METODOLOGÍA DE TRABAJOS CIENTÍFICOS Abel Barahona Francisco Barahona
CAPÍTULO I CÓMO ESCRIBIR UN PÁRRAFO El párrafo es la mínima unidad de exposición de un escrito. Esta es la razón por la cual estudiarlo es de suma importancia y ocupa lugar primordial en la Metodología de Trabajos Científicos. Ninguna técnica ayudará tanto a mejorar la comunicación escrita como el aprender a escribir un buen párrafo, para lo cual es necesario conocerlo primero, la estructura; segundo, las propiedades; tercero, las clases; cuarto, las cualidades; y quinto, la forma de presentarlo. La Estructura La estructura de un párrafo indica los elementos de qué está constituido la manera cómo están relacionados entre sí. Un párrafo está constituido por oraciones, las cuales a su vez están integradas por palabras. Una de las oraciones del párrafo es la principal, las otras son las secundarias. La Real Academia Española (1970) llama párrafo a “cada una de las divisiones de un escrito señaladas por letra mayúscula al principio del renglón y punto y aparte al final del trozo de escritura”(p. 980) Ejemplo: Un dado es un cubo pequeño, en cuyas caras hay señalados puntos desde uno hasta seis. En cada cara hay pintado un punto: en otra, dos; y así sucesivamente. Está construido de hueso y de marfil u otro material y sirve para juegos de fortuna y azar. Un párrafo consta de una idea principal y varias secundarias. En el ejemplo propuesto, la idea principal es “Un dado es un cubo pequeño, en cuyas caras hay
señalados desde uno hasta seis”: las demás ideas son secundarias y complementarias de la idea principal. Un párrafo puede resumirse en una sola oración o ampliarse en muchas oraciones, dependiendo su extensión del contenido del tema que está desarrollándose. La idea principal expresa de manera destacada la idea central e incluye claramente la clave del párrafo; sin la idea principal no se entendería claramente. La idea principal puede situarse al principio, en la mitad, o al final. Cuando va al comienzo, las ideas siguientes la desarrollan; cuando se consigue a la mitad, las ideas anteriores son una preparación de la idea principal, y las desarrollo de la misma; cuando se incluye al final, todas las ideas anteriores son la preparación. La idea principal brinda más claridad cuando se coloca al inicio del párrafo. Las ideas secundarias desarrollan en forma detallada los diferentes aspectos de la idea principal. Las formas más conocidas para explanar la idea central de un escrito en sus ideas secundarias son: la repetición, el contraste, la ejemplificación y la justificación. (a) la repetición varía las palabras manteniendo exactamente el contenido de la idea central (b) El contraste muestra lo que no es la idea principal, para así resaltarla y darle claridad (c) La ejemplificación aplica la idea principal con ejemplo concreto (d) la justificación da razones que apoyan la idea principal. Propiedades Las principales características comunes a las diferentes clases de párrafos son: (a) de un solo asunto (b) sentido completo. De un asunto completo, según la Real academia española (1978) El párrafo debe usarse solamente cuando se va a pasar a diverso asunto o a considerar el mismo aspecto, es decir, un párrafo debe contener la descripción de un generador y lazo de unión de todo lo que en él se expresa. El comunicar conjunto en un párrafo, y no varios, facilita más su comprensión. En el siguiente ejemplo, todo el párrafo gira alrededor del tema “la narración”. La narración es contar una o varias acciones. La narración es una escena compleja y un encadenamiento de escenas. La diferencia fundamental entre descripción y narración reside, esencialmente, en el juego de un factor que se resume en el aspecto externo de los hechos percibidos por nuestros sentidos, la narración trata de averiguar o conocer, además de las acciones, sus causas morales, el momento, el carácter que impulsa actuar a sus personajes en un contexto determinado (Vivaldi, 1982, p.380).
Ciertamente en un párrafo ha de tratarse un solo asunto, no es necesario el énfasis gramatical en cada una de las oraciones que componen el párrafo; como tampoco es necesario repetir el nombre de la persona u objeto cuando éstos se emplean en varios párrafos seguidos. Sentido Completo: Un párrafo debe poseer sentido completo, de manera que contenga los elementos suficientes para entenderlo a cabalidad sin tener que acudir al anterior o al siguiente. Según la Real Academia Española (ibídem) “se pone punto cuando el período forma sentido completo, en términos de poderse pasar a otro nuevo sin quedar pendiente la comprensión de aquel” (p. 148). Al redactar téngase en cuenta el no incluir más de un asunto en un párrafo y en desarrollarlo completamente hasta quedar totalmente terminado; es decir, que no sobre ni falte ningún elemento para expresar todo y sólo lo que se quiere decir. Clases En la redacción se emplean tres clases de párrafos: (a) los de transición, (b) los funcionales, (c) los informativos. Los de transición: Se emplean después de los títulos, sin saltar bruscamente a los subtítulos principales, para indicar al lector el paso de un título al desarrollo del mismo, ya sea indicando su importancia, los subtítulos principales de que consta, la relación que posee con otros títulos, la definición del mismo, su utilidad u otro aspecto de interés; por ejemplo, el primer párrafo de este capítulo. Párrafos funcionales: se emplean después de los subtítulos principales, para iniciar al lector en el asunto que en ellos se expone antes de escribir los otros subtítulos, por ejemplo, el primer párrafo de este subtítulo principal. Los párrafos Informativos: Sirven para desarrollar el contenido mismo del trabajo, por ejemplo, el presente párrafo y los dos anteriores. Cualidades En los párrafos de los trabajos científicos se emplea la forma expositiva en tercera persona. Según Alonso (1958) “Exponer un tema científico o literario es interpretar el sentido genuino del mismo, manifestando sus antecedentes, causas o datos necesarios para comprender su acción o desarrollo” (p. 376) La forma expositiva posee cuatro cualidades básicas, a saber: orden, claridad, precisión y fluidez.
Exposición Ordenada: La primera cualidad de la literatura científica es el orden en la exposición de las ideas. Este orden supone una sólida estructuración de los conocimientos que se deducen de los demás. Si la persona que transmite el mensaje, lo ve ordenado, lo podrá comunicar del mismo modo. Esta organización intelectual lo percibe el lector y es muy satisfactorio para él poder seguir desde el comienzo hasta el final del escrito un asunto con perfecta unidad y ordenamiento en las ideas. Esto se traduce en que cuando en un párrafo hay orden, se coloca cada idea en el lugar que le corresponde, esto supone un procedimiento ya sea espacial, cronológico, inductivo. (a) El espacial sitúa al sujeto en algún lugar para expresar la realidad y lo ubica mostrando aspecto por aspecto, como el que presenta un dado, todas sus caras, una por una, hasta describirlas todas. (b) El cronológico presenta un recorrido a través del tiempo indicando su origen, su desarrollo y su actualidad. (c) El inductivo parte de hechos concretos e infiere una proposición. Claridad: Lo más importante de una exposición científica es que sea clara, es decir, clara al lector, a quien se dirige el escrito, no tenga que adivinar las ideas que se encuentran allí, sin esforzarse demasiado por comprender el contenido de un párrafo. La exposición científica es informativa y pretende comunicar exactamente el resultado de una investigación. Si se alcanza este objetivo, se ha logrado todo. Es esencial saber qué es lo que se quiere decir y cómo expresarlo para que se entienda. La claridad del párrafo se obtiene ordenando y explicando la idea de una manera visible, distinguiéndola abiertamente y dándole preferencia a lo concreto y particular, sobre lo abstracto y ambiguo. En una exposición es condición básica dominar lo que se expone y tener conocimiento del nivel intelectual de los lectores a quien va el escrito. Precisión: La precisión consiste en comunicar una idea de tal manera que no falte ni sobre ninguna palabra u oración para su completa comprensión. Se oponen al lenguaje preciso: (a) el uso inadecuado de los vocablos de amplia significación, como son las palabras: cosa, algo, esto, eso, estar, haber, tener, hacer, poner, decir y ver. (b) el empleo de frases o términos ambiguos y (c) la utilización de sinónimos cuando es posible emplear la palabra adecuada. La precisión implica objetividad. El investigador se mantendrá cerca de la realidad, sin dejarse llevar por su fantasía o subjetividad, sin hacer afirmaciones infundadas, gratuitas o erróneas; de tal manera que cualquier otro investigador
siguiendo el mismo método, con los mismos medios, pueda obtener iguales resultados y llegar a la misma conclusión. Fluidez: La fluidez consiste en la continuidad de una exposición, conduciendo al lector con suavidad, de tal manera que no sienta transición brusca de un asunto a otro ni pierda el hilo del tema que está siguiendo. Se oponen a la fluidez de un párrafo (a) omitir una idea que se espera como continuación natural de la anterior (b) incluir aspectos inesperados (c) operar cambios repentinos de una idea a otra diferente y (d) dejar vacíos en la exposición. Ligar la idea principal de un párrafo con la idea precedente o con el tema general que se expone, da unidad a la comunicación; relacionar cada idea secundaria con la inmediatamente anterior o con el tema dominante del párrafo, da fluidez a la exposición. A la fluidez del estilo contribuyen la variedad, la sencillez y la naturalidad. La variedad consiste en alternar las frases cortas con largas. La sencillez del estilo se manifiesta mediante el uso de palabras y frases de fácil comprensión, sin ser rebuscado ni artificial. La naturalidad exige que se empleen palabras y expresiones propias del tema en cuestión.