Informe de Lectura Cristianismo Cristianismo Primitivo y Paideia Griega - Jaeger Werner Historia Eclesiástica I – Waldo Waldo Pacheco Carreño
ALUMNO
Eleazar Seguel Salazar.
SÍNTESIS Werner Jaeger, Helenista, Filosofo e historiador alemán anota la gran influencia que la cultura griega ejerció sobre el cristianismo, sobre los primeros Padres. El autor reconoce el factor del idioma y la cultura griego que llevó a aquel cristianismo de aldea a una proyección mundial Anota otros factores. La acción conquistadora de Alejandro que fundaba poblaciones griegas después de cada triunfo militar. La helenización de los Judíos. Estos capítulos se centran principalmente en la paideia, tal como los explica Jaeger en otro de sus libros es: “Es imposible rehuir el empleo de expresiones modernas tales como civilización, cultura, tr adición, li teratur a o educación. Pero n in guna de ell as coincide r ealmente con lo que los griegos entendían por pai deia. Cada u no de estos té rmi nos se reduce a expr esar un aspecto de aquel con cepto general , y par a abar car el campo de conju nto del concepto gr iego sería n ecesario empl earlos todos a la vez …Los antiguos tenían la convicción de que la educación y la cultu r a no constituyen un arte
formal o una teoría abstr acta, distintos de la estr uctu ra hi stórica objetiva de la vi da espir itual de un a 1
nación.”
Jaeger nos permite tener datos muy interesantes de cómo el Cristianismo en sus comienzo trato de responder las grandes interrogantes de la época.
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JAEGER, Werner, Paideia: los ideales de la cultura griega, Traducción de JOAQUÍN XIRAL Decimoquinta reimpresión, México, 2001, Libro Primero, pp. 14-15
RESEÑA CRITICA Jaeger claramente poseía un talento especial para aclarar sin simplificar, usa mucho la exegesis técnica y para resumir lo esencial lo que hace que sea un libro de muy fácil lectura, aunque si bien es cierto, es bueno tener a mano un diccionario de filosofía, para revisar algunos términos que son muy técnicos del área del escritor. Tratar el problema con facilidad y claridad aunque estos sean difíciles de alcanzar. Así, nos muestra cómo, como la cultura griega debe su expansión gracia a las conquistas de Alejandro Magno, y sin la expansión de la cultura griega, debido a estas conquistas, habría sido casi imposible el surgimiento del cristianismo como religión universal. Pasa después a exponer por qué resultó imprescindible la helenización en la época apostólica y postapostólica. Son muy útiles los comentarios y citas al pie de pagina. Lo otro que podemos determinar de estos capítulos leídos es que claramente Jaeger, no es un historiador de corriente católica, pero lo que no logro distinguir si es un historiador protestante reformado o un historiador profano. También cabe destacar, que es notorio el helenismo del autor, y su Platonismo que sale a luz al enfatizar y redimir para nosotros los cristianos a Platón, mostrándonos claramente las conceptos inequívocos de Dios, y como Platón llego conceptos tan claros de Dios sin tener la revelación escrita. CAPÍTULO III. LOS APOLOGISTAS
Jaeger concentra su atención en los Padres apologistas griegos (s. II); en particular, S. Justino mártir. El escritor nos relata los escritos de los Padres, que fueron en consecuencia de la gran persecución que sufrieron los cristianos por todo el Imperio, a mediados del s. II y como surgió una extensa literatura cristiana de carácter apologético, esto es, una literatura mediante la cual los cristianos, trataban de confrontar a la mayoría pagana, se defendían y defendían la fe cristiana. En aquel contexto cultural, tal como lo dice el escritor: “la defensa del cristianismo tenía que usar siempre argumentos filosóficos” 2 Así lo hizo san Justino, quien, por ejemplo, vio siempre una analogía o paralelismo entre Sócrates y Cristo, que aparece en todas sus Apologías. Desde su juventud, se había sentido muy atraído por la filosofía griega; así Jaeger lo plantea: “estudió uno tr as otr o sus sistemas, ya que ni ngu no de ellos llegó a satisfacer le por compl eto, hasta que encontr ó la respuesta fi nal en la r eli gión cri stiana. Pero, aun despué s de haberse converti do en cr istian o, no ar rojó de síel manto del f ilósofo griego, pues - para é l- el cristianismo es la filosofía absoluta” 3
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p. 45 p. 46
Otra cosa que nos plantea el autor es que Ciertamente, en los ambientes más o menos cultos, era común “la interpretación del cristianismo como una filosofía, pues, si nos detenemos a pensar qué podía
comparar un gri ego con el f enómeno del monoteísmo j udeo-cristiano, encontr amos que sólo la 4
filosofía le corresponde dentro del pensamiento griego” .
Nos habla también de Filón de Alejandría
(13 a. C- 50 d. C.), miembro de la comunidad judía de Alejandría, que decía: “el prototipo del filósofo judío que ha absorbi do toda la tr adición griega (especialmente, la platónica) y hace uso de su rico vocabul ario conceptual y de sus medios literar ios par a probar su punto de vista no a los griegos, sino 5 s” . a sus compatr iotas judío
Como el autor nos relata los hechos queda en claro que se produce una concomitancia con este fenómeno cultural, tanto los observadores judíos como los paganos tendían a interpretar el cristianismo como una filosofía, porque los pensadores cristianos mostraban un vivo interés no sólo por las cuestiones cosmológicas, antropológicas y morales, sino también por las teológicas. Así, por ejemplo, “Galeno, el médico y filósofo pagano, habla de judíos y cristianos como de filósofos. Compara la
cosmología de M oisés con la de Platón y Epicuro” 6
Por otra parte explica y nos da mucha claridad para entender estos hechos históricos, que el problema de la relación entre la fe y la razón no había surgido aún, excepto en el africano Tertuliano, un apologista de origen no griego, que no considera que el cristianismo mismo sea una filosofía, al contrario de los otros padres ya mencionados. Jaeger concluye este capítulo con una imagen que ilustra bien la gran aportación de los apologistas al diálogo entre la paideia griega y el cristianismo primitivo: “A través de la puerta que ellos (los apologistas) abri er on, penetrar on l a cultu ra y la tr adición gr iegas en l a I glesia y se amalgamaron con su vida y doctr ina. Albor eaba la é poca de los grandes maestr os y pensadores del cristian ismo 7
primitivo”
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p. 46, 47 p. 49 6 p. 52 7 p. 57 5