entre tantas imágenes dolorosas, también su
propia efigie; nos agrada que en la noche seiscientm dm de las 1.001 Noches, la reina
Hablar de los procedimientos de un libro, que ineütabiemente logra srs frnes mn una especie de negligente felicidad o de ins-
Shahrazad reltera
la historia que sirve de prefacio a las otras, a riesgo de llegar otra
tintivo acierto, es casiuna descortesía. Qmizi lo más precioso de este volurnen sea lo poe-
vez a la noche en que la reftere, y así hasta lo
tico, no solo perceptible en frases aisladas ("y la humedad de los atardeceres, lentos y
infinito.
úti.r
eficaces
y
confesión enriquece, con
patéticas variaciones, ese difícil
procedimiento.
graves como un secreto-) sino en el agradable honor de los argrrnentos, en las íntimas
formas de la invención. [¿s vigilias del porvenir serán generosas con quien ha concebido y ejecutado estas fervientes príginas.
Jorge fu,is Borges Buetns Aires,30 de mayo d¿ I94B
hss
Ah€s, Edicimes Botella al lvfar, l%g, pp.
gll
Borges polemiza con Roger Caillois
I. Los libros OGER CAILLOIS: Le roman policier. (Mitiors des l¿nres Frangaises, Buenos Aires, 1941). Descreo de la historia; ignoro con plenitud ln sociología; algo creo entendcr de literatura, ya que en mí no descubro otra pasión que Ia de ks letras ni casi otro ejercicio. En Ia monografía de Cailloís,
Io literario (juicíos, resúmenes,
censures,
aprobaciones) me parece muy valedcro; ln
histórico-sociológico, muy unconvincing. (He declarado ya mis limitaciones).
En la pdgina 14 de su tratado, CaiIIoís procura derivar el roman policier de unn circunstancia concreta: los espías anó-
nimos de Fouché, el horror de la idea de polizontes disfrazados y ubicuos. Mencionn Ia novela de Balzac, Une ténébreus€ affai-
r0,
)
los
folletines de Gaboriau. Añade:
"Poco importa Ia exacta cronología". Si Ia
cronología exacta ímportara, no sería ilegítimo recordar queUne ténébreuse affaire (obra que prefigura con vaguedad l,as rcvelas polidales de nuesto tiempo) es de IMl, es d¿cir, del ano en que aparecieron The
Murders
in the
Rue Morgue, espécimen perfecto del género. En cuaüo al 'precursori Gaboriau, su primera novel^a -tr-laffaire Lerouge- es de 1863... Verosímilmente, la prehistoria del género policial estd en los
.
habitos mentales y en los irrecuperables Erlebnisse de Mgar Allnn Poe, su inveruor; nrt
en
h
aversíón que produjero4
lncia l7gg,
/os agents provocateurs de Fouché.
üro reparo mínimo: Caillois cree de_ masioda en la probidml d¿ los indivíduos del Crime Club. I^os juzga por el código redactado por lv[iss Dorothy L Sayers: tanto valdría juryar un filme que se estreta por las I
ó
OUIMERA
hipérboles del progranta, una crema dentí-
frica por lns declnraciones del tubo, el gobierno argentino por Ia Corctitución argen-
tina. Nicholas
Btrake
y
lvlilward Kennedy
pertenecen ¿l Crime Club; otros individuos mas alnrmantes son J. J. Conningtoq Carter Dickson
y la supracitada
Miss Sayers. EI
sey. fste aristócrata dn conla íngeniosaverdnd: un hermano mellizo.
lu ohservado que las rond¿Ins triolets ímp'ult:: que las lctras estén a merced de los genios l¿¡ iniyn cafu alnra obOscar Wildc
lcs
y
yryar
de lnsfuciorcs
primero, para enriquecer ln literatura, recurre a Ia balística, a In toxicología, a la dncti-
jecciones
Ioscopio, al tatunje, a fu agorafobia y a las enfermedndes de Ia piel; el segundo, para
lato
dilucidar un crimen perpetrado en un oscensor, perpetra uno pistola suicida que urut vez hecho su disparo mortal, se cae modestamente a pedaZas; l4 tercera lw donado a urul
antología donde hny piezas de Stevenson-y
de Chesterto4 de Hawthorne y de Wilkie Collirc, un cuento persorwl cuya tranw no ocuharé al lector. Un hombre, en dos o tres circurstancias trdgícas, se encuentra corsigo mismo. Alarmado por esa duplicació4 acude al
I
oportuw detective l-ord Peter Wim-
plicínfus Mediure o p-
simo, el relato poücnl rn prexinde runca de wt
prirrcipb, de ma tronwy dc un deserilrce. Int¿ry opíniorcS irrcoheretrcins y corfidencias agofnn In ltnronra dc ruteg¡o tíemp; el rcplbiol repreynra un ord¿ny ln obligadón
de i¡werttar fugu Caillais orloliu mty bien st m¡ditiónde juego rqp¡wble, de juegohicido. Muchas
Nginns he lcído (y escrito)
so-
bre el gércro policíaL Ninguta me Wrece tan justa como éstas d¿ Caillois. No excluyo el excelenfe trüldo de Fraryois Fosca, Histoire et technique du ruman policier (lg37, París).
Jorge fu'is Borges Sur, No 91. abril de 1942
II. RECTIFICACION A LII{A NOTA DE IORGE LIJIS BORGES or mucho que me halaguen lm elogios que contiene la nota de Jorge Luis Borges sobre mi estudio y p€se a la gratitud que me
contrado una materia favorable que le conqlista un público extenso. Desde este punto
inspiran, debo precisar, sin ernbargo,cierto número de detalles para uso de los lectores que no tendrán la curiosidad de remitine al
de vista, lo que cuenta no es la fecha de aparición de una obra, sino la del éxito de mu-
no me haya hecho decir que derivaba la técnica de la novela policial de un debate parlamar-
chas. Lamento no haberme explicado con su-
tario: hubiera tenido, para ello, igual derecho.
liciente claridad. Confieso no haber distin-
texto de miobra.
guido ahí bastante explícitamente la historia
ig-
¿Necesito ahrmar, prirnero, que no noro a Edgar Poe ni desconozco dad de su obra? Reconozco gustoso-en Doble asesinato y, sobre todol en La
laoriginali-
el carta
robada, las primóras y admirables
manifes-
tacioncs de la técnica propia de la novela
po
de la técnica de la historia de la materia. Valla la pena oponer, como precursores enemi-
y cornplernentarios, P* y los autores quernencioné. Tanto m¿ís cuanto que la contr..gicción necesaria de la forma y del contegos
Tdo..n
la novela policial es el terRa rnismo
licial, los primeros relatos ejemplares que-no cle mr obra. ha¡ sido h.echos segrin el orden del ¿Necesito agregar que en la misma párniento, sino del descubrirniento. Necesito gina i4, ,Jecidida-meite desastrosa, no citaba
aconteci-
no obstante, qus en esa infausta página 9:.iljncriminada
en ima-
por Borges, no se trata alguno de esta técnica: jamris he Tdo ginado que la creación de la policía secreta pudiese determinar directamente una 14,
nueva
estructura del relato en la litetatura novelesca. Sólo rne ocupaba de la difusión, de la ga de la novela policial, de la maneta 0n una técnica establecida de anternano ha
bo que en-
lnger Caillois,
en el número
9l dc Sur,
ha elucidndo algún obiter dictum crepuscular de su impremeditodn manogr$íc. Reconoce "no haber distinguido b,astante explícitamentp la historia de la tecnica de la historia
de la rnateria". No citó la noveln de Balzac Une ténébreuse aflaire como esbozo de novela
policial,
porque ese libro lntratable registra el motnento preciso (Francia, primeros años dzl siglo XIX, actívidades invisibles de ln policía seueta) en que In sociednd susino
frió un cambio que permítiría el auge
ulte-
rior de las ficciones policiales... Los determin¡iras razonon que cunl_ quier momento de Ia historia del universo
I8
án modo alguno Une ténébreuse
affaire co-
mo esbozoi. novelu policial sino, sencillamente, como novela liistórica que atestigua el rnalestar provocado en la so.i.dua poi lu aparición de la'policía secreta'? (La novela apareció en 184i, pero su acción transcune
rn tgO¡). A continuación,
y.n.f
ri*" ¡.-
no, mencionaba una rrrién del parlamÉnto inglés, bajo el ministerio peel, cómo hecho
En cuanto a las reglas que codiÍrcaron
miembrm del 'Detection Club' *Crirne
$
no
lm del
Club", corno esffibe B*go, aunque el uno no es, q\zi sino la metamorfmis del c{ro), solo las mencionaba a tíh¡lo de caractetísticas, no argurarrdo que siempe fuesen seguidas. Hasta empleaba, a su respcclo; la palabra
*arnbición'.
No es eso dar p'ruebas de tanta in-
genuidad como Bmges rne curcede.
Pero qué agradable es tan extraño modo de concebir la crítica, que obliga al autor sorprendido a fonnarse una buena opinión de sí
misrno al verificar que en su propio texto es,-haber taba bien dicho lo que creía dicho, en vez de las tonterías que (para procurade esta
satisfacción de amor propio) su benévolo examinador había simulado descubrir. Roger
Cailh¡s
III. Polémica. Observación final
tr H L
signifi,cativo del mismo fenórneno. Curínto agradezco a la suerte que Jorge Luis Borges
OUIMERA
(cfr. la imaginnria fórmula dc laplnce, cfr. el tercer libro dc laLógrca de Stunrt Miil) es el resultado fatal dc todos los momentos an-
teriores, que son virtunlmente infinitos. Plnnteadn así el problema, twdie puede negar utw relación eure los mouchnrds nflpoleónícos de 1803 y elfosforescenre mastín de ln familia Baskerville. Planteada deztnl-
quier otro modo, esa relnción es irrelevant. El género policial tiene un siglo, el género polícial es un ejercicio de lns literaturas de idioma inglés, ¿por qué indagar su causalidad" su prehistoria, en uta circunstancia
francewT En Francia, el género policial
es
un préstanro. Sus ejecutores son Gaboriau,
kblanc, kroru, Véry, Simerun -literatos muy olvidnbles. De los muchos enigmas que han emitido, no acudc a mi recuerdo sirc el dcleinblc Cuarto amarillq cuyo buen argumeúa sobrevíve a su tremebundn escritura En Inglaterra (me liminré al siglo XIX) tenenos The Moonstone (IS6S) de Collhs,The Mistery of,Edwin Dlood (/S70) de Dick¿ns,
A Study in Scarlet
(18f.7) de Conan Doyle,
The Big Bow Mystery (1892) de Zangwill" The Wrecker (1592) de R.
L Stevenson
La conjetura dc Caillois tw es errónea; eüiendn que es inepta, inverificable. Jorge lttís Borges Sur No. 92, mayo de l94Z