LA FILOLÓGICA POR LA CAUSA © LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, 2014. © LA FILOLÓGICA POR LA CAUSA, 2014. © TDK EDITORIAL COLLEGIUM, 2014. ℗ LA CASE EDITORIAL Σίγ$α, 2014.
UNA BREVE HISTORIA DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: EL DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA
Los autores: Mark Karamian y Odette Caravella. —mediante sus actividades, obras y publicaciones— el buen uso y la unidad de una lengua en permanente evolución y expansión, una aspiración también recogida en sus estatutos vigentes, de 1993.
“La Real Academia Española (RAE) se funda en Madrid el año 1713, bajo el reinado de Felipe V, inspirada en el modelo de la Academia Francesa y con el propósito, reflejado en sus primeros estatutos, de trabajar al servicio del idioma español.
Con la creación de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) en 1951, comienza a desarrollarse una política lingüística que implica la colaboración de las veintidós academias de España, América y Filipinas, con el fin de fijar la norma común
Desde entonces, la institución se ha dedicado a preservar
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LA FILOLÓGICA POR LA CAUSA sobre léxico, gramática y ortografía para todos los hispanohablantes. A lo largo de su historia, la RAE ha tenido sedes temporales en distintos lugares de la capital de España. La actual, en la calle Felipe IV, es un edificio construido expresamente para la corporación e inaugurado en 1894. Desde 2007 cuenta también con el Centro de Estudios de la RAE y de la ASALE, un edificio de la calle Serrano (187 y 189) cedido por el Gobierno de España para acoger los proyectos panhispánicos.
de «poner al servicio de la humanidad esa fuerza de amor y de cohesión espiritual que es el idioma». Aquel primer congreso, embrión de lo que con el tiempo sería la actual política lingüística panhispánica, se celebró en 1951. La RAE, pese a confirmar inicialmente su asistencia, no participó en estas reuniones, debido a las difíciles relaciones diplomáticas de España con México, aunque sí se unió, a finales de 1951, a la Comisión Permanente surgida tras las sesiones.
Sobre la historia de la RAE se han publicado distintas obras. Entre las más recientes, además de la escrita por Alonso Zamora Vicente —aparecida en 1999—, destacan el Catálogo de la exposición del tricentenario (2013) —coordinado por los académicos Carmen Iglesias y José Manuel Sánchez Ron — y La Real A c a d e m i a Española. Vida e historia (2014), de Víctor García de la Concha, director honorario de la corporación desde 2010.
Superadas las diferencias, el segundo congreso tuvo lugar en Madrid —en 1956— con todos los respaldos oficiales. Una p o n e n c i a presentada por el poeta de la generación del 27, profesor y académico Dámaso Alonso, titulada «Unidad en defensa del idioma», marcó la preocupación principal de aquellos debates: «…la lucha por la “pureza” del idioma pudo ser el santo y seña del siglo XIX, pero hoy ya no puede ser nuestro principal objetivo: nuestra lucha tiene que ser para impedir la fragmentación de la lengua común».
La propuesta de celebración del primer «congreso de Academias de habla española» partió, en 1950, del entonces presidente de México Miguel Alemán Valdés (1903-1983). A través de la Academia Mexicana de la Lengua (AML), Miguel Alemán planteó una reunión de las veinte corporaciones existentes a mediados del siglo xx, de «todas sin excepción», con el fin
Medio siglo después, el temor de Dámaso Alonso parece superado. Al segundo congreso le siguieron doce más, el último celebrado en 2011 en Panamá. Todos contribuyeron decisivamente, con acuerdos y propuestas, a la puesta en marcha de nuevas iniciativas. Algunos, como el de Bogotá en 1960, sirvieron, además, !2
LA FILOLÓGICA POR LA CAUSA para sentar las bases del reconocimiento jurídico de la Asociación, desarrollado en documentos y declaraciones posteriores.
su dicotomía cinética. A partir de estos supuestos, la necesidad de una entidad como esta es constante y a la vez dialéctica.
Desde 1999, año de publicación de la Ortografía suscrita por todas ellas, las veintidós corporaciones participan conjuntamente en sus obras y proyectos.
Son muy comunes las imprecisiones a la hora de nombrar a la Academia y asi se le llama como «Real Academia de la Lengua», «Real Academia de la Lengua Española» o «Real Academia Española de la Lengua», pese a que la forma oficial y apropiada es «Real Academia Española», tal como consta en sus propios estatutos, quizá por la existencia de Reales Academias de otras materias, como la de Ciencias. La Corporación, como también se le conoce, fue fundada el 6 de julio de 1713 por un grupo de ilustrados que, aglutinados alrededor de Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena y duque de Escalona, concibieron la idea de crear una academia dedicada a trabajar al servicio del idioma nacional, encaminando su labor hacia la salvaguarda de la lengua literaria, aunque también prestó atención a la lengua usual. En este aspecto, la Corporación se separaba de los preceptos de la Academia Francesa (fundada por el cardenal Richelieu en 1635) que, conjuntamente con la Academia Italiana Della Crusca (Florencia, 1528), le había servido de modelo.
Estudian y debaten las distintas propuestas y buscan el consenso para fijar la norma común de los hispanohablantes sobre léxico, gramática y ortografía. La política lingüística panhispánica se refleja en la colaboración, difusión y actualización conjunta de las nuevas publicaciones, en las que ya aparecen la RAE y la ASALE como coautoras de las obras. En palabras de Víctor García de la Concha, director honorario de la RAE y uno de los principales impulsores de esta política a lo largo de los doce años de su mandato, «todo ello es obra de las veintidós academias asociadas en su trabajo al servicio de la unidad del español sin menoscabo de su rica y fecunda variedad».1 LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
La Real Academia Española (RAE) es una institución
Aun asi, no fue hasta el 3 de octubre de 1714 cuando, mediante una Real Orden de Fundación, el rey Felipe V autorizó la redacción de sus estatutos y les concedió a sus miembros ciertos privilegios, colocandolos bajo su “amparo y Real Protección”. Esto significaba que los académicos gozaban de las preeminencias y exenciones concedidas a la servidumbre de la Casa Real.[3]. En el siglo XVIII ya existía la conciencia de que la lengua española había alcanzado un alto grado de perfección. El lema «Limpia, Fija y da Esplendor» y el emblema —que muestra un crisol puesto al fuego— dan fe del propósito de la Academia: afianzar los vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad y elegancia.
cultural, que tiene como finalidad básica fijar la norma que regula el uso correcto de la lengua española armonizando su esencial unidad con la diversidad de su realización. Para ello la Real Academia Española (con sede en Madrid) y sus Academias asociadas de América y Filipinas desarrollan una política lingüística que implica la participación de todas ellas en las obras fundamentales que sustentan y expresan la unidad de la lengua, como el Diccionario, la Gramática y la Ortografía, y en cuantas acciones, productos y recursos contribuyen al mismo fin.
En conjunto, todas conforman la llamada Asociación de academias de la lengua española. Este es el organismo responsable de elaborar las reglas normativas del español, plasmadas en el diccionario, la gramática y la ortografía, que garanticen un estándar lingüístico común. La Academia ha sobrevivido a los embates de la historia, a los más apocalípticos procesos sociales y a diversas corrientes políticas que acabaron con instituciones aparentemente más sólidas. Ha mantenido la tradición y se ha renovado con los nuevos aportes del mundo hispanohablante, de ahí 1
Ya en tan temprana época, la Academia Española, se diferenció por sus propósitos de otras academias que habían proliferado en los siglos de oro y que estaban concebidas como meras tertulias literarias de carácter ocasional.
Víctor García de la Concha, La Real Academia Española. Vida e historia, 1.ª edición. Madrid: Espasa Calpe, 2014.
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LA FILOLÓGICA POR LA CAUSA El edifico alberga en la actualidad la institución, situado en la calle Felipe IV, fue construido especialmente para ella por el arquitecto don Miguel Aguado de la Sierra, en unos terrenos del conjunto del Buen Retiro cedidos por la Casa Real. La nueva sede se inauguró el 1 de abril de 1894, con la asistencia de la regente María Cristina de Habsburgo y el rey D. Alfonso XIII.
Desde 1870 se comenzaron a establecer en América y en las Filipinas academias correspondientes de la lengua española. Estas tienen actualmente igual rango y condiciones que la RAE. El 20 de octubre de 1993 se constituyó la Fundación Pro Real Academia Española, entidad que tiene como finalidad llegar a recursos económicos para la financiación de las empresas de la Academia. Está regida por un patronato, cuya presidencia de honor corresponde a Su Majestad el Rey de España, Don Juan Carlos I, la presidencia al gobernador del Banco de España y la vicepresidencia al director de la Real Academia Española. Las vocalías corresponden a otros académicos, presidentes de las comunidades autónomas y de empresas privadas, como socios fundadores.
Desde muy pronto vio la Academia reconocida su autoridad en materia lingüística sobreviviendo a los más difíciles avatares históricos; ante todo, porque responde a una necesidad permanente, como es la de regular una lengua de tan amplia extensión como la española; también, porque ha servido a esta necesidad al margen de ideologías políticas; y, sin duda, porque ha ido adaptando su funcionamiento a los tiempos que le ha tocado vivir aunque sin renunciar nunca a lo valioso de la tradición.
La Fundación está abierta a la participación de particulares mediante la correspondiente cuota económica, miembros benefactores, y entre las actividades subvencionadas se encuentran la realización del banco de datos, el Diccionario del estudiante, el Diccionario panhispánico de dudas y otras obras en proyecto o desarrollo como la Gramática normativa.
En 1723 se le concedieron a la Academia 60,000 reales anuales para sus publicaciones. Fernando VI le permitió publicar sus obras y las de sus miembros sin censura previa. En 1784, María Isidra de Guzmán y de la Cerda, primera mujer doctora por la Universidad de Alcalá, fue admitida como académica honoraria y, aunque pronunció su discurso de agradecimiento, no volvió a comparecer más. Fue probablemente la primera mujer académica del mundo, y no volvió a haber otra fémina hasta la elección como académicas de número de Carmen Conde en 1978, de Elena Quiroga en 1983 y de Ana María Matute en 1996.
Cuando ganaron su independencia las colonias ultramarinas que mantenía España, la RAE, sin motivaciones políticas ni ambivalencias de ningún tipo, promovió y apoyó la creación de academias correspondientes en cada una de las jóvenes repúblicas hispanohablantes, con el válido argumento de tener todas estas naciones un idioma común por el que había que velar y una literatura común a la que había que pulir, diferencias regionales aparte.
La institución ha ido adaptando sus funciones a los tiempos que le ha tocado vivir. Actualmente, y según lo establecido por el artículo primero de sus Estatutos, la Academia «tiene como misión principal velar porque los cambios que experimente la Lengua Española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico».
Inicialmente fueron creadas diecinueve academias hispanoamericanas, a las cuales se les agregaron posteriormente la Academia Filipina de la Lengua Española y la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Todas estas academias constituyen, junto a la Real Academia Española, la Asociación de Academias de la Lengua Española, fundada en 1951, en el marco del I Congreso de Academias celebrado en México. Dicha Asociación es el órgano de colaboración de todas las academias para lograr la adecuada promoción de una política lingüística panhispánica. Esta política, plasmada en numerosos proyectos de trabajo conjunto, fue galardonada
En 1848 la Academia reformó su organización por medio de unos nuevos estatutos, aprobados por Real Decreto. Sucesivos reales decretos (1859, 1977, 1993) aprobaron nuevas reformas.
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LA FILOLÓGICA POR LA CAUSA en el año 2000 con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, concedido a la Real Academia Española y a la Asociación de Academias de la Lengua Española.
Para alcanzar dichos fines, estudiará e impulsará los estudios sobre la historia y sobre el presente del español, divulgará los escritos literarios, especialmente clásicos, y no literarios, que juzgue importantes para el conocimiento de tales cuestiones, y procurará mantener vivo el recuerdo de quienes, en España o en América, han cultivado con gloria nuestra lengua. Como miembro de la Asociación de Academias de la Lengua Española, mantendrá especial relación con las Academias Correspondientes y Asociadas.»
Cuba pertenece a la Asociación desde 1926, fecha en que fue fundada la Academia Cubana de la Lengua. La Asociación de Academias de la Lengua Española está integrada por las veintidós Academias de la Lengua Española que existen en el mundo:
La RAE es considerada frecuentemente como una organización conservadora, pues entre sus metas está la preservación de la lengua española. Sin embargo se caracteriza asimismo por ejercer una influencia progresista, al esforzarse en mantener el lenguaje formal en sintonía con la actualidad. Un ejemplo de esto último ocurrió en 1994 cuando dictaminó que las consonantes ch y ll serían alfabetizadas junto con la c y la l y no como letras independientes, como en el pasado. La RAE sigue un proceso formal para la admisión de nuevas palabras. Según sus estatutos la RAE está compuesta por:
▪ la Real Academia Española (1713), ▪ la Academia Colombiana de la Lengua (1871), ▪ la Academia Ecuatoriana de la Lengua (1874), ▪ la Academia Mexicana de la Lengua (1875), ▪ la Academia Salvadoreña de la Lengua (1876), ▪ la Academia Venezolana de la Lengua (1883), ▪ la Academia Chilena de la Lengua (1885), ▪ la Academia Peruana de la Lengua (1887), ▪ la Academia Guatemalteca de la Lengua (1887), ▪ la Academia Costarricense de la Lengua (1923), ▪ la Academia Filipina de la Lengua Española (1924), ▪ la Academia Panameña de la Lengua (1926), ▪ la Academia Cubana de la Lengua (1926), ▪ la Academia Paraguaya de la Lengua Española (1927), ▪ la Academia Boliviana de la Lengua (1927), ▪ la Academia Dominicana de la Lengua (1927), ▪ la Academia Nicaragüense de la Lengua (1928), ▪ la Academia Argentina de Letras (1931), ▪ la Academia Nacional de Letras de Uruguay (1943), ▪ la Academia Hondureña de la Lengua (1948), ▪ la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española (1955) y la ▪ Academia Norteamericana de la Lengua Española (1973).
▪ Académicos de número (46 en total). ▪ Académicos correspondientes españoles (hasta un máximo de 60). ▪ Académicos honorarios. ▪ Académicos correspondientes extranjeros. ▪ Académicos de número de las academias americanas (que por derecho son académicos correspondientes). Académicos de número. Los miembros de la Academia son elegidos de por vida por el resto de los académicos y se les conoce como Inmortales (quizá por influencia del uso del mismo apelativo en Francia para los académicos galos). Cada académico tiene un sillón asignado a su persona, y distinguido con una letra del alfabeto (tanto mayúsculas como minúsculas). Los académicos de número son, por orden de ingreso:
*** El artículo primero de los estatutos de la RAE plantea: «[...] tiene como misión principal velar por que los cambios que experimente la Lengua Española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico. Debe cuidar igualmente de que esta evolución conserve el genio propio de la lengua, tal como ha ido consolidándose con el correr de los siglos, así como de establecer y difundir los criterios de propiedad y corrección, y de contribuir a su esplendor.
▪ (H)Martín de Riquer Morera, conde de Casa Dávalos (1965). ▪ (g) Antonio Colino López (1972). ▪ (e)Miguel Delibes Setién (1975). ▪ (M) Carlos Bousoño Prieto (1980). ▪ (A) Manuel Seco Reymundo (1980). ▪ (Z) Francisco Ayala y García-Duarte (1984). ▪ (n) Valentín García Yebra (1985). !5
LA FILOLÓGICA POR LA CAUSA ▪ (O) Pere Gimferrer Torrens (1985). ▪ (q) Gregorio Salvador Caja (1987). ▪ (p) Francisco Rico Manrique (1987). ▪ (r) Antonio Mingote Barrachina (1988). ▪ (s) José Luis Pinillos Díaz (1988). ▪ (J) Francisco Morales Nieva (1990). ▪ (d) Francisco Rodríguez Adrados (1991). ▪ (F) José Luis Sampedro Sáez (1991). ▪ (c) Víctor García de la Concha (1992). ▪ (U) Eduardo García de Enterría y Martínez-Carande (1994). ▪ (l) Emilio Lledó Íñigo (1994). ▪ (C) Luis Goytisolo Gay (1995). ▪ (L) Mario Vargas Llosa (1996). ▪ (b) Eliseo Álvarez-Arenas Pacheco (1996). ▪ (u) Antonio Muñoz Molina (1996). ▪ (P) Ángel González Muñiz (1997). ▪ (V) Juan Luis Cebrián (1997). ▪ (t) Ignacio Bosque Muñoz (1997). ▪ (K) Ana María Matute (1998). ▪ (ñ) Luis María Anson Oliart (1998). ▪ (B) Fernando Fernán Gómez (2000). ▪ (I) Luis Mateo Díez (2001). ▪ (N) Guillermo Rojo (2001). ▪ (k) José Antonio Pascual (2002). ▪ (E) Carmen Iglesias (2002). ▪ (f) Luis Ángel Rojo (2003). ▪ (i) Margarita Salas Falgueras (2003). ▪ (T) Arturo Pérez-Reverte (2003). ▪ (G) José Manuel Sánchez Ron (2003). ▪ (Q) Carlos Castilla del Pino (2004). ▪ (j) Álvaro Pombo y García de los Ríos (2004). ▪ (o) Antonio Fernández Alba (2006). ▪ (X) Francisco Brines (2006). ▪ (h) José Manuel Blecua (2006). ▪ (R) Javier Marías (2006).
▪ Emilio Alarcos Llorach, ocupó el sillón B (1973–1998). ▪ Narciso Alonso Cortés. ▪ Pío Baroja. ▪ Jacinto Benavente, sillón l (1954). No tomó posesión. ▪ Antonio Benavides. ▪ Joaquín Calvo-Sotelo. ▪ Camilo José Cela. ▪ Guillermo Díaz-Plaja. ▪ Gerardo Diego. ▪ Leandro Fernández de Moratín. ▪ Agustín de Foxá (1959) sillón Z, no tomó posesión) ▪ Juan Eugenio Hartzenbusch en 1847 ocupó el sillón l. ▪ Rafael Lapesa. ▪ Salvador de Madariaga. Sillón M, electo en 1936, efectuó su discurso de ingreso en 1976 al volver de su exilio ▪ Ramiro de Maeztu, ocupó el sillón L (1935–36). ▪ Antonio Machado, Sillón V (1939). No tomó posesión. ▪ Manuel Machado, Sillón N (1936-1947). ▪ Gregorio Marañón. ▪ Eduardo Marquina.Sillón G ▪ Andrés Mellado y Fernández. ▪ Marcelino Menéndez y Pelayo. ▪ Benito Pérez Galdós. ▪ Emanuel Rey. ▪ Antonio Tovar ocupó el sillón j. ▪ Miguel de Unamuno (No tomó posesión). ▪ José Zorrilla (No tomó posesión y su plaza se declaró vacante. Fue vuelto a nombrar en 1885). Una Junta de Gobierno rige la Academia y supervisa todos los asuntos relativos a su buena operación, tanto en lo relacionado con su funcionamiento interno como con sus relaciones con los organismos del estado, y las demás Academias. Esta junta la preside el director de la Academia y está constituida por el vicedirector, el secretario, el censor, el bibliotecario, el tesorero, el vicesecretario y dos vocales adjuntos. Todos estos cargos son electivos y, a excepción de los vocales, que se eligen cada dos años, pueden ejercerse durante cuatro años, prorrogables sólo una vez.
Algunos académicos del pasado ▪ Ramón Menéndez Pidal, ocupó el sillón b (entre 1902 y 1968) y fue director de la RAE en dos ocasiones. ▪ Antonio García Gutiérrez. ▪ Fernando Lázaro Carreter, fue director de la RAE. ▪ Dámaso Alonso, fue director de la RAE. ▪ Pedro Laín Entralgo, fue director de la RAE ▪ Miguel Asín Palacios, fue director de la RAE. ▪ Manuel Alvar, fue director de la RAE.
*** La Academia funciona en Pleno y en Comisiones que se reúnen semanalmente. Las Comisiones tienen la misión de elaborar las propuestas que posteriormente examinará el Pleno para decidir sobre su aprobación. !6
LA FILOLÓGICA POR LA CAUSA En la actualidad existen las siguientes comisiones:
publicado también una gramática de autor, no propiamente institucional: la de Emilio Alarcos (1994). Entre la RAE y las academias correspondientes se ha redactado la Nueva Gramática (2007).
▪ Delegada del Pleno, ▪ de Diccionario usual, ▪ de Diccionario histórico, ▪ de Gramática, ▪ de Información lingüística, ▪ de Vocabulario científico y técnico, ▪ de Ciencias humanas, ▪ de Publicaciones y de Premios. Además, existe una Comisión encargada de conservación de la casa del Museo de Lope de Vega.
Esta Nueva Gramática de la Lengua Española fue aprobada oficialmente en la clausura del XIII Congreso de las Academias de la Lengua. Boletín de la Real Academia Española (desde 1914) Diccionario manual e ilustrado de la lengua española (1ª edición 1927, 4ª edición 1989) Diccionario histórico de la lengua española (primer volumen 1933, incompleto) Diccionario escolar de la RAE (1ª edición 1996, 2ª edición 1997) Diccionario del estudiante, publicado en el 2005. Diccionario esencial de la lengua española, salido a luz en el 2006, el cual servirá de puente entre la vigésima segunda edición y la vigésima tercera del Diccionario académico.
la
El Pleno, formado por todos los académicos, se reúne durante el curso académico los jueves por la tarde. Una vez aprobada las actas de la sesión anterior y de debatir cualquier tema general, los asistentes presentan enmiendas y adiciones al Diccionario. Acto seguido se examinan las propuestas formuladas por las diversas Comisiones. Las resoluciones, en el caso de que se produzca disparidad de criterio, se adoptan mediante votación.
Diccionario panhispánico de dudas. Elaborado entre la RAE y las academias correspondientes (1ª edición 2005). Orthografia española (1741) y Ortografía de la lengua castellana (1754): con ellas se empezó a regular la norma ortográfica. El Prontuario de ortografía de la lengua castellana (1844) fijó mediante Real Decreto su enseñanza oficial. La última edición de la Ortografía de la lengua española (1999) se ha elaborado con la colaboración consensuada de todas las academias de América y de Filipinas.
Al servicio de los trabajos que la Academia desarrolla en Pleno o en Comisiones, funciona el Instituto de Lexicografía, integrado por filólogos y lexicógrafos que realizan las tareas de apoyo para la elaboración de los diccionarios académicos. Entre sus principales publicaciones destacan: Diccionario de Autoridades (título original Diccionario de la lengua castellana, en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o motivos de hablar, los proverbios o refranes y otras cosas convenientes del uso de la lengua, 1726-1739, en 6 volúmenes) Diccionario de la lengua española (1ª edición 1780, 21ª edición 1992, 22ª edición 2001) Ortografía de la lengua española (1ª edición 1741).
El Diccionario de la lengua española, también conocido como Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), es la obra lexicográfica académica por excelencia. El repertorio empieza en 1780, con la aparición —en un solo tomo para facilitar su consulta— de una nueva versión, ya sin citas de autores, del primer diccionario de la institución, el llamado Diccionario de autoridades (1726-1739). El de 1780 fue, por tanto, el precedente de la serie de diccionarios usuales que llega hasta hoy.
La edición más reciente es la de 1999, elaborada entre la RAE y las academias correspondientes, por lo cual es considerada una ortografía panhispánica. Reemplaza a las Nuevas normas de prosodia y ortografía de 1959. Gramática de la lengua española (1ª edición 1771).
Desde entonces, se han publicado veintidós ediciones de la obra, convertida, a través del tiempo, en el diccionario de referencia y consulta del español. La más reciente, la 22.ª, salió de imprenta en 2001.
Su revisión más reciente es Esbozo de una nueva gramática de la lengua española (1973), aunque la Academia ha !7
LA FILOLÓGICA POR LA CAUSA
Actualmente, el Diccionario de la lengua española es el resultado de la colaboración de todas las academias, cuyo propósito es recoger el léxico general utilizado en España y en los países hispánicos. Se dirige, fundamentalmente, a hablantes cuya lengua materna es el español, quienes encontrarán en él recursos suficientes para descifrar textos escritos y orales.
tanto en España como en los países hispanohablantes de América. Esta nueva obra panhispánica, que se publica como colofón de las conmemoraciones del III Centenario de la institución, es fruto de la colaboración de las veintidós corporaciones integradas en la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE).
El 16 de octubre de 2001 la Academia hizo entrega del primer ejemplar de la vigesimosegunda edición al rey de España durante el II Congreso Internacional de la Lengua Española, celebrado en Valladolid. Desde aquella fecha, el diccionario académico tiene una versión de consulta electrónica gratuita, en línea, a la que se han ido incorporando, en actualizaciones periódicas, una parte de las modificaciones aprobadas por las academias para la vigesimotercera edición. La publicación de esta última, que será el colofón de los actos conmemorativos del tricentenario de la RAE, está prevista para octubre de 2014.
Desde su entrega a la editorial, el pasado 14 de marzo, se está llevando a cabo el proceso de revisión y corrección de pruebas, de modo que el DRAE —acrónimo con el que se conoce esta publicación en distintos ámbitos— pueda entrar en la imprenta después del verano. Este diccionario tendrá 2.400 páginas y se editará en un solo tomo, encuadernado en cartoné con estuche, cuyas dimensiones serán de 18x26 centímetros. También se publicará una versión en dos volúmenes, destinada a América, y otra especial para coleccionistas.
La 23.ª edición del DRAE se publicará el 21 de octubre. La vigesimotercera edición del Diccionario de la lengua española llegará a las librerías el próximo 21 de octubre,
El número de artículos de la 23.ª edición ascenderá a algo más de 93.000, unos 5.000 más que los incluidos en !8
LA FILOLÓGICA POR LA CAUSA la anterior (2001) y más del doble de los aparecidos en el primer diccionario de uso de la RAE, publicado en 1780. En total, el Diccionario recogerá cerca de 200.000 acepciones — entre ellas 19.000 americanismos— y alrededor de 6.000 artículos nuevos.
que se excluyan voces con cargas peyorativas por razones diversas, desde las étnicas (la mencionada judiada) a las físicas (sordomudo). Ambos términos se mantendrán en el nuevo DRAE, que ayer pasó de las manos académicas a las editoriales (Espasa). Es el Diccionario más modificado de las 23 ediciones de su historia: incorporará 100.000 enmiendas aunque en este bloque se incluyan desde cambios menores, como la supresión de una coma, a otros radicales, como la eliminación de palabras caídas en desuso (bajotraer: “abatimiento, humillación, envilecimiento”) o la
Las enmiendas de esta vigesimotercera edición superan las 100.000, sobre un total de 45.300 entradas, y las supresiones de artículos serán aproximadamente 1.350. Estos datos pueden experimentar ligeras variaciones en el proceso final de diseño y maquetación, que terminará en agosto. La aparición, entre 2009 y 2011, de un importante grupo de obras académicas (la Nueva gramática de la lengua española, la Ortografía de la lengua española y el Diccionario de americanismos) ha hecho necesario el desarrollo de trabajos de armonización entre los contenidos de estas obras y el Diccionario. Con ello, se consolida la doctrina lingüística común que subyace a toda la producción académica. En esta línea, cabe destacar la regularización en el DRAE del tratamiento de las marcas geográficas americanas y la revisión del tratamiento de los extranjerismos.
incorporación de americanismos como jonrón (del inglés home run), muy utilizado en países de América con gran afición al béisbol. El 10% de las 200.000 acepciones son americanismos. “Queremos que sea el Diccionario de referencia para todo el mundo. Se nos criticaba que en el lenguaje del deporte estaban sobre todo representados los de España y en esta edición hemos introducido términos americanos”, explica el secretario de la RAE, Darío Villanueva. En la elaboración del texto, que también experimentará modificaciones formales (en formato, tipografía y presentación, entre otras), han participado las 22 academias de la lengua española.
La versión electrónica del DRAE, publicada en 2001 y accesible gratuitamente en la Red, ha sido actualizada en cinco ocasiones, entre 2004 y 2012.
Puede que algunos cambios lexicográficos contenten demandas de colectivos — se eliminan acepciones sexistas del tipo de femenino: “débil, endeble”, masculino: “varonil, enérgico”, huérfano: “Dicho de una persona de menor edad: a quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre” — pero el director del DRAE, el académico Pedro Álvarez de Miranda, subraya que desaparecen porque han dejado de ser “definiciones veraces”.
Más voces, más acepciones, más americanismos, más debate lexicográfico y lingüístico, más matices, más, más, más... la 23ª edición del Diccionario de la Real Academia, ya completada y que verá la luz en octubre, se caracteriza por sus impresionantes números (93.000 voces, es decir 5.000 más que en la edición anterior de 2001; 100.000 enmiendas, 200.000 acepciones...) pero también por sus pequeñas revoluciones, como la de añadir la palabra “malsonante” a ciertas voces rodeadas de controversia social, tales como mariconada.
Continuarán términos que irritan por hirientes porque siguen circulando en la lengua, aunque se puntualizan con una marca: mariconada aparecerá identificada con la mencionada etiqueta de “malsonante”. “Hay que procurar no herir la sensibilidad de nadie pero la lexicografía no puede hacer dejación de su responsabilidad, que es consignar lo que en la lengua existe”, señala Álvarez de Miranda, responsable desde 2011 del DRAE. “El lexicógrafo que recoge en un Diccionario la palabra maricón no es homófobo. Esa palabra existe”, añade.
Seguramente el diccionario más políticamente correcto de la historia de la Real Academia Española fue el primero, publicado entre 1726-39, cuando la corrección política no existía. En su prólogo, los autores avisaban de que se habían omitido “todas las palabras que significan desnudamente objeto indecente”. Básicamente, nada de sexo. Pero ahora que los lexicógrafos se han liberado de tabúes, son los diferentes colectivos sociales quienes exigen !9
LA FILOLÓGICA POR LA CAUSA el espacio que el libro nos concede», indica el secretario de la Real Academia.
Darío Villanueva recurre a una cita de Aristóteles para exponer la visión de la RAE: “La palabra existe para manifestar lo conveniente y lo dañino, así como lo justo y lo injusto”. “Sería absurdo”, añade Villanueva, “que el DRAE solo recogiese las palabras bonitas. Incluir palabras que no son políticamente correctas en el Diccionario no es una forma de avalarlas. La lengua es de todos, también de quienes son menos sensibles y usan el lenguaje para insultar”.
Además, será más manejable dadas sus nuevas dimensiones. Tendrá 2400 páginas y se editará en un solo tomo cuyas dimensiones serán de 17,5x26 centímetros. También se publicarán una versión en dos volúmenes, destinada a América, y otra especial para coleccionistas. Nuevas acepciones. Un ejemplo: «Las tabletas ya estaban en el diccionario (de medicina chocolate...). Ahora aparece una nueva acepción: dispositivo electrónico que permite leer textos, almacenar información, etcétera). Es una acepción nueva de una palabra que ya existía que se refiere al nuevo lenguaje porque, desafortudamente, vemos que en muchos casos se sigue utilizando el anglicismo ''tablet'', lo cual es bastante absurdo porque la palabra es latina», señala Darío Villanueva.
Para Pedro Álvarez de Miranda, la cosa está clara: “La lengua es así, no es de la Academia ni de los lexicógrafos. Con quien hay que enfadarse es con nosotros mismos, los hablantes. Un diccionario es bueno si es veraz. Lo otro es matar al mensajero”. La última vez fue hace más de una década (en 2001). La Real Academia Española (RAE) ha cerrado hoy la 23.ª edición del Diccionario de la lengua española (DRAE), que se publicará en octubre de este año con motivo de la conmemoración del III Centenario de la institución.
Neologismos. Algunos ejemplos llamativos (puede consultar una selección de nuevos artículos aquí). «En términos políticos, ''cortoplacismo'' y ''cortoplacista''. También un neologismo que viene del inglés, pero ya adaptado, ''dron'' con el significado de aeronave no tripulada. En el lenguaje de la informática hemos incluido hipervínculo, que son términos de una etimología clarísima, propia de las lenguas referentes para nosotros, el latín y el griego», afirma el secretario de la Rae.
José Manuel Blecua, director de la RAE, ha entregado hoy a la representante de la editorial Espasa, Ana Rosa Semprún, el contenido completo del Diccionario en un dispositivo electrónico durante los próximos meses, hasta agosto, se llevará a cabo el proceso de revisión y corrección de pruebas, de modo que el DRAE pueda entrar en la imprenta después del verano.
Americanismos. «Una cosa interesante. Este diccionario es un diccionario del español general, pero con una creciente presencia de los americanismos. El diccionario nuestro no recogía términos específicos de algún deporte como lo que ellos laman la pelota (beisbol americano), pero que en países como Cuba o Venezuela son deportes mayoritarios. Entonces hemos metido la palabra ''jonrón'', que viene del inglés ''home run''», indica Darío Villanueva.
El secretario de la RAE, Darío Villanueva, detalla a ABC las claves que encierra esta obra, que se distribuirá simultáneamente en España y América. Cifras. «Este nuevo diccionario va a tener más de 93.000 lemas. Sube unos 5.000 en relación a la edición anterior. Luego, el número de acepciones llega hasta casi 200.000. El número de acepciones americanas serán en torno a unas 20.000 y también hay unos 6.000 artículos nuevos. También hay muchos artículos enmendados, son más 100.000. Ha habido mucho trabajo», afirma Darío Villanueva.
Retirada de artículos. «Se puede meter algo si se quita algo. El espacio que deja un término que sale lo puede ocupar un término que entra. Salen generalmente los que hemos comprobado que ya no tienen ninguna vigencia. La Academia tiene que actuar aquí con mucha prudencia por una razón: El Diccionario de la Academia Española, a diferencia de otros diccionarios, pretende ser válido para
Formato. «El diccionario cambia de formato, lo que nos permite tener más espacio tipográfico. Esto es importante porque a veces nos critican que falten determinadas palabras. Claro, el diccionario no es un saco sin fondo tiene !10
LA FILOLÓGICA POR LA CAUSA
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LA FILOLÓGICA POR LA CAUSA entender el español desde 1500 hasta ahora. De este modo, hay palabras que no son de uso actual, pero que sí que están en la literatura de épocas anteriores que mantenemos», explica el secretario de la RAE.
Ahora bien, según puntualiza el secretario de la RAE: «Otra cosa distinta, a la que la Academia está siempre atenta, es en la definición de determinadas palabras. Se puede pulir muy muycho lo que se define para que no contamine la definición de, digamos, la inconveniencia de lo definido».
Machismo. Frente a las voces que reclamaban que en esta edición se retiraran ciertos términos machistas, Darío Villanueva afirma: «La aplicación de criterios de lo que se llama corrección política al Diccionario es un asunto que a la Academia le ocupa continuamente. La Academia Española cuando hace su Diccionario, en primer lugar, no inventa palabras. Recoge palabras que existen y que existen con un nivel de uso intenso y amplio. En segundo lugar, la Academia no promueve, no promociona y no publicita palabras. Eso quiere decir que en el Diccionario están las palabras que sirven para seducir, pero también las que sirven para insultar porque el idioma es un instrumento de los seres humanos que sirva para lo bueno y para lo malo. Sería una manifestación de censura totalmente inaceptable un Diccionario en el que solo estuvieran esas palabras amables».
Actualización versión en línea. «Parte de este trabajo lo hemos ido adelantando en la versión en línea del Diccionario. Hemos hecho cinco vaciados o volcados de algunas de estas modificaciones que ya estaban aprobadas a la nueva edición», explica el secretario de la RAE. De este modo, lo que se puede consultar ahora mismo desde internet o a través de la aplicación de teléfonos inteligentes «es más completo que la edición de 2001 pero no contiene todas las modificaciones que tendrá la vigésimo tercera porque hemos estado trabajando hasta el final», puntualiza Darío Villanueva.
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