El Profesor Piero Morosini preparó este caso como base para una discusión en el salón de clase, más que para ilustrar el manejo efectivo o inefectivo de una situación organizativa y/o de negocios.
Fue a finales de marzo de 1999 cuando el entonces vicepresidente de General Motors, Bob Lutz, se enteró de que Renault, el fabricante de automóviles francés, había adquirido el 36.6 por ciento de la firma japonesa Nissan por $5,400 millones de dólares, a fin de crear una alianza entre ambas empresas. Su respuesta a un periodista se hizo famosa: A Renault le iría mejor si comprara $5 mil millones de dólares en lingotes de oro, los colocara en un contenedor y luego lo arrojara en la mitad del Pacífico. (1)