Mito y profecía en la historia de México
HI S T OR I A
D A V ID A. B R A D I N G
S e c c ió n
de
O
bra s d e
H
is t o r ia
2,y^8ys~
f t - R / ¿¿vz
Traducción de T om As S egovia
DAVID A. BRADING
MITO Y PROFECÍA EN LA HISTORIA DE MÉXICO
Primera edición en inglés, 1984 Primera edición en español (Ed. Vuelta), 1988 Primera edición fce , 2004
ÍNDICE Brading, David A. Mito y profecía en la historia de México / David A. Brading trad, de Tomás Segovia. - México : FCE, 2004 268 p . ; 2 1 X 14 cm - (Colee. Historia) Título original Prophecy and'Myth in Mexican History . ISBN 968-16-7229-1 1. Historia - México 1. Segovia, Tomás,* tr. II. Ser III. t LC F1230 Dewey 972 B257m
Diseño de portada: Teresa Guzinán Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra — incluido el diseño tipográfico y de portada— , sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, sin el consentimiento por escrito del editor.
P r e f a c i o ............................ Nota, a la segunda edición m exicana ........................................ Introducción.................................................................... I. San Agustín y América. Hernán Cortés, el milenio fran ciscano y Bartolomé de Las C a s a s .................................... Interludio I. .Quetzalcóatl y Guadalupe . . . . . . . Interludio II. El México churrigueresco y el renacimien to neoclásico .......................................
D. R. © 2003, F ondo de C ultura E conómica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14200 México, D. F. www.fondodeculturaeconomica.com
ISBN 968-16-7229-1 Impreso en México • Printed in Mexico
71
79 112
III. El patriotismo liberal y la Reforma m e x ic a n a ............... Interludio IV. México bandido.................................... . Interludio V Cristiada y Revolución . ■........................
126 157 164
IV. Daminismo social e idealismo romántico. Andrés Molina
Enríquezy José Vasconcelos en la Revolución mexicana
Apéndices ................................................................................ Apéndice I. Manuel Gamio y el indigenismo oficial en México ........................................................................ Apéndice II. La Revolución mexicana y la sociolo gía alemana . ; .............................................................. Apéndice III. Edmundo O’Gorman y David Hume Apéndice IV Los intelectuales mexicanos y la legi timidad política .......................................................... 7
P. é 3
23 64
II. El republicanismo clásico y el patriotismo criollo. Simón Bolívar y la Re volución Hispanoamericana ...................... Interludio III. La conquista de México . . . . . . .
V. P o stfa cio ................................................. Título original: Prophecy and Myth in Mexican History © 1984, Centre of Latin American Studies, Cambridge University Press, Cambridge, Inglaterra ISBN 0-904927-44-0
9 13 17
170 204 209 211 238 245 255
M
V i.
PREFACIO
Este libro se compone de tres conferencias, pronunciadas las tres en Cambridge, más o menos conectadas por unas piezas ocasionales concebidas ya sea como reseñas, ya como esbozos preliminares de nn trabajo mucho más amplio sobre la tradi ción política mexicana. La primera conferencia se ofreció para conmemorar el quinto centenario del nacimiento de Bartolomé de Las Casas; la segunda celebraba el bicentenario de Simón Bolívar, y laJtercera se leyó en la Pascua de 1984 en el congreso anual de la Society of Latin American Studies de Gran Bretaña. De las reseñas de los libros de los profesores Jacques Lafaye y Jean Meyer aparecieron primeras versiones en la revista mexi cana Nexos en 1974 y en el Times L itaw y Supplement en 1976. Sólo después de terminar la conferencia sobre Las Casas conce bí la posibilidad de reunir todas esas piezas, esencialmente ocasionales, para formar un libro. Su propósito y su unidad derivan de una perspectiva y de un método comunes, pues en las tres conferencias se ha intentado trazar un mapa del paisaje de la historia intelectual mexicana por medio de una compara ción con el movimiento de ideas de Europa y de otras partes de Hispanoamérica. La premisa es aquí que México debería enfo carse como parte integrante del mundo occidental, sujeto en gran parte al mismo conjunto de ideas que afectó a la propia, España, o de hecho a Rusia y a los Estados Unidos. Al mismo tiempo, la perspectiva europea pone de relieve la aplicación muchas veces idiosincrática de ideas conocidas a la circunstan cia particular de México. La marcada originalidad de la tradi ción política mexicana, cuando se la compara con el resto de 9
jÜ¡Sé,
10
PREFACIO
PREFACIO
11
Hispanoamérica, queda también de manifiesto. No hace falta
dad de Cambridge, no es sino justo que se hayan publicado en
decir que la comparación puede fácilmente volverse injusta y
la nueva serie del Centro de Estudios sobre Latinoamérica.
que, al tratar de un país que en la mayor parte de su historia ha
Muchas de las ideas fueron presentadas primeramente para la
sido una dependencia cultural de Europa, existe el peligro de
discusión en los seminarios semanales organizados por el Cen
un deterninism o secuencia!, de insistir en que la provincia
tro, en los que en años recientes me he beneficiado grande
debe sufrir los mismos movimientos intelectuales que la
mente con los comentarios de Simon Miller, Lewis Taylor y
metrópoli en u n tempo m uy similar. De hecho,.en la cultura como en la economía, el retraso puede transformarse en venta
Françoise Barbira-Freedman. En Cambridge quiero dar tam bién las gracias a Quentin Skinner, T. C. Blanning y Derek
ja-y el atraso convertirse en trampolín de un nuevo avance.
Dowson por sus respuestas informativas a preguntas que plan
El origen de este libro se remonta a Los comienzos mismos de
teé sobre diferentes aspectos de la historia intelectual europea.
mi carrera, académica, a la época en que trabajé como profesor
Alison Roberts, Helen Wilson y Ana Gray pasaron a máquina el
invitado durante cuatro años sucesivos en la Universidad de
manuscrito. Tanto el Lloyds International Bank como el Latin
California en Berkeley, donde di tres cursos diferentes sobre las
American Publications Fund ofrecieron amablemente su ayuda
historias de México, Perú.y Bolivia, y Argentina, abordados los
al Centro para cubrir los gastos de publicación. Finalmente,
tres desde la Conquista hasta el presente. Fue esa caminata inte lectual, emprendida cuando estaba agobiado además por la tarea
Wu y a la paciencia de nuestro hijo Christopher, a quien dedi
de completar Miners and merchants in Bourbon México, la que me
co este volumen.
quiero hacer un reconocimiento al incentivo que me dio Celia
llevó a hacer mi botín con las riquezas de los historiadores y pensadores políticos hispanoamericanos. Fue entonces- cuando leí por primera vez a Las Casas y di conferencias sobre él, sobre los primeros franciscanos, fray Servando Teresa de Mier, Francis co Bulnes, Andrés Molina Enríquez y José Vasconcelos. El pri mer fruto de esa preocupación por la historia de las ideas fue Los
orígenes del nacionalismo mexicano , escrito en New Haven en 1972, un libro que, a pesar de dos ediciones en español, no se ha publicado nunca en inglés. En gran medida, fue la bondado sa acogida dispensada a este libro en México la que me alentó a proseguir esa línea de investigación. En ese contexto, quiero dar las gracias a Edmundo O’Gorman, Enrique Florescano, Amaldo Córdoba y Enrique Krauze por sus comentarios y por el estímu lo que su obra ha dado a mi pensamiento. .Como estas conferencias se dieron originalmente bajo los auspicios del Centre of Latin American Studies de la Universi
Cambridge, 1984
NOTA A LA SEGUNDA EDICIÓN MEXICANA
Este libro se publicó por primera vez en México en 1988 y difiere de la edición en inglés por incluir como su tercer capí tulo ,_ej ensayo “El patriotismo, liberal y. la.Reforma.mexicana”,, que fue presentado en 1986 durante el Octavo Coloquio de An tropología e Historia Regional organizado por El Colegio de Michoacán, en Zamora. Además, incluí como Interludio III el trabajo titulado “La conquista de México”. En Lo que respecta a la primera edición en español, quiero dar las gracias a Enrique Krauze, tanto por sugerir la publicación de la obra en la edito rial Vuelta como por lograr que fuera traducida por Tomás Segovia, cuya versión en castellano siempre se equipara cuan tío no supera al original en inglés. . Esta segunda edición mexicana conserva el contenido y la , forma de la primera; unos pocos errores han sido corregidos y .¡alguna página redundante eliminada; de esta manera, las dife rencias significativas radican en la inclusión de cuatro apéndi c e s . El primero, que trata de Manuel Gamio y su indigenismo, ]¡ue publicado en la Revista Mexicana de Sociología en abril de 1989 y complementa la exposición acerca del nacionalismo revolucionario. El segundo apéndice es un análisis de la obra maestra de Alan Kniglrt, The Mexican Revolution, publicado en el Journal o f Latín American Stuches en noviembre de 1987. El tercero es un breve homenaje a don Edmundo O’Gorman, con cebido en la
en 199 4 y publicado dos años después en Historia Mexicana. El apéndice final fue presentado a manera unam
de palabras finales de la Sexta Conferencia de Historiadores Mexicanos y Estadunidenses, celebrada en Chicago en sep13
14
NOTA A LA SEGUNDA EDICIÓN MEXICANA
tiemble de 1981 y que tuvo como tema “Los intelectuales y el poder en México”. Como podrá observarse, la mayoría de los ensayos que aho ra se agregan fueron escritos en la década de los años ochenta y m antienen la misma perspectiva de los trabajos originales.
El que aplica su espíritu en la Ley del Altísi
Omití observar en el prefacio a la primera edición de Mito y
los profetas [...] Investiga el sentido recón
profecía que ello ocurrió en la misma década en que escribí los primeros borradores de The First America 1492-1867 (1 9 9 1 ),
dito de los enigmas y se ocupa en descifrar
que el Fondo de Cultura. BcQnQmlca_p_ublicó_enJMéxico-CQn_eL
los_grandes0_se_p.resenta_ante-el-prínGÍpef recorre tierras extrañas...
mo [...] y dedica sus ocios a la lectura de
las sentencias obscuras. Sirve en medio de
título de Orbe indiano. De esta manera, el hecho de que la pre sente obra incluya ensayos que abordan el tema de la Revolu
Eclesiástico xxxix, 1-4
ción mexicana indica que mi plan original para Orbe indiano debía concluir con una exploración del nacionalismo en el siglo xx. Unas palabras de disculpa. En el postfacio comparé indiscri minadamente a políticos mexicanos contemporáneos con los protagonistas de Los bandidos de 'Río Frió , novela comentada por mí en el Interludio IV. Esa severa comparación fue escrita en 1984 y expresaba mi reacción ante el desastre económico de los años precedentes. Ahora es sabido que desde el término de la Revolución un escogido grupo de políticos mexicanos se ha enriquecido en beneficio propio a partir de sus cargos públicos. Pero no fue mi intención en ese momento, ni aún lo es en el presente al mantener dicho postfacio, denostar el buen nombre y la honradez de todos esos mexicanos que han servi do a su país a través de cargos gubernamentales, sin empañar su buen nombre con acusaciones de peculado.
S
INTRODUCCIÓN
La historia antigua de. México empieza en mito y termina en profecía. Los códices y crónicas relatan que cuando los mexicas buscaban refugio de sus enemigos entre los pantanos e islo tes que bordeaban los vastos lagos del Valle de México, su dios tribal, Huitzilopochtli, les ordenó que asentaran su campa mento en el lugar donde encontraran, como en una visión, una ■»V--
gran águila, con las alas abiertas, encaramada sobre un nopal, con una serpiente o un pájaro en sus garras. Desde aquel momento — el año era o bien 1325 o bien 1345— , el pueblo mexicano creció en número y en fuerza y pronto ganó renom bre por su ferocidad y su valentía en la guerra. Con la forma
X* - , ;'M\ ¿t..
ción, en 1428, de la Triple Alianza con Texcoco y Tlacopan, se
/
como Guatemala hacia el sur. La ciudad-isla de Tenochtitlan,
embarcó en una carrera de conquista que lo llevó tan lejos con una población de más de 100 000 personas, llegó a depen der del tributo de los territorios conquistados para mantener a
y
sus habitantes. Y sin embargo, por impresionante que fuese su imperio, los mexicas preservaron la memoria de sus orígenes en elaborados códices, que insistían en que había sido Huitzi lopochtli quien los había guiado en su largo viaje desde las estériles estepas del norte hasta los fértiles valles del Anáhuac. Siempre conscientes de que eran invasores bárbaros de unas tierras donde había florecido todo un ciclo de civilización, los monarcas aztecas buscaban esposas, en aquellas casas reales, que se j actaban de descender de los señores toltecas de Tula. Como parte de esta asimilación,, los mexicas adoptaron el pan teón de las divinidades tradicionales del Anáhuac y en su gran 17
18
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
templo-pirámide de Tenochtitlan adoraban tanto a Huitzilopochtli como a Tláloc, el dios de las lluvias y de la agricultura.
para aquel monarca un imperio tan grande como el que acaba
Cosa igualmente importante, los mexicas erigieron un tem
ba de adquirir en Alemania, fue porque estaba influido en par
19
Si Cortés informó audazmente a Carlos V que había ganado
plo a Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, un dios ya adora
te por la esperanza que tenía curso por entonces en España de
do en la gran metrópoli de Teotihuacan en los primeros siglos
que el rey Habsburgo bien podría convertirse en el Emperador
de la era cristiana.1 Además, preservaron la leyenda de la dis
del Mundo, escogido por la Providencia para reconquistar
puta en Tula entre Tezcatlipoca y Quetzalcóatl, historia que
Jerusalén y volver a unir a la cristiandad. Era la misma vena de
tenía un sustrato histórico puesto que implicaba al gran'sacer
profecía apocalíptica, tan influyente en la Europa de principios
dote u "hombre-dios” Topiltzin, que tomó el nombre de Quet-
del siglo xvi, la que empujó a los franciscanos de México a
zalcóatl. La disputa era en parte sobre la práctica del sacrificio
interpretar la conversión de los indios como posible señal del
humano y condujo finalmente a la huida de Quetzalcóatl-
advenimiento del Milenio. Además, dentro de la economía
Topiltzin a las orillas occidentales del Anáhuac, dejando tras de
divina de la Iglesia, la conquista espiritual se miraba como
sí la promesa de un final retorno. Este mito recordaba a los
recompensa por la pérdida de Alemania e Inglaterra en benefi
aztecas no sólo que eran advenedizos en la secuencia de cinco
cio del protestantismo. En adelante, la autoridad de la monar
soles que gobernaba la-cosmología nativa, sino también que el reino de Huitzilopochtli no dejaba de estar amenazado desde dentro del panteón nativo.
quía española, encabezada por un rey católico que residía en
Y claro que cuando las naves de Hernán Cortés fueron divi sadas frente a la costa de Tabasco, Moctezuma despachó emba jadores para que ataviasen al conquistador con la vestimenta y
un palacio-convento tal vez inspirado en el Templo de Salo món, se apoyó en la insistencia barroca en la armonía esencial de las jerarquías terrena y celestial, visión del universo resumi da en el expresivo e intraducibie término “ambas majestades”,
las insignias de Quetzalcóatl y le ofrecieran sangre humana en
las majestades gemelas de Dios y del Rey. En ese nivel de discurso, sólo el mito podía imponerse al
adoración. Después, el monarca azteca dio la bienvenida a los españoles en Tenochtitlan como mensajeros de Quetzalcóatl
mito. El prestigio moral de la conquista espiritual se veía mina do por el entusiasmo con que el clero criollo-alentaba la vene
que habían venido a anunciar el fin del imperio mexicano. Por
ración a Nuestra Señora de Guadalupe. Se consideraba que la
su parte, Cortés interpretó hábilmente estos mitos como una
aparición de la Virgen María al indio Juan Diego significaba
cesión manifiesta de la soberanía y escribió a Carlos V que Moctezuma había reconocido libremente la autoridad del
que la Madre de Dios, y no los frailes mendicantes, debía reco nocerse como la fundadora y a la vez como la patrona de la
emperador. Cualquiera que haya sido el diálogo preciso entre
Iglesia mexicana. Había allí un mito y un culto.que despertaba
el conquistador y el rey cautivo, está claro que la caída de
tanto la devoción religiosa como el sentimiento patriótico.
Tenochtitlan se debió en parte a la profecía autóctona, de la catástrofe final.
Además, cuando la ruptura con España se hizo posible en
1 1982.
David Carrasco, Quetzalcóatl and the Irony of Bnpire, Chicago, Illinois,
1810, el clero del país reclutó a las masas en favor de la insurgencia bajo, el pendón de Guadalupe. En ninguna otra provin cia del Imperio español fue tan prominente el clero en el enea-
20
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
21
bezamiento de la rebelión. Es igualmente importante que fray
nosotros los mestizos — exclamaba— , Juárez es casi un dios.”2
Servando Teresa de Mier y Carlos María de Bustamante, los
No menos importante es el hecho de que en las décadas que
principales ideólogos e historiadores de la insurgencia, invoca
siguieron inmediatamente a la Reforma los intelectuales radica
ran a Las Casas, denunciaran a los realistas contemporáneos
les como Ignacio Ramírez e Ignacio Altamirano predicaran el
como equivalentes morales de los primeros conquistadores y
evangelio de la nueva religión de la patria , estableciendo un
ensalzaran a Moctezuma y a Cuauhtemoc como héroes patrió
canon de héroes nacionales y un calendario de festivales
ticos, hermanados con Hidalgo y Morelos en la lucha contra la
patrióticos. El propósito de la historia patria era legitimar y glo
tiranía española. En este llamado a la historia como arsenal de
rificar la República liberal. En la generación siguiente, fue Justo
argumentos para justificar la independencia, México estaba
Sierra quien asumió el palio como sumo sacerdote de esa reli
solo; en contraste con esto, para Simón Bolívar el pasado colo
gión cívica, y su principal escriba llevó el ciclo de la celebra
nial no era sino, una edad oscura y lo mejor era olvidarla. En contraste con la fertilidad ideológica de la insurgencia, el
ción hasta un elocuente clímax en su biografía de Juárez. Tan eficaz fue la propagación del nuevo culto a través de los
proceso de independencia, lograda gracias a maniobras del
canales del sistema educativo establecido durante el régimen
ejército realista, no estuvo animado por un mito sustantivo.
de Porfirio Díaz que, cuando el país se vio arrojado una vez
Destruida en efecto la autoridad tradicional de la monarquía y
más a un ciclo de guerras civiles, los maestros de escuela y los
de la Iglesia, el remedo de imperio de Agustín de Iturbide
pequeños funcionarios que enmarcaban los incontables mani
pronto cedió el lugar a la constitución, tan remedo como él
fiestos de los movimientos populares de la Revolución invoca
mismo, de la República federal. El liberalismo clásico, credo de
ban todos el nombre de Juárez en sus ataques al porfiriato.
la mayoría de los intelectuales, demostró ser una receta para la disolución del Estado, y en la práctica el. país estaba goberna
Habrá pues un nuevo mito, que apoyaba el llamado de Venustiano Carranza como cabeza civil de la causa constitucionalista.
do por una banda de generales en disputa. El precio que se
Una ventaja de esa insistencia en los grandes héroes era que
pagó por ello fue la derrota en la guerra y la anexión de los
permitía a hombres como Molina Enríquez disimular su repu
territorios del norte. Si la Nueva España había sido un inmen
dio por las principales políticas de la Reforma. La búsqueda de
so, ilimitado imperio, el México liberal nació y creció bajo la
antecedentes y de lecciones dentro de la historia mexicana era
sombra que arrojaba sobre él la frontera que compartía con los
parte intrínseca de la Revolución. Mientras los bolcheviques de
Estados Unidos. Sólo en la Reforma de los años 1 8 5 0 , y más
Rusia encontraban sus antecedentes históricos en la Revolu
aún durante la heroica resistencia a la intervención francesa,
ción francesa, los intelectuales revolucionarios de México salu
recobró por fin México en la persona de Benito Juárez un diri
daban a Juárez pero se volvían hacia la Colonia en busca de
gente capaz de recrear la presidencia como núcleo de la unidad nacional y fuente de la acción ejecutiva. Andrés Molina Enri
inspiración efectiva. En general, fue sólo con la toma del poder por Alvaro Obre
quez alegó más tarde que la Reforma marcó el verdadero
gón cuando la élite cultural, encabezada por José Vasconcelos,
comienzo de la historia nacional y que Juárez debería ser reco
2 Andrés Molina Enríquez, LaRefonnay Juárez, México, 1906, p. 68, cit. por Justo Sierra.
nocido com o el verdadero padre de la independencia. “Para
22
INTRODUCCIÓN
colaboró activamente con el nuevo régimen. Gran parte de su tarea consistió en rodear al Estado de un aura de legitimidad, convertir la conquista militar en hegemonía social por medio de la persuasión cultural e ideológica. Su meta quedó alcanza da en parte con la transformación de un pasado reciente en un mito político. Lo que se miraba hasta entonces críticamente
1.
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
H ernán Cortés , el milenio franciscano y Bartolom é de Las Casas
com o una desastrosa serie de guerras civiles llevadas a cabo entre caudillos muchas veces bárbaros, quedó ahora cosificado como La Revolución , definida como un parteaguas en la vida nacional, pues dotó al país de una Constitución que expresaba
i
las aspiraciones sociales del pueblo mexicano. El papel que
Las conquistas españolas en el Nuevo Mundo suscitaron pron
desempeñó José Vasconcelos en este proceso fue de una impor
to amargas controversias, cuyos puntos principales eran la
tancia central, tanto más cuanto que estaba poseído de la idea
naturaleza de los indios americanos, el origen de los títulos
de que estaba a punto de amanecer en México una nueva era
españoles al imperio y el carácter a menudo bárbaro de las
del espíritu. Además, su patronazgo de los muralistas fue signi
expediciones de conquista.1 Si el debate comenzó como una
ficativo, ya que pintores como Diego Rivera y José Clemente
querella entre guerreros-aventureros y frailes mendicantes
Orozco pintaban con asombrosa percepción los principales
sobre el trato que se daba a los indios, sus términos de referen
mitos que habían obsesionado al espíritu mexicano desde la
cia se ampliaron pronto, a medida que entraban en la liza teó
llegada de los españoles. Más que cualquier texto literario, los murales que pintaron resumen y expresan la tradición política
logos escolásticos y literatos humanistas. La más original de estas contribuciones provino del filósofo dominico Francisco
de México. Sólo la Revolución francesa ofrece un paralelo de
de Vitoria, que en su Relectio de indis desarrolló teoremas esen
tan estrecha unión entre una ideología política y un logro esté
cialmente tomistas sobre los derechos naturales para establecer
tico. Hasta diciembre del año 2000, el régimen autoritario que
los cimientos doctrinales del derecho internacional. Entre los
gobernó a México sacó su sostén de la búsqueda nacionalista de los intelectuales revolucionarios.
juristas y gobernadores coloniales, sin embargo, sus ideas no encontraron mucha aprobación, tanta menos cuanto que aca paraba su atención la dramática intervención de Juan Ginés de Sepúlveda, destacado humanista que invocaba audazmente a Aristóteles para definir a los indios como esclavos por natura leza, sólo apropiados para-la sujeción. Sus alegatos fueron apa sionadamente controvertidos por Bartolomé de Las Casas en 1 La mejor manera de entrar en esta controversia es a través de Mario Gón~ gora, Studies in ihe Colonial HisLoty of Spanish America, Cambridge, 1975, pp. 33-36. 23
24
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
25
un debate que se llevó a cabo en Valladolid en 1551. El drama
que aparecían como un paraíso terrenal.2 Las implicaciones de
tismo de esa famosa ocasión ha oscurecido, sin embargo, el he
la fábula renacentista de Vespucci, tan distinta en forma y esti
cho de que Sepulveda sacó la mayor parte de su información y
lo de los relatos circunstanciados de los españoles, fueron acla
sus ideas sobre América y sus habitantes de los escritos de Gon zalo Fernández de Oviedo, el más importante cronista de In
radas por Pedro Mártir, un humanista milanés residente en la corte española, que en su De orbe novo describía a los nativos
dias. Además, el principal oponente de Las Casas era Hernán
de las Indias viviendo “en un estado de naturaleza”, es decir,
Cortés, el más grande de los conquistadores, el cual, tanto con
que “van desnudos, no conocen ni pesos ni medidas, ni esa
su ejemplo como soldado y gobernador como con su apoyo a humanistas y franciscanos, representaba la más elocuente refu
fuente de todas las desgracias, el dinero; viven en una edad de oro, sin leyes, sin jueces mendaces, sin libros... Está probado
tación de esa interpretación de la conquista como una historia
que entre ellos la tierra pertenece a todo el mundo, lo mismo que
de desenfrenada destrucción y tiranía tan ardientemente pinta
el sol o el agua. No conocen ninguna diferencia entre meum y
da por el gran Protector de los Indios. Que Cortés fuese cele
tuum, esa fuente del mal”.3
brado al mismo tiempo como un nuevo César y como otro
‘ 1 Esta idílica imagen, en gran parte ficción de la imaginación
Moisés es suficiente prueba de este aserto.'Menos esperado
renacentista, pronto quedó rota por las noticias de conflictos
resulta que en su campaña, encaminada a despojar a los con quistadores de toda aura de gloria, Las Casas se volviera ante
annados entre bandas rivales de españoles y de la devastación de los pueblos indios por aquellos guerreros. Pedro Mártir
todo hacia san Agustín. Nuestra tesis es que en el debate sobre
comentó que los hombres que acompañaron a Colón en su
la conquista de América, La ciudad de Dios fue un texto tan
Segundo viaje eran “en su mayor parte indisciplinados, ines
influyente como la Política de Aristóteles.
crupulosos vagabundos”, y condenó mordazmente la expedi ción que entró en Darién: “esos descubridores de nuevos paí ses se arruinaron o se agotaron por su propia locura y sus
n
Luchas civiles, sin poder alzarse en absoluto a la grandeza de ?■
En su primera fase, la del Caribe, la actuación española en el Nuevo Mundo fue particularmente poco gloriosa, bastante fal ta a la vez de grandes hechos y de maestría intelectual. Si la
los hombres que realizan tan maravillosas hazañas”.4 Aunque Oviedo en su Hisioiia general y natural de las Indias, cuya primera parte se publicó en 1535, trató de ensalzar las
mayor gloria de la aventura recayó en Colón, fue el aventurero
hazañas de su nación, admitió abiertamente que las sucesivas expediciones que conquistaron y poblaron las islas y la tierra
florentino Americo Vespucci el que recogió el desafío filosófico
firme del Caribe fueron demasiado a menudo culpables de los
de los descubrimientos, llamando audazmente Nuevo Mundo a las islas dispersas y a la apenas rozada tierra firme; un nuevo mundo habitado, según escribió, por innumerables pueblos que “viven de acuerdo con la naturaleza”, sin propiedad ni leyes, y que ocupaban, saludables y promiscuos, unas tierras '
2 Americo Vespucci, El Nuevo Mundo, Roberto Levillier (ed.), Buenos Aires, 1951, pp. 147, 173 y 181-183. 3 Pedro Mártir de Anglería, De orbe novo: The Eighl Decades, 2 vols., F. A. MacNutt (ed.), Nueva York y Londres, 1 9 1 2 ,1 . 1, pp. 61, 79 y 104. 4 Ibidem, 1 . 1, pp. 106, 217 y 376.
26
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
27
peores crímenes imaginables contra los naturales de la región, virtualmente indefensos, haciendo matanzas de pueblos ente
tricta disciplina militar, se abrían paso a través del Nuevo Mun do en busca de oro y de esclavos. Comparables a las bandas
ros o reduciéndolos a la esclavitud, torturando a los cautivos o
que invadieron Francia durante la Guerra de los Cien Años,
haciéndolos despedazar por los perros. No es que mostrara mucha simpatía por los indios, sin embargo, pues los conside
pero equipadas ahora con armas de fuego, esas compañías fue ron licenciadas por la Corona y justificaban sus expediciones
raba más cercanos a las bestias que a los hombres, y en todo
invocando la fe cristiana. Parodia salvaje, más que perpetua
caso irrevocablemente condenados, y escribía: “Esta gente es
ción de la cruzada, la mentalidad medieval que obsesionaba
por naturaleza perezosa y viciosa, de poca fe, melancólica,
todavía a muchos de los “caballeros-compañeros” que guiaban
cobarde, de bajas y malas inclinaciones, mentirosa, y de poca
esas expediciones se ve del mejor modo en la propuesta que
memoria y constancia... Así como sus cráneos son espesos, así
hizo Oviedo a la Corona en 1519, de que se estableciera una
su entendimiento es bestial y dado al mal”.5 En general, parece
orden militar en el Caribe, con una casa matriz en Santo Do
haberse alegrado del rápido despoblamiento que acompañó a
mingo y cien caballeros para patrullar los confines del imperio.6
la ocupación europea, alegando que su desaparición marcaba el
Esta tétrica imagen de saqueo desenfrenado en un paraíso
fin del reino del demonio en el Nuevo Mundo. A pesar de esa
tropical habitado por ignorantes salvajes se transformó de
denigración de los indios, Oviedo, que participó personalmen te en la conquista de Darién, no intentó minimizar los crímenes
pronto por completo gracias al descubrimiento y la conquista de México, pues allí — por fin— los españoles, conducidos por
cometidos contra ellos, que él atribuía a la dominante pasión
Hemán Cortés, se alzaron a la altura de la ocasión. La decisión
de la avaricia. Cierto que insinuaba que las peores ofensas eran
de un poco más de 5 0 0 hombres de abandonar sus naves y
obra de hombres de bajo nacimiento, de luteranos como los
marchar hacia el interior; su batalla contra toda probabilidad
Welser en Venezuela, o debidas a la influencia de otros extran
con el estado montañés de Tlaxcala; la primera visión de la ciu
jeros y sospechosos de ser judíos. Pero su prejuicio en favor de
dad-isla de Tenochtitlan; la bienvenida ofrecida por Moctezu
la nobleza quedaba, compensado por su orgullo patriótico, pues declaraba que mientras en Francia y en Italia sólo la noblez'a se
ma y la ocupación de su palacio; la ignominiosa huida a lo lar go de las estrechas calzadas de la ciudad durante la “Noche
dedicaba a las armas, en España todos los hombres habían
triste” y el final sitio de tres meses a la capital de México: todo
nacido para la güeña, cualidad nacional que daba cuenta por sí
esto daba materia a una historia épica que cautivó la imagina
sola de la rápida conquista de las Indias. Hombres de todas las clases y ocupaciones se alistaban en las compañías libres que,
ción de Europa. Historia contada primero que nadie, natural mente, por el propio Cortés en sus cartas al emperador Carlos
conducidas por capitanes o caudillos y gobernadas por la es-3
V, cartas hábilmente escritas para magnificar el dramatismo de aquellos acontecimientos.7 Basta asomarse a la Historia general
3 Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las Indias, 5 vols., edición y estudio preliminar de Juan Pérez de Tudela Bueso, Biblioteca de Autores Españoles, Madrid, 1 9 5 9 ,1 . 1, pp. 31, 6 7 -6 8 ,1 1 2 y 124; obsérve se que Oviedo afirma que en 1525 y 1532 testificó ante el Consejo de Indias sobre la capacidad de los indios.
6 Ibidcm, t. ii, pp. 96-98, 165-173, 212 y 429; para este proyecto véase el t. ni, p. 62. 7 Hernán Cortés, Carias y documentos, Mario Hernández Sánchez Barba (com p.), México, 1963. La edición inglesa más útil es Cortés, Lettersfrom
28
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
de Oviedo para ver cómo la conquista de México sobrepasa a
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
29
heroica resistencia por parte de los aztecas, sostenida tanto con
todos los demás relatos de conquista y de exploración, tanto
tra sus antiguos aliados y súbditos como contra los españoles, le
por su intensidad dramática como por su intrínseca nobleza.
recordaba la caída dejemsalén. Interpretó hábilmente los mino
Nada amistoso hacia Cortés, Oviedo tuvo cuidado de comentar el lado oscuro de la historia: la gratuita matanza de la pobla
res entre los indios de un regreso del dios Quetzalcóatl, infor mando que al principio Moctezuma acogió a los españoles como
ción de Cholula ordenada por Cortés, el ataque no provocado
mensajeros de los dioses, y luego, después de oír a Cortés, acep
de Alvarado a la joven nobleza indefensa de Tenochtitlan, y la
tó abiertamente la autoridad de su soberano, residente en Euro pa, cediendo así efectivamente su reino a España. En un lengua
manera inescrupulosa en que Cortés repudió la autoridad de su patrón, el gobernador real de Cuba, Diego de Velázquez. Sin
je atrevido, Cortés anunciaba que había ganado para Carlos V
embargo, la pura grandeza de los acontecimientos de México
un imperio tan grande como el que el monarca acababa de
llevó a Oviedo a ensalzar al conquistador como un nuevo César o un nuevo Ciro.8
adquirir en Alemania.9 Era tal la habilidad con que Cortés presentaba su caso, apo
En sus cartas, Cortés subrayaba que en México los indios iban
yada por el evidente provecho de la hazaña, que el emperador
vestidos, vivían en ciudades populosas con casas estucadas y
perdonó su acto de rebeldía contra Velázquez, el cual, como
templos grandiosos; que tenían un clero organizado y una
observaba Pedro Mártir, había despertado en la corte temores
nobleza guerrera y que Moctezuma- era un gran señor que vivía
de que quisiera hacerse rey, y lo reconoció como gobernador,
en un vasto palacio con sus propios jardines, su zoológico priva
recompensándolo más tarde con el título de marqués del Valle
do y sus pajareras. Comparaba a Cholula con Granada y estima
de Oaxaca.10Para entonces Cortés había asignado a sus princi
ba que Tenochtitlan era igual en tamaño a Córdoba o Sevilla,
pales seguidores encomiendas, es decir, dotaciones de indios
con su gran mercado con cabida para más de 50 000 personas.
que desde ese momento tenían que proporcionar trabajo y
En una palabra, presentaba una imagen atractiva de una socie
bienes a su señor, dotaciones que no implicaban por sí mismas
dad avanzada, muy alejada del mero estado de naturaleza que se encontraba en el Caribe; una sociedad, sin embargo, afligida pol
ninguna concesión de tierras o de jurisdicción. Aunque Cortés consiguió la aprobación real de su propio estado miniatura de
la idolatría generalizada y los sacrificios humanos practicados en
30 000 tributarios, fuerza de trabajo que utilizó para una varie
una escala nunca imaginada. Al mismo tiempo, Cortés exaltaba
dad de empresas económicas, no logró ser nombrado virrey.
el valor heroico de su banda de guerreros, que luchaban por Dios y por el Rey contra números inenarrables de indios bien
Además, cuando regresó a España por última vez, en 1 540,
aunados. La trágica destrucción de Tenochtitlan después de una
corte se preparaba a poner coto a los abusos en el sistema de
encontró que la estrella de Las Casas estaba en ascenso, pues la encomiendas. La subsiguiente rebelión, de Gonzalo Pizarra
México, traducido por A. R. Pagden, con una introducción de j . H. Elliott, Oxford, 1972. 8 Para la comparación con César, véase Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia genera!, t. ív, p. 97 ; véase también el diálogo clave con Juan Cano, t. ív, pp. 259-263.
9 Hernán Cortés, Cartas, pp. 33 y 1114; véase también Miguel León-Por tilla, “Quetzalcóatl-Cortés en la conquista de México”, Historia Mexicana, 93 (1974), pp. 17-35. 10 Pedro Mártir, De orbe novo, t. n, 351, 417.
30
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
contra las reformas sólo sirvió para ennegrecer más aún la reputación de los conquistadores de las Indias,
31
La ventaja de una educación humanista no le llevó, sin embargo, á considerar al indio americano con simpatía, ya que
Fue en el clima adverso de los años 1540 como Cortés culti
en general se limita a repetir el tremendo catálogo de vicio e
vó un círculo de humanistas y alentó en particular a su cape llán, Francisco López de Gomara, hombre educado que había
imbecilidad establecido por Oviedo, poniendo muy en primer término los sacrificios humanos, la sodomía y el canibalismo.
residido algunos años en Italia, a escribir la historia de las con
El régimen de Moctezuma quedaba destacado por su tiranía y
quistas, de manera que preservase el buen nombre de los con
sus crímenes, de tal manera que la conquista podía describirse
quistadores para la posteridad. Publicada en 1552, la Historia
como una liberación que traía a la vez el cristianismo y la civi
general de las Indias y conquista de México fue más notable por
lización: “Con letras se convertirán en verdaderos hombres”.12
su estilo y su perspectiva que por su sustancia, pues es poco
Fue asimismo durante la década de 1540 cuando Juan Ginés
más que una paráfrasis de Oviedo y Cortés, completada con un
de Sepúlveda, otro humanista educado y residente también
muestrario de otros relatos de la conquista e informes de misioneros sobre las costumbres indias. El propósito general
durante muchos años en Italia, escribió su diálogo Democrates alta; que justificaba la conquista sobre la base de que los indios
del texto era exaltar la grandeza de los acontecimientos del
eran esclavos por naturaleza, es decir, deficientes en la pruden
Nuevo Mundo y destacar los logros de Cortés. El enfoque
cia y el dominio de sí mismo propios de un hombre adulto, cul
triunfalista de Gomara queda ejemplificado en.su dedicatoria
pables además de vicios antinaturales. En cambio, entre todos
inicial a Carlos V y en su elogio conclusivo de los españoles:
los pueblos de Europa, los españoles eran especialmente famo sos por sus dotes guerreras y de gobierno y, por tanto, más ade
[...] la mayor cosa después de la creación..del mundo,
cuados para la misión de llevar el Evangelio y la civilidad a los
sacando la encarnación y muerte del que lo crió, es el descu
pueblos conquistados de América. No sin razón citaba Sepúlve
brimiento de Indias; y así las llaman Mundo Nuevo. Y no
da a Oviedo como su principal autoridad, puesto que se volvió
. tanto lo dicen por ser nuevamente hallado, cuanto por ser
hacia su crónica en busca tanto de datos como de confirmación de sus prejuicios. Si Cortés, que lo conoció en la corte, lo alentó
grandísimo y casi tan grande como el viejo, que contiene a Europa, África y Asia... Nunca jamás rey ni gente anduvo y sujetó tanto en tan breve tiempo como la nuestra, ni ha hecho ni merecido lo que ella, así en armas y navegación como en la predicación del santo Evangelio y conversión de idólatras; por lo cual son los españoles dignísimos de alabanza en todas las partes del mundo. Bendito Dios, que les dio tal gracia y poder.11 11 Francisco López de Gomara, Historia general de ¡as Indias y vida de Her nán Cortés, prólogo de Jorge Grima Lacroix, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1979, pp. 7 ,3 1 4 .
o no activamente a escribir el diálogo es una cuestión todavía no resuelta.13 El aspecto más intrigante de esta intervención humanista es 12 Francisco' López de Gómara, Historia de ¡a conquista de México, Bibliote ca Ayacucho, Caracas, 1979, pp. 366-367. 13 Juan Ginés de Sepúlveda, Democrates segundo o de las justas causas de la guerra'con los indios, Ángel Losada, Madrid, 1951. Sobre Sepúlveda, véase J. A. Femández-San tatuaría, The State, War andPeace. Spanish Poíitical Thought in the Renaissance, 1516-1559, Cambridge, 1977, pp. 1 6 8 -2 3 4 , Sobre su encuentro con Cortés, véase Demetrio Ramos, Ximénez de Qucsada, Sevilla, 1972, pp. 196-198.
32
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
hasta qué grado esos estilistas clericales (pues tanto Gomara como Sepulveda eran sacerdotes seculares) se limitaron a ador nar con un brillo literario los escuetos relatos de los conquista dores.14 Mientras que aquellos humanistas que habían sufrido la influencia de Erasmo y del Renacimiento cristiano del norte atacaban el concepto mismo de una guerra justa y denigraban la persecución de la gloria militar, Sepulveda en cambio, en un diálogo anterior,.había defendido la compatibilidad esencial de la moralidad cristiana y el código guerrero, alegando que la gloria era la recompensa de la persecución honorable de la vir tud, alcanzada tanto en el campo de batalla como a través del estudio. En otra ocasión había conminado ai emperador a diri gir su ejército contra el turco y ganar el mayor imperio conoci do en la historia.15 Así, aunque su sentido del estilo y de la for ma literaria distinguía claramente a hombres como Gomara de un cronista como Oviedo, que no conocía en absoluto el latín, no dominaba mucho el estilo y estaba todavía encerrado en una trasnochada cultura medieval de caballería, en cuanto sen timiento y perspectiva de los acontecimientos se mostraron sin embargo notablemente parecidos. Al mismo tiempo, el legado del espíritu de cruzada de España, combinado con la euforia que acompañó a la subida al trono de Carlos V, impidió al parecer toda asimilación directa de Maquiavelo y de su doctri na de la primacía de la vida política y la virtü personal sobre los valores cristianos. Una posible indicación de un giro en esa dirección es la observación de Gomara sobre un capitán espa ñol de Italia, famoso por su valor, su avaricia y su crueldad: 14 Véanse J. H. EUiott, “The mental world.of Hernán Cortés”, Transactions of ¿he Royai Histórica!. Society, 17 (1937), pp. 44-58; Ramos, Giménez de Quesada, pp. 114 y 1 83-184; y Robert B. Tate, Ensayos sobre la historiografía peninsular del siglo xy Madrid, 1970, pp. 281-292. 15 Véase Juan Ginés de Sepulveda, Tratados políticos, Ángel Losada, Madrid, 1963.
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
33
“Empero la rosa de las espinas sale, y por milagro ay gran vir tud sin vicio”.16 En lo que Cortés se distinguía de la mayoría de los conquis tadores de la primera camada era en su activo apoyo a la misión franciscana. Según una crónica de esa orden, el acto más importante de su vida tuvo lugar cuando se arrodilló en el : polvo ante la nobleza de México, tanto india como española, reunida, para besar las manos de los 12 frailes cubiertos del polvo del viaje que venían a pie y descalzos desde Veracruz.17 Réclutados en la provincia reformada, de reciente creación, de San Gabriel de Extremadura, esos franciscanos observantes estaban animados por la vivida esperanza de un renacimiento de la Iglesia en el Nuevo Mundo. Y sus esperanzas no queda ron enteramente frustradas puesto que, después de una fase inicial de “frialdad”, debida en parte, sin duda, al vigor con que los frailes derribaban sus ídolos, los indios venían en masa a escuchar las noticias del dios cristiano. Durante las décadas siguientes, se bautizó en masa a miles de ellos y los hijos de la . nobleza fueron enviados a los conventos para ser educados y ■ más tarde empleados como intérpretes y acólitos. El calendario litúrgico católico se explotó plenamente, con una elaborada ponda de procesiones, representaciones de la pasión y la nativi.ciad, danzas, fiestas, misas al aire libre, instrucción diaria y sesiones penitenciarias, todo ello diseñado para sustituir al ciclo pagano de ceremonias. Si hemos de creer a los cronistas, los indios adoptaron su nueva religión con gran entusiasmo, sumergidos temporalmente en un movimiento de euforia ritual. Más apn: en el espacio de una generación, las órdenes mendicantes.— pronto se unieron a los franciscanos los domi16 Francisco López de Gomara, Annals of the Emperor Charles V, Oxford, 1912, pp. 232-233. 17Jerónimo de Mendieta, Historia eclesiástica Joa quin. García Icazbalceta, México, 1971, pp. 2 j 'y:'\ * ' ^ . •;*.
ov 'A s
«
. - ''V
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
nicos y los agustinos— lograron reasentar a la mayoría de la
en la conquista espiritual de México, una cualidad que se
34
35
población concentrando las aldeas dispersas en nuevas pobla
encuentra expresada de la mejor manera en los escritos de fray
ciones, todas ellas trazadas sobre un sistema de rejilla que par
Toribio de Motolinía, pero que se cierne también en los recin
tía de una plaza central invariablemente dominada por una iglesia parroquial de altas bóvedas y de una sola nave, cons
tos de las iglesias en Huejotzingo, Acolman y Tzintzuntzan, fpara sólo nombrar unas pocas.
truida en estilo gótico pero generalmente decorada con una
p Las crónicas que tratan de este periodo celebran a la vez las
fachada renacentista o plateresca.18 Nada de esto hubiera sido
virtudes de los indios y la devoción de los frailes. Había una
posible sin la activa protección de Cortés y de los dos primeros
yaesperada simetría en la relación entre los aborígenes de
virreyes, Antonio de Mendoza y Luis de Velasco, que utilizaron
México y sus mentores europeos. Para los mendicantes, cuyo principal ideal social era la pobreza, la exigua dieta de los
efectivamente a los frailes como guardianes políticos de la comunidad india. Al mismo tiempo, la nobleza india cooperó activamente con la misión, organizando los turnos de trabajo
,'eíllos de todo espíritu adquisitivo eran señales de sencillez
necesarios para construir las iglesias. Durante aquellos prime
evangélica^ Además, los indios eran notablemente obedientes a
ros años, los mendicantes creían claramente que la Iglesia pri
sus superiores y por naturaleza, especialmente cuando se los
Judíos, la escasez de sus posesiones materiales y la ausencia en
mitiva había renacido en la Nueva España, con sus parroquias
ppmparaba con los coléricos inmigrantes de Castilla, general-
administradas por los religiosos y con sus obispos nombrados dentro de esas órdenes, que, libres del peso de riqueza y pom
uniente flemáticos e indóciles. Estas eran las cualidades en que
pa que afligía a la jerarquía en Europa, se consagraban a la ins
se ha descubierto nación o generación de gente más dis
trucción de su grey. De hecho, el primer arzobispo de México, Juan de Zumárraga, franciscano familiarizado con los escritos
p uesta y aparejada para salvar sus ánimas que los indios de esta Nueva España”.
de Erasmo, preparó un catecismo que expresaba la doctrina
^.,No hace falta decir que para ganar esas almas se necesitaba
cristiana en un lenguaje sencillo y bíblico. Del mismo modo,
urna ejemplar dedicación por parte de los frailes, de los que se spponía que debían
en Michoacán, el obispo Vasco de Quiroga estableció hospita
Jpgnsaba aquel misionero que afirmó más tarde: “En el mundo
les en todos los pueblos indios y organizó dos comunidades según los lincamientos que le había sugerido la Utopía de Moro.19 En una palabra, hay una cualidad luminosa, eufórica, 18 Sobre la misión mendicante, véase George Kubler, Mexican architecture ín the Sixteenth Centuiy, 2 vols., New Haven, 1948; Roben Ricard, The Spirituaí Conquest of México, Berkeley y Los Ángeles, 1966. [De ambos libros hay edición en español del pondo de Cultura Económica: Arquitectura mexicana del siglo xvi, México, 198 6 , y La conquista espiritual de México, México, 1987.1 19 Silvio A. Zavala, La “Utopía” de Tomás Moro en Ja Nueva España y otros es tudios, México, 1937.
andar descalzos y desnudos con hábito de grueso sayal, cor tos y rotos, dormir sobre una sola estera con un palo o manojo de yerbas secas por cabecera, cubiertos con sólo sus mantillos viejos sin otra ropa [...] su comida era tortillas de maíz y chile, y cerezas de la tierra y tunas [...] Además, este agotador régimen físico iba acompañado de la necesidad de adaptarse al carácter mismo de sus neófitos: “Conviene.que dejen la cólera de los espartóles, la altivez y pre
36
SAN AGUSTÍN Y AMERICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
37
sunción (si alguna tienen) y se hagan indios con los indios, fle-
la Iglesia no' podría esperar erradicar la idolatría o ni siquiera
máticos y pacientes como ellos, pobres y desnudos, mansos y humildísimos como lo son ellos”.
percibir sus diabólicos subterfugios.21 Describir así la conquista espiritual es por supuesto repetir
Leer esas crónicas es entrar en el mundo de los Fioretti de san Francisco, donde la santidad se expresaba todavía en
lo que escribieron los cronistas. Había un lado oscuro en la historía que merece mencionarse. Motolinía no ponía reparos a la ne
noches pasadas en oraciones y auto flagelación.20 Pues tanto los
cesidad de una conquista armada antes de la entrada de la
frailes como los indios vivían en un universo espiritual donde
misión cristiana: la alternativa era el martirio inútil. Además,
unos hombres santos, sometiendo sus cuerpos por medio del ayuno y la penitencia, luchaban contra Satanás y su ejército de
l píos. Más tarde, no rehuyeron azotar,' encarcelar, exiliar y, por
los mendicantes no vacilaron en derribar ídolos y arrasar tem-
demonios que, encarnados en las deidades nativas, habían
¡ lo menos en una famosa ocasión, quemar a cualquier sacerdote
gobernado el valle de Anáhuac durante tanto tiempo.
| o noble indio recalcitrante.22 No menos importante es el hecho
Un elemento esencial de la misión era el estudio del lengua
de que la euforia de las primeras décadas fuese sustituida más
je y las creencias religiosas de los indios. En eso los francisca
I. tarde por una mutua desilusión. Pues la cíclica mortandad de
nos tomaron una vez más la delantera, por un lado imprimién-
las enfermedades epidémicas, contra las que los indios no te
do gramáticas, vocabularios, libros de oraciones, catecismos,
mían resistencias naturales, redujo en un lapso de 80 años la
sermones y hasta extractos de las Escrituras, y por. otro lado
| población a sólo la décima parte de lo que había sido antes de
examinando sistemáticamente la religión aborigen, sus ideales
|í'a' conquista. Y sin embargo, los colonos espartóles hacían cre
morales, su panteón de divinidades y el calendario de sus fiesta ^ L a s encuestas iniciales de Motolinía y Andrés de Olmos
c ie n te s demandas de trabajo aborigen y la política flseal de la l lorona erosionaba la base económica de la nobleza. Reducida
habrían ele servir tanto a Las Casas como a Gomara, y culmina
penalmente al nivel de un simple campesinado, la comunidad
ron en el establecimiento del Colegio de Santa Cruz de Tlate-
l'india se desmoralizaba, el alcoholismo crecía y el fervor religio-
lolco, donde Bernardino de Sahagún enseñaba latín a un nú
fsó menguaba. Al mismo tiempo, los propios mendicantes eran
mero selecto de alumnos indios, y a la vez, Analmente, con la
^blanco de ataques de los obispos y del clero secular, que trata
colaboración de esos alumnos, produjo la Historia general ele las cosas de la Nueva España, texto monumental a dos columnas en
ba ahora de introducir una forma de organización eclesiástica basada en el modelo europeo, más familiar. En el pináculo del
náhuatl y español que ofrecía un panorama enciclopédico de la
frenesí contrarreformasta, la Corona prohibió todo estudio
religión india, punto de partida todaría hoy para toda investi
ulterior de la religión india y excluyó de la circulación los tex-
gación sobre ese tema. Para justiflear el estudio del paganismo al que se dedicó toda su vida, Sahagún citaba el ejemplo de La
ciudad de Dios de san Agustín y argumentaba que, sin un cono cimiento completo del pensamiento y la práctica de los indios, 20 Mendieta, Misiona eciesidsíica, pp. 222 y 250.
'' 21 Bernardino de Sahagún, Misiona general de ¡as cosas de la Nueva España, 4 vols., Á. M. Garibay K. (ed.), México, 1 9 5 6 ,1 . 1, p. 268; sobre el colegio, véase R. Ricard, La conquista espirítual de México, f c e , 1988. 22 Véase Inga Clendinnen, “Landscape and world view: The survival of Yucatec Maya culture under Spanish conquest”, Comparative Siuciies in Histoiy and Society, 22 (1980), pp. 374-393; Ricard, Spiníuaí Conquest, pp. 269272.
38
39
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
tos bíblicos traducidos; para la Inquisición la Biblia en náhuatl era casi tan peligrosa como la Biblia en hebreo.23
por su paganismo como por su subsecuente entusiasmo por la fe. En una vena similar, apostrofaba a la capital: “Eras entonces
Si el establecimiento inicial y la subsecuente desmoralización
una Babilonia, llena de confusiones y maldades; ahora eres otra
de la Iglesia en México se pintó con tan dramáticos colores era
Jerusalén, madre de provincias y reinos”. Los bárbaros decretos de un tirano pagano habían quedado sustituidos por las sabias
porque muchos de los primeros franciscanos se inspiraban en la esperanza de que el milenio estaba a punto de advenir. Las pro fecías del abad benedictino Joaquín de Fiore, con su división de la historia en tres etapas trinitarias, respectivamente gobernadas por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, estaban muy difundi
leyes cristianas del Rey Católico. Su figura más vigorosa era con mucho la invocación del Éxodo, en la que los mexicanos que daban identificados como un nuevo Israel, que antaño trabajó bajo el fardo de la idolatría en Egipto, luego sufrió las diez pla
das. Además, tanto los franciscanos espirituales como los obser
gas de la conquista, la enfermedad, el trabajo forzado y más epi
vantes tendían a aceptar la identificación que había hecho san Buenaventura de san Francisco como ángel del Apocalipsis, que
demias, hasta que alcanzó la tierra prometida de la Iglesia cris tiana.25 Además, en una famosa carta a Carlos V, Motolinía
abriría el sello de la sexta edad, época caracterizada a la vez por
criticaba de plano a Las Casas por su persistente denigración de
la predicación sin precedentes del Evangelio y por el adveni
los conquistadores, insistiendo en que las enfermedades, y no la
miento del Anticristo. Esta sexta edad marcaba también el
crueldad de los españoles, eran la causa principal del despobla
comienzo del estadio joaquinita del Espíritu, que se consumaría
miento, y sobre todo alababa a Cortés “por singular capitán de
en el milenio. Todos estos acontecimientos dramáticos, hay que
esta tierra de Occidente”, que había protegido a los indios y
señalarlo, se esperaba que se desplegarían en la historia antes de
alentado su conversión. Cortés, según creía él, era un “hijo de
la segunda venida de Cristo y del Juicio Final. De hecho, un sig no más de la sexta edad era el advenimiento de un emperador del mundo y un papa angélico.24
salvación”.26 A Jerónimo de Mendieta, el más destacado discípulo de
Para Motolinía, uno de los doce primeros franciscanos que llegaron a México, la conversión de los indios señalaba una eta
visión de su maestro, pues definía ahora a Cortés como un nuevo Moisés que había guiado al nuevo Israel hacia la Tierra
pa decisiva en la marcha de la fe siempre hacia el oeste, desde
Santa.27 Esa identificación tomó más significación aún cuando
su nacimiento en Oriente hasta su final destino en Occidente,
observó, aunque equivocadamente, que Hernán Cortés y Mar
con México como principal vía que llevaba a China. Bien entra da ya la sexta edad, era urgente llevar la salvación a los aboríge
tín Lutero habían nacido el mismo año, que fue también el año, además, en que fueron sacrificadas en México miles de
nes de la Nueva España. Declaró que México “es muy propia
víctimas en la consagración del nuevo templo de Huitzilopoch-
tierra para ermitaños e contemplativos”, semejante a Egipto tanto
25 Toribio de Motolinía, Historia de los indios de Nueva España, en Joaquín García Icfizbalceta, Colección de documentos para la historia de México, 2 vols., 2a ed., facsímil, México, 1 9 7 1 ,1 . 1, pp. 177 y 194. 25 Ibicfém, 1.1, pp. 274-276. 27 John L. Phelan, The Milíemiiai Ki/igdom oj the Franciscans in the New World, 2a ed., Berkeley y Los Ángeles, 1970. [unam , México, 1972.,]
23 Georges Baudot, Utopia et histoire au Mexique, Tolosa, 1976, pp. 47 5 510. [Hay traducción al español en Siglo XXI.] 24 Marjorie Reeves, The Injluencc o/Prophecy in the Late MiddleAges, A Study ofjoachinism, Oxford, 1969, pp. 180-200, 224-230, 236-237, 271 y 365.
Motolinía, habría de corresponder la tarea de hacer explícita la
40
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
tli. Había en todo esto una maravillosa simetría espiritual. Pues
41
en 1519 Lutero condujo a la herejía, y por ende a la condena
de la condenación eterna al permitir la destrucción del Nuevo Mundo. La Divina Providencia, actuando a través dei Vicario
ción, a las ricas y poderosas naciones de la Europa del norte
de Cristo, el Papa, había entronizado al Emperador, Carlos V,
mientras que el mismo año Cortés derrocó el reino de Satanás y trajo a los pobres y humildes pueblos de México al seno de la
vación de los indios. Hasta ese momento, sin embargo, sólo
Iglesia católica. La conquista espiritual ocupaba así el lugar
habían entrado en las Indias ladrones y tiranos que robaban y
como un nuevo José sobre un nuevo Israel, confiándole la sal
central dentro de la economía divina: la primera, pero no la
mataban, con el resultado de que habían muerto ya más de un
última vez que el Nuevo Mundo era invocado para enderezar
millón de personas. No toda la culpa recaía en los españoles,
la balanza del viejo. Mendieta, sin embargo, escribiendo a fines del siglo xvi, repudiaba la alegre exuberancia de Motolinía. No
■; puesto que los alemanes de Venezuela eran en todo caso toda vía más crueles. Además, “después de acabadas las guerras
era tanto del vacilante fervor de los indios de lo que se quejaba
cometidas contra todo derecho divino y natural [...] se sigue el
como de su explotación y corrupción por los españoles y sus
i s ’egunda i despiadado dolor e governación tiránica”, en la que
descendientes mestizos y mulatos. Ojalá pudiera ponerse a los
los indios, entregados a los conquistadores en encomiendas,
indios en una isla, exclamaba, “pues ellos vivieran quietos y
eran explotados hasta hacerlos morir. Por qué Dios había
pacíficos en servicio de Dios, como en el paraíso terrenal y al cabo de la vida se fueran al cielo5’.
venviado tan terribles castigos era un secreto divino, pero iguay León los instrumentos de su ira! “Qué veamos, no son los reinos
Tal como eran las cosas, se comparaba a sí mismo con el
grandes sin justicia, sino grandes latrocinios, según San Agus
profeta Jeremías, lamentándose de la caída de Jerusalén y del
tín, que quiere decir moradas de ladrones,” 'Sin embargo, estaba en la mano de los consejeros conver tir-
sometimiento al cautiverio de un nuevo Israel en una moderna Babilonia. Las plagas que afligían todavía a los indios no se
■éé en “redemptores de este gran mundo” y lograr “tanto
consideraban como instrumento de la misericordia de Dios,
faumento de las riquezas temporales al Estado del Rey” por
que los liberaba de sus sufrimientos.28 En su fase final, la visión franciscana de la Nueva España no estaba pues muy
:¡|hédio de la pronta abolición de la encomienda.29 3Q E1 fraile que se dirigía al Consejo de Indias en términos tan
lejos de las polémicas de Las Casas, al que tendremos que vol ver ahora.
1 apasionados y perentorios era Bartolomé de Las Casas, que en su Historia de las Indias relata que fue en 1514, unos 12 años después de su llegada a La Española a la edad de 18 años,
m
cuando su confesor dominico le negó la absolución porque ■ ylvía del trabajo forzado y no pagado de su encomienda,
En 1531 un fraile dominico, residente en La Española, dirigió
adquirida en la brutal conquista de Cuba. Las Casas, primer
un memorial al Consejo de Indias en el que, con profètica
sacerdote secular que fue ordenado en el Nuevo Mundo, fue
autoridad, advertía a los ministros que corrían todos el riesgo 28 Mendieta, Historia eclesiástica, pp. 174-177, 51 3 -5 2 4 y 556-563.
: 29 Bartolomé de Las Casas, Obras escogidas, 5 vols., edición y estudio críti co'preliminar de Juan Pérez de Tudela Bueso, Biblioteca de Autores Españo les, Madrid, 1957; véase pp. 43-55; para la cita de san Agustín, véase p. 50.
42
43
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
comisionado en aquel momento para predicar el sermón de Pascua, cuyo texto asignado laceró su conciencia:
1515 a España, donde consiguió audiencia primero con el rey
En busca de rectificación y reforma, Las Casas regresó en Fernando, después con el regente, el cardenal Jiménez de Cis-
El que sacrifica de lo mal adquirido hace una oblación irri soria y no son gratas las oblaciones inicuas. No se complace
neros, finalmente con los ministros flamencos nombrados por el joven rey Carlos de Gante. Así, durante un periodo de cinco
el Altísimo en las ofrendas de los impíos ni por la muche
años Las Casas estuvo activo en la corte, donde su latín fluido,
dumbre de los sacrificios perdona los pecados [...] Como
adquirido aparentemente en la escuela catedralicia de Sevilla,
quien inmola al hijo a la vista de sus padres, así el que ofre ce sacrificios de lo robado a los pobres. Su escasez es la vida de los indigentes y quien se la quita es un asesino.
na, le permitió conversar con Jean Le Sauvage, el famoso pro
La fuerza de estas palabras, junto con las admoniciones de los dominicos, convirtieron a Las Casas y lo alentaron a defen der toda su vida a los indios americanos. Su conversión parece haber consistido en el sencillo pero apasionado descubrimiento de que los aborígenes del Nuevo Mundo eran tan hombres como los españoles y por ende dignos de derechos y trato muy semejantes a los de los españoles. Inversamente, sentía una apa sionada repulsión contra aquellos españoles que eran culpables de crímenes contra los indios. Este momento de crisis en su vida tuvo evidentemente sus antecedentes. Cuando era todavía un muchacho, su tío, que había viajado en el segundo viaje de Colón, le regaló a un joven indio como esclavo. Además, entre' los 18 y los 3 0 años había observado la introducción de las encomiendas en La Española bajo el gobernador Ovando y, cosa más importante aún, había presenciado las crueldades perpetra das durante la conquista y colonización de Cuba. Reflexionan do sobre esas horrendas escenas hacia el final de su vida, escri bió: “Todas estas obras y otras, extrañas de toda naturaleza humana vieron mis ojos, y ahora temo decirlas, no creyéndome a mí mismo, si quizá no las haya soñado”.30 30 Bartolomé de Las Casas, Historia cíe las Indias, 3 vols., edición de Agustín Millares Cario y estudio preliminar de Lewis Hanke, México, 1951 (reimpr.,
abierta por el destacado humanista español Antonio de Nebri te c to r del Renacimiento septentrional.31 Fue en parte debido a ;feus propuestas que una misión de monjes jerónimos fue des cachada a La Española para regular el trato a ios indios. Es ¡ asombroso que en un corto memorial Las Casas delineara en fin audaz esbozo lo que habría de ser la estructura futura del ./•gobierno colonial. Pues abogaba por la separación jurídica de l|os indios y los españoles en ciudades y pueblos distintos, sus-
S
tuyendo la encomienda por un turno cuidadosamente regula-
i;ro de trabajo de los indios, que nunca superase un tercio de
f^odos los varones adultos, llevado a cabo siempre a menos í|le 30 leguas de sus casas, y siempre remunerado por un sala d o . Debía alentarse a los granjeros españoles a que emigraran ¿|pn la esperanza de que desarrollaran la agricultura y tomaran 'esposas indias. En sus pueblos los. indios habían de ser goberene nmninQ ipfpq v lnq rplininsos debían actuar 1965), t. ui, pp. 92-100 para la conversión: el texto era el Libro del Eclesiás tico, xxxiv, 18-22; para sus memorias, véase t. n, p. 264. Para la estimación revisada de su fecha de nacimiento, Helen Rand Parish con Harold E. Weidman, S. J., “The correct birth date of Bartolomé de Las Casas”, Hispanic Ame rican Histórical Review, 56 (1976), 3 , pp. 385-405. 31 La mejor guía para la voluminosa bibliografía sobre Las Casas es Juan Friede y Benjamín Keen, Bartolomé de Las Casas m History, De Kalb, Illinois, 1971, pp. 60:5-616. La mejor guía para los escritos de Las Casas se encuentra en Henry Raup Wagner con Helen Rand Parish, The lije and writings of Barto lomé de Las Casas, Albuquerque, Nuevo México, 1967, pp. 251-293.
44
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
corno sus guardianes políticos.32 Estos planes se aplicaban úni camente a las islas caribes, ya que para la tierra firme Las Casas sugería que el asentamiento se limitara a diez fortalezas situa das a intervalos de cien leguas, gobernadas por un capitán y cien hombres, cuya tarea principal sería comerciar con los indios de las cercanías y dar un primer impulso al cultivo. La penetración en el interior debía dejarse a los dominicos y fran ciscanos, súbditos de diez obispos, que serían como los de la Iglesia primitiva y caminarían descalzos cuando fuera necesa rio. Por medio del comercio y de la conversión pacífica, los indios se asimilarían lentamente a la autoridad del rey de Cas tilla.33 Ansioso de demostrar la viabilidad de sus propuestas, Las Casas consiguió la aprobación de la Corona para un pro vecto de colonización pacífica y misión en Cumaná, en la costa de la actual Venezuela, que consistía en reclutar a 50 granjeros, todos los cuales habían de ir ataviados con túnicas de cruzados y se alistarían como “caballeros de la espuela de oro55. En los hechos, el plan resultó un desesperado fracaso, pues los indios locales, recelosos ya a causa de previas incursiones españolas,
SAN AGUSTIN Y AMÉRICA
45
una verdadera historia de los acontecimientos de los que había sido testigo, con sólo algún sermón ocasional a la Corona para recordar sus anteriores esperanzas. Sin embargo, en 1534 partió a una misión a Perú, que, debido a la lucha civil que se desarro llaba en aquel país, terminó en Nicaragua. En 1537 intentó de nuevo poner en práctica sus ideas, esta vez con algún éxito, emprendiendo la conversión pacífica de los indios de Tuzulutlán, distrito déla actual Verapaz, entonces todavía no sometido por los españoles. Más tarde viajó a México, donde, aunque muy impresionado por “esos grandes frailes de San Francisco de la Nueva España”, peleó con Motolinía sobre la cuestión del bautismo en masa de adultos sin una instrucción adecuada sobre los rudimentos de la fe, y consiguió una condena episco pal de esta política.35 Fue pues con la autoridad conseguida gracias a la reclusión y el estudio, fortificado por la experiencia apráctica en el cam po misionario, como Las Casas volvió a España en 1540 para hacer allí campaña con renovada vehemencia en favor de una reforma de fondo del gobierno colonial. Fue entonces, al pare cer, cuando compuso el más atractivo de sus libros, Del único
atacaron y quemaron el asentamiento, de modo que los frailes
modo de atraer a todos ¡os pueblos a la verdadera religión, que
a duras penas escaparon con vida. El fracaso del experimento
adoptó como su primera premisa la afirmación de que todas las naciones de la Tierra poseen un nivel de inteligencia y capa cidad muy similar. Por consiguiente, para todos los hombres en todo tiempo era aplicable la misma regla: que la conversión a la fe cristiana sólo podía lograrse por medio de un paciente proceso de razonamiento, con una instrucción basada en la
de Cumaná en 1520 fue aprovechado por los enemigos de Las Casas como prueba de sus errores de juicio, y tanto Oviedo como Gomara en sus Historias generales dieron rienda suelta a sus sarcasmos.34 Bastante apabullado, según todos los indicios, por ese mal paso, Las Casas permaneció los 14 años siguientes en La Espa ñola, donde entró en la orden dominicana, pasando sus días en el estudio y la reflexión y en la compilación de material para 32 Bartolomé de Las Casas, Obras escogidas, t. v, pp. 6-27. 33 Ibidem, pp. 35-39. 34 Bartolomé de Las Casas, Historia de las Indias, t. iii, pp. 368-386; Gonza lo Fernández de Oviedo, Misiona general, t. n, pp. 194-199.
presuposición de que todos los hombres tratan de conocer a Dios y vivir buenas vidas. Dios era la sabiduría y Cristo un “dios libertador” que traía la liberación del peso de los peca dos. Por encima de todo, la predicación del evangelio dependía de la paz y la reflexión, y san Pablo ofrecía una imagen viviente 35 Wagner y Parish, Las Casas, pp. 83-107.
47
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
del perfecto apóstol. En cambio, si el Evangelio iba precedido de la conquista armada, ¿cómo era posible la verdadera con versión, puesto que los corazones de los subyugados estarían llenos de terror o de odio? En todo caso, ¿qué tenía que ver la fe cristiana con la guerra, pues “qué otra cosa es la guerra sino
ella del asesinato y el robo, y que Dios castigaría a España por
un homicidio y un latrocinio común entre muchos?” Volvién dose hacia América, exclamaba que los conquistadores eran otros tantos demonios, más servidores del Anticristo que de Dios, efectivamente culpables de herejía, puesto que al difun dir el Evangelio a punta de espada imitaban a los seguidores de Mahoma.36
por provincia, cómo las bandas de españoles, invariablemente
46
esos crímenes.37 En apoyo a la causa de la Reforma, Las Casas compuso en 1542 su más notable y virulento panfleto, la Brevísima relación de la destrucción de las Indias. Describía, isla por isla, provincia caracterizados como ladrones y tiranos, habían quemado, tor turado y asesinado a lo largo de su camino a través de todo un mundo habitado por innumerables poblados de aborígenes dóciles, mansos y, en gran parte indefensos, con el resultado de
El espectáculo ele Centroamérica y México sufriendo las
que después de medio siglo de colonización europea, unos 15 millones de indios habían desaparecido de la faz de la Tierra.
mismas aflicciones y la misma explotación que las islas caribes
La ausencia de todo nombre en el texto revestía a la marcha de
empujó a Las Casas a una polémica todavía más violenta. En
la conquista con el carácter impersonal de algún proceso infer
un memorial redactado con gran franqueza conminaba al
nal en el que manadas de lobos humanos corrían sueltos por
Emperador a confiscar la mitad de la propiedad de todos los
los verdes pastizales para estragar grandes rebaños de ovejas
encomenderos y todas las posesiones de los 20 más destacados
humanas. Publicado sin licencia en 1552, fue traducido des
conquistadores de la Nueva España. Los dineros obtenidos de
pués a todas las lenguas europeas importantes, muchas veces
este modo podrían usarse para atraer a otros colonos y cons
con lujosas ilustraciones, y sirvió como texto fundamental para
truir así un imperio tan grande com o el que hayan podido
desacreditar a España y su Imperio de ultramar.38 Estos enérgicos memoriales, unidos a otros informes de las
conocer los romanos. Por encima de todo, los indios debían declararse vasallos libres de la Corona. Haciendo eco a Aristó
Indias, dieron su fruto en 1542 con la promulgación de las fa
teles, declaró que era un grave error permitir a unos hombres
mosas Nuevas Leyes, que exigían la inmediata liberación de
pobres tomar el gobierno, pues siempre intentarían enrique
todos los esclavos indios del Nuevo Mundo. La Corona despo
cerse. En cambio, era aconsejable nombrar virreyes a hombres “de generosa sangre, como un hermano o hijo de algún grande
jó a todos los funcionarios y rebeldes de sus encomiendas y decretó que todas las encomiendas existentes terminasen a la
de Castilla”. Concluía observando que se murmuraba ya abier
muerte de su beneficiario. No menos importante fue el hecho
tamente en las calles que la riqueza de las Indias derivaba toda
de que se aboliese el tributo de trabajo, de tal manera que des-
36 Bartolomé de Las Casas, Del único modo de atraer a lodos los pueblos a la verdadera religión, Lewis HanTse y Agustín Millares Cario (eds.), México, 1942 (reiinpr., 1975); sobre Cristo como liberador, véase p. 157; sobre la defini ción de la guerra, p. 345; sobre los conquistadores como demonios, pp. 375, 390 y 402.
37 Las Casas, “Representación al emperador Carlos V, 1542”, en Obras esco gidas, pp. 126-133; sobre “entre los remedios”, véase pp. 69-117. 38 Se encontrará una reimpresión facsimilar y una transcripción de la Bre vísima relación de Ja destrucción de las Indias en Bartolomé de las Casas, Trata dos, 2 vols., México, 1 9 6 5 ,1 . 1, pp. 3-173.
48
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
de entonces los indios estaban únicamente sujetos al tributo en
sagró sus todavía abundantes energías a escribir y a hacer polí
forma de bienes o dinero; todo indio que trabajara para un
tica en el Consejo de Indias. Su célebre debate con Sepúlveda
español recibiría en el futuro un sueldo diario. No hace falta
en 1551 no fue sino una parte de toda una campaña para des
decir que esas reformas tropezaron con una intensa oposición de parte de ios colonos, que en Perú se lanzaron a la rebelión
acreditar a los conquistadores y defender a los indios. Trató de derrotar a sus oponentes a la vez por medio de la censura y por
abierta. Por temor a la agitación en otras partes del Imperio, la
medio de la argumentación. Así, no sólo impidió la publica
Corona en 1545 se desdijo de la abolición radical de la enco
ción del Democrates altor de Sepúlveda, sino que compuso
mienda y permitió que esas concesiones continuaran durante una vida más después de la muerte de sus posesores.
ñol, la Apologética histo?ia sumaría, para refutarlo. Del mismo
Para ayudar a la aplicación de esas reformas, el propio Las
modo, negó a Oviedo el permiso para publicar la segunda par
Casas aceptó el nombramiento de obispo de Chiapas, una dióce
te de su Historia general, que consideraba tanto más objetable cuanto que presentaba una reseña principalmente laudatoria
sis nueva en la frontera del México actual con Guatemala. Sin
49
también tanto una Apología en latín como un tratado en espa
embargo, tanto él como la misión dominica que lo acompañó
de Cortés y la conquista de México, y consiguió una orden
entraron pronto en conflicto a la vez con la comunidad de los
para que la Historia general de Gomara fuera retirada de la cir
colonos y las autoridades civiles. Las Casas insistía en que debía
culación, aunque sólo después de que había alcanzado ya rápi damente varias ediciones. Fue en parte para refutar las afirma
prohibirse la absolución a todos los penitentes españoles, inclu so en su lecho de muerte, a menos que firmaran un acto formal de restitución que devolvía a los indios todos los bienes y pro piedades que habían adquirido. Al mismo tiempo, Las Casas advirtió a la audiencia, tribunal real local, que todos los casos de
ciones de esos dos autores para lo que escribió su propia
Historia de las Indias.40 En cambio, él mismo imprimió sin licencia nueve tratados, entre ellos la Brevísima relación y una
maltrato a los indios caían bajo su jurisdicción como obispo.
reseña de su debate con Sepúlveda. Para volvernos primero a la Historía de las Indias, encontra
Tampoco vaciló en amenazar a sus opositores con la excomu
mos, al comienzo, la solemne doctrina agustiniana de que en
nión. De modo muy parecido a como la jerarquía medieval había tratado de poner coto a los excesos de la nobleza feudal
nocido de almas a la salvación, y que para cumplir esa provi
todas las generaciones Dios ha predestinado un número desco
por medio de la invocación de sanciones eclesiásticas, Las Casas
dencia ha escogido a España y a Colón como sus instrumentos
intentó utilizar los mismos poderes espirituales para reformar la
para abrir por lo menos las puertas de la Ciudad Santa a los
sociedad colonial. En los hechos, la oposición que provocó fue
pueblos de las Indias. La voluntad de Dios, sin embargo, sigue
tal como para hacer insostenible su posición, y, profundamente
siendo inescrutable y lo único seguro es que todas las grandes
desalentado, emprendió el viaje de regreso a España.39
obras de la Providencia son blanco de los ataques del Demo
Durante el resto de su vida, que cubre el periodo 1 5 4 7 1566, o sea entre sus 63 y sus 82 años de edad, Las Casas con-
nio. Así, aunque Las Casas pintaba un retrato bastante simpáti co de Colón, basado en los escritos del propio descubridor, lo
39 Sobre estos acontecimientos, véanse Wagner y Parish, Las Casas, pp., 107-170; y Las Casas, Obras escogidas, t. v, pp. 213-233.
40 Sobre Las Casas como censor, véanse López de Gomara, Annaís of Char les V, p. 258; y Ramos, Ximcnez de Quesada, p. 153.
50
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
51
condenaba por su ignorancia de la ley divina y natural, que
tivos indefensos. Además, aunque su relato no cubre la con
había corrompido desde el principio la tentativa providencial
quista de México, Las Casas incluyó en él un feroz ataque
entera con la esclavización de los indios.. En la descripción de
contra Hernán Cortés, a quien había conocido bien en Cuba y
La Española y de sus habitantes resuena una nota bastante
acusaba de ser un tirano sin principios. La Historia concluye
diferente, pues aquí Las Casas revive sus memorias de juven
con una memoria justiñcatoria de los esfuerzos del propio Las
tud; asistido por sus lecturas de Pedro Mártir, concluye que el
Casas en España y en Cumaná por ganar apoyo para sus planes
Nuevo Mundo era probablemente la sede del Jardín de Edén y
de un asentamiento pacífico en el Nuevo Mundo.42 La otra gran obra de esos años fue la Apologética historia
casi presenta de los indios una imagen anterior a la caída, al escribir de los habitantes de las islas Lucayas que “estas gentes
sumaria, vasto tratado que comprende más de 1 300 páginas en
[...] fueron sobre todas las destas Indias, y creo sobre todas las
una edición moderna, donde Las Casas intenta demostrar que
del mundo, en mansedumbre, simplicidad, humildad, paz y
los aborígenes del Nuevo Mundo eran tan salvajes o tan civili
quietud, y en otras virtudes naturales señaladas, que no pare
zados como los pueblos del Viejo Mundo. Es esencialmente,
cía sino que Adán no había en ellos pecado [...] vivían verda
como observa el doctor A. Padgen, el primer ejercicio conoci
deramente aquella vida que vivieron las gentes de la Edad do
do de etnografía comparada. Tanto el modo de argumentar
rada, que tanto por los poetas e historiadores fue alabada [...] parecíame [escribe de un anciano indio] ver en él a nuestro
como el material en que se basa eran originales.43 Las Casas reunió, gran cantidad de datos sobre la mayoría de los aspectos
padre Adán, cuando estuvo y gozó del estado de la-inocencia”.
de la moralidad, el gobierno y la religión de los indios, material
Como los franciscanos, Las Casas se sintió impresionado por la semejanza entre la ausencia de posesiones y de espíritu adqui
que trataba principalmente de los aztecas y los incas, recogido directamente de las investigaciones de los franciscanos en
sitivo entre los indios y los dictados de pobreza evangélica
México y los dominicos en Perú, y procedió después a una
impuestos a los mendicantes por sus fundadores.41
comparación y contraste sistemáticos, tema por tema, con un
Las restantes secciones de la Historia, que cubre sólo el
corpus igualmente formidable, pero menos original, de conoci
periodo hasta 1520, tratan de manera predecible de los horro
mientos espigado en los autores clásicos sobre los mismos
res de las conquistas y de la campaña, primero por parte de los
temas en el Viejo Mundo, refiriéndose especialmente a los grie
dominicos y luego por parte del propio Las Casas, en favor de
gos y los romanos. Presintiendo pronto los peligros del deter-
la reforma. Además de condenar al infame obispo de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca, y a los gobernadores que nombró,
minismo climático, Las Casas argumenta en su sección inicial que el clima y el territorio del Nuevo Mundo son tan fértiles, si
Velásquez de Cuba y Pedrarias de Darién, Las Casas criticaba
no es que más, y tan propicios para el asentamiento humano
mordazmente a su viejo rival Oviedo por su denigración de los indios y se mofaba de su tentativa, de pintar como caballeros errantes a unos hombres que soltaban a sus perros contra cau41 Las Casas, Historia, 1 . 1, p. 258, sobre Colón; t. ii, pp. 41-62, comentarios sobre el Jardín del Edén; t. i i , pp. 347, 354 y 399 sobre los indios lucayos.
42 Bartolomé de Las Casas, Historia, t. n, pp. 528-529; t. m, pp. 222-257, sobre Hernán Cortés; t. i i , p. 518; t. m, pp., 313-333, sobre Oviedo. 43 Bartolomé de las Casas, Apologética histoiia sumaría, 2 vols., Edmundo O’Gorman (ed.), México, 1967. Véase David A. Brading, Orbe indiano. De ¡a monarquía católica a la república criolla, 1492-1867, México, Fondo de Cultu ra Económica, 1991, pp. 75-121.
52
53
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
como ios del Viejo Mundo. Va a buscar entonces en Cicerón un
simplemente que no es peor, y en algunos aspectos es mejor
esbozo de la historia natural de la humanidad, arguyendo que
que su contrapartida antigua. Más aún: sobre la fundamental y
todos los pueblos comenzaron su vida en condiciones bestia
controvertida cuestión de los sacrificios humanos, argumenta
les, como simples nómadas sin agricultura ni leyes. Tal había sido el caso de Europa, incluso de España e Italia, y tal era el
que no deberían definirse como intrínsecamente antinaturales o irracionales, puesto que expresan hasta el más alto grado
caso hoy en día en Norteamérica, donde las tribus, que recor
imaginable el deseo humano innato de ofrecer a su dios el
daban a los antiguos escitas, vagabundeaban todavía “en aquel primer estado rudo”.44
sacrificio más valioso. Sostiene además que si los indios del
Sin embargo, el meollo del libro arranca con una compara
los incas en su adoración del sol se acercaban al monoteísmo,
ción directa de los aztecas e incas con los romanos y griegos
sin embargo el elaborado panteón y los sacrificios sistemáticos
analizados dentro de un marco de referencia aristotélico de los
de los mexicanos de hecho los acercaban más a Dios, y por
seis prerrequisitos de una ciudad: agricultura, artesanos, gue
ende los hacían mejor preparados para el cristianismo. Final
rreros, ricos, religión organizada y gobierno. El foco principal
mente, Las Casas hacía una neta distinción entre la creencia y
aquí se centraba inevitablemente en la religión, que abarca casi
la moralidad y ensalzaba el rigor moral y la austeridad material
la mitad del texto total. Las Casas alega que todos los hombres,
de los indios. Por encima de todo, su religión y su moralidad
por razón de la luz natural infundida en ellos por su Creador,
estaban bastante libres de la invas ora obscenidad que tanto
buscan naturalmente a Dios, pero que debido a su estado de caído caen de manera igualmente natural en la idolatría, proce
desfiguraba el mito y la práctica de los antiguos.45 En la parte dedicada al gobierno, Las Casas demostraba que
so en el que son activamente extraviados por la intervención
tanto los mexicanos como los incas estaban gobernados por los
Caribe, en materia de religión, eran prácticamente tabula rasa y
del demonio y sus secuaces. No hace falta decir que el quid de
dictados de la ley natural, y destacaba como especialmente dig
ese extenso ejercicio de religión comparada era mostrar que
nos de alabanza al rey-filósofo de Texcoco, Nezahualcóyotl, y
tanto en el Nuevo como en el Viejo Mundo los hombres suscri ben tipos muy semejantes de culto y creencia. Pero la perspec
al legislador inca Pacliakuti, cuya preocupación por el bieneslar de sus súbditos ofrecía a la vez una lección a los reyes cató
tiva difiere notablemente en el tratamiento de los dos sistemas,
licos y un contraste favorable con las depredaciones que ha
pues aunque Las Casas saca de una gran variedad de autores
bían acompañado las conquistas romanas. La presencia activa
sus datos sobre la religión antigua, en su interpretación se apo
del demonio en la religión aborigen no impedía pues la opera
ya en La ciudad de Dios, de san Agustín, a la que llama “aquella
ción de la ley natural. Todo este argumento abría el camino
obra insigne y tan preclara de los libros”, de tal manera que su
para la resonante conclusión del tratado de que los indios sólo
enfoque entero no muestra ninguna simpatía y subraya tanto la
podían describirse como bárbaros en el sentido de que les fal
peculiaridad como la obscenidad de las creencias y la práctica
taba el cristianismo. Aparte de eso, en materia de civilización
clásicas. En cambio, cuando describe la religión india, afirma
45 Véase Bartolomé de Las Casas, Apologética, t. u, p. 251, sobre san Agus tín; t. n, pp. 244-245, sobre los sacrificios; t. n, pp. 268-270, sobre la religión mexicana.
44 Bartolomé de Las Casas, Apologética, 1. 1, pp. 260, 470 y 554.
54
55
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
eran ampliamente superiores .a los antiguos españoles e ingle
raba que el sacramento del bautismo era el equivalente espiri
ses, e iguales, si es que no superiores, a los griegos y roma nos.46
herejía era un acto de traición digno de estricto castigo. De
La tercera gran zona de controversia en la que se movía Las
tual de un juramento feudal de lealtad, de modo que toda
Casas incumbía a los títulos de propiedad del imperio y la
hecho, para preservar a las Indias de la infección, pedía al rey que introdujera en ellas la Inquisición. Afirmaba además que,
sobrevivencia de la encomienda, temas que le llevaban a una
una vez que un rey se convertía al cristianismo, tenía derecho a
consideración de principios políticos más generales. En su
cerrar los templos paganos, citando con aprobación ios casos del emperador Constantino y del rey Ethelbert de Kent. Tal
Apología latina y en su Tratado comprobatorio bebe en las doctri nas enunciadas, en la Relectio de Indis, de Vitoria, donde el prin
como estaban las cosas, sin embargo, la Iglesia no tenía ningu
cipio tomista de que la gracia cumple más que destruye la
na autoridad para aprobar o instigar guerras contra unos infie
naturaleza se interpreta políticamente para sostener que el
les que tenían un derecho natural al gobierno propio, regla de
paganismo o la infidelidad de los indios no invalida en modo
la que la unica excepción era la de los moros y turcos que se
alguno sus derechos naturales al autogobierno, la propiedad y
habían apoderado de tierras poseídas antes por la cristiandad,
la libertad. Por bárbaros que aparezcan, son hombres y gozan de los derechos de todas las sociedades humanas.
y contra los cuales, por consiguiente, la cruzada estaba perfec
Las Casas reitera calurosamente las dudas de Vitoria en el sentido de que la intervención armada para evitar crímenes
tamente justificada.47 Puesto que todas las guerras de conquista dirigidas contra
contra la naturaleza bien podría provocar más pecados y des
los indios eran injustas y puesto que los estados indios eran tan avanzados en civilización como la antigua Roma, ¿qué título de
trucción que las prácticas que trata de eliminar. Además, mien
imperio seguía siendo posible? Para Las Casas la única fuente
tras Sepúlveda había justificado las conquistas en América ape
aceptable de la legitimidad política era la bula papal de 1493,
lando a la invasión de Tierra Santa por Israel y citando la
que otorgaba a los reyes de Castilla el dominio de las islas occi
aprobación de san Agustín al uso de la fuerza contra los donatistas, Las Casas alegaba que el Antiguo Testamento había sido
gelio. A este respecto, Las Casas estaba dispuesto a aceptar que
superado por las doctrinas más misericordiosas de Cristo. En
el Papa no tenía ninguna jurisdicción directa sobre los-estados
cuanto a san Agustín, había abogado siempre por la conversión
infieles, pero afirmaba que, en su papel de Vicario de Cristo,
pacífica de los paganos, manteniendo que era necesario erradi
era el Rey y Redentor de toda la raza humana, tenía al mundo entero como parroquia y era responsable de ,1a evangelización
car la idolatría de los corazones de los hombres antes de arra sar sus templos. Era contra los herejes, no contra los paganos, contra quienes invocaba la coerción política. , Era ésta una doctrina que Las Casas encontraba eminente mente atractiva. Bien lejos de todo liberalismo moderno, decla46 Bartolomé de Ibiclem, t. n, pp. 416 -4 1 7 , sobre la ley natural; t. ir, p. 580, sobre Pachakuti; cita en t. ii, p. 630.
dentales y la tierra firme para el propósito de predicar el Evan
de todas las naciones. En la persecución de este gran fin, el 47 Para el original latino y la traducción española del texto, véase Apología ele Juan Gilíes de Sepúlveda contra fray Bartolomé de las Casas y de fray Bartolo mé de las Casas contra Juan Ginés de Sepúlveda, Ángel. Losada, Madrid, 1975. Una traducción inglesa de Staílord Poole, se publicó bajo el título de Bartolo mé de las Casas, In defense of the Indians, DeKalb, Illinois, 1974; sobre la dis tinción entre herejía e infidelidad, véase pp. 6 5 ,1 0 7 , 168-170 y 305.
56
57
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
Papa podía suspender cualquier autoridad temporal que repre
reyes y señores indios permanecía únicamente sujeto a la auto
sentara un obstáculo a la misión cristiana y podía habilitar a los reyes cristianos para que protegiesen y fomentasen esa misión.
ridad abarcadora del monarca católico universal. Como Gladstone, Las Casas se volvía cada vez más radical en
Sobre esas bases era como Las Casas justificaba el otorgamien to papal del Nuevo Mundo a los Reyes Católicos.
lugar de menos a medida que se acercaba a sus 80 años. En 1554 los encomenderos de Perú ofrecieron a la Corona cuatro millones de ducados por los derechos a perpetuidad de la herencia y la
Los reyes de Castilla y León son verdaderos príncipes sobe ranos e universales señores y emperadores sobre muchos
jurisdicción, tanto criminal como civil, sobre sus indios. En una
reyes, e a quien pertenesce de derecho todo aquel imperio
derecho. La propuesta fue calurosamente debatida en el Consejo
alto e universal juridición sobre todas las Indias, por la auto
de Indias durante no menos de ocho años antes de ser finalmen
ridad, concessión y donación de la dicha Santa Sede Apos
te rechazada en 1562. Durante todo ese periodo Las Casas des
palabra, deseaban convertir la encomienda en un feudo de pleno
tólica y así, por autoridad divina [,,,] son casi legados y
empeñó un papel destacado en la movilización de la opinión ofi
coadjutores de la Sede Apostólica [...] ministros e instru mentos e medios idóneos.
cial contra los encomenderos. En una carta enérgicamente redactada dirigida a Bartolomé Carranza de Miranda, correligio
En este significativo pasaje, Las Casas no sólo definía el ori
nario dominico y en aquella época destacado consejero del rey Felipe, recomendaba una vez más la abolición completa de la
gen sino también la naturaleza de la autoridad real en América.
encomienda. En cuanto a la defensa, podía manejarse del. mejor
Del mismo modo que en siglo vm el papado había coronado a
modo instalando una guarnición de 500 hombres de Perú y otra
Carlomagno emperador del Sacro Imperio Romano y rey de
de 300 en México. En una carta sin ambages dirigida al rey,
Jerusalén, convirtiendo el reino de los francos en el Sacro
recordaba a Felipe II que había aconsejado antes a su bisabuelo
Imperio Romano, así Alejandro VI había conferido a los Reyes
en 1515 y le había advertido que conferir la jurisdicción a “trai
Católicos una jurisdicción imperial, creando en efecto un Sacro
dores y tiranos” sería algo que pondría en peligro el imperio, Después de todo, si había ocurrido en 1542 una rebelión abiertá
Imperio Castellano en el Nuevo Mundo, encargado por la Pro videncia de la conversión de sus habitantes aborígenes. La
contra la Corona, ¿qué podría impedir que los hijos de aquellos
insistencia en el otorgamiento papal permitía a Las Casas soste
rebeldes aprovecharan su nuevo poder en el futuro? En una vena aún más audaz, ponía en tela de juicio sin miramientos el dere
ner que en todas las cuestiones que afectaban al Imperio los fines espirituales debían considerarse superiores a los intereses meramente temporales. Además, el carácter imperial de la
cho del rey a enajenar tanto vasallos libres como rentas reales de su jurisdicción soberana y sus tierras. Puesto que el asunto afec
autoridad real era de la mayor importancia, porque le permitía
taba a todo el reino, debería discutirse en las Cortes.49
afirmar que la donación papal no había abrogado los derechos de los indios al gobierno propio.48 El dominio legítimo de los 48 Las Casas, “Tratado comprobatorio del imperio soberano y principado universal que los reyes de Castilla y León tienen sobre las Indias”, en Trata-
dos, t. ii, donde la cita proviene de las pp. 117 y 1153; la referencia a Carlo magno se encuentra en las pp. 1033 y 1129. 49 Se encontrará el(texto latino y una traducción española en Bartolomé de Las Casas, De regia potcstatc, Madrid, 1969, pp. 175-226.
58
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
59
Fue en el contexto de esas discusiones oficiales en el que Las
cosas, los indios tenían pleno derecho a resistirse al gobierno
Casas escribió un pequeño panfleto en latín, publicado más
español y la Corona no tenía ninguna base legal para su gobier
tarde en Alemania, titulado De regia po testate, en el que alegaba
no. Todo el periodo 1 4 9 2 - 1 5 6 4 • — escribió más tarde— fue
que los reyes recibían su autoridad del libre consentimiento del pueblo, que en cuanto fuente de la soberanía precedía al
una historia de asesinato y robo; lo mejor sería que el Perú fue se devuelto a los incas. El Sacro Imperio Castellano con que
monarca tanto en esencia como en historia. El propósito esen
Las Casas había soñado una vez era, pues, en su origen y su
cial del gobierno era el bienestar de los súbditos. Además,
naturaleza, una tiranía incalificable, sin ningún título legítimo
puesto que el rey recibía del pueblo su jurisdicción como sobe rano, no podía enajenar permanentemente nada de ese poder
de posesión o de autoridad.51 Al endilgar el epíteto de tiranos a los conquistadores y de tiranía al gobierno que ellos crearon, .Las Casas citaba la Política
ni los derechos fiscales que lo sostenían. En consecuencia, el zar a ningún individuo o ciudad de su jurisdicción directa.
y la Ética de Aristóteles, invocaba la distinción entre el verdade ro monarca y el tirano establecida en De regimine principium,
Tanto la venta de cargos como la creación de feudos suponían
panfleto atribuido a santo Tomás de Aquino, y en su última
la derogación de un poder soberano indivisible, pues aunque la
obra se refería al tratado sobre la tiranía del jurista italiano Bar-
lealtad fundamental del ciudadano era para con su patria o ciu
tolus de Sassoferato. Todas esas obras distinguían entre el gobierno legítimo, cuya meta es el bienestar del pueblo, y los gobernantes ilegales que toman el poder sin consentimiento y
rey no tenía derecho a vender ningún cargo judicial o a despla
dad más que para con el reino en general, no obstante el reino formaba un corpus mysticum que no podía dividirse sin daño político.50
cuya méta es su propio provecho personal, generalmente alcan
En un panfleto latino subsecuente, escrito en 1561, titulado Los tesoros del Peni, Las Casas proseguía su idea hasta su última
zado a expensas de sus súbditos.52 Pero debe subrayarse que en el uso del español de la época, la palabra "tirano” se aplicaba a
desesperada conclusión. Argumentaba ahora que, puesto que
los cabecillas de las rebeliones contra la autoridad real. Así, cuando Oviedo llamaba tirano a Gonzalo Pizarro, no se refería a
los conquistadores habían ganado el poder por medio de la violencia y habían mantenido su autoridad por medio de la
ningún acto injusto de su breve gobierno, sino más bien al
fuerza, gobernaban sin el libre consentimiento de los indios,
hecho de su insurrección.53 En efecto, Las Casas, que disociaba
que no habían aceptado nunca ningún pacto político con el rey habían cumplido nunca y, en consecuencia, la Corona no goza
siempre a los Reyes Católicos de los hechos de los ministros y gobernadores individuales, definía por consiguiente a los con quistadores como meros rebeldes que usurpaban el poder des
ba de una verdadera "possesión jurídica”. En lugar de ser
preciando la autoridad real y a expensas de los derechos natura-
recompensado con el título de marqués, Cortés hubiera debido
31 Se encontrará el texto latino y una traductíón española en Bartolomé de Las Casas, Los tesoros del Peni, Ángel Losada, Madrid, 1958. Véase también “Tratado de doce dudas”, en Las Casas, Obras escogidas, t. v, pp. 485-534. 52 Hay un breve comentario de Bartolus en Quentin Skinner, Foundntions o/Modeni PoliLical Thought, 2 vols., Cambridge, 1 9 7 8 ,1 . 1, pp. 53-65. 53 Gonzalo Fernández de Oviedo, Histoña general, t. v, p, 243.
de España. En efecto, los términos de la donación papal no se
ser degollado como un criminal común. Tal como eran las 50 Bartolomé de Las Casas, De regia potestate, pp. 4-113. El texto se impri mió en Alemania en 1571; muchos de sus argumentos están tomados de un jurista italiano, Lucas de Penna.
60
61
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
les de los príncipes indios. La encomienda, al igual que la con quista, quedaba también condenada como usurpación, como
das de hombres sometidos a un caudillo, unidos en la búsque
una derogación a la vez de la prerrogativa real y de la libertad de los indios.
titlan que tras la ejecución de Atahualpa, se repartió según un acuerdo predeterminado. Además, san Agustín no vacila en
Había sin embargo una fuente más directa y poderosa de
despachar la gloria de un César como expresión de su sed de
inspiración detrás de la condenación de los conquistadores por
dominio, y cita con evidente regocijo la famosa respuesta del
Las Casas. Al principio mismo de su carrera como dominico,
pirata a Alejandro el Grande, de que la única diferencia entre ellos era una diferencia de escala. Así también Las Casas
en su memorial de 1531, citaba repetidamente a san Agustín. Es altamente instructivo seguir ese famoso texto de La ciudad de Dios a lo largo de su párrafo, pues leemos allí:
da del botín, el cual, lo mismo después de la caída de Tenoch-
denunciaba a Cortés y a Pizarro como simples bandidos más que conquistadores. Del mismo modo, si san Agustín condena ba al propio Imperio romano por estar arraigado en la tiranía y
Sin la justicia ¿qué son los reynos sino unos grandes latroci
la conquista, Las Casas condenaba también finalmente al
nios? Porque aun los mismos latrocinios ¿qué son, sino unos
Imperio español en el Nuevo Mundo. Aunque Las Casas se esfuerza por descubrir argumentos en
pequeños Reynos? Porque también esta es una junta de hombres, goviérnase por su caudillo y Príncipe, está entre sí unida con el pacto de la compañía, y la premia, la reparte,
Aristóteles y santo Tomás de Aquino para apuntalar su argu
conforme a las leyes y condiciones, que entresí pusieron.
tanto en su temperamento natural como en su filosofía moral y
Este mal quando viene a crecer con el concurso de gente
política. No estaba solo en su vuelta a La ciudad de Dios, ni en
perdida, tanto que tenga lugares, funde asientos, ocupe ciu dades y sujete pueblos, toma otro nombre más ilustre, lla
España ni fuera de ella: en 1522 se había publicado sobre ese
mándose Reynos, el qual se le da ya al descubierto, no la
discípulo español de Erasmo y destacado humanista por dere
codicia que ha dexado, sino la libertad, sin miedo de las leyes, que se le ha añadido.
cho propio. En realidad, la disquisición sobre la mitología anti
mentación, se muestra con ello profundamente agustiniano
texto un extenso comentario de Luis Vives, el más importante
gua en ese comentario bien podría haber servido a Las Casas en su exploración del tema en su Apologética historia sumaria.
Aquí, en este pasaje escrito mil años.antes del descubri
No menos importante es el hecho de que en su Concordia y dis
miento de América, encontramos una descripción bastante
cordia, escrito en 1529, Vives citaba repetidamente a san Agus
precisa de la banda de los conquistadores.54 En realidad, si
tín como su autoridad principal para el vehemente ataque que
buscamos una traducción española de La ciudad de Dios encon
lanzaba no sólo contra la guerra, a la que describía como “más
tramos exactamente las mismas palabras, puesto que el térmi
propia de bestias que de hombres”, sino también contra todo el
no leader de la versión inglesa se convierte en “caudillo” y la
ethos anticristiano del honor personal y la gloria militar, que
compact association en “compañía”. Las compañías libres de aventureros que conquistaron América eran precisamente ban54 San Agustín, City of God, Penguin, Londres, 1967, p. 139.
tenía su resorte principal en el orgullo y la sed de dominio. En Vives, hijo de un supuesto judío inconforme quemado por la Inquisición, las conquistas españolas en Italia no despertaban
63
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
mucho fervor patriótico, y condenó efectivamente toda la
aborígenes; pero mirado desde el punto de vista de los conquis
62
lucha entre España y Francia por la supremacía en Europa
tadores y los colonos, era el arquitecto del absolutismo real, el
como una forma de guerra civil, una oportunidad de robar y asesinar en una escala sin paralelo.55
abogado del gobierno por medio de un virrey o una guarnición militar.
Claro que señalar la notable semejanza de principio entre Las Casas y Vives no es demostrar ninguna influencia directa. Eso
v
está todavía por probarse. Además, la insistencia de Vives en el papel casi divino del hombre intelectual o sabio no encontró
En su última voluntad y testamento, Las Casas declaró que
eco en el dominico. Un posible canal de la influencia erasmiana
Dios lo había escogido para defender a los indios.de la injusti
sería Carranza de Miranda, correligionario dominico, amigo
cia de “nosotros los españoles” y profetizó que Dios castigaría a
íntimo y asociado político de Las Casas. Ciertamente, Las Casas
España por sus crímenes en el Nuevo Mundo.57 Como lo reve
no adquirió nunca una sólida formación escolástica.56 Después
la, esa insistencia en el juicio, Las Casas no era un apóstol; no
de todo, las obras por las que es recordado consisten-en una historia narrativa, un ejercicio de etnografía comparada y varios
hay ninguna prueba de que aprendiera nunca ninguna lengua india o de que dedicara mucho tiempo a catequizar a los
papal como título de propiedad del Imperio, cuando se la con
indios. A pesar de su alabanza de los franciscanos en Nueva España, nunca compartió sus sueños de un milenio a punto de
sidera en el contexto de su tentativa como obispo de invocar
alborear. En realidad nunca delató mucho entusiasmo por esa
panfletos polémicos. Además, su insistencia en la donación
sanciones eclesiásticas para conseguir fines políticos, apunta a
gran cosecha de almas reunida con tanta devoción por Motoli
una perspectiva esencialmente canonista de la Iglesia y de su papel en el mundo. Finalmente, en su confianza en los Reyes
t a y sus hermanos. Su insistencia, tomada de san Agustín, en
Católicos como primeros agentes de la voluntad de Dios para
gidos predestinados, vedaba toda ilusión de salvación en la
las Indias, una confianza que le llevó a atacar el incipiente feu
'La dudad de Dios como una Iglesia peregrina compuesta de ele
dalismo de la encomienda como derogación de la soberanía,
jaistoria. En cambio, la mejor manera de describirlo es como profeta, aunque más profeta de corte que de los campos, más a
manifestaba ese sesgo agustiniano que en Europa sirvió final
gusto en las cámaras de consejo que en la espesura. Su mensa
mente para aumentar el poder de la monarquía. Mirado desde
je sin embargo era áspero. Si Savonarola, en el pináculo del
la perspectiva de los jefes indios, Las Casas puede considerarse como el profeta del gobierno indirecto y de los derechos de los
Renacimiento, denunció la corrupción mundana de aquella cuitura como una traición al destino espiritual de Florencia, así también, en el momento histórico en que la euforia patriótica e
55 Carlos G. Noreña, Juan Luis Vives, La Haya, 1970; también Juan Luis Vives, Concordia y discordia, tracl. Laureano Sánchez Gallego, México, 1940; sobre san Agustín, véase la p. 105; la cita sobre la guerra está en las pp. 149 y 209. 56 José Ignacio Tellechea Idígoras, El arzobispo Carranza y su tiempo, 2 vols., Madrid, 1968, t. ti, pp. 16-43. Cuando Carranza chocó con la Inquisi ción, Las Casas lo defendió con su usual vigor.
imperial alcanzaba su clímax en España bajo Carlos V, conside rando al país como el principal baluarte de la Iglesia católica contra el turco y el protestante, Las Casas condenaba pública mente la conquista del Nuevo Mundo como injusticia mons57 Bartolomé de Las Casas, Obras escogidas, t. v, pp. 530-540.
64
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
65
truosa, la traición a la misión providencial de España, más obra
y la tierna prole de María, señalada en todo el mundo con la
del demonio, en realidad, que de Cristo. El profesor J. H. Hex-
insignia gloriosa de su especial protección?” Pero después
ter ha afirmado que tanto Maquiavelo en El príncipe como
informaba emocionado a la congregación que el descubrimien
Tomás Moro en Utopía vislumbraron, como en una intensa
to de la Piedra del Sol en la Plaza Mayor demostraba que la ima
visión, la naturaleza del poder político contemporáneo, y en el
gen de la Virgen María había sido impresa milagrosamente en
caso de Moro, de una comunidad basada en principios contra
la capa por el apóstol santo Tomás, que había predicado el
rios, visiones cuyas implicaciones no se vieron sino bastante después de la Ilustración.58 Bartolomé de Las Casas estaba obsesionado por una visión de naturaleza muy semejante, la
Evangelio en el Nuevo Mundo. Puesto que en aquellos tiempos los indios, “ya cristianos”, habían venerado la imagen del Tepeyac hasta que su apostasía colectiva los llevó a ocultarla, la Vir
del recuerdo de una Utopía viva destruida por la llegada del
gen María se le apareció a Juan Diego después de la conquista
Príncipe, con caudillos como Hernán Cortés que ganaban gran
para revelar el paradero de su imagen. El recuerdo de esa pri
renombre y riquezas por medio de la destrucción de la socie
mera evangelización de México nunca se borró del todo, sin
dad india. Además de eso, sin embargo, estaba la paciente tarea
embargo, jy los indios acabaron por adorar a santo Tomás en la
de toda una vida a la vez para remediar la injusticia y para
figura de Quetzalcóatl!59 A los dignatarios de la Iglesia y el Estado reunidos para
demostrar, cosa igualmente importante, con la ayuda de cual quier erudición disponible, ya fuese patrística, clásica, huma
escuchar un sermón en honor de la patraña de la Nueva Espa
nista o escolástica, que los pueblos del Nuevo Mundo eran tan
ña no les hizo gracia esa extraña amalgama de fantasía devota y
humanos, tan morales y tan inteligentes, e incluso, en todo lo
fervor patriótico. Fray Servando fue sentenciado inmediata
que no fuese el cristianismo, tan civilizados como las naciones
mente al exilio y al confinamiento conventual en España. No
de Europa; mensaje, puede sostenerse, cuyas implicaciones no
habría de regresar a México hasta 1817, en compañía de Javier
habrían de quedar enteramente claras hasta bien entrado el siglo xx.
Mina, ya para entonces famoso autor de la primera historia de la insurgencia dirigida por el padre Hidalgo, libro que atacaba violentamente las atrocidades realistas, aducía argumentos convincentes para negar la legitimidad del gobierno español y
Interludio I Q
uetzalcó atl y
G u a d a lu pe
sostenía una vez más la tesis de la evangelización de México antes de la llegada de Cortés. Al final de sus días, fray Servando sostenía que Quetzalcóatl era un misionero cristiano.
En 17 9 4 fray Servando Teresa de Mier predicó en la gran basí lica del Tepeyac el sermón anual en honor de Nuestra Señora
En Quetzalcóatl y Guadalupe , el profesor Jacques Lafaye explica con claridad cómo es posible que un doctor en teolo-
de Guadalupe. Empezó con una nota tradicional de retórica piadosa: “¿No es éste el pueblo escogido, la nación privilegiada 58 J. H. Hexter, The Vision ofPolitics on the Eve of the Reformation, Londres, 1973, pp. 179-203.
59 Véase fray Servando Teresa de Mier, El heteroxoclo guadalupano: Obras completas, vols. i-m, Edmundo O’Gorman (ed.), México, 1 9 8 1 ,1 . 1, pp. 221254; también D. A. Brading, Los orígenes del nacionalismo mexicano, Era, Méxi co, 1980, pp. 46-52.
66
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
67
gía, un ideólogo patriota, residente durante algunos años en el
Pero también ha sacado a la luz datos nuevos. En particular,
París napoleónico y el Londres de la Regencia, dedicara tanta
subraya la semejanza, tanto en el mythos central como en la sig
energía intelectual a algo que a primera vista parece un pueril
nificación política que lo rodea, entre el culto de Guadalupe en Extremadura y en México. Es también importante su caracteri
disparate.60 Pues las raíces ideológicas del sermón de Mier y de su posterior disertación sobre la presencia de santo Tomás en
zación de la “generación de 1730” y del episcopado del arzobis
el Nuevo Mundo estaban profundamente ancladas en la bús
po Juan Antonio de Vizarrón y Eguiarreta (1730-1747) como el
queda por parte del clero de un cimiento autónomo y honora ble para su Iglesia y su pueblo. Curiosamente, lo que les preo
periodo en que la veneración de Guadalupe se convirtió de
cupaba tanto en este asunto, más que la conquista armada de Cortés, era la conquista espiritual de los frailes mendicantes. El
en toda la Nueva España. Este brote de fervor religioso, acompañado como estuvo del
veras en un culto nacional, celebrado en sermones e imágenes
fervor milenarista triunfante de los franciscanos, consagrado
último y extraordinario florecimiento de la arquitectura churri
en la Monarquía indiana (1 6 1 5 ) de Torquemada, resultaba cada
gueresca, minará sin duda toda interpretación del siglo xvm
vez más intolerable para su identidad patriótica, pues celebra
mexicano como una simple absorción pasiva de las corrientes
baJundamentalmente una empresa misionera y hacía así de la
del pensamiento ilustrado. Es fascinante pensar que en los
Iglesia mexicana un mero vastago colonial de la institución
mismos años en que el clero criollo propagaba tan ardiente
peninsular: Al mismo tiempo, su creciente orgullo e interés en
mente la veneración a la Guadalupana, sus equivalentes purita
el Imperio azteca se veía coartado por la insistencia misionera
nos de las Trece Colonias predicaban el Great Awakening.
en el carácter diabólico de la religión india. En esas condicio
Sobre el tema de Quetzalcóatl, Lafaye cuenta con la gran
nes, no les bastaba a Balbuena y a Sigüenza y Góngora con
ventaja de los documentos reunidos por Fernando Ramírez e
cantar las glorias de las bellezas naturales de México y afirmar en la poesía o las procesiones que allí se encontraba un paraíso
impresos por Nicolás León.62 Si el cronista dominico Diego Duran fue el primero que encontró pruebas de una enseñanza
terrenal. Era necesario encontrar un nuevo comienzo espiritual para su Iglesia y hasta cierto punto liberar el pasado indio del
cristiana en la religión india, fue el erudito del siglo xvu Carlos de Sigüenza y Góngora quien, siguiendo una indicación del
reino de las sombras. La difusión del culto de Guadalupe y su
historiador peruano Antonio de la Calandra, identificó por pri
identificación con Quetzalcóatl eran cosas que brotaban ambas de esta búsqueda esencialmente ideológica.
mera vez a Quetzalcóatl con santo Tomás. Hay que subrayar
En su tratamiento del culto de Tepeyac, Lafaye sigue de cerca
nes teorías comparables con ésta. En la Inglaterra de los Tudor
el brillante y precursor ensayo sobre El guadalupanismo mexicano
los poetas y eruditos seguían exaltando los orígenes troyanos
de Francisco de la Maza, por desgracia actualmente agotado.61
de los antiguos britones y todavía en 1740 William Stulceley acompañaba sus cuidadosos grabados de las ruinas prehistóri
60Jacques Lafaye, Quetzalcóatl y Guadalupe. La formación de la conciencia nacional en México, prefacio de Octavio Paz, México, 1977. 61 Francisco de la Maza, El guadalupanismo mexicano, México, 1953. [Ree dición del f c e , 1981.]
que en la Europa de comienzos de la modernidad eran comu
cas de Stonehenge con un texto donde se. alegaba“quelfireron 62
Nicolás León, Bibliografía mexicana del siglo-xyíh, 5 vpls.,-México, 1902-qv
1908, t. m, pp. 195-347.
^
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA 68
69
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
calipsis de san Juan, en el que la Santa Virgen lucha efectiva construidas por los fenicios, introductores de la religión patriarcal de Israel. Detrás de semejantes historias se encontra
mente con el Anticristo, el culto a Guadalupe significaba esen
ba la búsqueda de antepasados nobles, el deseo de redimir del diablo el pasado autóctono. ¿Qué mejor respuesta al desprecio
cano para su protección especial. Es la aparición en el Tepeyac, más que la llegada de los franciscanos, la que señala el naci
misionero que encontrar a un apóstol en el antiguo Anáhuac?
miento de la Iglesia mexicana. Pero esto es indudablemente un
Además, la hipótesis fue reafirmada de manera aceptable por
mensaje de'consolación más que de expectativas: no hay allí
Lorenzo Boturini, erudito italiano que, como ha mostrado recientemente Alvaro Matute, trajo a México las teorías de
ninguna promesa de una Segunda Venida o de un Nuevo Reino
Vico, arguyendo que, puesto que los dioses paganos eran en
traste con Brasil, donde surgieron varios movimientos mesiáni-
realidad héroes y reyes primitivos, la transformación de un
cos el siglo pasado, la historia religiosa de México aparece tan
santo en Quetzalcóatl no presentaba entonces ninguna dificul tad intelectual. La mentalidad crítica del siglo xvm se deleitaba convirtiendo el mito en historia.63
cialmente que la Madre de Dios había elegido al pueblo mexi
o una batalla final contra el Anticristo en el Día Final. En con
desprovista de promesas milenaristas como rica en su sentido de una elección providencial. Pero es la tesis central de Quetzalcóatl y Guadalupe la que exige
En su conclusión, Lafaye nos informa que hubiera preferido
el escrutinio más cuidadoso. Abogado incondicional de la pri
como subtítulo de su libro "Escatología e historia” en lugar del
macía de las ideas sobre las determinaciones de clase o de socie
más explícito “La formación de la conciencia nacional en Méxi
dad, Lafaye sitúa el nacimiento de la nación mexicana en el espí
co”, porque, hubiera reflejado mejor la tesis central de su estu
ritu del clero criollo. Sobre el autor de la primera reseña escrita
dio. Sobre este particular permanecen algunas dudas. No está
de la aparición escribe: “Miguel Sánchez se nos presenta como el
del todo claro que el culto a Guadalupe pueda descidbirse
verdadero fundador de la patria mexicana ya que, sobre las bases
como mesiánico, milenarista o escatológico. Cierto que algu
exegéticas que él propuso a mediados del siglo xvu, pudo des
nos misioneros franciscanos, como Motolinia y Mendieta,
arrollarse hasta conquistar su independencia política bajo la ban
influidos por las profecías joa quiñis tas de la Tercera Edad, interpretaban la conversión en masa de los indios como un
dera de Guadalupe” (p. 343). Más adelante afirma que la consa gración solemne de México a la Virgen de Guadalupe en 1737
renuevo de los primeros tiempos de la Iglesia, como un provi
unió a todos los mexicanos “en un lazo sagrado” como “servido
dencial segundo nacimiento. Además, la cosmología azteca de los Cuatro Soles puede llamarse con justicia una visión apoca
res de Guadalupe”, acto que “tenía para la unidad de México una ‘importancia comparable, muíflíis mu tañáis, con la que tuvo el
líptica de la historia. En cambio, la aparición de la Virgen
juramento de la federación para la unidad de la Francia revolu
María en el Tepeyac, fechada con tanta precisión en el año
cionaria” (p. 348). No es de extrañar que llame a la insurgencia
1 5 3 2 , debe interpretarse con toda seguridad como un mito
la Guerra Santa. La hipótesis, por supuesto, es enormemente
fundador. A pesar de la inevitable cita del capítulo xii del Apo-
■estimulante y provocará sin duda intensos debates. Hasta qué Vpunto resulte convincente dependerá de la percepción que tenga
63 WiHiam Stukeley, A Temple Restored lo the British Druids; Arbury, a Temple of the British Druids, Londres, 1740-1743; véase también, de Alvaro Matute, Lorenzo Boturini y el pensamiento histórico de Vico, México, 1976.
líel lector de la relación entre las ideas y la sociedad.
70
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
Lo que es discutible sin embargo es la presuposición que implica el subtitulo elegido: que el patriotismo criollo que en
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
71
la misión de santo Tomás en el Nuevo Mundo es hoy una curiosidad intelectual, Quetzalcóatl, despojado de su aureola
contró su expresión en el culto a Guadalupe y el mito del apóstol Quetzalcóatl-santo Tomás fue el padre efectivo del mexi
apostólica, sigue poblando los anaqueles de libros y despertan do efectivamente el interés presidencial. Y la resplandeciente
cano. En un prefacio escrito con su habitual penetración, Octa
nueva basílica de Tepeyac, cosa no menos importante, es el tes
vio Paz insiste en que, en realidad, México mató a la Nueva
timonio más efectivo del perdurable poder de la Guadalupana
España: los mestizos liberales que echaron los cimientos de la
en México, pues encontramos en él uno de los grandes altares
nueva nación Estado en el siglo xix rechazaron explícitamente
de la cristiandad, un culto que ha superado y sobrevivido a
e intentaron destruir la cultura clerical de la Nueva España. En
muchos de sus equivalentes europeos.
una palabra, hay una profunda ruptura entre el patriotismo criollo y el nacionalismo mexicano. Con la Reforma, la Iglesia y sus sacerdotes fueron expulsados de la esfera de la política
Interludio II
nacional, expulsión que equivale a un exilio interno confirma do después por los excesos anticlericales de la Revolución. Si el sermón de fray Servando en 1 7 9 4 aparece como rareza biográ
El M
é x i c o c h u r r ig u e r e s c o
Y EL RENACIMIENTO NEOCLASICO
fica más que como gran acto precursor del movimiento en favor de la independencia, es sin duda porque la Guadalupana,
En los mismos años en que alcanzaba su clímax la devoción, la
por muy honrada que fuera, no se convirtió en el símbolo cen tral y unificador de la nacionalidad mexicana.64
arquitectura religiosa de la Nueva España entraba en una fase
Irónicamente, el único tema que une las dos fases de la con
exuberante de construcción en un estilo llamado churrigueres co. La iniciativa aquí se debió al arzobispo y al cabildo de la
ciencia nacional en Nueva España y en México apenas es trata
catedral de México, que contrataron a dos arquitectos andalu
do por Lafaye. Me refiero por supuesto a la continua preocupa
ces, Jerónimo Balbás y Lorenzo Rodríguez, al primero para
ción por el pasado indio y las glorias del antiguo Anáhuac, preocupación que a lo largo de cuatro siglos ha atraído a
diseñar el gran retablo de la Capilla de los Reyes, y al segundo para construir un sagrario enteramente nuevo. Desde la década
muchos de los mejores espíritus del país. La historia de la his
de 1720 hasta la de 1780, tanto las órdenes religiosas como los
toriografía mexicana está aún por escribirse, y sin embargo es
ricos patrocinadores compitieron para erigir nuevas iglesias en
una notable línea de autores que va desde Motolinía, Durán y
sustitución de los altares existentes, con retablos que se alza-
Torquemada en el siglo xvi hasta Alfonso Caso, Ignacio Bernal,
. ban hasta los techos. Durante más de 60 años, la Nueva España
el padre Garibay y Miguel León-Portilla en nuestros días, con
fue escenario de un logro artístico que dentro del contexto cul-
figuras tales como Sigüenza y Góngora, Clavijero, Bustamante,
: tural de las postrimerías del catolicismo tridentino sólo encon traba rival en Andalucía, Austria y la Alemania meridional. El
Orozco y Berra y Cha vero para llenar los años intermedios. Si 64 Véase D. A. Brading, La Virgen de Guadalupe. Imagen y tradición, México, Tauras, 2002.
¡•éxito fundamental no radicaba tanto en la esfera de la arquitec tura en sentido estricto, puesto que la mayoría de las iglesias
72
73
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
mexicanas conservaron una planta simple cruciforme que no
embargo, una revisión de la mayoría de los retablos y fachadas
permitía mucha innovación en la organización del espacio y el
del siglo xvn muestra que constituían poco más que un marco
volumen, sino más bien en el modelado escultórico de los alta
para las esculturas y pinturas, dividido en paneles rectangula
res y las fachadas,65 de modo que lograran una composición
res, sin ninguna interrupción en las líneas horizontales de la
unificada enteramente dominada por un movimiento de vuelo
rejilla. Cierto que las columnas salomónicas se introdujeron
hacia arriba. Este arte era popular, y sin embargo suscitaba
para soportar los paneles, muchas veces amontonadas para el
también el entusiasmo de la élite cultural Sólo con el adveni
efecto, y que toda la superficie disponible estaba a menudo cubierta de decorados tallados. Pero el diseño seguía conser
miento del estilo neoclásico, impuesto por los ministros ilus trados de la monarquía borbónica, apareció una fisura entre el gusto popular y el cuito.
vando su propósito medieval como simple marco para la ins
La caracterización del churrigueresco mexicano es un pro
trucción figurativa sobre los misterios de la fe. En cambio, el churrigueresco se caracteriza por la subordinación de todos los
blema difícil y espinoso, pues cae fuera de los cánones conven
rasgos figurativos y arquitectónicos al propósito dominante de
cionales de la historia arquitectónica, con su secuencia estable
un movimiento unificado hacia arriba. La elección de las co
cida de Renacimiento, manierismo, barroco y rococó. Tanto el
lumnas estípites, salomónicas o con nichos, e incluso la disolu
empleo ecléctico de los órdenes arquitectónicos como la diso
ción de todos los órdenes en una masa arremolinada de deta
lución de esos órdenes ha inducido a algunos estudiosos euro
lles y esculturas decorativos, estaba enteramente subordinada a
peos a negar que pueda aceptarse como parte del barroco, Pero
la concepción del retablo o la fachada como formando un cam
a la vez ciertos estudiosos mexicanos han intentado encontrar
po unificado de diseño, con el impulso vertical como caracte
orígenes indios en esa decoración exuberante. Tampoco ofre
rística definitoria. La paradoja es que cuanto más se disolvía el
cen ninguna ayuda los cronistas contemporáneos, que se con
vocabulario arquitectónico renacentista, más barroco se volvía
tentaban con describir el estilo simplemente como “moderno”.
el espíritu que informaba la composición. Otros rasgos que
Lo que está claro incluso para el espectador menos crítico, sin
distinguen a esta época constructiva son el empleo de materia
embargo, es que durante la década de 172 0 tuvo lugar una
les aborígenes como el tezontle, la piedra volcánica roja del México central y los azulejos policromos que adornaban las
impresionante transformación en el diseño. Es preciso subra yar la naturaleza radical de ese cambio. En un nivel, consistió
cúpulas de la mayoría de las iglesias. No menos importante es
en la sustitución de las columnas salomónicas retorcidas por
la insistencia en las torres altas y abruptas, que en algunos lugares se ciernen muy por encima de las poblaciones y paisa
estípites, columnas piramidales invertidas, divididas por blo ques y molduras, con cabezas y medallones incrustados. De hecho, algunos estudiosos han insistido en el estípite como característica definitoria del churrigueresco mexicano. Sin 65 George Kubler y Martin Soria, Art and Architecture in Spain and Portugal and their American Dominions, 1500 to 1800, Penguin Books, Londres, 1959, pp. 69-82, 165-169.
jes circundantes, dotando a sus iglesias de una cualidad de ele vación medieval. Es preciso hacer una advertencia: poco había que fuera peculiarmente mexicano en todo esto. El estilo churrigueresco se originó en Andalucía y siguió floreciendo en esa provincia a lo largo del periodo en que alcanzó tanto impulso en la Nueva
74
75
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
España.66 Al mismo tiempo, la contribución mexicana estuvo
extravagante, pues mientras en la arquitectura la disolución de
cerca de igualar a la Península en calidad, y la sobrepasó con
os órdenes del Renacimiento en busca de una ascensión místi
m ucho en la pura escala de las construcciones, tanto más
ca estaba gobernada por las limitaciones físicas del marco, que
especialmente cuanto que ciertas regiones como el Bajío cons truyeron la mayoría de sus iglesias en el siglo xvm. En cambio,
onía un límite y estaba ordenado de acuerdo con la perspecti va del espectador, en la literatura o en cualquier forma de
el estilo no tuvo mucha acogida ni en Sudamérica ni en el res
scritura la disolución del vocabulario clásico produjo una
to de la Península. En ese sentido, el churrigueresco es típico
.rosa informe y trivial. Las metáforas y personificaciones clási
del México colonial, como el gótico lo es de la Inglaterra me dieval.
cas fueron repetidas hasta el punto de perder todo sentido a aedida que se apilaban epítetos sobre epítetos. Un contraste
Un impedimento para la interpretación del churrigueresco
imilar en la operación de un mismo espíritu que da resultados
es que ningún contemporáneo eminente dio ninguna explica ción de su práctica. Que yo sepa, no hay ningún equivalente
diferentes en la literatura y el arte es el que observó Huizinga
español o mexicano de Fischer von Erlach. Sin duda, leer las Gacetas de México (1 7 2 2 -1 7 4 2 ) es acercarse a un mundo donde
aplicación de un minucioso realismo produjo brillantes pintu
n la poesía y en la pintura flamencas y borgoñonas, donde la
la élite criolla aparece sumergida en una fase de devoción tea
ras y versos tediosos.68 Un ejemplo de estas observaciones nos lo ofrece la America
tral, mientras se consagraban nuevas capillas, se sacaban en
na Thebaida, escrita en 1729 por el cronista agustino Matías de
procesión por las calles las imágenes y el patronazgo de la Gua
scobar, cuya exuberancia conduce a un absurdo tan despro-
dalupe se celebraba con creciente exuberancia.67 A partir de
orcionado que a veces acaba por ser divertido. Así, la gran
esas descripciones resulta claro que la liturgia católica se repre sentaba con el máximo de pompa y esplendor, con los coros y
iglesia de Yuriria, hermoso e impresionante edificio, fue salu dada como un monumento comparable con cualquiera de
orquestas catedralicios en pleno auge y los densos dorados de
úropa, como un nuevo Escorial. De modo semejante, el valle
los altares que reflejaban las luces palpitantes de los masivos
¿m oto y fértil de Jacona, en Michoacán, se convirtió en ‘fia
grupos de cirios. En aquellos momentos, entrar en una iglesia era entrar momentáneamente en la Casa de Dios, ascender en
jjShipre de América, los Campos Elíseos de este Nuevo Mundo
espíritu al reino de los cielos. La dificultad es encontrar un
bita decir que los frailes de la provincia de Michoacán no esca-
equivalente literario de esa experiencia que no sea o tedioso o
Saron a esa cascada de elogios, de modo que un heroico misioero y cronista era saludado como un Homero y un Virgilio en
66 Se encontrará un comentario sobre estas cuestiones de estilo en Elisa Vargas Lugo, La iglesia de Santa Piisca de Taxco, México, 1974; Antony Blunt et al., Baroque and Rococo: ArchitecLure and Decoration, Londres, 1978, pp. 299 -3 2 8 ; Joseph Annstrong Baird, Churches oj México, Berkeley y Los Ánge les, 1962; y Antonio Bonet Correa, Andalucía barroca, Barcelona, 1978. 67 Juan Ignacio María de Castoreña Ursúa y Goyeneche y Juan Francisco Sahagún de Arévalo, Gacetas de México, 1728-1742, 3 vols., Francisco Gonzá lez de Cossío (ed.), México, 1949.
el espléndido Paraíso de estas Indias Occidentales”. No hace
poesía, un Tucídides y un Livio en historia y un Demóstenes en Elocuencia. Cuando el “célebre Rodríguez” es descrito simpleáríente como “un Tiziano americano”, la cosa resulta un anticlí68 J. Huizinga, The Waning of the Middle Ages, Penguin, Londres, 1955, pp. / 275-321. [Hay edición en español: El otoño de la Edad Media, Fondo de Cultu ra Económica, México.]
76
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
m ax.69 En una palabra, lo que encontramos en Escobar es un
77
con excepción de las pinturas de Velázquez y de Murillo, Jove
batiburrillo de alusiones clásicas invocadas en masa que resulta en la destrucción de todo sentido.
llanos condenaba efectivamente de un plumazo la cultura lite
La reacción contra la extravagancia del espíritu barroco tan
raria y artística entera de la España del siglo xvn, haciendo un llamado a un retomo al Renacimiento como modelo apropiado
to en la literatura como en el arte fue encabezada por la élite ilustrada que trabajaba para el Estado borbón. En un impor tante discurso a la Academia de la Historia y en su elogio de Ventura Rodríguez, Gaspar Melchor de Jovellanos, dramaturgo y estudioso de la economía y la historia que ocupaba el puesto de ministro de Justicia en 1798-1 7 9 9 , alababa al Escorial como “ese inmortal edificio” y lamentaba que el sobrio estilo del Renacimiento y su principal arquitecto, Juan de Herrera, hu bieran sido pervertidos y sustituidos por la aparición del barro co. Reservaba su más enérgica condenación a los altares y fachadas de Churriguera y de Ribera, retoños, según pensaba él, de Borromino y Bernini, los hombres más culpables de la destrucción del buen gusto. En cambio, saludaba al insípido pintor neoclásico alemán Antón Raphael Mengs (a quien Car los III había invitado a España) como un “filósofo-poeta”. Si nos detenemos a considerar que Jovellanos había sido magis trado en Sevilla durante la década de 1 770, precisamente cuando estaban en construcción los últimos grandes altares en aquella ciudad, apreciaremos mejor su sentido de una ilustra ción combatiente.70 Tampoco era únicamente la decadencia de la arquitectura la que le daba motivo de preocupación, ya que para Jovellanos la literatura había sufrido el mismo envileci miento, pues contrastaba la armonía clásica de Garcilaso de la Vega y fray Luis de León con el drama irregular de Lope de Vega y la retorcida extravagancia de Gongora. En una palabra, 69 Matías de Escobar, Americana Thebaida, 2a ed., Morelia, 1970, pp. 194, 2 4 4 ,1 9 6 - 3 0 2 ,3 1 2 , 374 y 456. 70 Gaspar Melchor de jovellanos, Obras, 5 vols., Biblioteca de Autores Españoles, Madrid, 1 9 5 1 -1 9 6 5 ,1. 1, pp. 350-387.
tanto en la poesía como en la construcción. Esos principios son los que subyacen tras los edictos reales que prohibían toda nueva construcción de iglesias en cualquier estilo que no fuera el neoclásico. En México, tanto el Palacio de Minería como la Alhóndiga de Guanajuato se diseñaron según ese modo, y en Guadalajara el Hospicio Cabañas se construyó de acuerdo con . un plan evidentemente inspirado en El Escorial. Si en la Europa del norte el renacimiento neoclásico se aso ció con un retorno al canon artístico de la Grecia y la Roma antiguas y llevó a una insistencia en la forma arquitectónica básica, en España consistió en gran parte en la asimilación final del. Renacimiento tal com o quedaba filtrado a través de los principios neoclásicos del siglo xvu francés. Todo el acento se . ponía en el buen gusto, en la aplicación en literatura y arte de las reglas y el orden correctos, de modo que quedase suprimi da tanto más rápidamente toda difusión ulterior de los envile cidos principios acuñados por el barroco y el churrigueresco. ¡; Así, en una época en que tanto en Alemania como en Inglaterra los primeros románticos se entregaban activamente a un ata que de la Ilustración francesa, volviéndose hacia Shakespeare y la Edad Media para liberarse de la frígida poesía de los augustinianos, en España, en cambio, la bandera del neoclasicismo se desplegaba de nuevo en una campaña contra la religión popu lar y la cultura barroca. En consecuencia, mientras en Alema nia la expansión de la Revolución francesa, justificada por la apelación a los derechos universales del hombre, provocó pronto una reacción nacional que insistía en las virtudes y cua lidades particulares del pueblo alemán, en España los literatos que ocupaban el proscenio después de la invasión francesa de
78
SAN AGUSTÍN Y AMÉRICA
la Península se apresuraron a adoptar más que a rechazar los principios franceses. Como observó más tarde Unamuno, Manuel José Quintana declamaba la causa de la liberación frente a Napoleón en odas patrióticas basadas en el verso clási co francés.71 Después, los liberales, tanto en México como en
II.
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
España, se mostraron inflexibles en su tentativa de desarraigar
Simón Bolívar y la Revolución Hispanoamericana
los remanentes del pasado, introduciendo legislaciones y cons tituciones tomadas de la Europa del norte o de los Estados Unidos.
i
Sin embargo, en 18 1 0 aún no se extinguía el legado de la cultura tradicional y por ende la insurgencia en México estuvo
Hay dos puntos de vista generales sobre la relación entre ideo
dominada ideológicamente por mitos y principios firmemente
logía e independencia en Hispanoamérica. En una versión, se
arraigados en la cultura de los dos siglos anteriores.
describe el movimiento como una gran rebelión, el simple des membramiento del mundo hispánico, debido a la imposición por Napoleón de José Bonaparte en el trono español Movida tanto por la ambición política como por el interés económico, la élite criolla aprovechó la oportunidad que le deparaba la cri sis de la Península para arrebatar el poder a la burocracia colo nial, justificando su acción con las doctrinas contractuales del constitucionalismo español. En cambio, el otro punto de vista interpreta la independencia como el tercer gran acto de la Revolución atlántica, en el que las ideas y el ejemplo de Fran cia y de los Estados Unidos inspiraban a los criollos y a sus aliados del populacho a destruir el viejo orden, repudiando los principios de la monarquía absolutista y de la jerarquía étnica. En estos últimos años, la tendencia ha sido insistir en las ten siones producidas por las reformas de los Borbones a fines del siglo xvm y concentrarse en los problemas económicos y socia les que afectaron al movimiento de independencia.1 La tesis de la presente conferencia es que por lo menos en dos frentes, en México y en Venezuela, la ideología desempeñó
71 Miguel de "Unamuno, En torno al casticismo, Espasa-Calpe, Col. Austral, Madrid, 1943, p. 17.
1 Sobre estos puntos de vista, véanse Jorge I. Domínguez, Insurrección or Loyalty, The Breakdown of the Spanish American Empire, Cambridge, Mass., 79
80
EL REPUBLICANISMO CLASICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
81
un papel significativo a la vez en la motivación del liderazgo
das por los palacios de una aristocracia cuyas propiedades se
insurgente y en la producción de símbolos que proporcionaron
Extendían por todas las provincias. Las grandes casas mercanti
focos de adhesión a las masas en su rebelión contra el orden
les de México controlaban la vida comercial de la colonia ente
colonial. Dos doctrinas políticas bastante apartadas ejercieron este tipo de influencia. Estas doctrinas fueron el patriotismo
ra. Además, las reformas de los Borbones de fines del siglo xvm habían dotado a la Nueva España de toda la maquinaria admi
criollo y el republicanismo clásico. El sentido preciso que
nistrativa de un Estado absolutista, incluso de un ejército regu
damos a estos términos se aclarará en lo que sigue. Baste decir, a.manera de introducción, que aunque se podían encontrar
lar de 10 0 0 0 hombres, reclutados allí mismo y con oficiales tanto españoles europeos como españoles americanos.2 Hay
formas de patriotismo criollo en la mayoría de las provincias
que añadir que si Humboldt llamó también la atención sobre la
del Imperio español, sólo en México logró transformarse esta
rivalidad endémica entre criollos y gachupines (como llama
tradición en un nacionalismo insurgente. Por otra parte, el re
ban a los españoles peninsulares), se trataba en realidad de una
publicanismo tradicional encontró en Simón Bolívar un profe
Vieja disputa. Más importante era quizá su comentario sobre
ta armado que invocaba sus ideales para justificar la liberación
las enormes disparidades de riqueza entre la élite y el popula
de cinco grandes provincias del Imperio español. En ambos
cho, puesto que eso favorecía grandemente los motines y la
casos, según argumentaremos, la ideología determinó el contexto en que se logró finalmente la Independencia.
insurrección. i No obstante, cuando en 1808 llegaron las noticias de la invasión napoleónica a España, existía la posibilidad de alcan
TI
zar pacíficamente el gobierno local. El Ayuntamiento de la ciu dad de México, bastión de los intereses criollos, conminó al
Que el curso de la Independencia mexicana haya sido influido
yirrey a que convocase una junta representativa del reino, con
por un conjunto de ideas tan arcaico como el patriotismo crio
el fin, según dijeron, de llenar inmediatamente la inmensa bre
llo tiene algo de enigmático. Sin duda los lectores del Ensayo político sobre el reino de ¡a. Nueva España , de Alexander von
que gobernaban. Con un argumento basado en las leyes
Humboldt, que subrayaba tanto la extraordinaria riqueza como
medievales de las partidas y en los textos de derecho natural
el reciente adelanto científico del país, bien podrían haber
utilizados en las universidades españolas, declararon que con
esperado una transición hacia el gobierno local tan suave como
la abdicación del monarca legítimo, Femando Vil, la soberanía
la que tuvo lugar en Brasil, donde el príncipe heredero simple
retornaba a su fuente original, el pueblo, con el corolario de
cha que separaba ahora el poder soberano de las autoridades
mente se declaró emperador. De todas las ciudades virreinales,
que la burocracia existente había perdido su mandato. La pre
era México la que más justificadamente podía considerarse
misa clave era que la Nueva España constituía un verdadero
como una verdadera capital, con sus calles principales bordea1980; Víctor Andrés Belaúnde, Bolívar and the Political Thought of the Spanish American Revolution, Baltimore, 193 8 ; y John Lynch, The Spanish American Revolution 1808-1826, Londres, 1973.
2 Alexander von Humboldt, Essai politique sur le royaume de la NouvelleEspagne, 2 vols., Paris, 1 8 0 7 -1 8 1 1 ; D. A. Brading, MiiieT'5'and''M&rdiflnis in Bourbon Mexico, 1763-1810, Cambridge, 1971. [Hay edición ^espabN,Hçl^ f c e : Mineros y comerciantes en el México borbó0ó;ypTé3-181ÓdE
f
e
’ '; '
< - ? * /./'
VV * SrV 'U -A ^Î^'
82
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
reino unido a España por una común lealtad al monarca. En
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
83
consecuencia, el concejo de la ciudad aconsejaba también al
les de Valladolid y Guadalajara. Tampoco flaqueó el dominio clerical del movimiento después de la derrota y ejecución de
virrey que no reconociera a las juntas auto den ominadas de Sevilla y de Asturias, que en aquel momento habían enviado
José María Morelos, era también un sacerdote que reclutó a
agentes a solicitar el reconocimiento mexicano de su sobera
varios otros clérigos a los que hizo sus generales. Cuando el
nía.3 En esa situación, la burocracia colonial se asustó y cons piró con el gremio de los mercaderes, dominado entonces por
Hidalgo, puesto que el cabecilla de su segunda fase, en el sur,
virrey abolió la inmunidad ante los juzgados reales de la que
españoles peninsulares, para obligar al virrey a dimitir, con el
había gozado hasta entonces el clero por criminal o rebelde que fuera, un general insurgente, según se dice, “dio a su tropa
En de instalar a un oficial menos inclinado a dejarse persuadir
por insignia una gran bandera con su cruz roja, semejante a la
por los criollos. Con este solo acto de violencia se perdió toda
que usan los canónigos en la seña del miércoles santo, con las
esperanza de una solución pacífica de la crisis constitucional.
armas de la Iglesia, y letrero que decía [...] Morir por la inmu
A diferencia de Sudamérica, donde la revolución se centró
nidad eclesiástica”.5 Un símbolo más poderoso y persuasivo
en las capitales, en la Nueva España el desafío vino de las pro
era, sin embargo, la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe
vincias. En 1 8 1 0 , en la intendencia de Guanajuato, un grupo
que Hidalgo dio a sus seguidores, que desde entonces marcha
de nobles rurales que había planeado movilizar al ejército vio
ron al grito de “¡Viva Nuestra Señora de Guadalupe! ]Viva Fer
su movimiento rebasado por una insurrección masiva del populacho dirigida por Miguel Hidalgo, un cura de aldea de
nando VII! jMueran los gachupines!” Para captar el sentido de estas consignas tenemos que vol
ideas progresistas. Del mismo modo que en la Italia meridional y en España el clero católico exhortó al campesinado a hacer
vernos al patriotismo criollo, ese complejo de temas y de emo
campaña contra los franceses y sus colaboradores liberales, así también en México un sector del clero levantó al populacho indio y mestizo en una amplia región que cubría ios actuales estados de Jalisco, Michoacán, Guanajuato y Guerrero, en una
ciones que expresaba la búsqueda de una identidad social por parte de los españoles americanos.6 Ya a finales del siglo xvi los hijos y nietos de los primeros conquistadores y colonos recor daban con nostalgia los primeros días de la conquista y atosi gaban a la Corona con solicitudes de nombramientos para car
guerra en defensa de la religión, afirmando que las autoridades
gos públicos. Los más intelectuales entre ellos, generalmente
virreinales planteaban traicionar al país en favor de los france ses.4 El carácter religioso de la insurgencia quedaba confirmado
clérigos, empezaron a insistir en el Imperio azteca como la glo ria principal de su patria mexicana. Tras esta vuelta a la historia
por la celebración de misas mayores y Te deums en las eatedra-
se ocultaba la amarga queja de que los criollos habían sido des-
3José Guerra (fray Servando Teresa de Mier), Historía ck la revolución de la Nueva España, antiguamente Anáhuac, 2 vols., foliación corrida, Londres, 1813, pp. 42-51. 4 Sobre esos movimientos, véanse Owen Chadwick, The Popes and the European Revolutions, Oxford, 1981, pp. 4 7 1 -4 7 6 ; Hizabeth, Lady Holland, The Spanish Journal, Londres, 1910, p. 326.
5 Carlos María de Bustamante, Cuadro históríco de la revolución mexicana, 3 vols., México, 1 9 6 1 , 1 . 1, p. 444. 6 Sobre el patriotismo criollo, véanse D. A. Trading, Los orígenes del nacio nalismo mexicano, M éxico, 1 9 7 3 ,1 9 8 0 ; Jacques Lafaye, Quetzalcóatl et Guada lupe, ¡a formation de ¡a conscience natioíiaíe au Mexiquc, París, 1974; Severo Martínez Peláez, La patría del criollo: ensayo de interpretación de la realidad colonial guatemalteca, Guatemala, 1971.
84
EL REPUBLICANISMO CLASICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
85
pojados de su herencia legítima: el gobierno de un reino con
el culto a Nuestra Señora de Guadalupe. Pues la historia de la
quistado por sus antepasados. La preferencia ele la Corona pol
aparición de la Virgen María en 1531 al indio Juan Diego y la mi
los españoles peninsulares para los puestos públicos se aunaba al éxito de los inmigrantes gachupines, que dominaban el
lagrosa impresión de su imagen en la tilma de éste, en la que la Virgen aparece como una india o mestiza, fue aprovechada por
comercio y se adelantaban a los criollos en la persecución de
el clero criollo como una gloria de su patria. Las peregrinacio
las riquezas y los cargos. En el siglo xvni, la rivalidad entre las
nes al santuario de Tepeyac, situado en una colina en las afue
dos mitades de la nación española residente en América se
ras de la ciudad de México, se multiplicaron. En 1747 las dió cesis de la Nueva España aclamaron a Nuestra Señora de
expresaba en hirientes estereotipos: al gachupín se lo pintaba com o un mercader ignorante y avaro, y al criollo como a un
Guadalupe como su patrona y todas las capitales de provincia
manirroto de buena crianza. El resentimiento se ahondó en la
construyeron altares especiales, situados a menudo en las afue
Nueva España después de 1763, cuando los ministros de Car
ras a imitación del Tepeyac. La historia de la aparición llegó a
los 111 extendieron considerablemente la burocracia colonial a
constituir lo que los estudiosos de las religiones llaman un
la vez que tomaban medidas explícitas para reducir la partici
mito fundador, pues ahora se alegaba que la Iglesia mexicana
pación criolla. La campaña contra los privilegios y los bienes
no debía sus inicios a los esfuerzos de los misioneros españoles
de la Iglesia afectó principalmente al clero nativo. Casi al mis
sino más bien a la intervención de la Virgen María. Más aún: la
mo tiempo, los estereotipos de la barbarie azteca y de la inca
veneración a la imagen, junto- con los milagros asociados con
pacidad criolla, temas de controversia durante casi dos siglos
su culto, acarreaba una doctrina de elección en el sentido de
entre cronistas de España y de México, eran ahora repetidos y exagerados en Europa por Buffon, el abate Raynal y el historia
que la Madre de Dios había elegido al pueblo de la Nueva España para su protección especial.8 Non fecit taliler a omni
dor escocés Robertson.7 Le tocó a un jesuíta mexicano exiliado,
natione, decía el mensaje inscrito en algunas copias de la ima
Francisco Javier Clavijero, defender al indio de los más burdos
gen del siglo xviu. Todos los grupos étnicos de México — crio
de estos ataques por parte de la Ilustración reafirmando en su
llos, indios, mulatos y mestizos— quedaban unidos como una sola nación sometida a “Nuestra Santa Madre de Guadalupe”.
Historia antigua de México la insistencia criolla en el Imperio azteca como civilización avanzada. Aunque esta insistencia en el pasado indio se encuentra
Cuando la insurgencia marchó bajo su estandarte, recibió la
también en otras provincias del Imperio español, en México el
savia de la raíz central de la nacionalidad mexicana. Desde el comienzo mismo de su rebelión, Hidalgo pretendió
sentimiento patriótico contó con un foco suplementario en
que su autoridad derivaba de la nación, escribiendo al inten dente local que su movimiento buscaba liberar a los mexicanos
7 Sobre el acceso a los cargos públicos, véase Mark A. Burkholder y D. S. Chandler, Erom Impotence to Authority. The Spanish Crowns and ¿he American Audiencias, 1687-1808, Missouri, 1977; sobre la Ilustración y América, véase Antonello Gerbi, The Dispute of the New World, trad. Jeremy Moyle, Pittsburgh, 1973. [Hay trad. al español: La disputa del Nuevo Mundo, Fondo de Cultura Económica, México, 1 9 6 0 ,1 9 8 3 .]
de la tiranía que habían sufrido por tres siglos desde la con8 Lafaye, Quetzalcóatl et Guadalupe, passim; también Joaquín García Icazbalceta, Investigación histórica y documentada sobre la aparíción de la Virgen de Guadalupe de México, México, 1896; y Mircea Eliacle, Cosmos and Histoiy, the Myth of the Eternal Return, Nueva York, 1959, pp. 6-20. [Hay trad. al español.]
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
quista, y recobrar así los derechos que Dios había otorgado a
El acento puesto en la nación quedaba confirmado por una insistencia en la igualdad étnica. Hidalgo abolió desde el princi
86
“la nación mexicana”.9 Su objetivo inmediato era la expulsión de todos los gachupines de México, pues si la insurgencia se inspiraba en un nacionalismo casi instintivo, su detonador era un amargo resentimiento contra los españoles peninsulares. Los indios y las castas odiaban a los gachupines como a voraces mercaderes y rígidos administradores de tierras y minas. Este sentimiento era tan fuerte en México que el histo riador Justo Sierra lo comparó más tarde con el antisemitismo popular de la Europa oriental. Al mismo tiempo, el ataque insurgente contra los gachupines puede compararse con la proscripción de la nobleza en la Revolución francesa. Pues si en Francia una porción de las clases poseedoras, la burguesía, compró el apoyo de los sans-culottes con la ejecución de los aristócratas, de modo semejante en la Nueva España el clero criollo y sus asociados de la nobleza ganaron el apoyo de indios y mestizos alentando un asalto general tanto a las pro piedades como a las personas de los españoles peninsulares.10 Además, mientras la queja tradicional de los criollos se había centrado siempre en la cuestión de los cargos públicos, Hidal go expresó su denuncia en términos cuidadosamente armoni zados con los agravios populares, describiendo a los gachupi nes como “hombres desnaturalizados, que han roto los más estrechos vínculos de la sangre [...] que han abandonado a sus padres, a sus hermanos, a sus mujeres y a sus propios hijos [...] al atravesar inmensos mares [...] Ellos no son católicos, sino por política: su Dios es el dinero”.11 9 Sobre las declaraciones de Hidalgo, véase Ernesto de la Torre Villar el a l} Historia documental de México, México, 1964, t. u, pp. 42-48. 10 Justo Sierra Juárez, su obra y su tiempo, México, 1956, p. 243; Patrice Hígonnet, Class, Ideology and the Rights ojNobles During the Frene!i Revohition, Oxford, 1981, pp. 112-121,182 y 215. 11 Ernesto de Torre Villar, ibidem, p. 42.
87
pio el impuesto per capitel, pagado sólo por los indios y mulatos. Más positivamente, Morelos declaró en público: “A excepción de los europeos, todos los demás habitantes no se nombrarán en calidad de indios, mulatos, ni otras castas, sino todos general mente americanos. Nadie pagará tributo, ni habrá esclavos en lo sucesivo...” Trataba de acabar de un solo golpe con todo el venenoso sistema por el cual los derechos civiles y las obligacio nes fiscales de un individuo quedaban inmutablemente defini dos al nacimiento mediante su inscripción en los registros bau tismales que se llevaban para cada grupo étnico. Típicamente, esta exigencia de igualdad étnica tomó la forma de una afirma ción. de la identidad, común como mexicanos en-lugar de deri var de alguna declaración de los derechos del hombre. Al mis mo tiempo, Morelos condenaba tajantemente toda tentativa de convertir a la insurgencia en un ataque contra los ricos o contra todos los blancos, insistiendo en que los criollos habían sido los primeros en tomar las armas en defensa de los indios y de las castas. Todos los americanos eran hermanos en Cristo. Y con cluía: “esta igualdad en calidades y libertades [...] en consi guiente el problema divino y natural, y es que sólo la virtud han de distinguir al hombre y lo han de hacer útil a la Iglesia y al Estado”.12 En el Congreso de Chilpancingo, celebrado en 1813 para redactar una Declaración de Independencia, Morelos presentó un documento llamado Sentimientos de la Nación , en el cual, después de insistir una vez más en la abolición de las distincio nes étnicas, exhortaba al Congreso a elaborar unas leyes que “moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres..
No
hace falta decir que “María Santísima de Guadalupe” debía ser 12 Ernesto Lemoine Villicaña, Morelos, México, 1965, pp. 1 6 2 ,1 8 1 y 264.
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
aclamada como “la patirona de nuestra libertad”. De manera
herederos de los conquistadores, eran audazmente reinterpre
igualmente significativa, propuso que todos los extranjeros, salvo algunos artesanos útiles,, fueran expulsados de México y
tadas como la falla de la Corona española en el respeto del pac to social fundamental que ligaba a los criollos con el rey. Este
se tolerara a los mercaderes de ultramar únicamente en los
pacto, se apresuraba a añadir fray Servando, no se refería al
puertos. En una declaración anterior, había propuesto la ima gen arcaica de una república gobernada por soldados y sacer
había llevado a la Revolución francesa, sino que más bien
88
89
“contrato antisocial de Rousseau, aquel tejido de sofismas” que
dotes, cada uno con sus impuestos y jurisdicción. Esta imagen
denotaba “el pacto solemne y explícito que celebraron los ame
vuelve a aparecer en la cláusula en la que Morelos aconseja que
ricanos con los reyes de España [...] y está autenticado en el
se prohíba a las tropas mexicanas abandonar el territorio
mismo código de sus leyes. Ésta es nuestra magna carta”. Al
nacional salvo para defender la predicación del Evangelip a los
mismo tiempo, fray Servando daba un giro a la reclamación de
nativos del norte.13 Esta insistencia en una república confesio
antiguos derechos, definiendo hábilmente a los criollos como
nal, aislada de la influencia extranjera, se vio reforzada aún en
herederos de las órdenes mendicantes que se habían unido a
el Decreto Constitucional de Apatzingán, donde, además de la
fray Bartolomé de Las Casas en su defensa de los indios. Las
obligada declaración del catolicismo romano como la única
famosas Nuevas Leyes de 1542, que liberaban a los indios de la
religión verdadera, se establecía que los derechos del ciudadano
esclavitud y los trabajos forzados, se presentaban para Nueva
se perdían por los crímenes de herejía y apostasía.14 Nombrado
España como “sus leyes fundamentales o su verdadera Consti
Generalísimo por el Congreso, Morelos tomó el título de “Sier
tución. Entonces se zanjaron los cimientos del Código de
vo de la Nación”, un recordatorio más de su incomparable contribución a la Revolución hispanoamericana.
Indias, cuyas leyes, en lo favorable tampoco son sino las con clusiones de los escritos de Las Casas”. El objetivo de esta línea de argumentación era demostrar que México no podía descri
A diferencia de los levantamientos campesinos de la misma época en Europa, la insurgencia mexicana poseía su propia
birse en ningún sentido como una colonia de España. En cam
ideología, altamente idiosincrásica, basada en el patriotismo criollo. En 1813 el dominico exiliado fray Servando Teresa de
bio, como el concejo de la ciudad había argumentado en 1808, constituía un verdadero reino, con sus propios magistrados,
Mier publicó en Londres una Historia de la Revolución de Nueva
juzgados, universidades y leyes.15 Al mismo tiempo su Consti
España antiguamente Anáhuac, en la cual, después de una amar
tución no había sido respetada por la Corona, de tal modo que
ga denuncia de las crueldades de los realistas contra la insurgencia, formulaba argumentos en favor de la independencia.
la Nueva España había sufrido una tiranía abominable ejercida
La vieja queja de los criollos de estar excluidos de los cargos
a la vez por la burocracia real y por la oligarquía mercantil. Paralelamente a esta doctrina de una Constitución histórica
públicos, la denegación de sus derechos ancestrales como
aunque no respetada, fray Servando desarrollaba una amarga línea retórica en la que comparaba la despiadada campaña rea
13 Ibidem, pp. 264 y 373. 14 Felipe Tena Ramírez, Leyes fundamentales de México, 1808-1964-, Méxi co, 1967, p. 34. El artículo 15 declara: “la calidad de ciudadano se pierde por crimen de herejía, apostasía y lesa nación”.
lista contra Hidalgo y Morelos con las matanzas perpetradas por 15 Fray Servando Teresa de Mier, Misiona de la revolución, pp. 570-614.
90
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
91
los conquistadores españoles. Así como una vez Cortés en Cho-
enviando a su Espíritu a que moviera sus corazones y los guia
lula o Alvarado en Tenochtitlan habían hecho matanzas de
ra en la lucha. Con una audaz metáfora, comparaba al Todopo
indios, así ahora en Guanajuato y Jalisco los generales Calleja y
deroso con el águila mexicana, que protegía a su pueblo a la
Cruz ejecutaban a sus prisioneros criollos. La promoción subsi guiente de Calleja al rango de virrey sugería una comparación
vez con las alas y los espolones. Al mismo tiempo, se presenta
con el gobierno del Duque de Alba en los Países Bajos. En resu
restablecer el imperio mexicano, mejorando el gobierno”. La
men, afirmaba fray Servando, las escenas contemporáneas de
continuidad entre el pasado azteca y el presente mexicano que
crueldad ofrecían suficiente material para escribir una conti
daba subrayada en la siguiente invocación:
ba a la Independencia como un acto de restauración: “Vamos a
nuación de la Brevísima relación de ¡a destnicción de ¡as Indias, de Las Casas.16 Como parte de su polémica contra los españoles,
{Genios de Mocteliuzoma, de Cacamatzin, de Cuauhtimot-
fray Servando-promovió la publicación en Londres, Filadelfia y México de no menos de tres ediciones diferentes de su famoso panfleto.
zin, de Xicotencatl y de Catzonzi, celebrad, como celebras
En esa utilización de la historia como arsenal de argumentos
se han reunido para vengar vuestros desafueros y ultrajes, y
en favor de la Independencia, Carlos María de Bustamante se
liberarse de las garras de la tiranía y fanatismo que los iba a
unió a fray Servando. Bustamante era un abogado y periodista
sorber para siempre! Al 12 de agosto de 1521, sucedió el 14
que se alistó en la insurgencia con Morelos. Ya anteriormente,
de septiembre de 1813. En aquél se apretaron las cadenas de nuestra servidumbre en México Tenoxtitlan, en éste se rom
como director del Diario de México, había publicado materiales
teis el mitote en que fuisteis acometidos por la pérfida espa da de Alvarado, este dichoso instante en que vuestros hijos
de la historia india, y en las décadas que siguieron a la inde pendencia habría de convertirse en el principal oficiante tanto
pen para siempre en el venturoso pueblo de Chilpancingo.
de la independencia como del pasado indio. En 1813 escribió
En este discurso, escrito por Bustamante y leído por More
el discurso inaugural pronunciado por Morelos en el Congreso de Chilpancingo. Era una composición extraordinaria.17 Pues,
los, encontramos una clara afirmación de una nación mexicana ya existente antes de la conquista y a punto ahora de recobrar
después de una referencia de cajón y casi desdeñosa a la doc
su independencia. Que su autor fuera hijo de un español no
trina de la soberanía del pueblo, enarbolada por los españoles
hace sino resaltar el drama de la situación. El patriotismo crio
contra los franceses pero negada a los americanos, el texto comparaba a los mexicanos con el pueblo de Israel en Egipto,
llo, que empezó como una articulación de la identidad social
que sufrió bajo el faraón. Pero ahora, afirmaba, Dios mismo
ideología insurgente del nacionalismo mexicano. Hidalgo y Cuauhtémoc quedaron así unidos en la lucha común contra el
había escuchado sus agravios y había decretado su liberación, 16 Ibidem, pp. 350-368 y 771. 17 El manuscrito original sobrevive: véase Lemoine Viilicaña, Morolos, pp. 3 6 5 -3 6 9 ; también Carlos María de Bustamante, Cuadro de Ja Revolución mexi cana, 1 . 1, p. 622.
de los españoles americanos, quedaba transmutado aquí en la
enemigo español. Al mismo tiempo, este tipo de argumento permitía al liderazgo clerical de la insurgencia esquivar toda insistencia en doctrinas tales como la soberanía popular y los derechos humanos universales. De hecho, la Declaración de
92 .
HL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
93
Independencia, elaborada en Chilpancingo, era un documento
puesta de una República unitaria con un fuerte poder ejecutivo
redactado con oscuridad, que, después de invocar a la Provi
central fue derrotada por el partido de los liberales, que impu
dencia y a los acontecimientos de Europa como su causa prin
sieron un sistema federal copiado de la Constitución de los
cipal, se apresuraba a garantizar las propiedades y privilegios del clero.18
Estados Unidos.20 En las décadas siguientes, antiguos insur gentes, nuevos liberales y militares profesionales se disputaron
A pesar del amplio apoyo popular, la insurgencia mexicana
él mando. El nacionalismo de la época de la Independencia
fue aplastada, y tanto Hidalgo como Mórelos fueron ejecuta dos. Enfrentadas a una rebelión que amenazaba con arrasar
cedió el lugar al enfrentamiento de liberales y conservadores y no habría de reanimarse, aunque bajo forma secular, hasta la
toda propiedad de tierras, las clases altas se aliaron con la
Revolución.
Corona y una generación de jóvenes criollos se apresuró a m
enlistarse en el ejército realista, adoptando los sentimientos y la carrera del militar profesional. Fueron estos hombres los que en 1821 se volvieron contra su regio señor, en un momento en
A diferencia de lo que sucedió en México, en Venezuela los
que la Península estaba entregada a k revolución liberal, y lle
terratenientes criollos aprovecharon la oportunidad que ofrecía
varon a cabo la Independencia con el Plan de Iguala, que
la invasión francesa de la Península para establecer su propia
garantizaba la monarquía constitucional, la unión de los espa
junta. Venezuela, remota región del Imperio que había quedado
ñoles americanos y europeos y los privilegios de la Iglesia. A
unificada como Capitanía General apenas en 1777, dependía
pesar de la naturaleza conservadora de esa revuelta, la Declara
para su prosperidad de la exportación de cacao, que se cultiva
ción de Independencia se abrevó en la ideología insurgente,
ba en plantaciones gracias al trabajo de esclavos importados de
puesto que proclamaba: “La nación mexicana, que por tres
África. La llamada aristocracia mantuana que dominaba Caracas
cientos años, ni ha tenido voluntad propia ni libre uso de la
defendía celosamente sus privilegios, excluyendo a los “pardos”
voz, sale hoy de la opresión en que ha vivido”.19 Además,
(los mulatos libres por nacimiento, que constituían la mayoría
cuando el cabecilla del golpe, Agustín de Iturbide, se proclamó
de la población) de todas las profesiones y los cargos públicos.
emperador, hubo antiguos insurgentes que se unieron a los realistas disidentes para derrocar ese régimen de corta vida. En
Las instituciones coloniales de la era de los Borbones poseían
el Congreso Constituyente que fue convocado para esbozar una Constitución, tanto fray Servando Teresa de Mier como
poder. Una vez en posesión del mando, la junta, dominada por
Carlos María de Bustamante desempeñaron un papel influyen
proclamar una Declaración de Independencia y promulgar a
te, logrando el reconocimiento de Hidalgo y Morelos como
continuación una Constitución que establecía una República
poco prestigio innato y fueron fácilmente despojadas del terratenientes y abogados, se movió rápidamente en 1811 para
Padres de la Patria de México, aunque sus esperanzas de
federal gobernada por un débil ejecutivo de tres miembros.
rebautizar Anáhuac al país quedaron frustradas. Pero su pro-
Aunque se incluyó una declaración de los derechos del liom-
18 Felipe Tena Ramírez, Leyes fundamentales, pp. 31-32. 19 Ibideni, pp. 123-124.
• 20 Edmundo O’Gorman (com p.), El pensamiento político del padre Mier, México, 1945, pp. 127 y 132.
94
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
95
bre, con una cláusula que abolía expresamente toda distinción
campo de batalla por las fuerzas patrióticas, fue enteramente
étnica, los artesanos y granjeros “pardos” no se dejaron impre
un logro personal de Simón Bolívar. No es éste el lugar para relatar la dramática secuencia de los
sionar, puesto que los plantadores criollos que dominaban la República hicieron bien poco para terminar con las prácticas discriminatorias de la Colonia. Como resultado, los “pardos”
acontecimientos.22 Baste decir que en 1817 Bolívar estableció
apoyaron una rebelión realista que pronto barrió aquel experi
de se aseguró la lealtad de los caudillos insurgentes y en parti
mento aristocrático de liberalismo. Además, cuando Simón
su base en Angostura, hundida en el interior de Guayana, don
Bolívar liberó al país con un pequeño ejército reclutado en
cular la del caudillo llanero José Antonio Páez. Se alegró de la llegada de voluntarios británicos e irlandeses que venían a
Nueva Granada, el territorio llamado hoy Colombia, pronto
actuar en la infantería. Con esas fuerzas combinadas, dirigió
fue derrocado a su vez por renovados ataques realistas, esta vez
con maestría un ataque por sorpresa a Nueva Granada, que le
apoyados en los “llaneros”, jinetes bárbaros de las llanuras del
proporcionó nuevos recursos y tropas suficientes para vencer a
interior.21 Con la llegada en 1815 de tropas expedicionarias de
los españoles en Venezuela. En las batallas decisivas de Boyacá
la Península, España gobernó una vez más toda América desde
y Carabobo, la victoria se logró gracias a la carga impetuosa de la caballería llanera, apoyada por la firmeza de la infantería bri
Nuevo México hasta Chile, con la excepción de los estados del Río de la Plata, que seguían siendo independientes.
tánica bajo el fuego enemigo. En aquellos años de guerra, Bolí
El éxito mismo de la reacción realista da la m ejor medida
var actuaba como general y como caudillo, es decir, era seguido
del logro de Simón Bolívar. Es cierto que en 1 8 1 7 el general
a la vez por sus proezas físicas y por su dominio de los hom
San Martín encabezó un ejército argentino que ayudó a la
bres, y también, a medida que crecían los recursos, organizó un
emancipación de Chile y organizó después una expedición
ejército regular mantenido por el Estado. Para dar una autori
para tomar Lima y liberar las costas de Perú. Pero le faltaron
dad política a sus operaciones, Bolívar creó la República de
los recursos para proseguir hacia el interior, de modo que
Colombia, que cubría los estados actuales de Ecuador, Colom
todas las sierras andinas, desde Potosí hasta Bogotá, permane cieron sujetas a la Corona española. Además, en Venezuela los
bia, Panamá y Venezuela, cuyas fronteras coincidían con las del
insurgentes restantes eran dirigidos por caudillos populares,
sidente de Colombia como Bolívar condujo un ejército a Perú,
mutuamente celosos, que hostigaban las selvas y llanos del
donde en 1 8 2 4 las tropas realistas resultaron derrotadas en las
interior pero dejaban los ricos valles costeros a los españoles y a sus aliados criollos. Aunque la opción de una independencia
dos batallas de Junín y Ayacucho. Su invasión, sin embargo, no fue bien acogida por la élite criolla de Lima, que buscaba toda
negociada llevada a cabo por el ejército realista, similar a la que
vía un arreglo negociado, de modo que Bolívar se vio obligado
antiguo virreinato de Nueva Granada. Fue en su calidad de pre
tuvo lugar en Brasil, siguió siendo siempre úna posibilidad tác
a proclamarse dictador. En 1825 aprobó el establecimiento de
tica, la forma efectiva que tomó la independencia, ganada en el
un estado independiente en el Alto Perú, que tomó su nombre bajo la forma de Bolivia. Actuando como único legislador, el
21 La mejor introducción a este periodo es la de Miguel Izard, El miedo a ¡a revolución, ¡a lucha por la libertad en Venezuela 1777-1830, Madrid, 1979; tam bién Domínguez, ífisurrecdon or Loyalty, pp. 37, 57 y 174 -1 7 5 .
22 La mejor biografía del Libertador signe siendo la de Gerhard Masur, Simón Bolívar, 2a ed., Albuquerque, Nuevo-México, 1968.
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y.EL PATRIOTISMO CRIOLLO
Libertador regaló entonces a esa República su Constitución y
Francia del siglo xvm, Montesquieu dio una perspectiva compa
nombró a su fiel lugarteniente venezolano, Antonio José de
rativa sobre esa doctrina cuando dividió los gobiernos en tres
96
97
Sucre, presidente vitalicio. Nada tiene de extraño que en esos
grandes tipos; la monarquía, el despotismo y la república, ani
años se comparara a Bolívar con Washington y con Napoleón.
mados respectivamente por los principios del honor, el temor y
¿Pero en nombre de qué creencias políticas intentó Bolívar
la virtud, subdividiendo las repúblicas en aristocracias y demo
liberar medio continente? Para contestar a esa pregunta es pre
cracias, de las cuales las primeras son preferibles por su equili
ciso recordar que, aunque era un aristocrático criollo, nacido y criado en Caracas y heredero de una gran fortuna de plantacio
brio y moderación. Estas distinciones fueron profundizadas por Rousseau, que alegaba que únicamente en cuanto ciudadano de
nes y esclavos, de hecho se había educado y había alcanzado la
una república libre podía gozar un hombre de libertad y de
madurez intelectual en Europa. Aparte de los pocos meses de
igualdad, o incluso realizarse como ser social Tanto Maquiave
su matrimonio, trágicamente breve, pasó todo el periodo
lo como Rousseau criticaron acerbamente al cristianismo por su
1 7 9 9 -1 8 0 6 , es decir, entre las edades de 16 y 23 años, en una
preocupación por el otro mundo, que distraía de la persecución
gran gira, asistiendo a las cortes españolas, introduciéndose en
de la acción cívica y la virtud política.25 Para todos estos auto
la sociedad parisina y viajando por Italia. Durante esos años
res, las repúblicas del mundo antiguo proporcionaban un acer
leyó mucha literatura europea y, en particular, según afirmó
vo de ejemplos y un criterio para juzgar el presente, para lo cual
más tarde, estudió a los principales autores de la Ilustración
Esparta, más que Atenas, era el modelo preferido.
francesa.23 Los dramáticos acontecimientos políticos de esa
Éste era el ideal que animaba los sueños políticos de Simón
época, junto con sus lecturas, le empujaron a adoptar los idea
Bolívar. En una carta al obispo de Popayán contrastaba la
les del republicanismo clásico, ideales que habrían de determi nar el curso de su vida.
carrera del guerrero con la del sacerdote y distinguía entre las virtudes de un Sócrates o un Catón y las cualidades de un san
Por republicanismo clásico entendemos no el simple repudio
to. “El mundo es uno, la religión otra.”26 Como lo sugieren
de la monarquía como forma de gobierno, sino más bien la
estas referencias, suscribía enteramente el neoclasicismo de la
aceptación de toda una filosofía secular que enseñaba que el
época revolucionaria francesa. No sólo exaltaba a Voltaire
hombre sólo puede alcanzar o perseguir la virtud como ciuda dano de una república. El profesor J. G. A. Pocock ha rastreado el origen de esta doctrina hasta la Florencia del siglo xv, donde llevaba el nombre de humanismo cívico, y en particular hasta Maquiavelo, que afirmó tan claramente la primacía de la acción política sobre cualquier otro valor humano o cristiano.24 En la 23 Simón Bolívar, Obras completas, 3 vols., Vicente Lecuna (ed.), Caracas, 1964, t. ii, p. 1 3 9 ,2 0 de mayo de 1825. 24 J. G. A. Pocock, The Machiavellian Moment, Florentine Political Thougth and ¿he Atlantic Republican Tradition, Princeton, 1975, pp. 4 8 -8 2 y 156-219;
véase también Isaiah Berlín, “The originality oí Machiavelli”, en Against ¿he Current, Londres, 1979, pp. 25-79 [tracl. al español: f c e , 1983]; y el ensayo clave de J. H. Hexter, “The predatory visión: Niccollo Machiavelli, 11 Príncipe and lo stato”, The Vision of Politics on ¿he Eve of the Reformation, Londres, 1973, pp. 150-178. 25 Barón de Montesquieu, The Spirít of the Laws [El espíritu de ¡as leyes], trad. al inglés por Thomas Hugent, Nueva York, 1949, libros n y m, pp. 8-27; acerca de Rousseau y El contrato social, véase Judith N. Shklar, Men and citizens, Cambridge, 1969, p. 212: “No seremos hombres hasta que seamos ciu dadanos”. 26 Simón Bolívar, Obras, 1. 1, p. 6 4 1 ,1 0 de junio de 1822.
98
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
99
como al más grande escritor de esos tiempos, sino que aconse
Jamás éramos virreyes, ni gobernadores, sino por causas
jaba también al poeta criollo Olmedo seguir las reglas de Boi-
muy extraordinarias; arzobispos y obispos pocas veces;
leau.27 Sus propias cartas están salpicadas de referencias a Bruto
diplomáticos nunca; militares, sólo en calidad de subalter
y a Sila, a Licurgo y a Solón. El culto al héroe republicano que
nos; nobles, sin privilegios reales; no éramos, en fin, ni
gana la gloria inmortal gracias a sus servicios y su sacrificio por
magistrados ni financistas, y casi ni aun comerciantes.
la patria, culto que encontró su expresión artística en los cua dros de David, ofreció a Bolívar a la vez una inspiración y una justificación de su actuación política.28
Pero el texto donde se insertaba este pasaje transformaba claramente un tema fundamental del patriotismo criollo en
La aplicación distintiva de este credo puede observarse de la
una afirmación de republicanismo clásico. Pues Bolívar pasa
mejor manera en la Carta de Jam aica , de 1815, en la que Bolí
ba a argumentar que, debido a la negación de derechos políti
var trataba de calmar las dudas de un inglés obviamente des
cos, los españoles americanos se veían reducidos a una condi
concertado por la Historia de la revolución de Nueva España de
ción de infantilismo perpetuo, impedidos de alcanzar esa
fray Servando Teresa de Mier, publicada en Londres apenas dos
madurez que sólo podía provenir del ejercicio de la virtud
años antes.29 Cierto que rendía tributo al “filantrópico obispo
política. De hecho, haciendo claramente eco a Montesquieu,
de Cliiapas, el apóstol de la América, Las Casas”, como testigo principal de las crueldades de los españoles durante la con
potismo peor aún que el que podía encontrarse en Turquía o
definía el gobierno español del Nuevo Mundo como un des
quista, y citaba con aprobación la teoría de fray Servando de
en Persia, puesto que en esos países los gobernantes emplea
un “pacto social” celebrado entre el emperador Carlos V y los conquistadores. Además, en un famoso pasaje, daba una expresión dramática a una queja conocida:
ban por lo menos a ministros nativos. El resultado era que los criollos vivían en un estado de pasividad, reducidos a la esfera de lo meramente económico como simples productores y con sumidores de mercancías. Excluidos de toda oportunidad de
27 Simón Bolívar, Obras, t. n, pp. 176-178; en cuanto a su opinión sobre Voltaire, véase L. Perí de la Croix, Diado de Bucaramanga, Lima, 1965, p. 71. 28 Sobre el neoclasicismo y el culto al héroe republicano, véanse también Hugh Honour, Neodassicism, Londres, 1968, pp. 34-36; Robert Rosenblum, Transjormations ojíate Fighteenth Centiuy Art, Princeton, 1967, pp. 70-72; Harold T. Parker, The Cult ojAntiquity and the French Revolutionaries, Chicago, 1937; y Robert L, Herbert, David, Voltaire, Brutus and the French Revoíution, Londres, 1972, pp. 70-71 y 109, donde se cita a David: "Así, pues, las mar cas de heroísmo, de virtudes cívicas presentadas a la gente electrificarán sus almas e implantarán en ellas todas las pasiones de la gloria y la devoción al bienestar de la Patria”. 29 Para el texto de la Carta de Jamaica, véase Bolívar, Obras, 1 . 1, 159-181, 6 de septiembre de 1815; se hace referencia a Mier por su pseudónimo de Guerra. Es su disertación sobre Quetzalcóatl puesta en el Apéndice a su Historía de la revolución la que explica el comentario de Bolívar sobre esa deidad.
acción política, sus sociedades constituían verdaderas colo nias, meras posesiones de la metrópoli. Obviamente, en toda esta línea de argumentación Bolívar rompía decisivamente con la tradición del patriotismo criollo, con su insistencia en que las Indias formaban verdaderos reinos con sus propias leyes e instituciones. Una medida de su distancia respecto de esa tra dición la da el hecho de que no haya vuelto prácticamente a mencionar a Las Casas. El trecho de historia al que se volvía su espíritu era el mundo antiguo; nunca mostró mucha preo cupación por las glorias del pasado indio o por los crímenes de la conquista. En sus recomendaciones para el futuro, Bolívar volvía los
101
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
ojos una vez más hacia Montesquieu, pues tanto en la Carta de
no democrático absoluto como un déspota”. Pero más disputa
Jam aica como en su Discurso en Angostura, pronunciado en
da aún fue su propuesta de establecer un Areópago, un Consejo
100
1819 ante el Congreso venezolano, el punto de partida de su
de Censores, dividido en dos concejos, uno para vigilar la edu
exposición era la observación preliminar que se hace en El espí ritu de ¡as leyes de que éstas deben reflejar y acomodar el carác
cación, el otro para salvaguardar a la República de la corrupción mediante la investigación de la moral pública. En defensa de
ter y la situación particulares de cada pueblo más bien que
“este Tribunal verdaderamente santo”, Bolívar recurrió al ejem
intentar cambiarlos. Bolívar observaba que, a pesar de que el
plo de Licurgo, que había constreñido a los espartanos a la vir
“huracán revolucionario” había destruido la tiranía de España,
tud. mediante la imposición de leyes sabias.30 Esta fantasiosa justificación de una propuesta impráctica da-
el espíritu del despotismo, con su apoyo en el miedo como principal instrumento de la obligación política, seguía contami nando el aire político del nuevo Estado. Además, el breve pero
fe de la creciente divergencia en el pensamiento de Bolívar entre el principio conservador, tomado de Montesquieu, de
desastroso experimento de la República federal de 1812 había
que las leyes deben reflejar las realidades sociales, y la doctrina
demostrado “la ineficacia de la forma democrática y federal para
radical de que las leyes deben ayudar a cambiar esas realida
nuestros nacientes estados”. Sólo una república de santos, como
des. La naturaleza utópica de su ambición política encontró
los Estados Unidos, podía sobrevivir con una forma tan laxa y
expresión en la Constitución que elaboró para Bolivia. Actuan
complicada de gobierno. “Las instituciones perfectamente
do como único legislador, esbozó un sistema tan complejo que
representativas no son adecuadas a nuestro carácter, costum
resultó inaplicable, y que incluía un presidente vitalicio, un
bres y luces actuales [...] la Constitución moral de Venezuela”
vicepresidente hereditario y una asamblea de tres cámaras.31
no estaba acorde con ellos. Los ejemplos contrarios de la anti
Los derechos civiles estaban restringidos a los ciudadanos que
gua Atenas y la Gran Bretaña contemporánea indicaban la supe
sabían leer y escribir y eran solventes, y las elecciones queda
rioridad de una Constitución equilibrada, con una presidencia
ban virtualmente eliminadas. En esencia, el documento era
fuerte, un poder judicial independiente, una asamblea de elec
una obra de imaginación más bien que una forma de gobierno
ción popular y un Senado hereditario. No hace falta decir que
y, como tal, indicativa de cierto desequilibrio en las acciones de
fue la inclusión de un Senado vitalicio hereditario lo que provo
Bolívar durante aquellos años de triunfo. Fue entonces cuando
có las críticas, sobre todo porque Bolívar pretendía nombrar a
convocó una conferencia en Panamá para discutir el proyecto
los senadores entre las filas de los caudillos insurgentes, los
de una gran federación de repúblicas hispanoamericanas. Plan-
terratenientes que habían servido a la primera República y los funcionarios destacados, exigiendo la posesión de por lo menos 6 000 pesos como prerrequisito para el nombramiento. En respuesta a un crítico, alegó que “el oficio de mi Senado es temperar la democracia absoluta, es mezclar la forma de un gobierno absoluto con una institución moderada, porque ya es un principio recibido en la política, que tan tirano es el gobier
30 El texto del Discurso de Angostura está en Bolívar, Obras, t. m, pp. 6756 9 6 ; el texto de su proyectada constitución está en Pedro Grases, Estudios bolivarianos, vol. iv de las Obras completas, Barcelona, 1981, p. 306; sobre la defensa de Guillermo White por Bolívar, véase Obras, 1. 1, p. 443, 26 de mayo de 1820. 31 Puede encontrarse una traducción inglesa contemporánea de los prin cipales discursos de Bolívar y de la Constitución boliviana en John Miller, Memoirs of General Milla; 2 vols., Londres, 1818, vol. u, pp. 372-439.
102
103
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
teó la posibilidad de una intervención en la guerra entre Bue
raleza abstracta, por no decir utópica, de sus proyectos políti
nos Aires y Brasil, apuntando a ejercer “el protectorado de
cos.33 Para encontrar una explicación de esta contradicción
América”. Más concretamente, abogó por la formación de una
tenemos que volvemos hacia los manantiales de su ambición, a
Federación Andina de Bolivia, Perú y Colombia, aduciendo a modo de apoyo doctrinal la definición por Montesquieu de la
aquel año de 1805 en que viajó de París a Roma en compañía de Simón Rodríguez, el tutor de su infancia. Pues a pesar de
República confederada como la forma de Estado que más pro
que la encantadora historia de que Rodríguez educó a Bolívar
babilidades tenía de sobrevivir a los tumultos y facciones de
según los principios del Emilio carece al parecer de fundamen
cualquier provincia en particular. Era un argumento que había
to, difícilmente puede dudarse de que aquel hombre excéntri
sido ya desarrollado ventajosamente por James Madison en The
co y poco social, radical implicado en la conspiración “parda”
Fcderalist. Pero Bolívar presentó el proyecto como patente
de 1797, ejerciese una influencia central sobre el Libertador.
vehículo de su propia ascensión, al escribir: “El Libertador,
En una carta famosa, notable por su calor, Bolívar saludaba en
como jefe supremo, marchará cada año a visitar los departa
Rodríguez a su maestro y mentor, que le había mostrado el
mentos de cada estado [...] Habrá una bandera, un ejército y
camino que habría de seguir en la vida.34 En su jornada hacia
una nación sólo”. Dada la desunión y la fragmentación del
Roma, los dos hombres se detuvieron en Chambéry a rendir
poder político que para entonces había reducido a la Argentina
homenaje a la memoria de Rousseau; presenciaron la corona
a una serie de pequeños feudos, la propuesta de una federación
ción de Napoleón como rey de Italia en Milán; reflexionaron
fuerte tenía sin duda sentido. Pero, en la medida en que puede
sobre el auge y la decadencia de las repúblicas en Venecia;
juzgarse, su principal instrumento de unión había de ser “una
estudiaron las obras de Maquiavelo en Florencia; y en Roma,
invención moderna y hábil”, los ejércitos de ocupación recluta-
en el Monte Sacro, hicieron el juramento solemne de liberar a
dos entre aquellos “10 0 0 0 inmortales” del ejército de Colom
su patria de la tiranía española. Como es fácil imaginar, era un momento embriagador. La
bia que habían derrotado a los españoles y que habrían de ser vir como “conservador de nuestra tranquilidad”.32
lectura de Maquiavelo y de Rousseau, el espectáculo de Napo
En toda esta catarata de geopolítica, en una época en que
león, el destino de Roma: todas esas vivencias contribuían a
Bolívar se describía a sí mismo por escrito como un Sísifo
producir una escena digna de las telas de David. Rodríguez
que intentaba mantener el equilibrio de medio mundo, se sien
recordaba más tarde que el juramento estuvo precedido por
te uno impresionado por el contraste entre el astuto realismo
reflexiones sobre la historia romana y acompañado de la espe ranza expresa de que la causa de la libertad, tantas veces derro
que sin duda cimentaba su dominio de los hombres, y la natu
tada en Europa, se mostrase victoriosa en el Nuevo Mundo, 32 Sobre el protectorado, véase Simón Bolívar, Obras, t. n, p. 229, 10 de octubre de 1825; sobre la Federación véase Obras, t. ii, pp. 36 4 , 367, 464, 12 de mayo de 1826, 18 de agosto de 1826; sobre el papel del ejército, Obras, t. ii, pp. 88-91: 23 de febrero de 1825, y Obras, t. m, p. 294, 21 de agosto de 1829. Véase también Alexander Hamilton, J. Ja y y J . Madison, The Federalista Everyman, Londres, núm. x, pp. 41-48.
siguiendo la trayectoria de la civilización, que se desplaza 33 Simón Bolívar, Obras, t n, p. 628, a sir Robert Wilson, 26 de mayo de 1827: “No se sabe en Europa lo que me cuesta mantener el equilibrio en algu nas de esas regiones. ¿Puede un hombre solo lograr constituir medio mundo?” 34 Simón Bolívar, Obras, 1. 1, p. 8 8 1 ,1 9 de enero de 1824.
104
105
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
siempre hacia el oeste.35 Detrás de esta escena yacían los textos
esa ascensión se sintió poseído por un espíritu divino, que
claves deL republicanismo clásico, El príncipe y El contrato social, que ofrecían sus lecciones a un innovador o a un liberta
identificaba con el Dios de Colombia. En la cumbre, se encon
dor que intentaba establecer un nuevo Estado. Sin duda, los consejos prácticos sobre la necesidad en política aplicada del
un hombre sabio, al que interrogó sobre la razón de que él
tró con el Tiempo en persona, bajo el atuendo convencional de hubiera sobrepasado a todos los otros hombres en fortuna, y
disimulo y de la violencia anticipatoria recibieron la atención
entonces, tras un recordatorio de la vanidad de los deseos
que merecían. Más importante para nuestro propósito es la importancia que dieron al legislador, al nuevo principe que
humanos, percibió, como en una visión, profundas verdades
asumía el papel profético de elaborar leyes que gobernarían a
var no se dignó informarnos del contenido de su revelación, la
las generaciones futuras; a gobernantes tales como Licurgo,
importancia de este texto literario más bien retorcido consiste
sobre la historia humana y sobre el universo.37 Puesto que Bolí
Solón y Moisés. Si Maquiavelo alababa al profeta armado, a su
en ser un testimonio del sentimiento que tenía el Libertador de
vez Rousseau declaraba que el legislador tenía que investir
su propio estatuto y de su misión. Obviamente, se veía a sí mis
su función con un aura tan luminosa como fuese posible.36
mo como un profeta armado, escogido por el destino para
Tenemos, pues, aquí la explicación de la actuación de Bolívar al elaborar una Constitución para la República que llevaba su
“constituir a la mitad de un mundo”. Si acaso todo esto parecie
nombre. Había de ser a la vez Libertador y Legislador. Aspiraba
ra demasiado fantasioso, no tenemos más que volvemos a Simón Rodríguez en su defensa de Bolívar, donde encontramos
también a ser profeta. Tanto en la Carta de Jam aica como en el
la afirmación de que los profetas políticos dominarán el porve
Discurso de Angostura intentó predecir el futuro político, y se
nir, o sea, “los filósofos que calculan para predecir aconteci
mostró en efecto notablemente perceptivo en cuanto a la forma futura de gobierno que adoptaría Hispanoamérica. Es igual
mientos que están en el orden de las cosas”.38 Esta imagen de Bolívar como profeta secular se ve confirmada
mente significativo que en 1 8 2 3 , cuando era ya presidente
si consideramos qué pocos lazos sociales tenía. Huérfano desde
de Colombia y estaba a punto de embarcarse en la conquista de Perú, escribiera una breve relación titulada “Mi delirio en el
temprana edad, viudo a los 19 años, sin heredero, habiendo pasado sus años formativos en Europa, Bolívar mostró poco
Chimborazo”, donde describía cómo había seguido los pasos de
interés por administrar las tierras que había heredado. Una vez
Alexander von Humboldt, escalando el pico más alto de los
en la vida pública, liberó a sus esclavos, abandonó las plantacio
Andes en Ecuador. En una prosa cuidada, afirma que al hacer
nes y despilfarró todos los regalos o donativos que llegaron a sus manos durante su carrera, de tal modo que a su muerte contaba,
35 Véase un relato de esta escena en Simón Rodríguez, Obras, 2 vols., Caracas, 1975, t. ¡i, p. 328; también Daniel Florencio O’Leary, Bolívar y ¡a emancipación de Sur-América, 2 vols., Madrid, 1 9 1 5 ,1 . 1, p. 88. 36 Niccolo Machiavelli, The Plince, Penguin Books, Londres, 1961, etc., pp. 52, 128. El libro, por supuesto, termina con lá expresa esperanza de un libertador para Italia. También J.-J. Rousseau, The Social Contract, Everyman, Londres, pp. 35-38: “la gran alma del legislador es el único milagro que pue de probar su misión”; véase Shklar, Metí and citizens, pp. 154-165.
únicamente con su pensión presidencial.39 Este carácter de 37 Simón Bolívar, Obras, t. m, pp. 729-730. En una discusión magistral, Pedro Grases ha demostrado la autenticidad de este texto en sus Estudios bolivaríanos, pp. 367-384. 38 Simón Rodríguez, Obras, t. ii, p. 310. 39 Simón Bolívar, Obras, t. n, pp. 4 2 2 -4 2 9 , 11 de mayo de 1830, 16 de junio de 1830.
106
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
manirroto debe subrayarse porque distinguía a Bolívar de los
Bolívar consolidar el estado que había fundado, sus premoni
conquistadores del siglo xvi, con los que se le ha comparado, y de los caudillos de su propia época, que se esforzaban tanto
ciones de desastre inminente se hicieron cada vez más proféti-
como aquéllos por echar los cimientos de grandes fortunas fami liares. No puede considerarse a Bolívar en ningún sentido como el agente o el representante de una clase económica. Además, se
Colombia, compilada por un grupo de abogados, como la ten tativa de "edificar sobre una base gótica un edificio griego al borde de un cráter”. Casi al mismo tiempo, definió a la pobla
mostró notablemente poco ligado a Venezuela o incluso a Cara cas, y rara vez visitó el país después de su liberación salvo para
más son enemigos entre sí y todos viciados por la superstición
107
cas. Definió sardónicamente la primera Constitución de
ción en estos términos: “Una parte es salvaje, otra esclava, los
censurar a sus turbulentos caudillos. En efecto, escribió a su vie jo amigo el marqués de Toro que en lo sucesivo no debía ya con
y el despotismo”. Además, si Bolívar no tenía mucho senti
siderársele como hijo de Caracas, sino más bien como el dirigen te de Colombia.40 Pues allí estaba el foco de su lealtad, la patria
agudamente consciente de su condición de criollo, un hombre blanco que intentaba dominar a una población que era en gran
miento de su pertenencia a una clase de terratenientes, era
por la que había luchado y que murió alabando: Colombia, la
parte de color. Aunque insistía en la igualdad legal y era un
unión de Venezuela, Ecuador y Nueva Granada, con capital en
abogado apasionado de la abolición de la esclavitud, temía que
Bogotá, que él había creado y bautizado. Era un estado destina do a disolverse, puesto que la unión era detestada a la vez por
las masas quisieran la igualdad absoluta para establecer prime ro lo que él llamaba una "pardocracia” y exterminar posterior
los abogados políticos de Nueva Granada y por los caudillos militares de Venezuela. En resumen, era una república estableci
mente a los blancos. Es este miedo a la guerra racial lo que
da por Bolívar para sostener las campañas que liberaron los Andes. Era también un estado sostenido únicamente por el pres tigio y la autoridad del Libertador. En reconocimiento de esa función personal, en 1830 Venezuela declaró que deseaba rom
explica su decisión de ejecutar al héroe insurgente general Piar por el crimen de predicar una campaña de exterminio de todos los blancos.43 Sus temores sobre el futuro, sin embargo, se fundaban prin cipalmente en la observación de que la Colonia había sido
per la unión a fin de "separarse del gobierno de Bogotá y no
gobernada mediante el despotismo, es decir, mediante el mie
depender más de la autoridad de S. E. el Libertador General Simón Bolívar”.41 En una carta Bolívar se había referido a su
habían cambiado el carácter del pueblo ni la naturaleza del
do. La independencia y las Constituciones subsiguientes no
tutor Rodríguez como a “un filósofo cosmopolita, no tiene patria, ni hogar, ni familia”.42 Al final de sus días, con Colombia disuelta, lo mismo podría haberse dicho del Libertador.
un hábil despotismo puede regir a la América”. En 1829 escri
Si su falta de ataduras y sus sueños utópicos impidieron a
bió un panorama de la América española en el que describía,
40 Simón Bolívar, Obras, 1. 1, pp. 683-685, 23 de septiembre de 1822. 41 José Antonio Páez, Autobiografía, 2 vois., Nueva York, 1869-1870, t. u, p. 3 4 ,1 3 de enero de 1830. 42 Simón Bolívar, Obras, t. ¡i, p. 158, 27 de junio de 1825.
gobierno. En una carta famosa escrita en 1826 declaraba: “estoy penetrado hasta adentro de mis huesos, que solamente
43 Sobre la Constitución, véase Simón Bolívar, Obras, 1. 1, p. 5 6 6 ,1 3 de ju nio de 1821; en cuanto al carácter del pueblo, Obras, 1.1, p. 7 0 9 ,2 3 de diciem bre de 1822; sobre la pardocracia, Obras, t. n, p. 116, 7 de abril de 1825; sobre Piar, Obras, t. m, pp. 644-648, 5 de agosto de 1817.
108
109
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
país por país, las guerras civiles y la disolución que afligían
ejerció la suprema autoridad como dictador, que definió una
entonces al hemisferio. Como en Europa después de la caída
vez como una función necesaria a la República. Pero cuando
del Imperio romano, así también el colapso del Imperio espa
Páez, el caudillo venezolano, le exhortó a coronarse emperador,
ñol había conducido a una nueva Edad Oscura, con repúblicas
rechazó vehementemente la sugerencia, afirmando que América
que se desintegraban en mínimos feudos y ciudades-Estados facciosas. Un mes antes de morir escribió que después de 20
no tenía nada en común con Francia y que la población de color interpretaría la monarquía como una condenación
años de mando había llegado a las siguientes conclusiones: “La
de todas sus esperanzas de igualdad. En cuanto a sí mismo: “Yo no soy Napoleón ni quiero serlo; tampoco quiero imitar a
América es ingobernable para nosotros. El que sirve una revo lución ara en el mar [...] este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada para después pasar a tira nuelos casi imperceptibles de todos colores y razas”.44 Esas palabras desesperadas de un hombre moribundo, pre maturamente envejecido por sus trabajos, amargado por el derrumbe de sus esperanzas, deberían recordarnos los extremos de tentación que Bolívar experimentó en sus años de presidente y de dictador de la República. Pues en dos ocasiones, muy apar
César; aún menos a Iturbide”.46 Sin embargo, la vehemencia misma de su repudio sugiere que Bolívar se enfrentaba efectiva mente a la tentación de establecer una forma permanente de gobierno absoluto a fin de dominar la anarquía que amenazaba de destrucción a los países que él había liberado. La razón principal que dio Bolívar para rechazar el título de emperador era que eso lo desviaría de su gloria como Libertador. De manera semejante, cuando Páez se rebeló contra la autoridad
tadas en el tiempo, citó de Montesquieu una sentencia sobre la
de Bogotá, Bolívar rehuyó la perspectiva de una guerra civil más,
que Rousseau había llamado ya la atención: que une nation libre
no sólo por su costo inevitable en derramamiento de sangre sino
peut avoir un libérateur; une nation subjuguée ne peut avoir qu’un autre oppresseur Cómo llevar la libertad a un pueblo formado
también poi-que dañaría a su reputación. Es cierto que para en
por el despotismo: ése era el dilema. Pero la sentencia tenía un
la fuerza militar de los “llaneros”, pero a medida que se acercaba
corolario, que Bolívar no citó pero que obviamente había leído:
a su fin se concentraba cada vez más en el veredicto de la poste
Car tout homme qui a assez de force pour chasser celui qui est déjà le maître absolu dans un Etat, en a assez pour le devenir lui-même.*5
ridad. En 1825 se había jactado de que “el demonio de la gloria
De hecho, tanto al comienzo como al Anal de su carrera, Bolivar 44 Sobre el despotismo, véase Simón Bolívar, Obras, t. n, p. 4 3 1 , 8 de julio de 1826; un panorama de Hispanoamérica se encontrará en Obras, t. m, pp. 841-847, escrito en 1829; las últimas reflexiones, en Obras, t. ni, p. 501, 9 de noviembre de 1830. 45 Barón de Montesquieu, De V esprit des bis, Classiques Garnier, París, xix, xxvn, p. 337. Nótese que en la traducción inglesa habitual “Libérateur” se traduce por “deliverer”. Bolívar cita ese dicho en la Carta de Jamaica impresa en Obras, 1 . 1, p. 168, 6 de septiembre de 1815; y el 12 de abril de 1828, Obras, t. ii, p. 823.
tonces estaba cansado de la política y preocupado sin duda pol
debe llevarnos hasta la Tierra del Fuego”. Pero ya para 1829 se contentaba con reflexionar: “Mi nombre pertenece ya a la histo ria [...] No cedo en amor a la gloria de mi patria a Camilo; no soy menos amante a la libertad que Washington, y nadie me podría quitar la honra de haber humillado al León de Castilla desde el Orinoco al Potosí”.47 Si se abstuvo de la guerra civil y de la represión necesarias para consolidar a Colombiajue porque 46 Bolívar, Obras, u, p. 324, 6 de marzo de ^ 47 Bolívar, Obras, t. u, p. 2 1 4 , 8 de sepúeírihré de í 8 2 5 ; QÍ?ras, L 2 5 5 ,2 2 de julio de 1829.
M
iii ^
A C :j
111
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
no tenía ningún deseo de convertirse en un tirano. Siempre fiel a
liornas basadas en la igualdad legal. El hecho de que no se
su credo de republicanismo clásico, escribió a Páez que no que
hiciera nada para aliviar la enorme disparidad en la posesión de
ría abandonar “el carácter noble de hombre libre y el sublime
propiedades no borra la importancia de la campaña para erradi
título de Libertador. Para salvar la patria he debido ser un Bruto,
car un sistema social donde los derechos y obligaciones civiles
y para contenerla en una guerra debiera ser un Sila. Este carácter
dependían del estatuto étnico. Al mismo tiempo, la destnicción
110
no me conviene31.48 En resumen, los imperativos de su personal
de la autoridad tradicional de la monarquía católica condujo a
visión, que habían inspirado la heroica gesta de la emancipa
una inmediata y duradera crisis de legitimidad. Durante las
ción, le apartaron también de las duras medidas necesarias para
guerras de independencia, dos grandes figuras antitéticas
preservar a Colombia. Sería pues un error interpretar su retórica
— Nuestra Señora de Guadalupe y el Libertador, la Virgen y el
política y sus proyectos como una espléndida máscara de sus
Príncipe— movieron a combatir a miles de hombres. Pero las
ambiciones personales, discernir los rasgos del Príncipe tras el disfraz de Libertador. Bolívar era esencialmente un hombre de
borrosas y antitéticas ideas por las que luchaban también la nación mexicana y la república de Colombia pronto perdieron
acción, un soldado más que un estadista, que era impulsado a la
su eficacia política. La derrota de la insurgencia en México y la
acción por unas pocas ideas fuertes que había adoptado durante
incapacidad de Bolívar para preservar a Colombia significaban que el poder pasaba respectivamente a antiguos oficiales realis
su estancia en Europa. Era ciertamente un Príncipe que había creado su propio Estado, pero era también un héroe republicano
tas y a los caudillos insurgentes. Pero ninguna de esas clases de
cuya gloria dependía de la estimación pública. A fin de cuentas,
hombres logró establecer el poder ejecutivo fuerte por el que
las doctrinas de Rousseau y de Maquiavelo, de la virtíi personal y
habían abogado tanto Bolívar como fray Servando Teresa de Mier,
de la libertad pública, luchaban por la primacía en su alma.
y sus profecías de guerra civil se cumplieron con creces. En México la Reforma liberal, dirigida por Benito Juárez, habría de despojar a la Iglesia de su poder político, y aunque
iv
Hidalgo y Morelos siguieron gozando de reverencia como Padres de la Patria republicana, la Guadalupe quedó relegada
El movimiento de independencia en Hispanoamérica no fue
al olvido oficial, a pesar de que su santuario del Tepeyac atrae
una mera rebelión; fue una verdadera revolución que tanto en
todavía a miles de peregrinos. En contraste con esto, la identi
México como en Venezuela atacó los principios de la monar quía absoluta y de la jerarquía étnica para crear repúblicas autó-
ficación insurgente con el pasado indio floreció de nuevo en la reminiscencia del nacionalismo mexicano durante la Revolu
48 Simón Bolívar, Obras, t. m, p. 405; 7 de junio de 1826; las referencias a Sila y BruLo se repiten en una carta a str Robert Wilson. Obras, t. n, p. 6 3 8 ,1 6 de junio de 1827. La fuente de su horror a la reputación de Sila fue probable mente “Le dialogue de Sylla et d’Eucrate”, de Montesquieu, publicado con sus Considérations sur les causes de la grandeur des Romains et de leur décadence, Garnier, Paris, 1954, pp. 139-145.
en la construcción del magnífico Museo de Antropología de
ción y ha encontrado recientemente su encarnación material Chapultepec. En Venezuela, caudillos de diversos credos do minaron la vida política del país hasta bastante después de la segunda Guerra Mundial, cuando se estableció el actual siste ma de democracia representativa. La devoción a la memoria de
112
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLASICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
113
Simón Bolívar asumió, sin embargo, todas las proporciones de
de empleos como los españoles, tan ignorantes en la masa
un culto civil, de tal manera que el Libertador se convirtió en
general como nuestros padres, y carcomido de los vicios ane
un elemento constitutivo del nacionalismo venezolano. Las
xos a la esclavitud de tres centurias.
ambigüedades de su legado fueron explotadas tanto por los abogados de la dictadura como por los partidarios del republi
Después de un acerbo ataque a las teorías radicales de “Volun
canismo clásico. En otros países, a comienzos de este siglo, los
tad General”, que rechazaba como meras abstracciones inapli
intelectuales hispanoamericanos se concentraron en Bolívar como el símbolo mismo de su patria americana, profeta de la unidad hispanoamericana.
cables a México, concluía en tono sombrío: “Protestaré que no he tenido parte en los males que van a llover sobre los pueblos de Anáhuac. Los han seducido para que pidan lo que no saben ni entienden, y preveo la división, las emulaciones, el desor den, la ruina y el trastorno de nuestra tierra hasta sus cimien
Interludio III La c o n q u is t a
de
M
é x ic o
tos”.49 Con el tiempo, habría de tocarle a Carlos María de Bustamante, amigo y discípulo de Mier, hacer la crónica del ciclo de
i
pronunciamientos militares y desórdenes civiles que se abatie ron sobre México en las décadas que siguieron a la indepen
En su Profecía política , discurso pronunciado en el Congreso
dencia. Siempre fiel al credo republicano y católico de Mier, el
Constituyente de 1823, fray Servando Teresa de Mier denunció
ex insurgente lamentaba con igual fuerza las ambiciones perso
la Constitución federal, .que estaba a punto de ser promulgada por la mayoría radical, como una prescripción de anarquía. El
nales del general Antonio López de Santa Anna y los proyectos anticlericales de los radicales encabezados por Valentín Gómez
federalismo era una forma ideal de gobierno para los angloame
Farías. Más propagandista patriótico que político, Bustamante
ricanos, que tenían una larga experiencia de autogobierno y mostraban un alto grado de homogeneidad social. En cambio,
surgió en aquellos años como el principal celebrante tanto de las glorias del antiguo México como de las heroicas hazañas
los mexicanos habían sufrido tres siglos de subyugación colo
de los insurgentes. Publicó varias crónicas coloniales, especial
nial que los habían dejado divididos e impreparados para la
mente la reseña de la conquista española escrita por Fernando
independencia. Sin un ejecutivo central fuerte, el país sería pre sa de la guerra civil y de la desintegración política. En una enér gica comparación de los dos pueblos, declaraba:
Veytia, y la obra monumental de Bernardino de Sahagún acer
de Alva Ixtlilxóchitl, la descripción de Texcoco por Mariano ca de la cultura y la religión indias. Además, magnificó los lo gros de Hidalgo y Morelos, defendiendo su reputación frente a
Aquel era un pueblo nuevo, homogéneo, industrioso, labo rioso, ilustrado, y lleno de virtudes sociales, como educado por una nación libre; nosotros somos un pueblo viejo, hete rogéneo, sin industria, enemigo del trabajo y queriendo vivir
las violentas críticas enderezadas contra su movimiento por Lorenzo de Zavala y José María Luis Mora. Sin embargo, Busta19 Edmundo O’Gorman (comp.), Pensamiento político del padre Miei; Méxi co, 1945, pp. 127 y 140.
114
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLASICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
mante terminó sus días casi en la desesperación, publicando en
tante de un país que se había vuelto objeto de irrisión universal
1 847 su última obra con el título ominoso de El nuevo Berna!
en Europa. Después de que las fuerzas norteamericanas infli
D íaz , o sea la histoña ele la invasión ele los angloamericanos en México. En una prosa tan desordenada y frenética como los
Santa Anna había exclamado que todos los generales mexica
acontecimientos que describía, el patriota entrado en años
nos, incluyéndolo a él mismo, no eran mejores que cabos,
hacía con creciente furia la crónica del desastroso año de 1846,
expresión de desesperación que llevaba a Ramírez a concluir:
cuando las tropas norteamericanas se internaron cada vez más
“{Tarde ha venido el de que todos, en nuestros respectivos
115
gieron una serie de derrotas al ejército mexicano, refirió que
profundamente en el territorio nacional mientras diferentes
ramos, no pasamos de cabos! — pero, eso sí, juzgándonos
fracciones se disputaban el gobierno de la República, que pasó
Ahnirantísimos”. No es que encontrara nada que admirar en el
rápidamente de la clique monárquica del general Mariano Pare
comportamiento de las tropas norteamericanas, pues le escan
des al Partido Radical de Gómez Farías, únicamente para caer entonces presa de la dictadura militar de Santa Anna.50 Lejos
dalizaban los voluntarios, que pronto se ganaron el sobrenom bre de “comanches blancos” y que con sus obtusas borracheras
de intentar unir al pueblo mexicano en una empresa común
convertían el centro de la ciudad de México en un campamen
para rechazar a los invasores, la élite política siguió entregada a
to fronterizo.51 Hacia el final de su vida, Ramírez dio la bienve
fruslerías e intrigas hasta que la ciudad de México fue final
nida a Maximiliano de Austria como emperador de México y
mente capturada. El subsiguiente Tratado de Guadalupe Hidal
ocupó el cargo de secretario de Asuntos Extranjeros. Como sugiere el título de la última obra de Bustamante,
go, que despojó a la República de sus territorios al norte del Río Grande, confirmó ampliamente las sombrías predicciones del padre Mier.
había un gran parecido entre la conquista española de México
La desilusión provocada por estos traumáticos aconteci
y la norteamericana. En ambas ocasiones, un país acremente dividido y vuelto hacia adentro quedaba rápidamente subyu
mientos puede observarse del mejor modo en el diario y las
gado por unos aventureros animados por una mezcla idiosin-
cartas de José Fernando Ramírez, en aquella época joven políti
crática de voracidad material y confianza providencial. Pues si
co de persuasión liberal. Observando de primera mano las
los españoles estaban ávidos de oro, justificaban su apodera-
intrigas políticas de la capital, se lamentaba-de que “en nuestro
miento del Anáhuac apelando al Evangelio cristiano, dando
desaventurado país se hace todo para las personas y nada para
por supuesto sin examen que el Todopoderoso había escogido
los principios [...] sistemas tan desbaratados como los nues tros, donde los hombres aparecen y desaparecen en la escena
a España como bastión de la ortodoxia católica y confiado la conversión de los indios americanos a los reyes de Castilla. Del
política, como las sombras de la linterna mágica”.
mismo modo, los angloamericanos de principios del siglo xix
Habiéndosele ofrecido el cargo de embajador en Londres, Ramírez lo rechazó, observando en privado que su orgullo no
se abatieron a lo largo de todo un continente en unas pocas
le permitiría tratar con la aristocracia inglesa como represen
51 José Fernando Ramírez, “México durante su guerra con los Estados Unidos”, en Genaro García y Carlos Pereyra, Documentos inéditos o muy raros para la historia de México, México, 1905, reimpr. en Biblioteca Porrúa, vol. 60, México, 1974, pp. 480, 507-508 y 547-548.
50 D. A. Brading, Los orígenes del nacionalismo mexicano, pp. 115-125.
116
EL REPUBLICANISMO C L Á S IC O Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLASICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
117
décadas, individualmente decididos a enriquecerse, colectiva
raría la última edad de la humanidad, en las décadas centrales
mente confiados en su Destino Manifiesto: que la Providencia
del siglo xix Walt Whitman caracterizaba a los Estados Unidos
había escogido a los Estados Unidos para ofrecer a la humani
como sinónimo de la democracia y situaba confiadamente a su
dad una lección práctica de los beneficios, tanto materiales como políticos, de las instituciones democráticas. No por nada
pais a la cabeza del progreso de la raza humana.54 En A Broad¡■way Pageant, escrito en parte para conmemorar la llegada a
un miembro del gabinete del presidente Polk, George Bancroft,
(Nueva York de enviados del Japón, apostrofaba al Oriente ente
había escrito una historia de los Estados Unidos en la que cele
rro que venía a pagar tributo a la libertad americana, declarando:
braba su desarrollo como la viva encarnación de los principios de autogobierno y progreso.52 En todo esto había un notable
f
I chant the new empire, grander than any before, as in a vision
paralelismo entre los españoles y los angloamericanos. En una
,n
it comes to me
famosa oda al emperador Carlos V la víspera de su partida hacia Túnez, Hernando de Acuña escribió: Ya se acerca, Señor, o ya es llegada
I chant America the mistress, I chant a greater supremacy...
Í..J The sign is reversing, the orb is enclosed, The ting is encircled, the journey is done. .. *
la edad gloriosa en que proclama el cielo un Pastor y una Grey sola en el suelo
■. Después de la derrota infligida por los norteamericanos,
por suerte a vuestros tiempos reservada.
México perdió sus esperanzas de convertirse en un gran impe
Ya tan alto principio en tal jornada
rio comparable a Brasil, heredero apropiado de la monarquía
es muestra al fin de vuestro santo celo y anuncia al mundo, para más consuelo,
universal de España, y se convirtió en cambio en otra Polonia,
un Monarca, un Imperio, y una Espada.
eria estaban amenazadas por la fuerza expansiva de su vecino
Ya el orbe de la tierra siente en parte
del norte.
un estado fronterizo cuya independencia y cuya existencia mis
y espera en todo vuestra Monarquía, ii
conquistado por vos en justa guerra.53 Mientras el siglo xvi español esperaba el advenimiento de un emperador mundial, un nuevo Carlomagno cuyo reino inaugu 52 Acerca de Bancroít, véase Richard C. Vitzthum, TheAmerícan Compromise. Theme ancl Method in the Histoiies of Bancroft, Parhman andAdams, Nor man, Oldahoma, 1974, pp. 3-45. Véase también Heury Nash Smith, Virgin Lamí. The American West as Symbol and Myth, Cambridge, Mass., 1950, pp. 3-50. 53 Hernando de Acuña, Al emperador Carlos V
En la misma década en que los angloamericanos tomaron posesión de los vastos territorios que se extienden al norte del Río Grande, un hombre de letras de Nueva Inglaterra, William 54
Walt Whitman, Complete poetry and selected prose and letters, Londres,
1938, pp, 226-227. * Traducción literal: "Canto a un nuevo imperio, más grande que todos los anteriores, tal como viene a mí en una visión, / Canto a América el ama, canto a una mayor supremacía / [ . . . ] / El signo se invierte, el orbe está con cluso, / El anillo se cierra, la jornada está hecha...” (T.]
118
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
Hickling Fresco ti, se adentró audazmente en el territorio histó
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
119
ratura, tratando de captar el interés del público por medio de
rico del patriotismo criollo y publicó en 1843 su History o f the
dramáticas pinturas verbales de escenas de batalla, de alta
Conquest of México, obra que suscitó pronto una universal acla
política y de decisiones individuales, modulando cuidadosa
mación a ambos lados del Atlántico. Dueño de una fortuna
mente su prosa para adecuarla a los acontecimientos que des
suficiente como para permitirle peinar toda España en busca
cribían. Al mismo tiempo, esos habitantes de la Nueva Inglate
de todos los textos disponibles, impresos o en manuscrito, que
rra suscribían todos una versión liberal y protestante del
trataban de su tema, Prescott bebió en la misma medida en los
pasado, según la cual la libertad política y la expansión comer
clásicos reconocidos como Torquemada, Clavijero y Humboldt y en obras como las de Ixtlilxóchitl y Sahagún, que sólo recien
cial florecieron primero en Holanda e Inglaterra y sólo después encontraron su perdurable hogar en los Estados Unidos. En
temente habían salido a la luz. Sobre los acontecimientos de la
cambio, las monarquías obsoletas de Francia y de España, y
conquista misma, se apoyó en Bernal Díaz del Castillo para dar vida a las escuetas reseñas de Cortés y de Gomara. No conten
todavía más la Iglesia católica que las sostenía, eran rechazadas como obstáculos al progreso, restos marchitos del feudalismo
to con hacer simplemente la crónica de los hechos de los espa
y la superstición, predestinadas al fracaso cuando se confron
ñoles, presentaba a manera de introducción una extensa des
taban con la sólida virtud de los protestantes del norte. No
cripción de la cultura y la historia de los aztecas. Además, en todos sus puntos el texto se apoyaba en numerosas referencias,
hace falta decir que los indios de Norteamérica quedaban des
con incisivas notas sobre todos los autores anteriores impor
marcha del progreso. Del mismo modo, se hacían eco de Mon-
critos como meros salvajes condenados a desaparecer ante la
tantes que constituyen una garantía convincente del dominio
tesquieu para condenar las civilizaciones de Oriente por estar
que tenía Prescott de todas las fuentes disponibles. Antes de que expirase la década, salieron de las prensas de México no
manchadas por el despotismo y la superstición, y sus gober
menos de dos diferentes traducciones, suficiente tributo a la calidad de esa gran obra.
escala los españoles figuraban con cierta ambigüedad, ya que,
nantes hundidos en un lujo que los hacía afeminados. En esta
Para comprender el espíritu con que Prescott abordaba la his
comparados con los moros, aparecían como sólidos guerreros cristianos, pero mirados al lado de los holandeses y los ingle
toria de México es importante observar que pertenecía a la
ses pronto tomaban su carácter despótico y supersticioso. Bajo
escuela de historiadores liberales y románticos de Nueva Ingla
el enfoque del pasado de la escuela de Nueva Inglaterra subya
terra, en la que figuraban también George Bañeroft, Francis
cía la más profunda aversión puritana a la liturgia elaborada y
Parknian y John Lothrop Motley. Todos esos hombres estaban
la autoridad antiliberal de la Iglesia católica.55
unidos en una común veneración por sir Walter Scott, cuyas novelas les habían enseñado que los grandes personajes del retratarse como individuos vivos, vivificando sus pensamien tos y su carácter gracias a la imaginación del historiador. Por
55 Véase David Levin, History as Romantic Art. BancrofL, Prescott, Matley and Parhman, Stanford, 1959, El mejor estudio en español es el de Juan A. Ortega y Medina, en William H. Prescott, Historia de ¡a conquista de México. Anotado por don Lucas Alamán. Con notas críticas y esclarecimientos de Don José Fernando Ramírez, prólogo, notas y apéndices de Juan A. Ortega y Medina,
encima de todo, miraban la historia como una rama de la lite
México, 1970, pp.
pasado podían pintarse como hombres de carne y hueso,
x i-l x .
120
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
La influencia de estos puntos de vista sobre Prescott puede observarse claramente en sus comentarios sobre la cultura
sólida población más libre que los demás habitantes del Aná
121
azteca. Su simpatía por la insistencia tradicional en el patrio
huac.56 Una vez embarcado en el relato de la conquista, Prescott lle
tismo criollo era manifiesta sobre todo en su decisión de ini
gaba rápidamente a describir el conflicto como una lucha entre
ciar sus comentarios con los toltecas, siguiendo así a Clavijero
civilización y barbarie, entre progreso y salvajismo. "Había
en su completa disociación de los pueblos del Anáhuac y los
ahora llegado el momento de que esas imperfectas tácticas y
aborígenes del norte: "Las razas azteca y texcocana eran avan
esas rudas armas de los bárbaros entrasen en choque con la
zadas en civilización mucho más que las tribus vagabundas de Norteamérica [...] no inferiores en grado a nuestros antepasa
ciencia y la ingeniería de las naciones más* civilizadas del glo bo.” Una vez más, "el hombre blanco, el destructor”, cumplía
dos sajones bajo Alfredo [...] respecto a su naturaleza, puede
su acostumbrada y predestinada tarea de destrucción en socie
comparárselos con los egipcios”. No es que aceptara la hipóte
dades cuya barbarie las condenaba a fracasar ante la marcha
sis de Alexander von Humboldt de una influencia cultural
del progreso occidental. En este conflicto, los personajes de
directa ejercida por Asia, pues, tras una cuidadosa discusión,
Cortés y Moctezuma ejemplificaban las cualidades contrasta
concluía que el antiguo México formaba "en sus rasgos esen
das de un guerrero cristiano y de un déspota oriental. Cortés
ciales una civilización peculiar y autóctona”. En esa línea de
surgía como el héroe de la historia, representante adecuado de
razonamiento estaba influido por John Lloyd Stephens, el via
España, que, aunque feudal y católica, poseía no obstante to
jero norteamericano que en su obra sobre Centroamérica y
davía abundante vigor e inventiva. “Era la época de la agonía
Yucatán, publicada en 1841, había sostenido que las grandes
de la caballería, y España, la romántica España, era la tierra
ruinas mayas de Copán, Palenque y Uxmal eran monumentos de la cultura india, y no, como todavía solía afirmarse, reli
donde sus fulgores se demoraban más largamente en el hori zonte.” En cambio, Prescott describía con sarcasmo a Moctezu
quias de asentamientos egipcios o fenicios. Sin embargo, si
ma como la encarnación de los efectos debilitadores del despo-
Prescott presentaba un retrato lleno de simpatía de la edad de oro de Texcoco, aceptando la descripción que hacia Ixtlilxó-
>tismo oriental, alegando que “su pusilanimidad nacía de su superstición” y que la llegada de los españoles lo dejó atormen
chitl de Nezahualcóyotl como un rey-filósofo que aborrecía
tado y "afeminado”. Así quedaba dramatizado y personificado
los sacrificios humanos y adoraba a la deidad suprema, tam
el conflicto entre dos civilizaciones.57 En sus reflexiones finales, Prescott aprobaba la conquista
bién juzgaba que la pompa y el lujo de su corte recordaban "el despotismo asiático y egipcio”. Tampoco dejaba de condenar
española de México como cosa a fin de cuentas benéfica, que
la insistencia en los sacrificios humanos que caracterizó la
había rescatado a sus aborígenes del reino del terror instaurado
expansión de los mexicas, concluyendo que "las envilecedoras instituciones de los aztecas proporcionan la mejor apología de su conquista”. La única excepción en esa imagen de despo tismo oriental la ofrecía Tlaxcala, que Prescott definía como una Suiza primitiva, una república feudal montañesa, con una
56 William H. Prescott, Histoiy oj the Conquest of México, The Modern Library, Nueva York, s. f., pp. 33, 52, 91 y 9 9 -1 0 3 ; John L. Stephens, Incidenís of Travel in Central América, Chiapas and Yucatán, 2 vols., Londres, 1841, t. n .4 3 9 -4 5 7 . 57 Prescott, ibidem, pp. 171, 515, 531 y 537-538.
1
12 2
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
por los aztecas. Su aprobación, sin embargo, estaba cuidadosa
Cortés carecía por completo de la vitalidad imaginativa del
mente cualificada, pues no excusaba las matanzas de Cholula y
relato de Prescott. Como él mismo admitió, Alamán se esforza ba por mantener el estilo de la prosa del siglo xviii , claro indi
de Tenoclititlan perpetradas por Cortés y Pedro de Alvarado.
123
Además, los tormentos de la Inquisición no representaban una
cio de su punto de vista esencialmente neoclásico sobre la lite
gran mejoría respecto de los sacrificios humanos de los mexi-
ratura y la historia. Fue José Fernando Ramírez, sin embargo, quien en el desdi
cas. Al mismo tiempo confesaba, aunque con cierto desdén, que el catolicismo estaba mejor adaptado a las necesidades
chado año de 184 6 ofreció el comentario más equilibrado
religiosas de los indios que el protestantismo, apegado a “frías abstracciones” y a “una pálida luz de la razón”. En cambio, la
sobre Prescott. Después de alabar tanto la fuerza literaria como los vastos conocimientos de las fuentes que sostenían el texto,
pompa litúrgica de la Iglesia católica se parecía a los ritos del
criticaba el “desdén de raza” generalizado que determinaba
paganismo y era adecuada para suscitar “una tempestad de pasión en sus bárbaros participantes”.58
hasta el vocabulario mismo empleado por Prescott para descri
Que los historiadores mexicanos de la década de 18 4 0 se
batallas entre españoles e indios, los aztecas eran descritos por
bir el comportamiento de los mexicas. En los relatos de las
hayan apresurado a procurarse traducciones de la obra de
lo general como bárbaros y salvajes, muy dados a vociferar y
Prescott es cosa que atestigua a la vez su atractivo literario y su erudición. En sus notas a la edición de 18 4 4 , Lucas Alamán
lanzar gritos de guerra. Advirtiendo que Prescott describía el náhuatl como una lengua antimusical, Ramírez se preguntaba
prevenía a los lectores mexicanos del sesgo anticatólico que
cómo era posible que un hombre acostumbrado a las melodías
subyacía bajo muchas de las observaciones eventuales de.Pres
del Yankee Doodle se pronunciara sobre la calidad de una len
cott. Curiosamente, escogió no combatir ninguna de las aseve
gua que no había escuchado nunca. Cosa más importante aún,
raciones centrales de los historiadores protestantes, pero inser
organizaba una defensa sostenida de la credibilidad de las
tó en cambio como apéndice el célebre comentario del padre Mier sobre la pretendida misión de santo Tomás apóstol en el
■fuentes aborígenes de la historia antigua de México arguyendo que era posible reconstruir una cronología de los aconteci
Anáhuac, disquisición que se imprimió por primera vez en la
mientos a lo largo de varios siglos anteriores a la conquista. Era
Historia ele ¡a Revolución de Mier. Alamán afirmaba que la posi
la desconfianza del estudioso de Nueva Inglaterra ante esas
bilidad de una misión cristiana en México mucho antes de la
fuentes la que lo había llevado a pasar por alto la creencia de
llegada de los españoles no era tan remota como imaginaba
Moctezuma de que Cortés era el heraldo del regreso de Quet-
Prescott.59 En este contexto, debe señalarse que Alamán se
zalcóatl al Anáhuac. Sobre el espinoso tema de los sacrificios humanos, sin embargo, era sobre el que Ramírez disentía más
interesaba muy poco en el pasado prehispánico de México y que consagró sobre todo su talento literario a escribir una acer
firmemente de las conclusiones de Prescott. Después de obser
ba reseña de la insurgencia y de las guerras civiles y los subsi guientes desórdenes que ocasionaron. Su breve estudio de
var que Texcoco, lo mismo que Tenochtitlan, había mantenido
58 Ibidcm, pp. 159 y 195. 59 Ibidcm, pp. 34-35.
esa práctica, argumentaba que el sacrificio humano no era una medida de barbarie, como sostenía Prescott, sino más bien de civilización. Citando a la vez a Benjamin Constant y a Joseph
124
125
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EL REPUBLICANISMO CLÁSICO Y EL PATRIOTISMO CRIOLLO
ele Maistre, afirmaba que toda religión deriva de la necesidad
conservadores como Alamán y Joaquín García Icazbalceta
de propiciar al Cielo por medio del sacrificio. El temor de la
defendían denodadamente la herencia española de México,
muerte se encuentra en el centro mismo de todo concepto de
loando a la vez a Cortés y a los misioneros mendicantes, pero
religión. El sacrificio humano se encuentra en muchos países y
se interesaban poco en el pasado precolombino. Cierto que
señala un estadio de civilización en que las nociones religiosas
‘había un puñado de estudiosos, entre los que figuraba José Fer
han alcanzado cierto grado de complejidad. En cuanto al cani
nando Ramírez, que intentaba proseguir la laboriosa y exigente
balismo de los aztecas, Ramírez insistía en que el consumo de
' tarea de interpretar ios códices aborígenes. Pero la principal actividad en ese terreno tomaba la forma de la publicación de
carne humana tomaba la forma de un ritual religioso y no se consideró nunca como fuente de alimentos. En cuanto al resto,
fuentes manuscritas, aunque de manera más disciplinada que
denunciaba el marcado contraste que Prescott había trazado
las entusiastas correrías de Bustamante. En esta línea, García
entre Texcoco y Tenochtitlan, observando que sus prácticas religiosas habían sido muy semejantes.60
Icazbalceta había de tomar la cabeza, poniendo a disposición del público las obras de Motolinía, Mendieta y otros cronistas de la primera hora. Lo que estaba totalmente ausente en esa generación era cualquier asimilación del concepto romántico
m
de la historia como obra de literatura en la que los recursos imaginativos del novelista podían desplegarse para dar una
No es éste el lugar de un comentario a fondo de las reacciones
pintura del pasado como una realidad viva, enfoque encamina
a la incursión de Prescott en la historia nacional, menos aún de
do a despertar el interés de un vasto público. Como veremos,
explorar las razones de que ese trecho de territorio histórico hubiese quedado tan indefenso, tan abierto a la apropiación
es en el periodismo, en artículos impresionistas sobre la vida contemporánea, donde puede observarse un primer acerca
por extraños. Obviamente, a juzgar por las publicaciones, la
miento al romanticismo. En todo caso puede argumentarse
principal preocupación de los historiadores mexicanos de
que hasta que Justo Sierra escribió su libro sobre Juárez ningún
aquella época era ofrecer relatos esencialmente partidistas
autor mexicano había mostrado tanta familiaridad y holgura
de los acontecimientos contemporáneos. Desde Mier y Busta-
con las nuevas técnicas y conceptos de la historia, dedicando
mante hasta Mora, Zavala y Alamán, lo que dominaba en sus
su prosa magistral a celebrar al gran presidente como un héroe
obras era la insurgencia y la serie de “revoluciones” subsiguien
patriótico ejemplar.61 Una vez más.
tes. Además, las divisiones políticas de la época determinaban el enfoque del pasado. Radicales como Zavala y Mora rechaza ban tanto el Anáhuac como la Nueva España, considerándolas sociedades retrógradas cuyo legado era una constante constric ción para el nuevo México que esperaban crear. En cambio, 60 Ibidem, pp. 661-664, 670-671 y 683-696.
61 Justo Sierra, Juárez, su obra y su tiempo, México, 1905-1906. El romanti cismo de Sierra proviene de fuentes francesas y fue muy influido por los escri tos de Jules Michelet.
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
127
mente el prestigio y la lealtad que se había ganado gracias a su indómita resistencia a la Intervención francesa para crear una autocracia presidencial. Los ingresos públicos se utilizaron III. E L PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORM A M EXICANA
para reclutar y sostener una maquinaria política que logró imponer a los candidatos oficiales como diputados al Congre so, jefes políticos e incluso gobernadores de los estados. Todas las tentativas de desafiar al régimen mediante la rebelión arma
i
da fueron firmemente aplastadas por el ejército regular. Al mis mo tiempo, la oposición política seguía hallando expresión
La paradoja central del liberalismo mexicano consistió en que
pública y a menudo violenta en la prensa.
“los partidarios de una transformación masiva de las relaciones
Si los hechos más visibles de la situación están claros, en
de propiedad se negaron a sancionar un poder ejecutivo cen
cambio se sabe bien poco del contexto ideológico en el que se
tral dotado de suficiente poder ya fuera para poner en práctica
creó y justificó la autocracia. ¿Cómo reaccionaron los liberales
esas metas o para resistir a la reacción que inevitablemente provocaron. Los liberales se negaron resueltamente a adoptar
de la Reforma a ese manifiesto desafío a unos principios larga mente acariciados? ¿Sufrieron sus principios durante ese perio
los medios apropiados para alcanzar los fines deseados”.1 Los es
do algún cambio marcado, o quedaron simplemente arrumba
tadistas contemporáneos denunciaron la Constitución de 1857
dos, excluidos en lo sucesivo de toda influencia política? Ya
como impracticable, en 1861 Benito Juárez se quejaba de que “no es posible gobernar en estas condiciones, nadie obedece, a
sólo el hecho de plantear estas preguntas indica la extensión de nuestra ignorancia en cuanto a las diferentes corrientes de pen
nadie puedo obligar a obedecer”.2 En un estudio ulterior sobre
samiento político a mediados del siglo xix en México. Pues las
ese periodo, Emilio Rabasa señalaba que en la práctica Juárez
mismas preguntas pueden dirigirse al papel de la ideología
gobernó a México a despecho de la Constitución, consiguien
liberal durante la Reforma y la Intervención, ¿Por qué causa invitaban los partidarios de un individualismo posesivo y una
do del Congreso la concesión de “facultades extraordinarias” que le permitieron gobernar efectivamente como un dictador. La obra reciente de Richard N. Sinkin y Laurens Ballard Perry ha confirmado la exactitud del diagnóstico de Rabasa.3 Duran te la República Restaurada (1 8 6 7 -1 8 7 2 ) Juárez utilizó hábil1 D. A. Bradíng, Los orígenes del nacionalismo mexicano, Era, México, 1980, p. 108. 2 Justo Sierra, Obras, 14 vols., México, 1948, t. xm, p. 274. 3 Emilio Rabasa, La Constitución y la dictadura, 3 a ed., México, 1956, pp. 98-112; Richard N. Sinkin, The Mexican, Reform, 1855-1876, A Study in Liberal Nation-Building, Austin, Tex., 1979, pp. 75-92; Laurens Ballard Perry, Juárez and Díaz. Machine politics in México, Dekalb, Northern Illinois, 1978, pcissim. 126
economía de mercado a que los hombres sacrificaran sus vidas en la guerra civil? Obviamente, no bastaba apelar al principio del interés propio; se necesitaba otra clase de retórica pública. Se ha argumentado que los liberales estaban empeñados en la “edificación nacional” y que por consiguiente apelaron al nacionalismo para justificar su causa. No hace falta decir que se encontraban mexicanos de todas las confesiones políticas luchando contra la invasión francesa a pesar de la buena acogi da que le dispensaron algunos conservadores y católicos. Pero una lectura cuidadosa de la retórica liberal revela que pocas
128
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
129
veces o nunca apelaron al concepto de nación, salvo en su sen
concepto que conserva todavía gran parte del sentido de la vir-
tido constitucional, como ámbito y fuente de soberanía. A los
tii maquiavélica. De modo semejante, Rousseau argumenta que
radicales les era ajeno el vocabulario del discurso nacionalista.
sólo como ciudadano de una república libre podía el hombre
En cambio, los liberales de la Reforma invitaban a sus conciu
gozar de la libertad y de la igualdad y realizar sus posibilidades
dadanos a entregar sus vidas por “la patria”, concepto que sólo
como ser social.3 Tanto Maquiavelo como Rousseau critican
nebulosamente podría corresponder al de país (o a la noción
enérgicamente el cristianismo por sus preocupaciones trascen
inglesa de covmtry). La tesis de este trabajo es que los radicales más influyentes de este periodo, Ignacio Ramírez e Ignacio
dentes, que distraen a los hombres del compromiso en la per secución de la virtud cívica y la acción política. Así, mientras e'1
Manuel Altamirano, transformaron el significado político de
liberalismo posesivo adoptó la idea del Estado como vigilante,
este término, redefiniendo la vieja patria criolla como una
temeroso de que un gobierno central fuerte pudiera coartar el
República federal, heredera no del Anáhuac o de la Nueva
libre juego del interés individual, el. republicanismo clásico conminaba a los hombres a alcanzar la gloria por el sacrificio
España, sino de la Revolución francesa y de la insurgencia de 1 8 1 0 . En efecto, el liberalismo posesivo d e jó se María Luis Mora se acompañaba de un recurso al republicanismo clásico.
de sus vidas en nombre de su ciudad y su país. En este trabajo me propongo á) demostrar el liberalismo
Para apreciar la importancia de esta innovación ideológica es recomendable recordar que J. G. A. Pocock ha trazado un
perdurable de Ramírez y Altamirano; b) examinar su aplicación
claro contraste entre las doctrinas del liberalismo y del republi
lismo” cultural de Altamirano. El acento se pone aquí decidi
a México del republicanismo clásico; c) examinar el “naciona
canismo clásico. Mientras el liberalismo concebía la sociedad
damente sobre la interpretación de textos publicados; no se ha
como un concurso de individuos, empeñados cada uno de ellos en la persecución del interés propio, que constituía una
hecho ninguna tentativa de manejar fuentes manuscritas o
confederación de propietarios ligados por una obligación con
fue dictada por su preeminencia, su interés y su semejanza; un
tractual, el republicanismo clásico enseñaba en cambio que los
panorama más completo tendría que haber incluido a Francis
tomadas de la prensa. La elección de estos dos radicales nos
hombres sólo encuentran su realización en la acción política
co Zarco, Guillermo Prieto y Manuel Payno. Unos pocos deta
emprendida como ciudadanos de una república libre.4 Se ha rastreado el origen de esta doctrina hasta el humanismo cívico
lles biográficos pueden ser de utilidad. Ignacio Ramírez (1 8 1 8 -1 8 7 9 ) era mestizo, nacido en San
de la Florencia del siglo xv y Maquiavelo, que afirmaba tan enérgicamente la primacía de la acción política sobre los demás
Miguel Allende y educado en. Querétaro, donde, según afirma él mismo, sufrió la habitual secuencia: “La pasé con sarampión,
valores humanos o cristianos. En la Francia del siglo xvni Mon-
viruelas, sustos, regaños, misa, escuela”. Educado en el Colegio
tesquieu observaba que, mientras las monarquías y los despo
de San Gregorio de la ciudad de México, pronto pasó a la poli-
tismos se gobiernan respectivamente por el honor y por el temor, las repúblicas en cambio están animadas por la virtud, 4J. G. A. Pocock, The Machiavellian Moment. Florentine Pólitical Thoughl and the Atlantic Tmditlon, Princeton, 1975, pp. 462-505.
5 Barón de Montesquieu, TheSpirít of the Laws (Eesprít des lois, trad. ingle sa de Tilomas Nugent, Nueva York, 1949), pp. 8 y 27. Sobre Rousseau y Eí contrato social, cf. Judith N, Shklar, Metí and Citizens, Cambridge, 1969, p. 212.
130
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
131
tica y al periodismo, en el que adquirió fama bajo el pseudóni
la emergencia en México de una nueva clase de intelectuales
mo de el Nigromante. En la década de 1840 fundó el Instituto
que confiaban en su inteligencia y en la fluidez de su pluma
Literario de Toluca y enseñó en él durante algún tiempo. Su
para salir del anonimato, aunque rara vez de la pobreza. El
carrera política alcanzó su pináculo en 1861, cuando tuvo el
hecho de que tuvieran, como Juárez, en todo o en parte, sangre
cargo de ministro de Justicia e Instrucción Pública bajo el go
india, acentúa aún más su carácter de “hombres nuevos”, ya
bierno de Juárez. Más tarde disputó con el presidente, y bajo la
que el mundo literario y político seguía dominado principal
República Restaurada llevó a cabo una violenta guerra perio dística contra su anterior dirigente. Ramírez fue también juez
mente por criollos.
de la Suprema Corte y finalmente, en 1 879, formó parte del primer gabinete de Porfirio Díaz, una vez más como ministro de Justicia.6
n
Ignacio Manuel Altamirano (1 8 3 4 -1 8 9 3 ) era indio, nacido
El meollo del radicalismo en México era el aborrecimiento de la Iglesia católica, cuyo poder e influencia se consideraba como el
en Tixtla, ciudad natal de Vicente Guerrero. Asistió como beca
-principal obstáculo para el progreso social, económico y moral.
rio al Instituto de Toluca y fue alumno de Ramírez, del que se convirtió en discípulo para el resto de su vida. Durante la Gue
Sin la destrucción de su autoridad pública sería imposible crear una sociedad, moderna y secular dedicada a los principios de la
rra de Tres años fue secretario de Juan Álvarez, el caudillo de
Revolución francesa. Como ministro de Justicia e Instrucción
Guerrero, y durante la Intervención francesa se alistó en el
Pública en el gabinete liberal de 1861, Ignacio Ramírez se hizo
ejército, donde llegó a tener el rango de coronel. Más tarde fue
pronto célebre por el celo con que aplicaba las Leyes de Refor
fiscal y juez de la Suprema Corte, dio conferencias en diferen
ma. Bajo su dirección, las órdenes religiosas, masculinas y
tes instituciones y se dedicó, al periodismo tanto literario como
femeninas fueron expulsadas de sus claustros, y sus propieda
político. Se unió a Ramírez tanto en su oposición a Juárez
des, confiscadas. Varios de los grandes conventos fueron des truidos a fin de facilitar el desarrollo urbano y otros fueron
como en su apoyo a Díaz y recibió nombramientos oficiales en la década de 1880. En 1889 partió a Europa a desempeñar el
incautados para uso público; antiguas iglesias servían ahora de
cargo de cónsul en Barcelona y en París.7 A pesar de sus puntos
bibliotecas. Sus pinturas, imágenes y tesoros quedaron disper
de vista comunes en política, los dos hombres eran muy distin
sados o destruidos. Tan decidido estaba en efecto Ramírez a
tos en temperamento y estilo. Mientras Ramírez era un político influyente y un periodista acerbo, Altamirano tenía más de
librar a México de todo rastro de las pasadas glorias, que cuan
hombre de'letras, muy dado a la nostalgia romántica, con con
se resistían a fundir las preciosas custodias y cálices, se apresuró
siderables logros literarios en su crédito. Ambos simbolizaban
a blandir él mismo un martillo para asestar los primeros golpes.
do se enteró de que los obreros de la Casa de Moneda nacional
Mientras muchos liberales eran deístas o criptocatólicos, 6 David R. Maciel, Ignacio Ramírez, ideólogo del liberalismo social en México, México, 1980, passim. 7 Luis González Obregón et al, Homenaje a Ignacio M. Altamirano, México, 1935, pp. 3-19.
Ramírez no ocultaba su ateísmo y su aversión a toda reli gión. Ya en 1836 había escandalizado a una peña literaria
132
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
con la detonante declaración: “No hay dios”. Más tarde, como jefe político de Tlaxcala, intentó prohibir la procesión anual que se hacía en honor de Nuestra Señora de Ocotlán, imagen que se guardaba en el santuario principal de aquella ciudad, sólo para ser expulsado por un populacho y un cle ro indignados.8 Evidentemente, Ramírez inculcó su anticlericalismo al Insti tuto Literario de Toluca, puesto que su joven discípulo Ignacio
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
133
liberalismo clásico, insistiendo en el propio interés individual como motor principal del progreso material. Por su parte, Ramírez percibía agudamente las injusticias infligidas a las masas por los terratenientes e industriales, y en una ocasión, efectivamente, fue acusado de incitar a los indios a la rebelión contra sus explotadores. Pero en general predicaba “el evange lio de [Adam] Smitli” e insistía en “el principio de no interven ción de la autoridad en la producción y en el consumo”. Afir maba de hecho que el principal propósito de la independencia
Manuel Altamirano se ganó el sobrenombre de “Marat de los
conseguida respecto de España era crear en México una econo
liberales”, debido a sus violentos discursos en el Congreso de 1 8 6 1 . En una ocasión, denunció apasionadamente las pro
mía de libre mercado. Se seguía de ello que condenase toda
puestas de una amnistía general para los conservadores,
había de superar su actual “barbarismo industrial” debía
recientemente derrotados en la Guerra de Tres Años, y lamentó
importar tantas mercancías manufacturadas como le fuera posible. Placiendo claramente eco al anterior ataque de los
abiertamente: “El gobierno desterró a los obispos, en vez de ahorcarlos, como lo merecían esos apóstoles de iniquidad”. En años posteriores felicitó al gobernador de México por prohibir en Tacubaya las procesiones de Semana Santa, “este espectácu lo que nada tenía de común con la religión cristiana y que des decía de la cultura de nuestro siglo”. A diferencia de Ramírez, sin embargo, Altamirano apoyaba una forma purificada de reli gión y argumentaba efectivamente que “el partido liberal es el
medida de protección arancelaria, alegando que si México
liberales contra el Banco de Avío y contra el proyecto de Lucas Alamán, tendiente a la mecanización de la industria mexicana por medio de financiaciones y aranceles estatales, Ramírez denunció como una injuria a los intereses nacionales toda ten tativa de introducir el proteccionismo, que sólo beneficiaría, según él, a unos 5 000 obreros y “200 especuladores”. Al mis
verdadero observador del Evangelio”. El enemigo era la Iglesia
mo tiempo, se interesaba bastante en los asuntos europeos como para darse cuenta de que el conflicto entre el capital y el
católica, tal como estaba constituida entonces, no las enseñan zas de Cristo.9
trabajo era inevitable, punto de vista que le llevó a defender la
En su visión de los problemas económicos de su país, los liberales eran partidarios de las doctrinas del ¡aissez-fciirc del 8 Ignacio Manuel Altamirano, “Biografía de Ignacio Ramírez”, en su libro La literatura nacional, 3 vols., México, 1949, t. n, pp. 189-234. Sobre el inci dente de la Casa .de Moneda, véase Justo Sierra, Obras, t. xm, p. 268. 9 Ignacio Manuel Altamirano, Discursos, París, 1892, p. 32. Nótese que hay dos diferentes recopilaciones de los ensayos de Altamirano, ambas publi cadas bajo el mismo título. Véase Paisajes y leyendas. Tradiciones y costumbres de México, 2a serie, Antigua Librería Robredo, México, 1949, p. 228.
formación de sindicatos y proteger los intereses de los trabaja dores. Sin embargo, hacía también advertencias sobre los peli gros inherentes a cualquier avance hacia el socialismo o el comunismo, alegando que la restricción de la libertad indivi dual característica de sus posiciones resultaría en una servi dumbre colectiva. Esos temores le llevaron a informar a su colega liberal Guillermo Prieto de que “el derecho del trabajo no podía realizarse sino por el medio del comunismo”. De manera más positiva, su defensa de una economía abierta se
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
expresaba en el apoyo que ofreció como ministro a la construc ción de ferrocarriles y al establecimiento de colonias agrícolas.
.males de su país, tanto sociales como cívicos. En cuanto minis
Sin arredrarse ante la historia de Texas, favorecía la inmigra
conventos se depositaran en la ex iglesia de los hermanos agus
134
135
tro, Ramírez dispuso que los libros confiscados a los grandes
ción europea y pedía asentamientos franceses en Sonora y
tinos para formar una biblioteca nacional en la ciudad de
Sinaloa. De modo semejante, consideraba bienvenida la inver
México. Pero los fondos estatales para la educación sólo llega
sión extranjera y declaraba: “Todo capital, por el hecho de exis
ron con el régimen de Porfirio Díaz. Altamirano lamentaba la
tir en México, debe considerarse como m exicano”. 10 Debe
incapacidad de los estadistas mexicanos para tomar las medi
recordarse, naturalmente, que murió antes de que el país reci
das necesarias al establecimiento de escuelas primarias. Y sin
biese ninguna aportación importante de inversiones extran
embargo, sin un sistema de educación primaria obligatoria,
jeras.
¿cómo podría rescatarse a las masas de las supersticiones que
En la esfera de la autoridad política, Ramírez seguía tenien
enseñaba la Iglesia o prepararlas para ejercer sus derechos
do ante el Estado la habitual desconfianza liberal, pero así
democráticos? Sin tales medidas, los habitantes de la República
como sus predecesores habían insistido en el sistema federal de
seguirían profundamente divididos y toda esperanza de igual
estados soberanos para contrarrestar el poder del gobierno
dad social seguiría siendo un engaño. En un pasaje que nos
central, él en cambio identificaba el municipio como el bastión
dice mucho sobre el México de aquella época, Altamirano
principal de la libertad cívica. Para justificar esa preferencia,
declaraba: “Nosotros, obreros de progreso y de regeneración,
citaba la autoridad de Alexis de Tocqueville y el ejemplo de la
hemos logrado después de largos años de propaganda y de
Comuna de París de 1 8 7 0 . Una vez más hacía advertencias sobre el comunismo, insistiendo en que cada municipalidad
lucha, destruir todas las distinciones sociales que aquí, en una República, hacían irrisoria la igualdad ante la ley”. Los hom
debía expresar la unión política de los propietarios individua
bres acaudalados y privilegiados de México habían perdido su
les, ya fuesen agricultores o artesanos. Una vez que la propie
anterior influencia tanto en la sociedad como en la política.
dad estuviera repartida entre el mayor número de ciudadanos, la sociedad debería ejercer el autogobierno por medio de insti
Pero quedaba todavía ía distinción importantísima entre “las clases que se educan y las que permanecen en la ignorancia”.
tuciones locales. El ejemplo de los Estados Unidos era en este
Mientras no se introdujese la educación universal, el país
punto una poderosa lección de democracia, muy admirada por
seguiría dividido entre una aristocracia de patricios e intelec
Ramírez. Fue en parte su oposición a toda forma de centralis mo administrativo la que empujó a Ramírez a. romper con
tuales y las masas, y el conocimiento, en lugar de la religión o el poder militar, sería fuente de privilegios.12 .
Benito Juárez. Resumió sus creencias en esta fórmula lapidaria: “El individuo es el soberano; el municipio es la nación”.11 La educación pública era la panacea liberal para todos los 10 Ignacio Ramírez, Obras, 2 vols., México, 1966, Facsímil de la edición de 1889, L ii, pp. 9 0 -1 0 1 ,1 1 1 , 126 y 159-161. 11 Ignacio Ramírez, ibidem, t. ií, pp. 2 26-246 y 541-542.
A juzgar por sus obras publicadas, los liberales no ponían en tela de juicio los efectos de la Ley Lerdo de 1856 sobre la tenencia de la tierra de los indios. Su silencio es tanto más notable si consideramos que subsiguientemente tanto Wistano 12 Ignacio Manuel Altamirano, Discursos, pp. 253-256.
136
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
137
Luis Orozco como Andrés Molina Enríquez condenaron la
tenemos hom bres...” No hace falta aclarar que no era ninguna
abolición de la tenencia comunal y la distribución de tierras
teoría de superioridad o inferioridad étnica la que sostenía
entre los aldeanos como una medida que llevaría a la apropia
estas observaciones, sino más bien la-convicción de que el
ción generalizada de las tierras de los pueblos por los mestizos y los terratenientes vecinos. A este respecto, la tarea de la
ejercicio de la virtud y el talento humanos exigían una base de propiedad individual y de libre expresión en la vida política
Revolución consistía en invertir la obra de la Reforma.13 Pare
de la República.14
cería que Ramírez y Altamirano estaban cegados por su fe en el valor supremo de la propiedad individual y privada, per
ni
suadidos de que una vez que los campesinos indios se convir tieran en pequeños propietarios el juego del interés propio
: En lo que los radicales de la Reforma diferían marcadamente
promovería el mejoramiento material. En todo caso, miraban
: de sus predecesores liberales era en su nueva insistencia en la
la sobrevivencia de los pueblos indios como un obstáculo a la
! “patria”. Para captar la originalidad de esa maniobra ideológica
integración social de la población nativa, punto de vista que
debe recordarse que ya en el siglo xvu ciertos intelectuales crio
habían heredado de Mora. Por su parte, Ramírez afirmaba
llos tales como Carlos de Sigüenza y Góngora habían escrito
que, debido a su aislamiento y a la multiplicidad de sus len guas, los indios no podían definirse como mexicanos, puesto
para defender y exaltar su patria mexicana, fundada sobre las
que "esas razas conservan todavía su nacionalidad, protegida
glorias de Tenochtitlan y protegida por Nuestra Señora de Gua dalupe. Además, durante la insurgencia, fray Servando Teresa
por la familia y la lengua”. Por regla general, su vida puebleri
de Mier y Carlos María de Bustamante transformaron efectiva
na seguía su ritmo embotado más o menos inmune a las cues
mente el patriotismo criollo en un nacionalismo mexicano incipiente en el que Cuauhtémoc y Moctezuma figuraban jun
tiones de interés nacional. Los nativos se parecían más a hor migas industriosas que a ciudadanos de una república. ¿Hasta
to a Hidalgo y Morelos como héroes nacionales que habían
qué punto eran viables en México las instituciones liberales si las masas rurales seguían sumidas en la apatía política, igno
. luchado por liberar a la nación mexicana del enemigo español. Después de la Independencia, Bustamante dedicó sus formida
rantes de todo lo que ocurría más allá de los confines de su
bles aunque desiguales energías literarias a la celebración con
localidad inmediata? Haciendo involuntariamente eco a los
junta del Anáhuac y de la insurgencia, insistiendo en que era
gobernadores y misioneros españoles del siglo xvi, Ramírez ponía en duda de plano la humanidad misma de ios indios:
Hidalgo y no Iturbide quien debía ser aclamado como autor principal de la Independencia. Su defensa tuvo tanto éxito que
“Para contar con ellos como ciudadanos, tenemos necesidad
el “grito de Dolores” empezó a conmemorarse en una celebra
de comenzar por hacerlos hombres [...] Tenemos institucio nes republicanas y no tenemos ciudadanos, porque ni siquiera
ción pública anual durante la cual los políticos tomaron la cos
13 Wistano Luis Orozco, Legislación y jurisprudencia sobre terrenos baldíos, 2 vols., México, 1 9 5 9 ,1 . 1, pp. 442 -4 4 3 y 658-659; t. n, pp. 9 3 7 -9 6 7 y 1084; Andrés Molina Enríquez, La Reforma y Juárez, México, 1906, pp. 72-76.
tumbre de explayarse sobre temas patrióticos. Nada de esto era del agrado de la primera generación de liberales mexicanos, 14 Ignacio Ramírez, Obras, L i, pp. 190-191; t. u, pp. 183 y 192.
138
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
puesto que tanto Lorenzo de Zavala como José María Luis
de la cultura y la historia nativas, afirmando que “la sabiduría
Mora criticaron acerbamente la insurgencia por sus excesos populares y su vaguedad doctrinal, rechazando a Bustamante
nacional debe fundarse sobre una base indígena”. Pero todo
139
esto quedaba más que compensado por su desdén radical por
como a un entusiasta falto de inteligencia. ¿Qué hubiera podi
una sociedad dominada por la religión y el miedo, los residuos
do merecer la simpatía de un liberal en un movimiento que
;de cuya literatura que había sobrevivido eran notables por su incoherencia y barbarie. ¿Qué lecciones podían aprenderse de
estuvo guiado por el clero provinciano y que marchaba a los gritos de “¡Viva Nuestra Señora de Guadalupe”! y de “¡Mueran los gachupines!"? Tampoco les impresionaban en absoluto las continuas loas de Bustamante al pasado indio, que en opinión de ellos tenía poco que alabar.15 Para cualquiera que esté fami liarizado con esa insistencia antitética en el nacionalismo
amos textos que confesaban que “el primer emperador mexica n o se consumió a su esposa [sic] en la noche de bodas y ante el sol dei día siguiente la convirtió en Diosa”? En lo que hace al orden político, observaba: “Todas estas
insurgente y en el liberalismo mexicano, resulta sorprendente
miases, empero, no forman sino una jerarquía [...] el pueblo se compone de súbditos y de esclavos [...] el terror estremecía
ver a Ramírez y a Altamirano definiendo el movimiento de
todo el cuerpo social”. En una palabra, definía la confederación
1 8 1 0 como la fundación de la patria radical. Efectivamente,
azteca como un despotismo oriental, opinión sostenida tanto
Ramírez alegaba que el pueblo mexicano no podía volver a la época de los aztecas, menos aún considerarse como español;
por Alexander von Humboldt como por William Prescott.17
en cambio, “nosotros venimos del pueblo de Dolores, descen demos de Hidalgo”.16
se refirió alguna vez a “los antiguos sultanes del Anáhuac y
La adopción por los radicales de la insurgencia como punto de nacimiento de su país no acarreó ninguna simpatía por los
1la valentía de Cuauhtémoc en defensa de la libertad mexicana, Altamirano se abstuvo de cualquier pronunciamiento sobre el
Era también el punto de vista que adoptaba Altamirano, quien [...] sus odaliscas princesas”. Pero fuera de un breve elogio de
temas caros al patriotismo criollo. Aunque Ramírez se había
carácter y los logros de sus antepasados paganos, y su silencio
educado en el Colegio de San Gregorio, institución fundada
sobre la historia indígena es tan notable como su desinterés en
por los jesuítas para la nobleza india y administrada en sus
ios problemas de los indios contemporáneos. No hace falta decir que Ramírez y Altamirano coincidían en
tiempos por Juan Rodríguez Puebla, indigenista ferviente, mostró poco interés en el pasado indio. Es cierto que se burla ba de toda sugerencia de una inñuencia exterior sobre el des arrollo autóctono de la civilización nativa, y que compuso un
el escarnecimiento de los 3 0 0 años de gobierno colonial, que consideraban como una edad oscura durante la cual el país se
incisivo juguete cómico sobre la supuesta misión de santo
parecía a un vasto convento, aterrado por la Inquisición y explotado en beneficio de España. Ni su arte ni su literatura les
Tomás apóstol en Anáhuac. En realidad apoyaba el estableci
parecían tener el menor valor y en realidad seria mejor des
miento de un instituto nacional para el estudio del náhuatl y
truirlos, no fuesen a corromper el gusto contemporáneo. Neo clásico en su manera de considerar las artes, Ramírez pidió la
15 D. A. Brading, Los orígenes cid nacionalismo mexicano, pp. 73-82, 105108 y 115-129. 16 Ignacio Ramírez, Obras, 1 . 1, p. 136.
17 Ignacio Ramírez, Obras, 1.1, pp. 221-222; t. ii, pp. 206-209.
140
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
141
destrucción de los excelentes relieves barrocos que representa
de las clases privilegiadas, compuestas por la “nobleza colo
ban a san Agustín y que adornaban la fachada de la Biblioteca
nial, alto clero, propietarios territoriales, comerciantes ricos”.
Nacional, denunciando sus líneas torturadas como ejemplo
Con el fracaso de la revuelta, esos mismos elementos privile
bárbaro de “un arte frailesco”. Del mismo modo, Altamirano condenó una exposición de pinturas sobre el arte colonial por
giados ayudaron a Iturbide a instrumentar su golpe de tal modo que pudieran mantener su estatuto amenazado y sus
su “carácter de ascetismo triste y enervante”, negando que se
propiedades. Sólo con la Reforma pudieron los liberales, “el
las pudiera considerar como mexicanas.18 En una vena similar,
partido de la nación”, disputarles el poder a la Iglesia y al ejér
Ramírez rechazaba a sor Juana Inés de la Cruz como persona
cito. A diferencia de Zavala y de Mora, Altamirano postulaba
pía que no había conocido el amor y cuya poesía era compara
así una continuidad de propósito subyacente entre los insur
ble a las vaguedades de Manuel Carpió, poeta contemporáneo, de vena religiosa del que dice que “es también llorón, amante
gentes y los liberales basada sobre una común consistencia popular. Lo que encontramos aquí es la emergencia en el nivel
piadoso, como Nezahualcóyotl y sor Juana”, en una frase abar
literario de los puntos de vista y acciones políticas de Guerrero
cadora que barría con siglos enteros de exaltación criolla. La
y Juan Álvarez, insurgentes tempranos que, a diferencia de
sombra que había arrojado sobre México el régimen colonial
Nicolás Bravo y Carlos María de Bustamante, lucharon en coa
era tan oscura que no se necesitaba menos que la figura de Ale xander von Humboldt para alumbrar al país con la ciencia y la
lición con radicales e ideólogos urbanos. Como oriundo de Tixtla y antiguo secretario de Álvarez, Altamirano expresaba la
filosofía de la Ilustración. En un estilo tan mexicano como los
lealtad popular a la vez a la insurgencia y a la Reforma. Pero
nopales, Ramírez exclama: “El progreso necesitaba un Colón y
era Ramírez el que interpretaba el “grito de Dolores” como el otorgamiento al pueblo mexicano de un derecho natural que
ése fue Humboldt [...] El conquistador, el misionero de la filo sofía”.19
exigía la insurrección contra la tiranía y el gobierno extranjero.
No nos sorprenderá, pues, observar que Ramírez escogió
Si Hidalgo no logró dar forma a la Constitución ni elaborar
alabar a Hidalgo como propulsor del progreso y de la ciencia
una doctrina política, fue debido a que estaba inspirado y ani
que alentó activamente la industria local en su parroquia. Del
mado por la imagen de su patria liberada de la explotación
mismo modo, Altamirano no sólo saludaba en el cura de Dolo
colonial. Su decisión de llamar a las masas a la rebelión contra España constituía así un principio duradero de acción políti
res al “Padre de la patria y liberador de México”, sino que afir maba también que sus decretos, que liberaban a todos los esclavos y abolían el tributo de los indios, habían elevado su
ca. El ejemplo de Hidalgo resultó tanto más significativo cuan
estatura por encima a la vez de Washington y de Bolívar. En una breve reseña de la historia mexicana desde la Independen
Maximiliano, pues esos acontecimientos significaban con cla
cia, caracterizó la insurgencia como un movimiento popular
por alcanzarse plenamente. La intensidad con que reaccionó
en el que el pueblo mexicano se rebeló contra la explotación
Ramírez a la amenaza contra la Independencia puede calibrar
18 Ignacio Manuel Altamirano, La literatura nacional, 19 Ignacio Ramírez, Obras, 1 . 1, pp. 466-472.
l i,
p. 11.
do México se enfrentó a la invasión francesa y al imperio de ridad que las metas del movimiento de 1810 estaban todavía
se por la observación que hizo en 1865, cuando huía hacia el norte del avance francés: “¡Mueran los gachupines! ¿Hay algún
142
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
mexicano que no haya proferido en su vida esas palabras sacramentales?”20
cambio, Francia había heredado la antorcha de la civilización de la antigua Grecia y de Italia, y sus ideales republicanos eran
Si la patria liberal se fundó durante la insurgencia, se inspiró en los ideales y en el ejemplo de la Revolución francesa. Tanto
143
asi expresión de una permanente mission civilisatrice.21
Ramírez como Altamirano rendían tributo a Francia, “la nodri
Hasta qué grado los radicales mexicanos adoptaron esa retó rica es cosa que puede observarse claramente en los primeros
za” de todos los políticos mexicanos en la esfera de las ideas.
discursos de Altamirano, en los que declaraba: “Los apóstoles
En particular, estaban influidos por Jules Michelet, Edgar Qui-
del culto a la patria, al contrario de los apóstoles de la religión,
net y Victor Hugo, intelectuales que trasmutaron el republica
deben morir combatiendo”. En una vena muy similar, se pre
nismo clásico de la Revolución en nacionalismo jacobino. Fue Michelet quien celebró la patrie como un dios inmortal, una
sentaba a sí mismo como “humilde apóstol del culto a la pa tria” y saludaba en Juárez al “gran sacerdote de la República
escuela viva, una gran amistad, animada desde la Revolución
[...] nuestro inmortal Presidente [...] el segundo padre de la
por “el evangelio de la igualdad”. Afirmaba que “la vasta legión
Independencia mexicana”. De hecho, defendió a Juárez de la crí
de campesinos-soldados propietarios” de la Francia contempo
tica que se le hacía por no haber escrito un libro, observando
ránea ofrecía a la libertad un cimiento que le negaban otros
que Sócrates y Cristo eran venerados por su ejemplo vivo más
países sometidos ya a la servidumbre impuesta por la industria
que por cualquier libro. En discursos subsiguientes dirigidos a
moderna. Michelet y Quinet aplicaban a menudo un vocabula
los escolares, Altamirano los exhortaba a servir a su país en la
rio religioso a los héroes y acontecimientos nacionales, tratan
política y la literatura. Pero advertía a los niños que sin el
do de crear una religión cívica, provista de su propio panteón
patriotismo y el autosacrificio, la acción pública pierde su dig
de santos, su calendaxio de fiestas y sus edificios cívicos ador nados de estatuas.
nidad y su honor y se reduce a mero egoísmo y ambición. Si Ramírez era menos explícito, el sesgo de sus comentarios
Pero el nacionalismo en este caso iba ataviado con galas
apunta en la misma dirección. Durante la Intervención france
neoclásicas en lugar de los habituales ropajes góticos, y ¡a
patrie no se definía apelando a la historia sino invocando los
sa escribió que era más importante dar a los ciudadanos armas que ropas, invocando la imagen de la nación en guerra, en
ideales radicales de la República y la Revolución. La distinción
la que todos los ciudadanos son soldados en potencia. Ade
quedó claramente expresada por Victor Hugo cuando observó
más, su visita subsecuente a San Francisco lo dejó más depri
que los ingleses “están todavía encariñados con las ilusiones
mido que exaltado ante el espectáculo de tanta energía humana
feudales. Creen en la herencia y la jerarquía [...] piensan toda vía en sí mismos como una nación, no como un pueblo”. En 20 Ignacio Manuel Altamirano, “Revista histórica y política”, en Manuel Caballero, Primer almanaque histórico, artístico y monumental de ¡a República mexicana, Nueva York, 188 3 -1 8 8 4 , p. 5. Véase también su Biografía de don Miguel Hidalgo y Costilla, México, 1960, pp. 10-13. También, Ignacio Ramí rez, Obras, 1 . 1, pp. 180-183 y 317.
21 Ignacio Ramírez, ibidem, p. 156. Según Juan Sánchez Azcona, Altamira no adoraba a Victor Hugo como a un “semidiós”; véase Homenaje a Ignacio M. Altamirano, p. 79. Raoul Girardet, en Le nationalisme français 1871-1914, París, 1966, pp. 12-14, define esta ideología como una actitud que reúne “Le chauvinisme cocardier et le messianisme humanitaire”. Véase Jules Michelet, Le peuple, Lucien Refort (ed.), Paris, 1946, pp. 45, 71, 239-248 y 262-267; Victor Hugo, Les misérables, Penguin, Londres, 1980, t. i, p. 3 1 6 ; t. ii, pp. 328 y 351.
144
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
despilfarrada en la persecución del enriquecimiento, y sus idea
de un republicanismo angustiado es cosa que quedó clara
les republicanos se sintieron ofendidos por aquel individualis mo del ¡aissez-faire22
cuando Ramírez definió los tres partidos en que había quedado
El republicanismo clásico que abrazaban Ramírez y Altamirano no se reconciliaba fácilmente con la autocracia presiden
como poseedores de cargos y describió a los seguidores de Se bastián Lerdo de Tejada como hombres de caudales y de inteli
cial introducida progresivamente por Juárez después de 1867.
gencia, identificó a los partidarios de Porfirio Díaz como “el
Ni uno ni otro aceptaron su retención de la presidencia en
partido del pueblo”.23 Desde la época de la alianza entre Valen
1 8 6 4 y desde entonces hicieron campaña en la prensa contra
tín Gómez Farías y el general Antonio López de Santa Anua,
sus reelecciones sucesivas en 1868 y 1872. La violencia de sus
los radicales habían mostrado siempre una fascinación ante los
denuncias brotaba en parte de su disgusto por la dictadura y en parte de su apoyo a la candidatura del general Porfirio Díaz,
caudillos militares. Aunque Altamirano siempre se mostró dispuesto a recono
Habiendo sido elegido juez de la Suprema Corte, Ramírez
cer la grandeza de J uárez al oponer una indomable resistencia
encontró que el gobierno no podía o no quería pagar su sala
a los franceses, nunca sancionó la “ambición de poder” del pre
145
dividida la coalición liberal. Pues si condenó a los juaristas
rio porque el ingreso público quedaba absorbido por el ejérci
sidente que lanzó al país a la rebelión y a la guerra civil. En su
to, o porque, según afirmaba él, se gastaba “en ganar votaciones,
breve historia de México, escrita en 1883, pronunció un vere
en comprar las urnas electorales, en imponer gobernadores a
dicto condenatorio en el cual, después de conceder que Juárez
los estados”. La mitad por lo menos de los diputados del Con
poseía una “voluntad de granito” que le permitía superar todos
greso era gente impuesta, obligada a apoyar al gobierno en
los reveses, condenaba su implacable persecución de sus ene
razón de sus puestos. El resultado era que “no existe en la
migos personales. “Perdonaba al enemigo de sus ideas [...] y
República mexicana un gobierno legítimo”, puesto que Juárez
elevó a traidores a la patria con tal de que no hubieran atacado
utilizaba su dominio del Congreso para conseguir la suspen
su persona, y proscribió y persiguió tenazmente o mandó fusi
sión de la Constitución, gobernando como dictador en virtud de sus “facultades extraordinarias”. En un ataque mordaz,
lar a liberales sin mancha, a patriotas esclarecidos, si habían tenido la desgracia de no haberle sido adictos personalmente o
Ramírez escarneció a su anterior guía: “D. Benito, ud. y todos
de ofenderlo de algún modo.” En particular, criticaba a Juárez
ustedes reducen la política a intrigas electorales, a gastos secre
por mantener a los mismos ministros en el gabinete durante
tos, a corrupción de diputados y a derramar sangre con fre cuencia. Otra cosa desea y necesita la nación: caminos, puen
muchos años y por su “sistema de coalición”, mediante el cual
tes, colonias, libertad municipal”. Tal como eran las cosas, bajo
imponer candidatos oficiales en todos los niveles del gobierno.
el gobierno de Juárez habían perdido la vida en guerras civiles
El ensayo terminaba con un mesurado panegírico de Porfirio
más mexicanos que durante toda la lucha contra los franceses y Maximiliano. Que esas acusaciones no brotaban meramente
había logrado la reconciliación entre las diversas facciones d e l a v
22 Ignacio Manuel Altamirano, Discursos, pp. 59, 9 4 ,1 0 9 ,1 3 5 , 3 6 8 -374 y 388-390; Ignacio Ramírez, ibidem, pp. 148, 368 y 389.
utilizaba al ejército y a los gobernadores de los estados para
Díaz y de su sucesor como presidente, Manuel González, que
23 Ignacio Ramírez, Obras, 1. 1, pp. 372 y 411; t. u, pjp.-286-288, 355, 368, 3 9 2 ,4 0 2 ,4 9 5 y 504. ~ ' '• ;■
!'¡ ;■*
\
: ;‘ 1
146
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
“familia liberal”. Además, sus éxitos políticos al gobernar a
de la Revolución. Si los radicales evitaban todo discurso espe
147
México sin provocar más revueltas armadas iban acompañados
cíficamente nacionalista, era en parte porque el lenguaje del
de la construcción de ferrocarriles y de una inversión extranjera
idealismo no estaba todavía disponible, y en parte porque los habitantes de la República mexicana no constituían todavía
que prometía abrir una nueva era de progreso y prosperidad.24 En la época en que escribió esas palabras, Altamirano se des
una nación. Casi invariablemente, la ideología nacionalista
empeñaba como funcionario del nuevo régimen, empleado ya como diputado al Congreso, ya en el Ministerio de Fomento,
apela a las virtudes populares y los valores históricos para unir
de manera que su condenación de Juárez provenía, en parte, de su afiliación política.
litas. Sin embargo, en el caso de México, por lo menos dos
El patriotismo liberal era la versión mexicana del republica
Ramírez, seguían formando nacionalidades separadas, dichosa
nismo clásico. A diferencia de sus mentores franceses, sin embargo, los radicales no pudieron elaborar ninguna forma de
valores y la .cultura populares estaban todavía sujetos a la
nacionalismo jacobino. “El Dios de las naciones” puede que
influencia de la Iglesia católica. En resumen, las masas tenían
haya hablado por boca ele Francia, como declaró Michelet; pero su palabra radical no le fue revelada a ningún profeta
poco que ofrecer a cualquier tentativa radical que buscara “modernizar” su país. Es más educado considerar a la Reforma
mexicano. Aparte de sus ideales y proyectos liberales universa les, los liberales no tenían más que un gran mensaje para su
sino más bien como un ejercicio de “construcción del Estado”.
pueblo: la necesidad absoluta de la independencia de todo
Además, si ese Estado se fundaba en la autocracia presidencial,
gobierno extranjero. Al aseverar la prioridad de la acción polí tica por encima de las preocupaciones privadas, incitaban a los
ese resultado era enteramente predecible para todo estudioso
al país contra la dominación extranjera y los ideales cosmopo quintos de la población eran indios que, si hemos de creer a mente inconscientes de su identidad mexicana. Además, los
de esta manera: no como un ensayo de “construcción nacional”
mexicanos a servir a su patria y morir por ella. Su retórica esta
de la Revolución francesa. La Reforma encontró su termidor y su directorio en Juárez, y su Napoleón en Díaz. Por qué exacta
ba destinada a convertirse en el discurso corriente cada vez que la “familia liberal” se reunía en ceremonias cívicas para
mente los radicales habrían de preferir al rey Cigüeña-antes que el rey Tronco es cosa bastante misteriosa. Posiblemente el
conmemorar sus victorias y honrar a sus héroes. Habría de
culto neoclásico a los héroes nacionales los predisponía a iden
educar también a generaciones de escolares y formar la base de la historia patria. Halló su expresión material pública en el
tificarse más estrechamente con un general popular que con un abogado impasible. El viaje que llevó a David desde El jura
Paseo de la Reforma, imponente avenida en cuyas orillas se
mento de los Horacios hasta su retrato iconista de Napoleón no
advertían los bustos de los héroes liberales e interrumpida
estaba tan alejado como podría imaginarse: dentro de la Repú
periódicamente por monumentos elevados en honor a Cuauh-
blica yacían las semillas del Imperio.25
témoc, Colón y, sobre todo, los héroes de la insurgencia. El porfiriato fue tan heredado de la Reforma como lo es hoy el pri 24 Ignacio Manuel Altamirano, Discursos, pp. 3 51-352; “Revista histórica y política”, pp. 60-63 y 72-74.
25
Véase Robert L. Herbert, David Voltaire, BnUus and the French Revolution,
Londres, 1972, passim.
148
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y IA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
149
hablan castellano” y había esquivado “el mundo sombrío y IV
melancólico de la raza indígena”.26 En su ansia de promover a los jóvenes escritores, Altamirano
Fue en la esfera de la cultura donde los radicales efectuaron
transformó a veces a patitos feos en majestuosos cisnes, decla
una tentativa de acercamiento al nacionalismo. En los primeros
rando que si Manuel Eduardo de Gorostiza no era superior a
años de la República Restaurada, Altamirano se aventuró a
Shakespeare, era sin duda el igual de Molière. Pero las tempra
delinear para sí mismo un papel de promotor de la literatura
nas esperanzas pronto dejaron el lugar a la duda, a medida que
nacional, organizando reuniones literarias a las que asistían escritores de diversos plumajes políticos. Fundó una revista de
se persuadía de que los autores contemporáneos de México eran meros “segundones”, hombres de calidad inferior. El
crítica y él mismo escribió ensayos y novelas para exponer su
talento literario que pudiera surgir pronto quedaba desmorali
mensaje. El motivo de semejante promoción era obvio: “Aquí
zado por el desinterés público, ya que los hombres de Estado no tenían en cuenta a las artes en sus presupuestos y las clases
en México [...] todavía no nos hemos atrevido todos a dar el grito de Dolores en todas materias”. En literatura, la tradición
educadas se interesaban poco en los libros que tratasen temas
española imponía todavía su autoridad, ahogando todo interés
mexicanos. El resultado era que la profesión de las letras en
real en los temas nacionales. El contraste con la situación que
México era “un potro de tormento”, y que la mayoría de los
prevalecía en otras partes del Nuevo Mundo era patente, ya
autores arrastraban una existencia dominada por la pobreza
que “la literatura en esos pueblos sudamericanos nació del
como maestros de escuela de provincia y pequeños empleados
patriotismo”. ¿No había compuesto inmediatamente José Joa
antes de morir “en la miseria y en la tristeza”. No es que Alta
quín de Olmedo una oda patriótica para celebrar la victoria de Simón Bolívar en Junín, saludando al Libertador como “perso
mirano exagerara, pues en cierta ocasión confió a su diario que, aunque poseía abundantes premios y honores, carecía de
nificación de la libertad”? Más tarde, los discípulos de Andrés
los medios para saciar su hambre. El caso era tanto más trágico
Bello consagraron sus talentos literarios a la descripción poéti ca del magnífico paisaje de América; sus montañas, ríos y pam
si se tenía en cuenta que México ofrecía tan espléndidos mate
pas fueron su tema de elección. Pero en México, aparte de las
“un manantial de leyendas poéticas y magníficas”. Al mismo
crónicas bien intencionadas pero indigestas de Carlos María de
tiempo'advertía a los jóvenes poetas contra los romances caba
Bustamante, la historia de la insurgencia estaba todavía por
llerescos como posible tema en México, “donde no hay más
escribirse. En realidad, el carácter y las hazañas de sus caudi
ruinas que las de los teocallis o las pirámides de los aztecas
riales tanto al novelista como al poeta, con una historia que era
llos habían sido culminados por Lucas Alamán, el archirreac-
[...] y donde no ha habido más cruzadas que contra los indios,
cionario “de nefanda memoria”. Además, las canciones y ver sos populares siguen reflejando “el carácter profundamente
ni más recuerdos caballerescos que la rapacidad de los anti-
religioso del pueblo mexicano”. Si en años recientes Guillermo Prieto había intentado llegar a un público popular con su poe sía, se había limitado sin embargo a las clases “mestizas que
26 Ignacio Manuel Altamirano, La literatura nacional, 1 . 1, pp. 234 -2 3 7 y 2 6 2 -2 6 5 ; t. n, pp. 15 y 1 44-145. Véase también Nicole Girón, “La idea de cultura nacional en el siglo xix: Altamirano y Ramírez”, en Héctor Aguilar Camín et al, En torno a la cultura nacional, México, 1976, pp. 51-84.
150
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
151
guos encom enderos...” En cuanto a los temas religiosos, se
composiciones de Félix Parra que trataban respectivamente de la
había escrito ya demasiado y en todo caso “los contemplativos
matanza llevada a cabo por Cortés en Cholula y de Bartolomé de
[...] eran casi locos”. La radical aversión de Altamirano en con
Las Casas, el gran defensor de los indios. “Esta sí era la pintura
tra de la Nueva España quedaba de manifiesto en su desprecio por sor Juana Inés de la Cruz, “a quien es necesario dejar quie-
nacional— declaró— ; Félix Parra es hoy, sin duda alguna, el pri mer pintor de México.” Como cualquier Victoriano, Altamirano
tecita en el fondo de su sepulcro y entre el pergamino de sus
quería que un cuadro contuviera un mensaje, aunque en este
libros”, ya que había medrado en el nefando periodo “de culte
caso más patriótico que moral.28 Aunque Altamirano compuso varias novelas, entre las cuales
ranismo, y de la Inquisición y de la teología escolástica”. En otro lugar se lamentaba de que la imaginación popular no se
El Zarco fue la más ambiciosa, es en cuanto ensayista más que
hubiera apoderado de la figura de la Malinche como de una
en cuanto novelista como merece ser recordado. Pues a princi
Medea mexicana cuya memoria sería recordada para siempre.27
pios de la década de 1880, o sea, cuando se acercaba a los 50
Los principios críticos que guiaban a Altamirano en sus jui
años, Altamirano aprovechó los ferrocarriles recién construidos
cios sobre las artes pueden observarse especialmente en sus
para viajar y registrar sus impresiones. Al mismo tiempo,
comentarios sobre pintura. No sólo condenaba la producción de
encontró también la suficiente confianza para recordar sus
la Colonia como no .mexicana, criticaba también el resurgimien to de la Academia de San Carlos inaugurado por el pintor cata
experiencias infantiles, describiéndose a sí mismo con cariño como un típico “alumno de municipalidad”, lo cual “significa
lán Pelegrín Clavé por su insistencia en los modelos y criterios
miseria, desabrigo, flacura, rústica timidez y fealdad caricatu
europeos. De todos modos se alegraba de informar que después
resca”. A causa de su relativa franqueza, esos ensayos ofrecen
de 1867 había aparecido una nueva generación de pintores mexicanos, hombres ansiosos de pintar escenas de interés nacio
importantes indicios en cuanto a las contradicciones internas
nal. Tal era en efecto la ambición dejóse María Yelasco, cuyos
en 1882, Altamirano confiesa su desilusión al encontrar una
paisajes figuran entre los cuadros más estimados que haya pro
ciudad que era “híbrida por sus edificios, híbrida por sus habi
del radicalismo mexicano. Pues en una descripción de Texcoco
ducido México,. Pero su descripción de la meseta central sólo
tantes, por sus costumbres, por su fisionomía”, y que presenta
despertó una tibia estimación en Altamirano, que recomendaba
ba “el aspecto ordinario, monótono y triste que caracteriza a los
sus cuadros de dientes para afuera como “estimadísimos”. Pues
pueblos mestizos del Estado de México”. Ese carácter triste y
lo que el patriota liberal deseaba ver eran telas que tratasen de escenas y figuras históricas, preferencia que queda de manifiesto
empobrecido pronto se transformaría, esperaba Altamirano, con la llegada del ferrocarril, expresión de la nueva civilización
en su lamentación ante una exposición en la que no encontró “ni
del siglo xix, gracias al cual se difundirían la prosperidad y el
un solo héroe de la Independencia ni ningún mártir de la Refor
conocimiento, rescatando a la población de su anterior aisla
ma” entre los retratados. A modo de consuelo, insistía en las dos
miento. Lo que llama la atención en este ensayo es la palmaria
27 Catalina Sierra Casasús, "Altamirano íntimo”, Historia Mexicana, 1.i, (1951), pp. 97-103; Ignacio Manuel Altamirano, La literatura nacional, 1 . 1, p. 10; t. ii, pp. 6 0 -6 7 ,1 2 6 y 150; Discursos, p. 288.
falta de interés de Altamirano en las antiguas glorias de Texco28
Ignacio Manuel Altamirano, “Revista artística y monumental", en Caba
llero, Primer almanaque, pp. 90-107.
152
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
153
co, en la época en que Nezahualcóyotl reunía a su corte en
La creciente brecha entre el radicalismo público de Altami
aquella ciudad. Entre el pasado azteca y la población contem
rano y su nostalgia privada de la religión de su infancia en nin
poránea no había más nexos que entre la antigua Babilonia y los
gún sitio se revela más claramente que en “Semana Santa en mi
modernos campesinos iraquíes. En cambio, el monumento del pasado que captó la atención de Altamirano fue la iglesia fran
pueblo”, ensayo en el que evoca sus tempranas memorias de Tixtla, en la época en que todavía hablaba náhuatl. El resultado
ciscana, que le evocaba de inmediato una serie de reflexiones
es un curioso trozo de escritura, lleno de encanto, bañado de
sobre el trabajo misionero de los frailes mendicantes en México.
una nostalgia casi dolorosa, un retrato de la inocencia perdida.
Confesaba que había estado leyendo los documentos y crónicas
Mientras que los indios aparecían generalmente en la literatura
de los frailes, publicados por Joaquín García Icazbalceta, que
mexicana de aquella época como payasos provincianos, alter
revelaban con cuánta abnegación habían servido de ministros a
nativamente borrachos, embotados, idólatras e impasibles, en
los indios. En particular, le había impresionado el relato de
cambio en la reseña de Altamirano están pintados como fer
Pedro de Gante, que había enseñado a los nativos las artes y ofi
vientes católicos, cuyas vidas están centradas en la liturgia y las
cios españoles. Sin duda, exclamaba, todos los mexicanos debe
fiestas de la Iglesia. Describe la expedición de los niños a cortar
rían “tributar gustosos el homenaje debido a la santa memoria”
palmas para la Semana Santa y la procesión del Jueves Santo en
de los primeros franciscanos.29 Tampoco fue ese súbito entu
la que cada familia se echa a la calle cargando su propio cruci
siasmo una reflexión pasajera, puesto que en un ensayo diferen
fijo o imagen de Cristo, más de mil imágenes iluminadas por
te sobre el santuario del Sacromonte de Amecameca, donde se
las antorchas que parpadean en la noche. Reflexiona que “la
veneraba una imagen de Cristo en una gruta utilizada antigua
religión es la hada buena de la infancia”, y confiesa que al
mente como ermita por Martín de Valencia, cabeza de la prime ra misión franciscana en México, Altamirano encomia la crónica
primeros años. Puesto que Altamirano en otros lugares aplau
escribir ese fragmento ha revivido algunas de las alegrías de sus
de Jerónimo de Mendieta por su “estilo suave, pintoresco y dul
dió públicamente la decisión del gobernador del Estado de
ce” y su “gracia infantil e inocente” y saluda después a los frailes
México de prohibir las procesiones de Corpus Christi en los
mendicantes como a “los primeros amigos de los indios, los
alrededores de la capital, está claro que no podía acercarse a
mensajeros de la Ilustración, los héroes verdaderos de la civili
la Iglesia o simpatizar con ella sino relegando sus virtudes a la
zación latinoamericana”. Casi al mismo tiempo, aprovechó la
infancia o al pasado. Curiosamente, fue en su novela corta La
ocasión de un discurso escolar para describir el colegio francis
navidad en las montañas donde estuvo más cerca de resolver
cano de la Santa Cruz de Tlatelolco como “ese primer santuario
esta contradicción, pues presentaba allí una descripción atrac
de civilización” en México. Todo esto estaba bien lejos del anti clericalismo de su juventud.30
tiva de un sacerdote español, antiguo carmelita, que predicaba el sencillo evangelio de las buenas obras y la fraternidad, esta bleciendo una escuela para su parroquia y alentando la agricul
29 Ignacio Manuel Altamirano, Paisajes y leyendas, México, 1949, pp. 1721 8 4 ,1 9 2 -1 9 4 y 235. 30 Ignacio Manuel Altamirano, Paisajes y leyendas, México, 1974, pp. 4-7; Discursos, p. 364.
tura. Había abolido la recolección de todo pago por las misas y los sacramentos y había desnudado su iglesia de imágenes y altares laterales. Todo esto llevaba a la conclusión de que el
155
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
verdadero cristianismo, distinguido de las prácticas y dogmas
viva, todo lo demás era cuestión de teoría y de derecho. “Es la
de la Iglesia contemporánea, estaba verdaderamente muy cer ca de los ideales del liberalismo.31
igualdad ante la Virgen; es la idolatría nacional [...] y en últi
154
mo extremo, en los casos desesperados, el culto a la Virgen
miento religioso en México disuadió a Altamirano de intentar
mexicana es el único vínculo que los une.” Altamirano conclu ía que el día que no se venerase a Nuestra Señora de Guadalu
fortalecer el patriotismo liberal mediante un llamado al nacio
pe “la nacionalidad mexicana” habría desaparecido.32 Si tal era
nalismo, es algo que puede observarse de la mejor manera en
efectivamente el caso, ¿sobre qué base podía fundarse entonces
Hasta qué grado su reconocimiento de la fuerza del senti
su ensayo sobre el culto a Nuestra Señora de Guadalupe, el
una teoría del nacionalismo? Durante la insurgencia, las doctri
único estudio sistemático salido de su pluma. Ofrece allí un
nas del patriotismo criollo habían servido como voz unificado-
panorama de la compleja bibliografía que rodeaba a la historia
ra y bandera de las masas, tanto indias como mestizas, unidas
de la aparición de la Virgen María al indio Juan Diego en Tepeyac. Pero así como García Icazbalceta habría de negar más tar
como los hijos de la Madre de Dios. Toda una generación más tarde, el patriotismo liberal no había dibujado un culto con la
de que la aparición contara con pruebas documentales, Altami
fuerza suficiente para remplazar la influencia decreciente de
rano en cambio se contenta con discutir la cuestión sin hacer
la Virgen mexicana.
polémica. Su propósito no era discutir el milagro, si es que lo v
hubo, sino más bien examinar su signiñcación política. Ya en el siglo xvni un “espíritu nacionalista“ rodeaba al culto a Guada lupe, que para entonces habla'asumido un “carácter patrióti
Fue Justo Sierra, discípulo de Altamirano, quien asumió el
co”. En efecto, durante la insurgencia la Virgen se convirtió en “símbolo de la nacionalidad”, y Guerrero era tan devoto de la
. manto de su maestro y ofició como sumo sacerdote de la patria liberal durante la última década del porfiriato. En una altiso-
santa patrona de México que en 1 828 depositó las banderas
: nante descripción de la Reforma y la Intervención, escrita
capturadas a los españoles en la basílica del Tepeyac. Más tar de, hasta la llegada al poder de Juárez, todos los gobernantes
como texto escolar, concluía: “La libertad había triunfado: la gran revolución reformista se había confundido con una guerra
de México, incluyendo a Maximiliano, tributaron su respeto a
■de independencia, y Patria, República y Reforma eran una casa
la “deidad nacional”. Tan honrada era la Virgen que los libera
sola desde entonces”. En otro lugar afirma: “el partido liberal,
les eximieron al santuario de la aplicación de las Leyes de
que hoy es la n ación...” El corolario implícito de esos audaces
Reforma. Altamirano, sin embargo, no contento con valorar la signiñcación histórica del culto, confesaba abiertamente que
pronunciamientos era, por decirlo así, la expatriación ideológi
sólo cuando los mexicanos se agrupaban en la adoración a
figuraban como miembros de la patria liberal. No contento con
Nuestra Señora de Guadalupe se sentían iguales y unidos,
tales afirmaciones, Sierra trató de resolver las contradicciones
independientemente de su raza o su clase: tal era la realidad
entre las instituciones republicanas y la autocracia presiden-
31 Ignacio Manuel Altamirano, Paisajes y leyendas, 197 4 , pp. 9-1 9 ; Cle mencia y La navidad en las montañas, México, 1966.
1 1 9 ,1 2 5 .y 128.
ca de todos los conservadores y católicos, que obviamente no
32
Ignacio Manuel Altamirano, Paisajes y leyendas, 1974, pp. 56 -5 7 , 95,
156
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
157
cial. Rechazó abiertamente la Constitución de 1856, calificán
más, Molina Enríquez sacó la conclusión implícita de que la
dola de “generosa utopía liberal”, y argumentó que la apatía y
historia nacional, en el verdadero sentido de la palabra, empe
la ignorancia de las masas cuando se combinaba con la prefe
zaba con la Reforma, con lo cual Juárez era aclamado como su
rencia reaccionaria de la élite social y de la Iglesia, significaba inevitablemente que México necesitaba un poder ejecutivo
fundador y padre. Del mismo modo que la crítica liberal a Hidalgo había sido suprimida por Ramírez y Altamirano, el
central fuerte si es que el país había de progresar. En una pala
ataque radical a Juárez era repudiado ahora por Sierra y Molina
bra, hacía de la necesidad una virtud y proclamaba: “La evolu
Enríquez. El republicanismo clásico quedaba así instaurado
ción política de México ha sido sacrificada a las otras fases de su evolución social”. Al mismo tiempo, distinguía claramente
como credo oficial. No fue sino durante la Revolución cuando
entre la patria y la nación, argumentando que la esencia de la
José Vasconcelos, conscientes del abismo que separaba a la pa
nación se encarnaba en los mestizos, pues “la familia mestiza [...] ha constituido el factor dinámico en nuestra historia”. Si
algunos ideólogos como Manuel Gamio, Molina Enríquez y tria liberal de la nación mexicana, imaginaron‘toda una gaqia de doctrinas nacionalistas. Pero esa es otra historia.
la patria había nacido del “grito de Dolores”, la nación había sido concebida en el abrazo de Cortés y la Malinche. Las impli caciones de esta tute va teoría de la nacionalidad mexicana habían de ser elucidadas por Andrés Molina Enríquez y trans formadas en una ideología notablemente coherente del nacio
Interludio IV M
é x ic o b a n d id o
nalismo mexicano. Otra cosa de igual importancia es que Sie rra trató de rescatar a Juárez de la denigración de Ramírez y
En sus esfuerzos por alentar la emergencia de una cultura
Altamirano, tanto más especialmente cuanto que Francisco
nacional en México, Ignacio Manuel Altamirano ponía fuerte
Bulnes había reiterado sus críticas en no menos de dos libros.
mente el acento en la novela, que definía como la forma artísti
El resultado fue una impresionante biografía romántica en la que Sierra aplicó toda su habilidad literaria en retratar a Juárez como un héroe republicano, un semidiós que salvó a su país de la traición conservadora y el dominio extranjero.33 El impacto de ese efervescente relato quedaba realzado por la virtual omi sión de toda descripción de los medios con que Juárez consoli dó la autoridad presidencial durante la República Restaurada. En cambio, Sierra volvía a vivir su propia juventud radical y dejaba a sus lectores la imagen de un liberalismo triunfante y de una República salvada de las fuerzas de la reacción. Una vez x ii,
33 Justo Sierra, Obras, t. iv, p. 23 0 ; t. ix, pp. 131, 165, 193-194 y 388; t. passim.
ca más importante del siglo xix, tan moderna y original en su ■esfera como el ferrocarril o el telégrafo. ¿En qué otro sitio podía encontrarse un retrato tan convincente y realista de la historia y la política, de los hombres y mujeres individuales y su amor, del paisaje y las ciudades, de los modales y la sociedad, de los hé roes y las guerras, todo ello' abarcado dentro de las páginas de una sola obra que daba deleite lo mismo al populacho iletrado que a la élite intelectual? Como siempre, la meta de Altamirano era patriótica y didáctica. Sin duda, exclamaba, la dramática y turbulenta historia de México desde la Independencia, con su cielo de invasión extranjera y guerra civil, ofrecía abundantes materiales para la composición de una novela épica. Además,
k
HL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
del mismo modo que la Iglesia había inculcado tan hábilmente
pictórico de los trajes y escenas notablemente variopintos de
el dogma por medio de sermones e himnos, así los liberales
México. Puede observarse el mismo cuidado en la pintura de la
podían utilizar la novela como el medio ideal para la propaga ción de los sentimientos radicales y patrióticos, ya que la des
realidad local en los retratos de Juan de Herrera (1818-1878) y de su discípulo Hermenegildo Bustos, pintores.provincianos
cripción de las costumbres es un poderoso vehículo para la
cuyos logros eran muy superiores a las composiciones históri
educación popular. Si el impulso de este programa literario bien
cas y religiosas producidas bajo la égida de la Academia.35 Si a pesar de las esperanzas de Altamirano no surgió ningún
158
puede sugerir al lector moderno un equivalente de La guerra y ¡a paz, lo que Altamirano tenía en mientes era Waverly, Les misérobles y The Last o f the Mohicans, puesto que los autores que recomendaba como modelos eran Victor Hugo, sir Walter Scott,
159
Tolstoi mexicano era, obviamente, porque ni el carácter de la historia nacional ni su cultura intelectual ofrecían un suelo propicio para la emergencia de un talento literario de ese
Fenimore Cooper, Alexandre Dumas y Manuel Fernández y
orden. En todo caso, sólo una obra captó la extraña realidad de
González. Fiel a sus propios preceptos, el propio Altamirano
México en las tumultuosas décadas que siguieron a la Indepen
escribió varias novelas sobre escenas contemporáneas, en las
dencia, cuando el general Antonio López de Santa Amia se
cuales, jay!, la influencia de Victor Hugo no era sino demasiado
ajetreaba en un escenario político dominado por los golpes
evidente. El principio de que el fin de la literatura era “crear un
militares y las luchas partidarias. Su autor, Manuel Payno (1 8 10-1894), político y periodista liberal, escribió Los bandidos
carácter nacional” inhibía su impulso satírico y atiborraba su relato de digresiones morales.34 En todo caso, aunque se publi
de Río Frío- (1 888-1891) durante un exilio en Santander en los
có gran número de novelas históricas y modernas, surgieron pocas obras de interés duradero. En cambio, como lo demues
últimos años de su vida, y lo publicó en forma de folletín en periódicos españoles.36 Puesto que los acontecimientos que
tra el ejemplo del propio Altamirano, el talento literario de
describía se referían obviamente al periodo anterior a la Refor
México encontró su mejor expresión en el periodismo, género en el que durante las décadas centrales del siglo una generación
ma, Payno tenía la ventaja de perspectiva de quien explica a un
de escritores pintó un retrato colectivo de su país, y su pueblo.
ciado personalmente, pero que son ya un pasado alejado y
Las sabrosas memorias y viajes de Guillermo Prieto sobrepasan
ciertamente ya para 1888 muchas veces muy transformado. Al
con mucho en vivacidad e interés las sobrevaloradas Cartas des
comienzo, la novela — si así puede llamársela—- es poco más
público extranjero escenas y acontecimientos que ha presen
de México de Fanny Calderón de la Barca. Sobre todo, es la in
que una serie de esbozos costumbristas escritos en una vena
fluencia del costumbrismo español, con su insistencia en los
humorística y nostálgica, vagamente conectados entre sí por
cuadros de costumbres y en la vida inmediata, lo que hay detrás
una historia de amor convencional entre un joven oficial y una
de su fascinación ante la realidad contemporánea. Además, las colecciones litográficas de ese periodo, de las que la más nota ble es México y sus alrededores (1 8 5 4 ), ofrecían un testimonio 34 Ignacio Manuel Altamirano, La literatura nacional, 3 vols., México, 1 9 4 9 ,1. 1, pp. 12-15, 31-39 y 69-72.
35 Gonzalo Obregón, “Un pintor desconocido, Juan de Herrera”, Artes ele México, núm. 138, México, 1960. Véase también México y sus alrededores, México, 1855-1856, 2a ed. facsimilar, 1967. 36 La edición más conveniente es Manuel Payno, Los bandidos de Río Frío, edición y prólogo de Antonio Castro Leal, 5 vols., México, 1965.
161
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
joven dama inefablemente virtuosa. Pero a medida que avanza
sería La feria de ¡as vanidades, de Thackeray. La semejanza que
el relato — Payno tardó cuatro años en escribirlo— , la historia
da subrayada si consideramos que ambos hombres llegaron a
se vuelve más y más sombría, para no decir macabra, y a pesar
la novela después de haberse hecho un nombre como escrito
de su melodrama, da de México una imagen amarga, la de un país gobernado por bandidos y bribones.
res de artículos en los periódicos, y que ambos conservan una visión esencialmente dieciochesca de la sociedad y de la natu
Es difícil, por supuesto, defender a Los bandidos de Río Frío
raleza humana. Para captar la verdadera significación de Los bandidos de Río
160
como obra de arte: es cosa dispersa y desordenada, llena de subintrigas mal organizadas, con personajes que quedan en movimiento interrumpido capítulo tras capítulo, mientras el
Frío es necesario primero excluir de nuestra consideración la
hilo de la acción principal emerge solamente en el tercero de
so central de la acción. A pesar de su humorismo inicial, la
proliferación de intrigas secundarias y concentrarnos en el cur
sus cinco volúmenes. La conclusión es un verdadero matadero
familia de Moctezuma 111 y su rancho tienen que eliminarse.
en que los villanos son despachados a toda prisa al otro mun
Del mismo modo, el conde de Sauz, su hija Mariana, su enva
do. Pero lo que tiene el libro es vitalidad; sus escenas y perso
rado amante Juan Robreño y su pretendiente el marqués de Valle Alegre tienen que expatriarse y regresar a las novelas
najes se apoderan de la imaginación y presentan una imagen quila confianza de un hombre de mundo, Payno describe a
europeas de donde vinieron. Así también el hijo perdido de Mariana, el huérfano Juan, en las escenas citadinas copiadas
abogados, oficiales del ejército y sus hombres, a la aristocracia,
del Gavroche de Victor Hugo, sirve sobre todo para conectar
inolvidable de México en la época de Santa Anna. Con la tran
los sacerdotes, los artesanos, los políticos, los terratenientes y
tramos separados de la intriga. En una palabra, si a fuer de
granjeros, los indios, las criadas y, por supuesto, los bandidos.
buenos liberales eliminamos a la aristocracia criolla y a la
Los escenarios incluyen la célebre feria de San Juan de los
mayoría de los indios, nos quedamos con aquellos personajes
Lagos, el presidente en su palacio, la Basílica del Tepeyac, la
que encarnan el mensaje escondido tras el libro: tres abogados,
vida en las haciendas, los canales y barcas que unen a Chalco
un artesano, un coronel del ejército y una vendedora de fruta.
con la ciudad de México, y el más importante orfanato de
Son sus acciones, llevadas a cabo bajo los vigilantes auspicios
México. Al mismo tiempo, Payno incluye en su relato persona
del presidente, las que constituyen el interés real del texto. Leí
jes históricos, como el financiero Manuel Escandón, el excén
do dé esta manera, tenemos una historia que, a diferencia de la
trico obispo Andrés Fernández de Madrid y el conocido correo
novela habitual del siglo xix, no tiene ningún joven héroe para sostener el hilo del relato. En cambio, el principal interés de la
de la embajada británica. Uno de sus personajes pide incluso a Guillermo Prieto unos versos de amor para ayudarle en su
obra consiste en los nefastos hechos de sus tres villanos: Cri-
empresa amorosa. En una palabra, se nos ofrece un retrato des
santo Bedolla, abogado indio; Evaristo, ebanista convertido en
lumbrante y comprensivo de todos los niveles de la sociedad mexicana, casi como si las figuras retratadas en México y sus
bandido; y el coronel Relumbrón, criollo bastardo que organi
alrededores salieran de sus páginas y se pusieran a hablar y a
novela se centra en la prolongada corte del abogado Crisanto
disputar. El más cercano equivalente en la literatura inglesa
Lamparilla a los favores de la vendedora de fruta mestiza, Ceci
za una vasta conspiración criminal. El lado romántico de la
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
lia. Si la obra tiene un héroe, es un abogado conservador entra
después un imperio criminal, enrolando a Evaristo como su
do en años, Pedro de Olañeta, que, como fiscal y juez, repre senta un rasero de justicia y final retribución en un mundo
principal lugarteniente. De este modo Payno nos ofrece la imagen de un país donde
descrito por lo demás como desordenado y corrupto.
el crimen y la corrupción invaden todos los niveles de la socie
162
163
En Bedolla encontraremos el conocido tipo mexicano del
dad!. Además, si nos volvemos hacia las causas del éxito crimi
licenciado y político de extracción humilde, alternativamente
nal, encontraremos que son el no nombrado presidente o su
humorista y cínico, que administra un periódico inspirado por el gobierno, llega a ser confidente de los ministros y engaña al
leal coronel Baininelli los que tienen la responsabilidad de la carrera de Bedolla, del nombramiento de Evaristo como capi
gobernador de un estado con consumada holgura. Una vez
tán de rurales y de la posición de Relumbrón. Por otra parte,
que ha sido nombrado juez, Bedolla pierde prácticamente todo
las acciones del Estado, incluso cuando no son positivamente
escrúpulo, feliz de despachar a cautivos inocentes a las galeras
malas, quedan descritas como arbitrarias y predatorias. Baininelli actúa como un proyectil sin meta, obedeciendo ciegamen
para favorecer su propia reputación. Mientras la carrera de Bedolla está trazada con el escepticismo del político avezado y muy al corriente, en Evaristo en cambio Payno presenta una
te las órdenes del presidente, destruyendo virtualmente su
encarnación simple de la malevolencia, aunque anotando que
regimiento en la demente persecución de las fuerzas rebeldes. Franco, su cabo de confianza, deja tranquilamente que su bata
el curso de la violencia fue desencadenado primero por una
llón devaste una granja en busca de provisiones y, cuando más
paliza injustificada y un sentimiento de talento no recompen
tarde recibe la orden de suprimir el bandidaje, arranca infor
sado. Hombre de ilimitada energía y decisión, Evaristo organi za una banda de ladrones para asaltar en la principal carretera
maciones de los pueblerinos bajo coacción y resuelve el pro blema mediante ejecuciones sumarias. Cierto que en Pedro de
a Puebla, y en reconocimiento a sus talentos es nombrado
Olañeta Payno nos ofrece la figura de un juez recto que, con
capitán de los rurales, la policía del campo, puesto que le per
algún perjuicio para su propia familia, lleva finalmente a todos
mite extorsionar dinero a cambio de dar protección a los viaje ros que van a la capital. El México del siglo xix era un país clá
los criminales ante la justicia. Además, en esa coyuntura, logra contar con el apoyo activo del presidente, que así queda retrata
sico para el bandidaje, y en Evaristo tenemos un personaje
do en última instancia como benevolente. Sin embargo, el vere
fuerte y malintencionado que resulta familiar a tocios los lecto
dicto implícito del libro es condenatario: en todos los niveles de
res de las novelas de Martín Luis Guzmán; muchos hombres
la sociedad y el Estado mismo la corrupción y el cinismo reinan
como Evaristo habrían de hacerse un nombre en la Revolución
soberanamente, y el gobierno se describe como un organismo
mexicana. El tercer villano, el coronel Relumbrón, está retrata
parásito que sobrevive gracias al saqueo de sus ciudadanos. Un último rasgo de la novela merece un comentario. Es la
do como una figura más compleja, un hombre que se mueve en la buena sociedad, ama a su esposa y a su hija pero al mis
amorosa descripción en que ese literato de avanzada edad se
mo tiempo mantiene a otras mujeres, es un jugador compulsi vo y saca finalmente ventaja de su posición como edecán del
prodiga sobre los encantos de Cecilia, la vendedora de fruta
presidente para montar un turbio garito de juego y organizar
tancia*, con casa tanto en México como en Chalco y una chalu
mestiza del mercado del Volador. Mujer de carácter y de sus
164
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
pa para su transporte, Cecilia es objeto ele la persecución a la
po, que resulta un poco escandaloso enterarse de que grandes
165
vez ele Evaristo y de Crisanto Lamparilla, un abogado que es
sectores de la población rural mexicana o bien se abstuvieron
simultáneamente protegido de Olañeta y socio de Bedolla.
de participar en los levantamientos armados de los años si
Temible en la defensa de su honor, Cecilia pasa gran parte de la novela cuidándose de los abrazos amorosos ele Lamparilla, que
guientes a 1 9 1 0 , o bien combatieron activamente contra el gobierno que pretendía representar a la Revolución. Sin duda,
a su vez pasa mucho tiempo entregado al debate sobre los pro
la sorpresa es mayor en el extranjero que en el país, puesto que
blemas de casarse con una mujer tan inferior a él en educación.
existe una tradición en los comentarios populistas norteameri
Esta parte de la historia es humorística y tiene mucho del encanto de una pastoral. Se compara a Cecilia con Ceres, y
canos sobre México que insiste en los agravios de campesinos e indios como causa principal del conflicto después de 1910. A
Payno está tan enamorado de su creación que nos da todo un
su cabeza se sitúa el libro de J. I<. Turner, México bárbaro
capítulo sobre el deleitoso tema de Cecilia tomando un baño. Al final la virtud de Cecilia y la lascivia de Lamparilla llevan a
(1911), que condenaba enérgicamente la guerra de exterminio llevada a cabo contra los indios yaquis de Sonora y la esclaviza
la pareja al altar. Pero, como observa Payno en su postfacio, el
ción de los mayas en las plantaciones de henequén de Yucatán.
matrimonio no resultó feliz. ¿Sería demasiado extravagante
Una línea muy similar siguió John Reed, quien en su México
percibir en este relato la sugerencia de una alegoría en la que
insurgente (1914) pintaba un vivo contraste entre Pancho Villa,
Cecilia sirve como imagen de México, virtuosa con natural
al que saludaba como “el Amigo de los Pobres, el Robín Hoocl
vigor, más india que mestiza, de carácter abierto pero atrope
mexicano”, y la camarilla corrupta de clase media que rodeaba
llado por las exigencias de un típico abogado radical, demasia
a un Venustiano Carranza envejecido. Y era también en una
do dispuesto a utilizar la política como medio de medro perso
vena muy parecida como Carleton Beals, en su Laberinto mexi
nal, que se casa con Cecilia más por lascivia que por amor?
cano (1931), describía a Felipe Carrillo Puerto, gobernador de
¿No hay aquí algo de la relación de México y sus políticos en el siglo xix?
Yucatán, como “el Gandhi de los mayas”. La figura más influ yente, con mucho, en esta tradición populista, era Frank Tannenbaum, que en 1933 escribió:
Interludio V C r is t ia d a
y
R e v o l u c ió n
La Revolución mexicana fue anónima. Fue esencialmente obra de la gente común. Ningún partido organizado presidió su nacimiento. No hubo grandes intelectuales que prescribieran
La interpretación de la Revolución de México como un movi
su programa, formularan sus doctrinas, delinearan sus objeti
miento esencialmente agrario llevado a cabo por la reacción
vos [...] No hay un Lenin en México [...] Pequeños grupos de indios bajo dirigentes anónimos eran la Revolución.
campesina ante la creciente concentración de la propiedad territorial que había acompañado al crecimiento económico del régimen de Porfirio Díaz (1 8 7 6 -1 9 1 0 ) ha quedado consa
Siguiendo esta interpretación, Tannenbaum destacaba a Emi
grada en la mayoría de los libros de texto durante tanto tiem
liano Zapata como la figura más representativa de la revolución
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
agraria. Además, aunque el principal partidario moderno de
interior de la Iglesia mexicana durante las últimas décadas del
esta tradición, John Womack, subraya la derrota infligida a los
siglo xix. Había allí un México rural que recuerda a Irlanda. Pues en las zonas de asentamientos mestizos, el clero, recluta-
166
zapatistas por los generales constitucionalistas del norte, el mensaje de su efervescente reseña Emiliano Zapata and the
167
do generalmente entre los hijos de los rancheros y tenderos
Mcxican Revolution (1 9 6 8 ) es que en la dura búsqueda de tie
prósperos, surgió como líder natural de esas comunidades y
rras y autonomía local de la “gente del campo” de Morelos es
utilizó su influencia para alentar una significativa renovación
donde debe buscarse la verdadera esencia o la gracia salvadora de la Revolución.37
de la observancia y el apego religiosos. Fue una reviviscencia
En cambio, en l a rebelión ciistera (1976), Jean Meyer define la Revolución en estilo tocqueviliano como “el clímax del pro ceso de modernización en las postrimerías del siglo xix, el per
juato y Jalisco, con las nuevas ciudades episcopales de Zamora y León como verdaderas duda délas de la influencia clerical.
feccionamiento más que la destrucción de la obra de Porfirio
sen erigir grandiosas catedrales e iglesias de estilo neogótico es
que floreció sobre todo en los estados de Michoacán, Guana
Que en esas dos nuevas ciudades los nuevos obispos intenta
Díaz”. Sus héroes son los campesinos de las regiones occiden
cosa que ilustra la cualidad ultramontana de la inspiración
tales que combatieron en nombre de Cristo Rey.38 Para los
intelectual del movimiento.39 Al mismo tiempo, la jerarquía
hombres que participaron en esa Vendée mexicana, la “fiesta de las balas”, como llamó una vez a la Revolución Martín Luis
nacional, influida por el catolicismo social alemán, convoca congresos para debatir cuestiones de justicia social, y en 1912
Guzmán, fue un apocalipsis en el que el Anticristo, en la perso
apoyó al Partido Católico, que ganó un número considerable
na de incontables generales y bandidos, quemó, saqueó y ase sinó a lo largo y lo ancho del país. La reforma agraria de esos años se miraba como poco más que un expediente con que los
para la élite revolucionaria que, ya fueran viejos jacobinos o
políticos se hacían de una clientela rural cautiva. Tanto como
del poder de una Iglesia que para ellos encarnaba todos los
los zapatistas — y Meyer subraya que varios zapatistas se con virtieron en cristeros— , esos campesinos buscaban la libera
males y errores de la Colonia. A fin de cuentas, ambos lados del conflicto, el gobierno del
ción de los excesos de la Revolución y soñaban con un sistema político en que los pueblos pudieran decidir su propio destino,
presidente Plutarco Elias Calles y los obispos, quedaron sor
con las tierras distribuidas entre propietarios individuales. Detrás de la rebelión cristera debía verse ese notable desper
del campesinado en un vasto arco de territorio en el México occidental que se extendía desde Guerrero hasta Durango, con
tar de energía espiritual e institucional que tuvo lugar en el 37 John Reed, Insurgent México, 2a ed., Nueva York, 1969, p. 116; Carleton Beals, Mexican Maze, Filadelfia, 1931, pp. 11-12 y 191; Frank Tannenbaum, Peacc by Revohuion: México AJtcr 1910, 2a ed., Nueva York, 1968, pp. 1 1 5 ,1 1 8 -1 1 9 y 176. 38 Jean Meyer, La cristiada, 3 vols., México, 1974; una versión abreviada se publicó en inglés con el título de The Cñstcro Rebelíion, Cambridge, 1976.
de curules en la Asamblea Nacional. Todo esto era anatema nuevos socialistas, estaba unida para aplastar el renacimiento
prendidos, para no’ decir rebasados, por la rebelión espontánea
el epicentro de ese levantamiento político en las tierras altas de Jalisco. El profesor Meyer no oculta su identificación con esos campesinos católicos en quienes encuentra, mucho más que el clericalismo pietista de la clase media urbana, el espíritu de la 39
Sobre esa reviviscencia, véase Luis González, Zamora, Morelia, Michoa
cán, 1978, pp. 105-123.
168
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA
169
verdadera religión. Su evidente simpatía por su causa le valió
y la ideología que sostenían a la dinastía de los sonorenses en
tener acceso a los papeles privados de antiguos líderes coste ros. Son esas fuentes, apoyadas por los informes de la inteli
su búsqueda del poder y de la fortuna: esencialmente miem bros de una élite fronteriza local, los generales norteños tenían
gencia militar enviados a Washington por observadores norte
poca simpatía y menos comprensión aún hacia las exigencias
americanos, las que lo llevan a rechazar toda explicación
populares de tierra y libertad religiosa.40 Es impresionante, en
simplemente económica o conspirativa de la rebelión. En las
efecto, observar cómo la Revolución profundizó y perpetuó la
filas de los cristeros figuraban pequeños terratenientes, ranche
honda brecha que existía en el seno de la sociedad mexicana
ros, indios, trabajadores rurales y antiguos revolucionarios. Las mujeres eran partidarias ardientes. En una palabra, era un mo
entre una élite política e intelectual radicalmente secularizada y la población en general, que seguía siendo notablemente leal
vimiento eminentemente popular, conducido en gran medida
a la Iglesia. Como lo muestran las fotografías de la época, tanto
por hombres locales con una formación muy similar a la de sus seguidores. En realidad, fue precisamente la ausencia de inte
los zapatistas como los cristeros desfilaban con el pendón de Guadalupe a la cabeza, hecho tranquilamente pasado por alto
lectuales urbanos o de políticos nacionales al timón de la rebe
por los historiadores norteamericanos radicales del movimien
lión lo que la condenó a la derrota y a la final oscuridad. Pues
to. Había sido la Reforma la que había excluido a la Iglesia de
después de tres años de guerra de guerrillas y de contrainsurgencia caracterizada por las habituales tácticas de atrocidad y
contexto, la Revolución fue, pues, el segundo acto de un conti
reasentamiento, se pactó la paz cuando el embajador norte
nuo ataque liberal a una institución que la élite temía y detesta
toda intervención o todo papel en los asuntos públicos. En ese
americano Dwight Morrow, apoyado por el peso combinado de
ba. La significación de la cristiada consistió en que hizo ver al
Washington y del Vaticano (que nunca había aprobado la
directorio político que había por lo menos una zona de la vida
revuelta), persuadió al presidente Calles y a la jerarquía mexi
nacional en la que el Leviatán no podía imponer su voluntad.
cana de llegar a un acuerdo. Abandonados por el establishment eclesiástico, que sin ninguna garantía de salvoconductos con minó a los rebeldes a entregar sus armas, los cristeros volvieron a sus campos, donde, en algunos casos, pronto cayeron en emboscadas y fueron fusilados. En lo que hace a la Revolución, la obra de Meyer es un ejer cicio en la vía negativa. Toda pretensión de que la coalición vic toriosa encabezada por Carranza y Obregón representaba la causa del campesinado mexicano debe tratarse desde entonces con la mayor reserva. Esos hombres y sus asociados suprimie ron despiadadamente dos grandes movimientos populares de aquellos años: el zapatismo y la cristiada. Gracias a la obra de Héctor Aguilar Camín podemos rastrear ahora los intereses
40
Héctor Aguilar Camín, La frontera nómada: Sonoray Ja Revolución mexi
cana. México, 1977.
DARWINJSMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
171
durante las guerras de Reforma y la Intervención francesa, se con servó íntegra, aunque apaciguada, a lo largo de los años del porfiriato.3 En cuanto a la esfera de la ideología, la Revolución operó IV DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÀNTICO
Andrés M olina Enriquez y Jo sé Vasconcelos en la Revolución m exicana
un salto dialéctico dentro de la tradición central del liberalismo mexicano, al reafirmar y simultáneamente repudiar a la Reforma. Contrariamente a las opiniones prevalecientes, México experimentó además un considerable proceso de fermentación intelectual tanto antes de la Revolución como durante ella. El
i
resurgimiento de la Iglesia, inspirado en parte por el catolicis
Aun cuando generalmente suele aceptarse que un estallido de
mo social de Alemania, rápidamente se vio alcanzado por un recrudecimiento del jacobinismo que, cuando fue reprimido,
nacionalismo acompañó, si no es que aceleró, la Revolución
se transformó en un franco anarquismo bajo el liderazgo de los
mexicana, se ha prestado relativamente poca atención a la natu
hermanos Flores Magón. Igual importancia tuvo el que Justo
raleza precisa de esta ideología. Ciertamente, populistas norte
Sierra y Francisco Buitres, precisamente los hombres más aso
americanos tales como Frank Tannenbaum estimaron que la
ciados con el régimen porfirista, escribieran una serie de libros después de 1900 que prepararon al público para los aconteci
Revolución fue un movimiento desprovisto de ideas y prefirie ron definirla como un movimiento campesino animado por una
mientos que estaban por venir. En tanto que Bulnes insistía en
simple y casi instintiva búsqueda de la tierra.1 Igualmente, la
la astuta realpolitik de Juárez para explicar sus éxitos, Sierra,
élite cultural mexicana, representada por el Ateneo de la Juven
por su parte, revivió el fervor radical de su juventud y retrató a Juárez como un gran héroe liberal, interpretación que segura
tud, tendió a descartar la Revolución, pues vio en ella un des censo a la barbarie, un incoherente conflicto civil con el poder.
mente influyó en las expectativas del público cuando se vio
La tierra sólo aparecía como el premio a los caudillos victorio
confrontado con la campaña de Francisco I. Madero en favor
sos que forjaron el nuevo Estado. Para hombres como Alfonso Reyes o Antonio Caso lo verdaderamente importante era la revo
del restablecimiento de la democracia representativa. Si bien durante los años de turbulencia la Revolución estuvo
lución concomitante en las ideas, desbancar al positivismo en
dominada y asesorada por generales y abogados de mediana
favor de un idealismo sin cortapisas y ecléctico.2 Recientemente, algunos estudios han empezado a subrayar la existencia de una
edad, fue también un periodo en que los hombres jóvenes soñaron con el futuro y escribieron libros. Las publicaciones de
cultura política vigorosa, populista y patriótica en México que,
un solo año, el de 1 916, muestran por sí mismas una gama
con profundas raíces en la movilización de masas efectuada 1 Frank Tannenbaum, Peace by Revohition: México Aftcr 1910, 2a ecL, Nue va York, 1968, pp. 11 y 118-119. 2 Alfonso Reyes, "Pasado inmediato”, en Juan Hernández Luna (comp.), Conferencias del Ateneo de ¡a Juventud, México, 1962, pp. 187-214. 170
3 Héctor Aguilar Camín, La frontera nómada: Sonoray la Revolución mexica na, México, 1977; Arnaldo Córdova, La ideología de la Revolución mexicana, México, 1973; Alan Knight, “Intellectuals in tlie Mexican Revolution”, en Los intelectuales y el poder en México, Roderic A. Camp, Charles A. Hole, Josefina Zoraida Vázquez (comps.), El Colegio de México, México, 1991, pp. 141-171.
172
173
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÀNTICO
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
notablemente entreverada de esfuerzos políticos y filosóficos
mente reivindicado por Luis Cabrera, en un discurso ante la
que clan prueba del fermento intelectual del país. Los títulos abarcan desde La existencia como economía y como caridad, de
Cámara de Diputados, como la mejor guía disponible de los
Antonio Caso; Pitágoras, una teoría del ritmo, dejóse Vasconce
tró una audiencia selecta en los Estados Unidos, influyó en
los; hasta La higiene en México, de Pañi; Forjando patria, de
estudiosos tales como G. M. McBride y Frank Tannenbaum, y su influencia sobrevive incluso hasta nuestros días en los traba
Manuel Gamio; la conferencia de Luis Cabrera, México y ¡os
problemas agrarios de México. Desde entonces, el libro encon
mexicanos; y el primer libro de poesía de Ramón López Velarde, La sangre devota, donde pinta una provincia dividida entre
jos de Eric Wolf, François Chevalier y Enrique Florescano.6
“católicos de Pedro el Ermitaño y jacobinos de la época tercia ria que se odian los unos a los otros con buena fe”.4
que primero fue líder de los diputados del bloque “Renovador”
Nuestro objetivo aquí, sin embargo, no es el de examinar todo el espectro ideológico entonces presente en México, ejem
como secretario de Flacienda de Venustiano Carranza, como Molina Enríquez pudo encontrar audiencia para sus propues
plificado en buena medida por estos títulos, sino más bien
tas en la vida política de aquellos años. Fue Cabrera quien ase
concentrarnos en la obra de Andrés Molina Enríquez y José Vasconcelos, dos hombres representativos, aunque sumamente
guró su nombramiento como asesor legal del Congreso Consti
idiosincráticos, de dos generaciones distintas de intelectuales
artículo 27 de la Constitución de 1917, la ley fundamental que
que trataron de influir en la dirección y la política de la Revolu
gobernaría el futuro curso de la reforma agraria.7 En su libro, Molina Enríquez tributa reconocimiento a la
ción. El interés de la comparación reside en el común impulso nacionalista que animó su atrevida empresa, una identidad en las motivaciones que resulta altamente sorprendente cuan
Fue gracias a la amistad, con Luis Cabrera, un periodista radical durante el gobierno de Madero y que luego prestó sus servicios
tuyente de Querétaro, en donde preparó el primer proyecto del
investigación pionera de Luis Wistano Orozco, quien en 1895 publicó una crítica vehemente del latifundio mexicano; definía
do las filosofías en que se basan para crear su teoría de la nacio
a estos estamentos como instituciones feudales enraizadas en la
nalidad muestran divergencias. El que tanto el darvinismo social
violenta expropiación de las tierras indígenas que siguió a la conquista, como un cáncer social que hundía a la fuerza de
como el idealismo romántico pudiesen canalizarse en favor del nacionalismo sirve para indicar la fuerza del móvil común.
n El texto por el que Molina Enríquez es aún recordado, Los
grandes problemas nacionales, publicado en 1 9 0 9 ,5 fue ulterior4 Ramón López Velarde, Poesías completas y El minutero, México, 1957, p. 62. 5 Andrés Molina Enríquez, Los graneles problemas nacionales (1909) y otros
textos, 1911-1919, pról. de Arnaldo Córdova, Era, México, 1978. Todas las citas subsiguientes se refieren a esta edición. Sobre la recomendación, véase Luis Cabrera, Obras completas, 4 vols., México, 1972-1975, t, i, p. 141. 6 Esta influencia puede rastrearse a través de las notas al pie en George M. McBride, The Land Systems of México, Nueva York, 1973, y Frank Tannen baum, The Mexican Agravian Révolution, Washington, 1929; véanse también Eric R. Wolf y Sidney Mintz, “Haciendas and plantations in Middle America and the Antilles”, Social and Economie Studies, t. iv, 3 (1975), pp. 380-412; y Enrique Florescano, Est ruciaras agrarias de México, 1500-1821, México, 1971, pp. 153-163. 7 Pastor Rouaix, Génesis de los artículos 21 y 123 de la Constitución Política de 1917, México, 1959, pp. 152-163.
174
175
DARWINISMO SO C IA LE IDEALISMO ROMÀNTICO
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
trabajo agrícola en la servidumbre, principal obstáculo para la
ción, eran los pequeños propietarios y los comuneros quienes
emergencia de una democracia social basada en pequeños pro
abastecían los mercados urbanos la mayor parte del tiempo. En
pietarios rancheros. Orozco fue también el primero en conde
síntesis, dentro de la zona cerealera del centro de México la
nar la Ley Lerdo de 185 6 , por haber despojado a los pueblos
hacienda era una institución artificial y no económica que
indígenas de la seguridad que les daba la tenencia comunal de
impedía que una clase emprendedora de rancheros, dedicada
la tierra y por promover una distribución forzada de títulos
al cultivo de las serranías circundantes, explotara racionalmen
individuales de propiedad, sistema que pronto condujo a una
te el suelo. Concluía: “La hacienda no es negocio [...] entre
pérdida generalizada de la tierra.8 Molina Enríquez participó
nosotros el hacendado, como buen criollo, no es agricultor,
activamente en esta crítica a la Reforma y al gobierno de Porfi
sino, por una parte, señor feudal, y por otra, rentista; el verda
rio Díaz, que fue el que aplicó la ley, sacando partido de la experiencia que adquirió como notario de provincia y juez
dero agricultor entre nosotros es el ranchero”.9 Al poner el acento en el papel del ranchero, del pequeño
rural. Condenó la ignorancia de los liberales del siglo xx sobre
propietario agrícola, Molina Enríquez reiteraba una insistencia
la realidad mexicana, así como su sustento doctrinario basado
tradicional del liberalismo mexicano, iniciada ya por José María
en los teoremas europeos de la sociedad. En contrapartida, elo
Luis Mora, Mariano Otero y, desde luego, Orozco. Con el adve
gió a España y a las autoridades coloniales por su sabiduría al
nimiento de la Revolución, sin embargo, Molina Enríquez rom
reconocer que los indios y los españoles, en razón de su dife
pió con esta tradición, que buscaba promover la reforma por
rente estadio en la evolución social, requerirían diferentes for mas de tenencia de la tierra.
medio del libre juego del mercado al exigir públicamente la
Donde Molina Enríquez se anotó un éxito fue en su análisis económico de la hacienda, a la que definía como un patrimo
chos de no más de 500 hectáreas.10 Es significativo que, a pesar
nio feudal controlado, a menudo durante generaciones enteras,
pueblos indígenas, sólo cuando los zapatistas publicaron su
por la misma familia, que producía bajos réditos del capital invertido y que sólo sobrevivía gracias a los bajos salarios paga
Plan de Ayala abrazó activamente la causa de la reconstitución
dos a sus peones y al régimen de autosuficiencia existente den
con el apoyo público de Luis Cabrera en el Congreso. Claro que
expropiación inmediata de las haciendas y su reparto en ran de haber elogiado antes el sistema de tenencia comunal para los
de los ejidos, avance significativo en política agraria que contó
tro de la propiedad para cubrir los costos básicos de produc
el artículo 27 de la nueva Constitución ponía fuera de la ley a
ción. Comparaba los vastos y a menudo baldíos terrenos de los latifundios con las parcelas intensivamente cultivadas por
los latifundios, cuyas tierras deberían distribuirse para dotar a todos los asentamientos rurales sin perjudicar los derechos
los rancheros y los pueblos indígenas, alegando que, puesto
inviolables de la pequeña propiedad.11 De igual relevancia fue
que muchas haciendas restringían el crecimiento del cultivo del trigo y del maíz a áreas delimitadas de tierra bajo irriga8 Wistano Luis Orozco, Legislación y jurisprudencia sobre terrenos baldíos, 2 vols., México, 1895, t. i, pp, 4 4 2 -4 4 3 , 6 58-659; t. n, pp. 9 3 7 -9 6 7 , 1084 y 1097.
9 Andrés Molina Enríquez, op. di., pp. 157-165. 10 Véase “Las derrotas de Degollado”, reimp. en Los grandes problemas nacionales, Anexos, pp. 453-463. 11 Andrés Molina Enríquez, La revolución agraria en México, 2a ed., Méxi co, 1976, pp, 4 4 9 -4 5 0 . Nótese que la primera edición llevaba el título de
176
DARW1NISM0 SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
177
la introducción del principio de tenencia comunal bajo el nom
individuos, la progresiva desaparición de los débiles es una
bre de ejido. De esta manera, la obra de la Reforma quedó inver
condición del progreso, que obedece, como dijo Spencer, a la
tida y México se transformó en una versión moderna del siste
acción de una providencia inmensa y bienhechora”.13 Los con
ma colonial, con dos tipos distintos de tenencia de la tierra: la
ceptos de una lucha por la existencia, de la supervivencia de
pequeña propiedad y los ejidos de los pueblos. En cuanto libe
los más aptos, de la evolución social a través de la selección
ral posesivo, Molina Enríquez abogó a favor de que se entregara
natural basada en una adaptación al medio, todos ellos arma
la más amplia dotación posible de tierras a la población, argu
ron su mente con amplios elementos para edificar una teoría de la nacionalidad. El darwinismo social era susceptible de ser
mentando que el alcanzar la igualdad social no dependía, como pretendían muchos liberales, de la educación sino más bien de la distribución de la propiedad.
utilizado tanto por los nacionalistas como por los imperialistas.
Detrás de este interés agrario existía toda una teoría de la nacionalidad y la historia mexicanas. En este punto conviene
de la raza con el liberalismo usual, Molina Enríquez hace pen sar en su contemporáneo norteamericano Frederick Jackson
traer a colación que Molina Enríquez nació en la pequeña ciu
Turner, el cual, en su libro The Frontier in American History,
dad de Jilotepec en 1866, que fue un mestizo de abuela otomí
invoca el mismo espectro de conceptos.14 Una demostración de su independencia de pensamiento
y que se educó en el famoso y radical Instituto Científico y Literario de Toluca. Liberal declarado, cuyo primer libro había
En su habilidad para integrar las determinaciones del medio y
puede encontrarse en su teoría de la evolución social, pues en
sido una biografía de Ju árez,12 conocía a fondo la tradición
lugar de reproducir el sistema usual de etapas progresivas prefe
mexicana del análisis social y del comentario histórico iniciada
rido por Spencer y Comte, insistió en una antítesis sincrónica
por Manuel Abad y Queipo, continuada por Mora y Otero y
entre aquellas sociedades basadas en la división interna del tra
que alcanzó su apogeo en los trabajos de Justo Sierra, Francis
bajo, la jerarquía social y la guerra entre los Estados, y las socie
co Bulnes y Vicente Riva Palacio. Al mismo tiempo, aunque se
dades caracterizadas por la competencia individual dentro del
educó dentro de ios postulados del positivismo comtiano, como la mayor parte de los hombres de su época, estuvo fuer
grupo, la tenencia común de la tierra, las formas patriarcales de autoridad y una ausencia de guerra organizada. En lo esencial,
temente iníluido por sus lecturas de Spencer, Darwin y Ernest
se trataba de una antítesis entre Europa y Asia, entre sociedades
Haeckel. A pesar de que todavía en los años treinta elogiaba el "genio sublime” de Comte y se describía a sí mismo como “un positivista de absoluta convicción”, también fue un darwinista social, persuadido de que “entre las naciones como entre los Esbozo de la historia de los primeros diez años de la revolución agraria de México (de 1910 a 1920), 5 vols., México, 1934-1936. 12 La mejor exposición de la vida de Andrés Molina Enríquez es la de Arnaldo Córdoba en su prólogo a Los grandes problemas nacionales; véase también Luis Cabrera, Obras, t. iv, pp. 405-409.
13 Sobre esta visión de Comte y el positivismo, véase Andrés Molina Enrí quez, Clasificación de las ciencias fundamentales, 2a ed., México, 1935, pp. 3-4 y 17; la cita sobre la competencia está tomada de Los grandes problemas nacio nales, p. 439, y se refiere explícitamente a Spencer. 14 Véase Richard Hofstadter, Social Darwinismo in American Tought, 18601915, Filadelfia, 1945, pp. 9 1 -9 7 . Los socialistas adoptaron igualmente al darwinismo. También, G. F. Turner, The Froníier in American Histoiy, Nueva York, 1920, p. 206: “La historia de nuestras instituciones políticas [...] es la historia de la evolución y adaptación de unos órganos en respuesta a un medio social cambiado, la historia del origen de una nueva especie política”.
178
DARWIN1SM0 SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
179
donde por razones de cohesión social el individuo alcanzaba un
La respuesta de Molina Enríquez a este clictum fue la de
desarrollo superior de sus facultades, y sociedades donde la
argumentar que el ascenso de los mestizos en México, desde
competencia interna y la adaptación superior al medio hacían
una condición de parias sociales, de desheredados, hasta el
más apto al individuo para la sobrevivencia.15 En un conflicto cualquiera entre estos dos tipos, la victoria inmediata muy bien
dominio político se debía a su notable adaptación al medio
podría favorecer a Europa, pero en el largo plazo las fuerzas que trabajaban por la supervivencia favorecerían a Asia.
sostenida a través de la selección natural. Su tipo social era tan
local y que asimismo demostraban provenir de una evolución
Aplicando esta teoría general a México, Molina Enríquez se
asiático como europeo, puesto que no se distinguían, argu mentaba, “ni por su hermosura, ni por su cultura, ni en general
centró en el mestizo como base de la nacionalidad. Claro que
por los refinamientos de las razas de muy adelantada evolu
esta selección no era de ninguna manera original, ya que tanto
ción, sino por las condiciones de su incomparable adaptación
Riva Palacio como Justo Sierra habían definido al mestizo
al medio, por las cualidades de su portentosa fuerza animar’.18
como el elemento dinámico dentro ele la población mexica
Además, se pertrechó en el inesperado arsenal de ideas de
na, como un estrato medio que se había abierto camino hasta
Ernst Haeckel, el biólogo alemán que posteriormente sería tan
la supremacía política durante la Reforma y que en la persona
elogiado por los nazis y que había mezclado las doctrinas de
de Porfirio Díaz aún dirigía los destinos del país.16 Pero a pesar de ser Molina Enríquez un spenceriano tan convencido, seguían
Darvvin y Lamarck sobre la selección natural con un vitalismo
aún en pie las aplastantes palabras de su maestro, que negaban cualquier posibilidad de estabilidad a la media-casta:
especie posee su propio “tipo original”, su “fuerza constructiva interna”. Incluso admitió que el "hibridismo es una fuente del
Es una unidad cuya naturaleza no ha sido moldeada por
híbrido condenado a una incoherencia permanente en el tipo,
orgánico tradicional, preservando así la teoría de que cada
origen de nuevas especies”.19 En suma, lejos de ser un mero ningún tipo social, y por ende no puede, con otros de su
el mestizo mexicano generaba una nueva raza de hombres, con
misma naturaleza, evolucionar en ningún tipo social. El
su tipo propio, su fuerza interna propia, que gracias a su adap
México moderno y las repúblicas sudamericanas, con sus
tación al medio americano estaba destinada a crecer vigorosa
revoluciones perpetuas, nos muestran el resultado [...] las
mente y a multiplicarse. De hecho, era tal la fuerza biológica de
sociedades híbridas son imperfectamente organizables...17
esta raza, que en una batalla a largo plazo por la supervivencia contra sociedades más evolucionadas, es decir, los Estados
15 Véase la “Nota científica”, en Los grandes problemas nacionales, pp. 346-348. 16 Justo. Sierra, “México social y político”, en Obras completas, 12 vols., México, 1948, t. ix, p. 131: "la familia mestiza ha constituido el factor dinámico en nuestra historia”; Vicente Riva Palacio, México a través de los siglos, 5 vols., México, 1 8 8 4 -1 8 8 9 ,1 . 1, pp. 912-915. 17 Herbert Spencer, The Principies of Sociology, 3 vols., Londres, 18761 8 9 6 ,1.1, pp. 592, 594.
Unidos, estaba destinada a emerger como la fuerza victoriosa.20 18 Andrés Molina Enríquez, Los grandes problemas nacionales, p. 349. 19 La cita de Haeckel se encontrará en Los grandes problemas nacionales, pp. 3 4 y 2 7 2 -2 7 i ; véase también Ernst Haeckel, The histoiy of Creation, 2 vols., 4a ed., Londres, 1 8 9 2 ,1 . 1, pp. 92-93, 3 0 6 y 309; un útil comentario sobre el vitalismo orgánico en Goethe puede encontrarse en Erich Heller, The Disiñherited Mind, Penguin Books, Londres, 1961, pp. 3-32. 20 Los grandes problemas nacionales, p. 356, donde Molina Enríquez habla
180
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
Para Molina Enríquez sólo los mestizos eran verdaderos
181
recientemente inmigrados y se subdividían en políticos y crio
mexicanos y en esto difería de Siena. Así, de un solo gesto, des
llos nuevos. En tanto que los criollos y los extranjeros domina
naturalizaba a todos los criollos e indios. La cuestión era senci lla. Los criollos, debido a su ascendencia europea, seguían sien do una flor exótica injertada al tronco central de la raza
ban la vida económica, los mestizos de la clase privilegiada
mexicana. Vinculados a sus antepasados de ultramar por el sen
en esta categoría eran los del bajo clero. Sólo un elemento de la
timiento, la cultura y las costumbres, siempre volteaban hacia el extranjero en busca de la salvación política. Lo que es peor,
sociedad fue tomado en cuenta como constitutivo de una clase
incluían a los directores políticos, burócratas, profesionistas, oficiales del ejército y la clase trabajadora alta. Los únicos indios
media, los rancheros mestizos, es decir, los pequeños propieta
actuaban como una quinta columna interna, dando siempre la
rios agrícolas. Finalmente, definió a la clase baja como entera
bienvenida a nuevos extranjeros para que se instalaran en Méxi co, procurando matrimonios y alianzas con estos inmigrantes para despreciar al resto de la población. Por lo que se refiere a
mente indígena y la subdividió en soldados, comuneros, la cla
los indios, Molina Enríquez simplemente hizo eco a los tradicio
División étnica de la población mexicana y su relación con ¡as clases sociales y ocupacionáies, segCin Andrés Molina Enríquez
nales temores liberales; pensaba que los indios permanecerían vinculados exclusivamente a sus pueblos, sin la menor lealtad a la nación o a su estado, debido a la multiplicidad de lenguas y grupos sociales. La verdadera patria del indio era su pueblo.21 Estas aseveraciones no pasarían de ser una mera curiosidad de ese periodo de no haber sido porque Molina Enríquez proce
se trabajadora urbana baja y los jornaleros eventuales o peones.
Clase Clases altas o privilegiadas
Casta Extranjeros Criollos
Señores Alto clero Liberales moderados Nuevos
Mestizos
— Directores políticos Profesionistas Burócratas Oficiales del ejército ■ — Artesanos trabajadores calificados
Indígenas
Bajo clero
Clase media
Mestizos
Pequeños propietarios Rancheros
Clase baja
Indígenas
Soldados Trabajadores no calificados Comuneros Jornaleros
dió a correlacionar las tres grandes secciones étnicas de la población con las clases sociales y las ocupaciones, para luego definir su papel en la historia y la política recientes. El cuadro que compiló es extremadamente idiosincrásico, pero particular mente instructivo.22 Para empezar, definió a la clase alta o privi legiada como una categoría amplia, que incluía a todos los extranjeros y criollos, muchos mestizos y pocos indios. Por su ocupación, los criollos se dividían en terratenientes, alto clero y liberales moderados; estos últimos eran hijos de empresarios de “nuestro destino manifiesto" y predice a la vez una inmigración masiva a los Estados Unidos y una población mexicana de 50 millones en un lapso de 50 años. 21 Los grandes problemas nacionales, pp. 378-424. 22 El programa está impreso en las pp. 3 08-305 de Los grandes problemas nacionales.
Ocupación
182
DARW1N1SM0 SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
DARVINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
183
La interpretación de este cuadro es de suma importancia
moderados, todos ellos criollos, pero esta alianza les impidió
para la comprensión de Molina Enríquez. De ninguna manera
destruir ese bastión de la influencia criolla que era la hacienda.
puede aceptarse que su afirmación de una correlación entre
Así, aunque en lo inmediato los mestizos lograron consolidar,
etnia y clase en México fuese exacta. De hecho, el mismo Moli na Enríquez citaba un censo reciente que clasificaba a cerca de
primero con Juárez y luego bajo Díaz, su control sobre el Esta do, más tarde se vieron confrontados a un resurgimiento criollo
la mitad de la población como mestiza, 15% como criolla y
provocado en gran medida por la inversión extranjera y la inmi
35% como india.2324No obstante, en su cuadro de ocupaciones
gración, que vinieron a reforzar a las clases propietarias a través
clasificó a la amplia mayoría de la población dentro de la clase baja, a la cual definió como enteramente indígena. En cambio,
de nuevas industrias, bancos, minas y agricultura de exporta
los tres principales grupos descritos como mestizos — el estrato
más numerosa reforzó la base popular de los mestizos.
ción. Por otra parte, la emergencia de una clase trabajadora alta
profesional y burocrático, la clase trabajadora alta y los ranche
La conclusión que se desprende de este breve esbozo es sor
ros— probablemente sumaban menos de un quinto de la
prendente y profética. Si se acepta el argumento de Molina
población. En pocas palabras, Molina Enríquez utilizó las ads
Enríquez en el sentido de que fue la Reforma, más que la Inde
cripciones étnicas como definiciones de un status social más
pendencia, la que marcó el verdadero inicio de la historia na
que genético. Una manera fácil de resolver el problema es acep tar la sugerencia de Luis Chávez Orozco y tomar al mestizo
cional, se concluye entonces que el nacimiento de la nación
como sinónimo de la clase mediarMPero esta identificación sim
por parte de un grupo relativamente pequeño de mestizos
plemente transfiere la carga ideológica a un sistema diferente,
radicales.25 Demasiado débiles para destruir el poder económi
mexicana, en lo esencial, consistió en la creación de un Estado
pues Molina Enríquez ordenó sus grupos sociales también en
co de las clases propietarias, los rancheros y la clase trabajado
cuanto actores políticos de la historia mexicana reciente. Así, la
ra urbana no pudieron proteger a sus principales aliados. Ahora
división de los criollos en liberales y conservadores, los últimos
bien, si hacemos una pausa para considerar que los elementos
compuestos de terratenientes y clérigos, fue el elemento que
sociales que lograron forjar un nuevo Estado después de la
permitió a los mestizos, definidos como radicales, tomar el
Revolución provenían precisamente de esos mismos estratos
poder durante la Reforma e instaurar una nueva política agraria
— la clase media profesional, los rancheros y los trabajadores
que benefició en primera instancia a los rancheros mestizos. Los
urbanos— , la calidad perceptiva de la visión de Molina Enrí
indios permanecieron apáticos o, si se movilizaron, participaron en el bando conservador como sacerdotes y soldados. Ante el
quez resulta de todo punto innegable. Fue esta misma confianza en los criterios étnicos lo que per
enemigo criollo y la apatía del indio, los radicales tuvieron que
mitió a Molina Enríquez defender la necesidad de un gobierno
aliarse, para poder conquistar el poder político, con los liberales
autoritario en México sin caer en una posición incómoda. Aceptó el dictum de Spencer de que la inestabilidad esencial de
23 Los grandes problemas nacionales, p. 279. 24 Véase la introducción de Luis Chávez Orozco a Andrés Molina Enríquez, “Los grandes problemas nacionales”, Problemas agrícolas c industríales, suplemento al vol. v, México, 1953.
las sociedades híbridas requería una cooperación compulsiva, 25 Andrés Molina Enríquez, La Reforma y Juárez, México, 1906, p. 2.
185
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
para luego argumentar que la cohesión social tenía que depen
absoluta de un señor feudal. Manda, grita, pega, castiga, encar
der de un gobierno fuerte para su mantenimiento, debido a que los vínculos locales de los indios y las tendencias jacobinas
cela, viola mujeres y hasta mata”.27 Molina Enríquez fue un nacionalista mexicano, un positivis
del mestizo la ponían en peligro. De cualquier manera, “para
ta radical y un darwinista social. A partir de elementos ideoló
18 4
los mestizos y los indios la forma espontánea y material de
gicos habitualmente calificados de conservadores, construyó
gobierno era la dictatorial”. Incluso en años tan tardíos como
una maquinaria para la reforma que no pusiese en peligro sus
los treinta, Molina Enríquez aún defendía los logros de Porfirio
objetivos liberales. Defendió el artículo 27 contra las acusacio
Díaz, sosteniendo que su régimen “había encontrado en su estructura y su estabilidad propia la forma definitiva de los
nes de favorecer un “franco comunismo”, con el argumento de que la declaración inicial, al reconocer a la nación como pro
Gobiernos Nacionales”. Así, no resulta sorprendente que haya
pietaria primordial de todas las tierras dentro del territorio de
despreciado la tentativa de Madero de restaurar la democracia y preferido al general Bernardo Reyes como sucesor de Díaz.26
la República, simplemente restituía a la nación y al Estado los derechos reales que una vez había gozado la Corona española.
Es obvio que un Estado fuerte resultaba tanto más indispen
Desde un punto de vista filosófico, dicha declaración iba un
sable debido a la amenaza creciente de una intervención norte
poco más allá del principio comtiano según el cual los dere
americana. Durante el porfiriato México se había convertido en
chos de la sociedad preceden y son superiores a los derechos
una dependencia económica de los Estados Unidos, con inver
del individuo.28 En forma similar, al definir como feudales a las
siones extranjeras que dominaban líneas de producción ente
haciendas y etiquetar a todos los criollos como hacendados,
ras. Pero lo que más alarmaba a Molina Enríquez era la alianza
pudo justificar la destrucción inmediata de lo que constituía el
de estos intereses con los criollos y su entrada al gobierno a través de la camarilla de los Científicos, más aún si se toma en
sustrato del antiguo régimen en México, sin poner de ninguna manera en peligro los inolvidables derechos de propiedad de la
cuenta que amenazaba con hacer de los mexicanos, es decir, de
clase media. Su defensa de la tenencia comunal para los pue
ios mestizos, extranjeros en su propio país, sometidos al des precio racista de los criollos y de los extranjeros. Con amargura
blos indígenas se fundó en una mezcla de precedente colonial y de necesidad étnica. A todas luces, Molina Enríquez prefirió
escribió: “El hecho es que la opinión plenamente admitida en
así apelar a argumentos enmarcados en términos de historia y
nuestro propio país acerca de este punto es la de que somos un
de raza, que evitaban cualquier acusación de anarquismo o de
pueblo de unidades sociales que saben menos, pueden menos
comunismo. En el contexto del liberalismo mexicano fue un
y que merecen menos que las unidades de los demás pueblos
revisionista radical que, si bien elogió los logros políticos de
de la tierra”. Esa misma pasión atizó su odio contra los terrate
Juárez y de Díaz, también atacó fuertemente tanto la iegisla-
nientes y condenó la criminal dominación que ejercían tan a menudo los hacendados: “El propietario ejerce la dominación 26 Andrés Molina Enríquez, La revolución agraria, pp. 3 2 4 y 3 8 4 -3 9 8 . Fue el general Reyes quien financió la publicación de Los grandes problemas nacionales.
27 Los grandes problemas nacionales, pp. 157 y 315; para el ataque contra los Científicos como agentes de penetración, véase Luis Cabrera, Obras, t. m, pp. 54-57, 94 y 150-157. 28 Véase Andrés Molina Enríquez, “El artículo 27 de la Constitución", reimp. en Anexos a Los grandes problemas nacionales, pp. 465-478.
186
187
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÀNTICO
DARWIN1SMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
ción agraria de la Reforma como las políticas económicas del
lión campesina, el bandolerismo puro y la violencia faccional
porfiriato. Sin embargo, al insistir en la necesidad de un Estado dictatorial, intervencionista, dotado de poderes para actuar
de caudillos ambiciosos, el sermón secular de Caso, predicado con intensidad rapsódica, conquistó un amplio auditorio entre
como patrón de obreros y campesinos, cuyos dirigentes prove nían fundamentalmente de la clase media, y dispuesto a actuar
las más jóvenes generaciones de intelectuales.29 Si Caso sembró la semilla del idealismo filosófico, José Vas
en alianza con los pequeños propietarios por encima de esos
concelos, otro líder del Ateneo, recolectó la cosecha política
sectores, Molina Enríquez demostró ser el profeta de la Revolu
cuando regresó a México en 1920, primero para servir como rec
ción y del partido que aún gobierna a México en la actualidad, el p r i .
el cargo de secretario de Educación en el gabinete del presidente
tor de la restablecida Universidad Nacional y luego para ocupar Alvaro Obregón. Vasconcelos había participado ya activamente
ni
en favor de la campaña de Francisco 1. Madero, y en 1915, a la edad de 34 años, había desempeñado el cargo de secretario de
Si la victoriosa coalición constitucionalista dirigida por Venus-
Educación en el corto gobierno provisional de Eulalio Gutiérrez.
tiano Carranza, para armarse de una justificación ideológica, se
Durante su exilio subsecuente, publicó varias obras filosóficas
apoyó en una mezcla de viejos liberales, positivistas radicales y
que dieron contorno al amplio programa de su gestión.30 En su
antiguos anarquistas, se debió en gran medida a que la élite
discurso inaugural como rector proclamó que venía como "dele
cultural de México, centrada en el Ateneo de la Juventud, o
gado de la Revolución” para conminar a la Universidad al trabajo
bien se abstuvo de participar en la Revolución, o bien se com
en beneficio del pueblo mexicano y para ayudar a las masas a
prometió con Pancho Villa y los Convencionistas. De los líde res de ese grupo sólo Antonio Caso permaneció en la ciudad
liberarse de la ignorancia y la pobreza. “La revolución — anun
de México, lustrando diligentemente la lámpara de la cultura
ció— •anda ahora en busca de sabios [...] seamos los iniciadores de una cruzada de educación pública.” Esto no significaba que
en un país desgarrado por la guerra civil En 1916 publicó un
su exhortación se confinase sólo a esta tarea social, pues también
corto ensayo, titulado La existencia como economía y como cali dad, en donde denunció a Spencer, Darwin y Malthus por su
afirmó que “a la Universidad Nacional corresponde definir los
teoría social determinista con su insistencia egoísta en la com
el lema que aún hoy enarbola: “Por mi raza hablará el espíritu”.31
caracteres de la cultura mexicana” y dotó a la institución con
petencia y la mera sobrevivencia; por ser doctrinas, argumenta
hombres encontraban su más alta forma de expresión en el
29 Antonio Caso, Obras completas, 13 vols., México, 1971-1973, t. m, pp. 5 -2 2 ; sobre su influencia, véase Enrique Krauze, Caudillos culturales en la Revolución mexicana, México, 1976, pp. 67-73. 30 No hay todavía una biografía satisfactoria de Vasconcelos; véase sin embargo José Joaquín Blanco, Se llamaba Vasconcelos, México, 1977; Joaquín Cárdenas Noriega, José Vasconcelos, 1882-1982, educador, político y profeta, Méxi co, 1982; y Gabriella de BeerJosé Vasconcelos and his World, Nueva York, 1966. 31 José Vasconcelos, Obras completas, 4 vols., México, 1961, t. u, pp. 773,
autosacrificio altruista. En un México dominado por la rebe
775 y 781.
ba, que no supieron tomar en cuenta ese excedente de energía humana que permite a los hombres jugar, dedicarse a la con templación estética y aventurarse en la acción heroica. Por en cima del imperio de la necesidad biológica y económica existía la esfera del desinterés, un campo libre de acción donde los
188
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÀNTICO
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
189
La obra de Vasconcelos como secretario ele Educación es
refrenarse y de tanto cavilar; y ahora se suelta a las empresas
demasiado conocida como para requerir una discusión extensa.
locales de la acción; en dolor o contento, victoria o yerro, pero
El envío de misiones rurales concebidas para promover la edu
siempre gloria”.33 Cuando viajó a Brasil para develar la estatua
cación popular, donde la escuela actuaba como centro de la acti
de Cuauhtémoc, el último emperador azteca, Vasconcelos pro
vidad cultural, la entrega de bibliotecas públicas, el estableci
clamó, en ese mismo tono, que ya era hora de que Latinoamé
miento de institutos de investigación agrícola, escuelas de
rica alcanzara su segunda independencia, “la independencia de
ingeniería, y la especial atención que se prestó a la incorpora ción de los pueblos indígenas a la comunidad nacional, han
la civilización, la emancipación del espíritu”. Caracterizó al
sido ya descritos con gran detalle. El papel de Vasconcelos como
que la imitación esclava de modelos extranjeros, especialmente
mecenas de un renacimiento cultural, que abarca desde el ballet
el francés, había reducido al hemisferio a la condición de
folklórico hasta la pintura mural, demostró ser decisivo. Esti
“colonias espirituales”. Él escuchaba ya “estas voces de una
muló e incluso en momentos difíciles protegió a artistas tales
gran raza que comienza a danzar en la luz”.34 ¿Tuvo alguna vez
como Diego Rivera y José Clemente Orozco, a pesar de que su
algún filosofo o poeta romántico tal oportunidad de expresar
temática a veces más que atraerle le repelía.32 Una generación
públicamente su visión o de contar con tales recursos para su
entera de intelectuales y artistas entró en el servicio público,
instrumentación? “Era la dicha estar vivo en ese amanecer”,
bajo su inspiración y dirección, para asesorar a los múltiples ins
pero ser Vasconcelos, podríamos especular, “era el mismo cie
siglo xix como “el periodo simiesco del afrancesamiento”, en el
titutos y departamentos establecidos en esa época y para instru
lo”. Seguramente en esto reside la explicación de la intensidad
mentar las políticas del gobierno revolucionario.
vibrante del mensaje: Vasconcelos se deslizó en la cresta de esa
La cualidad mesiánica de su contribución puede apreciarse mejor en el discurso que pronunció en la inauguración de la
rante la década de 1880, ganó vigor hacia finales de siglo y flu
Secretaría de Educación, un elegante edificio construido con
yó en pleamar después de la primera Guerra Mundial. ¿Sería
ola de romanticismo que se filtró en el mundo hispánico du
líneas neoclásicas, con murales pintados en las paredes de sus
demasiado sugerir que, tomando el término en su sentido más
corredores, con estatuas de Platón, Buda, Las Casas y Quetzalcóatl dominando el patio central para simbolizar la herencia
profundo, Vasconcelos fue el primer romántico mexicano? Para calar la fuerza de tal afirmación hay que retroceder al
cultural de Grecia, Asia, España y América. Para Vasconcelos,
inicio del movimiento. En sus inicios, el romanticismo fue en
el edificio anunciaba los albores de una nueva era, en la que México por fin ofrecía su propia voz a la cultura común de la
gran medida un asunto de poetas ingleses y filósofos alemanes
humanidad. Concluyó con una resonante invocación: “Gloria
tanto la francesa como la escocesa, y que se caracterizaron, des
en la tierra [...] Ya es tiempo, mexicanos. En cuatro siglos de
pués de un temerario amanecer de entusiasmo, por un rechazo
encogimiento y de mutismo, la raza se ha hecho triste de tanto
igualmente vehemente de la revolución. Si en la política inme
32 May Kay Vaughan, State, Education and Social Class in México, 1880-1928, Dekalb, Illinois, 1982; Edgar Llinás Álvarez, Revolución, educación y mexicanidad, México, 1978.
comprometidos en una batalla abierta contra la Ilustración,
diata los románticos se aferraron al carácter y cualidad de la 33 José Vasconcelos, Obras, t. n, p. 802. 34 lbidem, pp. 851-852
190
DARW1NISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
DARWINISMO SO C IA LE IDEALISMO ROMÁNTICO
191
nación'— definidos por su historia, arte y literatura— , como
Mientras en España el mensaje de Darío era rápidamente
baluartes en contra de la pretensión de los filósofos de hablar
desplazado por el surgimiento de la generación del 98, la cual,
por toda la humanidad, en un nivel más profundo los románti
dirigida por Miguel de Unamuno, trataba de definir la quintae
cos hicieron hincapié en el papel central de la religión contra el
sencia del alma nacional, en América Latina, en cambio, el esti
frío mundo de la ciencia; en esta afirmación, lanzada en forma
lo y el enfoque de Darío dominaron a todo el grupo conocido
de revelación espiritual, el poeta o filósofo asumía el papel de
como los modernistas. Su mensaje fue enriquecido por José
un profeta secular.35 Para el propósito de nuestra argumenta
Enrique Rodó, el ensayista uruguayo que en su Ariel tocó la
ción es necesario recordar que durante la mayor parte del siglo
campana nacionalista advirtiendo a la juventud de América
xix el mundo hispánico permaneció obstinadamente indiferen
Latina sobre el peligro que representaban los Estados Unidos.
te a cualquier cosa que rebasara los elementos más superficiales
Denunció la cultura materialista y utilitaria del coloso del norte
del movimiento. La liberación española respecto a Francia y la
y conminó a los jóvenes latinos a realizar hazañas heroicas en la
independencia americana con respecto a la Península fueron
esfera estética y espiritual, donde el carácter esencialmente aris
celebradas en versos neoclásicos. Así, aunque sir Walter Scott y
tocrático de su raza encontraba su expresión más idónea. Rodó
lord Byron encontraron imitadores, su influencia apenas si fue
alegaba que la verdadera patria de la raza latina del Nuevo
algo más que una simple adición al repertorio literario; más que transformar el lenguaje, se limitó a ampliar el vocabulario
Mundo no la constituían las repúblicas particulares sino la gran
de una cultura que aún atesoraba una liberación intelectual
por ende, el romanticismo se identificó con una búsqueda de
alcanzada a través del neoclasicismo durante las últimas déca das del siglo precedente. Sólo bajo el impacto de Victor Hugo y
identidad cultural y con una afirmación de unidad nacional frente a la amenaza de los Estados Unidos, pintados como la
confederación de toda la América hispana. Desde el principio,
Taine el mundo hispánico empezó a abrir cautelosamente sus
encarnación del progreso industrial y la democracia materialis
puertas al nuevo movimiento. En estas condiciones, le tocó a
ta.37 En México, por supuesto, la generación del Ateneo estuvo
Rubén Darío proponerse a sí mismo como profeta de ese nuevo evangelio que proclamaba la supremacía del arte sobre otros
casi enteramente moldeada, en su periodo inicial, por los escri
valores y que pintaba al poeta como un sacramento viviente,
rador cercano, Pedro Henríquez Ureña. Lo que distinguió su
desgarrado por las demandas de amor y plegaria, hijo de la
contribución fue calificar el positivismo en México de Ilustra
visión.36 Paralelamente, Darío celebró en verso declamatorio las
ción estéril, de opositor más que precursor de la visión profèti ca, cuya dependencia de las doctrinas anglosajonas era un obs
cualidades de la raza hispánica, aunque lanzando una mirada temerosa al poder de los Estados Unidos.
tos'de Darío y Rodó, que les fueron transmitidos por su colabo
táculo para la autonomía cultural. Pronto, Caso y Vasconcelos remontaron sus lecturas más allá de las fuentes francesas inme
35 M. H. Abrams, Natural Supernaturalism: Tradition and Revolution in Romantic Literature, Nueva York, 1971, edición de bolsillo, 1973, pp. 65-68. 36 Sobre Rubén Darío, véanse Pedro Salinas, La poesía de Rubén Darío, Buenos Aires, 194 8 ; y Octavio Paz, Cuadrivio, México, 196 5 , donde en la p. 28 define el modernismo como “nuestro verdadero romanticismo”.
diatas utilizadas por Darío, para inspirarse en las obras de Scho37 José Enrique Rodó, Obras completas, intr. de Emir Rodríguez Monegai, Madrid, 1957. La correspondencia que se encuentra en las pp. 1 3 0 0 -1306 entre Rodó y Unamuno es extremadamente iluminadora.
192
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÀNTICO
DARWINISMO SOCIA LE IDEALISMO ROMÁNTICO
193
penhauer, Nietzsche y Wagner.38 Como ninguno de los dos te
Se podría argüir que estas voces están demasiado distantes
nía chispa de invención literaria prefirieron prudentemente, aunque con reticencias, ocupar el terreno de la filosofía tratando
de Pancho Villa y de Molina Enríquez. Sin embargo, la inspi ración rectora que hay detrás de esta filosofía no estaba tan
de aplicar los argumentos tradicionales del idealismo romántico
alejada del ataque de Columbus como podría pensarse, pues
al caso de México. Sobra decir que su reacción ante la Revolu ción fue profundamente ambigua.
no hay que olvidar que entre los ocho y los 13 años José Vas
Al reflexionar sobre Vasconcelos encontramos que en su pri
norteamericanos, iba y venía sobre el puente fronterizo que separaba Piedras Negras de Eagle Pass con el fin de acudir a la
mera obra importante, Pitágoras, una teoría del ritmo, publicada en La Habana en 1916, se esforzaba en establecer la distinción entre dos tipos de conocimiento radicalmente distintos, dos visiones conceptuales de la realidad. Además del mundo de la ciencia y de la economía, gobernado por leyes generales, some tido a la necesidad, objetivo y analítico en su relación con la realidad, existía el reino del arte y de la contemplación desinte resada, al que se llegaba por medio de la percepción intuitiva, estética, de carácter sintético y subjetivo. Interpretando las doctrinas de Pitágoras con la ayuda de argumentos tomados de Schopenhauer y Wagner, Vasconcelos declaraba que el univer so en su esencia era musical, que sus elementos vibraban de acuerdo con su ritmo interno y que todos contribuían, en armonía oculta, a esa vasta sinfonía que diariamente el mundo ejecutaba para deleite del filósofo y del artista. Al comparar a Newton con Pitágoras, Vasconcelos se declaraba partidario fer viente del agorero griego, al cual saludó como “mago y esteta, filósofo y santo”. El ensayo es un poema en prosa, más que un ejercicio de lógica es una declaración de fe. Su equivalente en la literatura sería The Eolian Harp [El arpa eoliana] (1 795), de Coleridge, donde se enuncia en verso la misma doctrina del carácter musical del universo.39 38 José Vasconcelos, “D. Gabino Barreda y las ideas contemporáneas”, Obras, 1. 1, pp. 38-55. 39 Vasconcelos, Obras, t. m, pp. 9 -8 6 . Las fuentes principales de estos argumentos pueden encontrarse en Arthur Schopenhauer, The World as WiU
concelos, conocido como “Jo e” por muchos de sus amigos
and Representación [El mundo como voluntad y representación], 2 vols,, Nue va York, 1 9 5 8 ,1 . 1, pp. 257 -2 6 5 , 357; t. u, p. 450; y Richard Wagner, Prosc Worhs, 8 vols., Londres, 1892-1899. Véase “Beethoven”, pp. 57-126, donde encontramos nociones tales como “la música, revelación de la visión interior de la esencia del Mundo” y “los números de Pitágoras deben con seguridad entenderse correctamente a través de la música”. Véase también Thomas Taylor, Iamblichus’ Life of Pythagoras, Londres, 1818, reimp. 1965, p. 32, donde Pitágoras “tendió el oído y fijó su intelecto sobre las sublimes sinfonías del mundo, oyendo y entendiendo él solo, según parece, la universal armonía y consonancia de las esferas, y las estrellas que se mueven gracias a ellas y que producen una melodía más plena y más intensa que todo lo que puedan efectuar los sonidos mortales”. Coleridge en The Eolian Haq; escribió: On the one Life ivilJiin us and abroad, Which meets aíl motion and becomes its souí, A íigJtt xn souncí, a sou/tci-Itíee power m light Rhythm in aíl thought, andjoyance eveiywhere [...] And w/iflt if all of animated nature Be but organic Haips diversely fram’d That tremble into íhoughí, as o’er them sweeps Plástic and vast, one intellectual breeze, Át once the Souí of Each, and God of all [Traducción literal: “|Ohl la vida única que está en nosotros y afuera, / Que se une a todo movimiento y se convierte en su alma, / Luz en el sonido, sonora fuerza en la luz / Ritmo en todo pensamiento, y goce en todas partes. [...] Y qué sucedería si la naturaleza animada entera / No fuese sino Arpas orgánicas diversamente constituidas / Donde tiembla el pensamiento cuando sobre ellas sopla, / Plástica y vasta, una brisa intelectual, / A la vez Alma de cada una y Dios de todas ellas.”]
194
DARWINISMO SOCIAL H IDEALISMO ROMÀNTICO
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
195
escuela en los Estados Unidos. Como resultado de ello no sólo
rica.42 En La raza cósmica (1925) e Indoiogía (1926), publicados
se convirtió de hecho en bilingüe sino que mantuvo también,
inmediatamente después de renunciar a su cargo de ministro,
por el resto de su vida, un marco de referencia dual, por no
remplazó su dicotomía previa de las modalidades científica y
decir bicultural.40 Poseyó todas las actitudes de un nacionalis
estética del conocimiento por una gran teoría del progreso tem
ta fronterizo. Fiel a su propia naturaleza, asoció, siguiendo a
poral en la que la historia estaba dividida en tres etapas. La pri
Rodó, la modalidad científica del conocimiento con el mundo
mera, la fase material o militar, estaba dominada primariamen
anglosajón y atacó a los Científicos porfirianos por adorar a Spencer y Darwin. A la vez, caracterizaba esta modalidad del
te por la fuerza; la segunda, la etapa intelectual o política, estaba gobernada por la ciencia y la ley constituía una época de
conocimiento como la fuente del capitalismo industrial y del im
competencia entre Estados-naciones, y la tercera, la edad estéti
perialismo económico. En ensayos que escribió antes de re
ca o espiritual, estaba animada por el amor y la belleza y por ello era un periodo de confederación y paz. Aun cuando la
gresar a México denunció “esa civilización del taller y de la labor manual cuyo modelo se encuentra en la Inglaterra
segunda gran etapa estaba en ascenso, signos de la edad tercera
moderna”, y protestó contra ella, “aunque hoy se haya dado
y final eran ya evidentes y visibles para el ojo informado. En
en llamar civilización a ese sistema de la organización indus trial que reduce a esclavitud moral y física al noventa por
consecuencia con sus expectativas milenaristas, Vasconcelos
ciento de los hombres de una sociedad”. Su repudio de la
gación, era una causa que debería ser sobreseída ante los indi
supremacía burguesa y el darwinismo social que justificaba su
cios superiores del amor y la belleza. Tampoco tuvo empacho
dominación lo llevaron a abogar por lo que llamó “el socialis mo científico”, en el que los frutos de la industria serían com
en sacar la conclusión antinómica al exclamar: “Hacer nuestro antojo, no nuestro deber; seguir el sendero del gusto, no el del
partidos por la comunidad entera. Como secretario de Educa
apetito, no el del silogismo; vivir en el júbilo fundado en amor,
ción se dirigió a sus trabajadores en los siguientes términos:
ésa es la tercera etapa”.43 Había llegado el momento de cons
“La clase productora necesita hacerse del poder para socializar
truir el reino de Dios en la tierra, de realizar la utopía.
declaró que la moral convencional, basada en la ley y en la obli
la riqueza y organizar bajo nuevas bases las libertades públi
A estas doctrinas, ya conocidas desde los días de Joachim de
cas”.41 Aquí, en un inesperado rincón de sus escritos, encon
Fiore y de los románticos alemanes, Vasconcelos les dio una
tramos resurrecto el viejo sueño comtiano de una alianza
aplicación original al identificar el Nuevo Mundo con la escena
entre trabajadores e intelectuales para contener a la burguesía industrial.
predestinada, en la que florecería la tercera edad. Asia y Europa eran decrépitas y nada propicias, África era aún informe, sólo
Vasconcelos tocó una cuerda original al proclamar mesiánicamente que una nueva era en la historia de la humanidad esta ba despuntado y que esa nueva edad pertenecía a Hispanoamé40 John Skirius, “Génesis de Vasconcelos”, Vuelta, México, 37 diciembre de 1974, pp. 14-21. 41 José Vasconcelos, Obras, t. ii, pp. 826-827, y t. m, pp. 100 y 199-202.
42 Véase Enrique Krauze, “Pasión y contemplación en Vasconcelos”, Vuel ta, México, núm. 78-79, mayo-junio de 1983, pp. 16-26 y 12-19. 43 José Vasconcelos, Obras, t. iv, p. 382: “Todos los conflictos de la moral se resuelven entonces en la ley superior de la estética, que es amor en el cora zón, belleza en los ojos, goce infinito en la conciencia”; véase también Obras, t. u, p. 930.
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÀNTICO
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
América ofrecía esperanzas de un nuevo principio a la humani
a la retórica mexicana, hay en su obra un optimismo hemisféri
dad. Sobra decir que los Estados Unidos no figuraban en este
co que suena más a Eagle Pass que a Piedras Negras. En este mareante fermento de ideas hay otro elemento que equiere-discusiónT^fa-desde-l^d-óra-sudlegada-a-LimarVaseon— GeiGS-se-califiGÓ-a-sí-mismo-d^Ulises^portador, desde~México_de..~ la-buenanmeva-de-la-revolución-de-ideas-que-había-derToeado-al—
196
placentero prospecto: los éxitos que en ese entonces alcanzaban eran4a^TOeba-de~qnn^r:TreiTenían“emmram^mirirla~segiim:lir — fase-de-la-histQHaT-la-era-de-la-industriarla-eieneiarla-eompeten^ daTEn^lDXa^qpalabfas, era Hispanoamérica, portuguesa y castellana, la que ahora, entraba en su periodo de Destino Manifiesto. En todo esto, el hijo promisorio, la raza escogida, era el mesti zo. Vasconcelos descartó con desdén las teorías de Spencer y Le Bon sobre la inestabilidad o degeneración de las sociedades híbridas, tachándolas de calumnias imperialistas, y proclamó al mestizo primera gran raza de la humanidad, formadora de una síntesis universal, mezcla final de los pueblos de Europa, África, Asia y América. Esta raza, hispánica o latina, ya había desplega do en el terreno de la cultura su aptitud peculiar para la crea ción estética y la actividad erótica, preludio preparativo para el futuro reino de belleza y amor. La sede dominante de este nue vo reino se ubicaría en los trópicos, con la Amazonia como epi centro, opinaba Vasconcelos, mientras que los fríos países del norte se marchitarían, anquilosados en la rutina de la segunda edad. En breve, nos encontramos aquí con una combinación de las Cartas sobre la educación estética del hombre, de Schiller, y los
Discursos a ¡a nación alemana , de Fichte, cantados en el tono de Espectáculo en Broadway y Por ¡a orílla del Ontario azul, de Walt Whitman.44 A decir verdad, para un oído inglés acostumbrado 44 Friedrich Schiller, On iheAesthetic Education ofMan, Londres, 1959; hay trad. al español: La educación estética del hombre, Col. Austral, Buenos Aires, p. 77, presenta tres estadios de Naturaleza, Razón y Belleza: “A través de la Belleza llegamos a la libertad”; J. H. Fichte, Addresses to the Germán Naíion [Discursos a la nación alemana], Chicago, 1922, predice también el adveni miento de la Tercera Edad con la nación alemana como “regeneradora y recreadora del mundo”, p. 2 5 3 . Vasconcelos escribió que Walt Whitman había superado a Rubén Darío como poeta de la naturaleza americana: véase Obras, t. u, p. 1213; Pablo Nerada era el Whitman hispánico.
197
positivismo a favor de la “nueva religión de belleza”. Sus meses en Lima, escribiría más tarde, constituyeron un periodo de “des esperanza y de visión” que lo empujó a asegurar que “a nosotros nos toca un periodo de indecisión y de elección extraordinaria mente propicio para el milagro”. En ese mismo año, en su Pitágoras , describió a la élite intelectual como “espíritus elegidos [...] videntes”, los únicos con el poder para intuir las fuerzas internas que animaban a la raza, y añadió: “El filósofo, interpre tando el conjunto, es un artista en grande”. A partir de su estu dio de la filosofía hindú desarrolló la teoría de que sucesivos sabios, una serie de budas, entraban al mundo para predicar el evangelio del amor. Es más, en su Indoiogía relata que cuando proclamó el advenimiento de la tercera edad frente a un público mayoritariamente mulato en Santo Domingo le aplaudieron como si fuera una especie de mesías. Incluso se preguntó si las lastimosas edicioncillas de sus libros lo hundirían en el olvido, de manera que a las generaciones ulteriores les apareciese como un “Hermes americano”, un filósofo de sabiduría secreta, revela dor de las fuerzas internas de la raza hispánica.45 La intrépida y loca decisión de Vasconcelos para tratar de alcanzar la presidencia en 1929 sólo se comprende tomando en cuenta que estaba persuadido de ese destino personal. En aquel año, el general Plutarco Elias Calles, el “Jefe Máximo”, había reunido a las abigarradas facciones y caudillos que toma ron el poder durante la Revolución dentro de un partido oficial conocido como
pn r,
un partido que bajo diferentes nombres
45 José Vasconcelos, Obras, t. u, pp. 114; t. m, p. 43; t. ív, p. 44.
198
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
199
ha gobernado a México hasta la fecha. Ciertamente, la campa
El clímax de la Ada de nuestro héroe, en consecuencia, no
ña de Vasconcelos levantó considerable entusiasmo, hubo mul
fue la conquista de la presidencia sino, al estilo romántico, la
titudes que salieron a las calles para escucharlo y un cuadro
redacción de su autobiografía, grandiosamente bautizada Ulises
solícito-de-jóvenes intelectuales se dedicó a reunir apoyo'en su J a von-B&r o-el-t esul ta d o-fu e-una-trnge diaM^os-mítinesJu er om
criollo -(1936): Fue tal el éxito-popular de estas memorias de su -niñezr e du ea eión-y-piimera- e-mpresa-p olí tic ar qu e-Vasconcelos
brutalmente interrumpidos; muchos' desús' seguidores fueron encarcelados o asesinados y la votación final fue cínicamente
produjo tres volúmenes más, atinadamente intitulados La tor
manipulada para dar la aplastante mayoría al candidato oficial.
narraban su vida pública y sus asuntos privados hasta llegar a
En sus discursos Vasconcelos se presentaba a sí mismo como
la malhadada campaña de 1929. Su trabajo, una obra maestra
Quetzalcóatl redivivus, un profeta de la paz, un segundo Made
cuarteada de dolorosas fisuras, sobrevive gracias a su obsesivi-
menta (1937), El desastre (1938) y El proconsulado (1939), que
ro cuya misión era la de restaurar la democracia y el gobierno
dad, al dramatismo de los acontecimientos que relata y la fuer
civil en México. Sin embargo, el país estaba cansado de la gue
za vituperativa de su polémica. A pesar de sus pretensiones
rra civil y el régimen de Calles no tenía nada de exhausto.46
estéticas, Vasconcelos tenía poco sentido de la forma literaria y
Una vez más en la historia mexicana Huitzilopochtli, el dios de la guerra, desterraba a la serpiente emplumada. En esta coyun
del estilo, su trabajo a menudo adoleció de disonancias grotes
tura se le ofreció a Vasconcelos la dirección de la cristiada, la
jes y suplantaciones de la tragedia política por un sentimiento
insurgencia armada de los campesinos católicos del occidente
nostálgico de amor perdido. Lejos de alcanzar la tranquilidad
cas, entre arrebatos pro fóticos, tediosas narraciones de sus via
de México en contra de las medidas anticlericales de Calles.
espiritual, Vasconcelos prefirió revivir su propia vida en sus
Pero Vasconcelos no tenía temple para la guerra de guerrillas y
páginas, poseído poruña furia vengadora aunque algo amarga.
se escabulló ignominiosamente cruzando la frontera. Al inicio
Sólo a través del recuerdo de su madre y de sus primeras corre
de su vida profesional había escrito: “Ya sabemos que los gran
rías por el mundo de la literatura y del arte se alcanza a vislum
des guerreros son variedades del tipo criminal, habernos mu chos que no nos decidiríamos a m atar ni en nombre de la
brar por qué este hombre pudo agitar a toda una generación de jóvenes intelectuales. Por lo demás, lo que más sorprende al
patria o de la gloria”. A lo largo de toda su vida se mofó de los
lector moderno es la incapacidad de Vasconcelos para propo
caudillos calificándolos de bárbaros ignorantes y proclamó el
ner un análisis de la Revolución. Siempre fiel al evangelio
advenimiento del reino de la paz. En los hechos, propulsado por un sentido de elección providencial, condujo a toda una
maderista de la democracia liberal, se dedicó a destrozar a los
generación de jóvenes mexicanos hacia su primera derrota política y a algunos hasta a su propia muerte.47 46 Sobre esa campaña, véanse John Skirius Jo sé Vasconcelos y la cruzada de 1929, México, 1978; y Vito Alessio Robles, Mis andanzas con nuestiv Ulises, México, 1938. 47 Véase su "Teoría dinámica del derecho” (1907), en Obras, 1 . 1, p. 29.
caudillos de esos años con un espíritu de diatriba moralista que no dejaba lugar para ninguna explicación, ni de las fuerzas sociales ni del carácter político del movimiento. En resumen, su tan vanagloriada filosofía estética lo despojó de todo instru mento conceptual que le permitiese rebasar la mera superficie del acontecimiento. En lugar de ello simplemente hizo eco al ideólogo político argentino Domingo Faustino Sarmiento,
200
201
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÀNTICO
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
quien hizo el primer retrato de la tiranía de los caudillos. Sobre
propiedad destruida, de sus esperanzas traicionadas y de sus
Pancho Villa y sus asociados, Vasconcelos escribió: “De pronto
vidas puestas en peligro, sino más bien de la comedia incons
se hacía realidad otra vez en nuestro suelo el tipo del Facundo
ciente de un rey filósofo al que se le ha negado su trono terre
de Sarmiento5’. En otro pasaje, después de la descripción des-
nal. No sin razón Ortega y Gasset declaraba que el narcisismo era el vicio que acechaba a los intelectuales latinoamericanos.
^deñosa^clé'uñvaqu‘ero^hbimño7crinpantaIoñerajustados"y"un sombrero monstruosamente ancho, exclama tristemente: “Será esto de verdad México y no la corteza de europeísmo que man
Los altercados de los intelectuales literarios con la Revolución es una vieja historia, que se encuentra tanto en Rusia y
tenemos en las ciudades”.48 La antítesis entre barbarie rural y
Francia como en México. El constante desliz de los románticos
civilización urbana, entre Europa y América, la extrajo directa
hacia el ala derecha de la política es un tema igualmente fami
mente de su mentor argentino. Sin embargo, su denuncia más
liar. Pero Vasconcelos, amargado por el exilio y la derrota, fue
feroz la dirigió contra la coalición constitucionalista dirigida por Venustiano Carranza, que fue la que forjó el Estado autori
más lejos en el camino de la reacción que la mayoría de su generación. En 1936 publicó una Breve historia de México donde
tario que gobernaría al país en los años venideros. Calificó esa
abanderaba los colores de un hispanismo conservador.49 El
conquista del poder como una traición más que como una rea
pasado azteca era totalmente condenado como un despotismo
lización de las aspiraciones de la Revolución iniciada por Fran
bárbaro, manchado por el sacrificio humano y la guerra perpe
cisco I. Madero. Con el advenimiento de Calles el régimen se
tua. Por el contrario, saludaba a Cortés como a otro Quetzal-
tornó cada vez más dependiente de los Estados Unidos, depen
coatí portador de paz y civilización para el sufrido pueblo de
dencia abiertamente ostentada en el reconocimiento otorgado
México, adaptando así su filosofía a la versión franciscana en la
al embajador norteamericano Dwight Morrow. En fin, Ulises criollo constituye una acusación permanente contra la Revolu
que el conquistador aparecía como un nuevo Moisés. Al mismo tiempo, no mostraba ningún entusiasmo ni por el régimen de
ción por ser una mera conquista del poder realizada por hom
los Habsburgos ni por el de los Borbones, lamentándose tan
bres que estaban más interesados en su enriquecimiento perso nal que en el bienestar de su pueblo. Si cuatro siglos antes
sólo de la declinación de la cultura hispánica del siglo xvn. Vas
Bartolomé de Las Casas había denunciado a los conquistadores
Independencia fue en gran medida resultado de las manipula
españoles por tiranos y ladrones, también Vasconcelos conde
ciones británicas y que incluso el éxito de Juárez se había fun
nó a los caudillos de la Revolución mexicana por sus crímenes y su corrupción. Desgraciadamente, su costumbre de mezclar
dado en su subordinación a los Estados Unidos. Sólo el estadis ta conservador Lucas Alamán emergía de la historia con algún
asuntos privados con los acontecimientos públicos le quitó
crédito. Así, la historia de México como nación independiente
fuerza moral a su polémica. En última instancia, su actitud de
era un triste relato sobre generales como Santa Amia y políticos
concelos insistía, en abierto espíritu de controversia, en que la
denuncia contra la tiranía de los caudillos provino, podemos
como Juárez y Calles, que traicionaron los intereses vitales del
suponer, no tanto de la tragedia del pueblo mexicano, de su
país para congraciarse con Washington, una historia sólo miti-
48 José Vasconcelos, Obras, 1. 1, pp. 569 y 886.
49 Reimp. en Obras, t. iv; la mayoría de los hechos están tomados de Pereyra, Historia de América.
202
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÀNTICO
DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMÁNTICO
203
gada por las aspiraciones de Madero. México estaba condenado
Enríquez lanzaba escarnios precisamente contra la noción de
a convertirse en otra Texas. La insistencia en el pasado azteca y
raza latina, tildándola de propaganda criolla diseñada para reno
el carácter indígena del México contemporáneo eran parte de
var los vínculos entre España y Europa y de enemiga de la base
una campaña norteamericana para eliminar la cultura hispánica y reducir al pueblo mexicano al nivel de “pochos” texanos, des
mestiza de la nacionalidad mexicana, Vasconcelos, por el contrario, repudió el patriotismo puramente mexicano a favor de un
pojados de toda cultura nacional. La Breve historia es una irri
nacionalismo basado en la raza, de una identificación cultural
tante invectiva donde quedó plasmado su viraje desde una
con toda la América hispánica en cuanto mundo cultural en sí
visión generosa, omnicomprensiva, de su periodo en el poder hasta el amargado vituperio de su exilio. En sus últimos años,
mismo, como posible base de una gran confederación.
Vasconcelos hizo por fin las paces con la Iglesia, expurgó su
celos sobre sus respectivas contribuciones a la elaboración de
En una comparación final entre Molina Enríquez y Vascon
biografía para adecuarla al consumo pío y terminó sus días
la ideología revolucionaria, la palma ciertamente es para el más
como apologista del catolicismo, más inclinado a leer a Hilaire
viejo de los dos. Hasta cierto punto, es la vieja historia de la
Belloc que a Plotino.
tortuga y la liebre. Pues fue el aplicado provinciano darwinista social, con un estilo tan execrable como el de Spencer mismo, iv
quien construyó un sistema entero de análisis que logró inte grar la geografía, la historia y la política en una sola tesis cohe
Es instructivo indicar, a manera de conclusión, los puntos de
rente sobre la sociedad mexicana y su Estado. A pesar de la
acuerdo entre el darwinismo social y el idealismo romántico
naturaleza difícil y fastidiosa del texto, Los grandes problemas
para evitar que se juzgue insalvable el abismo que los separa.
nacionales es un clásico que todos los estudiantes de México
Tanto Molina Enríquez como Vasconcelos fueron nacionalistas
deberían leer. Por el contrario, ningún libro de Vasconcelos
que trataron de dotar a México con leyes e instituciones diseña das para proteger al país de la hegemonía cultural y económica
exige el mismo trato. Ciertamente, tanto Ulises criollo como La raza cósmica dan fe del amplio alcance de su ambición intelec
de los Estados Unidos. También resulta sorprendente que ambos
tual, son testimonios inolvidables de los trágicos acontecimien
hombres hayan estado preocupados por la cuestión de la identi
tos e ideas exóticas que determinaron la trayectoria de una
dad nacional y que hayan puesto sus ojos en el mestizo como
generación particular en la historia mexicana. Pero son tan sólo
fundamento de la nacionalidad. Ninguno de los dos prestó aten ción a las glorias del pasado indígena, ese tema tan perenne de
mientos. Los verdaderos logros de Vasconcelos se ubican en la
celebración patriótica, sino que más bien definieron a la Colonia
esfera de la acción, durante su gestión como secretario de Edu
testimonios, más que obras de arte o análisis de los aconteci
— la Nueva España— como fuente de inspiración y modelo para
cación, cuando aglutinó a toda una generación de jóvenes inte
el presente, tanto en educación como en tenencia de la tierra.
lectuales para que entraran al servicio público, y fue durante
Ambos hombres elogiaron el estilo churrigueresco en la arqui
esos años, en gran medida gracias a su mensaje mesiánico,
tectura por ser peculiarmente mexicano. Las diferencias existen
cuando la Revolución revivió como un gran movimiento social
tes entre ellos son igualmente instructivas. Mientras que Molina
de renovación, como un inicio del Renacimiento nacional.
POSTFACIO
205
autoridad política del partido gobernante no se enfrentó nunca a ninguna amenaza seria. La última rebelión importante ocu rrió en 1928, y todos los presidentes desde Cárdenas han comV POSTFACIO*
pletado su mandato.________ ____ ___ __ _____________________ La creación de un sistema estable de control político y de sucesión en México es tanto más notable si se le compara ya
A n te
la a m e n a z a d e la
R e v o l u c ió n ,
el Estado porfiriano, que
sea con la experiencia del país en las décadas que siguieron a la
había gobernadora México desde 1876, simplemente se disol
Independencia, ya sea con la situación en el resto de Hispanoa
vió, sus ejércitos fueron dispersados por la derrota, su burocra
mérica, donde los gobiernos populistas se han alternado con
cia expulsada de sus funciones y su directorio político enviado
despotismos militares. El precio de esa estabilidad es la dicta
al exilio. A los nuevos presidentes revolucionarios les llevaría casi una generación forjar un nuevo Estado comparable en au
dura burocrática, puesto que hasta hoy las elecciones en Méxi co son un mecanismo para confirmar en su cargo a candidatos
toridad con su predecesor. En el primer momento, el poder se
ya seleccionados por el Partido Revolucionario Institucional.
revirtió a las provincias y localidades, donde generales, caudi
( p r i) .
llos y gobernadores autonombrados crearon feudos autóno
se enfrenta por medio de la cooptación o la represión. Además,
mos. Más tarde, a medida que las sucesivas oleadas de la gue rra civil barrían eL país, se tejieron alianzas y patrocinios para
Estado, que van desde el policía en la calle hasta la oficina mis
apoyar a los aspirantes a la presidencia. Durante la década de
ma del presidente. Es como si los personajes presentados por
1920 surgió una nueva camada de dirigentes que trataban de movilizar el apoyo popular por medio de la formación de ligas
Payno en Los bandidos de Río Frío estuvieran ahora permanente mente incrustados en el gobierno. Evaristo sigue figurando
Toda auténtica amenaza al mantenimiento de este sistema
la corrupción sigue infectando gran parte de las operaciones de
campesinas y sindicatos. Si el presidente Calles logró unir a los
como capitán de la policía o tal vez como el guardaespaldas de
caciques regionales y a los gobernadores progresistas en un partido nacional, para mediar así en el conflicto interno, al pre
algún líder sindical. Del mismo modo, en cada departamento del Estado, los licenciados como Bedolla y Lamparilla están
sidente Lázaro Cárdenas le tocaría incorporar tanto a las ligas
perfectamente dispuestos a saquear los fondos públicos o a
campesinas como a los sindicatos en las filas del partido del
abusar de la autoridad política para asegurar su medro. En
gobierno. Además, su programa de reparto agrario, junto con
cuanto al coronel Relumbrón, sería ahora gobernador de un
la nacionalización de la industria petrolera, reforzó inmensa
estado o jefe de la policía del Distrito Federal. Tras la fachada
mente la autoridad del régimen posrevolucionario. Desde ese
del gobierno constitucional, existe un aparato de Estado que es
momento, aunque los sucesivos presidentes se lanzaron a una
a la vez represivo y parásito de la sociedad y que ofrece a sus servidores oportunidades sin paralelo de enriquecimiento a
política de industrialización que transformó la economía, la * El lector debe tener en cuenta que este postfacio se escribió en 1984. Con las elecciones del año 2000 terminó el régimen del p r i . Algunas de las observaciones pertenecen a la historia. 204
cambio de una sumisión incondicional. El grado en que el Estado mexicano utiliza la represión para mantener su autoridad fue especialmente evidente en 1968,
20 6
207
POSTFACIO
POSTFACIO
cuando una multitud de manifestantes estudiantiles fue objeto
poder desde la Independencia, en México la presidencia ha
de una gran matanza en la Plaza de Tlatelolco. No hace falta
mantenido un aura de autoridad tradicional, basada en la legi
decir que ese bárbaro acontecimiento provocó un amplio
timidad que deriva de la sucesión histórica de tlatloani a virrey,
espectro de agitación y debate políticos, con el resultado de
sucesión que da cuenta en parte del estilo monárquico del
que el presidente entrante tuvo cuidado de conciliar tanto a los
gobierno actual. Claramente, los dos momentos claves de esa
intelectuales como a la joven generación de universitarios por
historia fueron la decisión de Cortés de construir su capital en
medio de un generoso patronazgo. Le tocó a Octavio Paz, el
el asiento de Tenochtitlan y el éxito de Benito Juárez en la
más destacado poeta y crítico de México, profundizar los tér
reconstrucción del prestigio y la autoridad de la presidencia. Al
minos de la discusión. Ya en El ¡abeñnto de la soledad había tra
mismo tiempo, Paz argumenta que el Estado mexicano ha sido
tado de delinear un análisis del carácter nacional del mexicano,
siempre autoritario y represivo. ¿Por qué habría de destacarse
a la vez por medio de una meditación psicológica y de un exa
tanto a los aztecas para ensalzarlos, cuando eran bárbaros
men de la historia. El tono de aquella obra era conciliatorio y
advenedizos en el Anáhuac, cuyas principales glorias deben
pacifista. Mientras Vasconcelos acabó por pronunciar una mal
buscarse en la edad clásica, cuando existían varios centros cul
dición contra la Revolución y sus caudillos victoriosos, Paz tra
turales: en Teotihuacán, en Monte Albán, Oaxaca, y en las ciu
taba de subrayar su cualidad positiva como movimiento social
dades mayas? El Museo de Antropología recientemente cons
y nacional. Sin embargo, en Posdata (1 9 7 0 ), escrito en respues
truido, alega Paz, es un monumento a la ideología nacional,
ta a la matanza de Tlatelolco, condenó abiertamente el sistema
más altar que museo, aunque no por ello menos impresionan
político contemporáneo como una dictadura burocrática, simi
te, donde las salas de exposición están dispuestas de manera
lar en muchos aspectos a los regímenes de un solo partido de la Europa del este, argumentando que sin una verdadera demo
que magnifiquen a los mexicanos como la culminación de la
cracia México no podía esperar resolver los problemas que im plica la modernización económica.
antigua cultura mesoamericana. Más recientemente, Octavio Paz se ocupó de una biografía de sor Juana Inés de la Cruz, la célebre monja del siglo xvu que fue la poetiza más destacada del periodo colonial. No es éste el
Para un historiador, las secciones más instructivas de Posda ta son las reflexiones sobre el pasado mexicano,1 pues Paz ale
lugar para discutir ni su vida ni su poesía, que Paz trata con
ga que desde la fundación de Tenoclititlan en el siglo xiv, el
notable habilidad.2 Sin embargo, a pesar de su fiel retrato de la
destino del país, ya se llamara Anáhuac, Nueva España o Méxi co, ha estado siempre determinado por la capital. Mirado des
cultura barroca en la que se educó sor Juana, Paz no puede ocultar su repugnancia por un sistema en que la Inquisición y
de el punto de vista de los gobernados, hay una evidente conti
el episcopado asfixiaban todo signo de disidencia intelectual.
nuidad de la autoridad entre el tlatloani azteca, el virrey
Para Paz, sor Juana poseía un espíritu moderno que fue final
español y el presidente mexicano. Mientras que en otros luga
mente aplastado por la pesada mano de la censura eclesiástica,
res de Hispanoamérica caudillos y generales han detentado el
represión que Paz no vacila en equiparar con el sistema em-
1 Octavio Paz, Posdata, México, 1970, pp. 99-148.
2 Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cmz o Las trampas de la fe, 1982.
fc e,
México,
208
POSTFACIO
pleado por la Unión Soviética. A diferencia de Vasconcelos, Paz no ha emprendido una jornada a Canosa. Al mismo tiempo, su final falta de simpatía por el periodo colonial brota de su libe ralismo tradicional con su inseparable anticlericalismo. Pues la cultura del catolicismo que animaba el periodo colonial y que, muy modificada y erosionada, sigue gobernando sin embargo gran parte de la cultura popular de México, es una ofensa tanto para los hombres universitarios que llenan los cargos guberna mentales como para la élite intelectual que intenta influir en el régimen. Si el Estado asignó generosos fondos para el Museo de Antropología y a la vez, más recientemente, para la recons trucción de la gran pirámide de Huitzilopochtli frente a la cate dral, una suscripción popular ayudó a financiar la construc ción de la gran basílica en honor de Guadalupe en Tepeyac. Si el Museo está en gran medida lleno de turistas y niños de escuela, en cambio en Tepeyac Nuestra Señora de Guadalupe sigue atrayendo a cientos de peregrinos cada día de la semana. Tenemos aquí un México muy alejado de la ideología del Esta do, pero al que habrían reconocido tanto los primeros francis canos como el padre Mier. Pues el pasado vivo del México moderno, contra el que todavía desata sus iras la élite intelec tual, ya sea de persuasión liberal o socialista, no es el de Análiuac sino el de la Nueva España.
APÉNDICES
APÉNDICE I
__________________
-MmueLGamio-y-eLindigenismO' o ficial mM&xico-— -™...
i El nacionalismo se manifestó en la ideología oficial mexicana antes y después de la Revolución, Andrés Molina Enríquez y José Vasconcelos, aunque desde muy diferente posición inte lectual, denunciaron las imitaciones estériles de doctrinas europeas que le sirvieron a la reforma liberal de mediados del siglo xix para justificar políticas que tenían antecedentes colo niales, Al señalar que el “mestizaje” era la fuente histórica de la nacionalidad mexicana, estos dos intelectuales hacían eco de las palabras de Justo Sierra, ilustre exponente del patriotismo liberal en el porfiriato: “La familia mestiza ha constituido el factor dinámico en nuestra historia”.1 Era tal la importancia del movimiento nacionalista en México en las primeras déca das del siglo xix que para justificarlo se invocaba el darwinismo social y el idealismo romántico. Le tocó a Manuel Gamio (1 8 8 3 -1 9 6 0 ) aplicar los principios antropológicos de Boas a esa causa, aunque partiendo de la base de que la civilización indígena había dejado una huella perdurable en el desarrollo de México. Hasta en el título de su libro, Foijando patria (1916), aclamaba Gamio a la Revolución porque derruía los obstáculos que impedían la creación de “la futura nacionalidad [...] la futura patria mexicana”. Aunque no tomó parte en la lucha armada, alabó a Pablo González, el poco distinguido general carrancista, por ser “un nacionalista intuitivo”, y del propio 1 Justo Sierra, Obras, 14 tomos, México, 1948, t. ix, p. 131. 211
213
APÉNDICES
APÉNDICES
Carranza dijo que arinque era una persona “con muchos defec
la antigua Grecia, pero ausente entre los aztecas, a los que des
tos, era sin embargo un verdadero progresista y un hombre del pueblo”, lo que demuestra que Gamio estaba a favor de una
una exagerada fealdad, según los principios de belleza euro
212
___________ coalición constitucionalista, y no de las fuerzas populares que ------ ----- -----dir-igían-EmiliaRO-Zapat-a^y-P-aneho-^illa^-In-l-QS^-rGamio—
cribía como “un pueblo montañés y guerrero; robusto, pero de peos; embrutecido por el despotismo, acostumbrado a las cere monias de un culto sanguinario, está por ello mismo poco dis-
manifestó que siempre tuvo como objetivo profesional fomen
puesto para elevarse al cultivo de las bellas artes”.5 En vista de
tar “un verdadero nacionalismo integral”, para evitar que se pudiera caer en ios extremos contemporáneos del fascismo y
estos comentarios, no sorprende que Ignacio Ramírez, ministro
"del-comunismo:3--------------- ;------------------------------------------------------
de Justicia en el primer gabinete de Juárez y gran admirador de Jbiumboldt,-tachara-aJaxivilhaciómaztecaMe-despQtica«y_.dQmi^.
Para valorar la importancia de la aportación de Gamio a la
nada por supersticiones y miedos, y calificara de bárbaros el
tradición política y cultural de México, hay que tener presente
arte y la literatura que quedaban como vestigios de su cultura.6
que aunque los principales ideólogos de la insurgencia de 1810,
Según los liberales, dos grandes obstáculos se interponían
Fray Servando Teresa de Mier y Carlos María de Bus taimante,
en el camino de una sociedad laica, democrática: el poder y la
invocaban la grandeza del Análiuac como la mayor gloria de la
riqueza de la Iglesia católica, y el atraso y aislamiento milenario
patria criolla, definiendo al pueblo de México como una nación que había luchado tres siglos para liberarse (proposición que se
Iglesia y al clero su autoridad oficial; y eliminó la personalidad
incorporó en la Declaración de Independencia de 1 8 21), la
jurídica de los pueblos indígenas, al distribuir sus tierras
mayoría de ios liberales mexicanos del siglo xix desdeñaban a los aztecas, a quienes consideraban bárbaros, y a los indígenas
comunales entre particulares. Como resultado, aun cuando los
contemporáneos, a quienes veían como un estorbo para la
sus tierras, muchas comunidades se vieron indefensas ante la
modernización del país.4 Para justificar su opinión, citaban a
expansión de las haciendas aledañas, lo que propició una fuer
Alexander von Humboldt, quien proyectaba en sus estudios de los monumentos y códices prehispánicos sus preconceptos neo
te concentración en la tenencia de la tierra. Pero los ideólogos radicales que llevaron a la práctica estas medidas tardaron
clásicos, sosteniendo que siempre coexistieron el desarrollo
mucho en percatarse de las consecuencias de sus políticas.
estético y la libertad política, unión supremamente realizada en 2 Manuel Gamio, Forjando pabia, 2a ed., México, 1960, pp. 1 6 9 ,1 8 1 ; José Vasconcelos y Manuel Gamio, Aspects ofMexican Civilization, Chicago, 1926, p. 177; como era de esperarse, Vasconcelos escribió sobre “las bases latinoa mericanas” y Gamio sobre “las bases indígenas” de la civilización mexicana. 3 Manuel Gamio, Arqueología, e indigenismo, introducción y selección de Eduardo Matos Moctezuma, México, 1972, p. 175; nótese que en esta selec ción se reproducen partes de Hacia un México nuevo, México, 1935. 4 D. A. Brading, Los orígenes del nacionalismo mexicano, México, Era, 1980, pp. 73-82 y 106-115.
del pueblo indígena. La Reforma le quitó sus propiedades a la
propios indígenas individualmente siguieran siendo dueños de
Dogmáticamente convencido de que el progreso económico sólo se podía lograr por medio del libre comercio de los intere ses individuales en un mercado sin restricciones, Ignacio Ramírez observó que los indígenas estaban tan inmersos en el lento ritmo de la vida rural que, más que ciudadanos libres de 5 Alexander von Humboldt, Visteis de las cordilleras y jnonumentos de los pueblos indígenas de América, traducción e introducción dejarm e Labastida, México, 1974, pp. 87, 95 y 236-237. 6 Ignacio Ramírez, Obras, 2 tomos, México, 1 9 6 6 ,1. 1, pp. 221 -2 2 2 .
j
214
APÉNDICES
APÉNDICES
;■
una república liberal, parecían hormigas industriosas, y precisó
1
que por su mismo aislamiento y por la multiplicidad de sus
|! -----------------lengoaslarmayDrpOTt^
215
propósito liberal de transformar a un país atrasado en una nación moderna, capaz de defenderse de la hegemonía ex"tranjera.8
¡ ___________ como mexicana, ya que “estas razas conservan aún su naciona. lidad, .protegida,.por .el hogar .doméstico, .y pone! idioma”. ! ,An drés Molina Enríquez, en su obra Los grandes problemas nacio nales (1909), fue el primer intelectual liberal que defendió con empeño el principio de tenencia comunal de las tierras de los*I7 _ _ _ _ p .u e b l o s 4 n G l í g e n a s r =pero.mG-mostró-gran4nterés-en4a-hist©Ha^ de los mismos, excluyéndolos de la nación mexicana, a la que
I
I
La base intelectual de la carrera pública de Gamio se sustentó en sus conocimientos de arqueología. Estudió un año (1909-1910) *c0n-Franz-B©as-en4a-Universida d-de-Golumbia^B o a s.,~ q u ie rL _ _ además de encabezar un movimiento renovador en el mundo
Lo que hizo Manuel Gamio fue poner de cabeza un siglo de
antropológico de los Estados Unidos, ayudó a crear la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología en la capital de Méxi
desprecio liberal, devolviéndole a Anáhuac su lugar como el
co, impresionó mucho a Gamio.9 Bajo la dirección de Boas,
definió como una nación fundamentalmente mestiza.
glorioso cimiento sobre el cual se yerguen la historia y la cultu
Gamio realizó excavaciones en San Miguel Amanda, Azcapotzal-
ra de México; y a la vez exigió que se revaloraran las formas del
co, empleando por primera vez en el continente americano el
arte indígena y se rechazaran los cánones neoclásicos de la
método del análisis estratigráfico, método que permitió a los
estética para juzgarlas. Al igual que Molina Enríquez, pidió
arqueólogos seguirle el rastro a diferentes culturas a través de.
la redistribución de la tierra sobre una base colectiva y abogó
capas sucesivamente más profundas y más antiguas de mani
porque se le diera nuevo impulso a la industria artesanal de los
postería y tepalcatería. En reconocimiento a la calidad de sus
pueblos. Sin embargo, el indigenismo oficial que promovió
investigaciones, que fueron dadas a conocer en 1913 en el Con
Gamio tuvo como objetivo final incorporar a las comunidades
greso Internacional de Americanistas, Gamio sucedió a Boas en
indígenas en la sociedad nacional del México moderno. Ga mio, liberal laico, criticó a la Iglesia católica y al catolicismo
el cargo de director de la Escuela de Arqueología, y de 1912 a 1915 trabajó también en el Departamento de Monumentos
popular que gobernaba la mente y la vida del pueblo, y ofreció
Arqueológicos, del que llegó a ser director general en los
a cambio difundir conocimientos científicos y beneficios estéti
momentos más ciáticos de la lucha revolucionaria.10 En 1917,
cos. Por lo tanto el indigenismo, más que una misión, fue el medio para lograr un fin: si su propósito era incorporar a los indígenas, entonces, más que reforzar, habría que destruir la cultura tradicional de las comunidades indígenas. El naciona lismo modernizante que proponía Gamio ofrecía el paliativo de las glorias del pasado, pero su visión interna se basaba en el 7 Ignacio Ramírez, ibidem, t . 1, pp. 190-191; t. n, pp. 183-192.
8 Ángeles González Gamio, Manuel Gamio. U?ia lucha si?i Jiñaí, México, 1987. 9 Para datos biográficos de la carrera profesional de Gamio, véase Juan Comas, “La vida y la obra de Manuel Gamio”, en I. Bemal y E. Dávalos Hur tado (comps.), Estudios antivpológicos publicados en homenaje al doctor Manuel Gamio, México, 1956; también véase Gonzalo Aguirre Beltrán, “Prólogo en Alfonso Caso”, en La comunidad indígena, México, sEp-Setentas, 1971. 10 Véase Ignacio Bemal, A liisíory of Mexican Ávchaeology, Londres, 1980, pp. 1 6 0 -1 6 9 ; Gordon R. Wiley y Jeremy A. Sabloff, A liistory of American
216
APÉNDICES
APÉNDICES
gracias al apoyo de Pastor Rouaix, ministro de Agricultura en
grantes del equipo dieron cuenta de la mitología y de la cultura
esa época, se nombró a Gamio director del nuevo Departamento
de esta civilización antigua. En su introducción a la obra, Ga mio manifiesta que aúrrno es posiblehjaiie feclra a los monu-
“de "Antropología; puest'o'que ocupó hasta 1 9 2 4 .“ .......................... En ese periodo, Gamio se distinguió por la tarea que más
21 7
huella ha dejado, o sea, la restauración de la .zona arqueológica
m entos, y que sólo se pocha c onjeturar acerca de la relación entre Teotihuacán.y Tula, capital del reino Lolteca. Gamio.se
de Teotihuacan. En los últimos años del porfiriato, Leopoldo
abstuvo de pronunciarse en forma definitiva acerca de la civili
Batres había desmontado la vegetación acumulada durante
zación indígena, dejando que los descubrimientos arqueológi
siglos en las dos grandes pirámides. Fue un trabajo torpe, poco
cos dieran fe de los hechos. Pero a pesar de esta omisión, la
-proresional1-que-despojó-de»simetría-a4os-monumentGs*y4knóde escombros los alrededores. Con un equipo de arqueólogos y
«Galidad»profesÍGnal*d&-la-empr©sa-©ra-obvia-y-la-Unwersidad-de.
unos 3 0 0 peones, Gamio hizo un levantamiento minucioso del
honor para un mexicano en esa época y prueba clara de su alto
centro ceremonial, puso al descubierto algunos de sus elemen
rango académico en el mundo.
Columbra le otorgó un doctorado a Gamio por su trabajo, raro
tos más importantes, y desbrozó la Ciudadela, revelando que
Teotihuacán se convirtió en el monumento público más
Formaba parte de un templo dedicado a Quetzalcóatl con las
importante de México y situó a la civilización prehispánica en
grandes cabezas de serpiente que caracterizan el culto a ese
el lugar que le correspondía en la base de la historia de México.
dios. A la vez, hizo trabajos de restauración para evitar que la
Ya no se podía despreciar por bárbaro el pasado indígena, y
zona sufriera deterioro; por medio de algunas excavaciones
mucho menos se podía clasificar a los aztecas, como preten
profundas, hizo estudios estratigráficos para determinar la
dían algunos antropólogos estadunidenses, como apenas supe
secuencia de asentamientos humanos en Teotihuacan; y llevó una crónica minuciosa, con fotografías, planos y gráficas, de
riores a los iraqueses. La escala imponente de este centro cere
los trabajos que se iban realizando. En 1922, Gamio publicó el
Egipto, dándole nuevo impulso a la vieja tesis criolla de que la
material recopilado por sus colaboradores en una obra de dos
grandeza del imperio prehispánico era la gloria de México, tesis que popularizó Gamio en una guía de turistas que publicó
tomos titulada La población del Valle de Teotihuacán.11 Ignacio
monial lo ponía en la misma categoría que las pirámides de
Marquina fue el autor de la primera descripción completa de
en esa época, con el propósito de que el turismo nacional e
los monumentos y de la zona de Teotihuacán, con abundancia
internacional viniera a admirar su obra.12 Con esto, Gamio
de ilustraciones y detallados análisis de la secuencia de las
echó a andar lo que había de convertirse en una industria neta mente mexicana: la reconstrucción de monumentos antiguos,
superposiciones de manipostería y de los frisos. Otros inteArckaeology, San Francisco, 1974, pp. 8 9 -9 1 ; y David Straug, “Manuel Gamio, la Escuela Internacional y el origen de las excavaciones estratigráficas en las Américas”, en Manuel Gamio, Arqueología c indigenismo, op. cil, pp. 107-233. 11 Manuel Gamio (com p.), La población del Valle de Teotihuacán, México, 1972, 2 tomos, ed. facsimilar en 5 tomos, introducción de Eduardo Matos Moctezuma, México, 1979.
industria artesanal financiada por el Estado con el doblé objeti vo de recuperar la gloria nacional y de atraer turismo en masa. En México, la arqueología se rige tanto por razones políticas y prácticas como por criterios académicos. 12 Para turismo, véase Manuel Gamio, Teotihuacán, 1. 1 (i), pp. xxyifxxviir. ^
'v;?.-\
y
'•'A " i ',\
218
APÉNDICES
No contento con estudiar el pasado, Gamio también quiso analizar y modificar el presente. En línea paralela con sus des
APÉNDICES
219
zona, uno de ellos básicamente indígena, y el otro predomi nantemente mestizo-europeo.14
cubrimientos arqueológicos, hacía estudios de antropología
Para este trabajo, Gamio se apoyó en las ideas de Franz
. aplicada. Para Gamio, estas dos tareas se vinculaban, ya que en ’ Forjando patria había planteado la tesis de que la mayor parte
Boas, quien sostenía que había que clasificar a los grupos por conceptos culturales y'no por raza, que era entonces la teoría
de la población mexicana, definida en gruesos términos cultu
prevaleciente en las ciencias sociales en los Estados Unidos.
rales y no por criterios lingüísticos, se componía de indígenas.
Según Boas, no había razas superiores o inferiores, puesto que todos los grupos humanos tenían más o menos los mismos ^angos^de-GapaGidades-y-euaMadesT-y-en^ese^Gaso-no-tení^
Para comprobar su tesis, Gamio organizó, simultáneamente ^corusu-trabájo^arqueologiGO-enda.zona^umestudio-etnografiGo’ del distrito de Teotihuacán con un equipo de especialistas. Los
objeto agrupar a las razas y a las naciones en una clasificación
resultados de este estudio, que abarcaron diversos temas, in cluyendo agricultura, tenencia de la tierra, dieta, religión, tra
evolucionaría, práctica muy popular entre los exponentes del
diciones, medicina y hasta historia colonial para hacer un
“blancas” a la cabeza del progreso universal de la humanidad.
darwinism'o social, quienes colocaban a las naciones teutónicas
puente entre el pasado y el presente indígenas, fueron publica
Gamio se servía de estas ideas de Boas para rechazar el deter-
dos en el segundo tomo de La población del Valle de Teotihuacán.
minismo genético que impregnaba el pensamiento social de
De nuevo, Gamio dejó que sus colaboradores presentaran sus
México en esa época. Todos los seres eran iguales, si no ante
trabajos, haciendo él únicamente el resumen de los resultados
Dios, por lo menos ante el antropólogo. Por este motivo,
a fin de que sirvieran de base para sus recomendaciones. Ante
Gamio siempre se refería a la “civilización” indígena difundien
todo, Gamio estaba convencido de que los indígenas contem poráneos conservaban en esencia, aunque erosionada, la cultu
como “las manifestaciones naturales e intelectuales” de cual
ra tradicional de sus antepasados. En sus manifestaciones
quier grupo humano. Gamio hacía notar que si los indígenas
materiales e intelectuales, la población indígena exhibía las características de una identidad intransigente, perdurable, muy
contemporáneos parecían estar sumidos en un embrutecimien to rural, su atraso se debía1atribuir a una dieta inadecuada, a la
parecida en el siglo xx a la de la época de la conquista,13 cosa
falta de instrucción, a su pobreza material y al hecho de encon
que intentó demostrar Gamio señalando por una parte que
trarse aislados de los estímulos de la vida.nacional. Nada de
sólo 5% de los habitantes de Teotihuacán hablaban náhuatl y
original tenían estas afirmaciones, ya que justo Sierra había
que las mediciones físicas mostraban que únicamente 60% de
dicho en un conocido escrito que la dieta y la educación eran
dichos habitantes eran indígenas, y el resto, mestizos; y por
determinantes gemelos del atraso de los indígenas.15
do en México los conceptos de Boas, que definía la cultura
otra parte, mediante un cuadro que elaboró de características culturales, demostró que coexistían dos grupos distintos en la 13 Para esta hipótesis, véase Manuel Gamio, Forjando patria, p. 96; Teoti huacán, 1.1 (i), t. XXIX.
14 Manuel Gamio, Teotihuacán, 1.1 (i), pp. x x v ii ~x x ix ; t. n (iv), p. 1 6 5 . Los resultados de las mediciones físicas fueron: 5 6 5 7 indígenas, 2 1 3 7 mestizos y 5 3 6 blancos; las mediciones culturales dieron 5 5 4 4 personas de "civiliza ción indígena” y 2 866 de "civilización moderna”. 15 Manuel Gamio, Forjando patria, pp. 24, 9 5 ,1 0 6 ; Justo Sierra, Obras, t. íx,
220
APÉNDICES
APÉNDICES
221
Con base en estos principios, Gamio defendió los logros
Al tiempo que pedía se revalorara la civilización indígena,
estéticos de la civilización indígena, atacando de frente los
Gamio iniciaba una campaña para darle nueva vida a la indus
cánones del gusto neoclásico que predominó en el arte acadé
tria artesanal popular mexicana, en especial a los textiles, la
mico de México hasta la víspera de la Revolución. Preguntaba si no había una semejanza impresionante entre el cubismo
cerámica, la orfebrería y la. porcelana. Aunque muchas de. estas
incipiente y el arte azteca, a la vez que señalaba que bastaba un
embargo la tradición y los rasgos indígenas, incorporando
artesanías se originaron en la época colonial, guardaban sin
análisis superficial para descubrir que la literatura y el arte de
armónicamente las técnicas y formas hispanas e indígenas.
la civilización prehispánica eran tan bellos y tan originales
Lamentablemente, en el siglo xix había decaído mucho la pro-
»como-aualesquiern^qü&^^tebiei;axa-prodüGÍdo^ñ^é^G0^6iü los siglos que siguieron a la conquista. Al mismo tiempo,
riumónudeussmsuDbjemsrctó de artículos extranjeros, y por el otro al establecimiento de
advertía que no había que aplicar criterios europeos mal enten
industrias modernas en México, cuyos productos no tenían
didos a los artefactos y a la artesanía indígenas, puesto que aún
una buena acogida en los mercados exteriores. En cambio, las
no había bases para juzgarlos estéticamente. En general, los
artesanías gustaban mucho en el extranjero, pero se requería que el Estado propiciara la modernización de su producción y
observadores se embelesaban con aquellas imágenes que acci dentalmente se asemejaban a la forma europea, como la del
distribución. “La industria nacional”, como llamaba Gamio a
Caballero Águila, y desechaban las que les parecían feas, como
las artesanías, generaba fuentes de trabajo que hacían mucha
la compleja escultura de la Coatlicue. No le bastó a Gamio de
falta en las zonas rurales, y contribuía al desarrollo económico
fender la relatividad de los gustos estéticos, sino que también sostuvo que Los artistas mexicanos deberían inspirarse en estas
de las comunidades indígenas. En Teotihuacán, Gamio propul só activamente la producción de artesanías, y si no todas
fuentes indígenas, especialmente porque al hacerlo su propio arte sería más accesible y atractivo para la población indígena
sobrevivieron, la variedad enorme de objetos de piedra que se exhiben ante los turistas contemporáneos que visitan la zona
contemporánea. Con esta idea didáctica en mente, Gamio pro
arqueológica son un tributo a su previsión.17 O sea que tam
puso que el Estado creara un Departamento de Artes Plásticas,
bién en este campo fue Gamio el iniciador de una política que
con objeto de fomentar un arte nacional, afirmando que esa
habían de continuar los gobiernos mexicanos subsiguientes y
forma de arte “es una de las grandes bases del nacionalismo”.16
que a la fecha forma parte del indigenismo oficial.
Para iniciar ese programa comisionó a Francisco Goitia, artista indígena, cuyos cuadros de paisajes, iglesias y retratos de gente
Pero las actividades de Gamio no se limitaron al mundo de la cultura. Se interesó también en la reforma agraria, que veía
de Teotihuacán, en un estilo algo impresionista, formaron par
necesariá. Haciéndose eco de Molina Enríquez, señaló que
te de la obra que se publicó sobre ese Valle.
mientras las Leyes de Indias de la Colonia habían protegido la
pp. 126-127. Para Boas, véase George W Stocking, Jr., Race, Culture and Evoluííon. Essays in the History ojAnthropology, Chicago, 1968, pp. 161-234; y Marvin Harris, The Rise ojAiUhropoíogical Theoiy; Londres, 1969, pp. 250-318. 16 Manuel Gamio, Forjando patria, pp. 40-47 y 55.
tenencia de la tierra de los indígenas, las Leyes de Refonna, por el contrario, habían servido para arrebatarles sus tierras a los 17 Ibidem, pp. 140-147; Teotihuacán, 1.1 (ii), pp. xc-m.
222
223
APÉNDICES
APÉNDICES
campesinos indígenas. “La Constitución de 185 7 — dijo
benefició a la comarca de Teotihuacán, y los datos indicaban
Gamio— es de carácter extranjero en origen, forma y fondo.”
que prácticamente no se había registrado aumento alguno en la
Los partidarios de la Reforma habían expedido leyes y creado un sistema de gobierno adecuado para apenas una cuarta parte
población entre 1810 y 18 7 6 , ni entre 1876 y 1919. Este estancamiento se debía en parte a la carencia de tierras, y en
de. la población, un sistema exótico e inapropiado para la gran
parte al alto índice de mortalidad infantil, a las hambrunas
masa indígena. En Forjando patria pedía que se tomaran medi
periódicas y a la emigración. Unos siete hacendados eran due
das para reconciliar a los yaquis de Sonora y a los mayas de
ños de 9 523 hectáreas, o sea, 90% de la tierra cultivable de la
Quintana Roo, a ñn de incorporar a estos grupos disidentes en la nación. Aceptó además que, aunque hubiera algunos bandi
región, y el remanente estaba en manos de pequeños propieta rios. Las haciendas dedicaban buena parte de sus tierras al cul
dos en el zapatismo, existía un “zapatismo legítimo o indianis
tivo del maguey y producían pulque para la ciudad de México.
m o”, que no se circunscribía únicamente a Morelos, sino que
Sólo cuatro haciendas tenían irrigación, y nada más en una
representaba a un tercio de la población, y que simplemente
había tractor. Únicamente las grandes haciendas producían tri
pretendía devolver a los pueblos indígenas las tierras comuna
go, pero el maíz se cultivaba por igual en las haciendas y en los
les que habían perdido a causa de las Leyes de Reforma. Al ata
pueblos. Pese a la preponderancia de las haciendas, en 1900
car la Reforma, Gamio reiteraba el dictamen de Montesquieu,
sólo empleaban a 371 peones acasillados, y el resto de la
en el sentido de que las leyes deben derivar “de la naturaleza y
población vivía en más de 30 pueblos dispersos, grandes y chi
necesidades de la población”, y no ser sólo principios abstrac
cos, en los que había algunas casas con huertas de buen tama
tos importados del extranjero.1^
ño. Aunque los datos de Mendieta parecen indicar que las pro
Para el gran estudio de Teotihuacán, Gamio comisionó a
piedades comunales tenían una extensión mayor de las 977
Lucio Mendieta y Núñez para que siguiera el rastro de la
hectáreas que él había calculado, no hay razón para desautori
tenencia de la tierra en la región desde el principio de la Colo
zar su conclusión de que la mayor parte de las familias carecía
nia .hasta la fecha.1819 Los resultados que publicó demostraron que, aunque España comenzó a expedir títulos de propiedad
de tierra suficiente para satisfacer sus propias necesidades, de manera que la clase más numerosa en las comunidades se
en el siglo xvi, y las tierras cultivables pasaron a manos de
componía de jornaleros que buscaban trabajo de temporada o
españoles a medida que se reducía la población indígena, los
que se colocaban como peones en las haciendas grandes. Sin
pueblos siguieron teniendo tierras comunales hasta la época de
embargo, en los pueblos por lo regular también había una que otra familia indígena influyente, con propiedades y con cierta
la Reforma, cuando la mayor parte de la población quedó re ducida al nivel de campesinos sin tierra. La Independencia no
autoridad. Mendieta y Núñez advertía que no se debía ir dema siado aprisa en la redistribución de las tierras porque para
18 Manuel Gamio, Forjando patria, pp. 30, 72 y 172-181. 19 Teotihuacán, 1. 1 (ii), pp. 7 0 9 -7 7 4 ; t. n (v), pp. 4 4 8 -4 7 0 . Nótese que Mendieta y Núñez también realizó un estudio de los problemas agrarios de México e hizo una revisión de la legislación actual con base en la obra de Wistano Luis Orozco y Andrés Molina Enríquez, en el t. u (v), pp. 177-572.
abastecer a la capital se necesitaba de pequeñas propiedades eficientes, mecanizadas y con irrigación, por lo que convenía, a la vez que se repartiera más tierra a los pueblos, tomar medidas para modernizar la agricultura.
224
APÉNDICES
Gamio hizo suyas estas conclusiones, a la vez que se mos
APÉNDICES
225
mo”.20 Para justificar la torpeza de la expresión ideológica de
traba reservado para precisar la m ecánica a seguir en una
Gamio hay que recordar que en ese mismo año Molina Enri
reforma agraria, prefiriendo atacar al bolchevismo para defen
quez defendía el artículo 27 de la Constitución, alegando que
der sus recomendaciones. Se hace notar que todo esto ocurría justamente-durante el régimen-de Gbregómy-en-medio-de-la-
se sustentaba históricamente en los derechos reales de la -•Gorona-española -y*filosófieamente- en-los-prineipios--posit-ivis—
•histeria que- se* había- desatado-en-los-Estados-Unidos-per-el—
-tas-de-Comte^ E™---------------------------------------------------------
“peligro rojo”. Sin embargo, los argumentos de Gamio care cían de ingenio dialéctico. En primer término, aceptaba que en la ciudad de México1“eí socialismo ira hecho tan grandes y positivas conquistas como en cualquier otro país del mundo”,
ni Hacer hincapié en las diversas manifestaciones de la trayectoria
nes.deJ.QSrií:abajadoxes.habíarLiiiej.oxado^gra,cias^aJa.accÍQn..
de Gamio (su revaloración del arte prehispánico; su estímulo ,.para.reactivarJaJndustria.artesanai;.^u,jiisistencia.enJa.nup.er^......
colectiva y a la organización de sindicatos, con lo cual se
vivencia de las tradiciones prehispánicas; su fuerte crítica del
incorporaban ai mundo moderno. En contraste, en Teotihuacán se desconocía o no venían al caso las ideas socialistas.
liberalismo clásico y del comunismo contemporáneo por tra
con la única excepción de Rusia. En esos años, las condicio-
Desgraciadamente, en la capital había “líderes pseudo-bolche-
tarse de doctrinas exóticas; su preocupación por las realidades sociales en contraste con las doctrinas abstractas, y su vivo
vistas” que proponían instaurar soviets (consejos) en México;
anhelo de crear una nación unida, fuerte) es retratarlo como
se trataba de individuos que desdeñaban “las leyes indeclina
un típico nacionalista romántico, un hombre que mental y
bles de la evolución” para venir a imponer formas modernas,
afectivamente respondía casi por instinto a los temas e ideales
extranjeras, de organización en comunidades que aún vivían
que en el siglo xvtn habían impulsado a los patriotas alemanes a rechazar la Ilustración. El “particularismo histórico” que se le
en diversos niveles de cultura neolítica, prehispánica o medieval. De cualquier manera, agregó, Washington no acep
achaca a Boas le sirvió de base para rechazar el darwinismo
taría tal situación, sino que intervendría en perjuicio de la
social y su secuela de penetración imperialista. En las primeras
soberanía nacional. Como alternativa, Gamio hacía notar que
páginas de Forjando patria, Gamio se proyecta como un román
en la época prehispánica los pueblos se gobernaban por una
tico al instar a los “revolucionarios” mexicanos a que forjen
“organización comunista del trabajo [...] una aplicación prác
una nueva patria de hierro hispano y bronce indígena; y en su manifiesto empieza por afirmar que, a juzgar por Japón, Ale-
tica y feliz de las teorías de Marx”. Este “sistema comunista de propiedad” siguió operando durante la Colonia, y sólo había desaparecido con la Reforma. Por lo tanto, existían bases his tóricas suficientes para llevar a la práctica la Constitución de 1 9 1 7 y adjudicarle tierras a las comunidades indígenas con base, de acuerdo con la propuesta de Gamio, en el “siste ma de mutualismo o comunismo rural, pero no de bolchevis-
20 Manuel Gamio, Teotihuacán, 1. 1 (i), p. xcvn. Su referencia al “pseudobolchevismo” probablemente se refiere a que Vicente Lombardo Toledano sugirió dividir a México en una serie de repúblicas indígenas: véase Ramón E.' Ruiz, “The Struggle for a National Culture in Rural Education”, en I. Bern aly E. Dávaios Hurtado (comps.), Estudios antropológicos, p. 480. 21 Andrés Molina Enríquez, “El artículo 27 de la Constitución”, reimp. en los Anexos a Los grandes problemas nacionales, pp. 465-478.
226
APÉNDICES
APÉNDICES
227
manía y Francia, México no es todavía una nación definida,
ética, política, que son meramente convencionales, emotivas
pues carece de las cuatro características necesarias, que son
y sentimentales y cuya irregular evolución no puede descri
una lengua común, un carácter común, una raza homogénea
birse gráficamente por una curva ascendente, sino por una
y una historia común. Por la multiplicidad de lenguas, por el
que alternativamente asciende y desciende.23
aisl amiento-mral-5-p oi-la-p ob i-eza-y- el-analfab etlsmo-1 as-c onun— nidadesJndíg£nas-constituíanmna^erie-de_países-individuales,_. pequeñas patrias, cuyos pobladores no participaban de la “vida nacional” ni ejercían sus derechos ciudadanos en la República. ^La-meta-principaVahrmó-íSainiorera-erear-una-patna-poclero—
— En~efe e te -to d os-l os~p reb lema s-na eio nales-no-eran-sino-remolinos compensatorios, destinados a disolverse frente a la marca universal del progreso científico. - — fca"UüntTadicciúnnenirenelq3nni'tivisnro^^lToTnanticismcrde’'''
sa y una nacionalidad coherente y definida”, con base en la
Gamio quedaba de manifiesto desde el momento en que no
“fusión de razas, convergencia y fusión de manifestaciones cul
encontraba ningún otro valor en la cultura indígena que el de
turales ^unificación lingüística y equilibrio económico de los
mmpxo.du.cciáiLai:tís ticaMELda toñmp or tan te-de-q-u edo sindí-ge^-
elementos sociales”.22 Pero, por más románticos y nacionalistas que fueran los
nas contemporáneos de México conservaban en su vida coti diana la configuración básica de la civilización prehispánica no
impulsos que animaban la carrera oficial de Ganiio, tenía de
era para Gamio motivo de exaltación nacional, ni era un
masiado arraigada su formación liberal, positivista, para ceder
cimiento sólido sobre el cual asentar una nueva nación, ni
al empuje ideológico de estos sentimientos. Desde el comienzo
constituía una fuente de los valores sociales hasta entonces
se perfiló como un científico social que ponía sus conocimien
devaluados por ideologías extranjeras; más bien, formaba un obstáculo para el mestizaje y era la causa del retraso económi
tos profesionales al servicio del pueblo y del gobierno de Méxi co. Las consecuencias de su positivismo latente se pueden
co y del estancamiento cultural. Aun en relación con el Teoti-
observar en que, después de haber rechazado el “progreso inte
huacán clásico, Gamio mostró cierta tradicional reserva liberal.
gral ascendente” a favor de un “progreso temporal y periódi co”, eliminó de esta regla a la ciencia por considerar que ésta se
Ciertamente afirmó que, a pesar de la práctica del sacrificio humano, la religión indígena ejercía una influencia moral
sustentaba en la fuerza de una casta internacional de sabios. En
benigna, tomando en cuenta “el grado evolutivo que habían
1935 convirtió esta proposición en una antítesis total, cuando
alcanzado”.24 Ciertamente, la densidad de la población excedía
escribió que “en la evolución cultural humana se observa que
con mucho la de los siglos subsiguientes. En un ensayo que
las actividades científicamente regidas, han seguido en su des
escribió para el público estadunidense, Gamio manifestó que la
arrollo una curva ascendente”, en contraste con
civilización indígena era “espontánea, es decir, que se desarro lló a partir de un crecimiento mental progresivo, convergente,
ciertas actividades o manifestaciones intelectuales, como las
y de factores geográficos y biológicos. Por este motivo sus
desprovistas de carácter científico ya citadas, arte, religión, 22 Manuel Gamio, Forjando patria, pp. 6-8, 12 y 183; Aspects ojMexlcan Civilization, pp. 177.
23 Manuel Gamio, ibidem, p. 106; Arqueología e indigenismo, p. 164. 24 Manuel Gamio, Teotihuacán, 1. 1 (i), p. xm. Temió que después de una evaluación tan favorable “se nos tache de indianistas a ultranza".
229
APÉNDICES
APÉNDICES
características raciales eran normales, sus manifestaciones cul
lización retrasada”. O sea, que hacía un contraste entre los
turales lógicas, y su estructura social natural y bien organiza
irídígenas y los mestizo-europeos, contraste como el que en la
da”. Sin embargo, desvirtuaba estas observaciones cuando
Colonia se hacía entre “indios y gente de razón”;28 y según
22 8
____________ comentaba que las pirámides de Teotihuacán, <{las inmensas______
Gamio, después de casi cinco siglos de conflicto, la lucha entre
........................moles”, que sustentaban los templos,- “significaban..-; la ofren-
las -dos uulturas.seguíafan dura y opresiva como siempre. Las siguientes palabras de Gamio demuestran que no consideraba__
------------------ da-de-ti-abaj o^dolor-sangre-y-lágrimas- que-hac-ía -el-pueblo-a-los--------dioses, subyugado por las teocracias que explotaban su fanatis mo”.25 Ignacio Ramírez no lo podía haber dicho mejor. '
*" .........*
":Á 'c!emásrsrí a ■sociedad feo tifiuacana era prueba defina rra -.........
que la civilización indígena hubiera aportado algún valor per durable o lección alguna que pudiera aprovechar el México :7éoñtémpórañ¥ót2?T™
yectoria evolutiva, ésta se invirtió a partir de la conquista, pues desde esa fecha “apenas si se conservó la raza” y los indígenas
__________ sej¿erQnj;ecLu.cidQs„aji.naJlexistenciajiiecánica^QSCuraj>cdolo^_____
La extensión e intensidad que presenta la vida folklórica en la gran mayoría de la población demuestra de modo elo-
rosa, interrumpida por movimientos de rebeldía y odio contra
cuente el retraso cultural en que vegeta la misma. Curiosa,
sus opresores”. El legado de España después de la Independen
atractiva y original es esa vida arcaica que se desliza entre
cia fue una población de siervos de la gleba dominados por
artificios, espejismos y supersticiones; mas en todos senti dos sería preferible para los habitantes estar incorporados
una “cultura híbrida, defectuosa”.26 Este proceso de declive secular se comprobaba al descubrirse que los descendientes de
en la civilización contemporánea de avanzadas ideas moder
Femando Alva Ixtlilxóchitl, historiador mestizo de principios
nas, que, aunque desprovistas de fantasía y de sugestivo ro
del xvn, familia de pequeños propietarios, de apariencia y de
paje tradicional, contribuyen a conquistar de manera positi
cultura indígenas, aún vivían en Teotihuacán sin saber que
va el bienestar material e intelectual a que aspira sin cesar la
entre sus antepasados se contaban Nezahualcóyotl, el rey filó
humanidad.
sofo de Texcoco, e Ixtlilxóchitl, el único historiador indígena que podía equipararse con el inca Garcilaso de la Vega.27 Ga-
En breve, Gamio examinó la cultura indígena como un
mio, sin embargo, no hizo hincapié en esta interesante y sim
patólogo examina el morbo físico de su paciente. El gran pro
pática historia. Al contrario, declaró que “hay en México dos
yecto de Teotihuacán no sirvió para buscar las raíces y los
grandes agrupaciones sociales conviviendo en el mismo terri torio; una (numéricamente inferior) presenta civilización avan
cimientos indígenas de México, sino para explorar los bajos fondos de las privaciones humanas. No faltaban estadísticas y
zada y eficiente, y la otra (numéricamente mayor) ostenta civi-
datos para sustentar esa tesis. La dieta del pueblo era apenas suficiente y carecía de los elementos necesarios para sostener
25 Manuel Gamio, ibidem, 1.1 (i), p.
lxiv ;
Aspects ofMexican Civilization, pp.
105-106. 26 Manuel Gamio, Aspects ofMexican Civilization, pp. 118 y 169; y Teotihuacán, 1.1 (i), p. xix. 27 Manüel Gamio, Teotihuacán, 1.1 (n), pp. 546-548.
actividades físicas prolongadas, siendo el promedio de calorías semejante al que consumían los egipcios y no los europeos, v 28 Manuel Gamio, ibidem, 1.1 (i), p. xxvm. 29 Manuel Gamio, ibidem, 1.1 (i), p. lii.
230
231
APÉNDICES
APÉNDICES
cálculo que llevó a la conclusión ele que “los indígenas que
ricanos”, insistiendo en el “futuro brillante de la industria arte
ahora habitan el Valle de Teotihuacán pertenecen a una raza en decadencia fisiológica”.30
sanal”, y catalogando a la cultura autóctona de “más natural,
Además, el objeto principal del proyecto era eliminar los T 5 h s .tá c ü l^ ^ H ’m e s H z a j^ ^
espontánea y pintoresca” que la civilización extranjera de las ciudades; y sin embargo, definía como propósito de su InstituT o l ^ d a r en^lasñre<^$Ma^
tarde o. temprano produjera una.nación.mexicana.homogénea. En este sentido, Gamio estaba empeñado en que los indígenas
más-bajas..etapas.de evolución.”.32... ....................................... ........... Otro indicador de la fuente ideológica del indigenismo ofi
aprendieran español, pues de otro modo se quedarían refundi dos en sus pueblos, viviendo-'“cómo extranjeros en su propia'
cial en México es que en Gamio, tras la máscara del sobrio científico social, se-escondía'un implacable liberal anticlerical.
patria”. Aunque no estaba en contra de que hablaran en sus
Todo su trabajo sobre Teotihuacán está salpicado de invectivas
propios dialectos, era evidente que esperaba que éstos poco a
contra los tres siglos de dominación española en que los indí genas prácticamente se vieron sqmetj.dos.aJa esclavitud, vícti
poco fueran desapareciendo, pues al referirse a que ya había menos dialectos que antes, comentó que "esta decadencia [...] es en bien de la unificación nacional”.31 Al subrayar la impor
mas de explotación y de una crueldad insensata; Gamio hace hincapié en la tragedia de la dispersión y opresión de esta gen
tancia de la cultura por encima de la genética, Gamio sacó
te. Pero su crítica más severa, en la introducción de su obra, la
algunas conclusiones interesantes, afirmando que no se podía
reserva para la religión católica, afirmando que “la imposición
clasificar como indios a Juárez y a Altamirano, a pesar de serlo
de esa religión fue la causa principal, o una de las más impor
genéticamente, porque se habían incorporado totalmente a la
tantes, que motivaron la pronunciada y continua decadencia
cultura moderna. Todavía en los años treinta, Gamio distinguía entre la cuarta parte de la población, que gozaba de una cultu
de la población indígena en la época colonial y en la contem poránea”.33 Pese al empeño de los propagandistas reacciona
ra científica moderna, predominantemente urbana, y la mayo
rios en representar a los primeros frailes como protectores de
ría de los habitantes, que se regían por ideas y costumbres ana
los indios, lo que éstos hicieron fue explotar sin misericordia
crónicas. Para entonces, ya estaba convencido de que la soya
a los indígenas, obligándolos en masa a construir las iglesias y
era un agregado útil para mejorar la dieta del pueblo, y además
conventos que se elevaban muy por encima de los míseros
se afanaba por introducir la medicina moderna en el medio
jacales de los pueblos. Gamio afirmaba que Las Casas y Saha-
rural. Nombrado director del Instituto Indigenista Interamericano en 1 9 3 8 , cargo que conservó durante muchos años, se
gún fueron la excepción y no la regla, a la vez que exclamaba: “¿Quién sabe cuántos frailes sanguinarios y expoliadores
mantuvo firme en su posición de que “la cultura indígena es la
debieron morir en la horca?” Por más que los franciscanos,
verdadera base de la nacionalidad en casi todos los países ame-
obedeciendo “las sobrias reglas del misántropo de Asís”, hayan
30 Manuel Gamio, ibickm, t. n (iv), p. 186. 31 Véase Onésimo Ríos Hernández, “Gamio y la juventud nativa”, en I. Bernál y E. Dávalos Hurtado (comps.), Estudios antropológicos, pp. 4 9 -5 0 ; Manuel Gamio, Aspccts of Mexican Civilizcition, p. 130.
32 Manuel Gamio, Co?isií?erciciones sobre el problema indígena, México, 1948, pp. 2, 5, 8-9; y del mismo autor, Arífueo/úgía e i?uIigenismo, pp. 125, 1 3 1 -1 3 5 ,1 5 8 -1 5 9 y 162. 33 Manuel Gamio, Teotihuacán, 1. 1 (i), p.
,
xliii.
v.c-%
A
,
\4
''
$
23 2
APÉNDICES
APÉNDICES
233
construido edificios menos ostentosos que los de los agustinos,
dado uno que otro caso de que algún sacerdote fuera expulsa
las crónicas de Motolinía y Mendieta son engañosas, pues los
do por feligreses iracundos. Pero la conclusión a la que llega
frailes no les inculcaron la fe cristiana a los indígenas, sino que
ron los investigadores fue que la religión era necesaria para los
a partir de la Conquista, lo único que hicieron fue sustituir los
indígenas, pues era el único rayo de luz en “la vida animal de
ídolos paganos por' imágenes católicas. Hasta la fecha, los indí
estos hombres”.35 En vista de estos resultados, Gamio se abstu
genas practican un “politeísmo rudimentario [...] una mezcoz
vo de recomendar que se atacara de frente a la Iglesia, pero
lanza extraña de supersticiones y conceptos religiosos idóla
sugirió que el gobierno interviniera para que se redujeran las cuotas por servicios religiosos y que se buscara la manera de
tras, muy alejados de los principios del catolicismo romano”.34 El encono de. Gamio contra la Iglesia era típico de la coali
persuadir a los sacerdotes de que se casaran. También reco
ción constitucionalista que derrotó a la alianza popular en la
mendó que se eliminaran o por lo menos se modificaran las
Revolución. Herederos de la Reforma, los integrantes de este grupo acusaban a la Iglesia de ser el principal obstáculo para
imágenes que con su ridicula vestimenta y su aspecto sangui nario tanto atraían ajos devotos, porque su apariencia corrom
sus planes de constituir una sociedad moderna y laica en Méxi
pía la. sensibilidad de los indígenas. Además, sugirió que se
co. El estudio de Teotihuacán había demostrado que sus habi
implantaran “en la región otros credos religiosos y otros cleros,
tantes eran muy religiosos y que gastaban sus escasos recursos
como el protestantismo y sus pastores”, y que se organizaran
en fiestas y en adornos para las iglesias; pero su devoción los
“logias masónicas regionales y asociaciones cívicas”. Años más
ponía bajo el dominio del clero rural, al que poco le ifnportaba
tarde, Gamio dijo que ojalá se pudieran fomentar las cualida
el bienestar material de su rebaño, contento de poder cobrar
des estéticas naturales de los indígenas de manera que la
cuotas altas por sus servicios, vivir con sus mancebas y, en general, inculcar ideas retrógradas. Los resultados del estudio
expresión artística sustituyera a la devoción religiosa. Y como siempre, imputó a la religión el atraso cultural de los indíge
etnográfico de Teotihuacán no confirmaron del todo este juicio tan severo. Por las encuestas se precisó que 4 8 2 6 personas
nas, y para combatir su nefasta influencia aconsejó al gobierno que impulsara la educación y la ciencia.36 El indigenismo de
tenían conocimientos elementales de los principios de la fe
Gamio pretendía extirpar el catolicismo popular que se había
cristiana, y que 3 4 1 9 sólo se podían clasificar como paganos
desarrollado en la Colonia: el coloso no admitía rivales en su
católicos. Se vio, además, que casi todos los indígenas hacían
guarida.
uso de medicinas naturales y siempre acudían a los curanderos para aliviarse; y que su concepción del mundo y de los espíri
IV
tus distaba mucho de los dogmas de la Iglesia. Pero los investi gadores señalaron que, si bien el clero tenía mucha injerencia
En la Declaración de principios sociales , políticos y estéticos que
en la vida de esta gente, tal injerencia dependía de que los
publicó David Alfaro Siqueiros en 1922, un grupo de destaca-
sacerdotes se ganaran la simpatía del pueblo, pues se había 34 Manuel Gamio, ibidem, 1 .1 (i), pp. Mcxican Civüization, pp. 110-111.
xlvi- xltx;
Manuel Gamio, Aspccts of
35 Manuel Gamio, Teotihuacán, 1.1 (i), pp. xxn, xui-xuu; t. u (iv), pp. 226-229. 36 Manuel Gamio, ibidem, 1.1 (i), p. xcix; M. Gamio, Arqueólogo, e indigenis mo, pp. 166-169.
234
APÉNDICES
APÉNDICES
dos pintores y escultores mexicanos, entre ellos Diego Rivera y José Clemente Orozco, proclamaron que
y tendrá que hacer, su aportación intelectual y emocional a esa
235
nes a todos los países. Orozco dijo que “cada raza podrá hacer, tradición universal, pero nunca se la podrá imponer a las
no sólo el trabajo noble, sino hasta la mínima expresión espiritual y física de nuestra raza, brota de lo nativo (y parti
modalidades locales y transitorias de las artes menores”.37 En la ideología de Manuel Gamio se observa esta misma
cularmente de lo indio). Su admirable y extraordinariamen
dicotomía entre el énfasis que había que poner en las raíces
te peculiar talento para crear belleza; el arte del pueblo mexicano es la más sana expresión espiritual que hay en el
indígenas del pueblo de México y la firme convicción de que había que modernizarse. En el arte, la tensión entre estos
mundo y su tradición nuestra posesión más grande.
impulsos contrarios condujo a la producción de pinturas que eran a la vez nacionalistas en contenido pero modernas en for
Digna de la visión rectora de José Vasconcelos, había una euforia mesiánica en esta proclama en la que los artistas mexi
ma y técnica, combinación que se justificaba en parte por la experiencia de la Revolución y en parte por la ambición revo
canos afirmaban su vocación para crear formas de significación
lucionaria de producir formas de expresión pública y didáctica.
universal, pero de origen indígena. La tensión entre las raíces
Las imágenes del pasado que expusieron los grandes muralis tas se derivaban de la ideología liberal nacionalista fomentada
indígenas y la ambición universal, por no decir futurista, con dujeron a Siqueiros y a Orozco a criticar la obra de Rivera, aduciendo que su nacionalismo estrecho era una mezcla poco
por el gobierno revolucionario. También en la obra de Gamio se encuentra ese impulso por emplear las técnicas más avanza
original de reivindicación arqueológica, narrativa popular, y
das de las ciencias sociales para dilucidar sobre las realidades
primitivismo tipo Gauguin. En cambio, Siqueiros se dedicó a
de la historia nacional y de la situación contemporánea de los indígenas mexicanos. También en su obra arqueológica aplicó
trabajar con técnicas diferentes y nuevos materiales coherentes con la mecanización del siglo xx, descartando los modelos his-
técnicas modernas para descubrir la secuencia de las culturas
toricistas por considerarlos románticos y manifestando que el arte revolucionario tenía que ser clásico, público y monumen
anteriores y para rescatar y reconstruir los grandes monumentos de la civilización indígena, a fin de convertirlos en una demos
tal, y que debía tener como elemento importante las formas
tración tangible, pública, del origen indígena de México. En resumen, es un hecho significativo que Gamio, con su
básicas de la geometría, característica que ya se notaba en las primeras obras de Siqueiros y de Cézanne. Orozco, por su par te, consideraba deplorable que se le diera tanta importancia a
estudio etnográfico de Teotihuacán, haya sido el primero en hacer una investigación metodológica de las costumbres y creen
lo indígena, pues mucho del supuestamente arte indígena pro
cias de los indígenas desde 1560, cuando Sahagún terminó de
venía de “los criollos y mestizos de las zonas rurales”: para
escribir su crónica monumental. Hay cierta identificación entre
Orozco el nacionalismo en asuntos estéticos sería importante en relación con el arte popular local y de interés transitorio, pero tendría un efecto negativo en la obra artística importante que tuviera que someterse a requerimientos universales comu
37 David Alfaro Siqueiros, Arte y rtvóluádn, Londres, 1975, pp. 21-24, 31, 62 y 113-115; José Clemente Orozco, TheArÜst in New York, Austin, 1974, pp. 8 9-90. Véase también Justino Fernández, Estética del arte mexicano, México, 1972, pp. 495-526.
23 6
APÉNDICES
237
APÉNDICES
las dos obras, pues el franciscano justificó su acumulación de
empeñaba en fomentar provenían de esa época. Por otra parte,
datos con base en que su labor era como la de un médico que
la forma de tenencia de la tierra que proponía era la que existía
investiga una enfermedad: estudiaba el paganismo de los indí
en la época colonial. Y por último, el arraigo que tenía el cato
genas con objeto de encontrar la manera de extirparlo, pues estaba totalmente convencido de que para incorporar a éstos a
licismo popular hacía patente la profunda penetración que se logró en esos siglos de cultura colonial. Había, en efecto, dos
la cultura universal de la Iglesia católica había primero que
Méxicos. Pero el conflicto se hallaba entre una mayoría católica
conocer y luego arrancar la raíz de su religión. Con ese mismo
y una minoría liberal, entre un pueblo cuyas tradiciones e ins
sentido formó Gamio a su equipo de ayudantes para investigar
tituciones estaban arraigadas en tres siglos de dominación
todos los aspectos de la “civilización indígena”, a fin de reco
española, y los proyectos modernizantes del Estado revolucio
mendar medidas que permitieran al Estado mexicano incorpo
nario. No tenemos aquí el propósito de cuestionar la preocu
rar al pueblo indígena a la sociedad nacional, que Gamio defi nía como una variante de la cultura universal del capitalismo
pación, digna de admiración, que inspiró la carrera profesional
liberal occidental, persuadido de que para la modernización
vó de su liberalismo, animado por un nacionalismo moder
era menester destruir las costumbres y creencias tradicionales, haciendo hincapié en la necesidad de arrancar de raíz la
nizante que buscaba la incorporación y asimilación de comu
influencia de la Iglesia católica. Pero, en esencia, los únicos ele
paradójica del indigenismo oficial de México fue la de liberar al
mentos de valor que encontró Gamio en su exploración de la
país del peso muerto de su pasado indígena, o, para decirlo de
de Gamio. Pero no hay duda de que su indigenismo se deri
nidades indígenas a la sociedad urbana hispana. La meta final y
civilización indígena fueron sus artefactos, objetos que servían
otro modo, para darle la puntilla a la cultura indígena que
como fuente legítima de orgullo nacional, dignos de exhibirse
había surgido durante la época colonial.
en museos erigidos para celebrar los logros culturales de Méxi co. De tres siglos de opresión hispana sólo trató de rescatar la arquitectura, el patrimonio artístico y las artesanías de la civili zación indígena. En suma, Gamio descartó, por considerar que tenía muy poco que aportarle al México contemporáneo, el lar go ciclo de civilización humana prehispánica: lo pasado, pasa do estaba, y de haber aún algún remanente, había que extirpar lo, conservando únicamente para ser admirados en el presente sus monumentos materiales y sus artefactos. Pese a que, según Gamio, la población indígena conservaba la cultura de Anáhuac, los datos que acumuló revelaban que era la época colonial la que constituía el pasado vivencial y cul tural, y que éste era el que le daba su forma al modo de ser del pueblo indígena, al grado de que hasta las artesanías que se
Traducción de María Urquidi
APÉNDICES
239
No es necesario decir que los estudiosos marxistas habían entrado ya al combate atreviéndose a identificar a las facciones revolucionarias que competían con las distintas clases sociales, APÉNDICE II
y llamando a los victoriosos la pequeña burguesía, aunque bajo
L a Revolución m exicana y ¡a sociología alem ana*
los auspicios “bonapartistas”. Alan Knight, en The Mexican Revolution, pretende justificar la tesis de Tannenbaum, contradecir a revisionistas como
Como vimos en el Interludio Vt la figura más importante de la tradición populista norteamericana dedicada al estudio de
Meyer y limpiar el ambiente de la infección marxista. Con mil
la Revolución mexicana, Frank Tannenbaum, señaló que: "La
profesor Knight ha sacado a la Revolución de su anonimato o,
Revolución mexicana fue anónima. Fue esencialmente obra del
mejor dicho, ha construido una bien abastecida galería de
pueblo. Ningún partido organizado encabezó su nacimiento.
retratos de “la nación política” que luchó por su superioridad
páginas de texto • — cerca de medio millón de palabras— , el
No hubo intelectuales importantes que diseñaran un plan...
durante la Revolución. Discípulo de Lewis Namier, Alan
En México no hay un Lenin,.. Pequeños grupos de indios detrás de líderes anónimos fueron la Revolución”. A partir de esta defini
Knight pretende identificar las relaciones sociales y los intere
ción se puede decir que la Revolución fue esencialmente agra
y claridad, después de buscar minuciosamente en diversas
ria y su principal motivo fue el hambre de tierra de los campe
fuentes, ofrece una serie de detalladas descripciones llenas de
ses concretos del liderazgo revolucionario. Con conocimiento
sinos nativos. La dificultad que representa esta interpretación
comentarios vivaces e irónicos. Sobra decir que Knight es
populista radica en la victoria de los constitucionalistas del norte, hombres como Alvaro Obregón y Venustiano Carranza
consciente de que la prosopo grafía no es más que un medio que lleva a un fin y no es el adecuado para el análisis de las
que trataron de crear un Estado autoritario dedicado a las ta
decisiones individuales durante una etapa de levantamiento
reas paralelas de la modernización económica y la centralización política, metas que el régimen revolucionario heredó de su
político. En todo caso, Knight es también un populista que acepta la afirmación de Trotsky en cuanto a que lo que define a
antecesor porfiriano. Como ha señalado Jean Meyer, la Revolu
una revolución es el movimiento de las masas en una etapa
ción puede verse como “el clímax del proceso de moderniza
política. Fueron las propagadas y violentas acciones de las
ción iniciado a finales del siglo xix, el perfeccionamiento más
masas rurales en México las que eventualmente disolvieron el Estado porfiriano y su oligarquía de colaboradores. El terremo
que la destrucción de la obra de Porfirio Díaz”. En esta inter pretación al estilo de Tocqueville fueron los caudillos progre sistas de Sonora, más que los líderes populares como Zapata y Villa, quienes iniciaron la “verdadera” revolución en México. * Alan Knight: The Mexiccm Revolution, 1.1: Poí^ífians, Liberáis, and Peasants, pp. xx, 619; t. ii, Counler-Revolulion and Reconstruction, Cambridge University Press, 1986, pp. xxi, 679. 238
to social que permitió que Villa y Zapata — hombres sin educa ción ni formación política— asumieran de manera decisiva el control de la capital transformó la cultura política de México e impuso un programa de reforma agraria a los ganadores de las guerras civiles de 1915-1917. Para apoyar su visión populista, Knight tiene que lanzar su
APÉNDICES
APÉNDICES
red bastante lejos. Divide a las fuerzas populares en dos cate
siguientes presidencias de Madero y Huerta, no obstante fue el
gorías, la de campesinos tradicionales y la de lo que él llama
efecto de la movilización serrana lo que causó el derrocamiento de Díaz y Huerta. El problema interpretativo se centra en las
240
comunidades serranas, cada una con una forma distinta de
241
liderazgo. Señala que ambas categorías se vieron afectadas por
credenciales revolucionarias de los caudillos serranos. Referirse
la rápida modernización de la economía mexicana durante el
a la familia Santos de la huasteca potosina como gente insigni
porfiriato, proceso que dio como resultado una enorme pérdi
ficante que habita en lugares apartados, más jacobitas que
da de tierra, la caída de los ingresos reales, contratos desfavora
jacobinos (tomo i, p. 197), es enfatizar la ambigüedad concep
bles para los agricultores y, en el aspecto político, un creciente
tual de la categoria .de serrano en cualquier informe populista
despojo por parte de una pequeña oligarquía empresarial. La
de la Revolución. La “economía moral” de estos caciques y cau
lucha por la sobrevivencia de los habitantes de Morelos contra
dillos rurales no admite ninguna descripción fácil o favorable.
las expansivas plantaciones de azúcar fue sólo una parte, aun
The Mexican Revolution consiste, en una serie de ensayos en
que la más explosiva, del enorme conflicto entre las haciendas
los que Knight analiza a los grupos políticos de los regímenes y
y los campesinos tradicionales del México central. Al afirmar
facciones sucesivas que dominaron México en los años de
este argumento convencional, Knight expone una serie de
1910 a 1 9 1 7 , vinculados por una narración ágil de acciones
ejemplos sacados de una área geográfica amplia. Una debilidad
militares e interrumpida periódicamente por incursiones en la
de su libro es que no hace un análisis estadístico serio de los
teoría sociológica. Knight se esmeró en negar la aplicabilidad
cambios en la tenencia de la tierra a finales del siglo xix. No
de los conceptos marxistas a la Revolución. Si bien México
obstante, el uso de la categoría de "serranos” es lo que hace a
había abandonado hacía tiempo el feudalismo, aún tendría que
Knight original y supongo que también controvertido, ya que
experimentar el capitalismo industrial, su economía todavía
éste es un concepto geográfico y sociológico. Las comunidades
era fundamentalmente agraria, con una clase trabajadora urba
serranas se definen como asentamientos periféricos, por lo
na que era una fuerza naciente carente de cualquier impulso
general dominados por propietarios individuales, “rancheros”, a menudo entregados a bandidos ocasionales y cuya existencia
México tenían su base en el campo y comprendían coaliciones
con frecuencia es amenazada por los estados vecinos grandes.
que raras veces se encontraban en un solo estrato social. Sin
Estos distritos fronterizos o localizados en elevaciones de la tie
embargo, no contento con burlarse del ejercicio marxista,
rra servían como bases de poder de los caciques locales o
Knight recurre a los conceptos centrales de la sociología clásica
revolucionario. Las facciones que peleaban por el poder en
regionales, cuyo despotismo era nivelado por formas de autori
enunciados por Tonnies, Durkheim y Weber. Mientras que
dad de familia extendida y patriarcales. En los asentamientos
Tahnenbaum describe a la Revolución como el resultado dra
serranos se reclutaron caudillos populares como Pancho Villa, Pascual Orozco.y los hermanos Cedillo. De hecho, como deja
mático de una lucha de siglos entre las haciendas españolas y los pueblos indígenas, Knight hace una diferencia dentro de la
claro la narración de Knight, si bien las grandes revueltas e
propia confusión de la guerra civil, la invasión y la Revolución,
invasiones de los campesinos tradicionales desestabilizaron al
los conflictos que subyacen entre las fuerzas que representan
Estado porfiriano tanto en 1910 y 1911 como durante las
a los principios contrarios de gemánschaft [comunidad] y ges-
APÉNDICES
APÉNDICES
dlschafi [sociedad], de comunidad y sociedad, de solidaridad
siempre impusieron una disciplina profesional en sus fuerzas y
orgánica y mecánica, de tradicional y racional, de autoridad
desde entonces emplearon el poder que habían ganado en la
burocrática, del campo y la ciudad, y de los intereses regiona
batalla para crear nuevas estructuras políticas. La “Revolución
les y nacionales. En esencia, dice, tanto los campesinos tradi
desde fuera” en Yucatán, introducida a punta de bayoneta por
cionales como las comunidades serranas se alzaban contra la
las fuerzas constitucionalistas guiadas por Salvador Alvarado,
242
243
modernización que se estaba dando debido a la creciente
es un ejemplo de la visión reformista de los líderes sonorenses.
incorporación de México a la economía mundial. Por lo tanto, ' su reacción estaba fundamentalmente en contra de los ideales
En efecto, había una fisura radical, una división cultural que separaba a los simpatizantes de Pancho Villa y a los Arrieta de
de progreso de los liberales urbanos encabezados por Francis
Durango de las ambiciones empresariales de un Obregón o un
co I. Madero. También es importante mencionar que sus espe
Calles. Los valores culturales, más que la clase social, definie
ranzas de distribución de la tierra y de autonomía local iban en
ron el núcleo político de las dos coaliciones que lucharon por
contra de la visión de los caudillos constitucionalistas, cuya
el poder en 1915-1917. Lo que distinguía a los vencedores fue
crítica de las haciendas tradicionales surgió de la impaciencia
su determinación inflexible, no estalinista, de imponer su régi
por su ineficacia económica y monopolización de recursos que
men autoritario sobre una población que sufría epidemias,
los granjeros comerciales explotaban de mejor manera. Aún más, tanto Carranza como los generales sonorenses rechazaban
hambruna, una inflación descontrolada y un acentuado bando lerismo. El hecho de que fuera suya la victoria de la moderni
la democracia maderista por impracticable y pretendían esta
dad sobre la tradición simbolizada en su amargo anticlericalis
blecer. un régimen autoritario que ofreciera la estabilidad polí
mo sólo refuerza el rigor de la elección política en la historia de México.
tica necesaria para su proyecto modernizador. En un análisis brillante del villismo y el carrancismo, Knight
¿Cómo hacer justicia a un libro de esta magnitud^ en unos
emplea una metáfora de la física atómica en la que cada “parti
cuantos párrafos? A manera de advertencia final, el lector debe
do” consistía de un núcleo rodeado por un número de partículas cambiantes, a menudo intercambiables, cuya atracción estaba
saber que la prolijidad no. es lo mismo que la omnisciencia y
determinada por causas complejas e individuales que incluían.la
Revolución, no una historia del pueblo mexicano de 1910 a
que el objetivo explícito de Knight es escribir la historia de la
repulsión de los vecinos inmediatos. En estas dos grandes coa
1920. A pesar de su tendencia tolstoiesca de hurgar debajo de
liciones se encontraban caudillos serranos, intelectuales libera les, líderes campesinos y acaudalados poseedores de tierras’.
la superficie de los hechos y explicar las causas que llevaron á tantos miles de hombres a conflictos armados en la República,
Sin embargo, el centro del villismo consistía en bandoleros
enfoca su atención en los actores que pisaron el escenario polí
sociales institucionalizados y en la movilización de las comuni
tico, no en la masa de espectadores que sufrieron las conse
dades serranas de Chihuahua y Durango. Por el contrario, el centro del Carrancismo estaba constituido por los generales de
cuencias de sus acciones. Tomando una diferencia hecha por
las milicias de los estados de Sonora y Coahuila, muchos de los
no “los revolucionados”. Manifiesta poca simpatía por el desti no de la Iglesia católica. Es más, debido a su filiación con
cuales se movilizaron en 1912 contra la revuelta de Orozco,
Luis González, el libro de Knight trata de “los revolucionarios”,
244
APÉNDICES
Lewis Namier y a su convicción populista, Knight resta impor tancia al papel de los intelectuales y sus ideas, los describe casi como bardos y bufones de la corte cuya presencia es irrelevan te para la lucha por el poder. Por lo tanto, no presta ninguna atención a los medios administrativos mediante los cuales se
APÉNDICE III
Edmundo O3Gorm an y D avid Hume
alimentó y equipó a las tropas, ni a los impuestos recolectados y gastados. Como último recurso, The Mexican Revolution pre senta dos paradojas sin resolver. Se define al levantamiento
Fue en el verano de 1961, en una visita a México en calidad de
como una Revolución precisamente por el movimiento de las
estudiante turista, cuando conocí a don Edmundo O’Gorman.
fuerzas populares, aunque esas fuerzas fueron vencidas por
Dado que durante ese viaje decidí emprender el estudio de la
líderes comprometidos con un proyecto modernizado!*. ¿Se
historia de México, es justo reconocer que gracias a dicho
resuelve la paradoja mediante la observación de que estos líde
encuentro hice mi elección. La ocasión fue un almuerzo entre
res, especialmente los sonorenses, eran hombres de anteceden
O’Gorman y el director del Consejo Británico en México, y mi
tes oscuros, foijados en la Revolución, que percibieron la nece
papel era escuchar a mis mayores; en todo caso, por aquel
sidad de. aceptar el programa agrario de los populistas? La
entonces yo sabía muy poco sobre México y su historia. Sólo
segunda paradoja es que aunque Knight no presta atención a
una observación se alojó en mi mente: O’Gorman nos infonnó
los intelectuales por considerarlos sin importancia, la diferen
que había traducido una obra de David Hume, el filósofo esco
cia entre el villismo .y el carrancismo depende de dos visiones distintas del mundo: los ideales y medidas de los generales
bridge. En 1994, invitado por la Facultad de Filosofía y Letras
cés del siglo xviii, a quien yo había leído asiduamente en Cam
constitucionalistas, equivalente mexicano dé los bolcheviques,
de la Universidad Nacional Autónoma de México para participar
surgidos a partir de la lectura de libros, de su educación sin
en un homenaje a don Edmundo, aproveché este recuerdo y
importar cuán imperfecta fuera y, por encima de todo, de las
presenté a David Hume como una influencia principal en la filo
ideas y textos de generaciones anteriores de liberales mexica
sofía de la historia de O’Gorman. En esta ocasión también reco
nos. A pesar de estas características, planteadas a modo de
nocí mi deuda intelectual con sus ensayos e interpretaciones y
debate, todos los historiadores de México están en deuda con
sobre todo con las magistrales ediciones de tantos de los cronis- ■
Alan Knight por la tica cantidad de datos importantes y por el
tas que yo había utilizado en mi propia obra. Lo que sigue es
entusiasmo dialéctico con que plantea sus argumentos. The
una versión corregida y aumentada de aquel breve homenaje.
Mexican Revolution es un logro histórico de primer orden.
En Fantasmas en la narrativa liis fonográfica (1 9 9 1 ), alocu ción que presentó al ser nombrado doctor honoñs causa por la
Traducción de Leticia García Cortés
Universidad Iberoamericana, Edmundo O’Gorman atacó vigo rosamente las doctrinas y legado del alemán Leopoldo van Ranke, sosteniendo que su celebrada definición de la historia como el descubrimiento de “lo que realmente pasó” es una 245
246
APÉNDICES
negación del inevitable “relativismo subjetivo1’ del conocimiento histórico, negación que “se cifraba en la utopía de una asépti-, ca imparcialidad y exhaustiva información testimoniar. Además, esta-ilusor-ia-búsqueda-deüa-certeza_objetiva_estabmp.erseguida_ -por-tre-s-fantasmas-Gu-ya-influe-nGia-maligna-había-destxmidomuchas vocaciones históricas prometedoras. En primer lugar,
APÉNDICES
24 7
A primera vista, uno podría interpretar este elocuente dis_____cursoejmmJunaqiratesiajxmiánticaxontraia^actuaLprofesiona^____ lización de la historia en México, una protesta lanzada por un
------ anciano-sobrev-iv-iente-de-la-jbelíe-é-poqug-de-la-historia-literariaT—..------- Pe-romna-inte-rpretaeión-asHro-harla-just-ieia“a-Hundamento— .. filosófico del ataque de O’Gorman a la “historia científica” e
estaba el espectro del “esencialismo”, es decir, la suposición de ^qire ^ sT iS F H ísT ó rico s11 poseen una eseticia inmutable qué"’
principales obras. Para comprender el origen de su ataque,
perdura a lo largo de los siglos sin importar las vicisitudes de
presentado de manera resumida en 1991, es preciso volver a su
su existencia. Escribir un libro titulado México a través de ¡os
libro Crisis y po¡yenir de ¡a ciencia histórica, publicado en 1947
siglos equivalía a asegurar que existía un ente cuya identidad
y dedicado a “José Gaos, maestro de siempre y siempre amigo”,
esencial, “encerrada en su fortaleza entitativa”, sobrevivía los
donde exponía en toda su extensión sus objeciones a la histo
ignoraría los firmes argumentos que han caracterizado sus
cambios producidos por el tiempo. En segundo lugar, O1Gor
ria naturalista de Ranke. Sostenía que desde el renacimiento
man desafió la aplicación del principio de causalidad, a la histo
hasta mediados del siglo xix había sido posible que los histo
ria, aquella suposición de que “un fenómeno cause como efecto necesario el fenómeno subsiguiente [...] sólo por su antela
riadores enmarcaran sus narraciones como antologías de ejem
ción”. Esta suposición es la que había permitido que el descu
hechos del pasado como modelos para el presente. Desde esta
plos morales, presentando a los grandes hombres y los grandes
brimiento casual de Cristóbal Colón de una isla caribeña se
perspectiva se había escrito la mayor parte de la historia patria.
interpretara como la causa del “encuentro del Antiguo y el Nuevo mundo”. El tercer fantasma que amenazaba a los jóve nes historiadores era la insistencia rankeana en la investigación
Pero con la aparición de Ranke y sus discípulos, el historiador se volvió una guía imparcial y desapegada, sumergida en docu
exhaustiva y su obsesión por los “materiales históricos” y el
mentos oficiales y archivos para descubrir “lo que verdadera mente ocurrió”. El principio que animaba esta empresa quedó
“aparato técnico”. Ante la actual inundación de “ponencias en congresos, coloquios, mesas redondas, encuentros eLhoc genus
era más interesante y hermosa que la ficción. Me desvié de ésta
omne ”, O’Gorman apeló a una renovación en el modo de con cebir y escribir la historia, como para abrir paso a “una historia sólo inteligible con el concurso de la luz de la imaginación;
expresado por Ranke cuando escribió: “Descubrí que la verdad y decidí evitar toda invención e imaginación en mis trabajos y ‘sujetarme a los hechos’”. Declaró además que “el pasado humano no tiene ni puede tener influencia sobre la vida”. Con
una historia-arte, cercana a su prima hermana la narrativa lite
su inmenso cuerpo de escritos y su seminario, el estudioso ale
raria”, en la cual la “experiencia vital del historiador [...] su
mán fomentó el tipo de sistemática investigación de archivos
cultura, sus preferencias, sus ñlias y sus fobias” generarían una especie de revelación causada por el encuentro personal del
que, de acuerdo con O’Gorman, “pervive embotellando en
historiador con el pasado.1 1 E d m u n d o O ’G o rm a n , 1 9 9 2 , passim .
conserva su acumulado saber en bibliografías, ficheros e índi ces de índices.. . ” El descendiente directo de Ranke es el acadé mico moderno que corre de un lado a otro siempre ocupado
248
APÉNDICES
APÉNDICES
249
buscando nuevos documentos, siempre listo con algún nuevo
ría que prefería. Como veremos, invocó la filosofía de Martin
-artículo-sobre. algún tema insignificante, aunque nunca capaz
Heidegger para salvarse de las intolerables demandas de los
de comprender las realidades del pasado y de becho compro
rankeanos. Pero el historicismo existencial también le permitió
metido con una “ocultación de la posibilidad de llegar a cono- cer espeeulativamente-a- la -historiad ¿Fue -una- paradoja -o -una -
exorcizar el escepticismo provocado por el relativismo históri co. Para cuando escribió.Qisis y. porvenir . ,, ya había traducido
reacción natural que cuando O’Gorman desarrolló su sátira de
el Diálogo sobre la religión natural de Flume y estaba evidente
la historia científica y de sus practicantes contemporáneos
mente familiarizado con la filosofía de la ilustración escocesa.5 “Sihrúdame'déblAá'Hmñé'WaTaqueTrqtTe'to^hisroTfadores"
estuviera empleado por el Archivo General cíela Nación y ocupado en la edición de su boletín? La crítica a la pedantería académica es un expediente tradi
invocaran “entes imaginarios” como las naciones, gobiernos, épocas, ideas, estilos, América y el Renacimiento, personifica
cional de los historiadores románticos. Fue Thomas Carlyle
ciones todas que malversaban metáforas biológicas y a las que
quien en Cromwell (1 8 4 5 ) caracterizó con sorna al estudioso
caracterizó como “entes imaginarios de quienes, para confu
contemporáneo como un pazguato que aseguraba que no se
sión irremediable, se dice y piensa que nacen, se desarrollan y
podía comprender la guerra civil inglesa sin leer los 50 000
mueren, y aun llega a decirse que gozan y padecen, aman
panfletos escritos al respecto. Para Carlyle la tarea del verdade
y odian”.6 Es evidente que estas metáforas orgánicas provenían de la equiparación de los seres humanos individuales con las
ro historiador era mandar a volar las heces y escoria del pasado y emplear su visión poética para resucitar solo aquello que merece recordarse, con vistas a escribir “una Uíada moderna
instituciones sociales. En este contexto, hay que recordar que Hume sostenía que
como monumento del pasado”. En otra obra sugirió que la his toria nacional debería concebirse como una especie de biblia
[<..] aquello a lo que llamamos mente no es más que un
secular.3 Tanto prevaleció en Ranke la idealización de la nación
amontonamiento o colección de distintas percepciones [...]
y de su historia que incluso expuso uñ pasado europeo domi nado por el surgimiento de los Estados dirigentes, cada uno
Esta tendencia a atribuir una identidad a nuestras percep
con una individualidad propia basada en principios averigua-
tinua Si no tuviéramos memoria nunca tendríamos noción de la causalidad, y en consecuencia tampoco de
bles de prácticas política y social.4 Aquí estaba, por supuesto,
ciones semejantes produce la ficción de una existencia con
otra razón para que O’Gorman rechazara la escuela rankeana,
aquella cadena de causas y efectos que constituyen nuestro
pues en ningún momento de su can-era se vio tentado a narrar
ser o persona.7
cómo se formó la ilación mexicana. Aunque elocuente en su d enunciare la investigación natu
Y si la identidad de los individuos mismos no tiene más fun
ralista, O’Gorman fue menos capaz de definir el tipo de histo-
damento que el efecto acumulativo de la memoria y el hábito,
2 Edmundo O’Gorman, 1945, pp. 91-101, 1 4 8 -1 4 9 ,1 9 1 y 140-143. 3 Thomas Carlyle, 1988, vols. x-xu, introducción. 4 Sobre Ranke, véanse White, 1973, pp. 161-190; y Goech, 1953, pp. 72-97.
5 Véase Antonio Saborit, 1995, p. 148. 6 Edmundo OGorman, 1945, pp. 266-268. 7 David Hume, 1958, pp. 252-254 y 261-262.
25 0
APÉNDICES
APÉNDICES
251
¿qué realidad puede atribuirse a conceptos como nación, Esta
ce por medio de una “precomprensión predeterminante”.
do o época histórica? En estas líneas de Hume encontramos el
Mientras que la historia científica concebía el pasado como
origen del escepticismo de O’Gorman en cuanto a los “entes
algo ajeno, separado del presente y así inanimado, el historicis
históricos”, expresado por primera vez en Crisis y poiyenir... y reiterado 40 años después en Fantasmas...
mo interpretaba el pasado como “depósito de experiencia”, que como tal permanecía incorporado al presente. En tono poético,
Cualquier duda respecto a la influencia perdurable de
O’Gorman aseguraba que como el pasado ha creado el mundo
Hume sobre O’Gorman se disipa con la referencia al filósofo
en el cual nacemos, moldea nuestras vidas y pensamientos,
escocés en Fantasmas ... como su autoridad para el ataque al
permeando así nuestra realidad, y agregaba:
principio de causalidad. En un pasaje famoso Hume se había negado a aceptar necesariamente una conexión entre los fenó
Lo hallamos, sin reconocerlo como “historia”, en las conver
menos. La causalidad era simplemente una suposición humana basada en percepciones reiteradas de contigüidad, constantes
saciones, en una leve huella, dentro de los armarios; anda por los caminos, surge de los sepulcros y habla en las can
coyunturas y prioridad. O’Gorman aplicó este argumento en
ciones; y su grande y silenciosa voz tiene un claro acento,
su celebrada crítica a la idea tradicional de que Cristóbal Colón
fácil de comprender en cuanto nos dice cosas de inmediata
descubrió América en 1492. Pero en este contexto también hay que notar que al terminar su demolición de las doctrinas tradi
aplicación a nuestra vida.9
cionales, Hume confesó que sus reflexiones lo habían expuesto
En efecto, para que la historia se recuperara como fuerza
a “melancolía y delirio filosóficos”. Sólo entonces sugirió que.
intelectual era necesario crear una relación vital entre la exis
se habría de permitir a la naturaleza curar las ansiedades pro vocadas por el exceso de pensamiento, y agregó: “Ceno, juego
tencia del historiador y las experiencias decantadas del pasado. Para lograr esta relación, el “varón heroico” tenía que rechazar
una partida de backgammon , converso y me divierto con mis
los dictados del simple sentido común y la nulificante medio
am igos...” A modo de remedio intelectual, dedicó los últimos
cridad de la civilización moderna, y sobre todo buscar “expre
años de su vida a escribir una historia de Inglaterra interpreta da a partir de Tory.8 De modo que el escepticismo no le impi
sar con autenticidad” su visión personal. Todo esto valía la pena decirlo y sin duda tuvo un efecto benéfico, aunque cuan
dió disfrutar de la compañía o de su actividad como autor.
do O’Gorman trató de dar una definición teórica de estas ideas,
En Crisis y porvenir. .. queda claro que O’Gorman recurrió al historicismo existencial de Martin Heidegger y José Gaos para
rayó en lo metafísico:
evitar el peligroso escepticismo de Hume. La premisa de su
La historiografía es, desde el punto de lo verdadero, la ela
filosofía era que todo conocimiento está determinado por la
boración de la inteligibilidad del ser que tiene la historia,
realidad existencial del agente humano. Aplicado a la historia,
para el modo de ser cotidiano de la existencia [...] la verda
de este principio se desprendía que el pasado siempre se cono-
dera ciencia histórica, la historiología, consiste en mostrar y
8 Edmundo O’Gorman., 1992, p. 19; y David Hume, 1958, pp. 155-176
y 169.
9 Edmundo O’Gorman, 1945, pp. 1 3 7 -1 4 4,181-182, 215, 277 y 302-304.
252
APÉNDICES
explicitar la estructura del ser con que dotamos al pasado al descubrirlo como nuestro.10
APÉNDICES
253
miento de América (1 9 5 1 ).11 De hecho, O’Gorman percibía que era en la gran sucesión de crónicas donde se podía hallar la tra dición intelectual de Hispanoamérica. Fue en el prolongado interés de O’Gorman por fray Servando
En estas fórmulas sería difícil encontrar alguna sugerencia •-•práerica~sobrexióm~o~hxde”coñ i^ ^ la historia.
Teresa cíe Mier donde se hizom ásevidérit^ cepción de la historia intelectual. Si bien las antologías del Pen
Aquí no corresponde hacer un extenso examen del logro his
samiento político de Mier, publicadas en 1945, demuestran el
tórico de Edmundo O’Gorman. Es evidente que si no hubiera estudiado la filosofía de Heidegger no habría llegado a su cele
papel central del antiguo dominico en la justificación doctrinaria de la Independencia, El heterodoxo guadalupa.no (1981) fue una contribución decisiva no sólo a la comprensión de Mier, sino al
brada tesis de que América fue inventada y no descubierta. Así, en esta aplicación de la teoría del conocimiento a la historia, anticipó muchas de las lucubraciones del posmodernismo, aun que, a diferencia de los comentaristas posteriores, O’Gorman poseía-un conocimiento amplio y crítico de los principales cro nistas e historiadores del siglo xvi en América. Fue esta familia ridad la que luego le permitió promover las ediciones críticas de obras de Las Casas, Acosta, Alva Ixtlilxóchitl y Motolinía, pro ducidas por su seminario en el Instituto de Investigaciones His tóricas de la u n a m . A primera vista podría parecer que con este trabajo O’Gorman había renunciado a su crítica de Ranke y se
desarrollo del guadalupanismo en las vísperas de la insurgencia. Es lamentable- que se haya suspendido la proyectada edición de las Obras completas de Mier. Por último, con Destieiro de sombras (1 9 8 6 ), O’Gorman se unió a la gran caravana de historiadores mexicanos que han buscado dilucidar la significación del culto a Nuestra Señora de Guadalupe. En su descripción de la contro versia de los años cincuenta organizó con tacto incisivo los argu mentos que inspiraron tanto la crítica como la defensa del emer gente culto. Es sin duda en esta obra ,donde podemos observar la práctica tanto de su escepticismo como de su historicismo hei-
confrontar a los cronistas más importantes de América, some
deggeriano. Al igual que Joaquín García Icazbalceta, adoptó una visión escéptica de la veracidad de la narrativa sobre apariciones y, sin embargo, el hecho de que haya elegido examinar los co mienzos de un culto que ha legado tal “depósito de experiencia” al México actual demuestra, sin duda, su principio de que el his
tiendo sus textos a un análisis agudo, culto e ingenioso. Los suyos siempre fueron comentarios personales, generalmente
toriador debe trabajar desde el presente hacia el pasado y elegir temas donde su propia realidad existencial forme una relación
marcados por argumentos tenaces, pero en todo caso eruditos y
viviente con el tema de su inquisición en el pasado. Desde este punto de vista, Destieiro de sombras es quizá, de toda la gran pro ducción escrita de Edmundo O’Gorman, el libro que de modo
había incorporado a las filas de los historiadores científicos, pero hay que recordar que Ranke y sus seguidores eran investi gadores de archivo que escribían principalmente historia políti ca basada en documentos oficiales. En cambio, O’Gorman eligió
perceptivos. Su modelo en este tipo de trabajo seguramente fue Marcelino Menéndez y Pelayo, a cuyo ensayo sobre historiogra fía colombina recurrió profusamente en La idea del descubrí10 Edmundo O’Gorman, 1945, pp. 257-269.
más completo expone su filosofía de la historia. Traducción de Lucrecia Orensanz 11 Edmundo O’Gorman, 1976, pp. 308-328.
254
APÉNDICES
REFERENCIAS APÉNDICE IV "Cárlylé, TRomas, (1988), “Oliver CromwelTs Letters and Spee-
....■- t o s iM 'deU iialen n exican osylaíegitim idad política ... :......
ches”, en Obras completas, Londres, s. p. i., vols. x-xn, intro ducción.
En las ponencias que se han presentado en este Congreso
Florescano, Enrique, y Ricardo Pérez Monfort (comps.)
encontramos dos conceptos diferentes de lo que es un intelec
(1 9 9 5 ), Historiadores de México del siglo xx, México, Fondo de Cultura Económica.
tual. Según una de estas ideas, los intelectuales forman una éli
Goocli, G. P. (1 9 5 3 ), Iíistoiy and Histoiians in the Nineteenth
grafía o el perfil grupal de acuerdo con su generación. El
te cultural, descrita de manera más adecuada mediante la bio
Centiuy, Boston. [Historia e historiadores en el siglo xix, Méxi
enfoque alternativo, derivado de Antonio Gramsci, percibe a
co, Fondo de Cultura Económica, 1977.]
los intelectuales como un orden funcional en la sociedad, defi
Hume, David (1 9 5 8 ), A Treatise o f Human Nature , Oxford, Oxford University Press.
nido por la ideología y el interés de clase. La imagen de los intelectuales como una pequeña élite cul
O1Gorman, Edmundo (1945), Ciisis y poiyenir de la ciencia his tórica, México, Imprenta Universitaria.
tural tiene una historia larga que se puede remontar hasta la
• ---------- ■(1 9 7 6 ), La idea del descubrimiento de America, México, Universidad Nacional Autónoma de México.
propaganda de los humanistas del Renacimiento y los filósofos franceses. Los prototipos son Erasmo y Voltaire. Sin embargo, aunque la ironía crítica con la que estos hombres enfrentaban a la pedantería académica y a las pretensiones del clero pudiera
-----------(1992), Fantasmas en la narrativa historiográfica, Méxi co, Centro de Estudios de México, Condumex.
sugerir una postura de independencia política, la realidad es
Saborit, Antonio (1995), ‘‘El profesor O’Gorman y la metáfora del martillo”, en Florescano y Pérez Monfort.
financiero que recibían de la corte. No fue sino hasta finales del
White, Hayden (1 9 7 3 ), Metahistory. The Historical Imagination
siglo xviii que el Estado y la sociedad se convirtieron en el cen
in Nineteenth-Century Europe, Baltimore-Londres, The Johns Hopkins University Press, 1 9 7 3 . [Metahistoria: la imagina ción histórica en la Europa del siglo xix, México, Fondo de
revoluciones, los intelectuales sencillamente pretendían revelar
Cultura Económica, 1992.]
que la mayoría de los eruditos subsistían gracias al apoyo
tro de su escrutinio y censura. Después, en la época de las las leyes universales que gobernaban el progreso económico y proponer una reorganización radical de la sociedad humana. Pronto se vio que esta empresa era grande y el liderazgo de Voltaire se dividió entre Baudelaire y Proudhon, esto es, entre el artista romántico y el militante revolucionario.1 No obstante, 1 Una disensión de esta tradición se encuentra en Edward Shils, The Intellectual and Ihe Powers and Other Essays, Chicago, 1972, pp. 1-23 y 71-94. 255
257
APÉNDICES
APÉNDICES
en las personas de Renán y Taine persistió la figura del intelec
se aproxima bastante al concepto de Max Weber de legitimidad
256
tual como crítico local en la literatura, historia, filosofía, artes y
política, con su tríada de autoridad carismática, racional o legal
política, y ellos moldearon los horizontes culturales del públi
y tradicional. Resulta también de suma importancia la insisten
co educado. En España, la Generación de 1898 y en México
cia de Gramsci en el papel fundamental que desempeñan los
los Irderes'dérAteñed'dél'a Jüvéntüd pertenecieron a esta tra dición.
intelectuales para conservar él orden poli tico y que evoca la
La visión gramsciana de este asunto es bastante distinta. En
El positivista francés señalaba que los intelectuales, al actuar
las notas que Gramsci escribió en prisión dice: “Todos los hombres son intelectuales, pero no todos los hombres cum
como sacerdotes o eruditos, formaban un Poder Espiritual que tanto en la etapa “teológica-feudal” como en la “científi-
plen en la sociedad la función de intelectual”. Sobre esta pre
ca-industrial” de la historia occidental colaboró de manera cer
misa, todos los profesores, sacerdotes, burócratas, periodistas, militantes de partidos y académicos actúan como intelectuales
cana con la clase política dominante, compuesta por guerreros o bien por banqueros, para conservar la armonía social.3 Sólo
en la medida en que forman y articulan una visión del mundo
en la etapa “metafísica-legal” los intelectuales, entonces princi
que refleja la forma actual de producción económica y su siste
palmente periodistas y abogados, se movieron de manera inde pendiente para derrocar al orden establecido, campaña que
ma de clases.2 Durante la Edad Media, el clero católico predi
teoría del desarrollo histórico elaborada por Augusto Comte-.
señores feudales. En gran medida, cumplían la misma función
abrió las puertas de la anarquía moral y política que Comte asoció tanto con la revolución como con las instituciones par
los economistas liberales y los políticos parlamentarios con res
lamentarias. De manera contraria, en la etapa “positiva” final
pecto a la burguesía industrial. Sólo en momentos de transi ción, cuando surgen nuevas formas de vida económica y las
del desarrollo humano los eruditos formaron un clero secular que predicaba a los industriales y trabajadores la doctrina del
clases compiten abiertamente con el objeto de dominar, los
beneficio mutuo y de la justicia social. Una vez reconocida la
intelectuales desafían activamente a la autoridad formal. Fuera de estos momentos, la función histórica de los intelectuales ha
necesidad de acumulación de capital y la inevitable desigual dad de ingresos, era fundamental ofrecer a los trabajadores un
sido, y será, defender la hegemonía social de la clase dominan
empleo de tiempo completo, educación y bienestar. Por lo tan
te logrando, a través de la persuasión moral y cultural, el con
to, los intelectuales tuvieron que proponer medidas y argu mentos que se adecuaran a los intereses de todas las clases de
caba doctrinas que estaban al servicio de los intereses de los
sentimiento popular a una autoridad política que, de hecho, se basa en el poder económico y las sanciones militares. Cabe mencionar que la teoría de la hegemonía de Gramsci
la sociedad, que reconciliaran a los trabajadores con el grupo al que pertenecían y que recomendaran prudencia a los dueños del capital. Debe enfatizarse que en ningún momento Comte
2 Antonio Gramsci, Selections from thc Prison Noteboohs (ed. y trad. de Q.uentin Hoare y Geoffrey Nowell Smith, Londres, 1971), pp. 5-23; cita de la p. 9. Agradezco al profesor Tulio Halperín Donghi y al doctor Alan Knight sus explicaciones con respecto a las ideas de Gramsci acerca de los intelec tuales.
sugirió que el Poder Espiritual pudiera sustituir o asumir la 3 Las teorías de Comte se pueden percibir mejor en sus primeros ensayos, traducidos en The Crisis of Industrial Civílisation. The Early Essays of Augusto Comte, Ronald Fletcher (ed.), Londres, 1974.
25 8
APÉNDICES
APÉNDICES
259
autoridad política, el poder efectivo permanecía en las manos
ción nativa de México — aún inmersa en un universo mágico,
de banqueros e industriales.
sin la protección de la epidemia de la explotación española—
No obstante, para el siglo xx, muchos positivistas tardíos
los mendigos descalzos con los hombros flagelados, su prolon
estuvieron tentados a ampliar el campo de acción de los inte
gado ayuno e intensas oraciones eran la imagen de un extraor dinario poder espiritual. Por lo tanto,' la autoridad de la
lectuales. Por ejemplo, Beatrice'Webb, una de las primeras in tegrantes de la Sociedad Fabiana, confesó que se-sentía fascina
monarquía, encabezada por un rey católico que residía en un
da por la Unión Soviética precisamente porque el Poder
palacio-convento construido a semejanza del templo de Salo
Espiritual que tenía el Partido Comunista dominaba su vida e
món, era sostenida por la fuerza de la armonía esencial de las
instituciones. Escribió en su diario:
jerarquías del cielo y de la tierra, concepto del universo resu mido en la expresiva frase: Ambas majestades.5 Los ministros de
Es la invención de un orden religioso, como factor determinante de la vida de una gran nación, el imán que me atrae a
la Iglesia, a través de sus múltiples instituciones y ritos, insis tían diariamente sobre la inevitabilidad del orden actual y pre
Rusia. Prácticamente esa religión es el comteismo — la reli
dicaban la obligación de lealtad. Sólo en el sistema legal, con
gión de la humanidad-— ■. Augusto Comte finalmente es
su premisa de justicia común para todos los sujetos libres de la
reconocido. Dudo mucho que él percibiera esta extraña resurrección de sus ideas.4
Corona, encontramos un paralelo de la influencia moral ejerci da por la Iglesia.
Ahora, con respecto a las ponencias leídas en el Congreso,
ro menguó sutilmente el prestigio moral de la conquista espiri
encontramos pocas menciones de una élite cultural en la Nue va España hasta las últimas décadas del siglo xvm. Ya que si
tual con su entusiasta promoción de la veneración a la Virgen
bien las publicaciones de Ramón Alzate y Ramírez llegaron a
Virgen María fue venerada como la verdadera fundadora y
un público educado más bien pequeño, los textos de Carlos
patrona de la Iglesia mexicana. Éste fue un mito y un culto que
Sigúenza y Góngora fueron todos publicaciones ocasionales dirigidas a un pequeño grupo de la corte. Por otro lado, en la
atrajo un fuerte sentimiento patriótico. Aún más, si bien el reto eventual de la dominación española se derivó de la filosofía crí
legitimación del orden colonial el clero católico desempeñó un
tica del siglo xvm, un periodo en el que los cambios en las insti
papel fundamental. Rodolfo Pastor señala que la evangelización de los indios implicó una batalla espiritual cuya victoria,
vos, el momento real de la ruptura en 1810 fue la oportunidad
en cierta medida, se basó en la autoridad moral. Para la pobla
para que el clero del país llamara a las masas en tomo a la ban
4 Beatñce Webb’s Dlañes 1924-1932, Margaret Colé (ed.), Londres, 1956, p. 299. En p. 307 repite su observación: “[...] el aspecto notable y caracterís tico de la Rusia Soviética es, sin embargo, el establecimiento de un Poder Espiritual por encima del gobierno ostensible y que domina el resto de los elementos centrales y locales”.
ninguna otra provincia del Imperio español el clero fue tan-
Es también importante mencionar que el clero criollo prime
de Guadalupe. Más que cualquier misionero español, la propia
tuciones políticas por fin se pudieron imaginar y fueron atracti
dera de la Virgen de Guadalupe para apoyar a la insurgencia. En
5 Véase René Taylor, “Architecture and Magic: Consideration on the Idea of the Escorial”, Donald Fraser et al (eds.), Essays in the Histojy oj Architecture Presented to Rudolf Wittkower, Londres, 1967), pp. 81-109.
APÉNDICES
APÉNDICES
determinante en el liderazgo de la rebelión. Y mientras que en
Argentina, Mitre y Alberdi, los liberales que crearon el marco
260
261
el resto de los lugares se.invocaban las doctrinas de los derechos
del Estado que preside la nueva economía de exportación, están
naturales y la soberanía popular para justificar la Independen
políticamente extintos, encerrados en los libros de texto, y son
cia, en México la insurgencia fue defendida apelando a la histo ria.6 La retórica ideológica de Mier y Bustamante era tan idio
tan irrelevantes para las masas peronistas como Gladstone para el Partido Laborista de la Gran Bretaña. Debemos buscar las
sincrásica y local como el liderazgo de Hidalgo y Morelos.
respuestas a esta pregunta tanto en los inicios de la tradición
El logro de la Independencia después de una década de gue
liberal como, mejor aún, en el momento vital de transición a
rra civil y de actividad guerrillera destruyó efectivamente la autoridad tradicional, por lo tanto ejercida por la monarquía,
principios del siglo xx, cuando el individualismo clásico abrió
la Iglesia y la ley. El falso imperio de Iturbide pronto dio lugar a
un problema complejo si tomamos en cuenta que, aunque los
una República federal dotada con una Constitución de papel
liberales mexicanos se consideraban a sí mismos un partido
paso a las doctrinas de la intervención del Estado. Se trata de
igualmente falsa. El resultado fueron décadas de discordia
popular que luchaba para derrocar el establecimiento conser
durante las cuales los conflictos internos e invasiones extranje
vador de la Iglesia y el Ejército, las rnedidas que introdujeron
ras destruyeron cualquier esperanza de crecimiento económi
demostraron ser nocivas para las poblaciones indígenas, cuyos
co. El liberalismo clásico, cuyas doctrinas atraían a la mayoría
habitantes conformaban casi la mitad de la población de la
de ios intelectuales, demostró una manera de disolver el Esta
República. ¿Quiénes exactamente conformaban el grupo social
do; en la práctica, el país estaba gobernado entonces por gru
del liberalismo mexicano? ¿Qué sectores o estratos de la socie
pos de generales peleoneros. El precio fue la derrota en la gue
dad representaba? ¿Qué aspectos de su vocabulario ideológico evocaban el apoyo entre los artesanos y campesinos analfabetas
rra y la anexión de los territorios del norte. Si la Nueva España fue un imperio inmenso e ilimitado, el México liberal nació y creció bajo la sombra de la frontera que compartía con los Esta dos Unidos. No fue sino hasta la Reforma, y más precisamente durante la heroica resistencia a la Intervención francesa, que México por fin descubrió — en la persona de Benito Juárez— a
y con poca educación que peleaban en sus ejércitos? Estas pre guntas siguen esperando a un historiador. El papel de intelectuales como Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano, Guillermo Prieto y Manuel Payno resulta fundamental cuando se pretende abordároste problema, ya
un líder capaz de volver a crear a la presidencia como núcleo
que todos ellos fueron hombres de una gran habilidad litera
de la unidad nacional y fuente de la acción ejecutiva. En las ponencias que abordan el tema del liberalismo, el
ria que intervinieron de manera activa en la política nacional,
profesor Halperín Donghi planteó la cuestión central mediante
Reforma, cuando encabezaron la violenta protesta contra las
una comparación con Argentina. ¿Cómo podemos explicar la
propiedades de la Iglesia y la educación del clero. No obstan
en algunos casos logrando una posición relevante durante la
continua validez de Juárez y de la Reforma como símbolos
te, a pesar de esta temprana, aunque efímera, relevancia, la
importantes del discurso político del México moderno? En
mayoría de estos hombres eventualmente llegaron a denunciar
6 D. A. Brading, Los orígenes del nacionalismo mexicano, México, Era, 1980, pp. 60-82.
‘el poder y convertir la presidencia en una dictadura popu
la implacable determinación de Juárez de mantenerse en
26 2
APÉNDICES
APÉNDICES
lar.7 Excluidos de la política por la máquina juarista, los inte lectuales radicales, no obstante, siguieron celebrando el triun
nes escribieron los innumerables manifiestos que expresaban los objetivos e intereses de la población rural. El énfasis sobre
fo de la Reforma y su Constitución. Como lo muestra David
la inmediata reforma de la tierra indicaba la relación orgánica
Maciel, fueron Ramírez y Altamirano en particular quienes promovieron el nuevo patriotismo cívico, establecieron su
de estos intelectuales con los campesinos. Al mismo tiempo, los manifiestos empleaban una retórica política ya utilizada en
canon de héroes nacionales y lo pusieron en práctica en sus
el salón de clases y apelaban al glorioso nombre de Juárez para
celebraciones. El fin de la Historia patria era legitimar y glori-
reforzar sus denuncias contra Porfirio D íaz.___ ______
263
ficar a la República liberal. Irónicamente, estos dos hombres
De hecho, como lo ha demostrado Héctor Agüilar Camín, los
pusieron sus expectativas en Porfirio Díaz para restablecer las
mismos caudillos de la dinastía sonorense crecieron con estas
elecciones libres y, gracias a su apoyo inicial, confirmaron la
doctrinas y las aplicaron tanto para justificar sus aventuras polí
continuidad de la Reforma y del nuevo régimen. Ya que de
ticas como para fundamentar sus intereses empresariales.8 La
la misma manera que el Partido Revolucionario Institucional
destrucción de los latifundios se.llevó a cabo tanto para satisfa
reclama la herencia de la Revolución, el porfiriato justificó sus
cer las ambiciones de los rancheros como para defender la
normas apelando a la Reforma. Fue, por supuesto, Justo Sie
tenencia comunitaria de los pueblos. Como insiste Gloria Ville
rra, protegido de Altamirano, quien tomó la investidura de
gas, incluso un anarquista confirmado como Antonio Díaz Soto y Gama apoyó la distribución de la tierra en propiedades de gran
sacerdote de la religión civil y principal escribano de la Histo ria patria , inaugurando lo que seria la larga procesión de los intelectuales mexicanos hacia la Secretaría de Educación. Sin embargo, ¿cómo sobrevivió la tradición liberal a la Revo
jas pequeñas. Lo anterior ejemplifica la observación de Arnaldo Córdova en el sentido de que mientras que en Rusia los bolche viques encontraron en la Revolución francesa sus antecedentes
lución, un levantamiento social encabezado por caudillos apa rentemente carentes de todo apoyo ideológico? Por su parte,
históricos, en México los revolucionarios encontraron su ante
los brillantes jóvenes del Ateneo de la Juventud se mantuvie
Si bien los secretarios de los pueblos dieron a la Revolución un programa social, fue un grupo de intelectuales bastante dis
ron alejados de la política o, como en el caso de José Vasconce
pasado político en Juárez y los héroes de la Reforma.9
los, fueron llevados al exilio. Alan Knight da una respuesta a
tinto — Friedrich Katz los llamó “funcionales”— el que sentó
esta pregunta y, de manera convincente, señala que los intelec
las bases de un Estado intervencionista. La carrera de Alberto
tuales orgánicos de la Revolución se encontraban entre los
Pañi resulta especialmente reveladora en este aspecto porque,
maestros de escuela, periodistas de provincia y empleados
como lo muestra Keith Haynes, era esencialmente un científico
menores que intervinieron a nivel local como secretarios ó líderes de movimientos populares. Fueron estos hombres' quie7 Sobre esta dictadura, véanse Laurens Ballard Perry, Juárez and Díaz: Machine Politics in México, DeKalb, 111., 1978, pp. 3 3 9 -3 5 2 y 3 6 5 -3 7 8 ; y Richard Sinkin, The Mexican Reform, 1855-1876: A Study in Liberal Nation-Building, Austin, 1979, pp. 75-91 y 176.
8 Héctor Aguilar Camín, La frontera nómada: Sonora y ¡a revolución mexica na, México, 1977, píissim. En el capítulo “Los jefes sonorenses de la Revolu ción mexicana”, en D. A. Brading (ed.), Caudillos y campesinos en la Revolución mexicana, Nexos/FCE, 1985, pp. 125-160, se encuentra un resumen. 9 Arnaldo Córdova, La ideología de la Revolución mexicana, México, 1976; y Daniel Cosío Villegas: una biografía intelectual, México, 1980.
APÉNDICES
APÉNDICES
de segunda generación cuya apariencia positivista estaba matis____________zada por la ligera pátina de una cultura estética. Como Secreta-
lectuales que en la escuela de ios pintores muralistas. Ya que, como señala Alistair Hennesy. sólo la Revolución francesa, o fe -
rio de la Tesorería, revivió al sector financiero privado y creó
ce un paralelo a tan cercana relación entre la ideología política
un banco central para asegurarse de que el gobierno conserva
y las actividades estéticas, con Rivera y Orozco en el papel de .
264
—
265
ra el control del sistema crediticio. Ningún recuento del Méxi
David. De hecho, quizá sólo en los muros de los edificios
co del siglo xx puede negarle importancia a este autoproclama-
públicos encontremos una incorporación completa y satisfac-
do “capitalista revolucionario”.________ ____ __________________
jo n a deja _Revqiuci^
______
En términos generales, no fue sino con la llegada al poder ------ -------dc-Obregón-que. la-élite.cultural,-encabezada, por Jo sé Vascon.-.
-tradicional mexicano puede todavía servir a-un Estado que ha
celos, colaboró de manera activa con el nuevo régimen. Gran
empujado al país al torbellino de la bonanza del petróleo, es la
parte de su tarea era rodear al Estado de un aura de legitimi
pregunta que plantea Enrique Florescano en su ensayo acerca
dad, ’convertir' la conquista militar en -una hegemonía' social por convencimiento cultural e ideológico. En parte lograron su
del Méxieo-eontemporáneorSe-considera quedos trágicos-acon-" • tecimientos de 1968 marcan un punto clave en la relación del
finalidad a través de la transformación del pasado reciente en un mito político. Lo que hasta entonces había sido considerado
nes han tratado de recuperar el apoyo perdido a través de una
una serie de desastrosas guerras civiles libradas entre caudillos bárbaros y caciques regionales, ahora adoptó una nueva forma:
La Revolución, definida como un parteaguas de la vida nacional,
Si la cultura esencialmente literaria y estética cíeí intelectual
gobierno y los intelectuales. Desde entonces, las adrñinistracioexpansión sin precedentes del sistema universitario, hasta el punto en que el número ya alto de estudiantes se ha incrementa
con una Constitución que expresaba las aspiraciones sociales
do hasta superar cualquier posibilidad de una instrucción ade cuada. Aún más, se señala que los académicos ya no son amos
del pueblo mexicano.
en su propia casa; cada vez más son víctimas de una administra
No está claro cuándo o por qué razones los intelectuales lle
ción burocrática dentro de la propia estructura de su carrera y de
garon a este concepto del asunto, ni siquiera lo está en las admirables biografías de Enrique Krauze.10 Por supuesto, la
los sindicatos, controlados por un partido político. Esencialmen te sin poder, los académicos se han retirado a la investigación
dinastía sonorense y todavía más Lázaro Cárdenas, ganarían
individual, se basan y evalúan según su gremio profesional sin
apoyo a través de la organización de los sindicatos y su progra
ninguna referencia a las exigencias públicas. Mientras más profe
ma de distribución de tierras, medidas que movilizaron a las
sional es el académico, participa menos en la política. Al mismo
clases trabajadoras con el objeto de apoyar al régimen. No obs
tiempo, en la medida en que los problemas que enfrenta México
tante, un elemento esencial en este logro de legitimidad fue el
se agudizan, la actividad intelectual se aparta de la antigua cultu
eventual entronizamiento de la dictadura de partido como heredera e instrumento de la Revolución. Quizá en ningún
ra literaria y se acerca al análisis económico o a una interpreta ción marxista de la realidad social.
otro lugar se pueda observar mejor la contribución de los inte-
Resultaría impertinente que alguien de afuera comentara lo
•10 Véase Enrique Krauze, Caudillos culturales en la revolución mexicana, México, 1976; y Daniel Cosío Villegas: una biografía intelectual, México, 1980.
parecería tanto prescriptivo como diagnóstico, cuestionaría-
que se plantea en esta ponencia. De he.cho, ya que su objetivo
26 6
APÉNDICES
APÉNDICES
mos incluso su oportunidad como parte de un Congreso que
simple espectador, encerrado en los edificios de su universi-
267
pretende el diálogo entre los historiadores estadunidenses y
dad? No se puede menos que admirar a los historiadores que
mexicanos. No obstante, me parece que las ponencias y discu-
se encuentran aquí y que a través del periodismo y los libros
siones que originaron tienen un valor extraordinario como tes
... harUratadq de aumentar las_posibilidades.de ios.comentarios informados acerca de los asuntos públicos. Debe decirse tam
timonio de lo que algunos mexicanos, relacionados estrecha mente con los asuntos públicos, piensan acerca del estado de
bién que no todo el abstencionismo de las actividades políticas
su país. Sin duda, qtrps mexicanos presentes..pueden sentirse
_ s e debe interpre tarco mq pasiyid ad._N o h ay..cluda..en cu an to. a.
con derecho, a cuestionar lo que se plantea y, con más razón,
la importancia de la aportación de John Stuart Mili a las discu
las soluciones' están implícitas. Por ejemplo, Enrique Kráuze"
siones eñ la" Cámara dé los Comunes, rperó fue en i a oscuridad ....
citó a Max Webef en su doblé vocación de intelectual y dé polí
de la biblioteca del Museo Británico' que' Carlos Marx escribió
tico-.11-ha-participación en- la- política a menudo -implica-una
los-libros que-transformarían a-gran parte del mundo.-Aún
y~eneK gía que estarían mejor invertidos en la investigación y la refle
—íMsfénda^nivéisidaYlfte^^^ en formas de discurso que en algunos casos se remontan,
xión. Los adelantos en los conocimientos han surgido a partir
intactas, a la Edad Media. De manera similar, sus textos influ
de la especialización y la división del trabajo. No obstante, con respecto a este -punto no nos podemos olvidar de los desastres
yen lentamente la mente pública y crean nuevas tendencias de
de la República Weimar, y tampoco debemos dejar de insistir
de John Maynard Keynes:
opinión. Con respecto a esto, resultan oportunas las palabras
en que la democracia exige la participación de todos los ciuda danos. Fue Pericles quien, como señala Tucídides, orgullosamente dijo de Atenas:
Las ideas de los economistas y filósofos políticos, tanto cuan■ do están en lo correcto como cuando no lo están, tienen un poder mayor de lo que por lo general se piensa. De hecho, el
Aquí cada individuo está interesado no sólo en sus propios asuntos, sino también en los del Estado... no decimos que un hombre que no se interesa en la política sea un hombre que sólo se preocupa por lo suyo; decimos que no tiene nada de qué preocuparse.12 Con el país en medio de un vertiginoso ascenso a la moder nidad, ¿cómo podía el intelectual mexicano quedarse como un 11 Estas carreras se plantean en H. H. Gerth y C. Wright Mills (eds.), From Max Weber: Essays in Sociology, Nueva York, Oxford University Press, 1958, pp. 77-156. 12 Tucídides, The Peloponnesian War, trad, al ingles de Rex Warner, Lon dres, Penguin Books, libro 2, cap. 4, pp. 118-119.
mundo está gobernado por un poco más. Los hombres prác ticos que creen que están exentos de cualquier influencia intelectual, son por lo general esclavos de algún economista . desaparecido... Estoy seguro de que se exagera enormemen. te el poder de los intereses personales comparado con el des pojo gradual de las ideas.13 No obstante, hay que señalar que Keynes se refiere a los eco nomistas y filósofos políticos, no a los historiadores. Mientras que en el siglo xix los historiadores actuaron como profetas de la 13 J. M. Keynes, The General Theoty of Employment, Interest and Money, Lon dres, 1936, reimpreso en 1957, p. 383.
268
APÉNDICES
nación Estado, los teólogos del capitalismo contemporáneo son economistas. Como estudiante del pasado, el historiador no cuenta con una. habilidad profesional que le permita diagnosticar los males de la era actual, mucho menos ofrecer recetas para remediarlos. Su tarea es describir y explicar la compleja relación entre la causalidad y la contingencia que ha determinado el pre sente. Ya que, aunque las leyes generales que gobiernan la actividad económica ofrecen instrumentos útiles para medir el rit'mo-del^rmbtó“err^etiímnclo' rxiOderrior la^mtmlalle'OTál'qüier p¥ís en fT cífcu ío lM lñ tL ra por lo general está determinado por sus instituciones políticas y pie tos de cambio histórico. En resumen, a la mayoría de los historiadores les llamará más la atención la idiosincrasia del des arrollo de cada nación que las generalidades del proceso eco nómico común a todos los países. No obstante, si bien la nación y su pasado serán siempre de gran interés para los historiadores, como estudiosos profesio nales nos corresponde desmitiñcar ese pasado, imitar a los bolandistas que sacaron del calendario de los santos los mila gros que consideraron absurdos. En la misma medida, la histo ria mexicana consiste en un árido positivismo y una retórica emocional — huesos secos y aire caliente— , y sólo en un puña do de obras — pienso en Pueblo en vilo, de Luis González, y en
La frontera nómada, de Héctor Aguilar Camín— parece el pasa do mexicano cobrar vida y dejarnos escuchar su voz. No obs tante, hacer del pasado un lugar habitable es tanto la tarea del historiador como la lenta y cansada acumulación de investiga ción que haga posible tal resurrección. Seguramente, aquí hay trabajo suficiente para aquéllos a quienes no nos llama el mundo de la política. Traducción de Leticia García Cortés
Este libro se terminó de imprimir y encuadernar en mayo de 2004 en Impresora y Encuadernadora npro^éso7SrA71Ié~CrV7T^I^ATrt^IzrdFSari'rórem'~ 20,244; 09830 México, D. F. En su composición, pa rada en el Departamento de Integración Digital del Fcn, se usaron tipos de 1 2 :1 4 ,1 1 :1 4 y 8:9 puntos. ______ La, ed icim coilSLa. de 2 0 0 0 .ejemplares.