INTRODUCCIÓN.-
De la seducción o el placer de erotizar La seducción, esa acción y efecto de engañar con arte y maña, repr repres esen enta ta el pode poderr de tras trasto toca carr el orde orden n esta estable bleci cido do.. La esen esenci cia a de su idea idea cons consis iste te en logr lograr ar qu que e algu alguie ien n dese desee e aquello que no quiere. Su poder: la fascinación y el miedo que produce su tradicional vinculación al mal. La sedu seducc cció ión n qu que e es un ejer ejerci cici cio o de inge ingeni nio, o, un arti artifi fici cio o intelectual consistente en modificar la apariencia de las cosas, fue la estrategia del diablo para la religión y por extensión par para toda oda la cult ultural ural occid cciden enttal. al. In Inttegra egrada da en nuest uestrra imagin imaginerí ería a como como artima artimañas ñas diaból diabólica icas, s, la seducc seducción ión ha sido sido siempre la estrategia del enemigo y además pecado. Tres son los enemigos del hombre: el mundo, el demonio y la carne. Así rezaba uno de los preceptos básicos de los padres de la Iglesia. Desde la oscura Edad Media hasta la Ilustración, la seducción fue objeto continuo de preocupación y razonamiento. Desde la provocación desenfadada del Don Juan en plen lena Inquisición española, hasta el refinamiento intelectual de la aristocracia francesa, los artificios seductores siempre han sido tan perversos como burladores. El fin de la seducción es el poder, filigrana del deseo, que hace cree creerr al otro otro qu que e es el suje sujeto to del del dese deseo; o; suje sujeto to dese desean ante te cautivo de su objeto. Convertirse activamente en objeto del deseo del Otro, atrapar el ánimo deseante, es el fin perseguido por por la subj subjet etiv ivid idad ad de qu quie ien n sedu seduce ce.. El dese deseo o sedu seduct ctor or es deseo del deseo del Otro. Y ahí el engaño y la perversión. perversión. Satisfecho Satisfecho el deseo de deseo, el seducido deseo deja de ser importante. Pero si tan malvada y frustrante es la seducción... ¿En qué radica su encanto, su irresistible fascinación? La seducción, esa acción de engañar con arte, también es el arte de cautivar, de atraer y ganar el ánimo, la atención, la voluntad ajenas. Quien más y quien menos ha soñado soñado seducir y ser seducido/a. seducido/a. Sueños de seductor. Sueños de seductora. Tras estos anhelos, el encanto seductor siempre es la atracción sexual.
INTRODUCCIÓN.-
De la seducción o el placer de erotizar La seducción, esa acción y efecto de engañar con arte y maña, repr repres esen enta ta el pode poderr de tras trasto toca carr el orde orden n esta estable bleci cido do.. La esen esenci cia a de su idea idea cons consis iste te en logr lograr ar qu que e algu alguie ien n dese desee e aquello que no quiere. Su poder: la fascinación y el miedo que produce su tradicional vinculación al mal. La sedu seducc cció ión n qu que e es un ejer ejerci cici cio o de inge ingeni nio, o, un arti artifi fici cio o intelectual consistente en modificar la apariencia de las cosas, fue la estrategia del diablo para la religión y por extensión par para toda oda la cult ultural ural occid cciden enttal. al. In Inttegra egrada da en nuest uestrra imagin imaginerí ería a como como artima artimañas ñas diaból diabólica icas, s, la seducc seducción ión ha sido sido siempre la estrategia del enemigo y además pecado. Tres son los enemigos del hombre: el mundo, el demonio y la carne. Así rezaba uno de los preceptos básicos de los padres de la Iglesia. Desde la oscura Edad Media hasta la Ilustración, la seducción fue objeto continuo de preocupación y razonamiento. Desde la provocación desenfadada del Don Juan en plen lena Inquisición española, hasta el refinamiento intelectual de la aristocracia francesa, los artificios seductores siempre han sido tan perversos como burladores. El fin de la seducción es el poder, filigrana del deseo, que hace cree creerr al otro otro qu que e es el suje sujeto to del del dese deseo; o; suje sujeto to dese desean ante te cautivo de su objeto. Convertirse activamente en objeto del deseo del Otro, atrapar el ánimo deseante, es el fin perseguido por por la subj subjet etiv ivid idad ad de qu quie ien n sedu seduce ce.. El dese deseo o sedu seduct ctor or es deseo del deseo del Otro. Y ahí el engaño y la perversión. perversión. Satisfecho Satisfecho el deseo de deseo, el seducido deseo deja de ser importante. Pero si tan malvada y frustrante es la seducción... ¿En qué radica su encanto, su irresistible fascinación? La seducción, esa acción de engañar con arte, también es el arte de cautivar, de atraer y ganar el ánimo, la atención, la voluntad ajenas. Quien más y quien menos ha soñado soñado seducir y ser seducido/a. seducido/a. Sueños de seductor. Sueños de seductora. Tras estos anhelos, el encanto seductor siempre es la atracción sexual.