NECROMUNDA. MUNDO COLMENA IMPERIAL El Imperio del Hombre se extiende a través de la galaxia de borde a borde, abarcando más de un millón de mundos habitables e incontables billones de gentes. Es el imperio más extenso y poblado que ha existido nunca en la historia de la humanidad. Esta regido, como ha sido en los últimos diez mil años, por el Divino Campeón del Hombre y Protector de la Raza Humana, el Emperador de la Humanidad. El Emperador es el mayor de todos los psíquicos humanos, sus energías mentales son como las de un dios y sus poderes son incomprensibles para los humanos ordinarios. Es su sola mente la que proyecta el Astronomicon a través de la galaxia, el haz psíquico de guía que hace posible la navegación a través de la Disformidad. Sin el Emperador el imperio se colapsaría y la unidad de los hombres sería destruida, dejando reductos de civilización asediados y vulnerables a los infinitos enemigos de la humanidad; criaturas que buscan destruir o esclavizar a la raza humana. Hace largo tiempo que el Emperador ha dejado de estar vivo en el sentido tradicional de la palabra. Hace diez mil años, continuando su titánica batalla contra el señor de la guerra rebelde Horus, Primarca y Archicampeón del Caos, su cuerpo mutilado y apenas vivo fue instalado dentro de una sofisticada máquina de soporte vital conocida como el Trono Dorado. El Emperador no puede comunicarse y es dudoso si percibe los acontecimientos que tienen lugar en el universo material, como si su poderosa mente acechase en esa vil región de energía pura conocida como el Reino del Caos, cazando a los enemigos de la humanidad. La actual administración del Imperio es por tanto sobrellevada por una vasta burocracia conocida como el Adeptvs Terra, o Sacerdocio de Terra.
Mundos del Imperio Incluso el Adeptvs Administratvm, la rama administrativa del Adeptvs Terra, no sabe con certeza el número exacto de mundos que componen el Imperio. Son aproximadamente un millón, pero la naturaleza traicionera de los viajes por la disformidad, el proceso de distorsión temporal y los efectos de las tormentas de disformidad que pueden aislar mundos durante siglos, hacen imposible un recuento exacto. Además la galaxia es un lugar peligroso y en guerra, donde los mundos se hallan constantemente bajo la amenaza de la invasión alienígena, la rebelión interna y la traición de sus gobernadores. También se añaden constantemente nuevos mundos al Imperio: mundos vírgenes listos para la colonización o antiguos mundos humanos que son redescubiertos después de largos períodos de aislamiento. Los mundos del Imperio son de muy diferentes formas. Algunos son mundos agrícolas poco poblados cuyo único propósito es proveer de comida a mundos menos productivos o más poblados. Otros mundos están dedicados a funciones específicas, como ricos planetas mineros, yermas estaciones científicas, planetas centinela, y otros. La mayoría de los planetas del Imperio tienen una razonable economía mixta y son en muchos aspectos autosuficientes. El Adeptvs Terra tiene pocas responsabilidades con
estos mundos, mientras sus gobernadores continúen pagando sus impuestos e imponiendo las leyes imperiales que controlan y contienen la aparición de psíquicos y mutantes.
Mundos colmena Los mundos colmena son otro tipo de mundo extremadamente importante. Se trata de planetas que, excepto algunos casos, fueron colonizados hace cientos de años, a menudo antes de la época del Imperio durante la Edad Oscura de la Tecnología, cuando la humanidad se extendió por primera vez por la galaxia. Un mundo colmena posee una población que de lejos sobrepasa su propia capacidad para sostenerla y alimentarla, y que a menudo excede los mil billones de personas en un planeta del tamaño de la Tierra. Tal cantidad de habitantes ejerce semejante presión sobre el medio ambiente que muy pocos mundos colmena pueden alimentarse de manera natural. Muchos no tienen suelo libre porque están por completo edificados, con nuevos edificios construidos encima de los más viejos, extendiéndose hasta que el planeta no es más que un enorme conglomerado urbano.
factorías, refinerías y plantas de procesamiento. El planeta es una vasta potencia industrial, que produce miles de productos diferentes para el consumo de los sistemas planetarios cercanos. Nada de lo que pueda contribuir a la producción del planeta ha quedado sin explotar. Desde la cima de las montañas más altas hasta las profundidades de los océanos la riqueza de Necromunda ha sido esquilmada. Las montañas han sido reducidas a cascotes por su contenido en minerales; los océanos se han convertido en poco más que pozas de fango químico. Las una vez fértiles planicies han desaparecido bajo el enorme desarrollo urbano, formando nuevas montañas hechas por el hombre tan altas como las de origen natural. Estos descomunales complejos urbanos son conocidos como “ciudades colmena” o simplemente como “colmenas”, y sus picos o torres son llamados “agujas de la ciudad” o “agujas”. Un grupo cerrado de colmenas es conocido como “agrupación de colmenas”.
Los mundos colmena son lugares duros: se le da poco valor a la vida humana, y a menudo el aire, la luz y la comida son bienes escasos. Debido a que la población es tan grande ésta es casi imposible de controlar, y como consecuencia sus sociedades son extremadamente brutales y peligrosas. La violencia se halla aceptada e institucionalizada, y la defensa de las leyes es normalmente un medio para ejercer poder e influencia personales. En esta situación un hombre depende de sus amigos y su clan, aquellos cuyas vidas dependen de él y a quienes él puede prometer apoyo.
Necromunda Necromunda fue fundada hace 15.000 años como colonia minera y factoría. En los siguientes milenios su función básica no ha cambiado mucho: Necromunda aún es un mundo de minas,
Entre las colmenas un desierto de cenizas industriales cubre la superficie del planeta con un manto móvil y corrosivo. Sobre el desierto permanece suspendida una nube de aire polucionado, por lo que las grandes agujas de las colmenas se yerguen sobre la niebla de vapor contaminado como islas sobre el mar.
A pesar de haber sido reducido a este estado infernal, Necromunda todavía es un mundo importante para el Imperio. Si bien queda poco de sus recursos originales, los montones de desechos de generaciones previas se han convertido en una nueva fuente de beneficios. Necromunda vive de los desechos acumulados en el pasado: sus habitantes han aprendido a rebuscar, recuperar y reciclar para ganarse la vida en un mundo exhausto. Durante milenios la población de Necromunda se ha incrementado más allá de la capacidad del planeta para sostenerla. Como consecuencia es completamente dependiente de las importaciones y la comida sintética. Cada colmena posee plantas de reciclado que convierten cualquier materia orgánica en comida sintética. La comida real es importada de otros planetas, pero es un costoso lujo que solo los más ricos y prestigiosos necromundanos pueden permitirse. Como una generación tras otra se añade a las construcciones y reconstrucciones de las colmenas, se han ido creando nuevos niveles de viviendas y las colmenas siguen creciendo hacia arriba. Estas colmenas en forma de torre dominan el erial que hay a su alrededor como racimos de termiteros de tamaño imposible. Bajo las colmenas, extendiéndose a su alrededor bajo el propio desierto subyace una red de viejas factorías abandonadas y un laberinto formado por los alcantarillados y túneles de servicio de épocas pasadas. La población de Necromunda nunca ha sido censada y posiblemente nunca se haga, sencillamente porque la cantidad de gente necesaria para hacerlo es demasiada. Probablemente en Necromunda exista más gente de la que ha vivido nunca en toda la historia de Terra hasta el final del siglo veinte. Una tentativa de censo de hace cuatrocientos años para la colmena Trazior reveló una población estimada de un billón de habitantes solamente en los niveles superiores. No ha habido nuevos intentos de contabilizar la población en Trazior o cualquier otra de las miles de colmenas del planeta.
La sociedad de Necromunda es bastante típica de los grandes mundos colmena. No se han realizado intentos de reforzar la administración central sobre la totalidad de la población, y ciertamente tal cosa resultaría imposible en un mundo donde la mayoría de la gente permanece sin registrar por autoridad alguna. En lugar de eso se ha evolucionado a una suerte de sistema feudal por el que los individuos les deben lealtad a otros, los cuales a su vez deben lealtad a otros miembros más poderosos de la jerarquía. Entre los elementos más estables de la población estas lealtades se basan en la familia, y a mayor nivel las familias emparentadas se apoyan unas a otras bajo el liderazgo del miembro más poderoso del grupo familiar. Esta forma de feudalismo urbano tiende a autorregularse. Los grupos familiares más débiles buscan naturalmente la protección de sus vecinos más poderosos, cuyo poder entonces se extiende hasta alcanzar el límite por el que sus recursos son simplemente insuficientes para permitirles expandirse más allá. Cuando grupos familiares rivales se encuentran es inevitable que su poder se compruebe mediante el combate; la habilidad de un clan para ejercer su poder es la única medida de su influencia. Lord Helmawr El gobernador de todo Necromunda es el Comandante Imperial Lord Helmawr. Sus ancestros son conocidos por haber reinado al menos los últimos setecientos años, los registros de gobierno de antes de esa época hace tiempo que desaparecieron. Incluso los archivos del Adeptvs Administorvm, la burocracia del Imperio, son mudas en cuanto a la historia de Necromunda en los primeros días de éste. Lord Helmawr ocupa la cúspide de la jerarquía feudal necromundana. La sociedad que gobierna está dividida en múltiples facciones que compiten y cooperan entre sí, provocando continuos cambios en la jerarquía feudal. Lord Helmawr se despreocupa por completo de las actividades de las facciones menores y trata directamente con las más poderosas, ofreciéndoles
apoyo a cambio de su lealtad. Si uno de los jugadores en el juego de poder se muestra débil o poco de fiar, Helmawr se limita a retirarle su apoyo. El simple rumor de que podría haberlo hecho es a menudo suficiente para envalentonar a los rivales inferiores y que se vuelvan contra él, destruyéndolo.
producción del planeta se destina a proporcionar bienes al Imperio, el impuesto es descontado directamente de los beneficios conseguidos. Siempre que Necromunda continúe asumiendo sus responsabilidades y mientras su capacidad de producción siga siendo lo bastante alta, el Imperio se hallará satisfecho. Por supuesto, la economía necromundana podría comenzar a mostrar signos de flaqueza, y entonces la posición de Lord Helmawr sería muy distinta. Los mundos colmena como Necromunda proveen al Imperio de otro útil recurso: su propia gente. Necromunda produce generaciones de jóvenes fuertes con un fuerte sentido de autoconservación. Son muy valiosos como reclutas para la guardia imperial e incluso para algunos capítulos de marines espaciales. Proporcionar reclutas en grandes cantidades es otra de las obligaciones feudales de Lord Helmawr. Los reclutamientos llevan a los oficiales del Imperio hasta Necromunda para inspeccionar, y en algunos casos llevar a cabo campañas de reclutamiento entre las bandas callejeras. El propio Helmawr se halla obligado a proporcionar tropas de su guardia personal, generalmente un regimiento entero en cada ocasión.
El Adeptvs Terra permite que Lord Helmawr gobierne sus dominios como le plazca, como hace con todos los comandantes imperiales. El comandante imperial forma un eslabón en la cadena feudal que se extiende a lo largo de la galaxia hasta el corazón del Adeptvs Terra. Mientras Helmawr cumpla con sus obligaciones feudales hacia el Imperio, su posición estará segura. La principal obligación de Helmawr hacia el Imperio es la de pagar un impuesto consistente en un porcentaje de todos los bienes que produce Necromunda. Como toda la capacidad de
Debido a que el planeta proporciona abundantes tropas a la guardia imperial, el nombre de Necromunda es conocido a través de la galaxia, incluso por gente que no conoce nada del planeta en sí. A lo largo de siglos los regimientos necromundanos han luchado con distinción en la guardia imperial y se han ganado una temible reputación en múltiples frentes. Otra importante obligación es que Lord Helmawr controle con éxito el número de psíquicos y mutantes peligrosos. Estos psíquicos, o brujos, son una mutación que se ha venido incrementando en todos los mundos del Imperio. En la mayoría de los mundos pueden ser descubiertos con cierta facilidad, pero en un mundo colmena como Necromunda con su vasta población el asunto es mucho más difícil. Los psíquicos son ciertamente peligrosos, probablemente más de lo que ellos mismos creen. Aunque algunos son capaces de controlar sus
poderes y usarlos en beneficio de la sociedad, la mayoría son incapaces de hacerlo de la manera adecuada, con resultados desastrosos. Algunos se convierten en huéspedes de entidades demoníacas provenientes de la disformidad, mientras otros atraen a alienígenas psíquicamente sensitivos o a enfermedades psíquicas, que pueden penetrar en las mentes de la gente ordinaria. Si los psíquicos no revisados se moviesen a través del Imperio, la sociedad humana se colapsaría pronto. Esta es una de las razones por las que el Emperador se aferra tan tenazmente a la vida, porque solo él comprende los verdaderos peligros de la posesión y la destrucción psíquica.
El paisaje Necromunda es muy similar a muchos otros mundos colmena del Imperio. Es un planeta desprovisto de cualquier vestigio de su belleza natural, con su superficie reducida a un yermo de cenizas azotadas por el viento y desechos industriales. A lo largo de este desierto se yerguen las ciudades colmena, que dan a estos planetas su carácter distintivo y la denominación colectiva de mundos colmena. Las colmenas se condensan en agrupaciones que comprenden una docena o más de ciudades, unidas por una red de pasajes subterráneos y tubos de desplazamiento elevados por encima de la superficie. Estas agrupaciones de colmenas se hallan diseminadas por la superficie cubierta de nubes del planeta. Desde la cima de una colmena es posible contemplar las cimas de las colmenas lejanas, asomando entre los mares de nieblas tóxicas como islas lejanas. Las agrupaciones de colmenas se unen a su vez entre sí por carreteras que atraviesan los yermos, y por tubos de transporte levantados sobre pilones y suspendidos de cables. Con este bosque de torres conectadas por una red de tubos, el paisaje semeja un bosque petrificado enmarañado por la red de una araña enorme. De hecho, la araña y la telaraña son poderosos símbolos de los habitantes de Necromunda.
Las colmenas son el resultado de cientos de años de constantes demoliciones y reedificaciones. Las ciudades originales permanecen bajo las colmenas, a muchos cientos de metros por debajo de la superficie del desierto de cenizas. Oscuras y olvidadas ruinas resquebrajadas por el peso de la ciudad que hay sobre ellas, estas viejas ciudades preservan la historia de Necromunda. Las historias populares cuentan que los niveles más profundos de algunas colmenas se hallan construidos a partir de las barcazas de transporte originales que trajeron a los hombres a Necromunda hace milenios. Las colmenas toman la forma de descomunales agujas que se levantan desde la base de la ciudad. Desde la distancia una colmena recuerda a una masa de estalagmitas irguiéndose desde el desierto. Cada colmena cubre aproximadamente un área circular de 50–100 millas de diámetro. La cima de las agujas puede elevarse más de doce millas sobre el suelo, atravesando las densas nubes que tapan los niveles inferiores de la colmena. Las agujas normalmente se unen con otras en sus bases, y ocasionalmente crecerán agujas menores desde éstas bases fusionadas como lo haría un cactus, formando agujas múltiples. Las agujas son solo la parte más alta de la colmena, comprendiendo las áreas de vivienda superiores con niveles de fábricas en o bajo la superficie del planeta. Los niveles de viviendas y fábricas más antiguos todavía permanecen, medio ruinosos, enterrados entre los desechos de ceniza. Aunque ocultas, las fábricas y las viviendas raramente son abandonadas hasta que no son una ruina completa o se hallan contaminadas más allá de cualquier uso, incluso para las medidas necromundanas. Las ciudades colmena de Necromunda conservan los nombres antiguos de las ciudades y asentamientos a partir de los cuales se desarrollaron. Cada aguja dentro de una colmena es conocida por un nombre local. Existen aproximadamente cien agrupaciones de colmenas en Necromunda. Algunos de los más importantes y algunos ejemplos de los diferentes tipos son descritos a continuación.
La Colmena Trazior Trazior significa “Tres Hermanas” en el dialecto necromundano. Es llamada así por sus tres enormes agujas que pueden ser vistas desde una larga distancia por cualquier viajero que llegue desde el desierto por el sur. Trazior se localiza al borde del Gran Desierto Ecuatorial y es la colmena situada más al sur de la Agrupación del Palatinado.
Algunas colmenas de Necromunda El Palatinado La más grande y antigua de las colmenas supervivientes en Necromunda es el palacio dinástico de Lord Helmawr, conocido en todo el planeta como el Palatinado. La agrupación a la que pertenece es conocida como la Agrupación del Palatinado. La aguja central, y la más alta, de la colmena del Palatinado alberga el palacio de Lord Helmawr. El Palatinado presume de poseer algunas de las arquitecturas más grandiosas y magníficas de Necromunda, además del único puerto lo bastante grande como para albergar cargueros orbitales. Es el único espaciopuerto del planeta, una expresión física del monopolio de Lord Helmawr sobre el comercio extraplanetario. La fortaleza-monasterio del contingente del Adeptvs Astartes y el cuartel general de los Adeptvs Arbites se hallan también localizados en el Palatinado. En el borde de la colmena se halla una aguja particular, reservada para los alienígenas y subhumanos que vienen a Necromunda de tiempo en tiempo para comerciar. Squats y eldars se hallan entre estos visitantes y son albergados en niveles separados de esta aguja. El Palatinado es de esta manera la más cosmopolita de las colmenas de Necromunda.
Muchas importantes familias mercantes se hallan establecidas en esta colmena, y es la mayor estación de comercio para los convoyes que van o vienen desde agrupaciones más meridionales. Los nómadas que viven en los yermos y atacan los convoyes son una constante molestia para sus habitantes. Trazior ha sido el escenario de una de las guerras de bandas más largas y fieras en la historia reciente de Necromunda. La Colmena Acrópolis Ésta es otra de las viejas e intrincadas colmenas de la Agrupación del Palatinado. Se localiza en una importante intersección de algunos de los grandes túneles carretera y siempre ha sido el mayor centro de comercio en Necromunda. La Colmena Acrópolis es el territorio natal de algunas de las familias mercantes más poderosas, cuyas redes de comercio se extienden a través de muchas de las colmenas de Necromunda. La Colmena Acrópolis atrae un gran y creciente número de chabolistas, que se arraciman alrededor de su base. El Temenos Esta es otra de las colmenas de la Agrupación del Palatinado. Una de las agujas forma los cuarteles de la Eclesiarquía en Necromunda, mientras otra de ellas forma el templo del Emperador Deificado. Colegios, bibliotecas y capillas ocupan parte de las otras agujas. En otra de las agujas se localiza un
priorato de las Adepta Sororita, por lo que es llamada a menudo Torre de las Hermanas. La población de Temenos se halla entre las más piadosas y devotas del Culto Imperial. Muchas de las familias residentes elaboran objetos rituales para el clero, mientras otras trabajan en el Scriptorium, traduciendo la sabiduría del clero a los muchos dialectos de Necromunda. La aguja del Templo es una maravilla arquitectónica; su interior es una maraña de naves, capillas y criptas, techos abovedados y salones con pilares. La luz difusa es teñida mediante el reflejo de los cristales. El incienso y el sonido de los cantos resuenan por entre las cámaras. Aquí y allá, estatuas y hologramas del Emperador habitan los apartados santuarios. Desde aquí, los confesores y misionarios son enviados a los mundos fronterizos de sistemas cercanos. La Colmena Quinspirus La Colmena Quinspirus se sitúa en el borde de un mar de cieno prácticamente solidificado conocido como Océano Worldsump. En otra época, cuando el mar era todavía navegable, la zona incluía vastos astilleros. Ahora éstos permanecen profundamente enterrados entre los subterráneos de la zona central de Quinspirus. Esta colmena posee cinco grandes agujas, de aquí el nombre de la colmena que significa “cinco torres” en el dialecto local y que da nombre a la Agrupación entera. Los cavernosos almacenes de los viejos muelles han contemplado las escenas de múltiples y salvajes guerras de bandas. El Cráneo Esta colmena en ruinas es la más grande de una agrupación de tres distantes colmenas en ruinas. Se halla perforada por grandes agujeros y desde la distancia parece un gran cráneo caído en el desierto. Es un conocido punto de referencia, y quizás es incluso objeto de culto entre los nómadas locales.
Estas tres ruinas gigantes son todo lo que se conserva de las colmenas que fueron capturadas y ocupadas durante un tiempo por incursores orkos. Todo contacto con la agrupación se perdió durante varios años antes de que el resto de Necromunda comprendiese lo que había pasado. Al final se organizó una campaña militar para limpiarlas. Esta fue la razón original para enviar un contingente de marines espaciales a Necromunda, que desde entonces se ha convertido en un establecimiento permanente. Las colmenas fueron asediadas y destruidas durante la campaña. Ahora sus cimas se han hundido y permanecen abandonadas y ahogadas por el polvo. Nadie sabe qué temibles cosas han hecho su hogar entre las ruinas, e incluso los nómadas y los carroñeros temen acercarse.
Los desiertos de ceniza Las colmenas de Necromunda se hallan separadas por el amenazador desierto de ceniza: áreas de tierra cubiertas por ceniza abrasiva y altamente corrosiva, el resultado final de quince mil años de industria. Este desierto cubre cada palmo de la superficie de Necromunda, del que ni siquiera dentro de las colmenas se está protegido. En zonas densamente pobladas las colmenas pueden estar separadas tan solo por cincuenta o cien kilómetros de desierto. En otras partes del planeta pueden extenderse miles de kilómetros entre las colmenas. En algunos lugares la ceniza puede tener kilómetros de profundidad, formando cambiantes cordilleras de dunas de ceniza que pueden enterrar carreteras y tubos de transporte y erosionar la base de una colmena cuando son barridas en alguna de las frecuentes tormentas de polvo. La forma de chimenea de las agujas está diseñada para reforzar la colmena frente a los peores estragos del polvo, pero incluso así a menudo son enterradas hasta la mitad de su altura o más por la ceniza. Ésta acaba estabilizándose y asentándose por los nuevos desechos vertidos por los sumideros de las factorías de la colmena.
Los desiertos de cenizas se hallan compuestos mayoritariamente de óxidos de metales, plásticos reforzados y elementos químicos que tardan milenios en descomponerse. Como ocurre con muchas de las propias colmenas, los desiertos son entornos inhóspitos. La ceniza corroe los equipos y envenena toda vida orgánica, aunque una sorprendente variedad de criaturas sobreviven aquí. No puede encontrarse aire, comida o agua sin contaminar en estas tierras muertas, si bien existen hongos, algas y bacterias que se alimentan de los propios desechos. Se piensa que estos organismos son responsables del limitado oxígeno puro que contiene la atmósfera de Necromunda. Los desiertos de ceniza son llamativos y de colorido un tanto chillón. Los nómadas del desierto e incluso la mayoría de los habitantes de las colmenas que los contemplan pueden llegar a considerarlos hermosos. La ceniza se produce en diferentes y vívidas tonalidades como amarillo sulfúrico, verde cítrico, azul cobalto, rosa, malva, diferentes tonalidades del gris…y en variedad de texturas desde el más fino polvo hasta tintineante cristal. Las criaturas y los nómadas que habitan allí son igualmente coloridos, la mejor manera de mimetizarse con el entorno. El mayor peligro de los desiertos son las tormentas de arena. Estas terribles tormentas pueden soplar cargadas de cenizas tóxicas desde el ecuador hasta los polos. Una tormenta mediana reducirá a un hombre sin protección a los huesos en segundos, para después reducir sus huesos a un puñado de polvo.
Una tormenta grande es algo que todo el mundo en Necromunda teme. Pueden llegar a ser tan fuertes que se han conocido algunas capaces de destruir colmenas enteras. Las agujas en ruinas son ocasionalmente reveladas tras amainar una tormenta, para volver a ser cubiertas al poco por el cambiante desierto. En algunas zonas, la ceniza ha sido removida para revelar la arañada corteza del planeta. Durante la estación más apacible, que coincide con lo que fue el antiguo verano, los contaminantes líquidos afloran a la superficie formando lagos ennegrecidos y regatos de corta vida. Los arroyos forman meandros en el paisaje, desapareciendo en el suelo para reaparecer al poco. Los eruditos imperiales que han estudiado esta ecología creen que puede haber más cauces bajo la superficie polvorienta. Estos ríos y lagos efímeros acaban secándose, formando ollas en la superficie. Estas peligrosas áreas ocultan profundas capas de fino polvo bajo ellas. Los nómadas que viajan por los yermos evitan estos lugares, ya que romper la corteza superior de estas ollas es una muerte segura. Cualquiera que lo haga es asfixiado y corroído por las cenizas. En la época más cálida, cuando el sol de Necromunda choca contra la cubierta de nubes del planeta, se levantan vapores nocivos y forman nieblas tóxicas. Las nieblas son seguidas invariablemente de tormentas de lluvias ácidas, cargadas de partículas de ceniza y otros contaminantes. Sin embargo, y a pesar de sus peligros, los desiertos de Necromunda ocultan sus tesoros. Muchos restos se ocultan bajo la superficie esperando ser reclamados y reutilizados: agujas ruinosas de colmenas perdidas; convoyes enterrados, deslizadores, barcazas y naves destrozadas; e incluso en algunos lugares, materias primas sin refinar de la corteza del planeta. Existen algunos lugares donde, gracias a las misteriosas propiedades naturales del propio viento y la ceniza, se acumulan vetas puras de óxidos y elementos. Semejantes concentraciones son en sí mismas valiosas minas de material que puede ser reprocesado.
Los mares de fango Necromunda nunca disfrutó de grandes extensiones de agua abierta, pero ahora los mares y ríos originales se hallan llenos de desechos químicos líquidos. Ahogados por la ceniza, espesados por los productos químicos y envenenados por los metales pesados, los mares de fango de Necromunda son todo lo que queda de los antiguos océanos. La consistencia del cieno varía de una volátil sopa química a un cieno espeso y contaminado. Cerca del ecuador, la superficie del mar se ha solidificado en una corteza de fango seco y endurecido por el sol. Los barcos convencionales son inútiles en estas condiciones, y solo los vehículos voladores y gravitatorios atraviesan los mares. Incluso se rumorea que algunos mutantes habitan estas zonas, totalmente aisladas del resto de Necromunda. Los mares de fango, sin embargo, también mantienen su cuota de colmenas. Algunas están construidas sobre masivos pilares, clavados profundamente sobre el lecho marino. Otras colmenas relativamente pequeñas se han construido sobre enormes islas flotantes que se hallan ancladas. En más de una ocasión una colmena flotante se ha soltado durante una tormenta de ceniza y se ha hundido o volcado. Los supervivientes de tales desastres son escasos.
ANATOMÍA DE UNA COLMENA Las agujas Desde la distancia, cuando las nubes se disipan alrededor de una colmena, sus agujas parecen un racimo de altos y finos termiteros. Se alzan desde una ancha base de estructuras hasta formar torres casi verticales. Lo colosal de su escala es tal que casi parece negar la mano humana en su construcción, y parece como si hubiesen brotado del suelo por sí mismas. Pocas construcciones humanas pueden rivalizar con su imponente tamaño. Aunque ninguna aguja es idéntica a otra, todas poseen similares características y están construidas de modo similar. Un corte en sección de una aguja revela que ésta no es un círculo completo. Una aguja se divide en una serie de segmentos, como las cuñas de un queso que se unen por el centro. Profundos barrancos o cortes en la aguja, cruzados por tubos de comunicación, separan estos segmentos. Se supone que estos cortes sirven para admitir luz y aire dentro de la aguja, pero su tamaño hace esto poco práctico. Además todos los tubos de comunicación añadidos proyectan su sombra en el interior. Las áreas cercanas al núcleo no poseen contacto directo con el exterior. Su única iluminación proviene de esferas luminosas y enormes cables de fibra óptica o vidrio flexible, que descienden hacia el núcleo de la colmena desde los pináculos iluminados por la luz del sol. Esto crea débiles rayos de luz que penetran las oscuras catacumbas de las agujas, iluminándolas del mismo modo que lo harían en la nave de una catedral gótica.
El aire fresco penetra en los huecos más profundos de la colmena por vía de grandes conductos provenientes de los niveles superiores, el cual es absorbido en grandes cantidades a través de ventiladores y filtrado mediante docenas de plantas purificadoras, que eliminan los gases acumulados conforme descienden a lo largo de la aguja. En las zonas más profundas de la colmena, especialmente en las viejas fábricas y los niveles del submundo, los conductos de aire se hallan inoperantes. Aquí los humos y el aire viciado se acumulan, y deben llevarse respiradores personales todo el tiempo. Los múltiples conductos de aire y respiraderos están infestados de unas extrañas criaturas llamadas cariátides. Se trata de pequeños humanoides alados de color azulado, que existen en gran número en todas las colmenas de Necromunda. La mayoría de los habitantes de las colmenas los ven como signo de buena suerte ya que los relacionan con el poder y el éxito individual, y de hecho parecen sentirse particularmente atraídos por los individuos exitosos. Por el contrario, la fuga de una “mascota” cariátide es vista como un augurio de muerte. Los que una vez fueron compañeros son considerados desde entonces como malditos.
El caparazón El caparazón exterior de una colmena es su piel y defensa. Aunque su escarpada superficie parece bastante sólida, ésta se halla perforada por profundos pozos tanto en vertical como en ángulo. Los pozos son pequeños comparados con el volumen de la aguja, pero son importantes porque admiten aire y luz adicionales en el núcleo de la colmena. Se hallan protegidos por una serie de enormes cubiertas que pueden ser movidas de su lugar cuando es requerido. El caparazón es el lugar donde la mayoría de los tubos y túneles de viaje entre una colmena finalizan. En él se localizan estaciones y entradas fortificadas, aparcamientos para convoyes y bloques para las guarniciones, donde pueden contribuir a la regulación y la defensa del tráfico interior y exterior. El caparazón es además la primera línea activa de defensa de una colmena frente a una invasión planetaria. En muchos de sus puntos se disponen láseres de defensa gigantes, y son utilizados para defender la colmena contra flotas humanas o alienígenas. Sin embargo, contra las fieras tormentas de ceniza que en ocasiones arrasan Necromunda, la superficie del caparazón forma su única defensa. Aunque algunos hacen su vida en el caparazón, las tormentas son una razón excelente para encontrar acomodo en zonas más internas de la aguja. La posibilidad de experimentar la luz directa del sol o sentir las corrientes de aire fresco de los conductos es un símbolo de estatus casi tan importante como una buena dieta, pero una sola tormenta de ceniza puede hacer de tal estatus un símbolo carente de sentido. Una tormenta fuerte es completamente capaz de arrancar las capas exteriores del caparazón, incluyendo las defensas láser de la aguja, las instalaciones de transporte, y a los propios habitantes del caparazón. Los caparazones deben ser reforzados constantemente por bandas de trabajadores, de otro modo la próxima tormenta de ceniza podría penetrar fácilmente en los
túneles, pozos y galerías de la aguja principal y resquebrajarla. Los pozos de calor En el corazón de todas las agujas se halla un pozo vertical conocido como el pozo de calor. El pozo de calor se adentra desde los niveles más elevados de la aguja hasta los niveles inferiores de la colmena, atravesando la propia corteza del planeta. Un pozo de calor puede tener varias millas de longitud. Se trata de un enorme tubo hueco y sellado hecho de denso plastiacero. A lo largo de sus gruesas paredes se encuentran edificios, cámaras, pozos y túneles de servicio. El pozo toma el calor del núcleo del planeta y lo transforma en energía para la aguja. Situados a intervalos a lo largo del pozo se hallan estaciones generadoras que convierten el calor bruto en energía utilizable. Ésta es entonces transmitida a las factorías y los niveles de habitación situadas alrededor del núcleo. No existen estaciones generadoras en los niveles inferiores. El pozo de calor atraviesa estos niveles y ofrece tan solo calor constante. Sin embargo, esto es preferible a la fría humedad de los niveles más profundos de la colmena. Como ocurre con todo en Necromunda, los sistemas generadores de energía están controlados por los clanes cuyos territorios atraviesan y que reciben considerables ingresos de todos aquellos que utilizan su energía, por lo que el control de los pozos de calor es una de las marcas distintivas de un clan poderoso del núcleo interior. Otros clanes pueden controlar el territorio situado entre las estaciones generadoras y los usuarios, y a menudo imponen sus propias tarifas a las factorías y los productores de energía a cambio de proteger el suministro. En este sentido los clanes feudales de Necromunda actúan como productores, suministradores y consumidores en una pujante economía. Tan solo en los niveles de habitación superiores de las agujas se da un servicio regulado. Allí la energía es suministrada desde estaciones controladas por el gobierno –en la práctica, por las tropas pertenecientes al propio clan de Helmawr-.
El acceso a un pozo de calor es por lo general muy difícil. Muchos niveles no poseen acceso a éstos, y en los que lo tienen las puertas de acceso se hallan selladas y guardadas. Sin embargo en algunos de los niveles más viejos muchos cierres se hallan en estado ruinoso o inseguro, y el acceso es posible aunque peligroso. Los niveles de habitación Los niveles superiores de cada aguja son llamados áreas o niveles de habitación. Aquí el grueso de los habitantes humanos viven en condiciones que van desde un relativo lujo hasta la más espantosa inmundicia. El lugar donde habita una familia es el reflejo de su nivel social y su importancia. Los niveles superiores están habitados por las elites de la colmena. Esta nobleza vive en relativo confort disfrutando de los lujos de la luz natural, aire fresco y comida real importada de los mundos agrícolas cercanos. Debajo se hallan los niveles inferiores, habitados por el resto de la población. Las condiciones en los niveles de habitación inferiores son bastante menos agradables que en los superiores. La luz natural es tenue, el aire fresco desconocido, y la mayoría de la comida ya ha sido ingerida y reciclada varias veces anteriormente.
Por debajo de los niveles intermedios se halla la oscuridad del submundo. Aquí la única luz viene de esferas de luz artificial. Todo en estos niveles, incluso el aire, ha sido utilizado y vuelto a procesar varias veces. En un mundo colmena típico el aire y el agua han sido ingeridos por una media de 287,3 personas antes de que alcancen los labios de un habitante del submundo. Las proteínas y minerales en la sintedieta universal son recuperadas de los cuerpos de aquellos que no las necesitarán más. En Necromunda se recicla todo lo que es susceptible de ser reciclado, incluida la propia gente. Los niveles factoría Los complejos industriales construidos en las agujas producen todo tipo de productos, que son intercambiados con otros planetas a cambio de la comida que Necromunda necesita desesperadamente para alimentar a sus multitudes.
Los niveles factoría se extienden por debajo de los niveles inferiores hasta los desiertos de ceniza y más allá. A lo largo de milenios, los desechos vertidos desde las factorías se han solidificado alrededor de la base de las colmenas, elevando el nivel del desierto de cenizas que cubre la superficie del planeta. Como resultado, las factorías más bajas acaban enterradas por debajo del nivel del suelo. Las factorías continúan en funcionamiento mientras les sea posible bombear residuos hacia la superficie.
Los niveles factoría nuevos son un entramado de tubos de desecho, canalizaciones y extractores de gases que extraen elementos tóxicos y residuos nocivos de las áreas de trabajo. Estos extractores sobresalen por los flancos de las colmenas, exhumando gases venenosos y eructando humo a la sucia atmósfera, o vertiendo líquidos venenosos y basura sólida a la ceniza contaminada que se encuentra más abajo.
trabajadores, especialmente los tecnólogos, son adaptados quirúrgicamente para desempeñar su función de especialista. Estas mejoras físicas y mentales son caras de financiar, lo que hace a estos trabajadores muy valiosos. Viejas fábricas Conforme aumenta la superficie de desperdicios también va aumentando la dificultad de mantener en servicio las factorías en los niveles ya enterrados. Grandes bombas llevan las incontables toneladas de porquería a la superficie a través de rejillas de ventilación, pero incluso éstas tienen sus límites. Hay un punto en cada aguja por debajo de la cual disponer los deshechos de las factorías es impracticable. Cuando el coste de procesar los deshechos supera a los beneficios que la factoría produce, ésta se cierra y abandona.
La producción industrial se halla controlada por la mayoría de los clanes. Cada productor se ajusta a un modelo de obligaciones feudales, suministrando bienes a otros clanes y tomando materias primas, componentes y energía de otros. Los más grandes y poderosos actúan como centros de intercambio de los bienes y servicios provistos por sus inferiores. Este feudalismo industrial regula la demanda y los suministros de una manera eficiente. Los clanes a menudo crecen en poder e importancia, mientras los más pequeños se unen en inseguras alianzas. En ocasiones el conflicto de intereses, los derechos territoriales y las rivalidades llevan a enfrentamientos entre clanes. Esta es una de las causas principales de las guerras de bandas en Necromunda. Los trabajadores habitualmente viven muy cerca de las factorías donde trabajan, y son considerados un recurso tanto como las máquinas de las que se ocupan. En algunos casos los
Cuando los niveles inferiores quedan por debajo del nivel de los desiertos de ceniza éstos se abandonan a la chusma, los niveles de habitación inferiores se reconvierten en nuevas factorías, y los niveles superiores se extienden hacia arriba. De ese modo las agujas de la colmena se renuevan continuamente. Los niveles de las viejas factorías están llenos de maquinaria abandonada y niveles de habitación, y a menudo se alzan a tanta distancia sobre el suelo como las agujas lo hacen de éstas. Las partes más bajas de los niveles de factoría son poco más que escombros, derrumbados por el peso de la colmena, o rellenados deliberadamente para servir de cimientos para los posteriores edificios. Estos niveles abandonados están infestados de carroñeros, bandas que deambulan rapiñando cualquier cosa que puedan emplear o intercambiar. La Subcolmena Bajo los cimientos de la colmena se halla un enjambre de antiguos túneles, ruinas y edificios del pasado lejano de Necromunda. Estas ruinas se hallan en el extremo de cada aguja, muy por debajo de cualquier factoría y de los desiertos de
ceniza: son las subcolmenas, la parte más antigua y profunda de las colmenas de Necromunda.
sintética y materias primas en prevención de guerras o de algún otro desastre.
Las subcolmenas preceden a las colmenas en muchos siglos, incluso en milenios. Son los restos de las verdaderas ciudades de Necromunda, construidas antes de que la ecología del planeta fuese destruida, cuando los desiertos de ceniza todavía no lo habían invadido todo. Es bastante posible que las naves que trajeron a la primera colonia de humanos al planeta aún permanezcan bajo algunas colmenas.
El sistema de túneles y búnkeres asociados es muy antiguo, datando de una época anterior a las colmenas, y que ha crecido hasta alcanzar el inmenso tamaño que poseen hoy. Como el complejo de túneles está siendo continuamente renovado y aumentado, muchos túneles y búnkeres han sido circunvalados o han caído en desuso y han sido sellados. Con el paso de los milenios, estos túneles y búnkeres inutilizados han sido olvidados y perdidos.
Las subcolmenas se hallan infestadas de fugitivos, parias y mutantes que son tratados por los habitantes de los niveles superiores como algo apenas mejor que las alimañas que se pueden encontrar aquí. La vida en las subcolmenas es incluso más difícil y violenta que en las agujas. Muchas de las bandas más despiadadas tienen su origen aquí. En el fondo de la colmena, el ascenso social es algo más que un concepto abstracto. El fuerte, el afortunado y el despiadado pueden ascender tanto en estatus como en el lugar que habitan en la colmena. No es desconocido para los supervivientes de la subcolmena el alcanzar una posición como oficiales del ejército imperial, instruidos y atemperados por las terribles necesidades de la supervivencia. Las ciudades prohibidas Los túneles militares que conectan las colmenas de Necromunda se extienden a gran profundidad bajo los desiertos de ceniza, excavados en la auténtica corteza terrestre. Esta red de comunicaciones fue construida para que las fuerzas militares pudieran moverse rápidamente por el planeta, permitiéndoles concentrarse allí donde les resultase necesario. El acceso a las colmenas se realiza a través de grandes pozos elevadores custodiados por garitas, pero para las personas no autorizadas es posible conseguir entrar a través de los pozos de calor y los conductos de ventilación. Bajo las colmenas, y conectados a esta red de túneles subterráneos, se hallan almacenes en cavernas y búnkeres utilizados para hacer acopio de comida
Desde el descubrimiento de que estos lugares son la única fuente de la costosa droga conocida como spook, han sido recolonizados en secreto y ahora son conocidos como las “ciudades prohibidas”. Si han oído hablar de ellas, la mayoría de los necromundanos no creen que sean reales, y piensan que su existencia es solo otra leyenda urbana. Es en estos antiguos búnkeres donde los depósitos de sintedieta descompuesta se usan para procesar la droga psíquica spook. Probablemente los oficiales del Señor de Necromunda descubrieron los distintivos depósitos verdes mientras supervisaban el trabajo en la red de túneles. Desde entonces la nobleza y la dinastía gobernante de Necromunda ha tenido parte en la producción y venta del spook. Solo los nobles, con su capacidad para reunir los servicios de clanes subordinados, tecnología y fuerzas paramilitares tienen los recursos para convertir la sintedieta descompuesta en spook. Las cavernosas bóvedas de las “ciudades prohibidas” se han extendido y embellecido con la prosperidad traída por esta droga. Salas de columnas son excavadas en la roca, y la piedra pulida y los mosaicos adornan los suelos, techos y paredes. Han llegado a convertirse en palacios de un esplendor decadente. La fuerza de trabajo es reclutada de la escoria de la subcolmena, supervisada y vigilada por salvajes bandas. Si no pueden encontrar suficientes trabajadores voluntarios, incitarán a las bandas de la subcolmena a hacer razzias de
esclavos entre los habitantes de los niveles inferiores de habitación, o se ofrecerán a comprar prisioneros a los esclavistas nómadas. Una vez introducidos a la vida decadente dentro de la “ciudad prohibida”, la mayoría de los esclavos son reacios a ser libres de nuevo. La explotación del spook conlleva una increíble riqueza, que ayuda a mantener la forma de vida privilegiada de aquellos clanes nobles involucrados secretamente en su procesamiento y comercio. Son llamados los Señores de las Ciudades Prohibidas. Algunos son de origen noble, otros son aventureros de orígenes oscuros que tienen contactos con la nobleza. A menudo son miembros de casas nobiliarias que han caído en el exilio porque son psíquicos sospechosos o desean escapar de enemigos políticos. Sencillamente desaparecen de las agujas, estableciéndose en los búnkeres ocultos donde el spook es procesado.
El spook se toma en forma líquida. Cuando se toma en pequeñas cantidades despierta las capacidades psíquicas del bebedor. Cuando se toma en cantidades más grandes abre un canal entre el cuerpo físico de la persona y su alma en la disformidad. Si el individuo posee una psique fuerte ésta será arrastrada hasta su cuerpo material; si posee una psique débil, toda su energía psíquica será instantáneamente absorbida fuera de él y se perderá en el vacío. Esta es la razón por la que el spook es una sustancia tan peligrosa, y su consumo es perseguido sin piedad por el Imperio. En la sociedad colmena sus habitantes buscan constantemente las maneras de explotar cualquier cosa que descubren. Aquellos que tropezaron con los raros depósitos verdes buscaron la manera de que les reportase beneficio, como hubieran hecho con cualquier otra sustancia, y en el proceso descubrieron el spook. Ignorantes de sus consecuencias sobre el alma humana y de el peligro inherente de convertir a la humanidad en una raza psíquica, el spook fue visto simplemente como otra substancia que reciclar y de la que beneficiarse. Siempre ha habido una gran demanda de drogas en la sociedad de la colmena, principalmente como aporte a la dieta y para prevenir las enfermedades. El spook se hizo popular entre la nobleza que se deleitaba en sus efectos, y se fue filtrando lentamente a toda la sociedad.
El spook. Aunque hay muchas sustancias alimenticias corrompiéndose en los viejos búnkeres, solo cierto tipo degenera en el spook: los restos de las antiguas sintedietas hechas en Necromunda. Los depósitos de sintedieta corrompida no son ahora más que un polvo de color verde intenso sobre el que ha actuado un hongo mutante durante cientos de años. Contiene una alta proporción de proteína humana reciclada, y es ésta la que probablemente causa un efecto dramático en la psique humana.
Los clanes nobles que explotaron este recurso naturalmente mantuvieron en secreto su comercio, y continuaron enriqueciéndose. El clan del propio Señor de Necromunda se hallaba envuelto en el negocio y le fue posible organizar un comercio extraplanetario del spook. Esto se consiguió a través de contrabandistas, ya que la flota imperial dirige todo el comercio legal en el espacio. Nadie sabe o puede predecir dónde encontrar los depósitos de spook, pero cuando aparece uno los oficiales de Lord Helmawr que toman parte son informados, y su extracción y procesamiento puede empezar. Los clanes de
confianza con vínculos con el clan gobernante obtendrán las concesiones para explotar dicho depósito.
las “ciudades prohibidas” son con probabilidad miembros de este culto. El spook es fácilmente distribuido a través de las distintas bandas de la subcolmena, carroñeras o nómadas, que no hacen preguntas y tan sólo conocen al siguiente eslabón de la cadena. Los barrios de chabolas. Los barrios de chabolas se hallan fuera de las colmenas, arracimadas en el borde exterior del caparazón de las agujas. Están habitados por toda la escoria de la colmena, que no puede alojar a todos sus habitantes dentro de sus muros. Al fin y al cabo las agujas suponen una protección limitada contra las lluvias ácidas y la ceniza corrosiva. El mejor refugio que un habitante de las chabolas puede esperar es una o dos capas de material de embalaje, o un vehículo abandonado. Para hacer las cosas peor, muchos de los vertidos tóxicos de las factorías son lanzados directamente a los barrios de chabolas.
Algunas pequeñas cantidades de spook tambnién son encontradas y vendidas por carroñeros que rebuscan en depósitos dañados durante sus deambulaciones. Esto supone una pequeña cantidad de spook que escapa a los controles, y que es vendido en la subcolmena y los barrios de chabolas. Los agentes imperiales que intentan seguirle las huellas al spook hasta su origen normalmente acaban persiguiendo un spook comerciado por carroñeros, y de ese modo pierden la fuente principal de distribución. Por supuesto, no hay nada que vincule a la nobleza o al Señor de Necromunda con el spook de los carroñeros. El mercado más significativo para el spook es el de los cultos secretos que acechan en muchas colmenas. Estos cultistas necesitan un suministro regular de esta substancia psicoactiva. Los Inmortales en particular requieren grandes cantidades para sus ritos y la expansión de este culto es con toda seguridad el factor de mayor importancia en el aumento del comercio de spook. Muchos de los “Señores del spook” que gobiernan
Si un barrio de chabolas perdura en el tiempo y de algún modo consigue evitar ser barrido por una tormenta, sus habitantes excavarán cuevas y sótanos en el fango solidificado y el polvo compactado. Estas moradas suelen reforzarse con barro cocido al sol en toscos ladrillos. Retirándose a estos refugios algunos habitantes sobreviven a las tormentas de ceniza que arrasan las partes más endebles de sus hogares. Cuando la tormenta se abate sobre ellos, se abren camino hacia la superficie e intentan reconstruir las chabolas con los restos de las anteriores. Las condiciones en los barrios de chabolas son peores que cualquier otra en las colmenas, pero para los habitantes de las chabolas incluso sus burdos hogares son preferibles a vagar por los desiertos de cenizas, donde acabarían siendo víctimas de las criaturas y los nómadas, si es que el calor, el polvo corrosivo y las tormentas inesperadas no lo hacen antes. Nadie de la colmena molesta a los habitantes del barrio de chabolas demasiado –
tienen poco que coger de ellos-. Además, los asentamientos en expansión son el hogar de despiadadas bandas de chabolistas, carroñeros y nómadas que vienen a los barrios de chabolas a comerciar.