NEUROLOGÍA
El cerebro balbuceante El tartamudeo indica modificaciones masivas en el cableado cerebral, las cuales no solo afectan al habla
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óngase unos auriculares y suba el volumen, de modo que usted no pueda oír ni siquiera lo que está diciendo. Aquí es cuando se produce el milagro en las personas que padecen tartamudez: al no poder oír su propia voz dejan de tropezar con sus palabras, como aparece en el filme El discurso del rey. Este sencillo truco funciona debido a la inusitada organización neuronal del cerebro de estos sujetos, estructura que, según un nuevo estudio, afecta a otras funciones además del habla. La dicción normal exige que el encéfalo controle el movimiento de la boca y las cuerdas vocales. Para conseguirlo, se sirve del sonido de la propia voz del hablante como guía. Esta integración de movimiento y audición suele tener lugar, normalmente, en el hemisferio izquierdo, en la corteza premotora. En los individuos con tartamudez, sin embargo, tal proceso se realiza en el hemisferio derecho, quizás a causa de algún leve defecto en el izquierdo. En el canto se precisa una integración similar de las señales auditivas y del control motor, pero el procesamiento de esta información se produce en el hemisferio derecho, lo que puede explicar por qué las personas que padecen esta alteración de la comunicación cantan sin tropiezo alguno. Un trabajo publicado en septiembre de 2011 en Cortex revela que la
insólita organización neural subyacente al tartamudeo incluye tareas motoras desligadas del habla. Un grupo de 30 adultos, la mitad de los cuales tartamudeaba y la otra mitad no, tenía que marcar el ritmo, dando golpecitos con un dedo, en sincronía con un metrónomo. Cuando los científicos interfirieron el funcionamiento del hemisferio cerebral izquierdo mediante estimulación magnética transcraneal (técnica no invasiva que amortigua la actividad cerebral de forma temporal) a los probandos de control les resultaba difícil entrar a tiempo; los que presentaban tartamudez, sin embargo, no se equivocaban. Cuando se procedió a interferir el hemisferio derecho, los resultados fueron inversos: los individuos con tartamudez erraban; los otros no. Según el autor principal del estudio, Martin Sommer, de la Universidad de Göttingen, la deficiencia levohemisférica subyacente al tartamudeo causa problemas en la integración sensorial de modo general, no solo en el habla, como se creía hasta ahora. Parece que el hemisferio derecho entra en acción para compensar la alteración, igual que en los pacientes de infarto cerebral. Mas esa parte del cerebro no ha evolucionado para encargarse de dicha tarea, de ahí que aparezcan trastornos como el tartamudeo. —Carrie Arnold
Aaaaaaa...
PSICOPATOLOGÍA
Las raíces cognitivas de la ingesta compulsiva Deficiencias en la concentración y la autocomprensión se asocian a los trastornos de la conducta alimentaria
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pesar de que desde hace décadas existe el consenso de que los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) no se deben solo a un problema con la comida, todavía se trabaja para desentrañar las complejas raíces psicológicas, culturales y fisiológicas de psicopatologías como el trastorno alimentario compulsivo, o por atracón, y la bulimia. En la actualidad, un número creciente de estudios revela que este tipo de enfermedades se encuentran asociadas a déficits de atención y a una autoconciencia limitada. En la Universidad de Ginebra pusieron a prueba las capacidades cognitivas de tres
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grupos de sujetos: personas con obesidad y trastorno alimentario compulsivo, probandos con obesidad pero sin trastorno por atracón y un grupo de control integrado por individuos de peso normal. Según los resultados, a las personas con obesidad les resultaba más complicado inhibir y centrar la atención, carencias más perceptibles si, además, padecían un trastorno alimentario compulsivo. Los autores publicaron en la revista Appetite el agosto pasado que existe una correlación entre el aumento de los problemas cognitivos y de inhibición y el empeoramiento de la conducta alimentaria.
Un estudio publicado por las mismas fechas en el Western Journal of Nursing Research exponía que las puntuaciones bajas en las funciones ejecutivas (capacidad cognitiva de autocomprensión y autorregulación) se correlacionaban tanto con la obesidad como con los síntomas del trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Concentrarse en la propia comida se relacionaba con comer menos durante el día. Otros trabajos han asociado la distracción con la sobreingesta. Las distintas investigaciones sugieren que el tratamiento del trastorno alimentario compulsivo debería incluir
MENTE Y CEREBRO 57 / 2012