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Zaha Hadid / Arquitectura

Nuragic and Contemporary Art Museum. Cagliari, Italia Este centro de arte será un nodo de intercambio urbano con biblioteca, zonas comerciales y palacio de congresos. Las cavidades que forma el hormigón se conciben como plazas públicas. En paralelo con el mar, el Nuragic recurre a una estructura coralina, hueca por dentro, cuyos grandes ventanales acentúan la forma abstracta del edificio y permiten que el mar no se pierda de vista en ningún momento.

Arquitectura líquida A estas alturas, cualquier proyecto de Zaha Hadid ocupa las páginas de la prensa mundial. Sus edificios sinuosos han demostrado que es posible enfrentarse a la arquitectura desde otra sensibilidad más tecnológica y menos angulosa. En los próximos cinco años Hadid concluirá varios proyectos imponentes. Cuando estén acabados, esta iraquí afincada en Londres habrá implantado su estilo futurista. Textos: Antonio Jesús Luna. Fotos: cedidas por Zaha Hadid Architects

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Maxxi (Museo de arte del S.XXI). Roma

Bagdad-Beirut-Londres No sólo es la única mujer con el premio Pritzker de arquitectura: antes de construir prácticamente nada, Zaha Hadid (Bagdad, 1950) fue haciéndose mundialmente famosa por el atrevimiento de sus prototipos y la contundencia de sus dibujos: formas geométricas cortantes y coloreadas que le dieron poco a poco prestigio internacional. Sin embargo, nunca lo tuvo fácil. De origen iraquí y familia acomodada (su padre llegó a ser ministro en Irak), Zaha Hadid recibió una formación abierta y progresista en Suiza. A mediados de los sesenta se instaló en el Líbano, donde se matricularía en matemáticas por la Universidad Americana de Beirut como paso previo a la arquitectura. En el año 1971 viaja a Inglaterra. Concretamente a Londres: la ciudad en la que vive desde entonces, cuando no se encuentra en su avión privado de un lado a otro del planeta. Entre 1972 y 1977 se formó en la Architectural Association School. Un centro que funciona básicamente como un laboratorio experimental y en el que Hadid tuvo como profesor a Rem Koolhaas, el pope de la modernidad con el que, además, trabajaría unos años tras su graduación. A principios de los ochenta Hadid fundó su propio estudio. Esta década, sin embargo, sería un páramo para sus proyectos: no dejaba de dibujar, pero apenas ejecutó nada relevante. Y aunque sus bocetos la iban dando a conocer, tendría que esperar casi quince años para comenzar realmente a edificar. Nadie se atrevía a construir sus trabajos. Llegó incluso a ganar con-

cursos que finalmente llevaban a cabo otros estudios. “Es una vergüenza que pensaran que mis diseños no se podían realizar. Y resulta paradójico que gracias a la gente que ha desarrollado mis ideas, yo he podido construirlas”. No hay que olvidar que el Pritzker lo recibió con muy pocas obras acabadas. Todo un acto de fe por parte del jurado, que en la edición de 2004 reconoció en Hadid “un desafío a las ideas establecidas sobre el espacio y sobre la construcción”. Expansión imparable “He librado batallas en muchos frentes; por ser extranjera en Gran Bretaña, por ser mujer, por hacer cosas extrañas”. Pero nada ha frenado a esta mujer entusiasta. A pesar de la adversidades, Hadid no sólo ha ido evolucionando y perfilando su estilo, sino que además se ha convertido en una estrella mediática. Probablemente sea el arquitecto más difundido por la prensa. Por supuesto, gracias al furor innovador de sus propuestas, pero también gracias al glamour que la rodea. Esta mujer globalizada, que vive entre videoconferencias y que viste de Issey Miyake, ha sabido rodearse de un cierto divismo… Y la prensa se ha encargado de hacer el resto. Hoy día, esta mujer (siempre en colaboración con Patrik Schumacher) es mucho más que una creadora de iconos arquitectónicos. Es mucho más que una firma. Es un rey Midas del futurismo que todo lo que toca lo convierte en avanzadilla y en vanguardia: construcciones, mobiliario, producto, esculturas…

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Pues bien, desde el principio de su carrera siempre quiso hacer grandes proyectos. Y aunque en los últimos cinco años ha ido trabajando en muchas obras y cada vez de mayor envergadura, hasta ahora, salvo excepciones, Hadid se había manejado en dimensiones medias. Pero los grandes proyectos han llegado. Algunos, como el Maxxi de Roma, están acabados, y otros, según nos confirman desde el estudio, se encuentran en distintas fases de proceso y se concluirán en los próximos cinco años. Dentro de un lustro, la huella de Zaha Hadid cambiará definitivamente la percepción que hasta ahora teníamos de los espacios y las formas. Éstas son algunas de sus construcciones en marcha. Una arquitectura, según su propia autora, “cada vez más líquida, más curva, más sinuosa”. Una arquitectura, sin duda, más femenina, más intrépida y, como señalan sus detractores, más desmedidamente cara. Maxxi. El museo que fluye Once años, 27.000 m2 y 150 millones de euros son algunos datos cuantificables del recientemente inaugurado Maxxi: un museo de arte contemporáneo por el que Hadid compitió, entre otros, con su mentor Rem Koolhaas. Hadid, que tiene un talento especial para cambiar la geometría de los edificios, ha concebido una estructura que funciona como un conjunto de caminos. Una serie de galerías que se van curvando y abriéndose a diferentes espacios blancos. La sinuosidad de la construcción queda remarcada, además, por el juego de escaleras y de rampas interiores, así como por las paredes movibles que modifican las dimensiones de estos pasillos-galerías. Visto desde arriba, el Maxxi es un juego de trazos que discurren en paralelo y que se cruzan en

Maxxi. Roma

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capas. A propósito de estos trazos, Hadid ha hablado de su sistema de trabajo. “No utilizo el ordenador. Hago los dibujos muy rápidamente. A menudo más de cien para la misma investigación formal”. Más allá de su función museística, la voluntad de la arquitecta ha sido recuperar para el Maxxi la idea del ágora, del espacio público, del lugar de encuentro. Según dijo en rueda de prensa, “el museo está pensado para favorecer el intercambio de ideas y para ampliar la vitalidad cultural de la ciudad. Espero que se produzca un diálogo en este intrigante cruce de túneles”. Como es habitual en el estilo de Hadid, el Maxxi se nutre de cristal, acero y hormigón. Y como es constante también en su trabajo, la tecnología y la ingeniería han forzado sus límites. Conseguir, por ejemplo, muros curvos de hasta catorce metros de altura requirió encofrados especiales elaborados con un complejo programa informático. “El Maxxi es un proyecto simbólico de mi nueva forma de relacionarme con el espacio”, recalcó el día de la inauguración. Ella, que ha declarado su desamor por el ángulo recto, en sus nuevos trabajos busca la fluidez y el movimiento. Una arquitectura, según Louise Huxtable, dinámica y a la vez abstracta, que deja atrás los edificios más angulosos de su primera época. Emiratos Árabes. Hacia la excentricidad Si el Maxxi es un símbolo real de esa nueva arquitectura, los trabajos que está realizando en los Emiratos Árabes, no sólo van en esta línea, sino que la refuerzan y la radicalizan. Tanto la Ópera de Dubai, como el Performing Arts de Abu Dhabi, las Dancing Towers o el edificio de oficinas Opus Project, acentúan esta arquitectura futurista donde los ventanales, por ejemplo, en realidad parecen men-

Performing Arts Center. Abu Dhabi

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branas. Según Zaha Hadid, esta arquitectura tiene que ver con el rumbo de la vida contemporánea. “Las complejidades de la vida, ha dicho recientemente, no pueden ser moldeadas hoy día con simples cuadrículas y cubos platónicos de la era industrial. Hoy, en plena era digital, en el siglo XXI, las vidas de las personas son mucho más flexibles y globalizadas, y tenemos que tratar problemas sociales mucho más complicados que aquellos programas sociales del siglo XX industrial. Esto requiere una nueva arquitectura de la fluidez”. El Performing Arts Center incluirá espacios para música, teatro, ópera y un área polivalente de 6.300 asientos. Pero más allá de estos datos, lo más inquietante de la construcción es su trazo misterioso. Este centro de artes escénicas se está levantando en el nuevo distrito cultural de la ciudad de Abu Dhabi y llegará a tener en su parte más elevada 62 m de altura. Todo el edificio responde a un esquema de pasillos y pasadizos que conforme se acercan al mar se van abriendo a diferentes espacios y salas. La más espectacular es la sala de conciertos rodeada por una hipemembrana de vidrio y totalmente enfrentada al Golfo Pérsico. De hecho, el mar ha sido la constante que Zaha Hadid ha seguido en el diseño de esta construcción reptil y movediza, cuyas formas orgánicas se abren, según la propia arquitecta, siguiendo el procedimiento natural de las ramas de un tallo. Y orgánicas son también las líneas de la Opera House que se está trazando muy cerca de allí, concretamente en Dubai Creek. De nuevo otro proyecto desmedido y excéntrico según los enemigos de Zaha Hadid, que juega con las simetrías de las dunas y que incluirá una ópera, un teatro, un hotel, una escuela de arte dramático y una sala de arte de 5.000 m2. Esta “construcción emocional” fronteriza con el paisajismo requerirá un importante esfuerzo en

“LAS COMPLEJIDADES DE LA VIDA CONTEM PORÁNEA NO PUEDEN SER MOLDEADAS EN SIMPLES CUADRÍCULAS. HOY, EN PLENA ERA DIGITAL LAS VIDAS DE LAS PERSONAS SON MUCHO MÁS FLEXIBLES Y GLOBALIZADAS. ESTO REQUIERE UNA NUEVA ARQUITECTURA DE LA FLUIDEZ”. ZAHA HADID Opera House. Dubai

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Opus Project. Dubai

ADEMÁS DE LA SORPRESIVA FORMA EXTERIOR DEL OPUS OFFI CE, LA DISTRIBUCIÓN DE LA ESTRUCTURA Y LA AUSENCIA DE CO LUMNAS PERMITIRÁ APROVECHAR HASTA UN 87% DEL ESPACIO. SU EXTERIOR ACRISTALADO REPELERÁ LA INTENSIDAD DEL SOL EN UN ALTO PORCENTAJE.

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la modificación de la isla sobre la que se va a edificar y responde a la idea de Hadid de que su arquitectura obliga al que la mira a estudiarla, a entenderla, a sorprenderse ante ella. Aunque la mayoría de los trabajos de Zaha Hadid suelen ser de planta media o baja, también tiene en marcha algunas torres como la Opus Office. En realidad se trata de tres edificios de oficinas unidos por la base. Además de la sorpresiva forma escultórica exterior, la distribución de la estructura y la ausencia de columnas permitirá aprovechar hasta un 87% del interior. Se está construyendo en la Bussiness Bay de Dubai, el centro empresarial del emirato, y sus torsiones acristaladas destacarán aún más en contraste con los edificios angulosos que la rodean. Como si la arquitectura femenina fuera representada por la curva, mientras que la virilidad arquitectónica circundante se nutriera de ángulos rectos. Hadid lo ha definido como una obra de arte autosostenible que replantea de forma novedosa los espacios de trabajo. El asalto a las Olimpiadas 2012 Pero volvamos a Europa, donde Zaha Hadid también tiene en marcha varios proyectos rotundos e innovadores en distinto grado de ejecución: el Nuragic and Contemporary Art Museum en Cagliari (Italia), el edificio Espiral en Barcelona, la sede central del Euskotren de Durango o la mole metálica de la Plaza Szervita de Budapest. De todos ellos, el que se encuentra más avanzado es el London Aquatics Centre. Si los inicios de Zaha Hadid fueron difíciles, su relación con Londres tiene algo de resentimiento. La capital inglesa, en la que vive desde hace cuarenta años, nunca ha mostrado el más mínimo interés por sus trabajos. Una ciudad que para Zaha siempre ha sido cobarde y Szervita Tower. Budapest

Oficinas centrales Euskotren. Durango

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Arquitectura / Zaha Hadid

conservadora. Salvo un pabellón efímero, nada tiene edificado en Inglaterra. Pero la tenacidad es otra de las herramientas de la arquitecta, y finalmente ha sido la responsable del London Aquatics Centre para las Olimpiadas de 2012. El estadio, que tiene prevista su finalización a lo largo de 2011, recurre a una estructura de acero que se ha ido cubriendo de cristal, aluminio y madera. Su complejidad de nuevo ha “obligado” a los ingenieros, y también ha triplicado el presupuesto. Sus formas curvas parecen correr en paralelo con la funcionalidad deportiva del espacio: natación, salto, waterpolo… Desde el estudio definen la construcción como el fluido geométrico del agua. Zaha Hadid está empujando la arquitectura más allá de los códigos y las fórmulas conocidas. Por la trascendencia de su trabajo se le ha comparado con Miguel Ángel. Una asociación sin duda exagerada. Sin embargo, ella tiene conciencia de que está cambiando el mundo, de que sus patrones arquitectónicos están llevando al hombre hacia otros territorios. Y a ello se entrega con una fe mesiánica, renunciando a todo lo que no tenga conexión con su trabajo. Aunque toda moneda tiene dos caras. “He elegido una vida – declaraba a El País hace unos meses- que no admite compaginarla con ningún otro deseo. No tengo tiempo para nada más que para lo que hago. Es fantástico el mundo abierto en el que vivimos. Podemos trabajar en cualquier sitio. Pero vivimos también en una gran trampa. En la era de las estrellas, la gente quiere verte. Si no apareces, se enfadan y te vas metiendo en una espiral de aviones que va consumiendo tu vida”. www.zaha-hadid.com London Aquatics Centre. Londres

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