THE HACKER CAPÍTULO 1 – miércoles por la mañana
Tony y su amiga Emma tenían 15 años e iban a la misma escuela. Un miércoles por la mañana, iban a la escuela en sus bicis. Emma señaló el CD-ROM de su bolsillo. “Tengo el nuevo juego de ordenador, Destrucción,” dijo. “¡Es genial!” “Yo también lo tengo,” dijo Tony. “Es guay. ¿En qué nivel estás?” “Me pasé el nivel 3 ayer,” respondió Emma. “La del dragón? ¡Guau!” dijo Tony, “Todavía estoy en el nivel “. No estoy seguro de cómo llegar al nivel 3”. “Ven a mi casa después de clase y te enseñaré. He descubierto algunos trucos este fin de semana.” “Vale. Tengo otro juego. Lo llevaré también,” dijo Tony. Pedaleó más rápido porque estaba emocionado. “Buena idea. Será divertido, “dijo Emma. Pasaban en ese momento por el campo de fútbol cerca de su escuela. De repente, un balón golpeó la bici de Tony. Tony paró y miró hacia el campo. Algunos estudiantes estaban esperando esperando en un lado del campo, esperando el balón. “Tony! ¡Tíranos el balón!” gritó Jim, uno de los estudiantes. “Quieres jugar al fútbol? Necesitamos un jugador más.” Tony miró su reloj y vio que tenía media hora antes de que empezara la escuela. “¡Claro, jugaré!” respondió Tony. Miró a Emma y le dijo, “Bueno, hasta luego. Te veo después, ¿vale?” “Vale. Adiós, Tony,” dijo Emma y continuó pedaleando hacia la escuela. Tony bajó de su bici, lanzó el balón a los chicos y corrió hacia el campo de fútbol. Jim le mostró a Tony qué jugadores estaban en su equipo y empezaron a jugar. Tony cogió el balón, rebasó a dos jugadores y se lo lanzó l anzó a Jim. Jim se la devolvió, y Tony la metió dentro de la portería. Todos los jugadores de su equipo lo animaron. Pocos minutos después, un jugador del otro equipo tiró el balón fuera del campo. Un grupo de chicos estaba sentado en un banco cerca del campo y vieron como el balón iba hacia ellos. ello s. Uno de los chicos lo cogió y dijo: “Mirad esto! Un regalo! ¡Y justo cuando necesitaba un balón nuevo!”. Los otros rieron. Tony salió corriendo del campo y fue hacia el chico. “Dame el balón, por favor.” El chico sonrió de una forma cruel y empezó a burlarse de Tony. “¡Dame el balón, por favor!” dijo, imitando a Tony con una voz estúpida. Tony no se movió. “¡Ok, si quieres el balón, tendrás que ir a cogerlo!” dijo el chico. Se levantó y lo lanzó muy lejos.
Tony estaba enfadado. “¿Por qué has hecho eso?”, gritó. “No me grites,” dijo el chico en voz alta. “Nadie grita a Willie Thomson, ¿entiendes?” Le dio un fuerte empujón y Tony cayó, pero un segundo después estaba de pie otra vez y los dos chicos empezaron a pelear. Pronto, muchos estudiantes los rodeaban y animaban a uno u otro chico. “¡Vamos Tony!” chillaba uno de los chicos. “Enséñale que no te puede empujar!” “¡Vamos Willie! Enséñale una lección”. De repente la profesora de inglés de Tony apareció. “¡Parad! ¡Parad de pelear!” Separó a los dos chicos, se volvió hacia Willie y lo miró severamente. “¿Cuántas veces tengo que decirte lo mismo?” ¡No debes pelear! Tú empezaste la pelea, te vi. Nos vamos a la oficina del director ahora mismo.” Se volvió hacia Tony. “¡Y tú, Tony Baker, hablaré contigo después de la lección de hoy!” Empezó a caminar hacia la escuela y Willie la siguió. Dos minutos después, sonó el timbre. “Vamos Tony, las clases están a punto de empezar. Vámonos.” Dijo Jim. Los chicos dejaron el campo de fútbol y entraron en la escuela.
CAPÍTULO “– ¡Eres un hacker! El colegio de Tony era un edificio viejo y alto de los años 50. Había un edificio más moderno y pequeño al lado. Eso era la biblioteca. Tenía muchos libros y también los ordenadores más modernos. Tony y Jim entraron en el viejo edificio juntos, luego cada uno fue a clases diferentes. De camino a su clase, Tony cogió su libro de mates de su taquilla y fue hacia la c lase. Durante la clase de mates, se imaginó la reacción de su madre ante el incidente con Willie. “Si mamá descubre que me he metido en una pelea, se pondrá furiosa. Odia cuando me peleo”, pensó. De repente, la puerta se abrió y el señor Johnson, el conserje, entró en clase. Fue hacia la profesora y le dijo algo al oído. Entonces el señor Johnson de giró y miró a Tony con ojos fríos y enfadados, pero Tony no sabía por qué. Después de que el conserje se fuera, la profesora llamó a Tony. “Tony, ve al despacho del director. Quiere hablar contigo.” El director estaba al teléfono cuando Tony entró en su despacho, así que Tony esperó en la sala de al lado y vio a la secretaria de la escuela comerse un sándwich. Después de cinco minutos, la secretaria se volvió hacia Tony. “El director te recibirá ahora”. Tony se levantó y entró en el despacho. “Siéntate Tony, estoy seguro de que sabes por qué estás aquí.” Tony se sentó enfrente del director y lo miró. El director era un hombre impresionante con pelo gris y ojos inteligentes. “Lo siento, pero Willie empezó, le dio una patada al balón y luego…”
“Basta!” interrumpió el directo mirando a Tony por encima de sus gafas de lectura. “No estoy hablando da la pelea con Willie Thomson. Estoy hablando de algo mucho más serio.” “Oh?” dijo Tony, sorprendido. Sabía lo que opinaba el director sobre las peleas. ¿Qué podría ser más serio que eso? El director lo miró severamente y dijo: “Estoy hablando de piratear el sistema informático de la escuela, Tony” Ahora Tony estaba muy confundido, “Pero yo…” empezó. “Descubrimos ayer que alguien había pirateado el sistema informático de la escuela, y ahora sabemos que fuiste tú porque el pirata utilizó tu contraseña de la biblioteca.” Tony estaba en shock. “Pero yo no he pirateado nada, no he sido yo.” El director miró a Tony a los ojos durante unos segundos y luego dijo. “Bien, investigaremos el problema. Quizá alguien usó tu contraseña. Si descubrimos que tú no eres el hacker, te informaremos. Hasta entonces, no puedes utilizar los ordenadores de la biblioteca. Ahora puedes volver a tus clases.” Tony volvió a su clase, muy preocupado. “No entiendo de qué está hablando el director. Algo muy raro está pasando.” Cuando sonó el timbre de la hora de la comida, Tony buscó a Emma y le contó la acusación del director. “Me harías un favor? No puedo usar la contraseña de la biblioteca por el momento, pero tú sí. ¿Puedes comprobar algo por mí?” “Claro. Tengo algo de tiempo libre esta tarde. Sólo dime lo quieres” dijo Emma. “Bueno… esto es lo que tienes que hacer…” dijo Tony despacio.
CAPÍTULO 3 – La carta Cuando Tony llegó a casa, aún tenía las palabras del director en la cabeza. “Estoy hablando de pirateo, Tony, piratear el sistema informático de la escuela”. Tony abrió la puerta y entró en casa. “Hola mamá, ya estoy en casa”. “Hola cariño!” dijo la madre de Tony, entrando en el salón. Era una mujer alta, castaña y con ojos cálidos. Tenía una pequeña librería en la ciudad. Hace años, cuando el padre de Tony todavía vivía, los padres de Tony regentaban la librería juntos, pero ahora su madre tenía que llevarla sola. “Qué tal el día?” preguntó su madre. “No muy bien. Primero me he peleado con un chico. Yo no quería, pero lanzó el balón muy lejos, me empujó y me caí.” La madre de Tony lo miró un instante. “Qué más pasa?” preguntó. “Bueno, me están investigando en la escuela. Alguien ha pirateado el sistema informático de la escuela con mi contraseña de la biblioteca. Yo no he sido, pero el director no me cree.”
“Yo sí,” le dijo su madre. “Pero, ¿cómo vas a convencer a la escuela de que eres inocente? ¡Oh, qué día más horrible!” Tony miró la cara de su madre. “¿Por qué dices eso, mamá? ¿Te ha pasado algo malo a ti también?”. “Bueno, vino la semana pasada a la librería un inspector del ayuntamiento y la examinó – ya sabes, las paredes, los suelos, la electricidad. En su opinión, el edificio necesita grandes reformas, pero no tengo dinero.” “¿Y?” preguntó Tony. “Hoy he recibido una carta del ayuntamiento. Si no les pago una gran suma de dinero y les dejo reparar el edificio, cerrarán la tienda. No sé qué hacer.” Paró un momento, y parecía preocupada. Entonces dijo, “Quiero visitar a mi hermana a ver si me puede ayudar, quizá me preste algo de dinero. ¿Te puedes quedar en casa de Emma?” “Claro. No te preocupes, mamá. Encontraremos una solución.” Su madre sonrió tristemente. “Espero que tengas razón.” Poco tiempo después, la madre de Tony bajó las escaleras con una bolsa en su mano y le dio a Tony un beso de despedida. Luego se fue. Después de una hora, Tony fue a la cocina a coger algo de comer. Cogió un gran sándwich de atún de la nevera y justo se iba a sentar para comérselo, cuando vio una carta abierta en la mesa, la cogió y la leyó.
Departamento de Seguridad Pública Ayuntamiento de Branell Señora M. Baker “004 4”, Longley Road Branell Asunto: La librería Baker es un peligro para el público.
biblioteca
de
mayo
Querida señora Baker, Un inspector de mi departamento examinó su tienda el jueves 3 de mayo. Descubrió que el edificio necesita muchas reformas. El departamento de salud pública es responsable de reparar edificios viejos. Sus reformas costarán 10000 libras. Por favor envíe este dinero a la dirección de esta carta. Si no recibimos el dinero en dos semanas, cerraremos su tienda porque es un peligro para el público. Suyo sinceramente, Charles Smith Jefe del departamento de seguridad pública. 10000 libras! Tony miró la carta otra vez. Tenía el sello del ayuntamiento, pero el papel era raro. Lo notó demasiado suave.
“Qué interesante,” pensó Tony. Luego salió, cogió su bici y fue a casa de Emma.
CAPÍTULO 4 – En el ayuntamiento. Cuando Tony llegó a casa de Emma, los dos amigos subieron a la habitación de Emma y se sentaron el su sofá cama. “Escucha Emma, mi madre va a ir de visita a casa de mi tía durante unos días. ¿Puedo quedarme en tu casa?” “Claro. Les preguntaré a mis padres, pero no hay problema.” Tony le sonrió. “Gracias. ¿Has tenido tiempo de comprobar el ordenador en la biblioteca?” “Sí, y he descubierto algo interesante. Todo el pirateo ha ocurrido sobre las 9 de la noche de los viernes, y el pirata siempre usa tu contraseña.” “Ah! La biblioteca está cerrada a esas horas, así que alguien entra en secreto cada viernes por la noche.” “Qué hacemos?” preguntó Emma. Tony la miró emocionado. “En mi opinión, deberíamos ir a la biblioteca el viernes por la noche y esperar allí al pirata.” “Es una idea brillante! ¿Qué más podemos hacer?” “Todavía no lo sé. Quiero ir al ayuntamiento mañana por la tarde y comprobar una cosa. Acabamos pronto las clases, así que es una buena oportunidad.” “Qué quieres comprobar?” preguntó Emma. “Hoy cuando he llegado a casa, mi madre estaba muy preocupada. Tiene que pagar 10000 l ibras para arreglar su tienda. Si no, las autoridades locales se la cerrarán. El jefe del departamento de seguridad pública le envió una carta sobre eso. Quiero ir a hablar con él y ver qué puedo hacer.” “Vale, iré contigo,” dijo Emma con una sonrisa. “Ahora juguemos a nuestros juegos de ordenador.” Al día siguiente, los dos amigos comieron un sándwich después de la escuela y luego fueron en bici a la ciudad. Candaron sus bicis fuera del ayuntamiento y subieron al primer piso. Había un cartel en la pared, cerca de una puerta. El cartel decía: Departamento de seguridad pública Ayuntamiento de Branell Abierto: 10.00 am – 5.30 pm
Tony abrió la puerta y los dos amigos entraron en el despacho. Enfrente de ellos, había una secretaria sentada en un gran escritorio. Era una mujer joven y rubia y estaba trabajando en su ordenador y mascando chicle. Tony caminó hacia ella y le dijo “Perdone.”
“Sí?” dijo ella. “Me gustaría ver al jefe del departamento, por favor,” dijo Tony. La secretaria miró a los dos jóvenes. “Para qué lo queréis ver?” “Mi madre tiene una carta de él. Tiene que reparar su tienda y va a costar mucho dinero. Quiero hablar con el jefe del departamento sobre esto. Quizá nos pueda ayudar.” La secretaria lo miró con ojos recelosos y dijo, “Lo siento, no está aquí. No estará hasta dentro de una semana. Tendrás que venir otro día.” “Oh!” dijo Tony. Parecía preocupado. “Podría hablar entonces con…?” “Lo siento, no hay nadie aquí,” le interrumpió la secretaria. Luego volvió a su trabajo. Emma abrió la puerta y los dos amigos bajaron las escaleras. Tal y como abandonaban el edificio, un hombre entró corriendo y empujó accidentalmente a Tony. “Lo siento, no te he visto,” le dijo. El hombre les miró. “Son vuestras esas bicis de ahí fuera?” “Sí, ¿por qué?” preguntó Emma. El hombre sonrió. “Soy Ben Gibson, soy un coleccionista de bicis. La bici antigua de la derecha es un modelo raro y la estaba admirando. Si alguna vez la quieres vender, ¡llámame! Trabajo arriba, en el departamento de seguridad pública.” “Estábamos buscando al jefe del departamento, pero no está.” dijo Tony. El hombre sonrió otra vez. “Yo soy el jefe del departamento de seguridad pública. ¿En qué te puedo ayudar?” Tony estaba muy sorprendido. “Oh!, eh… volveremos otro día… gracias.” respondió. “Vamos,” le dijo a Emma. Luego corrió hacia su bici y Emma corrió detrás de él. Dentro del edificio, Ben Gibson subió las escaleras hacia su oficina y puso la chaqueta en el armario. Luego llamó a su secretaria. “Anna, alguien ha venido a verme?” “No, no ha venido nadie. ¿Por qué lo pregunta?” “Sólo por saberlo,” dijo Ben Gibson y colgó. “Hmmm, interesante…” pensó. Tony y Emma fueron al parque. Entonces pararon y se sentaron en un banco. “Por qué corrías de esa forma? ¿Qué pasa?” preguntó Emma. Tony la miró. “No lo entiendes? ¡La secretaria dijo que el jefe estaría fuera durante una semana, y luego lo hemos visto hoy mismo!” “Quizá se olvidó,” respondió Emma. “No creo. Las secretarias siempre saben dónde están sus jefes. Y hay algo más. El nombre del jefe es Ben Gibson.” “Y?” respondió Emma. Parecía confundida. “Bueno, ¡el nombre de la carta de mi madre era Charles Smith!” dijo Tony nervioso. “Sabes lo que eso significa?”
“Sí! ¡Uno de ellos era un impostor!” exclamó Emma, saltando del banco. Tony también se levantó. “Exacto! Vamos, vamos a casa y pensemos sobre ello.”
CAPÍTULO 5 – La biblioteca A las 8 de la tarde del viernes, Tony y Emma estaban preparados para ir a la biblioteca, llevaban ropas oscuras. “Lo tienes todo para esta noche?” preguntó Tony. Emma le enseñó una pequeña mochila negra, “Está todo aquí!” “Vamos!” dijo Tony. Los dos amigos salieron de casa de Emma y pedalearon hasta la escuela. Cuando llegaron, ya había anochecido. No había mucha luz en la calle y daba un poco de miedo. Dentro de la escuela todo estaba oscuro también. Tony miró alrededor y dijo “Sé una forma secreta de entrar. Ven conmigo.” Fueron a la parte trasera de la escuela para esconder sus bicis. Luego Tony se arrastró bajo la valla, Emma le siguió y caminaron silenciosamente hacia la biblioteca. Tony intentó abrir la puerta, pero estaba cerrada. “Qué hacemos ahora?” Emma cogió unas llaves de su mochila y se las enseñó a Tony. “De dónde las has cogido?” “¿Recuerdas cuando el señor Johnson, el conserje, vino a clase para que fueras a ver al director?” preguntó Emma. “Bueno, después de la clase, vi sus llaves en el suelo, cerca de la mesa del profesor. Iba a devolvérselas, pero me olvidé. Esta mañana, me las he encontrado en mi mochila. He pensado que quizá nos sean útiles. ¡Y aquí están!” “Eres un genio!” dijo Tony, sonriendo. Cogió una llave con la palabra ‘biblioteca’, abrió la puerta y la cerró otra vez cuando estaban dentro. Emma cogió dos pequeñas linternas de su bolsillo y le dio una a Tony. La biblioteca era una habitación grande. Había libros en tres lados. Bajo las ventanas, vieron cuatro ordenadores y cerca de ellos, el escritorio del bibliotecario con flores en él. “Son las nueve menos diez,” dijo Tony mirando su reloj. “Encontremos un sitio para escondernos antes de que llegue el pirata.” Se agacharon cerca del escritorio y miraron por encima de él hacia los ordenadores. Apagaron sus linternas y esperaron. De repente, oyeron a alguien llegar y una llave que abría la cerradura. Una figura vestida de negro con una máscara de esquí sobre su cara, entró en la biblioteca. Llevaba una linterna y una bolsa, y cuando pasó cerca de ellos, dejó un agradable perfume. “Qué es eso?” pensó Emma. “Es jabón o perfume?” No lo sabía. La figura de negro se sentó en uno de los ordenadores, lo enchufó y trabajo durante diez minutos. Luego, sacó un papel de su mochila, lo puso en la impresora y trabajó un poco más. Después de unos pocos minutos, Tony se levantó un poco y se inclinó sobre el escritorio para
tratar de ver a la misteriosa persona que estaba escribiendo. Accidentalmente, su mano tocó las flores y cayeron del escritorio. La persona de negro dirigió su linterna hacia el escritorio. Tony se escondió otra vez antes de que la luz alcanzara su cabeza. Durante un segundo, nada pasó. Luego la persona cerró su bolsa, apretó un botón del ordenador y salió corriendo de la biblioteca. Tony se levantó y corrió tras él. Corrió a través del patio hasta que llegó a la entrada de la escuela, y entonces se cayó. Cuando se levantó otra vez, vio a la persona escalar la valla y saltar dentro de una caravana azul con letras amarillas en ella. Tony tuvo el tiempo justo de leer las palabras, ‘IGA Servicio de limpieza’. Luego la caravana se fue. Tony volvió a la biblioteca. Emma lo estaba esperando. “Ha escapado, pero lo he visto entrar en una caravana azul de una compañía de limpieza y tengo el nombre.” “Bien!” dijo Emma. “Tengo su trabajo del ordenador también.” “No ha apagado el ordenador?” preguntó Tony nervioso. “No, sólo ha apagado la pantalla. Ven y verás lo que estaba haciendo.” Fueron a mirar a la pantalla del ordenador. Era azul con letras blancas y tenía el símbolo de la ciudad en ella. Tony leyó lo que estaba escrito. “Eh! ¡Es idéntica a la c arta de mi madre!” Tony fue a la impresora y tocó el papel. “Es el mismo papel suave! Ahora lo entiendo todo. Vamos, Emma, vámonos a casa.” Emma y Tony se fueron de la biblioteca, gatearon por debajo de la valla y pedalearon rápido hacia casa.
CAPÍTULO 6 – En el despacho de Mr. Johnson El lunes, Emma y Tony fueron a la escuela como siempre. En el patio, caminaban por el hall juntos y vieron a Mr. Johnson, el conserje. Estaba poniendo un cuadro en la pared. Cuando pasaron a su lado, volvió su cabeza y se los quedó mirando. Había miedo en sus ojos. Los dos amigos continuaron andando durante unos pocos segundos, entonces Emma le dijo a Tony tranquilamente, “Tenemos que ir el despacho de Mr. Johnson.” “Por qué?” preguntó Tony. “Tenemos que poner sus llaves en algún sitio de su despacho, así pensará que las perdió allí,” contestó Emma. “Vale. Hagámoslo ahora. Todavía tenemos 10 minutos y Mr. Johnson está ocupado. ¿Tienes las llaves?” Emma asintió y los dos amigos corrieron hacia el despacho de Mr. Johnson al final del hall. Emma abrió la puerta y entraron en el despacho tranquilamente.
“Pongamos las llaves en el suelo y en la esquina. Mr. Johnson volverá y las verá allí y pensará que se le cayeron.” “Buena idea!” dijo Emma. De repente, los dos amigos oyeron a alguien que se acercaba a la puerta. “¡Rápido, alguien viene!” dijo Tony. Ambos se agacharon detrás del escritorio, luego la puerta se abrió y Mr. Johnson entró en la oficina. Puso sus cosas en una silla y empezó a acercarse al escritorio. Afortunadamente, en ese momento, llamaron a la puerta. Era 99, una de las profesoras. “Mr. Johnson, puede venir, por favor? Alguien vomitó en la clase número 5.” “Claro.” dijo Mr. Johnson. Cogió papel y agua y los dos dejaron la habitación. Tony y Emma se levantaron rápidamente y estaban abandonando el despacho cuando T ony vio la chaqueta de Mr. Johnson. “Para! ¡Mira!” exclamó. “Qué?” dijo Emma. Tony señaló una libreta que se había caído del bolsillo de Mr. Johnson. La cogió y leyó ‘IGA servicio de limpieza’. “Guau! ¡Es idéntico a lo que ponía en la caravana azul!” dijo Tony . Emma estaba emocionada. “Quiere eso decir que Mr. Johnson es el pirata?” “Quizá” respondió Tony. Después de clase, Tony y Emma esperaron a Mr. Johnson cerca del parking. Cuando lo vieron entrar, le siguieron y se escondieron detrás de su coche. Entonces le vieron meterse en la caravana. ¡Era la misma que el pirata había gastado en la biblioteca! “Ahora estamos seguros. Mr. Johnson es el pirata!” Tony y Emma volvieron a la escuela y fueron a ver a la secretaria. “¿Perdone, nos podría dar la dirección de Mr. Johnson y su teléfono, por favor?” preguntó Emma. “Para qué lo necesitáis?” preguntó la secretaria. “Bueno, mi madre quiere saber si también limpia casas,” respondió Emma con una dulce sonrisa. “Mi madre está muy ocupada y necesitamos algo de ayuda en casa.” “De acuerdo. Esperad un minuto,” dijo la secretaria. Miró en una libreta y dijo, “Aquí está. El 13 de Oakland Street. El teléfono es 4257076.” Emma sonrió de nuevo. “Gracias,” dijo. Entonces Tony y Emma cogieron sus bicis y fueron a Oakland Street, en el otro lado de la ciudad.
CAPÍTULO 7 – El número 13 de Oakland Street El número 13 de Oakland Street era una casa con dos plantas y una gran ventana en la parte delantera. La casa tenía una puerta antigua y el jardín estaba en malas condiciones. Al lado de
la casa, Tony y Emma vieron la caravana azul. Estaban muy nerviosos. Intentaron abrir la puerta delantera de forma silenciosa, pero hizo ruido. Tony y Emma esperaron. Nadie fue a mirar, así que atravesaron el jardín tranquilamente, gatearon bajo la gran ventana y miraron dentro de la casa. Vieron un salón con un escritorio en la esquina. Una mujer estaba de pie cerca de la ventana. Estaba apoyada en el escritorio, poniendo montones de billetes en una gran bolsa“Mira todo ese dinero!” dijo Tony. Entonces oyó a alguien detrás de él. Se volvió y vio a Mr. Johnson de pie con una pistola. “Sabía que vosotros dos me causaríais problemas. Bien, me habéis encontrado, pero os arrepentiréis. ¡Manos arriba! ¡Id dentro de casa!” Tony y Emma levantaron las manos y entraron en el salón. “Sentaos ahí!” ordenó Mr. Johnson, señalando dos sillas cerca de la pared. Luego le dijo a la mujer, “Anna, ¡mira! Tenemos visita.” La mujer se volvió. “Tú! ¡Eres la secretaria del ayuntamiento!” dijo Tony, muy sorprendido. Anna asintió. Estaba mascando chicle, como en su despacho. “Ahora lo entiendo todo.” Emma exclamó, mirando a Mr. Johnson. “Entraste en la biblioteca y accediste al sistema informático del ayuntamiento desde allí. Luego mandaste cartas falsas y probablemente e-mails también, pidiendo dinero a la gente.” Se volvió hacia la secretaria. “Pero ¿cuál es tu conexión con todo esto?” preguntó. Anna sonrió y dijo, “Bueno, alguien… Alguien tenía que darle a Mr. Johnson la contraseña del sistema informático del ayuntamiento.” Tony interrumpió. Miró a Mr. Johnson. “Pero el pirata no era tan alto como tú,” dijo, perplejo. Justo entonces, Anna caminó a través de la habitación. Llevaba unos pantalones elegantes y azules y olía a perfume. Emma inspiró profundamente. ¡Conocía ese olor! ¡Era el mismo olor que en la biblioteca! “Espera!” dijo Emma nerviosa, mirando a Anna. >La persona de l a biblioteca no era un hombre! Tú eres el pirata, Anna no Mr. Johnson.” “Es verdad!” respondió la secretaria. Con una fría sonrisa. “No podía usar mi ordenador del trabajo porque no quería dejar ningún rastro de lo que estaba haciendo.” Mr. Johnson y Anna ataron a los adolescentes a sus sillas y luego ataron sus manos por detrás de su espalda. “Alguien nos encontrará. No escaparéis.” dijo Tony enfadado. “Sí, sí que lo haremos,” rio Mr. Johnson. “En un minuto cogeremos el dinero y nos iremos. Conduciremos al aeropuerto, y desde allí…” ” ¡Para!” lo interrumpió Anna. “No les digas nuestros planes! Déjalos aquí mientras nos preparamos.” Luego ella y Mr. Johnson abandonaron la habitación.
CAPÍTULO 8 – Una explosión
Tony y Emma estuvieron solos en el salón durante unos diez minutos. Podían oír a Mr. Johnson y a Anna hablando arriba. Tony miró el salón tratando de encontrar la manera de escapar. Entonces tuvo una idea. “Mi navaja!” exclamó. “Está en el bolsillo trasero de mis pantalones. Debo intentar llegar a ella.” Tony pasó algunos minutos intentando llegar con su mano a su bolsillo trasero. No era fácil por culpa de la cuerda, pero al final lo consiguió. “Fantástico! Tengo la navaja,” y empezó a cortar la cuerda. En ese momento, Mr. Johnson y Anna volvieron al salón. Anna fue directamente al escritorio para acabar de poner el dinero dentro de la bolsa. Mr. Johnson se paró cerca de los dos adolescentes. Miró a Tony sospechosamente. “¡Eh, Mr. Johnson!” dijo Emma tratando de distraer su atención. “Por qué usaste la contraseña de la biblioteca de Tony y luego le enviaste a su madre una carta? ¿No estabas corriendo un riesgo?” “Oh! Eso fue un error! No sabíamos que Mrs. Baker era la madre de Tony.” “Y quién era el inspector que fue a la librería de Mrs. Baker?” preguntó Emma. Mr. Johnson sonrió. “Era yo! Llevaba un bigote falso, me teñí el pelo de gris y me puse un traje.” Anna cerró la bolsa con el dinero. “Estamos listos,” anunció. “Qué vais a hacer con nosotros?” preguntó Tony. “Bueno, sabéis lo del dinero y también sabéis nuestros planes,” dijo Anna. “Así que mira, Tony, no podemos dejaros ir.” Justo entonces Mr. Johnson vio los brazos de Tony moviéndose detrás de la sila. “Qué estáss haciendo?” preguntó. Fue a mirar y vio la navaja. “Mira lo que tienen!” exclamó, cogiendo la navaja y enseñándosela a Anna. “No tenemos tiempo para esto. ¿Qué hacemos con ellos?” dijo Anna impaciente. De repente, hubo movimiento en la puerta y una voz dijo “¡Parad!” Todos se volvieron. ¡Era Ben Gibson, el hombre del ayuntamiento! Anna y Mr. Johnson se miraron. Entonces Anna cogió la bolsa con el dinero, Mr. Johnson empujó a Ben Gibson y ambos salieron corriendo de la habitación. Ben Gibson cayó de espaldas. Se levantó de nuevo e intentó atrapar a los dos criminales, pero llegó tarde. Salieron corriendo de la casa, saltaron a la caravana y huyeron. Ben Gibson se quedó de pie en la puerta de entrada, cogió una pistola de su cinturón y disparó a la caravana a distancia. Reventó un neumático y luego otro. La caravana cayó de lado y salieron llamas de las ventanas. Mr. Johnson y Anna salieron gateando por la ventana y unos segundos después, la caravana explotó. Volaban billetes en todas direcciones. Mr. Johnson y Anna corrían de aquí para allá, intentando atraparlos, pero los billetes se quemaban y desintegraban en el aire. En ese momento, llegaron dos coches de policía. Salieron y se agacharon detrás de las puertas de sus coches, apuntando con sus pistolas. >Alto o disparamos!” gritaron.
Mr. Johnson y Anna pararon. Inmediatamente, dos policías corrieron y maniataron a los criminales. Los metieron en el coche de policía y se fueron. El otro coche de policía esperó mientras Ben Gibson y un policía volvían con los dos adolescentes. “Estáis bien?” preguntó Ben Gibson a Tony y Emma mientras cortaba sus ligaduras. Tony asintió. “Pero ¿cómo sabías dónde encontrarnos?” “Soy un agente secreto de la policía. Empecé a trabajar en las cartas misteriosas hace tres meses. Cuando os vi en el ayuntamiento, tuve el presentimiento de que había una conexión. Además, la secretaría no me informó de vuestra visita a la oficina y sospeché, así que empecé a seguirla. Estaba escondido en el jardín cuando llegasteis. Cuando entrasteis, miré a través de la ventana del salón y lo vi todo.” explicó Ben Gibson. “Bueno, estoy feliz de que todo haya acabado bien,” dijo Tony con una sonrisa.
CAPÍTULO 9 – Dos meses después Un viernes por la noche, dos meses después, Tony estaba relajándose en casa, viendo su programa de televisión favorito. De repente, alguien llamó a la puerta de casa. Fue y abrió. Emma estaba allí, y parecía aterrorizada. “Qué pasa?” preguntó Tony. “Una carta…” respondió Emma, temblando. “Tengo una carta anónima.” “Entra y cuéntamelo,” dijo Tony. En el salón, Emma le enseñó la carta a Tony. Las letras de la carta estaban recortadas de revistas. Las palabras decían, “¡Eres el siguiente!” “Estoy asustada,” dijo Emma, con los ojos llenos de lágrimas. “Le has enseñado la carta a la policía?” preguntó Tony. “Sí, claro que se la he enseñado. Pero el policía estaba muy ocupado. Dijo que probablemente sería una broma, que a los niños les gusta mandar cartas anónimas.” “Creo que tiene razón” dijo Tony. “Hablemos de la ceremonia de la ciudad de mañana. ¡Salimos en el periódico de hoy!” Fue a su mesa, cogió el periódico y leyó: “La ceremonia de mañana honrará a dos jóvenes muy especiales. Hace dos meses, estos jóvenes descubrieron y capturaron a dos criminales.” Tony sonrió y le enseñó a Emma un artículo sobre Mr. Johnson y Anna en la cárcel. “No siento pena por ellos,” dijo. Al día siguiente, Emma y Tony fueron en bicicleta a la ceremonia. Era en el parque cerca del ayuntamiento. Emma y Tony se sentaron al frente, cerca de la plataforma. Cuando la ceremonia empezó, la banda tocó música y entonces el alcalde se levantó. Primero, les dio medallas a tres personas importantes de la ciudad y parecían muy felices. “Ahora quiero dar una medalla a dos jóvenes fantásticos: ¡Tony Baker y Emma Crown!” Tony y Emma se levantaron y caminaron hacia la plataforma. La banda tocó otra pieza de música, y luego el alcalde les dio las medallas a Tony y Emma y estrechó sus manos.
Los dos amigos volvieron a sus asientos y se relajaron, saludando y sonriendo a sus amigos. De repente, Tony vio una caja pequeña debajo de la plataforma. Miró más detenidamente y vio que la caja estaba conectada a un temporizador. El temporizador mostraba unos números corriendo hacia atrás muy rápido – 4:43, 4:42, 4:41… Tony saltó de su asiento con cara de terror. “Hay una bomba!” gritó. Todo el mundo entró en pánico. Algunas personas corrieron fuera del parque. Otros gritaron “¡Policía! ¡Policía!” e intentaron irse, pero había demasiada gente. Durante unos minutos, hubo una completa confusión. Entonces llegó la policía. Un policía paró el temporizador y quitó el detonador de la bomba. Otro policía trató de calmar al público. Después de que todo se calmó, el jefe de la policía fue a hablar con Tony. “Bien, ¡nos has salvado de los criminales otra vez! Aquí tienes mi número de teléfono. Llámame cuando quieras.” Unos minutos después, Tony y Emma abandonaban el parque. De repente, Emma vio a alguien corriendo por el tejado del ayuntamiento. Llevaba un traje de piel, un casco de moto y guantes negros. Emma gritó, “Policía! ¡Hay alguien en el tejado!” Los policías se volvieron rápidamente, vieron al hombre y corrieron hacia el tejado del ayuntamiento. El hombre los vio llegar. Saltó al otro edificio y empezó a correr de tejado en tejado, a lo largo de la calle. La policía iba 100 metros por detrás de él, y los dos amigos los seguían desde abajo. Cuando el hombre estaba casi al final de la calle, vio un gran espacio entre los dos últimos edificios. El hombre saltó, pero perdió el pie, y cuando los dos jóvenes llegaron allí, pudieron verle colgando del borde del último edificio. Entonces el hombre cayó desde el tejado dentro de un cubo de basura abierto. Unos segundos después, el hombre salió del cubo de basura y corrió hacia la calle. Tony corrió tras él, saltó sobre él y ambos cayeron al suelo. Tony agarró al hombre con fuerza, pero el hombre era más fuerte que Tony. Se quitó las manos de Tony de su cuerpo y le pegó una fuerte patada. Luego se levantó y corrió, dejando a Tony en el suelo con un guante en su mano. Emma fue a ayudar a Tony a levantarse. “Dónde ha ido el hombre?” preguntó Emma. “No lo sé, ¡pero tengo su guante!”
CAPÍTULO 10 – Trabajo de detective
El siguiente lunes era festivo, así que no había clase. Tony desayunó y fue a casa de Emma. Los dos jóvenes se sentaron en la habitación de Emma. “Estoy segura de que hay una conexión entre mi carta de terror del viernes y la bomba del sábado. No creo que sea una coincidencia.” dijo Emma. “Quizá, pero no entiendo por qué alguien quiere matarnos. ¿Puedo ver la carta otra vez?” preguntó Tony. Emma cogió la carta del escritorio y se la dio. Tony la miró un momento. “Espera” dijo. Se levantó, cogió una revista del escritorio de Emma y tocó el papel. Entonces hizo lo mismo con la carta. “Tenía razón!” exclamó.
“Qué quieres decir?” preguntó Emma. “Toca las palabras de la carta y luego toca la revista,” dijo Tony. Emma lo hizo. “Es distinto” dijo Emma. “Exacto!” exclamó Tony. “Las palabras de tu carta vienen de una revista impresa en papel reciclado. No hay muchas revistas impresas en este tipo de papel, así que, si encontramos una con el mismo papel, quizá descubramos quién escribió la carta. ¡Y quizá haya una conexión entre esa persona y el hombre del tejado!” “El hombre? En mi opinión, no era un hombre. Era una mujer.” dijo Emma. “Por qué dices eso?” preguntó Tony. “Mira el guante. Es un guante de mujer. Es demasiado pequeña para un hombre.” Cogió el guante del bolsillo de su chaqueta y se lo enseñó a Tony. “Tienes razón. Vamos a buscar las revistas.” Emma siguió a Tony fuera de casa y ambos fueron en bici hasta las tiendas locales. Candaron sus bicis fuera del quiosco y entraron. Tony y Emma empezaron a tocar las revistas. El dependiente los miró con recelo. “Puedo ayudaros?” preguntó. “No, gracias, sólo estamos mirando.” dijo Emma. El dependiente volvió a su trabajo, pero los miraba con cuidado para asegurarse de que no trataban de robarle nada. “Creo que lo tengo!” exclamó Emma después de unos minutos. Le enseñó a Tony una revista con la foto de un gorila en ella. “Se llama The Natural World ,” dijo. Tony tocó el papel y asintió emocionado. Luego abrió la revista y leyó la primera página con cuidado. “Fantástico! La oficina central de esta revista está en la ciudad.” “Vayamos allí!” dijo Emma. Le pagó al dependiente la revista y los dos amigos se fueron de la tienda.
CAPÍTULO 11 – ¡Secuestrados! Cuando Tony y Emma salieron del quiosco, un hombre estaba aparcando su caravana fuera de la tienda. “Cuidado!” gritó Tony. “Nuestras bicis están aparcadas justo detrás de ti!” Pero el c onductor no les oyó. Paró demasiado tarde y dañó la bici de Tony. “Qué mal me sabe,” dijo el conductor cuando vio la bici de Tony. “No he visto la bici ahí detrás. Llevaré la bici a la tienda. Entrad, podemos ir juntos.” “Pero tenemos que ir a la oficina de The Natural World , es urgente.” dijo Emma. “Vale,” dijo el hombre. Parecía un hombre amable. Os llevaré allí también.” Puso las bicis en la parte trasera de la caravana, luego los dos amigos se pusieron en la parte delantera y la caravana salió. Tony se sentó en el medio.
“Qué haremos cuando lleguemos a la oficina?” preguntó Emma a Tony después de un minuto. “Les pediremos la lista de suscriptores,” contestó Tony. “Luego llamaremos a toda la gente de la lista y diremos que queremos comprobar sus direcciones. Quizá alguien actúe de forma extraña.” Emma se relajó y miró por la ventana. “Eh! ¿Dónde vamos?” Tony miró fuera también. “Este camino no va a la tienda de bicis! Esta carretera va al área industrial. ¿Dónde nos lleva?” El conductor no respondió, y ya no parecía tan simpático. Tony miró alrededor de la caravana nervioso. Vio el carné de conducir cerca del espejo, y tenía una foto de un hombre asiático, pero el conductor era blanco. De repente, comprendió. “Estamos en un coche robado!” pensó. Se volvió hacia Emma. “Creo que este hombre nos está raptando,” pensó tranquilamente. Las manos de Emma temblaron. “Qué vamos a hacer?” preguntó. “No lo sé. Déjame pensar.” Después de unos segundos, dijo, “¿Tienes abrochado el cinturón de seguridad bien abrochado?” Emma lo comprobó y asintió. “Qué planeas?” Hablaban muy bajito así que el conductor no podía oírles. “Ahora verás.” respondió Tony. Se inclinó sobre el asiento del conductor y le tapó los ojos al secuestrador. “Eh! Qué estáis haciendo? ¡No veo nada!” gritó el conductor. Perdió el control de la caravana y casi chocan con un coche que iba de frente. Luego la caravana se salió de la carretera y se estampó contra un árbol. Trocitos de cristal volaron por todas partes, le humo llenó el aire y los dos jóvenes quedaron inconscientes. Unos segundos después, Tony abrió los ojos. “Emma, estás bien?” Emma se sujetaba la cabeza y tenía los ojos cerrados. “Me duele un poco la cabeza, pero creo que estoy bien.” Abrió los ojos y miró al conductor. Tenía sangre en la c ara y no se movía. “Rápido! Vámonos. Probablemente se despierte pronto.” dijo Emma. “No deberíamos esperar a la policía?” preguntó Tony. “No. Tenemos que ir a la oficina de camino.” dijo Emma.
The Natural World .
Llamaremos a una ambulancia de
Los dos jóvenes salieron de la caravana y corrieron por la carretera tan rápido como pudieron. “Qué suerte hemos tenido!” pensó Emma.
CAPÍTULO 12 – La oficina de The Natural World Cuando Tony y Emma llegaron a la carretera, esperaron unos minutos y entonces un coche paró delante de ellos. La conductora era una simpática mujer joven y su bebé estaba en el asiento trasero. “Tenemos que ir a la oficina de The Natural World en Brown Street. ¿Sabe dónde está? ¿Va hacia allí? “preguntó Emma.
“Sí, conozco Brown Street, trabajo cerca de allí. Entrad.” Después de que Tony y Emma entraron en el coche, Tony cogió su móvil de su bolsillo y llamó al servicio de ambulancias. Luego llamó a la policía. “Hola. ¿Puedo hablar con el jefe de policía? Soy Tony Baker y es urgente.” Unos segundos después Tony oyó la voz del jefe de policía. “¡Eh, chico! ¿Cómo estás?” preguntó. “No muy bien. Alguien ha tratado de raptarnos.” “Qué? ¡Cuéntame que ha pasado!” exclamó el jefe de policía. “Es una larga historia, te la contaremos después. Lo importante es que estamos bien y que vamos a la oficina de The Natural World . Cerrará pronto.” “Dónde está el secuestrador?” preguntó el policía. “Su caravana chocó contra un árbol cerca de la carretera hacia el área industrial y está inconsciente. Una ambulancia va hacia allí.” dijo Tony. “Vale, mandaré un par de policías hacia allí.” Acabaron de hablar justo cuando el coche paró. Tony y Emma le dieron las gracias a la mujer, bajaron y caminaron hacia Brown Street. Era un gran edificio gris. Entraron y encontraron la oficina de The Natural World . Era una sala brillante, llena de gente trabajando en sus ordenadores. Tony y Emma caminaron hasta el escritorio más cercano. Una reportera de pelo largo y castaño y una camiseta rosa estaba escribiendo en su ordenador. Parecía muy ocupada. “Disculpe,” dijo Tony. La reportera dejó de escribir y miró a Tony y Emma. “Qué estáis haciendo vosotros aquí?” preguntó sorprendida. “Quiero decir, ¿en qué puedo ayudaros?” Emma sonrió dulcemente y dijo, “Necesitamos la lista de los suscriptores de la revista. ¿Nos puede ayudar?” “Para qué la queréis?” preguntó la reportera, recelosa. “Estamos intentando encontrar a alguien y pensamos que esa persona está suscrita a su revista,” respondió Tony. “Nuestra lista de suscripción es confidencial, así que no puedo dárosla. Ahora, por favor, marchaos.” dijo la reportera fríamente. Tony empezó a decir algo, pero la reportera lo interrumpió. “No, no digas nada más. No queremos escolares aquí. Adiós.” Y volvió a su trabajo. Tony señaló una máquina de bebidas al otro lado de la sala. “Tengo sed. Cojamos una bebida y vayámonos.” le dijo a Emma. Los dos amigos fueron a la máquina y llenaron dos vasos de plástico. Mientras Tony estaba bebiendo, vio una lista impresa en un escritorio cerca de él. “Qué es eso?” le preguntó a Emma. Emma fue a la mesa. “No te lo vas a creer. ¡Es la lista de suscriptores!”
“Qué suerte tenemos! Cojámosla prestada un par de horas.” dijo Tony con una gran sonrisa. Emma la metió en su bolsillo y los dos salieron corriendo de la oficina. Justo cuando estaban saliendo, llegó un coche de policía. La puerta se abrió y un policía salió. “Sois Tony y Emma?” preguntó. Los dos amigos asintieron. “Venid conmigo, rápido. Tengo que llevaros al parque. Órdenes del jefe.” “Por qué? ¿Qué pasa?” preguntó Tony. “Por favor, meteros en el coche. Debemos darnos prisa. Os lo explicaré de camino.” Tony y Emma subieron al coche de policía y se fueron inmediatamente.
CAPÍTULO 13 – El juego
Después de que Tony y Emma se subieron en el coche de policía, el conductor conectó la sirena y condujo muy rápido. Todo el tráfico se apartaba a un lado de la carretera para dejar pasar al coche de policía. “Ahora os explicaré por qué tenemos que ir tan rápido. Una mujer loca ha llamado a la comisaría. Ha dicho que teníais que ir al parque inmediatamente y solos, o una bomba explotaría allí. Va a llamar al teléfono público del parque en cinco minutos. Quiere hablar con vosotros.” explicó el policía. Poco después, el coche llegó al parque y paró. Había mucha gente. Algunos andaban o corrían, otros estaban sentados en los bancos tomando el sol. “Bajad aquí. La mujer no debe vernos.” dijo el policía. Emma y Tony bajaron del coche y corrieron atravesando el parque hasta que llegaron al teléfono público. Unos segundos después el teléfono sonó. Tony contestó y oyó una voz de mujer. “Siento que hayáis llegado a tiempo,” dijo la voz. “Tu voz me es familiar. ¿Nos conocemos?” preguntó Tony. “No pierdas el tiempo. Escucha y haz lo que voy a decirte. Debajo del teléfono hay una bolsa de plástico con un portátil dentro. ¡Ábrela!” dijo la mujer. Tony encontró el portátil. “Vale, ya lo tengo. ¿Qué tengo que hacer ahora?” “Enciende el ordenador, abre un documento llamado ‘Último día de vida’” dijo la mujer. Tony, de repente, sintió frío; entendió el significado del juego. “Clica con el ratón en ‘Start’ para empezar a jugar. Hice este juego especialmente para ti. Sólo tienes 10 minutos para completarlo.” dijo la mujer, riendo y luego continuó. “El juego tiene dos niveles. Si no los pasas los dos, la bomba explotará. No intentes ser más listo que yo, porque te estoy observando. Si haces cualquier cosa sospechosa, será tu último día de vida.” se hizo el silencio en el teléfono.
Tony clicó con el ratón en ‘Start’ y dos personajes aparecieron en la pantalla. Emma también miraba. “Se parecen a nosotros! ¡Y mira!” señaló a la derecha de la pantalla. Había un reloj, programado en 10 minutos. De repente, el dibujo de una bomba apareció en lo alto de la pantalla. Cayó y explotó. Aparecieron unas letras negras moviéndose por la pantalla. Las letras decían ‘Adiós’. El reloj empezó a contar. “El juego ha empezado. ¿Qué debemos hacer?” preguntó Emma. “Mira! Los personajes de Emma y Tony están a la izquierda. Debemos movernos a través de la pantalla, hacia la derecha creo, y esas rocas que caen no deben darnos. Pero, ¿cómo movemos los personajes?” dijo Tony. “Aquí! Las instrucciones están en la parte de debajo de la pantalla. Tienes que usar las teclas de direcciones y yo usaré los números. 1 es izquierda, 2 es arriba, 3 es abajo y 4 es derecha. Vale? Juguemos! Sólo tenemos nueve minutos.” dijo Emma. Tony y Emma empezaron a jugar. Tres minutos después, Tony acabó. “Bien! Pero tengo un problema.” dijo Emma. “Hagámoslo juntos.” dijo Tony. Jugó con Emma y un minuto después, su personaje llegó sana y salva a la parte derecha de la pantalla. “Gracias!” exclamó Emma. De repente, la pantalla cambió. Aparecieron otras palabras. ‘La suerte de los principiantes! Si no termináis el siguiente nivel, ¡moriréis!” “Ahora tenemos que luchar con un dragón. Tenemos cinco minutos. Empieza tú.” dijo Tony. Emma movió su personaje, pero una gran llama salió de la boca del dragón y su personaje cayó al suelo. ‘¡Mala suerte, Emma! Has perdido 10 segundos1’ dijo la pantalla. “¡Oh, señor! Si no matas al dragón, la bomba explotará.” le dijo Emma a Tony. Tony luchó contra el dragón. Los minutos pasaban. Emma estaba muy nerviosa. “Rápido! ¡Sólo nos queda un minuto!” Tony apretó una tecla y su personaje golpeó al dragón. El reloj paró y las palabras ‘Has ganado’ aparecieron en la pantalla. Emma se volvió a Tony con una gran sonrisa. “Lo has conseguido! ¡Estamos salvados!”.
CAPÍTULO 14 – El último peligro. Cuando Tony y Emma terminaron el juego, se levantaron y miraron el parque. Había policías por todas partes y el jefe de policía también estaba allí. “Ya está! ¡Lo hemos conseguido!” le dijo Tony al jefe. El jefe caminó hacia ellos. “Buen trabajo, otra vez. Habéis salvado las vidas de mucha gente inocente.” Entonces vio la lista que Emma llevaba en su bolsillo. “Qué es eso?”
“Es la lista de suscriptores de la revista.” respondió Emma. “De dónde la habéis cogido? Las listas de suscriptores son normalmente confidenciales.” dijo el jefe de policía. “La cogimos de la oficina de The Natural World .” dijo Tony. “Eso no está bien. Debéis devolverla inmediatamente. Si no, la revista podría acusaros de robar. Vamos, os llevaré.” El jefe y otro policía los llevaron a la oficina y aparcaron el coche cerca de la entrada. “Os esperamos aquí.” dijeron. Emma y Tony entraron en la oficina. Pasaron al lado de la reportera de la camiseta rosa y la vieron trabajando en su ordenador. Entonces Emma miró de nuevo: ¡había un guante al lado de su pantalla! “Tony, mira!” “Así que es ella!” exclamó Tony. La reportera se los quedó mirando. “De qué estáis hablando?” preguntó fríamente. “Escondiste la bomba bajo la plataforma en la ceremonia!” dijo Tony nervioso. “Estás loco. Por favor, dejadme, estoy trabajando.” “Tu voz me suena familiar. ¡Eres la del teléfono del parque! Emma, ve a buscar al jefe de policía!” “No tan rápido.” dijo la reportera. Cogió una pistola pequeña y plateada de su bolso y les apuntó. Dos personas se levantaron y un hombre gritó “¡Todos al suelo! ¡Tiene una pistola!” “Fuisteis muy estúpidos acusándome. Esto no tenía que haber acabado así. Pero quizá me hicisteis un favor. Al final tendré mi venganza por lo que le hicisteis a mi hermana.” “Quién es tu hermana?” preguntó Tony. “Ya lo sé! ¡La secretaria del ayuntamiento, Anna! ¡La metimos en la cárcel!” dijo Emma. “Sí. Cuando Anna fue a la cárcel, me enfadé mucho, así que planeé mi venganza cuidadosamente. Puse las dos bombas y mi novio os raptó en la caravana. ¡Escapasteis antes, pero no lo haréis ahora!” Levantó el arma y se preparó para disparar. Había locura en sus ojos. “Detente!” dijo una voz. Tony se volvió y vio al jefe de policía con una pistola en su mano. La cara de la mujer se puso blanca y cayó encima de la silla. El jefe fue hacia ella. “Vas a venirte conmigo a la comisaría.” dijo enfadado. El otro policía la esposó y la llevó al coche de policía. “Espero que Anna no tenga también un hermano.” le dijo Emma a Tony. “No quiero más aventuras.” “Estoy de acuerdo,” rio Tony. “Vamos a comprar un sándwich. Tengo hambre.”