable acerca de la imagen que tenían de sí mismos. Medio año después, una de cada tres de estas personas estaba sola. En el siguiente test, los «nuevos solteros» se mostraron confusos. Cuanto más difusa fue su descripción de sí mismos, más les abrumaba la soledad (también en el aspecto emocional). («Who am I without you? The influence of romantic breakup on the self-concept». E. B. Slotter en Personality and Social Psychology Bulletin, vol. 36, n.o 2, págs. 147160, 2010)
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bandos. Con ello, la tendencia a sobrevalorarse disminuyó. Sin embargo, no ocurría lo mismo cuando se estimulaban otras regiones —entre ellas, el área motora suplementaria— o cuando solo se simulaba la estimulación. ¿Cómo explicar ese fenómeno? ¿Acaso existe una unidad central en el cerebro de la que depende el autoengaño? Bajo otras condiciones experimentales, la CPFm demostró de nuevo su capacidad de motivar o bien desconectar la sobrevaloración que los probandos tenían de sí mismos. En una de las pruebas debían recorrer en silencio una lista de «palabras difíciles» e indicar si conocían el significado de cada una de ellas. Si la corteza prefrontal medial se había paralizado de forma provisional, el número de respuestas del tipo «lo sé» disminuía rápidamente. A raíz de otros estudios se sabe que la CPFm no solo aumenta su actividad cuando las personas se alaban a sí mismas, sino que también
se halla implicada en los juicios negativos y en la valoración de otros sujetos. Con todo, la estimulación magnética transcraneal se practica de modo muy elemental: la excitación que provoca se distribuye de forma amplia, por lo que no aclara qué regiones del lóbulo central operan en conexión con otras áreas cerebrales. Keenan confirmó dicho resultado en una investigación posterior. Demostró, además, que la inhibición de la CPFm atenuaba, sobre todo, las valoraciones exageradas y directas referidas a uno mismo. Los probandos con la bobina magnética conectada rara vez pretendían para sí palabras aduladoras para su ego («ambicioso» o «popular»), reacción que cambiaba cuando se trataba de conceptos morales («íntegro» o «comprensivo»). Al parecer, existen diferencias sutiles en el tipo de autoalabanza que la CPFm transmite o no. Así, en los valores morales se halla un fuerte componente social que quizá requiera vías de elaboración distintas en el cerebro. Con todo, la CPFm desempeña una función importante en la construcción de nuestra autoimagen. Pero existen otras muchas regiones cerebrales que elaboran los estímulos relacionados con el yo. Por consiguiente, no se puede hablar de el centro neuronal de la autoobservación. Conocerse bien a uno mismo y comprender los propios autoengaños parece una capacidad deseable, pero ¿lo es realmente? ¿Se puede aprender? Timothy Wilson y su colaboradora, Elizabeth Dunn, de la Universidad Harvard, examinaron en un artículo de revisión la investigación en torno a tales cuestiones. El resultado fue decepcionante. Las pruebas a favor de que las personas puedan esconder de forma permanente las ideas explícitas e implícitas sobre sí mismas resultan escasas, y la utilidad de tal autoengaño, dudosa. En ese ámbito, un método muy fiable consiste en el trabajo de los propios sentimientos y experiencias al escribirlos en un diario personal. El psicólogo James Pennebaker, de la Universidad de Texas en Austin, confirmó que enfrentarse por escrito a las propias experiencias ayuda a ordenar los sentimientos asociados a ellas. Sin embargo, Wilson y Dunn dudan de que esa práctica pueda equipararse con el conocimiento que un individuo tiene de sí mismo. Es cierto que nos podemos interpretar de múltiples maneras, mas ¿qué significa eso? El sujeto que tras comerse tres trozos de tarta de cerezas llega a la conclusión de que le gusta mucho la tarta de cerezas es probable que tenga razón. MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
Sin embargo, quizás esté pasando por alto que cuando era niño no le dejaban nunca probar los pasteles de la abuela, por lo que ahora no puede evitar detenerse cuando pasa por delante de una pastelería. Armonizar las suposiciones conscientes (explícitas) sobre nosotros mismos con las motivaciones ocultas de nuestra conducta parece un camino ventajoso, no obstante, pedregoso. Un equipo del psicólogo de la motivación Oliver Schultheiss, de la Universidad de Michigan en Ann Arbor, puso de manifiesto en dos estudios de 2008 que aproximarnos a nuestras metas solo nos satisface cuando la motivación implícita para ello es también alta. Con el fin de medir la motivación inconsciente, los investigadores utilizaron una variante del Test de Apercepción Temática.
Qué queremos en realidad En la prueba, se mostraban a los participantes distintas imágenes (un arquitecto en su estudio, una pareja en la orilla del río o un funámbulo). Para cada fotografía debían inventar una historia. Los textos resultantes se analizaron según criterios fijados de antemano. De ese modo, los investigadores elaboraron un perfil individual en referencia a las necesidades de poder, éxito y relaciones sociales de cada probando. Por otro lado, estos últimos especificaban diversas metas personales y explicaban la importancia que para ellos suponía alcanzarlas. Solo cuando los motivos implícitos coincidían con los expresados de forma abierta (por ejemplo, el deseo de reconocimiento dominaba en ambos ámbitos, explícito e implícito), el compromiso y la satisfacción aparecían igualmente elevados. De hecho, las motivaciones explícitas e implícitas pueden aproximarse entre ellas, mediante la imaginación, pongamos por caso. Schultheiss demostró en colaboración con Jochen Brunstein, por aquel entonces en la Universidad de Erlangen-Núremberg, que la visualización intensiva de metas ayudaba a aceptarlas «interiormente» o, en su caso, a rehusarlas. El estudio incluía situaciones tan dispares como una sesión de asesoramiento o una partida con un videojuego. Si los probandos tenían ocasión de imaginarse con exactitud su comportamiento antes de acometer la prueba, el grado de su necesidad implícita de poder y adhesión determinaban su compromiso con el asunto. En cambio, sin el ejercicio mental previo, la tarea dejaba a los sujetos más bien «fríos». MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
¿Qué conclusiones podemos extraer de todo ello? En primer lugar, que la autoimagen no es un producto derivado de la percepción de procesos mentales, ya que estos permanecen ocultos a la conciencia. Tampoco se deriva de la evaluación de los puntos fuertes y debilidades personales, pues tenemos demasiada tendencia a eliminar los pensamientos desagradables. Antes bien, el yo nos sirve para adaptarnos con flexibilidad al entorno y a las demás personas, así como para mantener nuestra capacidad de actuación. Sobrestimar un poco el potencial propio en lugar de subestimarlo nos permite volvernos más activos, hacer frente a los problemas y perseguir nuestros objetivos. Según Wilson y Dunn, una autoimagen algo distorsionada hacia lo positivo sería beneficiosa, ya que actúa como catalizador de la propia conducta. Los psicólogos John Updegraff, de la Universidad estatal de Kent, y Eunkook Suh, de la Universidad de Seúl, recomiendan otra estrategia. En 2007 descubrieron que la satisfacción vital expresada en los cuestionarios se hallaba estadísticamente relacionada con la inexactitud de las descripciones que realizaban los probandos de sí mismos: las personas que tendían a describirse con adjetivos como «inteligente» o «buen amigo» figuraban, por término medio, más altos en la escala de felicidad que aquellas que se definían a sí mismas con descripciones más precisas: «Me diplomé con matrícula de honor» o «Ayudo a mis amigos en las mudanzas». Para comprobar si la abstracción de los pensamientos actuaba de forma causal, los investigadores pidieron en un segundo test a 96 probandos que se acordaran de forma muy concreta de un hecho importante en su vida o que aportaran una idea general que los caracterizara. El grupo al que se le propuso la observación abstracta del yo salió mejor parado en la posterior prueba de satisfacción. Así pues, según Updegraff y Suh, cierta falta de nitidez en la autoimagen tendría su lado positivo. En cambio, las metas personales deberían definirse de la manera más concreta posible, de lo contrario no quedaría claro cuándo y si se han alcanzado. Quizá por ese motivo tenemos tantos problemas con una consigna que difícilmente podría resultar más vaga: «Conócete a ti mismo».
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA ASSESSING THE NEUTRAL CORRELATES OF SELF-ENHANCEMENT BIAS: A TRANSCRANIAL MAGNETIC STIMULATION STUDY. V. S. Y. Kwan et al.
en Experimental Brain Research, vol. 182, n.o 3, págs. 379-385, 2007. HAPPINESS IS A WARM ABSTRACT THOUGHT: SELFCONSTRUAL ABSTRACTNESS UND SUBJECTIVE WELL-BEING.
J. A. Updegraff, E. M. Suh en Journal of Positive Psychology, vol. 2, n.o 1, págs. 18-28, 2007. THE ROLE OF IMPLICIT MOTIVATION IN HOT AND COLD GOAL PURSUIT: EFFECTS OF GOAL PROGRESS, GOAL RUMINATION, AND EMOTIONAL WELLBEING. O. C. Schultheiss et
al. en Journal of Research in Personality, vol. 42, págs. 971-987, 2008. WHEN DO PRIMES PRIME? THE MODERATING ROLE OF THE SELF-CONCEPT IN INDIVIDUALS’ SUSCEPTIBILITY TO PRIMING EFFECTS ON SOCIAL BEHAVIOR.
D. Smeeters et al. en Journal of Experimental Social Psychology, vol. 45, págs. 211216, 2009. WHEN I AND ME ARE DIFFERENT: ASSIMILATION AND CONTRAST IN TEMPORAL SELF-COMPARISON. K. Hanko
et al. en European Journal
Steve AyanRUKEÏNQIQ[RGTUKQFKUVCEKGPVÉƂEQGUTGFCEVQT jefe de Gehirn und Geist, la edición alemana de Mente y cerebro.
of Social Psychology, vol. 40, págs. 160-168, 2010.
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ENTREVISTA
«El engaño es una pieza clave del sí mismo» El neurocientífico Julian Paul Keenan estudia los mecanismos neuronales de la mentira y el engaño. En su opinión, dichas capacidades humanas forman parte inseparable de la construcción de la autoimagen ENTREVISTA REALIZADA POR STEVE AYAN
CORTESÍA DE MIKE PETERS
Profesor Keenan, ¿cómo se convirtió en investigador de la mentira? Dando rodeos. En realidad quería averiguar por qué el ser humano posee algo así como un sí mismo. Al fin y al cabo, que seamos capaces de percibirnos como personas y tengamos conciencia de nuestros pensamientos y sentimientos no resulta evidente. ¿Por qué realiza el cerebro ese esfuerzo? Supongo que porque nos permite concebir a los demás también como seres pensantes. De ese modo, somos capaces de leer sus intenciones e influir en sus comportamientos.
JULIAN PAUL KEENAN Q
Nació en 1969 en Nueva York.
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Estudió psicología en la Universidad estatal de Nueva York en Albany.
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Ha investigado en la Universidad de Princeton y en la Escuela de Medicina de Harvard, entre otros centros.
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Desde 2001 es catedrático de biología y psicología en la Universidad de Montclair, en Nueva York, donde dirige el laboratorio de neuroimagen cognitiva.
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¿Qué tiene eso que ver con el engaño? En esos procesos, la mentira entra inevitablemente en juego. Un ejemplo muy sencillo: yo sé que usted es de Heidelberg, así que, en la medida de lo posible, evitaré confesarle que en realidad desconozco dónde se ubica su ciudad. En cambio, si le convenzo de que soy un científico formidable, ganaré buena prensa, la gente se interesará por mi trabajo, etcétera. Existe una tendencia natural a intentar lucirse ante los demás porque, sencillamente, a menudo sale a cuenta. Pienso que ese principio se encuentra filogenéticamente tan arraigado en nosotros que el engaño constituye una pieza clave del sí mismo.
Temas centrales de su investigación son la autoconciencia y el engaño.
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¿Significa eso que no podemos evitar engañarnos nosotros mismos? Cuanto más investigo sobre ello, más convencido estoy de que el engaño no es un defecto lamentable en el sistema, sino un componente importante del yo. Una y otra vez me asombra la gran divergencia entre la valoración que los probandos hacen de sí mismos y, por ejemplo, el perfil de rendimiento derivado de los test. La mayo-
ría de los varones se consideran personas que saben escuchar muy bien, de verdad se muestran convencidos de ello. Cuando se trata del sí mismo, lo importante no es la verdad, sino asegurar los propios actos y la propia supervivencia. Muchas veces, la mejor manera de conseguirlo es sobrevalorándonos en cierta medida. ¿Debo por ello sucumbir a la ilusión de creer que soy diferente de como realmente soy? Si hablamos de engaño, damos automáticamente por supuesto que existe algo así como un verdadero sí mismo. Ello es falso. La imagen que tenemos de nosotros mismos no se deriva de la simple observación de nuestro comportamiento y de lo que tiene lugar dentro de nosotros mismos. Detrás de todo ello se esconde un interés, en concreto, el de mantenerse vivo. ¿Son los hombres y las mujeres diferentes en su capacidad de descubrir las maniobras de engaño de otra persona? Desde una perspectiva evolutiva podríamos suponer que los varones están mejor capacitados para mentir y las mujeres para darse cuenta de las mentiras. De hecho, en algunos estudios, las mujeres mostraron un mayor talento para interpretar de forma rápida y correcta expresiones faciales de emoción. Pero, a fin de cuentas, el margen de fluctuación individual es mucho mayor que las diferencias entre los sexos. ¿Se debe el sumo interés del ser humano por la veracidad a su inclinación a engañar? Seguramente existe algo de verdad en ello. Pero querer conocer el verdadero yo es como intentar cazar a un fantasma. MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
Bajo el influjo de los prejuicios La inseguridad extrema, los tópicos sociales o ambos factores combinados pueden generar una baja autoestima en la persona, de tal suerte que afecte a su rendimiento cognitivo. Existe una salida de emergencia: el cambio de perspectiva CLAUDIA CHRISTINE WOLF
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rank ansiaba desde hace meses la oportunidad laboral que ahora se le brinda. La presentación de este año del balance trimestral de la empresa puede servirle de trampolín para convencer de una vez por todas a su jefe de su validez profesional. Sin embargo, las dudas le acechan desde que prepara la puesta en escena. Ha perdido seguridad en sí mismo. De repente, le asaltan los recuerdos de cuando iba al colegio y debía presentar los trabajos delante de toda la clase: la voz y las piernas le temblaban. Si lo piensa, hablar en público nunca ha sido su fuerte. Los nervios aumentan a medida que se acerca el día de la presentación en la sala oval de la empresa. Incluso el ensayo general que Frank simula en casa ante su esposa resulta un fiasco. Como era de esperar, al menos para él, el gran día acaba en un rotundo fracaso: a media presentación pierde la voz, siente cómo le suben los colores y percibe la mirada despectiva de sus superiores. A pesar de que, en la rutina laboral, Frank destaca del resto de los compañeros por su inteligencia y motivación, en los momentos decisivos falla. ¿Por qué? En los años setenta del siglo pasado, el psicólogo Albert Bandura, hoy en la Universidad Stanford de California, desarrolló el concepto de autoeficacia. Dicho término se refiere a la confianza que posee una persona en conseguir un objetivo y que influye en la consecución de MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
este, es decir, en el propio rendimiento. Cuando estamos convencidos de que podemos lograr una meta, trabajamos con más perseverancia y nos sobreponemos con mayor facilidad a los contratiempos. Por el contrario, si las expectativas de triunfar son bajas, las probabilidades de éxito también disminuyen. Por miedo al fracaso, las personas con una autoeficacia baja se rinden con facilidad ante los problemas o incluso deciden de entrada no abordar un desafío. De ese modo pierden la posibilidad de experimentar el éxito y, con ello, las ganas de afrontar nuevos retos. Los fracasos a una edad temprana producen un desaliento permanente en algunas personas. Frank es un ejemplo de ello. Su mala experiencia como alumno en las presentaciones orales del colegio le impide hoy, ya adulto, dominar la situación durante una presentación en público. En el año 2006, Sherry Schneider, de la Universidad del Oeste de Florida, en Pensacola, demostró de forma experimental el miedo al fracaso. Su equipo pidió a 60 probandos que resolvieran varios ejercicios de vocabulario parecidos a los anagramas (por ejemplo, extraer de la combinación de letras sin sentido, como «pomca», una palabra con significado, en este caso, campo). Los participantes disponían de diez minutos para ordenar las series de letras. Los investigadores manipularon de forma intencionada una parte de la prueba. Entregaron a la mitad de los
RESUMEN
Actuar con convicción
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La fe en nuestras capacidades influye
en cómo gestionamos las situaciones que requieren cierto rendimiento. El estrés y los sentimientos negativos, acompañantes de la baja autoestima, afectan la memoria de trabajo.
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El recuerdo de antiguos fracasos o la
confrontación con prejuicios sociales o de género pueden perjudicar la autoestima y el rendimiento.
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Un cambio de perspectiva, como evitar
la relación de determinados juicios con uno mismo, puede resultar de ayuda.
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LACRA MENTAL No a todo el mundo se le da bien hablar en público. La falta de confianza en el propio talento verbal pone la primera traba.
probandos cinco enigmas de vocabulario harto difíciles de resolver (entre ellos, «vaefo» para fóvea o «kadov» para vodka), además de otros cinco carentes de solución («dbhoc», «alavt»). Los sujetos restantes recibieron palabras del mismo nivel de dificultad que las que habían resuelto en un primer momento. Antes de terminar la prueba, todos los voluntarios debían descifrar los mismos ejemplos, esta vez de un nivel asequible.
El rastro del fracaso Después de cada ronda se comunicaba a los probandos la valoración de su trabajo. Esa retroalimentación resultó sobre todo pobre para los participantes a los que se habían asignado los ejercicios más duros de roer. Los investigadores querían descubrir si el fracaso dejaba huella en las personas. La respuesta fue contundente. Un cuestionario ideado para la ocasión y que los sujetos debían rellenar antes y después del experimento reveló que los que habían experimentado una
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vivencia frustrante subestimaron su capacidad de resolver este tipo de ejercicios. Asimismo, en comparación con los demás probandos, obtuvieron resultados más bajos en la última ronda, pese a que el nivel de dificultad era igual para todos los sujetos. No obstante, el fracaso no minó su autoestima. Los participantes frustrados seguían convencidos de su capacidad de superar las dificultades de la vida o los ejercicios de inteligencia en general. Al parecer, es necesario fracasar repetidas veces para agotar esa confianza. Entonces ¿qué nos revelan esos resultados en el caso concreto de Frank? Es posible que este comercial del sector de la industria posea una autoeficacia menor debido a experiencias anteriores. Ahora bien ¿cómo le afectaron las miradas despectivas de su jefe? O si generalizamos la cuestión, ¿hasta qué punto influye la respuesta de otras personas en la interacción entre la autoestima y el rendimiento? En 1995, los psicólogos Claude Steele, de la Universidad Stanford, y su colaborador de la UniverMENTE Y CEREBRO 55 / 2012
Conversaciones con prejuicios En un estudio publicado en 2010, Lisa Shapiro y Julie Henry, de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sydney, investigaron junto con Courtney von Hippel, de la Universidad de Queensland en Brisbane, cómo repercute el encasillamiento en las personas con esquizofrenia. Para ello solicitaron a los pacientes que mantuvieran una breve conversación con individuos desconocidos para ellos. La mitad de los probandos creía que su interlocutor sabía de su enfermedad y, por tanto, estaba al día de sus alucinaciones, su apatía y sus trastornos del comportamiento social. El resto de los participantes pensaba que su interlocutor desconocía su estado psíquico. Después de la conversación, los interlocutores, quienes habían sido formados antes de la charla, evaluaron las habilidades sociales de los MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
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Afroamericanos
prueba personal
Blancos
prueba general
identificación sin identificación del color del color de la piel de la piel
ESTEREOTIPOS INCONSCIENTES En 1995, los psicólogos Claude Steele y Joshua Aronson compararon los resultados de una prueba de habilidad verbal entre estudiantes negros y blancos de la Universidad Stanford. Si la prueba se presentaba a los probandos como un «test de rendimiento personal», los resultados de los primeros quedaban por debajo de los de sus compañeros blancos. Si, en cambio, se anunciaba como un análisis de «características generales» del comportamiento verbal (arriba), los resultados quedaban equilibrados. La identificación del color de la piel al principio de la prueba manifestó un efecto parecido (abajo). En ambos casos se activaron estereotipos inconscientes.
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GEHIRN & GEIST / SEGÚN C. STEELE Y J. ARONSON
Número de soluciones correctas
probandos. Concluyeron que los enfermos que creían que su pareja de conversación sabía de su trastorno obtuvieron peores resultados. Sin embargo, los investigadores no habían mencionado en ningún momento a los participantes «cómplices» el tema de la esquizofrenia, por lo que ese aspecto no podía influir en su valoración. ¿Por qué los estereotipos inhiben el rendimiento con tanta facilidad? Al parecer, desvían la atención de los afectados de su objetivo inicial. En un estudio de 2008, el equipo de Toni Schmader, de la Universidad de Arizona en Tucson, demostró que los estereotipos reducen el rendimiento de la memoria de trabajo, la cual usamos cuando tenemos que recordar información que acabamos de oír (un número de teléfono o un nombre). Por supuesto, la capacidad de ese tipo de memoria a corto plazo es limitada, por lo que las distintas informaciones que nos llegan en un mismo tiempo compiten entre ellas; el cerebro debe distinguir entre datos importantes y secundarios. En opinión de Schmader y sus colaboradores, una combinación de factores cognitivos, emocionales y fisiológicos influyen en el éxito de dicho proceso. Póngase un ejemplo sencillo. Un profesor pide a su alumno que lea en voz alta un texto complicado y le advierte de que, con frecuencia, a los jóvenes les cuesta leer y escribir correctamente. ¿Qué puede estar pasando en esos momentos por la cabeza del estudiante? En un principio, la observación del profesor quizá despierte su ambición: en lugar del fracaso que provoca un prejuicio, el alumno querrá demostrar su habilidad lectora. Así pues, al ejecutar la acción (leer en voz alta) buscará indicios que reafirmen su postura. No obstante, tal tarea exige una mayor atención, la cual acaba perjudicando la memoria de trabajo. Cuando tenemos miedo o dudamos de nosotros mismos (ante una tarea complicada, por ejemplo), aumenta nuestra sensibilidad a los estímulos que anuncian «fracaso». ¿El profesor frunce el ceño? ¿Arquea la comisura de sus labios hacia abajo? El esfuerzo de reprimir pensamientos y emociones negativas debilita todavía más la memoria de trabajo. Por último, pero no por ello menos importante, el estrés provoca reacciones fisiológicas: aumenta la presión sanguínea y el pulso, también eleva la cantidad de la hormona cortisol en la sangre. De hecho, se sabe desde hace tiempo que el estrés reduce el rendimiento de la memoria de trabajo. Tales procesos acontecen de forma inconsciente, apuntan Schmader y su equipo. Tras de-
Número de soluciones correctas
sidad de Nueva York, Joshua Aronson, idearon una serie de experimentos para responder tales cuestiones. Los investigadores querían averiguar qué repercusión tienen los prejuicios sociales o los estereotipos sobre las capacidades de las personas estigmatizadas. A tal fin, Steele y Aronson pusieron su interés en las habilidades orales de cerca de un centenar de estudiantes. Explicaron a una parte de ellos que el objetivo principal de la prueba consistía en estudiar las características comunes del procesamiento verbal; al resto de los sujetos les indicaron que se trataba de un análisis sobre las debilidades y fortalezas de su perfil de rendimiento personal. De esa manera, estos últimos se situaban como punto de mira individual del análisis, cosa que no sucedía a los primeros. Los dos grupos incluían individuos afroamericanos y blancos (de ambos sexos). Según se observó, los estudiantes negros obtuvieron peores resultados en la prueba que sus compañeros blancos, pero solo cuando creían que se estaban analizando sus capacidades intelectuales. Los participantes que desarrollaron la prueba bajo condiciones neutras, en cambio, alcanzaron un resultado ecuánime. Steele y Aronson atribuyeron dicho fenómeno a una amenaza del estereotipo: las personas que se topan con frecuencia con prejuicios («Los afroamericanos tienen menos habilidad verbal que los blancos», por ejemplo) tienden a afirmarlos, hecho que acaba repercutiendo en los afectados por ese prejuicio. En la actualidad, la amenaza del estereotipo es uno de los fenómenos más estudiados de la psicología social.
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El miedo y la baja autoestima aumentan la sensibilidad ante estímulos que indican un posible fracaso
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sarrollar las pruebas, son escasas las personas confrontadas con prejuicios que mencionan haber experimentado dificultades especiales o un malestar particular cuando se les pregunta al respecto. Con todo, científicos de la Escuela Dartmouth de Hanover observaron, mediante tomografía por resonancia magnética funcional (TRMf), una diferencia notable en la actividad cerebral de mujeres estigmatizadas y no estigmatizadas mientras estudiaban. Los investigadores pidieron a un total de 42 alumnas que indicaran si los resultados de una larga lista de ecuaciones (de tipo 5 × 2 – 3 = 7) eran correctos o no.
Diferencia de sexos Un comentario en apariencia insignificante que dejaron caer los autores del estudio marcó de nuevo la diferencia. A una parte de las mujeres se les anunció que se trataba de una investigación sobre las diferencias de sexo en relación a las habilidades matemáticas; el resto de las voluntarias creía que el experimento se centraba en averiguar las diferencias individuales al resolver problemas matemáticos. A continuación, las participantes se dispusieron a resolver una nueva lista de ecuaciones bastante más complicadas (por ejemplo, 98 : 7 +19 × 3 = 81). La simple observación de la diferencia de sexos surtió efecto. Las participantes de ese grupo empeoraron en la segunda ronda, mientras que las demás mejoraron. Asimismo, su actividad cerebral difería de unas a otras. Las áreas relacionadas con el procesamiento de números (área del lóbulo parietal inferior) se activaban en el cerebro de las participantes del segundo grupo; en cambio, aquellas que pertenecían al de la supuesta prueba entre sexos mostraron un aumento de la actividad en la corteza cingulada anterior. Dicha región forma parte de una red neuronal que reacciona, sobre todo, ante estímulos emocionales procedentes de otras personas (entre ellos, la crítica o el rechazo). Así, las participantes a las que se había enunciado su colaboración en una prueba de comparación según el sexo estaban más ocupadas inconscientemente con la importancia social del test que en la resolución de los problemas matemáticos. Con todo, a menudo las situaciones recreadas en condiciones experimentales distan mucho de la realidad. Según investigaciones del equipo en torno a Onur Güntürkün, de la Universidad Ruhr de Bochum, en la vida real nos influyen factores sociales y biológicos.
Abordamos en otro estudio un tema constante en la cuestión de sexos: la habilidad de aparcar. Partiendo de puntos de salida prefijados, solicitamos a 17 conductores noveles y a 48 conductores avanzados que ejecutaran varias maniobras de aparcamiento en un recinto condicionado para la prueba. Los voluntarios debían realizar varias maniobras: marcha adelante, atrás, en paralelo; unas veces desde la derecha, otras desde la izquierda. Todos los participantes utilizaron el mismo vehículo, el cual no había usado ninguno de ellos antes. Pese a tener el mismo nivel de experiencia al volante, en general las mujeres aparcaron con más lentitud que los hombres. Asimismo, ellas realizaron las maniobras indicadas previamente con menor precisión que ellos. Los participantes con más experiencia en la conducción obtuvieron mejores resultados que la media, pero la diferencia entre sexos se mantuvo. ¿Por qué motivo? Entre los conductores noveles, la velocidad al aparcar se encontraba en estrecha relación con la visión espacial. A mayor capacidad de imaginarse objetos desde distintas perspectivas, más rápido se ejecutaban las maniobras. En cambio, la precisión no se veía afectada. En este último caso influía más la autoestima: los conductores noveles que confiaban en su habilidad aparcaban con mayor precisión que quienes no se consideraban tan capacitados. Con el aumento de la experiencia al volante disminuía la influencia de las capacidades espaciales, por lo que en el caso de los conductores avanzados solo la autoimagen determinaba su rendimiento. De esta manera pudimos atribuir los resultados favorables a la condición de los varones a dos factores: por un lado, una mayor puntuación que la media en visión espacial; por otro, una mayor confianza en sí mismos. El dilema femenino también se debe a dos causas. La naturaleza ha dotado a los hombres y a las mujeres de habilidades distintas. Es cierto que, en general, ellas poseen menor capacidad para resolver problemas espaciales que ellos; en cambio, la habilidad verbal de las féminas está más desarrollada, según las estadísticas. A tenor de ello, las participantes recibieron peores valoraciones de su rendimiento, por lo que disminuyeron sus expectativas de autoeficacia. Dicho de forma más gráfica: la mujer contempla el hueco para aparcar como una suerte de peligro; el hombre, como un reto bienvenido. A ello se suman los tópicos que a menudo las mujeres interiorizan. En este sentido, uno de los prejuicios más extendidos sostiene que MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
las mujeres no saben conducir. En la carretera tal creencia puede tener consecuencias fatales. La conductora que se preocupa demasiado por su supuesta falta de talento desvía su concentración de lo que sucede a su alrededor. Las psicólogas Nai Yeung, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, y Courtney von Hippelm, de la Universidad de Queensland, pidieron a 90 estudiantes de sexo femenino que recorrieran una carretera en un simulador de conducción. Como objetivo se les marcaba llegar lo antes posible a su destino, con el requisito de no superar el límite de velocidad de 80 kilómetros por hora. Antes de ponerse a prueba, los investigadores manipularon el experimento: comunicaron a la mitad de las participantes que el objetivo del estudio era descubrir por qué los hombres conducen mejor que las mujeres; al resto de las voluntarias se les indicó que participaban en un estudio sobre los procesos mentales en la conducción.
Sin pensar, mucho mejor El trayecto virtual transcurrió sin problemas hasta que, de pronto, aparecieron peatones después de una curva. El tiempo para frenar era de tres segundos si no se quería provocar un accidente. Hasta ese momento de peligro, los investigadores no habían observado ninguna diferencia de comportamiento al volante entre ambos grupos de mujeres, pero fue entonces cuando las participantes estigmatizadas causaron más del doble de colisiones contra los viandantes virtuales. En un 59 por ciento de los casos no pudieron frenar a tiempo. En el otro grupo, el porcentaje se limitó a un 25 por ciento. Según Toni Schmader, del departamento de psicología de la Universidad de Columbia Británica, y su colaborador Chad Forbes, del mismo departamento en la Universidad de Delaware, los prejuicios negativos influyen con facilidad en las actividades motoras de cierta complejidad, caso de la conducción. La sucesión de movimientos necesaria para conducir presenta una alta automatización, solo de tal guisa pueden ejecutarse los movimientos con rapidez, coordinación y seguridad. Las personas estigmatizadas, no obstante, tienden a querer controlar su comportamiento de forma consciente. De esa manera, las actividades que por lo general transcurren sin gran dificultad se llevan a cabo con más lentitud y menos coordinación. Un efecto parecido acontece cuando los futbolistas profesionales pierden ocasiones de gol en situaciones en las que disponen de más minutos para decidir el chute a portería. Incluso a MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
los mejores jugadores del mundo les sale el tiro por la culata al pensar en la posición adecuada de sus pies y la trayectoria deseada del balón antes de efectuar el tiro. Las personas que intentan controlar de forma activa un movimiento aprendido marcan menos goles. ¿Cómo anular la influencia negativa de los estereotipos? ¿Es posible que dependa de nosotros mismos sentirnos aludidos o no? Hasta cierto punto puede evitarse el bloqueo a causa de los prejuicios. Según Robert Rydell y Kathryn Boucher, de la Universidad Indiana en Bloomington, depende en gran parte de la autoestima aprovechar la ocasión. En 2010 observaron que las estudiantes con autoestima baja que tendían a clasificarse en la categoría de «mujer» antes que de «estudiante universitaria» obtuvieron resultados por debajo de la media en una prueba de matemáticas. Por el contrario, las alumnas con una autoestima elevada se definían como «estudiante universitaria» y mostraban un buen rendimiento matemático. Un cambio de punto de vista ayuda. El equipo de psicólogos de Diane Ruble, de la Universidad de Nueva York, demostró que la modificación de interpretación de una supuesta amenaza a un posible reto aumentaba el rendimiento. Para ello, confrontaron a alumnos de primaria afroamericanos con una prueba de matemáticas que describieron como «valoración del talento personal» o «reto que agudiza la memoria». El rendimiento de los niños negros solo quedó por detrás del de los participantes blancos de la misma edad cuando la prueba había sido recibida como una amenaza, no como una oportunidad. En definitiva, la pequeña diferencia en el planteamiento de la tarea surtió efecto. La investigación ha enriquecido de manera notable el conocimiento sobre el efecto de la autoimagen en el rendimiento. Influenciados por las expectativas aprendidas y el entorno social, los pensamientos y los sentimientos modulan el yo: influyen en las decisiones, en la carrera profesional y, finalmente, en la personalidad. Tales descubrimientos teóricos tienen relevancia práctica. Profesores, directivos y entrenadores deberían reforzar la autoimagen de sus alumnos, trabajadores y deportistas, respectivamente. Si contribuyen a evitar los fracasos y las estigmatizaciones, el rendimiento de sus protegidos probablemente aumentará.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA STEREOTYPE THREAT AND THE INTELLECTUAL TEST PERFORMANCE OF AFRICAN AMERICANS. C. M. Steele
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Neuroimágenes para una psique sana La mirada al interior del cerebro abre nuevas posibilidades en el tratamiento de los trastornos psíquicos: el diagnóstico y la terapia pueden sacar provecho de las neuroimágenes funcionales HERTA FLOR
n antiguo dogma de la medicina afirma que las enfermedades corporales tienen que ser tratadas somáticamente, mientras que las psíquicas deben serlo mediante la psicoterapia. Así pues, a los pacientes con alteraciones cerebrales se les debería ayudar con medicamentos o procedimientos quirúrgicos. Por el contrario, en los sujetos con alteraciones psíquicas el tratamiento debería dirigirse a su pensamiento, sentimiento o conducta. A ese punto de vista dualista se adherían no hace tanto tiempo la mayoría de los expertos. Entre tanto, el progreso de la investigación neurocientífica ha mostrado que el cerebro y la psique representan en realidad dos caras de la misma moneda. Adaptaciones fisiológicas, como un flujo sanguíneo aumentado o una actividad metabólica incrementada en determinadas regiones del cerebro se encuentran en estrecha relación con cambios en la experiencia y en la conducta. El neurobiólogo y premio nóbel, Eric Kandel, afirmó ya en la década de los noventa del siglo XX que era un error pensar que los factores biológicos solo ejercen influencia sobre el cerebro y que los factores psicosociales lo hacen únicamente sobre la mente; es decir, que cada uno de ellos desempeña un efecto sobre compartimentos estancos y diferentes. Kandel argumentó que todos los estímulos ambientales, experiencias y procesos de aprendizaje desencadenan también procesos corporales, en especial aquellos pertenecientes al ámbito de la fisiología cerebral.
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Con respecto a las psicopatologías, ello significa que, de la misma manera que las molestias orgánicas pueden derivar de modelos de pensamiento nocivos o reacciones emocionales adversas —basta pensar en las numerosas enfermedades condicionadas por el estrés—, los trastornos psíquicos podrían condicionar procesos corporales inadecuados. De esta manera, podrían modificar la lectura de genes en las células nerviosas y con ello originar alteraciones de la función cerebral.
Modificar el cerebro con el pensamiento En vez de separar de forma artificial las esferas del cerebro y de la mente, deberíamos preguntarnos mejor, según Kandel, hasta qué punto un trastorno se encuentra condicionado por factores fisiológicos (defectos genéticos, venenos e infecciones, entre otros), así como hasta qué punto los pensamientos, sentimientos y el entorno social del paciente lo ponen en marcha. Todo tratamiento que rectifica el modo de pensar y actuar de una persona lleva consigo, en última instancia, adaptaciones en el cerebro. Una psicoterapia exitosa debe, en consecuencia, ocasionar modificaciones corporales, hasta incluso modificar la expresión genética. En los últimos años, los investigadores han constatado tales hipótesis. A ello han contribuido de manera notable los procedimientos de neuroimagen: la tomografía por resonancia magnética funcional (TRMf), la tomografía por emisión de positrones, así como el electroencefalograma (EEG) y la encefalografía magnética.
A TODO COLOR Los escáneres cerebrales mediante procedimientos de neuroimagen (derecha, una tomografía por resonancia magnética manipulada) pueden contribuir al tratamiento de las enfermedades psíquicas.
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OKAPIA / NAS / CAMAZINE & TRAINOR
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RESUMEN
Terapia e imagen
1
Las neuroimágenes muestran que los
trastornos psíquicos cursan con determinadas modificaciones cerebrales, así como que una psicoterapia puede normalizar las funcionalidades fisiológicas.
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La mirada al interior del cerebro nos ayu-
da hoy en día a entender cómo surgen determinadas enfermedades. Facilita, además, a psicólogos
Dichos métodos no permiten hoy por hoy el diagnóstico individual; en otras palabras, no responden a la pregunta de si existe o no una enfermedad psíquica cuando observamos un caso determinado y cuál es el trastorno concreto. Tampoco permiten todavía diferenciar de forma nítida la estructura y la forma de trabajar de un sujeto de la de otro y, por tanto, no es posible relacionar un determinado modelo de actividad cerebral con una enfermedad concreta. Sin embargo, los estudios realizados con neuroimágenes proporcionan indicios sobre posibles causas de los trastornos psíquicos. Con frecuencia se trata de factores que no podrían deducirse de la sola observación de la conducta o únicamente a partir de la información que nos proporciona el paciente. La mirada al interior del cerebro aporta, además, un importante impulso para la psicoterapia al mostrar sus efectos neurobiológicos.
y médicos el desarrollo de terapias y el control de
Tras la pista del inconsciente
sus posibles éxitos.
En numerosos trastornos (ansiedad, adicciones, dolor crónico...), los procesos de aprendizaje inconscientes desempeñan una función notable. En este sentido, los trabajos del psicólogo Joseph LeDoux mostraron que las agitaciones emocionales no se hallan forzosamente unidas a la elaboración de estímulos en la corteza cerebral. Existen rutas subcorticales (campos situados por debajo de la corteza) que transmiten reacciones automáticas. Conexiones directas entre el tálamo, la puerta encefálica de todas las impresiones sensitivas, y la amígdala desencadenan rápidas reacciones de miedo. A causa de ese «atajo» en el bucle de conexiones neuronales podemos asustarnos antes incluso de que seamos conscientes del verdadero desencadenante (por ejemplo, el confuso contorno de una serpiente que vemos a través del rabillo del ojo). Nuestro cerebro y nuestro cuerpo entero reaccionan de este modo antes de que percibamos de forma consciente el miedo. Condicionamientos similares conforman la base de los recuerdos de miedo; dejan tras de sí rastros en el cerebro que pueden detectarse mediante los procedimientos de neuroimagen. Para comprobarlo, se presentan a los voluntarios distintos estímulos, a la vez que se mide la acti-
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Los pacientes y sus allegados se mues-
tran más convencidos de la efectividad de un tratamiento si se les muestran imágenes cerebrales.
vidad de sus células nerviosas en la amígdala y en otras regiones cerebrales importantes para la aparición de la emoción del miedo. Las neuronas se disparan ante la presentación de estímulos desencadenantes de tal sensación (pongamos, arañas), incluso cuando estos no se perciben de forma consciente, lo que indica que el sujeto responde de forma emocional ante aquello mostrado. En una batería de psicopatologías pueden identificarse esas reacciones subliminales. Los pacientes con un trastorno de estrés postraumático a menudo no consiguen controlar los recuerdos recurrentes acerca de la desgracia sufrida. Esta disociación entre la propia voluntad y la conciencia resulta molesta e impide que puedan ahuyentarse los «malos espíritus» del pasado. Cuando se presentan a los afectados imágenes de la situación traumática junto con estímulos neutrales, suelen reaccionar a los segundos con angustia. Tal reacción se extiende de manera progresiva hacia otros ámbitos. Ahí reside la peculiaridad del trastorno: se mantiene constante aunque el sujeto sepa que esa situación concreta no representa para él ningún peligro. Junto a la amígdala, el hipocampo, la central cerebral de la memoria, desempeña aquí una función especial. Por tanto, una psicoterapia en este caso debe dirigirse a solucionar la sobregeneralización de la angustia y la incapacidad de olvidar a partir de una confrontación con lo sucedido bien dosificada. En los pacientes con dolor crónico, tras un estímulo repetido de la piel o de determinadas partes corporales, se produce una creciente respuesta del sistema nervioso central, sobre todo, del cerebro. Ello cursa con un dintel de excitabilidad más bajo de la corteza somatosensorial, en la que se elaboran todos los estímulos táctiles y también el dolor; se trata de la sensibilización central. Los individuos sanos, por el contrario, perciben los leves y repetidos estímulos dolorosos de forma cada vez más mitigada; es decir, se habitúan. La memoria del dolor, acrecentada en los pacientes, aumenta su sensibilidad, fenómeno que demostramos a nivel neurofisiológico mediante neuroimágenes. ¿Qué puede ofrecer la psicoterapia en tales casos? Una posible estrategia consiste en reducir
«Cerebro y psique son dos caras de una misma moneda. Las alteraciones fisiológicas mantienen una estrecha relación con la experiencia y la conducta» 32
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NEURONAS SENSIBLES Las imágenes muestran la actividad cerebral en pacientes con fibromialgia (fila superior), así como en personas sanas del grupo de control (fila inferior) tras una estimulación dolorosa repetida y, al inicio, subjetivamente idéntica. En la sensación dolorosa, una serie de áreas reaccionan en los pacientes de forma intensificada: el giro CORTESÍA DE HERTA FLOR
cingular anterior (cruz reticular de la izquierda), la ínsula (centro) y la corteza somatosensorial (derecha).
la intensificación de la sensación dolorosa en el cerebro. Para ello se cuenta con los medicamentos y con la terapia conductual. El objetivo de esta última se centra en cambiar la fisiología cerebral de la memoria del dolor; los fármacos, por el contrario, modulan de forma general la capacidad de aprendizaje del encéfalo.
¿Se producen recaídas? También en la drogadicción entran en juego procesos de aprendizaje implícitos e inconscientes [véase «La trampa de la adicción», por C. Lüscher; MENTE Y CEREBRO n.o 48, 2011]. Si se registra, solo mediante cuestionarios, la intensidad del ansia que sienten por la droga personas drogodependientes o la atracción que ejercen sobre ellas objetos relacionados con su consumo (bolsitas de cocaína o agujas), los datos obtenidos no permiten predecir quién se convertirá en reincidente y quién no. En otras palabras, la ecuación «a peor experiencia de desintoxicación más pronta recaída» no sale. ¿Por qué? Las neuroimágenes han mostrado que, en los drogodependientes, los estímulos positivos relacionados con la droga resultan más decisivos que las repercusiones negativas de la deprivación. Incluso cuando los afectados, tras una desintoxicación exitosa, perciben de forma subjetiva una ansiedad baja por la droga, además de una aversión por los estímulos relacionados con ella, a nivel neurofisiológico se registra una reacción positiva a los elementos estimuladores. Tal respuesta se manifiesta a través de una elevada actividad de las estructuras cerebrales que pertenecen al sistema de recompensa del encéfalo, en especial, el estriado ventral. MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
Por medio de la TRMf puede establecerse la actividad en el cerebro. Así, cuando un estímulo se procesa como positivo, aumenta la actividad neuronal en el estriado ventral y se inhibe el reflejo del miedo. Cuanto más intensa se torna dicha reacción ante un estímulo relacionado con el consumo, tanto más probable será la recaída posterior. Tal fue el resultado del trabajo llevado a cabo en 2004 por la psicóloga Sabine Grüsser, a la sazón en la Universidad Humboldt de Berlín, junto con otros investigadores del Instituto Central de Salud Mental en Mannheim, mediante estudios con grupos de personas con drogadicción. Tales hallazgos ejercen efectos directos sobre la terapia: reclaman con urgencia que se desvaloricen los aspectos positivos del consumo de drogas en los afectados, no solo que se pongan en primer plano sus consecuencias negativas. Un entrenamiento conductual de esa índole en pacientes con drogodependencia grave resultó más exitoso que la habitual terapia cognitivoconductual, según un estudio de Sabine Löber y sus colaboradores de la Charité de Berlín publicado en 2006. Existen trabajos en sujetos con personalidad sociopática que apuntan en la misma dirección. Los sociópatas se caracterizan por una carencia de compenetración empática así como de escrúpulos morales, razón por la cual acaban convirtiéndose con frecuencia en delincuentes o en individuos cuyo comportamiento no se ajusta a las normas sociales. En 2005 mostramos mediante TRMf y en colaboración con el grupo de investigación en torno a Niels Birbaumer, de la Universidad de Tubinga, por qué tales sujetos
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ESPEJO CURATIVO Un paciente, cuya mano izquierda fue amputada, mueve su mano derecha ante un espejo. El sujeto percibe el reflejo especular como si de la mano izquierda que le falta se tratara. En la neuroimagen superior aparece la activación cerebral antes de la terapia; debajo, después del tratamiento. Resulactividad en la corteza somatosensora (círculo verde): cuanto más intensa resulta esa actividad, tanto más débil es el dolor fantasma.
preveían peor que las demás personas las consecuencias negativas de sus actos. Si bien son capaces de asociar una luz roja con «castigo» o «prohibición» y una verde con «seguridad» o «permiso», sus reacciones cerebrales resultan anormales. Al contrario que los sujetos sanos, los sociópatas no activan aquellas áreas que contribuyen de forma decisiva a la valoración emocional, en especial, la corteza orbitofrontal y la amígdala. Parece que no elaboran ninguna relación emocional entre el estímulo de aviso y el castigo, pese a que, a nivel cognitivo, no presentan problemas para relacionarlos. Dicha carencia de excitabilidad podría explicar por qué los afectados reinciden una y otra vez, y por qué no aprenden incluso bajo la amenaza de graves sanciones (como la pena de prisión). Para ayudarles sería necesario estimular los «centros sensitivos» que presentan hipoactivos.
Terapia neuronal para sociópatas
Próximos pasos El progreso técnico en el campo de la neuroimagen dista mucho de haber culminado. Mediante métodos de análisis y de medida más refinados debería ser posible en el futuro establecer relaciones más exactas entre las modificaciones fisiológicas cerebrales y los síntomas psíquicos de las alteraciones mentales. También los estudios controlados de efectividad realizados en grandes grupos experimentales de pacientes distribuidos al azar y observados durante un tiempo prolongado podrían aumentar el inventario de la oferta de asistencia psicoterapéutica.
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La técnica de la retroalimentación neuronal (neurofeedback) parece una posible salida para estos casos: un ordenador registra, mediante EEG y TRMf, el patrón de actividad eléctrica y los cambios en la circulación sanguínea del cerebro de un individuo determinado, datos que transforma en señales ópticas o acústicas. Por medio de esta retroalimentación de información, los sujetos aprenden a activar de forma intencionada las áreas cerebrales no empleadas. Ese método, que Birbaumer investiga desde hace unos años y en diferentes psicopatologías, podría representar una ayuda para tratar a los sociópatas que no responden a otro tipo de tratamientos. Múltiples trastornos crónicos (dolores, tinnitus, distonías, etcétera) descansan sobre procesos de memoria o de aprendizaje inadecuados, los cuales se acompañan de modificaciones plásticas del cerebro. Las técnicas de neuroima-
CORTESÍA DE HERTA FLOR
ta llamativo el incremento de
gen ofrecen aquí la oportunidad de desarrollar terapias novedosas. En 2001, mi grupo de trabajo en el Instituto Central de Salud Mental en Mannheim demostró que un entrenamiento de discriminación sensorial específico mitigaba el dolor fantasma, fenómeno que acontece tras la amputación de un miembro. Los afectados sufren dolores torturantes en la parte del cuerpo que ya no está. Mediante neuroimagen descubrimos que esa experiencia se encontraba estrechamente relacionada con la representación somatosensorial y motora en la corteza cerebral (cartografía neuronal del cuerpo), alterada como consecuencia de la operación. Cuanto más intensamente migraban los impulsos nerviosos procedentes de otras regiones vecinas al área de la corteza cerebral ahora inoperativa, tanto más intenso resultaba el dolor fantasma. En el entrenamiento discriminativo desarrollado por nosotros, los pacientes debían aprender a diferenciar estímulos muy próximos a los muñones de su pierna o de su brazo y recibían retroalimentación por su rendimiento. Dicho procedimiento disminuía de forma manifiesta la llegada de impulsos nerviosos en aquellas áreas cerebrales que representaban el miembro ahora inexistente. El éxito del entrenamiento, la disminución de dolor fantasma y el modelo de actividad neuronal parecen guardar tal estrecha MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
relación que puede descartarse cualquier atisbo de efecto placebo. En el entrenamiento con espejo y ejercicios motores adicionales, desarrollados, entre otros, por el fisioterapeuta Lorimer Moseley en el Instituto Príncipe de Gales de Sydney, el paciente mueve el miembro intacto (una mano, por ejemplo) delante del espejo de tal forma que cree que no está viendo ya la mano que tiene disponible sino la que le falta. Al ensayo ante el espejo le precede, por lo general, una sensibilización en la capacidad de diferenciación entre el miembro izquierdo y el derecho, a menudo combinada con ejercicios de imaginación.
Realidad virtual contra el dolor El procedimiento reduce también el dolor fantasma al reactivar aquellas regiones cerebrales que recibían antes los impulsos nerviosos del miembro amputado. El desarrollo técnico de ese abordaje terapéutico por medio de la realidad virtual, la cual ayuda a desencadenar una actividad cerebral específica, podría algún día mejorar los resultados. Un proceso de conversión especialmente sorprendente es el que se lleva a cabo en el cerebro de los pacientes con tinnitus, es decir, aquellos que padecen de acúfenos sin que exista una fuente de ruido externa. En estos afectados, los estímulos emocionales (imágenes estandarizadas de escenas de guerra o de cadáveres) desencadenan la activación de la corteza auditiva y de campos adyacentes. Los sujetos «oyen», por decirlo así, sus propios sentimientos en forma de pitidos, pues han establecido conexiones anómalas entre las áreas de procesamiento de estímulos sensoriales y las de los estímulos auditivos. Un fenómeno parecido sucede en el caso de los sinestésicos, personas que saborean colores u oyen olores. A favor de dicha hipótesis habla el hecho de que los síntomas del tinnitus se desencadenan o incluso intensifican ante una situación de agitación emocional. De nuevo la amígdala participa en el proceso, pues aumenta su actividad ante las emociones, sean negativas o positivas. A nivel terapéutico sería conveniente establecer una separación entre el procesamiento emocional y el auditivo. Mas, hasta el momento, no se sabe cómo poner en práctica dicho objetivo. El primer intento en esa dirección lo emprendió el grupo de trabajo de Nathan Weistz, en la Universidad de Constanza, por medio de la retroalimentación neuronal con EEG. Por su parte, el equipo de Berthold Langguth, en la UniverMENTE Y CEREBRO 55 / 2012
sidad de Ratisbona, investiga con prometedor éxito la eliminación de las causas cerebrales del tinnitus empleando la estimulación magnética transcraneal (EMT). Los métodos de neuroimagen también pueden enriquecer en cierta medida a la psicoterapia, ya que ayudan a verificar la efectividad de esta. Las imágenes cerebrales proporcionan a los psicoterapeutas algunas claves sobre la calidad del tratamiento elegido. A este respecto existen ya trabajos pioneros, entre los que destacan los desarrollados en torno a los trastornos de ansiedad, compulsivos y a la depresión. Según tales investigaciones, una terapia adecuada frena las alteraciones cerebrales producidas por dichos trastornos.
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mer et al. en Archives of General Psychiatry, vol. 62, págs. 799-805, 2005.
Controlar es mejor que confiar
NEUROFEEDBACK FOR TREA-
En 2003, Vincent Paquette y sus colaboradores de la Universidad de Montreal constataron en personas con fobia una actividad cerebral excesiva en áreas como el giro parahipocampal, la corteza frontal y la ínsula. Tras un entrenamiento de exposición de varias semanas o, en su caso, tras una terapia cognitivo-conductual, se normalizó la reacción neuronal excesiva ante los estímulos generadores de angustia; también los síntomas de los afectados. Existen indicios de que la terapia conductual puede abrir nuevas rutas de señales. En ese sentido, Annette Schienle y sus colaboradores pusieron de relieve en una investigación publicada en 2008 que, tras una terapia conductual con resultados exitosos, las áreas orbitofrontales se activaban con mayor facilidad. Ello coincide con la hipótesis de que mediante la terapia adecuada se produce un abandono de los modelos de estímulo-reacción aprendidos. Tales hallazgos proporcionan, por tanto, pistas sobre los mecanismos de acción de la terapia conductual. En ese contexto surge una cuestión relevante: si se compara la psicoterapia con la toma de medicamentos (pongamos, antidepresivos) aparecen diferencias y afinidades entre ambas formas de tratamiento. Las depresiones pueden tratarse mediante fármacos o terapia cognitivoconductual. De hecho, en la práctica clínica se emplean ambos métodos de forma simultánea en la mayoría de los casos. Determinados preparados, como los muy empleados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, interfieren en la transmisión de la excitación a nivel de las sinapsis. Bajo dicha medicación se ponen a disposición de las neuronas
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35
En un conjunto de trastornos psíquicos se identifican distintas reacciones emocionales subliminales. Dichas reacciones pueden detectarse por medio de neuroimágenes grandes cantidades de serotonina, neurotransmisor que contribuye a la mejora del estado de ánimo de los pacientes. La psicoterapia, por el contrario, origina un reajuste de los componentes cognitivos, como ponen de manifiesto, entre otros medios, las técnicas de formación de neuroimágenes. A partir de dicho reajuste se atenúa la carga emocional así como la tendencia a las cavilaciones, hecho que se refleja en la corteza prefrontal, según constató el grupo de trabajo encabezado por Helen Mayberg, de la Universidad Emory en Atlanta. En nuestro laboratorio obtuvimos resultados similares, aunque en pacientes con fibromialgia. El entrenamiento cognitivo conductual incrementaba la actividad de la ínsula, antes reducida, de los probandos. Dicha región cerebral se halla involucrada de manera notoria en la percepción del dolor. Cuanto más fácilmente se estimulaba tras el tratamiento, menos dolor sentían los pacientes. Por medio de las neuroimágenes pueden constatarse también modificaciones encefálicas relevantes desde el punto de vista terapéutico. Ello incrementa, por último pero no por ello menos importante, el grado de aceptación de un tratamiento por parte del paciente y de sus allegados. A veces puede existir un cierto escepticismo frente a la «mera» terapia a través de la palabra; otros muestran preferencia por los medicamentos, que consideran un método más seguro. Estudios comparados constatan que las terapias cognitiva y conductual a manos de un psicoterapeuta experto resultan al menos tan efectivas o incluso más que el tratamiento farmacológico. Palabras y hechos pueden modificar la psique y, al mismo tiempo, el cerebro. Herta Flor es directora del departamento de neurociencia cognitiva y clínica en el Instituto Central de Salud Mental de Mannheim, así como profesora en la Universidad Ruprecht-Karl de Heidelberg.
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APUNTE
De neurociencias y psicopatologías Los métodos neurocientíficos pueden contribuir a la comprensión de los trastornos psíquicos. No obstante, conviene recordar que los psiquiatras tratan con personas, no con cerebros enfermos WOLFGANG GAEBEL
A
lrededor de una de cada tres personas padece a lo largo de su vida un trastorno psíquico. En los últimos años, su proporción
entre las causas de incapacidad laboral se ha incrementado. Los afectados sufren cambios en la forma de percibir, en su situación vital y la conducta. Dependiendo del tipo de trastorno, experimentarán unos u otros problemas. La clasificación de los trastornos psíquicos se efectúa en la ac-
tualidad mediante una serie de criterios definidos de inclusión y de exclusión. Por lo general, se trata de síntomas clínicos determinados, así como de datos de evolución de la psicopatología. Tales definiciones sitúan los signos clínicos del trastorno como el criterio diagnóstico determinante. Junto a la índole y a la gravedad de la sintomatología, las condiciones vitales, así como la duración y el eventual agente desencadenante del trastorno, también desempeñan una función relevante en el diagnóstico. Además, deben descartarse enfermedades cerebrales primarias o causas somáticas no relacionadas directamente con el cerebro, pero que pueden ocasionar síntomas semejantes y que sean susceptibles de una terapia causal. Habida cuenta del limitado estado de conocimiento en el que todavía nos hallamos, no hablamos de enfermedades, sino de trastornos psíquicos. Dichos trastornos son comprendidos y clasificados de forma descriptiva y operacional mediante complejos sintomáticos, sobre los que los diferentes evaluadores han alcanzado un acuerdo constatable (fiable). Frente a ello, existen determinados trastornos cuyos criterios diagnósticos ofrecen una validez limitada. A ese grupo pertenecen una serie de cuadros clínicos (caso de las psicosis maníaco-depresivas o las psicosis esquizofrénicas) que deben considerarse más bien como grupos de trastornos heterogéneos y parcialmente solapables, no como enfermedades homogéneas y nítidamente delimitadas. El deseo de mejorar la validez del diagnóstico de los trastornos psiquiátricos fundamenta la investigación intensiva en este campo. A este respecto, es importante tener en cuenta que la preocupación científica por la identificación de las enfermedades y su clasificación diagnóstica no puede ser descalificada sin más como un mero etiquetaje. En ningún caso debe olvidarse que cada persona sufre
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su malestar de forma individual y que conforma la patología de manera personal. La psiquiatría emplea la clasificación sintomatológica de los trastornos psíquicos por un lado en el diagnóstico y, por otro, en
El desconocimiento y los prejuicios dominan la imagen de las enfermedades psíquicas en la opinión pública
la terapia. En tanto disciplina científica, la psiquiatría utiliza los grupos de trastornos y los complejos sintomáticos como punto de partida para la búsqueda de enfermedades definidas, causas,
bro o la interacción de las regiones cerebrales. Sin embargo, la
mecanismos patogénicos y formas de tratamiento. Con tales fines,
neurociencia que se adentra en los procesos psíquicos no puede
hoy en día se están introduciendo cada vez más los procedimien-
salvar la frontera de la experiencia subjetiva. El pensamiento y la
tos neurocientíficos.
actuación psiquiátricos se encuentran continuamente asentados
Terapias efectivas, como las llevadas a cabo mediante psico-
en ese campo tensional entre la ayuda a la experiencia subjetiva
fármacos, pero también nociones en relación con el efecto de la
(a la vivencia del trastorno) y una aproximación objetiva en tanto
psicoterapia, se apoyan en los éxitos obtenidos en la investigación
entidad clínica.
cerebral. Los conocimientos sobre las bases neurobiológicas en
Problemas semejantes existen también, como es natural, en el
torno a la experiencia y a la conducta han proporcionado nuevos
campo de la medicina somática, donde un órgano o un sistema
impulsos a la investigación en psicoterapia y a sus aplicaciones
orgánico quedan afectados por un trastorno funcional, aun cuando
clínicas. El dualismo cerebro-alma ha sido sustituido por una consi-
es la persona en su totalidad la que enferma. En psiquiatría, dicha
deración general biopsicosocial del cerebro, la mente y el entorno.
situación se agudiza todavía más, ya que en el órgano cerebral se
Las investigaciones más recientes sobre las consecuencias de los
producen de forma simultánea la patología y su vivencia. De esa
primeros traumas, así como de las interacciones entre los genes
manera, los trastornos psíquicos se convierten en un caso especial
y el entorno, muestran la estrecha interrelación existente entre
de un problema general de la medicina, a saber, no desatender a
esos tres ámbitos.
la persona del enfermo ni a sus necesidades sobreponderando la enfermedad y su correspondiente tratamiento.
Los modernos procedimientos de neuroimagen, entre ellos, la
Junto al deterioro subjetivo, los trastornos psíquicos afectan al
resonancia magnética funcional, nos permiten hoy considerar
comportamiento social. Por lo general, el entorno de los enfermos
junto con actividades definidas diversas funciones cerebrales
psíquicos reacciona con rechazo e incomprensión. El desconoci-
relacionadas con los trastornos. Dicha mirada al «interior de la
miento y los prejuicios dominan la imagen que la opinión pública
mente» permite demostrar, aunque en la mayoría de los casos solo
tiene con respecto a las psicopatologías. Sin embargo, como cons-
mediante la comparación de grupos estadísticos, determinados
tatan las investigaciones, los trastornos psíquicos pueden tratarse
hallazgos relacionados con las enfermedades psíquicas. En vista de
con idénticas posibilidades de éxito que en el caso de las enfer-
la gran variación individual de la actividad cerebral, solo pueden
medades somáticas. A pesar de ello, los pacientes psíquicos y sus
atribuirse funciones psíquicas simples a estructuras cerebrales de-
allegados se encuentran expuestos a múltiples estigmatizaciones.
finidas. En las funciones más complejas, esta asignación se torna
Hasta ahora no está ni mucho menos claro si el esclarecimiento
mucho más complicada.
de las bases neurobiológicas de los trastornos psíquicos actúa de
Frente a la exploración científica del fenotipo de un trastorno psíquico se sitúa el abordaje subjetivo-empático, es decir, la com-
forma desestigmatizadora o, por el contrario, da lugar a la aparición de nuevos prejuicios.
prensión del paciente como clásico condicionante fundamental
En relación a las actuales revisiones de las clasificaciones de los
terapéutico. No obstante, dicha estrategia no es incompatible,
trastornos psíquicos (ICD-11, DSM-V), coordinadas por la Organi-
sino cada vez más complementaria de la primera, tal y como mues-
zación Mundial de la Salud y la Asociación de Psiquiatras Ameri-
tran el desarrollo de la neuropsicoterapia o del neuropsicoaná-
cana APA, los resultados de las neurociencias no han contribuido
lisis. La psicoterapia es siempre, en último término, un proceso
todavía a una nueva concepción de los trastornos psíquicos que
comunicativo en el que debe realizarse una mutua comprensión
supere la de los acreditados criterios clínicos. La investigación sub-
de la enfermedad objetiva así como de su vivencia subjetiva y de
siguiente podría, sin embargo, hacer más permeables las fronteras
su superación.
entre la psiquiatría y las neurociencias.
Hoy por hoy se habla mucho del empoderamiento. A ello se
Con todo, conviene no olvidar que conceptos patológicos y
suma la información objetiva sobre el tipo de trastorno y su tra-
terapéuticos mejor fundados a nivel neurobiológico no sustituirán
tamiento, es decir, la psicoeducación. El psiquiatra no se comunica
las actividades psiquiátricas y psicoterapéuticas que llevan tanto
con el cerebro de su paciente, sino con la totalidad de la persona.
tiempo ejerciéndose, a saber, el diálogo con el paciente, la deci-
Ni el psiquiatra ni el paciente gozan de un acceso directo a las
sión conjunta con él sobre la terapia que seguirá, y el apoyo para
funciones neurobiológicas. Los procesos psíquicos interiores se
el enfrentamiento y la superación de la patología.
hacen manifiestos a través de la historia clínica, los síntomas y las formas de interacción, pero también a través de las «partes sanas» y los recursos del paciente. Los procedimientos neurocientíficos pueden mostrar los cambios en la circulación sanguínea, la actividad eléctrica del cere-
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Wolfgang Gaebel es director médico del Hospital Clínico de Renania en Dusseldorf, director de la Clínica y de la Policlínica de Psiquiatría y Psicoterapia de la Universidad Heinrich Heine en Düsseldorf y presidente de la Sociedad Alemana de Psiquiatría, Psicoterapia y Neurología.
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Figuras retóricas:
un reto para el cerebro Las frases hechas, las metáforas y la ironía dan especial trabajo al cerebro. Las dos mitades del encéfalo intervienen en su procesamiento DIETER G. HILLERT
U SERIE
PSICONEUROLOGÍA DEL HABLA Parte 1: Lengua y pensamiento Enero 2012 Parte 2: Entender la gramática Marzo 2012 Parte 3: El camino de las palabras Mayo 2012 Parte 4: Lenguaje figurado e ironía Julio 2012 Parte 5: Lenguas extranjeras Septiembre 2012 Parte 6: ¿Robots parlantes? Noviembre 2012
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na madre entra en la caótica habitación de su hija. Le espeta: «Eso sí que es orden, sí señor». La adolescente, a modo sarcástico, replica: «¿Verdad que sí?». Con lo que la madre explota: «¡Haz el favor de ordenar la habitación ahora mismo! ¿Ha pasado una manada de rinocerontes por aquí o qué?». En este diálogo imaginado, ambas hablantes utilizan herramientas concretas para expresar sus emociones. Al principio, la primera evita la crítica directa e intenta encarar con ironía el conflicto que está a punto de comenzar. Sin embargo, la reacción, también irónica, de la niña le indica que así no llegará a ninguna parte. A continuación utiliza una metáfora (la imagen del paso de los rinocerontes) con el fin de remarcar la trascendencia del asunto. Cuando alguien se toma al pie de la letra las figuras retóricas con sentido exagerado, el resultado suele ser, cuanto menos, cómico. Las aventuras de Till Eulenspiegel, personaje pícaro, mentiroso, holgazán y divertido del folclore del norte de Alemania y de los Países Bajos, son reflejo de ello. Una de sus alegres travesuras cuenta que cuando trabajaba de aprendiz de panadero, un buen día preguntó a su maestro qué productos debía preparar para la mañana siguiente. El panadero exclamó en tono de burla: «¿Qué debes preparar? Pues búhos y macacos, si te parece». Eulenspiegel se tomó el encargo lite-
ralmente, por lo que, para espanto del panadero, elaboró pan con forma de búhos y macacos. Las rocambolescas historias de Till Eulenspiegel muestran cuan ambiguo puede resultar el lenguaje. En el día a día echamos mano de las metáforas, las ironías y las frases hechas, ya sea para transmitir información, ya para expresar sentimientos y suscitarlos en los demás. El lenguaje figurado permite un intercambio especialmente expresivo. Pero para comprender de manera correcta la intención del hablante debemos tener presente, en todo momento, nuestro conocimiento general y la situación concreta. En todos los idiomas existen miles de figuras retóricas o tropos. Según una extendida suposición, son un tipo de subproducto del uso lingüístico de las palabras. Una frase hecha como «estar entre la espada y la pared» primero se entendería de modo literal, luego, como unidad con otro sentido. En este caso, la comprensión transcurriría en dos etapas. Si fuera así, el proceso mental en el lenguaje figurado duraría más y también resultaría más complicado que en el caso de la comprensión de las frases textuales. No obstante, las pruebas de tiempo de reacción no han podido confirmar esa suposición. Es más, la velocidad de procesamiento depende en este caso de otros factores: la popularidad de una construcción semántica, su longitud o incluso MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
PARA BURLARSE Till Eulenspiegel, el famoso pícaro del folclore alemán, vivió en la Edad Media. Se burlaba de la gente con bromas pesadas al tomarse al pie de la letra las expresiones figuradas. Llevaba siempre un espejo y ponía en evidencia las debilidades de sus congéneres.
RESUMEN
Una tarea compleja
1
El lenguaje figurado provoca sentimientos
e imágenes mentales que, a menudo, exigen un esfuerzo de comprensión.
© FOTOLIA / FABER VISUM (boca); © ANGELIKA BENTIN (Till)
2
El procesamiento neuronal de las fi-
guras retóricas requiere ambos hemisferios cerebrales.
3
Los modismos con sentido figurado y
polisémicos activan áreas del lóbulo parietal y del lóbulo frontal derecho.
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hasta qué punto el significado figurado puede deducirse del significado aislado de cada palabra. Las investigaciones demuestran que para comprender el lenguaje figurado no se requiere la comprensión de los elementos aislados. En este sentido, las formas de expresión figuradas representan una entrada independiente en el diccionario cognitivo, igual que cada palabra «normal». Por otra parte, entre el lenguaje literal y el figurado existe una gran variedad de matices, tal y como demuestra la enorme variedad de expresiones existentes. Frases como «estar como una vaca», «poner a alguien por las nubes» o «armarse la de San Quintín» poseen un significado como unidad. Una interpretación palabra por palabra no daría ningún sentido. Otras expresiones, como en los casos de «ratón del ordenador», «no ser moco de pavo», «tener la mano larga» o «ser uña y carne» resultan más ambiguas, ya que pueden entenderse en sentido literal y figurado. Metáforas creativas y menos convencionales («meterse en el sobre» o «planchar la oreja») traspasan la frontera del campo semántico más tradicional, con lo que adquieren un efecto original o divertido. Las expresiones irónicas o sarcásticas despiertan a menudo una atención especial. Al no coincidir el contenido con el enunciado —a veces de modo drástico, otras con sutileza—, tales construcciones motivan a averiguar qué se esconde tras ellas. Por eso mismo, pueden resultar muy sutiles para la crítica. Según expresó una vez el escritor Thomas Mann (1875-1955), la ironía es ese granito de sal que da sabor al plato servido.
Un desafío para el encéfalo En su afán por descubrir el modo en que el cerebro procesa el lenguaje figurado y qué redes encefálicas se activan en dicho proceso, los investigadores avanzan en el conocimiento de la relación entre lenguaje y pensamiento. Distintas regiones cerebrales, dependiendo de la función y la complejidad de la frase (una metáfora o una ironía), se estimulan ante las figuras retóricas. También el significado, la longitud de la frase, la frecuencia y la familiaridad de las palabras pueden precisar circuitos neuronales diferentes. Sin embargo, un fenómeno ha aparecido una y otra vez en los estudios: la comprensión del lenguaje figurado provoca un incremento de la actividad en ambos hemisferios cerebrales, no solo en la parte izquierda, dominante en la capacidad ligüística. A principios de la neuropsicología moderna, en la segunda mitad del siglo XIX, se investigaron alteraciones del habla ocasionadas por daños en la corteza cerebral. Tal y como se observó, las lesiones en el área de Broca (en el lóbulo frontal izquierdo del encéfalo) y en las zonas contiguas afectan a la producción lingüística relativa a la construcción de frases y a la flexión de palabras. En cambio, las lesiones en el área de Wernicke (parte superior del lóbulo temporal) y en las zonas cerebrales lindantes dificultan las funciones léxicas relativas a la comprensión del lenguaje (por ejemplo, encontrar y acceder a una palabra). Sin embargo, dicha separación clásica —la producción del lenguaje por un lado; la comprensión por otro— se encuentra hoy en día obsoleta. Para empezar, no es posible concluir, a
A DOS BANDAS En el año 1994, los científicos investigaron, a través de DE: «THE ROLE OF THE RIGHT HEMISPHERE (...)». G. BOTTINI ET AL. EN BRAIN, VOL. 117, PÁGS. 1241-1253, 1994 / USADO CON PERMISO DE OXFORD UNIVERSITY PRESS / CCC
tomografías, cómo el cerebro procesa el lenguaje figurado. Preguntaron a sujetos sanos si unas frases o metáforas concretas eran plausibles mientras registraban su actividad cerebral. Ante expresiones literales se activaban, sobre todo, regiones de la mitad izquierda (arriba a la izquierda en corte sagital; debajo, en corte horizontal). Con expresiones figuradas aparecía también una gran actividad en la mitad cerebral derecha (derecha), sobre todo en el precuneo (flecha).
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EL SENTIDO ES DECISIVO Un estudio llevado a cabo por el autor en 2009 mostró que las regiones del lóbulo frontal izquierdo se activan de modo distinto dependiendo de la frase hecha que procese el oyente. Si la expresión es interpretable sobre todo a nivel gráfico, se DIETER G. HILLERT
activa el área de Broca (derecha); en el caso de expresiones con más de una interpretación se activa la corteza prefrontal (izquierda), implicada en la toma
raíz de los síntomas carenciales producidos por un trastorno, un modelo general para el proceso lingüístico; segundo, los últimos hallazgos revelan que la modalidad lingüística (hablar, comprender, escribir y leer) no decide qué red neuronal se activa; es la estructura de la oración la verdadera responsable de ello. De ese modo, el área de Broca se halla involucrada en la elaboración de estructuras oracionales determinadas, con independencia de que estas deban ser creadas o comprendidas. A través de la imagen de resonancia magnética funcional (IRMf) se ha descubierto que el área de Broca no procesa solo el lenguaje, también se ocupa de la música y las acciones. De hecho, es probable que dicha región procese todo tipo de estructuras subdivididas. De esa manera, no desempeñaría una función específicamente lingüística, sino que sería responsable de distintas tareas que, debido a su complejidad, requieren un esfuerzo cognitivo elevado. Una fotografía más precisa de lo que sucede aparece en los estudios con IRMf sobre el flujo de información en la red frontotemporal, de los lóbulos frontal y temporal del cerebro. El procesamiento del lenguaje articulado empieza en el campo auditivo izquierdo, el cual se halla unido al lóbulo temporal superior. Al parecer, este último activa regiones contiguas con el fin de solicitar contenidos léxicos almacenados. Si es preciso, la información solicitada se envía al área de Broca para un tratamiento posterior, donde el lenguaje interior posibilita la comprensión. Ahora bien, ¿sigue el lenguaje sin palabras el mismo procesamiento?
Tener un gran corazón Cuando a finales de los años setenta del siglo pasado empezó la investigación del lenguaje figurado, se partió de la suposición de que existía una repartición de trabajo entre las dos mitades MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
del cerebro: la parte izquierda era la responsable del procesamiento de las palabras, mientras que la parte derecha se dedicaba a comprender el significado extralingüístico (presente en las metáforas, la ironía y el humor). Tal hipótesis bebía, sobre todo, de los datos obtenidos a partir de las investigaciones en pacientes. Así, en 1977 Ellen Winner y Howard Gardner, de la Escuela Universitaria de Medicina de Boston, pidieron a personas con lesiones cerebrales que relacionaran frases como «él tenía un gran corazón» con distintas imágenes. En una de ellas aparecía un hombre levantando un corazón de enormes dimensiones; en otra se veía a un sujeto que ayudaba a otro, mientras que otras fotografías mostraban solo ciertos aspectos de la frase (un objeto grande, un corazón rojo...). Los probandos con lesiones en el hemisferio derecho, así como los participantes con afasia (impedidos de habla), mostraban dificultades ante tal ejercicio, ya que a menudo entendían las frases de modo literal. ¿Cómo se explica eso? Las metáforas u otras expresiones figuradas requieren con frecuencia un proceso visuoespacial que, como es sabido, desarrolla la parte cerebral derecha. Un estudio publicado en 2006 por psicólogos del lenguaje de la Universidad de Milán-Bicocca, en Constanza Papagno, reveló que, ante un ejercicio de relación de imágenes, tanto los individuos con afasia como aquellos que presentaban una lesión cerebral en el hemisferio derecho mostraban dificultades para comprender frases hechas abstractas. Los últimos presentaban sobre todo problemas cuando las lesiones se encontraban en el lóbulo frontal o en las áreas implicadas en el procesamiento de información visuoespacial. Incluso la corteza cerebral de la parte derecha parece que participaba en la interpretación del lenguaje figurado. En breve, tales hallazgos indican que para el encéfalo supone un reto distin-
de decisiones.
EN POCAS PALABRAS Algunas de las figuras retóricas más frecuentes son:
Metáfora Expresión que no se utiliza en su sentido literal, sino en el figurado. Aquello que la persona dice y aquello a lo que se refiere mantienen algún punto en común: «en el ojo del huracán», «al pie de la montaña», «dientes de perla»...
Frases hechas Unión de palabras con un significado fijo que no se puede deducir de la suma del significado de sus componentes. También se las conoce como giros o modismos: «irse al otro barrio», «mover cielo y tierra», «irse por los cerros de Úbeda»...
Ironía Expresión cuyo significado difiere de manera consciente de lo dicho, esperando que el verdadero significado se entienda. A menudo sirve para expresar valoraciones de forma indirecta o para burlarse de modo encubierto. «Qué buen día hace», cuando llueve y graniza.
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BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA THE ROLE OF THE RIGHT HEMISPHERE IN THE INTERPRETATION OF FIGURATIVE ASPECTS OF LANGUAGE: A POSITRON EMISSION TOMOGRAPHY ACTIVATION STUDY. G. Bottini
et al. en Brain, vol. 117, págs. 1241-1253, 1994. IDIOM COMPREHENSION DEFICITS IN RELATION TO CORPUS CALLOSUM AGENESIS AND HYPOPLASIA IN CHILDREN WITH SPINA BIFIDA-MENINGOMYELOCELE. J. Huber-Okrainec et
al. en Brain and Language, vol. 93, págs. 349-368,
guir entre formulaciones con un sentido literal y otras con un sentido abstracto. En los niños, el cuerpo calloso (haz de fibras nerviosas que une las dos partes cerebrales) se halla todavía subdesarrollado, por lo que la cooperación de ambos hemisferios se ve disminuida; ello implica un déficit en el procesamiento del lenguaje figurado. El equipo de Joelene Huber-Okrainec, de la Universidad de Toronto, llevó a cabo un estudio con niños con el cuerpo calloso atrofiado. Los probandos comprendían frases hechas que tenían un posible significado literal, pero no entendían aquellas con un significado exclusivamente figurado. Por lo visto, la capacidad de establecer relaciones de sentido abstracto reside en la estrecha colaboración entre las dos mitades cerebrales. Los giros idiomáticos y las metáforas exigen al cerebro un lenguaje más amplio, no tan literal. En 1994, el equipo de Gabriela Bottini, quien por aquel entonces trabajaba en el hospital Hammersmith de Londres, mostró la variedad de áreas cerebrales que participan en el proceso. Los investigadores preguntaron a personas sanas si una serie de frases eran plausibles («El joven utilizaba piedras como pisapapeles») o no («La señora utilizaba un cubo como bastón»); también usaron metáforas interpretables («El anciano tenía la cabeza llena de pájaros») y no interpretables («Los inversores eran tranvías»). En el caso de las oraciones literales se registró actividad en la parte izquierda del lóbulo frontal, también en el lóbulo temporal medio e inferior y del precuneo, región situada entre las dos mitades del encéfalo. En cambio, en las frases con sentido figurado podía observarse el patrón en ambas mitades. Los autores supusieron que, sobre todo, la participación del precuneo indicaba un procesamiento de las metáforas.
2005.
Ninguna red bien definida THE NEURAL SUBSTRATES OF SPOKEN IDIOM COMPREHENSION. D. G. Hillert, G. T.
Buracas en Language and Cognitive Processes, vol. 24, págs. 1370-1391, 2009. QUANTITATIVE ANALYSIS OF CULTURE USING MILLIONS OF DIGITIZED BOOKS. J.-B. Michel
et al. en Science, vol. 331, págs. 176-182, 2010.
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Hace unos tres años, en la Universidad de California en San Diego, comprobé, junto con Giedrius T. Buracas, que el grado de figuración se encuentra fuertemente conectado con la actividad en el área de Broca. Para ello investigamos qué regiones cerebrales se estimulaban cuando empleábamos frases hechas, ya fueran interpretables de modo literal o figurado («Estar entre la espada y la pared»), o principalmente figurado («Vivir en una jaula de oro»). Los resultados mostraron dos patrones de actividad en el lóbulo frontal izquierdo: uno motivado por el procesamiento de frases hechas que tenían solo un significado
figurado, el otro por frases con más de una interpretación. Por lo tanto, las regiones en el lóbulo frontal y en el temporal de la mitad derecha del cerebro siempre participan en el procesamiento cognitivo cuando se utiliza un lenguaje creativo que requiere la demanda de imágenes mentales o de procesos de decisión. Sin embargo, no existe ninguna red neuronal bien definida para el lenguaje figurado. Ello debe ser una de las razones por las que las exploraciones con tomografía mostraban resultados contradictorios en la investigación del procesamiento del lenguaje. Entonces, ¿el lenguaje no es ninguna especialidad de la mitad izquierda del cerebro? La respuesta depende de cómo se defina el concepto de lenguaje. En tanto que se dejen de lado los aspectos pragmáticos, semánticos y figurados, el procesamiento neuronal tiene lugar, sobre todo, en el hemisferio izquierdo. Sin embargo, ello no coincide con nuestra realidad lingüística. El equipo de Jean-Baptiste Michel, de la Universidad Harvard, rastreó unos cinco millones de libros de la base de datos Google Books. El análisis de los textos en inglés reveló que más de la mitad de las palabras (los nombres propios no se tomaron en consideración) representaban «materia léxica oscura», es decir, no aparecían en los diccionarios. Este a primera vista dramático resultado se relativiza un poco si se tiene en cuenta que a menudo los diccionarios no incorporan ciertas palabras compuestas (caso de verdiblanco) o no incluyen palabras poco frecuentes (como adab, obra didáctica hispanoárabe de temática diversa). Con todo, el estudio permite concluir que el lenguaje cotidiano es más variopinto de lo que nos pensamos. En resumen, el tipo de expresión decide sobre qué región cerebral precisa su procesamiento. Mientras que la comprensión de frases sencillas se encuentra en la región de Wernicke, cerca del centro auditivo, el procesamiento de expresiones más complejas requiere la parte izquierda del lóbulo frontal. Si, además, entran en juego aspectos figurados o extralingüísticos, como casi siempre ocurre en el día a día, se suman a la acción áreas de los lóbulos frontal y temporal del hemisferio cerebral derecho. Dieter G. Hillert es profesor del programa de doctorado sobre lenguaje y alteraciones en la comunicación en la Universidad estatal de San Diego, así como en la de California en San Diego. MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
APUNTE
Yuxtaposiciones lingüísticas que activan el cerebro Noche blanca, muerto viviente o monstruo hermoso. Los oxímoron poseen un gran poder sugestivo para estimular la actividad cerebral NICOLA MOLINARO
L
as usan los poetas, los publicistas, incluso los políticos. Las figuras retóricas
involuntario», «batalla pacifica», «locutor sordomudo», entre otros.
Se han registrado resultados similares para el pleonasmo, otra figura retórica donde se reitera un concepto que ya esta expresado,
contienen una componente comunicativa muy eficaz. Pero ¿sobre qué aspectos
Reacción cerebral distinta
como «monstruo horrible». En este caso, el
neurofisiológicos se basa el interés y la
A lo largo de la investigación, los pro-
efecto resulta menor que para el oxímoron.
sensibilidad que despiertan? ¿Reacciona
bandos leyeron frases que contenían
el cerebro de distinta manera al leer una
bien nuestros oxímoron, bien significados
Esfuerzo por entender
frase sin sentido que si se lee otra frase,
erróneos, o bien pares de palabras neu-
El hecho de que la lectura de figuras re-
también sin sentido, pero más poética?
tras. Por medio del electroencefalograma
tóricas determine activaciones distintas de
¿Qué otorga a la poesía tanto poder co-
registramos la actividad eléctrica cerebral
las que se producen al leer errores de sig-
municativo y emocional?
en milisegundos. ¿Resultado? Al leer fra-
nificado indica que el cerebro no considera
Para responder a tales cuestiones, en
ses con oxímoron («monstruo hermoso»)
simples invenciones sin sentido el fruto de la
el Centro Vasco de Cognición, Cerebro y
se desarrolló una reacción cerebral distinta
creatividad de los poetas y de los literatos;
Lenguaje hemos experimentado con el
a la que se producía cuando el lector se
más bien al contrario. Las construcciones re-
oxímoron. Se trata de una figura retórica
enfrentaba a frases que contenían errores
tóricas determinan una activación cerebral
donde se yuxtaponen dos conceptos que
de significado («monstruo geográfico»).
más prolongada, lo que sugiere que al leer-
contrastan pero mantienen la efectividad
En concreto, los errores semánticos es-
las nos detenemos más tiempo en el esfuer-
timulan en el encéfalo áreas temporales
zo de entender su significado. Empleamos
Mediante electroencefalografía compa-
del hemisferio izquierdo casi de inmediato
numerosos recursos para comprender lo que
ramos en el cerebro de 40 estudiantes el
(alrededor de 350 milisegundos después
comunica un texto literario, estimulando
efecto de dichas estructuras con el de otras
de la lectura del adjetivo «geográfico»),
también nuestra creatividad.
similares pero que no componen una figura
activación que desaparece pronto y no
Desde el punto de vista de la fisiología
retórica (estructuras neutras, como «mons-
se mantiene en el tiempo. En cambio, los
cerebral, las áreas frontales del cerebro
truo solitario», o con errores de significado,
oxímoron determinan una actividad más
son las más relacionadas con actividades
«monstruo geográfico»). Para la ocasión
tardía (500 milisegundos después de la lec-
intelectuales (la resolución de problemas o
creamos también unos cuantos oxímoron
tura del adjetivo «hermoso») en las áreas
el mantenimiento de la información para
nuevos: «monstruo hermoso», «kamikaze
frontales del hemisferio izquierdo.
cumplir una tarea, entre otras). Encontrar
al comunicar un contenido imaginable.
efectos de las figuras retóricas en dichas regiones cerebrales indica que esas consÁREAS ACTIVAS
trucciones lingüísticas estimulan la parte
Al leer frases con oxímoron,
más cognitiva del pensamiento. En el caso
se activan las áreas fronta-
concreto del oxímoron, estimulan las re-
les del hemisferio izquierdo
giones más profundas y relacionadas con
del cerebro.
la memoria y las emociones. En conclusión, no es lo mismo leer una frase que mantiene un estilo retórico riguroso que otra que no guarda sentido
CORTESÍA DE NICOLA MOLINARO
alguno. Nuestro cerebro es sensible a la fantasía, siempre y cuando se mantenga despierto para entenderla.
Nicola Molinaro Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje San Sebastián MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
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PUNTO DE VISTA
Los test de inteligencia, ¿deben usarse para comparar etnias o sexos? Las pruebas de cociente de inteligencia son, con frecuencia, objeto de críticas. En especial cuando se utilizan para determinar diferencias entre hombres y mujeres o entre comunidades raciales. ¿Pesa más la libertad del investigador o la responsabilidad social?
E
n 1912, el profesor William Stern (1871-1938) propuso una unidad de medida que pronto se convertiría en uno de los conceptos estrella que la entonces incipiente ciencia denominada «psicología» exportaría a diversos ámbitos de la sociedad: el cociente de inteligencia (CI). A partir de ese momento podían compararse las capacidades mentales de una persona en relación con las de sus congéneres. En la actualidad, los partidarios de los test de CI consideran que dichas pruebas ofrecen la oportunidad para detectar y esti-
A FAVOR L
as pruebas de inteligencia constituyen uno de los procedimientos más valiosos de la psicología, ya que permiten medir una serie de capacidades. De hecho, pertenecen al grupo de métodos científicos más fiables y de mejor certidumbre que existen. Desde el punto de vista legal, nada desaconseja su uso como un «intento serio y sistemático de obtener la verdad» (definición de «ciencia», según el Tribunal Constitucional Federal alemán de 1973). Los investigadores en el campo de la inteligencia deberían plantear test comparativos de CI como parte de su metodología de trabajo, siempre y cuando su uso no atente contra la dignidad humana, es decir, no se utilicen los resultados para discriminar a las personas por su sexo o etnia. Justo en ese punto se enciende una controversia en torno a las pruebas de CI; una controversia que regularmente surge desde hace décadas y que alerta de que todavía resta un problema por resolver. Sin embargo, la problemática no se fundamenta ni en la integridad científica de los métodos ni en su aplicación para medir
44
mular los potenciales del individuo. Un punto de vista que desde el principio ha suscitado polémica. ¿Basta con un simple psicotécnico para determinar una característica tan compleja como la inteligencia? O, como dijera el escritor Hans Magnus Enzensberger: «No somos suficientemente inteligentes para saber qué es la inteligencia». Yendo un poco más allá, ¿deberían los científicos basarse en las pruebas de CI para estudiar las diferencias entre etnias o bien sexos? El debate está servido. —La redacción
«Sí, mientras los investigadores eviten el mal uso de los resultados»
diferencias entre grupos de personas, etnias o sexos, siempre y cuando se trate de obtener resultados útiles para la ciencia. Más bien consiste en la mala interpretación por parte de profanos y científicos no informados, y de un mal uso intencionado con fines discriminatorios. Por ello, ante la pregunta de si deberían usarse las pruebas de CI para estudiar las diferencias entre etnias o sexos se requiere distinguir dos perspectivas: el punto de vista del científico que indaga la verdad y el conocimiento, y la de los afectados y sus más o menos autoproclamados defensores.
Los expertos consideran superfluo el tema de la diferencia de la inteligencia por sexos: las mejores pruebas de CI se componen de múltiples subpruebas que a su vez miden capacidades distintas, de manera que contienen ejercicios verbales y no verbales. En las subpruebas sobre
JENS ASENDORPF Q
Es profesor de psicología de la personalidad en la Universidad Humboldt de Berlín y actual presidente de la Asociación Europea de Psicología de la Personalidad.
Q
Investiga, entre otros temas, los diferenciales de métricas de personalidad en amplias muestras de población.
Q
Es autor de diversos artículos y libros sobre la psicología de la personalidad.
MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
capacidades verbales, las mujeres promedian mejor que los hombres, mientras que estos últimos destacan en las no verbales. Así, pues, la disparidad en el CI solo depende de la proporción de tipos de ejercicios que se hayan elegido para la prueba. Si los ejercicios verbales y no verbales se reparten por igual y se les asigna un mismo peso para su evaluación, no se dan diferencias. Por el contrario, en caso de que existan diferencias es porque la prueba no se ha elaborado de forma adecuada. A la ciencia le interesa solo el perfil de inteligencia por sexos, saber en qué subgrupo de capacidades se desmarca cada sexo y por qué. Esas son preguntas interesantes y completamente legítimas. Por tanto, el problema solo puede darse en la interpretación errónea de las diferencias —insignificantes— entre hombres y mujeres. Ese relativamente pequeño problema puede aclararse explicando la composición de la prueba de CI que se ha utilizado. Por ese motivo ha surgido, que yo sepa, muy poca controversia en torno a este tema. En la comparativa de la inteligencia entre etnias, la situación resulta distinta, ya que en ese caso existen grandes diferencias en el valor total de los test de CI, no solo en el perfil de inteligencia. Así, numerosas etnias procedentes del este de Asia (entre ellas, japoneses o coreanos) promedian mejor que los europeos, y estos a su vez mejor que africanos de raza negra. Ese resultado se da también en ejercicios no lingüísticos, los cuales prácticamente no dependen de los conocimientos culturales adquiridos. De forma profusa se han investigado las posibles causas de tal disparidad, de manera que sobre la mesa aparecen motivos como el tipo y la duración de educación recibida, así como la experiencia en pruebas escritas similares. Pese a filtrar dichos factores, siguen existiendo diferencias relevantes. Uno de los focos de la polémica es la cuestión de hasta qué punto los genes comparten la responsabilidad de la diferencia de resultados en las distintas etnias. Según se ha confirmado, las diferencias de CI en culturas occidentales dependen en un 50 por ciento de la dotación genética y en el otro 50 por ciento de factores de entorno. Sin embargo, ello tampoco indica MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
por sí solo cuáles son los motivos de la desigualdad de CI entre etnias. Un ejemplo procedente del mundo de la agricultura quizás ayude a representarlo: cuando se cultiva al azar una mezcla de variantes genéticas de cereales en un campo fértil y en otro no tan fértil, el cereal crecerá más en la primera zona debido al condicionamiento del entorno. Las únicas diferencias provocadas por la genética se verán reflejadas en la altura de las plantas de cada uno de los cultivos. Si extrapolamos el ejemplo a la diferencia de CI entre etnias, las implicaciones serían las siguientes: podrían deberse exclusivamente a una estimulación intelectual distinta según la cultura —es posible que algunas culturas promuevan en mayor medida aquellas cualidades que nosotros denominamos «inteligencia»—, o también podrían estar genéticamente condicionadas. Cualquier combinación entre influencias genéticas y del entorno resulta factible. Elaborar estimaciones fiables sobre el peso relativo de los factores genéticos y ambientales no es en la actualidad posible, ya que carecemos de los métodos necesarios. Ni siquiera sabemos qué genes podrían ser responsables de las diferencias entre culturas o etnias. En lo que respecta a la disparidad por factores ambientales, los hallazgos hasta ahora tampoco son concluyentes. En 2007, el psicólogo Heiner Rindermann, de la Universidad de Graz, determinó en una comparativa llevada a cabo entre 185 naciones que el producto nacional bruto de un estado se encuentra en estrecha correlación con el CI de sus habitantes. Ello podría estar vinculado, por un lado, a las diferencias de calidad en los respectivos sistemas educativos; razonando de forma inversa, también parece lógico que naciones más inteligentes estén más capacitadas para conseguir un producto nacional bruto mayor. Naturalmente, puede darse una combinación de ambas posibilidades.
Así pues, la controversia en torno a las pruebas de CI no es desde el punto de vista científico demasiado productiva, ya que carece en la actualidad de interpretaciones sólidas. Más bien constituye un terreno abonado para predicadores e ideólogos que se apropian de posibles interpretaciones erróneas según convenga. Para los científicos representa un campo de minas: quien se introduzca con ingenuidad en ese terreno se arriesga a que sus afirmaciones se utilicen como munición ideológica de, por ejemplo, grupos racistas. En lugar de evitar las discusiones, o incluso de orientar la investigación en esa dirección, los expertos deberían combatir semejante mal uso. Así, deberían hacer hincapié en que los test de CI son métodos serios, pero también en que los promedios obtenidos en etnias no resultan invariables, y que en el estado actual de la investigación no pueden considerarse unívocos ni desde la perspectiva genética ni desde la ambiental. Más relevante que las causas de la diferencia en los resultados de CI entre etnias es otro hallazgo: la variación de cociente en una misma etnia es seis veces mayor que entre etnias. Por tanto, las diferencias en término medio no pueden extrapolarse en modo alguno a un caso individual, lo que descarta de facto cualquier discriminación individual por motivos étnicos. Al fin y al cabo, la discusión se produce en torno a una disparidad aparentemente pequeña pero en realidad decisiva: se trata de las diferencias entre los conceptos desigualdad e inequidad. La afirmación «Todas las personas son iguales» es falsa. De no ser así, la psicología de la personalidad resultaría innecesaria, pues se ocupa de las diferencias entre personas, incluyendo aspectos como la inteligencia. «Todas las personas son diferentes pero equivalentes» es, en mi opinión, un credo más útil para los científicos que consideran la diversidad de personalidades y cualidades un bien que vale la pena proteger.
«Las mujeres promedian mejor en las pruebas verbales, mientras que los hombres destacan en las no verbales. Las diferencias de CI por sexo dependen solo del tipo de ejercicios que se elijan» 45
EN CONTRA «No, porque entierra los esfuerzos en pos de la igualdad de oportunidades»
¿P
or qué deberían los científicos relacionar raza, género e inteligencia? En muchos casos se justifica con la búsqueda de la «verdad» científica. Sin embargo, eso no puede aplicarse con relación a la inteligencia. Prueba de ello es la existencia de más de cien tipos de test de inteligencia diseñados a partir de otras tantas aproximaciones a dicho concepto. No hay una única fórmula reconocida para la inteligencia, de la misma manera, tampoco existe el «test universal» de CI para uso científico. La mayoría de los métodos todavía se asemejan a la primera escala de inteligencia que desarrolló en 1905 el psicólogo francés Alfred Bidet (1857-1911) a fin de determinar si un niño era apto para asistir a la escuela. Aún hoy se consideran válidos los test de inteligencia capaces de predecir el éxito en el sistema escolar y educativo occidental. En la mayoría de los casos, su contenido se limita bastante a la capacidad de resolver problemas matemáticos y de lógica. Sin embargo, eso es solo una parte de lo necesario para lograr una vida exitosa: sentido de juicio moral, intuición, empatía, habilidad práctica... son aspectos como mínimo igual de importantes. Pero como su medición resulta compleja, raramente son tomados en consideración por aquellos que investigan la inteligencia. Aunque el concepto de inteligencia se presenta tan difuso y su validez tan limitada, en los últimos cien años la progre-
sión en su notoriedad y uso ha sido impresionante. Todo el mundo cree saber qué se esconde detrás de ella, y se piensa que es bueno poseer cuanta más mejor. Las personas inteligentes generan respeto y son consideradas especialmente útiles para la sociedad, lo cual siempre se ha utilizado para perpetuar la jerarquía social. Eso se pone de manifiesto cuando se utilizan las pruebas de inteligencia para comparar etnias o diferencias entre sexos. Casi siempre resulta que los blancos son más inteligentes que los negros, y que los hombres superan a las mujeres en inteligencia. Tales resultados contribuyen a cementar prejuicios racistas y sexistas históricos. A ello sirvió la hipótesis de que los valores bajos de CI reflejan un futuro determinado genéticamente. Francis Galton (1822-1911), padre de los métodos de medición psicológicos, ya opinaba que la inteligencia, al igual que la tendencia criminal, era hereditaria. ¿No se han superado todavía semejantes puntos de vista? Al parecer, no del todo. El bioquímico y premio nóbel James D. Watson, uno de los descubridores de la estructura del ADN, explicaba en una entrevista al Sunday Times que se mostraba escéptico en relación con el futuro del continente africano, dado que todos los test habían sacado a relucir que los negros eran menos inteligentes que los blancos. Posteriormente lamentó dicha afirmación, mas no pudo evitar perder su posición como responsable del renom-
«El CI promedio no es un fenómeno de raza ni sexo, sino que resulta como consecuencia de cuán buena o mala sea la política social» 46
MATTHIAS WENDERLEIN Q
Es psicólogo y profesor de ginecología en la Universidad Clínica para la Mujer en Ulm.
Q
Investiga, entre otros temas, los aspectos psicosociales en ginecología.
Q
En 2008 organizó para la Agrupación de Institutos Superiores de Alemania el congreso «Inteligencia, habilidades y género según la ciencia».
brado Laboratorio Cold Spring Harbor del estado de Nueva York. El anterior presidente de la Universidad de Harvard, el economista Lawrence Summers, llegó incluso a firmar en 2005 que las diferencias innatas en capacidades como matemáticas y ciencias naturales explicaban mejor que los factores ambientales por qué las mujeres apenas alcanzaban altos puestos en las organizaciones científicas. Con posterioridad, también él pidió disculpas por su «opinión poco reflexionada». No obstante, tuvo que abandonar el cargo de presidente que desempeñaba. Ambos ejemplos demuestran que incluso reputados científicos dejan seducirse por los «hallazgos» de la investigación comparativa de CI, llegando a afirmar geMENTE Y CEREBRO 55 / 2012
neralizaciones inaceptables hasta el extremo de repercutirles de forma negativa —lo cual relativiza la presunta vinculación entre profundo conocimiento detallado e inteligencia general—. ¿Cómo piensan los científicos evitar que los profanos en la materia ejerzan de carroñeros con los resultados de las comparativas de CI? No pueden, por lo que su investigación es irresponsable. Mucho más interesante que la determinación de supuestas diferencias étnicas o de género es otro conocimiento de la investigación en psicometría: la inteligencia, es decir, aquello que miden los test de CI, no es un parámetro invariable, sino que puede evolucionar. Así lo demuestra el efecto Flynn. El experto en ciencias políticas James Flynn, de la Universidad de Otago en Dunedin, descubrió en 1984 que los valores de CI en todo el mundo siguen una tendencia ascendente. Ello es aplicable a los países en vías de desarrollo y, en especial, a sus habitantes menos inteligentes. Pero también en Europa o Estados Unidos los niños puntúan más de quince puntos por encima de lo que conseguían sus abuelos hace sesenta años. Las causas genéticas quedan fuera de lugar para explicar semejante mejora, al haberse producido en un período de tiempo de pocas décadas. En lugar de eso, los investigadores barajan diversos motivos del efecto Flynn, entre ellos, una mejor alimentación, la tendencia a familias menos numerosas (lo que implica una potencial mayor atención a cada hijo) y mejores ofertas formativas. La inteligencia vista como la capacidad de satisfacer los ideales formativos occidentales se antoja, pues, producto de la socialización y la oferta educativa disponible. Por tanto, el CI promedio no es un fenómeno de razas ni obedece a razones de sexo, sino que es la consecuencia de cuán buena o mala sea la política social. Si la calidad de la educación escolar baja y las condiciones de vida en el domicilio familiar empeoran, lo cual a menudo implica también perjuicios para la salud, los resultados de CI de niños y adultos son peores. En las etnias se ha cumplido de manera progresiva tal tendencia. Casi ningún investigador cuestiona que para MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
conseguir una distribución homogénea de los valores de CI no se requieren cambios genéticos, sino transformaciones en el seno de la sociedad que permitan las mismas posibilidades de formación. Las sociedades que muestran cocientes de inteligencia inferiores en promedio son aquellas que limitan a sus miembros el derecho a una formación. Sin embargo, en la cuestión de sexos, la situación no es tan clara. Las mujeres siguen estando peor pagadas que sus compañeros masculinos con idéntica calificación y puesto. Eso significa que, por defecto, los empleadores piensan que las empleadas femeninas van a aportar un rendimiento inferior. En particular sigue vigente el prejuicio de la inferioridad femenina en aspectos de la inteligencia relacionados con la técnica y las matemáticas. Los motivos de las diferencias entre hombres y mujeres en los test de CI pueden ser muy diversos. De todas formas, meros estudios comparativos no ayudan a aclarar las diferencias. Chicos y chicas son tratados de manera dispar desde el nacimiento. Los padres los visten de manera diferente y les dan juguetes distintos, hablan con ellos de modo dispar y mantienen expectativas desiguales en las notas escolares. No es la inteligencia, sino las influencias paternas, escolares y sociales las que condicionan las alternativas profesionales de las mujeres. Las diferencias neurobiológicas y hormonales no deberían ignorarse en modo alguno, pero no es adecuado considerarlas un argumento para limitar el desarrollo escolar y profesional de unos y otras. Más útil que las comparativas de test de CI se antoja la investigación centrada en las diferencias específicas en relación con la captación y el procesamiento de información, lo que contribuiría a un desarrollo de modelos educativos mejor adaptados para los centros de enseñanza primaria y secundaria. Desde el punto de vista de la ciencia, la investigación de la enseñanza y formación resulta más importante que la investigación sobre inteligencia comparativa carente de utilidad práctica determinada y, sin embargo, con grandes riesgos implícitos de perpetuar riesgos y prejuicios.
educación
filosofía ciencia a oopinión p universidad
comunicación historia cuestionar
ética
conocimiento
20 reflexiónblo blog experimento
diálogo investigación ti ió d
SciLogs Ciencia en primera persona LUIS CARDONA PASCUAL Ciencia marina
YVONNE BUCHHOLZ Psicología y neurociencia al día
JOSÉ MARÍA EIRÍN LÓPEZ Evolución molecular
CRISTINA MANUEL HIDALGO Física exótica
PABLO GONZÁLEZ CÁMARA FERNANDO MARCHESANO
Y
Física de altas energías
JUAN GARCÍA-BELLIDO CAPDEVILA Cosmología de precisión
CLAUDI MANS TEIXIDÓ Ciencia de la vida cotidiana
JORDI SOLÉ CASALS Tecnología, ciencia y sociedad
Y MÁS...
www.investigacionyciencia.es/blogs 47
MENTE, CEREBRO Y SOCIEDAD NEUROCIENCIA
ESTADOS ONÍRICOS Y CONCIENCIA Las excursiones nocturnas a un mundo de ensueños revelan que el cerebro alcanza la conciencia cuando no estamos despiertos CHRISTOF KOCH
S
i ha visto usted la película de ciencia
tocamos (curiosamente no sentimos olo-
Solo entonces queda su contenido codifi-
ficción Origen, posiblemente haya
res) situados en ambientes que nos pare-
cado en la memoria.
contenido el aliento al ver cómo Ariadne,
cen reales. No somos meros observadores
Aunque suele resultarnos difícil recordar
la estudiante de arquitectura en el film,
pasivos; en los sueños hablamos, amamos,
un sueño, nuestro yo onírico tiene pleno
echaba sobre sí las calles de París, como si
luchamos o corremos.
acceso al pasado. En las ensoñaciones evo-
de mantas se tratara. Esta pasmosa secuen-
No obstante, la conciencia no es la
camos episodios ya vividos, a menudo con
cia, homenaje a M. C. Escher, demuestra la
misma que en estado de vigilia. Al soñar
intensos sentimientos de tristeza, miedo,
desconcertante naturaleza de los sueños.
somos casi totalmente incapaces de in-
angustia o gozo. Tal vez esa emotividad
E invita a la reflexión: ¿Qué son los sue-
trospección: no solemos preguntarnos de
exacerbada llevó a Sigmund Freud a es-
ños? ¿Qué revelan sobre la naturaleza de
dónde nos viene la mágica capacidad de
pecular que los sueños desempeñan la
la conciencia?
volar ni por la posibilidad de reunirnos con
función de cumplir deseos. No obstante,
La primera de las preguntas tiene fácil
personas fallecidas hace tiempo. Solo raras
la respuesta a la pregunta ¿cómo y cuándo
respuesta. Los sueños consisten en aluci-
veces podemos controlar el desarrollo de
manufactura sueños el cerebro? constituye
naciones sensoriomotoras dotadas de es-
un sueño, si bien en ellos ocurren eventos
todavía un misterio fundamental. Ahora
tructura narrativa. Y se experimentan de
y nosotros actuamos.
bien, psicólogos y neurocientíficos han
forma consciente: en ellos vemos, oímos y
Todo el mundo sueña, incluso los perros, los gatos y otros mamíferos. Sin embargo,
renovado su interés por una actividad surrealista a la par que cotidiana.
de forma sistemática, las personas infraESCALERA AL REINO DE LOS SUEÑOS
valoran la frecuencia y el número de sus
Soñar por azar
Una vez dormidos, caemos en un sueño
sueños, seguramente, por ser efímeros.
En 1953, Nathaniel Kleitman, de la Univer-
profundo. Mas, en la fase REM el cerebro
Su recuerdo dura muy poco, se ciñe, en
sidad de Chicago y su a la sazón doctoran-
muestra una actividad similar a la que mani-
gran medida, al período que precede al
do Eugene Aserinsky descubrieron que la
fiesta durante la vigilia. En la gráfica aparecen
despertar. La única forma de recordar lo
dormición, hasta entonces considerada un
las ondas eléctricas, captadas mediante elec-
soñado consiste en evocarlo inmediata-
período único y continuo de desconexión
troencefalograma, que acontecen durante las
mente después de desvelarse, consignarlo
de la realidad, contiene períodos recurren-
diferentes fases del sueño.
por escrito o describírselo a otra persona.
tes en los que los ojos del durmiente se
Ondas alfa (8-13 Hz) Ondas beta (13-38 Hz)
Ondas theta (4-89 Hz)
Ondas delta (0,5-4 Hz)
Movimientos oculares lentos
Sin movimientos oculares
Ondas alfa Ondas beta Movimientos oculares rápidos
Huso del sueño
Desvelado
Sueño REM
Adormecimiento Fase 1
GEHIRN & GEIST / BUSKE-GRAFIK
Sueño ligero Fase 2 Sueño profundo Fase 3 Sueño muy profundo Fase 4
48
MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
ENSOÑACIONES Y CEREBRO Cuando soñamos vemos, oímos e incluso sentimos emociones como si nos encontráramos en una experiencia real. Los investigadores estudian la actividad cerebral que transcurre en esos momentos con el fin de averiguar las bases neuronales de la conciencia.
mueven de un lado a otro, su respiración y latido cardíaco se tornan irregulares, la práctica totalidad de la musculatura voluntaria queda paralizada y la actividad cerebral (medida por encefalografía) se intensifica. Las ondas cerebrales correspondientes, rápidas y de bajo voltaje, recuerdan a las observadas durante la vigilia. Ese estado se conoce por sueño REM (de Rapid Eye Movements, «movimientos oculares rápidos»), para distinguirlo del sueño profundo. Cuando los durmientes son despertados en plena fase REM, casi siempre informan de sueños muy vívidos. No ocurre así, en cambio, si se los desvela en fases no REM del sueño. De aquí ha surgido una íntima asociación entre el sueño REM y el estado onírico. Durante muchos años, los expertos han asociado la conciencia del sueño con la fisiología característica del cerebro durante el sueño REM. © DREAMSTIME / DMITRIY SHIRONOSOV
Mas en los dos o tres últimos decenios, esa forma de plantear el tema ha evolucionado, aunque lentamente. Cuando se pregunta a sujetos despertados en la fase de sueño profundo: «¿Qué estaba pasando por su mente justo antes de despertar?», en lugar de la pregunta más orientada «¿Estaba usted soñando?», esbozan una imagen más matizada de la ensoñación. En las fases iniciales del sueño profundo
el estado REM constituye una manifesta-
Las regiones críticas para los sueños no
y en las breves cabezadas durante la vigilia
ción externa del estado de sueño subjetivo.
se encuentran, pues, en la protuberan-
(sueño no REM), los sujetos informan de
El psicoanalista Mark Solms, de la Uni-
cia anular. Antes bien, las ensoñaciones
vívidas alucinaciones, más cortas, estáticas
versidad de Ciudad del Cabo, ha obtenido
se relacionaban con las regiones visuales
y parecidas a pensamientos que los sue-
información adicional mediante el estu-
y audiovisuales ubicadas en la conjunción
ños que se dan durante la fase REM. Esas
dio de pacientes con lesiones cerebrales.
temporo-parietal-occipital de la neocorte-
visiones se parecen más a fotografías que
Cuando una parte del tallo cerebral, la
za y en sus proximidades. La destrucción de
a guiones para una película, y no contie-
protuberancia anular o puente Varolio,
pequeñas porciones de dichas áreas provoca
nen un yo. No obstante, una minoría de
estaba destruida, el individuo dejaba de
en los sueños la pérdida de dimensiones es-
los informes sobre sueño no REM resultan
experimentar sueño REM; pero solo uno de
pecíficas. Un ictus, un tumor o algún otro
indistinguibles de los de la fase REM. Cabe
los 26 pacientes analizados afirmaba que
incidente en la región cortical necesaria para
destacar también que el sonambulismo y
había dejado de soñar. De hecho, nadie
la percepción del color o del movimiento eli-
las pesadillas se den solo durante el sueño
ha informado jamás de que haya dejado
minará tales características en los sueños.
profundo (no REM). Por consiguiente, ha
de soñar a causa de lesiones parciales en
sido necesario revisar la convicción de que
dicha región cerebral.
MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
Por otro lado, medicamentos que modifican las concentraciones de dopamina
49
afectan al ensueño, pero no al ciclo REM.
al asunto. Dichos individuos actúan duran-
bro que sueña podría conocerse el conteni-
La L-dopa (fármaco más habitual para tra-
te el sueño, incluso a veces se lesionan o
do del ensueño. La neurociencia se hallaría
tar la enfermedad de Parkinson) aumenta
dañan a su acompañante en el lecho. Pue-
en una situación mucho más favorable para
la frecuencia y vividez de los sueños,
den mover las piernas y explicar después
responder a cuestiones clásicas que han
mientras que los antipsicóticos dopami-
que soñaban que caminaban.
fascinado al ser humano desde siempre:
Los sueños resultan de gran interés para
desde chamanes, pasando por Freud, has-
el estudio del clásico problema mente-
ta, en fecha más reciente, los entusiastas
Tal disociación entre los sueños y el sueño
cuerpo, ya que atestiguan que el cerebro
de las películas de ciencia ficción: ¿Por qué
REM sirve a los neurocientíficos para despe-
es capaz, por sí solo, de generar concien-
soñamos? ¿Qué significan los sueños?
jar el terreno, por así decirlo. Ahora pode-
cia. Soñamos con los ojos cerrados, en
mos concentrarnos en las causas neuronales
la oscuridad, desconectados del mundo
de la conciencia, sea durmiendo o en vigilia,
exterior. Las regiones responsables de la
sin vernos distraídos por factores ajenos a
percepción sensorial básica se hallan de-
ella, ya sea el sueño REM o no REM.
sactivadas. Tampoco es necesario ningún
no-bloqueantes reducen su intensidad y frecuencia.
Christof Koch Instituto de Tecnología de California
comportamiento, pues permanecemos in-
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
El problema mente-cuerpo
móviles, excepto por la respiración y los
¿A qué se debe esa convicción de que vi-
movimientos oculares. De esta manera,
vimos experiencias cuando soñamos? Tal
el ensueño respalda la idea platónica de
DREAMING AND THE BRAIN: TOWARD A
vez nos hallamos inconscientes mientras
la caverna, o la más reciente de «cerebro
COGNITIVE NEUROSCIENCE OF CONSCIOUS
dormimos y fabulamos los sueños cuando
en vasija» que aparecía en la película de
STATES. J. Allan Hobson, Edward F. Pace-
nos despertamos.
Matrix.
Schott y Robert Stickgold en Behavioral and Brain Sciences, vol. 23, págs. 793-
Ello resulta improbable por diversas
Los neurocientíficos que estudian la cog-
razones. La vividez y extravagancia de
nición han aprendido a descodificar ciertos
los sueños se diferencian de la experien-
estados mentales simples, lo que viene a
cia normal; por consiguiente, es inverosí-
ser una forma rudimentaria de lectura del
DREAMING AND REM SLEEP ARE CON-
mil que hayan sido «retroadaptadas». De
pensamiento. Cuando se pide a un indivi-
TROLLED BY DIFFERENT BRAIN MECHANISMS.
hecho, personas con déficit de memoria
duo que observe una de dos figuras (un
Mark Solms en Behavioral and Brain
no declaran tener menos sueños. Por otra
retrato o la fotografía de una casa, por
Sciences, vol. 23, págs. 843-850, 2000.
parte, la extensión de las narraciones de
ejemplo), o que imagine bien un rostro o
los sueños se halla en buena correlación
bien un edificio, resulta posible deducir a
con el tiempo transcurrido en sueño REM.
partir de análisis cerebrales cuál de los dos
NOMENOLOGY TO NEUROPHYSIOLOGY.
elementos está mirando o imaginando.
Yuval Nir y Giulio Tononi en Trends in
Las personas que sufren trastornos conductuales durante la fase REM por padecer
Una vez perfeccionadas tales técnicas,
de atonía (parálisis muscular característica
podrían aplicarse al estudio de los sueños.
de esa fase del sueño) aportan más datos
Con ello, además de la fisiología del cere-
842, 2000.
DREAMING AND THE BRAIN: FROM PHE-
Cognitive Sciences, vol. 14, págs. 88100, 2010.
PERCEPCIÓN
CÓMO ANTICIPAMOS LOS SONIDOS La regularidad temporal en la repetición de un sonido produce una disminución de la respuesta cerebral, lo que permite al sistema auditivo interpretar el entorno acústico en términos probabilísticos CARLES ESCERA Y JORDI COSTA FAIDELLA
P
redecir los estímulos que acontecerán
de los vehículos con el fin de no colisionar
tesis sobre la estructura causal del entor-
en el entorno y adaptar nuestro com-
con ellos.
no a partir de los conocimientos previos
portamiento a ellos son acciones esenciales
Menos claro, aunque sugerente, es el
y la información actual que reciben los
en la vida cotidiana, las cuales se encuen-
postulado de algunas teorías recientes
sistemas sensoriales. Ello permitiría tener
tran en estrecha relación con nuestros sis-
que consideran que la percepción en sí
constancia de los objetos perceptivos,
temas perceptivos. Así, cuando cruzamos
misma constituye un acto de inferencia,
entendiéndolos como entidades globales
una calle debemos anticipar el movimiento
cuyo propósito sería el de generar hipó-
con sentido propio.
50
MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
rales (desde milisegundos a días) y espaciales (desde el tronco del encéfalo hasta
Repetición de estímulos auditivos en contexto rítmico
la corteza cerebral), es posible objetivar esa disminución mediante diversas técni3. repetición
12. repetición
a
a
Repetición de estímulos auditivos en contexto arrítmico
cas que proporcionan medidas de actividad desde neuronas únicas hasta grandes poblaciones neuronales. Con todas sus características, la supresión por repetición aporta hasta la fecha la prueba más consistente de que el siste-
3. repetición
12. repetición
a
a
ma auditivo elabora un mapa del entorno acústico en términos probabilísticos. Dicha representación resulta crucial para la generación de modelos predictivos que permi-
Potencial de repetición (12.a repetición - 3.a repetición)
ten mantener la constancia de los objetos
Amplitud (microvoltios)
auditivos. ORIGEN EN LA CORTEZA AUDITIVA
2 Rítmico
0 Arrítmico –1 –100 0
70
170
La modulación de la respuesta
Ritmo y actividad cerebral
cerebral debida a la repetición de
Mientras que la supresión por repetición
un sonido no solo es mayor en un
siempre se ha estudiado mediante es-
contexto rítmico, sino que acontece
tímulos repetidos rítmicamente, nuestra
unos 100 milisegundos antes que
experiencia cotidiana nos informa de que
en uno arrítmico (respuesta neu-
podemos predecir mejor un estímulo si
roeléctrica cerebral, debajo).
tenemos información no solo acerca de qué estímulo es (por probabilidad) sino
500
también de cuándo ocurrirá (por ritmo).
Tiempo (milisegundos)
Un estudio reciente, llevado a cabo por
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
En el caso del sistema auditivo, la cons-
tación neuronal de dichas regularidades
tancia del objeto resulta esencial para la
se ha estudiado ampliamente mediante el
segregación de las fuentes de sonido, ya
potencial de disparidad: un aumento de la
ERP REPETITION EFFECTS AND MISMATCH
que las rápidas perturbaciones del aire pro-
actividad neuronal ante un estímulo que
NEGATIVITY GENERATION: A PREDICTIVE
ducidas por su vibración llegan a los oídos
viola una regularidad acústica. Siguiendo
CODING PERSPECTIVE. T. Baldeweg en
en forma de mezcla de ondas de presión.
el ejemplo anterior, si un vaso cayera al
Journal of Psychophysiology, vol. 21,
Imaginemos que hablamos con alguien
suelo y se rompiera, provocaría poten-
n.o 3, págs. 204-213, 2007.
en una fiesta en la que acontecen múltiples
ciales de disparidad en los asistentes a la
conversaciones paralelas. El entendimiento
fiesta, con la consecuente redirección in-
MODELING THE AUDITORY SCENE: PREDIC-
de nuestro interlocutor es posible gracias a
voluntaria de la atención hacia el evento
TIVE REGULARITY REPRESENTATIONS AND
que percibimos su voz como una entidad
novedoso.
PERCEPTUAL OBJECTS. I. Winkler, S. L.
Denham, I. Nelken en Trends in Cognitive
separada del resto. Aunque las palabras de otras conversaciones intercaladas en su
Supresión por repetición
discurso alcancen nuestros oídos, sabemos
A pesar de que el potencial de dispari-
que no le pertenecen. Ello se debe a que
dad proporciona un indicador fisiológico
las variaciones de timbre, volumen y loca-
objetivo para la evaluación de la función
«WHEN» IN THE AUDITORY SYSTEM: TEM-
lización espacial de su voz son mínimas. En
auditiva superior, no es sino una medida
PORAL PREDICTABILITY ENHANCES REPE-
otras palabras, los aspectos regulares de
indirecta de la codificación de regulari-
TITION SUPPRESSION. J. Costa Faidella,
las fuentes de sonido son claves para la
dades acústicas. Sin embargo, cuando un
T. Baldeweg, S. Grimm, C. Escera en
generación de objetos auditivos y su se-
estímulo auditivo se presenta de forma re-
Journal of Neuroscience, vol. 31, n.o 50,
gregación de otros estímulos presentes en
petida, la actividad neuronal disminuye.
págs. 18.590-18.597, 2011.
el ambiente.
Dicha supresión por repetición acontece
Así pues, para generar predicciones auditivas, el cerebro se basa en las huellas
INTERACTIONS BETWEEN «WHAT» AND
de manera proporcional a la probabilidad
EL POTENCIAL DE DISPARIDAD. C. Escera
de los estímulos auditivos.
en Mente y cerebro, n.o 47, págs. 52-53,
que dejan en la memoria los aspectos re-
Según se ha observado en diversas es-
gulares del entorno acústico. La represen-
pecies animales en varias escalas tempo-
MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
Sciences, vol. 13, págs. 532–540, 2009.
marzo de 2011.
51
nuestro grupo en colaboración con el Co-
uno arrítmico (el aumento de la amplitud
aprendizaje del lenguaje y de la música,
legio Universitario de Londres, ha puesto
del potencial se asocia, paradójicamente,
puesto que esos dos ámbitos contienen un
de manifiesto que cuanto más regular es
a una disminución de la actividad neuro-
fuerte componente rítmico.
un estímulo auditivo en términos probabi-
nal subyacente). Ello sugiere que la huella
lísticos y temporales menor es la actividad
en la memoria que deja la estimulación
cerebral que evoca.
rítmica repetida es mayor, pero también
En concreto, nuestros resultados mos-
que el ritmo permite la propagación de
traron que el potencial de repetición,
dicha huella a estadios de procesamiento
obtenido mediante la sustracción de la
más primarios en la vía auditiva.
respuesta neuroeléctrica cerebral al mis-
Las conclusiones de este estudio resultan
mo estímulo tras un número diferente
básicas para entender los mecanismos bio-
de repeticiones, aumentaba de amplitud
lógicos de la supresión por repetición. Tam-
y acontecía más tempranamente en un
bién servirían para desarrollar herramien-
contexto de repetición rítmico que con
tas para el diagnóstico de problemas en el
Carles Escera Departamento de psiquiatría y psicobiología clínica Instituto de Investigación en Cerebro, Cognición y Conducta (IR3C) Universidad de Barcelona Jordi Costa Faidella IR3C Universidad de Barcelona
ADICCIONES
ALTERACIONES NEURONALES POR ALCOHOLISMO El abuso del alcohol altera la mielina a través de procesos neuroinflamatorios CONSUELO GUERRI
E
l alcohol es un compuesto neurotóxi-
afectadas de alcoholismo demuestran
ras. De hecho, se observan procesos de
co, por lo que su abuso puede causar
que el abuso de bebidas alcohólicas pro-
desmielinización y acontecen alteraciones
alteraciones estructurales y funcionales
duce una reducción de la masa cerebral
conductuales en ciertas enfermedades
en el cerebro, llegando incluso a indu-
así como una disminución en la materia
neurodegenerativas o autoinmunitarias
cir neurodegeneración. Estudios post
blanca, fenómenos que a su vez se aso-
(esclerosis múltiple).
mórtem y de neuroimagen en personas
cian con disfunciones cognitivas y moto-
La mielina es una proteína que rodea a los axones en el sistema nervioso. Su función permite acelerar la conducción
CAMBIOS EN LA MIELINA
del impulso nervioso, lo cual resulta rele-
Las imágenes de microscopía electrónica muestran los anillos de mielina que envuelven los
vante en los procesos biológicos asociados
axones de las fibras nerviosas en la corteza cerebral de roedores. Observamos que el consumo
al desarrollo del sistema nervioso central
crónico de etanol provoca en los ratones normales (b) una desestructuración en las fibras de
(SNC) [véase «Mielina», por P. Morell y W.
mielina, mientras que en los múridos transgénicos deficientes en el receptor TLR4 (d) causa
T. Norton; MENTE Y CEREBRO n.º 46, 2011].
alguna alteración. Dichas consecuencias no se aprecian en los ejemplares de ambas cohortes
Sin embargo, se desconocen los mecanis-
que no han bebido alcohol (a y c).
mos moleculares y celulares por los que el
Mielina en ratones normales consumidores de alcohol
Mielina en ratones sin el receptor TLR4 no consumidores de alcohol
a
b
c
Mielina en ratones sin el receptor TLR4 consumidores de alcohol
d
AMBAS FIGURAS CORTESÍA DE LA AUTORA
Mielina en ratones normales no consumidores de alcohol
52
MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
Ratones normales no consumidores de alcohol
a
Ratones normales consumidores de alcohol
b
Ratones sin el receptor TLR4 no consumidores de alcohol
Ratones sin el receptor TLR4 consumidores de alcohol
c
d
DESMIELINIZACIÓN POR ETANOL E INFLAMACIÓN
ducía de forma significativa la cantidad de
La neuroimagen in vivo muestra cómo el alcohol causa desmielinización en el encéfalo de los
PLP en el cerebro. Sin embargo, el consumo
ratones. El consumo crónico de etanol causa una disminución de la proteína proteolípido (PLP,
de alcohol durante cinco meses no afectó
abundante en las vainas de mielina) en los roedores normales (b) respecto a su control (a). En
a los niveles de PLP en ratones deficientes
cambio, apenas se observan diferencias en los múridos deficientes en el receptor TLR4, sean o
en TLR4.
no consumidores de alcohol (c y d).
En resumen, los resultados sugieren que los procesos neuroinflamatorios mediados por la activación de los receptores TLR4
alcohol induce alteraciones en la mielina y
reducción en los niveles de expresión de
en células de la glía participan en la re-
desmielinización en el SNC.
proteínas y genes que participan en los
ducción de sustancia blanca así como en
procesos de mielinización en la corteza ce-
la desmielinización inducidas por el abuso
Reducción de la materia blanca
rebral, el hipocampo y el cuerpo calloso. En
de alcohol. Tales hallazgos abren nuevos
Estudios llevados a cabo en nuestro la-
cambio, tal reducción en las proteínas de la
caminos en la búsqueda de dianas tera-
boratorio de patología celular han de-
mielina no se registró en el cerebro de mú-
péuticas para paliar los efectos adversos
mostrado que el abuso de alcohol activa
ridos deficientes en el receptor TLR4, pese
del alcoholismo.
el sistema inmunitario innato en el cere-
a ingerir la misma cantidad de alcohol.
bro; en particular, los receptores de tipo
A través de la microscopía electrónica
Toll (receptor 4 o TLR4), causando daño
constatamos que el alcohol causaba im-
neuroinflamatorio. Dichos receptores son
portantes alteraciones ultraestructurales
responsables de la defensa del organismo
en las vainas de mielina en la corteza ce-
contra las infecciones. Ahora bien, una
rebral de los ratones normales, mientras
respuesta exacerbada puede causar infla-
que la carencia del receptor TLR4 protegía
mación y daño tisular. En este sentido, los
a los roedores de gran parte de esas deses-
últimos hallazgos revelan que la neuroin-
tructuraciones. Una nueva técnica de neu-
flamación asociada al consumo prolongado
roimagen para animales in vivo nos permi-
TOLL-LIKE RECEPTOR 4 PARTICIPATES IN THE
de alcohol podría participar en los procesos
tió demostrar, además, las alteraciones de
MYELIN DISRUPTIONS ASSOCIATED WITH
de desmielinización y reducción de materia
la mielina que induce el alcohol. Mediante
CHRONIC ALCOHOL ABUSE. S. Alfonso
blanca que se observan en el encéfalo de
dicha técnica y la administración de una
Loeches, M. Pascual, U. Gómez Pinedo,
personas alcohólicas.
Consuelo Guerri Centro de Investigación Príncipe Felipe Valencia
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
sonda que marcaba en los animales una de
M. Pascual Lucas, J. Renau-Piqueras
A través de ratones a los que adminis-
las proteínas más abundantes en las vainas
y C. Guerri en Glia, vol. 60, n.o 6,
tramos durante cinco meses agua con un
de mielina, la proteína proteolipídica (PLP),
págs. 948-964, 2012.
10 por ciento de etanol, observamos una
observamos que el consumo de alcohol re-
MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
53
La meditación refuerza la mente Ciencia y espiritualidad figuraban por tradición en polos opuestos. Desde hace pocos años, los científicos ahondan en los beneficios que la meditación aporta al cerebro, entre ellos, la mejora de la concentración y la atención DIETER VAITL
M
RESUMEN
Al estilo oriental
1
Meditar con regularidad influye en la
actividad neuronal.
2
La contemplación modifica, sobre todo,
las redes de la percepción y la atención, así como del control emocional.
3
Ejercicios de meditación concretos forta-
lecen, además, áreas del cerebro que transmiten empatía y compasión.
54
onjes budistas enfundados en túnicas anaranjadas ocupan las sillas de un moderno laboratorio. Sus cabezas se hallan cubiertas por unos gorros de los que surgen manojos de cables, cuyos extremos, a su vez, se conectan a caros y complejos aparatos de medición. Científicos en bata blanca se mantienen atentos. ¿Qué secreto alberga la bóveda craneal de estos individuos expertos en el arte de la meditación? La respuesta es tan sencilla como sorprendente: el cerebro de los voluntarios budistas funciona de forma distinta y presenta una construcción diferente si se compara con el encéfalo de personas que no se han ejercitado durante años en la autodisciplina corporal y el perfeccionamiento espiritual. Neurocientíficos de Europa y de Estados Unidos investigan desde hace unos pocos años los efectos neurobiológicos de una técnica cuya popularidad en las sociedades occidentales va en aumento: la meditación. Bajo el concepto de meditación se engloban ejercicios y modos de vida cultivados y perfeccionados durante siglos en el este de Asia. Dentro de esa variedad espiritual, la tradición budista aparece como la más popular, por lo que la ciencia occidental ha fijado su vista en ella. Además, gran parte de su sabiduría es fácilmente comprensible por europeos y estadounidenses. Puesto que muchos monjes budistas se interesan por las cuestiones prácticas de la vida, aceptan colaborar con los científicos. La investigación en torno a la meditación se ha concentrado hasta ahora en dos ámbitos principales, a saber, la atención y el manejo de las emociones. Así, la contemplación interior parece beneficiar a la concentración visual. Con el
fin de ahondar en este punto, los investigadores echan mano de un fenómeno descubierto en 1992 por la psicóloga Jane Raymund junto a sus colaboradores de la Universidad de Bangor, el parpadeo de la atención. En los estudios ya clásicos de Raymund, los participantes veían en una pantalla una sucesión rapidísima de letras entre las cuales, de vez en cuando, aparecían números. Por norma general, los probandos no presentaban problemas para descubrir las cifras, si bien es cierto que solo lo conseguían cuando estas no se sucedían con excesiva rapidez. Mas, si el espacio de tiempo entre la aparición de dos números no alcanzaba a durar medio segundo, la última de las dos cifras solía escaparse de la atención de los sujetos.
Ver lo que otros no ven Tras ese descubrimiento, se consideró durante largo tiempo que la incapacidad de percibir estímulos que se suceden con rapidez conformaba una constante fundamental del sistema de atención. No obstante, en 2007, la neuropsicóloga Heleen Slagter, a la sazón en la Universidad de Ámsterdam, reveló que dicho supuesto no atañe, ni mucho menos, a todos los humanos. Junto a sus entonces colaboradores de la Universidad de Wisconsin-Madison, examinó a 17 personas antes y después de que aprendieran, gracias a un curso intensivo de tres meses, la técnica de meditación Vipassana. Para ello, los voluntarios se retiraron a un centro de formación en una zona rural de Massachusetts, donde pasaban de diez a doce horas diarias realizando ejercicios de atención. Transcurrido el trimestre, se solicitó a los alumnos de meditación que volvieran al laboMENTE Y CEREBRO 55 / 2012
MODELO EN AUGE VISUM / PANOS PICTURES
Virtudes budistas, como el recogimiento y el sosiego, cuentan con numerosos seguidores, también en Occidente.
MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
55
Escuelas de la introspección Las diversas técnicas de introspección espiritual se dividen,
Con todo, la esencia de la meditación budista estriba en el
grosso modo, en dos grupos. Por un lado, la meditación
aprendizaje de la atención. Los alumnos ejercitan permanecer
basada en la concentración y que consiste en dirigir la aten-
en el aquí y ahora, y aceptar con serenidad lo que ocurre en
ción a un determinado elemento u objeto (la llama de una
su interior. Toda vivencia interna debe tener el mismo valor.
vela o la propia respiración, por ejemplo). Por otro, la me-
La práctica de la meditación consta de dos componentes
ditación de conciencia plena, la cual se centra no tanto en
principales:
el objeto de atención, sino en observar con distancia los
f la autorregulación: se trata de concentrarse en un objeto de
pensamientos y sentimientos que surgen de forma espon-
la meditación. Cuando la atención se pierde, debe dirigirse
tánea, sin valorarlos.
de nuevo a la respiración: los pensamientos, los sentimientos y las sensaciones corporales, que cambian de forma constante,
Concentración en...
deben observarse sin valorarse. De ese modo se produce la Externo
Interno
f la orientación hacia la experiencia: aceptación, sinceridad
La llama de una Estímulos
vela, una piedra,
visuales
un jarrón, una
y curiosidad hacia lo que de forma espontánea acontece en Imagen mental
Sonido uniforme,
acústicos
gong, campanilla
Estímulos viscerales
el cuerpo y la mente, pero también tolerancia frente a las emociones negativas y los absurdos lógicos. Tal actitud inte-
imagen de Buda Estímulos
sensación de hallarse absolutamente despierto y presente.
rior debe prevenir los usuales patrones de reacción inmediata. Mantra Respiración, latidos del corazón, sensaciones corporales espontáneas
Detrás de ello se encuentra la idea de que los pensamientos y los sentimientos se engloban bajo un continuo nacer y morir. La contemplación libre de prejuicios debería evitar caer en los trajines cotidianos y la emisión de juicios precipitados sobre
Procesos
Enigma indescifrable
uno mismo y sobre el mundo. Tal postura amplía la mirada
mentales
(«Koan»)
hacia todo lo que ocurre a nuestro alrededor.
ratorio. Se observó que los aleccionados probandos descubrían con mayor frecuencia el segundo estímulo dentro del medio segundo crítico que antes del aprendizaje. En cambio, el grupo de control, compuesto por personas que solo habían asistido a una hora de charla de introducción a la técnica y que habían meditado de vez en cuando en casa, no mejoró su capacidad de concentración en el mismo espacio de tiempo. Con el objeto de explicar por qué quienes habían practicado la meditación habían mejorado en su rendimiento de atención visual, Slagter y sus colaboradores midieron la actividad cerebral. Las curvas de los electroencefalogramas (EEG) manifestaron que su cerebro reaccionaba a la primera cifra que aparecía entre la serie de letras con una actividad cerebral menor. En concreto, había disminuido la intensidad de las oscilaciones de EEG medio segundo tras la aparición del número. De esta manera, los probandos disponían de nuevo y al poco tiempo de los recursos mentales necesarios para reconocer el segundo número. Es decir, aquel que había participado en el curso de meditación
56
distribuía mejor sus recursos atencionales al reaccionar con menor intensidad ante estímulos inesperados. La meditación ayuda a prevenir la disminución de la capacidad de atención que se origina con el paso de los años, como constata un trabajo conjunto del equipo de la psicóloga Sara van Leeuwen, de la Universidad Goethe, y científicos del Instituto Max Planck para la Investigación del Cerebro. En primer lugar, compararon los resultados en un test de parpadeo atencional de individuos con una media de edad de 50 años con los de un grupo de control de 24 años de media. La comparación puso de manifiesto que los probandos de mayor edad salían peor parados que los más jóvenes, pues se distraían con mayor facilidad. No obstante, los participantes con experiencia en la meditación y un promedio de edad de 49 años revelaron resultados distintos: dichos sujetos consiguieron descubrir el segundo estímulo dentro del corto tiempo establecido (medio segundo), e incluso superaron a los jóvenes no duchos en la práctica de meditar. Ello sugiere que los ejercicios de atención ayudan a prevenir MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
la, con frecuencia, lamentada falta de concentración en edades avanzadas. ¿Puede decirse, pues, que la meditación, de forma generalizada, consigue que las tareas cognitivas requieran menos recursos mentales? Así lo sugiere la investigación acerca del estado de reposo neuronal, fenómeno que se refiere a aquella actividad cerebral que transcurre de forma espontánea, en segundo plano, cuando no nos hallamos concentrados en ninguna tarea concreta y dejamos divagar nuestros pensamientos. Durante años se aceptó que, en el modo operativo por defecto, el cerebro funciona a medio gas y consume poca energía. Sin embargo, tal y como descubrió a finales de los años noventa del pasado siglo el neurólogo Marcus Raichle, de la Universidad de Washington en Saint Louis, sucede justo lo contrario: en el estado de reposo, una completa red de regiones cerebrales, entre las que se encuentran partes de la corteza cerebral prefrontal y del giro cingulado, comienzan a consumir gran cantidad de oxígeno [véase «La red neuronal por defecto», por Marcus E. Raichle; INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, mayo de 2010].
El cerebro en reposo
DESDE EDADES TEMPRANAS Los individuos que desde niños reciben una educación encaminada a convertirlos en monjes budistas (en la imagen, un grupo de novicios en Uttaradit, Tailandia) dedican a lo largo de su vida muchos miles de horas a la contemplación.
WIKIMEDIA COMMONS / TEVAPRAPAS MAKKLAY / DOMINIO PÚBLICO
Teniendo en cuenta las regiones cerebrales implicadas, los investigadores parten de la base de que en el estado de reposo pasamos revista a
vivencias del pasado, hacemos planes para el futuro o reflexionamos sobre nosotros mismos, contenidos estos típicos de los sueños diurnos. La ventaja biológica de dichos áridos ejercicios mentales parece clara: si repasamos de forma continua escenarios posibles estaremos más preparados para acontecimientos venideros. Sin embargo, justo esas cavilaciones son las que la meditación de conciencia plena pretende contrarrestar; no trata el pasado o el futuro, sino solo el aquí y ahora. ¿Es posible que la práctica de la meditación durante largo tiempo influya en el estado de reposo del cerebro? Junto a Ulrich Ott y a nuestro equipo del Instituto Bender de Neuroimagen (BION), de la Universidad de Giessen, analizamos mediante un tomógrafo de resonancia magnética el encéfalo de probandos con y sin experiencia en la meditación. Una vez dentro del tubo, solicitamos a los participantes que, en primer lugar, siguieran durante 20 minutos cualquier pensamiento espontáneo que les surgiera —lo que popularmente podríamos denominar como «soñar despiertos»—. A continuación debían desarrollar durante 20 minutos un sencillo ejercicio de atención, a saber, concentrarse solo en su respiración. Tan pronto como los probandos empezaron a practicar el ejercicio de concentración respira-
MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
57
MÁS CÉLULAS GRISES Los escáneres cerebrales revelan que meditar con frecuencia aumenta la densidad de neuronas en el hipocampo (marca amarilla arriba) así como en la corteza insular (abajo). Ambas regiones del cerebro resultan importantes para la memoria y
DE: BRITTA K. HÖLZEL ET AL. EN SCAN, VOL. 3, PÁG. 57, 2008
las reacciones emocionales.
58
toria, usual en la meditación, la actividad de la corteza cerebral prefrontal medial disminuyó en todos ellos. Esta parte de la red neuronal por defecto se considera relevante para los procesos mentales centrados en uno mismo. Así, mientras que entre los probandos de control el riego sanguíneo en dicha área se redujo solo durante unos pocos minutos —después volvió al nivel inicial—, entre los meditadores experimentados, por el contrario, la actividad de la corteza cerebral prefrontal se mantuvo reducida durante casi toda la duración del ejercicio. Los resultados dan una vuelta más a la vieja idea de que la meditación ejerce efectos tranquilizantes: al parecer, muchos años de práctica en la contemplación posibilitan la disminución de la actividad del cerebro en modo de reposo, estado que, por otro lado, requiere más trabajo neuronal en determinadas áreas del cerebro. Ahora bien, fenómenos como el parpadeo de la atención o la actividad en ciertas regiones cerebrales carecen de importancia para el día a día de los meditadores. Más interesante resulta la cuestión de cómo repercuten los «tiempos muertos» espirituales en el estado emocional. Emociones negativas, tales como el enfado, el miedo, la tristeza o la ira, pueden inducirnos a acometer acciones poco deseables desde el punto de vista social, y de las que a menudo acabamos arrepintiéndonos. Sería perfecto mantener las emociones siempre bajo control. Ese es precisamente uno de los objetivos principales de muchas técnicas de meditación. Los investigadores en psicoterapia han demostrado en los últimos años que los circuitos emocionales son extraordinariamente maleables. A través de las constantes cavilaciones puede ocurrir que miedos cotidianos y pasajeros lleguen a consolidarse y a convertirse en cargas considerables, con lo que pueden llegar a originar depresión o trastornos de ansiedad. No obstante, resulta posible el camino opuesto, es decir, la atenuación de los circuitos activos en exceso. En este punto destaca la meditación de conciencia plena, técnica que pretende manejar las sensaciones, sean corporales o emocionales, con tranquilidad de ánimo y serenidad. Relaja los pensamientos reiterativos del día a día, que acompañan con frecuencia a los estados de estrés. El psicólogo Tim Gard demostró en el Instituto BION que la manipulación relajada de las tensiones y las emociones ejerce un impacto positivo sobre el cerebro. En su estudio, un total de 34 personas, la mitad con una amplia experien-
cia en la meditación Vipassana, recibieron débiles aunque desagradables descargas eléctricas en el antebrazo mientras yacían en el tomógrafo. Unas veces los probandos tenían que limitarse a soportar el proceso, otras debían concentrarse en las sensaciones que los electrodos les causaban en la piel y, de acuerdo con los principios de la meditación de conciencia plena, debían dejar pasar con calma esos sentimientos y emociones. Tras la prueba, los participantes experimentados en ese tipo de contemplación manifestaron haber sentido menos miedo cuando meditaban que cuando no lo hacían. Del mismo modo, las descargas eléctricas les habían resultado menos desagradables. Por el contrario, en el caso de los probandos de control sin experiencia en la práctica de la meditación, el ejercicio de atención no tuvo efecto alguno en cómo se habían sentido. Esa diferencia se vio reflejada en la actividad cerebral de los sujetos. En el caso de los meditadores, se observó un aumento del consumo de oxígeno en la ínsula anterior y una disminución en la corteza prefrontal medial mientras meditaban. La ínsula es una parte de la corteza cerebral que recibe y procesa señales procedentes de todo el cuerpo. Participa en el reconocimiento de los propios estados emocionales, objetivo relevante en la meditación contemplativa. Su segunda máxima, a saber, la renuncia a cualquier valoración de las emociones experimentadas, se reflejó en la escasa actividad de la corteza cerebral prefrontal. Dicha parte del cerebro, situada detrás de la frente, interviene cuando estamos controlando nuestro comportamiento o haciendo planes para el futuro. Ahora bien, la meditación no solo debe ayudar a controlar emociones negativas, entre ellas, el miedo, el enfado o la tristeza. ¿Es pues capaz de reforzar los sentimientos positivos, en especial la compasión y la benevolencia? En la tradición budista existen ejercicios mentales concretos para alcanzar tal fin. El meditador debe orientar todos sus pensamientos hacia personas cercanas a él y por las que se preocupa (pongamos sus padres, hermanos o pareja); a continuación, colma su mente de sentimientos altruistas, como el deseo de que les vaya bien. Para averiguar si un entrenamiento prolongado de este tipo de meditación transforma las funciones cerebrales, Antoine Lutz y sus colaboradores de la Universidad de Wisconsin-Madison solicitaron a sus probandos que practicaran los ejercicios de compasión mientras se les realizaba un escáner cerebral. La mitad de los 30 voluntarios contaba con varios años de experiencia en MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
las técnicas de meditación budista. Gran parte de ellos había pasado largo tiempo en el Tíbet o en Nepal. El grupo de control estaba compuesto por estadounidenses de la misma edad y sin ninguna experiencia en este tipo de meditación. No obstante, una semana antes de llevar a cabo el escáner cerebral, se les introdujo en la técnica: hasta que no llegara el día de la experimentación debían practicar por sí solos los ejercicios en casa.
Experto en empatía Una vez tumbados en el tomógrafo y mientras meditaban, los participantes escuchaban diferentes sonidos, algunos de los cuales debían provocarles reacciones emocionales (la risa de un bebé o un gemido profundamente afligido). Tales señales acústicas estimularon sobre todo aquellas áreas que, según otros estudios, procesan los estímulos emocionales (la ínsula, la corteza cingular anterior o el área somatosensorial secundaria). Las mayores diferencias entre los meditadores experimentados y los novicios se observaron en la ínsula. Su activación resultaba tanto mayor cuanto más expertos eran los probandos en la contemplación interior y cuanto mejor habían conseguido, según afirmaban ellos mismos, llegar a un estado de compasión bondadosa. Se sabe que para ponerse en el lugar de otra persona es importante comprender sus emociones, de manera que se producen en uno mismo patrones neuronales similares al del sujeto en cuestión. En particular, la ínsula desempeña una función fundamental en el reconocimiento de los propios sentimientos y, al parecer, ello se logra con más facilidad si se cuenta con una larga experiencia en la meditación. Múltiples de esos efectos se explican gracias al fenómeno de la plasticidad neuronal: mediante un esfuerzo intenso se altera la estructura y el modo de funcionamiento de determinadas áreas del cerebro. La persona que toca con asiduidad el piano activa de forma continua las regiones cerebrales sensoras y motoras necesarias para ejecutar tal acción. Como consecuencia, en esas regiones se desarrollan conexiones entre las células nerviosas y se originan nuevos circuitos, por lo que a menudo las correspondientes áreas de la corteza cerebral aumentan de tamaño, fenómeno que se aprecia en el escáner cerebral. De igual manera que el esfuerzo físico, el entrenamiento mental modifica la estructura del cerebro. Los meditadores experimentados poseen más materia gris en el hipocampo, una parMENTE Y CEREBRO 55 / 2012
te del sistema límbico que favorece los procesos relacionados con la memoria, pero que también se halla implicada en las reacciones emocionales. En 2008, en un estudio junto a Britta Hölzel y otros compañeros del BION descubrimos que la densidad de las células nerviosas en la corteza cerebral orbitofrontal también era mayor cuanto más habían meditado las personas a lo largo de su vida. Dicha región cerebral, situada sobre las cuencas de los ojos, se torna activa cuando reprimimos reacciones que alguna vez aprendimos. A través de la psicoterapia sabemos que la corteza cerebral orbitofrontal desempeña unas funciones relevantes cuando los pacientes con ansiedad están olvidando su honda angustia. No obstante, todas las investigaciones mencionadas presentan una desventaja: no establecen ningún tipo de relación causal entre el tiempo de experiencia de meditación y la transformación de las estructuras cerebrales. Al fin y al cabo, también podría ser que las personas con esa dotación neuronal estén dispuestos a priori a someterse a un largo entrenamiento en meditación. Para saber si las diferencias en la estructura del cerebro tienen su origen en los ejercicios mentales se requieren estudios longitudinales. El primer estudio de ese tipo lo llevó a cabo Hölzel en el Hospital General de Massachusetts de la Escuela de Medicina de Harvard, en colaboración con Sara Lazar, pionera en la investigación de la meditación. Ambas investigadoras examinaron a través de tomógrafos de resonancia magnética a 26 personas antes y después de un entrenamiento de varias semanas en meditación contemplativa. Al poco, no solo disminuyó el estrés entre los meditadores, sino que también lo hizo la acumulación de las células nerviosas en la amígdala derecha. Dicha estructura cerebral pertenece a una red de neuronal relacionada con el miedo, que se activa cuando existen estímulos que provocan dicha emoción. Técnicas antiquísimas como la meditación Vipassana representan una alternativa eficaz a la más popular gimnasia mental. Es cierto que los conocimientos neurocientíficos al respecto todavía son escasos, sobre todo los referentes a estadios superiores de la práctica de la meditación. Sin embargo, el diálogo entre investigación y contemplación empieza a dar sus primeros frutos. La meditación puede transformar el cerebro y, de ese modo, hacer de nosotros personas distintas.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA INVESTIGATION OF MINDFULNESS MEDITATION PRACTITIONERS WITH VOXEL-BASED MORPHOMETRY. B. K. Hölzel
et al. en Social Cognitive and Affective Neuroscience, vol. 3, págs. 55-61, 2008. REGULATION OF THE NEURAL CIRCUITRY OF EMOTION BY COMPASSION MEDITATION: EFFECTS OF MEDITATIVE EXPERTISE. A. Lutz et al. en
PLoS One, vol. 3, n.o 3, pág. e1897, 2008. AGE EFFECTS ON ATTENTIONAL BLINK PERFORMANCE IN MEDITATION. S. van Leeuwen et
al. en Consciousness and Cognition, vol. 18, págs. 593-599, 2009. STRESS REDUCTION CORRELATES WITH STRUCTURAL CHANGES IN THE AMYGDALA.
B. K. Hölzel et al. en Social Cognitive and Affective
Dieter Vaitl es catedrático emérito de psicología clínica y ƂUKQNÏIKECFGNC7PKXGTUKFCFFG)KGUUGP[FKTGEVQTFGNCNNÉ establecido Instituto Bender de Neuroimagen (BION).
Neuroscience, vol. 5, págs. 11-17, 2010.
59
Neuromodulación contra la depresión resistente La estimulación cerebral profunda se presenta como un tratamiento para la depresión que no responde a las terapias actuales. Los electrodos actúan como un marcapasos cerebral que regula las emociones alteradas CRISTINA V. TORRES DÍAZ, JUAN A. BARCIA, JUAN J. LÓPEZ-IBOR, ANDRÉS M. LOZANO
RESUMEN
Una terapia esperanzadora
1
Los avances científicos en neuroimagen,
neuromodulación y técnica quirúrgica han propulsado la investigación de tratamientos innovadores para patologías resistentes, como la depresión.
2
La aplicación de corriente eléctrica a
una zona concreta del cerebro alivia los síntomas depresivos en pacientes refractarios a los tratamientos al uso.
3
Esa modificación física, aunque reversible,
del cerebro desempeña un efecto sobre el funcionamiento de la mente capaz de liberar del sufrimiento emocional.
60
E
l sufrimiento que produce una depresión es a veces inconmensurable. Quienes la padecen atestiguan que no puede compararse a ninguna otra experiencia: ni a los dolores de un parto ni a las algias producidas por lesiones de un plexo nervioso ni a cosa parecida. A ello se suma que el padecimiento y la discapacidad de una depresión no poseen, ni para el que la padece ni para su entorno, sentido alguno. El dolor de tibia tras una fractura, el articular de la artritis reumatoide o la migraña pueden explicarse por sus causas. En una enfermedad que se caracteriza por el sufrimiento en estado puro y sin sentido, ese tipo de explicaciones no funcionan. Aun así, no es extraño que, en su mejor voluntad, allegados y amigos insistan a la persona deprimida a que se divierta, a que recupere la vitalidad perdida. Lo único que consiguen con ello es acrecentar el sufrimiento. Desde hace decenios existen tratamientos para los trastornos depresivos, sean del tipo que sean. La farmacología es la base de la mayor par-
te de las indicaciones, pero también se cuenta con técnicas psicológicas de diversa naturaleza: unas destinadas a evitar las situaciones estresantes o a aumentar la capacidad de afrontarlas, otras biológicas, como la privación de sueño, la fototerapia o la estimulación magnética transcraneal. A través de una o con la combinación de varias de ellas, la mayoría de los pacientes se recuperan antes o después. No obstante, mecanismos neurotóxicos como los que se presentan en otras enfermedades (entre ellas, los trastornos neurodegenerativos precedidos durante tiempo por una sintomatología depresiva) impiden que la afirmación anterior se mantenga en todo su alcance. En cambio, resulta frecuente que un psiquiatra refiera pacientes que, tras años de sufrimiento, se han recuperado «como por encanto». Hace casi cien años, antes de que hubiera tratamientos eficaces, se describieron casos de personas que tras tres, cuatro o más decenios de internamiento en un hospital psiquiátrico, un buen día amanecieron MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
© ISTOCKPHOTO / SHUMPC
estables, pidieron el alta médica y fueron capaces de reanudar una vida normal. Con todo, ciertas depresiones se mantienen resistentes a los tratamientos. La tasa de remisión después de dos terapias sucesivas se halla entre el 50 y el 55 por ciento, siendo la probabilidad de remisión tras un tercer o cuarto intento de tratamiento mucho menor (menos del 25 por ciento). En tales casos puede recurrirse a la cirugía psiquiátrica. Esta posee una larga historia de hallazgos casuales y sinsabores por mala utilización, aunque también de éxitos notables. En los pocos centros sanitarios en los que se mantuvo la psicocirugía lesional durante el último cuarto del siglo XX, se obtuvieron buenos resultados y tasas bajas de efectos secundarios en el trastorno obsesivo compulsivo, la depresión y el dolor. Ahora, la estimulación cerebral profunda (ECP), una técnica reciente de neurocirugía funcional, logra mejorías en estados previamente alterados, en especial en trastornos del MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
movimiento y en la enfermedad de Parkinson. En España, el grupo de Rafael García de Sola, en el Hospital de la Princesa de Madrid, utilizó ECP como tratamiento de la agresividad en 2008. Recientemente, las indicaciones de dicha técnica se están ampliando, ya que ha demostrado ser una terapia eficaz y segura para cierto tipo de trastornos psiquiátricos y neurológicos.
ELECTRODOS CONTRA LOS SÍNTOMAS Un marcapasos similar a los que se usan para controlar las arritmias cardiacas se conecta a un electrodo situado en una parte profunda del cerebro con el objetivo de controlar los síntomas de diversas enferme-
¿Existe un lugar en el cerebro para la depresión?
dades cerebrales, entre ellas, la depresión.
En los últimos años, las técnicas de neuroimagen funcional han puesto de manifiesto alteraciones en áreas cerebrales concretas, dato que se ha considerado a la hora de aplicar técnicas de ECP. Numerosos hallazgos a través de técnicas neurofisiológicas (analizan los potenciales eléctricos generados por la actividad neuronal) o de neuroimagen (miden el flujo sanguíneo o el consumo de glucosa en distintas regiones) han apuntado hacia una disminución de actividad en áreas de los lóbulos frontales en los deprimi-
61
dos. Si bien ese decremento ya se aprecia cuando el cerebro del sujeto se halla en reposo, se manifiesta de forma más notable si el individuo se encuentra resolviendo alguna tarea que necesite de la activación de los lóbulos frontales. Ello no significa, empero, que la depresión «se localice» en los lóbulos frontales; lo que sucede es que en esta enfermedad determinadas funciones no se ejecutan de manera adecuada. (Tampoco la marcha «se localiza» en la rodilla ni en otra articulación de los miembros inferiores, si bien todas ellas son necesarias para que podamos caminar. Pero la tentación de ubicar funciones en lugares concretos del cuerpo es casi insuperable. Tras morir el gran bailarín y coreógrafo Nijinsky, el médico le extrajo los tobillos durante la autopsia para saber cuál era el secreto de su danza.) El cerebro funciona como un conjunto en el que poblaciones de neuronas activan o inhiben a otras a través de circuitos, que cada vez se conocen mejor gracias a las nuevas técnicas y la investigación. Helen Mayberg, de la Universidad de Emory, comenzó a trabajar en la identificación de estructuras cerebrales que se activan en la depresión. Mediante la tomografía de emisión por positrones (TEP, método que identifica qué zonas cerebrales consumen más glucosa en un período determinado) observó que en los pacientes depresivos que se curaban disminuía la actividad
EL ÁREA 25, UNA DE LAS CLAVES Las imágenes de tomografía por emisión de positrones muestran cómo en los individuos que se curan de la depresión disminuye el metabolismo en el área 25 de Brodmann (imágenes a la izquierda, con tonalidades azules en el área 25 que indican un metabolismo adecuado en ese área), mientras aumenta en aquellos que son sometidos a estímulos tristes (imágenes a la derecha, con tonalidades en rojo, indicando un hipermetabolismo en esa región).
Cg25
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en el área 25 de Brodmann, región del encéfalo alojada en la parte más medial, así como en la zona anterior y basal del cíngulo, estructura situada alrededor del cuerpo calloso. Como el área 25 se halla debajo de la rodilla del cuerpo calloso, recibe el nombre de corteza subgenual. Mayberg estudió asimismo a un grupo de voluntarios sanos a los que provocó sentimientos de tristeza a través del recuerdo de episodios negativos de su vida o con imágenes dramáticas. Mediante TEP observó que se producía una activación aguda del área 25 de Brodmann.
Apagar la actividad del área 25 Uno de los autores (Lozano) planteó a Mayberg la posibilidad de modular el área 25 mediante una intervención quirúrgica a fin de tratar depresiones resistentes a otros tipos de terapéutica. El equipo de Lozano disponía de una amplia experiencia en la modulación de otras regiones del cerebro para tratar enfermedades neurológicas, entre ellas, la de Parkinson o el dolor. Ya en el siglo pasado se empezó con las intervenciones quirúrgicas en pacientes psiquiátricos. Estaban basadas en los experimentos con animales, a los que se lesionaba ciertas áreas del encéfalo, tras lo que se observaba una mejoría sintomática de la agresividad. La cirugía mediante lesión de una región cerebral concreta se ha usado de forma profusa en humanos para el tratamiento de algunas enfermedades neurológicas (la de Parkinson y el temblor esencial, entre ellas). Sin embargo, el descubrimiento de que la estimulación, a unas frecuencias determinadas, conlleva el mismo efecto que las lesiones cerebrales que se provocaban antiguamente ha contribuido a que el uso de la ECP se extienda hasta el punto de sustituir a las lesiones como método terapéutico. Con una ventaja: el efecto de la estimulación profunda cerebral puede ajustarse mejor gracias al cambio de la frecuencia o la intensidad, o incluso activando electrodos diferentes dentro del sistema implantado. Ello permite un tratamiento individualizado, y por ende más eficaz. Por otro lado, ante posibles efectos adversos puede apagarse y retirarse la estimulación; es decir, las consecuencias negativas son reversibles, al contrario de lo que ocurría con el método de las lesiones.
Intervención quirúrgica Cg25
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Cg25
La operación se desarrolla con el paciente despierto bajo anestesia local de la piel (el cráneo, la duramadre en el punto de acceso, y el cerebro MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
DE: DEEP BRAIN STIMULATION FOR TREATMENT-RESISTANT DEPRESSION. H. S. MAYBERG ET AL. EN NEURON, VOL. 45, N.o 5, PÁGS. 651-660, 2005
Cambios sustanciales Tras la estimulación cerebral profunda del área 25 de Brodmann se producen
Cg25
Cg25
cambios similares a los de los pacientes que superan su depresión mediante una terapia farmacológica. En la parte superior, se muestran imágenes de tomografía de emisión de positrones que muestran sujetos con depresión. El área 25 adquiere una tonalidad roja, ya que está metabólicamente hiperactiva. Las imágenes intermedias corresponden a los mismos pacientes tras ocho semanas de estimulación. En este caso, el área 25 ha normalizado su metabolismo, y adquiere color azul. En los cortes inferiores, los mismos pacientes tras 26
Cg25 Cg25
Cg25
metabolismo subgenual.
Cg25
no experimentan dolor). Al introducir los electrodos en el área subgenual y practicar una estimulación de prueba, algunas personas indican de manera espontánea que notan un aumento de la conciencia interoceptiva, una sensación de intensa calma, quietud o liberación, así como una disipación de síntomas viscerales y una resolución del «dolor», el vacío, el terror o la pesadez mental. De 10 a 15 segundos después experimentan un crecimiento de la conciencia exteroceptiva en forma de incremento de interés, energía y atención, además de una rapidez motora y un habla espontánea. Los pacientes mencionan asimismo un mayor sentimiento de conexión y relación social, y cambios en la percepción visual (colores, claridad, brillo, detalles). Por otra parte, los sujetos mejoran su evaluación en los test de depresión (escalas de PANAS). No se observan efectos adversos, excepto cierta lentitud mental si la estimulación se lleva a cabo cerca del cuerpo calloso. Aunque esos efectos agudos resultan sugestivos, no indican cómo responderá el paciente a la estimulación crónica. Una vez llevada a cabo la intervención quirúrgica para internalizar los cables y conectar el marcapasos que estimulará el cerebro del individuo, se requieren unos días o semanas para registrar los efectos. Los sujetos que presentan una mejora afirman que el tratamiento ha supuesto un cambio drástico en su vida. Un afectado aseguró tras la intervención que era como si, de golpe, su «foco interno» hubiese dejado de consumirMENTE Y CEREBRO 55 / 2012
semanas de neuromodulación, con mejoría persistente de los síntomas y del
le y empezase a darse cuenta de que existen multitud de cosas alrededor para hacer. Otro de los afectados tratados narró una sensación similar: «Cuando te encuentras deprimido el foco está dentro. Si alguien te dice que no eres el único en sentirse así, no te importa. Con el estimulador no siento esa mirada hacia dentro; se ha desplazado, de modo que ya no estoy tan enfocado en mí mismo». Según el testimonio de otra persona: «Es como si hubiese estado encerrado en una habitación con diez niños llorando. Ruido constante, sin descanso, sin salida. De repente, los niños sencillamente han abandonado el edificio». La mejoría no solo es subjetiva, también se documenta objetivamente mediante una evaluación psiquiátrica completa: pruebas que miden la depresión (test de Hamilton o inventario de Beck) y una medición de la calidad de vida.
¿Qué más sabemos del área afectada? En 2010, Clement Hamani, profesor de neurocirugía de la Universidad de Toronto, implantó electrodos en diversos puntos de la corteza cingulada en ratas transgénicas que presentaban una depresión que se puede tratar con los fármacos antidepresivos (imipramina). La estimulación de la zona correspondiente al área 25 de Brodmann produjo una mejoría clara en el comportamiento motor y en la supervivencia de los múridos, tal como demostró la respuesta de los roedores en el laberinto de agua de Morris (prueba en la que las ratas deben nadar hasta una plataforma sumergida donde pueden descansar, de modo que evitan ahogarse). Pese a que, por lo general, la depresión se asocia con la tristeza, otros síntomas y signos di-
La depresión es la patología psiquiátrica más frecuente en la actualidad y uno de los primeros trastornos psiquiátricos descritos en la antigüedad. Su prevalencia en todos los grupos de edad alcanza alrededor del 9,5 por ciento
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De la melancolía a la depresión El término depresión fue acuñado por
planteaban muchos siglos atrás. En la
nas de padecer depresión ante situacio-
el británico Richard Blackmore en el si-
Grecia Antigua se teorizaba acerca de
nes estresantes.
glo XVII a partir de las raíces latinas de
que ciertos patrones de comportamien-
El desarrollo de la neurogenética,
y premere («empujar» u «oprimir hacia
to, ya fueran congénitos o aprendidos,
la neuroimagen y otros campos de la
abajo») con el fin de describir la actitud
pudieran resultar importantes para el
neurociencia sostiene que la depresión
y el estado de ánimo de los pacientes.
desarrollo de la depresión. El predomi-
está causada por factores externos
Tratados antiguos, obras de arte y es-
nio de la bilis negra determinaría un
que actúan sobre una predisposición
critos anteriores se refieren a ella como
temperamento en el individuo, que
innata biológica. Individuos con un
melancolía, término usado por vez pri-
era su manera de comportarse y reac-
determinado tipo de transportador de
mera por Hipócrates, a quien se consi-
serotonina (uno de los principales neu-
dera pionero en describir clínicamente
rotransmisores que regulan el estado de
la depresión. La palabra melancolía po-
ánimo) presentan mayor probabilidad
see su origen en las raíces griegas «me-
de experimentar depresión ante aconte-
lan» y «colo», que significan bilis negra.
cimientos estresantes que aquellos con
En la cultura griega, el cuerpo humano
las demás variantes. Asimismo, existe
estaba compuesto de cuatro tipos de
una predisposición familiar: aquellas
humores o bilis: amarilla, roja, blanca
personas con un pariente de primer
y negra. Las enfermedades derivaban
grado con trastorno depresivo mayor
de un desequilibrio en los humores, y
poseen un riesgo de padecerlo entre
la depresión se suponía causada por un
1,5 y 3 veces más elevado que la pobla-
exceso de la bilis negra.
ción general.
Desde entonces hasta el nacimiento
También los factores sociales y de
de la psiquiatría científica, en pleno
estilo de vida parecen desempeñar un
siglo XIX , el origen de la depresión se
papel importante. En estudios epide-
ha atribuido a diversas causas, muchas
miológicos se ha observado un aumento
de índole mágico, religioso o filosófi-
del riesgo relativo de padecer depresión
co; su tratamiento consistía principal-
en sucesivas generaciones del 1,9, por
mente en terapias de carácter empírico
lo que el estilo de vida actual parece
como juegos, viajes, entretenimientos,
incrementar la prevalencia del trastorno de marras.
paseos, etcétera. La psicoterapia se suRichard Blackmore (1654-1729)
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Es posible que la depresión constituya un programa seleccionado de forma
donde se aconseja a los pacientes hablar con personas que les muestren lo
cionar ante los distintos estímulos. Por
evolutiva por el cerebro, por medio del
infundado de sus preocupaciones. El
tanto, aquellos sujetos caracterizados
cual, cuando un individuo ha sufrido
abordaje farmacológico fue evolucio-
por un temperamento poco reactivo,
una pérdida o un fracaso importante
nando desde técnicas como la sangría
pasivo y sensible tendrían una especial
interpreta que debe reducir su activi-
o las purgas estomacales, hasta el de-
predisposición a la depresión. En la ac-
dad para recuperarse, o al menos evitar
sarrollo de la farmacología psiquiátrica
tualidad, de forma similar, se investiga
seguir arriesgándose.
moderna. Gracias a ella, las enferme-
acerca de los factores genéticos, am-
Sin embargo, en la sociedad actual,
dades mentales empezaron a ser tra-
bientales y educativos que originan la
ese estado de «hibernación» frente a
tadas como el resto de las patologías
depresión. Existen estudios que sugie-
posibles amenazas externas tiene menos
orgánicas.
ren que los eventos estresantes pueden
sentido, ya que no existen las amenazas
Pese a que la llegada de la psiquia-
modular la respuesta a los estímulos
físicas vitales que experimentaban nues-
tría moderna mejoró de forma consi-
ya desde el desarrollo fetal y crear pa-
tros antepasados: la sociedad protege a
derable el pronóstico de los pacientes
trones de comportamiento que hacen
los individuos más débiles, con lo que
con depresión, las cuestiones acerca de
al individuo más propenso a padecer
ese estado de disminución de actividad
su etiología todavía permanecen en es-
este trastorno. Asimismo, se avanza en
puede conducir a otros trastornos. Por
tudio y las teorías giran alrededor de
la búsqueda de los genes que pudieran
ejemplo, se ha comprobado que los de-
factores causales similares a los que se
hacer más susceptibles a ciertas perso-
primidos cicatrizan peor las heridas.
MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
WIKIMEDIA COMMONS / DOMINIO PÚBLICO
giere ya en textos médicos medievales,
versos aparecen en dicha patología: anhedonia (falta de capacidad para disfrutar de las actividades placenteras), trastornos de la ingesta y del sueño (insomnio o hipersomnia), alteraciones psicomotoras, fatiga, falta de concentración e ideas recurrentes de culpa y suicidio. ¿Cómo, entonces, puede la estimulación cerebral de un único punto ejercer un efecto que actúa sobre un conjunto tan variado de síntomas? El área 25 posee conexiones con el hipotálamo (región que controla el sueño y el apetito, y regula los niveles de cortisol), la amígdala (núcleo que controla las respuestas de estrés, la reactividad emocional y la regulación del ritmo circadiano) y la sustancia gris periacueductal del tronco encefálico (que libera serotonina, noradrenalina y opiáceos endógenos). También mantiene conexiones recíprocas con el sistema mesolímbico y mesocortical. Estos últimos consisten en circuitos que van desde la corteza al núcleo estriado, de aquí al pálido, desde el pálido al tálamo, y desde este de vuelta a la corteza. Se trata de circuitos de suma importancia para el inicio de los movimientos y el control motor; su parte más dorsal y posterior está implicada en trastornos del movimiento (como el parkinsonismo). En cambio, la parte más ventral y ante-
EL ÁREA 25 Localización del área 25 de Brodmann (rojo), en la circunvolución cingulada, por debajo de la rodilla del cuerpo calloso (subgenual).
Las compuertas del sistema límbico El anatomista Paul Broca (1824-1880) denominó a la circunvolución del cíngulo y al parahipocampo «grand lobe limbique» ue» rpo (gran lóbulo límbico), por el hecho de que rodea al cuerpo
FRONTAL
POSTERIOR
calloso. Los neurocientíficos Paul MacLean y James Papez pez aumentaron sus componentes y definieron sus conexiones, es-
Corteza cerebral
tableciéndolo como el sustrato de las emociones. El circuito de pos Papez viaja desde el hipocampo hasta los tubérculos o cuerpos mamilares a través del fórnix, y de aquí al tálamo (núcleo anteterior), desde donde se proyecta a la circunvolución cingulada, a, y
Circunvolución cingulada
desde aquí, por el fascículo del cíngulo, vuelve al hipocampo. po.
Cuerpo calloso
el tronco cerebral y la corteza frontal. El neurocientífico Walle alle
Fórnix
J. H. Nauta describió un área límbica en el mesencéfalo, que envía dopamina a la corteza frontal y al estriado. Por su pare la te, el neurólogo Lennart Heimer refirió las conexiones de amígdala con una estructura que Broca denominó «sustancia ncia innominada» y que contiene el estriado ventral, o núcleo acma cumbens. Todas estas estructuras funcionan como un sistema
Nucleus accumbens Hipotálamo Cuerpo mamilar Amígdala Hipocampo Circunvolución parahipocampal
Tálamo Fascículo del cíngulo
GEHIRN & GEIST / MEGANIM
Estas estructuras se conectan con la amígdala, el hipotálamo, mo,
nes de compuertas para regular la importancia de las emociones ulo frente al control intelectual de la corteza frontal. En el cíngulo anterior (donde se encuentra el área 25) se hacen conscientes tes las emociones.
MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
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Aspectos técnicos de la intervención La estimulación cerebral profunda (ECP) supuso un gran avance quirúrgico, llegándose a convertir en un tratamiento eficaz y seguro de ciertos trastornos neurológicos. Al contrario que los procedimientos con lesión, se trata de una técnica reversible y ajustable según las necesidades sintomáticas. La cirugía consta de dos partes: en la primera se implantan los electrodos cerebrales; en la segunda, se inserta una batería que genera la corriente en la región subclavicular o abdominal del paciente. Los electrodos se colocan en la diana cerebral a través de trépanos craneales (agujeros en el cráneo), los cuales se ejecutan tras realizar un cálculo preciso de las coordenadas con un navegador quirúrgico. Otro paso que precisa la localización del área idónea es un registro que analiza las características neuronales de las regiones por las que se va introduciendo el electrodo, hasta dar con aquellas que coinciden con las características de las células nerviosas del área diana. Los electrodos contienen cuatro o cinco contactos que abarcan una distancia de 7,5 a 10,5 milímetros de tejido cerebral, habitualmente mayor que la de la diana que se pretende estimular. A continuación, se introduce un cable por vía subcutánea en la región WIKIMEDIA COMMONS / CC BY-SA 3.0
cervical, y se conectan los electrodos a la batería en la región pectoral. Cuando el sistema ya se halla implantado, se llevan a cabo pruebas con el fin de encontrar los parámetros adecuados de estimulación que producen un efecto óptimo en el paciente, es decir, la cantidad, la amplitud de pulso y la frecuencia adecuada. El balance entre el menor número de efectos adversos y la mejor respuesta terapéutica determina finalmente los parámetros de la electroestimulación. Las complicaciones de la ECP relacionadas con el propio procedimiento
IMPLANTACIÓN DE LOS ELECTRODOS
son sobre todo hemorragia cerebral,
Bajo anestesia local y control radiológico de la colo-
infecciones y crisis epiléptica en por-
cación de los electrodos, la cirugía comienza con la
centajes de entre el 1 y 4 por ciento.
implantación de un arco metálico, sobre el que se
En su mayoría estos problemas tienen
calculan las coordenadas en las que se localizarán
una leve repercusión neurológica y, de
los electrodos. La imagen superior muestra el siste-
modo muy excepcional, son causa de
ma durante la operación; a la izquierda, una radio-
mortalidad.
grafía de cráneo de los electrodos implantados.
rior se relaciona con la capacidad de iniciativa y planificación, por lo que su lesión produce falta de motivación e iniciativa, y anhedonia. La parte ventral del estriado (núcleo accumbens) también se halla involucrada en dichas habilidades. Suzanne Haber, de la Universidad de Rochester en Nueva York, ha estudiado en monos las conexiones de la corteza cerebral con el estriado y otras estructuras. También ha mostrado que en los humanos existe una comunicación muy intensa entre la corteza cerebral frontal y la cingulada anterior y el núcleo accumbens. Para ello, Haber se sirvió de técnicas de tracto-
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grafía por resonancia magnética, que consisten en la representación de las conexiones de la sustancia blanca en vivo a partir de la dirección en la que se mueven los átomos de hidrógeno. (La mayoría de los átomos de hidrógeno sigue la dirección de los axones, por lo que la técnica no es invasiva.) Empleando la misma técnica, el grupo de la Universidad de Toronto, junto con Heide Johanssen-Berg y Tim Behrens, ambos de la Universidad de Oxford, confirmó que esas conexiones se daban en diversos pacientes. Sus imágenes pueden revelar si existen variaciones en las conexiones de distintos individuos, lo MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
que explicaría por qué unos pacientes responden mejor que otros a la estimulación.
Estimulación en áreas cerebrales determinadas Los ensayos preliminares con estimulación cerebral profunda para la depresión se han basado en la implantación de electrodos en las áreas mencionadas con un metabolismo anómalo. Aunque no existe un consenso claro de las dianas óptimas de estimulación, estudios de imagen sugieren la selección de la corteza cingulada subgenual, el brazo anterior de la cápsula interna y el núcleo accumbens. La experiencia más amplia de ECP para el tratamiento de depresión resistente se ha desarrollado en un grupo de 20 pacientes en Toronto. Dos de los autores (Lozano y Torres), junto con otros colaboradores, seleccionaron a sujetos entre los 30 y 75 años afectados de depresión severa y con una enfermedad crónica o un trastorno recurrente (más de cuatro episodios), que no respondieron al menos a cuatro tratamientos de categorías distintas. También tuvieron en cuenta que los probandos no presentaran contraindicaciones para la prueba. Se excluyeron pacientes embarazadas, con ideas de suicidio o dependencia de sustancias. La región cerebral elegida para la investigación fue el área subgenual de forma bilateral. Al estimular brevemente el cerebro de los voluntarios, se observaron ciertos efectos agudos: sensación de calma, mejoría en el humor y mayor motivación. Dos probandos manifestaron cierta lentitud en los razonamientos al aumentar la estimulación, fenómeno que remitió al disminuir la corriente. Tras una semana de estimulación, el 40 % de los pacientes había mejorado en más del 50 %; incluso un voluntario superó la enfermedad. A los 12 meses, el 55 % de ellos había experimentado un 50 % de mejoría y el 35 % se hallaba en remisión completa. La mejoría máxima de la depresión se produjo a los tres meses de la cirugía. Sin embargo, la mejora de problemas como la ansiedad, los trastornos del sueño y los síntomas somáticos se registró después de períodos de tiempo más largos. Respecto a los efectos adversos, cinco probandos presentaron infecciones de la herida quirúrgica (cuatro de ellos precisaron cirugía, mientras que un caso se resolvió con antibióticos). Por otra parte, un probando manifestó una crisis epiléptica; otros cuatro mostraron síntomas menores (dolor de cabeza o respuestas emocionales inesperadas). Tales resultados se han replicado en centros sanitarios de todo el MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
mundo, entre ellos, el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo de Barcelona, con la intervención del grupo dirigido por el neurocirujano Joan Molet.
¿Terapia del futuro? La estimulación de otros núcleos del cerebro ha revelado hallazgos semejantes. El grupo de Volker Sturm, de la Universidad de Colonia, ha desarrollado implantes de electrodos en el núcleo accumbens de forma bilateral. Tras conectar la estimulación en los sujetos, se produjo un aumento importante en su motivación. Después de una semana de estimulación, las puntuaciones relacionadas con la gravedad de la depresión habían disminuido. Con el fin de confirmar que la estimulación era la causante de tales mejorías, los investigadores desconectaron el tratamiento. Esta vez, después de una semana sin ser estimulados, los sujetos volvieron a una puntuación similar a la del inicio del tratamiento, es decir, peor. En ningún caso se registraron efectos adversos: ambos grupos de probandos manifestaron una normalización del metabolismo cerebral, como se comprobó mediante neuroimágenes de TEP. Dos de los autores (López-Ibor y Barcia) han replicado dichos resultados. Por otro lado, varias investigaciones con pacientes aislados han revelado que la estimulación de otras dianas ha beneficiado al afectado. Entre tanto, se están investigando el brazo anterior de la cápsula interna (la habénula) y el área tegmental ventral: por su implicación en la modulación de neurotransmisores relacionados con la depresión, pueden suponerse dianas efectivas. No obstante, el escaso número de pacientes disponibles dificulta, por el momento, conocer con precisión su eficacia. En resumen, la aplicación de la estimulación cerebral profunda en estudios preliminares ha dado resultados muy esperanzadores. Se precisa de más experiencia para evaluar el papel futuro de una terapia que puede abrir el camino para curar, además de la depresión, otros trastornos psiquiátricos y neurológicos.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA SITUACIÓN ACTUAL DE LA PSICOCIRUGÍA EN ESPAÑA. J. A.
Barcia et al. en Neurocirugía, vol. 18, n.o 4, págs. 301-311, 2007. UNILATERAL DEEP BRAIN STIMULATION OF THE NUCLEUS ACCUMBENS IN PATIENTS WITH TREATMENT-RESISTANT OBSESSIVE-COMPULSIVE DISORDER: OUTCOMES AFTER ONE YEAR.
W. Huff et al. en Clinical Neurology and Neurosurgery, vol. 112, n.o 2, págs. 137-143, febrero de 2010. ANTIDEPRESSANT-LIKE EFFECTS OF MEDIAL PREFRONTAL CORTEX DEEP BRAIN STIMULATION IN RATS. C. Hamani et al. en
Biological Psychiatry, vol. 67,
Cristina V. Torres es neurocirujana en la Unidad de neuromodulación del Hospital de la Princesa de Madrid. Juan A. Barcia es jefe del servicio de neurocirugía del Hospital Clínico San Carlos y catedrático de neurocirugía de la Universidad Complutense de Madrid. Juan J. LópezIbor es director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Clínico San Carlos, y catedrático de psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid. Andrés M. Lozano es director del departamento de neurocirugía y catedrático de neurocirugía en la Universidad de Toronto.
n.o 2, págs. 117-124, 2010. DEEP BRAIN STIMULATION FOR TREATMENT-RESISTANT DEPRESSION: FOLLOW-UP AFTER 3 TO 6 YEARS. S. H. Kennedy
et al. en American Journal of Psychiatry, 1 de febrero de 2011.
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Las raíces de la esquizofrenia ¿Qué variantes génicas y ambientales predisponen a padecer psicosis esquizofrénicas? ¿Cómo afecta la enfermedad al cerebro? THOMAS NICKL-JOCKSCHAT
RESUMEN
Genes y ambiente
1
En pacientes con esquizofrenia aparecen
mutaciones de ciertos genes con mayor frecuencia que en personas sanas. Sin embargo, todavía no está claro si estas alteraciones provocan psicosis y, en tal caso, cómo lo hacen.
2
El cerebro de los afectados muestra una
disminución del volumen, en especial de los lóbulos frontales y temporales.
3
El trastorno surge por la interacción entre
predisposición genética y factores ambientales. Solo cuando concurren ambos se llega a la enfermedad.
68
L
a palabra esquizofrenia despierta asociaciones que inducen a error. Del griego schizein (escindir) y phren (mente), el nombre sugiere una personalidad dividida. Sin embargo, la esquizofrenia no tiene nada que ver con una suerte de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Cuando el psiquiatra suizo Eugen Bleuler (1857-1939) acuñó el término a comienzos del siglo XX , tenía en mente más bien la ruptura del pensamiento, de los sentimientos y de la voluntad de las personas afectadas. Las psicosis esquizofrénicas se refieren a todo un grupo de trastornos neuropsiquiátricos con síntomas en parte bastante dispares. La mayoría de las veces, los psiquiatras clasifican los cuadros clínicos, que varían de manera considerable de caso a caso, en síntomas positivos y síntomas negativos. Entre los primeros se encuentran alucinaciones, delirios y un yo experiencial trastornado, por el que los afectados ya no pueden trazar de forma clara la frontera entre el sí mismo y el ambiente. Esas manifestaciones de la psicopatología a menudo aparecen de forma abrupta y pueden ser refrenadas
mediante medicamentos. En cambio, los síntomas negativos duraderos (carencia de impulso, falta de capacidad de concentración, trastornos del sueño y pobreza afectiva), que afectan con frecuencia a los pacientes, resultan de difícil tratamiento. Las causas y mecanismos de la enfermedad, hoy por hoy aún incurable, son un enigma. Solo quienes comprenden cómo aparece la esquizofrenia y qué ocurre en el cerebro pueden ayudar a los pacientes. Para atajar el mal de raíz, los médicos intentan averiguar, entre otras incógnitas, qué variantes génicas contribuyen al trastorno y qué cambios fisiológicos se producen en el encéfalo de los afectados. El origen genético de la enfermedad se manifiesta, al menos en parte, ya en el árbol genealógico: cuanto más cercano es el parentesco con una persona que padece de esquizofrenia, mayor es el riesgo de presentar el trastorno. Ello se observa de manera clara en los gemelos univitelinos: si uno de los hermanos con idénticos genes padece esquizofrenia, el otro presenta un riesgo de entre el 45 y el 75 por ciento de enferMENTE Y CEREBRO 55 / 2012
© FOTOLIA / ARCADIUSZ JANKOWSKI
mar también. En gemelos bivitelinos, es decir, con un grado de identidad genética no mayor que en el caso de dos hermanos nacidos de gestaciones separadas, existe una probabilidad de entre un 4 y un 15 por ciento.
Herencia fatal o ambiente desfavorable Por consiguiente, los factores genéticos desempeñan una función en el origen de la esquizofrenia, mas no deciden por sí solos su aparición. De lo contrario, los gemelos con idénticos genes presentarían la misma probabilidad de padecer el trastorno. Junto a la herencia biológica se mezclan influencias ambientales. Dado que los gemelos univitelinos no abundan y que solo entre un uno y un dos por ciento de ellos padecen un episodio psicótico, la mayoría de los estudios basados en dichos probandos descansan en muestras muy reducidas. La cuantificación de los componentes genéticos resulta, por tanto, difícil. Ante tal panorama, los científicos recurren a metanálisis (informes que reúnen resultados de varios estudios). En 2003, Patrick Sullivan, de la Universidad de CaMENTE Y CEREBRO 55 / 2012
rolina del Norte en Chapel Hill, junto con sus colaboradores, analizó un total de 12 estudios de gemelos. En ellos, la genética se mostró como la dimensión más importante: suponía hasta el 80 por ciento del riesgo de esta enfermedad mental. Otros científicos han llegado a valores parecidos, con una estimación de la influencia de los factores ambientales de entre un 20 y un 50 por ciento. ¿Cuáles son los genes decisivos? Las primeras pistas las ofrecieron las mutaciones cromosómicas agrupadas en sujetos con esquizofrenia. En 2002, Hreinn Stefansson, de la empresa deCode Genetics en Reykjavik, y sus colaboradores encontraron en el octavo cromosoma un factor hereditario que parece desempeñar una función en este trastorno: el gen neurregulina-1 (NRG1). Dicho gen ejerce numerosas tareas en el sistema nervioso central: interviene en la migración de neuronas durante la maduración embrionaria de la neocorteza, se ocupa de que las células del cerebro se revistan de mielina (proceso que acelera la conducción excitatoria entre las neuronas) y favorece el desarrollo de las células de la
PÉRDIDA DE LA REALIDAD A menudo las personas con esquizofrenia padecen alucinaciones y delirios de persecución.
69
glía. Las mutaciones del gen en cuestión parecen alterar el desarrollo neuronal en el embrión, lo que podría contribuir después a la aparición de la esquizofrenia. El metaestudio llevado a cabo en 2006 por Lin He, de la Universidad China de Shanghái, confirma la influencia de NRG1 en la génesis de la esquizofrenia. En 1990, David St. Clair, de la Universidad de Edimburgo, descubrió junto con sus colaboradores un intercambio de ciertos fragmentos entre los cromosomas 1 y 11 en pacientes esquizofrénicos. Ello condujo a la identificación de dos genes de riesgo: DISC1 y DISC2 (del inglés Disrupted In Schizophrenia). DISC2 parece influir en la lectura de DISC1, cuya función biológica continúa siendo un misterio. Por su parte, Joseph Callicot, del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, supone que una mutación del gen DISC1 afecta a la maduración de las células nerviosas del hipocampo, un centro de relevo de información del cerebro. De hecho, según muestra el escáner cerebral, los pacientes portadores del aminoáci-
Criterios diagnósticos de las psicosis esquizofrénicas Para diagnosticar una esquizofrenia deben aparecer al menos dos de los siguientes síntomas durante un período de tiempo largo: 1. Delirios: falsas convicciones apoyadas en una interpretación errónea de la realidad (por ejemplo, delirio de persecución). 2. Alucinaciones frecuentes de naturaleza acústica, también óptica, olfatoria, gustativa o táctil.
do serina en una cierta posición de la proteína DISC1 presentan una reducción en el volumen de la sustancia gris del hipocampo. Entre los factores hereditarios más investigados en relación con la esquizofrenia se encuentra el gen situado en el cromosoma 22 para la proteína catecol-oxi-metiltransferasa (COMT). La enzima degrada el neurotransmisor dopamina en la hendidura sináptica y una alteración en el metabolismo de la dopamina en el cerebro constituye un factor de riesgo para la esquizofrenia [véase «Entre el delirio y la realidad», por F. X. Vollenweider, M. F. I. Vollenweider y Katja Ludewig; MENTE Y CEREBRO n.o 4, 2003]. Al parecer, el cambio del aminoácido metionina por valina en la posición 158 incrementa la actividad de la enzima. Los portadores de tal mutación manifiestan una acción reducida de la dopamina, lo que conlleva un perjuicio en la memoria de trabajo, como comprobó Michael Egan, del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, en 2001. Su equipo encontró en pacientes con esquizofrenia un porcentaje ligeramente superior de la versión de la enzima con valina. Otros grupos de investigación, entre ellos el de Xiangning Chen, de la Universidad Commonwealth de Virginia, lo confirmaron. No obstante, el laboratorio de Lin He no encontró en 2005 correlación alguna entre la esquizofrenia y las variaciones génicas de la COMT. Bien podría ser que la mutación no desencadenase la enfermedad, pero que su evolución se viera agravada por la limitación en las capacidades cognitivas. Junto a la genética, los factores ambientales desempeñan una importante función en el trastorno, como ya hemos indicado al principio. Los científicos diferencian dichos factores en dos grupos. Para empezar, hay que nombrar las influencias que despliegan un efecto dañino tempranamente en el cerebro en desarrollo. Entre ellas se encuentran los traumatismos o la falta de oxígeno durante el nacimiento. Asimismo, las enfermedades infecciosas de la madre, sobre todo en el último tercio del embarazo, favorecen la aparición de las psicosis esquizofrénicas años más tarde.
© FOTOLIA / MIKAEL L’ACHIVER
3. Habla desorganizada, soliloquios o lenguaje incoherente, confuso. 4. Desorganización del comportamiento, disminución de la higiene o ca-
Seres unicelulares peligrosos
tatonia (rigidez motora manifiesta en flexibilidad cérea de los miembros).
Incluso se sospecha que parásitos como el Toxoplasma gondii provocan esquizofrenia en los descendientes. El patógeno toxoplasma se difunde a través de los excrementos de gato. Por lo general afecta a los ratones, los cuales, de manera «mágica» se sienten atraídos por sus
5. Síntomas negativos: apatía, empobrecimiento del lenguaje o abulia. Los síntomas deben persistir al menos durante seis meses y mermar la vida social o el rendimiento laboral del sujeto. Deben descartarse otras causas de la sintomatología (consumo de drogas, entre otras).
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GEHIRN & GEIST / MEGANIM
Sección transparente del cerebro
VOLUMEN REDUCIDO Ciertas regiones del cerebro, entre ellas, la corteza prefrontal, la amígdala, el hipocampo y el giro temporal superior, muestran una disminución del volumen en las personas con esquizofrenia en comparación con sujetos sanos.
Corteza prefrontal
Vista exterior
Amígdala Giro temporal superior
depredadores. El parásito ataca probablemente al metabolismo de la dopamina de su anfitrión: en la sangre de pacientes con esquizofrenia se encuentran llamativas cantidades de anticuerpos de toxoplasmosis, dato que apunta a una infección durante la gestación. Es probable que no sea el propio germen patógeno el responsable de los daños en el embrión, sino el rechazo inmunitario del organismo materno. En este sentido, existen pistas de que las variantes génicas del complejo mayor de histocompatibilidad, un componente central del sistema inmunitario específico, desempeñan una función también en las personas con esquizofrenia. El segundo grupo de influencias dañinas despliega su efecto solo durante la pubertad o la edad adulta. Junto al consumo de cannabis, podría afectar de forma desfavorable el estrés psicosocial. Las hormonas sexuales femeninas podrían, sin embargo, proteger de la esquizofrenia en un cierto grado. Ello explicaría por qué la incidencia de la psicopatología es más tardía en las mujeres que en los hombres. ¿Qué ocurre en el cerebro de los pacientes esquizofrénicos? Junto al psiquiatra Emil Kraepelin (1856-1926), hacia finales del siglo XIX se ocuparon de dicha pregunta su discípulo Franz Nissl (1860-1919) y Alois Alzheimer (1864-1915). MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
Hipocampo
Sin embargo, debido a sus limitadas posibilidades técnicas, apenas alcanzaron conocimientos que pudieran indicar el camino a seguir. Solo el empleo de modernos procedimientos de neuroimagen, sobre todo de la tomografía por resonancia magnética (TRM), permitió obtener desde mediados de los años ochenta del pasado siglo conocimientos de los cambios neuroanatómicos que acompañan a esta psicopatología. Entre tanto, existen numerosos estudios que han obtenido diversos resultados en esa línea. Martha Shenton y sus colaboradores, del laboratorio de Neuroimagen y Psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard, publicaron en 2001 un amplio trabajo sumario que contemplaba 193 estudios mediante TRM llevados a cabo entre los años 1988 y 2000. Uno de los hallazgos más recurrentes en pacientes con esquizofrenia señalaba un incremento en el volumen de los ventrículos laterales. Esas cavidades llenas de líquido se sitúan en medio de los fascículos del encéfalo que conectan entre sí las estructuras cerebrales. Es de suponer que esas conexiones se alteran en los afectados de esquizofrenia al hacer disminuir el diámetro de los haces de nervios. En otras estructuras cerebrales, las mediciones de TRM arrojaron, por el contrario, una disminución del volumen. Ese fue el caso, so-
Cambios cerebrales por la medicación Ciertos psicofármacos pueden inducir cambios en la estructura cerebral. Ello es así, sobre todo, en el caso de antiguos principios activos, los antipsicóticos típicos. Después de tomarlos durante varias semanas, el sujeto presenta un aumento del volumen de los ganglios basales, así como una disminución de otras regiones del cerebro. Los nuevos antipsicóticos provocan tales variaciones a lo sumo en pequeña medida. («Effects of antipsychotics on brain structure», por H. Scherk y P. Falkai en Current Opinion in Psychiatry, vol. 19, n.o 2, págs. 145-150, 2006)
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EL INTRUSO El parásito unicelular Toxoplasma gondii, sospechoso de desencadenar la esquizofrenia, se encuentra en las células de los ratones. Cuando los roedores son devorados por un gato, el CORTESÍA DE MANUELA BREINICH, DPTO. DE INFECTOLOGÍA, PARASITOLOGÍA, CLÍNICA UNIVERSITARIA HEIDELBERG
parásito prolifera en su intestino, liberándose a través de los excrementos.
Trastorno sin fronteras Las esquizofrenias afectan a nivel mundial; hasta el momento no se conoce ninguna cultura o grupo de población inmune al trastorno neuropsiquiátrico. La probabilidad de que una persona padezca de esquizofrenia a lo largo de su vida se estima entre un uno y un dos por ciento.
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bre todo, de regiones de los lóbulos frontales y temporales: la corteza prefrontal, la amígdala, el hipocampo o el giro temporal superior, áreas relevantes para los sentimientos y el pensamiento. Sin embargo, se apreciaron notables diferencias entre pacientes, por lo que un diagnóstico de los trastornos esquizofrénicos mediante pruebas neuroanatómicas sigue siendo, hoy por hoy, imposible. Con todo, cabe señalar que, en cualquier caso, los cambios en el cerebro (aunque sean en pequeña proporción) aparecen en parientes sanos de primer grado de personas con esquizofrenia, según puso de manifiesto en 2007 un metanálisis dirigido por Heleen Boss, de la Universidad de Utrecht. También en los grupos de alto riesgo (con al menos dos parientes que padecen esquizofrenia, cifra que supone un diez por ciento de riesgo) aparecen estructuras, ya en los lóbulos temporales ya en los frontales, con un volumen disminuido, según averiguaron Stephen Lawrie, de la Universidad de Edimburgo, y sus colaboradores en 2001. Todo ello apunta a una alta influencia genética en dichas peculiaridades encefálicas.
Pero las anomalías cerebrales no son estáticas, sino que cambian a lo largo del tiempo. Investigadores del grupo de Neeltje van Haren, de la Universidad de Utrecht, demostraron en 2008 que la sustancia gris de los lóbulos frontales y temporales mermaba con el progresivo desarrollo del trastorno. La magnitud de la disminución mostraba correlación con el grado de deterioro crónico de los pacientes, así como con la frecuencia y la severidad de los brotes psicóticos agudos. Queda por aclarar si los mecanismos de la enfermedad conducen durante la psicosis al decremento del volumen o si, por el contrario, la psicosis se produce por los cambios cerebrales. A partir de esos datos, los médicos intentan establecer un modelo general de la génesis de las psicosis esquizofrénicas. A los modelos representacionales más antiguos pertenece la hipótesis de la vulnerabilidad al estrés que plantearon en 1977 los psicólogos Joseph Zubin (1900-1990) y Bonnie Spring. De acuerdo con ella, la enfermedad aparece solo cuando, además de existir una vulnerabilidad innata o adquirida, se presentan influencias dañinas MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
Epigenética: los genes no lo son todo Por más que algunos genes desempeñen una función en las psicosis esquizofrénicas, desde hace tiempo se sabe que no determinan por sí solos que la enfermedad brote o no. Resultan decisivas las informaciones hereditarias, en qué medida se hallan activas y en qué momento. Los factores epigenéticos regulan la actividad de los genes e influyen con ello en los trastornos mentales. Un importante mecanismo epigenético corresponde a la
Grupo metilo
ADN
metilación del ADN. Los grupos metilo almacenados impiden hecho, en un estudio con gemelos univitelinos (genéticamente
Como consecuencia, el cerebro producía más receptores dopa-
idénticos) con solo uno de los hermanos afectado de esquizo-
minérgicos, fenómeno que resulta a su vez un factor de riesgo
frenia se observaron diferencias en el grado de metilación del
para la esquizofrenia.
gen DRD2, que codifica un receptor de dopamina. Mientras que en el gemelo sano el metilo inmovilizaba el gen, en su hermano esquizofrénico se encontraba especialmente activo.
adicionales, a saber, factores de estrés biológico o psicosocial. En la misma dirección apunta la hipótesis del doble golpe, cuyos defensores parten del supuesto de que junto a una predisposición genética deben concurrir uno o más factores ambientales favorecedores de la enfermedad (segundo golpe), sea una infección durante la gestación, la falta de oxígeno en el nacimiento, el estrés social o el consumo de drogas. Los científicos sospechan que la función de los genes involucrados en la esquizofrenia que se hallan activos en ciertas fases del desarrollo cerebral podría quedar afectada por esos segundos golpes. De ser cierto, restaría aclarar cómo o cuándo ocurre.
Doble impacto Según la hipótesis de la multilesión, las mutaciones genéticas y los factores ambientales dañinos provocan cambios cerebrales sin que el trastorno se desarrolle necesariamente. Solo el consumo adicional de drogas o el estrés psicosocial conducirían entonces a una reducción en la liberación de sustancias mensajeras inhibitorias, lo que podría desembocar en un brote psicótico. De acuerdo con dicha hipótesis, en la esquizofrenia —en contraposición a otras psicosis que también cursan con delirios pero que son más tratables— no son suficientes los mecanismos reparadores del propio cuerpo para restaurar la red neuronal. En ese sentido, los médicos discuten sobre si las psicosis esquizofrénicas pudieran surgir por MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
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que el correspondiente fragmento de ADN pueda ser leído. De
(«Monozygotic twins exhibit numerous epigenetic differences: Clues to twin discordance?» A. Petronis et al. en Schizophrenia Bulletin, vol. 29, n.o 1, págs. 169-178, 2003)
el declive de células nerviosas. Varios genes de riesgo de la esquizofrenia repercuten de forma directa sobre las neuronas: neurregulina-1 promueve la sinaptogénesis; DISC1 favorece la neurogénesis. Aunque las mutaciones en tales genes pueden conducir a una pérdida de neuronas, desconocemos si la disminución de volumen cerebral observado en la esquizofrenia tiene su origen en las células nerviosas atrofiadas o si las neuronas degeneran por alguna capacidad funcional mermada en otra parte, perdiendo con ello volumen, o incluso si se debe a una tercera causa desconocida. Pese a los avances de los últimos años, la esquizofrenia continúa siendo un enigma. En cualquier caso, podemos dar por obsoletas las aclaraciones monocausales: el trastornono radica en ningún caso en una madre «esquizofrenogénica» cuyo comportamiento dominante conduce a que su hijo padezca la enfermedad, como hasta hace unos pocos años se suponía. De la misma manera, tampoco existe un único «gen de la esquizofrenia» que provoque la enfermedad por sí solo. La interacción entre genes y ambiente resulta decisiva. Cuando nos adentremos todavía más en las entrañas del entrelazamiento entre los factores involucrados se abrirán nuevas vías para la curación de este grave trastorno neuropsiquiátrico.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA BASES MOLECULARES DE LA ESQUIZOFRENIA.
David C. Javitt y Joseph T. Coyle en Investigación y Ciencia, págs. 26-33, marzo de 2004. KORRELATION ZWISCHEN RISIKOGENVARIANTEN FÜR SCHIZOPHRENIE UND HIRNSTRUKTURANOMALIEN. T.
Nickl-Jockschat et al. en Der Nervenarzt, vol. 80, n.o 1, págs. 40-53, 2009. BASES BIOQUÍMICAS DE LA ESQUIZOFRENIA. J. L. Moreno,
M. Fribourg, J. González
Thomas Nickl-Jockschat es médico en la Clínica Universitaria de la Universidad Politécnica de Renania-Westfalia en Aquisgrán.
Maeso en Mente y cerebro n.º 44, 2010.
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ENTREVISTA
«Busco la ruta metabólica de la esquizofrenia» Gracias a una especie de rastreo policial informatizado del genoma humano, se han descubierto algunos genes de riesgo para la esquizofrenia. ¿Pueden juzgarse estos como las piezas que originan la enfermedad? Marcella Rietschel, del Instituto Central de Salud Mental en Mannheim, explica algunas de las claves del trastorno ENTREVISTA REALIZADA POR CHRISTIANE GELITZ
Entonces ¿no existe un «gen de la esquizofrenia»? No. Las variantes genéticas de las que se ha demostrado hasta ahora una mayor ocurrencia en pacientes con esquizofrenia se encuentran también en personas sanas. Sabemos, además, que un gran número de esas variantes aparecen con frecuencia en otras enfermedades. Por ejemplo, la esquizofrenia tiene en común determinadas variantes génicas con los trastornos bipolares. El riesgo de que un pariente cercano de un enfermo de esquizofrenia desarrolle un cuadro maníaco-depresivo
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es elevado, aunque no tanto como el de padecer esquizofrenia. Por el momento resta por responder si se trata de diversas formas de la misma enfermedad que, por simplificar, reunimos bajo el nombre genérico de esquizofrenia pero que se dan bajo diferentes anomalías biológicas; o si los subgrupos reflejan diferentes cursos de la misma enfermedad. Está claro que distintos genes son responsables del origen de la patología y conducen a síntomas comparables. En cualquier caso, se necesitarán posiblemente diversas terapias. ¿Condiciona la herencia más en la esquizofrenia que en otros trastornos mentales? Sí. Estudios en gemelos documentan hoy una heredabilidad de alrededor del 80 por ciento. Debe quedar claro que se trata de un valor medio, es decir, no significa que para cada paciente individual el ambiente constituya una quinta parte y los genes cuatro quintos. Además, lo que llamamos heredabilidad indica solo en qué porcentaje los factores genéticos explican la variación del trastorno en la población general.
CORTESÍA DEL INSTITUTO CENTRAL DE SALUD MENTAL. MANNHEIM
Médicos y neurobiólogos han descubierto en los últimos años algunas variantes génicas y anomalías cerebrales relacionadas con la esquizofrenia. ¿Puede pronosticarse a partir de tales datos biológicos la enfermedad? No. A decir verdad, aparecen diferencias sistemáticas en las grandes muestras aleatorias entre personas sanas y enfermas. Sin embargo, ya que en tales investigaciones comparamos solo valores medios y las diferencias son muy pequeñas, no puede pronosticarse qué individuos concretos van a enfermar. Puede detectarse si una persona es portadora de condiciones biológicas desfavorables, no obstante, esta puede permanecer sana toda la vida. Si un pariente de primer grado enferma de esquizofrenia, la posibilidad de permanecer sano sigue siendo de un noventa por ciento. Por otra parte, un escáner cerebral de un paciente con esquizofrenia puede pasar completamente desapercibido. Hoy por hoy, el diagnóstico sigue estableciéndose solo a través de los síntomas clínicos.
MARCELLA RIETSCHEL Q
Nació en 1957 en Stuttgart.
Q
Entre 1976 y 1984 estudió psicología y filosofía en Tubinga y Constanza, así como medicina en la Universidad de Marburgo.
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De 1988 a 1995 trabajó como colaboradora científica en genética humana y psiquiatría en la Universidad de Bonn.
Q
Entre 1995 y 2002 dirigió el departamento de genética clínica en el Instituto de Psiquiatría en Bonn.
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Desde 2002 es profesora de epidemiología genética de la psiquiatría en la Universidad
¿Qué significa eso? El concepto no es tan sencillo de entender. A título de ejemplo, pongamos la pregunta de cuán grande es la heredabilidad de tener cuatro o cinco dedos en una mano. Naturalmente, existe un plano de construcción genético para la mano que por lo general proyecta un total de cinco dedos. A pesar de ello, el porcentaje de genes involucrados en la variación de tener cuatro o cinco dedos es muy pequeño.
de Heidelberg, además de directora científica del Instituto Central de Salud Mental en Mannheim.
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Cuando alguien tiene solo cuatro dedos, casi siempre es debido a que ha perdido uno de ellos en un accidente. ¿Qué genes deciden que alguien enferme de esquizofrenia? Al comienzo, los investigadores intentaron encontrar genes individuales responsables de la enfermedad. Hoy suponemos que existe un gran número de variantes génicas que se dan juntas y que solo suponen una pequeña contribución al trastorno, y un gran número de variantes poco frecuentes que pueden tener efectos más pequeños, aunque también medianos o incluso muy fuertes. Debemos tales conocimientos a un nuevo método de investigación. ¿En qué sentido? Antes, siempre se miraban con lupa los genes candidatos, es decir, los investigadores buscaban apuntando a variantes de determinados genes. Desde hace unos años se llevan a cabo estudios asociativos sistemáticos de todo el genoma. Ello significa que se exploran hasta un millón de variantes al mismo tiempo. Gracias a esos estudios se han descubierto variantes nuevas a las que no habríamos llegado solo por hipótesis. De esa manera se han confirmado antiguos supuestos como que la esquizofrenia tiene que ver con el sistema inmunitario. Se han encontrado variantes génicas asociadas con la esquizofrenia en una región determinada del cromosoma 6, cuya importancia en la defensa inmunitaria es de sobra conocida. Además, se ha topado con un fenómeno que no era objetivo primario de la investigación: las variantes estructurales en las que faltan pequeños fragmentos de un cromosoma o aparecen dobles. Se presentan con mayor frecuencia en personas con esquizofrenia que en individuos sanos y algunas de ellas pueden elevar de forma considerable el riesgo de padecer el trastorno. ¿Existe un modelo que reúna los hallazgos biológicos y explique su concomitancia? Por desgracia, todavía no se ha llegado a ello. Intentamos encajar nuestro conocimiento sobre los genes de riesgo y el mecanismo que subyace a la neuropatología, MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
no obstante, nos encontramos bastante al comienzo.
GLOSARIO El genoma contiene toda la información
¿Cómo proceden en esa investigación? Por una parte, empleamos nuestro conocimiento sobre el efecto de las variantes génicas individuales a través de la interdependencia de estos genes con otros y con qué vías metabólicas se hallan vinculados los productos genéticos. Por otra, investigamos el modo en que tales variantes génicas influyen en los procesos cerebrales de personas sanas (si modifican algunas funciones cognitivas), o también si los propios afectados desarrollan ciertas peculiaridades o enferman por completo. Además, existen investigaciones acerca de cómo afecta a la actividad cerebral y al comportamiento de ratones la eliminación de una región del cromosoma que, con frecuencia, aparece alterada en pacientes esquizofrénicos. ¿Qué enigma de la esquizofrenia le gustaría resolver? Lo que me empuja es esa búsqueda de un tornillo de ajuste del metabolismo al que solo haga falta girar un poco para impedir la aparición de la enfermedad. Si descubriéramos a través de la investigación genética tal ruta metabólica, les tocaría el turno a los farmacólogos. Ellos comprobarían en qué lugar el metabolismo descarrilado, o a punto de hacerlo, puede corregirse, a ser posible, sin efectos secundarios. Los médicos investigarían entonces también a qué pacientes corresponderían qué medicamentos antipsicóticos: ¿existen variantes génicas mediante las cuales pueda pronosticarse qué principio activo ayuda a qué paciente? Las respuestas a preguntas como esta no tardarán en llegar; por supuesto, solo para esos medicamentos en cuestión. Encontrar nuevos puntos de partida requerirá bastante más tiempo.
hereditaria. Su soporte es el ADN (ácido desoxirribonucleico), una molécula cuyos segmentos contienen, entre otros, los genes. Estos últimos constituyen las instrucciones para construir las proteínas y otras moléculas del metabolismo.
más de tres mil millones de variantes, y solo hemos explorado alrededor de un millón. El siguiente paso será la secuenciación del genoma, el desciframiento de la información hereditaria. En todo caso, con los adelantos técnicos, la calidad de la investigación clínica de pacientes deberá aumentar. Para ello habrá que incrementar la estandarización de la definición de los síntomas clínicos, sus cambios a lo largo del tiempo y las influencias ambientales. Suponiendo que algún día la esquizofrenia pudiera pronosticarse con una probabilidad alta mediante los genes de riesgo, ¿trataría usted a los afectados de manera preventiva con fármacos? Básicamente, sí. Pero por ahora se carece de los medicamentos correctos. Si se conociera un riesgo elevado, sería ventajoso que el afectado tuviera alguien a quien dirigirse y que pudiera tomar medidas enseguida, tan pronto aparecieran los primeros síntomas. Lo principal, tanto antes de que brote la enfermedad como después, es evitar el estrés y llevar una vida lo más tranquila y ordenada posible.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA GENETIK SCHIZOPHRENER STÖRUNGEN.
¿Se atrevería a pronosticar cuándo la investigación llegará tan lejos? Espero enterarme de ello durante mi vida como investigadora activa. Gracias a los estudios asociativos de todo el mapa del genoma hemos logrado grandes avances. Sin embargo, este «rastreo policial informatizado» resulta todavía demasiado confuso. El genoma completo se compone de
M. Rietschel en Forum Neuroscience Schizophrenie. Thieme, Stuttgart, 2006. ASSOCIATION BETWEEN GENETIC VARIATION IN A REGION ON CHROMOSOME 11 AND SCHIZOPHRENIA IN LARGE SAMPLES FROM EUROPE. M. Rietschel et al. en
Molecular Psychiatry, en línea, 2011.
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ENTORNO GIRATORIO Los pacientes con episodios
Vértigos
de vértigo temen perder la estabilidad en público. Una psicoterapia con ejercicios específicos ayuda a ganar de nuevo confianza en el propio cuerpo.
La sensación de desequilibrio suele atribuirse a enfermedades orgánicas. No obstante, en un tercio de los casos, la causa reside en una alteración psicológica REGINE TSCHAN Y JÖRG WILTINK
C
uando nuestro equilibrio se altera puede manifestarse de diferentes maneras: a veces tenemos la sensación de que nuestro eje corporal empieza a dar vueltas, otras es como si nos tambaleásemos en un barco, o en algunas ocasiones como si bajáramos y subiéramos montados en un ascensor. También un aturdimiento difuso o la vivencia de encontrarse empaquetado en algodón se nos antoja como un vértigo. Como una suerte de alarma natural, tales sensaciones, la mayoría de las veces con efecto transitorio, nos alertan de que existe una alteración en el sistema vestibular. De hecho, el vértigo es uno de los síntomas que más refieren los pacientes a su médico. Bajo el vértigo pueden esconderse varias causas: una enfermedad orgánica, entre las que destacan la infección del oído interno o del nervio vestibular, así como deficiencias en la retroalimentación visual, de los receptores musculares o articulares hacia el cerebro. No obstante, en alrededor de un tercio de los afectados no existen tales razones. Cuando los trastornos del equilibrio van acompañados de síntomas psicológicos se habla de vértigo somatomorfo. En otras palabras, el vértigo se debe a alteraciones psíquicas, lo cual no significa que la sensación sea imaginaria ni simulada: los afectados experimentan el desequilibrio con la misma intensidad que los pacientes que sí padecen una deficiencia orgánica. Con frecuencia, un trastorno de ansiedad o una depresión desencadenan este tipo de alteración. Los sujetos atraviesan en esos casos y
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por lo general enormes dificultades o períodos de presión emocional en diferentes ámbitos, ya sean las relaciones de pareja, ya en la vida familiar o en el terreno laboral. Situaciones que, por otro lado, perciben como difíciles de resolver. La continua preocupación de velar por su equilibrio y de no parecer seres indefensos, de evitar tropezar ante los demás o de ser vencidos por el aturdimiento mientras se conduce, sobrecarga más su psique. Debido a que muchos individuos atribuyen durante años sus vértigos a causas orgánicas, con frecuencia no reciben el diagnóstico adecuado hasta después de una larga odisea por las más diversas consultas médicas. Las personas que han padecido una patología orgánica con vértigos (una infección del nervio vestibular, por ejemplo) corren el mismo riesgo: aunque hayan superado la enfermedad, los síntomas pueden perdurar o reaparecer al cabo de un tiempo derivados de un trastorno somatomorfo. Los individuos con problemas psicológicos previos son especialmente vulnerables. Con todo, numerosos médicos se inclinan a considerar que en estos casos los ataques de vértigo aparecen como un residuo de la enfermedad orgánica. Por ello deciden seguir combatiendo los síntomas con la ayuda de medicamentos, métodos quiroprácticos o calmantes, incluso cuando el problema radica en otra causa. Es usual que los afectados de vértigo manifiesten un trastorno de ansiedad. En 2009, junto a investigadores del hospital universitario de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz, bajo la dirección de Manfred Beutel, Annegret Eckhardt-Henn, del Hospital de Stuttgart, y la MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
GEHIRN & GEIST / STEFANIE SCHMITT
RESUMEN
Sin causa orgánica
1
El vértigo es uno de los síntomas más
mencionados por los pacientes. En alrededor de un tercio de los casos no existe un motivo orgánico.
2
Con frecuencia una depresión o un
trastorno de ansiedad desencadenan vértigos somatomorfos.
3
La psicoterapia cognitivo-conductual
y los ejercicios de equilibrio ayudan al afectado a superar este tipo de alteraciones.
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Precipitantes comunes del vértigo somatomorfo f estados emocionales inexplicables, confusión f fluctuaciones de humor intensas y ansiedad f estrés sostenido f conflictos sociales en el trabajo, en la familia o con las amistades f acontecimientos vitales estresantes (una separación, la pérdida de una persona querida, una enfermedad...) f experiencias traumáticas
MANTENTE RELAJADO Johan Holmberg, del Hospital universitario de Lund, constató en 2006 que muchos pacientes con vértigo se fijaban en pequeñas oscilaciones del cuerpo, considerándolas señales anticipatorias de ataques, lo que propiciaba que adoptaran a menudo posturas corporales poco naturales. Los ejercicios para permanecer de pie relajados y andar con «normalidad» pueden proporcionarles una estabilidad adicional. («Treatment of phobic postural vertigo: A controlled study of cognitive-behavioral therapy and self-controlled desensitization». J. Holmberg et al. en Journal of Neurology, vol. 253, n.o 4, págs. 500-506, 2006.)
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neuróloga Marianne Dieterich, de la Universidad de Múnich, llevamos a cabo una encuesta representativa de la población general de Alemania. La muestra incluyó 1000 ciudadanos siguiendo criterios sociodemográficos como edad, sexo y nivel educativo. ¿Resultado? El 16 por ciento de los participantes informaron de que habían experimentado síntomas de mareo como mínimo una vez durante las cuatro semanas previas al cuestionario. Un tercio de ellos mostraba claros signos de ansiedad. Los síntomas varían un poco en función de la enfermedad que subyace al vértigo. Si existe un trastorno de pánico, la sensación de desequilibrio viene acompañada por ataques de ansiedad repentinos. En escasos segundos o minutos, la persona siente en cadena e in crescendo aturdimiento, palpitaciones, temblores y sudoración; por lo general, en el punto álgido del ataque teme sufrir un infarto o «volverse loco». En el caso de las fobias, determinadas situaciones, ambientes o personas que despiertan el miedo del afectado precipitan el vértigo. Quien padece fobia social experimenta el desequilibrio cuando se encuentra rodeado por una multitud; quien tiene agorafobia sufre esa misma sensación en espacios abiertos, y aquel que padece acrofobia pasa por la misma situación cuando se halla en lugares elevados. También las personas con depresión describen con frecuencia continuos vértigos difusos, que experimentan como aturdimiento o una sensación de vacío interno. A veces, la alteración del equilibrio aparece acompañada de otros problemas físicos para los cuales tampoco se tiene explicación orgánica: hormigueo, entumecimiento de la piel, alteraciones visuales e, incluso, molestias internas del estómago o problemas intestinales, entre otros. Los sujetos que presentan tales somatizaciones no se contentan con los tímidos hallazgos científicos, por lo que se niegan a reparar en un motivo psicológico para su padecimiento. Médicos y psicoterapeutas se enfrentan a una situación complicada cuando el vértigo causado por una enfermedad orgánica se ve acompañado de factores psicológicos. Ello ocurre aproximadamente en uno de cada tres casos. La psicoterapia puede ayudar a mermar el sufrimiento del sujeto, siempre y cuando este se halle dispuesto a acceder y a participar en el tratamiento.
Medidas terapéuticas innecesarias Muchos pacientes niegan con ímpetu la explicación psicosomática, como confirmamos con
una encuesta a 65 pacientes en tratamiento por el vértigo somatomorfo sin causa orgánica. Más de la mitad de ellos padecía trastornos del equilibrio que persistían después de tres años del inicio de la enfermedad. Además, alrededor del 40 por ciento estaba convencido de sufrir una patología somática, por lo que continuaba sometiéndose a tratamientos médicos, por lo general innecesarios en esos momentos. En cambio, aquellos que habían participado en una psicoterapia experimentaban los vértigos con menor frecuencia; también presentaban menos ansiedad ante un posible rebrote de los ataques. En Alemania se estima que solo un tercio de los afectados por ese tipo de vértigos recibe la terapia adecuada, es decir, un tratamiento que tenga en cuenta los motivos psíquicos, a pesar de que existen diversos tratamientos que permiten coger el toro por los cuernos. Uno de ellos es la exposición al vértigo. Se solicita al sujeto que refiera aquellas situaciones que sabe que le causan el vértigo y que suele evitar. También se le pide que se provoque de forma intencionada la sensación de desequilibrio mediante movimientos rotatorios de la cabeza, con el objetivo último de que aprenda a habituarse a la agitación psíquica que le provoca ese estado. Por otra parte, los ejercicios de equilibrio ayudan al individuo a que recupere la confianza en su propio cuerpo. Si las molestias persisten, el tratamiento medicamentoso puede tomarse en consideración. Los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) han demostrado ser eficaces en pacientes con depresión crónica, trastornos de pánico y de ansiedad. En el caso de las formas complejas de vértigo somatomorfo (que perduran durante meses y resultan muy limitantes para la vida laboral y cotidiana del afectado) puede precisarse un tratamiento hospitalario. Las clínicas multidisciplinares combinan intervenciones psicológicas con fisioterapia, de tal forma que los pacientes aprenden técnicas de relajación para mejorar su control corporal. En el otro extremo, en las formas leves de la alteración de marras, la terapia breve resulta exitosa, según constataron en 2006 Johan Holmberg y su equipo del Hospital universitario de Lund. Dieciséis pacientes aquejados de vértigos realizaron ejercicios físicos sencillos y participaron en una terapia conductual de entre ocho y doce sesiones. Los probandos debían, entre otras cosas, informar sobre sus molestias psíquicas, describir en qué MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
VÉRTIGO Desencadenantes Agitación fisiológica, enfermedad
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
GEHIRN & GEIST, SEGÚN WINFRIED RIEF Y WOLFGANG HILLER
TREATMENT OF PHOBIC
Percepción Comportamiento ante la enfermedad Autoobservación frecuente (revisión corporal) Medidas de salud exageradas Toma innecesaria de medicamentos Cuidado exagerado
Refuerzo de los síntomas
POSTURAL VERTIGO: A CONTROLLED STUDY OF COGNITIVE-BEHAVIORAL THERAPY AND SELF-CONTROLLED DESEN-
Mayor atención al cuerpo Agitación fisiológica
SITIZATION. J. Holmberg et al.
en Journal of Neurology,
Interpretación (errónea) de enfermedad amenazante
vol. 253, n.o 4, págs. 500506, 2006. SOMATOMORFE SCHWINDELSYNDROME. A. Eckhardt-
Henn et al. en Der Nervenarzt, vol. 80, n.o 8, págs. 909-917, 2009.
MODELO DE AUTORREFUERZO Los psicólogos Winfried Rief y Wolfgang Hiller, de la Universidad de Marburg y de la de Mainz, respectivamente, desarrollaron un esquema circular sobre los trastornos somatomorfos, el cual también incluye una
DIZZINESS: ANXIETY, HEALTH
explicación del vértigo condicionado por factores psicológicos. Según el modelo teórico, los afectados in-
CARE UTILIZATION AND HEALTH
terpretan las alteraciones esporádicas del equilibro como signo de una enfermedad amenazante, por lo que
BEHAVIOUR RESULTS FROM A
prestan atención al más mínimo indicio de síntomas e ingieren medicamentos innecesarios e ineficaces para
REPRESENTATIVE GERMAN COM-
acabar con el trastorno. La agitación física que acompaña al miedo ante el vértigo propicia nuevos ataques.
MUNITY SURVEY. J. Wiltink et
al. en Journal of Psychosomatic Research, vol. 66,
circunstancias precisas aparecían y de qué manera solían reaccionar. De ese modo, no solo se centraban en la desaparición completa de los síntomas, sino que también aprendían a apreciar la mejoría importante que suponía afrontar el vértigo sin necesidad de sentir ansiedad. Los sujetos que llevaron a cabo dicho tratamiento se encontraron menos limitados en su día a día, a la vez que se sentían menos ansiosos y desalentados a pesar de que los síntomas de vértigo no se redujeron de manera significativa. En cambio, aquellos que solo participaron en los ejercicios físicos (sin la terapia coadyuvante) informaron de que padecían menos trastornos del equilibrio pero seguían reaccionando con ansiedad ante los pocos ataques que experimentaban. En el hospital universitario de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz hemos desarrollado, de nuevo junto a Annegret Eckhardt-Henn y Marianne Dieterich, un tratamiento basado en la intervención breve. En él, los pacientes MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
atienden, en grupos reducidos y durante diez sesiones de 90 minutos cada una, a un programa de entrenamiento cognitivo conductual. Bajo ese marco se les explican las causas del vértigo somatomorfo y los motivos que precipitan su trastorno; asimismo aprenden ejercicios de equilibrio y se les incita a que se provoquen ataques de vértigo de forma intencionada con el propósito de que pierdan el miedo a sufrirlos. Si las molestias persisten, los pacientes pueden optar por una psicoterapia. En conclusión, resulta esencial ofrecer una terapia adecuada a los afectados. Aunque las causas psicológicas del vértigo son más difíciles de reconocer que las orgánicas, no deben pasarse por alto en la búsqueda del tratamiento apropiado.
págs. 417-424, 2009. PATIENTS’ PSYCHOLOGICAL WELL-BEING AND RESILIENT PROTECT FROM SECONDARY SOMATOFORM VERTIGO AND DIZZINESS (SVD) 1 YEAR AFTER VESTIBULAR DISEASE.
R. Tschan et al. en Journal of Neurology, vol. 258, n.º 1, págs. 104-112, 2011. STEADFAST: EFFECTIVENESS OF A COGNITIVE-BEHAVIORAL SELF-MANAGEMENT PROGRAM FOR PATIENTS WITH SOMATOFORM VERTIGO AND DIZZINESS.
R. Tschan et al. en Psycho-
Los psicólogos Regine Tschan y Jörg Wiltink, este último también médico, trabajan en la Clínica de Medicina Psicosomática y Psicoterapia de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz.
therapie, Psychosomatik, medizinische Psychologie, vol. 62, págs. 111-119, 2012.
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SYLLABUS
EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR Creen que no merecen el éxito, aunque hayan trabajado duro para ello. Se consideran unos mentirosos y temen que su engaño se descubra. Padecen el síndrome del impostor. En su mayoría, los afectados son mujeres BIRGIT SPINATH
«R
ealmente ha hecho usted un examen excelente. ¿No querría escribir una tesis sobre el tema? Pase a verme en cuanto pueda para hablar sobre ello.» Con este cumplido y la consecuente propuesta se despide la profesora de Nina (nombre ficticio) una vez finalizado el examen oral de licenciatura. Sin embargo, las palabras de la examinadora no logran alegrar a la recién licenciada en matemáticas. Los pensamientos que invaden la cabeza de Nina se lo impiden: «La tutora es muy maja. Y ha planteado preguntas fáciles durante todo el examen. ¡He tenido mucha suerte! Ahora debería cuidarme de hablar de temas profesionales con ella, o se dará cuenta de que la he engañado. En
RESUMEN
Pura chiripa
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Las personas con el síndrome del impostor niegan que sus éxitos
se deban a sus propias capacidades: atribuyen los logros a la fortuna o a los demás.
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Estos sujetos incluso se consideran unos estafadores que logran su
éxito con engaños y malas artes.
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Además, conviven con la preocupación de que alguien pueda
descubrir su «fraude». Con frecuencia, esa angustia va acompañada de alteraciones psíquicas o físicas.
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realidad, no tengo ni idea». Nina rumia tales pensamientos hasta que se muestra firme en su decisión: aunque ha sacado un sobresaliente, no debe aceptar la oferta de la profesora. Las personas con el síndrome del impostor niegan que sus éxitos se deban a sus propias capacidades; por el contrario, atribuyen los logros a la fortuna, a los «buenos» contactos o a la benevolencia de los demás. Con frecuencia son individuos, en especial mujeres, con un currículo envidiable los que llegan a esas conclusiones infundadas. Como Nina. Al principio, los afectados aplican una atribución desfavorable a sus propios logros, es decir, tienden a responsabilizar a las circunstancias externas de sus resultados positivos. Incluso van más allá. Se consideran unos estafadores que logran su éxito con malas artes. Conviven con la constante preocupación de que alguien pueda descubrir su presunto fraude. En los últimos años se ha investigado qué rasgos psíquicos se asocian al síndrome del impostor. Scott Ross, de la Universidad DePauw, en Greencastle, comprobó en un estudio de 2001 que los afectados muestran una gran propensión a avergonzarse. Dicha tendencia se combina con una elevada ansiedad generalizada, según confirmaron en 2006 Shamala Kumar y Carolyn Jagacinski, ambas de la Universidad Purdue en West Lafayette, a través de una encuesta entre más de 130 universitarios. Con frecuencia, la angustia ante la posibilidad de que su «engaño» se descubra va acompañada de alteraciones psíquicas
Cómo y cuándo se origina el síndrome Según Pauline Clance, de la Universidad estatal de Georgia, la sensación subjetiva de ser un impostor surge por primera vez al final de la etapa escolar, o bien al comienzo de la universidad o de la vida laboral, períodos en los que las personas acostumbradas al éxito deben enfrentarse a exigencias más elevadas. Quien supera la etapa escolar sin grandes esfuerzos, con frecuencia no ha aprendido a prepararse para las situaciones de rendimiento ni a atribuir el éxito a la propia capacidad, indica Clance.
o corporales. En 2002, Naijean Bernard, de la Universidad de Illinois Oriental en Carbondale, junto a sus colaboradores, halló a partir de una encuesta entre cerca de 200 universitarios que existe una correlación entre las ideas de impostor y la depresión. Ya a finales de los años setenta del siglo XX, Pauline Clance, de la Universidad estatal de Georgia, acuñó el concepto de «síndrome del impostor». Según Clance, los afectados perciben con dolor sus debilidades, al tiempo que sobrevaloran las fortalezas y capacidades de los demás. De ese modo, al compararse con los otros, siempre llevan las de perder. No sorprende, pues, que los afectados presenten una baja autoestima. En 2008 confirmé en la Universidad de Heidelberg, junto a Christine Roth, la MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
GEHIRN & GEIST / ANDREAS RZADKOWSKY
REALMENTE, ¿ME LO MEREZCO? Las personas con el síndrome del impostor no disfrutan de sus mayores éxitos. Su angustia por haber «estafado» a todos es demasiado grande.
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Menos trampas Las personas con síndrome del impostor ¿se hacen pasar realmente por más de lo que son, de modo que su sensación de engaño está en parte justificada? Joseph Ferrari, de la Universidad DePaul, abordó dicha cuestión en el año 2005. Investigó la reacción de los afectados del síndrome de marras con respecto a los plagios y a la conducta fraudulenta. Los impostores imaginarios tendían a hacer menos trampas que el grupo de control, según reflejaron los resultados de la encuesta. («Impostor tendencies and academic dishonesty: Do they cheat their way to success?», por J. R. Ferrari en Social Behavior and Personality, vol. 33, págs. 10-17, 2005)
sospecha que Clance había avanzado pocos años antes, a saber, que las mujeres son especialmente propensas a padecer el trastorno. Para ello investigamos la extensión del fenómeno del impostor entre estudiantes de psicología. Puesto que se trata de una carrera con numerus clausus, la mayoría de los probandos mostraban un buen rendimiento académico, condición relevante en el síndrome del impostor. Según averiguamos, la proporción de mujeres era mayor en el grupo que informaba de pensamientos de fraude que entre los estudiantes que no tenían esas ideas negativas. Otras investigaciones apoyan nuestro resultado, lo que lleva a pensar que el síndrome del impostor contribuye a que las mujeres raramente ocupen puestos directivos en el terreno profesional. Aunque las niñas obtengan, por término medio, mejores notas en la escuela que sus compañeros masculinos y terminen sus carreras universitarias en parecida proporción a ellos, a algunas les parece que su éxito es inmerecido. Con todo, cabe remarcar que existen estudios sobre el síndrome de marras que no certifican ninguna diferencia por sexos. ¿Por qué las personas que siempre rinden buenos resultados, a menudo por encima de la media, no confían en sus capacidades? Al parecer, los sentimientos del impostor se estabilizan en un ciclo, de
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tal forma que acaban siendo obstinados. A fin de que el «embuste» no se trasluzca en una situación de rendimiento (caso de un examen), los sujetos emplean dos estrategias: hacer de más (overdoing) o hacer de menos (underdoing). En la primera opción, el afectado se prepara durante mucho tiempo y de forma intensa para enfrentarse a la prueba. Con ello, incrementa la probabilidad de obtener un buen resultado. Sin embargo, caso de que eso se produzca, no atribuye el éxito a sus propias capacidades, sino al enorme esfuerzo que ha realizado. Al mismo tiempo, dicho sujeto es consciente de que no siempre podrá dedicar un esfuerzo tan grande a sus retos, pensamiento que refuerza su angustia por alcanzar unos resultados semejantes en el futuro.
Obstaculizar el éxito como estrategia En el hacer de menos sucede justo lo contrario. Ante una inminente situación de rendimiento, la persona se prepara poco, demasiado tarde o dedica su tiempo a otras actividades. Edward Jones (19271993) describió tal comportamiento como self-handicapping (algo así como «autobstaculización» o «autosabotaje»): quien se pone a sí mismo piedras en el camino, ya sea no esforzándose ya rechazando la ayuda que le ofrecen los demás, se protege
de tener que referir el fracaso a su propia persona; a fin de cuentas, si hubiese querido, lo habría conseguido. Sin embargo, las personas que alcanzan buenos logros aunque hayan intentado obstaculizar el resultado de motu proprio suelen atribuir su éxito a la suerte, no así a su propia capacidad. Por ello, los afectados que aplican la estrategia de hacer menos miran al futuro con inseguridad. ¿Cómo romper el círculo de los pensamientos de impostor? Clance, quien abordó el fenómeno en su labor de psicoterapeuta, estableció algunas pautas. Según recomienda, un punto de partida fundamental radica en el ejercicio de atribuciones adecuadas: los aquejados del síndrome del impostor deben aprender a atribuir el éxito a las propias capacidades cuando ello está justificado. En general, también vale como buena la explicación: «He tenido éxito porque me he esforzado». Sin embargo, la cantidad de trabajo desarrollado para ello debe ser, a su vez, proporcionado. Por el contrario, para los afectados que propenden a hacer de más no resulta oportuno atribuir el éxito solo al enorme esfuerzo. En su caso resulta más útil explicar el fracaso por medio de causas alterables: un esfuerzo insuficiente o una estrategia de aprendizaje incorrecta, por
Competente o afortunado ¿Quién o qué es responsable de que una experiencia buena o mala nos suceda? Cuando respondemos a esa pregunta, practicamos la «atribución», es decir, atribuimos una causa a los fenómenos. Según Martin Seligman, de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia, toda persona cuenta con un estilo personal de atribución mediante el cual se explica los acontecimientos de su vida. Este comprende tres dimensiones: las razones pueden hallarse dentro o fuera de la propia persona (interno frente a externo); pueden ser duraderas o provisionales en el tiempo (estable frente a inestable); y pueden aplicarse a numerosas situaciones o a una sola (global frente a específico). El estilo de atribución ha sido muy usado en relación con la salud psíquica. Las personas con una psique «robusta» tienden a asociar los sucesos positivos con un estilo de atribución interno, estable y global («Soy un tipo listo»), por el contrario relacionan los acontecimientos negativos con factores externos, inestables y específicos («Esta vez he tenido mala suerte»). Los individuos con depresión, en cambio, muestran el patrón inverso: se responsabilizan a sí mismos de los fracasos y atribuyen sus buenos resultados a la suerte.
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Preguntas reveladoras ¿Cómo averiguar si tendemos a los pensamientos del impostor? En 1985, Pauline Clance desarrolló el cuestionario más difundido en relación al síndrome del impostor. Los individuos que sobrepasan un umbral determinado dentro de la escala de valores presentan el problema. A continuación, algunas de las preguntas del test:
en total desacuerdo
totalmente de acuerdo
«Puedo causar la impresión de ser más capaz de lo que en realidad soy.» «A veces pienso que he conseguido mi empleo o éxito actual porque me hallaba en el lugar preciso en el momento justo o porque conocía a las personas adecuadas.» «Tengo miedo de que las personas que son im-
ha publicado sobre el tema, entre otros, los siguientes artículos:
portantes para mí puedan descubrir que me consideran más capaz de lo que en realidad soy.» «Con frecuencia comparo mis capacidades con las de otras personas de mi alrededor; creo que son más inteligentes que yo.» «Si me alaban por algún resultado que he conseguido, tengo miedo de no cumplir en el futuro con sus expectativas sobre mí.»
ejemplo. Existen otras posibilidades de interrumpir los pensamientos del impostor o de no dejarlos siquiera que afloren. Una vía posible: reforzar la autoestima, lo que reduce por igual el estado de angustia y de depresión. Para ello, los afectados deberían explicitarse ese objetivo y reflexionar sobre cuántas facetas distintas posee su personalidad, sobre sus fortalezas, sus relaciones positivas con otras personas y sus rendimientos. La investigación del síndrome del impostor refleja que Nina, la estudiante de la que hablamos al principio del artículo, no es una excepción: algunas personas exitosas —sobre todo mujeres— tienen la sensación de ser unas embaucadoras y de no lograr sus rendimientos gracias a las propias capacidades. Ahora bien, si aprenden a reconocer los resultados, aprovecharán mejor su potencial al tiempo que favorecerán el bienestar personal.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA THE IMPOSTOR PHENOMENON: OVERCOMING THE FEAR THAT HAUNTS YOUR SUCCESS. P. R. Clance. Peachtree Publishers,
Atlanta, 1985. IMPOSTER PHENOMENON AND SELFHANDICAPPING: LINKS WITH PARENTING STYLES AND SELF-CONFIDENCE. J. Want y
S. Kleitman en Personality and Individual Differences, vol. 40, págs. 961-971, 2006. I FEEL LIKE A FRAUD AND IT DEPRESSES ME: THE RELATION BETWEEN THE IMPOSTER PHENOMENON AND DEPRESSION. L. N.
McGregor et al. en Social Behavior and Personality, vol. 36, n.o 1, págs. 43-48,
Un órgano oculto en los ojos, de Ignacio Provencio Julio 2011 Consciencia artificial, de Christof Koch y Giulio Tonomi Agosto 2011 Física de la inteligencia, de Douglas Fox Septiembre 2011 Técnicas para la estimulación del aprendizaje, de Gary Stix Octubre 2011 Dossier de arqueología cognitiva, VV.AA. Febrero 2012 Plasticidad auditiva, de V. M. Bajo Lorenzana y F. Rodríguez Nadal Marzo 2012 La singularidad de cada cerebro, de F. H. Gage y A. R. Muotri Mayo 2012 El cerebro sometido a tensión, de A. Arnsten, C. M. Mazure y R. Sinha Junio 2012 Borrar los recuerdos dolorosos, de Jerry Adler Julio 2012
2008. DAS IMPOSTOR-PHÄNOMEN. DIPLOMARBEIT.
Birgit Spinath es profesora de psicología pedagógica en la Universidad de Heidelberg. MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
C. Roth. Universität Heidelberg, 2008.
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ILUSIONES
APARICIONES FANTASMAGÓRICAS ¿Desea ver un fantasma? Las imágenes persistentes ofrecen las circunstancias propicias para experimentar percepciones extrasensoriales RAINER ROSENZWEIG
I
magínese el lector que un fotógrafo se le aproxima hasta encontrarse literalmente pegado a su lado; con el flash puesto, acciona la cámara de fotografiar. Preso por la sorpresa, no puede evitar dirigir la mirada directamente al destello lumínico, reacción que le ciega por unos momentos. ¿Qué experimentará a continuación? Durante un tiempo el lector verá una mancha blanca y rectangular ante sus ojos, como el chispazo de luz que ha producido el dispositivo fotográfico. Si luego mira una pared blanca, la marca visual del flash se tornará en una suerte de sombra negra de mayor tamaño que la luz causante de la ilusión visual. Dicha imagen persistente perdura durante unos instantes, siempre a expensas de la mirada. Ello produce dos efectos, uno negativo, otro positivo. La variante positiva es que seguimos percibiendo el flash como mancha blanca. La versión negativa genera lo contrario: cualquier parte del campo visual que fue alumbrada por la
a
luz del flash se oscurece cuando el fondo visualizado es claro. ¿Cómo se forman esas apariciones? La luz excita las células sensoriales en la retina, conos y bastones. La continuidad de su actividad por un breve período de tiempo origina la imagen persistente positiva, aunque la exposición al estímulo luminoso haya finalizado. Es decir, esas imágenes residuales positivas permiten visualizar durante un tiempo la imagen observada, por lo que evitan que percibamos las pausas de oscuridad que se producen en el cine entre fotograma y fotograma. Si se consume la totalidad del pigmento visual de una célula nerviosa al procesar el estímulo del flash, esta ya no puede trabajar más, por lo que las enzimas deben producir de nuevo los pigmentos descompuestos. Para ello, los conos necesitan algunos minutos; los bastones requieren hasta una hora para recuperarse. La reducida sensibilidad del entorno estimulado de la retina produce una sombra negra cuando se observa un fondo brillante, es decir, la imagen persistente negativa. Para generar tales ilusiones no es siempre necesario disponer de una luz relampagueante. Observe durante 30 segundos la figura a, fije su mirada en el pequeño
EXPERIENCIA RELIGIOSA Fije su mirada durante 30 segundos en el centro de la imagen. A continuación, observe MONICA LUBIG
una pared blanca. ¿Experimenta una vivencia religiosa? Si la imagen persistente se desvanece muy rápido, pruebe a parpadear para reforzarla.
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punto del centro. A continuación diríjala a una pared blanca. ¿Qué ve? En caso de que la imagen que percibe se desvanezca, parpadee brevemente. De nuevo quedará fijada. Tranquilo, no se trata de una experiencia espiritual, el fenómeno tiene una explicación más sencilla: el patrón de manchas abstracto que le ha parecido ver no es más que la proyección negativa esquematizada de un rostro con barba. La imagen persistente de ese negativo aporta las sombras y contornos necesarios para reconocer la imagen de una representación de Jesucristo.
El cerebro busca una explicación El hecho de que nos parezca reconocer una cara es consecuencia de la operativa habitual de funcionamiento de nuestra percepción. El cerebro busca permanentemente patrones racionales. En este caso en particular se produce un efecto investigado por vez primera por el equipo del psicólogo Claus-Christian Carbon, de la Universidad de Bamberg, en 2010. Aparentemente tenemos tendencia a asociar los rostros provistos de barba con la imagen del hijo de Dios, un proceso psicológico inofensivo de raíces espirituales. Otro experimento con aire sobrenatural. En la figura c puede verse el dibujo de un hombre con barba negra y cabello oscuro. Si observa su nariz de manera prolongada se dará cuenta de que, poco a poco, se forma una aureola alrededor de su cabeza. El motivo es que nuestros ojos no se centran fijamente en un punto, sino que van de aquí para allá de forma involuntaria. Como consecuencia, la imagen persistente de la cabeza aparece MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
CORTESÍA DE ROBERT JENKINS, DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA, UNIVERSIDAD DE GLASGOW
b
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RETRATO CON MONOS Los psicólogos Robert Jenkins y Richard Wiseman idearon en 2009 un retrato muy especial de Charles Darwin para conmemorar los 200 años de su nacimiento. La imagen persistente que conforman estos dos primates se asemeja al perfil del creador de la teoría de la evolución. El efecto se basa en que en las imágenes persistentes (impresión visual que queda en la retina tras eliminar el estímulo inicial) solo se reconocen las grandes formas y estructuras; los detalles del original se desvanecen.
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Interruptor ocular El ojo humano dispone de dos tipos de células nerviosas. Por un lado, los bastones, los cuales se hallan en su mayoría en la periferia de la retina y solo registran variaciones de claridad y oscuridad. Por otro, los conos, ubicados en el área de la visión aguda y responsables del mundo de color. Estos últimos ofrecen a su vez tres variantes, cada una de ellas dotada de una sensibilidad especial para los colores rojo, verde y azul, respectivamente. Cada célula visual contiene un colorante fotosensible: la púrpura retiniana o rodopsina (en los conos también denominada iodopsina), que absorbe la luz incidente y la descompone. En este proceso, la célula genera una señal eléctrica que, tras algunos saltos, se transmite a través del nervio óptico al cerebro.
c
mayor que su proyección sobre la retina. Los predicadores de cabello oscuro pueden ofrecer una imagen celestial sin prácticamente hacer nada especial para conseguirlo. Por tanto, no tiene nada de maravilloso que esas imágenes persistentes sean la explicación más probable de historias sobre apariciones fantasmagóricas, platillos voladores o rayos esféricos flotantes. En el curioso mono de la figura b se halla un mensaje oculto. Su imagen persistente se asemeja a un retrato de Charles Darwin. ¿Cómo puede ser? Las imágenes persistentes suelen aparecer difusas, con cantos poco precisos y grandes superficies, lo que físicamente corresponde a bajas frecuencias espaciales. Por el contrario,
las líneas precisas, finas y los detalles, es decir, las altas frecuencias espaciales pueden reconocerse solo si se observan desde muy cerca [véase «Ilusiones ópticas y creación artística», por V. S. Ramachandran y Diane Rogers-Ramachandran; MENTE Y CEREBRO n.o 24, 2007]. El retrato del naturalista se encuentra oculto hábilmente en las bajas frecuencias del negativo, por ello solo sale a la luz como imagen persistente. Gracias a las imágenes de marras también pueden seguirse los movimientos propios de los ojos al leer. Observe con detenimiento una zona situada un poco por debajo de un punto de luz (una pequeña bombilla o un agujero en un cartón que pueda orientar contra una fuente de luz). Si continúa leyendo este texto después de haber realizado la acción anterior, observará la imagen persistente del punto luminoso por encima de las letras a las que esté dirigiendo la mirada en ese momento. Ese truco pone de relieve que cuando leemos no vamos a la misma velocidad durante toda una línea; realizamos entre tres y cuatro saltos con la vista por cada línea. Para la siguiente sorprendente observación es necesario que se siente de tal manera que dentro de su campo visual observe en la lejanía una superficie clara, pongamos por caso una pared blanca situada al otro extremo de la habitación donde se encuentra o bien la pared de una
RESPLANDOR MÍSTICO Si observa fijamente y con paciencia la nariz del rostro barbudo durante un rato, llegará el momento en que la cabeza del personaje
d MÁS GRANDE DESDE LA DISTANCIA Dirija su mirada durante unos 30 segundos al centro de la ilustración. A continuación, observe la imagen persistente primero en la palma de su mano. Luego en una pared blanca situada algo más lejos de usted. El gatito que sostenía en la mano se transforma de golpe en un temible felino.
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MONICA LUBIG (cara); © DREAMSTIME / NORBERT BUCHHOLZ (jaguar)
parecerá rodeada de una aureola.
rojo verde amarillo azul casa o edificio que pueda observar con claridad desde su ventana o terraza. Después, dirija su mirada a la imagen del felino ( figura d); obsérvelo durante 30 segundos a una distancia aproximada de 30 centímetros. Inmediatamente después, mire la imagen persistente sobre su mano, tras ello, sobre una pared lejana. El lindo gatito reflejado en la mano se habrá convertido en un enorme jaguar.
Crecimiento imaginario ¿Acaso la imagen persistente cambia de tamaño cuando la observamos desde la lejanía? De ninguna manera. Lo determinante en este caso es la constante de tamaño de nuestra percepción a contraluz. El oftalmólogo suizo Emil Emmert (18441911) ya analizó dicho fenómeno en 1881 y formuló sus resultados dando lugar a una ley homónima. Dicha ley postula que el tamaño percibido de una imagen persistente es directamente proporcional a la distancia del fondo. El motivo que subyace es que la imagen persistente se forma en la retina sobre una superficie fija y, por tanto, se mantiene siempre igual de grande con independencia de la distancia del fondo. El cerebro relaciona de modo directo el objeto con forma de sombra percibido como parte evidente de su entorno. En nuestra mano, situada tan cerca, el gato aparece pequeño mientras que sobre la pared de la casa de enfrente prácticamente ocupa toda la superficie, por lo que resulta incluso gigantesco. MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
COLORES EQUIVOCADOS Los nombres de los colores están impresos en un tono diferente al que le correspondería según su significado. No obstante, si se queda mirando fijamente el punto negro y justo después dirige su mirada a una superficie blanca, de repente
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contenido y aspecto coinciden: las letras aparecen teñidas con el color complementario. De nuevo, debe parpadear para refrescar la imagen persistente, de lo contrario desaparecerá en pocos segundos.
Dentro de los fenómenos de percepción más interesantes figuran las imágenes persistentes de colores. Observe durante unos segundos alguno de los puntos negros situados en medio de las palabras colocadas arriba. Si mira inmediatamente después una pared blanca se genera una imagen persistente en la que, de repente, coinciden palabra y color. Como el pigmento visual asociado a un color determinado se ha consumido, la imagen persistente aparece teñida con el color complementario como resultado de la fusión de todos los tonos restantes del conjunto del espectro. No obstante, los conos regeneran sus pigmentos a un ritmo superior que los bastones, por ese motivo esas imágenes se desvanecen apenas transcurridos unos segundos. Pero recuerde que parpadeando puede conseguir que el efecto se prolongue algo más de tiempo. Las imágenes persistentes pertenecen a los fenómenos entópticos. Se trata de apariciones visuales subjetivas inherentes al sistema de visión humano. De todas formas, nosotros, como observadores, las proyectamos hacia fuera como si realmente proviniesen del exterior. En este caso, todos los seres humanos reaccionamos igual: consideramos lo que percibimos de forma errónea como cierto, incluso cuando se trata solo de un artificio de nuestro disco duro neuronal.
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Rainer Rosenzweig es doctor en psicología de la percepción y director del museo experimental de Núremberg «La Torre de los sentidos».
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RETROSPECTIVA
EVOLUCIÓN DE LAS IMÁGENES CEREBRALES Hace veinte años se consiguió la primera imagen del encéfalo humano mediante resonancia magnética funcional. Dicho método ha abierto el camino a novedosas técnicas para la neurociencia ANNA VON HOPFFGARTEN
E
l nacimiento de la iconografía del cerebro fue laborioso. En 1919, el neurocirujano Walter Edward Dandy introdujo una aguja en el canal raquídeo de un paciente. A través de un sistema de tubos sustituyó por aire el líquido cefalorraquídeo. Cuando hubo finalizado casi por completo tal operación, colocó al paciente en una silla giratoria con la cabeza hacia abajo, e hizo incidir un haz de rayos X sobre su cráneo. La placa resultante mostró la imagen difusa de la estructura del encéfalo rodeada de un velo blanco. Dandy denominó a su hallazgo pneumoencefalografía, técnica que revolucionó la neurología a principios del siglo XX. A partir de la diferencia de densidad entre el aire y la masa cerebral pudieron localizarse por primera vez tumores y lesiones cerebrales sin necesidad de abrir el cráneo. No obstante, el método resultaba muy doloroso, además de peligroso para el paciente. En la mayoría de los casos, aparecían cefaleas y vómitos; algunas veces incluso se desencadenaban ataques epilépticos. Hoy pueden conseguirse imágenes cerebrales de forma mucho más cómoda. Extendido en una camilla, con un cojín en la nuca, se introduce al sujeto en el interior del tubo. La única molestia que padece durante el proceso es la estrechez y el ruido del aparato. A principios de los años setenta del siglo pasado apareció la tomografía por resonancia magnética (TRM) descubierta, entre otros, por Paul Lauterbur y Peter Mansfield, más tarde ga-
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lardonados con el premio Nobel. El avance no consistía solo en la comodidad. Mientras que la pneumoencefalografía conseguía imágenes bidimensionales muy difusas, las imágenes del cerebro obtenidas mediante la TRM, como también las que proporciona la tomografía computarizada desarrollada casi al mismo tiempo, eran tridimensionales y ofrecían una cantidad enorme de detalles. La TRM empezó a despertar interés entre psicólogos y neurobiólogos cognitivos hace veinte años. Los investigadores descubrieron que la sangre presenta diferentes propiedades magnéticas según sea su contenido en oxígeno; el escáner registra esas propiedades magnéticas. Cuando las neuronas cerebrales están activas, las áreas donde se encuentran reciben un mayor riego sanguíneo. Basándose en ese principio, la tomografía por resonancia magnética funcional (TRMf), aunque indirectamente, permite ver la actividad cerebral al mismo tiempo que el paciente contempla un cuadro u ocupa su mente con algún pensamiento. «Por primera vez, los investigadores pueden comprobar los sustratos neuronales de los procesos cognitivos», explica Rainer Goebel, director del Centro Maastricht de Imaginería Cerebral en Holanda.
Siguiendo las huellas del inconsciente En los últimos 20 años, la TRMf ha proporcionado a la neurología unos conocimientos extraordinarios. El fenómeno de la percepción inconsciente era un
tabú para los psicólogos experimentales. En 1998, Paul Whalen, a la sazón en la Escuela de Medicina de Harvard, publicó un estudio con TRMf, el cual significó un cambio fundamental. Whalen demostró que al presentarles imágenes de caras con gesto de temor, se activaba en los observadores el núcleo amigdalino. Posteriormente se ha demostrado que en numerosas actividades cognitivas tienen lugar procesos inconscientes (como sucede en la consolidación o fijación de contenidos en la memoria). Con anterioridad se habían considerado algunas áreas cerebrales como responsa-
RESUMEN
Fotografías del cerebro
1
Gracias a la tomografía por resonancia magnética funcional
(TRMf) es posible observar procesos cognitivos en el cerebro.
2
Este procedimiento de neuroimagen tan solo mide de for-
ma indirecta la actividad neuronal. Los resultados deben interpretarse con toda precaución.
3
La investigación para el desarrollo de métodos de neuro-
imagen continúa. Quizás en un futuro la TRMf permita leer los pensamientos.
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MIRADA CRÍTICA Las imágenes del escáner cerebral nos dan cierta información sobre el funcionamiento de nuestro cerebro, siempre y cuan-
GEHIRN & GEIST / MARTIN BURKHARDT
do sepan interpretarse
MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
correctamente.
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bles de determinadas funciones basándose en las alteraciones que aparecían cuando se lesionaban. Con la TRMf esto se demuestra de forma más segura. Según Goebel: «En los primeros tiempos de las imágenes funcionales se describían nuevas áreas en el cerebro cada dos por tres». No obstante, a medida que fueron conociéndose las grandes competencias de las regiones encefálicas (entre ellas, la función de las circunvoluciones fusiformes en el reconocimiento de las caras), se fue cambiando de perspectiva. «Hoy nos interesamos menos por el dónde que por el cómo», señala este psicólogo e informático. Cada vez más, los neurólogos investigan cómo trabajan de forma conjunta diversas áreas cerebrales.
Cableado de la psique La conexión mutua entre las diversas regiones puede estudiarse mediante la imagen por tensor de difusión. Dicha variante de la tomografía por resonancia magnética mide el movimiento de las moléculas de agua en el cerebro. En las células con estructuras largas, caso de las neuronas, el agua suele desplazarse en una u otra dirección a lo largo de su eje, por lo que con ese método pueden hacerse visibles grandes fibras nerviosas. También permite diagnosticar algunas enfermedades que cursan con lesiones de las vías nerviosas.
La tomografía por resonancia magnética con estimulación eléctrica, por su parte, permite estimular determinadas áreas cerebrales y observar mediante TRMf cómo se difunde ese estímulo. Para ello, se crea un potente campo magnético en la calota craneal sobre la correspondiente región, o bien se estimulan las neuronas mediante un fino electrodo. Nikos Logothetis, neurólogo del Instituto Max Planck de biología cibernética de Tubinga y considerado un pionero de este método, mide con él las interacciones entre diversas áreas cerebrales. Además de servir para la investigación básica, las policromadas imágenes de los escáneres cerebrales tienen su aplicación en la práctica clínica. Según Herta Flor, del Instituto Central para la Salud Mental en Mannheim, los psiquiatras y psicoterapeutas pueden aprovecharse de la TRMf [véase «Neuroimágenes para una psique sana», por H. Flor, en este mismo número]. Aunque, hoy por hoy, esas técnicas de imagen no resultan todavía útiles para el diagnóstico individual, aportan información sobre posibles causas desencadenantes y hacen comprensible los efectos de la psicoterapia desde el punto de vista fisiológico. También suponen un efecto secundario muy bienvenido: las imágenes ayudan a que el paciente y sus allegados se convenzan de la idoneidad del tratamiento. Con todo, Martin Hautzinger, de la Universidad de Tubinga, se muestra escéptico
Técnicas de imagen cerebral En la tomografía computarizada, el cuerpo del sujeto es irradiado con rayos X por planos. A continuación, un ordenador reúne los datos en una imagen tridimensional. Con esta técnica pueden reconocerse, sobre todo, tumores y hemorragias. El inconveniente radica en la gran dosis de irradiación a la que se ven expuestos los pacientes. La tomografía por resonancia magnética (TRM) mide el comportamiento físico de los núcleos de hidrógeno en el tejido. En el escáner de la TRM, los ejes de rotación de los núcleos son orientados por un potente campo magnético. Una señal electromagnética los estimula. En el momento en que vuelven al estado original, emiten ondas que son medidas por el aparato y procesadas por un ordenador que
ante la posibilidad de que un escáner cerebral permita reconocer si alguna alteración fisiológica es responsable de trastornos psíquicos. «Sabemos demasiado poco sobre estas alteraciones», indica. Según este psicólogo, se necesitaría una muestra muy amplia de escáneres cerebrales estandarizados, siquiera como punto de partida, para poder definir como «normal» la actividad cerebral que acontece al realizar una actividad concreta o responder a un estímulo determinado. Esta idea choca con un problema general de la imagen por TRMf. En opinión de Rainer Goebel, del departamento de neurocognición de la Universidad de Maastricht: «Con este método solo medimos las modificaciones de la irrigación sanguínea, dato a partir del cual no podemos cuantificar la actividad cerebral en términos absolutos». Se detecta, pues, un «aumento de actividad» respecto a otras áreas del cerebro, pero no se registran los valores absolutos, lo que dificulta de manera notable la comparación entre unas personas y otras. El solo hecho de tomar una taza de café por la mañana puede ocasionar un importante cambio en la irrigación sanguínea del cerebro. Hautzinger opina que para definir un trastorno psíquico y tratarlo de manera correcta han de tenerse en cuenta el mayor número de fuentes de información posible, entre las que se encuentran entrevistas, test y escáneres cerebrales. Si bien es cierto que con la TRMf se han conseguido extraordinarios resultados, pocas técnicas neurológicas han provocado tan acalorados debates como las imágenes en color del cerebro. Los críticos advierten que se trata de un método demasiado indirecto, demasiado inexacto, demasiado lento. Al fin y al cabo, se limita a informar sobre el flujo sanguíneo en el encéfalo, lo cual solo tiene que ver de manera secundaria con la actividad neuronal. Sería como intentar estudiar el funcionamiento de un ordenador basándose en la medición del consumo de electricidad mientras realiza diferentes actividades.
las convierte en imágenes tridimensionales. La TRMf capta la irrigación sanguínea del cerebro. La tomografía por emisión de positrones registra la distribución por el cuerpo de una sustancia marcada por radiación e inyectada con anterioridad. Ello permite sacar conclusiones sobre los procesos metabólicos en el tejido.
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Indirecto, pero informativo Sus defensores admiten que aunque el método es indirecto, permite sacar importantes conclusiones. Logothetis demostró en monos, mediante electrodos y con la MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
¿Qué mide la tomografía por resonancia magnética funcional? A diferencia de lo que a menudo se cree, las policromadas
gre). En las áreas cerebrales, con un aumento de la irrigación
manchas del escáner cerebral miden solo de manera indirecta
sanguínea, se eleva la concentración de hemoglobina oxidada
la actividad neuronal, ya que la tomografía por resonancia
en los vasos sanguíneos, ya que las neuronas consumen menos
magnética funcional (TRMf) registra la irrigación sanguínea
oxígeno del que les llega. Como consecuencia, la señal en la
del tejido nervioso. Ya en 1935, los químicos Linus Pauling y
TRMf resulta más potente. Pero ¿qué relación guarda ello
Charles D. Coryell comprobaron que las propiedades magné-
con la actividad cerebral? Nikos Logothetis, del Instituto Max
ticas del pigmento sanguíneo hemoglobina variaban según
Planck de biología cibernética de Tubinga, demostró median-
se hallase cargado o no con oxígeno. A principios de los años
te medidas simultáneas realizadas con electrodos especiales
noventa del siglo pasado, los investigadores descubrieron que
que la señal BOLD dependía menos de la estimulación de
dichos cambios pueden captarse en los tomógrafos de espín
las neuronas que de la actividad de las sinapsis, es decir,
nuclear en forma de señal BOLD (del inglés blood oxygen level
de la transmisión de señales procedentes de otras regiones
dependent, señal dependiente del nivel de oxígeno en la san-
encefálicas.
Flujo san guí neo
GEHIRN & GEIST / MEGANIM
Flujo s ang uín eo
Hemoglobina Oxígeno
TRMf, que la señal del escáner cerebral se correspondía con las respuestas neuronales, pero no tanto con la estimulación de las neuronas como con la actividad de las sinapsis, es decir, con la cantidad de neurotransmisores que se producen en una sinapsis. Para Logothetis existe otro problema: la potencia de la señal de la TRMf depende del número de neuronas activadas. No obstante, para muchas funciones perceptivas y cognitivas, la cantidad de neuronas implicadas no es decisiva. Resulta más importante la actividad conjunta de diversas vías nerviosas entrelazadas. Según este neurólogo, para interpretar los datos correctamente deberían completarse con otras informaciones, a saber, el estudio de la actividad eléctrica mediante electrodos unicelulares en animales o a través del electroencefalograma (EEG) en personas. MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
Numerosos investigadores se encuentran con la dificultad inherente de la poco rigurosa valoración estadística de los datos proporcionados por la TRMf. Durante una medición, el escáner ofrece una enorme cantidad de datos que a continuación han de ser valorados por métodos estadísticos. Para cada punto de la imagen tridimensional (vóxel) se calcula, mediante la aplicación de complicados algoritmos, si su actividad varía según diversas circunstancias. El hecho de que para cada uno de los aproximadamente 100.000 vóxeles se haya de practicar un estudio estadístico da lugar a demasiados resultados falsamente positivos. Con el fin de evitarlo, existen procedimientos matemáticos de corrección; sin embargo, con frecuencia resultan insuficientes. En 2009, Craig Bennet y su equipo de la Universidad de California en Santa Barbara advirtieron de ese problema metodoló-
gico mediante un curioso experimento: practicaron a un salmón muerto un escáner cerebral y le presentaron fotografías de personas en diversas situaciones sociales. La valoración de los datos de la TRMf dio como resultado que en el encéfalo del pez aparecían puntualmente aumentos de la actividad ante la presencia de imágenes si se comparaba con la reacción cuando faltaban dichos estímulos visuales.
Detalles cada vez más precisos A pesar de las numerosas voces críticas, la mayoría de los neurólogos y psicólogos están de acuerdo en que las imágenes del escáner cerebral, rigurosamente analizadas y cuidadosamente interpretadas, permiten sacar válidas consecuencias sobre el funcionamiento del cerebro humano. Con todo, los investigadores continúan tratando de perfeccionar el método y desarrollar cada vez más las posibilidades
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Cronología de las técnicas iconográficas cerebrales 1975
1919
Walter Dandy introduce la técnica de la pneumoencefalografía en la que el líquido cefalorraquídeo del cerebro es sustituido por aire. De esa forma la estructura cerebral se reconoce mejor en la radiografía.
1924
Primer electroencefalograma registrado en seres humanos.
1968
David Cohen mide por primera vez el aporte sanguíneo al cerebro mediante la magnetoencefalografía.
1927
Egas Moniz (premio Nobel en 1949) introduce la angiografía cerebral. Mediante ella, los vasos sanguíneos aparecen representados en la radiografía.
Descubrimiento de la tomografía por emisión de positrones.
1992
Primeras imágenes por TRMf con ayuda de señales BOLD.
1973
Introducción de la tomografía computarizada y primeros trabajos sobre la tomografía por resonancia magnética funcional (TRMf) realizados por Paul Lauterbur y Peter Mansfield (galardonados en 2003 con el premio Nobel).
EN BREVE Un vóxel es el equivalente tridimensional de un píxel, es decir, el área mínima que puede representarse en la tomografía por resonancia magnética (TRM). Un vóxel típico de 55 milímetros cúbicos contiene unos 5,5 millones de neuronas. Los investigadores entienden como señal BOLD (del inglés blood oxygen level dependent) los cambios de flujo sanguíneo en un área cerebral captada por la TRM. La imagen por tensor de difusión visualiza el desplazamiento de las moléculas de agua en el cerebro. Ello permite hacer visibles las conexiones entre diferentes áreas cerebrales.
del escáner. Si los primeros aparatos tenían una resolución de apenas cuatro o cinco milímetros, los actuales son capaces de captar detalles de un tamaño de tan solo dos milímetros. Modernos escáneres de campo alto pueden captar detalles de tamaño inferior al milímetro. Goebel afirma con entusiasmo: «Ello abre posibilidades completamente nuevas». Este autor sueña con la posibilidad de que mediante la TRMf se puedan leer los pensamientos: «Queremos penetrar con más detalle en las áreas cerebrales e investigar cómo se hallan codificadas allí cada una de las funciones cognitivas». Dicho objetivo abarca desde saber cómo
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se hallan representadas las caras en el área cerebral responsable del reconocimiento de rostros hasta dilucidar por qué los disléxicos confunden las letras «p» y «q». Basándose solo en los datos de la TRMf, con ayuda de complicados métodos de cálculo, los investigadores han sido capaces de identificar correctamente, con una probabilidad de acierto de hasta el 80 por ciento, cuál de dos objetos había visto un voluntario. Goebel rastrea, además, otra vía de investigación: la retroalimentación neurológica mediante la TRMf. Para ello, los voluntarios aprenden a influir por ellos mismos en su actividad neuronal. Mientras se encuentran estirados en el tubo de la tomografía, una pantalla les muestra la imagen de las reacciones de una determinada área cerebral casi en tiempo real. Si los probandos se concentran en distintas actividades (pongamos por caso, desplazándose mentalmente por su vivienda), se desencadena el típico patrón de activación que, con alguna práctica, pueden dirigir ellos mismos. Nuevos escáneres cerebrales en tiempo real permiten incluso una respuesta desde regiones profundas del cerebro, las cuales desempeñan una importante función en las emociones. «La retroalimentación neurológica a través de la TRMf puede convertirse en un instrumento terapéutico», afirma Goebel. Los primeros estudios indican que
el método puede reducir los síntomas en pacientes con depresión. Mediante procedimientos novedosos, los sujetos ven el grado de actividad que acontece en un área determinada de su cerebro, también cómo esta influye en otras regiones. «Esperamos que en algún momento puedan tratarse otros trastornos, tales como la esquizofrenia», señala Goebel, quien asegura que es posible que con este método los pacientes puedan entrar en sintonía con áreas cerebrales que no funcionen de forma adecuada. «Sin embargo, todo eso es todavía un futurible». Anna von Hopffgarten es bióloga y redactora de Gehirn und Geist, la edición alemana de Mente y cerebro.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA WHAT WE CAN DO AND WHAT WE CANNOT DO WITH FMRI. N. Logothetis en
Nature, vol. 453, págs. 869-878, 2008. BRIEF HISTORY OF HUMAN BRAIN MAPPING.
M. E. Raichle en Trends in Neurosciences, vol. 32, págs. 118-878, 2008. EL NECESARIO ESCEPTICISMO SOBRE LOS ESCÁNERES CEREBRALES. M. Shermer en
Mente y cerebro, n.o 44, 2010.
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LIBROS
CONCIENCIA Aproximaciones sobre su naturaleza y estados
STATES OF CONSCIOUSNESS. EXPERIMENTAL INSIGTHS INTO MEDITATION, WAKING, SLEEP AND DREAMS. Dirigido por Dean Cvetkovic e Irena
Cosic. Springer Verlag, Berlín, 2011.
N
uestro cerebro resulta de una configuración de átomos y moléculas, flujos químicos y corrientes eléctricas. En su función tiene mucho de computador refinado. Pero a diferencia de este, el cerebro es el sujeto de conciencia. Su actividad física se ve acompañada por sentimientos y emociones (amor, miedo, alegría, ansia, dolor). Los neurocientíficos han podido ya establecer pautas del cerebro y experiencias mentales asociadas. Pero adviértase que no hay nada en esas pautas cerebrales del comportamiento que nos informe, por sí mismas, de algo que presente una experiencia mental. Necesitamos que el sujeto del ensayo nos indique en qué está pensando en cada momento. Y aun entonces hemos de fiarnos de su palabra, pues no existe otro medio de corroborarlo. Una vez han declarado en qué están pensando podemos razonablemente inferir que, al coincidir con un patrón similar del cerebro de otros, estos atravesarán las mismas experiencias mentales. Pero no se trata más que de una inferencia. ¿Cuál es la naturaleza de esas experiencias mentales? Con otras palabras, ¿cuál es la naturaleza de la conciencia? De entrada ignoramos qué cosas son conscientes. Yo soy consciente. Lo sé por experiencia propia. Doy por sentado, además, que el lector también lo es porque tiene un cerebro como el mío y habla como si tuviera experiencias mentales. ¿Poseen conciencia los chimpancés? Diríase que en cierto modo. ¿Y los vermes? Si limpiando el jardín partimos en dos un gusano, ¿hay ahora dos conciencias donde antes había una, si la había?
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El problema de la conciencia, compendio del problema mente-cerebro, ha atraído, desde siempre, a las mentes más sagaces, que buscaban acortar la distancia que media entre el lenguaje científico, que habla de cerebro, átomos, mensajeros químicos o circuitos eléctricos, y el lenguaje psicológico, que maneja los conceptos de mente, emociones, amor, temor, dolor o toma de decisiones. Cada lenguaje contiene información que no se encuentra en el otro. Aunque se den correlaciones entre ambos lenguajes (una pauta particular del cerebro asociada a una respuesta psicológica), no se ha avanzado un paso en el camino de la unificación lingüística. No hay forma de que podamos cuantificar o introducir en una ecuación física, como si se tratara de masa o carga eléctrica, conceptos tales como amor, miedo o dolor. El objetivo de un lenguaje único, coherente y universal, rasgo distintivo de la ciencia empírica, parece inalcanzable. Puesto que el cerebro se rige por las leyes de la física, en un estado dado del cerebro en un momento determinado, y a partir del conocimiento de todas las influencias externas que recibe, hemos de poder predecir el estado físico subsiguiente. Si al psicólogo compete definir un estado de conciencia, pertenece al científico medirlo. Los principales estados de conciencia son la vigilia, el sueño y la ensoñación. A través de esos tres estados y en sus fronteras se originan múltiples estados específicos. Los estados alterados de conciencia son procesos de transición dinámicos, en los que un individuo entra continua-
mente en un nuevo estado y abandona el viejo. No cabe, por otro lado, un estudio exhaustivo de la conciencia si no aplicamos los dos enfoques, el científico y el psicológico. En los estados alterados de conciencia, las propias experiencias conscientes y la percepción se caracterizan por cambios electrofisiológicos, cognitivos y conductuales. Para David Chalmers existe un problema débil y un problema fuerte de la conciencia. El problema débil corresponde a los correlatos neurales de la conciencia, a los procesos fisiológicos del cerebro y a la respuesta de los procesos psicológicos ante estímulos sensoriales (internos o externos). El problema fuerte es el de la explicación del nexo que existe entre procesos físicos y experiencias conscientes, a través de procesos psicológicos: «¿Cómo podría un sistema físico dar lugar a una experiencia consciente?» [Chalmers D. 1996. The conscious mind, in search of a fundamental theory. Oxford University Press; Oxford; p. 25.]
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Chalmers sostiene que la relación entre el proceso físico y la experiencia (fenoménica) consciente depende del vínculo dual entre lo físico y lo psicológico, y lo psicológico y lo fenoménico. El estado fenoménico de la mente es la experiencia consciente. Dicho estado se caracteriza por la forma en que se siente. El estado psicológico de la mente es la base explicativa de la conducta; se estudia en la ciencia cognitiva. El estado psicológico se caracteriza por lo que hace. Para cada estado fenoménico podría haber un estado psicológico, indisociables. ¿Cómo mantiene el cerebro el sentido del yo? Mientras las experiencias conscientes generan nuevas trayectorias neurales, por la incesante formación de nuevos circuitos, se nos escapa la autoimagen y la comprensión del yo. Sabemos que el yo puede actuar como punto de referencia para ordenar nuestros pensamientos, emociones y experiencias, y puede crear límites entre acontecimientos externos e internos para formar experiencias. Si las experiencias en cuestión fueran placenteras cuando se sintieron por vez primera (una canción oída en la infancia en la playa) y se vuelven a producir más tarde las mismas emociones (volver a oír la misma canción), se dispara la sensación, se extracta la información de la memoria y las experiencias tornan a revivirse, de suerte que se inducen estados mentales y emociones y pueden realizarse acciones físicas. Recuerdos irrelevantes, como el del olor del pastel de nuestra infancia, pueden evocarnos el pasado, con nostalgia. Unas experiencias nostálgicas que elevan el ánimo, aumentan la autoestima y mejoran el bienestar general. Hay muchas teorías de la conciencia: dualismo, conductismo, idealismo, funcionalismo, identidad (personal), fenomenalismo, fenomenología, emergentismo, misticismo, externalismo, fisicalismo, etcétera. Por botón de muestra, el dualismo entre una mente inmaterial, inacotable en el espacio y el tiempo, y un cuerpo dotado de dimensiones espaciales, recibió sanción clásica en la expresión Cogito ergo sum, de René Descartes (1596-1650). Había dos res para el cartesianismo, la extensa (materia que llena un espacio) y
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la res cogitans, o mente. George Berkeley (1685-1753) propuso mostrar, en su visión idealista de la conciencia, que solo experimentamos perceptos, pensamientos y sentimientos y que un mundo externo (explicado por la física) es imaginación y percepción. Esta teoría filosófica nunca fue desacreditada del todo. William James (1842-1910) llamó funcionalismo a su propia teoría de la mente. De acuerdo con ese sistema, un estado mental no depende de ninguna propiedad interna, sino de la forma en que opera o del papel que desempeña en la mente. La corriente de conciencia constituye un proceso o flujo de pensamientos de los que uno es consciente. En su acercamiento a la materia, Sigmund Freud (1856-1939) y Carl Gustav Jung (1875-1961) especularon, a propósito de la conciencia, que esta constaba de tres niveles. Para Freud, el nivel consciente es el que permitía percatarse de uno mismo y del entorno; el nivel del subconsciente posibilitaba que la información permaneciera escondida de la conciencia hasta que se manifestara, andando el tiempo o en el desarrollo de la terapia; por fin, el nivel inconsciente mantenía inaccesible la información para la conciencia, razón por la que demandaba años de terapia y una hábil interpretación de los sueños. En efecto, para llegar a los niveles subconsciente e inconsciente, Freud propuso el psicoanálisis y el análisis del contenido de los sueños, respectivamente. Jung desarrolló su propia teoría de la mente y de los estados naturales y alterados de conciencia. Se basó en la teoría freudiana del inconsciente e identificó tres categorías de conciencia: conciencia del sujeto propiamente dicha (vígil), inconsciente personal (semejante a los recuerdos reprimidos de Freud) y el inconsciente colectivo (reacciones humanas universales, basadas en formas preexistentes conocidas como arquetipos). Jung creía en la existencia de un poderoso vínculo direccional de lo inconsciente a lo consciente. Lo inconsciente actuaría como organizador de la memoria y alimentaría información de interés para la conciencia dondequiera que se necesitara.
La gama de los conductistas es amplia. De los que negaban que la conciencia tuviera algo que ver con la psicología hasta los que rechazaban de plano la realidad de la conciencia. Especial fortuna, en cambio, tuvo Adam Zeman, para quien toda teoría de la conciencia debía obedecer tres intuiciones fundamentales: la conciencia es un fenómeno potente que merece ser explicado, no desechado; la conciencia se halla entrelazada con nuestro cerebro; la conciencia marca la diferencia del ser humano. Dualismo, teoría de la identidad y funcionalismo chocarían con al menos una de esas tres intuiciones. Se han multiplicado los esfuerzos por tender puentes entre el aspecto subjetivo, llamado también de primera persona, de la conciencia y el aspecto objetivo, externo, de tercera persona. Tal fue la tarea acometida por Francisco J. Varela con su neurofenomenología, cuyo fin principal consiste en generar y refinar datos de primera persona por medio de una exploración fenomenológica para interpretar y cuantificar los procesos fisiológicos y conductuales que son pertinentes para la conciencia. En breve, relacionar relatos de experiencia de primera persona con relatos neurocientíficos de tercera persona. En la búsqueda de una aproximación a la conciencia destaca también Karl H. Pribram y sus tres modos de experiencia consciente: estados, contenidos y procesos. Los estados conscientes están influenciados por los substratos biofísicos y bioquímicos de alerta, sueño y ensoñación. Los contenidos conscientes nos remiten a la percepción. Los procesos conscientes unen estado con contenido percibido y contenido con estado. Desde una óptica clínica, goza de notable predicamento la relación entre los componentes principales de la conciencia que ha sido objeto de estudio de Steven Laureys y su grupo de la Universidad de Lieja. Los dos componentes en cuestión son el contenido de conciencia y el nivel de conciencia. Contenido es el percatarse del yo y del entorno (awareness); nivel es la alerta o vigilancia (arousal). El contenido de conciencia, o la percepción consciente, consta de cognición, intenciones, experiencias almacenadas en la memoria y el presente. LUIS ALONSO MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
LO HUMANO ¿Qué dice la neurociencia que es el hombre?
R
amachandran, puntal de esta revista desde muy pronto, lleva más de un cuarto de siglo dedicado al campo emergente de la neurociencia cognitiva. Ahora se propone compendiar lo que nos singulariza y había ido exponiendo en Phantoms in the Brain, A Brief Tour of Human Consciousness y otros escritos. Buscar qué nos hace únicos supone desenredar las misteriosas conexiones entre cerebro, mente y cuerpo. Y puesto que en neurociencia las cuestiones solo alcanzan sentido si las enmarcamos en el curso de la evolución, interesa saber cómo se produjo el tránsito del cerebro de un primate al cerebro de otro congénere dotado de facultades mentales. A partir de los efectos se intenta llegar a las causas. Se estudian pacientes con lesiones o patologías congénitas cerebrales que repercuten de forma anómala sobre su mente o su conducta. Los trastornos neuronales adquieren formas variopintas, desde quienes ven tonos musicales o saborean texturas hasta quienes abandonan el cuerpo para contemplarlo desde el techo. La resolución de un enigma clínico suele ir acompañado de un mayor conocimiento de la función normal. Durante buena parte del siglo XX , la psicología privilegió dos teorías sobre la conducta humana, el psicoanálisis y el conductismo; se abandonaron cuando la neurociencia entró en liza. En poco tiempo hemos avanzado de los genes a los circuitos, de estos a la cognición. En el último decenio, la neurociencia se ha introducido incluso en terrenos que parecían impropios, por distantes: neuroeconomía, neuromarqueting, neuroarquitectura, neuroarqueología, neuroética, neuropolítica, neuroestética o neuroteología. Hasta los ochenta dominó la idea de que el cerebro constaba de numerosos módulos especializados pergeñados desde el nacimiento para acometer determinadas tareas. Un decenio después, MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
THE TELL-TALE BRAIN. A NEUROSCIENTIST’S QUEST FOR WHAT MAKES US HUMAN,
por V. S. Ramachandran. W. W. Norton, Nueva York, 2011.
esa visión estática cedió el paso a una visión más dinámica. Los módulos cerebrales no realizan su función de manera aislada, sino que existe una constante interacción de ida y vuelta entre ellos. Los cambios operados en un módulo, sea por lesión, aprendizaje, maduración o experiencia, pueden repercutir en la acción de otros módulos con los que se halla conectado. Un módulo puede, incluso, tomar las riendas de las funciones de otro. El cableado del cerebro es maleable, no solo en la infancia, sino también llegada la edad adulta. Con otras palabras, el cerebro es un sistema biológico extraordinariamente plástico, que se encuentra en un estado de equilibrio dinámico con el mundo exterior. Y si tomamos en cuenta las neuronas espejo, podremos inferir que nuestro cerebro se halla en sincronía con otros cerebros. Nadie cuestiona seriamente nuestro origen primate. Anatómica, neurológica, genética y fisiológicamente somos simios. Muchos de nuestros caracteres mentales únicos, exclusivos del hombre, parecen haber evolucionado a través del despliegue novedoso de estructuras cerebrales que en un comienzo se adquirieron en el curso de la evolución por otras razones. Pero somos, además, la especie cuyo destino se encuentra en sus propias manos, no en las manos de la química y del instinto. No hubo sobre la Tierra otro salto similar al del origen de la vida. Un simio puede alcanzar un plátano, pero solo el hombre puede alcanzar las estrellas. Los simios viven, luchan, se reproducen y mueren en la selva: fin de la historia. El hombre escribe, investiga crea y busca. Ensartamos genes y dividimos
átomos, lanzamos cohetes espaciales. Miramos en las entrañas de la gran explosión y en los dígitos del número pi. Y lo más sobresaliente: dirigimos nuestra mirada hacia el interior, ensamblando las piezas del rompecabezas de nuestro cerebro único y maravilloso. Mas ¿cómo puede ser que una masa gelatinosa de tres libras de peso contemple el significado de infinitud e incluso se cuestione su propio papel en el cosmos? Nuestro cerebro consta de átomos que se forjaron en el corazón de estrellas distantes años luz de nosotros. Esas partículas navegaron durante eones hasta que la gravedad y el azar las juntó aquí, ahora. Esos átomos forman ahora un cerebro que no solo puede admirar las estrellas que le dieron nacimiento, sino que puede también pensar sobre su capacidad de pensar y admirarse de su propia capacidad de admiración. Con la llegada del hombre, se ha dicho, el universo adquirió de inmediato conciencia de sí mismo. Y eso es, en verdad, el mayor misterio de todos. Cuando ponderamos nuestra singularidad, parece obvio maravillarse de cuán próximas se hallaron otras especies de
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alcanzar nuestro estado cognitivo. Numerosas especies de primates protohumanas han habitado la Tierra, pero solo nuestra especie lo consiguió. ¿Cómo eran los cerebros de aquellos otros homininos? ¿Perecieron porque no dieron con la combinación adecuada de adaptaciones neurales? No nos quedan más que sus restos fósiles y útiles líticos dispersos. Contamos con mayores posibilidades de descifrar el misterio de los neandertales. Se encontraban a un tiro de piedra de alcanzar la plena humanidad. Crearon arte y se adornaron con abalorios, se abastecieron con una dieta variada y enterraban a sus muertos. Pero hace unos 30.000 años desaparecieron de la faz de la Tierra. La tesis oficial dicta que los humanos persistieron porque eran superiores en lenguaje, herramientas y organización social. También el hombre de Flores pone en aprieto el estatuto de privilegio del Homo sapiens. Pese a su escasa estatura cazaba lagartos-dragones, ratas gigantes y elefantes pigmeos. Manufacturaba útiles con sus manos mínimas, adquirió notables habilidades y se adentraba en mar abierto. Y lo que parece increíble: su cerebro medía un tercio del cerebro humano, menos que el del chimpancé. Ignoramos por qué desapareció. Es un error muy extendido pensar que los cambios graduales y sutiles pueden producir solo resultados graduales. De procesos elementales y sencillos pueden emerger procesos complejos; de cambios pequeños en un factor de un sistema complejo resultan transformaciones radicales y cualitativas en otros factores. En ese momento clave, los cambios graduales dejan de tener efectos graduales para desencadenar un cambio cualitativo repentino, una transición de fase. La naturaleza está llena de transiciones de fase: el paso del hielo a agua líquida, o el de líquido a gas. Pero las transiciones no están confinadas a la química. Pueden darse en sistemas sociales, en las burbujas especuladoras, en los desplomes económicos, en los atascos de tráfico. Las transiciones de fase pueden también aplicarse a los orígenes del hombre. A lo largo de los millones de años que desembocaron en Homo sapiens, la selección natural continuó esculpiendo el cerebro de nuestros antepasados de forma gradual; verbigracia, aquí, una expansión mínima
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de la corteza; allí, un leve espesamiento de las fibras, más allá conexiones entre estructuras, y así a lo largo de innúmeras generaciones. Con cada nueva generación, esas sutiles mejoras neurales engendraban unos primates más hábiles en la creación de útiles, más inteligentes en las relaciones sociales, más previsores en la conducta de la caza, mejores en el recuerdo del pasado y en el establecimiento de conexiones en el presente. Pero hace unos 150.000 años se dio un desarrollo explosivo de ciertas estructuras y funciones cerebrales básicas cuyas combinaciones fortuitas posibilitaron unas facultades mentales que nos hicieron especiales y únicos. Experimentamos una transición de fase mental. Todas las regiones preexistentes seguían en su sitio, pero comenzaron a trabajar de una forma nueva y conjunta que trascendía la mera suma de partes. Esa transición nos trajo el lenguaje, la sensibilidad artística y religiosa, la conciencia. En el intervalo de unos 30.000 años empezamos a construir nuestros propios hogares, indumentaria, adornos y pinturas. Terminamos con la evolución genética, pero nos embarcamos en una evolución que avanzaba mucho más deprisa y actuaba sobre la cultura. ¿Cuáles fueron las mejoras introducidas en las estructuras cerebrales que resultaron clave para dar cuenta de todo ello? La corteza cerebral se desarrolló tanto que se vio obligada a plegarse en circunvoluciones. Se la reconoce sede del pensamiento y demás funciones mentales superiores. A grandes rasgos, los lóbulos occipitales se ocupan principalmente del procesamiento visual; se hallan divididos en treinta regiones procesadoras distintas, especializada cada una en un aspecto diferente de la visión, tales como el color, el movimiento y la forma. Los lóbulos temporales se hallan especializados en funciones perceptivas superiores, como el reconocimiento de rostros; para vincularlas a emociones apropiadas, reclaman la colaboración de la amígdala, que reside en los nudos frontales de los lóbulos temporales. La parte superior del lóbulo temporal izquierdo aloja el área de Wernicke, cuyo volumen en humanos septuplica el volumen de la misma área en los chimpancés. Se trata de una de las
pocas áreas cerebrales que pueden declararse exclusivas del hombre. Le compete la comprensión del significado y aspectos semánticos del lenguaje. Los lóbulos parietales han experimentado una notable expansión en el curso de la evolución humana, pero ninguna parte de ellos ha crecido tanto como los parietales inferiores. Una extensa porción del lóbulo se desdobló en dos nuevas regiones de procesamiento, el giro angular y el giro supramarginal. El giro angular izquierdo se halla implicado en funciones importantes y exclusivas; así, la aritmética, la abstracción, el descubrimiento de la palabra apropiada y las metáforas. El giro supramarginal izquierdo, por su parte, es responsable de acciones habilidosas, como enhebrar una aguja o clavar un clavo. Los lóbulos frontales realizan diversas funciones propias. Intervienen en la planificación de acciones y el mantenimiento de objetivos en la mente, en la moralidad, compasión y ambición; en la memoria operativa. La lesión en la corteza prefrontal cambia la personalidad del sujeto; si se daña el lóbulo prefrontal izquierdo, el paciente se aísla del mundo social y muestra su resistencia a actuar; si queda afectado el lóbulo prefrontal derecho, el paciente parecerá eufórico, aun cuando no lo esté en realidad. Los casos de lesión prefrontal resultan particularmente inquietantes para los familiares. El paciente pierde interés en su propio futuro y no muestra arrepentimiento moral de ningún tipo. Lo paradójico es que parece normal en muchos aspectos. Su lenguaje, su memoria e incluso su cociente de inteligencia se mantienen incólumes; pero ha perdido numerosos de los atributos que definen la naturaleza humana: ambición, empatía, previsión, sentido moral y sentido de la dignidad. Por todas esas razones se ha considerado la corteza prefrontal la «sede de la humanidad». Sin embargo, la investigación reciente ha descubierto una gavilla de regiones cerebrales que han experimentado una elaboración tan radical que, en el terreno funcional o cognitivo, sí pueden considerarse novedosas y únicas. Hemos citado tres: el área de Wernicke en el lóbulo temporal izquierdo, la corteza prefrontal y el lóbulo parietal inferior. LUIS ALONSO MENTE Y CEREBRO 55 / 2012
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T-4: Máquinas de cómputo T-6: La ciencia de la luz T-7: La vida de las estrellas T-8: Volcanes T-9: Núcleos atómicos y radiactividad T-12: La atmósfera T-13: Presente y futuro de los transportes T-14: Los recursos de las plantas T-15: Sistemas solares T-16: Calor y movimiento T-17: Inteligencia viva T-18: Epidemias T-20:"DåùÈyà`yïyààyåïày T-21: Acústica musical T-22: Trastornos mentales T-23:myDåmy¨´´ï¹ T-24: Agua T-25: Las defensas del organismo T-26: El clima T-27: El color T-29: A través del microscopio T-30: Dinosaurios T-31: Fenómenos cuánticos T-32: La conducta de los primates T-33: Presente y futuro del cosmos T-34: Semiconductores y superconductores T-35: Biodiversidad T-36: La información T-37: Civilizaciones antiguas T-38: Nueva genética T-39: Los cinco sentidos T-40: Einstein T-41: Ciencia medieval T-42: El corazón T-43: Fronteras de la física T-44: Evolución humana T-45: Cambio climático T-46: Memoria y aprendizaje T-47: Estrellas y galaxias T-48: Virus y bacterias T-49: Desarrollo del cerebro, desarrollo de la mente T-50: Newton T-53: Planetas T-54: Darwin T-55: Riesgos naturales T-56: Instinto sexual T-57: El cerebro, hoy T-58: Galileo y su legado T-59: ¿Qué es un gen? T-60: Física y aplicaciones del láser T-61: Conservación de la biodiversidad T-62: Alzheimer T-63: Universo cuántico T-64: Lavoisier, la revolución química T-65: Biología marina T-66: La dieta humana: biología y cultura T-67: Energía y sostenibilidad T-68: La ciencia después de Alan Turing
Inteligencia viva, Desarrollo del cerebro, desarrollo de la mente, El cerebro, hoy
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La ciencia de la luz, A través del microscopio, Física y aplicaciones del láser
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004-2 013-1 015-8 017-4 027-1 031-X 039-5
La diversidad humana 24 € El sistema solar 24 € Partículas subatómicas 24 € Tamaño y vida 24 € La célula viva (2 tomos) 48 € Construcción del universo 24 € Matemática y formas óptimas 24 € Planeta azul, planeta verde 24 € El legado de Einstein 24 €
046-8 054-9
uadernos d Precio por ejemplar: 6,90€
Cuadernos 1: El cerebro Cuadernos 2: Emociones
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Ya en su quiosco dos nuevos monográficos Descubra las bases neurobiológicas y los aspectos socioculturales de las emociones en la segunda entrega de CUADERNOS, nuestra colección sobre los grandes temas de la fi_Yebe]WobWid[kheY_[dY_Wi$
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Con ocasión del centenario del nacimiento de Alan Turing, el de nuevo número de la colección TEMAS repasa su obra a través de las repercusiones que esta ha ejercido ddee [dbWÐbeie\WZ[bWicWj[c|j_YWi"bW W YecfkjWY_d"bWij[ehWiZ[bWc[dj[ ebWX_ebe]WZ[bZ[iWhhebbe$
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