Edición, Diseño, Recopilación de contenidos y Producción: Fundación de Comunicaciones, Capacitación y Cultura del Agro, FUCOA, del Ministerio de Agricultura. Diseño Gráfico y Diagramación: Unidad de Diseño FUCOA. FUCOA. Santiago de Chile /2009/ FUCOA Impresión: MAVAL
Índice PRESENTACIÓN
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AGRADECIMIENTOS
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PUEBLO AYMARA Kunturi / Cuento al Cóndor Jararankhu / Cuento al Lagarto Asiru / Cuento a la Víbora Taruka / Cuento al Venado K’ isimira / Cuento a la Hormiga Wari / Cuento a la Vicuña Tiwula / Cuento al Zorro
13 14 15 16 17 18 19 20
PUEBLO QUECHUA Saqra Phanikunapi Jap’iqaykuna / Malas Horas y Agarradera Titi / El Tite Chullpakuna / Los Gentiles Patakan / El Patacán Panpa Mullimanta K’aki / La Quijada de Pampa y Molle Supay Sunqu Suwa / El Diablo Encantado Jayrata / El “Condenao”
27 28 29 32 35 37 39 42
PUEBLO ATACAMEÑO El Zorro y el Suri Una Oveja, el Zorro y el Chañar La Guerra del Suri y el Sapo La Coquena Las Dos Campanas El Zorro y el Cóndor El Lagarto y la Mujer
49 50 52 53 54 55 56 57
PUEBLO KOLLA El Cuento de Nunca Acabar La Guanaquita Las Cabritas Turnias La Guanaca Guachita El Burrito Ninu Año Nuevo Kolla
61 62 63 64 65 66 69
PUEBLO RAPA NUI Papatīo Rui / El Papatīo Rui Ana Hue Neru / La Cueva de las Vírgenes He’A’amu O Tō’oku Koro Ko Juan Haoa / Relato de mi Abuelo Juan Haoa Te Mamari Tahoŋa Nui- Nui / El Gran Huevo Tahoŋa Hotu’a Matu’a Uho, la Niña y la Tortuga Kuha e Rati, Ite Varúa Kai Tangata / Las Espíritus Come-Hombres
73 74 76 78 80 82 83 85
PUEBLO MAPUCHE Ti kuri pozo / El Pozo Negro Ti fülag wentxu / El Hombre Blanco Tue Tue / El Tue Tué Gürü Piru Ego / El Zorro y la Lombriz Napitun / Napitún María Rain Curilem Ñi Rüpü / El Viaje de María Rain Curilem Wiliu Kulliñ / Los Toros de Huilío
91 92 94 96 99 102 104 106
PUEBLO KAWÉSQAR Fčakiáns eik’óse / Cuento del Zorzal Wæláman-s eik’óse / Cuento del Cisne de Cuello Negro K’ejek’éwos eik’óse / Cuento del Chancharro Kajéčo-s eikóse / Cuento del Martín Pescador Saltáxar-s eik’óse / Cuento del Hijo del Canelo Wálap-s eik’óse / Cuento de los Sapos C’áskar-s eik’óse / Cuento de C’áskar, la Mujer Luna
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Prólogo “Este conden’ao era un muerto que se enterraba, pero a este muerto el demonio lo levantaba y lo hacía andar. Era como un zombie”, relata Aytara, leyenda de origen quechua que forma parte de este libro, “Pueblos Originarios”, y que da cuenta sobre su relación con la vida y la muerte. Es precisamente la cosmovisión de siete de las nueve etnias originarias de nuestra nación –Aymara, Quechua, Atacameña, Kolla, Rapa Nui, Mapuche y Kawéskar- la que queremos rescatar a través de este texto. Sus narraciones y creencias, la riqueza de una tradición que se ha transmitido hasta hoy de manera oral. Y en los casos en que ha sido posible -porque el idioma aún se utiliza-, lo hemos hecho en castellano y en su propia lengua. Esto dice relación con una de las misiones de la Fundación de Comunicaciones, Capacitación y Cultura del Agro (FUCOA): preservar,
promover y generar espacios que permitan el rescate de las tradiciones y costumbres del mundo rural, que es donde muchas veces se insertan y viven los descendientes de estos pueblos. Ello cobra especial relevancia al celebrarse los 200 años de nuestra vida como nación. El Bicentenario nos da la oportunidad de mirarnos y recuperar nuestros orígenes para darles el real valor que tienen en ellos nuestras etnias, aquellas que poblaban Chile desde el principio de los tiempos. Conservar y difundir su legado es un primer paso para reconocernos en él y recordar que su sabiduría ancestral forma parte de nuestra identidad. Que su cultura nos pertenece a todos. Que sus cuentos, tradiciones y leyendas, poblados de animales, seres mitológicos y figuras religiosas, también hablan de quiénes y cómo somos los chilenos.
Francisco Contardo Morandé Vicepresidente Ejecutivo 2010 FUCOA
Presentación Una de los objetivos de la Fundación de Comunicaciones, Capacitación y Cultura del Agro (FUCOA), organismo relacionado con el Ministerio de Agricultura, es rescatar y preservar las tradiciones, las costumbres y el quehacer cultural del sector rural. En este contexto y, precisamente, ahora que estamos próximos a celebrar 200 años de vida republicana, este objetivo cobra aún mayor relevancia; es el momento de reconocernos, de destacar y de relevar nuestra identidad nacional; identidad basada, entre otros aspectos, en nuestra historia y vida como nación, pero también en los pueblos que habitaban este territorio, antes de la llegada de los españoles: nuestros pueblos originarios. En esta lógica, considerando que poco más de un tercio de quienes declaran pertenecer a uno de los pueblos originarios reconocidos por la Ley chilena vive en el mundo rural, FUCOA ha publicado una serie de libros, destinados a preservar y difundir su tradición oral y su cosmovisión. Es así como ha publicado: “Relatos Mapuche”; la segunda edición de “Cultura y Alimentación Indígena en Chile”, realización conjunta con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y
la Alimentación, FAO; “Leyendas Aymara”; “Cantos ocultos”, antología de la poesía indígena latinoamericana y “Cuentos Kawésqar”, primera recopilación impresa bilingüe de relatos de esta etnia. La presente publicación, “Pueblos Originarios”, es un aporte más al rescate de la tradición oral y de la cosmovisión de nuestras etnias. Comprende cuentos, leyendas e historias de 7 de los 9 pueblos originarios de nuestro país: aymara, quechua, atacameño, kolla, rapa nui, mapuche y kawésqar. Estos relatos, narrados de forma simple y sencilla, nos muestran, entre otros aspectos, la fuerte relación de nuestros ancestros con la naturaleza, su relación con los animales, el respeto por los ancianos y los muertos. La presencia y la herencia dejada por estos pueblos son parte de nuestra historia, por ello, la celebración de nuestro Bicentenario nos motivó a recopilar en un solo documento parte de la tradición oral de nuestras etnias. Es una tradición transmitida de generación en generación, que nos caracteriza como país y es parte de nuestra identidad nacional. Identidad que estamos llamados a preservar; no obstante, no se puede preservar lo que no se valora y no se puede valorar lo que no se conoce en todas sus dimensiones.
Paz Hernández Manríquez Vicepresidenta Ejecutiva FUCOA
Pueblos originarios
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Agradecimientos Agradecemos a todos quienes nos brindaron su tiempo y su trabajo para poder concretar esta publicación. Los relatos aymara y mapuche y los cuentos kawésqar corresponden a una selección de los publicados anteriormente por esta Fundación. Los cuentos quechua fueron recopilados, en 1997 y 2007, por Jorge Pujado Torres, periodista, como parte de una investigación y recopilación de la historia y memoria de la comunidad quechua de Miñi Miñe, financiada por el Consejo Nacional de las Artes y la Cultura, a través, primero, del Fondo de Desarrollo de las Artes y la Cultura, Fondart, y luego, del Fondo del Libro. La fotografía utilizada en este pueblo per-
tenece a José Miguel Lucero y la traducción de los relatos fue encargada por FUCOA a Aydeé López Cruz, profesora intercultural bilingüe, de origen quechua y nacionalidad boliviana. Los cuentos kolla, a su vez, fueron encargados a Bruno Serrano, investigador. En el caso de los relatos del pueblo atacameño, su recopilación contó con la colaboración de Roberto Lehnert, académico del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad de Antofagasta. Finalmente, las historias del pueblo rapa nui corresponden a trabajos recibidos en el marco de la 17° versión del concurso de Historias, Cuentos y Poesía del Mundo Rural, realizado por esta Fundación.
Pueblos originarios
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una mirada a nuestra cultura, sus tradiciones y su gente...
Pueblo Aymara El Pueblo Aymara surge hace unos 1.000 años, con la declinación de la civilización Tiwanaku. Este pueblo, que estaba dividido en varios grupos, se desarrolló junto a otras comunidades socioculturales distribuidas entre los valles de Azapa y Quillagua en Chile, y Caplina, en el Perú. En el valle de Azapa compartían los espacios productivos y ceremoniales. Su economía se basaba en la explotación agrícola; cultivaban maíz, maní, ají y otros productos, complementados con la explotación de recursos marinos. Practicaban, también, la ganadería de camélidos. Con el proceso de expansión del Imperio Inca en el siglo XV, el reino aymara es conquistado junto con otros pueblos de las actuales regiones de Arica y Parinacota y de Tarapacá, no-
roeste de Argentina y territorio chileno, hasta el río Maipo. Su énfasis se orientó al guano y el pescado seco de las costas de Arica; también se posicionó de la sierra ariqueña (Zarahuira) y el altiplano por su ganadería de llamas, muy importantes como animales de carga e indispensables en la intensa actividad de caravanas entre la costa y el altiplano. El territorio de Tarapacá, al momento de la conquista hispana, fue un espacio de múltiples vinculaciones multiétnicas, compuesto por poblaciones locales y altiplánicas, siendo dominantes las de habla aymara. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda de 2002, la población aymara se estima en poco más de 48 mil personas: dos tercios son urbanos y un tercio, rural.
Pueblos originarios / Aymara
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Kunturi
Cuento al Cóndor Kuntur achilas jilatay, wtichiri jilatay, Awti t”ayan t”aysutay, awti q”anan q”ansutay, Awtichiri jilatay, awti ch’uñun ch’unsutay, janiway jilatay, janiway wiyajirüktati Awtichirïta jilatay Maxt’arakipï jilatay, purt’araki imillirukït staw, jilatay janiwaya jaqiktati jilatay.
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Hermano cóndor, nuestro abuelo, hermano hacedor de la época del vacío, Enfriado por el frío del vacío, Tostado por el calor del vacío, Hermano hacedor de la época del vacío Helado por el frío del vacío, No eres hermano, pues, no eres viajero, Tú eres hacedor del vacío, hermano, Pues un joven también llegó, hermano, dices que tienes jovencitas, hermano, Pues, no eres gente, hermano.
Pueblos originarios / Aymara
Jararankhu
Cuento al Lagarto Winkt’asm winkt’asm jilatay dilata, Janiw inatak winkuntati, Inch”irupini winkuntata qalarupiniw winkuntant jilatay, Winkt’asma winkt’asma, t’’uqt’asm t”uqt’asmay jilatay, Paqarakipï latur latur iknaqantay, jilatay, Janipiniw latur latur iknaqantati, jilatay, Jaqïmpiniw sarnaqant(a), jilatay, Munisiñatak jilata, Arktas winkt’asta tisinti jilatay saw Sika.
Tendete, tendete, hermano, hermano, No vas a tenderte en vano, A eso siempre vas a tenderte, hermano, A la piedra siempre vas a tenderte, hermano, Tendete, tendete, baila, baila, hermano, Toda la noche pues de un lado a otro te revolcaste, hermano, No vas a dormir siempre revolcándote, Hermano, Como la gente siempre vas a vivir, hermano, Para qué querernos, hermano, Persiguiendo te tiendes decente, hermano, diciendo Dice.
Pueblos originarios / Aymara
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Asiru
Cuento a la Víbora Kataris jaqïriw siw. Q’alitüriw uka sika - Kawkinkarakta Q’alitu- siriw. Imillanaka parlay, - Kawkinkarakta- Nä aka manq”ankta- siriw, - nä jutanï-. -Iyaw-. - Mä ch’ank”a muruq’u churasitaysiriw, sika. Yast ukat ch’ank”a muruq’u imilla irkatasitäwi si, - Uka ch’ank”at katjitänta-. - Iyaw- sasaw. Yast, uka chánk”at arkantatäwi
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Hasta la víbora suele ser gente, dice. Suele ser pelado ese, dice - ¿Dónde has estado, Peladito?- suele decir. Sabe encontrar chicas, dice - ¿Dónde has estado pues?- Estoy aquí adentro-, suele contestar - Voy a venir-. -Ya-. - Un ovillo de caito dame pues-, suele decir, dice. Después de eso la chica le había entregado un ovillo de caito dice, - Me vas a encontrar por medio de ese caito-. - Bueno- diciendo. Ya está,
Pueblos originarios / Aymara
imillanaka si. Ukat, mä qala p’yan katarikiw q “urq” uskikunas utjit Kunas utjit si Mä akan jikjatäkirakitäw, si. Ukat, Mä ukan jikjatakirakitäwi, si, Janiw kunas utjitï, katarikiskiw. Ukat, chachasti, - Ukätpï- sakitäwi, siw... Uk isapirit nä.
de ese caito le habían seguido las chicas, dice. Luego, en un agujero de piedra, una víbora nomás está roncando Nada había dice. Luego, En otra ocasión le había encontrado nomás también, dice, No hay nada, víbora nomás está. Y luego, el hombre, - ¡Eso soy pues!- había dicho, dice... Yo sé escuchar eso.
Pueblos originarios / Aymara
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Taruka
Cuento al Venado Katari, tarukas jaqikirakïriw sika, kunsa aram, imillanakär ikakatatäw sika. - Kun satarakïta- Lurinsu puchalitsi. Ukat - Waxrani (ju) ma arkt’asita, pupuy pupuy p”aqari chq” ukipatata- Lurinsu Puchal(it) satäta. Pupuy pupuy p”aqari chq” ukipatatasa(sa)w sika. Ukat - Ukapacha janichim jaqïriktk, sik, - Ñaxuktaka-. - Lurinsu satäta, uka p”aqarikisjiwsakitäw sika siw, Ukakirakiw.
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Hasta la víbora y el venado eran gente nomás también, dice, algo en la noche, se había acostado al lado de las jóvenes, dice. - ¿Qué te llamas?-. - Lorenzo Puchalito-, dice. Luego, - Tú puesto con cuernos encima, puesto con flores de pupuy pupuy-. - Me llamo Lorenzo Puchalito. Estoy puesto con Flores de pupuy pupuy-, diciendo dice. Luego, - ¿Entonces, tal vez no sueles ser gente?dice, - ¡Feo eres!-. - Me llamo Lorenzo, esas son flores nomás-, Había dicho, dice que dijo. Eso nomás es también.
Pueblos originarios / Aymara
K’ isimira
Cuento a la Hormiga Sik’imira jaqikirakïriw siw. Ukat uka maxt’anakän, inch’’piriw si, - Sintur P’ilätapiña- Janiw, nä kun mä antätti-. Kunarakisti inch”ipi, - Kun rnaq’atättiSi, - Uk maq’atätpiña ukatpï uk”amastktasakirakitäw si...
La hormiga también suele ser persona nomás, dice. Luego, esos eran galanes, mm ¿Qué decía? Dice - Eres de cintura delgadita pues-, - No, yo no he comido nada-. ¿Y eso, qué es? mm qué es? - No he comido nada-, dice. - Eso pues me he alimentado, por eso soy asíhabía dicho nomás también, dice...
Pueblos originarios / Aymara
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Wari
Cuento a la Vicuña Ukat tarukat inch”i... Waris mirin maxt’riw si, suma maxt’akïriw allqa kalsunani. - Jumá Manis jaqimájtati- Nä jaqishta, nä kunarä jan jaqikiristti. Suma ak”am, paru surmiruni maxt’askt nä, ak”am iñjatitay-. Ukat uk jan amtktti... Lumat lum jap’aqui, lumat lum, qalat qal sariri sasaw kirkt’atäw si, - Wal wari jap’naqiriki-, sasaw kirkt’atäw si. Uk jan sum yatti. Wari tantasan sarxi, mä ask “am wariki sarj(i) si, uk”am kuñt isapir”ta. Urak ná yatta qalata qalat jap’naqiri
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Hasta la vicuña suele ser un joven merino, dice suele ser un joven elegante con pantalón pío. - ¿Tú no pareces gente?-. - ¡Soy gente! ¿Yo por qué no voy a ser también gente? Bien así, con sombrero pardo, soy un joven, yo, ¡Mírame pues así!-. Pues, eso no recuerdo... Salta de loma en loma, de loma en loma, de piedra en piedra suele ir, diciendo, había cantado, dice, - La vicuña suele correr bien-, diciendo había cantado, dice Eso no sé bien. La vicuña levantándose se fue ya, Así una vicuña no más se fue ya, dice, así sé escuchar el cuento, Eso nomás sé yo, suele saltar de piedra en piedra.
Pueblos originarios / Aymara
Tiwula
Cuento al Zorro Mmillanakaruw utar mantir sika, arama imillanaka qapkiri, sika - Tulux tulux- sas, - Kullaka, lakay lakay lakay lakay- imillanaka “tulux- sayatäwi, “tuluxqap(u) si, q’ala lakay lakay lakay yasta urjtankiw, Si, pacha q”anani, “tiw tiw tiw- urux q”anani “tiw tiw tiw-. “Janir munatñantis parlaqt’astti, alala wayña, alala wayña, yast alala wayña, p”istism p”istis, alala wayña, p’’istism p’’íistism, Alala wayña, Apur apur, alala wayña, p’ut p’ut p’ut” tasin, t”uquntk si. Ukat maynaka wintanat llupakipasji si, kuna t”ant” allanakanti, kawkinakanti q “anantanirämäki sik, män t uqkim mayni cha. Ukat, -kullaka- Kunata wich’inkamt kun takxätsma- Janiw- Kunat kunakij shi- Ukakiskipï, kullaka, alala wayña, parlaqt’asikiñani, kullaka apur apuray parlaqt’asiñani, kullaka,
Donde las jóvenes a la casa suelen entrar, dice, en la noche mientras las jóvenes hilaban, dice, - Tulux tulux-, diciendo - Hermana, charla, charla, charla, charlalas jóvenes habían hecho sonar “tulux-, “tuluk-, hilaron, dice, todos, charla, charla, charla, ya está de día, dice, ya está aclareciendo “tiw tiw tiw- el día está aclareciendo “tiw tiw tiw- “No he hablado aún con mi amor, ¡Ay, qué frío! ¡Ay, qué frío! ¡Ya está, ay, qué frío! ¡Vestite, vestite! iAy, qué frío! iVestite, vestite! ¡Ay, qué frío! ¡Apúrate, apúrate! ¡Ay, qué frío! p’ut p’ut p’ut, sonando, se pone a bailar, dice. Luego otras se taparon las ventanas, dice, con algunas ropas viejas, por donde parece entrar la claridad, dice
Pueblos originarios / Aymara
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alala wayña alala wayña “sas, t”uquntkiriw sika. Ukat, -Alala wayña, p”istism p”istism p”istism kullaka, apur apur, kullaka p”istism, p”istism, in(a) jin(a) sarxäñani-. Imillanaka janiw utat ast mistjiti, - P”istism p”istism, kullaka, alala wayña, alala wayñaT”uqt’ir munatñantis parlaqt’astwa, alala wayñaast t’’uquntk, si, Mayanti q”anantanxiw si, -Qaw qaw, qaw qaw- sas, jap’sutäw siw, mäki imillanak anturpatáw sika ... jaqïmakti amuyji... Kunatija.
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En un momento el otro bailaría. Luego, -Hermana-, -¿Por qué, te he pisado la cola?-.-¡No!-¿De qué? ¿Qué sería? “Eso nomás es pues, hermana ¡Ay, qué frío hablaremos nomás, hermana, Apúrate, apúrate, hablaremos, hermana, ¡Ay, qué frío!, ¡Ay qué frío -diciendo, suelen bailar, dice. Luego, -¡Ay, qué frío! Vestite, vestite, vestite, hermana, apúrate, apúrate, hermana, vestite, vestite, Vamos, vamos, nos iremos ya-. Las jóvenes no salían de la casa, - Vestite, vestite, hermana, Ay, qué frío. Ay, qué frío!Con la que quiero hablar hablé, ¡Ay, qué frío!Pues se pone a bailar, dice Una vez más la claridad entra, dice, -Qaw qaw, qaw qaw- diciendo, Había salido, dice, había soltado a las jóvenes rápidamente, dice... Pensaría que era gente... ¿Qué sería?
Pueblos originarios / Aymara
Pueblos originarios / Aymara
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una mirada a nuestra cultura, sus tradiciones y su gente...
Pueblo Quechua El Pueblo Quechua desciende del antiguo Imperio Inca. Llegaron a Chile entre 1443 y 1470, durante el reinado de Tupac Yupanqui. Se sabe que tropas incas y grupos de mitimaes ocuparon el país hasta el Río Maipo y que, tal vez, lo explotaron hasta los ríos Itata y Bío Bío. Según el Censo de Población y Vivienda de 2002, actualmente, hay en el país, poco más de 6 mil quechuas, quienes viven principalmente entre las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta. Los quechuas actuales proceden principalmente de Bolivia, quienes llegaron a trabajar a las minas y salitreras del norte, la mayoría, a comienzos del siglo XX. Posteriormente, se radicaron en ciudades como Arica, Iquique, Ollagüe, Toconce, San Pedro, etc. El hábitat del pueblo quechua se sitúa en la zona precordillerana y altiplánica, territorio que comparte con el pueblo aymara. También comparten la lengua aymara en una función netamente comunicativa, pues la quechua la mantienen sólo con propósitos rituales.
Los relatos que se entregan a continuación proceden de la comunidad quechua ubicada en la quebrada de Miñi Miñe, la que se inicia en la Depresión Intermedia, a un costado de la carretera Panamericana, en el sector llamado Alto Chiza, equidistante de los centros urbanos de Arica e Iquique. Corresponde a una decena de poblados y caseríos, cuyo centro administrativo y principal asentamiento humano es el poblado de Miñi Miñe. Durante siglos, la población de Miñi Miñe se ha dedicado a la agricultura y al comercio de esos productos. La quebrada fue un recurrente lugar de tránsito para comerciantes y arrieros venidos de Bolivia y de la costa, y luego, desde la pampa salitrera, con lo que ganó un merecido prestigio por la calidad de sus productos frutícolas, especialmente las guayabas. Asimismo, el tránsito habitual de personas impidió el aislamiento de sus habitantes y permitió la incorporación de elementos culturales de otras regiones, que incrementaron su acervo y sus tradiciones.
Pueblos originarios / Quechua
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Saqra Phanikunapi Jap’iqaykuna Malas Horas y Agarradera Relatado por Luzmira Quenaya, Nazario Chambe y Martín Chambe
Jallp’a chiqakunapi saqra phanikuna tiyan, puñuchkaptinchik rawiasqa kachkaptinchikchai chiqata purichkaspa. Ukhunman yaykuspa runata unquykuchin thuriykuktin; saqra phani kachkaptin; jukman ukhunchaykukun. Ajina.
Hay horas malas que pasan en los terrenos, uno se duerme o rabea o cualquier cosa pasa por ese trecho. Eso se interna en la persona y la persona se enferma, porque han insistido esas horas malas. Se han entrometido en uno. Es así.
Chaypaqqa jampirikuna tiyan, a.
Entonces, para eso hay curanderos, pues.
Saqra phanikunaqa supay qhatiyninkunawan, Biblia nisqa, yachakuspa yachani.
En el tiempo antiguo, en ese tiempo, no había médico, y había que ir allá a ver qué pasaba.
Wamuniq chayman rispa; juk riqsisqa yachaq, ruwaq runakunata jampiq, tiqraq Quyllurkuna mana atipay atinakuna kawsaypachakunamanta: Kay sut’icharqa Pacha atipakun, saqra phachakuna kachkaktin chay tuyllapi, qan chaypi rikukunki chayqa jallp’a jap’iqasunki.
Las malas horas son el tercio de ángeles caídos que andan en el mundo. Lo supe al estudiar profundamente la Biblia.
Imata ruwasunman? (nispa jukqa watun), Paykuna chaypachalla yachanku. Yanapanayki tiyan tukuy rikch’aq imakunawan;
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Al concurrir al lugar donde ejercía el curandero, único actor legitimado socialmente como sanador-traductor de los designios misteriosos de la naturaleza, éste explicaba: ha insistido la tierra, está pasando horas malas en ese momento y usted estuvo ahí y le ha envestido la tierra.
Pueblos originarios / Quechua
kukawan, sayriwan, manaqa uywawan kanman: uwijawan, llamawan; chaypi p’anpaykunapaq mañan ñaniypi saqinampaq. Mana thaninchu chayqa, Jap’iqasqa runaqa wañullanmi. Chaypacha, runaqa tukuy chay imakunata wakichinan tiyan, wamuniqman rispa llimphuchanampaq. Wamuniqa yachan ruwayta, yachanmi ruwayta qunqurikuspa mañan, nunaq kallpan waqyan. Runaqa mana nuna kallpayrayku kachkaspa. Tukuy tutapi ruwan kay llamk’ayta. Kay tukuywan runaqa chhallayakun; milluraykun (juk rumi kullasuyumanta apamunku), kaypipis tiyan rantinapaq; sumaq nisqankurayku, pichan chayqa sumaq ninku. Wamunikunaqa karuman ruphachimunku. Mana chaychu chayqa, mana lluqsinchu wañupullanmi, wañupallanmi. Chay pachaqa kaynin. Jap’iqan.
¿Qué lo que hay que hacer?, preguntaba uno. Ellos saben al tiro. Usted tiene que asistir ahí con distintas cosas, coca, cigarros, o por lo menos pide un animal, un cordero, para enterrarlo ahí, lo pide para dejarlo tranquilo. Si no lo cura, la persona que está envestida se muere no más. Entonces, la persona tiene que alistarse todas esas cosas para que el curandero vaya a ese trecho y tiene que hacer todas las abluciones. El curandero sabe cómo hacerlo, lo sabe, rezar, arrodillarse o llamar el ánimo, porque está sin ánimo la persona, pasa la noche, hace ese trabajo. Con eso, listo, se alivia la persona, le ponen millo, una piedra, los curanderos la traen de Bolivia, una piedrita, compramos acá nosotros, porque dicen que es buena, limpia, dicen, eso es bueno dicen. Y después los curanderos los llevan lejos, lo queman. Y si no es eso, no resulta, se muere no más, se muere no más. Ésa es la tierra. Enviste.
Pueblos originarios / Quechua
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Titi
El Tite Relatado por Antonia García, Martín Chambe y Florencio Carlos
Michi uywajina, k’ita; uywa wañuchik uraykamun; wallpa, quwikunata wañuchin. Mana mikhumpischu wañuchispa llawarnillanta ch’unqan. Miñi Miñi llaqtapi; wiraqucha Antonia Garcia nisqa, chiqamanta qawasqa. Ninawan inqaykuspa lluqsichisqanku, chantaqa iskay qutumanta qhatirisqanku. Llaqtapi tukuy tantakuspa uyninakusqanku chay uywata mana wañuchinankupaq (titita kawsaypi saqinankupaq), imaynachus kasqanrayku allin kawsay kanampaq; jallp’a pachata yanapanapaq. Ni wallpakunata, ni quwikunallatachu, llawarninta ch’unqan, uywa tarisqanta wañuchin, misk’achakunatapis; Kunayapi achkamanta tiyankupis.
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El Tite es como un gato silvestre y baja a la matanza del animal, sea los conejos o las gallinas. No los come, los mata nomás, les chupa la sangre nomás. En Miñi Miñe, doña Antonia García lo vio de frente. Le metieron fuego hasta que salió y lo persiguieron en dos grupos. Pero después hubo una reunión en el pueblo y acordamos no matar a ningún animal, y al Tite no matarlo, porque por su forma de ser, ayuda a mantener el equilibrio ecológico. No solamente le chupa la sangre a las gallinas, también a los conejos silvestres y a cuanto animal encuentra, la vizcacha, que es plaga en Cuanaya. El Tite es blanco y negro, jaspeado, y sólo chupa la sangre.
Pueblos originarios / Quechua
Titiqa yuraqwan yanawan siq’isqa, llawarkuna ch’unqan. Ñuqa qhawani kimsa wataña qhawasqayqa, (nispa Antonia rimarin) Kullasuyumantachus jamun; pi yachan. Chaypi chunka kimsa wallpakunata wañuchipuwan, k’ankatataq jakapachasqata kawchkaqta saqisqa mana waliqkaqtin wañuchipusqanku aychaqa yuraq, yruaq mana llawarniyuqchu, manawaliq karqa. Titiqa Kuwaqa yapichu kachkanman? Ñuqa mana riqsinichu sach’a sach’a.
Yo, Antonia García, lo vi hace tres años. ¿Vendrá de Bolivia?, ¿quién sabe? Ahí me mató trece gallinas y al gallo lo dejó medio vivo, pero inservible, hubo que matarlo. La carne estaba blanca, blanca, sin sangre. No servía para nada. El Tite, ¿estará en Cobajaya? Yo no conozco, es selva, dicen que en Quipinta
Kipintapi quwi mikhuspa kachkan ninku.
Pueblos originarios / Quechua
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Chullpakuna Los Gentiles
Relatado por Valeria Tauca, Nazario Chambe, Horacio Chambe, Juana Flores y Rosa Calisaya
Chullpakunaqa unay runakuna karqanku, chaychaypi p’ampasqa tullukamalla chuqanakuchkanku. Unayqa mana inti karqachu, jina nikun, killallakarqa, chantaraq inti lluqsimun, chaywanqa tukuy wañuranku, manami intiqa manchay ruphán. Juch’uy runalla karqanku nin, ñuqanchikmantapis aswan juch’uy. Tukuy chiqapi tiyaq kanku; urqu kinraykunapi tarpuq kanaku mikhunankupaq. Mikhuyninkuqa ujina karqa, mikhuyqa mana kunanjinachu chaypachaqa mana riqsirqankuchu. Paykuna kawsachkaptinku mana intiqa karqachu killalla karqa nispa ninku. Chayqa juk jawariy runakunamanta runaman willanakun; ñuqanchismanta ujina karqanku,
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Los gentiles eran gente muy antigua, pues, que está enterrada por ahí, botada, puros huesos, antes no había sol, se dice, pura luna no más, después salió el sol, murieron, se quemaron todos, no ve que el sol es muy fuerte. Dicen que eran chicos, más chicos que nosotros. Vivían en todas partes, así en los cerros, sembraban pa’ comer, pero otra clase de legumbres tenían ellos, no es como ahora que hay arroz, todas esas cosas, en ese tiempo no, no se conocían. Cuando ellos existían, no había sol, dicen, pura luna no más. Esa es una historia que se ha transmitido de generación en generación. Ellos eran distintos a nosotros, porque se dice
Pueblos originarios / Quechua
mana inti kaqtinrayku. Chay pachaqa tutallacha karqa nispa jawarinku, chiqachu manachu chiqa?, wasi punkutaqa paman last’asqa ruwaq kanku; yacharqanku nina lawray lluqsimunanta, pata chiqamanta ruphaykamuspa. Chayrayku wasiyninkuqa pataman last’asqa karqa, nina lawrayqa uramantacha jamunqa nispa umallirikusqanku. Chaypaqqa, inti lluqsimun qaqa urqu patamanta thaskirispa urachiqaman imaynachus karqa punku pataman last’asqa, kay kawsaykunaqa wañurasqanku. Chullpakuna ancha muq’ikun.kusiy kuna ayarispa. Unay karqa juk p’unchay, maypichus jatulikunaqa, chullpakunaman mikhuyta jaywaqkanku min. Qarasqata saqiq kanku, kinua muq’ikuq kanku tukuy ima mikhuy kunata saqiq kanku, nispa ninku. Q’ayantin paqarinpi qhawamuspa ch’usaqlla taripaq kanku; Wawa sat’ikuqkunaqa tapuriq kanku nin. Imapaqtaq mikhuyta jaqayman saqimunki? Yachaspaña maypichus kasqankuta chaypi saqiq kanku. Chantaqa niq kanku chullpakuna jamuchkan, mikhuyta qarananchik tiyan, mana mikhuy tarinkuchu chayqa phiñakunku.
que cuando los gentiles existían no había sol. Entonces, sería todo de noche, cuentan, ¿será cierto, no será cierto?, todos tenían que hacer las puertas para arriba. Ellos tenían conocimiento que iba a salir de repente un fuego y los iba a quemar. Por esa razón tenían sus construcciones con las puertas hacia arriba, porque pensaban que de abajo vendría el fuego. Posteriormente, el sol salió, pero salió de la cordillera para abajo y como estaban las puertas para arriba, estos seres murieron. A los gentiles mucho le gustaban las zampoñas, esa música les gustaba, dicen. Antes, había una fecha que los abuelos les iban a dar comida a los gentiles, los abuelos les dejaban servido no más, porque según dicen, les gustaba la quínoa, le dejaban ahí, dicen. Al otro día iban a ver, está vacío, decían así los abuelos. Siempre hay niños más intrusos que preguntan por qué vas a dejar esa comida para allá mamá, abuelita. La dejaban en un lugar que ya sabía dónde estaban, entonces le decían
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Imaqtin mikhuyta qarankuri? (wawaqa watun) maypi kachkanku nispa mask’amusqa, chiqachukanman manachu, juk tullu uma tariytawan rumiwan ch’aqasqa; tullu ukhupi ñuqtupis kanmanjina kinua junt’alla rikhurisqa. Jatun tatakunayqa ajina jawariq kanku. Wakin runakunaqa umallirinku tata kura chamuyninwan iñiykusqacha k’anchaypis kanman jina, tutallapi rikukusunman tutuyaq nanupi, ajina. Iñiqkuna chamuqtinku ruwanku kay unachaykunata Inti yachaymanta rikhurimun, chullpa runaqa mana judiamantachu, chay jamut’aqa apamusqa kanman unay jallp’a pachamanta, musuq pachaman. Wañusqachu ripunkuchu chullpakunaqa mana yachakunchu wasicha kunaqa chaypi kachkan.
vienen los gentiles, hay que darles de comer, si no encuentran comida se enojan. El niño pregunta tanto que por qué le dejan la comida ahí, que donde están, los va a buscar, se pone a buscarlos, no sé si será cierto o suposición, que encontró una cabecita y la machucó con piedra, dicen, dentro de los huesitos como que fuera el seso que tiene uno ahí tenía lleno de quínoa. Así solían contar mis abuelos. Algunos piensan que esto ha sido como indicado por los sacerdotes católicos, que llegaron y empezaron a evangelizar, y eso era la luz, y la oscuridad en que ellos vivían, una oscuridad espiritual. Cuando llegaron los evangelizadores católicos hicieron estos simbolismos, surgió un sol de conocimiento. Gentil es la persona que no es judía. Ese concepto tiene que haber sido traído por los españoles a América. Se habrán muerto, se habrán ido, no se sabe, pero las casitas están ahí.
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Patakan El Patacán
Relatado por Nazario Chambe, Juana Flores, Filiberto Flores, Rosa Calisaya, Luzmira Quenaya y Florencio Carlos
Patakan nisqaqa warmi runamanta lluqsin. Warmi unquykiptaspa, wawanta mana munaspaqa sullurpan. Chaypachaqa manaña sumaq runachu kanku nispa ñuqaykuqa niyku. P’anpasqa tiyakunku murus kasqankurayku mana sutichasqaraqchu kanku. Unayniyuq kaspaqa t’ukinku runakunawan, p’anpasqa chay chiqata purichkaptinku qawachikuspa turiyakunku, wakin runakunamam qawachikunku. Tutapiqa astawan runakuna puñuchkaptinku chayman rispa q’aralla saqinku, phiñami kanku, warmi kaqqa qhari qhatin, qhari kaqtaq chayqa warmi qhatin. Warmiqa sulluspa jinalla p’anpaykun chayqa, supay jap’ispa jatarichin; mamanta mask’aq lluqsin nispa ninku, ñankunapi
Patacán se produce de las mujeres, las mujeres están con hombres y se preñan, y no quieren tenerlo a su tiempo y lo botan antes de tiempo; entonces, ya no son cristianos, son patacanes decimos nosotros, son duendes, eso los entierran y viven. Viven enterrados, porque son moros, no son bautizados, nada, y con el tiempo hacen travesuras con la gente que anda por ahí, se les presenta a veces, molestan, en la noche es peor, porque va donde está durmiendo, las desnuda, son malos. El que ha sido mujer persigue a los hombres y el que ha sido hombre persigue a las mujeres. Cuando la mujer aborta y lo entierra así no más, el diablo se apodera del cristiano ese, y lo deja levantar. Se dice que cuando era abortado salía a buscar
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waqaspa maypichus maman tiyan chayman qayllamuq mama mana riparayniyuqchu kachkanman chayqa patakan ñuñunmanta jap’iykusqa kachkay yachan. Chayqa mancharikunapaq.
a su mamá, para culparla por lo que había hecho con él, y lloraba por los caminos, iba acercándose a la casa donde vivía la madre y si la madre se descuidaba mucho, de repente podía estar prendido a su pecho.
Kunanqa waqay llakipakuy karqa chayqa wawa kachkaptin, maman mana sullunmanchu karqa k’acha juyacha kanman karqa. Sullu qari karqa chayqa niq kura kayman karqa, chay karqa llakipakuynin. Patakan nisqaqa, yana muntirayuq juch’uy lluqhalla jina riqsichikun.
Entonces, era una cosa horrorosa.
Kay kawsaq llakiynin tukukunampaq, ruwana karqa maipichus p’anpasqa rikukun chayman allaraspa, wawa urquytawan, sutichaspa p’anpaykuna kaq.
El patacán se presenta, es un niñito no más chiquito con sombrero, con sombrero grande.
Rubecinda nisqaqta wawanta allaraspa khusqan ukhunmanta llawarniyuq ima kawsachkarqaraq, khuskannintaq chayqa asna ch’akichkasqaña. Chay pachaqa kawsaq chiqata kicharinku, kachiwan jich’aykuspa sutichanku chay wawata, chanta manaña turiyakunñachu.
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Ahora, el llanto y la lamentación que siempre quedaban era que cuando era niña, si su mamá no la hubiera abortado habría sido una reina, y si era niño decía que hubiera sido un cura. Ése era el lamento.
Para poder deshacer este sufrimiento de este ser, lo que se tenía que hacer era ir donde estaba enterrado este pequeñito, había que desenterrarlo y bautizarlo. Al desenterrar el hijo de una señora que se llamaba Rubecinda, la mitad del cuerpo estaba vivo, con venas, circulando la sangre, y el otro lado todo cadáver, seco, descompuesto. Entonces tuvieron que abrir la parte viva, echarle sal, y bautizar al niño, y ahí dejó de molestar.
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Panpa Mullimanta K’aki La Quijada de Pampa y Molle Relatado por Giovanna Platero y Milton Platero
Kiti panpa mullipi Miñitaman manaraq chayachkaspa; juk qhari chay chiqapi purichkaspa, runa k’aki tarisqa, asirispa jait’ariytawan nisqa,kayjina kiruyuq kayman phisanqayus mikhunaypaq; ña chiqa panpapi tutayaykusqa, may sayk’usqa yarqayniyuq samarisqa, imakunayninta urqhusqa mikhunanpaq. Jina kachkaspa juk qari rikhurisqa phisanqayus mikhuq jamuni nispa,qam waqyawanki nispa nisqa. Chantaqa qhari phisanqayus wakichisqa, may kallpawan achkha mikhusqanku Mikhuy tukuchkaspaqa qhari rikhuriqqa; puriqman waqyasqa q’ayantin wasinam mikhumunanpaq; mana ch’iqikuwankichu, nispa mañasqa mikhumunanpaq. Qhari puriqqa q’ayantin rikhuriq wasinman chayasqa ch’isi urmaykuchkaptinña, sumaq raymi achkha runakunawan suyasqanku;
En la quebrada Pampa y Molle, antes de llegar a Miñita, iba caminando un hombre, cuando se encontró con una quijada de un humano en el suelo. Al verla, el hombre medio riéndose dijo: ¡Cómo me gustaría tener estos dientes para comer pisangayos! Enseguida, el hombre le dio un puntapié a la quijada y siguió su camino. Al rato, empezó a oscurecer en la pampa. El hombre, cansado y con hambre, se detuvo a descansar, empezó a sacar sus cosas para comer. En eso estaba, cuando se le apareció un hombre que le dijo: ¡Vengo a comer pisangayos! ¡Tú me invitaste!
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sumaq k’acha jamp’arapi tiyakuq waqyasqanku, qhari rikhuriqtaq nisqa fidius mikhusunchis, jatun chuwapi juntá apamusqanku, puriqtaq chuwa qhawaykusqa khuru junt’a allmirichkasqa, nin. Rikhuriqtaq nisqa tukuy mikhuyta mikhunayki tiyan; puriqqa mana mikhuy atisqachu millachikuspa may sinch’i mancharisqa kachkaptin rikhuriq qhari nisqa, qan k’akiyta jayt’anki wañusqa tullusninkuwanqa mana phukllanachu chaytaqa mana ruwanachu, nispa astawan mancharichisqa. Puriqtaq unquykusqa kimsa p’unchayta jina chanta wañupusqa manchaymanta.
Entonces, el hombre se puso a preparar el pisangayo, comieron harto y con bastantes ganas. Al terminar de comer, el hombre aparecido invitó al caminante para el otro día a comer a su casa. Le pidió que no faltara a esa invitación. El hombre caminante llegó al otro día a la casa del aparecido. Estaba cayendo la tarde, lo esperaban con una linda fiesta y con bastantes personas más. Lo invitaron a sentarse en una muy bonita mesa. El hombre aparecido le dijo: ¡vamos a comer fideos! Le trajeron un gran plato con fideos, el caminante miró el plato y éste estaba lleno de gusanos, por lo que él se asustó mucho. El aparecido dijo al caminante: ¡tienes que comerte todos los fideos! El caminante no pudo comérselos, estaba muy asustado y tenía asco. El aparecido le dijo al caminante: ¡tú pateaste mi quijada! ¡Eso no se hace con los restos de personas que mueren! El caminante se enfermó y, más o menos tres días después, se murió de susto.
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Supay Sunqu Supa El Diablo Encantado Relatado por Martín Chambe
Erasmo Quispe nisqa, jawariwanku nispa jawarin: Unaypacha Miñi Miñi chaw llaqtapi qutunakuspa wawakuna phukllachkaptinku achkha wawakuna karqa iskay chunka jina phinkirispa, qhaparispa chisiyaypi phukllachkaspa, chayllapi juk lluqalla rikhurisqa, mana jatunchu nitaq juch’uychu, wawakuna imaynatachus phukllachkanku chayta qhawachkarqa. Tuylla chamuspa kay lluqhallaqa qayllaspa waturiq, phukllariyman? Wawakunaqa mancharisqa qhawaykusqanku uktaq nisqa, Ari, mana t’ukurispa. Maymantachu lluqsimun llaqtamantachu manachu, LLuqhallataq pachanmanta qallarisqa kamachiyta phukllasunchik kunanqa nispa qallarisqanku khankiyta. - Kawallituman phukllasunchik.
Erasmo Quispe cuenta que a él le contaron que en tiempos pasados había un grupo de niños del pueblo de Miñi Miñe que se encontraba en la plaza jugando. Era un grupo numeroso, sobre veinte niños, y en la tardecita, jugaban, corrían y gritaban. De repente, aparece un niño, no muy grande ni muy chico, que observaba cómo jugaban los niños y al ver el entusiasmo con que jugaban, llegó un momento en que este niño se acercó y preguntó: ¿Puedo jugar? Los niños lo miraron sorprendidos y uno contestó ¡ya!, sin pensar de dónde salió, si era del pueblo o no. Total que el niño toma al tiro el control y dice juguemos entonces, y empezaron a correr, y después de un rato, el niño dijo: - Juguemos al caballito.
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- Arí, nispa, tukuy ninku.
- ¡Ya!, dijeron todos.
- Pitaq kawallitu kanqa?, nispa, juk watusqa.
- ¿Y quién va a ser el caballito?, preguntó uno.
- Ñuqa kawallitu kasaq, lluqhallaqa nisqa, qamkuna patayman wicharinaykichik tiyan ñuqataq apasqaykichik.
- Yo voy a ser el caballito, dijo el niño. Ustedes tienen que montarse en mí y yo los llevo.
Wawakunaqa wichariy qallarinku lluqhalla pataman chantaqa thaskirisqanku khankichkaptinkuñaqa chunka phichqayuq wawakunaña patapi richkarqa, juk wawataq mana wicharisqaraqchu, kay wawaqa mana waliq kasqanta riparaspa, nisqa, ñuqa mana wicharisaqchu, imayna kay kawallitu kay chhika wawata atinman apayta nispa payllapi waturikusqa. Ñuqa qhatiriq kasaq kawallitú qhatisaq umallirikusqa, k’aspi jap’irikuytawan pataman khiwispa puriy puriy kawallitu nispa qhaparisqa, umanpiqa t’ukurichkarqaraq imatachus qawachkarqa chayta jamut’ayninpiqa kayta ruwasaq, nispa k’aspiwan sikinman chakaykuchisqa, kawallitutaq phinkirisqa wawakunataq khantirispa tukuyniq chiqaman chinkarisqanku, paitaq t’iwkarisqa jatun runa kunaman willaq. Jatun runakuna lluqsiqtinkuqa qhawasqanku imaynatachus kachkarqa chayta.
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Y empezaron a montarse los niños sobre este niño que hacía de caballito y corrían. A medida que corría, lo curioso era que ya iban más de quince niños que estaban encima de este niño y faltaba un niño que se subiera y este último niño dijo: - ¡No!, yo no me voy a subir -porque a este niño le entró la duda cómo podían subir tantos a este caballito. Entonces el niño, para poder salir del paso dijo: - Yo voy a ser el arriero. Voy a arriar al caballo. Y pescó un palo y empezó a batirlo por el aire el palo y a gritar ¡arre, caballito!, pero en su mente seguía pensando cómo estaba sucediendo esto. En su pensamiento se decide a hacer algo, y pesca y le clava con el palo en el poto al caballo.
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Wakin wawakunaqa waqaspa, panpapi lat’aykachachkasqanku lluqhalla kawallichachaq chayqa, manapis runa kanman jina kachkasqa.
El caballito saltó y corrieron los niños unos por acá y otros por allá. Entonces él corrió a informarles a las personas grandes qué estaba sucediendo.
Wakin runa uyllay yachaqkunata waqyasqanku wipliamanta yachayniyuqkunata.
Salieron estas personas y cuando vieron lo que estaba sucediendo, los niños llorando en el suelo, y el niño que hacía de caballito más allá, que no era algo normal, llamaron a otras personas que sabían rezar y que tenían conocimientos de religión y llevaron a este niño a un lugar que es una cuesta, y allá lo enterraron y ahí quedó el diablo encantado.
Juk kinrayman lluqhallataqa apasqanku jaqhaypitaq p’anpaykusqanku kunan chay urqu chiqa patapi juk michi siq’isqa tiyan ninku.
Y en ese lugar dicen que ahora hay una figura en el cerro que parece un gato.
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Jayrata
El “Condenao” Relatado por Rosa Calisaya, Juan Flores, Florencio Carlos, Giovanna Platero y Milton Platero
Qhari warmi wawichayuq karqa nin, qusan unquykuqtin warminqa apasqa janpina wasiman, allin unqusqa kaptinqa chaypi saqirpasqa. Warmiqa asnuchanwan Chakakama janpusqa; qanchis p’unchaymantaqa uraykamullasqataq Arikaman; janpiqtaq, nisqa, jinallapuni qusaykiqa. Chunka p’unchaymanta juktawan uraykamullasqataq, qusanta qhawaq, paitaq waqaspa mañasqa urqunanta; mana allinchu kani chakaman riy munani wañuq nispa nisqa. Tukuy riqch’aqmanta mañasqa, ¡mana!, nisqa, janpiqqa, apanki chayqa qanllamanta kanqa, nispa sunquchasqa. Chaypachaqa urqhusqa; raphi siq’iytawan qusanta urqhusqa. Asnu pataman sumaq sillaykuspa. Acha kinrayta wicharichisqa, ña panpaman chayachkas-
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Dicen que había un matrimonio que tenía una guagüita, se enfermó el caballero y ella lo llevó al hospital, ahí lo dejó hospitalizado porque estaba muy grave, dicen. La señora con el burrito se vino hasta Chaca, y a la semana volvió a bajar a Arica, le dijo el médico: se encuentra igual no más, su marido. Entre diez días volvió a bajar, vio a su marido, su marido le lloró, le suplicó que lo saque no más, que estoy mal, prefiero ir a morir a Chaca no más, le dijo. Le suplicó de una y otra manera. El médico decía no, pero si usted le lleva, es bajo su responsabilidad. Entonces lo sacó, firmó un papel, y lo sacó a su marido. Lo hizo montar bien en el burrito, lo aseguró
Pueblos originarios / Quechua
pa qusanta parlapiasqa mana rimarisqachu, qhasaña kasqa, wañupusqaña nin. Wañusqaña kaptin, allinta wataykuspa asnunwan Chaka ñanta rillasqapuni. Manaraq killa karqachu, panpa Chakaniqman chinpachkaspaña, killa lluqsimusqa ¡ay….! Kay killawanqa chayallasaq, warmiqa nisqa. Wañusqataq kutichisqa, killa lluqsimun, payqa manchaywan qhawaykusqa asnumanta uraykun qhariqa chay chhikan kutisqa, manchaymanta asnu saqirpaspa uraniqman khankirisqa pachallan ñanta ruwachkarqanku Chakaman uraykunapaq. (Kimsa tawa runakuna ñan ruwaq karqa llamk’achkarqanku, nin, karpa ch’ukllakuna jawapi nina lawraq k’ajamuchkarqa, nin). Warmiqa, nisqa, jaqayllaman risaq wawa janatawan chuqaykusqa musphananpaq. Runakunaq chayman chayaspaqa mana rimariy atisqachu, yaku q’uñi ujaykuchisqanku chanta rimarisqa jayrata qawasqanta. Q’ayantin paqarinpiqa tukuynin risqanku maypichus mancharichisqa chayman, janantalla chuqasqata tarisqanku; tukuy riqch’aq uywa sarusqallanta qhawasqanku, sawi q’araq sarusqantaima. Kay wañuq runa ju-
bien, subió la cuesta de Acha, dicen que ya tomó un poco a la pampa, cuando le habló no le contestó, ya estaba frío, ya había fallecido, dicen. Como ya había fallecido, lo aseguró bien y siguió no más con el burrito, caminando a Chaca. No había luna, estaba oscuro en la noche. Entonces, ya estaría terminando la pampa para bajar Chaca hacia acá, cuando ya salió la luna de ahí. - ¡Ay! menos mal que salió la luna, voy a llegar no más con esta lunita, dijo la señora. Cuando le contesta el finado en quechua “luna ha salido”. Ella mira, estaba asustada, se bajó del burro el finado, tremendo hombre se volvió, dicen, se asustó, dejó el burro botado y corrió cuesta abajo... Estaban recién haciendo el camino de bajada a Chaca, dicen, había tres o cuatro personas, los camineros que estaban trabajando y tenían un campamento chiquito, ahí estaban, y había una fogata. Allá no más voy a correr dijo la señora, que le tiró la mantilla de la guagua, para distraerlo. Cuando llegó adonde estaban las personas, quedó muda, no pudo hablar, le dieron un po-
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challisqa kasqa, runa wañuchisqanrayku ukhunwan mana allinpi kaspa jayrataman tukun ninku. Jairataqa juk runa wañusqa p’anpasqa, kay wañusqataqa supay jatarichispa purichin. Sunwi jina karqa. Kay jayrata Purin runakunata, turiyaspa, llaqta qhawaykachaspa jiru karqa, mana pipis qaway munaqchu llakiyninkupaq chay chaypi puriq. Kuralla atiyniyuq karqa allarananpaq, chanta, mana pitapis turiyananpaq Kamiñapi Tinkunakuy karqa, ninku, ñanta rispa, kiti p’uqru; Acha, chiqa nisqapi. Chaypachaqa kura Kamiñamanta. Juk jayrata purichkaqta, sumaq p’anpasqata apamuchkaq, qawaynin saqra kasqanrayku jatun imakunawan kuraqa apamuq; ajinawan atiq apamuyta. Ñan kamiñaman richkaspa Qhatirikunawan tinkuq kanku, mana qhawaykuspa juk chiqa last’asqa purinanku kaq. Unay pachapi Miñi Miñi llaqtapi jayrata tiyaq ninku, Jayrata niq kanku juk qharita Raul sutiyuq; wawanwan munanakuqtin rayku.
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quito de café, después ya se le pasó y contó esto me pasó. Al otro día, levantó temprano y fue con los caballeros ahí y estaba botada la mantilla de la guagua no más, y había un rastro de buitre, de cóndor que había, un rastro de pura bestia, un rastro de puro talón no más, dicen. Más allá es rastro de gallo y así va cambiando el rastro, dicen. Y ahí hacia dónde, qué rumbo tomaría. Como en este caso, el “condena’o” era una persona que fallecía en pecado mortal, como haber cometido asesinato, o una persona que tenía un atrevimiento grave contra sus padres. El “condena’o” era un muerto que se enterraba, pero a este muerto el demonio lo levantaba y lo hacía andar. Era como un zombie. Este “condena’o” andaba y molestaba a las personas, merodeaba al pueblo, era una cosa horrible, un ser horrible que nadie quería ver, pero lamentablemente estaba por ahí. Solamente un sacerdote tenía el poder para desterrarlo y que dejara de molestar. Hubo encuentros, según cuentan, yendo para la localidad de Camiña, a veces en una quebrada que se llama Acha, porque en Camiña siem-
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Unay pachaña kay runaqa wañusqa; wañusqa p’anpanapi pánpasqapis purichkallarqapuni Miñi Miñipi. Jawarinku chayta runa jayrata kaq wañupuchkanku uramanta pataman chayqa wañupunku puni, nispa ninku. Runaqa ninku jayrataqa tukuy runakuna tarisqanta mikhun; Jayratawan tinkuykunki chayqa mana ñawintaqa qhaway kuychu, qanqa ñanniykita qhatiy. Achkha uyllakuy k’acha saqra runakunata jayrataqa mikhun.
pre había sacerdote, entonces estaba molestando uno y lo traía, tenía que traerlo con una capucha estilo fraile antiguo, que no lo mirara nadie, porque su mirada era muy maligna. Entonces, el sacerdote lo traía con cosas sagradas, ahí podía dominar a este ser. Se encontraban con los arrieros que iban camino a Camiña y tenían que pasar por el lado sin mirar. Hace bastante tiempo que en Miñi Miñe se dice que hubo en este pueblo un “condena’o”. Le decían “condena’o” porque la gente contaba que Raúl fue un hombre que tuvo amores con su hija. Esa persona ya murió de viejo, a pesar de ser enterrado en el cementerio del pueblo, siguió vagando por Miñi Miñe. Cuenta la historia que las personas que son “condena’o” se van muriendo de abajo hacia arriba, o sea, que se mueren definitivamente. La gente dice que el “condena’o” se come a la gente. Si se te aparece el “condena’o” no lo mires, sigue tu camino y reza harto. Porque el “condena’o” se come a la gente buena y mala.
Pueblos originarios / Quechua
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una mirada a nuestra cultura, sus tradiciones y su gente...
Pueblo Atacameño Los atacameños o likan antai se ubican en la provincia El Loa, en dos grandes hoyas hidrográficas: la del Salar de Atacama y la de los ríos Loa y Salado. Llegaron a la zona hace unos 9.000 años A.C. Eran grupos de cazadores y recolectores nómades, quienes lograron sobrevivir en el desierto gracias a su estrategia de vida en movimiento entre pequeñas aldeas y estancias de pastoreo.
aprovisionamiento y comunicaciones en su camino al sur.
Junto a sus labores ganaderas, agrícolas, mineras y artesanales, instauraron una economía basada en el tráfico caravanero de bienes de intercambio con los pueblos circundantes a la Puna de Atacama.
La Colonia transcurre sin otras variables que el enfrentamiento entre dos culturas: la española y la atacameña. La hispana se impone paulatinamente, no obstante el rechazo de la población atacameña.
Entre los años 400 A.C. a 100 D.C. intensificaron sus labores agrícolas con nuevas técnicas y semillas y explotaron preferentemente los oasis de Lasana, Chiu-Chiu, Calama, Toconao y San Pedro de Atacama.
La desaparecida lengua materna de los atacameños, el kunza, ya había entrado en un proceso de descomposición frente al impacto del quechua durante la dominación Inca y con la llegada de los españoles, es relegada al ámbito familiar.
Durante el siglo XV, el imperio Inca se apodera del sector atacameño, unos sesenta años antes de la llegada del conquistador español, para establecer allí un puesto importante de
Diego de Almagro llega al área en 1536 y se produce, por vez primera, el contacto europeo con las gentes de estas tierras. Luego, en 1.540, Pedro de Valdivia toma posesión del sector y comienza el proceso de pacificación y cristianización.
La mayor cantidad de relatos atacameños se ubica en un patrón económico: agricultura y ganadero.
Pueblos originarios / Atacameños
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El Zorro y el Suri Cierta vez, el zorro iba caminando con su guitarra, cuando se encontró con el suri2. El suri le preguntó:
- Vamos.
- ¿Para dónde va, don Juan?
- Súbete a mi espalda, para que lleguemos más rápido.
El zorro le contestó:
Y el suri le contestó:
- Voy al “enfloramiento” de las llamas, a comer asado y mote-maíz y a tomar chicha y aloja. Ahí en la fiesta, también se baila con mujeres.
El zorro se subió en la espalda del suri y partieron a la fiesta. Antes de llegar a la estancia donde se hacía el enfloramiento, don Juan le dijo al suri:
Entonces, el suri le dijo:
- Quédate aquí. Yo voy a traerte mote-maíz.
- Yo iría nada más que por comer mote-maíz. Me gusta mucho.
El zorro amarró una soga al cuello de suri y la afirmó a un palo.
Entonces, dijo don Juan, el zorro:
En la fiesta, la gente le decía al zorro:
1 Guggiana, José. “Relatos populares de la comunidad de Caspana”. En Documento de Trabajo N°1, separata. Santiago: Depto. de Ciencias Sociales, Centro de Estudios Antropológicos, Universidad de Chile, 1966, Santiago. 2 Ñandú
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Pueblos originarios / Atacameños
- Juanito, qué caballo tan lindo has traído, ¿dónde lo compraste? El zorro, ya borracho, se “cachiporreaba” contestando que su caballo era muy caro y difícil de conseguir. Entusiasmado con la fiesta, el zorro se puso a tocar guitarra, a comer y a tomar chicha, y se olvidó de llevar motemaíz al suri.
cuando la fiesta había terminado. Realizó bastantes esfuerzos el zorro, para montarse en el lomo de suri.
Toda la noche pasó el suri amarrado, sin poder sacarse el lazo que le apretaba el cuello.
El suri, callado, lo dejaba no más. Cuando el zorro estuvo arriba, ya montado, el suri salió corriendo y “corcoveando” hasta que lo botó. Entonces, con el zorro en el suelo, le dio una fuerte patada a la guitarra, que estaba hecha con una paleta de burro. Luego, el suri le dio otra patada en la cabeza al zorro, y se arrancó.
Muy tarde y muy borracho, llegó el zorro,
El zorro quedó muy enfermo.
Pueblos originarios / Atacameños
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Una Oveja, el Zorro y el Chañar Una pastora se fue a los cerros con su rebaño. Una de sus ovejas empezó a comer chañar y, comiendo chañares, se extravió en los cerros.
- ¿Qué andas haciendo aquí?
La pastora buscó a su ovejita, pero no pudo encontrarla.
- ¡Quiero comer chañar!
La oveja siguió por el campo, comiendo chañar hasta que éste se terminó. Como era la época en que todavía no cae el fruto del arbusto, la oveja se echó hacia atrás, agarró carrera y remeció el arbusto con la cabeza, hasta que cayeron los chañares al suelo. Entonces, se los comió. Un día, un zorro hambriento andaba por ahí. La oveja le preguntó:
El zorro le contestó:
La oveja le enseñó a golpear el arbusto con la cabeza, para que cayeran los frutos y poder comerlos. El zorro corrió y pensó: - Ahora puedo vivir en cualquier parte. Andaba el zorro por otros lados, cuando se le acabó el chañar; entonces, agarrando fuerza con una carrera, se fue de cabeza contra el chañar… Pobre zorro, se quebró la cabeza y se mató.
3 Guggiana, José. “Relatos populares de la comunidad de Caspana”. En Documento de Trabajo N°1, separata. Santiago: Depto. De Ciencias Sociales, Centro de Estudios Antropológicos, Universidad de Chile, 1966, Santiago.
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Pueblos originarios / Atacameños
La Guerra del Suri y el Sapo
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El suri tenía sed, así que fue al arroyo a tomar agua. Allá estaba el sapo, el suri no lo vio y lo pisó. - ¡Ay, ay, ay!, que me pisas. ¿Abusas, porque me vez chico? – Consultó el sapo. ¿Acaso quieres guerra conmigo? - Bueno, si quieres guerra, guerra tendrás –replicó enojado el suri. - Reúne a tu gente y yo reuniré a la mía –dijo el sapo. El general del ejército de vizcachas, gatos y culebras que había formado el sapo, fue el zorro. - ¿Cómo está tu ejército? –dijo el sapo al suri, cuando lo fue a visitar a su casa. - Todo listo –respondió el suri. Entonces, el zorro quiso pegarle al suri, pero éste soltó a su ejército, los tábanos que guardaba en un cántaro.
El zorro huyó perseguido por los tábanos, y tuvo que lanzarse al agua para que los tábanos dejaran de picarlo. A los días, el sapo reunió su ejército y, con el zorro a la cabeza, como el general de todos, avanzaron hacia la estancia del suri. El zorro, que ya sabía lo que le esperaba, comenzó a quedarse atrás. -¡Más adelante, general, más adelante! Pero el zorro se quedaba atrás y más atrás. Cuando llegaron a la casa del suri, los animales del ejército del sapo corrieron a atacarlo. Entonces, el suri soltó tres cántaros con los tábanos. Los pobres animales se golpearon contra el suelo, para evitar las picadas de los tábanos. Sólo en ese momento se escuchó, a lo lejos, la voz del general. La única orden que daba era: - ¡Al agua, amigos, al agua!
4 Guggiana, José. “Relatos populares de la comunidad de Caspana”. En Documento de Trabajo N°1, separata. Santiago: Depto. De Ciencias Sociales, Centro de Estudios Antropológicos, Universidad de Chile, 1966, Santiago.
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La Coquena
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Diosa de los cerros, patrona y reina de los campos de pastoreo
En el ayllo llamado Larache, vivía un caballero que lo apodaban el “Chilca”, porque vivía muy cerca de una mata de chilca. Un día se le perdió un animal mular y salió a buscarlo sin poder encontrarlo por ningún lado. De tanto caminar, encuentra el rastro y lo sigue, pero se le hizo la tarde y luego cayó la noche. De tanto andar, encuentra el animal perdido, que estaba muy cerca de una mata de higuera en un lindo pastizal. Más allá, había una casa alumbrada por una pequeña luz llamada mechero (el mechero es una lámpara hecha con guano de burro y grasa de animal). Él gritó en varias oportunidades, pero en la casa nadie contestó. Al ver que nadie contestaba, él decidió dormir en el lugar; sacó brevas de la mata de higuera, comió y luego se acostó a dormir. Al amanecer, se dio cuenta que estaba durmiendo en pleno desierto y sólo habían piedras y nada más. Los
animales estaban allí. Él había descubierto la ciudad encantada que existe por esos lugares. Luego, ensilla los animales y empieza a caminar de regreso, cuando divisa una luz, era algo que brillaba muy lindo. Se acerca al lugar y toma el objeto que brillaba, y era una imagen muy brillosa, muy linda y la lleva a su casa y le cuenta a la familia lo ocurrido. Pasan unos días y se enferma él, y se empieza a enfermar la familia y él le consulta a los lugareños, les cuenta lo que le había ocurrido. Un matrimonio anciano le decía que tenía que ir a dejar lo que había encontrado, en el mismo lugar donde lo había encontrado, porque era la Coquena y tenía que hacerle un pago que consiste en una boda, compartir comida con ella e invitar a las personas que estaban a su alrededor, como se suele hacer, como lo hicieron los abuelos en otras oportunidades.
5 Asociación Atacameña Lickantacksi, 1999. “Cuentos Atacameños. Difusión de Recreaciones Radiofónicas y Edición Escrita de Cuentos”, con apoyo del Fondo Nacional de Desarrollo Regional F.N.D.R., Gobierno Regional de Antofagasta, Ilustre Municipalidad de San Pedro de Atacama.
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Pueblos originarios / Atacameños
Las Dos Campanas
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Narrado por Margarita Chocobar / Toconao
A mi madre le contaba su mamá que un día y como era de costumbre en nuestro pueblo, casi la mayoría de los Toconares tenían y tienen quebradas en donde se cosecha fruta u otros. Tal es el caso que en la misma quebrada de Jere, más hacia el noreste venían dos lugareños de la quebrada y se encontraron con una señora que estaba lavando unos pañales al lado de un algarrobo en un recipiente natural de la peña. Ella era muy linda y cuando los vio a ellos, les preguntó si tenían jabón. Ellos contestaron que no, pero podrían traerle del pueblo. Ella les contestó diciendo que le compraran jabón, pero que no dijeran a nadie que ella estaba allí, les repitió varias veces. Luego, ellos se fueron y al llegar al pueblo, compraron el jabón y no pudieron soportar ese silencio y luego contaron
a los vecinos más cercanos y se fueron al lugar, pero como ellos no hicieron caso, también los seguían otros del lugar. Cuando llegaron a la quebrada no divisaban a nadie, pero de pronto llegaron al lugar exacto, ella se elevó hacia el cielo y ellos se convirtieron en piedra que suenan como unas campanas. Dicen también que ésta era la Virgen que estaba allí con su niñito, que posteriormente se encontró en el pueblo de Ayquina. Desde esa fecha, el lugar es llamado “Campanas” y ahora se tiran piedras a las piedras grandes del lugar y éstas suenan como campanas. También se notaba el recipiente a la orilla del algarrobo. Es un lugar muy acogedor, una quebrada con la forma de una gruta.
6 Asociación Atacameña Lickantacksi, 1999. “Cuentos Atacameños. Difusión de Recreaciones Radiofónicas y Edición
Escrita de Cuentos”, con apoyo del Fondo Nacional de Desarrollo Regional F.N.D.R., Gobierno Regional de Antofagasta, Ilustre Municipalidad de San Pedro de Atacama.
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El Zorro y el Cóndor
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El zorro se encontró un día con el cóndor y le dijo: - Tú que vuelas tan alto ¿me puedes llevar al cielo? - Si tú quieres, con gusto te llevaré –contestó el cóndor. El zorro subió a las espaldas del cóndor y éste alzó vuelo al cielo. Le dijo el cóndor: - Cuando te tiren un hueso, no has de correr a buscarlo. Cuando llegaron al cielo, se olvidó el zorro y corrió detrás del primer hueso que le lanzaron. Enojado el cóndor emprendió el vuelo de regreso a la tierra. Cuando bajaba, el cóndor vio al diablo y le pidió que si veía al zorro “dile que baje a la tierra”. Dios, al ver que el zorro estaba solitario en el cielo, le dijo:
- Tendrás que hilar lana para que con tu propio hilo bajes a la tierra. Al año tenía el zorro hilo suficiente para bajar. Dios llamó al zorro y le encomendó: - Tú has de llevar semillas a la tierra. Y le entregó un puñado de semillas de maíz y de otras plantas. Bajó el zorro por su hilo. Cuando venía a medio camino, pasaba una bandada de cóndores. - Cóndores picos de mangos de calabaza, no vayan a cortar el hilo. Cóndores picos ganchudos, cuidado con el hilo –dijo el zorro. Entonces, los cóndores volvieron y le cortaron el hilo. Cuando venía cayendo, el zorro gritaba: - Auxilio, coloquen una manta, aquí va Dios cayendo. Nadie escuchó y el zorro se despedazó y se desparramaron todas las semillas de las plantas en la tierra.
7 Tolosa, Bernardo. 1970. “Leyendas de Tierra Adentro”, Antofagasta.
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Pueblos originarios / Atacameños
El Lagarto y la Mujer
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Narrado por Adela Cruz / Pastora, Socaire (1957) Una mujer estaba enamorada de un hombre; le preguntó al hombre que dónde vivía, y él le dijo que vivía en una casa blanca.
En la noche, llegó el hombre, que era amante de la mujer, y le dijo tocándose la cabeza: ¿Por qué me pegaste hoy tan fuerte?
Un día, la mujer estaba en el campo y en una piedra blanca vio a un lagarto. El lagarto hacía como señas con la cabeza.
- ¿Cuándo te he pegado? – dijo la mujer-.
Siempre hacen así los lagartos. Se enojó la mujer y le lanzó una piedra y creyó que lo había muerto.
- ¡Hoy! – dijo el hombre-. Cuando yo estaba en mi casa blanqueada, me tiraste una piedra en la cabeza, y yo te hacía señas. El hombre era el lagarto.
8 Munizaga A., Carlos. 1958. “Relatos populares de Socaire”. Centro de Estudios Antropológicos, Universidad de Chile, Santiago.
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una mirada a nuestra cultura, sus tradiciones y su gente...
Pueblo Kolla El Pueblo Kolla pertenece a la gran familia de pueblos andinos junto al aymara y quechua. Mantiene una forma de relación con la madre tierra basada en el respeto y la reciprocidad. Su principal forma de vida es el pastoreo (llamas y cabras) y la agricultura en pequeña escala. Su origen se remonta al período final del Imperio Tiwanaku en Bolivia (1000 y 1100 DC). Ocupó territorios del altiplano boliviano, noroeste argentino y norte chileno. Entre 1825 y 1835, como consecuencia de la guerra entre Argentina y la Confederación Perú-Boliviana y, luego, entre 1879 y 1881 período en que se desarrolla la Guerra del Pacífico, se produce un
proceso migratorio de la población Kolla hacia el norte de Chile, ubicándose en las quebradas precordilleranas de la Región de Atacama. En Chile, las comunidades habitan en Copiapó, Potrerillos, El Salvador, Diego de Almagro, Río Jorquera y quebradas y aguadas situadas entre estas localidades. Según el Censo de Población y Vivienda de 2002, en el país, 3.198 personas se reconocen como pertenecientes al pueblo kolla. El yatiri es quien ejerce el rol de sanador y celebrante de las ceremonias vinculadas con el culto a la Pachamama.
Pueblos originarios / Kolla
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El Cuento de Nunca Acabar Había un pájaro negro que se sentaba en la ventana y empezaba a cantar: rocha, rocha… rocha, rocha. Al otro día, mi abuelito amaneció muertecito. A la mañana siguiente, el pájaro negro, otra vez, se paró en la ventana y empezó a cantar:
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Pueblos originarios / Kolla
rocha, rocha…rocha, rocha. Al otro día, amaneció muertecita mi abuelita. Y al otro día, el pájaro negro estaba de nuevo en la ventana y empezó a cantar: rocha, rocha…rocha, rocha… Y al otro día, amaneció muerta mi mamita… Y al otro día…
La Guanaquita Era una viejita viuda. Estaba solita en la montaña, bien arriba y, cuando bajaba caminando a pié a compartir un poco con los kolla de abajo, traía verduras, traía carne de cogote de guanaco, traía charqui1, traía patas de cabra para la challa.
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Toda la gente del ayllu2 la conocía bien. Pasando los años, bajaba con las orejas floreadas con flores de lana. Y la viejita volvía a la montaña a cultivar su tierrita y a cuidar su agüita. Y cuando ya bajó, caminando en sus cuatro patitas la vieron llegar. Entonces le pusieron La Guanaquita.
Carne deshidratada con sal (en este caso, carne de guanaco o cabra). Unidad social de familias andinas.
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Las Cabritas Turnias La señora Jesús tenía muchas, muchas cabritas, cuando vivía en la parcialidad de arriba, la Hanansaya, como la llamaban los antiguos, en la veranada. En invierno, las arreaba para abajo, a la Urinsaya, como la llamaban los antiguos. Las cabritas eran muy obedientes y si se desparramaban, el perro las juntaba. Como estaban bien gorditas, la señora Jesús les sacaba harta leche y hacía muchos quesos. Pero se instaló una mina en Potrerillos y todo fue para mal. El agua se puso mala…Y antes que la señora Jesús tuviera que venirse al pueblo, las cabritas empezaron a enfermarse, de repente corrían como locas, se les torcía el cogote y no podían volver a enderezarlo.
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Pueblos originarios / Kolla
Corrían hasta que se caían a las quebradas. Ahí, la señora Jesús se apercibió que tenían los ojos cruzados, estaban turnias. Y como todas empezaron a morirse, se asustó mucho y arrancó al pueblo. Creía que estaban maldecidas, pero un caballero que era profesor en la escuela le contó que no era un mal de ojo… sino el aire envenenado de la mina, el arsénico, le dijo. La señora Jesús, muy triste, fue todos los días a la iglesia a rogarle a Dios para que se lleve el arsénico y le devuelva sus cabritas, aunque estén turnias.
La Guanaca Guachita Una mañana muy tempranito, un pastor kolla subía por la cordillera a buscar a sus cabritas. Llevaba a sus perros que ladraban mucho, eran bien ladradores los perritos y se le arrancaron. Al llegar donde estaba el piño de cabritas que se arrancaban y se amontonaban, se dio cuenta de que había una guanaca paría. El pastor les gritaba, pero los perros no le hicieron caso y empezaron a pelear a la guanaca y perseguirla, y se perdieron cerro arriba. Pero como la guanaca estaba pariendo, cuando se arrancó, dejó sola a la guanaquita y la criíta quedó botaíta y llorando en la tierra. Y cuando el pastor se acercó, se le arrimó.
Entonces le dijo: “Yo te voy a criar en mi casa”. La recogió y la trajo a su casa. Y como su señora tenía hartas mamaderas, le puso una. Las tenía para amamantar a las cabritas, cuando son muchas y la cabra no puede con todas. Pero la guanaquita huachita como era tan grande, nunca podía agarrar las tetas de las cabras que son más chiquitas. Y así estuvo mucho tiempo hasta que fue grande y arrancó p´al cerro. Muchos años después, cada vez que el pastor la veía a lo lejos, la guanaca le movía la cabeza como si mamara para que supiera que estaba agradecida con el pastor, porque la había criado con mamadera cuando era Guachita.
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El Burrito Ninu Este era un burrito recién parido, pero como las mulas siempre le quitaban las crías chiquititas a las burras, se quedó huachito. Y así lo hacen, porque las mulas no paren y de pura envidia les quitan las crías a las otras bestias, las maltratan, las matan de hambre. Don Zoilo lo encontró tullío en el suelo y se lo echó a la espalda. Cuando llegó, le dijo a su mujer: dale algo de leche por siaca… Justo en ese tiempo, a la yegua se le murió el potranquito y el burrito se le pegó a la teta, pero poco alcanzó a mamar, porque la cría se había muerto hacía muchos días. Y como los animalitos siguen a quien los cría, el burrito se iba con Don Zoilo al corral de las cabras y rebuznaba hasta que lo dejaba entrar. Entonces, igual que los niños, se le ponía atrás mientras le sacaba leche a las cabras. Y como le daba hambre, le llenaba la mamadera con la misma leche y ahí se quedaba tranquilito.
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Pueblos originarios / Kolla
Cuando fue creciendo, se puso malo, travieso y se comía todo: la harina, los huevos, la ropa tendida. Y una vez que mi nieto lo montó, le pegó unos saltos hasta botarlo. Y como la tierra se puso muy seca y ya no había cómo alimentarlo, Don Zoilo tuvo que venderlo a un joven que tenía una praderita con harta hierbita para comer. También tuvo que venderlo, porque el burrito Ninu se puso muy malo y le pegaba a los niños para quitarles la mamadera. El nuevo dueño también tuvo que venderlo y el otro se aburrió de las maldades del burrito y lo soltó a la cordillera. Un día que Don Zoilo subía a buscar las cabras, se encontró con el burrito, y le dijo: Mira burrito Ninu, si te portas bien, te llevo para la casa. El burrito movió la cabeza y se fue con él de vuelta. Y cumplió su promesa portándose muy bien. Por eso, Don Zoilo dijo: a los animales no hay que pegarles, ellos entienden con palabras.
En la seca tierra de la puna crece una planta muy extraña: El Cardón, una especie de cactus verde que alcanza cinco metros de altura, con grandes brazos espinados que protegen a sus flores blancas y rosadas. Los pobladores puneños agradecen encontrarse con uno de ellos, durante sus largas caminatas bajo el sol, porque en su pulpa interior guarda agua fresca para los sedientos. Los ancianos dicen que en los cardones descansan las almas de los indios muertos por los conquistadores y que la Pachamama3 los convirtió en plantas para que protejan a su gente y a los cerros de los extraños. Pero cuenta una leyenda kolla que el primer cardón nació por amor. Los antiguos aseguran que hace mucho, mucho tiempo, habitaban estas tierras dos comunidades. El jefe de una de ellas hizo casar a su hija con el anciano jefe de la comunidad vecina. Su objetivo era estrechar lazos de amistad entre ellos. Además, como su yerno era ya un hombre muy anciano, también había planeado que a su muerte, él quedaría al mando de las dos tribus. 3
La joven no pudo más que aceptar las palabras de su padre y se celebró la boda. Sin embargo, unos pocos días más tarde conoció a un joven pastor que era ayudante de su marido. Ambos se enamoraron perdidamente y decidieron escapar para empezar una vida nueva juntos. Partieron un día bien temprano, antes de que el sol se asomara por el cerro, pero cuando el viejo cacique despertó y se dio cuenta del engaño, mandó a llamar a su suegro para salir a buscar a la pareja y castigarlos. La persecución duró varias horas y cuando los enamorados ya sentían los pasos de sus mayores acechándolos, le pidieron a la Pachamama que los ayudara a esconderse. La Pachamama los escuchó y abrió una grieta para que los jóvenes se escondieran en sus entrañas. Al día siguiente, los que los perseguían vieron asombrados cómo en el lugar donde la pareja se escondió había crecido una planta extraña que tenía cuatro brazos. Eran los amantes que se habían convertido en un solo ser para siempre: El Cardón.
La madre tierra que provee de alimentos.
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Año Nuevo Kolla Se celebra el día del solsticio de invierno. Se preparan churrascas4 y otras platos como el locro5 y carne asada. Comienzan haciendo un círculo sagrado hecho de piedras y en él fijan los cuatro puntos cardinales con fogatas de madera. Al centro va otro círculo. Se inicia con el sonido del bombo y el tambor vidalero6. Una mujer sabia comienza a hacer sus oraciones. Invoca a la Pachamama, al Tata Inti7 y a los ancestros. Luego, viene el momento de hacer las peticiones para el nuevo año. Una mesa con un mantelito está cubierta de dulces.
Tortilla de harina y manteca, preparada a la parrilla. Plato de trigo majado, tumba y papas. 6 Instrumento de percusión kolla. 7 El padre sol, que fecunda a la Pachamama. 4 5
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Cada participante puede aportar a la hermosa mesa y pedir. Se ofrecen clavos de olor, higos, todo esto se quema y el olor dulce agrada al cielo y a la tierra. La ceremonia dura toda la noche. Los niños y los ancianos se van a dormir, sólo los jóvenes cuidan el fuego sagrado. Cantando toda la noche, los kollas esperan el nuevo amanecer. Es el tiempo de soñar con mejores tiempos, volver a ser pastores de tierras sin frontera ni dueño. La pacha no pertenece a nadie, es de todos los que la habitan y respetan.
BIBLIOGRAFÍA Los Collas. Seminario Pueblos Aborígenes de Chile. Carla Thompson. Pueblos indígenas en Chile. OEA, UNICEF, Junaeb, Junji. 1998. INE. Estadísticas Sociales de los Pueblos Indígenas de Chile, Censo 2002 Culturas indígenas de Chile: un estudio preliminar. María Ester Grebe. Editorial Pehuen. Chile. Manual de Monitores Culturas Originarias. Heddy Navarro, Bruno Serrano. División de Extensión Cultural, Mineduc. 2001. En Busca de la Danza de los Ancestros. Stefania Spotorno. Artículo Revista Virtual Serindigena.org.
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Pueblos originarios / Kolla
una mirada a nuestra cultura, sus tradiciones y su gente...
Pueblo Rapa Nui El Pueblo Rapa Nui, según la mitología y la tradición oral, debe su origen al Rey Hotu Matu’a, quien llegó a la Isla con unas 100 personas, provenientes de islas polinésicas. Este Rey estableció la organización social, el sistema de parentesco y descendencia, además de la forma de construcción de monumentos y viviendas. Está conformado por 4 mil 600 personas aproximadamente, de las cuales más de 2 mil 600 viven en Isla de Pascua, según datos del Censo de Población y Vivienda 2002. Rapa Nui es el nombre originario de esta Isla de origen volcánico y forma triangular, ubicada en medio del Océano Pacífico Sur. Posee tres volcanes situados en tres puntas: Rano Kau, Maunga Terevaka y Poike. La cultura rapa nui está ligada a la polinesia, pero en su aislamiento desarrolló singulares sistemas de creencias y construcciones de piedra que no existen en ningún otro lugar del mundo. Su lengua, el vananga rapa nui, y su escritura ceremonial, rongo rongo, pertenecen a la familia polinésica.
Actualmente, este pueblo originario conserva gran cantidad de ritos, ceremonias y creencias ancestrales. Algunas han variado con el tiempo, pero otros han permanecido, como los conceptos de Mana y Tapu. Mana es la magia o poder sobrenatural, que está en mano de los espíritus y algunos iniciados. La unidad social básica es el hua’ai, que es la familia extensa, compuesta de tres generaciones como mínimo, cuya descendencia es patrilineal. Isla de Pascua es mundialmente conocida por sus moai, que significa en lengua rapa nui “para que no falte”; son gigantes esculturas de piedra volcánica, que miden en promedio 4 metros de altura. construidos por los ancestros entre los años 900 y 1500. Desde el 9 de septiembre 1888, la isla es parte de la soberanía de Chile, y en 1916 se incorpora a la administración de la comuna de Valparaíso.
Pueblos originarios / Rapa Nui
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Papatio Rui El Papatio Rui
Patricia Roe Roe / 13 años / 8º Básico / Colegio Lorenzo Baeza Vega / Isla de Pascua
O tō’oku koro era ko Rafael Roe i ’a’amu mai i te ’a’amu reka nei, ’e he ’a’amu parauti’a takoa:
Mi abuelo, Rafael Roe, me contó una vez esta divertida, pero real historia:
E tahi pō ’omotohi i te ’aro era o Te Pito Kura, i Haŋa o Honu, e ŋoŋoro ’ā ’e ka koa tō’oku koro era ’ananake ko te nu’u o tō’ona hua’ai ’e he repahoa takoa. ’I me’e era, tō’oku papatīo era ko Rui, ko ’apa niva ’ana i te ’ava unu aŋa hai ha’ari, he e’a he mimi ’i haho. ’I te me’e era ’ina he hare komo, he oho he mimi i muri i te ahu ’o īra.
Una noche de luna llena, en un lugar costero del sector de Te Pito Kura, en Haŋa o Honu, estaba mi abuelo celebrando una fiesta con varias personas de su familia y amigos. Estaban todos pasándolo muy bien, cuando el tío Luis (Rui), que había bebido un poco de más de un exquisito licor hecho de coco, sintió ganas de ir al baño y como en el lugar no habían baños, no encontró nada mejor que ir a orinar cerca de un ahu, que son las plataformas ceremoniales donde paraban los moai.
Ko kī ’ā e te nu’u mo ta’e oho mo mimi ’i ira, he kona tapu. Kai haka roŋo e papatīo Rui. ’I aŋa era i te me’e nei, kai mo’a pa’i i te ahu, he haka ’ara i te vārua o rā kona, he riri te vārua. Hini ’iti, he ha’amata a papatīo Rui e māui- ui, he toumamari te ’ariŋa ’e he tea- tea pa he taŋata mate ’ā. He kī e tō’oku koro era ki te nu’u, ko uru ’ā te vārua ki roto i a Rui.
Las personas le habían advertido que no lo hiciera en ese lugar, ya que era un lugar sagrado, pero el tío Luis no hizo caso. Esta actitud de falta de respeto, afectó a un espíritu que custodiaba el lugar y después de un momento, el tío Luís comenzó a sentirse mal;
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Pueblos originarios / Rapa Nui
He ma’u mai a ruŋa i te pere’oa ki te ’opitara i Haŋa Roa; ’i oho mai era he ha’amata te mata o papatīo Rui he reto- reto. ’I tu’u era ki te ’opitara, he u’i e te tāote ’ina he me’e mo aŋa, ta’e pa’i rā me’e he māui- ui. Mai te ’opitara i ma’u ai ki te hare pure, he to’o mai e te oromatu’a, he pure, he tahu- tahu mo ora haka ’ou mai o Rui. ’I oti era, he ora mai a papatīo Rui, he riva- riva haka ’ou. Mai rā mahana pē mu’a, ’ina a papatīo Rui, kai oho kai mimi haka ’ou i te kona tapu.
se puso de color amarillo y muy pálido, como una persona muerta. Mi abuelo les dijo a las personas presentes que al tío se le había metido el espíritu de un vārua (alma en pena). Rápidamente lo trasladaron en auto al hospital que quedaba en el pueblo de Haŋa Roa; en el trayecto se le pusieron los ojos morados. En el hospital, los médicos lo examinaron y dijeron que no podían hacer nada, ya que no era una enfermedad. Del hospital lo llevaron a la iglesia, el cura lo tomó, empezó a rezar y como a exorcizarlo para que el tío Luis recobrara la vida. Cuando terminó, el tío volvió a recuperarse y se sintió nuevamente bien. De ahí en adelante, el tío Luis nunca más profanó un lugar sagrado.
Pueblos originarios / Rapa Nui
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Ana Hue Neru
La Cueva de las Vírgenes Alejandra Araki Riroroko / 13 años / 8º Básico / Colegio Lorenzo Baeza Vega / Isla de Pascua
’I mu’a ’ā, i te hora tuai era o te mata mu’a, e iri ro ’ā te repa, te taŋa ’apī ki ’Oroŋo mo ’a’ati. Ra’e e hihiri e turu e oho era i te ’opata o Rano Kau, ki oti e kau e iri era ki ruŋa ki te motu mo kimi i te māmari o te Manu Tara. Ki rava’a te māmari, he kau he hoki mai te ŋā repa nei, he hihiri he iri haka’ou i te ’opata o te rano ka tu’u rō ki ’Oroŋo. Te kope era mo rē, he ’aito o te ’a’ati, ’e he vae e tahi uka neru mā’ana, mo hāipo- ipo ’e mo haka ai i te rāua ŋā poki.
Hace muchos años, en la época de nuestros ancestros, subían los hombres jóvenes de la Isla a la aldea ceremonial de ’Oroŋo a competir. La competencia consistía en: primero, debían bajar escalando los acantilados del volcán Kau; luego, nadar hacia los islotes (Motu Nui, Motu ’Iti, Motu Kao- Kao) para buscar el huevo del Manu Tara (un gaviotín que llegaba a anidar en primavera). Cuando encontraban el huevo del Manu Tara, los jóvenes regresaban nadando a la costa,
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Pueblos originarios / Rapa Nui
Te tahi ŋā uka neru era, he ma’u haka ’ou ki Poīke, ki roto ki te ’ana e tahi i te titi o te vaikava e hapa’o era e te ru’au maramarama. ’I ira e noho era e tahi matahiti ka tano rō te ta’u o te ’a’ati o te māmari Manu Tara, i te ta’u o hora ’iti.
volvían a subir escalando el acantilado del volcán hasta llegar a ’Oroŋo. Quien encontraba el huevo, era considerado el vencedor y como premio, elegía de un grupo a una joven virgen, llamadas neru, para casarse con ella y así conformar una nueva familia. Las demás jóvenes neru eran llevadas nuevamente al otro extremo de la isla, a Poīke, a una cueva que quedaba al borde de un acantilado en la costa, las cuales eran cuidadas minuciosamente por ancianas sabias. Allí permanecían durante un año hasta llegar nuevamente la época de la competencia del huevo del Manu Tara, en primavera.
Pueblos originarios / Rapa Nui
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He ’A’amu O To’oku Koro Ko Juan Haoa Relato de mi Abuelo Juan Haoa Jackeline Tuki Pate / 15 años / 8º Básico / Colegio Lorenzo Baeza Vega / Isla de Pascua
O tō’oku koro ko Juan Haoa i ’a’amu mai i te ’a’amu nei:
Mi abuelo Juan Haoa me contó la siguiente historia:
E tahi mahana, he oho te taŋata ko Manuera Hito he hī i te kona hāhine ki ahu Tepeu. He tu’u he here i tō’ona hoi i ruŋa i te tumu o ira.
Un día, un personaje llamado Manuel Hito fue a pescar en caballo cerca del lugar de ahu Tepeu. Una vez que llegó, amarró su caballo cerca de unos árboles.
’I te pō’ā, he ŋaro’a e Manuera e tahi me’e pa he rima takeo ’ā ko puā ’ā ki tō’ona ’ariŋa; he veveri, he nanahua ro ’ai i te ri’a- ri’a, kai riva mo kī e tahi vānaŋa. He hoa i te hī ’e he iri ki te kona here i tō’ona hoi. ’I ka tu’u atu ena, he takea ko e’a mai ’ā te kuta- kuta mai roto i te haha o te hoi ’e ka teka- teka pa he ma’a- ma’a. Hini ’iti, he kore te ri’a- ri’a o Manuera, he haka haumarū i te hoi ’e he eke ki ruŋa; ’i ka eke atu ena, he veveri tū hoi era ’ai ka keri e tahi haŋu titika ki Haŋa Roa. ’I hāhine era ki te ’aro era o Rōiho, he takea e Manuera e tahi ’ata taŋata i te tapa o te ara, he ’ata veveri a Manuera ’e he karo e tū hoi era o’ona i te ’ata taŋata nei.
Al amanecer, mientras pescaba, sintió una mano fría que le rozaba la cara; en ese momento sintió mucho miedo y quedó helado de terror, no podía articular palabra alguna. Dejó de pescar y se dirigió hacia el lugar donde estaba su caballo. Al llegar, vio que el caballo tenía espuma en el hocico y daba vueltas como si hubiese enloquecido. Cuando Manuel salió de su trance, trató de apaciguar el caballo y de allí lo montó, pero el animal, ahora suelto, corrió como un rayo hacia el pueblo de Haŋa Roa. Cerca del sector de Rōiho, vio la sombra de un hombre en la
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’I oho ’iti pe mu’a, he takea haka ’ou i tū ’ata era, he kuku te tariŋa o te hoi, ’ai ka rere a ruŋa i tū ’ata era ’e he hiti- hiti he oho. He ŋaro’a e Manuera i tahi pakeke pa he hora ena ’ā ko hati ’ana te ivi, ko īa ko te kikiu e tahi. He oho, he haka teka i te hoi, he haka titika ki Vai Tea. Ki tu’u ki Vai Tea, he takea e rua ’ata taŋata ’ai ka ŋaro’a i te re’o e kī era ki a īa: “Hai me’e nei ko oti ’ā, ’ina a koe e ko haka ’o’one haka ’ou i te mātou kona haka ora”. Pe nei i ’a’amu mai e tō’oku koro: “E ai ro ’ā te kona o Rapa Nui e ko riva te taŋata kē, te hua’ai kē mo oho mo hī; mo oho ki ira he haka veveri e te vārua o rā ŋā ’aro.
orilla del camino, asustándolo aún más, pero el caballo esquivó la sombra hábilmente. Más adelante, el jinete volvió a ver la sombra, el caballo agudizó las orejas, pasó de un salto por sobre la sombra y dio varias coces con las patas traseras. Manuel escuchó un ruido como si se quebraran varios huesos y luego un grito horroroso. Siguió Manuel y cambió de dirección hacia Vai Tea. Al llegar a Vai Tea, divisó dos sombras y escuchó una voz que le decía: “Con esto basta, nunca más ensuciarás nuestro lugar de descanso”. Según me contó mi abuelo, hay lugares en Rapa Nui en que no pueden pescar ciertas personas que no son de la familia del lugar; de lo contrario los espíritus del sector los molestan.
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Te Mamari Tahona Nui- Nui El Gran Huevo Tahona
Henua Pakarati Díaz / 13 años / 8º Básico / Colegio Lorenzo Baeza Vega / Isla de Pascua
Ko rahi ’ā te matahiti pe tu’a, e 9 tō’oku matahiti, e aŋi- aŋi no ’ā e au, i te ’a’amu nei o tō’oku nua i ’a’amu mai: I roto i te ŋā mata nunui era e rua o mu’a ’ā o Rapa nui, te vi’e o te ‘ariki paka o te Hanau ’E’epe, ko hanau tama ana. I rahi i oho era te ’ava’e, he nui- nui he oho te manava o nei vi’e, ki te roa ’ina he riva mo ha’ere i te paŋaha’a o te manava, ’e he to’o mai e tā’ana kenu he na’a i roto i te ’ana e tahi. Te ’iŋoa o te vi’e nei ko ANANAĪA. I poreko era tā’ana ŋā poki, he takea e rua poki pe tū huru ’ā, e pipiri ro ‘ā mai te ŋao ki te keke’u. I roto i rā ’ana i hapa’o ai ka tano rō e rima matahiti. He tano te ta’u, he oho te ’ariki paka ko īa ko tā’ana vi’e, he ‘ui ki te ru’au tahu- tahu e tahi, pe hē tū ŋā poki era ’ana pako’o mai te kona pipiri era. He kī e nei ru’au mo haka unu hai raupā tumu e tahi mo pako’o ararua.
Hace unos años, cuando tenía 9 años, recuerdo que mi abuela me contó esta historia: En una de las dos tribus grandes que existían antiguamente en Rapa Nui, la esposa del jefe de la tribu de los Hanau ’E’epe quedó encinta. Al pasar los meses, su embarazo se fue haciendo cada vez más notorio, tanto que ya no podía caminar mucho por la pesadez del abdomen, por lo cual su esposo decidió ocultarla en una cueva. Cuando la mujer, que llevaba por nombre Ananaīa, por fin dio a luz a sus hijos, porque fueron mellizos, se dio cuenta que estaban pegados desde el cuello hasta el hombro. En esa cueva, fueron criados hasta los cinco años. Luego de un tiempo, la pareja consultó a una anciana curandera para ver qué remedios podían tomar para separarlos, y ésta les dijo que
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He haka unu e ANANAĪA hai vai raupā pau rō te mahana ka tu’u rō ki te roa ko taŋa ’ā, i rā ta’u i pako’o iho ai ararua. He koa tū ’ariki paka era o te pako’o tu ŋā poki era a’ana ’e he aŋa e tahi ŋoŋoro nui- nui mo tō’ona mata, mo haka mahani i tū ŋā poki era, ’e pe īra ’ā he tarai i ruŋa i te miro toromiro, e tahi māmari tahoŋa, ko īa ko te pū’oko e rua i ruŋa, mo ha’a’aura’a i te mana mo te nu’u ka poreko era e rua ŋā poki pe tū huru ’ā.
les diera de beber una infusión hecha con hojas de una planta para lograr separarlos. Ananaīa les dio de beber dicha infusión todos los días hasta que llegaron a ser adolescentes, tiempo en el cual pudieron finalmente separarse. El jefe de la tribu estaba tan feliz con dicho suceso, que organizó una gran fiesta para su tribu para poder presentar a sus hijos. Además, simbolizó en un hermoso tallado en madera de Toromiro con forma del huevo de la fertilidad, Tahoŋa, con dos cabezas humanas perfectamente iguales y así con este huevo simbolizar el poder para aquellos que tuvieran hijos mellizos.
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Hotu’a Matu’a Korahi Tuki Pate / 16 años / 2° medio / Liceo Aldea Educativa Rapa Nui
Mi abuelo le contó a mi papá y él a mí, la historia de cómo llegó el rey Hotu’a Matu’a a Rapa Nui. Había una isla llamada Hiva. Su rey, Hotu’a Matu’a, quería buscar una tierra alejada para vivir con su pueblo y gobernarla sin tener que compartirla con otros soberanos, pero se le hacía imposible, pues no sabía en qué dirección viajar. Un día, el sabio del Rey, el adivino Haumaka tuvo un sueño. Vio una isla en medio del océano, que se encontraba sola y parecía un muy buen lugar para vivir y para que su amigo, el Rey, pudiera gobernar. Al despertarse, Haumaka fue a contarle a Hotu’a Matu’a su sueño. Le dijo que debía navegar hacia el sol naciente. Para confirmar lo dicho por Haumaka, el Rey envió a sus siete mejores exploradores para encontrar la tierra vista por el adivino.
Los exploradores tomaron sus canoas y partieron en busca de la isla. Pasó un mes y quince días y volvieron a Hiva. Se dirigieron a la casa del Rey y le confirmaron el sueño de Haumaka: existía dicha isla, era muy hermosa, apropiada para el cultivo y la ganadería. A pesar de que no pudieron acercarse a tierra, pues las condiciones del mar no lo permitieron, le informaron al Rey que era muy buena para vivir. Con estas noticias, el Rey se unió con sus consejeros para preparar la partida. Lo anunció al pueblo y todos decidieron seguirlo. Tomaron alimentos, confeccionaron las balsas y todo el pueblo se embarcó hacia la nueva tierra. Cuando avistaron Rapa Nui, la rodearon con las embarcaciones, buscando un lugar para desembarcar. Así llegaron a una playa de blancas arenas, un mar apacible y un hermoso paisaje: Hanga Rau, hoy conocida como Anakena. El rey y su pueblo podían comenzar una nueva vida.
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Uho, la Niña y la Tortuga Lizette de Lourdes Escobar de Tuki / Profesora Básica, Colegio Lorenzo Baeza Vega
Según cuenta la leyenda, hacia el año 1600, en la misteriosa Isla de Pascua, en un bello paraje, denominado “Bahía de Hangaragi”, donde se encuentra ubicada la hermosa playa de Anakena, vivía una bella joven en edad de merecer, de nombre Uho. Ella era hija única y vivía con sus padres campesinos y pescadores. Todas las tardes, a la hora del crepúsculo, la niña se iba a bañar en las tibias aguas de Anakena (que significa Julio), ataviada solamente con su hami, que era una especie de calzón, hecho con fibras de matute, que le cubría sus partes íntimas; esto nada más llevaba la niña y cuando se bañaba, lo dejaba sobre una roca y quedaba completamente desnuda. Cierta tarde de verano, cuando la niña disfrutaba de las delicias del baño, vio que se acercaba una gran tortuga y, sin que ella se diera cuenta siquiera, la tortuga tomó el hami con su hocico y se alejó mar adentro. La niña, al ver lo que ocurría, le gritó: ¡Eh, tortuga, oki mai koe, devuélveme mi hami toke toke! A lo que la tortuga macho contestó: ¡Si lo quieres, ven a buscarlo!
La niña, pudorosa, al verse desnuda, nadó con todas sus fuerzas hacia la tortuga hasta alcanzarla y la tortuga le dijo: “Yo te llevaré hasta tierras de Hiva (lejanas) donde encontrarás tu felicidad. ¡Súbete sobre mi lomo!” Así anduvieron largo trecho mar adentro, hasta llegar a un hermoso lugar desconocido y lejano, pero al llegar a la orilla de esa isla pequeña y desconocida, la joven vio a un apuesto joven que pescaba y le dijo: Iorana ¿Ko ai to ingoa? (¿Cómo te llamas?) El joven pareció entender el idioma y le contestó: Koiki ¿Y tú? – Yo soy Uho y vengo de Hiva. Me trajo engañada esta tortuga mala. Pero de inmediato surgió el amor entre los jóvenes y muy pronto se casaron en una hermosa ceremonia polinésica, ya que el apuesto joven resultó ser el hijo del Rey de esa isla desconocida. Pasó el tiempo y Uho quedó embarazada, pero ella siempre añoraba su tierra y pensaba en sus
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padres, quienes la habían cuidado desde pequeña y cómo estarían sufriendo ante su partida improvisada. Mientras preparaba la comida junto a su suegra, Uho lloraba y lloraba. Al preguntarle la madre a su hijo por qué llora siempre Uho, él le contestaba: Ella llora porque le duelen los ojos por el humo. Pero, en realidad, ella lloraba por pena. Así Uho se fue deteriorando cada vez más y ya casi no quería comer ni cantar, ni siquiera quería preocuparse por su pequeño hijito. Koiki, muy preocupado por esta situación, la llevó donde una bruja buena y le explicaron el problema. Ella les dio como solución que convertiría a los tres en pájaros para que así pudieran volar hacia la tierra de Uho y cuando sus padres la reconocieran, ellos volverían a tomar su forma humana. Así, Uho y su hijo, fueron convertidos en palomas y Koiti, en manu Toke Toke (pájaro ladrón). Volaron y volaron los tres, con viento, sol y lluvia, hasta llegar a la bahía de Hagaragi, lugar
de origen de Uho, en donde todo era desolación, ya que sus padres y familiares la lloraban, dándola por muerta y se preparaban para su funeral. Al ver a las extrañas aves, la gente empezó a apedrearlas, gritándoles que eran aves de mal agüero y que se fueran lejos. Fue así como cuando las piedras iban para arriba, las aves volaban hacia abajo y viceversa; estuvieron largo rato de esta manera y ya cansados se alejaron un poco de la gente y Uho, al ver a sus padres llorar amargamente por ella, les dijo: ¿No me reconocen? Soy Uho y he vuelto con mi nueva familia. Al principio, los padres no le creyeron, pero al preguntarle ciertas cosas de su vida pasada, se dieron cuenta de que la chica no mentía y la abrazaron y aceptaron de nuevo junto a su familia, quienes volvieron a tomar forma humana. Felices, todos celebraron la llegada de la hija perdida con una gran fiesta con curanto y vivieron muy contentos, comiendo kamote.
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Kuha e Rati, ite Varúa Kai Tangata 1
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Las Espíritus Come-Hombres Lizette de Lourdes Escobar de Tuki / Profesora Básica, Colegio Lorenzo Baeza Vega
Kuha e Rati eran dos hermanas jóvenes que vivían en la isla más alejada del mundo: Tepito ote Henua (El ombligo de la Tierra). Las jovencitas eran muy queridas por sus padres y familiares y, además, muy nehe-nehe (hermosas). Ellas crecieron hasta transformarse en unas bellas mujeres, muy hermanables, que siempre andaban juntas, eran inseparables. Kuha era muy blanca de largos cabellos rubios y Rati era morena, de largos y lacios cabellos negros. Un día que fueron a pescar cerca de la playa de Anakena3, acaloradas, decidieron hacer un alto en la pesca y, tal como Dios las echó al mundo, se fueron a bañar mar adentro. Pero, de pronto, el tiempo comenzó a cambiar y una
fuerte ola las arrastró hacia el roquerío, donde murieron abrazadas las dos hermanas. Al ver que no regresaban, sus padres y familiares las buscaron por cielo, mar y tierra, sin poder hallarlas jamás. Nunca tuvieron el consuelo de poder sepultarlas como hubiesen querido para que sus espíritus descansaran en paz. Pasó el tiempo y sus padres siguieron llorando su partida, sin consuelo y le hicieron una animita de piedra de hani-hani4, justo en el lugar donde las vieron por última vez: la playa de Anakena. En ese lugar, se veían dos velas encendidas por el descanso de sus almas. Bueno, pero, como dice la gente antigua, las
Comida Hombre 3 Playa de arenas rosadas coralinas, que en rapa nui, significa Julio. 4 Piedra de origen volcánico de color rojizo. 1 2
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personas no descansan hasta ser sepultadas cristianamente, solo así sus almas encuentran el descanso eterno y no andan vagando entre las tinieblas. En este caso, las hermanas no descansaron en paz y un varúa maligno se metió en sus almas vagantes y les inculcó el odio hacia todo aquel hombre que no perteneciera a su familia y que ellas debían atacarlo hasta causarle la muerte, pero de la peor manera. Según dice nuestra leyenda, las hermanas se convirtieron en espíritus malignos y en las noches de luna en Anakena flotan tomadas de la
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mano; ambas se ven muy hermosas, usando vestidos blancos. Si ven a un hombre apuesto en la noche, lo seducen con sus cantos de sirenas, apareciéndoseles como dos hermosas mujeres que se bañan desnudas en las aguas bajo la luna llena; los seducen y atraen hasta llevárselos a su cueva, donde se los comen en curanto. Ésta es su venganza contra los hombres, ya que ellas en vida, jamás conocieron el amor de un hombre, eran vírgenes e inocentes. Así es que, si eres joven y apuesto: ¡No te aparezcas por Anakena en noches de luna! Porque te pueden atrapar las varúa5 y te convertirán en curanto.
Alma o espíritu errante.
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una mirada a nuestra cultura, sus tradiciones y su gente...
Pueblo Mapuche Los mapuche tienen sus orígenes, según hallazgos arqueológicos, hace 13 mil años, en los primeros grupos cazadores recolectores. Es uno de los pueblos originarios de nuestro país que más fuertemente ha conservado sus creencias, costumbres e identidad. A la llegada de los españoles, ocupaban un extenso territorio comprendido desde los valles centrales hasta el archipiélago de Chiloé y su población era cercana a un millón, la que hablaba una lengua común (mapudungun). Según el último Censo de Población y Vivienda (2002), del total de habitantes del país que declaró pertenecer a uno de los nueve pueblos originarios reconocidos en la Ley Indígena, el 87,3% es mapuche. De su homogeneidad lingüística se distinguían dos grandes unidades territoriales: el Gulu Mapu o tierras del oeste (Chile) y el Puel Mapu o tierras del este (Argentina): cada una de estas unidades estaba internamente cons-
tituida por distintos Bütal Mapu, espacios geográficos que dieron nominación a identidades territoriales como Pikunche, Williche, Pewenche, Lafkenche, Wenteche, Nagche, etc. Los mapuche basaban su economía doméstica en la caza, recolección, pesca y actividades hortícolas de tala y roce; cultivaban papas, maíz, ají, porotos pallares, quínoa y otros productos, lo que les permitía una alimentación variada y generosa. En cada Lof o grupo de familias existen, según su descendencia o linaje, mapuches que desempeñan roles tradicionales como Longko (autoridad máxima del Lofche (comunidad) y de tradición familiar, Machi (poseedora del conocimiento y práctica de la medicina mapuche), Zugumachife (persona que interactúa con la Machi), Werken (emisarios o embajadores que acompañan a los Longko), Genpiñ (autoridad religiosa) y Wewpife (anciano, poseedor de la memoria histórica).
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Ti kuri Pozo El Pozo Negro
Narrado por Amalia Mejía / Sector Rucahue, comuna de Freire
Chew ñi mülepellüm inche, Villarrica rüpü püle, pu Conejeros mew, mül ekefuy kiñe püllay ko “kuru pozo” pikey ti pu che. Feychi pozo mew mülekey kiñe chumpall ayikefilu ti pu wentxu. Chelkelafi egün. Kizu ñi günezuamelchi pu wentxu inakefi chew amule rume, pukeygün ti püllay ko mew fey mew ürfikey ti pu wentxu. Feypigekey kiñe weche wzntxu ta ayirkefi feytachi chumpall, fey wechwechi, kom antü pekefi piam tati chumpall walke püle. Tañi pu che ka tañi pu wenüy duamlayafimi pi¬gerkefuy, moymallafimi pigerkey. Ti weche wentxu küzawtufuy ñi moymallafiel, welu pewmamew rume tünkünielayu ti chumpall. Kiñe antü amuy piam ti weche wentxu kiñe ayen dugu mew tañi pu wenüy ego. Fey tañi moymallafiel ti chumpall rume pütokoy piam, fey zoy pütokolu, doy peniefi ti chum-
En el lugar donde yo vivía, camino a Villarrica, donde los Conejeros, había una laguna que la gente llamaba “El pozo negro”. En ese pozo vivía una sirena que se enamoraba de los hombres y hacía que los hombres también se enamoraran de ella. Les quitaba la voluntad y los volvía locos. Los hombres en los que ella se fijaba la seguían adonde fuera, la seguían hasta el pozo negro y terminaban ahogados en esa laguna. Dicen que un joven de la comunidad se enamoró de esta sirena, a la que le dicen shumpall en mapuche, y se volvió loco porque la veía en todos lados y durante todo el día. Las demás personas, sus parientes, amigos y vecinos, le decían que no le hiciera caso, que se olvidara de ella porque si la seguía sólo encontraría su perdición. El joven luchó durante mucho tiempo para librarse de la sirena, pero ni en sueños ella lo dejaba tranquilo.
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pall. Amuy piam ti weche wentxu inafi ti chumpall püllay ko mew, feymew ñami. Feypikey ti pu che, zewma ürfi kiñe che, pürakey ti ko fey felewekey.
En una ocasión, el joven asistió a una fiesta con sus amigos. En esa fiesta el joven, para olvidarse de la imagen que tanto lo perseguía, tomó mucho licor, pero mientras más tomaba más se le aparecía la sirena. Sus amigos trataron de distraerlo y de man¬tenerlo casi a la fuerza en la casa donde se hacía la fiesta, pero el joven igual escapó para seguir a la mujer del pozo. Dicen que el joven corrió detrás de esa visión hasta que llegó a la laguna. Allí se metió al agua y desapareció. Dicen que cada vez que se ahoga alguien en esa laguna, el agua sube de nivel y se mantiene así por mucho tiempo.
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Ti fülah Wentxu El Hombre Blanco
Narrado por Verónica Paiñán / Sector Calfuco, comuna de Freire
Fütxa kuyfi mew rupay feytachi dugu: tañi lamgen ka tañi müna amuy tañi chuchu ka tañi chezki ñi ruka mew, zew punkonlu küpatuygün, fey txekalepalu egün tañi ruka mew rupaygün pu pinu püle. Fey ñi ina müley ñi ruka. Txekalepalu egün peygün kiñe fütxa ka fülag wentxu. Rume llikay tañi lamgen ka tañi müna fey matu txekaygün. Welu kizu txekalu ti wentxu ka txekay, fey rupatuiñ tañi ruka mew pirkeygün. Furi azkintulaygün, welu kiñechi mew witxalewi ñi müna feymew ti fülag wentxu ka witxay. Feymew lefigün tañi ruka mew. Ti inuma ka lefürki, inaniefi egün. Feymew apo llikan mew txalofigün ti kompellüm fey koningün inche ñi ruka mew.
Hace años, hace tiempo ya, pasó lo siguiente: resulta que mi prima y mi primo fueron a la casa de mis abuelos y estuvieron ahí con ellos hasta que se hizo de noche. Cuando ya estaba oscuro se despidieron y caminaron de regreso a su casa. Para regresar hay que pasar por un bosque de pinos. Al final de ese bosque está mi casa. Ellos venían caminando de lo más bien cuando de repente vieron a un hombre blanco, grande. A mis primos les dio mucho miedo y empezaron a caminar cada vez más rápido. Pero mientras ellos caminaban, el hombre blanco también caminaba y si ellos se apura-
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Kagelu antü mew küpay ñi weku tañi Ilepatual ñi pu che umawtulewelu inche ñi ruka mew, fey kidu egün gülami ñi dugun. Fey ñi wekü feypi ñi ilkutufiel kiñe machi, fey feytachi machi utxuftukefi tañi wezalkaleal kizu ka tañi pu fotüm. Tañi inallafiel feytachi fülag ka txongli wentxu dewma txipale pun engün fentxen txipantu mew.
ban, él también se apuraba. Entonces mi primo le dijo a mi prima que mejor pasaran a mi casa. Caminaron hasta mi casa sin mirar atrás. En un momento mi primo se detuvo, dejó de caminar por el miedo que tenía. Y el hombre también dejó de caminar. Al darse cuenta de que el hombre blanco todavía estaba detrás de ellos, corrieron y llegaron a la casa. El monstruo igual corría, no dejaba de perseguirlos. Así, corriendo asustados, golpearon la puerta y entraron. Al otro día vino mi tío a buscar a mis primos que se habían quedado a dormir en mi casa. Entonces ellos le contaron lo que había pasado. Mi tía después contó que había tenido una discusión con una machi y que esa machi le había tirado una maldición, a él y a sus hijos. Y esa era la maldición, un hombre blanco, flaco y gigantesco que los asustaría y perseguiría cada vez que salieran de noche, durante muchos años.
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Tue tue
El Tue Tué Narrado por Amalia Mejía / Sector Rucahue, comuna de Freire
Inche feypian kiñe tue tue ñi dugun, welu üytulallafin ti wentxu mülelu feytachi nütxam mew, feypili pültxugeafun. Müley piam kiñe wentxu nielu tue tue. Kiñe antü rnülerkev kizu ñi cantina mew, kizu niey cantina. Feypi tañi pu wenüy ñi haw ka inche tañi weku dew lalu. Tañi weku ka tañí pu wenüy pichi wech wech egün, fey kimigün tañi kutxanürkel feytachi wentxu, lalatuy reke, fey ñi zomo pürüm lIetufi puruka, umawtue pü\e, fey kechafi kom ti che mülelu. Fey kiñeke pu che ilkalkechi azkintuleweygün tañi kimal tañi nien kam nienolu tue tue feytachi wentxu. Fey pefigün ti zomo lülalu fentana fey mew ülkantutxipay ti tue tue, welu kizu engün pelafigün, re alkütufigün. Fey ti zomo txipatuy fey ka küzawtuy ñi chemkün mew. Fey ti ilkalewechi che koni piam ti umawtue mew. Fey ütantu mew mülerkey ti wentxu welu nielay ñi
Yo puedo contar una historia de tue-tué, pero sin dar el nombre del caballero que aparece en la historia, porque si lo nombro me van a colgar por allá arriba. Se trata de un caballero que dicen que tiene el tue-tué. Una vez él estaba en su cantina, porque él tiene cantina, atendiendo a los padres de unos amigos míos y a un tío mío que ya falleció. Entonces mi tío y sus amigos, que eran bien locos, se enteraron de esto: el caballero dueño de la cantina de repente se empezó como a enfermar, como que le empezaron a dar ataques. Su señora, al verlo así, se lo llevó altiro para adentro, para el dormitorio y les dijo a todos que se tenían que ir de la cantina. Entonces, como todos decían que ese caballero tenía el tue-tué, se quedó un grupo de gente escondida para ver si eso que contaban era verdad. De repente, ellos vieron que la señora abría la ventana y que salía cantando el tue-ué, pero
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logko. Fey azkintufigün, fey tiwayfigün, fey ka ilkawigün. Puliwentu piam akutuy ti tue tue fey gümay pepi konulu, wirari piam fey wallpay ruka püle. Ti zomo piam inche mew ñi mülenmew kompatulay pirkey, fey ka wiñomi ti tue tue gümakonküli piam. Fey ti zomo komputuy umawtuwe mew fey paylakünüy ñi wentxu. Ilkuy piam, ini anta kompay fey tiwayfi ñi füta pirkey. Fey u/a wiñotuy ñi logko ti wentxu. Fey ula txipapalu ti wentxu, eymi kalku geymi pigerkey, eymi nieymi tue tue. Fey ti wentxu kulliaymün pirkey tamün mogen mew. Petu kimgelay tañi chumekeal. Tue tue piam ta nüwkey che ñi logko mew fey kiñekemew txipakey ñi müpüal. Ti che ta kimlay ñi chumeken ñi püllü, kütrankey ta che pigey. Fey mew tic he müley tañi kuzual müten tañi txipayal feytachi püllü. Kiñe üñüm reke fütxake müpü niey pigekey.
ellos no lo vieron, sólo lo escucharon. Entonces la señora salió de la pieza donde estaba el marido y siguió haciendo sus cosas. La gente que estaba escondida aprovechó de entrar por la ventana, la misma por la que había salido el tue-tué. Se quedaron allí adentro y vieron que en la cama estaba tendido este caballero, pero sin cabeza. Entonces, para verlo mejor, lo destapan, le quitan la sábana blanca que tenía puesta. Después lo dieron vuelta, lo pusieron boca abajo. Lo dejaron así y se escondieron de nuevo. Al amanecer llegó el tue-tué y empezó a llorar arriba porque no podía entrar; empezó a gritar y a dar vueltas encima de la casa. La señora, que ya había escuchado la gritería del tue-tué, se empezó a desesperar y se alejó. Pensó que el tue-tué no entraba porque ella estaba allí. Al rato volvió y el tue-tué seguía llorando. Entonces entró al dormitorio y se dio cuenta de que el marido estaba dado vuelta. Después de volver a ponerlo de espaldas, salió regañando, diciendo que alguien había entrado y que había dejado en mala posición a su marido. En ese momento el tue-tué pudo entrar.
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Dicen que después les echó una maldición, pero no sé si la maldición se cumpliría o no. El tue-tué dicen que es un espíritu que se apodera de la cabeza de una persona y que a veces sale a volar. La persona no controla ese espíritu, porque cuando quiere volar la persona empieza a sentirse enferma. Por eso la persona tiene que irse nomás, tiene que acostarse para que ese espíritu pueda salir. Cómo un pájaro de enormes alas dicen que es.
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Gürü Piru Ego
El Zorro y la Lombriz Narrado por Manuel Curriao Curriao / comuna de Freire
Txekaley piam ti gürü mawida püle tañi günekayal kiñe zugu. Afeluwküli piam fey txeka txeka tuyawi. Chem kake kulliñ rume pelay feymew nielay ini ego ñi ayekawal. Feymew pefi kiñe pichi piru. Pefilu ñi winolkeawun, ayetufi ti piru fey feypi: “Müña ñochigey, kiñe antü mew amuy inche ñi meli txekamum zew”. Fey ula feypifi: - Mari mari piru, ¿matukawküleymi am? - Mari mari guru, ¿kümelekaymi? - May kümelkalen welu upa lefün, ¿lefüafuyu tiechi kolü mamüll püle? May pi ti piru zew kimlu gürü ñi rakizuam. Fey feypirkey: - May welu une amuan ñi ruka mew, nien kiñe zuam, pürürn wiñomean.
Caminaba el zorro por el monte con ganas de hacer una travesura. Aburrido andaba el zorro y caminaba de allá para acá. No se encontraba con ningún otro animal, por eso no tenía con quien divertirse. Hasta que de repente aparece la pequeña lombriz. Al verla arrastrarse por la tierra, el zorro se burló de ella, sonriendo y diciéndose: “Qué lenta es la lombriz, se demora un día en andar cuatro de mis pasos”. Entonces el zorro, para salir del aburrimiento y reírse un rato, le dijo a la lombriz: - iMarri, marri, comadre lombriz, veo que va apuradita! - iMarri, marri, compadre zorro! ¿Kümele ka eymí? ¿Cómo está usted? - Estoy bien, comadrita, pero ando con ganas de hacer algo entretenido. ¿Qué le parece si echamos una carrera? Puede ser desde aquí hasta donde está ese arrayán.
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- Amuge müten pi ti gürgü. Fey ti piru amurkey dugumeafiel ñi pu lamgen. Txurüwigün tañi ñiwakayafiel ti gürü. Fey ula pirkey ti piru. Ti gürü epeke ümautulu feypi: - Amuayu, welu inche küme wentxu kay elayu tami une amual eymi. - Mañum pi ti piru fey winoluwi ñochikechi. Fey ayekawi ti gürü, petu ñi ayen, txipay piam ti piru inaltu kelü mamül. - Wewün, wewün gürü, jajaja. Ilkuy piam ti gurú chugechi anta ti pirkey ramtuy: - ¿Chumelu anta wewenew feytachi piru? Fegechi tati pi ti piru chumelu eymi müten anta wewafulu. Amutuy piam ti gürü, ragin nhamun mew llenietuy ñi külen. Fey ti piru ayekawkülewu miche mapu mew. Inaltu kelü mamüll mew müley kake piru, feymew txiparkeygün, feymew wewegey ti gürü.
La lombriz se dio cuenta que el zorro sólo se quería burlar de ella, por eso le dijo: - Claro, compadre, pero primero tengo que hacer un trámite en mi casa y vuelvo al tiro. - Vaya no más, comadre, aquí la espero -contestó el zorro. Entonces la lombriz bajó al gusanero y habló con sus hermanas. Juntas se pusieron de acuerdo en darle una lección al zorro. Luego la lombriz salió y le dijo: - Listo, compadre, ahora podemos echar la carrera. El zorro, que estaba un poco soñoliento, se estiró y dijo: - Estoy listo, comadrita, pero como soy un caballero amable, dejaré que usted parta primero. - Gracias, compadre, usted sí que es buena gente -dijo la lombriz. La lombriz se empezó a arrastrar lentamente, mientras el zorro se reía de ella echado sobre su cola. Pero apenas alcanzó a dar una par de risotadas cuando escuchó los gritos de la lom-
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briz al lado del arrayán: - iGané, le gané al compadre zorro, le gané la gran carrera, ja, ja, ja! Los demás animales del bosque que estaban reunidos bajo el arrayán, felicitaban a la pequeña lombriz. El zorro, sorprendido y enojado, llegó de un salto y preguntó: - ¿Pero, cómo es posible que este gusano me haya ganado? - Ya lo ve, compadre -dijo la lombriz- no siempre puede ganar usted. El zorro se fue a su guarida con la cola entre las piernas, escuchando las burlas de los demás animales. La lombriz, mientras tanto, celebraba la victoria bajo la tierra; su plan había dado resultado. Al lado del arrayán había otro gusanero y de él había salido una de sus primas, igual a ella, para ganar la carrera. Y de este modo el zorro perdió frente a la astucia y la unión de las pequeñas lombrices.
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Napitun Napitún
Narrado por Luis Caniulén / Sector Huilío, comuna de Freire
Inche kimfiñ tañi kuku Manque kidu gapingerkey. Ayilafi ñi wentxu, kizu pilafuy ñi fütageal. Ñi kuku pichi zomo gerkey fey akuy kiñe wentxu, eymi inche geaymi plrkefi, küme kulliafin tami pu chaw. Zew fütagelu kizu ta lefmawkerki mawida püle, fey ti wentxu kintukerfi fey ka wiñoketufi ñi ruka mew. Fey ula zew wimlu, lefmawetulay. Kizu latuy dew kuze püllülu, nierkey kiñe pataka epu mari txípantu, welu zoy niepelafuy. Kizu nütxamkakenew kom inche ñi kimnielchi zugu, kuyfike mogen, kuyfike dugu. Rume küme logko niey kizu. Zewma zuamtuy ñi gapin gelu, gümakey, poyenuchi wentxu mew mogey. Kuyfi mew zullitugeki ta ülchake zomo fey
Yo conocí a mi abuela, a mi abuelita Manque. Ella fue “napitún”. Nunca se enamoró del hombre que fue su esposo. Claro, ella no quería casarse, a la fuerza la casaron. Un día -mi abuela era una niña- un hombre llegó y le dijo: -Tú vas a ser para mí, buen pago daré a tus padres. Después, ya estando casada, ella se huía, se arrancaba hacia los montes, pero el hombre la buscaba y la volvía a su casa. Claro, por fuerza de la costumbre, después nunca más arrancó. Ella murió muy anciana, como de 120 años, pero creo que tenía más, porque vivió el napitún. Era ella quien me contaba todas las cosas que sé, la vida de los antiguos, las costumbres de
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kulligeki. Dew txemlu ti ülcha, müley tañi inallafiel ñi füta. Ti wentxu kullikey kulliñ mew ka falinke chemkün mew. Kiñe nor dugugey fey Ilamgeki.
esos años. Tenía buena memoria y se acordaba de todo. Cuando hablaba del napitún lloraba amargamente. Sin querer al hombre ese, se casó y vivió con él.
Femechigey ti gapitun, femechi inche tuwun Manque Ñanculef mew.
Era costumbre antigua elegir niña y pagarla. Cuando la chica ya era grande, tenía que seguir al wentru. El hombre la compraba y pagaba con animales y otras cosas de valor. Era un trato de palabra que había que respetar. Así era el napitún, de ese modo yo desciendo de Manque Ñanculef.
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María Rain Curilem Ñi Rüpü El Viaje de María Rain Curilem Narrado por Aurelio Antil / Sector Arena Blanca, comuna de Freire Inche txemümenew ñi kuku. Kizu María Raín Curilem pigey. Fey elelenew kiñe mapu Arena Blanca mew. Fey mew tuwun inche.
Yo fui criado por mi abuelita. Ella se llamaba María Raín Curilem y me dejó una hijuela allá en Arena Blanca. De ahí soy yo.
Pichi wentxu gelu inche nütxamkakenew ñi amuken Argentina mew. Zuamkey ñi kawelltuken che tañi amual. Re kawellutun mew rupageki wigkul. Amukechi che lleniekey rokin, ko, ka kiñeke chemkün tañi takuluwal tañi rupallal pun kam tañi ürkütual. Fey ula ka amukeygün.
Cuando yo era niño ella solía contarme de su viaje a la Argentina, a la Patagonia. A veces se acordaba y me contaba que en aquellos tiempos se viajaba a caballo, a caballo no más se cruzaba la Cordillera. Los viajantes llevaban harto rokín, agua y unos toldos que usaban para pasar la noche o para descansar. Caminaban un día y al otro día descansaban. Y después tomaban nuevamente su rumbo y seguían caminando.
Küyenkeygün tañi pual egün, illiw mülekey kechan ufiza. Fey mew epuke antü mülekeygün, kezinkeygün, zeñalkeygün ka kakupunkeygün kulliñ. Tañi kuku rume külfugekey tañi küzawal, pichin mew dew keziñgeki kiñe ufiza, ka zewmakey apol. Tañi zewmageal apol katxulgey pel ti ufiza, fey ñi lolon mew tukulelgekey txapi, chazi, molfüñ ego txapi ka chazi tañi pual po non mew. Fey gey ti apol. Rume kümey ti apol, kutxankaukey ti ufiza welu purümkechi lakey.
Se demoraban meses en esas andanzas hasta que llegaban al sur, donde estaba esa ganadería de ovejas, allá por el lado de Argentina, frente a ese lugar que llaman Magallanes. Y allí, en esas grandes pampas, en esos criaderos de ovejas -estancias decía mi abuelita que se llamaban- pasaban uno o dos días enteros esquilando, señalando y castrando animales. Mi abuela era rápida para trabajar, en 15 minutos
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Ti katxugechi kal montxongekey pikey ñi kuku, fey camión mew llepageketuy. Pura txipantu mülepuygun Argentina mew, welu wiñotuygün kutxanlu ñi laku. Amutuaiñ Chile pirkey, inche kutxankülen fey lali zoy küzawgetuafuy tañi txipallal pirkey. Fewmey küpatuygün. Ka rupatuygün Patagonia püle fey ruka che mew kompaygün, fey nentulelgeki kiñe kapüra kam kiñe ufiza, feychi zungu mülerkey. Mülenule che rume ka rupakeygün fey ikeygün ñi zuamelchi iael, welu re ñi zuamel müten. Femgechi nütxamkakey ñi kuku.
tenía una oveja esquilada, y sabía hacer apol. El apol se hacía degollando al cordero, cortándole un poco el cuello. En ese agujero se le va poniendo el ají, la sal, sangre con ají y sal, hasta llenarle el hígado y los pulmones con esa mezcla. Ese es el apol, el hígado inflamado, tremendo que se le saca al animal y que se come. Es muy bueno. El cordero sufre un poco, pero muere casi altiro, se ahoga. Decía mi abuela que la lana que les cortaban a las ovejas la convertían en tremendos fardos y que llegaban montones de camiones a buscar esa lana. Estuvieron 8 años en Argentina y se volvieron porque su abuelo, que también había partido a trabajar a esas estancias, se enfermó. “Mejor nos vamos para Chile -le dijo-, estoy enfermo y capaz que muera aquí, después va a ser más difícil salir”. Así fue que se vinieron. Pasaron de nuevo por la Patagonia para volver a Chile. Dice mi abuela que la costumbre del viajero era pasar por las casas y en esas casas el dueño les asaba un chivo o una oveja. Si no había nadie, igual comían un pedazo de carne, pero sólo lo que necesitaban. A veces mataban el animal ellos y otras veces cortaban un pedazo de un cordero o un vacuno que ya estaba faenado. Así era la vida en Argentina por esos años. Eso contaba mi abuela de su viaje, así me conversaba.
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Wiliu Kulliñ
Los Toros de Huilío Narrado por Luis Caniulén / Sector Huilío, comuna de Freire
Feytachi newen mapu mew zuguan. Wiliu ñi newen. Kuyfi mew alkügekey wezake zugu, kewan zugu ka malon. Welu feychi zugu Lolen mew, Iñimeu ka Keupue püle müten pukey. Feytachi mapu püle kompakelay feytichi wezake zugu. Mamakükey piam kulliñ, mütaukeygün, feymew piam puñmakeygün ñi mapu. Feychi kulliñ ñi zuam mew konlay wezake zungu, kutxan ka kewan. Fey ta newen tati mülelu faw, gillatun reke. Kuyfi piam akulu che, pu krinku ayetupakefilu ngillatun, txipakey piam feytachi kulliñ tañi tügümal feychi zugu. Fey piam feychi krinku puketulay ñi mapu mew, laki piam ragi rüpü, Freire pule lapuketuy. Feychi zugu petu mülewi kiñeke mew müten newengekelay kiñeke che kay fellentunulu. “Inche winka geiñ” pifuiñ, welu mapu feypilay,
Hablaré del poder de esta tierra, el poder que tiene este sector de Huilío. Antes se escuchaba hablar de grandes desgracias, de guerras, de lucha y de malón. Pero eso llegaba sólo hasta Lolén, hasta lñimeu y cerca de Queupúe. Y a estos campos esas desgracias no entraban, porque los toros se alzaban y bramaban, peleaban entre ellos y hacían cruzar sus astas. Así defendían esta noble tierra de Huilío. Debido a eso, a la presencia de esos toros, no entró ninguna cosa, ni enfermedades ni peleas. Esa es la defensa más grande que tenemos aquí, aparte de los nguillatunes. Porque anteriormente, cuando venía alguien a hacer burla en el nguillatún, cuando un gringo se burlaba, el poder de los toros detenía esas burlas. Lo más seguro era que ese gringo no alcanzara a llegar a sus tierras. Moría por ahí, cerca de Freire. Unas cuántas veces pasó eso.
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mapu niey tañi newen. Newen mew txawuley feytachi epu mapu fewmew moymagelay gillatun ka feytichi fütxake kulliñ iñkakelu ñi pu che. Feytachi pu kulliñ pegeluwkey kiñe katxun rüpü mew. Feymew müley kiñe gillatue feymew zewmagekey parlamento kuyfi. Ka ñi wenu mew kuyfi mülekey gillatun. Feychi zugu mew müley feychi gillatue feymew piam feymew müley ti kulliñ. Feymew mütaukeygün ka alkügekey ñi mamakün. Fey egün iñkakey feytachi mapu.
Y ese poder sigue existiendo, a pesar de que en algún momento faltó la confianza de todos los que aquí crecimos. Dijimos: “Nosotros somos huincas”, pero la tierra no es eso, porque la tierra tiene su poder. La defensa y la fuerza la hacen dos sectores unidos que no deben olvidarse del nguillatún y de esos grandes toros, que actúan y defienden a sus habitantes. Esos animales se aparecen en una apartada, en un cruce de caminos. Allí hay una pampa donde se ha hecho parlamento y en lo alto de ese campo, la gente antigua se juntaba para defender su territorio haciendo nguillatún. Esa pampa estaba destinada para eso. Seguramente por esa razón, los toros habitan en ese lugar. Allí se aparecen y golpean sus cachos, durante harto rato se les puede escuchar bramando. Ellos son la defensa de estas tierras, ellos detienen las desgracias con su poder.
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una mirada a nuestra cultura, sus tradiciones y su gente...
Pueblo Kawésqar Los Kawésqar, junto con los yaganes y los desaparecidos selk’nam (u onas), pertenecen al grupo de pueblos originarios conocidos como Fueguinos por su ubicación geográfica en el extremo sur de Chile. Lingüísticamente diferenciados, no hay parentesco entre sus lenguas. Culturalmente, tanto los kawésqar como los yaganes eran nómadas canoeros, en tanto que los selk’nam eran cazadores terrestres. El origen de los kawésqar se remonta a más de 6.000 años, es uno de los pueblos más antiguos de Chile. El territorio kawésqar se extendía desde el golfo de Penas hasta ambos márgenes del estrecho de Magallanes. Actualmente los últimos representantes “puros” de esta etnia residen en Puerto Edén, situado en la isla Wellington, en la Patagonia occidental. Hasta hoy conservan su lengua, que utilizan
en su interacción diaria; sin embargo, dado su escaso número (sólo 9 personas) y debido a que la transmisión se ha interrumpido, ésta se encuentra en peligro de extinción. Existe un grupo más numeroso que vive en la ciudad (Puerto Natales y Punta Arenas) y que son conocidos como kawésqar urbanos, descendientes de los anteriores, nacidos de matrimonios mixtos con chilotes u otros. Este grupo no habla la lengua ni conoce las antiguas tradiciones. Los pocos kawésqar de los canales son los únicos depositarios de la cultura ancestral. Recientemente nombrados Tesoros Humanos Vivientes, están empeñados en el rescate de la lengua y los datos culturales de su vida como cazadores recolectores nómadas y de la rica narrativa oral, a la cual pertenece la siguiente breve selección de cuentos.
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Fcakiáns Eik’óse Cuento del Zorzal
Narrado por José Tonko Wide (Kstákso) / Puerto Edén, 1984
Fčakiáns sa eik’óse táwon hójok asékta.
El zorzal tiene cuento se dice.
Kius asáqe hójok asékta kuos kajésqa, kajésqa atáwe asá-ap.
Su alimento se dice eran pájaros, pájaros gordos comía.
Kajésqa kejá sa hakuás wa kuos ak’éwe wa kuos kajésqa álæs.
Pájaros gordos cazaba de noche y en la noche salía a coger pájaros.
Kuósos sa jenák asó qar-hójok asékta kius kučelákso.
Y después fue asesinado, se dice, por su amigo.
Akc’ólai ft’ói jenák ak’uás kuteké akc’ólai askét... kue jenák asó.
Era mezquino de agua y el agua este que... era secreta.
Čečáu-jefé-akčawésna asó, akc’ólai ās asó kuos akc’ólai kt’áip at’ǽlatáuk qar-hójok asékta; kuosá kajesqána-hójok kuos ália.
Le dio sed después de haber comido cholgas, fue al agua y en el pozo lo hundieron, lo mataron, se dice; después se transformó en pájaro y vuela.
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Wæláman-s Eik’óse
Cuento del Cisne de Cuello Negro Narrado por Carlos Renchi Sotomayor (C’ákuol) / Puerto Edén, 1984.
Wæláman sa Kelǽl eik’óse eikúksta-s.
El cisne de cuello negro es un cuento de Kelǽl, se cuenta.
Æs tǽlkta qólok sa. Wæláman tawesána-qei so hójok eikúksta Kelǽl. Eitérja jecérlap asó sa tawesána-hójok eikúksta, wæláman aselái karlájer-s kuos eik’olájer-s kok. Kesá-kanána-k’ejéqas ka kuteké kuosó kajesqána-k’ejéqas-hójok eikúksta-s, kās ka kuteké áperk páqtas kuteké kesetónar.
Yo lo sé de oídas. El cisne pasó un mal momento, se cuenta, en Kelǽl. Con viento sur salió a vela y casi naufragó, se dice que era un cisne de cuello negro, cuenta el cuento. Todos murieron de frío y se transformaron en aves se cuenta, allá, también con la lluvia se ahogaron y se congelaron.
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K’ejek’éwos Eik’óse
Cuento del Chancharro
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Narrado por Carlos Renchi Sotomayor (C’ákuol) / Puerto Edén, 1984
K’ejek’éwos sa čams jetasárna-ker-hójok, kuos qálnak siafkiás sekuás, kuteké ajǽkta arrakstáwar; k’ejek’éwos jetákso-hójok.
El chancharro echó a perder el mar, y sopló el viento, sopló, y hubo una gran marejada; fue obra del chancharro.
Kastápær k’éic’e-qarqápnær æjámas k’eic’élai so k’ejek’éwos k’éic’e-ketás.
Fue arrojado al agua a pesar de haberse insistido hasta el cansancio de que no se hiciera, que el chancharro estaba prohibido.
Kuos kawésqar tóu kástap-hójok eikústa. Kuosó sa siafk’iás qálksta-čéjer ájes hátqa-čéjer siafk’iás ajǽkta arrakstáwar. K’ejek’éwos æjámas-ker. Wooo k’oának hap halí wæs aqál-aksó ájes arrakstáwar ajǽkta.
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Y otra persona lo arrojó al agua se cuenta. Después el viento empezó a soplar, las olas crecieron, el viento, la marea grande. El chancharro era tabú. Wooo toda la tierra se hundió, las olas la taparon.
Cierto pez, Sebastodes darwini.
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Kajéco-s Eikóse
Cuento del Martín pescador Narrado por José Tonko Wide (Kstákso) / Puerto Edén, 1984
Kajéčo táu eik’óse táwon hos asékta sa.
El martín tiene cuento, se dice.
Kajéčo sa kius asáqe asesekčéjer-hójok kuos akčáwe-jeké táusa.
Se dice que la comida del martín eran sólo cholguitas.
Afčár kstái ka kius kutǽl jefétæl-hójok asesekčéjer-hójok kuos ku-aksék kuos kejéroketǽl hos sa kius takés.
Frente a la fogata las calentaba para cocinar, se dice, y por eso son rojas sus plumas.
Kuosá kuos čekéja asá k’élok aselái-er-s kuos, kajéčo-s kuos kajéčo akčáwe táusa asá-ap asesekčéjer-hójok jat.
Se dice que no comía bichos, el martín, el martín era comedor de cholgas solamente, se dice.
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Saltáxar-s Eik’óse
Cuento del Hijo del Canelo Narrado por José Tonko Wide (Kstákso) / Santiago, 1976
Jála kawesqár ak’uás eik’óse eik’osekčéjer hójok.
La gente del pasado que narra el cuento era gente del Brazo Norte, cuenta el cuento.
Asé arlái asé kawésqar eik’olájer s kok.
Era un grupo grande, el cual fue devorado por un animal, cuenta el cuento.
Kstal pe arrakstáwar ak’uás asós kuos čekéja jefejáqas hójok eikúksta. K’oának jeféqas jetaksóna k’estáu kuteké kius aihiól jeké asó kupép jefejáqas k’exátau jaláu kius afčók asós asák hójok eik’osekčéjer. Kuosá kuos woks kskiál jenák hójok eikúksta, kius taksóktek kuteké woks sa kuos taksóktek áfterrek hójok kuteké kuk’ót aksér hójok eik’olájer kuosá. Kuosá k’oának kius afčók asós jefejáqas k’exátau jenák asós kuos asérk kuos eik’olájer kuos. Kúka kawesqár jenák asós kuos čečáu aqtál sikóna askét... eikúksta.
A todos se los comió el animal, al fin quedaron muy pocos, porque en ese tiempo también devoró a sus hijitos y a sus mujeres, cuenta el cuento. Al fin, dos quedaron vivos, cuenta el cuento, su hermano y dos más, el hermano mayor y el menor, según se cuenta. A todas sus mujeres las había devorado el monstruo y no quedaba ninguna viva, cuenta el cuento. Cuando una persona se estaba lamentando, después tuvo una previdencia este que... según se cuenta.
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Pueblos originarios / Kawesqar
Kius aihiól ka kuteké kius afčók k’óut hápar čečáu aqtál kanána asó kuos ak’éwe aséksor hójok eik’osekčéjer
Cuando se lamentaba tanto de la muerte de su hijo como la de su mujer, de su hijo menor, en la noche tuvo un sueño, cuenta el cuento.
Kiúka kius kawésqar jéke ak’uás aselájer s kok jeksór aselájer kuteké asesaqtá kuósos k’ua ak’ewéna jewól atǽl kuos aqtálksta hójok eik’osekčéjer, saltáxar k’iuc’éwek ak’uás aselájer kuos saltáxar aihiól aselájer s kok.
Decía que había visto su niño, y contaba que anocheciendo, al crepúsculo, lo había oído llorar, cuenta el cuento, debajo de un canelo, y así después decían que era el hijo del canelo, según dicen.
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Wálap-s Eik’óse
Cuento de los Sapos Narrado por José Tonko Wide (Kstákso) / Horcón, 1976
Kolájeks sa jetáksor kuos aselái ar ktep kuos askét ousekuás sekuéja eik’osektál er hójok. Wálap asós kuos kesetóna kájef kte jetáihen ka kesakanána k’enák hójok eikúksta. Kuósos wálap kius kájef čaqaláksna, čaqaláksna jéksor sa kuos tǽlamas- ko áče k’enák hójok eikúksta. K’ejehák kesetóna kuosá kesetóna kuos kesaká kuosá čečáu ko áče kuos tkáme kok’éna čečél asos kuos aséksor ak’uás aselájer kok čečél asós čečáu qawesárna aselájer kok kt’ak’étqa k’enák hójok eikúksta. Kuo terrép askét kolájeks kájef jeské... sekuóka kuteké askét... jerqarqaláksna jek’éjes jetás ka kuosá kuos wóksterrep jetenák hójok eikúksta. Kuósos sa kolájeks qalk’éna čečél asós kius kájef čaqaláksna hójok k’enák hójok eikúksta.
El viento weste y el viento este dicen este que... soplaban soplando el uno contra el otro, narra el cuento. Unos sapos cogelados en su canoa hacían maniobras casi muertos de frío, cuenta el cuento. Y los sapos su canoa destrozada, cuando la vieron destrozada, abandonada la dejaron, cuenta el cuento. Siempre congelados, después se juntaron para protegerse del frío y se abandonaron a su suerte, después se quedaron dormidos y soñaron quizás qué cosa, según se narra, hubo para ellos un sueño horrible, dicen, y se levantaron sobresaltados, se cuenta. Hacia algún lado este que... el viento weste su canoa ... lanzó y... este que... se destrozó cuando la estaban reparando los dos, se cuenta.
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Kuos kásk’ak jetalái kuo kte kájef kte eihén ka kuos kesakanána hójok k’enák hójok eikuksta. Čaqaláksna jeksór ka kuos tǽlamás-ko áče k’énák hójok eikúksta. Kuósos sa aswákiar eit’áksta aswálai k’enák hójok eikúksta.
Después, como había viento weste no pudieron salir y su canoa estaba destrozada, se cuenta. Después allá los vientos continuaron luchando cuando en la canoa estaban en el mar y se morían de frío, se cuenta.
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C’áskar-S Eik’óse
Cuento de la Mujer Luna Narrado por Alberto Achacaz (Katéjo) / Recopilado por María Ester Grebe / Puerto Edén, 1971
Eik’óse jétqar-hójok-s árka álowe kuósos sa æst’æs-c’éwe jétqar jétqar arkakselásna-hójok eikúksta-s.
En el cuento subieron a lo alto y al cielo subieron, subieron y se convirtieron en astros, se cuenta.
C’áskar ka kuteké K’epánoks karlái-s kuos.
C’áskar y K’epánoks que se llaman.
K’epánoks æst’ǽs-c’éwe jétqa-hójok kar ar hápar, kar ar hápar jétqa; alál jenák asós árkac’éwek jétqa-hójok eikúksta-s asátap woks asátap asós.
K’epánoks subió al cielo por una vara, por una vara subió; estaba abajo, al cielo subió, se cuenta, eran dos mujeres, eran mujeres.
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