El Estado y el Problema de la Vivienda, 1945 - 2005. 50 años de vivienda en el Perú Notas de trabajo.
Adolfo Córdova Valdivia.
Las malas condiciones de la vivienda de las clases más pobres de las ciudades peruanas son tan antiguas como la república, y probablemente como las ciudades mismas. Pero empiezan a tomar características de problema con el proceso de urbanización de la población. Lento al principio, hasta el primer tercio del siglo XX, se acelera, especialmente en Lima, a partir de los años 40. En la capital, a la secuela del terremoto de 1940 se sumó la migración que cobra ímpetu a partir de 1945. La respuesta del Estado peruano es primero eventual. “Quintas”, “casas obreros” y “barrios fiscales” se construyen esporádicamente desde 1911
hasta 1942 promovidas ya por la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima, ya por el Ministerio de Fomento. Sólo a partir de 1945 se asume como política coherente. Desde entonces puede considerarse tres grandes etapas o tiempos, de límites difusos entre ellos: los Tiempos de la CORPORACIÓN (Corporación Nacional de la Vivienda), los Tiempos de la CRAV (Comisión Para la Reforma Agraria y la Vivienda, o Comisión Beltrán) y los Tiempos del FONAVI (Fondo Nacional de Vivienda). Los tiemp os de la Corporación Corporación
El gobierno de Bustamante
Es el gobierno de Bustamante y Rivero 1945-1948 el que implanta una política habitacional consecuente con la campaña electoral que lo llevó al poder, a partir de una institución ad-hoc: la Corporación Nacional de la Vivienda, cuya vida trascendió por varios lustros más a la del efímero gobierno que le dio nacimiento. La obra de la Corporación fue basta pero hay que señalar que la más importante fue la primera, la Unidad Vecinal número 3, que puede considerarse un hito, a nivel latinoamericano, en materia de vivienda social ejecutada por el estado. El hecho de haberse logrado consenso para concretar la preocupación por la vivienda en un gobierno, esperanzador en su comienzo, pero debilitado muy pronto por un parlamento adverso, se puede explicar por el papel que jugó Belaunde Terry, primero desde su revista “El arquitecto peruano” (allí
divulgaba las corrientes europeas y norteamericanas sobre el planeamiento
revisado 5/2007
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de conjuntos habitacionales, así como artículos de profesionales peruanos preocupados por las necesidades de vivienda de las clases trabajadoras); después como candidato, planteando en el Programa de gobierno del Frente Democrático la urgencia de atender con criterio técnico y moderno la vivienda y luego, ya como diputado, proponiendo e impulsando desde el primer momento la Comisión y la Corporación a que me vengo refiriendo. No es menos importante sin embargo, la influencia de la escena internacional de entonces. La Segunda Guerra Mundial había arrasado ciudades enteras y el tema de la reconstrucción era abordado aún antes de que se alcance la paz (fue célebre, por ejemplo, un discurso de Churchill sobre este asunto). La construcción de nuevas viviendas era pues una preocupación universal. . La UV.3 con sus 1 115 viviendas, con todos los servicios de barrio para sus 6 mil habitantes fue un hito La idea había sido desarrollar una serie de 4 o 5 unidades a lo largo de la ruta al Callao, al frente de la zona industrial y fue la signada con el número 3 la que encontró primero facilidades prácticas de ejecución. Las viviendas rodeaban un área central para recreación activa y pasiva y para servicios comunales, desde escuelas hasta centro de compras, cine e iglesia, comisaría y biblioteca. La circulación vehicular externa con calles ciegas de servicio logró una radical defensa del tráfico y la barrera verde del bosque frontal, una eficiente protección del ruido de la avenida. El eficaz diseño urbano que logró una densidad de 200 hab. x Ha. Con 88 % de área libre, fue también acertado en el de los departamentos para diversos tamaños de familias y en los austeros sistemas constructivos propuestos. El gobierno de Odría
Como hemos dicho, la obra de la Corporación fue amplia. El gobierno del general Odría (1949-1956), quien había depuesto a Bustamante, creó el Fondo de Salud y Bienestar, que encargó a la Corporación tres Unidades Vecinales más: Matute, Mirones y El Rímac (1 250, 1 14 y 917 viviendas, respectivamente), cuyo diseño considera, ya no un gran espacio verde central, sino espacios de menor escala, formando vecindarios más pequeños alrededor de las cunas maternales. Se edifican también varios conjuntos habitacionales insertados en la trama urbana de la ciudad: Angamos y Miraflores, (iniciados en el régimen anterior), Alexander, San Eugenio, Unanue Barboncito y otros, cada uno con 90 a 140 viviendas, en edificios de 3 y 4 pisos. Y una obra de sumo interés, el Centro Vacacional Huampaní, con el que la Corporación planeó iniciar una serie de locales de vivienda temporal con servicios de esparcimiento para trabajadores. En provincias el Fondo financió y ejecutó, según el informe de Smirnof, 1 782 viviendas en Cusco, Ica, La Oroya, Tacna y Piura. Entre tanto la Junta de Obras Públicas del Callao construyó dos agrupamientos, con algo más de 400 viviendas, y la gran unidad Santa Marina con 1 010 departamentos. Los años del gobierno de Odría se caracterizaron por un incremento de las invasiones y de la formación de barriadas, especialmente en Lima, que la 2
dictadura acogió con criterio paternalista, como clientela política. Además de los cerros San Cosme y El Agustino se desarrollaron en las márgenes del río Rímac. Fue notable la que tomó por nombre la fecha del golpe de Odría, 27 de octubre, asentada a lo largo de la ribera derecha. Los últimos años, de otro lado, se desató una campaña periodística por la casa propia, a cargo del diario “La Prensa”. Ambos hechos confluirían el 24 de diciembre de 1954,
cuando varios miles de pobladores, con una inusitada demostración de organización, invadieron en una sola noche, los arenales al sur de la ciudad en el lugar que luego llamaron “Ciudad de Dios”, en alusión a la fecha. El
hecho fue destacado por el mencionado diario, cuyo seguimiento, cercano a la propaganda, actuó de estímulo, de modo que en pocos días cerca de 10 mil personas habían acampado, con su estera y su bandera peruana, en el extenso arenal. Sin embargo, muchas se retiraron después. El escenario mundial estaba signado entonces por la guerra fría (concretamente por la de Corea). Se hablaba del peligro comunista que se asociaba a las demandas de reforma agraria y aun a las reivindicaciones salariales de los trabajadores. El diario La Prensa, dirigido por Pedro Beltrán, vocero de la derecha, ocultando, o al menos soslayando los problemas estructurales del subdesarrollo del país, proclamaba que el problema de la vivienda era el principal y que, puesto que a más propietarios menos comunistas, la casa propia era el sueño que cada familia debía cumplir. Los tiemp os d e la Comis ión Beltrán o de la CRAV
El segundo gobierno de Manuel Prado
Cuando en 1956 llega al poder Manuel Prado llama a Pedro Beltrán para encabezar una comisión que plantee soluciones viables para enfrentar el problema habitacional y el de la propiedad agraria para pequeños agricultores. Así entra en funciones la Comisión Nacional para la Reforma Agraria y la Vivienda, la CRAV. A partir de dos informes técnicos, sobre las necesidades de vivienda y sobre las barriadas, que la Comisión encargó y que interpretó dentro de su particular enfoque, según el cual correspondía al Estado dar las facilidades y los mecanismos para que la iniciativa privada fuera la que solucione el problema habitacional, derivaron diversas instituciones, programas y medidas, de las cuales queremos destacar: -
las Asociaciones de Ahorro y Préstamo para Viviendas, mal llamadas Mutuales; Los Programas de Ciudades Satélites; y La Ley 13517, de Remodelación, Saneamiento y Legalización de Barrios Marginales. Las Mutuales, muy publicitadas, diseñadas para el mercado convencional, eran en verdad instituciones de crédito que habilitaban a los constructores y luego calificaban a los prestatarios del mismo modo que los bancos pero con bajos intereses. Mientras que la asesoría a las barriadas implicaba el trabajo de los pobladores (ayuda mutua y esfuerzo propio) en la edificación de sus 3
casas y el apoyo técnico en planos, en la dirección de la construcción por etapas, facilidades de equipos y herramientas, orientación para obtener créditos, etc. Los Programas de Ciudades Satélites, si bien fueron tres, Ciudad de Dios, San Juan y Ventanilla, sólo la última, planeada para 100 mil habitantes, merecía tal denominación pues era realmente autónoma con posibilidades de vivienda y trabajo, suficientemente alejada y con un área significativa. No fue precisamente un éxito como tal, pues las zonas industrial y comercial no desarrollaron, permaneciendo en condición de ciudad dormitorio. En 1968 se habilitaron 1 800 lotes y a fines de lo años 70 sólo habían 2 451. En 1981 fuero censados 17 mil pobladores. Muy cerca del final del gobierno de Prado, febrero de 1961, es que se promulga la Ley 13517, de Remodelación, Saneamiento y Legalización de Barrios Marginales, que encarga a la Corporación Nacional de la Vivienda el reconocimiento legal y la titulación individual, y la autoriza a crear urbanizaciones populares de interés social (UPIS), en terrenos determinados por ella y que el Estado debería proporcionar, es decir, urbanizaciones con servicios, destinadas a sustituir a las barriadas, que en adelante no debían darse más. La importancia de la Ley 13517, radica en que modifica la percepción negativa de la barriada, que la define y reconoce, y que busca que el Estado se anticipe a la invasión proporcionando “la barriada ya ordenada”, según
frase del arqto. Dammert. En el año y medio siguiente se iniciaron 4 UPIS: 1. Pamplona Baja, en San Juan de Miraflores; 2. Condevilla y 3. Valdivieso, en San Martín de Porres, las tres con un total de 6 750 núcleos básicos; y 4. El Agustino, con 500 casas terminadas. Otros cinco proyectos con un total de 16 000 lotes no fueron proseguidos por los gobiernos siguientes. Los programas de vivienda en los seis años del régimen pradista alcanzaron la cifra de 20 400 unidades en la capital, período en el que, según Dryant, se estima que llegaron 50 000 migrantes por año El gobierno militar del 62
Durante este breve régimen se creó la Junta Nacional de la Vivienda que reunió las funciones de la antigua Corporación Nacional de la Vivienda y el Instituto de la Vivienda que la CRAV de Beltrán había propuesto al gobierno de Prado. También se creó el Instituto de Planificación. Una Ley de Municipalidades y otra de Gobiernos Regionales quedaron en proyectos, detenidos por la presión de la derecha económica. El primer gobierno de Belaunde
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La ley 13517 no fue entendida por Belaunde, quien en su gobierno (19631969) no le prestó gran interés, prefiriendo priorizar la edificación de viviendas terminadas para la clase media. La Residencial San Felipe (1 600 departamentos) y Santa Cruz (490) son las principales obras de este período que realizara la mencionada Junta Nacional de la Vivienda. De este mismo período es el Conjunto Residencial Palomino que, con 1 675 viviendas, promovió y construyó la Beneficencia Pública de Lima. La Junta de la Vivienda complementó las antiguas Unidades Vecinales que habían quedado incompletas, terminó las UPIS de Prado y realizó una serie de conjuntos habitacionales en varias ciudades del país. No puede dejar de mencionarse el Proyecto Experimental de Vivienda, PREVI, iniciado por Belaunde y terminado en el gobierno siguiente. Promovido por las Naciones Unidas, que consideró un concurso internacional de diseño y sistemas constructivos para viviendas de bajo costo; un subprograma de destugurización que se realizó en Barranco; y otro de autoconstrucción que se ubicó en en Bocanegra, Callao. El gobierno de las FF. AA.
En contraste con la posición de Belaunde el gobierno militar presta desde el principio atención preferente a las barriadas, y así una de sus primeras medidas es la creación, el 13 de diciembre de 1969, del Organismo Nacional de Desarrollo de los Pueblos Jóvenes, ONDPJ. Las barriadas abandonan su apelativo, en cierto modo despectivo de barrio, y pasan a denominarse “pueblos jóvenes”, nombre más alegre y optimista que lleva implícito el
sentido de transición. Y poco después se crea el Ministerio de Vivienda, cuya Ley orgánica es la 17528. Luego, se dicta el DL 17803 que dispone la expropiación forzosa para ensanche y acondicionamiento de poblaciones. Esta medida y la de reforma agraria puesta en marcha, hacen temer, a los sectores de la derecha, la inminencia de una “reforma urbana” al estilo cubano, que el Ministro de
Vivienda, Vargas Caballero, niega reiteradamente, una y otra vez. Defiende en cambio la labor de las Mutuales que, entonces, habían cobrado ya importante presencia. Uno de los hechos notables de estos primeros momentos del régimen militar es el que da origen a Villa El Salvador y con él a un nuevo giro en la política de vivienda con acento en las barriadas planificadas. El 1º. de mayo de 1971 una invasión en Pamplona Alta, torpemente reprimida, y un poblador muerto y 64 heridos dan tema de protesta a la homilía del obispo Bambarén que oficia días después, en que es detenido y esposado por orden de un ministro del interior quien por ello y por llamarlo “agitador con sotana” es
obligado a renunciar. El día 16 más de 3 000 pobladores son ordenadamente trasladados y ubicados en un nuevo emplazamiento previamente planificado, lo que significó realizar con ellos, no solamente una lotización, sino seguir un plano con tres escalas residenciales jerarquizadas: 5
“lote”, “grupo residencial”, “sector”. Pero además, con una zona industrial y
una agrícola, organizadas por una red vial sencilla y clara. Si bien el aprovechamiento de lugar había sido previsto en un esquema director de la ciudad, el planeamiento fue realmente hecho muy rápidamente en el Ministerio de Vivienda por los técnicos de planta y el módulo habitacional sometido a un concurso interno. El acierto del diseño facilitó la organización comunal en la CUAVES, Comunidad Urbana Autogestionaria de Villa El Salvador, que fue crucial para el desarrollo participativo del conjunto. El régimen de las FF.AA. desarrolló en Lima, al margen de su atención a las barriadas: a) programas de casas terminadas (6 281 unidades) , b) de departamentos (2 181), c) de núcleos básicos (2 037), d) de lotes con servicios (5 746) y e) de “lotes tizados”(57 443). La última categoría es sólo dotación de tierra, no de vivienda. Pero ese fue el caso de VES y de Huáscar. También dejó: a) una polémica Ley de Inquilinato, destinada a evitar la especulación con los alquileres, cuyo monto se limitaba a una proporción del autoavalúo predial; y b) un valioso instrumento para financiar programas de vivienda : el FONAVI, Fondo Nacional de Vivienda, inspirado en la legislación mejicana, conformado por un porcentaje de los sueldos y salarios, aportado por los trabajadores, los empleadores y el Estado.
Los tiempos d el Fonavi.
El Fonavi aparece en las postrimerías del Gobierno militar como un fondo de solidaridad , proveniente de descuentos por planilla a los trabajadores y de aportes de los empleadores, más una participación del Estado, para dotar de casa habitación a los “fonavistas” que tuvieran al menos tres años de
antigüedad en su trabajo. Tal como fue concebido, era en verdad un fondo mutuo basado en el ahorro forzoso de los trabajadores estables, complementado con la cuota correspondiente de los patronos. Desgraciadamente su administración no estuvo a cargo de los aportantes, como debió ser, sino que permaneció en manos del Estado. La primera consecuencia de esto fue que la administración pública, primero se atrasó en sus entregas y, posteriormente, simplemente dejó de aportar, aun cuando los descuentos a los trabajadores sí se hacían puntualmente. Esto, que ya lo hemos señalado, configuró a nuestro juicio, una forma de apropiación ilícita, de la cual poco o nada se ha dicho. Pero el régimen militar , que estaba de salida, poco pudo hacer con dichos fondos. Su aprovechamiento más perceptible tuvo lugar durante el gobierno de Belaunde
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El segundo gobierno de Belaunde.
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La política de vivienda del período 80-85 se vio favorecida por : los recursos del FONAVI el sistema de hipoteca social la creación de la Empresa Nacional de Edificaciones, ENACE la creación del Banco de Materiales Con esos instrumentos Belaunde retomó su orientación hacia la construcción de viviendas terminadas para la case media, favoreciendo al mismo tiempo el desarrollo de la industria de la construcción y las actividades conexas. Sin embargo, en la segunda parte de su período se vio obligado a rectificarse parcialmente a causa de la derrota de su partido en Lima en las elecciones municipales. La Hipoteca Social
Cuyos fondos provenían de una combinación de los dineros del FONAVI (de muy bajo interés) y los de las Mutuales ( de interés comercial, relativamente elevado), de modo que se obtuviera intereses más bajos que los comerciales, con el fin de abaratar el crédito a los prestatarios de los programas de vivienda. Con este tipo de crédito se favoreció a más de 7 500 familias. El Banco de Materiales.
Creado en 1980 por la Ley 23720 con el objeto de impulsar la autoconstrucción mediante el préstamo en materiales de construcción, cuya adquisición al por mayor, los abarataba sustancialmente. Sin embargo el procedimiento resultó muy complejo de modo que hubo que cambiarlo por el otorgamiento de líneas de crédito de 4 000 soles (a 5 o 10 años, renovables con nuevo crédito), para que los propios usuarios adquirieran sus materiales. Los recursos del BANMAT, al principio procedentes del Estado, fueron luego aportados por el 10 % del FONAVI a partir de 1982. La obra de ENACE
En la primera etapa se construyen los grandes conjuntos: las Torres de San Borja (2 405 departamentos); las Torres de Limatambo (2 316 departamentos); Santa Rosa (4 060 viviendas); Los Precursores (720 casas); Julio C. Tello (600 departamentos); Marbella (300 departamentos). La construcción de estos y otros programas menores, significó 18 870 unidades habitacionales en casas y departamentos. Estos programas fueron muy exitosos, lo que se reveló por el enorme número de inscritos para acceder a la adquisición de estos departamentos. Sólo el 1,8 % de los aspirantes fueron satisfechos.
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Los programas de Núcleos Básicos sumaron 6 944 y los de Lotes con Servicios atendieron a 17 303 familias. No obstante, la inversión realizada a través de ENACE en departamentos y casas, durante el período 80/85 significó el uso del 75% de los dineros del Fonavi (*) que esa entidad manejó en forma casi exclusiva. Pequeños porcentajes del Fondo tenían otros destinos: Instituto Nacional de Desarrollo Urbano, INADUR, Instituto Nacional de Investigación de la Vivienda, ININVI, Servicio Nacional de Capacitación para la Industria de la Construcción, SENCICO, etc. La Política Municipal.
Coincidente con este momento, no quiero dejar de mencionar los programas de barriadas planificadas que puso en marcha el alcalde Barrantes en Huaycán y en Laderas de Chillón, durante su gobierno en Lima entre 1984 y 1986. Desgraciadamente esta experiencia participativa de diseño y construcción, con interesantes innovaciones de todo orden, fue frenada y prácticamente desactivada por Del Castillo, su sucesor. El gobierno de Alan García, 1986-90
La reorientación del Fonavi tuvo dos características notables en el período de Alan García. Por un lado, ENACE inicia un nuevo tipo de programa con las llamadas “Habilitaciones Urbanas Progresivas”
en las que, a partir del
trazado de lotes, nivelación primaria de calles e instalación de pilones colectivos, se deja a los adjudicatarios la tarea de continuar con la habilitación. Ya no hay lotes con servicios, pero en cambio se impulsan los “créditos supervisados”, especialmente en provincias. La habilitación “Mi Perú”, en Ventanill a alojó inicialmente 5 300 familias.
Para 1988 ENACE programó 16 500 lotes, aunque sólo se consideraron 3 640 créditos. Por otro lado, una parte importante del FONAVI, 30 % según algunas fuentes, bastante más según otras, fue orientado a programas conjuntos del Banco de la Vivienda con las mutuales , destinados a construcciones y mejoras de viviendas para sectores de mayor solvencia que los atendidos por ENACE. Se inaugura así un sistema de subsidio estatal a programas privados de inversión !!!
Pero es necesario señalar que al final de este gobierno la hiperinflación significó una crisis para los sistemas de crédito, que vieron fracasar también los modelos indexados que se pusieron en vigencia ( como el USPAC por ejemplo ) .
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El régimen termina con un Programa de mejoras en el tugurio Huerta Perdida, con una fallida ley de inquilinato, y con graves fallas estructurales en varias de las casas que ENACE había construido en Ventanilla.
El gobierno de Fujimori
En agosto de 1990 se había producido el inesperado “ajuste”, cuyo impacto en todas las actividades incluida la construcción fue importante. Solo un año después se notaron algunos síntomas de reactivación. Fue en diciembre del 91, que el gobierno emite 120 Decretos Legislativos, entre los que no faltaron los relacionado a la Vivienda y la Construcción: El DL 696 de estímulo a la inversión privada en Renovación Urbana (no tuvo éxito). El DL 709, de inquilinato, con camino progresivo a la libre contratación. El DL 710, con un procedimiento nuevo y discutible para las contrataciones. El DL 754, que desaparece al Banco de la Vivienda que administraba el FONAVI, responsabilidad asumida entonces por el ejecutivo. El gobierno de Fujimori manejó el FONAVI de manera arbitraria. Sus recursos fueron puestos bajo la administración del Ministerio de Vivienda cuando se decidió la liquidación del Banco de la Vivienda. Luego, cuando el de la Vivienda fue desactivado, pasaron al Ministerio de la Presidencia. Acá la función inicial de esos recursos cambió de producir viviendas para los fonavistas a financiar infraestructura sanitaria y eléctrica para barriadas, primero; luego, también para construir otro tipo de servicios como bibliotecas y caminos rurales; y después ¡hasta para préstamos a otras instituciones del gobierno! No obstante conservar su nombre de Fondo, el manejo al cual se lo sometió lo convirtió en un impuesto que, sin embargo, no figuraba en el Presupuesto. ( La prensa y los políticos protestaron en absoluto silencio) Las variaciones en las tasas para su recaudación también fueron importantes. Se eliminó el aporte de los trabajadores, salvo el de los independientes. En cambio los empresarios debían entregar el 9 % de los sueldos y salarios. De ahí que lo consideraran como una sobretasa y solicitaran su eliminación. ¡Ellos si protestaban en su bolsillo pero sin cuestionar su uso! Hay un argumento que merece señalarse. Se ha dicho que el FONAVI , entre 1981 y 1992, once años, atendió a 127.029 familias considerando casas y departamentos, lotes y núcleos básicos, lotes con servicios y viviendas básicas. Mientras que en un solo año con los proyectos del FONAVI, en saneamiento y electrificación se atendieron a 164 585 familias. En efecto debe reconocerse que la cobertura fue mayor , pero el nivel de la atención fue muy diferente. Eran más lotes, claro, Pero ¿ y qué de la vivienda sobre esos lotes !!! 9
La demolición del sector Vivienda
El manejo político del FONAVI fue el inicio de la destrucción de las instituciones de Vivienda. En efecto, a los 5 meses se elimina el propio Ministerio de Vivienda, cuyos órganos normativos pasan a integrar el Ministerio de Transportes y cuyas dependencias operativas (las del dinero) pasan, claro está, al Ministerio de la Presidencia. Después mueren el Instituto de Planificación y el Banco Hipotecario, mientras el Instituto de Investigación de la Vivienda es confinado en Sencico, centro de preparación de técnicos de nivel medio. COFOPRI, entidad creada para la formalización de la propiedad, asumió una tarea originalmente municipal. Cuando la dictadura se ve urgida por reactivar la economía mediante la construcción, es que se acuerda de que el Fonavi es para la vivienda. Y un 28 de julio ofrece un programa de 3 años para construir 50 mil viviendas. Así, al poco tiempo, con recursos del Fonavi, nació el programa MIVIVIENDA que, huérfano de instituciones y huérfano también de técnicos, vagó de ministerio en ministerio, sin poder funcionar. El dictador había ofrecido 50 mil viviendas y no pudo concretar ni mil en los tres años que la dictadura sobrevivió. No hubo ni periódicos ni políticos que lo llamaran mentiroso, ni encuestadoras que midieran su popularidad. El gobierno de Toledo
El fin de la dictadura y la tarea de recuperar la democracia, se manifestó en el sector de la vivienda con dos propósitos que se atacaron en primer lugar: 1) la formulación de una Política Nacional de Vivienda y 2) la reconstrucción institucional. Establecida la Política Nacional “vivienda para todos”, creado el
Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, se implementaron luego los programas Mivivienda, Techo Propio y Mibarrio. - El programa Mivivienda, dirigido a los sectores medios, se financia con 600 millones de dólares provenientes del Fonavi. Las correcciones realizadas al planteamiento inicial y el manejo institucional adecuado han permitido ponerlo en marcha con resultados favorables crecientes: los créditos otorgados han subido de 405 en el año 2000 a 7 960 en el año 2004. El total de créditos, a enero de 2005 es de 20 974 (de los cuales 16 155 en Lima) por un monto de 427 563 mil dólares. - El programa Techo Propio, concebido para familias de escasos recursos, cuenta con financiación del BID, 160 millones de dólares, y 40 de contraparte peruana. En 76 proyectos, de los cuales 82 % en provincias, 10
ha adjudicado un total de 8 901 Bonos familiares. Corresponden a 10 312 unidades de vivienda 42% en Lima-Callao y 58% en provincias. - El Programa Mibarrio desarrolló a enero de 2005, tres Proyecto Pilotos en Lima, con recursos nacionales que benefició a 896 familias con una inversión de 1 985, 350 dólares. En provincias ha realizado dos convocatorias financiadas por el BID que han beneficiado a 2 261 familias. Reflexion es finales.
A manera de conclusiones se puede decir:
Cada gobierno ha impuesto su propia política, aún contando con instrumentos comunes (los tres sucesivos indicados). No se ha logrado una política de estado.
Se ha privilegiado la construcción de nuevas casas. No se ha atendido el déficit cualitativo estimado en 82% del déficit general. Los centros deteriorados y tugurizados, las viviendas incompletas de las barriadas no han contado con programas gubernamentales de mejoramiento. Sólo exitosos, aunque escasos trabajos de ONGs apoyadas por la cooperación internacional.
La vivienda rural ha estado ausente de la preocupación de todos los gobiernos. Al igual que la vivienda minera.
No ha habido política nacional de desarrollo urbano. Las ciudades han crecido caóticamente.
En general se ha asignado más fondos a los programas de los sectores medios, descuidándose a los más pobres.
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