Recorr ido por Santo Recorrido S anto Tomás To más de Aquino, en compañía comp añía de grande grandess maestros del Arte
I Estación: Jesús es condenado a muerte V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo “De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder comer así la Pascua.” (Jn 18, 28) Reflexión de Santo Tomás
¿Buscas un ejemplo de humildad? Mira el Crucifijo. En efecto, Dios quiso ser juzgado bajo Poncio Pilatos y morir. Tu causa, Señor —podríamos decirle— ha sido juzgada como la de un impío (Job 36,17). Sí, verdaderamente como la de un impío, porque sus enemigos pudieron decirse unos a otros: condenémosle a muerte afrentosa (Sab 2,20). El Señor quiso morir por su siervo, y el que es la vida de los ángeles aceptó morir por el hombre. Como escribe San Pablo: se hizo obediente hasta la muerte (Fil, 2,8). (Credo comentado, artículo 4). Oración:
¡Oh, piadoso pelícano, Señor Nuestro Jesús, purifícame a mí, impuro, con tu sangre, cuya menor gota puede salvar a todo el universo y librarlo de sus crímenes! Jesús, a quien veo ahora velado, haz esto, por lo cual muero de sed: que, contemplando sin velos tu rostro, goce por siempre al mirar tu gloria. Amén. (Extracto del himno “Adoro te devote”). Padre Nuestro, Avemaría y Gloria. Reseña Obra
“Cristo ante Pilatos” (Duccio Di Buoninsegna, Catedral de Siena, 1311). Esta imagen forma parte de una obra mayor, que constituye una secuencia narrativa en la cual se relatan pasajes de la Pasión. Con su magistral uso del color, Duccio distingue a Cristo del resto de los personajes que lo rodean, y lo constituye en eje central de la composición vertical de la obra. En contraste con los gestos del pueblo, el rostro y las manos de Cristo transmiten una pureza y una inocencia ejemplares.
II Estación: Jesús carga con la Cruz V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo “Entonces se los entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y Él, cargando con su Cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama «Gólgota».” (Jn 19, 16-17) Reflexión de Santo Tomás Cristo lleva la Cruz como un rey lleva su cetro: en signo de la gloria, del señorío universal de todas las cosas. todas las cosas. “El Señor reinará por el madero” (Sal 95, 9); “y se ha hecho un principado sobre su hombro, y será llamado admirable, consejero, Dios fuerte, padre de la era futura, príncipe de la paz” (Is 9,6). Lleva la Cruz como un vencedor lleva el trofeo de su victoria: “arrancando principados y potestades, exponiéndolos públicamente, y haciendo con ellos un cortejo triunfal para sí mismo (Col 2, 15). Finalmente, la lleva como un sabio lleva el candelabro en el cual coloca la vela de su enseñanza, porque la palabra de la Cruz es potencia de Dios para los fieles. Nadie enciende una vela y la pone dentro de un cajón, sino sobre el candelabro, para que quienes ingresan vean la luz (Lc 11,33). (Comentario al Evangelio de San Juan, Lección III). Reseña Obra
“Subida al Calvario” (Giotto, Capella degli Scrovegni, 1305). Parte de un desarrollo narrativo, esta obra se destaca por los rasgos de naturalismo que presenta, y que fueron muy revolucionarios para su época. Los rostros reflejan sentimientos profundamente humanos y realistas; la imagen de Cristo, alejado de la muchedumbre, interpela directamente al espectador, exhibiendo de frente su desgracia y su desolación.
Oración: Alaba, Sión, a tu pastor, alaba a tu jefe, alaba a tu pastor con himnos y cánticos. Oh, buen pastor, pan verdadero, Jesús, ¡ten piedad de nosotros, aliméntanos y protégenos, y alcánzanos todos tus bienes, en la tierra de los vivientes! Amén. (Extracto de la Secuencia). Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
III Estación: Jesús cae por primera vez V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo “Entonces, dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su Cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrara».” (Mt 16, 24-25) Reflexión de Santo Tomás
Como dice San Agustín, la Pasión de Cristo basta para instruirnos completamente sobre cómo debemos vivir. Porque, si alguno quiere llevar una vida perfecta, no tiene que hacer otra cosa que despreciar lo que Cristo despreció en la Cruz, y desear lo que Cristo deseó. En la Cruz no falta ningún ejemplo de virtud. ¿Buscas un ejemplo de caridad? Nadie tiene mayor caridad que el que da su vida por los amigos, dijo el mismo Jesús. Y esto fue lo que Él hizo en la Cruz. Si, pues, Cristo dio su vida por nosotros, no deberá sernos gravoso soportar, por Él, cualquier mal. Como dice el salmista: ¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? (Sal 115,12). (Credo comentado, artículo 4). Oración:
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Caída de Jesús en el camino hacia el Calvario (Giandomenico Tiepolo, 1772). Su autor, experto en retratos y heredero de una familia de artistas, logra en esta composición una pieza de gran dramatismo. En ella, consigue una identificación directa entre la Cruz y Cristo: ambos han caído, y una rima cromática, que contrasta la madera y la piel —ambas blanquísimas— con el rojo de la sangre, las hace ver casi idénticas en su materialidad. La escena, que se debate paradójicamente entre el dinamismo y la quietud, invita al espectador a una contemplación activa.
A ti, fuente de misericordia, oh, Dios, he aquí que me acerco, yo, pecador: dígnate lavarme, a mí, inmundo. Oh, sol de justicia, ilumina a un ciego. Oh, médico eterno, cura a un herido. Oh, rey de los reyes, viste a un despojado. Oh, mediador entre Dios y los hombres, reconcilia a un culpable. Oh, buen pastor, rescata a u n errante. Amén. (Oración Ad te fontem, atribuida a Santo Tomás de Aquino por la tradición). Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
IV Estación: Jesús encuentra a su Madre V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo “Simeón lo bendijo, y dijo a María, su madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel, como signo de contradicción. ¡A ti misma una espada te atravesará el alma! Y así quedarán al descubierto las intenciones de muchos».” (Lc 2, 34-35) Reflexión de Santo Tomás Grande es la gracia en un santo, si alcanza para salvar a otros hombres; pero, si fuera suficiente para la salvación de todos, esa gracia sería máxima. Y esto acontece en Cristo y en la Bienaventurada Virgen. Porque, en todo peligro, de esa misma Virgen gloriosa puedes obtener salvación: mil escudos penden de ella (Cant 4, 4). Asimismo, en toda obra de virtud, puedes tenerla como ayuda. Y, por eso, ella misma dice: «En mí hay toda esperanza de vida y de virtud». (Ecl 24, 25) (Comentario al Ave María, Tercer modo de gracia). Oración: Te ruego, oh, mi Santísima Soberana, que me obtengas una verdadera obediencia y una verdadera humildad de corazón. Haz que me reconozca como un miserable y frágil pecador, impotente, sin la gracia y el socorro de mi Creador y sin tus santas súplicas, no solo para realizar la menor obra buena, sino también para resistir los continuos ataques. Amén. (Extracto de la Plegaria a la Bienaventurada Virgen María). Padre Nuestro, Avemaría y Gloria. Reseña Obra
"Caída en el camino al Calvario" o "Pasmo de Sicilia" (Rafael, 1515, Museo del Prado). Destinado en un principio al convento de Santa Maria dello Spassimo, esta obra fue realizada en la misma época en la que Rafael se dedicaba a la Basílica de San Pedro de Roma. El balance de la composición define visualmente un triángulo que guía al espectador hacia la imagen de Cristo. La multiplicidad de gestos y de rostros dejan entrever las distintas actitudes que tenemos los hombres frente a Dios; el color de las
V Estación: El cireneo ayuda a llevar la cruz V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo “Y obligaron a uno que pasaba —a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, que volvía del campo— a que llevara la cruz”. (Mc 15, 21) Reflexión de Santo Tomás
Se debe advertir que este Simón era un extraño, y que simboliza al pueblo gentil que recibió la cruz de Cristo, como se dice en la Primera Carta a los Corintios: “ La predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden, mas, para los que se salvan, para nosotros, es fuerza de Dios”. Simón quiere decir “obediente”, y también el pueblo gentil obedeció. Así se indica en el Sal 17: “Pueblos que no conocía me sirven; los hijos de extranjeros me adulan, son todo oído, me obedecen”. (Comentario a la Pasión según San Mateo capítulo 27, versículo 32). Oración:
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“Cristo cargando la Cruz" (Tiziano, 1565, Museo del Prado). Parte de una colección de pinturas del mismo autor sobre la Pasión de Cristo, este cuadro sumerge al espectador en la emoción que el pintor ha qu erido transmitir. Desdeñando la pretensión realista de situar el suceso en un ambiente específico, en pos de la expresividad emotiva, Rafael olvida el fondo, y pone el foco en las figuras principales. Sus pinceladas destacan la tensión dramática del momento, hacia la cual es transportado el espectador: la mirada entre Cristo y el Cireneo también nos incluye a nosotros.
Oh, clementísimo, llámame cuando huyo; arrástrame cuando resisto; levántame cuando caigo; sostenme en pie; condúceme cuando camino. No olvides al que te olvida, no abandones al que te deja, n o me desprecies cuando peco. Pues pecando te he ofendido, a Ti, Dios mío, he lastimado a mi prójimo, y ni siquiera he evitado herirme a mí mismo. Amén. (Oración Ad te fontem, atribuida a Santo Tomás de Aquino por la tradición). Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
VI Estación: La Verónica enjuga el rostro del Señor V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo “Se asombraban de Él muchos, pues tan desfigurado tenía el aspecto que no parecía hombre, ni su apariencia era humana” (Is. 52, 14) Reflexión de Santo Tomás
Cristo tomó aquellos sufrimientos voluntariamente, para liberar del pecado a los hombres. Y, por eso, asumió todo el dolor que debiese asumir, en proporción a la grandeza del fruto que su Pasión iba a dar. Por consiguiente, de la consideración de estas cosas, resulta evidente que el dolor de Cristo fue máximo. (Suma Teológica, Tertia Pars cuestión 46, artículo 6). Oración:
Concédeme, Señor, repartir voluntariamente lo que tengo con aquel que de ello carece; pedir humildemente, al que lo tiene, aquello que no poseo; confesar sinceramente el mal que he hecho; soportar con magnanimidad el mal que sufro; no envidiar el bien del prójimo; y, finalmente, agradecerte sin cesar por todo el bien que me concedes. Amén. (Extracto de la “Oración para obtener las virtudes”, de Santo Tomás). Padre Nuestro, Avemaría y Gloria. Reseña Obra
"Verónica con la Santa Faz" (El Greco, 1580, Museo de la Santa Cruz, España). En esta obra, del Renacimiento tardío, el contraste entre la oscuridad y el color blanco —presente, este último,— tanto en el manto de Verónica como en el Santo Sudario— aporta una sensación de irrealidad. Esto es resultado del realce del volumen de la cabeza de Cristo —cuya impresión en la tela, en un código realista, debería percibirse como bidimensional—. En cambio, gracias a estos contrastes, la imagen del Salvador parece tener más presencia y más realidad que la de la Verónica. El gesto de la mujer santa, que no mira de frente al e spectador, traduce su voluntad de pasar desapercibida, y de dejar que sea a Cristo a quien descubramos
VII Estación: Jesús cae por segunda vez V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Porque por tu S anta Cruz redimiste al mundo “Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas.” (Is. 52,5) Reflexión de Santo Tomás
Cristo, por su Pasión, nos levantó la pena que merecíamos, pues la sufrió Él mismo en nuestro lugar. Así lo dice San Pedro:Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo (1 P. 2, 24). Porque el poder de la Pasión de Cristo fue tan grande que bastó para expiar todos los pecados de todo el mundo, aun cuando fueran incontables. Por eso, los bautizados quedan libres de todos sus pecados. (Credo comentado, artículo 4). Oración:
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"Cristo llevando la Cruz" (Giandomenico Tiepolo, 1747, Iglesia de San Paolo). Esta imagen muestra la dificultad de la subida de Cristo al Calvario, representada en la alta y siniestra roca del Gólgota, que se yergue como fondo de la pintura, al centro. Se destacan aquí los fieles seguidores de Jesús, figuras de blanco que están frente al espectador y que establecen el eje central del equilibrio de la obra: de hecho, a la izquierda se ven las figuras de los ladrones, aproximándose, mientras que, por el extremo derecho, mirando el lienzo con el rostro de Jesús, se retira la Verónica. El realismo de esta obra se expresa en el dinamismo visual y en la gran cantidad de personajes que aparecen; poner el acento en uno o en otro irá modificando nuestra
Oh, Dios mío, ¡cuánto mal he hecho en palabra y en obra, pecando secretamente, abiertamente y con empecinamiento! Yo te suplico, pues, considerando lo frágil que soy, que no mires mi iniquidad, sino tu bondad inmensa, y que remitas con misericordia lo que he hecho, concediéndome el dolor del pasado y una eficaz vigilancia en el porvenir. Amén. (Oración Ad te fontem, atribuida a Santo Tomás de Aquino por tradición). Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
VIII Estación: Jesús y las mujeres de Jerusalén V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo “Lo seguía una gran multitud del pueblo, y mujeres que se dolían y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos». (Lc. 23, 27-28) Reflexión de Santo Tomás Cristo, al padecer por caridad y por obediencia, presentó a Dios una ofrenda mayor que la recompensa que exigían todas las ofensas del género humano. Esto fue así por la grandeza de la caridad con la cual Él padecía, por la dignidad de su propia vida, ofrecida como satisfacción —puesto que era la vida de Dios y del hombre—, por la universalidad de su Pasión, y por la enormidad del dolor asumido. (Suma Teológica III Tertia Pars cuestión 48, artículo 2). Oración: Concédeme, Señor, Dios mío, una inteligencia que te conozca, un celo que te busque, una sabiduría que te encuentre y una vida que te complazca. Dame una perseverancia que se apoye confiadamente en ti, y una confianza que, finalmente, te posea. Concédeme afligirme, en la penitencia, por tus penas; aplicar, en el camino de mi vida, los beneficios de tu gracia; y gozar de tus goces, sobre todo en la patria, para la gloria. Amén. (Extracto de la p legaria que Santo Tomás rezaba frente al crucifijo). Padre Nuestro, Avemaría y Gloria. Reseña Obra
“Jesús y las mujeres de Jerusalén” (Lynn Kircher, altorrelieve, 2005, Holy Redeemer, EEUU). Para Kircher, el arte consiste en un servicio, que ayuda a quien lo percibe a entender su realidad humana, involucrando todo su ser con la experiencia de la fe. En la presente obra, este concepto se transmite a través de la representación de todas las mujeres de Jerusalén en un solo personaje, que moviliza al espectador a identificarse con él y a, junto a él, dejarse consolar por Cristo. El Salvador impone sus manos sobre la cabeza de la mujer, como símbolo de que el verdadero alivio para el
IX Estación: Jesús cae por tercera vez V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo “¿Qué gloria hay en soportar los golpes cuando habéis faltado? Pero si obrando el bien soportáis el sufrimiento, esto es cosa bella ante Dios. Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas. (1 Pe 2, 20) Reflexión de Santo Tomás
Diversos signos manifiestan las diversas dignidades, y nadie debe dejar los distintivos de su propia dignidad. Entre todas las dignidades, la mayor es la de ser hijos de Dios, y, conforme a las palabras del Señor, el signo propio de esta dignidad es la del amor al enemigo: “ Amad a vuestros enemigos, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 5, 44-45). (Comentario a los dos preceptos de la caridad, libro II: El amor al prójimo). Oración:
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“Jesús cae por tercera vez” (Fernando Herrera, 2008, Nuestra Señora de la Esperanza, España) Como parte de su Vía Crucis, Herrera realiza esta pintura desde su propia concepción artística: a través de una pintura figurativa que juega con las texturas, a partir del contraste. Con fuerte influencia de la representación de Cristo planteada en La Pasión, de Mel Gibson, esta obra demuestra la fuerte expresividad del artista, que se nutre de la sensibilidad frente a lo descripto. Aquí, la sensibilidad se acentúa por la perspectiva del cuadro, que sitúa al espectador a la misma altura del Cristo caído. A diferencia de las obras que Herrera realiza para Primera y la Segunda Caídas, aquí Jesús se encuentra solo. Pero el uso del color devela una presencia no dicha: la sombra que proyecta Cristo sobre el suelo no s da la pauta de la luz, blanquísima, que ilumina al Señor desde arriba. Se trata del Padre, que, desde las alturas, envía al Hijo y lo
Concédeme, Señor, un corazón vigilante, al cual ningún pensamiento curioso aleje de ti; un corazón noble, al cu al ningún sentimiento indigno rebaje; un corazón recto, al cual ninguna intención desvíe; un corazón firme, al cual ningún dolor rompa; un corazón libre, al cual ninguna pasión subyugue. Amén. (Extracto de la plegaria que Santo Tomás rezaba frente al crucifijo). Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
X Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo “Puedo contar todos mis huesos. Ellos me observan y me miran, se reparten entre sí mis vestiduras y sortean mi túnica.” (Sal 22, 18-19) Reflexión de Santo Tomás ¿Buscas un ejemplo de menosprecio de las cosas terrenas? Síguelo a Él, qu e es el Rey de reyes y Señor de señores, en quien están todos los tesoros de la sabiduría. No te aficiones, pues, a los vestidos o a las riquezas, porque los soldados se repartieron mis vestidos (Sal. 22, 19). Ni persigas honores, porque a Mí me cubrieron de escarnios y de golpes. Ni busques las dignidades, porque tejieron una corona de espinas y la pusieron sobre mi cabeza. Ni pretendas delicias, porque en mi sed me dieron vinagre (Sal. 69, 22). (Credo comentado, artículo 4). Oración: Te ruego, Señor, tengas a bien llevarme a mí, pecador, al convite inefable. En Él, con tu Hijo y con el Espíritu Santo, eres para tus santos luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha completa, y felicidad perfecta. Amén. (Extracto de la “Oración para después de comulgar”, de Santo Tomás). Padre Nuestro, Avemaría y Gloria. Reseña Obra
“Jesús despojado de sus vestiduras” (Lino António da Conceição, 1955, Columnata de Ntra. Sra. de Fátima, Portugal). Realizada por el mismo arquitecto que construyó toda la Columnata del Santuario de Fátima —conformado por doscientas columnas y catorce altares—, esta obra presenta una perspectiva pro pia de la muralística. Formada enteramente por cerámicos policromados, la composición de la obra se organiza en torno a la figura de Cristo, y presenta la desnudez del Señor ante la mirada del espectador. En contraste, ninguno de los soldados qu e lo rodean mira hacia adelante: todos tuercen la cabeza, como símbolo de que la obstinación en el pecado nos aleja de la
XI Estación: Jesús es crucificado V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo “Llegados al lugar llamado calvario, le crucificaron allí a Él y a los malhechores, uno a Su derecha y otro a Su izquierda.” (Lc 23, 33) Reflexión de Santo Tomás ¿Buscas un ejemplo de paciencia? Lo encontrarás de modo excelente en la cruz. Porque la grandeza de la paciencia se manifiesta de dos maneras: o bien sufriendo mansamente los grandes males, o bien sufriendo algo que podría evitarse y que no se evita. Grande fue, pues, la paciencia de Cristo en la cruz. (Comentario al Credo, artículo 4). Oración: Señor, no miro tus llagas como las miró Tomás, sino que te confieso como mi Dios. Concédeme que cada vez crea más en ti, que espere más en ti, que te ame más. Oh, memorial de tu muerte, Señor, pan viviente, que haces vivir al hombre, haz que mi alma viva de ti, y concédeme gustarte con dulzura por siempre. Amén. (Extracto del himno “Adoro te devote”). Padre Nuestro, Avemaría y Gloria. Reseña Obra
“Árbol de la vida” (Pacino di Buonaguida, 1310, Galleria dell'Accademia, Florencia). Recuperando el gusto narrativo típico de las obras florentinas del siglo XIII, Bounaguida inspira esta magnífica obra en un escrito de San Buenaventura, en el cual este Padre de la Iglesia vincula el tema del Árbol de la Vida con el relato de la Crucifixión de Cristo. Combinando la técnica miniaturística con una pretensión de naturalismo que privilegia lo simbólico, “El árbol de la vida” propone ser leído desde las ramas inferiores hacia las superiores, y su culminación en el Paraíso da cuenta de la concepción teológica que lo sustenta: la relación implícita entre el
XII Estación: Jesús muere en la Cruz V. Te adoramos, oh Cr isto, y te bendecimos R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? ¡Lejos de mi salvación la voz de mis rugidos!" (Sal. XXII, 2) Santo Tomás El hecho de que Cristo haya muerto por nosotros es algo tan elevado que nuestra inteligencia apenas puede captarlo. Más aún, es algo que ni siquiera se nos hubiese ocurrido. Así lo indica el Apóstol: “En vuestros días Yo voy a realizar una obra, una obra que no creeríais si os la contara” (Hch 13, 41). Y también lo anuncia Habacuc: “En vuestros días se cumplirá una obra tal que nadie la creerá cuando sea narrada” (1,5). Pues la gracia de Dios y su amor son tan grandes, que lo que Él hizo por nosotros supera cuanto podemos entender. (Credo Comentado artículo 4). Oración: Dios, que todo lo puedes, que todo lo sabes, que no tienes ni principio ni fin; Tú, que das las virtudes, las conservas y las recompensas: dígnate establecerme sobre el sólido fundamento de la fe, p rotégeme con el inexpugnable escudo de la esperanza, adórname con la vestidura nupcial de la caridad. (Extracto de la “Oración para obtener las virtudes”, de Santo Tomás). Padre Nuestro, Avemaría y Gloria. Reseña Obra
“Cristo de S. Juan de la Cruz” (Dalí, 1951, Museo Kelvingrove). Esta famosa pintura de Dalí toma su inspiración principal de un dibujo de San Juan de la Cruz que, según cree Dalí, bien podría tratarse de una imagen que el santo tomó de sus visiones místicas. Situando su perspectiva por encima de Cristo, esta obra simboliza de forma implícita la mirada de Dios Padre. La figura de Cristo, resaltada con dramatismo por el claroscuro, propone una diferenciación con otros pintores del siglo XX, cuyas imágenes de Cristo buscaban interpelar al espectador a través de la fealdad: a Dalí, por el contrario, le preocupa pintar a Cristo con toda su belleza divina.
XIII Estación: Jesús es bajado de la cruz V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo “Y todo estos sucedió para que se cumpliera la escritura: «No se le quebrará hueso alguno». Y también otra escritura dice: «Mirarán al que traspasaron»”. (Jn 19, 36-37) Reflexión de Santo Tomás
Al abrirse el costado de Cristo, se abrió también la puerta del Paraíso. Y, por la efusión de su sangre, la mancha del pecado quedó borrada. Dios fue aplacado, el pecado quedó suprimido, y su pena, expiada. Y, así, los desterrados fueron llamados de nuevo al Reino. Por eso, Cristo dijo inmediatamente al buen ladrón, que le imploraba: «Hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lc 23, 43) (Credo comentado artículo 4). Oración:
Señor, Tú me exhortas por el precio de mi creación, me invitas a la clemencia de mi redención y me prometes los bienes de la retribución. Nada me alcanza para alabarte. A tu Majestad doy gracias por las generosidades de tu bondad inmensa, para que siempre aumentes más en mí tu gracia y, aumentada, la conserves, y conservándola, la recompenses. Amén. (Extracto de la “Plegaria de acción de gracias”, de Santo Tomás). Padre Nuestro, Avemaría y Gloria. Reseña Obra
“Útero materno” (Sieger Köder, St. Luke's Gondola Point, Canadá). Köder —sacerdote, artista, soldado y filólogo— describe esta escena a través de uno de los elementos que caracterizan su estilo: la combinación de zonas oscuras con un original uso del color y de la pincelada. La fuerza expresionista de la obra nos deja percibir un ritmo particular, según el cual la perspectiva, poco realista, invita acompañar los sentimientos de la Virgen, quien protagoniza el cuadro. Al igual que en el resto de las obras de su Via Crucis, Köder apenas muestra el rostro de Jesús: presenta, ante todo, las heridas de su espalda, de sus extremidades y de su costado, signos del dolor y del
XIV Estación: Jesús es sepultado V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo “Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar” (Jn 19, 40) Reflexión de Santo Tomás
El tiempo durante el cual Cristo permaneció en el sepulcro representa los efectos de su muerte. Por ella, fuimos librados de una doble muerte: de la muerte del alma y de la muerte del cuerpo. Y esto está significado por las dos noches que Cristo permaneció en el sepulcro. Pero, como su muerte no provino del pecado, sino que fue asumida por caridad, también permaneció un día. Y por ello fue conveniente que Cristo estuviera en el sepulcro un día y dos noches. (Suma Teológica III Tertia Pars cuestión 51, artículo 4). Oración:
Concédeme, Señor Dios, la vida que no conoce ya la muerte, y el júbilo de quien ya no tiene ningún dolor, allí donde reinan la soberana libertad, la libre seguridad, el seguro sosiego, la sosegada felicidad, la feliz eternidad, la eterna beatitud; donde reinan, en fin, la visión y la alabanza de la Verdad, que es Dios. Amén. (Extracto de la “Plegaria para la contemplación”, de Santo Tomás). Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
Reseña Obra “Cristo en el sepulcro” (Bradi Barth, 2000, Bijbelkast). Maestra belga, admiradora del Beato Angélico, Bradi Barth refleja en este cuadro su v isión del arte como fruto de la fe y de la oración. La impronta de su estilo reside en la captación del detalle, a través del cual se muestran al mismo tiempo la grandeza de la salvación y la sencillez de la vida cotidiana. Los gestos y los colores de aquellos que acompañan a Cristo en su sepultura están cargados de simbología, y transmiten una sensación de levedad que se afirma en el misterioso hecho de depositar al mismo Dios, muerto, en un sepulcro, mientras que Él obra, de este modo, nuestra redención.
El presente Vía Crucis ha sido realizado por la Comisión de Arte de SITA Joven, la cual pr etende difundir el pensamiento de Santo Tomás a través del camino de la Belleza. Buenos Aires, Argentina Año del Señor 2014 Movimiento cultural juvenil argentino perteneciente a la Sociedad Internacional Tomás de Aquino
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