Colección Expertos
Nº
1
Rabietas infantiles Un pequeño manual de supervivencia a pataletas y berrinches. Sara Tarrés Corominas Corominas
Rabietas infantiles Un pequeño manual de supervivencia a pataletas y berrinches.
Sara Tarrés Corominas
Colección Expertos
Rabietas infantiles por Sara Tarrés Copyright © 2014, Sara Tarrés. Publicado por Miximoms SL. Primera edición: Enero 2014.
ISBN:
Soy Sara Tarrés, madre y psicóloga infantil. Cursé mi licenciatura en la Facultad de psicología de Barcelona, posteriormente en el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) realicé un Máster sobre Dificultades del A p r e n d i z aje y un postgrado en Psicopatología Infantojuvenil. Tengo experiencia profesional como asesora y reeducadora en diversas escuelas concertadas de Barcelona. Tengo 41 años y soy madre de dos niños pequeños, Marc de 5 años y Pol de 2. En la actualidad combino mi faceta de madre, a la que dedico la mayor parte del tiempo con el proyecto que lancé en marzo de 2012, el blog sobre crianza y psicología infantil y escolar: www.mamapsicologainfantil.com. Mi mamá es psicóloga infantil es un blog con contenidos de psicología infantil y escolar. Un espacio creado para padres y
madres que desean encontrar respuestas a las preguntas más comunes que nos realizamos sobre nuestros hijos. ¿Qué necesitan? ¿Por qué se comportan del modo que lo hacen? ¿Cómo podemos ayudarles? ... Desde mi doble punto de vista intento dar respuesta a las cuestiones que como padres preocupados en el proceso de criar y educar a nuestros hijos nos hacemos prácticamente a diario. Se trata de un espacio donde aprender,
compartir, opinar y comentar todo aquello relativo a la crianza, desarrollo y educación de tus hijos. Recientemente mi blog ha sido citado por la revista CONSUMER/EROSKY como uno de los 7 blogs de maternidad que conviene seguir. He sido mencionada en el suplemento Criatures del periódico ARA y en el periódico mexicano La Reforma en un artículo titulado “Ni muy muy, ni tan tan” sobre los efectos nocivos de la sobreprotección. También he publicado sobre enuresis infantil en la revista Farmaventas/Pediatrics, publicación de ámbito nacional español dirigida a farmacéuticos y pediatras. Y ahora empiezo mi andadura literaria con esta pequeña guía sobre las rabietas infantiles. En ella he puesto todo mi esfuerzo, ganas y dedicación, deseando ayudar a tantas otras madres (y padres) que como yo viven a diario las rabietas y pataletas de sus hijos.
Como es lógico y comprensible debo dar las gracias en primer lugar a mis tres hombres de la casa, a mi marido Ángel por estar siempre ahí y a mis dos hijos, Marc y Pol por ser mi inspiración diaria y con los que aprendo día a día. Con ellos he comprendido que todo aquello que en su día leí en multitud de manuales es mucho más fácil de leer que de hacer. Así que con ellos y por ellos me he animado a escribir mi propio manual, con las cosas que he aprendido a lo largo de este maravilloso camino que emprendí el día que decidí ser mamá. Una guía con pautas reales para mamás y papás de niños reales en situaciones reales. Y por último pero no por ello menos importante a Yolanda Bonilla y a todo su equipo de www.miximoms.com por con fiar en mí como profesional y brindarme la oportunidad de colaborar en su proyecto y hacer de este eBook una realidad.
1. Introducción
1
2. ¿Qué son las rabietas infantiles?
6
3. ¿Cuándo aparecen las primeras rabietas? “Los terribles dos años”
10
4. ¿Qué puede causar una rabieta?
14
5. Rabietas infantiles, prevenir antes que curar
17
6. Cuando se ponen en marcha es preciso mantener la calma
20
7. Rabietas infantiles, algunas estrategias para tratarlas
23
8. ¿Nuestros hijos tienen rabietas a propósito?
34
9. Rabietas infantiles, algunas situaciones cotidianas
37
10. ¿Por qué no me hace caso mi hijo de 2 años?
45
11. El niño de 2 años: inquieto, impulsivo y explorador
48
12. El niño terco y testarudo. La testarudez del niño de 2 a 4 años
51
13. La pequeña adolescencia, ¿y eso qué es?
54
14. Niños y niñas de 5 a 6 años. Cómo son. Características evolutivas
56
15. 10 motivos por los que los niños se portan mal
63
16. Y cuando se acaba la paciencia... ¿qué hago?
67
1
Introducción
Desde el mismo momento que supimos que esperamos a nuestro hijo, se nos empezaron a plantear una multitud de dudas y nuevos retos que han ido creciendo con nuestro pequeño: ¿Por qué llora? ¿Por qué no duerme? ¿Estoy educándolo bien? ¿Soy una buena madre? ... ¿Por qué tiene ahora una rabieta si me desvivo por él? Probablemente todos quisiéramos un niño que durmiera toda la noche, que llorara lo justo, que no diera problemas, un niño obediente, ordenado, inteligente, dócil, fácil, buen estudiante,... un hijo perfecto. Y lo tenemos. No me cabe la menor duda. Sí, nuestros hijos son perfectos, porque son únicos e irrepetibles, con sus más y sus menos, con sus rabietas, pataletas y su modo de ser. Si en algún momento lo hemos dudado la clave está en aprender a valorarlos por lo que son, por sus cualidades individuales, con lo bueno y lo menos bueno. Por ello, como padres, es importante que sepamos en qué momento evolutivo están nuestros hijos para saber cómo piensan, cómo sienten y qué es lo que podemos esperar de ellos. Sólo de este modo podremos comprenderles y ayudarles en caso que sea necesario. Solo de este modo lograremos no desesperarnos ante ciertas conductas o ante ciertas respuestas que puede que en principio no entendamos. Dedicar tiempo a conocer cómo son nuestros hijos nos ayudará a comprenderles. Hay que implicarse en su crianza, en su educación diaria y aprender cómo se comportan según su etapa de desarrollo. Conocerles nos ayudará a disfrutar más de la magnífica aventura de criar y educar a nuestros hijos. Las rabietas, pataletas o berrinches son uno de esos comportamientos que debemos aprender a comprender. Por eso es preciso que los padres sepamos qué son y por qué
Colección Expertos
2
Sara Tarrés Coromin as
se producen para poder entenderlas, prevenirlas y sobrellevarlas cuando empiezan a aparecer. A pesar que existen infinidad de guías, manuales y libros sobre qué hacer cuando nuestros pequeños tienen una rabieta, he decidido escribir este pequeño manual porque, tanto como madre como profesional de la psicología infantil, soy conocedora de la gran preocupación que crean en los padres el manejo de las pataletas y berrinches, así como el estrés que causan tanto en los niños como en nosotros mismos. Como madre de dos niños pequeños, que en la actualidad tienen 5 y 2 años respectivamente, he vivido en más de una ocasión alguna de sus rabietas. Las del mayor parece que están ya en fase de remisión, aunque rebrotan de vez en cuando, y las del pequeño justo están empezando a aflorar. Para mí tampoco ha sido sencillo lidiar con las rabietas de mi hijo mayor. Durante algo más de un año han puesto a prueba todos mis recursos personales y profesionales, he necesitado cargar una y otra vez el saco de paciencia y recordarme día a día que para él tampoco era fácil. Así que mamás, papás, sé por lo que estáis pasando y lo difíciles que son estas situaciones. Sí, los niños de los manuales no suelen parecerse a los niños de carne y hueso con los que vivimos y a los que tanto queremos. Por todo esto es creo fundamental esta mini guía. En este pequeño manual intentaré dar una explicación suficientemente sencilla y clara para que entendamos qué son las rabietas, cuándo empiezan a producirse, por qué se producen, qué las causan y cuando desaparecerán. Así como algunas pautas para prevenirlas y tratarlas con paciencia, cariño y comprensión.
Colección Expertos
3
Sara Tarrés Coromin as
Pero sobre todo es importante destacar y entender que nuestros hijos no nos montan una rabieta, al menos sus primeras rabietas, para manipularnos o fastidiarnos. Sus rabietas iniciales son solo un modo de expresar y canalizar sus frustraciones por no poder hacer, decir o tener todo cuanto quieren o desean. Aunque está claro que no es lo mismo una rabieta de un niño de 2 años que las de uno de 5, por tanto hay que saber por qué se producen y qué las diluye según el momento evolutivo en el que se encuentran nuestros pequeños. Así pues, será tarea nuestra, con el gota a gota de una educación basada en el cariño y respeto, junto con su propio desarrollo cognitivo, lo que permitirá que poco a poco vayan aprendiendo otras formas de expresión y control de su enfado, para ir abandonando las rabietas, pataletas o berrinches y evolucionar hacia un enfado más controlado. Sin embargo, no debemos perder de vista que la educación de nuestros hijos requiere de dos importantes ingredientes: paciencia y tiempo. Dos ingredientes que a veces escasean porque habitualmente estamos cansados y siempre tenemos prisa. Pero debemos recordar que educar a nuestros pequeños es una proyecto a largo plazo, lo que hagamos hoy tendrá sus frutos mañana, el tiempo que les dediquemos hoy es una inversión para el futuro, la mejor inversión de nuestras vidas. Y a lo largo de este camino será normal que nos preguntemos más de una y mil veces si lo que hacemos es lo correcto, si lo estamos haciendo bien o siendo unas buenas madres (padres). Estas preguntas son casi inherentes a la condición de ser madre y sea lo que sea lo que hagamos siempre se nos planteará alguna duda. De lo que no debemos dudar nunca es que lo que más desean nuestros hijos es nuestro cariño, amor y atención.
Colección Expertos
4
Sara Tarrés Coromina s
Siempre encontraremos quien nos cuestione lo que hagamos, la vecina del cuarto, la cajera del supermercado, esa amiga del parque o incluso nuestras propias suegras o madres. Las rabietas se darán en cualquier momento o situación, en muchas ocasiones podremos anticiparlas y prevenirlas, en otras aparecerán sin previo aviso y tendremos que saber cómo manejarlas sin que esas miradas de reprobación nos lleven a caer en la tentación de darle el dulce que nos pide o comprarle ese juguete con el que se ha encaprichado para que deje de llorar o gritar ¡mala! Otros nos mirarán mal por dejar que nuestro hijo llore, nos dirán que ignorar la rabieta es ignorar al niño e igualmente nos juzgarán haciendo que nos sintamos mal, hagamos lo que hagamos siempre existirá quien piense que no lo estamos haciendo bien. Mi teoría ante las rabietas: no nos dejemos llevar por el qué dirán si no por aquello que sabemos o creemos que es lo más conveniente para nuestros pequeños. Confía en tu instinto y envuélvete en un manto de paciencia. Las rabietas son parte del desarrollo normal de nuestros hijos y… acabarán desapareciendo. Al final de esta guía podrás he incluido algunos temas referentes al desarrollo de nuestros hijos, de cómo son y cómo piensan para que entendamos porque es tan fácil que entren en una rabieta.
Colección Expertos
5
Sara Tarrés Coromin as
2
¿Qué son las rabietas infantiles?
Las rabietas infantiles son y forman parte del correcto desarrollo de nuestros hijos y, a pesar que nos frustren e incomoden, son esenciales para la evolución de sus personalidades. Por ello es fundamental que las entendamos como parte de su desarrollo y no como algo negativo. Probablemente esta información no nos consuele ahora mismo, porque estamos inmersos en la problemática, pero viviendo las rabietas de este modo, como parte de la evolución normal de nuestros hijos y no como una catástrofe, podremos ser capaces de tratarlas como una oportunidad para la educación de nuestros pequeños, ayudándoles a expresar su frustración y enfado de modo más controlado. Soy consciente y sé, como madre que soy, que cuando nuestro hijo está sumido en un berrinche, pateando y gritando es un momento estresante y frustrante, pero el único modo de poderlas sobrellevar es manteniendo siempre la calma para entender qué es lo que le está ocurriendo a nuestro pequeño: tiene sueño, hambre, nos necesita y reclama nuestra atención, son los celos que le angustian,... Las rabietas, pataletas o berrinches son la expresión de un estado de impaciencia, malestar, desacuerdo o enfado, conductas propias de los niños y niñas de entre 2 y 4 años, aunque pueden perduran hasta los 5 o 6. Se producen como respuesta ante una situación frustrante, que se manifiesta como un comportamiento “casi” automático en la persona que no consigue lo que quiere o porque las cosas no son como lo desea. Las rabietas son conductas como quejarse insistentemente, llorar desconsoladamente, aguantar la respiración, gritar, a dar patadas o golpear.
Colección Expertos
7
Sara Tarrés Coromin as
Las rabietas se desarrollan en varias fases, que van desde el momento en el que al niño se le niega algo, hasta los sentimientos de culpa, tristeza o arrepentimiento después de que la crisis ha terminado. Se estima que 7 de cada 10 niños de entre 18 y 24 meses manifiestan alguna rabieta o berrinche de vez en cuando, y que entre los 3 y 5 años son 3 de cada 4 niños o niñas. Como cada niño es diferente es evidente que los berrinches o pataletas serán diferentes en cada uno de ellos, variando su intensidad o frecuencia. Hay niños que tienen rabietas a diario mientras que otros solo de forma ocasional. Normalmente suelen durar de 30 segundos a 2 minutos y son más intensas al principio. En ocasiones pueden durar más y ser más graves. Afortunadamente solo un pequeño porcentaje de niños pueden llegar a golpear, morder o pellizcar a quien tiene cerca o incluso autolesionarse. Este tipo de rabietas, más violentas, en las que los niños se auto agreden o intentan agredir a otros, pueden ser signo de un problema mayor y más grave. Lo normal es que las pataletas sean breves y que empiecen alrededor de los 18 meses, más o menos. A esta edad empezaremos a observar como nuestro pequeño angelito empieza a mostrar conductas de exteriorización de enfado, impaciencia, negativismo o testarudez que se reflejan de diversas formas o maneras, si bien las más características son los llantos explosivos, las pataletas en el suelo dejándose caer o tirándose en él, acompañadas de gritos como por ejemplo “noooo”, “¡no quiero!”, “¡mala! ” o frases similares. Quienes tenéis hijos de esta edad sabéis perfectamente a qué me refiero porque probablemente las hayáis sufrido en más de una ocasión.
Colección Expertos
8
Sara Tarrés Coromina s
Estas conductas, que al principio nos perturbarán y luego nos llegarán a cansar, son absolutamente normales y habituales en niños de entre 2 y 4 años, aunque pueden perdurar hasta los 5 o 6 años. Y, no tengáis ninguna duda, son normales, ahora bien cuando las rabietas de nuestro hijo parecen especialmente graves y siguen produciéndose más allá de los 5-6 años deberíamos consultar con nuestro pediatra o con el psicólogo de la escuela para que nos oriente. Antes de llegar a este punto, y siempre hablando de niños sin ningún trastorno asociado, los padres podemos hacer mucho, especialmente comprender cuándo y por qué aparecen las rabietas.
Colección Expertos
9
Sara Tarrés Coromina s
3
¿Cuándo aparecen las primeras rabietas? "Los terribles dos años"
Todo tiene su inicio alrededor del segundo cumpleaños, aunque pueden aparecer antes o un poco después. Cada niño es diferente y cada uno tiene su propio desarrollo, por lo que es normal que algunos tengan rabietas de un modo regular, mientras que otros las manifiesten raramente.
¿Alguna vez te has preguntado qué es lo que le ha pasado a tu bebé tan dócil, tan obediente, tan... que de repente, ante cualquier negativa ha empezado a tener un comportamiento que no te esperabas: se ha tirado por el suelo, ha empezado a gritar y patalear? Sí, ha tenido su primera rabieta.
Sobre los 2 años, más o menos, nuestro hijo está descubriendo su propio yo y su capacidad de comunicar lo que desea a los demás, el problema radica en que normalmente no puede hacer todo aquello que quiere, ni puede expresarse adecuadamente, ya que a esta edad es capaz de entender mucho más de lo que puede llegar a expresar. Debido a la gran frustración que le genera no poder tener todo aquello que desea ni tener la posibilidad de expresarlo verbalmente, por falta de habilidades lingüísticas, recurre a las rabietas para externalizar de algún modo su gran enfado. A medida que mejoren sus habilidades lingüísticas, las rabietas también tenderán a disminuir.
La falta de habilidades lingüísticas provoca en nuestros pequeños una gran frustración por no poder expresar verbalmente todo aquello que desearía, no tiene otro modo de comunicar su enfado, solo llorar y patalear…
Colección Expertos
11
Sara Tarrés Coromin as
Debemos saber que a esta edad son normales las crisis de oposicionista con sus ”no”, los ”mío, mío” y por tanto las rabietas no son otra cosa que la expresión de su yo naciente y la necesidad de afirmar su propia individualidad. Entendamos que hacerse mayor no es fácil tampoco para ellos, hay tantas cosas por aprender... y tantas que aún no pueden hacer. La paciencia será nuestra mejor aliada y la que nos ayudará a tratar las rabietas de nuestros hijos con serenidad. Pero, ¿quién no se ha desconcertado cuando su hijo que estaba aparentemente tranquilo, de golpe, como si alguien hubiera apretado algún resorte en su cabecita, explota de rabia? Y claro, nos preguntamos ¿y ahora qué pasa? Debemos aceptar como algo normal el hecho de que nuestros hijos nos planteen conflictos ya que a esta es su forma de poner a prueba el mundo que les rodea y de conocer sus límites a esta edad. Han de conocer sus propios límites, y los nuestros también. Por eso es tan importante mantener la calma, si reaccionamos gritando o con malos modos luego no nos ha de extrañar que ellos nos respondan de igual modo, ya que en estas edades aprenden por imitación. Somos sus padres y nos admiran. Somos sus padres y debemos controlarnos. Sé que esto es muchísimo más fácil de decir que de aplicar. Cuando todavía no había sido madre y trabajaba como asesora en escuelas y mantenía entrevistas con padres que me exponían este tipo de problemática todo me parecía mucho más fácil y sencillo. Al convertirme en madre y sufrir en primera persona las pataletas de mi hijo mayor, me di cuenta de cuán difícil es poner en práctica lo que tan claro tenía. En la vida real las cosas son algo diferentes que en los manuales que leemos. ¡Sí, yo también creo haber perdido los papeles en alguna ocasión!
Colección Expertos
12
Sara Tarrés Coromina s
Otro aspecto al que se enfrentan los niños pequeños y que les causa gran frustración es una necesidad creciente de autonomía. Los niños pequeños quieren ser cada vez más independientes y controlar su entorno. Empiezan con: “Yo solo”, “No, tú no” o “Quiero eso”. Y cuando descubren que no pueden hacer todo lo que se les antoja o tener todo lo que quieren... tenemos todos los ingredientes para una rabieta.
Recordemos, es muy importante mantener la calma, si reaccionamos gritando o con malos modos luego no nos ha de extrañar que ellos nos respondan de igual modo. Somos sus padres y nos admiran. Somos sus padres y debemos controlarnos.
Colección Expertos
13
Sara Tarrés Coromina s
4
¿Qué puede causar una rabieta?
Las causas de las rabietas pueden ser varias, pero las principales serían las siguientes: •
Una necesidad básica no cubierta como tener hambre, sueño o cansancio. Un niño cansado, con sueño o hambre es un niño irritable, cualquier cosa puede molestarle lo suficiente para que muestre con todo su ser su disgusto
•
Necesidad de atención. Por ejemplo, el nacimiento de un hermano puede causar una terrible necesidad de ser el centro de atención provocada por los celos, en este caso deberemos ser capaces de gestionar las rabietas de un modo diferente a cuando las pataletas se producen por querer que les compremos un juguete en el súper.
•
No poder obtener todo aquello que desean. (Frustración)
•
No poder expresar todo aquello que quisieran. (Frustración)
•
Una necesidad creciente de independencia y autonomía.
•
Imitación.
•
Como reacción a unas medidas educativas excesivamente estrictas. El "no" también educa pero las negativas sistemáticas y las normas inflexibles producen en nuestros pequeños una actitud de rebeldía hacia cualquier tipo de limitación de su conducta. Normas y límites sí pero de uno en uno y adaptados a la edad.
Colección Expertos
15
Sara Tarrés Coromina s
•
Sobreprotección. Un niño al que no se le deja hacer nada por miedo a que se lastime reclamará su necesidad de acción por medio de pataletas o berrinches. Un niño acostumbrado a tener siempre cuanto desea pataleará ante cualquier tipo de negativa o frustración de sus deseos.
Colección Expertos
16
Sara Tarrés Coromin as
5
Rabietas infantiles, prevenir antes que curar
A pesar de que en la inmensa mayoría de los casos las rabietas infantiles son solo conductas pasajeras y, como ya hemos visto, un tipo de comportamiento que forma parte del normal desarrollo de nuestros hijos, las rabietas infantiles son también un comportamiento que nos preocupa, y mucho, a los padres. A menudo no sabemos cómo tratarlas o controlarlas ya que se trata de un momento muy estresante donde mantener la calma puede resultarnos muy difícil, pero la mejor forma de reaccionar ante ellas es precisamente con serenidad y tranquilidad. Estaréis de acuerdo conmigo cuando digo que la mejor manera de tratar una rabieta infantil es intentar que no se produzca. Pero, ¿de qué manera lo podemos lograr? Sencillamente observando a nuestros hijos y siendo capaces de anticipar los problemas. De este modo conseguiremos prevenir algunas de sus rabietas, no todas pero sí muchas, para ello es preciso tener en cuenta ciertos puntos importantes Es importante tener en cuenta que: •
Los niños se portan mejor cuando duermen todo lo que necesitan y comen bien.
•
Es indispensable que los niños tengan y sigan una rutina marcada, con horarios fijos para dormir y comer.
•
Un niño con alguna necesidad no cubierta, sea hambre, sueño o atención es un niño que con mucha probabilidad en algún momento u otro entrará en una rabieta.
•
Evitar ir al súper un viernes por la tarde cuando sale cansado del cole o guardería.
Colección Expertos
18
Sara Tarrés Coromin as
•
También puede ser muy útil explicarles de antemano sobre algo que va a ocurrir, que sepa qué se espera de él.
•
Otras opciones, como dar la oportunidad a los niños de tomar pequeñas decisiones o felicitarles cuando se porten bien, pueden prevenir futuros berrinches.
Hay que tener en cuenta los motivos que he citado para entender un poco mejor a nuestros pequeños. Así que si sabemos que nuestro hijo ha dormido poco… procuremos que descanse antes de emprender cualquier actividad con él.
Colección Expertos
19
Sara Tarrés Coromin as
6
Rabietas infantiles, cuando se ponen en marcha es preciso mantener la calma
Cuando nos enfrentamos a una rabieta de nuestro hijo, lo más importante que hemos de tener en cuenta los padres es mantener la calma. Sé lo difícil que es, ya que resulta ser una situación muy estresante. Estresante tanto para nuestro hijo como para nosotros mismos, pero ya sabemos que en ese momento es inútil intentar convencerles de nada, igual ocurre con un adulto enfadado en plena discusión. Así que es mejor esperar un poco, ignorar la conducta, dejarles un espacio y luego hablar con ellos. No se trata de ignorar al niño pero sí su conducta. No rechazamos a nuestro hijo, ignoramos su conducta inapropiada. Mantener la calma en estos momentos es fundamental para no empeorar la situación con nuestra propia frustración, ya que podemos complicar aún más el estado de las cosas y probablemente tengamos que hacer frente a una rabieta mucho mayor.
Mantener la calma no significa que le permitamos todo cuanto quiera ni le compremos todo lo que desee, todo lo contrario, se trata de descubrir qué necesita para manejar de un modo u otro la rabieta que está sufriendo nuestro hijo.
En muchos casos tendremos que ignorar la pataleta, mientras que en otros lo mejor será distraerle con otra cosa. También nos ayudará saber que las rabietas pueden darse sólo en casa, y en el cole no. Puede ser que el niño sólo las utilice cuando está la madre presente, pero no delante
Colección Expertos
21
Sara Tarrés Coromina s
del padre o viceversa. Todo depende de la respuesta que haya tenido el entorno para mantener la conducta, es decir si el niño ha logrado el propósito que buscaba con su berrinche, aunque sólo haya sido una mala mirada de la madre, padre, maestro ... ya que lo que buscaba probablemente era llamar la atención. Una conducta se mantiene o desaparece según los efectos o consecuencias que se obtengan tras su realización. Por tanto, si cuando el niño realiza una conducta inadecuada no le prestamos ningún tipo de atención estaremos contribuyendo a que paulatinamente vaya abandonando esta conducta.
Intentemos descubrir qué es lo que quiere nuestro hijo, pero evitemos que se salga con la suya si sólo intenta llamar la atención.
Colección Expertos
22
Sara Tarrés Coromin as
7
Rabietas infantiles, algunas estrategias para tratarlas
Como padres lo que necesitamos cuando nuestro hijo entra en una pataleta es tener preparadas algunas estrategias que nos ayuden a manejarlas, es decir, poder plantearnos la situación de tal modo que digamos “muy bien mi hijo tiene un berrinche ¿qué debo hacer ahora?” sin perder la calma y la serenidad. Ante una situación de pataleas y berrinches nos puede ayudar tener en cuenta lo siguiente. 1.
No castigar. El castigo sólo agravará la situación, especialmente el castigo físico. Los castigos no ayudan nada a mejorar el comportamiento, cierto que tienen un efecto inmediato sobre las conductas indeseables, pero darle una nalgada a nuestro hijo sólo empeorará el nivel de la rabieta. Y, a largo plazo, hará más difícil la resolución del problema.
2. No premiar. Acceder a sus demandas le dará las herramientas necesarias para aprender que, la próxima vez que quiera algo, sólo tiene que recurrir a un berrinche. Finalizada la rabieta, ayúdalo a reconocer lo importante que es recuperar la calma. 3. Mantener la calma. En la medida de lo posible, intenta ignorar la conducta del niño, asegurándote de que no pueda hacerse daño físico. 4. Ser coherente y consistente. No permitas que las opiniones de los demás afecten tu manera de responder ante los berrinches de tu hijo. 5. Encontrar conductas alternativas. Ayúdalo a encontrar conductas alternativas, otros modos de reaccionar.
Colección Expertos
24
Sara Tarrés Coromina s
6. Revisar si la conducta ha sido aceptable o no, y por qué. Puedes invitarlo a conductas alternativas para que las lleve a cabo cuando se encuentre en una situación similar.
Colección Expertos
25
Sara Tarrés Coromin as
1
Claro que resulta mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero es una de las técnicas que mejor funciona. Para que ello sea así, hemos de empezar por creer que controlamos la situación, si nos dejamos llevar por los nervios o por ese mal día que tenemos podemos llegar a perder toda la credibilidad. Fundamental, calma porque nosotros somos quienes controlamos de la situación. Este tipo de estrategia deja claro al niño que con su rabieta no obtendrá lo que quiere. De todos modos, seamos realistas, seguro que durante un tiempo el niño sigue poniéndolas en práctica, pero si somos firmes en no caer en su juego en la mayoría de los casos se dará cuenta de que la fórmula no le funciona y acabará por dejarla. Ignorar la pataleta es una manera muy eficaz de manejarla, siempre que ésta no suponga ningún riesgo para el niño o para los demás. Cuando existe el riesgo de que los niños se hagan daño a ellos mismos o a los demás durante una rabieta, se les debería llevar a un lugar tranquilo y seguro para que se calmen. Esto también se aplica a las rabietas que ocurren en lugares públicos. Sin prestar atención a al niño, continuaremos con lo que estábamos haciendo pero
Colección Expertos
26
Sara Tarrés Coromina s
manteniéndose en un lugar en donde nos vea. No le dejemos sólo ya que podría sentirse abandonado. Con niños de mayor edad les podemos enviar a su habitación para que se calmen, es lo que se conoce como time-out, tiempo fuera de refuerzo o pausa obligada. En vez de fijar un tiempo determinado, (en niños pequeños normalmente es un minuto por año), les podemos decir que permanezcan en su habitación hasta que se hayan calmado. Esta opción les permite sentir su poder: los niños pueden influir en el resultado de sus propias acciones, recuperando de este modo la sensación de control que pierden durante la rabieta. Para empezar, tenemos que caer en la cuenta de que tanto educar con autoritarismo (aquí mando yo), como con demasiada permisividad (dejando que el niño o la niña haga y deshaga a su antojo o comprándoles todo lo que quieren para que nos dejen en paz), tiene consecuencias perjudiciales para ellos, para la familia y para el conjunto de la sociedad.
Colección Expertos
27
Sara Tarrés Coromina s
2
Un mal día en el trabajo, el cansancio o el mismo estrés del día a día pueden ponernos de malhumor y es algo natural que una rabieta de nuestro hijo nos cause una enorme frustración y nos sintamos enfadados. Pero responder con enojo a una rabieta es una manera de agravarlas, aparte de fomentarlas y promoverlas. Nuestros hijos nos observan con detenida atención, somos sus figuras de referencia y ellos aprenden por imitación. Responder con enfado sólo ayuda a que ellos tengan la excusa perfecta para responder con enfado en cualquier momento.
Colección Expertos
28
Sara Tarrés Coromina s
3
Como ya hemos visto, intentar razonar o explicar cualquier cosa a un niño inmerso en un berrinche es una pérdida de tiempo, lo más probable es que él siga tirado en el suelo llorando y pataleando sin cesar. Está en una gran "representación" donde él es el protagonista. Dialogar con él sólo puede agravar el problema, así que si hemos de decirle algo mejor decírselo antes de que empiece. Pueden ser de ayuda frases como: •
“No hay caramelos porque acabas de comer”
•
“Si no duermes, mañana estarás cansado para jugar”
Dichas cuando se va a iniciar la rabieta pueden servir para evitar su enfado, si no se alterado.
Colección Expertos
29
Sara Tarrés Coromina s
4
Debemos dejar que los niños expresen sus emociones, ellos también tienen derecho a estar enfadados y a desahogarse. Es normal que lloren y dejaremos que lo hagan, así que cuando estén en plena rabieta también se le puede decir «Veo que estás muy enfadado, voy a dejar que te relajes y te calmes, avísame cuando se te pase». Nos alejaremos un poco de él y continuaremos con lo que hacíamos. Con este tipo de estrategia él será consciente de que nos preocupamos por lo que le pasa pero que no conseguirá nada poniéndose así.
Colección Expertos
30
Sara Tarrés Coromin as
5
Cuando la rabieta se vaya apagando y el niño vaya calmándose, debemos elogiarle por recuperar el control. Frases del estilo "muy bien cariño, veo que estás mejor y más calmado", "gracias cielo por calmarte", "Me alegro de que te encuentres mejor, te quiero pero no me gusta que me grites o patalees". En este momento podemos empezar a hablarle en un tono relajado y tranquilo. No removeremos el pasado. No le recordaremos que ha tenido una rabieta, ya que esto podría empeorar de nuevo la situación.
Colección Expertos
31
Sara Tarrés Coromina s
6
Debemos explicar que las normas a partir de este momento han cambiado. Le explicaremos que, a partir de ahora, cuando tenga una rabieta no vamos a hacerle ningún caso se ponga como se ponga. Obviamente los niños más pequeños es probable que todavía no sean capaces de comprenderlo, pero a partir de los 3 años entienden perfectamente el significado de nuestro mensaje. Hay que advertirle de que solo le escucharemos cuando hable en un tono normal, sin gritos ni llantos, porque de otra forma es imposible entenderle. Es una buena técnica explicarle que cuando llora así nadie puede escucharle, por lo que no sabemos lo que quiere.
Colección Expertos
32
Sara Tarrés Coromin as
7
En ocasiones, los niños entran en tal espiral de enfado que ni ellos mismos saben por qué empezó la rabieta ni saben cómo terminar con ella. Cuando esto sea así, y sobre todo cuando nos encontremos en un lugar público (parque, supermercado, centro comercial,...) Es beneficioso cambiar de lugar: salir con ellos (en brazos o de la mano) tranquilamente del lugar e ir a otro más abierto. A la vez el paseo puede distraer su atención y hacer que se centre en otra cosa. Obsérvate por un momento, reflexiona sobre cómo han respondido tus hijos ante ese día tan malo que llevabas, ¿mantenían una actitud tranquila o por el contrario también has notado que aumentaba su nerviosismo y malestar? Por este motivo es importante no reaccionar con enfado ante sus pataletas.
Colección Expertos
33
Sara Tarrés Coromin as
8
¿Nuestros hijos tienen rabietas a propósito?
Mientras escribía esta pequeña guía sobre las rabietas infantiles tuve la oportunidad de asistir a una charla en el cole de mi hijo mayor, donde tanto papás como maestros reflexionábamos juntos sobre esta temática. Una de las preguntas que invitaba a la reflexión era precisamente si las rabietas son instrumentos que utilizan las criaturas para conseguir los deseos que nosotros les negamos. Y la respuesta casi unánime de las personas que allí estábamos reunidas fue, para mi sorpresa, que sí. Aunque hubo quien reconoció que a veces las rabietas se producían en momentos de cansancio o sueño de sus pequeños. Por lo que yo me pregunto de nuevo esta cuestión ¿nuestros hijos tienen rabietas a propósito y solo para conseguir algo? Mi respuesta es un rotundo no. Solo que hay veces que no sabemos identificar correctamente qué ha causado ese estado de frustración o de intolerancia al no. No, nuestros hijos no tienen rabietas para fastidiarnos. Aunque puede parecer que nuestros pequeños empiecen a patalear en el momento menos oportuno y que sea fruto de un plan malévolo para hacernos perder los nervios… ese supuesto plan no existe como tal en sus mentes. No hay esta intencionalidad. Los niños pequeños no tienen esas estrategias maléficas o malévolas planeando en sus cabezas. No están pensando en fastidiarnos o dejarnos en evidencia delante de todo el mundo cuando tienen una rabieta, por lo general las rabietas son solo un modo de expresar su frustración. A medida que vayan creciendo encontraran otros modos de comunicarnos cómo se sienten. Es tarea nuestra enseñarles a manejar estas emociones que les arrastran. En cuanto a las rabietas de los más mayores, debemos hacer hincapié en que es posible que sus pataletas y berrinches sean el resultado de un comportamiento
Colección Expertos
35
Sara Tarrés Coromin as
aprendido. Es decir, que si cada vez que se han comportado de esta forma los hemos complacido dándoles lo que pretendían la probabilidad de que la próxima vez que quiera algo vuelva a comportarse del mismo modo aumenta considerablemente. Comprender las rabietas no significa ceder. Comprender las rabietas significa entender que se tratan de comportamientos normales dentro de la evolución del ser humano. Si para los mayores ya nos resulta complicado aceptar la frustración imaginaros para un niño pequeño, que no tiene los recursos personales que se requieren para manejarse inteligentemente con las emociones que nos embargan. Hablar con ellos, permitir que se expresen, que dibujen su enfado, que entiendan las emociones que sienten tanto ellos como nosotros permitirá que vayan adquiriendo esas herramientas tan necesarias para la vida.
Colección Expertos
36
Sara Tarrés Coromina s
9
Rabietas infantiles, algunas situaciones cotidianas
Hay varias situaciones que pueden poner en marcha las rabietas de nuestros hijos, situaciones normales, cotidianas, con las que tendremos que convivir y aprender a gestionar el enfado de nuestros pequeños. En las próximas líneas te explico algunas de ellas y qué hacer cuando nos encontremos viviendo un berrinche, rabieta o pataleta.
Colección Expertos
38
Sara Tarrés Coromina s
1
Los centros comerciales o los supermercados son el lugar perfecto dónde se suelen producir más rabietas. Piénsalo durante unos segundos ¿qué ocurrió la última vez que fuiste a un centro comercial con tus peques? ¿Alguno se cansó rápidamente y empezó a buscar alternativas a su aburrimiento tocándolo todo, haciendo carreras con su hermano o cualquier otra cosa por el estilo? Como ya sabemos que muy probablemente van a ocurrir cosas por el estilo vamos a ir prevenidos. Si no tenemos más remedio que realizar las compras con nuestros pequeños un viernes o sábado por la tarde, momento de máxima afluencia en estos establecimientos, tendremos que llenarnos de paciencia e ir bien preparados. Antes de ir, intentaremos explicar a nuestros hijos lo que vamos a hacer, y una vez dentro podemos dejar que ellos participen en la compra cogiendo las cosas que se van a comprar (las más pequeñas, claro) y metiéndolas en la cesta. De esa forma estará distraído y se sentirá útil, lo que evitará otras tentaciones. Intentaremos no permanecer en el lugar más tiempo que el que sea justo y necesario para realizar nuestras compras. Los niños se aburren enseguida y cuando se aburren empiezan las batallas.
Colección Expertos
39
Sara Tarrés Coromina s
2
Muchas veces las rabietas empiezan porque el niño quiere algo que no puede, así que si podemos vamos a ofrecerle la posibilidad de que elija entre dos opciones. Muchas veces cometemos el gran error de preguntarles "¿Qué quieres de postre?", y...claro se abre tal abanico de posibilidades que es muy probable que lo que elija no sea lo que más le convenga. Por tanto, si le damos a elegir sólo entre dos opciones, ambas válidas es mucho más probable que no empiece la pataleta. Preguntando, por ejemplo: "¿Qué quieres, una pera o un plátano?", se cierran las posibilidades y no tendremos que decirle que "no".
Colección Expertos
40
Sara Tarrés Coromina s
3
No dejemos que siempre juegue a solas. Prestémosle atención cuando juegue de manera apropiada, y elogiemos su forma de proceder. Así evitaremos que tenga que recurrir a jugar de manera inapropiada para llamarnos la atención.
Colección Expertos
41
Sara Tarrés Coromin as
Ante una rabieta infantil es importante recordar: •
Ignorar la rabieta no consiste en rechazar al niño. Consiste en retirar la atención ante la conducta inapropiada
•
Debemos saber que cuando empecemos a no atender las rabietas, la conducta en lugar de disminuir va a aumentar. No hay que asustarse, es normal.
•
Luego va disminuyendo. Lo hace más rápidamente si atendemos las demandas correctas.
•
Las rabietas, ocasionalmente, vuelven a aparecer. Debemos actuar entonces como teníamos prefijado. Con el paso del tiempo aparecen cada vez menos.
No hay niños buenos ni niños malos. Hay buenos y malos comportamientos y eso es algo que debemos aprender a distinguir, sobre todo cuando nos dirigimos a los niños para reprenderles y decimos "¡Qué malo eres!" cuando en realidad queremos decir "No se empuja a tu hermano!", por ejemplo. Evitar etiquetarles como buenos o malos y decirles exactamente en qué se han equivocado nos ayudará a mejorar su comportamiento. Así en lugar de decirles sencillamente que son malos les podemos enseñar el modo correcto de proceder, mejorando de este modo también su autoestima. No olvidemos que cuando les decimos lo malos que son estamos incidiendo en su auto concepto y en su autoestima. A veces, la razón del mal comportamiento de nuestros hijos reside en un bajo concepto de ellos mismos. Un bajo auto concepto ) y una baja autoestima generada a lo largo del tiempo y conformada por las expectativas y actitudes que nosotros, como padres, les hemos transmitido, a menudo con todas nuestras mejores intenciones pero
Colección Expertos
42
Sara Tarrés Coromina s
equivocadamente. La sobreprotección, el no dejarles hacer cosas por ellos mismos, exigirles más de la cuenta por edad o por posibilidades, esperar que sean perfectos pueden socavar la autoestima de nuestros hijos.
Colección Expertos
43
Sara Tarrés Coromina s
Un poco más sobre la etapa de los 2 a los 5 años: Sobre la testarudez y la pequeña adolescencia y otros temas de interés.
10
¿Por qué no me hace caso mi hijo de 2 años?
Una de las preguntas que más oigo, leo o me formulan es precisamente ¿por qué no me hace caso mi hijo de 2 años? Sí, son muchos los padres y madres que nos formulamos esta pregunta y desesperados buscamos información de por qué, llegados a este momento evolutivo, nuestros preciosos angelitos dejan de serlo y se convierten en niños desobedientes por sistema o por evolución. Muchos o algunos hemos leído u oído a hablar de los 2 terribles años o de la pequeña adolescencia, de las rabietas y pataletas, de la crisis de oposicionista que se inicia a partir de este momento. Otros padres, por el contrario se encuentran por primera vez, sin saber nada, con niños que empiezan a desobedecerles, que se enfadan y se tiran por el suelo, niños que ante cualquier petición que les hagamos contestan con un "NO, NO QUIERO", niños tercos y testarudos que se niegan a hacer lo que les pedimos. Y desconocen que esta terquedad, desobediencia y negación sistemática forma parte del correcto desarrollo de nuestros hijos, que forma parte de la creación de la personalidad de nuestros pequeños, que necesitan reafirmar su floreciente yo. Por tanto, hay que recordar que, cuando nuestro hijo de 2 años nos desobedece o se niega a realizar lo que le pedimos está reivindicando su independencia recién estrenada. Tras el segundo cumpleaños, nuestros hijos necesitan reafirmar sus logros y su autosuficiencia. Ya saben hacer muchas cosas y reclaman cada vez más hacer cosas ellos solos, ya saben caminar perfectamente solos, comen solos, hablan e incluso pueden colocarse alguna pieza de ropa sencilla. Quieren y piden ser cada vez más autónomos e independientes y eso choca con el entorno donde viven ya que todavía no son capaces de poder andar por el mundo solos. El niño de 2 años, protestón, negativo, terco y testarudo puede ser un gran provocador pero entendamos que tras sus respuestas hay algo muy importante: saber decir no y
Colección Expertos
46
Sara Tarrés Coromin as
defender sus propios deseos e intereses, una gran herramienta que le ayudará mucho en la vida. Sin embargo, y dicho todo esto, no pretendo que se entienda que debemos dejar que nuestros hijos hagan todo aquello que les viene en gana, entender las protestas no significa que cedamos ante ellas. Es decir, no se trata de dejar que nuestros hijos se conviertan en unos tiranos, sino de mantener el control de la situación, debemos dejarles tiempo para que puedan hacer las cosas por sí solos a la vez que les enseñamos que sus enfados o rabietas no conseguirán hacernos cambiar de opinión.
La paciencia, como ingrediente fundamental en la crianza y educación de nuestros hijos, nos ayudará a superar muchas de las situaciones y pequeños conflictos que se nos plantean con nuestros hijos, tan habituales en esta etapa de los 2 a los 4 años. Llegados a este punto, vale la pena reflexionar qué es lo que queremos lograr con la educación de nuestros hijos y pensemos sobre qué hacer cuando nos desobedezcan la próxima vez: ¿queremos hijos sumisos y asustados que obedezcan y actúen por miedo a al castigo, matones que respondan con agresividad y enfado ante cualquier frustración imitando nuestros comportamientos o hijos que crezcan seguros, flexibles e imaginativos, ... en un entorno que entiende su desarrollo, sus necesidades y sus inquietudes? Una de las palabras favoritas del niño de 2 años es el "NO" y con el no crece y se desarrolla como persona, reivindica que es un ser distinto a nosotros, con sus gustos, preferencias, deseos y ganas de hacer.
Colección Expertos
47
Sara Tarrés Coromina s
11
El niño de 2 años: inquieto, impulsivo y explorador
Al llegar a los dos años nuestros pequeños experimentan toda una serie de cambios importantísimos, un momento en el que avanzan a pasos de gigante, empiezan un largo camino hacia su autonomía e independencia. A los dos años empiezan nuevos miedos, las rabietas, es el momento de dejar el chupete y los pañales, aprenden a vestirse solos, dejan la cuna para dormir en una camita,... Un momento de grandes progresos que necesitan de nuestra guía, donde grandes dosis de paciencia y, por descontado, amor nos permitirán a acompañarlos en este camino hacia hacerse mayores con tranquilidad y seguridad. Hace unos meses mi segundo hijo, Pol, cumplió los 2 años. Sin darme cuenta ha dejado de ser un bebé para empezar a ser un niño pequeño, con sus gustos personales, su forma de ser ya bastante definida, sus "nos", "míos, míos", rabietas y pataletas. A estas alturas es un niño que anda, corre, razona y juega, y a pesar que quiere hacer las cosas por sí mismo es todavía un ser absolutamente dependiente de nosotros, sus padres. A los dos años los niños aprenden muy deprisa, hacen notables progresos tanto en su desarrollo físico como psíquico, notaremos que su vocabulario se amplía día a día, pero no debemos preocuparnos ni angustiarnos si nuestro hijo todavía no habla o habla poco. Hay niños que a esta edad tienen un amplísimo vocabulario mientras que otros apenas dicen mamá y papá. Ambos casos son absolutamente normales y no hay razón alguna para preocuparse en este momento si nuestro hijo da muestras de que nos entiende y siente interés por comunicarse con nosotros de algún modo. A partir de esta edad empezamos a enseñarles el control de los esfínteres, quitamos pañales y aprenden a hacer pipí en el orinal. Habrá momentos de todo, de
Colección Expertos
49
Sara Tarrés Coromin as
mucho control o de ninguno hasta llegar al final del camino. Estar preparados para ello nos ayudará a superar con éxito esta fase. A los dos años también empiezan a tener más interés por todo, conoce muy poco de su mundo y quiere explorar, tocar, manipular, experimentar constantemente, pero también le gusta preguntar "¿y esto, mami?", luego llegará la etapa de los ¿por qués?. En esta etapa, a partir del segundo cumpleaños, nuestros hijos se empeñarán en hacernos saber que ellos también tienen sus gustos, sus pensamientos y sus preferencias, que normalmente no coinciden con las nuestras y es probable que se inicien en este momento las tan temidas rabietas y pataletas.
Colección Expertos
50
Sara Tarrés Coromin as
12
El niño terco y testarudo. La testarudez del niño de 2 a 4 años
Insiste una y otra vez con lo mismo. Su palabra preferida parece ser "no". Lo quiere todo al momento y no entiende las negativas de los demás. Es una etapa donde las rabietas son frecuentes y es que necesitan reivindicar su recién estrenada independencia. Estas cuatro frases son un pequeño resumen de este periodo que comprende de los 2 a los 4 años. Si bien esta etapa es un momento de grandes progresos y logros también es un momento en el cual el niño de 2 a 4 años se muestra negativo, oposicionista, dominante, testarudo y suele reaccionar con frecuentes rabietas por casi todo generalmente ocasionadas por alguna negativa a sus deseos o como consecuencia de la frustración que supone darse cuenta de sus limitaciones-. Tras el segundo cumpleaños, si nos fijamos, veremos como la palabra preferida de los niños parece seguir siendo el "no": "no quiero", "yo no", ... Es la etapa que muchos psicólogos, pediatras, educadores y padres conocemos como la pequeña adolescencia. En este periodo, los niños suelen manifestar también un alto grado de dominancia y pretender que sus deseos sean cumplidos al momento. Su pensamiento es egocéntrico y su modo de actuar egoísta. Pero es que el pensamiento infantil de esta fase se caracteriza precisamente por este egocentrismo. Por tanto, y teniendo en cuenta lo expuesto hasta ahora, hemos de considerar que es totalmente normal que entre los 2 y 4 años de edad el niño se muestre terco y obstinado. Tal y como hemos dicho, el niño descubre su "yo" y con él su voluntad. Aproximadamente a los 2 años de edad, muchos niños empiezan a manifiestan su
Colección Expertos
52
Sara Tarrés Coromin as
malhumor, su oposición a todo y su terquedad a través de las más que famosas y temidas rabietas. Cualquier negativa de nosotros, los padres, les genera frustración, una frustración que les conduce a gritar, llorar y/o tirarse por el suelo llenos de rabia. Hay que contar con las rabietas como algo inevitable en los niños y niñas de 2 a 4 años. Y hay que saber manejarlas, superando los límites de la paciencia. Qué fácil es decirlo y qué difícil llevarlo a la práctica ¿verdad?. Es cierto que el niño de 2, 3 o 4 años puede llegar a ser un gran provocador con sus actitudes negativas o protestonas. Pero detrás de todo ello hay algo importante: la construcción de su personalidad. Así podemos ver como nuestro hijo va siendo capaz de decir "no" y de expresar sus deseos o intereses, que a la larga van a ser una herramienta fundamental para su vida adulta. Otra cosa es que lo manifieste adecuadamente y en el momento oportuno, las circunstancias en las que nuestros hijos se muestran tercos y negativos a veces y hacen que perdamos el control ante un niño entestado en hacer las cosas por sí mismo y a su forma, justo en el momento que tenemos más prisa o el más inoportuno. Ante estas situaciones puede ser útil esperar unos momentos antes de reaccionar, no se trata de que cedamos ante su voluntad si no de no olvidar que nosotros tenemos más recursos que ellos y podemos mostrarnos más flexibles. Esto les ayudará a crecer con más seguridad, enseñando con nuestro ejemplo a mostrarse más flexibles y reflexivos.
Colección Expertos
53
Sara Tarrés Coromin as
13
La pequeña adolescencia, ¿y eso qué es?
La pequeña adolescencia es el modo con el que muchos psicólogos, pediatras, educadores y padres definimos una etapa del desarrollo de nuestros hijos que va más o menos desde los 2 años a los 4 años y medio. Esta etapa que suele aparecer alrededor del segundo cumpleaños, siempre en función del desarrollo y grado de madurez de nuestro hijo, es una etapa de transición. Un período en el que nuestro pequeño va dejando de ser el bebé que hasta ahora ha sido para convertirse en un niño. Es durante esta fase cuando aparecen los primeros conflictos. Se trata de una fase en la que el niño, nuestro hijo, ha conseguido una serie de habilidades importantes en su desarrollo físico y cognitivo: • Ya es capaz de desplazarse autónomamente sin dificultades importantes, •
Ha empezado a hablar,
•
Come prácticamente de todo y solo,
•
Empieza a dejar los pañales y el chupete,
•
Sabe jugar solo, ..
Todas estas nuevas capacidades que le permiten ser cada vez más autónomo e independiente provocan también que surjan los primeros conflictos, y las primeras rabietas ya que el niño parece volverse más rebelde al querer hacer las cosas él solo y del modo que él quiere.
Colección Expertos
55
Sara Tarrés Coromin as
Aparecen las batallas por querer hacer las cosas solo y rechaza nuestra asistencia para hacernos saber que él ya es mayor y que puede hacerlo sin necesidad de que ninguna persona mayor le ayude. Esta es la fase del "yo solo" y el "mío, mío" y a cualquier pregunta responden "no". Es un momento evolutivo en el cual nuestros hijos nos van a llevar la contraria por sistema y que todo parece que les está mal. Sí, pero a pesar de que ésta va a ser una etapa compleja por la dificultad que tiene enfrentarse día a día a las rabietas de nuestro pequeño adolescente, se trata de un gran paso, un gran avance en su desarrollo ya que está reivindicando su forma de ser y su individualidad. Nuestro hijo está creciendo y lo hace de un modo correcto A este ciclo de la vida de nuestro hijo de 2 años la llamamos pequeña adolescencia precisamente porque se parece mucho a la crisis que tienen los niños de 13/14 años cuando entran en plena adolescencia. Nuestros pequeños de apenas 24 meses nos montan un espectáculo de rabietas y berrinches para reivindicar sus gustos, preferencias o intereses. Seguro que ya sabes de qué te estoy hablando, sí de cuando se enfada porque no quiere ponerse la chaqueta azul o el vestido rojo, .. Recuerda que esta es su forma de reafirmar su personalidad y empezar a cortar su cordón umbilical.
Colección Expertos
56
Sara Tarrés Coromina s
14
Niños y niñas de 5 a 6 años. Cómo son.Características evolutivas
Los niños de 5 a 6 años siguen s iguen repletos de energía, quieren jugar y siguen aprendiendo jugando. Pero en esta etapa, nuestro pequeño está a punto de dar un gran salto: dejar el preescolar e iniciar la escuela primaria. Es un momento de transición, las cosas van cambiando y paulatinamente nuestro hijo va haciéndose mayor. Como padres, es importante que sepamos en qué momento evolutivo están nuestros hijos para saber cómo piensan, cómo sienten y qué es lo que podemos esperar de ellos. Sólo de este modo podremos comprenderles y ayudarles en caso que sea necesario. Solo de este modo lograremos no desesperarnos ante ciertas conductas o ante ciertas respuestas que puede que en principio no entendamos. Por este motivo en este artículo trato de apuntar algunas de las características de los niños de entre 5 y 6 años. Quien tenga un niño de esta edad sabe que son inagotables, deseosos de aprender por sí mismos y con ganas de participar en las tareas de casa ayudando en todo lo que puedan. Pero a pesar de su gran energía y vitalidad, entramos en una etapa de más tranquilidad. Cierto es que cada niño tiene su propio ritmo en el desarrollo. Pero en general, en este periodo evolutivo, los niños de entre 5 y 6 años, progresan mucho en su desarrollo motriz, en su modo de pensar, en el conocimiento de su propio cuerpo y en la comunicación con los demás. En su desarrollo físico-motriz y conocimiento de su esquema corporal observamos:
Colección Expertos
58
Sara Tarrés Coromina s
•
Muestran mayor coordinación y control en sus movimientos corporales.
•
Conserva el equilibrio sobre las puntas de los pies varios minutos.
•
Pueden saltar a la pata coja, alternando uno y otro pie (en la etapa anterior aún no era posible), manteniendo el equilibrio.
•
Su coordinación mejora hasta tal punto que es el momento de aprender a nadar, patinar e ir en bicicleta (a pesar que muchos ya lo han aprendido antes).
•
Saltan y brincan con soltura, sus movimientos dejan de ser en bloque y baila con armonía.
•
Tienen mayor habilidad en la motricidad fina de sus dedos, pueden atarse los cordones de sus zapatos sin tanta dificultad.
•
Puede recortar con tijeras.
•
Son capaces de vestirse y desvestirse sin ayuda. Lavarse los dientes, la cara y las manos. Los padres debemos fomentar estos hábitos de autonomía.
•
El conocimiento de su esquema corporal aumenta, el niño de esta etapa conoce perfectamente todas las partes externas de su cuerpo y muestra interés por algunas internas (corazón, estómago, cerebro,...).
•
Esto le permite dibujar la figura humana detalladamente. detalladamente.
•
Sus trazos son más precisos y finos.
• Al finalizar esta etapa, P-5 en España, los niños de entre 5 y 6 años están preparados para la lectoescritura.
Colección Expertos
59
Sara Tarrés Coromina s
En cuanto a su lenguaje: •
Su vocabulario se amplía enormemente, en este periodo es capaz de dominar unas 2.500 palabras y vocalizarlas correctamente. Es decir, los niños de esta edad, tienen pleno dominio del repertorio fonético.
•
Son capaces de decir su nombre completo y la dirección dónde viven.
•
Son capaces de expresar verbalmente su estado de ánimo "estoy enfadado", también sus necesidades personales y deseos. Y obviamente, intentan satisfacerlos.
•
En su forma de hablar ya parece un adulto, combinando frases. Y respondiendo de forma ajustada a las preguntas que les formulamos.
•
Preguntan constantemente deseosos de saber y conocer todo cuanto puedan.
•
Les gusta que les respondamos con respuestas claras, prácticas, sin salirnos por la tangente (como hacemos muchas veces los adultos cuando no sabemos qué contestar)
•
Les entusiasma hablar con los adultos.
•
Les divierten las adivinanzas, chistes y juegos de palabras.
•
Entienden el argumento de bastantes cuentos sencillos.
Colección Expertos
60
Sara Tarrés Coromina s
A nivel conductual y emocional: • Aparecen las preguntas sobre el origen de los bebés, en algunos colegios trabajan estas inquietudes a través de proyectos, respondiendo preguntas del estilo ¿cómo se siente un bebé dentro de la barriga de mamá? ¿Sienten frío?¿Nos oyen?,... • A esta edad debe tener ya clara su identidad sexual. •
Necesitan referentes estables que les ayuden a construir su personalidad, papá y mamá son los referentes más claros, junto con otros familiares y por supuesto el maestro o maestra tutor/a de este curso.
• A esta edad los niños todavía son egocéntricos porqué aún no tienen la posibilidad de entender el punto de vista de los demás, pero ya es capaz de compartir juegos y juguetes con otros amigos o compañeros. •
Participan en juegos con otros niños de su misma edad y les gusta su compañía.
•
El juego simbólico, el juego de roles, jugar a hacer de o a ser, es el juego que predomina todavía en esta etapa. Debemos dejarles libertad para que imaginen y creen o recreen situaciones tanto reales como imaginarias.
•
Empiezan a mostrarse independiente, pero es normal que en ocasiones muestren ciertas inseguridades ante situaciones y personas desconocidas.
•
Necesitan sentirse importantes para las personas de su entorno.
•
Reconocen las emociones y sentimientos de los demás.
•
Muestran actitudes de protección ante los más pequeños.
Colección Expertos
61
Sara Tarrés Coromin as
•
Les gusta hacer encargos y asumir responsabilidades en las tareas domésticas y escolares. De aquí que sean importante la figura de los "encargados" en las aulas.
•
Les gusta que los elogien cuando hacen las cosas bien y empiezan a darse cuenta que se equivocan y cometen errores.
•
Son fantasiosos y es probable que aún tengan algún amigo imaginario.
•
Siguen en una etapa donde es fácil que mezclen fantasía con realidad.
•
Quieren ser autónomos y debemos dejar que hagan las cosas por sí solos para que construyan una buena y sólida autoestima.
Colección Expertos
62
Sara Tarrés Coromina s
15
10 motivos por los que los niños se portan mal
Seguramente en muchas o en algunas ocasiones, dependerá de cada caso, nos habremos preguntado por qué se está portando tan mal nuestro hijo, qué le está pasando, cómo le puedo ayudar, qué puedo hacer... La pregunta importante que debemos hacernos para poder conocer y ayudar a nuestros hijos es ¿por qué se portan mal?. Entender a nuestros hijos es el primer paso para poder ayudarles ya que todos los niños, en algún momento u otro, se portan mal. Si observamos a nuestro hijo la próxima vez que se comporte mal, tenga una rabieta o una explosión de ira, probablemente podremos atribuirlo a alguno de estos motivos. Los niños se comportan mal cuando: 1. Tienen sueño. 2. Tienen hambre. 3. Están cansados. 4. Están aburridos. 5. Necesitan y nos llaman la atención. 6. Cuando tenemos prisa y notan el estrés en casa. 7. Cuando papá y mamá están juntos o con los hermanos. 8. Cuando vienen los abuelos de visita, cuando somos nosotros los que vamos de visita. 9. Cuando quieren más independencia. 10.Cuando son demasiado pequeños para seguir las normas de casa.
Colección Expertos
64
Sara Tarrés Coromin as
¿Qué podemos hacer? Algunos ejemplos Mantener unas rutinas con horarios bien definidos a la hora de comer, cenar y acostarse, permiten a los niños saber qué es lo que deben hacer en cada momento. Los hábitos, las rutinas, las pautas aportan, como ya he hablado en otras ocasiones, seguridad y estabilidad en los niños. Fijando y estableciendo hábitos y rutinas en nuestro día a día reducimos la improvisación que tanta incomodidad e irritabilidad causa en bebés y niños, de este modo tan sencillo podemos reducir su mal comportamiento. Unos buenos hábitos a la hora de acostarse, que permitan a nuestros hijos, dormir las horas necesarias reducen el malestar, el malhumor y la irritabilidad de los niños. A veces una siesta es lo que marca la diferencia entre una tarde llena de berrinches o una tarde más tranquila. En otras ocasiones, si lo que observas es que cuando vas a buscar a tu hijo al cole éste está enfadado y de muy mal humor, piensa que quizás es porque en realidad tiene hambre y está cansado. Por poner un ejemplo cercano, explicaré mi caso. El año pasado, mi hijo mayor empezó P-3. Lo íbamos a buscar al medio día para que comiera en casa con nosotros y no había día en el no estuviera irascible, de mal humor y cansado, todo le molestaba y por todo protestaba. La solución fue llevarle algo unos "palitos de pan" y una botella de agua para que de camino a casa fuera comiendo y bebiendo. Esto tan sencillo redujo las rabietas casi al cien por cien. En otras situaciones puede que el problema sea que esté aburrido. Los niños se cansan rápido cuando tienen que esperar, si llevamos algunos juguetes pequeños o una
Colección Expertos
65
Sara Tarrés Coromina s
pequeña libreta con colores probablemente podrá sobrellevar mejor la espera y no empezará a tener conductas poco apropiadas en el lugar donde nos toca esperar, sea la consulta del médico, en la parada del autobús o en el avión cuando vamos de viaje. Cuando necesitan nuestra atención, normalmente cuando estamos muy ocupados con algo, lo mejor es parar un momento siempre que sea posible, sentarnos con ellos y satisfacer su necesidad de sentirse atendido e importante para nosotros. Cuando recojamos nuestro hijo del cole intentemos jugar un rato con ellos, leerles un cuento o sentarnos a ver los dibujos por un instante. Seguro que después de sentirse atendido las cosas irán de otro modo. Si lo que necesita nuestro hijo es sentirse más independiente podemos buscar algunas cosas que pueda ir realizando él solo, como por ejemplo escoger alguna pieza de ropa de entre las opciones que nosotros hemos preparado, prepararse su merienda, ... Los celos son también un motivo por los que los niños suelen comportarse mal, lo único que buscan es nuestra atención, sentirse de nuevo importantes, aunque la atención que reciban sea una reprimenda. Las prisas, el estrés son causa de tensión e incomodidad, los niños perciben este tipo de cosas y se ponen nerviosos, lo que les conduce a portarse mal. Lo mejor que podemos hacer es planificar con anterioridad las cosas, preparar con tiempo lo que sea que debamos hacer y no esperar el último momento. Por ejemplo, no llegar tarde al cole. Evitaremos ir con prisas y muchos enfados si nos levantarnos temprano y tenemos ya preparadas las mochilas del cole, el uniforme o la ropa que queremos ponernos ese día.
Colección Expertos
66
Sara Tarrés Coromin as
16
Y cuando se acaba la paciencia… ¿qué hago?
A lo largo de toda esta pequeña guía he hablado de un ingrediente fundamental en la educación de nuestros pequeños, la paciencia. Porque ser madre (padre) es una experiencia increíble, lo digo en muchos de mis artículos y lo seguiré diciendo hasta el último de ellos, pero también puede resultar un trabajo agotador. Ser madre (padre) y educar es un proyecto a largo plazo, un proyecto que requiere de dos ingredientes fundamentales: tiempo y paciencia. Dos ingredientes que cada día escasean más. Dos ingredientes que debemos saber encontrar dentro de nosotros mismos, porque ni se venden ni se compran, porque a veces se agota la paciencia y alguien nos roba el tiempo, o seamos sinceros, lo perdemos en cosas triviales. Pero también es cierto que ser padres es una tarea agotadora, recompensada con besos, abrazos y miradas. Ser padres no es algo sencillo, nadie dijo lo contrario. Nuestros hijos nos ponen en infinidad de situaciones que muchas veces no sabemos resolver. Ellos tienen sus propias necesidades, gustos, deseos, sentimientos y durante sus primeros 5-7 años no han aprendido todavía a articularlos correctamente. En otras ocasiones son sus exigencias, sus "mamá esto, mamá aquello, mamá, mamá,..." Y... nuestra paciencia parece acabarse, agotarse del todo sin posibilidad de renovación. Pero no, siempre queda un poquito más. Debemos parar antes de estallar, porque en nuestro interior queda un poco más de esa debilitada paciencia. Sí, pero ¿y si se me ha agotado del todo? ¿Qué pasa cuando estoy tan cansada que ya no puedo más? ¿Qué hago cuando siento que todo me supera, cuando empiezo a alzar la voz más de lo que quisiera y debiera? ¿Qué hago cuando la paciencia se me acaba? La respuesta no puede ser más simple: respirar hondo y volver a recargar ese saco sin fondo de nuestra paciencia y seguir adelante.
Colección Expertos
68
Sara Tarrés Coromin as
Crisparnos, gritar o alterarnos no servirá para que nuestros hijos nos obedezcan más, no servirá para que todo ese caos que han dejado en la habitación tras jugar vuelva a su lugar, no servirá para que tu hijo con todo el talento artístico desplegado deje de pintar en las paredes del salón...
Cuando la paciencia se agota, debemos saber buscarla dentro de nosotros mismos, no dejarnos llevar por esas emociones negativas que nos invaden cuando estamos desesperados, frustrados, cansados ... La paciencia está ahí, solo hay que saber gestionar bien nuestras emociones para que la paciencia fluya de nuevo desde nuestro interior. Sí, lo sé, que fácil es decir todo esto. Sí, mucho más fácil escribirlo que practicarlo, pero es que es así de sencillo. Cuando nos dejamos llevar por ese torrente de emociones negativas que se nos vienen encima cuando nuestros hijos sistemáticamente no hacen caso a lo que les decimos, cuando patalean y se rebelan por prácticamente todo, cuando día tras día crees que nada de lo que dices o haces sirve para nada. Sí, entiendo tu frustración porque yo misma me he sentido así en alguna ocasión. Pero enfadándome y dejándome llevar por esa frustración no he conseguido nada. Cuando la paciencia se agota, tómatelo con calma. Mira en tu interior y sabrás volver a recuperarla. Mira a tus hijos y piensa en lo que ha hecho que se te agotara la paciencia y pregúntate... ¿hay para tanto? Seguramente en muchas ocasiones la respuesta será no, solo es que estoy demasiado cansada, quiero que se bañen, cenen y se acuesten rápido. En otras, la respuesta no será tan sencilla pero recuerda que es un niño, ellos
Colección Expertos
69
Sara Tarrés Coromin as
no nacen sabiendo qué es lo que está bien y lo que no. Es tarea nuestra, con el gota a gota de una educación coherente y consistente como vamos a enseñarles lo que está permitido de lo que no, lo que es deseable y lo que no. Cuando la paciencia se agota hay que saber buscarla de nuevo. No se vende ni se compra, pero es la mejor receta contra esos estados de ánimo negativos que para nada ayudan a educar mejor a nuestros hijos.
Colección Expertos
70
Sara Tarrés Coromin as