PENTATEUCO1 1. Visión de conjunto Se trata de responder a la pregunta sobre el significado de ―Pentateuco‖ y por qué razón o razones forman un bloque de cinco libros de la Biblia hebrea. Además, qué valor tienen en el conjunto de la revelación. El punto de separación es el final del Deuteronomio y el inicio de Josué, límite de carácter no solo temporal sino del inicio de una nueva etapa de la revelación. 1.1. Origen y empleo de vocablo “Pentateuco”
―Pentateuco‖ viene de penta (―cinco‖) y de teka (―caja‖ o ―recipiente‖, ―utensilio‖, ―instrumento‖). La expresión griega pentateuchus biblos de la que procede la expresión latina pentateuchus liber , ―Pentateuco‖. Puede hablarse de ―estuche‖ o ―recipiente‖ (continente) cilíndrico de los rollos; después, por metonimia, al contenido, es decir, ―los rollos‖. Por tanto, ―Pentateuco‖ significa ―cinco libros‖ o, mejor, ―cinco rollos‖. Para la tradición rabínica, la Tôrâ (―Ley‖) inicia en Génesis y concluye con la muerte de Moisés (Dt 34). Los cinco primeros libros se denominan Hámišâ Humšê haTTôrâ —―las cinco quintas (partes) de la Ley‖—. Esta expresión hebrea se encuentra, probablemente, en el srcen del vocablo griego hè pentateuchos (biblos). Pentateucoloses cinco la primera parte libros del Antiguo y de laÉxodo, Biblia hebrea.El Contiene primeros de la Testamento Biblia: Génesis, Levítico, Números y Deuteronomio. Estos cinco nombres, asumidos por la versión latina de la Vulgata, provienen de la traducción griega de los LXX. Sin embargo, en hebreo los títulos de los libros se corresponden con la primera palabra importante del comienzo de la obra: 1. tyviÞarEB. Génesis. 2. ‘tAmv. = 3. ar"Þq.YIw: Levítico. 4. rB:ïd>miB.
Números. 5. ~yrIªb'D> Deuteronomio.
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―los nombres‖, Éxodo. wayyiqrā‘ = ―y llamó‖,
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desierto‖, palabras‖,
1 Seguimos muy de cerca a J.L. SKA, Introducción a la lectura del Pentateuco. Claves para la interpretación de los cinco primeros libros de la Biblia, Verbo Divino, Estella (Navarra) 2001.
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De hecho, la palabra ―Pentateuco‖ la emplean los Padres de la Iglesia, quienes prefieren hablar de la ―ley‖ o de la ―ley de Moisés‖, en contraposición a los profetas, como la tradición judía y el Nuevo Testamento2. Otros escritos antiguos mencionan los ―cinco libros‖ de la ley. Quizás, una primera mención se encuentra ya en los textos de Qumrán, donde aparece en un fragmento la expresión kwl [s]primHwmšym, que podría traducirse por ―todos los libros del Pentateuco‖. Esta división en cinco libros también aparece en el salterio de la Biblia hebrea: Sal 1—41; 42—72; 73—89; 90—106; 105— 150. Probablemente, la idea era hacer del salterio una meditación de los cinco libros de la Tôrâ o ―Ley‖. El Sal 1, ciertamente, va en esta dirección (cf. Sal 1,2). El evangelio de Mateo contiene cinco discursos que concluyen con una fórmula idéntica (Mt 7,28; 11,1; 13,53; 19,1; 26,1). Si para Mateo Jesús es un ―Nuevo Moisés‖, no es imposible que haya hecho de su evangelio una especie de ―nuevo Pentateuco‖. El inicio de su evangelio, biblos geneseōs, ―libro de la genealogía‖, se corresponde con la traducción de Gn 2,4; 5,1 de los LXX. Las primeras palabras del Evangelio de Juan, en archèi, son las primeras palabras del Génesis, tanto en la versión de los LXX como en la traducción griega del título hebreo del libro ( berē‘šît). Filón de Alejandría, que escribe antes de la redacción de los evangelios, dice que el primero de los cinco libros que contiene las leyes sagradas lleva el nombre que le dio el mismo Moisés: ―Génesis‖: ―… Moisés, el legislador de los hebreos, ha dicho en los libros sagrados que el mundo era creado e incorruptible; estos libros son cinco; al primero de ellos le ha dado el nombre de ‗Génesis‘…‖.
En otro lugar, Filón cita el primer versículo del Levítico y llama a este libro con el nombre de ―Levítico‖. También cita en otros sitios al libro del Deuteronomio; sin embargo, lo denomina ―Protréptico‖, es decir, ―Exhortación‖, un título bastante apropiado para esta obra. El nombre ―Deuteronomio‖ se encuentra en los LXX para traducir la expresión mišnēh hattôrâ [ hr"ÛATh; hnE“v.mi ](Dt 17,18), ―una copia de la ley‖, que el rey debe procurarse y leer todos los días. Ahora bien, la traducción más normal de esta expresión sería deuteros nomos, y no deuteronomion. Se puede explicar la traducción de los LXX si se admite que el libro ya se llamaba en esta época ―Deuteronomio‖. Flavio Josefo habla con toda claridad de los ―cinco libros de Moisés‖ a finales del siglo I después de Cristo, en un pasaje de su obra Contra Apión I, VIII, 37-41: ―Puesto que se nos permite a todos escribir la historia y nuestros escritos no presentan contradicción alguna, y puesto que únicamente los profetas han escrito con toda claridad los 2
Cf. Mt 5,17; 7,12; 11,13; 22,40; Lc 16,16; 24,27 (―Moisés y los profetas‖); 24,44 (―la ley de Moisés, los profetas y los salmos‖); Hch 13,15; 24,14; 28,23; Rm 3,21.
3 hechos contemporáneos tal como habían ocurrido, es natural, o más bien necesario, que no haya entre nosotros una infinidad de libros en contradicción y pugna, sino sólo veintidós, que contienen las escrituras de todos los tiempos y que, con razón, son dignos de crédito. De éstos, cinco son de Moisés, los que contienen las leyes y la tradición desde la creación del hombre hasta la muerte del propio Moisés: abarcan un período de tres mil años aproximadamente. Desde la muerte de Moisés hasta Artajerjes, sucesor de Jerjes como rey de los persas, los profetas posteriores a Moisés han contado la historia de su tiempo en trece libros; los cuatro restantes contienen himnos a Dios y preceptos morales para los hombres. También desde Artajerjes hasta nuestros días, cada acontecimiento ha sido consignado; pero no se les concede la misma confianza que a los anteriores porque no ha existido la rigurosa sucesión de los profetas‖.
Estos testimonios confirman que en torno al tiempo del nacimiento de Cristo, la tradición judía ya había establecido lo siguiente: a) Los libros fundamentales de la ley son cinco; b) Son obra de Moisés; c) Y su autoridad, la de los cinco libros de Moisés, es superior a la de los otros libros atribuidos a los profetas.
1.2. ¿Tetrateuco, Pentateuco, Hexateuco o Enneateuco? 1.2.1. Hexateuco La antigua tradición que limitaba a cinco los libros de la ley fue cuestionada con la aparición de los estudios realizados sobre los orígenes del Pentateuco y del pueblo de Israel. El autor alemán Heinrich Ewald en su libro Die Geschichete des Volkes Israel I (―Historia de Israel‖) considera que la primera obra histórica de Israel era ―el libro de los orígenes‖ ( Das Buch der Ursprünge). Esta obra abarcaba el Pentateuco y el libro de Josué. La misma idea ya había sido lanzada anteriormente por Bonfrère (1625), Spinoza (1670) y Geddes (1792). Después de Ewald se generalizó el uso de unir el libro de Josué al Pentateuco. Y de ahí que se hable de ―Hexateuco‖ (―seis rollos‖) y no de Pentateuco. A modo de ejemplo, el libro clásico de Welllhausen se titula Die Composition des Hexateuchs und der historischen Bücher des Alten Testaments (―La composición del Hexateuco y de los libros históricos del Antiguo Testamento‖). También el famoso exegeta Gerard von Rad habla de Hexateuco en su estudio DasdelFormgeschichtliche deselHexateuch problemafundamental, morfogenético Pentateuco‖). ParaProblem von Rad, núcleo de (―El las tradiciones del antiguo Israel se encuentra en el ―breve credo histórico‖ de Israel; por ejemplo, en Dt 6,21-23 y, sobre todo, Dt 26,5-9; cf. Jos 24,2-13. Ahora, este ―credo‖ termina con la referencia del don de la tierra. De ahí que, deduce von Rad, no se deba hablar de Pentateuco, sino de Hexateuco, puesto que las tradiciones del antiguo Israel debían concluir con la narración de la conquista, que se encuentra precisamente en el libro de Josué, el sexto libro de la Biblia hebrea.
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1.2.2. Tetrateuco La teoría de von Rad ha sido discutida por uno de sus alumnos, Martin Noth, en el célebre libro Überlierferungsgeschichte des Pentateuch (―Historia de las tradiciones del Pentateuco‖). La obr a de Noth se sitúa en los orígenes del nombre ―Tetrateuco‖ (―cuatro rollos‖), ya que él excluye del Pentateuco al Deuteronomio. Su tesis se apoya en tres observaciones: a) No hay textos ―deuteronómicos‖ en los cuatro primeros libros de la Biblia, algunosestrecha añadidosentre carentes de importancia. eso(Génesisno existe ningunaexceptuando relación literaria los cuatro primeros Por libros Números) y el Deuteronomio. b) Las fuentes del Pentateuco no están presentes en el libro de Josué. Es decir, las narraciones iniciadas en Génesis-Números no continúan en el libro de Josué. Por esta razón, es difícil hablar de Hexateuco. c) El Deuteronomio es el prefacio de la ―historia deuteronomista‖ (Josué—2 Reyes). El ―código deuteronómico‖ está precedido de un breve resumen de la hisotoria de Israel (Dt 1 —3), que repite cosas ya conocidas para el lector del libro de los Números. Esta repetición sólo se entiende si el Deuteronomio fue compuesto como el preludio de una obra nueva que continúa en los libros históricos, los que van de Josué a 2 Reyes. Dt 1 —3 no tendría ningún sentido si el Deuteronomio fuese realmente la conclusión de una obra que incluyese el libro de los Números. La historia deuteronomista debe ser leída ―a la luz del Deuteronomio‖. A título de ejemplo, Josué puede conquistar la tierra porque es fiel a la ―ley de Moisés‖ (Jos 1,7-8; 23,6). El pueblo infiel es castigado por el Señor con la pérdida de la tierra (2 Re 17,7-23); especialmente 17,13.19). La ―historia deuteronomista‖ es, en gran medida, la historia de la fidelidad o la infidelidad de Israel a la ley de Moisés contenida en el Deuteronomio. Para Noth, el Pentateuco nace cuando los dos bloques, Génesis-Números, por un lado, y Deuteronomio junto con la historia deuteronomista, por otro, terminaron reunidos en una sola gran obra. En ese momento, el Deuteronomio se convierte en la conclusión del Pentateuco y entonces es necesario separarlos del libro de Josué y del resto de la historia deuteronomista. Sin embargo, Noth jamás ha afirmado que hubiese existido un ―Tetrateuco‖ porque, según él, las antiguas fuentes, como los libros actuales Génesis-Números, requieren una continuación, es decir, la narración de la conquista. Será el exegeta sueco Ivan Engnell quién dé el paso decisivo y afirme la existencia de un Tetrateuco independiente. Para este exegeta, el Tetrateuco actual, Génesis-Éxodo-Levítico-Números, sería la obra de P (de Priester, autor sacerdotal), que habría recogido y recopilado tradiciones antiguas orales. Junto a este Tetrateuco sacerdotal estaba el Deuteronomio y la historia deuteronomista. Desgraciadamente, Engnell sólo ha enunciado su tesis, pero nunca ha presentado una argumentación completa para demostrarla.
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1.2.3. Enneateuco o ―nueve rollos‖3 a) La tesis Algunos exegetas piensan que el bloque Génesis—2 Reyes se ha de entender como una gran unidad literaria que se abre con la creación del mundo y se cierra con el exilio babilónico. El tema principal de esta historia sería la tierra. Al principio Yhwh se la promete a los patriarcas; en Éxodo-Números, Israel camina hacia ella pro el desierto; Josué la conquista; los jueces la defienden; bajo David y Salomón, llega a ser un reino: primero, unido; después, dividido entre Norte y Sur; finalmente Israel pierde esta tierra durante el tiempo del exilio babilónico. Según David Noel Freedman, este extenso relato sería la ―historia primaria‖ o ―primera historia‖ de Israel (Primary History). Conviene distinguir esta ―historia primaria‖ de la ―historia del cronista‖, compuesta por 1— 2 Crónicas, Esdras y Nehemías. La segunda, ―Historia del cronista‖, recoge de forma muy sucinta la narración de los orígenes, desde la creación hasta el reinado de David, concentrándose sobre todo en el reino de este último, en su hijo Salomón y en sus sucesores. Los libros de Esdras y Nehemías describen la reconstitución de la comunidad de Israel después del exilio. La ―Historia primaria‖ finaliza con la destrucción del templo y el exilio; la ―Historia del cronista‖ culmina con la reconstrucción del templo y la comunidad postexílica. b) Algunos datos * Para algunos exegetas, la ―historia de Israel‖ no termina con la conquista de la tierra. Por ejemplo, Jue 2,8.10 está relacionado con Ex 1,6.8: ―Murió José así como sus hermanos y toda aquella generación… Entonces subió al t rono de Egipto un nuevo rey, que no había conocido a José‖ (Ex 1,6.8). ―Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, murió a la edad de ciento diez años… Murió también toda aquella generación, y surgió otra que no conocía al Señor ni lo que había hecho por Israel‖ (Jue 2,8.10; cf. Jos 24,29-31).
Estos ―enganches‖ literarios crean lazos entre varios bloques narrativos y a su vez señalan el paso de un período de la historia de Israel a otro. Ex 1,6.8 indica el paso del período de los patriarcas al del éxodo; Jue 2,8.10, el de la época de Josué al de los jueces (cf. Jos 24,29.31). * Las indicaciones cronológicas que aparecen en los libros son otro reflejo de esta visión global de la historia de Israel. Por ejemplo, la estancia en Egipto duró 430 años según Ex 12,40-41. Salomón comenzó a construir el templo 480 3
Gn, Ex, Lv, Nm, Dt, Jos, Jue, 1-2 Sam, 1-2 Re. En la Biblia hebrea, el libro de Rut forma parte de los ―Escritos‖; los dos libros de Samuel están considerados un solo libro, igual que los dos libros de los Reyes.
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años después del éxodo (1Re 6,1), o sea, 430 + 50 años. Contando los años a partir de esta fecha, el cuarto año del reinado de Salomón, hasta el final del reino de Judá, se llega a los 430 años. Si se añaden los cincuenta años del exilio, tenemos de nuevo los 480 años. Para obtener estas cifras tenemos que tomar los datos de 1—2 Reyes tal como aparecen. Existen otros datos de este tipo. Así, según la cronología del autor sacerdotal, el éxodo tuvo lugar en el año 2666 después de la creación del mundo. 2666 años son los dos tercios de 4000 años, un número probablemente simbólico. El año 4000 después de la creación podría coincidir con la purificación y la nueva dedicación del templo por los Macabeos (164 antes de Cristo). Sin embargo, hay que decir que todos estos datos no son unívocos. Además, ¿sólo la cronología es suficiente para crear una historia unificada? * Blenkinsopp expone tres razones para afirmar que el Pentateuco no puede concluir con la muerte de Moisés (Dt 34): a) Sin el libro de Josué, la promesa de la tierra, realizada a los patriarcas, queda incompleta. Por otra parte, Jos 21,43-45 ve en la conquista el cumplimiento de una promesa hecha desde mucho antes de los ―antepasados‖ de Israel: ―El Señor dio a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus antepasados. Los israelitas la ocuparon y se establecieron en ella. El Señor la mantuvo en paz con todos los pueblos vecinos, como había jurado a sus antepasados; ninguno de sus enemigos pudo resistirlos; el Señor los entregó a todos en su poder. Ninguna de las promesas que el Señor había hecho a los israelitas cayó en vacío; todas se cumplieron‖.
b) Existen correspondencias entre la obra de la creación (Gn 1), la construcción del santuario (o ―morada‖) en el desierto (Ex 35— 40) y la instalación del santuario en la tierra prometida (Jos 18 —19). Por fin, el templo de Salomón será construido 480 años después del éxodo (1Re 6,1). Este sistema de datación relaciona la creación, el éxodo y la construcción del templo de Salomón dentro de una única narración. c) Un tema vital en la historia de Israel es la fidelidad a la alianza y a la ley. La infidelidad del pueblo es, para la historia deuteronomista, la causa del exilio. Ahora, esta temática ya aparece en Gn 2—3 con una tonalidad universal. El jardín del Edén corresponde a la tierra, el precepto de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal corresponde a la ley de Moisés, y la expulsión de Adán y Eva del jardín después de la inobservancia corresponde al exilio. Pero estos argumentos no son del todo convincentes. El vocabulario de Jos 21,43-45 es típicamente deuteronomista y se encuentra parcialmente sólo en algunos textos tardíos; por ejemplo, en Gn 15,7.18; 26,3: [El Señor le dijo a Abrán] ―Yo soy el Señor que te sacó de Ur de los caldeos para darte esta tierra en posesión‖ (15,7). ―Aquel día hizo el Señor una alianza con Abrán en estos términos: A tu descendencia le daré esta tierra‖ (15,18).
7 [El Señor le dijo a Isaac] ―… a ti y a tu descendencia os daré estas tierras, cumpliendo el juramento que hice a tu padre Abrahán‖ (26,3).
Otra cuestión, discutida hoy día, es dilucidar si ―los padres‖ son los patriarcas o los israelitas en Egipto. Pues las promesas de las que habla Jos 21,44 no se encuentran en el Génesis, sino en Dt 12,10b; 25,19, donde aparece, como en Jos 21,44, la expresión ―los mantuvo en paz con todos los pueblos vecinos‖. En estos dos últimos textos, la promesa está hecha al pueblo del éxodo, no a los patriarcas. Si existe relación, es realmente poco evidente y de cualquier modo tardía. Las correspondencias entre Gn 1 y Ex 24 —25; 39—40 son bien notorias. Por ejemplo, el esquema semanal de Gn 1,1 —2,4ª reaparece en Ex 24,16. Pero este motivo no se encuentra en Jos 18,1; 19,51. Las analogía entre Gn 2—3 y el tema de la tierra en la historia deuteronomista no son muy específicas. El vocabulario es diferente y no hay ningún reclamo explícito a la historia del Génesis en la historia deuteronomista. Por otra parte, faltan en Gn 2—3 referencias claras a la teología de la alianza. En Gn 2,16-17, el castigo anunciado para quien no observe el mandamiento no es la expulsión del jardín, sino la muerte (2,17). Finalmente, Gn 2 —3 es incluso, y muy probablemente, un texto relativamente tardío. En conclusión, hay dos puntos de vistas para hablar de los textos: el canónico y el literario. Estos no son conceptos sinónimos. Es preciso clarificar la situación y definir mejor discusión. Hablardesde de ―enneateuco‖ ―historia primaria‖ no es el lo objeto mismo de quela definir las cosas la perspectivao literaria. El estudio crítico de los libros muestra, por ejemplo, los nexos entre Deuteronomio y Josué, o Deuteronomio y 1-2 Reyes. No existe todavía ningún trabajo literario que haya interconexionado en un bloque orgánico a todos los libros de la ―historia primaria‖ de Israel; es decir, Génesis—2Reyes. Estos nexos permanecen a nivel de temáticas genéricas y no tienen verdaderas correspondencias en la textura literaria de los distintos libros.
c) Moisés, el Pentateuco y el canon de la Biblia hebrea Hay algunas razones importantes para seguir hablando de un ―Pentateuco‖. Evidentemente, este modo de organizar los primeros libros del Antiguo Testamento excluyecanónica, otros. Dedefinitiva entrada, tiene un valor particular, porque tiene en cuenta lanoforma y normativa de la Biblia para la comunidad de fe, tanto del pueblo de Israel, primero, como de la Iglesia cristiana, después. 1) El Pentateuco – Dt 34,10-12
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Respecto al Pentateuco, existe un texto fundamental que sirve como elemento de separación de los cinco primeros libros de la Biblia de los que le siguen (Josué—2 Reyes). Se trata de Dt 34,10-12: ―No ha vuelto a surgir en Israel un profeta semejante a Moisés, con qu ien el Señor trataba cara a cara. Nadie ha vuelto a hacer los milagros y maravillas que el Señor le mandó hacer en el país de Egipto contra el faraón, sus siervos y su territorio. No ha habido nadie tan poderoso como Moisés, pues nadie ha realizado las tremendas hazañas que él realizó a la vista de todo Israel‖.
Este texto afirma tres cosas importantes: 1º. Moisés es, de entre todos los profetas, el más grande. Por eso la ―ley de Moisés‖ es superior a todas las otras formas de revelación. Su Torá es incomparable, insuperable, y permanecerá siempre válida. Dicho de otra forma, la revelación que se remonta a Moisés es superior a todas las otras revelaciones que provienen de los profetas. Y por esto, en el canon, Moisés precede a los ―profetas anteriores‖ (Josué—2 Reyes) y a los ―profetas posteriores‖ (Isaías— Malaquías). Él precede también a ―los escritos‖ o ―libros sapienciales‖. La autoridad del Pentateuco depende a fin de cuentas de la autoridad de Moisés. 2º. La superioridad de Moisés deriva de la superioridad de su relación con Yhwh (cf. Ex 33,11; Nm 12,6-8; cf. Jn 1,18; 3,11). Yhwh y Moisés estaban en ―contacto directo‖, sin intermediarios o ―valederos‖ (como en los sueños y en las visiones; cf. Nm 12,6-8). 3º. El éxodo es el acontecimiento fundamental de la historia de Israel. Ningún otro acontecimiento se puede comparar con éste. La fundación de Israel surge con Moisés, y no con David o Salomón. En efecto, Israel es más antiguo que la monarquía y, desde luego, que la conquista de la tierra prometida. 2) La segunda parte de la Biblia hebrea: Los profetas anteriores y posteriores - Jos 1,1-8 El texto de Jos 1,1-8 enlaza claramente la figura y la obra de Josué con la figura y la obra de Moisés. En este texto podemos leer al menos cuatro afirmaciones esenciales sobre el libro de Josué y los libros proféticos anteriores y posteriores. * Josué es el sucesor de Moisés. Su cometido es conquistar y, después, distribuir la tierra prometida a los padres. * Moisés es el siervo de Yhwh ( ‗ebed yhwh); Josué tiene otro título, ―colaborador de Moisés‖ (mešārēt mōšeh). Si Moisés está determinado por su relación con Yhwh, Josué está determinado por su relación con Moisés. Josué es el sucesor de Moisés, pero no ocupa su puesto como ―servidor de Yhwh‖. * Hay continuidad entre Josué y Moisés: Yhwh estará con Josué como ha estado con Moisés (v. 5). Yhwh cumplirás la promesa hecha a Moisés de darle la tierra
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en posesión a Israel (v. 3). Significa que el principio y el fundamento de la historia de Israel es Moisés, y no Josué. * La empresa de Josué depende de su fidelidad a la ―ley de Moisés‖ (vv. 7-8). Esta ley está escrita ( hakkāûb; v. 8) en un ―libro‖ ( sēper; v. 7). Desde ahora, la ley se convierte empiedra angular para cualquier acontecimiento de la historia de Israel. Será el criterio que permitirá enjuiciar la historia. La historia de Israel será la historia de la fidelidad o la infidelidad a la ley de Moisés.
- Mal 3,22-24 La conclusión de los libros proféticos (Mal 3,22-24) contiene una serie de afirmaciones similares: ―Recordad la ley de mi siervo Moisés, los mandatos y leyes que yo le prescribí en el Orbe para todo Israel. Yo os enviaré al profeta Elías antes que llegue el día del Señor, grande y terrible; él hará que padres e hijos se reconcilien, de manera que, cuando yo venga, no tenga que entregar esta tierra al exterminio‖.
Este texto cierra a modo de inclusión todos los libros proféticos (nebî‘îm). Y a su vez, puestos en relación los libros proféticos con la ley de Moisés (el Pentateuco), presenta cuatro elementos esenciales: 1º. La lectura de los profetas debe ser un modo de ―recordar‖ la ley de Moisés. Según estaviva interpretación ―canónica‖ mantiene en la memoria de Israel.de la Biblia, la profecía actualiza la ley y la 2º. La ley de Moisés es ley divina. Su autoridad no es de srcen humano, sino divino. Con palabras más modernas, la ley de Moisés es fruto de la revelación divina, no de la razón humana. 3º. Esta ley se encuentra sobre todo en el Deuteronomio. En este libro, Yhwh se manifiesta en el monte Orbe, no en el Sinaí. Se puede ver, por ejemplo, en Dt 5,2 y Ex 19,1. La expresión ―decretos y juicios‖ es típicamente deuteronómica (cf. Dt 5,1; 11,32; 12,1; 26,16). 4º. Entre los profetas, sólo Elías aparece mencionado, porque es el más parecido a Moisés. Elías, como Moisés, se ha dirigido al monte Orbe (1 Re 19) y ha sentido a Dios en la gruta (Ex 34). Igualmente, ―los cuarenta días y cuarenta noches‖ de Ex 24,18; 34,28; Dt 9,9 y 1 Re 19,8 (Por eso, Moisés y Elías aparecen juntos en la escena de la transfiguración de Jesús: Mc 9,4; Mt 17,3; Lc 9,30). 3) La tercera parte de la Biblia hebrea: ―Los escritos‖ (ketûbîm)
- Salmo 1 El Salmo 1, que hace de introducción a toda la tercera parte de la Biblia hebrea, también contiene claras alusiones a la ley:
10 ―Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se entretiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los necios, sino que pone su gozo en la ley del Señor, meditándola día y noche… Todo lo que hace le sale bien‖.
Algunos asertos importantes de este texto tienen el cometido de colocar los salmos y los escritos en relación con la ley: * El criterio que distingue al justo del malvado, del pecador y del necio es la meditación de la ley. La ley será el criterio para enjuiciar (Sal 1,5-6). Este salmo aplica al individuo aquello que ―los profetas anteriores‖ (los libros históricos‖) afirmaban a propósito del pueblo. * La ley es designada como ―ley de Yhwh (tôrât Yhwh). * El salmo 1 invita a leer todos los salmos y todos los ―escritos‖ como una meditación de la ley de Yhwh. - 2 Cr 36,22-23 La conclusión de la Biblia hebrea, que coincide con la conclusión de los ―escritos‖, se encuentra en 2 Cr 36,22-23. El texto proporciona una última clave para comprender el significado de la Biblia según el canon judío: ―El año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la profecía de Jeremías, el Señor despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, que publicó de palabra y por escrito por todo su reino este edicto: Así dice Ciro, rey de Persia: El Señor, Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha encomendado construirle un templo en Jerusalén de Judá. Los que de entre vosotros pertenezcan a su pueblo que vuelvan, y que el Señor su Dios esté con ellos‖.
Se puede ofrecer tres observaciones importantes a propósito de este texto: * Aquí no se menciona ni a Moisés ni a la ley, sino a Jeremías y a Jerusalén. La Biblia hebrea concluye con una llamada a salir ( weyā‗al). Este verbo podría encerrar una alusión al éxodo, porque una fórmula que describe la salida de Egipto también utiliza este verbo, ―salir‖ (‗lh, hif.; cf. Ex 3,8). * El templo de Jerusalén, como tal, no es mencionado en el Pentateuco. Sin embargo, textos como Ex 25-31; 34-50, las prescripciones cultuales del Levítico y la ley sobre la centralización del culto de Dt 12 han de leerse en referencia al templo. * Entre los últimos libros de la Biblia hebrea se encuentran los libros de Esdras y Nehemías, que, muy probablemente en un estadio anterior, estaban precedido de los libros de las Crónicas. El orden 1-2 Crónicas—Esdras—Nehemías respeta mejor la cronología de los hechos. Así, los libros de Esdras —Nehemías culminan con la proclamación solemne de la ―ley de Moisés‖ delante de todo el pueblo (Neh 8; cf. 8,1). Esta ley se convierte en la piedra angular de la comunidad postexílica. Es difícil concebir el templo sin referencia a la ley y a las prescripciones cultuales comprendidas en el Pentateuco. En la parte más sagrada, en el santo de los santos, se encuentra el arca, y en el arca se encuentra un solo objeto: las dos tablas que Yhwh le entregó a Moisés en el Orbe (2 Cr 5,10). La ―Ley‖ está en el corazón del templo. Y el culto observa las prescripciones de la ley de Moisés (2 Cr 8,13). También son numerosas las
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referencias a la ley de Moisés en los libros de Esdras y Nehemías (Esd 3,2; 6,18; 7,6; Neh 1,7.8; 8,1.14; 9,14; 10,30; 134,1). De cualquier modo, el canon judío concluye con una llamada dirigida a todos los judíos de la diáspora y les invita a volver a Jerusalén para que les ayuden a reconstruir el templo. Este toque final requiere una respuesta que cada lector de la Biblia escribe con su propia vida. La Biblia, en el canon judío, tiene una estructura abierta al porvenir. El último verbo es un yusivo, una forma de imperativo, y no un indicativo. 4) Conclusiones Desde el interior del canon de la Biblia hebrea podemos extraer algunas conclusiones esenciales para la lectura del Pentateuco. → Estos textos, que encuadran las tres partes principales de la Biblia hebrea, son importantes por su contenido y especialmente porque están situados en puntos estratégicos de la Biblia. La división tripartita pone de relieve la posición única de la ―Ley‖, que, según la tradición bíblica, lleva la impronta de la personalidad excepcional de Moisés. El Pentateuco es único porque Moisés ocupa un puesto único en la historia de la revelación. → Los cinco libros del Pentateuco tienen un carácter ―normativo‖ que los otros textos bíblicos no poseen. → Pentateuco, se presenta en 2gran parte como ―vida deenMoisés‖ queElcomienza conademás, su nacimiento en Ex y concluye conuna su muerte Dt 34. Sobre todo, se trata de una ―vida de Moisés al servicio de Yhwh y del pueblo de Israel‖. El libro del Génesis, que precede a esta ―vida de Moisés‖, describe los orígenes del mundo (Gn 1 —11) y del pueblo de Israel (12—50). → Desde el punto de vista del canon, esta agrupación de libros es más importante que otras. Por ejemplo, los vínculos del Deuteronomio con Moisés son más fuertes que las relaciones entre el Deuteronomio y la historia deuteronomista. Este hecho plantea un problema serio a propósito de la tierra prometida, que permanece en gran parte fuera del Pentateuco. La promesa de la tierra, no la posesión, es un elemento esencial de la fe de Israel. Dicho de otro modo, para el Pentateuco se puede ser miembro del pueblo de Israel sin habitar en la tierra prometida. Una afirmación de este tipo se comprende mejor después de la experiencia del exilio y desde la diáspora. → Hay otro elemento que merece ser subrayado. Según el canon de la Escritura judía, la monarquía está subordinada a la ley. Mientras las instituciones mosaicas son fundamentales para la existencia de Israel, la monarquía no. El pueblo puede prescindir de la monarquía. Esta verdad es el fruto de la dura y trágica experiencia del exilio. Desde este momento, Israel ha descubierto que es más antiguo que David y, por su puesto, que la conquista de Josué. Como pueblo había nacido mucho antes, cuando el Señor le hizo salir de Egipto, de la casa de servidumbre.
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Para encontrar las huellas más antiguas de sus antepasados es necesario remontarse más adelante todavía y salir al encuentro de los patriarcas, Abrahán, Isaac y Jacob. A ellos, el Señor les había prometido la tierra que, antes de morir, Moisés contempló sin poder entrar (Dt 34,1-4). El Pentateuco contiene los dos elementos absolutamente esenciales para definir la identidad de Israel: los patriarcas y Moisés. Israel es el pueblo que desciende de los patriarcas y ha vivido la experiencia del éxodo bajo la guía de Moisés. Desde el punto de vista teológico, los dos elementos esenciales son las promesas hechas a los padres y el binomio éxodo / ley (cf. Ex 20,2-3). El Señor de Israel se define como ―el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob‖ (Ex 3,6) y como ―el Señor, tu Dios, que te sacó (a Israel) del país de Egipto, de la casa de servidumbre‖ (Ex 20,2). Estas dos afirmaciones son las dos columnas que sostiene todo el Pentateuco, excepto la historia de los orígenes (Gn 1—11). Los primeros capítulos del Génesis añaden un último elemento: el Dios de los patriarcas y el Dios del éxodo es también el creador del universo. La estructura del Pentateuco y la organización del canon hebreo son fundamentales para poder comprender el Nuevo Testamento. La vida pública de Jesús, en los cuatro evangelios, comienza junto al Jordán, donde Juan Bautista bautizaba. ¿Por qué este escenario? Para quien ha leído el Pentateuco, la respuesta es inmediata. Moisés ha llegado hasta el Jordán con el pueblo y ha muerto sin haber podido cruzar esta última frontera. Su obra ha quedado incompleta. La conclusión del Pentateuco es una conclusión abierta hacia la tierra que contempla Moisés. Josué finalizará la obra iniciada. Cuando Jesús aparece en los evangelios, su misión es similar: él anuncia la venida del ―reino‖, es decir, el momento en que Israel podrá finalmente tomar posesión de la tierra. El inicio del Nuevo Testamento se presenta como cumplimiento de la obra incompleta de Moisés. Jesús es otro Josué. En realidad, los dos nombres son idénticos: Josué es la forma hebrea y Jesús la forma aramea. Jn 5, el pasaje de la curación del paralítico de la piscina de Betesda, hace alusión a esta temática cuando Jesús dice: ―Moisés escribió acerca de mí‖ (Jn 5,46). Moisés ha anunciado que Yhwh había escogido a Josué para cumplir la promesa hecha a los patriarcas de darle la tierra al pueblo. Para Jn 5, Jesús es este Josué anunciado. Por esta razón, los evangelios empiezan en las márgenes del Jordán, donde todavía se encuentra el pueblo en Dt 34, cuando se baja el telón sobre el Pentateuco y Moisés.
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II. Los cinco libros del Pentateuco. Contenido y estructura ¿Cómo y por qué ha sido dividido el Pentateuco en cinco libros? ¿Esta división es meramente material o tiene algún significado? Son las primeras cuestiones que queremos afrontar en el presente capítulo. Después procuraremos descubrir cómo están estructuradas estas «cinco quintas (partes) de la ley» (Hámišâ Humšê haTTôrâ). A. La división en cinco libros 1. Las razones materiales Los cinco libros del Pentateuco tienen distintas dimensiones. El más breve es el Levítico (27 capítulos; 859 versículos; 11.950 palab ras; 51 páginas en la BHS). El más extenso es el Génesis (50 capítulos; 1534 versículos; 85 páginas en la BHS). El libro del Éxodo y el libro de los Números son de similares magnitudes; Éxodo: 40 capítulos; 1209 versículos y 16.713 palabras; 71 páginas en la BHS. Números: 36 capítulos; 1288 versículos (algunos versículos son brevísimos; por ejemplo, Nm 1,7.29.33); 16.413 palabras; 74 páginas en la BHS. Deuteronomio algoembargo, mayor que el Levítico (34 es capítulos, 955 versículos; 71El páginas en la BHSes; sin el aparado crítico más voluminoso que el de los otros libros). En total, el Pentateuco cuenta con 5.845 versículos (353 páginas de la BHS). En una edición sin notas los datos son los siguientes: 88 páginas para el Génesis; 73 páginas para el Éxodo; 52 páginas para el Levítico; 73 páginas para los Números (igual que el Éxodo) y 64 páginas para el Deuteronomio. Algunos estudiosos mantienen que sería materialmente muy difícil haber escrito todo el Pentateuco en un solo rollo. Se calcula que una pieza de tales dimensiones debería medir más o menos unos 33 metros de longitud. No sería del todo imposible. Se habla de un rollo que contenía toda la obra de Homero (La ilíada y La Odisea) y que medía 50 metros, aproximadamente. Desde luego, un rollo de tal envergadura no sería muy práctico de cara a una lectura pública (sinagoga) o particular (personal). En Qumrán, los rollos más extensos son el Rollo del Templo: 8,75 metros y el de 1QIsa: 7,35 metros. La medida de los cinco rollos del Pentateuco debería medir entre 6 y 7 metros. La división entre los distintos libros parece ser un poco arbitraria y artificial. Así, la familia de Jacob se establece en Egipto en Gn 46; sin embargo, el libro del Éxodo empieza más tarde. La perícopa del Sinaí comienza en Ex 19 y termina en Nm 10,10. Se extiende a lo largo de tres libros, pero no se corresponde con ninguna división particular. Israel llega a las estepas de Moab
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en Nm 21,20 donde permanece hasta la muerte de Moisés. Pues tampoco la división entre Números y Deuteronomio coincide con este momento. 2. Los criterios teológicos Entonces, ¿cuáles son los criterios para dividirlo en cinco libros? → Génesis El libro del Génesis empieza con la creación del mundo y la famosa expresión Bürë´šît Bärä´ ´élöhîm (~yhi_l{a/ ar"äB' tyviÞarEB.), «al principio creó Dios…» o «cuando comenzó a crear Dios…», y termina con la muerte de Jacob y José. Así concluye el período patriarcal, o sea, la historia de la familia de los antepasados de Israel. Después, Israel no será más una familia, sino un pueblo. Y así, antes de su muerte, José anuncia el regreso de sus descendientes a la tierra prometida a Abrahán, Isaac y Jacob (Gn 50,24). La conclusión del Génesis está abierta hacia el futuro y une el Génesis con Éxodo-Deuteronomio. En el lenguaje del análisis narrativo, Gn 50,24 contiene un «sumario proléptico» del relato siguiente. → Éxodo El libro del Éxodo comienza con un sumario de la historia de José que hace de bisagra entre la «historia de los patriarcas» o «historia de los antepasados de Israel» y la «historia del pueblo de Israel»(Ex 1,1-7). Ex 1,8: «Entonces subió al trono de Egipto un nuevo rey, que no había conocido a José»; además, señala el paso de un período de la historia de Israel a otro. La conclusión del libro del Éxodo (Ex 40,34-38) describe el momento en que, después de varios acontecimientos, la «gloria de Yhwh» llena la morada o «tienda del encuentro». Es un momento importante, porque Yhwh ya habita en medio de su pueblo (40,34-35) y puede acompañarlo y guiarlo (40,36-38). → Levítico El inicio del libro del Levítico se refiere a este acontecimiento: «El Señor llamó a Moisés y le habló así desde la tienda del encuentro…». A partir de este momento, Yhwh se dirige a Moisés desde la tienda del encuentro y no desde la cima del monte Sinaí (cf. Ex 19,3). La conclusión srcinal del libro se encuentra en Lv 26,46: «Estos son los mandamientos, estatutos y leyes que el Señor estableció entre sí y los israelitas en el monte Sinaí por medio de Moisés». Sin lugar a dudas, se trata de un «sumario conclusivo» al que le precede un capítulo de bendiciones y maldiciones (Lv 26,3.14). El capítulo 27 del Levítico es un añadido posterior. El último versículo retoma la conclusión de 26,46: «Éstos son los mandamientos que el Señor dio a Moisés para los israelitas en el monte Sinaí» (27,34).
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Estas dos conclusiones mencionan el monte Sinaí como el lugar de la revelación. Para la tradición de Israel, las leyes promulgadas por Yhwh en el monte Sinaí y transmitidas por Moisés tienen una cualidad normativa única. Estas afirmaciones tienen una gran importancia porque distinguen entre las leyes que forman parte del «canon mosaico» y las otras. → Números También el libro de los Números tiene propia tanto la introducción como la conclusión. introducción es muymes, parecida la del Levítico (Nm 1,1,; cf. Lb 1,1): «El díaLaprimero del segundo el añoa segundo de la salida de Egipto, habló el Señor a Moisés en el desierto del Sinaí, en la tienda del encuentro, diciendo…». Estamos todavía en el desierto del Sinaí y Yhwh sigue hablando desde la tienda del encuentro (cf. Ex 40,34-35; Lv 1,1). La conclusión del libro de los Números recuerda las de Lv 26,46; 27,34: «Éstas son las órdenes y las normas que el Señor prescribió a los israelitas por medio de Moisés, en los llanos de Moab, junto al Jordán, a la altura de Jericó» (Nm 36,13). Entre la introducción y la conclusión, el pueblo se ha trasladado del Sinaí a las estepas de Moab, donde se prepara para entrar en la tierra prometida. Al mismo tiempo, las leyes promulgadas en las estepas de Moab tienen un valor particular desde el punto de vista canónico. Dt 28,69 habla de una ulterior alianza que Yhwh establece allí (Moab) con Israel (distinta de la alianza que pactó con ellos en el Horeb). Estas afirmaciones equiparan las leyes de Moab con las del Horeb/Sinaí. → Deuteronomio El Deuteronomio tiene su propio marco. Como el libro de los Números, comienza con una fórmula que indica el lugar y la situación desde donde Moisés habla (Dt 1,1-3): «Éstas son las palabras que Moisés dirigió a todo Israel, al otro lado del Jordán, en el desierto… el día uno del undécimo mes del año cuarenta». Todos los discursos de Moisés se pronunciarán en aquel día y, en el mismo día, Moisés muere (Dt 32,48; 34,5). Con la muerte de Moisés finaliza el libro del Deuteronomio y todo el Pentateuco (Dt 34,1-12). 3. Conclusión Los cinco libros del Pentateuco están claramente divididos con signos lingüísticos y estructurales. Hay una fisura mayor entre el primer libro (Génesis) y los cuatro siguientes (Éxodo —Deuteronomio). El primero describe los orígenes de Israel y los otros la organización del pueblo bajo la guía de Moisés. Forman una especie de «vida de Moisés» al servicio de Yhwh e Israel. Estructuralmente, el final del Deuteronomio se corresponde con el final del Génesis. La muerte de José concluye el período de los patriarcas (Gn 50,26), y la muerte de Moisés concluye el otro período, el de la estancia de Israel en el
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desierto y la constitución del pueblo de Israel como pueblo de Yhwh. Las bendiciones de Jacob en Gn 49 se corresponden con las bendiciones de Moisés en Dt 33. Las introducciones y conclusiones de los libros de Levítico y Números y la introducción del libro del Deuteronomio resaltan el carácter legislativo de estos libros, la figura de Moisés, mediador entre Yhwh y el pueblo, y la importancia del Sinaí y las estepas de Moab como «lugares teológicos» de la ley.
B. La estructura del libro del Génesis 1. La fórmula de las «tôledôt» (generaciones) La gran mayoría de los exegetas reconoce en la fórmula tôledôt el elemento estructurante del libro del Génesis. La fórmula se encuentra diez veces en el libro (once si se tiene en cuenta que 36,9 repite 36,1): 2,4; 5,1; 6,9; 10,1; 11,10; 11,27; 25,12; 25,19; 36,1 (9); 37,2. → Un problema de interpretación Whybray se niega a ver en esta fórmula el elemento estructurante del libro del Génesis. Sus objeciones son dos: * La palabra tôledôt no tiene siempre el mismo significado. En algunos casos, el término significa «lista de descendientes», «descendientes de…» (5,1; 10,1; 11,10…). (2,4). En otros, en cambio, significa «historia de…» y se refiere a acontecimientos * En 2,4, la fórmula hace de conclusión de un relato (1,1 —2,4a), mientras que en otros casos funciona como introducción, por ejemplo en 37,2. Estas dos objeciones se pueden rebatir: * La palabra tôledôt tiene el mismo significado en todos los contextos. Significa: «Aquello que ha sido generado de…». Unas veces, a esta fórmula le sigue simplemente una lista de nombres; por ejemplo, una genealogía (5,1; 10,1; 11,10; 25,12; 36,1.9). Y otras, le acompaña una narración (2,4; 6,9; 11,27; 25,19; 37,2). Pero dicha narración ofrece una particularidad: se trata siempre de descendientes del personaje mencionado en la fórmula. Por ejemplo, la fórmula de 6,9 introduce la historia de Noé y su familia; la de 11,27, la historia de los descendientes de Téraj, especialmente de Abrahán; 25,19, la historia de Jacob y Esaú, los hijos de Isaac, 37,2, la historia de José y sus hermanos, los hijos de Jacob. Antes de seguir, es preciso distinguir entre el «significado» de una palabra y su «uso» en diferentes contextos. La palabra tôledôt tiene sus «significados» lexicales, que se encuentran enumerados en los diccionarios, distintos de los «usos» concretos de la palabra en los textos donde aparezca. Recordemos la famosa distinción introducida por el lingüista suizo F. de Saussure entre
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«lengua» y «habla», entre el nivel abstracto de posibilidad del lenguaje y el concreto de los discursos y los textos, el de su uso. En el caso concreto de la fórmula de las tôledôt, el «significado» de la palabra es el mismo, «generación de…». Sin embargo, la misma palabra tiene dos «usos»: en unos casos, introduce una genealogía; en otros, en cambio, un relato. Si el «uso» varía, el «significado» es el mismo, aunque cambie el «uso». * Todas las fórmulas son introductivas, inclusive la de Gn 2,4a, porque a la palabra tôledôt siempre le sigue el nombre del generador, y nunca el de generado. Por tanto, la fórmula de Gn 2,4a no significa: «Historia de los orígenes del cielo y de la tierra» (cómo fueron generados o creados el cielo y la tierra), sino «historia de aquello que ha sido generado del cielo y de la tierra». Ahora, aquello que genera el cielo y la tierra es el mundo descrito en Gn 2,4-25: de la tierra, del suelo, Yhwh moldea al primer ser humana (2,7), hace brotar los árboles (2,9) y, después, forma a los animales (2,19). En cambio, es menos probable que la expresión de Gn 2,4a pueda ser la conclusión del primer relato de la creación y signifique: «Generaciones del cielo y de la tierra». Otra dificultad, a la ya mencionada: hay que añadir que Gn 1 no habla de «generación» del universo, sino de creación. → Las subdivisiones * Los acontecimientos más importantes. Como indicábamos antes, algunas fórmulas introducen una genealogía (5,1; 10,1, 11,10; 25,12; 36,1.9). Otras, por el contrario, introducen una narración (2,4; 6,9; 11,27; 25,19; 37,2). Estas últimas se corresponden con los momentos más importantes del Génesis: la creación del hombre y la mujer (2,4); el diluvio (6,9); la historia de Abrahán (11,27), Jacob (25,19) y José y sus hermanos (37,2). * Antes y después del diluvio. La fórmula recorre todo el libro del Génesis y no parece, en un primer momento, marcar diferencia alguna entre historia de los orígenes (Gn 1—11) e historia de los antepasados de Israel (los patriarcas: Gn 12—50). Una división que hoy día resulta tradicional en la mayoría de los comentarios e introducciones. Sin embargo, el libro del Génesis subraya otra división: antes del diluvio y después del diluvio. Véase la fórmula ´aHar hammaBBûl en 10,1; 11,10 (―después del diluvio‖). Según ese criterio, las dos partes del Génesis serían Gn 1 —9 y Gn 10—50. Entre el diluvio y Abrahán, el libro del Génesis contiene pocas narraciones. Los materiales de estos capítulos tienen un solo objetivo: mostrar cómo se llega desde Noé hasta Abrahán. De la misma manera, historias como la embriaguez de Noé (9,18-29) o la torre de Babel (Gn 11,1-9) preparan la llegada de Abrhán. Gn 9,18-29 explica por qué Canaán, hijo de Cam, es maldecido y pierde, consiguientemente, los privilegios, mientras Sem, antepasado de Abrahán, es bendecido y ocupará un puesto relevante en la historia de la salvación (Gn 9,26; cf. 10,21-31; 11,10-26). Gn 11,1-9 (la torre de Babel) prepara la migración de Téraj y de Abrahán. A partir de Gn 9,20-29, los textos no se interesan más por la historia del universo
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como tal, sino que introducen un principio de selección que culmina con la llamada de Abrahán (Gn 12,1-3). Por ejemplo, ―el mapa de las naciones‖ comienza con la genealogía de Jafet, después con la de Cam y, por último, la de Sem, aunque Sem es el primogénito. A continuación, Gn 11,10-26 sólo mantiene la genealogía de Sem porque es el antepasado de Téraj y Abrahán. Estas selecciones intencionadamente resaltan la figura de Sem y preparan la llegada de Abrahán. Por tanto, existen buenas razones para introducir una fisura entre Gn 1,1 — 9,19 y 9,20—50,26. Los textos antiguos son menos propensos a dividir y estructurar que a unir: cultivan más ―el arte de la transición‖. En el caso concreto del Génesis, se pasa progresivamente de la historia del universo (Gn 1—9) a la de Abrahán y sus descendientes (Gn 12 —50) con la ―transición‖ de Gn 9,20—11,26. De todos modos hay que insistir en el dato siguiente: la fórmula tôledôt hacen del libro del Génesis una unidad literaria. 2. Otros elementos estructurantes de la historia patriarcal (Gn 12—50) En el cuadro general de los tôledôt, es conveniente introducir algunas subdivisiones más importantes. La primera, como ya hemos visto, distingue entre el universo antediluviano y el postdiluviano. En esta segunda parte, la historia patriarcal o historia de los antepasados de Israel (Gn 12 —50) ocupa un puesto particular. En este caso, los elementos estructurantes son diversos. Se trata de algunos discursos divinos que tienen como horizonte la historia de Israel o de alguno de los patriarcas. En el lenguaje técnico del análisis narrativo se les denominan ―programas narrativos‖. Los más importantes son: Gn 12,1 -3; 26,2-5; 28,13-15; 46,1-5a; cf. 50,24. Gn 12,1-3, la ―llamada de Abrahán‖, introduce una primera gran fisur a en las genealogías (tôledôt) del Génesis: Sal de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, y vete a la tierra que yo te indicaré. Yo haré de ti un gran pueblo, te bendeciré y haré famoso tu nombre, que será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan. Por ti serán benditas todas las naciones de la tierra.
Hasta ahora, Dios se había ocupado del universo y de toda la humanidad. Desde ahora, la narración se preocupará sólo de un pueblo y de una tierra. Si todavía se habla de otros pueblos o de otras naciones será en función de las relacionesciertamente con este que pueblo esta comienza tierra. Este cambio en la trama significa algoynuevo en drástico Gn 12,1-3. La cuestión a tratar ya no es qué le sucederá a la humanidad sobre la tierra, sino cuál será la suerte de los antepasados de Israel. Gn 12,1-3 contiene el ―programa‖ divino para los descendientes de Abrahán sin ninguna limitación y, por eso, y en adelante, le va muy bien el nombre de libro del Génesis. Este programa vale para siempre. Un segundo discurso divino dirigido a Abrahán, una vez que ha avanzado la narración, precisa los confines de la tierra (Gn
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13,14-17). Después de la separación de Abrahán y Lot, Dios le ―hace ver‖ al antepasado de Israel el país que le da. Para Isaac, el programa se encuentra en Gn 26,2-5. Por lo demás, Dios le repite a Isaac las promesas realizadas a Abrahán: la promesa de la tierra y la promesa de una descendencia numerosa. El discurso también establece la continuidad entre Abrahán e Isaac, entre el Dios de Abrahán y el Dios de Isaac. Cuando se pasa a Jacob, el discurso clave corresponde a la ―visión de Betel‖ (Gn 28,10—22). Dios se revela como el Dios de Abrahán y de Isaac, subrayando así la continuidad entre los patriarcas. Junto a las promesas de la tierra y de una descendencia numerosa, el discurso de 28,13-15 contiene un elemento nuevo: la promesa de ―hacer volver‖ a Jacob a la tierra de sus padres (28,15). Este regreso comienza en 31,3, cuando Jacob recibe la orden explícita de ―volver a la tierra de sus padres‖. Gn 31,13 y 32,10 remiten a la misma temática. Gn 46,1-5a se sitúa al inicio del viaje de Jacob a Egipto, donde encontrará a José. Con él, toda su familia se traslada a Egipto. Aquí comienza la prolongada permanencia de Israel en Egipto que concluye con el éxodo (Ex 12 —15). En este punto, el oráculo divino dirigido a Jacob le promete al patriarca acompañarlo en el segundo e importante viaje de su vida y después hacerlo ―salir‖ de Egipto. Pues Israel no se establece para siempre en Egipto. Finalmente, antes de morir, José recoge esta idea y anuncia que un día Dios conducirá al pueblo a la tierra prometida a Abrahán, Isaac y Jacob (50,24). Una línea importante de este ―trama‖ es el interés por la ―tierra‖. Yhwh se la muestra a Abrahán, se la promete de nuevo a Isaac, allí le hace regresar a Jacob después del ―exilio‖ con su tío Labán y les promete a sus descendientes cuando bajan a Egipto que les hará volver. José repite este pensamiento en la conclusión del libro del Génesis. En este sentido, la historia patriarcal es, en gran parte, aunque no exclusivamente, una historia centrada en el itinerario de los patriarcas. Y es precisamente este aspecto uno de los elementos que más fuertemente une entre sí a estos capítulo en una unidad narrativa dentro del libro del Génesis. Aunque se más evidente en el caso de Jacob que en el de Abrahán o Isaac, el mensaje de estos discursos es obvio: la tierra prometida a Israel es la tierra de Canaán. Por ello estos discursos interpretan la vida de Abrahán como una salida y una exploración de la tierra prometida. La vida de Jacob es un itinerario circular, ya que abandona el país para volver con toda la familia. La historia de en este contexto, explica por qué yprovisionalmente se marcha a vivir aJosé, Egipto. Los discursos de 46,1-5a 50,24 ponen elIsrael acento en el aspecto provisional de la estancia en tierra extrajera. 3. La función de la fórmula «tôledôt» en la historia patriarcal A la preocupación por la tierra, la historia patriarcal le añade la preocupación por la descendencia. En este caso, el problema consiste en saber quién será el heredero de la promesa. Este problema está unido de nuevo a la fórmula de los tôledôt y a su función. De este modo, se entrelazan las cuestiones genealógicas y
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territoriales. Se podría hablar, por consiguiente, de geopolítica teológica. Entonces, ¿cuál es su objetivo? Obviamente, uno de los objetivos de una genealogía es definir la pertenencia a una familia, a una etnia o a un pueblo. En el caso del Génesis, el objetivo de la fórmula tôledôt es establecer los límites del pueblo de Israel y situarlo en el universo, en la creación. Las fórmulas corresponden a los momentos más importantes de esta ―historia de la definición de Israel‖. De hecho, en la antigüedad, la genealogía tenía a menudo como cometido ―legitimar‖ las prerrogativas de los individuos, los grupos o los pueblos. Las fórmulas introducen genealogías o relatos, los dos medios utilizados por el libro del Génesis para determinar quién pertenece o no al pueblo elegido. * Gn 1—9 describe los orígenes del universo y de la humanidad. El pecado y la violencia son la causa del diluvio (Gn 6 —9). Israel pertenece a las naciones postdiluvianas. Después del diluvio, genealogías e historias en Gn 9 —11 ponen de relieve la figura de Sem, antepasado remoto del pueblo de Israel. * La historia de Abrahán (Gn 11 —25) se fundamente sobre una cuestión principal: ¿quién será el heredero de la promesa? Hay muchos candidatos sucesivos: Lot (Gn 13), Eliécer (Gn 15), Ismael (Gn 16; 21). Todos quedarán descartados a favor de Isaac (Gn 21,1-7; cf. Gn 15,1-6; 17; 18,1-15). * Ismael tendrá su genealogía (la tôledôt de Gn 25,12-18), pero en línea colateral, no troncal o principal. La genealogía y la historia permiten comprender y definir mejor las posiciones de los pueblos vecinos, como moabitas y amonitas (descendientes de Lot), ismaelitas e israelitas (descendientes de Ismael e Isaac). Por otra parte, Gn 11 —25 demostrará que la tierra prometida es la tierra de Canaán. Isaac será el heredero de la tierra de Canaán, mientras que los descendientes de Lot se establecerán en Moab y Ammón (Gn 19) y los de Ismael en el desierto, al sur de Berseba, junto a Egipto (Gn 25,18; cf. 16,14, 21,14.21). * La historia de Jacob (Gn 25 —35) define a Israel en sus relaciones con Esaú y los edomitas, sus descendientes, y con Labán, el arameo. Nuevamente, se trata de pueblos ―emparentados‖ que ocupan territorios contiguos. Esaú es el gemelo de Jacob, y Labán el tío. Sin embargo, sólo Jacob será el heredero de la promesa, aunque obtenga la bendición de un modo poco honesto (Gn 25; 27). * La historia permite fijar con precisión las fronteras de los territorios ocupados por cada uno. El juramento de Labán y Jacob en Gn 31,51-54, que concluye todos sucesos de Gn 28 —31, como finalidad propia trazarque las lindes entre los los respectivos territorios. Gn tiene 36,6-8 afirma con toda claridad Esaú no se estableció en la tierra de Canaán, sino en la montaña de Seír. La tierra de Canaán, por el contrario, pertenece a Jacob (Gn 28,13-14; 31,3.13; 32,10). * La historia de José responde a una cuestión ulterior: ¿porqué son doce las tribus? En Gn 37 surge un nuevo conflicto entre ―hermanos‖. ¿José será el único heredero, como Isaac o Jacob? El relato explica por qué todos los ―hermanos‖ reciben la bendición en Gn 49 y cómo son antepasados del pueblo de Israel.
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Después de la reconciliación entre hermanos, toda la familia baja a Egipto. Los últimos versículos de la historia contienen la promesa de un regreso a la tierra de Canán (Gn 50,24). La historia de José sirve de transición entre el libro del Génesis y el Éxodo. 4. Importancia de la historia patriarcal La historia patriarcal (gn 12—50) es, con mucho, la parte más importante del libro del Génesis. Según la cronología del Génesis, Abrahán ha nacido en el
annus mundi 1946. su patria para emigrar hacia la tierra de Canán en el annus mundi 2021Abandona (cf. Gn 12,4b). Jacob y su familia bajaron a Egipto en el annus mundi 2236 (Gn 47,9); es decir, los capítulos 1 —11 del Génesis cubren 2021 años, y los capítulos dedicados a los patriarcas, 215 años, sin contar los años que van desde la llegada a Egipto a la muerte de Jacob y José. Si para llegar a la muerte de José sumamos unos 80 años (más o menos), obtenemos una cantidad de 295/300 años. Proporcionalmente, el ―tiempo de la narración‖ es mucho mayor en Gn 12— 50 que en Gn 1—11. Dicho con palabras más sencilla, la narración de Gn 12 — 50 es mucho más rica en detalles y particularidades que la narración de Gn 1 — 11. en el primer caso la proporción es más o menos de un capítulo por cada 200 años, mientras que en el segundo es de más de un capítulo por cada siete años y medio.
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tyviÞarEB. = berē‘šît Explicación 1. Estructura del libro del Génesis Tradicionalmente el Gn libro del50. Génesis se divide en dos grandes secciones, a saber: a) Gn 1—11; b) 12— Sin embargo, la fórmula tôledôt (―aquello que ha sido engendrado‖/ ―generación de ...‖) es el elemento que estructura todo el libro del Génesis. La fórmula se halla 10 veces en el libro (o bien 11 veces contando Gn 36, 9, que repite 36, 1): 2, 1; 5, 1; 6, 9; 10, 1; 11, 10; 11, 27; 25, 12; 25, 19; 36, 1(9); 37, 2. De esta manera tendríamos: a) 2, 1: ―historia‖? de la creación; b) 5, 1: descendientes de Adán; c) 6, 9: familia de Noé; d) 10, 1: los hijos de los descendientes de Noé; e) 11, 10: los descendientes de Sem; f) 11, 27: familia de Teraj; g) h) i) j)
25, 25, 12: 19: 36, 1: 37, 2:
descendientes de Ismael; familia de Isaac; familia de Esaú; familia de Jacob.