Contenido Una visión Cristológica del Espíritu Santo .............................................................. ................................................................................................................. ...................................................2 ............................................................................................................................... ..................................................................................... ..................2 El Espíritu de verdad ............................................................
Revelador del hijo ................................................................. ....................................................................................................................................... ..................................................................................... ...............5 La labor del Espíritu Santo en el plano redentor . ..................................................................................................5 ¿Quién es el Espíritu Santo? ............................................................. ................................................................................................................................... .......................................................................... .... 7 La personalidad del Espíritu Santo .......................................................... ......................................................................................................................... ............................................................... 7 La Deidad del Espíritu Santo ..................................................................... ................................................................................................................................... .............................................................. 9 Doctrinas controversiales controversiales dentro del profetismo ............................................................... ..................................................................................................... ......................................12 La morada del Espíritu ..................................................................... .......................................................................................................................................... ....................................................................... ..13 El bautismo del Espíritu ................................................................... ........................................................................................................................................ ....................................................................... .. 13 Sellados por el Espíritu .................................................................... ......................................................................................................................................... ....................................................................... ..15 La plenitud del Espíritu ..................................................................... .......................................................................................................................................... ....................................................................... .. 15 ........................................................................................................... .................................................16 El Espíritu Santo en la Historia de la iglesia ..........................................................
Una iglesia con identidad escritural ......................................................... ...................................................................................................................... ............................................................. 17 ........................................................................................................................ .............................................................18 Una iglesia con identidad fraternal ...........................................................
Una iglesia que transforma el mundo .................................................................. ................................................................................................................... .................................................19 .............................................................................................................................. .............................................................................................. ........................... 20 Jhon Wesley ...........................................................
Bibliografía ............................................................... ........................................................................................................................................ ................................................................................................. ........................21 ....................................................................................................................................... .............................................................................................. ........................22 Vocabulario .................................................................
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Una visión Cristológica del Espíritu Santo Definir el rol de la tercera persona de la Trinidad, puede variar dependiendo de la fuente que usemos para nuestra investigación, cada una de sus actividades se verán distorsionadas dependiendo dependiendo de los lentes que usemos para mirar al Dios Espíritu Santo, por tanto, para obtener una visión limpia de posturas teológicas (aunque estas conclusiones afirmen o desacrediten alguna de las ya existentes), debemos conocer las palabras de Cristo, como agente comisionador. Cada una de las palabras de Jesús acerca de las doctrinas9 con las que normalmente convivimos se vuelven imprescindible para nuestra fe, pues nos permiten establecer un fundamento base para la compresión de los misterios divinos revelados por el Hijo. ¿Qué es lo que dijo Jesús acerca de la tercera persona de la T rinidad? ¿Qué características características fueron descritas por el hijo de Dios que identificaban de forma única al rol del Espíritu en la era de la gracia? Cada una de estas preguntas serán respondidas en el análisis de las palabras de Jesús, y su promesa del advenimiento 1 del consolador. Citemos: Jn. 14:16-18, 25-26; 15:26; 16: 5-15.
1. El Espíritu de verdad. 2. Revelador del Hijo. 3. La labor del Espíritu santo en el plan redentor 24. El Espíritu de verdad Ya escucharon lo que dije: «Me voy, pero regresaré a ustedes». Si de verdad verdad me aman, deberían alegrarse alegrarse de que me vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Jn. 14:28
Uno de los rasgos distintivos de una verdadera obra del Espíritu Santo es que se dirige a las personas hacia la Palabra de Dios. Como Jonathan Edwards explicó: «Ese Espíritu que opera de una manera tal que provoca en los hombres una más profunda consideración de las Sagradas Escrituras, y los establece más en su verdad y deidad, es sin duda el Espíritu de Dios». Edwards obtuvo este principio de 1 Juan 4.6, donde el apóstol les dijo a sus lectores: «Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error» . Una
verdadera obra del Espíritu lleva a los creyentes a someterse a la enseñanza apostólica (es decir, el Nuevo Testamento) y por extensión a toda la Biblia. Él los guía a un mayor aprecio y amor por las Escrituras. Al contrario, los falsos profetas menosprecian la Palabra de Dios, añaden sus propias ideas y tuercen su significado (cp. 2 P. 3.16). La Biblia revela una relación inseparable entre el Espíritu Santo y las Escrituras que él inspiró (2 P. 1.20 – –21) 21). Los profetas del Antiguo Testamento T estamento fueron inspirados inspirados por el Espíritu para predecir la venida del
Señor Jesucristo (1 P. 1.10 – –11; 11; cp. Hch. 1.16; 3.18). Los apóstoles fueron igualmente inspirados por Él para componer los evangelios bíblicos y escribir las epístolas del Nuevo Testamento (Jn. 14.25 – –26; 26; 15.26, 27). Hablando de la revelación que el Espíritu Santo les daría a los apóstoles, el Señor les explicó: «Aún tengo 2
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muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomara de lo mío, y os lo hará saber, Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber» (Jn. 16.12 –15).
Como el Señor dejó claro, el Espíritu Santo no hablaría por su propia cuenta, sino les revelaría a ellos las palabras de Cristo. Esa promesa se cumplió en la escritura del Nuevo Testamento. La Biblia es el libro del Espíritu Santo, él lo inspiró y autenticó. Este es el principal instrumento que Él usa para convencer al mundo de pecado ( Jn. 16.8 –11; Hch. 2.37), guiar a los pecadores al Salvador (Jn. 5.39; 1 Jn. 5.6), y conformar a los creyentes a la imagen de su Señor (2 Cor. 3.18; 1 P. 2.2). Por lo tanto, las Escrituras se describen como «la espada del Espíritu». Para los creyentes, esa espada significa el poder del Espíritu que los defiende de la tentación (Ef. 6.17); para los no creyentes, es un instrumento de precisión que el Espíritu Santo utiliza para penetrar en los corazones llenos de incredulidad (Heb. 4.12). Una comparación de Ef. 5.18 con Col. 3.16 demuestra que el mandamiento «sed llenos del Espíritu» es paralelo a la orden de «dejar que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros», ya que ambos producen el mismo resultado (cp. Ef. 5.18—6.9; Col. 3.16—4.1).
Calvino y la Iglesia Católica Romana compartían algunas convicciones con respecto a las Escrituras. Ambos creían que las Escrituras son la Palabra de Dios, inspiradas por el Espíritu Santo, infalibles 17 y autoritativas. Ni los católicos, ni Calvino ni los Reformadores ponían en duda esta idea. El punto de debate entre Calvino y los católicos fue la enseñanza que la autoridad de las Escrituras dependía del testimonio de la Iglesia. La Iglesia Romana afirmaba que el canon de la Escritura, su preservación y su origen y autoridad divinos debían ser aceptados como verdaderos por los fieles porque la Iglesia lo dijo. En otras palabras, la autoridad de la Escritura dependía del testimonio de la Iglesia. Además, la Iglesia tenía la correcta interpretación de las Escrituras; la colección de estas interpretaciones formó la tradición eclesiástica, la cual posee tanta autoridad como las mismas Escrituras. Por tanto, los católicos laicos no podían leer e interpretar las Escrituras para sí mismos. Dependían de la interpretación que la Iglesia les suplía. De esta manera la Palabra y su interpretación eran cautivos de la autoridad eclesiástica de la Iglesia Católica Romana. Calvino se opuso a esta situación, la cual prevaleció durante la edad media. Consideraba esta enseñanza un insulto al Espíritu Santo y un abuso de autoridad por parte de la Iglesia Católica Romana. Según Calvino, la iglesia verdadera fue fundada sobre las Escrituras, y no al revés. La autoridad de las Escrituras no dependía del testimonio de la Iglesia, sino muy al contrario: la Iglesia tiene autoridad sólo siempre y cuando se adhiera a la doctrina bíblica. Calvino apeló a Ef. 2:20, dónde Pablo enseña que la Iglesia está edificada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, el cual es la enseñanza de las Escrituras. La Iglesia simplemente reconoce —no establece ni determina — la inspiración 18 y la autoridad de los libros que forman el sagrado canon. Según Calvino, la mayor prueba de la autoridad e inspiración de las Escrituras es el hecho de que Dios mismo habla en ellas. Para Juan Calvino, lo que el Espíritu había inspirado en las Escrituras fue suficiente y final. Mahoma, el Papa y los «entusiastas, estaban equivocados cuando alegaron que el Espíritu enseñaría nuevas verdades en el presente. Según Calvino, las palabras del Señor Jesucristo en Jn. 14:26 manifestaron claramente qué iba a ser el ministerio del Paracleto: Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a 3
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quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. Es decir, el ministerio del Paracleto no constaría de revelar nuevas verdades que exceden las que
el Señor Jesús y los apóstoles enseñaron, sino de iluminar 14 las mentes y los corazones de los creyentes para que entendiesen y creyesen en las verdades que ya habían sido reveladas en las Escrituras. Dice: «El espíritu que introduzca cualquier invención ajena al evangelio es un engañador y no es de Cristo» .
Los anabaptistas2 pretendiendo ser instruidos directamente por el Espíritu por medio de nuevas revelaciones, las cuales recibieron por la luz interior. Afirmaban que el Espíritu no podía ser limitado a palabras escritas porque esto disminuiría su Soberanía. Probar las manifestaciones espirituales deshonraría al Espíritu. Llegaron al punto de poner en ridículo a los que se adherían solamente a las Escrituras, porque consideraban que la Palabra escrita fue una forma de revelación inferior y temporánea y criticaron a Calvino y a los demás Reformadores por asirse a la «letra que mata». Por lo tanto, los entusiastas eran una reacción a la esclavitud de las Escrituras a la iglesia, la cual había sido el emblema de todo hasta la Reforma, pero fue una reacción demasiado exagerada. Naturalmente Calvino se compadecía con los entusiastas sobre varios puntos. Ambos creían que las Escrituras, como la Palabra de Dios, no fueron esclavizadas a la interpretación de la Iglesia Católica Romana, sino que debían ser examinadas libremente por todos. Sin embargo, Calvino seriamente disputaba la separación del Espíritu de la Palabra y consideraba que cualquier tendencia en esta dirección era «demente». También dudaba que estas nuevas revelaciones fueran del Espíritu, y aun sospechaba que los que pretendían recibir nuevas revelaciones que excedieron las Escrituras, fueran guiados por otro espíritu que el Espíritu Santo. Calvino creía en la realidad y acción de espíritus engañadores, y que Satanás constantemente engañaba a la gente, intentando apartarlos de la verdad, transformándose en un «ángel de luz» (2 Cor. 11:3,14). Según él, «nuevas revelaciones» eran la invención de espíritus mentirosos y
no venían del Espíritu Santo. Para Calvino, la pretensión a «nuevas revelaciones» cumplía 1 Tim. 4:1-2: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia…” El punto central de Calvino era que el Espíritu habla por medio de las Escrituras. No es
que el Espíritu fue limitado a la predicación de la Palabra y la administración de los sacramentos, sino que no pudo ser disociado de cualquiera de ellos. El Espíritu fue dado a la Iglesia no para traer nuevas revelaciones, sino para instruirnos en las Palabras de Cristo y los profetas. La obra del Espíritu Santo se podía reconocer mediante su armonía con las Escrituras, las cuales fueron inspiradas por el Espíritu mismo. Calvino desea suplir un criterio por el que la Iglesia pudiera discernir el camino seguro, en el ámbito de la experiencia religiosa, lo que de verdad venía del Espíritu de Dios y lo que provenía de los espíritus falsos. Para él sólo había un criterio seguro e infalible: el Espíritu hablando en las Escrituras. De este modo no habría ninguna disminución del poder y gloria del Espíritu cuando estaba de acuerdo con ellas, ya que él mismo las inspiró. Estaría de acuerdo con sí mismo y ¿qué deshonra hay en eso? El probar las manifestaciones que supuestamente eran del Espíritu usando el filtro de las Escrituras, en realidad al Espíritu le plació porque él mismo había determinado que así la Iglesia debía proceder con respecto a estas manifestaciones. Para Calvino no podía haber contradicción alguna entre las Escrituras y la obra del Espíritu en la era pos-apostólica; y por esa razón se refiere a menudo a 4
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las Escrituras como «la imagen del Espíritu». Varios pasajes bíblicos establecen criterios por los cuales uno puede juzgar tanto profecías como profetas. Entre éstos Calvino menciona: No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales. Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos. Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo. 1 Cor. 12:1-3 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. 1 Jn. 4:1-3
Revelador del hijo El me glorificará, porque todo lo que les dé a conocer, lo recibirá de mí. Jn. 16:14 El papel principal del Espíritu Santo es alabado por
exaltar a Cristo ,
sobre todo para lograr que
Cristo sea
su pueblo. El Espíritu hace esto de una manera personal y única, en primer lugar al
reprobarnos y condenarnos, mostrándonos nuestro propio pecado, abriendo nuestros ojos a lo que es la verdadera justicia y haciéndonos sentir profundamente nuestra responsabilidad ante Dios, el Juez justo de todos (Jn. 16.8 –11). El Espíritu Santo habita en los creyentes, dándonos poder para servir y glorificar a Cristo (Rom. 8.9). Él nos guía y nos da la seguridad de nuestra salvación (vv. 14 –16). Ora por nosotros con gemidos demasiado profundos para ser expresados con palabras (v. 26). Nos sella, nos mantiene seguros en Cristo (Ef. 4.30; 2 Cor. 1.22). La presencia diaria del Espíritu es la fuente y el secreto de nuestra santificación hasta que nos conforme a la imagen de Cristo. El pastor Dan Phillips trata el punto de forma concisa: Muéstreme a una persona obsesionada con el Espíritu Santo y sus dones (reales o imaginarios), y yo le mostraré una persona no llena del Espíritu Santo. Muéstreme a alguien enfocado en la persona y la obra de Jesucristo, que nunca se cansa de aprender acerca de él, piensa en él y le exalta, que habla acerca de él, por él y a él, emocionado y fascinado con sus perfecciones y belleza, que busca maneras de servirlo y exaltarlo, que explora incansablemente formas de entregarse y ser usado por él, creciendo en su carácter para ser más y más como Cristo, y yo mostraré una persona que está llena del Espíritu Santo.
La labor del Espíritu Santo en el plano redentor Cuando él venga, pondrá de manifiesto el error del mundo en relación con el pecado, con la justicia y con la condena. Con el pecado, porque no creen en mí; Jn. 16:8
De la misma forma, el Espíritu Santo guía a las personas a la verdad del evangelio de Jesucristo . El Espíritu fue enviado para convencer al mundo de pecado y de justicia, de modo que los pecadores puedan creer en el Señor Jesús (Jn. 16.7 –11). El Espíritu da testimonio de la verdad histórica del evangelio (Hch. 5.30 –32) y capacita a los que predican el mensaje de salvación (1 P. 1.12). Tal como un comentarista
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explica: «No es posible que la Palabra de Dios more en los creyentes a menos que estén llenos del Espíritu y, por el contrario, los cristianos no pueden ser llenados con el Espíritu si la Palabra de Cristo no está morando en ellos». Ser lleno del Espíritu comienza con estar saturado de las Escrituras; cuando los
creyentes se someten a la Palabra de Cristo, al mismo tiempo están bajo la influencia santificadora del Espíritu Santo. Es el Espíritu el que ilumina sus corazones, de modo que a medida que crecen en su conocimiento del Señor Jesús, su amor por el Salvador se profundiza (cp. 1 Cor. 2.12 –16). El Espíritu Santo nunca disuade a las personas de la lectura, el estudio y la aplicación de las Sagradas Escrituras, el libro que él inspiró, faculta e ilumina para salvación y santificación. Las palabras de nuestro Señor indican que el ministerio de convicción del Espíritu Santo abarca tres áreas. Primero, él convence a los no redimidos de sus pecados, exponiéndolos a la realidad de su miserable condición delante de Dios. En particular, persuade a los pecadores de su falta de fe en el evangelio, ya que, como Jesús explicó: «No creen en mí» (v. 9). La respuesta natural de los hombres y mujeres caídos es rechazar a la persona y la obra del Señor Jesucristo. No obstante, el Espíritu enfrenta la incredulidad del corazón duro del mundo. En segundo lugar, el Espíritu Santo convence a los incrédulos de la justicia, confrontándolos con la verdad de la norma sagrada de Dios y la perfecta justicia de Jesucristo. «El mundo se disfraza como justo y suprime cualquier prueba de lo contrario, y tal comportamiento requiere que el Espíritu exponga su culpa».
En tercer lugar, el Espíritu Santo convence a los pecadores de que las consecuencias del juicio Divino son justas y necesarias, es decir, que los pecadores un día serán juzgados como «el príncipe de este mundo ha sido juzgado» (v. 11).
Arthur W. Pink lo expresa de esta manera: «Nadie será atraído nunca a la salvación en Cristo con la mera predicación […] primero el Espíritu tiene que obrar de manera sobrenatural a fin de abrir el corazón del pecador para recibir el mensaje». Al proclamar la verdad de las Escrituras, el Espíritu de Dios la usa para
penetrar los corazones de los no redimidos, convenciéndolos de la verdad y convirtiéndolos de hijos de la ira en hijos de Dios (Heb. 4.12; 1 Jn. 5.6). El llamamiento eficaz comienza con la obra de convicción del Espíritu, por medio de la cual él despierta sus conciencias a la realidad del pecado, la justicia y el juicio. Sin embargo, no se detiene allí. El corazón del no creyente debe llegar a estar vivo, transformado, purificado y renovado (Ef. 2.4). Y eso es lo que hace el Espíritu Santo, que regenera a los pecadores de modo que los que antes eran miserables renazcan como nuevas criaturas en Cristo (2 Cor. 5.17). La obra de regeneración 25 del Espíritu le da al pecador un corazón nuevo (Ez. 36.26 –27), uno con el cual es capaz de amar de manera auténtica a Dios y obedecer a Cristo sinceramente (cp. Jn. 14.15). El fruto de esa transformación se manifestará en un cambio de vida, evidenciado en frutos de arrepentimiento (Mat. 3.8) y el fruto del Espíritu: «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza» (Gál. 5.22 –23).
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¿Quién es el Espíritu Santo? En la historia de la iglesia, la doctrina del Espíritu Santo ha recibido, a menudo, poca atención. Ha habido largas controversias, por ejemplo, acerca de la Divinidad de Cristo, de la Trinidad, de la gracia, de la expiación 12 y de los sacramentos, pero las controversias acerca del Espíritu Santo han sido breves. Las teologías sistemáticas 27 han tratado de la doctrina del Espíritu Santo en sesiones referentes a la Trinidad, y brevemente en relación con la vida espiritual del cristianismo, pero muy poco se ha tratado de él en otros aspectos. Cristo despierta más entusiasmo que el Espíritu Santo; la Navidad más que pentecostés. El credo de los apóstoles dedica seis artículos a Cristo y solo uno al Espíritu, lo cual es indicio del interés de la iglesia. Algunos incluso han llamado al Espíritu Santo el Dios desconocido. Quizá los dos estudios más profundos acerca del Espíritu Santo son el que escribió Jhon Owen en el siglo XVII, y el que produjo el teólogo holandés Abraham Kuyper. En tiempos más recientes ha habido un interés creciente por estudiar la acción del Espíritu. Este esfuerzo, sin embargo, se ha dirigido sobre todo hacia el análisis de la acción del Espíritu en la vida cristiana, es decir, la regeneración y santificación, en desvaloración de la acción más vasta del Espíritu en toda una gama de aspectos. Además, hemos sido testigos de algunas aberraciones en cuanto a la doctrina bíblica del Espíritu. Por ello, dada la importancia del tema, el descuido relativo del mismo, y la carencia de un estudio popular, bíblico y actual del Espíritu Santo, observaremos dos nuevos aspectos doctrinales: La personalidad y la divinidad del Espíritu Santo. 16
¿Quéhace el Esp íritu Santo ? Su s o bras so n in efables en majestad e innu merables en cantidad.
¿C óm o p o d em o s s iq u ier a m ed itar en lo q u e s e ex tien d e m ás al lád e las é p o c as ? ¿Q u éh ac ía Él an tes de q u e co men zase la creación ? ¿Cuán gr and es so n las v irtu des q ue Él derr amó en la cr eación? ¿Qu épo der m os tr aráen la era po r v en ir ? Él ex is tía; Él p ree xi st ía; Él c oex istía co n el Pad re y el Hij o antes de l os tiem po s. A un si pu ede im agin ar alg o más alláde las é po cas, d es cu b ri ráq u e el E s p íri t u e st áaún m u c h o m ás a ll á.
-S. Basilio el Grande-
La personalidad del Espíritu Santo La doctrina de la personalidad del Espíritu Santo reviste importancia fundamental. Negarla equivale a negar su verdadera existencia, como también la existencia de la Trinidad 28, y lo que enseña las Escrituras sobre el tema. No obstante ello, la personalidad del Espíritu ha sido negada en todas las épocas; primero por los monarquianos 19 y los arrianos3 (Arrio llamaba al Espíritu la "energía desplegada de Dios"), y los socinianos 27 en los días de la Reforma. En épocas más recientes su personalidad ha sido negada por Schleiermacher, Ritschl, los unitarios 29, los teólogos liberales, y por la mayoría de los teólogos neortodoxos20. Con frecuencia los que le niegan personalidad propia al Espíritu usan la palabra personificación23 en lugar de personalidad 22, pero el término no tiene para ellos el mismo significado que el
que tiene la palabra personalidad en la doctrina ortodoxa.
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Razones en que se apoya la doctrina de la personalidad El Espíritu Santo tiene los atributos que corresponden a la Personalidad Si la personalidad consiste simplemente en poseer intelecto, emociones o sensibilidad, y voluntad, se puede demostrar fácilmente que el Espíritu Santo tiene personalidad por cuanto tiene inteligencia, emociones y voluntad propia. 1. Intelecto. El Espíritu conoce y escudriña las cosas de Dios (1 Cor. 2: 10-11; Isa. 11:2; Ef. 1: 17). Se afirma que tiene mente (Rom. 8:27) y que tiene la facultad de enseñar a los hombres (1 Cor. 2: 13). 2. Emoc iones o sensibilidad . El hecho de que las Escrituras muestran que el Espíritu Santo tiene sentimientos es una prueba adicional de su personalidad. Se dice que el Espíritu se entristece cuando los creyentes cometen actos pecaminosos (Ef. 4:3, " Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención"), hecho que no tendría sentido de no
ser persona (porque una influencia no puede contristarse). 3. Voluntad . Se afirma que la distribución de los dones espirituales depende de la voluntad del Espíritu (1 Cor. 12:11), y que el Espíritu tiene facultad para dirigir las actividades de los siervos de Dios. Esto lo ilustra muy bien la forma en que el Espíritu guió a Pablo en Misia y en Troas. Le prohibió a Pablo que predicase en Asia y en Bitinia, y luego lo encaminó con su comitiva a Europa mediante la visión del hombre de Macedonia (Hch.16:6-11). Aparte de los detalles mencionados, toda la doctrina de la Deidad del Espíritu constituye prueba adicional de su personalidad.
Realiza los actos correspondientes a la personalidad Se atribuyen al Espíritu Santo acciones que no podrían atribuirse a una mera influencia, poder o emanación. Tales acciones, por tanto, tienen que ser las de una persona, lo cual demuestra que el Espíritu tiene personalidad. 1. El Es p írit u en seña. "Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho" (Jn. 14:26).
2. El Esp íritu da tes tim on io. "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí (Jn. 15:26 Comp. Rom. 8:16).
3. El Es p írit u g u ía. "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios" (Rom. 8:14).
4. El Es p íri tu convence."Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convenced al mundo de pecado, de justicia y de juicio" (Jn.l6:7-8).
5. El Es píri tu ref ren a. "Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años" (Gn. 6:3).
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6. El Es pírit u m an da y dirige a los hombres . "Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro" (Hch. 8:29).
7. El Es pírit u r ealiza m ilagr os . "Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió su camino gozoso" (Hch. 8:39).
8. El Esp íritu llama para serv icio s es peciales. "Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado" (Hch.13:2).
9. El Esp írit u in terc ede. "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles15" (Rom. 8:26). Estas son acciones que no podrían ser realizadas por un algo impersonal,
sino que tienen que ser realizadas justamente por un ser personal.
Es objeto del trato que es atributo de la personalidad El Espíritu Santo es objeto de ciertos actos que resultarían totalmente ilógicos, si no poseyese una verdadera personalidad. 1. Al E sp íritu se le p ued e obed ecer. "Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. Levántate, pues, y desciende, y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado…" (Hch. 10:19-21a).
2. Al Es pírit u s e le pued e men tir. "Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?" (Hch. 5:3).
3. Al Es píritu se le pu ede res ist ir. "¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre el Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros" (Hch. 7:51).
4. Al Espíritu se le p uede c ont ristar. "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención" (Ef. 4:30).
5. Al Es píritu se le pu ede rev erenc iar. "No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu Santo Espíritu" (Sal. 51:11).
6. Al E sp íritu se le pu ede bl asfem ar 5. "Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada" (Mt. 12:31).
7. Al E sp íritu se le pu ede in jur iar. "¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviera por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?" (Hch. 10:29).
La Deidad del Espíritu Santo El hecho de que el Espíritu Santo lleva nombres divinos constituye prueba de su deidad. Dieciséis veces se le relaciona por nombre con las otras dos personas de la Trinidad. Por ejemplo, en 1 Cor. Pablo lo llama "el Espíritu de nuestro Dios". En los textos griegos de Hch. 16:7 se le llama "el Espíritu de Jesús". Además de estos nombres divinos, se le dan títulos que revelan que los diversos aspectos de su ministerio son obras de la deidad. Por ejemplo, en Rom. 8:15 se le llama " el espíritu de adopción", lo cual indica que desempeña un papel en la adopción del creyente (cp. Gál. 4:1-5). El Señor Jesucristo describió al Espíritu Santo como "otro Consolador" (Jn. 14:16), título que se refiere a la obra que el mismo Señor venía
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cumpliendo para con los discípulos hasta ese momento. Estas maneras de designar al Espíritu lo colocan en un pie de igualdad con el Padre y con el Hijo en nombre, poder, y actuación, todo lo cual sólo es posible, si él también pertenece a la deidad.
Atributos Un atributo es una cualidad o característica inherente al ser. Los atributos de Dios son aquellas cualidades o características que le son propias. La Biblia, naturalmente, relaciona muchos atributos con el Espíritu Santo. Si los mismos constituyen atributos de la deidad, resulta inevitable la conclusión de que el Espíritu es divino.
¿Cuáles son los atributos que caracterizan al Espíritu Santo?
El Es píritu po see o mn isci encia. "Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el
espíritu del hombre que está en él? Así también nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido" (1 Cor. 2: 11-12).
El Esp íritu po see om nip resenc ia. "¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?"
(Sal. 139:7). La omnipresencia del Espíritu y la omnipresencia de Dios le resultan igualmente
consoladoras al Salmista.
Se afirm a qu e el Esp íritu po see Om nip otenc ia, porque tiene la facultad de crear: " El Espíritu de
Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida" (Job 33:4), por contraste con el poder limitado del
hombre (Zac. 4:6). Si el Espíritu tiene omnipotencia, y la omnipotencia es atributo que sólo posee Dios, luego el Espíritu tiene que ser Dios.
Se afirm a qu e el Espíritu es la v erd ad. "Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la
verdad" (1 Jn. 5:6). El Señor Jesús hizo la misma afirmación en Jn. 14:6, y si la segunda persona de
la Trinidad es divina, también lo es el Espíritu.
El Es pírit u r ecib e el n om br e de Esp íritu San to (Lc. 11:13). Mientras que el hombre puede poseer
una santidad relativa, la santidad absoluta pertenece a Dios; y desde que al Espíritu se le atribuye santidad en su mismo nombre, se desprende que esto constituye indicación de su deidad
, porque lleva el nombre de " Espíritu de vida" (Rom. 8:2; Se afirm a qu e el Esp íritu es d ador de vi da
cp. v. 11). Solamente la deidad puede impartir vida.
Se afir m a qu e el Es píritu po see s abid ur ía cr eado ra. "¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le
aconsejó enseñándole?" (Is. 40: 13). Vemos así que del Espíritu Santo se afirma que posee atributos
que pertenecen a Dios, lo cual sólo es posible si él mismo forma parte de la deidad. 10
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Acciones Muchas de las obras del Espíritu Santo son las que solamente Dios mismo puede realizar. En consecuencia, tales actos constituyen demostraciones de la deidad del Espíritu. 1. El acto de la creación. "Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas" (Gn. 1:2). Como ocurre con muchas
otras referencias al "Espíritu de Dios" en el Antiguo Testamento, podría con justicia preguntarse si se trata claramente de una referencia a la tercera persona de la Trinidad o simplemente a la "potencia de Dios". En otras palabras, ¿se refiere esta expresión del Antiguo Testamento a un
principio o a una persona? Leupold ha sugerido una respuesta equilibrada: "Lo que se considera en este caso no es otro que el propio Espíritu Santo...” Es posible que necesitemos la plena luz de la
revelación del Nuevo Testamento para poder comprender que el Espíritu de Dios que se menciona aquí es el mismo que aparece luego como Espíritu Santo en el Nuevo Testamento; pero ya en posesión de esa luz no tenemos motivos para dudar de que ella arroja luz sobre el uso de la expresión en el Antiguo Testamento ¿Acaso no sería razonable que el Espíritu de inspiración hubiese de organizar las palabras que hacen referencia a su actividad de modo que, cuando se da a conocer la plena revelación del Nuevo Testamento, todas las afirmaciones relativas al Espíritu guarden perfecta armonía con esta revelación más reciente? Por tanto, el versículo mencionado puede interpretarse como una referencia al papel que desempeñó el Espíritu Santo en la obra de la creación. Algunos de los pasajes que ligan al Espíritu con la causa inicial de todo lo que tiene vida son los siguientes: Job 26:13; 27:3; Sal. 33:6; 104:30. La creación del universo no es obra del hombre. Fue obra de Dios y del Espíritu Santo; por consiguiente, el Espíritu es Dios. 2. El acto de la ins piración . "Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2 P. 1:21). Otra versión del mismo
pasaje dice así: "…hombres movidos por el Espíritu de Dios, han hablado de parte de Dios" (BJ). Lo importante es que las Escrituras vienen de Dios según 2 Tim. 3:16 ''Toda la Escritura es inspirada por Dios... ", y que, de conformidad con lo que dice 2 P. 1:21, vienen también del Espíritu Santo. La obra
de inspiración jamás se atribuye al hombre y ello demuestra la deidad del Espíritu, a quien se le atribuye. 3. El acto de engendrar 11 a Cristo . "Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios" (Lc.1:35). En un solo versículo tenemos aquí al poder del Espíritu y al poder de Dios [“el
Altísimo"] como causas iguales del nacimiento virginal de Cristo. Esto, también, demuestra la deidad del Espíritu. Estas tres obras constituyen otras distintivas de Dios, que el hombre no puede realizar y que, por tanto, ponen de manifiesto la deidad del Espíritu Santo. El Espíritu tiene otras actividades, y el hombre puede realizar obras similares a ellas, aunque no de la misma manera ni con los mismos resultados. Si bien el hombre puede convencer, engendrar, consolar e interceder, estas actividades constituyen también pruebas adicionales de la Deidad del Espíritu Santo porque, en último análisis, sólo Dios puede realizarlas en forma absoluta.
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4. La obra de convencer. "Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio" (Jn. 16:8).
5. La obra d e regenerar . "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Jn. 3:6).
6. La obra de consolar. "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre" (Jn. 14:16). La imperecedera presencia del Consolador no es obra humana. . "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos 7. La obra d e interceder
de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles" (Rom. 8:26).
8. La obra d e santificar "Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad" (2 Ts. 2: 13).
Asociaciones
. Una de las pruebas más fuertes de la deidad del Espíritu Santo es la identificación Con Jehová
bíblica del Espíritu con el Jehová del Antiguo Testamento (cp. Hch. 28:25 e Is. 6:1-13; cp. Heb. 10:15-17 y Jer. 31:31-14).
Con Dios . Blasfemar y mentir al Espíritu Santo es lo mismo que hacer estas cosas a Dios (Mt. 12:31-
32; Hch.5:3-4).
Con el Padre y el Hijo. La plena asociación en términos de igualdad es otra prueba de la Deidad del
Espíritu (M t. 28: 19; 2 Cor. 13:14). “Si le resulta difícil recordar un momento en que el Espíritu estuvo obrando en ustedes o alrededor de usted, quizá se deba a que ha estado ignorando al Espíritu. Quizá sea porque usted tiene mucho conocimiento mental sobre el Espíritu, pero no tanto una relación con Él.” Francis Chan
Doctrinas controversiales dentro del profetismo Uno de los puntos a evaluar al profetismo está centrado en la incompatibilidad de su mensaje con las doctrinas bíblicas acerca de la obra del Espíritu Santo. Es considerable mencionar que la obra de la tercera persona de la Trinidad está limitada a las enseñanzas escriturales. Lógicamente, el mensajero podría tener un desconocimiento en el mensaje, pero el agente revelador en la actividad profética es tildado como “el espíritu de verdad”, ¿ Podría Dios hablar una doctrina errada a través de un profeta? No.
Alrededor del año 150 en la localidad de Frigia, apareció un movimiento llamado Montanismo, como consecuencia del ministerio de Montano y de dos mujeres, Prisca y Maximila. Se enunciaron como profetas y anunciaron también que el período en que vivían constituía la época del Paracleto 21, época en la que habrían de darse nuevas revelaciones de parte de Dios. Recalcaban la proximidad del fin del mundo e insistían en el cumplimiento de normas morales sumamente elevadas y estrictas por parte de sus seguidores. Este elevado nivel moral fue lo que atrajo a Tertuliano y a otros hacia el movimiento. Debe
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tenerse presente que el montanismo fue un movimiento ortodoxo en comparación con el gnosticismo 13. Era, además, una reacción contra el gnosticismo con su intelectualismo, que supuestamente creaba una barrera para la comunicación personal del alma con Dios. Para muchos, el montanismo representaba la defensa de la presencia activa y el ministerio del Espíritu en la iglesia, y de un tipo de vida eclesiástica
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más espiritual. No obstante, el montanismo fue rechazado oficialmente a raíz de su insistencia en la revelación adicional, y al hacerlo, la iglesia formalizó su creencia de que el Espíritu no proporciona nuevas revelaciones aparte de las Escrituras. Tanto como fue rechazado este movimiento, debe ser rechazado todo movimiento que considere proveer “una doctrina diferente a la dada por las escrituras”. En esta parte revisaremos doctrinas del Espíritu Santo normalmente comunicadas de forma errada, o contrarias a las escrituras.
La morada del Espíritu «¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?». 1Corintios 3:16
Lo central del carácter distintivo de la obra del Espíritu en esta era de la iglesia consiste en que su ministerio especial es el de morar en los creyentes, solo en ellos. Aunque no necesariamente el creyente puede darse cuenta de este hecho. En la salvación, el Espíritu Santo no solo regenera al pecador y le imparte fe salvadora, sino que reside de forma permanente en la vida de ese nuevo creyente. El apóstol Pablo lo explicó de esta manera en Rom. 8.9: «Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es q ue el Espíritu d e Dios m ora en v oso tros . Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él». De
una
forma maravillosa e incomprensible, el Espíritu de Dios hace su morada en la vida de cada persona que confía en Jesucristo. La vida en Cristo es distinta porque el Espíritu de Dios está en nuestro interior. Él está ahí a fin de capacitar, preparar para el ministerio y ministrar mediante los dones que nos ha dado. El Espíritu Santo es nuestro Consolador y Ayudador. Él nos protege, nos da poder y nos anima. De hecho, la prueba decisiva de la verdadera salvación es la presencia interior del Espíritu de Dios, y el fruto de esa residencia se ve en el hecho de que los creyentes no andan conforme a la carne, sino según el Espíritu (cp. Gál. 5.19 –22). Charles Spurgeon dijo: «Querido hermano, honre al Espíritu de Dios como honraría a Jesucristo si estuviera presente. Si Jesucristo morara en su casa, usted no lo ignoraría, no continuaría con sus negocios como si no estuviera allí. No pase por alto la presencia del Espíritu Santo en su alma. Le ruego, no viva como si no hubiera oído que hay un Espíritu Santo. Ofrézcale su adoración constante. Reverencie al augusto invitado que ha tenido a bien hacer de su cuerpo su morada sagrada. Ámelo obedézcale, adórele.”
El bautismo del Espíritu Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados con Espíritu Santo dentro de pocos días. Hch. 1:5
El bautismo4 nos une a Cristo y esto constituye la base para la vida victoriosa. Este acontecimiento ocurre en el mismo instante en que el hombre nace de nuevo, evidentemente por un acto soberano de Dios. Algunas corrientes pentecostales han considerado erradamente la vinculación entre las lenguas y
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bautismo del Espíritu, como una evidencia del nuevo nacimiento, y otros también lo confunden con la llenura del espíritu. El bautismo del Espíritu tiene la distinción de ser propio de la dispensación 8 de la gracia. Bíblicamente, no hay mención alguna de que esta obra del Espíritu haya sido conocida en el Antiguo Testamento ni en los días del ministerio terrenal de Cristo. Más todavía, después de su resurrección y justamente antes de su ascensión, el Señor declaró que dicho ministerio era todavía cosa del futuro (Hch. 1:5), estas palabras de Jesús manifiestan un acontecimiento futuro, propia del advenimiento del paracleto. Otra cualidad que identifica el bautismo, es su carácter universal para todos los creyentes Esto lo demuestran tres hechos. El primero está en 1 Cor. 12:13, especialmente teniendo en cuenta el contexto. Pablo no dijo que solamente los individuos espirituales en Corinto habían sido bautizados. Tampoco les exhortó a que fuesen bautizados a fin de hacerse más espirituales (y por cierto que este recurso hubiera constituido la solución más fácil para los problemas de esa iglesia si es cierto que el bautismo del Espíritu significa lo mismo que ser lleno del Espíritu y estar dotado de poder). Afirmó sencillamente que todos habían sido bautizados con el Espíritu. El segundo hecho se encuentra en Ef. 4:5: "Un Señor, una fe, un bautismo". "Un bautismo" evidentemente forma parte del mismo grupo que "un
Señor" y "una fe"; vale decir, todos los cristianos. El tercer hecho que demuestra que el bautismo del Espíritu es universal entre los creyentes lo constituye la falta de exhortaciones o mandamientos a ser bautizado con el Espíritu, falta que se halla en todo el Nuevo Testamento. En el caso que el bautismo del Espíritu no fuera la experiencia característica de todos los cristianos, sería razonable esperar que hubiera exhortaciones en ese sentido, pero justamente el hecho de que no existen exhortaciones de ese tipo confirma el carácter universal de la experiencia del bautismo en todos los creyentes. Todo creyente es bautizado una sola vez, y esto ocurre en la conversión. En las Escrituras no existen referencias que pudieran indicar que una misma persona (o grupo de personas) fuera bautizada por segunda vez. En cambio, sí se dice que el mismo grupo de personas fue lleno del Espíritu en más de una ocasión (Hch. 2:4; 4:31), y el mandamiento a ser llenos se expresa en el tiempo presente (Ef. 5:18). El bautismo del Espíritu -
una vez y para siempre- coloca al creyente en el Cuerpo de Cristo; por lo tanto, si se tratase de algo que se puede repetir, significaría que la persona podría ser excluida del Cuerpo a fin de que reingresara mediante un segundo bautismo. Esta idea imaginativa es totalmente ajena a las Escrituras. El bautismo con el Espíritu no se basa en la experiencia, ni se deriva de ella. Tiene lugar aunque el creyente sea consciente de ello o no. Con esto no se quiere significar, empero, que no se experimente ningún resultado como consecuencia de dicho ministerio. Muchas experiencias en la vida del creyente son resultado del que ha sido incorporado al Cuerpo de Cristo mediante el bautismo del Espíritu, pero el bautismo mismo no es de carácter experimental. Las consecuencias del bautismo del espíritu se reconocen como:
Nos hace miembros del cuerpo de Cristo.
La unión con Cristo en su muerte a la naturaleza pecaminosa
No significa necesariamente una dotación de poder.
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Sellados por el Espíritu «En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria» Ef. 1.13 –14
Los creyentes son sellados por el Espíritu Santo hasta el día de la redención. Él les asegura la gloria eterna. El sellado al que se refiere Pablo implicaba una marca oficial de identificación colocada en una carta, contrato o cualquier otro documento oficial. El sello se hacía por lo general colocando cera caliente en el documento y luego presionándola con un anillo de sellar. Como resultado, el sello representaba oficialmente la autoridad de la persona a la que este pertenecía . El sello romano comunicaba autenticidad, seguridad, propiedad y autoridad. Y el Espíritu de Dios personifica esas mismas realidades en la vida de sus hijos. Los que han recibido el Espíritu Santo pueden estar seguros de que son en verdad salvos (autenticidad) y su salvación no puede perderse o serles robada (seguridad). Por otra parte, la presencia
del Espíritu en sus vidas demuestra que Dios es su Señor y Maestro (propiedad). A medida que son guiados por el Espíritu, se manifestará una vida de obediencia sumisa a Cristo (autoridad). Todo esto es parte de la obra de sellado del Espíritu.
La plenitud del Espíritu «No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu». Efesios 5.18
En contraste con la embriaguez, que se manifiesta en el comportamiento irracional y fuera de control, los que están llenos del Espíritu se someten conscientemente a su santa influencia. Cabe destacar que la orden «sed llenos» está en tiempo presente, lo que indica que debe ser una experiencia continua en la vida de cada cristiano. Como ya hemos visto, todos los creyentes son bautizados por el Espíritu (1 Cor. 12.13; Gál. 3.27), que viene a morar en ellos (Rom. 8.9) y por medio del cual son sellados (Ef. 1.13) en
el momento de la salvación. Estas realidades se producen una sola vez. No obstante, si los creyentes deben crecer en la semejanza de Cristo, deben ser llenados continuamente con el Espíritu, lo que permite que su poder impregne sus vidas para que todo lo que piensen, digan y hagan refleje su divina presencia. El libro de Hechos proporciona varias ilustraciones de la realidad de que la llenura del Espíritu Santo es una experiencia que se repite. Aunque estaba lleno inicialmente el día de Pentecostés, Pedro volvió a llenarse del Espíritu en Hch.4.8 cuando predicó con valentía ante el Sanedrín. Muchas de las personas que estaban llenas del Espíritu en Hch. 2, se llenaron otra vez en Hch. 4.31 momento en el que hablaron «con denuedo la palabra de Dios». En Hch. 6.5, Esteban se describe como un hombre «lleno de fe y del
Espíritu Santo». Hch. 7.55 reitera que estaba «lleno del Espíritu Santo» cuando hizo su apasionada defensa ante los furiosos líderes religiosos. El apóstol Pablo fue lleno del Espíritu en Hch. 9.17, poco después de su conversión, y otra vez en Hch. 13.9, cuando se enfrentó con valentía al falso profeta Elimas. Una vez que fueron llenos del Espíritu Santo, los apóstoles y sus colegas quedaron facultados para edificar a los creyentes en la iglesia (cp. Hch. 11.22 –24) y proclamar sin temor el evangelio, incluso en medio de la severa persecución del mundo (cp. Hch. 13.52). Cuando consideramos las epístolas del Nuevo
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Testamento, donde a los creyentes se les dan instrucciones adecuadas para la vida eclesial, encontramos que ser lleno del Espíritu no se demuestra mediante experiencias de éxtasis, sino por la manifestación del fruto espiritual. En otras palabras, los cristianos llenos del Espíritu Santo exhiben el fruto del Espíritu que Pablo identifica como «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza» (Gál. 5.22 –23). Ellos son «guiados por el Espíritu» (Rom. 8.14), es decir, su comportamiento no está dirigido
por sus deseos carnales, sino por el poder santificador del Espíritu Santo. El Nuevo Testamento describe la vida llena del Espíritu Santo mediante la analogía de caminar en el Espíritu. Pablo lo expresó de esta manera en Gál. 5.25: «Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu». Así como caminar requiere dar un paso a la vez, ser llenos del Espíritu consiste en vivir bajo
el control del Espíritu pensamiento a pensamiento, decisión a decisión. Los que están verdaderamente llenos del Espíritu dan cada paso con él.
El Espíritu Santo en la Historia de la iglesia Lo que el alm a es en n uestro cuerpo , el Espíritu Santo lo es en el Cuerpo d e Cristo, el cual es la Iglesia. Agustín de Hipona
Pocos temas hay más importantes para el cristiano que el del Espíritu Santo. Porque el Espíritu eterno de Dios es la fuente de la vida espiritual del cristiano: tanto el origen como la continuación de la misma vida provienen de Él. El Espíritu santo es para nuestras vidas espirituales lo que el creador es para este mundo. Sin Dios creador, el mundo nunca hubiera comenzado a existir, y sin su acción constante, sostenedora, preservadora, el mundo dejaría de existir. Así también, sin el Espíritu de Dios, el cristiano nunca habría nacido de nuevo, y sin la influencia santificadora y siempre presente del Espíritu, la vida espiritual del cristiano volvería a la muerte espiritual de la cual salió. Si queremos conocer cómo trabaja el Espíritu Santo, y como actúa en la era de la gracia debemos examinar cuidadosamente el libro de los Hechos de los apóstoles. En esta parte observaremos tres insignias propias de la iglesia en relación con la vida del Espíritu Santo: 1. Una iglesia con una identidad escritural 2. Una iglesia con una identidad fraterna. 3. Una iglesia que transforma al mundo.
El termino identidad es importante para el ser humano porque habla de su procedencia, linaje, cultura y pudiera incluso definir su función y hasta su esencia misma. Aquello que identifica al hombre es su carta de presentación ante el mundo. La iglesia posee una identidad, rasgos que permiten distinguirla de movimientos sectarios, características que la hacen única, pues su procedencia no es humana sino más bien divina, no tiene su éxito en el profesionalismo, ni en las incorporaciones tecnológicas, sino en la vida de la persona del Espíritu Santo, y en su constante labor. ¿Qué es la iglesia? Cuando recorremos las páginas del nuevo testamento, vemos mucha diferencia de lo que hoy definimos o identificamos como iglesia. En lugar de un edificio, vemos un cuerpo compuesto por miembros y una familia formada por hermanos y hermanas que han muerto a sí mismos y viven en Cristo. Los cristianos están unidos por la
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muerte de Cristo, su Espíritu, su evangelio, su sufrimiento y su vida. La iglesia está compuesta de personas que comparten la vida de Cristo día tras día, semana tras semana.
Una iglesia con identidad escritural Uno de las características de la iglesia anunciada por Cristo, es su dependencia con las escrituras Haz que ellos sean comp letamente tuyos p or m edio de la verdad; Tu palabra es la verdad. Jn. 17:17
Jesús esta identificando a la iglesia con las escrituras, esta cualidad es inseparable de la iglesia de Cristo. El espíritu Santo llevara a la iglesia, al perfecto libro de Dios. Andrés Kirk dijo: “En la práctica no hay ninguna iglesia, ni cristiano, que no apela a la Biblia, para sustanciar su doctrina o punto de vista. El sometimiento incondicional a la enseñanza de la Biblia siempre ha sido el punto de referencia para marcar la autenticidad de un cristiano, distinguiéndolo del miembro de una secta u otra religión.”
Esto es lo que distingue a la iglesia de Hechos, esta es una de las insignias del porque llamar a un grupo de Judíos, cristianos.
Cuan do lo en co ntr ó, lo ll evó a Anti oq uía, y estuv ieron jun tos un añ o en tero en
aquell a igles ia, enseñ and o a m uc ho s. En A nti oq uía fue do nd e por p rim era vez se ll amó a los d isc ípu lo s « cr is ti an o s ». Hc h . 11: 26
Las proclamaciones de los apóstoles, están inundadas de las palabras de Dios anunciadas en el Antiguo Testamento, cada nuevo creyente que se incorpora a la iglesia ha oído como las escrituras se han cumplido en Cristo. La iglesia primitiva creció en pos de la comunicación del mensaje divino. Pero no solo tuvo su crecimiento, sino también su fortaleza en contra de las ideologías destructoras que buscaban perturbar el evangelio de Dios. La iglesia de Cristo, tiene un libro, y ese libro es la Biblia. Según una cantidad incalculable de libros, y conferencias, la iglesia necesita ser innovadora y creativa. Debe tener un espíritu de empresa, combinado con una personalidad atrayente. Lo extraño es que ninguna de estas características se mencionan en la Biblia como requisito para el liderazgo de la iglesia, sino más bien Jesús les dice a todos sus seguidores que, a fin de hacer discípulos, deben ser capaces de enseñarles a las personas a obedecer la palabra de Dios. Las escrituras aclaran que cualquiera que desee liderar al pueblo de Dios en la iglesia para la gloria de Dios en el mundo solo debe ser competente a la hora de comunicar la Palabra de Dios y fiel a la hora de seguirla. Jesús dijo [ no pueden ustedes hacer nada]… [Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes]… [Ustedes darán mucho fruto] . El éxito ministerial de la iglesia de Cristo, no está en el ingenio o experiencia de sus
líderes. La capacidad de los líderes para guiar a su pueblo depende de su poder que está vivo en su Espíritu y obra en su verdad. Necesitamos sabiduría, la clase de sabiduría que solo nos viene de la Biblia. Por eso, la dependencia con respecto a la palabra de Dios es su designio 7 para todos nosotros. Como miembros de la iglesia basamos nuestras vidas en las palabras que nos vienen de Dios, y no en los pensamientos de los hombres. Por esta razón debemos desear y exigir, que la iglesia se alimente de manera abundante de la palabra de Dios. Esto es lo único que va a satisfacer, fortalecer, y extender a la iglesia en el mundo. Cuando desencadenamos el poder de la Palabra de Dios en la iglesia, esa Palabra libera el potencial del pueblo de Dios en el mundo.
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“Dado nuestro conjunto de talentos, experiencia y educación, muchos de nosotros somos bastante capaces de vivir exitosamente (según los estándares del mundo) sin ninguna fortaleza del Espíritu Santo. Hasta el crecimiento de nuestra iglesia puede producirse sin Él. Seamos sinceros, si combina usted un orador carismático, un talentoso grupo de alabanza y algunos eventos creativos de última moda, la gente asistirá a su iglesia. Sin embargo, eso no significa que el Espíritu Santo de Dios esté obrando activamente y moviéndose en las vidas de las persona que asisten.” Francis Chan
Una iglesia con identidad fraternal La Iglesia ha de ser un hermoso lugar de comunidad. Un lugar donde se comparta la riqueza y donde, cuando uno sufre, todos sufren. Un lugar donde, cuando uno se regocija, todos se regocijan. Un lugar donde cada uno experimente verdadero amor y aceptación en medio de una gran sinceridad acerca de nuestro quebrantamiento. Sin embargo, la mayor parte del tiempo eso ni siquiera se acerca al modo en que describiríamos nuestras iglesias. Cuando leemos el libro de Hechos, vemos a la Iglesia como una fuerza imparable. Nada podía frustrar lo que Dios estaba haciendo, tal como Jesús predijo: "y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella" (Mt. 16:18). La Iglesia era poderosa y se extendía como un reguero de pólvora, no
debido a una inteligente planificación, sino a un movimiento del Espíritu. Revueltas, tortura, pobreza, o cualquier otro tipo de persecución no pudo detenerla. ¿No es ese el tipo de movimiento del que todos anhelamos ser parte? ¿No es alarmante observar la calificación de carnal del apóstol Pablo a la iglesia de Corinto, normalmente reconocida así por conductas que no identificaban a la iglesia de Cristo? ¿Tiene la iglesia de Cristo una identidad con respecto a su conducta? ¿Qué es lo que hace a la iglesia de Cristo una iglesia espiritual? ¿Qué es lo hace un hombre para que le consideremos cristiano? Jhon Owen dijo : “espiritualidad es la semejanza a Cristo; y la semejanza a Cristo es el fruto del Espíritu. ¿Qué mejor representación de Cristo puede haber que ésta: "Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza? (Gál. 5:22-23) Este es el fruto del Espíritu. El poder espiritual no es
necesariamente, ni generalmente, una manifestación de lo milagroso o lo espectacular, sino más bien la exhibición consecuente de las características del Señor Jesús en la vida del creyente. Todo esto es obra del Espíritu Santo, aquél de quien el Señor Jesús dijo: "El me glorificará." “La biblia describe a la iglesia como una comunidad de cristianos que se cuidan unos a otros, se aman unos a otros, se hospedan unos a otros, se reciben unos a otros, se honran unos a otros, se sirven unos a otros, se instruyen unos a otros, se perdonan unos a otros, se motivan unos a otros, se afianzan unos a otros, se alientan unos a otros, se consuelan unos a otros, oran unos por otros, se confiesan unos a otros, se estiman unos a otros, se edifican unos a otros, se enseñan unos a otros, son amables unos con otros, son generosos unos con otros, se regocijan unos con otros, lloran unos con otros, sufren unos con otros, y se restauran unos a otros. Todos estos unos con otros combinados pintan un cuadro de personas
que han decidido entregarse sus vidas para amarse unos a otros. En nombre de Silas, de Timoteo y de sí mismo, Pablo le escribió la iglesia de Tesalónica : “Nos reaviva saber que están firmes en el Señor”. Pablo y Silas y Timoteo habían dado sus vidas para ver a estos cristianos seguir firmes en Cristo. De igual
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manera, llamó a los cristianos filipenses “mis amados hermanos. […] Los amo y anhelo verlos, mis queridos amigos, porque ustedes son mi alegría y la corona que recibo por mi trabajo”. La iglesia es una comunidad
de cristianos que se aman unos a otros y anhelan que cada uno conozca a Cristo y crezca en él. En todo el nuevo testamento se describe a la iglesia como un cuerpo en el que los cristianos son partes o miembros. Solo en 1 Cor. 12, Pablo se refiere a los cristianos diez veces como miembros de un cuerpo: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo. Luego continúa: Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. […] Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. […] Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo”. Y llega a la conclusión “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.” Cuando mostramos la paz que sobrepasa el entendimiento del mundo, es cuando el mundo lo observa. Es entonces cuando la gente dice: "Su Señor, ¡Él es Dios!". Francis Chan
Una iglesia que transforma el mundo A medida que los hombres y mujeres mueren a sí mismos y viven en Cristo, Dios los reúne como hermanos y hermanas en una familia de fe. Esta comunidad de cristianos adoran juntamente regularmente se sirven entre ellos desinteresadamente, se cuidan unos a otros amorosamente, dan unos a otros generosamente y se preocupan unos por otros compasivamente. En esta comunidad vivimos para vernos unos a otros permanecer firmes en el Señor. Además, al poner nuestra vida a disposición de los otros en la iglesia, expresamos el amor de Cristo ante la gente del mundo. Jesús dijo a sus discípulos: “Les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros. El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo que son mis discípulos”. Dios ha dicho que el mundo reconocerá a los
discípulos de Jesús por el singular amor que se muestran entre sí. Cuando Jesús oró por sus seguidores antes de ir a la cruz, le dijo al Padre: “Te pido que todos sean uno, así como tú y yo somos uno, es decir, como tu estas en mi, Padre, y yo estoy en ti. Y que ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.”
Según las escrituras, cuando la gente del mundo vea la vida de Cristo en la iglesia, creerán en el amor de Dios por el mundo. Esta es una nueva razón por la que todo seguidor de Jesús debe estar comprometido con la iglesia: para que el mundo conozca la gloria de Dios. Y hasta más allá del mundo. En el libro de Efesios, que se centra marcadamente en la unidad de la iglesia, Pablo ora para que “la sabiduría de Dios, en toda su diversidad, se dé a conocer ahora, por medio de la iglesia, a los poderes y autoridades en las regiones celestiales.” El designio de Dios es mostrar la grandeza de su carácter a los
ángeles y a los demonios por igual mediante lo que se ve en la iglesia. La iglesia ha estado compuesta a lo largo de la historia por hombres que por medio de su sometimiento al Espíritu Santo, experimentaron el favor de Dios sobre su alrededor, algunos de ellos son: 19
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Richard Baxter Richard Baxter fue el pastor y evangelista más destacado de la época puritana. Sus logros en el poblado de Kidderminster fueron asombrosos. Inglaterra no había visto ningún ministerio parecido antes. El poblado tenía como 2000 habitantes y la mayoría eran ignorantes, groseros y viciosos. Pero después de la llegada de Baxter, la situación cambió en forma dramática. El dijo: “Le agrad ó a Dios convertir a muchos... Incluso a familias enteras y en numerosos grupos entraron a la iglesia”. Un siglo después, cuando George Whitefield visitó Kidderminster, escribió a un amigo lo siguiente: “Fui grandemente
animado al descubrir que un olor suave de la doctrina, las obras y la disciplina del Señor Baxter, permanecían todavía en ese lugar”.
Jhon Wesley El avivamiento que Dios mandó a Inglaterra en el siglo XVIII alcanzó a muchas de las multitudes tristes, Inglaterra descrita como un pueblo que había perdido su conciencia humana. En donde la f ilosofía humanista deísta6 que eleva la razón fue presentada como la solución del país, y sin embargo, la conducta pública fue irracional. La iglesia vendió su rol profético por un plato de lentejas, un poco de algodón, un asiento en el parlamento, o lo que sea. El pueblo en esta época era sumamente individualista, e inhumano. ¿Cómo iba Inglaterra a encontrar de nuevo su alma? ¿Quién se encargará de despertar la conciencia nacional? Dios levantó a un catedrático desilusionado y deprimido, purgó e iluminó su alma y lo convirtió en el profeta que impactó, y finalmente transformó la vida social de Gran Bretaña. Estamos hablando del sacerdote anglicano Juan Wesley. Según Bready el trabajo de Wesley fue una religión del pueblo, para el pueblo, y por el pueblo. Su poder quedó en el hecho que la gente llegó a ser vitalmente consciente de Dios (Bready 1935:222). Wesley vio el mundo como su parroquia, tenía la meta de hacer discípulos, y discípulos que podían renovar la iglesia y la sociedad".
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Bibliografía 1. La Doctrina del Espíritu Santo, Jhon Owenn 2. El Espíritu Santo, Charles Ryeri 3. El Dios olvidado Francis Chan 4. Sígueme David Platt 5. Una iglesia radical, David Platt 6. Calvino teólogo del Espíritu Santo, Augustus Nicodemus Lopes 7. Espíritu Santo, Palmer
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Escuela Profética Misión Evangélica Wesleyana
Vocabulario 1. Advenimiento: Llegada, venida o aparición. 2. Anabaptista: Es una corriente del protestantismo, llamados también los rebautizados. 3. Arrianos: es una creencia no trinitaria. Afirma que Jesucristo fue creado por Dios Padre. 4. Bautismo: Considérese la mención al bautismo del Espirítu Santo. 5. Blasfemar: Maldecir alguna cosa o renegar de ella. 6. Deísta: que acepta el conocimiento de la existencia y la naturaleza de Dios a través de la razón y la experiencia personal. 7. Designio: Propósito, intención o plan para realizar algo. 8. Dispensación: puede definirse como una etapa en la revelación progresiva de Dios. 9. Doctrinas: Conjunto de ideas, enseñanzas o principios básicos defendidos por un movimiento religioso 10. Eclesiástica: De la iglesia o relativo a ella. 11. Engendrar: Dar existencia una persona o un animal a un nuevo ser por medio de la fecundación 12. Expiación: padecer el castigo del pecado, eliminando así sus efectos. 13. Gnosticismo: que buscaba conseguir un conocimiento intuitivo, misterioso y secreto de las cosas divinas que les conduciría a la salvación. 14. Iluminación: Es la actividad propia del Espíritu Santo que es ejercida en los lectores de las Escrituras de modo que puedan entender y aceptar el mensaje bíblico procedente de Dios. 15. Indecibles: Que no puede ser dicho o expresado. 16. Inefables: Que no puede ser dicho, explicado o descrito con palabras. 17. Infalibles: Que no puede fallar o equivocarse. 18. Inspiración: Es la operación divina ejercida sobre autores humanos, por lo cual Dios les revela el mensaje a escribir, custodia su trabajo para que no haya errores, pero sin alterar su propio estilo personal en la confección del original. 19. Monarquianos: Los que apoyaban un punto de vista unipersonal y no trinitario de la naturaleza de Dios con el fin de preservar su unidad. 20. Neortodoxos: Es una renuncia al esfuerzo de hacer de la experiencia que tiene el hombre de Dios fuese el punto de partida para hacer teología. 21. Paracleto: Se traduce “Consolador”. 22. Personalidad: Conjunto de rasgos y cualidades que forman la manera de ser de una persona. 23. Personificación: dotar de propiedades o cualidades humanas a animales o seres inanimados. 24. Redentor: Es aquel que redime; rescatar a alguien de la esclavitud, librarlo de una obligación 25. Regeneración: Es el cambio de naturaleza producido por el Espíritu Santo en el hombre. 26. Socinianos: Negación de la naturaleza divina Jesús, con la creencia de que fue un hombre típico y único. 27. Teología Sistemática: Organizar las enseñanzas de la Biblia en categorías. 28. Trinidad: Unión de tres personas distintas que forman un solo Dios ( Padre, Hijo, Espíritu Santo). 29. Unitarios: Solo existe una persona en Dios que se manifiesta de tres formas diferentes.
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