Samuel Barber, (West Chester, 1910 - Nueva York, 1981), fue un compositor estadounidense. A los 11 años mostró su precoz talento musical al escribir la opereta The Rose Tree. Sus tíos, la cantante Louise Homer y el compositor Sidney Homer le animaron a dedicarse a la música en profundidad. Entre 1924 y 1932 estudió en el Curtis Institute de Filadelfia con Isabelle Vengerova (piano), Emilio de Gogorza (canto) y Rosario Scalero (composición). (composición). En este mismo centro fue profesor de orquestación entre 1938 y 1942. En 1928 trabó amistad con Gian Carlo Menotti, quien influiría posteriormente en su carrera compositiva. Pasó unos años en Europa y fue en el viejo continente donde tomó contacto con la música de los post-románticos. Amplió sus estudios de canto y dirección orquestal en Viena con John Braun y, a partir de la década de los años 30, comenzó a cantar como barítono profesional. Durante su corta carrera como cantante realizó la grabación de su propia serie de canciones Dover Beach, basadas en textos de Matthew Arnold, por la que recibió calurosos elogios. En 1928 le fue concedido su primer galardón como compositor: el premio Bear por su Sonata para Violín. Tres años más tarde, volvió a ganar el citado premio con su obertura The School for Scandal. En 1934 le fue otorgado el Premio de Roma, que le posibilitó pasar dos años en la capital italiana. Allí escribió su Symphony in One Movement, estrenada en el Festival de Salzburgo en 1937. En 1938, Toscanini dirigió en Nueva York su primer Ensayo para orquesta (1937) y su Adagio para cuerda (extracto del Cuarteto para cuerda op.11, de 1936), interpretados por la Orquesta Sinfónica de la NBC. En plena contienda mundial, adquirió junto a Menotti la casa de campo “Capricorn”, que se convertiría pronto en lugar de reunión para intelectuales y artistas. En ese período compuso su Segunda Sinfonía -un encargo del ejército del aire americano-, así como su Concierto para Violonchelo y la canción orquestal Knoxville: Summer of 1915. En 1946, nada más acabar la Segunda Guerra Mundial, escribió el ballet Medea por encargo de la bailarina y coreógrafa Martha Graham. También recibió un encargo para celebrar el 25 aniversario de la Liga Americana de Compositores que se materializó en su Sonata Para Piano (1949), estrenada por Vladimir Horowitz. En el campo de la ópera se introdujo con Vanessa, estrenada en 1958 en el Metropolitan Opera de Nueva York y ganadora de un Premio Pulitzer. El Adagio para Cuerdas fue compuesto en 1936 19 36 como el movimiento lento de un cuarteto para cuerdas. El estreno de la versión para orquesta de cuerdas se produjo en 1938, a cargo de la Filarmónica de Nueva York, dirigida por Arturo Toscanini. La obra más popular del autor, es un ejemplo excelente de su neorromanticismo. Inexorablemente, se eleva desde un comienzo amortiguado hasta un clímax de gran intensidad, después del cual vuelve suavemente al principio. Samuel Barber fue un niño prodigio, que empezó a tocar el piano a los seis años y a componer a los siete. Tenía catorce años cuando se inscribió en el Curtís Institute of Music de Filadelfia.
Tuvo tanto éxito en su carrera que Barber no se vio expuesto a la necesidad que acosa a la mayoría de los compositores contemporáneos: tener que ganarse la vida de alguna otra forma que no sea componiendo. Barber enseñó composición solo esporádicamente, excepto entre 19391942, cuando regresó a Curtís en calidad de profesor. Es tal vez por este hecho que existan relativamente pocos compositores más jóvenes que hayan imitado directamente su estilo. A diferencia de sus contemporáneos cercanos, Walter Pistón, Roger Sessions y Milton Babbitt, Barber no se dedicó a la enseñanza y, por lo tanto, no imprimió su personalidad musical a una generación de compositores nueva. Barber fue un tradicionalista que nunca abandonó la tonalidad. Igual que la mayor parte de los grandes compositores, demostró un sano interés por todos los tipos de música. Estudió partituras de compositores tan divergentes en cuanto a estilo como Boulez, Schoenberg y Webern, pero siempre se mantuvo obstinadamente resistente a las influencias ajenas a su propia estética. Siguió su propio lirismo con integridad, sin preocuparse por el hecho de que su música gozara o no del favor de la gente en un momento determinado. A veces, Barber fue ridiculizado por otros compositores menos que generosos, cuya música más austera no lograba obtener la amplia aceptación de la que gozaba Barber. Barber nunca se vio arrastrado por celos mezquinos. En 1971 declaró: "Yo escribo lo que siento. No soy un compositor tímido... Se dice que no tengo ningún estilo en absoluto, pero no importa. Como se suele decir, yo sigo haciendo lo mío. Creo que para esto se necesita un cierto coraje." Resulta irónico que, ahora que Barber ha muerto, muchos compositores, incluyendo algunos de los mismos que se burlaban de su neorromanticismo, estén volviendo a los estilos románticos que en realidad son bastante similares al de Barber. El Adagio para Cuerdas, la obra más popular del autor, es un ejemplo excelente de su neorromanticismo. Inexorablemente, se eleva desde un comienzo amortiguado hasta un clímax de gran intensidad, después del cual vuelve suavemente al principio. A pesar del espíritu romántico de la obra, y a pesar del intenso cromatismo que se encuentra durante y justo después del clímax, la pieza es notablemente diatónica para una composición escrita en 1936. En realidad, Barber utiliza con soltura y en su propio y peculiar estilo uno de los modos de iglesia medievales (el frigio). El neorromanticismo de esta obra, construida sobre la base de los materiales más simples y directos, le prestan una calidad única: de espíritu contemporáneo, no obstante evoca tanto el romanticismo del siglo XIX como la modalidad del siglo XV. La estructura del Adagio es directa. Consiste de una serie de frases, cada una de las cuales comienza lentamente (generalmente con la entrada de una voz del coro de cuerdas tocando una nota, seguida por el resto de los instrumentos llenando el acorde) y evoluciona hacia una melodía lírica gradual en valores de notas iguales. Lo que hace que la pieza crezca en intensidad, a pesar de la coherencia de la estructura de sus frases, son las sutiles diferencias entre las frases sucesivas. Cuando escuchamos el poderoso clímax, puede resultarnos difícil imaginar que la pieza haya sido originalmente concebida solamente para cuatro instrumentos. En un principio, fue compuesta como el movimiento medio de un cuarteto de cuerdas. Barber introdujo pocos cambios al transcribirla para orquesta de cuerdas, un medio mucho más apto para sostener las largas líneas y
las ricas armonías del Adagio. Hacia fines de la década de 1960, el compositor escribió una tercera versión de la pieza, para coro, utilizando el texto tradicional del Agnus Dei. La versión para orquesta de cuerdas ha sido utilizada efectivamente como música de películas, de las cuales la más reciente es Pelotón. El Adagio es una obra hermosa, merecedora de su posición como una de las más populares composiciones norteamericanas contemporáneas. Si Barber no hubiera escrito ninguna otra pieza, esta le hubiera garantizado su relevancia dentro de la música norteamericana.
http://javierclassic.blogspot.mx/2010/08/adagio-para-cuerdas-barber.html 08/08/2013
S. Barber. Adagio para Cuerdas, Op. 11. Guía de Audición Sábado 6 de octubre de 2012 por Clasicalia popularidad : 100% Visitas 221
Guía de Audición: Adagio para Cuerdas, Opus 11. Samuel Barber. a) Introducción.
Autor: BARBER, Samuel (1910-1981) Título:: Adagio para Cuerdas, Opus 11 Forma:: Orquesta de Cuerdas Género:: Música culta. Estilo:: Modernismo. Neorromanticismo Estreno:: El 5 de noviembre de 1938 en Nueva York, interpretada por la Orquesta Sinfónica de la NBC dirigida por Arturo Toscanini. b) Grabación Adjunta
Sello discográfico: — Intérpretes: National Symphony Orchestra USA Dirige: Mstislav Rostropovich c) Autor y contexto sociocultural de la época a la que pertenece.
Samuel Barber es uno de los compositores más populares del XX, gracias al éxito que alcanza su «Adagio» para cuerdas. Aunque a lo largo de su vida se muestra interesado por todos los tipos de música, su obra posee un indudable cariz tradicionalista, caracterizándose por sus formas melódicas y calificándose como neorromática, y huyendo, sin preocuparse por el hecho de que su música gozara o no del favor de la gente en un momento determinado, del experimentalismo de
otros compositores estadounidenses de su generación como Walter Piston, Roger Sessions o Milton Babbit.
d) La pieza en relación con el resto de la obra del autor y la de otros autores precedentes, contemporáneos o posteriores.
Aunque originalmente la obra fue compuesta como el segundo movimiento de un cuarteto para cuerdas («Cuarteto para Cuerdas en Si menor»), se dice que el propio Arturo Toscanini, sugirió a Barber que lo arreglara para orquesta de cuerdas, dando lugar a la obra que hoy día conocemos como el Adagio para cuerdas. Barber introdujo pocos cambios al transcribir la obra, aunque hoy día se muestra como un acierto la adaptación orquestal por la idoneidad de esta formación para sostener las largas líneas y ricas armonías del Adagio. Posteriormente, en 1967, el autor escribió una tercera versión de la pieza, para coro de ocho voces, utilizando el texto tradicional del Agnus Dei.
A pesar del carácter romántico de la obra, la pieza es notablemente diatónica para una composición de 1936. El neorromanticismo de esta obra, le prestan una calidad única: de espíritu contemporáneo, evoca el romanticismo del siglo XIX y del siglo XV.
El Adagio es, hoy día, una de las piezas más populares de las composiciones norteamericanas contemporáneas gozando del favor popular; En 2005 fue seleccionada para la preservación permanente en el Registro Nacional de la Grabación en los Estados Unidos en la Biblioteca del Congreso. A pesar de los recelos y el rechazo inicial de los compositores coetáneos al autor, hoy día, numerosos compositores han vuelto a los estilos románticos que inspiraron la obra de Barber.
e) Forma, estructura, género y estilo. .
Esta obra adopta la forma de adagio, y es un ejemplo excelente del neorromanticismo de Barber, la estructura del Adagio es directa. Consiste en una serie de frases, cada una de la cual comienza lentamente (generalmente con la entrada de una voz del coro de cuerdas tocando una nota, seguida por el resto de los instrumentos llenando el acorde) y que evoluciona hacia una melodía lírica gradual en valores de notas iguales. Lo que hace que la pieza crezca en intensidad hasta llegar al climax.
f) Análisis de aquellos rasgos formales que resulten relevantes en relación con la melodía, el ritmo, la armonía, la textura, el timbre (instrumentación), el tempo y el carácter.
La línea melódica se mueve libremente entre las voces en coro de las cuerdas, por ejemplo, la primera sección del Adagio comienza con la célula melódica principal tocada por los primeros violines, pero termina con su reafirmación por las violas, en una transposición en una quinta justa. Las violas continúan con una variación de la célula melódica en la segunda sección; el silencio en los bajos prevalece hasta la siguiente sección. La amplia sección central comienza con los violonchelos tocando la línea melódica principal, en el rango de mezzo-soprano; las cuerdas del coro suben a la escala más alta de sus registros, que culminan en un fortissimo-forte, un clímax seguido de un repentino silencio. Una breve serie de acordes sirve como una coda a esta parte de la pieza, y vuelve a introducir la sección de los bajos. La última sección es una reformulación del tema original, con una inversión de la segunda pieza de la célula melódica, interpretada por los primeros violines y las violas al unísono, y la pieza termina con los primeros violines volviendo lentamente a las primeros cinco notas de la melodía en el registro alto, la celebración de la última nota en un breve silencio y un desvanecido acompañamiento.
Esta melodía gradual en valores de notas iguales hace que la pieza crezca en intensidad. Barber utiliza en esta obra con soltura y estilo propio el «frigio» (uno de los modos de iglesia medievales). http://www.clasicalia.com/samuel-barber-adagio-para-cuerdas 08/08/2013 Samuel Barber: Adagio para cuerda, Op. 11 Deja una respuesta Share on facebook Share on twitter Share on meneame Share on delicious Share on email More Sharing Services FacebookFacebookTwitterTwitterLinkedInLinkedInAdd to favoritesAdd to favoritesEmailEmailRSSRSSMeneameMeneame {meneame} inShare
En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar el famosísimo Adagio para cuerdas, Op. 11, del compositor norteamericano Samuel Barber. La versión del vídeo se corresponde a una excepcional lectura debida a la Orquesta Filarmónica de Nueva York bajo la dirección de Leonard Bernstein y dicha grabación se encuentra disponible en el sello SONY (ref 9 0390). La pieza presenta un tema solemne que se va ampliando a través de las distintas secciones de la cuerda hasta alcanzar una cima de intensidad y expresividad antes de la vuelta conclusiva al silencio. De esta manera, la obra asemeja la forma de un amplio arco en donde se va esparciendo el tema con trazos de pasión contenida y logrando un conmovedor efecto. Su escritura compositiva es realmente hábil pero en absoluto original. En 1936, Barber se encontraba en Roma asistiendo a un curso cuando compuso su Cuarteto de cuerdas nº1 del cual formaba parte este adagio como movimiento lento. Fue entonces cuando Arturo Toscanini sugirió a Barber que trascribiera dicho movimiento lento para una orquesta de cuerda y, de esta forma, el nuevo adagio como movimiento autónomo fue estrenado por el propio Toscanini durante la tr ansmisión radiofónica de un concierto ofrecido el 5 de enero de 1938 en Nueva York al frente de la Orquesta Sinfónica NBC. Sobra decir que el Adagio es una de las piezas más populares y famosas del conocido como mundo de la música clásica.
Puede afirmarse con total rotundidad que al comienzo del siglo XX EEUU era ya una potencia tanto en el campo del consumo como en el de la producción musical. Desde su nacimiento en 1880, el Metropolitan Opera House de Nueva York había ido creciendo en importancia de igual manera en que lo hacían salas de conciertos, orquestas e intérpretes. Y, por supuesto, también aparecieron compositores integrados en la vanguardia junto a otros nombres en donde el neoclasicismo se cruzó con un cierto nacionalismo. Ya en torno a 1936, una serie de autores reunidos en torno a Copland (Harris, Sessions, Thompson y Piston) dio paso a un auténtico batallón en los años cuarenta con la suma de otros nombres como Gould, Diamond, Blitzstein y Bowles. Todos estos compositores parecían escribir con una sola voz, empleando sincopaciones jazzísticas en movimientos animados y vacíos quejumbrosos en los propiamente lentos. Los clímax eran subrayados por fanfarrias al estilo de Shostakovich, tan de moda por aquella época, y con el acompañamiento de timbales aporreando con precisión. Con todo, esta lingua franca de estilo común contaba también con sus variables estilísticas atendiendo al público al que iban dirigidas. Por un lado, un público teatral de trabajadores urbanos que querían también portavoces urbanos para sus ideales; por el otro, el público capitalista, amante del lujo y de Toscanini que se aferra a un repertorio generalmente acotado entre Beethoven y Sibelius. A esta última t endencia se asoció Samuel Barber.
Samuel Osborne Barber nació el 9 de marzo de 1910 en West Chester, Pensilvania, y cursó sus estudios musicales en el Curtis Institute de Filadelfia entre 1924 y 1932, estudiando piano con Isabelle Vengerova, canto con Emilio de Gogorza y composición con Rosario Scalero. Tras haber
dado a conocer alguna relevante creación, en 1935 Barber obtiene el Premio Americano de Roma y un año después el Pulitzer Scholarship. De esta forma, ese mismo año Barber viajó hasta Roma y allí conoció a Toscanini, con quien entablaría una cierta relación. Tra estrenar el mítico director italiano algunas de las obras más célebres de Barber en Nueva York, a partir de 1939 Barber ejerce como profesor de orquestación en Filadelfia hasta que es reclutado por el Ejército Norteamericano en 1942. La propia institución militar le encarga una sinfonía y ya finalizada la guerra Barber reemprende su carrera como compositor abordando diversos géneros, incluido el lírico, y siempre desde una perspectiva musicalmente muy conservadora a pesar de que solía recurrir a la disonancia y a una orquestación del todo inventiva. Tras el fracaso de una ópera suya estrenada en Nueva York en 1966, la producción musical de Barber, no muy extensa de por sí, decayó del todo. Con problemas de depresión y cierta tendencia al alcoholismo, Barber siguió componiendo aunque sus obras nunca pasaron el ámbito de una popularidad más bien reducida. Durante sus últimos años también se dedicó a organizar y presidir eventos destinados a favorecer y mejorar la educación musical. Finalmente, Barber falleció el 23 de enero de 1981 en Nueva York tras no superar un proceso cancerígeno.
Si bien durante muchos años Samuel Barber fue considerado como uno de los grandes compositores de EEUU, lo cierto es que su obra es mucho menos grandiosa de lo que dicha afirmación puede sugerir. Autor de producción no muy extensa, Barber caló fácilmente al principio entre el público más conservador por su facilidad melódica y el refinamiento compositivo, aspectos que de alguna manera enmascararon el empleo de un lenguaje en ocasiones disonante o politonal. Su repertorio es a día de hoy ciertamente reducido en cuanto a popularidad y, aparte de su célebre Adagio, de cuando en cuando se interpretan otras obras orquestales (particularmente buena es su Sinfonía nº1) concertantes e instrumentales, incluyendo música vocal. Sirva desde aquí nuestro humilde homenaje a su figura. http://leitersblues.com/2012/03/samuel-barber-adagio-para-cuerda-op-11/ 08/08/2013
EL ADAGIO PARA CUERDA DE SAMUEL BARBER, LA OBRA MÁS TRISTE DE LA HISTORIA DE LA MÚSICA...Y UNA DE LAS MÁS BELLAS. El Adagio para cuerdas -Adagio for Strings- es una pieza musical para orquesta de cuerdas que arregló el compositor Samuel Barber en 1938 a partir de su primer Cuarteto de cuerdas, siendo la obra maestra del citado compositor y, posiblemente, del movimiento romántico norteamericano de principios del siglo XX. Su estreno mundial se realizó en mismo año con el célebre Arturo Toscanini dirigiendo la Orquesta de la NBC.
En 2004, los oyentes del programa BBC’s Today eligieron el Adagio para cuerda de Barber como la
obra clásica más triste de la historia de la música, por delante del Lamento de Dido del Dido y Eneas de Purcell, el Adagietto de la 5ª Sinfonía de Mahler y la Metamorfosis de Strauss. Y por la desolación que trnasmite ya fue elegida en para ser interpretada en el funeral del presidente Roosevelt y en una ceremonia de la BBC America para conmemorar los atentados contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.
Podría pensarse otra cosa; sin embargo, Samuel Barber no tuvo una infancia dramática y creció en el seno de una familia estructurada, próspera y culta. Desde niño decidió dedicarse a la música y así lo hizo, cultivándose sin esfuerzos desmedidos, viajando a Europa y aprendiendo de los mejores maestros. http://loffit.abc.es/2013/06/02/concierto-para-trompeta-3er-movimiento-johann-nepomukhummel/ 08/08/2013
Partitura digitalizada http://archives.nyphil.org/index.php/artifact/05c31bfe-142c-45b8-9770beeed2519554/fullview#page/4/mode/2up
modo frigio medieval http://es.wikipedia.org/wiki/Modo_frigio escala diatónica http://es.wikipedia.org/wiki/Escala_diat%C3%B3nica
Samuel Barber: The Composer and his music http://books.google.com.mx/books?id=zZELcirpXj0C&pg=PR4&lpg=PR4&dq=oxford+university+pr ess+Samuel+Barber:+The+Composer+and+His+Music.&source=bl&ots=ifhCS4fIIE&sig=5cVRJF1EJ1 owLbnVE0MQd39mPbI&hl=es&sa=X&ei=yrADUqibDpKAygGchoCAAg&ved=0CGAQ6AEwBw#v=on epage&q=oxford%20university%20press%20Samuel%20Barber%3A%20The%20Composer%20and %20His%20Music.&f=false
The Saddest Music Ever Written: The Story of Samuel Barber's Adagio for Strings http://books.google.com.mx/books?id=d821PSLBmh8C&pg=PA1912&hl=es&source=gbs_toc_r&ca d=4#v=onepage&q&f=false