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La atención y su entrenamiento UNIDAD 1
1. Importancia de la atención en la partida. . En
todos
los
deportes,
incluido
el
ajedrez,
invertimos
un
tiempo
considerable en adquirir una base teórica y práctica mínima para iniciarnos. Después intentamos perfeccionar nuestra técnica, aprovechar nuestros recursos (habilidades y fortalezas) al máximo y optimizar nuestro rendimiento. Esto último se hace inviable si no contamos primero con el elemento estrella para nuestro aprendizaje: un buen manejo y entrenamiento de la atención. Si bien es verdad que el mismo hecho de jugar al ajedrez potencia la atención (de ahí que esta actividad esté incluida en muchos de los programas para trabajar déficit de atención e hiperactividad), no es menos cierto, y todos los estudiosos del ajedrez lo saben, que los mejores niveles de ejecución se consiguen
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cuando el jugador destaca por su capacidad de concentración, lo que se traduce en focalizar únicamente en los estímulos realmente importantes de la tarea y alejar los pensamientos negativos y distractores de su mente. Todo esto ha hecho que la atención sea una habilidad esencial en el entrenamiento de todo jugador que quiera dar lo mejor de sí mismo y tener la sensación tan satisfactoria de que el tiempo que invierte entrenando está siendo productivo.
2. Entrenamiento de la atención. . La atención no es una asignatura que tengamos que ejercitar de forma independiente a la partida, porque el mejor contexto para reforzarla nos lo va a proporcionar el propio tablero. Pero si no estamos familiarizados con las técnicas de control atencional, lo más recomendable y fácil es que, en primer lugar, aprendamos algunas de ellas con ejemplos o estímulos sencillos de la vida cotidiana, y con posterioridad las traslademos a una situación concreta de la partida. El objetivo que perseguimos es doble; por un lado, aumentar el tiempo de atención en un estímulo (atención focalizada y sostenida), y por otro, recuperar la atención a mayor velocidad cuando ha habido un estímulo distractor (atención selectiva). En resumen, ATENDER POR MÁS TIEMPO Y TARDAR MENOS EN RECUPERARSE DE LAS DISTRACCIONES. ¿Crees que esto podría serte útil durante la partida? Si es así, sigue leyendo porque veremos cómo podemos lograrlo. Existen dos grandes grupos de técnicas, las dirigidas a aumentar la concentración y las orientadas a disminuir las distracciones, ambas desarrolladas en su mayoría por la Psicología del Deporte.
2.1. Técnicas para potenciar la atención •
CONCENTRACIÓN EN LA EJECUCIÓN
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Esta herramienta nos va a ayudar a incrementar nuestra capacidad de focalizar y mantener la atención en un solo elemento del tablero, dejando al resto, en ese momento irrelevante, en un segundo plano. Ejemplos de lo secundario podrían ser pensamientos como “¿Por qué se frota el contrincante tanto las manos? Me está poniendo nervioso, parece que va a coger la pieza, pero no lo hace” Para ello vamos a empezar relajándonos, ya sea tumbados o sentados cómodamente, y una vez en situación, nos concentraremos en un único objeto o coordenada del tablero, con el propósito de ejercitar la atención fijándonos única y exclusivamente en un solo aspecto y nada más. Por ejemplo, a los tenistas se les suele pedir que se concentren en la pelota y que intenten eliminar todos los demás pensamientos. En nuestro caso podríamos elegir focalizar
en una pieza dejando de fondo los colores del tablero.
Si en algún momento otra cosa ocupa nuestra visión mental, deberíamos intentar volver al último elemento que hemos estado visualizando.
•
FEEDBACK ELECTRODÉRMICO. .
Se basa en la utilización de un aparato que mide los cambios de conductancia de la piel de las palmas de las manos (la transpiración que se produce durante el juego). Si nos conectamos a él durante la partida, observaremos que emite un sonido cuando la actividad eléctrica de nuestra piel aumenta (sudoración), es decir, al
ponernos
más
nerviosos,
distraernos,
etc.
Esto
nos
permitirá
ser
más
conscientes de los cambios que se generan en nuestro cuerpo cuando se dan circunstancias que nos demandan más atención y esfuerzo como, por ejemplo, distracciones externas (ruidos, público que pasa, etc.), bloqueos e inseguridad, análisis de una determinada posición...
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Una vez detectamos las situaciones de mayor dificultad o distracción, nos concentraremos en los momentos en los que hemos ejecutado mal una estrategia, una jugada o una técnica. Acto seguido nos surgirán una serie de pensamientos negativos que nos provocarán ansiedad (el aparato aumentará la intensidad de su sonido), y podremos
aprender el efecto tan adverso que dichos pensamientos
originan en nuestro cuerpo y en nuestro rendimiento, puesto que disminuyen drásticamente nuestra concentración. Este aprendizaje nos predispone a estar más alerta a estas señales y a intentar eliminar esas ideas negativas (ver Tema Principios para el triunfo: Pensar bien vs. pensamientos distorsionados (Unidad 5)) En caso de carecer de este aparato electrodérmico, podemos entrenarnos observando cuándo aumenta nuestra respuesta fisiológica, es decir, nuestra tasa cardiaca
(latidos
del
corazón),
tasa
respiratoria
(velocidad
de
inspiración-
expiración), tensión muscular en cuello, cambios en la temperatura corporal (sudoración en manos), etc. Para sacar más provecho de esta técnica, podemos trabajar con otro factor añadido: las distracciones externas. Estando conectados al aparato u observando nuestra respuesta fisiológica, que ya hemos aprendido a detectar, sentémonos, relajémonos e intentemos ralentizar la respiración (ver en Tema Relajación y técnicas (Unidad 6)) concentrándonos a la vez en algún aspecto técnico de la ejecución. Después un compañero o nuestro entrenador puede intentar distraernos (sonidos, gritos, palabras o movimientos, pero sin tener contacto físico). La prueba de que hemos logrado preservar la concentración es que el aparato emita tonos relativamente bajos y/o nuestra respuesta fisiológica sea de menor intensidad: tasa cardiaca (menos latidos), pulso más lento, respiraciones más lentas y profundas, menor tensión muscular, etc.; un claro indicativo de que estamos aprendiendo a concentrarnos incluso en situaciones desfavorables, algo que en la práctica nos conducirá a mejores resultados.
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•
EL CONTROL VISUAL.
Es otro método eficaz para conseguir focalizar y mantener la atención, especialmente a nivel visual. Muchas veces, sin que seamos del todo conscientes, nuestros ojos, igual que nuestras mentes, tienden a examinar y escrutar todo aquello que nos rodea, pudiendo llegar a centrarse en señales no relevantes para la tarea (gesticulaciones del contrincante, ropa de los compañeros, mobiliario de la sala, etc.) en vez de hacerlo en la tarea que se nos está demandando. El objetivo del control visual es entrenar a los ojos en la fijación de algún punto pertinente y relacionado con la tarea. Este punto puede variar a lo largo de la partida para evitar fatiga ocular, y puede consistir en: mantener los ojos mirando al suelo, centrar la atención en el material o concentrarse en un punto de la pared.
•
CONCENTRACIÓN EN EL PRESENTE.
Cuando perdemos la atención no siempre es porque esté ocurriendo algo en ese instante que nos distraiga, a veces es nuestra propia mente la que nos traiciona, escapando a un tiempo que no se corresponde con el que estamos viviendo en ese momento. Y si sucede cuando estamos en plena partida, evadirnos del presente puede traernos implicaciones importantes en nuestros siguientes movimientos. Tenemos que observarnos, o mejor dicho “pillarnos” viajando a un tiempo pasado, futuro o hipotético que nos aleja de nuestra posición actual en el tablero. Esto
podemos
notarlo
cuando
en
medio
de
la
partida,
nos
encontramos
rememorando un movimiento erróneo de otras competiciones o revisando aquello que no llegamos a ejecutar o imaginando quién será el próximo contrincante si perdemos/ganamos esa partida. Otra manera de descentrarnos es recurriendo al pretérito pluscuamperfecto “si hubiera hecho esto, entonces ahora:”, pensamiento improductivo que lo único que nos genera es rabia y culpabilidad improductiva.
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Como señalan Weinberg y Gould (1996) desde la Psicología deportiva permanecer en el presente requiere una concentración focalizada a lo largo de toda la partida. Es adaptativo e inevitable tomarse de vez en cuando un breve descanso mental durante la competición, pero es importante disponer de una palabra clave como vehículo para volver al presente cuando llega el momento de reanudar la ejecución. Por ejemplo, es muy útil mirar el tiempo que queda de una manera totalmente consciente cada vez que realizamos una jugada y pulsamos el reloj. Esto nos ayuda a “estar” y también a tener un control constante del tiempo que queda.
•
UTILIZACIÓN DE PROTOCOLOS Y RUTINAS DE PREEJECUCIÓN.
El establecimiento de rutinas es otra de las estrategias que pueden ayudarnos a incrementar nuestro nivel de concentración. El éxito de esta técnica reside en la organización mental, ya que si establecemos un patrón o hábito para saber en cada momento qué tenemos que hacer y en qué tenemos que pensar, contribuiremos sobremanera a concentrarnos en lo prioritario y en el foco del juego. Por hábito entendemos aquella conducta que repetimos de forma sistemática y reiterada, porque consideramos que es beneficiosa para nuestro rendimiento (posiblemente por estar asociada a éxitos pasados o a una persona que es un referente para nosotros (un Maestro o modelo a seguir). Hablamos de un comportamiento que realizamos semi-conscientemente y que, frecuentemente, acaba por convertirse en un auténtico ritual que llevamos a cabo sin apenas esfuerzo. Estas rutinas pueden ser cognitivas (visualizar una determinada imagen, repetir unas frases concretas), conductuales (colocar las piezas en un determinado orden, estirar los dedos después de cada movimiento para iniciar el planteamiento del siguiente) y/o situacionales (llevar una prenda concreta, jugar siempre con nuestra botella de agua). Estos rituales suelen aparecer por primera vez en entrenamientos
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o partidas que nos han resultado exitosas y que, al sernos útiles para centrarnos en la tarea, acaban repitiéndose e interiorizándose. Por ejemplo, Gary Kasparov durante el torneo de Linares seguía escrupulosamente un ritual: antes de comenzar la partida, dejaba escondida entre bastidores una tableta de chocolate, de una marca rusa en particular cuyo nombre (traducido al español) significa “Inspiración”, y que consumía en grandes cantidades durante el torneo.
Como
explican
Guallar
y
Pons
(1996), las
rutinas
son
positivas,
útiles
y
provechosas para el desarrollo de la actividad competitiva, ya que su puesta en escena automatiza la aparición de la concentración. Sin embargo, no podemos obviar, como afirma Dosil (2004), que pueden transformarse en negativas si hacemos de ellas una superstición u obsesión, autoconvenciéndonos de que vamos a perder si por cualquier motivo no podemos realizarlas.
2.2. Técnicas para disminuir la distracción. . Los factores que pueden actuar como
distractores
pueden
ser
de
origen externo (ruidos, calor/frío, oponentes, etc.) o interno (autocríticas destructivas, exceso de tensión muscular, dolor de cabeza, etc.) y hacia ambos van dirigidas la mayoría de las técnicas
que
han
sido
desarrolladas
para
trabajar este área. Uno
de
los
factores
externos
que
pueden
afectar
en
mayor
medida a nuestra concentración es la presión de las llamadas AMENAZAS EXTERNAS (variables del espacio físico, otros jugadores, ruidos ambientales etc.). Esto puede entenderse mejor si tenemos en cuenta una característica de la atención: su capacidad limitada, es decir, la dificultad que todos presentamos para realizar y atender a dos o más tareas a la vez.
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Cuando nuestra atención está dividida y nuestros recursos intelectuales tienen que repartirse entre varias actividades, es más probable que se produzcan interferencias (distracciones) y baje nuestro rendimiento, sobre todo cuánto más novedosas (nos percatamos de una novedad introducida por el rival o, nuestro oponente nos sorprende con una línea que nunca juega) o llamativas (un contrincante con tics en la cara) sean. Ahora bien, a medida que convertimos en automáticas ciertas destrezas (por la experiencia o habilidad que hemos adquirido), dejamos de necesitar tanta atención para llevarlas a cabo, pudiendo utilizar el esfuerzo atencional sobrante para otras situaciones que lo requieran (distracciones inoportunas). En concreto, los trabajos de González (2003) sobre la atención y el rendimiento deportivo confirman esta idea, pudiéndose concluir que los jugadores que poseen mayor nivel de destreza tienen mayor capacidad para atender a más de un estímulo al mismo tiempo, y por tanto les interferiría menos los ruidos u otras variables ambiéntales.
Sin embargo, incluso los Grandes Maestros y jugadores de mayor destreza y experiencia, en determinadas circunstancias no son capaces de centrar su atención en las señales relevantes de la tarea, sino que más bien, como señalan Weinberg
&
Gould,
“se
distraen
con
otros
pensamientos,
sucesos
y
emociones” (1996, p. 391). Por eso, conductas como levantarse frecuentemente de la silla, chequear la puerta de la sala, corregir la posición del bolígrafo sobre la planilla etc. contribuyen a desviar el foco de atención del tablero hacia otros pensamientos distintos a los de la partida, socavando el rendimiento del que las realiza y del resto de jugadores presentes que asisten a ellas.
Aún así, existen técnicas para disminuir el peso de la distractibilidad o el cambio de foco atencional involuntario: •
PRÁCTICA MENTAL: :
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Para hacer un buen uso de esta herramienta es imprescindible que poseamos una alta capacidad de imaginación o visualización para recrear una situación concreta de la competición (o incluso del entrenamiento) con el máximo número de detalles. Esto implica mucho más que imaginar la escena de forma intuitiva, requiere de la habilidad de crear en la mente un cuadro con todas aquellas potenciales variables ambientales distractoras (sonidos, sensaciones y emociones de un torneo). Algo que lo facilita es imaginar la secuencia de la competición con todos los sentidos: lo que oímos, olemos, percibimos, tocamos, etc. Esta técnica es muy apropiada para aquellos momentos que nos demandan más concentración, como por ejemplo: calcular en profundidad una variante compleja. Es necesario realizar este ejercicio en grupos o parejas, siendo los roles algo intercambiable. Un jugador se intenta concentrar en la situación, mientras el resto procura distraerle con palabras, ruidos de sillas, movimientos gestuales, sonido del reloj, o cualquier medio que no requiera el contacto físico. Al acabar, tras un tiempo imaginando la escena, el jugador indica qué nivel de concentración ha alcanzado. Lo puede valorar en una escala (siendo 0 nada concentrado y 5 totalmente concentrado) y utilizar ésta como criterio para cuantificar su evolución y mejora. La crucial es que nos imaginemos a nosotros mismos en la partida con el nivel y la técnica óptimos, controlando la respiración y ejecutando a la perfección todo lo que la actividad requiera, recordándonos que en ese momento “tenemos que seguir jugando a pesar de”
•
EL USO DE SEÑALES ATENCIONALES Y DE PALABRAS CLAVE. .
Consiste en el uso de palabras, sensaciones o ideas que favorezcan un buen nivel de activación y nos faciliten la concentración. Podemos emplearlas ante
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distractores externos (ruidos, gestos del contrincante), pero también ante nuestros propios pensamientos negativos (autocríticas ante errores, lamentaciones por falta de tiempo, etc.) Un requisito para que llevemos a cabo correctamente esta estrategia es que las palabras o imágenes estén formuladas en positivo (“Estoy tranquilo y atento” en lugar de “No estoy nervioso”) y que, por supuesto, hagan referencia al aspecto
de
la
ejecución
y
nunca
al
de
los
resultados
ni
a
las
posibles
consecuencias (“Sé buscar alternativas y las tengo. Estoy al 100%” en lugar de “Voy a ganar, mejoraré mi ELO”). Un simple “¡Vamos!” puede servir como señal atencional, aunque cada jugador debe desarrollar las suyas propias y aprender a utilizarlas cuando las necesite. Las palabras clave pueden ser autoinstrucciones (por ejemplo “Venga, empieza etc:”), advertencias (cuidado, antes, detrás, dosifica, etc.) o palabras de ánimo (vamos, bien, así, aguanta, resiste, etc.). Lo importante es que elijamos
palabras
deseada.
Lo
sencillas
ideal
es
la
que
nos
provoquen
adaptación
de
automáticamente
estas
la
respuesta
autoinstrucciones
a
nuestra
personalidad, preferencias y lenguaje en aras de que nos resulten más creíbles y dinámicas. •
EXPANSIÓN DE LA CONCIENCIA (Gauron, 1984). Una
técnica
que
por
su
sencillez,
vigencia
y
eficacia merece la pena describir, y que supone un compendio de algunas otras antes mencionadas: Nos
colocamos
en
una
posición
cómoda
y
confortable, bien sea sentados o tumbados, sin doblar
ni
cerrados
tensar
los
músculos.
comenzamos
una
Con
los
ojos
respiración
preferentemente diafragmática (en la que el aire se expanda por pecho y abdomen), fluída, regular,
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lenta y profunda. Inducido ya el estado de relajación, focalizamos nuestra atención en los sonidos del entorno cercano, intentando reconocer todos y cada uno de ellos (sean agradables o no: voces, música, golpes, etc.). Después, nos centramos en todos los sonidos mezclados, sin separarlos, como si fuera un solo sonido de fondo (un murmullo general). Transcurrido
un
tiempo,
dirigimos
la
atención
hacia
nuestras
propias
sensaciones corporales (calor, picores, peso del cuerpo sobre el suelo, etc.). Primero, las identificamos ordenadamente, es decir, que antes de pasar a la sensación siguiente, examinamos en profundidad la anterior, intentando averiguar por qué se produce, en qué zona del cuerpo la localizamos y cómo la podríamos describir
mentalmente.
Posteriormente,
atendemos
todas
nuestras
sensaciones
corporales a la vez, como si fueran una masa corporal difusa, sin separarlas ni pararnos a identificarlas, como partes de un todo sensorial. El siguiente paso es focalizar en nuestros pensamientos y sentimientos. Empezamos por identificar cada idea y emoción por separado, una detrás de otra, dejando que fluyan de forma natural sin forzar su aparición. Continuamos parando el flujo de pensamientos, dejando la mente en blanco y tratando de relajarnos. Para
ello
movimiento
podemos corporal
repetirnos más
firme
mentalmente (palmada,
la
palabra
pisar
STOP
fuerte),
o
realizar
aunque
esto
un es
especialmente difícil de conseguir. De no lograrlo, podemos concentrarnos en un solo pensamiento o sentimiento, permaneciendo unos minutos exclusivamente en él. Para concluir, podemos centrar la mirada en un objeto que tengamos enfrente, y sin perderlo de vista, intentemos tomar conciencia de las cosas que hay alrededor de la habitación, ejercitando de ese modo la visión periférica. Este lo entenderemos mejor con la analogía del prismático que acerca o aleja el objeto según manejamos el zoom, permitiéndonos, según la distancia de enfoque, ver mayor o menor número de objetos próximos a él.
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algunos momentos pueden llevarnos al fracaso en una competición. Ejemplos de este tipo de distractores como la inseguridad o falta de autoconfianza, las expectativas, etc., los desarrollaremos más ampliamente en capítulos posteriores. Otro factor de origen interno con gran repercusión en la atención es el nivel de activación o arousal que presenta el jugador. Estar activados es estar atentos, alerta, inclinar el cuerpo hacia delante, aumentar nuestra presión sanguínea, contraer nuestros músculos: ¡ESTAMOS PREPARADOS, LISTOS:Y ATENTOS! Pero cuidado, no lleguemos a la contractura, al bloqueo o a un nivel extremo de activación por excesiva autoexigencia, porque el efecto puede ser tan negativo como una baja activación por somnolencia, agotamiento, desmotivación, etc. Y es que como apuntan los trabajos de Landers (1981), Kremer y Scully (1994) y Boutcher (2002) nuestro nivel de atención disminuye de forma progresiva a medida que el de activación aumenta. Esto quiere decir que pasado un nivel medio de activación, un exceso de la misma puede resultar tan perjudicial como su inexistencia. Si estamos activados en un nivel moderado (alerta), sin llegar a extremos de euforia o estrés exacerbado, podemos atender con éxito a más estímulos y llevar a cabo más tareas. Por el contrario, cuando el nivel de activación de nuestro cuerpo y mente es bajo (sueño, preocupaciones) acabamos atendiendo a lo relevante y a lo irrelevante. Por todo ello, concluimos que para conseguir un rendimiento óptimo en atención y cometer menos errores, necesitamos estar activados en grado medio.
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BIBLIOGRAFÍA: Enlaces de interés: http://www.monitoresyentrenadoresfeda.org/index.php/pedagogia/psicologiaaplicada-al-ajedrez/90-la-atencion.html http://ocw.ehu.es/ciencias-sociales-y-juridicas/psicologia-del-deporte/contenidos/ la-atencion-en-el-deporte
Libros recomendados: Mora Mérida, Juan Antonio: Control de pensamiento y sus estrategias en el deporte. EOS Gabinete de Orientación Psicológica, 2008 Krogius, N. V.: La Psicología en ajedrez. Colección Escaques, Barcelona, 1980
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