UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN ANDRÉS FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES CARRERA DE ARQUEOLOGÍA
LA ORGANIZACIÓN SOCIOPOLÍTICA Y ECONÓMICA DE COHONI, BOLIVIA DURANTE LOS PERÍODOS TIWANAKU (800-1100 d.C.) E INKA (1470-1532 d.C.).
Tesis para optar al grado de Licenciatura Presentada por:
María Soledad Fernández Murillo Tutora: Lic. María del Pilar Lima Tórrez Diciembre -2004 La Paz - Bolivia
Agradecimientos Para comenzar esta sección –que personalmente me es muy grata- me gustaría comenzar agradeciendo el apoyo y el amor de mi familia: mis padres Ivonne Murillo y José Luís Fernández y mis hermanas María Montserrat y María del Pilar. La realización de esta investigación no hubiera sido posible sin el apoyo y la confianza de cada uno de ellos, quienes no sólo tuvieron el interés y la paciencia de escuchar mis comentarios y dudas sino que me brindaron el apoyo y las fuerzas que necesité durante la elaboración de esta tesis. También, me gustaría agradecer a la carrera de Arqueología que me brindó las primeras armas de investigación arqueológica a través de su plantel docente. Un especial agradecimiento al Lic. Freddy Michel, Director del Instituto de Investigaciones Arqueológicas de la UMSA, quien no sólo me facilitó muchos de los materiales para la realización de las temporadas de campo sino que también me brindo su confianza y su apoyo y a la Lic. Pilar Lima, mi tutora, quien tuvo la suficiente paciencia e interés para escuchar y apoyar mis ideas También, me gustaría expresar mi más sincero agradecimiento a la familia Castillo, especialmente al Lic. Anibal Castillo y a la Lic. Pilar Castillo quienes me abrieron las puertas en Cohoni y que “apadrinaron” mis temporadas de campo, sin su ayuda no se hubieran podido concretar las negociaciones con las autoridades regionales y lograr acceso a las zonas más alejadas. También a Rodolfo y Octavo Castillo, residentes del Pueblo de Cohoni que siempre se mostraron interesados y preocupados por mis actividades. Igualmente, es necesario expresar mi gratitud al Director del Colegio Marcelo Quiroga Santa Cruz de Cohoni que facilitó mi estadía en la Unidad Educativa de Tanin Pata y me brindó su apoyo y colaboración desinteresada. Asimismo, me gustaría extender este reconocimiento al Corregidor de Cohoni Elías Cabreras y a todos los residentes de Tanin Pata y Atahuallani que me brindaron su colaboración y siempre estuvieron dispuestos a acompañarme en el trabajo de prospección
Del mismo modo, este trabajo no se hubiera concretado sin la colaboración de dos magníficos equipos de prospección. En la primera temporada Rocío Gonzáles, Jenny Martínez y Adolfo Pérez fueron las compañeras y amigas que me acompañaron en los primeros pasos de la investigación arqueológica compartiendo mis dudas y mis logros. En la segunda temporada, el “heroico” equipo de Silvia Blanco, Tania Patiño, Javier Mencías y el Lic. José Luís Paz que no sólo soportaron las inclemencias del tiempo sino que tuvieron un excelente sentido del humor y una gran fuerza de voluntad. También, me gustaría agradecer a Sabrina Alvarez quien entusiastamente me ayudo en la etapa de análisis del material y a Leonardo Jáuregui quien se encargo de la elaboración de los mapas de la región. Un sincero agradecimiento y un especial reconocimiento a dos de mis mejores amigas, la futura arqueóloga Silvia Blanco y la futura antropóloga Tania Patiño que no solo participaron activamente en las temporadas de campo, sino que colaboraron desinteresadamente en la etapa de análisis cerámico, sin ellas muchas de las ideas y de los resultados de la tesis no se habrían concretado. También, deseo expresar mi reconocimiento a Eduardo Pareja, Director de la Unidad de Conservación de la UNAR, quien siempre tuvo una sonrisa y una carta bajo la manga para apoyarme, y a José María Lopéz quien desinteresadamente me colaboró en la primera temporada del Proyecto Cohoni 2003-2004. Del mismo modo considero necesario ampliar este agradecimiento a Freddy Murillo, quien muy gentilmente se encargó de la edición de varias fotografías de la región. De igual forma me gustaría reconocer a varios profesionales que se interesaron por mi trabajo y me brindaron su experiencia y sus comentarios. A Sonia Alconini PhD que leyó mi propuesta de investigación y me brindó importantes comentarios que delinearon muchos aspectos de mi trabajo, a Lee Steadman PhD, quien se sacó el tiempo suficiente para corregir y apoyar mis ideas sobre el análisis cerámico, a Christine Hastorf PhD quien mostró un gran interés por mi trabajo y me brindó un gran apoyo y a Mateo Bandy PhD quien compartió conmigo sus experiencias e ideas sobre las colonias de los valles occidentales brindándome importantes datos. Un especial reconocimiento al Lic. José Luís Paz quien no sólo apoyó mi trabajo cuando sólo era un esbozo de ideas, sino que tuvo la paciencia y el interés por soportar mis inquietudes y discutir mis ideas, brindándome la visión crítica de un amigo y el apoyo incondicional de una pareja.
Para finalizar, deseo expresar mi agradecimiento, a todas las personas que me conocen y me ayudaron en la realización de mi tesis que fue más un trabajo en conjunto que una labor individual.
CONTENIDO PRESENTACIÓN……………………………………………………………..…............……..5 CAPÍTULO I ESTADOS E IMPERIOS: ESTRUCTURA Y DINÁMICA DE LA ORGANIZACIÓN SOCIOPOLÍTICA Y ECONÓMICA…………………..……………………………………...7 1. La organización sociopolítica y económica de las sociedades estatales…..……………..9 2. La organización sociopolítica y económica del Estado Tiwanaku (ca. 500-1100 d. C.………………………………………………………………………15 2.1 La organización de las áreas periféricas durante el Período Tiwanaku (ca. 8001100)………………………………………………………………………….….18 2.1.1 El acceso directo…………………………………………………………18 El valle de Moquegua, Perú. ……………………………………………19 El valle de Cochabamba, Bolivia………………………………………...22 El valle de Azapa, Chile………………………………………………….23 La región de Larecaja y Muñecas, Bolivia……………………………….25 El valle de Achocalla, Bolivia……………………………………………25 El valle de Camarones, Chile …………………………………………….26 2.1.2 El acceso indirecto………………………………………………………..27 El oasis de San Pedro de Atacama, Chile………………………...............29 2.1.3 Combinando estratégicas: El modelo de interacción regional “centroperiferia”…………………………………………………………………………30 2.2 La desestructuración de la organización Tiwanaku y su repercusión en las áreas periféricas………………………………………………………………………………..33 3. La organización sociopolítica y económica de las sociedades imperiales………………38 3.1 Las relaciones de poder entre el Imperio y las sociedades subordinadas..............41 4. La organización sociopolítica y económica del Imperio Inka (ca 1470-1532)………….44 4.1 La reestructuración del Collasuyo durante la expansión del Imperio Inka………59 4.2 De periferia a provincia: La reestructuración de la cuenca altiplánica durante la expansión Inka…………………………………………………………………...50 4.3 La reestructuración de los valles interandinos durante el Período Inka………………….57 CAPÍTULO II PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN, OBJETIVOS E HIPÓTESIS……………………………………………………………………………………..62 1. Planteamiento del problema……………………………………………………………...62 2. Objetivos…………………………………………………………………………………65 2.1 Objetivo General…………………………………………………………………65 2.2 Objetivos específicos………………………………………………….……….....66 3. Planteamiento de la hipótesis…………………………………………………………….66 CAPÍTULO III EL ÁREA DE ESTUDIO………………………………………………………………………68 1. ¿Porqué investigar la región de Cohoni?...........................................................................68 2. Características Generales………………………………………………………………...69
3. 4. 5. 6.
Orografía e Hidrografía………………………………………………………………..70 Clima…………………………………………………………………………………..72 Historia geológica de la región………………………………………………………...73 Características ecológicas……………………………………………………………...75
CAPÍTULO IV ANTECEDENTES DE INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LOS VALLES DEL RÍO LA PAZ……………………………………………………………………………84 1. Las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz………………………..84 1.1 Las colonias Tiwanaku en Cohoni……………………………………………..87 1.2 Cohoni y las rutas de intercambio Altiplano- Yungas…………………………95 CAPÍTULO V ANTECEDENTES ETNOHISTÓRICOS DE LA REGIÓN DE COHONI………………100 1 La situación étnica en los valles del río La Paz durante el S. XVI……………………..101 1.1 Los “pobladores locales” y los mitmas altiplánicos de la región: el acceso multiétnico a las tierras…………………………………………………………………………101 2. Discusión………………………………………………………………………………..109 CAPÍTULO VI RESULTADOS DE LA PROPECCIÓN REGIONAL Y DEL ANÁLISIS DEL MATERIAL CERÁMICO Y LÍTICO………………………………………………………111 1. Metodología de prospección……………………………………………………………111 1.1 Delimitación del universo de prospección……………………………………...112 1.2 Estrategias de prospección regional…………………………………………….113 1.3 Estrategia de recolección intra- sitio……………………………………………119 2. Resultados de la prospección y del análisis intra- sitio…………………………………119 2.1 Descripción sistemática…………………………………………………………119 2.2 Descripción de los sitios de la Área 1…………………………………………..126 2.2.1 Sitios del Período Tiwanaku (ca. 800-1100 d. C.)……………………...126 A. Sitios habitacionales- agrícolas…………………………………………127 (a) Sitios mayores a 2 ha……………………………………………127 PCO 011………………………………………………………...127 PCO 021………………………………………………………...133 PCO 022………………………………………………………...135 PCO 038………………………………………………………...136 (b) Sitios menores a 2 ha……………………………………………137 B. Áreas agrícolas………………………………………………………….138 2.2.2 Sitios del Período Intermedio Tardío (1100-1470 d. C.)………………139 A. Sitios habitacionales- agrícolas…………………………………………139 (a) Sitios mayores a 2 ha……………………………………………139 (b) Sitios menores a 2 ha……………………………………………140 2.2.3 Sitios del Período Inka (ca 1470-1532)…………………………………140 A. Sitios habitacionales- agrícolas…………………………………………141 (a) Sitios mayores a 2 ha……………………………………………141 PCO 011…………………………………..…………………….141 b) Sitios menores a 2 ha……………………………………………142
3.
PCO 021………………………………………………………………..142 PCO 022………………………………………………………………..143 B. Áreas agrícolas………………………………………………………....143 C. Caminos prehispánicos………………………………………………....143 2.3 Descripción de los sitios de la Área 2………………………………………….145 2.3.1 Sitios del Período Tiwanaku (800-1100 d.C.)………………………….146 A. Sitios agrícolas- habitacionales…………………………………………146 (a) Sitios mayores a 2 ha. …………………………………………..146 PCO 005………………………………………………………………...146 PCO 050………………………………………………………………...154 PCO 051……………………………………………………………….. 155 (b) Sitio menores a 2 ha……………………………………………156 2.3.2 Sitios del Período Intermedio Tardío (1100-1470 d.C.)………………. 156 2.3.3 Sitios del Período Inka (ca 1470-1532 d.C.)……………………………157 2.4 Descripción de los sitios de la Área 3………………………………………….159 2.4.1 Sitios del Período Tiwanaku (ca. 800-1100)……………………………160 A. Sitios agrícolas- habitacionales…………………………………………160 (a) Sitios mayores a 2 ha……………………………………………160 PCO 006………………………………………………………………...161 PCO 039………………………………………………………………...164 PCO 053………………………………………………………………...164 (b) Sitios menores a 2 ha……………………………………………165 B. Santuarios de altura……………………………………………………..165 2.4.2 Sitios del Período Intermedio Tardío (1100-1470 d.C.)………………...168 A. Sitios habitacionales- agrícolas……………………………………………...168 (a) Sitios mayores a 2 ha……………………………………………168 (b) Sitios menores a 2 ha……………………………………………169 B. Santuarios de altura……………………………………………………..169 2.4.3 Sitios del Período Inka (ca. 1470-1532 d.C.)…………………………...169 A. Sitios habitacionales- agrícolas…………………………………………169 (a) Sitios mayores a 2 ha……………………………………………171 (b) Sitios menores a 2 ha……………………………………………173 B. Santuarios de Altura…………………………………………………….173 C. Áreas agrícolas…………………………………………………………174 D. No- sitios u ocurrencias…………………………………………………175 Análisis y clasificación del material cerámico………………………………………….175 3.1 Metodología del análisis cerámico……………………………………………...175 3.2 Forma de las vasijas…………………………………………………………….177 3.3 Pastas……………………………………………………………………………177 Pasta 1…………………………………………………………………………..179 Pasta 2…………………………………………………………………………..181 Pasta 3…………………………………………………………………………..182 Pasta 4…………………………………………………………………………..184 Pasta 5…………………………………………………………………………..185 Pasta 6…………………………………………………………………………..186 Pasta 7…………………………………………………………………………..188 Pasta 8…………………………………………………………………………..189
4.
5.
6.
7.
Pasta 9…………………………………………………………………………..190 Pasta10………………………………………………………………………….191 Pasta 11…………………………………………………………………………192 Pasta 12…………………………………………………………………………193 Pasta 13…………………………………………………………………………193 Pasta 14…………………………………………………………………………194 Pasta 15…………………………………………………………………………195 Pasta 16…………………………………………………………………………196 Pasta 17…………………………………………………………………………197 3.3 Técnicas de acabado de superficie……………………………………………...198 Alisado………………………………………………………………………….199 Pulido…………………………………………………………………………...200 Engobado……………………………………………………………………….201 3.4 Técnicas de cocción…………………………………………………………….202 3.5 Técnicas de decoración y motivos decorativos…………………………………203 Formas cerámicas del Período Tiwanaku IV- V (ca. 700-1100 d. C)………………….206 4.1 Vasijas de cocción y almacenaje………………………………………………..207 Forma 1…………………………………………………………………………207 Forma 2…………………………………………………………………………210 Forma 3…………………………………………………………………………211 Forma 4…………………………………………………………………………213 Forma 5…………………………………………………………………………215 4.2 Vasijas de servido………………………………………………………………217 Forma 6…………………………………………………………………………217 Forma 7…………………………………………………………………………220 Forma 8…………………………………………………………………………224 4.3 Vasijas ceremoniales……………………………………………………............226 Forma 9…………………………………………………………………………226 Forma 10..………………………………………………………………………228 Formas cerámicas del Período Intermedio Tardío (ca. 1100-1470 d.C.)……………….229 Forma 11………………………………………………………………………..230 Forma 12………………………………………………………………………..232 Formas cerámicas del Período Inka (ca 1470-1532 d.C.)………………………………233 Forma 13. ………………………………………………………………………234 Forma 14………………………………………………………………………..237 Forma 15………………………………………………………………………..239 Análisis lítico…………………………………………………………………………...240
CAPÍTULO VII DESCRIPCIÓN Y ANÁLISIS DE LOS PATRONES DE ASENTAMIENTO EN COHONI ………………………………………………………………………………………….245 1. Consideraciones básicas sobre el análisis espacial en Arqueología……………………245 1.1 Análisis del vecino más cercano………………………………………………..246 1.2 Análisis del Rango- Tamaño……………………………………………………248 2. Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni. ………………….. 251 2.1 Descripción y análisis de patrones de asentamiento por unidades topográficas/ecológicas………………………………………………………………...252
3.
Zona Montañosa...................................................................................................254 Zona de Terrazas..................................................................................................256 Zona de Quebradas...............................................................................................257 Zona de pastos......................................................................................................258 Descripción y análisis del patrón de asentamiento por períodos.....................................259 3.1 El patrón de asentamiento del Período Tiwanaku (ca. 800-1100 d.C.)...............259 3.2 Patrón de asentamiento durante el Período Intermedio Tardío (ca 1100-1470 d.C.).....................................................................................................................269 3.3 Patrón de asentamiento durante el Período Inka (ca. 1470- 1532)......................276
CAPITULO VIII A MANERA DE CONCLUSIONES: COHONI EN TIEMPOS PREHISPÁNICOS.........284 1. Cohoni durante el Período Tiwanaku (ca 800-1100 d.C.)...............................................284 1.1 La organización jerárquica de la colonia Tiwanaku en Cohoni...........................285 1.2 Las comunidades diásporas..................................................................................287 1.3 La desestructuración de la colonia.......................................................................292 2. Cohoni en los tiempos del Inka (ca 1470-1532 d.C.): La reestructuración de la región. ..........................................................................................................................................295 2.1 La incorporación de la periferia: La optimización del espacio y reactivación de los centros administrativos.....................................................................................................297 2.2 La ampliación poblacional: La incorporación de poblaciones mit’mas...............301 2.3 La re- apropiación y legitimación del contexto ritual...........................................303 BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………………...305 ANEXOS
INDICE DE FIGURAS Figura 1 Pisos ecológicos de la región boliviana (según Albó 1998:8)……………..………....76 Figura 2 Piso ecológico de Puna…………………………………………………………….....79 Figura 3 Piso ecológico de pre-puna……………………………………………………...........80 Figura 4 Piso ecológico de Sierra Altiplánica……………………………………………….....81 Figura 5 Terrazas artificiales del piso de Cabecera de valle…………………………………...82 Figura 6 Vasijas encontradas en el sitio El Calvario…………………………………………...90 Figura 7 Planimetría del Sitio Illimani………………………………………………………....93 Figura 8 Planimetría del Sitio Lekelekeni……………………………………………………...94 Figura 9 Ladera noroeste del Cerro Silla Pata………………………………………………...118 Figura 10 Vista general de las plataformas superiores de PCO 011…………………………..129 Figura 11 Cista de planta circular de PCO 011………………………………………………..130 Figura 12 Restos de estructuras de planta cuadrangular PCO 011…………………………....130 Figura 13 Vista general de las plataformas inferiores………………………………………....132 Figura 14 Área agrícola norte………………………………………………………………….133 Figura 15 Vista general de PCO 038…………………………………………………………..137 Figura 16 Vista general del sitio PCO 032…………………………………………………….138 Figura 17 Vista de la estructura Inka de PCO 011…………………………………………… .142 Figura 18 Inicio del camino Inka……………………………………………………………....144 Figura 19 Restos de un canal al lado del camino……………………………………………....145 Figura 20 Vista general del lado este de PCO 005……………………………………………..147 Figura 21 Restos de las habitaciones de planta cuadrangular………………………………….150 Figura 22 Organización de las plataformas de PCO 005………………………………………151 Figura 23 Área agrícola norte…………………………………………………………………..152 Figura 24 Área agrícola sur…………………………………………………………………….153 Figura 25 Canal en el área agrícola sur de PCO 005...................................................................158 Figura 26 Canal de PCO 006.......................................................................................................162 Figura 27 Vista general de PCO 006...........................................................................................163 Figura 28 Cista circular de PCO 009 169....................................................................................167 Figura 29 Vista general de las estructuras de PCO 043..............................................................172 Figura 30 Detalle constructivo de PCO 041................................................................................172 Figura 31 Estructuras de PCO 043..............................................................................................173 Figura 32 Vista de una de las estructuras Inka de PCO 009........................................................174 Figura 33 Decoración pintada durante el Período Tiwanaku (bordes de tazones)......................204 Figura 34 Decoración pintada durante el Período Intermedio Tardío (bordes de platos)...........205 Figura 35 Decoración pintada durante el Período Inka (cuerpos globulares).............................205 Figura 36 Decoración incisa del Período Tiwanaku...................................................................206 Figura 37 Asa con decoración modelada de posible filiación Tiwanaku...................................206 Figura 38 Forma I (Ollas Tiwanaku)..........................................................................................208 Figura 39 Forma 2 (Ollas Tiwanaku).........................................................................................210 Figura 40 Forma 3 (Jarras Tiwanaku).......................................................................................212 Figura 41 Forma 3 (Jarras Tiwanaku)........................................................................................214 Figura 42 Forma 5 (Tinajas Tiwanaku)......................................................................................216 Figura 43 Forma 6 (Kerus).........................................................................................................218 Figura 44 Forma 6 (cuerpos de Kerus).......................................................................................219
Figura 45 Forma 7 (Tazones Tiwanaku).................................................................................222 Figura 46 Forma 7a (Tazones Tiwanaku)..............................................................................223 Figura 47 Forma 8 (Cuencos Tiwanaku).................................................................................225 Figura 48 Forma 9 (Fuente Tiwanaku)....................................................................................227 Figura 49 Forma 10 (Sahumador Tiwanaku)...........................................................................228 Figura 50 Forma 11 (Cuenco con engobe naranja)..................................................................230 Figura 51 Forma 12 (Cuenco con engobe rojo).......................................................................232 Figura 52 Forma 13 (Vasijas aribaloides)................................................................................235 Figura 53 Mujer llevando un aríbalo........................................................................................236 Figura 54 Forma 14 (Jarra de labios abiertos)..........................................................................238 Figura 55 Forma 15 (Plato Inka)..............................................................................................239 Figura 56 Hachas (PCO 011)...................................................................................................242 Figura 57 Mano de moler (PCO 011) .....................................................................................242 Figura 58 Batán (PCO 021) ....................................................................................................243 Figura 59 Azada y Azadón (PCO 044)....................................................................................243 Figura 60 Frecuencia de ocupación general de las unidades ecológicas/topográficas............252
INDICE DE GRÁFICOS Gráfico 1 Distribución de la Pasta 1 por sitios.....................................................................................180 Gráfico 2 Distribución de la Pasta 2 por sitios.....................................................................................182 Gráfico 3 Distribución de la Pasta 2 por sitios.....................................................................................183 Gráfico 4 Distribución de la Pasta 4 por sitios.....................................................................................185 Gráfico 5 Distribución de la Pasta 5 por sitios....................................................................................186 Gráfico 6 Distribución de la Pasta 6 por sitios.....................................................................................187 Gráfico 7 Distribución de la Pasta 7 por sitios.....................................................................................188 Gráfico 8 Distribución de la Pasta 8 por sitios....................................................................................189 Gráfico 9 Distribución de la Pasta 9 por sitios.....................................................................................190 Gráfico 10 Distribución de la Pasta 10 por sitios.................................................................................191 Gráfico 11 Distribución de la Pasta 11 por sitios.................................................................................192 Gráfico 12 Distribución de la Pasta 12 por sitios.................................................................................193 Gráfico 13 Distribución de la Pasta 13 por sitios.................................................................................194 Gráfico 14 Distribución de la Pasta 14 por sitios.................................................................................195 Gráfico 15 Distribución de la Pasta 15 por sitios.................................................................................196 Gráfico 16 Distribución de la Pasta 16 por sitios.................................................................................197 Gráfico 17 Distribución de la Pasta 17 por sitios.................................................................................198 Gráfico 18 Distribución de la Forma 1 por sitios.................................................................................209 Gráfico 19 Distribución de la Forma 2 por sitios.................................................................................211 Gráfico 20 Distribución de la Forma 3 por sitios.................................................................................213 Gráfico 21 Distribución de la Forma 4 por sitios.................................................................................215 Gráfico 22 Distribución de la Forma 5 por sitios.................................................................................217 Gráfico 23 Distribución de la Forma 6 por sitios.................................................................................219 Gráfico 24 Distribución del Forma 7a por sitios..................................................................................221 Gráfico 25 Distribución de la Forma 7b por sitios...............................................................................224 Gráfico 26 Distribución de la Forma 8 por sitios.................................................................................226 Gráfico 27 Distribución de la Forma 9 por sitios.................................................................................227 Gráfico 28 Distribución de la Forma 10 por sitios...............................................................................229 Gráfico 29 Distribución de la Forma 11 por sitios...............................................................................231 Gráfico 30 Distribución de la Forma 12 por sitios...............................................................................233 Gráfico 31 Asa lateral y vertical de una vasija aribaloide....................................................................235 Gráfico 32 Distribución de la Forma 13 por sitios...............................................................................237 Gráfico 33 Distribución de la Forma 14 por sitios...............................................................................239 Gráfico 34 Distribución de la Forma 15 por sitios...............................................................................240 Gráfico 35 Línea logarítmica ideal.......................................................................................................249 Gráfico 36 Línea cóncava ideal............................................................................................................250 Gráfico 37 Línea convexa ideal............................................................................................................250 Gráfico 38 Línea primo-convexa ideal.................................................................................................251 Gráfico 39 Rango- tamaño en el área 1................................................................................................264 Gráfico 40 Rango- Tamaño en el Área 2..............................................................................................265 Gráfico 41 Rango- Tamaño en el Área 3..............................................................................................265 Gráfico 42 Relación Rango-Tamaño en los sitios Tiwanaku..............................................................266 Gráfico 43 Evolución del números de sitios a través de cada período................................................270
Gráfico 44 Comparación del tamaño de los sitios por períodos Área 1.............................................270 Gráfico 45 Comparación del tamaño de los sitios por períodos Área 2..............................................271 Gráfico 46 Comparación del tamaño de los sitios por períodos Área 3..............................................271 Gráfico 47 Rango- Tamaño en el Área 1............................................................................................272 Gráfico 48 Rango- Tamaño en el Área 2............................................................................................272 Gráfico 49 Rango- Tamaño en el Área 3............................................................................................273 Gráfico 50 Relación Rango-Tamaño en los sitios del Intermedio Tardío.........................................276 Gráfico 51 Relación Rango-Tamaño en los sitios del Período Inka...................................................278 Gráfico 52 Rango- Tamaño en el Área 1............................................................................................279 Gráfico 53 Rango- Tamaño en el Área 2............................................................................................279 Gráfico 54 Rango- Tamaño en el Área 3............................................................................................279 Gráfico 55 Distribución de formas Tiwanaku por sitios mayores a 2 ha...........................................288 Gráfico 56 Distribución de formas Tiwanaku por sitios menores a 2 ha...........................................289 Gráfico 57 Porcentaje de distribución de la Pasta 9 en formas Tiwanaku IV- V..............................291 Gráfico 58 Distribución de cerámica ceremonial Tiwanaku en los sitios..........................................291 Gráfico 59 Disminución del tamaño de sitios durante el P. Intermedio Tardío.................................293 Gráfico 60 Disminución en el número de sitios durante el P. Intermedio Tardío..............................293 Gráfico 61 Distribución de pasta Inka en PCO 011 y PCO 022.........................................................299
INDICE DE TABLAS Tabla 1 Secuencia de deposición y ubicación de las rocas sedimentaria........................................74 Tabla 2 Sitios arqueológicos reportados por Estévez (1985)..........................................................87 Tabla 3 Descripción del material recolectado por Estévez (1985) en Inka Marka.........................88 Tabla 4 Descripción de los fragmentos de cerámica hallados en el sitio Chullpa Loma................89 Tabla 5 Descripción de los fragmentos de cerámica hallados en el sitio El Calvario....................90 Tabla 6 Descripción de las vasijas encontradas el sitio El Calvario...............................................91 Tabla 7 Sitios arqueológicos reportados por Reinhard...................................................................92 Tabla 8 División de la región de estudio.......................................................................................113 Tabla 9 Estratificación de zonas....................................................................................................117 Tabla 10 Tipos de sitios.................................................................................................................120 Tabla 11 Distribución de los sitios Área 1.....................................................................................121 Tabla 12 Sitios del Período Tiwanaku (ca. 800-1100) en el Área 1..............................................126 Tabla 13 Distribución de plataformas con mayor densidad en PCO 011......................................127 Tabla 14 Distribución de plataformas con mayor densidad en PCO 021......................................133 Tabla 15 Distribución de los estratos en PCO 022........................................................................136 Tabla 16 Distribución de sitios del Período Intermedio Tardío en el Área 1................................139 Tabla 17 Distribución de sitios del Período Inka en el Área 1......................................................141 Tabla 18 Distribución de sitios en Área 2.....................................................................................145 Tabla 19 Distribución de sitios del Período Tiwanaku en el Área 2.............................................146 Tabla 20 Distribución de plataformas con mayor densidad en PCO 005......................................148 Tabla 21 Distribución de los estratos en PCO 050........................................................................154 Tabla 22 Distribuciín de sitios del P. Intermedio Tardío en el Área 2..........................................156 Tabla 23 Distribución de sitios del Período Inka en el Área 2......................................................157 Tabla 24 Distribución de sitio en el Área 3..................................................................................159 Tabla 25 Distribución de sitios del Período Tiwanaku (ca. 800-1100) en el Área 3....................160 Tabla 26 Distribución de las plataformas con mayor densidad de PCO 006.................................162 Tabla 27 Distribución de los estratos de PCO 009.........................................................................166 Tabla 28 Distribución de sitios del Período Intermedio Tardío en el Área 3.................................168 Tabla 29 Distribución de sitios del Período Inka en el Área 3.......................................................170 Tabla 30 Porcentaje de Pastas.........................................................................................................179 Tabla 31 Frecuencias y porcentajes de las Técnicas de acabado de superficie..............................199 Tabla 32 Frecuencia y porcentaje de las técnicas de cocción.........................................................202 Tabla 33 Frecuencias y porcentaje de las técnicas de decoración..................................................203 Tabla 34 Frecuencias y porcentaje de los motivos de decoración..................................................203 Tabla 35 Frecuencia y distribución de artefactos pulídos...............................................................241 Tabla 36 Frecuencias y distribución de Artefactos Tallados..........................................................244 Tabla 37 Aplicación del Análisis del “Vecino más cercano” en la Zona Montañosa (Área 1 y 2). .............................................................................................................................................255 Tabla 38 Aplicación del Análisis del “Vecino más cercano” en la Zona Montañosa (Área3). .............................................................................................................................................255 Tabla 39 Aplicación del Análisis del “Vecino más cercano” en la Zona de Terrazas....................256 Tabla 40 Aplicación del Análisis del “Vecino más cercano” en la zona de Quebradas.................258 Tabla 41 Análisis del "vecino más cercano" para los sitios Tiwanaku (ca. 800-1100)..................260
Tabla 42 Análisis del "vecino más cercano" para los sitios del Intermedio Tardío (1100-1470 d.C.)..............................................................................................................................................269 Tabla 43 Análisis del "vecino más cercano" para los sitios del Período Inka (1470-1532 d.C.) .......................................................................................................................................................277
INDICE DE MAPAS Mapa 1 Acceso a los pisos ecológicos durante el Estado Tiwanaku........................................19 Mapa 2 Expansión del Imperio Inka.........................................................................................49 Mapa 3 Sitios prehispánicos registrados por Estévez (1985: Fig. 4)........................................88 Mapa 4 Caminos prehispánicos que conectan el Valle de La Paz con los sitios de Yungas...96 Mapa 5 Ubicación de los ayllus Quiruas (Modificado de Loza 1984:516).............................104 Mapa 6 División de la región en áreas topográficas/ecológicas..............................................116 Mapa 7 Distribución de sitios del Período Tiwanaku (ca. 800-1100).....................................123 Mapa 8 Distribución de sitios del Período Intermedio Tardío................................................124 Mapa 9 Distribución de sitios del Período Inka.....................................................................125 Mapa 10 Distribución de sitios por unidades topográficas/ecológicas...................................253 Mapa 11 Patrón de asentamiento durante el Período Tiwanaku..............................................262 Mapa 12 Patrón de asentamiento Tiwanaku por áreas............................................................263 Mapa 13 Distribución de los sitios Tiwanaku mayores a 2 ha................................................268 Mapa 14 Patrón de asentamiento del Período Intermedio Tardío...........................................274 Mapa 15 Patrón de asentamiento del Período Intermedio Tardío por áreas............................275 Mapa 16 Patrón de asentamiento del Período Inka..................................................................282 Mapa 17 Patrón de asentamiento del Período Inka por áreas..................................................283
PRESENTACIÓN La presente investigación es el resultado de dos temporadas de campo llevadas a cabo en la región de Cohoni; que está ubicada en los valles interandinos del departamento de La Paz. El tema central de la investigación estuvo enfocado a estudiar la organización sociopolítica y económica de la región durante el desarrollo del Estado Tiwanaku y el Imperio Inka. Los resultados de la investigación brindaron los datos suficientes para reconstruir un panorama claro de la situación social, política y económica que la región vivió durante ambos períodos de ocupación. La piedra angular de la mayoría de los planteamientos son los análisis espaciales de patrones de asentamiento combinados con el análisis del material cerámico y lítico recolectado en las prospecciones intra-sitio. Los aportes más importantes de esta investigación radican en el hecho que este estudio brinda un primer acercamiento a la organización sociopolítica de los valles occidentales durante los períodos más trascendentales de la historia cultural de Los Andes centro-sur. Desde un punto de vista más particular y específico, esta investigación propone por primera vez un modelo de organización espacial, política y social para el valle de Cohoni. A continuación se presentará un breve sumario de los temas centrales de cada uno de los capítulos de este trabajo. En el Capítulo I se exponen los planteamientos y discusiones teóricas que guiaron la investigación y que enmarcaron muchas de las interpretaciones posteriores. El Capítulo II está muy relacionado con el capítulo precedente y presenta los pasos básicos del diseño de investigación y las interrogantes y planteamientos que lo rigieron.
En el Capítulo III se exponen los criterios y decisiones que llevaron a elegir el valle de Cohoni como área de estudio y se realiza una descripción política, geográfica y ecológica del
valle de Cohoni. Los datos de este capítulo son vitales para la contextualización espacial del desarrollo cultural de la región. Los Capítulos IV y V son recopilaciones de investigaciones arqueológicas y etnohistóricas respectivamente. En cada uno de estos capítulos están sintetizados los primeros planteamientos sobre los valles interandinos en general y sobre el valle de Cohoni en particular desde el punto de vista de arqueólogos y etnohistoriadores. En el capítulo VI se exponen los resultados de la prospección sistemática y el análisis del material cerámico y lítico de las prospecciones intrasitio. Junto a esta descripción se presentan las interpretaciones sobre los sitios y sus conjuntos cerámicos y líticos, además de la metodología de estudio aplicada en cada uno de ellos. El Capítulo VII presenta el análisis espacial de los patrones de asentamiento, sus resultados e interpretaciones. Además, en este capítulo también están las consideraciones y discusiones que guiaron la elección de cada uno de análisis espaciales aplicados a los datos de la región. En el Capítulo VIII se exponen las interpretaciones y los planteamientos generales sobre la organización espacial y sociopolítica del valle de Cohoni. Es en este capítulo donde se sintetizan los datos y el marco teórico proponiendo nuevos planteamientos sobre el papel que el valle jugó durante el Período Tiwanaku y el Período Inka. Para finalizar esta presentación, es importante puntualizar que la investigación realizada en Cohoni es parte de un grupo de estudios pioneros realizados en los valles orientales (ver Rodas 2000; Ulloa en preparación) enfocados a ampliar el panorama político y social de regiones no altiplánicas en tiempos prehispánicos.
CAPÍTULO I ESTADOS E IMPERIOS: ESTRUCTURA Y DINÁMICA DE LA ORGANIZACIÓN SOCIOPOLÍTICA Y ECONÓMICA El Estado Tiwanaku y el Imperio Inka fueron parte del conjunto de sociedades altamente complejas desarrolladas en Sudamérica. Cada una de ellas marcó de manera importante el desarrollo cultural de sociedades contemporáneas y regiones más allá de los límites de sus áreas nucleares. Sin embargo, aunque los cambios en la organización política, económica y social que las sociedades Tiwanaku e Inka implementaron en las regiones a las que influenciaron son innegables y bastante claros en contextos arqueológicos, existen regiones escasamente exploradas a nivel arqueológico (Alconini 2002; D’Altroy 2000; Goldstein 1990, 1993; Kolata 2003 y otros). Una de las regiones aún desconocidas son los valles de la vertiente oriental de la cordillera de Los Andes. Estos valles conforman lo que se ha venido a denominar como “áreas periféricas”, es decir, regiones alejadas de los núcleos poblacionales –generalmente localizados en el altiplano- donde se concentraba el poder político y administrativo de sociedades como Tiwanaku e Inka. Son precisamente estas áreas las que presentan notables estructuras y dinámicas de organización durante los períodos en que el Estado Tiwanaku y el Imperio Inka se desarrollaron. Uno de los valles que conforman la vertiente oriental es Cohoni, cuya principal característica geográfica es estar emplazado en las cercanías del río La Paz. Las escasas investigaciones realizadas en esta región coinciden en señalar a este valle como una importante área con una organización espacial, política, económica y social específica en épocas prehispánicas. Su importancia parece haber radicado en su favorable ubicación geográfica que no sólo permitía la ubicación de centros militares fronterizos sino que, también, ofrecía una variedad de ecosistemas que facilitaban la intensificación en la agricultura y la extracción de diversos recursos (e.g. metales, piedras preciosas y semipreciosas, etc.) (Barragán 1982; Estévez 1985; Huidobro 1988 y otros)
7
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica Además, este valle parece haber sido intensamente influenciado por el Estado Tiwanaku y el Imperio Inka que no sólo aprovecharon su ubicación geográfica para la obtención de recursos agrícolas sino que implementaron importantes estructuras de organización sociopolítica y económica. Fueron precisamente estas dos sociedades las que marcaron un hito en el desarrollo cultural de la región reflejado en una extensa evidencia arqueológica diseminada a través de la zona. Para comenzar a entender la situación que se vivía en la cabecera de valle de Cohoni en épocas prehispánicas se considera necesario remitirse a la investigación de las sociedades que marcaron y guiaron el desarrollo cultural de la región: el Estado Tiwanaku (ca. 4001100 d.C.) y el Imperio Inka (1470-1532 d.C.). El estudio de la organización sociopolítica y económica es indispensable para iniciar la investigación en regiones como Cohoni, donde existen importantes indicios del desarrollo de estructuras y dinámicas de organización específicas durante ambos períodos. Por lo tanto es necesario considerar los conceptos y planteamientos más importantes referidos a la organización política, social y económica de ambas sociedades. Dentro del presente marco teórico los conceptos utilizados para tratar de entender el desarrollo cultural de las regiones como Cohoni se enmarcan dentro del enfoque conceptualizado como de “centro-capital” (Bermann 1994) y/o “centro-periferia” (D’Altroy 1992). Dentro de este marco, las regiones y los sitios son examinados y definidos desde la perspectiva de los núcleos poblacionales o capitales. Por lo tanto, cada región se considera –en términos de funciones y principios organizativos- dentro de un sistema más grande. Así, los sitios son conceptualizados como “Tiwanaku” o “Inka” sobre la base de la interacción con los centros poblacionales durante una o más fases de ocupación. No obstante, éste enfoque no considera a las regiones periféricas como áreas pasivas, receptivas y homogéneas de la organización estructural de los centros. Por el contrario, se acepta que cada región y/o sitio sostuvo relaciones de interacción distintas y asimiló de manera diferente la expansión de los Estados e Imperios. En consecuencia, los conceptos
8
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica utilizados en este trabajo, también estarán referidos a las distintas maneras en las cuales las sociedades asimilan la expansión de los Estados e Imperios, además de las especificidades que tomaron las relaciones de estas sociedades con las distintas áreas periféricas durante su expansión y de las formas y motivaciones que impulsaron el establecimiento de cada relación. Asimismo, se considera necesario aclarar que los planteamientos expresados a continuación no rechazan la idea que los asentamientos en las regiones periféricas sostuvieran un grado de autonomía durante el Período Tiwanaku y/o Período Inka, o que tuvieran un desarrollo local durante las fases en las cuales no interactuaban con las “capitales” de estas sociedades. Del mismo modo, no excluyen la posibilidad de la presencia de una “historia-cultural local”, sobre todo considerando que el presente trabajo está enmarcado en períodos cronológicos específicos y que los datos no son concluyentes. Es posible que la ampliación del enfoque diacrónico en futuras investigaciones permita completar el panorama cultural de la región de estudio y adoptar otros modelos de interpretación. 1.
La organización sociopolítica y económica de las sociedades estatales.
Dentro de los esquemas evolucionistas los Estados son conceptualizados como sociedades complejas a nivel político y socio-económico, que presentan niveles de centralización y especialización mayores, especialmente si se comparan con las sociedades denominadas jefaturas1. Es decir, los Estados contemplan, por lo menos, tres niveles de control o autoridad sobre un asentamiento mínimo (Schreiber 1992; Wright & Johnson 1975).
1
Dentro de la estructura de las jefaturas se reconocen dos tipos: (a) Jefaturas simples, se trata de pequeñas aldeas organizadas que poseen un nivel de autoridad o control simple sobre un asentamiento mínimo. (b) Jefaturas complejas, son asentamientos más grandes en términos de territorio y de población. Están más centralizados y presentan dos niveles de autoridad o control sobre un asentamiento mínimo (Schreiber 1992: 18 citado en Lima 2000). A este tipo de organización pertenecerían los grupos étnicos del Altiplano.
9
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica La organización estructural de los Estados es muy amplia y varía según los períodos y las regiones. Para el caso específico de los Estados andinos Isbell (1987 citado en Lima 2000) propone que las sociedades estatales poseen las siguientes características: 1. Administración jerárquica especializada, que incide en la toma de decisiones. 2. Colección de tributo para mantener a los oficiales y conducir trabajos públicos. 3. La división de distintas clases sociales, las cuales poseen diferentes accesos a las formas de producción y distribución de productos. 4. La existencia de autoridad jerárquica. 5. Sólida estructura ideológica y/o religiosa que, en muchos casos, está orientada a legitimar y mantener las jerarquías políticas y económicas (Schreiber 1992). Según Schreiber (Ibid.), el tipo de control que ejerce un Estado y un imperio es diferente en naturaleza; su diferencia radica en el nivel de organización y la forma de expansión. Los Estados pueden llegar a expandirse sin llegar a ejercer control total, es decir no sojuzgan poblaciones; Schreiber (1992) plantea que los Estados pueden ser multiétnicos pero no multinacionales. A su vez, los Estados pueden no incluir territorios continuos, pero se aseguran un continuo acceso a distintos pisos ecológicos a través de la utilización de una serie de estrategias. Al contrario, los imperios denotan un control más rígido sobre las poblaciones sometidas y generalmente son territorialmente continuos contemplando de esta forma un dominio ecológico mayor. Ambos tipos de sociedades pueden emplear tanto la diplomacia como la fuerza militar en su expansión. Hastings (1987) propone que la emergencia de los primeros Estados implicó la adaptación cultural de una sociedad a la ecología vertical de Los Andes, es decir la complementariedad zonal o verticalidad. Ambos términos derivan del hecho de que las zonas ecológicas en los
10
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica Andes son altamente dependientes de los niveles de altitud y se refieren a “los procesos por los cuales un grupo en una zona ecológica busca ‘complementar’ su economía ganando acceso o control sobre otras zonas” (Stanish 1992:2) y a “cómo los recursos extraídos de estas zonas son integrados dentro de la economía regional en un período particular” (Hastings 1987:145). No se debe considerar que la complementariedad zonal fue una causa determinante para la formación de los primeros Estados andinos. Sin embargo, es necesario reflexionar sobre la idea de que el desarrollo de complejidad social en los Andes fue estimulado por la expansión y el acceso a una amplia base ecológica. Es decir, el crecimiento de población y la necesidad de ampliar la gama de recursos pudo generar un sistema más centralizado de administración y redistribución.
Las estrategias que las sociedades estatales utilizaron para lograr el acceso a pisos ecológicos distintos son básicamente dos: el acceso ‘directo’ y el acceso ‘indirecto’. El primero ha sido conceptualizado por Stanish (1992) como el acceso a distintas zonas y a sus productos por medio de la implantación de colonias. Este tipo de acceso lleva implícito un efectivo control geopolítico de territorios fuera de las tierras que conforman el núcleo central (ibid.) A su vez, esta estrategia de complementariedad zonal enfatiza la economía de diversificación debido a que supone una explotación de recursos dispersos en un número de zonas ecológicas y minimiza la dependencia en el intercambio con otros grupos (Hastings 1987). Para entender la naturaleza de la complementariedad zonal a través del acceso directo uno de los modelos etnohistóricos más utilizados es el Modelo de los Archipiélagos Verticales o Control Máximos de Pisos Ecológicos de John Murra (1972). Este modelo2 plantea que cada grupo étnico trataba de controlar un máximo de pisos y nichos ecológicos para aprovechar los recursos que producían. Dentro de estos pisos y nichos se formaban islas
2
El control vertical de pisos ecológicos está basado en los registros etnohistóricos de la visita de Diéz de San Miguel de 1567 a la provincia de Chucuito
11
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica étnicas separadas físicamente de su núcleo. Estas “islas”3 mantenían contacto social y tráfico continuo con sus centros regionales. Las relaciones que existían entre el núcleo y las “islas” eran básicamente de reciprocidad y redistribución basadas en lazos de parentesco y reafirmadas periódicamente a través de ceremonias. Los habitantes de estas islas compartían la misma organización social y económica que los habitantes del núcleo. En muchas de estos pisos ecológicos coexistían varias islas étnicas, haciendo de los territorios ocupaciones multiétnicas (ibid.). Con respecto a este tema, se ha señalado que los archipiélagos verticales, establecidos por sociedades estatales (e.g. Tiwanaku) y no estatales (e. g. los grupos étnicos del Altiplano) probablemente nunca funcionaron para aprovisionar al total de la población (Van Buren 1996). De esta manera se afirma que el fin último del establecimiento de colonias era producir bienes críticos para el mantenimiento del poder político. Así, el acceso directo sería solamente una estrategia económica para satisfacer las necesidades de las elites en tiempos de crisis (e. g. colapso de Tiwanaku, colonización española) y no fue una política económica en tiempos de estabilidad social. La implantación de colonias en territorios alejados de los grandes núcleos poblacionales fue, también, registrada para varios lugares de Europa y Asia (e. g. Grecia y Palestina) y para distintas épocas. Los estudios arqueológicos realizados en estas regiones han rescatado y utilizado el término comunidades diásporas para explicar la naturaleza de la organización interna de estas colonias (e. g Clifford 1994; England 1998 y otros). En Mesoamérica, los trabajos sobre el Estado Maya y Azteca han reafirmado el uso de este término y sus implicaciones (e. g. Flannery 1978). En el área circumlacustre, las colonias Tiwanaku en el valle de Moquegua fueron interpretadas a la luz de este concepto (Goldstein 1998). El objetivo de utilizar este concepto es tratar de limitar la connotación ideológica acerca de “lo andino”4 que implica el término de “archipiélagos verticales”. 3
Estas ‘islas’ tenía variantes y características propias, cuatro casos específicos de complementariedad zonal entre 1460 y 1560 son estudiados por Murra (1972), siendo los más importantes los dos primeros; uno basado en la visita de Iñigo de Ortiz a Huánuco y la otra en la visita Garci Diez de San Miguel al señorío Lupaqa 4 Para ampliar esta discusión ver Goldstein 1998 y Van Buren 1996.
12
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica
Las características más importantes de las comunidades diásporas son: 1. Las “diásporas” están conformadas por comunidades expatriadas (Clifford 1994) o residentes exiliados (Goldstein 2000) de un centro original hacia lugares periféricos. 2. Cada “diáspora” mantiene una memoria, visión o mito referido a su “tierra de origen” que evita que se rompan los lazos con su centro. 3. La conciencia de grupo y la solidaridad de cada “diáspora” es definida por la continuación de las relaciones con la “tierra de origen” (Clifford 1994 citado en Goldstein 2000). Dentro de este planteamiento, los pobladores que conforman las “comunidades diásporas” comparten el mismo estatus étnico que los pobladores de la “tierra de origen”. El estatus étnico, es conceptualizado aquí, como una identidad compartida por un número de personas que incluye: 1. Reconocimiento entre los miembros de una historia común, real o mitológica (Schortman & Urban 1985: 64). 2. Compartir valores comunes para generar y evaluar comportamientos propios (Barth 1969 citado en Schortman & Urban 1985) 3. Reconocimiento de la validez de un status por otros grupos con quienes los miembros interactúan (ibid.). 4. Expresión simbólica del status a través del despliegue de “marcadores físicos” o diacríticos sociales (Schortman & Urban 1985:64). Estos marcadores son muy variados
13
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica y fluctúan entre los rasgos físicos como el color de la piel hasta los ítems propios de la vestimenta y el adorno personal. Los estudios actuales sobre etnicidad señalan que una persona tiene acceso a un amplio rango de status que va desde la más pequeña e exclusiva identidad hasta la más grande e inclusiva, cada una de ellas marcada por sus propios diacríticos sociales. Sin embargo, el reconocimiento y estudio del estatus étnico de las comunidades en contextos arqueológicos tiene muchos problemas y limitaciones (Schortman & Urban 1985). En la actualidad se reconoce que el estudio de las expresiones materiales del status étnico o “marcadores físicos” (ibid.) no puede reconstruir satisfactoriamente las identidades más exclusivas; sino las identidades más inclusivas y sobresalientes (Blu 1980 citado en Schortman & Urban 1985). Junto con los “marcadores físicos” la arquitectura doméstica, también, puede reflejar la afiliación étnica y/o cultural de sus constructores (Aldenderfer & Stanish 1993). Así, la forma de las estructuras y sus dimensiones, la organización del espacio (número de habitaciones, localización de las facilidades y accesos, etc.) son manifestaciones materiales del status étnico de las comunidades diásporas (Aldenderfer & Stanish 1993; Goldstein 1993). En relación al acceso indirecto, el concepto implica el manejo de la diplomacia para lograr “contratos” entre entidades políticamente independientes a través de una serie de mecanismos: intercambio, alianzas entre elites ó alianzas de tipo militar, etc. Esta estrategia de complementariedad enfatiza una economía de especialización e intercambio donde los grupos localmente especializados y restringidos a pequeños rangos de zonas ambientales necesitan intercambiar sus productos (Hastings 1987). Por ejemplo, los pobladores de las punas especializados en el pastoreo, el transporte de productos a través de caravanas, la producción de carne y lana, etc. intercambiaron sus productos con los pobladores de los valles que cultivaban maíz, papa, chenopodium, etc. Uno de los modelos más relacionados a este tipo de acceso es el de María Rostorowski de Diez Canseco (1988). La esencia de este modelo se centra en el intercambio interzonal
14
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica como una constante en las estrategias de subsistencia de las distintas etnias de la región andina. El planteamiento de esta autora propone que el intercambio de productos entre zonas ecológicamente distintas e entidades autónomas, parece ser la verdadera esencia de la organización económica y política, inclusive se ha planteado como modelo para explicar el surgimiento de sociedades tan antiguas como Tiwanaku (Browman 1981). Aunque en la literatura arqueológica se ha formado una falsa dicotomía entre ambos tipos de acceso, ambas estrategias de complementariedad zonal (acceso directo e indirecto) no son excluyentes entre sí y muchas veces son complementarias (Stanish 1992, 1997). La decisión de aplicar una en lugar de la otra en una región depende de una serie de condiciones: la distancia a la que se encuentran los pisos ecológicos, la población local, las relaciones étnicas, la productividad de la región, etc. 2.
La organización sociopolítica y económica del Estado Tiwanaku (ca. 500-1100 d. C.).
Tiwanaku fue un Estado prehispánico que se desarrolló alrededor del sitio del mismo nombre y “dominó” los Andes Centrales entre 500 y 1100 d. C. El epicentro de este Estado se encontraba a una altura de 3.800 m.s.n.m. en el Altiplano boliviano y se caracterizó por la presencia de arquitectura y escultura monumental y pública unida a una gran variedad de objetos distintivos (e.g. formas cerámicas ceremoniales). Recientemente, los trabajos arqueológicos realizados en el sitio de Tiwanaku y sus alrededores, han reinterpretado este lugar como un vasto centro urbano sustentado por los constantes trabajos de agricultura intensiva en campos de cultivo elevados (sukakollos) y asociado a una gran cantidad de centros administrativos localizados en casi toda la parte sur de la cuenca del Lago Titicaca (Bermann 1994; Kolata 1986, 1993, 2003; Ponce 1976). Estos trabajos han desatado un importante debate sobre la centralización política que tuvo Tiwanaku. Esta discusión tiene visiones opuestas cuando se trata del grado en que Tiwanaku se adapta a la imagen de un Estado jerárquico y burocrático.
15
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica Los estudios arqueológicos centrados en el núcleo mismo de Tiwanaku, enfatizan la naturaleza centrípeta de la “ciudad capital” y una visión de un Estado fuertemente centralizado (Kolata 1985, 1986, 1993; Ponce 1972). Estas investigaciones sugieren un sistema estatal altamente jerárquico, organizado alrededor de inversión constante en agricultura y dirigido por una “división administrativa cuatripartita y una producción primaria de responsabilidades” (Kolata 1986:760). También, plantean que las comunidades étnicas convergían en Tiwanaku, que era visto como un “centro compartido de autoridad moral y cosmología, (y) un lugar de peregrinaje” (Kolata 1993:85). Kolata (ibid.) propone que una jerarquía Tiwanaku se desarrolló de una compleja multietnicidad en la cual los pastores proto- aymarás, que formaban la elite Tiwanaku, incorporaron a los agricultores Pukina y a pescadores especializados Urus en status más bajos. De manera inversa, las investigaciones enfocadas en el patrón de asentamiento del valle de Tiwanaku y en sitios Tiwanaku alejados del área nuclear (e.g. Lukurmata) aceptan que muchos de los sitios de la cuenca del lago Titicaca muestran lazos culturales con la capital; pero reconocen que estos sitios mantuvieron una considerable independencia política. Estos trabajos han propuesto interpretaciones centradas en la idea de segmentariedad (e.g Albarracín- Jordán 1989,1996; Graffam 1992). Si bien los términos varían desde “perspectiva local” (Bermann 1994) hasta “jerarquías inclusivas” (Albarracín– Jordán 1996) estas visiones comparten la imagen de Tiwanaku como una confederación de comunidades étnicas independientes que basaban el modelo estructural del sistema estatal en los principios del ayllu. Si Tiwanaku fue un Estado altamente centralizado o un Estado segmentario no influye en el hecho que para fines del Período Tiwanaku IV o Tiwanaku Clásico (ca 600-800 d.C.) e inicios del Período Tiwanaku V o Tiwanaku ó Post- clásico (ca 800-1.150 d.C.) el Estado Tiwanaku se convirtió en un formidable consumidor de bienes no altiplánicos – tanto de consumo como de prestigio-, controlando una extensa red de relaciones supraregionales. El acceso de Tiwanaku a zonas externas de los límites del Altiplano, le permitió suplementar los rebaños de camélidos altiplánicos, los recursos lacustres, los cultivos de granos
16
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica chenopodium y de tubérculos con productos tropicales como la coca y las frutas, con recursos marinos del litoral Pacífico y con el maíz, algodón, calabazas y legumbres de los valles templados e irrigables de la vertiente oriental. Los amplios talleres artesanales (e.g. Ch’iji Jawira), procesaban tanto las materias primas de origen local como las provenientes de su amplia esfera de interacción y con ellas se elaboraban artefactos con una vasta iconografía que se distribuían hacia los más apartados lugares del área Centro Sur andina. Es en este período que se registra una jerarquía en el patrón de asentamiento (Bermann 1994; Kolata 1993; Stanish & Steadman 1994 y otros); es decir, un patrón en el cual los sitios difieren en tamaño, función, cantidad y variedad de arquitectura pública y doméstica. Estos patrones jerarquizados reflejan una interacción subyacente de los sistemas económicos, políticos y religiosos. Es decir, reflejan una jerarquía administrativa, en la cual, el sistema de asentamiento es dominado (política y económicamente) por un solo sitio. Este sitio posee, a su vez, varios niveles de sitios subordinados (Wright 1986 citado en Bermann 1994). Junto con el patrón jerarquizado, este período se caracteriza por el incremento en la complejidad intra-sitio. Los sitios son divididos espacialmente en áreas de actividades ceremoniales, mortuorias y domésticas, separadas entre sí por terrazas, muros y canales, tal es el caso de Lukurmata (Bermann 1994), Sillumoco (Stanish & Steadman 1994) y Moquegua (Goldstein 1993). Este es el comienzo de lo que los arqueólogos denominan “Período Expansivo” u “Horizonte Tiwanaku”, y se ha interpretado como el resultado de un movimiento puramente religioso (Menzel 1964), una confederación multiétnica de centros semindependientes con cabecera política en Tiwanaku (Browman 1981,1991), el resultado de una expansión militar (Ponce 1976) o la expresión de una amplia red de complementariedad económica convergente en la cuenca del lago Titicaca (Nuñez & Dillehay 1978).
17
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica 2.1
La organización de las áreas periféricas durante el Período Tiwanaku (ca. 800-1100).
Los trabajos pioneros de Max Uhle a comienzos del siglo XX ya habían reconocido cerámica, textiles y objetos de madera característicos de Tiwanaku procedentes de contextos funerarios y domésticos en las costas del Perú y Chile (Uhle 1903, 1919 citado en Goldstein 1990). El material Tiwanaku encontrado en lugares tan alejados como los valles del noroeste argentino, las quebradas de la sierra occidental de Chile y los valles interandinos de Bolivia, indicaban un intensivo contacto externo. Bajo este amplio marco de investigación, las estrategias de complementariedad zonal (acceso directo e indirecto) fueron estudiadas y utilizadas para interpretar la naturaleza de la organización y el grado de interacción con Tiwanaku en cada una de las regiones que presentaban evidencia de este Estado prehispánico. 2.1.1
El acceso directo
Dentro de los estudios realizados en esta estrategia de complementariedad zonal el modelo de verticalidad de Murra (1972) ha sido uno de los más utilizados. Aunque no es un modelo creado para explicar la lógica de complementariedad de los Estados tempranos fue “adaptado” por muchos autores (e.g. Mújica 1985; Rivera 1975; Kolata 1985) para explicar la presencia Tiwanaku en las regiones alejadas de la cuenca del Lago Titicaca. Las “adaptaciones” de este modelo etnohistórico no sólo propusieron que el acceso directo (implantación de colonias o grupos de mitmas) fue la lógica de organización de la complementariedad zonal que utilizó Tiwanaku5 sino que intentaron explicar la naturaleza distinta de las colonias. De esta manera, propusieron que cada colonia tenía una clara intención económica unida a un indiscutible fin político y/o ideológico, que condicionaba la naturaleza de su organización. 5
No se tiene una cronología fehaciente para las primeras instalaciones de los asentamientos coloniales Tiwanaku fuera del Altiplano. Algunos autores plantean que las poblaciones mitmas comenzaron durante el Período Tiwanaku IV (Berenguer y Dauelsberg 1987; Foccaci 1981; Goldtein 1990; entre otros) mientras que otros autores plantean que sólo para el fin Período Tiwanaku V se puede hablar de verdaderas colonias Tiwanaku (Van Buren 1996; Browman 1981).
18
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica
Cuando el modelo de verticalidad fue fusionado con los conceptos de control político y control social dejó de ser un modelo puramente económico para convertirse en un modelo de interpretación de la organización política y social de las colonias. Sin embargo, la implantación de colonias Tiwanaku y de su organización es muy variable. Más allá de los clásicos ejemplos de las colonias en Moquegua, los casos que se describen a continuación señalan la naturaleza pragmática y heterogénea de las colonias y la variedad de cambios que la implantación de ocupaciones Tiwanaku produjo en las distintas regiones
Mapa 1 Acceso a los pisos ecológicos durante el Estado Tiwanaku (modificado de Knudson 2004: Fig. 4.1) El valle de Moquegua, Perú. Los estudios realizados en las últimas dos décadas en los asentamientos coloniales ubicados en el valle de Ilo/Moquegua (Drenaje alto de Osmore) (ver Mapa 5) han propuesto que las poblaciones Tiwanaku de estos valles se organizaron como centros administrativos coloniales (Goldstein 1990) o provincias agrícolas (Kolata 1985). La característica principal de estas
19
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica colonias es la naturaleza de extensión colonial de Tiwanaku (Stanish 1992) reflejada en una población colonial que posee sitios con grandes construcciones cívico-ceremoniales (plataformas, templetes, etc.), altas concentraciones demográficas y una jerarquía de sitios dentro de la cual los sitios más grandes poseen varios sitios satélites en sus inmediaciones (Paz et al. 2004). La implantación de este tipo específico de colonias lleva implícita una estrategia de control político directo sobre las regiones en las que se instala. Estas colonias suelen localizarse en valles ampliamente productivos (Kolata 1985) y están compuestas por poblaciones lo suficientemente grandes y/o considerablemente resguardadas bajo el poder y/o la fuerza de su núcleo poblacional de origen (en este caso Tiwanaku). Es este núcleo poblacional el que posee las condiciones necesarias de ejercer un efectivo control político y económico (Browman 1991; Goldstein 1990, 2000). Los trabajos dirigidos por Goldstein (1990,2000) plantean que existió una masiva colonización de grupos étnicos Tiwanaku en las tierras aptas para el cultivo de maíz ubicadas en las elevaciones medias del valle de Moquegua. Esta presencia colonial fue reforzada con la instauración de un centro ceremonial local en Omo (sitio Omo- 10) que al parecer es una réplica del templete semi-subterráneo del Altiplano andino (Goldstein 1993b). Las más recientes interpretaciones (Goldstein 1990,1993b, 2000) brindan una secuencia de colonización en la cual las primeras poblaciones altiplánicas arriban alrededor del Período Tiwanaku Tardío IV y el Tiwanaku Temprano V (ca. 750 d.C.) (Fase local Omo) trayendo una fuerte ideología representada por la presencia de los huaco retratos y las vasijas negro- pulido y la introducción de tradiciones de entierro, técnicas de construcción, etc. propias de las sociedades altiplánicas. El patrón de asentamiento durante esta fase se halla concentrado en los terrenos más fértiles del valle, en el sector medio del mismo. La ocupación más grande de esta fase está representada por el sitio M12 que se halla emplazado sobre un risco que controla una amplia expansión de tierra fértil y de manantiales naturales. El plan arquitectónico de M12 está conformado por 2 a 8 cuartos contiguos de planta cuadrangular ordenados, usualmente de manera lineal. Los restos residenciales de este sitio presentan una población planificada de más de 500 cuartos dispuestos en conglomerados alrededor de cuatro plazas públicas independientes. La
20
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica disposición y contenido de estos grupos de plazas han sido interpretados como la representación estructural de la jerarquía inclusiva – ó de las divisiones mínimas de los ayllus- de la tierra de origen (Goldstein 2000). El conjunto cerámico de M12 consiste en vasijas finamente trabajadas (finewares) importadas desde el altiplano y vasijas menos elaboradas o llanas (plainwares) producidas localmente bajo los parámetros estilísticos de Tiwanaku (Goldstein 1993a). La presencia de cerámica importada en las colonias de Moquegua fue de vital importancia, debido a que -junto a otros bienes de lujo importados- sustentó la organización social y económica de la creciente población. En una primera esfera de interacción estos bienes actuaron como diacríticos sociales para mantener a los grupos de elite (o grupos sustentadores de la identidad más grande o inclusiva) lejos de los miembros “subordinados” de la colonia. Mientras que en una segunda esfera de interacción estos bienes actuaron como regalos o incentivos para sustentar actividades y/o aumentar el excedente de producción (Schortman & Urban1985). Durante el Período Tiwanaku V se inicia la Fase Chen- Chen que es la etapa de mayor control directo del valle. Durante esta fase, la concentración de asentamiento continuó en la parte media del valle que se caracterizó por vastas áreas domésticas, construcción de grandes sistemas de canales y la utilización estandarizada de la cerámica rojo- pulido y la desaparición de la cerámica negra- pulido. Es durante esta etapa que se da el surgimiento del sitio Omo- 10 como un centro administrativo para los demás asentamientos. No existen evidencias contundentes que hablen de una co-existencia de las colonias Tiwanaku con otras poblaciones, sin embargo la idea de multietnicidad del valle no puede ser descartada debido a que las investigaciones no han concluido y se debe considerar la existencia de lapsos de tiempo en los cuales las fases precedentes y posteriores a Omo y Chen respectivamente, se sobrepusieron a la presencia Tiwanaku creando asentamientos multiétnicos aunque sea por breves períodos (ibid.).
21
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica El conjunto de artefactos y rasgos provenientes de contextos domésticos de los sitios M12 y OMO 10 en Moquegua sugieren la realización constante de actividades productivas, de consumo y rituales. Estas actividades marcaron a los habitantes de Moquegua como comunidades expatriadas afiliadas a Tiwanaku o, mejor dicho, a la identidad del ayllu mayor Tiwanaku. Las unidades domésticas de Moquegua muestran un exclusivo inventario de materiales íntimamente ligados a Tiwanaku conformado por conjuntos de artefactos líticos y de huesos, textiles y cerámica doméstica llana junto con cerámica rojo-pulido y negropulido. Los trabajos preliminares de análisis mineralógicos realizados en los conjuntos cerámicos (Barnnet 1991 citado en Goldstein 2000) sugieren que es improbable que la mayoría de estos materiales fueran físicamente importados desde el altiplano. No obstante, los conjuntos cerámicos de estos sitios fueron claramente elaborados por artesanos entrenados para satisfacer los gustos y las demandas de las comunidades identificadas étnicamente con Tiwanaku. El valle de Cochabamba, Bolivia. La contraparte oriental del valle de Moquegua es el valle de Cochabamba en Bolivia (ver Mapa 5). A pesar que los estudios y el reconocimiento de la presencia de artefactos estilo Tiwanaku en la región de Cochabamba comenzaron hace casi 100 años (ver Bennett1936; Nordenskiold 1953; Rydén 1956, 1957), el área posee menos investigación que el drenaje superior de Osmore en el Perú. Sin embargo, ambas regiones son sorprendentemente similares. Cochabamba se localiza a 2.500 m.s.n.m. a una distancia aproximada de 200 km. de Tiwanaku, es decir, sólo a una semana de camino a la parte sudeste de la cuenca del lago Titicaca (Stanish 2003). Este valle recibe 550 a 650 mm. de lluvia al año (Higueras-Hare 1996) y el clima es ideal para el cultivo y la cosecha de plantas como el maíz, ají, los tubérculos y las legumbres, además de poseer otros recursos como las fuentes de la sodalita (O'Brien 2003 citado en Knudson 2004). Con relación al material Tiwanaku de la región Bennett (1936) identificó el estilo Cochabamba en las cerámicas de Tiwanaku. Otros trabajos más tempranos en el valle identificaron sitios afiliados a Tiwanaku como Tupuraya (ver Rydén 1957) y Sina (ver
22
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica Nordenskiold 1953). Los cuales han sido caracterizados como algunos de los asentamientos más tempranos de mitmaqkunas Tiwanaku. Junto con la cerámica, los textiles de Cochabamba han sido identificados como Tiwanaku y/o influenciados por Tiwanaku (Caballero 1984 citado en Knudson 2004). Ambos conjuntos podrían representar relaciones de comercio y una emulación local de bienes Tiwanaku íntimamente ligados al prestigio (Browman 1993). En contraste, Ibarra Grasso y Querejazu Lewis (1986) sostienen que la presencia de cerámica Tiwanaku representan el reemplazo de las poblaciones locales por poblaciones del altiplano de Tiwanaku. Más recientemente, Higueras- Hare (1996) -basado en un estudio sistemático de CapinotaParotani y Mizque-, concluyó que la presencia de Tiwanaku en Cochabamba en esta área alejada del valle central fue mínima y no afectó la evolución de las sociedades complejas en el valle. Higueras- Hare (1996) asume, que la presencia de las comunidades Tiwanaku debería circunscribirse a las tierras agrícolas más deseables y productivas de la región y su presencia debería haber afectado el patrón de asentamiento de la región. En el contraste, Cohen (1999 citado en Knudson 2004) plantea que no existe una razón para creer que los patrones de asentamiento Tiwanaku deban localizarse en tierras agrícolamente más productivas y junto a otros autores defiende la idea de que la región de Cochabamba fue un valle organizado bajo el control directo de Tiwanaku (Browman 1993; Kolata 1993; Stanish 2003). Este valle proveía productos agrícolas propios de la zona de yungas así como sodalita y alucinógenos (Browman 1993) a las poblaciones centrales del área altiplánica. Por ejemplo, Anderson (et al 1998) sostienen que la introducción del complejo alucinógeno Tiwanaku y los cambios sustanciales en los conjuntos cerámicos reflejan que la influencia de Tiwanaku fue penetrante en la región.
El valle de Azapa, Chile. Los valles occidentales de Arica junto con los valles orientales de Bolivia (e.g. La Paz, Larecaja) representan un tipo distinto de colonia con características propias y desarrollos individuales. Sin embargo, al igual que la mayoría de las colonias la instauración de los
23
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica asentamientos en los valles de Arica lleva implícito un control político y económico de la región reflejado en un patrón de asentamiento jerarquizado (sitios considerablemente grandes con sitios satélites alrededor) concentrados en las áreas de cultivo más favorables. Dentro de este patrón de asentamiento la notable ausencia de arquitectura públicaceremonial similar a la de Moquegua no evita que algunos sitios presenten características de sitios administrativos con arquitectura propia del Altiplano (e.g. habitaciones con planta cuadrangular, plataformas, etc.). Los trabajos realizados en las colonias del valle de Azapa en Arica (ver Mapa 5), brindaron los datos suficientes para sustentar estas ideas. Autores como Berenguer & Dauelsberg (1987) y Foccaci (1990) plantean que cerca el 400 d. C. contingentes reducidos de poblaciones precedentes del Altiplano se asentaron en los valles de agua dulce de Arica y estableciendo aldeas en las zonas contiguas a las tierras que poseían un alto índice de producción y un amplio dominio visual de los sectores circundantes. Los asentamientos Tiwanaku fueron más pequeños que los asentamientos locales ya existentes (fase local Alto Ramírez) y convivieron por un período de tiempo no determinado con los grupos locales (Foccaci 1990). Durante esta fase la utilización de la cerámica rojo pulido con formas de kerus y tazones, unido a una importantísima tradición textil propia del Altiplano actuaron como bienes diacríticos y reflejaron una fuerte filiación al núcleo altiplánico. La utilización de parafernalia con personajes de la puerta del sol y la aparición de la cerámica “Loreto Viejo” dan constancia de la presencia de una fuerte elite Tiwanaku controlando las labores de administración. Durante el Período Tiwanaku V (fase local Maytas) el patrón de asentamiento se mantiene enfocado en las tierras cercanas a los cultivos y se mantiene la jerarquía de sitios. Sin embargo, existe un importante incremento en el tamaño de los asentamientos habitacionales y los campos de cultivo. El sitio habitacional San Lorenzo (Azapa-11) es el más importante de este período y consta de un área doméstica central y un cementerio a cada lado de las estribaciones de la ladera donde se halla situado. Para nivelar la superficie se construyeron terrazas sobre las cuales se asentaron las habitaciones que poseían algunas ofrendas de cuyes y camélidos en las esquinas. Un muro que corre a lo largo del todo el sitio separa el asentamiento de los sitios cercanos y de los campos de
24
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica cultivo. La envergadura de este sitio hace suponer que cumplió importantes funciones administrativas dentro del régimen colonial costero (Berenguer & Dauelsberg 1987). Asimismo, los estudios bioarqueológicos complementaron los datos de prospección y excavación relacionados a la presencia de colonias en éste valle. Basados en un análisis craneales no-métricos varios investigadores han planteado que los grupos Cabuza y los grupos Alto Ramirez (ca 500 d.C) fueron inmigrantes de las tierras altiplánicas (Aufderheide & Allison 1995; Aufderheide et al. 1994; Rivera 1985, 1991, citados en Knudson 2004). Ellos han argumentado que los estilos de modificación craneal entre Alto Ramirez, Tiwanaku (Loreto Viejo) e Inka fueron muy similares y que estos datos secundan la idea del origen altiplánico de estos grupos. La región de Larecaja y Muñecas, Bolivia. Aunque ésta es una de las regiones menos estudiadas, las pocas investigaciones realizadas han identificado interesantes conjuntos cerámicos afiliados a Tiwanaku en 19 sitios de la región de Larecaja y Muñecas de Bolivia (ver Mapa 5) incluyendo los sitios de Muchha Cruz, Tambo Kusi (Faldín 1985; Rydén 1947) y Niño Korin (Niñoqorin) (ver Browman 1978). Junto a éstos conjuntos cerámicos Tiwanaku, la presencia de estilos arquitectónicos del altiplano, también, han sido reportada (Faldín 1985). Aunque mucha más investigación se necesita para evaluar la naturaleza de la influencia Tiwanaku en Lareceja, Stanish (2003:192) afirma que, “el gran número de sitios domésticos y la extensa cantidad de alfarería Tiwanaku, combinada con una clara ausencia de una tradición cerámica contemporánea no-Tiwanaku sugeriría que Larecaja y el área de Muñecas fue extensamente colonizada por Tiwanaku.” El valle de Achocalla, Bolivia. Dentro de la categoría de colonias también se consideran los asentamientos implantados en el valle de Achocalla en La Paz (Michel et al 1999a y b, 2000; Paz et al 2003, 2004). Aunque las investigaciones sobre el patrón de asentamiento son todavía muy preliminares el valle de Achocalla presenta, para el período Tiwanaku, un patrón de asentamiento jerarquizado
25
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica alrededor del sitio ACH- 10 que mide alrededor de 6 ha. Este sitio cuenta con un área habitacional de 1.5 ha. y un área agrícola de 3 ha. (Michel et al. 1999 a y b). Las excavaciones realizadas en este lugar no han señalado presencia de grupos étnicos distintos a Tiwanaku y tampoco han encontrado continuidades con el Período Formativo. Los datos de excavación han llevado a concluir que los habitantes de ACH-10 eran gente de procedencia altiplánica que reproducían el mismo patrón organizativo de los asentamientos Tiwanaku y que fabricaban gran parte de su material cultural (cerámica, lítica, huesos, etc.) bajo ciertos cánones que indudablemente estaban vinculados con este Estado prehispánico. Paz et al (2004) plantean que la migración de esta gente fue dirigida y/o acompañada por varias personas de elite que transportaban varios elementos traídos desde la capital para ser utilizados en ceremonias cuyo fin principal era reproducir la ideología del Estado. También plantea que ACH- 10 fue el centro neurálgico de todos estos eventos. Así, los habitantes de esta colonia no sólo se dedicaban al cultivo de distintos productos agrícolas, al consumo de camélidos domesticados y a la caza de varias especies silvestres para su satisfacer sus necesidades de subsistencia diaria sino también, participaban en los circuitos de intercambio altiplánicos para acceder a determinadas materias primas (cuarzo traslucido, obsidiana, etc.) y ciertos recursos (e.g. arcillas comestibles) a través del sitio más grande. Es posible que Cohoni compartiera varias características de estos tipos de colonias. Los patrones de asentamientos jerarquizados y centralizados alrededor de sitios grandes, utilización de modelos arquitectónicos similares a los del altiplano y conjuntos cerámicos y líticos actuando como bienes diacríticos y reflejando un fuerte lazo con los grupos altiplánicas están - entre otras características- presentes en los asentamientos de Cohoni. El valle de Camarones, Chile
El valle de Camarones representaría un tipo distinto de colonia caracterizada por poseer asentamientos más o menos aislados y distantes sin arquitectura monumental o sitios administrativos, con una población más reducida compuesta sólo por familias y/o "mitmaqunas" Tiwanaku que convivían, junta o separadamente, con otros grupos étnicos
26
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica para facilitar el acceso a un número reducido de recursos (Berenguer & Dauelsberg 1987; Paz et al. 2004). Dentro de este concepto se propone que la “función principal” de algunas colonias no implicaba un control político directo dentro de una región, sino que sólo facilitaba un acceso económico directo a los recursos de un área. Dentro de está categoría se encontrarían los enclaves instaurados por colonias mucho más grandes. Por ejemplo, los pequeños asentamientos del valle de Camarones que han sido considerados como enclaves instalados por la colonia Tiwanaku del valle adyacente de Arica que compartían territorios con asentamientos pertenecientes a una tradición netamente marítima (Berenguer & Dauelsberg 1987). En resumen, se puede decir que el modelo de verticalidad no sólo permite entender la estrategia de acceso directo que utilizó Tiwanaku para aprovechar los recursos de los diferentes pisos ecológicos sino que también ha permitido entender la naturaleza de las colonias. Pensar en la verticalidad como estática e igual para todos los casos es una concepción absurda y equívoca. El pragmatismo de Tiwanaku no sólo estuvo vigente cuando optaba por la estrategia de acceso a utilizar, sino también, cuando se refería a la naturaleza de la colonia a establecer. 2.1.2
El acceso indirecto
Durante la década de los 80’s la “verticalidad” fue utilizada sin crítica ni cuestionamiento para explicar la presencia de rasgos foráneos -asociados a Tiwanaku- en el registro arqueológico de las sociedades del sur. El desencantamiento de esta idea fue propiciado por el hecho que muchos de los indicadores arqueológicos que se utilizaban para probar el modelo también podían sugerir otro tipo de acceso. La presencia de material “estilísticamente puro” fue cuestionada como primer indicador de colonias y nuevos modelos se enfocaron en el acceso indirecto como la clave para entender la lógica de aprovechamiento de recursos de Tiwanaku. Estas nuevas propuestas obligaron a los
27
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica arqueólogos a reflexionar y a fusionar muchos de los conceptos y a comprender que ni la colonización ni el intercambio pueden, por sí solos, satisfacer las necesidades de una sociedad tan compleja como Tiwanaku. Uno de los modelos más contestatarios a la verticalidad fue el “modelo Altiplano”, planteado por Browman (1978, 1981,1993). Para este autor, el intercambio habría sido el factor más importante en las estrategias de acceso indirecto que Tiwanaku utilizó durante su hegemonía; argumenta, que la gran meseta Altiplánica; debido a su geografía y topografía, hace más eficiente movilizar bienes a través de mecanismos socio- económicos como las redes de comercio e intercambio que a través de mecanismos socio-políticos como la instauración de colonias. Dentro de este modelo, el Estado Tiwanaku obtenía los productos de los distintos pisos ecológicos manteniendo una amplia red de intercambio que movilizaba bienes a través de caravanas de llamas a lo largo del Altiplano. Los bienes trasportados eran intercambiados en mercados o ferias locales especializadas. Según Browman (ibid.), este sistema de intercambio basó gran parte de su estructura en una preexistente. Él sugiere que ya durante el Período Formativo (ca 800 a.C. -400 d.C.) se habían perfeccionado camélidos para el trasporte de carga, capaces de cubrir cortas distancias diarias con pesos de 35 a 45 Kg. y se había establecido una pequeña red de intercambio alrededor de la cuenca del lago Titicaca. Durante el Período Tiwanaku IV (ca. 600-800 d. C) el naciente Estado Tiwanaku propició el primer episodio de expansión de esta red para acceder a los bienes producidos en Altiplano sur de Bolivia, el Norte de Chile y los valles orientales (e.g. valle de Cochabamba). La “ciudad- capital” de Tiwanaku se convirtió en un “centro industrial” (ibid.:114) que importaba materia primas para ser trasformadas por artesanos especializados en bienes finamente manufacturados y luego reexportados. Como consecuencia lógica, el control político de la ciudad creció vertiginosamente y convirtió a Tiwanaku en la cabecera política de una confederación multiétnica formada por varios centros semi- independientes. Como las relaciones que Tiwanaku mantenían con los otros “pueblos” de la confederación estaban exclusivamente basadas en lazos económicos y religiosos en lugar de lazos políticos la
28
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica mayoría de los bienes trasportados e intercambiados consistían en artefactos ceremoniales (e.g tabletas de rapé y plantas alucinógenas, incensarios y kerus, huesos tallados, etc.) destinados a reforzar este tipo de relaciones (Browman 1978). Para poder explicar la innegable presencia de colonias en las costas peruanas (e.g. Moquegua) y chilenas (e.g. Arica) Browman (1981,1993) plantea que durante el Período Tiwanaku V (ca 800-1100 d.C.) el sistema económico de Tiwanaku sufrió un terrible golpe que inició la “dislocación” de su estructura económica. Primero, varias materias primas y “mercados” fueron removidos de la red de intercambio cuando colapsó el Imperio Wari (ca. 500-800 d.C.) localizado en la cuenca de Ayacucho, Perú y segundo, el valle de Cochabamba salió de la red de intercambio y creo redes independientes, privando a Tiwanaku de otro conjunto de productos agrícolas y materias primas. Según Browman (ibid.) la pérdida de estos dos mercados obligó a Tiwanaku a adoptar una estrategia de acceso directo implantando colonias como un “recurso desesperado”. La implantación de colonias en valles occidentales de la costa (e.g. Moquegua, Arica) estuvo destinada a mantener un grado de seguridad en el acceso a los recursos no- altiplánicos y minimizar los riesgos de una nueva ruptura de las alianzas multiétnicas que sostenían las relaciones de intercambio, pero no constituyeron la estrategia principal de acceso (Berenguer & Dauelsberg 1987). El oasis de San Pedro de Atacama, Chile. Uno de los casos más ejemplificadores es el del oasis de San Pedro de Atacama. En esta región no existe evidencia de una colonización masiva o evidencia del movimiento de grupos coloniales más pequeños tipo mitmaqkuna. Al parecer, el contacto Tiwanaku se inicia durante el Período Tiwanaku IV y parece estar totalmente desarrollado a través del intercambio de caravanas de llamas. Antes y durante la presencia de Tiwanaku en el oasis la población local había desarrollado un importante grado de complejidad. Así lo corrobora, la fase local anterior a Tiwanaku denominada Quitor que se caracteriza por grandes aldeas nucleadas (e.g. Tulor-1) que mantenían una organización propia e interactuaba activamente con regiones cercanas (e.g Caserones en Tarapacá, el Valle Calchaquí en Argentina, etc.).
29
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica A partir del 600 d.C aparece en forma persistente -especialmente en contextos funerariosinfinidad de objetos ceremoniales que hacen referencia a Tiwanaku: finos textiles tejidos con técnica de amarre, kerus con representaciones de individuos con máscaras de felino, objetos de hueso pirograbados y sobre todo la aparición del complejo alucinógeno con tablas de rapé, tubos para la inhalación, morteros, etc. A pesar de la notable “intrusión Tiwanaku” reflejada en estos ítems de lujo el patrón de asentamiento local no parece sufrir cambios drásticos. Unidos a los materiales Tiwanaku V también están ítems propios de los estilos Uruquilla y Dupont. Estas evidencias han sido interpretadas como reflejo de grandes redes de intercambio que vinculaban a las elites locales con los grupos del Altiplano norte y sur (Berenguer y Dauelsberg 1987; Browman 1993). 2.1.3 Combinando estratégicas: El modelo de interacción regional “centroperiferia”. Uno de los planteamientos más “conciliadores” utilizados para explicar las distintas estrategias de acceso que el Estado Tiwanaku utilizó para poder obtener producción de los distintos pisos ecológicos fue la de Berenguer & Dauelsberg (1987). Ambos autores plantean que Tiwanaku accedió a las distintas regiones a través de la instauración de estrategias distintas para la semiperiferia, periferia y la ultra periferia. Dentro de este modelo de interacción regional, la instauración de la semiperiferia6 de Tiwanaku en la región próxima al área nuclear7 fue un evento simultáneo al surgimiento de este Estado como la entidad política, económica y social más importante del área circumlacustre durante el Horizonte Medio (ibid.). No queda claro si la instauración de una periferia fuera de la cuenca del Titicaca fue antes o después de la instauración de la semiperiferia, lo que si queda claro es que la estrategia utilizada para acceder a los recursos del área conformada por los valles del sur del Perú (e.g. Ilo, Moquegua, etc.), del norte de 6
La semiperiferia estuvo localizada en el mismo piso ecológico (Puna Altiplánica) que el área nuclear y se conformaba por sitios alrededor de Koani Pampa (e.g Lukurmata y Pajchiri) (Berenguer y Dauelsberg 1987). 7 Según Janusek (2003) el área nuclear dentro de la cual se desarrolló el Estado Tiwanaku está conformada por el valle de Tiwanaku, el valle del Río Katari y Konko Wancane.
30
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica Chile (e.g. Arica) y los valles interandinos de Bolivia (e.g. Cochabamba, Larecaja, La Paz, etc.) fue la instauración de colonias o enclaves poblacionales. Berenguer & Dauelsberg (1987) proponen que las sociedades altiplánicas que explotaron nichos ecológicos diversos y distantes de manera directa tenían una mayor capacidad de manejo que aquellas que no lo hacían o que basaban sus estrategias de complementariedad en mecanismos puramente transaccionales. De esta manera minimizaban el riesgo que existía de que se rompieran las coaliciones interétnicas que sostenían las relaciones de intercambio. Plantean, a su vez, que la implantación de las colonias en la periferia estuvo directamente relacionada con la seguridad en el acceso a los recursos no altiplánicos de primera necesidad, con una capacidad efectiva de mantener colonias en lugares distantes y con el ideal de autosuficiencia que fue común a todas las sociedades de la región circumlacustre. La región llamada ultraperifera fue instaurada al norte y al oeste del departamento de Arequipa, en el Perú, y en el oasis de San Pedro de Atacama en Chile. Según este modelo, la forma en que Tiwanaku accedió a estas zonas fue a través de las instauraciones de redes de comercio e intercambio. Berenguer & Dauelsberg (1987) proponen que el surgimiento del Imperio Wari en la cuenca de Ayacucho, creó una frontera “dura” que frenó la expansión septentrional de Tiwanaku y evitó que este Estado llevara a cabo sus proyectos políticos (implantación de Colonias) en los valles costeros del norte, sin embargo, creó una frontera “permeable” para los proyectos económicos. En los casos del oasis de San Pedro de Atacama y la quebrada de Humahuaca en el noreste argentino, la extensa distancia de estas regiones, limitó los proyectos de “colonización” del Estado Tiwanaku pero facilitó la transacción y el intercambio. Pero, no sólo las dificultades de comunicación condicionaron la utilización de una “nueva” estrategia de acceso, también las condiciones políticas y étnicas de las regiones fueron fundamentales en esta decisión. Por ejemplo, San Pedro de Atacama contaba con la presencia de grupos de elite bien estructurados que legitimaban su poderío mediante el control de las rutas de tráfico de productos que provenían de la costa, del desierto central, los oasis piepuneños, las selvas orientales y de los valles del noroeste argentino. Estos linajes de elite difícilmente hubieran permitido una “irrupción colonizadora” que compitiera por el manejo de estas rutas de comercio, sin embargo, la idea
31
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica de ampliación de sus rutas y el acceso exclusivo a nuevos ítems que reafirmaran su poder a través de la vinculación con los personajes míticos ó divinidades de Tiwanaku representados, por ejemplo, en los íconos tallados en las tabletas de rapé- fue bien recibida; es decir la creación de lazos religiosos y económicos fue más viable que la creación de lazos políticos (Berenguer & Dauelsberg 1987). Concluyendo, la principal característica del Estado Tiwanaku fue su pragmatismo y flexibilidad para utilizar distintos y variados mecanismos en la obtención de recursos y en las relaciones interregionales. Las estrategias de acceso y las relaciones que instauró Tiwanaku en las regiones no- altiplánicas estuvieron condicionadas por la coyuntura sociopolítica, la potencialidad económica y el emplazamiento geográfico con respecto al corazón de Tiwanaku (cercanía o lejanía) de cada región. Cada uno de estos factores determinó que la presencia estatal de Tiwanaku difiera en temporalidad, magnitud e intensidad en cada región o sitio (Paz et al 2004). En el presente trabajo y siguiendo el modelo de interacción regional de Berenguer & Dauelsberg (1987) se acepta que los valles interandinos del río de La Paz –como Cohoni- en la mayoría de los casos fueron organizados sociopolíticamente como poblaciones colonas o comunidades diásporas durante el Período Tiwanaku, debido –principalmente- a su posición como área periférica y al potencial agrícola que ofrecían. No obstante, la aceptación de este modelo como válido para la presente investigación no rechaza el hecho que exista un continuo de población entre el altiplano central y los valles interandinos del río La Paz, es decir entre lo que Berenguer & Dauelsberg (ibid.) han conceptualizado como áreas del centro y de la periferia. Asimismo, tampoco se niega la posibilidad de la presencia de pobladores locales antes de la ocupación Tiwanaku que hubieran decidido formar parte de la esfera de interacción de éste Estado y formar parte éste continuo cultural. Sin embargo, el estado primario de las investigaciones arqueológicas todavía no permite afirmar este hecho, los datos recolectados durante las temporadas de campo no señalan la presencia de componentes formativos locales. De igual manera, tampoco se rechaza la idea de los procesos de aceptación selectiva señalados por Bermann (1994), dentro de los cuales las
32
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica poblaciones de las periferias pueden sufrir procesos de aculturación (aceptación bajo presión de componentes culturales de sociedades distintas) que eliminan cualquier rastro de cultura material propia. En consecuencia, es necesario ampliar el panorama de investigación no solamente de Cohoni sino de áreas adyacentes con el fin de obtener una perspectiva más cercana a la realidad prehispánica y poder utilizar marcos de interpretación diferentes. 2.2
La desestructuración de la organización Tiwanaku y su repercusión
en las áreas periféricas. Alrededor de 1100 d. C el colapso del Estado Tiwanaku era inminente hasta en las áreas más alejadas de la “ciudad capital” (Albarracín-Jordán 1996; Goldstein 1993b; Stanish 1992). Sin embargo, no se conocen, todavía, las causas específicas de la desintegración de la hegemonía Tiwanaku. Al respecto, dos tipos de hipótesis han sido planteadas para poder explicar el proceso de desestructuración (Albarracín- Jordán 1996): •
Hipótesis etnohistóricas. Entre estas hipótesis están las que hacen referencia a una repentina invasión de grupos aymarás que habrían provenido del norte (Torero 1987) ó del sur (Bouysse-Cassagne 1987, Gisbert 1987) alrededor de 1.200 d.C. Los argumentos que afirman dicha invasión, están basados en (a) la reconstrucción de datos lingüísticos que aseguran que Tiwanaku era un estado de habla puquina; idioma que se habría perdido por la incursión del idioma aymará, traído por los guerreros que invadieron el estado y (b) en las interpretaciones de documentos etnográficos como los escritos de Cieza de León, que narran la conquista de Chucuito en manos de los Lupaqas al mando de Cari y los documentos de la Relación de la Provincia de los Pacajes escrita en 1.583 por Pedro Mercado de Peñaloza, donde se recogen entrevistas con los pobladores de la provincia Pacajes que atribuían su llegada a la región por medio de migraciones provenientes de la laguna Chucuito, que habría sido conquistada por sus antepasados (Albarracín-Jordán 1996).
33
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica •
Hipótesis arqueológicas Dentro de estas hipótesis está la planteada por Kolata (1993), sobre la base de los análisis paleolimnológicos del lago Titicaca y los testigos de hielo del Quelccaya. Este autor sostiene que existió un dramático declinamiento en la precipitación anual producido alrededor de 1.000 d. C. La sequía habría imposibilitado el cultivo en camellones, desarticulando el sistema agrícola sobre el cual se basaba la organización política y social de Tiwanaku y exterminado el poder de la elite de Tiwanaku. Esta hipótesis plantea, además, que la población de Tiwanaku sufrió un cambio radical en su orientación económica y la perdida de su forma de organización. Otra de las hipótesis que tratan de explicar la caída del Estado Tiwanaku es la propuesta por Albarracín- Jordán (1996). Este autor plantea que la naturaleza segmentaria del Estado Tiwanaku, eventualmente, fortaleció los poderes locales y auspició el surgimiento de nuevas ideologías al final del Período Tiwanaku V. Como resultado, la corriente integradora de los segmentos que conformaban Tiwanaku se fisionó y dio origen a diversas jerarquías locales conocidas como los grupos étnicos del Período Intermedio Tardío. Está propuesta está basada en el análisis de la continuidad entre patrones de asentamiento, tradiciones funerarias y material cerámico de los períodos Tiwanaku V (750- 1100 d. C) y Pacajes Temprano (1100-1470 d.C.) en valle bajo de Tiwanaku.
Más allá de las posibilidades de que una invasión aymará (Torero 1987), un drástico cambio climático (Kolata 1993), ó un fortalecimiento de segmentos autónomos (Albarracín-Jordán 1996) hubieran provocado el colapso de Tiwanaku, alrededor de 1100 d.C. se registra el inicio de un período lleno de cambios. Dicho período se caracteriza por la regionalización y la emergencia o re- emergencia de docenas de entidades sociales políticamente independientes formadas por grupos étnicos autónomos (Stanish 1992). En la región circumlacustre del Altiplano, la cual previamente comprendía el centro del Estado Tiwanaku, emergieron tres unidades sociales políticamente independientes y altamente competitivas entre sí: Pakajes, Lupaqa y Colla. Estos grupos estaban rodeados por otras unidades sociales aymarás tanto en el norte como en el sur (Graffam 1992). Julien
34
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica (1983) propone que el grupo Lupaqa fue originalmente parte del grupo Colla y lograron su independencia solamente una generación antes de la conquista Inka. Sin embargo, los documentos etnohistóricos del S. XVI se refieren a estos grupos como los más poderosos y complejos en el tiempo de la expansión Inka. Así, se menciona muchas veces la intensa competición entre los Lupaqas y Collas y la forma en que ambos grupos fueron suprimidos por los Inkas después de grandes conflictos armados (Hyslop 1976). Los primeros investigadores emplearon una amplia variedad de términos para explicar la naturaleza de la organización política de estas unidades sociales. Algunos adoptaron el vocabulario de la literatura etnohistórica y utilizaron términos como Señorío y/o Nación. Otros, en cambio, utilizaron el término Estado- aunque sin mucha crítica- para tratar de explicar la naturaleza de su estructura social. Sin embargo, las investigaciones más recientes sobre estas unidades las han caracterizado, principalmente, como sociedades políticamente centralizadas y organizadas a través de la autoridad y gobierno de un líder máximo (Bouysse- Cassagne 1987; Murra 1975). Muchas de estas investigaciones han subrayado el hecho de que este tipo de organización fue radicalmente diferente a la de las sociedades estatales. Con relación a la organización económica de estos grupos, tanto etnohistoriadores como arqueólogos proponen que la base económica de estos grupos era el “sistema agropastoral” (Graffam 1992; Julien 1983; Yamanoto 1985). Este sistema se desarrolló gracias al compromiso simultáneo de cada grupo de parentesco tanto con la actividad agrícola como con la pastoral, “creando una interdependencia entre estos dos sectores económicos a manera de complementariedad” (Graffam 1992:887). A su vez, este sistema económico se complementaba con los recursos lacustres y el acceso a tierras más bajas que podían ser adquiridos a través de colonización y/o intercambio. Los datos etnohistóricos recolectados por Julien (1983), Peace (1982) y Saignes (1986) de las crónicas de Cieza de León, Sarmiento de Gamboa y de otros documentos sugieren que el grupo Colla al igual que los Pacajes y Lupaqas fueron unidades sociales políticamente
35
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica independientes que mantenían el acceso a distintos pisos ecológicos -instaurado durante la época Tiwanaku- y controlaban áreas más allá de la cuenca circumlacustre a través de la implantación de colonias. Estos planteamientos se basan en la idea de que los grupos altiplánicos del Período Intermedio Tardío (ca. 1100- 1470) fueron lo suficientemente complejos para acceder directamente a pisos ecológicos fuera de la región circumlacustre; es decir mantener y organizar colonias sin la necesidad del “auspicio” o el apoyo de la estructura política y económica propia de las sociedades estatales y/o imperiales. Estos autores afirman que el control político de áreas tan alejadas como Arequipa, Atacama y las llanuras inundables de Mojos fue llevado a cabo por lo menos “dos o más generaciones” antes de la conquista Inka de la cuenca del Titicaca (Julien 1983). Sin embargo, aceptan que las colonias durante el Período Intermedio Tardío eran reducidas en población y pobremente extractoras de recursos (comparadas con las colonias implantadas por Tiwanaku ó por el Inka). Al parecer fue el Imperio Inka el que propicio la “re- activación” del acceso directo debido a que propicio mejores condiciones para la colonización. Es posible que el acceso a estas tierras, durante el Período Intermedio Tardío, fuera sólo con fines de extracción de bienes de prestigio. La extracción de coca y maíz de estas zonas se realizaba en bajas cantidades posiblemente para fines rituales mediante los cuales los “señores” altiplánicos de la puna cumplían sus obligaciones de “generosidad”. Con relación a los valles internos cercanos a la orilla sudeste del lago Titicaca (e.g. valle de La Paz, valle de Palca, etc.). Barragán (1982) plantea que la presencia de poblaciones de colonos en las zonas de cabecera de valle (e.g Cohoni, Collana) se remonta a tiempos Tiwanaku. Los documentos de la época de la Colonia Temprana hacen referencia a testigos que afirman que la presencia de los colonos pacajes y collas en estas regiones era anterior a la expansión Inka y con la conquista imperial Inka de esta región aumentó la cantidad de colonos (mitmas para esa época) con el fin de aumentar la producción. Los datos arqueológicos obtenidos de trabajos al interior de las colonias parecen mostrar una realidad no muy distinta pero más compleja. Por ejemplo, los trabajos arqueológicos
36
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica realizados en el valle de Moquegua en las colonias denominadas centros administrativos identificaron en la fase Estuquiña un patrón de asentamiento muy distinto al patrón Tiwanaku de la fase Chen Chen. El número de sitios disminuye drásticamente y los sitios más grandes se localizan en las cimas de las colinas más inaccesibles abandonando casi por completo los campos de cultivo (Stanish 1992). Una nueva tradición cerámica afiliada a la tradición tricolor del sur aparece muy ligada a la construcción de chullpares. Stanish (ibid.) plantea que los cambios registrados para el Período Intermedio Tardío son el reflejo de una dislocación al interior de la colonia. Plantea, también, que existe una trasformación de una colonia grande y jerárquica subordinada al Estado a través de un fuerte control político a una pequeña colonia conformada por pequeñas comunidades con un nivel de organización similar al de las villas. Los habitantes de las “nuevas colonias” están integrados a través de lazos de reciprocidad y organizados a nivel familiar o de ayllu. Está transformación se da debido a que las grandes colonias, pese a su magnitud, siempre tuvieron un estatus similar al de los yanaconas dentro la jerarquía estatal, es decir siempre fueron un tipo de población inferior o servil (Stanish 1992:171), en el momento en que la jerarquía a la cual pertenecían desapareció la desestructuración interna fue inevitable. Sólo con la presencia del Inka y la instauración de un nuevo centro administrativo (Torata Alta) el potencial agrícola de la región vuelve a ser explotado y la población crece debido a que el Inka propicia la entrada de otros grupos étnicos haciendo a la región multiétnica. Contrariamente a lo que sucede en el valle de Moquegua, los valles de Arica parecen presentar un desarrolló muy distinto durante el Período Intermedio Tardío. El período post- Tiwanaku en el norte de Chile es conocido localmente como el Período de Desarrollos Regionales debido a que es la época de mayor emergencia de tradiciones locales diferentes a las vinculadas con Tiwanaku. Schiappacasse (et al.1987) plantea que la aparición del estilo San Miguel8 en el valle de Azapa -afiliado estilísticamente a la cerámica del noroeste argentino y a la cerámica de la región circumpuneña de Chile- es el reflejo de un vigoroso desarrollo local. Este desarrollo local estableció o formalizó lazos de complementariedad zonal con los valles costeros y con el Altiplano chileno como una 8
Este estilo se caracteriza por un engobe crema y por la utilización de diseños espirales. Estos atributos lo hacen radicalmente distinto al estilo predecesor- afiliado con Tiwanaku- Maytas (Stanish 1992).
37
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica respuesta directa al vacío político y económico creado por el “repliegue” de Tiwanaku. La amplia distribución de este estilo (que abarca los valles de Moquegua e Ilo y varios valles chilenos adyacentes) hace suponer que después de la caída de Tiwanaku se formo una entidad política bastante fuerte para entablar fuertes lazos de intercambio con otras regiones. La escasa presencia de material negro sobre rojo en esta región sugiere que los grupos altiplánicos (e.g. Carangas, Pacajes, etc.) mantuvieron un acceso indirecto a la región a través del comercio. Posteriormente y al igual que en los valles de Moquegua, el Imperio Inka propicio la implantación de nuevas colonias en la región (e.g Lupaqas) y reestructuró la mayoría de los asentamientos. En conclusión, se propone que para el Período Intermedio Tardío (1100 -1470 d.C.) la implantación de colonias en el valle interandino de Cohoni siguió siendo una de las estrategias de acceso más utilizadas, pero no fue empleada para sustentar al grueso de la población del núcleo altiplánico. Es posible que sólo fuera utilizada para la extracción de bienes de prestigio (Saignes 1986a y b; Van Buren 1996). Asimismo, se acepta que la desestructuración de Tiwanaku causo una serie de reacciones muy distintas en cada colonia. Por ejemplo, las colonias grandes subordinadas al Estado Tiwanaku (e.g Moquegua y posiblemente Cohoni) sufrieron drásticos cambios producto de la pérdida a la jerarquía a la que estuvieron “sometidas” y sufrieron una desestructuración que se refleja principalmente en un patrón de asentamiento disperso. Las colonias más pequeñas (e.g Azapa) desarrollaron una organización propia e instauraron redes de intercambio. Todo esto lleva ha enfatizar que la historia cultural de cada colonia varía de región en región y que su desarrollo durante el Período Intermedio Tardío no sólo estuvo condicionado a la posición que mantenía dentro del régimen colonial Tiwanaku sino también a las características multiétnicas que poseía y a las influencias que recibía de desarrollos cercanos. 3.
La organización sociopolítica y económica de las sociedades imperiales.
Los imperios son Estados expansionistas que asumen un control efectivo sobre otras unidades políticamente independientes (D’Altroy 1992:9). Son altamente extractores de
38
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica excedentes económicos (Alconini 2002:13) y territorialmente extensos (Adams 1979, citado en D’Altroy 1987). Schreiber (1992) plantea que los imperios pueden ser multiétnicos, multilingüísticos y multinacionales9. El radio de acción de los imperios y su complejidad interna varía ampliamente de período en período y de región en región (e. g. el Imperio Macedonio, el Romano, el Azteca, el Inka, etc.). En la actualidad, es casi imposible poder definir con exactitud todas sus características. Sin embargo, el trabajo de Schreiber (ibid.) ha definido algunos atributos generales de los imperios que pueden ser útiles para su comprensión: •
Algunas veces, los imperios se expanden rápidamente usando la fuerza militar.
•
No imponen reglas directas en todas las regiones, pero si manipulan los sistemas políticos locales para servir a las necesidades imperiales (Schreiber 1992:3).
•
Las sociedades imperiales centran su atención en intereses económicos y controlan la producción y distribución de todos los recursos necesarios
•
Algunos de los imperios tienen vigencia sólo por pocas generaciones y no tienden a ser permanentes.
El surgimiento de los imperios se inicia con la extensión del control administrativo estatal sobre otras sociedades: los sistemas estatales que estuvieron substancialmente preocupados en encauzar los recursos de las unidades sociales subordinadas hacia un estrato gobernante étnicamente definido - cuya autoridad derivó en último caso del ejercicio repetitivo del poder militar- son los que se transforman en sistemas imperiales (Adams 1979:59 citado en D’Altroy 1987:5). La transformación del Estado a Imperio se refleja principalmente en dos aspectos: el político y el económico. En el ámbito político, la mayoría de las veces, se observa una rápida expansión de la soberanía sobre unidades políticas sometidas por el corazón imperial. 9
A diferencia de la organización estatal que puede ser multiétnica pero no multinacional.
39
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica La extensión de la soberanía del Imperio se asocia directamente con control de la toma de decisiones de las unidades políticas sujetas. En el aspecto económico se realiza una transformación o reorganización de la economía -especialmente en el trabajo y en el intercambio- tanto en el centro como en la periferia. Por tanto, el control político y el control económico, pueden ser considerados como los mecanismos “preferidos” por los cuales los imperios inician su expansión. Schreiber (1987) plantea dos fases en la evolución de los imperios: (a) Ímpetu inicial de la expansión, después de la evolución de la administración y de la transformación económica de la sociedad urbana y rural, la organización política rápida y repentinamente expande los límites de su control. En algunos casos el área que llega a ser controlada es más grande que el heartland inicial del nivel inicial de Estado. Las causas para esta expansión pueden ser el control sobre el comercio, presión medioambiental ó poblacional que conduce a la necesidad de controlar nuevas zonas con recursos (Paulsen 1976), proselitismo religioso (Menzel 1964), o los dictámenes de ciertas leyes de herencia (Conrad 1981). (b) Expansión y consolidación, los procesos de expansión incluyen generalmente combinaciones de diplomacia y militarismo. Como las nuevas regiones son incluidas en la expansión, el proceso de consolidación comienza e incluye el establecimiento de lazos políticos y económicos entre la capital imperial y las regiones anexadas recientemente. Las manifestaciones de este proceso de interrelación entre un número de factores complejos incluyendo las relaciones generales entre los dos grupos, la posición de la nueva región dentro del imperio y el nivel de complejidad de los sistemas políticos locales (Schreiber 1987:19). A pesar de que Schreiber (ibid.) plantea estas dos fases de manera consecutiva dentro de un fuerte enfoque evolucionista. Es posible, que algunas veces, estas fases puedan darse de manera paralela y sin la necesidad de ser excluyentes entre sí.
40
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica Una de las características más importantes en el proceso de expansión del imperio es la relación que estos Estados expansionistas crearon con las sociedades “conquistadas”. Esta característica es la que se analizara a continuación. 3.1
Las relaciones de poder entre el Imperio y las sociedades subordinadas.
Utilizando un marco teórico más amplio se puede plantear que los imperios se forman a través de la extensión de su poder sobre otras unidades sociales políticamente independientes. Por lo tanto, dentro de este marco es necesario tomar en cuenta la naturaleza del poder en las relaciones sociales de expansión y dominio de los Imperios. El poder es entendido, por Skinner y Winkcler (1969:45 citado en D’Altroy 1992) como la propiedad o capacidad que posee una facción social o un individuo - para perseguir o alcanzar metasobteniendo una respuesta deseada a través de la coerción, persuasión o la combinación de ambos. En otras palabras el poder es la capacidad de forzar o persuadir a los individuos a realizar acciones ó cumplir deseos. Mann (1986:6 citado en Earle 1997) plantea que el poder se puede medir a través del dominio que un líder [o una facción social] ejerce sobre otras personas. Las fuentes que dan origen al poder han sido enumeradas por distintos autores. D’Altroy (1992) y Earle (1997) consideran a la organización social, la economía, el poderío militar, la ideología y la información como las fuentes más importantes de poder. Los medios o estrategias del poder varían de sociedad a sociedad y de período a período. En el caso de los Imperios la elite localizada, la mayoría de las veces, en el centro del Imperio tiene una serie de estrategias potenciales y disponibles para consolidar su poder sobre las unidades políticas. Se pueden distinguir dos estrategias básicas de poder: la coerción y la persuasión. La utilización de cada una de estas estrategias es definida acordando con los recursos de establecimiento de seguridad o control militar y la integración política, económica e ideológica del Imperio (D’Altroy 1987, 1992). Una de las formas más apropiada de elección de las estrategias es tomar en cuenta consideraciones sobre gasto de energía. Así, el uso de la persuasión como estrategia del poder es más viable si se piensa en
41
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica la inversión de costos que esta requiere en contraste con la coerción. Por ejemplo, es más fácil y menos costoso- para una sociedad imperial- dialogar y pactar con las elites locales a través de tratados diplomáticos que mantener a un ejército permanentemente sobre el territorio para asegurar el control de las regiones. En la mayoría de los casos, las estrategias a utilizar dependen tanto de la propia organización del Imperio como de las unidades políticas. En la elección de las estrategias influyen los recursos disponibles dentro de los territorios imperiales y dominados y las metas imperiales en general. El fin último de las estrategias de poder es lograr control sobre el territorio y sus habitantes. Con fines teóricos, el control se conceptualiza aquí, como la habilidad de frenar el acceso a las fuentes que dan origen a la formación del poder (Earle 1997:4). En otras palabras, el control es la capacidad de dominar el acceso a la producción y el intercambio de bienes de consumo y de prestigio (control económico), dominar los procesos de toma de decisión y consentimiento (control político), los medios de coerción (control militar), las relaciones sociales como las de parentesco (control social) y los códigos que rigen el orden social (control ideológico). Estos tipos de controles no son excluyentes entre sí y la estructura imperial puede combinarlos entre ellos con el fin de afianzar su poder sobre las sociedades sujetas. Una de las combinaciones más comunes que realizan los imperios es complementar el control político con el control económico o viceversa (Schreiber 1992). Esta combinación posee a su vez una gama de aspectos o formas distintas que ayudan al Imperio consolidar su poder político y económico sobre las poblaciones. (a) Control político- económico directo, donde el control es practicado de manera directa por administradores del Imperio. En algunos casos, como con las Jefaturas simples o complejas el Imperio impone un nivel más de autoridad que tiene como fin jerarquizar y centralizar el poder. La mayoría de las veces este nivel se sobrepone a los ya existentes y esta en función del grado de relación entre el imperio y la población local (ibid.: 19- 25). A su vez, este tipo de control, a menudo, contempla la existencia de un nuevo jefe imperial.
42
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica
(b) Control político- económico indirecto, donde el control se establecía en coordinación con las elites locales (Dillehay y Netherly 1988 citado en Lima 1999). En estos casos, los niveles superiores de autoridad de las Jefaturas son controlados por el Imperio sin la necesidad de la imposición de autoridades. Con relación a las sociedades poco complejas - que poseían uno o ningún nivel de jefatura y que no parecen tan importantes para el imperio- se utilizaban otro tipo de estrategias de control. Una de ellas era pasar por alto su región o ejercer un control indirecto. Así mismo, se podía ascender a un jefe distrital como “jefe superior”. Esta nueva autoridad podía a su vez responder a las decisiones de administrador imperial. Otra de las estrategias consistía en extender la “circunscripción” de un grupo cercano sobre regiones poco desarrolladas. (ibid.:19-25). En conclusión, el rango de la incursión y control imperial sobre las sociedades sujetas estaban en función de las consideraciones logísticas. Pero, a su vez, dependían del grado organización o complejidad que las poblaciones demostraban. D’Altroy (ibid.) menciona dos modelos clásicos no excluyentes de organización imperial relacionados de manera directa con el control político y económico: la organización hegemónica y la territorial. La primera se caracteriza por un bajo control y sistema de extracción. La limitada extracción de recursos permite a su vez inversión en la administración de autoridades centrales. Las relaciones políticas utilizadas en este tipo de organización son las de patrón- cliente. Estas relaciones políticas están asociadas con estrategias indirectas de extracción económica. En dichas estrategias se deja la forma de intensificación de extracción de recursos en mano de las sociedades sujetas. El gobierno imperial y la seguridad más allá del corazón imperial, también, están a cargo de los gobiernos de las unidades políticas clientes. El sistema político de clientaje es mantenido por la subvención de las elites clientes y la escasa inversión en el poder militar, debido a que el grueso de la mano de obra y de los recursos gastados en seguridad corren por cuenta de los mismos clientes. Este tipo de organización es, a menudo, característico de las primeras décadas de expansión de los imperios. Por ejemplo, Luttwat (1976 citado en D’Altroy 1987,
43
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica 1992) describe este tipo de organización para el Imperio Romano durante 100 d.C. donde el control directo de las sociedades sujetas no es viable o deseable. La organización territorial está vinculada a la ocupación y gobierno directo de los territorios sujetos. En este tipo de organización la intensificación de la extracción de los recursos queda en manos de una jerarquía central. Las decisiones políticas internas no quedan en manos de las unidades políticas subordinadas como en el sistema hegemónico de organización. En este tipo de organización es el corazón imperial el que ejerce control tanto sobre las políticas internas como en las políticas externas de las sociedades subordinadas. Las prioridades del imperio en este caso son mantener una completa seguridad del territorio imperial y su población, la cual requiere que el Estado central asuma responsabilidades para mantener la tranquilidad. Así, el control territorial se caracteriza por poseer un alto control y una estrategia de extracción intensiva. Estas estrategias reducen el riesgo de amenazas de las sociedades sujetas más fuertes y poderosas e incrementa la seguridad en las periferias. Estas políticas son, obviamente mucho más costosas para el centro imperial y el uso del poder militar es usado directamente para mantener el control. La organización hegemónica y la territorial pueden ser aplicadas de manera diferencial en las diferentes regiones que conforman el territorio imperial y en diferentes periodos. En general, la viabilidad de cada tipo de organización depende la organización de las elites del centro imperial, la organización de las sociedades sujetas, la distribución espacial de los recursos y su potencial de explotación, la proximidad al área nuclear imperial y la disponibilidad de vías de acceso para llegar y sobre todo las metas imperiales. 4.
La organización sociopolítica y económica del Imperio Inka (ca 1470-1532).
En el punto anterior se definieron las características más importantes de las sociedades imperiales y las relaciones de la estructura imperial con las sociedades sujetas. También, se mencionó la importancia del Imperio Inka como prueba de un desarrollo imperial prehispánico en los Andes. Por lo tanto, en esta sección se analizará todos estos aspectos
44
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica aplicados al caso concreto del Imperio Inka (Schreiber 1987, 1992) o Tawantinsuyo (Pease 1978). Para poder entender la dinámica de esta sociedad imperial es fundamental conceptualizar, analizar y discutir la naturaleza de la expansión inka que a la vez refleja la situación social, política y económica que caracterizó a la sociedad inka. Como segundo punto, es útil para el presente trabajo revisar las características específicas que tomó la expansión Inka en la región del Collasuyo. Después, se tratará de incursionar en el tema de la expansión inka sobre los valles orientales considerados como zonas periféricas del área altiplánica sujetas al control inka. El Imperio Inka se hallaba situado en la región oeste de Sudamérica en un territorio que abarcaba desde el actual país de Ecuador hasta la zona central de Chile. Poseía una población de casi veinte millones de habitantes pertenecientes a distintos grupos étnicos y unidades sociales que le dieron un interesante matiz multiétnico. Las características más importantes de esta sociedad fueron la creación de un vasto sistema burocrático y tributario, la reorganización de las poblaciones sujetas y la propagación del uso de un “lenguaje de diplomacia”: el quechua (D’Altroy 1987, 1992). Los datos arqueológicos sobre esta sociedad son relativamente escasos si los comparamos con la documentación etnohistórica para esta época. Sin embargo, los primeros –a comparación de los segundos- han intentado reflejar una visión más objetiva del Inkario. Las investigaciones realizadas tanto en sus áreas centrales como periféricas muestran un nivel más complejo del que los primeros etnohistoriadores pensaban. Así, se puede decir que gracias a los datos arqueológicos se comenzó a investigar “el radio de alcance” que el dominio político y económico inkaico poseía y el rol de subyugación de diferentes poblaciones jugó dentro de este (Costin et al 1986; D’Altroy 1992; Schreiber 1992; Stanish 1997).
45
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica La etapa inicial de expansión de este Imperio, al parecer se dio bajo el gobierno del Inka Pachacuti (1438-1471 d. C) (Rowe 1945 citado en Parsinen 1992). Rowe (ibid.) plantea que antes de la primera campaña de expansión, la ciudad- capital del Cuzco sufrió intensos cambios políticos y económicos que se reflejaron en la intensa remodelación de la que fue objeto. Este autor afirma, que el programa de reconstrucción del Cuzco fue llevado a cabo en los primeros años del reinado del Inka Pachacuti. Este gobernante se concentró en organizar las áreas cercanas al Cuzco en reparticiones. Esta remodelación tenía el objetivo principal de transformar a la ciudad en el espejo del status recientemente adquirido como centro político y religioso de los Andes. El “nuevo Cuzco” fue planeado como un asentamiento urbano, dentro del cual cada futuro gobernante podría construir uno o más “palacios” que serían el centro de su gobierno y de su riqueza. Los datos etnohistóricos todavía presentan muchas contradicciones con relación a las primeras campañas de expansión. Parsinen (1992) afirma que las primeras incursiones se dieron hacia la región del Chinchasuyo al norte del Cuzco. Y los primeros grupos que fueron sometidos fueron los Chancas, Soras, Lucanas y Cotabambas que eran los vecinos más cercanos a los Inkas. Posteriormente, se fueron sumando las regiones al norte de Cajamarca para después proseguir con el Antisuyo comenzando por Urubamaba. Las regiones que fueron anexadas de manera paralela fueron el Collasuyo (al sur del desaguadero) y el Contisuyo. Estas campañas de expansión fueron llevadas a cabo en más o menos 70 años y se realizaron bajo los gobiernos de Pachacuti (1438-1971), Thopa Inka (1471- 1493) y Huayna Capac (1493-1525). Las causas para esta rápida expansión han sido explicadas por muchos autores, Paulsen (1981) por ejemplo, afirma que la expansión de los Inkas hacia la costa del Ecuador se dio motivada por los fuertes cambios climáticos10. Isbell (1981) siguiendo el modelo de complejidad de Murra afirma que la causa principal de la expansión de los Inkas fue la 10
Paulsen (1981) plantea que durante el 1000-1400 d. C las mejoras en el clima permitieron que las tierras marginales del Cuzco fueran abiertas al cultivo, pero pronto estas tierras no fueron suficientes para la creciente población y se necesito más alimento. Para inicios del 1400 d. C la situación social (guerra endémica por tierras) sumada a un periodo de excesiva aridez que comenzó alrededor de 1425 d. C impulso a los inkas a extender su territorio
46
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica necesidad de controlar distintos pisos ecológicos siguiendo la lógica de complementariedad andina. Otro autor que ha estudiado este tema fue Conrad (1981), quien propone que la estructura hereditaria “dividida” fue la causa de la expansión11. De los anteriores conceptos expuestos el presupuesto más aceptado sobre la lógica de expansión imperial es el que afirma que el aprovechamiento de recursos de las distintas zonas era el que guiaba la estructura expansiva Inka (Costin et.al. 1986; Isbell 1981; Schreiber 1987, 1992). Este planteamiento está vinculado de manera directa al dato arqueológico que muestra una interesante reorganización económica de los lugares implicados (intensificación de los campos agrícolas, implementación de nueva tecnología de producción, ampliación de las rutas de comercio, etc.), de esta manera los inkas aseguraron el control económico de las sociedades sujetas. La reorganización económica que llevaron a cabo los Inkas a su vez derivó en el incremento de los niveles de control administrativo (Costin et al 1986). Por consecuencia lógica las poblaciones sujetas también tenían que asumir la administración de preparativos de construcción, producción de bienes para el imperio y pago de tasas y tributos (ibid.: 28). Una parte importante del sistema económico del Inkario comprendía dos tipos de organización: a) economía de subsistencia local y b) economía de política estatal (Lima 2000:19). Este tipo de organización estuvo adaptada al uso de diferentes ambientes ecológicos, al intercambio de productos de otras ecozonas y a la colonización de éstas para la obtención de productos (D’Altroy 1992: 190). La principal estrategia que utilizaron los Inkas fue implantar un impuesto en trabajo. Así, las poblaciones locales tuvieron que establecer sistemas rotativos entre las unidades domésticas (ibid.: 191). La política económica de los inkas por tanto debía obedecer dos niveles de organización política:
11
Conrad (1981) propone que la herencia de cada gobernante se dividía en dos partes: una estatal y la otra personal. La primera estaba ligada a la estructura de gobierno mientras que la segunda a un grupo corporado que se identificaba con la panaqa del gobernante. La necesidad de acrecentar la herencia para la panaqa era la razón principal para expandir el territorio.
47
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica
1. La organización de la comunidad local que giraba alrededor de la tributación al Estado, que recibía tanto los bienes como los servicios. 2. La organización de los grupos de status locales, aquí se puede remarcar la importancia del intercambio basada en bienes de prestigio para fortalecer las alianzas (D’Altroy 1987, 1992). Tanto el control económico como el político podían ser directos o indirectos. Estas formas de control no eran excluyentes y algunas veces fueron combinadas (ibid.). Por ejemplo, en el caso exclusivo del Norte de Chuquisaca se pudo evidenciar la presencia del control indirecto. El cacique principal de las poblaciones locales Francisco Aymoro fue nombrado delegado imperial para ejercer control político y económico en la región (Barragán 1994). El control indirecto se puede observar en las regiones multiétnicas como Copacabana y Tapacarí (Cochabamba). Ahí, el Inka designó a los gobernantes conocidos como Apo Challco Yupanqui y el Apo Inga Ayacata respectivamente (Parsinen 1992). Estos gobernantes fueron elegidos de las elites más importantes de los distintos núcleos altiplánicos y a través de ellos se consolidó el control político – económico. Para poder entender el tipo de organización imperial que los Inkas adoptaron, es necesario ver con detalle un ejemplo específico. Para el presente trabajo es conveniente analizar la expansión sobre el Collasuyo. Según los datos etnohistórico, la región que se pretende estudiar en esta investigación (Cohoni y sus valles aledaños) es una zona habitada por poblaciones de colonos altiplánicos. Si tratamos de entender el impacto de la expansión Inka y los cambios realizados en el interior de la región fruto de la naturaleza del control aplicado es posible que esto brinde claridad sobre la situación de las zonas periféricas del Collasuyo.
48
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica
Mapa 2 Expansión del Imperio Inka (modificado de Hyslop 1970). 4.1 La reestructuración del Collasuyo durante la expansión del Imperio Inka. La cuenca del Titicaca fue parte del centro cultural y demográfico del Inka conocido como Collasuyu. Según Rowe (1945, citado en Parssinen 1992) la conquista de este territorio se inició en los tiempos de Viracocha Inka con incursiones militares pioneras. Sin embargo, fue el Inka Pachacuti, él que consolido la expansión Inka sobre este territorio a mediados de S. XV (Cobo 1964 [1653], Cieza de León 1959 [1553]). Cuando los Inkas llegaron a la cuenca dos grupos locales- los Lupaqas y los Collas- eran acérrimos enemigos comprometidos en constantes conflictos. Cobo (1653) y Cieza de León
49
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica (1553) afirman que Viracocha Inka negoció con ambos grupos con el fin de manipularlos en su favor. Temiendo una alianza entre los Lupaqa y los Inkas, los Collas iniciaron una gran batalla en Paucarcolla en la que resultaron perdedores. Así, el encargado de negociar la paz con los Inkas fue el “líder vencedor” conocido como Cari (ibid.). Esta primera alianza entre Lupaqas e Inkas fue el inicio de la expansión de los Inkas sobre la cuenca altiplánica. Sin embargo, fue el Inka Pachacuti, hijo de Viracocha Inka, quien consolido el poder Inka en esta región. Éste gobernante se vio obligado a iniciar nuevas campañas en contra del grupo Colla y bajo su gobierno estas dos entidades políticas de la región aceptaron el gobierno Inka. 4.2
De periferia a provincia: La reestructuración de la cuenca altiplánica durante la expansión Inka.
El proceso de expansión del Imperio Inka sobre la región altiplánica puede ser entendida tomando en cuenta dos transformaciones básicas: •
La transformación de la “área periférica” en un área poblada de “aliados y/o enemigos”.
•
La transformación de la periferia en un territorio provincial controlado política y militarmente (Stanish 1997).
Antes de las incursiones militares dirigidas por Viracocha Inka, la región del Desaguadero en la orilla noreste del lago Titicaca era considerada como “área periférica” del naciente imperio. Con las incursiones de Viracocha Inka está “área periférica” se transformó en un área poblada de enemigos - que después se transformaron en aliados -. Y con el gobierno del Inka Pachacuti la región del Altiplano fue transformada el territorio provincial conocido como Collao (Parssinen 1992).
50
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica Las estrategias de control que se utilizaron en la cuenca altiplánica desemboracon en varios cambios al interior de la región: (a) La incorporación de colonos mitmas en la región. (b) Los movimientos masivos de las poblaciones (Julien 1983; Stanish 1997:203). (c) La elaboración y aprovisionamiento de un sistema de camino (Hyslop 1992). (d) La apropiación de la legitimación ideológica de las elites locales (Stanish 1997:203). (e) La movilización de bienes de prestigio (cerámica estilo Inka- Cuzco o Inka regional, textiles, metalurgia, etc.) en forma de “regalos” dentro de los grupos y/o elites sometidas para reafirmar la jerarquía y la filiación al Imperio. Uno de los rasgos más importantes de la economía política del Imperio Inka fue el uso de colonias trasplantadas conocidas como mitimaes. Estos grupos de colonos eran directamente controlados por el Inka y no por las elites locales (Patterson 1991 citado en Stanish 1997). La presencia de bolsones de lengua quechua en algunas zonas del Altiplano hacen referencia directa a la población mitmaqkuna que pobló la zona por orden del gobierno Inka. Los pueblos de Juli y Ancoraimes registraron una fuerte presencia de población oriunda del Chinchasuyo en tiempos de la Tasa de Toledo (1572). Espinoza (1987), también menciona que el pueblo de Ayaviri fue totalmente destrozado por las tropas militares inkas y fue repoblado por mitmas canas. Patterson (ibid.) y Parssenin (1992) distinguen varios tipos de mitmas empleados por el gobierno Inka. La conformación de estas poblaciones fluctuaba desde grupos rebeldes a grupos de militares fronterizos. Las funciones de estos grupos eran variadas y dependían de las expectativas y planes que el gobierno Inka tenía para cada región. Esta estrategia de poder era una forma de controlar el trabajo y a las poblaciones en sí mismas. Las funciones12 más comunes de los mitmas eran:
12
Ninguna de las funciones que se describen a continuación pueden ser consideradas excluyentes entre sí. Así, por ejemplo, los “mitmas económicos” podían llevar a cabo funciones políticas a la vez. En la mayoría de los casos conocidos y estudiados por los etnohistoriadores y arqueólogos se podría hablar de “mitmas con varias funciones”.
51
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica (a) Económicas, es posible que el origen de los mitmas fuera la necesidad de acceder a la producción complementaria en distintos pisos ecológicos. El uso de los “archipiélagos” no fue solamente una manera de complementar las economías y las necesidades materiales sino que también fue tan importante que los inkas ampliaron este sistema en las áreas donde ya existía esta tradición. Probablemente, la economía basada en los archipiélagos fue, algunas veces, más importante para los curacas locales que para los inkas. Pero, cuando los inkas tomaron la decisión de apoyar el acceso de los “señores” locales a diferentes enclaves ecológicos, el sistema de mitmas fue considerado como parte de la “política de generosidad” utilizada por el Inka (Parssinen 1992; Patterson 1991). (b) Militares, una de las maneras más directas de obtener el control sobre las regiones conquistadas era la instalación de guarniciones militares. Esta estrategia es mayormente utilizada en las regiones fronterizas como Pocoma, Samaipata (Meyers 1995) y Cuzcotuyo (Alconini 2002). (c) Sociopolítica, los mitmas que cumplían esta función eran pequeños grupos de personas re- asentadas en alguna de las provincias inkas que fueron incluidos en la misma organización administrativa de las sociedades locales tal es el caso de los guaranga de Huamachuco y Cajamarca (Parssinen 1992). (d) Religiosa el ejemplo más claro de esta función fueron los mitmas de Copacabana trasplantados de más de 40 “naciones” con la función de servir en los centros religiosos del culto al Sol y al Inka. Otro de los cambios realizados por el Inka fueron la implementación de un sistema vial y la reordenación de la población alrededor de este sistema. Los pueblos del área Lupaqa, Chucuito, Acora, Juli, Pomata, Yunguyo y Zepita que pertenecen a las rutas principales del Qapacñan (camino real) no presentan ocupaciones pre- Inka, lo que haría proponer que fue bajo el gobierno Inka que las poblaciones se agruparon alrededor de centros administrativos
52
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica mayores. Estos centros a su vez habrían orientado muchas de sus actividades a la cercanía del camino real (Hyslop 1992). Una patrón similar se habría observado dentro y fuera de la región de Juli- Desaguadero (Stanish 1997) y en el sitio de Hatuncolla (Julien 1983), los cuales no presentan una ocupación pre- Inka, confirmando la hipótesis de la creación de centros administrativos mayores como consecuencia de la conquista Inka. Con relación a la apropiación de las formas ideológicas de legitimación del poder, el ejemplo más claro es la utilización del mito de creación de los dioses que posee su origen en Tiwanaku y/o la Isla del sol en el Lago Titicaca. En este mito el dios “Contiti Viraqocha” habría compuesto el cielo, la tierra y a la gente en Tiwanaku (Betanzos 1551:158). Asimismo, el padre Acosta (1590) narra que el dios creador Viracocha salió del Lago Titicaca, hizo de Tiwanaku su centro de creación y autoridad, y luego marchó al Cuzco para crear a los seres humanos. En ambos mitos el dios creador hace emerger a sus hijos en estos “lugares estratégicos” con el fin de construir un imperio. De este modo no sólo se legitimó la presencia del Inka en el Collasuyo sino que, también, se reforzaron las relaciones asimétricas entre “los hijos del sol” y los demás pobladores disfrazándolas con relaciones de reciprocidad y “generosidad”. También, fue común que algunos dioses locales fueran incorporados al “panteón Inka”, por ejemplo, la historia oral menciona incorporación de la montaña achachila Illimani a la religión Inkaica como hijo favorito de Viracocha (Paredes 1950:84). Algunos cronistas mencionan que el Sapa Inka, en distintas ocasiones, realizó grandes ceremonias en centros religiosos locales como fue el caso de las ruinas Tiwanaku, los santuarios de altura del Illimani (Reinhard & Mamani 1987, citados en Huidobro 1988) en Bolivia y Pachacamác en el Perú (Cieza de León 1553). Otro de los cambios realizados por el Inka fue la instauración de bienes de prestigio - como los textiles, la metalurgia y la cerámica entre otros- para establecer una clase de obligación recíproca entre el Imperio y las sociedades subordinadas. Son bien conocidos los trabajos etnohistóricos sobre los textiles (e.g. Murra 1962) donde se plantea que la producción de textiles y ropa fina era fundamental para reforzar los lazos entre el Imperio y los líderes locales. Pero los bienes de prestigio no sólo reforzaron los lazos entre el Imperio y las
53
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica sociedades subordinadas también reforzaron las posiciones ideológicas por ejemplo, la minería y la manufactura de metales eran utilizados para “alimentar” la casa del Sol, y de esa manera el Imperio reiteraba los lazos entre el dios Sol y el emperador (Lechtman 1993). Sí bien los textiles y los metales fueron importantes en la cultura Inka; es el estilo cerámico Cuzco la marca arqueológica, por excelencia, de la presencia Imperial a través de los Andes (D’Altroy 2002; Parssinen & Siiriainen 1997). La cerámica fabricada bajo los cánones de este estilo era utilizada para el almacenamiento y fermentación de chicha, la preparación de comida, y servía como ítem en las fiestas patrocinadas por el imperio. La presencia del estilo Inka-Cuzco tiene un estrecho rango de distribución fuera del heartland incaico. Su distribución es más amplia en sitos provinciales como Hatun Xauxa y Huanuco Pampa13 que en los sitios de la cuenca sur del Lago Titicaca ó en los sitios costeros; donde este componente cerámico es más reducido. En las zonas más periféricas (e.g los sitios fronterizos) la presencia de éste estilo es casi inexistente siendo los estilos Inka- locales los predominantes. La cerámica Inka-Cuzco utilizada en los centros provinciales enfatizaba la importancia del Imperio, como patrocinador físico y simbólico de actividades políticas y rituales. El acceso a este tipo de material fue controlado por el Imperio, quien normalmente lo distribuía a las elites en forma de “regalos” ó pago por servicios políticos. D’Altroy (2002) plantea que el alto estatus social confería el privilegio o la obligación de usar la cerámica imperial en las ceremonias políticas y económicas y que nunca fue utilizada en las actividades diarias del común de la población. Este bien se movía libremente hacia arriba o hacia abajo de la jerarquía política y desempeñaba un importante rol en asegurar las relaciones de las elites locales con sus comunidades y con su propia jerarquía (D’Altroy & Earle 1985). Las formas cerámicas más distintiva fueron sin duda el aríbalo, las jarras de labios abiertos y platos con cabeza y cola de pato y, al igual que los textiles, poseían una amplia iconografía 13
D’altroy (2002) afirma que el 98% del total del material cerámico recuperado de estos centros administrativo lo compone este estilo.
54
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica estandarizada. Esta iconografía generalmente consistía en formas geométricas como bandas de diamantes o triángulos, diamantes concéntricos, bandas sólidas, etc. que no sólo reflejaban una intensa labor de manufactura sino también expresaban; a través de su despliegue visual, la presencia del Imperio, especialmente donde la gente no hablaba el lenguaje de sus gobernante (D’Altroy & Bishop 1990). En relación a la producción dos formas básicas fueron implementadas (a) la producción a tiempo- completo realizada en asentamientos multiétnico especializados (e.g. Milliraya en la cuenca del Titicaca, Cajamarca en el Perú, Tucumán en Argentina) y (b) la producción a medio- tiempo realizada por artesanos dentro de sus propias comunidades (ibid.) En ambos tipos de producción la manufactura de la cerámica se realizaba siguiendo cánones imperiales. En algunos casos la aplicación de los cánones era estricta y la calidad de las vasijas era alta mientras que en otros las vasijas eran pobres imitaciones de la cerámica Imperial. Aunque los tratamientos de superficie, las formas, etc. eran similares a las elaboradas en el Cuzco existía una importante variedad de pastas que muestra la utilización de fuentes de arcilla locales. D’Altroy & Bishop (1990) proponen que existió una circulación vertical y no horizontal de este ítem, es decir, en las provincias (como el valles del Mantaro) que tenían sus propios grupos de artesanos sólo circulaban la cerámica entre las elites del mismo valle y en contadas ocasiones entre las elites de valles adyacentes como el valle de Tarma, pero no la distribuían entre elites de otras provincias. Uno de los temas que aún no se han investigado es si las colonias instauradas y dirigidas por los grupos sometidos recibían la cerámica Inka de sus núcleos o manufacturaban su propia cerámica. Los Inkas también valoraron la cerámica hecha por otros grupos étnicos, en la cuenca del Lago Titicaca la cerámica Pacajes hecha en el sur del Altiplano fue especialmente estimada. Está cerámica- caracterizada por las líneas de camélidos en los bordes de los platos- se halla ampliamente distribuidas en pequeñas cantidades en los sitios Inka, posiblemente como una forma de legitimación de ideología y/o una forma de respeto a los grupos y elites altiplánicos.
55
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica Si utilizamos la diferenciación que realiza D’Altroy (1992) en las formas de organización imperial, la cuenca altiplánica parece responder a la organización territorial con una directa asimilación y un substancial control imperial reflejado principalmente en el patrón de asentamiento. Los datos recolectados de prospecciones arqueológicas reflejan un cambio importante en la ubicación de los asentamientos entre el Período Intermedio Tardío y la ocupación Inka. Las políticas de dominación Inka en la región altiplánica están ejemplificadas básicamente por el caso Lupaqa, de quienes se tiene una extensiva documentación sobre la vida colonial e información española sobre los primeros tiempos14. Uno de los más dramáticos cambios registrados fue el abandono de las fortificaciones preInka (pukaras) (Hyslop 1983). Al mismo tiempo, se puede evidenciar un sustancial abandono de sitios y un incremento en el número total de los asentamientos en todas las áreas junto a la “fundación” de los pueblos más grandes como Juli, Pomata, Yunguyo, Zepita etc. que los españoles llamaron cabeceras (Stanish 1992,1997). El objetivo que tuvo el Inka cuando fundó los “pueblos principales” parece haber sido nuclear las villas y caseríos dispersos de las poblaciones locales (Mattews 1992). Esta re- programación de los patrones de asentamiento parece reflejar la estrategia de control político para el área. Los cambios en los asentamientos reflejan a su vez cambios significantes en las estrategias económicas. La agricultura de campos elevados desaparece durante la ocupación Inka y existe un cambio en la ubicación de las zonas utilizadas en el pastoreo. Para el caso específico de Juli y Pomata existe un incremento de sitios en las regiones de pastizales indicando un cambio de la población hacia esta zona. Este incremento indica un fuerte énfasis en la producción de camélidos durante la ocupación Inka (Stanish 1997:207). Sin embargo, la forma tradicional de obtener los recursos de las poblaciones locales (e. g. lupaqas) a través de la implantación de colonias en las tierras bajas al este del Altiplano o en las costas del sur parece no haberse alterado (Pease 1982) En este caso el Imperio Inka superpuso su sistema económico a la forma en la que las poblaciones locales conseguían sus 14
Esto se debe, principalmente, a la cantidad de datos etnohistóricos recopilados para este grupo (ver Murra 1955, 1966, 1968 y demás).
56
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica recursos. Pease (ibid.) plantea que la razón principal por la cual las “islas” siguieron funcionando después de la caída del Imperio Inka es que la superposición del Tawantinsuyo a la estructura económica no destruyó el control económico de los grupos altiplánico sobre las colonias y le permitió sobrevivir. Estas actitudes del “Imperio cuzqueño” sugieren que en el caso Lupaqa existió una distinción entre dominación política y dominación económica (ibid.). Al parecer, la dominación política requirió una reprogramación de los patrones de asentamiento reflejada en el abandono forzoso de los lugares localizados en alturas y en el nucleamiento de los sitios alrededor pueblos cercanos al qapacñan o “camino real”. Por el contrario, la dominación económica asumió dos políticas de control: •
Un control económico directo aplicado en el mismo “centro poblacional” y reflejado en el cambio radical del tipo de estrategia económica. Por ejemplo, el abandono de los campos agrícolas a favor de los pastizales (Stanish 1997) y
•
Un control económico indirecto aplicado a las poblaciones altiplánicas colonas en las cuales se implementa un sistema de “afianzamiento de recursos” que funcionaba encima del sistema económico general de los grupos altiplánicos.
Si bien el Inka no prohibió o restringió el acceso a los valles o costas es necesario analizar las investigaciones hechas al interior de las “regiones de colonias” que puedan aclarar la situación que vivieron. 4.3
La reestructuración de los valles interandinos durante el Período Inka.
Al parecer los valles interandinos fueron trascendentales para el Imperio Inka no sólo por su alto potencial agrícola sino por su ubicación estratégica como “explanada protectora, base a la vez para la conquista del piedemonte amazónico y para la vigilancia del Altiplano central” (Saignes
57
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica 1986b: 141). A continuación se analizaran dos ejemplos de valles interandinos: el valle de Cochabamba y el valle de Larecaja con el objetivo de entender las distintas políticas utilizadas por el Inka en los “valles de colonos”. Como se conoce, el Tawantinsuyo organizó grandes contingentes de gente altiplánica y los movilizó hacia las templadas regiones del este. El móvil principal de este movimiento fue sin duda el aprovechamiento de recursos agrícolas de estas zonas. Uno de los primeros valles interandinos en “poblarse” -bajo el gobierno de Wayna Cápac- fue, sin duda, el valle de Cochabamba (Pease 1982; Wachtel 1981). Muchas investigaciones etnohistóricas hacen referencia a la cantidad de mitmas que llegaron a la región cochabambina; sin embargo, todavía se desconoce con exactitud lo que paso con (a) los grupos de colonos altiplánicos que tenían el acceso primigenio a la región, (b) los grupos locales y (c) los nuevos grupos de mitmas traídos por el Inka. Según Wachtel (ibid.) y Pease (ibid.) los grupos altiplánicos que tenía el acceso originario a este valle eran los Collas y Lupaqa. Utilizando algunos documentos legales de los encomenderos Polo de Ondegardo y Rodrigo de Orellana de los años 1.560-1.570, Wachtel (1981) afirma que cuando el Inka comenzó la expansión a este valle, los ayllus collas de la región de Chuquito no sólo mantuvieron su ingreso a los suyus de Calchacollo y Viloma sino también acrecentaron su producción a través de la instauración de un nuevo acceso a los suyus de Anocaraire y Coacha. De esta manera este grupo logró controlar 2/4 partes de las tierras de Cochabamba durante el Período Inka (Wachtel 1981). De manera paralela, Pease (1982) utilizando las probanzas de 1.567 en las que se compendian las declaraciones obtenidas del grupo Lupaqa, afirma que los pobladores lupaqas aseguraron no haber perdido el control continuo e “independiente” sobre la producción en los campos de maíz durante la expansión Inka sobre la región. De hecho, muchas de estas declaraciones permiten diferenciar entre las tierras “distribuidas por el Inka” y aquellas propias de los lupaqas. Al parecer los lupaqas- al igual que los collas- no sólo mantuvieron control sobre la región de Sipe- Sipe sino también acrecentaron su producción agrícola debido a que el
58
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica Inka auspició un incremento de pobladores lupaqas en la región en cada traslado de mitimaes que se realizaba anualmente. En relación a los pobladores locales: los Chuis y Cotas, Wachtel (ibid.) afirma que durante el gobierno del padre de Wayna Cápac -Tupác Yupanqui-, estos grupos fueron “deportados” en calidad de mitmas militares a Pocona y mitmas económicos a Cala Cala, ambas localidades ubicadas en las afueras del valle de Cochabamba. En su reemplazo, el Inka auspicio la colonización de estas tierras por grupos Quillacas y Carangas, provenientes del sur del Altiplano, Soras de Huamanga y Paria, Chichas y Yamparaes de los valles del sur, etc. llegando a conformar un grupo de 14.000 mitmas. El control de la producción agrícola de estos grupos se realizaba a través del centro administrativo Inka de Inkallajta que no sólo se encargaba de la intensificación de la agricultura y el almacenamiento de los cultivos, sino también de la manutención de la población colona y de la organización de las fiestas de redistribución (D’Altroy 1992). Para los valles de Larecaja ubicados al noreste de la cuenca del Titicaca, el Imperio Inka no se conformó con precisar, deslindar ó confirmar los asentamientos territoriales y fiscales de las comunidades ubicadas en estos valles ó con reinstalar a las poblaciones según sus propias iniciativas. En esta región, también, se puede distinguir tres políticas distintas: para los autóctonos o locales, los colonos de las punas cercanas y los colonos de las punas lejanas. En el caso de los valles del noreste los pobladores locales – yungas- parecen haber recibido un trato “privilegiado”, el Inka lejos de expulsarlos - como fue el caso de los pobladores del valle de Cochabamba- les reconoce un área extensa con tres sectores: el curacazgo de Carabaya al norte, la “provincia” de Ambaná en el centro, y la de Sorata (que corresponde al corazón del valle de Larecaja) hacia el sur (Saignes 1986b). Los pobladores de las punas cercanas (Omasuyo) fueron ratificados en sus asentamientos -sólo parcialmente- debido al peligro que representaban por sus antecedentes rebeldes en el Altiplano. Así, muchos de estos pobladores fueron reinstalados en otras colonias. La población de las punas lejana, sin embargo, fue en aumento debido principalmente a la necesidad de buscar control sobre las
59
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica distintas poblaciones locales del Imperio a través de la desarticulación poblacional. La presencia de pobladores cancas, canchis, charcas, pacajes, etc., en los censos realizados durante la Colonia Temprana, simplemente, dan cuenta de que los valles orientales fueron poblaciones multiétnicas creadas con el fin de reducir el poder de los núcleos altiplánicos, serranos y costeños. Al parecer muchos de los valles mesotermos sufrieron un aumento de la población que tenía el fin último de incrementar la producción de coca y de maíz. Sin embargo, las relaciones mantenidas entre estas tres poblaciones no fueron pacíficas los conflictos registrados para el siglo XVI entre los ayllus altiplánico Omasuyos y los yungas dejan entrever las relaciones violentas que acompañaron el control por las tierras orientales y las relaciones multiétnicas en sí mismas. Saignes (ibid.) plantea que la construcción de terrazas de cultivo fue uno de los medios preferidos por los cuales los Inkas intensificaron la producción en este tipo de valles. La intensificación agrícola15 fue, también, una estrategia empleada en las tierras altas del Perú central como el Valle del Mantaro. Este proceso fue al parecer parte de un programa de desarrollo tecnológico (Costin et al. 1986) y económico del Imperio. El incremento de la producción fortalecía principalmente el mantenimiento de instituciones estatales, tanto religiosas como políticas (Earle 1997). Lechtman (1993) plantea que el poder del Inka residió en el balance cuidadosamente orquestado entre la tecnología utilizada para obtención de alimentos, almacenamiento y distribución de alimentos y la ideología. Este balance fue mantenido a través de las habilidades del Inka para manejar, organizar y coordinar varias actividades tecnológicas que tenían que ser proporcionales al sistema de trabajo. Por ejemplo, el almacenamiento de excedentes de producción agrícola era esencial para entablar las “fiestas de trabajo obligatorio” o corveé. El incremento de producción y la política de centralización hicieron del almacenaje de productos una estrategia imperial. En el caso de Mantaro la capital Wanka - Hatun Xauxa fue el centro de la actividad administrativa estatal y de la actividad económica centralizada a través del almacenamiento (D’Altroy y Earle 1985: 193). La estrategia de almacenar los 15
La actividad agrícola fue documentada en esta región a partir de la alta densidad de instrumentos agrícolas líticos que se registró.
60
CAPÍTULO I Estados e Imperios: Estructura y dinámica de la organización sociopolítica y económica productos estaba vinculada a la importancia que tenían los bienes de consumo y a la factibilidad de manutención del personal del imperio a través de ellos (Costin et al. 1986: 114). Este personal se encontraba en las capitales provinciales como este centro administrativo (ibid.). Para finalizar, se puede concluir que la expansión y consolidación del imperio Inka produjo muchos cambios sobre las sociedades sujetas y tuvo muchas variantes y especificidades. Tanto las estrategias de poder como los tipos de control variaron de región en región y de sociedad en sociedad. En el caso de los Andes meridionales la situación es aún muy oscura y se requiere una investigación basada principalmente en el patrón de asentamiento y el uso espacial para poder determinar los cambios en las estructuras políticas y económicas que las estrategias de conquista originaron.
61
CAPÍTULO II PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN, OBJETIVOS E HIPÓTESIS 1.
Planteamiento del problema.
Como se pudo observar en el capítulo anterior, las investigaciones realizadas en las “áreas periféricas” de dos de las sociedades más complejas e importantes de los Andes centro-sur: el Estado Tiwanaku y el Imperio Inka, han mostrado una dinámica cultural variada y muy distinta a la de los núcleos poblacionales. Los trabajos realizados en los valles del occidente (e.g. Arica en Chile, Moquegua y Mantaro en Perú) y del oriente (e.g. La Paz, Cochabamba y Larecaja en Bolivia.) han señalado que las ocupaciones poblacionales más importantes se dieron durante el Período Tiwanaku (ca. 800-1100 d.C.)16 y el Período Inka (1470- 1532 d.C). Las investigaciones concentradas en las vertientes occidental y oriental no sólo han mostrado interesantes secuencias de ocupación durante ambos períodos sino que, también, han sugerido importantes teorías a cerca de la manera en que estas regiones se organizaron espacialmente, sociopolítica y económicamente durante el desarrollo del Estado Tiwanaku y el Imperio Inka (Alconini 2002; D’Altroy 1985, 2000; Berenguer & Dauelsberg 1987; Browman 1981; Goldstein 1990; Lima 2000, Pease 1982). Para el Período Tiwanaku, la mayoría de los resultados de las investigaciones realizadas en los asentamientos en los valles interandinos proponen que estas regiones fueron vitales para la subsistencia del aparato estatal Tiwanaku (Berenguer & Dauelsberg 1987; Browman 1981; Goldstein 1990; Paz et al 2004 y otros). Su importancia radicaba en el acceso a pisos 16
El surgimiento del Estado Tiwanaku en el área nuclear del altiplano se estima alrededor de 500 d.C. (Alconini 1995; Janusek 2003) durante el Periodo cronológico conocido como Tiwanaku IV; sin embargo, la ocupación de las áreas periféricas se estima alrededor de 800-1000 d.C. (Browman 1989; Goldstein 1990) durante el Período Tiwanaku Temprano V. En Cohoni, como se carece de fechas radiocarbónicas se optó por utilizar las fechas propuestas por Goldstein (1990) para datar de manear relativa la ocupación prehispánica de esta región. Sin embargo, no se descarta la idea de asentamientos Tiwanaku más temprano.
62
CAPÍTULO II Planteamiento del problema, objetivos e hipótesis ecológicos variados y altamente productivos que los valles ofrecían. Generalmente, el acceso era de tipo directo; es decir, a través de la instauración de una organización colonial, así lo han evidenciado los trabajos en los valles de Arica, Moquegua y Larecaja. La organización interna política, económica y social de las poblaciones colonas Tiwanaku que accedían a estos pisos ecológicos ha sido conceptualizada como propia de la comunidad diáspora es decir, estos asentamientos mantenían la identidad con el ayllu máximo y reproducían la estructura jerárquica de su “tierra de origen” (Goldstein 2000). Con la desestructuración de Tiwanaku no se eliminó el acceso a estos valles por los grupos altiplánicos que emergieron ó re-emergieron después del colapso de éste Estado; sin embargo, los trabajos arqueológicos (Berenguer & Dauelsberg 1987; Browman 1981; Goldstein 1993b) y etnohistóricos (Pease 1982; Van Buren 1996) señalan importantes cambios al interior de la organización de estas áreas como reflejo de la caída del Estado central. Estos cambios fueron observados principalmente en el patrón de asentamiento (Goldstein 1990, 1993). Por otra parte, es durante la ocupación del Período Inka (ca. 1470-1.502 d.C.) que importantes cambios en la organización sociopolítica de estas regiones pueden ser percibidos con mayor intensidad. Es en este período que se puede observar una serie de reestructuraciones producidas por una política de control aplicada al interior de los valles interandinos. Las investigaciones en estas zonas hablan de intensos esfuerzos del Imperio Inka por reestructurar las regiones con el fin de controlar la producción agrícola y consolidar su control económico y político (D’Altroy 1985, 2000). Algunas investigaciones han propuesto que el Imperio Inka se sobrepuso a la organización del acceso a los pisos ecológicos instaurada en períodos anteriores; pero realizó profundos cambios económicos y políticos al interior de las regiones periféricas de las sociedades altiplánicas (Pease 1982). Es durante este período que los valles dejan de ser “periferias” y se transforman en partes importantes de los territorios provinciales controlados política, económica y, en ocasiones, militarmente (Alconini 2002; Stanish 1997).
63
CAPÍTULO II Planteamiento del problema, objetivos e hipótesis Entre los valles interandinos más pobremente trabajadas – pese a la amplia evidencia de ocupación prehispánica- están los valles del río La Paz. La aplicación a priori de modelos de organización política y económica creados para el área nuclear y generalizados para los valles interandinos del río La Paz han provocado importantes sesgos en el estudio del desarrollo cultural de estas zonas. Por ejemplo, el área de estudio en cuestión: Cohoni, fue escasamente estudiada y sin embargo, se planteó que las ocupaciones Tiwanaku e Inka en la zona respondían a la necesidad de crear contrapartes de Pampa Koani y del valle de Cochabamba para incrementar el excedente agrícola (Estévez 1985; Reinhard & Mamani 1987, citados en Huidobro 1988). Es decir, las investigaciones se centraron en entender a estas regiones como zonas agrícolas organizadas centralizadamente y controladas directamente por el Estado y el Imperio respectivamente. Aunque las relaciones de estas regiones con el Estado Tiwanaku y el Imperio Inka posiblemente fueron económicas, este tipo de enfoques cae en la simplicidad. Considerando estos antecedentes la implementación de los trabajos en esta zona estarán enfocados a responder la pregunta central de investigación: ¿Cómo fue la organización espacial, sociopolítica y económica de las poblaciones del valle de Cohoni durante el Período Tiwanaku y Período Inka? Dentro de este contexto el análisis regional de patrones de asentamiento se convierte en una herramienta vital que permite percibir la dinámica de las sociedades antiguas, que está vinculada con aspectos políticos, económicos y sociales. A la pregunta central de investigación se suman preguntas secundarias que ayudarán a dilucidar la naturaleza de organización de las ocupaciones: a)
¿Qué tipo de ocupaciones se desarrollaron durante el Período Tiwanaku en Cohoni?, ¿Cómo se estableció la organización espacial de los asentamientos durante éste período y qué tipo de organización política y económica refleja?
64
CAPÍTULO II Planteamiento del problema, objetivos e hipótesis b) ¿Cómo se reflejó la desestructuración del Estado Tiwanaku en la organización espacial y sociopolítica esta zonas?, ¿Sigue los mismos patrones que en el área altiplánica: abandono de campos de cultivo, disminución y dispersión de sitios, adopción de nueva cultura material afiliada a los “señoríos altiplánicos”, etc.? ó bien ¿La desestructuración de Tiwanaku dio origen al surgimiento de desarrollos regionales autónomos de los grupos altiplánicos? c) ¿Cómo fue la organización espacial y sociopolítica política de Cohoni durante el Período Inka?, ¿Qué políticas de control implementó el Inka sobre ellas? y ¿Éste control siguió los patrones del control instaurado para las poblaciones centradas en el altiplano?; es decir, ¿El Imperio agrupó los asentamientos dispersos alrededores de centros administrativos y caminos reales e implantó la utilización de nuevos ítems (e.g. cerámica Inka) en los grupos de elite, etc.? La investigación de estas preguntas no sólo ayudará a entender el desarrollo cultural de Cohoni durante estos períodos, sino que ayudará en el comienzo de la investigación de las poblaciones en la vertiente oriental. De esta manera, se podrá comparar las ocupaciones de los valles occidentales (e.g. Moquegua, Arica, Mantaro) con los asentamientos de los valles orientales. 2.
Objetivos. 2.1
Objetivo General.
Estudiar la organización sociopolítica y económica establecida durante el Periodo Tiwanaku V (ca. 800-1100 d. C.) y el Período Inka (ca. 1470-1532 d.C.) a través del estudio sistemático de patrones de asentamiento y de los conjuntos cerámicos de la región. 2.2
Objetivos específicos.
65
CAPÍTULO II Planteamiento del problema, objetivos e hipótesis •
Determinar los patrones de asentamiento pertenecientes al Período Tiwanaku V e Inka para la región.
•
Identificar los tipos y componentes materiales de los asentamientos en la región.
•
Analizar la distribución de los componentes materiales al interior de cada asentamiento.
3.
Planteamiento de la hipótesis.
El desenvolvimiento de cualquier investigación necesita del contraste de una idea inicial que es planteada a nivel de hipótesis. La información referida a datos provenientes de otras zonas, permitió el planteamiento de la siguiente hipótesis cuyas propuestas están ordenadas de manera secuencial: El desarrollo cultural de Cohoni estuvo determinado por una serie de acontecimientos en el manejo del espacio que reflejaron de manera directa los modelos de organización sociopolítica de la región. Dichos acontecimientos si bien pudieron darse en diferentes períodos de tiempo y bajo circunstancias determinadas, fueron intensificados durante el Período Tiwanaku y el Período Inka. Durante el Período Tiwanaku (800-1100 d.C.) la organización espacial, sociopolítica y económica de la región estuvo estructurada bajo la lógica de una organización colonial; en la cual los asentamientos estaban ordenados jerárquicamente a través de centros administrativos regionales. Asimismo, estos asentamientos se estructuraron interiormente siguiendo la lógica de las comunidades diásporas (Goldstein 2000). La implantación de colonias alentó la creación de rutas de intercambio macroregionales que se reflejan en la creación de vías de acceso que cruzan el territorio. Con el colapso de Tiwanaku se inició la desestructuración de las colonias Tiwanaku que siguió el mismo patrón que el de los asentamientos en el área nuclear del altiplano: dispersión y cambio en el patrón de asentamiento, adopción de nueva cultura material, abandono de campos de cultivo, etc. Sin embargo, los pobladores siguieron manteniendo lazos con los núcleos altiplánicos a través de relaciones “menos formales” de reciprocidad e intercambio. La incursión del Imperio Inka (1470-1532 d.C) sobre la región marcó una nueva e
66
CAPÍTULO II Planteamiento del problema, objetivos e hipótesis importante etapa en el desarrollo de la zona. Esta incursión implicó cambios drásticos al interior de organización espacial, sociopolítica y económica de la población debido a que el Imperio “auspició” la colonización de la región que se reflejó en la intensificación de la producción, la introducción de una nueva organización espacial (e.g. instauración de Santuarios de Altura) y el nucleamiento de los asentamientos dispersos (Alconini 1998, Barragán 1994, Julien 1995, Pärssinen 1997, Presta (ed.) 1995).
67
CAPÍTULO III EL ÁREA DE ESTUDIO 1.
¿Porqué investigar la región de Cohoni?
La necesidad de una investigación arqueológica en las regiones de valles interandinos se enfoca principalmente en la responsabilidad académica de investigar los desarrollos culturales de regiones no-altiplánicas. Es conocido que las primeras investigaciones arqueológicas en Bolivia concentraron esfuerzos en la zona circumlacustre (e.g. Bennett 1956; Ponce 1971; Rydén 1947; Wallace 1957 y otros investigadores) y dedicaron años de estudio a los sitios arqueológicos de Tiwanaku (550- 1100 d. C) y Chiripa (1500 – 200 a.C.). El interés creciente por este tipo de entidades culturales no sólo provocó una disminución en el número de investigaciones y estudios en las regiones de los valles y llanos sino que también suscitó el decrecimiento del interés por períodos cronológicos distintos. Sin embargo, los recientes trabajos arqueológicos (Alconini 2002; Estévez 1985; Huidobro 1988; Lima 2000, Paz et al 2000 y otros) y etnohistóricos (Barragán 1982; Loza 1984; Saignes 1979, 1986 a y b, 1997; Villamor 1980 y otros) realizados en estas regiones, han coincidido en señalar a los valles interandinos como importantes áreas que mantuvieron una organización espacial, política, económica y social específica en épocas prehispánicas. Su importancia parece haber radicado en su favorable ubicación geográfica que no sólo permitía la ubicación de centros militares fronterizos sino que también ofrecía una variedad de ecosistemas que facilitaban la intensificación en la agricultura y la extracción de diversos recursos (e.g. metales, piedras preciosas y semi-preciosas, etc.). Así, los valles mesotermos jugaron importantes roles no sólo como áreas periféricas17 de las sociedades altiplánicas sino que también, poseyeron un desarrollo cultural local.
17
Se entiende por áreas periféricas a las regiones alejadas de los núcleos poblacionales, los cuáles concentran la mayor parte del poder político, económico y social de las distintas sociedades prehispánicas
68
CAPÍTULO III El área de estudio
Consiguientemente, la investigación arqueológica en Cohoni ayudará a ampliar el panorama cultural de los valles interandinos y será parte de un conjunto de investigaciones enfocados a reconocer el rol político, económico y social que estas regiones jugaron en los distintos períodos prehispánicos. 2.
Características Generales.
Siguiendo la división política- administrativa de Bolivia instaurada en 1825, la región de estudio se halla situada en la provincia Murillo del departamento de La Paz y comprende gran parte del cantón Cohoni (creado mediante decreto supremo en 1.838)18.Cohoni se halla situado a una altitud promedio de 3.658 m.s.n.m. y está comprendido- aproximadamenteentre las coordenadas geográficas de 16°40’00” a 16°45’00” Latitud norte y 67º 45’ 00” a 67°42’00” Longitud oeste; colinda al norte con la región de Palca, al sur con el río La Paz, al oeste con el río Palca y al este con la comunidad de Quilihuaya. La capital cantonal es el pueblo del mismo nombre que se encuentra a 3.520 m.s.n.m. Las vías de acceso a esta región son dificultosas y arriesgadas, la única carretera que une Cohoni con la capital provincial de Palca, es la carretera La Paz -Río Abajo- Palca- Cohoni (60 Km.) que se prolonga hasta las cercanías de la Hacienda Khotaña. Las comunidades existentes dentro de esta región se encuentran, actualmente, comprendidas en 3 ayllus: Tiwanaku, Aransaya y Pucarani. Antes de la Reforma Agraria de 1953 en esta región se encontraban gran cantidad de tierras hacendales que componían más del 70% de la zona. Paredes (1950) menciona que las más importantes eran: La Granja, Pucaya, Tahuapalca, Mutaya, Tanin Pata, La Glorieta, Ulsi, Khotaña, Salapampa, Yaricachi, Cebollullo, Aymalomia, Bella Vista, San Antonio de Tirata, Tirahuaya, Chillancachi, Cutuhuaya, Quehuerani, El Choro, Seke Pampa, Guarimutuhaya, Chañurani, Milla Milla,
18
A nivel territorial, la provincia Murillo está conformada por 3 cantones: Palca (capital provincial), Cohoni (primera sección de la provincia) y Quilihuaya. A nivel económico- administrativo ésta provincia comprende dos municipios rurales: Palca y Sapahaqui
69
CAPÍTULO III El área de estudio
Tuini, Santiago Lora, Cutaguayo, Santigo Loma, Tejerani, Chilaya, Milla Milla, Algarrobal, Lekelekeni, Huacamillani, Huerta Condori, etc. 3.
Orografía e Hidrografía.
Cohoni forma parte del valle del río La Paz y se encuentra emplazada en la ladera occidental de la Cordillera de La Paz19. Esta cordillera se ubica entre el valle formado por el río Consata al norte y por el río La Paz al sur y cuenta con una extensión de casi 180 Km. El cañón que forma el río La Paz a los pies del Illimani tiene una profundidad de 3.500 m. y es uno de los más hermosos de Sudamérica (Montes de Oca 1997; Nuñez 1975). El nevado Illimani, aún en la actualidad, es considerado como una de las huacas principales dentro de la cosmovisión andina. De la importancia que este nevado tuvo en el pasado, no sólo quedan como testigos los grandes ritos y ceremonias anuales que se realizan hasta hoy en los pueblos más cercanos (e.g. Cohoni, Tanin Pata) (Huidodro 1988), sino, también, están presentes los restos de asentamientos prehispánicos como los Santuarios de Altura reportados por Reinhard & Mamani (1987, citados en Huidobro 1988). La nomenclatura geográfica para la región es muy amplia, pero la más común es la de “puna desgarrada” y se utiliza para designar a la planicie con cierto declive hacia el este y con altura menor al altiplano, donde se encuentra la ecoregión de los valles secos interandinos (Montes de Oca 1997). Esta área geográfica se halla comprendida desde la zona divisoria de aguas de la cordillera hasta una cota de 2.000 a 1.500 m.s.n.m. Los “valles interandinos” comprenden una serie de mesetas, colinas y valles que se encuentran en las laderas inferiores de las montañas y están formados por conjuntos de bosques secos, chaparrales, matorrales y tierras erosionadas que se extienden desde La Paz hasta Tarija. Los principales valles interandinos del departamento de La Paz son: Sorata, Songo, Palca, Río Abajo, Sapahaqui, Araca, Luribay, Quime y representan sistemas aislados a manera de inclusiones rodeadas de ecoregiones del altiplano en el límite superior y 19
Ésta cordillera forma a su vez parte de la Cordillera Oriental de los Andes conocida también como Cordillera Real
70
CAPÍTULO III El área de estudio
ecoregiones de bosque húmedo hacia el límite inferior. Así, estos valles son considerados como regiones intermedias debido a que dividen a los ecosistemas propios de la cordillera andina de los ecosistemas de la zona de “sombra de lluvia” ubicados al lado opuesto de los sectores húmedos que interceptan grandes cantidades de lluvia (bosques húmedos montañosos) (ibid.). Durante la época prehispánica muchos de los valles interandinos fueron regiones importantes y altamente codiciadas, debido a su alto grado de productividad. Muchos de estos valles se caracterizaron por ser asentamientos multiétnicos. Así, Saignes (1997) afirma que el valle de Chuquiago (actual ciudad de La Paz) no sólo estaba bajo el control de Mallkus pacajes sino que también era sede de varios grupos mitmas instaurados allí por el Inka: los chinchasuyos (del norte peruano), los canas y canches (del Cuzco), etc. En la terminología geográfica nacional las zonas más bajas de los valles interandinos se llaman frecuentemente “valles mesotérmicos, valles áridos o montes espinosos” mientras que las zonas más altas “cabeceras de valle, subpuna o prepuna”. Estos términos son utilizados para reflejar las diferencias entre las comunidades vegetales relacionadas con la geomorfología local. La región de Cohoni constituye una de las cabeceras del valle de la cordillera oriental y se caracteriza por la presencia de varias quebradas con altas depresiones y dos anchos y profundos valles que bajan hasta los 2.500 m.s.n.m.: el valle del río La Paz y el valle del río Palca. El primero es catalogado como un valle consecuente y rejuvenecido; es decir un valle primero en desarrollarse y que corre a lo largo del desnivel inicial (Ayala 1990). El río de éste principal es el La Paz y sus afluentes más importantes son los ríos Palca, Kaylasi, Willkhi, Chingarroyo y Pari que forman parte de la sub- cuenca del río Beni. El segundo valle es clasificado como un valle inconsecuente, es decir un valle local desarrollado al azar y sin ningún tipo de control que se expande en el flanco del pliegue cordillerano. El río principal de este valle es el Palca cuyos principales afluentes son Chaka Jawira y el Chiluhaya.
71
CAPÍTULO III El área de estudio
4.
Clima.
La región que comprende el Cantón de Cohoni carece de estudios climáticos confiables debido a que no existen registros meteorológicos más allá del año de 1945 (Nuñez, 1975). Otro de los problemas que dificultan este aspecto es la falta de estaciones meteorológicas cercanas a la zona. Por ello, muchos de los datos que se presentaran a continuación están basados en interpolaciones estadísticas. Las características climáticas de esta región dependen mucho de la altura, la presencia de las montañas y la precipitación fluvial. Cohoni cuenta con un territorio con alta diversidad en cuanto a las características climáticas, debido principalmente a la presencia de cuatro niveles altitudinales que van desde los 2.500 hasta los 4.500 m.s.n.m: Puna Andina (cerca al nevado del Illimani), la Sierra Altiplánica, las cabeceras de valle y el Valle Sub- tropical andino (PDM de Palca 1999). Ayala (1990) propone la existencia de dos tipos de clima para esta región: el primero, corresponde a un clima microtérmico con verano e invierno seco en las partes altas; el segundo, corresponde a un clima mediterráneo con verano e invierno húmedo con una temperatura media anual de 18º C para las regiones más bajas. La temperatura máxima es de 22° C y hasta 30° C en zonas como Taguapalca. La temperatura baja extrema es de 5° C bajo cero, pudiendo llegar en algunos casos hasta 15° C bajo cero en la Puna Alta andina. La humedad relativa del área está influenciada por los bosques asociados de escasa vegetación. En verano oscila entre 65% al 70% de humedad y en los meses de invierno alrededor del 55% (PDM de Palca 1999). Los vientos más fuertes corren en los meses de agosto, septiembre y octubre a una velocidad estimada de 7 nudos, mientras que para el resto del año la velocidad promedio se registra en 5 nudos. Las precipitaciones fluviales tienen un promedio anual de unos 450 mm. Generalmente, las lluvias se incrementan en los meses de noviembre a marzo, pero las isoyeteas de los últimos 15 años para las microregiones tienden a establecer una cierta estabilidad en el nivel de precipitación anual. La intensificación de lluvias- por más breve que sea- ocasiona una
72
CAPÍTULO III El área de estudio
erosión laminar hídrico y eólica. Esta erosión unida al arrastre de materiales (torrenteras) hacia las partes bajas genera la formación de cárcavas y surcos que paulatinamente van degenerando el suelo. La tenue cobertura vegetal y el frágil horizonte de suelos se ven muy afectados a causa de estos fenómenos. En las partes más altas de la región la presencia de granizadas es muy frecuente. Este fenómeno muy a menudo daña la vegetación y los cultivos de productos agropecuarios (lluvias convectivas) mermando el índice de producción de manera alarmante (Ayala 1989). 5.
Historia geológica de la región.
La presencia de rocas sedimentarias pertenecientes a diversos sistemas silúricos, devónicos, cretácicos y mesozoicos han coadyuvado a elaborar una larga pero interesante historia geológica de la región (Tabla 1). Las investigaciones geológicas llevadas a cabo en la cabecera de valle de Cohoni se han centrado en elaborar una secuencia de deposición de sedimentos influenciada por la formación de la cuenca del río La Paz que conforma el valle del mismo nombre (Ayala 1989). Ayala (ibid.) plantea que el origen de la presencia masiva de rocas sedimentarias en la zona se remonta a los períodos silúricos más tempranos. Durante este período, se habría dado una primera deposición de pelitas correspondiente a la Formación Uncía. La segunda deposición de sedimentos se dio con los inicios de formación de la cuenca del río La Paz mientras que la tercera y última deposición de arenitas y pelitas de este período se da con la Formación Catavi. Al inicio del Período Devónico se da una corta etapa de no- deposición causada por la subsidencia de la cuenca del río La Paz. Sin embargo, a mediados de éste período se observa una nueva deposición causada por la sedimentación de materiales pelíticos de la Formación Belén. La posterior emergencia de la parte norte de la cuenca causa una última deposición de materiales clásticos finos del Período Devónico, correspondientes a la Formación Sicasica.
73
CAPÍTULO III El área de estudio
En la parte final de la emergencia de la cuenca del río La Paz se observa una fase de compresión orogénica. Esta compresión produce el volcamiento del sinclinal devónico y un posterior fallamiento inverso, que sube rocas silúricas sobre devónicas provocando las fallas geológicas que se observan en la actualidad. Para fines del Período Terciario y comienzos del Cuaternario se completa la formación del valle y se da una deposición de sedimentos pleistocénicos. En la actualidad, la constante erosión fluvial de estos sedimentos causada por el cambio de nivel del agua en la base del valle ocasiona constantes deslizamientos y deposición de sedimentos aluviales, coluviales y coluvio- fluviales20 (Ayala 1989). Tabla 1 Secuencia de deposición y ubicación de las rocas sedimentarias (elaborado con datos de Ayala 1989). Tipo de roca sedimentaria Afloraciones
de
de La Paz
lutitas
pizarrosas de coloración gris
Ubicación dentro del valle
intercaladas
con
Unidad lito estratigráfica Sistema Silúrico
Sector NE del valle
areniscas gris oscuras
(Formaciones
Uncía
y
Catavi)
Conglomerados de lutitas gris
oscuras
estratificación
con laminada En las paredes laterales Sistema Devónico
intercaladas con arenisca del valle
(Formación Belén)
de grano fino de cloración gris oscura Afloraciones de areniscas marrón-
amarillentas Sector SW del valle
intercaladas
con
lutitas
Sistema Devónico (Formación Sicasica)
20
El cambio del nivel de agua del río La Paz está influenciado por las variaciones en la intensidad de la precipitación fluvial. Así, en la “época de lluvias” (de noviembre a marzo) el nivel se eleva, mientras que en la “época seca” tiende a bajar.
74
CAPÍTULO III El área de estudio
marrones Conglomerados poligomícticos
de NE
del
cerro
Zongo
coloración rojiza, clastos Marca y en la Estancia Sistema Cretácico de
cuarcita,
cuarzo, Millocato
granito y arenisca No existen rocas, sólo depósitos
sedimentarios
(e. g. terrazas aluviales,
Sistema Cenozoico
depósitos coluviales, etc) 6.
Características ecológicas.
La ecoregión de valles secos interandinos del departamento de La Paz se caracteriza por la predominancia de formaciones vegetales de gramíneas en macollos (Festuca spp, Stipa spp.) que pueden alcanzar hasta 1.50 m de alto. También son frecuentes arbustos como Satureja bolivianensi, Baccharis spp y Calceolaria spp. La vegetación en general es decidua y las familias leñosas más importantes son las leguminosae, Sapindaceae, Bombacaceae, Compositae, Vervenaceae, y Capparaceae (Montes de Oca 1997). En las laderas de valle (2.700 a 3.200 m.s.n.m) un tipo de vegetación común es el chaparral con un estrato leñoso que llega hasta 4 m de alto, también crecen con frecuencia Jacaranda mimosifolia (jacarandá o tarco), Kageneckia lanceolata y Caricia quercifolia (higuerilla). En el fondo de los valles, a veces se encuentran restos de bosques secos que poseen un estrato superior a 4-6 m de alto y excepcionalmente hasta los 8 m. También son comunes los elementos típicos arbóreos de especies como el Prosopis (algarrobo), Acacia macracantha (kiñi), Schinus molle (molle) y Etrthrina falcata (ceibo).
75
CAPÍTULO III El área de estudio
Figura 1 Pisos ecológicos de la región boliviana (según Albó 1998:8). La región de los valles interandinos paceños posee una interesante variedad de niveles altitudinales que influyen en la formación de distintos pisos ecológicos o microregiones con diferentes formas de aprovechamiento agrícola que son muy comunes en la región boliviana (ver Figura 1). Una de las características más sobresalientes de la región de Cohoni es la gran variedad de condiciones naturales que ofrece en un espacio relativamente reducido. En los diferentes pisos ecológicos es posible alternar diferentes cultivos los que han permitido el autoabastecimiento de productos alimenticios y un alto grado de defensa contra las cosechas perdidas o dañadas. Es decir, si un cultivo de un piso ecológico falla se puede recurrir al cultivo de otro piso. Los pisos ecológicos identificados en esta zona se detallan en el Mapa 1 y son: a) Puna alta andina que se encuentra en las partes más altas de la región de Cohoni (entre los 4.200 y 4.800 m.s.n.m) y está ubicada principalmente por las áreas que rodean al Illimani. El clima en esta zona es frío con heladas nocturnas durante todo el año. En el flanco este de la Cordillera Oriental y dentro de la misma ecoregión se desarrollan pequeñas praderas semiáridas de alta montaña (3.7004.200 m.s.n.m.) que se distribuyen a manera de un ancho cinturón (Montes de Oca 1997). Esta zona presenta severas limitaciones para el uso agrícola debido al alto
76
CAPÍTULO III El área de estudio
contenido de salinidad de sus suelos y a su clima frío. El uso actual de estas zonas está dedicado al pastoreo (PDM de Palca 1999) y este piso es considerado asentamiento permanente o semi- permanente para los pastores de puna, que aprovechan usualmente los suelos cenagosos para asegurar el suministro de agua para los camélidos, especialmente en época de sequía. Durante la época prehispánica el acceso a las áreas de pastoreo era de vital importancia, Barragán (1982) menciona que las punas de los valles paceños eran territorios multiétnicos y que durante la Colonia muchos “ayllus especializados en el pastoreo” (e.g. Sica Sica) de los grupos altiplánico (e.g. Pacajes) reclamaron el derecho a mantener la posesión de tierras en los valles exclusivas para el pastoreo. En la actualidad, esta zona es considerada tierra comunitaria y la posesión de camélidos reviste prestigio y poder a los dueños, lo que ha provocado, al menos desde la instauración de la Colonia, un sobre pastoreo en la región.
77
Mapa 1 Ecoregiones del valle de Cohoni 78
Figura 2 Piso ecológico de Puna. b) Pre- puna (3.900- 4.100 m.s.m.n) posee un paisaje montañoso, de alto relieve y de cimas escarpadas. La vegetación consiste en especies arbustivas, gramíneas, matorrales semi-desérticos y la presencia esporádica de llanuras de pie de monte. Este piso está dedicado al cultivo de tubérculos andinos (papa, izaño, papa amarga o ruqui, etc) por excelencia. Actualmente, la sustitución de la taclla prehispánica por el arado ha llevado a un incremento en el índice de cosechas malogradas y de enfermedades de la papa a causa del violento tratamiento de los terrones de tierra (Meyers 2002); no obstante, la productividad agrícola de la región es aún una de las más altas. Los suelos para esta región son de textura franco- arenoso liviano con escasa materia orgánica y con un alto índice de aridez. La taxonomía de los suelos los ubica como Ochreppts y Orthents cuya capacidad de uso mayor según la clasificación USDA es de tipo IV lo que significa que, en la actualidad, la agricultura intensiva no es recomendable (PDM de Palca 1999). Sin embargo, durante la época prehispánica el cultivo de estas regiones era intensa, así lo manifiestan los restos de terrazas, plataformas y canales de riego. Barragán (ibid.) menciona que los grupos pacajes y collas mantenían “islas étnicas” en las estas áreas de los valles y que
79
CAPÍTULO III El área de estudio
durante la Colonia mucha de su tasa de tributación era pagada con productos obtenidos de esta región. Una de las principales características del uso agrícola de esta región es la conservación de tubérculos. Troll (1958) considera que el método de deshidratación de tubérculos fue uno de los máximos logros de las culturas andinas prehispánicas. Los sistemas de conservación de la papa y otros tubérculos se realizan aprovechando el invierno y las heladas nocturnas. Entre mayo y agosto se exponen los tubérculos a la helada nocturna, y durante el día a la fuerte radiación solar (Meyers 2002). De esta manera se extrae el líquido celular y se impide la descomposición del tubérculo. Estas formas de conservación promueve una economía de almacenaje para superar las épocas de escasez.
Figura 3 Piso ecológico de pre-puna. c) Sierra Altiplánica o cabecera de valle (2.700- 3.900 m.s.n.m.), está microregión fue identificada en la zona de Atahuallani, Caimbaya y Khotaña. Presenta un paisaje con vegetación de bosque ralo, intercalado con mosaicos de matorral, vegetación
80
CAPÍTULO III El área de estudio
herbácea y medianamente suculenta en la parte más cercana a la cuenca del río La Paz (PDM de Palca 1999). Entre los 2.700 y los 3.600 m.s.n.m se hallan los cultivos en terrazas con riego artificial. La región de Cohoni presenta un aprovechamiento minucioso de las pendientes que caracterizan la zona a través del uso intensivo de terrazas con canales de riego que se remontan a tiempos prehispánicos. Las terrazas previenen la pérdida de agua, conservan la humedad de las capas de tierra superiores y evitan la erosión de las laderas de los valles (Meyers 2002). En los lugares donde este sistema de cultivo ha sido suprimido se ven los efectos devastadores de la erosión de laderas y el aumento del volumen del aluvión, que arrastrado por los ríos provoca inundaciones en las estrechuras fluviales (ibid.). El abandono de las terrazas se debe principalmente a la preferencia de los lugareños por la obtención de grandes parcelas de cultivo y al éxodo rural en busca de mejores condiciones de vida. A parte del constante abandono de las terrazas también es importante mencionar su continua destrucción a favor del la ampliación de las parcelas y por la periódica construcción de nuevas redes viales en la región.
Figura 4 Piso ecológico de Sierra Altiplánica
81
CAPÍTULO III El área de estudio
Figura 5 Terrazas artificiales del piso de Cabecera de valle d) Valle- sub tropical andino (2.300 m.s.m.n.), ubicado en los alrededores de la comunidad de Taguapalca. Esta microregión presenta un microclima benigno con vegetación de matorral denso mayormente caducifolio. En su interior se han identificado agroecosistemas de huertos familiares y se tienen suelos poco profundos y profundos de carácter predominantemente alcalino con bosques premontanos húmedos ralos con especies maderables y no- maderables (PDM de Palca 1999). Estás zonas fueron pobladas por los primeros asentamiento coloniales y posteriormente se establecieron las “haciendas” con cultivos intensivos de regadío, en especial de maíz, trigo, leguminosas y alfalfa. Una de las haciendas más grandes y productivas durante el final de la Colonia y el comienzo de la República fue la hacienda de Cebollullo, que no sólo abastecía a la mayoría de los mercados campesinos de la época sino que también fue el lugar de inspiración de la primera novela boliviana (Paredes 1950). Las características ecológicas y geográficas de la región y la división de esta en pisos ecológicos condicionaron el desarrollo cultural de la zona en tiempos prehispánicos. La
82
CAPÍTULO III El área de estudio
descripción de estas características ayudará a entender mejor el desarrollo de las sociedades y su dependencia con el medio ambiente. Como se verá en el capítulo siguiente está relación fue vital para la instauración de los asentamientos en el Período Tiwanaku y en el Período Inka.
83
CAPÍTULO IV ANTECEDENTES DE INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LOS VALLES DEL RÍO LA PAZ 1.
Las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz.
Como ya se mencionó, la investigación arqueológica en el departamento de La Paz, se ha remitido casi en exclusividad a la región circumlacustre y a centrado sus esfuerzos en Tiwanaku (ver Albarracín- Jordán 1996; Alconini 1995; Lemuz & Paz 2000; Ponce 1969, 1972 entre otros). Esta actitud no sólo determinó la postergación de otras zonas para la investigación arqueológica, sino que también ha ayudado a elaborar un panorama sesgado del desarrollo cultural a nivel regional. El escaso interés por la descripción y análisis arqueológico fuera del área circumlacustre se refleja en los limitados trabajos llevados a cabo en los valles del río La Paz (Bennett 1936; Michel 1999; Paz et al 2000; Ponce 1967; Portugal 1975). El estudio de estos valles interandinos fue iniciado en valle de La Paz por Bennett (1936), quien realizó una excavación en un montículo, parte de una propiedad privada, localizado en Llogeta en la zona de Sopocachi. Los resultados de esta investigación señalaron la presencia de ocupación Tiwanaku caracterizada, principalmente, por cerámica del estilo Tiwanaku Decadente estrechamente relacionada al material Tiwanaku hallado en la región de Cochabamba. Otro de los pioneros de la investigación fue Ponce (1967), quien demostró la correlación de las ocupaciones prehispánicas de este tipo de valles con los procesos regionales. Muchos de sus planteamientos resaltaban la vinculación con los desarrollos regionales formativos, el Estado Tiwanaku y los desarrollos regionales del Período Intermedio Tardío. Por ejemplo, reportó asentamientos coloniales pertenecientes al Período Formativo (1500 a.C.-400 d.C.) y Tiwanaku Clásico (400-1100 d.C.) en la zona de Miraflores, Alto Sopocachi, Oveyujo y Tembladerani y planteó que el valle de La Paz era sumamente atractivo debido a los recursos
84
CAPÍTULO IV Antecedentes de las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz minerales y que “en los albores de nuestra era acudían los chiripas y tiwanakotas a la hoya paceña en pos del áureo metal” (Ponce 1967:6). Trabajos posteriores sólo registran hallazgos de varios materiales prehispánicos durante el proceso de crecimiento del área urbana (e.g. Huidobro 1984). En algunos casos se resaltaba la importancia ceremonial que algunas zonas pudieron tener durante el Período Tiwanaku como fue el caso de del “Mirador de villa Pabón” donde se encontró un notable número de sahumadores; pero no se profundizaron las investigaciones. Por ejemplo, no se tocaron temas sobre el tipo de acceso que Tiwanaku tuvo en la zona ni la organización política y/o económica bajo la cual se organizaban las sociedades que poblaron la cuenca paceña, debido –principalmente- a la imposibilidad de ampliar los trabajos dentro del radio urbano.
Otro de los valles del río La Paz con antecedentes de trabajos arqueológicos fue el valle de Achocalla (adyacente al valle de La Paz). Al contrario del primer valle mencionado, el valle de Achocalla fue estudiado más sistemáticamente. Las investigaciones comenzaron con el reconocimiento de área realizado por Max Portugal Ortiz, Rene LLusco y Roberto Veizaga (1987), quienes ubicaron tres sitios arqueológicos: Kañuma, Kotaña 1 y Kotaña 2. El primer asentamiento consta de un chullpar derruido en el pueblo de Achocalla, el segundo es una extensa planicie en el cruce hacia Makapaya que contiene varios materiales Tiwanaku, y el tercero presenta 5 chullpares, 2 de los cuales están totalmente destruidos, pero con algunos fragmentos Tiwanaku, Pacajes e Inca en sus alrededores. Otros trabajos realizados en el área señalan la presencia 40 petroglifos en las inmediaciones del pueblo de Achocalla, de probable data precolombina, aunque también se registraron algunos grabados coloniales y republicanos. Estas manifestaciones pétreas servían para verter líquidos en honor a las antiguas divinidades tutelares (Heredia & Rivera Casanovas 1991; Strecker 1986, 1988; Strecker & Rivera Casanovas 1998). Finalmente, se llevaron a cabo prospecciones (Michel et al. 1999, 2000) que identificaron 41 sitios con ocupaciones que van desde el Formativo hasta el Período Intermedio Tardío que al parecer se concentraron con preferencia en las áreas potencialmente agrícolas.
85
CAPÍTULO IV Antecedentes de las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz Las excavaciones llevadas a cabo en este valle (Paz et al 1999, 2004), no sólo confirmaron la secuencia cronológica planteada por los trabajos anteriores sino que mostraron una dinámica interna muy compleja. Estos trabajos plantearon la existencia de pequeñas colonias Tiwanaku conformadas por grupos familiares que estaban organizados alrededor de un patrón jerárquico. Estas colonias, al parecer, accedían a las redes de intercambio regionales y reproducían la estructura jerárquica del núcleo altiplánico al interior de sus asentamientos (ibid.). Otro de los valles del río de La Paz estudiados arqueológicamente fue Cohoni y los trabajos arqueológicos realizados en esta cabecera de valle – situada en una altura de 3.520 m.s.n.mhan sido mínimos y, como el caso del Valle de La Paz, en la actualidad sólo se cuenta con pocos informes de trabajos de campos realizados en la zona (e.g Estévez 1985, 1992; Huidobro 1988; Reinhard 1987). Estos trabajos reconocieron una ocupación del Período Tiwanaku, Intermedio Tardío e Inka, pero no reportaron ocupaciones más tempranas ni componentes locales. Es posible, que las ocupaciones más tempranas del Período Formativo no se encuentren en la cabecera de valle sino en las regiones más bajas del valles (e.g. cerca a los planos aluviales riverinos) que en la actualidad se encuentran densamente pobladas lo que dificulta su investigación. Esta situación –como se verá más adelantepermaneció similar durante la presente investigación. Sin embargo, de este estrecho grupo de trabajos dos tendencias claras de interpretación pueden ser diferenciadas y analizadas: (a) Cohoni como una “colonia Tiwanaku” y (b) Cohoni como parte vital de las rutas de comercio e intercambio que convergían en sitios Tiwanaku e Inka más grandes de los yungas (e.g. Pasto Grande). Ambas interpretaciones a pesar de estar basadas en pocas evidencias arqueológicas no están muy lejos de la realidad prehispánica de esta región y son tratadas más ampliamente en los capítulos posteriores. A continuación se representan algunas consideraciones sobre estas interpretaciones -que si bien carecen de muchos problemas teóricos y metodológicos- son acercamientos básicos para entender el desarrollo cultural de la región.
86
CAPÍTULO IV Antecedentes de las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz 1.1
Las colonias Tiwanaku en Cohoni.
Uno de los primeros trabajos de campo realizados en esta región consistió en un reconocimiento de superficie en las Provincias de Sud Yungas y Murillo en el marco del Proyecto de Catalogación de Sitios Arqueológicos en el Departamento de La Paz dirigido y auspiciado por la Dirección Nacional de Arqueología y Antropología (DINAAR) y la Organización de Estados Americanos (OEA). Este proyecto tenía como fin comprobar la ocupación de Tiwanaku en niveles ecológicos aptos para la agricultura. Además, se pretendía determinar los patrones de asentamiento, la filiación cultural, las coordenadas y conformaciones geográficas y las condiciones geológicas de las regiones (Estévez 1985). Este breve reconocimiento reportó la existencia de cuatro sitios arqueológicos en los alrededores de Cohoni (Tabla 2). Tabla 2 Sitios arqueológicos reportados por Estévez (1985). Sitio
Tipo de sitio
Inka Marca
Funerario
Cerro Tanari
Defensivo
Chullpa Loma
Habitacional – agrícola
El Calvario
Funerario - agrícola
Período
Coordenadas 16° 42’ S Intermedio Tardío 67° 45’52” W 16° 41’20” S Post –Tiwanaku 67° 45’50” W 16° 42’ S Tiwanaku 67° 47’26” W Tiwanaku, Intermedio 16° 42’24” S Tardío, Inka 67° 50’ W
87
CAPÍTULO IV Antecedentes de las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz
Mapa 3 Sitios prehispánicos registrados por Estévez (1985: Fig. 4). El primer sitio reportado fue Inka Marca que se encuentra localizado al este de la comunidad de Atahuallani a una altura de 3.700 m.s.n.m (Estévez 1985) (ver Mapa 3). Este sitio se caracterizó por la presencia de cistas por debajo de la superficie en algunos sectores de labranza. Los miembros del proyecto iniciaron una excavación en una de las tumbas, pero este trabajo “arrojó resultados negativos en vista que la misma estaba ‘huaqueada’” (Estévez 1985:91). La forma descrita de la cista corresponde a un círculo con paredes rectas y tapas delgadas de piedra pizarra con una superficie cubierta de fragmentos de cerámica. Tabla 3 Descripción del material recolectado por Estévez (1985) en Inka Marka. Tipo de fragmento
Acabado de superficie Color interno/ externo
Motivos decoración
Borde “con prolongación a la base” Negro sobre Figuras Pulido a espátula/ de escudilla (Estévez castaño geométricas Pulido a espátula 1985:93) rojizo Cuerpo decorado
Pulido a espátula/ Negro sobre Figuras castaño rojizo geométricas Pulido a espátula
de
Período
Intermedio Tardío
Inka
88
CAPÍTULO IV Antecedentes de las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz
El segundo sitio registrado fue Chullpa Loma, que se encuentra ubicado a 100 m al sur de la comunidad de Tanin Pata, a escasos 3 km. de la base donde se yergue el nevado Illimani a una altura de 3.800 m.s.n.m (ver Mapa 3). Las descripciones preliminares de este sitio señalan la localización de varias plataformas en el lado noreste del cerro del mismo nombre dónde se observan restos de habitaciones de planta cuadrada y rectangular (Estévez 1985). Se identificaron 10 plantas habitacionales construidas con andesita del lugar, que “no fue cortada geométricamente sino partida y luego utilizada para los cimientos y paredes” (Estévez 1985:91). Los materiales recolectados en la superficie de este sitio fueron identificados como pertenecientes los Períodos Tiwanaku, Intermedio Tardío e Inka. Tabla 4 Descripción de los fragmentos de cerámica hallados en el sitio Chullpa Loma. Tipo de fragmento Borde
Borde Borde mica) Cuerpo
Acabado de superficie Color interno/ externo Negro sobre Alisado con estrías rojo (2.5YR 2/ Pulido 2.5 YR4/6) Negro sobre Alisado con estrías rojo (2.5YR 2/ Pulido 2.5 YR5/6)
Figuras geométricas Figuras geométricas
Figuras geométricas traslación sobre Figuras geométricas
(antiplástico Alisado con estrías Desconocido / desconocido Alisado con estrías Negro / Pulido rojo
Motivos decoración
de
Período Tiwanaku V (Época Expansiva) Tiwanaku
en Inka Tiwanaku
El tercer sitio reportado fue El Calvario, que se halla localizado en la cima de un promontorio que se eleva por encima de la plaza principal de la población de Cohoni a una altura aproximada de 3.600 m.s.n.m. (ver Mapa 3). Este sitio es un “cerro con sistemas de terrazas que envuelven al mismo por todos sus lados” (Estévez 1985:91). Dichas terrazas están destinadas al sembrado y en la superficie están diseminados restos de objetos de alfarería correspondientes a los Período Tiwanaku, Intermedio Tardío e Inka. Según Estévez (1985) muchos de los fragmentos de cerámica provienen de cistas que están dispuestas por debajo
89
CAPÍTULO IV Antecedentes de las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz de la superficie que aún poseen un ajuar casi intacto y de los que pudieron recuperar dos piezas semi- enteras (Tabla 5 y Figura 5). Tabla 5 Descripción de los fragmentos de cerámica hallados en el sitio El Calvario. Tipo fragmento Cuerpo
de Acabado de superficie Color interno/ externo
Borde
de
Figuras Alisado con estrías / Negro sobre geométricas Pulido rojo Figuras Negro sobre geométricas rojo claro traslación Alisado con estrías / Negro sobre Figuras pulida rojo geométricas Negro sobre Figuras castaño Alisado con estrías / geométricas rojizo Alisado con estrías irregulares (5YR271traslación 2.5YR5/4)
Cuerpo de chua pulido /desconocido (Estévez 1985: 94) Base
Motivos decoración
Período Tiwanaku
en
Inka Tiwanaku
en
Inka
Figura 6 Vasijas encontradas en el sitio El Calvario (Estévez 1985: Fig. 8).
90
CAPÍTULO IV Antecedentes de las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz Tabla 6 Descripción de las vasijas encontradas el sitio El Calvario. Tipo de pieza
Acabado de superficie interno/ Color externo
Motivos decoración
Figuras Vasija semi- entera Negro sobre Vestigios de rodetes geométricas con antiplástico de rojo alisados / Vestigios división cuarzo (2.5 YR2-2.5 de rodetes alisados cuatripartita YR5/6)
de
Período
con Inka
Figuras geométricas de Vasija semi- entera Vestigios de rodetes Negro sobre líneas gruesas de forma ovoide y alisados /Alisado a rojo claro entrecruzadas en Inka perfil simple restricto espátula un ordenamiento vertical El último sitio registrado fue Cerro Tanari que se encuentra localizado al norte de la comunidad Atahuallani a 4.000 m.s.n.m. (ver Mapa 3) y en su interior se identificaron tres muros que paulatinamente se acercan al sector nevado del Illimani. El primer muro tiene aproximadamente 270 m. de largo por 1.70 a 2 m de alto y circunda la parte menos abrupta de la ladera. El material de construcción fue la andesita canteada que se halla dispuesto “a manera de un apircamiento con mezcla de mortero de barro” (Estévez 1985: 91). A 200 m y a mayor altura se halla un segundo anillo de dimensiones menores al primero pero con una técnica similar de construcción. El tercer anillo se halla a mayor altura y muy cerca al farallón del Illimani. Estévez (1985) plantea la hipótesis que dichos muros pudieron ser parte de un sistema de defensa debido a su ubicación en la parte de la ladera fácil de subir; a ambos lados de los mismos el terreno se eleva o cae en un declive escabroso, por lo tanto este autor propone que los pobladores, ante ataques enemigos, se refugiarían en los anillos que formaban los muros con la seguridad de una defensa total y que al ser rebasados podían retroceder hasta incluso el farallón nevado del Illimani. El segundo trabajo de campo fue orientado de manera multidiciplinaria debido a que realizó un reconocimiento de superficie en la región de Cohoni y llevó a cabo un registro
91
CAPÍTULO IV Antecedentes de las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz etnográfico de las fiestas, ritos y mitos relacionados con el “Culto al Illimani”. El trabajo arqueológico fue dirigido en su totalidad por Johan Reinhard y los informes elaborados no se encuentran disponibles. Se accedió a algunos datos por medio de un breve artículo elaborado por Huidobro (1988) del que se pudo elaborar la Tabla 7. Tabla 7 Sitios arqueológicos reportados por Reinhard (1987, citado en Huidobro 1988). Sitio o asentamiento
Patrón
Lekelekeni (4.500 m.s.n.m) Plataformas artificiales Illimani (4.550 m.s.n.m)
Período Intermedio Tardío
Posible Santuario de Altura Intermedio Tardío
Coordenadas 16° 41’ S 67° 49’ W 16° 40’20” S 67° 48’15” W
92
CAPÍTULO IV Antecedentes de las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz
Figura 7 Planimetría del Sitio Illimani (Reinhard & Mamani 1987, citados en Huidobro 1988). Con respecto al material recolectado en estos sitios se menciona que a excepción de un tiesto del Período Tiwanaku V los demás tiestos son del Períosdo Intermedio Tardío. Reinhard (ibid.) realizo un levantamiento topográfico de ambos sitios en los cuales se pueden apreciar casi 25 plantas rectangulares para el sitio Illimani (Figura 6) y dos plataformas para Lekelekeni (Figura 7). Reinhard (1983, citado en Cerruti 1999) afirma que durante épocas prehispánicas no se contaba con medios técnicos de escalada, razón por la cual no se pudieron superar los obstáculos tales como paredes de roca o extensos glaciales -propios del nevado Illimani- y
93
CAPÍTULO IV Antecedentes de las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz construir Santuarios de Altura en cotas superiores a los 5.000 m.s.n.m. similares a los de Ampato y Sara Sara en el Perú. También, propone que la construcción de santuarios de altura estuvo directamente condicionada a rutas de ascenso “relativamente fáciles y normales” (ibid.: 30). En consecuencia, los grandes volcanes del Ecuador y los altos picos de la Cordillera Real boliviana, fueron adorados como montañas sagradas, pero no pudieron ser sede de Santuarios de Altura de más de 5.000 m.s.n.m.
Figura 8 Planimetría del Sitio Lekelekeni (Reinhard & Mamani 1987, citados en Huidobro 1988). El análisis del material arqueológico y la interpretación de las posibles funciones de cada uno de los sitios realizados en estos trabajos llevaron a plantear a los investigadores que los microclimas existentes en las faldas del Illimani fueron ocupados por grupos de colonos provenientes del Altiplano. La presencia de material con filiación Tiwanaku confirmó las hipótesis centrales enfocadas a la presencia de esta entidad cultural en zonas propicias para la agricultura. Estévez (1985), propone que la presencia Tiwanaku en esta región estuvo condicionada a los potenciales agrícolas de la zona, por ejemplo, señala que los numerosos riachuelos de la región fueron vitales para los cultivos y por eso fueron aprovechados en el riego de extensas zonas agrícolas mediante la construcción de canales. También, plantea que
94
CAPÍTULO IV Antecedentes de las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz la vida ceremonial de los colonos Tiwanaku giraba en torno a ritos relacionados con la siembra y la cosecha, así señala, que “los tiwanacotas inhumaban a sus muertos en tumbas por debajo de la superficie con ajuar de tejidos y objetos de cerámica (...) en los lugares donde la cosecha era abundante” (Estévez 1985:92), sugiriendo una unión intrínseca religiosa con los resultados materiales de la siembra. 1.2
Cohoni y las rutas de intercambio Altiplano- Yungas.
Dentro de este tipo de interpretaciones se propone que Cohoni fue parte de un sistema de caminos que conectaban los Yungas con el Altiplano central. Estévez (1992) propone que los sitios arqueológicos de Cohoni funcionaban como asentamientos-parada que entrelazaban las rutas por donde debían recorrer las caravanas de camélidos cargadas de productos agrícolas. La ruta a la que pertenecía Cohoni unía el sitio de Callejón Loma (cercano a Pasto Grande) con los sitios de Taca, Turujumaña, Kotaña, Collana y finalmente Huni en el valle de La Paz (Mapa 4). Esta ruta tenía una extensión de 100 Km. y al igual que las rutas Chuñavi- Chulumani y Chuñavi-Pasto Grande-Lavi conformaba un gran sistema de caminos precolombinos cuyo fin principal era la extracción y el traslado de productos de las zonas bajas como Erytroxilon (coca) y los granos Chenopodium y Zea mays de los valles interandinos. Dentro de estos planteamientos la expansión de Tiwanaku fue primero a los valles interandinos como La Paz y Yaco y posteriormente a los yungas y los valle abiertos de Cochabamba y la costa del Pacífico. Tiwanaku estableció sitios en los Yungas como Pasto Grande y Callejón Loma sólo después de contar con asentamientos intermedios ubicados a lo largo de los caminos que partiendo del valle de La Paz llegaban a Chuñavi y después a Pasto Grande para prolongarse hasta Lavi. Así, después de haber ocupado estos valles, la influencia de Tiwanaku se prolongó hasta la ceja de selva en la región del río Suri, Arcopongo y las laderas del río Cotacajes (Estévez 1992).
95
CAPÍTULO IV Antecedentes de las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz
Mapa 4 Caminos prehispánicos que conectan el Valle de La Paz con los sitios de
Yungas (Modificado de Estévez 1992: Fig.25). Estévez (ibid.), a su vez propone que, la instauración de estas rutas fue ampliada y mejorada durante el Imperio Inka, el cual no solo se conformó con reocupar los antiguos asentamientos (e.g. Pasto Grande) sino que instaló centenares de unidades familiares en las laderas de los ríos Chungumayu y La Paz con el fin de acrecentar la producción. Las poblaciones mitmas que se trasladaron a estas regiones fueron, principalmente, de origen altiplánico debido a que fueron ellas las poblaciones primigenias en poseer un acceso a estos pisos ecológicos después de la caída de Tiwanaku. El Tiwanaku-centrismo de los trabajos arqueológicos realizados a partir de 1953 en Bolivia, llevaron a los investigadores a tratar de interpretar los distintos ecosistemas a partir de un “paradigma altiplánico”. El trabajos realizado por Estévez (1985, 1992) y Reinhard & Mamani (1987 citados en Huidobro 1988) encajan en este breve retrato de la investigación arqueológica antes de los 90’s. Sus trabajos se enfocan y giran en la necesidad de hallar una
96
CAPÍTULO IV Antecedentes de las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz relación “casi forzada” con Tiwanaku. Como consecuencia, la presencia de material arqueológico con filiación Tiwanaku en este tipo de valles fue interpretada de manera a priori como el reflejo de un desarrollo histórico- cultural “natural y lógico”. Dentro de esta visión casi todas las ocupaciones Tiwanaku en el áreas de los valles fueron interpretadas dentro de modelos de control territorial, es decir, como el reflejo de la expansión de éste Estado y/o de sus estrategias de complementariedad zonal (Estévez 1985, 1992; Ponce 1976). Sin embargo, nunca se realizaron investigaciones serias que trataran de entender las relaciones que estas regiones tuvieron con el Estado de Tiwanaku y cómo éstas influenciaron en su estructura sociopolítica y económica. En consecuencia, estas investigaciones arqueológicas no ofrecen un panorama objetivo de la situación y muestran una reconstrucción del pasado sesgada e imprecisa. Aunque no se puede negar que muchas de las regiones no-altiplánicas fueron intensamente influenciadas por la sociedad Tiwanaku es imposible rechazar la idea de que cada región recibió y asimiló de manera diferente estas influencias y que la presencia de Tiwanaku en estas áreas tuvo sus variantes y particularidades. Como consecuencia, la dinámica social, política y económica de Cohoni en épocas prehispánica quedó en datos oscuros e imprecisos que no reflejaban la verdadera situación y posición que esta región ocupó durante el Horizonte Medio (400-1100 d. C). Además, este tipo de trabajos mostraba una “visión clásica” de los procesos culturales de la zona enmarcándolos dentro de la concepción de “expansión territorial” -los pocos datos arqueológicos obtenidos en la región carecían de sistematización en su recolección lo que evitaba la conformación de un verdadero cuerpo de datos capaz de ser utilizado a favor de la interpretación científica. Por otra parte, las investigaciones realizadas en este tipo de áreas consideraban al Estado de Tiwanaku como el único hito en el desarrollo cultural de estos valles. Como resultado, las influencias y relaciones de sociedades, como la Inka, fueron desconocidas, ignoradas o minimizadas en las investigaciones.
97
CAPÍTULO IV Antecedentes de las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz En Cohoni, a pesar que las investigaciones etnohistóricas realizadas para este valle coincidían en señalar su importancia como área estratégica para el Imperio Inka (Barragán 1982; Loza 1984; Saignes 1986 a y b); los trabajos arqueológicos interpretaron la presencia del Imperio Inka como un pequeño asentamiento producto de la necesidad de ampliar la producción agrícola del Imperio. Como consecuencia, organización espacial, política, económica y social durante el Horizonte Tardío (1470-1532 d. C.) en esta región se mantiene todavía con serias falencias. En relación a ocupaciones durante otros períodos de la región (e.g. Formativo, Intermedio Tardío) la interpretación hasta ahora aceptada se enfoca, también, en los conocimientos “clásicos”. Así, se acepta de manera casi a priori la que después de la caída de Tiwanaku la formación de entidades culturales independientes conocidas como Señoríos fue “natural” en este tipo de regiones. Estas entidades se encontraban en constante guerra y conflicto y el dato arqueológico por lo tanto, debe reflejar este conflicto a través de la presencia de fuertes o Pukaras. Siguiendo este marco los investigadores interpretan a los sitios de este Período como lugares de defensa y ataque mientras que para el Período Formativo no existen datos que nieguen o confirmen su presencia. Los trabajos hasta ahora realizados en este tipo de regiones se han enfocado – principalmente- en acondicionar los distintos desarrollos históricos del Altiplano a los procesos culturales de estas zonas. Así, la presencia Tiwanaku se acepta como natural y necesaria para el desarrollo de la región, mientras que la ocupación durante el Período Inka es interpretada como una reocupación enfocada exclusivamente a la extracción agrícola. Visiones tan simples han descuidado temas vitales para entender la estructura de la organización de los valles mesotermos como (a) zonas independientes, pero fuertemente influenciadas por desarrollos regionales más grandes y (b) zonas vitales para entender a las relaciones Altiplano- Ceja de Selva. Sobre la metodología aplicada a este tipo de regiones no se conoce mucho. Por ejemplo, Estévez (1985) plantea que los datos que presenta en sus informes son resultado de una prospección en la zona, no se especifican las técnicas de recorrido, registro o recolección de
98
CAPÍTULO IV Antecedentes de las investigaciones arqueológicas en los valles del río La Paz material. Siguiendo algunas referencias que da el propio investigador se puede concluir que en la zona no se realizó una cobertura total o un tipo específico de muestreo. Más bien, se encontraron sitios a través de las referencias de los pobladores. Esta técnica sesgó de manera importante el dato arqueológico debido a que se obviaron muchas zonas dentro de la misma región. A su vez el registro de los sitios sólo presenta las coordenadas de ubicación y se carece de datos sobre el tamaño, la densidad de material, la ubicación de los sitios con relación al paisaje de la región, etc. La forma de recolección del material, también, es otro problema. Es posible que sólo se recolectaran los tiestos con decoración visible y se obviaran los demás. De esta manera se sesgó de manera substancial el dato sobre el material de la zona. Con respecto a la excavación en estas zonas los datos son más oscuros. No se tienen fichas de registro lo que evita conocer de la posición exacta de los pozos para continuar con las excavaciones o para evaluar los datos. Debido a este tipo de problemas observados es necesario iniciar un nuevo trabajo arqueológico que utilice un marco teórico menos rígido y una metodología más sistemática. Ambos objetivos ayudaran a entender a la región de Cohoni en sus propios términos y comprender el papel que jugaron en tiempos prehispánicos, y a través de ella incrementar los conocimientos sobre la importancia que tuvieron los valles interandinos en tiempos prehispánicos. En conclusión, la importancia de investigar la naturaleza de organización sociopolítica y económica de Cohoni durantes dos períodos cronológicos distintos ayudará a entender la historia-cultural de la región no solamente cómo un área periférica influenciada fuertemente por sociedades complejas, sino también como un área con un desarrollo cultural independiente y de importancia vital para el desarrollo de las sociedades altiplánicas. Asimismo, la investigación en la cabecera de valle de Cohoni es parte de una serie de trabajos orientados a ampliar el corpus de datos arqueológicos y descubrir los roles de los valles mesotérmicos en tiempos prehispánicos desde una perspectiva diacrónica.
99
CAPÍTULO V ANTECEDENTES ETNOHISTÓRICOS DE LA REGIÓN DE COHONI “...que por ser fríos no eran fértiles y abundantes como los pueblo cálidos y bien proveídos, mandaron que, pues la gran serranía de Andes comarcada con la mayor parte de los pueblos, que de cada uno saliese cierta cantidad de indios con sus mujeres, y estos tales, puestos en las partes que sus caciques les mandaban y señalaban, abarcaban sus campos en donde sembraban lo que faltaban en sus naturalezas, proveyendo con el frutos que cogían a sus señores o capitanes y eran llamados mitimaes... Por manera que aunque en todos el Collao no se coge ni se siembra maíz, no les falta a los señores naturales.” (Cieza de León 1553: 255). El interés de los historiadores por el estudio de la organización social, política y económica de las sociedades andinas del Período Intermedio Tardío (1100- 1470 d. C.) e Inka (1470- 1532 d. C) se inicia en la década de los ochenta. Los trabajos referentes a estos temas se enmarcaron dentro de la corriente historiográfica denominada “Etnohistoria Andina” cuyo principal paradigma de investigación fue la búsqueda de identidades en los Andes Coloniales (Chuquimia 1990). Las primeras investigaciones (Bouysse- Cassagne 1987; Rivera 1990) se centraron en la dinámica social, política y económica de los pobladores de los núcleos altiplánicos (Calamarca, Tiwanaku, Sica- Sica, Caquingora, Caquiaviri y otros) dejando de lado las regiones aledañas a las punas altiplánicas: los valles mesotermos y sus cabeceras. Posteriormente, las investigaciones mostraron un creciente interés en las zonas periféricas del altiplano. Los trabajos pioneros de Saignes (1979, 1986) en los valles internos de Larecaja pusieron en relieve aspectos fundamentales de la dinámica interna de las etnias y la organización del espacio en función a teorías de complementariedad ecológica. Estos y otros trabajos inauguraron una serie de investigaciones en todas las zonas consideradas “periféricas”. Las zonas periféricas más estudiadas fueron los valles mesotermos ubicados al nordeste del lago Titicaca (e.g. Larecaja, Ambaná y otros.) y los valles de la región sudeste (Palca, Sapaqui y demás). Dos corrientes de investigación se distinguieron para estas regiones:
100
CAPÍTULO V Antecedentes etnohistóricos de la región de Cohoni
a) Los trabajos centrados en explicar la presencia de grupos altiplánicos en estas regiones a través de la utilización de modelos de complementariedad zonal (e.g acceso indirecto y directo) (Barragán 1982; Saignes 1979, 1986, 1997). b) Los trabajos centrados en explicar la dinámica económica, política y social de las “poblaciones originarias” de estos valles durante el S. XVI (Saignes 1984b; Loza 1984, 1989). Ambos tipos de investigación alcanzaron un importante equilibrio y lograron crear un panorama etnohistórico interesante y útil. Aunque muchas de las investigaciones pueden ser consideradas exploratorias, su importancia y utilidad radican en traer a la luz el valor y la trascendencia que estas zonas tuvieron durante la época prehispánica y colonial. 1
La situación étnica en los valles del río La Paz durante el S. XVI. 1.1
Los “pobladores locales” y los mitmas altiplánicos de la región: el acceso
multiétnico a las tierras. Los estudios etnohistóricos de la región actual de los valles mesotermos del río La Paz (Palca, Huni, Sapaqui, y otros) y sus cabeceras aledañas a estos valles (Cohoni y Collana) sugieren la presencia de una población étnica originaria denominada qirwa o quirua. Esta “población originaria” fue estudiada por primera vez por Carmen Beatriz Loza (1984) quien desarrolló intensos estudios para entender la dinámica interna de ese “Señorío” hasta ese momento desconocido. Es su artículo pionero “Los Quiruas de los Valles Paceños: Una tentativa de identificación de la época prehispánica” plantea que los “Quiruas” al igual que los “Yungas” posiblemente conformaban un “Señorío” o “un grupo étnico autónomo” desde tiempos prehispánicos, cuya principal función económica era la producción y el control de las redes de tráfico y comercio de la hoja de coca. Siguiendo a esta autora, Saignes (1986) menciona que a lo largo del río La Paz (luego Bopi) se extendían los valles de los Quiruas, cuyo nombre se relacionaría de manera indirecta al
101
CAPÍTULO V Antecedentes etnohistóricos de la región de Cohoni
transporte y comercio de la hoja coca21. Este autor también menciona, que al momento de la reducción de Toledo (1574), la cabecera de este grupo pasó de Uyuni (o Oyune), hacienda actual de Huni, a la localidad de Palca. Para la época Colonial Temprana (1532- 1.659 d. C.) los primeros datos que hacen referencia a este “grupo étnico” provienen de La Crónica del Perú (1.553) y de Las Relaciones Geográficas de Indias (1.586). La primera fuente menciona a la localidad de Oyune ubicada en las proximidades de La Paz. Esta crónica hace referencia de manera indirecta a los pobladores situados en la región de valles de las laderas de la Cordillera Occidental; pero sin identificar o definir su pertenencia étnica. La segunda fuente menciona la ubicación geográfica del territorio quiruas (Mapa 4). Así, señala a los quiruas como el límite oriental del señorío de los Pacajes: “{El Señorío Pacajes] por el oriente confina con la Provincia de Caracollo y los Quiruas.” (Mercado de Peñaloza 1586 citado en Beatriz C. Loza 1982: 593)22. Las principales fuentes de ingreso económico de este grupo se obtenían de los cocales ubicados en los Chapi Yungas adyacentes a los valles mesotermos, específicamente en las aldeas de Ocobaya (cercana a Chulumani) y Aricabaya. Al igual que los demás grupos étnicos, los quiruas contaban con acceso a una variedad de pisos ecológicos o sistema de control vertical de pisos ecológicos23. Los pisos ecológicos más altos a los que accedían eran las zonas íntermontañosas de Collana y Cohoni, mientras que los pisos más bajos eran los valles de Luribay, Sapahaqui, Yaco, Inquisivi, Cavari y Capinota. El acceso a ambos pisos se compartía con mitmas collas, lupaqas, pacajes, chancas y chichas (Loza 1984; Saignes 1986). Durante el año de 1.596 el Capitán Gonzalo Gutiérrez de Figueroa realiza la Visita a Palca24. Este documento permite conocer las ocupaciones territoriales de los ayllus existentes en las 21
Según el Vocabulario de la Lengua Aymará de Ludovico Bertonio (1612) Querua significa “tierra templada”, lo que coincide con la característica principal de los valles y; Quiru es la designación para los “mercaderes de coca de los yungas” (Bertonio 1612: 2- 294-298). 22 Peñaloza utiliza el término Provincias, para referirse de manera indirecta a las unidades administrativas o “señoríos” en las zonas altas. 23 Ver propuesta de Murra (1975). 24 Este documento se encuentra inserto en el expediente colonial titulado “Julio Salazar con los indios de Palca y Collana sobre el derecho a las tierras de Ucumarca y Ancocaua y otros nombres” en el Archivo Nacional de Bolivia, Sucre (ANB, EC, 1674, N° 36).
102
CAPÍTULO V Antecedentes etnohistóricos de la región de Cohoni
regiones adyacentes a los chapi yungas antes de las reducciones toledanas (1572). Loza (1984) plantea que algunos de estos ayllus estuvieron ocupados por quiruas que compartían territorio con poblaciones mitmaqkunas. Gutiérrez de Figueroa (citado en Barragán 1982) menciona que cada ayllu de la región de Palca estaba agrupado en mitades, jerárquicamente ordenadas (Anansaya/ Hurinsaya)
25
. Las
descripciones del visitador son muy escuetas con respecto a las parcialidades a las que pertenece cada ayllu, pero la información más relevante de la visita es la alusión a que los quiruas se hallaban sujetos a una sola cabecera, la de Oyune. Otra de las características que se pueden extraer de esta visita es que cada uno de estos ayllus poseía “prolongaciones territoriales” que les permitían acceder a distintas fajas climáticas y así, obtener variados productos (coca, maíz, papa, etc.) dentro de la lógica de economía complementaria. Según este visitador siete eran los ayllus asentados en las zonas íntermontañosas y los valles cercanos al Illimani - considerado la huaca principal por los moradores de la región-. Estos ayllus fueron: a) Oyune, b) Collana, c) Tanari, d) Charapaza, e) Coauana, f) Palca g) Chima
25
Gutiérrez de Figueroa utiliza el término ayllu para referirse a la unidad básica de organización económica y de parentesco de los habitantes de estas regiones.
103
CAPÍTULO V Antecedentes etnohistóricos de la región de Cohoni
Mapa 5 Ubicación de los ayllus Quiruas (Modificado de Loza 1984:516). El ayllu de Oyune; según las descripciones etnohistóricas, fue un ayllu exclusivamente poblado por quiruas, un posible equivalente a Hatun Yampara o Hatun Colla debido a la importancia económica, política y social para este grupo étnico. Se situaba, seguramente en lo que es la comunidad actual de Huni (3.900 m. s. n m.) (Loza 1982; Saignes 1986). Para 1.596 se especifica su acceso a tierras en el Valle de Mecapaca, ubicado en la ribera izquierda del río La Paz. Estas tierras son descritas como “flacas y pedregosas”, con una producción agrícola máxima de “dos fanegas de media sembradura de maíz” (Gonzalo Gutiérrez de Figueroa. 1596, citado en Loza 1984: 593). Oyune, se encuentra en la documentación colonial como “el pueblo viejo de Oyune”, y se puede extraer una localización exacta de su posición por la descripción que Pedro Cieza de León realiza.
104
CAPÍTULO V Antecedentes etnohistóricos de la región de Cohoni
“...los ingas tuvieron una gran posesión en Chuquiabo, cerca de él esta el pueblo de Oyune, donde dicen que está en la cumbre de un gran monte de nieve gran tesoro escondido en un templo que los antiguos tuvieron, el cual no se puede hallar y no se sabe en que parte está” (Cieza de León 1553: 348). “...junto a la chácara legua poco más o menos de esta ciudad llamada Calacoto estaba un sitio llamado Ancocaua para una estancia de en los altos de dicha chácara vertientes al pueblo viejo de Oyune a una quebrada que vayaua del pueblo de Palca” (Cieza de León 1553:409). Según estos datos es posible que Oyune fuera un “engrane” entre distintos microambientes. Este “cruce inter- ecológico” se localizaba en los valles e interconectaba a través de sus caminos, zonas ecológicamente distintas: las tierras cálidas de los Yungas y las tierras “frías” de la sierra cordillerana. Gracias a este emplazamiento tan beneficioso, Oyune fue el “corazón” de una red de intercambio que transportaba principalmente coca a través de caminos (como el Takesi). El transporte se realizaba hacia las zonas altas “retomando un ramal de este camino que se hallaba conectado con un empalme cordillerano y a través del cual se endereza hacia el camino troncal por Laja, en pleno altiplano” (Loza 1984: 599). También propone que si bien el tráfico de coca aumentó durante la Colonia, principalmente debido a la reestructuración de las instituciones tributarias como la mita y los obrajes, convirtiendo indirectamente a Oyune en un centro de importancia para el acopio de este producto durante la época Colonial Temprana (1532- 1650); no es posible negar su importancia en tiempos Inkas y pre- inkas, debido principalmente a su posición mediadora (chaupi)26. La desestructuración de Oyune y su aislamiento de las redes de tráfico, se dio a partir de 1596 (fecha de la Visita a Palca), y fue el resultado de un conjunto de hechos y situaciones que se resumen a continuación.
26
Ver propuesta de Tristan Platt (1978).
105
CAPÍTULO V Antecedentes etnohistóricos de la región de Cohoni
La fundación de la ciudad de La Paz en la frontera Pacajes- Quirua, permitió que la nueva ciudad despojara a Oyune de muchas de sus funciones comerciales, debido principalmente a que La Paz estaría en un punto intermedio de la red caminera Cuzco- La Plata. La reducción toledana desplazó a Oyune como “capital” y delegó sus funciones a Santa María Palca, aprovechando su cercanía al camino del Takesi (Loza 1984). Además, organizó la población en cuatro pueblos: San José de Sapahaqui, San Pedro de Luribay, San Juan de Yaco, y Santa María de Palca. Desde un punto de vista jurisdiccional la población de los yungas de Ocobayo y Yarebaya dependían de Palca (Loza 1984). La población sufrió una gran baja causada principalmente por los trastornos en la estructura espacial y social en los primeros años de la Colonia. Así, para 1596, existían sólo 15 tributario en Oyune, los que recibieron tierras del Ayllu Coabana (Couana) a cambio de sus tierras en Mecapaca. El ayllu de Palca perteneciente al corregimiento de Sica- Sica, al igual que los restantes cinco ayllus, se situaba en las inmediaciones del nevado Illimani y durante la época colonial fue conocido como “Nuestra Señora de la Asunción de Palca” y a partir de 1572 como Santa María de Palca. En los documentos coloniales de la época, como la Visita de Toledo y las Relaciones Geográficas de las Indias, consultados y analizadas por Barragán (1982), esta localidad, junto a Collana y Cohoni, no son mencionadas lo que le permite a esta autora calificar a la región como un “poblamiento original desconocido” (Barragán 1980: 29). Si bien no se sabe con exactitud cuál era el grupo étnico que poblaba la región, Barragán (1982) plantea interesantes hipótesis sobre este tema. Sus afirmaciones están basadas en datos etnográficos recopilados por los visitadores coloniales que darían cuenta de la identidad étnica de la región. Así, por ejemplo, en 1602 el cacique principal de Palca, Don Pedro Choquecagua menciona a Collana como comunidad de mitimaes y no así Palca (ibid.). Durante la visita de Figueroa se indica, también, que las comunidades de Cohoni y Collana – a diferencia de las de Palca- llevaban el nombre de poblaciones altiplánicas. Así por ejemplo, se observó que Cohoni estaba dividido en tres comunidades: Aransaya, Pukarani y Tiwanaku. Al hablar con los
106
CAPÍTULO V Antecedentes etnohistóricos de la región de Cohoni
pobladores de ésta última comunidad ellos afirmaron que no eran originarios del Tiwanaku altiplánico, sino de diferentes lugares de la región circumlacustre. Estos datos llevarían a pensar a esta autora que su población era diferente a la mitmaqkuna de los valles adyacentes. Sin embargo, la etnohistoria no da datos exactos sobre ella y es posible que junto con Oyune estuviera poblada por quiruas. El ayllu de Collana posiblemente ocupaba el territorio del actual vice- cantón Santiago de Collana (Loza 1984), era territorio de mitmaqkunas que constituían colonias provenientes de los núcleos altiplánicos de Pucarani, Achacachi, Tiwanaku, Laja, Ayo- Ayo y Calamarca que a su vez pertenecían al grupo étnico Pacajes. No existe una vasta documentación etnohistórica sobre este ayllu; uno de los pocos trabajos existentes es Enclaves de mitmas Tiwanaku en los valles de Cochabamba, Larecaja, Collana y Kohoni escrito por Villamor Michel (1980). Este documento indica que entre los años 1.772 y 1.780 fueron levantados empadronamientos de los mitmas radicados en los valles de Kollana y Cohoni, con fines de tributo, correspondientes a los tercios de Navidad y San Juan, que fueron cobrados en los meses de diciembre y junio respectivamente. La población que radicaba en estos valles era pequeña, entre 8 y 10 originarios para Kollana y 21 para Cohoni. Michel (1980), plantea que los documentos de este censo indican un movimiento poblacional de grupos étnicos de origen circumlacustre. Los pobladores de este ayllu controlaban tierras en las zonas de San Pablo, Anota, Pichincalla, regiones que según el visitador poseían tierras “muy flacas y de muy poco llevar y el trabaxo que tenían en cultivarlas era grande y sacauan muy poco fruto por ser como son sin agua y tierra fría” (Gonzalo Gutiérrez de Figueroa 1596 citado en Beatriz C. Loza 1982. 594). El cuarto ayllu era el de Tanari que se hallaba localizado en la comunidad actual de Cohoni. En la Visita de Palca se afirma que los pobladores de este ayllu tenían tierras no sólo en Tanari sino, también, “lexos de su reducción y en diferentes doctrinas de Cohoni como las ubicadas en el valle de Quichuaya y en otras partes” (Gonzalo Gutiérrez de Figueroa. 1596 citado en Beatriz C. Loza, 1982: 595). Según el mismo visitador, el valle de Quichuaya – uno de los centros más productivos de la región- se hallaba cerca de zona de Cotaña, “cuya etimología haría mención a un
107
CAPÍTULO V Antecedentes etnohistóricos de la región de Cohoni
lugar donde segaban pasto para el ganado” (Loza 1984:594). La otra parte de sus tierras se hallaban en Tacobamba en el Valle de Sapahaqui. Al contar con sólo 8 tributario originarios de este ayllu, en 1.596, el visitador Gonzalo Gutiérrez de Figueroa (citado en Barragán 1980) los incluye en el ayllu de Charapaya y les quita sus tierras en Tanari y en el valle de Puichaya, asignándoles tierras en Quelauaya, Paruna y en las vertientes de la loma Taguacaca. Las tierras aledañas a Cohoni, también, eran ocupadas por pobladores originarios de otras comunidades, por ejemplo las comunidades de Ayo – Ayo y Calamarca del Altiplano (Barragán 1982). Un expediente colonial consultado para esta época da cuenta de varios pleitos de tierras ocurridos durante 1795. En dicho documento se encuentran compiladas las declaraciones de los caciques de los repartimientos Pacajes acerca de la ubicación de sus tierras. Los jueces a cargo de este litigio señalaron que: “(los) caziques del repartimiento de Hayo- Hayo dixeron que tenían tierras en Collana junto al pueblo de Palca que son de mitmas del dicho pueblo de Hayo- Hayo y (...) otras tierras junto al pueblo de Cohoni que no se acuerdan el nombre” (Barragán 1982: 9). A la vez la comunidad de Calamarca también hizo un recuento de las tierras poseídas y menciono que ocupaban tierras en: “..... Collani junto a Palca que se llaman Collani que tendrá una carga de sembradura de riego (...) y otras tierra llamadas Cachacache junto al pueblo de Cohoni de riego que tendrá dos cargas de zembraduras de maíz.” (Barragán 1982: 9). El ayllu de Charapaya se encontraba en las cercanías de Ovejuyu y en Sucacasa en el valle de Lambate, mientras que el ayllu de Couana estaba ubicado al sudeste de Palca “vertientes a la loma llamada de Taguacaca hacia el arroyo de Chancollo y Vilahaqui” (Gonzalo Gutiérrez de Figueroa 1596 citado en Beatriz C. Loza 1982. 593).
108
CAPÍTULO V Antecedentes etnohistóricos de la región de Cohoni
El último ayllu que formaba parte de la zona quirua era el de Chima que se encontraba en la confluencia de los ríos Calacalani y Takesi. En la actualidad, este ayllu estaría localizado en las aldeas Takesi y Cacapi, cercanas a la ruta por donde atraviesa el camino prehispánico del Takesi. 2.
Discusión.
Las conclusiones a las que llegaron los trabajos de algunos etnohistoriadores coincidían en que los valles conocidos como quiruas pudieron haber estado ocupados por un “Señorío Quirua”. (Loza 1984; Saignes 1986). Este “señorío” mantenía una organización independiente y diferente a la de los demás “señoríos” debido a que no parecía tener rasgo dualista de organización. Los datos recolectados para los valles quiruas, además, mostraron la compleja población multiétnica que poblaban estas regiones. Ambas poblaciones (quiruas- locales y altiplánicas- foráneas) estaban orientadas por la lógica económica dirigida a mantener el acceso vertical a los distintos pisos ecológicos de la región. De esta manera, los quiruas se hallaban interdigitados con mitmas altiplánicos provenientes de las comunidades Tiwanaku, Pucarani, Laja, Guaqui, Ayo- Ayo, Achacachi, Viacha, y Calamarca en las zonas de Collana, Lambate, Cohoni, Palca y otras. Si bien el territorio de los quiruas (chaupi yungas), efectivamente, fue una zona de conexión entre los yungas productores de coca de Songo y Suri a mediados del siglo XVI, este fenómeno no fue anterior a la época de la Colonia. En la actualidad, los autores que propagaban el concepto de una identidad quirua aceptan que esta idea es apresurada y errónea (Loza 1989:185). El incremento avasallante de la producción, distribución y comercio de coca durante la imposición de la Colonia (ver Romano y Tranchard 1983), y las campañas de naturalización de la población india en esta región cada diez años llevaron a muchos autores a construir de manera artificial un grupo étnico independiente (Loza 1989: 186). Asimismo, la presencia de un grupo étnico quirua orientado exclusivamente a la producción y transporte de coca tampoco ha sido apoyada con datos arqueológicos. Las investigaciones
109
CAPÍTULO V Antecedentes etnohistóricos de la región de Cohoni
arqueológicas realizadas en la región quirua no han señalado la presencia de componentes culturales locales como cerámica o arquitectura. Por el contrario, estos trabajos señalaron la presencia de componentes netamente altiplánicos (e.g. cerámica pacajes- inka) (Estévez 1985; Reinhard & Mamani 1987 citado en Huidobro 1988). Sin embargo, aunque la idea de una situación multiétnica -donde una población local comparta territorio con poblaciones mitmasno ha sido confirmada, no puede ser descartada de manera apresurada para la regiópn de Cohoni. Este tipo de composición multiétnica ya fue confirmada para los valles interandinos de Larecaja y a su vez implicó una interesante forma de organización política y económica durante el Período Inka (ca 1470-1532 d.C.) y la Colonia Temprana (1532- 1.574 d. C) (Saignes 1986, 1979). Sin embargo, para los valles del río La Paz, el dato etnohistórico parece sugerir que el acceso a estas tierras estuvo restringido exclusivamente a dos grupos altiplánicos: Collas y Pacajes. Los primeros contaban con tierras en Capiñata e Inquisivi y los segundos a Cavari, Lurivay, Collana y Cohoni. A comparación con la situación vivida en Larecaja esta región parece ser “menos multiétnica” que los valles orientales del norte. Es posible que el acceso a esta región hubiera sido exclusivo de los grupos altiplánicos cercanos a la cuenca del Titicaca como el reflejo de un “derecho” instaurado en tiempos Tiwanaku y confirmado -además de ser ampliado y apoyado- durante el Imperio Inka. Los datos arqueológicos presentados en el capítulo anterior señalan una ocupación Inka muy relacionada a la ocupación Tiwanaku. Esta ocupación, posiblemente, fue determinante para el desarrollo posterior de la región y de sus comunidades.
110
CAPÍTULO VI RESULTADOS DE LA PROPECCIÓN REGIONAL Y DEL ANÁLISIS DEL MATERIAL CERÁMICO Y LÍTICO 1.
Metodología de prospección.
El desarrollo de la investigación de la región de Cohoni contempló dos temporadas de campo realizadas entre abril y mayo de 2003 y enero de 2004. En este tiempo se desarrollaron dos fases: (a) Prospección intensiva y (b) Colecciones sistemáticas intrasitio. En está primera sección se describirán las decisiones metodológicas que guiaron cada una de las fases de investigación. Es preciso aclarar que antes de las temporadas de campo se implementó una fase preliminar de investigación que consistió en dos actividades básicas para el desarrollo de la investigación arqueológica. Acopio y revisión de material bibliográfico de la región y áreas adyacentes. En está fase fueron consultados estudios previos sobre arqueología (Estévez 1985; Huidobro 1988; Paz et al 2000; Reinhard 1987 citado en Huidobro 1988), antropología (Huiodobro 1988), etnohistoria (Barragán 1982; Loza 1984; Saignes 1979, 1986 a y b, 1997; Villamor 1980) y geología (Ayala 1989). Al mismo tiempo, se consultaron trabajos con problemáticas similares para establecer niveles de comparación (Alconini 2002; Berenguer y Dauelsberg 1988, D’Altroy 1992, D’Altroy y Earle 1985; Goldstein 1990, 2000; Stanish 1991, 1997 entre otros). Estudio detallado de fotografías aéreas y mapas topográficos (Hester et al 1997). Para tal efecto, se utilizó una carta topográfica del IGM (Instituto Geográfico Militar) a escala 1:50.000 y dos fotografías aéreas ampliadas (0.50 x 0.50 m) a escala 1: 25.000. Las fotografías aéreas permitieron la delimitación de área de estudio y la ubicación preliminar de los sitios arqueológicos. También se estudiaron las fotografías aéreas estereoscópicamente con el fin de lograr una planificación de estrategias y zonificación.
111
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico 1.1
Delimitación del universo de prospección.
El término de universo se refiere a un campo aislado de estudio tal como un sólo sitio o una región entera (Redman 1970:55-6). En el caso de la región de Cohoni se cuenta con un área de más de 70 kilómetros cuadrados, que por su topografía escarpada no pudieron ser prospectados en su totalidad. Esta región limita al norte y al este con la cordillera Occidental, al sur con el río La Paz y al oeste con el río Palca. Debido a la dimensión y complejidad del universo de estudio fue conveniente delimitarlo en un área más pequeña y viable para la investigación. Los criterios utilizados para la delimitación del universo fueron: (a) Que el área comprenda los pisos ecológicos que conforman las zonas de vida más grandes de la región: la puna alto andina, la pre- puna y sierra altiplánica o cabecera de valle. (b) Que el área haya demostrado tener baja obstrusividad en pasados proyectos de investigación. (c) Que los datos etnohistóricos señalan al área como “zonas periféricas” de vital importancia económica durante el periodo Inka y pre- Inka. Siguiendo estos criterios, el área elegida para la prospección está limitada naturalmente por los pisos ecológicos de puna altoandina y cabecera de valles comprendidos entre los 3.000 a 4.300 m.s.n.m. No se consideraron las áreas con cotas mayores a estas debido a que las regiones con alturas mayores a 4.500 m.s.n.m deben responder a metodología apropiadas a la arqueología de Alta Montaña (Cerruti 1999), mientras que las regiones con cotas menores a 3.000 m.s.n.m ya no conforman la microregión de sierra altiplánica y la frontera agrícola se encuentra muy extendida lo que dificulta de sobremanera el recorrido de prospección. El límite natural occidental fue tomado por la quebrada del río Anu Uta mientras que el límite oriental está dado por la formación de cerros Viloma; ambos límites son, a su vez, las fronteras naturales que separan la región de los valles adyacentes de Palca y Khotaña. La región delimitada abarca
112
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico aproximadamente una superficie de 45 km2 de los cuales se prospectaron 33.5 km2 en su totalidad, cubriendo así el 75% del la zona. 1.2
Estrategias de prospección regional.
Siguiendo el objetivo general y la hipótesis de la investigación, la estrategia de prospección fue elegida con el fin de identificar y analizar el patrón de asentamiento. Ambas especificidades a su vez, ayudaron a dilucidar la organización sociopolítica y económica en la región durante los distintos períodos prehispánicos. Se optó por la utilización de una prospección intensiva, es decir, una detallada y sistemática inspección de la superficie para registrar sitios, estructuras y objetos de posible valor arqueológico (Hester et al 1997:44). Para realizar esta prospección se dividió la región en tres áreas ecológicamente distintas. Los límites de cada área fueron dados por las formaciones geológicas más importantes, por ejemplo, las quebradas de los ríos Chuvilaya y Jurilique son las más grandes de la región y de está manera cada área se conformó a manera de un área ecológica/topográfica. Tabla 8 División de la región de estudio. Área
Ubicación
Área 1 ó sub-cuenca oeste
Entre la quebrada del río Anu Uta y la quebrada del río Chuvilaya.
Área 2 ó sub-cuenca central
Entre la quebrada del el río Chuvilaya y la quebrada del río Jurileque.
Características ecológicas principales Las partes más altas poseen grandes praderas semiáridas y un paisaje montañosos de alto relieve, además de varias pequeñas quebradas laterales a los ríos más importantes. Las partes más bajas presentan una zona de terrazas naturales ubicadas en las laderas de los cerros más grandes y poseen especies arbustivas, gramíneas y matorrales.
113
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Área 3 ó sub-cuenca este
Posee una vegetación de bosque ralo con matorrales, vegetación herbácea que Entre la quebrada del río forman grandes extensiones Jurileque y la formación de de praderas en las partes cerros Villoma. más bajas, mientras que las más altas poseen extensas terrazas naturales.
La estrategia utilizada en cada una de estas zonas fue la estratificación de las áreas de cobertura (Plog et al. 1978; Redman 1974, 1987; Redman & Watson 1970). Al estratificar cada zona se logró diferenciaciones altitudinales y topográficas, lo que ayudo a elegir las zonas de mayor cobertura para la ubicación de los sitios (ver Tabla 8). Sin embargo, se acepta que con la aplicación de este método tiene un nivel de cobertura menor al que se hubiera conseguido con una estrategia de cobertura total. No se optó por está última debido principalmente a que: (a) las áreas no poseen una visibilidad alta en la superficie y (b) su topografía es extensamente escabrosa. La metodología de full- coverage es ampliamente recomendable cuando las regiones a prospectar poseen superficies con predominancia de medioambientes áridos o semiáridos donde la visibilidad es óptima, es decir, de implementación de una metodología de una prospección extensa depende invariablemente de que las regiones sean áridas y no presenten muchos accidentes topográficos (ver Fish & Kowalewsky 1990; Parsons 1972, 1989; Sanders et.al. 1979). Cada área fue estratificada por unidades topográficas y los límites de cada estrato fueron definidos de acuerdo al examen de fotografías aéreas ampliadas de Esc. 1:25.000. Los estratos definidos para cada zona fueron: •
Estrato 1 ó Zona montañosa, caracterizada por cimas relativamente escarpadas de alto relieve, superiores a la cota máxima de 3.500 m.s.n.m.
114
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico •
Estrato 2 ó Quebradas laterales, son las hondonadas formadas por los ríos pequeños afluentes del drenaje principal formado por los ríos Chuvilaya, Juriluque y Anu Uta (e.g. río Pastía tributante del río Anu Uta).
•
Estrato 3 ó Zona de pastos, se caracteriza por pequeñas praderas semiáridas de alta montaña que normalmente rodean la zona montañosa.
•
Estrato 4 ó Zona de terrazas, se ubica en las laderas montañosas y se caracteriza por ser una zona de relativa pendiente utilizada actualmente como área de cultivo agrícola.
Cada uno los estratos/unidades topográficas fueron recorridos en su totalidad en transectos flexibles que permitieron a los equipos acomodarse a las condiciones topográficas. Cuando la topografía lo permitió (e.g. zona de pastos) los transectos se espaciaron cada 30 m; pero en los estratos más abruptos (e.g. zona montañosa) la intensidad fue menor, llegando a tener intervalos hasta de 100 m. Los equipos de prospectores no llegaron de exceder de 5 personas que es el tamaño recomendable para no tener problemas en la comunicación (Plog 1986).
115
Mapa 6 División de la región en áreas topográficas/ecológicas 116
Los sitios fueron definidos en función a la presencia de restos arquitectónicos, cerámica, lítico o cualquier resto cultural distribuido a lo largo de la superficie. Se definió un sitio como un área mayor a 10 m2 con una densidad de material mayor a 100 fragmentos de cerámica y/o lítico Por lo tanto, se esperó una densidad mínima 10 fragmentos/m2. Las áreas que no cumplieron estos parámetros fueron consideradas no sitios u ocurrencias. Debido al planteamiento de la investigación, se consideró irrelevantes los datos proporcionados para este tipo de asentamientos. Tabla 9 Estratificación de zonas. Zona
Estrato/ topográficas
Unidades
Área 1
Zona montañosa Quebradas laterales Zona de Pastos
Área 2
Zona de Terrazas Zona montañosa Zona de Pastos Zona de Terrazas
Área 3
Zona montañosa Zona de Pastos Quebradas laterales Zona de Terrazas
Nombre local
Cerro Lekelekeni Cerro El Calvario Tacachi loma Río Mililaga Río Kollu Jiqakaña Río Pastía Estancia Chañurani Estancia Pastía Pampa Huerta Lakalakani Cerro Poconi Estancia Santa Ana Estancia Pucaya Puca pata Cerros Viloma y Silla Pata Vados cercanos a los ríos Río Jurileque Estancia Tanin Pata Estancia Atahuallani
Total de la región prospectada
Tamaño del prospectada
área
Extensión transectos
5 km2
100 m
6 km2
30 m
3km
30 m
3 km2
30 m
3 km2 1 km2 1.5 km2
50 m 30 m 30 m
2 km2
50 m
2 km2
30 m
3 km2
30 m
4 km2
30 m
de
los
35..5 km2
El tamaño de los sitios fue estimado en función de la dispersión de restos arquitectónicos y/ó materiales cerámico y líticos. La medición de los sitios se hizo siguiendo los ejes N-S y E-O. Un registro adecuado de los sitios se logró a través de la utilización de formularios de sitios y fotografía (Hester et al. 1997) (ver anexo). La documentación de cada sitio fue complementada con el uso de un diario de campo y tomas fotográficas digitales y rollos a color. Para la
117
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico codificación de los sitios se utilizó la sigla PCO (Proyecto Cohoni) y un número correlativo a partir de 001 para cada sitio. El total de la zona no prospectada fue de 10.5 km2 que constituye el 25% de la región del área de estudio. Las áreas que no fueron prospectadas presentaron una topografía muy abrupta que las hicieron inviables para ser habitadas en tiempos prehispánicos. Las zonas que fueron excluidas del área de prospección fueron: (a) Quebradas escabrosas como la quebrada del río Wila Choru, río Chuvilaya, río Jurileque, etc. (b) Cuestas con pendientes de 70º o más como la ladera este del cerro Lekelekeni ó ladera noroeste del cerro Sillapata (Figura 8).
Figura 9 Ladera noroeste del Cerro Silla Pata.
118
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
1.3
Estrategia de recolección intra- sitio.
Para un estudio más detallado de las áreas de ocupación dentro de los sitios prehispánicos de Cohoni, se realizaron colecciones superficiales siguiendo la estrategia de muestreo estratificado (Plog et.al. 1978; Redman 1974; Redman & Watson 1970; Renfrew & Bahn 1991). Esta estrategia consiste en la estratificación de los sitios siguiendo criterios topográficos, ecológicos o arbitrarios. Las unidades de recolección son ubicadas en cada uno de los estratos de acuerdo a la intensidad que se haya planificado (ibid.). Todos los sitios habitacionales de la región están conformados por plataformas, cada plataforma fue considerada un estrato27. Todas las plataformas con una densidad mayor de 20 materiales líticos o cerámicos por m2 fueron consideradas una unidad de recolección, es decir las plataformas elegidas fueron recolectadas en su totalidad. El número de plataformas o estratos recolectados está proporcionalmente relacionado con el tamaño de las áreas de ocupación. 2.
Resultados de la prospección y del análisis intra- sitio. 2.1
Descripción sistemática.
El trabajo desarrollado brindó los siguientes resultados. La prospección intensiva permitió la identificación y el registro de 53 sitios arqueológicos distribuidos a lo largo de la región de Cohoni. Al mismo tiempo, el análisis regional ayudó a establecer un patrón de asentamientos preliminar en la zona. Estos datos permitieron definir tres períodos claros de ocupación prehispánica: •
Período Tiwanaku, que pudo haberse establecido desde mediados del Horizonte Medio (ca.700– 1100 d.C.).
27
La única excepción fue el sitio PCO 053 que debido a cuestiones de tiempo se realizó una recolección superficial diagnóstica.
119
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico •
Período Intermedio Tardío establecido entre 1100 – 1470.
•
Período Inka, el cual contempla el Horizonte Tardío (1470 – 1532 d.C.)28.
La función y filiación de los sitios fue inferida por la densidad de los artefactos y los índices de presencia de determinado material. También, la presencia de estructuras en los mismos (plataformas, restos de habitaciones, entierros, canales de riego, etc.) fue utilizada como un parámetro para poder determinar estos aspectos. El empleo de estas variables dio como resultado 5 tipos distintos de sitios arqueológicos, como se puede apreciar en la Tabla 10. Tabla 10 Tipos de sitios. Tipo de Sitio
Consideraciones Identificación
para
su Unidad de Observaciones Medición Los sitios fueron Sitios Presencia de restos de identificados según las habitacionales estructuras habitacionales y/o consideraciones expuestas. y áreas de funerarias. Altas Hectárea En la actualidad muchos de ocupación concentraciones de material en estos sitios son saqueados permanente29 espacios determinados. sistemáticamente por los pobladores de la región. Restos de terrazas agrícolas Es la zona densamente prehispánicos. poblada debido a que está Áreas Presencia de canales u otro Hectárea constituía por la mayoría de agrícolas rasgo prehispánico que indique los campos agrícolas labor agrícola. actuales y por muchas viviendas comunales. Ubicados a alturas mayores a Santuarios de 4.300 m.s.n.m. Son sitios que Bajo número de este tipo Altura 28
Es necesario aclarar que la periodificación válida para el altiplano no es necesariamente válida para los valles interandinos. Sin embargo, y en ausencia de una secuencia cronológica general para los valles, se utiliza la descripción de los períodos sólo como referente de equiparación temporal, pues existen discrepancias sobre todo con la concepción de horizontes culturales en el área (Para ampliar la discusión ver Lima 2000). 29 Muchas veces se utilizará la categoría de complejo habitacional- agrícola debido a que muchos de los sitios habitacionales poseen extensas áreas agrícolas (o está en medio de estas) y formaron parte importante en la organización interna de los mismos. Los componentes de estos sitios fueron registrados y analizados como parte de un solo sitio.
120
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Tipo de Sitio
Caminos prehispánicos
Consideraciones para su Unidad de Observaciones Identificación Medición normalmente rompen el Hectárea de sitios (sólo uno) y en la patrón de asentamiento y actualidad no es poseen estructuras con considerado como un lugar características rituales (e.g. importante. torres funerarias, etc). Restos de construcción visibles. Algún rasgo o asociación que indique que Kilómetro tuvo uso en la antigüedad.
Una dispersión de 9 ó menos fragmentos de cerámica y/o No sitios u lítico en 1 m2. Cualquier rasgo Metros ocurrencias arqueológico que no cuadrados presentara una asociación contextual.
Todas las vías identificadas presentan restos de construcción (e.g. gradas, rutas empedradas, canales, etc.). En la actualidad son usados como rutas comunes y son fácilmente identificables. Bajo número de estos sitios (sólo uno).
Tabla 11 Distribución de los sitios Área 1. Sitio
Tipo de Sitio
UTM
N 0624319 E 8152992 N 0623509 PCO 012 Habitacional E 8153347 N 0625184 Zona montañosa PCO 021 Habitacional E 8151373 N 0623837 PCO 022 Habitacional E 8151985 N 0625467 PCO 038 Habitacional- agrícola E 8152521 N 0623790 Zona de Terrazas PCO 013 Área agrícola E 8152829 N 0624662 PCO 014 Área agrícola E 8151468 N 0623948 PCO 015 Área agrícola E 8153552 N 0624012 PCO 016 Área agrícola E 8153744 PCO 011 Habitacional-agrícola
Altura Toponimia 3.802
El Calvario
3.693
Inka loma
3.669
Pucarpata
3.669
Pueblo de Cohoni
3.903
Lekelekeni
3.626
Pampa Huerta
3.603
Lekelekeni
3.600
Pampa Huerta
3.890
Pampa Huerta
121
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Sitio
Tipo de Sitio
PCO 017 Área agrícola PCO 018 Área agrícola PCO 019 Área agrícola PCO 023 Área agrícola PCO 026 Habitacional-agrícola PCO 027 Habitacional- agrícola PCO 031 Habitacional- agrícola PCO 032 Habitacional- agrícola PCO 033 Habitacional- agrícola PCO 034 Habitacional- agrícola PCO 035 Habitacional- agrícola PCO 036 Área Agrícola PCO 028 Habitacional Quebrada Lateral PCO 029 Habitacional- agrícola PCO 030 Habitacional- agrícola PCO 020 Área agrícola Zona de Pastos PCO 037 Habitacional-agrícola PCO 024 Camino Prehispánico
UTM N 0624288 E 8154075 N 0624244 E 8154478 N 0624482 E 8155438 N 0623420 E 8152925 N 0624730 E 8151516 N 0623955 E 8151533 N 0623967 E 8152649 N 0623932 E 8152291 N 0633953 E 8153103 N 0624863 E 8151779 N 0624375 E 8151713 N 0625100 E 8152038 N 0624835 E 8151524 N 0625334 E 8151885 N 0625090 E 8151921 N 0624676 E 8156202 N 0625445 E 8152375 N 0624674 E 8156203
Altura Toponimia 3.859
Estancia Pastía
3.804
Pampa Huerta
3.859
Estancia Pastía
3.569
Tacachi Loma
3.626 3.620 3.628 3.610 3.640
Kamakachi
3.661 3.692 3.761 3.610 3.646
Cerro Uraña
3.622 3.900
Estancia Pastía
3.828 3.850
PCO 024
122
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Mapa 7 Distribución de sitios del Período Tiwanaku (ca. 800-1100).
123
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Mapa 8 Distribución de sitios del Período Intermedio Tardío. 124
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Mapa 9 Distribución de sitios del Período Inka. 125
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico 2.2
Descripción de los sitios de la Área 1.
La prospección intensiva de esta zona dio como resultados 27 sitios ubicados a lo largo de cada una de las unidades topográficas ó estratos (Tabla 12). A continuación sólo se realizará una descripción detallada -por períodos- de los sitios más grandes porque se ha considerado más importante profundizar en la cronología, la contextualización y funcionalidad de los mismos. Tabla 12 Sitios del Período Tiwanaku (ca. 800-1100) en el Área 1. Unidad topográfica/ Sitio Ecológica PCO 011 PCO 012 Zona montañosa PCO 021 PCO 022 PCO 038 PCO 013 PCO 014 PCO 015 PCO 016 PCO 017 PCO 018 PCO 019 Zona de Terrazas PCO 023 PCO 026 PCO 027 PCO 031 PCO 032 PCO 033 PCO 035 PCO 036 PCO 028 Quebrada Lateral PCO 029 PCO 030 PCO 020 Zona de Pastos PCO 037
2.2.1
Tamaño en Ha. 15.68 0.74 2.23 1.50 5.41 0.80 0.01 0.5 0.01 0.00 0.08 0.03 0.11 0.94 0.86 0.6 0.40 0.20 0.30 0.01 0.70 0.20 0.20 0.10 1.11
Sitios del Período Tiwanaku (ca. 800-1100 d. C.).
Para este período –que se considera el de mayor auge en la región por la cantidad de sitios- 25 sitios fueron identificados en esta zona. Todas las unidades topográficas/ ecológicas son ocupadas y los sitios pueden ser clasificados en:
126
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico A.
Sitios habitacionales- agrícolas.
Los sitios habitacionales del Período Tiwanaku de esta zona, pueden subdividirse en dos categorías: (a) sitios mayores a 2 ha y (b) sitios menores a 2 ha. (a)
Sitios mayores a 2 ha.
Estos sitios se encuentran en la zona montañosa y poseen restos de estructuras habitacionales y de entierros disturbados. Normalmente poseen áreas de actividad separadas (generalmente un área habitacional-funeraria y otra área agrícola) Los sitios más importantes son PCO 011, PCO 021, PCO 022 y PCO 038. PCO 011. Es el sitio más grande de la zona y se halla localizado al sur del pueblo de Cohoni en el cerro conocido como Inka Marka. En la actualidad forma parte del imaginario religioso de los pobladores de Cohoni debido a que es el Calvario principal de la región y la sede de las actividades religiosas de la comunidad. El acceso a este sitio se realiza por el camino prehispánico y por pequeños senderos vecinales del sector Aransaya del pueblo. Está conformado por alrededor de 30 plataformas que se acomodan a la topografía del paisaje. Siguiendo la estrategia de recolección intrasitio sólo se colectaron las plataformas con una densidad mayor a 20 artefactos cerámicos o líticos por m2. Como resultados se logró un total de 14 plataformas recolectadas totalmente que ayudaron a poder diferenciar las áreas de actividad del sitio. Tabla 13 Distribución de plataformas con mayor densidad en PCO 011. Plataforma 1 2
Rasgos arquitectónicos presentes Muro (posible resto de una habitación) 1 cista de planta circular
Ubicación dentro UTM del sitio Cima del Cerro Inka Marka Cima del Cerro Inka Marka
N 0624293 E 8152105 N 0624285 E 8152136
127
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico 3
Ladera noreste Terraza inferior al noreste del cerro Terraza inferior al sudeste del cerro Terraza inferior al noreste del cerro Terraza inferior al noreste del cerro
4 5 6 7 8
11 12 13 14
N 0624414 E 8152165 N 0624467 E 8151965 N 0624345 E 8152178 N 0624334 E 8152181
N 0624263 E 8152158 N 0624262 Ladera oeste E 8152140 Cima del cerro N 0624314 Inka Marka E 8151994 N 0624306 Ladera Sudoeste E 8151984 Ladera oeste
9 10
N 0624415 E 8152165
4 cistas circulares(¿)
9 cistas saqueadas y 7 estructuras Cima del cerro N 0624576 habitacionales de Inka Marka E 8152367 planta cuadrangular 1 estructura N 0624976 Ladera sur rectangular E 8152578 N 0624256 Ladera este E 8152546
PCO 011 es una complejo habitacional agrícola formado por una serie de terrazas construidas con andesita sin labrar y argamasa. Tres sectores están bien diferenciados al interior del complejo: •
Área ceremonial- funeraria, que se encuentra en las terrazas superiores del cerro Inka Marka y está caracterizada por la presencia de estructuras habitacionales de planta cuadrangular y restos de cistas circulares (Figuras 9, 10 y 11). Esta conformada por 4 plataformas en U con una medida promedio de 35 de largo x 27 m de ancho y una altura de 1.6 m. Dos de estas plataformas poseen estructuras habitacionales de planta
128
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico cuadrangular de aproximadamente 2.5 x 3m. Las 3 habitaciones ubicadas más al norte son contiguas, al igual que las 2 habitaciones del oeste. La presencia de estas estructuras está muy ligada a la presencia de cistas de planta circular que normalmente se hallan ubicadas muy cercanas a las primeras. El análisis de distribución cerámica muestra una fuerte concentración de vasijas ceremoniales Tiwanaku (ca. 800-1100) como sahumadores, kerus y tazones con decoración en estas plataformas.
Figura 10 Vista general de las plataformas superiores de PCO 011.
129
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 11 Cista de planta circular de PCO 011
Figura 12 Restos de estructuras de planta cuadrangular PCO 011.
130
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
También, se nota una marcada concentración de vasijas ceremoniales posiblemente importadas desde el altiplano en ésta área30. La cerámica doméstica, también está presente; sin embargo, la presencia de vasijas de almacenamiento de líquidos (tinajas) tienen mayor frecuencia al igual que las jarras de estilo Pantini orange. Junto a este material se encontraron 1 tupu de cobre y una cuenta de collar de lapislázuli. •
Área doméstica- agrícola, se encuentra conformada por las terrazas inferiores ubicadas en las laderas y al pie del cerro Inka Marka muy cercanas (o con fácil acceso) al área agrícola del norte. Las plataformas que conforman está área son más grandes y amplias que las terrazas superiores y no poseen estructuras visibles en la superficie. La distribución del material muestra una amplia concentración de cerámica doméstica, al igual que restos de artefactos líticos como azadas y azadones. En está área también existen restos de vasijas ceremoniales Tiwanaku, pero las concentraciones más altas de este material se hallan en las plataformas más superiores. Para explicar esto, se parte del principio estructuralista de que las esferas ceremoniales y domésticas nunca estuvieron separadas totalmente. Si bien, ambas esferas tuvieron divisiones, estas siempre fueron permeables y flexibles (Albarracín- Jordán 1996; Harris 1995). En la actualidad estas plataformas son utilizadas como parcelas de cultivo y es posible que la explotación agrícola haya destruido todo rastro de arquitectura que alguna vez existió.
•
Área agrícola se encuentra ubicada al norte del sitio y consta de innumerables terrazas agrícolas elaboras con andesita, cantos rodados y argamasa. No se tiene seguridad de que la totalidad de está área haya sido implementada durante el Período Tiwanaku, es posible que fuera durante el Período Inka donde la mayoría de las terrazas estuvieran funcionando. Al parecer la técnica de construcción es la misma en todos los períodos (aún en el actual): andesitas cortadas de manera irregular combinadas –en menor medida- con cantos rodados y piedras lajas unidas con argamasa. Existe la tendencia de colocar las piedras más grandes en los cimientos y las más pequeñas en las partes
30
La importación de ciertas vasijas está basada en un intenso análisis de pastas que se presenta más adelante.
131
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico superiores. Sin embargo, existen algunos indicadores que señalan que fue el Imperio Inka el que amplió y mejoró los campos de cultivo. Uno de los indicadores más claros es la presencia de canales realizados con piedras cortadas simétricamente al más puro estilo cuzqueño. También, existen algunos muros que al parecer fueron refaccionados utilizando piedras labradas que contrastan con la estructura “más simple” de sus cimientos.
Figura 13 Vista general de las plataformas inferiores. Para concluir, se sugiere que durante el Período Tiwanaku PCO 011 cumplió una importante función administrativa y religiosa en la región. Es posible que la estructura de las colonias Tiwanaku se hubiera organizado alrededor de este gran sitio, que tenía como función principal no sólo controlar la producción de las áreas agrícolas de la zona sino llevar a cabo ritos (e.g. funerarios) y ceremonias patrocinadas por el Estado para reproducir la estructura organizativa del área altiplánica al interior de la colonia. Este hecho se refleja en la utilización de parámetros altiplánicos al interior del sitio: tal es el caso de los cánones arquitectónicos (uso de
132
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico plataformas, estructuras habitacionales de planta cuadrangular y cistas circulares), el uso de vasijas ceremoniales posiblemente elaboradas en el altiplano, la fabricación y utilización de vasijas domésticas y ceremoniales que siguen los patrones del área nuclear, etc.
Figura 14 Área agrícola norte. PCO 021. Es el tercer sitio más grande de la Área 1 y se encuentra ubicado en el cerro conocido localmente como Pucarpata que se encuentra localizado al sur del cerro Inka Marka (PCO 011). El acceso a este sitio se efectúa por caminos de herradura al sur del sector Tiwanaku del pueblo de Cohoni. Y al igual que PCO 011 está conformado por un conjunto de plataformas (aproximadamente 11) en forma de U que se acomodan a la topografía. Tabla 14 Distribución de plataformas con mayor densidad en PCO 021. Plataforma 1
Rasgos arquitectónicos presentes 2 habitaciones de planta cuadrangular
Ubicación dentro UTM del sitio Cima del cerro N 0625183 Pucarpata E 8151375
133
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Plataforma
2 3 4 5 6 7
Rasgos Ubicación dentro arquitectónicos UTM del sitio presentes y 4 cistas de planta circular N 0625177 1 cista circular Ladera norte E 8151381 N 0625177 Ladera norte E 8151431 N 0625166 Ladera norte E 8151466 N 0625225 Ladera sur E 8151298 N 0625232 9 cistas circulares Ladera sur E 8151270 N 0625250 1 cista circular Ladera sur E 8151238
La colección intra- sitio pudo ayudar a definir dos posibles sectores de actividad: •
Área doméstico- funeraria, que se encuentra en las plataformas más altas del sitio y en el sector norte. Se caracteriza por la presencia de estructuras habitacionales de planta cuadrangular (3 x 3.5 m. aprox.) y cistas circulares. En la plataforma más elevada (a la cual se accede a través una escalinata de tres peldaños elaborados con andesita labrada) se encuentran restos de estructuras habitacionales, cistas (la mayoría saqueadas) y una marcada concentración de restos de vasijas ceremoniales como kerus y sahumadores algunos de ellos importados desde el área altiplánica. Entre los materiales líticos se tienen 2 cuentas de collar elaboradas en sodalita y lapislázuli respectivamente. En las plataformas de la ladera norte, no se encuentran estructuras habitacionales visibles en la superficie, pero se tienen cistas de planta circular muy cercanas a los muros de contención de las plataformas. En estas plataformas se puede observar una concentración de tinajas y jarras muy ligada a la presencia de cerámica ceremonial. La técnica constructiva utilizada no varía, se utiliza andesitas cortadas irregularmente, combinadas en menor medida con cantos rodados y lajas.
134
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico •
Área doméstica- agrícola se halla ubicada en las plataformas de la ladera sur y aunque no se hallan áreas agrícolas extensas como en PCO 011, estas plataformas poseen restos de material líticos que señalan actividad agrícola (e.g., partes de azadas y azadones) y también artefactos líticos para el procesamiento de alimentos (e.g. batanes y manos de moler). También, están presentes restos de vasijas domésticas (principalmente ollas y jarras pequeñas).
Para concluir, se suguiere que este sitio formó parte importante en la jerarquía de sitios en la región. Aunque no posee extensas áreas de cultivo como PCO 011 la actividad agrícola estuvo presente y muy ligada a la actividad religiosa- ceremonial. Es posible que este sitio estuviera íntimamente ligado a PCO 011- del que no se encuentra muy alejado- y coadyuvara a este en su función administrativa y religiosa. La presencia de material ceremonial y la utilización de pasta importada podrían ser interpretadas como expresiones de la necesidad de mantener lazos religiosos con el núcleo altiplánico. PCO 022.
Este sitio está conformado por el mismo pueblo de Cohoni que se encuentra en la ladera sur del cerro Inka Marka. Curiosamente, el pueblo está dividido, desde la época de la colonia, en tres sectores: Tiwanaku, Pucarani y Aransaya. El primer sector es el más elevado del poblado y el que posee mayor jerarquía dentro de la región31. Aransaya es el sector más bajo y el de menor jerarquía y está constituido mayoritariamente por parcelas de cultivo. La decisión de considerar al pueblo como un sitio se debe a la gran cantidad de restos de plataformas y la considerable cantidad de material cerámico que se encuentra sobre sus calles. Aunque se estratificó el sitio, no se encontraron divisiones importantes y debido a la ocupación actual y sus obvias consecuencias, tratar al sitio como cualquier otro crearía un gran sesgo en la interpretación. Es posible que este sitio hubiera sido un componente del sitio PCO 011, pero tratar de inferir una función es, por ahora, riesgoso.
31
Las autoridades comunales como el Corregidor viven generalmente en este sector.
135
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Tabla 15 Distribución de los estratos en PCO 022. Estrato 1 Tiwanaku 2 Pucarani 3 Aransaya
Rasgos arquitectónicos presentes Cimientos de plataformas sobre los cuales se han elaborado las viviendas actuales y parcelas de cultivo.
Ubicación dentro del sitio Sector sudeste Sector este Sector noroeste
UTM N 0624040 E 8151572 N 0623737 E 8152236 N 0623776 E 8151993
PCO 038. Este sitio es el segundo sitio más grande de la región y se encuentra en la zona montañosa y está conformada por más de una centena de terrazas agrícolas que rodean al cerro Lekelekeni. No existe mucho material cerámico ó lítico en la superficie. Sin embargo, el que existe es de filiación Tiwanaku. El ordenamiento de estas terrazas es similar al de PCO 005, donde las terrazas se ordenan alrededor de un área abierta que posee restos de estructuras habitacionales. La presencia de ciertos tipos de estructuras arquitectónicas señala dos áreas: •
Área doméstico ceremonial abierta rodeada de restos de estructuras habitacionales contiguas de planta cuadrangular (aprox. 9 x 13 m.).
•
Área agrícola que rodea al área abierta y está ubicada al este del área abierta conformada por terrazas agrícolas.
Sin embargo, la falta de material hace que esta división sea aún tentativa. La técnica arquitectónica utilizada es la misma que los anteriores sitios: una sola hilera de andesita cortada irregularmente combinada con cantos rodados y presencia de argamasa con una altura de 1.5 m. Este sitio al igual que los demás sitios de la zona montañosa posiblemente estuvo destinado a incrementar el control y el acceso directo a la región.
136
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 15 Vista general de PCO 038. (b)
Sitios menores a 2 ha.
Son sitios pequeños que se encuentran en medio de las áreas agrícolas ubicadas en la zona de terrazas. Normalmente se caracterizan por poseer de 1 a 5 plataformas en forma de U de distintos tamaños (que van desde 30 x 15 m hasta 40 x 75 m) con restos de estructuras de planta cuadrangular y piezas dispersas de material cerámico y/o lítico (Figura 16). La función de estos sitios parece ser facilitar el control de las áreas agrícolas, generalmente presentan entre 1 ó 2 estructuras habitacional de planta cuadrangular en las plataformas más bajas (ese es el caso de PCO 026, PCO 031, PCO 032, PCO 037) que miden 2 x 3 m.
137
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 16 Vista general del sitio PCO 032. B.
Áreas agrícolas.
Son extensas áreas ubicadas en la zona de terrazas. Se caracterizan por estar conformadas por plataformas relativamente más estrechas (10 m de ancho x 30 de largo) y carecen de grandes concentraciones de material. La técnica de construcción utilizada es una sola hilera de piedras andesita sin labrar, normalmente, las piedras más grandes están en la base y las más pequeñas en la parte superior. Estas áreas son relativamente más pequeñas si las comparamos con las áreas asociadas a los sitios grandes (e.g. PCO 011, PCO 021) y se hallan en estrecha relación a los sitios menores de 2 ha. Es posible que el grueso de la producción hubiera provenido de las áreas agrícolas cercanas a los sitios más grandes y estas pequeñas áreas simplemente hubieran ayudado a complementar la producción central.
138
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico 2.2.2
Sitios del Período Intermedio Tardío (1100-1470 d. C.).
Para este periodo 10 sitios fueron identificados (Tabla 16). Este número bajo de sitios, posiblemente refleja la existencia de un drástico cambio que podría interpretarse como una disminución en la población causada por la desestructuración del Estado Tiwanaku. Tabla 16 Distribución de sitios del Período Intermedio Tardío en el Área 1. Unidad topográfica/ Sitio Ecológica Zona montañosa
Zona de Terrazas
Quebrada Lateral Zona de Pastos
PCO 011 PCO 021 PCO 022 PCO 038 PCO 026 PCO 031 PCO 032 PCO 033
Tamaño aprox. en Ha. 2.5 1.7 0.5 1.1 0.4 0.1 0.24 0.08
PCO 029 0.11 PCO 037 0.45
Este cambio se refleja principalmente en: (a) la disminución del número de sitios, (b) la disminución del tamaño de los sitios, (c) la inexistencia de nuevos asentamientos y (d) el abandono de las áreas agrícolas en la zonas de terrazas. A.
Sitios habitacionales- agrícolas.
(a)
Sitios mayores a 2 ha.
Son los sitios ubicados en la zona montañosa que siguen siendo, durante este período, los más grandes de la zona. Sin embargo, sufren interesantes cambios en su interior. El área doméstica- funeraria de PCO 011 es abandonada casi en su totalidad -sólo una plataforma presenta material afiliado a este período-. Las plataformas inferiores más
139
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico cercanas a las áreas agrícolas son las únicas que mantienen una presencia más o menos constante de material del Período Intermedio Tardío (cuencos con engobe rojo ó naranja). PCO 021 sufre a su vez un declive similar, la plataforma superior posee muy poco material afiliado a este período y el sector norte simplemente, no presenta nada. Las plataformas del sector sur son las únicas que mantienen concentraciones significativas de cerámica. (b)
Sitios menores a 2 ha.
Son los sitios ubicados en la zona de terrazas, durante este período sólo los sitios Tiwanaku que presentaron estructuras habitacionales son los que se mantienen presencia de material de este período (ese es el caso de PCO 026, PCO 031, PCO 032 y PCO 037). En resumen, durante este período los sitios habitacionales disminuyen en tamaño, y las áreas asociadas a actividades rituales y/ó ceremoniales son abandonadas casi en su totalidad. Con respecto a las áreas agrícolas no existen evidencias que puedan comprobar que se siguieron utilizando en su integridad durante el Período Intermedio Tardío. Sin embargo, se sugiere que el tamaño de los campos de cultivo disminuyó de manera proporcional al de los sitios, reflejando de ese modo el colapso del sistema estatal central. 2.2.3
Sitios del Período Inka (ca 1470-1532).
Para este período existe un breve incremento en el número de sitios y en su tamaño. Fueron registrados 15 sitios en tres unidades ecológicas distintas: zona montañosa, zona de terrazas y en las quebradas laterales (Tabla 17). Los sitios más grandes de la región siguen ocupando la unidad topográfica de la zona montañosa mientras que la zona de terrazas de nuevamente ocupada.
140
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Tabla 17 Distribución de sitios del Período Inka en el Área 1. Unidad topográfica/ Sitio Ecológica PCO 011 PCO 012 Zona montañosa PCO 021 PC0 022 PCO 013 PCO 014 PCO 015 PCO 016 PCO 017 Zona de Terrazas PCO 018 PCO 019 PCO 031 PCO 034 Quebrada Lateral
PCO 020
Tamaño en Ha. 10 0.74 1.7 1.0 0.80 0.01 0.5 0.01 0.00 0.08 0.03 0.3 0.20 0.10
PCO 0.24 2.5 Km.
A.
Sitios habitacionales- agrícolas. (a)
Sitios mayores a 2 ha.
PCO 011. Durante el Período Inka este sitio sufre un incremento en su tamaño. Tres de las cinco plataformas superiores vuelven a ser ocupadas. En estas plataformas se observa una marcada concentración de vasijas con formas aribaloides y platos playos, además, de artefactos líticos como hachas con cintura. Sin embargo, la nueva ocupación del sitio no es total, las plataformas ubicadas en las laderas parecen no haber sido “re-activadas” debido a que no presentan material con filiación Inka. Al contrario, las plataformas inferiores son de nuevo densamente pobladas. En la ladera sur, una estructura de planta rectangular (15 x 7 m) fue construida con una sola hilera de andesita labrada y más de 2 m. de altura. La función de esta estructura es claramente administrativa y/ó dedicada al almacenamiento de la producción.
141
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico En resumen, parece ser que durante el Período Inka PCO 011 fue de nuevo un sitio importante en la región. No se puede hablar de un centro administrativo Inka como tal comparable a Pumpu (Matos 1994), pero su importancia radica en que se ve la implementación de una estructura dedicada a la explotación o almacenamiento agrícola. Siendo Cohoni, un área de colonias la idea de un centro provincial de administración no es competente; sin embargo, sitios utilizados como centros secundarios de acopio parece ser más apropiada.
Figura 17 Vista de la estructura Inka de PCO 011. (b)
Sitios menores a 2 ha.
PCO 021. Los cambios al interior de este sitio durante el Período Inka fueron muy interesantes. La plataforma superior y las plataformas del área norte son de nuevo reocupadas. Como reflejo de esta ocupación las vasijas de forma aribaloide y las ollas de borde ensanchado son frecuentes
142
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico dentro de estás áreas. Sin embargo, y de manera contradictoria con el Período Intermedio Tardío, el área sur no presenta evidencias de una re- ocupación. Al parecer, sólo el área doméstico funeraria de este sitio es re-ocupada, mientras que el área doméstico- agrícola es abandonada. Esto puede deberse al hecho que las áreas agrícolas son más extensas en otros sectores de la región lo que hace que más “deseable” su reactivación. PCO 022.
El sector Aransaya de Cohoni es el único que presenta material con filiación Inka. Este sector está actualmente dedicado al cultivo (e.g. Pampa Huerta), y existen varios vestigios de plataformas. Sin embargo, la recolección intrasitio de este sitio no refleja datos confiables debido a los factores de disturbio a los que este sitio está sometido. B.
Áreas agrícolas.
La mayoría de las áreas agrícolas son reactivadas y muchas de ellas muestran interesantes refacciones (implementación de canales, reconstrucción de algunos muros contenedores de plataformas, etc.). A esto se suma el hecho que un camino es implementado muy cercano a cada uno de estás áreas. Los sitios habitacionales más pequeños no presentan continuidad de ocupación durante este período. Es posible que la construcción del camino hubiera reemplazado y/ó mejorado el acceso que los sitios habitacionales pequeños proporcionaban. C.
Caminos prehispánicos.
Este tipo especial de sitio es muy propio del Período Inka y se caracteriza por una elaborada arquitectura (e.g. sendero empedrado con andesita, canales de desagüe, etc.). Se encuentra al noroeste del pueblo y una de las vías más transitadas en la actualidad. El acceso a este camino se realiza a través del sector Aransaya y su extensión es de aproximadamente 2.5 Km. Este camino cursa a través de varias terrazas de cultivo prehispánicas hasta llegar al río Wila Choru. Lo sigue de manera paralela un profundo canal (50 cm. de ancho y 80 cm. de profundidad) que
143
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico en la actualidad es utilizado como una acequia comunal. En los trechos más amplios el camino presenta 2.5 m de ancho mientras que en los sectores más angostos su medida fluctúa entre 11.20 m. Debido a la construcción de acequias y la ampliación de las parcelas agrícolas el camino ha sido destruido casi en su totalidad y el empedrado se mantiene sólo por 2.5 Km. Sin embargo, la comunidad aún recuerda que la extensión de este sitio llegaba hasta las faldas del nevado Illimani. No se descarta el hecho que el camino hubiera sido construido durante los períodos precedentes al Imperio Inka; sin embargo fue durante este último período donde se “formalizó” la arquitectura de este camino. La acequia que bordea el camino está elaborada por piedras andesitas cortadas simétricamente y algunos de los tramos poseen escalinatas elaboradas con andesita labrada.
Figura 18 Inicio del camino Inka.
144
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 19 Restos de un canal al lado del camino. 2.3
Descripción de los sitios de la Área 2.
Para este período, sólo 4 sitios fueron identificados en esta zona y al contrario que en la zona anterior sólo dos unidades topográficas/ecológicas son ocupadas: la zona de terrazas y la zona montañosa (Tabla 18). Tabla 18 Distribución de sitios en Área 2. Unidad topográfica/ ecológica
Sitio
Forma de sitio
Zona de Terrazas
Altura
N6280170 3.929 E 8150802 N0627461 PCO050 Habitacional 3.811 E 8150833 N0627629 PCO051 Habitacional- agrícola 3.873 E 8151058 N0627585 PCO052 Habitacional- agrícola 3.754 E 8151395 PCO005 Habitacional
Zona montañosa
UTM
Toponimia Chullpa Loma Cerro Pokoni K’orus Loma Toj’ra Loma
145
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico 2.3.1
Sitios del Período Tiwanaku (800-1100 d.C.).
Sólo 4 sitios fueron registrados para este período, muy similares a los sitios de la Área 1. Según su función y tamaño los sitios se pueden subdividir en: Tabla 19 Distribución de sitios del Período Tiwanaku en el Área 2. Unidad topográfica/ Sitio Ecológica PCO 005 Zona montañosa PCO 050 PCO 051 Zona de Terrazas PCO 052
A.
Tamaño (ha.) 11.6 2.21 2.00 0.25
Sitios agrícolas- habitacionales.
Los sitios habitacionales del Período Tiwanaku de esta zona pueden subdividirse en dos categorías: (a)
Sitios mayores a 2 ha.
Se caracterizan por estar ubicados en la zona montañosa y por la presencia de zonas de actividad diferenciada reflejadas en restos de arquitectura habitacional, arquitectura funeraria y áreas agrícolas. Los sitios más importantes de esta zona son PCO 005 y PCO 050. PCO 005.
Este sitio es el más grande de la región y se encuentra localizado al sur de la comunidad de Tanin Pata- en el cerro conocido localmente como Chullpa Loma-; pero territorialmente forma parte de los límites de la comunidad de Pucaya. El acceso a PCO 005 se realiza a través de la carretera Cohoni- Khotaña; cuya reciente construcción, desafortunadamente, dividió al sitio en dos sectores.
146
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 20 Vista general del lado este de PCO 005. PCO 005 es un complejo habitacional y agrícola conformado por plataformas y terrazas que rodean al cerro por todos sus lados. Como parte de las decisiones metodológicas de campo para la realización de la prospección intra-sitio se optó por estratificar el sitio por plataformas y se recolectó todo el material de las plataformas que mostraran una densidad mayor a 20 artefactos por metro cuadrado. Está decisión fue tomada debido a que muchas de las plataformas poseían poco material producto del arrastre. Este tipo de fenómeno es muy común en emplazamientos localizados en un medioambiente deposicional de coluvio (Watters 1992). Como resultado de esta metodología, 20 plataformas fueron recolectadas casi en totalidad (Tabla 20) y el análisis del material recolectado ayudó a diferenciar claramente dos áreas de actividad.
147
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Tabla 20 Distribución de plataformas con mayor densidad en PCO 005.
Plataforma 1 2 3
4
Rasgos presentes
arquitectónicos Ubicación dentro del sitio Cima del cerro Chullpa Loma Cima del cerro Chullpa Loma Ladera sur del cerro Presencia de 2 cistas Chullpa Loma, cerca al área agrícola sur Cuatro habitaciones contiguas de planta Ladera este cuadrangular y dos cistas circulares
5
6
7 8 9 10 11 12 13 14 15 16
Ladera sudeste Cuatro habitaciones contiguas de planta cuadrangular Ladera este y tres cistas de planta circular Alrededor del área abierta Alrededor del área abierta Dos habitaciones contiguas Ladera norte cerca de al de planta cuadrangular área agrícola Alrededor del área Una cista de planta circular abierta Alrededor del área abierta Dos habitaciones contiguas Ladera norte cerca del de planta cuadrangular área agrícola Una habitación de planta Ladera norte cerca del cuadrangular área agrícola norte Dos cistas de planta circular Ladera este Una habitación de planta Ladera este cuadrangular Una habitación de planta Ladera este cuadrangular
17
Ladera este
18
Ladera noroeste
19
Una cista de planta circular
Ladera noroeste
UTM N 0628017 E 8150802 N 0628244 E 8150789 N 2628016 E 8150793 N 0628238 E 8151154 N 0628033 E 8150771 N 0628259 E 8151143 N 0628072 E 8150784 N 0628293 E 8151138 N 0628079 E 8150821 N 0628287 E 8151140 N 0628277 E 8151120 N 0628133 E 8150808 N 0628137 E 8150809 N 0628322 E 8151124 N 0628122 E 8150763 N 0628121 E 8150747 N 0628337 E 8151115 N 0628199 E 8151238 N 0627984
148
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Plataforma
20
•
Rasgos presentes
arquitectónicos Ubicación dentro del UTM sitio E 8150881
Dos cistas de planta circular
Ladera noroeste
N 0628163 E 8151236
Área habitacional y funeraria, que se localiza al este del sitio y consta de 50 plataformas de distintos tamaños32 construidas siguiendo la topografía del paisaje con un tamaño aproximado de 5 ha. Las plataformas localizadas en la ladera noreste del cerro son las que presentan mayor densidad de material, entierros en cistas de planta circular y restos de habitaciones. El plan arquitectónico se caracteriza por plataformas en forma de U; sobre algunas de estas plataformas se localizan de 2 a 4 habitaciones contiguas de planta cuadrangular de aproximadamente 3 x 5 m; ordenadas, generalmente, de manera lineal. La construcción de las plataformas se realizó con andesita cortada de manera irregular. Las habitaciones fueron construidas con el mismo material; pero, ocasionalmente, la piedra fue labrada al interior de las habitaciones, para darle un aspecto más liso. En ambos casos no se evidencia el uso de argamasa.
32
La más pequeña de las plataformas mide 7m. de ancho x 23 de largo, mientras que la plataforma más grande mide 30 m de ancho x 80 m de largo.
149
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 21 Restos de las habitaciones de planta cuadrangular. La organización espacial de las terrazas muestra una distribución alrededor de un área abierta de 25 x 60 m que podría ser interpretada como una plaza ó área pública en la cual, posiblemente, se llevaban a cabo las actividades comunales de los pobladores del sitio (e.g. ceremonias, fiestas, etc.). Estas áreas se caracterizan por la casi nula presencia de material cerámico y/o lítico que podría sugerir mantenimiento continuo y/o utilización temporal u ocasional. Algunas de las plataformas habitacionales presentan entre 3 y 5 entierros en cistas que en la mayoría de los casos han sido disturbados. Algunas de estas cistas tienen una profundidad de 1.50 m y fueron elaboradas con andesita cortada de manera irregular.
150
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 22 Organización de las plataformas de PCO 005. •
Área agrícola, PCO 005 presenta dos áreas agrícolas localizadas en la ladera norte y sur respectivamente. Estas áreas se caracterizan por la presencia de terrazas agrícolas construidas con andesita, cantos rodados y sin uso de argamasa. Las terrazas agrícolas de este sitio tienen grandes extensiones longitudinales (algunas miden más de 100 m.); pero el ancho fluctúa entre 5 y 10 m., la altura de estas terrazas no sobrepasa 1.20 m. mientras que el grosor de las paredes es, generalmente, 0.30 cm. No existe una diferencia en la construcción de terrazas de ambas áreas, lo que hace suponer que fueron construidas en un mismo período. Sin embargo, el área agrícola del sur presenta un canal que esta elaborado con andesita labrada y cortada geométricamente que rompe con el patrón existente. Este nuevo patrón constructivo es característico del Período Inka y podría sugerir que durante este período se hicieron remodelaciones a estas áreas para aumentar la productividad de la región. No existe material cerámico en abundancia pero la distribución de material lítico muestra altas concentraciones de
151
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico azadas y azadones en estas áreas que estarían reflejando un intenso cultivo de tubérculos y granos chenopodium.
Figura 23 Área agrícola norte.
152
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 24 Área agrícola sur.
El análisis cerámico muestra una interesante distribución de material, que ha sido determinante para la periodificación de las secuencias de ocupación sitio y la identificación de las áreas de actividad. La ocupación más grande del sitio, al parecer, se dio durante el Período Tiwanaku. El material cerámico de este período muestra una amplia distribución alrededor de toda el área habitacional y funeraria. Existe una distribución general de ollas en toda el área habitacional y funeraria; sin embargo, se puede notar un pequeño incremento de esta forma de vasijas en las plataformas que presentan restos de habitaciones y distribuidas en las plataformas más cercanas al área abierta. Debido a que esta forma de vasijas para cocción se encuentra en esta área es posible que las actividades públicas involucraran elaboración de grandes cantidades de comida. Las jarras con decoración incisa tienen una distribución casi exclusiva en las plataformas que presentan cistas, lo que podría implicar el uso de este tipo en los ritos funerarios como una forma de reproducir la estructura simbólica del núcleo altiplánico. Jarras más pequeñas se hallan distribuidas con preferencia en las plataformas que presentan habitaciones, mientras que las tinajas en las plataformas cercanas al área abierta, lo que
153
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico confirmaría el uso de esta área en actividades públicas. En relación a la distribución de vasijas ceremoniales de este período, la aplicación del coeficiente de correlación de Pearson muestra un fuerte lazo de relación entre las plataformas con restos de estructuras habitacionales y la presencia de estas formas. Por ejemplo, existe una concentración de tazones y kerus en las plataformas 6 y 4 que son las plataformas que poseen más cantidad de cuartos alineados. En resumen, se suguiere que durante el Período Tiwanaku IV y V el sitio PCO 005- por su elaborada arquitectura y tamaño- fue un importante centro religioso- administrativo en la región. Es posible que, al igual que PCO 011, se hubiera encargado de la organización de las colonias Tiwanaku y de la producción agrícola de los sitios del Área 2. Asimismo, es posible que este sitio hubiera estado “autorizado” para la reproducción ideológica de los principios organizativos del área nuclear. Esto se refleja en la presencia de restos de vasijas ceremoniales (algunas posiblemente exportadas) y domésticas, presencia de arquitectura similar a la utilizada en “la tierra de origen” de las colonias. PCO 050. Este sitio está conformado por terrazas agrícolas y plataformas habitacionales que rodean al cerro conocido como Pokoni, ubicado al sur del cerro Chullpa Loma (PCO 005). El acceso a este sitio se realiza a través de pequeños senderos que parten del camino Pucaya – Waracachi. Siguiendo la metodología se dividió al sitio en dos estratos (Tabla 21) y el análisis del material de recolección intrasitio ayudó a definir dos áreas de actividad: Tabla 21 Distribución de los estratos en PCO 050. Rasgos Estratos
arquitectónicos presentes
Ubicación dentro del sitio Plataforma
1
central en la cima del cerro Pokoni
2
2
estructuras Plataformas
UTM
N 0627461 E 8150833 N 0627480
154
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico habitacionales
de norte y sur en la E 8150889
planta cuadrangular cima del cerro y 2 cistas •
Pokoni
Área habitacional- funeraria ubicada en la cima del cerro Pokoni y conformada por 4 plataformas en forma de U con restos de habitaciones contiguas de planta cuadrangular de aproximadamente 3 x 3.5 m construidas cerca de las muros de contención de las mismas. La técnica de construcción consiste es una sola hilera de andesitas sin labrar combinada con cantos rodados y sin evidencia de utilización de argamasa. En el caso de los muros de contención de las plataformas se utilizaron las piedras más grandes en la base mientras que las más pequeñas van en la parte superior. Las plataformas centrales son las que presentan una concentración marcada de vasijas ceremoniales mientras que las plataformas norte y sur presentan una distribución más general de vasijas domésticas.
•
Área agrícola, ubicada en las laderas norte y sur del cerro y conformada por terrazas agrícolas de aproximadamente 10 m de largo x 2 m de ancho. La altura de estas terrazas no sobrepasa 1.20 m y en la ladera norte se encuentran dos canales de 0.40 m de ancho y 0.50 de profundidad elaborados con andesita labrada. El área agrícola es tan grande como el área agrícola sur de PCO 005 lo que suguiere la importancia de este sitio en la producción agrícola de la región.
Para concluir, se sugiere que PCO 050 pudo haber secundado a PCO 005 en las actividades de control y organización de las colonias y de su producción. Además de ser un importante centro agrícola productivo. PCO 051.
Este sitio está conformado por varias terrazas agrícolas y una plataforma habitacional en la cima del cerro conocido como K’orus Loma que está ubicado en la parte norte del cerro Pokoni. La plataforma ubicada en la cima del cerro no presenta estructuras habitacionales o funerarias visibles en superficie y mantiene la misma técnica de construcción que los sitios ya
155
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico mencionados. La presencia de material cerámico y/o lítico es escasa si la comparamos con la cantidad de material de PCO 050. Las laderas norte y sur están conformadas por terrazas agrícolas y varios canales lo que dan a pensar que la función predominante de este sitio fue la agrícola. Es posible que la producción de este sitio hubiera complementado la producción agrícola de PCO 005 y PCO 050. (b)
Sitio menores a 2 ha.
Dentro de esta categoría de sitios sólo se ubica PCO 052 que está conformado por 2 plataformas de aproximadamente 30 x 12 m con material y 5 terrazas agrícolas que no presentan restos de material. Se sugiere que estos sitios tenían la finalidad de complementar la producción central de los sitios más grandes. 2.3.2
Sitios del Período Intermedio Tardío (1100-1470 d.C.).
Al igual que en el Área 1 las unidades ecológicas pobladas durante el período Tiwanaku siguen siendo ocupadas, sin embargo, cambios radicales se observan en esta zona: reducción del número de sitios y del tamaño de los mismos. Tabla 22 Distribución de sitios del P. Intermedio Tardío en el Área 2. Unidad topográfica/ Ecológica Zona montañosa Zona de Terrazas
Sitio
Tamaño (ha.)
PCO 005
1.5
PCO 051
1.0
PCO 052
0.14
Por ejemplo, el análisis de la distribución del material cerámico del Período Intermedio Tardío de PCO 005 muestra un cambio drástico en la forma de concentraciones de material cerámico. Aunque sigue siendo el sitio más grande durante este período, las plataformas que rodean el área abierta no presentan gran cantidad de material afiliado al Período Intermedio tardío y las mayores concentraciones de cuencos con engobe naranja se hallan en las plataformas cercanas al área agrícola sur. Este cambio parece reflejar una disminución en el tamaño y en la
156
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico importancia regional de PCO 005. Es posible que este sitio dejara de ser el centro de las actividades políticas y económicas de la región. Esta situación se refleja en dos cambios drásticos en el patrón de ocupación del sitio: •
Abandono casi total de las plataformas que rodean el área abierta.
•
Abandono de las plataformas del área agrícola norte.
La distribución de la cerámica Intermedio Tardío, especialmente de cuencos con engobe naranja muestra una agrupación en las plataformas más cercanas al área agrícola del sur reduciendo el tamaño del sitio a 1.5 ha. Las plataformas habitacionales de los sitios PCO 051 y PCO 052 siguen siendo ocupadas durante este periodo, sin embargo, no en su totalidad. Generalmente, sólo las plataformas cercanas a las áreas agrícolas presentan material afiliado a este período mientras que las demás plataformas son abandonadas. Estos cambios al interior de los sitios parecen corresponder de manera directa a la desestructuración del Estado de Tiwanaku. 2.3.3
Sitios del Período Inka (ca 1470-1532 d.C.).
Durante este período los sitios vuelven a ser re- ocupados casi en su totalidad mostrando una preferencia por las cercanías a las áreas agrícolas. Tabla 23 Distribución de sitios del Período Inka en el Área 2. Unidad topográfica/ Ecológica Zona montañosa
Zona de Terrazas
Sitio
Tamaño (ha.)
PCO 005
5.00
PCO 050
2.21
PCO 051
2.00
PCO 052
0.25
157
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Por ejemplo, la distribución del análisis de material cerámico del Período Inka del PCO 005 señala una re- ocupación de las plataformas de las áreas agrícolas norte y sur. Este dato unido al hecho de la construcción de nuevos canales parece reflejar un marcado interés durante este período por las técnicas de mejoramiento agrícola.
Figura 25 Canal en el área agrícola sur de PCO 005. Al parecer, la “reactivación” de las zonas agrícolas de la mayoría de los sitios de esta zona, refleja el marcado interés del Imperio Inka en la producción agrícola de la región. Sin embargo, la presencia de material en las “áreas abiertas” de PCO 005 sugieren que la producción agrícola de la zona fue acompañada por control indirecto político- ideológico reflejado en la reocupación de las áreas ceremoniales y la presencia de vasijas aribaloides y platos playos. La interpretación se inclina por el control indirecto, debido a que un control político directo se reflejaría en un cambio radical en el patrón de asentamiento de los sitios. Sin embargo, este y otros temas se analizaran con más profundidad en el capítulo dedicado al patrón de asentamiento.
158
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
2.4 Descripción de los sitios de la Área 3. Para esta zona se registraron 21 sitios en tres distintas unidades ecológicas (Tabla 24). Los únicos sitios tipificados como Santuarios de Altura y no- sitios u ocurrencias se encuentran en esta zona y al igual que en las los zonas anteriores, la unidad ecológica conformada por la zona montañosa sigue poseyendo los sitios más grandes de la región. La zona de pastos -a diferencia de la Área 1 y 2-, no presenta ninguna evidencia de ocupación, mientras que la zona de quebradas laterales es la más ocupada durante los períodos tardíos. Tabla 24 Distribución de sitio en el Área 3.
Zona de Terrazas
Zona montañosa
Unidad topográfica/ Ecológica
Sitio
Tamaño (ha.)
Tipo de Sitio
PCO 006
6.46
Habitacional
PCO 009
1.71
Santuario altura
PCO 025
5m2
No- sitio
PCO 044
0.50
Habitacional
PCO 045
0.20
Habitacional
PCO 053
2.00
Habitacional
PCO 001
2.00
Área agrícola
PCO 002
0.53
PCO 003
0.13
PCO 004
0.13
PCO 010
0.05
PCO 046
0.07
PCO 047
0.80
PCO 048
0.02
Habitacional
PCO 049
0.05
Habitacional
Habitacionalagrícola Habitacionalagrícola Habitacionalagrícola Habitacional Habitacional agrícola Habitacional agrícola
UTM
de
N 0632046 E 8152636 N 0628504 E 8154907 N 0629354 E 8153965 N 0630449 E 8152644 N 0630336 E 8153066 N 0632255 E 8152105 N 0628505 E 8154172 N 0628719 E 8153117 N 0628937 E 8153299 N 0628695 E 8153364 N 0628095 E 8154907 N 0630270 E 8153122 N 0631708 E 8152997 N 0631473 E 8152998 N 0630620 E 8153256
Altura
Toponimia
3.729
Loma Tanari
4.415
Chullpa Marka
3.798
Mina Urania
3.560 3.543
Cerro Pata Cerro Pata
Puca Puca
3.784
Chullpa Loma
4.019
Cerro Mormontani
3.860 3.832 3.887
3.516 2.995 3.593 3.597
159
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Quebrada Lateral
Unidad topográfica/ Ecológica
Sitio
Tamaño (ha.)
Tipo de Sitio
PCO 007
0.82
Habitacional
PCO 008
0.93
Habitacional
PCO 040
0.03
Habitacional
PCO 041
0.58
Habitacional
PCO 042
0.80
Habitacional
0.40
Habitacionalagrícola
PCO 043
2.4.1
UTM N 0631220 E 8153188 N 0628929 E 8153819 N 0628338 E 8154846 N 0628439 E 8154589 N 0628594 E 8154561 N 0631757 E 8153228
Altura
Toponimia
3.725 3.778 4.079 4.100 4.012 3.692
Atahuallani
Sitios del Período Tiwanaku (ca. 800-1100).
Sólo 13 sitios fueron registrados en esta zona para este período y se encuentran ordenados en la Tabla 24. A.
Sitios agrícolas- habitacionales.
Los sitios habitacionales del Período Tiwanaku IV- V de esta zona se subdividieron en: (a)
Sitios mayores a 2 ha.
Estos sitios mantienen muchas de las características de las otras dos zonas (ubicación en la zona montañosa, presencia de zonas de actividad diferenciada reflejadas en restos de arquitectura habitacional, arquitectura funeraria y áreas agrícolas, etc.). Los sitios más importantes de esta zona son PCO 006, PCO 039 y PCO 053. Tabla 25 Distribución de sitios del Período Tiwanaku (ca. 800-1100) en el Área 3. Unidad topográfica/ ecológica Zona montañosa
Sitio
Tamaño (ha.)
PCO 006 6.46 PCO 009 1.71
160
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Unidad topográfica/ ecológica
Sitio
Tamaño (ha.)
PCO 044 0.50 PCO 045 0.20 PCO 053 2.00 PCO 001 2.00 PCO 002 0.53 PCO 003 0.13 Zona de Terrazas
PCO 004 0.13 PCO 010 0.05 PCO 039 2.6 PCO 046 0.07 PCO 047 0.80
PCO 006. Se encuentra ubicado al sur de la comunidad de Atahuallani y está conformado por un conjunto de 15 plataformas que rodean a tres lomas consecutivas que van de NE a SO. El acceso a este sitio se realiza a través del camino carretero Atahuallani- Caimbaya. La técnica de construcción de las plataformas consiste en el uso de andesita sin labrar y cantos rodados para formar muros de contención de 1.5 m de altura. Un extenso canal elaborado con andesita cortada simétricamente -de 0.54 m de ancho y 0.60 m de profundidad- corre de manera paralela a las plataformas inferiores de tres lomas. La recolección de material intrasitio definió tres áreas de actividades: •
Área doméstica- funeraria que se encuentra ubicada en las 3 plataformas de la cima y en algunas plataformas de las laderas del sur y el este de las lomas. Se caracteriza por la gran cantidad de entierros en cistas circulares y concentraciones de material Tiwanaku ceremonial. A comparación de las áreas domésticas- funerarias de sitios como PCO 005, PCO 011 y PCO 038 que poseen más de una estructura de planta cuadrangular,
161
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico PCO 006 sólo posee restos de cimientos que pudieron perteneciera a algún forma de estructura no definida por el mal estado de conservación. •
Área doméstica- agrícola que se encuentra ubicada en las plataformas inferiores o de la base y en la ladera oeste de las tres lomas. Se caracteriza por estar conformada por plataformas más estrechas (15 x 8 m) y por poseer una amplia distribución de cerámica doméstica y artefactos líticos como azadas además de estar en contacto directo con el canal que bordea el sitio.
Figura 26 Canal de PCO 006. Tabla 26 Distribución de las plataformas con mayor densidad de PCO 006. Plataforma 1
Rasgos arquitectónicos presentes 12 cistas 1 estructura (¿)
2
1 cista
3
1 cista
Ubicación dentro UTM del sitio Cima de la 1ª N 0632046 colina E 8152636 Ladera oeste de N 0632033 la 1ª colina E 8152604 Cima de la 2ª N 0632245
162
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Plataforma
Rasgos arquitectónicos presentes
4
4 cistas
5
2 cistas
6
2 cistas
7
6 cistas
8 9 10
Ubicación dentro UTM del sitio Colina Ladera sur de la 2º Colina Ladera este de la 2º colina Plataforma inferior lado este (2º colina) Plataforma inferior lado este (2º colina) Plataforma inferior lado sur (2º colina) Cima de la 3ª colina Ladera este de la 3ª colina
E 8152837 N 0632273 E 8152808 N 0632292 E 8152816 N 0632306 E 8152806 N 0632294 E 8152780 N 0632112 E 8152331 N 0632088 E 8152593 N 0632089 E 8152592
Figura 27 Vista general de PCO 006.
163
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Este sitio se halla aproximadamente a 100 m al norte de cerro Viloma, cuya ladera norte se encuentra terraceado en su totalidad. Es posible que este cerro sea una extensión de área doméstica agrícola de este sitio. Sin embargo, muchas de las terrazas son mucho más estrechas que las terrazas agrícolas comunes en la zona (de 4 a 6 m de ancho) lo que podría ser interpretado como una diferencia cronológica. Se sugiere que esta área fue construida durante en Período Inka que se caracterizó – en otros valles mesotermos- por mostrar un mayor aprovechamiento de las áreas agrícolas haciendo más estrechas y seguidas las terrazas (Lima 2000). PCO 039.
Se encuentra ubicado a la orilla del camino Cohoni- Tanin Pata en la zona de terrazas. Debido a la actividad agrícola actual y la utilización de maquinaria pesada (e.g. tractores) la mayoría de los rasgos arquitectónicos formales han desaparecido. Se pueden observar 3 muros que posiblemente fueron de contención de plataformas, pero estos han sido destruidos casi en su totalidad. Sin embargo, el sitio aún posee dos canales de aproximadamente 30 m de longitud, elaborados con andesita cortada de 0.6 m de ancho y 0.5 de profundidad y considerables cantidades de cerámica fruto de la agricultura intensiva de la zona. La mayoría de los materiales colectados en este sitio son restos de vasijas Tiwanaku doméstico. PCO 053.
Se encuentra ubicado en el cerro Viloma y es un gran complejo habitacional y agrícola que cubre gran parte de su extensión. Presenta estructuras habitacionales de planta cuadrangular ubicadas cada 2 o 3 plataformas, muros de corrales, atalayas, torreones y cistas. Las plataformas se encuentran organizadas alrededor de un área abierta de 24 x 54 m muy similar a PCO 005. Debido a cuestiones de tiempo no se realizó una recolección intensiva en el sitio y no se cuenta con una definición formal de las áreas de actividad. Sin embargo, una impresión a priori de la organización interna del sitio parece señalar una separación por sectores en “barrios” con “calles” y senderos. Dos técnicas de construcción fueron identificadas al interior del sitio: (a) una caracterizada por la utilización de andesita sin labrar y de cantos rodados y (b) la otra por
164
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico la utilización de grandes bloques de andesita cortada simétricamente. El trabajo realizado al interior de este sitio es todavía muy preliminar y cualquier tipo de interpretación con relación a su estructura organizativa sería muy apresurada. (b)
Sitios menores a 2 ha.
Son sitios pequeños que se encuentran en medio de las áreas agrícolas ubicadas, generalmente, en la zona de terrazas. Normalmente se caracterizan por poseer de 1 a 5 plataformas en forma de U de distintos tamaños con restos de estructuras de planta cuadrada y piezas dispersas de material cerámico y/o lítico. La función de estos sitios parece ser la misma que los sitios menores de las anteriores zonas: facilitar el control de las áreas agrícolas. Normalmente, presentan entre 1 o 2 estructuras habitacionales de planta cuadrangular en las plataformas más bajas (ese es el caso de PCO 002, PCO 003 y PCO 046) que miden 2.5 x 3 m y fueron construidas con bloques grandes de andesita en los cimientos y bloques más pequeños en los muros. B.
Santuarios de altura.
Los sitios arqueológicos ubicados en las grandes elevaciones de las cumbres andinas que se caracterizan por presentar estructuras arquitectónicas y materiales que permiten inferir la ejecución de actividades rituales en su interior, se conocen habitualmente como “santuarios de altura” (Reinhard 1983 citado en Cerruti 1999:28). Cerruti (ibid.) plantea que el término “de altura” es válido para todas las localidades arqueológicas de montaña que evidencien rituales en sus cumbres, planteando que es el “desnivel relativo” y no la “altitud absoluta” el factor relevante en la elección del emplazamiento de un santuario. Una gran proporción de las localidades arqueológicas de altura han sido atribuidas al Período Inka (ca 1470-1532 d.C.); sin embargo, los investigadores especialistas de esta forma de asentamiento (e.g. Cerruti 1999; Reinhard 1987 citado en Huidobro 1988; Schobinger 1987 entre otros) no han descartado la existencia de sustratos pre- incaicos de culto en los cerros, especialmente en el área altiplánico-puneña con grandes importantes desarrollos culturales.
165
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico El único sitio de está categoría se encuentra en la cima del cerro Silla Pata, al este de la comunidad de Tanin Pata. Está formado por 2 extensas plataformas que poseen varias estructuras funerarias, reflejo directo de las actividades ceremoniales propias del culto a la muerte. Durante el Período Tiwanaku (ca.700-1100 d.C.) las dos plataformas fueron utilizadas exclusivamente para los entierros subterráneos. Bermann (1994) plantea que a finales del Periodo Tiwanaku IV y los inicios del Período Tiwanaku V las actividades mortuorias se limitaron a los entierros de individuos en cementerios pequeños y discretos. PCO 009 posiblemente fue uno de los cementerios de la región de Cohoni durante este período. En la primera plataforma (122 m x 70 m); localizada en la parte más elevada del cerro, se tienen localizados 23 entierros visibles en superficie organizados en dos agrupamientos ubicados al norte y al sur respectivamente. El material recolectado en está plataforma es predominantemente doméstico (ollas, jarras y tinajas). Como única excepción se colectó- al sur de esta plataforma- un tiesto perteneciente a una vasija ceremonial (tazón). Sin embargo, la mayoría del material cerámico está conformado por tinajas y jarras. Tabla 27 Distribución de los estratos de PCO 009. Estrato
1
Rasgos arquitectónicos presentes 12 entierros circulares 3 estructuras de planta cuadrangular (chullpares?)
2
11 entierros circulares
3
11 entierros circulares
Ubicación dentro UTM del sitio Sector norte de la N 0628514 1ª plataforma E 8154907 Sector sur de la 2 N 0628511 ª plataforma E 8154906 N 0628481 2ª plataforma E 8154872
La segunda plataforma mide alrededor de 22 x 101 m y presenta un pequeño agrupamiento de 11 entierros alineados N-S. El material recolectado en está plataforma presenta las mismas características que el de la plataforma superior. El continuo saqueo al que el sitio ha sido sometido ha permitido la definición preliminar de dos tipos de entierros subterráneos:
166
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico •
Tumbas circulares con paredes de piedras- a manera de torres subterráneas- y tapadas con 1 ó 2 bloques de andesita (Figura 27). Este tipo de entierro es muy común en el área altiplánica y ha sido reportado por muchos investigadores que lo afilian a una ocupación Tiwanaku IV (Alconini 1995; Albarracín- Jordán 1996; Bermann 1994 entre otros).
•
Tumbas circulares que poseen un collar de piedras sobre la superficie de alrededor 1 m de diámetro, tapas de bloques grandes de andesita y posiblemente con paredes internas sin “empedrar”. Este tipo de entierro fue reportado por Bermann (1994) quien lo afilia a una ocupación Tiwanaku V en Lukurmata y también por Goldstein (1993) quien lo llamó “collar tombs”.
Figura 28 Cista circular de PCO 009 Esta forma de datos sugieren que este cementerio se organizó siguiendo una estructura altiplánica: utilización de plataformas, estructuras funerarias circulares construidas utilizando patrones Tiwanaku, presencia de material doméstico y ceremonial Tiwanaku como parte de los
167
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico ajuares, etc. Este tipo de características coadyuvaría a la idea de que fueron colonias Tiwanaku organizadas como comunidades diásporas las que poblaron la región. 2.4.2
Sitios del Período Intermedio Tardío (1100-1470 d.C.).
A. Sitios habitacionales- agrícolas.
(a)
Sitios mayores a 2 ha.
Sólo PCO 006 sigue manteniendo un tamaño mayor a 2 ha y por lo tanto continúa siendo el sitio más grande la región. Interesantes cambios se llevan a cabo en el interior de este sitio. Primero, no todas las áreas de actividad son ocupadas en su totalidad, sólo las plataformas superiores; que conforman el área doméstico funeraria, presentan considerable cantidad de material afiliado a este período (cuencos con engobe naranja ó rojo), mientras que el área doméstico- agrícola es abandonada. Segundo, la reducida cantidad de material afiliado a este período33 parece reflejar una considerable disminución en la población del sitio fruto de la desarticulación del Estado central. (b)
Sitios menores a 2 ha
De esta categoría de sitios sólo los emplazamientos que presentaban las plataformas con estructuras durante el Período Tiwanaku siguen siendo ocupadas durante este período. Tabla 28 Distribución de sitios del Período Intermedio Tardío en el Área 3. Unidad topográfica/ Sitio Ecológica PCO 006 PCO 009 Zona montañosa PCO 044 PCO 045 PCO 053 Zona de Terrazas PCO 002 PCO 003 PCO 004 33
Tamaño (ha.) 2.1 0.57 0.09 0.06 2.0 0.53 0.05 0.05
Sólo de 7 a 10 fragmentos afiliados a este período fueron recolectados en cada plataforma.
168
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Quebrada Lateral
B.
PCO 039 PCO 046 PCO 047 PCO 048 PCO 049 PCO 007 PCO 043
0.86 0.01 0.80 0.02 0.05 0.82 0.40
Santuarios de altura.
Durante este período el sitio PCO 009 sigue siendo utilizado, sin embargo, la cantidad de material afiliado a este período es muy escaso. Sólo el sector norte de la primera plataforma presenta evidencia de ocupación: restos de cuencos con engobe naranja y decoraciones geométricas. Con respecto a la presencia de entierros afiliados a este período es muy difícil diferenciar -en un trabajo de prospección- las tumbas del Período Intermedio Tardío y las del Período Tiwanaku. Ambas formas de entierro consisten en pequeños pozos, cuya abertura principal circular en la superficie se encuentra demarcada por losas. 2.4.3
Sitios del Período Inka (ca. 1470-1532 d.C.).
Para este período 16 sitios fueron identificados en tres unidades ecológicas distintas: zona montañosa, zona de terrazas y quebradas laterales. Esta última unidad presenta un patrón de ocupación nuevo para este período y único en la región. La zona montañosa sigue siendo ocupada por los sitios más grandes mientras que la zona de terrazas sigue siendo, por excelencia, una zona agrícola. A.
Sitios habitacionales- agrícolas. (a)
Sitios mayores a 2 ha
Dentro de está categoría se puede observar una continuidad en la ocupación de los sitios más grandes. Sin embargo y de manera paralela a la secuencia de ocupación cambios importantes al interior de los sitios son llevados a cabo. Por ejemplo, durante este
169
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico período, PCO 006 sigue siendo el sitio más grande de la región; no obstante, sólo las plataformas superiores e inferiores son ocupadas en su totalidad. En las primeras existe un marcada concentración de vasijas de almacenaje (especialmente formas aribaloides) mientras que en las segundas predominan las vasijas para cocinar y servir (ollas y platos respectivamente). Al parecer, en las plataformas superiores se siguen llevando a cabo actividades rituales, mientras que las plataformas inferiores son plataformas domésticas utilizadas para facilitar un acceso a las labores agrícolas. En estas plataformas, se observan construcciones nuevas (e.g. canales que cruzan las plataformas) que seguramente ayudaron a incrementar y mejorar la producción. En relación a las plataformas ubicadas en las laderas no se halló una presencia de material Inka considerable. Tabla 29 Distribución de sitios del Período Inka en el Área 3. Unidad topográfica/ Sitio Ecológica PCO 006 PCO 009 PCO 025 Zona montañosa PCO 044 PCO 045 PCO 053 PCO 001 PCO 002 Zona de Terrazas PCO 003 PCO 004 PCO 007 PCO 008 PCO 040 Quebrada Lateral PCO 041 PCO 042 PCO 043
Tamaño (ha.) 5,3 1.14 5m2 0.20 0.20 2.00 2.00 0.53 1.18 0.13 0.82 0.93 0.03 0.58 0.80 0.40
Este tipo de cambios en la organización interior de los sitios parece reflejar un marcado énfasis en la producción agrícola y su intensificación. Sin embargo, estos temas serán discutidos con profundidad más adelante.
170
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico (b)
Sitios menores a 2 ha.
Dentro de está subdivisión de sitios un importante hecho se puede observar. Al parecer, durante este período importantes cambios en la región son auspiciados por el Imperio Inka. Así, la zona de quebradas laterales es ocupada, por primera vez, con una considerable intensidad. Los nuevos sitios se caracterizan por poseer plataformas con estructuras rectangulares (aprox. 4.30 x 2.50) que poseen divisiones internas34. Algunas de estas estructuras poseen nichos triangulares y puertas construidas con pilastras y orientadas al este con aperturas de 0.60 m aproximadamente (Figura 30). Sitios como PCO 041 poseen atalayas que brindan un dominio visual y algunas de sus estructuras se apoyan sobre roca madre. La técnica de construcción de estas estructuras es muy diferente a la de las construcciones Tiwanaku. Los cimientos están construidos con una sola hilera de piedras grandes y el resto de los muros poseen dos hileras de piedras unidas con argamasa, el grosor de estos muros fluctúa entre 0.30- 0.35 m (Figuras 29, 30 y 31). De manera contraria, la zona de terrazas sigue siendo ocupada y los sitios que allí se encuentran mantienen las características arquitectónicas básicas instauradas durante el Período Tiwanaku (ca.800-1100 d.C.).
34
Algunas de estás divisiones fueron construidas con claros fines de almacenamiento. Por ejemplo, una estructura de PCO 041 muestra una pared divisoria con un pequeño nicho que facilitó el acceso a los productos almacenados.
171
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 29 Vista general de las estructuras de PCO 043.
Figura 30 Detalle constructivo de PCO 041.
172
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 31 Estructuras de PCO 043 B.
Santuarios de Altura.
PCO 009. Durante el Período Inka este sitio puede considerarse un verdadero “Santuario de Altura”. En la 1ª plataforma, 3 construcciones -que posiblemente fueron parte de un recinto ceremonialfueron construidas. Aunque la mayoría de las paredes han caído, todavía se distinguen la planta cuadrangular (aprox. 8 x 6 m) y la utilización de piedra a manera de apircamiento como técnica de construcción. El material afiliado a este período consiste mayormente en vasijas de cuerpo globular y/o forma aribaloide, dedicadas al almacenamiento de chicha.
173
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 32 Vista de una de las estructuras Inka de PCO 009. La re- ocupación de este tipo de sitios es parte de las estrategias de control que se utilizaron en la región y refleja la apropiación de la legitimación ideológica de los pobladores regionales (Stanish 1997). Fue muy común en el área altiplánica, que el Imperio Inka no sólo reconfigurara significativamente los espacios sagrados de los sitios ceremoniales importantes en tiempos pre- inkas- tal es el caso de la pirámide de Puma- Punku en Tiwanaku (Vranich et al. 2001)-, sino que se apropiara de los lugares estratégicos para los mitos de origen (tal es el caso del mismo Cuzco y de Tiwanaku) con el fin de reforzar las relaciones asimétricas con los grupos conquistados y afianzar su poder. Es posible que la ocupación Inka de PCO 009 formara parte de la política de control instaurada durante ese período en Cohoni. C.
Áreas agrícolas.
Estas áreas se encuentran en las laderas de los cerros más grandes de la región: Mormontani en Tanin Pata y Viloma en Atahuallani. Ambos cerros están conformados por grandes cantidades de terrazas agrícolas que miden entre 2- 3 m de ancho y hasta 50 m de largo dependiendo de la topografía de la cuesta. Estos sitios no presentan cantidades considerables de material
174
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico cerámico, sin embargo, en ellos se observan restos de artefactos líticos agrícolas como azadas y azadones. Este tipo de áreas refuerza la idea del marcado interés Inka en la producción agrícola. D.
No- sitios u ocurrencias.
PCO 025 es el único sitio dentro de esta categoría y se encuentra ubicado en las cercanías de la Mina Urania en la comunidad de Tanin Pata. Consiste en restos de una torre funeraria de planta cuadrangular, elaborada con piedras lajas colocadas horizontalmente y unidas con argamasa. La entrada está orientada al este y las paredes del oeste están parcialmente derrumbadas. No existe material ni otras construcciones asociadas a esta estructura y esto, posiblemente, se deba a la acción devastadora de la Mina Urania que utiliza las cercanías para aprovisionarse de material prima para sus propias construcciones. Para concluir con esta sección se plantea que la dinámica regional e intrasitio de Cohoni fue distinta en cada unidad ecológica y en cada período cronológico. La descripción presentada no sólo ayudará a entender la naturaleza de esta dinámica sino que ayudará a discernir sobre las condiciones políticas, económicas y sociales que auspiciaron cada cambio y fueron la plataforma del desarrollo cultural del período prehispánico. 3.
Análisis y clasificación del material cerámico. 3.1
Metodología del análisis cerámico.
El análisis del material recolectado en la región de Cohoni estuvo basado en una detallada observación de los atributos de la colección cerámica y, la asociación de estos atributos con formas específicas pertenecientes a cada período de ocupación de la zona. Este tipo de clasificación cerámica es conocida como análisis por atributos individuales y sus principios han sido detallados por varios autores (Shepard 1956; Steadman 1995; Orton et al 1997 y otros). Un atributo es conceptualizado como “cualquier característica o detalle de un objeto que puede ser observado y aislado” (Rowe 1959:320, citado en Steadman 1995:48) e incluye observaciones de la forma de la vasija, el acabado de superficie, el tipo de pasta, la cocción, el
175
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico estilo decorativo, etc. Los resultados de este tipo de análisis son mucho más sensibles y efectivos para estudiar los cambios a través del tiempo y el espacio del material cerámico si los comparamos con los resultados obtenidos con un esquema de clasificación basado en un conjunto de atributos combinados con anterioridad (e.g. tipología) (Steadman 1995). Para la clasificación de la cerámica de Cohoni se utilizaron dos tipos de atributos: •
Atributos de manufactura: ausencia o presencia de decoración, técnica de decoración, motivo decorativo, tipo de pasta, técnica de cocción, espesor de las paredes, y acabado de superficie.
•
Atributos de uso: presencia o ausencia de hollín
Luego, cada uno de estos atributos fue asociado con una forma específica y analizados. Debido a la gran cantidad de material recolectado se optó por analizar todos los tiestos diagnósticos de cada bolsa (bordes, bases, asas, cuerpos decorados, etc.). Los cuerpos sin decoración, son muy difíciles de analizar debido a que en pocas ocasiones se puede hallar la correspondencia exacta con una forma específica, sin embargo, fueron analizados debido a que ellos componen la mayor parte de la muestra recolectada en la prospección. Redman (1979) afirma que una muestra estadísticamente confiable debe abarcar por lo menos el 11% de la totalidad de la población en estudio. Para la región de Cohoni, sin embargo, se optó por sacar una muestra del 20% del total de los cuerpos sin decoración con el fin de ganar mayor confiabilidad estadística y no invertir demasiado tiempo. Respecto a los procedimientos técnicos utilizados durante el análisis, todos los fragmentos recolectados durante la prospección fueron lavados en agua corriente y limpiados con ayuda de un cepillo de dientes. Los fragmentos diagnósticos fueron embolsados de manera separada y numerados con la siguiente secuencia de códigos: PCO 001- 01- 01
176
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Número de sitio- número de estrato- número de fragmento Se excluyó del análisis los tiestos menores a 1 cm2 de área y sólo se dibujaron y fotografiaron los tiestos diagnósticos. Un total de 4506 fragmentos fueron contados, codificados y analizados logrando cubrir un 75% del total de la muestra recolectados durante la prospección logrando sacar resultados, estadísticamente validados. 3.2 Forma de las vasijas. La decisión de organizar el análisis alrededor de formas básicas estuvo motivada por el deseo de aproximarse lo más posible a la clasificación original que hicieron los productores de cerámica (ibid.). Las distintas formas de cerámica usadas por las comunidades tempranas poseen más potencial para proveer información significante sobre el comportamiento de las sociedades, así por ejemplo, las formas nuevas de cerámica podrían sugerir nuevos usos de las vasijas o reflejar las diferencias sociales y/o económicas de las distintas esferas sociales. La identificación de una forma cerámica en la cual se puede identificar influencias estilísticas y/o tecnológicas de otras comunidades es una forma importante de entender los procesos detrás de la transferencia de las influencias y de los tipos de control usados por las sociedades, tal como lo demostró D’Altroy en el valle del Mantaro (2000). La identificación de la forma de la cerámica estuvo basada principalmente en la forma y orientación del borde y en la forma de la base y en el caso de los cuerpos en el perfil de sus paredes. Para eso se elaboró una lista de las formas cerámicas más comunes (e.g. ollas, jarras, tinajas, platos, cuencos, etc.). 3.3 Pastas. La clasificación de las pastas de la región de Cohoni fue realizada con la ayuda de una lupa de aumento de 10 x y en algunos casos se utilizó un microscopio de campo de 60 x debido principalmente a que no se tuvo acceso a un análisis más especializado (e. g. secciones
177
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico delgadas). Los parámetros utilizados para la descripción y clasificación de cada una de las pastas fueron: a. Textura, referida a la composición granulométrica de la pasta o sea, la disposición, forma y tamaño de sus partículas (Manrique 2001, Orton et al 1997). Así, los términos utilizados para describir la textura fueron: Fina (sin inclusiones visibles), Media (cuando las inclusiones son menores a 1 mm.), Gruesa (cuando presenta inclusiones de 1 mm.) y Muy Gruesa (con inclusiones mayores a 1 mm.). b. Dureza, es una de las propiedades físicas de las arcillas que se utilizan como un indicador relativo para inferir el grado de temperatura a la que fue sometida la vasija (ibid.). Los términos utilizados fueron: Suave (se puede rascar con la uña), Duro (no se puede rascar con la uña), Muy Duro (no se puede rascar con un cuchillo). c. Inclusiones, referido a los atemperantes que son agregados a la arcilla. En relación a este componente, se tomó en cuenta la disposición de las inclusiones que fue clasificada según la escala de ordenación de Barraclough (1992, citado en Orton et al 1997) y los términos usados fueron: Muy pobre, Pobre, Equilibrado, bien ordenado y muy bien ordenado. También, la forma de las inclusiones más preponderantes fueron medidas según la escala de capacidad de desgaste de Barraclough (ibid.) y los términos utilizados fueron: Angular (forma convexa, esquinas bien marcadas), Sub-angular (forma convexa, esquinas redondeadas), Redondeado (forma convexa, sin esquinas), Irregular (forma cóncavo y convexa) y Plano (forma bidimensional). d. Color, referido a la tonalidad que la pasta adquiere durante el proceso de cocción. Se identificaron 17 tipos de pasta distintos y lo resultados se resumen a continuación.
178
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Tabla 30 Porcentaje de Pastas Forma de Pasta Frecuencia 1 192 2 1419 3 627 4 708 5 170 6 453 7 321 8 224 9 182 10 20 11 26 12 28 13 55 14 7 15 19 16 39 17 13 Total 4506
Porcentaje 4,3 31,5 13,9 15,7 3,8 10,1 7,1 5,0 4,0 ,4 ,6 ,6 1,2 ,2 ,4 ,9 ,3 100,0
Pasta 1. Es una pasta suave con textura media e inclusiones de cristales de cuarzo traslúcido, mica negra y metasedimento (posible pizarra). La inclusión más predominante es el cuarzo traslúcido de tamaño mediano (0.25-0.5mm), forma angular y ordenamiento pobre. El color de esta pasta es
179
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 1 Distribución de la Pasta 1 por sitios. generalmente oscuro (Gley 4/N y/o Gley 3/N) resultado directo de una exposición a una atmósfera reductora durante el proceso de cocción. Este tipo de pasta está presente en 4.3% del total de la muestra recolectada (ver Tabla 30) y aparece generalmente asociada a formas domésticas (especialmente ollas) de todos los períodos. Sin embargo, su uso tiene más popularidad durante el período Tiwanaku (ca. 8001100) y regionalmente se halla con más frecuencia en los sitios más grandes (mayores a 2 ha) que poseen una larga historia de ocupación (ver Gráfico 1). Para el Período Intermedio Tardío (ca. 1100-1476 d.C.) su popularidad disminuye y sólo ocupa el 3.6% mientras que para el Período Inka (1476-1532) está presente en un 5,1% del total de la muestra. Durante el Período Tiwanaku (ca. 700-1100 d.C.) el tratamiento acabado se superficie que se le da a esta pasta es el alisado, ya fino o con estrías mientras que para el Período Inka (ca 1476-1532 d.C.) el uso de engobe negro (característico de las jarras de borde ensanchado) se vuelve más común (9%). La preferencia por estos tipos de tratamiento de superficie posiblemente se deba a que esta pasta
180
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico fue utilizada preferentemente en el ámbito doméstico donde no es necesario mucha inversión de tiempo y esfuerzo. Está idea se refuerza con la presencia del hollín- tanto en las paredes internas como en las externas- en un 14% de las ocasiones. Esta frecuencia en la presencia del tiznado se puede interpretar como un claro indicio de utilización de estas pasta en labores domésticas referidas a la cocción de alimentos. Pasta 2. Es una pasta dura de textura gruesa con inclusiones de cuarzo traslúcido, mica negra y metasedimento (pizarra). Al igual que la Pasta 1 la inclusión predominante es el cuarzo traslucido de tamaño mediano (0.5-1mm.), forma sub- angular y disposición ordenada. Esta forma de pasta es el más frecuente dentro del total de los fragmentos recolectados y su porcentaje de frecuencia es de 31.5% (ver Tabla 30). Debido a que la atmósfera de cocción a la que fue sometida es oxidante el color de esta pasta posee una coloración anaranjada clara (5YR 6/6 y/o 5YR 5/6). El acabado de superficie que se utiliza con más frecuencia en este forma de pasta es el alisado aunque también el uso del baño crema y del engobe anaranjado son estadísticamente importantes porque representan un 10% del total de la muestra. Este tipo de pasta aparece en la mayoría del componente cerámico Tiwanaku, ya sean vasijas de cocción, de servido o ceremoniales, ya que representa el 45% de la muestra en cuestión. Durante el período Intermedio Tardío está pasta sólo aparece en los cuencos con engobe naranja (Forma 10) en una cantidad reducida (2.2%) mientras que en los cuencos con engobe rojo no está presente. Para el Período Inka su popularidad aumenta considerablemente y está presente en un 45% en las formas globulares (jarras u ollas de borde ensanchado y en las formas aribaloides). Es posible que el uso mayoritario de esta pasta durante el Período Tiwanaku y el Inka responda a la necesidad de estandarización de tecnología de manufactura que tuvieron estas entidades con organizaciones sociopolíticas altamente complejas.
181
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 2 Distribución de la Pasta 2 por sitios. Con relación a la distribución regional de esta pasta se observa una amplia distribución a través de casi todos los sitios lo que puede sugerir un acceso libre y constante a las fuentes de arcilla que posiblemente se hallaron cerca a los lechos de los ríos más grandes (e. g. Jurileque). Pasta 3. Es una pasta suave que posee una textura gruesa con inclusiones de metasedimento (posible pizarra) mayores a 1mm, de forma sub- angular y pobremente ordenadas. Este tipo de pasta está presente en un 13.9% de las ocasiones, convirtiéndose en una de las más frecuentes dentro de la región. La técnica de cocción utilizada con más frecuencia es la oxidante 42,3%, sin embargo, la técnica reductora está presente en un número importante, 30,1 %, lo que le da a esta pasta una amplia variedad de tonalidades de color (Gley 4/N, 2.5Y 4/1, 5YR 6/6) si se compara con el resto de demás pastas. El acabado de superficie más común es el alisado, ya
182
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 3 Distribución de la Pasta 2 por sitios. sea tosco o fino. El uso de esta pasta es constante a través de todos los períodos, debido posiblemente a que el acceso al metasedimento (piedra pizarra) es común en toda la región. Con respecto a la distribución regional de esta pasta se observa una distribución bastante amplia a través de casi todos los sitios (ver Gráfico 3). Para el período Tiwanaku (ca. 800-1100) (ca. 800-1100 d.C), específicamente, el uso de esta pasta se concentra principalmente en las vasijas de almacenamiento (jarras y tinajas) y en las de servido (tazones sin decoración y fuentes) (34%). Esta concentración posiblemente se deba a que las inclusiones de metasedimento no son buenas conductoras de calor comparadas con las inclusiones de cuarzo de los otros tipos de pasta, por lo tanto su uso en vasijas de cocción no es aconsejable (Shepard 1956). En el Período Intermedio Tardío (ca. 1100-1470) el uso de esta pasta disminuye drásticamente alcanzando sólo el 2.6%. Es posible que este abrupto descenso se deba al cambio drástico de
183
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico formas que existen en ese período. Para el Período Inka (ca. 1470-1570), sin embargo, vuelve a aparecer con una frecuencia de 6.5 % y como sucedía en el Período Tiwanaku las concentraciones mayores se hallan en las formas destinadas al almacenamiento y contención de líquidos (e. g. jarras y formas aribaloides). Pasta 4. Es una pasta suave de textura media con inclusiones de cuarzo blanco (al parecer molido y bien seleccionado), metasedimento (posible pizarra) y mica negra. La inclusión más predominante es el cuarzo blanco de tamaño mediano (entre 0.25-0.5mm), forma es subangular y orden equilibrado. El color de esta pasta es generalmente amarillo rojizo (7.5YR 6/6, 7.5 YR 7/6, 7.5 YR 7/8 y/o 7.5 YR 6/8) producto de una atmósfera altamente oxidante. El acabado de superficie más utilizado en este tipo de pasta es el alisado y al igual que sucede con la Pasta 2 la distribución de esta pasta es bastante amplia. Sin embargo, se encuentra mayormente concentrada en los sitios Tiwanaku IV- V (ca. 700- 1100 d.C.) (Tabla 1) tanto en las vasijas de cocción y servido de alimentos como en las ceremoniales, ocupando el 13% del total de la muestra cerámica de este periodo. Para el Intermedio Tardío (1100-1470 d.C.) su frecuenta disminuye drásticamente apareciendo en el 1.5% de las ocasione, siendo más frecuente en los cuencos con engobe rojo que en los cuencos con engobe naranja. En el Período Inka (ca. 1470-1570 d. C) vuelve a ganar popularidad y ocupa el 6.4% de frecuencia estando presente principalmente en las formas aribaloides.
184
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 4 Distribución de la Pasta 4 por sitios. Es posible que el uso mayoritarios de las Pastas 4 y 7 al igual que las Pasta 2 se debiera a la necesidad de estandarización de tecnología de manufactura que “impusieron” tanto el estado Tiwanaku como el Imperio Inka. El primero con la intención de reproducir las formas de vida de la “tierra de origen” donde la estandarización de formas y tecnología es más o menos general mientras que el segundo con la intención de instaurar un sistema de control y poder indirecto en la región. Pasta 5. Es una pasta suave de textura fina con inclusiones de arena fina, mica negra y cristales de cuarzo traslúcido35. La inclusión predominante es la arena fina de forma sub- angular y disposición bien ordenada. El color de esta pasta generalmente es 2.5Y 5/1 y/o 2.5Y6/1. Al
35
Estas inclusiones no son visibles sin ayuda de un microscopio de 60 x.
185
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 5 Distribución de la Pasta 5 por sitios. igual que la Pasta 9 parece ser una pasta exportada desde el altiplano no sólo por la presencia de arena como antiplástico sino por la disposición compacta de su hechura36. Respecto a la distribución regional de esta pasta, las mayores concentraciones se dan en los sitios Tiwanaku (ca. 800-1100). Es la pasta por excelencia Tiwanaku no sólo por que se encuentra mayoritariamente presente en las vasijas ceremoniales (kerus, tazones con decoración, etc.) sino también, porque casi siempre aparece muy ligada a la presencia de engobe rojo pulido como acabado de superficie. Para el Intermedio Tardío aún se mantiene en vigencia en un 5.4% pero desaparece por completo para el Período Inka. Pasta 6. Es una pasta suave de textura media con inclusiones de mica negra y cristales de cuarzo traslúcido. La inclusión predominantes es la mica negra de tamaño mediano (0.25-0.5 mm), 36
El atemperante de arena fina es muy común en las pastas del altiplano durante el Período Tiwanaku e Intermedio tardío (ver Albarracín-Jordán 1996; Alconini 1995; Rivera 2003; Janusek 2003)
186
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 6 Distribución de la Pasta 6 por sitios. forma redondeada y disposición bien ordenada. El color de esta pasta es 5YR 6/6 y/o 2.5YR 5/6 resultado del sometimiento a atmósferas oxidantes. El atemperante de arena fina es muy común en las pastas Tiwanaku del altiplano (ver Alconini 1995; Rivera 2003; Janusek 2003) Si la pasta 5 es la
pasta por excelencia Tiwanaku, la pasta 6 es propia del Período Intermedio Tardío. Si bien aparece discretamente durante el período Tiwanaku en algunas vasijas de servido y ceremoniales, es en el Período Intermedio Tardío (ca 1100-14760 d.C.) donde experimenta una abrupta subida llegando a ocupar el 78.2% de la frecuencia de aparición. No sólo se halla estrechamente relacionada a las formas semiesféricas (cuencos) sino que presenta una estrecha relación con la presencia de engobe naranja y rojo en el acabado de superficie. Con relación a la distribución regional, este forma de pasta se halla concentrada en los sitios más grandes de la región (mayores a 2 ha) donde se posee una larga historia de ocupación. También se halla presente – aunque de manera más discreta- en sitios pequeños del período Intermedio Tardío asociado a campos agrícolas (ver Gráfico 6).
187
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Pasta 7.
Gráfico 7 Distribución de la Pasta 7 por sitios. Es una pasta dura de textura gruesa con inclusiones mayoritarias de cristales de cuarzo de tamaño grande (mayor a 1mm), forma sub- angular y ordenamiento pobre, aunque también se halla en menor porcentaje mica negra. El color de esta pasta es normalmente rojizo (5YR 6/8, 5 YR 6/6, 5YR7/6 y/o 5YR 7/8) y la cocción utilizada con más frecuencia es la oxidante. Al igual que sucede con la Pasta 2 y 4, la Pasta 7 es utilizada mayoritariamente en las vasijas de cocción y servido durante el Período Tiwanaku (ca 800-1100 d.C.) mientras que para el Período Intermedio Tardío su frecuencia disminuye hasta sólo aparecer en un 0.9% de los cuencos con engobe naranja. Para el Período Inka reaparece en las formas globulares (jarras de labios abiertos y formas aribaloides) en un 6.4%. Con relación a la distribución regional de esta pasta, su frecuencia es bastante significativa en los sitios grandes (mayores a 5 ha.) con largas historias de ocupación (Gráfico 7).
188
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Pasta 8.
Gráfico 8 Distribución de la Pasta 8 por sitios. Es una pasta dura de textura gruesa con inclusiones de cristales de cuarzo de tamaño de 1 mm., forma angular y ordenamiento equilibrado. La técnica de cocción es parcialmente reducida, siendo las paredes exteriores de color 5YR 5/6 y/o 5YR 4/1 y las interiores Gley 3/5GY. Al igual que sucede con la Pasta 5 y 6, esta pasta es por excelencia Inka, no sólo por que se halla relacionada de manera directa con el engobe rojo o guindo como acabado de superficie externo – considerado como característico de las variedades Inka local- sino también por que se encuentra presente en casi todas las formas Inka definidas para la región. No tiene precedente en los períodos anteriores y aparece en las jarras de borde ensanchado y en las formas aribaloides en un 18.5%, mientras que en los platos aparece en un 11%. Con relación a la distribución regional de esta pasta en la región se halla concentrada en los sitios más grandes de la zona con largas secuencia de ocupación (Gráfico 8).
189
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Pasta 9.
Gráfico 9 Distribución de la Pasta 9 por sitios. Es una pasta suave de textura media con inclusiones de cristales de cuarzo de tamaño menor a 1mm, forma sub- angular y disposición bien ordenada, combinados en menor frecuencia con arena fina y mica negra. La técnica de cocción que se utiliza con preferencia es la oxidación y los colores más comunes son 5YR 5/6, 5YR 4/6 y/o 5YR5/8. Esta pasta puede ser considerada como “exportada” desde el altiplano. No solo por presentar antiplástico de arena como una inclusión importante sino por que se halla estrechamente ligada a acabados de superficie bastante trabajados (e. g. engobe naranja y/o rojo altamente pulido) e iconografía Tiwanaku (e. g. motivos geométricos). Sólo aparece durante el período Tiwanaku IV- V en vasijas de servido: kerus y tazones con decoración, sugiriendo que este tipo de pasta era utilizada para reforzar los lazos con el núcleo altiplánico de donde las colonias eran oriundas. La distribución regional de esta pasta indica que se halla concentrada en los sitios Tiwanaku más grandes (mayores a 2 ha.) con grandes áreas domésticas y ceremoniales (ver Gráfico 9).
190
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Pasta 10.
Gráfico 10 Distribución de la Pasta 10 por sitios. Es una pasta suave de textura muy gruesa con inclusiones de cristales de cuarzo y metasedimento. La inclusión predominante es el cristal de cuarzo mayor a 1mm, forma angular y disposición pobremente ordenada. Esta pasta es de color 2.5YR 4/6, 2.5YR 5/6, 2.5YR 5/8 y/o 2.5YR 4/8. Con relación a la distribución regional de esta pasta se puede observar una concentración en los sitios más grandes, y está ligada mayoritariamente a formas de vasijas de cocción (ollas) y a vasijas de contención de líquidos (tinajas). Al parecer forma parte del conjunto de “pastas locales” (Pasta 15, 16 y 17) que si bien no tienen una frecuencia muy elevada (ver Tabla 30) están presentes de manera marcada durante el período Inka en la cerámica característica del ámbito doméstica no sólo por que se encuentra en formas domésticas sino también por que se halla ligada a acabados de superficie bastante toscos (alisado tosco especialmente).
191
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Pasta 11.
Gráfico 11 Distribución de la Pasta 11 por sitios. Es una pasta dura de textura media con inclusiones de metasedimento menores a 1mm, de forma redondeada y disposición bien ordenada, combinados en menor frecuencia con cristales de cuarzo. El color de esta pasta es 7.5YR 6/6, 7.5YR 6/8, 7.5YR 7/8 y/o 7.5YR 7/6. Generalmente presenta un alisado fino con acabado de superficie externo y casi siempre la técnica de cocción es la oxidación. Esta pasta aparece dentro de varios contextos Tiwanaku (áreas domésticas, áreas ceremoniales, etc.) y aunque su frecuencia es realmente pequeña esta presente mayormente en jarras y tinajas. Su distribución regional muestra una concentración en los sitios Tiwanaku (ca. 800-1100) (ver Gráfico 11).
192
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Pasta 12.
Gráfico 12 Distribución de la Pasta 12 por sitios. La pasta es suave de textura fina con inclusiones de cristales de cuarzo de forma angular, y disposición bien ordenada combinada con inclusiones de feldespato en menor cantidad. Los colores de esta pasta son 10R 5/6, 10R 5/8,10R 4/6 y/o 10R 4/8. Se halla relacionada al Período Colonial Temprano (ca 1532-1532) en la región, debido principalmente a que se encuentra en formas pertenecientes a este período, principalmente platos amplios y a su directa correspondencia con acabado de superficie esmaltado tan común en este período. Con relación a la distribución regional esta pasta se halla en los sitios más grandes de la región que presentan largas secuencias de ocupación y también en los sitios propiamente coloniales. Pasta 13. Es una pasta suave de textura fina con inclusiones de feldespato de forma angular y disposición bien ordenada. Al igual que la Pasta 12 está relacionada con el Período Colonial y
193
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 13 Distribución de la Pasta 13 por sitios. se halla distribuida en los sitios grandes con largas historias de ocupación y en los sitios exclusivamente coloniales. Aparece con frecuencia en formas de platos y jarras y del mismo modo que sucede con la anterior pasta está relacionada con el acabado de superficie esmaltado de color amarillo (2.5YR 7/8) ó verde. Pasta 14. Es una pasta suave de textura media con inclusiones de mica oscura menores a 1mm., forma angular y disposición equilibrada combinadas en menor cantidad con cristales de cuarzo. El color es Gley 7/1, Gley 8/1 y la técnica de cocción utilizada es parcialmente reducida. Esta pasta aparece solamente durante el Período Tiwanaku, Normalmente se halla ligada a formas domésticas como las ollas y jarras y sólo se halla en los sitios Tiwanaku mayores a 2 ha (Gráfico 14).
194
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 14 Distribución de la Pasta 14 por sitios. Pasta 15. Es una pasta dura de textura fina que no tiene inclusiones visibles y sólo se pueden distinguir conglomerados de arcilla. El color de la pasta es Gley 5/1 y/o Gley 6/1 debido principalmente a que la técnica de cocción utilizada es la reducción. El acabado de superficie exterior más frecuente es el alisado, aunque el uso del engobe café y el engobe naranja son bastante significativos (26.3%) debido principalmente a que esta pasta se utiliza en jarras y tinajas. Aparece principalmente durante el período Inka (principalmente sitios mayores a 2 ha.) (Gráfico 15) y se halla muy ligada a vasijas de contención de bebidas
195
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 15 Distribución de la Pasta 15 por sitios. Pasta 16. Es una pasta suave de textura gruesa e inclusiones de metasedimento de 1mm. La forma de esta inclusión es sub-angular y su disposición pobremente ordenada, algunas veces viene combinada con cristales de cuarzo. El color de esta pasta es 7.5YR 6/6, 7.5 YR 6/8, 7.5YR 7/6 y/o 7.5YR 7/8. El acabado de superficie generalmente es anaranjado y/o negro y normalmente se encuentra muy ligado al Período Intermedio Tardío (ca 1100-1476 d.C.) y al Período Inka (ca 1476-1532 d.C.), debido a que se encuentra en las formas semiesféricas (cuencos) y en las jarras de bordes ensanchados. El análisis de la distribución regional de esta pasta señala una concentración mayoritaria en los sitios de la Área 3, como se verá en el siguiente capítulo, esta Área fue ocupada preferentemente durante el Período Inka y es posible que su distribución este muy ligada a este período.
196
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 16 Distribución de la Pasta 16 por sitios. Pasta 17. Es una pasta dura de textura gruesa con inclusiones de metasedimento de un 1 mm., forma plana y disposición equilibrada. El color de esta pasta es 5YR 5/6, 5YR 5/8 y/o 5YR 4/6. Al igual que sucede con la Pasta 16, esta pasta está muy asociada a la presencia de engobe naranja y/o negro característicos del Período Inka. La elevada frecuencia en la presencia de hollín en las paredes externas indica su uso en actividades domésticas. Esta pasta se halla asociada principalmente a las jarras de borde ensanchado y al igual que la pasta anterior se halla concentrada con preferencia en la Área 3.
197
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 17 Distribución de la Pasta 17 por sitios. 3.3 Técnicas de acabado de superficie. Cuando- la manufactura de la cerámica ha terminado, comienza una serie de procesos de limpieza y afinamiento de la superficie de la vasija, conocidos como acabados de superficie (Manrique 2001). Tres técnicas básicas de acabado de superficie se identificaron en la región, sin embargo, es necesario aclarar que el alto grado de remoción de la tierra y el exceso de precipitación pluvial han influenciado de manera directa en el material cerámico recolectado. Debido a este fenómeno la mayoría de los tiestos recolectados (32%) están dentro de la categoría de erosionado, lo que significa que no ha quedado rastro del tratamiento de superficie que alguna vez tuvieron.
198
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Alisado. Es el acabado de superficie más simple y consiste en una serie de procedimientos que se realizan a través del frotamiento de la superficie con cantos rodados, retazos de tela, etc. (Manrique 2001, Shepard 1956). La finalidad de este tratamiento es emparejar la superficie para volverla limpia, lisa y de aspecto mate. En la cerámica de Cohoni se diferenciaron 3 variantes de este acabado: Alisado Tosco, con estrías y fino, cada uno referido a un distinto grado de intensidad. Tabla 31 Frecuencias y porcentajes de las Técnicas de acabado de superficie. Tratamientos de superficie Frecuencia Porcentaje Alisado tosco Alisado a estrías Alisado fino Pulido tosco Pulido fino Escobado Bruñido No definido37 Esmaltado Engobe rojo pulido Baño o engobe crema Engobe café pulido Engobe naranja pulido Engobe rojo/guindo Engobe café Engobe naranja Engobe negro Engobe blanco Acabado indefinido Total
37
334 562 788 64 7 33 45 1443 13 214 124 82 108 371 74 151 85 2 2 4506
7,4 12,5 17,5 1,4 ,2 ,7 1,0 32,0 ,3 4,7 2,8 1,8 2,4 8,2 1,6 3,4 1,9 ,0 ,0 10 0,0
Dentro de esta categoría se clasificaron los fragmentos cuyas superficies estaban erosionadas.
199
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Está técnica es una de las más utilizadas en la región de Cohoni debido, posiblemente, a la gran cantidad de material doméstico en la región (ver Tabla 31). Durante el Período Tiwanaku (ca. 800-1100), la mayoría de vasijas de cocción (ollas) y servido (tazones sin decoración, cuencos, fuentes) (40%) presentan un alisado con estrías caracterizado por la presencia de líneas irregulares -a manera de pequeños surcos- en dirección horizontal y/o vertical. Durante el Intermedio Tardío (ca 1100-1476 d.C.) el tratamiento de superficie alisado no es muy común y sólo está presente en un 10.2% del total. Dentro de este porcentaje el alisado fino es más utilizado que el tosco o el alisado con estrías con una frecuencia del 8%. Esto se debe principalmente a la disminución drástica de varias formas de vasijas de cocción y servido para dar lugar a los cuencos de poca profundidad con presencia de engobe anaranjado o rojo. Para el Período Inka (ca 1476-1532 d.C.) el 59% de los fragmentos perteneciente a las jarras con bordes ensanchados presentan este tipo de acabado, dando mayor preferencia al alisado con estrías. Es posible que este acabado de superficie esté directamente asociado a las vasijas utilizadas en el ámbito doméstico donde no es muy práctico invertir tiempo en la elaboración de vasijas con acabados más trabajados. Pulido. Una vez que la vasija ha sido alisada y aún en estado de “cuero duro” (a medio secar), se puede pulir si se desea obtener un aspecto más liso y brillante. Para ello se procede a frotar con un objeto duro como un canto rodado de granos finos, o un instrumento de punta roma hasta obturar los poros superficiales y proporcionarle a la superficie una relativa impermeabilidad (Manrique 2001, Shepard 1956). De la misma manera que sucede con el alisado, el acabado de superficie pulido presenta dos variantes: tosco y fino. Para el Período Tiwanaku (ca 800-1100 d.C.) en la región, es uno de los acabados de superficie más comunes aunque muy pocas veces se lo halla solo, es decir, normalmente se encuentra combinado con el engobe. El engobe rojo pulido (10R 3/4, 10R 4/6) es frecuente en los kerus y tazones con decoración, al igual que el engobe anaranjado pulido (5YR 5/8, 7.5YR 5/6). Esto posiblemente se deba a la necesidad de continuar las relaciones con su “tierra de origen” a través de un continuum en la utilización de técnicas de acabado de superficie.
200
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Durante el Período Intermedio Tardío (ca. 1100-1476 d.C.) la utilización de engobe naranja pulido (5YR 4/6, 5YR 5/6) y engobe rojo pulido (10R 4/4) es casi general encontrándoles en un 76% de los casos, y al igual que pasa con las colonias Tiwanaku, las colonias altiplánicas (e.g. collas, pacajes, etc.), también mantenían una “unión” con su núcleo a través de la utilización de tratamientos de superficie similares a los utilizados en la región circumlacustre. Para el Período Inka (1476-1532 d.C.) disminuye mucho la frecuencia de este acabado y sólo ocupa el 3.5% del total. Este acabado aparece relacionado mayormente con las formas aribaloides y al contrario de lo que sucede durante el Período Tiwanaku o Intermedio Tardío, para este período es el engobe café pulido (2.5YR 3/4) es el que aparece con relativa frecuencia (2.3 %) en lugar del engobe rojo o anaranjado. Está “nueva incursión” en el acabado de superficie sugiere un cambio en la tecnología de elaboración de la cerámica propiciado por el Imperio Inka. Engobado. Algunas piezas cerámicas presentan un mejoramiento en la superficie que consiste en un baño de la misma arcilla con la cual fue manufacturada la vasija o bien con un color distinto (ibid.). Como ya se mencionó anteriormente, para el Período Tiwanaku (ca 800-1100 d.C.), la mayoría de las veces, esta forma de acabado no aparece solo, sino que viene combinado con el pulido. Sin embargo, para las ollas Forma 1 y las jarras Forma 3 la presencia del engobe crema (5YR 7/4) es casi general. Es necesario aclarar que para este período muchas de las vasijas fueron “bañadas” con engobes del mismo color de la arcilla después de haber sido alisadas (e.g. fuentes y tazones sin decoración). Durante el Período Inka (ca. 1476-1532 d.C.) en la región, parece realizarse un “quiebre” en las técnicas de acabado de superficie utilizadas hasta ese momento. Primero, las combinaciones de pulido y engobado -tan populares en los períodos anteriores - disminuyen drásticamente; segundo, nuevos colores de engobe son utilizados en las vasijas. Así, la presencia del engobe guindo (10R 3/3, 10R 4/7) –sin combinación con el pulido- se convierte en un tratamiento de superficie aplicado constantemente en las formas aribaloides y los platos (37%), mientras que la
201
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico utilización del engobe negro (10YR 2/1) es relativamente constante en las jarras de borde ensanchado. De esta manera la presencia del Imperio Inka se refleja a través de un control indirecto en la producción de formas de cerámicas, dirigido posiblemente en coordinación con las elites locales. Está coordinación posiblemente se reforzó a través de un control en el intercambio de bienes de prestigio, tal es el caso de la cerámica exportada desde el Cuzco. Aunque su frecuencia es baja (0.05%) la presencia de engobe blanco en la zona está muy relacionada al estilo Inka Cuzco, posiblemente importado a la región a través de las elites. 3.4
Técnicas de cocción. Tabla 32 Frecuencia y porcentaje de las técnicas de cocción. Técnica de cocción
Frecuencia Porcentaje
Atmósfera oxidada Atmósfera reducida Centro reducido Centro oxidado Parcialmente oxidada (ext. oxidada e int. reducida) Parcialmente reducida (ext. reducida e int. oxidada)
2903 788 289 17
64,4 17,5 6,4 ,4
360
8,0
124
2,8
Total
4506
100,0
Una vez concluido el proceso de manufactura y el tratamiento de superficie, se deja secar la vasija para que elimine parte del agua en forma natural. Una vez seca la cerámica, se procederá a efectuar la cocción. Si la vasija ha sido cocida en un horno abierto la materia carbonosa y los componentes de hierro son oxidados totalmente y se logra una pasta de color claro. Si la vasija ha sido cocida en un horno cerrado los componentes de la pasta sufren un proceso de reducción y la pasta es oscura (Manrique 2001). Sin embargo, también existen resultados parciales conocidos como oxidación parcial y reducción parcial (Shepard 1956). Para la región de Cohoni, la oxidación es la técnica de cocción más utilizada (ver Tabla 32) tanto para el período Tiwanaku como para el Intermedio Tardío, sin embargo, durante el
202
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Período Inka la cerámica es parcialmente oxidada, reforzando de esta manera la idea que durante este período se realizaron cambios en la tecnología de manufactura cerámica fruto del control indirecto que el Imperio Inka ejerció sobre la zona. De está manera el Imperio controló, a través de las elites, la producción y distribución cerámica local y de la importada como una forma de acrecentar su poder y el de las elites locales (Costin et al 1986, D’Altroy 1992). 3.5
Técnicas de decoración y motivos decorativos.
Durante el análisis del material cerámico de Cohoni, la técnica y los motivos de decoración fueron los atributos con más baja frecuencia. El análisis de cada uno de ellos fue realizado de manera general y sin recurrir a muchas especificidades, como consecuencia la siguiente descripción será breve y sólo de los atributos más frecuentes e importantes. Tabla 33 Frecuencias y porcentaje de las técnicas de decoración Técnicas de decoración sin decoración inciso pintado exciso modelado decoración indefinida
Frecuencia 3777 54 639 5 25
Porcentaje 83,8 1,2 14,2 ,1 ,6
6
,1
Total
4506
100,0
Tabla 34 Frecuencias y porcentaje de los motivos de decoración. Motivo de decoración Frecuencia Porcentaje Ausente Antropomorfo Zoomorfo Geométrico Total
3777 4 7 622 4506
83,8 ,1 ,2 13,8 100,0
203
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico En la región de Cohoni la técnica de decoración más utilizada fue el pintado pre-cocción seguido por el inciso. La primera técnica se registra en todos los períodos, sin embargo, es durante el Período Tiwanaku donde alcanza gran variedad en motivos decorativos. Los colores más utilizados fueron los tonos rojos y naranjas con motivos geométricos, mayoritariamente líneas rectas (70%) que se ubican en casi todas las vasijas ceremoniales. Para el Período Intermedio Tardío, dos tipos de decoraciones son identificadas: el negro sobre naranja y el rojo sobre naranja, mientras que los motivos decorativos son, generalmente, motivos geométricos principalmente en líneas onduladas, puntos, triángulos y círculos (25%) y en algunas figuras zoomorfas (4%) que normalmente se ubican en el borde de los cuencos. Durante el Período Inka la decoración se vuelve más escueta y las líneas negras a manera de reticulado son las más comunes.
Figura 33 Decoración pintada durante el Período Tiwanaku (bordes de tazones).
204
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 35 Decoración pintada durante el Período Intermedio Tardío (bordes de platos).
Figura 35 Decoración pintada durante el Período Inka (cuerpos globulares)
La segunda técnica más utilizada es el inciso que es una técnica decorativa pre- cocción que consiste en realizar diseños con un instrumento de punta fina y cortante y se puede efectuar en distintos estados de sequedad de la vasija, las incisiones pueden ser finas o anchas (ranurado) (Manrique 2001). Está técnica es muy común durante el Período Tiwanaku y comprende el 15% en las vasijas de cocción y almacenaje de alimentos (Forma 2) (ver fig.36). Sin embargo, no está presente en los períodos posteriores.
205
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 36 Decoración incisa del Período Tiwanaku.
El modelado es otra de las técnicas presentes en el material de filiación Tiwanaku. No es una de las técnicas más comunes y se puede observar, especialmente, en los sahumadores que presentan cabezas zoomórficas. También es importante señalar un curioso hallazgo de una pequeña asa con decoración zoomorfa (posiblemente un cóndor) que por su rareza es mencionada en esta sección.
Figura 37 Asa con decoración modelada de posible filiación Tiwanaku (ca. 800-1100). 4.
Formas cerámicas del Período Tiwanaku IV- V (ca. 700-1100 d. C).
La cerámica Tiwanaku posee un amplio pero estandarizado rango de formas cerámicas, tratamientos de superficie e iconografía. Siguiendo el trabajo de Alconini (1995) y Janusek (2003) se utilizó una primera división funcional: a. Vasijas para cocinar y almacenar: ollas, jarras y tinajas
206
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico b. Vasijas de servido: tazones, cuencos, fuentes, kerus c. Vasijas ceremoniales: sahumadores e incensarios 4.1
Vasijas de cocción y almacenaje.
Dentro de esta primera división funcional se agrupan las vasijas utilizadas en la cocción de alimentos (ollas) y en el transporte y almacenaje de líquidos en pequeñas o grandes cantidades (jarras y tinajas respectivamente). Cuando se trata de formas Tiwanaku una división taxativa entre ollas y jarras es muy difícil y la división resultante es normalmente ambigua. Las jarras son definidas por Rice (1987 citado en Steadman 1995) como vasijas con cuello o gollete cuya altitud es más grande que la totalidad de su diámetro, sin embargo, muchos de las diámetros totales de las ollas Tiwanaku no exceden altitud de sus paredes lo que hace muy difícil su separación. Para poder resolver este inconveniente se optó por separar como jarras a las formas que poseen una banda decorativa alrededor del cuello (jarra forma 3) y a las vasijas con cuello que tienen un diámetro de boca menor a los 12 cm. (jarra forma 4). Sin embargo, se considera necesario aclarar que los términos jarra y olla son usados, solamente, para propósitos descriptivos y esto no significa que estos términos representan la verdadera función que estas vasijas ejercieron. Forma 1. Se caracteriza por tener “los hombros inclinados” y una forma similar a una pera, con una gradual transición del cuello al hombro y un borde ligeramente acampanado (Goldstein 1990, Janusek 2003, Ryden 1947). La forma más común posee dos asas verticales opuestas con un ancho de 3 a 3,5 cm. que salen directamente del borde y terminan en el hombro. La mayoría de las asas poseen secciones planas; pero son más comunes aquellas que poseen “los bordes enrollados” (Ryden 1947). No son comunes las protuberancias horizontales que reemplazan las asas, sin embargo se han encontrado algunos ejemplares de estas características (Figura 33). Aunque no se tienen vasijas de esta forma completas en Cohoni, Goldstein (1990) describe los tamaños entre 50 y 60 cm. de alto. El diámetro de la boca fluctúa entre 12 y 20 cm. y la forma
207
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico de la base es normalmente redondeada. El grosor de las paredes varía entre 0.6 -0.8 cm. y la presencia de hollín en las paredes se remite al 25% de los casos confirmando un uso continuo de estas vasijas en las actividades de cocción de alimentos. La pasta más común es la Pasta 2 (55%) aunque también están presentes la Pasta 4 (24.2%), Pasta 3 (17%) y Pasta 1 (2,2%), todas ellas compuestas mayoritariamente por mica, cuarzo, feldespato y roca ígnea. El acabado de superficie es generalmente alisado con estrías realizado después de la aplicación de una capa muy fina de engobe que alteró poco el color de la superficie (10 R 5/8, % YR 7/4).
Figura 38 Forma I (Ollas Tiwanaku).
208
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Con respecto a la decoración, ninguno de los ejemplares reportados por Goldstein (1990), Janusek (2003) o Ryden (1947) parecen poseer una forma especial de decoración, sin embargo, algunos de los ejemplares hallados en la región de Cohoni (16 %) presentan una decoración especial que consta de líneas verticales, paralelas e incisas (a manera de pequeñas ranuras) ubicadas en el borde de la vasija a la altura de las asas. Esta forma de decoración podría ser característica de la región, denotando una posible intención de las colonias Tiwanaku de distinguirse regionalmente, sin embargo, la frecuencia de aparición es muy pequeña y todavía es “riesgoso” hacer este tipo de aseveraciones sin haber hecho más estudios.
Gráfico 18 Distribución de la Forma 1 por sitios. La distribución regional de esta forma de vasija no sólo se halla restringida a los sitios Tiwanaku con claras áreas habitacionales y/o agrícola (PCO 005, PCO 006, PCO 011, etc.) sino que abarca sitios propiamente funerarios (e.g. PCO 009)38. Esta distribución posiblemente sugiera la importancia de esta forma en ritos mortuorios como una forma de mantener los 38
El porcentaje de aparición de estas vasijas en sitios funerarios es muy bajo (0.7 %) si lo comparamos con el porcentaje presentando en los sitios habitacionales (más del 70%). Ver Tabla 1
209
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico lazos de identidad con la “tierra de origen”. Así, la utilización de esta forma en la región posiblemente tuvo el mismo significado que el uso del keru y del tazón en los sitios Tiwanaku V del altiplano (ver Gráfico 18). También es importante mencionar que estas formas se concentran con preferencia en los sitios mayores a 2 ha. que se caracterizan por poseer una construcción arquitectónica Tiwanaku (plataformas semi- rectangulares construidas con andesita y cuartos habitacionales de planta rectangular unidos en hileras de más de 2, plataformas agrícolas cercanas asociadas a canales de riego, etc.), de esta manera, la presencia de estas formas domésticas estaría reforzando los lazos de identidad de las colonias Tiwanaku con el núcleo altiplánico (ver Gráfico 18). Forma 2. Se caracteriza por tener un cuerpo globular y una forma más o menos achatada con una boca ancha (diámetro de 10-20 cm.) y un cuello angular muy pronunciado. La base puede ser plana o con pedestal y en la mayoría de los casos presentan asas verticales de corte plano que nacen sobre el borde y terminan en la parte más elevada del cuerpo. El grosor de las asas fluctúa entre 1.5 a 3.5 cm.
Figura 39 Forma 2 (Ollas Tiwanaku) La pasta más utilizada para este tipo de olla fue la Pasta 3 (97%) seguido por la Pasta 2 (1%) y la Pasta 4 (07%). El acabado de superficie, generalmente, es alisado fino, aunque existen ejemplares que presentan un sutil baño de engobe del mismo color de la pasta. La cocción más utilizada es la oxidante (41%), sin embargo, la cocción reductora está presente en el 31 % de los casos restantes. En varias ocasiones, se puede hallar restos de tiznado (hollín) en el interior
210
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico (11.8%) y/o en el exterior (41.2%) de las paredes que generalmente, tienen un grosor de 0.5 a 0.7 cm. La distribución de esta forma de forma es mucho más amplia, si la comparamos con la distribución del Forma 1, no sólo comprende todos los sitios mayores a 2 ha, sino que se extiende hasta los sitios Tiwanaku menores a 1 ha. lo que implicaría una utilización más generalizada de esta forma y no tan restringida como el Forma 1 (Gráfico 19).
Gráfico 19 Distribución de la Forma 2 por sitios. Forma 3. Son jarras de cuerpo globular caracterizadas por poseer una banda en relieve ubicada alrededor de los hombros de la vasija. Esta banda está comúnmente decorada con “marcas circulares impresas con pequeñas pajas huecas” (Goldstein 1990:94) (Figura 40). Ryden (1947 Fig. 6ª, 41 I, J y K, 66 H) reporta fragmentos de vasijas similares en Tiwanaku, Wankane e Iktomani,
211
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico mientras que Goldstein (1990 Fig. 7f) las reporta en los sitios de Arani y Omo en Moquegua. A su vez, Bermann (1990) las describe como parte de la tradición de cerámica doméstica del período Tiwanaku Temprano IV (ca. 700 d. C) denominada Pantini Orange y hallada en varias estructuras domésticas de Lukurmata.
Figura 40 Forma 3 (Jarras Tiwanaku). En la región de Cohoni la pasta más utilizada en esta forma de jarra es la Pasta 2 (60 %) y con menos frecuencia la Pasta 1 (20%) y la Pasta 3 (20%). El acabado de superficie más utilizado fue un baño crema (60%) seguido por un alisado a estrías (40%). El grosor de las paredes se encuentra entre 0.6 a 0.8 cm. y el diámetro de la boca fluctúa entre 13 y 20 cm. La distribución regional de esta forma se concentra preferentemente en los sitios habitacionales con filiación Tiwanaku mayores a 2 ha. y al igual que el Forma 1 se encuentra en sitios funerarios siendo la segunda forma doméstica utilizada para reforzar los lazos de identidad y mantener la memoria colectiva de las colonias con relación al lugar de origen.
212
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
. Gráfico 20 Distribución de la Forma 3 por sitios. Forma 4. Son pequeñas jarras globulares con un cuello delgado y una base plana que a veces muestra claros signos de modelado. A menudo presentan una sola asa en el cuello que mide entre 2- 3,5 cm. de ancho (Figura 41). En algunos casos el acabado de superficie puede presentar un engobe rojo (10R 4/6) o naranja (5YR 5/6) (Janusek 2003). Cuando el engobe está presente, estas vasijas fueron utilizadas de manera complementaria con las grandes tinajas, para transportar y fermentar líquidos y al igual que los tazones y kerus son “muy comunes en contextos funerarios indicando su importancia en los ritos mortuorios” (Janusek 2003:67). En la región de estudio, algunas las vasijas engobadas utilizaron la “decoración ranurada” como complemento decorativo y como un posible símbolo de distinción regional.
213
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 41 Forma 3 (Jarras Tiwanaku). Cuando este forma de vasijas no presentan engobe, su función se asimiló a la de las simples jarras domésticas destinadas a contener líquidos en pequeñas cantidades (Alconini 1995). En la región de Cohoni, el acabado de superficie predominante es el alisado fino (29%), indicando la utilización mayoritaria de estas vasijas en las actividades domésticas. Sin embargo, es posible que la intensa erosión a la que estuvieron sometidos de los tiestos impida poder obtener resultados confiables si se desea tener una clara división de los contextos y/o funciones a los que pertenecieron.
214
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 21 Distribución de la Forma 4 por sitios. La pasta más utilizada fue la Pasta 2 (30.5%) seguida por la Pasta 4 (28.8%) y la Pasta 6 (11.9%) y la cocción es mayoritariamente oxidada (74%). El grosor de las paredes fluctúa entre 4- 7 cm., mientras que el diámetro de la boca estuvo entre 8 y 12 cm. (media 10 cm.). La presencia de hollín estuvo relegada sólo al 11% de los casos lo que sugiere que la mayoría de las ocasiones estas vasijas fueron utilizadas para contener líquido y no para cocción de alimentos. La distribución regional de esta forma señala un amplio acceso y uso de esta forma sin ningún tipo de restricción o concentración. Forma 5. Tinajas. Se caracteriza por poseer un cuerpo globular grande, un cuello restricto largo que termina en una boca ensanchada y en algunos casos asas en el cuerpo (Figura 42). Alconini (1995) y Janusek (2003) afirman que esta forma aparece en la fase Tiwanaku Tardío IV y se vuelve muy popular durante la fase Tiwanaku Temprano V. La pasta más utilizada en esta
215
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico forma es la Pasta 2 con una popularidad de más del 25% seguida por la Pasta 4, Pasta 3 y Pasta 7 que también forman parte de las pastas más utilizadas en la cerámica Tiwanaku de la región.
Figura 42 Forma 5 (Tinajas Tiwanaku). En relación a la decoración, sólo el 15% de los tiestos presentan decoración con motivos geométricos. El baño de engobe naranja es el acabado de superficie más común, seguido por el uso de engobe crema o del mismo color de la pasta. El diámetro del borde fluctúa entre 8 y 14 cm. (media 9, 4 cm.) mientras que el grosor de las paredes varía entre 6 y 9 cm. (media 7,32 cm.). La presencia de tiznado (hollín) está restringida al 19 % de los casos denotando la cercanía de estas vasijas a las áreas de cocción de alimentos (Bermann 1990). La técnica de cocción es mayoritariamente oxidada (66 %).
216
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Con respecto a la distribución regional de esta forma, existe una concentración como en el caso de la Forma 1 y la Forma 3. La presencia de esta forma se halla con preferencia en los sitios PCO 005 (32%), PCO 006 (14%), PCO 011(14%), PCO 012 (4%), PCO 021 (11%), PCO 026(4%), PCO 043 (4%), PCO 050 (14%), PCO 053 (4%) que en la mayoría de los casos son sitios mayores a 2 ha. Es posible que estos sitios hubieran patrocinado festividades regionales y hubieran tenido la necesidad de almacenar y fermentar las bebidas para esas ocasiones como parte de los lazos de reciprocidad entre el Estado, las elites y las comunidades
Gráfico 22 Distribución de la Forma 5 por sitios. 4.2
Vasijas de servido.
Forma 6. Kero. Son vasos de forma hiperboloide utilizados en las libaciones ceremoniales de bebidas fermentadas tales como la chicha y la ch’ua (cerveza de quinua). Posee un borde ligeramente irrestricto y una elaborada iconografía (Figura 43). Es uno de los elementos más emblemáticos
217
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico del estilo Tiwanaku debido a que fueron producidos y utilizados en gran escala durante este período.
Figura 43 Forma 6 (Kerus). En la región de Cohoni, la pasta más utilizada es la Pasta 9, seguida por la 4, 2 y 5 todas ellas compuestas mayoritariamente por cuarzo. El acabado de superficie externo más empleado en estas formas es el pulido sobre engobe rojo/ guindo (10 R 5/6) seguido pulido sobre engobe naranja (5 YR5/8, 7.5YR 5/6). Por el contrario, el acabado de superficie interno más común es el alisado a estrías seguido por el alisado fino. La iconografía más utilizada en la región de Cohoni fueron los motivos geométricos (especialmente líneas rectas y onduladas)
218
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 44 Forma 6 (cuerpos de Kerus). El grosor de las paredes fluctúa entre 5 y 9 cm. y el diámetro del borde varía entre 10 y 14 cm. (media 12 cm.). La base al igual que en el tazón parte de una ángulo de 90° y su diámetro entre 8 y 12 cm. (media 10).
Gráfico 23 Distribución de la Forma 6 por sitios.
219
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico La distribución regional de esta forma muestra una presencia en los sitios PCO 005 (29%), PCO 006 (6%), PCO 011(39%), PCO 021 (4%), PCO 044 (2%), PCO 050 (12%) y PCO 053 (1%), sin embargo, se debe señalar la existencia de una concentración preferente en los sitios mayores a 2 ha. La presencia restringida de esta forma (que la mayoría de veces es importada) reafirma la idea de diáspora planteada por Goldstein (2000), donde las colonias son comunidades expatriadas que mantienen un acceso a bienes de status como parte de los procesos de reafirmación de su identidad con sus núcleos poblacionales de origen. Forma 7. Tazón. Al igual que el Keru, los tazones son una de las vasijas para servir y comer más representativas del estilo Tiwanaku. Estos cuencos de paredes irrestrictas y de forma hiperboloide poseen un borde ligeramente abierto con un diámetro de boca de 14 a 18 cm. (Figura 45). Para la región de Cohoni, existen dos sub- variantes: los tazones decorados y los no decorados. La primera subvariante se halla restringida a 3 sitios Tiwanaku PCO 006, PCO 011 y PCO 050 mayores a 2 ha. Está restringida distribución posiblemente sugiera una circulación controlada de este ítem, posiblemente, sólo entre los grupos de elites y que su utilización en las ceremonias y los ritos mortuorios sirviera como un permanente recordatorio del lugar de origen (Gráfico 24).
220
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 24 Distribución del Forma 7a por sitios. Es importante señalar que el número de tazones (78 piezas identificadas con esa forma) es menor al de los kerus (95 piezas identificadas con esta forma), estos últimos parecen estar menos restringidos. Par explicar esta situación se plantea la siguiente hipótesis: •
Posiblemente los tazones fueran introducidos en la región tardíamente, muy cerca al colapso de Estado Tiwanaku y sólo los sitios con carácter administrativo vigentes durante ese lapso de tiempo tuvieran acceso a este ítem. Por el contrario los kerus fueron introducidos desde los inicio de la implantación de colonias y por eso se hallan relativamente más ampliamente distribuidos.
Está hipótesis se basa en el hecho que el tazón como forma cerámica aparece en el heartland de Tiwanaku al final del Período Tiwanaku Tardío IV y tiene su momento de más popularidad y expansión durante el Período Tiwanaku V mientras que los kerus aparecen mucho más temprano (Janusek 2003). Los datos cerámicos recogidos para los finales del Período Formativo Tardío señalan que algunas vasijas de estilo Qeya corresponden a esta forma (ibid.).
221
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 45 Forma 6 (Tazones Tiwanaku). Al igual que en los sitios Tiwanaku del altiplano la iconografía de estos tazones se remite sólo a motivos geométricos (e.g. líneas rectas y onduladas) y se encuentra en toda la superficie exterior, mientras que la superficie interna presenta una banda decorativa cerca al borde. La pasta más utilizada en esta sub- variante es la Pasta 2, seguida por la Pasta 4 y la Pasta 5 que implicaría que algunas de estas vasijas fueron fabricadas en los núcleos altiplánicos. El acabado de superficie más común es un pulido sobre engobe rojo, seguido por un pulido sobre engobe naranja.
222
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 46 Forma 7a (Tazones Tiwanaku).
Los tazones que carecen de decoración presentan en su manufactura la utilización de la Pasta 2 y la pasta 4 mientras que el alisado tosco es el acabado de superficie más utilizado en estos casos. El análisis de distribución regional de esta forma refleja una distribución un poco más amplia. Esta forma cerámica está presente en los sitios PCO 003 (1.4%), PCO 005 (49%), PCO 006 (12%), PCO 011(18%), PCO 021 (7%), PCO 026 (1.4%), PCO 031 (1.4%) y PCO 050 (7%), pero muestra una concentración en los sitios mayores a 2 ha. Se puede plantear que los tazones sin decoración fueron utilizados algunas veces como simples fuentes domésticas y otras veces sirvieron en ceremonias conjuntamente con los tazones decorados.
223
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 25 Distribución de la Forma 7b por sitios. Forma 8. Cuenco. Son vasijas semiesféricas de boca relativamente estrecha (12 a 16 cm.) y borde directo. Generalmente, no presentan decoración y su uso -la mayoría de las veces- es exclusivamente doméstico (Figura 47). Al igual que sucede en los sitios Tiwanaku del altiplano (ver Alconini 1995, Janusek 2003), la presencia de esta forma en la región es casi “insignificante” ya que sólo conforma el 2% del total de la muestra analizada. Las pastas 2 y 4 son las más utilizadas en esta forma y el acabado de superficie predominante es el alisado, sea fino o con estrías. La utilización de engobes de color rojo y naranja (10R 4/6, 5YR 5/6), es más o menos frecuente y está presente en el 15% de los casos. La presencia de decoración es minoritaria (14%) siendo los motivos geométricos los más utilizados. La técnica de cocción utilizada más comúnmente es la oxidación y el espesor de las paredes fluctúa entre 4 a 7 cm. La base de esta forma es redondeada y su diámetro fluctúa entre 4 – 5 cm. Con
224
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico relación a la presencia de hollín, sólo el 8% de estas vasijas posee paredes con evidencia de cocción, Tschopik (1950) informa que esta forma es utilizada ocasionalmente, entre los grupos de aymarás modernos, para tostar granos (maíz, quinua, etc.) en pequeñas cantidades; es posible que una función similar se haya llevado a cabo entre los grupos domésticos del período Tiwanaku.
Figura 47 Forma 8 (Cuencos Tiwanaku). El análisis de la distribución regional de esta forma señala que esta forma en particular muestra una distribución bastante regular. Si bien se concentra con preferencia en los sitios Tiwanaku mayores a 5 ha (PCO 005, PCO 011, PCO 021) con un 69% de frecuencia, sitios mayores a 1 ha (e.g. PCO 021 y PCO 050) poseen también grandes cantidades de este forma (32 %). Es posible que esta forma se concentrara en los sitios más grandes de la región con presencia de plataformas y terrazas artificiales en estos sitios señalan que la función predominante fue la doméstica y que existiera una forma de restricción al acceso de ésta forma.
225
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 26 Distribución de la Forma 8 por sitios. 4.3
Vasijas ceremoniales.
Forma 9. Fuentes. Son lebrillos grandes semejantes a platos o tazones amplios. Nunca han sido considerados como vasijas características de Tiwanaku, sin embargo Janusek (2003) afirma que son relativamente comunes en los sitios Tiwanaku IV y V más grandes. La pasta más utilizada en esta forma de vasijas es la 3 (57%) seguida por al Pasta 2 (11%) y 4 (11%) mientras que la técnica de cocción más común es la reducción. La mayoría de las veces posee un acabado de superficie externo alisado, ya sea fino o con estrías y sólo un número reducido de ocasiones (16%) presenta una decoración con motivos geométricos sobre un engobe rojo pulido (10R 4/6, 10R 5/8). En algunos casos presenta asas horizontales de 2.5 a 3 cm. de ancho en cada uno de los lados opuestos de la boca. El diámetro
226
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico del borde fluctúa entre 16-22 cm. y el de la base entre 8- 12 cm. Vasijas similares son usadas en la actualidad por los grupos aymarás para lavar, preparar y servir comida (Tschopik 1950).
Figura 48 Forma 9 (Fuente Tiwanaku). El análisis de la distribución regional de estas vasijas muestra una clara concentración de estas formas en los sitios Tiwanaku mayores a 5 ha. (PCO 005, PCO 006, PCO 011) que poseen grandes extensiones de áreas domésticas, agrícolas y ceremoniales. Es posible que su uso no estuviera remitido exclusivamente a la esfera privada doméstica sino que fuera tanto para ocasiones ceremoniales como para el uso de diario.
Gráfico 27 Distribución de la Forma 9 por sitios.
227
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Forma 10. Incensarios. Son vasijas de forma zoomórfica consideradas como una de las más altas expresiones del paradigma Tiwanaku. El cuerpo de estas vasijas esta decorado con variadas figuras geométricas pintadas sobre un engobe rojo o naranja altamente pulido. La pasta más utilizada es la 9 (27%) seguida por la pasta 5 y la 2. El espesor de las paredes fluctúa entre 4 y 6 cm. y las cabezas modeladas con representaciones de cóndores son más comunes que las de felinos. Autores como Zuidema (1989, citado en Alconini 1995) plantean que la utilización iconográfica del cóndor está muy ligada a la representación de la dominación política basada en la conquista. Zuidema, también, plantea que su representación está muy ligada al orden social y político establecido en tiempos prehispánicos. Es posible que la representación de esta ave en los incensarios hallados en Cohoni trate de reproducir simbólicamente el orden social instaurado en el altiplano.
Figura 49 Forma 10 (Sahumador Tiwanaku). En el área altiplánica esta forma se asocia a claros contextos funerarios y rituales y al igual que los kerus son una clara muestra de la más elaborada iconografía. En Cohoni sólo se encuentra distribuida en los sitios PCO 005 (45%), PCO 006 (18%), PCO 011(18%), PCO021 (9%) y PCO 022 (9%) mostrando una clara restricción en su acceso favoreciendo a los sitios más grandes de la región caracterizados por grandes áreas de actividad ceremonial y funeraria. Al igual que los kerus y tazones es posible que la utilización de este ítem esté muy ligada a la reproducción al interior de las colonias de las estructuras jerárquicas de la sociedad Tiwanaku.
228
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 28 Distribución de la Forma 10 por sitios. 5.
Formas cerámicas del Período Intermedio Tardío (ca. 1100-1470 d.C.).
Después de la desintegración de Tiwanaku, el rango de formas y el grado de estandarización estilística disminuyó considerablemente (Albarracín-Jordán 1996; Janusek 2003). La amplia diversidad de vasijas que existían durante Tiwanaku desaparece casi por completo en el período posterior. Si bien, muchas de las formas domésticas (e. g. ollas periforme, grandes tinajas, etc.) se mantienen dentro de la esfera familiar, en la esfera ceremonial existe un dramático cambio en estilo, las formas ceremoniales y de servir desaparecen para dar lugar casi exclusivamente a las formas semi- esféricas abiertas: los cuencos o ch’uas. La popularidad que estas formas toman es casi comparable a la que los kerus y tazones tuvieron durante el período Tiwanaku (Janusek 2003). Para la región de Cohoni, estas formas fueron consideradas representativas de este período cronológico en cuestión, debido, especialmente, a su distribución general y a la clara filiación
229
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico estilística con los grupos altiplánicos. Si bien la forma parece estar bastante estandarizada, la diversidad en el uso de engobes llevo a proponer una división en dos grandes grupos: cuencos con engobe naranja y cuencos con engobe rojo. Las excavaciones realizadas en el área nuclear altiplánica plantean que cuencos con engobe naranja posiblemente estén más relacionados a los inicios del Período Intermedio Tardío (e.g. Pacajes Temprano), mientras que los cuencos con engobe rojo están más ligados al final de este Período y a los inicios de la presencia Inka en la región (e.g. Pacajes- Inka, Chucuito, etc.) (Albarracín- Jordán 1996; Alconini 1995). Sin embargo, no es prudente hacer ese tipo de planteamientos para Cohoni sin tener secuencias estratigráficas que los confirmen. Forma 11. Esta forma está conformada por cuencos -vasijas semiesféricas con una boca estrecha- que poseen engobe naranja o café en ambos lados (5YR 5/6). El 29% de esta forma presenta decoración y al igual que sucede en el altiplano la decoración se basa en motivos geométricos principalmente en líneas onduladas, puntos, triángulos y círculos (25%) y en algunas figuras zoomorfas (4%) que normalmente se ubican en el borde de los cuencos (ver Albarracín–Jordán 1996).
Figura 50 Forma 11 (Cuenco con engobe naranja).
230
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Generalmente, el ancho de la boca fluctúa entre 7 y 9 cm. mientras que el diámetro de la base es, normalmente, de 4 cm. La pasta más utilizada es la Pasta 6 y la técnica de cocción más común es la oxidante y sólo el 9% de esta forma presenta hollín en la superficie. El grosor de las paredes fluctúa entre 0.4 y 0.6 cm. El análisis de la distribución regional de esta forma señala que existe una concentración en los sitios con dimensiones mayores a 2 ha PCO 005 (59%), PCO 006 (12%), PCO 011 (8%). Como se planteo con anterioridad, durante el Período Intermedio Tardío (1100-1.457d.C), en el área altiplánica se lleva a cabo un desestructuración del patrón de asentamiento caracterizado por la dispersión de los sitios y un abandono de los campos agrícolas. En Cohoni, los sitios más grandes del período Tiwanaku siguen siendo ocupados, pero su tamaño decrece radicalmente. La forma 11 afiliado a los grupos altiplánicos no se halla disperso alrededor de todo el sitio sino se encuentra con preferencia en los lugares más altos.
Gráfico 29 Distribución de la Forma 11 por sitios. Si bien no existen nuevos asentamientos para este período que prueben la instauración de nuevas colonias afiliadas étnicamente a un grupo específico, es posible que los grupos del
231
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico altiplano (posiblemente Pacajes por el tipo de decoración de la cerámica y los datos etnohistóricos) hubieran mantenido los lazos de reciprocidad y parentesco con los grupos de colonos y por consecuencia el acceso a este piso ecológico. Es posible sugerir que los grupos del altiplano reforzaran estos lazos a través de la circulación de ítems como esta forma cerámica, que al parecer toma el lugar las vasijas ceremoniales del período Tiwanaku (e.g. keru y tazón). Forma 12. Esta forma se caracteriza principalmente por presentar un acabado de superficie con engobe rojo pulido (10R 3/4) y decoración –generalmente interna (17%)- pintada en negro con figuras geométricas (39.9%) y motivos zoomorfos (0.9%). El diámetro de la boca fluctúa ente 7 y 8 cm. mientras que el de la base entre 4 y 5 cm.
Figura 51 Forma 12 (Cuenco con engobe rojo). El grosor de las paredes fluctúa entre 0.4 y 0.6 cm. y sólo el 5% de estas formas presenta hollín en la superficie, lo que podría sugerir que algunas veces estas vasijas fueron utilizadas para cocinar o bien ofrendaron algo en ellas. El tipo de pasta más utilizada es la Pasta 6 (78%), sin embargo y al contrario del Forma 11, también está presente la Pasta 5 con 5% de frecuencia. Este podría sugerir que algunas de estas formas fueron fabricadas en el altiplano y transportadas a la región como parte de las estrategias de mantenimiento de lazos de reciprocidad y parentesco. En relación a la distribución regional de esta forma se halla
232
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 30 Distribución de la Forma 12 por sitios. concentrado con preferencia en el sitio PCO 005 (33%), PCO 011 (33% y en el PCO 021 (15%) todos ellos sitios mayores a 2 ha y con grandes ocupaciones Tiwanaku previas. 6.
Formas cerámicas del Período Inka (ca 1470-1532 d.C.).
Durante este período la cerámica utilizada en la región cambia radicalmente. Aparecen nuevas formas, acabados de superficie y pastas. Muchas de estas formas son copias, posiblemente fabricadas localmente, de las formas cerámicas del estilo Inka- Cuzco. Esto posiblemente se deba al hecho que la estandarización institucionalizada de las formas y la decoración Inka facilitaron la copia para los grupos locales (D’Altroy 2000). En la región, se ve una clara intención de estandarización de la producción de las vasijas reflejada en: (a) La utilización mayoritaria y preferente de la Pasta 8.
233
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico (b) El acabado de superficie externo utilizado, con más frecuencia es el engobe rojo mientras que el acabado interno es el alisado a estrías. (c) La técnica de cocción utilizada es parcialmente reductora (pared externa oxidada y pared interna reducida). Como no se tienen registrado sitios que fueran prioritariamente talleres de producción cerámica, es posible que la producción se haya llevado a cabo dentro de las unidades domésticas por artesanos de medio tiempo. Este planteamiento se basa en una comparación realizada por Costin & Hagstum (1995) de material cerámico fabricado por artesanos de medio tiempo y material perteneciente a artesanos de tiempo completo donde señalan que los niveles de calidad en el acabado de superficie son más elevados en el segundo tipo de artesanos. Siguiendo, los planteamientos básicos los niveles de habilidad presentes en el material de Cohoni son comparables a la muestra recopilada por Costin & Hagstum (ibid.) para los grupos de artesanos de medio tiempo. Es decir, no se posee un acabado de superficie altamente trabajado, ni iconografía compleja, la mayoría de las formas parecen circular entre la esfera doméstica y la ceremonial, etc. Es posible que el tipo de control instaurado en la región fuera indirecto debido a que la estructura Inka se superpuso a la estructura política y económica instaurada en períodos anteriores, por lo tanto, se suguiere que la cerámica local no puede ser interpretada como un indicador del poder del Imperio sobre la zona sino más bien como una formalidad para mostrar afiliación al Inka. Forma 13. Esta forma está conformada por vasijas aribaloides. Es decir, por vasijas de cuello alto, boca expandida y asas laterales. El diámetro de la boca fluctúa ente 14 y 18 cm. y el grosor de las paredes está entre 0.7 y 0.9 cm. En Cohoni, esta forma utiliza generalmente la Pasta 8 seguida por la Pasta 2. El acabado de superficie externo más utilizado es el engobe rojo/guindo mientras que el acabado interno es alisado a estrías y/ó alisado fino. Con relación a la decoración el 17% de las veces consta de motivos geométricos (especialmente líneas reticuladas).
234
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 52 Forma 13 (Vasijas aribaloides).
Gráfico 31 Asa lateral y vertical de una vasija aribaloide.
235
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 53 Mujer llevando un aríbalo (D’Altroy 2000:Fig. 12.1). Este forma se encuentra distribuido en los sitios PCO 002 (8%), PCO 003 (4%), PCO005 (8%), PCO 011(26%), PCO 021(8%), PCO 022 (26%), PCO 029(4%), PCO 031 (8%) y PCO 050 (4%) y muestran una clara concentración en los sitios mayores a 2 ha. Durante el Período Inka el patrón de asentamiento muestra un nucleamiento alrededor de los sitios más grandes y productivos. Este hecho podría implicar que la cerámica se halle restringida a sitios con estas características y/o que su circulación se remita a los grupos de poder.
236
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 32 Distribución de la Forma 13 por sitios. Forma 14. Jarra de labios abiertos. Es una vasija de cuerpo semi-esférico con un cuello relativamente bajo y labios evertidos o ensanchados. El diámetro de la boca fluctúa entre 20 y 28 cm., y el grosor de las paredes entre 0.4 y 0.6 cm. La pasta más utilizada en esta forma es la Pasta 4 seguida por la pasta 2 y 6. El 10% de las veces presenta una decoración con motivos geométricos. En algunas de las ocasiones presenta asas laterales verticales de un grosor que va desde 1.5 a 3.5 cm. La técnica de cocción más empleada es la oxidante y el acabado de superficie es mayoritariamente alisado ya sea tosco o fino. Posiblemente, la función de esta forma no sólo se remitió a la contención de líquidos sino que también fue utilizada en la cocción de alimentos, debido principalmente a la presencia de hollín con una frecuencia del 13%.
237
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 54 Forma 14 (Jarra de labios abiertos). Esta forma se encuentra distribuido en los sitios PCO 002 (1.8%), PCO 003 (1.8%), PCO005 (17%), PCO 006 (10%), PCO 011(21%), PCO 021(3.5%), PCO 022 (5.3%), PCO 037 (1.8%), PCO 039 (1.8%) PCO 050 (1.8%), y PCO 052 (1.8%), pero existe una clara concentración en lo sitios mayores a 2 ha. Este tipo de concentración puede ser el resultado del proceso de nucleamiento que se lleva a cabo durante este período.
238
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 33 Distribución de la Forma 14 por sitios. Forma 15. Plato. Son vasijas abiertas que presentan una altura menor a la tercera parte del diámetro de la boca. La pasta más utilizada es la Pasta 6 (44%) seguida por la 8 (22%) mientras que el acabado de superficie más usual es el engobe guindo y el engobe café. El grosor de las paredes fluctúa entre 0.4 y 0.6 cm. y el de la boca entre 12 y 18 cm.
Figura 55 Forma 15 (Plato Inka).
239
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Gráfico 34 Distribución de la Forma 15 por sitios. El análisis de la distribución regional de este forma señala su presencia los sitios PCO 003 (11%), PCO004 (11%), PCO 005 (22%), PCO 006 (33%), PCO 011(11%), PCO 031(11%) y muestra una clara concentración en los sitios mayores a 2 ha. Al igual que las vasijas de forma aribaloide es posible que esta forma tuviera una distribución restringida y sólo hubiera circulado –con preferencia- en sitios grandes. 7.
Análisis lítico
El análisis del material lítico representa una interesante fuente de información (Keeley 1980). Sin embargo, la presente investigación se enfocó mayoritariamente en el material cerámico, que se consideró como principal indicador en el establecimiento de los períodos de los sitios y de sus posibles funciones. Como consecuencia lógica -en comparación con la cerámica- su presencia es cuantitativamente menor.
240
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Para su análisis se evaluó únicamente dos aspectos: 1) forma del artefacto, en cuanto a su función, 2) tipo de material empleado para su elaboración. Se consideró la densidad de aparición de los artefactos como un indicador secundario para la determinación de áreas de actividad dentro de los sitios. Los datos de colecciones sistemáticas fueron muy útiles en ese sentido.
Al igual que con la cerámica, el material fue lavado, codificado, dibujado y
fotografiado para tener un registro más completo del mismo. Con relación a los resultados se identificaron: (a) Artefactos pulidos como cuentas de collar elaboradas en sodalita, hachas, manos de moler, batanes elaboradas principalmente en andesita (Tabla 35) (Fig.56,57 y 58)
Tabla 35 Frecuencia y distribución de artefactos pulidos Recuento Materia Prima Cuarcita gris Arenisca Arenisca roja
Sitio Tipo de PCO 006 artefacto Total Tipo de artefacto PCO 011 Total Tipo de PCO 021 artefacto Total
Sodalita
Total
Indeterminado
1
1
Mano de Moler Hacha Cuenta de Collar
1 1 0 0 1
1 2 2 1 5
Batán
0 2 0 2
1 0 0 1
0 0 1 1
1
1
1
1
241
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 56 Hachas (PCO 011)
Figura 57 Mano de moler (PCO 011)
242
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico
Figura 58 Batán (PCO 021) (b) Artefactos tallados como azadas, azadones, cuchillos y machacadores elaborados en cuarcita gris, verde, café y andesita (Tabla 36) (Fig.59).
Figura 59 Azada y Azadón (PCO 044)
243
CAPÍTULO VIII Resultados de la prospección regional y del análisis del material cerámico y lítico Tabla 36 Frecuencias y distribución de Artefactos Tallados Recuento Sitio Tipo de Azada Artefacto raedera PCO 005 Indeterminado Total Tipo de Azada Artefacto Indeterminado PCO 011 Machacador Total Tipo de cuchillo PCO 021 Artefacto Total Tipo de Azada Artefacto Azadón Indeterminado PCO 044 Machacador Total Tipo de Azada Artefacto raedera PCO 050 Indeterminado Total
Cuarcita blanca 0 1 0 1
0 3 1 4
Materia Prima Cuarzo Cuarcita gris traslúcido 1 0 1 2 1 0 0 1 1 0 2 1
1 2 1 1 5 1 0 0 1
Cuarcita
Total 1 1 1 3 1 1 1 3
1
1
1
1 1 2 1 1 5 1 3 1 5
244
CAPÍTULO VII DESCRIPCIÓN Y ANÁLISIS DE LOS PATRONES DE ASENTAMIENTO EN COHONI 1.
Consideraciones básicas sobre el análisis espacial en Arqueología.
La distribución espacial de un fenómeno cultural específico es un tema básico en la investigación arqueológica. Los estudios sobre el patrón de asentamiento, reflejados en la descripción y explicación de la ubicación de los sitios utilizando métodos y técnicas de la Geografía y de disciplinas relacionadas, son cada vez un requisito fundamental para entender la lógica de organización de las sociedades prehispánicas a niveles regionales. Roper (1979) ha planteado dos grandes formas de acercamiento en el estudio y análisis espacial: (a) La primera forma enfatiza la importancia de las relaciones hombre- hombre en la estructuración de las sociedades y se basa fundamentalmente en nociones de orden y espacio. A está categoría pertenecen los análisis espaciales del Vecino más cercano, las reglas de Rango- Tamaño, la Teoría del Lugar Central y los modelos de gravedad. (b) La segunda forma asume la primacía de las relaciones hombre- naturaleza dentro de determinadas ubicaciones. Se enfoca principalmente en los cambios estacionales y/ó climatológicos y en el acceso a recursos dentro de áreas específicas como importantes determinantes en la ubicación de los sitios. A está categoría pertenece el site cachtments analisys. Dentro de este contexto, la prospección se ha convertido en una técnica de vital importancia en el proceso de investigación arqueológica. La mayor contribución que esta técnica aporta está en el hecho de que el sitio arqueológico deja de ser importante por sí mismo y más bien cobra relevancia en relación a los vínculos con otros asentamientos. Por lo tanto, el análisis regional permite percibir -de manera amplia- la dinámica de las sociedades prehispánicas, la cual está vinculada a los distintos aspectos políticos, económicos y sociales que subyacen su estructura.
245
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni Siguiendo este enfoque, varios estudios fueron realizados tanto en el área Andina como en la zona de los valles consiguiendo interesantes resultados (e.g. Albarracín y Mathews 1990; Angelo 1999, Lima 2000, Stanish y Steadman 1994 entre otros). Precisamente es a partir de este tipo de análisis que surgieron varios modelos de interpretación de las sociedades del pasado. Varios de ellos fueron adaptados de otras ciencias como la Geografía, Economía y Estadística.
Estos modelos se desarrollaron en áreas como el Medio Oriente (ver Wright
y Johnson 1975), Europa (Hodder y Orton 1976) y Mesoamérica (ver Adams y Jones 1981, Earle 1976, Flannery 1976) y en la actualidad son probados con mucho éxito en el estudio de sistemas de asentamientos. Para el análisis de los datos de Cohoni dos de los modelos de la primera forma de acercamiento espacial fueron aplicados: Vecino más Cercano y el Rango-Tamaño. Ambos modelos fueron elegidos porque tienden a enfocarse en los aspectos estructurales de las sociedades (e.g. la organización política y social); dichos aspectos fueron considerados importantes para entender el desarrollo cultural de la región de Cohoni. Así, la aparente concentración de algunos sitios en diferentes áreas de la región sugería el nucleamiento de sitios alrededor de áreas determinadas y específicas; por lo cual se decidió comprobar esta situación a través de la aplicación del análisis del modelo del Vecino más Cercano para comprobar esta supuesta situación. Al mismo tiempo, se pensó necesario comprobar y evaluar la existencia de una distribución ordenada jerárquicamente a nivel regional -que podría reflejar un control político y económico en la región- y para ello se utilizó el Análisis de rango-tamaño. 1.1
Análisis del vecino más cercano.
Este análisis es un modelo espacial que fue adaptado de la Ecología y su objetivo original consistía en hallar distribuciones no aleatorias de animales y plantas (Earle 1976). Su principio básico es un análisis estadístico de la distancia medida entre un punto y otro más cercano es una medida espacial (ibid.: 197). El vecino más cercano es un análisis que permite el estudio de distribuciones en determinado espacio, las mismas que pueden estar mapeadas como puntos.
246
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni Al ser una descripción estadística, este análisis no ofrece una explicación en sí misma, simplemente describe una dispersión de puntos como espaciados ó no al azar. La aplicación del modelo presenta algunos problemas en la región de Cohoni. El más importante fue la disposición ecológica y topográfica de los asentamientos debido a que en el cálculo de las distancias deben ser considerados los accidentes topográficos y no se pueden medir las distancias como si se tratara de un espacio plano (ibid.). Siguiendo, el trabajo de Earle (1976), se comenzó por trabajar con los asentamientos en sus diferentes ambientes ecológicos y topográficos utilizando las estratificaciones de las áreas de prospección. Primero, se aplicó el índice del Vecino más Cercano a nivel de unidad topográfica/ ecológica utilizando cada una de las 4 zonas como áreas independientes, luego el análisis fue empleado en cada una de las 3 áreas de prospección (que a su vez coinciden con áreas topográfica y ecológicamente separadas) y finalmente se aplicó este índice a nivel regional. Cada una de las tres capas de aplicación del análisis fue contrastada con las demás logrando así complementariedad en los resultados obtenido. El análisis del Vecino más Cercano consiste en la verificación matemática de las distancias entre diferentes puntos en un plano. El análisis puede dar por resultados: 1) agregación de puntos, 2) dispersión de puntos, o 3) un patrón aleatorio, término medio entre ambas variables. El desarrollo del modelo consiste básicamente en el cálculo de R, la diferencia entre la distancia real y la distancia esperada entre los puntos Earle (1976: 212) plantea la siguiente distribución: r = 1/2√p
Donde: p = densidad (número de puntos dividido por el área de cobertura). Los resultados obtenidos para R son los que proporcionan las nociones para la interpretación de los asentamientos. El valor de R indica la dispersión o concentración de los mismos. Estadísticamente este valor es considerable cuando sobrepasa 1.0, pues la máxima dispersión
247
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni posible es: R = 2.15 (ibid.:213). Esto significa que valores menores a 1.0 son considerados como indicadores de concentración; 1.0 es un término intermedio y equivale a una distribución aleatoria. En cambio valores mayores a 1.0 son indicadores de dispersión. Mientras más alto sea el valor de R, mayor será la tendencia a la dispersión. Como ya se mencionó, la aplicación de este índice consideró tres niveles distintos de análisis (unidad ecológica/ topográfica, área topográfica-ecológica y región), y en los resultados de cada uno de los niveles se observan índices más o menos parecidos. La información obtenida de las áreas fue cruzada con las fases de ocupación que se identificaron y más adelante se presentarán sus resultados. 1.2
Análisis del Rango- Tamaño.
El principio básico de este modelo es el de evaluar la distribución de sitios por tamaños dentro de una región y su objetivo es conocer la organización interna y los contactos externos de la misma. Para este efecto se usa un gráfico logarítmico a escala, donde: La ordenada (eje y) = tamaño de los sitios La abscisa (eje x) = rango entre todos los lugares considerados Su aplicación se centra en un cálculo matemático que determina el rango-tamaño en función de una progresión logarítmica (Haggett 1965, citado en Hodder y Orton 1990: 69).
Sn = S1 (n) - 1
Donde: Sn = rango del tamaño de los n asentamientos Cuando todos los sitios son ploteados en un gráfico, el resultado es la obtención de una curva (Adams y Jones 1981: 310, citado en Lima 2000). Las distintas curvas obtenidas pueden expresar dos tipos básicos de relaciones:
248
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni (a) Relación “rango- tamaño”, en la cual los sitios se ordenan según la progresión continua logarítmica, y (b) Relación “primada”, en la cual existe deficiencia de tamaños intermedios de manera que uno o más asentamientos grandes dominan la distribución (Berry 1961 citado en Hodder & Orton 1990). Sin embargo, más halla de estas dos relaciones fundamentales el resultado de la aplicación de esta regla puede poseer variantes. a.
Línea logarítmica. Significa que hay una progresión continua en el tamaño de los sitios. Se trata de una distribución logarítmica normal. En este caso se advierte que fuerzas externas y redistributivas se encuentran operando simultáneamente; lo que en algún sentido puede asumirse como un signo de madurez social y económica (ibid.). Esta distribución también indica que entre los sistemas existe una buena integración, tanto vertical como horizontal (Johnson 1980, citado en McAndrews et al. 1997).
Gráfico 35 Línea logarítmica ideal (McAndrews et al 1997:70). b. Curva cóncava. Su presencia sugiere una distribución en la que existe un sitio de gran tamaño rodeado de sitios que disminuyen gradualmente su extensión. Este es un patrón donde se observa cierto grado de jerarquía. Dicha distribución es interpretada como un desequilibrio en la integración, donde se pone de relieve la integración vertical sobre la horizontal (Johnson 1980b, citado en McAndrews et al. 1997). También su interpretación está ligada a que las funciones del lugar central se
249
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni concentran en un solo sitio; como la interacción diferencial del centro primario con un sistema regional mayor o como señas de división, en la cual los asentamientos son parte de un sistema de asentamientos más grande (Johnson 1977; Vapñarsky 1969, citados en McAndrews et.al. 1997).
Gráfico 36 Línea cóncava ideal (McAndrews et al 1997:70). c.
Curva convexa.
En este gráfico se observa que los sitios más pequeños
propenden a tener mayor tamaño al esperado en la distribución logarítmica. Al respecto, el mismo fue interpretado como: a) un sistema de asentamientos relativamente autónomos con escasa o ninguna integración política (Johnson 1977, 1980b, citado en McAndrews et al. 1997). Una segunda interpretación se refiere a la mancomunación de dos o más sistemas bien integrados políticamente (Olsson 1965, citado en McAndrews et al. 1997). También puede ser interpretado como asentamiento periférico de un sistema más grande (Paynter 1982, citado en McAndrews et al. 1997).
Gráfico 37 Línea convexa ideal (McAndrews et al 1997:70). d. Curva primo-convexa. Esta distribución es propia de sociedades preestatales o de Estados arcaicos (Wright 1984, citado en McAndrews et al. 1997). Su interpretación
250
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni está vinculada con la existencia de un sistema de asentamientos compuesto de otros subsistemas que se encuentran articulados a un centro primario y que, sin embargo, interactúan muy poco entre ellos (Johnson 1980b, citado en McAndrews et al. 1997).
Gráfico 38 Línea primo-convexa ideal (McAndrews et al 1997:70). e.
Distribución isomórfica. Éste es otro tipo de resultado que refleja la fase inicial o terminal de un sistema, se nota por la no existencia de diferencias en cuanto a los tamaños de sitios. Aquí se podrían encontrar los pequeños estados urbanos, aislados y adaptando a su manera su base de recursos (Adams y Jones 1981, citado en Lima 2000).
Se utilizó este modelo con el objetivo general de evaluar la existencia de jerarquías en los sitios de la región. En este sentido, se consideró la región como un todo y no se realizaron distinciones por áreas. 2.
Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni.
Durante cada período se puede observar una ocupación distinta en cada una de las unidades ecológicas/topográficas que conforman Cohoni. Como primer paso en la descripción de los patrones de asentamiento se realizará una presentación general del tipo de ocupación en cada zona ecológica/topográfica de la región y del tipo de patrón de asentamiento que presenta. Un segundo paso en la descripción consistirá en el acercamiento a las características del patrón de asentamiento por períodos, con el fin de tener una visión diacrónica del desarrollo cultural de Cohoni.
251
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni 2.1
Descripción y análisis de patrones de asentamiento por unidades
topográficas/ecológicas. La ocupación prehispánica de Cohoni estuvo directamente condicionada a las zonas ecológicas/topográficas de cada área. Por ejemplo, la zona de terrazas fue utilizada prioritariamente para la agricultura, mientras que la zona de pastos y manantiales para el pastoreo. Sin embargo, la preferencia por determinadas zonas, algunas veces cambio de un período a otro. Es posible que este cambio hubiera respondido directamente al tipo de organización y control que cada entidad cultural poseía en la región.
25
20
15 Período Tiwanaku Período Intermedio Tardío
10
Período Inka 5
0 Zona Montañosa
Zona de Terrazas
Quebrada Lateral
Zona de Pastos
Figura 60 Frecuencia de ocupación general de las unidades ecológicas/topográficas.
252
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni
Mapa 10 Distribución de sitios por unidades topográficas/ecológicas. 253
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni Zona Montañosa. Durante el período Tiwanaku (ca 800-1100 d.C.), esta zona fue ocupada por sólo 13 sitios. Sin embargo, son los sitios habitacionales- agrícolas más grandes y complejos de la región los que están ubicados en este tipo de emplazamiento, tal es el caso de PCO 005, PCO 011, PCO 021 y PCO 006. En esta zona, también, se encuentran sitios dedicados exclusivamente a la actividad ritual y ceremonial como parte importante del “culto a las montañas”, ese es el caso de PCO 009. En el Período Intermedio Tardío (ca.1100- 1470), esta zona sigue jugando un importante papel en la región, no sólo por que las ocupación más grandes siguen teniendo asiento en ella, también por que muchas veces el patrón se reduce a la ocupación de esta zona. Ese es el caso específico del área 3 donde todos los sitios de este período se hallan en esta unidad topográfica. Para el Período Inka la situación no es diferente, muchos de los sitios son reocupados y vuelven a adquirir la importancia regional que tuvieron durante la época Tiwanaku. Es posible que la predilección por el establecimiento de los sitios más grandes e importantes de la región en esta zona se deba a (a) el control visual que ofrece de todas las áreas adyacentes, especialmente de la zona de terrazas y (b) la connotación religiosa e ideológica que implica. En este último punto, es necesario mencionar que las montañas fueron y son consideradas en la actualidad como mediadores entre el mundo espiritual y la sociedad y son, por lo tanto, objeto de constantes rituales y ceremonias (Cerruti 1999; Huidobro 1988). Esta beneficiosa posición dentro de la cosmología andina seguramente fue predominante en el pasado prehispánico para la ubicación de los sitios importantes. La aplicación del análisis espacial del vecino más cercano se resume en las siguientes tablas.
254
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni Tabla 37 Aplicación del Análisis del “Vecino más cercano” en la Zona Montañosa (Área 1 y 2). Área 1
Área 2
RESULTADO INTERPRETACIÓN RESULTADO INTERPRETACIÓN
Periodo R =0.5 Tiwanaku Período Intermedio R = 0.447 Tardío Período R =0.447 Inka
Mayor tendencia a la R =0.4 concentración
Mayor tendencia a la concentración
Mayor tendencia a la R =0.4 concentración
Mayor tendencia a la concentración
Mayor tendencia a la R =0.4 concentración
Mayor tendencia a la concentración
Tabla 38 Aplicación del Análisis del “Vecino más cercano” en la Zona Montañosa (Área 3). Área 3 RESULTADO INTERPRETACIÓN Periodo Tiwanaku
R = 0.70
Mayor tendencia a la concentración
Período Intermedio Tardío R = 0.79
Mayor tendencia a la concentración
Período Inka
Mayor tendencia a la concentración
R = 0.80
Se puede observar que la tendencia a la concentración de los sitios en las Áreas 1 y 2 es casi general durante todos los períodos. El Área 3 mantiene la tendencia a la concentración; sin embargo, posee índices más elevados que las otras dos áreas. Esta elevación en el índice, posiblemente refleje la propensión a una ocupación menos intensiva, especialmente durante el Período Tiwanaku. Para el Período Inka, esta área mantiene la elevación en el índice del vecino más cercano, posiblemente, reflejando las preferencias ecológicas del Imperio por áreas agrícolamente más fértiles y con mayor control de recursos, como fue el caso de la zona de quebradas.
255
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni Zona de Terrazas. Es considerada la zona agrícola por excelencia debido, principalmente, a que durante el Período Tiwanaku y el Período Inka la mayoría de las áreas agrícolas se encuentran localizadas en este estrato. Ambos períodos marcan una época de intensificación agrícola en la región. La mayoría de los sitios ubicados en esta zona son áreas agrícolas o sitios habitacionales menores a 2 ha asociados directamente a estas zonas de cultivo con marcados índices de concentración (Tabla 39) Durante el período Intermedio Tardío esta zona refleja drásticos cambios ocupacionales. El patrón de asentamiento señala una considerable reducción no sólo en el número de los sitios sino en su tamaño. Los cambios al interior de esta zona son confirmados por la elevación del índice R que puede ser interpretada como una dispersión de los sitios, posiblemente causada por la desestructuración del Estado Tiwanaku. Esta desestructuración se caracterizó- en el área nuclear- por la proliferación de asentamientos pequeños, los cuales se ubican en forma dispersa en todos los microambientes del valle de Tiwanaku y en regiones altiplánicas hasta donde llegó la hegemonía de este Estado. Es posible que la desestructuración de las colonias Tiwanaku en la región hubiera seguido un proceso similar. Tabla 39 Aplicación del Análisis del “Vecino más cercano” en la Zona de Terrazas.
Periodo Tiwanaku Período Intermedio Tardío Período Inka
Área 1
Área 2
RESULTADO INTERPRETACIÓN
RESULTADO INTERPRETACIÓN
R =0.5
Mayor tendencia a la R =0.4 concentración
Mayor tendencia a la concentración
R = 1.08
Mayor tendencia a la R =0.5 dispersión
Mayor tendencia a la concentración
R =0.8
Mayor tendencia a la R =0.4 concentración
Mayor tendencia a la concentración
256
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni Área 3 RESULTADO
INTERPRETACIÓN
Periodo Tiwanaku
R = 0.6
Mayor tendencia a la concentración
Período Intermedio Tardío
R = 0.7
Mayor tendencia a la concentración
Período Inka
R = 0.5
Mayor tendencia a la concentración
Zona de Quebradas. Esta zona fue débilmente ocupada durante los períodos Tiwanaku e Intermedio Tardío y en ambos períodos estuvo muy relacionada a áreas agrícolas periféricas39. Sin embargo, es durante el Período Inka donde mayor importancia adquiere. El patrón de asentamiento Inka en el área 3 se concentra, indudablemente, alrededor de las quebradas y los ríos, dos explicaciones, no excluyentes entre sí, pueden darse para este fenómeno. La necesidad de ampliar y mejorar la producción de la región. Los sitios ubicados en las regiones más altas de las quebradas facilitaban el acceso y mantenían el control de las zonas de pastoreo en la microregión de puna altoandina, mientras los sitios ubicados en los sectores más bajos de las quebradas facilitaban el acceso y mantenían control de las áreas agrícolas ubicadas en la microregión de pre-puna. La ocupación de las quebradas estuvo relacionada al directo control sobre el recurso agua y pudo haber sido parte la expresión ritual de la necesidad de control sobre el mundo natural. Al respecto, Gose (1993) ha planteado que la administración de este recurso y el interés por las construcciones hidráulicas, probablemente, fueron más parte del nivel ritual que del nivel netamente utilitario. Este autor plantea que las pacarinas o lugares míticos de origen -como el lago Titicaca- estaban relacionados con la presencia del agua y su importancia en la renovación anual del ciclo agrícola, base del control político y económico del Imperio. Gose (ibid.) señala 39
Se entiende por áreas agrícolas periféricas a las áreas agrícolas alejadas de los sitios más grandes.
257
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni que el interés por control del agua en las regiones conquistadas por el Imperio fue una forma de reafirmar su origen mítico y su ideología. Tabla 40 Aplicación del Análisis del “Vecino más cercano” en la zona de Quebradas
Periodo Tiwanaku Período Intermedio Tardío Período Inka
Área 1
Área 3
RESULTADO INTERPRETACIÓN
RESULTADO INTERPRETACIÓN
R =0.4
Mayor tendencia a la concentración
R = 0.2
Mayor tendencia a la R =0.4 concentración
Mayor tendencia a la concentración
R =0.2
Mayor tendencia a la R =0.7 concentración
Mayor tendencia a la concentración
Ningún sitio registrado
La aplicación del análisis del vecino más cercano (Tabla 40) señala un índice R con inclinación a la concentración de sitios durante todos los períodos. Sin embargo, el número de sitios se incrementa durante el Período Inka y el índice R es mucho más elevado indicando una mayor concentración durante este período. Zona de pastos. Es la unidad menos ocupada de todas y sólo durante el período Tiwanaku se pueden encontrar sitios en este estrato. En los períodos posteriores no se tienen asentamientos y es posible que la zona fuera utilizada mayoritariamente como un área dedicada al pastoreo. Stanish (1997, 2000) propone que durante el Período Intermedio Tardío y el Período Inka la economía de los grupos altiplánicos estuvo basada, principalmente, en el pastoreo. También afirma que la capacidad de algunas elites altiplánicas; (e.g. los lupaqas), de negociar un rango dentro de la jerarquía imperial Inka y de mantener privilegios estaba basada en la enorme riqueza que poseían en rebaños de camélidos. Stanish (2000) plantea que la facilidad que estas elites tenían de “mover” su riqueza hacia las punas alejadas de la cuenca del Titicaca (e.g. la puna altoandina de las inmediaciones de Cohoni) fue utilizada para mantener su patrimonio fuera del alcance y el control de las autoridades imperiales y mantener su poder económico y social.
258
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni En la actualidad, el pastoreo en esta zona se sigue manteniendo con bastante intensidad. Los únicos asentamientos modernos equivalen a pequeños refugios semi- permanentes de pastores y corrales hechos de material perecederos. Es posible que una ocupación y función similar se hubiera llevado a cabo durante tiempos prehispánicos. 3.
Descripción y análisis del patrón de asentamiento por períodos. 3.1
El patrón de asentamiento del Período Tiwanaku (ca. 800-1100 d.C.).
Durante el Período Tiwanaku (ca. 800-1100) en la región la ocupación se caracteriza por: •
Sitios habitacionales- agrícolas mayores a 2 ha. localizados mayoritariamente en la zona montañosa. Los tamaños de estos sitios fluctúan alrededor de 6 y 15 ha.
•
Sitios habitacionales- agrícola menores a 2 ha. localizadas con preferencia en la zona de terrazas y asociados directamente a áreas agrícolas mayores.
Los sitios identificados durante este período se caracterizaron por: •
La presencia de terrazas domésticas y agrícolas, restos habitacionales y canales de irrigación al interior. Las terrazas domésticas, a diferencia de las agrícolas, no sólo son más anchas sino que además presentan restos de habitaciones contiguas de planta cuadrangular, usualmente alineados y grandes cantidades de materiales.
•
División de los sitios más grandes en áreas espacialmente separadas de actividades funerarias, domésticas y agrícolas. Además de áreas doméstico- ceremoniales a manera de plazas abiertas alrededor de las cuales se organizan las áreas restantes.
Una inspección a priori de la distribución de los sitios de este período señala la presencia de 3 grupos correspondientes a cada una de las sub-cuencas o áreas topográficas (Mapas 11 y 12).
259
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni Esta situación fue corroborada con la aplicación del Análisis del “Vecino más cercano” resumida en las siguientes tablas. Tabla 41 Análisis del "vecino más cercano" para los sitios Tiwanaku (ca. 800-1100). Área 1
Área 2
RESULTADO INTERPRETACIÓN Mayor tendencia concentración
R =0.6
a
RESULTADO INTERPRETACIÓN la
R =0.42
Mayor tendencia concentración
a
la
Área 3 RESULTADO
INTERPRETACIÓN
R = 0.57
Mayor tendencia a la concentración
Cada uno de los resultados de la aplicación del modelo espacial del vecino más cercano, en los sitios del Período Tiwanaku, pueden reflejar: a.
Una fuerte base de recursos localizados en cada área. Es decir, este patrón es el resultado de que cada área cuente con zonas propias de terrazas para el cultivo agrícola y zonas de pastizales para la manutención del ganado de camélidos.
b. Una influencia extraregional localizada -de manera particular- sobre cada área. Según Taylor (1971) este tipo de influencias extrarregionales que provocaron la concentración de los asentamientos pueden ser causadas por redes de intercambio extensas. Es decir, los sitios se aglutinan en espacios determinados debido a la necesidad de lograr una posición estratégica dentro de redes de comercio e intercambio interregionales. Según Estévez (1992) la región de Cohoni fue parte de la extensa red de caminos prehispánicos que comunicaban el Altiplano central y los valles del río La Paz con importantes sitios agrícolas Tiwanaku de la zona de los yungas como Pasto Grande y
260
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni Callejón Loma. A este punto se suma los hallazgos de materiales exóticos como cuentas de collar de sodalita, topos de cobre y restos de vasijas ceremoniales elaboradas con pasta altiplánica de posible exportación en varios sitios de la región (e.g. PCO 005, OCO 006, PCO 011, etc.). Estos ítems pueden ser interpretados como bienes de prestigio adquiridos a través del intercambio. c.
La existencia de sitios grandes que funcionen a manera de “centros administrativos y ceremoniales locales” en cada sub- cuenca y que aglutinen a los sitios más pequeños alrededor suyo (Earle 1976). Es decir, a través de estos sitios se controle y redistribuya la producción agrícola y ganadera y se lleven a cabo ceremonias auspiciadas por el Estado con el fin de reproducir la estructura política e ideológica de Tiwanaku.
261
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni
Mapa 11 Patrón de asentamiento durante el Período Tiwanaku. 262
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni
Mapa 12 Patrón de asentamiento Tiwanaku por áreas.
263
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni En relación a este último punto, la aplicación de la regla de rango- tamaño podría ayudar a confirmar esta propuesta. Las curvas obtenidas de la aplicación de esta regla en cada una de las áreas reflejaron, principalmente, relaciones “primadas” (Berry 1961, citado en Hodder & Orton 1990) (Gráficos 39, 40 y 41). Es decir, relaciones en la que existe ausencia o deficiencia de tamaños intermedios, de manera que uno o dos asentamientos muy grandes dominen la distribución general de los sitios. Simón (1955 citado en Hodder & Orton 1990) propone que en estas relaciones intervienen menos fuerzas en la producción de no- homogeneidades del sistema de asentamiento y que son relaciones dadas en regiones pequeñas con asentamientos desarrollados en un tiempo relativamente corto.
100
10
Tamaño de sitios en ha.
1 1
10
100
s/n
0,1
0,01
Gráfico 39 Rango- tamaño en el área 1.
264
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni 100
10 Tamaño de sitios en ha.
s/n 1 1
10
100
0,1
Gráfico 40 Rango- Tamaño en el Área 2. 10
1 1
10
100
Tamaño de sitios en ha.
s/n 0,1
0,01
Gráfico 41 Rango- Tamaño en el Área 3. A su vez, la aplicación de la misma regla en todos los sitios de la región reflejó, también, una relación jerárquica a nivel regional (Gráfico 42). Como McAndrews (et al 1997) ha propuesto las relaciones rango- tamaño expresadas como una curva cóncava pueden señalar que (a) las funciones regionales más importantes se concentran en un solo sitio; y/o (b) una interacción diferencial del centro primario con un sistema regional mayor o como señas de división, en la cual los asentamientos son parte de un sistema de asentamientos más grande (Johnson 1977, Vapñarsky 1969, citados en McAndrews et al.1997).
265
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni 100
10
Tamaño de sitios en ha.
1 1
10
100
s/n
0,1
0,01
Gráfico 42 Relación Rango-Tamaño en los sitios Tiwanaku (ca. 800-1100d.C). A manera de conclusión, se propone que los asentamientos del Período Tiwanaku estuvieron organizados en tres racimos distintos. Cada uno de estos racimos estuvo organizado jerárquicamente, pero no tenían una organización independiente de las demás agrupaciones de sitio. Es decir, cada agrupamiento respondía a una organización jerárquicamente estructurada más grande. En relación a este punto se plantea la existencia de dos subsistemas de jerarquía se asentamiento durante el período Tiwanaku en Cohoni. •
Es posible que existiera un primer subsistema de jerarquía al interior de las áreas. Es decir, cada una de las 3 agrupaciones de sitios ubicadas en las respectivas áreas están subordinados a uno o dos sitios mayores a 2 ha y multicomponentes. En la Área 1 son los sitios PCO 011 con un tamaño de 15.68 ha y PCO 038 con 5.41 ha. los que aglutina a los demás sitios, en la Área 2 es PCO 005 con un tamaño de 11.6 ha, mientras que en el Área 3 el sitio PCO 006 con 6.46 ha. es que cumple esa función (Mapa 13).
•
El segundo nivel de jerarquía involucra a toda la región. Está jerarquía está encabezada por el sitio PCO 011 con un tamaño de 15.68 ha. Este sitio no sólo
266
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni consta con áreas de actividades separadas ó arquitectura muy elaborada sino que a su vez presenta la más alta cantidad densidad de material cerámico y lítico recolectado y varios bienes de prestigio (cuentas de lapislázuli, agujas y topos de cobre, etc.). Grandes áreas agrícolas están asociadas directamente a PCO 011 sin contar la cercanía al camino prehispánico con dirección al Illimani. Se propone que fue este sitio el que coordinó la organización regional de las actividades agrícolas y ceremoniales y que fue coadyuvado por “centros secundarios” ubicados en las otras áreas.
267
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni
Mapa 13 Distribución de los sitios Tiwanaku mayores a 2 ha 268
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni 3.2
Patrón de asentamiento durante el Período Intermedio Tardío (ca 1100-
1470 d.C.) La aplicación del modelo del “vecino más cercano” en los asentamientos de este período señala una continuidad en el patrón general de asentamiento organizado en 3 racimos de sitios ubicados en cada una de las áreas (Tabla 42) (Mapa 15 y 16). Sin embargo, cambios importantes se registraron durante el Período Intermedio Tardío (ca. 1100-1470 d.C.) al interior de cada racimo: (a) El número de sitios se reduce drásticamente (Gráfico 43). El porcentaje de esta disminución es de un 40%. (b) El tamaño de los sitios se reduce casi a una tercera parte durante este Período (Gráficos 44, 45 y 46) y (c) Al interior de las áreas algunas unidades topográficas dejan de ser ocupadas o muestran una tendencia a la dispersión en el patrón de ocupación, tal es el caso de la zona de terrazas donde el patrón presenta una marcada tendencia a la dispersión (ver Tabla 37). Esta dispersión podría señalar el abandono de los asentamientos relacionados a la producción agrícola. Tabla 42 Análisis del "vecino más cercano" para los sitios del Intermedio Tardío (11001470 d.C.). Área 1
Área 2
RESULTADO INTERPRETACIÓN RESULTADO INTERPRETACIÓN R =0.38
Mayor tendencia a la R =0.36 concentración
Mayor tendencia a la concentración
269
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni Área 3 RESULTADO
INTERPRETACIÓN
R = 0.57
Mayor tendencia a la concentración
100% 80% 60% 40% 20% 0%
Período Inka (1,476-1,532 d.C) P.Intermedio Tardío (1,100-1,476) Periodo Tiwanaku (ca. 800-1,100 d.C)
Gráfico 43 Evolución del número de sitios a través de cada período
18 16
12 10
Período Tiwanaku
8 Período Intermedio Tardío
6
Período Inka
4
Tamaño de sitios en ha.
14
2 PCO 038
PCO 037
PCO 020
PCO 026
PCO 022
PCO 021
PCO 019
PCO 018
PCO 016
PCO 015
PCO 014
PCO 013
PCO 011
0
Gráfico 44 Comparación del tamaño de los sitios por períodos Área 1.
270
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni
2,5
1,5 Período Intermedio Tardío
1
Período Inka
0,5
Tamaño de sitios en ha.
2
Período Tiwanaku
PCO 052
PCO 051
PCO 050
0
Gráfico 45 Comparación del tamaño de los sitios por períodos Área 2.
6 Período Tiwanaku
5 4
Período Intermedio Tardío
3 2
Período Inka
1 PCO 053
PCO 047
PCO 045
PCO 044
PCO 009
PCO 007
PCO 006
PCO 004
PCO 003
PCO 002
0
Tamaño de sitios en ha.
7
Gráfico 46 Comparación del tamaño de los sitios por períodos Área 3. La aplicación de la regla de Rango- Tamaño en cada una de las áreas refleja una continuidad en la relación primada; sin embargo, aunque todavía existen algunos sitios más grandes que otros las curvas no son tan acentuadas como el período anterior (Gráfico 47, 48, 49). Entonces – en función de los resultados de este análisis – se propone que hablar de los asentamientos de Cohoni durante el período Intermedio Tardío como componentes de un sistema jerárquico es una posición errónea. Por el contrario, se plantea que durante este período la disminución del tamaño de los sitios y su dispersión está asociada con la ausencia de
271
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni control centralizado. Dentro de este planteamiento
varios de los sitios grandes podían
compartir determinadas funciones y no concentrar sus actividades en una determinada ocupación. Esta propuesta se basa en el hecho que los sitios más grandes de cada área poseen extensiones similares que apenas superan las 2 ha. y la distribución de las áreas de actividades es muy similar y no existen grandes variaciones al interior de la organización estructural de los mismos.
10
1 1
10
Tamaño de sitio en ha S/n
0,1
0,01
Gráfico 47 Rango- Tamaño en el Área 1.
10
Tamaño de sitio en ha
1 1
10
S/n
0,1
Gráfico 48 Rango- Tamaño en el Área 2.
272
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni 10
1 1
10
100
Tamaño de Sitios en ha S/n
0,1
0,01
Gráfico 49 Rango- Tamaño en el Área 3.
273
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni
Mapa 14 Patrón de asentamiento del Período Intermedio Tardío. 274
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni
Mapa 15 Patrón de asentamiento del Período Intermedio Tardío por áreas.
275
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni 10
1 1
10
100
Tamaño de sitios en ha.
s/n 0,1
0,01
Gráfico 50 Relación Rango-Tamaño en los sitios del Intermedio Tardío (ca 1100-1470 d. C.). A manera de conclusión se plantea que el patrón de asentamiento durante el Período Intermedio Tardío se caracteriza por la presencia de 3 racimos de sitios en cada área o subcuenca, sin embargo, aunque siguen existiendo sitios grandes que priman en cada una de estas agrupaciones no existe una jerarquía como tal a nivel área topográfica o sub- cuenca (Gráficos 47, 48 y 49) ó a nivel regional (Gráfico 50). Al parecer, la desestructuración del Estado de Tiwanaku no sólo provocó el decrecimiento de las ocupaciones en Cohoni sino que también desembocó en la formación de un sistema de asentamiento relativamente dependiente de entidades políticas más grandes y con escaso o inexistente control político e ideológico sobre la región. 3.3
Patrón de asentamiento durante el Período Inka (ca. 1470- 1532).
Durante este último período se advierte una dinámica diferente con respecto al período anterior. Primero, se observa una mayor concentración de los asentamientos y el crecimiento de varios sitios y segundo, la instauración de nuevos asentamientos. Ambas situaciones parecen reflejar una nueva concentración de control político y económico en la región. La aplicación del modelo del “vecino más cercano” señala la continuidad en la organización espacial de los sitios de la región en 3 concentraciones ó racimos ubicados en cada una de las áreas topográficas o sub- cuencas (Tabla 6). Al mismo tiempo, se puede observar un
276
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni agrupamiento de los sitios en unidades topográficas no ocupadas anteriormente, tal es el caso de la zona de quebradas (Mapa 17 y 18).
Tabla 43 Análisis del "vecino más cercano" para los sitios del Período Inka (1470-1532 d.C.). Área 1 RESULTADO R =0.45
Área 2 INTERPRETACIÓN RESULTADO INTERPRETACIÓN Mayor tendencia a la Mayor tendencia a R =0.42 concentración concentración
la
Área 3 RESULTADO
INTERPRETACIÓN
R = 0.60
Mayor tendencia a la concentración
277
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni 10
1 1
10
100
Tamaño de sitios en ha.
s/n
0,1
0,01
Gráfico 51 Relación Rango-Tamaño en los sitios del Período Inka (ca 1470 -1532 d.C.). La aplicación de la regla de Rango- Tamaño muestra una organización jerárquica mucho más lineal que durante el período anterior, ésta se refleja en una curva cóncava bastante acentuada (Gráfico 51). A nivel área o sub- cuenca los sitios más grandes del Intermedio Tardío crecen considerablemente y vuelven a tener un control económico sobre sus respectivas áreas (ver Gráficos 44, 45 y 46). Este control se manifiesta principalmente en la reactivación de antiguas zonas agrícolas y la instauración de nuevas áreas de cultivo. Los sitios PCO 011, PCO 005 y PCO 006 retoman el control de las áreas y en su interior las áreas ceremoniales instauradas durante el Período Tiwanaku vuelven a ser utilizadas, aunque no en su completa dimensión. La aplicación del Rango- Tamaño en cada una de las áreas señala relaciones primadas expresadas gráficamente en curvas cóncavas (Gráficos 52,53 y 54)
278
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni 10
1 1
10
100
Tam año de s itio e n ha.
S/n 0,1
0,01
Gráfico 52 Rango- Tamaño en el Área 1. 10
Tamaño en ha
1 1
10
S/n
0,1
Gráfico 53 Rango- Tamaño en el Área 2. 10
Tamaño en ha
1 1
10
100
S/n
0,1
Gráfico 54 Rango- Tamaño en el Área 3.
279
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni A nivel regional, una jerarquía mayor es nuevamente instaurada y este nuevo orden vuelve a ser encabezado por el sitio PCO 011 ó Inka Marka ubicado en la Sub- cuenca 1 con un tamaño de 10 ha. Aunque la estructuración del patrón de asentamiento Inka es muy parecida a la de Tiwanaku, existen cambios fundamentales en la organización del patrón de asentamiento y en la organización interna de los sitios que serán señaladas a continuación: •
Dos formas de manejo de espacio son implementadas en el área 3 que es – agrícolamente- más productiva. Primero, la ocupación de la zona de quebradas y segundo, la utilización de las laderas enteras de los cerros más importantes para la instauración de andenes agrícolas.
•
La instauración de redes de camino formales en la Área 1 representadas por el camino prehispánico (PCO 024) con una extensión de 2.4 Km. y vinculado al sitio Inka más grande de la región (PCO 011). Este camino cuenta con una construcción formal que consta de calzada empedrada y canales de desagüe a los lados.
•
La re- ocupación de las áreas ceremoniales de los sitios más grandes y la instauración de Santuarios de altura (PCO 009). Las áreas doméstico- ceremoniales de los sitios grandes (PCO 011, PCO 005 y PCO 006) vuelven a ser ocupadas y en algunas ocasiones nuevas estructuras de estilo Inka son elaboradas (PCO 009)
•
Aunque no compete íntegramente al tema de patrón de asentamiento, se debe añadir, que durante este período, la introducción de nuevas formas cerámicas (aríbalos y platos) y sobre todo la drástica irrupción de tipos de pastas utilizadas durante este período (Pastas 10, 15, 16 y 17) parecen reflejar un aumento en la población. Según los datos etnohistóricos, durante el Imperio Inka se promovió la colonización de los valles interandinos (Barragán 1982; Lima 2000; Pease 1982; Saignes 1986a y b) y es posible que la extensión de las áreas de cultivo y la consiguiente intensificación agrícola además de la ocupación de nuevas unidades ecológicas- fueran, también, producto de la inserción en esta zona de pobladores “colonos”.
280
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni En síntesis, se puede plantear que entre el período Intermedio Tardío y el Período Inka existió un cambio radical en cuanto al uso del espacio y no sólo una mera reutilización de las áreas anteriormente ocupadas. Este cambio posiblemente se debió a la necesidad de optimización de la región con fines agrícolas. Como parte de esta política de “aprovechamiento agrícola” es posible que el Imperio suscitara la incursión de más poblaciones altiplánicas y ampliara los medios de comunicación y trasporte. Sin embargo, este y otros temas serán analizados con más detalle en el capítulo final.
281
CAPÍTULO IX Descripción y análisis de los patrones de asentamiento en Cohoni
Mapa 16 Patrón de asentamiento del Período Inka. 282
Mapa 17 Patrón de asentamiento del Período Inka por área
283 1
CAPITULO VIII A MANERA DE CONCLUSIONES: COHONI EN TIEMPOS PREHISPÁNICOS Los cambios en la secuencia de ocupación -tanto a nivel regional como a nivel de sitio- en Cohoni proveen interesantes datos para intentar discernir varios aspectos de su desarrollo: (a) la naturaleza de la organización espacial, sociopolítica y económica de la región durante el Período Tiwanaku y el tipo de acceso que este Estado tuvo a los distintos pisos ecológicos de Cohoni, (b) la desestructuración de la organización política, económica y social de las poblaciones como consecuencia de la caída del Estado y (c) su posterior reestructuración con la presencia Inka como consecuencia de la aplicación de nuevas estrategias de control aplicadas en la región. Cada uno de estos aspectos serán discutidos y analizados a continuación. 1.
Cohoni durante el Período Tiwanaku (ca 800-1100 d.C.).
El surgimiento de Tiwanaku como una entidad Estatal estuvo directamente relacionada a la adaptación cultural de su sociedad a la ecología vertical de Los Andes, o mejor dicho a la complementariedad zonal o verticalidad (Hastings 1987). Las estrategias que esta sociedad estatal utilizó para lograr el acceso a pisos ecológicos distintos fueron básicamente dos: el acceso ‘directo’ y el ‘indirecto’. La primera estrategia es conceptualizada como el acceso a distintas zonas y a sus productos por medio de la implantación de colonias (Stanish 1992). Este tipo de acceso lleva implícito un efectivo control geopolítico de territorios fuera de las tierras que conforman el núcleo central (ibid.). A su vez, esta estrategia de complementariedad zonal enfatiza la economía de diversificación debido a que supone una explotación de recursos dispersos en un número distinto de zonas ecológicas y minimiza la dependencia en el intercambio con otros grupos (Hastings 1987).
280
284
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos Por el contrario el acceso indirecto, implica el manejo de la diplomacia para lograr “contratos” entre entidades políticamente independientes a través de una serie de mecanismos: intercambio, alianzas entre elites ó alianzas de tipo militar, etc. Esta estrategia de complementariedad enfatiza una economía de especialización e intercambio donde los grupos localmente especializados y restringidos a pequeños rangos de zonas ambientales necesitan intercambiar sus productos (ibid.). Los datos recolectados y analizados en Cohoni parecen señalar que esta región fue organizada e intensivamente ocupada por grupos de colonos provenientes de Tiwanaku. De esta manera, el establecimiento de sitios con material cerámico y lítico con filiación Tiwanaku, la técnica arquitectónica propia de este estado altiplánico y la organización espacial similar a otras ocupaciones coloniales registradas para este período (e.g. Moquegua y Arica) fueron interpretadas como evidencia indiscutible de organización colonial. Sin embargo, y como ya se señaló, las colonias Tiwanaku fueron muy distintas entre sí y mantuvieron sus especificidades a través de su desarrollo. La ocupación Tiwanaku en Cohoni, también tuvo sus especificidades y estas se resumen a continuación. 1.1
La organización jerárquica de la colonia Tiwanaku en Cohoni.
Al ser la colonia una entidad dependiente de una organización social, política y económica más grande, su estructura interna, generalmente, suele reflejar esta organización jerárquica. De esta manera, la organización regional de la colonia Tiwanaku fue estructurada en dos subsistemas jerárquicos: •
El primer subsistema de jerarquía se observa al interior de las sub-cuencas o áreas topográficas ecológicas. Es decir, cada una de las 3 agrupaciones de sitios ubicadas en las respectivas áreas están conformadas por uno o dos sitios grandes y multicomponentes (mayores a 2 ha) que aglutinan varios sitios habitacionales- agrícolas pequeños (menores a 2 ha) a manera de satélites. En el Área 1 son los sitios PCO 011 con un tamaño de 15.68 ha y PCO 038 con 5.41 ha. los que aglutina a los demás sitios,
285
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos en la Área 2 es PCO 005 con un tamaño de 11.6 ha, mientras que en el Área 3 el sitio PCO 006 con 6.46 ha. es que cumple esa función (ver Mapa 14) •
El segundo subsistema de jerarquía involucra a toda la región. Está jerarquía está encabezada por el sitio PCO 011 con un tamaño de 15.68 ha. Este sitio no sólo consta con áreas de actividades separadas o arquitectura muy elaborada sino que a su vez presenta la más alta cantidad densidad de material cerámico y lítico recolectado y varios bienes de prestigio (cuentas de lapislázuli, agujas y topos de cobre). Grandes áreas agrícolas están asociadas directamente a PCO 011 sin contar la cercanía al camino prehispánico con dirección al Illimani. Se plantea que fue este sitio el que coordinó la organización regional de las actividades agrícolas y ceremoniales y que fue coadyuvado por “centros secundarios” ubicados en las otras sub-cuencas (PCO 005 y PCO 006 respectivamente).
La organización jerárquica de los asentamientos coloniales, fue a su vez registrada en las colonias instauradas en Moquegua (Goldstein 1990,2000), Arica (Berenguer & Dauelsberg 1987) y el valle de Achocalla (Michel et al. 1999a y b, 2000; Paz et al 2003, 2004). En cada una de ellas un sitio administraba y controlaba a los demás (OMO 10 en Moquegua, Azapa 11 en Arica y ACH 10 en Achocalla) y era el encargado y representante del Estado. En su interior se reproducían las estructuras estatales a través de ceremonias patrocinadas por Tiwanaku. Estos sitios también tenían importantes diferencias entre sí. Por ejemplo, aunque todos los sitios parecen mostrar áreas ceremoniales bastante marcadas, sólo OMO 10 presenta una estructura pública-ceremonial similar al templete semi-subterráneo del área ceremonial de Tiwanaku. Cohoni, no es la excepción dentro de este tipo de organización. PCO 011 encabeza la jerarquía y constituye el sitio más grande de la región. Consta de áreas de actividades separadas: un área doméstica-funeraria o ceremonial con varias estructuras de planta cuadrangular, un área doméstico-agrícola y un área exclusivamente agrícola, que reflejan la gran complejidad e importancia de este sitio durante el Período Tiwanaku (ca. 800-1100).
286
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos 1.2
Las comunidades diásporas.
La organización social de las colonias en Cohoni fue estructurada bajo la lógica de comunidades diáspora. Es decir, como (a) comunidades que mantienen una memoria, visión o mito referido a su “tierra de origen” que evita que se rompan los lazos con su centro y (b) comunidades que definen su conciencia de grupo y solidaridad a través de la continuación de las relaciones con la “tierra de origen” (Clifford 1994, citado en Goldstein 2000). El reflejo de estas estrechas relaciones de las colonias con “la tierra de origen” se observan, principalmente, en los siguientes aspectos: •
La utilización de cerámica afiliada a Tiwanaku. Como se ha mencionado muchas veces el material cerámico de la región consiste principalmente en formas domésticas y ceremoniales comunes al núcleo altiplánico de Tiwanaku. La distribución de formas cerámicas Tiwanaku es general a todos los sitios y conforma el 100% del material identificado para ese período (Gráficos 55 y 56). Es posible que los artesanos encargados de la elaboración de cerámica estuvieran “entrenados” para los gustos y necesidades de los miembros de la colonia. La presencia de las formas domésticas y ceremoniales Tiwanaku elaboradas localmente y utilizadas en actividades de producción y consumo de alimentos y en rituales señalan que los miembros de la colonia en Cohoni, posiblemente compartieron el mismo status étnico que los pobladores Tiwanaku del Altiplano.
287
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos
Formas cerámicas Tiwanaku Forma 1 = Olla de cuerpo ovoide Forma 2 = Olla de cuerpo globular Forma 3 = Jarra sin decoración Forma 4 = Jarra con decoración Forma 5 = Tinaja Forma 6 = Keru Forma 7 = Tazón Forma 8 = Cuenco Forma 9 = Fuente Forma 10 = Sahumador
Gráfico 55 Distribución de formas Tiwanaku por sitios mayores a 2 ha
288
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos
Formas cerámicas Tiwanaku V Forma 1 = Olla de cuerpo ovoide Forma 2 = Olla de cuerpo globular Forma 3 = Jarra sin decoración Forma 4 = Jarra con decoración Forma 5 = Tinaja Forma 6 = Keru Forma 7 = Tazón Forma 8 = Cuenco Forma 9 = Fuente Forma 10 = Sahumador
Gráfico 56 Distribución de formas Tiwanaku por sitios menores a 2 ha.
289
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos
•
A este hecho se suma la presencia de pastas de exportación en algunas formas domésticas pero mayoritariamente en formas ceremoniales como kerus y tazones. Se plantea que este material fue utilizado para reproducir la organización de la “tierra de origen” y cumplieron el rol de diacríticos sociales (Schortman & Urban 1985). Es decir, en una primera esfera de interacción las vasijas importadas mantuvieron a los grupos de elite (o grupos sustentadores de la identidad más grande o inclusiva) lejos de los miembros “subordinados” de la colonia. Mientras que en una segunda esfera de interacción estos bienes actuaron como regalos o incentivos para sustentar actividades y/o aumentar el excedente de producción (Schortman & Urban1985).
290
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos
Formas cerámicas Tiwanaku V Forma 1 = Olla de cuerpo ovoide Forma 3 = Jarra sin decoración Forma 6 = Keru Forma 7 = Tazón Forma 8 = Cuenco
Gráfico 57 Porcentaje de distribución de la Pasta 9 en formas Tiwanaku IV- V.
Gráfico 58 Distribución de cerámica ceremonial Tiwanaku en los sitios •
Utilización de arquitectura afiliada a Tiwanaku. Bermann (1994) a caracterizado el período Tiwanaku V como la época de la construcción de plataformas tanto
291
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos habitacionales como agrícolas y Cohoni es uno de los más importantes ejemplos de este tipo de construcciones. Todos los sitios emplazados en el valle se caracterizan por la presencia de varias plataformas habitacionales en forma de U construidas en las laderas y pendientes menos inclinadas de los cerros y utilizando las terrazas naturales de la región. A su vez, la construcción de estructuras habitacionales contiguas de planta cuadrangular en estas plataformas han sido reportadas en las colonias de Moquegua y Arica, además en áreas altiplánicas (ver Albarracín- Jordán 1996; Bermann 1994; Kolata & Janusek 2003 entre otros). Ambos aspectos se consideran fundamentales para la estructuración política y social de la colonia Tiwanaku como una comunidad diáspora. 1.3
La desestructuración de la colonia.
Con el colapso de Tiwanaku (ca 1100 d. C.), las colonias instauradas en Cohoni iniciaron su proceso de desestructuración. Dicho proceso se caracterizó: (a) Decrecimiento de los sitios, la mayoría de los sitios de la región muestran una reducción en su tamaño durante este período. Muchas de las áreas de actividades sufren intensos cambios. Por ejemplo, en los sitios mayores a 2 ha. la mayoría de las plataformas que conforman las áreas ceremoniales-domésticas son abandonadas mientras que el número de plataformas cercanas a las áreas agrícolas con evidencia de ocupación disminuye. Aunque muchos de sitios menores a 2 ha. desaparecen y los que permanecen se limitan a 1ó 2 plataformas de ocupación.
292
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos 18 16
12 10 Período Tiw anaku
8 6
Período Intermedio Tardío
4
Tamaño de sitios en ha.
14
0
PCO PCO PCO PCO PCO PCO PCO PCO PCO PCO PCO PCO PCO PCO PCO PCO PCO PCO PCO
011 013 014 015 016 018 019 021 022 026 020 037 038 006 009 039 005 051 052
2
Gráfico 59 Disminución del tamaño de sitios durante el P. Intermedio Tardío.
50 40 30 20 10 0
Periodo Tiwanaku (ca. 800-1,100 d.C) P.Intermedio Tardío (1,100-1,476)
Gráfico 60 Disminución en el número de sitios durante el P. Intermedio Tardío. (b) Disminución del número de asentamientos. Los sitios mayores a 2 ha se mantienen durante este período, aunque de manera más discreta y son los sitios más pequeños asociados a los campos agrícolas los que dejan de ser habitados. Este hecho podría reflejar una baja en el número de población que posiblemente regresó a los núcleos altiplánicos o simplemente se dispersó hacia los valles adyacentes.
293
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos Al ser Cohoni estructurada como una comunidad diáspora, es decir una comunidad estrechamente relacionada a la “tierra de origen” la caída de la estructura estatal Tiwanaku, marcó el inicio del colapso de su propia estructura. El análisis de patrón de asentamiento señala que la organización jerárquica desaparece y, también, las agrupaciones de sitios en unidades topográficas/ecológicas. Al igual que en el desarrollo de las colonias en Moquegua, existe una trasformación de una población grande organizada jerárquicamente y ligada y/o subordinada al Estado a través de un fuerte control político a una pequeña población conformada por pequeñas comunidades con un nivel de organización similar al de las villas. Este tipo de transformación se debió a que las grandes colonias, pese a su magnitud, siempre tuvieron un estatus similar al de los yanaconas dentro la jerarquía estatal, es decir siempre fueron un tipo de población inferior o servil (Stanish 1992:171), y en el momento en que la jerarquía a la cual pertenecían desapareció la desestructuración interna fue inevitable. En Cohoni, los habitantes de estas “villas” siguieron manteniendo su estatus de colonos altiplánicos integrados a través de lazos de reciprocidad a los núcleos altiplánicos y organizados a nivel familiar o de ayllu. Es posible, que algunos colonos mantuvieran su residencia en este valle y las relaciones con su tierra de origen, sin embargo, estas relaciones dejaron de canalizarse a un nivel estatal y sólo se mantuvieron a nivel de parentesco sostenido por relaciones de reciprocidad. Los datos brindados por el análisis de material cerámico indican que durante este período se siguieron utilizando formas cerámicas domésticas similares a las del altiplano -pero elaboradas con pastas locales- y que no existieron nuevas formas que señalen desarrollos independientes al área altiplánica. Así lo demuestra la presencia generalizada de los cuencos con decoración negro sobre rojo o anaranjado elaborados mayoritariamente con la Pasta 6 en todos los sitios registrados para este período. A este hecho se suma la posible continuidad en el intercambio de materiales cerámicos elaborados en el altiplano reflejado en la presencia de cuencos con decoración negro sobre rojo o anaranjado elaborados con Pasta 5, que señalan el interés constante por mantener los lazos con el núcleo altiplánico. Estos datos pueden ser interpretados como el reflejo de la continuidad en la organización estructural de comunidades diásporas de las poblaciones asentadas en Cohoni.
294
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos Esta situación continuó invariable hasta la abrupta ocupación Inka que reestructuró y organizó masivamente la estructura social, política y económica de Cohoni. Sólo con la presencia del Inka y la instauración de centros administrativo en valles adyacentes (posiblemente Huni) el potencial agrícola de la región vuelve a ser explotado y la población crece debido a que el Inka propicia la entrada de otros grupos étnicos haciendo a la región multiétnica. 2.
Cohoni en los tiempos del Inka (ca 1470-1532 d.C.): La reestructuración de la región.
El Imperio Inka (Bauer 1992; D’Altroy 1992, Schreiber 1992) o Tawantinsuyu (Pease 1978) fue una de las sociedades imperiales prehispánicas más importantes al tiempo de la llegada de los españoles a nuestro continente y la que más cambios implementó en las regiones durante su expansión. Como ya se mencionó en el presente trabajo, se partió del supuesto de que los cambios implementados al interior de las regiones y de los sitios durante este período fueron respuestas directas a las “herramientas” del poder económico y político del Imperio Inka: las estrategias de control. Las formaciones políticas centradas en una o varias capitales administrativas -como el Imperio Inka- se caracterizaron por poseer una amplia variedad de estrategias de control para sujetar o subordinar a las poblaciones. La dominación puede ser a través de un gobierno directo ó “territorial”, donde los cambios son radicales y los territorios sujetos son fuertemente integrados al sistema político imperial y administrados desde el centro por administradores que, en la mayoría de los casos, suplantan a las elites locales (D’Altroy 1992, 2000). Alternativamente, el gobierno de las sociedades sujetas puede ser indirecto o “hegemónico”; los territorios sujetos pueden ser controlados a través del patronaje de los gobernadores locales o de la manipulación de las instituciones localmente importantes (ibid.). El modelo territorial incluye la apropiación – por las instituciones centralizadas- de la capacidad de toma de decisiones por los grupos locales. Las investigaciones arqueológicas sobre este tipo de administración directa han señalado grandes cambios al interior de las regiones y de los sitios en sí mismos, por ejemplo, el surgimiento de nuevos niveles en la jerarquía de asentamiento, presencia de arquitectura especializada relacionada a funciones administrativa, presencia de
295
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos residencias propias de oficiales del Imperio transplantados y, en algunos casos arquitectura, concerniente a presencia militar como las fortalezas o barracas, son los cambios más notables (D’Altroy 1992, 2000; Schreiber 1992). De manera contraria, en la aplicación del control hegemónico, el centro imperial realiza una inversión más baja de labor, buscando una extracción de recurso más limitada (D’Altroy 1992). Por lo tanto, este tipo de control no es acompañado de grandes cambios a nivel regional o de sitios como por la construcción de maquinaria administrativa (e.g. complejos arquitectónicos dedicados al almacenamiento o barracas). La forma en la cual la intensificación de la producción y la movilización de recursos toman lugar es a través de las instituciones y la población local en general (ibid.). Bermann (1994) propone que este modo de control puede incluir estrategias de movilización de recursos intra- unidad doméstica y extra- unidad doméstica (intrahousehold y extrahousehold). Aunque las elites locales pueden estimular la producción de un ítem en particular, esta estimulación puede no provocar cambios trascendentales al interior de los modos tradicionales de producción. En ambos tipo de control, la interacción con la capital es canalizada a través de algunos y no todos los sitios. En el modo territorial, estos sitios funcionan a manera de centros administrativos de segundo orden, mientras que en el control hegemónico es canalizada través de centros preexistentes localmente importantes (ibid.). Sin embargo, se debe hacer una distinción entre las políticas de control aplicadas a los territorios provinciales y los territorios periféricos. Es necesario aclarar que los cambios introducidos en Cohoni no fueron un reflejo directo de los cambios introducidos en el área altiplánica. Pease (1982) ha propuesto que la forma tradicional de obtener los recursos de las poblaciones locales altiplánicas (e. g. lupaqas), a través de la implantación de colonias en las tierras bajas al este del altiplano o en las costas del sur, no se alteró y que el Imperio Inka sobrepuso su sistema económico a la forma en la que las poblaciones locales conseguían sus recursos sin crear grandes cambios. Sin embargo, la reestructuración de los esquemas administrativos que la ocupación inkaica produjo sobre las poblaciones de Cohoni, y en otras poblaciones, fueron particulares e independientes y se manifestaron básicamente en su sistema económico e indudablemente repercutieron en los esquemas políticos y sociales (Lima 2000).
296
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos A continuación, se presentan los aspectos más importantes que caracterizaron la ocupación Inka en la región de estudio. 2.1
La incorporación de la periferia: La optimización del espacio y reactivación de los centros administrativos.
El movimiento del Imperio hacia estos territorios tuvo como móvil principal el aprovechamiento de recursos (Costin et al 1986). Se puede tomar como ejemplo el estudio que se hizo en Mantaro (D’Altroy 1992, D’Altroy y Earle 1985). En esa zona se estableció un centro administrativo Inka de importancia, lo que llevó al incremento de la producción y almacenamiento de los bienes; todo con el objetivo de mantener a su población (D’Altroy 1992, Schreiber 1992). Al ser ésta una de las primeras zonas de expansión, es claro que los móviles fueron básicamente control político y económico del valle (ibid.). El patrón de asentamientos que presenta Cohoni en el período Intermedio Tardío, denota una dispersión de los sitios habitacionales y un decrecimiento de los sitios en cada una de las áreas o sub-cuencas. Al parecer la disposición de estos sitios, si bien decrece significativamente, se mantiene girando en torno al antiguo sistema de aprovechamiento de los recursos instaurado durante el Período Tiwanaku y concentrado principalmente en la zona montañosa y la zona de terrazas. Durante el período Inka se advierte una maximización y optimización en el uso del espacio. Como consecuencia se advierte que los asentamientos además de encontrarse en lomas y cimas elevadas, y en la zona de terrazas, se ubican en la zona de quebradas. Como dato adicional se puede señalar que las áreas agrícolas no sólo comprenden la zona de terrazas sino que utilizan las laderas y las lomas de la zona montañosa. Así, la concentración de las áreas de ocupación en las quebradas y la ampliación de las áreas agrícolas a unidades ecológicas distintas implicarían en los términos planteados- el establecimiento de un área de control política y económica en Cohoni.
297
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos Dicho planteamiento puede ser fundamentado en el crecimiento - en tamaño e importancia de algunos sitios durante este período (PCO 021, PCO 005, PCO 006, PCO 011, entre otros). Los datos obtenidos para el período Intermedio Tardío permiten observar que esos sitios no tuvieron la relevancia que alcanzaron en el período posterior. El crecimiento de los mismos fue comprobado a partir de la presencia de ocupación tardía mayoritaria (Inka – Altiplano) en espacios más extensos dentro de estas áreas (ver resultados de prospección sistemática). Los asentamientos más grandes del período anterior fueron mantenidos, y al parecer reocupados y ampliados. En las inmediaciones del pueblo de Cohoni se registraron las áreas de ocupación Inka más importantes en la región PCO 011 y PCO 022 (10 y 1 ha respectivamente) que posiblemente formaron un solo sitio que fue destruido por la construcción del pueblo de Cohoni. Durante este período ambos sitio sufren un incremento en su tamaño. Tres de las cinco plataformas superiores que conforma el área ceremonial de PCO 011 vuelven a ser ocupadas y en ellas se observa una marcada concentración de vasijas con formas aribaloides y platos playos, además, de artefactos líticos como hachas con cintura. Sin embargo, la nueva ocupación del sitio no es total, las plataformas ubicadas en las laderas parecen no haber sido “re-activadas” y en ellas no se encuentran materiales con filiación Inka. Al contrario, las plataformas inferiores son de nuevo densamente pobladas. Es interesante señalar que en la ladera sur, una estructura de planta rectangular (15 x 7 m) fue construida con una sola hilera de andesita labrada y más de 2 m. de altura. La función de esta estructura es claramente administrativa y/o dedicada al almacenamiento de la producción. En resumen, parece ser que durante el Período Inka PCO 011 y PCO 022 conformaron un sitio importante en la región. Es posible que todas las áreas que conforman ambos sitios volvieran a conformaran un conjunto importante de asentamientos en el centro mismo del área 1, de manera similar a los racimos de sitios instaurados durante el Período Tiwanaku. En ambos sitios la cantidad de material con filiación inka es muy elevada. El material presente en esta área tiene un alto porcentaje de cerámica Inka local (caracterizada por la presencia de Pasta 8), además de cerámica con componentes nuevos (e.g Pasta 15, 16 y 17) que sugieren una ampliación –en pequeños grados- de los componentes culturales de la región. Se plantea que dicha reocupación pudo influir en el crecimiento de la población. A esto se suma la
298
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos instauración del camino prehispánico o por lo menos su formalización en las cercanías del PCO 011 que no sólo facilitó el trasporte e intercambio de los bienes sino, además, acrecentó la importancia de este sitio como un centro de administración y acopio. Un proceso similar ocurre en el Área 2 mientras que en el Área 3 los procesos se reocupación son acompañados con procesos de instauración de nuevas zonas de ocupación (zona de quebradas).
Gráfico 61 Distribución de pasta Inka en PCO 011 y PCO 022. Sin embargo, no se puede hablar de un centro administrativo Inka como tal comparable a Pumpu (Matos 1994) o Incallacta, pero su importancia radica en que se ve la implementación de una estructura dedicada a la explotación ó almacenamiento agrícola. Siendo Cohoni, un área poblada por gente del altiplano la idea de un centro provincial de administración no es competente; sin embargo, sitios utilizados como centros secundarios de acopio parece ser más apropiada.
299
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos No obstante, donde es más notorio el aumento de la población durante este período es en la ampliación de la frontera agrícola. Anteriormente se mencionó la optimización que se hizo del espacio la ubicación de áreas habitacionales en las quebradas laterales. Este aspecto también incidió en la localización de áreas para la agricultura en la Sub-cuenca 3. Así todos los espacios posibles en las laderas de los cerros fueron aprovechados para la construcción de terrazas agrícolas. Aunque la mayoría de las terrazas de este período con respecto a las anteriores no difieren en cuanto a la técnica constructiva, dos complejos agrícolas nuevos son instaurados durante este período: Mormontani y Viloma. Este tipo de terrazas está edificado con andesita dispuesta en una sola hilera que por lo general se trata de cantos rodados. No presentan argamasa y son relativamente bajas (0.40.m), el espacio entre una y otra es de aproximadamente de 2 a 3 m. Estos dos complejos constituyen los campos más extensos de agricultura – afiliados a la presencia Inka- que se encontraron en Cohoni y conforman alrededor de 45 ha. de zona de cultivo Se plantea que la ampliación de la frontera agrícola repercutió en el incremento de la producción que pudo- a su vez- orientarse, en parte, a la creación de excedentes que posibilitaran el mantenimiento de más gente foránea en los valles. Esta gente – en vista de las circunstancias – posiblemente estuviera dedicada exclusivamente a la producción agrícola. Por lo tanto, los móviles de ocupación de este territorio estaban ligados principalmente con el aprovechamiento de recursos (D’Altroy 1992). Por esa razón no era del todo necesario el establecimiento de centros administrativos Inka en estas zonas. Para controlar la explotación no era imprescindible la presencia de gobernantes imperiales; las actividades de control se daban de manera indirecta a través de las alianzas que los Inkas lograron con los grupos de colonos locales (Barragán 1994) o bien con las mismas elites residentes en el área altiplánica. Contrariamente al caso de Mantaro, donde la estrategia utilizada fue el control directo. Un hecho se puede observar en los valles interandinos ubicados al sur. Tal es el caso de los valles de Chuquisaca donde la manifestación imperial esta muy ligada a la extracción de recursos sin la necesidad de la instauración de centros administrativos como tales (Lima 2000)
300
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos o bien el caso de Tupiza donde no se encuentra ocupación Inka imperial, y el móvil para el establecimiento del imperio fue el aprovechamiento de recursos agrícolas y minerales (Angelo 1999). En ambos casos el control fue asumido por las elites locales y centros administrativos pre- existentes o por mitmas del imperio. Para concluir, es necesario aclarar que todavía no queda claro cual fue el destino final de toda esa producción. No se sabe si llegaba al centro del imperio para aprovisionar las arcas reales, lo cual es poco probable; o si por el contrario, servía para mantener a la población asentada en los valles adyacentes de Palca y Kotaña. De cualquier forma, lo único que se puede afirmar es que la incursión Inka cambió diametralmente el esquema que se tenía anteriormente. Para Cohoni fue la entrada del imperialismo en toda su magnitud. 2.2
La ampliación poblacional: La incorporación de poblaciones mit’mas.
Es importante mencionar la existencia de un conjunto de pastas cerámicas nuevas con formas tardías. Es posible que se trate de material de gente foránea traída para el asentamiento en Cohoni. Las ocupaciones más tardías sobre las quebradas y la zona de terrazas tienen grandes componentes de este material; una de las posibilidades de explicación sobre esta presencia es considerar que fueron grupos de mitmas traídos por los Inkas para asentarse en la región y contribuir con mano de obra en la producción agrícola. En otros valles interandinos como los de Cochabamba se verificaron la presencia de poblaciones foráneas movilizadas por el Inkario (Wachtel 1981). El status social de estas poblaciones era el de mitmas del imperio; este hecho fue documentado también en otras áreas (Costin et.al. 1986; D’Altroy y Earle 1985). Es probable que la presencia de éste componente cerámico este ligado a una nueva población introducida en Cohoni y vinculada con esa política del Inkario. Respecto a las relaciones sociales que los Inkas tuvieron con las poblaciones sometidas, se puede asumir que fueron muy variadas y complejas. Sin embargo, Lima (2000) ha sintetizado las más importantes en:
301
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos •
Relaciones de tipo indirecto, donde no existe población Inka pero si se nota la presencia de un grupo de control compuesto generalmente por las elites locales (Dillehay & Netherly 1988, citado en Lima 2000).
•
Relaciones de tipo directo, donde se establecen centros Inka provinciales desde donde se ejerce dominio (ibid.).
•
Relaciones de tipo mixto (Schreiber 1992), donde se ejerce un control directo a través de un ente administrativo foráneo; lo cual no implica la presencia física del estado.
En el caso de Cohoni, la presencia de cerámica Inka local estrictamente restringida a los contextos ceremoniales (e.g. áreas abiertas, áreas funerarias) de los sitios grandes como PCO 005, PCO 006, PCO 011 y PCO 050 ubicados exclusivamente en la zona montañosa, sugiere un tráfico restringido de este ítem a grupos de elite. Este hecho, sugiere que las relaciones sociales en Cohoni fueron de características indirectas, donde las elites locales fueron las que controlaron las actividades de producción. Es decir, los grupos de colonos instaurados desde la épocas pre- Inkas poseían sus propias elites y es posible que dichos grupos de poder fueran ratificados- en tiempos Inkas- por sus propios núcleos poblacionales en el Altiplano y fue a través de ellos que se controlaba a las nuevas poblaciones y a la producción. Este hecho sería parte de la estrategia de superposición económica descrito por Pease (1982) en el cual el Imperio respeta el sistema de extracción de recursos establecido por las sociedades sometidas. A esta situación se suma el hecho que los sitios con presencia de material cerámico Inka local tienen una gran secuencia de ocupación continua iniciada durante el Período Tiwanaku. De esta manera se puede concluir que el Inka incorporó dos políticas distintas en Cohoni (a) una concentrada en el auspicio de nuevas colonizaciones y otra (b) centrada en la ratificación de las autoridades locales de una “colonia primigenia”. En resumen, se puede plantear que los cambios introducidos en la región, producto de la instauración del control indirecto- fueron la intensificación agrícola, el aumento de población con posibles mitmas transportados por el Imperio. Estos cambios crearon a) una reestructuración en el patrón de asentamiento y b) sobreproducción económica. A
302
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos continuación se tratará sobre los cambios producidos por uno de los aspectos más importantes del poder: el control ideológico. 2.3
La re- apropiación y legitimación del contexto ritual
Earle (1997) plantea que el aspecto ideológico es un recurso para la obtención del poder y para la emergencia de sociedades pre-estatales. Los Inkas, quienes habían desarrollado un aparato religioso muy complejo, tenían -como una forma de reafirmar la alianza con otras poblacionesla práctica de respetar las divinidades locales40. A cambio, proponían la subordinación de las mismas a su divinidad principal, el Inti. Ese hecho fue advertido por varios cronistas de la primera época (Cobo 1653) en el famoso santuario Inka conocido como Koricancha. Es entonces posible que un proceso similar se hubiera llevado a cabo en Cohoni. En esta región, los datos etnohistóricos (Barragán 1982; Loza 1984) y los trabajos etnográficos en la región (Huidobro 1988) señalan al nevado Illimani como el Achachila más importante en la región. Como un reflejo de la política Inka ya señalada, Paredes (1959) señala que esta deidad era uno de los hijos favoritos de Viracocha Inti y uno de los dioses tutelares más respetado y adorado en tiempos del Inka. Como parte de esta política, el Imperio Inka, también, reocupó los lugares sagrados cercanos al Illimani, tal es el caso del sitio PCO 009 que es “convertido” en un Santuario de Altura y edificaciones cuadrangulares -posiblemente dedicadas a ceremonias y ritos- fueron construidas en su interior. Este sitio fue un extenso cementerio durante el Período Tiwanaku y su utilización en tiempos Inkas fue un reflejo de la apropiación de deidades y lugares sagrados para justificar la presencia Inka. A este hecho se suma la “formalización” del camino prehispánico al Illimani (PCO 024), que si bien pudo ser utilizado principalmente para la movilización de recursos, es posible que una de las funciones principales fue la conexión de la población con el Achachilla Illimani.
40
Para ilustrar este aspecto pueden ser consultadas sobre todo las crónicas de la Colonia Temprana. En ellas se ilustra la visón de las divinidades locales de los pueblos conquistados y el ligar que las mismas ganan en el Koricancha (Cieza de León 1953; Cobo 1653)
303
CAPÍTULO X A manera de conclusiones: Cohoni en tiempos prehispánicos Para concluir, se plantea que los cambios implementados en la región de Cohoni fueron producto de las políticas de expansión e incorporación al Imperio que no sólo fueron llevadas a cabo en el área altiplánica sino, también, en la costa y en la sierra. Es necesario aclarar que todos los aspectos mencionados derivan del estudio del caso particular de Cohoni y muchos de los planteamientos necesitan ser comprobados y analizados en otros sitios y otros contextos. Los valles como área intermedia, vieron y sintieron cambios propios con mucha constancia e intensidad y al mismo tiempo que fueron parte de procesos políticos mayores que cambiaron la dinámica social, política y cultural de los grupos asentados en estas regiones. Por lo tanto, la arqueología de este tipo de valles debe estar orientada a poder discernir cambios y procesos causados por aspectos propios o ajenos y mostrar un panorama cultural lo más cercano posible a la realidad prehispánica.
304
BIBLIOGRAFÍA ACOSTA, J. 1590 [1940] Historia Natural de las Indias. Fondo de cultura Económica, México. ALBARRACÍN-JORDAN, J. 1990 Agricultura y Patrones de Asentamiento Prehispánicos en el Valle bajo de Tiwanaku. Informe preliminar de las temporadas de Campo 1888-1989; (Manuscrito). 1991 The Pacajes Polity: Cultural Continuity and Change in the Tiwanaku Valley, Bolivia. Ponencia presentada en el 90th Annual Meeting of the American Anthropological association. Chicago, November 20-24. 1996 Tiwanaku: arqueología Regional y Dinámica Segmentaria. PLURAL editores, La Paz. ALBARRACÍN-JORDAN, J y MATHEWS, J: 1990 Asentamiento Prehispánicos del Valle de Tiwanaku Vol. I, Editorial CIMA, 1° edición, La Paz. ALBO, X 1998 Quechuas y aymarás. Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación, Vicemisnisterio de Asuntos Indígenas y Pueblos originarios, La Paz . ALCONINI, S 1995 Rito, Símbolo e historia en la Pirámide de Akapana: Un análisis de cerámica ceremonial prehispánica, Editorial Acción, La Paz. 1998 Estructura y Dinámica de la Frontera Inka en el Chaco Boliviano: Prospección y Excavación Sistemática en los centros Inkas de Manchachi-Cuzco Tuyo y Oronkota. Informe presentado a la Dirección Nacional de AntropologíaArqueología. La Paz. 2002 Prehistoric Inka Frontiers structure and dynamics in the Bolivian Chaco Disertación de PhD presentada en la Universidad de Pittsburg ALDENDERFER, M & STANISH, Ch. 1993 Domestic Architecture; Household Archaeology, and Past in the South-Central Andes. En: Domestic Architecture, Ethnicity, and Complementarities in the South-Central Andes. Editado por M.S. Aldenderfer, pp. 1-12, University of Iowa Press, Iowa City. ANDERSON, K., CÉSPEDES, R & SANZETENEA R. 1998 The Late Formative to Middle Horizon Transition in Cochabamba, Bolivia. Paper presented at the annual meeting of the Society for American Archaeology, Seattle, Washington. ANGELO, D. 1998 Tráfico de bienes, minería y aprovechamiento de recursos en la región de los valles del sur boliviano. (Una aproximación arqueológica a la región de los Chichas, Provincia Sur Chichas – Potosí). Tesis de grado presentada a la carrera de Arqueología de la Universidad Mayor de San Andrés. La Paz. AYALA, R. 1990 Informe Geológico de la región Chanca- Cantón de Cohoni, Tesis inédita de la Carrera de Geología. UMSA. BANDY, M.; COHEN, A.; CARDONA, A.; OQUICHE, A & GOLDSTEIN, P. 1996 The Tiwanaku Occupation in Chen Chen (M1). Report on the 1995 Salvatage Excavation. Ponencia presentada en el 61st Annual Meeting of the Society for American Archaeology, 11 de Abril, New Orlans. BARRAGÁN, R. 1982 El Acceso Vertical y el Nacimiento de la Hacienda de Palca (1596-1644). En: Avances de investigación N° 1 MUSEF, La Paz- Bolivia. 1994 ¿Indios de arco y flecha? Entre la arqueología y la historia de los siglos XVI-XVII. Antropólogos del Sur Andino (ASUR). Sucre. BAUER, B 1992 The Development of the Inca State. Foreword by Gary Urton, University of Texas Press. Austin. BENNETT, W C. 1936 Excavations in Bolivia. Anthropological Papers of the Museum of Natural History 35. BERENGUER, J. y DAUELSBERG P. 1987 El Norte Grande en la Órbita de Tiwanaku (400 a 1.200 d.C.). En: Culturas de Chile. Prehistoria desde sus orígenes hasta los albores de la conquista Editado por. J. Hidalgo pp 129-180, Editorial Andres Bello, Santiago. BERMANN, M
301305
BIBLIOGRAFÍA 1994
Lukurmata: Household Archaeology in Prehispanic Bolivia, Princeton, New Jersey: Princeton University Press BETANZOS, J. 1551 (1968) Suma y narración de los incas. Biblioteca de autores españoles, Ediciones Atlas, Madrid BERTONIO, L. 1612 Vocabulario de la lengua Aymará, Juli- Chucuito, Francisco del Canto Impresor BOUYSSE-CASSAGNE, T. 1987 La identidad Aymará. HISBOL – IFEA. La Paz. BROWMAN, D. 1978 Toward the development of the Tiwanaku State. En: Advances in Andean Archaeology, editado por D. Browman, pp.327-349. Mouton: The Hague 1981 New Light on the Andean Tiwanaku. En: American Scientist 69: 408-419 1993 Political Institutional factors contributing do the integration of the Tiwanaku State. Ponencia presentada en el 13th ICAES, Emergencia y Cambio en las Sociedades Urbanas tempranas, Ciudad de México. CARNEIRO, R. 1970 A Theory of the Origin of the State. En: Science Nº 169. CERUTI, M. 1999 Cumbres sagradas del Noroeste argentino: Avances en arqueología de alta montaña y etnoarqueología de Santuarios de Altura Andina., EUDEBA, Buenos Aires. CIEZA DE LEÓN, P. 1553 [1962] La Crónica del Perú, Espasa- Calpe, Madrid- España CHUQUIMIA, F. 1990 Re- evaluando a la historiografía boliviana. En Revista Historia, N° 25 UMSA. COBO, B. 1653 [1964] Historia del Nuevo Mundo. BAE, Madrid- España CONRAD, G. 1981 Cultural Materialism, Split Inheritance, and the Expansion of Ancient Peruvian Imperies. En: American Antiquity Vol. 46, N°1 CORNEJO, L. y GALLARDO, F. 1990 El diseño de prospección arqueológica: un caso de estudio. En: Chungara N°16-17 Universidad del Tarapacá, Arica- Chile. COSTIN C, EARLE T., OWEN B & ROSE G. 1986 The importante of inca conquest in the technology in the Upper Mantaro. En: One World Archaeologist Series. D’ALTROY, T. 1992 Provincial power in the Inka Empire. Smithsonian Institution Press, Washington y London 2000 The Incas, Blackwell Publishers, Massachusetts- Oxford. D’ALTROY, T. & BISHOP, R. 1990 Provincial organization of Inka ceramic production. En: American Antiquity Vol. 55 (1), pp120-138. D’ALTROY, T. & EARLE, T 1985 Staple finance, Wealth finance, and storage in the Inka political economy. En: Current Anthropology Vol.26, Nº2 EARLE, T. 1976 A Nearest-Neighbor Analysis of Two Formative Settlement Systems. En: The Earle Mesoamerican Village. Editado por K. Flannery. Academic Press. New York. 1997 How Chiefs Come to Power. Stanford University Press. California. ESPINOZA S, W 1987 Migraciones internas en el reino Colla: Tejedores, plumeros y alfareros del estado imperial Inka. En: Chungara 19: 249-289 ESTEVÉZ, J. 1985 Evidencias de Asentamientos Precolombinos en las Provincias de Sud Yungas y Murillo. En: Revista de Arqueología Boliviana Nº 3 pp.83-106 INAR, La Paz. 1992 Pasto Grande: Centro productivo Tiwanaku e Inka en las Sud Yungas bolivianas. En: Gaceta Arqueológica Andina Vol. VI, Nº 21, pp. 109-137 FALDÍN, J. 1985 La Arqueología de las provincias de Larecaja y Muñecas y su sistema precolombino. En: Revista de Arqueología Boliviana Nº 2, INAR, La Paz. GISBERT, T, ARZE, S & CAJÍAS S. 1987 Arte textil y mundo Andino. Gisbert y CIA. La Paz
306
BIBLIOGRAFÍA GOLDSTEIN, P 1990 Tiwanaku en Moquegua. En: Gaceta Arqueológica Andina Vol. Nº 18-19, pp. 75-105 1993a House, Community and State in the Earliest Tiwanaku Colony: Domestic Patterns and State Integration at Omo M12, Moquegua. En: Domestic Architecture, Ethnicity, and Complementarity in the South Central-Andes, editedo por M.S. Aldenderfer, pp. 25-41. University of Iowa Press, Iowa City. 1993b Tiwanaku temples and the State Expansion: A Tiwanaku sunken-court temple in Moquegua, Peru. En: Latin American Antiquity, 4(1) pp. 22-47 2000 Communities without borders: The vertical archipelago and Diaspora communities in the southern Andes. En: The archaeology of communities: A new world perspective, Editado por M. Canuto y J. Yaguer, Routledge London. GOSE, P. 1993 Segmentary State Formation and the Ritual Control the Water under the Incas. En: Comparative Studies in Society and History Vol. 25, pp. 480-514 GRAFFAM, G. 1992 Beyond State Collapse: Rural History, Raised Field, and Pastoralism in the South Andes. En: American Anthropologist 94(4):882-904 GOBIERNO MUNICIPAL DE PALCA: 1999 Plan Estratégico de Desarrollo Municipal, Elaborado por: Liga de Voluntarios para el Desarrollo Sostenible, La Paz. HASTINGS, C 1987 Implications of Andean verticality in the evolution of political complexity: a view from the margins. En: The Origins and Development of the Andean State Edited by: Jonathan Haas, Shelia Pozorski y Thomas Pozorski, Cambridge University Press HARRIS, O. 1995 El Poder de los Signos: Género, Cultura y lo Salvaje en los Andes Bolivianos. Documentos internos de la FLACSO, Quito HESTER, T.; SHAFER, H. & FEDER, K 1997 Field Methods in Archaeology. Mayfield Publishing Company, California. HEREDIA, M. & RIVERA C. 1991 Los petroglifos de Achocalla, Departamento de La Paz, Bolivia. En: Boletín N.- 5: 57-75. Sociedad de investigación del arte rupestre de Bolivia (SIARB). La Paz. HIGUERAS- HARE, A. 1996 Prehispanic settlement and land use in Cochabamba, Bolivia. Disertación doctoral no publicada. Departamento de Antropología. Universidad de Pittsburg. Pittsburgh. HODDER, I & ORTON, C. 1990 Análisis espacial en Arqueología. Traducido por: Aubet M y Tenas M. Editorial Crítica, Barcelona HOSHOWER, L; BUIKSTRA, J; GOLDSTEIN, P & WEBTSER, A. 1995 Artificial Cranial Deformation at Omo M10 Site: A Tiwanaku complex from the Moquegua Valley, Peru. En: Latin American Antiquity 6(2): pp.145-164 HUIDOBRO, J. 1988 Culto a las Montañas. En: La Verdadera Escritura Aymará. Editorial CIMA, La Paz HYSLOP, J 1977 Chullpas of Lupaqa zones of the Peruvian High Plateau. En: Journal Field Archaeology, Vol. 4 1979 El área Lupaqa bajo el dominio Incaico un reconocimiento arqueológico. En: Revista Histórica Vol. III/ Nº 1, Pontificia Universidad Católica del Perú 1992 Qhapaqñan. El sistema vial inkaico. Instituto Andino de Estudios Arqueológicos (INDEA) y Petróleos del Perú. Lima. IBARRA GRASSO, D. & QUEREJAZU L. 1986 30,000 Años de Prehistoria en Bolivia. Editorial Los Amigos del Libro, La Paz. JANUSEK, J 2003 Vessels, Time, and Society: Toward a Ceramic Chronology in the Tiwanaku Heartland” En: Tiwanaku and Its Hinterland: Archaeology and Paleoecology of an Andean Civilization, Editado por A. Kolata, Smithsonian Institution Press, Washington and London
307
BIBLIOGRAFÍA JULIEN, C. 1982 Inca Decimal Administration in the Lake Titicaca Region. En: The Inca and Aztec States 1400-1800. Anthropology and History. Editado por: G. Collier, R. Rosaldo & J. Wirth. Academic Press. New York. 1995 Hatuncolla: A view of Inca Decimal Administration in the Lake Titicaca Region. Series of Anthropologist investigation Vol. 15 University of California. KEELEY, Lawrence 1980 Experimental Determination of Stone Tool Uses. A Microware Analysis. The University of Chicago Press. Chicago and London. KNUDSON, K. 2004 Tiwanaku residential mobility in the south central Andes: Identifying Archaeological human migration through strontium isotope analysis. Tesis para optar al grado de PhD presentada en la Universidad de Wisconsin de Madison KOLATA, A 1985 El papel de la agricultura intensiva en la economía política del estado Tiwanaku. En: Dialogo Andino Nº 4, Departamento de Historia y Geografía, Universidad de Tarapacá, Arica 1986 The Agricultural Foundation of the Tiwanaku State: A view from the heartland. En: American Antiquity 51(4):748:762 1993 The Tiwanaku Portrait of an Andean Civilization, Cambridge Ma. And Oxford UK 2003 Tiwanaku Ceremonial Architecture and Urban Organization. En: Tiwanaku and Its Hinterland: Archaeology and Paleoecology of an Andean Civilization Editado por A. Kolata, Smithsonian Institution Press, Washington and London LECHTMAN, H. 1993 Technologies of power: The Andean case. En: Configurations of power Holistic anthropology in Theory and Practice Editado por J.S. Henderson y PJ. Netherly, Cornell University Press, Utah. LIMA, P. 2000 ¿Ocupación Yampara en Quila-Quila? Cambios socio-políticos de una sociedad prehispánica durante el Horizonte Tardío. Tesis inédita de Licenciatura presentada en la carrera de Arqueología UMSA. LOZA, C B. 1984 Los Quiruas de los valles paceños: una tentativa de identificación en la época prehispánica. En: Revista Andina N°2, La Paz 1990 La población de los valles quirwa de La Paz durante el siglo XVI (Entrevista realizada por Fernando Chuquimia B.) En: Revista Andina N°23, La Paz- Bolivia MANRIQUE, E. 2001 Guía para un estudio y tratamiento de cerámica precolombina. CONCYTEC. Lima-Perú MATOS, R. 1994 Pumpu: Centro administrativo Inka en la Puna de Junín. Editorial Horizontes, Lima. MATTEWS, J.E. 1992 Prehispanic Settlement and Agriculture in the Middle Tiwanaku Valley, Bolivia. Disertación de Ph.D presentada al Departamento de Antropología en la Universidad de Chicago. McANDREWS, T; ALBARRACÍN-JORDÁN, J & BERMANN, M 1997 Regional Settlement Patterns in the Tiwanaku Valley of Bolivia. En: Journal of Field Archaeology. Vol.24. DE MESA J; GISBERT T y DE MESA, C. 1999 Historia de Bolivia, Editorial Gisbert, La Paz- Bolivia MEYERS, R 2002 Cuando el sol caminaba por la tierra: Orígenes de la intermediación Kallawaya. Plural editores, La Paz. MICHEL, M; GUTIERREZ, D & IRAOLA M. 1999 Informe preliminar de prospección arqueológica. Parque Arqueológico Achocalla. Reporte presentado a la Dirección Nacional de Antropología y Arqueología (DINAAR) y la Sociedad de Investigaciones del Arte Rupestre de Bolivia (SIARB). La Paz. MICHEL, M; IRAOLA, M; BELTRAN, M; SEJAS, C; FONTENLA, R; VILLEGAS V; ULLOA, D; CACERES O & TICONA M. 1999b Informe preliminar Prospección arqueológica de Achocalla. Reporte presentado a la Carrera de Arqueología. Universidad Mayor de San Andrés. La Paz. MICHEL, M; IRAOLA, M; BELTRAN, M; SEJAS, C; FONTENLA, R; VILLEGAS V; ULLOA, D; CACERES O & TICONA M.
308
BIBLIOGRAFÍA 2000
Prospección arqueológica del valle de Achocalla. Ponencia presentada a la XIV Reunión Anual de Etnología. Seminario de Antropología Histórica. La Paz.
MENZEL, D 1964 Style and Time in the Middle Horizons. En Ñawpa Pacha 2:1-104 MURRA, J. 1972 El “control vertical” de un máximo de pisos ecológicos en la economía de las sociedades andinas. En: Visita a la provincia de León de Huanuco en 1562. Documentos de Historia y Etnología de Huanuco y la Selva central 2:427-476. Universidad Nacional de Emilio Valdizan. 1975 An Aymará Kingdom in 1567. En: Etnohistory 15:115-151 NUÑEZ, R. 1975 Geología de Bolivia. Editorial Amigos del Libro, La Paz. NUNEZ, D. & DILLLEHAY T. 1978 Movilidad giratoria, armonía social y desarrollo en los Andes meridionales: patrones de tráfico e interacción económica .Universidad del Norte, Antofagasta. ORTON C, TYERS, P & VINCE A. 1997 La cerámica en arqueología. Cambrige manuals in Archaeologyy. Cambrige University Press. PAREDES, R. 1950 La Paz y la Provincia Cercad. Colección Etnografía y Folklore, La Paz. PARSONS, J. 1972 Archaeological Settlement Patterns. En: Annual Review of Anthropology, Vol. 1. 1989 Arqueología regional de la cuenca de México: una estrategia para la investigación futura”. En: Anales de Antropología. Universidad Nacional Autónoma de México. México, D.F. PARSONS, J., Hastings C. & Matos R. 1997 Methodology, Chapter 5. En: Prehispanic Settlement Patterns in the Upper Mantaro and Tarama Drainages, Depto. Junín, Perú. Volume 1: The Tarama and Chinchaycocha Regions. PÄRSSINEN, M. 1992 Tawantinsuyu: the Inca state and its political organization. Gummerus, Jyväskylä. 1997 Investigaciones arqueológicas con ayuda de fuentes históricas: experiencias en Cajamarca, Pacasa y Yampara. En: Homenaje a Thierry Saignes. IFEA, Paris. PARSSINEN, M & SIIRIANEN, A 1997 Inka-style ceramics and their chronological relationship to the Inka expansion in the southern Lake Titicaca area (Bolivia). En: Latin American Antiquity, 8(3), pp. 255-271 PATTERSON, T 1991 The Inka Empire, the formation and disintegration of a pre-capitalist State. Berg, Oxford, Inglaterra. PAULSEN, A. 1981 The archaeology of the absurd. En: American Antiquity Vol. 46, N°1 PAZ, J; ANGELO, D; LÉMUZ C. & ARANDA, K. 2000 Evidencias de ocupación prehispánica en la zona de Alto Achumani (Ciudadela Stronguista) Proyecto de Rescate Arqueológico, La Paz. PAZ, JL; GARCÍA, R; JIMÉNEZ N; VARGAS, J; CACERES, O; FONTANELA, R; QUISPE, O; SEJAS, C; TICONA, M; ULLOA, D & VILLEGAS, V 2003. La presencia Tiwanaku en el sitio de ACH-10 (Valle de Achocalla, Bolivia). Informe presentado a la carrera de Arqueología. Universidad Mayor de San Andrés. La Paz. 2004 La presencia Tiwanaku en el sitio de ACH-10 (valle de Achocalla, Bolivia). Artículo en espera de publicación, Carrera de Arqueología-UMSA. PEASE, F. 1982 The formation of Tawantinsuyo. En: The Inca and Aztec Status 1400-1800 Anthropology and History. Editado por G. Collier, R, Rosaldo, J. Wirth, Academic Press, New York- London PLOG, S. 1978 The survey strategy. En: Spatial Organization and exchange: Archaeological Survey on Northern of Mesa Black Editado por S. Plog, pp 32-49, Southern Illinois Press 1986 Decision Making in the Modern Survey. En: Advances in Archaeological Method and Theory 1:383-421, Editado por M. Schiffer, Academic Press New York PONCE S., C. 1967 Importancia de la cuenca paceña en el período pre-colombino. En: Kana Nº 39, pp.6-12, La paz 1981 Tiwanaku: Espacio, tiempo y cultura, Editorial Amigos del Libro, La Paz – Cochabamba 1980 Panorama de la Arqueología Boliviana, Editorial La Juventud, La Paz PORTUGAL Z, M.
309
BIBLIOGRAFÍA 1956
Arqueología de La Paz, En: Arqueología Boliviana. Primera Mesa redonda de arqueología, Biblioteca Paceña, Alcaldía Municipal pp.343-401, La Paz PRESTA, A (Ed. y Comp.) 1995 Espacio, etnias, frontera: Atenuaciones políticas en el sur del Tawantinsuyu siglos XV-XVIII. Ediciones Antropólogos del Surandino (ASUR). Sucre. REDMAN, C: 1974 Archaeological sampling strategies. Addison- Wesley Modules in Anthropology Nº 55 REDMAN, C. & WATSON, P. 1970 Systematic intensive surface collection. En: American Antiquity: 35:279-291 RENFREW, C. & BAHN, C. 1991 Archaeology. Theories, Methods and Practice. New York. RYDÉN, S 1947 Archaeological Researches in the Highlands of Bolivia. Elanders Boktryckeri Aktiebolag, Goteborg. RODAS, D 2002 Ocupación Inka en la Prov. Sud Yungas: Avances de Investigación. Ponencia presentada en la XVI Reunión Anual de Etnología, MUSEF, La Paz ROSTWOROWSKY, M. 1978 Señoríos indígenas de Lima y Canta. Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Lima. 1988 Historia del Tahuantinsuyu. Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Lima. ROPER, D. 1979 Method and theory in the site catchments analysis: A review. En: Advances in Archaeological Method and Theory Vol. 2 SANDERS, W., PARSONS J, & SANTLEY, R.. 1979 The Basin of Mexico: Ecological Processes in the Evolution of a Civilization. Academic Press. New York SCHREIBER, K J 1987 From state to empire: the expansion of Wari outside the Ayacucho Basin. En: The Origins and Development of the Andean State. Edited by: J. Haas, S. Pozorski y T. Pozorski, Cambridge University Press SCHIAPPACASSE, V; CASTRO, V. & NIEMEYERS, H. 1987 Los desarrollos regionales en el Norte Grande (1000 a 1400 d. C.). En: Culturas de Chile. Prehistoria desde sus orígenes hasta los albores de la conquista Editado por. J. Hidalgo pp.181-226, Editorial Andrés Bello, Santiago. SCHORTMAN, E. & URBAN, P. 1985 Modeling Interregional Interaction in Prehistory. En: Advances in Archaeological Method and Theory, Vol. 11, Academic Press, New York SAIGNES, T. 1979 Valles y punas en el debate colonia: La pugna sobre los pobladores de Larecaja. En: Histórica Vol. III, Nº 2, Pontificia Universidad Católica del Perú. 1986a Los Andes orientales, historia de un olvido. CERES – IFEA. Cochabamba. 1986b “En Busca del Poblamiento étnico de los Andes Bolivianos (s. XV y XVII)”. En: Avances de investigación Nº 3, MUSEF, La Paz. 1997 “Las etnias en el Valle de Chuquiago (La Paz) siglo XVI” En: Boletín Historia Nº 4, Editado por Chuquimia, Molina y Flores, UMSA, La Paz. SHEPARD, A. Ceramic for archaeologist. Carnegie Institution of Washington, Publication 609. Washington, DC. 1956 STANISH, C. 1989 Ancient Andean Political Economy, University of Texas Press, Austin Texas 1997 Nonmarket Imperialism in the Prehispanic Americas; the Inka occupation in the Titicaca Basin”. En: Latin American Antiquity 8(3) pp. 195- 216 2000 Negotiating Rank in the Imperial State: Lake Titicaca Basin Elite under Inca and Spanish Control. En: Hierarchies in action: Cui Bono? Editado por M. Diehl. Southern Illinois University 2003 Ancient Titicaca: The Evolution of Complex Society in Southern Peru and Northern Bolivia. University of California Press, Berkeley. STANISH, C & STEADMAN, L.H 1994 Archaeological Research at Tumatumani, Juli Perú. Fieldiana Anthropology Nª 23 Field Museum of Natural History.
310
BIBLIOGRAFÍA STEADMAN, L H 1994 Analysis of artifacts from Tumatumani: Ceramic Artifact. En: Archaeological Research at Tumatumani, Juli Perú Editado por: C. Stanish y L. Steadman, pp.47-48 Fieldiana Anthropology Nª 23 Field Museum of Natural History. 1995 Excavations at Camata: An Earle Ceramic Chronology for the western Titicaca Basins. Tesis de Doctorado presentada en la Universidad de Berkeley, California. STRECKER, M. 1986 Petroglifos del Valle de Achocalla, Depto. de La Paz, Bolivia. Documento inédito en posesión del autor. 1988
Sistemas de libación en petroglifos de Bolivia. Ponencia presentada al 1er simposio de Arte Rupestre. Sociedad de investigación del arte rupestre en Bolivia (SIARB). Cochabamba. STRECKER, M. & RIVERA C. 1998 Prospección de los petroglifos de Achocalla. Informe presentado a la Dirección Nacional de Antropología y Arqueología (DINAAR). La Paz. TAYLOR, P. 1971 Distance transformations and distance decay functions. En: Geographical Analysis, Nº 3. TSCHOPIK,H. 1950 The aymara in Chucuito,Peru. En: Anthropological papers of the American Museum of Natural scienci 44:137-308 TROLL, C. 1958 Las culturas superiores andinas y el medio geográfico. En: Revista del Instituto de Geografía 5:3-49, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima TORERO, A. 1987 Lenguas y pueblos altiplánicos en torno al siglo XVI. En: Revista Andina. Año 5, Nº 2. Cuzco. VAN BUREN, M 1996 Rethinking the Vertical Archipielago. En: American Anthropologist 98(2)338-35t VRANISH, A; LOPEZ, J.; YAEGER, J & MALDONADO, M. 2001 Informe de los trabajos arqueológicos realizados por el Proyecto Arqueológico Pumapunku- Akapana. Documentos Internos de la DINAAR VILLAMOR, W 1981 Enclaves de mitmas Tiwanaku en los Valles de Cochabamba, Larekaja, Collana y Kooni. En: Ancestro Nº 1 Año 1, La Paz. WACHTEL, N 1981 Los mitmas en el valle de Cochabamba: La política de colonización de Wayna Cápac. En: Historia Boliviana 1/1, Cochabamba WATERS, M. 1992 Principles of geoarchaeology. An American perspective. Universidad de Arizona. Tucson WRIGHT, H. & JOHNSON, G. 1975 Population, Exchange, and Earle State Formation in Southwestern Iran. En: American Anthropologist (77) YAMAMOTO, N 1985 Andean Ecology and Civilization: An Interdisciplinary Perspective on Andean Ecological Complementarity’s. Edited by Shozo Masuda, Izumi Shimada and Craig Morris, University of Tokyo Press
311
ANEXOS
LISTA DE CÓDIGOS DE ATRIBUTOS CERÁMICOS Proyecto Cohoni 2003-2004 Formas cerámicas básicas 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.
Olla Jarra Cuenco Tazón Tinaja Aríbalo Keru Fuente Sahumador
Parte del cuerpo 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10.
Borde cuerpo base asa plana asa redonda cuello pata pitón mango sujetador de aríbalo
Decoración 0 Ausente 1 Presente
Técnica de decoración 1. 2. 3. 4.
Inciso Pintado Exciso Modelado
Acabado de superficie 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17.
Alisado Tosco Alisado a estrías Alisado Fino Pulido Tosco Pulido Fino Escobado Bruñido Erosionado Esmaltado Engobe rojo pulido Baño crema Engobe café pulido Engobe naranja pulido Engobe guindo Engobe café Engobe naranja Engobe negro
18. Engobe blanco
Cocción 1. 2. 3. 4. 5. 6.
Atmósfera oxidada atmósfera reducida centro reducido centro oxidado superficie externa oxidada-superficie interna reducida superficie externa reducida- superficie interna oxidada
Grosor de paredes 1. 2. 3. 4.
0-0.3 cm. 0.4-0.6 cm. 0.7-0.9 cm. mayor a 0.9 cm.
Presencia de hollín 1. Externo 2. Interno 3. Ambos
Posible Filiación Cultural 1. 2. 3. 4.
Tiwanaku Clásico Intermedio Tardío Inka Colonial
Forma del Cuerpo 1. Paredes rectas 2. Paredes curvas
Forma del borde
FICHA DE CLASIFICACIÓN DE MATERIAL CERÁMICO SITIO…………..ESTRATO……….Nº DE BOLSA………..ANALISTA…………FECHA……….. FORMA
PARTE DEL CUERPO
DECORACIÓN
PAGINA 1 DE 2
TECNICA DEC
MOTIVO. DEC
PASTA
ACABADO SUPERFICIE EXTERNA
ACABADO SUPERFICIE INTERNA
COCCIÓN
PRES. HOLLIN
GROSOR DE PAREDES
TIPO DE BORDE
TIPO DE BASE
FILIACIÓN
Nº de Código
FICHA DE CLASIFICACIÓN DE MATERIAL LITICO SITIO…………..ESTRATO……….Nº DE BOLSA………..ANALISTA…………FECHA……….. Código
Tipo de artefacto tallado, pulido o de desecho
Materia prima