Programa de Programa Desarrollo de la Famili Familiaa
L
a relación de pareja y la relación de padres con hijos en nuestro medio generalmente es idealizada. Expresiones com o “ l a e t e r n a l un un a d e m i e l” l” , h a b l a n d o d e l a p a r e j a , o “ t o d o niño viene con el pan b ajo el brazo” , refiriéndose refiriéndose a los hijos, hijos, muestra esta idiosincrasia latinoamericana. En parte esta idealización provoca provoca q ue las personas lleguen a ca sarse y formar familias sin sin la prepara ción debida. Esta image n idealizada de la realidad choca con las condiciones condiciones sociosocioculturales cultur ales actua les y crea conflictos pero pero tamb ién oportunidad oportunidad es para crecer.. La familia hoy tiene la ta rea de enfrentar no sólo las presiones crecer presiones en su propio seno sino también las existentes por vivir vivir en un m undo globalizante y posmoderno.
o t n i P s o l r
a C
Por un lado, el hecho más resaltante es que la fa mili miliaa ha d ejado de ser el agente primario de socialización -que anteriormente asumía junto con la escuela, iglesia y ve cindario- en la tra nsmisi nsmisión ón de normas, valores lor es y comportamientos para sus hijos. Ahora Ahora la socialización socialización ya no es primordialmente primor dialmente doméstica sino extradomé stic stica. a. La televis televisión, ión, el cine, las compañías transnacionales del entretenimiento, entre otras, son quienes fomenta n cierta forma de pe nsar, sentir sentir y actua r.
hoy está inme rsa en constantes ca mbios y conflictos. conflictos. La de sus valores culturales y espirituales está siendo suotros en los que domina la temporalidad y la superficiaotros superficiade la situació situación n social contemporánea .
En este contexto, Compassion International-Ecuador y la División de Educación de HC JB-Améric JB-Américaa Latina, se unen a la iglesia y ofrecen esta obra como un a porte en la tarea preventiva, educa tiva y discipuladodiscipuladora para el desarrollo desarrollo integral de la niñez y la familia. Asumimos Asumimos en forma responsable el mandato de salvag uardar a la fam il ilia ia creada e instituida por Dios como como la receptora, proclamadora proclamadora y perpetuadora de su pacto de esperanza, justificación y restauración. ¡Si Dios está con nosotros (y (y nuestra s familias e hijos) quién p odrá esta r en contra de nosotros o nuestras familias!
Temas actuales de la Pastoral Familiar
sus distintos momentos
Por otro lado, la familia también queda fragmentada por la migración interna o externa, con lo cual deja d e suplir el rol de defensora y protectora de sus miembros frente a las presiones de la sociedad , muchas veces hostil al bienestar y unida d de la familia. La fam il ilia ia de permanencia plantada por lidad, reflejo
C a rlos Pinto Pinto
s o t n e m o m s o t n i t s i d s u s
: a i l i m a f a r t s e u N
Programa de Desarrollo de la Familia
Nuestra familia:
sus distintos momentos
Carlos Pinto
Compassion International-Ecuador HCJB-División de Educación
© Compassion International-Ecuador
Departamento de Programas © HCJB-División de Educación
Primera edición, agosto 2003 Se permite la reproducción parcial de esta publicación con fines educativos no comerciales previa autorización por escrito del Área de Comunicaciones y Educación de Compassion International-Ecuador. Todas las referencias bíblicas son de la Biblia versión Reina Valera 1960.
Compassion International-Ecuador Carlos Darwin 255 y Brasil Telefaxes (593-2) 2256-251 / 2257-685 Casilla 17-17-005 Director Nacional FERNANDO PUGA Gerente de Programas CÉSAR PARRA Especialista en Comunicaciones CECILI CECILIAA YÉPEZ YÉPEZ HCJB-División de Educación Director América Latina CARLOS CARLOS PINTO PINTO Autor: Carlos Pinto Asesoría pedagógica: Magdalena Ortiz y César Parra Edición y diseño: Iván Balarezo Pérez Ilustraciones: Marcelo Zambrano ISBN 9978-43-182-9 Derecho de autor No. 0 18381 18381 Impreso en Ecuador por Imprenta Vozandes Vozandes
Contenido Presentación P a la b ra s d el a utor
5 7
P rog ra ma d e D esa rrollo d e la Fa milia M e tod olog ía d e tra b a jo d el ma nua l Flujo metod ológ ico
9 10 11
Introducción P e rspe ctiva b íb lica d e la fa milia
13
Primera parte: La misión de la Iglesia y la familia La situa ción a ctua l d e la fa milia Desa fíos de la m isión de la Ig lesia frente a la situa ción a ctua l d e la fa milia Nue stra fa milia en su org a niza ción y re la ción Recome nd a ciones pa ra una pa stora l fa milia r
16 17
21 25 38
Segunda parte: Temas actuales de la Pastoral Familiar ¿C ómo se lle va n mis pa pá s? (El proceso de crecer en pareja)
42 43
“ Q uisiera q ue mis pa pá s no pe le en ta nto” (Enseña r a nuestros hijos a ma nejar sus diferencias)
49
“ M a mi, ¿por q ué mi herma no a ctúa d ife rente ?” (Disturbios sicológicos en la fa milia )
55
“ N unca pue d o conta r con mi pa pá ” (La a usencia del pa dre en la vida fa miliar)
61
“ No confío en ti” (Los celos en la pareja)
66
“ M a má , pa pá , se a ca b ó tod o” (El divorcio de los hijos e hijas)
73
“ M i pa pi está sin tra b a jo” (El desempleo como oportunidad pa ra a cercar a la fa milia)
79
“ M e pid ió ha ce r cosa s ra ra s” (Abuso sexua l infa ntil)
85
“ Pa pá , ma má , ¿q ué e s una a g resión se xua l?” (Forma s de violencia sexual en nuestro medio)
92
La s mira d a s se creta s d el a d olescente (Adolescencia y pornog rafía)
98
¿En b usca del P ríncipe Azul o la M uje r 10/10? (El enamoramiento juvenil)
104
“ S i tod os lo ha cen, ¿por q ué no y o?” (Sexualida d y a dolescencia )
110
“ M a má , estoy emb a ra za d a ” (Adolescente, soltera y emba raza da )
116
“ M i pa d re fue a b usa d o en su niñez” (El secreto q ue muchos homb res evita n confesa r)
123
“ ¿P ued o tra er a mi ena mora d o a ca sa ?” (Ena moramiento juvenil y rela ciones fam iliares)
128
“ ¿P or q ué hue le s e sa fund a ?” (Fundas y sustancias inhalantes: una combinación fatal)
134
“ No pa sa na d a con prob a r” (El peligroso mundo de las drog a s)
143
“ M is pa pá s sólo ha b la n e l id iom a d e la correa ” (Formas alternativas de disciplinar a los hijos)
149
Amig os, a mig a s... pero riva les (Ma nejar las diferencias entre herma nos)
155
“ Si a lg uien recib e a uno d e estos peq ue ños...” (Los niños tra ba ja dores de la ca lle y la iglesia )
159
“ Tu pa pá e s un b orra cho” (Alcoholismo en la fa milia )
165
“ Pa pá , ma má , ¿d e d ónd e viene n los b eb és?” (La ed uca ción sexual en el hoga r)
169
“ Yo soy ta mb ié n la mejor pe rsona d el mund o” (Forja r un ca rácter sa no en los niños y n iñas)
175
“ El sid a ... sí d a ” (Prevención tempra na en niños y niñas sobre e l VIH/Sida )
180
B ib liog ra fía consulta d a
189
Presentación
L
a relación de pareja y la relación de padres con hijos en nuestro medio generalmente es idealizada. Expresiones com o “ la e t e rn a l u n a d e m i e l” , h a b l a n d o d e l a p a r e ja , o “ t od o niño viene con el pan ba jo el brazo” , refiriéndose a los hijos, muestra esta idiosincra sia latinoa merica na . En pa rte esta idea liza ción provoca q ue las persona s lleguen a ca sarse y forma r fa milias sin la preparación debida. Esta imagen idea lizad a de la rea lidad choca con las condiciones socioculturales a ctuales y crea conflictos pero ta mbién oportunida des pa ra crecer. La familia hoy tiene la tarea de enfrentar no sólo las presiones en su propio seno sino también las existentes por vivir en un mundo g lobalizante y posmod erno. Por un la do, el hecho má s resaltante es que la familia ha dejado de ser el ag ente primario de socialización -q ue a nteriormente a sumía junto con la escuela, iglesia y vecinda rio- en la transmisión de normas, va lores y comporta mientos para sus hijos. Ahora la socializa ción ya n o es primordialmente domé stica sino extradom éstica . La televisión, el cine, las compañías transnacionales del entretenimiento, entre otra s, son q uienes fomentan cierta forma d e pensar, sentir y actuar. El valor ya no es lo corporativo sino lo individual, especialmente en el mundo urbano. Ya no se responde a la consig na n a ciona l sino a la internaciona l, a m odelos de vida y cultura ajenas a nuestra realida d latinoa mericana . Ésta es una de las mayores crisis que enfrenta la familia y los padres la sienten de manera especial porque se dan cuenta de que cada vez tienen menor injerencia en la vida de sus hijos e hija s. Por otro lado, la familia también q ueda frag mentad a por la migración interna o externa, con lo cual deja d e suplir el rol de de fensora y protectora de sus miembros frente a las presiones de la socieda d, mucha s veces hostil a l bienesta r y unida d de la fa milia. Es necesario que la fa milia reciba a poyo pa ra optimiza r sus potencialidades y promover en sus integrantes una calidad de vida acorde con los principios del Reino de Dios. Para ello, la familia congregacional es el espacio indicado: la iglesia puede ofrecerse como la ca sa sustituta d onde la familia espiritua l conviva y supla las carencia s de q uienes, por una u otra razón, no g ozan d e una vida fa miliar armoniosa. Pa ra J esús, su familia no sólo fue su madre, su padre y sus hermanos biológicos sino las multitudes. Su sentido de familia trascendía su casa , su pueblo, su etnia y su pa ís.
HC JB-División d e Ed ucación
El pueblo cristiano está llamado a constituir familias sólidas que sean portadoras y g eneradoras de salud por su su organización, por p or su forma forma de rela rela cionarse entre sus miemb miemb ros y por su su modo d e influir fluir en su entorno socia socia l. Una familia familia saluda ble se evidencia porque puede comunicarse entre sus integrantes, expresa sus sentimientos apropiada mente, en frenta frenta desa cuerdos, crisi crisiss y conflictos conflictos en forma respetuosa, vive una orga nización y distribuci distribución ón del poder q ue no es rígida rígida , siente siente lealta lealta d y a pego emocional hacia sus miembros, miembros, acepta q ue cad a niño o niña niña son únicos únicos y los los trata trata de esa manera; la relación entre los esposos es fluida y ambos asumen su labor de padres, y todos en la familia se afirman mutuamente e intentan a ma r y perdona r como Dios lo lo hizo con ellos. ellos. La fa milia milia de hoy está inmersa inmersa en constan tes camb ios y conflictos. conflictos. La pe rmane ncia d e sus va lores lores cultura cultura les y espiri espiritua tua les está está siensiendo suplanta suplanta da por otr otros os en los los q ue domina la tempora tempora lidad y la superficiali perficialida da d, reflejo reflejo de la situación socia socia l contemporánea . En este contexto, Compassion International-Ecuador y la División de Educa ción ción de H C J B-Améric B-Américaa La tina tina , se unen a la iglesia iglesia y ofreofrecen esta obra como un aporte en la tarea preventiva, educativa y discipuladora para el desarrollo integral de la niñez y la familia. Asumimos Asumimos en forma forma responsab responsab le el ma nda to de sa sa lva gua rdar a la familia familia creada e institui instituida da por Dios Dios como la receptora, receptora, proclama dora y perpetuad perpetuad ora d e su pacto de esperanza , justi justifi ficación cación y restauración. ¡Si Dios está con nosotros (y nuestras familias e hijos) q uién uién pod rá esta r en contra contra de nosotros nosotros o nuestras familias! familias!
Fernando Puga D ir e c t o r N a c i o n a l C o mp m p a ss ss i o n I n te te rn rn a ti t io n a ll-E ccu u a d or or
Compassion International-Ecuador
J ames Estes D ir e c t o r Re g ió n A m é r i c a L a t in a HCJB
Palabras del autor
A Dios Dios por hab erme da do la oportuni oportunida da d d e na cer y renacer, y por a hora brinda rme la la oportunidad oportunidad de comunica r en forma forma escrita escrita lo q ue las fa milias milias trajeron trajeron a consulta consulta . A mi famil familia, ia, a Rebecca, mi compañera compañera de vida y a venturas, venturas, a mi hij hija Susana y a mi hij hijo G ustavo ustavo por hab erme inspi inspirado rado y a la vez hab erme permi permiti tido do usar a lgo de su tiempo pa p a ra q ue pueda escriescribir esta obra . Fina Fina lmente, ag rad ezco a los director directores es de C ompa ssion ssion InternatioInternationa l-Ecuador y H C J B por la la invitación nvitación y confianza confianza brinda brinda da s en la tarea de a prender y escribir escribir lo lo q ue significa significa ser fa fa milia. milia.
¡A ¡ A D i os sea la glori g loria! a!
HC JB-Divisi JB-División ón d e Ed ucación
Programa de Desarrollo de la Familia
El Progra ma d e Desa rrollo de Familia e s un proceso que a punta a traba ja r, con el a poyo de los pa stores, en el fortalecimiento de las fam ilias de la comunida d a la cua l sirve la ig lesia .
Objetivos •
D e s a r ro lla r h e rra m i e n ta s a d e c u a d a s pa r a a p o y a r e l d e s a r ro llo de los niños, la s niñas y los adolescentes por medio de un proceso educa tivo dirigido a sus familias.
•
Aportar a la Ig lesia Eva ngélica con una herramienta de soporte a los pastores en su labor de acompañamiento a las familias de los niños, las niñas y los adolescentes en riesgo que asisten a sus comunida des de fe.
•
C a pacita r a los pa stores y líderes de la s iglesia s en el proceso de acompañ amiento a toda s las fam ilias de sus comunidades d e fe.
Administración El Progra ma será a dministrad o directa mente por los líderes de la s iglesias locales, quienes tienen necesariamente que: •
P o s ee r un f irm e lla m a d o h a c i a la p a s t or a l d e lo s n iñ o s, la s n i ña s, los ad olescentes y sus familias.
•
Tener un vivo interés por estudiar y comprender las distintas situaciones sociales que los niños, las niñas, los adolescentes y sus fa milias enfrentan a diario.
•
C onstruir una comunica ción ab ierta con los niños, las niñas, los a dolescentes y sus familias con las q ue tra ba ja en su iglesia y comunidad , pa ra q ue encuentren forma s de resolver sus problema s.
•
A cu d ir a l a P a la b r a d e D io s e n o ra c i ón p a r a o b t e ne r d i re c c ió n de parte de Dios para el acompañamiento de los niños, las niña s, los ad olescentes y sus familia s.
•
Recibir de su iglesia el respaldo cotidiano necesario para ejercer este ministerio.
•
S e r un e je m p lo d e v irt u d c on s u pr op ia f a m ilia .
•
E st a r ca p a c it a d o s e n e l m a n e jo d e e st e M a n u a l p a ra p od e r a p o ya r a los niños, la s niñas, los adolescentes y sus fa milias.
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NUESTRA FAMILIA: sus distintos momentos
Metodología de trabajo del manual
C ompa rtir experiencia s y hacer de ellas un modelo de a prendizaje es la clave d e todo proceso educa tivo. Educa r es un privileg io y no una obliga ción, por lo tanto, cad a uno de los tema s tra tados en este ma nua l tiene su respectivo a ná lisis complementa dos con dos apa rtad os llama dos recomendaciones y metodología. Las recomendaciones son sencilla s sugerencia s para ay uda r a ver cumplidos los objetivos de aprendizaje de cada tema. El proceso educativo que toma en cuenta tanto a los niños, las niñas y los adolescentes en riesgo, como a la familia o lo que exista de ella, necesita un leng ua je directo. Trab a ja ndo juntos se puede ha cer de la convivencia un hech o sa no, productivo, libre y feliz. La metodología es un instrumento sencillo y práctico para ser usad o en el proceso de a compa ña miento por familia res, líderes y pastores. En ella se proponen actividades que van a ser desarrolladas tanto en el hogar como en la iglesia o comunidad de fe. Aplicarla s dema nda planifica ción previa y , en muchos ca sos, exige un seg uimiento posterior en el cual se afirma lo aprend ido. Quien o q uienes realicen la ta rea de mediadores de a prendizaje o facilitadores necesitan apoderarse de dos verdades: •
E l p o d e r d e l a p a l a b r a , p o r la c u a l se c o n st ru y e , se m o d if ic a , s e bend ice; y
•
L a a c t it u d sa l u d a b l e , p ro a c t iv a y v i sio n a r ia d e l s e r h u m a n o q u e es impacta do por el poder de D ios.
El privilegio de enseñar reside en el uso de ambas verdades para producir de este modo una estructura d inámica que provoque cambios sustan ciales en las persona s y su situa ción. De esta ma nera, ca d a pe rsona podrá a sumir responsa blemente su misión de ser mujer u hombre porque ha aprendido a decir su propia palabra con el respaldo d e Dios y de la fe.
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NUESTRA FAMILIA: sus distintos momentos
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Flujo Metodológico
Análisis temático
Reflexión
Tema Recomendaciones
Metodología
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INTRODUCCIÓN Perspectiva bíblica de la familia
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PARA CRECER EN PAREJA
“Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla...” Hebreos 13:4
es la unidad social básica que Dios crea y con la cual Dios establece su pacto de a mor haciéndola proclama dora de su Crea dor y receptora y de fensora de los valores de su Reino. Toda la crea ción fue puesta a disposición de Adá n y Eva q uienes se constituyeron en la primera fam ilia q ue D ios creó. Esta pa reja (hombre y m ujer) es lla ma da a procrea r, a de sarrollar la familia , la socieda d, la ig lesia , la ciencia, el gobierno, etc. A FA M IL IA
En resumen, la familia está llama da a refleja r la naturaleza y el pacto de Dios en su forma de vida , encargá ndose de d esarrolla r y preservar lo creado por Él. “Yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo”, resume el pacto, e implica una total, constante y mutua fidelidad (Adán y Eva, Abraham, Moisés, etc.), y provee un propósito específico a la existencia d e la familia . La forma en q ue D ios inicia su crea ción m uestra q ue: 1) La familia es prioritaria en su crea ción y con ella inicia su comunica ción; 2) La familia, desde la perspectiva bíblica, es única en su na tura leza y función, pues tiene ca racterística s de orga nización y relación muy pa rticulares; 3) La caída no elimina el propósito que Dios dio a la familia de ser la que a suma una responsa bilidad pactada previamente. El gra n d iluvio en tiempo de N oé muestra el juicio y lueg o la renova ción del pa cto de Dios, lo cual indica q ue la ca ída no elimina el rol histórico que Dios ha dado a la familia de ser la unidad social centra l en su creación. La fa milia sigue siendo la q ue deb e vivir en comunión con Dios, reflejar la naturaleza de Dios y ser la a dministra dora d e su creación. La forma ca mbia pero no la naturaleza ni la función de la fa milia. La un ida d trinitaria o tripersona l de Dios es el modelo q ue muestra la unida d sin perder la identidad individua l en un contexto de fidelida d. La unida d en el ámb ito de la fa milia implica unida d en términos emocionales, espirituales, materiales, en la vida d e pa reja . Esta unida d es identifica da en términos bíblicos como ser “ una sola carne” , lo cual deja ver la na tura leza de Dios en términos de unida d y fidelida d. La unida d de la pa reja e n este contexto significa a mor mutuo, sujeción mutua y busca r afirma r y promover en el otro u otra , la imag en de D ios y el propósito para el cual fueron a mbos cread os.
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NUESTRA FAMILIA: sus distintos momentos
La vida de pa reja no se g uía por el principio utilitarista de b uscar q ue la pa reja “ le ha ga ” feliz a uno. Por el contrario, el diseño de Dios para el ma trimonio y la pa reja va má s allá y pe rcibe a l ma trimonio como el espacio donde ca da persona a sume el compromiso de relacionarse con su pareja en forma aná loga a la q ue Dios se rela ciona con su esposa, simboliza da por la Iglesia . En este modelo el a mor y el perdón son va lores eternos y prima sobre las faltas y conflictos temporales. Sin embarg o, esta unida d y fidelida d no es una característica de la fa milia a ctual. Por ejemplo, la inciden cia de divorcio —ha sta e l 50% en a lgunos pa íses—; la incidencia de violencia doméstica, el incremento de la infidelidad, el incremento de familias monoparentales, etc., no reflejan el diseño que Dios estableció para la familia ni reflejan su na turaleza . Otro aspecto que la fa milia está lla mad a a reflejar de la na tura leza de D ios es el modelo parenta l relacional, es decir, la forma en q ue los padres y ma dres se rela ciona n con sus hijos e hija s. En su rol como pa dre, en su relación con n osotros sus hijos e hija s, Dios muestra que los padres de familia estamos llamados a vivir en comunión con nue stra s propia s fa milias. Dios como pa dre muestra un a mor firme y m isericordioso para con sus hijos e hijas (nosotros). Él es fiel y constante con su tarea parenta l y no nos ab a ndona por estar demasiado ocupad o en las cosas del Reino; más bien, las cosas del Reino son las vidas de sus hijos e hijas. Su relación con sus hijos es jerárquica pero está impregna da de a mor: el pad re tiene a utoridad pero ella está g uiad a por el a mor y por lo ta nto no es una relación a simétrica de a buso. Los sicólog os hemos comproba do q ue un sistema pa rental de d isciplina físico a busivo es mucho má s da ñino que la a usencia de un sistema parental disciplinario. En otras palabras, no es recomenda ble q ue la fa milia viva en un sistema desordena do, caótico e impredecible. Pero esto es, tal vez, m ejor q ue un sistema de disciplina rígido y b a sado en el castigo. El a ctual incremento de fa milias monopa renta les donde la esposa e h ijos son abandonados por el esposo y padre, muestra la poca seriedad con que los varones asumen su responsabilidad. La casi total ausencia física y sicológica del padre en los hogares que sí cuentan con ambos progenitores tamb ién es muy común y es otra m uestra de la lig ereza con la q ue se a sume este rol, lo cua l no refleja la na turaleza y función del rol parenta l y de la fa milia de a cuerdo con los propósitos de D ios. Va le la pena resaltar que las investiga ciones sicológicas reafirma n q ue la ausencia sicológica del padre es más da ñina q ue su ausencia física. C uand o el padre está en casa pero no se relaciona con los hijos, no jueg a con ellos, no sueña con ellos, no los afirma, etc.,
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NUESTRA FAMILIA: sus distintos momentos
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provoca un sentimiento de desapego emocional en los hijos lo cua l lleva a q ue ellos desa rrollen una serie d e conflictos emociona les e interpersona les, q ue se reflejan en d ecirse: “ yo no sirvo” , “ no soy importante” , etc.
Reflexión La constitución de la familia fue y es, indudablemente, el mejor invento de Dios, la mejor a lternativa d e vida, el espacio idea l pa ra el desarrollo y enriquecimiento de cada uno de los miembros que la forman . Los valores espirituales, éticos, sociales, a fectivos, tienen su cuna en la familia, y es allí donde el Padre transparenta su naturaleza, su parentesco con su creación y su eterno a mor en bene ficio de la vida hum ana . Quien desea d eja r huellas en su trá nsito por esta tierra, necesita reconocer que ello sólo será posible gracias al a mparo y forta leza de la presencia de D ios.
Recomendaciones 1. Mantengan comunión íntima y constante con el Creador. Desarrollen un estilo de vida que demuestre que Él es “amparo y fortaleza” en toda circunstancia. 2. Corran riesgos, inventen situaciones y esperen.
Metodología 1. Provéanse de un devocionario y síganlo fielmente. Anoten las citas bíblicas de referencia y las respuestas que Dios les comunica. Habilitarse en esta conversación es fundamental. 2. Si no tienen un devocionario creen uno. Lean diariamente diferentes porciones bíblicas. Integren sus palabras con sus acciones: quienes les rodean verán en ustedes un modelo. Pidan al Señor sabiduría para actuar. 3. Muéstrense en todo momento auténticos. Su hogar es el mejor laboratorio experimental. Su cónyuge y sus hijos e hijas agradecerán sus iniciativas (conversaciones sobre fotos, revistas, videos y a veces programas de televisión). A través de ellas pueden abrir espacios vitales para interactuar. Naturalmente, esperen no sólo las sorpresas de Dios, sino también de los suyos. No se “coman la vida” sin hacer nada. Añorar, soñar, proyectar, arriesgarse a actuar, agrada al corazón del Padre Celestial.
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Primera parte
La misión de la Iglesia y la Familia
NUESTRA FAMILIA: sus distintos momentos
La situación actual de la familia
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PARA RECORDAR
Dios creó a la familia para que ella administre y se sirva de todo lo creado para ella.
E
n forma resumida m encionemos algun os aspectos resalta ntes sobre la situa ción a ctual d e la f amilia : 1) La familia sobrevive en forma creativa en una sociedad que n o la protege sino que má s bien la de sproteg e y a tenta contra su bienesta r espiritual, emocional, socia l y ma terial; 2) La familia vive procesos de c risis y reajuste en su forma de org a nización, en su forma de relación y en su forma de conce pción, a l enfrenta rse con va lores a jenos y contra rios a su cultura y a su fe; 3) La s ma yores crisis de la familia son: crisis de v alores, crisis del sign ificado de la vida y crisis de ser fa milia en las aldeas electrónicas y globalizantes de hoy. Las crisis políticas, económicas, sociales (guerrillas, narcotráfico, comercio informal, deshuma nización de la sexua lida d, incremento de violencia intra familiar, divorcio, adicciones, relaciones extrama trimoniales, etc.) y la g lobalización afecta n la na turaleza, org a nización y función de la fa milia. Por ejemplo, la globalización ha provocado en nuestras sociedades que las pequeñas empresas nacionales tengan que cerrarse por no poder competir con las em presas transna cionales, situación q ue ha de ja do a mucha s familia s desemplea da s. Dios creó a la familia para que ella administre y se sirva de todo lo creado para ella. Sin embargo, la situación actual de la familia muestra q ue la socieda d se ha tornado en enemiga de la familia y no en la q ue provee pa ra el bienestar de ella. La sociedad se ha convertido en generadora de conflictos agudos para la familia. Otra ilustra ción de esta situación son los conflictos desenca dena dos por el conocido incremento de olas migra toria s (interna s y externas) en nue stros países. La s familia s ha n opta do o ha n sido forzad a s a migrar del campo a la ciuda d o de un país a otro, ya q ue sus propias socieda des no les han brindad o las condiciones necesarias pa ra su bienestar. El resultad o de este fenómeno es el desa rra igo y la frag menta ción familia r. Los padres que viven en tierras extrañas, desarraigadas de su cultura , provoca n q ue los hijos —a veces menores de ed ad — a suma n roles seudopa rentales y q ue sus pad res “ cumpla n” su rol a dista ncia. Numerosos estudios indica n la importancia de la presencia física y emocional de los padres, la cual tiene un impacto
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directo en el de sa rrollo a propia do de la p ersona lida d. Po r el contrario, la a usencia de los pad res provoca d esórd enes emocionales y conductua les. C uand o los pa dres se ausentan por hab er emigra do en búsqueda de mejora s económicas, ha y en ellos un sentimiento d e culpab ilidad que muchas veces se intenta compensar enviando dinero y bienes ma teria les a los hijos. Esto provoca q ue los hijos se a lienen, se separen má s de sus padres y sustituya n esta relación parental con los objetos que compra n o reciben d e sus pad res, lo q ue ca usa q ue ellos perciba n a la socieda d y a sus pad res como deudores, a q uienes creen q ue tienen el derecho de exigir y esperan q ue todo el mund o les brinde un trato especia l. En esta diná mica, los hijos se convierten en exigentes d e servicios pa ra ellos y no en con tribuyentes para su familia o para la sociedad. Sin embargo, también puede ocurrir una situación diferente: la migración de los padres provoca la ma duración prematura de a lgunos miembros de la familia. En algunos casos, los hijos que q ueda n a sumen los roles seudoparentales ya mencionados, y se perciben como responsab les del cuidad o de la fa milia, por lo cual desa rrolla n un sentimiento de responsab ilidad y ma durez má s allá del q ue les corresponde e n su esta do d e d esarrollo sicosocia l. Ta mbién las bonda des de la tecnología ha n convertido a nue stra s sociedades en parte de la llama da “ aldea mundial” , lo cual nos permite conocer otras realidad es y evita q ue vivamos en un a islamiento cultural, pero a costa d e perder los valores de la cultura loca l, incluido el sig nifica do de ser familia . Por ejemplo, los pad res de familia sienten q ue ha n perdido espacio en su rol como ag entes ed uca dores de sus hijos. Ya no son los pa dres q uienes trasmiten a sus hijos los valores familia res o culturales sino los med ios ma sivos. El resulta do es q ue la n ueva ge neración “ virtual” ab sorbe los valores de consumo, inmediatez, g ra tificación instantánea; percibe la vida en forma artificial, sin entend er la d iferencia entre lo virtua l y real. En esta era electrónica los padres son reemplazados por los medios masivos quienes enseña n a los hijos cómo pensar, sentir y a ctuar, forma s que g enera lmente son opuesta s a los valores del Reino de D ios. E n la a c t u a l id a d l a t e c n o l og í a y l a g l o b a li z a c i ó n h a n p r o v o c a d o que en nuestras familias convivan dos culturas: la cultura del país local y la cultura global o mundial. El efecto de la conviv e n c i a d e l o lo c a l y m u n d ia l e s q u e l a f a m i li a s e d e s a r ro l la c o n d o s s is t e m a s d e v a l o re s y s ig n i fic a d o s d e l a v i d a , m u c h a s v e c e s diferentes.
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Por ejemplo, la cultura loca l ha enseñ a do el va lor de la s persona s, el valor de las cualidades internas, el valor del respeto a los padres, el valor de la convivencia comunitaria, el valor del sufrimiento y la importancia de luchar por la justicia; el valor de la lealtad fam iliar, el valor de la fe cristiana . Pero la cultura global enseña el valor de los objetos y del yo (egoísmo, amor desmesurado por uno mismo, ser adolescentes “ crónicos” ) y d esvalora la fa milia y la comunida d; va lora lo externo y no lo interno; valora la gratificación de los gustos y deseos personales sin importar la injusticia socia l existente; enfa tiza e n e l valor de la lea ltad a uno mismo y no a la familia ; acentúa el valor de la b elleza externa , la juventud y rechaza lo q ue no provoca g anancias, y la a dultez. Esta ideología no desea crear una sociedad justa sino consumir y gra tificarse con lo q ue la socieda d produce para hacer de la vida una vida fácil. Se trata de un hedonismo, un interés egoísta en busca r sólo el propio pla cer y q ue hoy se ha vuelto colectivo, y q ue beneficia a quienes producen y venden bienes pero no a los sectores de la sociedad que viven en condiciones de grandes limitaciones, a pe sar de ha ber ingresad o ya en el sig lo 21. En la actualidad el mapa sobre el significado de la vida no lo provee n los pa dres sino los medios ma sivos. Antes eran los refra nes de los abuelos, la s confesiones de fe o las consigna s de los partidos políticos las q ue impartía n va lores y ma pa s sobre el significa do d e la vida y cómo vivirla. Ahora son las letra s de las canciones de mod a, las estrella s de Hollyw ood, las poses y men sajes de los musicales de TV, las películas, telenovelas, etc. Éstas son las fuentes que ahora proveen puntos de referencia cognitivos, afectivos y conductuales. En resumen, los valores que nue stra socieda d promueve son va lores extraños adoptados por la actual generación apática, sin interés por na da , y fa scina da por las má q uinas electrónicas. Nuestras sociedades están en guerra con la familia. La familia no es protegida por su sociedad sino avasallada por ella.
Reflexión Hoy má s que nunca la iglesia o la comunidad d e fe necesita ha cer un a lto en su diario vivir pa ra enfoca rse con claridad y vera cidad en el papel q ue le corresponde: Ser “ sal y luz” . Su a ctuación y desempeño es trascendental, pues la influencia que la iglesia ejerce en la sociedad es para bien o para mal. Esta influencia la ma rcan no solame nte los pastores o líderes, sino ca da uno de los miembros, con su vida den tro y fuera d e su familia . El hog a r sigue siendo la llama q ue conserva el calor humano.
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Recomendaciones PARA LA IGLESIA
1. En grupo o en forma individual, dialoguen en torno a preguntas como: • ¿Hay emigrantes en nuestra comunidad? • ¿Quiénes son las personas que emigran? • ¿Por qué lo hacen? • ¿En qué condiciones se hallan los miembros de la familia que permanece? Etc. 2. Reflexionen sobre estos temas en el marco de la vida de la iglesia. 3. Promuevan encuentros familiares.
Metodología 1. Aprovechando un feriado o simplemente una tarde de sábado o domingo, reúnan a varias familias que conocen a emigrantes o viven en carne propia esta situación. Pueden abrir la conversación usando alguna noticia publicada por algún medio de comunicación. Permitan varias opiniones, mantengan un clima de absoluta libertad de expresión y tolerancia. 2. Al contestar las preguntas, anótenlas en un papelógrafo o pidan que alguien las vaya registrando. Aquí es pertinente hacer aclaraciones sobre prejuicios, mitos o malos entendidos acerca de la migración. Es importante establecer una relación entre el tema y la enseñanza bíblica. Pasajes tomados del libro de Éxodo, como: el cruce por el mar Rojo (capítulo 14); la provisión de agua y maná (capítulos 16 y 17); así como las leyes y mandatos de Dios en nuevas tierras, darán enfoques interesantes a la reflexión sobre el tema. 3. A semana seguida pueden organizar una reunión dentro o fuera de la comunidad, según las condiciones económicas lo permitan. Lo importante será intentar cubrir necesidades afectivas y de relación con las personas que sufren por este proceso. Añadan a las actividades comedias o representaciones de situaciones jocosas para buscar valores positivos y ponerlos en práctica. Estudiar y apropiarse de las promesas contenidas en Éxodo 23:20-25 son reposo para el alma y gozo para el espíritu.
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Desafíos de la misión de la Iglesia frente a la situación actual de la familia
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PARA RECORDAR
La Iglesia está llamada a ser un agente de promoción humana y catalizadora de procesos de desarrollo de la familia de la fe y de la comunidad de su entorno.
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igmund Freud, el famoso siquiatra europeo, decía que una persona sa luda ble es aq uella q ue puede tra ba jar y a ma r. Esta a firmación implica q ue una socieda d sa luda ble es aq uella que provee lo necesario para que las personas puedan trabajar honrad a mente, lograr beneficios materiales y a su vez pueda n estar saludables emocionalmente para amarse y amar en forma a propia da . Pero si la sociedad no cumple con este rol, da a luz individuos no sa luda bles que a su vez crea n una sociedad enferma. El desa fío de la Iglesia es a sumir un rol proa ctivo (q ue cree idea s y las ponga en práctica) educando, empoderando (a poderándose de las capa cida des q ue tiene) y moviliza ndo a la familia para que pueda retomar la misión q ue Dios estableció para e lla co mo receptora , defensora y proclamadora del pacto y de los valores del Reino de Dios. En el contexto la tinoamericano, la Iglesia está lla mad a a ser un a gen te de promoción humana y ca taliza dora de procesos de desarrollo de la fa milia de la fe y de la comunida d de su entorno. En el contexto actua l, la Iglesia necesita ay uda r a q ue la familia construya el sig nificado de ser familia en e l contexto de la s crisis socia les, económica s y políticas, a sí como d e la cultura tecnológica en que vive. Es urgente y prioritario que la Iglesia ayude a la familia a un proceso de construcción y a propia ción d el propósito para el cual fue crea da . La Iglesia requiere ser un santuario donde se proteja, respalde y oriente a la fa milia e n este proceso de reconstrucción y construcción en el sentido profético, seg ún los diseños q ue D ios optó pa ra ella . La fa milia fue y es la prioridad de Dios; no el individuo solo o los intereses e conómicos. Los conflictos sociales, econ ómicos, así como la fuerza de la cultura tecnológica y g lobal, han crea do una crisis de valores, y la Igle-
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sia está lla mad a a proveer un mapa donde se exprese el rol de la fam ilia y la forma de relaciona rse en ella . Frente a los movimientos feministas sesgados, el incremento del divorcio, el incremento de la violencia intrafa miliar, es prioritario que la Iglesia a suma un rol profético en la forma de org a nizarse, relacionarse y a nunciar el diseño de Dios para la fa milia. Ser fa milia e n el Reino de D ios es ser fa milia q ue refleja la na turaleza del a mor de C risto; donde coexisten la fidelida d, el compromiso, el amor y la justicia, y producen personas saludables q ue a dministra n e impa rten en sus socieda de s los valores de l Reino de D ios. Es dond e ha y fa milia s que constanteme nte viven procesos de reforma espiritual, reforma relacional y son agentes de c a m b io e n l a s o c ie d a d a la q u e p e r t e n e ce n y a la c u a l D i os q u i e re restaura r. La Iglesia necesita a sumir un rol proa ctivo en el tema de g énero. La población femenina ha sido impactad a por el pensamiento feminista y la s relectura s teológ icas desde e l enfoque de g énero. Estas fuerzas, acompañadas por el contexto socioeconómico donde la mujer ha incursionado al campo laboral remunerado, han provocad o un ca mbio en la pe rcepción q ue la mujer tiene d e sí misma y en las expecta tivas q ue ella tiene del trato por pa rte del va rón y de su pa reja . La Iglesia tiene el deber de a compaña r tanto al hombre como a la mujer a releer el significado de ser varón, mujer, de se r esposa /ma dre, esposo/pa dre. Lo encontra do es q ue existe un idea l de este pe rfil pero otro opuesto, y rea l, que crean confusión en las relaciones domésticas y pública s. La Iglesia nece sita rediseña r su propuesta pa stora l desde el enfoq ue de géne ro para corregir ciertas enseña nzas q ue ha n promovido, en vez d e correg ir, relaciones asimétrica s que ha n perpetuad o la ideología ma chista y la violencia q ue el hombre ha e jercido sobre la m ujer. La Iglesia está llama da a inicia r un proceso de reconectar a la fa milia con la fa milia de Dios (la comunida d d e creyentes) y a desconecta rla de a g entes tóxicos y a jenos a su bienestar. Es prioritario que la Iglesia sea catalizadora de un proceso en el que la familia retorne a l hoga r, el cua l fue diseña do por Dios para ser el lugar de relación, de mutua valoración, de mutua atención, de mutua conve rsa ción, de mutua fidelidad , de mutuo amor y cariño. Reconectar a la familia con la familia de Dios y desconectarla de lo electrónico. Reconecta r a la fa milia c on sus historias, con su vocación de ser receptora del pacto de Dios y desconectarla de la creencia de ser receptora de la ideología d e Hollyw ood. Reconec tar a la fa milia con la importan cia de protegerse mutua mente y ser fieles a ella, y d esconecta rla de la explota ción por su socieda d, de
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la ciega incursión en una ca rrera d e superación individua l, dejando de la do a l resto de su propia familia. No ha y q ue olvida r que muchas personas que migraron han iniciado en otras tierras una nueva rela ción, ab a ndona ndo a la primera fa milia —motivo por la cua l inicia ron este via je—, y traiciona ndo a sí la esperan za q ue su fam ilia d epositó en é l o en ella . La Iglesia requiere a sumir un rol profético y contracultura l enseñand o y recorda ndo a las pareja s y familias de su comunida d su responsabilidad como receptoras y proclamadoras del pacto de Dios. Ha cerlo es una seña l de respeto y de fidelida d a lo q ue Dios ha establecido pa ra la familia, y llevará a q ue la fa milia experimente relaciones saludables en su interior; garantizará la formación de persona s sa ludab les q ue promoverá n a su vez el desa rrollo de una sociedad saludable. En otras palabras, honrar el pacto de Dios en la familia tiene repercusiones sa ludab les tanto a nivel individual y d oméstico, como a nivel público. Finalmente, la Iglesia requiere hacer un diagnóstico de la situación a ctual de su familia y de la socieda d en la q ue vive y diseñar un programa de promoción, defensa y reorienta ción de la fa milia, a través del kerigma (proclamación), del didajé (educación), del cuidad o pa stora l y d el rol profético. El propósito de esto es promover un movimiento de reforma donde la socieda d y familia se convierta y ca mbie en su orga nización, relación y concepción a través de la apropiación del diseño que Dios estableció para la familia, denunciando las estructuras que atenta n contra este diseño y promocionando aq uellas que fortale cen la naturaleza y función de la familia. La promesa de D ios es que a l “ a propia rse del diseño de Dios pa ra la fa milia” , al honra r la fidelida d a su pacto, Dios bendecirá a la s familias y a las sociedades a la s que éstas pertenecen, con el Shalom: salud y pa z integrales. Hoy esto tiene especial releva ncia porque la niñez requ iere ate nción urgente . El a poyo al fortalecimiento familia r de sde la ig lesia m otiva ría el deseo de construir vida s equilibra da s en los niños, niña s y ad olescentes. Toda la iglesia ha de trab a ja r en favor de los más vulnerables, en bien de ellos y ella s que no son sólo la espera nza futura , sino una realida d presente y merecen respeto, confia nza y ternura .
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Reflexión Ma rcos 10:16 reg istra un he rmoso cua dro del a mor de J esús para los niños y niña s. No sólo que los abra za sino q ue ta mbién los bendice “ poniendo sus ma nos sobre ellos” . El a mor que no se expresa en acción se esfuma, no d eja huella, no eng endra vida . Socieda des como las nuestra s, vana s y a presurad as, necesitan por su propio bien ha cer un a lto y contempla r a los niños, niña s y a dolescentes como sus iguales. Hay que apoyarlos sin reserva y proteg erlos, pues en ellos está el corazón d el amoroso Pa dre Eterno.
Recomendaciones 1. Dimensionen la acción de Jesús en el pasaje anotado. PARA LA IGLESIA
2. Contrástenlas con las acciones de la sociedad actual. 3. Establezcan prioridades en las actividades de la iglesia. ¿Nos estamos equivocando sobre lo que consideramos más valioso?
Metodología 1. Los grupos que tienen responsabilidades con niños, niñas y adolescentes, deben estudiar y establecer los puntos relevantes de Marcos 10:13-16; Mateo 19:13-15 y Lucas 18:15-17. Guíense por preguntas como: ¿Qué hizo Jesús con los niños? ¿Cómo los miran las personas adultas? ¿Por qué les impiden acercarse a Jesús? ¿Hay temor en los discípulos de Jesús? Visualicen el compromiso de la iglesia frente a estos grupos humanos. 2. Pidan que las personas relaten casos concretos de tratos discriminantes hacia los niños, niñas y adolescentes, y busquen soluciones inmediatas y reales para tales situaciones. Provéanse de documentos de organizaciones que amparan y protegen a los menores para conocer los mecanismos legales actuales para utilizarlos dentro de la iglesia, en acción positiva hacia la sociedad. 3. Con la participación personal de pastores y líderes, revisen las prioridades de la iglesia para ayudar a cubrir necesidades básicas de estos grupos. Destinen mayores recursos del presupuesto de su comunidad de fe a los niños, niñas y adolescentes. Pidan a hermanos y hermanas que están comprometidos con las tareas de atención, supervisar y cuidar con mayor cuidado el dinero gastado en el desarrollo de las actividades.
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Nuestra familia en su organización y relación
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PARA RECORDAR
Ser una sola carne implica una relación de unidad interdependiente espiritual, emocional y física.
L
a familia fue definida tradicionalmente como un grupo de personas q ue tienen una relación sang uínea. En la a ctualida d la familia se identifica como la ag rupación de personas q ue viven juntos, unidos no exclusiva mente por línea s sang uíneas sino tam bién por ra zones de sobrevivencia económica. Por ejemplo, una ma dre sola acuerda a rrenda r una ca sa en conjunto con otra ma dre sola para así ay uda rse mutuamente en los ga stos de la ca sa y a la vez turnarse en el cuida do de los hijos. De esta ma nera se conforma una nueva forma de ser familia . Las Escrituras pla ntean q ue una familia se forma cuando un hombre y una mujer, que dejan la casa de sus pad res, se unen ba jo un compromiso de fidelidad y de compa ñerismo perman ente. La definición dada por los sicólogos con orientación sistémica, perciben a la fa milia como una unida d, un sistema , un conjunto de personas q ue conviven g obernada s por ciertas reglas a corda da s, q ue les permite lograr su objetivo común. En este sentido la fa milia tiene la característica de proveer un ambiente de interdependencia entre sus miembros. C a da persona en la fa milia no actúa como una unida d autónoma; por el contrario, lo q ue ha ce, siente y comun ica una persona en la fa milia (por ejemplo el pad re) a fecta a l resto de los otros miemb ros (la ma dre, los hijos e hija s). Y el compo rtam iento d e los hijos o esposa afecta en cómo se siente y a ctúa el padre. Este concepto de interdepende ncia se encuentra ta mbién en la Biblia cuando indica: “ El hombre dejará a su padre y ma dre para unirse a su pareja y ser una sola ca rne” (G énesis 2:24). Ser una sola carne implica una relación de unidad interdependiente espiritual, emocional y física . En g eneral las personas integrantes de una familia tienen dos metas comune s: la promoción del bienesta r emociona l de las persona s ad ultas y de l desarrollo integ ral de la s hijos e hija s. Los pad res
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se sienten rea liza dos con e l desa rrollo de los hijos y en e se sentido surge una interdependencia emocional. Los hijos depend en ma teria lmente de los pad res para su sostenimiento diario. En este sentido los miembros de la fa milia está n conectados por las actividades que realizan y por las experiencias q ue comparten conjuntamente en forma cotidiana . Estas experiencias vividas conjuntamente provocan el desarrollo de sentimientos comunes e intensos entre los integrantes de la familia . Por ejemplo, cad a familia defiende la suya cuand o otra intenta a taca rla. Es ta mbién esperad o que los pa dres de familia protejan y defiendan a sus hijos en luga r de d efender a los hijos de la familia vecina . Esta a ctitud y sentimientos que surg en no son a corda dos explícitam ente sino q ue se desa rrollan como pa rte d el apego emocional que es el resultado de vivir juntos y adoptar una identida d de pertenecer a una familia en pa rticula r. Parte de la identidad de una familia corresponde al tipo y formas de a ctivida des q ue realiza cad a familia en su diario vivir. Pa ra q ue la fa milia logre sus metas, cad a persona tiene una función, un rol q ue cumplir para ay uda r en la orga nización y relación de la familia . Es por esta raz ón que ca da día los padres e hijos de una fa milia no tienen q ue pregunta rse q ue ha rán ese día ; por el contrario, la s n o rm a s e n c a d a f a m ilia s e v a n d a n d o a m e d i d a q u e a v a n c e n en sus etapas y a través de l diá logo. Cada persona en la familia sabe qué responsabilidad le corresponde, ya sea prepara r el desay uno, limpiar la casa , sacar la ba sura, ir a estudiar, ir a trabajar, etc. En este sentido una buena y constante comunicación entre los miembros de la fa milia es esencial para lograr la meta de ser familia y vivir sus diferentes momentos ba jo una comprensión cla ra de cuá les son la s expectativas q ue la familia tiene de ca da uno.
Las diferentes etapas de ser familia Los roles y función de ca da persona en la fa milia no son fijos sino q ue van a da ptándose en relación con la s etapas o momentos que experimenta la familia . Los padres siempre serán pa dres y los hijos ta mbién siempre tend rán este rol, pero el desen volvimiento de éstos se verá n a fectad os según el momento que se viva. Por ejemplo, los padres desempeñarán su tarea de vigilar físicamente a sus hijos cuan do éstos son infa ntes y evita rán d ejarlos solos pa ra cuida rlos y protegerlos. Sin emba rgo, cua ndo el niño sea un adolescente los padres no necesitarán estar físicamente presentes en cada momento sino que por el contrario darán más li-
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bertad para que los hijos en esta etapa vayan asumiendo mayor responsa bilida d por sus propios a ctos. La fam ilia como org a nización viva vive cambiando constantemente. una pa reja se une en ma trimonio, camb iando la vida d e la pareja de
expe rimenta diferentes etapa s, Una familia se forma cuando y lueg o tienen hijos, lo cua l va esposos a pa dres.
Posteriormente la fa milia experimenta la eta pa de conv ivir con hijos que inician la vida escola r, lueg o la convivencia con hijos ad olescentes y fina lmente la eta pa cua ndo los hijos crecen y experimentan la juventud, encuentran su propia pareja y de ja n la ca sa de sus pad res. Esta eta pa es conocida como del “ nido vacío” , que en a lgunos casos ocurre cuando los padres están cerca de la eda d de jubila ción. Los pad res se encuentran n ueva mente solos, sin hijos, y más bien se inician en la e tapa de ser ab uelos. Estas eta pa s no son mecán icas ni se viven en forma similar en toda s las familia s, pero es cierto que ca da etapa de vida e n la familia conlleva experimentar ciertos cambios y realizar tareas por parte de sus integrantes. Ca da nueva eta pa req uiere una reorganización en la familia y un ca mbio en la forma de vivir los roles, en la inclusión de nueva s norma s y cam bios en otra s. Las crisis o momentos difíciles que se da n en las fam ilias g enera lmente ocurren en momentos en q ue una fa milia inicia una nueva eta pa . La s tra nsiciones mencionad a s: matrimonio, emb a razo, hijos en época escolar, adolescencia, hijos en la etapa de la juventud, hijos que d ejan la ca sa, eta pa d e la jubilación, etc., son momentos cuando la familia requiere reorganizarse para poder superar el momento de ca mbio. Estas crisis no debe n percibirse como problema s o pa tolog ías familiares; por el contra rio, debe n verse como eta pa s de la vida, d e ser familia, y es recomendable más bien asumir una actitud preventiva anticipánd ose a la s nuevas eta pas pa ra enfrenta rlas con ma yor conocimiento y hab ilidad es. Reconocer e identificar q ue ca da etapa en la familia conlleva cambios en los padres e hijos es importante porque en general la familia tiende a preferir seguir actua ndo en la forma a costumbrad a y rechaza el cambio. Esta resistencia a l ca mbio y el deseo de ma ntener el ba lance provoca mucha s veces que los padres siga n tratand o a sus hijos de la manera acostumbrada, desconociendo que ya aquellos están en otra e ta pa , lo cual exig e una forma diferente de d iálogo. Es lo que ocurre, por ejemplo, en un hog a r donde el pad re es a lcohólico: la esposa ha enseñado a sus hijos a comportarse de una manera particular, y cuand o esta condición camb ia, es decir, cuand o el padre
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deja d e a busa r del alcohol, los hijos y la esposa sig uen comportándose como a ntes, en forma codepend iente, sin realizar los ca mbios esperad os en la d inámica fa miliar.
La organización de la familia Como se indicó previamente, la familia es considerada como un sistema compuesto por diferentes pa rtes. En este ca so no sólo es importante conocer cómo funciona la familia, como unidad, sino cómo funciona y se relaciona ca da una de sus partes. En otras pa labras, cad a persona en la familia está constantemente influenciada en forma recíproca e interdependiente por las otras. Por ejemplo, la pa reja , los pad res, los hijos son diferentes “ subunid a d e s ” o “ p a r te s ” q u e c o n f or ma n u n a f a m i lia d e t e rm in a d a . E st a s partes de la familia se organizan en cierta forma jerárquica. Los padres son la autoridad en el hogar y los hijos generalmente está n en proceso de forma ción y por lo tan to man tienen una rela ción de d ependencia d e los padres, pero sin llega r a relaciones de a buso o autorita rismo. Es importante recordar q ue la fa milia ha sido cread a por Dios para ser un luga r donde reine el afecto, la a cepta ción del uno al otro, el amor incondicional y la reafirmación de la imagen de Dios en cad a integra nte. Por eso la familia no está diseña da para orga niza rse n i rela cionarse con a utoritarismo, temor o violencia. Los pad res de familia q ue ma ntienen una rela ción saludab le como esposos está n en cond ición de ser mejores padres. Pero ser padres no significa imponer ni a busa r de la a utoridad sobre los hijos sino usar esta autoridad para formarlos apropiadamente con el ejemplo y con la enseña nza . La jerarq uía en la fa milia existe para promover la forma ción saluda ble de sus miembros y el de sarrollo personal de sus miembros y no pa ra ejercer el poder en forma ta l q ue se a nule, obstaculice o esta nque el desarrollo de la imag en de Dios en cad a uno. Uno de los elementos de una fa milia orga nizad a es la apropia da definición de los límites que tiene ca da persona pa ra con la otra y como unida d fa miliar para con la comunidad a la q ue pertenece. Una delimitación muy a bierta o muy cerra da en la fa milia significa vivir bajo una orga niza ción extrema y no sa luda ble. Por ejemplo, una familia q ue tiene una forma de vida en la q ue cada persona hace lo que desea y no consulta con las otras, representa un sistema muy a bierto. En estos casos la fam ilia vive en forma desorganizada y demasiado permisiva. Por el contrario, una familia que mantiene una organización muy autoritaria y rígida
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provoca que las personas que integran la familia no puedan dar su propia opinión y sólo viva n sujetá ndose a la a utorida d fa miliar correspondiente. Lo ideal es que la familia viva bajo un sistema de organización y relación tal que sean claras las jerarquías y roles, pero que en su totalidad se busq ue el crecimiento de la fa milia como ta l y de sus integrantes. En este tipo de orga nización democrá tica cad a persona piensa en el bien de los demá s pero tamb ién tiene cla ro que e xisten niveles de a utorida d en la fa milia. Los padres como hijos y herma nos promueven el desa rrollo de sí mismos y d el otro fa cilitando un d iálogo ab ierto donde ca da persona puede expresar sus idea s, sentimientos y comportamiento sabiendo que es aceptada y no juzga da o rechazad a por ser diferente. Dios promueve la d iversida d y es por esta razón q ue la Biblia usa el símbolo del cuerpo donde ca da uno tiene diferentes funciones y nadie es mejor que el otro. La Biblia también utiliza el modelo de C risto como Ca beza de la Iglesia q ue usa su jerarquía no pa ra imponerse sino pa ra servir y fomenta r el crecimiento de su pueblo escogido. En resumen, la d elimitación de los roles de ca da persona en la fa milia deb en de ser claras pero flexibles de a cuerdo a la necesida d y eta pa q ue se esté viviendo.
Reflexión No es nada fácil construir una familia teniendo en cuenta la voluntad de Dios. La simple y a la vez complicada naturaleza huma na crea una s veces tristeza y d esconcierto, y otras gra titud y gozo. Llegar a este equilibrio cuesta lágrimas y largos momentos de oración en rodillas, buscando el conocimiento y la sabiduría “ q ue procede de lo alto” . Ver a la familia como un sistema, como un organismo vivo (llamado enfoque sistémico), da oportunidad para q ue todo miembro de ella tenga el espacio y los derechos y deberes necesarios para desarrollarse armónicamente, como persona única e individua l, “ cread a a la ima gen y conforme a la s e m eja n z a d e D i os ” .
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Recomendaciones PARA LA IGLESIA Y FAMILIA
1. Busquen pasajes bíblicos relacionados con la estructura de la iglesia (el Cuerpo de Cristo) y aplíquenlos a la familia. Puede ser altamente positivo en las relaciones parentales. 2. Roten algunas actividades dentro de la familia. Siempre es bueno “ponerse en los zapatos” de la otra persona. 3. Promuevan actividades en las cuales el objetivo sea experimentar la satisfacción de ser miembro de la familia.
Metodología 1. Pasajes como Romanos 12:9-21, deben ser analizados, no sólo en la enseñanza sistemática o en la prédica, sino también trasladados a la vivencia cotidiana de la familia. Los padres deben ejercer su creatividad usando estrategias en las cuales se haga aplicación directa de mandatos tales como: “Ámense como hermanos los unos a los otros, dándose preferencia y respetándose mutuamente” (v.10). Esto traerá evidencia de la bendición. 2. En ese mismo marco, busquen la forma de destacar por algunos días las acciones que los miembros de la familia hayan realizado. Por ejemplo: alguien lavó los platos de la merienda en reemplazo de la persona encargada, sin que ella fuese notificada con anterioridad. Otorgar un regalo sencillo como ofrenda de amor o respeto a otro miembro de la familia, sin que medie ocasión especial. Sorprender con una comida o agasajo en horas inusuales, etc. 3. Proclamen una acción que un miembro de la familia hizo para proteger la integridad de otro miembro de la familia o de la comunidad. Por ejemplo, en el caso de un incendio, de un desastre u otro accidente. La iglesia como tal debería abrir espacios para este tipo de noticias, pues ejemplos a seguir es lo que más falta nos hace.
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La relación de la familia ¿Qué factores contribuyen para que una familia se relacione en forma saludable y armoniosa? Diferentes profesionales clínicos han respondido en formas va riad as y en este sentido no ha y un factor único, sino va rios, que contribuyen a una rela ción a fectiva apropiad a en la fa milia . Uno d e estos factores reconocido por la m a yoría de e specia listas en familia, es la buena comunicación. Otros manifiestan que es la ca pa cida d de compa rtir activida des e intereses entre los integ r a n t e s d e l a f a m i l i a l o q u e p r o m u e v e u n a m b i e n t e de u n i d a d f a m i l i a r. La importancia d e va lorar y acepta r a ca da persona ta l cual es, ha sido seña lada tam bién como un fa ctor primordial para q ue los integ rantes de la fa milia se sienta n cómodos al ser pa rte de ella . U n a b u e n a r e la c ió n f a m i lia r t a m b i é n r e q u ie r e q u e s u s in t e g r a n tes tengan tiempo disponible individualmente y como familia. Por ejemplo, uno de los factores mayores que contribuye en la rela ción familia r es que los pa dres planifiq uen y viva n tiempo a solas como pareja. La calidad de vida relacional de la pareja a fecta d irecta mente su relación parenta l con los hijos. Es una óptima relación de pareja lo que alienta y fortalece la relación de padres. Una buena rela ción de pa reja no ocurre al aza r sino que requiere planificar ciertas actividades que promuevan que la pareja se sienta bien la una con el otro. El romanticismo y la rea lida d d e las responsabilidades diarias muchas veces no caminan juntos, pero a la vez son complementarias. La pareja generalmente asume ciertos roles y ta reas individuales mientras otras lo ha cen en forma conjunta. C uand o una persona en la pareja siente que está rea lizando má s ta reas q ue la otra, crea cierto resentimiento q ue deb e evitarse. Es clave que en la pareja no se asuman roles fijos donde uno sea el super activo mientras que el otro asuma un rol super pasivo. La persona q ue a sume el rol de extrema responsa bilidad impide a su pa reja a sumir su correspondiente responsab ilidad . En este sentido lo saludable no es criticar o culpar a la pareja pasiva sino dejar de sentirse responsable por todo, dejando que la pareja y los otros en la fa milia cumplan con su parte. El cam bio de estos roles (a ctivo-pa sivo) es muy difícil porque e n América Latina la mu jer es apreciada por a sumir en forma extrema el rol de ser sacrificada y a ctiva en la fa milia . Por otro la do, ha cer cosa s para alg uien a veces provoca sentimientos positivos e n l a p e rs o n a q u e s e h a c e c a r g o d e o t ra . S i n e m b a r g o , h a c e r d e -
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m a s ia d a s c o sa s p a r a l a p a r e ja o e l h ijo p u e d e s e r u n a f o rm a in consciente d e enma scarar u oculta r los verda deros problemas de la fa milia. En una relación equitativa donde se respeta la jerarquía correspondiente, el poder es compartido y las personas aprenden a negociar sus roles como expectativas dentro de la familia a la que pertenecen. La capacidad de ser flexible, de dar y recibir, es un elemento indispensable en la relación de pa reja y de familia. C uand o la pareja , pad res o hijos viven en un a mbiente fa miliar donde da n y reciben, esto les provoca sentimientos de ser aceptados y valorados, lo cual les ayuda a desarrollar hab ilida des de negociación en su diario vivir como familia. C ad a persona q ue integra la familia requiere sentirse igua l y competente como los demás. Este sentimiento se genera a medida q ue la familia muestra con palabras y acciones que piensan de esta manera. Los roles no solamente definen el cumplimiento de una función concreta como ser la persona que cocina o la persona que limpia la ca sa, etc. Los roles ta mbién de finen una función emocional, como ser la persona de la fam ilia q ue es pa cifista y conciliadora o ser la persona antagonista y crítica. Otra pe rsona puede a sumir el rol de ser la q ue entretiene y disipa las tensiones q ue se presenta n en el diario vivir. Ta mbién se pue den d a r roles como ser el hijo excesiva mente responsab le que a c túa a lgunas veces más como pad re que como hijo.
Relación padres e hijos El tipo de relación entre pa dres e hijos ha ca mbia do con el tiempo, lo cual es correcto. En los tiempos de los abue los la rela ción fa miliar promocionaba la depend encia mientras q ue a hora se educa pa ra la independencia. En épocas previas a la revolución industrial (siglo 19) los hijos quedaban en casa y eran educados para suplir las tareas doméstica s correspondientes. Los hijos ma yores cuidab a n d e los hermanos menores y ha sta d e los abue los. Por el contrario, la época posterior a la revolución industria l reorientó la relación de pa dres e hijos enfocánd ola a forma r a los hijos para salir de ca sa, ser a utónomos, inde pendientes y poder va lerse por sí mismos en una sociedad competitiva.
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Es importante recordar que los hijos no aprenden sobre autonomía por lo que digan los padres sino por su ejemplo de cada día; eso es lo que promueve dependencia o autonomía. Como familia cristiana creemos que la exag erada autonomía es incorrecta y q ue la interdependencia con la familia es un regalo de Dios para suplir nuestra necesidad de ser aceptados y valorados dentro de un núcleo fa miliar a fectivo. En América La tina la ma dre se distingue por ser una persona super activa , que está pe ndiente todo el día de sus hijos. El problema es que este modelo de crianza super activa puede provocar q ue los hijos se sientan a cosad os por la ma dre. Esto sucede cua ndo la madre vive preocupada o con el temor de que sus hijos no se desarrollen de la forma que quisiera y terminen siendo irresponsables, lo cual sería una muestra del fracaso de su rol como ma dre. Si el temor o la ira es el sentimiento central en la ta rea d e ser mad re, ello es señal de q ue debe buscar ayud a para disipar estos sentimientos y vivir de ma nera m á s calma da su rol ma terno. C ua ndo la ma dre se sobreinvolucra o sobreproteg e a sus hijos, los pad res latinoamericanos a ctúan en forma opuesta y a sumen un rol de d esinvolucramiento emocional, creyen do erróneame nte q ue la tarea pa terna está a cargo de la ma dre y no de ellos. La propuesta cristia na ba sada en la B iblia mue stra la responsabilida d pa renta l como una tarea conjunta, otorg ad a por Dios al pad re y la m a dre, en la que a mbos se encarga n de responder a las necesidad es a fectiva s, ma teriales y espiritua les de sus hijos. Los va rones q ue inician su ta rea de pa dres pueden ver aq uí una oportunidad d e conocer a sus hijos y de d eja r que ellos conozca n a su pad re. Es un error creer q ue el pa dre distante evita q ue los hijos resulten eng reídos o a feminad os; por el contrario, es la a usencia de una relación afectiva física y emocional activa con el padre lo que permite que los hijos o hijas busquen en su adolescencia relaciones inadecua da s para llenar el vacío deja do por un padre dista nte o inaccesible. Finalmente, el desarrollo de los hijos y la convivencia entre ellos, implica momentos de compa rtir como tam bién de competir y has ta de pe lear. Los hijos reaccionan entre ellos o en contra d e los padres cuand o perciben q ue lo que les sucede o el trato q ue reciben no es ad ecua do o justo. Una explicación de las responsabilidades y derechos que corresponde a cad a uno, de acuerdo con su edad , puede a liviar el sentimiento de q ue ha y tratos preferenciales con alguno. Es cla ve explicar detalladamente que el amor a los hijos es igual pero que existen tareas q ue corresponde a cad a hijo de a cuerdo con la eta pa y eda d en que están.
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Triangulaciones relacionales en la familia C uand o dos personas en la familia tienen a lgún desacuerdo mucha s veces buscan a una tercera pe rsona pa ra lidiar con el conflicto. Por ejemplo, cuando una pareja está en d esacuerdo y se va separando emocionalmente, al mismo tiempo, uno de ellos busca a cercarse a la hija may or para buscar a ceptación en ella y evitar lidiar d irecta mente con el problema ma rita l. Esta diná mica rela cional se llama triangulación y se vive en toda s las familias cuando se vive momentos emocionales muy intensos o conflictivos. Ésta es una b uena táctica pa lia tiva porque d isminuye la tensión pero al mismo tiempo evita q ue las personas q ue tienen un conflicto en su relación se enfoq uen en resolverla y se ocupen má s bien en una tercera persona. La triangulación con los suegros es una dinámica relacional muy común en las fam ilias. En muchos casos la ma má del esposo y esposa entran en conflicto sobre el hijo y pareja respectivamente. Esto ocurre cuando el esposo siente una lealtad y dependencia exag erada ha cia sus pad res conjuntamente con un temor de a cerc a r se “ d e m a s ia d o ” h a c ia s u e sp o sa . En otras pa labra s, el esposo se siente d ividido entre complacer a su mad re y complacer a su esposa. El esposo en esta situación espera q ue la esposa sea má s flexible y tolerante con la suegra q ue muchas veces es de ma yor edad . La posibilidad de ha cer triangulaciones con los suegros por la a mbiva lencia vivida por los esposos es común porq ue ellos han sido educa dos para complacer a las mad res. Sin embargo, la Biblia nos indica q ue tanto el va rón como la m ujer deben “ dejar” (emocionalmente ha blan do) a sus propios padres para poder dejar de ser hijos y llegar a ser adultos y esposos. No sólo el esposo es causa de triangulaciones relacionales. En otros casos es la esposa quien se sobreinvolucra con su madre o hermana , peleand o así una b ata lla contra su esposo que es a lcohólico, por ejemplo. En estos casos la esposa d isminuye la ira y ten sión q ue siente contra su esposo que a busa d el alcohol aba ndoná ndolo emocional y física mente, para opta r por una relación extrema da mente cercana e intensa con su madre o hermana s. Lógicamente, cuando la esposa está más cerca de la madre y hermana que del esposo, se provoca una triangulación relacional q ue deja a la pareja a islad a y no se lidia con el problema d e la pa reja en forma directa. Las tria ng ulaciones entre pad res e hijos es mucho má s común en nuestro medio. Por ejemplo, si un esposo mantiene una relación más cercana con su madre q ue con su esposa, entonces la esposa
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desarrollará una relación de distanciamiento con el esposo y de sobreinvolucramiento con el hijo o hija mayor. S e r la “ o v e ja n e g r a ” u “ o v e ja p re f e rid a ” d e l a c a s a e s u n ro l q u e fácilmente los hijos asumen cuan do los padres se tria ng ulan usá ndolos para enfrentar o d isipar un conflicto de pa reja . Este tipo de diná mica suele ocurrir como se mencionó a nteriormente y pued e ser de ayuda, pero si se torna constante entonces los padres no contribuirán con su ta rea d e promover autonomía en los hijos. La fa milia es una unida d, en el concepto cristiano, y ésta d ebe intentar constantemente unirse y no provocar alianzas entre algunos de sus integrantes porque esto provoca e sta ncam iento en la fa milia.
La herencia familiar en el matrimonio Cada persona al casarse lleva consigo ciertas costumbres, ideas, a ctitudes que ha n sido a prendida s en su familia de origen y q ue se las hereda y recicla en la vida con su familia de procreación. El dicho que menciona q ue “ uno se casa no sólo con su pareja sino tamb ién con su familia” , es muy cierto en el sentido que ca da pa reja lleva su herencia familiar al hogar que inicia como esposo o esposa. Los sicólogos llamamos a esto el proceso de transmisión multigeneracional , que significa q ue cad a miembro de la familia aprende y hereda costumbres de los padres, a buelos y g eneraciones a nteriores, q ue conforma n códigos de cond ucta los cuales son llevados al hogar que inician. En este sentido cua ndo una pa reja se ca sa lo hace tam bién con los há bitos de la s gene raciones an teriores a las cua les ha pertenecido la fa milia de su pareja . Estos pa trones de conducta, há bitos, mitos, sueños, trasmitidos de generación a generación, no surgen en el novia zg o sino cua ndo la pa reja inicia su vida matrimonial. Es en la etapa posterior a la “luna de miel” que se descubren g estos, costumbres y a ctitudes q ue no se las ha bía visto antes y viceversa. Por ejemplo, es común q ue la esposa h a ya crecido en una familia muy ordenada donde el desorden era considerado un peca do capital. El concepto de “ orden” se convierte en la he rencia fa miliar que en este caso la esposa lleva a su nuevo hogar, y cuando al despertar ve que el esposo deja la ropa en el piso porque, según é l, “ é s a e r a l a c o s tu m b re e n m i c a s a y n a d i e m e d e c ía n a d a ” , e n tonces amb a s herencia s familiares se contraponen. Nuevamente, en este momento la pareja necesita recordar que amb os, él y ella , están formand o un nuevo hogar y q ue deben con-
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jugar sus costumbres, hábitos, diferencias y similitudes de una forma q ue realmente logren ser pareja o “ una sola carne” . El concepto de herencia fa miliar es muy útil cuan do la familia , y en especial la pa reja , tienen problema s de convivencia y comunicación. En estos momentos la pareja puede autoinvitarse a hacer un viaje al pasa do pa ra investig a r y recorda r los háb itos y costumbres de la familia dond e crecieron. En muchos casos regresar mentalmente a la familia de origen y recorda r sus háb itos ayud ará a la pa reja a ser consciente de q ue sus estilos de comunicación o conflictos responden a ciertas costumbres heredada s de la fa milia de sus pa dres, la s cuales deben de ser conversadas asumiendo una actitud activa y responsable pa ra retener lo bueno y d ejar lo ma lo. Por ejemplo, si en la ca sa del esposo la m a dre era d ominante, él esperará q ue su esposa a suma este rol y pa ra él será normal asumir un rol pasivo como el que vio en su pa dre. Sin emba rgo, si la e sposa creció en un hoga r dond e su madre fue más bien depend iente, entonces ella considerará que es apropiado asumir esta actitud y esperará q ue su esposo a suma una a ctitud a ctiva y d ominante. Estas son decisiones y presuposiciones que no se hacen explícitamente ni mucho menos verbalmente, sino en forma inconsciente, porque g eneralmente uno tiende a repetir en el ma trimonio el rol conocido que aprendió en casa. Este aprendizaje en casa es la herencia transge nera cional que tiene que ser eva luada por ambos y negociar acuerdos como una nueva familia en proceso de forma ción.
Reflexión “N o todo lo que brilla es oro”, dice un viejo pero muy pertinente refrán popular. La vida en pareja lo hace evidente cuando la desilusión o el enga ño cobra fuerza. ¡ Qué b ueno y bonda doso es nuestro Dios cuando a pesar de cada uno de los fallos personales Él mismo mantiene la relación! El esfuerzo y la dedicación que cad a uno de los cónyuges ha ga en bien de su pareja , tra erá recompensa , pues no es en va no. El Sa lmo 138:8 dice: “Jehová
cumplirá su propósito en mí. Tu misericordia, Jehová, es para siempre; no desampares la obra de tus manos”.
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Recomendaciones 1. Creen espacios efectivos dentro del hogar en los que puedan interactuar sus miembros.
PARA LA FAMILIA
2. Tomen en serio el compromiso de “mantener viva la llama del amor”. 3. Fomenten encuentros con parientes cercanos y no cercanos.
Metodología 1. Si la familia dispone de varias habitaciones que usan como dormitorios, reacomódense para hacer espacio para los nuevos huéspedes. Por ejemplo, los padres pueden dormir en las camas de los niños, o ellos hacerlo en la cama matrimonial. Durante una merienda o el almuerzo del domingo, cuenten las experiencias y saquen conclusiones positivas. Así todos aprenderán a respetar el espacio de cada quien y consecuentemente pueden surgir nuevos arreglos que brinden comodidad y gusto para disfrutar la vida en familia. 2. Es lamentable el efecto que el mercado consumista ha provocado al día del amor. Para la pareja, si es posible, que todos los días sean del amor. Ello depende exclusivamente de “hacer cosas y decir cosas” que surjan del corazón: dedicar una noche para ser más romántico que otras veces, alegrará el corazón de nuestro Creador. Música, flores, dulces, etc., junto con las palabras adecuadas pueden crear el ambiente apropiado. Y alguna locura de ambos mantendrá el atractivo del amor conyugal que Dios lo “hizo bueno”. Leer el libro El cantar de los Cantares en pareja, dimensiona el propósito divino a la vez que rompe con los conceptos extrabíblicos del amor que comparten los “esposos y amantes”. Hacerlo con reverencia y hundirse en la profundidad del texto puede ser, sin lugar a dudas, el más grande acontecimiento que le pueda ocurrir a cada uno de los cónyuges. 3. Festejar el día del tío o la tía, de los primos, y más aún de los abuelitos, con algo sencillo, fortalecerá estas relaciones. Al mismo tiempo, aprovecharlas para romper alianzas secretas desfavorables contribuirá al fortalecimiento de una comunicación limpia entre todos los miembros de la familia.
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Recomendaciones para una pastoral familiar
PARA RECORDAR
“Practica lo que predicas”.
Sobre los hijos No espere que sus hijos hagan lo que usted no hace Si usted no quiere que su hijo insulte a otras personas entonces usted como pad re debe h a blar a su hijo en forma respetuosa y sin insultos. El d icho “Practica lo que predicas” , es muy cierto en estos casos; si desea que su hijo sea ordenado usted primero debe ser orden a do con sus cosas.
Sea consistente con lo que dice y hace Piense en a lguna s reglas y há ga las cumplir en lugar de tener mucha s reglas sin cumplir ninguna . Ser consistente como pa dre con los hijos no es una tarea fácil. Sin em ba rgo, serlo significa simplemente q ue cuand o se dice no, es no. Aunque el hijo llore, manipule, ame na ce, etc., es nece sario cumplir lo dicho. En otras pala bra s, acuerde norma s o reg las con sus hijos que pueda n ser cumplidas.
Corrija y llame la atención sobre el comportamiento pero no juzgue o rechace a su hijo C u a n d o u n h ijo s e c o m p o rt a i n a d e c u a d a m e n t e g e n e ra l m e n t e s e l e re c la m a y ju z g a e n u n a f o rm a q u e n o h a c e d if e re n c ia e n t re e l recha zo al mal comportamiento y el recha zo a la persona misma. Es recomenda ble esforza rse y comun ica r clara mente q ue a l hijo s e l e a c e p t a y a m a p e r o se r e ch a z a la a c c i ó n o c o m po rt a m i e n t o incorrecto.
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Lo menciona do es necesa rio porque a sí no minimiza la a utoestima del niño sino que se le hace n otar q ue tiene cualidad es positivas, q ue es que rido por su familia , pero q ue su conducta ina propia da , lo q ue ha ce, no es aceptable.
Es importante que padre y madre estén de acuerdo en la forma de crianza de los hijos El dicho “En casa dividida es difícil gobernar”, es muy conocido en nuestro medio. Este dicho enseña q ue cuand o la pa reja está en d esac uerdo en cómo cria r a sus hijos será muy difícil disciplina r de forma conjunta a los hijos, lo cua l provoca rá en ellos desconcierto y los empujará a aliarse con uno de los padres y dista nciarse del otro. Cuando los padres están en desacuerdo, los hijos generalmente a prenden a manipula r a a q uel q ue está a su favor, lo que d esarrolla en ellos una actitud inmadura e irresponsable y provoca enfrenta mientos en sus padres.
Sobre la pareja Desarrollar conjuntamente lo que desean ser como pareja Lleg a r a ser pareja o, en términos bíblicos, “ una sola ca rne” , es una tarea indispensable en la primera eta pa de la vida matrimonial. Aceptar incondiciona lmente a su pareja ay uda a q ue a mbos se acerquen má s y no busq uen protegerse o enga ñarse. Pa ra desarrollar la intimida d m a trimonial, am bos req uieren confiar y ejercer un acuerdo de fidelida d mutua, de acepta ción mutua y d e traba ja r juntos para forma r su nueva familia . Esta formación de una nueva familia es posible cuando amb os se separan de las lealtades o apegos emocionales externos, y eligen a su pareja como la persona a la cua l estarán má s apeg ad os afectivamente.
Asumir una postura flexible ante las diferencias La flexibilidad es una virtud en la vida conyugal. Un matrimonio está compue sto por un hombre y una mujer q ue se unen por amor y q ue desea n forma r su propia fa milia. En este sentido ta nto el esposo como la esposa trae n consig o costumbres, a ctitudes, há bitos y expectativas a l matrimonio, que cuando se contra ponen pueden provoca r conflictos.
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Tene r una p osición flexible frente a las diferencia s y percibirla s como un regalo de Dios para lograr que seamos más completos con las características diferentes que cada uno tiene, facilita una posición más flexible en los momentos de d esa cuerdos. Cua ndo la pa reja es flexible será fácil ada ptarse a l proyecto d e construir una nueva familia.
Ampliar la carpa para los hijos Una de los retos más importantes que una pareja confronta es cua ndo de d os llega n a ser tres. La planifica ción y llega da del primer bebé provoca que la pareja tenga que cambiar muchos aspectos de su vida para seguir siendo pa reja y comenza r a ser también padres. Este camb io provoca q ue el tiempo que se ded icaba el uno a l otro teng a q ue ser compa rtido con la presencia d el bebé. Los roles q ue a mbos asumía n se amplia rá a la de ser padres, viéndose forzados a rea lizar tarea s antes no desempeñada s. El amor se expande d e un a mor entre ellos como pa reja a un am or como pad res ha cia su nuevo bebé. La pareja encontrará q ue su vida se d esarrolla en torno a las necesidades del niño, lo cual les complace, pero encontra rán q ue tienen menos tiempo a solas y q ue g eneralmente la esposa termina el día a gota da . El esposo puede toma r este cansa ncio físico de la esposa como un rechaz o a su persona o un de sinterés de su esposa por él. Es en estos momentos que el esposo requiere de paciencia y sensibilidad frente a la e sposa q ue está a sumiendo un nuevo rol, a suma él mismo un rol equitativo y la apoye y coopere en forma concreta con las tareas de la casa para disminuir la fatiga de la esposa y a sumir de forma sa luda ble para amb os esta nueva etapa .
Modelar y enseñar el perdón El perdón es un don que Dios ha d a do a la pa reja pa ra q ue a través de su ejercicio la rela ción pueda renovarse, fortalecerse y llegar a ser permanente. Una relación matrimonial puede fácilmente debilitarse si la pareja no hace del perdón una práctica cotidian a . A su vez, los hijos será n personas q ue pida n y ofrezcan perdón si observan que sus padres lo practican en los momentos de d esa cuerdos. Es el resentimiento, la ira y la fa lta de perdón un factor que contribuye al desarrollo de enfermedades sicosomáticas, a problemas en la pareja y la familia.
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Segunda parte
Temas actuales de la Pastoral Familiar
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¿Cómo se llevan mis papás?
PARA CRECER EN PAREJA
“Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla...” Hebreos 13:4
(El proceso de crecer en pa reja )
¡Recién casados!
Carlos llegó puntual a la iglesia y su larga espera fue bien recompensada. Rebeca, su novia, un poco retrasada, enDE LA tró caminando con la conocida marcha nupcial. En el alVIDA tar ambos se miraron y reafirmaron su decisión de amor REAL con una amplia sonrisa. Luego de la ceremonia, él la cargó en brazos y ambos desaparecieron en un auto que los llevaría a iniciar su matrimonio y a aprender el arte de vivir como pareja. Dejar sicológicamente a sus padres, resistir la necesidad de controlar a su cónyuge, alcanzar la satisfacción sexual mutua y dejar antiguos roles para asumir otros nuevos, serían algunas de las tareas que Carlos y Rebeca tendrían que cumplir ahora.
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L
a vida matrimonial, en su proceso de desarrollo, atraviesa generalmente por diferentes etapas: la romántica, la del acuerdo, la de control, la de lucha de poder, la de cooperación mutua y la d e colab oración. G eneralmente cad a pareja experimentará estas etapa s, y de cómo las enfrenten dependerá la calidad y permanencia de su rela ción. Ca da etapa requerirá realizar ciertas ta reas específicas para log rar la m a durez sicológ ica y rela c io n a l a d e c u a d a p a r a a v a n z a r a la s ig u i en t e .
S i un a p a re ja q u e d a f ija d a o e st a n c a d a e n u n a e t a p a , a m b o s d e ja rán d e crecer individualmente. P or ejemplo, si la pa reja no pue de superar la etapa de la lucha de poder, entonces no podrá a vanzar a la de cooperación mutua.
La etapa romántica La eta pa romá ntica es la primera q ue experimentan las pareja s recién casadas. En esta etapa de los primeros años de convivencia ma trimonial la pa sión y el roman ce son muy intensos. Ambos tendrán q ue colocar en este periodo las ba ses adecua da s para obtener mutua satisfacción sexual, deberán logra r una identidad como pareja y necesitarán desarrollar nuevos patrones de conducta como cónyuges. C uand o C a rlos y Rebeca se ca saron, lo hicieron creyendo q ue el a mor profundo q ue se profesa ba n sería suficiente para sostener su vida matrimonial. Quizás inconscientemente y de manera ingenua , quisieron creer en el fina l de los cuentos de ha da s que leyeron en su infancia: “Se conocieron, se amaron, se casaron, y vivie ron muchos años, muy pero muy felices”. R e a l m e n t e n o f ue a s í. E n l a t r a v e s ía d e s u v i d a c o n y u g a l a p r e n d i e ro n q u e e l a m o r n o b a s ta . E n t e n d ie r o n q u e a m b o s t en í a n q u e a sumir el compromiso d e nu trir y defend er su relación ma trimonial. Aceptaron que tenían que conocerse primero como personas, para poder entender mejor por qué actuaban como lo hacían en el contexto de pareja. Finalmente llegaron a percibir a su ma trimonio como un proceso, y fue esta perspectiva la q ue les ayudó a asumir una actitud objetiva y realista frente a los buenos y ta mbién d ifíciles momentos q ue en frenta ron en los primeros años.
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Lograr una relación sexual satisfactoria La eta pa romántica se ca racteriza genera lmente por una a ctivida d sexual intensa. Es una etapa de romance y pa sión donde la pa reja, d e ma nera espontánea y constante, expresa su a mor de forma física . Ella lo verá a él como la persona idea l y él la verá a ella como la mujer de sus sueños: “Tú eres perfecto; tú eres mío y yo soy tuya”. Esta ima g en idea l y romá ntica es un recurso sicológico q ue permite q ue las dos persona s lleguen a conforma r una pa reja . Ambos cónyuges deben lograr una unidad para luego alcanzar una diferenciación saludable en las etapas posteriores. Rebeca y C a rlos tuvieron una luna d e miel muy romá ntica e intensa. Ambos pudieron expresar su amor de ma nera libre y a uténtica. La ta rea a q uí es conocerse como pareja pa ra colocar la s bases iniciales de una mutua relación sexual satisfactoria. Es necesaria la sincerida d pa ra conve rsa r sobre los gustos, los recelos y, en suma , las percepciones que cada persona tenga sobre la vida marital. Carlos tuvo que aprender a no adivinar los gustos de su esposa: ahora sabe q ue lo correcto es pregunta rle a ella, d e ma nera específica, q ué es lo q ue desea en el pla no íntimo. El temor de no te ner suficientemente a tractivo sexua l ronda en la mente de a mbos. Pero hablar honestamente sobre estos temores disminuye la ansiedad. Este diálogo abierto es esencial para log rar una relación sexual sa tisfactoria e n la rela ción conyug a l.
Formar la propia identidad y familia La ceremonia nupcial es un ritual que simboliza el inicio de un proceso en la vida de los cónyug es. La pa reja deja d e ser hijo o hija de fa milia y se constituyen en a dultos en proceso de forma r su propia fa milia. Sus respectivos pa dres tamb ién tendrán q ue redefinir su autorida d e ingerencia sobre la pa reja , acepta ndo q ue ésta y a sa lió del tutelaje paterna l. Aprende r a dejar sicológica mente a sus respectiva fa milias d e origen e s una tarea indispensable para una pareja recién casa da . Sin emba rgo, no es una experiencia fácil para todas las personas. C arlos, por ejemplo, consultaba a su padre cua ndo tenía q ue ha cer decisiones importantes. Esto enfurecía a Rebeca, que sentía que su opinión no era ta n a precia da como la de su sueg ro. Fue en consulta sicológ ica d onde a mbos pudieron entend er mejor el problema q ue tenía n: estaba n en la etapa de formar su identida d como pareja , pero la d ependencia sicológica d e C arlos hacia su padre se los imped ía. Él era e l hijo menor en su familia de orig en y ha bía crecido complaciendo a su pa dre. Su amor y temor provocaba n en
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él la búsqueda de a proba ción de su pad re en muchas cosas. Pero hoy entiende q ue ya no lo debe hacer más.
Preguntas Leer Génesis 2:24. Conversar sobre: • Sicológicamente, ¿qué significa la frase “dejar padre y madre”, antes de casarse? • ¿Qué implica ser “una sola carne”?
Asumir nuevos patrones de conducta Adoptar y desarrollar nuevos patrones de conducta es también una ta rea q ue las parejas recién casa da s deben lograr en su primera eta pa juntos. La vida matrimonial definitivamente no es la misma que la vida de noviazg o. Es muy común q ue en los primeros años de vida matrimonial la pareja tenga conflictos debido a las diferencias que encuentra e n rela ción con los há bitos a dq uiridos por cada uno en sus familias de origen. Murray Bowen, famoso siquiatra norteamericano y pionero en terapia fa miliar, dice q ue cua ndo una persona se casa, no lo hace solamente con su pareja, sino también con la s costumbres de la fam ilia de origen de é sta. El reto que la pareja tiene que aceptar es desarrollar nuevos modelos de conducta o há bitos que tomen en cuenta las personalidades de cada uno y las experiencias vividas en sus respectivas familias de origen. Lo mejor en estos casos es usar las diferencias existentes para fortalecer la relación conyugal, en lugar de usarlas para debilitarla. La pa reja deberá llega r a a sumir un patrón unánime sobre cómo administrar el dinero, cómo mantener la casa, cómo satisfacerse sexua lmente, y ha sta q ué cocina r. Rebeca, por ejemplo, estaba acostumbrada a despertarse muy temprano pa ra poder tomar el desa yuno calmada mente. Le g ustaba apreciar la sa lida d el sol porq ue esto renovab a sus fuerza s antes de sa lir a trab a ja r. Ca rlos, a su vez, prefería dormir lo más q ue podía ; se levanta ba apena s 20 minutos a ntes de salir a tra ba jar. C omo se ve, las expectativas de ca da uno sobre la hora del desa-
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yuno era n muy diferentes. Este desa cuerdo dejó de provoca r conflictos cuando ambos acordaron aceptar y respetar las preferencias individuales y ubicaron un término medio en el que ambos podían d isfruta r de este espacio a nivel de pa reja . La perspectiva de la vida matrimonial como un proceso de diferentes etapa s es un aporte del pensam iento sicoterapéutico familiar. Esta perspectiva facilita a la pareja una herramienta importan tísima , pues podrá a sumir una a ctitud má s rea lista frente a los momentos buenos y d ifíciles. A su vez, esta rá ta mbién prepa rada pa ra enfrentar los ca mbios que conlleva la vida ma trimonial. Ambos cónyuges ne cesitan establecer un pa cto de entrega mutua en la tarea de nutrir y defender su rela ción para q ue ésta sea saludable, armoniosa y de satisfacción recíproca. Superar las diferencia s conversand o y usando estas herra mientas a yuda a logra r mayor madurez personal y conyugal evitando, de este modo, el deterioro de la relación.
Reflexión Los hijos e hijas aprenden sobre el significado de la relación de pa reja por la forma en q ue sus padres se rela cionan en tiempos de pa z y en tiempos de conflicto. Dios nos da un ejemplo concreto sobre este mod elo cuand o se sa crifica por su esposa —la Ig lesia — y espera d e ella fidelidad . Dios no impone, sino que motiva a l cambio al mostrar su amor y fidelida d. Si los padres siguen el ejemplo bíblico de la relación simbólica d e Dios con su esposa —la Iglesia—, entonces los hijos podrán tener un buen modelo q ue observar y replica r en su vida a dulta cuando ellos tamb ién inicien su vida de pa reja .
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Recomendaciones 1. Reúnan parejas recién casadas (máximo cinco años de matrimonio). PARA PAREJAS
2. Armen escenas de la vida diaria. 3. Inviertan roles: esposos como esposas y esposas como esposos. 4. Recreen las escenas anteriores con los roles invertidos. 5. Evalúen las actuaciones y dialoguen sobre lo aprendido al estar “en los zapatos de otro”.
Metodología 1. Durante dos semanas reúnan a las parejas asistentes a la comunidad de fe en algún hogar y formen grupos de máximo cinco personas. Conversen e inventen dos o tres pequeñas historias que pueden ser representaciones de la vida de esas parejas. 2. Las parejas, usando elementos disponibles en casa: ropa, muebles, utensilios, etc., armen las escenas. No olviden incluir música. 3. El elemento clave en la representación está en invertir los roles de los participantes: los varones representarán a las esposas y las mujeres a los esposos. 4. Motiven e inviten a las parejas de la iglesia y fuera de ella, a la presentación de una tarde o noche de teatro casero. Puede ser una magnífica oportunidad de evangelizar a la comunidad. 5. Den calificaciones a las representaciones por medio de aplausos. Proclamen públicamente los méritos y esfuerzos realizados. En experiencias anteriores se ha comprobado la bondad de actuar para evidenciar no sólo dones artísticos, sino también para comunicar valores en forma sustancial y con resultados positivos y a largo plazo. 6. Terminen con comentarios del público relacionados con la presentación y/o lectura de un pasaje de las Escrituras como Efesios 5:21-33.
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“Quisiera que mis papás no peleen tanto”
PARA PENSARLO
“El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas; deja, pues, la contienda, antes que se enrede”. Proverbios 17:14
(Enseña r a nuestros hijos a ma neja r sus d iferencia s)
¿SIEMPRE tienen que gritarse?
DE LA VIDA REAL
—Papi, ¿por qué tú y mami están peleando?, —preguntó Andrés, un niño de ocho años, al ver a sus padres hablar en tono algo acalorado. Su padre, sin estar muy seguro de qué decir, respondió:
—No estamos peleando, hijo, lo que sucede es que tu madre y yo tenemos ideas diferentes. Estamos tratando de ponernos de acuerdo de forma constructiva; para eso cada uno dice lo que piensa y en qué está de acuerdo o no, pero sin ofender o maltratar a la otra persona.
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L
os conflictos son pa rte inherente a la vida familia r. Sin emba rgo, muy poco esfuerzo se ha ce pa ra enseña r a los hijos a ma nejar los desa cuerdos en forma constructiva . Sí, en la fa milia siempre ocurren peleas: por algún desacuerdo en cómo se g a sta e l dinero, por si debe n o no visita r a los suegros, o por tener idea s diferentes sobre cómo d isciplinar a los hijos. Ocurren peleas en la pa reja , entre pa dres e hijos y ta mbién e ntre los hijos o hija s. Las formas en que terminan los desacuerdos también son variada s. Alg una s personas termina n sus peleas con ag resiones verba les o física s; otra s, con lla nto o risas. Y otras a provechan el desa cuerdo pa ra a prender má s de su propia persona y de los demás. En el mundo adulto es importante aprender a manejar los desacuerdos con “ peleas limpia s” . Una pelea limpia es aq uella en q ue se expresan las opiniones distintas en una forma positiva, definiendo conceptos con claridad , articula ndo y sosteniendo la s opiniones propias sin ofender a q uien tiene idea s diferentes. Aprender a vivir en fa milia consiste en sab er tener una “ pelea limpia ” cad a vez q ue surge un desacuerdo. Pero, ¿existe una “ pelea limpia ” ? El concepto de “ pelea ” ha sido siempre asociad o con a lgo neg a tivo y esto probab lemente sucede por la forma irrespetuosa en que habitualmente se enfrentan los desa cuerdos familiares. Sin emba rgo, si las peleas son percibida s como oportunidad es para a utoenseña rse a ma nejar los conflictos, la forma y el resultad o de las “ peleas” estarán ca racterizados por el respeto a uno mismo y a los demá s. Por ejemplo, cuando ocurre un desacuerdo en la familia, puede ser la oportunida d pa ra enseña r y pra ctica r el estab lecimiento de límites entre las personas que la integran. Es el momento de expresarse con respeto hacia la otra persona, y es una oportunidad ideal para probar qué tanto se pueden controlar las propias emociones a pesar de sentirse a t a c a d o .
¿Pelear o no pelear? “H umberto es una persona explosiva y cuando se molesta dice co sas que hi eren. Y o prefi ero que di scutamos nuestros desacuerdos cuando estamos solos, sin la presencia de los hijos”, decía la ma dre de Andrés. Humberto permaneció en silencio, comunicando que aquello era cierto. Ésta es una decisión sabia, porque evita da r un ma l ejemplo a los hijos. La observación que se le hizo en consulta a esta pareja fue: ¿Cómo a prenderá n a ma neja r sus conflictos sus hijos si no ven ha cerlo a ustedes? Porque aunque el padre y la madre se esfuercen en esconder sus conflictos, ira s y a ún tem ores, los hijos sí los percibirá n e n el a mb iente.
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Por ello, es mejor ha blar sobre los desacue rdos y hacer una “ pelea limpia ” antes q ue una “ pelea sucia ” , y a escondida s de los niños. Después de todo, son ellos quienes necesitan ve r a sus pad res pelea r en forma limpia pa ra a prender tamb ién el modelo de ma nejar las d iferencia s en forma sa na y sa luda ble. Por contraste, otras familias discuten todo en frente de todos, al estilo defensivo donde cada uno arremete contra la otra persona con palabras o a cciones. Este tipo de “ pelea sucia” es rea lmente da ñina pa ra toda la familia. Es importante q ue la pa reja establezca límites y defina cuá les desacuerdos pued en ser discutidos frente a los hijos y cuá les no. Ta mbién se req uiere q ue los desacue rdos fam iliares sean confrontad os y discutidos ba jo cierto ma rco de respeto a las personas involucrada s. Es en las pelea s donde , sin percibirlo, se enseña el valor de la fa milia. ¿Se asume responsabilidad por los errores propios o se inculpa a otros por ellos? Parecería imposible, pero en med io de los desa cuerdos de fam ilia se puede en seña r valores como el a mor, el respeto, la comprensión, la responsabilidad y el control. Lógicamente, esto último es posible si se aprend e a “ pelear limpio” . Los padres deben encarnar estas enseñanzas con su propio ejemplo pa ra q ue sus hijos e hijas las a prendan y ado pten en su propia vida .
La importancia de aprender a pelear limpiamente El pa dre de Andrés rea ccionó sintiéndose inculpad o cuan do se ha bló de la necesidad de aprender a pelear en forma limpia. “Para
mí, decir lo que pienso en voz alta no es pelear; es sólo expresar mi posici ón en forma que todos sepan lo que me disg usta”, dijo. Al parecer, cuand o se discute en la fa milia, mucha s persona s no son conscientes d el tono de su v oz, de los g estos de su rostro ni de la s palabras que utilizan. En parte esto sucede porque en momentos muy em otivos las rea cciones instintivas fluyen muy rá pidam ente y una persona se encuentra a sólo segundos de d efenderse o a taca r. Si el desacuerdo es interpretado como un ataque personal, o como un “ no me respetan” , entonces la posición a sumida será defenderse a toda costa. Ha y q ue olvida r el cuento de que todo d esacuerdo es un a taq ue. Vivir en fa milia requiere aprovechar desa cuerdos, a prender a da r y recibir críticas en forma responsable, aprender a convivir con diferencias, amplia r nuestra s mane ras de pensa r, etc. Sólo cuando ha ya e ste ambiente en el núcleo familiar, sus integrantes podrán aprender a pelear en forma limpia y crecerán como persona s y como fa milia .
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Individualidad y autonomía “M i derecho comienza donde comienzan los derechos de la otra persona”, dice un refrán muy conocido. ¿Dónd e comienzan y dónde terminan los míos? ¿Hasta dónd e pued o imponer mis idea s en la fa milia? ¿C uá l es el límite pa ra e ntende r la opinión diferente de mi pareja , de mi herma no, de mi herma na o de mis pa dres? Las respuestas a estas preguntas no se pueden formular en blanco y neg ro. C a da situación, persona y familia son diferentes pero toda s req uieren de l entendimiento y práctica de un concepto clave: límites. C ad a fa milia está lla ma da a vivir en una forma q ue fa cilite e invite a sus integ rantes a desarrollarse como personas a utónomas pero en una rela ción interdepend iente. Es menester q ue a ca da persona se le deje expresar sus desacuerdos porque esto contribuye al ejercicio de sus derechos y al logro de su individualidad y a utonomía . Sin emba rg o, es tamb ién importan te que esta s expresiones y desacuerdos sean expresados dentro de ciertos límites. Si a lgu ien tra ta d e imponer un punto de vista a otra persona, sin respeto y con atropellos, entonces a q uella tiene problemas in traper s onales (con un o m ismo) e i nter per s onales (con los demás). Arg umenta r y pelea r bajo ciertos límites proteg e a ca da una de las personas involucra da s en el conflicto. Al mismo tiempo se en seña y practica el máximo valor que tenemos como seres humanos: el respeto. Respeto a la persona, a sus idea s, a sus sentimientos; respeto a la vida y respeto a uno mismo.
Preguntas • ¿Cómo reacciona cuando surge un desacuerdo con su pareja? • Enumere los beneficios de tener una “pelea limpia”. • ¿Cómo se sentirán sus hijos e hijas al presenciar una “pelea sucia”? • ¿Qué tipo de “pelea” honra a Dios? ¿Y cuál le deshonra? • ¿Es malo tener desacuerdos en la familia o con otras personas?
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Reflexión Dios no nos ha cread o como seres mecá nicos sino como seres sensibles, dotad os de sentimientos y emociones, y expresa rla s es enteramente normal. El diálogo sobre opiniones diferentes es normal y d eseable, y la a ctitud correcta cuando ha y desa cuerdos es respeto y serenida d pa ra expresar de forma sana y respetuosa las opiniones propias, e interés genuino en escuchar y comprender las opiniones ajenas, evitando ofender la imagen de Dios que reposa en la persona con la cua l se tiene un de sacue rdo.
Recomendaciones 1. Acepten que los desacuerdos y peleas son parte inherente a la vida en familia. Eviten negarlas o ignorarlas.
PARA LA FAMILIA
2. Observen cuáles son las palabras, tono de voz y gestos que utilizan en los momentos de conflicto y, si es del caso, cámbienlos. Hablen sobre la acción y no sobre la persona. Es mejor decir: “La casa está un poco desordenada”, en lugar de: “Tú siempre serás una desordenada”. 3. Si no llegan a conciliar su posición con la de la otra persona, es mejor concluir en que se tienen opiniones diferentes, que terminar peleando y cortando la comunicación. 4. Permitan que sus hijos, al observar o participar en la discusión o pelea, vean los aspectos positivos de la misma. Eviten perpetuar el mito de que toda discusión es un ataque personal o de que toda familia que pelea es enferma. Asumir esas ideas convierte siempre a la pelea en un acontecimiento negativo, indeseable e inmanejable.
Metodología 1. Confeccionen una banderita de papel (tal vez roja) y colóquenla en un lugar visible de la casa, cada vez que surja un desacuerdo. Esto servirá para que todos acepten que en esos momentos hay un clima de tensión y también ayudará a resolver con prontitud el desacuerdo. Celebren con algo sencillo cada vez que se guarde la banderita. 2. Eviten usar expresiones muy comunes en nuestra cultura como: “Es que yo pensaba que tú pensabas”, “Me dijeron que tú habías
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dicho”, “Pareces un diablo”, “Te pareces a...”. Tampoco intenten interpretar o traducir en palabras los gestos o formas típicas de hablar de cualquier miembro de la familia. La mejor manera para bajar el nivel de tensión es usando una voz baja, mirando a los ojos de su interlocutor. Poco a poco, la conversación se normalizará a tonos más suaves. 3. Es estratégico escribir los desacuerdos. Escríbanlos en cualquier papel y guárdenlo en un lugar conocido por todos. Comprométanse a no tocarlo por un tiempo (dos o tres días). Luego de ello, vuelvan a leerlos, comenten las emociones y juicios que se emitieron. Pregunten: ¿Qué se puede cambiar? ¿Cómo? ¿Quién toma la iniciativa? ¿Por qué cambiar? 4. Cuando la familia en pleno mantenga una discusión, tengan a mano un objeto como un peluche pequeño, que debe ser colocado al alcance de todos. Cada vez que un miembro de la familia hable, lo debe hacer con el peluche en las manos, luego de lo cual lo regresa a su sitio. La siguiente persona podrá hablar luego de haber tomado el peluche y, al concluir, volverá a dejarlo en el sitio acordado. Esto ayuda a que transcurra un poco de tiempo entre cada participación y, lo mejor, da a todos la oportunidad de hablar. Aceptar la opinión de cada miembro de la familia traerá sanidad al hogar.
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“Mami, ¿por qué mi hermano actúa diferente?” (D isturbios sicológ icos en la fa milia)
DE LA VIDA REAL
UNA ESPERANZA
“Y le trajeron [a Jesús] todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó”. Mateo 4:24
Vivir con un familiar que padece un disturbio sicológico no es nada fácil. La familia se angustia y frustra porque desconoce lo que sucede. Al ver que el familiar se comporta de una manera diferente, se pregunta: ¿Qué le ha pasado? ¿Qué debemos hacer? ¿Qué hemos hecho para que nos suceda esto? ¿Nos volveremos todos locos?, etc.
¿Qué es una “enfermedad mental” y cómo afecta a quien la tiene?
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E
l término “ enfermeda d menta l” es, en realidad, un término que va cayendo en desuso principalmente porque tiene connotaciones negativas; sin embargo, lo usaremos porque todavía e s popular en nuestro medio. Una e nfermeda d menta l es una serie d e d isturbios a nivel cognitivo, a fectivo y rela cional. Esto provoca q ue la persona afectad a piense, sienta y se exprese de una ma nera d iferente: en alg unos casos, puede a islarse y vivir en una consta nte depresión; en otros su conducta , opuesta a la ha bitual, mostrará un comportam iento impulsivo e hipera ctivo.
Es tamb ién común que la persona a fecta da se exprese de una ma nera confusa y pa rezca q ue está viviendo en un mundo irreal. La s enfermedades como la esquizofrenia, la depresión severa, la depresión maníaca, etc., son enfermedades cerebrales bioquímicas q ue con frecuencia se presentan en la época de la ad olescencia y juventud. Todos los seres huma nos experimentamos e n a lgún mom ento a lgún tipo de trastorno emocional tempora l que nos sumerge en la dep resión, el aislamiento, la falta de energía, etc. Sin embargo, esto no significa, necesaria mente, que estemos pa deciendo una enfermeda d menta l. Para q ue ello ocurra, d eben concurrir tres elementos: 1) que dichos trastornos se vuelvan frecuentes; 2) que aumenten en intensid ad ; y, 3) que e llos nos provoque n imped imentos serios en el desenvolvimiento de nuestra vida cotidiana.
¿Cuáles son las causas de una enfermedad mental? Ha sta el momento no se puede decir con segurida d q ué es lo que causa una enfermedad mental. Hay muchas teorías y cada una enfatiza una razón diferente. La posición má s acepta da en la comunida d siquiátrica es que estas enfermeda des son causada s por una anomalía en el funcionamiento de los neurotransmisores del cerebro. El factor g enético, la tensión, el medio a mbiente y ha sta el estilo de crianza son también considerados como factores que contribuyen a precipitar una condición mental en la persona que tiene esta predisposición.
¿Cómo reaccionan los familiares? Las personas que padecen de una enfermedad mental son mucha s veces víctimas de la incomprensión y d el estig ma . Los familiares, al no tener una información a decuad a sobre las ca usas de esta condición, buscan una explicación, y la formulan a veces en términos totalmente inadecuados e infundados.
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Por ejemplo, acusa n a l fa miliar enfermo por abuso en el consumo de d roga s. O le acha can alcoholismo: “Por ser tan borracho ahora estás medio loco” . En otros casos, la m a dre a cusa a l padre por ser muy severo con el hijo enfermo: “Si no lo maltrataras tanto no se hubiera enferma do”. El pa dre a su vez reacciona d iciendo: “H aber eng reído tanto a tu hijo es lo que lo ha enfermado”. La verdad es que las investiga ciones clínicas má s recientes indican q ue estas enfermeda des no son causadas, de forma directa o exclusiva, por el entorno familiar, aunq ue es importante a notar q ue un a mbiente fam iliar insalubre puede contribuir al desarrollo de trastornos sicológicos leves o serios en sus miemb ros. Pero también ha y ca usas extrafa milia res. En el caso de tendencias hereditarias a ciertos trastornos sicológicos, el entorno familiar se torna secunda rio. De a llí que, en e stos ca sos, la fa milia y la persona enferma no d ebe n sentirse culpa bles, porque esta condición no ha sido provocad a por ellos. Conviene, además, desechar de una buena vez el gran mito (cuento) de q ue “los niños y adolescentes no son afectados por las enfermedades mentales” . En realidad, los desórdenes de la cond u c ta a t a c a n a c u a lq u i e r e d a d .
¿Cuáles son los síntomas? Es importante reconocer los síntoma s de las enfermeda des menta les para buscar atención inmediata. Estas condiciones requieren de atención médica y a menudo son controladas fácilmente con med icina s especia liza da s. ¿Cuá les son algun os de esos síntoma s?
1. Aislamiento social La persona comienza a no q uerer salir como antes y rechaza las invitaciones de sus am istad es. De ja de sentir interés por sus estudios, traba jo, vestimenta , diversión, etc. G enera lmente se qued a en su cuarto o en su casa y evita ha blar con los demás.
2. Depresión Una depresión may or causa q ue la persona tenga una mirad a triste y q ue nad a la anime. Algunas veces duerme dema siad o y otras veces duerme muy poco. Las palabras y el tono de la voz muestran un pesimismo constante. Es muy común también que hable de no q uerer vivir y hasta intente q uitarse la vida .
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3. Pensamientos incoherentes La condición esq uizofrénica se ca racteriza porque a fecta procesos del pensam iento y la pe rcepción de la rea lida d. La persona tend rá dificulta des en concen trarse, usa rá un leng ua je peculia r e indica rá q ue es objeto de b urla o persecusión (“Una luz me persig ue”, “El demonio me quiere matar”, etc .).
4. Cambios emocionales repentinos La llamada depresión maniaca o bipolar está caracterizada por cambios bruscos en el estado anímico de la persona. En algunos momentos la persona m ostra rá un optimismo y ene rgía ilimitada s, seguida de momentos en q ue se sentirá emba rga da por una profunda tristeza y fa lta de energía.
¿Qué debe hacer la familia? La persona a q uejad a d e una enfermedad menta l muchas veces no está en capacidad de discernir su condición ni su necesidad de atención médica. Cuando se manifiesten algunos de los síntomas a notados, es prudente buscar diag nóstico especia lizad o pa ra d esca rtar duda s. Si es del caso, los fa miliares deben a cepta r la n ecesida d d e trata miento para controla r el trastorno y mejorar la condición de la persona a fecta da .
Sugerencias importantes 1. Eviten repartir culpas. 2. B usquen a yuda , informa ción y a poyo en el centro médico más cercano. 3. Mantengan la comunicación abierta con el resto de la familia; no gua rden en secreto algo q ue necesita ser conversado. 4. Eviten que la g ente se b urle d el familiar enfermo. 5. Edúquense y eduq uen a las personas que están cerca de ustedes. Lleven a l fa miliar enfermo a ser a tendido. 6. No escondan al enfermo por vergüenza, temor o con la esperanza falsa de q ue mejorará solo.
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¿Hay tratamiento? Se requiere medicinas antisicóticas y antidepresivas para aliviar rápida mente a l paciente. La s enfermeda des menta les son fáciles de controlar si son a tendida s por médicos especia liza dos; pero no son fáciles de curar, en especial si esta cond ición se deb e a factores congénitos. Es recomendable la consejería sicológica para ay uda r al paciente y su familia a entender la situación y aprender a vivir con ella en una mane ra má s saludable. Tener una a fección menta l no es seña l de ser una persona d ébil, floja o irresponsable. La persona afectada, sin embargo, tampoco es fácil de ma nejar, pues vive una serie de trastornos que le impiden d esenvolverse con norma lida d. Si hay en la fa milia a lguien en esta condición, busq uen información sobre los servicios de sa lud menta l existentes en su comunida d y úsenlos.
Reflexión Las enfermedad es menta les podrían eq uivocada mente ser interpretad as como “ castigo de D ios” , “ posesión demonía ca” , etc., lo cual podría incrementar los sentimientos de culpa en la persona a fectad a o en su familia. Es amor, empatía , aceptación, lo q ue necesita q uien esté a fectad o por una enfermedad mental. Todos, incluidos quien es expe rimen ta n esta cond ición, son cria turas de D ios; por lo tan to son portad oras de su imag en. La práctica de la fe cristiana no evita que una persona creyente, por razones orgánicas o ambientales, padezca un trastorno sicológico temporal o una enfermeda d menta l. Lo que la fe cristia na ofrece a la persona creyen te es la convicción de q ue Dios está presente y desea q ue todos seamos “ sanos y salvos” . A ello añá da se: ¡Que sea mos instrumentos del amor de Dios los unos por los otros!
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Recomendaciones 1. Organicen grupos de tres a cinco personas. PARA LA IGLESIA
2. Visiten un hospital siquiátrico. Lleven un pequeño refrigerio que puede ser frutas, yogurt, o algo sencillo hecho en casa. 3. Luego de la visita compartan en grupo la experiencia.
Metodología 1. Previamente, seleccionen jefes de cada grupo —personas maduras de criterio amplio—. Ellas se informarán del horario y otros aspectos para la visita a la organización escogida. Los jefes invitarán a los miembros de su grupo y supervisarán el desarrollo del evento. 2. Antes de salir, oren y convengan todos en ser personas de alegría, compañerismo y consuelo para los internos. En la mayoría de los casos, lo que más necesitan los pacientes visitados es ser escuchados. Háganlo con amor, sin contradecirlos y sin esperar siempre razonamientos lógicos. Procuren mantener normas elementales de higiene al servir los alimentos. Agradezcan a las autoridades por permitirles la visita. 3. Si es posible, compartan inmediatamente las vivencias con los demás miembros de la iglesia, porque es una experiencia de gran sabiduría y de agradecimiento a Dios. Pueden interceder por las personas que conocieron, sus familiares y el personal de la organización. Si en su comunidad no hay una organización para visitar, de seguro hay familias con enfermos mentales. En ese caso: 1. Averigüen, entre los miembros de la iglesia, casos de familias con enfermos mentales. Procedan con cautela y mucho respeto. 2. Organicen una visita llevando un refrigerio y un regalo especial para el enfermo. Si es posible, lleven música de alabanza y agradecimiento a Jesús. Compartan del amor de Dios y sus hazañas (¡no prediquen!) y, sobre todo, expresen su sincera preocupación por la salud del enfermo. 3. Hagan compromiso para una próxima visita y cúmplanla. Intercedan por los miembros de la familia e invítenla a alguna reunión dentro de la semana. Agradezcan a la familia por la oportunidad brindada y con alegría terminen la visita.
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“Nunca puedo contar con mi papá” (La a usencia del pa dre en la vida familia r)
ADVERTENCIA A LOS PADRES
“¡Ay del pastor inútil que abandona el ganado! Hiera la espada su brazo, y su ojo derecho; del todo se secará su brazo, y su ojo derecho será enteramente oscurecido”. Zacarías 11:17
Juan Carlos decía a su padre:
DE LA VIDA REAL
—Tú dices que me quieres porque trabajas todo el día para darme lo que necesito, pero lo que no entiendes es que tu presencia y compañía es lo que necesito aun más que el que me compres ropa de marca.
El padre pensaba que su ausencia en el hogar era necesaria para el bienestar de Juan Carlos, pero poco a poco entendió que era su presencia lo vital para su hijo.
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n reconocido sicólogo h a señalado q ue “ el pa dre es la persona má s ausente en el hogar latinoa mericano” . Ésta es infortunada mente una g ran verdad en nuestros países donde la influencia neg a tiva del patriarcalismo ha consag rado por siglos la idea q ue “ la ca sa es para la mujer y la calle para el varón” . Algunos muchachos, con justa razón, se quejan d e q ue su papá no vive en ca sa, q ue sólo viene a dormir. Pero ser papá es algo q ue se vive la s 24 hora s del día y n o sólo alg una s horas de la noche o los fines de semana. Ser papá significa acompañar al hijo o hija dura nte su proceso de crecimiento; es estar presente pa ra responder a sus pregunta s, para sa lir a juga r con ellos y ella s y acompa ña rles en su descubrimiento del mundo en q ue viven. Aparte del pa tria rcalismo, otro factor de la cultura latinoame ricana q ue a merita a tención es la creencia q ue la cria nza o formación de los hijos es ta rea exclusiva d e mujeres. La cria nza de los hijos es una ta rea compartida q ue la mujer y el hombre aceptan desde el momento en que van a vivir en pareja. Cuando esta responsabilidad compartida se vive de forma activa, a fecta d e forma positiva en el desa rrollo de los hijos. Por ejemplo, cuand o el niño observa q ue su pad re está presente en casa y percibe que es cariñoso, comienza entonces a formarse una idea de lo q ue sig nifica ser va rón y ser pa pá. En otras pa la bras, a dq uiere una identida d en ra zón del ejemplo que su pad re le da . Por el contrario, si el papá está a usente de la ca sa, los hijos no podrán desa rrollar esta identida d por la sen cilla raz ón q ue no tienen e jemplo pa ra seg uir. Asimismo, si los hijos tienen un papá pero ven que éste no es accesible, desarrollan un sentimiento de temor y rechazo contra el pa dre, lo cual crea una serie d e conflictos emociona les posteriores.
Preguntas Lean Deuteronomio 6:6-7. Conversen: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino, y al acostarte y cuando te levantes”. • Este mandamiento, ¿es para la mamá, para el papá o para ambos? • ¿Cuál de los dos padres necesita involucrarse más con su rol de padre o madre? • ¿Pasa usted (papá o mamá) tiempo físico y emocional adecuado con sus hijos e hijas?
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Tiempo de cambiar Muchos pa pá s no se involucra n en la crianza de sus hijos porq ue han sido formad os de esta ma nera y ése es el ejemplo q ue ha n recibido d e sus propios pa pá s. En pa rte, por esta razón sólo repiten lo que ha n visto. Pero es importan te no sentirse oblig a dos a repetir el pasado sino a asumir una perspectiva nueva, asumiéndola como una oportunida d pa ra ca mbiar y optar por nuevas formas d e convivencia fam iliar. Si el pa pá ha optad o por dejar todo el peso de la educa ción de los hijos a su esposa, necesita d ialoga r con ella sobre sus experiencias de niño y expresar sus sentimientos para poder juntos entender las razones q ue orig inan esta a ctitud en él y proponer los ca mbios adecuados. Muchos padres también se resisten a demostrar afecto (besos, abrazos, caricias) o a pasar tiempo con sus hijos e hijas porque creen que esto los hará débiles y —en el caso de los varones— hasta afeminados. Pero éste es un mito sin fundamento, pues cuando el padre está presente en la vida de sus hijos, y les demuestra su a fecto, se de sarrollan sa nos y contentos. Por contra ste, cuand o el padre está a usente, el hijo va rón buscará alguna s veces la forma de sustituir el amor de pa dre en a lguna relación con otro varón; por ejemplo, con alguno de sus tíos, sus ab uelos o algún ad ulto de confianza , lo cual a yuda rá a suplir su vacío afectivo de mane ra sa na. P ero existe también el riesgo d e q ue enta ble rela ción con una persona —cercana o no— q ue lo inicie en experiencias negativas (no necesariamente sexuales). Por ta nto, si el papá es ca riñoso y pa sa tiempo con su hijo, éste crecerá sintiendo confian za en sí mismo, en su pad re y en el med io en q ue vive. Ya no nece sitará rela ciones substitutas pa dre-hijo porq ue tiene a su padre en casa.
La migración y su impacto en la familia En los últimos añ os se está produciendo en la región un fenómeno socia l de g raves consecuencias: la e migración ma siva . Miles de pad res han dejado el país y se ha n traslada do a otros luga res en busca de trabajo y mejores oportunidades económicas. En cada iglesia hay evidencias de este éxodo masivo y de sus consecuencias nega tivas. Este problema d ebe ser afrontado urgentemente, con claridad y sin recelos. Es muy común n o sólo oír sino a cepta r expresiones como: “ El papá se ha visto obliga do a dejar a su esposa e hijos” , “ Por la crisis económica la ma má...” , “ En otros países se ga na mejor” , “ El via-
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je e s p o r p o c os a ñ o s ” , “ S ó lo a s í p od r á n t e n e r c a s a p r o p ia ” , e t c. , pa ra justifica r la ausencia d el padre o la m a dre. En unos ca sos, ya es preocupante q ue el pa dre deje su hoga r, pero la situación llega a ser alarmante cua ndo lueg o de irse el pa dre, le sigue la madre: ella, motivad a por varias circunstancias, decide ta mbién viajar y dejar a sus hijos en manos de hermana s, tíos, a buelos y a ún vecinos. El problema es complejo y difícil, pero es importante asumir una postura racional y reflexiva. ¿Qué hacer con los niños abandonados? ¿C ómo ayud ar a las mad res sola s en el nuevo papel de jefas de hog ar? (también hay papá s que se q ueda n solos a cargo d el hogar) ¿Cómo ayudar a los parientes en la crianza de estos niños? ¿Qué instancias jurídicas deben ser consultadas y en qué casos a cudir a ellas? La iglesia es un sitio idea l para ve lar por la fa milia en a usencia de l pa dre, la ma dre o am bos progenitores. Esta situación deb e propiciar la crea ción de espacios de servicio pa ra má s hermanos y herma na s en necesida d, má s allá de la simple labor proselitista.
Reflexión La ta rea d e responsa bilizarse por sus hijos es un mand a to da do a la pa reja (G éne sis 1:28) y no sólo a la mujer o al homb re. Los hijos necesitan ver a sus dos pad res actua r juntos para a prender sobre los roles y tratos de pa reja , a sí como a ser familia. C uand o este mand ato no se cumple en forma responsable provoca, en los casos de ausencia física o emocional de uno de los padres, q ue el otro se sobreinvolucre y a un sobreproteja a sus hijos, lo cua l no ofrece un modelo ba lancea do de la vida fam iliar. Quienes están en proceso de formación reciben n o sólo ma la informa ción, sino distorsiones g raves q ue luego va n a repercutir en su futura vida de pa reja. Dios como Pad re nos enseña y modela q ue Él está constantemente presente y en relación con sus hijos e hijas. La vigilancia, la a tención, la a cepta ción y amor de los dos pa dres son, por lo tanto, elementos fundamentales para el desarrollo de sus propios hijos (G én esis 3:8-9).
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Recomendaciones 1. Dejar de ser adulto para ser niño es tarea necesaria para el papá. Jugar con el hijo e hija requiere esfuerzo para entender las fantasías, los chistes, las travesuras, etc., de éstos.
PARA PAPÁ
2. Si usted como papá se acerca y juega o conversa con sus hijos, de acuerdo con su edad, ellos se acercarán más a usted y le tendrán más confianza. 3. Es importante también guardar el equilibrio entre ser papá y ser amigo; evite los extremos. Sus hijos necesitan verlo como un amigo a quien contarle sus sueños, pero también necesitan verlo como padre. Necesitan que usted les ponga ciertas normas o reglas y que sea consecuente si éstas son desobedecidas. 4. Esfuércese en ser un papá que está siempre presente en casa.
Metodología 1. Tómese una hora cada fin de semana o cada quince días y organice un juego con sus niños: a las escondidas, a la gallinita ciega, al pan quemado, a las ollitas, a la cocina, a las vendedoras ambulantes, a la escuela, etc. Escuche y valore cada comentario, cada expresión de humor, cada ocurrencia. 2. En nuestra cultura despreciamos el afecto expresado en abrazos, besos u otras formas de cariño entre personas del mismo sexo. Rompa con estos prejuicios y no olvide que Dios todo lo hizo bueno y de gran manera. No tenga recelo de expresar cariño a todos sus hijos. 3. Las distancias entre padres e hijos se debe principalmente al temor de los primeros, a perder autoridad. Establecer reglas, claras y pocas, aseguran el lugar de cada uno en el tejido familiar. Escribirlas en carteles y exhibirlas en lugares visibles ayuda grandemente. Organice una cartelera sencilla, y coloque en ella los nombres de los niños, con casilleros para pegar o dibujar estrellas o caritas felices por cada acción relevante que hayan realizado: de ese modo los felicita. Quizás al fin de año pueda dar a cada hijo o hija una recompensa.
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“No confío en ti”
PARA PENSARLO BIEN
“Duros como el Seol los celos; Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama”. Cantares 8:6b
(Los celos en la pa reja )
¡No te creo!
Una persona casada se confesaba con preocupación:
DE LA VIDA REAL
—Nunca imaginé que llegaría a estar buscando en los bolsillos y cartera de mi pareja, huellas de su infidelidad. Hasta la he seguido todo un día para verificar mis temores y solo encontré mi sombra. Me pregunto qué me ha pasado; no puedo estar tranquilo y vivo atormentado por los celos y las ideas de ser engañado y humillado.
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L
os celos son una reacción normal debido a una amenaza, real o imaginaria, percibida por una persona en la pareja. C ua ndo el va rón o la mujer siente q ue existe la posibilidad de perder a su pareja, experimenta una complejidad de pensamientos, emociones y comp orta mientos. Entre otros tan tos comportamientos, los ataques de celo romántico son los más recurrentes. Esta “ da nza d e los celos” g eneralmente se da en dos direcciones: “N o sé que haría si él o ella me deja” o “Te dejaré y nunca más vol -
verás a verme si me entero que sig ues con tu amante”.
Sin emba rgo, los celos no sólo surg en porque a lguien en la pa reja teng a un roman ce a fectivo o sexual con otra persona; éstos surgen ta mbién cuand o alguien en la pa reja tiene un “ romance” con su traba jo, con su deporte favorito, con su fam ilia d e orig en, etc. Este sobreinvolucramiento o dedicación excesiva a una tercera persona provoca q ue la pareja se vea d esatendida y sienta celos por no ser él o ella sino otra actividad o persona, lo que atrae y ocupa e l tiempo de su pareja. Es importan te resaltar q ue existe una diferencia entre los celos situaciona les y los celos patológicos. Por ejemplo, cuand o una persona se entera d e q ue su pa reja la enga ña con otra persona, entonces es norma l que la inva da n sentimientos de ira y celos. Aun si sólo sospecha q ue es enga ñad a, puede también desa rrolla r pensam ientos y sentimientos de celos como una forma d e defen der su posición. Sin emba rgo, cuando no existe ninguna razón pa ra reaccionar de esta ma nera, pero los sentimientos surg en y son incontrola bles, puede ser q ue se trate en tonces de celos patológicos. Las persona s que tienen esta tende ncia por lo g enera l poseen una ba ja a utoestima , tienen la ne cesidad d e controla r la relación. Son personas insatisfecha s, rígida s, violentas, que constanteme nte tienen ideas compulsivas relacionada s con el aba ndono o el enga ño de su pa reja.
Diferencias de género Definitivamen te los va rones y mujeres son diferentes funciona l y emocionalmente, aunque esto cambia de cultura en cultura. En rela ción con lo afectivo, diferentes estudios muestran q ue son los varones quienes sienten una atracción física intensa y rápida cuando conocen a una mujer que les llama la atención. Son los hombres quienes muchas veces se sienten “ enamorad os” en forma inmediata. Por el contrario, la mujer requiere de mayor tiempo para asegurarse de sentirse atraída por el varón que a cab a de conocer. G eneralmente ella es más exigente con sus expectativas relaciona-
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das con la calidad de la relación y, en especial, con el grado de afectivida d d e la misma. Se indica ta mbién q ue tan to varones como mujeres experimentan celos si sospechan o comprueba n q ue su pareja tiene un roma nce sexual con otra persona. Sin embargo, es el varón quien vive obsesiona do por esos temores; la mujer en cam bio convive con la duda de si su pa reja pueda sentirse má s a g usto con otra mujer. A su vez, cuan do el varón comprueba q ue sus celos fueron fundados, reacciona deseando agredir físicamente a quien le quitó el amor de su pa reja. La mujer, en cambio, opta por ab a ndonar la relación, invad ida por un sentimiento de ha ber sido eng aña da y d efraudada. Nuestra sociedad contemporánea contribuye en parte a los celos romá nticos. Por un la do, se enfatiza el “ vive lo que d esees” y se presentan la s aventuras de a mantes como algo “ normal” y ha sta deseab le. Esto hace q ue cuando una pareja d escubre q ue es enga ñad a , reaccione como si lo hubiera e stado esperand o. Ha q ued a d o d e m o st ra d o h a s ta la s a c ie d a d q u e e n la a c t u a lid a d m u c ha s pa reja s son infieles, lo q ue ha ce q ue ta nto el varón como la mujer vivan con una sombra q ue obscurece su romance o el a mor que se profesan. La mujer moderna ha dejad o su rol pasivo y ha incursionad o también en la infidelida d a su pareja, considerando q ue tiene igua l derecho que él en esta á rea. El va rón, por su pa rte, vive con dolor e inseg uridad su “ destronamiento” y q uiere creer que él es todav ía el único que tiene d erecho a inicia r relaciones extrama trimoniales. La infidelidad viene acompa ña da de los celos y éstos dos son enemigos de la e stabilidad emocional y relacional de la pa reja y la familia . La pareja tiene que escoger entre “ estar a la moda ” siendo infiel, gana ndo una dudosa a ceptación social pero perdiendo a su familia ; o ser fiel a su pa reja , perdiendo cierta a cepta ción social a ca mbio de preservar la rela ción y la familia . Los celos circunstancia les y ligeros, causa dos por ra zones infunda da s, pueden ser cata lizad ores de una ma yor cercanía en la pa reja . Pero cua ndo surgen descontrola da y frecuenteme nte, sea por razones funda da s o no, se convierten en tormento, dolor y a g onía para ambos.
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Preguntas • ¿Qué enseño a mis hijos con mis escenas de celos? • ¿Cómo me ven mis hijas cada vez que mis celos afloran? • ¿Actúo conscientemente en mis escenas de celos? • Cuando mi hijo o hija crezca, ¿qué nivel de confianza desarrollará él o ella en su propia pareja?
Sexualidad y celos La confianza absoluta en la pareja es un requisito fundamental para que la relación sexual sea armoniosa y satisfactoria. Es una especie de “ ag ente afrodisíaco” q ue está a la mano pero q ue puede ser neutraliza do por la infidelida d o un ata q ue de celos. C ua ndo la mujer siente que puede confia r plena mente en su pareja, esto provoca en ella un esta do emocional cata lizad or que incrementa su deseo d e tener rela ciones sexuales y d e responder en forma intensa. De ig ual man era el varón; a l sentir que pued e confiar en su pareja, siente mayor capacidad para responder sexualmente. Por el contra rio los celos, de bido a una situa ción de infide lida d, provocan el desa rrollo de impotencia sexua l por causa s sicológ icas en él. De e sta manera se expresa ba un varón que en su mediana eda d ha bía confrontado por primera vez esta situa ción:
“N o puedo tener relaciones sexuales con mi pareja porque cada vez que lo intento recuerdo el momento en que le fui infiel. Vie nen a mi memoria los ataques de celos de mi esposa y de pronto tanto el deseo como la erección desaparecen instantáneamente”. La infidelidad provoca celos y a nsieda d, y esta ama lga ma deteriora la ca lida d de la s relaciones sexuales de la pa reja . La m ujer, a su vez, cua ndo vive sintiendo celos, llega a sentirse rechaza da por su pareja y al llevar a la intimidad este sentimiento no resuelto, se convierte en una b a rrera pa ra su deseo sexual o pa ra lograr el disfrute sexual deseado. En definitiva, la discordia provocada por los celos no resueltos a tenta contra el pla cer sexual de la pa reja . En este sentido es primordial resolver la razón d e los celos para a lcanza r lueg o y en forma progresiva, una relación de intimidad.
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Reflexión Los celos pueden ser síntoma d e a lguna necesida d insatisfecha en la pareja. Dios estableció el matrimonio para que ambos sean compa ñía idón ea (el uno pa ra el otro, G éne sis 2:23-25), en una relación de fidelidad y a mor perma nentes. Los celos conlleva n sentimientos de ansiedad, desconfianza y un temor fundado o infunda do de ser enga ña do por la pa reja. La B iblia presenta a los celos como a lgo totalmente ne g a tivo (Proverbios 6:34), aun q ue menciona tam bién una “ versión positiva” de ellos (G én esis 34:14). Pregúntense: ¿Qué ha ce o deja de ha cer en su vida conyuga l, q ue pueda estar da ndo motivo para q ue surjan celos en su pareja? Esta sombra, ¿está provocando que el amor mutuo y la compañía idónea diseñada por Dios se debilite y ha sta pueda desapa recer?
Recomendaciones PARA PAREJAS/IGLESIA
1. Si viven una situación de celos infundados o de infidelidad, busquen ayuda profesional. Recuerden que Dios ha permitido el desarrollo de las ciencias para nuestro beneficio, y uno de los campos que más ha progresado es, precisamente, la sicoterapia. Ustedes necesitan dar la cara valientemente al problema. 2. Realicen dentro de la iglesia ceremonias de renovación de votos matrimoniales. De este modo, en ceremonias públicas, se podrá evidenciar la gracia de Dios a través del perdón, la sanidad de heridas y el gozo de la vida compartida en pareja. 3. Enseñen de forma sistematizada el libro el Cantar de los Canta res a las parejas de la iglesia. Traerá sabiduría y enriquecerá el mundo afectivo de los cónyuges.
Metodología 1. Si usted se pregunta si los celos pueden dejar de existir en su mente o en su relación, la respuesta es afirmativa. Esta emoción puede dejar de existir con un tratamiento adecuado y con un cambio de la situación en la que se encuentra. • Determine en lo profundo de su corazón qué está provocando sus celos y cómo le están afectando. Pregúntese: ¿Qué es lo que más
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temo en esta situación? ¿Cómo estoy lidiando con mis sentimientos de humillación, rechazo, engaño? ¿Qué tan herida o herido me siento al recordar o imaginar a mi pareja con otra persona? • Identifique si sus celos son situacionales porque existió o existe alguna causa real para ellos, o si sufre de celos patológicos (sin razón comprobada). Si hubo una razón real y fue superada, ¿sigue usted viviendo ataques de celos que no puede controlar? En cualquier caso, la pareja requiere del diálogo y de un proceso de restauración de la relación. Algunas parejas lo realizan en la intimidad de su convivencia y otras buscan la ayuda de profesionales como sicólogos o pastores entrenados para que sirvan de facilitadores en este proceso. • Acepten la responsabilidad mutua. Dar y recibir perdón son absolutamente necesarios para que el conflicto termine y los celos no subsistan. • Una vez superado el conflicto en el diálogo y el perdón, es importante evitar a toda costa: recordar el evento que desencadenó los celos, predecir a la pareja infiel una nueva infidelidad, o predecir en la pareja engañada (real o imaginariamente) nuevos ataques de celos. • La pareja debe dedicarse a renovar su relación y a reiniciar el periodo de galanteo que vivió en la primera etapa de su relación, ya que esto ayudará a restaurar la confianza y la atracción que sintieron mutuamente en aquella etapa. • Cuando no existe ninguna razón real para sentir celos porque nunca hubo motivo o cuando el incidente ya ha sido superado pero subsisten escenas de celos, se requiere un mayor esfuerzo individual y como pareja para eliminar los arranques infundados de celos. • La persona afectada debe identificar el foco central de sus ataques de celos. Debe preguntarse: ¿Por qué tengo estos sentimientos o reacciono con celos cuando no hay razón natural? ¿Qué pensamientos tengo en los momentos anteriores a los ataques de celos? ¿De qué manera reacciono con mi pareja? ¿Cuál es mi deseo final al gritar, insultar o culpar a mi pareja de infidelidad cuando no tengo razones reales para acusarla? ¿Existe algún incidente anterior que todavía no he perdonado totalmente? • Los celos son normales en una relación y es señal de que existe el deseo de amar y ser amado. Sin embargo, cuando se con-
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vierten en obsesivos y crónicos por razones reales o infundadas, merecen la atención profesional. Con esfuerzo y dedicación se pueden superar. 2. Organicen un día especial para la renovación de votos matrimoniales: la ceremonia, la música, la ropa y hasta un pequeño ágape. Háganlo todo públicamente y aceptando sugerencias de los familiares más cercanos de las parejas involucradas, y de sus hi jos. Vivan una fiesta dentro de la iglesia y fuera de ella. Un testimonio así de efectivo y real a las personas de la comunidad puede ser, sin duda, la mejor manera de testificar de la fe. Agradecer a Dios por la protección que da a las familias en particular y a las parejas en especial, ayudará a romper esquemas culturales deformados por el consumismo y la indiferencia. 3. Encarguen en la iglesia a una persona o pareja preparada para animar estudios de pasajes de el Cantar de los Cantares, bajo una óptica distinta, que no espiritualice el erotismo y la sensualidad presentes en este libro. No olviden que Dios creó el placer sexual y el goce del cuerpo. Así, no sólo fortalecerán la unidad matrimonial, sino también avivarán el fuego del amor entre las parejas participantes. Seleccionen citas para enviarlas (por medio de tarjetas) a otras parejas fuera de la iglesia, para reforzar y recordar en forma real las promesas contenidas en este libro.
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“Mamá, papá, se acabó todo” (El d ivorcio ivorcio d e los h ijos ijos e hija hija s)
PARA NO OLVIDAR
“Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias”. misericordias”. Salmo 103:3-4
¡¡Buaaaaa!!
DE LA VIDA REAL
Eran las seis de la mañana cuando sonó el teléfono. En medio de sollozos, escuchó la voz de Guadalupe:
—Mamá, se acabó todo. Pedro y yo decidimos separarnos. Lo odio, mamá; lo odio. Yo tuve la culpa por haberle soportado tanto. Ahora me quedo sola y embaucada con dos niñas a quienes cuidar. La madre quería decirle: —No te preocupes, seguro que pronto se reconciliarán. Sin embargo, muy adentro sabía que esta vez era real y definitivo. Optó por callar y sólo escuchar a su hija, que estaba realmente desconsolada.
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E
l ma trimonio trimonio es una instit institución ución socia socia l y relig relig iosa iosa con ca rácter perma perma nente y no temporal. Este Este va lor es reafirma reafirma do por las pa reja reja s de novios en el Registro Registro C ivil ivil y en el a lta lta r de la iglesia. “N os amaremo amaremoss y esta es taremos remos juntos j untos en la pobreza y en la riqueza hasta que la muerte nos separe”, prometen los novios en la ceremonia e clesiá clesiá stica stica . A veces, los los pad res de la novia y el novio tamb ién pa rticipan rticipan d e este rito ofreci ofreciéndose éndose como testig testig os de la unión q ue e l hij hijo e hija hija ha n d ecidido iniciar iniciar.. En medio de la ceremonia civil y religiosa, la pareja expresa sus votos de fidelida fidelida d y su decisión decisión de luchar por preservar preservar la un ión ma trimonial, trimonial, aun en m omentos de dificult dificultaa d.
Es interesante notar que generalmente la boda no es un evento privado de la pareja sino que trasciende y se convierte en un evento social social donde ta nto la la familia familia como la comunida comunida d a sumen un rol participativo. participativo. Los Los pa dres, especialmente, sienten una profunda alegría cuando consideran que el hijo o hija ha realizado una buen a e lección. lección. Y ta ta mbién sienten un profundo profundo dolor cua ndo el hijo hijo o hija hija ma nifiest nifiestaa n la d ifíci ifícill rea rea lida lida d d e ha ber opta do por la separa ción y el divorcio. divorcio. Agonía, d olor, olor, confusi confusión, ón, son a lguna s de las emociones que los pa dres, al igua l que los hij hijos, experimentan experimentan en este proceso de ruptura ruptura .
La danza del amor al odio Ésta es la la ma nera en q ue “Yo “Y o lo odio, no sé cómo pude querer qu ererlo” lo”. Ésta se expresaba Guadalupe cuando hablaba con su madre sobre su esposo. La separación conyugal o el divorcio causan un cambio repentino repentino en los sentimi sentimientos entos de la pa reja reja . Estos sentimientos pueden cambiar de un extremo a otro en tan sólo sólo minutos. Sentir odio odio por la la pa reja reja es únicamen te una reacción emocional normal que se suscita suscita a l enfrentar la la pé rdida oca siona siona da por la la ruptur rupturaa conyuga l. Los padres, frente frente a este ca mbio emocional de la hija hija , se sienten sienten confundidos y no sab en cómo a ctuar o q ué sentir. sentir. Ta Ta l vez la la ma dre d e G u a d a l u p e p e n s a b a : “¿Debo yo también odiar a mi yerno o
no? D espués de todo, todo, me parece que él es tambi también én una ví ctima de todo este conflicto, y mi hija no es tampoco ninguna santita”.
La ma dre no sabía si a ceptar todo lo lo q ue su hij hija decía o si, más bien, debía aprovechar esta oportunidad para ayudarle a tomar conciencia conciencia sobre sus errores errores persona persona les. Con mucho tino d ecidió escuchar.
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La importancia del “duelo” Toda s la la s persona persona s que ha n vivido vivido una experiencia experiencia d e la sepa ración, a ba ndono o divorcio divorcio experimenta experimenta n una pé rdida. Esta pérdida no es sólo sólo la la ausencia físi física ca de la pareja; pareja; es ta mbién la la a usencia cia de la relación relación emocional emocional q ue existi existióó y q ue unía a amb os. Al inicio, la persona no quiere aceptar la pérdida pero luego, a medida q ue experiment experimentaa su “ duelo” , acepta la pérdida pérdida e, idea idea lmente, termina creciendo cualitativamente en razón de la experiencia riencia vivida vivida . Cuando no se vive el duelo en su forma personal y natural, el proceso q ueda incompleto incompleto y la persona persona podría podría a sumir sumir conductas poco saludables. Por ejemplo, es muy común que las personas divorcia divorcia da s inici inicien en una nueva rela rela ción ción en forma m uy precipit precipitaa da . Otra Otra s persona persona s se se ded ican a consumir a lcohol y otras se aislan o se ded ica n por completo a su trab ajo o sus hijo hijos. s. Éstas podrían ser sólo señales de que no se ha vivido el duelo en una manera saludable.
“Yo “Y o no voy a llorar llorar ni n i a sufri r por qui qu i en no se lo merece”, hab ía dicho G uad alupe. La La mad re quería quería decirle: decirle: “Eso no es correct correcto o. D e bes llorar; llorar; no puedes neg ar que muy dentro estás estás dolida” dolida”. Finalmente, se armó de valor y, abrazá ndola, le dijo dijo con una voz muy b a j a : “N o pienses mucho y sólo sólo sig ue lo que tu corazón corazón te te pide que hagas”. El llanto inundó a ambas y éste fue el inicio de un duelo sa sa nad or. or. C uand o se ll llora, ora, ta mbién se expresa expresa la ira ira . Cua ndo se ha bla sobre los sueños truncados y cuando se acepta la pérdida es cuando realmente realmente ésta puede convertir convertirse se en g a nancia. Éste fue el apoyo sin sin igua l que la ma dre dio a su hija hija . Abrirl Abrirlee los brazos a su hija hija y hablarle a su corazón fue lo que ella necesitaba para sentirse seg ura pa ra iniciar iniciar su su proceso proceso de duelo sana dor.
¿Podré ser feliz nuevamente? Muchas personas que han experimentado la ruptura conyugal o divorci divorcioo duda n de q ue podrán a lcanza r la la felic feliciida d nueva mente. Alguna Alguna s viven viven consta consta ntemente atormentad atorment ad as con la ira ira hacia su ex cónyuge, lo cual impi impide de q ue sus corazones corazones puedan ama r nuevamente. Otras viven sintiéndose tan culpables por la ruptura, q ue difíci difícilment lmentee llega llega n a superar superar esta etapa . G ua da lupe, en ca mbio, optó por limpiar limpiar su corazón. corazón. Su pereg rina rina je de recuperación le enseñó que sólo al perdonar podría encontrar su liberta liberta d. “M e costó costó mucho entender entender que qu e lo más más impo i mportan rtan -
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te en este proceso era perdonarle a él, si n importar si él me enten día o perdonaba a mí”. Cuando ella tomó la decisión de perdonar, encontró que estaba lista pa ra inicia r un nuevo viaje en busca de su felicidad . Ya no estaba ata da a recuerdos, odios o sentimientos de culpa bilidad. C omenzó a ver la vida en una m anera má s positiva y aprendió a tener má s paciencia con sus hijos. Entendió que la vida ya no podría ser como antes deb ido a la ausencia de su pareja; pero también hab ía comprendido que a hora le tocaba construir una nueva etapa en su vida . Se ha bía prometido que llenaría su vida y la d e sus hijos con cantidades inagotables de amor. Perdonar no es una acción sino más bien un proceso. Primero, G uad alupe tuvo que perdonarse a sí misma. Tuvo que a ceptar que en una u otra forma ella también ha bía tenido responsa bilidad en aquella ruptura. En una situación de divorcio, es casi imposible decir que un miembro de la pa reja fue perfecto y el otro no. Asumir la a ctitud ma dura de a cepta r los propios errores y perdona rse a u n a m i sm a , a y u d a a a v a n z a r e n e l pro c es o d e s a n id a d . Perdonar a la pa reja es la segunda parte de este proceso tera péutico. “Eso sí que no”, se resistió G ua da lupe al inicio. Luego, fue ella misma quien asumió esta tarea, que finalmente la dejó realmente libre. Ahora, cuando ella habla con sus hijas sobre su padre, se refiere a él sin resquemores y evitando dañar la imagen huma na y rea lista q ue sus hijos necesita n tener de su prog enitor.
Paciencia y gentileza “H e tenido que ser muy paciente y muy g entil con ella”, hab ía dicho la mad re de G uad a lupe, cuand o se le preguntó qué fue lo que ay udó má s a su hija . Paciencia y g entileza son cualida des q ue por cierto no son fáciles de asumir en momentos de crisis. Escucharle y ofrecerle a mor incondiciona l es lo q ue nece sita la hija en proceso de a ba ndono conyuga l o divorcio. Tener una hija a ba ndona da o divorciada no es el idea l de los padres. Lo mismo ocurre si quien se separa o divorcia es un hijo. C uand o esta situación llega a la puerta d e la ca sa, los padres podrían fácilmente reaccionar culpando a su hija o hijo o a su cónyuge. Sin embargo, esto sólo aumentaría el dolor y la ira que experimenta la h ija o hijo, si la situación e s definitiva e insuperab le. Los pa dres deb en esforzarse en poner de lad o sus propias emociones y hasta dolor personal de ver truncado su sueño de tener hijos e hija s “ bien ca sad os” y dem ostra r que su a mor por ellos es lo má s importante, ofreciéndoles la ay uda q ue req uiera n, sin juzg a rlos o condena rlos.
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C ua ndo los pad res ponen de la do sus propios prejuicios y se entrega n totalmente a a compa ña r a su hija o hijo en este proceso, el dolor será menor y éstos podrá n a sí vivir su duelo y reorga nizar su vida con el apoy o necesa rio que e sta especial situación am erita. Da r y pedir perdón, perdona rse y perdona r marca n el inicio de la recuperación de la salud emocional.
Reflexión Dios no se aleja cua ndo he mos cometido un error o experimenta mos un dolor o pérdida; por el contrario, se acerca abriendo sus braz os y dá ndonos consuelo. La pa ráb ola del Hijo Pródigo es una muestra simbólica d el padre q ue a pesar de no estar de a cuerdo con el hijo, lo deja partir, pero se alegra al verlo regresar, lo recibe , perdona y no le q uita su a mor pa terna l (Luca s 15:11-32). El divorcio no es el idea l de Dios para la vida de pa reja porq ue a tenta contra el principio de perma nencia d el matrimonio. Sin emba rgo, cua ndo un hijo o hija opta por o es forza do a l divorcio, corresponde a los pa dres actua r con am or, g racia y justicia .
Recomendaciones 1. Reúnan a madres y padres que vivieron o fueron testigos de situaciones de separación o divorcio de sus hijas o hijos. 2. Escojan uno o dos de estos procesos de sanidad y compártanlos en sus reuniones.
PARA PAREJAS
Metodología 1. Con la supervisión del pastor visiten hogares que vivieron separación o divorcio. Previamente fijen fecha y hora, luego asegúrense del cumplimiento de la cita. 2. En cada casa visitada, reúnanse y conversen sobre los pasos que dieron las parejas para encontrar alivio en la situación vivida. 3. Animen a que una de ellas escriba los temores, las angustias y las acciones que realizó para llegar al punto en que se encuentra hoy. Compartir con el grupo y conversar llevará no sólo consuelo sino mucha fuerza y esperanza.
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4. En ocasiones puede pedirse a las parejas que escriban previamente las experiencias vividas, por ejemplo: • Cómo se manifestó Dios en la situación. • De qué modo lograron reconciliar a la hija con su nueva situación y qué hicieron en el caso de haber niños de por medio. • Cómo lograron establecer compromisos con el otro cónyuge, en lo relacionado a sustento y cuidado de los niños. Habitualmente no se habla de este tema; por lo tanto, cuando hay una experiencia así, es fuente de riqueza para otros casos. 5. Escojan previamente uno o dos de los relatos escritos y junto con la familia revísenlo punto por punto. Participen en la reunión especial en la cual se intercederá, no sólo por el matrimonio en conflicto, sino también por todos los participantes. La acción del perdón es fundamental; el perdón de Dios, el perdón de los padres y de los hijos, así como el autoperdón, debe ser el marco apropiado en este paso. 6. Den apoyo especialmente a la madre separada o divorciada, en relación con la manutención del hogar. Acompáñenla regularmente, de preferencia por medio de una pareja madura en la fe y en años de matrimonio.
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“Mi papi está sin trabajo” (El desempleo como oportunidad pa ra a cercar a la fa milia )
UNA CONVICCIÓN
“Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan”. Salmo 37:25
Hijos, vengan, porque quiero decirles algo...
Un día, don Manuel reunió a sus hijos y les contó:
DE LA VIDA REAL
—Me despidieron, hijos. La compañía está pasando por aprietos económicos y decidieron reducir el personal. Parece mentira, pero he dado casi toda mi vida a la empresa y miren cómo me pagan. Nunca pensé que me harían esto. Lo siento, pero ahora no podré cumplir lo que les prometí; tendremos que ahorrar y esperar tiempos mejores. Hoy nos toca vivir el tiempo de las “vacas flacas”.
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uando el padre de familia pierde el trabajo, por la razón que fuera, hay un sentimiento de preocupación al interior de la fa milia. Esta situación se torna difícil especialmente cua ndo él es el único que solventa las necesida des económicas de su familia. Infortunad a mente, estos casos son muy comunes en las última s décad as de bido a la inestabilidad lab oral y económica q ue enfrentan nuestras sociedades. Frente al de spido la boral y e l desempleo, la s familia s sirven de refugio y de desa hogo pa ra a q uellos varones que se sienten humillados profundamente en su identidad masculina. Ellos experimenta n sentimientos de d escontento, ira y desá nimo, entre otros, porque ellos y sus familias se ven forzados a danzar al son de la música d e la fa lta de traba jo y de dinero. El varón, desde tiempos inmemora bles, ha sido considera do el encargado de la economía doméstica. Por ejemplo, en sociedades del trópico a ma zónico, la división de roles y la bores es muy ma rcada. Estos grupos humanos participan de un sistema de subsistencia orientad o a a ctivida des de recolección, caza y pesca. Aq uí, el varón es percibido desd e a ntiguo como el más fuerte. Por lo ta nto es él quien se encarga de la ca za y la pesca y de combatir a los giga ntes de la na turaleza. El varón es q uien con org ullo lleva a sus hijos al bosqu e pa ra en seña rles la difícil ta rea d e domina r los pelig ros q ue conlleva ser un ca za d or. Éste es un rol que está muy asociado a la imagen de la ma sculinida d. En este med io, el va rón no se siente a fecta do en su a utoestima por ha ber sido despedido de su empresa. Sin emb a rgo, se podría sentir muy ma l si sale de caza y reg resa sin traer la presa q ue es el símbolo de triunfo del hombre sobre la na tura leza. Al pa recer el va rón, pad re de fa milia, ta nto en la selva tropica l como en la selva d e cemento o ciuda d, se siente afectad o emociona lmente a l no poder suplir las necesida des d e su familia . Por el contrario, poder hacerlo trayendo una buena caza o un buen salario, rea firma su ma sculinida d y su posición de persona económicamen te a ctiva en la economía doméstica. P or esta ra zón, cuando el pad re pierde su traba jo o está desemplea do, se a fecta emocionalmente. Y esta situación le impa cta, no sólo a él, sino a toda la fa milia.
El gran impacto Cuando el varón recibe la noticia de despido y es consciente de q ue está sin empleo, experimenta una serie de sentimientos intensos. Por momentos, podrá sentir tristeza; en otros, la ira le invad irá o simplemente sentirá desconsuelo frente a una realidad que no puede controla r ni ca mbia r. Sentirse “ menos hombre” por no
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proveer económica mente a su esposa e h ijos es un va lor ma chista que experimenta con mucha frecuencia en estos momentos. Es cierto que ésta es una tradición cultural, pero no se puede negar que todavía está vigente en el mundo interior del varón. En parte, él siente q ue no ha logra do las expectativas q ue la socieda d le ha impuesto, lo cual le causa ira s contra sí mismo, su familia y la sociedad. En la cultura la tinoamericana , el varón y pad re, que mucha s veces mantiene a su familia, se siente humillado cuando tiene que depender económicamente d e su esposa debido a su desempleo. Para él, éste es un rol opuesto a lo asignado; lo aceptable es que él sea independiente y quien sustente a su familia. En parte, por esta razón, frente a sus hijos intenta negar esta realidad utilizando eng a ños y promesa s para evitar ha cer evidente s sus sentimientos de humilla ción q ue se esfuerza por ahog a r en su interior. Sin embargo, en los momentos de intimidad y soledad podrá experimenta r sentimientos de lástima sobre su propia persona. Ta mbién es común que a lguna s veces el va rón rea ccione buscando a poyo en su familia , y en otra s la a g reda , ventiland o así su irresuelta ira interior. Lógicame nte, ésta es una ma nera inad ecuada de expresar los sentimientos de frustración e ira . Sin emba rgo, es común que en esta etapa el nivel de ansiedad y estrés esca len a niveles q ue pa ra a lgunos son incontrola bles. Por ejemplo, durante esta e tapa es notorio el a lto índice de eventos de a g resión verba l y física q ue ocurren a l interior de la familia . Al pa recer, el varón desempleado experimenta una gran tensión que afecta la forma en q ue intera ctúa con su familia . Por esta ra zón se recomiend a q ue él exprese sus sentimientos de frustración a través del diálogo, para que la intensidad de sus emociones disminuya y no sea n expresada s posteriormente en actos de a g resión.
Doblemente herido En nuestra sociedad, el varón es el símbolo de la persona económicamente productiva. Este rol rígido asignado al varón provoca q ue se le margine cuand o no cumple con esta expectativa por estar sin tra ba jo. Irónica mente, la a ctitud má s común en nuestro medio es marginar y rechazar a una persona desempleada como si fuera culpab le de su condición.
“A mí me han dicho que soy un vag o, un vivi dor y no dig no de confiar. A lg unas personas hasta me dijeron que seg uramente yo mismo provoqué mi despedida para así poder vi vir del trabajo de mi mujer”.
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Ésta s eran las frases q ue don Ma nuel recorda ba con tristeza. Estas a ctitudes de la socieda d a umentan a ún más el dolor del varón (pa dre de fa milia), que vive una temporad a d e desempleo. La pregunta q ue menos desea escuchar el padre desemplea do es:
“¿H asta cuándo seguirás así? Tú sabes que debes alimentar a los hij os, debes conseg uir cualquier cosa”. Estas a firmaciones son interpreta da s por él como si le estuvieran a cusand o de d isfrutar de su condición de no tener trabajo. De esta manera, los sentimientos de culpabilidad se intensifican y pueden llevar a provocar un cua dro depresivo. Es en esta eta pa d onde él se aísla , se desa lienta y percibe a l futuro de ma nera muy neg a tiva. Afortunadamente, para muchos esta etapa es pasajera y queda superada cuando la familia acepta la condición de desempleo y asume la a ctitud de brinda r apoyo y ánimo en vez de crítica. Este trato provoca que el varón y padre de familia comience a sentir una fuerza motivadora interna que lo hace volver a creer en sí mismo y busca r otro traba jo. Al verlo lleg a r de la ca lle, los hijos y la esposa d uda n entre preguntarle, “¿Cómo te fue?” o calla r y espera r que él diga la fra se esperada: “Encontré un nuevo empleo” . Esta da nza de ca llar y esperar provoca ansiedad en la familia, pero es necesa ria en estos momen tos. Ta nto la esposa como los hijos están llama dos a a sumir un rol de a ceptación, tolerancia y a poyo, q ue es de mucha ne cesida d pa ra la tranq uilida d de él en este proceso de búsqueda de reinserción laboral.
Cuando el mal se torna en bien Alg una s mujeres manifiestan q ue el tiempo de d esempleo de sus esposos fue difícil al inicio, pero que al final se tornó en un tiempo de ma yor acerca miento e intimida d. Esto es posible cuan do la pa reja utiliza la crisis del desempleo para estar má s tiempo juntos y cua ndo el varón sin traba jo se involucra má s en las tareas de casa, y llega a valora r el trab ajo que su esposa realiza diariame nte. Los hijos tamb ién pueden d isfruta r cuando el pa dre desemplea do utiliza el excedente d e tiempo libre llevá ndoles al pa rque y realiza ndo a ctivida des de recreación con ellos. Esta crisis puede lleva r a una rela ción de interdepe nden cia mutua y una may or cercanía entre q uienes conforman la familia, la cual se verá a bocad a a reorganizarse en una forma democrá tica y responsable para suplir el vacío económico que vive. Cuando la familia reacciona de esta manera , el padre de fa milia desemplea do y toda su familia ha brán lograd o utiliza r esta crisis en su favor y él
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estará en mejores condiciones a nímica s para salir otro día m á s en búsqued a de l añorad o tra ba jo.
“En los próximos meses, será mi esposa quien nos mantendrá”, decía C ésar, otro varón y pa dre desemplea do, quien con alegría pudo ver cómo su desempleo motivó que su esposa buscara un traba jo temporal. Al pa recer, a lguna s veces, los momentos má s oscuros ayudan a ver con mayor claridad las estrellas.
Reflexión Toda situa ción inesperad a puede provocar tan to una crisis en la persona q ue lo experimenta como en la fa milia a la q ue pertenece. Cua ndo un pa dre pierde el trab ajo, la segurida d d e contar con un salario se desvanece y ello provoca inestabilidad económica y emocional. La familia cristia na q ue enfrenta e sta situación puede enfoca rse en la “ pérdida” o enfocarse en el “ pacto de Dios” . Puede recordar que Dios ha establecido un pacto eterno de amor y protección con su pue blo (G énesis 12:1-3) q ue b rinda pa z en medio de la crisis. Saber que Dios se ha comprometido a ser un padre sustentador y protector de su pueblo, provee un sentimiento de esperanza en momentos de desempleo.
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Recomendaciones PARA LA IGLESIA/FAMILIA
1. El problema laboral subsiste y puede llegar el día del desempleo. Entonces, una actitud positiva no sólo ayuda sino que es vital en estos casos. 2. Es en el seno de la familia donde se puede encontrar la fuerza y el aprovechamiento de la experiencia del desempleo. 3. Cónyuges e hijos son las personas que deberán asumir actitudes reales y enriquecedoras. 4. Mantener la fe y la confianza mutua será la clave para pasar la tormenta.
Metodología 1. Hagan recortes del periódico con información de la situación laboral en el país y exhíbanlos en la cartelera de la iglesia. 2. En las diversas reuniones de la iglesia, resalten sin dramatismos el problema. De ser posible, conversen con todos y cada uno de los miembros de las familias afectadas durante visitas de solidaridad con otros hermanos y hermanas. Velen por la manutención de la familia en desempleo. 3. Logren en el seno de la familia compromisos de trabajo doméstico que pueden ser valorados y estimulados con pequeños actos de cariño: • Elaborar pequeñas cartas dirigidas al padre y dejarlas bajo la almohada de la cama matrimonial. • Usar juegos continuos en las noches para animar a la familia. • Conversar de los problemas usando un muñeco de peluche como instrumento mediador. 4. Mantengan una cartelera dentro del hogar para mirar el proceso de cambio en cada uno de los miembros de la familia, usando dibujos de “antes” y “después”, o pueden también usar tiras cómicas o simplemente oraciones sencillas. Lo importante es la comunicación.
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“Me pidió hacer cosas raras” (Abuso sexu a l infa ntil)
DE LA VIDA REAL
UNA ADVERTENCIA
“Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar”. Mateo 18:6
—No digas tonterías hija, seguro que estás viendo mucha televisión. Él es un buen vecino y hasta será el padrino de tu hermanito. Me pregunto, ¿de dónde estás sacando esas ideas tan raras?
La hija, con una cara de confusión y de pena, caminó ale jándose de su madre repitiendo muy bajito: —Pero mami, sí te estoy diciendo la verdad, él me pidió hacer cosas raras. No sé por qué tú no me crees...
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l abuso sexual infantil es un tema que tanto los padres como la socieda d en ge neral evitan trata r porq ue provoca una serie de sentimientos intensos y confusos. Es por esto que, en pa rte, la reacción inicia l a nte una e xperiencia de a buso sexual es extrema : no creer de plano na da y ca stiga r a la víctima, o creerlo todo y tra tar de castiga r a la persona presunta mente culpab le.
En el primer ca so, la incredulidad frente a lo ocurrido nieg a una realidad y pone a la víctima como mentirosa, a l mismo tiempo q ue excusa al abusador. Esta reacción es muy frecuente cuando el abusador es uno de los cónyuges o un pariente muy cercano o persona de gran confianza. En el segundo caso, creerlo todo sin ningún tipo de cuestionamiento incrimina de manera injusta al presunto a busador y d a a l niño o niña la licencia para seguir lanza ndo a cusaciones a otros inocentes. De a q uí la necesida d de toma r en serio cuando ocurra una a cusación de a buso sexual o cua ndo ha ya sospechas en tal sentido. La forma más a decuad a de proceder será enfrentar el problema y ha cer toda s las a verigua ciones necesarias hasta llega r a la verdad. C uand o los pad res rea ccionan con nega ción o incredulida d a nte una acusación de abuso sexual, la niña o el niño se siente culpable debido a que no creen su historia y esto lo puede interpretar con un “ Quizás yo lo provoqué” o “ Yo soy culpab le” . Desgraciada mente, ésta es la rea cción má s común entre los pa dres. Por otro lado, a lgunos pa dres creen la historia contad a por la hija o hijo, y reaccionan con gran emotividad contra la persona a b u s a d o r a . E s t o p ro v o c a q u e l a v í ct im a s ie n t a q u e l o su c e d id o e s a lg o muy importa nte y e llo intensifica sus propios sentimien tos y emociones. Pero el niño o niña ab usada sexua lmente requiere d e la tranq uilida d y protección de pa pá y ma má . En este sentido, los g ritos, lloros y promesas de ca stig a r a q uien lo hizo no son buenos en esos momentos. Queda rse en esas reacciones es a ba ndona r emocionalmente a la víctima y neg a r el impacto del hecho.
¿Qué es abuso sexual? El abuso sexual infantil se define como un acto sexual realizado por un a dulto con una persona menor de eda d. El acto puede ser forza do o ma nipula do, con el propósito de satisfacer los deseos sexuales del abusador. Este evento puede ocurrir acariciciando o manosea ndo los genita les del menor o forzando a éste a aca riciar los genitales de la persona adulta. Algunas veces este acto forzado pue de incluir sexo oral y penetración.
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Ta mbién se considera a buso sexual cuand o el ad ulto exhibe sus g enitales a un menor u obliga al menor a desvestirse y mostrar su cuerpo desnudo. Esta experiencia puede ser igua lmente tra uma tizante pa ra la n iña o niño aunq ue no haya hab ido penetra ción. Es importante a cla rar que a unque no se hay a usado fuerza física en algunos casos, el abuso sexual siempre es considerado un hecho violento y viola torio.
“M ami, te estoy di ciendo la verdad. E se señor me pidió hacer co sas raras. M e dijo que lo toque allí... A llí donde tú me has dicho que es muy privado y que no debo dejar que me toquen. Él me di jo que er a un amig o de la famili a y que por eso yo podía hacerlo porque era una muestra de cariño”. Afortuna da mente, esta niña ha bía podido disting uir q ue la ca ricia q ue le ha bían pedido no era correcta. La enseñanza q ue su madre le hab ía da do sobre los diferentes tipos de ca ricias fue de utilidad . Los niños y niñas necesitan saber diferenciar entre una caricia apropiad a y una inapropia da . Esta información ayud ará a las niña s a d efenderse de q uienes la s inciten, enga ñen y ha sta obliguen a dar o recibir caricias que no son otra cosa que expresiones de a buso sexual infantil. En nuestra sociedad latinoamericana, las personas menores han sido enseña da s a respetar y obed ecer a las persona s ad ultas. Éste ha sido un valor muy particular y motivo de orgullo de nuestra cultura, cua ndo es compara da con otra s. Sin emb arg o, en el contexto del a buso sexua l, esta virtud se convierte en un peligro para los niños y niñas, q uienes se encuentran e n una posición de subordinación al ad ulto que les toca o aca ricia en forma enga ñosa, manipula dora o forzad a. Otra niña en consulta na rrab a:
“Él me dijo que yo era como su hi ja y que me quería mucho y co menzaba a apretarme y tocarme. Yo no sabía qué hacer; sentía que debía creer en él, pero también tenía mucho miedo. Pensaba en correr, pero no lo hacía”. Esta confusión es normal, ya que los niños han sido socializados para respetar a los ad ultos, pero necesita n a prender a no a ceptar todo lo q ue un a dulto les solicite. Los pa dres requieren educa r a sus hijos sobre cuá ndo y cóm o poner límites a los a dultos en estos casos. Pod er disting uir entre una caricia a decuad a y una caricia “ rara” y reaccionar a tiempo es la mejor defensa contra estos actos de v iolencia sexua l.
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La caricia apropiada y la caricia inapropiada “Yo le he dicho a mi hija que nadie puede tocar su cuerpo sin su consentimiento, porque éste le pertenece a ella. Por lo tanto, ella puede neg arse a ser tocada, especialmente cuando vea que no es corr ecto o sienta cari cias medio r aras”. Ésta es la explicación que una madre compartía luego de haber participado en un taller sobre prevención de abuso sexual infantil. Sin emba rgo, a la s otra s persona s participa ntes les pa reció ina propiado ha blar con la s niña s y los niños sobre “ ca ricias apropiada s” y “ c a r ic ia s r a r a s ” : “¿N o estaremos infundiendo más temor y ma los pensamientos a nuestras hijas al hablarles de esas cosas?”, preguntó una, evidenciand o así las tremendas duda s que tenía a l trata r este tema . Pero no es saludable q ue los pad res viva n pretendiendo q ue no les sucederá na da a sus hijos, porque éstos son muy obed ientes o tranq uilos. Ta mpoco se tra ta d e vivir en continua pa ranoia viend o o imaginando potenciales abusadores de niños en cada barrio o esquina. La ta rea, como padres, es dar una educación sexual e integ ral. En este sentido, enseña r a un menor a proteg erse de un posible abuso sexual es sólo una parte de toda una gama de enseñanza s sobre la sexualida d. Estos tema s, por supuesto, se va n enseña do en forma sistemá tica y con el propósito de forja r persona s que perciba n a la sexua lida d como algo a gra da ble y no como algo nega tivo o como el foco de una preocupación extrema .
Preguntas • ¿Cómo enseñaría a su hijo/a sobre lo que es una caricia apropiada? • ¿En qué situaciones puede advertir a su hijo o hija, de una caricia inapropiada? • ¿De qué modo debe responder un padre o una madre, cuando un hijo o hija ha sido abusado sexualmente?
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¿Qué enseñar para prevenir el abuso? Qué decir y cómo decirlo es la preocupación más grande que los pad res tienen en este asunto. La idea es da r a niñas y niños la informa ción y los criterios q ue les permitan reconocer cuánd o ciertas acciones no son correctas. Es importante tratar el tema en la forma más natural posible y evitar demostrar una preocupación excesiva sobre lo conversad o. Alg unos puntos importan tes: 1. Cada persona posee un cuerpo que nadie tiene derecho de tocar, manosear o acariciar sin permiso. Los pad res o familia res, generalmente, acarician a los pequeños, pero cuando éstos lo q uieren ha cer por la fuerza o en forma s que produzca n incomodidad, entonces es mejor decir N O y alejarse de esa persona adulta. 2. Hay caricias apropiadase inapropiadas (“raras”). Los abrazos, por ejemplo, son forma s a propia da s de tocar. Los pellizcos son forma s de tocar q ue ha cen doler. Pero hay también formas d e tocar ina propiad a s, “ raras” . Por ejemplo, cuando una persona —desconocida o no— comienza a tocar cierta s partes del cuerpo: los genitales, las na lga s, los pechos, los muslos. 3. No es correcto que una persona desconocida les pida un beso o que se desnuden. Si una ca ricia se siente “ rara” y les hace sentir incómo da s/os, es ra zón suficiente pa ra sa lir del lug a r sin escuchar los recla mos de la persona a dulta, a unque se trate de un fa miliar. En estas situaciones aq uella persona está solicitando o da ndo ca ricias q ue no son una e xpresión de a mor genuino. 4. Preguntar: ¿Qué harías si un desconocido en el parque se acer ca y comienza a tocarte las piernas? o ¿Qué harías si en la es -
cuela el profesor te pide que le dejes meter su mano debajo de tu ropa interior? o ¿Qué sentir ías si un pariente te oblig a a to carle sus g enitales?
Estas pregunta s deberán ser formulad a s con mucha tra nq uilida d y cuidado. La idea no e s provocar pánico sino a yuda r a q ue el niño o la niña identifiq ue cuá ndo las ca ricias o situaciones son “ raras” , en cuyo caso tiene el pleno derecho de d efende rse, diciendo no, corriendo y finalmente contándole lo ocurrido a una persona ad ulta de confianza . Aunque se lo quiera negar, el abuso sexual infantil es una realidad en nuestro medio. Los padres, por lo tanto, están llamados a educarse para lueg o educa r apropiad a mente a sus hijos sobre este tema .
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Reflexión El ab uso infa ntil es muy a ntiguo y lo encontra mos incluso en tiempos bíblicos. El decreto del Fara ón en Eg ipto de ma tar a todos los niños que nacieran en el pueblo judío, muestra una faceta de esta cruel realidad (Éxodo 1:16). En este caso no se trata de abuso sexual, sino de abuso infantil por amenaza a su vida, el cual es luego sa ncionad o por Dios. El abuso sexual gene ralmente comienza en la infancia y en la etapa de la preadolescencia. Los padres han sido encargados por Dios para velar por el desarrollo emocional, físico y espiritual saludab le de los hijos. Parte de esta ta rea incluye q ue los hijos sean protegidos del abuso sexual. Educarlos a temprana eda d sobre la diferencia entre una caricia apropiada e inapropiada, sin pánicos ni exageraciones, ayudará a que los hijos discriminen si están en situa ciones de potencial a buso. A su vez, esto fomenta rá su libertad para dialogar con sus padres sobre sus interrogantes y sentimientos, porque ya están fa miliariza dos con el tema .
Síntomas posibles de abuso sexual infantil • • • • • • • • • • • •
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D ific ult a d es p a ra d o rm ir. Ac tit ud m u y pa s iv a o a g r esiv a . D e s co n fia n z a y t e m or d e q u ed a r se s olo o so la . C o m p ort a m ie n to o in te ré s se x ua l a d e la n t a d o a s u e d a d . D e p re sió n y e n ojo co n st a n te s. O b se sión por el a s eo. R ec h a z o a l a c e rc a n í a f ís ic a o c a r ic ia s d e p e rs on a s d e s u entorno. Acerca miento y búsq ueda d e cercan ía física indiscrimina d a . M a n c h a s d e sa n g r e o in fla m a c ió n en á r ea g e n it a l o a n a l. D i fic u lt a d a l c a m i na r , se n t a rs e , o rin a r , et c. C a m b io s re p en tin os e n e l e st a d o d e h u mo r. C o m p ort a m ie n t os su g e s tiv o s o se d u c tiv o s.
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Recomendaciones 1. Evite hablar más de lo necesario o comunicar temor y pánico al respecto.
PARA LA FAMILIA
2. Según la edad de los hijos, organice una sesión de educación se xual sencilla. 3. Use el vocabulario correcto al referirse a las partes genitales. 4. Haga seguimiento del tema por algún tiempo.
Metodología 1. Un fin de semana, reúna a sus niños y recorten, de revistas y periódicos, figuras humanas de diferentes edades y sexo. 2. Jugando con ellos identifiquen las partes principales del cuerpo como: piernas, brazos, tronco, cabeza, etc. 3. Pida a los niños reconocerlas en su propio cuerpo. 4. Busquen otros elementos más delicados: cejas, uñas, lengua, ombligo, etc. Que los reconozcan en su propio cuerpo. 5. En forma clara hable de las partes genitales. Llámelas por su nombre: vagina, pene, etc. También hable del cuidado y aseo de esas partes de su anatomía. 6. Valorice el cuidado y defensa de todo el cuerpo. 7. Organice una pequeña cartelera para recordar lo aprendido.
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PARA RECORDAR
“Porque el violento será acabado, y el escarnecedor será consumido; serán destruidos todos los que se desvelan para hacer iniquidad”. Isaías 29:20
“Papá, mamá, ¿qué es una agresión sexual?” (Forma s de v iolencia sexua l en n uestro med io) A mis compañeros les parece un chiste, pero en realidad es una agresión, papá. ¿Cierto?
DE LA VIDA REAL
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“Un acto de violencia o agresión sexual no sólo implica una violación propiamente dicha; ésta también ocurre en términos emocionales, cuando la persona es ultrajada, vejada y forzada en forma real o simbólica y convertida en un objeto sexual”.
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uestras socieda des latinoamericana s están todavía fuertemente influida s por la herencia pa tria rcal. Esto facilita un proceso de socialización en el que, indirecta mente, se enseña y justifica el dom inio de l varón sobre la mujer. Un poder de dominación que, entre otras áreas, incluye especialmente la sexual. De esta ma nera la mujer es percibida como el objeto sexual del varón, que tiene el “ derecho” de forzarla pa ra satisfacer su curiosida d o sus deseos sexua les. Seg ún a lg unos estudios, las violaciones y a g resiones sexuales ocurren mayormente en sociedades donde todavía hay una jerarquía de g énero marcad a . Por el contrario, en sociedad es donde existen relaciones igua litarias entre a mbos g éneros, los ca sos de a g resión sexua l a la mujer ocurren con men or frecuencia . En este sentido la incidencia de violaciones y agresiones sexuales perpetrados por va rones en nuestra s socieda des es una muestra de la urge nte necesidad de cambiar estructuras ideológicas y sociales que perpetúan las relaciones desig uales entre el hombre y la mujer. Las d iversas forma s de violencia sexual (acoso, estupro, viola ción) son consideradas una tergiversación de la sexualidad porque a tenta n contra su propósito funda menta l: construir intimida d, da r y recibir afectividad para lograr unidad en la pa reja. En camb io el a coso, el estupro y la viola ción están relaciona da s con la b úsque da de satisfacción sexual a costa d e la deg rada ción de la otra persona. Son a ctos egoísta s que estimula n el sentido de dominio q ue el ag resor desea experimenta r —por ra zones pa tológica s o por ha ber sido socializado de esta manera— hacia otra persona (sea homb re o m ujer). En resumen, la intimida d sexua l con consentimiento mutuo en la vida de pa reja provoca unida d, compañe rismo, placer y confianza mutua ; por el contra rio, las distinta s a g resiones sexua les provocan temor, desconfia nza y d olor en la víctima .
Algunos mitos sobre las formas violencia sexual Primer mito: Una agresión sexual ocurre únicamente cuando el varón realiza una penetración vag inal. Antes, una ag resión sexual era entendida exclusivamente dentro del área fisiológica sexual. Últimamente se ha implementado una perspectiva más integral q ue involucra otras á reas, especialmente la sicológ ica; a sí, un acto de acoso —desde una insinuación sexual hasta un toque sin consentimiento— es una a g resión sexua l.
La a g resión sexua l no es exclusiva mente un a cto fisiológ ico sino tamb ién un a cto de poder y control de una persona ha cia otra. En el contexto de la cultura ma chista latinoamericana , insinuar rela -
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ciones sexuales, intentarlas o hacer bromas al respecto; tocar o “ manosea r” a una mujer a provechando su temor; participar en un acto g rupal donde se acosa sexua lmente a una mujer, etc., son a lgunos ejemplos de este deseo de someter a la mujer al hombre “macho”. Nuestra sociedad está llama da a sanciona r estos actos q ue tergiversa n el propósito de la sexualida d huma na y a tentan, de forma pa rticular y ma yoritaria, contra los derechos de la mujer. Segundo mito: Las agresiones sexuales sólo son ocasionadas por un hombre a una mujer. Ésta ha sido la rea lida d por mucho tiempo. Sin emba rgo, en las últimas d écad as ca da vez má s se registra n ca sos de a g resión sexual ejercida también por mujeres a hombres. Es cierto que toda vía son casos a islados y esca sos pero es una realida d q ue por mínima q ue sea, no d ebe ignorarse o pretender que no existe. En todo ca so, ninguna a gresión sexua l son hechos aceptables. Se hace imprescindible una educación sexual adecuada sobre g énero y sexualida d. Tercer mito: La mujer es quien provoca los actos de agresión sexual por su manera de vestirse, de caminar o de comportarse. O por tener una reputación de ser sexualmente promiscua. Ésta es, una ve z má s, una e structura ideológica q ue privileg ia, alimenta y justifica el poder del hombre sobre la mujer en el á rea sexual.
Esta afirmación es falsa considerando que, en su mayoría, los actos de viola ción y ag resión sexua l son premeditad os y no son simplemente reacciones instantá nea s a estímulos desarrollados a l ver a una mujer vestida de ta l o cua l forma. Alg unos estudios indican q ue el 70% de los ca sos de viola ción sexua l han sido formalmente planea dos con a nteriorida d.
Agresión sexual en grupo Una de las ca racterísticas de nuestras socieda des latinoa merica na s es la e xistencia de g rupos de amistades q ue funcionan como ag entes socializa dores en mucha s á rea s, incluida la d el conocimiento y la prá ctica sexual. Son g rupos donde, por ejemplo, las mucha chas ha blan sobre el tema sexual y ap renden a relacionarse con el sexo opuesto. Son g rupos donde los varones expresa n sus fanta sías sexuales y a prenden escucha ndo las experiencias de otros. En muchas ocasiones el grupo estimula la conducta agresiva sexua l individual o colectiva . Esto genera lmente ocurre en e l grupo de va rones. Infortunada mente, en estos g rupos se fomentan va lores eq uivocados, como el de ser “ más ma cho” si un hombre ha tenido relaciones sexuales aunque éstas hayan sido forzadas. Las
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historia s de relaciones sexua les con la emplea da doméstica o con una trabajadora sexual, etc., son formas, nuevamente, de presentar al varón como el que tiene el derecho de “ usar” a una m ujer para probarse y probar a los demás q ue es un “ hombre de verda d” . Pero este a cto reduce la sexualidad y la hombría a la g enitalidad. Estas distorsiones son resultado de un proceso de socialización iniciado en casa, en la escuela o en el barrio. Son prototipos de conducta sexual presentada en forma sutil en la televisión y mucho má s explícita mente e n ma teria les pornog ráficos. De esta ma nera el muchacho se ve forzad o a “ proba r su hombría” a su grupo adhiriéndose, en forma plane ad a o espontánea , al grupo, asumiendo una conducta sexual violenta y burlona hacia una mujer y en a lgunos casos ha cia otro va rón. En esta situación el varón se suma a la decisión de g rupo porque individualmente d esea involucrarse en este a cto de ag resión sexual o porque es una m a nera d e evitar ser percibido como “ menos hombre” por sus compa ñeros. Al a g redir sexualmente e n g rupo a una mujer, los varones —especialmente en la adolescencia— afirman en una forma inadecuad a su identidad sexua l. Estos actos deben ser clara mente condena dos por ilega les e inhumanos y sancionad os penalmente, para concienciar a la sociedad de que ninguna persona debe ser considerada como un objeto sexual.
Oportunidad para cambiar Los comporta mientos individua les o colectivos de violación y a g resión sexual son resultad o d e procesos de socia lización inad ecuad os en socieda des q ue perpetúan estructura s desiguales entre el varón y la mujer. Las distintas formas de violencia sexual no deben ser percibida s exclusivam ente de sde el punto d e vista clínico o pa tológico sino ta mbién de sde la perspectiva sociológica y a ntropológ ica. En este ámb ito es importante q ue el conocimiento de estos casos promueva cambios en las estructuras ideológicas y sociales, afa nosas en perpetua r acciones sexista s entre los dos g éneros. La humilla ción y el dolor q ue experimenta la mujer ag redida e n el plano sexua l —física o sicológ icamente— es muy g rand e, y es norma l que ella y sus fa miliares soliciten q ue la justicia cumpla su papel. Sí, el a specto leg a l debe intervenir. Sin emba rgo, es de igua l o mayor importancia la prevención y la educación apropiadas sobre género y sexualidad. Sólo el cambio ideológico social puede provocar q ue d isminuya n a ctos de este tipo. Todos somos responsables y estamos en capacidad de transformar esta inadecuada forma de comportam iento sexua l.
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Si usted ha sido víctima o autor/a de una a g resión sexual g rave solicite ayuda. No es saludable guardar el secreto y vivir bajo la sombra d el recuerdo, por ejemplo, de una viola ción o del deseo de consuma rla . Esta condición se puede superar con a yuda profesional a decuad a . Contribuya mos todos a construir una socieda d q ue no distorsione el propósito de la sexua lida d a través de las distintas formas de violencia sexual. El sexo ha sido diseñado para ser una e xpresión de a mor y no un acto de a gresión.
Reflexión Dios nos creó y n os dio el reg a lo de ser seres sexuales. Él ha ca lificad o a nuestra sexualida d como buena y ha diseña do vivirla placenteramente en el contexto de pareja en el matrimonio. Una relación sexu a l forza da viola los principios divinos (G éne sis 3:16b). Vivimos en una sociedad que degrada, comercializa, explota y pervierte la sexualidad . Los a nuncios publicitarios continuamen te exa lta n la figura d e la mujer —y de l hombre— como objeto de d eseo. C iertos comportam ientos sexua les sirven como ba se de chistes en los cuales se denigra a biertamente el rega lo de Dios para el disfrute de la pareja. La fornicación y el adulterio son los ingredientes esenciales de cualquier telenovela que se difunde en horarios familiares. Necesitamos diariame nte la gra cia de D ios para ma ntenernos “ sexualmente saluda bles” en medio de esta violencia .
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Recomendaciones La violencia sexual es un tema de salud pública en cuya prevención la Iglesia debe jugar un papel importante, pues tiene un gran potencial para ello por su capacidad para, por ejemplo, congregar regularmente a numerosos grupos humanos definidos; mantener un liderazgo reconocido en la comunidad y tener la vocación de ser “sal y luz” en cada sociedad. La iglesia es un espacio que, sin temor, puede abordar la educación en estos temas de forma práctica.
PARA LA IGLESIA
Metodología 1. Organizar una pequeña tarde de teatro casero, utilizando el local de la Iglesia. 2. Los temas estarán relacionados con la inseguridad en las calles, la especulación de precios por alza del valor del combustible, la presencia de pandillas, las peleas por rivalidades en el fútbol, la violencia doméstica, etc. 3. Escribir el libreto, ensayar los papeles y adecuar el escenario, entre otros, pueden ser responsabilidades que algunos miembros de la Iglesia van a tomar por iniciativa propia. 4. Elegida la fecha de presentación, se puede hacer propaganda o comprometer la asistencia con familiares y amigos. 5. El día de la presentación es un buen tiempo para distribuir entre los asistentes pequeñas tarjetas recordatorias del evento. Esta puede ser una ocasión aprovechada para testificar del cuidado de Dios y la responsabilidad de “velar los unos por los otros”.
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Las miradas secretas del adolescente
UNA ADVERTENCIA
“La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas”. Mateo 6:22-23
(Adolescencia y pornog rafía)
—De pronto sentí que la deseaba. No sabía cómo conseguirla, sólo quería tenerla en mis manos. La primera vez DE LA que la vi, sentí que mis latidos se hacían más intensos, VIDA experimenté dentro de mí una sensación muy especial. REAL Se veía tan perfecta, tan especial, y yo podía recorrerla con mi mirada hasta lo más profundo de su interior. La primera vez la disfruté dándole una mirada muy rápida ya que mi amigo, que era su dueño, se la llevó rápidamente. Luego fui yo mismo quien la consiguió. Sí, fui y compré mi propia revista de mujeres lindas, mi propia revista pornográfica.
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L
a pornografía es una realida d en nuestra socieda d y a unque muchos están en desacuerdo con ella, son muy pocas las personas q ue ha n a lzado su voz de protesta. Pa ra a lgunos, la pornografía es un arte; para otros, sólo material erótico; y, para muchos, sólo un montón de b a sura vulga r e inmoral. En medio de esta confusión, los adolescentes son las primeras víctimas de la pornografía. En la a dolescencia, el muchacho sufre gra ndes ca mbios fisiológ icos. Vive una “ superproducción” de hormona s, como la testosterona, q ue le intensifica los deseos de experimenta r con el sexo. Uno de los problema s may ores es que m uchos ad olescentes sienten los cambios fisiológicos, pero emocional o socialmente no están en condiciones de entablar una relación sexual con otra persona. De modo que experimentan el deseo y la curiosidad pero tam bién el temor y la confusión. El material pornográfico (ma yormente revista s, cinta s de video y discos compa ctos), entonces, sirve a l joven pa ra “ informarle” , pa ra a clara r sus duda s e inquietudes en el área sexual. Pa ra muchos, las revistas pornográ fica s se convierten en su compa ñera nocturn a o c o m p a ñ e ra d e b a ñ o . Pero, ¿es esta la ma nera en q ue el adolescente debe despertar a su sexualidad? ¿Son estas experiencias ocultas y distorsionadas las q ue necesita pa ra constituir las ba ses de sus futura s rela ciones sexuales? ¿Cuáles serán las percepciones, así como las actitudes futura s, en el plano d e las relaciones sexua les? Definitivamente, la sociedad no cumple en proveer una información a decuad a sobre esta ma teria. La pasivida d d e las instituciones y a utorida des competentes las ha cen cómplices de este proceso de desinforma ción-deforma ción sexua l en que se d eba te el o la adolescente. No es pues extraño que cuando estas personas llega n a la eda d a dulta vivan una serie de conflictos sexuales y relacionales. No es lo mismo “ ha cer el amor” a la foto de una mujer q ue posa en una revista pornográ fica, q ue ha cerlo con una persona real (su pareja), como parte de una relación madura e íntima. La segunda opción requiere la construcción de una relación sicoafectiva de por medio, mientras que la primera se reduce a un acto fisiológico impersonal.
La conexión pornografía-masturbación Algunos especialistas en la investigación de la sexualidad humana indican q ue existe una relación entre pornogra fía y ma sturbación. Aún má s, se a firma q ue la población masculina en genera l
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responde prima ria mente a los estímulos pornográficos con acciones masturbatorias. Algunos estudios realizados muestran que el 70% de la población masculina adolescente y un 60% de población adolescente femenina tienen constantemente pensamientos relacionados con el sexo. Como es de imaginarse, el adolescente promedio entonces piensa y habla sobre temas sexuales muchas veces a la sema na , y algunos varias veces en el la pso de una hora. Si a esta realidad sicobiológica y socia l se le aña de la d isponibilidad de ma teria l pornográfico, entonces es fá cil imag inar que e l a dolescente termine en a ctos masturbatorios.
“La primera vez que vi una revista pornog ráfica fue cuando la en contré en el cuarto de mi hermano. R ecuerdo que me quedé pren dido de la revista y buscaba momentos a solas para verla y luego terminaba masturbándome”. De esta ma nera se expresaba Pedro, cuya experiencia es muy común en nuestro medio. La masturbación es una vivencia q ue pa ra muchos adolescentes se ha convertido ca si en un rito sicobiológico de tra nsición que ma rca esta pa rticular etapa. Ver revistas pornográficas provoca en el muchacho un grado intenso de excitación sexual que tendrá q ue ser aliviad a, g eneralmente a tra vés de la masturba ción. Pero en un periodo de tanta vulnerabilidad sexual, la combinación pornografía y masturbación puede llevar al adolescente a una adicción pornográfica o a una ma sturba ción compulsiva (ha bitual). Pero, ¿qué tan normal o natural es que el adolescente se masturbe? ¿Se puede realmente prohibir la prá ctica de e ste placer solita rio? La verda d es q ue sobre la ma sturba ción se ha dicho mucho e, infortunada mente, la may oría d e veces han sido a firmaciones confusas, extremistas y poco fundamentadas. Por ejemplo, todos hemos escuchad o fra ses como: “N o te masturbes o hag as la paja por que te volverás loco”, “Te saldrán pelos en la mano”, “Te volverás maricón”, etc. En consulta, tamb ién se escucha a pad res que en forma ingenua dicen: “M i hij o no es de ésos, él no anda con ma ñoserías”, refiriéndose a q ue su hijo no se ma sturba . Pero, querá moslo o no, la may oría de ad olescentes se masturban y ésta es una a cción hasta cierto punto norma l. Los pa dres necesitan d a rse cuenta q ue a umenta r los sentimientos de culpa e n sus hijos llevará a éstos a una ma sturba ción compulsiva o a conflictos sexuales en su vida futura . Pero tam poco es correcto privarles de enseñ a nza a l respecto. Un d iálogo franco y honesto es lo más aconsejable. Prohibir la masturbación es un “ sueño casi imposible” ; lo idea l es ha blar sobre lo normal de tener estos deseos en esta eta pa. Sin emba rgo, es también necesario hablar de las posibles consecuencias negativas sicológicas, médica s y sociales de esta práctica cua ndo se vuelve compulsiva .
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El joven a dolescente necesita también conocer que tiene la capa cidad de ejercer dominio propio. Es necesario que entienda que poco a poco su deseo sexual deberá ser orienta do y expresad o en rela ciones sociales y a fectiva s (no nece sariamen te sexua les), con personas del sexo opuesto. La práctica de masturbarse rápidamente e n forma consta nte, todos los días, por periodos prolong a dos, es una acción compulsiva y llevará a problemas profundos. Por ejemplo, la posibilidad de desa rrolla r un condicionamiento reflejo (rea cción involuntaria ) en su tiempo de respuesta g enita l, repercutirá en d ificultad es q ue pesa rán en la ca lida d de sus relaciones sexuales en la vida d e pa reja.
Cuando se traspasan los límites “A l principio yo las disfrutaba cuando mis amig os me las mostra ban y hasta algunas veces las llevé a casa por algunos días. L ueg o, poco a poco, me envi cié y comencé a comprar las mías. Lleg ué has ta conseguir dinero mal ganado para poder comprar mis revistas porno g rá fica s”. De esta forma na rrab a J uan su experiencia de cómo lleg ó a desa rrollar una depend encia por este tipo de ma terial. Es cierto q ue no todas las persona s llega n a la a dicción pornog ráfica, pero el problema es que el material que contienen estas revistas son generalmente exageraciones y distorsiones de la realidad sexual. Esta información estimula en forma continua al ad olescente, que por la e tapa en q ue se encuentra, ya está de por sí estimulad o. Jua n llegó incluso a viola r a una mucha cha porq ue deseaba experimentar el placer de realizar el acto sexual en forma forza da . Lueg o, en el proceso de trata miento, él comenzó a ser consciente y a expresar el proceso que lo llevó a llí: “Yo g rabé en
mi mente la imag en de estas chicas lindas que siempre tenían una mir ada de deseo y que me invitaban a realizar un acto sexual con ellas”. Así llegó a la conclusión que todas las chicas deseaban tener relaciones sexuales y que a alguna s hasta les gustaría hacerlo a la fuerza. Esto se constituyó e n su objeto o ilusión d e place r y no paró hasta q ue un día llegó a vivir esta experiencia. Ahora J uan está en trata miento para reeduca r su mente y a prender a controla r su a dicción pornográ fica y sus impulsos sexuales. Es cierto que no todos los adolescentes que encuentran revistas pornográficas desa rrolla n ad icción a ésta s o termina n en a cciones violentas como J uan. Sin emba rgo, se puede a firmar que la pornografía es dañina para un adolescente. Una amistad íntima y constante con este tipo de ma teria l podrá llevarlo a prá ctica s masturbatorias compulsivas, a relaciones sexuales tempranas y hasta inusuales.
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El ma teria l pornográfico presentad o en la s panta lla s cinema tográ ficas o en revistas presentan una realida d q ue a los ad olescentes les interesa d escubrir y experimenta r. Considerand o q ue la pe rsona adolescente está en un proceso de desarrollo, lo que más req uiere es a prender a ejercer control y a d isfruta r su sexua lida d en forma eq uilibrada y saluda ble. Sin emba rgo, debido a la a usencia de formación a decua da por parte de su familia o su lugar de estudios, se vuelca a l material pornog ráfico que le incita a experimentar su sexualidad sin control. Así inicia su incursión en el mundo del pla cer sexua l y de las rela ciones sexuales, separá ndolas de su aspecto a fectivo y deshumanizándolas.
Reflexión El pla cer mutuo en la rela ción de pa reja a través de las ca ricias a los órga nos genita les, es alg o que forma pa rte del jueg o sexual de la pareja. Sin emba rgo, la prá ctica hab itual de la ma sturbación individual, puede tornarse impulsiva y lleg a r a remplaza r a la relación sexual en pareja. Esto se transforma, muchas veces, en un autoplacer que crea espacios de desconfianza, aburrimiento y alteraciones emocionales en el otro cónyug e. Esto se opone al diseño de Dios para la sexualida d huma na.
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Recomendaciones La sexualidad en la adolescencia es un tema que se aborda con timidez en las congregaciones, pero hay que empezar ya. La información que la gran mayoría de adolescentes recoge de su lugar de estudios y de sus amigos, muchas veces es distorsionada o incompleta. La iglesia, al igual que el hogar, es un lugar confiable para proporcionar en forma saludable y permanente los recursos que los adolescentes necesitan para aprender sobre sexualidad.
PARA LA IGLESIA
1. Organicen una “pijamada” con los adolescentes para conversar sobre este tema. 2. Busquen fotos, ilustraciones, etc., para construir con estos recortes un collage con los significados del amor. 3. Mantengan en exhibición estos productos de aprendizaje por algunas semanas.
Metodología 1. Deleguen a los líderes de adolescentes para organizar el evento. Puede ser en casa de un miembro de la congregación. Supervisen las facilidades así como un refrigerio u otra comida. Incluyan temas musicales que conduzcan a comentar, para iniciar y concluir el evento. Eviten una conversación tipo prédica “moralizadora”; permitan que los participantes interactúen y establezcan relaciones y compromisos reales. 2. Inviten a profesionales de la salud (doctores, enfermeros, sicólogos de ambos sexos) para una charla explicada con ayudas visuales u otro material. 3. Como parte del programa, construyan el collage. Pueden hacer algunos si hay suficiente material impreso. 4. Usando minutos del culto dominical, ponderen el evento y exhiban los resultados a la congregación. Luego exhíbanlos en un lugar apropiado por varias semanas.
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¿En busca del Príncipe Azul o la Mujer 10/10?
UNA RECOMENDACIÓN
“No despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que quiera”. Cantares 2:7b
(El ena mora miento juvenil) ... Me encantaba su peinado...
Una abuela cuenta:
DE LA VIDA REAL
—Cuando yo era joven, imaginaba el tipo de hombre que esperaba encontrar. Imaginaba su cara, el color de su pelo, su estatura, sus ojos, etc. La nieta dice:
—Ahora que yo soy joven, cuando veo a un chico guapo, si me parece que tiene algo de dinero, me acerco, me hago su amiga y lo invito a bailar. Y no descanso hasta que llegue a ser mi enamorado.
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S
e dice q ue las mujeres tienen m enos dificulta d de encontrar el amor, porq ue en nuestras socieda des son ella s quienes reciben la invitación a iniciar la relación, y lo único q ue les resta ha cer es acepta r o decir no. Pa ra los va rones, por ta nto, la tarea puede ser mucho má s difícil: es él q uien tiene q ue iniciar y rea liza r la invitación, corriendo el riesgo de ser recha za do. En la actualidad, estos roles y expectativas sociales han ido cambiando. No es nada raro hoy ver a una joven invitar a su compañero de estudios pa ra ir juntos al cine o a una fiesta. La verdad es qu e en el modelo trad iciona l o en el actual, buscar el amor de pa reja no es nada fácil. Generalmente, la persona siente emociones intensas que le llevan a actuar de una manera torpe, justa mente cuando lo q ue se q uiere es da r una buena image n frente a l otro u otra. Es la época cuando la cara se sonroja con facilidad y hasta los pensa mientos se tornan difíciles de expresar. Pero a pesa r de todas estas dificultades, el sueño de conseguir el amor hace que el joven se arriesgue e n esta interesante a ventura. La joven, a su vez, vive pensando en que muy pronto encontrará a alguien q ue realmente la comprenda . Y hoy ella sabe q ue no tiene que limitarse sólo a esperar sino que ahora puede conquistar. Éste es un nuevo concepto que se ha impuesto a la mujer y por consig uiente el varón requiere hoy a prender a a sumir el rol de ser el conquistado.
El fantasma de la timidez Pa ra mucha s jóvenes, la timidez no es un problema, ya q ue desde muy temprana edad fueron expuestas a diversas situaciones sociales, las cuales les ay uda ron a desa rrolla r la confian za n ecesa ria para desenvolverse en el área de las relaciones humanas. Pero otras vivieron en un entorno socia l restringido y a veces a compa ña do de experiencia s nega tiva s. Pa ra ella s, la timidez se vuelve su inseparable compañía. Este caso puede repetirse también en el ca so de hombres jóvenes. La timidez inmoviliza a los jóvenes tímidos —hombres y mujeres— y obsta culiza su vida socia l, no se diga su vida sentimenta l. Temen q ue no serán a ceptados por los demá s, que pensa rán ma l de él o ella y, a causa de esto, ta mbién se abstendrán d e interactuar con la persona q ue les gusta.
“Yo lo veía, sentía su mirada tan cariñosa y cómo que me invitaba a acercarme, pero mi temor a decir una estupidez me hacía retro ceder o enmudecer”. De esta ma nera se expresa ba una joven que luchab a con su timidez.
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La buena noticia es que la timidez no es algo con la cua l se na ce y muere. Es una condición a prendida por ciertas experiencia s sociales nega tivas. Sin emba rgo, cuando la persona se expone a situaciones sociales que garanticen ser positivas, la timidez va diminuyendo y es reemplazada por las nuevas habilidades adquiridas.
Preguntas • ¿Qué actividades podrían la madre o el padre desarrollar para disminuir la timidez de su hijo/a en la etapa de la adolescencia? • ¿De qué modo afirmarían el amor paterno, cuando la hija o el hi jo manifiestan interés por tener su primer amigo/a especial o enamorado/a? • ¿Tiene usted sentimientos de culpa por la forma en que usted vivió su sexualidad cuando joven? • ¿De qué modo los sentimientos de culpa propician inseguridad en su hijo/a? • Haga una lista de acciones que haría para dar seguridad a su hi jo/a en la relación con su enamorado/a.
Es mejor ir en etapas Creer que la chica o chico de los sueños debe inmediatamente convertirse en su pa reja ca usa una g ran d ificultad , especia lmente pa ra la s persona s inseg uras. Por ejemplo, Luis se expresaba sobre este tema diciendo: “ Yo soy inseguro y a l ver a la chica q ue me gustaba creía que si me acercaba tenía que declararme ese mismo día y me a temorizaba la idea de ser rechazad o” . C ua ndo Luis entendió que lo idea l es desa rrolla r una a mista d primero, se calmó. La verdad es q ue se experimenta menos ansiedad y una persona demanda menos de sí misma cuando trata únicamente con a mista des. Por el contra rio, si se cree q ue a lguien tiene q ue lleg ar a ser la pareja esperad a, las personas se imponen una serie de expectativa s que mucha s veces son difíciles de a lcanzar y q ue ha sta se convierten en b a rreras. Si se tiene problema s de timidez, es mejor primero sa lir en g rupo con persona s del sexo opuesto y aprende r a de sarrollar amistad es.
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Esta experiencia disminuirá la timidez y así el o la joven podrán estar en mejores condiciones de enta blar una rela ción romá ntica, íntima y personal.
Invitar o esperar La tensión de realizar el ava nce o espera r a ser abordada es una experiencia muy común entre las má s jóvenes. A pesar de q ue a hora el rol tradiciona lmente pasivo de la mujer ha c am biad o pa rcialmente, toda vía la presión social insiste en colocar a la mujer en el rol pa sivo y no totalmente activo. “Pero, ¿sig nifi ca entonces que debo sen -
tarme y esperar a que él venga a mí? E so no lo puedo hacer, porque hay otras que, mientras yo espero, se lo llevarán”. Ésa era la reac-
ción de Ma ría, confundida frente a la tensión interna q ue sentía. La idea , definitiva mente, no es espera r al “ Príncipe Azul” o a la “ Mujer 10/10” . Esa a ctitud corresponde sólo al mund o de los cuentos. La idea, en el caso de la mujer, es ser decidida sin ser ag resiva en el ab orda je a l muchacho. “Decirle que estás murién -
dote por salir con él, defini tivamente, serí a una manera de hacer le corr er muy lejos” . Podría ser, en camb io, má s estra tég ica y utilizar ciertas conversaciones sobre algunas de las actividades que le gustan a él. Por ejemplo, si en la conv ersación él dice que le gusta ir a a lgún luga r para escuchar cierto tipo de música, entonces puede reaccionar diciendo: “A mí también me gusta, qué bueno serí a que alg una vez podamos ir juntos” . Ésta sería un a a utoinvitación indirecta.
La desesperación, el peor enemigo Una persona desesperad a ahuyenta a la gente por la forma intensa en q ue a ctúa. Querer tener una pareja muchas veces lleva a actuar con d esesperación, pero esto es contra producente. Por ejemplo, algunas chicas salen con un compañero de colegio porque el muchacho que les gusta no se ha fijad o en ellas y creen q ue sa lir con cualquier otro despertará interés en q uien rea lmente ellas están interesadas. El muchacho ta mbién sale a lg una s veces con una chica sólo porque sus a migos le molestan diciendo q ue no tiene ena mora da todavía. Aceptar estas razones y actuar de forma desesperada para conseg uir pa reja o la a cepta ción de l grupo no es lo mejor. Iniciar prematuramente una relación impide que ambos se enriquezcan con la sencilla amistad. Cuando se vive un proceso normal y honesto, se disfruta , se aprend e, se crece y, en muchos ca sos, na ce el am or.
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No avanzar más de lo que se debe C u a n d o s e a c e p ta a u n e n a m o ra d o o c u a n d o s e e s a c e p t a d o c o mo enamorado se experimenta una sensación muy agradable y norma l. La emoción q ue viene de da r y recibir a mor es grata y sa tisfactoria. Sin embargo, es también importante tener cuidado para q ue estas emociones no se apropien de la relación. Las primeras vivencias d e ena moramiento sirven como expe riencia en e l campo a fectivo y social. Esto no sig nifica q ue son sólo un experimento, y ta mpoco es cierto q ue la primera relación deb erá terminar en una relación permanente o de convivencia conyugal. El a mor y el romance son emociones muy intensas q ue todos queremos experimentar, especialmente en la juventud. Pero encontrar el amor es una travesía afectiva y social que implica muchas experiencia s. Alg una s positiva s, pero otra s ta mbién d olorosas.
Reflexión Dios ha crea do a l ser humano para desarrolla rse en etapa s. En la adolescencia se viven sentimientos intensos y variables de atracción por el sexo opuesto. Estos cambios de interés algunas veces lleva a los pad res a sentirse a nsiosos, lo q ue incrementa la a nsiedad en los mismos hijos e hijas. Es importante recorda r qu e los cam bios son norma les; inclusive la familia de J esús los experimentó. C omenza r a sentir a tracción afectiva por el sexo opuesto es parte norma l del desa rrollo del ad olescente, es una seña l de sa lud y la oportunidad ideal de aprender a relacionarse afectivamente. Es también una etapa de oportunida d para ma durar en la relación en pareja ; esto es de vital importa ncia pues conduce a la eta pa siguiente, la de la juventud , cua ndo se elige la pa reja conyug a l (G énesis 1:26-27).
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Recomendaciones 1. Organicen una salida de campo en la cual se incluya el tratamiento de este tema.
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2. Creen pequeños dramas en los que se demuestre cada uno de los subtemas aquí expuestos. 3. Analicen y valoren sus hallazgos. 4. Tomen fotos del grupo y de las actividades realizadas en la salida, para publicarlas en la cartelera.
Metodología 1. Deleguen a dos o tres jóvenes para preparar la salida al campo. Organicen transporte, comida y otras facilidades. Elaboren una agenda que incluya el tratamiento del tema. 2. Pueden preparar con anticipación dramas con los subtemas: • El fantasma de la timidez. • Es mejor ir en etapas. • Invitar o esperar. • La desesperación, el peor enemigo. • No avance más de lo que debe. 3. Luego de la presentación de los dramas, que no deben ocupar más de diez minutos, abran el diálogo para analizar y valorar los dramas. Pueden tener la siguiente guía: • ¿Cuál fue el mensaje? ¿Captó la esencia del problema? • ¿Cuál actuación fue la mejor? ¿Por qué? • ¿Qué símiles o comparaciones se pueden distinguir? • ¿Qué acciones inmediatas se pueden proponer? 4. Es recomendable tomar fotografías del evento para luego publicarlas en la cartelera de la iglesia. Serán una forma eficaz de informar, a más de ser un agradable recordatorio de la salida.
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“Si todos lo hacen, ¿por qué yo no?”
PARA ADOLESCENTES
“Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios”. Eclesiatés 11:9
(Sexua lida d y a dolescencia )
¿Estaremos haciendo lo correcto, mi amor?
—Me pregunto si como madres podemos ofrecer algo más que un condón a nuestros hijos adolescentes. Me DE LA han dicho que en esta edad es casi seguro que comienVIDA cen a tener relaciones sexuales y que por lo tanto es meREAL jor hablarles de cómo protegerse. Sin embargo, me resisto a la idea de hablarle de preservativos a mi propio hijo o de píldoras anticonceptivas a mi hija. De esta manera se expresaba una madre evidenciando su confusión y frustración frente a la educación sexual moderna que hace más énfasis en la sexualidad segura que en una sexualidad responsable.
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os padres en la a ctualida d se sienten confundidos acerca del rol que deb en juga r como ag entes de educación sexual dentro de su propia familia. En parte esta confusión obedece a q ue las opiniones especializa da s son controversia les y hasta contradictorias. Por ejemplo, algunas indican que dar educación sexual en la adolescencia promueve la actividad sexual precoz. Otras señalan q ue es la desinformación lo que g eneralmente inha bilita a l joven pa ra en frentar y controla r sus impulsos sexuales. Frente a esta confusión los pad res asumen una a ctitud de neg ación y prefieren no involucrarse o, en otra s palab ras, “ ha cer de la vista g orda ” , pretendiendo ignorar la tremenda presión interna y externa q ue experimentan sus hijos e hija s en la a dolescencia. Curiosamente, cuando a los adolescentes se les pregunta qué piensan sobre las relaciones sexuales, responden que es algo natural, norma l y pla centero. Al parecer, de una u otra forma, se ha desa rrolla do e l mito de q ue es correcto responder a l impulso hormona l y fisiológico de tener relaciones sexuales. Pero, ¿es ésta una ma nera saludab le y responsa ble de ma nejar y expresar esta faceta de la sexua lida d? ¿Será q ue el deseo sólo mide la ca pa cidad sexual? ¿Existen otros factores que considera r? Lo que los adolescentes desconocen es que en medio de sus impulsos sexuales, de sus deseos, también buscan aceptación, afirmación, intimidad y amor. Pero creen equivocadamente que estas necesidades serán satisfechas con una relación sexual.
La gran industria del sexo La g ran industria del sexo es una de la s más lucra tiva s en nuestro mundo actual. Las diferentes caras de este multimillonario negocio venden a hombres y mujeres, jóvenes y a dultos, un fa lso sentimiento de libertad q ue má s tempra no q ue tarde provoca secuelas nega tivas no muy difundidas. La radio, la televisión, las revistas, los periódicos, las películas, los conciertos de música , etc., está n ca rga dos de mensajes sensuales y sexuales q ue impactan a todos y en especial a la pobla ción a dolescente. En esta etapa el adolescente busca información sobre lo que experimenta en su mundo interior. Pero la ausencia de educación sexual apropiada por pa rte de sus pa dres, ha ce q ue el ad olescente la busque en sus amistades y en los medios masivos de comunicación, que le interpreta n e ilustran sobre los camb ios y sensa ciones q ue vive con su naciente sexualida d.
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Lógicamente, la gran industria del sexo no promueve una vivencia sexua l saluda ble y responsable. Los mensajes emitidos por ella invitan a experimentar una variedad de conductas sexuales sin importar sus consecuencias. Es evidente la ausencia de un mensaje preventivo sobre el embarazo prematuro, las enfermedades sexualmente trasmisibles, sobre el sida y otros fa ctores. Alg unos estudios recientes indica n el pelig ro al q ue se expone el a dolescente a l ser usua rio constante, por ejemplo, de videos pornog ráficos. C orre el riesgo d e de sarrollar una a dicción ha cia este tipo de materiales y a insensibilizarse frente a escenas sexuales, las cuales son reducida s única mente a l a specto g enital y hasta niveles deg rada ntes. Una ma dre decía a l respecto:
“Tenemos que hacer algo para dar a nuestros adolescentes una vi sión más adecuada de la sexualidad ya que la que reciben en los videos pornográficos promueve una sexualidad agresiva y que atenta contra la dig nidad de la mujer y del varón. A esta g ente no le interesa el bienestar de nuestros hijos; sólo le interesa vender sus productos y si mostrar bestialidades sexuales le da dinero, en tonces seg uirá haciéndolo sin i mportar las consecuencias”.
El rol de los padres C uand o se preguntó a diversos grupos de jóvenes cuál ha bía sido su fuente de información sobre el sexo, respondieron en forma unánime q ue fueron sus amistades. Ésta es una realida d q ue aún no ha podido ser cambiada. Los padres siguen siendo personajes ausentes en esta tan importante tarea. Los pocos esfuerzos realiza dos por a lguna s mamá s gira n en torno a sus hijas, con q uienes ab orda n sola mente temas como la menstruación y algunos aspectos neg a tivos de la s rela ciones sexua les prema trimoniales. Los pa pá s, por su la do, son los que m enos se involucra n en la ta rea de la educación sexual y dejan que sus hijos varones reciban esta información de fuentes casi exclusivamente extradomésticas (fuera d e ca sa). La ma yoría de la información sobre, por ejemplo, erecciones, masturbación, relaciones sexuales, prostitución, homosexualidad, etc., proviene del grupo de amistades del adolescente. ¿Qué pueden hacer los padres para involucrarse más activamente en la formación sexual de sus adolescentes? ¿Cómo dar un mensaje más integral sobre la sexualidad haciendo la diferencia entre una relación sexual y una relación de amor, entre sexo sin riesgo y sexo responsa ble?
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Es preciso una ed ucación sexual a decuad a para disminuir la ca ntida d de emba razos prema turos, la a lta incidencia de enfermeda des sexua lmente trasmisibles, el número de a bortos y vidas emocionalmente destrozadas. Es importante saber que la conocida fra se “ sexo sin riesgos” no es tan cierta . Los padres están llamados a involucrarse en la educación sexual desde el mismo na cimiento de sus hijos. A lo la rgo d e la vida fa miliar, deben aprender a identificar los momentos cotidianos oportunos para d a r educa ción sexual an tes que recitar charlas forma les sobre el tema . Recuerden q ue cuand o su hijo o hija lleg ue a la puberta d y ad olescencia esta rá busca ndo q ue a lguien le expliq ue los camb ios sicológ icos y b iológ icos q ue experimenta en relación con su propia sexualida d. Si los pad res no lo ha cen, ellos buscará n esta informa ción en los medios masivos o en sus amistades, y las enseñanzas que reciba allí quedarán internalizados como normas sexuales en sus propia s vida s. La adolescencia es un periodo en que se asume una actitud crítica frente a los ad ultos; por lo ta nto es importante q ue, como pad re o ma dre, usted dé una información sexual consistente con su propia vida . Evite habla r en forma neg a tiva de la sexualidad , ca racteriza da por el clásico “N o teng as relaciones sexuales”. Debe presentar una imagen agradable y placentera de la sexualidad, ya que esto es verdad . Al respecto, tanto el pad re como la ma dre debe n preguntarse: ¿Cómo vivo yo mi propia sexualidad con mi cónyuge? Si los padres tienen una imag en má s bien neg ativa de la sexualida d, no pueden esperar tra nsmitir una ima g en positiva d e ella a sus hija s e h ijos. Lo importante, sobre todo, es contrarrestar la idea de vivir la sexua lida d sin control y exclusivamente a nivel fisiológ ico o instintivo. Parte del proceso de crecimiento de un individuo involucra saber ejercer su sexualidad con límites, en forma saludable y r e s p o n sa b l e . Es importan te informa r a su a dolescente sobre el uso del preserva tivo y la píldora, en especia l si es una pe rsona sexualmente a ctiva. Pero esta información debe ser parte de una g ama má s amplia de educa ción sexual q ue involucre lo emociona l y no sólo lo fisiológ ico. Éste es un pedido q ue el mismo a dolescente solicita de su familia y d e la s dem á s instituciones socia les. Es necesaria una educación sexual integral que propicie una seg urida d a uténtica, que g enere vida y no d estrucción como ocurre en la sociedad moderna y sobre erotizada en q ue nos toca vivir.
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Reflexión Es hora de volver nuestro pensamiento y corazón a una verdad ineludible: “ Somos hechura suya” . C ad a uno de nosotros fuimos forma dos por el a mor de Dios, y lo que Él hizo es bueno. Jóve nes y adultos necesitamos recordar diariamente nuestro rol transformad or en las comunida des en las cuales vivimos, que pa ra cumplirlo Dios no nos ha da do un espíritu de coba rdía, sino de poder, de a mor y de dom inio propio (2 Timoteo 1:7). Las decisiones sobre nuestra sexualidad no deben ser producto del mome nto sino de un compromiso vital con nuestro cuerpo, con nuestra voluntad y con nuestra visión de ser seres humanos sa luda bles y portad ores de g racia.
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Recomendaciones Es muy importante reconocer el mercado internacional de pornogr afía y propaganda sexual que agobia a los adolescentes, y la enorme presión que invita mayoritariamente al consumo. La iglesia necesita alertar, con voz profética, a la comunidad sobre estas amenazas y luchar por los jóvenes y niños, llevando adelante esfuerzos educativos serios, honestos, abiertos, encaminados no a negar la sexualidad sino a ejercerla en la edad y dentro del marco adecuados.
PARA IGLESIA
1. Busquen una película o un documental relacionado con el tema. 2. Proyéctenlo y abran un foro con los adolescentes. 3. Procuren establecer compromisos reales y prácticos.
Metodología 1. Acudan a centros de ayuda sicológica o centro de salud donde puedan proveerse de la película o documental relacionado con el tema. 2. Inviten a personas maduras para verla y dirigir un foro. En una reunión previa, los organizadores deben ponerse de acuerdo en los puntos importantes con los invitados. 3. Organicen una agenda previa en la que se incluya las participaciones tanto de los conductores del foro, como de los adolescentes. Tengan en cuenta el mercado consumista y la distorsión del tema “Sexo seguro”. 4. Luego de proyectada la película, recalquen los puntos más interesantes que acordaron en la reunión previa, para abrir el foro y tener un hilo conductor del mismo. A toda costa eviten moralizar (predicar); permitan que los adolescentes se expresen con total libertad y luego orienten esas opiniones de manera sabia. Un ambiente abierto, conducido con humor y buena disposición, ayudará a llegar a conclusiones saludables y promisorias. 5. Deleguen a dos o tres adolescentes para establecer compromisos de vida. De ser posible, escríbanlos y luego busquen oportunidad para hacerlos llegar a los participantes del foro. 6. Hagan seguimiento tanto de los compromisos como de los participantes (jóvenes). Ellos van a evaluar sus nuevas conductas y participar a sus compañeros en reuniones futuras.
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“Mamá, estoy embarazada”
UNA ESPERANZA
“No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud...” Isaías 54:4
(Adolescente, soltera y emba ra za da )
¿Debo hablar con mis padres de esto?
DE LA VIDA REAL
María Cristina había acabado de cumplir 15 años y sentía una gran alegría. —Ahora soy una mujer, —se decía luego de haber tenido relaciones sexuales con su enamorado.
Pero su alegría no duró mucho: seis meses más tarde se encontraba embarazada y vivía una serie de sentimientos confusos. Quería llorar en los brazos de su madre y decirle: —Mamá, estoy embarazada, —y contarle de la gran desilusión de que había sido objeto, pero el miedo al rechazo le impedía acercarse a su madre justo en el momento en que más cariño necesitaba.
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S
i una persona en la ig lesia o en la fa milia vive una situación simila r, ésta de bería ser una oportunida d pa ra a yuda rla , restaura rla y d iscipula rla . Infortuna da mente, la pob lación cristiana en la ma yoría de oca siones reacciona en una ma nera confusa y condenatoria.
Por ejemplo, la madre de María Cristina al recibir la noticia que su hija a dolescente estab a emba raza da se pregunta ba :
“¿Qué espera Dios que haga o que responda en esta situación? ¿D ebo perdonar a mi hija incondicionalmente así como D ios me perdonó a mi? ¿Cómo podré decirle que la perdono si me siento llena de cólera y amarg ura? ¿ Perdonarle no será darle permiso pa ra que nuevamente repita esta conducta y pecado reprochable? ¿S e puede perdonar a alguien que ha faltado contra D ios y contra su familia?” , etc. Ésta s y otras interroga ntes ocuparán la mente de la ma dre, y la harán sentirse confundida sobre lo que debe responder a su hija. Pero de este modo la mad re no podrá ser la persona d e a poyo que su hija necesita en este momento. La identidad sexua l de una niña se d efine, pa rcialmente, según e l tipo de pad re q ue tenga . Desarrolla rá y a dq uirirá a utoestima de a cuerdo con cómo la tra te su pad re. Si tiene un pad re ca riñoso, q ue le demuestra amor en una manera incondicional, ella se sentirá amada, segura y satisfecha. Pero si su pad re le hace duda r de su a mor, ella vivirá b uscando ser a mada y a ceptada con cualq uier amistad . Esto lo hará sin saber que , inconscientemente, busca el amor ausente de su papá . Y puede suceder que alguno de estos enga ñosos romance s alguna vez termine con un embara zo no desea do.
El doble abuso Nuestra sociedad enseña de manera indirecta que la mujer solter a e m b a r a z a d a d e b e e n f re n t a r su m a t e r n id a d s ola y m a rg i n a d a . “D espués de todo, ella se lo buscó”, decía una mad re a su hija en consulta. ¿Será razonable que como sociedad no nos solidaricemos con un bebé que está por nacer? ¿Será razonable que como padres no ampa remos a nuestra hija , aunq ue su cora zón esté sang rando de dolor por la terrible decepción? El caso de María Cristina es muy común. En su ingenuidad ella fue enga ña da por un enamorado q ue le juró “ amor eterno” . Ahora s e se n t ía a b u s a d a y d e c e p c io n a d a d e q u ie n p e n só q u e l a a m a -
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ba. Este sentimiento de abuso y decepción se tornaba doble al pensar q ue su familia también reaccionaría repudiándola por ha b e r q u e d a d o e m b a r a z a d a . “Estoy sola” , decía a l caminar por la s ca lles busca ndo una solución. En estos casos, la comunidad de fe está llamada a ser la familia extendida q ue la a dolescente necesita. Si la fa milia biológica a sume una a ctitud conden a toria , la ig lesia , que conoce el perdón restaura dor en C risto Jesús, puede ofrecer perdón y restauración. Ésta es una oportunidad para apoyar, discipular y acercar a una persona ha cia el Dios de a mor, en luga r de ha blarle solame nte del Dios de la justicia .
Ilusiones truncadas C uand o una joven queda emba raza da , se truncan muchas ilusiones y se tienen q ue enfrentar nueva s realida des. Alguna s veces, aca so la joven tenga q ue a ba ndona r el coleg io, la profesión soñada , sus a mista des, etc. Toda s estas pérdidas ca usan d olor en la futura ma dre. Ella se sentirá a brumada , deprimida y mucha s veces avergonza da por su futuro. Ma ría C ristina decía: “Cuando me en -
teré de mi si tuación, me quedé turbada al ver que el embarazo ha bía cambiado mi vida de manera tan drástica”.
Ella necesita perdón, no condenación C uand o una hija ad olescente confiesa a sus pad res q ue está embarazada, éstos generalmente reaccionan de manera condenatoria , aume nta ndo a sí los sentimientos de vergüe nza y dolor q ue la hija y a expe rimenta . Ésta es una reacción na tural, porque los pa dres tamb ién se sentirán decepcionados por este acontecimiento, y expresan su dolor recriminándola. Pero no podrán estar en condiciones sicológicas saludables para a yuda r a su hija ha sta q ue procesen su pérdida y dolor ca usad o por el emba razo de su hija . Los padres en estos casos deben asumir una actitud de perdón y no de conden a ción. Y esto es posible sólo si prestan má s ate nción a la persona y a su dolor que a la falta q ue ha cometido. En estos momentos la hija necesita amor, comprensión y perdón en luga r de sólo crítica y condena ción. Recuerden q ue q ueda r embarazada sin desearlo, puede ser el trauma más difícil que una a dolescente pueda e xperimentar en su vida . Ahora má s que nunca ella necesita la comprensión y consuelo de sus pad res.
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Ella necesita ser escuchada, no interrogada Generalmente los padres reaccionan con un interrogatorio y en una forma muy alterada. Esta actitud provocará, posiblemente, q ue la hija a suma una a ctitud de d efensa y a sí se inicie una discusión donde na die escuche y d onde todos quiera n exponer o defender sus posiciones. Este tipo de comunica ción no promueve el entendimiento sino q ue a umenta el desacuerdo. En estos casos, es recomend a ble q ue los padres eviten el interrog a torio y má s bien gua rden silencio. Esto demostrará a su hija q ue tienen interés de escucharla. Si los padres se controlan en esta etapa, entonces su hija espontáneamente, y cuando esté lista, les dirá los deta lles de l incidente. Es importante que ella hable sobre su experiencia, sin forzarla a hacerlo. Necesitará tiempo para poder hablar sobre experiencias dolorosas y recientes.
Ella necesita amor, no rechazo Es muy común que frente a la hija adolescente embarazada, los pad res asuma n una actitud de rechazo. Un pa dre decía en consulta: “Usted no esperará que yo abrace y bese a mi hi ja después de la inmoralidad que ha cometido”. Esta a ctitud equivoca da cae en el error de suponer que a ma r a la hija e n esta situa ción es acepta r su conducta inapropiad a . Los padres necesitan recordar que su tarea no acaba en el momento en que se sienten averg onzados por una falta cometida por su hija . Por el contrario, es en ese momento q ue deb en de mostra r sus habilidades y su amor de pa dres. Finalmente, muchas adolescentes terminan con un embarazo no d e s e a d o p o rq u e h a n e s ta d o b u sc a n d o a m a r y s e r a m a d a s , a u n q u e de una manera equivocada. ¿Será que en casa no se han sentido a ma da s? De ser esto cierto, entonces los pa dres tamb ién tienen a lguna responsabilidad en lo sucedido. Una jovencita decía: “Yo quise tener un hi jo para amarlo y no mal tratarlo como mis padres hacen conmig o”. Ésta es una a ctitud vindicatoria muy común en jóvenes que se ha n sentido a busada s de una u otra ma nera por sus padres.
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Ella necesita orientación, no presión por su futuro Algunos padres reaccionan exigiendo a su hija que se case con q uien la emba razó. Esta es una solución muy rápida y simple pa ra un problema muy complejo. La v erda d es q ue las investig a ciones demuestran que la mayoría de parejas jóvenes que fueron obliga da s a casa rse debido al emba razo, viven una vida conyuga l muy conflictiva y generalmente terminan separándose. Es importan te recordar q ue un error no se soluciona cometiendo otro error. Un emba razo no d esea do no se soluciona con un ma trimonio prematuro. Éste es el momento en que los padres deben asumir una actitud objetiva , poniendo de lado sus propios sentimientos de verg üenza y desilusión. Ahora es cuando se debe planear para enfrentar el futuro. Ya q ue desd e la óptica cristia na el ab orto no es una opción, su hija tiene la a lternativa d e ca sarse a la fuerza, sa biendo q ue ésta es una relación que probablemente no perdurará, o quedarse soltera a sumiend o la responsab ilidad de ser una ma dre sola . Éstas son decisiones difíciles de toma r y es a q uí donde se pone a prueba la sab iduría y el amor de los pa dres. Ellos no deb en de cidir por su hija, sino acompañarla en este periodo de decisiones importantes. Que una hija lleg ue a ca sa emba raza da es un problema complejo. Se a fectan la vida de la a dolescente, la de su pa reja , la de su bebé en gestación, la de su familia y la de sus amistades. Ella se sentirá avergonzada y este sentimiento le durará años; se sentirá diferente a sus amistades y a lgunas veces pretenderá ignora r su pasado. Pero todos estos sentimientos no son los que deb iera n ser experimentados por una futura mad re. Es un ma l comienzo q ue desde ya afecta la sa lud emocional de la ma dre y del bebé en g estación. Los padres pueden evitar que ocurra esto aprovechando la oportunidad para darle apoyo total, restaurarla y discipularla en el a mor de Cristo. La respuesta que den los padres a su hija embarazada es clave. Los sentimientos de d olor en la joven será n me nores si sus pad res le responden considerándola má s a ella y a su dolor que a su falta y a l qué dirá n. Después de todo, “el que no ha pecado que tire la pri mera piedra”.
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Reflexión La iglesia está llamada a modelar el ministerio del perdón y restauración de la persona caída. Las familias cristianas necesitan modelos concretos sobre cómo restaurar y perdonar a una persona ca ída. Si se vive esta expe riencia en la iglesia , entonces podrá ser llevad a tam bién a l contexto familia r. Es importante q ue la iglesia y las familia s cristia na s asuma n posiciones sabias. Los sicólogos, por un lado, muchas veces asumen una posición demasiado condescendiente con el pecado. La iglesia , por el otro, a sume una posición muy ríg ida y punitiva . No es saluda ble da r al problema un tra tam iento superficial; es má s recomendable tratar el hecho entendiendo el contexto total. Recuerden q ue perdonar no significa acepta r las a cciones equivocada s.
Recomendaciones Las estadísticas en nuestro país proporcionan datos alarmantes del porcentaje de adolescentes embarazadas. Las congregaciones de fe necesitan abrir espacios para acoger a cada una de estas madres solas.
PARA LA IGLESIA
1. Inviten a un sicólogo o sicóloga profesional, preferiblemente con experiencia en el tema. 2. Participen en trabajo grupal, padres e hijos. 3. Construyan compromisos, tanto dentro del hogar como en la comunidad de fe. 4. Hagan seguimiento de casos específicos.
Metodología 1. Busquen una sicóloga o un sicólogo que pueda dar una pequeña charla sobre el tema. Pídanle que utilice ayudas audiovisuales y prepare un cuestionario o evaluación que sea aplicable tanto a la joven como a sus padres. 2. Hagan de la reunión algo vivencial. Dará mejores frutos que la simple exposición. La presencia de los padres y su participación abrirá espacios importantes de comunicación. Hay un ingrediente fundamental: la comprensión. Si añaden una buena dosis de ternura y humor, Dios bendecirá este acontecimiento.
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3. Preparen con anticipación pequeñas cartitas en las cuales escribir los compromisos que se cumplirán tanto en el hogar como en forma personal. Una de las cartas, dedicada a una joven embarazada (si hubiera), puede estar adornada de varios colores, o con dibujos. Escriban en ella una promesa relacionada con el amor incondicional de Dios. Asegúrense de que estos compromisos sean comprendidos y perfectamente aceptados. 4. Una de las cartas dedicada a una joven embarazada (en el caso de haberla) debe ser cuidadosamente elaborada, así ella sentirá aprecio y amor. Escriban en ella una promesa relacionada con el amor incondicional de Dios. 5. Pidan la colaboración de un matrimonio sólido que pueda hacer el seguimiento y acompañamiento del proceso de embarazo de una joven. Cuiden y rodeen a la joven con una atmósfera de amor y auténtica preocupación. Es una época en que puede ser discipulada para crear en ella una visión saludable de la vida. 6. Recuerden también ayudar a preparar no sólo la llegada del bebé, sino también los trámites relacionados con su registro de nacimiento. Aspecto fundamental es la presencia del padre, su relación con el bebé y aún la inclusión de la familia paterna en relación con los derechos del menor. 7. Las leyes de amparo para los niños, es tema que debe abordar la Iglesia, por lo tanto hagan uso de ellas.
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“Mi padre fue abusado en su niñez”
UNA SEGURIDAD
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. 2 Corintios 5:17
(El secreto q ue mu chos homb res evita n confesa r)
—La persona que más aborrezco es mi padre, —dijo Luis, DE LA en un momento en que recordó el ultraje sexual que su VIDA progenitor había cometido contra él—. Al casarme, dejé REAL mi pueblo para evitar cruzarme en la calle con él. Espero perdonarlo algún día, pero mi corazón aún sangra. Cómo quisiera que él hubiese sido diferente. Hoy tengo un hi jo y lo voy a cuidar para que nadie lo maltrate o abuse. Los recuerdos de mi pasado me atormentan y a veces hasta evito ser cariñoso con mi hijo. No confío en nadie. Menos mal que mi esposa me comprende, fue ella quien me animó a buscar asesoramiento sicológico.
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E
n nuestra sociedad machista, el varón es presentado como un individuo autosuficiente, capaz de protegerse solo. Socialmente es inaceptable que asuma una posición de víctima. Ésta es una de las razones por las cuales los varones adultos evitan ha blar del tema cua ndo ha n sufrido victimización sexual. El varón ha sido socializado para no llorar, para no expresar sus sentimientos má s profundos, para n o mostra r su lado d ébil, ya q ue esto supuestamente negaría su identidad varonil.
El rol de víctima ha sido a socia do comúnme nte con la mujer. Pero esta distorsión del rol del varón lo limita para recuperarse de su trauma porque se le exige silencio, olvido y negación. “Después de todo” , se cree, “él es un hombre, es él quien debe proteger a
las mujeres y a las personas débiles; él tiene que evi tar mostrar a los demás que fue también víctima alg una vez”. Así, estas expectativas sociales provocan que el varón guarde en secreto el recuerdo d e su victimiza ción sexua l, trunca ndo su proceso de recuperación y creá ndole confusión en su vida individua l, fam iliar y socia l.
Es mejor hablar que callar A Luis le costó mucho traba jo poder ha blar sobre su expe riencia de victimización sexual. Fue luego de varias sesiones que pudo da rse cue nta del b eneficio de libera rse de los prejuicios sociales e iniciar a sí su proceso de sa nida d. Él escogió reconocer su dolor y ha blar en luga r de neg a rlo y pretender que no existía . Esta actitud es clave en el proceso de recuperación, pero se req uiere de firmeza y va lentía para lograrla.
Abusar o sobreproteger La cond ucta y sentimientos que Luis expresó son muy comunes en pad res que ha n sido víctimas d e a buso sexua l en su infancia. El temor de que el mismo evento pueda suceder a sus hijos es una preocupación muy natural, pero aquello afecta su forma de relaciona rse con sus propios hijos e hijas. El padre abusado tiene dificultades en expresarles cariño. Teme a cercarse física mente a ellos, piensa q ue esta intimida d pued e llevarlo a una conducta seductiva y termina evitando ser afectuoso. Ha asociado cercanía física con abuso sexual, lo cual no es siempre cierto.
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Otros pad res abusad os asumen una conducta sobreprotectora, duda n de cua lquier ad ulto y evitan dejar a sus hijos solos. Esta a ctitud tranq uiliza a l padre a busa do, pero ta mbién limita en sus hijos el desarrollo de la a utonomía q ue éstos necesitan.
Identidad confusa y su efectos como padre Equivoca da mente, nuestra socieda d ma chista a socia un a cto homosexua l con homosexualida d. A Luis le costó mucho tra ba jo entender que fue víctima de un acto homosexual forzad o, y q ue este evento no ca mbiaba automá ticamente su orientación sexual. Esta confusión sobre su iden tida d sexua l es muy común en el varón sobreviviente de un abuso sexual por otro hombre. Generalmente la confusión y la falta de información adecuada le hacen creer que no sólo él, sino también sus hijos, podrían llegar a ser homosexuales. Este temor infundado provoca q ue el padre ab usa do exija de ma nera exag erada que sus hijos varones asuman una conducta “ varonil” . Por ejemplo, envían a sus hijos a cla ses de fútbol, b oxeo, kara te, mecánica, carpintería, etc., creyendo que así evitarán que sus temores se ha ga n rea lida d. Otros reprochan a sus hijos por ser “ falderos” y luchan por evitar que se apeg uen dema siado a la mad re.
Los sentimientos y sus efectos en la paternidad El adulto sobreviviente de un a buso sexua l experimenta una serie de e mociones intensa s q ue mucha s veces interfieren en su rol de padre. Es muy común que tenga momentos de cólera, irritabilida d, tristeza , optimismo, etc. Luis, por ejemplo, mencionab a q ue su hijo y esposa vivía n a temorizados debido a su inestabilidad emocional. Decía:
“A veces quiero estar solo, otras acompañado. También siento una cólera inmensa contra todos y contra todo, pero lueg o cambio y soy cariñoso. Con razón mi hijo no sabe cómo actuar cuando estoy en casa”. Es normal que el adulto sobreviviente de un abuso sexual experimente d iversas emociones. Ésta s son consecuencia de la herida interna q ue pide ser sana da. Es de suma importa ncia ha blar con una persona d e confianza y m ucho mejor si es un profesional en el ca mpo de la sa lud menta l. Las emociones atrapa da s deben ser expresada s a propia da mente, pues cua ndo se las reprime o no se procesan sus causa s, surg en en momentos y en ma neras da ñina s.
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La recuperación es posible La recuperación es una realidad y está al alcance de quienes la busca n. El traye cto no es fácil, pero la a yud a profesiona l podrá fa cilitar dejar atrás esa sombra y liberar al adulto atormentado. Éste aprenderá a mira rse de una ma nera distinta: a no verse como culpable, a perdonar y a perdonarse y a llegar a ser el individuo, esposo y pad re que siempre se desea ser. Es doloroso hab er sido ab usad o sexualmente. Es a ún má s doloroso sentir dolor y no pode r expresa rlo. Pa ra el va rón éste es un dilema que necesita confrontar. Tiene que escoger entre seguir las expecta tivas socia les, ca lla ndo y pe rpetuand o su dolor, o escoger la sanidad personal, hab lando d e su victimización, tra ba jand o su recuperación y libera ción. Es importante a clarar q ue las breves reflexiones de e ste capítulo no rempla za n el asesoramiento sicológ ico que estos casos requieren. Si usted se siente a g obiad o por una experiencia similar, aconseja mos q ue consulte con un sicoterapeuta o consejero fa miliar.
Conflictos experimentados por adultos víctimas de abuso sexual en su niñez No todos los varones ad ultos que fueron víctimas de a buso sexual en su niñez experimentan los siguientes síntomas. Cada persona reacciona de una manera diferente; sin embargo, la siguiente lista enumera los conflictos má s comunes: · · · · ·
Ansie d a d D e presión B a ja a utoestima Verg üenza Te mor
· Insomnio · Amnesia · C ond ucta viole nta · D ificulta d es se xua les · C ond ucta com pulsiva
La familia es el único sistema huma no q ue puede a lberga r y ma ntener el medio más saluda ble para el varón abusa do sexualmente en su infa ncia. Es el espa cio en el cual se pueden recrea r muchas vivencia s; sólo a llí se puede te ner la oportunida d d e vivir otra vez, sin necesidad de sufrir un nuevo dolor. Para ello está el acompañamiento que cada miembro de la familia puede hacer si se lo proponen y toman la iniciativa.
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Preguntas • • • • •
¿Qué ¿Qué hac hacee una una pers person onaa ansi ansios osa? a? ¿Qué ¿Qué es el autoe autoesti stima? ma? ¿Cómo ¿Cómo mejo mejorar rarla? la? ¿ A qué qué se se refie refiere re una una cond conduct uctaa violen violenta? ta? ¿Qué ¿Qué se entien entiende de por por una cond conduct uctaa compul compulsiv siva? a? Lean Salmos Salmos 3:5 y explique expliquenn por por qué esa prome promesa sa es realid realidad. ad.
Recomendaciones para la persona abusada Ninguna persona, a excepción de usted, puede recuperar la imagen perdida por un acontecimiento de esta naturaleza. Mientras más rápido se enfrente a su realidad, más beneficios obtendrá.
PARA LA FAMILIA
1. Busque ayuda profesional y pastoral y persista en su terapia. 2. Su hogar es el mejor sitio para crear su nueva imagen. 3. Acepte la bondad del proceso y cobre ánimo.
Metodología 1. Acepte que usted no tiene todo el control sobre su problema y decida recurrir a la ayuda de un profesional junto con la de su pastor. Recuerde que usted es la víctima y no quien causó el acontecimiento. Hable honestamente de sus temores, pensamientos y conducta. Reclame su identidad sexual. Lo ocurrido con usted no lo convierte en homosexual. 2. Acérquese a sus hijos. Puede hacerlo, hacerlo, la cercanía física no implica abuso sexual. Necesita reconstruir tanto su imagen como sus relaciones. El tiempo es un factor importante i mportante y decisivo. 3. Con ayuda de asesoramiento sicológico, confronte a quien lo abusó. Perdone y perdónese a usted mismo, comience una vida nueva. El perdón es incondicional tanto para usted como para el agresor. El camino para andar en el perdón comienza con usted y su relación con el Espíritu Santo.
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“¿Puedo traer a mi enamorado ac cas asa?” a?”
PARA LOS PADRES
“Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes...” Tito 2:6
(Ena mora miento juven juven il y relaciones fa miliares) miliares) Mami, quiero que sepas que me veo con un muchacho desde hace tiempo...
—Mamá, yo ya soy mayor y quisiera que Gerardo venga a buscarme a la casa. Sí, él es mi enamorado, no tenemos por qué estar viéndonos a escondidas. Yo quisiera contarte sobre él, sobre cómo me siento al tener mi primer enamorado, pero esto sólo puede ser si tú aceptas nuestra relación. Sólo entonces podré hablarte con toda libertad y confianza.
DE LA VIDA REAL
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C
uando la hija se convierte de niña en mujer, provoca una serie de sentimientos confusos en los padres. A ellos, que por muchos años se acostumbraron a ver a su hija como una pequeña que dependía exclusivamente de ellos, ahora les cuesta mucho trabajo reconocer que su niña ya ha iniciado una nueva eta pa de su vida vida .
Al comienzo, es muy muy posible que se ha g an b roma s sobre sobre el camb io y hasta lo miren con agrado. Al verla ocuparse más de mejorar su apariencia, escucharle hablar que le gusta tal o cual chico y verla cómo pasa hora hora s frente frente a l espejo, espejo, tal vez la la familia familia ha g a bromas sobre la la “ nueva perso persona na d e la famili familia” . Sin Sin embargo, a medida medida que la “ hiji hijita” , converti convertida da en mujer, mujer, se ha ce presente presente en forma má s notoria ria y reclama ser trata da en forma d iferente, iferente, surgen surgen las tensiones tensiones en la familia. familia. Decir q ue la la hija hija es una “ romántica romántica e mpedernida mpedernida ” es muy d iferente ferente a verla verla a ctuar y dejarla dejarla q ue viva su empedernido empedernido roma nticis nticismo. mo. Ésta es la parte má s difícil difícil pa ra los padres. ¿C ómo actuar cuand o la hija hija recla recla ma q ue se le reconozc reconozcaa su derecho a tener su primer enamorado? ¿Cuál debe ser la actitud de los padres frente a su deseo de traer al chico a la casa? Algunas veces, la la reacción de los pa dres es nega r el ca mbio que ocurre ocurre en la hija hija para evitar evitar tener que lidia lidia r direct directaa mente con las dema nda s que requiere esta nueva etapa. En otras ocasiones, los padres reconocen conocen y a ceptan el ca mbio y se esfuerzan esfuerzan por ca ca mbiar el trato trato q ue da n a su hij hija, q ue ahora y a no es una niña sino sino una mujer. mujer. Infortunadamente, los profesionales clínicos ven a menudo en consulta cuán duros de aceptar son los cambios en la familia. Es má s fácil seguir vivi viviendo endo ba jo pauta s de conducta ya establecida establecida s, q ue provocan menos tensión por ser conocidas, conocidas, q ue a cepta r el reto de entablar nuevas pa utas. Pero ha y q ue decir q ue las reg reg las sirven sirven mientras mientras éstas responda n a la e tapa pa rticular rticular en que se encuentre la la fa milia. milia. Perpetuar normas en forma mecánica provoca rigidez y estancamiento en el crecimiento crecimiento individua individua l y fam iliar. iliar.
La función de los ritos de pasaje Cada cultura, generalmente, establece actividades especiales o “ ritos ritos de pasaje” para hacer evidente la la tra tra nsici nsición ón de una persopersona de una etapa a otra otra en su cicl cicloo vital. vital. Por ejempl ejemplo, o, en alguna s sociedades tribales, los varones y mujeres al cumplir los 13 años son obligad obligad os a a ba ndonar sus casas y familias familias para convivi convivirr en grupo en la la d enominad enominad a “ casa de solter solteríía ” . Este Este cambio de resi res idencia, acompañado de una serie de actividades muy particulares, son son una expresión expresión y reconocimiento reconocimiento colectivo colectivo de la nueva eta -
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pa de vida que inicia este grupo. Posteriormente, este grupo es presentado en una ceremonia pública, donde se declara que ya son personas q ue dejaron la niñez y q ue son reconocida s como a ptas pa ra tener pareja. En nuestra cultura latinoamericana, la “ fiesta de los quince años” sería el equivalente de este rito de pasaje que públicamente acepta un ca mbio en el ciclo vital de una a dolescente. Ella ha dejado de ser niña e ingresa en el mundo semiad ulto; es ahora una mujer. Es interesante q ue los camb ios q ue experimenta el cuerpo de la a dolescente tamb ién evidencian q ue ella ya no puede ser trata da como una niña . Sin emba rgo, hay tensión cua ndo los pad res tratan d e minimizar e l sign ifica do d e los camb ios y la hija , a su vez, trata de exage rarlos, ta l vez con la intención de ha cerlos má s evidentes pa ra a firmar su nueva identida d y conseguir que le traten diferente. No es saluda ble, ni justo, q ue sólo la q uinceañe ra ca mbie. El ca mbio de ella deberá estar acompaña do por el de sus pad res. Los padres están llama dos a reeva luar sus roles y el tra to a su hija , cam biando d e a cuerdo con el nuevo momento en q ue se encuentra . El efecto del rito de pa saje (q uinceañe ro) deb erá ser evidente y a fectar no sólo a la hija sino tam bién a los pa dres.
En busca del amor “Ya te dij e hija, por mi parte, yo preferirí a que traig as a G erardo a la casa ya que es tu primer enamorado, pero no creo que a tu padre le ag rade la idea. N o creo que él esté preparado para esto todaví a”. La hija reaccionó inmediatamente diciendo: “Es cierto, él todavía me quiere seg uir tratando como una niñita, no lo soporto”. Diálogos como éstos son muy comunes en esta etapa de transición. Al pa recer, las ma dres muestra n una a ctitud má s empática y flexible frente a los cambios de sus hijas. En algunos casos, esto se debe a q ue las mamá s está n má s cerca de sus hijas y son conscientes de los cambios que están ocurriendo. En otra s ocasiones, la existencia de una b uena comunicación entre ellas h a permitido q ue la hija cuente sus primeros sueños románticos. De esta ma nera, la mad re ha a compaña do a la hija en el inicio de su primera búsqueda de a mor o experiencia romántica. Por el contrario, los papá s alguna s veces viven má s aleja dos de las intimidades d e sus hija s y cua ndo se enteran d e q ue tienen ena mora do, no lo pueden acepta r porque no han a compaña do de cerca los camb ios ocurridos en ellas.
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Pero, ¿son los papás realmente indiferentes a los cambios que la hija experimenta? Ver que la niña, a hora mujer, a nda en busca d el amor provoca hasta escalofríos en los papás, quienes temen que su hija realice una ma la elección. Una s veces, es el gra n amor que el papá tiene hacia ella lo que le empuja a trata r de d ecidir por ella o trata r de sobreproteg erla . Sin emba rgo, na die aprende por la experiencia de otra persona. En la vida hay q ue caer para a prender a levantarse y evitar caer la próxima vez. Otras veces, el papá ha vivido una juventud muy intensa y su propia experiencia le ha ce proyectar en sus hija s la desconfia nza q ue tiene a los hombres. En este ca so, el papá tra nsfiere sus experiencias a la vida d e su hija , q ue no es responsable d e si él eng añó y aba ndonó a mucha s de sus enamorada s, en su juventud. Lo importante en estos casos es que los padres deben hacer una diferenciación entre sus propia s experiencias y las q ue su hija tiene q ue vivir para q ue ma dure por sí misma en el pla no emocional y a fectivo. Com o pad res, ha y q ue facilitar el crecimiento de la hija y n o su estan ca miento debido a la sobreprotección. Cuidar no significa privar a la hija de experiencias sociales que contribuirán a que aprenda a desenvolverse con el sexo opuesto e n fo rm a a d e c u a d a .
Enamoramiento temporal o permanente C ua ndo la hija ha iniciado sus primeras experiencia s romá nticas, las vive en una forma tan intensa q ue a menudo cree q ue será n de carácter permanente. A su vez, los padres intentan desanimarla con la intención de evitar q ue involucre dema sia do sus sentimientos, especialmente si consideran que el enamorado no es el ideal q ue ellos tienen pa ra ella. En este encuentro de expectativas diferentes, se dan constantemente d iálogos como éste: “Ya se te pasará hija, el tal G erardo no
te conviene. S eg uro que es algo pasajero; después de todo, recién lo has conocido”. “Pero mami”, contestará la h ija , “si él es justo lo que yo siempre he esperado en un chico. Es muy romántico, ale g re y divertido”. Los padres necesitan aceptar que para la hija esa relación es algo permanen te y que esta pe rcepción le da a e lla la seg uridad e mocional y afectiva q ue desea experimentar. La ta rea en esta etapa es evitar la sobreprotección expresada en una preocupación exagerada por la hija , a tal punto q ue no se le permita vivir ni logra r la a utonomía q ue está comenza ndo a a dq uirir. La sobreprotección evita rá que ella desa rrolle su identida d d e mujer que inicia su propia vida .
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Al a cepta r a su enam orad o y así decírselo, ella sab rá el valor q ue tiene como mujer, y a prenderá a rela cionarse con el sexo opuesto, a entend er sus propias emociones, incluido lo q ue significa estar enamorad a. Las emociones son espontánea s, no pueden ser impuestas ya q ue son respuestas a un a complejida d de estímulos externos, combina dos con el mundo interno de la pe rsona . Es recomend a ble q ue los padres estab lezcan ciertos límites o normas neg ocia bles para da r un marco de referencia a la vivencia romá ntica q ue inicia la hija. Las normas a yuda n a da r cierta cla rida d sobre lo permitido y no permitido y a las consecuencias q ue ven drá n cuan do no se la s respete. Otra función de las normas es ay uda r a la hija a tener material de neg ociación y respaldo en su trato con el ena morad o. G enera lmente, los ad olescentes detesta n las normas, pero al mismo tiempo les da cierta firmeza y clarida d en esta e tapa de su vida , la cua l tiene cierto nivel de inestab ilidad . Es tamb ién útil e importante e vitar rig idez en e l tra to con la hija . Ha y rigidez en la familia cuand o ésta no q uiere cambiar la forma s aprendidas de hacer las cosas aunque dichas costumbres ya no cumplan un pa pel sa ludab le en el desenvolvimiento de la vida fa miliar. Por ejemplo, si la hija a ntes se a costaba a las nueve d e la noche, ahora q ue tiene su enamorad o también se le exige q ue se a cueste a la misma h ora. La a ctitud ríg ida no reconoce los ca mbios que experimenta la persona ni facilita la flexibilidad requerida frente al nuevo momento que se vive. C omo pa dres es importante e vita r la sob reprotección, la rigidez o la excesiva liberta d. Los pa dres deb en ser fa cilita dores de au tonomía, de encuentro de identida d y de experiencias emociona l e s y a f e c t iv a s e n la h ija p a r a q u e é s t a l o g r e l a m a d u r e z p e rs o n a l n e c e s a r ia . Finalmente, los padres deben a compaña r a su hija, d and o ciertas normas y manteniendo una buena comunicación entre pa dres como pa reja y con ella .
Reflexión C a da hombre, cad a m ujer, experimenta en el transcurso de su vida , momentos únicos y a bsolutamente personales q ue se a nidan en el alma. Ese espacio íntimo no sólo debe ser respetado sino también enriquecido con palabras, actitudes y ejemplos de las personas que compa rten la v ida fa miliar.
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Recomendaciones 1. Mantengan una comunicación íntima con su hija, aún estando en desacuerdo con ella: escúchenla. Escucharla no significa aceptar todo lo que diga. Esperen el momento adecuado para darle su opinión sin que tenga sabor a sermón.
PARA LA FAMILIA
2. Hablen sobre sus experiencias de cuando ustedes tuvieron sus primeras relaciones románticas. Esto facilitará acercamientos intergeneracionales. 3. Dialoguen y construyan, en forma conjunta padres e hija, algunas normas. 4. Evidenciar la unidad del matrimonio, mantenerse unidos en los acuerdos y vigilar el cumplimiento de los mismos, dará seguridad a la relación de la hija. Ella tiene un modelo a seguir.
Metodología 1. Busquen un momento apropiado, puede ser una noche, un fin de semana o luego de un día tranquilo. Inviten a tomar a su hi ja un café o un refresco e inicien la conversación con algo anecdótico o novedoso. Luego escuchen.... 2. Al hablar de sus experiencias personales, cuiden de no ser héroes/heroínas o de mitificar las acciones (hacerlas más grandes). La sinceridad y honestidad en este caso es fundamental. 3. Para establecer las normas relacionadas con visitas del enamorado o salida fuera de casa, propongan cubrir las necesidades emocionales de la chica, acordando por escrito: horarios, comportamiento deseado, permisos previos, etc. Habrá situaciones en las cuales negociar y en otras no ceder. Determinen así mismo las consecuencias del incumplimiento de los acuerdos. 4. Discutan primero en pareja los desacuerdos que tienen sobre el romance de su hija y luego presenten a la hija, en forma clara, los acuerdos a los que llegaron. Tanto el papá como la mamá deben evitar formar una alianza personal con ella (unilateral) porque esto finalmente les quitará la autoridad como padres (papá y mamá deben estar juntos en toda decisión). Nota: Si la familia de la joven está constituida por una madre sola (soltera, viuda, separada o divorciada) pida ayuda y respaldo de un matrimonio sólido y con experiencia en estos casos.
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“¿Por qué hueles esa funda?”
UN MANDATO
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. Romanos 12:1
(Funda s y susta ncias inha la ntes: una combina ción fata l)
DE LA VIDA REAL beza y pensó:
Eran las 9 de la mañana de un día veraniego. César se dirigía a su esquina conocida donde vendía dulces. A sus 13 años era casi independiente. —Quítate del paso muchacho, deberías estar en la escuela, —le gritó un chofer acalorado—. César bajó la ca-
—Verdaderamente me gustaría poder ir a la escuela como los otros niños, pero mis padres me pegarían si no vendo los dulces y no les llevo dinero para los gastos. De pronto, su pena se esfumó: su amigo, que también vendía en esa esquina, le invitó a “fundear”. Para ellos, oler gasolina o “fundear” era más placentero que vender dulces. Todavía no distinguían que como experiencia era realmente muy amarga.”
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L
a iniciación al consumo de drogas ocurre a una edad cada vez más temprana . Si en las décad as pa sada s el consumo comenza ba a los 18 a ños, ahora suced e a los 12 ó 13. Este hecho es realmente alarmante considerando q ue es justamente en esta ed a d q ue las persona s se encuentra n en pleno desa rrollo o en plena ad olescencia. Lógicamente, el ab uso de drogas en esta etapa repercutirá deteriorando el sistema biológico y sicológico de q uienes la s usen. El consumo de droga s es un problema q ue se suscita en toda s las clases sociales. Sería injusto persistir en el engaño, que algunos q uieren aún perpetuar, de q ue la clase d esposeída es la única responsab le de comercia liza r y consumir droga s en gran e scala . Ésta es sólo una pe rspectiva distorsiona da de la rea lida d. Es común en el ser humano buscar “ chivos expiatorios” para carga r culpas y evitar comprometerse en cambiar una realidad que a todos nos compete a sumir.
¿Qué son los inhalantes? Los inha lantes son substa ncias volátiles q ue se a spiran por las fosas nasa les. Son las droga s más ba ratas y má s accesibles para los menores de edad. Generalmente se pueden adquirir en ferretería s, farma cias o ga solinera s. De bido a su ba jo costo y fácil a cceso, los inhala ntes han llega do a ser las d roga s de ma yor popularidad entre los menores de eda d. Lo que ellos desconocen es que estas substancias tóxicas que les ad ormecen y les hace sentirse ma reados tamb ién les puede ca usar serios problema s con el cora zón y el cerebro q ue pued en lleva rles a la muerte. Los inha lantes se hicieron muy populares en la d éca da de los 60. El inhalante más conocido era el pega mento de za patero (cemento de contacto). Actualmente ta mbién se inha la g a solina, thinner , éter, pintura, be ncina, etc.
¿Quiénes consumen inhalantes? Los menores de edad y adolescentes son los que generalmente consumen inha lantes. Su fá cil a cceso y su ba jo costo los convierte en muchos casos en “ droga s de iniciación” . Para ad q uirir estas sustancias no es necesa rio ser ma yor de eda d ni poseer mucho dinero. Principalmente, pero no exclusivamente, son los varones q uienes consumen estas drog a s. Algunos lo hacen por curiosida d y otros por ab urrimiento. Alg una s veces tam bién se usan como un
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recurso pa ra elimina r ciertas tensiones o pa ra e xperimenta r sensaciones q ue no se logra n en sa no juicio. El ca so de C ésar es muy común: su hog ar es la ca lle y su fa milia son sus amigos q uienes también se ga nan la vida vendiendo dulces. “ Fundea r” , o sea colocar alguna de estas substancias en una funda plástica para luego olerla s, es un medio de decir: “La vida que me imponen no me satisface”. Aunq ue es difícil seña lar culpables, todos compartimos cierta responsabilidad por este problema. En otros casos, no es la esca sez de recursos económicos y la s limitaciones lo q ue motiva a un muchacho a consumir inha lan tes. El ca so de Edua rdo era totalmente diferente a l de C ésar. Sus pad res eran profesionales q ue permanecían todo el día en sus traba jos y luego supervisa ndo los negocios que cad a uno ha bía e mprendido. Cuando los padres se enteraron de que su hijo Eduardo experimentaba con drogas volátiles, no podían explicarse por qué. Fue luego d e va ria s conversaciones q ue el hijo finalmente les dijo: “Yo
siempre pensé que sus neg ocios eran más importantes que yo. N unca me ha faltado nada, es cierto, pero siento que aún me fal ta su pr esencia y amor”. Al pa recer Eduardo en contró el ca lor q ue no encontraba en su casa en una funda de gasolina, aunque en a q uella a bunda ba n los recursos materiales.
¿Cuáles son los peligros de usar inhalantes? C uand o se usan inhalantes, la s substa ncias tóxicas a bsorbidas llegan rápidamente al torrente sanguíneo, la razón por la cual su efecto es ca si inmed iato. Los pelig ros del uso de e stas drog a s son tam bién múltiples: • • • • • • •
In su fic ie n c ia c a r d ia c a y m u e rt e p or so fo c a c ió n P érd id a d e peso D e te rio ro d e la c a p a c id a d v isu a l D e te rio ro d e la m e m oria Tra s to rn o s h e pá t ic os Tra s t o rn o s n e rv io so s C o m po rt a mie nt o a g r esiv o
Estas sustancias volátiles aceleran el ritmo del corazón y esto provoca sofocación. El pelig ro a ún es ma yor cuand o se usa una f u n d a p a r a i n h a la r l a d r o g a p o rq u e a u m e n t a e l r ie s g o d e m o r ir s o f oc a d o .
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Marihuana: ¿Hoja mágica? C ua ndo me la presentaron, me dijeron que sería m i mejor a miga , que me sentiría seguro al lado de ella. “N unca conocerás la sole dad si dejas que ella te acompañe”, decían. Ha sta me prometieron q ue con ella me sentirá realizad o y q ue mi vida entera cambiaría. En verda d mi vida ca mbió: dejé ha sta mi propia familia por ella . ¿C ómo pude ha cer eso? Ahora , lueg o de d iez años d e íntima am istad, la d etesto, me siento solo y enga ñad o. “M i vi da por diez años giró en torno a ella, a la marihuana” , decía Mig uel Áng el. La persona q ue desarrolla d ependencia hacia una droga vive solamente en función de ésta: “¿C ómo conseguiré el dinero para com -
prarla?” “¿D ónde la adquiriré? ” “¿Qué haré cuando se termine?” Estas preg untas rondan en la mente de un na rcodepe ndiente.
Las hojas d e la ma rihuana se secan, se desmenuzan y con el producto obtenido se enrollan ta ba cos para fumar. Contraria mente a la s idea s que tienen los jóvenes, la ma rihuana sí es una d roga da ñina. P roduce d a ños fisiológ icos y sicológ icos. Sus efectos va ría n desde la euforia y crea tivida d, ha sta la pasivida d y desinterés. El consumo de esta droga evita que las personas, especialmente a dolescentes, log ren un d esa rrollo sicosocia l ad ecua do. Es posible q ue en su vida ad ulta sea n ca taloga dos como irresponsables, inmaduros y apáticos. Esto sucede porque durante el consumo la persona no crece sicológicamente, pero aumenta su dependencia d e l a d r og a .
La controversia Los beneficios y perjuicios del uso de la ma rihua na ha n sido motivo de d eba te por muchos años. La comunida d méd ica, inclusive, no ha sido muy consistente en su posición. Algunos médicos la describen como una planta con usos medicina les, pero otros enfatizan los daños físicos y sicológicos que produce en quienes la usan. Algunos defensores de las propieda des de la ma rihuana a luden a su potencial terapéutico en casos de glaucoma, asma, cáncer, y ha sta es considerad o como un relajante m uscula r. Pero existen ta mbién numerosos estudios que señalan q ue el uso de la marihuana produce afecciones pulmonares, reproductivas, cardiovasculares y cerebrales. En la actualidad hay consenso en q ue el consumo de marihuana a fecta la memoria, crea un a letarga miento sicomotor y daña el sistema reproductivo e inmunológico.
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Preguntas • • • •
¿Pueden distinguir el olor de la marihuana? ¿Permanecen atentos a las pertenencias de sus hijos? ¿Conocen de verdad a los amigos de sus hijos? ¿Pueden conversar abiertamente del tema con los hijos?
¿Independencia o dependencia? Que la ma rihuana definitivamente provoca una dependencia sicológica e n sus usua rios, es un he cho de mostra do por los profesiona les clínicos. Por ejemplo Miguel Ángel contab a : “ Yo era un a persona muy tímida , pero al comenzar a fumar marihuana sentía q ue me soltab a. Ta rdé mucho en notar y a ceptar que cad a vez q ue asistía a un evento socia l, tenía q ue fumar” . Lo que Miguel Ángel no advirtió es que usab a la droga para escapar de un problema interpersonal. Es así como se va desarrolland o la dependencia sicológica. La persona q ue usa la d roga se ha bitúa a sus efectos cuando é stos le evitan los dolores sicológicos normales y espera dos en el proceso de desa rrollo de la vida. Fina lmente, la hierba q ue trajo falsos sentimientos de libertad llega a crea r sentimientos de esclavitud y depend encia , rea lidad q ue la persona ad icta prefiere ignorar fumand o. Así la cad ena se ha ce cad a vez má s la rga e interminable.
¿Inicio de un viaje o estancamiento? “A l ini cio me sentí muy bien; realmente creí haber descubierto lo mejor de mi vida. M e sentía fuerte, creativo, y hasta sociable”, decía M iguel Ángel recorda ndo sus inicios. Ésta es la eta pa conside rada como “ luna de miel” . En ella se experimentan sentimientos positivos y uno no e s toda vía consciente de los efectos nega tivos q ue vendrán a largo plazo. Muchos jóvenes se inician en el consumo de la marihuana pensand o que será a lgo pa sajero. Ta l vez un a migo invite a otro a fuma r un poco antes de ir a una fiesta: “Te sentirás bien” , le dirá. En otros casos una joven puede ser inicia da por su ena morad o. En este caso, el temor a q ue la ca taloguen de “ chica a nticuada ” , la motiva a acepta r la invitación.
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“M i vida y mi voluntad llegó a ser controlada totalmente por la hierba mág ica”, dijo otro joven, conta ndo su historia de a dicción. En un momento él olvidó sus idea les y sus metas pa ra da r paso al pensamiento q ue cad a día lo consumía: “¿Q ue haré hoy para con -
seg uir la hierba?”
“ Ella ” prá ctica mente le decía cuándo levantarse, cuán do acostarse, q ué hacer y qué no ha cer. “ Ella” le hacía sentir bien a costa d e no enfrentar la realida d de su vida, la cual quizás no le a grad ab a ver. Así terminó esta nca do, fuma ndo pa ra vivir y viviend o para fumar.
¿Creatividad o falta de motivación? Pa ra los profesiona les clínicos el uso de la ma rihua na sí provoca da ños sicológ icos. El síndrome a motivacional o de fa lta de motivación es muy común entre la s persona s que consumen ma rihua na . Es muy frecuente que un colegial o colegiala que consume marihua na pierda interés por sus estudios. La m a dre de M iguel Áng el decía, muy preocupada: “Mi hijo no era así, él siempre cumplía
con sus deberes pero ahora es como si hubi era perdido el interés por todo”. La juventud q ueda cautivada por los efectos mág icos de la ma rihua na pero no se les informa de la s consecuencias posteriores. La experiencia clínica demuestra que los usuarios terminan aumentando en apatía y desinterés y disminuyendo en capacidad para lleva r a ca bo plane s inmed iatos y med iatos. La disminución en la concentración es también notoria, al igua l que el a ba ndono de las tareas a cad émica s, escolares o laborales. Éstas son algunas de las razones por la cuales la juventud debe evitar esta a dicción. El fina l del viaje podría ser deserción escolar y, lógicamen te, llega r a ser un desemplead o en el futuro.
¿Crecer o vegetar? “¿Cómo es posible que llegara a amar a la hierba más que a mí mismo? M e dijeron que la podrí a usar cuando quisi era, pero real mente terminé si endo usado por ella. M e decía al oído, ‘N o te preocupes por las cosas i mportantes, más importante soy yo, fú mame y te lo comprobaré’”. Ésta era la conclusión a la q ue ha bía llega do M iguel Ángel. Recorda ba q ue salía de su casa con la idea de lleg ar a l colegio, pero luego de una pitada de marihuana, tomaba otra dirección. De p ro n to la a g e n d a q u e t e n ía e n m e n te c a m b i a b a y p a s a b a la s h o ras divag a ndo. Cua ndo el efecto de la d roga ha bía concluido, des-
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p e rt a b a a la r ea l id a d q u e n o h a b ía lo g r a d o h a c e r n a d a d e l o q u e tenía en mente a l comenzar el día. La hierba má gica ha bía cam biad o sus priorida des. Esto sucede porq ue cuand o una persona fuma marihuana , su sentido d el tiempo y el espacio se distorsiona n. Ésta es una sensación atractiva para quienes la usan. Sin embargo, la consecuencia es q ue viven momentos y etapa s de la vida de ma nera distorsionad a y fantasiosa, cuando necesitan afrontarlas y vivirlas en pleno uso de sus facultad es menta les, porque sólo así crecerán emociona l y socialmente. Este desarrollo es muy importante para interactuar en una forma mad ura y sa luda ble con las otras etapa s de la vida . Quienes se inicia n en e l uso de la ma rihuana están ha ciendo una decisión importante. Están escogiendo no crecer sicológicamente, vivir el presente sin pensar en el futuro. No crea en las fantasías q ue la ma rihuana le hag a experimentar. Ta mpoco crea las fa nta sía s que cuenta n q uienes la usan. Ellos viven en un mund o fantasioso y no ha n despertad o todavía a su triste y, a lguna s veces, irreversible realida d. Usted pued e decir no al consumo de la m a rihua na . Si lo ha ce, estará d iciend o sí a la sa lud personal y fa miliar.
¿Qué hacer? 1. Infórmense sobre los inhalantes y sus efectos. E d u q u e n a s us hijos de una manera adecuada al respecto. Informarles no es motivarles a q ue usen droga s. Ha y q ue educa rlos con ejemplo y conocimientos, para q ue pueda n decir no a las d roga s. 2. Esfuércense en proveer un ambiente hogareño donde satisfacer las necesidades materiales y emocionales de sus hijos. Re cuerden q ue lo importan te es el ejemplo y el amor. De na da vale vivir en un palacio si en él las personas se agreden constantemente. 3. Si los padres no quieren que sus hijos usen drogas, entonces tampoco ellos deben usarlas. Los hijos imitan la conducta de sus pad res. Si alguno de los padres consume droga s “ suaves” como tab a co y a lcohol, entonces es posible q ue sus hijos también las consumirá n. 4. El remedio puede ser peor que la enfermedad. Si usted es un joven de scontento con su vida y fina lmente recurre a la s droga s para “ pasa r un buen ra to” , es importante q ue tome conciencia de q ue el remedio puede ser más d añino que la enfermeda d. El
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mundo n ecesita de los jóvenes, de su crea tivida d, de su vitalida d y de su crítica. Protesten en una mane ra q ue contribuya a l mejor desa rrollo de sus propias vida s, la de sus familias y la de la socieda d de la q ue forma n parte. Recuerden q ue si “ fund e a r ” y a e s u n h á b it o, d e b e n b u sc a r a y u d a . C omo primer pa so hab len con a lguien que les entienda y les pueda ay uda r. Esfuércense cada día en decir no a l deseo de usar la droga. A medida que pasen días sin consumirla, estarán reconq uistando su vida y ad q uiriendo la libertad pa ra la cua l han sido crea dos. Recuerden q ue cad a día tendrán la oportunida d de decir sí o no a las d roga s. Su respuesta d emostrará el interés q ue tienen en su persona y en su futuro.
Reflexión Las pa labra s sabia s son como melodía a los oídos. “Como miel de panal” en la boca. Una buena conversación, clara, sin prejuicios ni condenas, puede abrir las puertas del corazón más necio. Los padres, los amigos, los hermanos de la fe que obran de este modo, llevará n luz y a legría a cualquier drogodependiente. La iglesia necesita a brir sus puertas a una realida d muy cercana a ella. Con sensibilidad y derroche de creatividad se puede reconq uistar la vida d e los jóvenes en necesida d.
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Recomendaciones 1. Reúnan información de instituciones especializadas en el tema. PARA LOS JÓVENES
2. Seleccionen el material en un grupo maduro de jóvenes. 3. Realicen afiches (10 a 15) con una sola idea a la vez. 4. Reproduzcan en acetatos u otro medio la información escrita y junto con los afiches úsenla para trabajar con diferentes edades en la Escuela Dominical.
Metodología 1. Acérquense a los Centros de Salud de la localidad para conseguir material impreso como hojas volantes, folletos y videos. Serán de gran ayuda. 2. Seleccionen el material en tiempo apropiado. Traten la información con criterios prudentes y atinados. Reúnan el material y agrúpenlo por temas como: Marihuana, hoja mágica; ¿Qué son los inhalantes?; Vivir o sobrevivir, etc. (los subtemas de este capítulo). Esto facilitará la organización del contenido. 3. La realización de los afiches dará oportunidad para evaluar la calidad de la información que hayan puesto en cada uno. Además proporcionará espacios ideales para la reflexión de los participantes. 4. Reúnan a los maestros de la Escuela Dominical para dar a conocer el trabajo realizado. Los jóvenes pueden visitar cada una de las clases para compartir el conocimiento adquirido y fortalecer nuevas actitudes. 5. Busquen más información de videos. Evalúen y seleccionen nuevo material. La amenaza de la dependencia de las drogas es permanente, por lo tanto el trabajo de educación también lo debe ser.
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“No pasa nada con probar” (El pelig roso mund o d e la s droga s)
UNA RECOMENDACIÓN
“Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas”. Proverbios 1:10
Como les dije, sólo lo probaremos una vez...
DE LA VIDA REAL
“Paren al mundo, que me quiero bajar”, decía una canción muy escuchada en los años 60. Realmente la juventud actual sigue teniendo esta misma sensación.
Los jóvenes de hoy no ven al mundo como un lugar de paz y armonía y prefieren no ser parte de él. Consumir drogas es para la juventud una manifestación de descontento frente a la sociedad en que viven. Para ellos, es mejor estar high que estar down en medio de una sociedad de injusticias, disensiones, hipocresía y mentira. El problema radica en que al no querer vivir en un mundo falso optan por otro que también es falso: el mundo de las drogas.
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as investigaciones siquiátricas y sicológicas especializadas en la juventud, indican que la población está en una posición de “ a lto riesgo” . La a dolescencia y la juventud es el momento en que muchas personas se inician en el consumo de droga s. Algunas llega n a consumir la droga en una manera esporádica y otras lleg an a convertirse en ad ictas. Sin emba rgo, lo q ue resulta de sconcertante es q ue la ma yoría de ca mpaña s antidroga s, preventivas y terapéutica s han estado g eneralmente orientad as a personas adultas. Nuestra socieda d es víctima de su cultura consumista y d e los intereses económicos relacionados con la venta y consumo de drog a s. Por ejemplo, los medios ma sivos de comun icación constantemente promocionan el consumo del a lcohol (una droga suave ) en una ma nera muy atractiva. G eneralmente se a pela a la sensualida d pa ra fácilmente sugestionar y manipular a la juventud. Pero de manera paralela, la dema nda de clínicas d e tratamiento para a lcohólicos y a dictos se hace cada vez más notoria. Ésta es una de las tantas áreas en que nuestra socieda d ma neja una doble esca la de va lores: “ Es bueno usar droga s y es ma lo usar droga s” . A través de estos mensajes dobles, la sociedad regula y condiciona el comportamiento de q uienes la integran.
La droga y la adicción Una droga es cualquier sustancia , con la e xcepción de alimentos, q ue produce un ca mbio o altera ción en la me nte y en la conducta de la persona q ue la consume. Las droga s desarrolla n depende ncia sicológica y física q ue se manifiesta con un deseo incontrolable por consumirla. La d epende ncia o ad icción a la droga lleg a a desarrolla rse lueg o de un proceso. C a rlos Alberto, un joven d e 16 años de cía: “A hora me avergüen -
zo por lo que pasó. A l pri ncipio sólo lo hacía los fines de semana; lueg o llegó a ser algo diario. En el fondo yo me prometía no vol ver a consumir la droga, pero volvía a hacerlo. Era como si algo muy dentro de mí me empujara. Sentía que lo necesitaba. M e sen tía incompleto sin la droga”. No todos los jóvenes lleg a n a ser dependientes o a dictos a la droga en un tiempo similar. C ad a persona tolera de una ma nera diferente la droga consumida. Unos tardan más tiempo, otros menos, pero ca da vez se requiere una dosis may or de estupefaciente pa ra logra r el efecto inicia l. Esto provoca q ue las ca ntidad es de con sumo aumen ten sin q ue el usua rio lo note. Lógica mente, a m a yor
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cantidad de d roga se desarrolla may or dependencia sicológica y biológica. Sin emba rgo, este proceso de a dicción no es irreversible; pued e ser controlado e n cua lquier momento. Lo que se req uiere es a bstenerse del consumo de la droga y someterse a un tra tamiento pertinente. Acepta ción del problema , voluntad pa ra vencerlo, y mucha persistencia será n nec esaria s pa ra experimentar la recuperación.
Variedad de drogas Existe una diversidad de drogas que se consumen en diferentes estratos sociales y en diferentes etapas de la vida. Las drogas las usan ricos y pobres, varones y mujeres, jóvenes y a dultos. Los estupefacientes má s comunes en nuestro medio son: • • • • • •
Inha la ntes E st im u la n t e s y d e p re so re s Alcohol M a rihua na Alucinóg enos C oca ína
Pa ra a lgunos estudiosos, los inha lantes son considerad os como la droga q ue inicia a los ad olescentes en el mundo de la s experiencias de la men te. En otros ca sos, es el a lcohol, con el cua l el joven está más fa miliariza do y tiene m a yor acepta ción socia l. Los estimulantes y depresivos pueden ser ubicados en un segundo nivel de uso y son consideradas como drogas intermedias. La marihuana, los alucinóg enos y la cocaína son drog as d e ma yores efectos y también de mayor costo. Éstas son generalmente consideradas también como d roga s má s poderosa s por su composición y sus efectos.
Todo comienza en casa Ser parte de una familia conflictiva, d onde los padres a busan del a lcohol u otra s droga s, es un factor que coloca a l adolescente o joven en una posición de a lto riesgo. U n claro ejemplo de esta situación se de muestra en la s estadística s de las clínicas de tra tam iento de personas a dictas a droga s: el 70% de sus pa cientes proviene de familia s donde a lguno de sus pa dres o familia res eran dependientes del alcohol u otras droga s. La fa milia es la institución con ma yor capa cidad de influencia en los niños. Cuando éstos llegan a la adolescencia y juventud, ya ha brán ad q uirido cierto tipo de valores y a ctitudes q ue g uiará n su manera de pensa r, actuar y de cidir.
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Si la familia tiene una actitud permisiva frente al uso de drogas, entonces es posible que los hijos incorporen este valor en su propia vida . El periodo de la a dolescencia será el momento cuand o se pondrá n a prueb a los valores a dq uiridos en casa . El joven y la joven tendrá n q ue a fronta r la presión de las a mista des por consumir droga s. Y ambos d eberán tomar su decisión final de a cuerdo con los va lores q ue ha ya n interna liza do en su proceso de desa rrollo.
Otras influencias La comunidad en que una persona vive, sus amistades, la facilida d de acceso a las droga s con que cuente, los recursos q ue tenga y los valores que ad judique a las droga s, son también elementos que influirán directamente en la decisión de un joven o una joven pa ra de cir sí o no al consumo de las drog a s. La búsq ueda de identida d es una ta rea con la q ue la juventud lucha intensamente en esta etapa de desarrollo. El joven trata de encontrarla identificándose con algunas personalidades o modelos que le presenta la sociedad. La juventud llegará a consumir droga s fácilmente si los medios ma sivos de comunicación, como la televisión, presenta a las personas que consumen drogas como modelos aceptables. Algu nos estudios tamb ién indican q ue si la juventud v ive en un a mbiente donde la s drog a s son fá cilmente a ccesibles, lleg a rá a consumirla. Un joven de 15 a ños llama do Esteba n decía en consulta :
“Yo quiero ser narcotraficante porque ésta es la manera más rápida de hacerse rico. N o es justo que sólo los políticos teng an el dinero y las comodidades que quieren. D espués de todo, ¿por qué tengo que ser diferente al resto de mis amig os? Todos ellos lo hacen”. Cada día es más notorio el abuso del alcohol y otras drogas en nuestra sociedad. Ser pasivo frente a esta realidad es invitar a la proliferación de estas prá ctica s y a la d estrucción de las fa milias y de la sociedad. Es imperativo mejorar las condiciones de la vida fa milia r y socia l. Es nece sa rio construir un mun do me jor, un mundo q ue ofrezca esperanza s a la juventud; de lo contrario ella opta rá por un mundo de fantasía, un mundo de autodestrucción. Sentirse sa tisfecho con uno mismo, sentirse acepta do por los demás y sentir q ue el mundo en que se vive es agra da ble, no debe ser el producto de una pitada de ma rihuana , un trag o de a lcohol o un pinchazo de cocaína. Estas impresiones se pueden experimentar en una ma nera real y sin droga s si el hoga r y la socieda d trabajan para satisfacer adecuadamente estas necesidades emocionales. ¡Todos somos responsables... contribuyamos!
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Preguntas • ¿Cuánto tiempo extra dedica a sus hijos? • ¿De qué modo ocupan el tiempo libre los fines de semana? • ¿Qué mejoras ha hecho en los últimos seis meses en la relación con sus hijos? • ¿Se interesa, se alarma, por el ambiente que rodea a sus hijos? • ¿Confía en el ejemplo que como padres y como hogar muestran a sus hijos?
Reflexión “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa” (Hechos 16:31). La cob ertura d e D ios es total: los pa dres tienen un privileg io y no sólo una ob lig a ción al creer en esta promesa b íblica. C a da uno de los miembros de la fa milia, por la intercesión de sus padres, están cubiertos. Y si cada familia de la comunida d vive esta realidad, la sociedad entera se beneficia. La iglesia tiene en sus ma nos el destino de los pueblos. Hoy es el momento a propia do y somos nosotros, a través de cada hogar, semilleros de una nueva genera ción q ue honre y dé g loria a Dios.
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Recomendaciones PARA LOS JÓVENES
1. Consigan una película con un caso real de consumo de drogas y proyéctenla una tarde libre. 2. Realicen un foro, dirigido por un joven. Planifiquen esta actividad con anterioridad. 3. Recojan las opiniones en carteleras. Usen las carteleras durante un mes en el marco de una campaña preventiva, también organizada por los jóvenes.
Metodología 1. En organizaciones especializadas como canales de televisión, pueden informarse para conseguir videos con el tema. Desafíen a los jóvenes en buscar y adquirir el material. 2. Promocionen, con una o dos semanas de anticipación, el evento de la tarde libre. Pueden añadir invitaciones personales para repartirlas en la iglesia. El día de la proyección pueden organizar un pequeño bar o refrigerio. 3. El foro, que debe ser abierto después de la proyección, puede contener los siguientes puntos para dialogar: • ¿Cuáles son los personajes que intervienen? • ¿Cómo actúa cada uno de ellos? • ¿Cuáles son los errores, cuáles los aciertos en las acciones? • ¿El final que se presenta, ¿está de acuerdo con la vida real? • ¿Cómo se aplica esto en la vida de la Iglesia, de la comunidad, del hogar? • ¿Qué puedo hacer en mi comunidad, en mi colegio, en mi hogar, en mi Iglesia, en relación con las drogas? 4. Un grupo de jóvenes irá anotando en papelotes las intervenciones de los jóvenes para luego escoger las mejores y publicarlas en una cartelera. 5. Apoyen cualquier iniciativa que derive del conocimiento del tema y de la práctica que los jóvenes hagan en la Iglesia, en el hogar, en el colegio en la comunidad, etc. Dediquen por lo menos seis meses a este tema.
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“Mis papás sólo hablan el idioma de la correa”
UN RECURSO DE DIOS
“Toda la Escritura es [...] útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”. 2Timoteo 3:16
(Formas alternativas de disciplinar a los hijos) ¡ E sp e ra a q u e lo ag a rre...!
Un padre cuenta:
DE LA VIDA REAL
—En los momentos de indisciplina no encuentro mejor método que darle unas buenas nalgadas a mi hijo. Si lo encuentro pintando las paredes de la casa lo único que me queda es castigarle para que sepa que eso no se debe hacer. Considero que tratar de razonar con un niño de cinco años es perder el tiempo, yo prefiero hacerle entender con el castigo que la indisciplina que comete no debe repetirse. Mucho hablar y poco castigar es pedir que el hijo crezca como un niño de porcelana y yo no quiero ese futuro para mis hijos.
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l castigo físico a los hijos es uno de los métodos más antiguos de disciplina. Algunos investigadores comentan con cierto sarca smo q ue el ca stig o físico es el método má s a ntiguo porque fue utilizado por las primeras familias que no habían desarrollado la capacidad de comunicarse verbalmente. Dicen que las familias primitivas, al no poseer la capacidad de articular el lenguaje verbal, utilizaban el castigo físico para comunicar al sancionad o que ha bía hecho a lgo no aprobado por el grupo. Al pa recer este método sigue siendo el má s preferido a unq ue ha provocado controversias, especia lmente en las ultimas déca da s. Es cierto q ue en ca da cultura y socieda d ha y un concepto diferente de lo que los padres consideran indisciplina y de cómo deben disciplina r a sus hijos. Sin emba rgo, se pued e d ecir q ue el ca stig o físico es un método pra ctica do en men or o ma yor escala por la m a yoría de socieda des. Alguna s acostumbra n a castiga r al hijo con una vara, otras con alguna s palmada s en las nalga s, y otras utiliza ndo una correa u otro objeto similar. Existen también sociedades que prefieren optar por dialogar con la niña o el niño, evitando ca stig a rle físicamente, porq ue consideran q ue este método comunica la idea d e q ue es correcto usar la violencia. Otras personas a rgumenta n q ue, en el momento de disciplinar, el pa dre o la m a dre están g enera lmente fuera d e control por la ira, q ue es el único sentimiento q ue expresan, y q ue q ueda g raba do en la m ente de los hijos, provoca ndo a sí secuelas emocionales nega tivas.
La disciplina negativa C ua ndo los hijos e hija s son considera da s como propieda d d e los pad res o como “ personitas” o “ criaturas” sin capa cida d de razona r, sentir y dia loga r, los pa dres pueden llega r a considerar el ca stigo físico como el único método de disciplina.
“Yo castig o a mi hij a porque es mi responsabilidad hacerle enten der lo que es corr ecto e incorrecto y porque como madre no sien to que es adecuado que dialogue de tú a tú con una criatura”. Así se expresaba una madre al referirse a su manera de disciplina r a su hija . Pa ra ella era incorrecto dia loga r con su hija porque pensaba que hacerlo significaba dar un valor inmerecido a una “ criatura ” q ue se supone debe sólo obedecer y a ceptar el castigo físico ejecutado por una persona ma yor. Pa ra muchos pa dres y ma dres, dialog a r con sus hijos e hija s es sinónimo d e da r a un men or un privilegio que sólo corresponde a los
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may ores. Esta idea es completamente eq uivocada porque d ialoga r es de todos los seres huma nos y no sólo de p ersonas ma yores. Otras personas también consideran que no castigar físicamente a sus hijos y más bien dialogar con ellos invita a perder el control sobre aq uellos. “Yo teng o que ponerme firme y darle unas buenas
palizas a mi hijo porque si le dejo pasar una y converso con él se rí a como darle la mano, y sé que se me ag arrarí a del codo. A sí que castig arlo es la única manera de log rar que mi hi jo me respete”. De esta ma nera se expresab a una ma dre soltera haciendo evidente su exa g erad o miedo a perder el control sobre su hijo. Este tipo de razonamiento es muy común pero también equivocado, especialmente cua ndo el ca stig o físico se vuelve el único método d e d isciplina en el hogar. Los hijos e hijas deben y pueden respetar a sus pa dres, no por el temor a l castigo físico que éstos le impong a n, sino por el cariño y respeto que los pad res infunden en su trat o diario.
El efecto bumerán “Todo lo que se siembra se cosecha”, dice un d icho muy popular. Y los pad res que usan exclusivamen te el castigo físico como modo d e d isciplina no deb erán sorprenderse de q ue sus hijos e hija s a prenda n a resolver sus conflictos de la misma ma nera. Resentimiento, rechazo, humillación, desesperanza, son algunos de los sentimientos q ue expe rimenta n las n iñas y niños disciplinadas —mayormente o exclusivamente— con el castigo físico. No será muy ra ro entonces encontrar q ue estas mismas niñas y niños reaccionan golpeando a otros menores cuando por una u otra razón tienen con ellos alg ún de sacuerdo: a l sentirse humillados y en posición de desventaja, canalizan sus frustraciones haciendo con niños y niña s lo q ue ven q ue sus pad res hacen con ellos. Una mad re decía al respecto:
“Luego de castigar a mi hija por haber derramado la leche en la mesa la mandé a su cuarto. Cuando fui a verla la encontré g ol peando en las nalgas a su muñeca g ri tándole ‘malcriada, malcri a da, malcri ada’”. Este ejemplo muestra cómo la niña internaliza y repite ciertas conductas de sus padres. La ma dre llamó la a tención a su hija por tra tar tan bruscamente a su muñeca y la hija le respondió: “Pero, ¿no
es así como tú me tratas cuando yo hago alg una malacrianza?”
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Preguntas • ¿Qué opinan del pasaje de Proverbios 29:15: “La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre”? • ¿Qué otras formas de castigo emplean con sus hijos? • ¿Recuerdan cuando ustedes fueron castigados? • ¿Qué sentimientos guardan de aquella época en relación con sus padres?
La disciplina alternativa La disciplina involucra cariño y firmeza, libertad y responsabilida d, ca stigo y d iálogo. C uand o la d isciplina tiene una sola expresión, entonces no llegará a cumplir el objetivo formativo que la debe ca racterizar. Ha y ma dres o padres que dejan q ue sus hijos tenga n toda la libertad y consideran q ue una lla mad a d e atención provocará da ños en el de sarrollo de la iniciativa d el mucha cho/a y ta mbién podría a fecta r su autoestima. Otros padres son en camb io muy rígidos y ante cua lquier comportam iento ina decua do del niño o niña rea ccionan ca stig á ndole física mente. Seg ún estos pa dres el ca stig o físico es la ún ica forma de evitar q ue la niña o niño llegue a ser una persona eng reída e indisciplinada. Es importante recordar que la disciplina deberá estar orientada a forjar el carácter y la personalidad de los hijos. Disciplinar implica enseñar con ejemplos, enseñar a asumir responsabilidad por las acciones incorrectas; implica diálogo, firmeza y respeto por q uien se disciplina pues ella e s tamb ién una persona . El castigo físico como único método disciplinario causa heridas emocionales en q uienes la reciben y en q uienes la a plican. C uan do se usa en forma única, la disciplina punitiva pierde la capacidad de provocar los cambios conductuales permanentes que se desea lograr en las niña s y niños. El temor al castigo o a la ira de pa pá o ma má provocará q ue el niño o niña no mienta n en frente de sus pad res, pero es casi seg uro q ue lo harán muy frecuentemente cuando sus padres estén a usentes. Esto sucede porque el castigo físico no enseña a tener una
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conducta apropiad a sino a temer a la persona q ue a plica este tipo de disciplina .
Reflexión Es cierto q ue los niños y los ad olescentes necesitan ca stig os, pero es má s cierto q ue lo que necesitan e s el ejemplo de los ad ultos en su trato cotidiano. Sin embargo, cuando los menores insisten en comportarse inadecuadamente es preciso disciplinarlos con el propósito de forma rlos pa ra la eternida d (1 Timoteo 3:16-17) y no sólo con métod os punitivos. La disciplina y la sabiduría son elementos que caminan en forma conjunta (Proverbios 1:2-3) pero la disciplina debe ser impartida con amor, sin enojo, como lo hace Dios con sus hijos e hijas (Hebreos 12:6,10). Es cierto tam bién q ue el ma l, la indisciplina, la violencia, son e lementos cotidianos en la comunidad, pero es mayor la gracia y la protección q ue recibimos de nuestro Pad re Ce lestial. Una a ctitud positiva pero real frente a las situaciones de castigo conducirá a los pequeños a ama r la vida y d isfrutarla. La práctica del perdón, la reconciliación y la seguridad del amor fortalecen los lazos en la fa milia.
Recomendaciones 1. Si encuentran a sus dos hijos peleando porque no se ponen de acuerdo en cuál canal de TV quieren ver, entonces podrían apagar el televisor y pedirles que hasta que no se pongan de acuerdo no podrán ver ningún programa.
PARA LA FAMILIA
2. A veces los niños producen “accidentes” debido a su desarrollo motor, porque sus destrezas están todavía afirmándose. Es sumamente importante conocer de qué son capaces y de qué no en cada una de las edades. 3. Como padre o madre es importante involucrar otros métodos de disciplina para no perpetuar los métodos violentos. Recuerden que las niñas y niños también son personas que sienten, piensan y que están en posibilidad de dialogar para aprender lo que es correcto e incorrecto. Utilicen su creatividad.
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Metodología 1. Ustedes deben conocer los programas de TV que son motivo de la discusión. Si no los conocen, siéntense y miren por cinco minutos cada uno de ellos. Esto no sólo ayudará a resolver el conflicto, sino también a elegir con mayores elementos de juicio. Así ustedes, como padres o madres, habrán compartido con sus hi jos y, lo más interesante, demostrarán de este modo su preocupación por lo que ellos ven. 2. Si en pleno almuerzo su hija derrama la leche por segunda vez, indíquenle qué utensilios usar y aclárenle que ella debe limpiar lo ensuciado. Luego indíquenle qué puede hacer para evitar que esto suceda nuevamente. Colocar el vaso frente al plato, y no de lado, da algunas veces resultado. 3. Con niños de dos y tres años, el uso de recursos visuales ayuda grandemente. Por ejemplo, busquen en revistas que anuncian implementos del baño y recorten la fotografía de un inodoro y añadan a ella la figura de un niño. Péguenlas en una tarjeta del tamaño pequeño (A4) y preséntenla al niño o niña cuando haya dificultades en el uso del retrete. Contrasten con dibujos una mesa ordenada y una mesa en desorden. Conversen y esperen que su niña o niño responda en acciones. Construyan una puerta con palitos de helados, muy semejante a la puerta de su casa. Inventen escenas con los peligros que acechan a los niños al salir de casa. Conversen de modo animado, con una voz que comunique confianza y seguridad. Absténganse de crear fantasías o mentiras; si lo hacen, los hijos pronto perderán la confianza en sus mensajes.
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Amigos, amigas... pero rivales (M a nejar la s diferencia s entre herma nos)
PARA LOS PADRES
“No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros”. Gálatas 5:26
¡Hmmm!
DE LA VIDA REAL
—Mamá, Maritza es mala, ya cambió la tele. Yo estaba viendo dibujos. Tú me prometiste que luego de terminar mis deberes, lo podía hacer. Mamá... ¡óyeme!
—¡No es cierto, no es cierto! Mi hermano te está mintiendo. No es así. Ya son las cinco y a esta hora yo veo mi novela. A mí no me importa que él acabe sus deberes al mismo tiempo. Yo veo mi novela y se acabó. Además el vive quejándose todos los días. ¡Dios mío, qué hermano tengo! ¿Cuándo se acabará este suplicio? —¡Mamá, mamá, óyeme a mí también!
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ab ía usted que una de las fuentes más comunes de estrés y conflicto en una familia es cua ndo los hijos viven pe leánd ose entre ellos? La rivalida d en tre hermanos o herma na s coloca a los pa dres frente a una terrible tensión. Mucha s veces frente a las q uejas, acusa ciones y g ritos de los hijos, el pa dre o la ma dre alzan también la voz en un intento de eliminar las peleas de los hijos pero así toda la familia termina g ritan do y la pa z buscad a se aleja. ¿Sabía usted que los niños o niñas que están contentos consigo mismos tienden a ser menos ag resivos con sus herma nos o hermana s? Tratar a gresivamente a l herma no o a la he rmana es una ma nera inconsciente de desahogar ciertos sentimientos de ira o fastidio en el niño. ¿Sabía usted que se ha comprobado clínicamente que los niños a g resivos y pe lead ores son simplemente una copia o fiel reflejo de sus padres? Uno de los regalos más importantes que como padre o madre pueden darles a sus hijos, es aprender a respetarse los unos a los otros. Si ellos log ran a prender esta g ran lección, se sentirán bien consigo mismos y las relaciones entre ellos serán saluda bles y a rmoniosas.
Estrategias para manejar diferencias •
Sean un modelo para los niños y niñas. Las investigaciones clínicas han demostrado que muchas veces los hijos viven peleándose porq ue ven hacer lo mismo a papá y ma má .
• No proyecten emociones negativas en sus hijos. En otros casos, cuand o uno d e los pa dres vive solo o sola con sus hijos, en medio de ta ntas preocupaciones y dema nda s, grita e insulta a sus hijos sin da rse cuenta d e q ue en realidad proyecta a lgún resentimiento interior en sus hijos. Los hijos termina n por copia r esta conducta, q ue pasa a ser habitua l en ellos. • Escúchense el tono de voz y las palabras que usan al hablar, especialmente cuando están frustrados. Luego de hacer este ejercicio, el pad re o la ma dre caerá n en cuenta d e que están enseñan do indirectame nte el mismo tipo de cond ucta a sus hijos. Por lo tanto es necesa rio camb iar el tono de voz y prestar a tención a l tipo de pa labras q ue se emplea n. Ha blar con voz calmada, señalando con claridad lo que molesta, evitando la burla o el uso de nombres ofensivos, es una e xcelente estra teg ia . • Investiguen las razones que pueden estar provocando la rivalidad. Una de las causas de las peleas puede ser los celos. P or ejemplo, un niño puede sentir celos de su he rmana porque por
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ser mujer aca pa ra ma yor atención de sus pad res. El niño no lo comprende y lo único q ue ha ce es busca r ocasión de pelea r. Al hacerlo crea conflictos entre la madre o padre y su hermana, para recuperar de este modo la a tención roba da . Si la mad re o el pad re, por otro la do, no son conscientes de la situación y lo único que ven es conducta a gresiva, ca stiga n a l hijo y a umentan de e ste modo la tensión entre los hermanos. En estos casos es oportuno explicar el lugar que tiene cada quien en la familia, cuidando de no caer en a ctitudes equivocad a s hacia a lguno d e los hijos o hija s. • Eviten comparar a sus hijos. Si los hijos sienten que los tratan con cariño y sin favoritismos, ellos crecerán aceptándose a sí mismos, sin entrar en luchas de poder o peleas ya que no se sentirá n menos am a dos o menos fa vorecidos. • No alienten el individualismo ni la competencia. Uno de los patrones de conducta q ue, la stimosamente, má s se favorece en las escuelas y colegios es el individualismo: “ Lo importante es g a na r, no importa cómo ni de q ué forma ” . Con e llo se propicia un espíritu de competencia nocivo, egocéntrico, un culto al “ yo” constante y lesivo. Este patrón también ha penetrado en la iglesia y naturalmente en el hogar. La competencia es positiva, puede crea r espa cios de crecimiento, riqueza y confia nza , pero tamb ién puede deg enerar en una b ata lla q ue produce estancamiento, empobrecimiento y desconfianza.
Reflexión La rivalida d entre herma nos es muy común en las fam ilias. Alg una s veces es ca usad a por factores externos, cua ndo los pa dres hacen comparaciones y hablan mal de uno y bien de otro, lo cual provoca cierto descontento en el primer hijo y un falso orgullo en el segund o. En otros casos la riva lida d entre herma nos es un problema tempora l, parte de una etapa normal y na tura l a través de la cua l los niños y las niñas a prenden la ha bilida d d e d efender sus ideas frente a l herma no o hermana . Sin emba rgo, cuando la rivalidad es constante y se torna en una agresión y conflicto emocional y social, es necesario buscar ayuda profesional. Dios ha diseñado a la familia para que sea el mejor ambiente para validar, aceptar y hacer crecer a todos, afirmando la imagen de Dios en ca da uno de sus integran tes. Dios nos ama a todos sin distinción.
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Recomendaciones PARA LA FAMILIA
Los padres que tienen estas dificultades, consideren por breves momentos estas preguntas y contéstenlas por escrito: • • • • •
¿Tienen hijos que se pelean constantemente? ¿Es la pelea o rivalidad normal o saludable? ¿Quién o qué es la causa de la rivalidad? ¿La rivalidad es algo que no se puede cambiar o evitar? ¿Qué estrategias se pueden usar?
Metodología 1. Pueden pedir a familias de confianza que proporcionen información sobre el tema y se acerquen —ofreciéndose como mediadoras— a las familias con estos conflictos. 2. Las familias mediadoras requieren también contestar las preguntas de la sección anterior. Compartan las respuestas con los padres de familia en conflicto y oigan sin barreras lo que ellos opinan. 3. Los padres en conflicto deben mantenerse abiertos a la crítica. Eviten justificar su conducta y defenderse. Por favor sean honestos con ustedes mismos. 4. Tengan presente en su corazón que Dios tiene un profundo interés en sus niños. Él ha dicho que de ellos es el Reino de Dios. Oren por ellos constantemente. 5. Miren con confianza el futuro y tomen acciones concretas. Sean proactivos. 6. Los maestros de Escuela Dominical son fuente de información de la conducta de sus hijos. Compartan con ellos lo que sucede para que los maestros puedan hacer un seguimiento a los niños. 7. Los padres mediadores deben estimular en la primera ocasión, tanto a los niños y niñas como a sus respectivos padres, a través de pequeñas acciones como: un buen abrazo, una llamada cariñosa, un pequeño regalito. 8. Pidan además que los niños sean portadores de los cambios efectuados en sus hogares por medio de participaciones o testimonios en las clases de la Escuela Dominical.
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“Si alguien recibe a uno de estos pequeños...”
UNA SEGURIDAD
“De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”. Mateo 25:40
(Los niños tra ba ja dores de la ca lle y la iglesia )
Alfonso es de piel trigueña, más tostado por el sol y el cansancio. Su frente se ha arrugado prematuramente. Él DE LA no lo nota, pues no tiene espejo en casa ni luz para miVIDA rarse cuando se levanta a las cinco de la mañana. EntonREAL ces coge un poco de agua fría con el cuenco de su mano y la salpica sobre sus cabellos mal recortados. Anteayer tomó unas tijeras y cortó los pocos mechones rebeldes. Hoy es domingo y por fin se decidió: —Entraré en la iglesia. Alguna vez le invitaron, pero él quería que lo llevaran. Tiene miedo, tiene curiosidad. Ya pensó más de una vez qué contestar si le preguntan. —No soy bruto, —dice en su corazón—. ¡Me gano la vida solo!
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ener q ue traba ja r para sobrevivir genera en el niño un a lto g rad o de ma durez y responsa bilidad , pero al mismo tiempo lo lleva a asumir un papel de “ ad ulto pequeño” con actitudes como: alienación, incapacidad de manejar las situaciones de su vida, d esconfia nza . El prema turo ing reso del niño en e l ejército de la “ fuerza la boral” en el cual le exige n muchas responsabilida des y le da n pocos privilegios se opone totalmente a lo que en tendem os como de sarrollo infan til sano. Los niños traba ja dores tienen una g ran necesida d de relacionarse con adultos que suplan sus necesidades de niños y no las de un adulto. Los niños no quieren ser responsables de otros, sino que otros sean responsa bles de e llos. Pa ra e sto se req uiere forja r una relación y crear un ambiente donde el enfoque principal sea la considera ción y sa tisfacción de esas necesida des. En resumen, estos niños necesitan experiencias relaciona les que les permitan vivir amplia y libremente su niñez o a dolescencia.
Situación general C omenzar a traba jar a temprana eda d ha ce que el niño desarrolle en forma precoz ciertas ha bilidad es pa ra sobrevivir en este sistema de vida. Generalmente estos niños desarrollan la habilidad de comunicarse como adultos, llegan a tolerar largas jornadas de trabajo sin manifestar fatiga, usan las matemáticas y el cálculo con destreza pa ra saca r sus cuentas, tienen ma yor tolerancia a los ca mbios y se ven forzados a desarrollar la mentira y la manipulación para proteg erse y sobrevivir en un a mbiente muy competitivo y h ostil.
Intervenciones sugeridas El principio gene ral es q ue no e xisten fa milias perfectas. En cua nto a los niños trabajadores, necesitan experimentar nuevas relaciones con figuras paternas más saludables y estables. Necesitan interactuar con personas mayores que les muestren respeto y a mor, q ue promueva n su autoestima y les fa ciliten desarrollar una relación estable y de confianza. Estas nuevas experiencias saludables con otras figuras paternas, si son constantes, tienen el poder terapéutico de “ sana r” y a yuda r a “ borrar” los recuerdos y sentimientos traumá ticos vividos por estos niños en el pasa do con sus familia s o en sus vida s de trab a ja dores de la ca lle.
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Disminuir los problemas de comportamiento En relación con los problema s de comporta miento, uno de los mayores conflictos se d a cua ndo los niños expresan sus sentimientos en forma agresiva. Es muy común que la ira reprimida se manifieste en su relación con profesores, autoridades e inclusive con sus propios amigos. Recuerde que en el fondo de un comportamiento agresivo existe una necesidad no satisfecha q ue ha y q ue identificar. En algunos ca sos puede ser q ue el niño sienta ira , frustración, tristeza , soledad y hasta temor. Evite reaccionar castigando ya que esto sólo alivia la frustración del adulto pero no alivia —más bien aumenta— la del niño. Por lo tanto, lo recomend a ble es ay uda r al niño a identificar la causa de su comportamiento agresivo y hablar del asunto de forma q ue se llegue a saber de d ónde proviene y a prenda a expresar sus sentimientos de ma nera a propia da . En otros casos, los niños refleja n há bitos ina propia dos muchos d e ellos aprendidos en el ambiente de donde provienen. No disculparse, tomar algo sin pedirlo, estar siempre a la defensiva, agredir en lug a r de ha blar, son forma s de comportamiento útiles como a utoprotección pa ra ellos, pero es necesa rio reafirmarles cada día que estos hábitos no son necesarios en la escuela o donde se encuentren. Al mismo tiempo, es de mucha utilida d premiarles cad a vez q ue muestren ha ber controlado un há bito inadecua do y mostrad o un comportamiento adecua do. En los niños que trabajan en la calle es muy común relacionarse ba jo una consta nte lucha de poder. Com o muchos de ellos provienen de familias autoritarias donde los padres imponen y no proponen, los niños proyecta n la frustración con sus padres rechaz a ndo figuras de autoridad o relacionándose bajo un paradigma de control y competencia. A otros, en cambio, les es difícil expresar sus ideas y comportarse en forma autónoma. Nuevamente, la lab or de los ad ultos que traba jan con niños que presentan comporta mientos reg idos por lucha s de poder o por la falta de autonomía, es establecer una relación empática y de a mista d con límites firmes. El esfuerzo debe estar orienta do a desarrollar una relación de confianza en la que el niño entienda y experimente que la persona a dulta lo acepta y respeta d e tal ma nera q ue lleg ue a convencerse que no necesita trata r de mantener el control y vivir a la de fensiva o a sumir una a ctitud de total pa sivida d pa ra protegerse de crítica s o ca stig os.
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Responder a los problemas emocionales La mayoría de los niños trabajadores de la calle no han tenido la oportunida d de d esa rrolla r relaciones de a peg o y emocionales en forma apropiada con sus padres. Algunos no confían en sus padres. No confía n en los demá s y, peor a un, no confían en ellos mismos. En resumen, niños con problemas de relaciones de apego pa ternal no confía n ni creen q ue los a dultos pueda n q uererlos. Esta dinámica sicológica se expresa cuando el niño asume un comportamiento de indiferencia ha cia los demá s, reta a sus profesores, se aísla y no participa emocionalmente en las actividades con los otros. Lo recomendable en estos casos es darles tiempo para que puedan convencerse de que existen otros adultos que sí los aman y respetan, logrando de esta manera un cambio en su autoestima. Facilite experiencias guiadas donde el niño se beneficie de su a yuda desinteresada , para que de esta ma nera comience a confia r en usted y en sí mismo. Evite reacciona r emociona lmente; sea estable en su rol de ad ulto que a cepta a l niño porq ue a tra vés de su estab ilidad emocional puede d a rle la oportunida d de disminuir la inestabilidad en la q ue q uizá hay a vivido previame nte. En otros ca sos, y e n especial las niñas, se muestran e xcesivamente a miga bles con otras personas a dultas y las tratan como si fueran familiares íntimos. Esta forma indiscriminada de mostrar afectividad refleja que podrían estar sintiéndose carentes de amor en sus propias familias y buscan satisfacer esa necesidad con otros. Es tamb ién posible q ue pueda n esta r sintiendo q ue en su casa no son nada especial, que no reciben un trato preferencial y por eso se a cercan a extra ños y se rela ciona n con ellos en forma indiscriminada. La mejor ay uda q ue se puede da r en estos casos es orientar a l niño o a la niña en su necesidad de diferenciar entre familiar y no familia r y de conocer la forma e n q ue deb e rela cionarse con unos y con otros. Finalmente, en América Latina suele considerarse el trabajo de los niños como un “ a poyo a los padres” ; sin emba rgo, cuando este “ a poyo” se torna en una forma de vida cotidiana , puede calificarse como una forma de explotación infantil. En este sentido es necesa rio educa r a los padres pa ra identifica r otra s forma s crea tiva s de traba jo que e viten q ue el niño se pierda las vivencias propias de la niñez y adolescencia por las responsabilidades asumida s al trab ajar en la calle. Ha y q ue da r a los niños la vida q ue Dios desea q ue tenga n. Él nos ha crea do para vivir cad a e tapa de la vida con sus propia s características y necesida des.
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Reflexión Es fá cil acudir a los templos cada domingo cuando he traba jad o durante la semana y tengo ed a d suficiente para d esempeñar una tarea por la cual me pagan. Es fácil también agradecer a Dios cuando ha y otros que colab oran en la empresa de mi propieda d. Pero si lo que ha go es obliga do y a penas tengo ocho años, no es fácil comprender el a mor de Dios del que m e ha blan en la ig lesia . Me pregunto: ¿Es justo que viva a sí? La iglesia es el luga r idea l para a coger con dignidad y respeto a estos niños y niñas. En él y ella está n reflejada s, una a una , la s injusticias de una sociedad indolente. No han perdido vigencia estas pa la bras: “ El que reciba en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí...” Ma rcos 9:37.
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Recomendaciones PARA LA IGLESIA
1. Busquen en revistas y periódicos, fotografías u otros similares, de niños felices y saludables. 2. Añadan a cada una de las imágenes obtenidas textos relacionados con el trabajo inapropiado de los niños/as. 3. Utilicen este material en todas las clases de la Escuela Dominical, para alentar reflexiones y comentarios de maestros y alumnos. 4. De ser posible, organicen una tarea social con estos niños, como compromiso de la iglesia.
Metodología 1. Usen revistas como fuentes para conseguir recortes de niños felices. Elijan los que tienen buena calidad en la fotografía y los colores. 2. Los textos añadidos a las imágenes deben contrastar con las fotografías. Por ejemplo, escriban en una: “¿Estos niños tienen padres?” “Después de trabajar diez horas en la calle, están felices”. “Cuando llegan a sus casas duermen en el suelo”. “¿Estos niños pesan 35 ó 40 libras?” “Esta niña tiene un padre borracho”. “Este bebé permanece solo en su casa durante todo el día y su hermanita mayor le cuida”, etc. 3. Coloquen las fotografías y los textos en pedazos de cartulina resistente. Distribuyan el material entre los maestros de Escuela Dominical para construir reflexiones y comentarios con los alumnos. Pueden usar las siguientes preguntas: ¿Cómo están estos niños? ¿Qué te gusta de ellos? ¿Dónde viven? ¿Imaginas cómo será su casa? ¿Este niño/a debe trabajar? ¿Por qué trabajan los niños?, etc. 4. Motiven y busquen realizar tarea social con los niños trabajadores. Puede ser brindando almuerzos durante sábados y domingos, desayunos durante la semana laboral, o meriendas a partir de la cinco de la tarde. Desechen criterios de caridad o lástima entre las personas que puedan atender estos servicios. Recuerden Juan 13:34-35.
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“Tu papá es un borracho” (Alcoholismo en la familia)
UNA ADVERTENCIA
“El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, y cualquiera que por ellos yerra no es sabio”. Proverbios 20:1
Papi, ¡por favor no tomes!
DE LA VIDA REAL
Juan Carlos estaba contentísimo con la idea de ir al parque con su papá esa tarde de sábado tan soleada. Su padre le había prometido desde el día anterior que irían juntos a jugar pelota. De pronto, su padre apareció ebrio y gritando le dijo:
—¿Qué haces como un estúpido parado allí? Cómprame una docena de cervezas en la tienda. Muéstrame si sirves al menos para hacer mandados.
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os niños que crecen con un padre alcohólico son afectados directa e indirecta mente por la e nfermeda d. Pese a ello, son los que reciben menos a tención clínica. En estas fa milias, los pa dres están completam ente a bsorbidos por el problema del a lcohol y por lo ta nto no pueden sa tisfacer las necesida des ma teria les y em ociona les de sus hijos. El dinero se usa pa ra com pra r licor, los pa dres no tienen tiempo ni disposición pa ra d a r cariño y ate nción a sus peq ueños. Los niños y a dolescentes que viven con un pa dre a lcohólico g eneralmente tienen problemas de conducta y emocionales y muchas veces de a prendizaje, especialmente en el á rea d e la atención y concentración. Son a nsiosos, tímidos, a g resivos, desconfiados; tienen una ba ja autoestima y son tremendamente reservad os con sus sentimientos.
Sentimiento de culpabilidad En familia s como la de J uan C a rlos, donde el papá toma constan temente, los problemas son el pan de cada día. Para los hijos les es difícil saber qué hacer y qué no hacer frente a tanta inconsistencia. Algunos días pued en ser muy tra nq uilos pero otros pueden ser una pesa dilla . Ellos ven q ue su papá les dice: “Te quiero”, pero al día sig uiente los ma ltrata y e insulta. Así la s cosas, ellos sienten que son la ca usa de la extraña conducta de su pad re. Los inva den los sentimientos de culpa y viven pensand o: “¿Qué hice yo
para que mis padres se molesten?”
Muchos de e llos en sus noches clama n por deshace rse de su sentimiento de culpa y se pregunta n, vez tras vez, la misma interroga ción. Duermen con dolor y se leva ntan con d esazón.
Sentimiento de aislamiento Los constantes disgustos de papá y la diaria despreocupación de mamá, hace que ellos perciban que su familia es diferente. Este sentimiento na ce porq ue ven q ue ma má esconde las b otella s, que papá toma a ntes de ir al traba jo y, cuando regresa, la ma má está constantemente durmiendo, llorando o disgustada, etc. Un sentimiento de vergüenza los envuelve. No pueden traer a sus amigos y ca da vez q ue son invitados a visitar otra s familias, la ma má inventa excusas pa ra no ir. El mundo se reduce y se a íslan. S e ha n a costumbrad o a un a l olor: no importa si hoy es muy fuerte; posiblemente maña na no lo será. A fin de cuenta s, ninguna persona más lo notará. A sus casas no llega ya nad ie, la mamá se encarga de ello.
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Sentimiento de temor Ma rta d ecía q ue cada vez q ue oía pelear a sus padres, ella se escondía e n el primer rincón q ue encontrab a . Lo peor era q ue no sa bía cómo termina ría la pelea . Esta incertidumb re la condujo a vivir en permanente ansiedad y temor. Aprendió que no podía defend er a su mam á d el maltra to de su padre (cua ndo lo hizo, recibió tam bién g olpes); aprend ió a no expresar lo que sentía , lo q ue pensaba , y a no presta r atención a lo que veía u oía. De esta ma nera pudo defenderse y mantener su estabilidad física y emociona l. Lee con a videz en los periódicos, especialmente en los sensacionalistas, las repetidas muertes de amantes, de amigos, de parientes que también estaban bebiendo con ellos. Acaso eso pueda pasa r en su hoga r. El temor fomenta su ag resivida d. Defenderse de enem igos rea les o ima g inarios.
Sentimiento de confusión Si algo ha y predecible en la cond ucta d e un alcohólico, es q ue su conducta es impredecible. “H oy te quiero, mañana te odio”, es el mensa je diario. A veces, cua ndo está toma do puede ser cariñoso, pero al otro día puede ser indiferente y agresivo. Los hijos son q ueridos unos días y recha za dos otros. Esta inconsistencia crea en ellos sentimientos contrarios y contrapuestos, y la confusión da ña su autoestima. El alcoholismo es una enfermedad que afecta tanto al individuo como a su familia. Puede de sencadena r conductas q ue distancian a sus miembros pero en otros casos puede provoca r alianza s ocultas o n o dicha s. Este ocultamiento puede lleva r a otros miembros de la misma familia a consumir alcohol, creando una nueva y má s dolorosa situación.
Reflexión Cuántas veces hemos participado y justificado el consumo de alcohol con aquello de “es la costumbre social” . M á s a ú n , c u á n t a s veces hemos opinad o q ue “tomar no es problema”, que todo depende de la fuerza de ca rácter. El consumo de a lcohol está a mparad o y promocionad o por grandes compa ñías interna ciona les, de la s cuales el Estad o obtiene jugosos réditos. Ba sta estar en un evento público de gra n ma gnitud y mirar quién lo patrocina .
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Recomendaciones PARA LA FAMILIA
El conflicto de tener como miembro del hogar a una persona alcohólica, hace difícil situar en forma clara los roles que debe desempeñar cada uno en la familia. Todos de una u otra forma desean colaborar, pero muchas veces son “buenas intenciones” y nada más. Por ello es importante buscar ayuda profesional, no solamente pastoral.
Metodología 1. Recuerden que en un hogar con un padre alcohólico, la madre está tan confundida como cualquier otro miembro de la familia. Sus hijos son la esperanza y fortaleza de la vida. Ella está molesta por la enfermedad del padre. 2. El padre toma porque está enfermo, por lo tanto requiere atención profesional y tratamiento. 3. Dejen de pretender ocultar el problema. Hablen con personas de confianza para obtener ayuda. 4. Separen el problema del alcoholismo de los otros, así habrá oportunidad de resolverlos adecuadamente. 5. Separen el problema de relación de los padres y no lo confundan con la relación entre hermanos. 6. Tomen medidas concretas como: no responder a papá cuando está ebrio, ayudar a la mamá a realizar tareas cotidianas, conversar con ella, etc. 7. Busquen organizaciones que prestan servicios tanto para el tratamiento del padre como para los demás miembros de la familia. (organizaciones como Alcohólicos Anónimos).
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“Papá, mamá, ¿de dónde vienen los bebés?”
MANDATO A LOS PADRES
“Desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros”. Efesios 4:25
(La ed uca ción sexual en el hoga r) Perdóname Anita. Debí contarte la verdad de cómo viniste tú...
—¡Mami, mami, no puede ser cierto, dime que no!, —decía Ana María, con una voz temblorosa por el llanto y la DE LA desilusión—. Ella tenía seis años y una amiguita mayor le VIDA había descrito en una manera detallada cómo se conciREAL ben y nacen los bebés, explicación que ella no pudo entender claramente, especialmente porque su madre, que estaba embarazada, el día anterior le había explicado lo de la cigüeña.
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s indiscutible e inevitab le el hecho q ue los niños lleg a rán a aprender sobre la sexualidad. La pregunta es, ¿Quién será q uien les enseñe? Todos concuerda n en q ue son los padres los responsables en hacerlo, pero en la práctica esto no sucede. Las investigaciones indican que siguen siendo las amistades la fuente d e ma yor información —o de sinformación— sexual q ue reciben los hijos. La televisión, la escuela, la iglesia y los padres en último lugar, conforman los diferentes recursos con los cuales los hijos llegan a educarse en este tema tan importante. El caso de Ana María es muy común. Muchas veces los padres evitan ser honestos cuan do sus hijos les ha cen preg unta s rela ciona da s con el sexo. En este caso, la preg unta fue: “¿Cómo nace un bebé?” Los padres de Ana María no esperaban esta pregunta y respondieron con un a a firmación superficial y d istorsionada . “Es la cig üeña quien trae al bebé”, le ha bía respondido la mamá . La m a dre no previó que su hija sería posteriormente confrontad a por una a miguita ma yor con una información diferente. Ana M aría se sintió confundida , molesta y eng a ña da . A los seis años, ella no estaba preparada emocionalmente para recibir y procesar la información tan d etalla da q ue la a miga may or le hab ía da do. Pero lo más doloroso era haberse sentido engañada por su propia ma dre y hab er queda do en ridículo frente a su a miga.
De la represión a la liberación sexual Antiguamente y por mucho tiempo se percibió a los niños como seres “ puros” y casi asexuales, idea q ue algunos pad res q uizá toda vía poseen. En pa rte esto motivó la creación de símbolos y fa ntasías, como la de “ la cigüeña” para evitar explica r con honestida d los hechos de la sexua lida d a los niños. Ahora la informa ción sexua l prolifera e n una ma nera indiscriminada , y ésta es expuesta inclusive a los niños. Por ejemplo, los medios masivos de comunicación informan e ilustran sobre la sexualidad en una ma nera constante y explícita. La niñez es expuesta a los detalles de la s relaciones sexuales cuand o toda vía no está e mocionalmente lista para entender y procesar esta información. Las consecuencias d e esta exposición prematura son muy da ñina s. La información sexual que se recibe de manera indiscriminada, sin propósitos educa tivos sino má s bien come rcia les presenta una imag en distorsiona da de la relación sexual. El problema rad ica en que los niños no están en capacidad de distinguir las motivaciones económicas existentes en los medios de comunica ción y a sumen q ue lo presentado e n el cine, la televisión y la s revistas son los modelos y valores sexuales ace ptab les en la socieda d.
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Los padres son responsables Lo que realmente se necesita e s que los padres eduq uen a sus hijos sobre la sexualidad. Esta educación deberá ser impartida de acuerdo con la eda d y las necesida des pa rticulares de ca da persona y familia . Y tendrá q ue estar motiva da fundamenta lmente por los propósitos forma tivos y n o sólo por los informa tivos. El tema de la sexualidad crea siempre sentimientos incómodos y confusos. Es justamente por esta razón que es aconsejable que la educación sexual comience en el hogar. De esta manera los padres podrán g a ra ntiza r que la formación sexua l de sus hijos será a decuada . Esto lóg ica mente será posible si los pad res a sumen esta responsabilida d en una ma nera objetiva y consistente para evita r una serie d e d istorsiones en el desa rrollo sicosexua l de los hijos. Es curioso notar cómo los pa dres g enera lmente se sonroja n frente a las pregun tas sexua les q ue les ha cen los hijos. Esto dem uestra q ue son los ad ultos quienes toda vía se sienten incómodos por el tema de la sexualidad, incluso en un contexto educativo y formativo. Para ellos, es mucha s veces má s fácil ha cer bromas o chistes sobre la sexualidad en una reunión social que contestarles a sus hijos la preg unta : ¿P or q ué los homb res tienen pe ne y la s mujeres no? Es importante contestar las interrogantes de una manera honesta y de a cuerdo con la eda d de q uien las formula . Si un niño pregunta, “ ¿C ómo nace un bebé?” , no es necesario darle toda la información en deta lle. Los padres deberán averiguar q ué es lo que rea lmente q uiere sab er el niño. Si los padres se sonroja n y eva den la s pregunta s, entonces los niños percibirán su ve rgüenza e incomodida d. Esto a su vez podrá crea r en los hijos la idea q ue la sexua lida d es a lgo ma lo o vergonzoso. Si esta fa lsa conce pción no se corrige, éstas llegarán a ser las bases de la información sicosexual de la persona.
Cómo hablar con sus hijas e hijos La ma yoría d e los padres confiesa n fina lmente en consulta q ue no sab en cómo ab ordar el tema de la ed ucación sexual con sus hijos. Alg unos evad en esta responsa bilidad , esperando q ue los hijos, de mane ra “ mág ica” , sean informados al respecto. “Ya aprenderá cuando sea mayorcito”, decía un pad re cuando la esposa lo confrontaba por su actitud pasiva y evasiva. Es importante recordar que si los padres no asumen este rol, entonces los hijos se informa rán por otros medios, que mucha s veces no son los mejores. Otros padres, al ver al hijo tocarse sus genitales, reaccionan pegándole o diciéndole: “Eso es sucio, allí no se toca”. Estas a ctitu-
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des ta n severas en los pad res o madres provoca q ue los niños crezcan creyendo q ue la s áreas ge nitales son sucias y q ue las deb e ignorar. Estas percepciones sexuales se van internalizando y luego en la vida adulta persistirán, impidiendo que la persona disfrute de sus relaciones sexuales. En a lgunas personas, la idea de q ue el área ge nital es sucia se resistirá a desapa recer a pesar de q ue racionalmente sepan q ue es fa lso. Esperar que los niños y niñas no se toquen sus á reas g enitales es una expecta tiva irreal. Pa rte del desarrollo sicosexual en esta e ta pa se logra con la a utoexploración genita l. Esto ha ce q ue, en parte, una niña se perciba diferente a un niño y viceversa . Si los padres hacen una prohibición severa al respecto, limitan que éstos vay an ava nzand o en su propio proceso de identidad. C uand o Ana M aría preguntó un día a su madre: “M uéstrame por dónde haces pipi”, la madre contó que, ruborizada, respondió acaloradamente: “M uchacha malcriada, si sig ues con esas mala crianzas ya sabes que te castigaré” . Estas reacciones rígidas demuestran q ue hay má s problemas en la ma dre o el pad re que en la hija q ue ha ce la pregunta, motivad a por el deseo de aclarar su identida d sexual. C on frecuencia, vivir la e xperiencia d e un emb a razo en un miembro de la familia , una vecina o a lguien cercano, crea curiosida d y necesida d de averiguar a q ué se deben esos procesos. Las generaciones actuales de niños y niñas tienen a mano información de este he cho, por med io de va ria s fuentes: televisión, radio, periódicos, revista s, etc. Por lo tan to, en el hoga r hay todo un torrente d e preguntas sin respuestas, o de respuestas inadecuadas e incluso erróneas o maliciosas. La madre y el padre que interactúan a tiempo, con honestidad y ternura, satisfarán con ventaja las legítimas inq uietudes de sus hijos. Factor importantísimo es la ed a d d e los niños. Una niña o niño de tres o cua tro a ños no necesita explica ciones larga s ni complica da s. Dos o tres ora ciones sencilla s son suficientes. Si se a ña den ilustra ciones y, con má s provecho, cuentos o rela tos, el niño o niña buscará repetir la experiencia porque se siente objeto de atención y cuida do. Pa ra los niños mayores, hasta los diez a ños aproximada mente, se pued e recurrir a publica ciones sobre el tema . A más de encontrar ilustraciones, relatos e información pertinente, los padres pueden sentir segurida d en lo que está n compa rtiendo, pues tienen un respaldo científico. La educación sexual es tarea de los padres. Ellos son los únicos q ue pueden a cerca rse a su hijo e hija de modo a tinad o y confiable. Ellos son los únicos en reconocer la sensibilidad de sus hijos y son los únicos q ue pued en ser mode los.
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La sexualida d trata da de modo frío e insensible produce generaciones ta mbién fría s e insensibles. En comunida des en las cua les se ha experimentado estos acercamientos educativos, se evidencian resultados negativos. De hecho, el tratamiento de la educación sexual en el currículo escolar es motivo de controversias y a ca lora da s discusiones, orig inad a s en las posiciones no sólo educa tiva s y me todológicas sino de postura filosófica .
Reflexión La sexua lida d e s parte de la crea ción de Dios (G énesis 1:24) y no hay na da malo en ella . La vergüenza existe más en el ad ulto que en los niños o niñas. Es importan te reconocer que el mal uso de la sexualida d provoca sentimientos y consecuencia s nega tiva s. Pero cuando se experimenta de acuerdo con el diseño de Dios, la sexualida d es un don para la humanida d. Los hijos necesitan ser educados sobre la sexualidad de acuerdo con su eda d y sus conocimientos previos sobre el tema . Dosifique la información —evite dar más o menos de lo necesario—. Dios ha bla d e la sexualida d sin vergüenza y con clarida d a l respecto; la distorsión viene ma yormente por la socieda d o por una poco feliz tradición de la iglesia , no por la Pa labra de D ios. La fam ilia es el mejor luga r donde se puede y debe da r educación sexual a los hijos; de lo contra rio se enca rga rán d e eso los amig os de sus hijos, los cua les ta l vez no teng a n los mismos valores que usted.
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Recomendaciones PARA LA FAMILIA
1. Busquen información pertinente al tema. Hay abundantes libros y folletos. Normalmente los periódicos traen revistas dominicales con artículos relacionados con el tema. 2. Siempre usen un vocabulario y lenguaje correctos: ello facilitará la comunicación. 3. Cambien las prácticas erróneas y confirmen su convicción de que Dios creó la sexualidad.
Metodología 1. Leer los artículos y comentarlos con los hijos, es una buena forma de instruir. 2. Utilicen los nombres verdaderos de los genitales. Usar otros nombres comunica que la sexualidad es algo vergonzoso. 3. Los niños y más aún los adolescentes hacen preguntas. Respondan a cada pregunta de acuerdo con la edad y el contexto en que ésta se haga. Antes de responder averigüen qué tanto saben el hijo o hija al respecto. 4. Escojan palabras sencillas y concretas al responder. Eviten usar ilustraciones que puedan confundirles. Las ilustraciones de “la cigüeña” o “el agricultor que siembra semillas para hacer crecer un árbol”, provocan confusión y falta de confianza, cuando los hijos descubren la información correcta. 5. Escuchen las preguntas; no las ignoren. Si ustedes no las responden, los hijos o hijas buscarán otros para que las contesten. 6. Usen honestidad y respeto en lo que van a decir. Lo harán me jor si se han preparado en el aspecto emocional y educativo. Infórmense para dar datos u otros aspectos en forma adecuada y saludable. 7. Génesis 1:27; 2:7,20-25 son reveladores. Léanlos, mediten y compartan con sus hijos con sencillez y alegría.
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“ Yo soy también la mejor persona del mundo” (Forja r un ca rá cter san o en los niños y n iña s)
PARA LA FAMILIA
“Todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”. Efesios 4:16
¿Soy bruto?
DE LA VIDA REAL
Mientras permanecía despierto y dando vueltas sobre la cama, pensaba: —¿Qué voy a decir ahora en la escuela? Si voy un poco más temprano, ¿puedo copiar el deber? No, ¡qué va!
José Miguel era un niño de casi doce años de edad; en el grado al que asistía, lo conocían como “el sin cabeza”. Así lo había llamado un profesor años atrás y él se sentía contento. En su casa, lo llamaban de peor forma: su mamá lo llamaba “bruto” y su papá apenas lo miraba. Con sus “panas” era un payaso y no perdía ocasión para burlarse de él mismo: las carcajadas sonaban tan bien a sus oídos. —Ellos por lo menos saben que vivo, —se consolaba.
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os niños que ha n vivido en consta ntes crisis familia res necesitan experimentar una relación con personas confiables y a dmirab les. Ha y ciertos comportamientos que son resulta do de la influencia neg a tiva ; por esta ra zón, conocer má s a fondo los componentes del desarrollo del carácter del niño ayuda a entenderlos y a d iscipula rlos con ma yor propieda d.
Tres necesidades fundamentales Expertos en el tema afirman que para una buena formación del carácter del niño se requiere: que admire a sus padres, que se sienta a dmira do y q ue sienta q ue puede ser amigo de sus pad res. C uand o sus padres y su entorno satisfacen estas necesidades, el ser infan til desa rrolla una forma de ser teñida por la confianza en sí mismo y en los dem á s.
1. Admiración por sus padres Por ejemplo, cuan do el niño siente q ue sus pa dres son sus héroes, a l ad mirarlos, su ser se fusiona con ellos. El niño se dice en su interior: “Tú eres el mejor papá del mundo por lo tanto al ser tu hi -
jo, yo soy también la mejor per sona del mundo”.
A su vez, el ser admirados por sus padres provoca que el niño sienta q ue confía n en él y esto hace q ue pueda también confiar en sí mismo, en los demá s y en el medio que le rodea . En otras palabras, los niños requieren sentirse como seres especiales, valora dos y a dmirad os dentro de un contexto de d isciplina y formación. También necesitan tener padres a quienes puedan ad mirar, ya q ue es en esta rela ción complementaria, d esearán q ue los aspectos que aprecian en sus padres lleguen a ser también pa rte de él. Interna liza r esta experiencia a fecta d irecta mente el desa rrollo de un buen carácter y una buena identida d.
2. Omnipotencia vs. impotencia Los niños crecen percibiendo y sintiendo que sus padres son personas omnipotentes, dignas de admiración, que siempre satisface n sus necesidad es y les proveen un va liosísimo sentido d e seguridad. Es una necesida d sicológica g eneralizad a en cua lquier niño percibir a sus pad res como seres omnipotentes. Es un tipo de experiencia y sentimiento indispensa ble para q ue crezcan con un bue n gra do de salud mental.
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Percibir que sus padres son “ omnipotentes” y son ca paces de proteg erlos se internaliza en ellos y pa sa a forma r parte de su propia identidad. Sin emba rgo, muchos niños en nuestra América Latina confrontan la dura realida d de q ue muchas veces sus padres son incapa ces de tener control de sus propias vida s. Esto crea en e l niño un sentimiento de desilusión porque se da cuenta de q ue sus padres y los a dultos no son personas confia bles. El niño no ve a sus pad res como sujetos de a dmiración y por ta nto tampoco siente q ue él pueda ser ad mira do por otros niños. Mucha s veces la s experiencias del niño le enseña n q ue el medio en q ue vive es hostil y que no hay segurida d en la vida ni en sus pa dres, lo cua l es un elemento nocivo pa ra el desa rrollo del carác ter y persona lidad d el niño. Percibir q ue la socieda d o la g ente a dulta es injusta provoca un resentimiento que mucha s veces se expresa con conductas agresivas. En estos casos, este comportamiento agresivo es sólo un g rito encubierto de impotencia y pe dido de au xilio.
3. Confianza vs. desconfianza La ca pacidad de confia r en los pad res, en las personas a dultas y en el entorno se desarrolla en los niños a medida que tienen experiencias positivas. C ua ndo el niño siente q ue sus pad res confían en él, esta experiencia ta mbién g enera confia nza en ellos mismos y en los demás. Sin emba rgo, muchos niños viven en situaciones dond e se respira la inestabilidad, el temor, la incertidumbre y hasta la violencia. Este amb iente gene ra en los niños y niñas un sentimiento de d esconfianza que, al ser internalizado, desarrolla un carácter y una personalidad que les impide relacionarse con otras personas. Es más, muchas veces estos niños viven en un constante estado de hipervigilancia, desconfianza, esperando lo peor de los demás y de su entorno, al cual perciben no como algo benigno y amistoso sino como hostil y digno de d esconfia nza .
Preguntas • ¿Cómo llama a su hijo en casa? • ¿Cuántas veces reconoce sus méritos? • ¿Recuerda con frecuencia sus aciertos y lo estimula? • ¿Lo avergüenza frente a sus compañeros y amigos? • ¿Usa cantaletas para reprenderlo?
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Dios estab leció a la fa milia como el luga r donde los hijos se sientan va lorados y a dmirad os; donde sienta n q ue sus padres son sus héroes, sus amigos, sus protectores; donde sientan que pueden confia r en ellos y sepa n q ue ellos se enca rga rán de e nseña rles cómo vivir una vida responsa ble. La iglesia está lla mad a a ser una comunidad protectora o “ santua rio” donde estas fa milias, a su vez, puedan ser aceptada s, valorada s, amad a s y donde pueda n vivir el Sha lom q ue Dios q uiere para ellas. Los niños que han vivido en constantes crisis familiares necesitan experimentar una relación con personas confiables y admirables pa ra sentir que pueden lleg a r a ser como quienes a dmiran. La s personas adultas que trabajan o se relacionan con niños en crisis tienen la oportunidad de expresar constantemente frases de elogio por las cualidades de las niñas y niños para que ellos se sientan tam bién a dmirados y comiencen a estimar sus cua lida de s positiva s. Es de igua l importancia q ue los niños experimenten q ue los a dultos creen en ellos, que confían, porque esto se transforma en autoconfianza y en confia nza en los demás. Esto fina lmente a yuda rá a q ue ellos contrarresten sus duda s sobre el valor de sí mismos y su desconfianza hacia los demás. Esto es de vital importancia porque los niños que han vivido en constante crisis muchas veces crecen con la idea errónea de que no pueden confia r en sí mismos ni en los demá s. Cua ndo un niño experimenta que hay adultos en los cuales puede confiar y que ha y personas q ue le tra tan con d ignida d, entonces él se percibirá y tratará de la misma manera. Esta experiencia la hemos tenido todos cua ndo vivía mos una “ orfanda d espiritual” , sin conocer el amor de Dios y por tanto sin amarnos ni apreciarnos como Dios nos ama y aprecia.
Reflexión C u a n d o C ri st o s e h a c e p r e se n t e e n n u e s t ra v id a y e x p e r im e n t a m o s su a m o r, c o m e n z a m o s a a d m i ra r l o, y e m p e z a m o s a a m a r n o s y a confia r en nosotros mismos debido a q ue D ios nos mostró primero su a mor y confianza . Permita mos que nuestra relación con los niños sea una réplica de esta acción divina que Él hizo con n o so t r o s .
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Recomendaciones 1. Cada miembro de una familia tiene un papel que desempeñar, de esto resulta no sólo armonía, sino también fortaleza y crecimiento.
PARA LA IGLESIA
2. Observar modelos de comportamiento y carácter dentro del hogar en lo ideal. 3. Cultivar valores e impactar con ellos a la sociedad es tarea actual de la Iglesia.
Metodología 1. Con motivo del día de la familia u otro similar, organicen competencias deportivas, femeninas y masculinas, que incluyan actividades como: encestar, correr, trepar, saltar, reptar, barrer, pelar, distribuir, lanzar, lavar, planchar, doblar, arreglar, etc. 2. En parejas heterogéneas (papá-hijo y mamá-hija) y combinadas, ejecuten las actividades sugeridas. 3. Premien a los ganadores y mantengan sus nombres en una cartelera de recuerdos del evento, por un mes. 4. Busquen dos familias de la congregación que puedan organizar este evento deportivo, que suele llamarse “Familión” porque se reúnen las familias de la congregación. Es una buena oportunidad para invitar a familias fuera de la iglesia. A más de las competencias tradicionales, busquen alternativas nuevas como las sugeridas. Consigan los materiales necesarios. 5. No olviden tomar fotografías del “Familión” para exhibirlas en la cartelera por algún tiempo. Tampoco olviden premiar a los ganadores. En cualquier librería cristiana pueden encontrar tarjetitas o recuerdos sencillos para el efecto. Usen creatividad.
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“El sida... sí da”
UNA R ECOMENDA ECOMENDACIÓN CIÓN
“Oye hijo mío la instrucción de tu padre y no menosprecies menosprecies la dirección de tu madre”. Proverbios 1:8
(Prevención tempra tempr a na en niños y niña ni ña s sob re el VIH VIH /Sid a )
Papá, te queremos preguntar algo importante...
DE LA VIDA REAL
—Qué es el sida?, —preguntó Andrés a su padre—. El papá, entre confundido e ignorante, respondió: —¡El sida... sí da! Andrés dijo nuevamente: nuevamente:
—Papá esto no es un chiste. Yo quiero que me contestes. En la escuela dicen muchas cosas; no las creo. Por eso te pregunto a ti.
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L
a niñez niñez de las déca da s pasada s fue fue muy difere diferente nte a la de la g eneración actua l. En la actua lida lida d, tanto en el campo como en la ciudad, los niños y niñas están muy informadas del acontecer na cional cional e internacional. A través d e los medios medios de comunica ción, como la rad io y la televisión, y la propia conversa ción de los padres, ellos ellos se ha n enterad o de la presencia presencia d el sida sida . La La tarea de los los pad res es educa r e informar informar a sus hij hijos sobre sobre todo a contecer y más a ún sobre sucesos sucesos como como el sida sida pa ra evitar que cuando lo oig oig a n de otras personas personas se sientan en completa ig norancia. Cuando su hijo o hjia no está suficientemente y verdaderamente informada, podrá reaccionar con temor o miedo cuando escuche sobre sobre el tema. En a lgunos casos se ha encontrad encontrad o q ue a l no tener una información completa, hay niños y niñas que pensaron que sus padres llegarían a tener sida porque tenían relaciones sexuales y que por lo lo tan to llega llega ría ría n a morir. morir. Estas son experiencias experiencias q ue pueden evitarse evitarse si en el hogar se da n las primeras primeras enseñanza s en un espa cio informativo informativo y educa tivo.
Lógicame nte, ha blar de sexo no es fácil, fácil, y menos en un país donde todavía se mantienen muchos temores, desinformación y tabúes sobre el sexo. Es cierto cierto que e n a lgunos luga res se se practica e l sexo en una forma forma más a bierta; bierta; sin sin emba rgo, puede que todavía exista exista n muchos mitos al respecto. En otros otros lug lug a res la la práctica sexual puede ser mucho más encubierta y por tanto existir mayor desconocimiento desconocimiento sobre el tema .
Modelos de educación sexual en la familia En todo ca so, los los pad res genera lmente enseña n sobre el sexo sexo y la sexualidad ba jo ciertos ciertos modelos muy pa rticulares: rticulares:
El modelo mítico C uand o el papá o la la mamá les dicen dicen a los niños niños que a los los bebés los trae la cigüeña y que cuando los pajaritos duermen juntos a ma necen con hijito hijitos. s. Son histori historiaa s que se cuenta n pa ra evita r la la palab ra sexo o sexualida sexualida d.
El modelo de crisis C uan do el pa pa pá o la ma má hab lan de sexualida sexualida d a sus sus hij hijos o hija hija s sólo en momentos en que los encuentran tocándose o exhibiendo sus cuerpos. Así, Así, en m omen tos de crisis, se se le sienta a l chico y se le dice lo malo que está haciendo. En otros casos la niña o niño preg unta a la ma má cómo na cen los los bebés y ella ella responde: “Ve y pre pre g úntale úntale a tu papá” papá”.
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El modelo condenatorio C uand o el padre o la ma dre expli explican todos los los hechos de la sexuasexualidad al niño o la la niña niña y luego le dicen dicen q ue si a lguna vez lo hacen, serán serán duramente ca stiga stiga dos y les irá irá muy ma l.
El modelo formativo educativo Infortunadamente muy pocos padres asumen un modelo formativo educa tivo tivo constante constante pa ra ed ucar sobre sobre el sexo y la sexualida sexuali da d a sus hijos hijos e hijas.
¿Qué son el sexo y la sexualidad para mí? El sexo ha sido creado por Dios como un don y por lo tanto éste debe ser presentado como tal, en forma reflexiva, creativa y no condena toria. toria. Lógicame nte, la la perspectiva perspectiva cristi cristiaa na es cla cla ra sobre las generalidades del cuándo y cómo de las relaciones sexuales, pero pero esto debe ser pres presentad entad o como una a ctivi ctivida da d a grad a ble y no como algo que al hacerlo provocará la maldición de Dios y de la familia. La sexualidad no debe ser formada con un sentimiento de culpa porque terminará e liminand liminand o su ing ing rediente sicoafectivo. sicoafectivo. Mucha s personas entrevistad entrevistad a s en el pa ís ha n mencionad o que sus primeprimeras enseñanzas sobre sexualidad recibidas en su hogar o en la iglesia glesia fueron fueron neg ativas y altamente erróneas. erróneas. Nuestra sexualidad abarca mucho más que lo que hacemos con nuestros g enitales. Nuestros Nuestros hijos hijos ven cómo a ctuam os, pensamos y sentimos sobre sobre lo que sig sig nifica nifica ser hombre o mujer, mujer, para luego a dopta r el comportamiento, inclui incluido do el sexua l, de un o de los dos géneros. Por esta raz ón los los pad res y mad res necesitan necesitan ha blar primero primero como pa reja reja y juntos decidir q ué de sea n comunicar a sus hij hijos sobre sobre el tema de la sexualida sexualida d y el sida. sida. Es impor importante tante q ue los los pad res cocomo pa reja reja a cuerden q ué y cómo ed uca r a sus hij hijos sobre sobre lo mencionado. C uand o lo haya n decidido decidido de antema no, entonces entonces los los temores temores,, la la s respuestas vagas o emocionales darán paso a mensajes correctos, concretos, directos y formativos. Que los padres se preparen de a n t e m a n o a y u d a r á a r e s po p o n d e r a d e c u a d a m e n t e a l a in q u i e tu tu d d e sus hij hijos e hija hija s y sentirá sentirá n la confianza necesa ria ria pa ra seg uir a delante. De lo contrario contrario termina termina rán con la s duda s de si respondieron respondieron o no adecua da mente a la inq uietud uietud de sus niños. niños.
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Preguntas Háganse una autoevaluación como la siguiente, antes de asumir el rol de padres o madres educadores: • ¿Cuáles son mis valores sobre la sexualidad? • ¿Cuánta información quiero dar a mis hijos sobre el sida? • ¿Qué tanto entenderán mis hijos sobre el sida?
¿Cómo hablar del sida con los niños? Uno de los grand es problemas para los padres es que luego d e ha ber hab la do a sus hijos sobre el significad o de la pa la bra “ sida ” y cómo se adquiere, son forzados a responder otras preguntas más difíciles: “¿Q ué es una relación sexual?” “¿Cómo contagiarse con
una ag uja?” “¿Y ya no pueden tener hij os?”
Está por demás decir que una explicación sobre el sida requiere q ue el padre o la ma dre tenga n la d isposición de referirse a la va g ina, a l pene o a l ano sin los encubrimientos tan ca racterísticos de nuestra cultura, empleando palabras como: pajari to, pollito, panu chita, cosita, etc. Todo dependerá de cuánta informa ción tenga su hijo o hija sobre el tema. En su mayoría es más de lo que usted ima gina; por lo tanto prepárese para sus preguntas y a súmalas como la oportunida d pa ra ha blar sobre este tan importante tema . Otras preg unta s no menos difíciles son aq uella s relaciona da s con las drogas. Los niños preguntarán: “¿Qué son las drog as?” “¿Por
qué las personas usan drogas?” “¿C ómo usan drog as con ag u jas?” C omo pad res ustedes posiblemente han evitad o ha blar sobre estos tema s porq ue considera n q ue a sí protegen a sus hijos de una información no necesaria o porque creen que al darla provoca rán un interés inconveniente pa ra él. Este temor ha provocad o q ue muchos padres no eduquen a sus hijos a temprana eda d, y cuando éstos fueron expuestos a e stas realida des en la s calles, no tuvieron la informa ción necesaria pa ra tomar una decisión adecuada. Por esta razón es importante que como padres sobreponga n sus temores y asuman su rol de educa dor o educad ora.
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Perspectiva cristiana de la familia La forma en q ue los pad res ejercen su rol frente a sus hijos depen de d e la importancia q ue le den a su relación de pa reja y familia. En este sentido los hijos pueden ser percibidos sus padres como una “ carga ” o como una oportunida d para da r a mor y forjar vida s saluda bles y felices. Por esta ra zón es importa nte reconocer cuál es el concepto sobre la fam ilia de sde la perspectiva cristia na . En la B iblia encontram os q ue la fa milia es el lug a r crea do por Dios donde el esposo y la esposa viven juntos, unidos por un acuerdo d e a mor establecido entre ellos an te Dios. La ta rea d e la fa milia y de los pa dres es refleja r el a mor de Dios y satisfacer las necesidades físicas, emocionales y espirituales de sus miembros. De esta forma los padres están llama dos a educar a sus hijos, prepararles para el futuro y mostrarles aceptación, a mor y d isciplina. La estab ilidad de la familia depend e de la estabilidad de los individuos que la componen, y la estabilidad d e cad a persona depen de de la estabilida d de la familia. Los hijos deb en involucra rse en el proceso de toma de decisiones de la familia , pero los pad res son los responsab les mayores de provee r los puntos de pa rtida (los valores) y a sumir decisiones importa ntes por la familia .
Preguntas comunes de los niños sobre el sida Si usted es una madre o un padre que se pregunta cómo hablar con su hijo o hija sobre el sida, es importa nte q ue teng a en cuen ta las pregunta s que le ha rán. Aquí hay respuesta s sencillas a las preguntas má s comunes:
1. ¿Qué es un virus? C uéntele que un virus es un org a nismo muy simple y muy peq ueño, ca pa z d e reproducirse solo en el interior de ciertas célula s vivas d e nuestro cuerpo. Es importante q ue le diga de mucha s y va ria s ma neras q ue el VIH/Sida es a lgo muy difícil de a dq uirir o contagiarse. Exprese q ue es mucho má s fácil contagiarse de sa rampión o viruela y q ue son las personas a dultas las q ue pueden contagiarse de sida con may or fa cilida d.
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2. ¿Cómo se trasmite el sida y qué ocurre luego? G eneralmente la g ran ma yoría de niños y niñas han tenido alguna infección o enfermedad; en este sentido pueden entender lo que significa a dq uirir un virus y enfermarse. Por ejemplo, puede decirles q ue el sida ocurre cua ndo un virus entra en el org a nismo (explíq uelo de a cuerdo con la eda d de l niño o niña ). Éste ataca a las células bla nca s que son las q ue defienden a l cuerpo de las enfermedades. Este virus provoca que la persona se enferme fácilmente, porque cuando el Virus de I nmunodeficiencia H umana (VIH) ya está en el organismo, entonces se reproduce más rápido y a taca al sistema de de fensa . Así el cuerpo deja de tener la capa cida d de poder defenderse de las infecciones u otras enfermedades.
3. ¿Es posible que yo me contagie con el sida? Es importante rea firmar q ue los niños y la s niñas no se contag ian con el sida por tomar ag ua, da r la mano a una persona q ue lo tiene, usar piscinas o baños públicos, o por la picadura de un mosq uito o por juga r en los pa rques. Finalice pregun tan do a su hijo o hija si ha comprendido q ue es muy d ifícil que un niño o niña a dq uiera e l sida . Díga le ta mbién q ue los médicos especializa dos están traba jand o para poder encontrar la medicina q ue se necesita para protegerse del conta gio y pa ra curar a q uienes lleg an a tener sida. Invítele a hacer más preguntas si todavía tiene alguna duda y dígale que puede pregunta r cuando le surja n.
4. ¿Cómo se introduce el virus en el cuerpo? Una forma de responder esta inquietud es preguntand o a su hijo o hija q ué sab e a l respecto o cómo se ima g ina q ue ocurre esto. De esta forma sa brá q ué saben y q ué no sa ben a l respecto. Pued e de cir q ue existen diferentes forma s en q ue el virus entra e n el cuerpo. Por ejemplo, el virus de la g ripe se e ncuentra en e l aire y entra a l cuerpo al mome nto d e respirar. El virus del VIH/Sida no entra a l cuerpo al respirar sino sólo de cua tro formas: •
C u a n d o s e us a a g u ja s u tiliz a d a s po r o tr a p e rs on a q u e sí t ie n e sida.
•
C u a n d o s e t ie n e re la c i on e s s e xu a l e s c o n u n a p e rs on a q u e tie ne sida.
•
C u a n d o u na m a d r e e st á e m b a ra z a d a y tie n e s id a , a v e ce s lo trasmite a su bebé cuando está en la barriga de la mamá o al nacer.
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•
C u a n d o se re c ib e sa n g r e d on a d a q u e no fu e ex a m in a d a y p e rtenecía a a lguien que tenía sida .
5. ¿Por qué la gente tiene relaciones sexuales? Las niñas y niños de 6 a 9 años ya tienen un concepto sobre lo que son la s relaciones sexuales y preg unta rán cómo es q ue se tra nsmite el sida por este medio. Explíqueles cómo una pa reja , hombre y mujer, se expresan a mor a través de un a relación sexual.
Reflexión Eludir las responsabilidades acarrea siempre dificultades. Un tema tan delicado y extremadamente difícil como el sida requiere de un espacio urgente de educación y prevención, no sólo en la familia , en la comun idad o en la ig lesia , sino en toda s la s activida des humana s. Los miemb ros de la s comunidad es de fe tene mos el deber socia l y ante Dios de informarnos y formarnos para afrontar con honestida d y transpa rencia el tema d el sida. Éste no es un problema únicamente de un grupo social o de personas con un determinado comporta miento sexua l; es un problema de sa lud pública . La ig lesia necesita a fronta rlo con urg encia, dota do con herramienta s útiles y efectivas para conformar un frente sólido y a la vez compasivo en fav or de la vida .
Recomendaciones PARA PADRES/IGLESIA
El sida es una enfermedad que crece de manera alarmante en América Latina. La iglesia debe asumir el reto de preparar a sus miembros y motivar su participación inclusive en la a sistencia a los enfermos. 1. Infórmense de todo cuanto material puedan conseguir de organizaciones cristianas como librerías, canales de televisión y radio. También hay excelente material de diferentes ONG y entidades del gobierno. 2. Los padres de los hogares cristianos tienen el deber de preparar adecuadamente a sus hijos. 3. Como miembro activo de la iglesia, únanse al esfuerzo de otros hermanos y organicen reuniones, no sólo para informarse sino para tomar acciones concretas.
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Metodología 1. Previamente háganse las siguientes preguntas: • ¿Cuál es el modelo de educación sobre sexualidad y sida que utilizo como padre o madre? • ¿Estoy satisfecho con la forma en que educo a mis hijos e hijas en la temática mencionada? • ¿Qué obstáculos tengo que superar para sentirme con la comodidad necesaria para enseñar a mi hijo e hija sobre sexualidad y sida? • ¿Qué puedo hacer para iniciar cambios inmediatos y disminuir el sentimiento de culpabilidad y vergüenza que como padre o madre siento y trasmito a mis hijos? ¿En qué momentos puedo aprovechar para enseñar a mis hijos sobre la temática mencionada? • ¿Cuál es la información que considero debo saber para dársela a mis hijos, cuando lo soliciten, en relación con la sexualidad y el sida? 2. Busquen a menudo ocasiones para conversar sobre el tema con sus hijos. Asuman una posición proactiva; no juzguen ni malinterpreten los casos que conozcan, y menos asuman una actitud moralista. Logren que sus hijos se interesen en ustedes como fuentes adecuadas de información y no como pesados que “ya van con lo mismo”. 3. Oren al Señor y busquen propiciar reuniones. Inviten como conferenciantes a personas preparadas en el tema; abran caminos para tomar acciones concretas, tanto para los padres como para los hijos. Pueden usar durante seis meses, en forma continua: charlas, materiales impresos, videos, dramatizaciones, mimos, etc. Hay personas enfermas con sida que han llegado a conocer al Señor: ellos son los mejores testimonios, no sólo de fe sino también de esperanza y fortaleza.
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