Carácter discreto del Lenguaje. Un importante en la significación.
Introducción a la lingüística Daniela Daniela Romero Jiménez Jiménez LET1021- 1 2 de Julio del 2015
El ser humano es un ser social, necesita siempre comunicar sus ideas y expresar sus emociones a las personas que se encuentran en su entorno, esto lo hace a través del lenguaje. El lenguaje debido a esto se convierte en un elemento esencial en su vida, y por consiguiente se vuelve
un
foco de estudio. Su entendimiento se transforma por tanto en algo de
importante relevancia para su buen desarrollo.
Una buena comunicación entre dos hablantes se da cuando el mensaje que viaja de uno a otro se comprende a cabalidad. ¿Pero cómo es que distinguimos los significados que pueden poseer distintos enunciados?
Responder esta pregunta se convertirá pues en el objetivo del siguiente escrito, en donde nos adentraremos en las características de la lengua y el lenguaje, y sobre todo en una en particular, que a nuestro parecer es de carácter fundamental para el buen desarrollo y la buena comprensión de la significación de cada enunciado que se pueda dar en un contexto en el que se habla una lengua común.
El método con el que llegaremos a profundizar es a través de una pequeña aclaración de que existe comunicación en todo los seres vivos y sabiendo esto comparar levemente estos y destacar que solo es un reino vivo se han de encontrar mensajes sonoros.
Desde allí y aclarando que nuestro foco de estudio será exclusivamente el lenguaje humano pasaremos a destacar y a modo de pincelada como es que se formula este y luego iremos de lleno a las características de la lengua y principalmente en el carácter discreto de esta, la cual será fundamental para comprender de manera concisa la capacidad que poseen los seres humanos de distinguir el significado de una palabra a la de otra. Reflexionaremos entonces sobre esto que nos convoca y el poder que ciertas características pueden ejercer sobre la lengua humana.
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Thomas Sebeok (1996) comenta en su Signos: Una introducción a la Semiótica que la comunicación parte desde la célula y esta relación comunicativa ha de darse ineludiblemente entre un signo, su objeto y su intérprete, y se considera en el intercambio de cualquier mensaje. Desde este punto de vista podemos decir que las plantas se comunican, los hongos se comunican y hasta las bacterias pueden enviar mensajes entre sí.
Se han encontrado por consiguiente ejemplos de comunicación en los cinco reinos vivos que existen en la tierra y en cuatro de ellos esta es exclusivamente no verbal. Si los seres vivos en general tienen la capacidad de comunicarse unos con otros, esta comunicación y específicamente la de carácter vocal, por medio de sonidos, solo se da en el reino animal. En efecto, los animales y los seres humanos pueden generar mensajes por medio sonoro.
Habiendo declarado esto se hace pertinente añadir también que esta capacidad de comunicarse, este lenguaje, como instrumento para el entendimiento, es de fondo intencional, una intencionalidad nata que le es propio al ser humano y como menciona Martinet (1991) “no puede funcionar más que entre individuos de un grupo determinado”(p.16).
Este grupo determinado, esta comunidad, en donde se desenvuelve el hombre, es su medio y es aquí, inmerso en este grupo de personas con raíz común, cultura común y si cabe destacar idioma común donde la lengua y el lenguaje tiene su mayor desarrollo y su mayor expresión.
“La lengua de cada individuo se corromperá rápidamente si no existiera la necesidad de hacerse comprender. Esta necesidad permanente mantiene el mecanismo en buen estado de funcionamiento”(Martinet, 1991, p.18). ¿Qué funcionalidad tendría una lengua que no se ocupa, que no se constituye, que no muta ni fluye de persona a persona?
Nos entendemos unos con otros porque hemos establecido una lengua común heredada en un contexto de interacción en el cual hemos llegado a
un acuerdo a veces
intencionado otras veces arbitrario de lo que queremos decir y el concepto al que nos estamos refiriendo.
Un enunciado tendrá sentido en la medida que este acuerdo haya sido
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debidamente internalizado por todos los hablantes. Este enunciado con sentido, entonces será conocido como ya sabemos con el nombre de signo lingüístico.
“El Signo lingüístico se compone de un significado y un significante”(Martinet, 1991, p.24). Así es como nos comunicamos y de ellos está conformado el lenguaje. Decimos entonces cosas que, compuestas por significantes, los cuales, como conceptos puramente mentales representan, muchas veces de forma arbitraria y como una convención, algo físico (y también abstracto) en el mundo, comienzan a desarrollar el acto del habla cuya función primordial ha de ser la de satisfacer la necesidad de expresión y comunicación del ser humano, ya que este por muy ente individual que sea, no puede en ningún caso mantenerse encerrado dentro de sí.
El lenguaje humano posee una serie de características que lo convierten en un medio de de comunicación especial, único y completamente diferente a otros tipos de comunicación. No entraremos específicamente en detalles de todas ellas
-aunque estas se van
complementando simultáneamente entre sí- lo que sí haremos es centrar nuestra especial atención a la particularidad llamada carácter discreto de la lengua, la cual en efecto y en apreciación nuestra, posee una responsabilidad fundamental en el buen entendimiento entre los hablantes de una misma lengua. “El número de enunciados posibles en cada lengua es teóricamente infinito”(Martinet, 1991, p.29). Es en esta infinitud de posibilidades en el que el carácter discreto encuentra su cuna y es que con unidades tan limitadas, y que en el español por ejemplo se distinguen 24 (fonemas o comúnmente llamadas letras) podemos formar una cantidad inimaginable de combinaciones con un sentido real y especifico ya que podemos distinguir con claridad cada uno de estos sonidos.
En efecto, el carácter discreto de la lengua es atribuido por Yule (2004) a la capacidad de que los “Sonidos utilizados en una lengua son significativamente distintos [...]. Cada sonido en una lengua es claramente discriminable”(p.36). Es por esto, por esta distinguibilidad de unidades, de sonidos, que entendemos y comprendemos la significación de un enunciado de otro. 3
“La comunicación no humana parece tener muy poca flexibilidad”(Yule, 2004, p.35). Los animales, a la hora de comunicar parecieran tener muy poco hacia donde moverse. El perro siempre va a decir guau, mientras que del gato siempre escucharemos su miau miau. Casi parece gracioso este ejemplo, pero claro, a lo más que podríamos llegar a aspirar a distinguir en cada una de estas expresiones sonoras sería, y si somos muy atentos y perspicaces, el tono con el que son emitidas. Tal vez en ese caso lleguemos a la conclusión de que nuestra mascota puede que tenga hambre, que alguien extraño se esté acercando o que simplemente deba salir a hacer sus necesidades.
Distinto es el caso con los humanos, si mi madre o tu madre dijera “pon la mesa en su lugar” o “pon la pesa en su lugar”, evidentemente comprenderiamos que se refiere a dos objetos completamente distintos y que no tienen mayor cosa en común que en cómo está constituido su significante, y es debido a que podemos ver su diferencia y entender que una “m” es distinta a una “p” que sabemos que nos está hablando de este objeto de madera con cuatro patas en cuya superficie podemos poner cosas o en su defecto de esta otra cosa que se utiliza para determinar el peso de otro objeto.
Es dentro de este mismo ámbito que otro actor de la lingüística nos pone de manifiesto que dentro de esta particularidad se da la distinción de las palabras de los mensajes que emitimos o escuchamos por motivos de oposición. Podemos en definitiva permutar sonidos, los cuales “en una lengua determinada, pueden encontrarse en un mismo contexto fónico”(Trubetzkoy, 1939, p.29). De esta forma hemos de darnos cuenta de forma evidente de cómo este carácter discreto de la lengua afecta claramente la significación y el grado de entendimiento de las palabras. Ejemplo de esto podrían ser las palabras “masa”, “mesa”, “misa” y “musa”. Lo único que las diferencia es esta oposición que se realiza de las vocales de la primera sílaba de cada palabra, y con esta sola y pequeña acción, cada una de ellas adquiere de manera inmediata un sentido y un significado totalmente diferente.
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Esta capacidad, esta característica, esta propiedad se convierte entonces en un fundamental en cómo comprendemos y nos entendemos unos con otros hablantes inmerso en una misma cultura y parlantes diarios de una lengua común.
Pudimos observar entonces en las palabras del escrito que comprendimos por este carácter discreto que en efecto podemos distinguir palabra a palabra el significado de cualquier enunciado que escuchemos. Queda claro entonces la importancia del carácter discreto en las propiedades de la lengua y cómo este influye de manera notable en la comprensión que tenemos de cada enunciado.
Este tema y todo lo que sea referente a la lengua no queda zanjado sin embargo ya que la dimensión del lenguaje siempre dara para mas estudios y descubrimientos que sean pertinentes para su comprensión.
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Referencias Bibliográficas
1. Sebeok, T. (1996). Signos: Una introducción a la Semiótica. 2. Yule, G. (2004). El lenguaje.(35-36) 3. Martinet, A. (1991). “Capítulo 1”. Elementos de lingüística general . (16-29) 4. Trubetzkoy, N. (1939). Principios de Fonología. (29)
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