William Soto Santiago
“... y al escuchar escuchar la predicaci n de Su Palabra para nuestra edad y para nuestra dispensación, El nos abrió el corazón y la mente, el entendimiento, para poder comprender estas promesas proféticas correspondientes a este tiempo. Y cosas que no entendíamos antes, al escucharlas y Cristo abrirnos el entendimiento, dijimos: “yo lo veo, yo lo entiendo, esto sí ahora yo lo entiendo.”
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El Mensaje del Evangelio del Reino
Este mensaje predicado por nuestro amado hermano William Soto Santiago, Es distribuido gratuitamente.
“Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye diga: Ven. Y el que tiene sed venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” Apocalipsis 22:17
UNA JUVENTUD CON PERCEPCION PROFETICA
Por William Soto Santiago 5 de julio de 1997 Cartagena, Colombia Muy buenas tardes, jóvenes, es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en estos momentos, en esta tarde, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios correspondiente a este Día Postrero y a esta Edad de la Piedra Angular en la cual estamos viviendo. Dios para este tiempo tendría una juventud con visión o percepción profética, para poder ver las promesas divinas correspondientes a nuestro tiempo, y así estar en el Programa divino correspondiente a este Día Postrero. Dios dijo que para los postreros días habría jóvenes con percepción profética; nos dice San Pedro en el libro de los Hechos, capítulo 2, verso 14 al 18, el día de pentecostés, predicando su primer mensaje, Pedro dice: “Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.” Aquí nos enseña lo que Dios estaría haciendo en los postreros
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Y señales abajo en la tierra, Sangre y fuego y vapor de humo; El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto; Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Ahora, aquí nos muestra que Dios derramará de Su Espíritu sobre toda carne, ¿cuándo? en los Días postreros; o sea, en el quinto, sexto y séptimo milenio; y dice que: “...vuestros hijos profetizarán; y vuestros jóvenes verán visiones...” Aquí tenemos una promesa para la juventud. Y cuando la juventud puede ver el Programa divino correspondiente a la edad y dispensación en que viven, está teniendo un entendimiento claro de lo que fue visión o visiones que tuvieron los profetas del Antiguo Testamento, y aun del Nuevo Testamento. Y vean ustedes, es más grande entender el cumplimiento de una visión, que la persona ver una visión. Porque una visión una persona la puede ver, pero no entender; pero cuando comprende el significado de esa visión, y siendo una visión profética, esa persona, ese joven, tiene una bendición mayor, porque puede obtener el beneficio de esa visión siendo cumplida. Y ahora nosotros tenemos las visiones proféticas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, relacionadas a la Segunda Venida de Cristo y Su Obra correspondiente al Día Postrero; ¿para qué? para tener esas visiones nosotros, teniendo el entendimiento de ellas, y obteniendo el beneficio del cumplimiento de esas visiones. Ahora, vean ustedes cómo habría una juventud con percepción profética durante el quinto, sexto y séptimo milenio; ya los de las edades pasadas tuvieron esa percepción profética; hubo jóvenes en todos estos tiempos (o dos milenios) que han transcurrido, que tuvieron el entendimiento correcto del Programa de Dios correspondiente a la edad en que ellos vivieron; y ahora nos ha
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dejar a Miguel por aquí y que Dios les continúe bendiciendo a todos. UNA JUVENTUD CON PERCEPCION PROFETICA.
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ninguna otra persona ha tenido; y estar en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino en el Día Postrero, es un privilegio que ningún otro grupo de ninguna otra edad ha tenido. Y ustedes tienen ese privilegio, y yo también tengo ese privilegio, para ver todo lo que Dios tiene en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino y Lugar Santísimo de Su Templo espiritual; y así tener una visión clara de Su Programa correspondiente a este Día Postrero; y así, con esa percepción profética que Dios nos ha dado en esta edad y dispensación, en este Día Postrero, poder ver y creer todo lo que Cristo está llevando a cabo en este tiempo final. “UNA JUVENTUD CON PERCEPCIÓN PROFÉTICA.” ¿Dónde está esa juventud con percepción profética? ¡Aquí está! Y yo estoy aquí con ustedes, y Miguel también está aquí con ustedes, y todos los ministros que están aquí presentes también están aquí con ustedes; ellos también tienen percepción profética. Bueno, ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta tarde, dándoles testimonio de la percepción profética que ustedes tienen de parte de Jesucristo. Miren, hasta mi hija América entiende el Mensaje. Eso es tener percepción profética: cosas que con la sabiduría humana obtenida en las universidades y colegios y seminarios e institutos religiosos no se puede obtener. Tener la percepción profética del Programa divino correspondiente a nuestro tiempo, y ver el cumplimiento de ese Programa divino a medida que va siendo cumplido, eso no se obtiene sino por medio del Espíritu de Jesucristo en el alma de cada hijo e hija de Dios. Bueno, por eso es que ustedes ven y entienden el Programa de Dios correspondiente a nuestro tiempo: ¿Porque tienen qué? Percepción profética. Bueno, que Dios les bendiga, que Dios les guarde, jóvenes; y dejo con nosotros nuevamente a Miguel Bermúdez Marín para continuar y finalizar; y luego (si nos da tiempo, Miguel) iremos ¿a qué?, ¿al grupo de qué?, de las valientes; ellas también tienen ¿qué?
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juventud con percepción profética... Cada territorio donde se cumplió cada edad, fue el territorio, el área, donde estaba esa juventud con percepción profética. Y ahora, ¿dónde está la juventud con percepción profética prometida en la Escritura? Aquí, en la América Latina y el Caribe. ¿Y dónde están?, ¿quiénes son esos jóvenes? ¡Aquí están! ¡Aquí estamos! Y todos los que han tenido la percepción profética correspondiente a la edad que les ha tocado vivir, regresarán todos esos miembros del Cuerpo Místico de Cristo de las edades pasadas; regresarán y tendremos una juventud aquí completa, que tendrá las dos conciencias juntas y podrá ver en otras dimensiones; o sea, que también podrá ver visiones, porque estará viendo en otras dimensiones, y podrá ver las cosas que necesite ver; y nosotros, los que vivimos, seremos transformados; y los que estén ancianitos, serán jóvenes en cuerpos eternos; y ustedes que están jóvenes, pues miren, tendrán un nuevo cuerpo que también será joven, y esa juventud será para toda la eternidad; y los niños de nuestro tiempo, creyentes, también serán jóvenes, porque ellos, miren ustedes, llegarán a un cuerpo que es perfecto y que será jovencito, representando de 18 a 21 años de edad. O sea que ya no habrá la diferencia de edades cuando tengamos el nuevo cuerpo: Los niños serán jóvenes, los ancianos serán jóvenes, y los jóvenes pues serán jóvenes también, pero en el nuevo cuerpo. Y regresarán para estar con nosotros los que ya partieron; ellos están deseosos de estar acá con nosotros. Así que miren, cada día el grupo de nuestra edad se va haciendo más grande: el grupo de nuestra edad, cuando regresen los santos del Nuevo Testamento, nuestra edad será tan grande que nadie podrá contarlos; porque serán todos los santos que partieron, juntamente con los santos de nuestra edad; así que vean ustedes cómo se agrandará el grupo de nuestra edad. Ahora, esto ocurrirá cuando todos los de nuestra edad sean llamados y ya estén en nuestra edad, pues tienen sus nombres
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entren a la Edad de la Piedra Angular y reciban la bendición que Cristo tiene para nuestra edad para todos los escogidos de Dios; y este es un tiempo corto, para completarse el número de los escogidos de Dios. Comparado con las demás edades, quizás se vea un grupo pequeñito, pero ante Dios el tamaño no es importante, sino lo que representa ese grupo delante de Dios; y si de momento vemos que es un grupo pequeño, cuando regresen los santos de las diferentes edades entonces veremos que es un grupo grande; porque ellos vendrán a nuestra edad. No hay otra edad a la cual ellos puedan regresar, porque ya las edades donde ellos vivieron transcurrieron, ya pasaron y ya no pueden ser revividas esas edades; tienen que venir a la edad que esta vigente delante de Dios, la edad que esta siendo vivificada en el Programa divino, que es la Edad de la Piedra Angular; esa es nuestra edad, ahí es donde nosotros estamos teniendo esta visión profética, teniendo esta percepción profética de las promesas divinas correspondientes a nuestro tiempo. Y yo le doy gracias a Dios, porque aquí en Cartagena y en toda esta costa de Colombia hay una juventud con percepción profética; y en todo Colombia hay una juventud con percepción profética, que ha recibido la Palabra de Dios para nuestro tiempo y ha entrado al Programa de Dios, ha entrado a la Edad de la Piedra Angular y a la Dispensación del Reino, en este Día Postrero. Y seguirán entrando los que faltan, pues tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, así como ustedes. Por lo tanto, faltan todavía más para completarse el numero de los escogidos de la Edad de la Piedra Angular, entre los cuales hay mucha juventud, y en donde todos vendremos a ser jóvenes cuando recibamos el nuevo cuerpo. Ahora, cuando recibamos el nuevo cuerpo, y los santos en Cristo que partieron regresen , será una multitud de jóvenes en donde habrá millones de jóvenes; pero esas personas que estarán jovencitas,
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venganza del Dios nuestro. Así que ese fue el primer mensaje oficial después del primero o los primeros mensajes que yo llegué a predicar, según me dijo mi abuelita y mi mamá; me dicen que cuando yo comenzaba a hablar, comenzando a hablar no pronunciaba muy bien, y yo predicaba también... Por la casa iban unas personas o una persona evangélica o pentecostal, y hablaba en la casa, y cuando él se iba, empezaba yo a predicar; y me dicen que yo hablaba acerca de “Dios testira,” o sea, “Dios castiga”; pero como no sabía hablar casi, yo decía: “Dios testira.” Así me dice mi abuelita y mi mamá. Y vean ustedes, todavía no sabía hablar muy bien y ya estaba predicando acerca del juicio divino, del Día de venganza del Dios nuestro. Y Dios ha estado guiando mi vida en todo; he visto la mano del Señor en todo; y he visto que las cosas que parecían ser imposibles para yo lograrlas, El las ha hecho posibles. Y puedo decir que no ha sido mi fuerza, ni mi inteligencia, sino la poderosa Mano del Señor guiándome y cumpliendo el propósito que El tiene conmigo. Yo me he puesto en sus manos y le he dicho:“Yo voy a hablar todo lo que Tú me digas. Todo lo que Tú pongas en mi corazón y en mi boca para hablar, yo lo voy a hablar; me quede solo o no me quede solo.” Pero miren, es que Dios tenía mucho pueblo en la América Latina y el Caribe, los cuales escucharían la Voz de Jesucristo en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y en la Dispensación del Reino. Y yo le doy gracias a Dios por este privilegio que me ha dado de traerle el Mensaje a Su pueblo, a Su Iglesia, en la etapa latinoamericana y caribeña: la etapa de la Edad Piedra Angular y Dispensación del Reino y Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo. Así que yo estoy muy agradecido a Dios. El me ha dado el privilegio más grande que le haya dado a mensajero alguno. Mayor privilegio que este no lo ha tenido ningún mensajero de las edades pasadas. Traerle el Mensaje la Iglesia del Jesucristo la
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yo no voy a estudiar a ningún lugar; sino Tú me dices, me muestras, lo que yo tengo que hablar y yo lo hablo; y me enseñas a predicar, porque yo no sé hablar en público.” Y yo como no sabía hablar en público, pues me iba frente al mar porque vivía cerca (así como ustedes son costeños también yo soy costeño); y yo me iba frente al mar, que no estaba muy lejos, me iba en bicicleta o en el auto, y me paraba allá frente al mar, en la arena, ahí frente al mar, y comenzaba a predicar. Bueno, ¿qué hay allá en el mar? Bueno, allá hay peces; y a peces era que yo le tenía que predicar: a hijos e hijas de Dios. Y estaban en las aguas; y aguas representa pueblos, gente, naciones y muchedumbre. Y yo comenzaba a predicar hasta que ya no se me entendía nada; y cuando ya no se me entendía nada, bueno, ya ese fue el ejercicio, la práctica, de ese día. Y así fui haciendo para que Dios me ayudara. Y Dios me fue ayudando. Y en una ocasión pedí para predicar en la congregación, en la iglesia en que asistía en ese tiempo. Y le pedí que me dieran el domingo para predicar en la noche, que ese es el momento en que el pastor es el que predica; y me ofrecieron el miércoles, que era yo creo que día de los jóvenes o de las damas. Pero yo pedí el domingo; pero me ofrecían el miércoles, me parece que era; por si acaso pues no lograba predicar como debía predicar, o comenzaba y no podía terminar porque a los cinco minutos, ya pues, ya había hablado todo lo que podía hablar y ya de ahí para adelante no tenía nada más. Así, pues, fuera, ustedes saben, entre las personas nada más que iban a estar ahí, pero yo pues decía: “Si Dios me ha llamado pues El me va ayudar, y me va a dar lo que tenga que predicar.” Y yo le dije: “Bueno, pero yo predico el domingo, y predico hasta donde pueda, y de ahí para adelante usted continúa.” Bueno, ya eso pues se escuchó mucho mejor. Me dieron el domingo en la noche para predicar y prediqué; y cuando terminé de predicar, había predicado como una hora; y eso fue para mí una bendición grande; Dios me ayudó en todo. Por ahí
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Así que vean ustedes que la edad en la cual ustedes están es la edad ideal, es una edad escogida por Dios para que todos los escogidos de Dios en el nuevo cuerpo sean jóvenes. Así que ustedes están en la mejor edad; es la edad elegida por Dios para el cuerpo nuevo estar representando por toda la eternidad, esa edad de juventud, una edad de 18 a 21 años de edad, o podríamos decir de 15 a 21 años de edad, porque ya hay jóvenes de 15 años que parece que tienen como 18 años, porque han crecido mucho, porque en este tiempo parece como que los jóvenes crecen más que en muchos tiempos pasados. Así que podemos ver que lo que Dios ha prometido para Sus escogidos es que seremos jóvenes, en un cuerpo eterno y joven para toda la eternidad. Así que jóvenes, adelante trabajando en el Reino de Dios y recibiendo Su Palabra para nuestra edad y caminando hacia adelante, con esa percepción profética que Dios les ha dado conforme a Su promesa, viendo las promesas divinas correspondientes a nuestro tiempo y caminando en ellas, creyéndolas con todo vuestro corazón, y recibiendo así toda la revelación divina correspondiente a nuestra edad y a nuestra dispensación, y llevando esa revelación a otras personas, para que se complete el número de los escogidos de Dios. Hay un número señalado para cada etapa y para cada edad; y ya encontramos que las edades pasadas han tenido el número, el número señalado por Dios. Y ahora falta completarse el número de los escogidos de Dios de nuestra edad y de nuestra dispensación. Ahora, el número de los escogidos de Dios del Cuerpo Místico de Cristo para nuestra edad, tienen que ser llamados y juntados en este Día Postrero para poder ser transformados y luego raptados, conforme a la promesa divina, e ir a la Cena de las Bodas del Cordero; y juntamente con nosotros irán los santos del Nuevo Testamento, que resucitarán en cuerpos eternos. Ellos recibirán el cuerpo eterno primero que nosotros, pero nosotros lo recibiremos también; en eso, pues se nos van a adelantar. ¿A cuántos les gustaría
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percepción profética. Saben que para recibir el cuerpo nuevo antes, para recibir el cuerpo nuevo antes de recibirlo los que estamos vivos, pues la persona tiene que partir, ir al Paraíso, para regresar antes de que los que estamos vivos recibamos el cuerpo nuevo. ¿Ven que les dije que ustedes tienen percepción profética? Eso es una prueba que ustedes entienden todas estas promesas proféticas correspondientes a este Día Postrero. Y vean, eso es por la gracia de Dios; no es que ustedes son muy inteligentes o que yo sea muy inteligente, no, es por la gracia divina; a Dios le plació esconder estas cosas de los sabios y entendidos, y revelarlas a ustedes y a mí. O sea, que es el Espíritu de Dios el que ha estado haciendo esto dentro de cada uno de nosotros, para poder ver y entender todas estas promesas proféticas siendo cumplidas en este Día Postrero y comprender quiénes somos nosotros en el Programa divino en este Día Postrero y a qué edad pertenecemos. ¿A qué edad pertenecemos? A la Edad de la Piedra Angular. ¿Y en qué dispensación y a qué dispensación pertenecemos? A la Dispensación del Reino. ¿Y en qué día estamos viviendo? En el Día Postrero o séptimo milenio. ¿Ven? Ese es el Día del Señor: el séptimo milenio; y es en el Día del Señor, en el séptimo milenio, en donde los muertos en Cristo resucitarán y los que estamos vivos seremos transformados. Ahora vemos todo lo que estará sucediendo para nuestra transformación también. Y estamos en este Programa divino en este Día Postrero, porque El nos ha llamado. No fue que nosotros lo escogimos a El, sino que El nos escogió a nosotros desde antes de la fundación del mundo; y El escogió para cada uno de nosotros el que nosotros viéramos Su Programa correspondiente a nuestro tiempo; y al escuchar la predicación de Su Palabra para nuestra edad y para nuestra dispensación, El nos abrió el corazón y la mente, el entendimiento, para poder comprender estas promesas proféticas correspondientes a este tiempo. Y cosas que no entendíamos antes, al escucharlas y Cristo abrirnos el entendimiento, dijimos: “yo lo veo,
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El me abrió el entendimiento y me abrió el corazón para ver estas promesas proféticas correspondientes a este Día Postrero, y yo dije: “¡yo lo veo, yo lo entiendo!” Y eso fue cuando El me las mostró, estas promesas proféticas, y yo dije: “Y yo las creo con toda mi alma, y las daré a conocer aunque yo me quede solo.” Pero miren, Dios tenía mucho pueblo en la América Latina y el Caribe, ordenado este pueblo para ver y creer estas promesas divinas siendo cumplidas en este Día Postrero. Así que jóvenes, miren la bendición tan grande que Dios tenía para cada uno de ustedes y para mí también. Cuando yo estaba en la edad de ustedes (la edad de ustedes en este cuerpo de carne), yo comencé a ver todas estas cosas correspondientes a nuestro tiempo; y miren, ya en el 1962 eso ya tenía unos 22 años; y en el 1963 también tenía 22 años hasta la mitad del año, o sea, hasta el mes de junio, de junio 14; y ya a los 22 años de edad ya yo estaba predicando, estaba llevando a cabo campañas, actividades en parques de pelota, en plazas públicas y hasta por la radio. Era un jovencito como los jovencitos que hay aquí, de 18 a 22 años de edad. Y yo iba, preparaba todo, y en algunas ocasiones hasta mandaba preparar en imprentas hojas sueltas, y hablaba en la radio para transmitir en algunas ocasiones las actividades; e iba a las iglesias y hablaba, los invitaba, para que estuvieran allí presentes, y así por el estilo. Y miren, todo eso lo hacía y Dios me bendijo, Dios me ayudó; y así he estado toda mi vida llevando el Mensaje, la Palabra de Dios. Y cuando Dios colocó a mi lado a nuestro hermano Bermúdez, ya la labor se extendió para toda la América Latina y el Caribe en una forma mayor. Y Miguel cuando comenzó también... ¿No les ha contado Miguel a ustedes cómo comenzó? El comenzó más o menos en la misma forma en que yo comencé. Bueno, yo les contaré un poquito de cómo yo comencé y Miguel les cuenta un poquito así a la ligera cómo él comenzó.