“Los ojos más azules de Texas” de Linda Crist Scribd y XWPColección (Facebook)
Los ojos más azules de Texas The Bluest Eyes in Texas
Linda Crist Traducido por: Guri Corregido por: Julieta “Meltryth” (2015)
Nota de corrección: Agregada portada, corregido los errores de siempre que tanto dificultan la lectura como comas excesivas, errores de palabras, ortografía, cosas de esas. Agrego notas y aclaraciones. Recalco el intento, no es fácil traducir tantas páginas, pero se dejó las letras en color y marcadas por doquier. Ok, prácticamente lo hice de nuevo, pero no importa. Esto va gratis, gente, así que disfruten (y no me borren los enlaces) y califiquen. Julieta “Meltryth”. Aclaración de la carrera de “paralegal”: Bajo la supervisión de un abogado, un paralegal puede analizar asuntos legales, investigar y evaluar hechos de un caso en especial; también puede preparar alegatos de defensa, contratos, formas y otros documentos; puede entrevistar clientes; asistir en el manejo del caso; y desempeñar otras labores para asistir al abogado en la entrega de servicios legales a clientes. Las áreas en las que un paralegal puede brindar su asistencia son variadas. La responsabilidad laboral de un paralegal puede incluir todo lo que hace un abogado, excepto dar consejo legal o representar a clientes en la corte.
Capítulo 1
Dios bendijo Texas Con su propia mano Trajo ángeles a la tierra prometida Dimos a ellos un lugar en donde pudieran bailar 1
Si tu deseas ver el cielo hermano, aquí está tú oportunidad .
"Está ardiendo aquí en Dallas - Forwort, pero agradezco a Dios que al fin es viernes. El fin de semana está sobre nosotros. ¡Woo hoo! Vamos a comenzar justamente poniendo algunos de sus hits favoritos". La voz del locutor resonó en su oído y Carson empujó al gato de su estómago, rodando sobre sí, se sacudió la cabeza por tercera vez, escudriñando en el reloj de la radio y gimió cuando arrastró su pobre cuerpo cansado a una posición sentada. ¡Tarde otra vez! Se puso de pie lentamente y miró afuera de la ventana de su departamento del segundo piso. Podría decir con solo mirar el exterior que sería un día caluroso. Las pequeñas partículas bajo en el pavimento brillaban en el ardiente sol de la mañana. Carson sonrió a la paloma madre que había estado viviendo en una cesta que colgaba en su balcón desde los últimos dos años. El astuto pájaro había determinado que el balcón era un lugar muy seguro, y criaba dos o tres bebés allí durante cada estación de primavera y verano. Los ruidos suaves de la paloma por la mañana servían a veces como despertador más apacible y más piadoso, que lo que hacía el saltar el gato sobre ella sobresaltándola y despertándola. La piscina debajo de su departamento la miraba invitándola a que se refrescara, pero no había tiempo para nadar. No había tiempo para nada más. Parecía como si todo consistiera en alistarse para el trabajo, ir a trabajar, trabajar, llegar a casa del trabajo y prepararse para hacerlo de nuevo al día siguiente. Tenía muy poco tiempo para divertirse después de todo eso. Carson suspiró.
1
"Dios bendijo a Texas”. De porter Howell y Brady Seals ©1993, Square West Music, Inc. / Howlin 'Hits
Music, Inc. ASCAP, Fue realizado por Little Texas en su CD, Big Time.
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No es que estuviera odiando su carrera de paralegal. Sólo estaba aburrida y podría prácticamente hacer su trabajo con los ojos cerrados. Era una compensación por la antigüedad y sus ventajas, disfrutaba el derecho en la consejería jurídica donde la habían contratado desde que salió de la universidad. Ella había caído en una cómoda rutina. Bostezó y se estiró, girando su cabeza de un lado a otro y oyendo las vértebras de su cuello y espalda hacer pequeños ruidos al reacomodarse. Caminó silenciosamente dentro del área del tocador y se miró detenidamente en el espejo, observando sus hinchados ojos... azules... los ojos de esa mañana.... Sus ojos eran un enigma y podrían parecer azules, verdes, o grises, dependiendo de lo que usaba o el color del fondo detrás de ella. Eran, de hecho, una combinación de los tonos de los tres colores, junto con algunos puntos dorados interesantes. Ella metió sus dedos a través de su corto y revuelto cabello rubio y pensó qué iba a vestir para trabajar para el viernes informal. Repentinamente, una sonrisa enorme apareció en su cara. Tengo un seminario hoy. ¡Yupi! Sin estrés hasta el lunes. Sintiéndose mucho más feliz, fue a la cocina y puso dos cucharadas de alimento en cada uno de los cuencos de sus gatos. Roma, la gorda y feliz de raza Calico, ansiosamente rodeaba sus piernas, frotándose contra ellas hasta que los secos pedazos sonaron en el tazón. Una vez que el tazón estuvo lleno, comenzó inmediatamente a comer. Allie, la dulce plateada y blanca gata Chinchilla Persa estaba más contenta en seguir a Carson de un lado a otro que ver lo que hacía. Carson se preguntaba a menudo si Allie era anoréxica, la chiquita gata comía tan poco. Cada año el veterinario le aseguraba que la belleza de dos kilos y medio estaba absolutamente sana y que sólo era de naturaleza pequeña. "Tú, chica tonta, estoy sirviendo el jugo de naranja justo como lo hago cada mañana". Le rascó la esponjosa cabeza al gato que ronroneó satisfecho. "Sí, eres muy dulce". Ella le dio unos besos ruidosos en la nariz de la diminuta felina mientras la gata le frotaba la nariz en un ritual de saludo de la mañana. Desde hace mucho daba de comer a los gatos en la barra de la cocina. Carson se preguntaba si podría entonces vivir con alguien además de estos dos cariñosos gatos. Los amaba tanto como se imaginaba que podría amar a un niño, pero sabía claramente que ellos no eran un substituto para la conversación y compañía humana. Había pasado ya mucho tiempo desde que había estado enamorada, no podía
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incluso recordar cómo se sentía al estar enamorada. ¿Cuándo su vida llegó a ser tan rutinaria? Terminó el jugo, sirviéndose un tazón de cereales y fue a abrir la puerta del balcón para que los gatos pudieran tener una breve excursión matutina. Observó el estado del tiempo mientras que masticaba los cuadrados de trigo cubiertos de azúcar, enterándose lo que la madre naturaleza deparaba para el día en el resto del país. Mirar el tiempo era una fascinación secreta que había compartido con su padre. Él había sido un voluntario de la unidad de desastres del cuerpo de bomberos y había estado en cada desastre natural importante en el estado de Texas desde que un tornado de categoría cinco golpeara Wichita Falls cuando Carson estaba en la escuela primaria. El pronóstico local era soleado y caluroso con una alta temperatura cerca de 40 grados. "Oh, qué sorpresa", murmuró sarcásticamente y después cambió con el control a las noticias para ver qué sucedía en el resto del mundo, comprobó en el mercado de acciones y se enteró quienes habían ganado medallas de oro en las Olimpiadas de Sídney por la noche. Carson no era precisamente una gran aficionada de los deportes, pero las Olimpiadas estaban en antena cuando ella podía sentarse y mirar casi cualquier cosa, incluyendo acrobacias y remo. Continuó comiendo su cereal hasta que sólo quedo leche, vaciándola en el tazón y con su cuchara señaló a los gatos que era su turno de ir a terminar la leche. Con una ducha rápida y mínima aplicación de maquillaje, Carson sonrió y sacó un short color caqui y una remera de polo. Vestimenta del seminario. Se puso al hombro su maletín, coloco el código del sistema de alarma y salió en su rojo Acura Integra2. Después de una rápida parada para una taza grande de café expreso, se dirigió a través de la autopista con el otro millón de personas hacia el sur y al centro de Dallas a las 8:00 a.m. El tráfico estaba moviéndose a paso de tortuga y ella estaba estirada su asiento, pulsando los botones de pre-seleccionando en la radio hasta que encontró un locutor que no fuera demasiado molesto. Caluroso. Esto estaba ya caluroso. El verano era la época más dura en la que todos se levantaban temprano. ¿Por qué los adultos no pueden tener el verano libre como los niños? Ella musitó.
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Evidentemente los yankees no viven si no te ponen algunas marcas, es como que no pueden poner “coche normal”, “deportivo de lujo”, nop.
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Mientras se enfilaba hacía el centro de conferencias para el seminario, Carson se preguntaba por milésima vez que estaba haciendo aún en Dallas, Texas, trabajando en un aburrido empleo, mirando la pantalla de la computadora todo el día bajo luces fluorescentes en un edificio con aire acondicionado. Echaba mucho de menos los días al aire libre, encerrada en la minúscula oficina, era su prisión por lo menos un tercio del tiempo. Por lo menos tengo una ventana. Por supuesto sólo me hace extrañar aún más tener un verano descansando. Una breve sonrisa apareció cruzando sus labios cuando recordó a tres pequeñas muchachas bajo la vereda montando a caballo. Curioso, ella no había pensado en Meg y Diane en varios meses. Extraño como dos personas pueden ser tus mejores amigas y más tarde, pueden desaparecer completamente de tu vida. Carson se preguntaba qué estarían haciendo ahora, si pensaban alguna vez en ella, y que pensarían de su ordinaria vida mundana. Me pregunto siempre si mi vida de verdad comenzó alguna vez. Las cosas solo no resultaron como lo supusieron. A los veintisiete aún no tenía marido, niños y casa, y lo peor de todo, aún no sabía lo que haría cuando se cansara. No sabía a la edad de doce años lo que podría ser. Pero entonces, a los doce, no pensé que quizá algún día desearía una esposa en vez de un marido. Quizá es una bendición que mamá y papá no estén para veme pensar en esto. Carson había perdido a su madre de cáncer tres días antes de su vigésimo quinto cumpleaños, el peor cumpleaños de su vida. Ella todavía asociaba su cumpleaños con la muerte. Su padre murió repentinamente de un ataque del corazón casi exactamente un año después de que su madre se fuera. Había pasado el resto de ese año solucionando el patrimonio de su padre, marchándose completamente de la casa de sus padres y poniéndola a la venta. El día que la vendió sintió una enorme carga salir de sus hombros. Después de meses de duro trabajo cada fin de semana, casi pasó un año vacía, haciendo sólo lo esencial y teniendo muy poca socialización, acordándose mucho del tiempo mientras lentamente comenzó a curarse del dolor de la pérdida. Su madre había sido su mejor amiga, y su padre, si bien no tan cercano, tenía una clase de coraje especial. A menudo se describía como la versión femenina de su padre. Ahora comenzaba a sentirse viva otra vez y estaba lista para lo que la vida le tuviera reservado. Sabía que todavía habría a veces algo pedregoso por delante y que nunca podría olvidarse completamente de la perdida de sus padres. Pero al mismo tiempo,
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entendía que podría algún día despertar y pasar un día donde no pensara en ellos y cuando pudiera ser capaz de mirar una película que tuviera muertes y no llorar. Sus pensamientos fueron traídos de nuevo al presente, cuando se aproximaba al carril de "Solo tarjetas de peaje" y siendo un genio para atravesar la casilla, agradecida que su firma le proporcionara la práctica tarjeta de lectura láser que estaba fijada en su parabrisas delantero. Ella miró a toda la gente en el carril próximo y se preguntaba por qué ella no escogió un carril. No era que la etiqueta costara extra y eso seguro era mucho más rápido. Varios minutos más tarde, encontró un espacio en el estacionamiento del centro de conferencias y se dirigió hacia la escalera mecánica al lugar designado para la reunión. Se trasladó a la parte trasera del cuarto y recogió un plato y leyó atentamente lo de siempre "desayuno continental", tomando selectivamente un panecillo de canela con pasas y algunos trozos de piña. Ella había terminado su café expreso en el auto, así que por supuesto otra taza de café estaba en orden. Carson y la cafeína eran muy buenas amigas. Caminó a un asiento al final en el centro del pasillo y dejó su plato abajo en la larga mesa, antes tomar la silla y de sentarse, dejando su maletín recargado en el piso contra las patas de la silla. Sonrió con engreimiento a todos los paralegales que llegaron con sus trajes de negocios. Qué pena. Es viernes y ellos están en un seminario. ¿A quién diablos quieren impresionar entonces? Notó más de una mirada de envidia en su vestimenta cuando muchos de ellos de repente se dieron cuenta que pudieron haberse vestido mucho más cómodamente. Tomó un folleto del seminario echándole un vistazo: "Pro-Bono3 oportunidad para los Paralegales", y leyó la biografía de los conferencistas. Kennedy S. Nocona, Genial. Otro abogado que querrá hablarnos probablemente de lo bonito, y en secreto albergar la idea esa de que si nosotros fuéramos inteligentes, seríamos abogados en vez de paralegales. ¿Por qué ellos no ponen paralegales para dirigir seminarios para paralegales? Me enfermo con esos hombres que piensan que porque no fui a la escuela de derecho, y porque soy una rubia, tengo que ser dulce, estúpida, y servicial. Ugghh.
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Pro bono o ad honorem (nosotros usamos el último), es un trabajo que rara vez otorga beneficios económicos, generalmente se hace de modo gratuito. A veces, si ganan, el juez puede hacer que les paguen algo.
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Suspiró y observó cuando una mujer alta, de oscuro cabello hasta los hombros, se aproximaba al pódium. Usaba unos pantalones azul marino que le sentaban muy bien y tenía un bonito bronceado veraniego. La mujer miró alrededor y brevemente se encontró la mirada de Carson. Guau. Esos son los ojos más azules que haya visto jamás. Desearía poder mirarla todo el día, en vez de al viejo Kennedy, el conferencista. "Hola". La mujer dio un golpecito en el micrófono para probar su intensidad y después lo movió de lugar hasta que estuvo un poco más cerca, acomodándolo a su altura. “Soy Kennedy Nocona y seré su conferencista hoy. Vamos hablar acerca del trabajo Pro-Bono, nosotros vamos..." ¿Ella es Kennedy? Carson se rió suavemente. Había asumido que la mujer que estaba allí introduciría al conferencista. Bien, bien. Atrapada por mis propios estereotipos. Kennedy Nocona claramente no era hombre. La rubia paralegal sonrió y abrió su laptop para tomar notas. Este iba ser un día realmente bueno después de todo.
***
La mañana pasó rápidamente y Kennedy estaba contenta que el seminario estuviera yendo tan bien. Los paralegales asistentes parecían estar de verdad estar prestando atención la mayor parte del tiempo, en vez de en secreto estar leyendo revistas o jugando con sus laptops. Algunas buenas preguntas fueron planteadas y ella misma incluso aprendió algunas cosas, principalmente las URL de algún nuevo sitio web que proporcionaba investigación legal gratuita. El trabajo pro-bono, trabajo legal realizado gratis, era una pasión suya, y era su opinión que la mayoría de los abogados deberían también dar un poco de su tiempo y promocionar la educación para ayudar a los que no podían permitirse asesorías legales. El seminario para los paralegales era para Kennedy su mimado, y había desarrollado éste con la orientación y aprobación del Comité de Educación Legal del Estado. Como incentivo, los participantes ganaban seis horas de continuar su formación con prestigio. Los paralegales, con formación y educación, podrían hacer casi cualquier cosa que un abogado podía hacer. De hecho, las únicas actividades terminantemente prohibidas eran las de representar a clientes, aceptar negocios legales o disponer cuotas legales. Y por supuesto allí había reglas contra los abogados que formaban sociedades con los no
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abogados. Kennedy sentía que el mercado paralegal era un recurso extenso sin aprovechar para el trabajo legal voluntario y si los abogados supieran eso, estarían solicitando tener asistencia con actividades pro-bono y podrían estar más inclinados a rendir en sus servicios. Un buen paralegal podía hacer casi toda la previa del juicio legal para un caso. Miró a los participantes del seminario salir del cuarto para el almuerzo, y se asegurarse que sus folletos para la tarde estaban en orden. Después de un breve vistazo en sus notas se dirigió hacia la puerta también, su celular sonó. Lo quitó de su cinturón y lo abrió. "Kennedy Nocona". "¿Estás ocupada?" Una sensual voz ronca en el otro extremo del teléfono. "Heidi". Kennedy se rió. "¿Dónde estás?" "¿Qué vale esto para ti, bebé?" La voz, si bien aún era profunda, tenía un poco menos tono sensual. Kennedy suspiró internamente. Su compañera de cuarto de la escuela de Derecho fumaba un paquete al día, y después de casi quince años de hábito, las cuerdas vocales de Heidi habían sufrido al parecer algún daño, tomando una ronquera permanente desbastada. "Hey, ¿qué quieres decir con 'qué vale esto'? Pensé que tu estarías llevándome a mí a cenar esta noche". "Lo estoy, pero entonces estarías llevándome a mí a bailar". “Oh, vamos Heidi. Sabes que ese no es mi lugar". Kennedy gimió. "Quizá no, pero es el mío. Además, eres la mejor maldita bailarina en el estado de Texas en mi opinión, y solo consigo una oportunidad de beneficiarme de tu talento unas pocas veces al año. Sería justo ser vista con una guapa nena como tú, eres asombrosa para mi reputación. Vamos, ¿por favor?" La excesivamente dramática y quejumbrosa voz era típica de la mujer, y Kennedy un poco contuvo una risa. "Ok. Pero recuerda que tuve los ojos rojos esta mañana, así que no puedo estar mucho tiempo". Kennedy tomó su carpeta y su maletín, guardándolos mientras hablaba. "¿Cuándo volverás a Austin?"
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"Mañana por la mañana". "Maldición". Heidi procuró un completo gimoteo hecho y correcto, pero este resonó en su garganta. "Pensé que íbamos a divertirnos todo el fin de semana". "Lo siento. Tengo un juicio el lunes y necesito volver. Mis clientes me llamaron ayer tarde. Desean encontrarse conmigo una última vez. Estamos listos. Es solo un día, un asunto pequeño de reclamación en la corte, conflicto de propietario-arrendatario, pero pienso que están nerviosos, más que nada. Apenas hablan inglés y están sumamente intimidados por el sistema legal. Por lo tanto les prometí que me encontraría con ellos mañana por la noche". Kennedy comenzó a hacer su salida del cuarto hacia las escaleras mecánicas que conducían abajo, al nivel principal del edificio. "Bueno". La voz en la garganta reflejaba fingido dolor. "Estarás hospedándote en el Dupont, ¿correcto?" "¿Dónde más estaría hospedándome?" Kennedy estaba encariñada con el viejo hotel histórico, que se encontraba en el corazón de Dallas, en el vecindario más popular. "Buen punto. Entonces te encontraré en el Bar Ivori a las 7 para cenar y beber algo antes, ¿es más conveniente para ti?" Heidi se burló de su estoica amiga. "Sabes que lo es". Kennedy amaba el pequeño e íntimo piano bar y ese era el punto de referencia del Hotel Dupont, aunque ella raramente tomaba algo más fuerte que agua mineral con limón. "Ok. Te veo más tarde. Necesito regresar al curso de golf. Mis clientes y yo acabamos de terminar el almuerzo y estamos listos para el hoyo nueve". "De verdad estoy apenada que tengas que sufrir con eso". Ese fue el turno de Kennedy de burlarse. "Hey, estoy sufriendo aquí. Esto son unos cien dólares inconcebibles para mí. Dios mío, y tengo que mirar a un grupo de viejos hombres gordos intentar conseguir el hoyo todo el largo día". "Cierto, pero por lo menos no estás agotada, usando un traje y consigues estar afuera". "Te veo a las 7. Y no lloriquees sobre bailar. Esa no es una actividad opcional, ¿me entendiste?"
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Kennedy podría imaginar las manos firmes de su amiga en sus caderas mientras hablaba. "Te entiendo". Ella llegó a la escalera mecánica. "Hasta luego". "Adiós, bebé". Kennedy escuchó a su amiga colgar en el otro extremo, cerró su celular y lo sujetó en la parte trasera de su cinturón.
***
"Hey Carson, lamento llegar tarde. Conseguí una de las grandes cuentas y no podía salir". Un hombre alto de cabello rubio hizo su camino a través del comedor y se sentó en la mesa al otro lado de ella. "¿Cómo está yendo el seminario?" "Hey, lo sé. Imaginé algo así, por eso me adelanté. Siento comenzar sin ti". Carson sonrió tranquilamente, mientras se servía un chorro de vinagreta de queso azul sobre su ensalada. "Um... el seminario... es.... interesante". “Pareces como el gato que se comió al canario. ¿Qué pasa?" El hombre ensanchó su sonrisa y se inclinó acercándose a su prima. La cara de Carson se puso más seria. "Gordy, ¿me conoces desde cuándo? ¿Desde que teníamos tres años de edad? " "Bien, podría decir que sí". Gordon le dio una palmada juguetonamente en su brazo. "Ya que tu tenías tres años cuando nací". "Cierto". Ella miró al guapo hombre pensativamente. El padre de Gordon había nacido en Alemania mientras que su madre, hermana de la madre de Carson, era de descendencia escocesa irlandesa. Él había heredado la combinación atractiva del cabello rubio, la piel aceitunada y unos asesinos ojos marrones dorados. Gordon y Carson habían compartido siempre una camaradería el uno con el otro, pero se hicieron mucho más cercanos después de que la madre de Carson muriera. No sólo eran los únicos dos primos de diecisiete en tener un grado universitario, ellos eran los únicos de los diecisiete de la amplia familia que terminaron la secundaria. Se unían el uno al otro en las reuniones familiares, observando a sus otros parientes con contradicción,
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diversión y desconcierto. Una mayor parte del clan residía en varias casas remolques dispersas en la parte trasera de un estacionamiento de una tía, muy cerca de Tyler, Texas, trabajando en raros trabajos y esperando que sus cheques del subsidio del estado llegaran. Las madres de Carson y Gordon habían nacido de un pobre sureño predicador Bautista, que había también trabajado como cosechador para apoyar a sus seis niños. Afortunadamente para el par de primos, sus madres abandonaron el este rural de Texas para seguir las brillantes luces de Dallas y ambas se habían casado con hombres estables que eran buenos proveedores para sus familias. Y ambas madres habían insistido que la educación era la meta más importante por la que sus hijos deberían luchar. Los primos compartían algo más también. Poco después que Gordon se graduara de la universidad con su título de finanzas, él indeciso salió del armario con Carson y le presentó a su pareja, Darren, con quien había comprado recientemente una muy bonita casa en Frisco, un suburbio de Dallas. Gordon era un analista financiero en el Banco del Estado Yellow Rose, y trabajaba en la sucursal principal de Dallas, que estaba ubicada en el primer piso del centro de conferencias donde el seminario estaba llevándose a cabo. Carson se había reído irónicamente después de esa revelación, y entonces dijo a Gordon que estaban obviamente viviendo pruebas de la teoría genética homosexual. Ella entonces le explicó que estaba bastante segura que también era gay, aunque nunca había tenido una novia realmente. Eso fue hace casi tres años, justo después de que la madre de Carson se adelantara en el camino. Los dos primos encontraban una ocasión para almorzar y frecuentemente se veían los fines de semana también. Cuando Carson supo que estaría acudiendo al seminario en el edificio donde su primo favorito trabajaba, lo llamó inmediatamente e hizo planes para almorzar. "Gordy, ¿qué vas a comer?" Ella señaló hacia la crecida hilera de clientes del comedor en el otro extremo del restaurante. "Bien..." El hombre encantador sonrió avergonzadamente. "Vine aquí a ver si podía pedirte que saliéramos". "Oh". Carson inclinó su cabeza a un lado curiosamente. "Es mejor que eso sea bueno".
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"¿Y si te cuento que el presidente de la sucursal vino por mi oficina más o menos hace una hora y me buscó para saber si podía almorzar hoy con él?" Gordon se empujó en el respaldo de su silla y cruzó los brazos sobre su pecho con engreimiento. "Tú…" Carson meneó su cabeza de un lado a otro y sonrió. "Si acepto eso. ¿Piensas que será una buena cosa?" “Creo que sí". Gordon se relajó apoyando sus antebrazos sobre la superficie de la mesa. "Él, no parecía preocupado. Además, pienso que si estuviera en problemas, almorzar no sería parte del acuerdo". "Buen punto". Carson pinchó una hoja de lechuga con su tenedor y la giró ausentemente antes de meterla en su boca. "Por supuesto que puedes pedirme salir". "Gracias". El alto hombre rubio se puso de pie y se inclinó, besando a su prima en la mejilla. "¿Quedamos para algo además de patinar esta noche?" "El Lucchese por la noche". Carson devolvió el beso. “Es una cita entonces". Gordon guiñó y entonces hizo una pausa. "Hey. ¿No estabas a punto de preguntarme algo hace un minuto?" "See, pero puede esperar". Carson vio a la conferencista del seminario saliendo de la fila de la caja registradora. "Te pondré al corriente esta noche. Ve a prepararte para tu reunión del almuerzo". "Genial". Gordon sonrió de oreja a oreja. "Darren y yo estaremos recogiéndote a las 8:00 p.m."
***
Kennedy llegó a la parte inferior de la escalera mecánica y siguió la continua oleada de gente que se movía hacia el comedor, el único restaurante en los treinta pisos del edificio. Construido en el pasillo circundante al centro de conferencias y sin hacerla salir a almorzar a alguna parte, esto valía la pena. Consideró pedir comida china de servicio al cuarto, pero entonces decidió que eso podría ser demasiado para la pobre persona repartidora al estacionarse fuera del rascacielos y encontrar el cuarto.
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Se alegró enormemente cuando entró en el comedor y vio a la linda rubia de su seminario sentada sola en una de las mesas. Quizá pueda reunirme con ella para almorzar. Ella se regañó. Vamos, ¿cómo sabes si está casada o algo? Kennedy había buscado algún anillo y no vio uno. Todavía... su gaydar raramente le fallaba, aunque no había nada específico había acerca de la apariencia de la chica para invitarla, solo tuvo una sensación que la rubia le era familiar. Además, por alguna razón, ella se sintió inmediatamente atraída a la chica. Caminó a través de la hilera del comedor, pidiendo una hamburguesa vegetariana, una banana y un té helado de ginseng. Salió para encontrar al objeto de su curiosidad hablando con un atractivo hombre rubio. Sus esperanzas cayeron incluso más cuando el hombre se levantó y besó a la chica antes de que él se fuera. Mmm, supongo que no comeré con ella. Kennedy comenzó a mirar alrededor por una mesa vacía y suspiró cuando no encontró ninguna. Supongo que me llevaré esto a la habitación y repasaré mis notas una más vez. Desde el otro lado del lugar, Carson miró con desilusión cuando la alta morena desapareció del comedor. Podría jurar que ella me sonrió más que unas pocas veces esta mañana. Quizás sólo es amigable con todos sus participantes del seminario. ¿Qué estoy pensando, de cualquier modo? Es fantástica para caerse muerta. Aunque no sea gay, apuesto que puede tener todo lo que quiera. Probablemente tiene un novio estable... o una novia. Una desanimada paralegal terminó su ensalada y entonces atacó un sándwich de carne asada.
***
Kennedy se sentó recargada en la baja silla acojinada y dejó que la suave música del piano pasase acerando sus nervios para la noche por venir. Observó cuando Heidi encendió un cigarrillo de la casi quemada colilla de otro abajo. Como Kennedy, Heidi era también alta, pero tenía cabello corto color color miel y grandes ojos avellana. Tenía una ancha sonrisa y su habitual bronceado de verano. También tenía los principios de las líneas de arrugas alrededor de sus ojos, evidencia del precio que fumar estaba haciendo en su relativamente joven piel.
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"Heidi, ¿cuántos de estos fumas a diario?" Kennedy con delicadeza sondeó a su amiga. "¿Quieres vivir para ver tu trigésimo tercer cumpleaños, no es así?" "Oh. Un paquete al día. Quizá dos durante las semanas realmente malas". Heidi renunció a su cigarro en una mano, y tragó el resto de un Bourbon con hielo de un trago, gesticulando para que la camarera trajera otro. "Estoy muy bien. Además, cada vez que quiero dejarlo, gasto diez libras en tabaco en cuestión de horas, lo juro. Sin mencionar lo fatal que me siento". "Eso es porque tu cuerpo está probablemente pasándose de toxico". Kennedy bebió de su agua mineral. ”Mira”. La mirada avellana de la mujer tomó una postura defensiva. "Mi vida es mucho más estresante que la tuya. Represento a algunos de los más prominentes agentes en Dallas. Lo fastidio un poco y millones de dólares podrían irse por la cañería, junto con mi carrera. No tengo el privilegio de vivir de los intereses de mi liquidación de un enorme juicio, como alguna gente que conozco". Ella miró a Kennedy acusadoramente. "Heidi, sigo trabajando, probablemente menos horas a la semana de lo tú lo haces y sabes eso". La morena estaba apenada de tocado el tema de fumar. Esta era una discusión que ella siempre perdía. "Cierto, pero no tienes que trabajar". Heidi aceptó su tercer bourbon de la camarera removiendo el vaso antes de tomar un trago. "Lo siento". Los conmovedores azules ojos pidieron clemencia. "Eres una chica grande. Sólo que me preocupo por ti. No quiero verte enfermar de cáncer o... algo así". "Aprecio eso". Heidi bajó sus defensas un poco, leyendo el dolor sincero en los ojos de Kennedy. “Te diré, para el momento que esté en los cuarenta, patearé los cigarros de una vez y por todas. Lo prometo". "Trato". Kennedy sonrió. "Te recordaré esto. ¿Por qué no me hablas acerca de ese restaurante al que iremos?" "Oh". El acostumbrado comportamiento efervescente de Heidi reapareció. "The Purple Mango. Te va a encantar, lo juro. Tiene gran carta vegetariana y maravillosas mujeres yendo todo el tiempo. Además, está verdaderamente cerca del bar".
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"Genial". Kennedy se recostó otra vez, dándole igual atención al pianista y a su amiga describiendo el menú en el restaurante de moda.
***
"Oh Dios, Gordy". Carson pisaba fuera de la pista de baile del Bit N‟Spur Saloon para respirar. "Sabes que eres la única persona con la que bailo bien. Eres como un gran guía". "Gracias a ti, mi querida". Gordon sonrió y soltó la mano de Carson. Gordon era generalmente alegre de cualquier modo, pero en la cena él le había informado a Carson que en su almuerzo, el presidente de su sucursal lo había invitado a que se uniera al programa de formación oficial en el banco. Él estaba extremadamente con la moral por los aires, viendo a Carson y Darren. Ellos se acercaron a Darren, que estaba apoyado sobre el barandal observando la multitud, sobre todo de parejas del mismo sexo girando al pasar. Carson se rió internamente, cuando se dio cuenta de esto, que en la cara de Gordon siempre aparecía un brillo cada vez que él miraba a Darren. The Bit N‟Spur Saloon fue fundado originalmente como bar para que bailaran hombres gay del oeste del país, pero cuando el único bar de la ciudad de las mujeres cerró, comenzaron poco a poco a reclamar un pedazo de The Bit N‟Spur Saloon como suyo. Había esporádicamente peleas entre los clientes masculinos y femeninos, pero los hombres finalmente habían aceptado el hecho de que las mujeres no iban a irse a ninguna otra parte, y con reticencia compartieron la pista de baile con ellas. A cambio, las mujeres toleraban los videos masculinos bailando casi desnudos, que constantemente eran pasados en elevadas pantallas a lo largo del bar. "Si me disculpas por un momento, voy a ir bailar con Darren". Gordon le sonrió a su pareja y le tendió su mano. "Bueno. Necesito descansar por un minuto de cualquier modo". Carson miró a su primo y a su amante subir a la pista. Ellos eran una linda pareja, y Darren era siempre muy agradable con Carson, tratándola como familia.
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La rubia observaba a los bailarines, de vez en cuando echando un vistazo en el lugar para ver si alguna de sus amigas había llegado. No las había llamado específicamente, dado que tenía planes con Gordon, pero muchas de sus amigas eran asiduas los viernes por la noche al The Bit N‟Spur, así como también al Sue Ellen, el bar de chicas calle abajo. De repente una alta figura atrapó la mirada de Carson y observó con asombro como Kennedy Nocona hacía girar a una atractiva pelirroja en sus brazos. La abogada estaba vestida para matar en opinión de Carson, en jeans negros que se ajustaban muy bien a sus largas piernas, junto con unas botas vaqueras negras, del tipo bonito con costuras avanzadas y mordaces punteras. Carson la aprobó, pues ella odiaba la mayoría de las botas que las mujeres usaban, con sus anchas gruesas redondas punteras. Kennedy también llevaba puesto un cinturón negro de piel con una hebilla de plata de buen gusto, y una camisa blanca de manga larga almidonada se veía genial en su morena piel. Por no mencionar la forma que hacía resaltar sus azules ojos. Carson lentamente pensó todo esto durante varios pasos alrededor de la pista por la abogada y su pareja de baile. Mmm. Carson estaba decepcionada y alegre al mismo tiempo. Alegre de que sus instintos sobre la orientación sexual de la morena hubieran sido correctos, y decepcionada, asumiendo que quizá la pelirroja era novia de Kennedy. La canción finalizó y Kennedy acompañó a su pareja de baile fuera de la pista al otro lado del lugar de donde Carson estaba parada. La paralegal momentáneamente perdió de vista a la alta mujer, pero cuando otra canción empezó, miró a la mujer subiendo a la pista otra vez, está vez con una bonita mujer de evidente ascendencia hispana. Carson suspiró y fue a la barra a ordenar una cerveza mexicana. Le sonrió al barman que educadamente le trajo la fría cerveza cuello largo, adornada con una rebanada de lima. Le dio una propina y regresó al carril de la pista de baile. A pesar de las quejas incesantes de sus amigas que eran tratadas mal por los barman en The Bit N‟Spur, esa no había sido la experiencia de Carson. Los había encontrado siendo amables y sospechaba que sus amigas podían tener más que apenas una pequeña actitud hacía los hombres con los que ellas compartían la barra. Se impulsó su caminar de nuevo a su lugar previo y vio a Gordon y a Darren acercarse, saludándola al pasar. Ella sonrió y levantó su botella de cerveza en saludo. Entonces vio a Kennedy bailar en su línea de visión, esta vez con una alta mujer de cabello claro.
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Caramba. Supongo que ella es una ganadora. No sólo puede tener a cualquier mujer que quiera, por lo visto la puede tener cada mujer que la quiera. Carson inmediatamente sintió un matiz de enojo irracional. Ella había ya caído con una así una vez y había decidido nunca hacer eso otra vez. Shelley, la mujer atlética y atractiva que se movía en el ámbito del círculo de amigas de Carson, la había invitado el vino y la cena, y casi había tenido éxito en llevarla a la cama, cuando Carson estaba borracha, aparte de eso Shelley le había dado similar tratamiento a dos otras mujeres al mismo tiempo. De alguna manera Carson sentía no haber dormido con Shelley, usándola. Así que Shelley no consideraría el sexo casual cuando fuera utilizada. Carson sabía que ella atraía a las mujeres, pero en realidad no había tenido aún sexo con ninguna. Shelley era una llamativa chica, y pudo ser agradable tener alguna experiencia. Pero el romanticismo en Carson deseaba esperar hasta que tuviera verdaderos sentimientos por alguien antes de que durmiera con ella. Había tenido unas pocas superficiales relaciones físicas con los hombres en el pasado, y los encontró insatisfactorios en varios niveles. Allí no había conexión emocional con los hombres, y hacer el amor, si eso podría ser llamado así, había sido totalmente para el placer de ellos, con poca preocupación por Carson o sus sentimientos. Por supuesto que habría ayudado si Carson hubiera estado atraída a los hombres en principio. Las cosas que nosotras hacemos para intentar vivir con los estándares de la sociedad. Ella estaba decidida, sobretodo, en que no iba a tener más relaciones superficiales, por lo menos no cuando viniera con asuntos del corazón. Gordon y Darren aparecieron a su lado, trayendo sus pensamientos de regreso al presente. "¿Estás lista para otra ronda?" Gordon extendió su mano. "Seguro. Darren, ¿quieres terminar mi cerveza?" Ella le tendió la fría bebida. "Gracias". Darren la tomó, y de repente Gordon estaba girándola alrededor de la pista, haciéndola reír con el mareo. Kennedy y Heidi estaban apoyadas contra el pasamano, mirando la actividad en la pista de baile. Heidi encendió un cigarrillo y bebió otro bourbon, mientras Kennedy acunaba un vaso de agua con hielo.
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"¿Estás divirtiéndote?" Heidi codeó a su amiga en las costillas. "Supongo". Los azules ojos vagaron estudiando el lugar con apacible interés. "Vamos. Eres una chica magnética", Heidi la palmeó en el brazo. "Este es el primer descanso que has tenido desde que nosotras llegamos aquí. He visto guapa tras guapa subir y prácticamente tirarte su ropa interior para una vuelta alrededor de la pista en tus brazos". "Dios". Kennedy entornó sus ojos. "Gracias por esa imagen visual". "Me alegro estar al servicio", Heidi se rió. "Oh, vale la pena. Allí va otra pequeña pareja hetero. Me enferma esa mierda. Puedo casi leer el
anuncio que probablemente
colocaron. „Mi novia es bi-curiosa y buscamos a lesbiana discreta o bi-hembra para posible experimento‟, ¡qué retorcidos! Cuando todos sabemos que la persona bi-curiosa realmente está en la mayoría de esos anuncios. Más como un macho con una fantasía lésbica. ¿Y por qué diablos no pueden ir a sus propios bares? Por supuesto que tienen mucho más para elegir de lo que nosotros tenemos, y esto no es como si tuviéramos una pista de baile enorme aquí para empezar, con ellos atiborrándola aún más4". "Es un estado libre", Kennedy comentó, aunque en cierto modo estaba de acuerdo con su amiga. Siguió la mirada de Heidi y estuvo sorprendida de ver a la rubia de su seminario junto con el hombre con el que había estado hablando en el almuerzo. Se encontró irritada ante la vista, entonces mentalmente se regañó así misma. Vamos, esto no es como hubieras tenido una conversación con ella o algo. Deja esto. De todas formas, esto era triste por alguna razón, ver a la chica con su novio, mucho más que verlos en este bar. "Hey", Heidi tiró de su brazo. "Vamos, están a punto de pasar Cotton-Eyed Joe". Kennedy gimió y se permitió ser arrastrada sobre la pista para el tradicional baile en fila. Cuando los sonidos llegaron, el ritmo se hizo cada vez más rápido, y junto con esto, el acompañamiento de los pasos de baile. La alta morena estaba afuera de la fila de gente, y mucho para su enfado, se dio cuenta que la menuda rubia estaba al final de la fila directamente enfrente de ella. Su enfado dio vuelta a sorpresa, cuando la rubia fue de repente lanzada por exuberantes bailarines, perdiendo su equilibrio y cayendo hacia atrás. Sin pensarlo, Kennedy extendió sus brazos y la agarró, impidiendo su caída. 4
Linda Crist se llevaría muy mal conmigo, es muy prejuiciosa. No cigarrillo, mata. Y después la lección de las quejas de los gay… Ya me voy acordando por qué nunca terminé de leer este libro.
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"¿Estás bien?" Largos brazos levantaron el sólido musculoso cuerpo de la pequeña mujer. Carson lentamente giró y levantó la mirada sobre su hombro, momentáneamente perdió su voz, cuando se dio cuenta exactamente de quién eran esos azules ojos a los que ella miraba. "Um... see. Gracias". Ella se paró y giró frente a la abogada, nerviosa cepilló sus jeans apartándose. Kennedy reprimió una risa. "No necesitas hacer eso". "¿Eh?" Carson se detuvo, con sus manos aún apoyadas contra sus propios muslos. "En realidad no caíste al suelo, y la última vez que miré, yo no estaba polvorienta". Ella permitió que una divertida sonrisa apareciera. "Oh. See. Correcto". Carson se ruborizó. Estaban ambas inconscientes de la fila de bailarines que estaban siendo forzados a desviarse alrededor de ellas. La sonrisa de Kennedy desapareció cuando vio a Gordon mirándolas. "Y bien, ¿tu novio va a estar disgustado de que esté tan cerca de ti?" Su voz era grave y con sarcasmo. "¿Mí qué?" Confundida la frente rubia se levantó. "Oh. ¿Gordon?" La confusión giró a alegría. "Él no es mi novio, es mi primo. E incluso si no lo fuera, no soy su tipo y él no es el mío. Nosotros tenemos las partes del cuerpo equivocadas el uno del otro". Kennedy no pudo evitarlo pero rápidamente evaluó el cuerpo en cuestión, mentalmente abofeteándose ante el pensamiento que todas las partes que miraba estaban completamente bien por lo que respectaba a ella afectadoramente. Carson vestía unos jeans azules, botas negras y una camisa sin mangas de forma apropiada con un top negro se miraba maravillosa con su rubio cabello. Esta vez una genuina sonrisa apareció en la morena cara. "En ese caso, ¿quieres bailar?" Como si fuera una señal, un vals de medio tempo comenzó a tocar.
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"Yo... no bailo muy bien a menos que tenga de verdad una buena guía". Carson sintió un golpecito en el hombro y volteó para ver a la alta mujer con la que Kennedy había estado bailando primero. "Dulzura, ella es la mejor guía que podrías esperar alguna vez. Solo compara notas con todas las mujeres que se le han estado lanzando a lo largo de toda la noche". Heidi había estado justo detrás de Carson, mirando el intercambio. Ella sonrió cuando Kennedy se ruborizó. Carson se giró de nuevo y miró en los azules ojos otra vez. No se le había ocurrido que todas las chicas con las que había visto a Kennedy le habían propuesto a ella bailar. "Um. Seguro. Me encantaría bailar". "¿Cómo te llamas?" Kennedy sostuvo cortésmente su mano en una tardía presentación. "Carson. Carson Garret". La paralegal pensó que podía ahogarse en los ojos de Kennedy, que estaban estudiándola con gran intensidad. "Encantada de conocerte. Soy... " "Kennedy Nocona". Carson terminó por ella. “Estuve en tu seminario hoy". "Lo sé". Los largos brazos se abrieron ante ella y Carson se encontró de repente barrida al otro lado de la pista en las manos de una experta. Kennedy de alguna manera consiguió seguir cada paso en cada vuelta, cada giro, cada compás en el baile, y Carson finalmente solo se relajó y sostuvo los giros. "Guau. Eres una bailarina incluso mejor que Gordy". Los ojos azules verdosos miraron asombrados a Kennedy. "¿Supongo que eso es un cumplido?" La abogada preguntó con una sonrisa. "Sin lugar a dudas". Carson estuvo decepcionada, cuando la canción finalizó. Kennedy, sin embargo, no parecía inclinada en permitir soltarla. "¿Quieres bailar otra canción?" "Definitivamente", Carson sonrió. Ella tímidamente se dio cuenta que era una canción lenta y entonces sintió que su respiración se detenía, cuando la alta mujer la acercó y se inclinó un poco hasta que ellas
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estaban bailando mejilla con mejilla. Carson cerró sus ojos y sencillamente disfrutó de la forma en que bailaban juntas, como poesía. De la barra, Heidi miraba con aprobación. Shea, mi amiga. Mentalmente nombró a su amiga por su nombre del medio. Ella y Kennedy habían ido juntas a la escuela de derecho. Esta era la primera vez que te he visto invitar a una mujer a bailar en cinco años. Es tiempo que te muevas y comiences a vivir otra vez. No sé quién es la linda rubia, pero le debo un gran reconocimiento. No he visto tus ojos iluminarse así desde hace demasiado tiempo. Mucho más tarde, Kennedy abrió la puerta de la habitación de su hotel y entró, encendiendo la luz y deshaciéndose de su ropa. Cuando tomó su blusa blanca, atrapó un olor agradable de perfume y la mantuvo sobre su cara, inhalando la fragancia con culpable placer. Lo que sea, seguro que huele bien. Huele como ella. Rápidamente se lavó su cara y cepilló sus dientes, llamando a recepción para que la despertaran a la mañana siguiente. En el último momento recogió la camisa otra vez y volvió a ponérsela. Se hundió en la cama, agotada pero completamente feliz. Al otro lado de la ciudad, mucho más al norte, Carson se quedó dormida con las palabras del lento baile interpretándose en su mente: The bluest eyes in Texas, Are haunting me tonight, Like the stars fill the midnight sky, Her memory fills my mind...
Los ojos azules en Texas Atrapándome esta noche Como las estrellas brillar en el cielo llenándolo El recuerdo llena mi mente....5
Oh, yeah. Palabras más ciertas nunca fueron dichas. La paralegal musitó, cuando permitió que los agradables sueños la reclamaran.
***
Kennedy abrió la puerta trasera de su casa y encendió algunas luces. Dos grandes figuras peludas llegaron saltando a la habitación, prácticamente rodando encima de ella en su exuberancia. Ellos bailaron alrededor de sus piernas cuando se dirigía a la sala de estar a mirar el correo. 5
También corregido, de nada.
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"Hey. Abajo". Los perros inmediatamente obedecieron su orden, tomando una sumisa postura en la manta nativa americana, manta que cubría el duro suelo de madera. "Caramba, deben pensar que me fui por un mes en lugar de una noche". Este había sido un largo día. Su avión estuvo retrasado debido a las tormentas eléctricas6 en el centro de Texas, entonces fue desviado a Houston y finalmente aterrizó en Austin cinco horas más tarde de lo que estaba previsto. Ella fue a su oficina del centro donde su Toyota 4 Runner roja estaba estacionada, ajustándose a un almuerzo muy tardío, apenas tuvo tiempo para reunirse con sus clientes en su hogar al este de Austin. Después de dos horas de repasar todo en relación a lo que podían esperar en el juicio del lunes, su normalmente fluido español estaba volviéndose un poco inestable. Sus agradecidos clientes entonces insistieron que se quedara para una tradicional cena mexicana. Ella aceptó, a pesar del hecho de que todavía estaba llena del almuerzo. Declinar la invitación habría podido ser considerado grosero, dado que la pareja no tenía medios monetarios con los que pagarle sus servicios. Ella estaba contenta más allá de la creencia de irse, con la perspectiva sencillamente de relajarse por el resto de la tarde. Por la noche dejó caer su maleta y bolsa de ropa en la cama king-size en la habitación principal, cambiándose su pantalón, camisa casual y un suéter gris, por un short de gimnasia y una musculosa blanca. Agarró una botella de agua mineral del refrigerador y fue a la oficina en su casa para reiniciar la computadora y comprobar emails. La mayoría de sus clientes eran parte del desarrollo de la industria de alta tecnología de Austin, y no tenían otra manera de comunicarse con ella. Estaba en el proceso de elaborar artículos de incorporación y leyes para varios nuevos negocios de comercio basados en el capital del Estado, la mayoría de ellos localizados al norte y sur del centro de Austin. Rápidamente escaneó una lista de una docena de mensajes, la mayoría era spam, y entonces vio el "A. Carson Garret". Así que usas tu nombre del medio. Yo también hago esto. Mmm. Ella sonrió brevemente y abrió el mensaje. Oh, see. Me olvidé acerca de eso. Kennedy estaba desilusionada. No era un email personal después de todo. Le había dicho a la gente en su seminario que tenían laptops con ellos que le enviaran un email de las URL para los sitios web de su firma. El mensaje de Carson era simplemente en cumplimiento con su requerimiento, y este había sido enviado durante el seminario. 6
Decía: “tormentas con truenos” jejejeje.
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Bien, A. Carson Garret, vamos averiguar acerca de tu firma. Y quizá algo más sobre ti. Kennedy dio clic en el link y la página personal de Howard, Macintosh y Moore, LLP apareció en la pantalla. Encontró el „buscar‟ característico del sitio, mecanografió en "Carson Garret" y golpeó „encontrar‟. Después de un rato de espera, un artículo titulado "Medical Issues in Insurance Defence7", por A. Carson Garret, se cargaba en la pantalla. Es bueno ver que valoran a sus paralegales lo bastante para destacarlos en su sitio. Kennedy leyó el artículo despacio, viendo la forma organizada de pensar en el proceso de su nueva amiga. El artículo básicamente cubría lo que el título podría decir, perfilando como información encontrada los expedientes médicos registrados utilizados para construir una buena defensa para las compañías de seguros cuando éstas eran demandadas por personas lesionadas. Una rápida revisión del sitio reveló que la firma era mediana, tenía cerca de cuarenta abogados, quince paralegales y aproximadamente veinticinco como personal de apoyo. Las áreas de la firma cubrían en la práctica un poco de todo, incluyendo litigaciones, legalización de testamentos, bancarrotas, propiedades inmobiliarias, leyes corporativas y derecho de familia. Parecía ser un innovador sitio cuando leyó eso de la firma, su objetivo era tener menos papeleo en la oficina con todo almacenado en computadora. La firma decía no tener una biblioteca tradicional, pero tenía todo ese material de investigación en CD-ROM. Los únicos socios en la firma eran los tres nombres de quiénes aparecían firmando. Un acuerdo bastante agradable para esos socios, viviendo de los beneficios generados por la cuenta de treinta y seis asociados asalariados y quince paralegales. Kennedy musitó. Vamos ver... Dallas. Apuesto que los tres viven en Highland Park o Bent Tree, y todo ellos conducen un Lexus, un Mercedes, o un BMW. ¿Y qué hay sobre ti, Carson? Apuesto que no te pagan inclusive la mitad de lo que vales. Nunca lo harán. La abogada hizo clic de nuevo en sus mensajes de email y los ponderó por un momento. Pensó en la noche de baile con Carson y en la instantánea atracción que había sentido por la chica cuando la vio por primera vez en el seminario. Ellas habían bailado en The Bit N‟Spur hasta pasadas las dos de la mañana. El baile y la música ruidosa imposibilitaron bastante una conversación.
7
“Defensa de problemas médicos en los seguros”, sería. Adivino que cero derecho la pobre traductora.
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A último momento, Kennedy había abandonado a Heidi segura en la compañía temporal de una amiga en el club, y había caminado con Carson de nuevo al coche de Gordon que estaba a una calle. Se mantuvieron varios pasos atrás de Gordon y Darren. Hablaron brevemente, sobre todo acerca del seminario y la profesión legal, estas cosas que en realidad revelaban muy poco de información personal. De todas formas, cuando con reticencia se despidieron, Kennedy se había inclinado y había puesto un casto beso en la mejilla de Carson y se alejó con una sonrisa, mirando hasta que el coche desapareció de su vista. Entonces había regresado al club y caminó las cuatro calles de regreso al hotel Dupont con una embriagada Heidi, a quién puso en un taxi y envió a su casa, después de dejar las llaves del auto de Heidi en la recepción del hotel, deslizando al recepcionista de noche un billete de cincuenta dólares a cambio de la promesa de no devolvérselas a Heidi hasta que volviera al día siguiente a recuperar su vehículo. Los pensamientos de Kennedy se perdieron de nuevo en Carson, recordando el brillo en sus ojos, el olor de su perfume y la manera que su cuerpo parecía caber perfectamente contra Kennedy mientras ellas bailaban. Realmente conocía muy poco acerca de la chica, pero por alguna razón podría pensar un poco más. Se encontró deseando pasar más tiempo con la linda rubia. Kennedy cerró sus ojos y soltó un largo suspiro. Ha pasado mucho tiempo desde que me sintiera así con alguien. Ángela... Cerró su email, apagando la computadora y se dirigió hacia la cocina. ¿Por qué no? Estoy en casa y no es como si tuviera que ir a alguna parte esta noche. Ella sacó una botella de vino Pinot Noire de la barra y sopló el polvo de la etiqueta, una selección de 1990 de Hill Country Vineyards, una bodega local. Tomó una copa de vino del fondo del bar, buscando a través de un cajón y encontró un saca corchos, descorchó la botella8, sirviéndose una generosa ración del rico rojo oscuro alcohol. Caminó silenciosamente, traspasó la puerta trasera y se acomodó abajo en el balancín que colgaba de la mampara trasera en el porche. La lluvia ya había pasado, y el cielo de la noche estaba casi completamente despejado, salvo unas pocas nubes. El aire olía limpio y fresco, y el aire se había enfriado descendiendo considerablemente la temperatura que varios días pasaron de cuarenta grados.
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Zzzzzzz, ¿es necesario?
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Kennedy miraba alrededor y estudió su propiedad, imaginando era bastante más grande en realidad viéndola en la oscuridad. Esta consistía en 6 hectáreas a lo largo de la orilla del norte de lago Travis, a las afueras de Austin. Su casa, sin bien no era una mansión, era una casa confortable del viejo estilo de rancho, complementada con una abierta mampara en el vestíbulo al estilo Dogtrot9 que dividía la casa en la mitad. En un lado de la casa estaban la sala, la cocina, el comedor, el estudio, el cuarto de lavado y un pequeño baño. En la otra estaba la habitación del dormitorio principal con baño privado, dos dormitorios adicionales, otro cuarto de baño completo, y una cuarta habitación que Kennedy había convertido en oficina y biblioteca. Para ir de un lado de la casa al otro, uno tenía que brevemente exponerse a la temperatura al aire libre cortando a través de la casa. Los perros, Murphy y Lady Jane, mejor conocida como LJ10, dormían en el vestíbulo abierto cuando las temperaturas eran agradables, que en el centro de Texas significaba que normalmente dormían allí afuera solo en abril y octubre. El resto del año los encontrabas en el piso a los pies de la cama de Kennedy. La cosa agradable sobre la división de la casa era que durante la noche, ella podía apagar el aire acondicionado en el lado desocupado de la construcción, ahorrándole mucho en sus cuentas de electricidad y gas natural. Sus ojos siguieron sobre la habitación del garaje y el anexo adicional al triple garaje sin puertas al lado. En el garaje estaba su 4 Runner y el Honda Civic que usaba su hermano. Bajo el garaje sin puertas estaba un remolque doble para caballos y otros dos remolques vacíos, uno para un barco para el esquí y uno para transportar dos motos acuáticas. El bote de esquí estaba en el embarcadero en el agua, junto con un barco de doce metros11. El joven hermano de Kennedy, Peta, "Pete", vivía en el pequeño departamento sobre el garaje. Él era un estudiante de la Universidad de Texas en Austin, líder en chicas, cerveza y fiestas de la fraternidad, y cambiaban a su líder cada semestre. Como si fuera una señal, Pete salió del departamento, a las escaleras bajándolas de dos a la vez y abrió el garaje.
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Es el estilo con la casa un tanto elevada, como en los Sims. A partir de ahora van a ver los nombres de los bardos como mascotas de Kennedy, presten atención. 11 Claro, y ustedes muriéndose de hambre, pero en los libros no tienen mansiones porque la verdad que son muy solitarias, no daba. 10
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"¡Hey!" Kennedy lo sobresaltó, y sonrió cuando lo vio saltar. Oculta en la oscuridad del porche, ella había sido imperceptible. Él giró haciéndole frente con una mirada un poco irritada en su cara. "¿Alimentaste a los caballos?" A cambio de tomar cuidado de sus dos caballos, Kennedy le daba a su hermano alojamiento gratis en el pequeño departamento. Como un subproducto, básicamente también le daba comida gratis, incluso aunque el departamento estaba totalmente equipado con una cocina pequeña; la mayoría de las mañanas, Pete podría ser encontrado comiendo cereal en la mesa de la cocina de Kennedy. En las noches también hacía una segunda visita si la alta mujer cocinaba para ella, que sucedía por lo menos dos veces a la semana. "See. Ambos están alimentados hace un rato". Él se movió, esperando. "¿Los sacaste hoy?" Ella miraba más allá del garaje al establo y al corral de las prácticas. "See". "MaryD y Missy tendrán que llevar herraduras nuevas el próximo mes". Mery Dancer y Missy, eran herencia de una yegua baya y una yegua blanca respectivamente, ambas eran campeonas de exposiciones de caballos y saltos de obstáculos. Kennedy no las tuvo en los circuitos de exposiciones en los últimos años, pero ambos caballos seguían siendo su orgullo y alegría, junto con Murphy, el macho Border Collie, y LJ, su fiel perro guardián. LJ, que era medio Akita y medio loba, sabía que ella estaba en segundo lugar solo atrás de Kennedy en el orden de morder. "Me adelanté, hermana. Llamé al herrero hoy y va a venir el miércoles de la próxima semana después de que llegue a casa de clases". El alto muchacho, hombre en realidad, seguía subido sobre el porche, balanceando la mampara de la puerta abierta. Él se movió y miró curiosamente abajo en su hermana. "¿Es eso una copa de vino la qué estás bebiendo?" "See". Ella movió la copa y después tomó un sorbo. "¿Tienes algún problema con esto?" "No". Él arrastró los pies. "No. Sólo... ¿Qué pasa?"
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"¿Tiene que estar pasando algo para que me siente afuera, en una agradable noche en mi propio porche y disfrute una bebida?" Los azules ojos eran plateados por la escasa luz de la luna parpadeando detrás. "No". Pete movió su cabeza y entonces regresó hacia el garaje. "Ya me voy, llegaré tarde". "Lo imagino". Kennedy lo miró sacar el Honda y después marcharse a la granja del mercado que estaba sobre la calle. Ella regresó a su interior reflexionando. Has conseguido todo, Shea. Ella continuó con su diálogo mental, usando su nombre más familiar, uno por el cual su familia y amigos de la escuela la llamaban. ¿Pero qué tiene de bueno todo esto, si tu no lo compartes con alguien? Y Pete no cuenta. Con la tranquila resolución, tragó saliva bebiendo el resto del vino y regresó adentro a su oficina. Reinició la computadora y miró como su email se abrió otra vez. Localizando el mensaje de Carson, hizo clic en este, y luego en „responder‟, y para su propia mortificación, sintió su corazón palpitar con un poco con nerviosismo. Mi Dios, Kennedy, todo lo que estás haciendo es responder a un email. Vamos a ver si puedo darle la vuelta a este impersonal email con algo un poco más personal. Se mordió su labio inferior y torció un mechón de cabello alrededor de un dedo, y entonces comenzó a mecanografiar:
Carson. Gracias por proporcionar la dirección del sitio web de tu firma. A propósito, buen artículo sobre los seguros médicos. Pasé un rato realmente agradable ayer por la noche. Escucha, si alguna vez estás en Austin, por favor llámame. Quizá nosotras podríamos reunirnos o algo. Saludos. Kennedy Nocona. La abogada releyó la respuesta y suspiró. No es de lo más elocuente que he sido, pero parece bastante seguro. Ella golpeó „enviar‟ y entonces salió del cuarto y cruzó el área ventilada a la cocina para servirse un poco más de vino. Se estiró en el acojinado sofá de piel en el estudio y encendió la televisión, navegando hasta que finalmente lo dejó en un documental sobre las momias de Egipto. Una hora más tarde, somnolienta por no estar acostumbrada al vino, Kennedy apagó la televisión, cerrando la sala a un lado de la casa y dirigiéndose al lado „de dormir‟ de la
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casa. Cuando pasó por su oficina se dio cuenta que había dejado su computadora encendida. Se sentó en el escritorio y notó que tenía nuevo correo. Frunció una ceja y lo abrió. Este era de Carson:
Kennedy: Gracias por tu comentario sobre el artículo. También pasé un rato de verdad, fue estupendo ayer por la noche. Y de hecho, estaré en Austin el lunes de esta semana. Tenemos una semana con un largo juicio en el La Corte del Condado de Travis. Nosotros estaremos hospedándonos en el Barrington en Lago Town. Me encantaría que nos reuniéramos. Carson Oh, mi Dios. Kennedy frotó sus ojos y leyó el mensaje otra vez. ¿Ahora qué hago? Ella levantó su calendario y miró la semana en cuestión. Y tras el fin de semana inmediatamente después. Estaba libre. Ok, Kennedy Shea, haz como Nike y solo hazlo. Se detuvo un breve momento, sus dedos permanecieron inmóviles sobre el teclado, entonces tragó y comenzó a mecanografiar:
Carson: Sé lo frenético que pueden ser los juicios. El sábado, después de que tu juicio finalice, tendré algunas personas viniendo a mi casa en el Lago Travis para hacer esquí acuático. Me encantaría que nos acompañaras. Serías más que bienvenida a permanecer la noche del viernes y del sábado en una de mis habitaciones de huéspedes. Hazme saber si podrás venir. Kennedy Golpeó „enviar‟ y aguantó su respiración. Según la hora y la fecha sellada, el segundo mensaje de Carson había sido enviado solo diez minutos antes de que ella entrara al cuarto. Estaba suponiendo que la linda rubia todavía estaba en línea. Efectivamente, en menos de dos minutos, un tercer mensaje llegó. Kennedy lo abrió y sus ojos se ensancharon. La respuesta era exactamente de tres palabras de largo: Seguro. Suena divertido. "Oh, hombre". La abogada habló en voz alta, atrayendo la atención de Murphy y de LJ, quiénes habían estado siguiéndola silenciosos de cuarto en cuarto. Se giró en su sillón haciéndoles frente, y dos pares de orejas caninas se animaron levantándose. "Tengo que planear una fiesta de esquí acuático. Espero que mis amigas puedan hacerlo con solo dos semanas de aviso".
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Trescientos kilómetros al norte, Carson estaba sentada mirando fijamente la pantalla de su propia computadora en mudo asombro. ¿Qué demonios he hecho? Ella sonrió un poco. Vamos, Carson, no es que sea una asesina con hacha, incluso si no la conoces muy bien. Además, no has parado de pensar en ella desde que despertaste esta mañana. Un segundo pensamiento más serio limpió la sonrisa de su cara. Oh, Dios. Necesito un nuevo traje de baño.
***
El teléfono al lado de la cama sonó estrepitosamente, casi envió a Kennedy a través del techo. Cuando su corazón paró de palpitar tan fuerte, miró el reloj. "Dos de la mañana. Maldición". Ella generalmente apagaba el tono del teléfono junto a la cama, pero había estado tan cansada cuando se fue a dormir, que accidentalmente subió el volumen en vez de apagarlo. "Debe ser importante para ser a esta hora". Agarró el auricular inalámbrico y lo acunó en el hueco de su cuello. "Hola". Cerró los ojos, esperando que pudiera quedarse medio dormida. "¿Dónde está mi coche maldita sea?" La voz de Heidi, si bien no arrastraba las palabras, indicaba que estaba en un indoloro estado. "¿Heidi?" Kennedy despejó su ronca garganta de sueño. "¿No lo recogiste todavía?" "No". Kennedy oyó caer el teléfono al piso en el otro extremo e hizo una mueca de dolor en el estrepitoso ruido en su oído. "Lo siento, se cayó", Heidi dijo al tomar el auricular. "No, desperté con una maldita resaca. Tomé un manojo de aspirinas y bebí alrededor de un litro de agua y entonces fui de nuevo a dormir. No me levanté otra vez hasta las 7 p.m...." "¿Dónde estás ahora?" Kennedy cambió de lado y rodó en su costado, apoyando su cabeza en su almohada y enroscó su brazo por debajo de ésta. "Justo llegando a casa". Heidi hizo una pausa para tomar una calada a su cigarrillo y Kennedy oyó la larga respiración cuando soltó el humo. "Susan y Mandy me recogieron a las 9 y nosotras fuimos de Sue Ellen. Y no incluso pensé en mi coche hasta que me trajeron de regreso a casa y noté que no estaba en el garaje".
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"Está estacionado en el Dupont". La abogada se rió suavemente. "¿Recuerdas cómo llegaste a casa ayer por la noche?" "La última cosa que recuerdo es que me dejaste en el Bit N‟Spurt mientras te fuiste a alguna parte con esa pequeña rubia". Heidi se detuvo brevemente y entonces su voz adquirió una nota de burla. "Hey. No la llevaste al Dupont, ¿verdad? " "¡No!" Kennedy estaba indignada. "Sabes que no actuó así". "¿Cómo lo iba a saber?" Heidi bromeó a su amiga. "Hasta lo que puedo recordar, no has actuado en absoluto alrededor de cinco años". "Ignoraré eso, especialmente viniendo de alguien que no puede inclusive recordar un viaje en taxi a casa". La abogada sonrió abiertamente medio dormida y esperó. "Oh, Dios. Dime que NO pagaste para traer mi trasero arrastra a casa", Heidi prácticamente aulló en el teléfono, haciendo que Kennedy alejara el auricular unos centímetros de su oído. "See". La abogada se rió suavemente. "Me debes veinticinco dólares del taxi". "Excelente", Heidi dijo enfurruñada. "Agrégalo a mi cuenta". "La cuenta ya está bastante pesada", Kennedy se burló de vuelta. "Puede ser que tenga que extraerte esto en pequeños pro-bonos de trabajo". "Noooo. Todo menos eso", Heidi prácticamente gritó, olvidándose de su nivel de decibeles. "No tengo tiempo para eso. Déjame saber el total y yo pagaré". "Solo bromeaba". Kennedy estaba un poco desilusionada por la reacción de su amiga a su mimado proyecto. "No te preocupes por eso. Hubiera pagado bastante más para enviarte a casa en taxi que arriesgarme a que tu condujeras a casa y consiguieras chocar... o algo...." El aire colgó densamente entre ellas, aún a trescientos kilómetros de distancia. Heidi suspiró internamente. ¿Nunca te lo vas a perdonar, no es así, Shea? Breves imágenes del metal retorcido y de Kennedy angustiada, gritando, se presentaron en la mente de Heidi antes de que ella consiguiera empujar los pensamientos oscuros. "Hey". Su voz se hizo perceptiblemente suave. "¿Volverás a ver a la pequeña rubia otra vez?"
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"Su nombre es Carson". Kennedy contestó en un tono mucho más ligero. "Y sí. Ella vendrá a visitarme en un par de semanas". "¿De verdad?" Heidi inmediatamente se animó. "Bien eso es genial, Shea. Mantenme al corriente, ¿ok?" "Seguro". La abogada bostezó, sintiendo su mandíbula saltar. "¿Dónde estaría yo sin ti para darme eterno dolor de culo sobre mi vida amorosa?" "Alguien tiene que hacerlo". Heidi se rió. Entonces su voz se hizo mucho más seria. "Um... Shea... gracias por preocuparte por mí anoche". "Claro", Kennedy casi susurró, "Para eso están los amigos, ¿correcto?" "Correcto. Buenas noches, amiga". Heidi tragó. "Buenas noches". La abogada colgó y se quedó despierta, pensando acerca de una cierta paralegal, que estaba también trescientos kilómetros lejos. Después de una hora finalmente cayó en un intermitente sueño.
***
Carson etiquetó la última caja de expedientes y se las dio al mensajero, que había estado pacientemente esperando durante treinta minutos, mientras ella y su secretaria Rebecca, conseguían todos los expedientes y cosas para el juicio, listas para ser entregadas en el hotel Barrington en Austin. Era la tarde del viernes, y todas sus libretas del juicio los estarían esperando cuando llegaran. Las laptop podrían ser llevadas a Austin personalmente. Carson, su jefe Anthony Moore, y uno de los asociados, Tamara Richardson, tenían todo reservado para irse la tarde del domingo. Esta había sido una frenética semana y ella estaba anhelando el sábado, un día después de que se hubiera dado el aplazamiento para la preparación de las pruebas del juicio, antes que el juicio mismo comenzara. Todavía no había empacado, mucho menos había ido de compras por el muy necesario traje de baño. Había ido a la oficina temprano cada mañana, al entrenamiento cada tarde a las 5:30 p.m., y había regresado cada tarde después del entrenamiento para dedicarle unas pocas horas más.
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Carson tenía una meta, y ella no era sino organizada. No tenía ninguna intención de trabajar el fin de semana y se había cerciorado de que cada detalle estuviera listo para las 6 p.m. del viernes. Misión cumplida, ella se reunió con el resto de su equipo en el Sport Bar, al otro lado de la calle de su edificio de oficinas en el centro de Dallas. Pasaron cerca de dos horas disfrutando de las caras bebidas que Anthony Moore pagó con la tarjeta de crédito de la firma. La paralegal ordenó un chupito de tequila Premium y también lo hizo Tamara Richardson. Tamara y Carson se hicieron amigas cercanas después de que Carson dedujera que la joven abogada era lesbiana. Había hablado indecisa con Tamara acerca de su propia orientación sexual, haciéndole muchas preguntas y buscando consejos, que Tamara había estado más que feliz en proporcionar. Tamara estaba en una comprometida relación con otra mujer desde hacía más de doce años, y había introducido a Carson a su círculo de amigas. Carson rápidamente se había hecho parte del grupo y se había encontrado más cómoda en el grupo de mujeres de lo que había estado nunca con sus amigos hetero. Nunca podría agradecerle lo suficiente a Tamara por tomarla bajo sus alas. Las dos amigas tintinearon sus copas de tequila, lamieron la sal de los bordes y tragaron el líquido ambarino de un trago, rápidamente seguido éste por una mordida en una rebanada de limón. "Ahhhh". Carson puso el vaso abajo en la mesa justo cuando su siguiente bebida, una cerveza mexicana, llegaba. "Esto es justo lo que el doctor me recetó". "¿Cansada?" Tamara la miró especulativamente, observando que la paralegal parecía más nerviosa que cansada. "No". Carson bebió su cerveza. "Aliviada por tener el fin de semana libre". "Pensaría que estás anhelando el próximo fin de semana incluso más". La abogada le sonrió y miró a Carson ruborizarse. "Oh, see". La paralegal sonrió. Ella le había contado a Tamara sobre Kennedy y los planes para el fin de semana después del juicio. Ella y la belleza de cabello oscuro habían intercambiado emails diariamente, e incluso habían hablado por teléfono una noche. Rompieron el hielo discutiendo de sus trabajos, pero rápidamente se movieron en cosas aún más personales. Hablaron un poco acerca
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de sus orígenes, descubriendo que tenían caminos muy diferentes en su vida. No habían hablado directamente sobre los sentimientos de la una hacia la otra, y Carson sólo podía especular esto, debido a que Kennedy parecía un poco ansiosa de hacer contacto, que la atracción debía ser seguramente mutua. Kennedy creció en las afueras de Alpine, Texas, era la hija del medio y la única mujer de tres hijos. Sus padres dirigían una pensión que abastecía a los turistas que se reunían cerca al Parque Nacional Big Bend. Por otro lado, su padre era un artista, creando pinturas al óleo y cerámicas que él vendía en las galerías locales. Alpine era una pequeña colonia de artistas ahora, y el padre de Kennedy era uno de los pioneros que fomentaron el crecimiento de esa colonia dentro de la pequeña ciudad lejos al oeste de Texas. Carson, por otra parte, era hija única, nacida y criada en Dallas. Su padre había trabajado en la oficina postal del aeropuerto Dallas Fort Worth, y su madre había sido la administradora en la secundaria de Carson. Mientras que la niñez de Kennedy fue acelerada explorando las montañas y valles de Big Ben, Carson había explorado el arroyo urbano que corría detrás de la casa de su familia. Ellas se rieron cuando discutieron esto, Kennedy comentó que ella había sido advertida cada vez que abandonaba la casa de tener cuidado de las serpientes de cascabel, mientras que Carson había recibido una amonestación similar referente al agua en sus mocasines. La paralegal estaba sintiendo un sinnúmero de cosas, incluyendo entusiasmo, nerviosismo, expectación y esas familiares mariposas que parecían bailar en su estómago cada vez que pensaba en Kennedy. Miró a Tamara y suspiró. "Gracias a Dios que he tenido el juicio para concentrarme esta semana. De lo contrario creo que habría estado absolutamente nerviosa". "Lo haces parecer bastante malo", Tamara le sonrió. "No te preocupes tanto sobre qué sucederá o no. Solo piensa en esto como un divertido fin de semana con una nueva amiga, e intenta disfrutar". "Lo sé, es solo..." Carson arrastró las palabras. Tanto como le atraía Kennedy, ella también esperaba que las cosas no se movieran demasiado rápido. Y le aterrorizaba revelar a la abogada que nunca había tenido una relación física con otra mujer. ¿Y si mi inexperiencia la asusta, alejándola?
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Había escuchado a más de una de las amigas de Tamara hablar del hecho de que no se propusieron estar con alguien „primero'. Todas, en turnos, habían relatado una mala experiencia en la cual alguna mujer había estado curiosa, utilizándolas, rompiendo su corazón y después corrían gritando de nuevo a la tierra de las relaciones heterosexuales. Carson sabía que ella no iba a retroceder. Más que nada iría un paso hacia adelante. Sólo que no durante su primer fin de semana con Kennedy. "Hey". Tamara leyó los pensamientos de su amiga. "Carson, si esto es correcto, es correcto, y no le importará acerca de tu pasado. O carencia de éste. Si se aleja es su problema. Y si intenta la otra forma y te presiona... bien, sólo diré que ella mejor no, y creo que conozco a varios personas que montarían tu defensa". "Gracias". La paralegal sonrió tenuemente y entonces se puso sería, cuando se dio cuenta que la observaban. Nick Giovanni era el representante del seguro para sus clientes, y él estaría yendo al juicio con ellos a Austin. Carson no podría entenderlo, pero el hombre sólo le daba un sobrecogimiento general. Sus ojos y caras eran poco sinceros, y pensó que no podría confiar en él en algo más que rechazarlo. Él y Tony, su jefe, eran como ladrones actualmente, y tenían muchas reuniones de negocio juntos. Más de lo necesario, en opinión de Carson. Ella brevemente hizo contacto visual con Nicholas y lamentó esto, cuando él le sonrió. "Carson, ¿estás anhelando el juicio de la próxima semana?" "Seguro". Ella miró detrás constantemente. “Nosotros vamos a ganar". "Ese es el espíritu". Nicholas miró primero a Carson y luego a Tony. "Nosotros mejor que ganemos. Por supuesto les pagamos bastante a todos ustedes". Él bromeó un poco más, y Carson medio escuchó sabiéndolo de memoria, la otra parte de ella intentaba resolver adonde ir a comprar el traje de baño al día siguiente. La mayoría de los locales tenían su venta de temporada y ropa de invierno en exhibición. Quizá encuentre un par de trajes de baño. Sonrió y finalmente acabó su cerveza. "Bien, mejor me voy." Ella se levantó de su asiento. "Tengo cosas para hacer antes del domingo por la tarde". "Oh". Nicholas pareció decepcionado. "¿Te veré en el club mañana por la mañana?"
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Carson gimió internamente. Su firma pagaba a sus empleados para tener una membresía en el más exclusivo club de la ciudad. Su actividad preferida eran las clases de spin, una clase de bicicleta estacionaria a la que acudía tres veces a la semana. Estaba sostenido en una convertida pista de raquetbol y consecuentemente, la gente podría parar y bajar mirar a través de las grandes ventanas de cristal en la clase en progreso. Nicholas también tenía una afiliación en el club y más de una vez, ella lo había visto mirándola durante la clase. Esto siempre la hacía sentir vagamente sucia, como si estuviera tomando la clase desnuda. Consiguió sonreír. "Debo estar allí a las 8 de la mañana para la clase de spin, como cada sábado". "Bueno", Nicholas también se levantó en un nauseabundo caballeroso gesto. "Quizás la vea entonces". "Quizás". Carson recogió su bolso y maletín, y caminó alejándose de la mesa. “Los veo a todos el domingo en la tarde en el aeropuerto, si no antes". Ella cabeceó un adiós a Tamara y salió a la calle hacia el estacionamiento.
***
Kennedy esperaba impacientemente en el tráfico en Bee Caves Road, tan cerca del hotel Barrington y aún tan lejos. Carson la había llamado a las 3 p.m., para avisarle que el juicio había finalizado, ellos habían ganado y estaba lista para que Kennedy viniera a recogerla siempre y cuando Kennedy estuviera lista. La abogada sonrió. He estado lista desde hace dos semanas. Ella había estado trabajando en casa, y así que tuvo que hacer todo el camino a la ciudad desde Lago Travis. La tarde de viernes en hora pico estaba todo esto parado y se había comprometido a estar en una agradable comida con una chica con la que estaba más que un poco intrigada. Habían decidido comer en el restaurante que estaba en el segundo piso del hotel. Este era famoso por tener las mejores fajitas en la ciudad, por no mencionar una vista romántica de Lago Town desde los grandes ventanales. Lago Town realmente era un río que cortaba en medio de Austin, dividiendo la ciudad en las secciones norte y sur.
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Finalmente, el tráfico comenzó a moverse, y en menos de pocos minutos Kennedy se encontró dando vuelta en el estacionamiento del hotel. Se miró en el espejo en su visera de sol, arreglando algunos mechones errantes de cabello, aplicó un poco de brillo claro a sus labios y entonces salió del auto. Se metió su camisa azul en sus pantalones color caqui e inhaló profundamente, caminando lentamente hacia la entrada. Sonrió, cuando Carson cruzó el lobby del hotel saludándola. Ellas pararon de frente una de la otra por un embarazoso segundo, después Carson abrió sus brazos y compartieran un breve abrazo. "¿Cómo estuvo el viaje?" La paralegal sonrió calurosamente a su amiga. Dios, esa camisa hace que sus ojos se vean tan... tan azules. "No demasiado mal". Kennedy miró más allá de Carson hacia un bolso de ropa, una maleta de rueditas, un bolso de noche, junto con un maletín y una laptop. "Viajas ligera de equipaje, ¿eh?" Ella bromeó. "He estado aquí durante una semana y tuve que traer un traje diferente para todos los cinco días". La paralegal colocó las manos en sus caderas y frunciendo el ceño. “Por no mencionar los zapatos apropiados para combinar con los trajes". "Lo sé, solo bromeaba". La abogada se agachó, llevando al hombro el bolso de la ropa, el maletín y el bolso de noche. "¿Por qué no vamos y ponemos tus bolsos en mi camioneta, entonces regresamos dentro?" "Ok". Carson agarró la manija de la maleta rodante y recuperó su laptop, e hicieron el trabajo rápido guardando su equipaje en la parte trasera de la 4 Runner. Entraron de nuevo al hotel y subieron la escalera mecánica al segundo nivel. Cuando ellas se aproximaban al maître, él saludó a Carson como viejos amigos. "Señorita Garret, ¿come con nosotros otra vez esta tarde?" "Sí". Ella sonrió al rollizo hombre. "Mesa para dos, por favor, cerca de la ventana". "Así que su grupo disminuyó enormemente esta tarde". El hombre se había acostumbrado a ver a la paralegal con por lo menos con otras cuatro personas: su jefe, Tamara, Nick Giovanni y el dueño de la compañía camionera de Austin, que era también
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parte del juicio que habían justo pasado. El maître tomó dos menús y las escoltó a la mejor mesa de la casa. "Los números han disminuido, pero la calidad de la compañía acaba de multiplicarse". Carson sonrió ampliamente, primero al maître y después a Kennedy, quién se ruborizó un poco. "Ya veo". Él sonrió y retiró la silla de Carson, entonces las dejó. "Lo siento". Kennedy mentalmente se pateó. "No pensé en el hecho de que comiste aquí toda la semana, probablemente estás harta de este restaurante. Podemos ir a algún otro sitio si tú quieres". "No". Carson extendió su mano y brevemente tocó la mano de su amiga, sintiendo la suave piel de la fuerte mano al tacto. "Está bien. Me encanta este lugar. Muchos recuerdos cariñosos". "¿De verdad?" La piel de Kennedy hormigueó un poco cuando las yemas de los dedos de Carson rozaron sus nudillos. "¿Cómo cuáles?" "Fui a la escuela en la UT12. No tenía mucho dinero. Mis amigos y yo acostumbrábamos a comer aquí cada noche de sábado. Una ración de fajitas era bastante grande para alimentar a dos personas, así que la comida hacía un promedio generalmente de menos de diez dólares por cada uno". Ella miraba soñadoramente fuera de la ventana. “Después de eso nosotros íbamos abajo por la Sixth Street al bar, sólo entrábamos en los lugares que no cobraran entrada. Durante los primeros tres años, éramos demasiado jóvenes para beber, pero nosotros podíamos encontrar siempre a un mayor dispuesto a traernos algunas cervezas". "¿Sixth Street?" La frente de Kennedy se frunció. "¿Por qué no Gaby & Mo‟s?" "¿Qué es Gaby & Mo‟s?" Carson la miró confusa. "El único bar lésbico en la ciudad". La abogada se rió suavemente. "Oh". Carson se ruborizó y bajó la mirada a su regazo. "Yo... um... antes, entonces no... um..." "¿No sabías?" La voz de Kennedy era muy suave.
12
Universidad de Texas.
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"See". La paralegal consiguió levantar la mirada y hacer contacto visual. "En realidad, estaba los domingos a tiempo para estar en mi traje del coro en la iglesia Bautista de Hannover para el servicio de las 11 de la mañana". "¿Bromeas?" Una frente morena se levantó en sorpresa. "No bromeo". Carson sonrió. "Supongo que podrías decir que vivía un poco una doble vida". "Supongo que sí". Kennedy comenzó a hablar cuando el camarero las interrumpió para tomar la orden de la bebida y la comida. Carson ordenó inmediatamente una Margarita, mientras que Kennedy pidió una botella de agua mineral. Ella entonces volteó de nuevo a su nueva amiga. "¿Qué hizo que la chica del coro Baptista acabara cayendo en Cedar Springns en Dallas?" "Una larga y un poco complicada historia". La paralegal jugaba con un paquete de galletas saladas, en realidad pensando si abrirlas o comerlas. "Cuando estaba en el colegio, era una niña de póster Baptista. Todas las predicciones, eran supuestamente que me casaría con un predicador, descalza y embarazada". Sus bebidas habían llegado y Kennedy casi resopló su primer sorbo de agua fuera de su nariz. "Oh, Dios", ella se rió. "Eso fue divertido". "See, supongo". Carson suspiró un poco. "Comencé a rebelarme, solo un poquito en mi último año del colegio. Pequeñas cosas, como robar alcohol con algunos de mis amigos de los gabinetes de licores de sus padres. En la universidad tuve dos distintos grupos de amigos, mis amigos Baptistas y mis amigos del dormitorio. Incluso cuando me gradué y me mudé de nuevo a Dallas, continué así, saliendo con mis amigos del trabajo la noche del sábado y presentándome en la iglesia el domingo". "¿Qué cambió?" La abogada estudió a su amiga, observando una indirecta de tristeza en sus ojos que eran.... "Hey, ¿hace dos semanas no tenías los ojos azules?" "Probablemente". Carson sonrió. "¿Por qué?" “Ahora son grises". Kennedy se inclinó más cerca. "Oh, ellos son realmente un poco de verde, gris, y azules, ¿no es así?" "See". La paralegal alisaba el cuello de su remera de polo gris. "Es el color de la blusa. Mis ojos tienden a tomar el color de cualquiera de lo que esté usando o lo que está detrás de mí".
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"Genial". La abogada se encontró perdida en los ojos en la pregunta. "Son muy bonitos, no importa de qué color sean". Carson se ruborizó y bajó la mirada. Y después la levantó de nuevo. "¿Qué decías?" "Oh, see". Kennedy parpadeó, el momentáneo encanto roto. "¿Qué cambió? Estoy asumiendo por lo que has dicho que no eres Baptista". "No". Carson tragó. "Mi madre murió y eso cambió todo". "Lo siento, Carson". La abogada extendió el brazo al otro lado de la mesa y tomó la pequeña mano la suya y la apretó. "¿Cuánto hace que sucedió?" "Hace casi tres años". Carson frotó su pulgar en la mano de Kennedy. Ambas recordaron donde estaban y lentamente las soltaron, dejando sus manos apoyadas en la mesa cerca juntas. "Había comenzado a cuestionar mi creencia religiosa de todos modos, pero cuando mama estaba enferma y después de su muerte, la gente que realmente vino a mí no era la gente de la iglesia, era la gente con la que trabajaba y los amigos que había hecho fuera de la iglesia. Ellos fueron los verdaderos ángeles. Los que se aseguraron de que recordara comer y me dejaron dormir en sus sofás si no quería estar sola en la noche. Todo lo que obtuve de la gente de la iglesia fueron tarjetas de condolencias. Nada en persona. No podía soportar la creencia que la gente no religiosa, según la iglesia en la que yo crecí, era que todos irían al infierno. Yo no podría ser parte de algo que fallaba, nunca más. ¿Si Dios es amor, cómo podría él enviar de cualquier forma al infierno? No creo más en eso". "¿Y sobre tu orientación sexual?" Kennedy bebió su agua. "¿Dónde entra en juego?" "Oh". Carson tomó un largo trago con el sorbete de su margarita. "Eso. Pienso que en cierta manera, lo he sabido desde que tenía cerca de dieciséis. Solo que nunca hice algo sobre eso, porque una vez más, estaba ese factor de 'irán al infierno' mirándome a la cara. Era más fácil solo intentar salir con chicos y que la forma con la que me habían estado educando era lo correcto a hacer. Cada vez que comenzaba a preguntarme, podía empujar los sentimientos muy dentro e intentar bloquearlos. Bastante difícil, considerando que he estado probablemente loca por una chica desde que tenía once". "¿Cuándo finalmente escapaste de eso y comenzaste a salir con chicas?" Kennedy tomó su agua, adivinando la respuesta.
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"Antes de que responda a eso, Kennedy, tienes que saber esto yo sé que me atraen las mujeres. Esto no es una fase". Carson parpadeó duramente, asustada de llorar si era rechazada justo allí durante la comida. "He estado en algunas citas con chicas. Incluso he besado a algunas de ellas. Y besar fue muy agradable". La paralegal sonrió. Y entonces frunció el ceño. "Pero... Yo no he estado... exactamente..." "¿Aún no has estado con una mujer?" La abogada finalizó por ella. "No". Carson estudió la bronceada cara atentamente. "¿Eso te molesta?" "Eso podría ser bastante hipócrita de mí parte, considerando que no he tenido una novia desde hace cinco años". Kennedy sonrió y dejó las yemas de sus dedos yacer en la mano de Carson por un momento. "No es exactamente que sea la reina de las relaciones". "¿De verdad?" Carson sintió un enorme peso descargarse de sus hombros. "De verdad". Su cena llegó, y el resto de la comida fue basada en una ligera conversación. Carson habló de todas sus viajes cuando era estudiante, y Kennedy compartió con ella algunos nuevos lugares que pudieran querer recorrer juntas alguna vez. Carson estaba mareada internamente en el pensamiento de que su nueva amiga estaba ya discutiendo los planes futuros. Cuando habían acabado de comer y pagado la cuenta, Kennedy miró su reloj y entonces fuera de la ventana. "Hey. Casi es hora para la migración de cada tarde de los murciélagos". "¡Oh, genial!" Carson se levantó y miró fuera de la ventana con ella. "No he visto eso desde hace mucho tiempo". "Vamos". Kennedy la guió fuera de la puerta trasera del hotel, que dirigía al pie del camino a lo largo de Lago Town. La suave arena amontonada crujía discretamente bajo sus pies y una ligera cálida brisa soplaba en sus espaldas. El hotel estaba situado próximo al Congrees Avenue Bridge. Debajo del puente estaba una de las colonias más grandes de murciélagos en el mundo, numeradas en un millón. Los arquitectos, absolutamente por accidente, habían diseñado la superficie inferior del puente con todos los rincones y hendiduras que eran perfectos para los murciélagos, casi como riscos en una cueva al aire libre. No habrían podido construir un hábitat mejor de
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murciélagos si les hubieran dado los proyectos originales para uno. Cada atardecer los murciélagos emigraban de debajo del puente para salir en su multitudinaria carrera de cada tarde. "¡Allí van!" Carson exclamó emocionada, justo cuando el primer grupo de murciélagos salió, creando una gran nube negra en el cielo. Un número de murciélagos vigilantes iban alineados arriba en la trayectoria al pie del camino y sobre el puente también. Tardaron cerca de treinta minutos para que todos los murciélagos al vuelo se alejaran, y dos mujeres mirando como los pequeños grupos de mamíferos en vuelo se alejaban más y más de la vista. Cuando vieron que no habían más murciélagos, Kennedy miró a su amiga y extendió su mano. "¿Quieres ir a caminar conmigo?" "Seguro". Carson tomó la mano ofrecida. Se sentía como la cosa más natural del mundo y su cuerpo fue envuelto en una tierna calidez que la hizo desmesuradamente feliz. Caminaron abajo al pie de la trayectoria en la otra dirección, lejos de la muchedumbre. "Bonita tarde". "See". Kennedy ociosa apretó la mano que estaba sosteniendo. Se sentía fuerte, y vulnerable, todo al mismo tiempo, y se sintió de repente muy protectora de esta mujer que estaba conociendo. "Se supone que tendremos un frente frío mañana por la noche". "¿Qué? ¿La temperatura va a caer debajo de los treinta?" Carson bromeó. "Debajo de los veinte, por lo que dijeron en las noticias. Pero estaremos bien para el esquí acuático mañana. No se supone que el golpe de frío llegue hasta la mañana del domingo". "Guau. Y nosotras estamos apenas en otoño. Bastante temprano". "Se supone que éste será un duro invierno". Ella miró con detenimiento a Carson, observando las diversas tonalidades doradas, amarillas y ligero café en el corto cabello de la pequeña mujer. "¿Trajiste alguna ropa de abrigo?" "Oh". La paralegal mordió su labio inferior. "No. Incluso no se me ocurrió que podría necesitarlo. Empaqué para este viaje hace una semana y estaba cerca de los cuarenta ese día". "Está bien". Kennedy sonrió. "Estoy segura que puedo encontrar algo que puedas usar, aunque puede ser que una sudadera llegue probablemente abajo de tus rodillas".
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"Funciona para mí", Carson sonrió. "Con tal de no tener frio, no voy a quejarme". "Me aseguraré de mantenerte caliente". Kennedy no se dio cuenta como sonaron las palabras hasta que estuvieron fuera de su boca. La tímida mirada en la cara de su amiga lo dijo todo. "Hey". Ella la miró con la expresión de asustada de Carson. "No quise decirlo de la forma en que esto salió, ¿ok?" "Ok". Parte de la timidez desapareció y Carson respiró hondo, ajustando sus hombros en el proceso. Llegaron primer puente de la avenida y Kennedy dirigió a Carson más cerca al agua. Una pareja remaba cerca, los miembros del equipo de la Universidad de Texas estaban en alguna práctica de la tarde. Ellas escucharon cuando el capitán gritaba órdenes desde el bote y los remeros obedientemente remaron más fuerte contra la corriente del agua. "Escucha, Carson..." Kennedy giró haciendo frente a la joven mujer y miró alrededor para ver si alguien estaba lo suficientemente cerca para oír. Satisfecha que tuvieran algo de privacidad, continuó. "No voy a decirte que no me atraes, porque lo haces...." Ella fue recompensada con una tímida sonrisa. "Pero esto es más que eso para mí". Levantó una suave mano y puso un solo beso en los nudillos de Carson. "Me siento cercana a ti. ¿Es loco, verdad? Nosotras apenas nos conocemos. Pero quisiera llegar a conocerte mejor". “Me siento de la misma manera". La paralegal se movió más cerca, hasta que pudo sentir al cuerpo de Kennedy irradiando calor contra su propia piel. "Casi lo imaginé". Kennedy subió su mano y rozó sus dedos contra la mejilla de Carson, suspirando internamente en la suave piel. "Desde el primer momento que te vi, me sentí atraída a ti. Y esto no es una frase. Busca a mi amiga Heidi en Dallas y pregúntale si no me crees. No me relaciono fácilmente. Realmente he estado sola por cinco años. Pero hay algo acerca de ti...". Carson la cortó, suavemente presionando dos dedos contra los labios de Kennedy. "Te creo. No tienes que explicarme nada. Quiero conocerte mejor también, Kennedy". La abogada envolvió a la joven mujer en un cálido abrazo. Se sentía como llegar a casa de alguna manera, y ella notó una vez más como sus cuerpos cabían perfectamente juntos. "Solo quería que no pensaras que estoy loca o algo así".
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"Si estás loca..." La respiración cálida de Carson cosquilleó el hombro de Kennedy a través de su camisa. "... Entonces yo también lo estoy". Renuentes se movieron del abrazo y Kennedy estudió los grises ojos de cerca. "Carson, ¿viste esa película, 'A Little Romance'?" "¿No es esa la del chico y la chica en Venecia, que alquilan una góndola para poder besarse debajo del Bridge of Sighs en la puesta de sol?" Carson sintió un repentino tiritar delicioso, cuando miró en los claros ojos azules. "See". Kennedy tomó ambas manos de Carson y las sostuvo, recolectando su valor. "El puente supuestamente es mágico, y si se besan debajo de él exactamente en la puesta de sol, estarían enamorados para siempre". "¿Mágico?" La paralegal tragó, y dio un paso acercándose. "See". Kennedy miró al puente sobre sus cabezas, y entonces al otro lado a la ubicación del sol, que proyectaba colores vivos rojo-naranjas iluminando a lo largo de la superficie del agua próxima a ellas. "Me pregunto si es solo el puente de los suspiros, o si algún otro puente podría ser mágico". "No sé". Carson sintió que era jalada hacia adelante, hasta que ella estuvo en los brazos de la abogada. "¿Te importaría probar esa teoría?" Kennedy extendió su mano y acunó la cara de la paralegal y después se inclinó, suavemente rozando sus labios en los de Carson. Ella sonrió contra la boca de Carson y después hizo un más firme contacto. Carson se sintió derretir en el beso y estaba segura que los huesos en sus piernas habían girado por el sentimentalismo. Nunca tuvo un beso como éste, lleno de calidez, pasión y promesa. Después de una breve tierna exploración, se separaron y ella buscó la cara de Kennedy. "Mágico". "See". El sol se ocultó completamente fuera de la vista, cuando Kennedy le dio un beso a sus labios una vez más, y después comenzó a conducirla de regresó hacia el Barrington. "¿Deseas conocer mi casa?" "Eso me gustaría mucho". Carson se sentía segura, más segura de lo que jamás había estado, y sentía que su nueva amiga nunca la lastimaría.
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Mucho más tarde, después de algunos desvíos para el postre y visitar puntos de interés, estaban conduciendo fuera de la ciudad hacia Lago Travis.
Capítulo 2
El largo camino de entrada que conducía a la casa estaba oscuro, salvo por la tenue luz de las estrellas arriba, y cerca de la casa el suave resplandor amarillo de la luz del porche, que iluminaba los escalones del frente en un claro arco. Carson miró a través del parabrisas la construcción, dándose cuenta que la mitad de la parte inferior hasta el nivel de la ventana estaba forjada realmente con troncos y sobre éste estaban ásperas recortadas piedras claras. Cuando maniobraron alrededor de la curva del camino de entrada por detrás de la casa al garaje, se quedó boquiabierta. "Uh. Oh. ¡Qué gran casa!" Ella volteó y miró a Kennedy. "Esta es una casa estilo Dogtrot, ¿no es así?" "Sep". La abogada sonrió. "Muy bien. La mayoría de la gente no sabe que es y francamente, muchos de ellos solo piensan que es realmente extraña". "Oh, no". Los ojos de la paralegal seguían mirando la casa con asombro. "Es maravillosa. He leído acerca de ellas, en libros de historia y viejas novelas del oeste". "¿Has leído „Texas‟ de James Michener?" Kennedy presionó el botón de la puerta automática del garaje y empujó la 4 Runner bajo el refugio. "See", Carson sonrió. "Compré éste en la trastienda de Hard cuando estaba en la escuela". "¿Lo terminaste?" La abogada puso la camioneta en parque y giró la llave apagando el encendido. "La última parte, cuando esta alcanzó días modernos, que fue bastante duro caminar a través del agua". La paralegal desabrochó su cinturón de seguridad y abrió la puerta del pasajero. "Pero sí, finalmente la terminé". "¿Qué pensaste de todas esas cosas acerca de los indios?" Kennedy miró a su amiga con curiosa especulación, cuando se encontraron detrás de la camioneta y abría la puerta del maletero. "Oh, Dios". Carson hizo una mueca de dolor. "Tengo un estómago fuerte. Tuve que, por lo que hice. Miré fotos de las escenas del accidente desde una perspectiva normal. Incluso gente muerta. Pero puedo decirte, que cuando ella llegó a esa escena de la
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tortura, donde se encadenó encima de ese sacerdote... ewwww. Leí eso, pero me conmoví comprendiendo su dolor". "Te conmoviste, ¿eh?" Kennedy se rió suavemente y recuperó la maleta rodante de Carson. Carson se ruborizó. "Sabes lo que quiero decir". "See. Solo te daba un mal rato. ¿Así pues, qué necesitas de esto?" Ella indicó los cinco bolsos en la parte trasera de la camioneta. "La rodante, que tú tienes. También el bolso de noche y la laptop". Carson tomó los otros dos y Kennedy cerró la puerta de la camioneta y la puerta del garaje, después de que salieran. Como era su costumbre, la abogada caminó hacia la puerta trasera de la casa, que era realmente más una puerta lateral de la cocina. Ella fue saludada por un pequeño bulto peludo arrellanado en el porche que se frotaba furiosamente contra sus piernas. "Hey, Spanky." Se agachó y rasco al gordo gato romano detrás de las orejas. "No te he visto en un par de días. ¿Has estado fuera en el campo persiguiendo ratones?" "¿Miau?" Spanky ronroneó fuertemente y se movió de las piernas de Kennedy a Carson, dando a ambas mujeres igual atención. "Hey. Eso es inusual". La abogada jugó con las llaves de la puerta y después la abrió, empujándola. "A él normalmente no le gusta la gente nueva enseguida". "¿No lo sabes ya, Kennedy?" Carson bromeaba. "Soy especial". La abogada se detuvo brevemente, y valoró a su amiga por un largo momento. "See, supongo que lo eres". Indudablemente lo eres. Ella agregó silenciosamente. Tan pronto como encendiera las luces, dos pares de patas peludas grandes se plantaron contra el pecho de Kennedy. "Hey. Abajo". Los perros inmediatamente obedecieron, hasta que vieron dos cosas. A Carson y Spanky. El pandemónium se alzó cuando los perros ladraron primero a la paralegal y después al gato alternadamente. Sabían que era mejor atacar entonces a cualquiera de los dos. "¡Paren!" Kennedy gritó, y ambos perros cayeron al piso embaldosado.
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Spanky caminó hasta los sometidos caninos, movió su cola y maulló una vez, fuertemente y pasó de largo. Entonces él volteó simplemente la cola y salió del cuarto en una digna actitud, tomándose su tiempo cuando que se iba. Los perros gimotearon en frustración. Habían aprendieron de dura manera que las únicas criaturas más pequeñas que se les permitía perseguir eran conejos y serpientes. LJ había tenido un desafortunado encuentro con un puerco espín, mientras que Murphy se había encontrado una vez recibiendo la rociadura de un zorrillo. Y Kennedy no podía tolerar ningún insulto al gato. Carson se echó a reír. "Bien supongo que sé quién realmente gobierna esta casa". Kennedy se rió suavemente con ella. "En realidad, yo soy la Alfa, y LJ es Beta, si hay tal cosa. Pero Spanky... él tiene diez años, más que ambos perros. Lo he tenido a él desde mi primer año de la escuela de derecho. Sí, Spanky posee la casa. Sólo permite al resto de nosotros vivir aquí". "¿Cuál es LJ?" La paralegal dejó sus bolsos en el piso y miró a los perros con respeto. "Aquí". Kennedy agarró la mano de Carson y la condujo a los perros y se arrodilló, con Carson siguiéndola. "Déjame presentarte. La más grande, Lady Jane, LJ, tiene cuatro años mezcla de Akita con Wolf. La conseguí en Alpine cuando era solo un cachorrito. Alguien tenía una camada que habían traído de Canadá. Y Murphy tiene cinco años... "Border Collie". Carson suspiró, sus ojos adquirieron una mirada lejana. "Los perros más inteligentes en la tierra. Tenía uno cuando era pequeña. Estaba acostumbrado a seguirme por todos lados. Lo llamé Ben por aquel oso del programa de televisión". "Oh". La abogada sonrió, frotó la cabeza de Murphy. “Yo acostumbraba a mirar el programa cada semana". "Mmm..." La paralegal miró a su amiga, estudiando su cara más de cerca. "Odio decirte esto, pero yo la miraba en la repetición cada tarde después de la escuela". "Oh". Fue el turno de Kennedy mirar a Carson. "Um... ¿cuántos años tienes?" "Veintisiete". La paralegal sonrió. "¿Y tú?" "Treinta y dos". Agradezco a Dios que no estoy sacándola de la cuna. Ella estudió a su joven amiga. Bien, no muchos tampoco, de todas formas. "Soy una vieja dama".
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"No pienso eso". Carson no pudo evitarlo extendió la mano y trazó los músculos del antebrazo de Kennedy, que se asomaba por la manga enrollada. "Te ves bastante saludable a mí parecer". Kennedy capturó el dedo y juguetonamente lo mordió, viendo a Carson ruborizarse. Ella soltó la pequeña mano y se levantó. "Bastante saludable para acarrear estos bolsos al cuarto de huéspedes, por lo menos". Ella ofreció a su amiga una mano, levantando a Carson. "Por aquí, permíteme darte un recorrido". Ella condujo a su amiga a través de la cocina, que era un sitio grande estilo campestre, con una barra en el centro y grandes ventanas que daban hacia el lago. Estaba bien equipada con muchas cacerolas cobrizas, y toalleros y la barra de azulejo en tonalidad azul real y blanco. Desde allí hicieron su recorrido al comedor principal, que tenía un comedor resistente de roble para seis personas que se podía extender con una hoja para sentar a diez. Al otro lado del comedor estaba la sala principal. "Caramba". Carson se detuvo y miraba alrededor con gran aprobación. "Parece que alguien tomó el catálogo North Tribe y lo descargó en tu casa". "¿De verdad estás familiarizada con ese catálogo?" Dos cejas negras se levantaron. "Oh, see". La paralegal sonrió, su nariz se arrugó y sus ojos brillaron intensamente. "Babeaba sobre éste todo el tiempo. Bromeo que si alguna vez gano la lotería, voy a comprar una casa y a equiparla totalmente de North Tribe". Kennedy tosió. "Um... eso es lo que hice". "¿Ganaste la lotería?" La voz de Carson se elevó una octava, terminando en un chillido. "No. Bien, no exactamente". La abogada rodeó. "No, amueblé esta casa del catálogo del North Tribe, principalmente. Junto con algunos raras piezas y trabajos de arte que escogí cuando fui a casa en Alpine, y en algunos desairados mercados aquí y allá". "Ya veo". Carson lentamente entró al cuarto, mirando en las maderas inacabadas, en el oscuro sofá de cuero suave y paneles de madera. Había una pared era blanca grisácea de corte de piedra áspera del piso al techo, y en el centro estaba una chimenea que parecía estar abierta en el otro lado en el cuarto siguiente, que era el estudio. En su mayor parte era de ladrillo rojo, la manta estilo suroeste cubría el piso entre el sofá y la chimenea, pequeñas parte de azul marino, verde oscuro y color crema con diseños tejidos
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a través de esta en interesantes estampados. Arriba de la manta estaba una pintura al óleo de varios indios a caballo. "Es maravillosa". Ella se acercó más para estudiar el trabajo, que estaba hecho en vibrantes colores primarios. "Se lo diré al artista la próxima vez que lo vea". Kennedy sonrió y se acercó al lado de ella. "Es de mi padre". "¿Tú padre pintó eso?" La paralegal miró a su amiga. "Él es realmente bueno". "See. Pienso que sí". Ella se puso seria, parecía casi melancólica. "Hubo una época en que no quería que alguien me relacionara con él, pero para el momento en que salí de la escuela, ambos estábamos aprendido a apreciarnos el uno al otro. ¿Cómo hicieron tu padre y tú para salir adelante?" "Um..." Carson mordió un poco su labio inferior. "Él está muerto también, Kennedy. Murió de un ataque al corazón un año después de que mi madre murió". "Oh, Dios". Soy una idiota. No puedo creer que no le pregunté acerca de sus padres antes de esta noche. "Carson, lo siento. ¿Y tú eras su única hija?" "See". La paralegal miró al suelo por un momento. Tengo que hacerla sentir mejor acerca de esto. Era una paradoja, de que en este punto, la mayor parte del tiempo, Carson hablaba muy bien de sus padres. Eran sus amigos los que se sentían incómodos o mal sobre eso. "Pero tengo una familia muy grande". "Eso es bueno". Tan joven para haber pasado por todo eso. Kennedy tragó, y se movió hacia la puerta trotando suavemente conduciéndola al pasillo. "Um... vamos a poner estos bolsos en otra parte y entonces podemos volver aquí". "Ok". La paralegal la siguió, y entonces se detuvo. "Hey. ¿Qué quisiste decir con: no gané exactamente la lotería?" La abogada gimió internamente. "Te diré qué. Vamos a conseguir instalarte y entonces podemos ir al estudió y te explicaré. ¿Qué te parece?" "Para mí es perfecto". Carson la siguió a través del Dogtrot, oliendo la brisa cálida que soplaba alrededor, tomando el olor del cedro y del agua del lago. Agradable. Hicieron su trayecto al otro lado de la casa y pasaron por el interior del pasillo. Después de que los bolsos de Carson fueron depositadas en un cuarto de huéspedes, caminaron nuevamente hacia el pasillo. "Kennedy, ¿dónde está el cuarto de baño?"
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"Justo ahí". La abogada indicó a una puerta a través del pasillo de la habitación de Carson. "Porque no te aseas o lo que tu necesites hacer, e iré a traer algunas bebidas para nosotras a la cocina. Tengo una botella de Pinot abierta, ¿eso está bien? Tengo otras cosas también. Algo de ginebra y tequila, y mi hermano mantiene un abastecimiento de cerveza en el refrigerador siempre". "Pinot está bien". La paralegal frunció su frente. "¿Tu hermano?" "Vive arriba en el garaje". "Oh".
***
Carson se lavó las manos en un antiguo lavabo blanco de pedestal y después las secó con una toalla azul marina que estaba adornada con caprichosos osos cafés. Ella vio la enorme bañera y se rió suavemente, cuando observó que una moderna regadera de chorro había sido agregada en el interior de la esmaltada monstruosidad. Después de arreglar su cabello, regresó al estudio. Kennedy levantó la mirada y sonrió, y palmeó en el cuero del acojinado sofá al lado de ella. Había estado mirando el Weather Channel, e inmediatamente pulsó el botón de silencio. "Parece que estaremos aún a salvo del frente frío hasta mañana por la noche". "Genial". Carson aceptó un vaso de vino y se sentó, metiendo una pierna por debajo de ella. "Creo..." Ella tomó un trago y arremolinó este alrededor de su boca antes de tragarlo. Preocupada. Ella observó la mirada algo pensativa en la cara de su amiga y se preguntó si se estaba entrometiendo. "Que pasa... si no es demasiado personal". "No. No, está bien". Kennedy jugó con su vaso, no realmente bebiendo de este. "Yo... es casi embarazoso a veces. ¿Recuerdas ese caso de abuso de confianza de Global Oil Texas Gas en el condado de Harris, hace varios años?" "Hombre, lo hago". Carson se relajó nuevamente en el cómodo cojín. "¿Cuál era la cantidad del juicio, mil millones dólares o algo así?"
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"3 mil quinientos millones, para ser exacta13". La abogada estudió su vino con demasiado interés. "Buena memoria". "Debo recordarlo, yo elaboré los papeles del juicio". Kennedy hizo una pausa, esperando la reacción de su nueva amiga. “¿¡Tú qué?!" Carson casi se ahogó con su vino. "Yo... um... mi primer trabajo al salir de la escuela de derecho fue como asociado con la firma Houston que representaba a Texas. Nosotros... ganamos". Ella finalmente bebió su vino, vacilante al principio y entonces tomó un largo trago. "Ese fue el primer caso que me dieron. Trabajé casi veinticuatro horas, siete días a la semana en ese caso por lo menos un año. Apenas vi mi departamento o la luz del día. Incluso aunque era solo una asociada, me trataron como un socio cuando llegó el momento de dividir los beneficios14". "Oh, guau". Carson estaba haciendo la aritmética mental en su cabeza, asumiendo el corte típico de la firma de una tercera parte del fallo. "Mucho". "Puedes decir eso". La abogada miraba alrededor de su hogar, un producto de esos beneficios. "Si bien, no conseguí ni mucho menos conseguí la tajada grande, conseguí suficiente para estar muy cómoda. Recuerdo caminar de nuevo a mi pequeñísima oficina. Incluso no tenía una ventana. Yo había vivido, comido, respirado y dormido en ese sitio durante tanto tiempo, que apenas podía recordar cómo era la vida en el exterior. Yo odié eso". "¿Tanto qué te mudaste aquí?" Carson gesticuló en el cuarto con una mano. "No enseguida", Kennedy suspiró. “Inmediatamente pedí una oficina con una ventana y pedí una carga de trabajo más ligera por un rato, que estuvieron más que felices en darme. Gané básicamente el caso de Texas para ellos, entre bastidores, incluso aunque en realidad no lo juzgué este en la corte para ellos. Ayudé a hacer a mucha gente muy muy rica. Después de que obtuviera mi cheque con la parte del beneficio, saque mi cabeza por alrededor de un año, trabajando entre ocho y nueve horas, cinco días a la semana. Pero los fines de semana eran míos. Me aseguré de eso".
13
Esto fue escrito en septiembre de 2007, y el juicio de Oxy en Texas que realizó Susman Godfrey ganó en noviembre de 2005 exactamente esa suma en honorarios. Posiblemente esté basado en eso. 14 Otra que Erin Brockovich.
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"¿Cómo terminaste en Austin?" "Algunas cosas sucedieron, y pasé un tiempo difícil en mi vida". La abogada miró a través del cuarto estudiando algunas pequeñas fotos enmarcadas en un estante. Ella no podía realmente verlas claramente desde donde estaba sentada, pero tenía todas las caras memorizadas. Buenos tiempos con buenos amigos. "Tuve siempre deseos de volver a Austin algún día. Aquí es donde fui a la escuela de derecho. Amo estar aquí. Tanto que yo encontré este pedazo de tierra, un arquitecto y un buen contador, empaqué y me mudé aquí. Comencé mi propia firma y construí esta casa, y aquí tienes esto". "Imaginé que era tu firma", Carson sonrió. "Recuerdo el nombre en el folleto del seminario, 'Nocona y Asociados.' ¿Qué rama del derecho prácticas?" "Bien..." Kennedy acabó su vino y recuperó la botella de la mesa del café, sirviéndose otro vaso. "Nuestros clientes que pagan son sobre todo compañías de alta tecnología y negocios de comercio electrónico. Yo me encargo de sus documentos corporativos. Es tranquilo provechoso, trabajo constante y esto solo mantiene el incremento. Por otro lado, representamos a todo tipo de gente que de lo contrario no podrían ser capaz de permitirse un buen consejo legal. Inmigrantes, madres solteras pobres, pacientes con SIDA, ese tipo de cosas. Nosotros utilizamos los beneficios del trabajo corporativo para pagar sueldos y financiar las cosas pro-bono". "Uh". La paralegal dio a su amiga un vistazo de admiración. "Eso es tan lindo. No he conocido a muchos abogados como tú". De hecho, ninguno como tú. Ella enmendó silenciosamente. "Supongo que esto explica tu pasión por el pro-bono en el trabajo". "Sep". El reloj en la pared las interrumpió, sonaron doce campanadas. "Uh, ¿es tan tarde?" "Bien, hicimos ese desvío por el pastel de queso", Carson bromeó. Cuando ellas salieron del Barrington, ambas habían hablado acerca del postre. De allí, terminaron en otro hotel más histórico en el centro de Austin, que era conocido por su pastel de queso y el chocolate caliente, entre otras cosas. "Y entonces caminamos de un lado para otro de la calle sexta durante un rato", Kennedy sonrió.
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Había disfrutado mucho de la caminata, sosteniendo la mano de Carson el tiempo entero, y con la desaprobación de tontos que maldecían. Eso solo se sentía bien, de alguna manera, en llevar la pequeña mano en la propia. "See, lo hicimos". La paralegal había disfrutado de la caminata justo tanto como tener a su nueva amiga. "Hey, Kennedy..." Carson comenzó a preguntar qué había sucedido en Houston, pero de último momento, lo pensó mejor, y cambió de curso. "¿Qué clase de nombre es 'Nocona'?" "Comanche". Kennedy se levantó y se estiró. Y entonces bostezó. "¿Comanche?" La paralegal miró con detenimiento en los claros azules ojos. "¿Eres comanche? ¿Cómo es qué tienes esos ojos azules?" "Porque mi madre es irlandesa, no lo sé". La abogada efectuó un temporal acento irlandés. "Que fue como tu conseguiste el nombre Kennedy". Carson se rió suavemente. “Kennedy Shea, dado que la S no importa". Kennedy continuó con su broma. "Kennedy Shea". La paralegal le gusto la sensación del nombre cuando éste retumbó en su lengua. "Me gusta". "Me alegra oír eso". Espero oírla llamándome así alguna noche. Los ojos de Kennedy crecieron de par en par en sus propios pensamientos, y mentalmente se abofeteó. "Escucha, es tarde y tenemos un día bastante activo mañana. ¿Qué te parece que vayamos a la cama y guardemos mi historia genealógica para mañana por la noche?" "Ok", Carson también se levantó, un bostezo amenazó en partir en dos su quijada. Kennedy depositó rápidamente los vasos y el vino restante en la cocina, entonces dirigió a Carson de nuevo a través del Dogtrot. LJ y Murphy estaban ambos durmiendo fuera de la puerta de la habitación principal al final del pasillo en el otro lado de la casa. Cuando alcanzaron el cuarto de huéspedes, las dos amigas pararon y se miraron la una a la otra por un breve embarazoso momento. "Hey", Kennedy finalmente encontró su voz. “Te veré por la mañana, ¿ok?" Se inclinó, tomando a Carson en sus brazos y compartieron un dulce beso, que duró un poco más de tiempo de lo que ambas mujeres habían pensado. El sonido de un auto que llegaba provocó que se separaran.
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"¿Quién es?" Carson se lamió sus labios, probando un tenue rastro del Pinot que la abogada había depositado allí. "Mi hermano", Kennedy sonrió. "Está temprano en casa, para él". Ella beso los labios de Carson una vez más. "Estoy justo por allí al final del pasillo si me necesitas para algo". "Ok", La paralegal de repente se sintió tímida. "'Buenas Noches, Kennedy". "'Buenas noches". Ambas entraron en sus respectivos dormitorios, cambiándose en ropas de dormir y muy lentamente se metieron en la cama. Pasó un rato antes de que ambas mujeres se quedaran dormidas. Ambas estaban ocupadas con pensamientos de la una en la otra.
***
Carson se meció de un lado a otro en el agua como un corcho, el ajustado y apropiado chaleco salvavidas la mantenía fuera del agua, algo más lejos que el nivel del pecho bajo la superficie. Ella sostenía la triangular cuerda agarrada en un puño y esperó mientras que el primer esquí le fue arrojado. Ella sonrió cuando Kennedy se inclinó sobre la parte trasera del barco, asegurándose de enviarle el ski de fibra de vidrio con un lento suave deslizamiento. Fue directamente a ella. No tuvo que tener prisa en absoluto para agarrarlo. Eso fue considerado. A Carson casi le había saltado uno en la cara cuando le aventaron fuertemente un ski durante los últimos viajes en diferentes lagos alrededor de Dallas. Ella paró el ski con su mano extendida y aseguró la manija de la cuerda sobre su muñeca, usando ambas manos para remolcar el ski sobre su pie, ajustando la punta a una adecuada forma. "¿Seguro que deseas un segundo?" La abogada inclinó su cabeza en duda, estudiando la mojada cabeza rubia y un poco bronceada cara varias yardas detrás del barco. "Puedes intentar el slalom si quieres". "No". Carson miró la turbia agua y meneó su cabeza, y después pareció dar marcha atrás. "Está bien. Nunca realmente he... bien... solo no quiero retardar las cosas o algo así".
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"Ok". Kennedy arrugó su frente, trabajando en un rompecabezas y después envió el segundo ski a su nueva amiga. Miró como la joven mujer rápidamente agarró este, y después se estabilizó detrás en el agua, rodillas dobladas en su pecho, ski punta arriba, la cuerda flotando entre los dos ski. Una vez que ella estuvo satisfecha y Carson estaba en su posición, se acercó de nuevo al asiento del timonel y arrancó el motor. "Mantén una vigilancia en ella". "Cálmate, Shea". Heidi miró con detenimiento en la abogada detrás de los más nuevos lentes de sol de diseñador. "Ha estado haciéndolo estupendamente allí atrás toda la tarde, saltando a ambos lados de la estela, y todo eso. Estoy suponiendo que tiene mucha experiencia en esto". "Sé eso". La voz de Kennedy fue un poco más afilada de lo que era su intención. "Solo no quiero dejarla en el agua por demasiado tiempo después de que vaya abajo. Está poniéndose apretado aquí". "Cierto. Aunque no ha caído mucho. Quizá finalmente deje ir la cuerda porque está cansada". Heidi abrió una hielera entre los dos asientos y agarró una cerveza. Comenzó a abrir el tapón cuando Kennedy despejó su voz. "Sabes las reglas". La voz baja de la alta adquirió un tono de „no-tonterías‟. "Cuando comiences a beber, no estarás haciendo ski". "Sí, madame". Heidi saludó con su mano libre y abrió la lata. "Está haciéndose tarde, mi espalda y antebrazos están matándome, y no estoy haciendo nada". "Bueno. No gimotees, más tarde estarás tú queriendo esquiar solo una vez más. Y acabas de perder el trabajo de vigilar a Carson". Kennedy cambió el engranaje y el barco comenzó a moverse hacia adelante. Ella echó un vistazo atrás a las otras dos pasajeras, Valerie, una de las abogadas que había contratado cuando primero comenzó su firma en Austin, y la pareja de Valerie, Serena. "Val, vigila a Carson y déjame saber cuándo señale para la velocidad o vueltas, o si ella cae". "Seguro". Valerie se volteó de lado, metiendo su ondulado oscuro cabello detrás de sus orejas, y dio a la paralegal en el agua su completa atención. "Ella está arriba, justo esquiando entre la estela correcta ahora, tranquilízate.... no... allí ella va. Dios, logró algo en el aire, ¿no es así?"
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"See". Kennedy sonrió, girando para ver, pero manteniendo también su ojo en el lago delante de ellas. "Claro que lo hizo". El cuadro muscular compacto de Carson era perfecto para saltar la estela. Ella podía ir a la deriva a lo largo y entonces podía inclinarse repentinamente, encauzándose a través de la estela, entonces podría rápidamente inclinarse en la dirección opuesta, agachándose y salir volando aerotransportada atrás sobre ambos lados de la estela al mismo tiempo, aterrizando en una ordenada entrada, nunca tambaleándose cuando hacia el contacto con el agua. La pequeña rubia saltaba continuamente de un lado para otro con un interminable suministro de resistencia. Kennedy había turnado el mando de aceleración sobre Valerie o Heidi varias veces durante la tarde así que pudo mirar a la pequeña dínamo en acción. La forma de esquiar de la paralegal no era todo lo que estaba atrayendo la atención de la abogada. La forma de Carson en general era bastante para hacer que perdiera su concentración si no tenía cuidado. Este había sido un estupendo día, hasta ahora. Estaba soleado con unas pocas altas nubes acumuladas y una persistente brisa ligera. La temperatura había descendido constantemente desde el mediodía. Eran alrededor de las 4 p.m., y calculó que estaban por encima de los treinta. El frente frío estaba llegando, pero en Austin la palabra „frío‟ era un término relativo, especialmente a finales de septiembre. Kennedy había despertado temprano esta mañana como era su costumbre, e hizo un desayuno de waffles, fruta fresca y tocino vegetariano. Dejó las puertas entre los lados de la casa abierta a propósito, y el sugerente olor había sido suficiente para atraer a Carson fuera de la cama y dentro de la cocina. Preparar el desayuno había sido un poco más lento después de eso, principalmente porque la abogada solía detenerse brevemente para hablar y observar a su compañera de desayuno, que estaba vestida en su pijama, unos ajustados pantalones y una camiseta blanca que tenía un conejo estampado. Decidió que su nueva amiga era absolutamente adorable, especialmente por la mañana antes de que estuviera completamente coherente. Un solo problema se presentó cuando llegó a ser evidente que Carson necesitaba la cafeína para funcionar de verdad y que allí no había. Después del desayuno, se cambiaron en ropas más presentables, fueron a la ciudad y le consiguió a Carson uno tardío, junto con una bolsa de hielo y algunas otras provisiones necesarias para la excursión del día. Después regresaron a la casa a alistarse para esquiar.
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Kennedy rió suavemente para sí misma. El primer aspecto de Carson después de su ducha de la mañana podría estar grabado en su mente durante un largo tiempo. Kennedy estaba ya abajo en el embarcadero, comprobando las cuerdas y los niveles de gasolina, y una mirada de otras cosas que siempre inspeccionaba antes de cualquier día de esquí. Ella estaba en cuclillas abajo en el muelle, enrollando una cuerda de repuesto, cuando levantó la mirada y vio a su nueva amiga dirigiéndose hacia ella, eligiendo su trayectoria por la senda del patio trasero. Un número de cosas llamaron la atención de la abogada de repente. Carson tenía un claro pequeño contoneo en sus caderas cuando caminaba, que Kennedy encontró absolutamente intrigante. Junto con eso, la joven mujer tenía uno de los cuerpos más en forma que ella había visto, finalizando con el proverbial paquete de músculos abdominales. La paralegal usaba una blusa atlética azul real para nadar y un short azul real que se presionaba alrededor de sus caderas, revelando un muy lindo ombligo y una esbelta cintura que hicieron que los latidos del corazón de Kennedy saltaran un poco. Cuando estaba más cerca, el azul del traje de baño hizo azules los ojos de Carson, que brillaron en ella calurosamente por un segundo antes de que desaparecieran detrás de un par de lentes de sol muy deportivos. Kennedy sacudió su cabeza, volviendo al presente. “Estoy en muchos problemas", la abogada murmuró. "¿Tú... dijiste algo?" Heidi bebió en su cerveza y frunció el ceño en Kennedy. ¿Dije eso en voz alta? Buen Señor, estoy en problemas. "No. Nada". "Uh-huh", la engreída voz se mofaba de ella y Heidi se escabulló derrumbándose abajo en el asiento, estirando sus largas piernas y apoyándolas arriba en el costado del barco. "Así pues, ¿dónde hiciste que durmiera ella anoche?" "Heidi..." Kennedy dejó salir una exasperada respiración, todavía mirando el agua. Mantuvo su mano en alto y giró en un exagerado círculo, echando un vistazo detrás por un breve segundo para estar segura que Carson sabía que ella estaba a punto de girar. "En la habitación de huéspedes". "¿Y qué hay acerca de esta noche?" La bronceada mujer rió, su ronca voz salió timbrando través del agua.
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"Recuérdame otra vez porque te invité aquí este fin de semana". Kennedy ejecutó el amplio giro y comenzó a dirigirse de regreso hacia su propio muelle privado. Ella decidió moverse más allá, el lago estaba abarrotándose peligrosamente y también muchos barcos venían en la trayectoria también acercándose a ellas en la última hora. Con toda probabilidad, estos podrían estar realmente durante el caliente fin de semana buceando15, y todo el mundo que poseía un barco de varios condados alrededor habían salido a aprovecharse de eso. "Porque me amassss a tanto". Heidi frunció sus labios e hizo besos ruidosos en el aire. En respuesta, Kennedy cambió de posición sobre sus rodillas, girando un poco hacia su amiga y lanzó su peso en una cadera, indicando exactamente que parte de su anatomía Heidi podía besar. "Bien eso fue grosero." Enturbiada la mujer bebió su cerveza, bromeando de nuevo. "See, bien, te mereces eso". Comenzó poco a poco a reducir la velocidad del bote cuando alcanzaron el muelle. "Y la respuesta es igual que la primera, en el cuarto de huéspedes". "Uh-huh". Heidi acabó la cerveza, lanzando la lata vacía en una bolsa de basura, y agarró otra. Carson sintió al barco reducir la velocidad y soltó la cuerda, hundiéndose gradualmente en el agua en lento movimiento. Se quitó los esquís y comenzó a nadar hacia el barco. Cuando se acercó, un chapoteo grande del agua la cegó temporalmente. Ella farfulló y limpió su cara con su mano, entonces abrió sus ojos para ver unos azul claro mirándola de cerca. "Hey". Kennedy sonrió y se movió incluso más cerca. "¿Deseas aprender acerca del slalom?" "Oh". La paralegal mordió su labio inferior pensativamente. "No sé, Kennedy, yo nunca he podido levantarme y odiaría que las demás tengan que esperar mientras yo caigo una y otra vez." "Todas dicen que estarán haciéndolo". La abogada había rápidamente sondeado a Valerie y Serena, quienes le indicaron que estaban cansadas, y satisfechas en pasear por el resto de la tarde. Heidi se preparaba para dejar el barco por una silla en el muelle. 15
No soy tan adivina como para saber qué quiso poner. Sorry.
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"¿Realmente?" Carson se animó. "¿Piensas que puedes enseñarme?" "Puedo intentarlo. Bien todo está bien aquí en esta ensenada donde no hay tráfico de barcos". Kennedy se movió hacia ella, tomando el esquí que no tenía una parte trasera del pie y empujó éste hacia una Heidi nadando. "Hey. Toma eso y déjalo en el muelle". La alta mujer tomó el esquí y después se subió en la estructura de madera, dejando el ski abajo y quitándose la parte superior del traje de baño mientras caminaba hacia la silla para holgazanear. "¡Woo-hoo! Tiempo de deshacerme de las líneas de mi bronceado", Heidi justo gritó, después ella se quitó la parte inferior también, y se estiró cara arriba hacia el sol. La pequeña ensenada era privada, y ningún otro barco vendría a menos que fueran invitados o estuvieran perdidos. "Todo está bien, pero no me culpes si Pete viene a casa con un coche cargado de jovencitos de la fraternidad y todos ellos te miran". Kennedy sacudió su cabeza y fingió consternación. "Si ellos no han visto esto antes, no sabrán qué es esto. Si lo han visto... para mí no es un gran problema", Heidi bromeaba, y después se dejó caer echándose atrás en la silla. "Ella es incorregible". La abogada volteó dando su atención completa a la linda rubia delante de ella. "Pienso que es divertidísima". Carson sintió un cálido cuerpo presionando detrás de ella, mientras que un par de largos brazos rodeaban su cintura bajo el agua, justo por debajo del borde del chaleco salvavidas. "Um..." Cualquier pensamiento coherente desapareció momentáneamente, para ser reemplazado por una legión de rabiosas hormonas. "¿Cuál es tu pie dominante del esquí?" Kennedy habló en una oreja rosada. "¿Eh?" La cálida respiración envió agradables escalofríos a través de la columna vertebral de Carson. "Oh. Um... el derecho". "Colócalo delante de la copa del esquí, y solo deja el otro en caída detrás de ti". La abogada utilizó sus brazos para mantener a su amiga firme mientras la paralegal cumplía con sus instrucciones.
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"Ahora, primero toma la cuerda y déjala caer a la izquierda de tu ski". Una mano salió del agua, cuando Kennedy gesticuló hacia el equipo. "Consigue el ski punta arriba, como con los dos skies, y mete tu rodilla justo adentro. Cuando el barco comience a tirarte hacia arriba, arrastra tu pie izquierdo detrás de ti. Arrástralo hasta que te sientas completamente estable en el esquí. Entonces lentamente trae tu pie izquierdo adentro y remátalo en la copa trasera del pie. Utiliza el pie trasero un poco cavando y manteniendo la punta del esquí arriba, y utiliza el delantero para dirigir la punta del esquí si tú quieres dar vuelta. Tu primera vez arriba, puede ser que desees solo permanecer detrás del barco y conseguir acostumbrarte a que sientas éste". "Haces que esto suene y se vea tan fácil", Carson suspiró. El método preferido de Kennedy del esquí de slalom era comenzar en el muelle, saltando en el agua y aterrizando en un esquí cuando el barco se arrastraba separándose. La alta mujer pasó la mayor parte de su tiempo recortando de un lado para otro, inclinada casi de lado y creando un continuo muro de agua que era algunas veces arriba de tres veces la altura de Kennedy. Esto era una alucinante vista a contemplar, ambos la mujer y su habilidad esquiando. "Nah". La abogada momentáneamente apretó su agarre alrededor de la cintura de su nueva amiga. "Esto sucedió siempre antes de que yo pudiera levantarme en el slalom y permanecer arriba. Las primeras veces incluso nunca abandoné la estela". "Oh". Carson giró un poco y sonrió. “Quizá yo puedo hacerlo después de todo". "Claro que puedes". Kennedy aprovechó su cercanía, y rápidamente besó a Carson en los labios. "Beso para la suerte". Ella renuente soltó a la paralegal. "Val va a dirigir el barco y yo voy a sentarme en la parte trasera y te ayudaré verbalmente tanto como pueda. Solo recuerda que el barco tiene que comenzar a salir rápidamente para conseguir izarte arriba en un esquí después en los dos, y una vez que tú estés arriba, tiene que mantener el ir rápidamente, entonces estarás utilizando los dos ski. Apóyate tanto, inclínate hacia atrás un poco, y no dejes que este tire de ti en una cara fija". "Ok". Los labios de Carson hormiguearon agradablemente, y sacudió su cabeza para despejarla. Miró el bronceado cuerpo nadar de regreso al barco. Dios, ella es preciosa. La alta morena usaba un corto traje de baño negro, justo como los que algunos de los nadadores olímpicos habían usado en Sídney. Este era un sencillo exclusivo estilo en top en frente, con tirantes estos venían juntos en una solo tirante entre los omóplatos de sus
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hombros en la espalda. Hasta medio muslo y con su negro cabello mojado hasta el hombro pegado en su espalda, Kennedy tenía en general un aspecto de atlética apariencia que Carson sabía que nunca podría cansarse de mirarla16. La paralegal estaba convencida que Kennedy era la mujer más hermosa en la tierra. Afortunada yo. Sonrió. Estoy bastante segura que a ella le gusto. Mucho. La abogada estaba de nuevo en el barco y giró con una gran alentadora sonrisa. "¿Lista?" Carson le hizo una señal de 'Ok', y se aseguró, cuando el motor del barco giraba. Observó cuando la cuerda aflojo rápidamente desapareciendo, y de repente ella estaba siendo jalada hacia adelante. Apretó fuertemente sus dientes en determinación, e intentó recordar todas las instrucciones de su amiga. Ok. Punta arriba, brazos apoyados, rodilla doblada. ¿Ahora qué? Oh... Ella había sido arrastrada metiéndola en la posición por algunas yardas, de repente cobró impulso moviéndose y estaba en posición en el esquí. Su pie izquierdo todavía estaba arrastrándose en el agua, pero estaba arriba. Esto es un milagro por sí mismo, ella murmuró. Empezó a sentirse cómoda con el diferente sentido del equilibrio en un ski, y entonces tentativamente comenzó a deslizar su pie izquierdo adentro detrás del derecho. Cada vez que intentó encontrar la copa trasera del pie, comenzaba a tambalearse y dejaba el pie atrás arrastrarse otra vez. Finalmente, se estabilizó para dejar este apoyarse en la parte trasera del ski, pero no en la copa misma. "¡Esto es genial!" Ella gritaba a Kennedy, dándole a la abogada una alegre sonrisa. "¡Todo está bien!" La abogada mostró sus grandes pulgares arriba y después movió su puño en el aire. Carson simplemente permanecía detrás del barco y paseó alrededor hasta que sus manos se cansaron de agarrar la cuerda. Renuentemente, se soltó y se hundió en el agua. El barco se acercó y Kennedy la ayudó a subir, dándole un rápido beso de felicitación en la mejilla. "¡Lo hiciste fantástico!" "Tuve una buena maestra". Ellas se miraron a los ojos, y por un momento el resto del lago se descoloró desapareciendo. Oh. Carson, hay muchas otras cosas que quisiera 16
Podrá no cansarse, pero yo me dormí en el medio de su descripción.
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enseñarte. Kennedy se forzó en concentrarse, y echó un vistazo a Valerie y Serena, que habían estado observando el sutil intercambio con gran interés. Ella miró de nuevo a Carson. "¿Deseas ir otra vez?" "No". Carson se hizo hacia atrás un poco, de repente consciente que estaban siendo observadas. "Estoy realmente cansada. Pienso que pararé mientras que estoy de cabeza". "Bien". Kennedy le palmeó en el brazo y le ayudó a salir del chaleco salvavidas. "Hey, Val, quisiera ir una vez más, si a ti no te importa guiar el barco". "Seguro". Valerie esperó hasta que Kennedy se hubiera puesto el chaleco salvavidas y estaba situada en el muelle con la cuerda en la mano, esquí puesto y su pierna colgando abajo en anticipación. Una vez que la abogada estuvo lista, el barco arrancó. "Ella es como poesía, ¿no es así?" Carson se sentó en la parte trasera del barco al lado de Serena, ambas mujeres miraban mientras Kennedy alardeaba, cortando a través de la estela e inclinándose adentro. "See". Serena miró a la joven mujer con curiosidad. "Parece estar en su ambiente. Sé que no aprendió a esquiar cuando era una niña. No tenemos muchos lagos grandes en el oeste de Texas". "Cierto". Carson vio una maliciosa sonrisa aparecer en la cara de Kennedy. "¿Qué está haciendo?" Serena se rió, cuando Kennedy señalaba para dar vuelta al barco adentro, de modo que pasaran cerca del muelle. La pelirroja gritó sobre su hombro a Valerie. "Hora de llamar a la torre." “Oh, chico". Valerie dio vuelta al barco hacia el muelle, rodándolo abajo hasta el último minuto, cuando ella giró manteniéndose. Esto montó a Kennedy en un rápido alto círculo. La abogada se inclinó sobre su trayectoria, creando un alto arco de agua, que abundantemente roció el muelle y el embarcadero. "¡Hey!" Una empapada Heidi se levantó refunfuñando de la silla. "¡No es gracioso, Shea! ¡No me hizo nada de gracia en absoluto!" Murphy y LJ, quienes habían estado cabeceando en el sol al final del muelle, también se levantaron. Ellos se sacudieron su pelaje, que enviaron una niebla más fina en la dirección de Heidi, dando por resultado varias maldiciones de la irritada mujer.
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Ambos perros ladraron furiosamente al barco en retirada, y Murphy incluso saltó adentro, intentando perseguirlo. Él finalmente desistió y nadó a la orilla, echándose en el sol para secarse. Kennedy echó su cabeza hacia atrás y se carcajeó mucho tiempo. "Ella está satisfecha consigo misma, ¿no es así?" Carson rió suavemente. “Ha estado de un muy buen humor en las últimas dos semanas", Serena observaba, esperando la reacción de Carson. "¿Dos semanas? ¿Por qué? Que sucedió... oh". La paralegal se ruborizó y bajó la mirada en su regazo. "Carson". La pelirroja le se acercó un poco. "Quizá esto no es mi asunto, pero nosotras nunca la hemos visto así. Val la conoció primero, cuando se trasladó a Austin y Kennedy la contrató. Yo la conocí hace dos años cuando Val y yo nos juntamos. Sé que ustedes dos no han estado mucho tiempo juntas, pero... " “¿Pero qué?" Carson estaba alegre de haberse puesto sus lentes de sol nuevamente. Sabía que sus ojos podían traicionarla demasiado en este momento. "Ella es normalmente muy seria. Metódica. Una maldita buena abogada. Practica el derecho con su corazón, así como con su cabeza. Pero vive su vida personal como un maldito monje. Es una de las personas más disciplinadas que he conocido nunca. Dieta sana, ejercicio diario, meditación también cuando está estresada. Está muy esclavizada y muy enfocada". Serena se detuvo brevemente, decidiendo que decir después. "No pienso que haya tenido diversión realmente en mucho, mucho tiempo. Estar anhelando este fin de semana ha sido realmente bueno para ella, eso es todo". "Ha sido bueno para mí, también", Carson murmuró. Levantó la mirada y sonrió en un par de ojos avellana que la miraban. "Gracias por compartir eso conmigo. Significa mucho". "A ti realmente te gusta ella, ¿no es así?" "See". La paralegal sentía este molesto rubor arrastrándose en su cuello otra vez. "Sí". Kennedy había soltado la cuerda mientras ellas estaban hablando y el barco circundó para recogerla. Consiguió subirse y se envolvió en una toalla. "Hace frío".
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La carne de gallina apareció en la piel de Carson por una diferente razón, cuando la abogada se dejó caer abajo a su lado y cubrió con un brazo sus hombros. La mujer de cabello oscuro sonrió en su nueva amiga y extendió su brazo, rozando con su mano en el muslo de Carson. "¿Tienes frío, cariño?" Una breve sonrisa apareció en los labios de Carson cuando oyó el pequeño término cariñoso. "No". Estoy todo menos fría en este momento, musitó silenciosamente. Kennedy levantó la mirada al cielo. Las nubes estaban comenzando a acumularse, y algunas muy lejos en la distancia habían adquirido algunos bordes más oscuros. "¿Por qué nosotras no vamos a bañarnos y cambiarnos, y nos dirigimos al otro lado del lago a por algunas hamburguesas? Pienso que el frente está entrando. Creo que el esquí está hecho por hoy". "Suena como un plan para mí". Valerie arrancó el motor y se dirigió hacia el embarcadero
***
Carson estaba sentada en la mesa al lado de Kennedy, alegremente masticando una hamburguesa con queso y papas fritas como echas en casa. Ella las pasaba con tragos ocasionales de un alto tarro escarchado de una fría cerveza clara. Estaban cerca del agua en un pequeño colorido abastecedor de buceo para los barcos. Varias largas líneas bordeaban la flotante barcaza al aire libre, y ellas habían viajado al otro lado del lago para llegar allí. En los calurosos días de verano muchos clientes simplemente se sentaban en una de las docenas de mesas de picnic en sus trajes de baño, pero esta noche la mayoría de los comensales estaban vestidos en por lo menos en short y una camiseta, y muchos tenían mangas largas en deferencia a la temperatura que descendía. "¿Cómo lo está haciendo esa sudadera?" Kennedy jaló en la manga de una bastante larga sudadera anaranjado quemado de la universidad que le había prestado a Carson, puesto que la joven mujer no había empaquetado ninguna ropa de abrigo. La paralegal bajo la mirada en las mangas, que se había enrollado varias veces, y sonrió ampliamente. "Bien, gracias".
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La camisa llegaba casi a sus rodillas, ocultando casi totalmente el short de algodón que traía puesto. Unas zapatillas y una gorra de béisbol redondeaban el informal conjunto. Sin maquillaje, Carson habría podido pasar fácilmente por una de las estudiantes de los colegios que poblaban el área. Valerie y Serena se sentaron al otro lado de ellas, y entre las cuatro, habían conseguido mantener una continua oleada de fácil conversación. Serena era la única que no era parte de la profesión legal. Era profesora de literatura en la universidad, y estaba lamentando el hecho de que las clases estaban regresando en completa oscilación y su verano estaba terminando. Heidi había elegido conducir nuevamente a Austin. Estaba alojándose en un hotel cerca de la calle sexta y de todos los clubes, y tenía planes para reunirse con algunos de sus antiguos amigos de la escuela de derecho más tarde por la noche. Había intentado en vano en conseguir que las otras fueran con ella, pero todas declinaron, afirmando un total y absoluto agotamiento después del largo día esquiando. "Así que Carson..." Valerie se detuvo brevemente para masticar y tragar un bocado de su burrito. "¿Por qué fue el juicio?" “Un tipo demandó a la compañía camionera, reclamaba que él fue atropellado por una vaca y había quedado también gravemente lesionado para trabajar otra vez". "¿Qué?" Serena se rió. "¿Atropellado por una vaca? ¿Cómo dijo que eso pasó?" Carson encontró que los hechos del caso eran divertidos también, y se rió suavemente. "Reclamaba que él estaba cargando ganado y una de las vacas se resbaló, echando atrás la rampa de carga y rodó encima de él." "¿Cómo fue que ganaste?" Kennedy se unió, curiosa en cuanto al papel que su amiga desempeñó en el juicio. "Bien", la paralegal dijo con voz pausada. “Había varias cosas contra él. En primer lugar, sus expedientes médicos no apoyaban su demanda. En segundo lugar, sus exnovia afirmó que él no estaba en el trabajo cuando dijo que lo estaba. Dijo que estuvo con ella en el motel local todo el tiempo. La ex dijo que él estaba intentando algunas posiciones extrañas que él sacó de un libro. Sospechamos que pudo haberse lastimado su espalda ese día haciéndose daño el mismo en la cama y estaba también avergonzado para admitir esto a un doctor, así que él compuso la historia de la vaca en lugar de lo otro".
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Las cuatro mujeres se echaron a reír. Carson tomó una inhalación y continuó, "Pero la mejor parte era el vídeo secreto que teníamos de él corriendo, cargando su camioneta, subiendo una escalera y haciendo toda clase de cosas que dijo que no podía hacer". "¿Quién le tomó el vídeo?" Valerie preguntó. "Yo lo hice". La paralegal sonrió ampliamente. "Me senté en mi auto con una cámara de vídeo con un buen zoom cerca de dos casas abajo de donde él vive. Incluso lo seguí durante un par de días. Él nunca me vio". "Idiota", Kennedy rodó sus ojos. "See. Pero pienso realmente que lo que condujo el clavo final en su ataúd fue durante el juicio mismo, cuando el escribano del tribunal lo atrapó cambiando un desinflado neumático a su camioneta en el estacionamiento del palacio de justicia". Carson acabó su hamburguesa y papas fritas, y aceptó una segunda cerveza de la camarera. "Después de que esas cosas fueran cuesta abajo allí. El juez nos permitió en sacar al escribano del tribunal como último testigo. No tomó mucho tiempo en conseguir que el jurado viera las cosas a nuestra manera". "¿Son todos tus casos lesiones corporales?" Valerie había clavado su diente en esta área particular del derecho, y reconoció que Carson estaba representando justo como muchos de los trabajos legales que ella en realidad hacía en los casos sobre los que trabajaba. "Mmm". La paralegal frunció sus labios y pensó. "Usualmente lo son, pero ahora también estoy consiguiendo hacer algo más regular, asuntos generales de litigación y algunos límites de ley en debate, mineral correcto contra propietarios de superficies adecuadas, esa clase de cosas". "¿Disfrutas de esto?" Kennedy estudió a su amiga atentamente. Tenía la impresión por varios emails y conversaciones que Carson simplemente toleraba su trabajo. "Este es un medio para un fin". La paralegal eligió sus palabras cuidadosamente. "¿Qué quieres decir?" Dos negras cejas se levantaron en pregunta, pues Kennedy prosiguió su línea de interrogatorio. "Significa que me pagan bastante bien, tengo grandes beneficios y ventajas, y estoy dispuesta a tolerar un poco aburrimiento y un poco de mierda a cambio de todo eso. Estoy completamente establecida en mi 401K combinada con mis fondos, y casi consigo un mes
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de vacaciones, ahora que he estado allí desde hace cinco años", suspiró. "Pero no, yo realmente no lo disfruto. Esto no es realmente estimulante". "¿Qué harías si tú pudieras hacer algo que deseas?" Serena preguntó. Disfrutaba su trabajo, a pesar de la paga reducida. Por supuesto tener sus veranos libres ayudaba. "Caramba". Carson sonrió. "Viajar. Escribir. Trabajar con los animales. Quizá tutora de un par de niños". "¿Tú escribes?" Serena y Kennedy ambas preguntaron al unísono. "See". Los ojos azules grises adquirieron una mirada lejana. "Poesía. Historias. Principalmente ficción y esas cosas. Magos, guerreros, dragones, vehículos espaciales. Chatarra gratuita, supongo". "Suena fascinante", Serena sonrió. Ella podría decir por la cara de Kennedy que la abogada pensaba de la misma manera. "Me encantaría leer algunas de tus historias alguna vez". "A mí también". Kennedy detectó un melancólico humor en su amiga, y decidió cambiar el tema. "¿Y, qué estarán haciendo mañana?" "Trabajo de jardín", Valerie hizo hincapié. "Awww, Val", Serena casi gimoteó. “Mañana se supone que el tiempo estará realmente agradable, sobre los 25 grados. Yo estaba esperando salir y hacer algo". "¿Y el trabajo del jardín sería...?" La mujer de cabello oscuro bromeó a su pareja. "Sabes lo que quiero decir", Serena hizo un mohín. "¿Qué estarán haciendo ustedes?" "Bien..." Kennedy apoyo su mano en el antebrazo que Carson tenía sobre la mesa. "El avión de Carson sale alrededor de las 7 mañana por la noche, así que estaba pensando que nosotras podríamos tomar los caballos y dar un largo paseo". "Oh". La cara de la paralegal se iluminó. "Amo montar a caballo. No lo he hecho desde hace mucho tiempo". "Eso está solucionado, entonces". La abogada sacó su tarjeta de crédito, cuando la camarera trajo la cuenta. "¿Están listas para irnos?" "See". Valerie y Serena ambas estaban de pie. "Necesitamos ir a casa." Pronto viajaban de regreso a través del lago a casa de Kennedy.
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***
Kennedy salió del dormitorio principal, usando una cómoda vieja sudadera. La temperatura estaba todavía bajando y pequeños blancos casquillos se habían desarrollado en el lago durante el viaje de regreso. Se dirigió hacia el estudio y se detuvo brevemente en la puerta, tomando en la tranquila escena ante ella. Carson estaba estirada en el sofá con Spanky situado en medio de su estómago. LJ y Murphy estaban ambos echados en el piso justo abajo de ella. Me siento en un concurso de popularidad con los animales, solo podría perder con ella. Se rió suavemente. No que yo los culpe. ¿No es eso amor? ¿Justo dije „amor‟? Bien, no dije eso, pero pensé eso. Oh, Dios. Esto es demasiado pronto para estar pensando así. Incluso no sé su nombre del medio. Oh. Sé su nombre del medio. No sé su primer nombre17. En ese momento, Carson se movió y abrió sus ojos. Parpadeó confusa y miró alrededor. "Oh. Lo siento, debo haberme quedado dormida". "'Está bien", Kennedy se acercó al sofá. "Fue un largo día. Pero uno muy bueno". "See", Carson sonrió y con delicadeza dejó a Spanky en el piso. Se incorporó e hizo una mueca de dolor. "Oww". "¿Qué pasa?" La abogada la miró con preocupación. "Pienso que me quemé mi espalda y hombros". Ella rodeó la parte en cuestión y gesticuló. "Oh, see. Definitivamente". "Espera", Kennedy dijo y desapareció a la cocina, volviendo con una botella grande de gel claro de aloe vera. "Mantengo esto en el refrigerador. Nada se siente mejor en una quemadura que áloe frío". "Eso suena genial", Carson se detuvo y de repente se sintió tímida. ¿"Um... podrías?" Ella miró atrás sobre su hombro. "No puedo alcanzar muy bien mi espalda". "Seguro".
17
¡Y yo me estoy aburriendo! Ya me acuerdo por qué abandoné esta lectura.
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La abogada se sentó a su lado y esperó a que Carson se pusiera de espaldas. La paralegal lentamente se quitó la sudadera, quedando vestida en su short y una camiseta sin mangas de algodón que usaba debajo. Kennedy destapó el áloe y se detuvo brevemente. "Necesito levantar tu remera, si eso está bien". "Oh. Aquí". Con ella todavía volteada de espaldas, Carson tiró de la suave tela sobre su cabeza, manteniéndola delante de sus pechos. "Esto debe funcionar". La piel en sus hombros era rosa brillante. "Oh. Estás quemada. ¿Qué nivel de filtro solar estabas usando?" Kennedy frotó algo de gel entre sus palmas para que no estuviera completamente tan frío en el primer contacto. "SPF ocho, creo". La paralegal saltó un poco cuando los dedos de Kennedy tocaron su espalda, el frío gel en shock a su piel acalorada. "Lo siento. Está frío". La abogada se maravilló en la suave piel debajo de las yemas de sus dedos. Tan suave. ¿Me pregunto si ella estará suave por todas partes? Meneó su cabeza. Detente de pensar así. "¿SPF ocho, eh? Bien no me asombra que estés quemada". "Deseaba broncearme". Carson hizo un mohín, incluso aunque Kennedy no pudiera ver su cara. "Tienes una hermosa piel". Las palabras estaban fuera antes de que ella incluso pensara eso, pero continuó. "No necesitas un bronceado. ¿Cuál es tú secreto, pues? Tu espalda es suave como nalguita de bebé". Carson se rió suavemente. "Bien, yo nunca he descrito esta exactamente así. Aceite de bebé. Me aplicó aceite de bebé después de cada ducha, antes de secarme. El agua y aceite forman un emoliente este humedece y mantiene tu piel suave". "Lo veo. Tengo que intentar eso". La imagen mental de la linda rubia cubierta en aceite de bebé no estaba ayudando gran cosa, y Kennedy se forzó pensar en algo más. "Carson, ¿qué quiere decir la 'A,' de tu primera inicial?" "Annie", la paralegal sonrió. "El nombre de mi abuela paterna. Era su única nieta y ella me mimó horriblemente". "Es un bonito nombre". La abogada continuó aplicando el gel, deslizándolo sobre la espalda de su amiga.
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"Bonito, pero demasiado dulce". Carson cerró sus ojos, disfrutando el inocente contacto. "Me gusta mi nombre del medio más, es más fuerte". "See, entiendo eso. Es por eso que voy por mi primer nombre", la mujer mayor suspiró. "De alguna manera el 'Shea Nocona, abogada en derecho' no sonaba bastante serio. Pero, durante mi crecimiento todo el mundo me llamaba „Shea‟. "¿Quieres que te llame así?" Carson giró su cabeza para mirar sobre su hombro. "Cariño, puedes llamarme como desees", Kennedy le dio una encantadora sonrisa. "Pienso que me pegaré a 'Kennedy', entonces". La paralegal giró su cara otra vez, para no tensar su cuello. "Es como pienso en ti. Esto podría sentirse un poco extraño para cambiar ahora". "No quisiera que te sintieras extraña". La abogada dio una palmadita suavemente en la parte baja de la espalda de Carson. "Listo. Todo hecho". Carson tiró de su camiseta sin mangas de nuevo sobre su cabeza, y después la sudadera, y se giró. "Gracias. Me siento mucho mejor". "Necesitaremos ponerte más mañana." Kennedy dejó el gel abajo en la áspera mesa del café y se recargó contra el cojín del sofá. "¿Y qué sobre ti?" Ojos azul gris estudiaron el largo marco a su lado. "¿Estás quemada?" "Nop", Los ojos de la abogada brillaron. "Mi dolor no se puede curar con áloe. Mi espalda baja está matándome. Toma mucho estrés el slalom. Por no mencionar el resto de mi espalda y hombros están gritándome por sostenerme constantemente sobre la cuerda". "Oh". Carson examinó el cuarto. Sus ojos vinieron a descansar sobre la gruesa manta de piel de oso delante de la chimenea. "Colócate, allí sobre tu estómago", señalando la manta. Una oscura frente se disparó. Sé que ella no quiso decir esto de la manera que esto sonó. Kennedy se rió suavemente. "Tú deseo es mi orden, mi querida". Se levantó lentamente, y se estiró lánguidamente en la suave manta. "Pero puede ser posible que me quede dormida aquí".
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"Eso está bien", Carson colocó sus rodillas al lado de ella. "Ahora, no tomes esto de mala manera, pero tengo que montarte a horcajadas para hacerlo adecuadamente". Los ojos de la abogada volaron abriéndose. "¿Qué es lo que exactamente estás planeando hacer?" Ella sonrió. No que yo no pudiera estar jugando para hacer alguna cosa que ella tuviera en mente ahora. "Voy a darte un masaje en la espalda"18. La paralegal muy lentamente avanzó encima de su amiga y se colocó, sentándose contra la espalda baja de Kennedy. "¿Eres buena en esto?" La voz de la alta adquirió un tono algo sensual, no demasiado sugestivo, con apenas un rastro juguetón. "Me han dicho que soy muy buena". Las pequeñas manos se arrastraron debajo de la sudadera de Kennedy. "No estoy siendo desvergonzada contigo o algo, pero la sudadera es demasiado gruesa para ser eficaz si te doy masajes desde el exterior". "Ninguna queja aquí... oh... mi... Dios". Negras pestañas se agitaron cerrándose cuando Carson comenzó a masajear sus músculos de la espalda baja. "Debes comprar un seguro para esas manos". La paralegal se rió suavemente y cuidadosamente subió la sudadera de Kennedy. Sus ojos se dieron un festín en la suave rojiza piel debajo de sus manos. La mujer mayor tenía muy bien definidos los músculos de la espalda y hombros. "Debes hacer mucho ejercicio". "Podría decir lo mismo acerca de ti", la abogada murmuró, también embargada por el placer de abrir sus ojos. "See más o menos cuatro días a la semana". Sus manos se deslizaron fuertemente y se apoyó un poco de lado, trabajando en la mitad de la espalda de Kennedy. "Principalmente clase de spin, un poco kick-boxing, y algo de pesas. Y crunch ball. Es la mejor cosa para tus abdominales, siempre". "Bien eres claramente un testamento a eso", Kennedy se rió suavemente. "Levanto pesas, ski, natación, corro, esa clase de cosas. Mi oficina está cerca del camino a Lago Town, así que a veces voy allí directo después de trabajo, o en el almuerzo si tengo bastante tiempo". "¿Cuánto corres?" Carson comenzó a trabajar en los diminutos músculos alrededor de los hombros de su amiga, sacando pequeños gemidos de placer y dolor. 18
Claro, y subirse encima es la mejor manera de dar masajes. Ponele.
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"Normalmente doce a dieciséis kilómetros", Kennedy saltó, cuando un pequeño pulgar ahondando en un nudo. "Guau. Eso está irradiando abajo en mi brazo y dedos". "Mmm". La paralegal cavó más duramente. "Punto de presión. ¿Está comenzando a sentirse entumecido?" "See, un poco". Los ojos azules finalmente se abrieron. "¿Dónde aprendiste a dar masajes?" "En parte en el entrenamiento del equipo en preparatoria. Estábamos siempre sintiendo dolor de una rutina o de otra, y todas las chicas tomábamos turnos intercambiando masajes de espalda. Ésa debe haber sido una de mis primeras pistas sobre mí. Pienso que yo lo disfrutaba un poco más que las otras". Carson liberó el punto de presión y con delicadeza lo masajeó con la parte inferior de su mano. “Cada vez que voy a un quiropráctico, él tiene siempre a un terapista haciendo masajes de punto de presión en mí primero. De lo contrario yo no me relajo bastante para conseguir un buen ajuste. Él dice que tengo rocas en mi cuello y espalda en vez de músculos". "¿Tu trabajo es estresante?" Kennedy rodó sobre si cuando sintió su camisa bajar nuevamente a su sitio, metió las manos detrás de su cabeza y miró fijamente a Carson. "Mmm". Carson estaba aún montada en su amiga a horcajadas, justo del otro lado delante de sus caderas en vez de la espalda. Sintió una diminuta punzada de vergüenza y entonces se hizo a un lado. Kennedy parecía perfectamente confortable con ella allí. "No es solo mi trabajo. Bien, a veces mi trabajo. La vida es estresante a veces, Kennedy". "¿Cuán estresante?" Los ojos azules claros se ensancharon tristes con comprensión, y la abogada tomó una de las manos de Carson apretándosela. "Solo... soy yo, ¿sabes?" La paralegal frunció el ceño. "A veces es un poco difícil. Hey". Se dio cuenta de lo hosca que ella sonaba. “No es tan malo. No tengo dolores de cabeza o úlceras en el estómago. Llevo todo mi estrés en mi cuello y músculos de los hombros, eso es todo. Es por eso que necesito al quiropráctico y a terapia de masaje". “A veces tengo migrañas". Kennedy podría decir que Carson no estaba lista para que ella investigara algo más acerca de estar sola. La pobre niña era una huérfana para llorar fuertemente. Ésa era suficiente explicación.
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"No muy a menudo. Normalmente después de que un juicio grande termina, bastante irónico. Es cuando finalmente me relajo y la tensión se libera en la forma de un matador dolor de cabeza". "Uggghh", Carson se movió, estirándose en su costado al lado de su amiga. "No me llevo bien con dolores de cabeza en absoluto. Estoy contenta de no tenerlos muy a menudo". "Nop, no es nada divertido". Kennedy miró suavemente a Carson, quien estaba mirándola a ella a meras pulgadas. Podía sentir la química entre ellas. Vio cuando Carson tragó, los músculos en su garganta que se movían levemente. Una mano involuntariamente se levantó, y sus yemas del dedo trazaron una bronceada mejilla. Sintió a Carson reclinarse en el contacto y fue más cerca de su nueva amiga, también rodando sobre su costado. "Tus ojos son realmente bonitos con el bronceado. Tienes ese vibrante tempestuoso color en ellos ahora". "Ojos del color del mar antes de una tormenta", Carson sonrió. "Mi padre acostumbraba a describirlos de esa manera". Sentía los largos dedos bajando, a lo largo de su quijada y entonces ellos regresaron, enroscándose a través de su cabello y tirando su cara hacia adelante. Sus labios se encontraron, mordisqueándose suavemente, no exigiendo, no insistiendo. Sólo una lenta tierna exploración entre dos almas que estaban conociéndose más y más en comodidad una en la otra. Carson suspiró tranquilamente y sintió una mano ir a apoyarse sobre su cadera, tirando de ella incluso más cerca. Ella consintió y entonces gimió, cuando Kennedy profundizó el beso, explorando tentativamente la boca de su nueva amiga. La abogada renuente se forzó a separarse. "Mmmm." Sonrió y besó a Carson otra vez, primero en la frente y después en la punta de su nariz. "Eres bastante buena en esto, ¿lo sabías?" Un sonrojo fue su respuesta, cuando la paralegal simplemente agachó su cabeza, metiéndola contra el hombro de Kennedy. Esto se siente bien. Carson frotó con su nariz en el cuello de Kennedy y envolvió un brazo alrededor de su cintura. "Hey." La abogada besó la rubia cabeza. "¿Estás bien?"
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"See", Carson se deslizó hasta que ellas estuvieron cara a cara otra vez. "Solo pensando cuan agradable esto se siente. Y pensando que probablemente debo irme a la cama. Estoy realmente cansada, y si permanecemos aquí mucho tiempo, pienso que nos quedaremos dormidas". ¿Eso sería tan malo, Carson? Kennedy mudamente preguntó. Sabía que era demasiado pronto para llevar las cosas algo más lejos, pero Carson tenía razón. Quedarse allí envueltas abrazadas una en la otra en la gruesa manta se sentía bien. Malditamente bien, de hecho. "See, esto es agradable. Muy agradable". Ella fue recompensada con una tímida sonrisa. "Pero tienes razón. Estoy agotada. Además nosotras necesitamos descansar para poder cabalgar mañana". "No puedo esperar para eso", Carson lentamente se incorporó y se estiró. "Tampoco yo", Kennedy permitió que su amiga la ayudara a levantarse. Se dirigieron al otro lado de la casa. Después de un beso más persistente, ellas se separaron y comenzaron a prepararse para irse a la cama. Carson se acostó, su mente corría a miles de kilómetros delante de su cuerpo. Todo esto era tan nuevo y maravilloso. Nunca he sentido esto antes, pienso que no. Es como si deseara estar cerca de ella todo el tiempo. Ella tuvo citas con chicos y había estado loca por algunos de ellos. Pero la profundidad de sus sentimientos por Kennedy iba mucho más lejos que algo de su pasado. Sentía como estar entrando en un duro territorio. Quizá ella y yo podamos explorarlo y conquistar este juntas. Continuó ponderando sus sentimientos pero finalmente, los cansados músculos ganaron y vagó en un profundo sueño. Al otro lado, en la habitación principal, Kennedy simplemente se encrespó con su almohada y flotó alejándose en una nube de placenteros sueños.
***
Un fuerte ruido de truenos la hizo despertarse y Kennedy parpadeó en la oscuridad. Demasiado oscuro. Giró hacia la mesita de noche y el constante verde resplandor de su radio reloj digital había desaparecido. Sin energía. Amartilló su cabeza y se concentró.
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Allí. El bajo zumbido que salía del generador de reserva alcanzó sus oídos. Éste fue programado para encenderse si la energía se iba, pero este solo mantenía el otro lado de la casa donde estaba el aire acondicionado. Se dejó caer sintiéndose sola hasta que sus dedos encontraron la linterna que guardaba el cajón de la mesita de noche. Satisfecha de tener luz si la necesitaba, se acomodó amoldándose en la almohada y cerró sus ojos. Extraño. No pensaba que iba a llover. Se suponía que las nubes soplarían al otro lado. Oh. Bien. El pesado golpeteo del aguacero en el tejado casi la calmó regresando a dormir cuando sus ojos estallaron abriéndose. Carson. No había linterna en el cuarto de huéspedes, e incluso si hubiera, la joven mujer no habría podido encontrarla en la oscuridad. Y esto esta oscuro, casi de noche afuera en el lago, incluso con energía. No había calles iluminadas en el mercado de la granja por la calle y el vecino más cercano estaba demasiado alejado para proporcionar alguna iluminación extra. ¿Debería despertarla solo para darle una linterna? See, probablemente debería. Se incorporó y balanceó sus piernas sobre el borde de la cama. Brrrrr. Hacía frío en el cuarto. Maldición. Su calefacción funcionaba con gas natural y no debería haberse afectado por la falta de electricidad. Sin embargo, había girado el termostato bajándolo a la mitad de la primavera y este normalmente tomaba algunas horas para calentar la casa entera después de que estuviera inactivo todo el verano. Supongo que será mejor encenderlo también. Eso será lo primero. Normalmente no necesitaba calentar su casa hasta recién llegado noviembre. Agarró la linterna y camino silenciosamente fuera del cuarto y al pasillo. Me preguntó dónde están Murphy y LJ. Los perros habían desaparecido de su habitual sitio al pie de la cama. Recuperó otra linterna y dos cobijas de un armario, fuera de la habitación principal, y después iluminó la pared del pasillo hasta que ubicó el termóstato cerca de la puerta que conducía al Dogtrot. Cuando reguló la temperatura, una fría húmeda nariz mojada tocó su desnuda pantorrilla. "¡Yahh!" Kennedy saltó y casi deja caer su carga de abastecimiento. Ella bajó la mirada. "¿Murphy? ¿Qué es chico?" El perro gimoteó y la tocó en la pierna. "Ok, solo un minuto". Ella comprobó el termóstato una vez más. "¿Qué pasa? ¿Tu tazón de agua está vacío o algo?"
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Comenzó a entrar en la oficina donde guardaba el tazón de agua para este lado de la casa. Murphy mordió abajo en el dobladillo de su bóxer de franela y poco a poco tiró de éste, intentando arrastrarla más allá del pasillo. Sus ojos habían comenzado a acostumbrarse a la oscuridad y se ensancharon cuando vio a LJ manteniendo vigilancia fuera de la puerta cerrada del cuarto de huéspedes. "Hey", se arrodilló y frotó el cuello del perro guardián. "¿Qué pasa?" LJ tocó su mano y después la lamió. El perro grande se paró y rasguñó en la puerta una vez. Carson. Oh Dios. Quizá ella está enferma o algo. Despacio giró la perilla de la puerta y suavemente abrió la puerta, sonando un pequeño crujido en la bisagra. Asomó su cabeza y miró fijamente encima en la quieta forma en la cama. Dormida. Quizá yo solo deba dejar la cobija al pie de la cama y no despertarla después de todo. Me pregunto qué les pasaba a los perros Kennedy caminó de puntillas a través del cuarto y dejó la linterna en la mesita de noche. Entonces cuidadosamente extendió la cobija a lo largo de la cama. Dio un paso atrás. Entonces hacia delante otra vez y tiró de la amontonada cobija que cubría a la dormida mujer. Cuando se giraba para marcharse, oyó un sollozo y se detuvo. Escuchó eso otra vez y se giró nuevamente, acercándose rápidamente todavía silenciosamente al lado de la cama frente a Carson. "¿Carson?" Susurró, no recibiendo respuesta. "¿Estás bien? Vamos, ya. No juegues a fingir. Te oí. ¿Estás llorando?" Se sentó en el borde de la cama y levantó su mano poniéndola en la rubia cabeza. "¿Te sientes mal o algo? ¿Algo te asustó?" "No". La desamparada voz temblaba. "Estoy bien". "No te oyes bien". Kennedy se inclinó más cerca y movió su linterna, dirigiéndola a la viga de modo que no iluminara directamente en la cara de la joven mujer. Pudo ver el rastro de las lágrimas en las mejillas de Carson y su corazón saltó en su garganta. "Bebé, ¿qué pasa?" "Solo un mal sueño", Carson sollozó otra vez. "Desperté ahora. Los truenos me despertaron. Probablemente una buena cosa". "Tú... ¿deseas hablar acerca de esto?" Largos dedos se pasaban a través de sus cortos mechones rubios en un consolador movimiento.
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"No..." Carson dudó. ¿Estoy lista para descargar todo esto en ella? No. No lo estoy. "Podrías... ¿podrías sólo sentarte aquí por un minuto y hablar conmigo?" "Seguro". La mano de Kennedy se movió más abajo, llegando hasta los hombros de su amiga. "¿Algo en particular a discutir?" "Um... ¿se fue la energía?" Carson hizo un consciente esfuerzo para calmar su voz. "Noté la pequeña luz en la noche sobre la pared." "See. La tormenta golpeó ésta sacándola. Te traje una linterna". La abogada movió su linterna cuya luz daba en las vigas hacia la mesita de noche de modo que Carson pudiera verla. Entonces la apagó, esperando que la oscuridad pudiera animar a su amiga para hablar acerca de lo que la estaba inquietando. "Encendí el termóstato. Está mucho más frío de lo que se suponía que estaría. Te traje una cobija, también". Palmeó la superficie de la lana bajo su mano. "¿Frío?" Carson empujó la cobija hacia abajo y tocó la fría piel de la pierna de Kennedy. "Oh. Lo siento. Aquí estoy pidiéndote que estés conmigo solo porque yo tuve una pequeña pesadilla". "Está bien", la abogada la tranquilizó. "No me importa. De verdad". "Tú... tú podrías acostarte aquí conmigo, si quieres. Solo habla conmigo un rato". Ella tiró de las cobijas atrás un poco, indicando el espacio a su lado. "Es... bastante espacioso. ¿Qué es esta, una cama queen size?" "See", Kennedy vaciló. "¿Estás segura?" "Por favor", Carson palmeó el colchón. Kennedy se acercó al otro lado de la cama y levantó las cobijas, deslizándose debajo y jalando éstas hacia arriba. Ella estaba fría. Para su sorpresa, Carson se arrimó a ella. "Aquí, Kennedy. Déjame ayudar a que entres en calor. Estás congelada". "No congelada. Solo un poco fría, es todo". Y en este rato estoy consiguiendo estar caliente, quemándome malditamente bastante rápido. "Pero gracias". El silencio se estableció alrededor de ellas, ambas mujeres perdidas en separados pensamientos. Una triste voz rompió el silencio y la morena se dio cuenta de que Carson estaba arrimándose a ella buscando consuelo. "Kennedy, ¿piensas que a veces, cuando eres muy cercana a alguien, incluso después de que ellos mueren pueden comunicarse contigo?"
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"Sí". La respuesta era totalmente segura. "Por lo menos según mi padre ellos lo hacen. Él está dentro del chamanismo. Él me enseñó un poco acerca de eso. Nosotros definitivamente creemos que los espíritus de los muertos, a veces intentan darnos mensajes importantes. ¿Esto tiene que ver algo con tus sueños?" "See, un poco". Carson suspiró y se hizo hacia atrás, su mano aún mantenía el contacto con el brazo de Kennedy. "Este era un sueño de un tornado". "¿Sueño de tornado?" La abogada intentó hacer una conexión entre los tornados y la comunicación con los muertos. "Desde que mi madre murió, tengo uno más o menos una vez al mes". Sus dedos vagaban trazando un patrón en el antebrazo de Kennedy. "Estoy siempre intentando escapar de uno". "Eso suena bastante espeluznante", Kennedy giró sobre su costado para estar frente a su amiga. Extendió una mano y alisó hacia atrás el cabello de Carson. "No. Es realmente extraño". La paralegal cerró sus ojos. "En el sueño el tornado, incluso aunque tengo miedo, siempre sé que este no va a alcanzarme". "Oh. Eso es bueno". La abogada miró fijamente en la oscuridad en la cara de su amiga. "¿Y... por qué las lágrimas?" Carson abrió los ojos y suspiró. "Al final del sueño, mi madre está siempre allí. A veces está conmigo mientras estoy huyendo del tornado. Pero al final del sueño, siempre me dice que está bien. Que todo va a estar bien. Solo me entristece, eso es todo". "Bebé, lo siento." Kennedy miró la presa reventar, y frescas lágrimas se derramaron bajando por las mejillas de su amiga. "Ven aquí". Tiró de Carson en sus brazos y suavemente la meció. "¿Qué piensas que está intentando decirte? ¿Qué está en un mejor lugar y no te sientas mal acerca de que se haya ido?" "Quizás. Por lo menos pienso que es parte de eso". Carson temblaba, a pesar del calor de los brazos que la sostenían. “A veces pienso que ella me está perdonando". "¿Perdonándote?" Kennedy sintió a la joven mujer moverse, hasta voltearse de espalda. Estaba sorprendida cuando Carson deliberadamente se apartó de ella hasta que no estaban más en contacto. "¿Qué le hiciste para que necesites que te perdone?" "Kennedy, yo maté a mi madre". La voz de Carson se estremeció de dolor.
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Kennedy sintió que todos sus cabellos estaban erizados, la irritable sensación enviaba chorros de adrenalina inundando su sistema. Ok. Tranquila. Carson no es una asesina. Incluso no tiene eso en ella. Logra que hable hasta que ella tenga sentido. "Pensé que dijiste que tu madre murió de cáncer". L a abogada miró la espalda de su amiga, cautelosamente estudiando su lenguaje del cuerpo. Carson estaba enroscada en casi una posición fetal, y Kennedy rezó por no estar a punto de oír alguna extraña confesión de asesinato. "Así fue". La pequeña voz tembló, y Carson tomó varias bocanadas de aire para estabilizarla. "Carson, si murió de cáncer, ¿por qué dices que tú la mataste?" Kennedy indecisa subió su mano, ligeramente tocando la espalda temblorosa delante de ella. "Ella... um..." La paralegal hizo una pausa, forzando detrás sus lágrimas que sabía podrían dejarla sin habla. "Ella fue realmente afortunada. Estuvo enferma por cerca de nueve meses, pero realmente no tenía mucho dolor. Y estaba completamente lúcida. Levantada hasta el último par de días antes de que muriera". Kennedy se movió acercándose, hasta que estaba envuelta alrededor de la joven mujer. Sentía el pequeño cuerpo temblar. "No puedo imaginar cómo debió haber sido, perder a tu madre". Carson aspiró y después continuó, "Nosotros tuvimos que dejarla en el hospital. Papá la llevó y él hizo que el servicio médico viniera a casa a recoger la cama de hospital y todo el otro equipo que estaba en la casa. Sé que él hizo esto porque estaba seguro que no podría pagar por esto después de que ella ingresara en el hospital, por eso es que yo sabía que no volvería casa. Parte de mí sabía que estaba moribunda, pero parte de mí nunca perdió la esperanza que de alguna manera podría ser curada". Oh, Carson. El corazón de Kennedy se rompió por su amiga, y sintió las lágrimas punzar en sus propios ojos. "Pienso que es solo natural tener esperanza de la supervivencia de alguien que tu amas." "Quizás, pero cuando los vi llevarse esa cama, sabía que ella no tenía mucho tiempo. Papá comenzó a llamar a los amigos y a la familia, diciéndoles que si deseaban verla, necesitaban darse prisa. Cuando yo no estaba trabajando, estaba en el hospital. Y a veces hacía cosas que sabía que necesitaba hacer. Es extraño como la lógica a veces toma el control en situaciones así. Pensaba en las cosas estúpidas. Como, que yo
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necesitaba un corte de cabello. Y que necesitaba unos zapatos negros para llevar al funeral que sabía venía". Largos dedos suavemente acariciaron la espalda de Carson, moviéndose arriba y abajo en un continuo movimiento. "Eso debe haber sido realmente duro". "En realidad, estaba entumecida, más que nada. Mi mente no deseaba aceptar lo inevitable". La joven mujer continuaba temblando, e inconscientemente arrimó la espalda, acunándose contra el cálido cuerpo detrás de ella. "Mi... mi madre llegó a un punto donde no podía hablar más. Ella podía escribirme pequeñas notas. Estas eran difíciles de leer porque las manos le temblaban. Finalmente, en su último día, durmió la mayor parte del tiempo. Fui por el hospital varias veces pero estaba siempre dormida cuando estaba allí. Tanto que me di por vencida y fui a casa. En el camino a casa, me detuve y compré uno de esos pequeños pizarrones en las que tú escribes con un punzón, y entonces tú puedes borrarlo. Pensé que podría hacer esto más fácil para que ella escribiera notas. Eso fue tan estúpido. Que yo creyera que ella podría todavía despertar y podría comunicarse conmigo". "Eso no fue estúpido". La baja voz de la alta era muy suave. "Esa era una hija que amaba mucho a su madre, y nunca se dio por vencida". "Tarde esa noche, algo me hizo llamar al hospital. La enfermera me dijo que mi madre había despertado y preguntado por mí. Así que me vestí y conduje allí. Estaba dormida cuando llegue allí, pero me quedé. La otra cama en su cuarto estaba vacía, así que me senté allí. La enfermera me dijo que había estado con mucho dolor cada vez que estaba despierta. Ellas le habían dado su medicación, pero el efecto secundario era que la hacía dormir mucho. Dijo que esa tarde, mi padre había logrado verla cuando estaba despierta". Carson enterró su cara en la almohada por un momento y entonces volvió a reaparecer. "La enfermera... dijo que a veces la gente que está moribunda intenta esperar hasta que ellos logran ver a alguien que aman una última vez. Dijo que pensaba que mamá estaba manteniéndose bastante tiempo para verme". Kennedy besó la rubia cabeza y cerró sus ojos apretadamente. "Eras su bebé, Carson. Por supuesto que deseaba verte". "See". La voz de Carson se atoró en su garganta y la despejó. "Ella despertó y fui y me senté a su lado. Le dije que la amaba. Ella no podía hablar, pero sus ojos se miraban muy claros. Yo podría decir que estaba totalmente coherente. Podría también decir que tenía
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mucho dolor. Le pregunté si quería que la enfermera le consiguiera algo y movió su cabeza afirmativamente, así que... fui a la estación de enfermeras y pregunté si podrían darle algún medicamento para el dolor. Ellas... ellas me dijeron que podrían, pero que estaba muy débil, que cualquier medicamento podría probablemente ponerla a dormir. Significaba que iría a dormir y que podría probablemente no despertar otra vez. Me dijeron que pensara acerca de eso y les dejara saber lo que deseaba hacer". Oh, Dios. Qué carga soportaste, mi amiga. Kennedy sentía las primeras lágrimas rodar abajo de sus propias mejillas. "¿Qué decidiste?" "Ella... ella estaba sufriendo tanto, Kennedy. Yo... eso fue pasada la media medianoche. Estaba angustiada. No había dormido en días. Estaba enferma de preocupación por ella. Yo... no podía dejarla sufrir. Me dijeron que probablemente no podría sobrevivir hasta mañana de cualquier manera. Así que... finalmente... les dije que le dieran las drogas". Carson sentía su pecho cerrarse, y tomó grandes bocanadas de aire. "Yo...tomé su mano y la miré. Nunca olvidaré sus ojos, Kennedy. Ella sostuvo su mirada en mí. Yo sé cómo es la muerte. La vi. Ella siempre tuvo los más hermosos ojos azules. Estaban oscuros y vacíos. Esos ojos me perseguirán siempre. Así es cómo supe que estaba yéndose, así que... llamé a la enfermera y lo confirmó. Entonces llamé a mi padre. Eran cerca de las tres de la mañana. Él se presentó allí. Yo... yo nunca le dije sobre esa última dosis de drogas". Kennedy oyó un bajo ruido emocionado e imaginó que éste venía de Carson. Creció gradualmente en un constante gemido, cuando el pequeño cuerpo que sostenía naufragó con violentos sollozos tuvo miedo que la joven mujer pudiera romperse en dos. "Hey. Te tengo." La sostuvo, frotando su mano arriba y abajo del brazo de Carson. "Deja salir eso, bebé". “Oh, Dios, Kennedy, maté a mi madre". Carson sentía que iba a vomitar, y tragó duramente varias veces hasta que la sensación pasó. "No... No". Kennedy forzó a su amiga rodar al otro lado, y se incorporó hasta cierto punto, tirando de Carson contra ella y la acunó. "Escúchame. No hiciste nada malo. No es que tú les pidieras la sobredosis, Carson, ¿correcto?" "C... correcto." La paralegal moqueó y acomodó su cara en un confortable hombro. "Ella tenía dolor y tu pediste que le dieran medicamento para eso. La gente es forzada a tomar decisiones así todo el tiempo. Sólo siento que tú tuvieras que hacer eso.
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Especialmente cuando estabas allí en el hospital sola. Tú no mataste a tu madre. Debes creer eso, bebé. Fuiste un ángel de la misericordia para tu madre". Kennedy frotó la espalda de su amiga. "Yo espero... cuando llegue al final de mis días... que tenga a alguien como tú en mi vida. Alguien que fuera lo bastante generosa para dejarme ir un poco antes, si eso significara que yo pudiera irme en paz en vez de con dolor. ¿Qué sería la cosa más humana a hacer, Carson, dejarla sufrir o dejarla ir a dormir en paz?" "¿Dor... dormir en paz?" Carson hipeaba y aceptó un pañuelo de su amiga. Ella sopló su nariz y se recostó, mirando fijamente en un par de claros ojos que reflejaban solo compasión. "Nunca le dije a nadie acerca de esa noche antes. Pien. ... ¿piensas qué esos sueños es mi madre que intenta perdonarme?" "Carson..." Kennedy suspiró. "Nada hay para que ella perdone, ¿entiendes eso?" “Parte de mí lo hace, sí". Ella se hundió echándose hacia atrás en la almohada. "Pero parte de mi pregunta es si yo hice lo correcta. Si quizás ella no habría preferido morir coherente, incluso si eso significaba tener dolor". Kennedy se puso a su lado. "Creo..." Acarició suavemente la mejilla de Carson "...todos esos sueños que estás teniendo. No es tú madre que intenta perdonarte. Es tú madre que intenta decirte que hiciste la cosa correcta y que no te sientas culpable nunca más". "¿Tú crees eso?" La diminuta nota de esperanza tiñó la voz de Carson. "Eso creo", Kennedy se detuvo brevemente. ¿Debería incluso preguntar acerca de su padre ahora? "Um... Carson, ¿puedo preguntar acerca de tú padre?" "¿Qué quieres saber?" "Bien. Dijiste que él murió de un ataque al corazón más o menos un año después de que tu madre muriera". La abogada movió su mano de la mejilla de su amiga a su cabello, ociosa pasando sus dedos a través de éste. "¿Cómo te enteraste de eso?" "Oh", Carson arrastró una larga respiración estremeciéndose. "Había salido de compras todo el día con una amiga. Llegué a casa y había todos esos confusos mensajes en mi contestador automático. Toda esa gente que conocía intentaba localizarme, pero ninguna de ellas decía por qué. Finalmente, el último mensaje era de la policía de Dallas, dejando un número y diciéndome que los llamara. Yo estaba aterrorizada. Pensé que la casa de papá había sido asaltada, o él estaría en un coche destrozado, o algo. Eso nunca se me ocurrió... De cualquier modo, llamé y me dijeron que él había muerto de un ataque
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al corazón. Uno de sus amigos se preocupó cuando él no se presentó para el desayuno. Él siempre desayunaba con sus amigos los sábados. Ellos se dirigieron a la casa y la camioneta de papá estaba allí, entonces llamaron a la policía y una ambulancia. Pero... nadie sabía cómo encontrarme". "Déjame poner esto en orden". Kennedy sentía una irracional cólera. ¿Qué clase de gente deja mensajes como esos en un contestador automático? "¿Tú estabas sola cuando tu madre murió, y tú estabas sola cuando te dijeron que tu padre había muerto?" "See", Carson sentía que lloraba otra vez, pero se dio cuenta que literalmente no tenía más lágrimas. Rodó sobre su costado de espaldas a su amiga. "See. Um... ¿Quieres permanecer aquí conmigo hasta que me quede dormida?" "Por supuesto que lo haré", Kennedy se arrimó contra la espalda de Carson y puso vacilante la mano en su cadera. "A veces, me gusta pensar que ellos están allí arriba, cuidando por mí. Otras veces... No sé lo que creo". Carson colocó la espalda contra el largo cuerpo detrás de ella y sintió su cuerpo comenzar a relajarse. "Todo lo que sé, es que estoy realmente cansada de estar sola". Unos labios rozaron la nuca de Carson. "No tienes que estar sola ya, si tú no deseas estarlo". "No". Algunas lágrimas más se escaparon, pero esta vez eran mucho menos dolorosas. Bajó su mano y tiró de la mano de Kennedy de su cadera, arrastrándola hasta que estuvo presionada contra su estómago. Ella plantó su propia mano firmemente sobre ésta, manteniéndola en el lugar. "¿Quieres... quieres tu dormir aquí toda la noche conmigo?" Kennedy besó su cabeza otra vez, y entonces apretó su agarre alrededor de la cintura de Carson. "Estaré aquí por la mañana cuando tu despiertes". "¿Promesa?" "Palabra de explorador". "Gracias. Por escuchar todo esto". "Gracias por confiar en mi suficientemente para compartirlo, Carson".
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Kennedy sintió el pequeño cuerpo poco a poco ir aflojando, y escuchó la suave respiración que se hacía más profunda y regular. ¿Cuánto tiempo has estado manteniendo todo eso adentro, mi amiga? ¿Casi tres años? Hace mucho tiempo que tendrías que haber dejado salir todo esto. Ella suspiró pesadamente, y finalmente se permitió llorar silenciosamente durante varios minutos, dejando un momento para sus propios demonios. No tenía idea de cómo tratar a alguien que había perdido a sus padres. Demonios, yo no tengo idea si dije las cosas adecuadas o no. Supongo que lo hice bien. Ella está dormida. ¿Eso tiene que ser una buena señal, no? Se rió suavemente en la ironía de la situación, encontrando el delgado hilo de humor en una triste situación. Bien. Dije a Heidi que Carson estaba durmiendo en la habitación de huéspedes esta noche, ¿no es así? Solo nunca pensé que yo estaría durmiendo aquí también, completamente satisfecha de solo tenerla abrazada. Heidi nunca entendería esto. No lo entiendo yo misma. Era un deseo que iba más allá de lo físico. Una necesidad de cuidar a su nueva amiga, y de protegerla, y de hacer lo mejor para ver que Carson nunca se sintiera sola otra vez. Duerme, bebé. Yo cuidaré de ti toda la noche. Sintió el cálido cuerpo en sus brazos, y de repente se dio cuenta que no deseaba dejarla ir. Creo que me tendrás por mucho más tiempo que esta noche, Carson. Mucho más tiempo que solo por esta noche. Frotó su cara contra el cuello de Carson, y permitió que la paz se posara sobre ella. Cuando se quedó dormida, la tormenta pasó, disminuyendo el ligero repiqueteó de la lluvia contra la elevada zona.
Capítulo 3
Kennedy lentamente fue despertando, una parte de ella reacia en separarse alejándose de la agradable neblina que la sumergía. Mmm. Esto es agradable. Se apretó más firmemente contra el cálido cuerpo enroscado alrededor de ella e inhaló, tomando la fragancia del champú herbal en el cabello de Carson. A decir verdad, ella no se ha movido en toda la noche. Frunció el ceño y después abrió los ojos, cuando valoró su situación actual. Uh, oh. Sus dedos estaban apoyados contra la piel suave. De alguna manera durante la noche, su mano se había deslizado debajo de la camiseta de la paralegal y estaba apoyada en el estómago de la joven mujer. Pero más allá de la evaluación ella sonrió, cuando se dio cuenta que la mano de Carson estaba también debajo de la camisa, plantada firmemente encima de la suya. Supongo que nuestros subconscientes están en la misma longitud de onda. Suspiró con satisfacción y se permitió saborear el contacto. Estoy disfrutando por aquí demasiado, ella se corrigió. Especialmente considerando las circunstancias que me trajeron aquí. Se levantó sobre su brazo libre y cuidadosamente miró detenidamente en la joven mujer, estudiando su perfil dormido. El sol se filtraba a través de las cortinas en la cercana ventana, pintando a ambas en un largo pedazo de luz, y proporcionando una calidad etérea a la piel de Carson. Pobrecita. Espero que una buena noche de sueño le dé una nueva perspectiva sobre las cosas. ¿Cómo va a sentirse cuando despierte? Espero que no se avergüence acerca de abrirse a mí con eso. Sintió al sólido cuerpo comenzar a moverse, y agachó su cabeza, poniendo un suave beso suave sobre la mejilla de la joven mujer. "Buenos días, Carson". La paralegal giró su cabeza y verdes ojos se entreabrieron mirando a Kennedy. "Uggh". Carson sentía sus ojos como lija y no podía respirar de ninguno de los dos orificios de su nariz. "Siento como si un camión hubiera corrido sobre mi cara". "Probablemente por quedarte dormida justo después de llorar". Largos dedos involuntariamente acariciaron el estómago de Carson y la joven mujer saltó en respuesta. "Oh. Lo siento".
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"¿Por...?" Carson de repente se dio cuenta donde estaban sus manos y sonrió avergonzada. "Um... lo siento. Supongo que te tuve un poco atrapada, ¿eh?" Cuidadosamente quitó su mano posada sobre la de Kennedy. "Nah". La abogada dejó su mano donde esta estaba. "De todos modos, pienso que mi mano debió haber comenzado esto". Ella hizo ligeros círculos contra los sólidos músculos y movió su cabeza con una sonrisa. "Caramba, Carson apuesto que yo podría rebotar sobre tu estómago". "Quizás alguna vez, y si tú eres muy buena, te dejaré probar eso". La rubia batió sus pestañas. "Puedo ser muy, muy buena". Kennedy flirteó y entonces su frente se frunció cuando se puso mucho más seria. Sacó su mano de debajo las cobijas y delicadamente empujó el cabello de Carson alejándolo de su cara. "¿Cómo te sientes?" "¿De arriba? No puedo respirar. Yo estoy mucho mejor". La paralegal bajó la mirada, temiendo encontrarse con unos claros azules ojos evaluándola. Ella probablemente piensa que soy una mujer un poco psicótica después de anoche. "Puedo decir eso." Kennedy inclinó su barbilla. "Eso no es lo que quiero decir", ella amortiguó su voz. "¿Estás bien? ¿Necesitas hablar más?" La rubia tragó, aún insegura de donde estaban paradas la una con la otra. "No. Estoy bien. Lo siento yo te necesitaba anoche. Yo..." Unos labios rozaron ligeramente los de Carson, silenciándola. "No necesitas disculparte, Carson. Estoy solo apenada acerca de que tú perdieras a tus padres. Eres demasiado joven para haber pasado todo eso". "Gracias por estar aquí para mí". La paralegal sonrió tímidamente. "No hay problema". Kennedy miró fijamente concentrada en su amiga. "Siempre que me necesites, todo lo que tienes que hacer es llamar. Quiero que lo sepas, ¿ok?" "Ok". Carson en parte se levantó y puso una mano alrededor del cuello de Kennedy, tirando de ella hacia adelante y besándola suavemente. "Tendré eso en mente." Una abogada sorprendida se lamió sus labios y sonrió. "Um... ¿qué opinas acerca de que nos castigue con algún omelette mexicano mientras que te das una ducha? El vapor debe ayudar a tu respiración".
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"¿Cómo puedo rechazar una oferta como esa?" Carson probó la lámpara en la mesita de noche y frunció el ceño. "Excepto que no podré secar mi cabello19". "Sí lo harás". Kennedy se incorporó y recorrió una mano a través de sus revueltos mechones oscuros. "El otro lado de la casa tiene un generador de reserva. Después de que te bañes puedes secarte en el medio baño allá. Y dado que el agua caliente y el calentador de la pared en el cuarto de baño son accionados por el gas, eso no será un factor". "Genial". La paralegal renuente se levantó y se estiró. "Entonces te veré en un rato". "See". Kennedy miró pensativamente cuando la joven mujer desapareció del cuarto. Pienso que podría acostumbrarme a tenerla alrededor, musitó para sí. Sep. No será difícil en absoluto. Y no puedo creer que esté pensando en eso ya20.
***
Cuando el día avanzó, la temperatura se elevó en la verdadera forma de Texas. Dos caballos eligieron su camino a través de una pequeña arboleda de naranjos en el borde de la propiedad de Kennedy, las amazonas disfrutaban de una alegre conversación. El sol calentaba a ambas mujeres, y el olor de la tierra humedecida por la lluvia vagaba encima agradablemente alrededor de ellas. La abogada deseó comprobar en la huerta para cerciorarse de que la lluvia y el viento de la tormenta de anoche no hubieran hecho ningún daño serio a los árboles. En esta época del año no había flores y muy poca fruta en los árboles para preocuparse sobre eso, así que ella sobre todo observó las hojas y las ramas comprobando fracturas, también pérdida de tierra alrededor de la base de los troncos de los árboles. Ellas alcanzaron la última hilera y suspiró con alivio, satisfecha que los árboles habían resistido la tormenta ilesos.
19 20
¡Oh, es la muerte! „No podré secar mi cabello‟ ¿Qué les pasa a estos yankees? Bueno, me aburrieron. Lo demás como dijo Karina, “lo dejo a su criterio”. Sorry.
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"Gracias por cabalgar conmigo." Ella miraba a Carson, que tenía en una gorra de béisbol y lentes de sol para proteger su cara de más quemaduras. "Tengo que hacer esto después de cada tormenta." "Muchos árboles para solo tu hermano y tú." La paralegal lentamente miró el área, absorbiendo la silenciosa paz de la pequeña huerta. "Yo envío a algunas de ellas a casa de mis padres." Kennedy jugó con sus riendas, reatando el nudo que sostenía las dos largas correas de cuero. "Y llevo muchas de éstas al albergue para los que no tienen casa en la ciudad. Pero Pete y yo somos adictos al jugo de naranja." "Tcchh. ¿Adicta al jugo, huh? Y aquí estaba yo comenzando a preguntarme si tu tenías algún vicio en algo." Carson sacudió su dedo en fingida amonestación. "En el corto tiempo que te he conocido, me he enterado que tú no bebes cafeína y tú no tienes una onza de alimento basura en tu cocina. La única vez que tú bebiste alcohol fue cuando estabas tomando un vaso de vino en tú propia casa. Tienes leche de soja en tu refrigerador, pero comiste pastel de queso. Te he visto comer fajitas de camarón, una hamburguesa vegetariana, y omelette hechos con los huevos de las gallinas de corral. Estoy asumiendo que tú eres una ovo-lacto-pesca-vegetariana, ¿correcto?" "Culpable de los cargos." Los ojos de la abogada brillaron. "Aunque puedo pensar en algunas cosas más a la que podría volverme adicta." ¿"Qué se supone que quieres decir?" La paralegal se ruborizó, sintiendo el calor de la mirada de su amiga. "Oh, nada." Por ahora. Kennedy ligeramente golpeó a MaryD, dirigiendo al bayo de vuelta en la dirección del establo. "Hay un par de horas hasta que nosotras tengamos que irnos para el aeropuerto. ¿Tú deseas dirigirte de nuevo a la casa?" "Yeah." Carson y Missy se rezagaron. La briosa yegua había inmediatamente aceptado a Carson, no que Kennedy estuviera sorprendida por eso, dado la recepción que la rubia había recibido de los otros miembros cuadrúpedos de su hogar. "Necesito empacar mis bolsos y ponerme algo que no huela a caballo." “Siempre me ha gustado el olor de la carne de caballo," la abogada bromeó, mirando sobre su hombro.
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"Honestamente, a mí también." La rubia sonrió. "Cuando era pequeña, mi mejor amiga y yo íbamos a montar a caballo cada tarde de sábado. Pienso que nuestras madres anhelaban eso incluso más de lo que nosotros lo hacíamos. Nos dejaban a nosotros salir a los establos de alquiler y éramos niñas libres durante dos horas." "Mi padre me traía a caballo antes de que pudiera caminar." Kennedy se retrasó, cuando dejaron los árboles y tuvieron espacio para montar lado a lado. "Estuve compitiendo en el rodeo en la división júnior, cuando yo tenía cinco años. Esa fue una de las pocas cosas que hice al crecer de las que mi padre estaba orgulloso." "¿Cómo podría él no estar orgulloso de ti?" La voz de Carson estaba teñida con enojo. "Tú eres inteligente, posees tú propia firma jurídica, le desvives por tú comunidad, y tú eres absolutamente maravillosa encima de todo eso." La abogada sonrió, mirando a su amiga ruborizarse cuando Carson se dio cuenta de lo que acababa de decir. "Gracias. Y él está orgulloso de mí ahora. Pero eso nos tomó un largo tiempo para llegar a donde estamos hoy. Carson, tu creciste en la ciudad, y por lo que has dicho, tus escuelas eran siempre bastante equilibradas étnicamente." "Sí." La paralegal rió. "Creciendo allí, yo literalmente no vi diferencias en el color de la piel. Especialmente con los niños hispanos. Mi primera pista que mi amiga Alicia Salazar era hispana fue en su fiesta de cumpleaños, cuando todos sus parientes hablaban español y ellos sirvieron pastel y tamales en vez de pastel y helado. No sé por qué su último nombre no me dio una pista. Yo solo nunca pensé acerca de las diferencias. Siempre he pensado que la gente es gente." "Desearía haber tenido una amiga como tu cuando estaba creciendo." Kennedy miró en la distancia, no realmente viendo nada. Carson detectó el cambio en la emoción y se deslizó más cerca hasta que sus piernas estaban casi tocándose. "Hicieron los niños que tuvieras una época difícil?" La observadora mujer había notado durante la fiesta de ski que Kennedy usó bloqueador solar SPF 50. Y después durante el masaje en la espalda no fue difícil determinar que no tenía ninguna línea en el bronceado. El pigmento rojizo oscuro que tenía normalmente que Carson creía era un profundo bronceado era de hecho el moreno trigueño color natural de la piel. "Yo era la única niña de piel oscura en una ciudad pequeña toda blanca, Carson. Y en cierta medida, odié a mi padre debido a eso. Deseaba que hubiera heredado tan
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malamente el cabello rojo y la piel clara de mi madre. Los azules ojos justo no importaban cuando los otros niños no conseguían acercarse lo suficiente para verlos." La abogada hizo un esfuerzo de atenuar la amargura que todavía a veces sentía. "La mayoría de los otros niños asumieron que yo era de una familia emigrante Mexicana. Aunque la mayoría de los niños migrantes no iban a la escuela. Me llamaron de muchos nombres... 'espalda mojada'... 'indígena'... Estoy segura que tú te imaginas el cuadro." "Pero eres mitad Comanche, no mexicana." Dos cejas rubias se levantaron en la confusión. "Oh, yeah, y eso hizo las cosas oh siii mucho mejor," una sarcástica voz respondió. "Incurrí en el error de señalar eso. Entonces conseguí ser llamada de diferentes nombres. 'India '... „mestiza.' Dios yo odió oír esa canción en la radio. Golpeó demasiado estar cerca de casa para mí. Nadie quería ser mi amigo. Los niños blancos no deseaban hacer nada conmigo. Intenté hacer amigos con los niños emigrantes, pero ningunos de ellos hablaba inglés. Pienso que es en parte porque llevé español durante todo el colegio y la universidad." "Debes haber sido bastante solitaria." Carson estiró una mano y frotó ligeramente la pierna de su amiga. “La escuela elemental fue áspera y cuando estuve en la escuela intermedia. Pero la preparatoria me dio una segunda oportunidad porque era mucho más grande y los niños del condado entero todos fueron a la misma escuela." La abogada cerró los ojos brevemente, disfrutando el contacto contra su piel cubierta algodón. "Bien, eso es bueno. Una segunda oportunidad es buena, ¿no es así?" La paralegal sintió una mano grande cerrarse sobre la suya. "La verdad es que no." Kennedy rozó con su pulgar los nudillos de Carson y después liberó su mano. "Hice lo mejor para olvidar mi herencia de comanche, y creo que rompí el corazón de mi padre al hacerlo. Hice amigos con todos lo que no me conocían de niña de la escuela intermedia. Dije a todo el mundo que preguntaba acerca de mi color de piel que estuve fuera todo el verano y solo tenía un buen bronceado. Nadie entonces cuestionó mi último nombre porque nadie lo reconocía como nombre indio. Nunca invité a nadie a mi casa porque no quería que vieran todos los objetos indios que nosotros teníamos. Yo me uní al equipo de rodeo, aprendí a meter el rapé, y llegué a alborotar todo alrededor.
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Nosotros subíamos a las colinas en los fines de semana y fumábamos hierba y dejábamos nuestros traseros libres." "Tu seguro has cambiado." La joven mujer estudió cautelosa el perfil. "Yo tenía una cosa a mi favor." La morena medio se giró en la silla de montar, el cuero bien-engrasado crujió con su movimiento. "Era inteligente. No importaba cuanto yo salía en el fin de semana, siempre conseguía hacer lo correcto en la escuela durante la semana. Y sorprendentemente, el ser una lesbiana ayudaba bastante, porque no tenía novios, y no tenía esa escena entera para distraerme. Por supuesto no había ninguna otra gente gay en Alpaine, Texas, por lo menos ninguno que yo estuviera enterada." "Tú lo sabias en la preparatoria?" La voz de Carson chirrió. "Vaya, y yo todavía no salgo del todo." "Oh, demonios No." Kennedy movió su cabeza. "En absoluto lo sabía en la preparatoria. Pienso que la única cosa que habría sido peor que ser una india habría podido ser una india lesbiana. Guardé mi atracción en las chicas para mí. Yo luchaba contra eso." "¿Luchabas?" La rubia frente se levantó. "Ya tenía problemas por lo otro. Y le daba palizas a cualquier persona de la escuela secundaria que sacara el hecho que era comanche. Bastante pronto la gente aprendió a guardar mi secreto. Tenía una difícil reputación que conservar. Con ellos y con la poca gente que preguntó mi orientación sexual." La abogada se rió suavemente. "No estoy segura que dar palizas a la gente fuera el mejor camino para intentar convencerlos que no era gay. Salí con algunos, apenas lo suficientes para mantener los rumores a raya. Pero nunca les permití hacer algo más que besarme. Si ellos fueron atrás al cuarto del armario el lunes y dijeron cosas que no sucedieron, pienso que solo sirvió para ayudar más a mi fachada." "Tú... nunca has dormido con un hombre?" Carson mordió su labio inferior. "No." Kennedy escudriñó en el sol, que caía más bajo en el cielo. "Yo siempre supe que era diferente de las otras chicas. Especialmente cuando me di cuenta que en los juegos de fútbol pasaba la mayor parte de mi tiempo mirando al equipo de porristas en lugar del equipo de fútbol. Llevó un rato entender exactamente que estaba sucediendo. Sabía que vería chicas y seguro yo tendría esta reacción, muy adentro, estaba bastante segura que no tenía regreso. Estaba avergonzada de mí misma. Iba furtivamente a la
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biblioteca cerca en la universidad estatal y leía todo lo que podía conseguir en mis manos. Me costó mucho el admitir que yo era gay, pero después de que lo hice, sabía que tenía que salir de Alpaine. Mis buenas notas eran mi boleto de salida." "¿Cómo para qué?" "Entre mis notas y mis raíces indias, me ofrecieron una beca completa en una pequeña universidad liberal de artes en Nuevo México." Una amplia sonrisa agraciaba la cara de Kennedy. "Un lugar donde estaba bien ser comanche y estaba bien que te gustaran las chicas. Y entonces vine aquí a Austin a la escuela de derecho, eso era una buena cosa, también, porque era tan liberal aquí comparado al resto del estado." "Yeah." La paralegal parecía triste. "Desearía haberme aprovechado de eso cuando estaba en escuela aquí. Yo estuve mucho en el closet entonces, incluso yo no completamente entendía que estaba sucediendo conmigo. Salía con chicos." "Apuesto que tú lo hiciste." Kennedy sonrió cariñosamente. "Tú eres demasiado linda para no haberlos atraído." "Gracias." Carson bajó la mirada, prestando demasiada atención en la herramienta de cuero enrollado en la silla de montar. "Cometí algunos errores, eso es todo." "Por qué?" La abogada extendió su mano, frotando sus dedos contra la mano de su amiga. ¿"Por qué tu dormiste con alguno de ellos?" "Yeah," Carson respondió con tristeza. "No amé a ninguno de ellos. No es que haya habido muchos. Únicamente tres, en realidad. A veces yo creo que solo los utilicé. Mantuve el pensar que eventualmente podría ser bueno con alguien, el sexo, quiero decir. Con dos de ellos solo dormí una vez y después inmediatamente los dejé. Pienso que de verdad herí sus sentimientos." "Carson." Kennedy eligió sus palabras cuidadosamente. "No seas tan dura contigo. Mucha gente, especialmente en sus tempranos 20 años, experimenta. Y la mayoría de las lesbianas han estado con hombres. Soy la excepción, no la regla. Algunas mujeres incluso consiguen casarse antes de que ellas imaginen esto." "Eso... no te molesta?" La paralegal se deslizó de la silla de montar, cuando llegaron a los establos. "Mi pasado, quiero decir."
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"No." Kennedy también desmontó y se acercó, tomando las riendas de su amiga. "Ven. Vamos a dejar a estas damas en sus casillas y entonces tú y yo podemos hablar de esto un poco más, ¿está bien?" "Ok." Carson se irguió un poco, sintiéndose mucho mejor sobre si misma de lo que estaba algunos momentos antes. Hicieron rápido el trabajo de desensillar los caballos y de cepillarlos. Carson disfrutó la tarea inmensamente. No había ayudado a cuidar de un caballo desde que estaba en séptimo grado. Ese fue el año que su amor por los caballos había sido remplazado por un amor igual para su grupo en la escuela, y todas las actividades que iban con ser un adolescente. Ella terminó de peinar la cola de Missy y cerró la puerta de la casilla, recibiendo un toque de la nariz de la yegua blanca a su espalda en el proceso. ¡"Hey!" Volteó y frunció el ceño cuando aseguró el pestillo de la puerta. ¿"Qué fue eso?" "Creo que las he malcriado," una baja voz ronroneó en su oído por detrás. "Ella quiere una manzana." Kennedy recuperó una de un barril y se la dio. "Adelante. Ella espera siempre conseguir un regalo después de que ha sido acicalada." "Oh." La paralegal tomó la manzana y la sostuvo en su mano. Rió cuando los pelos finos en el hocico del caballo cosquillearon la palma de su mano. “Eres una dulce chica." "Yeah." La abogada envolvió sus brazos por atrás de la cintura de Carson y con su nariz frotó su cuello. "Ella no es la única chica dulce aquí adentro." Dirigió juguetonamente a su amiga encima de algunas grandes balas de heno apiladas en una casilla vacía, soltándola y tirándose abajo en la suave pila, palmeando el espacio a su lado. "Ven aquí, cariño." Carson sonrió y se recostó abajo en la fragante paja. Se sintió mareada interiormente cuando un cuerpo largo la abrazó y Kennedy cubrió un brazo cruzándolo por el estómago. "Carson." La abogada vagaba recorriendo la palma de su mano arriba y abajo de un antebrazo expuesto. "Escúchame. Soy bastante realista sobre las cosas. No me importa con quién tu saliste en el pasado y no me preocupa con quién dormiste o con quien no lo hiciste. Todo lo que me importa acerca de esto es que estás aquí, ahora." "Tú no tienes idea de lo reconfortante que eso es." Carson se rió suavemente con alivio. "Tú no tienes ese síndrome de la puta virginal como muchos de los muchachos Bautistas con los que salí tenían."
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¿"Disculpa?" La mano de Kennedy momentáneamente se detuvo y se levantó un poco para conseguir una mejor mirada en su amiga. ¿"Síndrome de la puta virginal?" "Yeah." Carson soltó una risita. "Nosotras bromeábamos con el hecho que todos los buenos muchachos baptistas deseaban casarse con una virgen que fuera buena en la cama." "Suena como muy horrible para que una chica viva con eso." La abogada resopló, y se dejó caer de nuevo en el heno. "Vaya. Yo pensé que las lesbianas podrían ser estereotipadas. Nunca conseguí tampoco demasiado en las políticas de la forma de vida gay, por lo menos no fuera de algunos de los asuntos legales que yo he manejado. Quizá debería haberlo hecho. Yo solo siempre pensé que amor es amor. Que las mujeres van, desde las lesbianas corriendo del lápiz labial, pollitas que usan más maquillaje que muchas mujeres rectas, a las que no afeitan sus piernas o axilas. Sin bien mi propio gusto personal no cae en alguna parte entre esos extremos, intento no juzgar a ninguna persona. Esta forma de vida es ya bastante difícil como para hacer sentir a la gente mal acerca de cómo ellos llegaron allí." "Ahora desearía haber tenido una amiga como tú en el colegio." La mujer más pequeña cambió de posición, presionándose más cerca al cálido cuerpo junto a ella. "Quizá yo no habría estado asustada." "Bien." Ágiles dedos se movieron a través de los rubios mechones. "Nosotras somos amigas ahora, ¿no es así?" "Yeah." Carson sentía la cálida respiración en su piel, y entonces unos suaves labios presionaron contra su quijada, moviéndose hacia arriba a sus propios labios. Cerró los ojos y se dejó llevar, perdida en la sensación, abriendo su boca e invitando a Kennedy a explorar. La abogada suspiró y rodó encima, suspendiéndose sobre su amiga, sin romper el contacto. Su mano vagó arriba y abajo del costado de Carson, finalmente rozando contra el lado de su pecho a través del suéter de algodón que la rubia estaba usando. Oyó un gemido de ánimo, y lentamente movió su mano hacia abajo deslizándose debajo de la camisa, explorando el estómago de Carson, poco a poco moviéndose más arriba hasta que sus dedos engancharon debajo del sostén de Carson, empujándolo y remontando las suaves curvas que encontró allí.
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Carson envolvió sus manos alrededor de los bíceps de Kennedy, sujetándolos y tirando de la morena abajo más cerca contra ella. Se arqueó en el contacto y sintió los suaves labios mordisquear en su cuello, trazando su camino hasta su oreja. Esto era tan diferente. Ella besó un poco a otras mujeres, pero ninguna la había tocado así. Los hombres con los que había estado eran todos duros, insistentes, y resueltos, pero esto... esto era suave, cálido y sin prisas. Giró su cabeza y se besaron otra vez, mientras los dedos de Kennedy continuaron jugando contra su piel. La alta mujer se interrumpió y se levantó en parte estudiando el oscuro iris verde que resaltaba vivamente contra su fondo blanco. "Carson, yo... no deseo presionarte." "Tú no lo haces." La rubia alargó una mano, tocando un cincelado hueso de la mejilla. "Pero... y no tomes esto de manera incorrecta. No creo que esté preparada para mucho más... justo todavía. No es que no me atraigas tú. 'Créeme, tu me atraes mucho." "Y estoy para ti." Kennedy destelló una sonrisa sensual. "Que es en parte por lo quiero ser cuidadosa contigo. Tomar esto lento. No quisiera que nos conociéramos en la cosa física que no llegáramos a conocernos la una a la otra primero. Yo creo... que si mantenemos las cosas marchando entre nosotras de esta manera... nosotras finalmente conseguiremos más... “Se detuvo brevemente cuando Carson se ruborizó muy encantadoramente. "Dios, tu eres hermosa." Agachó su cabeza y rápidamente besó a la pequeña mujer. "Kennedy, cuando esto suceda, yo quisiera que esto de verdad significara algo." Intentó respirar regularmente, su cuerpo zumbaba desde la exploración de Kennedy. "No es que tú no signifiques algo para mí. Me importas mucho, pero yo... estoy teniendo un difícil momento, no sé si entiendes lo que quiero decir." "Entiendo." Expertos dedos embromaron la piel sensible una vez más, y la abogada besó tiernamente los pechos a través de su camisa. "En este corto tiempo, ya me importas también, Carson." Kennedy renuente sacó su mano debajo de la camisa de Carson, y la dejó sobre la cadera de la joven mujer. "He esperado un largo tiempo. Puedo esperar más, porque quisiera que fuera especial, también. Que es por lo que creo que nosotras mejor paramos por ahora. Además, tú necesitas arreglarte para ir al aeropuerto." "Sí, y yo necesito conseguir algún tiempo extra, ahora." La rubia se sintió media levantada, medio tirada en sus pies. "¿Por qué es eso?" La abogada se sacudió las pajitas.
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"Pienso que con una ducha fría pudo estar en orden." Carson sonrió tímidamente. "O por lo menos tibia." "Oh." Kennedy se rió suavemente y tiró de la mujer más baja en un cálido abrazo. "Puede ser que necesite uno también. Sugeriría que nosotras lo compartiéramos, pero pienso que eso podría derrotar el propósito." “Sí eso podría." La rubia enterró su cara en un sólido hombro y sintió que los brazos de Kennedy se apretaban alrededor de ella. "O nosotras podríamos solo estar paradas aquí así por el resto de nuestras vidas." "Para mí perfecto." Kennedy recargó su barbilla en la cabeza de Carson y cerró los ojos, absorbiendo la sensación del sólido cuerpo en sus brazos, memorizándola para los días por venir en que estuvieran vacíos otra vez. ¿"Kennedy?" ¿"Hmmm?" "De verdad que ha sido muy agradable este fin de semana." La voz de Carson fue ahogada contra la camisa polo de algodón. La abogada besó su frente. “Para mí también, bebé."
***
Carson salió del elevador y abrió una de las grandes puertas dobles de vidrio en la oficina. Ella cambió su maletín de un hombro al otro e hizo su camino de memoria a la cocina para servirse una taza de fuerte café. La hora pico del tráfico fluyendo en el centro de Dallas había estado tan pesado que tuvo tiempo para terminar su té en el auto en el trayecto. El despertar a la dura realidad de la mañana del lunes le había parecido una cruel injusticia. El recuerdo de los suaves tristes besos en el 4 Runner en el estacionamiento del aeropuerto fue agridulce. Eso había tomado un extremado acto de verdadera voluntad para salir de la camioneta, dando la espalda, y caminado dentro de la terminal. Había insistido en que Kennedy no entrara y esperara con ella en la puerta de embarque. Eso
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podría haber sido demasiado duro para resistirse de besar a la morena belleza otra vez, y seguramente no habría estado bien para algunos de los más conservadores pasajeros. Suspiró pesadamente, poniendo los recuerdos en un fondo abrasador, y caminó por el largo alfombrado pasillo, cabeceando saludos a varias secretarias en sus cubículos de trabajo. Gimió cuando rodeó una esquina y vio todas las cajas de documentos del juicio apilados fuera de su oficina. Dejando el maletín encima de una caja, buscó en su bolso su llave de la oficina y oyó el suave clic cuando se abrió la puerta. "De regreso a la realidad," masculló para sí. Dejó la taza de café en su escritorio y se movió detrás de el para mirar por la ventana. "De nuevo a mi encantadora vista de la central eléctrica." Su oficina daba sobre el borde del noreste del centro, frente al River Trinity. En la mayoría de los días ella no veía realmente el agua del río, porque esta estaba demasiado baja. Pero el alto humo de las chimeneas de la central eléctrica estaba siempre a la vista. Encendió su computadora y miró la pantalla venir a la vida. “¡Oh, buen señor!" Durante el agradable fin de semana se había completamente olvidado de que había estado fuera de la oficina en un juicio por una semana. Gimió cuando miró sus correo en su In-box. "Ciento treinta y dos mensajes." Se sentó y comenzó a comprobar metódicamente a través de los varios correos, abriendo primero los que estaban con los sobres rojos ' urgentes ' al lado de ellos. "Hmmm. No doy un higo sobre tus nuevos clientes, Steve. No pienso que ellos valgan un sobre rojo." Eliminó el mensaje y se trasladó al siguiente rojo. "Sí, quería sentarme en la reunión 401K... que fue celebrada el viernes. Oh, bien Espero que ellos guardaran algunos folletos para mí." Ella lo suprimió y oyó una clara voz detrás de ella. "Sí." Se giró al otro lado y rodó sus ojos. "Aw, Kevin, entra." El mensajero de la oficina le sonrió ampliamente cuando él puso una caja enorme de correo en el lado de la mesa que estaba contra la pared próxima a su escritorio. "Lo siento, Carson," él se disculpó. "El Sr. Moore ha estado aquí desde las siete de la mañana, y él me dijo que la primera cosa que hiciera fuera que recibieras tu correo." "Gracias." Logró sonreír cuando el simpático estudiante salía de su oficina. Agarró su abre cartas y excavó en la caja, agarrando un puñado principalmente de los sobres
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grandes Manila. Se giró nuevamente para mirar por la ventana, y comenzó a abrir el primer paquete. "Traigo otra entrega para ti." Oyó la voz de Kevin detrás de ella. ¿"Más correo? Oh bueno." Se volteó y paró. Y miró fijamente. "Oh." "Eres valiosa para alguien." El mensajero dejó un florero grande de cristal en su escritorio imitación de roble. En el florero había una docena de rosas amarillas. ¿" Aquí está bien? ¿Carson? Hola, tierra a Carson." Él rió. "Um... sí. El escritorio está muy bien." Se levantó y tomó una tarjeta de un sostenedor que estaba metido entre las fragantes flores. Sonrió y entonces hizo una pausa, mirando hacia el mensajero parado en la puerta. "Adiós, Kevin." Ella juguetonamente le señaló que se fuera. "Aw, hombre. Yo no sabía incluso que estuvieras viendo a alguien. ¿No vas a decirme de quién son?" Grandes ojos de cachorrito preguntaron. "Nop." La paralegal se movió hacia él y él se hizo hacia atrás en el pasillo. "Gracias. Ahora, vete." Cerró la puerta y dio vuelta, recargándose contra ella. El olor de las rosas llenaba ya su oficina. Sacó la pequeña tarjeta del sobre y sonrió cuando la leyó: Carson - gracias por uno de los mejores fines de semana de mi vida - Kennedy. ¿"Ahora cómo se supone que yo logre hacer algún trabajo?" La paralegal sintió un fuerte latido familiar en su estómago y se sentó débilmente en su sillón, reclinándose y solo mirando fijamente en las flores. Tomó el teléfono y se movió haciendo clic a través de sus mensajes de E-mail guardados, localizando un número. Pulsó los dígitos en el teclado y esperó. "Kennedy Nocona." La firme voz se posó sobre ella como una cálida frazada. "Hey." Carson de repente se sintió nerviosa. "Um... gracias. Las rosas son realmente hermosas." "Oh. Hola." El tono de la abogada se suavizó perceptiblemente. "Me alegra que te hayan gustado. Yo... espero que tu no pienses que eso es demasiado." "No." La paralegal dio un puntapié a sus zapatos debajo del escritorio y metió una pierna debajo de sí. “Es realmente dulce. He recibido varios ramos en el pasado, pero nunca recibí una docena de rosas antes."
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¿"De verdad?" Kennedy se animó. "Yo lo hice bien, ¿huh?" "Muy muy bien." Carson sonrió. "Me encantan." "Solo quería asegurarme de que tu supieras cuanto disfrute de tu compañía." La abogada movía una pluma entre sus dedos mientras hablaba. "De verdad me gustaría verte otra vez." "Tu puedes venir aquí este fin de semana, si tu deseas." La rubia cruzó sus dedos de la mano y del pie, y cerró sus ojos apretándolos, esperando. "Yo puedo hacer eso." Kennedy hizo clic alrededor con su ratón, localizando su agencia de viajes en línea. "Hay un vuelo que sale la tarde del viernes que llegaría a Dallas a las 7:00 PM. Y..." Ella cliqueó un poco más "... El vuelo de regreso estaría saliendo a las 8:00 PM. El domingo. ¿Qué te parece eso?" ¡"Genial!" Carson deseó saltar y gritar, pero consiguió permanecer en su asiento. "Eso sería maravilloso." "Hecho." La abogada completó la transacción e imprimió la confirmación. ¿"Tan rápido?" Los ojos grises crecieron de par en par. "Yeah." Kennedy dobló el pedazo de papel y lo metió en su maletín. "Tengo bastantes millas de viajero frecuente para volar ida-vuelta a Estambul gratis, si quiero." "Wow." La paralegal oyó golpes en su puerta. "Un segundo, Kennedy... Entre, "ella dijo en voz alta. Tamara asomó su cabeza por la puerta y dejó salir un grito de asombro cuando miró el ramo. Entró de puntitas silenciosamente y se sentó en la silla de visitas delante del escritorio. "Me tengo que ir. Envíame un E mail de los detalles del vuelo y yo iré a recogerte el viernes." "Lo haré." La abogada sintió su corazón volcarse un poco. "No puedo apenas esperar." "Ni yo." Carson dejó salir un pesado suspiro. "Te veo el viernes." "Cuídate." La paralegal oyó la otra línea desconectarse, y dejó lentamente el receptor de regreso en la horquilla. Se dio vuelta para hacer frente a su amiga. "Hey." "Vine a preguntar cómo fue el fin de semana, pero estoy suponiendo que éste fue realmente bien." La abogada sonrió ampliamente a su amiga.
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"Oh, sí." Los ojos verdes destellaron con fascinación. "Tu no..." Las cejas de Tamara se levantaron. ¿"No...?" Carson frunció el ceño. "Oh. No." Ella se ruborizó. "Nosotras solo tuvimos un rato realmente agradable, eso es todo. De hecho, ella viene aquí este fin de semana." ¿"De verdad?" Los ojos de la abogada se ensancharon. ¿"Alguna oportunidad para que yo la conozca?" "Quizás." Carson considero por un momento. ¿Estaba ella lista para compartir? “Quizá nosotras podríamos reunirnos contigo y Sarah para almorzar el sábado." "Hey. No intento estar empujando." Tamara se recargó en la silla y cruzó sus piernas. "Solo estoy feliz por ti, Carson. Y admito ser un poco protectora, también. Me gustaría conocer a la mujer que envía una docena de rosas después de una primera cita. Incluso si esta fue una cita de largo fin de semana. Muy buena elección del color, aunque No demasiado adelantada." ¿"Qué quieres decir?" La paralegal se inclinó más cerca de su escritorio, inhalando la fragancia de las rosas. "El amarillo es por amistad." La abogada se levantó. "Bien, necesito ponerme a trabajar, y puedo decir por esa pila de correo que tú lo harás también. ¿Deseas ir a almorzar?" "Rastreando por los detalles, ¿huh?" Carson bromeó. "Tú sabes eso. Así que. ¿Almorzamos?" "Seguro." Ella miró a su amiga irse y después volvió de nuevo al correo, ambos, papel y electrónico.
***
Era jueves por la tarde y Carson hacia las revisiones finales a un documento que sería registrado en la corte para las 4:00 PM... Ella tecleó en el tablero, añadiendo un último párrafo, y entonces recorrió su comprobador de ortografía. Después de una última revisión lo imprimió y lo llevó para que Tony Moore lo firmara.
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Entró en la espaciosa oficina y dejó éste sobre su escritorio, caminando detrás y mirando detenidamente fuera de la ventana en la vista mucho más agradable de las grandes residencias y árboles de Turtle Creek y Highland Park. "Aquí está el borrador final. Kevin está listo para llevarlo al juzgado y conseguir este registrado." Tony echó un vistazo en el documento brevemente y después lo firmó con rapidez. "Aquí tienes. Gracias." "Tony." Carson suavemente amonestó. "Estaría mucho más cómoda si tu pudieras leer en realidad el documento antes de que lo registremos." "Nah." El ocupado hombre respondió. "Yo confió en ti." "Bien, es tu licencia de derecho." Ella meneó su cabeza levemente. Se dio vuelta para irse cuando él llamó. "Carson." Él le sonrió. "En caso de que haya olvidado decirte, la semana pasada tu hiciste un gran trabajo con la asistencia en el juicio. Las cosas fueron mucho más tranquilas contigo allí." "Gracias." La paralegal sonrió por el inesperado elogio. Ella y Tony se llevaban bastante bien, pero después de trabajar juntos por cinco años, las pequeñas cosas a veces eran tomadas por concedidas. "Escucha." Tony frunció sus labios. "Nick Giovani piensa que tu hiciste un gran trabajo, también. Él quiere llevarnos a ti, a mi esposa y a mí a cenar fuera con él y su esposa, para agradecernos por nuestro duro trabajo." ¿"Qué sobre Tamara?" Carson frunció el ceño. Su amiga había hecho una gran parte en el juicio también. "Bien, Nick hizo las reservaciones de la cena para mañana en la noche a las 7:00, sin preguntar por nuestros compromisos primero." El abogado se movió en su silla, inclinándose hacia adelante un poco. "Tamara estará fuera en Tyler en declaraciones hasta mañana por la tarde, y ella no puede regresar a tiempo, así que Nick dijo que él podría llevarla en otra ocasión." ¿"Mañana por la noche?" La paralegal sintió su corazón bajar. "Yo tengo planes mañana por la noche."
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¿"Puedes tu cambiarlos?" La mirada de Tony era de súplica. "Por favor, Carson. La Compañía de Nick es uno de nuestros más grandes clientes. Él específicamente pidió que tú estuvieras allí. Él tiene muy buena opinión de ti." Yeah, correcto. Carson suspiró. Los bonos de Navidad serían dados en tres meses. Estaba bastante cerca para algo que se pudiera hacer que se mirara como un jugador menos del equipo. Maldición. Ella no presupuesto algo basado sobre el bono, pero este siempre venía muy bien para pagar las tarjetas de crédito y comprar regalos de Navidad. "Ok. Déjame hacer una llamada telefónica. Yo estaré allí." "Gracias, Carson." El abogado parecía aliviado. "Tu sacrificio no será olvidado." Una desanimada paralegal caminó penosamente retirándose al pasillo y se dirigió al cuarto de copiado donde Kevin estaba esperando. Le dio el documento con las instrucciones para copiar y registrar en el tribunal, y entonces fue a su oficina y cerró la puerta. No puedo creer que mañana en la noche a las 7:00 yo vaya a estar cenando con Nick Giovani en vez de recoger a Kennedy en el aeropuerto. Lentamente tomó el teléfono y marcó el número de la oficina de Kennedy. Ella consiguió el correo de voz y maldijo silenciosamente, y entonces marcó su número del celular. Esta vez fue recompensada con la voz de su amiga. "Hey, Kennedy." "Hey, Carson. Tú me agarraste en un muy buen tiempo. Yo acabo de salir de una audiencia y voy de nuevo a la oficina por algunas horas. ¿Qué pasa?" Por su tono, la abogada obviamente estaba feliz de tener noticias de ella, y la moral de Carson se hundió incluso más. "Me temo que tengo malas noticias." Carson rodeó, deseando subir en un avión y volar a Austin. "Tú no puedes llegar mañana por la noche después de todo." "Oh" La abogada sintió su estómago retorcerse en un nudo, preguntándose si Carson estaba se había arrepentido. ¿"Por qué no? ¿Tú me remplazaste ya?" Intentó bromear, esperando cubrir su decepción. "No." La paralegal podía casi imaginar el rechazo en la cara de su amiga. "Tengo una orden de presentarme a una cena con el cliente del juicio. Ellos no aceptaron un ' no ' como respuesta. Kennedy, lo siento. Tú no sabes cuánto deseaba yo ir a cenar contigo mañana por la noche."
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"Está bien." Kennedy estaba aliviada. "Puedo cambiar el vuelo, llegar más tarde, o llegar el sábado en la mañana." ¿"Eso no costará algo extra?" Carson odiaría que su amiga gastara más dinero por su causa. "No. Todo lo que perderé son setenta y cinco dólares del valor de las millas de viajero frecuente por transferir el vuelo. Pasaran a visitar el cesto." La abogada sonrió en el teléfono. “Pequeño precio a pagar por ir a verte." ¿"Tú... tu no estás disgustada?" La paralegal sintió las lágrimas punzar sus ojos y tragó, dispuesta a alejarlas. "No." Kennedy se rió suavemente. "Carson, por supuesto entiendo las obligaciones con los clientes. Soy una abogada, ¿recuerdas?" "Yeah. Supongo que tú lo haces." Carson sonrió. "Te diré que." La abogada giró dentro en su lugar en el estacionamiento de la oficina. "Llegaré en el vuelo del sábado por la mañana a las 10:00. De esa manera tu no tendrás que preocuparte de dejar la cena si está alargándose, y tú puedes conseguir una buena noche de sueño." ¿"Tu sabes que hay un vuelo a las 10:00?" "'Así es." Kennedy salió de la camioneta y la cerró. "Desafortunadamente, vuelo tanto, que tengo la mayoría de los horarios de los vuelos del estado memorizados." ¿"Incluso para el fin de semana?" Carson era incrédula. "Carson, tú no eres la única quien ha tenido que hacer sacrificios para mantener a clientes felices." La abogada llegó a su oficina y abrió la puerta, entrando. "No te preocupes. Disfruta de tu cena lo mejor que puedas, y te veré el sábado por la mañana. Incluso volaré de regreso a Austin con los ojos rojos el lunes, si tu me necesitas, así nosotras podemos estar más tiempo juntas." "Gracias, Kennedy." La paralegal se sintió un poco mejor. "No puedo esperar para verte." "Cuento los minutos." La abogada frunció el ceño, cuando se dio cuenta que Valerie estaba parada en la puerta de su oficina silenciosamente riéndose de ella. "Cuídate, bebé. Te veré el sábado por la mañana."
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Kennedy cerró el teléfono y frunció el ceño en Valerie. ¿"Qué?" "Tú novia, te trae azotada." La mujer de cabello oscuro se burló de ella. "Oh, y como tú no tienes una enana pelirroja que tira de ti alrededor con la correa." Kennedy regresó la burla. "Hey, Serena no es una enana." Valerie reía. "Ella solo es verticalmente retadora." "Apuesto que si yo repito eso de que ella te puso en la casa del perro por un mes." Los ojos azules brillaron en los negros. "Tú no lo harías." La voz de Valerie se elevó en alarma. "Oh, ¿no lo haría?" Kennedy sonrió malvadamente. "No, tu no lo harías, porque si tu lo haces, tendría que mostrar a Carson esos rayones en el papel borrador en tu escritorio. El que tiene su nombre garabateado todo sobre el, junto con un puñado de pequeños corazones." La mujer de piel oscura miró como el rojo de Kennedy giraba combinando bastante con el traje rojo que estaba usando. "Te tengo." "Tengo trabajo que hacer," Kennedy murmuró, aún con el ceño fruncido. Hizo una precipitada retirada a su oficina, escuchando la tranquila risa de Valerie detrás de ella. Se sentó en su funcional sillón del escritorio y estudió lo que decía la tinta en el papel borrador. ¿Estoy azotada? ¿Importa si estoy? Pensó acerca de eso, y miró su oficina. Esta diferenciaba un poco de su gusto personal por los diseños naturales del noroeste, pero estaba amueblada con dos propósitos en mente. Ellas habían elegido muebles modernos aerodinámicos que pudieran atraer a sus clientes de alta tecnología. Al mismo tiempo, ellas deliberadamente mantenían cosas reservadas, de modo que sus clientes del pro-bono pudieran no sentirse fuera de lugar. Su única concesión para sus raíces era un atrapa sueños que colgó en la ventana. El loro establecía que el tejido en el centro del colector de sueños permitiría que los buenos sueños pasaran atravesando, mientras que los malos se enredarían en la telaraña, así el soñador derrotaría algunas pesadillas. Se levantó y se acercó a la ventana, tocando las cuentas y plumas que adornaban la pieza de arte. ¿Qué sueñas en estos días, Shea? Una visión de unos ojos tempestuosos vibrantes y un suave cabello rubio pasó delante de ella. ¿Y qué de tus pesadillas? En un comienzo, se dio cuenta que esos parecían desvanecerse, por fin. ¿Tú vas a perseguir el sueño, o tú vas dejar que la mala cosa siga apaleándote en el fondo?
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Tomó las llaves de su camioneta y abandonó su oficina, cerrando la puerta detrás. Ella asomó su cabeza en la oficina de Valerie y despejó su garganta. "Um... estaré el día fuera." "Oh, bien. Todo el mundo se fue ya y ahora tú también." La mujer de cabello oscuro giró, lista para continuar su broma. "Justo déjame aquí haciendo todo el trabajo." Se detuvo, notando la seria expresión en la cara de Kennedy. ¿"Estás bien?" "Yeah." Kennedy evitó su mirada. "Tengo algo de lo que necesito ir a ocuparme. Estaré aquí mañana por la mañana, temprano." "Ok." Valerie frunció el ceño. ¿"Tú necesitas compañía?" "No." La abogada consiguió sonreír. "Pero gracias. No trabajes demasiado duro." Kennedy abandonó la oficina y subió al 4 Runner, pulsando botones en la radio hasta que desistió, poniendo un CD de música de opera melancólica que igualara su humor. Condujo al sur sobre la Interestatal 35 y salió al este sobre la autopista 71, mirando como la ciudad cedía rodeando el campo. Al dejarla estaba justo al comenzar a dar vuelta, pintando el follaje en una mezcla interesante de rojos, verdes, y amarillos. Menos de dos horas más tarde, con el crepúsculo encima, ella entró en la ciudad de Bastrop. Como en piloto automático, la camioneta siguió una vieja ruta familiar hasta que llegó un pequeño cementerio en los límites de la ciudad. Estacionó el 4 Runner y miró cuidadosamente alrededor antes de salir del vehículo. Metió las llaves en su bolsillo, no preocupándose de cerrarlo, y lentamente caminó hasta la puerta, tocando el pestillo por un momento antes de abrirlo. Ignorando el frío en su columna vertebral, caminó dentro de la zona de muros de piedra, eligiendo su camino a través de la abandonada y mala hierba hasta que encontró la pequeña lápida en una alejada esquina. Repentinamente perdida, se sentó y empujó apartando un remiendo de alta hierba que oscurecía la escritura sobre el rotulador y lo estudió. ¿Realmente han sido cinco años? Ella miró más cerca. Bien he estado maldita. Cinco años al día. No me asombra estar en semejante chiste. Un recuerdo llegó estrellándose, de frenos chirriando y vidrios rotos, y un dolor que ella pensó nunca podrían alejarse. Sintió la bilis subir a su garganta y rápidamente se levantó, vaciando el contenido de su estómago en un arbusto cercano. Pasó el dorso de su mano a través de su boca y se forzó a volver al lugar, se sentó echándose hacia atrás. Esto irá bien.
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Bajo la mirada cruzando sus piernas y permitió que las lágrimas cayeran. Después de varios minutos ella reflexionó y habló en voz baja. "Hola. ¿Ha sido un largo tiempo, huh? Espero que las cosas sean buenas para ti, dondequiera que tú estés. Tú no podrías reconocer mi vida ahora, si todavía estuvieras aquí. De cualquier modo, vine aquí porque necesito decirte adiós. Sé que juré una vez que nunca sucedería. Lo siento, pero es una promesa que voy a tener que romper. Tengo que moverme. Y pienso que finalmente he conseguido una oportunidad para ser feliz, aunque Dios sabe que no la merezco. He conocido a alguien. Te gustaría ella. Y por la gracia Dios, no voy a fastidiarla esta vez. Una parte de mí siempre te amará. Pero Carson - es la chica que yo he conocido - ella merece lo mejor de mí, y para darle a ella eso tengo que alejarme de ti. Lo siento. Por todo." Kennedy se levantó y observó pesarosamente las manchas de la hierba en la falda roja de su traje. Cuando llegó a la puerta volteó y miró una última vez, imaginando que podría probablemente no estar regresando otra vez. “Dulces sueños, Ángela." Sus palabras fueron un suave susurro de oración, que serían transportadas a otro lado por el viento.
***
El valet abrió la puerta del auto y Carson salió del Integra, tomando su pequeño bolso de satín y un ligero abrigo. "Gracias." Aceptó el boleto de reclamación y alisó la falda de su vestido negro de noche. Era de aspecto conservador, una pieza sastre sencilla el cual llegaba justo sobre sus rodillas. Tenía solo un alto escote y mangas largas que iban completamente desde la muñeca hasta los hombros. Se detuvo por un momento y miró fijamente en las ornamentadas pretenciosas puertas del hotel. "Pienso que Nick no solo fastidia mi noche, él me fuerza a usar todo este desmadre en viernes por la noche." Suspiró pesadamente, hundiendo sus hombros, y caminó a través de las grandes puertas hacia el más caro restaurant en Dallas, sus tacones golpeaban ligeramente en el piso de mármol del vestíbulo. Hubo una época en su vida en que hubiera estado impresionada con el show del perro y el pony al que ella estaba a punto de entrar, pero ya no lo estaba más. Ella prefería muchísimo sus jeans, y compartir un par de cervezas con algunas de sus amigas más cercanas, especialmente en viernes cuando estaba normalmente un tanto cansada
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después de su típicamente larga semana de trabajo. "Quizás pueda fingir un dolor de cabeza a mitad de la cena e irme a casa." Llegó al restaurante y vio a Nick y Tony sentados ya en una mesa para cuatro. Frunció el ceño, cuando notó que ni la esposa de Tony ni la esposa de Nick estaban presentes, y le pareció que por lo menos una de ellas no estaría presentándose en absoluto. De repente se dio cuenta que en cinco años, nunca había conocido a la esposa de Nick. La esposa de Tony era un asunto diferente, pues Carson había estado en las barbacoas de Navidad y de las fiestas del cuatro de julio en el hogar de los Moore en varias ocasiones. "Carson." Nick indicó en ella. "Nosotros estábamos cerca de disponer enviar un grupo de búsqueda. Adelante. Tome asiento." El bajo hombre italiano palmeó la silla a su lado. "Carmella no pudo venir esta noche. Se siente un poco indispuesta." Eso hace dos de nosotras, Carson murmuró internamente. Tomó asiento y sonrió mientras que un camarero colocó inmediatamente su servilleta en su regazo. Como si no pudiera hacer eso por mí misma. Chico, estoy de un estupendo humor. Ella forzó una sonrisa, primero en Nick y luego en Tony. ¿"Dónde está Patty?" "Ella estará aquí pronto." Tony gesticuló hacia la puerta. "Nuestra niñera estaba tardándose y la estaba esperando. Me adelanté para acompañar a Nick para una primera bebida en el bar mientras que esperábamos por la mesa." ¿"Cómo están las gemelas?" Carson sonrió, esperando por el habitual round de fotografías recientes que Tony parecía siempre traer con él. Sus hijas de dos años eran su orgullo y alegría, junto con Patricia, su esposa. Las niñas habían heredado el cabello rubio y los ojos azules de su madre, más bien que la combinación café oscuro de Tony. "Lauren está un poco resfriada y Lindsey está un poco dolorida de su muela de dos años, pero con excepción de eso, están muy bien." Él buscó en su cartera. "Aquí están las más recientes." Él colocó algunas fotografías blanco y negro en la mesa. "Patty se ha graduado en color blanco y negro. Pienso que éstas salieron bastante bien, si puedo yo mismo decirlo." Carson sonrió y estudió las fotos de las pequeñas niñas en sus carreolas. "Ellas seguro lo están. ¿Está Patty tomando otra clase de fotografía, o está aprendiendo por si sola?" La esposa de Tony era fotógrafa independiente para varios locales y revistas regionales, y había instalado un cuarto oscuro en su hogar.
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"Una clase." Carson devolvió las fotos y Tony las metió en su cartera. "Está esperando añadir esto en sus habilidades intentando conseguir extender el blanco y negro en algunas publicaciones nacionales" Un camarero colocó una copa de vino rojo delante de la paralegal, y ella levantó la mirada a él en confusión. "No ordené esto." "Me tomé la libertad de ordenar por usted," Nick intervino. "Es el merlot más fino de la casa. Pensé que usted podría disfrutar de él." "Um. Gracias." Creo. Carson tomó un trago. "Esto es bueno." Me alegra que le guste. ¿Y qué hizo usted en Austin después de que el resto de nosotros volara de regreso a Dallas?" El agente de seguro arremolinó su propia copa alrededor, bebiendo la mitad del contenido en un trago. "Visité a una amiga," la paralegal respondió a Nick, mientras observaba un tic nervioso en el párpado de Tony. ¿"Usted la pasó bien?" El agente se inclinó más cerca, apartando su atención de su jefe. "Sí." Carson tomó otro trago de vino. “Sí lo hice." "Bueno. Aunque nosotros echamos de menos su compañía en el vuelo a casa." Nick indicó al camarero que se acercara y ordenó que una botella de merlot fuera traída a la mesa. El vino llegó y el camarero hizo la demostración obligatoria de descorchar y de permitir que Nick lo oliera, junto con probar el sabor de la roja oscura bebida. "Excelente." Él gesticuló hacia la mesa, indicando que estaba bien dejar la botella. Otro camarero apareció para describir el especial de la noche y entonces un plato de diversos aperitivos llegó. Carson eligió un champiñón capeado, mordiéndolo lentamente mientras escuchaba a Tony y Nick discutir de fútbol y golf. Los dos hombres consiguieron consumir la botella entera de vino en un corto tiempo, y ordenaron otra. Finalmente el camarero regresó y tomó sus órdenes de la cena. Decidieron seguir adelante y ordenar, dado que Patty todavía no se veía por ninguna parte. Carson estaba a punto de ordenar pollo glaseado, cuando Nick interrumpió. "Carson, usted debería probar la ternera aquí. Es la mejor en la ciudad." "Yo no como ternera." La paralegal intento guardar la molestia en su voz, cuidando de que Nick era un cliente.
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"No me diga que usted es uno de esos activistas de los derechos de los animales." El agente rió. Sin bien no realmente un activista, Carson encontró que el aspecto de la ternera era repulsivo. Las visiones de minúsculos becerros paridos atados en los patios, privadas de la luz del día y alimento sólido, sus pequeños cuerpos enfermos que crecían débiles cada día, era suficiente para revolver su estómago. Deseó decir lo que realmente pensaba, pero había aprendido por experiencia que la gente como Nick le encantaba discutir, y no estaba de humor para enfrentarse a él en ese nivel. "No, solo no me gusta." "Como quiera. Quizá querría probar el pato a la naranja en lugar de lo otro." Nick ordenó la ternera para él, y Tony lo siguió, ordenándolo para ambos para él y su esposa. Carson se quedó con el pollo. Uno de sus enojos frecuentes cuando había salido con hombres era que intentaron pensar por ella. El camarero se fue y la charla de fútbol y golf se reanudó. Carson mentalmente contemplaba las muchas maneras que podría tener para dejar la cena después del plato principal. Repentinamente Tony saltó. "El busca se encendió." Él quitó el dispositivo electrónico de su cinturón y lo miró. "Patty." Él lo guardo en su bolsillo del traje. "Maldición. Dejé el celular en el coche. Voy a ir a llamarla en el teléfono de cortesía en el vestíbulo. Bien ya vuelvo." La paralegal lo miró marcharse, esperando que el regresara de prisa. Estar sola en la mesa con Nick no era exactamente su idea de un buen rato. Volteó en el bajo hombre e inconscientemente dijo. "Nick, no creo haberme encontrado alguna vez con Carmella." "No, usted no probablemente." El agente llenó la copa vacía del vino de Carson sin ser pedido. "Ella no sale mucho. Es del viejo campo y el italiano es su primera lengua. Todavía no habla inglés muy bien." ¿"Pero ella está enferma esta noche?" La paralegal cuidadosamente alcanzó su vaso de agua, ignorando el vino. "Sí. Pienso que tiene ese virus en el estómago que anda rondando por ahí." El bajo hombre puso caviar en una galleta y tomó un bocado. "Siento oír eso." Carson no estaba enterada de que algún virus del estómago anduviera rondando.
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Tony volvió a la mesa se miraba muy nervioso. "Lo siento, gente. Me tengo que ir a reunirme con Patty en la sala de emergencias. Parece que Lindsey estaba saltando en la cama y cayó y se golpeó su frente abriéndosela. Ella necesita puntadas. La niñera está en la casa con Lauren, pero Patty no maneja la sangre muy bien. Estaba casi histérica cuando hablé con ella." Carson observó el aumento en el tic nervioso. Tony estaba blanco como un fantasma, y ella tomó en cuenta que tenía una niña lesionada. "Oh Dios. Adelante. Espero que todo esté bien." "Estoy seguro que ella estará bien." Tony dio la mano a Nick. "Pienso que Patty está en peor forma que Lindsey. Tendremos que diferir otra invitación a cenar." "Dale mis saludos a Patty." Nick palmeó a Tony en la espalda. "Maneja con cuidado. No consigas un duro desastre por llegar allí." Carson miró a su jefe irse y entonces esto la golpeó. Tengo que cenar sola con Nick. ¿Buen señor, puede esta noche ponerse peor? Ellos consiguieron pasar la cena en una educada conversación Carson tuvo que eludir preguntas personales varias veces, y sintió su irritación crecer exponencialmente mientras la noche pasaba lentamente. Perdió la cuenta de cuantas copas de vino consumió Nick, mientras ella estuvo detenida con una. Estuvo aliviada cuando la comida finalmente terminó, y estaban esperando que la cuenta fuera traída. Nick estaba bebiendo una copa de coñac y lentamente recorrió su mirada de su cabeza a sus pies. ¿"Le gustaría una bebida después de la cena, Carson?" Él le sonrió indulgentemente. "No gracias." La paralegal tragó, cuando el hombre inesperadamente se inclinó hacia adelante y apoyo su mano en su antebrazo. "Carson, realmente he disfrutado la noche, ¿no lo hizo usted?" Él se lamió los labios. "Um..." Ella separó su brazo alejándolo. "Ésta ha sido agradable." "Nosotros podríamos prolongarlo." Nick sacó una tarjeta llave del cuarto del hotel de su bolsillo de la camisa. "Tengo una habitación arriba. ¿Le gustaría verla?" El corazón de Carson latía al doble y sintió un delgado hilo de sudor correr a través de su cuello. "No, gracias."
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La cara del bajo hombre se puso roja de enojo. "La he tratado a usted con una estupenda comida en el más bonito restaurant de la ciudad, ¿y usted no puede incluso pasar un pequeño rato conmigo?" La paralegal estudiaba la cara de Nick, intentando decidir si él era un borracho muy controlado, o si aguantaba su licor bien y sabía exactamente lo que él estaba sugiriendo. Él parecía estar totalmente lúcido. "Sr. Giovani." Carson eligió ser formal. "Entendí de Tony que esto era una cena de negocios para celebrar que ganamos el juicio la semana pasada." "Hay muchas maneras de celebrar, pequeña muchacha." Nick extendió una mano a través de la mesa y agarró su muñeca, apretándola firmemente. "Yo he estado observándola durante un tiempo ya, y realmente me gustaría pasar algún tiempo a solas con usted. La mayoría de las mujeres no dejarían pasar la oportunidad de pasar algo de tiempo en una habitación de este hotel." "No soy la mayoría de las mujeres." Carson de un tirón quitó su mano alejándola, frotando su muñeca donde el agente había estado apretando. "Usted es casado y yo estoy comprometida con alguien." Alcanzó su bolso, y comenzó a levantarse de la mesa. ¿"Usted quiere decir su pequeña perra lesbiana allá en Austin?" La voz de Nick la paró en seco. "Bonitas rosas a propósito. ¿' Kennedy ' es su nombre?" "Usted... ¿cómo...?" Ella sentía como espinas los pelos de su nuca. ¿Cómo diablos sabe él sobre Kennedy? El bajo hombre rió cruelmente. "Sí. Nosotros sabemos todo sobre usted, Carson. Usted vive sola, tiene dos gatos, y sus padres están muertos. Usted viaja mucho porque sus amigos cercanos viven fuera del estado. Usted se encuentra con grupo grande de ellos cada año para ir a acampar a Colorado o Utah. Su última relación verdadera fue hace dos años, cuando usted salió con un hombre en Fort Worth por cerca de tres meses. Desde entonces usted ha estado pasando más y más tiempo en Oak Lawn en los bares gay, y el fin de semana pasado usted besó a una mujer debajo del puente de la Primera Avenida en Austin." ¿Cómo sabe él acerca de todo eso? La paralegal tomó una profunda respiración, parte de ella deseaba escaparse y parte de ella necesitaba oír qué más tenía que decir Nick. ¿"Usted tiene a alguien espiándome?"
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"Todo el tiempo." Nick acabó su coñac. "Yo puedo mostrarle a usted algunas bonitas fotografías del pasado fin de semana en cualquier momento, si usted gusta." "No entiendo." Carson intentó permanecer tranquila. ¿"Fotos? ¿Espiar? ¿Por qué?" "Esto es muy simple, Carson." El agente se inclinó hasta que el olor del alcohol en su respiración la estaba abrumando. "Mi compañía paga a su firma enormes cantidades de dinero cada año. A cambio, yo consigo muchos agradables favores. Yo poseo su firma. Yo poseo a su jefe. Y yo la poseo a usted. Me gusta vigilar lo que es mío." "No." La paralegal empujó su silla atrás de la mesa. "Yo no soy su propiedad." "Quizá no todavía, pero usted lo será." Nick alcanzó dentro de su chaqueta y sacó un sobre, dándoselo. “Adelante, écheles una mirada." Con manos temblorosas lo abrió y sacó varias fotos de ella y Kennedy caminando a lo largo del sendero de Town Lake. En dos de ellas estaban tomadas de la mano, en una estaban abrazándose, y en dos más, estaban besándose. Notó con alivió que quienquiera que las tomó por lo visto no las había seguido a la casa de Kennedy. A menos que hubiera más fotos que él no estaba enseñándole. Levantó la mirada y se encontró en una completa pérdida de palabras. "Dígame Carson, usted vendrá arriba conmigo, nosotros pasamos un pequeño rato juntos, y le daré los negativos y prometo no enviar ninguna copia al director asociado de su firma." El agente se recargó tranquilo en su silla, esperando su respuesta. "No." Carson se levantó, agarrando el sobre. "Usted y yo tenemos una relación de negocios, y nada más. Y esa es la forma en que va a permanecer. Haga lo que usted piense que necesite hacer, porque no iré a su habitación." Nick la miró alejarse. Ella se llevó las fotos. No importa. Él tenía más copias. Usted puede correr pequeña muchacha, pero conseguiré lo que deseo, de una forma o de otra.
***
Carson condujo de un lado a otro sin rumbo por una hora. Estaba asustada de ir a casa. Aterrada que quizá en su apartamento estuviera colocado un micrófono, o que alguien estuviera allí escondido y vigilando desde fuera. Ella recorrió a través de una lista
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de amigos que ella pudiera caerles, y entonces se dio cuenta que si estaba efectivamente siendo vigilada, que ya Nick y quienquiera más con el que él estuviera asociado sabían todo acerca de ellos. Continuamente miraba en su espejo retrovisor, comprobando alguna señal de que estaba siendo seguida. Sentía los bordes de su mente lentamente desenredarse y finalmente tiró dentro de un estacionamiento de una tienda de barrio. Reclinó su frente contra el frío volante y cerró sus ojos. ¿Ahora qué hago? ¿Voy con Tony y le digo qué sucedió? ¿Puedo confiar en él? ¿Puedo confiar en alguien? ¿Me instalaron esta noche? Con gran determinación, salió del coche y caminó hacia el teléfono público en la pared junto a la puerta principal de la tienda. Marcó su número de su tarjeta y después pulsó un número de teléfono y esperó un rato que sonara. ¿"Hola?" ¿"Kennedy?" La voz de Carson se sacudió. ¿"Carson?" La abogada estaba en la oficina de su casa poniéndose al día en un papeleo. Ella podía oír el miedo en la voz de su amiga. ¿"Qué pasa?" "To... todo." Las primeras lágrimas comenzaron a caer, y la paralegal se pasó su manga para limpiar sus ojos. ¿"Ese es tu teléfono celular, no es así? No hay manera de que pudiera estar intervenido, ¿correcto?" "Carson, bebé, tú no estás siendo coherente." La frente de Kennedy se frunció por la confusión. ¿"Acerca de que estás hablando? ¿Por qué estás preocupada de que mi teléfono esté intervenido?" "No podría estarlo, ¿podría?" Carson sorbió. "No podría hablar contigo si pudiera estarlo." "No. Está conmigo todo el tiempo. No hay manera de que estuviera intervenido." El corazón de la abogada latía fuerte violentamente en su pecho. "Ahora dime que pasa. Tú me estás asustando." En medio de sollozos y de hipos, la paralegal contó de nuevo la noche entera. Miraba alrededor cautelosamente mientras hablaba para asegurarse de que nadie escuchaba. "Él sabe cosas que no puedo entender cómo es que las sabe. Estoy asustada de ir a casa." Ella finalizó su historia. "No sé a dónde ir."
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Kennedy había permanecido callada durante toda la conversación, excepto para hacer algunas preguntas y animar a su amiga para que siguiera hablando. Su primer instinto fue decirle a Carson que tomara el auto y condujera a Austin. Pero era tarde, y eso no resolvería realmente nada, de cualquier forma. "Aguarda un minuto." "No cuelgues," Carson pidió. "No voy a colgar. Voy a llamar a Heidi en la otra línea. Solo estaré apartada por algunos minutos, ¿Ok?" "Ok." La paralegal esperó por lo que pareció una eternidad, hasta que oyó la voz de Kennedy regresar. ¿"Dónde estás, bebé?" Carson le dio la localización. Comenzó a tiritar en la ya muy fría noche, y deseó con todo su corazón que hubiera permanecido simplemente en casa en sus pants, y no haber ido a cenar. "Carson, ve dentro de la tienda y no te muevas. Heidi está en camino para recogerte." La abogada caminaba a través de su casa mientras hablaba, yendo hacia el closet de su dormitorio. "Ella va a llevarte a su casa, y estaré allí en menos de dos horas." "Tú... tú no tienes que hacer eso." La paralegal de repente se sintió absurda. "Sí." La abogada estaba empacando ya una pequeña maleta. "No estoy segura que clase de juego ese Giovani sigilosamente está jugando contigo, pero cualquiera que este sea, apesta en el alto cielo. Estoy saliendo allí y vamos a pensar en eso juntas." "Pero..." "Carson, por favor." La voz de Kennedy era tierna. "Déjame hacer esto, ¿Ok? Es por mi paz mental también." "Ok." Carson respiró hondo. "Oh. Una cosa más." La abogada echó un traje en el bolso de la ropa, solo en caso. "Esto es una conversación en anticipación de mantenerme como tu representante, ¿correcto?" Carson oyó el dominante tono y sonrió por primera vez desde que miró las fotografías de las gemelas de Tony. Si las cosas eran tan malas como su estómago le decía que ellas podrían ser, podría conseguirse realmente feo antes que mejorar. Si Kennedy era simplemente su amiga, ninguna conversación entre ellas podría estar sujeto a
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descubrimiento por alguna parte opositara en un pleito. Pero si Kennedy era su abogada, estas conversaciones serían privadas y de información privilegiada entre un abogado y su cliente. "Sí. Y basada sobre nuestra discusión, estás contratada." "Buena chica. Estoy en camino." Ella cerró el porta traje. "Te veo pronto." Kennedy hizo una rápida parada en el departamento del garaje para decirle a Pete que cuidara de los animales, y luego se dirigió al aeropuerto.
***
Heidi pasó atravesando las casas de la ciudad, moviéndose ligera y murmurando incoherentemente. El insistente golpeteo en la puerta principal la había despertado de un profundo sueño. Ella miró fijamente en un reloj cubierto de madera cereza y sacudió su cabeza. "La una de la mañana." Ella derribará la puerta. "'Ataca el maldito tiempo, Shea. ¿Qué en el infierno tomas siempre?" Kennedy se deslumbró en ella. "Dios, maldición estuve sentada en la pista de despegue en Austin por una hora. Tenía un vuelo en el aeropuerto grande. No había ningún vuelo más dentro del municipio en esta noche. E incluso no discutí la línea de los autos de renta. ¿Qué clase de idiotas rentan autos en la medianoche?" Heidi pensó de varias rápidas réplicas y consiguió reprimirlas todas. La mirada en los ojos de Kennedy le dijeron que éstas podrían no ser bien recibidas. "Entra, y mantén eso dentro." La morena pasó más allá de su amiga, mirando frenéticamente alrededor del cuarto. ¿"Dónde está ella?" "Dormida." Heidi cerró la puerta principal, asegurándola, y se metió en la cocina. ¿"Tú deseas alguna cosa de beber?" ¿"Cómo en el nombre de Dios le hiciste para conseguir que ella durmiera después de lo que estaba atravesando?" Kennedy pasó sus dedos a través de su cabello y dejó sus bolsos al lado de un sofá tapizado verde oscuro. "Tendrás un vaso de agua. Y necesito usar tu teléfono."
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"Valium." Heidi llenó un vaso con hielo molido de la puerta del refrigerador y después sirvió el agua. Kennedy había justo agarrado el teléfono, y lo dejó nuevamente. ¿"Tú le diste Valium?" "Seguro." La alta mujer colocó el vaso de agua en la mesita de la esquina al lado del sofá donde Kennedy estaba sentada, y se dejó caer en su sillón reclinable. "Ella tenía bastante mal aspecto. Pensé que le ayudaría a relajarse." ¡"Maldición, Heidi!" La morena se levantó del sofá. "Estuvo bebiendo. Tú no debiste mezclar Valium con alcohol. ¿Dónde está ella?" "Shea, tranquilízate. Ella está bien. Yo le pregunté. Solo tomó una copa de vino. No le hará daño. Lo hago todo el tiempo." Ella siguió a su amiga, que caminaba rápidamente por el pasillo hacia el cuarto de huéspedes de Heidi. "Yeah, bien tú podrías probablemente injerir residuos tóxicos del basurero y sobrevivir. Tú sistema está acostumbrado a ser envenenado." Heidi simplemente dio vuelta y se dirigió de nuevo a la sala. Kennedy se arrepintió de las palabras al minuto de que ellas salieron de sus labios, pero ella avanzó para comprobar a Carson. La rubia estaba enroscada en la cama, un brazo agarraba una almohada firmemente contra ella. Una pequeña lámpara en la mesita de noche evitó la oscuridad, y en la luz baja la abogada pensó que su amiga se miraba de doce años. Se sentó en el borde de la cama y movió suavemente algunos cabellos perdidos de la frente de Carson. Empujó hacia abajo la rabia que salía feamente de su cabeza cada vez que pensaba en Nick Giovani y su intento de chantajear a su amiga, y lo que él quería de ella. Dos ojos grises parpadearon abriéndose y una enorme sonrisa apareció en la cara de la paralegal. ¡"Hola, Kennedy!" La voz de Carson era vertiginosa con felicidad, y sus ojos estaban un poco vidriosos. ¿"Cómo estás?" "Bien." La abogada mordió una sonrisa. "Y tú estás girando." "Val - i - um." La paralegal arrastró las palabras y soltó una risita. "la única otra ocasión que yo tenía Val - i - um fue cuando sacaron mi muela del juicio. Hicieron un suero Intra Venoso con él. No sentía dolor." "No pienso que tú estés sintiendo mucho dolor en este momento, tampoco." Ágiles dedos remontaron la cara de Carson, reaccionando ellos mismos con la suave piel.
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"Nop." La paralegal soltó la almohada y enroscó su brazo alrededor del muslo de Kennedy. "Flotando”. Se siente de verdad agradable." Yeah, lo hace. Kennedy sonrió en el contacto, junto con la tonta expresión en la cara de Carson. "Escucha. Necesito ir a hacer una llamada telefónica y entonces estaré afuera en el sofá si tú me necesitas." La abogada sintió que Carson se agarraba apretándose en su pierna. "No. Duerme aquí." Grises ojos intentaron enfocarla. ¿"Por favor?" "Seguro." Kennedy sonrió. "Solo que no estoy segura si eso es lo que tú deseas." "Siempre. Te deseó a ti conmigo siempre." Carson sonrió y cerró sus ojos, y acarició la fuerte pierna. "Voy a dormir ahora. No puedo... mantener... Los ojos abiertos. No estarás tardándote mucho tiempo." "No." La abogada se inclinó y besó la rubia cabeza. Rápidamente guardo las honestas palabras de Carson inducidas por el Valium para reflexionar más adelante. No puedo incluso comenzar a pensar acerca de eso en este momento. Avergonzada camino nuevamente dentro de la sala e hizo frente a una enojada Heidi. "Siento acerca de lo que dije. Yo... no quise decir eso." "Seguro que tú no." El enfado de la alta mujer se disipó, y sonrió. "Además, eso es verdad. Mira, sé que estás estresada y preocupada. Combina eso con estar enamorada y no me sorprende que tú estés angustiada delirando como una lunática." "Yo...no...Estoy." Kennedy cruzó los brazos y se sentó en el sofá. ¿"'Yo no que - estresada, preocupada, lunática, o enamorada?" Heidi bromeó suavemente. "Lunática." Ella alcanzó el teléfono. "O enamorada." "Yeah, Shea, tú justo mantente a ti misma eso." La alta mujer se levantó y se encaminó a la cocina para servirse una copa de borbón. La morena rodó sus ojos y marcó un número, sonrió cuando la otra línea fue levantada. "Hey, Parker. Necesito que tú tomes un avión a Dallas en la mañana. Necesito que rastrees un apartamento para saber si hay micrófonos." ¿"Qué...?" Una brusca voz masculina murmuró en su oído. ¿"Estás loca? Esto es después de medianoche."
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"Lo siento." Kennedy retorció el cable del teléfono alrededor de su dedo. "Es una emergencia. Necesito hacer esto mañana. Quiero asegurarme de que tú tomes un vuelo temprano. Quiero el trabajo más minucioso que hayas echo nunca. Cuando nosotros hayamos terminado con el apartamento puede que necesite que compruebes una oficina también, si podemos meternos." ¿"Qué uno de tus clientes está paranoico sobre el FBI, ahora?" El hombre comenzó a sonar un poco menos irritado. ¿"O éste está asustado que la CIA esté detrás de ellos? INS, ¿quizá?" "No es un cliente, exactamente." Ella recordó repentinamente que estaba técnicamente contratada. "Bien, no es exactamente un caso todavía, de todas formas." La abogada miró a Heidi acabar el borbón y llenar nuevamente su copa. ¿"Tú quieres decir que no recibiré pago por este trabajo?" Parker estaba completamente despierto ahora. ¿"Me estás arrastrando fuera de mi caliente cama el sábado en la mañana, lejos de mi preciosa esposa, en un fin de semana cuando los niños están con su madre, para volar a Dallas y hacer un trabajo gratis?" Ooooo. Kennedy hizo una mueca de dolor. Voy a deberle un tiempo grande por esto. "Lo siento. Considéralo un favor a tú hermana preferida." "Tú eres mi única hermana," Parker refunfuñó. "Yeah, detalles, detalles." La abogada sonrió. "Te llamé porque para este trabajo deseo al mejor, y ese eres tú." "Intentas conseguir halagos por todas partes, hermana bebé." El hombre bostezó. "Suena personal." "Lo es." Kennedy levantó una rodilla, envolviendo la mano libre alrededor de ésta. "Así que. Cuando tu llegues, llámame a casa de Heidi ¿Ok?" ¿"Heidi?" Parker se rió suavemente. ¿"Todavía te frecuentas con esa loca?" "Viejo es de oro, una gran amiga." La abogada miró dos cejas marrón arquearse ligeramente en pregunta. "Y ahora voy a tener que explicarme, creo. Ella está sentada justo aquí." ¿"Ustedes dos no son...?"
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"No." Kennedy farfulló. "Oh Dios, no. Absolutamente no. Dios, Parker, eso sería casi incestuoso, ¿tú no crees?" "Supongo que sí," el hombre mayor reflexionó. "Necesito regresar a dormir ahora si tú me quieres a una hora decente más tarde. Buenas noches, Shea. ¿O debo decir “buenos días?" "'Buenas noches, Parker." La abogada sonrió. Ella colgó el teléfono. "Conseguido eso. Ahora pienso que necesito dormir un poco." El hermano mayor de Kennedy poseía una empresa de seguridad e investigación privada en Odessa, cerca de la pequeña ciudad en la que crecieron. Sobre los años ella lo había invitado a menudo para comprobar de varias gentes y situaciones, y él la tenía todavía. Su atención al detalle la había ayudado a ganar más de un caso. ¿"Haré el sofá para ti?" Heidi le dio una cómplice mirada. ¿"Y qué pequeño comentario dañoso hizo tu hermano sobre mí esta vez?" "Parker simplemente te envía su saludo." Kennedy se levantó y se estiró antes de agacharse para recuperar su bolso de noche. "Y dormiré en el cuarto de huéspedes." "Uh-huh." La alta mujer se levantó, poniendo su copa en la barra, y siguió a su amiga hacia el pasillo. "Tú nunca me dijiste como resolvieron dormir el fin de semana pasado, a propósito." "Lo que te dije, Carson durmió en la habitación de huéspedes." ¿Es verdad, no es así? Y eso es todo lo que necesita saber sobre eso. La morena sonrió y volteó. "Hey. Seriamente, cuando todo esto termine, te daré reinado libre para interrogarme y para embromarme sin piedad. Solo por favor, no lo hagas delante de Carson. No quisiera que la desconcertara o algo así. ¿Por favor?" Heidi miró a su amiga por un largo momento. ¿"A ti realmente te importa ella, no es así?" "Yo... ella..." Claros ojos azules parpadearon tímidamente. "Ella está sola, Heidi. Necesita una amiga." "Mmm-hmm." Los ojos de la alta mujer brillaron maliciosamente. "Una amiga que deja todo y salta en un avión aunque estaba ya programada para un vuelo doce horas más tarde. Aunque no hubiera nada constructivo que se pudiera hacer durante esas doce horas. Tú me hablaste sacándome de mis planes de viernes en la noche para que pudiera
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ir a recogerla, y entonces tú prácticamente rodaste sobre mí para que la cuidara mientras tú llegabas aquí. Ahora tú planeas ir a acostarte en la misma cama con ella. Sí, Shea. Todos los 'amigos‟ hacen cosas así unos a otros. ¿Tú sabes lo que pienso? Pienso que estás locamente enamorada de ella, y solo no puedes admitirlo." ¿"Tú estuviste hablando con Valerie?" Kennedy colocó sus manos en sus caderas. ¿"Qué?" Heidi observó la postura defensiva con una cierta diversión. "Nada." La morena bajó la mirada y pateó en el piso de madera. "Yo... no podría permanecer en Austin cuando ella me necesita aquí, eso es todo." Sostuvo la mirada, ojos azules pidiendo misericordia. "Me doy por vencida." Heidi movió sus manos. "Consigue dormir. Y compórtate allí adentro con tu 'amiga'." Kennedy simplemente sonrió abiertamente, y se deslizó en el baño del vestíbulo para cambiarse en una camiseta y bóxer de franela, y cepillar sus dientes. Se lavó su cara y después caminó por el pasillo al cuarto de huéspedes. Carson estaba dormida, y ella se detuvo sobre la cama por un momento, solo mirando la regular pacifica subida y bajada de la respiración de la pequeña mujer. Sacudió su cabeza y se deslizó bajo las cobijas, poniendo sus manos detrás de su cabeza, mirando fijamente arriba en el techo. Inesperadamente, sintió un cálido cuerpo acurrucarse junto a ella, y Carson metió su cabeza contra el hombro de Kennedy. ¿"Hey, estás despierta?" La morena acarició ligeramente el cabello de su amiga. "No." La joven mujer murmuró, sus ojos aún cerrados. ¿"Te importa si apago esta lámpara?" La abogada golpeó ligeramente la pequeña base tallada de cristal que era parte de la decoración de la habitación. "No." Carson envolvió un brazo alrededor del estómago de Kennedy, sujetándola fuertemente. Ahora esto es agradable. La morena apagó la lámpara y rodeó el cuerpo más pequeño con ambos brazos, finalmente se permitió que su propio cuerpo se relajara. Sentía hundirse en un calor agradable y suspiró, cerrando los ojos con satisfacción y sacudiendo sus preocupaciones para la mañana. "Tú estás aquí." Carson frotó su cara en el cuello de Kennedy. "Todo estará bien."
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Dos ojos azules se abrieron, y la alta mujer parpadeó en la oscuridad. ¿Estoy lista para ser importante para alguien? Ella se permitió reconocer justo lo cómodo que estaba, el sólido cuerpo anclado en sus brazos que ella gustosamente sostenía. "Yeah, estará bien." Besó la frente de Carson. "Si puedo ayudarte." No pienso que tengo una opción más. Cerró sus ojos otra vez y se entregó solo un poco más a las emociones que no podría por mucho tiempo estar ignorando.
Capítulo 4
Un cálido vago sueño de sol y verde hierba lentamente proyectaron una suave débil luz y color menta de papel pintado con diminutas flores de durazno grabadas sobre éste. Kennedy parpadeó, momentáneamente olvidando donde estaba. Oh, yeah. Con Heidi. Se movió, sonriendo cuando el peso de Carson se movió con ella. La paralegal estaba reclinada sobre su estómago, profundamente dormida, medio encima del cuerpo de Kennedy. La abogada estudio el rubio cabello de cerca y entonces permitió que sus ojos vagaran más abajo, lentamente tomando en la bienvenida pero desconocida sensación de despertar con Carson en sus brazos. Su mirada se detuvo y la frente morena se frunció. Las cobijas se habían resbalado durante la noche, dejando la mayor parte del cuerpo de Carson expuesto. El ceño pronto se convirtió en una enturbiada sonrisa. ¿Qué el...? Carson usaba obviamente una camisa grande de Heidi, que se había enrollado alrededor de su cintura durante la noche. ¿Debo realmente parar de mirar en ella, pero caramba... quién podría posiblemente culparme? La paralegal estaba usando ropa interior negra de tiritas, dando a Kennedy una agradable vista de su esbelto y proporcionado trasero. Finalmente se forzó a tirar del comforter color crema sobre el cuerpo de Carson. Continuó sonriendo, permitiendo que su mente persiguiera algunas fantasías antes de que ella contuviera sus pensamientos detrás. Soy tan mala. La paralegal respiró profundamente, abrió los ojos, y levantó su cabeza. La cara bronceada de Kennedy estaba mirando de nuevo en ella, una enorme sonrisa cubría sus facciones. Somnolientos ojos grises se arrugaron en los bordes cuando la rubia sonrió. ¿"Por qué sonríes?" Carson levantó su mano y suavemente trazó los labios con un dedo. "Solo pensando." Ella mordió en el dedo. ¿"'Sobre qué?" La joven mujer bajó la mano dejándola sobre el pecho de Kennedy, levantándose en parte para así ella poder ver los ojos azules más claramente. "Sobre la Luna Llena que se levantó en esta cama esta mañana," la abogada contestó con una risa profunda ahogada.
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¿"Luna Llena?" Carson inclinó su cabeza de lado, y sintió una firme mano suavemente palmear su trasero a través de las mantas. Frunció el ceño y entonces sus ojos crecieron de par en par, pues la comprensión vino a ella. "Oh querido Dios." Ella metió su cara en un fuerte hombro y sintió los largos brazos envolverse libremente alrededor de ella. "Yo... um... no tenía ninguna ropa conmigo anoche. "La voz de Carson fue amortiguada contra el suave algodón que usaba"... Heidi me dio la camiseta, pero no me sentía como que la conocía bastante bien para preguntar si podría pedir prestada alguna ropa interior, así que esto era todo lo que tenía. Tenía este estúpido par con mi vestido de coctel que usé para la cena. No muy cómodo, pero yo no necesité ninguna panty especial. Chica, bastante escasa, ¿huh?" "No." Kennedy respiró en una muy rosada oreja. "Solo lo suficiente. Hermosa, de hecho." Mordió la sensitiva piel justo debajo de la oreja de Carson, y comenzó a trazar un recorrido abajo de una fuerte quijada, sonriendo cuando Carson giró su cabeza. "Apuesto que puedo rebotar en un cuarto de esa parte de tu cuerpo, también." "Quizá." La paralegal le dio un beso en los labios. "Pero recuerda, te dije que tenías que ser buena primero." Kennedy le contestó con una fina velada sonrisa lasciva. "No me siento mucho como para ser buena en este momento." Miró a Carson girar en un rojo brillante. "Y tú eres muy hermosa cuando te ruborizas." Largos dedos se enrollaron en corto cabello rubio, y la abogada atrajo la cara de Carson hacía adelante, capturando sus labios en una serie de intensos besos. Ella suavemente exploró los labios de su amiga, delineándolos con su lengua, intensificando su agarre alrededor del cuerpo de Carson cuando profundizó sus besos. "Dios yo amo tenerte." Carson misma hizo algunas exploraciones, su mano vagaba arriba y abajo del estómago de Kennedy y finalmente se deslizaron bajo su camiseta. Ella oyó a la abogada coger respiración, cuando sus dedos encontraron sensibles puntos, y ella interrumpió el beso, estudiando la cara de su amiga mientras su mano continuaba recorriendo el torso y el pecho de Kennedy. ¿"Te gusta esto?" "Oh, yeah." El pulso de la abogada golpeaba efervescentemente. "Mucho." Sonrió, mirando los ojos grises que estaban absorbiendo eso con asombro. Kennedy tragó y
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consiguió formar una oración coherente. ¿"Es esta la primera vez que tocas los pechos de una mujer, Carson?" "Yo... sí. Primera vez unos descubiertos, sí." La paralegal se preguntaba cuántas veces podría ruborizarse en una mañana, sintiendo el punzante calor inundar sus mejillas. "Tan suaves..." Sus dedos acariciaban los endurecidos pezones"... bien sobre todo suaves." Ella creció tímidamente consciente y su mano paró, pero permaneció dentro de la camisa de su amiga. "Está bien, bebé." Kennedy la atrajo para otro beso. "Tú no tienes que estar avergonzada conmigo." Besó a la joven mujer otra vez, y sintió que Carson reiniciaba la atención a sus pechos. "Mmm. Esto es tan agradable. Primera vez en un largo tiempo que alguien los toca." Las manos de Kennedy también comenzaron a vagar, deslizándose debajo de las mantas, acariciando el firme trasero que no pudo más tiempo resistir. "Tan suaves." Ella murmuró en el oído de Carson, antes de mordisquear abajo de un suave cuello y morder el hueco de su garganta. La abogada se permitió perderse en las sensaciones, la sensación de la sedosa piel bajo sus dedos, el limpio olor del pequeño cuerpo que ella sostenía, el sabor salado de la piel de su amiga, y de los minúsculos gemidos que constantemente se escapaban de la garganta de Carson. Ella gruñó quedamente en su garganta y besó a la joven mujer otra vez, cayendo más y más en un lugar que no deseaba dejar. Después de un rato, estaba vagamente consciente que su rodilla se había deslizado de alguna manera entre las piernas de Carson, y sus manos habían comenzado a dirigirse a sus caderas en un movimiento oscilante continuo contra su muslo. Ella gimió y con gran esfuerzo detuvo sus manos y las atrajo hasta una posición más neutral contra la espalda de Carson. Ella interrumpió el beso y rodó a ambas quedando encima, enterrando su cara en el pecho de la rubia. "No así, Carson." Ella se subió un poco y besó suavemente una invitadora extensión del cuello expuesto. "Debo parar." Carson dejó salir varias largas irregulares respiraciones, su cuerpo lentamente flotando bajando de las alturas que estaba casi alcanzando. "Mal Kennedy." Ella finalmente consiguió reír. "Mal, mal Kennedy. No hay rebote para ti."
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"Lo siento, amor." Era vuelta de Kennedy ruborizarse cuando oyó el término que rodó fuera de su lengua con extrema facilidad. "Estoy..." Ella sonrió, rozando con sus nudillos a través del hueso de la mejilla de Carson "... no estoy segura si nuestros corazones han cogido con nuestros cuerpos, justo todavía." Ella se detuvo brevemente, llegando más arriba para remontar las cejas de la rubia. "Aunque pienso que el mío está muy cercano." "El mío también." Carson envolvió sus brazos alrededor del cuello de Kennedy, tirando de ella abajo en un cálido abrazo. "Gracias." Ella besó la oscura cabeza. "Esto fue realmente, realmente agradable, incluso si no fue todo el paquete." "Mmm. Yeah. Muy agradable." La abogada se levantó echándose hacia atrás, asomándose sobre la cara de Carson. "Cuando nosotras finalmente abramos ese paquete por primera vez..." Ella sonrió. Y qué un regalo este será, ella reflexionó silenciosamente "...Yo Realmente no quisiera que estuviéramos en el cuarto de huéspedes de Heidi. Deseo estar en alguna parte a solas, donde nosotras podamos tomar nuestro tiempo... no preocupándonos... sin interrupciones. Solo tú...“Ella robó un beso... “y yo... " Otro rápido beso"... y todo el espacio que necesitemos, por el tiempo que lo necesitemos." Miró la garganta de su amiga trabajar, cuando tragó duramente. "Hey." Kennedy se movió sobre su costado, apoyando su cabeza en la mano. Recorrió sus yemas del dedo suavemente arriba y abajo del brazo de Carson. ¿"Cómo te sientes esta mañana? ¿El efecto del Valium pasó?" "Yeah." Claros grises ojos crecieron pensativos. "Difícil entender que hacer. Sobre mi apartamento, quiero decir." "Oh." Kennedy se incorporó. "Llamé a mi hermano mayor, Parker. Él está probablemente ya en su camino aquí de Midland, Odessa. Él estará yendo a comprobar tu apartamento para saber si hay micrófonos ocultos, y ejecutar un diagnóstico en tú computadora personal para saber si está intervenida. Si a ti no te importa, eso." ¿"Tú lo llamaste aquí solo por mí?" Carson se incorporó con ella. "Kennedy, eso es muy dulce, pero me siento mal que él consiga todo este problema solo para mmpphhh...” Largos dedos presionaron contra sus labios. "No hay ningún problema en lo que a ti se refiere. Además, le pago bastante bien por sus servicios." Su cara creció muy seria. "Estoy en esto también, Carson. Tomaron mi foto cuando tomaron las tuyas, así que por lo que a mí respecta, pueden ellos estar después
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de esto involucrándome también. No soy exactamente una favorita entre los miembros más conservadores de mi profesión en este estado." "No sé." Carson mordisqueó su labio inferior. "Me parece que está intentando chantajearme para conseguir que duerma con él. Aunque algo de esto parece bastante extremista." "Esto lo es." Kennedy tiró de su amiga contra ella. "Y eso es lo que me tiene preocupada. Mi estómago me dice que hay más en esto que solo algún individuo de mediana edad que piensa con la cabeza incorrecta." Sintió el cuerpo de Carson sacudirse por la risa contra ella. ¿"Qué?" ¿"Cabeza incorrecta?" La paralegal resopló. "Nunca oí eso antes." "Oh." La abogada sonrió. ¿"Qué te parece 'inversión anal-craneal'?" ¿"Inversión Anal-craneal?" Carson funcionó las palabras alrededor en su cabeza. "Oh." Ella rió fuertemente. "Término educado para ' cabeza encima de su trasero '." Sus costados se sacudieron. "Es incluso divertido." "Me alegra divertirte tan fácilmente." Kennedy la besó en la frente. "'Razón por la que necesitamos ir a rentar cerca de cinco o seis horas de videos para ver mientras que Parker rastrea tu apartamento. Supongo que tú quieres estar allí mientras que él hace eso, y él puede tener preguntas para ti de vez en cuando." "Supongo que necesitamos irnos, ¿huh?" La cara de Carson cayó en la quieta resignación. ¿"Kennedy?" ¿"Qué, bebé?" Largos brazos intensificaron su agarre. "Te prometo que de verdad normalmente no tengo una crisis emocional cada vez que yo tengo una cita con alguien." verdes ojos bordearon derramando lágrimas. "La mayoría del tiempo mi vida es completamente aburrida. No estoy loca, de verdad." "Amor, te creo." La abogada cogió una lágrima con su pulgar. "No te preocupes, Carson. Estoy apenas alegre que yo pueda estar aquí para ti." La paralegal la recompensó con una temblorosa sonrisa. "Yo también."
***
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Había sido una larga tensa mañana y ahora era media tarde. Ellos estaban rastreando el apartamento de Carson por los micrófonos ocultos, esto exigía que la única persona que hiciera algún ruido fuera Carson misma. Habían decidido después de consultar con Parker, que en el caso de que el apartamento estuviera efectivamente fastidiado, que ella debería simplemente parecer estar en casa sola golpeando con el putter alrededor. Debido a su riña con Nicholas Giovani la noche anterior, alguien que estuviera escuchando adentro periódicamente podría estar más predispuesto a escuchar para saber cuándo llegara a casa después del incidente, y para ver lo que ella haría. Mientras que Parker cuidadosamente y silenciosamente registraba los 850 pies cuadrados habitables, Kennedy y Carson estaban simplemente abrazadas en el afelpado sofá azul claro, mirando videos y comunicándose por notas escritas cuando era necesario. Él comprobó su balcón primero, no encontrando nada. Desde luego interrumpiendo, siempre que tuviera preguntas para ella él vendría a la sala y les indicaría a ambas el exterior. Cada vez que salieron, Carson podía hablar con sus gatos de modo que pudiera sonar como que ella estaba dejándolos entrar y salir. Un par de ojos azules y un par de grises levantaron la mirada con igual aprehensión, cuando el alto hombre apareció en la sala, habiendo finalizado la última parte del rastreo. Él habló en voz alta dentro del apartamento por primera vez. "Libre de micrófonos." Parker sonrió, una expresión que coincidió con la propia sonrisa de Kennedy. "Esta gente hasta ahora, todavía no han invadido tu casa." "Gracias a Dios." Carson suspiró con alivio y se levantó. ¿"Ahora qué?" "Pasé el diagnóstico en tu computadora, y no se ha cortado, tampoco. Aquí." Parker le dio una lista de varias aplicaciones, cada uno con una serie de números y letras al lado de ésta. "Añadí un par de diferentes paredes cortafuego, y creé una serie de contraseñas para conseguir en las diferentes aplicaciones que tu utilizas. Estas son contraseñas temporales. Algunas que necesito hoy que tu registres y entres y las cambies todas de modo que tú seas la única persona que las sepas. Tú necesitas cambiarlas por cosas que nadie pueda fácilmente descifrar. No cumpleaños, no direcciones, nada así. Utiliza palabras que signifiquen solo algo para ti y nadie más. Lo he instalado de modo que cada uno automáticamente te del aviso de cambiarlas otra vez cada treinta días." "Ok." La frente de Carson se arrugó cuando Parker le dio otra lista. ¿"Qué es esto?"
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"Kennedy había estado en estas rutinas antes con otros clientes." Parker dio a su hermana una cómplice sonrisa. Había sido bastante obvio que Carson era mucho más que solo otro cliente. "Es una lista de las precauciones a tomar, y equipo que tu puede ser que quieras considerar conseguir si tú no los tienes ya. Una trituradora de documentos, por ejemplo, para que puedas hacer trizas esa lista de contraseñas, y cualquier otra identificable basura que tires, como todas esas ofertas de tarjeta de crédito que vienen en el correo con tu nombre y dirección ya en ellos." "Normalmente llevo esas cosas al trabajo y las destruyo." Carson miraba en la lista. "No tengo un teléfono celular. No tengo una caja privada, con excepción de la que el apartamento proporciona para mí. Tengo ya correo de voz que equivale a un contestador automático. ¿Qué es esto?" Ella levantó la lista para que Kennedy pudiera verla. "Necesito redactar una orden especial a tu complejo de apartamentos para que ningún trabajador o gente de mantenimiento, o alguien más entre en tú apartamento a menos que tú o yo estemos presentes mientras que ellos están aquí. Tú tienes que conseguir un buen monitoreado sistema de seguridad." Ella gesticuló hacia el teclado numérico en la pared junto a la puerta delantera. "Pero alguien puede hacerse pasar como una persona de reparación de teléfono o persona de cable, y muchas de las gentes que trabajan en arrendamientos de oficinas podrían probablemente solo eludir la alarma y dejarlos entrar." "Oh." Carson frunció sus labios y estudió la lista más a fondo. ¿"No puedo llamarte de mi teléfono inalámbrico?" "Nop." Kennedy despreocupadamente envolvió sus brazos alrededor de la cintura de la rubia por detrás, mirando fijamente sobre su hombro en la lista. "Puede ser recogido por escáner. Igual con un teléfono celular. Nos arriesgamos un poco anoche cuando me llamaste al mío, pero dado que estaba en Austin, pensé que estaba probablemente bien, además nosotras no discutimos nada que hubiera sido útil para alguien." "Si los teléfonos celulares son malos, ¿por qué necesito conseguir uno?" Carson levantó la mirada, primero en Parker y luego en Kennedy. "Para emergencias." Kennedy palmeó su cadera. "Además, voy a conseguirte uno a mi nombre con un código del área de Austin, de modo que nadie sepa nunca que lo tienes. Pero tú vas a tener que llevarlo contigo todo el tiempo, y ocultarlo, probablemente en tu bolso o debajo de tu chaqueta del traje. Si ellos no saben que tú tienes uno, no sabrán cuando probablemente utilicen un escáner para intentar escuchar. Pero esto es para
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emergencias únicamente, y tendrás que fijarlo en vibrador en vez de timbrar, de modo que nunca haga algún ruido." "Kennedy, odio que tu hagas esto." Carson frunció el ceño. “Son demasiados problemas." "Hey." Kennedy tiró de la paralegal más cerca contra ella. "Esto no es problema. Quiero que tú estés segura. Oh, y no más E-mail para mí desde la oficina. Vamos a ir a comprarte un dispositivo de E-mail portátil para que tú la lleves contigo a la oficina. Y en casa, necesitas comenzar a enviarme mensajes codificados. Es fácil de hacer. Tú solo tecleas un botón y el programa de E-mail lo hará por ti." "Caramba." Carson miraba pensativamente la extensa lista y entonces miró sobre su hombro en los claros azules ojos por varios segundos. Muchas cosas para hacer y recordar. Y va a costarme una fortuna. Esto no debe ser muy divertido para ella, tampoco. Podría tener a quien ella quisiera, y ella termina con una problemática niña. Seguramente estará lamentándose de estar implicada conmigo en este momento. Ella dio vuelta en los brazos de la abogada y se hizo hacia atrás un poco, ociosamente quitó un pedazo de pelusa del hombro de la alta mujer. "Kennedy, ¿puedo yo hablar contigo en privado por un momento?" "Seguro." En la falta del contacto visual, la abogada oyó campanas de advertencia saltar, pero consiguió sonar despreocupada. "Parker, nos disculpas por un minuto." Dirigió a su amiga al dormitorio y cerró la puerta. ¿"Qué sucede?" "Mira Kennedy, quizá es mejor si tu sales de esto ahora, antes de que estés demasiado involucrada." La paralegal bajó la mirada al piso. “Quizá tu estarías mejor con alguien que lleva mucho menos equipaje." "No me quejé por todo tu equipaje el pasado fin de semana," la abogada intentó bromear. "Tú sabes que eso no es lo que quiero decir." Carson todavía no hacía contacto visual. "Quizá debería solo intentar encargarme de esto yo sola." "Ya veo." Kennedy se sentó en el borde del verde oscuro y Borgoña de la tela del confortar, y miró fuera de la ventana, y luego a Carson. ¿" Es lo que tú quieres. ¿Honestamente?"
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¿"Honestamente? yo... no." La rubia se sentó al lado de ella, sus manos cerradas apretadamente en su regazo. "Bien." La abogada fue inundada con alivio. "Porque no quiero eso tampoco. ¿Tú quieres decirme qué está pasando realmente?" "Vivo en un bastante apretado presupuesto." Carson continuó estudiando sus cerradas manos. ¿"Huh?" La abogada giró para mirar en su amiga. ¿"Eso tiene algo que ver con esto? Me da igual cuánto dinero tienes, Carson. Si tú estás preocupada acerca de pagarme, que tú
me
contrataras
era
básicamente
una
formalidad
para
proteger
nuestras
conversaciones. No planeaba cobrarte por representarte, de todas formas." "No es solo eso." verdes ojos levantaron la mirada. "Teléfono celular, computadora personal, rentar una caja de correo privada, agregar cerraduras adicionales a puertas y ventanas, actualizar mi alarma del auto, trituradora de documentos para la casa, pagar por un espacio de estacionamiento reservando en el centro solo para que yo esté cerca de la oficina... es todo ir sumando. No sé si puedo permitirme todo eso." Que pedazo de idiota soy, Kennedy se regañó. ¿Ahora qué hago? Ella extendió su mano y tomó una de las manos de Carson. "Carson, tú y yo nos conocimos hace aproximadamente tres semanas. Seré la primera en admitir que no es mucho tiempo. Y todavía necesitamos llegar a conocernos la una a la otra mucho mejor. Pero pienso que es justo decir que nosotras confiamos la una en la otra, y nos preocupamos mucho la una por la otra, ¿verdad?" "Yeah." La rubia sonrió. "Cierto." "Te he dicho ya que básicamente el dinero no es un problema para mí." Ella recorría su pulgar de un lado para otro a través de la palma de la mano de Carson. "Sé que eres independiente, y tú tienes mucho orgullo. Pero por favor, bebé, yo me preocupo por ti. Déjame ocuparme de esas cosas para ti" "Odio tener que depender de ti así." La paralegal frunció el ceño. “He estado completamente sola por bastantes años ya. Odio ser una molestia para ti." "No pienso así de esto." Kennedy se movió, de modo que su cuerpo estuviera haciendo frente a su amiga. "Nosotras somos muy buenas amigas." “Esas que les gusta besarse la una a la otra." Carson encontró su sentido del humor.
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"Sí." La abogada se inclinó y dio un beso en los labios de Carson. "Esas que les gusta besarse la una a la otra." Sus ojos buscaron la cara de la paralegal. "Por favor, Carson. Acabo de encontrarte. Por mis propias egoístas razones, quisiera asegurarme de que tú estás segura. Quiero asegurarme de que tú vas a estar alrededor durante mucho tiempo. Espero que nosotras estemos pasando mucho más tiempo juntas." "Yo también." La rubia se sintió arrastrada dentro de un fuerte abrazo. "Ok. Te dejaré ayudarme, pero únicamente con las cosas que no pueda lograr pagar yo misma." "Gracias." Kennedy se sentó nuevamente, todavía sosteniendo ambas manos de Carson. "Porque tú no vas a Austin el próximo fin de semana e iremos a hacer compras allí para el teléfono celular y el Email portátil, e incluso la trituradora de documentos. Pongo eso en mi tarjeta de crédito. Cualquiera de ellos que tú quieras pagar por ti misma, podemos ir a conseguir efectivo y tú puedes pagarme sin dejar rastro de papel. De esa manera nada de esto estará expuesto en tus cuentas, si por alguna razón alguien está comprobando esos cortes de los registros de la tarjeta de crédito." "Ok. Un poco espeluznante pensar que alguien pueda estar tomándose muchas molestias solo para vigilarme. Me siento como si estuviera viviendo en una película de James Bond o algo así." Carson se puso pensativa. ¿"Qué más necesitamos hacer hoy, además de ir a alquilarme una de esas cajas de correo privadas?" "A Parker realmente le gustaría dar una mirada a tú oficina, si podemos conseguir hacerlo desapercibidamente." La abogada miraba fuera de la ventana en el brillante sol. "Quizás nosotros podríamos ir a comer algo y entonces intentar entrar después de que anochezca. ¿Hay mucha gente que trabaja allí los sábado en la noche?" ¿"Estás bromeando?" Carson rodó sus ojos. "El lugar es una monstruosa 'ciudad fantasma el sábado en la noche." "Bien." Kennedy frunció su frente. "Lo que Nick Giovani sabe sobre ti, él debe haberlo descubierto en tú oficina o siguiéndote de un lado a otro, ya que tú apartamento está limpio. Tú auto está limpio también, casi me olvidó sobre eso." Parker también había rastreado el Integra para cualquier micrófono o seguir cualquier dispositivo. ¿"Entonces, al lugar de las caja de correos, y luego a un almuerzo?" Carson se levantó, tendiendo su mano a Kennedy. "Yeah." La abogada tiró de Carson en sus brazos. ¿"Nosotras estamos bien?"
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"Más que bien." Carson se acurrucó contra su amiga, poniendo su cabeza en su hombro y cerró sus ojos. "Desearía que nosotras pudiéramos quedarnos solo así y hacer que todo el resto de esto saliera." Kennedy acarició la espalda de Carson, absorbiendo el calor de sus cuerpos conectados. "Nosotras haremos que esto salga, bebé. Me aseguraré de eso."
***
Eligieron un pequeño restaurante en el área Oak Lawn, cerca del centro, un lugar que ofrecía comida casera, de cualquiera de las dos sana o grasosa, dependiendo de las preferencias del cliente. Kennedy inmediatamente ordenó pescado asado a la parrilla y una selección de verduras cocidas al vapor, mientras que Carson y Parker ambos eligieron el plato especial filete de pollo frito, puré de papas, gravy, judías verdes, y pan de maíz con jalapeño. Kennedy simplemente meneó su cabeza cuando ambos pusieron grandes cantidades de azúcar en los grandes vasos de té helado. "Sabía que había una razón de que me gustaras." La abogada bebió de su vaso de agua de limón. "Tú tienes mucho en común con mi hermano favorito. Y no estoy diciendo que Pete no sea mi favorito. Es sobre todo porque Parker y yo tenemos solo dos años de diferencia. Pete llegó cuando tenía doce. Hemos siempre sospechado que él fue un accidente." "Pete. Parker. Kennedy." Carson untó mantequilla en una rebanada de pan de maíz. ¿"Y eso qué tu no recibiste un nombre con 'P' como ellos?" "Bien..." La cara de Parker adquirió una traviesa expresión "...ella pudo haber sido llamada 'Flor de la Pradera,' pero Mamá lo impidió." Él recibió una furiosa mirada de su hermana. ¿"Flor de la Pradera?" Carson rió suavemente. Larga historia. La verdadera razón de que nuestros nombres sean diferentes es porque nuestros padres convinieron antes de tener niños que él nombraría a los hijos y ella nombraría a las hijas, "Parker contestó rápidamente antes de Kennedy decidiera matarlo. "Y antes de que tu consigas la idea equivocada, no es una cosa patriarcal. Es
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simplemente que discutieron nombres tempranamente y nunca pudieron ponerse de acuerdo." "Yeah." Kennedy mordió en una rebanada de pan untado con mantequilla. "Papá quería que todos nosotros lleváramos nombres Comanche y Mamá quería que todos nosotros lleváramos nombres irlandeses." “„Kennedy‟ lo entiendo." La paralegal frunció el ceño. "Pero yo no sabía que 'Pete' y 'Parker' eran nombres Comanche." "No son." Parker se inclinó hacia adelante, apoyando sus antebrazos en la mesa, de frente a las dos mujeres. Él estaba más que un poco curioso en cuanto a cómo se habían conocido y se habían hecho tan obviamente cercanas, especialmente dado la indudable falta de algún amor en la vida de su hermana en los últimos años. Él decidió guardar sus preguntas por el momento. "'Parker' es el anterior nombre de un antepasado que era blanco, y 'Pete' es diminutivo para 'Peta'." "¿Llamaron a su hermano pequeño como un grupo de derechos animales?" Grises ojos brillaron con diversión. "No." Kennedy juguetonamente golpeó su pierna contra la de Carson debajo de la mesa. ¿"Has oído hablar alguna vez de Cynthia Ana Parker?" "Yeah." Carson parecía nostálgica. "Papá nos llevó a mamá y a mí al Fuerte Parker algunas veces cuando era niña. Él era famoso por manejar mucho tiempo las tardes de domingo. Era un día de viaje desde aquí." "Cynthia Ana Parker es nuestra tatarabuela." Kennedy exprimió un limón más en su agua. ¿"Cuánto de la historia tú sabes?" "Esencialmente lo qué nos enseñaron en la clase de historia de Texas en secundaria. Estoy segura que leí algún material en esos viajes al Fuerte, pero eso fue cuando era bastante joven." Carson se movió, presionando ligeramente su pierna contra la de Kennedy, sonriendo un poco cuando la morena presionó también. "Cynthia Ana Parker fue secuestrada por Indios, se casó con el Jefe Indio, y fue finalmente recapturada nuevamente por su familia." "Imaginaciones," Parker resopló con disgusto. "No te ofendas Carson, pero tú eres una víctima de la política del cara pálida. Déjame contarte la verdadera historia." "Amaría oírla." Carson se recargó y escuchó con fascinación.
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Cynthia Ana Parker fue secuestrada del Fuerte Parker, Texas, por Comanches cuando ella tenía nueve años de edad. Fue criada por una pareja Comanche como si hubiera sido una de ellos, y se integró totalmente a la cultura Comanche. Incluso le dieron un nombre Comanche, Naudah, que quiere decir "alguien encontrada." Posteriormente se casó con el jefe de la tribu Noconi Comanche, Peta Nocona, que quiere decir "que viaja solo y vuelve." Noconi significa "persona errante." Cynthia tuvo un hijo en 1850, Quanah. Ella tuvo dos hijos más, un hijo llamado Pecos y una hija llamada Totsiyaa, que significa "Flor de la Pradera." Alrededor de 1860, Cynthia Ana y Flor de la Pradera fueron recuperadas por los soldados blancos y devueltas a su tío, Isaac Parker, y a su familia. Ella intentó varias veces escapar y volver a lo que consideraba era su familia, los Comanches. Flor de la Pradera murió de viruela y Cynthia Ana murió de un corazón deshecho, nunca vio a su marido Peta o a sus hijos otra vez. Quanah Parker, hijo de Cynthia Ana y Peta Nocona, llego a ser un valiente y respetado guerrero Comanche, y finalmente llegó a ser el jefe de los Quohada tribu de Comanches. Él ganó muchas batallas y participó en varios tratados con los hombres blancos. Él fue el que tomó la decisión de que los Comanches fueran a una reservación en Oklahoma. Él entendía que si no se sometían, serían buscados y exterminados. El hombre blanco estaba lentamente tomando su territorio y estaban sistemáticamente asesinando al búfalo, que era su principal fuente de sustento. Después de las batallas de Little Big Horn y Wounded Knee en las llanuras del Norte del territorio de Estados Unidos, ahí fueron apreciados comprendidos un poco por la difícil situación de la gente India. Desafortunadamente, las condiciones de la reservación eran horribles y los Comanches recibieron únicamente cerca del diez por ciento de la tierra que originalmente les había sido prometida. Quanah más tarde llego a ser un sheriff y un juez tribal de la corte, e iba a menudo a cazar con el presidente Theodore Roosevelt. Él peleó para que los Comanches conservaran la poca tierra que tenían, pero el gobierno de Estados Unidos abrió la reservación de Oklahoma a los colonos blancos, y se convirtió en la última gran tierra demandada. Muchos colonos dispararon las armas ocupando los paquetes de tierra antes de que ellas fueran oficialmente abiertas en la resolución, ganando aquellos ocupantes ilegales el nombre de "Sooners." Debido a su lugar en la historia, Quanah Parker fue el último gran jefe de la gente Comanche. Durante su vida, él nunca paró de buscar a su madre. Cuando él supo que ella había muerto, él trajo su cuerpo a Oklahoma y la sepultó en la tierra Comanche.
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Cuando él murió, fue sepultado junto a ella. Quanah practicó la tradición Comanche de la poligamia, y tuvo muchos hijos e hijas de varias esposas. "Hay mucho más historia que nosotros podríamos compartir," Parker finalizo la historia, "pero guardaré ésta para otro momento. Si de Papá dependiera completamente, yo habría sido llamado 'Quanah,' y Kennedy habría sido llamada 'Naudah.' Mamá nos dijo que tuvo que alcanzar con él una solución y me llamo ' Parker ' en lugar de lo otro. No quería que ningún hijo suyo recibiera una paliza en el área de juegos debido a tener un nombre extraño. Se rindió cuando Papá nombró a Peta, pero ella inmediatamente comenzó a llamarlo 'Pete,' y la mayoría de los niños en la escuela nunca supieron su verdadero nombre." "Yeah," Kennedy intervino. "Mamá es una verdadera mujer irlandesa de sangre caliente mientras Papá es un pacifista. Ambos se aseguraron que nosotros supiéramos de dónde veníamos. Desafortunadamente para Mamá, nosotros parecemos casi totalmente Comanche." "Excepto por esos ojos azules." Carson miraba de un lado para otro entre el par igualmente vibrantes de azules ojos. "Estos sobresalen a través del lugar. Debo reconocer." Ella sonrió tímidamente en Kennedy. "Primera cosa que noté sobre ti." Parker vio su oportunidad y se detuvo brevemente a la mitad de cortar su filete de pollo frito. ¿"Cómo se conocieron ustedes dos?" ¿"Tomo esto como que tu aceptas la forma de vida de tu hermana?" Carson había llegado a ver en el alto hombre durante el día, muchas de sus actitudes y expresiones faciales que le recordaban a Kennedy, por no mencionar que él era físicamente la versión masculina de su hermana. Él era educado sin criticar y había tratado a Carson solo con respeto. "Sí." Parker le dio una gentil sonrisa. "Nuestro padre nos enseñó que amor es amor. Tomó a Mamá un poco más de tiempo para aceptar. Ella fue criada católicamente, aunque hacía bastante que había dejado de practicar para el tiempo que conoció a nuestro padre. Pienso que ella estaba principalmente decepcionada porque tenía sueños de ver a su muchacha bebé fluyendo en un vestido blanco realizando una actuación irlandesa en su boda." "Oh Dios." Carson casi se atragantó con un ejote. "Ahora hay una visión."
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"No la hay." Kennedy bromeando dio una palmada a su amiga en la pierna. "Puede ser que tenga que llevarte allá y..." ¿"Y qué?" Carson la cortó y levantó una ceja coquetamente, olvidando a Parker. "Y... oh, no importa." Kennedy se ruborizó en un rojo oscuro fijándose en la mirada divertida de su hermano. "Afortunadamente yo me casé cuando Salí de la escuela e inmediatamente tuve tres hijos en menos de seis años, así que la presión era de mi hermana bebé aquí para producir nietos." Parker se burló de su hermana. "Kennedy podría tener niños si lo desea." Carson miró curiosamente a su amiga. "La mujeres están teniendo bebés a sus 40 años actualmente. Ella tiene mucho tiempo." La abogada estaba a medio trago, y arrojó el agua nuevamente dentro de su vaso. Ella pasó su mano por su boca limpiándosela y se deslizó fuera de la mesa. "Voy al tocador mientras que ustedes dos discuten mi futuro reproductivo." Carson temió que hubiera hablado de más, y levantó la mirada arrepentida en los claros ojos azules. Uno de ellos le guiñó y suspiró con alivio. "Ok, tu haz eso. Tendremos tu futuro trazado en un mapa para ti para el momento en que tu vuelvas." Kennedy se inclinó y susurró en el oído de la paralegal, "cariño ', mientras tu seas parte de la topografía, no me importa mucho lo que el resto del terreno parece." Ella miró la oreja cambiar a un rosado brillante y se levantó, alejándose con un evidente pavoneo en su andar. "Analiza lo que quiso decir, ella consiguió entender las últimas palabras." Parker se rió suavemente en la obviamente nerviosa rubia. "Um... yeah." Carson ausente frotó el lado de su cuello. "Tú podrías decir eso." "Ella siempre lo hace." Parker miraba sobre su hombro a donde su hermana había desaparecido. Él volteó y estudió a Carson intensamente. "Así pues, una vez más, ¿cómo se conocieron ustedes dos? Quisiera familiarizarme con la persona que puede hacer que mi estoica hermana sonría como un niña pequeña, e incluso se ría de sí misma." La paralegal sonrió, y le dio a él su propia versión de su encuentro dejando fuera cualquier detalle que pensaba que era demasiado personal, o que creía que Kennedy pudiera solo desear compartir. Kennedy se reunió con ellos y simplemente se sentó al lado de la rubia, posando distraídamente una mano en la pierna de Carson y escuchando
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tranquilamente su historia. De vez en cuando asentía con aprobación en ciertos puntos, pero nunca ofreció algún comentario propio. Ella no lo necesitó. Hasta Parker se dio cuenta, los ojos de su hermana lo dijeron todo. Ella estaba enamorada, y había caído duramente, si estaba lista para admitirlo o no.
***
Carson salió del elevador y levantó la mirada sobre la entrada principal de la consejería jurídica. Justo como Parker había sospechado, allí había efectivamente una minúscula cámara montada arriba dirigida hacia la puerta. Carson nunca la había notado antes. Ella miró en toda el área del techo y suspiró con alivio cuando observó que parecía ser la única, y no estaba dirigida a los elevadores. Mudamente indicó con un gesto para que los otros la siguieran. Kennedy y Parker salieron del elevador y se mantuvieron cerca de la pared, bien afuera del alcance de la cámara. Parker cabeceó hacia el vestíbulo que conducía hacia los baños. Había otra oficina con una puerta de salida allí, pero estaba bloqueada desde el interior. Fue pensada en realidad para ser una salida de emergencia, pero todos en la oficina la utilizaban como atajo a los baños. No podrían, sin embargo, volver a entrar a la oficina desde allí a menos que la puerta estuviera abierta. La cual frecuentemente lo estaba. La paralegal se deslizó hacia el vestíbulo pretendiendo ir al tocador de señoras, estudiando los techos y las paredes. Allí no parecía haber ninguna cámara. Ella sonrió y volvió por ahí, dando a los otros dos una señal de "Ok". Ella desapareció en el baño y sacó la verdadera paranoia, también miró allí alrededor por las cámaras. No había ninguna. Bien, por lo menos no se han inclinado a ese punto bajo. Todavía. Después de una cantidad aceptable de tiempo, en caso de que alguna persona mirara la cámara de la entrada principal, salió del baño y utilizó su llave para acceder a la entrada principal. Kennedy y Parker se pegaron a la pared y silenciosamente se dirigieron a la salida de emergencia. Después de algunos minutos, la puerta se abrió y Carson los dejó entrar. Parker echó un vistazo y no vio ninguna otra cámara. "Wow. Parece que su preocupación principal de seguridad es solo la puerta delantera. No los culpo, especialmente después del incidente en San Francisco hace varios años."
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"Yeah." Kennedy se puso seria. Un perturbado cliente había entrado a una consejería jurídica en un rascacielos en San Francisco, matando a siete personas antes de que el girara el arma contra sí mismo. ¿"Ahora qué?" "Mismo ritual. Carson explora afuera en los techos desde aquí y hasta su oficina, y entonces viene y nos dice si es seguro." Él dio a la paralegal una alentadora sonrisa. "Tú haz hecho un gran trabajo hasta ahora." "Gracias." En la cara de la rubia había preocupación. Había conseguido ya meterlos furtivamente a través de una puerta lateral del edificio que estaba libre de cámaras, que había tomado un poco darse cuenta, sincronizando sus acciones con las rondas de un guardia de seguridad que estaba patrullando el edificio. Todos ellos la conocían ya. Era famosa por su actitud de guerrero el fin de semana, pero nunca había traído a alguien con ella a trabajar los fines de semana. Del pasillo de la planta baja, habían tomado el pasillo que subían los dieciocho peldaños de las escaleras al lugar que ocupaban las oficinas de la consejería jurídica. Sin embargo, la firma también tenía medidas de seguridad extras construidas en sus salidas del vestíbulo. Estas podían ser usadas como salidas pero no como entradas, forzando a cualquier persona que visitara el decimoctavo piso a utilizar el elevador. Afortunadamente no había cámaras en los elevadores. Carson encendió las luces y caminó por el largo pasillo hacia su oficina. Como lo supuso, el lugar estaba desierto. Era una rara sensación, se dio cuenta que después de cinco años de repente se sentía muy extraña y aterrada de estar en la oficina. Se preguntaba cuánto tiempo Nick había estado espiándola, quién más estaba involucrado, y qué otros motivos él pudiera tener más allá de los obvios. Seguramente hay más de lo que dijo. Incluso alguien feo y rastrero como él puede permitirse una puta. Eso le puede costar menos que todo el problema que él tiene al investigarme. Ella dio vuelta cortando hacia un pasillo lateral y abrió su oficina. Encendió la luz y estudió el techo atentamente. Ninguna cámara. Gracias a Dios. Se regresó y consiguió a Parker y Kennedy, y ellos silenciosamente la siguieron. Los ojos de Kennedy recorrían de un lado a otro, estudiando la ricamente ornamentada estructura, tan diferente de su pequeño lugar de trabajo en Austin. Esta firma tenía dinero, y mucho de él, evidente por la gruesa alfombra oriental, los marcos de oro de las pinturas clásicas, y la rica madera de caoba y cereza del mobiliario que podía ver en algunas de
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las oficinas. Incluso los cubículos de las secretarias tenían sillas secretariales más bonitas que las que ella tenía, y todo el equipo de computadoras era avanzado. Cuando ellos llegaron a la oficina de Carson, Kennedy y Carson esperaron afuera mientras Parker hacia un rápido rastreo para escuchar dispositivos. Ellas se sentaron en el piso, una al lado de la otra en silencio, por miedo a que cualquier ruido que hicieran fuera detectado, si allí había algún micrófono. Kennedy tomó la mano de Carson y tiró de ésta en su regazo, distraída apretándola de vez en cuando. Carson simplemente recostó su cabeza en el hombro de la abogada y cerró los ojos, deseando que su propio infierno personal saliera. Después de casi de treinta minutos, Parker asomó su cabeza. "Está limpio. Adelante entren." Los ojos de Kennedy crecieron de par en par en el pequeño pero lujoso alojamiento. El escritorio era de apariencia de madera, pero el sillón del escritorio y las dos sillas para visitantes estaban tapizadas de piel. Además del escritorio había una mesa para la computadora, un librero, un credenza, e incluso un pequeño bar, aunque no había nada en el solo una vacía jarra de agua. "Caramba, Carson, tu oficina es más bonita que la mía." "Intercambiaré contigo, mi oficina por tu sueldo," la paralegal reviró. "Tú no desearías mi sueldo." La abogada sonrió ampliamente. "Debe ser mejor que el mío." Carson miró cuando Parker tomó su teléfono. "No percibo un sueldo." Kennedy estaba parada detrás de su hermano, mirando sobre su hombro con fascinación. ¿"De verdad?" Una frente rubia se disparó, junto con su ya alta estima por su amiga. "Señoras, ¿podríamos nosotros discutir sus respectivos valores netos más tarde?" La voz de Parker había adquirido una agitada tensión. "Nosotros tenemos algunas cosas para hablar aquí. Como el micrófono en tu teléfono." "Oh." Carson se sentó débilmente en su sillón del escritorio. ¿"Puedes quitarlo?" "Podría, pero entonces sabrían que tú estás enterada de ello. Ellos incluso lo reemplazarían, o posiblemente te despedirían." Él volvió a ensamblar el teléfono y tomó un asiento en una de las sillas para visitantes. Kennedy mudamente lo siguió, dejándose caer en la silla restante.
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¿"Qué sobre mi computadora?" Carson comenzó a encenderla. "Espera." Parker casi saltó sobre el escritorio, extendiendo la mano y deteniéndola. "Hay más." Carson se giró en la silla de frente a ellos, y dejó caer las manos en su regazo. Ella bajó la mirada por varios segundos, recobrando su compostura. ¿"Qué?" Tristes grises ojos lentamente levantaron la mirada. "No necesito funcionar un diagnóstico en tu computadora. Podemos simplemente suponer que ellos checan tu E-mail, tu cuenta del sitio de Internet, y los documentos en los que trabajas. Muchas compañías lo hacen, y tienen perfecto derecho de hacerlo así." Su voz creció muy suavemente. "Carson, ¿tú ves ese pequeño agujero espiral que se mira en la parte superior de tu monitor?" "Yeah." Carson miró detenidamente encima en la pantalla grande. "Altavoz, ¿correcto?" "No." Parker se movió inquietó en su asiento antes de encontrar su mirada. "Cámara. Fue la primera cosa que noté. Tus altavoces están en los lados del monitor. Ese pequeño agujero es una cámara que únicamente funciona cuando tu monitor está encendido." ¿"Cámara?" La paralegal se sintió agarrotada. ¿"Tu sabes cuántas veces yo me he cambiado de ropa aquí adentro? ¿Cuántas veces he hecho irónicas observaciones sobre Giovani a mi amiga Tamara? Oh Dios. No me sorprende que ellos sepan todo sobre mí. Paso cerca de la mitad de mi vida aquí adentro. Tú... ¿Tú tienes alguna manera de saber de dónde la cámara se alimenta?" "No sin alguna adicional investigación. Supongo que en alguna parte en esta oficina, o en alguna parte en la oficina de Giovani. ¿No sabes si ellos tienen una oficina en este mismo edificio?" El alto hombre se levantó y comenzó a moverse por el cuarto, finalmente se apoyó contra la pared junto a la puerta. "Sí. Abajo en el decimosexto piso." Carson también se levantó y se acercó a la ventana, de espalda a ellos. "El decimoséptimo piso es el espacio compartido por ellos y nosotros. Principalmente utilizado para almacenamiento." Kennedy podría decir que por la colocación de los hombros que Carson estaba a punto de llorar. Ella despejó su garganta y miró a su hermano. ¿"Tú todavía quieres comprobar la oficina de su jefe?"
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"Yeah." Parker tomó la indirecta por el ceño en la cara de Kennedy. "Al final de este lado del pasillo, en la esquina, ¿correcto?" "Sí." La voz de Carson era muy pequeña. "La grande con todas las cosas de fútbol y golf en las paredes." "Iré a comprobarla." El alto hombre salió de la oficina dejándolas solas. Un pesado silencio se estableció alrededor de ellas, roto únicamente por el bajo zumbido del ventilador del aire acondicionado. Carson sintió un cálido cuerpo moverse detrás de ella, dos manos se posaron con indecisión sobre sus hombros. "Siempre me ha gustado aquí en la noche." La paralegal miraba atenta abajo en la calle y encontró su voz. "Las luces son realmente bonitas. Especialmente en Navidad. ¿Ves ese hotel allá?" Kennedy se acercó más, presionando su cuerpo contra la espalda de Carson y descansando su barbilla en su cabeza. "Yeah." "En Navidad tienen esas pequeñas luces blancas parpadeando todas sobre el frente. Forman esa estrella grande hermosa." Carson hizo una pausa e intentó tragar el nudo en su garganta. "Siempre me he sentido tan afortunada por tener esta agradable oficina, y trabajar para este lugar con todas las buenas ventajas y bonificaciones extras. Mi sueldo es aceptable. Podría ser mejor, pero me han dado aumentos de sueldo constantes cada año. He hecho muchos amigos aquí. Y ahora... “Ella se apartó, sintiendo calientes lágrimas salir de sus ojos y escurrir bajo sus mejillas. Kennedy sintió que el pequeño cuerpo giraba y ella instintivamente envolvió sus brazos alrededor de Carson, cuando la joven mujer presionó su cara en su pecho y silenciosamente lloró, humedeciendo la tela del algodón de la camisa negra polo de Kennedy. "Esto estará bien, amor. Al diablo, deja este lugar y consigue otro trabajo. Tú podrías marcharte de aquí mañana y encontrar otro fácilmente. El mercado paralegal es grande ahora." "Pero si yo hago eso, ellos ganan." Carson levantó su cabeza y aspiró. “Estoy en esto ahora, Kennedy. Quiero saber porque yo quiero saber si soy la única, o si ellos están espiando a alguien más." "La respuesta a esa pregunta es sí, ellos lo están." Parker asomó su cabeza, inseguro si él era bienvenido o no. Kennedy le indicó que entrara, no soltando a Carson. "Cada monitor de las computadoras que he mirado tienen esas pequeñas cámaras, incluso la de
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tu jefe. Estoy suponiendo que él no sabe sobre esto. No puedo imaginarme que él lo permitiría si lo supiera." ¿"Dónde está guardada su computadora central?" Kennedy frotó la espalda de Carson, sintiendo la tensión en sus músculos. "Está abajo al otro lado del pasillo, pero ellos lo mantienen cerrado la mayor parte del tiempo." Ella se estiró y tomo un pañuelo desechable de su credenza, limpiando en sus ojos. Parker sonrió malvadamente y sacó una rara herramienta de su bolsillo. "Apuesto que puedo abrirla. Este pequeño bebé raramente me ha fallado." "Vamos." Carson los condujo al cuarto y efectivamente, en menos de nada estaban adentro. Parker echó un vistazo, satisfecho que de todos los lugares, este sitio en particular no tuviera cámara de seguridad. Él calculó visualmente varios diferentes servidores, incluyendo el principal, y no encontró ningún monitor de recepción para alguna cámara. "Extraño." Él frunció el ceño. "Tienen que ser alimentadas de alguna parte, a menos que ellas estén invalidadas." "Yo no puedo solo esperar." Carson miró a Kennedy desaparecer debajo de la mesa en la esquina donde el servidor principal estaba situado. Ella sonrió brevemente pues la única parte visible de la abogada eran sus pies y su trasero, que la paralegal decidió estaba muy bien formado. Resistió al impulso de ir y palmearlo. No que ella le habría dado una palmada muy fuerte. "Hey Parker," una alta voz amortiguada llamó por debajo de la mesa. "Hay algunos cables debajo de aquí que se alimenta de un agujero en el piso." ¿"De verdad?" El alto hombre se agachó, mirando fijamente debajo. "Bien, maldición." Él se levantó y esperó mientras Kennedy se retiraba del pequeño espacio. “ Señoras, pienso que necesitamos ir abajo al decimoséptimo piso." Tomaron el pasillo y encontraron que la puerta del pasillo al decimoséptimo piso no estaba cerrada. Los pasillos en el espacio de la oficina estaban tenuemente iluminados con la iluminación de emergencia. Parker fue adelante, todavía manteniendo un ojo hacia fuera para las cámaras. Él paró y resolvió en su cabeza la localización del cuarto del servidor sobre el de la computadora central, y después bajó a un estrecho oscuro pasillo hasta que llegó a un cuarto que él pensó estaba probablemente por debajo de él. Fue
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hacia la cerradura eligiendo el dispositivo y después de un poco forzar, oyó el mecanismo dentro de la puerta haciendo clic. Abrió la puerta y encendió la luz. "Santa mierda." ¿"Qué?" Kennedy y Carson entraron detrás de él. "Oh mi dios." Kennedy soltó una respiración sorprendida. Carson simplemente miró la pared de monitores delante de ellos. Ninguno de ellos estaba encendido, pero cada uno estaba etiquetado con un nombre. Ella lentamente observó y sus hombros cayeron. "Aquí está el mío." Señaló al monitor marcado 'C. Garret.' "Y aquí está el de Tony." El que estaba al lado suyo tenía el nombre de su jefe. "Oh. Tienen uno de Tamara también." Encontró a su amiga algunas filas abajo. Una rápida mirada reveló que casi todos en su firma estaban siendo observados. "Shhh." Parker cortó y apago la luz, cerrando la puerta. "Creo que oí a alguien." Se quedaron parados silenciosamente en la oscuridad, oyendo el sonido de su propia respiración, y entonces se alejó al otro lado del pasillo. Los pasos venían acercándose, repiqueteando en el piso del linóleo, junto con un extraño ruido chirriante. Las luces del pasillo se encendieron y alguien comenzó a silbar. De repente, un fuerte ruido directo fuera de la puerta hizo que los tres saltaran. El ruido continuó y finalmente el cerebro de Carson se enfocó. "Equipo de limpieza." Susurró. El ruido venía de una maquina enceradora de pisos. Parker silenciosamente cerró la puerta y giró la cerradura. Él habló en la oscuridad, el ruido de la máquina enceradora ahora era débil. "Vamos a esperar que él no tenga órdenes de encerar aquí." "Lo dudo." Kennedy había conseguido encontrar a Carson en la oscuridad, y puso un brazo alrededor de los hombros de la pequeña mujer. "Nosotros podríamos también sentarnos. Él puede estar allí afuera un rato." Esperaron lo que pareció una eternidad, no hablando nada, hasta que oyeron al hombre irse. Entonces esperaron un poco más para darle tiempo de salir de la oficina. Kennedy finalmente se levantó y se estiró, sus músculos adoloridos de estar sentada por tanto tiempo. ¿"Qué hora es?" Parker miró en su iluminado reloj digital. "Casi medianoche. Hemos estado aquí adentro por casi dos horas." ¿"Podemos salir de aquí ahora?" Carson también se levantó.
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"Yeah, pienso que es una idea realmente buena." La abogada tomó su mano y siguieron a Parker fuera de la oficina y regresaron por el pasillo.
***
Eran cerca de las dos de la mañana para el momento en que regresaron al apartamento de Carson. Habían estado a la mitad del pasillo en el edificio de oficinas de Carson cuando Kennedy había maldecido quedamente y les dijo que no se movieran. La abogada había desaparecido marchándose por las escaleras y Carson y Parker habían esperado cerca de treinta minutos, hablando en voz baja y preguntándose qué estaba haciendo Kennedy. La morena volvió con una sonrisa de autosatisfacción en su cara y dijo que explicaría después de que estuvieran sin problemas en el auto y en la calle. Llevaron a Parker a un hotel cercano al aeropuerto municipal, después de que él declinara la oferta de Carson de que durmiera en su sofá. El sensible hombre sabía que su hermana y su nueva amiga necesitaban probablemente algo de intimidad. Más allá de eso, él estaba ansioso por coger el primer vuelo de la mañana de regreso a Midland-Odessa, y salvar el resto del fin de semana con su esposa. En el camino al hotel, Kennedy les dijo lo que había notado en el pasillo y después en el vestíbulo, que las suelas de cuero de sus botas se resbalaban un poco cuando ellos iban caminando y después de que bajaran por las escaleras. Carson y Parker no lo habían notado porque estaban ambos usando tenis con suela de goma. Kennedy se había detenido y miró en uno de sus pies, había observado una fina capa de cera en éstas. Se había regresado a mirar el fresco encerado en el linóleo en el decimoséptimo piso. El hombre de mantenimiento había comenzado a encerar el piso al otro lado del pasillo cerca del pequeño cuarto en donde ellos tres se habían ocultado, de modo que la parte del piso estuviera suficientemente seco para el momento en que se fueran. Sin embargo, cuando ella bajó la vista al suelo, pudo ver tres pares de huellas de pisadas que levemente empañaban la lisa superficie cerca al pasillo de salida. Había ido abajo al piso siguiente donde encontró a la máquina enceradora y a su operador. Él era un hombre mayor hispano y ella comenzó inmediatamente a hablarle en
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español, a disculparse y a decirle que parte del pasillo del decimoséptimo piso necesitaba ser re-encerado. Un par de billetes de cien dólares puestos en la mano, y el hombre prometió re-encerarlo y no decir a nadie de su conversación. Ella había permanecido realmente bastante tiempo más para mirarlo arrastrar de nuevo la máquina en el elevador y comenzar a re-encerar. Parker la había agradecido y se regañó verbalmente por ser tan descuidado. Todos coincidieron que estaban mental y físicamente agotados, y que una buena noche de sueño estaría en orden. Parker abrazó a ambas mujeres alternadamente e hizo una broma acerca de que su factura estaría "en el correo." Ahora Carson y Kennedy entraron en su apartamento y se quedaron paradas embarazosamente en medio de la sala por un momento. Carson miró a Kennedy sentarse en el sofá y quitarse sus botas vaqueras, dejándolas en el piso antes de que se recostara, hundiéndose en el respaldo acojinado. "Porque tu no preparas la cama primero, y yo iré después de ti." Kennedy indicó hacia la parte trasera del apartamento. "No es necesario." Carson sonrió. "No tuve oportunidad de darte un apropiado tour, pero tengo dos cuartos de baño, uno es el verdadero baño, y uno en el área del tocador entre el pasillo y el dormitorio." "Oh." Kennedy lentamente se levantó con las botas en la mano, y recuperó su maleta de noche de donde la había dejado al lado de la puerta principal el día anterior. ¿"Supongo que utilizaras el tocador?" "Yeah." La rubia tomó a su cansada amiga por la mano y la condujo por la sala y al área del comedor y en el pequeño pasillo. Se detuvo en el mueble de la ropa blanca y agarró un juego de toallas, dándoselas en la mano a la abogada y suavemente codeándola hacia la puerta del baño. "Tú entra allí." Kennedy vio a Carson bostezar, y entonces se marchó, observando el cansancio en el movimiento de la espalda y hombros de la joven mujer. Cerró la puerta y abrió la llave del agua caliente en el lavabo, mientras estudiaba el comienzo de oscuros círculos debajo de sus propios ojos en el espejo. Estoy tan cansada. Tenía los huesos cansados, y estableció sobre la tarea de estar lista para un sueño muy necesario. Se lavó la cara y cepilló sus dientes, consciente del tenue sonido del agua corriendo fuera de la puerta y a través del corto pasillo donde estaba el otro lavabo. Kennedy se cambió su habitual camiseta y bóxer de franela, y después tomó su tiempo para abrillantar
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sus botas. Sacó un trapo y un jabón de su bolso, y cuidadosamente quitó todo el resto de la cera de la negra piel, y después dio a sus botas una pasada con la loción de aceite de caballo para protegerlas. Para el momento en que terminó había solo silencio en el otro lado de la puerta. Caminó por el pasillo hacia el dormitorio, y entonces se detuvo. A pesar de la noche previa y el anterior fin de semana, no estaba segura si iba a quedarse en el sofá o en la cama con Carson. Se sintió desacostumbradamente tímida, y esperaba muchísimo que ella pudiera estar durmiendo con la linda rubia. Supongo que solo tengo que preguntar. Entró en el dormitorio iluminado solo con una tenue luz de una pequeña lámpara en la mesita de noche. Carson estaba profundamente dormida, un puño enroscado debajo de su barbilla y la otra mano metida debajo de su almohada. Kennedy estudió la cara de su amiga, que incluso dormida tenía un tenue movimiento de preocupación en las líneas de su frente. Pobre niña. Imagino que su mundo se ha girado al revés. En más de una forma. Kennedy se sentó en el borde de la cama y cuidadosamente extendió la mano, intentando alisar las arrugas de la frente. Dos verdes ojos se abrieron y Carson sonrió débilmente. "Hey. Lo siento. Intenté esperar levantada por ti." La abogada mordió un poco su labio inferior. "No te preocupes por eso. Estoy apenada que te desperté. Yo... solo... es decir, no estoy segura de donde dormiré." La paralegal agarró la mano que estaba todavía acariciando su cabeza, y la apretó. "Kennedy, porque nosotras no solo seguimos adelante y asumimos que cada vez que nosotras estemos juntas, dormiremos juntas. Pienso que estamos bastante cómodas con eso para este punto, ¿no piensas?" "Yeah." La morena sonrió. "Por lo menos esperaba que tú sintieras de esa forma también. Yo solo no quería suponer. El anterior fin de semana tú tuviste una pesadilla, y anoche tú estabas con el Valium. Pensé quizás esas eran circunstancias especiales." "Quizá," Carson meditó. "Y quizá esta noche también porque ahora estoy simplemente tan cansada que puedo apenas moverme. No pienso que esta noche o cualquiera de las otras dos veces, estaba tan fuera de esto que no sabía lo que estaba haciendo. O diciendo." Ella miró atentamente en los indecisos azules ojos para enfatizar, intentando trasmitir las palabras que ella era demasiado tímida para repetir. Siempre. Te quiero conmigo siempre.
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Su significado no fue perdido por Kennedy, cuyo corazón latía fuertemente. Ella tragó y le sonrió a su amiga. "Bien entonces. Quizás cada vez que estemos juntas, podemos considerar que esas son circunstancias especiales." "Pienso que nosotras deberíamos." Carson se movió a un lado y tiró de las cobijas, haciendo espacio para que Kennedy se deslizara debajo. Una vez que estaban acomodadas, extendió la mano y apagó la luz. La abogada rodó sobre su costado, de frente a su amiga en la oscuridad, que estaba también poniéndose sobre su costado. Esperó para que sus ojos se adaptaran, escuchando los diferentes sonidos en la noche... el refrigerador zumbando al otro lado del apartamento... el tintineo de las ramas en el balcón... y el sonido suave regular de la respiración de Carson. Ella oyó un bajo ruido de ronroneo y rió. ¿"Es tu estómago, o uno de los gatos?" Carson rió suavemente y juguetonamente golpeó a Kennedy en el brazo. "Ese podría ser uno de los gatos, probablemente Allie. Le gusta dormir en una manta sobre el cofre de cedro debajo de la ventana. Roma está bajo las sabanas echada a los pies de la cama." "Oh." La abogada había sido presentada a los gatos el día anterior. Empujó un pie abajo, localizando el peludo cuerpo, que se movió un poco cuando ella lo tocó. “Me alegra que tu dijeras eso. Yo podría haberla sentido a ella en la mitad de la noche y pensar que tus piernas necesitaban una afeitada." "Sabes..." La paralegal extendió la mano, empujando al nivel del estómago cubierto de algodón. "Para alguien que se miraba tan cansada hace solo quince minutos, tu seguro estas llena de repente." "No, cariño, estoy solo llena de ti." Kennedy se arrastró más cerca, cubriendo un brazo a través de la cintura de Carson y envolviéndolo adentro. Ella sintió el pequeño cuerpo presionarse en ella, y el brazo de Carson se envolvió alrededor de su propio costado, su mano acariciaba la espalda de Kennedy. Compartieron varios largos besos sin exigencia, poco a poco enredándose abajo en un cómodo y cálido nido de marañas de piernas y brazos. "Hey." La morena trazó la mandíbula de Carson. "Mañana tú necesitas cambiar todas tus contraseñas de la computadora, y necesitó hacer allí un documento bastante largo de la orden de prohibir la entrada para tu complejo de apartamentos, pero esto no va a tomar
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mucho tiempo. ¿Qué quieres hacer después eso? No me iré hasta el lunes por la tarde, así que tenemos todo el día." "Hoy no fue muy divertido en absoluto, excepto quizás por la manera que comenzamos el día..." Carson sonrió, su mano recorría de un lado para otro de la cadera cubierta de franela de Kennedy "... y la manera que estamos terminado éste ahora mismo. Y tengo el presentimiento que esta semana que viene no va a ser mucho mejor. Estoy realmente lista para hacer algo que me ayude a escaparme por un pequeño rato. Pensaba que quizá podríamos ir a la feria estatal. Comenzó el pasado fin de semana." "Oh wow. Eso podría ser genial." Kennedy le sonrió a su amiga. "Nunca he estado, a excepción de ir a los juegos de Texas-OU cuando estaba en la Escuela de Derecho. Nosotros íbamos al juego y después nos marchábamos. Nunca realmente caminé por los alrededores parándome en la feria o algo así." Carson se levantó sobre su antebrazo. ¿"Tú nunca has estado en la feria? ¿Tú tienes 32 años y eres una nativa Texana, y nunca has estado en la feria?" "No." Kennedy tiró de su amiga echándola hacia atrás sobre la almohada. "Alpine está a un largo camino de Dallas, amor. Nosotros nunca hicimos el viaje largo y difícil hasta aquí cuando yo era una niña. La feria de Nuevo México estaba en realidad más cerca, aunque nosotros solo fuimos allí una vez." "Supongo que tomo esto por sentado." Carson se arrimó a la alta mujer, poniendo su cabeza en el hombro de Kennedy. "Nosotros íbamos cada año, generalmente más de una vez. Iba con mis padres, y después cuando estaba un poco mayor, también fui a la feria en el día con mis amigos de la escuela secundaria intermedia y del instituto." ¿"Tú te ibas un día fuera de la escuela solo para ir a divertirte?" La voz de Kennedy era de incredulidad. "Bien... yeah." Carson ligeramente trazaba el otro hombro de la morena con las yemas de sus dedos. "Eso no es justo. Nunca nos salimos un día para algo así." La abogada sonaba como un pequeño niño berrinchudo, y Carson rió suavemente, imaginando un lleno labio inferior resaltar en la oscuridad. "Si tú me lo dices, cariño..." Carson se deslizó y besó a una muy sorprendida Kennedy en la nariz, inconsciente de que ella había utilizado por primera vez un nombre cariñoso
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para dirigirse a la morena. “Mañana me aseguraré que tu consigas la experiencia completa de la feria. Nosotras miraremos la exposición de objetos e iremos a las exhibiciones, y montaremos. Miraremos todos los animales y comeremos pastel y los perros corny, beberemos cerveza y finalizaremos el día con un dulce de algodón y un globo del ratón Swissy." "Ugh." Kennedy gimió. "Estoy consiguiendo un dolor de estómago con solo pensar de comer todo ese alimento basura." Ella parpadeó. ¿"Terminar el día con Swissy qué'?" "Globo del ratón Swissy." Carson sonrió. "Ya verás. Yo siempre obtenía uno desde que era pequeña, y ahora es un poco una tradición. No es feria sin mi globo del ratón Swissy." Kennedy envolvió sus brazos alrededor del pequeño cuerpo, observando sorprendida la carencia de tensión en los músculos de su amiga comparados con los de la tarde. "Bebé, si te hacen feliz, te compraré una docena de 'ellos." "Mmmm." Carson cerró sus ojos, gozando de la cercanía. "Bonito pensamiento, pero podría ser un poco difícil de traer muchos de ellos a casa. Uno es suficiente." "Uno, entonces." La abogada besó la rubia cabeza y cerró sus ojos. "Pero nosotras mejor conseguimos dormir, o no nos apetecerá hacer nada mañana." "Kennedy, esto ya es mañana." La paralegal besó a su amiga en la mejilla. "Ese es mi punto exactamente." Ella se movió, rodando sobre su costado y tirando de la espalda de Carson contra ella en una acunada posición. Vacilante deslizó la mano debajo de la camisa de la joven mujer, descansando esta contra la cálida desnuda piel. ¿"Está eso bien?" Acarició suavemente los firmes lisos músculos. "Yeah." Carson palmeó su mano. "Es muy agradable." Sintió los músculos del estómago agitarse agradablemente en el tacto de su amiga y se dio cuenta que quería sentir ese tacto en lugares mucho más íntimos. Dios. Kennedy frotó la nariz en la nuca de Carson. Desearía no estar tan cansada, por la sencilla 'razón‟ de que deseo mucho más. Suspiró internamente. Supongo que las buenas cosas realmente valen la espera. Sintió una pequeña mano venir a posarse sobre la suya, uniéndose bajo la camisa de Carson, y sonrió. "'Buenas noches, amor." "'Buenas noches, Kennedy." Se quedaron en silencio, ambas procesando lentamente el estrés del día, anticipando el paseo que venía a la feria, y disfrutando de la comodidad
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cada vez mayor que sentían simplemente por estar juntas. Pronto estuvieron profundamente dormidas, agotados cuerpos ganando en la lucha con las sobre ocupadas mentes.
***
¿"Dime otra vez qué está dentro de esta cosa?" Kennedy recelosa empujó un tenedor de plástico en un crujiente buñuelo, examinándolo con un ojo crítico. La dorada redonda masa era del tamaño del plato desechable y era de verdad bastante bonita, era un crujiente buñuelo con partes cubiertas de fina azúcar espolvoreada. "Sola piensa en ellos como un gigantesco donut espolvoreado de azúcar." Carson sonrió ampliamente, dando una mordida de su propio buñuelo con gran gozo. "Que es básicamente harina blanca y manteca de cerdo que han sido mezclados juntos y entonces intensamente freídos en una tina de grasa, y espolvoreados con una gran cantidad de azúcar blanca procesada." La abogada puso una cara. "Yep." Carson dio otra mordida, masticando y tragando con placer. "Absolutamente ningún valor nutricional, pero ellos seguro saben buenos. Vamos. Pruébalo." La morena respiró profundamente y mordió en la crujiente masa. Ella rodó el bocado alrededor de su boca y sonrió. "Hey. Esto es bastante bueno. Casi se derriten en tu boca." Dio otra mordida con mucho menos agitación. "Aunque casi puedo oír mis arterias coagularse." "Sabía que alimentarte a ti aquí iba a ser un desafío." La paralegal sonrió abiertamente. "Tú eres una vegetariana bastante decidida eliminando hot dog, piernas de pavo, y salchicha o un bistek. Me alegra que nosotras encontráramos pescado y papas fritas en el lugar." "Oh, Yeah." La voz de Kennedy era juguetonamente sarcástica. "Camarón frito y papas a la francesa fritas. Esa fue una saludable opción." "Bien salvo en algún sitio." Carson la empujó en el estómago. ¿"Qué fue esto?" Casi temerosos azules ojos miraban de lado en la rubia.
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"Este es solo el postre del almuerzo. Conseguiremos otro postre después de la cena." La paralegal le dio una traviesa sonrisa. "Y es incluso mejor que un buñuelo." "Dime." La abogada dio vuelta de lado en la áspera madera del banco de la mesa de picnic, montándose a horcajadas sobre éste y haciendo frente a Carson. "Waffles belgas." La rubia movió su cabeza hacia la siguiente mesa. "Mira." Kennedy miró fijamente sobre el hombro de su amiga donde dos mujeres estaban cada una atacando los platos que contenían waffles. Waffles que estaban cubiertos con dulce de mermelada de fresa y una pila alta con espesa crema. “Oh buen señor." La abogada gimió y cubrió su cara con una mano. Extendió su otro brazo hacia Carson. ¿"Por qué tu no solo inyectas el colesterol? Sería mucho más rápido." ¿"Tú estás pasándola bien, no es así?" La paralegal tomó la mano de su amiga y la apretó un poco, antes de soltarla. Dos azules ojos se asomaron por detrás de los largos dedos, y Carson fue recompensada con una sonrisa deslumbrante. "Yeah." La abogada miró alrededor y después se inclinó, besando a Carson en la mejilla. "Yeah, realmente lo estoy." "Eso pensé." Ella extendió la mano y delicadamente sus dedos delinearon en el labio superior de Kennedy. "Tienes un poco de bigotes de polvo de azúcar allí." "No podríamos hacer eso, ahora. ¿O sí?" Desearía poder estar en otro lado para besarla. La abogada sabía de manera realista que besarse en los labios, en un lugar que era la mitad de muchachos tradicionales de granja y la otra mitad de familias cristianas evangélicas, no era probablemente una buena idea. De todas formas, el pensamiento trajo otra sonrisa a su cara. Carson leyó su mente y sonrió ampliamente. "Puede ser que tenga un poco de polvo de azúcar en casa." Se miraron fijamente a los ojos la una a la otra por un largo momento, absorbiendo las nuevas sensaciones que ellas estaban finalmente comenzando a reconocer la una por la otra. Esta había sido una buena mañana. Kennedy se despertó encontrando el otro lado de la cama vacía y oyó el sonido de la ducha correr. Una nota estaba apoyada en la mesita de noche indicando que el jugo estaba en el refrigerador, y la computadora estaba ya encendida y abierto el
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programa del procesador de textos para que ella pudiera redactar el documento para la orden de prohibir la entrada. Vagó en la cocina y localizó un vaso, y abrió el refrigerador para encontrar una jarra de jugo de naranja natural del mercado de alimentos naturales. Ella recordó lo que me gusta. Esto trajo una sonrisa a su cara, cuando se sirvió su bebida favorita de la mañana. Estaba sentada en la computadora, trabajando en su segundo borrador de la orden, cuando una exuberante paralegal venía dando vuelta a la esquina. Carson se inclinó por detrás, envolviendo sus brazos alrededor de los hombros de Kennedy, y la besó en la cabeza. "Date prisa. La feria está ya abierta hace una hora." Miró el reloj en la computadora y entonces arriba en el rubio bulto de energía, intentando reconciliar la hora del anterior fin de semana con lo poco que ella sabía de los hábitos de dormir de Carson. ¿"Tu siempre estás alegre después de solamente cinco horas de sueño?" "No." La paralegal la pellizcó en la nariz. "Yo nunca estoy alegre por la mañana, no importa cuánto yo haya dormido, a menos que realmente esté anhelando lo que viene en el día." La abogada había precipitadamente finalizado la orden y la guardó, y después se duchó rápidamente. Carson estaba lista para irse para el momento en que ella salió de la tina. La paralegal se apoyó contra el marco de puerta del baño, charlando ausente mientras Kennedy secaba su cabello, cepillaba sus dientes, y aplicada una abundante capa de bloqueador solar a su cara. Esto la había animado de ver a su amiga de tan buen humor, dado las revelaciones del día anterior. Tomaron un rápido desayuno en un restaurant cerca del lugar de la feria, donde Carson había consumido varias tazas de café. Pasaron la primera hora en la feria simplemente vagando alrededor, estudiando los lugares de interés, olores, y sonidos que componían la feliz mezcolanza de la gente. Era un hermoso día, con un claro cielo azul y la temperatura que era perfecta para los short y camisetas empapadas de sudor, que era lo que ambas mujeres estaban usando. Por todos los sitios donde iban había música, parecían sonidos de carnaval por todo el trayecto de donde la feria estaba, música country de intérpretes aficionados en un escenario al aire libre, música Céltica desde una de las manifestaciones ya en desarrollo de danza cultural. Kennedy había parado para mirar algo del baile, guardando un
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momento para algunos recuerdos de la infancia de su madre tocando música tradicional irlandesa en el estéreo. Recorrieron el edificio de automóviles para ver todos los nuevos modelos, y escucharon los tambores militares y la corneta del grupo de banda tocar sobre el césped inmediatamente afuera de la exposición de automóviles. A Carson se le habían llenado sus ojos de lágrimas mientras escuchaba la tradicional música patriótica, y explicó que su padre había estado en las reservas Navales. Él había inculcado una profunda fibra del sentimiento de patriotismo en ella desde pequeña. A lo largo de la mañana mordisquearon en varios tentempié, incluyendo manzanas confitadas y grandes encurtidos. Kennedy finalmente había rogado por una verdadera comida, justo es decir que lo que ellas habían estado comiendo era lo más cercano a una verdadera que se podría conseguir en la feria. Que demostró ser verdad, cuando consumió su pescado y papas fritas mientras que Carson optó por un largo perro caliente. Por lo menos las manzanas son fruta y un encurtido es un vegetal, ya es algo, ella intentó consolarse. Ahora estaban sentadas al aire libre en un área grande de picnic, simplemente disfrutando de una breve pausa en el torbellino de actividades. Kennedy lentamente miraba a su alrededor, observando a los pequeños niños corriendo de un lado a otro, angustiados padres que estaban haciendo lo mejor para mantenerse en contacto con ellos, dado la multitud, la mayoría deambulaba sobre los puestos de los vendedores de comida. Que estaban consumiendo alimentos que la mayor parte, parecían ser absolutamente asquerosos a su consciente apropiada salud. Finalmente, sus ojos volvieron al resto de la cena de su compañera. No podía recordar la última vez que estuvo simplemente relajada, y soltarse de su régimen de rutina. Aún más increíble era la rápida manera en que sabía que Carson estaba reclamando su corazón. Desde las miradas y los comentarios que la paralegal le había estado dando toda la mañana, así como la noche antes, estaba bastante segura que los sentimientos eran mutuos. ¿"Qué quieres hacer después?" Carson trajo su atención completamente al presente. "Podríamos ir a dar un paseo a caballo."
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"Amor, si hago algo más agotador que caminar en este momento, esos buñuelos y el resto de la comida frita estará viniendo justo de regreso." Ella palmeó su estómago para enfatizar. "Ooo, yack. Ningún paseo para ti durante un tiempo. Bien...." La rubia estudiaba su mapa de la feria estatal. "Nosotras podríamos ir a mirar al ganado." "Bien." Kennedy balanceó su pierna sobre el banco y se levantó, ofreciendo a su amiga una mano. "Adelante, madame guía de turistas. Su conocimiento de este excelente establecimiento no me ha decepcionado todavía." Carson rodó sus ojos y comenzó caminar, manteniendo el agarre de la cálida mano. Ella observó a Kennedy fuera de la esquina de su ojo, dando su primera mirada abajo en sus manos entrelazadas en muda sorpresa, después miró alrededor, y entonces finalmente se relajó, cuando se dio cuenta que muy poca gente les estaba prestando alguna atención. Sintió que la alta mujer apretó su mano un poco y ella regreso el apretón. La paralegal levantó la mirada sonriéndole, recibiendo una sonrisa de oreja a oreja de regreso. De repente se dio cuenta que nunca había estado más orgullosa de ser vista con alguien con la que ella estuviera en ese momento. He esperado toda mi vida para caminar tomada de la mano así, Carson meditó silenciosamente. ¿"Piensas qué esto es prudente?" Ella exploró el área por algunas desagradables caras y levantó sus unidas manos un poco. "Habría dicho 'no,' dado el gran número en el estacionamiento de las mini-vans con los engomados de 'mi niño está en la escuela religiosa en el cuadro de honor' en las defensas..." Kennedy también dio a la gente alrededor de ellas un segundo vistazo. "...pero por ahora, parece que nadie se está desmayando por ver a dos mujeres tomadas de la mano." "Quizá ellos piensan que somos hermanas o primas o algo así," Carson dijo. Kennedy resopló, mentalmente comparando su alto larguirucho marco y oscuro cabello y piel con el bajo compacto cuerpo de Carson, y rubias facciones. "Creo que no." Ella extendió la mano al otro lado y juguetonamente dio un revés en el estómago de la rubia. "A menos que ellos estén basándose en esa teoría sobre el similar ABS, y éstos estén ocultos ahora mismo."
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Continuaron caminando, y la paralegal hizo vagos comentarios acerca de varias construcciones y exposiciones por donde ellas pasaban. Atravesaron la mayor parte del terreno para llegar al área del granero, que estaba lejos al otro lado de la feria del pabellón de alimentos. Pronto los variados olores de la lana de los corderos, del estiércol de las vacas, de la piel, el cuero, el heno, y el grano llegaron a su nariz. Kennedy inhaló profundamente y miró en la primera puertas hacia donde Carson la arrastró. "Huele como cuando regresaba a casa en un día en que nosotros habíamos estando recorriendo los corrales." ¿"De verdad?" La rubia de detuvo en frente de un corral que tenia una oveja madre y dos bebés. ¿"Había muchos ranchos donde tu creciste?" "La pregunta más correcta sería había allí algo más además de ranchos donde yo crecí." La abogada miró a las ovejas, admitiéndose a si misma que eran realmente lindas. "Pero era todo ganado. Y había quien estaba metido en el petróleo también. Justo otra manera por la que me consideraba ser diferente. Mis padres administraban una pensión en Main Street, pero la mayor parte de la gente, Vivían en enormes extensiones fuera de la ciudad." ¿"Pero tú estabas en el equipo de rodeo?" Grises ojos levantaron la mirada en unos pensativos azules. "Yeah." Kennedy la siguió a través del laberinto de bajos establos, cuidadosamente evitando los animales tumbados en el piso cubierto de paja. "El rodeo me ayudó a formarme, y a amar montar. Incluso hice un poco la monta de toros, pero principalmente me pegué con saltar obstáculos." ¿"Montar toros?" La voz de Carson se elevó una octava. ¿"No es eso peligroso?" "Seguro, pero si tú no logras mantener la calma después tu serás tirada." Se subió la bastilla de su short un poco, indicando una larga fina cicatriz que corría a través de la parte superior de su muslo. "Ésta es de cuando casi obtuve una cornada porque yo fui presa del pánico." ¿"Un toro hizo eso?" Carson estudió la cicatriz con anchos ojos. "No." La abogada se rió suavemente. "Alambre de púas en el borde de la cerca yo salté al otro lado logrando escapar del toro." Oh. La paralegal bajó su mano y trazo la fina línea. "Me alegra que tú escaparas."
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Esa fue una simple declaración, realmente, pero de alguna manera abrigo el corazón de Kennedy, junto con el tierno toque que la acompañó. Ella tomó un más firme agarre en la mano de Carson. "Yeah. Yo también. Puede haber perdido algunas cosas realmente buenas." Carson se detuvo en su andar, levantando la mirada y absorbiendo el momento, sintiendo un suave calor propagarse a través de su ser. "Entre este fin de semana y el anterior fin de semana, estoy comenzando a pensar en graneros como algunos de los lugares más románticos del mundo." "Kennedy meneó su cabeza de lado a lado en fingida amonestación. ¿"Tú eres una chica de ciudad, no es así?" ¿"Por qué dices eso?" La paralegal frunció el ceño. "Cariño, alguna vez cuando tú estés en Austin, tendré que llevarte al granero y mostrarte justo lo romántico que puede ser un gran montón de heno." Kennedy hizo un guiño a su amiga, bien consiente de la implicación de sus palabras. Carson sintió el calor incrementarse, junto con el rubor que subió por su cuello y en sus mejillas. Bajó la mirada y pateó en la paja, agarrandose para una respuesta. Ella sintió largos dedos dar un empujoncito a su barbilla levantándola hasta que hizo frente a un par de preocupados ojos azules. "Hey. Estaba solo flirteando contigo." La suave voz de la alta se arrastró sobre ella. "Yo no quise asustarte, Carson." "No me asustaste." Rubias pestañas se agitaron. "Yo...yo pienso que me gustaría un recorrido a tu granero... alguna vez." Kennedy abrió su boca. Y entonces la cerró. Miró a su alrededor y entonces soltó la mano de Carson, deslizando un brazo alrededor de su cintura y tirando de ella más cerca de modo que pudiera susurrarle en su oído. "Yo te daré el recorrido al granero, amor. Pero preferiría comenzar un recorrido en algún lugar un poco más cómodo." Carson sonrió. "Ok." Ella mantuvo el contacto visual, mientras retrocedía y tomaba la mano de Kennedy otra vez. Era hora de dar vuelta al calor bajándolo al nivel de un público más tolerable. "Oh mira." Ella señaló hacia un corral grande en la esquina. “Los animales bebé del zoológico. Vamos." Ella tiró en la morena, arrastrándola dentro de un corral de pequeñas cabras, corderos, cerdos, y pollitos.
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La abogada simplemente movió su cabeza en el enigma que era Carson – en un momento una mujer muy sensual, y al siguiente una chica tímida de tierna mirada. La rubia se sentó en la seca paja, y fue inmediatamente rodeada por varias pequeñas peludas caras, todas esperanzadas en un regalo. Kennedy camino al otro lado a la máquina de bolitas de alimento que estaba instalada en el barandal, inserto un cuarto de dólar y llenó un pequeño vaso de papel. Ella caminó de regreso al otro lado y se agachó. "Ten”. Supongo que hay muchas maneras de tener diversión en un granero." "Quizás." Fue el turno de Carson de hacerle un guiño, cuando aceptó lo ofrecido. "Pero tengo un presentimiento de que algunas son más satisfactorias que otras." Kennedy se sentó a su lado, permitiendo que sus piernas se tocaran. "Oh, creo que puedes estar segura de eso." Ella miró como varios pequeños animales chillaban arrastrándose en el regazo de Carson. Rió suavemente, cuando se dio cuenta de que les tenía envidia.
***
El agudo tono punteado del arco resonó, seguido por el ruido sordo cuando la flecha chocó contra la señal. Kennedy estaba parada detrás con una engreída mirada en su cara mientras Carson justo miraba en el blanco. "Son cinco ojos de toro en fila." ¿"Yo mencioné que fui campeona de tiro con arco del Estado por tres años seguidos?" La morena aceptó otra flecha y miró el blanco otra vez. "No." La paralegal se acercó sigilosamente a ella. "Te faltó mencionar eso, Srta. reina del rodeo, campeona sobresaliente, beca completa de la Universidad, editora de la Revista de Derecho, diva del esquí acuático." Kennedy se echo a reír y perdió su compostura, dejando caer la flecha hacia atrás. "Tu casi haces que suene como cosas malas." "Malas no." Carson sonrió. "Impresionantes." La buena mañana se había combinado con una estupenda tarde.
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Dieron varios paseos a caballo y comieron sin embargo otra comida, aunque ella había logrado encontrar un puesto que vendía hamburguesas vegetarianas e incluso consiguió que Carson comiera una. Después compartieron un waffle Belga y Carson había consumido algunas cervezas mientras Kennedy se atuvo a su botella de agua. Después de eso ellas dieron un paseo alrededor del estanque que estaba situado entre varias permanentes exhibiciones, hablando tranquilamente de la semana por venir. No permitieron que sus mentes pensaran eso por demasiado tiempo, y vagaron por el lugar de la feria, esta vez que jugaron algunos de los juegos. Carson había sorprendido a Kennedy con un mal armado equipo con blandas pelotas que le hicieron ganar una larga morada serpiente de peluche después de que clavo varios apilados de pesadas botellas de leche. La paralegal había inmediatamente colocado el largo juguete alrededor de los hombros de Kennedy donde éste había permanecido hasta que ella vio el juego de tiro al arco. Tres flechas por un dólar eran demasiado bueno para rechazar, especialmente dado que cada ojo de los toros le hacía ganar un animal de peluche en miniatura. Tres animales de peluche en miniatura podrían ser intercambiados por un oso grande en un saco de fríjol que era más o menos de diez pulgadas de altura. Ella tenía un ojo de toro lejos del oso número dos. Reposicionó su arco y escudriñó abajo del eje de la flecha hacia el blanco. Con elegante facilidad, trajo hacía atrás el arco y lanzó la flecha, mirando con satisfacción cuando ésta también chocó contra el blanco muriendo en el centro. Aceptó sus osos. El primero era blanco con un pequeño corazón rojo en su pecho, y el segundo era multicolor atado con cuerdas teñidas. Kennedy dio los osos a Carson y extendió su mano, empujando el rubio flequillo fuera de los ojos de su amiga. "Sabes. Apuesto que si tú sientas estos pequeños individuos encima del monitor de tú computadora en el trabajo, sus patas podrían probablemente colgar delante de esa cámara." Carson jadeó silenciosamente, y después con un oso en cada mano, lanzó sus brazos alrededor del cuello de Kennedy con temerario abandono. "Tú eres la mujer más inteligente del mundo." Ella la besó profundamente en los labios y después apoyó su frente contra el pecho de la morena. Sintió dos brazos cerrarse alrededor de ella, abrazándola fuertemente, y se acurrucó más. Fue dulce e inesperado, y probablemente fuera de proporción, pero sabía que su amiga estaba bajo un increíble estrés. Si este momento le proporcionaba alguna
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comodidad, entonces que así sea. Me importa un bledo que estén mirando. La morena dio una amenazadora mirada a dos desgarbados que se habían movido de prisa después de encontrarse con su helada mirada. Ella había notado varios cubículos de trabajo en la oficina de Carson con animales de peluche en la pantalla, y la idea había estado lentamente formándose desde la noche anterior. Ahora... ella miraba sobre el hombro de Carson... Necesito una cosa más. "Bebé, ¿cuál es tu color favorito?" "Rojo," una voz amortiguada contestó. Kennedy lentamente la soltó, y la condujo hacia un vendedor de globos. ¿"Son estas cosas aquellos ratones Swissy de los que tú hablabas?" "Yeah." verdes ojos brillaron con alegría infantil. La abogada levantó la mirada en el racimo grande de globos, intentando entender que había tan mágico en ellos. Ella tiró de un rojo hacia abajo al nivel de su cara y lo estudió. Era un globo dentro de un globo. En el interior del rojo globo había una cabeza de ratón, terminando con las facciones del ratón su cara y grandes orejas de ratón. Rodeando la parte roja estaba otro liso claro redondo globo. Ella encogió los hombros y saco su cartera. "Un rojo, por favor." El vendedor tomó tres dólares de ella y le dio el globo. Se volteó e hizo frente a su amiga. "Levanta tu muñeca." Carson obedeció y Kennedy ató la cuerda del globo asegurándola alrededor de su brazo. "No quisiera que esto volara." La paralegal abrazó a sus osos apretadamente a su pecho y después levantó la mirada en el globo. Una sola lágrima se escapó de la esquina de uno de sus ojos. "Hey." Kennedy dio un paso más cerca y la quitó. ¿"Estás bien?". "Yeah." Carson aspiró. "Gracias." "Solo son un par de osos y un globo," la abogada murmuró. "No." La rubia tomó una de las manos de Kennedy y la llevó a sus labios. "Es felicidad. Sé que esta semana que viene va a ser difícil. Quizá una de las semanas más difíciles que he tenido nunca. Yo iré a la oficina mañana por la tarde, después de que nos encarguemos de mi complejo de apartamentos, y voy a sentirme como un pez fuera del agua. Cada vez que empiece a hacerlo, voy a mirar a estos pequeños individuos y sonreiré, y luego iré a casa y veré este globo, y voy a recordar el maravilloso día que tuve hoy."
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Un par de osos, Kennedy murmuró. Un par de osos, y mirar un tonto globo acaban de comprarme una sonrisa que podría iluminar un cuarto. Ella despreocupadamente cubrió un brazo a través de los hombros de Carson. ¿"No dijiste que tienen un desfile por aquí en alguna parte? Está anocheciendo." "Yeah." Carson sonrió, arrugando el puente de su nariz. "Un mortal desfile, y después una de verdad impresionante exhibición de fuegos artificiales. Y si tú estás para esto, después tienen una tranquila exhibición de luces de rayos láser allá en el estadio de Fútbol. Necesitamos ir a encontrar buenos asientos." "Estoy aquí para la completa experiencia de la feria, ¿recuerdas?" Kennedy dirigió a la menuda mujer hacia la calzada principal, y comenzaron a explorar en la búsqueda de asientos para el desfile.
Capítulo 5
La exhibición de luces de rayos láser terminó, y la muchedumbre de la feria estaba dirigiéndose fuera del estadio, dispersándose hacia las varias salidas del parque de atracciones. Era el último evento principal de la noche y había ahí poco para hacer más que ir a casa. La mayoría de los juegos y puestos de ventas de alimentos estaban cerrados, y la gente de mantenimiento estaba ocupada barriendo la basura y regando el lugar preparándolo para comenzar todo otra vez a la mañana siguiente. La feria estaría funcionando por dos semanas más. Kennedy y Carson caminaron satisfechas a través de la puerta al otro lado al estacionamiento, y comenzaron a bajar a una larga fila de vehículos. Era la última hilera en el estacionamiento y estaba bastante desierta de gente. Había un ligero fresco en el aire, junto con el mezclado olor del alimento de la feria y el alquitrán de las cercanas vías del ferrocarril. Carson todavía se aferraba en sus dos osos y de vez en cuando levantaba la mirada a su globo y sonreía. Kennedy tenía la serpiente morada cubriendo alrededor de sus hombros y una mano colocada protectoramente en la espalda de la pequeña rubia. Ambas mujeres estaban cansadas pero felices. El día juntas había sido un escape perfecto de sus preocupaciones sobre Nicholas Giovani. La morena escuchó el sonido débil de la música que emanaba de la mitad del camino donde todavía estaban abiertos algunos juegos, y del sonido mucho más cercano de los golpes silenciosos de sus pies contra el pavimento. Ella frunció el ceño, cuando se dio cuenta que también oyó pasos persistentes detrás de ellas. Se detuvo momentáneamente, utilizando su mano para detener a su compañera también. Los pies detrás de ellas dieron algunos pasos más y después también se volvieron silenciosos. ¿"Qué pasa?" Claros grises ojos la miraron en la tenue luz. "No estoy segura." Kennedy dio una palmadita en la espalda baja de Carson. "Sigue caminando, y quédate en silencio por un segundo." Reasumieron su paso y los pies detrás reiniciaron el paso también. La abogada miró fijamente sobre su hombro y distinguió su fuente, un alto hombre que usaba una
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americana, botas, y pantalón color caqui. Él tenía oscuro cabello e incluso en la baja luz, una casi imperceptible barba era visible en su cara. Una bolsa de piel de color claro estaba sobre uno de sus hombros. Cuando sus ojos se encontraron, él precipitadamente miró para otro lado, hacia el otro lado del estacionamiento. Cuando ellas se aproximaban al auto rentado, Kennedy caminó más despacio y tiró de Carson más cerca a su lado. Inclinó su cabeza hacia su amiga y mantuvo su voz baja. "Bebé, hay un individuo siguiéndonos. Él ha estado bastante tiempo detrás desde que nosotras entramos a esta hilera de autos." Se detuvo brevemente, escuchando atenta. El débil clic de un obturador de una cámara fotográfica llegó a sus oídos y sus sospechas fueron confirmadas. Maldición. No puedo creer que no haya estado más alerta hoy. "Permanece detrás de mí." Se quitó la serpiente y suavemente codeó a Carson más cerca al auto, y después se dio vuelta. "Usted es bastante bueno." Su voz cayó a su registro más bajo. ¿"Ha estado siguiéndonos todo el día? Tuvo que haber estado haciéndolo, ya que nadie sabía adónde iríamos hoy." El hombre se detuvo. La sorpresa en sus ojos era la única respuesta que ella necesitó. Kennedy despacio se acercó a él. "Puede decirme para quién trabaja, ¿o igual necesito suponerlo?" Se acercó a menos de tres pasos del hombre y extendió una mano. "Deme la película. Toda ésta." Maldijo cuando el hombre dio vuelta y comenzó a correr hacia la salida del estacionamiento. "Maldito. Intenta mantenerte, Carson. Puedo necesitarte." Corrió detrás de él, zigzagueando alrededor de algunos mirones que el alto hombre casi había atropellado. Cerrando la distancia, ella saltó hacia adelante y lo tacleó, golpeándolo en el suelo en su estómago. Ella rápidamente le agarró un brazo y sujetó éste detrás de él, tirando fuertemente contra su espalda de modo que cualquier intento de escaparse diera como resultado un intenso dolor. Kennedy utilizó su otra mano para quitar la maleta de la cámara fotográfica que traía alrededor de su cuello. Hábilmente la abrió y la vació sacando varios rollos de películas. Mirando sobre su hombro distinguió a Carson, que estaba parada a una distancia prudente algunas yardas atrás. ¿"Tú tienes sitio para éstas en el bolso de tu trasero?" Ella extendió los rollos. ¿"Mi qué?" La rubia frente se frunció cuando Carson se acercó más. "Tu bolsa allí." Kennedy le dio los rollos y después palmeó al hombre, buscando por alguna película
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adicional que él pudiera estar escondido en sus bolsillos. No encontrando ninguna, finalmente le quitó la cámara fotográfica de su otra mano y la abrió. "Hey. Tu expondrás la película, "El hombre finalmente habló. "Esa sería la idea." Con ambas manos ocupadas, rasgó el inacabable rollo de la parte trasera de la cámara fotográfica con sus dientes, retirándola de la cámara, y dando el rollo velado a su amiga. "Ahora, tú vas a decirme para quien trabajas, ¿o tengo que romperte el brazo?" "'Yo no te diré nada." El hombre forcejeó con ella. "Suéltame maldita tortillera." ¿"Tú no eres de por aquí, verdad?" El grueso acento flotó más allá de sus sentidos. La morena jugo con la idea de hacer buena la amenaza de romperle el brazo, pero decidió que ella estaba ya empujando sus límites de que un jurado podría encontrar admisible si el hombre presentaba cargos por agresión. Se deslizó cuidadosamente de su espalda y se levantó, dando unos pasos hacia atrás a Carson. "Supongo que tu puedes ir de regreso y decirle a Giovani que fallaste. Pregúntale si él te trata mejor que yo" El hombre se levantó. Estaban debajo de una lámpara del estacionamiento, y él miraba su ropa. "Tu arruinaste mi camisa." Él alisó el frente rasgado de una botonadura cara de diseñador. Él recogió su cámara fotográfica del suelo, estudiando un cuarteado lente. "Y quebraste mi cámara fotográfica. Yo haré que tú pagues por esto, Ya Dios te maldice perra." Su labio superior se enroscó en un gruñido. "De una forma o de otra." Kennedy lo miró atentamente, apoyándose un poco. Él jugó con algo en su bolsillo de la chaqueta. Ella no recordó sentir nada cuando lo palmeó, y sus cabellos de la nuca se erizaron. ¿Arma? "Carson... Ella buscó en su bolsillo por sus llaves ”... Vete entra en el auto y cierra la puerta. Si alguna cosa me sucede, consigue el infierno fuera aquí." "No," una obstinada voz le contestó. "No te voy a dejar aquí sola." La morena suspiró internamente. No tenía tiempo para discutir. "Ok, entonces por lo menos toma las llaves y agáchate detrás de uno de los autos, fuera de la vista. Por favor. Hazlo." Ella articuló un silencioso 'gracias' cuando su amiga cumplió con su petición. Justo cuando dejó las llaves en las yemas de sus dedos, el hombre saltó, agarrándola por sus rodillas. Ella saltó al lado y miró cuando él aterrizó torpemente sobre sus manos y rodillas. Esta vez él fue rápido, evitando su intento de sujetarlo abajo otra vez. Él rodó y ella se
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encontró montada a horcajadas sobre su estómago, y sintió un duro impacto en su pecho cuando su puño conectó con su diafragma, fuertemente expulsando el aire de sus pulmones. Ella casi se dobló, pero consiguió pararse justo a tiempo. ¡"Hijo de perra!" Ella cerró de golpe el puño en su boca, partiendo su labio. Él gruñó y la lanzó fuera de él, y se hizo hacia atrás, justo cuando ella rodó fuera de su alcance y vino sobre sus pies. Se giró para hacerle frente, cuando él se lanzó hacia ella otra vez. He tenido bastante de esto. Rápidamente hizo pivotear su pierna arriba y rodó, clavándole sólidamente en la ingle la punta de su bota de excursión. Él inmediatamente gritó, agarrándose mientras caía sobre sus rodillas. Ella lo pateó otra vez, esta vez lo envió cayéndose sobre su costado. Él todavía estaba angustiado sobre la primera patada, ambas manos ocupadas, cuando ella buscó en su bolsillo para recuperar el sospechoso bulto. Era un zoom para la cámara. Ella lo dejo caer al suelo. ¡"Corre!" Ella saltó más allá de él, agarrando la mano de Carson y mitad arrastrándola, mitad cargándola al auto. Miró detrás sobre su hombro una vez, y se calmó un poco. Tuve que haberlo pateado duro yo pienso. El hombre estaba enroscado en su costado, poniéndose sobre la acera. Llegaron al auto y lo abrió, ayudando a Carson a entrar. Se trasladó al lado del conductor, Carson se despojó de sus animales de peluche, paquetes pequeños, y una botella de agua, dejando todo eso en el asiento trasero. Ella empujó el globo bajo sus piernas contra el suelo, y se abrochó el cinturón de seguridad. Kennedy abrió la puerta y se deslizó dentro del asiento delantero, encendió el motor y aseguró las puertas. Comenzó a conducir alejándose, mirando en el espejo retrovisor cuando el hombre comenzó a correr hacia ellas. Su corazón estaba latiendo violentamente y condujo de memoria, saliendo del estacionamiento y adentrándose en la calle. Viajaron en conmocionado silencio por algunos minutos, ambas recogiendo sus revueltos pensamientos. Finalmente, Carson extendió la mano y tocó suavemente la pierna de Kennedy. ¿"Estás bien?" "Yeah, estoy bien." Hizo una rápida autovaloración, notando un sordo palpitar en su cintura, y un punzante dolor en los nudillos de su mano derecha. Ella los miró, gimiendo
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en la sangre y en el profundo corte en tres de sus nudillos, junto con más punzadas en su muñeca. "Hijo de perra." ¿"Qué?" Una temerosa voz preguntó, y Carson miró detrás de ellas, pensando que quizá estaban siendo seguidas. "Lo siento. Nada. Debo haber cortado mis nudillos con los dientes de ese individuo cuando lo golpeé." Ella sacudió su mano un poco. "Maldición la muñeca está comenzando a hincharse, también. ¿Tú estás bien?" Hizo un giro sobre una rampa de la entrada a la autopista interestatal 30, dirigiéndose al oeste mezclándose hacia los dominios que las llevarían a la calle del apartamento de Carson. "Yeah. Solo asustada, más que nada." La paralegal tragó varias veces, su boca tan seca como algodón. Desabrochó su cinturón de seguridad y volteó hacia el asiento trasero. "Ponte el cinturón de seguridad de nuevo." La voz de Kennedy adquirió un tono aterrado que Carson se olvidó de su preocupación. "Solo cogeré mi botella de agua... ¡"Maldición Carson, olvídate de la botella de agua! Solo haz lo que te dije, la abogada le gritó, el sonido que golpeó en sus oídos fue efectivamente como una cachetada en la cara. Sorprendidos y confundidos verdes ojos encontraron unos encapuchados azules, y Carson muda se sentó recargándose y se abrochó su cinturón de seguridad. ¿"Qué pasa? ¿Estamos nosotras cerca de hacer una rápida huida o algo así?" Ella miró en el espejo retrovisor, viendo solamente algunos autos a esta hora. "No." Kennedy estaba temblando. "Solo...nada." ¿"Nada?" Una enojada voz respondió. ¿"Tú acabas de gritarme como si estuviera en el jardín de niños por ninguna buena razón?" "No." Kennedy suspiró. "No quise decir eso." ¿"Entonces qué quisiste decir, exactamente?" La paralegal cruzó los brazos sobre su pecho. ¿Nosotras podemos solo dejar esto?" Ella hizo la salida para la calle. "Esto es estúpido."
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"Oh, también soy estúpida ahora." Carson volteó mordazmente para otro lado, mirando fuera de la ventana lateral, viendo nada. "No... no dije eso, Carson. Yo... Kennedy volteó, mirando la dura postura de la línea de la quijada de Carson. "Nosotras tenemos probablemente cosas más importantes acerca de que hablar, como el altercado que sucedió con el individuo allá atrás, ¿no lo crees?" Ella fue recibida con silencio, cuando la rubia hizo una demostración de girarse más completamente lejos de ella. Genial. Ella ha estado en medio del infierno este fin de semana, y tú tienes que ir y joder este aún más, ¿no es así, Shea? Mentalmente se regañó. Solo díselo. Sentía la mano fría del miedo envolverse alrededor de su corazón, y parpadeó, rechazando incluso la remota posibilidad de llorar. ¿Qué si le digo y la pierdo? Ella robó otro vistazo a Carson, que continuaba ignorándola. Como no la he perdido ya. Después de veinte minutos que parecieron más como horas, el incómodo viaje de regreso al apartamento de Carson finalmente terminó. Carson abrió la puerta y salió del auto. Algo rozó contra su brazo, y miró como el globo del ratón Swissy se escapó, rápidamente volando por encima y fuera de su alcance. "Genial. Eso seria casi abrigador esta noche," ella murmuró. Kennedy vio el globo desaparecer y oyó las palabras de la rubia. Bajo su cabeza y respiró profundamente, y después esperó hasta que Carson recuperó sus pertenencias del asiento trasero. Ella notó con un tenue brillo de esperanza que la paralegal tomó los osos, y al mismo tiempo dejó la morada serpiente en el auto. Su esperanza se hizo polvo cuando Carson cerró de golpe la puerta del auto y comenzó a caminar hacia su apartamento, dejando a la morena que estaba parada al lado del auto, sola. Sus hombros se desplomaron, cuando emprendió una batalla interna con sus propias inseguridades. Frunció sus labios y después lentamente siguió a Carson, guardando su distancia. La paralegal tomó al pasillo arriba y Kennedy la alcanzó, cuando ella buscaba las llaves en su mochila y abría la puerta delantera. La abogada estaba agradecida de que la puerta no fue cerrada de golpe en su cara, y silenciosamente cruzó el umbral, mirando a Carson desaparecer en la cocina en la parte trasera del apartamento. Kennedy se sentó en el sofá y miró alrededor, preguntándose como un día tan perfecto había terminado tan mal rápidamente. Supongo que mejor empaco mis cosas y voy a conseguir un cuarto en alguna parte. Su maleta estaba en el
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piso al final del sofá, y ella la recogió poniéndola encima, desabrochándola y empujando algunas prendas de ropa dentro que habían estado dobladas arriba sobre ella. Un traqueteo vino de la cocina, y ella débilmente se dio cuenta que Carson estaba consiguiendo un poco de hielo del congelador. La rubia entró en la sala y se detuvo. ¿"Qué estás haciendo?" Claros azules ojos lentamente se movieron hacia arriba, reflejando completa derrota. "Imagino que iré a un hotel. Puedo volver mañana y trabajar las cosas con tu complejo sobre la orden de la no entrada. Entonces supongo que podemos hablar acerca de si o no tu necesitas encontrar a otro abogado." Ella terminó de su tarea, cerrando la maleta finalmente con angustia. Carson cruzó el cuarto, arrodillándose en el piso delante de ella. Kennedy sintió algo frío presionar contra su mano derecha y muñeca. "Aquí." La rubia sostuvo su mano. "Hielo. Pienso que puede ayudar para que no se hinche tanto." "Gr... Gracias." La morena sentía su estómago dar vueltas. Dile. ¿"A que horas quieres que regrese aquí en la mañana?" "Tu...no tienes que irte. Tu puedes quedarte aquí." Carson gesticuló hacia el sofá. "Ok. Gracias." Ella despejó su garganta, sintiéndose que la paralegal restablecía el paquete del hielo. "Tu... ¿Tú necesitas una remisión para otro abogado? Heidi probablemente tiene más conexiones aquí que yo, o podría buscar a alguien... "No quiero a otro abogado." La voz de Carson tembló. "Te quiero a ti." Kennedy miró como la rubia cubrió su cara con una mano, y un solo doloroso sollozo se escapó de los labios de Carson. Oh Dios. "Carson, por favor no llores." Ella levantó la barbilla de la paralegal con su mano libre. "Lo siento. No quise lastimarte." Tristes verdes ojos parpadearon, enviando una dispersión de lágrimas a través de las rubias mejillas. "Nosotras hemos compartido tanto la una con la otra. No entiendo. ¿Por qué tú me trataste de esa manera? Puedo entender antes en el estacionamiento, con una peligrosa situación y todo, pero en el auto...Para que tú solo me ordenaras con severidad como si fuera un niño, con absolutamente ninguna explicación... Ella hizo una pausa, reagrupando sus pensamientos. "No quiero pelear contigo. Te amo... Yo... tú me importas."
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Kennedy sintió su propia punzada en sus ojos, y parpadeó. Su voz se hizo muy tierna. "Te amo también, Carson. Y tú mereces una explicación." Dile. Carson sintió el apretado nudo alrededor de su pecho disiparse, siendo remplazado por una repentina oleada de alegría. Ella soltó un minúsculo chillido de pura felicidad, y se lanzó en los brazos de Kennedy, apretándose fuerte a la morena. ¿"Lo haces?" "Yeah." Suaves labios rozaron la mejilla de Carson. "Lo hago. Errfff... ¿"Qué?" La paralegal se hizo un poco hacia atrás. "Mi estómago, donde ese individuo me golpeó." Ella bajo la mirada. "Un poco delicado." "Oh. Lo siento." La rubia se acomodó contra el costado de Kennedy. ¿"Podemos nosotras darle una mirada? Aquí, muévete más cerca, bajo la luz." Dirigió a su amiga, mirando su largo marco moverse hacia el extremo del sofá. La abogada tiró de su sudadera sobre su cabeza, y después desfajó de su short la polo que usaba debajo. Despacio subió la camisa justo debajo de sus pechos, y ambas estudiaron su estómago Carson se inclinó más cerca. "Oh, cariño. Esa va a ser una horrible contusión para mañana." Miró detenidamente en la enrojecida piel, que estaba ya comenzando a tornarse a un morado claro en el centro. Impulsivamente, se inclinó, suavemente besando la lesionada piel antes de que ella se apartara. Kennedy aguantó su respiración en el contacto, y se forzó en concentrarse en la conversación que ella sabía que venía. "Nah. He tenido muchas peores." Se bajó su sudadera nuevamente y tiró de Carson encima en el sofá a su lado, cubriendo un brazo a través de los hombros de la rubia y la abrazó. ¿"Estás cansada?" La frente de la rubia se frunció. "No mucho, ¿por qué?" "Yo... Te debo una explicación, pero es un poco una larga historia. Es ya tarde, y nosotras necesitamos levantarnos mañana temprano." Ella vaciló. "No es una agradable historia. Una de las partes más feas de mi vida, de hecho. Tu puedes pensar diferentemente de mí después de que tú la oigas." Carson la miró, los ojos de Kennedy bajaron, rompiendo su mirada. Extendió su mano y dirigió la cara de la morena hacia ella, levantándola, y la besó suavemente, primero en su morena mejilla, y después en un más persistente contacto en sus labios. Olvido todo y ociosa recorrió sus dedos hacia atrás a través del oscuro cabello. "Te dije mi peor
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recuerdo, Kennedy, algo que siento que es horrible, tanto que yo misma me odio por eso. Puedes confiar en mí. No me iré a ninguna parte." "Tuve miedo de que tú me dejaras debido a lo qué sucedió en el auto." Las oscuras pestañas parpadearon inseguras. "Tú estabas bastante enojada." "Estaba." La rubia sonrió avergonzadamente. "Es como soy. Suelo reventar, pero entonces eso pasa bastante rápido. No lo mantengo adentro por mucho tiempo. Perdono muy fácilmente. Yo incluso no considere dejarte. Así que... ¿Nosotras acabamos de tener nuestra primera pelea?" "Yeah." Azules ojos brillaron. ¿"Deseas saber la mejor parte acerca de las peleas?" ¿"Cuál es esa?" Carson sintió ser movida, y levantada, hasta que estaba colocada en el regazo de Kennedy. "Reconciliarse." Kennedy inclinó su cabeza de lado, cerrando la corta distancia, y besando a su amiga profundamente. Después un pausado contacto, soltó los labios de Carson y suspiro. "Desafortunadamente, no hemos terminado de hablar de ello, así que la reconciliación es un poco prematura en este momento." "Mmmm... La paralegal se acurrucó, teniendo cuidado en evitar presionar directamente contra el estómago de Kennedy. ¿"Nosotros conseguiremos reconciliarnos un poco más después de que hablemos?" "Cuenta con eso." Kennedy cuidadosamente se quitó de debajo de su amiga, y se puso de pie, tirando de Carson junto con ella. ¿"Por qué no nos preparamos para la cama primero, y entonces hablamos? De esa manera, no importa cuán largo sea, nosotras podremos justo ir a dormir después." "Tú quieres decir después de que nos reconciliemos." La rubia le dio un beso en el hombro. "Yeah." Kennedy sonrió. "Definitivamente después de que nos reconciliemos."
***
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Kennedy se puso su cómoda vieja camiseta. Se limpió nerviosa las manos en el bóxer de franela y después empujó su cabello hacia atrás. Ahora o nunca, Kennedy Shea. Ella dijo que no iría a ninguna parte. A veces tu solo tienes que dar un salto de fe. Salió del baño y entró al dormitorio, donde Carson estaba recostada, apoyada contra una pila de almohadas en la cama. "Hey, tú. Ven aquí." La rubia pestañeó juguetonamente, y palmeó el espacio junto a ella. La abogada sonrió y después frunció su frente, tratando de reunir reservas de valor. Lentamente se sentó y se unió a su amiga, cerrando sus ojos cuando sintió a Carson arrastrarla dentro, los brazos de la paralegal se envolvían alrededor de ella como una cálida manta de seguridad. "Esto es agradable." "Yeah. Ya que tú siempre estás sosteniéndome. Quiero sostenerte este vez." Carson sintió a Kennedy acomodarse un poco más, la tensión escurría fuera de su cuerpo. “Feo final para un estupendo día, ¿huh?" "Tu puedes decir eso otra vez." Kennedy movió sus yemas de los dedos arriba y abajo de un suave antebrazo. "Esa escena de la pelea sigue siendo un poco surrealista. No había apuñeteado a alguien en mucho tiempo." ¿"Cómo están tus nudillos?" Carson extendió el brazo y agarró suavemente la mano en la pregunta. "Bien. Los limpié con un poco de peróxido que tienes en el baño, y puse una poco de crema antiséptica en ellos." Estudió sus dedos a la distancia. "Mi muñeca todavía me duele un poco, pero no parece estar hinchándose más." "Bien." La paralegal levantó la mano de Kennedy, besando tiernamente los nudillos lastimados. ¿"Qué piensas que el individuo estaba haciendo? Giovani tiene ya fotos de nosotras. ¿Por qué tomar más?" "No lo sé." La abogada frunció el ceño. "Me pregunto si tenían alguna pista que yo estaba aquí. Si leyeron tus E-mail o rastrearon algunas de las llamadas que tú me hiciste de tu oficina, sería bastante fácil que lo descubrieran, así que supongo que nosotras podemos asumir que ya saben quién soy." "Tú piensas que están intentando atraparnos a nosotras en alguna posición realmente comprometedora, algo que me avergonzara tanto que piensan que daría a Giovanni lo
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que él quiere, ¿qué por eso están buscando que las fotos tengan lo suficiente para enviarlas al socio principal?" Carson sintió su enojo salir otra vez. "Quizás. Necesitamos revelar todos los rollos que recogimos y ver qué clase de cosas él estaba tomando en las fotografías." Kennedy frunció sus labios. "Pero pienso que hay más pasando aquí por lo que Giovani está siguiéndote. Están espiando en toda tu firma, por lo que puedo decir. Tengo un amigo en el Consejo Estatal de Seguros. Cuando llegue a Austin mañana, voy a hacerle una llamada y averiguar de la agencia de Giovani." Hizo una pausa, levantando su mano para tocar el hombro de Carson. "Si él te molesta, Tú me llamas. Estoy cerca para cazarlo de cualquier modo, y mostrarle justo exactamente como me siento acerca de lo que él dice que quiere de ti." "Aprecio eso, pero espero que él solo me deje en paz." Carson sonrió en la imagen mental de su amiga dándole a Giovani una dosis de la medicina que le dio al fotógrafo en la feria. "Si él me molesta, solo tendré que hacerle ver las cosas muy claramente. No me importa lo que hagan, yo no tocaría a ese feo pequeño rastrero. Pueden besar mi trasero." "Y qué lindo trasero es. Tengo conocimiento de primera mano." Kennedy sonrió ampliamente cuando miró a su amiga ruborizarse. "Cariño,' si Giovani o cualquiera de sus matones están incluso intentando besar tu trasero... o cualquier otra parte de tú cuerpo... Tendré que introducirles a ellos partes de mí que no desearían conocer. Como ese fotógrafo que lo descubrió a la manera dura." "Pienso que lo lastimaste mucho más de que él te hizo a ti" Carson se rió suavemente. "Esa patada fue impresionante. ¿Alguna vez estudiaste artes marciales?" "Nop." La abogada sonrió. "Eso era fundamental en el oeste de Texas las peleas a patadas en los sitios de los bares. Venía práctico algunas veces. Funciona incluso mejor con mis botas vaqueras puestas. Las que tienen la puntera de plata." "Ewww. ¿Yo solo conozco todas las cosas agradables sobre ti, no es así?" Carson rió suavemente, y después se puso seria, cuando sintió el cuerpo en sus brazos atiesarse. "Kennedy... siento haberme enojado tanto contigo. Tú un poco apretaste un botón conmigo. Eso no fue muy justo. Tú no tenías modo de saberlo... ¿"Botón?" La morena sonrió, girando y juguetonamente clavando en el ombligo de su amiga por encima de su camiseta."
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"Tú....Carson se arrastró apartándose en feliz exasperación. "No importa. No esa clase de botón. ¿Pero tu sabes eso ya, no es así?" "Yeah." Kennedy dio a la rubia su más encantadora sonrisa. "Solo me gusta bromear contigo." "Uh-huh. En serio. Tu apretaste el botón de la indefensa rubia muda cuando me gritaste sobre mí cinturón de seguridad." Los ojos de Carson adquirieron una mirada lejana. "Amor, tú tienes una mente brillante. No te conozco mucho, pero hemos hablado bastante para que yo sepa eso. Nunca he pensado que tú eres una rubia muda. O indefensa. Tú estás manejando todo con una cantidad increíble de valor y sentido común." Kennedy se arrimó más cerca, cubriendo un brazo alrededor de la rodilla de Carson. "Siento haberte hecho sentir de esa manera." "Eso no es justo para ti." La paralegal suspiró. "Es todo el mundo. Hombre...y mujeres... Con los salí anteriormente. Algunos de los abogados para los que trabajo. Ellos solo ven en mí... Mi color de cabello... Mi tamaño...y piensan automáticamente que soy esa dulce pequeña, indefensa cosa, y todos quieren caminar sobre mí, rescatarme, o intentar decirme que hacer. Y eso realmente me marea. Incluso mi propio padre. Él podría nunca admitir que era capaz de hacer algo por mí misma, incluso aunque demostrara que podía una y otra vez." "Ah." Kennedy miró fijamente los enfadados verdes ojos. ¿"Así que cuando yo comencé a gritarte, tu sentiste que yo intentaba decirte que hacer, o intentando controlarte?" "Exactamente." La mirada de Carson se suavizó. "Lógicamente, sé que no es lo que tú intentabas hacer, pero emocionalmente, me llevo de nuevo a cuando estaba creciendo, e incluso más adelante, cuando estaba en preparatoria y en la universidad. Mi padre... Después de que aprendiera a conducir...Se le ocurría estar en el patio delantero cuando salía de casa... Él estaba parado afuera en la acera detrás del auto, dirigiéndome mientras yo daba reversa por el camino de entrada. Maldición, si estaba lloviendo o algo, él salía corriendo de la casa para hacer eso. Quiero decir buena pena. Era un camino de entrada corto recto con una vista clara de la calle en ambas direcciones. Eso me hacía enojar y avergonzar... cualquiera de los vecinos que estaban en el exterior podrían verlo...Dios. .. Yo puedo aún lograr sacar el enfado con solo pensar en eso. Y ese es solo
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un ejemplo. Él estaba siempre intentando decirme cómo hacer todo. Y no importaba lo duro que yo lo intentara, mi forma nunca era bastante buena para él. Nunca dejó de sorprenderlo que pudiera hacer algo por mí misma. Él estaba intentando siempre hacerlo por mí." Tengo que decírselo. Kennedy tragó. "Parece como que nosotras tenemos un caso cruzado de apretar botones." "Oh. ¿Así que yo apreté uno de tus botones, también?" La rubia rió suavemente. "Apretar botones cruzados.' 'Eso casi suena pervertido." "Yeah. Así es...." Kennedy consiguió sonreír. "Y sí, cuando te quitaste tu cinturón de seguridad, tu apretaste uno de mis botones." ¿"De verdad?" La paralegal brevemente repasó la escena en su mente. "Eso hace que me sienta un poco mejor. Yo estaba teniendo un duro momento comprendiendo porque era un crimen que quisiera beber agua." "Lo siento, Carson." Azules ojos reflejaban profundo remordimiento. "Debo darte una explicación de frente." "Ok. Nosotras estamos ambas completamente estresadas después del último par de días. No es sorprendente que estemos susceptibles. Ahora... Carson acarició la oscura cabeza. ¿"Cuál es ese terrible secreto tuyo?" Kennedy se rió suavemente, agradeciendo el intento de Carson de aligerar el humor. Ella tragó duramente y abrió sus ojos. ¿"Recuerdas que te dije que algunas cosas pasaron cuando estaba en Houston, y yo fui forzada a re-evaluar mi vida?" "Yeah." La paralegal continuó pasando sus dedos a través del cabello de Kennedy. "Después de que obtuve mi parte de los honorarios del caso Texas, fui un poco loca." Ella mordió su labio inferior. "Muy loca, supongo. Estaba libre de las largas horas que yo había estado trabajando, y finalmente tenía tiempo para desarrollar una vida social. Encontré los bares lesbianos en Houston e hice a algunos amigos. Nosotros comenzamos a salir los fines de semana, de juerga ahí en la ciudad cuando hacía frío, y yendo a la playa a Galveston cuando estaba caluroso. No importaba mucho donde estuviéramos. Éramos todos jóvenes, libres, y teníamos más dinero que sentido común. Los licores fluían libremente en nuestras fiestas, junto con alguna realmente mala hierba. Yo estaba bebiendo o arriba casi cada fin de semana. O ambas."
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La frente de Carson tiró hasta su flequillo, intentando conciliar la información con la persona que ella conocía y sostenía en sus brazos. "Eso es bastante difícil de imaginar." "Eso es lo que dice Valerie también." La morena se movió de modo que pudiera hacerle frente a su amiga. "Incluso Valerie no sabe la mayor parte de mi historia, solo que fui una chica fiestera reformada. Heidi es la única con la que todavía me mantengo en contacto con la parte del pasado. Ha sido una buena amiga desde que fuimos compañeras de cuarto en la escuela de derecho. Ella acostumbraba a volar de Dallas a Houston cada fin de semana solo para irse de juerga con nosotros." "Heidi es todavía una chica fiestera, ¿no es así?" La rubia comentó discretamente. "Yeah. Me preocupo sobre ella a veces, aunque hasta donde yo puedo decir todavía se limita a beber en los fines de semana. No lo hace durante la semana." Kennedy nerviosa lamió sus labios. "Es así como yo estaba en Houston. Totalmente sobria durante la semana. No es que yo consiguiera caer borracha, incluso en los fines de semana. Realmente no hice eso muy a menudo. Solo bebía lo suficiente para conseguirme en un cómodo zumbido. Apenas incluso tenía una resaca al siguiente día. Yo no pienso que fuera una alcohólica. Solo joven e irresponsable. Además, fue demasiado fácil dejarlo, cuando finalmente lo hice." ¿"Qué hizo que tú pararas?" Carson vio el breve parpadeo de dolor en los ojos de su amiga, y apretó su agarre. "Conocí a alguien durante el último verano que estuve en Houston. Ella se había justo graduado de la universidad de Houston pero acababa de trasladarse de nuevo a su casa a Bastrop para el verano para tomar un descanso. Ella estaba en uno de los bares una noche y comenzamos a platicar. Ella venía a la ciudad cada fin de semana también, justo como Heidi. Todavía tenía muchos amigos en Houston y estaba planeando trasladarse de nuevo allí, así que caí." Kennedy hizo una pausa, estudiando la cara de Carson. Ella extendió una mano y rozó con sus dedos la línea de la quijada de la rubia. "Yo... normalmente no hablo mucho acerca de las anteriores novias con la nueva. Siempre pensé que eso era un poco insensible. No es que haya habido muchas. No lo haría, si no fuera una parte integral de la historia." "Ok." La paralegal tomó la mano de Kennedy y besó su muñeca. "Tú me dijiste que a ti no te importaba con quien yo dormí o no en el pasado. Todo lo que importaba era que yo
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estaba contigo ahora. Tú estás conmigo ahora. No voy a ponerme celosa con alguien de tu pasado, amor. Soy una chica grande." "Gracias." Kennedy se inclinó y le dio un beso en los labios a Carson. "Supuse que tú podrías hacerle frente a esto, pero solo quería asegurarme. De cualquier modo, una cosa condujo a otra, y comenzamos a salir. Era mi primera relación seria. O tan seria como yo era capaz en ese momento. Yo tenía veintiséis, engreída, y tan suave como la seda, especialmente cuando llegaba una chica bonita, ella lo era." ¿Era? Carson no hizo ningún comentario sobre el tiempo pasado, detectando que había una razón, y que ella iba a oírla bastante pronto. ¿"Cuál era su nombre?" "Ángela." Ella no había dicho el nombre en voz alta en muchísimo tiempo, y se sintió extraño cuando este rodó fuera de su lengua. "Después de que nos conocimos, ella venía a Houston cada fin de semana y salía con nosotros. A veces nosotras hacíamos cosas solo las dos, pero más a menudo nosotras funcionábamos con el grupo. Una de las chicas tenía acceso a un enorme barcaza con doble cubierta para fiestas en Galveston Bay, y nos aprovechamos de eso casi cada fin de semana ese verano." Suena divertido." "Eso era explosivo." Los ojos de Kennedy se tornaron nostálgicos. "Nosotras viajábamos en automóvil de un lado a otro todo el largo día en sábados y domingo, bebiendo... bailando... nadando... y los sábado en la noche nos desplomábamos en un par de casas en la playa que pertenecían a algunos de los padres de las chicas. Nosotras permanecíamos hasta tarde el domingo en la noche y no íbamos de nuevo a Houston. Era solo un par de horas más o menos para conducir entre las dos. Para finales de septiembre, Ángela estaba planeando mudarse conmigo y buscar trabajo." ¿"Estabas enamorada de ella?" Carson tuvo que preguntar. "No es que eso importe ahora. Solo preguntaba. Yo... quiero poder entender tus sentimientos, eso es todo." "Yo pienso...quizás. Era un amor inmaduro, si eso es lo que el era. Tenía buenas intenciones, pero no estoy segura si realmente entendía que era el amor." La morena miró atentamente en los grises ojos. Pero pienso que ahora lo hago. ¿"Has estado tú enamorada?" "Mi respuesta es más o menos como la tuya." La paralegal bajo la mirada. "En la universidad yo salí con un chico por cerca de dos años. Nosotros nunca dormimos juntos.
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Pero estábamos juntos casi todo el día y estudiábamos juntos casi todas las noches. Nosotros... um...terminamos porque él pensaba que él era gay." ¿"En serio?" Los ojos de Kennedy crecieron de par en par. "Eso es bastante irónico." "Dime eso." Carson se rió suavemente. "Debí haberlo imaginado. La mayoría de los estudiantes de la universidad no noviaban por dos años y nunca tener sexo. E incluso no nos besábamos mucho. Pero me importaba él, y rompió mi corazón cuando nosotros terminamos." "Nadie debería nunca romper tu corazón." Kennedy ahuecó la mejilla de Carson con su mano, acariciando la suave piel con su pulgar. La rubia se reclinó en el contacto. Cerró sus ojos y preguntó lo que ella percibió sería una dura pregunta. ¿"Y, qué fue lo sucedió contigo y Ángela?" La morena se movió, recargándose contra el pecho de Carson y poniendo su cabeza en el hombro de la paralegal. Cerró sus ojos cuando sintió los brazos de Carson envolverse alrededor de su cintura, las piernas de la menuda mujer presionadas contra sus caderas. Se fuerte para mí bebé. La silenciosa petición fue más como un rezo. "Yo... no sé si puedo... "Shhhh." Carson besó a su amiga en la cabeza. "Yo no te presionaré, cariño si tú no quieres decirme, está bien." "No." La abogada recorría las yemas de sus dedos arriba y abajo a lo largo del musculoso muslo de la rubia. "Es solo...difícil. Pero necesitas saber, si tú y yo intentamos realmente llegar a conocernos la una a la otra." "Ok" Carson besó su cabeza otra vez. "Cualquier cosa que tú necesites hacer, solo recuerda lo que ya se de ti, te amo." Kennedy se movió de costado, enroscándose contra el cálido cuerpo que la sostenía. ¿De dónde vienes tú, Carson Garret, y cómo tuve bastante suerte en encontrarte? Respiró profundamente. "Mantén eso, amor." "Mi plan es ese." Carson sintió un suave beso al lado de su cuello, y entonces Kennedy se acomodó nuevamente dentro de su cálida y confortable cuna. "El primer fin de semana de octubre ese año, nosotros tuvimos un gran golpe final de verano en la playa en Galveston. Ángela estaba allí, y celebrábamos su mudanza a Houston. Yo había dejado de trabajar una semana antes, y nosotras habíamos trasladado
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sus cosas desde Bastrop a mi condominio." La morena se detuvo brevemente, despejando un ligero cierre en su garganta. "Ella se los había dicho a sus padres el fin de semana anterior. No fue bonito, pero dijo que quería ser honesta con ellos acerca de nuestra relación. Ellos me odiaron." Parpadeó sorprendida cuando una lágrima descendió por su cara. "Me odiaron más después de ese fin de semana." Carson vio la lágrima, y extendió la mano para quitarla. Permaneció en silencio, detectando la agitación interna de su amiga. "Ángela estaba tan feliz y se la pasó de juerga todo el largo día. Consiguió perderse completamente. Alguien había traído algún everclear, y nosotros teníamos un bastante potente perforador trashcan lo revolvimos. Yo tomé algunas copas de eso, pero no bebí lo suficiente como para emborracharme. Estaba un poco entusiasmada para la tarde, pero me sentía bastante normal para el momento en que nosotras nos marchamos de regreso a Houston." Kennedy aspiró, cuando algunas lágrimas más se escaparon, humedeciendo el borde de su camiseta. Sintió un confortante tacto al lado de su cara, y dejó salir una larga temblorosa respiración. "Por otro lado, acababa de comprar un auto Porche Carrera. Era un lindo auto, pero muy delicado para manejar. Había llegado conduciendo un Porsche a la escuela antes de que comprara este. Ángela y yo íbamos en mi auto y estábamos al final de la caravana de amigos." Ella cerró los ojos, sintiendo que las lágrimas comenzaban a fluir libremente. "Yo...puedo aún recordar lo hermosa que estaba la puesta del sol en el camino de regreso. Ángela estaba teniendo un rato duro para permanecer despierta, y finalmente ella solo se recostó en su asiento todo el camino de regreso y desabrochó su cinturón de seguridad, y se quedó dormida." No, no. No. Carson podía sentirlo venir, y apoyó su mejilla contra el cabello oscuro, sintiendo a Kennedy temblar en sus brazos. "Nosotras estábamos en una carretera de dos carriles, casi para llegar a la autopista. Ese camión... de dieciocho ruedas...De repente invadió el carril viniendo hacia nosotras. Es esa clase de imagen ahora... Yo tire del volante para evitarlo, olvidándome lo sensible que el auto era, y salimos hacia la derecha, cortando a través una cerca de alambre de púas, y chocamos contra la pared de concreto de un depósito de agua en el campo junto a la autopista. El camión nos pasó, pero él terminó derrapando. Eso fue un completo desastre, cerraron la carretera en ambas direcciones por varias horas. Dijeron que chocar contra la cerca primero probablemente salvo mi vida, porque eso retardó un poco nuestra
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caída antes de que nos estrelláramos. La parte delantera del auto estaba aplastada, toda subida hasta el tablero, pero por alguna razón el interior no se hundió." La abogada hizo una pausa, limpiando con su mano su cara. ¿"Y Ángela?" La voz de Carson fue un ronco susurro. "Ella... Oh Dios. La voz de Kennedy se quebró y enterró su cara en los hombros de Carson”... Fue lanzada a través del parabrisas. Recuerdo perfectamente después del impacto, estaba sentada sola allí en el asiento del conductor con todo ese vidrio de seguridad alrededor de mí en pequeñas pelotitas destrozadas y la bolsa de aire en mi cara. Sucedió tan rápido. Yo miré al otro lado, y ella solo no estaba allí." La rubia frotaba su mano arriba y abajo de la espalda de Kennedy en un consolador movimiento, sintiendo a la abogada temblar a medida que ella continuaba llorando y hablando. "Logré abrir la puerta y salí, y entonces la vi, tendida en la tierra algunas yardas apartada del auto. No se movía. No sé cómo llegue a ella, pero cuando lo hice, estaba despierta. Su cara...estaba cubierta en sangre y únicamente hacía pequeños ruidos, intentando respirar. Heidi estaba en el auto de adelante, y para ese momento ella y los otros se habían detenido, y estaban regresando hacia nosotras. Ellos dicen que yo gritaba, pero no lo recuerdo. Todo lo que recuerdo es que estaba sosteniéndola, intentando que estuviera cómoda. Ella murió en mis brazos antes de que los paramédicos llegaran allí... "Kennedy, lo siento tanto." Carson estaba llorando también, y tomó una par de profundas respiraciones para calmarse. "Yo... "Hay más." La abogada la interrumpió, levantando la mirada brevemente en los verdes ojos, y después miro fijamente hacia otra parte. "Detuvieron al conductor del camión y le dieron la responsabilidad única del accidente. Pienso que él finalmente logro reducir la sentencia por el homicidio involuntario. Él se había quedado dormido al volante. Nunca lo vi y yo nunca quise. Yo probablemente lo hubiera matado si lo hubiera hecho. Nos llevaron a Ángela y a mí al hospital en la misma ambulancia, porque iba a tomar mucho tiempo para que otra llegara allí. Recuerdo estar sentada allí, mirando fijamente ese bolso con el cuerpo, no creyendo que este fuera ella. Ellos estaban intentando poner una intravenosa en mí y yo lo impedí empujando sus
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manos hacia otro lado. Finalmente ellos desistieron hasta que nosotros llegamos al hospital." ¿"Tú estabas herida?" La rubia continuó haciendo confortables círculos con sus manos. "Yo estaba en shock. Y tenía un hombro dislocado por el cinturón donde este tiró contra mí en el impacto. Yo fui afortunada. Dijeron que la bolsa de aire me salvo probablemente de fracturarme algo. Y fui afortunada de otra manera." La cara de Kennedy enrojeció con vergüenza. ¿Por qué?" Carson trazó un fuerte pómulo con las yemas de sus dedos. "Por alguna razón, no fumé ninguna hierba ese fin de semana, así que mi análisis de orina salió totalmente limpio. Y ellos no hicieron una prueba de alcohol en la sangre en mí hasta varias horas después del accidente. Para entonces estaba por debajo del nivel legal. Ellos no pudieron hacerme cargos de nada Pero nunca sabré…" Se apartó, levantando la mirada al techo cuando nuevas lágrimas brotaron en sus ojos”... ¿Si yo no hubiera estado bebiendo, Habría yo de todas formas acabado compensándolo cuando giré ese volante? ¿Si Ángela hubiera solo tenido su maldito cinturón de seguridad puesto, aún estaría viva? Si yo hubiera optado por un auto con dos bolsas de aire... "Oh, amor." Carson se movió, tirando de Kennedy apretándola contra ella y meciendo a su amiga hacia atrás y hacia delante suavemente. "Tu no puedes culparte. Un camión casi te mata. Tu sobreviviste, y yo no voy a fingir que no estoy muy, muy alegre de que tu lo hicieras." "Pero yo no merecía sobrevivir." La angustiada voz rompió el corazón de Carson. "Todo cambió después de eso. Sus padres vinieron para llevarse sus cosas más o menos dos semanas después de su funeral, al que yo no fui bienvenida a asistir. Ellos dejaron eso bastante claro. Después de que cargaran sus cosas, su madre solo camino hasta mí, y me abofeteó cruzándome la cara tan duro como ella pudo. Su padre simplemente escupió en mis pies y después ayudó a su madre a entrar en el auto. Nunca oí de ellos otra vez. No importaba como sucedió el accidente A sus ojos, yo había corrompido a su hija y era mi culpa que estuviera en esa carretera esa noche." ¿"Tú no pudiste ir al entierro de tu novia?" Carson sintió su enfado salir. "Yo espero nunca ver a esa gente. Puede ser que les haga daño."
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Kennedy finalmente consiguió una pequeña sonrisa. Mi protectora. Suspiró y cerró sus ojos. "Ellos han sufrido bastante, bebé, si eso fue mi culpa o no." "Supongo que si," Carson a regañadientes coincidió con ella. ¿"Así fue cómo tu terminaste en Austin?" "Eso tomó un tiempo. Para más o menos un mes después de que Ángela muriera, no hice mucho en absoluto. Me presentaba a trabajar, pero mi cabeza no estaba en eso. Yo dejé de comer, casi completamente, y yo iba a correr cada tarde hasta que estaba tan cansada que tuviera que caer dormida. Esa era la única forma que yo pudiera dormir." La abogada suspiró, recordando los días de actuar completamente por inercia, no consciente de su propio entorno. "Finalmente, Heidi vino y vio cuanto peso había perdido, y supongo que me miraba bastante mal. Llamó a mi gente y les dijo que yo necesitaba un poco de ayuda." ¿"Así qué tú fuiste a Alpaine?" "Solo por algunas semanas." Kennedy ausente tiraba en el dobladillo de su camiseta. "Mi padre, él pasó horas hablando conmigo. Él finalmente lo consiguió, yo supongo. Que hizo que me diera cuenta que no podía cambiar las cosas que habían sucedido en el pasado, pero que podría tomar medidas para que intentara conservarlas para que nunca pasaran otra vez. Así que yo decidí dejar Houston y a todos mis bebedores y fumadores amigos, y hacer un nuevo comienzo. Tú ya has oído el resto. Excepto que también decidí que había abusado bastante de mi cuerpo, y era hora de alimentarlo de cosas que pudieran construirlo en vez de destruirlo. Y yo prometí nunca más tomar alcohol otra vez si yo iba a estar detrás del volante de un auto." Una bombilla explotó, cuando varias piezas del rompecabezas se colocaron en su lugar. Así que es por eso que ella no bebe a menos que esté en casa. "Yo sé que tú vives más limpiamente que cualquiera lo sé. Ahora sé por qué." "Yeah." La morena sonrió tristemente. "Yo estaba decidida a tomar completo control de cada aspecto de mi vida. Pero recientemente, me di cuenta de algo. Hay algunas cosas que yo no puedo controlar o planear. Yo...no planeé volver enamorarme otra vez. Pero parece que esos planes han cambiado." Carson se puso aún más seria. ¿"Estás lamentándote sobre eso? Tu cambio de planes, quiero decir."
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"No." Azules ojos miraron tiernamente en unos verdes, mientras Kennedy trazaba los bíceps de Carson. "Pienso que desde la primera vez que bailamos juntas, yo solté parte de mi control. No sé porque. Tú me atraías, más allá de toda razón o capacidad para entender eso. Solo sucedió, Carson. Lo supe después el fin de semana anterior, pero me negaba en realidad a darle a esto una definición." "Yo sentí eso también después del primer baile," la rubia susurró "Yo quiero estar en tus brazos tan frecuentemente como sea posible." ¿"Yeah?" La abogada sonrió, moviéndose contra las almohadas e invirtiendo sus posiciones, tirando de Carson contra ella. "Bueno. 'Pues da la casualidad que me gusta tenerte allí. Y es por eso que me ofusqué cuando te vi quitarte tu cinturón de seguridad. Las cosas pueden pasar en fracción de segundos. No quiero perderte jamás. Te amo." Ella inclinó su cabeza y sus labios se encontraron, mordisqueándose suavemente en un lento tranquilo contacto. Pasaron varios minutos así, poco a poco hundiéndose en las almohadas. Era dulce y perezoso, una afirmación de las emociones que sus corazones estaban compartiendo, ninguna mujer tenía la energía para tomar las cosas mucho más lejos en la última hora. Kennedy finalmente interrumpió y con delicadeza tocó la cara de Carson. "Hey. Tú estarás yendo a Austin este fin de semana. Si nosotras terminamos esas compras necesitamos conseguir hacerlas el viernes, para el celular y todo, nosotras podríamos levantarnos temprano el sábado y conducir a Fredericksburg, y subir a Enchanted Rock, después comer en uno de los jardines de la cerveza allí. ¿Tú has estado alguna vez allí?" "No." Carson sonrió. "Pero yo he oído hablar de él. Pequeña comunidad alemana, ¿correcto?" "Yeah." Los dedos de la morena se arrastraron más bajo, haciendo círculos arriba de los pechos de Carson a través de su camiseta. "Hay una pensión allí, administrada por mujeres, para mujeres. Está dentro de la distancia caminando por la calle principal, y de las tiendas y los restaurantes. El tercer piso, es una tranquila habitación, con una agradable balcón, una tina grande de mármol, cama antigua de cuatro postes. Es... um... realmente tranquilo...privado. Tu puedes incluso tener el desayuno fuera de la puerta de la habitación en una cesta si tu no deseas bajar al comedor. Tu salida no es hasta el domingo en la tarde. Podríamos permanecer allí el sábado en la noche... pasar un tiempo juntas. ¿Qué te parece?"
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"Pienso que me gustaría mucho." Carson tímidamente bajó sus ojos, arrimándose más cerca a su amiga. Sintió la mano de Kennedy moverse, tocando suavemente su cara y tirando de ella hacia adelante para otro largo beso. "Bueno." Kennedy sonrió cuando se apartó un poco. Sus ojos se suavizaron y rozó sus nudillos contra la suave piel de la mejilla de la rubia. "'La razón es que realmente quisiera pasar un tiempo contigo allí, Carson." Carson se acurrucó, apoyando su cabeza contra el hombro de Kennedy, mientras la alta mujer envolvía sus brazos alrededor de ella. De repente, la frente de la rubia se frunció y ella se levantó a medias, estudiando la morena cara. "Hey. ¿Cómo llamaste tú chistosamente a mi bolsillo antes? ¿'Bum bag?" ¿Qué jodidos es eso?" La morena se rió suavemente. "Estaba en Auckland de negocios hace algunos años. Uno de mis clientes en línea decidió presentar un catálogo de servicios en línea desde allá, y nosotros fuimos a comprobar todas las entradas y salidas legales de eso. Es una hermosa ciudad, y tuvimos muchos días excursionando mientras que estuvimos allí. Digamos solo que aprendí realmente rápido que allá, 'fanny' no se refiere a tu trasero." Suavemente palmeó a Carson por detrás para enfatizar. ¿"Oh?" Carson frunció el ceño. "Ohhhh. Tú quieres decir... "Yeah. Es un muy crudo término ofensivo allá." Kennedy sonrió. "Yo prefiero el término 'bum bag,' en lugar de lo otro, y se ha pegado conmigo desde entonces." "Nueva Zelanda, ¿huh?" La rubia musitó. "Me gustaría ir allí algún día." "Te llevaré allí alguna vez." La voz de la abogada creció muy suave. "Te llevaré a cualquier parte que tú quieras ir, amor." Carson sonrió y rozó sus labios en los de Kennedy. "En este momento, donde realmente deseo ir contigo, es a esa pensión en Fredericksburg." Azules ojos brillaron. "Haré las reservaciones tan pronto como yo vuelva a Austin." Puso su mano en la nuca de su amiga, atrayéndola abajo para otro largo beso. Su otra mano vagaba debajo de la camiseta de la rubia, acariciando la espalda de Carson mientras ella profundizaba el beso, sintiendo al pequeño cuerpo moldearse contra ella. Lentamente rodó a Carson sobre su costado, arrimándose detrás de ella, besándola en el cuello. Cubrió con su brazo alrededor de la cintura de la paralegal, su mano vino a
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posarse en su lugar preferido contra la desnuda piel del estómago de Carson. "'Buenas noches Carson. Te amo." "Te amo también." La rubia suspiró feliz, recargándose contra el largo cuerpo detrás de ella. Ellas cayeron en un profundo satisfecho sueño.
***
El avión comenzó a retirarse del área de la puerta de embarque, Kennedy se dejó caer en el último asiento disponible junto a la ventana. La línea aérea regional no había preasignado asientos, en su lugar graduaron pases de abordar numerados sobre el primero que llegara, primer servicio base al checar en el escritorio en la puerta de embarque. Este no era un vuelo muy eficiente, y menos si uno estaba corriendo tarde para el aeropuerto. Suspiró con alivio, deslizando su maletín de la laptop debajo del asiento enfrente de ella y poniéndose su cinturón de seguridad mientras que un ceñudo sobrecargo deambulaba para comprobar que todos los pasajeros estuvieran preparados para el despegue. Podía sentir el débil palpitar detrás de sus globos oculares, los principios de un dolor de cabeza inducido por el estrés. Su muñeca le dolía, y en su estómago estaba efectivamente un moretón que abarcaba todo el ombligo, justo como Carson había pronosticado. Sacó el maletín de su laptop echándola hacia atrás, busco en un bolsillo lateral y localizó una botella de Ibuprofeno, rápidamente trago dos de las pastillas sin la ventaja del agua. Uggghhh. El amargo sabor del medicamento persistió en la parte trasera de su lengua. ¿Me pregunto cuando ellos comenzaran a servir bebidas por aquí? Se acomodó en su asiento y se recargó como pudo, intentando estirar sus largas piernas tanto como fuera posible. Cerrando sus ojos, finalmente comenzó a relajarse. Necesito un masaje, entre otras cosas. La mañana había sido una bolsa mezclada de emociones como la montaña rusa. Despertó todavía presionada firmemente contra la espalda de Carson, y para su sorpresa encontró su mano enroscada en un suelto puño, acomodada confortablemente entre los pechos de la paralegal. La propia mano de la joven mujer la mantenía en el lugar. El
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momento invocó varias sensaciones, principalmente frustrada lujuria rápidamente seguida por una profunda sensación de paz. Despertar sosteniendo a Carson era el más seguro sentimiento que había experimentado en su vida. En la pálida primera luz de la mañana, mientras observaba a su amiga dormir, sabía más allá de cualquier sombra de duda que ella había querido decir cada palabra que dijo la noche anterior. Estaba enamorada y estaba en ésto para largo tiempo atrapada. Desesperadamente deseó dejar en el pasado su inicial crisis que eclipsó su floreciente relación, y solo dejar que las cosas progresen naturalmente. Cuando finalmente despertó, la rubia se volteó y sin decir una palabra, tímidamente atrajo a Kennedy para un beso, apretando su mano que todavía estaba apoyada en su cálido suave refugio. Ellas pasaron varios largos minutos en una tranquila mutua exploración, y había llevado toda la moderación de la abogada de evitar sacar la camisa de dormir de Carson y que se hiciera tarde con esto. No tenía ninguna duda que si hubieran tenido libre la mañana delante de ellas, eso es exactamente lo que ella hubiera hecho. El tiempo no estaba de su lado, sin embargo, y ellas lamentablemente se levantaron, desayunaron, ducharon, y vistieron, de modo que pudieran ir a hablar con el encargado del apartamento de Carson cuando la oficina abriera a las 9:00 mañana. Había sido un rato largo desde que Kennedy había encontrado a alguien absolutamente tan idiota como la mujer que al principio rechazo firmemente el documento de la orden de la prohibición de entrada. Su respuesta a cada una de sus súplicas era revisar continuamente las disposiciones en el contrato de Carson que daba a la administración el derecho a entrar en su apartamento en cualquier momento, con o sin consentimiento. Su muy largo teñido cabello, demasiado maquillaje en su cara, tacones de clavo, y muy corta falda pusieron de punta los nervios de Kennedy, y se preguntaba por milésima vez porque hay hombres que encuentran que las mujeres artificiales eran más atractivas que las que se miran más naturales. Era obvio que la mujer estaría en ese trabajo hasta que ella pudiera atrapar a uno de los hombres ricos que vivían donde lo hacía Carson al norte de Dallas alrededor de Bent Tree. Tenía un anillo en casi cada dedo excepto el que llevaría un anillo de matrimonio. Su voz era un fuerte gimoteo nasal, agregándose a la irritación de Kennedy, no mencionar la mitad de un tubo del lápiz labial rojo oscuro en los labios de la chica. Ugghhh. Ella internamente gimió. ¿Por qué desearía alguien besar eso? La abogada había finalmente conseguido hacerle entender a la mujer que seguir los
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estatutos y otras ciertas disposiciones del código de vivienda remplazaban el contrato. La encargada parecía aburrida hasta que Kennedy explicó que la violación de la orden de prohibir la entrada daba como resultado un daño a Carson podría dar lugar a cargos por negligencia criminal contra la gerencia de la compañía y personalmente contra cualquier persona que permitiera la entrada desautorizada en el apartamento. Después la abogada además explicó las potenciales multas y el tiempo de cárcel por una condena por negligencia criminal, la mujer de repente se interesó, y renuentemente aceptó firmar en la orden, reconociendo su intención de atenerse a eso y hacerla cumplir. Kennedy decidió que no quería esperar hasta el fin de semana para conseguir a Carson por lo menos un método de comunicarse con ella mientras estaba en el trabajo, así que desde la oficina de apartamentos, fueron a una tienda de computadoras. Estudiaron los varios dispositivos de E-mail portátiles, decidiéndose por el E-mail. Palm Wizard. Se dirigieron al stand para checarlos, ella compró dos de ellos, uno púrpura para ella y uno rojo para Carson, poniéndolos ambos en su tarjeta de crédito. La rubia levantó una ceja en pregunta por la opción del color de la abogada. "Te imaginé para un conservador negro o plata esa clase de chica." "Nop." Kennedy sonrió. "El púrpura es mi color preferido. El Four Runner sería púrpura si esa hubiera sido una de las opciones estándares. El rojo era la cosa más cercana. No deseé pagar para encargar un trabajo de pintura." "Me gusta." Carson sonrió. "La vida es demasiado corta para no conducir un auto rojo." La abogada se había reído de eso, contenta de ver a su amiga en un buen humor después del momento tenso pasado en su oficina de apartamentos. Fueron a una cafetería y pasaron otra hora leyendo las instrucciones para las computadoras de mano, e instalar a Carson con una cuenta separada de E-mail. Ambas mujeres estaban encantadas con sus nuevos juguetes, y descubrieron que no sólo ellas podían enviar y recibir E-mail, podían también navegar por Internet, utilizar los dispositivos como organizadores personales, y podrían descargar archivos desde sus computadoras si ellas lo deseaban. Compartieron un temprano almuerzo en un pequeño restaurante Tex-Mex cerca del apartamento de Carson. El humor de la paralegal rápidamente se deterioró, y para el final de la comida ella estaba silenciosa, empujando su comida alrededor del plato y ocasionalmente levantando la mirada. Suspiró pesadamente y miró a través de la mesa.
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"Supongo que yo mejor iré a trabajar. Pienso que mi mensaje cuando llamé esta mañana fue un poco críptico." "Mmm." Kennedy tragó un bocado de enchilada de espinaca. ¿"Qué decidiste decirles finalmente a ellos?" "Que no estaba sintiéndome bien y yo iría después del almuerzo." La rubia sonrió. "Afortunadamente con Tony, todo lo que yo tengo que hacer es mencionar el término 'problemas femeninos‟ y él no desea saber nada más." Su cara cayó otra vez y se mordió nerviosa su labio inferior. "Hey." La abogada extendió su mano, apretando la mano de Carson. "Tu vas a conseguir atravesar esto muy bien. Solo has lo posible para actuar normalmente. Y no se te olvide poner esos osos sobre tu computadora." "Yeah." La paralegal consiguió sonreír. "Pienso que conseguiré divertirme con eso, sabiendo que estoy protegida de la cámara y que no saben que sé sobre ella." Compartieron una breve risa y terminaron de comer. De allí se dirigieron de nuevo al apartamento de Carson de manera que la rubia pudiera conseguir su auto e ir a trabajar. Esta había sido una agridulce salida. Ellas cargaron los bolsos de Kennedy en el auto rentado y entonces fueron nuevamente adentro a despedirse. La abogada suavemente tomó la cara de Carson en ambas manos, y plantó varios besos en su cara antes de que ella lentamente besara sus labios, tirando de ella en un fuerte abrazo. Carson se aferró a ella, temblando en sus brazos, susurrando que ella no quería que se marchara. "Tu... Agarró la mano de Carson y la puso sobre su corazón”... Estarás siempre conmigo. Tú estás dentro de mí, bebé." Besó a la paralegal otra vez, y se fue con la promesa de llamar esa noche. El conducir para otro lado fue una de las cosas más duras que ella había hecho nunca. Kennedy sintió un par de ojos observándola, y fue traída abruptamente de nuevo al presente. Se incorporó en su asiento y miró fuera de la ventana del avión, que estaba ahora sobrevolando la ciudad. Ella lentamente volteó hacia el hombre junto a ella y lo miró fijamente. ¿"Pasa algo?" El hombre se rió suavemente. ¿"Usted viaja siempre con su amigo allí?"
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¿"Amigo?" La abogada frunció el ceño y después dio vuelta a un profundo carmesí, cuando se dio cuenta que la serpiente púrpura todavía estaba alrededor de su cuello. Ella casi la había dejado en el asiento trasero del auto rentado y la vio en el último momento, tiró de ella y se la puso alrededor de sus hombros en su loco correr a la terminal. "Um… no. A ningún lado la llevo. Es un regalo." "Estoy seguro que su niño la amará." El hombre equivocadamente pensó que ella quiso decir que era un regalo que le daría a alguien. "Yeah." Cerró sus ojos otra vez y se recargo. No importa. Cuarenta y cinco minutos después el hombre movía su brazo. Se había quedado dormida y el avión había aterrizado en Austin.
***
Las puertas de los rascacielos se alzaron ante ella, y Carson dio una última mirada al otro lado de la calle a su auto. Este estaba en un espacio reservado facturado mensualmente. Era mucho más caro que el pago diario del que ella había estado utilizando, tres cuadras más retiradas, pero Kennedy había insistido que necesitaba estar más cerca del edificio. Era sencillamente más seguro de esa manera. El guardia de seguridad colocado en el vestíbulo tenía una visión clara y podría verla desde que ella abandonara el edificio hasta que llegara a su auto. Irguió sus hombros y entró en el edificio, cabeceando un saludo al guardia antes de que se trasladara entre los dos elevadores de ingreso, presionando el botón 'arriba‟. Puedo hacer esto. Puedo actuar como si nada sucedió el viernes en la noche. ¿Fue eso realmente hace solo tres días? Parecían como tres semanas. Su mundo entero había cambiado en menos de setenta y dos horas. Entrando en el elevador, se recargó contra la pared, agradecida que estuviera sola. Cerró sus ojos y trató ella misma de permanecer tranquila. Cada fibra en su cuerpo quería escaparse y nunca volver al edificio otra vez. El operador computarizado del elevador anunció el décimo octavo piso, y abrió sus ojos, pisando dentro del pasillo. Echó un vistazo en su reloj. Era cerca de la 1:00 PM., y la mayoría de sus compañeros de trabajo debían estar fuera almorzando, o reunidos alrededor de las mesas en el área
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de cocina de la oficina, mirando telenovelas en una gran pantalla de televisión. Se deslizó por el pasillo, evitando el contacto visual con las pocas secretarias que estaban en sus sitios de trabajo. Después de abrir su puerta de la oficina, encendió las luces y cerró la puerta detrás de ella. Se sentó detrás del escritorio y simplemente miro alrededor. ¿Me pregunto cuánto tiempo me tomará poder contestar el teléfono sin conseguir los sobresaltos? Ella suspiró. Por lo menos puedo ocuparme de un problema. Abrió su maletín y sacó los dos osos de peluche, colocándolos estratégicamente encima del monitor de la computadora. Hah. Cubrieron el agujero de la cámara perfectamente. Sonrió malvadamente y encendió la computadora. Cuando las varias aplicaciones se abrieron, se recargó y sacó la lengua. Toma esto, pequeño viscoso rastrero. Un suave golpe en su puerta rompió su ensueño, y ella dijo en voz alta, "entre." "Hey allí." Kevin asomó su cabeza adentro, sonriéndole ampliamente. ¿"Te sientes mejor?" "Yeah." Carson frunció el ceño. "Estoy bien. Solo un poco bajo el agua." "Quizá esto te hará sentir mejor." El jovial hombre entró en la oficina, colocando un florero de cristal en el escritorio. Esta vez estaba lleno de una docena de rosas rojas. "Oh mi dios. No puedo creer e... Se calló, no lista para estar fuera en la oficina justo todavía. "Yo... realmente no esperaba esto." "Espera." Kevin desapareció otra vez. "Hay más." Él volvió, llevando un racimo de doce globos del ratón Swissy en varios colores. "Esa pequeña chivata." Ella sonrió de oreja a oreja, a pesar de si misma, cuando él ató el cordón de los globos al brazo de una de las sillas de invitados. "Vamos Carson, se franca conmigo." Él guiñó. ¿"Quién es el nuevo hombre... O mujer... En tu vida?" ¿"Disculpa?" La frente rubia se movió hasta su flequillo. "Escucha, Carson. Sé que tú y Tamara son buenas amigas, y por lo menos la mitad de la oficina sabe que ustedes dos socializan juntas. Todo el mundo esta especulando en cuanto a de qué manera tu girarás tu raqueta De hecho, una vez que esas rosas llegaron,
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más de una persona sospechó que ustedes justo se quedaron dormidas esta mañana, ¿tú sabes lo que yo quiero decir?" Si solo ése fuera el caso. Carson podía sentir el calor en sus mejillas. ¿"Así que ahora la oficina entera piensa que soy gay y estaba jugando hockey con mi amante?" "Carson, no era mi intención avergonzarte. El hecho es que, nadie aquí puede recordar la última vez que mencionaste tener alguien especial en tu vida en lo absoluto, hombre o mujer." Él se sentó en el borde del escritorio. "Soy tu amigo, y me da igual, siempre que tu seas feliz. ¿Lo eres?" "Yeah." Ella se relajó en la silla. "Yeah, yo de verdad lo soy." "Así queee..... Él meneó sus cejas. "Dame la exclusiva." Una mirada de profunda tristeza brevemente nubló los grises ojos antes de que Carson parpadeara y sacudiera su cabeza un poco. "Yo de verdad desearía poder, Kevin, pero es un poco complicado en este momento. Lo siento." "Bien." La voz del hombre adquirió un fingido tono herido. ¿"Ahora que chisme voy a ir a decir a la cocina? Todo el mundo está esperándome para obtener la historia. Yo tuve que guardar esas rosas con mi vida hasta que tú llegaras aquí. Más de una persona intentó abrir la tarjeta y leerla." "Kevin," Carson casi gruñó, pero ella sonrió al mismo tiempo. "Diles que estoy teniendo una tórrida aventura con Mr. Howard." "Oh sí, correcto." Kevin rodó sus ojos. "Como si ellos pudieran alguna vez creer eso. Carson, cariño, él esta tan casado, tu podrías caminar en su oficina completamente desnuda y él no podría incluso notarlo." La paralegal casi resopló un trago de café a través de su nariz, y tosió violentamente. Ella podría en realidad representar una escena así con el director socio de la firma, y Kevin tener razón. "Oh, Dios. Eso es taaan cierto." Hizo una pausa, echando un vistazo en la computadora, preguntándose si la cámara tenía audio, o solo vídeo. "Kevin, lo siento, yo tengo que conseguir aprovechar ponerme al corriente esta tarde." "Yeah, yo también." Él le sonrió. "El Sr. McIntosh me necesita para que lleve al palacio de justicia federal expedientes de algunas declaraciones escritas y juradas. Hablo contigo más tarde." Él hizo una pausa, ladeando su cabeza. "Te favorece mucho." ¿"Qué?" Ella llamó después de él, cuando él salía de su oficina.
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Él miró fijamente desde del marco de la puerta. "El amor." La paralegal se ruborizó y tomo la tarjeta de las rosas. La sacó del sobre y sonrió. El mensaje era corto y dulce. "Te amo - K" Buscó en su maletín por el asistente de E-mail, y sintió una presencia en su puerta. Levantó la mirada y cogió su respiración involuntariamente, cuando Nick Giovani entró en su oficina, sin ser invitado. Él se sentó en la silla al otro lado del escritorio y de manera casual cruzó las piernas, reclinándose y mirando alrededor. "Hola, Carson." Él estudió su escritorio. "Bonitas rosas. Y globos. Su pequeña amiga se ha superado." ¿"Hay algo con lo que pueda ayudarle, Sr. Giovani?" Para su propia sorpresa, su voz era baja y normal. "Yo pensé que dejé eso bastante claro el viernes por la noche." Él se levantó y se movió del escritorio a la ventana, mirando afuera de espaldas a ella. "Yo decidí que ha sido un largo tiempo desde que la visité en la oficina. Normalmente siempre voy directamente a la oficina de Tony. Bonita vista." "Sí lo es." Cautelosamente observó cuando él volteó para quedar frente a ella. "Yo supuse que el fin de semana usted puedo haber decidido reconsiderar mi petición." Él se movió más cerca y tomó uno de los osos. "Lindo." Él lo hizo hacia atrás fuera del centro de su posición original, de modo que la cámara fuera visible. "Mire, Nick." Carson se levantó completamente en sus cinco pies y cuatro pulgadas. "Yo ya le dije. Estoy comprometida con alguien. Haga lo que usted piense que necesita hacer, enviar a fotógrafos para seguirme por todos lados, hacer sus burlones comentarios sobre mi amiga, pero no va a cambiar mi respuesta. Nuestra relación es estrictamente de negocios y nada más. Ahora, si usted me disculpa, tengo trabajo que hacer." Ella gesticuló hacia la puerta. "Bien." Su sonrisa goteó de falta de sinceridad. "Tony y yo tenemos un juego de golf esta tarde, así que necesito ir a su oficina para que nosotros podamos irnos al country club. Píenselo, Carson. Puedo hacer que realmente valga la pena su tiempo. Demonios, traiga a su novia. Eso podría hacer las cosas realmente divertidas."
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Él salió de la oficina y ella cerró rápidamente la puerta y la aseguró. Con un enojado movimiento, tomó el oso y fingió sostenerlo por comodidad antes de que lo pusiera de nuevo delante de la cámara. Dios. Su cuerpo temblaba completamente, y sintió en su estómago un leve malestar. Abrió su maletín otra vez, esta vez localizó el asistente de Email. Pulsó en el teclado numérico y entonces se detuvo. ¿Y justo qué va a hacer Kennedy sobre Nick desde doscientas millas? Todo lo que tú harás es preocuparla. Tú eres una chica grande. Puso su asistente de nuevo en su funda. ¿Entonces por qué me siento muy muy pequeña en este momento? Se sentó recargándose en su escritorio y cerró sus ojos, hundiéndose en la acojinada piel. Finalmente, sacó la pequeña computadora otra vez. Puedo por lo menos darle las gracias por las flores y los globos. Sintió un poco de alegría en su corazón, cuando estudió las caprichosas caras del ratón en tonalidades de rojo, azul, anaranjado, amarillo, rosado, púrpura, y verde. "Roy G. Biv * es en detalle explicado," ella bromeó a los osos. Sonrió y pulsó en su mensaje: "K – Yo debería castigarte por ser tan despilfarradora, y yo ni siquiera intentaré preguntar como conseguiste que esos globos fueran entregados aquí. Pero la verdad es, tú no tienes idea cuanto necesitaba esto esta tarde. Gracias – las rosas son hermosas, y los globos – bien, tu sabes cuánto los amo. Espero con ansias el fin de semana. Te amo también -C" Con su puerta asegurada, su teléfono en 'no molestar,' y los osos vigilando sobre la computadora, finalmente consiguió tranquilizarse y hacer algo de trabajo. Abajo en la oficina de Tony Moore, un enfurecido Giovani paseaba de un lado a otro enfrente del gran escritorio de caoba. "Maldición, Tony, ella no cogió el cebo." "Te dije la semana pasada, Nick, Carson no es esa clase de chica. Si tú quieres meterla en esto, fuiste sobre esto de la manera totalmente incorrecta. Tú jodiste esto, colega." Tony miró al bajo hombre que continuaba caminando desgastando la alfombra oriental. "Seguro, ella es esa clase de chica." Giovani gruñó. "Ella es una „anormal tortillera', Tony. Yo pensé que ella iría para evitar que yo le dijera a Howard." "Y esa es otra cosa." La cólera de Tony creció. "Tu no escuchas nunca, ¿no es así? A Howard no le importaría, incluso si tú se lo dijeras. Él sabe todos sobre Tamara y su pareja, y él tiene una buena opinión de ella. A él no le importa."
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"Yeah, pero ella está fuera. Tú pequeña paralegal no. Pensé que estaría asustada de ser arrastrada fuera del closet." Él dio un puñetazo sobre el escritorio. "Maldición, Tony, la necesitamos de nuestro lado, y tú vas a ayudarme a conseguirla allí. Ella está demasiado cerca. Está ya haciéndote demasiadas preguntas. No puede saber nada todavía, pero es también malditamente inteligente. Ella estará imaginando esto ¿y entonces qué vamos a hacer nosotros? No podemos arriesgarlo. Nosotros tenemos que conseguir ensuciar sus manos, de una forma u otra." ¿"Bien qué sugieres hacer?" Tony se reclinó, pasando sus dedos a través de su cabello en agitación. "Tú pareces pensar que tienes todas las respuestas." "Quizá necesito solo explicarle cosas a ella. Olvidando echarla en el saco, aunque no puedo decirte cuanto ansiaba una parte de ella. Ella es un lindo pequeño paquete." Él miraba impúdico en sus propios pensamientos. "Si no le da miedo que yo la lastime, quizá necesito convencerla de alguna otra manera." ¿"Cómo cuál?" El abogado se lamió sus labios nerviosamente. "Como amenazarla en lastimar a alguien por la que ella se preocupe, opino quizá su tortillera novia en Austin." Giovani rodeó el escritorio y se sentó en el borde. ¿"La tienes vigilada todavía?" "No." Tony miraba sus manos, que estaban dobladas holgadamente sobre el escritorio. "No he tenido tiempo." La verdad era mucho más seria. Él odiaba la idea de entrometerse en la vida privada de su paralegal. "Bien hazlo." La voz del bajo hombre se elevó. "Nosotros tenemos su dirección de Email, su número de teléfono del trabajo, y ahora tenemos su dirección del trabajo del registro de la renta del auto. Descubre quien es ella. Nosotros pensamos por un par de sus conversaciones por teléfono que ella está en el campo legal, probablemente una abogada. Descubre que tipo de derecho práctica. Sabemos que su nombre es Kennedy Nocona. ¿Qué difícil puede ser esto? Este no es un nombre común para gritar fuerte." "Ok, Ok." Tony lanzó sus manos al aire. "Lo haré esta tarde." "Pensé que nosotros jugaríamos golf." Nick golpeó ligeramente sus dedos en la superficie de madera en la que él estaba sentado. "Dime que yo consiga a una de mi gente para investigarla. Necesitamos darnos prisa. Carson es demasiado peligrosa en estos momentos. Ella no sabe que está pasando y la asusta. Mala combinación. Ella puede hacer algo estúpido. Nosotros intentamos mantenerla vigilada todo el fin de
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semana, pero su amiga sacó a uno de mis espías el domingo. Y nosotros no tenemos idea donde fue el viernes en la noche después de que abandonara el restaurante. Mi idiota P.I. que estaba fuera de su apartamento se quedó dormido y después se fue antes de que ella volviera a su casa el sábado. Él se olvidó de informar que había dejado la escena, y para el momento en que lo hizo era domingo por la mañana. Tengo que conseguir contratar a alguna gente mejor para mantener un ojo sobre ella, quizá instalarle vigilancia las veinticuatro horas. Necesito algo que yo pueda mantener sobre su cabeza." Tony estudió los pequeños y brillosos ojos y se preguntaba en que se había metido, entrando el mismo. Él de repente se dio cuenta que estaba jugando un muy peligroso juego, uno que era demasiado tarde para echarse para atrás. Carson era otra cosa. La paralegal había estado siempre por encima y más allá de la llamada del deber en sus responsabilidades de trabajo, y estaba básicamente por encima de un reproche. El pensamiento de arrastrarla en sus problemas lo ponía enfermo. A pesar de sus dudas, él renuente entregó un expediente de información a Nick. "Aquí está todo lo que tú gente necesitará para vigilarla. Vámonos."
***
Kennedy entró en su oficina y rápidamente envió un E-mail a su amigo a la Administración de Seguros del estado. Después de eso, ella pulsó gestionando la conexión a tierra, y el paso quedó permanente hasta la última hora de la tarde. Terminó los borradores finales de tres juegos de expedientes corporativos, hizo entrevistas con dos potenciales clientes sobre los beneficios pro bono, y a otro cliente lo sacó bajo fianza de la cárcel del condado de Travis que había estado allí desde el sábado por la noche después de defenderse en una pelea racial motivada. Finalmente, cuando era casi hora de ir a casa, llegó a la oficina. El rancio olor de la sección interna de la cárcel se aferró en su ropa, y arrugó su nariz cuando un olorcillo de éste vago atacando sus sentidos. Se quitó su chaqueta del traje y la puso sobre el brazo de una silla, y entonces se sentó en su escritorio para comprobar el correo. Primero, ella sacó el nuevo asistente de correo y encontró el mensaje de Carson. Frunció el ceño, leyendo entre las líneas. Pobre niña, tuvo que haber sido un día duro. Miró el reloj, esperando que fuera lo bastante tarde para llamar a su amiga en casa, pero
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estaba segura que eran casi las seis de la tarde, era demasiado temprano. Ella esta probablemente metida en el tráfico de la hora pico ahora, o entrenando. Kennedy suspiró, redactó una respuesta, y la envió: "C – cuando es para ti, nada es demasiado exagerado. ¿En cuánto a los globos, tú sabes que yo puedo utilizar ese pequeño asistente para encontrar servicios en línea, como mensajeros que están dispuestos a ir los parques de atracciones y comprar globos del ratón Swissy.? Amor, voy a llamarte tan pronto como llegue a casa esta noche. Quizá nosotras podamos cenar juntas a través del teléfono. A propósito, tú me dijiste por teléfono la semana pasada que tú amiga en la oficina mencionó sobre el significado que tenían los colores de las flores. ¿Por qué tú no vas y le preguntas acerca del rojo? Hablo contigo pronto - K” Envió el mensaje y después comprobó su buzón electrónico de la oficina. Efectivamente, Allí estaba una respuesta de Mike, un viejo amigo de la escuela de abogados que trabajaba para la división legal del departamento de seguros del estado. Lo leyó una vez, y después lo releyó despacio, digiriéndolo para retransmitir la información a Carson más tarde: “Shea – ¿Esto ha sido un rato, eh? ¿Hay alguna manera de que tú puedas traer a tú amiga aquí para hablar conmigo el jueves o viernes? Tengo un muy grueso expediente de Nicholas Giovani, y me gustaría discutirlo con ambas tú y ella juntas. Sin decir demasiado, ella puede ser la gran oportunidad que hemos estado buscando. Mientras tanto, repasa un fraude del seguro y RICO. Llámeme mañana, si tú no consigues este mensaje para las 5:00. – Mikey”. Ok. La abogada masticó en la punta de una pluma. Se levantó y sacó un par de volúmenes de su estantería y los metió en su maletín. Después buscó algunos casos en el Internet y envió los URL a su dirección de E-mail en casa, de modo que no tuviera que buscarlos otra vez. Apagó la computadora, tomó su chaqueta y maletín, y salió. Todo el mundo se había ido, y caminó a través de la pequeña oficina, apagando las luces. Cerró y salió al estacionamiento para emprender el largo viaje en auto a casa en el lago.
***
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El vestidor estaba en su estado normal abarrotado por la tarde. Carson tiró de una banda de tela completamente empapada de su cabeza y limpió su cara con una pequeña toalla. Se había aprovechado de la larga hora de la clase de spin, desahogándose de la cólera reprimida. El instructor le había dado más de una ceja levantada, cuando había mantenido un ritmo que era más rápido que el necesario por la duración de la clase. Se asomó alrededor en su locker, buscando su kit de baño, cuando sintió un golpecito en su hombro. Volteó y sonrió. "Tamara." Miró a la mujer vestida en su traje. ¿"Tú apenas llegaste? No te he visto en todo el día." "Yeah. Yo he estado fuera de la oficina en reuniones toda la mañana." La menuda abogada dejo caer su bolso de gimnasia en el banco delante de la hilera de armarios. "Después estuve metida en mi oficina toda la tarde. Tuve que prepararme para una conciliación. ¿Hey, cómo estuvo tú fin de semana con tú amiga? ¿Cuál es su nombre, 'Kennedy '?" Carson no pudo detener la minúscula sonrisa que lentamente se hizo más grande. "Bien." ¿"'Bien?' Solo „bien‟. "Tamara sonrió. "Juzgando por la sonrisa en tu cara...y el sonrojo....Diría que fue más que 'bien'." "Ok, sí. Lo fue." La paralegal se sentó, desatando su cordón del tenis de entrenamiento. Ella y Kennedy habían decidido que era mejor para ella no discutir su situación con Giovani con ninguna persona en la oficina, incluso con la gente que estaba bastante segura que podría confiar. Eligió las palabras cuidadosamente. "Nosotras nos ocupamos de algunas cosas, fuimos a la feria, decidimos que estábamos enamoradas, y después ella se fue de nuevo a Austin." ¿"Dijeron justamente que ustedes estaban enamoradas?" Grandes ojos marrones crecieron incluso más grandes. "Um...yeah." Carson miró tímida abajo a sus pies antes de mirar de nuevo a su amiga. "Ella me envió una docena más de rosas y doce globos hoy." ¿"De verdad? Eso es genial, Carson." Tamara tiró de una camiseta y un short sacándolos de su bolso. "Así que, ustedes dos hicieron.... Tú sabes... "No." Claras cejas se levantaron contra su rosada piel. "Aún no."
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"Wow. Globos y rosas. Una mujer que sabe cómo ser romántica con alguien antes de que ella la lleve a la cama. Estoy impresionada. Parece que ella es bastante seria sobre ti." La abogada estudió la cara de su amiga. ¿"Qué color son las rosas?" "Rojas." Carson se quedó en su bra deportivo y short, quitándose su camiseta y calcetines y dejándolos en el armario. Se levantó y cerró el armario, acunando una pila de ropa limpia con su brazo doblado. Ella había comprobado su asistente Palm cuando llegó al gimnasio, y había recibido el mensaje de Kennedy. "Ella me dijo que te preguntara acerca del rojo, a propósito." Tamara terminó de cambiarse en su equipo de entrenamiento y también se levantó. Ella sonrió. "El rojo significa 'te amo'. Déjeme saber si ella alguna vez envía rosas." Sin prisas camino hacia la puerta que conducía al gimnasio. "Hey," La paralegal llamó después a ella. ¿"Qué significa el rosa?" Tamara se detuvo brevemente en la puerta. "Algo que no voy a gritar a través del vestidor." Ella desapareció de vista. Hmmm. Carson se dirigió a las duchas. ¿Deseo saber lo que significa el rosa?
***
Carson estaba sentada en su sillón reclinable con un plato apoyado sobre sus rodillas, masticando en el especial del día que trajo del restaurante del club. El teléfono sonó y ella hizo una pausa, tragando su comida y tomando un trago rápido de agua. Entonces descolgó el auricular. ¿"Hola?" "Hey Carson." El rico melódico tono era tan claro que la paralegal podría jurar que Kennedy estaba sentada junto a ella. Desearía que ella estuviera. "Hey." Dejó su plato a un lado y se encrespó en la silla. ¿"Cómo estuvo tú día?" "Ocupado como el infierno." Kennedy estaba sentada afuera en su terraza en el balancín, ocupándose de un gran preparado batido de soya. Que también contenía un plátano, algunas fresas, un surtido de vitaminas y minerales líquidos, y una saludable cucharada de proteína en polvo. ¿"Qué sobre ti?" "Bien." La voz de la joven mujer era poco convincente.
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"No te oyes bien." La abogada cubrió una pierna a través del brazo del banco. ¿"Todo bien? Quiero decir, bajo las circunstancias." "Um... Giovani vino por mi oficina hoy. Quería básicamente la misma cosa que él quería el viernes, y mi respuesta fue la misma. Excepto que él sugirió que yo debería hacer que tú nos acompañaras. Y él movió uno de mis osos fuera de la cámara. Jugué al tonto más tarde y puse éste de nuevo en su lugar." Sus fosas nasales se hincharon con desagrado. ¿"Tú piensas que él estaba mirándome desde el minuto que entre? Eso es seguro porque no le llevó mucho tiempo aparecer." Kennedy venció el impulso de subirse en un avión y volar a Dallas para sacar a Giovani y ver lo que podía hacer con él. También se forzó para no regañar a su amiga por no entrar en contacto con ella tan pronto como Giovani salió de su oficina. Vamos, Shea. Ella es una mujer madura. Corta el hacerla de mamá. "No sé. Él puede tener algún tipo de bot instalado que le notifique siempre que tú entres. Puede ser que no tenga que mirar a esos monitores para saber cuándo tú estás trabajando en la computadora de la oficina. Recibí un interesante mensaje de mi amigo Mikey en la administración del seguro, a propósito." ¿"Oh?" La voz de Carson creció en interés. ¿"Qué te dijo él?" "Nada muy específico, pero parece que el amigo Giovani está siendo observado por el estado, y quizá los federales, también." Ella sorbió en su bebida. "Wow." La paralegal dio una minúscula mordida de comida e intentó hablar al mismo tiempo. ¿"Ruelfflte?" Kennedy se rió suavemente. "Así que nosotras estamos compartiendo la cena. ¿Qué estás comiendo?" Carson tragó. "Un-frito' pollo frito del club. Hacen el pollo al horno, o frito. Es mi comida preferida lo que ellos ofrecen, y la hacen únicamente una vez por semana. Viene con vegetales mixtos al vapor, puré de papas, y un pan entero de trigo." "Suena saludable. Tengo un batido de proteína aquí, pero puede ser que no te guste." Ella tomó otro trago. ¿"Qué es lo que no me va a gustar sobre tú batido?" La paralegal tomó una mordida de pan, deseando untarle mantequilla primero. "Leche de soya."
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"Oh. Tú tienes razón. Prefiero yogur." Dejó su plato a un lado otra vez. ¿"Y cuál fue el mensaje de tu amigo?" "Dijo que él tiene un expediente bastante grueso de Giovani." Terminó su batido y se recargó en el balancín, estirando sus piernas. ¿"Estás familiarizada con RICO?" ¿"No es el que tiene algo que ver con acosos?" Los ojos de Carson crecieron de par en par. "A veces, pero este cubre otras cosas también. Es la Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act obviamente, la mafia es definitivamente una organización corrupta, pero casi cualquier entidad organizada que sea corrupta puede ser sometida a procedimiento bajo el acto, dependiendo de las circunstancias." Una tenue brisa soplaba en el lago, y la abogada sintió la piel chinita bailar a través de sus descubiertos brazos. Se levantó y se metió dentro de la casa. ¿"Cómo una agencia de seguros?" La paralegal ociosa acariciaba a Allie, que estaba saltando arriba en la silla al lado de ella y ronroneando satisfechamente, animada contra su pierna. "Yeah." Kennedy enjuagó su taza y la metió en el lavaplatos. "O una consejería jurídica." ¿"Tú piensas que mi firma puede estar implicada con lo que sea que ellos estén investigando de la compañía de Nick?" Carson se había dado cuenta que algo andaba mal. Hubiera sido bastante difícil que todas las cámaras fueran instaladas en cada sitio de trabajo sin algún cómplice en esto en su oficina. Frunció el ceño, intentando recordar cuando los monitores fueron instalados. "Supongo que probablemente tienen que estar, por lo menos un poco, ¿huh?" La abogada se maldijo silenciosamente por mencionar la firma de Carson. Había sospechado desde el principio, pero no deseó preocupar a su amiga hasta que fuera absolutamente necesario. "Yeah, bebé. Pienso que lo están. Todavía estoy tratando de entender que tienes tú que ver con esto. Si Giovani es únicamente un perro con cuerno, y están haciendo cualquier actividad ilegal en la que puede ser que esté involucrado, o si hay alguna otra razón por la que él esté detrás de ti, más allá de lo obvio." "Kennedy." Carson evitó la temblorosa sensación de su voz. ¿"Qué si esto es algo realmente malo y Tony es parte de él? ¿Qué si algún caso en el que he trabajado y yo no incluso sabia de éste? ¿Podría yo estar en problemas?"
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"No." La morena se dirigió a través del dogtrot a su oficina. "Si Tony está implicado, es su trasero y su licencia de derecho. Nada malo va a sucederte." Me aseguraré de eso, ella agregó silenciosamente. "Lo que me recuerda. ¿Puedes tu tomarte todo el día viernes y venir el jueves en la noche en vez del viernes en la noche?" "Creo que si. Yo he salido casi todos mis días de las vacaciones. Déjame comprobar." La paralegal tenía su laptop colocada en una mesa al lado de ella, y abrió su calendario de la oficina. "No tengo nada fechado ese día y el lunes está bastante despejado. ¿Por qué?" "Mikey quiere hablar con nosotras personalmente, y él quiere reunirse jueves o viernes." Kennedy hizo clic con su ratón, entrando en línea con la agencia de viajes. "Yo pensé en eso de camino a casa. Quisiera que tú hicieras un gran revuelo, diciendo en la oficina que tú estarás conduciendo a Austin el jueves en la noche. Si ellos están intentando seguirte, estarán observando tu auto todo el día. Estoy colocándote con los boletos de avión electrónicos en este momento. Te enviaré la confirmación en tu asistente Palm. Y estoy enviándote del aeropuerto una limusina para recogerte en la parte trasera del edificio, al otro lado de esa pequeña bocacalle en vez de una más congestionada. Quisiera que te encontraras con Heidi para almorzar un día de esta semana y que le dieras un juego de llaves extras del auto. La llamaré y preguntaré si puede llevar tu carro de regreso a tu apartamento, de manera que este allí el domingo en la noche cuando tú llegues a casa. Empaca la mayoría de tus cosas y envíamelas mañana. Entonces el jueves en la mañana pon una maleta vacía y llévala en la cajuela de tu auto. Pon las cosas que llevarás en tu maletín. De esa manera tu podrás deslizarte por la parte trasera y esperemos que ellos ni siquiera sepan que lo hiciste hasta que sea demasiado tarde para que te sigan." La cabeza de Carson estaba girando. "Kennedy, ¿tú tienes que planear mucho cosas como estas?" "No mucho, exactamente." Terminó los preparativos del viaje y los envió a la dirección de E-mail de la palm de Carson. "Pero yo he hecho los suficientes para algunos de mis clientes pro-bono, así que un poco sé de cómo trabajar para sacar las cosas ya. No es un gran acuerdo. Excepto que ellos no consiguen una limusina. Únicamente hago esto para la gente que es especial." La rubia pudo casi sentir el calor irradiar a través del teléfono. "Así que soy una de las gentes especiales, ¿huh?"
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"Tú eres la más especial." Kennedy sintió un ligero aleteo en su tripa. "Estoy... realmente deseando que empiece el viaje de la excursión." ¿Excursión? Oh, Yeah. Ésa es parte del plan, ¿no es así? Carson se ruborizó con sus propios pensamientos. "Yo también." Hizo una pausa, considerando lo que necesitaría empacar. "Tú tienes que prometer no abrir las cosas que yo envíe hasta que yo llegue allí, ¿Ok?" ¿"Oh?" La abogada le tomó el pelo. ¿"Tú enviaras alguna clase de sorpresa?" Quizás," Carson dijo. "Pero tu no conseguirás verla a menos que te comportes. Lo cuál quiere decir no mirar a escondidas. ¿Me comprendiste?" Kennedy se rió suavemente. "Yeah, te comprendí." Tu seguro lo hiciste. La paralegal sonrió. ¿"Eso quiere decir que prometes, absolutamente, no abrirlo hasta que llegue allí?" "Lo prometo, amor. No iré a fisgonear en tus cosas." "De verdad no pensé que tú lo harías." Ella tragó, sintiéndose de repente tímida. "Es solo... yo realmente tengo una sorpresa, y deseo mostrártela yo misma." "Estoy deseando eso." Kennedy se recargó en su sillón, apoyando sus piernas arriba en el escritorio. "Puede ser que tenga una sorpresa para mostrarte también." Ellas continuaron hablando hasta pasada su hora normal de irse a la cama.
Capítulo 6
Nick Giovani estaba sentado en un reservado apartado cerca de las escaleras del club de hombres, bebiendo un trago de brandy y fumando un cigarro. Tony Moore estaba sentado junto a él, bebiendo de un martini y nerviosamente jugando con un posavasos que él mantenía moviendo entre sus dedos. Una camarera en topless se acercó, dejando un plato de aperitivos en la mesa y aceptando diez dólares de propina de Nick, que él metió en su liga negra alrededor de la parte superior de su muslo. Los ojos de Tony se perdieron vagando a través del cuarto. Había sido un rato desde que había estado en un establecimiento así. "Esto es diferente para ti." ¿"Qué es diferente?" Nick levantó la mirada de una carpeta que leía cuidadosamente. "Este lugar." Tony gesticuló alrededor. "Nah." El bajo hombre se comió con los ojos a otra camarera cuando ella pasó. "Nunca te he traído aquí antes. Soy un habitual." "Oh." La cara de Tony creció pensativa. ¿"Cuál es el problema, Tony?" Nick reía. ¿"Tienes miedo que tú pequeña mujer descubra que estuviste aquí, y ate esos listones del delantal un poco más fuerte?" "No." Sí. "Es solo que a sido un rato. No he estado en un bar de topless desde la fiesta de despedida de soltero de mi hermano hace cinco años." Él bebió otro trago del martini. Yo voy a necesitar otro de éstos. "Relájate." Nick estaba recargado en la suave piel de la silla y sopló un perfecto anillo de humo. "Disfrútalo. Además, esto ira a tu tarjeta de crédito de la compañía, ¿correcto? Patricia no necesitara incluso averiguarlo. Ella no verá la cuenta, de todos modos." "Yeah, supongo que tienes razón." Él acabó la bebida y señaló para otra. "Aquí está lo que nosotros encontramos." Nick empujó la carpeta a través de la mesa. "Kennedy Shea Nocona, nacida en Noviembre 29 de 1967, en Fort Stockton, Texas. Era la primera de su clase en el colegio en Alpine, Egresada Magna.Cum.Laude de la universidad de Santa Fe con una doble especialización en Pro-Derecho y humanidades con una beca completa, y tiene un JD de la universidad de Texas, donde ella era editora de la Revista de Derecho. Actualmente, posee su propia consejera jurídica en Austin, en
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donde se concentra en ley corporativa de alta tecnología, y haciendo mucho trabajo de pro-bono buena mierda en el lugar." "Una verdadera perdedora, ¿huh?" Tony bromeó sarcásticamente. "Estamos teniendo un rato difícil en saber dónde vive." Nick masticó en el extremo del cigarro. "Ella y su hermano comparten un P.O. box en Lago Vista en el lado norte de Lake Travis. Los registros escritos son un poco vagos, o más precisamente, alguien en la oficina de registros del condado de Travis es un amigo personal suyo. Ellos parecen haber 'perdido' su registro. Mi hombre fue allí dijeron que no podían cooperar con él en absoluto." ¿"Qué sobre sus expedientes de la licencia de manejo o crédito?" El abogado se inclinó a la camarera por su bebida, simplemente dándole en la mano un billete de cinco dólares más que meterlo en la poca ropa que ella usaba. "Todo tiene la dirección del P.O. box o su dirección de la oficina en el. Nada hay absolutamente que nos diga donde físicamente vive." Nick recuperó un juego de notas de la parte superior de la carpeta. "Otra cosa extraña.....ella no tiene deudas. Ninguna hipoteca. Ningún pago de auto. Ningún nada. Nosotros no pudimos encontrar sus cuentas bancarias. Ella huele a dinero. Todavía estamos investigando de donde viene. Tengo algunos individuos que la han rastreado de nuevo al condado de Harris antes de Travis. Ellos estarán yendo a comprobar estos registros mañana." ¿"Por qué todo este esfuerzo en ella, Nick?" Tony reclinó sus antebrazos en la suave superficie de la mesa de madera. "Ella no trabaja tampoco para uno de nosotros. Me parece un desperdicio." "No me gusta ella, especialmente con Carson. Las dos deletrean problemas, te garantizo. Ellas están ya en parte sobre mí. Te dije acerca de que Kennedy eliminó a mi fotógrafo. Necesito algo si vamos a llevar el rollo de Carson adentro. Si ella comienza a meter la nariz alrededor de algo, podría arruinarlo todo." El bajo hombre frunció el ceño enojado. "A menos que estés listo para despedirla como yo quería que lo hicieras hace cinco meses." "Te dije.... Tony suspiró pesadamente. ¿"Cuál es el punto? ¿Tendría que contratar y entrenar a otro paralegal, y entonces qué? ¿Despedirlos cuando comiencen a pensar y comprender las cosas? No tengo el tiempo para eso y no tengo por supuesto una buena
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razón de despedir a Carson. Por lo menos nada que pudiera explicar a Howard. Ella es malditamente buena en su trabajo." "Una pequeña demasiado buena." Nick gruñó. "Todo lo que hizo fue preguntar porque quería que ella trabajara minuciosamente en un expediente que estaba cerca de resolver." Tony frunció sus labios por un momento. "Le dije que estaba seguro que la compañía de seguros personal del demandante iba a venir a nosotros para la compensación después de la resolución, y yo necesitaba tener todos mis patos en una hilera, solo en caso. Eso fue pobre pero pienso que ella lo captó." "Mucho más razón de despedirla, o de asegurarse de está con nosotros." El bajo hombre puso las notas de nuevo dentro de la carpeta del expediente. ¿"Cuántas mas pobres excusas puedes encontrar?" ¿"Qué exactamente planeas hacerle a Kennedy?" Tony miró a su cliente cautelosamente, ignorando el comentario burlón. "No sé todavía. Ella tiene que tener un punto débil en alguna parte. Quizá yo amenace con exponer su forma de vida a la gente que puede preocuparle, como sus clientes, o miembros de algunos de esos comités en los que participa con la barra de abogados del estado." Él apago el cigarro y encendió otro. "Quizás solo le diga a Carson que voy a lastimar a su novia si ella no coopera con nosotros." "Nick... Tony dejó su copa de martini abajo con un agitado movimiento. "Tú estás caminando ya en delgado hielo. Carson podría muy bien señalar cargos contra ti por acecharla, invasión de privacidad, y supongo que puede incluso tener argumentos contra mi firma por hostigamiento sexual, por exponerla a ti. Ahora tú estás buscando chantajearla. ¿Sabes qué pienso?" ¿"Qué?" Nick lo miró furiosamente. "Pienso que tu deberías haber salido bastante bien solo. Ahora es demasiado tarde. Ella ha estado muy silenciosa toda la semana, apenas sale de su oficina, y ha estado evitándome como la plaga." El abogado tragó en su bebida. "Creo que tu jodiste esto. Eso es lo que pienso." "No te pago para pensar." Nick dio un puñetazo en la mesa. "Te pago para hacer lo que yo diga. Está por todas partes en tú oficina que Carson estará conduciendo a Austin mañana por la noche. Yo he conseguido a algunos hombres colocados para seguirla todo
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el camino hasta allá. Son buenos. Ella nunca los verá. Y descubriremos donde vive Kennedy. Quizá consigan algunas fotos que valgan algo. Todo lo que yo necesito es una cosa. Solo una cosa, convencer a Carson que mantenga su boca cerrada y esté de acuerdo con nosotros. ¿Es eso demasiado pedir?" "Yo.... supongo que no." Tony bajó la mirada a su bebida, incapaz de mantener el contacto visual. "Hey." El bajo hombre sonrió. "Buenas noticias. Estoy enviándote diez pleitos más mañana." "Estupendo." El abogado consiguió devolver la sonrisa. Justo estupendo.
***
El aire de la tarde era un poco frió, y el sol estaba descendiendo, pintando el cielo en brillantes tonos de oscuro rosa y coral. Bastante irónico, la contaminación en el aire de la ciudad ayudaba a hacer los colores aún más brillantes de los que ellos podrían estar en los limpios cielos del campo. Carson rodeó la última curva en la pista de carreras en el club, y fue corriendo más despacio otro cuarto de milla. Había corrido cuatro millas, lo más lejos que había logrado en un rato largo sin parar. Sintió un hilo de sudor correr bajo su espina dorsal, y se concentró en la respiración, inhalando profundamente a través de su nariz y exhalando por su boca lentamente. Se acercó al estanque que estaba en la parte central del terreno del club, y distinguió a Patricia Moore y las gemelas que estaban paradas sobre el banco, dándole de comer pan a los patos y a los gansos que residían allí. Carson sonrió y saludó. "Patty, ¿cómo estás?" "Bien, Carson, ¿y tu?" La esposa de Tony estaba en su usual estado impecable, vestida en un caro diseño de un traje deportivo de nylon y lo último en zapatos deportivos de alta tecnología. Su cabello estaba recogido en un clip de mariposa y sus uñas tenían un perfecto manicure francés. "Bastante bien." La paralegal se acercó a donde las gemelas rasgaban en las rebanadas de pan y las aventaban sobre la superficie del agua. "Hey Lindsey, Lauren, ¿qué están haciendo?"
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"Dándole de comer a los patos '. "Lauren rió, cuando lanzó más migas hacia un grande ganso gris. "Ya veo." Carson volteó hacia Lindsey, observando el largo de las limpias puntadas en su frente, justo debajo de su flequillo. "Lindsey, ¿tienes un boo-boo?" "Yeah." La querúbica niña tocó con su dedo su cabeza. "Me caí de la cama." De alguna manera, la paralegal estaba alegre de ver las puntadas, validando la salida rápida de Tony de su cena el viernes por la noche. Ella había estado tan preocupada de volver a la oficina el lunes, que se había olvidado totalmente de preguntar a Tony como estaba Lindsey, o en mantener sus ojos alertas por Patty y las niñas en el club. La firma pagaba para que los cónyuges tuvieran membresía en el club, y Patty estaba habitualmente allí por la tarde o la noche durante las horas libres que la guardería estaba disponible. Carson estaba a menudo comenzando su sesión de ejercicios cuando Patty estaba terminando. ¿"Tuviste un buen entrenamiento?" Carson estudió los tenues trazos de oscuras raíces a lo largo de la sien de Patty. "Yeah. He estado yendo a esa clase de pasos aeróbicos por la noche. El instructor es bastante bueno." Patty sonrió. A ella siempre le ha gustado Carson, y sabía que la paralegal ciertamente hacía la vida de Tony mucho más fácil. "Bueno. Hey, te extrañamos en la cena del viernes. Siento lo de Lindsey. Parece haber rebotado abajo bastante bien, sin embargo." La paralegal levantó su mano para proteger sus ojos del bajo ángulo de la luz del sol. "Oh, lo sé. Niños. No son controlados fácilmente. Te extrañé también, "Patty estaba nerviosa. "Pensé en eso, y casi llamé a una cuñada, pero Lindsey....bien.... ella acaba de conseguir las puntadas el jueves en la noche, y se sentía un poco débil. Odié dejarla. Estaba un poco irritable." ¿"Jueves en la noche?" El corazón de Carson saltó en su garganta. ¿"Ella consiguió las puntadas la noche del jueves?" "Sí." Patty observó el sobresalto en la mirada en la cara de la paralegal, y frunció el ceño. ¿"Tony no te dijo por qué no estaba en la cena?" "Yeah. Sí, lo hizo." Carson rápidamente se recuperó. "Yo solo confundí un poco mi marco del tiempo, eso es todo."
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"Oh." Patty bajó la mirada, cuando Lauren tiró de sus pantalones, pidiendo otra rebanada de pan. "Bien, será mejor que vaya a las duchas." La paralegal sintió la repentina necesidad de llegar a casa y llamar a Kennedy. "Cuídate. Te veré después." "Tú también, Carson." Patty sonrió. "Me dio gusto verte." Ella miró a la rubia alejarse hacia la entrada del club. Carson entró en el vestidor y agarró su kit de baño y dos toallas limpias, y rápidamente se dirigió al final del cuarto. Cerró la cortina, giró el agua, y caminó debajo del pesado chorro, cerró sus ojos y simplemente estuvo parada allí, dejando que el vapor del agua caliente lavara sobre su cuerpo en shock. Fui colocada. Tony me colocó. Con Nick. Ewww. ¿Por qué? La traición la lastimó profundamente, y permitió que las silenciosas lágrimas cayeran, mezclándose con el agua de la ducha que saltaba en su cara. Ella había trabajado con Tony por cinco años, y habían tenido siempre una buena relación. Él era más que un jefe. Él se había vuelto un amigo, en ciertos niveles. Reunió sus emociones, y comenzó el metódico proceso de ducharse y de lavar su cabello. Se secó y rápidamente se cambió en un limpio pants y sudadera. Prescindiendo del aire de la secadora, ella rápidamente metió sus dedos a través de su cabello, arreglando los cortos mechones húmedos. Apenas notó el viaje a casa, sus pensamientos giraban en su interior. Se preguntaba cómo iba a ir de nuevo a trabajar. Únicamente tenía el día siguiente, jueves, antes de su viaje a Austin. Carson deseaba con todo su corazón que ella estuviera ya en ese avión. Cuando entró en su apartamento, dejó caer el bolso del gimnasio, el maletín, y bolso en un rastro que iba directamente hacia el teléfono. Respiró profundamente y marcó el número, esperando lo que pareció una eternidad hasta que la familiar confortable voz contestó. ¿"Hola?" "Kennedy, necesitamos hablar."
***
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El vigilante abrió la puerta doble de embarque, y los pasajeros comenzaron a salir del avión en pequeños grupos de dos y tres. Kennedy estaba parada ansiosamente cerca, mirando fijamente encima de algunos de los más altos viajeros, buscando la cara que más le importaba. Sabía que Carson estaba en pedazos, y planeaba hacer lo mejor para ponerlos juntos otra vez. Hablaron durante mucho tiempo la noche anterior, cuando la rubia llorosamente relataba su conversación con Patricia Moore, y Carson tenía miedo de volver al trabajo. Kennedy había prácticamente suplicado a su amiga que solo se subiera a un avión y viniera una noche antes, y casi lo había conseguido. La voz de la rubia se había animado considerablemente hasta que recordó que tenía un aplazamiento que cumplir al día siguiente, para registrar varios documentos en el tribunal. Carson explicó que no había allí otro bastante familiarizado con el caso, al que pudiera pedirle terminar el borrador final y estar todo el día fuera con tiempo. El deber ganó sobrepasando al miedo, y la paralegal había resuelto atravesar el día con tan poco contacto con Tony como fuera posible. La abogada había pasado la mayor parte del jueves revisando la ley de seguros y los estatutos de RICO que su amigo Mike había sugerido. Otra parte de ella, una parte que persistía casi en un nivel subconsciente, contemplada lo que ella podría posiblemente hacer para ayudar a mejorar la situación de Carson. Deseaba a Carson en Austin, simple y llanamente. Ha decir verdad, si era honesta consigo misma, deseaba a su amiga no solo en Austin, sino también con ella, tanto como fuera posible. ¿Estoy loca? La conozco hace un mes. Nosotras no hemos incluso dormido juntas. Bien...nosotras hemos dormido juntas, pero no 'dormido' juntas. Kennedy se dio cuenta de que una parte de ella quería pedirle a Carson que se mudara con ella y buscara un trabajo en Austin. O se mudara y no buscara un trabajo en Austin. Cualquier cosa que Carson quisiera, incluso si su amiga necesitaba tiempo libre, ella estaba lista y quería ayudar, de cualquier forma que pudiera. Tendrían bastante tiempo para discutirlo más adelante este fin de semana. No quería abrumar a Carson con demasiado para pensar al mismo tiempo. Vamos a ir a nuestra reunión con Mikey y llegar a Fredericksburg primero. Darle tiempo para relajarse y reagruparse. Si se siente bien, la llevaré, si no, bien.... Pronto. Ella necesita salir de Dallas.... Pronto.
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Los ojos de Kennedy continuaban en la pista de un lado para otro de pasajero a pasajero, hasta que finalmente ellos vinieron a posarse una muy exhausta cara. Se movió hacia delante, cerrando la distancia, y ofreció una sonrisa cuando Carson lentamente se aproximaba a ella. "Hey bebé." Largos brazos se abrieron, envolviendo a su amiga en un confortable abrazo, Rozó sus labios en el corto cabello rubio. Azules ojos de hielo tiraron dardos de advertencia sobre el hombro de Carson a la poca gente que se paró para mirar. El pequeño cuerpo temblaba contra Kennedy, Carson inhaló profundamente de un olor limpio, como a bosque que se dio cuenta que estaba ya familiarizada. Se sintió protegida y amada, cuando una pequeña parte de una semana de tensión comenzó lentamente a escurrir de su cuerpo. Carson enterró su cara en los pliegues de una chaqueta negra de piel suave como mantequilla y suspiró. "Kennedy, llévame a casa." "Sí madame," la baja voz susurró suavemente. "A donde tu quieras ir, ¿recuerdas?" Carson con reticencia se separó del abrazo y se metió contra un costado de Kennedy. La morena tomo su pequeño maletín y colocó un protector brazo sobre los hombros de la rubia. Sin otra palabra, ellas salieron de la terminal. No importó que ellas estuvieran en el aeropuerto, en el corazón del cinturón de la Biblia, rodeadas de gente que no estaban acostumbrados a ver a dos mujeres caminando abrazadas. En ese particular momento nadie más en el mundo existía. "Tus cosas llegaron aquí ayer en la tarde." Kennedy ayudó a Carson a entrar al Fourt Runner. "Yo no lo abrí." Le recompensaron con una desganada sonrisa. ¿"Tú cenaste ya?" "No realmente." La rubia se acomodó en el asiento de piel. "Nos sirvieron esas pequeños bolsas de pretzeles, y bebidas en el avión." ¿"Deseas parar en algún lugar y comer, o comprar algo para llevar?" La abogada apoyó una mano en el muslo de Carson y delicadamente la tomó de los hombros. "No tengo hambre." Grises ojos bajaron la mirada por un momento y después la levantaron. "Pero si tu no tienes hambre podría darte un tiro." "Ok." Kennedy cerró la puerta del auto y se dirigió por el lado del conductor. Se deslizó dentro al asiento y encendió el motor. "En ese caso, tengo mucha hambre. Tu necesitas comer, amor." La morena podría casi jurar que había sentido a Carson más delgada en sus brazos de lo que estaba solo una semana antes.
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"No ha estado en mi lista de prioridades últimamente." La rubia cerró sus ojos y ausentemente se frotó su sien. ¿"Dolor de cabeza?" Kennedy frunció el ceño. "Yeah. El primero que he tenido en siglos." Abrió los ojos otra vez y miró ausentemente fuera de la ventana. "Hay un frasco de ibuprofeno en la guantera, y tengo un poco de agua aquí." La abogada gesticuló hacia un vaso que estaba colocado en un sostenedor en el centro del tablero. "Gracias." Carson tomó ella misma las referidas píldoras y las tragó. ¿"A qué hora tenemos que encontrarnos con tú amigo mañana?" "Yo pensé que podríamos hacer nuestras compras de camino primero, quizá salir a almorzar, y luego encontrarnos con él después de eso." Kennedy extendió su brazo y ociosa frotaba su pulgar arriba y abajo de la pierna de Carson. ¿"Está bien?" "Yeah." La paralegal finalmente ofreció una cansada sonrisa. "Lo siento estoy tan fuera de esto. Estoy completamente agotada. Pienso que podría solo quedarme dormida en este momento y no despertar hasta mañana. Me temo que no voy a ser mucha compañía esta noche." "Está bien." Kennedy apretó firmemente un musculoso muslo. "Solo tenerte aquí es bastante compañía. Vamos cenar y tú puedes tomar un agradable baño caliente, si quieres, y después nos iremos a la cama." "En estos momentos, eso parece como el cielo." Carson puso su mano sobre la de Kennedy y entrelazó sus dedos.
***
"Hey." Kennedy levantó la mirada de un libro, cuando Carson salió del pasillo, vestida en su short favorito y una suelta camiseta blanca. Después que ellas habían compartido una tranquila cena de comida china que habían llevado, la rubia había tomado efectivamente un largo baño en la enorme bañera de la habitación de huéspedes. Casi se
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había quedado dormida, rodeada por el cálido olor a hierbas del aceite de baño y de la calmante sensación de las burbujas. ¿"Te sientes mejor?" La paralegal avanzó lentamente sobre el colchón king sized y se arrimó contra el costado de Kennedy, suspirando feliz cuando la morena tiró de ella acercándola. "Ahora lo estoy." "Tu no comiste mucho." Kennedy palmeó a un plano estómago, dejando su mano allí, suavemente acariciando los torneados músculos a través del fino algodón. "Lo sé." Carson distraídamente cruzó una pierna encima en una de las más largas de su amiga, y volteó, acurrucándose contra Kennedy. "Estaré mejor mañana." Ojos azules se ensancharon en sorpresa, y después se suavizaron, regodeándose en el ajuste perfecto del cuerpo de Carson contra el propio. "Mmmm.... Ella inhaló el mezclado olor del aceite de hierbas y del champú que se aferró en el cabello y piel de la rubia. "Tu hueles bien." Carson deslizó una mano bajo la camiseta sin mangas en las costillas de Kennedy. "Tú te sientes bien." Arrastró sus yemas del dedo en ligeros círculos contra la morena piel. "Y tú estás matándome." La voz de la morena se volvió ronca. Besó la cabeza de Carson. "Es realmente agradable, sin embargo." La rubia se deslizó, hasta que su cabeza estuvo a lado de la de Kennedy en la almohada. Sintió a Kennedy moverse, y entonces ella fue levantada, hasta que estuvo completamente encima a todo lo largo de la alta mujer. Largos dedos tocaron contra el lado de su cara y después recorrieron desde su hombro y hasta su espalda baja, tirando de ella hacia delante en un cálido sensual beso. Pasaron varios minutos en una larga lánguida exploración. Kennedy empujó la camiseta de Carson arriba hasta cierto punto, suspirando cuando sus manos encontraron la suave limpia piel de la espalda baja de Carson. Carson finalmente interrumpió y reclinó su frente contra el pecho de Kennedy. Su libido estaba trabajando horas extras, pero su cuerpo estaba cansado hasta los huesos. Ella mordisqueó suavemente en la piel expuesta por encima del cuello de la camisa de su amiga, y levantó la mirada para encontrar unos entrecerrados azules ojos. "Estoy tan cansada.... La rubia se disculpó. "Yo amo.... Esto.... Tanto, pero estoy solo tan cansada. Lo siento. Deseo....
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Ella fue silenciada con un beso. "No necesitas disculparte, Carson." Kennedy le sonrió. "Nunca te presionaré en hacer algo que tú no estés dispuesta, ¿Ok?" Ella movió sus dedos a través del corto cabello rubio. "Tenemos otro largo día delante de nosotras mañana, y has tenido una muy dura semana. Descansa." La morena cuidadosamente rodó a Carson de espaldas contra su costado, cerrando sus brazos alrededor de ella. "Duerme, bebé. Todo lo que yo quiero hacer en este momento es sostenerte. Es suficiente para mí." La pequeña mujer puso un casto beso en el hombro de Kennedy y permitió que cálidas oleadas de sueño la reclamaran. La abogada acarició la espalda de su amiga, escuchando y sintiendo la respiración profunda de Carson lentamente regularse. Ella frunció el ceño, pensando acerca de todo lo que el día siguiente tenía para ofrecer. ¿Me pregunto cuánto más ella puede aguantar? Brevemente considero cortar todo esto y reservar para ambas el siguiente vuelo a Bali. Nunca había estado en Bali, pero había visto fotografías, y parecía como muy pacífico, hermoso, despreocupado lugar en el mundo. Lo contrario de todo lo que Carson estaba atravesando en este momento. Hizo una nota mental, que tan pronto como su actual situación fuera resuelta, ella iba a hacer que tomaran ambas unas bien merecidas vacaciones, a Bali, o a alguna otra parte que su amiga quisiera ir.
***
"Shea, adelante entren." Mike llevó a ambas a su oficina. "Y tú debes ser Carson." El hombre la saludó de mano. "Mike Bradley." "Hola Mike. Gusto en conocerte." La paralegal estrechó firmemente la mano, estudiando aceitunadas facciones, negro cabello, y ojos avellana. El hombre era cerca de la mitad de un pie más alto que ella, fibroso en su complexión, y él usaba un pantalón azul marino a rayas. Una corbata y saco fueron lanzados descuidadamente a través del brazo de una silla. Él rápidamente los levantó. "Aquí, siéntense." Él cabeceó hacia las dos sillas de madera al otro lado de su escritorio. ¿"Quieren ustedes café, coca cola, agua?" "Yo quiero agua," Kennedy respondió. "Qué para ti, Carson. ¿Una coca cola*?""
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Si por favor. Un Dr. Pepper, si lo tienes." Se sentó nerviosa en el borde de su asiento, su espalda más rígida de lo usual. "Claro. Regreso en un minuto." El hombre desapareció y la rubia estudió la pequeña oficina, observando el Titulo del Juramento del Doctorado en la pared. Kennedy observó la postura de Carson. "Hey, relájate. Ésta no es la inquisición. Él solo desea hablar con nosotras. Quizá encontremos algo que nos ayude a entender qué pasa." "Quizá." Carson mordió su labio inferior. ¿"Así qué tu fuiste a la escuela con Mike?" "Yeah." Kennedy se rió suavemente. "El buen viejo Mikey. Él y yo estábamos en el mismo grupo de estudio en nuestro primer año de la escuela de derecho. Nosotros acostumbrábamos a bromear que él tenía dos velocidades, noventa millas por hora, o dormido. Pienso que él permanecía atado en la cafeína veinticuatro horas los siete días. Probablemente por eso es que él estaba tan delgado. Heidi estaba en nuestro grupo también. És así como todos nos hicimos amigos. La gente acostumbraba a llamarnos los fumadores y los valedores." La rubia miraba la cara de Kennedy, ésta transmitía varias emociones a la vez. “Las cosas cambiaron, ¿huh?" "Yeah." Los azules ojos destellaron calurosamente. "A veces para bien, si tú eres realmente afortunado." Mike regresó, dándoles sus bebidas elegidas. Él se sentó en su sillón y abrió una gruesa carpeta manila. "A.C.S., Servicio de Reclamaciones Afiliados. ¿Tú firma ha estado haciendo negocios con ellos por un rato, no es así?" Él miró fijamente a Carson. "Sí." Ella miró a Kennedy para asegurarse. “Por lo menos desde que yo he estado trabajando allí, que son cinco años." "Dime los que ustedes haces para ellos, generalmente. No quiero que tu divulgues confidencias de algún del cliente o algo que no te sientas cómoda para decirme." Mike sonrió alentadoramente. "Ok." Carson se lamió los labios. "Nosotros nos encargamos de las demandas por daños corporales para ellos después ellos entran a litigio. Hacemos la defensa del seguro. Representamos a veces solo A.C.S. Y representamos a veces los negocios que ellos aseguran también. Yo diría que cerca de la mitad del tiempo allí es una compañía de seguros secundaria involucrada también."
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¿Cuál es tu comprensión de la relación entre A.C.S. y esas compañías de seguros secundaria?" El hombre estudió algunas notas en el expediente. "A.C.S. hace contratos de reclamaciones trabaja para pequeñas compañías de seguros independientes que escriban y manejan políticas, pero no es bastante grande para ser capaz de tener su propio departamento de demandas." Los grises ojos se volvieron pensativos, pues Carson consideraba eso. "Nosotros.... parece a veces damos más atención a esos expedientes que únicamente implican a A.C.S "" ¿Qué clase de atención extra?" El interés del Mike creció exponencialmente, y él se sentó más recto en su sillón. Carson lo miró con desconfianza. ¿"Por qué quieres tú saber?" Ella miró a Kennedy y recibió un pequeño movimiento de cabeza de aprobación a su vacilación. "Lo siento, Carson. No quise hacerte sentir incomoda." El hombre hizo un esfuerzo para relajar sus rasgos faciales. "Vamos hacerlo de esta manera. Sé que debes proteger la confidencialidad del cliente, pero está bien si alguien te pide información sobre tu cliente, ¿correcto?" "Correcto." La propia curiosidad de la rubia la estaba comiendo, y sintió una sensación extrañamente enferma en su estómago. "Déjame hablarte sobre A.C.S. y Nick Giovani." Mike cerró el expediente. Él lo hizo de memoria. "A.C.S. escribe y mantiene políticas para muchas compañías demandadas por lesiones en sus lugares de trabajo. También, como tú dijiste, contrae demandas, trabaja para pequeñas compañías que suscriban el mismo tipo de políticas. También tienen seguros médicos personales en el negocio que es completamente una diferente división de la compañía. Yo recibiré eso de un momento a otro. ¿Has notado algo inusual sobre los tratos de Nick Giovani con tu firma?" Carson tragó duramente y volteó hacia Kennedy. ¿"Puedo hablar contigo en privado por un momento?" La rubia no estaba segura lo que ella debe y no debe decir a Mike sobre su propio trato personal reciente con Nick. Ella estaba segura que Kennedy no habría divulgado esa información a Mike sin hablar con ella acerca de eso primero. Kennedy leyó sus pensamientos. "Seguro. Pero pienso que él comprueba generalmente. La manera que él interactúa con los abogados y la manera que él hace negocio con la firma." Ella le sonrió a Carson. Buena chica.
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"Oh. En ese caso, sí." La rubia visiblemente se relajó. "El se implica mucho más que la mayoría de los clientes. Quiero decir, ellos cuidan todo. Pero Nick está en nuestra oficina casi todos los días. Ellos tienen una oficina un par de pisos abajo de nosotros en el mismo edificio. Pensaba que era un poco extraño, casi inconcebible. Como si eso casi fuera una sociedad ilegal, entre abogados y una compañía de no-abogados. Pero después de un tiempo terminé por pensar que debía estar bien o ellos no estarían haciendo negocios de esa manera. Y Nick y Tony, mi jefe, tienen reuniones casi todos los días. Salen almorzar, juegan golf, socializan. Eso parece intensificarse. Ellos están mucho tiempo juntos." "Ese es el patrón de Nick." Micke pivoteó en el sillón y mecanografió algo en su computadora, levantando otro juego de notas. "Él tiene una historia con las consejerías jurídicas. Que sospechamos, pero no hemos podido probar, es que él se consigue un buen socio y lentamente se hace amigo de ellos. Pero estoy consiguiendo adelantarme." ¿"Él ha actuado igual con otras firmas antes de la nuestra?" La voz de Carson era de incredulidad. "Como dije, nosotros no hemos podido probar algo todavía. Pero sospechamos varias cosas. Sabemos que A.C.S. Paga honorarios mensuales para manejar todas esas demandas de contratos. Esta paga por demanda base, así que por cada demanda de contratos que ellos manejan, ellas hacen un cierto importe de dinero al mes. Cuanto más ellos manejan, más dinero hacen. De modo que es en su interés financiero de prolongarlos, y de manejar tanto como sea posible. Pero hay una cláusula en su contrato. Ellos no empiezan a conseguir el honorario mensual hasta que una compañía utilice sus deducibles primero. Así pues, que nosotros pensamos lo que ellos hacen, es animar a cualquier consejería jurídica que está encargándose del litigio para trabajar un expediente realmente, realmente difícil hasta que el deducible termina en los honorarios del abogado." Mike miró una bombilla apagarse en los ojos de Carson. "Uh." La paralegal dijo suavemente. ¿"Parece familiar?" Mike miró el ceño fruncido de Kennedy. "Lo siento, Carson. No contestes a eso, solo todavía. Odiaría que tu abogada allí pateé mi trasero por preguntarte cosas que se supone no debes divulgar." Kennedy sonrió. "No será la primera vez."
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Mike se ruborizó y no hizo ningún comentario. Él despejó su garganta y continuó. "Después de que el deducible termina y el honorario mensual patea adentro, ellos todavía quieren los expedientes de trabajo de modo que puedan recoger siempre como sea posible. Aquí es donde viene a entrar la relación de amigo con la consejería jurídica. Es un dulce acuerdo para A.C.S. Ellos consiguen sus honorarios pero las pequeñas compañías de seguros que los empleó para hacer el trabajo del contrato gastan todas las cuotas legales, una vez que el deducible ha sido alcanzado." Mike suscribió abajo de la pantalla de la computadora. "Nick ha cambiado de consejerías jurídicas cinco veces en los últimos quince años. Tu firma ha sido su abogado por un largo período de tiempo. Lo que pensamos, es que las otras firmas fueron quizá bastante inteligentes para salirse antes de que estuvieran metidos demasiado profundo, pero realmente no sabemos porque las relaciones fueron terminadas con A.C.S. La gente en esas firmas tiene totalmente la boca cerrada, y con buena razón, por lo menos en un nivel egoísta." La frente de la rubia se surcó en confusión. ¿"A dónde quieres llegar, exactamente?" "En el caso de tu firma, por ejemplo, Nick llegó grueso con Tony. Quizá con otros. Esto comenzó lentamente, y él trajo más y más negocios. Él comenzó hacer pequeñas demandas... Quizá boletos de los Vaqueros, o agradables comidas.... quizá una membresía del country club.... ¿Tú sabías que tu firma paga por la membresía de Nick?" "No." Los grises ojos crecieron de par en par. ¿"No es eso inconcebible?" "Sí." La voz de Kennedy era baja y llana. "Lo es." "Ella lo dijo." Mike sonrió a la morena. "Una cosa conduce a otra, y de repente él tiene tu firma por las pelotas. Ellos han cruzado lo ético, incluso una línea legal, y no hay regreso. Ellos están en el centro de esto y ni siquiera saben que llegaron allí, eso fue así un proceso gradual. Entonces él lo hace evidente. Él comienza a decir a Tony cancelar toda clase de cosas de varios expedientes. Golf, excursiones.... costosas comidas.... boletos para los juegos deportivos.... viajes fuera de la ciudad. Todo eso cancela cuando trabaja para varios casos, incluso si ellos no lo han discutido absolutamente. Nick consigue mantener sus honorarios mensuales y tu firma, como subproducto, coge todo y mucho de los honorarios de los abogados de las confiadas pequeñas compañías, que están confiando que A.C.S. Se encargue de las demanda por ellos. Nosotros pensamos,
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quizás, en el caso de tu firma, ellos vinieron a depender de A.C.S. facturando por mucho de su sustento." Carson bajó la mirada y recogió sus pensamientos. "Pienso que ellos lo hacen. Sé que hacen casi cualquier cosa para A.C.S., no importa cuánto problema eso sea." "Eso es lo que pensamos." Los ojos de Mike se estrecharon. "Pero hay más. En su lado del seguro médico personal, nosotros sospechamos que ellos han violado el caso RICO. Hemos tenido varias quejas de individuos asegurados por A.C.S. Que sucede, vamos a decir por ejemplo, Ellos van al doctor y el doctor cobra cien dólares por la visita. Y vamos decir que por ese servicio particular, cualquiera que este sea, A.C.S. cubrirá cincuenta dólares. El asegurado es cargado con la diferencia de cincuenta dólares. Entonces A.C.S. vuelve y negocia un descuento, digamos quizá veinticinco dólares descontados con el doctor. En vez de pasar los ahorros de largo a los asegurados, A.C.S. se embolsa la diferencia." "Esto es definitivamente ilegal," Carson dejó escapar. ¿"Pero qué tiene que ver con mi firma?" "Pensamos que A.C.S., Nick más específicamente, hace que tu firma escriba muy confusas cartas a los individuos asegurados que preguntan por sus cuentas y cargos del seguro, explicando de otra manera los cargos ilegales. Obviamente ese no es en el área del litigio donde tu trabajas, así que tú no estarías implicada en esto absolutamente." El hombre hizo una pausa, cerrando sus ojos. Él los abrió nuevamente y se inclinó hacia delante, mirando atentamente a Carson. "Estoy tan cerca de descifrar este caso, Carson. Pero cada vez que yo pienso que he conseguido a alguien que quiere cooperar conmigo, ellos consiguen asustarse y no hablan." ¿"Qué quieres de mí?" La voz de la paralegal era muy suave, y ella miró hacia otro lado. "Tú me quieres de rata en mi propia firma, ¿no es así?" "Si tú quieres ponerlo de esa manera, sí. Todo lo que necesitamos es tener un caso bastante fuerte para señalar cargos, es documentar las facturaciones ilegales, y quizá recibos por cosas que hayan sido cargados ilegalmente a varios expedientes." Mike la miraba comprensivamente. "No espero una respuesta enseguida. Habla con Shea, y toma tú tiempo. Solo recuerda que muchas pequeñas compañías e individuos están siendo dañados por A.C.S. Únicamente tú puedes decidir qué es lo mejor, Carson."
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"Yo entiendo eso, Mike." La quijada de la rubia se apretó y su voz adquirió una dura tensión. "Tú no sabes la mitad de eso. Mi lealtad a la firma en sí es bastante delgada en estos momentos. Si la única gente que pudiera ser lastimada por mí apropiado espionaje fuera las que están haciendo las cosas ilegales, yo haría esto inmediatamente. Pero tengo amigos inocentes en la firma. Gente que casi se ha convertido en familia para mí. Tienen maridos y esposas y niños que dependen de sus ingresos y beneficios. Si nuestra firma cae, ellos caen con esto. Claro que si tú entiendes que en la comunidad legal, una vez que tú has trabajado para una poco respetable firma, es muy difícil conseguir un trabajo decente otra vez. Cada lugar al que tú vayas después de ése, tú estarás estigmatizada, incluso si nunca estuviste implicado. ¿Recuerdas que la firma que entra en problemas ilegalmente prepara a sus clientes antes de las declaraciones?" "Yeah. Harrison y Williams, ¿no es así?" El nombre rodó fuera de la legua de Mike fácilmente. "Ves. Tú recuerdas eso y eso sucedió hace como diez años, antes de que yo incluso saliera del colegio. Aun la gente habla de eso." La paralegal cruzó los brazos sobre su pecho. "Y nuestra firma todavía no contrata a alguien que trabajó alguna vez allí." "Ya veo." Mike miraba a Kennedy por ayuda, recibiendo una impasible mirada. "Piensa acerca de eso. Por favor. Tú puedes ayudarnos o no, pero finalmente nosotros lograremos encontrar una grieta en la armadura de tu firma. No es una cuestión de si ésta debe caer, sino cuando." Kennedy se levantó. "Pienso que hemos terminado aquí." Sus ojos eran fríos. ¿"Carson, puedes tú ir afuera por un minuto, por favor? Necesito tener unas palabras con Mikey aquí." La rubia casi sonrió. La postura de su amiga indicó claramente que Mike estaba a punto de ser regañado, si él era afortunado. "Seguro. Esperaré afuera en el vestíbulo." La abogada miró a su amiga irse y entonces ella se inclinó, soportando su peso en sus manos contra el escritorio. ¿"Por qué tú no solo fríamente me amartillas la próxima vez, Mikey? Tú sabes que no esperaba eso. 'Tendremos una pequeña agradable charla' mi trasero. Tú has empujado esto demasiado lejos esta vez. Tú no me dijiste que querías que ella espiara su propia firma. ¿Tú tienes alguna idea en qué situación las has puesto? ¿Qué clase de persona ella es?"
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"No." Mike permaneció tranquilamente sentado en su sillón. "Tu eres su abogada, Shea. Y sospecho que ustedes dos son algo más que solo amigas, ¿correcto? ¿No piensas quizá que estás solo un poco también cerca de la situación para verlo objetivamente?" "Quizá." Los hombros de la morena se hundieron y ella se sentó. "Escucha, sé que tú estás solo haciendo tú trabajo. Y me encantaría verte patear el trasero de Nick Giovani todo el camino a Big Spring. Yo solo odio que Carson sea tú as en este agujero. Ella es leal a un fallo. Ella está ya pasando un tiempo increíblemente difícil, y realmente no necesita esto ahora mismo." "Lo siento." Los ojos avellana eran sinceros. "Pero tú entiende que traeremos a Howard, McIntosh y Moore abajo, junto con A.C.S. y Giovani. Carson estará sin un trabajo con ellos, por consiguiente. Por lo menos de esta manera ella tiene un poco más control sobre la situación." "Cierto." Kennedy se levantó otra vez. "Ok. Déjame hablar con ella, y ayudarla a evaluar sus opciones. Te responderé en una semana. ¿Está bastante claro?" "Más que claro." Micke la vio salir y miró pensativamente, mientras la alta mujer caminó lentamente hacia el vestíbulo.
***
Carson bebía de un café moca grande que tenía una capa de crema y chocolate. Era una tarde hermosa y decidieron sentarse al aire libre, mirando la mezcolanza de estudiantes que caminaban a lo largo de la acera bajo las cubiertas levantada de la cafetería, que estaba adyacente a la universidad. La rubia limpió sus labios con una servilleta y sonrió. "Solamente tu podrías venir aquí y conseguir ordenar una bebida saludable de café." "Nah. Cualquier persona puede ordenar eso, si quisiera." La abogada terminó un gran descafeinado café de soya. Kennedy respiró profundamente y miraba constantemente en su amiga. "No puedo decirte que hacer, Carson. Yo realmente siento que Mikey te pusiera en esta posición. Si hubiera sabido....
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"Te has disculpado tres veces en las dos horas desde que nosotras salimos de allí." Carson extendió su brazo y palmeó la mano de la morena. "No necesitas hacerlo otra vez. No estoy enojada. Contigo o con él. Él tiene un punto. Por lo menos sé que esto viene, tanto como si ayudo a echar a A.C.S. y a mi firma abajo o no. Esto no explica porque Nick está detrás de mí, pero por lo menos tengo una idea de que sucede con él y Tony ahora. Solo odio el qué ellos hayan sido tan idiotas, mucha gente inocente estará siendo perjudicada. Y odio que yo pueda ser una parte de eso." ¿"Qué es lo tú quieres hacer?" La abogada preguntó suavemente. "No es que tengas que decidir enseguida." "Kennedy.... La rubia vaciló. "Sé que tengo muchos cosas de que ocuparme, y es un poco abrumador. Siento como si estuviera teniendo la peor época de mi vida y la mejor, al mismo tiempo. Yo te conocí, lo cual pienso es una de las mejores cosas que alguna vez me sucedió." "El sentimiento es mutuo." Kennedy tomó su mano y la apretó. Carson la recompensó con una minúscula sonrisa. "Y todas estas cosas con Nick suceden justo después eso. Desearía que tú y yo pudiéramos solo tener un algún tiempo normal juntas por un rato, sin preocuparnos si están siguiéndonos fotógrafos, o cualquier cosa pero solo estando juntas. Oh, esto me recuerda.... tu ibas a enseñarme las fotografías que revelaste de esos rollos que le quitaste a ese individuo en la feria." "Oh, yeah." La abogada se levantó. ¿"Estas lista? Las fotos están en la camioneta." "Seguro." Carson se levantó y se dirigieron al cercano estacionamiento. Kennedy recuperó su maletín de atrás del asiento y sacó un paquete, dándoselo a su amiga. La rubia estudió las fotos lentamente, una por una. El misterioso fotógrafo había conseguido capturar casi cada momento íntimo que ellas habían compartido durante la feria del estado. "Sabes, a pesar de la forma que nosotras conseguimos éstas, tengo que decir, nosotras hacemos una linda pareja, ¿no lo piensas?" La abogada se apoyó contra la parte trasera del Four Runner, estudiando las fotos sobre el hombro de Carson. "Yeah lo hacemos.... Algunas de ésas son enmarcables." Carson sonrió y levantó la mirada. "Estas son un poco divertidas."
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"Uh-huh." La morena rió suavemente, mirando en una foto de ellas dos abrazadas durante la exhibición de luces láser. "Pero yo pienso que tú te miras mejor con los lentes tridimensionales que yo." "No lo sé, tu pareces absolutamente la chica estudiosa con esa serpiente púrpura alrededor de tus hombros." La paralegal sintió una suave palmada en su trasero en respuesta. "Hey, nada de azotes en público." ¿"Oh?" La morena frente se movió sugestivamente. ¿"Eso quiere decir que puedo azotarte en privado?" Carson sonrió y guiñó. "Solo si yo te azoto a su vez." "Querida, tu puedes hacerme cualquier cosa que tú quieras." Kennedy sonrió lascivamente. "Azóteme, abofetéame, haz que extienda mal los cheques." ¿"Tú estás de humor, no es así?" La paralegal colocó las fotos de nuevo en el maletín y volteó, apoyando las manos sobre las caderas de Kennedy. "No puedo evitar eso." La morena agachó su cabeza y rápidamente dio un beso en los labios a Carson. "Yo amo estar a tu alrededor. Tu sacas lo mejor de mí." ¿"De verdad?" Los grises ojos crecieron de repente serios. "De verdad" Largos dedos hicieron para atrás el rubio flequillo. "Me gusta tenerte alrededor, Carson." "Me gusta estar alrededor." La rubia se sintió repentinamente tímida y se ruborizó un poco, antes de cambiar el tema. "Y, contestando a tu pregunta de hace algunos minutos, de lo que quiero hacer, es tener una agradable cena contigo en algún lugar, e ir a Fredericksburg mañana. No quiero pensar acerca de Nick o Tony o en nada más que solamente disfrutar, hasta el lunes, si eso está bien para ti." "Muy, muy bien." Kennedy sonrió y atrajo a Carson acercándola, besándola en el lado de su cuello, apenas debajo de su oreja. ¿"Qué te parece cenar y bailar? En uno de los club sobre la calle sexta Hay una discoteca que los viernes en la noche son estrafalarios. Es divertido bailar y mirar. Muchas personas se disfrazan para esto. Tu debes ver a algunas de las reinas de la fricción." "Suena genial." La paralegal sonrió. "Vamos."
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***
Kennedy y Carson caminaron tomadas de la mano del garaje del estacionamiento en el centro, hacia el club a dos cuadras de retirado. Podían oír el pulsante latido de la música de la discoteca todo el camino desde donde ellas estaban, el sonido del bajo reverberaba a través del aire de la noche. Varias personas caminaban a lo largo de la acera, vestidas en camisas de poliéster multicolores con grandes cuellos, pantalones acampanados, y zapatos de plataforma. Algunas pelucas Afro de gran tamaño podían también ser vistas. "Me siento vestida inadecuadamente." La paralegal miró fijamente en sus jeans y botas negros. Kennedy estudió a su amiga de perfil, observando el negro ajustado haciendo juego con la camisa que contorneaba su cuerpo muy bien. "Pienso que tú estás vestida justo perfectamente." Carson oyó la levemente profunda nota en la voz de su amiga y sonrió a si misma. "Gracias. Pero también siento que puede ser que reviente después de esa comida. Yo había olvidado cuanto me gusta ese lugar, y no mencionar la música en vivo." "Yeah, la combinación de comida típica y el talento musical local les ha dado un prestigio en el mercado en Austin por casi treinta años ya." Para cenar, habían decidido sobre una cercana zona que poseía un restaurante que tenía un menú completo de la comida de Texas, tales como filete de pollo frito y guisantes negros, y también actuaciones en vivo ofrecido por el talento musical local y nacional en varios géneros. El dueño era una celebridad local, y había ayudado a expandir la reputación de Austin para ser la capital de la música en vivo de Texas. Llegaron al club y entraron en una larga fila de asiduos bailarines, todos ansiosamente esperaban que el guardia gorila los dejara entrar. Era una muchedumbre mezclada de gay y rectos, y el club era el club nocturno de moda para bailar en la ciudad. Un encargado auxiliar caminaba de un lado a otro de la fila, permitiendo al azar que algunas de las personas en la fila brincaran adelante y entraran. Él dio una mirada en la alta morena y su rubia compañera, ambas vestidas en todo negro, y les agito la mano arriba. "Pasen." Él permitió que sus ojos vagaran sobre ambos pares de curvas cuando pasaron maldición, ellas deben ser buenas para nuestra reputación. "Tranquila." Carson sonrió. "Esto nunca ha pasado antes."
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Kennedy puso una mano protectora contra su espalda baja, dirigiéndola sin embargo a la multitud. "Encuentro eso difícil de creer." "No, de verdad. Quizá porque no voy a los lugares de escala alta muy a menudo." Carson comenzó a entrar cuando una vigilante la paró. "Hey rubia, necesito ver alguna identificación." La chica metió su chicle y extendió una mano expectante. "Aquí tienes." Carson sacó su licencia de conducir de su bolsillo La chica estudió ésta antes de regresarla, y después extendió su mano otra vez. "Son cinco dólares por cada una." La paralegal comenzó a sacar dinero cuando Kennedy juguetonamente golpeó su mano alejándola de su bolsillo. "Lo tengo, 'rubia'." Ella sonrió abiertamente a su amiga, que frunció el ceño en fingido enojo. Ojos grises se filtraron el cuarto en asombro, mientras Kennedy pagaba la tarifa del cover para ambas. "Wow. Esto es realmente genial." El club ofrecía varios niveles de pistas de baile, múltiples pistas de iluminación, de algunas bolas grandes de discos, y una femenina sombra de una bailarina detrás de una pantalla alta por encima de la pista. Un Disc Jockey estaba sentado en una cabina grande, obviamente el rey de sus dominios. Varias personas estaban paradas alrededor de él, ofreciendo grandes propinas a cambio que les tocaran peticiones especiales. La barra cubría tres paredes, y la gente estaba formada en cuatro largas filas esperarando para ordenar bebidas. "Kennedy, no te ofendas, pero este no parece ser tu clase de lugar." Carson metió su mano dentro del codo de la morena. "Por regla general, no lo es." Encontró una mesa y sacó una silla para Carson. Una vez que la rubia estuvo sentada, ella se inclinó y plantó un beso por atrás del cuello de Carson. "Pero ha sido un largo tiempo desde que he tenido una linda novia con la cual ir a bailar." Sonrió cuando la piel en el cuello de la rubia se tornó rosado. ¿"Quieres una bebida?" "Um.... yeah. Algo con sabor a fruta." Carson volteó en su asiento y levantó la mirada. "Sorpréndeme."
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"Ok. Regreso en un minuto." Kennedy la besó otra vez, esta vez en los labios, y después desapareció ente la multitud. La paralegal miraba detenidamente alrededor y entonces saltó, cuando sintió una mano grande venir a apoyarse sobre su pierna. Ella giró para encontrar a un hombre grande muy borracho sentado en la silla junto a ella. Su cabello era castaño y despeinado, y usaba una camisa sicodélica y una cadena larga de oro que colgaba debajo de su escote, sobre un muy peludo pecho. "Hola allí. ¿Quieres bailar?" "No. No gracias." Carson quitó la mano de su muslo. "Aw, vamos. Es solo un baile." El hombre se inclinó, su respiración apestaba a whisky. "Dime, ¿qué hace una „preciosura' como tú sola aquí adentro, pues?" Él puso su mano de nuevo en su pierna. "Ella no está sola." Una voz sonó detrás, y Carson agradecida volteó. "Ahora porqué tu no quitas tu mano de su pierna antes de que yo tenga que romper ésta." "Ohhhh." El hombre sonrió ampliamente, pero hizo lo que ella pidió. "Lo consigo. ¿Por qué no ustedes vienen ambas a bailar conmigo? Quizá podamos tener un poco de diversión después, por ejemplo, en mi casa." "Mira amigo." Kennedy dejó las bebidas abajo en la mesa y se colocó entre Carson y el hombre, permaneciendo parada con sus manos en sus caderas mirando abajo en él. "Tu quieres esa clase de diversión, ve afuera y saca un anuncio personal. Ahora consigue perderte antes de que vaya y le diga al enorme vigilante allá al otro lado que tú no nos dejas en paz." Ella señaló hacia un hombre muy grande en la puerta delantera, que tenía por lo menos siete pies de alto y cerca de cuatro pies de ancho en los hombros. "Ok. Ok. Ok." El hombre levantó sus manos y se levantó, retirándose. "Mierda. Yo solo quería bailar." Él continuó murmurando para si mientras se alejaba. ¿"Estás bien?" Kennedy observó de repente las pálidas facciones de su amiga. "Yeah." Carson levemente sacudió su cabeza. "Solo.... me hizo pensar de la última noche del viernes con Nick." "Oh." La morena deslizó una botella de agua y un helado de naranja a través de la mesa. "Lo siento, amor." Ella extendió su brazo, trazando la cara de la paralegal con sus yemas. ¿"Hey, te conseguí un bellini? Es de fruta, ¿suficiente para ti?" "Yeah." Carson consiguió sonreír. "Perfecto. No he tomado una de ésas en un rato."
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“Al parecer es el especial de la casa." Kennedy dio la bebida a su amiga y miró mientras la rubia tomó un trago con el popote. "Oooo. Esto es realmente bueno." Carson rió. "No me compres demasiados de éstos. Puede ser que me ponga loquita." "En ese caso, yo necesito conseguirte por lo menos un par más antes de que nos vayamos." Kennedy se colocó detrás, arrastrando su silla cerca de Carson y cubriendo un brazo a través de sus hombros. Miraron a la multitud por un rato, y finalmente se levantaron a bailar. Permanecieron en la pista para varias canciones, haciendo el Hustle y algunas otras líneas de baile, y otras veces simplemente bailaron estilo libre. Kennedy estaba alegre de ver a Carson reírse, y ella misma verdaderamente disfrutaba. Tomaron un descanso para más bebidas y después volvieron a la pista. Carson movió sus caderas sugestivamente en Kennedy y golpeó sus pestañas, acercándose y después dando un paso atrás otra vez. La morena jugó un rato y entonces de repente la atrapó, tirando de ella en cierre y estableciendo un ritmo sensual cuando ellas se movieron juntas al golpe del giro rápido. ¿"Tienes alguna idea de lo preciosa que eres?" Ella ronroneó en el oído de Carson y entonces rápidamente la besó. "Solo para ti." La rubia susurró. Ella oyó cambiar el tempo de la música, cuando una canción lenta comenzó a tocar. Se fundió contra el cuerpo de Kennedy y sintió a la alta mujer envolverse alrededor de ella. "Mmm. Esto es agradable." "Si lo es." La abogada la mantenía cerca, recorriendo sus manos arriba y abajo de la espalda de Carson. Besó la cabeza de la rubia y luego se trasladó más bajo, capturando sus labios, profundizando el contacto cuando sus lenguas bailaron juntas con el ritmo de la música. Se separó y después mordisqueó abajo por la línea de la mandíbula de Carson, sintiendo el cuerpo de la joven mujer presionarse más cerca contra ella. Ella llegó a un tentador lóbulo y lo mordisqueó. "Desearía que nosotras estuviéramos a solas en este momento." La rubia levantó su mano, trayendo la cara de Kennedy de nuevo, y sus labios se encontraron otra vez. Cuando la canción terminó ella se separó, tomando varias inestables respiraciones. Se levantó de puntillas y abrazó a la morena fuertemente. "Kennedy, vamos a casa."
***
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Ese fue el viaje más largo a casa de su vida. Muy poco fue hablado entre ellas, pero la electricidad en la camioneta era casi palpable. Kennedy dejó una mano en la pierna de Carson el camino entero, trazando ociosos patrones allí con sus yemas. La paralegal ocasionalmente levantada los largos dedos, besándolos uno por uno antes de soltarlos para que continuaran vagando. Cuando llegaron a la casa, Kennedy vino del otro lado de la camioneta al lado del pasajero y ayudó a su amiga a salir de la camioneta. Cuando los pies de Carson chocaron contra el piso del garaje, ella se encontró presionada contra el lado de la camioneta, cuando una muy hambrienta abogada la besó y largos brazos la mantenían abrazada. Sintió un fuerte muslo deslizarse entre sus piernas, y Kennedy suavemente movía su pierna contra ella. La paralegal gemía quedamente y sintió las fuertes manos agarrar su trasero, incrementando el contacto con la pierna de Kennedy. "Dios te deseo, tanto." La voz ronca por la pasión de la alta estaba a pulgadas de su oído. "No sé si puedo esperar mucho más tiempo." "Entonces no," Carson respiró suavemente. La abogada se hizo hacia atrás y estudió oscuros ojos grises de cerca. ¿"Estás segura? Yo estaba pensando un poco, en Fredericksburg.... Un tierno beso la silenció, y suaves labios mordieron arriba en un lado del cuello de Kennedy. "Kennedy, no pienses tanto." Los azules ojos brillaron en la oscuridad, y la abogada levantó ambas manos de Carson, poniendo un beso en cada nudillo antes de darles vuelta y besar el interior de cada palma. Ella tiró de su amiga en un fuerte abrazo y encontró el oído de la paralegal otra vez. "Te amo, Annie Carson Garret." Kennedy tomó la mano de Carson y la condujo a la casa, por la sala y a través del dogtrot. Cuando llegaron al pasillo, levantó a la rubia en sus brazos y la llevó el resto del trayecto al dormitorio, dejándola suavemente encima del comforter. Fuertes manos tiraron de las botas de Carson quitándoselas, y éstas golpearon contra el piso de la dura madera con un ruido sordo amortiguado. La abogada se quitó sus propias botas y después se
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arrastró arriba en la cama, permaneciendo por encima de Carson, apoyando su peso en sus antebrazos. "Así es como yo quiero que sea." La paralegal levantó su mano, memorizando la cara de Kennedy con sus dedos. "Mi primera vez contigo, en tu casa, en tu cama. Te amo. Y me siento tan segura aquí contigo." "Lo que tú quieras, bebé." Kennedy cerró la distancia, suavemente besando a Carson, trazando sus labios con su lengua y suspirando suavemente cuando la paralegal la abrió, concediéndole entrada. Exploró la boca de la rubia mientras una mano vagó abajo a lo largo del costado de Carson, tirando de la tela de su camiseta negra sacándola de sus jeans. Subió suavemente la tela, remontando patrones a lo largo de la sedosa piel hasta que ella llegó a la textura de satén del bra de Carson. "Tan suave." La paralegal sentía el ardiente rastro tras el tacto de Kennedy y ella se movió, permitiendo que la abogada se colocara entre sus piernas. Envolvió un brazo a través de los hombros de la morena, animándola a que continuara con los expertos toques que le estaban robando su respiración y el habla. Extendió su otra mano por la espalda baja de la morena y sintió fuertes caderas apretarse contra ella en un continuo patrón. "Ahh, Kennedy." Ágiles dedos trabajaban en el gancho delantero de su bra, y entonces el tacto llegó a ser mucho más insistente. "Deseo quitar esto." La morena la levantó, ansiosamente tirando de la camiseta negra. Ella ayudó a Carson a levantarse y después quitó el bra y la camiseta sacándolos juntos, lanzando ambos a un lado. Con cuidado bajó a la rubia echándola hacia atrás sobre la cama, sus ojos bebían en la vista de la suave piel desnuda. "Dios, eres tan hermosa." Ella comenzó a bajarse otra vez, cuando una firme mano se posó en su hombro. "Tu también." Los dedos de Carson desabrocharon en los botones de la camisa negra de Kennedy. Cundo la paralegal alcanzó el último, la morena encogió los hombros sacando la camisa y se recargó en sus talones, y desenganchó su bra mientras Carson deslizaba los tirantes bajándolos por sus brazos. Kennedy miró como su nueva amante estudiaba su cuerpo parcialmente desnudo con sus ojos por primera vez. "Respira, Carson." Ella se rió suavemente. "Yeah. La respiración es una buena cosa." La rubia se sonrojó y después extendió su mano, haciendo círculos en los inflamados pechos de Kennedy con sus dedos. "Tú eres bella, ¿tú sabías eso?"
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La abogada sintió a su cuerpo responder al tacto de Carson, y despacio se hizo hacia atrás, suspirando cuando piel rozo contra piel. "En tus ojos, amor." Sus labios encontraron el cuello de la paralegal y ella mordió en él, antes de mordisquear un lento rastro abajo al escote de Carson. Se movió, besando las suaves y redondas curvas, moviéndose hacia adentro hasta que alcanzó su endurecido pezón. Lo besó, y después lo lamió lentamente, sonriendo contra la piel de Carson cuando oyó a la rubia gemir. "Tranquila, bebé." Su boca se cerró alrededor de la firme carne, y su mano se deslizó entre ellas, bajando a lo largo de la parte superior del muslo de Carson y entonces hacia adentro hasta que ésta llegó a la cálida tela. Ella continuó amando los pechos de la paralegal, y comenzó una tierna caricia con el movimiento de sus dedos. Carson gritó y se agarró alrededor del cuerpo de Kennedy apretándola en reflejo. Su mundo entero se enfocó en el tacto de su amante y sintió los labios de la abogada dejar sus pechos, pues ellos besaban y mordisqueaban bajo su torso hasta que sintió a Kennedy trabajar en el botón y el cierre de su jeans. Entonces sintió su trasero levantarse, y una sensación de tironeo, cuando la abogada resbaló sus jeans y ropa interior quitándoselos y lanzándolos al piso. "Hey." La voz profunda de la alta tarareó contra su vientre, justo debajo de su ombligo, causando una deliciosa sensación de cosquilleo. ¿"Qué es esto? No lo tenías en la fiesta del esquí." La rubia se forzó para enfocarse y se levantó sobre sus codos. "Oh." Ella se ruborizó. "Durante la semana después de la fiesta, salí con algunas amigas a Sue Ellen‟s. Nosotros fuimos a brindar un poco y bien, ¿tú conoces esa sala de tatuajes y piercing al otro lado de la calle de allí?" "Yeah" Kennedy se deslizó arriba, poniéndose sobre su costado y apoyando su cabeza sobre su mano, su dedo hacía círculos alrededor del botón del vientre de Carson. ¿"Así que ellos te hablaron de conseguir una perforación, huh?" "No exactamente. Yo estuve pensando en esto por un rato. Un poco mi propia declaración de libertad." La rubia estudió el diminuto plateado perno de dos cabezas que salía en cada lado de la parte superior de su ombligo. "Hace..... ¿Tú piensas qué es feo?" "Nooooo." Una calida voz ronroneó. "Sexy. Y podemos tener un poco de diversión una vez que todo cicatrice." Kennedy se bajó de la cama y lentamente deslizó sus jeans. "Además, tú no eres la única con un poco de arte en el cuerpo."
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Carson miró las largas desnudas piernas aparecer, y el suave tambalear de los pechos de Kennedy cuando se inclinó para terminar de quitarse sus jeans y ropa interior. Ella tragó con dificultad cuando la morena se levantó en su completa altura. "Oh." Ella sonrió. Entre el ápice de la cadera izquierda y el muslo de Kennedy estaba un pequeño tatuaje, que parecía ser una intrincada punta de flecha recubierta con un nudo céltico. "Eso es de verdad lindo. Tú eres realmente hermosa." Kennedy absorbió la evaluación de su amante, observando el deseo en los ojos de Carson. "Yo imaginé que si cubría ambos lados de mi herencia, mis padres estarían probablemente mucho menos enojados cuando lo descubrieran. Yo tuve razón." Se arrastró de nuevo sobre la cama y recorrió un dedo desde hueco de la garganta de Carson todo el camino abajo a su plano estómago. ¿"Ahora, dónde estábamos? ¿Estábamos justo aquí?" Carson sintió el tacto de la mano de Kennedy apartar sus piernas, cuando la morena se colocado de nuevo entre ellas. Ella reanudó sus anteriores atenciones, besando cada pulgada de la desnuda piel, su mano se deslizó entre ellas otra vez, resbalando abajo y continuando la firme caricia moviéndola para posarla en el fuego del cuerpo de su amante. La mujer más joven gimió y enterró sus uñas en los hombros de Kennedy. La morena se deslizó arriba, dejando su mano en el lugar, y besó a su amante apasionadamente. Se separó y estudió la cara de Carson. Las pupilas de la rubia estaban dilatadas y su piel estaba ruborizada. Ella liberó cortas irregulares respiraciones, y su cuerpo comenzó a establecer un continuo ritmo oscilante con los movimientos de Kennedy. Tan hermosa. ¿"Te hace esto sentir bien bebé?" Ella sonrió y besó los labios de Carson. Por respuesta, Carson tiró de ella abajo más cerca y la abogada mordiscó en el lóbulo de Carson y después frotó con su nariz su cuello. "Está bien, Carson. Te tengo. Tú puedes dejarte ir, bebé. Te sostendré." Carson sintió una oleada de serpenteantes sensaciones que crecieron y después estallaron, cuando su cuerpo se convulsionaba una y otra vez. Vagamente oyó a Kennedy susurrar palabras ininteligible en su oído, cuando la morena utilizó los expertos dedos para prolongar su placer. Finalmente, Carson liberó una larga y temblorosa respiración y se hundió nuevamente dentro del colchón sentía confortantes tactos por su cara y cuerpo.
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Kennedy tiró de la mujer más pequeña contra ella y rodó en su espalda, envolviendo sus brazos y piernas alrededor de su nueva amante. Carson se colocó contra ella y sintió a la rubia trazar lentos patrones contra la piel de su estómago. ¿"Estás bien?" "Yeah." Los grises ojos levantaron la mirada y le sonrieron. "Más que bien. Eso..... Fue...solo..... Yo no puedo describir lo que estoy sintiendo. Esto es bueno, sin embargo. Yo nunca.... no con alguien más. Tu eres la primera con quien siempre.... en todo caso, esto fue exactamente donde yo quería ir." Los ojos de Kennedy crecieron de par en par con comprensión. "Te amo, Carson." Ella atrajo a la joven mujer abajo para un beso. "Me alegra haber podido llevarte allí, bebé." "Pienso que es mi nuevo lugar favorito a visitar." Carson se ruborizó, Kennedy se rió suavemente por la pasión en su voz. La rubia sonrió maliciosamente. "Ahora..... Ella besó el cuello de la morena. "Vamos ver si puedo devolver el favor." La morena suspiró, cuando Carson comenzó a remontar su pecho y torso. "Carson, tu no tienes que..... Oh Dios.... Quiero decir a menos que tu desees a.... Oh, yeah.... Ella se arrastró, sintió una suave succión en uno de sus pezones. ¿"Estás segura que tú nunca has hecho esto antes?" Sonrió en una nota jadeante. "Sí, pero yo leí mucho." La rubia sonrió, y entonces sus labios se movieron más abajo. Mordisqueó algunos puntos sensibles, recibiendo minúsculos gemidos en respuesta. Se detuvo brevemente en el tatuaje, trazándolo primero con sus labios y después con su lengua, antes de moverse más bajo. "Oh, Dios." Kennedy jadeó. "Tú te has vuelto tremendamente religiosa repentinamente, Srta. Nocona." Carson mordisqueó en el interior de un sabroso muslo. "Solo recordando..... Ahhhh.....Gracias." Sus músculos del estómago se agitaban cuando la rubia bajo suavemente en su muslo. "Uh-huh." La paralegal sonrió cuando se trasladó al otro muslo, y después hacia adentro. ¿"Tú aprendiste eso de un libro?" El cuerpo de la abogada involuntariamente se arqueó cuando la boca de la rubia llegó a lugares mucho más sensibles. "Qué clase de libro podría...... oh dulce Jesús....
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"Kennedy.... Carson se levantó y frunció el ceño. Y después sonrió. ¿"Tú de verdad quieres que yo te hable sobre eso en este momento, o que te demuestre justo lo qué aprendí?" Ella apretó una firme mejilla del trasero para enfatizar. "Ahhh, querida.... demuéstramelo.... Por favor." La abogada sintió algunos muy íntimos besos. "Por favor... "Ya lo creo." Kennedy fue reducida a un charco de suspiros y gemidos, cuando Carson demostró que a veces, leer es realmente fundamental. Mucho más tarde, Kennedy sostenía a Carson en su sueño. Habían pasado algunas horas en adicionales exploraciones, familiarizándose la una con la otra en un nuevo y diferente nivel. Finalmente, exhausta, Carson se había arrastrado simplemente dentro a sus brazos y Kennedy había tirado de las sabanas hacia arriba encima de ambas. La sensación del cuerpo desnudo de su amante arrellanado contra su propia piel era extrañamente familiar, y confortable, de una manera que no podía explicar. Había habido muy poca dificultad entre ellas, y solo por instinto parecían saber cómo complacerse la una a la otra. Genial. Ella contempló eso y entonces encogió los hombres. Puso un beso en la cabeza rubia y después se unió a su amante en el sueño.
***
¿"Qué quieres decir con que ella desapareció?" La cara de Nick Giovani estaba roja como remolacha, y las venas en su cuello bombeaban en cólera. "Ella se despidió de Rebecca, dijo que se iba para Austin, y abandonó la oficina. La siguiente cosa que sabemos, es que habían pasado treinta minutos y su auto todavía estaba estacionado al otro lado de la calle." Tony llevó al hombro sus palos de golf. "Nosotros no tenemos idea adonde fue. Suponemos que a Austin, pero no sabemos cómo llegó allá. Él auto seguía en el estacionamiento temprano esta mañana." "Supongo que a este punto debo cancelar a mis hombres. Estoy pagándoles por hora para vigilar el auto." El bajo hombre indicó a su caddy, que estaba atrás de los dos hombres, ellos salieron de la tienda hacia su carro de golf. ¿"Y tú estás seguro que nadie la vio dejar el edificio? ¿Guardias de seguridad? ¿Cámaras?"
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"'Francamente no." El abogado subió su bolso en la parte trasera del carro y comprobó la hielera para cerciorarse de que estuviera asegurada. ¿"Cuál es el gran golpe? Tú puedes intentar otra vez algún otro fin de semana. Han estado juntas por los dos anteriores fines de semana. Éste marcas tres. No hay razón para pensar que no continuarán por un rato." "Porque yo quiero morder esto en el capullo." Nick se sentó en el asiento de pasajero del carrito de golf. "No me gusta no poder guardar lenguas en enemigos potenciales. Y Kennedy Nocona es un enemigo, por lo que a mi respecta. „anormal abogada liberal„. Si ella intuye, nosotros estamos muertos." ¿"Alguna vez se te ocurrió a ti que ella no sería un enemigo si no la hubieras hecho uno?" Tony rodó sus ojos. ¿"Tú no consigues esto, no?" Nick hizo una pausa, considerando su compañía. Él volteó al caddy que esperaba. "Y tú niño." Él sacó un billete de cincuenta dólares de su cartera. "No necesitamos un caddy hoy. Continúa y toma la mañana libre." "Gracias, señor." Los ojos del adolescente se iluminaron cuando él aceptó la propina y desapareció rápidamente metiéndose en la tienda. "Ahora.... El bajo hombre giró de nuevo hacia Tony, que había tomado su lugar en el asiento del conductor. "Como yo estaba diciendo, tu no lo consigues. Si Carson o Kennedy intuyen, nosotros podríamos ir a prisión. Si no podemos conseguir que Carson vaya junto con nosotros." El abogado se quedó en silencio por un largo momento. Tengo una hermosa esposa. Dos perfectas niñas. Un lindo hogar más de lo que yo siempre anhelé. Buen trabajo ganando mucho dinero. ¿Cómo demonios terminé encadenado a este exigente pequeño bastardo? Él suspiro. Tony Moore nunca tuvo la intención de hacer algo ilegal, o incluso impensable. Esto había sucedido tan gradualmente. ¿Cuándo fue la primera vez que cruce la línea? Él frotó sus sienes e intentó recordar. Ahhh. Ese fue un pequeño caso, realmente. Un simple resbalón y un desplome en una tienda de comestibles que fue todo captado en una videocinta. Debe haber sido colocado antes de que éste incluso fuera a entrar en litigio. Él recordó la insistencia de Nick que el expediente necesitaba ser trabajado a fondo, y los incontables gastos innecesarios por múltiples investigadores privados, declaraciones extras, y costosas compras de objetos de diseñador. No se le había ocurrido a él que estaban rápidamente consumiendo el
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deducible. Nick era el cliente, después de todo. Tony había únicamente estado siguiendo sus deseos, a pesar de su propia persistente conciencia, que le decía que algo no estaba correcto. ¿Cuándo yo dejé de escuchar mi conciencia absolutamente? Ahora era demasiado tarde. La prisión era una muy verdadera posibilidad si ellos fueran atrapados en este momento. Tony era ya un prisionero, sin embargo. Soy tan cobarde. Él brevemente consideró las consecuencias de ir a Howard y de confesar, y justo tan rápidamente despidió la idea. En el menor de los casos, él sería despedido. En el peor de los casos, Howard estaría alimentando con él a los lobos. Él no estaba preparado para que su familia atravesara por la humillación pública. Él miró a Nick y entonces sus ojos se apartaron a otro lado, estudiando en la temprana mañana el rocío aun aferrado en la hierba, destellando como minúsculos diamantes en la brillante luz del sol. "No. Yo lo entiendo. Solo pienso que si dejamos a Carson y Kennedy solas estarán probablemente causando menos problemas para nosotros." "Tony, déjame manejar esto." Nick resopló, y encendió un cigarro. "Vamos a jugar antes de que perdamos nuestra reservación."
***
La primera luz del amanecer poco a poco se filtró a través de las persianas y llegó a la cara de Kennedy. Oscuras pestañas se agitaron abriéndose y ella parpadeó. Y sonrió. De alguna manera durante la noche, ella había rodado sobre su costado, y podía sentir el cálido cuerpo de Carson presionado detrás de ella, uno de los brazos de la rubia cubrían alrededor de su estómago. Ella miraba abajo la mano de la paralegal, que estaba apoyada suavemente contra su estómago. Yo podría definitivamente acostumbrarme a despertar así. "Mmmmm." Carson se movió detrás de ella, y frotó su cara en el fragante oscuro cabello. ¿"Estás despierta?" "Yeah." Kennedy levantó la mano de Carson, trayéndola a sus labios y la besó suavemente. "Demasiado temprano." La rubia murmuró. "Vuélvete a dormir."
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"Yo estaba pensando acerca de levantarme y correr." Kennedy se rió internamente y cogió la respiración, esperando. La mujer más pequeña medio se levantó y se inclinó, mirando fijamente en un ojo azul que ella podía ver de perfil. ¿"Estás loca?" "Solo bromeaba." Kennedy volteó su cabeza y sonrió. "Supongo que yo conseguiré hacer mi ejercicio, en la excursión esta tarde." "Bien." La rubia se hundió nuevamente contra la almohada. "Me alegra de que lográramos establecer eso." "Podríamos levantarnos, sin embargo. Conseguir un temprano comienzo." La morena mordió su labio para evitar reír. Habían estado levantadas bastante tarde, y a decir verdad, su cuerpo se sentía malditamente bastante aletargado. Ella simplemente disfrutaba de la reacción de su amiga. Soy malvada. Carson gimió y se levantó respaldándose contra la cabecera. "Tú estás loca." Ella se inclinó y mordisqueó en un expuesto hombro. "Y sabrosa." Kennedy cerró sus ojos. "Esto se siente bien." La rubia comenzó a rasguñar ligeramente la espalda de su amante, y miró el alto cuerpo estirarse lánguidamente, como un gato, antes de que Kennedy simplemente se enroscara en su costado, asegurándose de que mucha de su espalda estuviera expuesta. "Tu estas persiguiendo un placer, ¿no es así?" Carson sonrió y continuó con el rasguño, haciendo círculos contra la suave piel con sus uñas. "Sí, madame." La ronca voz de la mañana contestó adormilada. "Mantén eso y yo estaré yendo de nuevo a dormir. Mi madre acostumbraba alguna veces rascarme la espalda antes del baño cuando era pequeña. Funciona como por encanto." ¿"De verdad?" La voz de la rubia era muy suave. "Haré lo mío." Ella se inclinó y continúo sus acciones, esperando hasta que oyó la profunda respiración de Kennedy y luego ir más pausadamente. Besó el hombro una vez más y entonces se enroscó respaldándose contra la abogada, tirando las sabanas hacia arriba alrededor de ellas.
***
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El taxi amarillo brillante paró en la entrada del estacionamiento, y Heidi salió, pagando la tarifa. Echó un vistazo y vio el oscuro sedan que había estado allí desde el día anterior. Ella había querido recoger el auto de Carson el viernes, pero cada vez que miraba por la ventana de su oficina, ese mismo sedan había estado estacionado allí. Los hombres eran tan evidentes. Combinado por el hecho de que por lo menos una vez ella había cogido a Nick Giovani parado junto al auto hablando con sus ocupantes. El edificio de oficinas de Heidi estaba en la cuadra siguiente de donde Carson trabajaba. Kennedy había estado más que aliviada cuando habían hecho ese descubrimiento, y había pedido secretamente a su amiga que intentara mantener un ojo fuera para Carson tanto como ella pudiera. Carson había conseguido encontrar fotos de Tony y Nick que ella había tomado en las fiestas de Navidad de la oficina el año anterior, de modo que Heidi pudiera saber como eran los dos hombres. Ahora, ella estudió cuidadosamente el oscuro auto, memorizando el número de la matrícula para investigarla más adelante. Había dos ocupantes, ambos se quedaron dormidos en la hora temprana de la mañana. Bobos. Sonrió ampliamente. Habían estado probablemente de servicio toda la noche. Tranquilamente se dirigió al Integra de Carson y pulsó el control para la entrada de la llave. Se deslizó en el asiento del conductor, miró detenidamente una última vez en el sedan, y encendió el motor. Salió del estacionamiento y rió. Los dormidos hombres nunca vieron el auto irse.
***
Un largo brazo chocó contra el teléfono, cuando sonó ofensivamente, escandaloso sacando de un profundo sueño a Kennedy. Maldición. Se me olvidó apagar éste ayer por la noche. Ella consiguió sonreír. “De acuerdo yo estaba un poco distraída en ese momento”. Ella agarró el auricular en el primer timbrazo, esperando que no hubiera perturbado demasiado a Carson. ¿"Hola?" Su voz fue un grave susurro. Carson lentamente abrió sus ojos y escuchó. Ella levantó el cabello de Kennedy, besándole el cuello. La abogada rodó sobre su espalda y abrió un brazo, invitando a la rubia a arrimarse, lo que ella hizo inmediatamente, apoyando su cabeza en un amplio hombro, sintiendo la voz de la morena vibrar en su pecho contra la cara de Carson. Una rubia frente se frunció divertida en la desigual conversación.
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"No, no estoy levantada todavía.... Está bien..... Sí, me quede dormida.... Yo hago esto de vez en cuando y luego..... ¿Desde cuándo?.... Yo no lo se.... solo a veces. . . Estuve levantada un poco tarde, eso es todo. Los ojos azules miraron fijamente abajo a la rubia cabeza y rozó sus labios contra ésta, escuchando a quienquiera que estuviera en el otro extremo de la línea. "No.... No estoy enferma..... No, de verdad." Kennedy sentía la mano de Carson frotar su vientre, y ella en reflejo cerró sus ojos. "Oh, realmente.... Bien, yo solo mataré a mi hermano mayor por eso.... Porque Mamá, él no tenía que hablarte de este asunto..... ¿Fotografías? Oh, dios, mamá, de verdad.... Ok, yeah, te enviaré una si tu solo.... Los grises ojos se ensancharon y Carson rodó sobre su estómago, presionando una mano contra el pecho de Kennedy y apoyando la barbilla en el, silenciosamente observando a su obviamente nerviosa amante. "Maaamaaa..... La voz de la alta gimoteó. "Eso es un poco temprano para estar planeando, ¿tú lo no piensas? Quiero decir es más de un mes.... Sí, lo sé, me gusta comenzar a planear el menú con antelación pero.... Ok.... solo dame un poco de tiempo..... Bien yo no lo se.... La abogada pareció reservada por un momento, escuchando a su madre, y la rubia sonrió, pellizcando en la sensible piel bajo su mano. Ella recibió un suave golpe en su desnudo trasero y abrió su boca para protestar, cuando una mano grande se puso encima cerrándola y dos azules ojos suplicaron silenciosamente por compasión. Ella cedió y se hizo hacia atrás para mirar el show. "Yo..... No..... No en este momento.... Te llamaré mañana por la noche, ¿Ok?.....No... No..... Solo no puedo en este momento..... Yo..... Kennedy se ruborizó en un oscuro carmesí y Carson sonrió, preguntándose qué habría dicho su madre. ¡"Mamá! No puedo creer que tú me preguntes eso..... No...... Sí. .... Bien tú preguntaste..... ¡No! Mamá, absolutamente no..... Está bien, le preguntaré..... Sí, lo prometo.... ¡No! Ya te dije eso..... Mamá..... NO estaré poniéndola al teléfono..... La comprensión amaneció, y fue el momento de Carson de ruborizarse. Ella jadeó silenciosamente y enterró su cara en el hombro de Kennedy. La abogada se rió suavemente. "Felicitaciones Mamá, tu acabas de avergonzar sacando el infierno fuera de mi novia."
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El resto de la conversación flotó sobre Carson, que mantuvo su cara oculta. Sintió a Kennedy comenzar un suave masaje en su espalda y sintió gradualmente que algo del calor dejaba su cara. Finalmente, la abogada colgó y cerró el otro brazo alrededor de la rubia, abrazándola fuertemente. "Hey, ¿tú estás bien?" Ninguna respuesta. "Carson, lo siento." Ella se movió, forzando el contacto visual. ¿"Me perdonas?" "Yeah." Ojos grises centellearon tímidos. ¿"Puedo esperar alrededor de diez años antes de que conozca a tu madre? Quizás para entonces ella se olvidará de quien soy yo." Kennedy rió y besó la frente de su amante. "Carson, casi tengo treinta y tres años. Mi madre no es ingenua para pensar que nunca he tenido sexo. Diablos, en este momento yo pienso que ella está probablemente aliviada que lo tenga, incluso si esto es con otra chica." La rubia abrió su boca. Y entonces la cerró y enterró su cara otra vez, esta vez en la almohada. Sintió minúsculos besos en la parte superior de su espalda y reapareció lentamente. "Aún, pienso que moriré de la vergüenza si alguna vez me encuentro con tu madre." "Hmmm..... La abogada estudió la cara de su amante. "No se si pueda lograr que tú termines el Día de Acción de Gracias en Alpine sin que te la encuentres, pero lo intentaré." ¿"Huh?" Los ojos de Carson crecieron de par en par. Kennedy estiró su mano, haciendo hacia atrás el rubio cabello. "Mamá te invitó a que vinieras a casa conmigo para Acción de Gracias. Parece que Parker les ha dicho todo sobre ti." ¿"De verdad?" Carson sintió su corazón agitarse. Habían sido dos años desde que ella pasó el día de fiesta con una familia establecida. La perspectiva la abrigó por todo. "Yeah, es decir, si tu lo deseas." La abogada bajó sus ojos, asustada de que quizá esto fuera demasiado pronto para estar hablando acerca de conocer a la familia y pasar los días de fiesta juntas.
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"Tú.... ¿Quieres que yo?" La rubia se puso donde ella pudiera ver la cara de su amante. "Se sincera conmigo, Kennedy. No quisiera que tu madre te forzara hacer algo que tú no deseas hacer..... Entiendo si tu preferirías que yo no." "Amaría que tú vengas a casa conmigo." Los azules ojos destellaron con silenciosa felicidad. "Estaba pensando acerca de preguntarte de todos modos." Carson levantó su brazo, tirando de Kennedy abajo para un persistente beso. Se separaron y la morena miró detenidamente en los claros grises ojos. Rozó sus nudillos contra la mejilla de Carson. "Mamá va a amarte. Casi tanto como yo."
***
* En Texas y otras partes del sur, el término "coca cola" se utiliza de la misma manera en que "soda" o "gaseosa" son usados en otras partes del país. Dr. Pepper es una coca cola. Sprite es una coca cola. Pepsi es una coca cola. La cerveza de la raíz es una coca cola. No importa lo que la etiqueta en la lata dice que es, si es carbónica y tiene mucha azúcar en ella, pero nada de alcohol, es una coca cola. ** Prisión federal en Big Spring, Texas. Muchos de los criminales de cuello blanco son enviados allí, y ésta algunas veces es referida como un "Club federal."
Capítulo 7
¡Oh, genial!" Carson contempló los 425 pies de la colina de granito rosa enfrente de donde estaba estacionado el Four Runner. Ella estudiaba un folleto que habían tomado en el centro de información. ¿"Así qué Enchanted Rock es el segunda montaña más grande de los Estados Unidos?" "Depende de lo que tú lees. Es la segunda cúpula más grande de exfoliación de los Estados Unidos. La Montaña de Piedra en Georgia es la más grande." Kennedy sonrió e inhaló profundamente, percibiendo el tenue olor del mesquite llevado en la ligera brisa que soplaba metiéndose a través de las ventanas abiertas de la camioneta. "Era sagrado para la tribu de Tonkawa. Pensaban que la roca fue habitada por los espíritus que construyeron los fantasmas del fuego en la cima, y que los espíritus gimen en la noche. El gemido se debe realmente a que la roca se enfría en la noche, y el ruido es hecho por la roca que se contrae después de expandirse en el sol todo el día." ¿"Fantasmas del fuego?" La rubia tembló con expectación. Carson amaba los misterios y las historias de lo sobrenatural. "Bien vamos..... Ella abrió la puerta y salió pisando la gravilla del estacionamiento. ¡"Vamos!" Ella agarró su mochila y sonrió. "Yo te encontraré al pie de la senda allá." Kennedy frunció el ceño cuando miró a Carson alejarse. ¿Pregunto qué pasa con esto? Carson había estado alternadamente de habladora a introspectiva por la mayor parte del viaje desde Austin. Ella meneó su cabeza levemente y lentamente salió del vehículo, después cuidadosamente abrochó su propia mochila alrededor de sus caderas, saltando arriba y abajo un poco en sus talones para establecer su peso. Ella se aproximó a la paralegal, que estaba inclinada contra el pasamano, su cara inclinada y echada hacia atrás un poco, sus ojos cerrados. El sol caía sobre sus ligeramente bronceadas facciones y ella suspiró satisfechamente, cuando sintió a Kennedy moverse junto a ella y deslizar un brazo alrededor de sus hombros. "Bonito día," Carson murmuró, con sus ojos todavía cerrados, absorbiendo el calor de los rayos del sol de la tarde sobre su piel. "Yeah, lo es." Kennedy mordió su labio inferior pensativamente. ¿"Todo está bien?"
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Maldición, la rubia mentalmente maldijo. Ella puede leerme ya bastante bien. Era efectivamente un día muy agradable, después de una muy agradable mañana que se había transformado una corta repetición de la actuación de la noche anterior. Ellas no se habían marchado de Austin hasta cerca del mediodía, y ahora eran casi las dos. Había esperado guardar sus propias pequeñas inseguridades para algún otro momento, no deseando estropear este hermoso pequeño momento que ellas tenían para estar juntas. ¿"Carson?" Una vacilante voz de la alta la trajo de nuevo al presente. "Yeah, todo está bien." Su voz era baja y poco convincente. ¿"Pero...?. La abogada se negó a dejar el resto del asunto. "Solo me preguntaba..... Quiero decir.... anoche.... Ella se detuvo brevemente y respiró profundamente. ¿"Era tu primera vez desde que Ángela murió?" Las palabras vinieron volcándose hacia fuera, neutrales. Claros azules ojos parpadearon y después se suavizaron, Kennedy se acercó y se paró de frente a su nueva amante. Apoyó sus manos contra la cintura de Carson y miró atentamente en unos inciertos ojos grises. "Sí, lo fue." Inclinó su cabeza de lado. ¿"Por qué preguntas?" "Yo pensaba que." La atención se la rubia se perdió afuera en la distancia, en alguna parte sobre el hombro de Kennedy. "Yo.... um.... Solo me preguntaba si tú tuviste algún arrepentimiento.... o cualquier cosa" Y si yo lo hice bien, ella agregó silenciosamente. Oh, veo el problema. La alta mujer estudió la impronunciable pregunta en la cara de Carson. Se inclinó hacia adelante hasta que sus labios estuvieron a meras pulgadas de una rosada oreja. "Ningún arrepentimiento, bebé. Anoche fue una de las mejores noches de mi vida. Por no mencionar que esta mañana fue bastante espectacular también. Tú.... um.....Un largo dedo trazó una mejilla levemente ruborizada y Kennedy sonrió ”....Vamos solo a ponerlo de esta manera. Voy a tener un muy difícil rato en concentrarme en el senderismo hoy, porque voy a estar realmente, realmente tentada solo a tirar de ti detrás de una roca en alguna parte y de ompphh..... Una mano cayó firmemente sobre su boca. "Conseguí el cuadro." Los grises ojos parpadearon y Carson atrajo a Kennedy dentro de un abrazo. "Gracias," ella susurró, sus labios levemente rozaron contra el lado del cuello de Kennedy. Se hizo hacía atrás y sonrió maliciosamente. "Entonces... ¿Nosotras escalaremos a la cima de eso?" Ella gesticuló hacia la colina.
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"Esa es la idea." La morena se agachó para atar un cordón en una de sus botas de excursión. ¡"Te juego una carrera a la cima!" La paralegal rió suavemente y salió. ¡"Hey!" Kennedy saltó en sus pies. ¡"No es justo!" Ella se dirigió hacia su amiga, no parando hasta que estuvo unos pocos pasos detrás de ella. Ellas se establecieron en un ritmo, sus musculosas piernas se esforzaban para llevarlas a ellas arriba a la colina, sus pulmones inhalaban profundas respiraciones del limpio fresco aire. Era un maravilloso día, cálido y soleado, perfecto para los shorts y camisetas. Varios otros senderistas estaban también dispersos a través de la colina, así como los muchos que habían ya alcanzado la cumbre y molían alrededor de la relativamente plana cima de la roca. Carson se retrasó un poco y miró sobre su hombro y entonces adelante para arriba, calculando su distancia a la cima. Miro detrás otra vez en la bronceada cara de Kennedy, y observó atentamente, siguiendo la mirada de la morena que estaba mantenida sobre un punto bien al sur de su propia cara. "Hey." Ella meneó la parte de su cuerpo en cuestión. "Ojos en tu objetivo, Nocona." "Oh, querida'," Kennedy ronroneó. "Ellos lo están." Sus ojos se arrastraron más abajo hasta que ella miró el musculoso bien proporcionado par contrayéndose con cada uno de los pasos de Carson. Ella gimió internamente. Esta iba a ser una larga tarde. Después de un corto tiempo llegaron a la cima. "Wow." Carson miraba a su alrededor, lentamente girando en un círculo de trescientos sesenta grados. "Es hermoso." Extendido en millas alrededor de ellas estaba el suave retumbar de la colina en el campo de Texas, cubierto en vivo roble, negra nuez dura, el frotar del mesquite, y varias otras formas de vegetación. Cayendo en la distancia podrían ver el diminuto trocito de plata de Lake Inks. El cielo elevado era un brillante vivo azul y ligeras nubes acumuladas flotaban cerca, ocasionalmente bloqueando la intensa luz del sol. Era un día en la tarde típica de octubre. "Tu eres hermosa." Kennedy envolvió sus brazos alrededor de Carson por detrás y la apretó un poco, antes de apoyar su barbilla en la cabeza rubia. ¿"A dónde, mi querida?" Carson sacó un mapa del bolsillo de su short de excursionista y lo desdobló, estudiando la topografía y varias sendas que ramificaron fuera de la parte trasera de Eancheted Rock. Ella tarareó levemente bajo su respiración cuando miró en una guía clave para ver a cuantas millas cada senda estaba, y cuanto tiempo en promedio tomaba
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para caminar de regreso al estacionamiento. "No lo sé." Ella golpeó ligeramente en el pedazo de papel. "Tú has estado aquí antes. ¿Qué sugieres?" "Que sugiero, nosotras conseguiríamos ser arrestadas y acarreadas a la cárcel del condado de Llano." Ella rió lascivamente e intensificó su apretón. "Pero puesto que no tendré todo un escándalo sobre el periódico de Austin mañana por la mañana, me conformaré con este sendero justo aquí." Ella señaló a una diminuta línea azul que serpenteaba abajo sobre un lado de la colina y después curveaba hacia fuera a través del parque en un ancho arco que conducía de nuevo a la cabeza del sendero principal. ¿"Es este un agradable sendero?" La rubia sintió llenos labios mordisquear su nuca, y su piel se enchinó. "Kennedy," ella suspiró en fingida exasperación. "Cariño, ¿puedes tú por favor comportarte?" "Aww." La abogada con renuencia hizo una última pasada en la nuca de Carson. "Si tengo que." Ella relajó su apretón. "Y sí, si recuerdo que es un sendero realmente agradable. Muchos árboles altos y un refugio para conejos, ardillas, y ciervos cola blanca." "Oooo." Carson sonrió. ¿"Ciervos? Ha sido un largo tiempo desde que yo vi ciervos en el paraje remoto." "Puede ser una buena oportunidad de eso hoy," Kennedy comento sin pensarlo. "En este tiempo del año, en la mitad del otoño, ellos suelen estar fuera mucho alimentándose, acumulando grasa para el invierno en que las comidas son mucho más escasas." "Eso sería tan alucinante." La rubia giró en los brazos de Kennedy y sonrió de oreja a oreja. "Vamos." Ella tiró ansiosamente en la correa de la abogada. "Vamos a buscar ciervos." "Espera un segundo." La morena se resistió, en lugar de eso condujo a Carson a través de la cima de la roca a un ligero afloramiento. "Vamos a sentarnos por un minuto." "Ok." Carson esperó hasta que Kennedy estaba sentada firmemente en el centro del plano espacio y después se sentó junto a ella. Miró con curiosidad en el fuerte perfil. Los ojos de Kennedy estaban cerrados y sus piernas estaban vagamente cruzadas, sus manos apoyadas relajadas contra sus muslos. Estaba muy silenciosa, y la frente de la rubia se frunció. Carson finalmente se sentó detrás, dando a su amiga el espacio que ella parecía necesitar. Ella miró lentamente, bebiendo en toda la belleza alrededor de ellas.
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Después de cerca de diez minutos, Kennedy abrió los ojos y sonrió indulgente a su amiga. "Siento acerca de esto, yo solo.... Ella va a pensar que estoy loca "..... Estaba intentando conectar un poco." ¿"Es esa una cosa Comanche?" La rubia ociosamente tiró de una testaruda brizna de hierba que se adhería en una grieta en la roca. "En parte." Los azules ojos se estrecharon en el pensamiento. "Y en parte una cosa de Kennedy. Pasé un largo tiempo ignorando mi herencia. Mi gente tiene una larga historia de honrar y respetar la tierra. Buscando orientación y señalando de ella. Mi padre intentó enseñarme estas cosas, y yo fui una pobre estudiante hasta mis días de la universidad. Estar en Nuevo México fue bueno para mí. Me ayudo a conectar con esa parte de mí que yo había empujado a un lado." ¿"Así que era justo lo que tu hacías ahora?" Carson se arrimó más cerca, hasta que sus piernas se tocaban. ¿"Buscando algo en particular, o solo meditando en general?" "Yo..... Um..... Estaba buscando la sabiduría, sobre nosotras, yo supongo." Una mano grande vino a apoyarse en el muslo de la paralegal, y Carson detectó la tenue indirecta del sonrojo en las mejillas de su amiga. "Carson, te dije todo sobre Ángela, y cómo inmaduro ese amor era. Antes de ella, yo tuve una larga serie de relaciones cortas sin sentido. Estaba un poco corriendo alrededor. Lastimando a mucha gente porque estaba en unas extendidas sesiones recreativas, y algunas veces, sexo recreacional. Aunque yo puedo contar con una mano el número de gente con la que yo en realidad tuve sexo." ¿"De verdad?" La voz de Carson era suave. “También yo." "Lo sé." La abogada sonrió por un momento y apretó la pierna de su nueva amante. "De cualquier modo, tú..... Yo quiero tener esto correcto contigo...... hacerlo bien para ti. No puedo negar lo que tuve con Ángela. Ella fue especial. Como lo eres tú. Pero esto va más profundo contigo, ¿tú comprendes?" ¿"Más profundo?" Ojos grises miraban inciertos en los azules. "No sé si puedo explicarlo. Siento más contigo. Deseo más contigo. Deseo dar más. Es quizá porque soy más mayor ahora. Es quizá porque perdí a alguien que yo amaba, y ahora que he encontrado eso otra vez, no deseo tomar esto..... Tomarte a ti..... Por concedido." Kennedy suspiró. "No quisiera que tu alguna vez pensaras que estoy comparándote con alguien del pasado, incluida Ángela. Anoche. Esta mañana. Ella nunca jamás cruzó mi mente."
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¿"Ni una vez?" La voz de Carson terminó en un tono alto. "No." Kennedy suavemente acarició los finos bellos rubios en la pierna de Carson con su pulgar. "Yo estaba contigo, Carson. Totalmente contigo. Ángela tendrá siempre un lugar en mi corazón y en mis recuerdos. Pero tú tienes mi corazón en el presente. Deseo hacer nuevas memorias contigo. Y realmente, realmente espero que tú tengas mi corazón por un muy largo tiempo en el futuro." La rubia tragó difícilmente y permaneció en silencio, sus ojos trasmitían una profunda esperanza que ella no podía expresar con palabras. Kennedy vio eso allí y sonrió. "Tú y yo, nosotras estamos justo comenzando. Deseo saber mucho más, Carson. No solo en el nivel físico, sino lo que está dentro de ti. Deseo saber que te hace sonreír..... Que te hace reír.... Cómo reconfortarte cuando tú estés triste..... Cómo animarte. Deseo conocerte totalmente, amor. Deseo tomar mi tiempo contigo, y no fallar en nada. Lo qué nosotras tenemos, es una cosa buena, ¿tú no lo piensas?" Los azules ojos reflejaron la esperanza en la cara de Carson. "Yeah." Carson susurró. Ella levantó la mano de Kennedy y la besó suavemente. "Lo pienso." Ellas estuvieron sentadas por varios minutos, mirándose la una a la otra, el circundante campo se desvanecía lejos en el fondo. Algo pasó entre ellas, pues cruzaron juntas la línea del encaprichamiento a la prometedora alegría sólida del conocimiento del amor reciproco. Kennedy rompió el encanto primero, cuando ella extendió una mano y arrastró sus yemas de los dedos ligeramente a lo largo de la línea de la quijada de Carson. "Hey. ¿Estás lista para ir de excursión?" "Creo que.... La rubia se sintió llevada a sus pies. "Yo te seguiría a cualquier parte." ¿"En verdad?" La frente morena se arqueó en sorpresa. "Mantén ese pensamiento para más tarde." "Um.... Ok." Hicieron su trayecto bajo la empinada cuesta que conducía al sendero de la excursión. Kennedy estaba profundamente metida en sus pensamientos, intentando formar justo las palabras correctas para pedir a Carson que se mudara a Austin. Finalmente, se relajó. Calma, Shea, ella misma se regañó. Ella dijo que te seguiría a ti a cualquier parte. Si ella realmente quiso decir eso, una mudanza de doscientas millas por carretera realmente no
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es un enorme paso. Todo a buen tiempo. Llegaron al sendero principal y tomó la mano de Carson suavemente, cuando ellas silenciosamente se acogieron a la tarde de otoño.
***
"Es una agradable pequeña cueva," Carson exclamó alrededor de un bocado de una barra de chocolate. Ella tragó y tomó un sorbo de su botella de agua. "Bien, no una cueva exactamente, pero es una agradable área apartada." Estaban tomando un descanso durante las últimas dos millas de las seis millas del sendero. Era muy tarde y la parte más calurosa del día, la temperatura que se cernía alrededor era de cuarenta grados. Kennedy había estado caminando en las sendas varias yardas, a través de una arboleda de vivo roble, y había encontrado tres huecos en la ladera de la roca en las que ellas estaban sentadas adentro. La fresca sombra fue una agradable bienvenida del calor. El hueco era una depresión en una pared de la roca que era solo parte de Enchanted Rock. Había un corto estrecho paso a través de la parte de la roca, que debería ponerlas a ellas más cerca de la punta del sendero principal si decidían que querían acortar la excursión. "Yeah." Kennedy estaba reclinada perezosamente de espaldas, el peso de sus codos con sus largas piernas estiradas en frente de ella. "Yo pensé que recordaría este sitio por completo de este sendero. Ha sido un rato. Vine aquí hace algunos años con Valerie." Ella sonrió maliciosamente. "'Por supuesto, es mucho más romántico contigo aquí." ¿"Yeah?" Carson meneó sus cejas y se arrimó más cerca, permitiéndose ser capturada y tirada dentro de los brazos de Kennedy. "Oh, yeah." La morena encontró los labios de Carson y exploró por un largo momento. "Definitivamente más romántico." La rubia se relajó en el contacto de Kennedy, y su respiración cogió agudamente cuando las yemas del dedo ligeramente remontaron las costillas antes de circundar sus pechos a través de su camiseta. "Mmmm." Ella paró y abrió sus ojos, para encontrar a su amante mirar sus pechos atentamente. Ella rió suavemente. "Kennedy, cariño, está bien si tú quieres tocarlos."
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"Ellos.... um..... Se sienten un poco diferentes que anoche." La morena frente se frunció. "Oh, así que tú ahora eres una experta en ellos, ¿es así?" Carson bromeó ligeramente. "Kennedy, tengo un bra deportivo puesto. Aplana las cosas un poco y re-modela. No te preocupes. Ellos están igual debajo de ahí. Podría un poco decir que anoche a ti te gustaban ellos." ¿"Gustarme ellos?" Una sexy sonrisa jugó en los labios de Kennedy. "Yo los amo. Y tengo la intención de volverme una experta." "Bueno." La rubia tímidamente rozó sus dedos a través de las curvas de los propios pechos de Kennedy. "Porque a ellos realmente les gustas tú, también." La abogada suspiró suavemente y tiró de Carson más cerca, abandonándose a las emociones que eran nuevas y familiares al mismo tiempo. Encontró un extraño confort en los brazos de Carson, uno que ella no podía explicar. Era como si hubieran sido amantes hace años. Ella se recostó permitiendo que la calidez que estaba sintiendo se proyectara en sus ojos. ¿"Te conocí en otro vida?". "No lo sé." Carson tiró en el escote de la camiseta de su amante, inconscientemente trazando su clavícula antes de rastrillar sus dedos detrás a través de los oscuros desordenados mechones. "No estoy segura lo qué creo acerca de todas esas cosas ya. Creo un poco en algo después de la vida, y un mundo de espíritus que nosotros no podemos ver en este plano. Aunque siempre pensé que en alguna parte allí afuera, algún día, yo iba a encontrar a mi alma gemela." ¿"Tu aún piensas eso?" Kennedy cogió los errantes dedos y los entrelazó con sus propios. "Yeah." Ojos grises crecieron muy pensativos. "Yeah, estoy segura. Quizá la tenga ya." "Quizá." Una suave voz repitió sus palabras. "Hey." La rubia sonrió, rompiendo el humor sombrío. ¿"Estás lista para excursionar más?" "Yeah." Se levantaron y cuidadosamente recogieron las envolturas de las barras de chocolate guardándolas nuevamente dentro de sus mochilas antes de quitarse y remplazar sus botas de senderismo y calcetines. Se los habían quitado dejando que sus pies tuvieran un descanso mientras que estaban en el hueco.
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Después hicieron su camino de regreso a través de los árboles hacia el sendero, Carson avanzó adelante, pero un casi inaudible ruido susurrado atrapó la atención de Kennedy y ella se detuvo, volteando alrededor. Una ligera sacudida de ramas y una suave interacción de luz y sombra, y un ciervo blanco grande apareció repentinamente desde una espesa enmarañada maleza. La morena sintió su corazón saltar de golpe, y una apretada sensación en su pecho, antes de que ella respirara profundamente y se relajara. Bien hola allí. Ha sido un largo tiempo. Ella permanecía silenciosa aún, los ojos azules trabaron con oscuros marrón líquido. Ella parpadeó y él se fue. Una acometida de emociones cayó sobre ella. La primera y única vez que había visto al ciervo fue después de que Ángela muriera. Solamente que eso fue en Big Bend, a cientos de millas lejos. Eso no importaba. Ella sabía que él era el mismo. Él era su guardián sobrenatural, su guía espiritual. Ella había estado con tanto dolor esa vez, y tuvo muy poco sentido de dirección. Cuando fue a casa a Alpaine había pasado mucho tiempo en el silencio, abatida en la casa o sentándose simplemente afuera en el pórtico, su alma rota en mil pedazos. Su padre había hablado con ella, intentando ayudarla a ver la muerte de Ángela como una encrucijada en su vida, y no una tragedia al azar. Ella podía oír aún sus palabras, cortas y seguras. "Es tiempo Kennedy." Él quería decir que era tiempo para que ella fuera a la búsqueda de su visión, algo que había tradicionalmente sido perseguido por los jóvenes varones Comanches cuando llegaban a su edad adulta. Parker había salido justo antes de su décimo octavo cumpleaños. Kennedy había asumido siempre que ella no lo haría porque era una chica. No así, su padre. Él la había animado desde su adolescencia para que saliera a buscar su guía espiritual, viendo la inquietud en su hija esto sería bueno si estaba en el canal en la dirección correcta, pero le haría daño si no lo aprovechaba adecuadamente. Renuente, al principio, ella estuvo de acuerdo. Aunque se atiborró secretamente por dos días en la preparación para los tres a cuatro días de ayuno por venir. Entonces temprano en una mañana de octubre, salió para el back country de Big Bend, llevando solamente un bolso de dormir, una botella de agua, fósforos, una pipa, y algo de la cosecha casera de tabaco. Había renunciado a los más tradicionales mocasines y pantalones bombachos de sus antepasados por apropiadas botas de excursionismo y ropa de acampar, pero la idea era la misma.
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Debía pasar tiempo sola, en silencio, ayunando, fumando, y rezando, despejando su corazón y su mente para permitir que los espíritus trabajaran. Era esperado en una búsqueda de la visión que una persona joven recibiera la dirección para su camino de la vida, y que quizás algún animal salvaje se manifestara solo como el guardián sobrenatural de la joven persona. Así que un guardián sobrenatural podría ser invitado a través de la vida de una persona, en el tiempo en que la dirección y guías eran necesarias. Su tiempo sola al principio había sido aún más doloroso que el anterior mes de luto, cuando ella permitió que la pena de perder a Ángela saliera a la superficie y se derramara encima. Sus rezos se convirtieron en largas sesiones de lamentos, mientras ella sacaba estranguladas amargas lágrimas no solo por la pérdida de su amante, sino también por la basura en la que ella sentía que se había convertido su vida. Finalmente en el tercer día, un sentimiento de paz la superó. No tenía más lágrimas para llorar. En esa noche ella había ido a dormir, madrugando totalmente en el interior de la bolsa de dormir. Había sido un sueño profundo, soñando en una noche oscura y silenciosa. No oyó ninguno de los sonidos del bosque alrededor de ella. Era la primera vez que había dormido durante la noche en cerca de un mes. La luz del amanecer la había calentado atravesando las gruesas mantas, y había una fresca mañana de otoño. El sol dejaba moteados elevados, que estaba justo comenzando a tornarse en ricos tonos de rojo y dorado. El aire era denso con el olor del cedro, y el desigual cielo elevado era un casi anormal tono de azul. Ella recordaba esa mañana tan claramente. Se había incorporado de la bolsa de dormir. Su cuerpo se sentía tan ligero, aunque sorpresivamente también, ella no tenía hambre. Había ido más allá del hambre. Y ella metió lo último de su tabaco en su pipa, él se le había aparecido, rompiendo a través de los árboles y situándose delante de ella unas diez yardas de retirado. Había visto muchos, muchos ciervos en el área de Big Bend, pero nunca un ciervo totalmente blanco. Sus cornamentas eran tan pesadas que se preguntaba como el conseguía llevar su cabeza levantada. Pero el llevaba su cabeza arriba, el lo hacía. Orgulloso, fuerte, alto, y muy sabio. Todos los rasgos que en una búsqueda de la visión podrían ser de su guía espiritual. Habían trabado ojos y era como si pudiera casi oír al ciervo hablarle. Su título de derecho no era un desperdicio. Su vida no era un desperdicio. La muerte de Ángela fue una tragedia, pero por muy corto tiempo, ella había sabido lo que era el amor. Sabía, instintivamente, que necesitaba tomar su educación y utilizarla para bien. En
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esa mañana había comenzado mentalmente a planear la práctica del derecho que ella ahora poseía. Sabía que el ciervo era su guía espiritual, para la vida. También sabía que el no aparecería a ella a menos que realmente necesitara pensar acerca de algo, o quizá necesitaba ver algo que estaba justo delante de sus ojos. ¿Cómo mi alma gemela, quizás? ¡"Kennedy!" La voz sin aliento de Carson la trajo de nuevo al presente con un sobresalto. "Vamos. Ciervos. Un grupo de ellos están justo allí afuera en la senda. Estás perdiéndote esto Ella volteó lentamente y extendió un brazo, acunando la cara de Carson con su mano. "No. No estoy perdiéndome nada." ¿"Tú estás bien?" Los grises ojos preocupados buscaron la cara de Kennedy, intentando leer las contradictorias emociones que ella vio allí. "Nunca he estado mejor." Ella agarró la mano de Carson y la apretó. "Y... ¿Dónde están esos ciervos?" "Shhhh." La rubia frunció el ceño. "Justo a través de allí, ¿ves?" "Yeah." Kennedy miró fijamente a través de los árboles en varios ciervos que pastaban en la alta hierba justo fuera de la senda. "Tú.... um..... Tu no por alguna casualidad viste un ciervo blanco grande con esos ciervos, ¿no?" "No." Carson se rió suavemente. ¿"Ciervo blanco grande? Pienso que tú has estado en el sol demasiado tiempo hoy, o quizás mirando también muchos especiales de la naturaleza en la TV." "Puede ser." Ella miró detrás sobre su hombro una más vez. ¿"Carson, has alguna vez oído hablar de indios yendo en búsqueda de una visión?" "Creo que si." La rubia levantó la mirada en ella. ¿"Por qué?" "Creo que es tiempo que te diga acerca del mío." Ella extendió su mano otra vez. ¿"Caminas conmigo?" "Seguro." Carson la agarró fuertemente, cuando salieron sobre el sendero principal. Los ciervos se movieron hacia atrás, pero continuaron glotonamente pastando,
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cautelosamente mirando cuando las dos mujeres pasaron cerca, hablando tranquilamente juntas. Kennedy con indecisión compartió su historia de la búsqueda de su visión con Carson, dejando fuera las partes emocionales donde ella había llorado hasta que pensó que podía romperse abriéndose. Básicamente habló acerca de buscar la orientación para moverse después de la muerte de Ángela, y descubrir lo que debía hacer con su vida. Finalmente, dijo del ciervo que se le apareció. Dejó fuera la parte de verlo otra vez en esta precisa senda. Todavía se sentía abrumada por la experiencia, y necesitada más tiempo para procesarla, eligiendo guardar esa parte para sí. "Nunca le he dicho a nadie sobre el ciervo blanco." La morena ausentemente metió un mechón de errante cabello detrás de su oreja. "De hecho, nunca le he dicho a alguien nada alrededor de mi búsqueda. Incluso ni a mi padre. La mayoría de las personas que van a ella no hablan nunca de ésta, con excepción para decir a otras el procedimiento básico para ir sobre una." Carson ponderó eso y miró fijamente a su amiga. Casi estaban de nuevo en el estacionamiento y el sol se hundía más bajo en el cielo, aunque todavía tenían algunas horas antes de que la luz del día las abandonara. ¿"Por qué tu me dijiste acerca de eso?" La abogada pensó acerca del ciervo apareciéndosele otra vez. Ella sabía en su corazón que no era una coincidencia. Después de cinco años de estar sola, el había elegido venir a ella en un momento en que estaba en una nueva relación, la primera en la que ella ha estado desde la perdida de Ángela. Tuvo que ser una señal de alguna clase. Ella fervientemente esperaba que esta fuera una bendición en su relación con Carson. "Es una parte de mi vida." Se encogió de hombros. "Tu eres una parte de mi vida. Estaba justo pensando acerca de esa cosa entera del alma gemela. Me siento..... Me siento cerca de ti. Nunca había tenido a alguien en mi vida con quién deseara compartirlo antes." "Ya veo." La rubia alcanzó la mano de Kennedy entrelazándola. "Gracias. Especialmente dado que ni siquiera soy de tu familia. Eso significa mucho." "Tu significas mucho." Ella apretó la mano de Carson. "Y yo pido discrepar. En un muy corto tiempo, tú te has vuelto tan cercana a mí como familia. Más íntimo." Carson sentía acometidas vertiginosas de adrenalina, y dio la vuelta a ese pensamiento en su mente, luchando con una decisión que había estado debatiendo. "Kennedy. Vamos a cenar esta noche en el jardín de la cerveza, ¿correcto?" La paralegal
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hizo una pausa cuando alcanzaron el final del sendero, llevando a Kennedy a una banca del parque debajo de un árbol. "Yeah." Los azules ojos crecieron preocupados. Ella se permitió ser jalada abajo sobre la banca. ¿"Por qué, pasa algo?" "No. No exactamente." Carson bajó la mirada a sus manos, que estaban dobladas en su regazo. "He estado pensando, y quiero hablar contigo antes de cenar. Porque quisiera que la cena solo sea diversión." Las campanas de alarma sonaron y la abogada sintió un nudo apretado en su estómago. "Ok." Dios por favor, no le permitas estar teniendo segundos pensamientos. Quizá el ciervo vino a mí a darme valor de hacerle frente si ella me deja. ¿"Qué pasa?" "Imagino que de una forma u otra, mi firma es historia, ¿correcto?" La paralegal levantó la mirada, mirando fijamente afuera al otro lado del estacionamiento hacia la cima de la colina. El sol brillaba sobre el granito, creando centenares de destellos. La pregunta fue totalmente inesperada, pero Kennedy sintió que el alivio inundaba su sistema. "Sí, amor, me temo eso. Por supuesto que no será igual otra vez después de que todo estalle." "Tanto si le hecho la mano a tu amigo Micke o no, finalmente, toda esa gente en mi oficina estará sin trabajo." Carson bajó la mirada de nuevo a su regazo. "Creí que tú no deseabas pensar en eso este fin de semana." La morena extendió su brazo y apoyó la mano en la pierna de Carson. "No puedo evitarlo." Angustiados grises ojos encontraron los azules. "Solo deseo..... Su voz se volvió reservada y se arrastró apagándose. ¿"Qué deseas tú, bebé?" Kennedy miró una lágrima escapar del ojo de Carson, y ella la atrapó con su dedo. "Deseo que haya una manera de que toda esa gente inocente pudiera estar segura de conseguir buenos trabajos en otro lugar. Pienso que estaría dispuesta a ayudar, si solamente supiera que ninguno de ellos iban a ser lastimados permanentemente." Ella moqueó y aceptó un pañuelo que Kennedy sacó de su mochila. "Gracias." "Hmmm." Los ojos de la abogada se estrecharon. "Déjame trabajar en eso. Puede haber una manera de hacerlo relativamente sin dolor. Quizá la firma completa no tiene que caer."
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¿"De verdad?" Carson se incorporó un poco más alto. "No puedo hacer ninguna promesa, pero déjame hablar con Mikey el lunes y ver si entre nosotros dos podemos salir con algo." Kennedy se detuvo brevemente y entonces su voz se volvió muy apacible. ¿"Cuánto está tu trabajo atado a Tony?" "Nos considerábamos ser un equipo." La paralegal suspiró. "Hago una pequeña parte de trabajo con algunos de los asociados por debajo de él, pero la mayor parte, mi trabajo va tomado de la mano con el suyo." "Hmm." Kennedy gruñó, reconociendo algo que había ya imaginado. "Amor, incluso si podemos resolver algo para salvar los trabajos para parte de tu firma, no estará ningún trabajo allí para Tony. Él será malditamente afortunado si él no va un tiempo a prisión, si está involucrado en las cosas como Mikey piensa que está. ¿Hay un lugar para ti con alguien más en tu oficina si él no está allí más?" "No lo se." La rubia cerró sus ojos. Vamos. Pregúntale. Ella tragó. "He estado pensando en eso, también. Incluso si hubiera un lugar para mí allí, sería realmente difícil permanecer allí con todo el mundo sabiendo que soy la rata quien sacó a Tony y Nick. Estoy pensando que ellos no me desearían allí. Y estoy pensando también que mi carrera legal en Dallas esta probablemente bastante tostada. Nadie va a querer contratarme." "Quizá Mikey o Heidi podrían mover algunos hilos para ti en alguna parte. Y...Yo todavía tengo algunos amigos allí también." Kennedy empujó sus propios deseos a un lado, dando a su amiga cada posibilidad de mantener la vida que ella tenía, si eso es lo que quería. "Me preguntaba... El propio estómago de Carson tironeó encima. "Realmente me gusta Austin. Me gusta desde que fui la escuela aquí. No quisiera llegar a ti de esa manera o algo, pero pensé..... Si a ti no importa..... Estaba pensando que podría buscar un apartamento aquí, quizá tratar de encontrar un trabajo en Austin." El silencio era ensordecedor, y la rubia cerró sus ojos. Supongo que yo hice esa pregunta demasiado pronto. Ella no tuvo más tiempo para pensar, cuando unos largos brazos se envolvieron alrededor de ella, y se encontró engullida en un abrazo dentro de un crujido de costillas. "Ummphh.... Kennedy..... No puedo respirar. Cariño..... "Oh. Lo siento." La abogada relajó su agarre. Se hizo hacia atrás y dio a Carson su más deslumbrante sonrisa. "Tú leíste mi mente." Soltó una larga aliviada respiración.
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¿"Lo hice?" Carson frunció el ceño desconcertada. "Yeah." Kennedy se recargó contra la banca e inclinó su cabeza hacia atrás, levantando la mirada al cielo. Ella sonrió otra vez y después miró a Carson, dejando su brazo a lo largo de la alta banca de madera. "He estado intentando resolver todo el fin de semana como pedirte que te traslades aquí." ¿"Tú has...?" La rubia sonrió, en reflejo a la expresión de Kennedy. ¿"No estaría en tu camino o algo?" ¿"En mi camino? ¿Estás bromeando?" La abogada tiró de Carson contra su costado, acariciándole su hombro. "Estas últimas semanas, entre los fines de semana, te necesito conmigo tan gravemente, que esto duele. Además pienso que si tú y yo realmente deseamos irnos conociendo la una a la otra mejor, nosotras necesitamos acabar en la misma ciudad en algún punto. La distancia puede ser divertida, y romántica, pero no es lo verdadero de la vida cotidiana que te permite realmente ir conociendo a alguien." "Ha sido bastante difícil decirte adiós a ti." La paralegal reclinó su cabeza en el hombro de Kennedy. Ella sintió los labios de la morena rozar su cabeza. "Sé que no puedo probablemente mudarme hasta que todo se resuelva con mi firma, pero por lo menos puedo comenzar a cambiar yo misma por esto. Puedo desear tomar un poco de tiempo libre entre un trabajo y otro, quizá iré a ver a algunos de mis amigos fuera del estado. Mis dos mejores amigas viven en NuevaYork y Colorado, y no las he visto a ninguna de las dos en varios meses. Pienso que voy a necesitar vacaciones después de que todo este lío en Dallas termine." "Por supuesto. Toma tú tiempo, amor." Kennedy acarició ligeramente el rubio cabello . "Estaré aquí para ayudarte de cualquier forma en que tú me necesites." ¿"Te gustaría ir de vacaciones conmigo?" Carson se incorporó y giró su cuerpo hacia su amiga. ¿"Quizá después de Acción de Gracias?" "Sabes, estaba pensando a principios de esta semana que algún tiempo libre sería posiblemente bueno para nosotras dos." Kennedy ociosa tiró en el dobladillo del short de Carson. "Quizá en alguna parte cálida y soleada. Ir y sentarnos en una playa en alguna parte a principios de diciembre." "Parece perfecto." Los grises ojos adquirieron una lejana mirada. "Conozco una maravillosa pequeña playa en las islas Vírgenes, en St. John. Es uno de los lugares más hermosos en la tierra."
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"Bien entonces." Kennedy se levantó, tirando de Carson con ella. ¿"Por qué no vamos a cenar y hacemos algunos planes, y celebramos tú futuro traslado?" ¿"Y después de cenar?" La rubia dio a su amiga su más inocente sonrisa. "Oh, pienso que después de que cenemos puede ser que necesitemos trasladar la celebración a algún lugar más privado, es decir a nuestra habitación en la pensión." Ella movió sus cejas. "Buena respuesta." Carson se paró de puntitas sobre sus pies y dio un rápido beso en los labios de Kennedy. "Vamos, oigo un vaso grande de cerveza alemana llamando mi nombre." Ellas se dirigieron al Four Runner y condujeron de nuevo a la pensión para bañarse. Ambas mujeres tomaron rápidas duchas por separado y después juguetonamente compartieron el área del tocador en el baño, cepillando su cabello y cepillando sus dientes. Pasaron por alto el maquillaje. Las facciones morenas naturales de Kennedy requerían el mínimo retoque, incluso para las ocasiones tales como ir a los juicios o al tribunal con los nuevos clientes. La cara de Carson era un ligero bronceado dorado, con un poco de matiz rosado a su nariz y mejillas por estar en el sol todo el día. Pronto ellas caminaban calle abajo al más popular jardín de la cerveza de la ciudad, y estaban sentadas inmediatamente en una mesa de la esquina en el patio al aire libre. Una banda alemana tocaba música animadamente en el escenario afuera en un costado, y camareras vestidas en blusas y faldas tradicionales alemanas batiéndose por llevar las imposibles bandejas grandes de tarros llenos de cerveza que parecían fácilmente, no derramar una sola gota. Carson aceptó un escarchado stein y bebió sedienta en el líquido oscuro sabor nuez. Ella suspiró y birló un bigote espumoso de su labio superior. "Ahhh. Necesitaba esto." Kennedy tomó un trago de su propio vaso más cautelosa y sus ojos crecieron de par en par con placer. "Wow. No puedo recordar la última vez que una cerveza supiera tan buena. De hecho, no puedo recordar la última vez que bebí cerveza en absoluto." "Cuidado allí." La rubia bromeó. "Tú no tienes tolerancia a acumular la cerveza. Odiaría tener que llevarte de nuevo a la posada."
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¿"Estás insinuando que tú podrías beberme debajo de la mesa, rubia?" La abogada levantó una ceja perfectamente arqueada. "No, solo recordándote que tu sistema no está absolutamente acostumbrado al alcohol como el mío lo está." Carson sonrió encantadoramente. "Así que tu estás insinuando que podrías beberme debajo de la mesa." Kennedy le sonrió también. “Sabes, si no tuviera planes para ti más tarde exigirías que estuviera relativamente sobria, yo justo te pudo tentar para intensificar ese desafío. No es que yo tenga que conducir alguna parte hasta mañana." La paralegal se sonrojó y parpadeó. ¿"Tu dijiste algo? Tú me perdiste en la parte ' planes más tarde „." La morena se rió suavemente y topó su pierna contra Carson debajo de la mesa. "Cariño, me gustaría perderme contigo en esa parte en particular por la mayor parte de la noche." "Um.....Las mejillas rosadas se tornaron a rojo brillante. Ella agachó su cabeza y ausentemente frotó el lado de su muy caliente cuello, incapaz de encontrar una respuesta. "Tú sabes, he dicho esto antes, pero tú de verdad estás linda cuando te sonrojas." Kennedy sonrió cariñosamente en su amante. "Lo siento, amor. Pienso que anoche tu pudiste haber creado a un monstruo." Ella se inclinó hacia adelante hasta que casi estuvieron nariz con nariz. "No puedo conseguir bastante de ti." Los apasionados ojos grises miraban en un azul oscuro por un largo momento. "Eso está bien." Carson se recuperó y se lamió los labios lentamente para enfatizar. "Hay muchas más cosas en ese libro que todavía necesito poner a prueba." El estómago de Kennedy se contrajo, y tragó con dificultad. "Por favor, bebé. Podría amar ser tu propio laboratorio personal." "Bueno." La rubia extendió una mano y lentamente arrastró un dedo abajo en el cuello de su amante, viniendo a posarlo en el palpitante pulso en el hueco de su garganta. "Por supuesto tú sabes, a veces tú tienes que hacer un experimento más de una vez." "Yeah. Conseguiré asegurarme que tú tomes todas tus variables en cuenta, ¿huh?" Kennedy capturó el dedo y lo arrastró a sus labios, dándole un tierno beso. "A propósito, ¿qué libro has estado leyendo, pues?"
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¿"Prometes no reír?" Carson vaciló. ¿"Reír?" Kennedy sonrió. ¿"Tu estás bromeando? Deseo enviar al autor una nota de agradecimiento personal." Carson rió nerviosamente, pero sin embargo se sentía muy satisfecha consigo misma. "Bien en ese caso, supongo que puedo decirte. Es realmente un libro escrito por un grupo de lesbianas para enseñar a hombres como hacerle el amor a las mujeres." Kennedy casi derramó la cerveza a través de la mesa. ¿"En serio?" "En serio." La rubia extendió la mano y cogió una minúscula gota de cerveza en la barbilla de su amante. "Me olvidé que tu nunca has estado con un hombre. Suelen querer cortar la persecución, y dejan fuera todas las otras cosas realmente agradables. Muy pocos de ellos están dispuestos a pasar horas solo tocándose y besándose." "Oh." Los pensamientos de la abogada se perdieron a lo largo de esas líneas por varios momentos. "Eso es una vergüenza para gritarlo, especialmente donde a ti se refiere. No puedo esperar hasta tú mudanza a Austin. Amaría pasar las horas abrazada contigo." "Cuenta con ello." Carson sonrió con gusto. "Hablando de mudanzas, si comenzara a empacar algo de mis cosas no esenciales, piensas que yo podría enviártelas y guardarlas en tú cuarto de huéspedes o tú almacén del cobertizo, solo hasta que encuentre un lugar propio por supuesto." "Claro." La morena esperaba que Carson pudiera solo decidir permanecer con ella, y no buscara un apartamento. Déjala tener algún espacio, Shea, discutió consigo misma. Necesita quizá tener un lugar que ella pueda llamar suyo. Mucho tiempo para intentar realmente vivir juntas. ¿Por qué tú no intentas solo tener una relación de citas normales primero? ¿Eso sería tan malo? Ella suspiró imperceptiblemente. Pero realmente amaría despertar con ella cada mañana. ¿"Estás segura?" Carson estudió la desgarrada expresión en la cara de su amiga. "Puedo rentar un espacio de almacenaje en alguna parte si es demasiado problema." "Oh, no. Lo siento, conseguí distraerme por un minuto. Por favor. Tu puedes almacenar cualquier cosa que tú quieras conmigo, por el tiempo que tú quieras." Incluyendote, para siempre. Sus pensamientos silenciosos la sorprendieron incluso a ella misma, y Kennedy
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se dejó caer con el menú como diversión. "Oh bueno. Tienen hamburguesas vegetarianas aquí para nosotros los no comedores de Bratwurst." "Tcchh." La rubia meneó su cabeza en fingida amonestación. "Conducimos todo el camino a Fredericksburg para conseguir un poco de comida auténtica alemana, y tú pides una hamburguesa vegetariana. ¿Qué voy a hacer contigo?" "Habla por ti solamente." La expresión más salvaje de Kennedy demandó su cara. "No vine aquí a comer la auténtica comida alemana. Esto es lo que tu vas a hacer conmigo, y yo contigo, vine aquí para..." "Oh." Un calor caliente inundo la piel de Carson. "Yo también, yo también." Ella tomó nerviosa el menú del postre y lo revisó. "Oh, mira. Tienen pastel de doble chocolate alemán aquí. ¿Tu deseas mirar el menú del postre?" "No gracias." Los ojos azules perezosos vagaron sobre las formas de Carson. "Lo he estado mirando todo el largo día." "Tu eres tan mala." La rubia reía suavemente, permitiendo que sus rodillas rozaran debajo de la mesa, piel persistiendo contra piel. "Pero soy tan buena en esto." Kennedy le guiñó. "Podríamos pedir algo de ese pastel e ir de nuevo a nuestra habitación para compartirlo delante de la chimenea. En la pensión tienen en el refrigerador helado y crema batida para que las huéspedes lo tomen si quieren. ¿Cómo te suena eso?" "Oooo. Ahora tu estás hablando." Carson destelló en su amante una sexy sonrisa. La camarera vino y tomó sus órdenes. Continuaron haciéndose bromas, de vez en cuando sumiéndose en una conversación más seria sobre la mudanza por venir de Carson, junto con el deseo de planear unas vacaciones en algún lugar cálido y soleado. Su comida llegó y Carson hizo relajada el trabajo de devorar todo un plato lleno de Bratwurst, ensalada de papa alemana, y las más tradicionales habas verdes, que ella había elegido en lugar del sauerkraut, un platillo que ella detestaba. Kennedy mordisqueaba en su hamburguesa vegetariana, junto con su propia ración de ensalada de papa. Más tarde estaban recargadas y disfrutaban de la banda en vivo e incluso se levantaron con otros comensales para participar en algún baile tradicional. Entre bailes, ambas consiguieron consumir una cantidad justa de oscura cerveza alemana. Finalmente,
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cuando ellas estaban sentadas escuchando la música, Kennedy se inclinó y susurró en el oído de Carson, "Pienso que estoy lista para mi postre ahora." La rubia sintió un suave latir en su estómago. Sonrió y simplemente asintió. Recogieron su orden del pastel de chocolate y caminaron hacia fuera sobre la acera. La calle estaba despejada, y Kennedy estiró su mano, tomando la mano de Carson. "Mira todas esas estrellas." Carson levantó la mirada al brillante espolvoreado cielo, gozando de un extraño placer que ella nunca podría ver bajo las potentes luces de las noches de Dallas. "Desearía poder sentarme afuera en mi balcón en casa y ver un cielo así." "Después de que tú te mudes aquí, tú puedes verlas cada noche en mi casa. El lago es agradable y oscuro en la noche." Kennedy gesticuló cuando las palabras dejaron sus labios, dándose cuenta de la implicación. Maldita cerveza. Su normalmente cuidadosa reserva fue muy comprometida por el confortable zumbido que ella estaba disfrutando. "Es decir, alguna noche que tú vengas a casa a visitarme, tú puedes verlas." "Bien en ese caso, tendré que visitarte de verdad a menudo." Carson disfrutaba de su propio zumbido, combinado con una creciente anticipación de llegar a su habitación. "Apuesto que podemos ver el cielo desde ese pequeño balcón de nuestra habitación, también." "Absolutamente." Kennedy apretó la pequeña mano que ella sostenía. "Estoy de alguna manera alegre que nosotras no esperáramos hasta esta noche." "Yo también." Carson sonrió en la oscuridad. "Pienso que yo habría estado realmente nerviosa durante la cena. Anoche fue maravilloso. Siendo espontáneo." "Yeah." La morena rió suavemente. "Aunque no estoy segura que hubiera podido ser peor hoy. Si nos hubiéramos esperado yo habría estado preguntándome todo el día como sería estar contigo en lugar de lo otro, esto me hubiera estado matando todo el día, porque sabía que estaría deseándolo." "Así que..... Llegaron a la puerta delantera de la pensión y Carson espero mientras Kennedy pulsaba en el código de seguridad en el teclado numérico exterior. "Que te parece si tu vas arriba y comienzas a prender ese fuego en la chimenea, y yo buscaré en la cocina aquí abajo un poco de helado y esa crema batida."
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"Um.... La abogada empujó la puerta abriéndola y la sostuvo para que Carson pasara. "Suena genial. Toma tú tiempo. Y llamas antes de que tú entres, ¿Ok? De hecho, si tú quieres, ¿por qué tú no miras alrededor de aquí un poco? Lee algunos de los folletos sobra la historia de la pensión y la ciudad y todo" ¿"Ok?." Carson frunció el ceño desconcertada. "Kennedy, cariño, ellas tienen alguna de esas cosas para encender el fuego allí arriba. Tú no tienes que utilizar un pedernal y un huelguista o cualquier cosa. Sé que tú estás orgullosa de tus habilidades de acampar y todo pero de verdad, yo no pienso que te tomará mucho tiempo conseguir encender un fuego." Kennedy rió suavemente. "No estoy preocupada acerca de eso. Todavía tengo una sorpresa para ti, y necesito un poco del tiempo, eso es todo." "Oh." La rubia sonrió avergonzadamente. "En ese caso, adelante. Pero cuando yo suba allí, puedo necesitar algunos minutos para conseguir mi propia sorpresa. Tu puedes ser que tengas que salir al balcón o algo así para esperar." "Puedo hacer eso." Kennedy se inclinó y capturó los labios de Carson en un largo sensual beso. Se hizo hacia atrás, disfrutando un poco de la mirada aturdida en la cara de su amante. "En cuanto a ese fuego, querida, éste ya está ardiendo, creeme." Los grises ojos lentamente se abrieron. Carson se lamió los labios, probando un tenue rastro de la hierbabuena que Kennedy había tomado de un plato en el restaurante. "Ve. Estaré arriba en un rato." Kennedy besó sus labios una vez más y después caminó a través del pulido duro piso de madera del pasillo de la entrada de la pensión, permitiendo que sus caderas se movieran un poco más que lo acostumbrado. Podía sentir los ojos de Carson sobre ella y sonrió ampliamente. Iba a ser una noche maravillosa. La rubia esperó hasta que su amante desapareció arriba de las escaleras. Su cuerpo entero hormigueó, y ella flotó en el área de la cocina a buscar el resto de su postre. Abrió la puerta del congelador y vio un recipiente grande de helado de vainilla hecho en casa. La fría ráfaga del aire fresco se coló sobre ella y sintió un fuerte contraste en su piel caliente. Se rió para si suavemente. Quizá debería solo arrastrarme aquí adentro por un rato, antes de que yo espontáneamente combustione. "Hey allí." Una animada voz la sobresaltó y ella saltó, rápidamente cerrando la puerta.
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"Hola." Carson reconoció a la mujer como la persona que las había atendido temprano esa tarde. "Lisa, ¿correcto?" Los cálidos ojos pardos la saludaron. "Yeah. Buena memoria." La mujer movió los largos ondulados mechones color miel sobre su hombro. "Así que dime. ¿Cómo le hiciste para atrapar a la evasiva Srta. Nocona?" ¿"Huh?" La pregunta salió de ninguna parte, y Carson casi se le cayó el envase de crema batida. "Tú debes haber hecho algo correcto." Lisa se sentó en la pequeña mesa e indicó hacia la silla junto a ella. "Pudes también tomar un asiento. Justo acabo de ir a entregar una canasta de cosas especiales que Kennedy ordenó para su habitación. Ella tiene algo bastante agradable arriba bajo su manga." "Um.... Carson arrastró los pies y se sentó. "Ella dijo que tenía una sorpresa para mí." "Tu eres la sorpresa. Por lo menos para mí y mi pareja." Lisa tomó una manzana de un plato en la mesa y la mordió. Masticó y tragó, dejando a Carson colgada. "Kennedy ha estado visitando aquí entrando y saliendo por cinco años. Ella trae siempre una amiga, y solicitan siempre uno de nuestros cuartos con dos camas gemelas. Ha sido siempre evidente que las amigas eran platónicas. Yo estuve a punto de tragarme mis propias amígdalas cuando ella llamó la semana pasada y solicitó la suite de la luna de miel." ¿"Suite de la luna de miel?" La frente rubia de Carson se elevó. "Per..... pe..... "Relájate." Lisa sonrió en la evidente confusión de la rubia. "Es solo como le llamamos nosotras, porque es nuestra habitación más romántica. Aunque muchas mujeres que vienen aquí después de sus ceremonias de unión, siempre permanecen en esa habitación." "Oh." La paralegal encontró su voz y escogió una manzana para ella, lanzándola arriba y cachándola. "Kennedy vio esta una vez, cuando le dimos el tour por el lugar en un fin de semana." Lisa miró atentamente en Carson. "Todavía recuerdo la mirada en sus ojos. Ella dijo que si encontraba alguna vez 'el,' iba a traerla aquí y a permanecer en ese sitio." "Per.... Carson frotó su cara con su puño. Pero ella reservó esa habitación antes de que incluso durmiéramos juntas. El pensamiento se metió en su enrollada mente. ¿"ella realmente dijo eso? ¿Ella dijo 'el'?"
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"Yep. Ella lo hizo." Lisa sonrió. "Nosotras no podríamos esperar para conocerte, porque tú debes ser „el‟." "Um.... La rubia sonrió tímidamente. "Quizá. Escucha, probablemente necesito recoger el helado que trabaje con esta crema batida, y subir allí arriba." Lisa miró como una nerviosa paralegal tomó el helado del congelador. Carson casi se escapó cuando oyó a Lisa aclarar su garganta. ¿"No se te olvida algo?" ¿"Olvidárseme algo?" Estoy comenzando a sonar como un maldito loro. Ella volteó. "Tú podrías necesitar éstos." Lisa le dio algunos tazones para el helado, un cucharón, y un par de cucharas. "Esto a menos que tu no planees comerlo de los tazones." "Por supuesto nosotras lo comeremos de los tazones. ¿Cómo no podríamos nosotras...?.....Oh." Carson se ruborizó furiosamente en la cómplice mirada que Lisa le dio. "No importa. Gracias." Ella aceptó los utensilios y pegó una precipitada retirada para las escaleras.
***
La puerta asomó ante ella, atreviéndose para hacer un movimiento. Ella levantó su mano, pero no podía levantar un puño y llamar. Llamar y pasar casi parecía equivaler a pisar su futuro. Cuando mi presente está aún tan revuelto. Y el pasado a veces me frecuenta en la mitad de la noche. Carson suspiró pesadamente y dio vuelta, presionando su espalda contra la pared al lado de la puerta y lentamente resbaló bajando por el liso tapiz floreado. Su trasero golpeó el piso y se sentó en la dura madera, cruzando las piernas y dejando caer su cabeza, el helado colocado en el piso frente a ella, y la crema batida, los utensilios acunados en su regazo. Podía oír débilmente música instrumental de jazz filtrarse suavemente de detrás de la puerta. Vamos Carson, la más hermosa mujer en el mundo está en el otro lado de esa puerta y ella te ama. Yo. Soy „el‟. La frialdad de esas tres palabras bajó a su espina dorsal que estaba inmediatamente estimulándola y aterrorizándola. ¿Qué si algo en alguna parte bajo la línea la decepciona?
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Carson había perdido mucho en muy corto período de tiempo. Su madre y padre, que era igual que perder a su familia entera, dado que ella fue hija única. Estaba frente a la posibilidad de perder su trabajo. Ella ha vivido en Dallas por la mayoría de su vida, y estaba considerando dejar esto. Perdió el hogar en el que creció porque tuvo que venderlo después de que sus padres murieron. Ella había incluso perdido a su mascota que tenía desde su infancia, Samson, un gato que había vivido con sus padres después de que ella se fue a la escuela. Él estaba viejo y había establecido sus manías, y después de que su padre muriera, no hubo manera que pudiera llevarlo a su apartamento y mezclarlo con Allie y Roma. Y no podría traérselo y llevarlo a un refugio o dejarlo con alguien más, porque él habría estado triste y confundido después de pasar todos sus dieciséis años que vivió con sus padres. Así que lo había llevado al veterinario y lo había puesto a dormir. Su cabeza le dijo que era la cosa más humana a hacer, pero su corazón dolía. Ella sin embargo, tuvo poco tiempo para llorar su pesar. Ella tenía cosas más grandes para llorar en ese tiempo. De repente sintió las lágrimas brotar en sus ojos, y desbordarse, desenfocando su visión del helado y los tazones Pobre pequeño gato. Ni siquiera tome tiempo para echarlo de menos. Fervientemente deseó que las lágrimas pudieran lavar alejando las confusas emociones también. Ella amaba a Kennedy. Y estaba aterrorizada en el pensamiento de perderla de alguna manera, también. Una pérdida más, y ellos pueden solo arrastrarme al Terrell * y dejarme allí indefinidamente, rió amargamente. Se alisó su short de algodón negro y tiró agitadamente en su camisa polo verde bosque, fajándosela más firmemente. ¿Qué vas a hacer Carson, solo sentarte aquí afuera en el pasillo por el resto de tu vida? ¿Huir? ¿Y por qué estoy tan asustada? Pensó acerca de eso y lentamente, una respuesta vino a ella. Porque yo nunca he conseguido una relación correcta en toda mi vida entera y no sé qué demonios estoy haciendo. Y realmente quisiera que esto funcionara. Porque estoy realmente enamorada de ella y ya, puedo apenas recordar cómo sería no tenerla alrededor. E incluso no quiero saber cómo se sentiría estar sin ella. ¿Así que porqué estoy sentada aquí afuera mientras que la persona que yo amo esta justo en el otro lado de esa puerta? Ella aspiró y comenzó a levantarse, cuando la puerta se abrió y una voz sorprendida de la alta se dirigió a ella por encima de su hombro izquierdo. "Hey, me estaba preguntando donde estabas."
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Kennedy estudió la postura caída de su amante y frunció el ceño. ¿"Carson, por qué estás tú sentada aquí afuera en el piso?" Porque mi gato murió. Esas fueron las primeras palabras que vinieron a su mente, y estaba aliviada que ella logró no decirlas en voz alta, incrementando la confusión de Kennedy. Mucho tiempo para decirle sobre Samson algún otro día. Ella sabía realmente que no era por eso que sus lágrimas estuvieran ahí. ¿"Carson?" La voz estaba más cerca, al lado de su oreja, y una fuerte mano acariciaba su hombro. Ella soltó una inestable respiración, agarrando la mano de Kennedy y apoyándola en su mejilla contra la calida bronceada piel. "A veces solo todo consigue ser demasiado." Ella continuó frotando su cara contra la confortante mano de su amante. ¿"Qué consigue ser demasiado, bebé?" Kennedy se dejó caer en sus rodillas y se sentó sobre sus talones, uniéndose a su amiga en el piso. “Siento como que mi vida está completamente fuera de control. Cada vez que doy vuelta, algo más.... o alguien más.... lo quita. Mi gente. Nuestra casa. Ahora mi trabajo." Ella cerró sus ojos mientras cuando ella sintió a Kennedy sentarse junto a ella, y largos dedos suavemente masajearon su cuello. "Hey." La morena trabajó en un nudo particularmente apretado en la base del cráneo de Carson. ¿"Amor, qué provocó todo esto? Te dejé en la cocina y tu estabas de bastante maldito buen humor. ¿Algo sucedió en los últimos quince minutos?" Carson pensó acerca de su conversación con Lisa. "Kennedy, ¿por qué tu me trajiste aquí?" Los dedos en su cuello se detuvieron y ella sintió a la alta mujer físicamente retirarse de ella un poco. Oh. Querido Dios. Esto no salió de la manera que era mi intención. "No quise decir esto de la forma en que sonó." Los dedos reasumieron sus atenciones. ¿"Tú quieres decirme qué está pasando? Y.... um..... ¿Podemos nosotras trasladar esto dentro del cuarto? Somos las únicas en el cuarto en el tercer piso, pero hay siempre una remota posibilidad de que alguien pueda venir aquí, y mientras que tú te miras bien, yo realmente preferiría no ser vista así." Los grises ojos siguieron a la izquierda y Carson finalmente notó lo que Kennedy estaba usando. Que no era mucho. "Wow." Ella sonrió, mucho para el alivio de la morena. "Wow."
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"Sorpresa." La abogada le dio una torcida sonrisa y con indecisión estudió la cara de Carson, buscando una señal de que todo estaba bien. "Ya lo creo." Los dedos curiosos se extendieron, explorando el liso suave tejido. "Esto se siente realmente agradable." Kennedy estaba usando un muy minúsculo bóxer de seda rojo, con una camiseta a juego sin mangas roja hecho con el mas fino mas suave roce de algodón que Carson había alguna vez sentido. El bajo escote, revelaba la parte superior de sus hinchados pechos, no que la apretada forma dejara mucho a la imaginación en primer lugar. "Te miras.... La rubia movió su cabeza, incapaz de salir con un adecuado adjetivo. Ella dejó a sus ojos hablar por ella. Kennedy sonrió, leyendo la vacilante pasión en la cara de Carson. "Pensé que yo conseguiría algo un poco más atractivo que la tela de franela." Ella extendió su mano. ¿"Así pues, entramos? Nosotras podemos solo sentarnos en el sofá y hablar. Mientras tú lo necesites." Ella recuperó el helado y los platos, y ayudó a Carson a levantarse. Entraron a la habitación y Carson se detuvo. "Aww, Kennedy. Es hermoso. Tu te has tomado tantas molestias y.... Lo siento. He arruinado tu tarde." Un fuego ardía en la chimenea, y pequeñas blancas velas flotaban puestas aleatoriamente al rededor del cuarto, la única otra luz. Un CD tocaba música suave de jazz del saxofón, y una botella de champán se enfriaba dentro de un cubo de hielo al lado del sofá. El ventilador del techo tarareaba silenciosamente, y en el blanco encaje del comforter en la cama estaban esparcidos pétalos de rosas rojos y rosas. La puerta del balcón estaba abierta, dejando solamente la cortina entre la habitación y el aire de las noches de octubre rápidamente enfriando. Verdad a sus expectativas, Carson podía ver las estrellas, junto con una plateada media luna. "No." La morena caminó al otro lado a una mesa lateral y después retrocedió, dando su amante una sola rosa roja. "Tú estás aquí conmigo, y eso es todo lo que importa. Lamento que tú estés teniendo un rato duro, Carson. Me gustaría ayudarte si yo puedo." La rubia olió en la fragante flor y cerró sus ojos. Está bien. Kennedy está aquí. Ella no va a presionarme. "Tú me preguntaste antes si sucedió algo después de que me dejaste en la cocina." Ella se trasladó al sofá y se sentó. ¿"Te sientas conmigo?" "Por supuesto. Un momento." Kennedy tomó el helado y la crema batida, y los colocó en un mini-refrigerador que estaba oculto dentro de un gabinete de madera de cereza.
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Dejó los tazones y las cucharas en la baja mesa de centro de cristal y de hierro y se sentó. ¿"Quieres tú saber por qué te traje aquí?" "Eso no fue exactamente lo que quise decir." Carson gimió internamente en el evidente dolor en los claros azules ojos. "Lisa y yo charlamos un poco mientras que estuve allá abajo, sobre todo para darte tiempo de hacer todo esto." Ella gesticuló alrededor del cuarto con un barrido de su mano. "Ella me dijo algo que probablemente no debió. Pero no hay vuelta ahora. Esto solo me asustó un poco, yo supongo." ¿"Qué es lo ella dijo?" La baja voz tenía un borde de gruñido en ésta, atrapado en la garganta de Kennedy en el pensamiento de si alguien lastimara a Carson, con palabras o de otra manera. "Ella..... Um..... La paralegal mordió su labio inferior y desplumó en los flecos de un afgano que agraciaba el alto respaldo del sofá. "Ella me dijo acerca de la primera vez que tu viste esta habitación, y lo qué tu dijiste sobre ésta." ¿"Qué dije sobre ella?" La frente oscura se frunció. "Oh." Kennedy cerró sus ojos. "Dios, ella no debió haberte dicho sobre eso. Había olvidado todo acerca de eso." "Oh." Después de todos sus temores, Carson parecía casi desilusionada. ¿"Así que yo no soy 'el,' ?" "Amor.... Kennedy se arrimó más cerca. "Ven aquí." Ella suavemente impulsó a Carson abajo, hasta que la rubia descansó en el sofá con su cabeza soportada en el musculoso muslo y un brazo largo de Kennedy cubrió a través del estómago de Carson. ¿"Tengo más allá de una sombra de una duda que tu eres 'el,'? No, ¿tengo muy buenos sentimientos sobre nosotras?. ¿Qué te amo? Absolutamente. ¿Qué tengo todas las esperanzas que las cosas funcionen entre nosotras por el largo trayecto? Más definitivamente." "Un poco quita algo de presión." Carson sonrió y tembló, cuando sintió a su amante jugar con su cabello "Esto se siente realmente bien." "Carson, no quisiera nunca que tu estuvieras asustada de mí, o de nuestra relación." El corto ondulado cabello ondeaba a través de sus dedos. "Tú no vas a despertar una mañana y a encontrar que me fui. Estoy aquí para ti. Siempre. Incluso como amiga en el improbable acontecimiento que el resto no funcione. Así mismo, no voy a empujarte más lejos de lo que tu quieras ir."
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"Me siento como alguien un poco esquizofrénica." Carson rió pesarosamente. "Parte de mí estaba asustada de tus expectativas, y parte de mí estaba asustada que yo hiciera algo estúpido y te perdiera. Como deseo ser 'el,' y al mismo tiempo, el pensamiento de eso asustó al Ser Jesús fuera de mí. Un poco loco, ¿huh?" "No. No loco." Kennedy tiernamente acarició la cara de su amante. "Tu eres una mujer muy valiente que ha estado atravesando mucho un infierno en los últimos años, por no mencionar las últimas semanas. A veces me olvido de que estar en una relación con una mujer es relativamente una cosa nueva para ti. Yo solo un poco desvió el rumbo en los días cuando tú no estás conmigo, en una feliz inducida niebla, esperando hasta que pueda llamarte, o mandarte un E-mail. Me olvido de que te estás ocupando de nuevos sentimientos, y al mismo tiempo, te has conseguido un plato bastante lleno con el resto de la vida real." “Sabes, pienso que tenerte a ti probablemente me ha mantenido sana éstas últimas semanas." Carson sonrió arriba cariñosamente, mirando el fuego suave reflejado en los ojos de su amante. "Ahora hay un pensamiento de miedo." La morena se rió suavemente. "Pienso que es la primera vez yo he sido acusada de ayudar alguien a mantener su cordura." "No, en serio." La rubia se movió de lugar, se encrespó en parte sobre su costado, al atraer la cintura del bóxer de seda al nivel del ojo. Extendió su mano, ausentemente enganchando un dedo adentro, tirando un poco en el placket, que estaba cerrado con tres pequeños botones rojos aperlados. "Tu has sido una roca para mí. Cada vez que yo pienso que voy completamente a perder ésta por la situación con Nick y Tony, yo siempre tengo mi próximo encuentro contigo para estar deseándolo, y pudo tomar siempre el teléfono y hablar contigo." "Me alegra oírlo. Quisiera que te sintieras siempre libre para llamarme si me necesitas." Kennedy ignoró el minúsculo hormigueo de placer que la inspección de Carson en su ropa estaba provocando. "Ahora..... ¿Qué vamos a hacer sobre tus miedos en relación a nosotras?" Ella acunó la cara de Carson, que estaba pintado de oscuro dorado en la baja luz. ¿"Fue anoche demasiado pronto, amor?" "No." La rubia se incorporó, acercándose hasta que estuvo encrespada contra el costado de su amante. "Yo necesitaba eso, tanto. Me sentía tan cercana a ti, y yo necesitaba sentirme conectada contigo físicamente. Estoy solo temiendo tantas cosas."
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¿"Cómo cuáles?" Kennedy frotó la espalda de Carson y apartó el flequillo de la rubia de sus ojos. "Que haré algo y te perderé." Ella frunció el ceño, sus emociones eran una extraña mezcla de miedo, cólera en si misma, y frustración en no poder explicar adecuadamente sus sentimientos. "Te amo, Kennedy. Nunca he sentido esto fuertemente sobre alguien antes. Me aterroriza que alguien pueda venir a significar tanto para mí tan rápidamente. Toda mi vida he esperado realmente enamorarme. Cuando esto finalmente pasa, el desastre cae sobre mí tan rápidamente, yo todavía no he cogido mi respiración. Parte de mí se siente tan mareada que juro que podría volar. Otra parte todavía está intentando comprender que todo esto es real." "Es muy real." El corazón de Kennedy dolía por su amiga. Reconoció que ellas probablemente no podrían estar intentando desarrollar una relación en un peor momento, con Carson ocupada con mucho más. Pero se habían conocido cuando ellas lo hicieron, y ella no podría ayudar sino a creer a que todo sucedió por una razón. "Carson, repetiré lo que dije antes. No iré a ninguna parte. Por lo que respecta a nosotras, por nuestra relación, ¿por qué no intentamos tomar un día a la vez? No tenemos que saber en este momento que va a suceder en el futuro. Tenemos algunas grandes vallas para saltar primero. La cosa con Nick y Tony tiene que ser resuelta. Tu necesitas conseguir mudarte, si eso es lo que tú realmente quieres hacer." "Lo quiero." Carson frotó su cara contra la clavícula de Kennedy. "Yo quiero un tiempo normal contigo, incluso si todo lo que nosotras hacemos algún sábado es limpiar la casa y lavar la ropa." "Oh, pienso que puedo conseguir hacer nuestros sábados un poco más excitantes que eso." Los azules ojos brillaron. "A veces nosotras podemos combinarlo, quizá ensuciarnos afuera en el granero o arañar los percebes apartándolos del fondo de los barcos." "Que romántico." Carson empujó un dedo en las costillas de su amante. "No conseguí mi C card** para ir a bucear por percebes, muchas gracias." ¿"Tú buceas?" Kennedy siempre tuvo deseos de conseguir el certificado, pero nunca había encontrado el tiempo para hacerlo. "He pensado siempre que eso parece tan divertido." "Lo es y yo lo hago. Hice mi prueba final de buceo aquí mismo en el Lake Travis, de hecho. La tienda en Dallas donde tomé las clases siempre lleva a los principiantes allí. Es
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un lago bueno, profundo, con buena temperatura, flora, y fauna variables. Además ellos tienen ese acordonado parque de buceo afuera en Scuba Point." Cálidos recuerdos de uno de los momentos más orgullosos de su vida vinieron burbujeando a la superficie. "Hay una buena tienda local de buceo afuera en la 222 cerca del encordado. Tú debes hacerlo. Tú lo querrías. Es deporte para una persona de pensamiento. Mucha biología y física para aprender. Tú no puedes ser una persona imprudente y esperar vivir mucho tiempo como buceador." "Ahhh." Kennedy se rió suavemente. "Buena cosa que no lo intenté en mis 20, entonces." ¿"Eras tú realmente tan temeraria?" Carson recordó las historias de montar toros, de los caballos, de fumar hierba, y golpes en la playa en Galveston. ¿"Quiero decir, temeraria, por ti misma?" "Vamos solo a decir que tomaba mi parte de riesgo." La travesura bailó en los ojos de Kennedy. "Yo fui llevada a la cárcel una vez cuando estaba en secundaria por patinar en monopatín en Main Street agarrada detrás de una camioneta con una cuerda de ski." "Oh, Dios." Carson cubrió su cara e hizo una mueca de dolor. ¿"Casco?" "Nop." Kennedy inconscientemente rastrilló sus dedos hacia atrás a través de su oscuro cabello, agradecida de que ella no tuviera una lesión permanente en su cabeza que expusiera sus años de formación. "No llevé uno con mi Harley por mucho tiempo, tampoco. Pero lo hago ahora." ¿"Tú tienes una Harley?" La rubia se incorporó. ¡"Sacalo! ¿Donde?" "La tengo en Alpaine. Austin no es realmente seguro para las motocicletas más. Además es una pequeña agradable diversión para estar deseando cada vez que voy a casa." Ella sonrió. "Es una láser rojo y negro Classic Heritage Softail ***. Yo amo el sentir el viento en mi cara. Es difícil explicar. Yo logro casi acometidas sexuales de ésta. Quizá estaba sacando toda esa energía entre mis piernas." La sonrisa de Carson se ensanchó, estudiando la expresión primaria en la cara de su amante. "No sé si yo podría sacar mucho más energía de la que tú tienes ya allí." "Oh, cariño '.... Kennedy meneó sus cejas. "Si tú estás hablando a cerca de anoche, esa energía eras tú, no yo. Bebé, tú tenías mi cuerpo zumbando de la manera que la Harley Davidson nunca soñaría."
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¿"De verdad?" La rubia inclinó su cabeza en la pregunta, aún insegura de cómo ella justamente lo estaba haciendo en la arena física. "Oh, yeah." Ella hizo una pausa, cogiendo una pista, y su voz se volvió tierna. "Carson, no es tanto la manera en que tú me tocas, aunque el resto de lo que tú has hecho hasta ahora seguro que se siente realmente bien. Es el hecho de que eres tú la que la que me está tocando. Tú puedes solo mirarme de cierta manera, y es suficiente para hacerme derretir en ese momento. Pero cuando tú me tocas..... Whoa..... Olvídate de derretir. Pienso que evaporación puede ser una descripción mejor. Eso es bueno. Es cálido. Es saber que eres tú la que lo haces, más que nada. Tú tacto me voltea al revés." "Hmmm..... Carson decidió probar esa teoría, trazando lentamente una corta línea de un hombro, bajando a través de los pechos de Kennedy, y regresando, terminando con una suave exploración de la sensible piel en la nuca. Ella miró con fascinación cuando minúsculos músculos justo debajo de la superficie se crisparon en su estela, y un rastro de piel chinita siguió sus yemas del dedo. "Bebé.... Kennedy cogió la mano que vagaba y la besó suavemente. ¿"Por qué no vas a cambiarte en tu pijama, y vamos a comenzar esa parte de la noche? Quizá compartir ese pastel y helado, y ver qué sucede después de ahí." "Ahora hay un plan que yo puedo manejar." La rubia se inclinó, compartiendo un tierno sincero beso con su amante. "Carson, si todo lo que nosotras hacemos es comer pastel y helado, en este momento está bien conmigo, ¿Ok?" Acarició el rubio cabello de su amante, haciendo lo posible para transmitir el amor que sentía, dispuesta a poner un freno en el deseo si fuera necesario. "Para contestar a tu pregunta de mucho antes, te traje aquí para pasar un poco de tiempo a solas contigo, lejos de todo lo demás. Te amo, Carson. Yo quiero que tú estés cómoda conmigo, y con las cosas que nosotras hacemos juntas." "Gracias." Agradecidos grises ojos finalmente brillaron con una genuina sonrisa. "Solo oírtelo decir lo hace." Kennedy miró a su amante, tomar su maleta y después entrar al baño, cerrando la puerta detrás de ella. Se levantó y recuperó algunos troncos extras del exterior de la cortina de la puerta, echándolos en la chimenea y arreglándolos a su satisfacción con un
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atizador. Se acercó al estéreo, colocando cinco CD extras en un continuo tocar, y después fue atrás al balcón. El aire de la noche tenía justo un ligero rastro de frío, y ella tiritó un poco mientras su cuerpo se ajustaba a la baja temperatura. El balcón estaba en el lado trasero de la pensión, alejado de las miradas entrometidas de cualquiera que pudiera estar caminando afuera en la por la parte de enfrente. Kennedy bajó la mirada en su mínimo atuendo y sonrió. Ella dijo que el rojo era su color preferido, ¿no fue así? Se acercó y se apoyó en el barandal, levantando la mirada a las estrellas y respiró en el aire, que llevaba vagos rastros de especias cocinadas Bratwurst de varios restaurantes cerca, junto con el olor más dulce de los árboles de cedro que estaban en jardín trasero de la pensión. Las interpretaciones de John Coltraine llegaron a sus oídos, la música embriagadora estimulaba su humor respaldado a un nivel a un poco más tolerable, donde ella podría por lo menos pensar claramente. Impotente. Que era como ella se sentía. Pensó acerca de cómo el fin de semana había comenzado, con la llegada de Carson al aeropuerto de Austin, y la muy frágil condición de su amante. Al día siguiente ellas fueron al recorrido de tiendas a comprar las diversas cosas que Carson necesitaba para aumentar su propia seguridad, incluyendo el teléfono celular y la trituradora de papel. La charla con Mikey no había ayudado a las cosas. Y entonces nosotras hicimos el amor por primera vez esa misma noche, anoche. Ella sonrió. Había sido bueno. Dulce. Cálido. Más de lo que ella podría posiblemente haber esperado, especialmente para su primera vez. Mi dios, respiró suavemente. No me sorprende que ella estuviera a punto de derrumbarse. Había estado atravesando por demasiadas emociones las cuarenta y ocho horas anteriores para que cualquier persona razonable resistiera ilesa. Kennedy hizo votos silenciosamente para que Carson pusiera el ritmo para el resto de la noche. Incluso si solo nos abrazamos delante del fuego, que realmente no sería tan malo, ¿ahora podría serlo? Oyó pies descalzos andar silenciosamente hacia ella en la terraza de madera pintada, y ella volteó, abriendo sus brazos en silenciosa invitación. Carson le sonrió, sacudiendo el cordón de la bata blanca de toalla que ella usaba que era un complemento de la pensión. Se encontraron en un largo confortable abrazo, el contacto calmaba desiguales nervios y comenzaba a restaurar los cercanos sentimientos que habían compartido la mayor parte del día. "Hola." Carson finalmente levantó la mirada, sonriendo calurosamente en los claros azules ojos que eran realmente casi plata en la luz de luna.
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"Hola tu misma." Kennedy alborotó las ondas rubias y recorrió una mano arriba y abajo del quid de paño que cubría el brazo de Carson. ¿"Dónde está tú pijama?" "Debajo de aquí." La rubia se ruborizó. "No pensé que había bastante de ésta para salir aquí sin la bata." ¿"Oh?" Una oscura cabeza amartilló a un lado en curiosidad. ¿"Menos de lo qué yo tengo puesto?" Ella miró en su propio atuendo. "Um.... yeah." Por su propia voluntad, las manos de Carson habían comenzado inconscientemente a vagar arriba y abajo en los costados de su amante cubiertos de seda y algodón. "Pienso que tú y yo estábamos en la misma longitud de onda cuando estábamos pensando acerca de esta noche." "Mmmm." Kennedy tiró de Carson contra ella, envolviendo sus brazos alrededor del compacto cuerpo y acariciándole su espalda. "Supongo que los planes cambian a veces." "Quizás." Los dientes blancos mordisquearon en la morena piel, haciendo saltar a la morena. "Quizá no." La paralegal rápidamente besó el punto que ella acababa de morder. ¿"Por qué no vamos a comer el pastel de chocolate allí adentro?" Kennedy sintió a Carson tirar de su mano, y gustosamente siguió a la pequeña mujer de regreso adentro. Su boca se abrió en muda sorpresa cuando firmes insistentes manos la empujaron abajo sentándola en el sofá. Carson se inclinó sobre ella y plantó un persistente beso en sus labios. La morena dio un rápido vistazo de algo que asomaba brillantemente fuera de la bata, antes de que su amante se colocara hacia atrás. "No te muevas," la paralegal la reprendió. "Traeré el pastel y el helado, regreso enseguida." "Sí, Madame," la voz de la alta era lenta, una octava más bajo de lo normal. Amorosos ojos observaron a Carson abrir el mueble del refrigerador y la cabeza rubia desapareció detrás de la puerta. ¿"Kennedy?" Una amortiguada voz llamó. ¿"Sí?" ¿"Tú alguna vez jugaste twister con crema batida?" Dos grises ojos hicieron saltar en la visión sobre la parte superior de la puerta, parpadeando inocentemente en ella. Oh chico. Las cosas estaban definitivamente mejorando. "Um.... no. ¿Tienes?"
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"Yep." Una sexy sonrisa maliciosa acompaño a la mirada, y Carson estaba parada con el recipiente de crema batida y el helado balanceándose en el hueco de un brazo. "Desafortunadamente yo no pensé traer el juego conmigo." ¿"Nosotras podemos improvisar?" La voz de Kennedy cogida a mitad de camino a través de la declaración, mucho como una pre-puberta chica. La rubia finalmente rió. Ella se deslizó sin incidentes encima del sofá y se sentó, poniendo encima el helado y la crema batida en un único tazón. ¿"Qué te parece si nosotras solo compartimos esto junto con el pastel?" "Puedo hacer eso." Kennedy sonrió y después abrió su boca, cuando Carson le ofreció un tenedor lleno de pastel. "Dios." Ella se lamió sus labios. “Sabes que yo no como el postre muy a menudo. Puedo tener el azúcar alta por horas." "Bueno." Carson puso una cucharada de crema batida en los labios de su amante y después la quitó lentamente con sus propios labios, terminando en otro largo beso. Ella se separó. "Me gustaría tenerte arriba por algunas horas más." La morena sintió que su libido pateaba en la sobre marcha, y extendió la mano, dispuesta ella misma a mantener su ingenio por varios minutos más. "Carson, no tomes esto a mal, ¿pero sucedió algo mientras que tú estabas en el baño cambiándote? Cuando tú entraste allí, pensé que mis planes originales para la noche eran historia. No es que me importe." Agregó precipitadamente. "Más o menos." La rubia pestañeó parpadeando lentamente sobre oscuros grises ojos. "Pienso que yo en realidad suelo aterrarme más cuando no estoy contigo. Consigo estar pensando todo el tiempo en el 'qué y si ' y a preocuparme de toda clase de cosas. Pero entonces cuando estoy contigo otra vez, todo eso sale. Tú fuiste tan buena en decirme cómo te sientes, amor. Y tú siempre pareces saber exactamente qué decir. Cuando estoy contigo, todos esos pequeños miedos que increpan parecen disolverse. Tu eres una persona muy confortante para mí." "Tú no sabes lo bien que me haces sentir." Largos dedos rozaban el muslo de Carson. "Solo sé que yo planeo ser muy cuidadosa contigo. Especialmente esta noche, después de todo eso que sucedió este fin de semana. Iré junto con lo que tú quieras hacer, Carson. Tu dirige, amor, y te seguiré."
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"Dios Te amo." Carson metió la cuchara en el tazón el helado y lentamente dio de comer a su amante un bocado de la fría cremosa mezcolanza. "En este momento, me gustaría acabar de comer este pastel. Entonces quizá pueda encontrar algo más sobre que mordisquear." Ella le guiñó y rió suavemente, cuando oyó el gruñido suave de Kennedy por sus palabras. Continuaron compartiendo el postre, poco a poco incrementando lo audaz y más confidente con el intercambio, pasando mucho tiempo limpiándose la una a la otra el helado y crema de la cara y cuello. Cuando no había nada dejado solo migas de pastel, Carson dejó el tazón y el plato a un lado, y se arrastró encima de Kennedy, montando a su amante a horcajadas y colocándose abajo en su regazo. Compartieron varios besos, labios y lenguas explorando con imprudente abandono. La respiración de Kennedy se aceleró, y ella necesitó más contacto. Empujó en la gruesa bata de los hombros de Carson y sus ojos suplicaban a la rubia. "Por favor, bebé. ¿Podemos quitarnos esto?" Grises ojos se trabaron con los azules, y Carson lentamente desató el cinturón, embromando a Kennedy cuando dejó que la bata se deslizara hasta que se detuvo en sus codos. Volteó su cabeza a un lado y una pequeña sonrisa jugó en sus labios, cuando la morena estiró su mano y cuidadosamente le ayudo a quitar la ofensiva barrera, la bata cayó al piso en los pies de Kennedy. "Mi Dios." Hambrientos ojos vagaron sobre el cuerpo de Carson. "Si he sabido que tenías eso debajo de allí, no estoy segura que nosotros hubiéramos hecho lo del pastel." Carson se rió suavemente. ¿"Lo tomo que te gustó?" "Oh, yeah." La paralegal tenía una ceñida púrpura camiseta, hecha de brillante lycra stretch que casi, pero no completamente, abrazaba su cuerpo como un guante. Estaba sostenido por dos finos tirantes y tenía un escote en V. Usaba unas bragas púrpura a juego, y Kennedy no pudo evitarlo, extendió la mano, recompensando a su amante con una sensual mirada maliciosa cuando descubrió que eso era efectivamente una tirita. "Tú ciertamente has hecho un estudio rápido de mí, ¿no es así?" "No exactamente." Carson se inclinó para un rápido beso. "Más bien estoy tomando notas mentales mientras nosotras progresamos."
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"Y dime, bebé. ¿Qué has aprendido hasta ahora?" La morena besó su espalda y después probó un invitador lóbulo. Ella tomó el lóbulo en su boca y lo recorrió con su lengua, antes de suavemente succionarlo. "Tú eres una persona muy visual." Carson cerró sus ojos cuando su cuerpo comenzó a aflojarse. "Consigo eso apropiado." Los azules ojos hicieron otro tranquilo recorrido de las formas adecuadas de su amante, junto con inquisitivas manos que vagaban delineando todas las inmersiones y curvas ante ellas. La rubia se dio cuenta que las preguntas estaba girando en un juego, y su piel se calentó en respuesta. "Tú también pareces tener una afinidad por los pechos." "Uh-huh." Los pulgares de Kennedy se escabulleron arriba, rozando los pezones de Carson, que inmediatamente respondieron, la combinación del ceñido tejido y las lentas y firmes caricias le hacían gemir y empujarse en el tacto de Kennedy. ¿"Qué más?" Llenos labios se cerraron alrededor de un pezón, la morena la trazaba dentro de su boca, empapando el tejido contra su lengua cuando ella aplicaba suaves y constantes succiones. "Y... um.... Dios eso se siente bien." La rubia perdió su concentración, cuando Kennedy empujó un tirante hacia abajo, exponiendo su desatendido pecho. Ella gimió en el fondo de su garganta cuando sintió la boca de su amante, esta vez directamente en su piel, trayéndola rápidamente hacia un lugar donde hablar sería imposible. "Um.... Yo elegí los de tiras porque a ti realmente parece que te gusta mi trasero. Tú estás siempre palmeándomelos, y noto que tú me miras cuando yo camino a veces. Y cuando nos besamos o hacemos el amor, tú me prestas mucha atención a mí allí en la parte trasera." ¿"Así?" Firmes manos engulleron el trasero de Carson, apretándolo a medida que Kennedy continuó prodigando una espléndida atención sobre los pechos de su amante. "Yeah," Carson gimió. "Justo así." "Tú tienes el más delicioso trasero." Las manos de la morena continuaron jugando, cuando sus labios se desviaron hacia arriba, capturando los labios de Carson otra vez, transmitiéndole con su lengua cosas que ella le gustaría hacer en puntos mucho más al sur. "Dios." Kennedy tiró de su amante firmemente contra su cuerpo, sintiendo que la joven mujer molía su centro contra el estómago de Kennedy, que estaba tenso con anticipación.
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"Kennedy... Kennedy." La rubia respiraba el nombre de su amante, olvidándose de cualquier otra palabra por varios largos minutos, cuando su cuerpo comenzó a reaccionar intensificándose más allá de su control. Ella finalmente agarró la otra palabra que ella estaba intentando recordar. "Cama." Sin hablar, la morena se levantó, llevando a Carson con ella. Tropezaron hacia la cama, consiguiendo de alguna manera perder su ropa en el corto recorrido al otro lado del piso desde el sofá. Sus ojos permanecieron en continuo contacto cuando se desnudaron la una a la otra, compartiendo sin palabras las emociones que no serían negadas. Kennedy se arrodilló a los pies de su amante, lentamente deslizando las bragas de tira bajándolas por las torneadas piernas, deteniéndose para besar la suave piel en varios lugares a lo largo del camino. Entonces ella lentamente besó mas arriba, poniendo un beso muy íntimo entre las piernas de Carson. Oyó a la rubia gemir silenciosamente, y ella la besó otra vez, mucho más decididamente, y después paró el resto del recorrido subiendo. Ella acunó la cara de Carson en ambas manos y plantó otro beso en su frente. ¿"Tú estás segura que esto está bien? No quiero.... "Kennedy." La rubia la silenció con un beso. "Si tú no subes a esta cama conmigo ahora mismo, voy a tener que continuar sin ti." Una amplia sonrisa lentamente se propagó a través de la cara de Kennedy y empujó cuidadosamente a Carson detrás sobre los esparcidos pétalos en el confortar. "Ahora eso es algo que yo podría disfrutar viendo." Ella permaneció encima de su amante sobre sus manos y rodillas, inclinándose y besándola a fondo. "Alguna otra noche." Ella bajó el resto del camino, sus manos y sus labios comenzaron a explorar cada pulgada del cuerpo de Carson. Su juego anterior en el sofá las había dejado a ambas más que listas, y sabía que no iba a durar tanto tiempo como ella deseaba Podía sentir a Carson moverse contra su mano, que estaba acariciando los muslos internos de la rubia, moviéndose cada vez más cerca de donde ambas querían que estuviera. Cuando la morena miró a su amante responderle, fue llenada con emociones que amenazaban estrangular la respiración de sus pulmones. Flashes de todo lo que le había sucedido a Carson las últimas semanas perturbaron su visión..... Carson llorando en el teléfono la noche que Nick le propuso..... La mirada desesperada en la cara de su amante cuando descubrió la cámara en su monitor de la computadora en el trabajo..... El fotógrafo
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siguiéndolas alrededor del parque de atracciones..... Nick amenazando a Carson en su oficina..... Las revelaciones durante su reunión con Mikey. Nadie va a lastimarte, bebé, no si puedo evitarlo. La cólera y fuertes sentimientos de protección se alzaron, y casi perdió de vista lo que ellas estaban haciendo. Tú me tienes, Carson, por siempre tú me tendrás. Abrió sus ojos y encontró unos confundidos grises mirándola fijamente con preocupación. ¿"Todo está bien?" Los ágiles dedos empujaron los oscuros mechones retirándolos de los ojos de Kennedy. "Tú pareces distraída." "Lo siento, amor. Quedé un poco atrapada en las emociones." La morena se inclinó, y Carson sintió el beso más dulce más tierno que ellas alguna vez habían compartido. La mano de Kennedy reanudó los suaves tactos y alcanzó su meta, haciendo a la rubia gritar en la combinación de sensaciones. La abogada enterró su cara en el hueco del cuello de Carson, y la rubia giró su cabeza, besando los sedosos negros mechones, y acariciando a su amante en la espalda. "Kennedy, ¿qué pasa, amor?" Ella bajó su mano, envolviéndola alrededor del bíceps de su amante, sintiendo la tensión en el largo apoyado músculo, casi como si la belleza de cabello oscuro estuviera en guerra consigo misma. "Por favor." Suaves labios mordisquearon en la salada dulce piel. "Necesito más." Su cara se presionó en el cuello de Carson otra vez. Kennedy soltó una larga temblorosa respiración. "Deseo estar adentro. Por favor." Dos vacilantes dedos embromaban a su pareja, marcándoles sus deseos claramente. Carson lentamente recorrió las yemas de sus dedos abajo por el brazo de su amante hasta que ella alcanzó su mano. "Está bien." Ella empujó suavemente la mano de Kennedy más cerca de donde ella deseaba estar. "Yo te necesito, también." "Te amo," La morena murmuró contra la piel de Cason, cuando ella se deslizó adentro. Ambas mujeres gimieron suavemente en el más íntimo tacto. "Se siente tan bien.... Kennedy rozó sus labios a través de la boca de Carson”.... Dentro de ti." Ella reanudó los continuos movimientos de caricias, esta vez más profundamente. Entonces ellas estuvieron pérdidas la una en la otra, y los firmes y amorosos tactos, silenciosos gemidos de placer, la sensación de la suave húmeda piel, las condujo a ambas mujeres rápidamente hacia un precipicio. Kennedy sintió a Carson presionar su muslo entre sus piernas, y se meció contra éste en un ritmo que igualaba al de su propia
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mano. Una persistente mirada, y sus labios se encontraron otra vez, cuando ellas saltaron sobre el borde juntas. Kennedy sentía como si todos sus huesos se hubieran disuelto, y se derrumbó en los brazos de Carson que la esperaban. Las yemas de los dedos ligeramente tocaban contra su espalda y la rubia murmuró amorosas palabras en su oído. "Shhhh. Está bien, amor. Estoy justo aquí." La morena levantó su cabeza y se subió, poniendo un tierno beso en los labios de Carson. Ella puso su cabeza contra el hombro de la rubia, gozando de la sensación de los brazos de Carson envueltos firmemente contra su espalda. "Yo.... Yo no puedo..... "No necesitas hablar." La paralegal sentía que su amante no había vuelto del todo todavía. "Solo déjame saber si tú estás bien, ¿Ok?" "Yeah, muy bien." Kennedy soltó un jadeo. ¿"Qué sobre ti?" "Perfecto, a excepción de la preocupación por ti." Carson se movió, permitiendo que Kennedy resbalara contra su costado, relevando a la rubia de la mayor parte del peso de la alta mujer. "Lo siento, amor." La abogada luchó para encontrar su voz. Y su cerebro. "No sabía que las cosas iban a tomar esa intensidad. Yo solo..... Dios Te amo tanto. Necesitaba estar tan cerca como yo pudiera conseguir. Era..... ¿Tú estás bien, no es así?" "Es lo más maravilloso de lo que esto ha sido nunca para mí." Carson sonrió y besó la cabeza de su amante otra vez. "Nadie nunca había pedido permiso antes." ¿"De verdad?" Kennedy se levantó sobre su codo, su otra mano trazaba círculos alrededor del anillo en el ombligo de Carson. Ociosa observó la piel alrededor del minúsculo perno prisionero, preguntándose cuánto tiempo tomaría para estar totalmente curado. ¿"Tú quieres decir que los individuos con los que tú estuviste solo bajaron a su negocio sin tomar tus sentimientos absolutamente en consideración?" "Esa no es probablemente una completamente justa evaluación." La rubia rodó sobre su costado, haciendo frente a su amante. "Pienso que ellos asumieron, por las señales físicas, como lo húmeda que estaba, o lo que sea, que yo estaba lista. Pero no, ninguno de ellos alguna vez me preguntó si eso estaba bien primero." "Nadie alguna vez te lastimó, ¿lo hicieron?" La morena frente se frunció, los protectores sentimientos salieron a la superficie otra vez.
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"No." Carson extendió su mano, alisando la piel de la frente de su amante. "Nada de eso. Solo que nunca fue particularmente agradable para mí. Hasta ahora contigo." Sonrió y agachó su cabeza para ocultar el rubor que sentía sobre su cara. Kennedy aspiró un mental suspiró de alivio. ¿"Por qué es diferente conmigo?" "Pienso que es lo que tu dijiste antes. Quiero sentirme más cerca. Necesito sentirte más cerca." Carson encontró su valor y levantó la mirada, encontrando la mirada de Kennedy. "Y tú parecías necesitarlo tanto. Yo quise darte eso a ti. Necesitaba esa conexión. Tú pregunta fue la cosa más dulce que alguien alguna vez me han dicho en la cama." "Solo nunca se sabe." La morena continuó trazando patrones contra la piel del estómago de Carson. "A muchas mujeres no les gusta la penetración. Y alguna de ellas habían tenido experiencias muy malas en el pasado, y es una barrera emocional para ellas. Nunca presumiría que podría tomar eso sin preguntar primero. Si eso no está trayendo placer a la persona con la que estoy, no es agradable para mí tampoco." "Tú eres muy considerada." La paralegal empujó a Kennedy sobre su espalda y se enroscó contra ella con su oreja presionando contra su pecho, escuchando el fuerte regular latido del corazón. "Es una de las primeras cosas que vine apreciar sobre ti. Tú realmente tienes siempre tanto cuidado de mí y mis sentimientos." "Mi padre me enseñó algo muy importante, Carson." Kennedy atrajo las sabanas arriba y se colocó nuevamente dentro de su cálido nido. "Si algo.... o alguien..... Es valioso para ti, tú harás lo posible para cuidarlo. Asegúrate que tú nunca hagas algo que pueda causar que eso se rompa. Tú eres de gran valor para mí." "Recuérdame darle las gracias a tu padre." Carson bostezó y cerró sus ojos. Lentamente, el sueño la reclamó y su cuerpo se relajó totalmente en los brazos de Kennedy. "Te amo." "Te amo también, Carson." La morena se quedó despierta por mucho más tiempo, procesando los acontecimientos del día. Pensó otra vez acerca de la visita del ciervo blanco. ¿Por qué tú viniste a mí? Ella consideró el precioso cuerpo que ella sostenía y sonrió pesarosamente. Yo pienso que tú eres „el‟, Carson. Desafortunadamente, no pienso que tú estés lista para oír eso justo todavía. Sonrió. No importa. Kennedy lo sabía, y eso era bastante por ahora. Yo estaré aquí, bebé, lista para decirlo tan pronto como tú me dejes.
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Entonces otro pensamiento vino a ella, y frunció el ceño en la rubia cabeza. ¿Con quién diablos ella jugó Twister con crema batida? Kennedy se quedó despierta un rato más.
***
*Terrell, Texas, menos de una hora de camino al este de Dallas, es el hogar de uno de los hospitales mentales del estado de Texas. **La C-card significa "tarjeta de certificación." Es la tarjeta de identificación que tú consigues después de que tú hayas hecho un curso de buceo en Scuba. La no acreditación en la tienda de buceo evitara rentar el equipo o te autorizará para una excursión de buceo sin ver tu C-card primero.
Capítulo 8
"Kennedy Nocona. Kennedy contestó su teléfono21 y se reclinó en su silla, sus pies apoyados sobre el escritorio. Era lunes por la tarde y se estaba quedando dormida repasando la trascripción de la declaración de un testigo experto con respecto al cuidado y al mantenimiento de los pozos petroleros. Un caso que implicaba los derechos del mineral que ella había tomado sobre el sur de Texas, un área de trabajo que estaba considerando en ramificar. "Hey." La bienvenida voz de Carson brotó sobre la línea, y la morena inmediatamente despertó. ¿"Sabes algo de Mikey?" "Yeah." Kennedy rodó su bola de seguimiento del ratón, buscando unas notas que había tomado mientras hablaba con el abogado del seguro. "Buenas noticias, creo." "Podría realmente servir de algo." La paralegal sonaba desanimada, el cierre en su garganta sugería que estaba al borde de las lágrimas, o lo más probable, ella no había dormido bien la noche anterior. Kennedy finalmente había conseguido de su amigo eso que Carson pasaba la mayoría de sus noches desde su cena con Nick, dando vueltas, teniendo pesadillas o pasarse despierta preocupada de como las cosas iban a resultar. "Mikey me dijo que él va a hacer todo lo posible para mantener todo esto fuera de los periódicos, incluyendo los legales." Ella scaneó la pantalla de su computadora. "También dijo que una vez todo caiga, él y su oficina estarán ofreciendo ayuda personalmente para puestos de trabajo a los empleados inocentes de tu firma, incluso tienen contratada una agencia para ayudarles gratis." El silencio en el otro extremo de la línea parecía interminable. ¿"Carson?" ¿"Cuál será la perdida?" La voz de la rubia era tan queda que Kennedy podía apenas oírla. Ella es demasiado malditamente inteligente. La abogada tomó una profunda respiración. "Mikey quiere que te enfatice que si esto se le sale, él estaría dispuesto a ofrecer todo eso sin sujetar los hilos."
21
¡Y yo que pensé que el teléfono lo había contestado Piper!
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Carson podía justo imaginar las amenazas que deben haber llovido de su amante para que el hiperactivo hombre estuviera de acuerdo con eso. "pero..... "Pero ni la cantidad de gritos, amenazas, o rabietas de mi parte sostuvieron algún peso con la gente por arriba de Mikey." Kennedy se giró a medias en la silla giratoria, mirando fuera de la ventana al comienzo del tráfico de la hora pico en la calle afuera. "Lo siento, amor. Realmente intenté dejarte totalmente fuera de tener que hacer algo más excepto comenzar hacerte sitio para la mudanza." "Ok." Carson había estado apuntalando todo el día, esperando que la administración del seguro quisiera algo de ella. ¿"Qué desean?" "El me dio una lista.... Ella revisó de nuevo. "Tú asistente palm va a venir muy bien. Ellos quieren transferencias directas de las facturas de Tony por los últimos dos años, si tú puedes conseguirlas. ¿Puedes tú?" "Yeah." La rubia cerró sus ojos. Así que esto empieza. ¿Por qué me siento como Benedict Arnold? "Todas las facturas están disponible para alguien más que manda la cuenta. Aunque yo nunca he ido y mirado. ¿Qué más?" "Copias de cualquier calendario electrónico o impreso que Tony guarde, también por los últimos dos años." Valerie asomó su cabeza en la oficina de Kennedy, y la morena la ahuyentó. La mujer de cabello oscuro frunció el ceño en agitación y desapareció. "Eso será fácil, por lo menos computarizado. Puedo transmitir eso por el asistente también. La impresa puede ser más difícil. Puedo conseguir probablemente lo único que él guarda por este año, pero lo del año pasado puede no estar por ahí más. Él puedo haberlo removido ya. Si no, está en alguna parte en el almacén de su oficina. Puedo fisgonear allí este fin de semana si.... "Carson." Kennedy la interrumpió con una firme palabra. "No hagas algo que te ponga en peligro, ¿Ok?" "Ok, pero.... "Ningún 'pero'. Si alguna de estas cosas puede ponerte en algún tipo de peligro, no intentes conseguirla. Solo le diré a Mikey que él puede ir por las cosas y sacarlas con su.... "Ok." Carson finalmente se rió. "Tendré cuidado. Lo prometo. ¿Qué más quieren ellos?"
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"Eso, por ahora. Una vez que ellos miren todo eso, volverán y probablemente querrán algunos expedientes archivados específicos del caso." La morena cerró el documento en su computadora y se reclinó otra vez. ¿"Cómo están las cosas allí hoy? ¿Nick te molestó?" "No." La paralegal estaba usando el teléfono en la oficina de Heidi para hacer la llamada. Ella cuidadosamente se aseguró de no ser seguida fuera del edificio, diciendo a Rebecca que haría unas diligencias y regresaría pronto. Heidi estaba de hecho fuera de la oficina con un cliente, pero había dado a Carson una llave y le había dicho que se sintiera libre para utilizarla cada vez que lo necesitara. Carson supuso que lo estaba haciendo también por Kennedy. No obstante, ella le había comprado una costosa botella de brandy como regalo de agradecimiento, tanto por la llave y por qué Heidi recuperó su auto. Ella se había reído de la historia de los dos bobos dormidos en el estacionamiento. Era la primera vez que algo sobre la situación la había hecho verdaderamente reír. "Estoy en la oficina de Heidi en este momento, pero ella está fuera." "Bueno." Kennedy echó un vistazo al reloj. ¿"Algo interesante sucedió hoy?" ¿"Interesante?" La rubia frunció el ceño, intentando determinar que estaba tratando de averiguar su amante. "No, la verdad es que no. Solo ponerme al corriente en el trabajo por faltar el viernes. Tony estuvo fuera de la oficina todo el día en declaraciones. Nick no lo vi en ninguna parte. Estuvo de verdad bastante tranquilo. Permanecí en mi oficina la mayor parte del día. La única persona que llegó fue Tamara. Incluso no vi a nuestro cartero, excepto por que él trajo mi correo." "Oh." Kennedy abrió otro documento en su computadora, buscando el número de teléfono principal de la firma de Carson. "Amor, te extraño." "Te extraño también." Carson se sentó en el sofá en la oficina de Heidi, hundiéndose en los lujosos tapizados cojines color Borgoña. "El fin de semana fue realmente maravilloso." Hizo una pausa, sintiéndose un poco tímida. "Todo el. Bien, todo el después de que dejáramos a Mikey." "Yeah." La abogada cerró sus ojos. Si ella se concentraba lo suficiente, podía todavía evocar el momento en que despertó el domingo en la mañana, rodeada por el olor de pétalos de rosa, de la limpia tela de algodón, y el propio olor dulce de Carson, la cara de Kennedy presionada contra la suave piel de la espalda de su amante. La suave música de jazz saludó sus oídos, pues habían accidentalmente dejado el "CD" en cambiar continuo
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tocando toda la noche. “Sabes, tú eres la primera persona con la que yo he pasado casi todo el día en cama." ¿"Lo soy?" La paralegal sonrió. "Eso lo hace aún más especial." Esa había sido una larga perezosa, mañana. Kennedy había llegado al fin de semana sintiéndose bastante decadente. Ellas compartieron el contenido del desayuno en la cesta que fue dejada fuera de su puerta, leyeron el periódico del domingo que fue incluido en la cesta, y hablaron ampliamente acerca de toda clases de cosas, de su niñez, de sus sueños futuros, de cosas realmente tontas, como de que si se ponían ambos calcetines después los zapatos, o un calcetín y un zapato en el mismo pie primero. En medio de, ellas pasaron mucho tiempo explorándose la una a la otra, sin prisas, ininterrumpidamente, y sin inhibiciones. Habían hablado de los tabúes, de las cosas que cada una de ellas no haría, y de las fantasías personales también. Kennedy sonrió, recordando eso, especialmente una que Carson había compartido con ella que involucraba a Kennedy, el granero, y una chaqueta de piel. Y no más. Ella meneó su cabeza y se dio cuenta que Carson estaba esperando una respuesta en el otro extremo de la línea. "Lo siento. Estaba justamente pensando acerca de ayer. Eso fue especial. Pienso que conozco más sobre ti ya que casi de alguien más que yo conozco." "Yeah, siento de la misma manera acerca de ti." Carson rió nerviosamente. "Cuánta gente sabe acerca de ese pequeño lugar justo por la parte trasera de tu rodilla izquierda. Tú sabes, el que....” "Errff." La morena mordió su labio, recordando un muy placentero momento. "Nadie. Consiguió eso Tú eres la única a quién le he permitido saber sobre eso. O tocarme allí. Podría ser bastante embarazoso, considerando lo que eso me hace." "Me gusta lo que eso te hace." La rubia había descubierto completamente por accidente que acariciando el lugar en ciertos momentos críticos enviaba a su amante a la cima. Por encima de la cima. Ella probó eso algunas veces, solo para asegurarse de que no era una casualidad. "Pero tú tienes razón. Puede ser que no me guste si alguien más lo prueba, así que tú secreto está seguro conmigo, amor." "Me alegra oírlo. Odiaría que eso surgiera, o se dijera, el fin de semana de Acción de Gracias. Parker puede ser implacable en su búsqueda de nuevas y malvadas maneras de avergonzarme." Ella hizo clic en su calendario. "Hablando de, Acción de Gracias es
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justamente alrededor de un mes. ¿Tu deseas volar aquí y después conducir el resto del viaje, o preferirías volar todo el trayecto a Midland?" "Tú decide, Kennedy. Nunca he estado en ese camino. ¿Cuánto tiempo de conducir es?" "Es algunas horas conduciendo a Alpaine, directo del aeropuerto de Midland. El vuelo es probablemente nuestra mejor opción." Ella continuó comprobando. ¿"Qué día piensas que puedas marcharte esa semana? Quizá pueda justo reservar un vuelo ahora." La paralegal llegó a estar muy silenciosa, y entonces despejó su garganta. "Para entonces, puede ser que tenga todo el tiempo libre que podría querer alguna vez." Oh maldición. Kennedy mentalmente se abofeteó. "Carson, lo siento." "Está bien." Ella echó un vistazo en su reloj. "A propósito de, mientras todavía tenga un trabajo, supongo que mejor regreso a la oficina. Quizá pueda comenzar a transferir algunas de esas cosas que Mikey quiere." "Te llamaré esta noche, ¿Ok?" La morena se adelantó e hizo una reservación para Carson de Dallas a Austin, y después otra reservación para dos de Austin a Midland en la línea aérea regional, solo en caso. Entonces comprobó el número principal de la oficina de Carson. "Quizá nosotras podamos resolver acerca de hacer algo juntas este fin de semana." "Oh." Carson de repente se animó. "Fin de semana de Halloween. Tienen una enorme fiesta en la calle abajo en Cedar Spring. ¿Te interesa?" ¿"Tengo qué disfrazarme?" Kennedy no había usado un traje de Halloween desde secundaria. "No. En realidad, la mayoría de las mujeres justo usan jeans o kakis, o lo que sea. Son las reinas las que se emplean a fondo. Es bastante sorprendente, realmente. Casi como carnaval." La voz de Carson adquirió un tono de broma. "Aunque yo amaría verte en algo de curo." ¿"Qué pasa contigo y el cuero, pues?" Kennedy regresó la broma. ¿"Tú tienes algún granero cerca de tú apartamento?" "Oh. Dios" La rubia se ruborizó furiosamente, incluso aunque ella era la única en el cuarto. "Me olvidé acerca de todo eso. Amor, si tú usas algo de cuero para Halloween, tú necesitaras usar un poco más de lo que describí en esa conversación."
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"Awww. Arruiné mi diversión, ¿lo hice ya?" La abogada sintió alivio de oír elevarse la moral de su amiga. "Ok, saldré con algo que tú puedas llevarme en público. Lo prometo. ¿Qué te parece si vuelo el viernes en la tarde?" "Genial." Los grises ojos brillaron en el pensamiento de ver a su amante en menos de cinco días. "Hey, necesito regresar. De verdad. Te hablaré más tarde." "Hasta más tarde." Kennedy hizo un gesto cuando Valerie apareció en la puerta otra vez. “Te amo." El gesto se convirtió en un ceño fruncido, cuando Valerie plegó sus labios, besando el aire silenciosamente varias veces de una manera exagerada. "Te amo también," la voz de la paralegal llevaba una nota un poco incierta, y la abogada escuchó cuando Carson colgó. Tan pronto como oyó el tono de marcar, inmediatamente comenzó a marcar en el número principal de la oficina de su amante. "Espera allí, Aphrodita." Valerie entró a la oficina. "Necesito a tú John Hancock en estos documentos de la nómina de pago, a menos que tú quieras que nosotros el escaso personal tengamos que escapar para pastos más verdes. El banco se cierra en una hora y necesito comprobar el proceso de ese depósito hecho para hoy, o ellos no tendrán los cheques aquí para el viernes." "Esto tomará solo un minuto." Kennedy continuó con su llamada, escuchando a alguien contestar en el otro extremo. Valerie sacudió su mano libre en el aire y se sentó en una silla al otro lado del escritorio, determinada a mantener a su distraída socia en la pista. "Hola." Valerie miró como la morena habló con un poco de urgencia. "Necesito hablar con Tamara, ella es una abogada de su oficina. Lo siento, yo no tengo su último nombre. ¿Richardson? Genial, gracias." Los dedos de Kennedy tamborilearon su escritorio impacientemente. ¿"Hola, Mis Richardson? Usted no me conoce, pero soy Kennedy Nocona..... Yeah, esa Kennedy Nocona..... No.... Estoy realmente apenada de molestarla, pero me preguntaba.... Echó un vistazo en Valerie y tragó dejando su orgullo. "Se suponía que Carson recibiría algunas flores mías hoy, y tengo el presentimiento que ellas no llegaron.... oh.... Eso es lo que pensé.... Sí.... gracias. Hey, si a usted no le importa, por favor no le diga que yo le llame a usted. Voy a intentar arreglar esto, pero es posible que mañana, así que un poco quisiera que permaneciera en una sorpresa.... yeah.... Usted también. Gracias. Adiós." ¡"Hijo de perra!" La abogada cerró de golpe su puño sobre el escritorio. "De todas las veces para que el florista la jodiera. Le envío a ella rosas cada lunes con gran puntualidad
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y precisión, entonces la primera vez que nosotras.... Ella se atrapó a si misma despotricando delante de la muy confundida Valerie. ¡"Maldición!" Nosotras hacemos el amor como conejitos todo el fin de semana y entonces yo no le envío a ella una maldita cosa. No me sorprende que sonara tan desanimada en el teléfono. ¿"Ahora podrías tú firmar esto?" Valerie comenzó a levantarse, y fue rechazada de nuevo. "Solo un segundo. Necesito hacer otra llamada." Valerie se sentó de nuevo. Esto podría ser divertido de mirar, por lo menos. Kennedy enérgicamente pulsó otro número en el teclado numérico. "Hola, soy Kennedy Nocona. Necesito hablar con el gerente..... ¿Oh, no está allí?.... ¿Qué necesito? Yo necesito saber dónde diablos están las flores que ordene esta mañana..... No sé, lo que usted me dijo. Todo lo que sé, es que ellas no están en Dallas en donde se suponía deberían estar..... Yeah, bien quizá usted necesita encontrar a una diferente florería asociada allá.... Me da igual, solo..... Ella miraba un pequeño reloj de cristal en su escritorio. "Usted tiene dos horas antes que la oficina allí cierre. Deseo esas flores entregadas dentro de la hora..... No, usted no me cargará el extra. De hecho, usted va a dar en una docena extra sin ningún costo..... Escuche, porque usted no sube mi cuenta.... Ella sonrió malvadamente, esperando. "Sí, ésa seria yo. Quién le ha utilizado a usted para enviar muy costosos arreglos florales para todo el mundo y a su perro por los últimos cinco años. Sí, soy quien envió a nuestra única gobernadora femenina el arreglo de despedida..... Yeah, me sentí mal por ella también. Además, trabajé en su campaña. Era lo menos que yo podía hacer, considerando con el idiota que ella perdió..... Yeah, yo coincido, él nunca estaría allí si él no tuviera el nombre de su papi..... Yeah, completamente idiota, no puedo creerlo tampoco..... Yeah, demasiado malo que nos metamos con él, una forma o de otra, incluso después de la elección." Valerie observaba con total diversión. Ésta era Kennedy la mejor. Dentro de un palmo de minutos, la abogada había conseguido voltear a un potencial enemigo en un amigo, incluso después de que ella fue inicialmente brusca. Era uno de los regalos profesionales de la morena, la capacidad de encontrar rápidamente terreno común con alguien y encima ganárselos a el o ella. Ella era mortífera en frente de un jurado. "Sí, lo apreciaría. Usted no tiene ninguna idea de lo importante que es esto.... ¿Animal de peluche?.... ¿Ningún cargo, huh? ¿Ellos tienen un oso teddy en una chaqueta de cuero?... La morena oyó a Valerie hacer un ahogado ruido, y gesticuló. Supongo que yo
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puedo apenas quemar mi tarjeta de butch después de esta conversación. "Eso sería perfecto. No, solo 'te ama - K' está muy bien. Necesito que sea discreta.... maravilloso. Muchas gracias." Ella sonrió y colgó. "Tú eres tan intrigante." Valerie empujó los documentos de la nómina de pago a través del escritorio, mirando a Kennedy ausentemente firmar su nombre en todos los lugares apropiados. ¿"Lo tomo cómo que tu tuviste un buen fin de semana?" La morena la miró, su cara prácticamente brillaba. "El mejor fin de semana de mi vida." ¿"Oh? Ohhhhh." La mujer de piel oscura le dio a ella una cómplice sonrisa. "No. No es eso." Kennedy agitó su mano en ella. "Bien. Sí, es eso. Pero eso no es lo que quiero decir. Fue solo..... Mágico." ¿"Mágico?" Los ojos cafés oscuros crecieron de par en par. En los cuatro años que ella había conocía a Kennedy, Valerie nunca había oído a la abogada hablar de alguna otra manera que no fuera de una manera muy lógica. "Kennedy, sé que te hice bromas la semana pasada, ¿pero tú realmente estás enamorada, no es así?" Los azules ojos crecieron mortalmente serios, más como la Kennedy que ella conocía. "Sí. No puedo incluso imaginarme sentir sobre alguien más de la manera que siento sobre ella." ¿"Ella siente de la misma manera?" Valerie sabía un poco sobre Ángela, y que Kennedy no había salido mucho desde entonces, por lo que ella sabía. No hasta que conoció a Carson. Fervientemente esperaba que su amiga no se estuviera colocándose ella misma para una caída. "Quiero decir, ¿eso fue un poco rápido, no es así?" "Yo.... Pienso que ella siente de la misma manera. Eso espero, de todas formas. Ella y yo hablamos durante mucho tiempo ayer." Kennedy bajó la mirada en su regazo, recogiendo sus pensamientos. "Hablamos de verdad." Empañados ojos azules levantaron la mirada. "La conozco, Valerie. Puede que no conozca todo acerca de ella aún, pero mi corazón la conoce. Pienso que no puedo estar sin ella más. Duele demasiado cuando tengo que dejarla." "Bien. Necesito ir al banco." Valerie se levantó, intentando ocultar su preocupación. "Estoy feliz por ti, mi amiga. Espero que todo resulte para ustedes dos." "Gracias. También yo." Ella miró a su amiga irse. También yo.
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***
¡"Ohhh, Carson!" La emocionada voz de Kevin la precedió subiendo por el pasillo. "Tu debes haber anotado algunos importantes puntos este fin de semana." La rubia levantó la mirada de la transferencia de la información de las facturas y el calendario a su asistente palm. A lo que parecía ser un arbusto miniatura de rosas caminar a través de la puerta de su oficina. "Oh mi dios. ¿Qué demonios es todo eso?" Ella sonrió. Pensé que ella lo había olvidado. "Vamos a ver..... El Office boy colocó un florero de cristal redondo enorme en su escritorio. "Esto parece ser dos docenas de diversas rosas, media docena de globos en forma de corazón, y un oso teddy en motocicleta como los que les gustan colgar en los bares." ¿"Huh?" Carson miró en su escritorio, cuando Kevin colocó un oso de peluche café enfrente del florero. Un oso que estaba usando una chaqueta de cuero negra de motociclista y un par de minúsculos lentes de sol, con una pequeña banda roja atada alrededor de su cabeza. Ella se ruborizó. ¿Tengo raaazoon no conseguiré que te olvides de esa particular fantasía, no es así? ¿"Carson? Amiga, tú estás mirándote un poco ruborizada allí. ¿Te sientes bien?" El Office boy extendió la mano, poniéndola contra la frente de la paralegal. "Tú estás un poco caliente." "Kevin." Carson golpeó su mano apartándola y sopló una agitada expiración de su boca. "Estoy muy bien, de verdad." "Uh-huh." Kevin no parecía convencido. ¿"Estás segura?" El teléfono sonó, y la rubia lo tomó. "Carson Garret..... Sí, acaban de llegar, gracias.... ¿Mirar dónde?.... Oh, Ok." La paralegal puso a la persona que llamó en espera y extendió la mano, agarrando el oso y desabrochando un bolsillo en la chaqueta de cuero. "Oh mi." Ella miró adentro y después miró en el teléfono. Entonces levanto la mirada. "Kevin, ¿puedes tú cerrar por favor la puerta cuando salgas?" "Bien." El Office boy fingió estar dolido. "Yo nunca consigo tener alguna diversión."
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Carson esperó hasta que oyó el clic del cerrojo de la puerta cerrarse, y después tomó el teléfono mantenido a distancia. "Sí, encontré algo allí, gracias..... Sí, usted puede decir a su cliente que llegó todo justo de la manera que ella lo ordenó..... Sí..... Gracias otra vez. Adiós." Colgó y solo miró fijamente sus regalos. Contó ocho rosas rojas, ocho rosas rosa oscuro, ocho lavanda, y una sola blanca en el centro. Atados a la boca gruesa del recipiente estaban seis globos plateados Mylar en forma de corazón. Sus ojos finalmente vinieron a descansar sobre el oso. Metió sus dedos en el bolsillo abierto y sacó un pequeño bolso de pana atado con un lazo de satén. Lentamente, lo abrió. Kennedy, ¿qué es lo que tu has hecho? Sacudió el bolso, y una minúscula llave de platino en un colgante cayó en su mano. Ella reconoció el logotipo en el pequeño bolso negro como la de la joyería de un prominente almacén de departamentos ubicado a varias cuadras de su edificio de oficinas. ¿Pregunto cómo le hizo ella para atravesar y hacer todo esto? Ella pensó en su anterior conversación y se dio cuenta que su amante había estado intentando sutilmente descubrir si la entrega había llegado o no. Pobre Kennedy. Ella sonrió. Levantó la mirada nuevamente a las flores y frunció el ceño. Tomó el teléfono y marcó la extensión de Tamara. "Hey. Tú eres la experta en flores. ¿Qué significan las rosas blancas?" Su amiga sonrió y acunó el teléfono contra su hombro mientras que terminaba un borrador de algunas notas. "Intenciones puras. ¿Tu recibiste una docena de esas esta vez?" "Um..... No. Solo una blanca." La paralegal arrugó su nariz. "Recibí unas rojas también, que tú dijiste que querían decir 'te amo.' Hay también algunas rosas y unas lavandas. ¿Qué significan esas?" Una carcajada en el otro extremo de la línea fue su respuesta. Tamara finalmente consiguió hablar, limpiando algunas lágrimas de las esquinas de sus ojos. "Oh, Dios." Ella tosió. ¿"Qué es lo que ellas significan?" Carson frunció el ceño en el teléfono. La abogada rió otra vez mientras hacia una búsqueda rápida en el Internet y entonces cortó y pego parte de una información en un E-mail. "Aquí está. Te estoy enviando una respuesta ahora
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mismo. Necesito regresar a trabajar. Que te parece que vayamos a almorzar mañana, “El motivo es basado sobre esas flores, yo tengo definitivamente algunas preguntas para ti." "Seguro. Suena genial." La rubia colgó, y miró el sobre de ' nuevo mensaje' aparecer en su pantalla. Ella clikeó en éste, leyendo el mensaje una vez, y después leyéndolo otra vez, despacio: Rosas Rosas: Deseo tu cuerpo. Puede significar también 'Tú estuviste genial anoche.' Rosas Lavanda: Me encanta tu precioso trasero y de verdad me gustan tus pechos. Frotó su pulgar a lo largo del frió metal de la superficie del colgante de la llave. Nocona, tú estás en muchos problemas. Ella sonrió, a pesar de sí misma.
***
Eran casi las 6:30 PM. Del lunes cuando Carson terminó de transferir lo último de la información que Mikey necesitaba. Ella se quejó a si misma, había faltado a su clase de spin. Supongo que solo iré a dedicar un tiempo a la escalada. Miró el último documento terminar de copiarse, y después tecleó 'enviar' en el asistente, propulsando la información hacia el asistente palm de Kennedy. Suspiró con alivio y cerró su computadora. Sus osos todavía estaban en la posición de protección. Cada mañana cuando ella entraba, los osos habían sido cambiados durante la noche de modo que el lente de la cámara no fuera bloqueado. Cada mañana cuando entraba, ella ponía sus patas de nuevo en frente del lente antes de que encendiera su computadora. Ella no le había dicho a Kennedy sobre este nuevo acontecimiento, no deseando preocupar a su amiga. Esto le decía dos cosas. Alguien más tenía una llave de su oficina y estaba fisgoneando alrededor de allí cada noche. Esto también le decía que era más que probable, que sabían que ella estaba sobre ellos, por lo menos respecto a la cámara. Guardó su maletín y sujetó su delgado teléfono celular a su cintura debajo de su chaqueta gris plata del traje, abotonando con seguridad el único botón delantero. Casi estaba fuera de la puerta cuando su teléfono de la oficina sonó. ¿Contesto o no? Ella frunció el ceño y caminó al otro lado del escritorio, cogiendo el receptor. "Carson Garret."
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"Carson," la voz de Tony sonaba urgente. "Me alegra que tú todavía estés aquí. ¿Puedes venir a mi oficina por un minuto? Necesito hacer algunos cambios en esa moción para el juicio sumario que tú redactaste esta mañana. Necesitamos conseguir registrar esa cosa a primera hora mañana." Los hombros de la paralegal cayeron. "Seguro. Estaré allí." Pregunto si llegaré a tiempo al gimnasio esta noche. Y debo llamar a Kennedy después de eso. Espero que ella esté para una conversación hasta altas horas de la noche. Carson sonrió. Como si no las hubiéramos estado teniendo casi cada noche desde que estamos recientemente separadas. Camino por el pasillo, observando los lugares de trabajo totalmente vacíos a lo largo del trayecto. Nunca dejaba de sorprenderla como la oficina era rápidamente desocupada después de las 5:00 todos los días. Incluso la mayoría de los abogados se habían ido, a pesar de los constantes agarrones con los asociados más jóvenes, de que ellos nunca verían la luz del día. La puerta de la oficina de Tony estaba abierta y entró, acercándose a su escritorio. "Hey, Tony." Tony miraba a otro lado de ella, hacia su computadora, y ella lo miró lentamente voltear para hacerle frente. Su cara estaba pálida y un fino brillo de sudor cubría su frente. Él tiró de su corbata agitadamente, aflojándola hasta que el nudo fue desecho en el frente de su camisa. "Tony, ¿estás bien?" Lo miró lamerse los labios algunas veces, como si él estuviera nervioso. "Parece como que te vas a desmayar o algo así." La puerta detrás de ella de repente hizo clic cerrándose, y sus pelos de la nuca se erizaron. Ella volteó y sus rodillas casi se doblaron. "Hola, Carson." Nick poco a poco salió de donde se había ocultado detrás de la puerta. "Tenemos algunas preguntas sobre tu uso de la computadora esta tarde." "Yo.... La paralegal volteó para mirar aTony, que todavía estaba sentado mudo en su escritorio. ¿"Tony?" "Carson, lo siento," el abogado susurró. ¿"A dónde transferiste los archivos de las facturaciones, Carson?" Nick la rodeó. "sabemos que fueron a una distante pieza de equipo. Algo que no tenemos ningún rastro. ¿Tú tienes una laptop en ese maletín en tú oficina?"
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"No." Ella intentó escaparse de él hacia la puerta, cuando otro hombre entró en la oficina. Ella lo reconoció como el fotógrafo que las había seguido a ella y a Kennedy en la feria. Oh, Dios. Él la agarró brutalmente, y la empujó a una silla. "Demasiado tarde," el fotógrafo gruñó. Carson vio su asistente palm en su mano, y se dio cuenta que la habían engañado para sacarla de su oficina para así poder buscar. "Pequeña perra ya envió la información a esa tortillera que ella se está jodiendo." La cólera hirvió saliendo a la superficie, y la paralegal apenas se contuvo de lanzarse en el hombre. "Eso es mío. Usted no tenía ningún derecho de ir a fisgonear a mi oficina." "Tu oficina es bastante interesante, pequeña muchacha. Me encantaría tener el vídeo de lo que sea tu hayas hecho para ganar esas flores. Pequeño colgante lindo, también." El hombre sonrió malvadamente y puso la llave de platino delante de su cara, antes de que él la lanzara en el bote de la basura. La paralegal sintió su miedo crecer exponencialmente. "Por favor, regréseme eso." Su garganta se sentía estrecha, y su voz salió en un ahogado resoplido. "Cállate." Sin aviso, el hombre le dio una fuerte bofetada atravesándole la cara, y su cabeza fue mandada hacia atrás. Sus ojos crecieron de par en par por la impresión, y pasó su mano por su boca. Bajó la mirada y vio una pequeña mancha de sangre en sus dedos, y sintió punzadas en su labio superior. "Hey." Tony se levantó. "No hay necesidad de eso." "Siéntate," Nick gruñó, y el abogado mansamente obedeció. El bajo hombre volteó hacia la atontada rubia y meneó su cabeza de lado a lado. "Oh, Carson, si solo tu hubieras esperado un rato antes de enviar esa información, esto habría sido tan fácil. Habríamos podido simplemente borrarlo del asistente y haber tenido una agradable charla contigo. ¿Ahora qué es lo que vamos a hacer? Tú ya lo has enviado a Kennedy. Ella va a necesitar algún incentivo para destruir esa evidencia. Sabemos que ustedes dos visitaron La Administración del Seguro del estado el viernes." Grises ojos parpadearon con sorpresa. "Sí, nosotros tenemos nuestras fuentes." Nick se sentó en el borde del escritorio de Tony. "Hubiéramos esperado que fuera solo una visita entre viejos amigos, pero tuvimos que investigar todo, solo para estar seguros. Tenemos una copia del archivo de tu amigo Mikey. Y aquí tú pensando que nos habías eludido el jueves. Descubrimos la tarde del
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viernes exactamente donde habías estado. Te perdimos otra vez después de eso, pero no importa. Conseguimos la información importante que necesitábamos." Carson de manera casual metió su mano dentro de su chaqueta, fingiendo cruzar sus brazos, localizando su celular de censores. "No sé de lo que usted está hablando." Ella rezó para que pudiera golpear los números correctos en el teclado numérico, pues ella mantuvo sus ojos clavados en Nick. "Pienso que tú lo haces." Nick cabeceó hacia el fotógrafo, que extrajo un frasco pequeño de su bolsillo, junto con una jeringa. "Necesitamos ir a un pequeño viaje, Carson. Pero necesitamos asegurarnos de que tú estarás agradable y relajada en el paseo." "No." La rubia se deslizó fuera de la silla y comenzó a moverse atrás hacia la puerta. El fotógrafo la abordó, manteniéndola en el piso. Ella gritó y él la golpeó, dejándola sin conocimiento. Ella nunca sintió la aguja enterrarse en su vena.
***
El celular de Kennedy sonó y lo quitó de su cinturón. Sonrió, observando el número de Carson en el llamador de identificación. "Hey allí." Ella frunció el ceño, oyendo solamente algunas muy bajas ahogadas voces. Entonces sonrió. Necesito mostrarte cómo cerrar el teclado numérico en ese teléfono nuevo. La abogada asumió que su amante estaba fuera en alguna parte y que había golpeado accidentalmente marcado su número automáticamente. Comenzó a colgar, cuando se dio cuenta que oyó los mismas "tonos tocados" de las notas del teléfono que eran tocadas una y otra vez. Es extraño. ¿"Carson?" Ella llamó en el teléfono. La línea estaba muerta y ella se encogió de hombros, sujetando el teléfono de nuevo a su cinturón. Miró de nuevo en la pantalla de su computadora, donde había estado haciendo la investigación legal. Algo se mantenía persistentemente en ella. Esos tonos. Intentó ignorar su tripa, que habían comenzado a latir. Ok. Ella descolgó el auricular del teléfono de su escritorio y presionó cada número hasta que encontró uno que coincidía de los dos tonos que había estado oyendo. ¿"Seis?" Habló en voz alta en la vacía oficina. Tocó algunos más y encontró el segundo tono. "Siete." Cerró los ojos, oyendo las notas en su cabeza otra vez. "Siete seis siete, una y
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otra vez." Estudió el teclado numérico. "Siete seis siete." Miró en las letras debajo de los números. "Oh mi dios." Salió volando de su oficina. ¡"Valerie! Llama al departamento del sheriff del condado de Dallas. Dales la dirección de la casa de Carson y la dirección de la oficina. Están ambas en el archivo de clientes. Ella está en problemas." ¿"Qué clase de problemas?" La mujer de oscura piel apareció de su propia oficina. "No lo sé. Estoy de camino al aeropuerto en este momento. Dales mi número del celular y diles que entraré en contacto con ellos tan pronto como llegue allí." Ella manejo torpemente sus llaves de la camioneta. "su mensaje solo decía ' SOS '."
***
Tony Moore tropezó fuera de su oficina y se tambaleó alrededor de la esquina y en el pasillo principal en el área para el servicio de mecanografía de la noche. Una solitaria mecanógrafa estaba sentada en un cubículo al final, concentrada mecanografiando una trascripción. Él agarró los bordes de su escritorio con sus blancos nudillos, un continuo chorro de sudor caía por su cara, empapando el cuello de su camisa. La mecanógrafa levantó la mirada y gimió. ¿"Tony?" "Llame a la policía." Sin otra palabra, él se desmayó, cayendo en el piso con un resonado ruido sordo.
***
Kennedy salió del avión corriendo, manteniendo sus hombros y rozando al pasar a varios pasajeros, murmurando disculpas mientras se apresuraba a ir a rentar un carro. Dos horas habían pasado desde que salió de su oficina, y estaba más allá de frenética. Afortunadamente, su maleta de viaje de la excursión aún estaba en la parte trasera del Four Runner, así que por lo menos tenía sus artículos de tocador y, la ropa informal sucia. Cuando entró en la terminal, se encontró enganchada y jalada a un lado por una firme mano.
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"Hey allí. Desacelera antes de que tú atropelles a alguien, "Una ronca voz estalló en su oído. La abogada volteó, con los brazos erguidos en un puño. Ella parpadeo y tiró de su puñetazo en el último momento, mirando a su asaltante agacharse de todos modos. ¿"Heidi? ¿Qué es lo que tú estás haciendo aquí?" "Whoa." Heidi se irguió respaldándose en su completa altura. "Me alegra que me reconocieras. Valerie llamó y me dijo que estabas de camino aquí. No dijo en que cohete de ciencia ficción, o que línea aérea y en que vuelo tu probablemente estarías." La alta mujer le extendió a su amiga un vaso grande de unicel. "Aquí. Bebe." "No tengo hambre. Necesito ir a conseguir un auto y después a reunirme con el sheriff." Los músculos de Kennedy estaban todos en un ligero tic nervioso, y sus ojos miraban de un lado para otro cautelosamente. "Shea." La voz de „ninguna tontería‟ se rompió atravesándola, Heidi tiró suavemente de su amiga hacia un banco, forzándola a sentarse. "Tranquilízate por un minuto, me puse al corriente mientras llegabas en lo que nosotras sabíamos. Tan pronto como Val llamo, yo hice algo de investigación alrededor. Ahora bebe. Tú no vas a ser nada bueno por Carson si tú consigues agotarte. Dios sabe que tú no tienes grasa almacenada, así que tienes que conservar tú energía." Ella empujó la taza en Kennedy otra vez. "Es uno de esos batidos espantosos de la salud que tú siempre estás bebiendo." "No puedo." La abogada envolvió sus brazos alrededor de su torso y se dobló un poco. "Todo el estómago está en nudos." "Respira, Shea." Largos dedos sondearon cuidadosamente en los nudos del músculo del cuello de Kennedy, que estaban tan apretados que ella juró que podían romperse como una banda de caucho. La abogada dejó su cabeza, en sus manos visiblemente temblorosas mientras ellas colgaban sobre sus rodillas. "Dime que todo esto es un enorme malentendido de mi parte, y que ella está segura en casa acostada con esos dos malditos gatos con lo que tengo que competir por el espacio de la cama." Heidi sonrió brevemente y tragó, estudiando la atormentada figura junto a ella. "No, Shea. Ella no está. No sabemos dónde está. Su auto todavía está en el estacionamiento al otro lado de su edificio. Todas sus cosas todavía estaban en su oficina, bolso, maletín, y esa tienda de la floreria que tú le habías entregado hoy. Incluso un pequeño oso." Bajo
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cualquier otra circunstancia la alta mujer habría avergonzado importantemente a su amiga sobre el oso, pero era obvio que Kennedy estaba muy cerca del punto de romperse. "Puse su maletín y el bolso en mi auto. Y el oso." ¿"Quién está sobre el caso?" La abogada finalmente sintió su presión arterial comenzar a bajar, y su cerebro se retrasaba bastante para tener algunos racionales pensamientos. "Bien, um.... Nadie." Los dedos de Heidi se quedaron quietos, esperando por la explosión. El ritmo de su pulso dio marcha atrás. ¿"Nadie? ¿Qué quieres decir con 'nadie '?" La voz de la alta era un bajo controlado gruñido. "Shea, la oficina del sheriff dijo que Valerie no les dio bastante información para justificar enviar a alguien para investigar." Los tensos músculos llegaron a ser más apretados, y Heidi miró el largo inclinado cuerpo moverse, saliendo de la silla en un movimiento fluido rápido. ¿"Tú quieres decir que nadie ha ido a investigar a su oficina o su apartamento durante las dos horas desde que salí de Austin? ¡Dios-Maldición! Tengo que salir de aquí." ¿Hay autos de renta disponibles en este momento?" Los ojos de Kennedy se enfocaron en el mostrador de los autos de renta al final a la salida de la terminal. "Tranquilízate. Después de que checará su oficina, comprobé el apartamento de Carson también, utilizando la llave en su bolso y accidentalmente deje su alarma apagada, ya que no tenía el código. Eche un vistazo rápidamente y después salí de allí, dado que tiene un controlador de alarma. No quise ser arrestada cuando la policía apareciera. No había señales de que ella hubiera estado allí desde ésta mañana. Y tú no estarás conduciendo." La voz de la alta mujer era firme. "Creo que. La ultima cosa que Carson necesita en este momento es que tú llegues a destrozarte porque estás tan distraída que no puedes conducir." "Estoy bien".... La abogada protestó, ya moviéndose hacia la reclamación de equipajes. "Tengo que ir a recoger mi Glock." "Shea." Heidi se levantó de su asiento, emparejando las largas zancadas de su amiga. ¿"Sígueme la corriente, por favor? No discutamos en este momento. Tú ciertamente has cuidado de mí muchas veces en que no estaba apta para conducir. Déjame por fin devolver el favor, ¿Ok?"
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Los azules ojos encontraron los avellana en mutuos recuerdos y comprensión. "Ok." Kennedy accedió renuente, y finalmente aceptó el batido del vaso. Ella tomó un tentativo trago del popote y entró en la puerta giratoria que salía al área de reclamación de equipajes. Esperó en el otro lado a que Heidi se le uniera. "Tu recordaste conseguir soya en vez de yogur. Gracias." "Eso fue fácil." Heidi siguió a su amiga a través del largo cuarto. "Fui a la tienda naturista y pregunte por el sabor más malo, más saludable, batido todo natural que tuvieran. Imagine que era el adecuado a tu callejón." "Buena decisión." La abogada consiguió sonreír. Pasó por la puerta donde la seguridad sensible del equipaje de mano era entregado, y paseó de un lado a otro por cinco minutos hasta que un guardia del aeropuerto apareció con una pequeña maleta negra en la mano. ¿"Kennedy Nocona?" Él miraba más allá de ella, como si ella fuera invisible, incluso aunque era la única persona que esperaba cerca. ¿"Sr. Kennedy Nocona?" Su voz se elevó un poco, dirigiéndose hacia la miríada de la gente que molía alrededor de la todavía vacía cinta transportadora de equipaje. La morena suspiró y agitó su boleto de reclamación, identificación, y el permiso para portar armas. "Soy Kennedy Nocona." El hombre la valoró escépticamente y estudió la identificación, comprobando la información sobre el boleto de reclamación dos veces. Él abiertamente la miró, acogiéndose en su traje sastre negro de pantalón y blusa de seda color crema, intentando asociar a la fuerte figura femenina con la maleta que él sostenía en sus manos. Lentamente, él renunció a la posesión de la maleta. "Aquí tiene, madame. Usted conoce las reglas. No abra la maleta hasta que usted este fuera de la terminal, por favor." "Yeah." La abogada tomó la bolsa y re-ajustó su maleta. "Gracias." Salieron al exterior y Kennedy se detuvo. "Espera un minuto." Ella abrió el bolso y rápidamente ajusto una pistolera a su cinturón. Empujó algunas municiones de la recamara dentro de su bolsillo y después suavemente deslizó la Glockmeister 27 dentro de su pistolera, cuidadosamente ocultándola por debajo de su larga chaqueta del traje. ¿"Piensas que tú vas a necesitar eso?" Heidi frunció el ceño. "Espero que no." La tajante voz de la abogada indicó que el arma no estaba abierta a la discusión. "Vamos a ir a la oficina de Carson primero. ¿Dónde está tú auto?"
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Llegaron al BMW de Heidi y pronto apresuraban hacia el centro de Dallas. La oficina de Carson estaba únicamente a quince minutos del aeropuerto regional. Kennedy se movió, estirando sus largas piernas y volteó de modo que su cuerpo parcialmente estuviera frente a Heidi. ¿"Estaba alguien más en su oficina cuando tú fuiste por allí?" "Solo algunos colegas y un par de secretarias nocturnas. Dudé preguntar a alguno de ellos si sabían dónde estaba ella, por la razón de que yo no estaba segura de quien más, ustedes dos tenían miedo de que posiblemente estén en el lado de Nick." Heidi bajó la ventana a medias. ¿"Te importa si fumo?" "No, adelante." La morena miró a su amiga encender un cigarro y suspiró pesadamente. Eso parece realmente bueno en este momento. Kennedy no había fumado desde la búsqueda de su visión hace cinco años. Con mi suerte daría una fumada y conseguiría enfermarme. No es una buena idea. Ella ponderó llamar a la oficina del sheriff y entonces desechó la idea, decidiendo que ella misma investigaría la oficina de Carson primero. El viaje pasó en tenso silencio, Heidi nerviosamente se fumó dos cigarros y Kennedy que miraba fuera de la ventana en mudo shock. Repitió sus recientes conversaciones con Carson, intentando recordar el encuentro de su amiga con Nick y Tony. Estaba bastante segura que Carson le había dicho acerca de cada vez que Nick le hablaba a ella. Tony era un asunto más difícil. Como jefe de Carson, la paralegal tenía mucho contacto con él que era totalmente legítimo. Sabía que las cosas habían estado tirantes entre la rubia y su jefe, agravadas desde la conversación de Carson con la esposa de Tony en el club. La frente oscura se surcó cuando se centró en la traición a su amiga por las debilidades del hombre. Pienso que él es la primera persona con la que necesito hablar. Llegaron a la oficina de Carson y estacionaron el auto de Heidi, en el espacio al lado del Integra rojo de Carson. Kennedy abrió la puerta y giró sus piernas fuera del auto, moviéndose rápidamente para mirar por la ventana del conductor del Integra. Ella usó su mano para proteger sus ojos de la fuerte iluminación en el exterior, presionando su cara contra el vidrio polarizado. Algunos CD estaban dispersos sobre el asiento del pasajero, pero el carro estaba prácticamente vacío. La abogada se alejó del carro y levantó la mirada al cielo. ¿Dónde estás bebé? Sintió un terrón formarse en su garganta y lo tragó. No puedo llorar ahora. Tengo que estar
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enfocada. Parpadeó alejando una única lágrima y liberó una larga inestable respiración. Ella sintió una suave mano en su hombro. "Vamos, Shea. Vamos a ir adentro y echar un vistazo." Heidi dirigió a la morena hacia el rascacielos Subieron al elevador y llegaron al décimo octavo piso. Kennedy echó un vistazo al área de entrada y después arriba a la cámara de seguridad. Por un instante consideró apagarla y entonces lo pensó mejor. Abrió la puerta y caminó dentro de la prácticamente silenciosa oficina, sus pies se hundían en la gruesa alfombra oriental que cubría la mayor parte del piso del área de recepción. No estaba sorprendida que la entrada principal de la oficina estuviera abierta. Era lunes tarde, una noche cuando muchos empleados en consejerías jurídicas se encontraban trabajando tarde, poniéndose al corriente del correo y de los mensajes telefónicos que recibían sobre el fin de semana. Amartilló su cabeza y escuchó, oyendo el ruido suave del clic de un teclado de la computadora. Indicó a Heidi que la siguiera, moviéndose hacia la fuente de los sonidos. Ella dobló una esquina en un área abierta que consistía de varios vacíos cubículos. Una mujer sentada en una computadora, auriculares puestos y dedos volando en un ritmo desaforado pues la mujer transcribía una cinta de dictado. Kennedy se movió en la línea de visión de la mujer, no queriendo sobresaltarla. La mujer, que parecía estar alrededor de los 20 años, hizo una pausa, dejando los auriculares alrededor de su cuello, y empujando su corto flequillo castaño fuera de su cara. ¿"Puedo ayudarle?" "Sí." Kennedy sonrió. "Estoy buscando a una amiga mía que trabaja aquí, Carson Garret. ¿Usted la conoce?" "Yeah." La mujer giró en su silla, mas completamente de frente a la alta mujer. "Paralegal, ¿correcto?" "Correcto." La morena tomó un asiento en el cubículo al lado de la mujer, no deseando intimidarla con su altura. Heidi la siguió. Los seis pies dos pulgadas, de la mujer de cabello color miel superaba un poco los cinco pies once pulgas de Kennedy. Estando paradas juntas eran absolutamente formidables. ¿"Usted ha visto a Carson esta noche?" "No." La secretaria se ajustó los lentes de cristal sobre el puente de su nariz. "Pero con toda la excitación, es bastante posible que no me diera cuenta cuando ella pasó por aquí." ¿"Excitación?" Los ojos de Kennedy se iluminaron, esperando una pista en cuanto al paradero de su amante.
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"Yeah." La secretaria cautelosamente miró a Kennedy, que parecía lista para saltar de su silla. "Uno de los abogados vino aquí temprano esta tarde y se desmayó justo aquí delante de mi escritorio. Llamé a los paramédicos. Pobre hombre, él estaba tan fuera de si, que él pidió que llamara a la policía en vez de una ambulancia. Él estaba realmente confundido, sudando y verdaderamente pálido." "Oh." La abogada resbaló al borde de su asiento. ¿"Quién fue?" "Tony Moore." La empleada de la noche mordió su labio pensando. ¿"Hey, no es ese él jefe de Carson? Yo no siempre me doy cuenta de quien pasa con quien por aquí, ya que la mayor parte del tiempo estoy aquí tarde en la noche sola, pero..... ¡"Hijo-de-perra!" Kennedy se levantó precipitadamente. ¿"Dónde está él ahora? ¿Usted sabe qué pasó con él?" "Lo llevaron a ER, hace aproximadamente treinta minutos. Yo contacté al Sr. Howard, el socio principal, y le dije lo que sucedió. Él iba a contactar a la esposa de Tony. Pienso que soy la única en la oficina entera en este momento. El lugar quedó vació después de lo que sucedió. Nadie podía concentrarse en el trabajo más, excepto yo, no tuve alternativa. Uno de los auténticos controladores de esclavos desea este documento terminado para las ocho de la mañanas. Eso es todo lo que sé. El voló fuera en una camilla. Tenía toda clases de tubos y una máscara de oxígeno." La secretaria también se levantó. ¿"Usted conoce al Sr. Moore, también?" "No." Kennedy nerviosamente abría y cerraba sus puños. "No personalmente. Pienso que nos iremos ahora, dado que Carson no está aquí." "Oh. Bien." La mujer se puso sus auriculares de nuevo. "Siento no poder ser de más ayuda." "Seguro." Kennedy salió atravesando el área de la recepción hacia el otro lado de la firma y de la oficina de Carson, los sonidos del teclado de la secretaria se desteñían alejándose detrás de ella. Heidi la siguió, mirando sobre sus hombros de vez en cuando. La alta mujer tiritaba, adentro hacia bastante frió inducido por el abundante aire acondicionado tan común en los edificios de oficinas de Dallas. La morena llegó a la oficina de Carson y lentamente pisó dentro. Inhaló el olor de las frescas rosas, mezcladas con una ligera pista del perfume de su amante. La computadora de la paralegal estaba cerrada, y no había señales de alguna clase de pelea en el pequeño espacio. "Vamos a investigar la oficina de Tony." Los azules ojos se posaron
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pensativamente sobre el ramo grande. Voy a encontrarte, amor. Y tú vas a recibir flores de mí por el largo tiempo por venir. Doblaron por el pasillo que conducía a la lujosa oficina de la esquina. Kennedy encendió las luces y caminó muy lentamente alrededor del cuarto, mirando los diplomas enmarcados y varios recuerdos relacionado al deporte, incluyendo varios autógrafos de famosos golfistas, jugadores de béisbol, y jugadores de fútbol. Se acercó al escritorio de Tony y ociosa giró su sillón ejecutivo de piel. Se dio vuelta para ir de nuevo a la puerta donde Heidi estaba haciendo guardia, cuando la luz sacó destellos del metal cogiendo su ojo. Bajó la vista e inhaló, recuperando un objeto pequeño del cesto de la basura de Tony. "Oh, Dios Heidi. Ellos la tienen." "Shea." Heidi miró a su amiga hundirse en una silla para invitados. ¿"Qué es eso?" "Yo.... le di esto con el oso de peluche. Llamé al almacén y lo ordene, y después hice que el florista lo recogiera de camino aquí. Yo..... Solo quería darle algo especial que pudiera llevar con ella." Ella acarició la llave pensativamente con su pulgar, dándose cuenta que era demasiado pequeño realmente para tener alguna huella digital. ¿"Qué es?" Heidi se agachó, mirando el colgante de platino. "La llave a mi corazón," la quebrada voz susurró. Realmente no le expliqué eso a ella. Iba a decírselo en persona, y le daría una pulsera para que lo metiera. Pensado conseguir más colgantes para agregar a ésta antes de este fin de semana." "Shea." Heidi puso una mano contra la parte superior de la ancha espalda. ¿"Tu realmente piensas que ellos la han llevado a alguna parte? ¿Y tú sabes quiénes 'ellos' pueden ser además de Nick?" "Apenas no veo porque este colgante estaría en el bote de basura de Tony." Ella pasó su mano hacia atrás a través de los espesos mechones oscuros. "Supongo que es concebible que ella habría podido estarlo sosteniendo o lo tenía en su bolsillo, y accidentalmente se le cayó cuando estuvo aquí adentro por alguna razón. Pero parece tremendamente divertido que sucediera para caer dentro del bote de basura." "Pienso que tú debes llamar a la policía otra vez." Heidi caminó al otro lado del escritorio y descolgó el teléfono. "Espera." La abogada se levantó. "Quiero pasar esta oficina con un peine de dientes finos primero. Cerciorarme de que tengo bastante información para que los bastardos
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tengan que venir aquí." Kennedy miró fuera de la ventana en el horizonte en la noche en el centro de Dallas, una mezcla de luces blancas, rojas, y verdes que taladraban dando testimonio a una nueva próspera interna área de la ciudad, donde mucha gente había elegido vivir en los edificios de apartamento en los rascacielos y renovar apropiados sótanos en el corazón de la zona de negocios. ¿"Heidi, puedes tú ir abajo y traer el bolso y el maletín de Carson de tú auto? Quiero comprobar el contenido por pistas." "Seguro." La alta mujer se movió a través del piso y después se detuvo en la puerta. ¿"Tú estarás bien aquí hasta que regrese?" Yeah." La atención de Kennedy era solamente a medias en su amiga, sus ojos buscaban ya alrededor de la oficina. "Ten cuidado." Heidi desapareció, y Kennedy se movió al otro lado del escritorio. Abrió cada cajón del escritorio, no encontrando nada de interés. Miraba alrededor de la oficina entera, intentando ver si parecía que alguien había peleado o forcejeado allí. Había varias huellas presionadas en la alfombra, pero nada que pudiera realmente distinguir como de Carson. Ella suspiró con frustración y se sentó de nuevo en la silla de visitas, apoyando los codos sobre sus rodillas y poniendo su cabeza en sus manos. Parpadeó, sorprendida en la dispersión de las lágrimas que corrían abajo de su nariz y goteando al fondo sobre el asiento de cuero entre sus piernas. Extendió su mano y las quitó de la lisa superficie. Cuando su visión se despejó frunció el ceño, observando la pequeña raya seca pardusca roja en el asiento. Se levantó y se arrodilló al lado de la silla, consiguiendo un mínimo ángulo. Mirando más de cerca, ella vio dos secas huellas digitales en el brazo de la silla, la sustancia oscura contrastaba un poco con el cuero curtido. ¿Sangre? Las huellas digitales eran bastante pequeñas para ser de Carson. Kennedy se estremeció y pasó un largo momento mirando fijamente las huellas. Esto debe ser suficiente para hacer que la policía traiga sus traseros aquí. Se levantó y tomó el cesto de la basura, cuidadosamente examinando a fondo a través del contenido. Varios borradores de documentos estaban hechos bolas, junto con un par de envolturas de goma y restos de un paquete de antiácido. Llegó al fondo del contenedor y jadeó suavemente, viendo una jeringa. La dejó en el lugar, cuidadosa de no tocarla, su mente revoloteaba en las posibles implicaciones. Espero que Tony solo tenga un grave hábito a las drogas, o que sea un diabético.
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Se sentó en el sillón de Tony y cerró los ojos, esperando que Heidi volviera. Por favor Dios. Sé que no hablo contigo muy a menudo, pero déjala por favor que esté bien. Por favor tráela de nuevo a mí. No puedo perderla. No puedo atravesar por eso otra vez. Por favor. Heidi regresó y se detuvo en la puerta. ¿"Shea?" Se acercó, mirando como el fuerte cuerpo se sacudía levemente en silenciosas lágrimas. ¿"Pasó algo más?" La abogada sorbió, limpió su cara y extendió la mano. "Dame eso." Tomó el bolso de Carson y vació el contenido sobre el escritorio. Una cartera, unos lentes de sol, un paquete de mentas para el aliento, un peine, un brillo labial, y un paquete de kleenex cayeron en una pila. "Nada aquí." Abrió el maletín de piel y miró detenidamente adentro. Heidi miraba, oyendo un pequeño murmullo de disgusto. ¿"Shea, me dirás qué está pasando? ¿Tú vas a llamar a la policía ahora?" "No." Kennedy se levantó y caminó hacia la ventana, abrazando su cuerpo con sus brazos. El asistente palm de Carson evidentemente desapareció de su funda del maletín. Ella sabía que la rubia nunca lo sacaba del maletín, excepto para utilizarlo. Miró distraída cuando un carro de bomberos pasó cerca en la calle abajo, las luces girando pero ningún ruido de la sirena para acompañarlos. Ella se volvió, sus rasgos faciales eran una mezcla rara de dolor, cólera, y testaruda determinación. "No. Vamos al hospital."
***
Lentamente, Carson empezó a ser consciente de su entorno, sus párpados aún demasiado pesados para abrirse. Intentó tragar pero su boca estaba tan seca, que dolía. Su lengua clavada en el paladar de su boca, y su pecho se sentía como si estuviera apretado por gruesas Vendas. Arrastrar la respiración tomaba extrema concentración. Uggghhhh. Su cerebro no podía todavía enfocarse, sus pensamientos dispersados en patrones al azar cuando ella comenzó a tener algún sentido de su estado actual. Intentó moverse, intento desesperadamente de abrir los ojos, pero igual sus párpados incluso se sentían como si pesaran cientos de libras. Sus piernas y brazos se negaron a obedecer sus débiles órdenes mentales doblándose.
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Liberó un superficial respiro de alivio, y estaba vagamente enterada de las sombras moverse sobre ella. Bruscas voces masculinas llegaron a sus oídos pero no podía entender lo que estaban diciendo. Finalmente oyó el sonido de los pies que se movían a través del cuarto, y una puerta ser abierta y cerrada, las bisagras crujieron un poco con ese movimiento. La puerta se abrió otra vez y los pasos se aproximaron a ella. "Maldición Marcello, pienso que tú le diste demasiado de eso..... ¿Qué era eso?" Los ojos de Nick bombeaban con cólera y su cara estaba ruborizada de un rojo oscuro. "Yo no sé," el hombre italiano se rascó su cabeza. "Algún sedante que mi hermano consiguió en alguna parte. Él me dijo que solo llenara la jeringa y se la metiera." "Ella es un poco pequeña. ¿Tú no piensas que debiste haber tomado eso en cuenta?" Nick miró fijamente a la rubia, quien había estado totalmente eliminada por casi cuatro horas. ¿"No debería ella estar despierta ahora? Maldición, si muere debido a tus idioteces, tú estarás cayendo por eso, no yo. La necesito bastante coherente para que pueda hablar con su novia y ayudarnos a convencerla de que consiga que su amigo en el estado suspenda su investigación." El bajo hombre tempestuosamente salió del cuarto, cerrando de golpe la puerta detrás de él. El fuerte golpe de la puerta contra el marco causó a Carson una sacudida, sus ojos todavía cerrados. Murmuró incoherentemente, sus músculos de la garganta trabajaron cuando intentó tragar otra vez. Esa voz. La voz la asustaba pero no podía recordar porque o donde ella la había oído antes. Marcello observó sus ligeros movimientos y se encogió de hombros. Él se movió sigilosamente a través del cuarto y sirvió un vaso grande de agua y regreso a la cama, parando por un momento para ver si la rubia podía despertar por su propia voluntad. Sus párpados se agitaron un poco, pero no se abrieron. Él hizo muecas. Despierta pequeña perra. Agua fría salpicó a través de su cara y pecho, y Carson gimió, intentando encogerse al otro lado de la fuente. Su cuerpo no obedecía, y gimió otra vez. Sus ojos se abrieron brevemente, pero el brillo de la pista iluminada taladro dentro de sus dilatadas pupilas, y gritó antes de cerrarlos otra vez. El dolor era intenso, disparándose dentro de su cráneo y filtrándose a sus sienes. Un bajo gemido emanó de sus labios, y con gran esfuerzo, arrastró una pesada mano levantándola para cubrir su cara.
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"Vamos, despierta rubia." Marcello la sacudió violentamente, enviando sacudidas de dolor adicional a través de su extremadamente sensible sistema nervioso. "Tú no te me vas a morir." La paralegal sintió que la oscuridad se le echaba encima, y se estremeció, antes de que ésta la reclamara una vez más.
***
"Eso es todo, madame." El policía tomó algunas notas en una libreta y deslizó su pluma en su bolsillo. "Enviaremos la jeringa y las muestras al laboratorio. Esto debe tomar de doce a veinticuatro horas para tener los resultados de regreso. ¿Usted está segura que estos cabellos pertenecen a su amiga?" "Yeah." Kennedy sentía sus mejillas quemarse. Había ido por su propia maleta a buscar los cortos cabellos rubios, no confiando en que todos los de la oficina de Carson pertenecían a Carson. Ella había cuidadosamente quitado varios de ellos de sus ropas de excursión y la pequeña camiseta roja que había usado el sábado en la noche. "Son suyos." "Nosotros haremos que nuestros especialistas de videos comiencen a mirar esos primeros videos por la mañana." El oficial sostenía una caja que contenía veinte horas de valiosos vídeos, diez de la oficina de Carson y diez de la de Tony. Habían entrado en el cuarto de vigilancia en el decimoséptimo piso para recogerlas. ¿"Mañana por la mañana?" La abogada sintió su educado control deslizarse. ¿"Por qué no esta noche? Ella podría estar en cualquier parte mañana por la mañana. ¿Usted no piensa que cuanto más pronto los vean, mejor?" "Madame." El policía se rascó su cabeza. "Como le dije a usted la primera vez que nos llamó. Hasta que nosotros determinemos que las rayas de la sangre de esa silla pertenecen a su amiga, o hasta que la jeringa demuestre tener muestras de su tejido en ella, tenemos que tratar esto como un normal caso de personas desaparecidas. No consideramos normalmente terrible interpretar hasta que alguien ha faltado por cuarenta y ocho horas. Nuestro personal de video estará trabajando toda la noche. Lo primero es recordar el deber en un setecientos por ciento."
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"Entonces déjeme verlos. Sé cuándo yo hablé por último con ella. No veo porque usted necesite esas muchas horas de video de todos modos. Usted realmente necesita solamente cerca de cinco horas, a partir de las dos." Kennedy extendió la mano por la caja de videos, sólo para tenerla lentamente retirada de su alcance. "Lo siento, madame. No puedo dejarle tener esto. Ahora son evidencia de la policía." El oficial extendió la mano y brevemente palmeó al brazo de la morena. ¿"Por qué no va a usted a dormir y nos llama mañana por la tarde después de que los hayamos visto?" Kennedy apartó su brazo. Varias bien elegidas respuestas vinieron a su mente, y ella sintió una lenta ebullición en sus venas. Midió sus palabras cuidadosamente. ¿"Cómo se supone que voy a dormir? No voy a poder descansar hasta que ella esté segura. ¿Usted entiende eso?" "Shea." Heidi se acercó junto a ella. La alta mujer había estado discretamente observando desde un sofá en el área de la recepción de la consejería jurídica. "Déjalos ellos están haciendo su trabajo, ¿Ok?" "Precisamente." La abogada silbó a través de sus apretados dientes. "Ellos no lo hacen. A ellos les da igual que ella esté en alguna parte con un hombre que pudo lastimarla, o.... algo así." Kennedy no se permitía pensar en las posibilidades. Ella había contado de nuevo la historia completa con respecto a Nick Giovani a la policía. El conocimiento que él quería dormir con su amante, y el pensamiento que la pudiera tener con él, le hacía tener nauseas que tuvo que ir dos veces corriendo al tocador de damas, casi perdiendo el batido saludable que había logrado consumir. "Nosotros estamos ocupándonos madame." El policía parecía realmente apenado, su amable mirada entendía a la desgarrada mujer delante de él. Que ella estaba muy preocupada por su amiga desaparecida era evidente. "Es solo que tenemos procedimientos que estamos obligados a seguir. No podemos cambiarlos por una persona." "Bien." Kennedy elevó sus manos en derrota. "Continué. Pero usted estará oyendo de mí a primera hora por la mañana." "Gracias madame. Intente tener una buena noche." El oficial inclinó el borde de su sombrero y abandonó la oficina antes de que la morena pensara en más preguntas para hacer.
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¡"Maldición!" Kennedy tomó una engrapadora del escritorio de la recepción y la lanzó al otro lado del área de espera. Golpeando la lejana pared y rompiéndola en dos partes resbalando al piso. ¡"Dios-Maldición!" Ella pateó el escritorio. ¡"Ouch! Pienso que me rompí mi maldito dedo del pie." Ella saltó hacia atrás en un pie, derrumbándose sobre el sofá. "Shea." Heidi se sentó cuidadosamente a su lado, hundiéndose en el acojinado azul marino. "Lo siento. Yo sé que te sientes impotente ahora mismo, pero tú hiciste la cosa correcta. Llamarlos fue la cosa correcta a hacer." ¿"Lo fue?" Dolidos azules ojos la miraban, profundas líneas de preocupación grabadas en la frente de Kennedy. "Ellos no están intentando localizar a Nick porque su esposa les dijo que él está en Nueva York de negocios. No hablarán con Tony Moore porque él está en ICU y no puede ser molestado en estos momentos. No mirarán el vídeo hasta mañana, y no pondrán una rápida orden en el trabajo del laboratorio. El hecho de que Carson desapareció y dejó sus cosas y su auto detrás no significa nada para ellos. Incluso después de mirar mi asistente palm y ver que ella me había enviado esas transferencias directas tal vez treinta minutos antes de que recibiera esa llamada, incluso eso no significa nada para ellos. ¿Qué clase de idiotas contratan en el departamento del policía actualmente, pues?" "Es Dallas..... Heidi frotó la espalda de su amiga "..... Idiotas que tienen exceso de trabajo y mala paga. Shea, vamos de nuevo a mi casa para intentar dormir. Casi es medianoche. Tú necesitas descansar algo." "No." Kennedy frotó su cara con sus manos. "Necesito pedirte un favor. ¿Puedes ir a quedarte en casa de Carson esta noche, solo en caso de que ella llame allí o vaya a casa? Necesito ir a ocuparme de algo." "Seguro. ¿Tú tienes el código de la alarma?" Heidi mir a la morena suspicazmente, observando la expresión en su cara que indicaba que la morena formulaba ya un plan. Uno que era más que probable estuviera fuera de los parámetros de los procedimientos de la policía. "Shea, ¿qué es lo que tú vas a hacer?" "Voy a visitar a un amigo en el hospital." Ella se levantó, fajándose su blusa en sus pantalones y abotonando su chaqueta del traje. "Es lo que debí haber hecho en primer lugar." "Shea..... No pienso.....
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"Heidi." La abogada la cortó interrumpiéndola, sus facciones se pusieron como piedra. "No. Tengo que hacer esto. No voy a descansar hasta que lo haga. Solo ve a casa de Carson y espérame. Y Parker. Él dijo que él estaría aquí para las dos de la mañana." Una llamada telefónica a su hermano lo había enviado corriendo para el aeropuerto de Midland. "Ok." La alta mujer aceptó renuente. ¿"Tú vas a bajar conmigo?" "Yeah. Voy a llevarme el auto de Carson." Kennedy buscó en su bolsillo por las llaves de su amante, cerrando su mano alrededor de ellas. Llegaron a los autos y se separaron. Kennedy condujo en silencio, incapaz de encontrar algo de música en la radio que no rechinara en sus nervios. Ella consideró las últimas horas, intentando dilucidar si algo había sido logrado. Heidi la había convencido de que tomar el asunto completamente en sus propias manos era un error, y Kennedy se dio cuenta que tenía razón. En parte se culpaba por no conseguir que las autoridades se involucraran desde el principio, preguntándose si Carson estaría segura en casa ahora si lo hubiera hecho. Después de tratar con la policía, no estaba tan segura más. Ellas habían llamado a la policía, y Kennedy había sido transferida de un lado a otro varias veces antes de que ellos decidieran que su caso pertenecía a la unidad de personas desaparecidas. Había tomado a la policía treinta minutos para llegar a la firma. La primera cosa que hicieron fue llamar a Trevor Howard, quien había venido echando pestes a las oficinas, no contento de que le hubieran llamado dos veces en una noche para ocuparse de una crisis. Contra los deseos de Kennedy, el policía había dicho a Howard la mayor parte de su historia. Él la había mirado fijamente, de vez en cuando moviendo su cabeza en total incredulidad. Él repitió varias veces que Tony Moore y Nick Giovani eran hombres de muy buena reputación, y no había forma que estuvieran implicados en algo tan atroz como lo que Kennedy sugería. Ella resopló asqueada, solo piensa en él. Él es un demonio de actor, o totalmente no tiene idea que está ocurriendo debajo de sus propias narices. Ella no estaba segura de que era peor. Howard había permanecido alrededor de una hora, y entonces finalmente salió después de que la investigación del policía estaba bien en curso. Él había saludado de mano cordialmente a los oficiales de policía en la escena, y la había mirado furioso antes
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de que él saliera del local. Era obvio para ella que él había disuadido por lo menos parcialmente a los oficiales de ir por Nick o Tony enseguida, con excepción de las llamadas telefónicas obligatorias que fueron hechas al hogar de Nick y al hospital. Kennedy había retenido su conocimiento de las cámaras de video de vigilancia en los monitores de las computadoras hasta después de que Howard se había ido. Era una cosa menos para que él negara o protestara. Sus pensamientos giraron al hombre que estaba a punto de enfrentar. Tú mejor no te mueras, maldito bastardo. Tú vas a decirme donde está ella, o tiraré espontáneamente del enchufe o lo que sea que ellos te hayan conectado. Sostuvo el volante en un agarre de muerte, sus dedos enroscados fuertemente alrededor de la moldeada cubierta plástica. Su cabeza le había estado doliendo por horas, y ello le había hecho tomar una de sus píldoras para la migraña solo por si acaso. No puede incluso ir allí en este momento. Llegó al hospital y se dirigió adentro, localizando el área de recepción en la sala de emergencias. Había varias personas esperando espacio, la mayoría con malestares imperceptibles a sus ojos. Se aproximó al escritorio y esperó a que la solitaria recepcionista levantara la mirada. Un par de castaños ojos finalmente la apreciaron pasivamente. "Complete la forma y devuélvamela. Si usted tiene seguro, por favor asegúrese de darnos un número de teléfono para llamar por la confirmación, y deje su tarjeta conmigo para que podamos sacar una copia de ella. Entonces tome asiento en la sala de espera hasta que la llamemos." La mujer empujó un portapapeles en ella. "No estoy aquí para ver a un doctor. Estoy aquí para visitar a un paciente, Tony Moore. Él fue ingresado temprano con síntomas del corazón." Puso una preocupada mirada en su cara, esperando que la mujer tuviera compasión de ella. ¿"Puede usted decirme dónde está?" ¿"Usted es familiar?" La mujer la miró escépticamente. "No." La abogada se inclinó adelante en un esfuerzo de acercar sus ojos al nivel. "Compañeros de trabajo," ella mintió. "Socio abogado." Ella hizo hincapié en las últimas palabras. Odiaba cuando utilizaba su posición para conseguir favores o para intimidarlos, pero estaba desesperada. La mujer suspiró y rodó sus ojos. "Es realmente después de horas de visita, pero solo un momento." Ella volteó a su computadora y mecanografió en algunas órdenes. "Fue ingresado con un leve ataque al corazón. Él está en condiciones estables en ICU. Usted
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puede ir mirarlo a través de la ventana, si él esta despierto, pero no están dejando a nadie entrar en este momento." ¿"Dónde está ICU?" Los azules ojos se precipitaron sobre el área, siempre cautelosa por si uno de los hombres de Nick pudiera estar alrededor. No sabía cual era el aspecto de todos ellos, pero asumió que todos ellos sabían cuál era el aspecto de ella. "Abajo por ese vestíbulo y después a la derecha. Solo siga las señales de arriba." La recepcionista la despidió con una agitación de mano. "Gracias." Kennedy se dirigió lentamente hacia el pasillo indicado. El ácido olor medicinal agarrado en el pasillo le asaltó los sentidos y su nariz se arrugó en defensa. Sus mocasines golpeaban silenciosamente en el piso del linóleo, y el aire seco de los altos respiraderos en las paredes enfrió su piel, haciéndola tiritar. Ella llegó al final girando y moviéndose como un felino hacia las altas puertas dobles bajo la luz encendida que decía "ICU." Empujó cruzando las puertas y pasó de ventana a ventana, leyendo los nombres de los pacientes que estaban fijados en el interior de cada uno contra el cristal. El penúltimo de la ala taladró el nombre "Moore, A." Oh yeah, su nombre es Anthony. Se detuvo, estudiando la dormida figura en la cama. El pecho de Tony se levantaba y caía regularmente, una línea de oxígeno lo alimentaba desde un tanque a sus fosas nasales. Un intravenoso colgaba de una elevada montura, claro líquido goteaba en su brazo izquierdo. Varios electrodos estaban sujetos en el área de su pecho, y la luz de un monitor del corazón señalaba un constante ritmo al lado de la cama. Él estaba apoyado en una posición un poco elevada, una ligera manta cubría hasta su pecho. Genial. ¿Ahora qué hago? Volteó, viendo una que indicaba que un área del salón estaba a la vuelta de la esquina. Ella siguió esa roja flecha y se detuvo brevemente. Una mujer con el cabello rubio estaba encrespada en el sofá, dos pequeñas niñas rubias metidas firmemente contra ella. Los tres estaban dormidas, el sonido suave del ronquido de las niñas llegaron a sus sensibles oídos. La esposa e hijas de Tony. Tienen que ser. Miraba la escena ante ella. Si no fuera por las circunstancias, habría sido una de tranquila felicidad. Por primera vez, el hombre atrás en la cama llegó a ser humano para ella. Ésta era una familia que estaba a punto de ser separada. Incluso peor que ésta ya lo estaba. Tú bastardo estúpido. Tú tienes esto, y lo perdiste todo. Si Carson y yo tenemos alguna vez hijos, los protegeré con mi vida.
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Sus pensamientos la sorprendieron, y sus ojos crecieron de par en par cuando los reflexionó por un momento. ¿Realmente pensaba en la paralegal en esos términos? Para siempre. Compromiso. Familia. Cosas que hasta hace un mes, ella les había cerrado firmemente la puerta, convencida de que no estaba predestinada a tenerlos. ¿Pregunto si ella incluso quiere niños? ¿Y cómo los conseguiríamos? ¿Podría una de nosotras embarazarse, encontrando un donador de esperma? ¿Adoptar quizá? Ella sonrió. Yo los amaría, no importa como nosotras los tuviéramos. La sonrisa se tornó en un ceño, y dejó salir una larga temblorosa respiración. Como merecer eso. No puedo incluso proteger a mi novia contra la gente que sabía que quería lastimarla. Sería probablemente mejor para ella si nuestros caminos fueran por separado después de esto. ¿Qué estoy pensando? Se quitó de la puerta de la sala de espera y se sentó en el piso en el pasillo, su espalda apoyada contra el frió yeso de la pared. Atrajo sus rodillas hasta su pecho y reclinó sus antebrazos a través de ellos, su cabeza caía hacia adelante contra sus brazos. ¿Quién tú piensas que tú eres de todos modos, Xena o la mujer maravilla o algo así? Su celular sonó, el ruido rompió el silencio. Ella rápidamente lo quitó de su cinturón, y cuando le daba vuelta, este sonó otra vez, casi provocando que se le cayera. Hizo juegos malabares en el aire antes de recuperar su agarre, y lo colocó contra su oreja contestando suavemente. ¿"Hola?"
***
Carson despertó otra vez, esta vez abriendo sus ojos. Estaba oscuro dondequiera que ella estuviera, excepto por la tenue luz que entraba a través de una ventana. Ella escuchó, intentando determinar si estaba sola, y oyó solamente el suave ruido de una unidad de aire acondicionado. La tela contra su pecho se sentía húmeda, y ella frunció el ceño, lentamente levantando su mano hasta tocar éste. Su cuerpo se sentía tan pesado. Su garganta estaba seca igual como había estado antes, y su cabeza palpitaba. Podía sentir el latido del corazón, palpitando y golpeando en su pecho. ¿Dónde estoy?
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Luchó por agarrar los recientes recuerdos, y salir del espacio en blanco. Se movió un poco, cuando el frío circuló a través de su cuerpo. Se dio cuenta que estaba en una desconocida cama, y que no tenía ninguna idea de como llegó allí. Su cara le dolía, y su labio superior se sentía hinchado. Las imágenes de una mano que venía hacia su cara corrieron a través de su visión, y sintió como si fuera golpeada otra vez. ¿Quién me golpeó? Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, los objetos en el cuarto poco a poco tomaron forma. Pudo distinguir una mesita al lado de la cama, una lámpara colocada encima de ella. Al otro lado del cuarto estaba otra larga mesa que tenía una televisión. A su izquierda estaba una puerta cerrada. Ella no tenía idea que había en el otro lado. En el fondo del cuarto estaba otra puerta que estaba abierta. Oyó el sonido del agua gotear, y le recordó de lo sedienta que estaba. Intentó rodar, pero su cuerpo no obedecía. Había un teléfono en la mesita al lado de ella. Sin otro pensamiento, extendió la mano y descolgó el aparato. Tomó todo su esfuerzo de acarrearlo a su oído. No había tono de marcar. Cerró los ojos por la frustración, y vio un par de claros ojos azules, enmarcado por oscuros clásicos pómulos y negro cabello. Kennedy. Ella sonrió, el movimiento hizo que sus secos labios se agrietaran y sangraran. Necesito llamar. Su mano vino a apoyarse contra su cadera, sintiendo el pequeño teléfono que Nick y sus hombres no habían notado. Luchó para recuperarlo de debajo de su chaqueta, y entonces se concentró, intentando recordar como utilizarlo. Presionó algunos botones y esperó, su mareada mente giraba cuando una voz que ella nunca podría olvidar la envolvió como una cálida segura manta. Intentó hablar, y solo un bajo gemido se escapó de su apretada garganta. Kennedy dio un tirón al teléfono en frente de sus ojos. La identificación de la persona que llamaba era la de Carson que destellaba en la pantalla pequeña, y su corazón saltó en su garganta. ¿"Carson?" Ella oyó un ruido de un resoplido. ¿"Bebé, eres tú?" "K..... K." La rubia pudo con el primer sonido del nombre de su amante. "Frío." Ella tiritaba, su ropa y cabello todavía húmedo en donde Marcello la había mojado con el agua. Kennedy cerró sus ojos cuando las lágrimas empezaron a salir. "Bebé." Calmó su propia voz, que estaba comenzando a temblar. ¿"Dónde estás? ¿Estás sola?"
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¿"Dónde?" Carson mimicó. "Estoy aquí." Su mente razonó. "Te necesito." "Lo sé." La abogada frotó los dedos a través de su cara, limpiando las lágrimas a medida que continuaban cayendo. "Carson, tú tienes que ayudarme. ¿Tú sabes dónde estás?" La paralegal luchaba por la cordura. "No. Oscuro y frío. En cama." Intentó darse vuelta otra vez. "No puedo moverme." "Carson, escúchame, ¿Ok? Pienso que has sido drogada. Es por eso que tú estás teniendo problemas para hablar." Kennedy se levantó y caminó silenciosamente por el pasillo hacia el tocador de damas, no quería que la esposa de Tony despertara y la oyera justo fuera de la sala de espera. “Necesito que mires a tú alrededor y me digas si tú puedes ver algo. Absolutamente todo. Solo dime todo lo que tú puedes ver." ¿"Ver?" Carson tragó dolorosamente. "Yeah. ¿Puedes hacer eso para mí, amor?" La abogada se sentó sobre el borde del mueble del lavabo. "'Llaves." La rubia miraba a su alrededor. "TV.... mesa...... lámpara...... puertas.... teléfono..... Ella frunció el ceño, extendiendo el brazo por un libro en la mesa junto a la cama. Sus dedos examinaron la rugosa cubierta de piel. "Biblia." ¿"Biblia?" La mente de Kennedy corrió delante de ella. ¿"Bebé, es una Biblia Gideon? ¿Estás en un cuarto de hotel?" ¿"Hotel?" Carson tortuosamente funcionaba. "No lo sé." ¿"Bebé, hay algo más en el cuarto? Todo absolutamente. ¿Hay una ventana?" La abogada sentía su adrenalina bombear, preguntándose donde estaba su amiga, y cuánto tiempo podrían hablar sin que quienquiera que tuviera a Carson entrara con ella. "Yeah." La rubia sonrió. "Bastantes luces." ¿"Luces?" Kennedy repentinamente se levantó de su asiento y comenzó a caminar de un lado a otro. ¿"Qué color, amor? Dime que ves fuera de la ventana." "Blanco. Rojo. Caballo." Ella rió suavemente. ¿"Caballo?" La morena frunció el ceño. ¿Caballo? ¿Dónde demonios está ella? Procesó lentamente la información y entonces ésta la golpeó. "Bebé, ¿es el caballo iluminado de rojo sobre un edificio?"
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"Yeah." La voz de Carson raspaba. "Caballo rojo volando." Caballo rojo volando. El corazón de Kennedy brincaba latiendo. El caballo rojo volando sobre uno de los edificios de oficinas de Dallas había sido un punto de referencia del área del centro desde los años '50. Ella está en algún lugar dentro o cerca del centro. Se forzó para estar calmada y continuar hablando con su amante por tanto tiempo como fuera posible. "Bebé, ¿puedes levantarte e ir a mirar fuera de la ventana?" Carson mantenía dentro la voz que era un ancla para ella, y se forzó por rodar fuera de la cama, aterrizando de golpe en el piso. En el proceso, dejó caer el teléfono. Este chocó contra la alfombra con un sordo golpe, y Kennedy frunció el ceño. ¿"Carson? ¿Estás allí?" Ella oyó un ruido de algo caer y entonces la voz de su amante. "K... La rubia se arrastró dolorosamente a través de la delgada alfombra, las rizadas fibras presionaban en la palma la mano que ella utilizaba para mantenerse en equilibrio mientras sostenía el teléfono con la otra. Finalmente alcanzó la pared justo debajo de la ventana. "No puedo levantarme." Extendió el brazo por el alfeizar y lo agarró, pero no podía reunir la fuerza para levantarse. "Bebé, tienes que intentar." La morena desesperadamente necesitaba que su amante describiera lo que veía directamente debajo de la ventana. "Vamos, Carson. Por favor levántate y mira afuera de la ventana para mí." Kennedy hizo una pausa, escuchando. Dejó de respirar, cuando oyó una enojada voz masculina. "Hey, ¿qué piensas qué estás haciendo?" Oyó un ruido de una bofetada, seguida por un grito que ella sabía venia de Carson. Entonces oyó un demoledor sonido, cuando el teléfono fue palmeado de la mano de Carson y aventado contra la pared. Escuchó algunos golpes más y jadeó, no pudiendo hacer nada salvo escuchar. ¡¿"Carson?!" Ella gritó. Entonces la línea quedó muerta. Algún matón estaba dándole una paliza a su amante. Ella se dobló, apretando su estómago, su respiración entraba en superficiales e irregulares subidas. Tropezando en un cubículo, ella finalmente perdió la batalla con la náusea en curso, pues vació el contenido de su estómago. Ugghhh. Se hizo hacia atrás y dejó correr el agua fría, salpicándola en su cara y enjugando su boca. Su adrenalina estaba bombeando fuera de control, y un brillo fino de sudor cubría su frente. Piensa. Arrebatadamente tomó el teléfono y marcó a la policía. Después de gritar a algunas personas, fue puesta con el oficial Stanton, el policía que estaba a cargo del caso de
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Carson. "Oficial Stanton, usted necesita venir al hospital central ahora. Acabo de oír a Carson y ella está definitivamente en problemas.... ¿Dónde estoy?" Hizo una pausa, saliendo del tocador de damas. "Estoy en ICU con Tony Moore. Venga aquí, ¡ahora!" Ella escuchó que él dijo que estaba en camino, y entonces colgó. Con un propósito, acechó por el pasillo y dobló la esquina para el cuarto de Tony. Rápidamente echó un vistazo y gruñó silenciosamente, satisfecha que nadie estaba mirando. Ella avanzaba lentamente, estableciendo su propio cuerpo, miró su propia mano levantarse y empujar abriendo la puerta del cuarto. Tony se movía en su sueño, sintiendo su presencia cuando ella se asomó sobre su cama. Sus ojos se agitaron abriéndose y él parpadeó. ¿"Quién es usted?" ¿"Quién soy?" Se sentó en el borde de la cama. "Soy Kennedy Nocona, y un ataque al corazón es la menor de sus preocupaciones en este momento. Pedazo de mierda. La policía está en camino. Ahora..... Ella se inclinó, asegurándose de él pudiera leer la rabia en sus ojos. "Tú vas a decirme donde está Carson, o voy a comenzar a tirar de todos estos tubos y cables de tu cuerpo, y voy a estrangularte con ellos. ¿Me estás entendiendo?" Los ojos de Tony crecieron de par en par, y entonces se llenaron de resignación. Él simplemente asintió, y después lo pensó mejor. "Pienso que necesito llamar a un abogado." Kennedy sacó su celular y se lo ofreció. Muy lentamente, él pulsó en un número, y Trevor Howard fue llamado a su casa por tercera vez esa noche.
***
¡"Mantengan esto! Solo mantengan esto!" El juez levantó su voz sobre la pequeña muchedumbre que se había reunido en el cuarto de la sala de espera en el hospital. "Puede que no sea mi sala de juicio, o incluso mi despacho, pero ustedes están de todas formas bajo mi jurisdicción, y no permitiré que hablen todos a la vez." La frustrada mujer empujó el corto cabello rubio de sus ojos, y buscó alrededor por un improvisado expediente, finalmente golpeando su puño en la baja mesa del café donde estaba detrás sentada.
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"Lo siento, su señoría." Kennedy se levantó, haciendo lo posible por permanecer dentro de la buena gracia de la descontenta juez. La juez Judith Meshuggen era conocida por su firme „no al absurdo‟ enfoque a la ley. Ella era justa a un fallo, pero no toleraba desacatos o egos que eran demasiado grandes para caber a través de la sala de juicios, y tenía muy poca paciencia para los abogados que les encantaba oírse a ellos mismos hablar. Había sido una larga noche, y estaba lejos de acabar. Lo que había empezado como un grupo de cuatro, Kennedy, Tony Moore, Trevor Howard, y el oficial Stanton, había crecido rápidamente en una pequeña melé de abogados, oficiales de policía, personal médico, y finalmente, la juez que había sido llamada, dado que Tony Moore no estaba en condiciones para viajar a la Corte. El oficial Stanton y Trevor Howard habían llegado el hospital al mismo tiempo, y habían hablado brevemente con Tony. Tony comenzó a decirle a Howard sobre sus tratos con Nick Giovani, y en algún punto de la discusión, Howard había resuelto que él no podría representar a Tony porque había una buena posibilidad para que la firma pudiera demandarlo a él por sus indiscreciones contra intereses. Patricia Moore, soplaba prácticamente humo fuera de sus oídos en su marido, había sido bastante gracioso llamar al abogado criminal de defensa más prominente de la ciudad al hospital, y ellos rápidamente lo habían contratado para representar a Tony. El oficial Stanton había llamado al laboratorio de la policía para apresurar las pruebas en las raspaduras de la sangre y la jeringa, y uno de los expertos en videos había sido llamado para que fuera a la estación y comenzara a mirar las cintas. Al mismo tiempo, Kennedy remitió la información almacenada en su asistente palm a Mikey en Austin, y le llamó para decirle lo que pasaba. Él inmediatamente llamó a algunos de sus estadísticos, y ellos estaban ya ocupados analizando la información del calendario y la información de las facturaciones para las discrepancias. Había una bola de nieve allí, con el abogado de distrito, el doctor de Tony, y finalmente la juez y reporteros de su corte fueron llamados al hospital. Por la mayor parte de las discusiones, Kennedy caminaba de un lado para otro en el pasillo en una miserable frustración. No hay confesión o alguna información útil estaba ya próxima, y ella todavía no tenía ninguna idea de donde Carson estaba. Parker había llegado y había paseado de un lado a otro con ella, intentando mantener a su hermana en un relativamente tranquilo
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estado, explicándole que su deseo de entrar abruptamente no sería una buena idea, especialmente con el policía y el abogado de distrito ya en el lugar. El abogado de Tony, Russell "Greyhound" Harrison, apodo debido a su habilidad para sigilosamente perseguir sobre el límite de las pistas en Luisiana, era un abogado feroz de la defensa, y había pasado una buena parte de la noche discutiendo un trato de una súplica para Tony con el abogado de distrito. Kennedy había estado adentro en la parte de las negociaciones como representante de Carson, y Howard lo había hecho igualmente como representante de su firma. Los cargos iniciales consistieron en fraude de seguros, acoso sexual, cómplice de acecho, cómplice de negocios sucios, y cómplice de secuestro. La pena máxima combinada por los cinco cargos habría aterrizado a Tony en prisión por la mayor parte, si no es que todo el resto de su vida natural, con la posible libertad condicional por buen comportamiento. Para el momento en que Greyhound Harrison lo había arreglado, habían acordado retirar todos los cargos excepto el de fraude al seguro, y Tony, a través de Harrison, había estado de acuerdo en una pena mínima de dos años en la prisión federal. Él también había aceptado reservado dejar su licencia de derecho, de modo que el nombre de la firma sufriera los menores daños como fuera posible. En el intercambio por los cargos y las penas reducidas, Tony les diría todo lo que él sabía sobre Nick Giovani y sus actividades. Sin embargo, él no hablaría hasta que todos los detalles de su súplica fueran completamente resueltas. Él estaba, de hecho, aún recostado en su cama del hospital, con Harrison caminando de un lado para otro entre el cuarto de Tony y el área del salón donde el resto estaba reunido. Kennedy habría convenido casi cualquier cosa, si solo el tiempo del proceso se hiciera con rapidez. Ella pintó en su comportamiento profesional, pero era obvio para Parker que ella estaba muy cerca de deshacerse. Sus facciones estaban indicándolo, y más de una vez él miró su parpadeo y después rápidamente pasar su mano por sus ojos, maldiciendo quedamente en su propia perceptible debilidad. "Hey." Él se movió junto a ella. "Shea, no es vergüenza amar a alguien." Sonrió brevemente, liberando una débil pequeña risa en el proceso. "Gracias." Extendió su brazo y agarró firmemente su hombro, dándole un apretón. "Solo necesito permanecer enfocada en este momento, y estoy teniendo verdaderamente un duro momento para eso. Parker, tenemos que ir por ella. Esto me está volviendo loca. ¿Qué si tomamos demasiado tiempo, y ellos la mueven.....O algo así?" Su pecho le dolía
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enteramente con reprimido dolor. Los sonidos de las bofetadas que oyó al otro lado del teléfono permanecían representándose en su cabeza, y cada vez ella casi saltaba un poco, imaginando lo que debía estar pasando su amante. Su teléfono sonó, y se excusó para retirarse al pasillo y contestarlo. Miró fijamente en la identificación del llamador y descubrió que no era un número público. Murmuró otra silenciosa maldición y abrió el teléfono con una irritada sacudida de sus dedos, llevándolo hasta su oído. "Kennedy Nocona." "Bien, bien, bien," una voz masculina saludó sus oídos, una que ella no reconoció. ¿"Quién es?" Ella casi gruñó. No tengo tiempo para vendedores o llamadas de broma en este momento. "No importa quién soy, srita. Nocona," la voz hizo una pausa, soltando agitadas respiraciones. Ella no podría decir si el hombre fumaba o quizá tiene un ataque de asma. Él tosió, y continuó. "Lo que importa es que sé que usted tiene un pequeño ejército de profesionales legales reunidos allí en el hospital, y no me gusta eso." Su corazón casi se detuvo. ¿"Usted tiene a Carson, no es así?" "Quizá la tenga, y quizá no. Sé dónde está ella." El hombre se burló de ella con un largo rato de silencio, ahora la respiración de Kennedy se escuchaba profundamente, su miedo evidente incluso sobre la línea telefónica. "Escúcheme, Nocona, y escuche muy cuidadosamente. Cancele a sus perros. Cancele a la policía y llame a su amigo del seguro en Austin. Usted es una inteligente chica. Usted resuelve la manera de decirles que fue todo una gran equivocación. Una vez que mis fuentes verifiquen que usted ha cumplido con mis peticiones, le llamaré de nuevo y hablaremos acerca de liberar a su novia." "Por favor," Kennedy suplicaba. Salió del área de ICU para evitar de ser escuchada por casualidad. "Carson es inocente. Déjela ir. ¿Soy por la que usted estará después, correcto? Dígame dónde encontrarlo e intercambiaré el lugar por ella." "Vamos, srita. Nocona. No pensará que soy un estúpido. Ella es mi as y usted lo sabe. La tengo a ella, la tengo a usted. Esto no tiene que ser tan complicado. Solo queríamos que Carson cooperara con nosotros, pero no. Usted tuvo que saltar adentro y joderlo todo. Todo esto es su problema, Nocona." El hombre rió, gozando del tormento. "Si algo le
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sucede a ella, eso será su culpa, también. Usted ya consiguió que una de sus novias muriera. Sería una vergüenza que usted pierda otra, ¿no es así?" La morena jadeó, sintiendo sus palabras tan fuertemente como si él le hubiera pateado golpeándola en el estómago. "Ok." Ella se reclinó contra la pared y cerró los ojos, su sudor empapaba su palm deslizándola contra la rugosa superficie. "Solo déme un poco de tiempo de conseguirlos a todos fuera de su trasero, por favor por favor No le haga daño." "Oh, no la lastimaré, a pesar de todo." La voz reía otra vez. "Mi amigo, bien él es otra historia. Vea, cuando él la descubrió hablando con usted antes, él se enojó y él la golpeó. No sé lo que ella hizo, pero ella encontró de alguna manera la fuerza para golpearlo, armándosele a él realmente. Pensamos que ella le rompió la nariz." Tú puedes, Carson. Kennedy sonrió por un breve momento. Así por lo menos una de esas bofetadas que oí era de Carson que luchaba. "De cualquier manera, él está furioso, y tuve que convencerle de que no la matara justo allí." Él tosió y despejó su garganta. "Pero a la más leve provocación, puede ser que no pueda contenerlo una segunda vez." La abogada tragó con dificultad. "Ok. Deme algunas horas, después llámeme de nuevo." "Hágalo. No me decepcione, Nocona. No soy un hombre de perdón." La línea quedó muerta y Kennedy colocó lentamente el teléfono de regreso en su cinturón. Sus ojos se estrecharon y caminó silenciosamente nuevamente dentro del ICU, deslizándose en la habitación de Tony. Respiró aliviada que ningún otro estaba presente solo ellos dos. Tony se movía y jadeaba. Dos azules chispas de hielo se deslumbraban en él, fríos y enojados. Kennedy estaba parada sobre él, jugando con la línea del intravenoso entre sus dos dedos. "Yo acabo de recibir una llamada..... Se inclinó, con una mano presionando en la superficie del colchón, haciendo el contacto visual de cerca "..... Nick..... O alguien..... Ha amenazado con lastimar Carson si no saco a toda esa gente." Dejó salir una dramática respiración. "Hay solo un pequeño problema. Eso está ya fuera de mis manos." ¿"Ellos están realmente diciendo que la lastimarán?" Los ojos de Tony bajaron avergonzados. "Nunca quise que algo malo le sucediera a ella."
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"Eso es discutible, pero no tengo tiempo para discutir ahora." Empujó un largo dedo en un despejado espacio sobre su pecho cubierto de electrodos. "Usted va a decirme donde está ella. Ahora. Yo no daré el culo de una rata sobre negociar la súplica. Ella muere o consigue peores daños de los que ya tiene, y todas las apuestas estarán cerradas, súplica o no súplica. Esperaré hasta que salga de la prisión, y entonces vendré a cazarlo. Usted nunca tendrá un momento de paz por el resto de su vida, Tony. ¿Estamos nosotros claros en eso?" "Sí." Él lamió sus labios y cerró los ojos. "Ella está probablemente en uno de dos lugares. Nick tiene un apartamento en un penthouse en Turtle Creek. Él también tiene justamente una habitación permanente en el City Central Hotel en el centro." Kennedy procesó la información y frunció el ceño. ¿"Usted sabe si cualquiera de ellos tiene una vista del Pegaso iluminado de rojo?" ¿"Qué?" Ojos castaños crecieron de par en par con confusión. "Piense, Tony." La voz de la abogada se tornó desesperada. "Es muy importante. ¿Usted ha estado en ambos lugares?" "Sí, he estado." Él frunció el ceño concentrándose. "La habitación del hotel. Está frente al Pegaso, estoy bastante seguro. Creo que el penthouse está frente al norte, lejos del centro y pasando Highland Park." "Ok." Ella se incorporó. "Una cosa más. Usted y yo nunca tuvimos esta conversación, ¿entiende?" "Seguro." Sus ojos estaban al borde de las lágrimas. "Estoy tan avergonzado." La abogada no pudo traer una respuesta, y giró, dejándolo detrás de ella. Estaba demasiado enojada, y también cerca de golpearlo, a pesar de las condiciones de su corazón. Echó un vistazo y rápidamente se dirigió a los elevadores fuera de la entrada de ICU. Lo siento, Parker. Se disculpó silenciosamente con su hermano. Tengo que hacerlo de esta manera. La lastimarán si llevo a la policía sobre ellos. Las puertas del elevador se abrieron y entró, firmemente presionando el botón para el vestíbulo. Irguió sus hombros y buscó las llaves del auto en su bolsillo. Aguanta, bebé. Estoy yendo a buscarte.
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Capítulo 9
El vestíbulo del City Central Hotel estaba vacío, salvo el recepcionista de la noche en el escritorio y un solitario camarero en el salón del otro lado. Kennedy miró cautelosamente alrededor de la puerta delantera abierta antes de que ella entrara discretamente. Sus ojos se precipitaron sobre el cuarto, estudiando el elegante papel tapiz dorado, las pinturas de buen gusto de la Era del Renacimiento en las paredes, y la rica alfombra Borgoña con minúsculas motas doradas, que flanqueaban el piso central de mármol del vestíbulo. Era el mismo hotel en donde Carson se había reunido con Nick y Tony para cenar, así que tenía sentido que Nick tuviera una habitación semipermanente aquí. El restaurante donde se habían reunido estaba abajo sobre un pasillo dando vuelta pasando la recepción principal. Pensó en la llamada telefónica de Carson aquella noche. ¿Por qué no la hice que llamara a la policía? Se dio cuenta que esto que estaba haciendo ahora casi era una repetición interpretada. Debería llamar al oficial Stanton y dejarle saber lo que estoy haciendo. Pero incluso no sé si estoy en el lugar correcto. Suspiró, insegura de cómo proceder. El instinto le dijo no preguntar al recepcionista por información. Si Nick era un cliente habitual puede ser que le advirtiera si alguien estaba olfateando alrededor de él. Él tiene que venir aquí, tarde o temprano. ¿No es así? Ss sacó el cuello de su camisa negra polo, y metió su coleta asegurándola contra la parte trasera de su cuello. En su camino al hotel había parado en una gasolinera y se había cambiado con algo de la ropa de su maleta, que había transferido del auto de Heidi al de Carson temprano por la tarde. Además de la camisa de polo, usaba un short de algodón, botas de excursionista, y una gorra de béisbol de la Universidad de Texas. Había tirado de su cabello por la parte trasera de su gorra y había metido la cola dentro, en un esfuerzo por disfrazarse. El aburrido recepcionista de la noche finalmente levantó la mirada de un libro que estaba leyendo y frunció el ceño. Kennedy no estaba vestida como un típico huésped. ¿"Puedo ayudarle?" El hombre levemente irritado le preguntó, arqueando sus cejas sobre el borde del marco de sus lentes.
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"No." Ella movió su cabeza una vez en saludo. "Me reuniré con algunas personas aquí. Solo tomaré un asiento hasta que lleguen." Ella podría decir que el hombre no creyó que fuera a reunirse con alguien a esas horas. Kennedy se dirigió hacia un lujoso sofá en una lejana esquina y se sentó, principalmente ocultado su presencia del resto del lobby por una ancha columna. Tomó una revista de una mesa lateral y comenzó a leerla. Sus ojos de vez en cuando se desviaban hacia el elevador, esperando a que Nick apareciera. Consideró por un instante ir al rascacielos donde Tony había indicado que Nick tenía un apartamento en el penthouse, pero este hotel tenía de hecho una clara vista del Pegaso rojo. Podía verlo fuera desde las grandes ventanas del piso al techo alineadas en frente del lobby. Era realmente excepcional tener una muy clara vista del alado caballo rojo. El edificio en el que se asentaba fue en un tiempo el edificio más alto de Dallas. Varios mucho más grandes habían sido construidos más cerca de las afueras del área del centro de la ciudad que superaban a éste. Las claras vistas eran difíciles de conseguirse. La agitada energía le evitó relajarse o leer. Pasear era imposible, para no atraer sin querer la atención en ella. Imagino que debería dejar por lo menos que Parker sepa dónde estoy. Saco su teléfono y presionó rápidamente marcando un número, esperando hasta que oyó a su hermano descolgar. "Shea, ¿dónde diablos estás?" La voz de Parker estaba tan enfadada como ella jamás la había oído. ¿"Tienes alguna idea de lo asustado que estoy? Primero Carson desaparece y luego tu....‟‟ Oooo. No se le había ocurrido que su desaparición se pudo interpretar como otro secuestro. "Parker, lo siento mucho." Cerró los ojos e inhaló profundamente. "Recibí una llamada de Nick. Por lo menos pienso que era Nick. Él me dijo que alejara a todo el mundo de él o ellos podrían lastimar a Carson." "Shea. ¿Dónde.... estás..... Tú?" Las cortadas palabras picaron, cavándose en su conciencia. "Estoy en el City Central Hotel. Aquí es donde pienso que ellos la tienen." Bajó su voz en caso de que el recepcionista de la noche de repente estuviera interesado en ella. ¡"Shea! ¿Por qué no se lo contaste al oficial Stanton?" Parker estaba prácticamente gritándole, y ella mantuvo el teléfono alejado de su oído, sintiendo como su tímpano vibraba. ¿"Qué eres tú, una mujer del equipo SWAT?"
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"Parker. Sé que debí. Pero tengo tanto miedo.... Su garganta se sentía apretada y ella tragó. "Parker. Yo quería por lo menos asegurarme primero. Yo..... Si traigo a la policía sobre ellos, tengo miedo de que puedan lastimarla. Parker..... Su voz se quebró e hizo una pausa. Maldición, maldición, maldición. NO voy a llorar ahora. Permitió que la cólera saliera a la superficie, adelantándose al dolor y al miedo. "Parker. No voy a perderla. ¿Tú entiendes eso? Acabo de encontrarla y yo......... NO...... Voy a perderla ahora. No quiero a la policía aquí hasta que esté segura que ella está aquí. No hay nada más que pueda hacer en el hospital en este momento de cualquier manera. No hay ley que diga que no puedo venir a sentarme en el lobby del hotel si lo deseo." "Shea...... La paciencia de Parker estaba acabándose. "No." La voz de la alta era baja y firme. "No arriesgaré esto. No hasta que sepa donde está ella, y tener una idea bastante buena de la disposición del área donde la están manteniendo. Después de eso, llamaré a la policía. Después de lo que vi en la oficina de Carson, no estoy tremendamente impresionada con ellos en este momento." "Shea." Parker se esforzó para tranquilizarse. "Hay algo que tú necesitas saber." El timbre en la voz de su hermano consiguió que su adrenalina corriera, y sintió su piel espinada por el miedo. ¿"Qué?" "Los resultados del laboratorio están detrás, y la sangre en la silla es la de Carson". El escuchó que su hermana retenía su respiración. "Y esa jeringa...... Shea, fue utilizada en ella también. Le han dado una dosis de valium. Eso es lo que estaba en la jeringa." "Su droga de elección." Kennedy sonrió amargamente. ¿"Puedes conseguir a un doctor en la línea para mí, Parker? Quiero hacerle algunas preguntas acerca de eso." ¿"Efectos secundarios de la sobredosis?" El hombre de cabello oscuro sacó un pedazo de papel del bolsillo de su camisa. "Los tengo aquí." "Tú me conoces demasiado bien." La abogada extrajo su asistente palm del otro lado de su cinturón, y se preparó para tomar notas. "Shea, yo solo me preocupo por ella también." Parker sintió sus propios ojos nublarse. "Además del hecho que me gusta ella, ella te hace feliz. Y ha sido un largo tiempo,
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hermana. Un largo largo tiempo desde que vi a alguien hacerte reír y sonreír de la manera en que ella lo hace. Quiero ver esa sonrisa en tú cara por muchos años por venir." Era un momento raro entre dos hermanos que típicamente eran ambos todo negocios el uno con el otro, o bien constantemente atormentándose uno al otro, aunque de manera bondadosa. Kennedy saboreó esto por varios segundos. "Gracias, Parker. Eso significa más de lo que tú crees." "Sí..... Um..... El momento pasó. "Los síntomas de la sobredosis de valium incluyen somnolencia, confusión, fatigosa respiración, ritmo cardíaco lento, arrastrar las palabras, paso inestable y problemas de coordinación." "Ella tiene ya esos síntomas." Kennedy sintió la derrota comenzar a alzarse feamente en su cabeza, y apretó fuertemente sus dientes, determinada a luchar con el amargo final. "Parker, estos tipos son idiotas. Qué si..... Ella no podía traer el pensamiento de lo qué sucedería si ellos le dieron una sobredosis letal. "Shea, por favor." Parker suplicó. "Déjame por favor ir a conseguir al oficial Stanton. Estoy en la cafetería del hospital. Tomará solo algunos minutos llegar allí. Él todavía está en ICU con todo el mundo. Todavía están discutiendo los detalles finales de la súplica de Tony. Él debe saber que tú sabes ya dónde puede estar Carson, ¿tú no lo crees?" "Parker, si prometo llamar tan pronto como esté segura que está aquí, ¿sería suficiente bueno para ti por ahora?" Kennedy miró como un hombre apareció de un elevador. Sus ojos crecieron anchos y se agachó abajo en el sofá, ocultándose más completamente detrás de la columna. Era el hombre con el que ella se peleó justo en el estacionamiento de la feria. "Parker, debo irme. Llamaré más tarde. No hables con Stanton todavía." "Shea...... Parker maldijo cuando la línea quedó muerta.
***
"Qué diab.... Nick sacudió a Carson furiosamente. La rubia no respondió en absoluto. ¡"Maldición!" Él la sacudió otra vez, rodando su cuerpo al lado, donde éste aterrizó, sus piernas y brazos oblicuamente como una muñeca blanda de trapo. El bajo hombre se arrodilló al lado de la cama y sintió el cuello, justo debajo de la línea de la quijada. Él presionó profundamente en su piel y sintió la sangre drenar nuevamente en su cara,
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cuando un muy débil lento pulso latía contra sus yemas. Él levantó un párpado y lo hizo hacía atrás. Su pupila estaba dilatada al punto que el gris iris era apenas visible. Se levantó y furioso atravesó el cuarto y entró al área del living de la suite, abriendo de un jalón la puerta del refrigerador en el mini bar. Él miró adentro y sacó un frasco del resto de valium, que estaba casi vacío. Regresó nuevamente dentro del dormitorio y levantó el cesto de basura, volteándolo y vaciando el contenido en la cómoda. Dos frascos vacíos y una jeringa estaban en el fondo, metidos debajo de un doblado periódico. ¡"Marcello!" Nick gritó en la cumbre de sus pulmones. ¿"Qué le hiciste?" Él aventó el cesto de basura sobre el piso y salió de la suite, sus piernas cortas lo llevaban a los elevadores tan rápidamente como ellas podían. Había despertado de una siesta para encontrar a Marcello desaparecido. La maleta del alto hombre seguía aún en el cuarto, junto con sus llaves del auto y el revólver, así que Nick sabía que él todavía estaba en el hotel, muy probablemente en el bar. Ellos habían discutido ferozmente sobre que hacer con Carson. Marcello estaba furioso. Carson le había efectivamente roto la nariz, y él había conseguido una bolsa de hielo del área doméstica, él hizo periódicos viajes al bar para llenarla. Cada vez que él iba abajo él también tenía algunas bebidas antes de volver. Y cada vez que él volvía al cuarto, su cólera aumentaba, en parte al efecto secundario del whisky barato que él consumió. Nick había conseguido evitar que le pegara a Carson, pero había una mirada asesina en los ojos del alto hombre. Nick podría únicamente asumir que Marcello había utilizado la mayoría del resto del valium en un intento de sedar a Carson al punto que sencillamente ella no fuera una amenaza otra vez. El bajo hombre nada sabía sobre medicina o medicaciones, y no tenía ninguna idea si a la chica le habían dado una sobredosis fatal o no. Pasaba de un lado a otro delante de los elevadores hasta que finalmente uno de ellos se abrió y él entró, casi rompiendo el teclado numérico cuando él golpeó el botón para el lobby del hotel.
***
Kennedy permanecía agazapada abajo en la silla, mirando fijamente alrededor de la columna y vio cuando él hombre desapareció en la bar. Contó hasta veinte y después se
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levantó, moviéndose sigilosamente a través del piso. Llegó a la entrada del salón y lentamente echó un vistazo. El hombre estaba sentado en el bar de espaldas a la puerta. Ella observó al recepcionista de la noche, que también tenia su espalda volteada, agachado detrás del escritorio haciendo algo. Rápidamente se deslizó más allá de la puerta del salón y a una esquina donde el recepcionista no pudiera verla. Presionó su espalda contra la pared y se estiró para escuchar, intentando captar algo que el hombre en la barra pudiera decir. Aguzando sus oídos, cogiendo la mayor parte de su conversación. ¿"De nuevo por más hielo, huh?" El camarero tomó el bolso de Marcello y lo llenó. "Yeah." El alto hombre tomó el bolso y lo presionó cuidadosamente contra el puente de su nariz. "Y otro tiro de whisky." "Ah. ¿Su amigo necesita algún tiempo a solas con esa pequeña rubia qué él trajo?" El camarero guiñó. En la esquina, el corazón de Kennedy se retorcía en su pecho y tuvo que hacer un esfuerzo para no saltar a la barra y golpear al absurdo hombre. Puedo hacer eso más tarde, después de que lo siga a su habitación. "Algo así." Marcello aceptó el vaso y removió el líquido ambarino antes de beberse de un golpe la mitad. ¿"Ella volvió en si ya? Estaba tan borracha cuando ustedes dos la trajeron, ¿usted la llevaba, no es así?" El camarero charlaba ociosamente mientras que él limpiaba abajo de la barra. "Yeah. Alguna pequeña vagabunda que Nick levantó en alguna parte." La sangre de Kennedy hervía y sus fosas nasales resoplaban apenas en contenida cólera. Lo mataré si él la toca, yo juro que lo haré.... ¡"Marcello!" La morena saltó cuando oyó la voz que gritaba al otro lado del lobby del hotel. Ella fácilmente solo se acercó despacio a la pared y cuidadosamente asomó su cabeza. Reconoció a Nick de fotos que Carson le había mostrado. La cara del bajo hombre estaba como remolacha roja y estaba retorciéndose en un amenazador gruñido. ¿"Qué diablos estabas tú pensando?" Nick golpeó el vaso de whisky de la mano de Marcello, estrellándolo en el piso. El camarero decidió que era hora de tomar un descanso, y salió rápidamente de la barra.
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¿"De qué estás hablando?" El hombre más alto llevó por instinto su mano a su cara para proteger su nariz rota. "Tú sabes de que." Nick le levantó su cara, empujando su mano a un lado. ¿"Cuándo le pusiste a ella el resto de eso, huh?" La frente de Kennedy se surcó. ¿Resto de qué? "Un poco menos de una hora." Marcello se encogió. "Ella comenzaba a volver en si y estoy cansado de tratar con la pequeña perra. Pensé ponerla fuera por un rato." ¡"Idiota!" Nick le dio un revés y el hombre más alto se doblo por el dolor. "Ahhhhhh. ¡Maldición! Mi nariz." Marcello cubrió su cara con sus manos, y la sangre fresca se filtró entre sus dedos. "A la jodida con tu nariz. ¿Tú te diste cuenta que está moribunda allí arriba, tú eres un estúpido?" Nick agarró del cuello a Marcello y lo arrastró fuera del taburete de la barra. En la esquina, Kennedy sentía su corazón caer a sus rodillas. Silenciosamente sacó su celular y marcó el 911, mientras se dirigía al final del vestíbulo, alejándose de la barra. ¿"Hola?" Susurró en el teléfono tan bajo como podía. "Necesito una ambulancia en el City Central Hotel." Hizo una pausa, escuchando. "Sobredosis de valium. ¿Número de habitación? No se preocupe por eso. Tendrá a la víctima en el lobby para el momento en que llegue aquí. Mientras usted lo hace, llame al oficial Stanton al departamento de policía y dígale que se encuentre con Kennedy aquí. Dígale que traiga oficiales de reserva. Él sabe quién soy." Ella colgó y apago el teléfono. El operador del 911 no podrá llamarla de regreso, y estará forzado a cumplir con su petición. Ahora, he conseguido hacerlo bueno el final del trato. Caminó silenciosamente de nuevo a su anterior puesto de observación, justo a tiempo de coger a Nick y Marcello echando pestes fuera del bar hacia el elevador. Esperó, su corazón funcionaba a doble velocidad. Tan pronto como oyó la puerta del elevador sonar, los siguió. Miro sobre cada una de las cuatro puertas de los elevadores, estudiando los números del piso. Allí. Uno estaba justo comenzando a subir, en este momento en el tercer piso. Miró hasta que paró en el piso máximo, el vigésimo. Imagino que él estaría allí arriba. Pulsó un botón para otro elevador. Simples segundos parecieron como horas, hasta que llegó un carro del elevador y subió, encontrando el botón del vigésimo piso. Observó
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mientras el carro subía con exasperante lentitud. Finalmente, llegó a su destino. ¿Ahora qué? Miró por el pasillo todas las puertas cerradas, contando diez de ellas. ¿Qué habitación? Inclinó su cabeza a un lado y cerró los ojos, escuchando. Pero nada en absoluto. Ella saltó, cuando una puerta voló abriéndose y Marcello precipitadamente salió. ¡"Jodete, Nick! Estás solo." Él cerró de golpe la puerta y estaba a la mitad del pasillo antes de que él la viera. Ah, maldición. Kennedy automáticamente tomó una postura defensiva, una nacida de sus años de beber en pequeños antros en el oeste de Texas donde todas las noches las peleas eran parte del entretenimiento. Ella esperó, mirándolo retardar el paso y después detenerse. "Tú." Su labio se arrugó. "Tú has arruinado todo. Tú y tú pequeña puta allí adentro." Él sonrió malvadamente. ¿"No te gustaría saber cómo hemos pasado nuestro tiempo con ella en las últimas horas?" La morena se encogió, la única muestra que el comentario había registrado. "Entrégate, Marcello. La policía está en camino." "Nick es tú hombre, no yo." Él se movió hacia adelante. "No según lo que oí en el piso de abajo." Ella se encontró con él a mitad de camino, con los puños erguidos. “Sabes, nosotros debemos parar el encontrarnos así." Se rodearon una al otro y Marcello arremetió primero. Kennedy lo evadió y le aterrizó un golpe en su estómago tropezando más allá de ella. Él se recuperó y se volvió, golpeándole su espalda baja antes de que ella pudiera dar vuelta. Ella rodó con el golpe y aterrizó sobre sus pies, girando al otro lado cuando él vino a ella otra vez. Lo pateó en la espinilla y él maldijo, sujetándose su pierna y saltando en un pie. Él saltó hacia adelante y se lanzó otra vez, dándole un sólido puñetazo en su estómago, pero fallando en su intento de realmente agarrarla para sostenerse de ella. Ella se deslizó más allá de él, corriendo para la puerta por la que él había salido. Cuando ella llegó, él saltó por ella, agarrando sus tobillos. Ella golpeó el piso apenas rompiendo la caída con sus manos, su cara a meras pulgadas de la alfombra. Sintió que él la arrastraba hacia atrás y ella se retorcía, combatiendo sus tirones. Jugaron el tirón de la guerra, estableciendo un ritmo. Repentinamente, ella rompió la pauta, yendo con su
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tirón en vez de contra éste, usando el impulso para dar una patada a ambos pies hacia adelante, golpeándolo en la ingle. ¡"Dios-maldición! ¡Tú perra!" Él cayó a sus rodillas. "Yo debí matarte la primera vez que tú me hiciste esto." Él levantó la mirada, justo cuando la descarga de una mano se cerró de golpe en su nariz. Él gritó y las manos que previamente cubrían su ingle volaron hasta su cara. El goteo de la sangre se convirtió en un continuo riachuelo, corriendo abajo de su cara y empapando la alfombra. Kennedy sacó su arma y le dio vuelta, caminando sobre él. Llevó la punta del cañón abajo, conectando con la base de su cuello. Él se hundió en la alfombra, sintiendo no más dolor. No era un golpe fatal, pero lo estaría manteniendo fuera mucho tiempo el suficiente para que ella entrara en el cuarto. Utilizó su liga para asegurar las manos por la espalda, y buscó en sus bolsillos del pantalón hasta que localizó la llave de la tarjeta del cuarto. Los cuartos deben ser realmente a prueba de sonidos. No podía creer que nadie hubiera salido a investigar el alboroto. Presionó su oído contra la puerta de la habitación del hotel y no oyó nada. No puedo esperar. Resbaló la llave dentro de la ranura y dio vuelta a la perilla con un suave clic. Ella se congeló. Nick estaba agachado sobre el sofá, furiosamente metiendo la ropa y otros artículos en algunos bolsos, inconsciente de la presencia detrás de él. Él levanto la mirada cuando el sonido de sirenas llegó sus oídos. Estos crecieron más ruidosamente y después pararon directamente debajo del edificio. Él corrió a la ventana, aún inconsciente que Kennedy estaba en la habitación. Varias escogidas maldiciones se escaparon de sus labios y él volteó, justo cuando un puño conecto con su cara. ¿"Cómo consiguió entrar aquí?" Él gruñó, cuando él tropezó, frotando su punzante quijada. "Pedí prestada una llave de su amigo afuera en el pasillo." Lo miró cautelosamente, esperando que respondiera al ataque. Demasiado tarde, ella lo vio agarrar el revólver de Marcello de la mesa detrás de él. Ella miró, como si en cámara lenta, cuando él giró el arma. Ella había pasado horas practicando tiro al blanco, y francamente tenía buena destreza en los culatazos. Levantó su propia arma, tomó puntería, y con forzada calma y una firme mano, tiró en su hombro derecho. ¡"Ahhhhhhh!!" Él dejó caer el arma y agarró su brazo herido. "Ahora tú morirás." Él se agachó y tomó el arma otra vez, esta vez con su mano izquierda. "Soy ambidiestro, perra." Él levantó el arma y jaló el gatillo.
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Un punzante dolor rasgó a través de su hombro izquierdo, un segundo tiro explotó, casi dejándolo sordo. "No más." Kennedy recuperó su pistola, descargó las municiones, y la metió en su bolsillo trasero. Re-empistoló su Glock e hizo un rápido trabajo de atar las manos de Nick detrás de su espalda con su cinto, empujándolo sobre la alfombra. Examinó cuidadosamente su hemorragia de los hombros. "Espera, tus heridas solo son superficiales y una ambulancia está en camino." Una mascullada maldición llegó a sus oídos, los labios de Nick presionados en la alfombra. A toda prisa entró en el dormitorio y encendió la luz. ¿"Carson?" La rubia acostada en la cama, totalmente inmóvil. La cara de Carson tenía varias contusiones, y su labio superior estaba hinchado y cubierto de sangre seca. "Carson." Las manos de Kennedy temblaban y sus rodillas finalmente cedieron, pues ella se hundió sobre el piso junto a la cama. Extendió su mano. La piel de su amante era fresca, pero no fría, y su cara estaba tan pálida como las blancas sabanas sobre las que estaba. "Carson, vamos." Localizó un muy débil pulso en la muñeca de la rubia, y después colocó un dedo en el labio superior de Carson. Cálidas irregulares respiraciones cosquillearon su dedo. "Bebé." Los labios de la morena temblaron, y trajo su puño arriba, presionándolo contra ellos. Movió su cabeza mientras las lágrimas caían. "Aguanta, bebé. Tú no te me vas a morir." Inhaló profundamente y se levantó. Tomó a su amante y prácticamente corrió por el pasillo, esquivando a varias huéspedes que estaban arremolinándose alrededor, y saltó sobre el cuerpo de Marcello al pasar. ¿"Ese hombre está muerto?" Una asustada mujer le preguntó cuando ella pasó. "Yo pienso que oí disparos." "No. Él estará bien, y la policía está en camino. No habrá más disparos esta noche." Kennedy se inclinó para presionar el botón del elevador. Se abrió inmediatamente y silenciosamente dijo una oración de gracias cuando las puertas se cerraron y ella cogió una última mirada confusa de los huéspedes. Acunó el precioso cuerpo contra ella mientras que el elevador descendía.
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Carson estaba totalmente blanda en sus brazos, sus ojos estaban cerrados y sus labios levemente separados. Su cabello estaba seco y enyesado contra su cabeza, indicación esta que había sido mojada o ella había sudado profusamente en algún momento. "Carson, la ambulancia está aquí. Van a llevarnos al hospital y tú vas a estar bien, ¿tú me oyes?" El elevador se detuvo y salió. El oficial Stanton la encontró a medio camino a través del lobby. "Sus secuestradores están arriba en el vigésimo piso, uno está afuera frío en el pasillo y el otro está en el cuarto 216, atado en el piso. El que está en la habitación necesita una ambulancia. Heridas de disparo en cada hombro." "Nocona, yo necesito que espere para que me dé una declaración." Él caminó enfrente de ella. "Fuera de mi camino." Ella llevó sus hombros más allá de él y sintió la mano en su brazo. Ella volteó. "Desea mi declaración, venga a conseguirla al hospital maldita sea, la razón es que no estaré dejándola a ella." ¿"Usted sabe que está en serios problemas?" El enojado oficial persistió, agarrando su brazo otra vez. Dos azules ojos lo taladraron con casi fuerza física. "Desea leerme algunos derechos, usted mejor me sigue afuera a la ambulancia, pero mejor se asegura maldita sea que realmente tiene un cargo criminal contra mi primero." Ella se encogió de hombros libre de su agarre y salió del hotel. ¡"Alguien ayúdeme!" Gritó afuera, consiguiendo la atención del paramédico que estaba agarrando la camilla de la parte trasera de la ambulancia. "Sobredosis de valium. Está apenas respirando." "Póngamela encima de aquí." Un paramédico estaba rápidamente a su lado, ayudándole a meter a la rubia en la parte trasera de la ambulancia. "Nosotros podemos bombear su estómago con carbón líquido en el camino al hospital." "Ella no lo injirió, alguien lo inyectó." Kennedy siguió a su amante dentro de la ambulancia, sentándose ansiosamente al otro lado de Carson, fuera del camino del personal médico que podía ayudarle. ¿"Lo inyectaron?" El paramédico la miró fijamente. ¿"Qué diablos....?" "Mire, la secuestraron hace poco menos de doce horas, y la gente que lo hizo se lo dio. No tengo idea de cuánto, pero fue al parecer mucho, y esto fue dentro de las pasadas
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horas o algo así." Frescas lágrimas se derramaban por las mejillas de bronce. ¿"Puede usted ayudarla?" ¿Secuestrada? "Haremos todo lo posible, madame." La joven mujer de cabello castaño estudió la angustiada cara. ¿Familiar? "Déjeme conseguir estabilizarla, y entonces usted puede cambiar el lugar conmigo, ¿Ok?" Una mirada de profunda comprensión pasó entre ellas. "Ok. Por favor, solo no deje que se muera." La paramédica brevemente palmeó la pierna de Kennedy y entonces se volteó. Ella aplicó un puño de la presión arterial, reservada diciendo en voz alta las lecturas que sonaban muy bajas a los oídos inexperimentados de Kennedy. Instalaron a su amante el oxígeno y un bolso de intravenosa fue colgado sobre un poste, este tubo conectado con una aguja a la palma de la mano de Carson. La ambulancia se sacudió y las sirenas comenzaron a aullar. "Ya está. He hecho todo lo que yo puedo hasta que lleguemos allá." La paramédica gesticuló a su propio asiento al lado de Carson. "Pásese aquí y déjeme atarle con el cinturón. Es la ley." Kennedy rápidamente obedeció, apenas notando que la paramédica abrochaba su cinturón de seguridad, tenía toda su atención en Carson. Extendió el brazo al otro lado y tomó la mano de su amante. Acarició el dorso con su pulgar y estiró su otra mano, acariciando la cabeza de Carson. "Aguanta por mí Carson. ¿Tú lucha, me oyes? Nosotras tenemos muchas cosas por hacer, bebé. Consiguir mudarte. Ir a casa para Acción de Gracias. Te deseo allí conmigo. Quiero que tú conozcas a Mamá y a Papá. Llevarte a pasear en la Harley. Ir de excursión al parque. Es tan hermoso allí esta época del año." Sus ojos se llenaron de lágrimas y su amante comenzó a desenfocarse. "Tú eres hermosa. Pensé así desde el primer momento en que te vi." Se inclinó y besó la frente de Carson. "Te amo," ella susurró suavemente. Llegaron al hospital y Carson fue rápidamente empujada dentro de la sala de emergencias. Kennedy fue forzada a quedarse y un asistente le dio algunas formas para llenar. Proporcionó tanta información como pudo. El bolso de Carson todavía estaba en el Integra en el hotel, junto con su información del seguro. La morena dio las incompletas formas de nuevo al asistente y se inclinó, sus ojos suplicaban a la mujer. "Por favor. ¿Puedo ir a mirar a través de la ventana del ER?"
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La asistente suspiró y casi la envió de regreso a la sala de espera. Algo en la cara de Kennedy le hizo a ella reconsiderar. "Seguro. Adelante entre." No fue hasta que Kennedy había desaparecido en el área de ER que la mujer frunció el ceño. Esa es la misma mujer que vino aquí anteriormente buscando a ese abogado. Ella se rascó su cabeza confundida, y entonces dio una última descartada mirada hacia ER antes de que girara y se sumergiera nuevamente en su papeleo. La morena miró ansiosamente a través del cristal, mirando a un equipo de doctores y enfermeras trabajando en su amante. La paramédica estaba todavía allí adentro, hablando con uno de los doctores. Kennedy golpeó suavemente sobre el cristal y la pelirroja paramédica levantó la mirada. Ella dijo algo al doctor y después salió. ¿"Qué pasa?" "Ellos..... Um." Kennedy bajo la mirada al piso, recolectando su cordura. "Ellos necesitan examinar su ropa para saber si fue violada, solo por si caso." Atormentados ojos azules levantaron la mirada. "No se mueva. Iré allá." La paramédica apretó su brazo y fue de nuevo adentro. Ella habló al doctor y después volvió al lado de Kennedy. "Usted y yo vamos a ir a conseguir un poco de café y nos sentaremos en la sala de espera por un rato, ¿Ok?" "Usted no tiene que hacer eso." La morena la miró, el dolor emocional escrito todo sobre la cara de Kennedy. ¿"Usted tiene a alguien a quién pueda llamar?" Ella señaló en el teléfono de la abogada. "Yeah." La morena lo recuperó. "Yeah los tengo" "Entonces los llama, y me sentaré con usted hasta que lleguen aquí." "Ok." Lentamente marcó el número de Carson. Esperó, su cuerpo entero comenzó a temblar. ¿"Heidi?" ¿"Shea?" La mujer de cabello color miel se había quedado profundamente dormida. "Shea, ¿qué está pasando?" "Oh Dios, Heidi. Ella puede morir." Kennedy casi se le cae el teléfono, y sintió la mano de la paramédica en su codo, tranquilizándola.
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"Shea, ¿dónde estás?" Heidi comenzó a tirar de unos jeans. "Estoy en el hospital central, el mismo donde está Tony. ¿Está Parker?" Ella miró el reloj junto a la cama. "El acaba de llegar aquí hace cerca de una hora." Ella cubrió la boquilla. ¡"Parker! Necesitamos ir al hospital." Habló en el teléfono otra vez. "Shea, tu tranquila. Nosotros estamos en camino." "Dense prisa. Estoy en la sala de ER." Colgó, y se permitió ser llevada hacia la sala de espera. Miró fijamente al piso, sin ver, hasta que una taza de café fue presionada en sus manos. "Gracias." Sorbió en el caliente líquido, sintiendo que le quemaba en el recorrido hacia su garganta. Su mente corría en cien diferentes direcciones. Vació la taza y después paró. Yo no bebo café. Sacudió su cabeza y crujió el vaso de unicel en su puño. ¿"Usted desea hablar de esto?" La paramédica se deslizó más cerca, no tocándola, sino simplemente ofreciendo apoyo. "No puedo incluso pensar ahora, mucho menos charlar." Se pasó sus dedos a través de su cabello. Había perdido todo el sentido del tiempo, pero su cuerpo le dijo que era mucho más cerca de amanecer que medianoche. Miró su muñeca y se dio cuenta que en alguna parte en algún momento había perdido su reloj. ¿"Cuánto tiempo tiene que ustedes dos están juntas?" "Más o menos un mes." Ella sonrió con tristeza. "El mejor mes de mi vida." ¿"Únicamente un mes?" La paramédica se recargó sorprendida. "Yo pensé que ustedes estaban junta por toda una vida. "Por la única parte de mi vida que cuenta." Kennedy miró a su compañera y lentamente tendió su mano. "Soy Kennedy, por cierto." "Oh." La mujer agitó su mano. "Yo soy María." "María." La morena soltó su mano. "Gracias por quedarse conmigo. Estoy segura que usted tiene una agradable cama caliente esperando en casa." "Sí, y una linda cálida pareja." Ella estudió una sólida banda de oro en su dedo anular. "Yo la observé a usted allá en la ambulancia, y me preguntaba como me sentiría si estuviera en sus zapatos. Solo pienso que usted no debería estar sola en estos momentos."
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"Oh. Gracias." Ella levantó la mirada cuando un doctor entró al cuarto. ¿"Kennedy Nocona?" Él se acercó, extendiendo su mano cuando Kennedy y María se levantaron. La morena estrechó su mano. ¿"Cómo está ella?" La frente de Kennedy era una línea de profunda preocupación. "Nosotros estamos trabajando para lograr estabilizarla. Ellos la surtieron por completo de valium. Su nivel de toxicidad estaba apenas por debajo de lo que yo habría considerado ser una dosis mortal para su altura y peso." Él miró una tabla en su mano. "Ningún hueso fracturado, pero varias contusiones en su cara y cuerpo." Él levantó la mirada. “Ella no fue violada." Kennedy cerró sus ojos y sintió una parte de la tensión escurrir de su cuerpo. Gracias a Dios. Ella los abrió otra vez. "Esta..... ¿ella va a estar bien?" "Voy a decir, cautelosamente, sí." Él metió la tabla debajo de su brazo. "Salvo ningún giro inusual en su condición, ella debe recuperarse de esto. Pero vamos a necesitar vigilarla muy de cerca por las próximas veinticuatro horas. Voy a ingresarla a ICU y nosotros vigilaremos desde allí." ¿"ICU?" Kennedy mordió su labio inferior. ¿"Puede usted tal vez ponerla tan lejos de Anthony Moore como sea posible?" El doctor levantó simplemente una ceja. "Larga historia." "Bien, veré lo que puedo hacer." Él salió del cuarto y Kennedy se hundió recargándose en el sofá. Puso sus codos sobre sus rodillas y su cara en sus manos, y finalmente se permitió solo llorar, su cuerpo temblaba en alivio. María indecisamente le frotaba la espalda. Ella levantó la mirada cuando una alta mujer y un hombre incluso más alto entraron en el cuarto. El hombre era obviamente familiar de Kennedy. "Hey. Pienso que sus amigos están aquí." Kennedy levantó la mirada. "Yeah." Ella aspiró y se levantó. "Gracias otra vez, por todo." "Claro." María le palmeó la espalda y silenciosamente salió del cuarto.
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¿"Shea?" Heidi se movió indecisa hacia ella, y fue sorprendida cuando Kennedy cerró la distancia, engulléndola en un poco común abrazo. "Ellos piensan que va a estar bien." La morena sonrió a través de sus lágrimas.
***
Ella no estaba segura de que ella despertó, o cuánto tiempo había estado dormida, o incluso donde estaba. Su cara le dolía y descubrió que demasiado movimiento hacia que su corazón latiera rápidamente y dejara su poca respiración. Parpadeó, levantando la mirada al techo, que era un tablero de panel blanco. Sobre su cabeza estaba un poste y una bolsa del intravenoso. Sus ojos siguieron la tubería y descubrió que este corría al dorso de su mano. Su mano le dolía también, donde la aguja del intravenoso pinchaba su piel. Agujas. Tenía vagos recuerdos de alguien golpeándola con una jeringa. De repente se dio cuenta que también tenía algo en su nariz. Movió eso y frunció el ceño. Una continua corriente de aire fluía del aparato. ¿Dónde estoy? Lentamente, giró su cabeza a un lado. Una forma familiar estaba enroscada en una silla justo al lado de la cama. Ella parece terriblemente incómoda. Carson se fijó en las piernas largas que estaban dispuestas arriba contra el cuerpo de su amante, y una oscura cabeza que estaba torcida a un cerrado ángulo. La abogada estaba dormida, su cara levemente con el ceño fruncido. "K.... Sus cuerdas vocales se negaron a actuar, y el nombre murió en su lengua. Ella estaba más allá de sedienta, y sentía sus labios secos e hinchados. Ellos le dolían también. "K..... Intentó hablar otra vez, y falló, estiró su mano a través de las barras que la separaban de la belleza de cabello oscuro. Sus yemas del dedo hicieron contacto con el antebrazo de Kennedy, que estaba apoyado contra el lado de la cama, soportando su cabeza. La abogada se movió levemente, y entonces dos enrojecidos azules ojos se abrieron. Una triste sonrisa agració su cara, cuando ella miró fijamente en dos grises ojos de cerca. "Hey allí." "Ag.... La rubia frunció el ceño por la frustración.
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"Tranquila." Kennedy se levantó. "Ow." Los largos miembros se quejaron de ser estirados después de varias horas de confinamiento en la silla demasiado pequeña. Giró su cuello de lado a lado, oyendo satisfecha pequeños ruidos. ¿"Tú quieres un poco de agua, amor?" Carson consiguió mover su cabeza, y sus ojos siguieron a su amante, la morena dio algunos pasos a una mesa movible que sostenía una jarra y algunos vasos. Miró a Kennedy servir un poco del líquido fresco, y después quitar la cubierta de papel de un flexible popote. El agua nunca le había parecido tan buena. La abogada volteó a la cabecera, y empujó un botón en el pasamano, levantando la cabecera del colchón un poco. Se inclinó y colocó cuidadosamente un brazo debajo de los hombros de Carson, sosteniendo el popote en sus labios. La rubia chupó ávidamente, casi ahogándose en el proceso. "Whoa. Más despacio, Carson. No se ira a ninguna parte." Ella podía leer la total confusión en los ojos grises, y se dio cuenta que Carson no tenía probablemente ninguna idea donde estaba o como llegó aquí. Después de varios tragos más, Carson giró su cabeza levemente, indicando que había terminado. Kennedy comenzó a poner el vaso de regreso en la mesa y sintió un ligero tirón en su camisa. Ella retrocedió. ¿"Qué es, amor?" "Quédate," la rubia raspó. "Estoy aquí, bebé. Solo pongo el vaso en otro lugar." Dejó rápidamente el vaso a un lado y regresó a la cama. Maldito pasamanos. Bajó la barrera de metal, y entonces se sentó cuidadosamente en el colchón. Carson inmediatamente estiró su mano y tocó su pierna, los pequeños dedos ociosos trazaban patrones en su muslo debajo del borde de su short. Kennedy tomó la mano y la llevó a sus labios. ¿"Cómo te sientes?" "Me duele." La rubia se movió, haciendo una mueca de dolor. "Por todas partes." "Yeah. Va a llevar un poco tiempo para que te sientas mejor, me temo." Ella hizo una pausa, buscando la pálida cara. ¿"Sabes dónde estás?" ¿"Hospital?" Carson aventuró una conjetura, basada sobre sus alrededores. ¿"Qué sucedió?" Kennedy dejó salir una larga respiración. ¿"Qué recuerdas?"
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La frente rubia se arrugó en la concentración. ¿Qué recuerdo? Ella se estremeció, cuando una visión vaga de un puño que venía en su cara destello en su mente. Sintió un confortante tacto al lado de su mejilla, y se reclinó en este. "Alguien me golpeó." "Yeah, bebé, ellos lo hicieron. Varias veces, por lo visto." Los largos dedos trazaron suavemente una contusión grande que rodeaba el ojo derecho de su amante. Ella levemente sonrió. "Solo que tú lo golpeaste más duro." ¿"Lo hice?" Carson levantó la mirada, todavía perdida. "Le rompiste la nariz, de hecho." La sonrisa creció más amplia cuando Kennedy miró a la rubia reflejar su expresión. "Bueno." Ella hizo una mueca de dolor otra vez. "Ouch. Mis labios duelen hasta para sonreír. ¿Quién me golpeó?" "Carson..... La morena no estaba segura cuanto su amante podría manejar, apenas todavía. ¿"Podemos nosotras dejar las preguntas hasta que llame a tú doctor aquí y él te examine? Es la primera vez que tú estás despierta desde que llegaste aquí. ¿"Tiempo?" Los confundidos grises ojos se precipitaron alrededor. No hay una ventana en el cuarto que indicara la hora. ¿"Día?" Se dio cuenta que había perdido toda la noción de cuánto tiempo había pasado, o donde había estado antes de que fuera por lo visto a dormir. "Es martes en la tarde, amor." Kennedy echó un vistazo en un reloj en la mesa a lado de la cama. "Un poco después de las siete PM.” "Oh." Carson miró a su amante extender su mano y ausentemente meter algunos perdidos mechones detrás de su oreja. La alta mujer lucía un vendaje en tres de los dedos en su mano derecha. ¿"Qué te sucedió?" Ella gesticuló hacia el envoltorio de gasa. "Yo.....um..... Me esguince algunos nudillos con la cara de un tipo." Movió un poco la mano. Después de que ellos hubieran conseguido instalar a Carson en ICU, una enfermera notó la hinchada mano, junto con la manera en que Kennedy parecía favorecer su lado izquierdo. Finalmente la hablaron de una examinación, y encontraron una profunda contusión a su lado izquierdo de su espalda baja donde Marcello la puñeteó. Tenía una contusión más pequeña abajo de su costilla izquierda donde él también la había golpeado. Las radiografías no habían mostrado
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ningún hueso fracturado en su mano, pero los nudillos estaban esquinzados y palpitaban dolorosamente. ¿"Qué tipo?" La rubia tomó la mano lesionada y la sostuvo sobre ella. Oh Dios. ¿Debo decirle a ella? ¿"Bebé, puedes esperar por más respuestas un poco? Vamos llamar a tú doctor y dejarlo saber que estás despierta, ¿Ok?" ¿"Nick me hizo esto a mí, no es así?" Los grises ojos sujetaron a Kennedy con una repentina claridad. "Dime, Kennedy. Quiero saber." La abogada suspiró pesadamente. "Yeah. Nick y ese tipo que nos siguió alrededor del parque de atracciones. Su nombre es Marcello." Hizo una pausa, lamiéndose los labios. Ella se inclinó, alcanzando al otro lado del cuerpo de Carson y apoyo su peso en su mano. Los dedos de su otra mano peinaban el corto cabello rubio. Necesito ayudarle a lavárselo más tarde. "Bebé, Tony está metido en esto también." "Oh." Carson cerró sus ojos, pensando más. Eso estaba volviendo a ella. "Estaba en la oficina de Tony. Nick estaba allí, y ese hombre. Él me golpeó. Intenté irme. Yo pensé que ellos.... Sus ojos crecieron de par en par con miedo. "Oh, Dios. Kennedy, me drogaron o algo. ¿Qué me hicieron ellos?" Ella inconscientemente intentó incorporarse, y después vio a su lado, tirando en la línea del IV. ¿"Qué me dieron ellos, Kennedy?" Kennedy agarró a su amante por ambos brazos, y la mantuvo abajo contra el colchón. "Hey." Ella esperó, forzando el contacto visual. "Tú vas a estar bien. Te dieron valium, Carson. Por eso no recuerdas nada. Ellos realmente te aletargaron." Carson sentía su garganta apretarse, una mezcla de cólera y miedo se arremolinaban alrededor de su pecho. Tomó profundos tragos de aire a través de su boca, sorteando el oxígeno que alimentaba por su nariz. Su pulso comenzó a correr y sintió los fuertes brazos envolverse alrededor de ella, Kennedy hacia lo posible para deslizarse detrás de ella. "Tranquila, Carson. Tranquila allí, bebé. Tú vas a estar bien." La morena se recostó, cuidadosamente tirando de su amante contra ella, atenta de la línea del intravenoso y de la condición frágil de Carson. Acaricio la rubia cabeza e hizo pequeños ruidos tranquilizadores hasta que sintió a Carson comenzar a relajarse contra ella. "Te secuestraron, amor. Y Te dieron valium. Por lo menos uno de ellos Te golpeó varias veces." Dos dolidos ojos grises la miraron fijamente. ¿"Ellos hicieron algo más?"
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"No." Kennedy dijo una segunda silenciosa oración de gracias de que ella no tuvo que transmitir una historia muy diferente a su amante. "Los doctores te hicieron una examinación completa, y eso es todo lo que lo ellos hicieron. Ningún hueso roto. Ninguna otra droga. Ninguna violación." "Me siento tan violada de todos modos," Carson susurró, y después finalmente comenzó a llorar. "No recuerdo nada de esto. No después de que intenté salir de la oficina de Tony. ¿Cómo llegué aquí?" La abogada considero varias respuestas, eligiendo no decir a su amante exactamente como fue encontrada y rescatada. Yo no soy héroe, y ella no necesita comenzar a pensar que lo soy. "Tony está en ICU también." ¿"Huh?" La paralegal levantó la mirada, momentáneamente olvidándose de sus propias preocupaciones. "Buena pena. ¿Qué le sucedió?" "Pienso que un tardío caso de culpabilidad y remordimientos. Y un poco de estrés le provocó el ataque al corazón." La morena se movió, intentando mantener a su amante más cómoda. "Él tenía algunas ideas en cuanto a donde pudieron haberte llevado, y una de ellas resultó ser el lugar correcto. Él va a estar bien, salud sabia, de todas formas." ¿"Qué sobre Nick y ese otro tipo?" La rubia tembló, recordando los ojos de Marcello cuando él sacó la jeringa de su bolsillo. ¿"Ellos nunca estarán lastimándote otra vez." Kennedy frotaba una mano arriba y abajo del brazo de Carson. Miró los ojos de su amante cerrarse y sintió a Carson soltar una larga y aliviada respiración. Los pequeños dedos cavaron en el brazo de la morena, la rubia se aferró a ella con un sorprendentemente fuerte apretón, dada su condición. Poco a poco, el apretón disminuyó, y la respiración de Carson se tornó regular. La morena asumió que su amante se había quedado dormida, vencida por el agotamiento. \ Kennedy cerró sus propios ojos, absorbiendo varias emociones al mismo tiempo. Carson había despertado y sabía quién era ella. Decidió que quizá la carencia de memoria de su amante de los recientes acontecimientos era una buena cosa. Deseo poder olvidarme sobre esto. Todavía se culpaba por la condición de Carson, convencida que había manejado las cosas completamente mal.
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Nadie debería estar conmigo. Soy solo malas noticias para alguien que sea bastante estupido para intentar amarme. Abrió los ojos y miró encima, mirando su ropa. Necesito un baño. Se sentía mugrienta, pero no dejaría a Carson mucho tiempo para ir al apartamento de la rubia o al de Heidi a bañarse y cambiarse. Una Doctora de agradable mirada entró en el cuarto, interrumpiendo sus pensamientos. "Hola. Soy la Dra. Gilmore. El Dr. Maxwell está haciendo las rondas en este momento. ¿Y, cómo está nuestra paciente?" Kennedy miró a Carson, que estaba enroscada contra ella, y entonces de nuevo en la doctora, que parecía totalmente inconsciente de su posición. Lentamente se deslizó con cuidado de debajo de su amante y reasumió su anterior lugar en el borde de la cama. Se ruborizó cuando la rubia murmuró una pequeña protesta cuando sintió los largos brazos soltarla, antes de que Carson se colocara nuevamente contra la almohada, sus ojos todavía cerrados. La doctora tiró de una pluma de detrás su oreja y recuperó la tabla del extremo de la cama de Carson, estudiándola. Ausente movía sus dedos hacia atrás a través del corto cabello encanecido. "Sobredosis del valium, ¿huh?" Se acercó a un lavabo y se lavó las manos. ¿"Ella ha estado despierta, o dormida?" "Estoy despierta," Una pequeña voz contestó. La rubia forzaba a sus ojos abrirse. "Solo estoy cansada. Lo siento." "Esperaba que usted estuviera cansada" La Dra. Gilmore se trasladó al otro lado de la cabecera de donde Kennedy estaba sentada, bajando el pasamano. Echó un vistazo en la morena y comenzó a recorrer las cortinas de aislamiento alrededor de la cama, bloqueando la visión de la ventana del cristal de ICU. ¿"Usted quiere que su amiga se quede o salga? Voy a necesitar abrir su bata para examinar algunas cosas." "Que se quede." Carson apretó la mano de Kennedy y la trajo más cerca, no incluso dándose cuenta que lo había hecho. "Nada que ella no haya visto antes." La abogada dio vuelta a varias tonalidades de rosa y agachó su cabeza, frotando su mano contra un lado de su cuello. Ella se dio cuenta que las defensas normalmente cuidadosas de su amante estaban abajo, y sonrió. La doctora le dio una tranquilizadora sonrisa y se sintió relajarse un poco. ¿"Usted necesita que yo retire la silla de aquí?"
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"No, puedo trabajar de este lado muy bien." La Dra. Gilmore comprobó la presión arterial de Carson, escuchó su corazón y pulmones con un estetoscopio, tomó su temperatura, y miró detenidamente en sus ojos. "Las pupilas están casi de nuevo normales. Necesito revisar las contusiones en su torso, ¿Ok?" "Ok." La rubia mordió su labio. "Ow. Siempre olvido que mis labios están lastimados." Sintió la parte superior de la cama levantarse más arriba, cuando la doctora presionó un botón en el panel de control. La doctora tiró del frente de su bata a un lado, revelando una contusión que casi cubría su lado izquierdo justo abajo de su pecho a su cintura. "Oh." Carson se quedó silenciosa, estudiando la lesión con un ojo crítico. Levantó la mirada en su amante. ¿"Tú estás segura que el otro tipo está en peor forma que yo?" Kennedy visiblemente se estremeció. Está era la primera vez que veía el grado de los daños debajo del escote de su amante. La piel normalmente clara de Carson era una mancha morada y azul sobre casi la mitad de su torso. La cólera hirvió a la superficie, dirigida a Nick y a sí misma. "Definitivamente." Kennedy sonrió, ocultando sus sensaciones. "Tú le rompiste la nariz, Carson. Él va a tardar mucho tiempo para curarse del que tú lo harás, ¿correcto?" Ella miraba esperanzadamente a la doctora. "Correcto." La Dra. Gilmore hizo algunas anotaciones en la tabla y le acomodó la bata de nuevo. "De hecho, ordenaré que le tomen una muestra de sangre y si todo está bien, voy a sacarla de ICU a una habitación normal del hospital." "Bueno. Me gustaría una con una ventana. Y quizá un baño." Carson podía sentir su cabello enyesado contra su cuero cabelludo. "Eso puede ser arreglado. Enviaré a la enfermera para el trabajo de la sangre, y regresaré por aquí más tarde esta noche." Ella colocó la pluma detrás de su oreja. ¿"Puedo tener unas palabras con su pareja aquí? Solo la entretendré por un minuto, prometo." Antes de que supiera que estaba pasando, Kennedy se encontró levantada suavemente de la cama y dirigida afuera al pasillo. ¿"Cómo está?" La doctora miró detenidamente en algunas anotaciones. ¿"Srita. Nocona?" Cansados azules ojos parpadearon. "Bien. Estoy muy bien. ¿Por qué?"
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¿"Se dio cuenta que el doctor examinó sus contusiones queriendo hacer algo por usted?" La Dra. Gilmore le dio una intencionada mirada. "Él dijo que usted le prometió que se cuidaría si él permitía que usted se fuera. ¿Lo está haciendo?" Kennedy bajó la mirada al piso, pateando con la punta de su bota de senderismo. "Estoy bien." "Srita. Nocona. En las últimas doce horas, este hospital ha tratado con la policía y cuatro diferentes pacientes todos atados a este lío. Usted está muy cerca de ser el paciente que se convierta en el número cinco. ¿Cuánto tiempo hace qué comió una comida?" "Um.... Kennedy mordió su labio inferior. "Yo comí el almuerzo ayer, creo." "Uh-huh." La doctora hizo algunas anotaciones. ¿"Ha dormido?" "He estado durmiendo.... La Dra. Gilmore la interrumpió. "En una cama. Por más de una hora." "Oh." La abogada pensó por un minuto, su frente se arrugó en la concentración. ¿"El domingo en la noche?" Ella ofreció un poco como chillido, dándose cuenta que casi habían sido cuarenta y ocho horas desde la última vez que fue a la cama. "Srita. Nocona, le estoy ordenando ir a casa, comer una comida, dormirse, tomar una ducha, y dejar que nosotros nos ocupemos de su amiga allí adentro." Por su tono, la doctora no le daba lugar para negarse. "No puedo dejarla sola," Kennedy refunfuñó. "Entonces llame a alguien. ¿Dónde están sus padres, en todo caso?" "Fallecidos." La abogada tomó su celular y maldijo, encontrando la batería descargada "Llamaré a mi hermano para que venga aquí. Pero solo me iré el tiempo suficiente para bañarme y cambiarme. De regreso traeré la comida para acá y estaré bien durmiendo en la silla." La Dra. Gilmore finalmente sonrió. "Testaruda. Ok. Supongo que tendrá cosas que hacer." Ella ayudó a Kennedy a localizar un teléfono. La morena llamó a su oficina y dio a Valerie la versión corta de todo lo que había sucedido, e hizo los arreglos para que su calendario fuera despejado por el resto de la semana. Después llamó a Heidi y Parker y Parker acordó venir y estar con Carson
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mientras Kennedy seguía las indicaciones de la doctora. Su última llamada fue al oficial Stanton, que le dio un día extra antes de que él tomara su declaración. Cansada, con un paso lento regresó a ICU y se sentó en la silla al lado de la cama de Carson. Reclinó la frente contra su brazo en el colchón y sintió sus párpados pesados. Treinta minutos más tarde, Parker la movió despertándola. Se levantó y bostezó. "Gracias por venir. Únicamente será un pequeño rato." "Sí, y tú no estarás conduciendo. Heidi espera abajo en su auto para llevarte a su casa. Ella supuso que desearías ir allí porque está más cerca." Él despeinó el revuelto cabello de su hermana, y sus ojos estaban serios. "Shea, tú no tienes que hacer esto sola, ¿bien? Vas a cuidarte. Carson te necesita, y te necesita a ti sana." Tristes azules ojos se encontraron con los de Parker, y él leyó el dolor y la culpa allí. "Gracias, Parker." La morena se volteó, y se inclinó, besando a su dormida amante en la frente. "Estaré de regreso tan pronto como yo pueda, bebé. Parker aquí cuidará bien de ti mientras que yo no estoy." Ella simplemente palmeó a su hermano en el hombro y salió del cuarto. Oh, Shea. ¿Estas culpándote, no es así? Debí haber visto esto venir a una milla. Él miró, notando la completa derrota en la postura de su hermana mientras ella daba vuelta a la esquina fuera de su vista. Ella y yo necesitamos tener una larga charla. Pronto.
***
Brillantes luces giraron hacia ella, cruzando por el medio rumbo a un choque frontal. Ella en reflejo giró el volante y se apartó del camión. Antes de que supiera que estaba pasando, su auto corría a toda velocidad a través de un campo, y entonces se estrelló. Debió haber perdido el sentido o algo, porque la siguiente cosa que sabía, era que vagaba a través del campo, los altos ásperos tallos de la hierba cortaban sus desnudas piernas, pero por alguna razón no podía sentir los cortes. Bajó la mirada para descubrir que estaba descalza. Extraño. Estaba oscuro, el cielo cubierto de densas nubes. De vez en cuando este parecía estar vivo, cuando rayas de luces salían en todas direcciones. Frío. Esto era tan frío. Grandes gotas de lluvia comenzaron a correr sobre brazos y piernas, y sentía que su flequillo
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comenzó a pegarse contra su frente. Estaba confusa conciente de la actividad nuevamente en la autopista detrás de ella, de los sonidos de las sirenas aullando en la distancia y los flshes de las luces estroboscópicas de una patrulla proyectando un escalofriante resplandor rojo y azul a través del paisaje. Ella buscaba algo. O alguien. Entonces vio eso, una vagamente iluminada figura extendida boca abajo a través de la hierba. Su corazón comenzó a correr. Ángela. Ella se acercó a la muchacha y se arrodilló, cuidadosamente rodándola al otro lado. Oh Dios. Ella retrocedió. No era Ángela, era Carson. La cara de su amante estaba cubierta con sangre, un feo corte profundo rebanaba a través de su cuero cabelludo y frente. Comprobó el pulso y sintió su estómago retorcerse con náusea. Carson está muerta. Yo la maté. Se levantó y retrocedió lentamente, al principio. Después dio vuelta y corrió. Corrió tan rápidamente como pudo. No podía ver algo o alguien, o incluso donde iba. Todo lo que sabía era que tenía que marcharse. Se aproximó a un abismo y se detuvo, mirando fijamente abajo en un absoluto grado de oscuridad. Detrás de ella podía oír pasos, y las enojadas acusadoras voces de aquellos que la llevarían detenida por la muerte de Carson. Mi vida está acabada, de cualquier manera. Sin más pensamiento, echó su cuerpo dentro del abierto espacio, y caía interminablemente, nunca alcanzando el fondo. Ella despertó, su camiseta mojada en sudor. Seguía estando oscuro, pero no estaba cayendo o en un campo. Estaba en el cuarto privado de hospital donde Carson había sido trasladada. Estaba en la desocupada cama extra que estaba a menos de cinco pies de la cama de su amante. Demasiado malditamente lejos. Con una mentalidad propia, sus piernas giraron sobre el lado del colchón y se levantó, dirigiéndose a la cama de Carson. Su amante dormía pacíficamente, las luces de la ciudad fuera de la gran ventana bañaban su cara en suaves claras tonalidades. Extendió su brazo y puso una mano en el pecho de Carson, suspirando con alivio cuando sintió las costillas de su amante extenderse y el contraerse con su respiración. El pequeño reloj en una mesa al otro lado del cuarto indicó que era un poco pasada la medianoche. Frunció el ceño en la frustración y cruzó al otro lado a su pequeña maleta, recuperando una camisa seca. Sacó la empapada sobre su cabeza, sintiendo la carne chinita cuando el frió aire del hospital golpeó su húmeda y desnuda piel.
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Ella olfateó y se dio cuenta que la fresca camisa olía como las ropas limpias de Carson. Heidi había sacado las ropas sucias de su maleta y las había lavado mientras que ella esperaba en el apartamento de Carson, usando el detergente y suavizante de telas de la rubia. Lluvia primaveral. Kennedy sonrió. Es como ella huele. Incapaz de dormir de nuevo, se deslizó en un par de tenis deportivos y decidió ir a conseguir un pequeño aperitivo de la máquina expendedora. Intentó cenar, pero la hamburguesa vegetariana que compro en una tienda de comida naturista se había prácticamente pegado en su garganta, seca y desagradable. Ahora sentía en realidad retorcijones de hambre. Llegando a la hilera de máquinas, las estudió críticamente. Estaban llenas principalmente de comida chatarra. Buen Señor. Y esto es un hospital. Pagó por un cartón de la leche descremada y una barra de granola, haciendo el trabajo rápidamente de consumirlas. Se limpió un bigote de leche de su labio superior y después lanzó la envoltura y el cartón vacíos en un cesto de basura, al estilo del básquetbol, saltando con la pelota en sus altos cinco pies y un invisible compañero de equipo con facilidad hundiéndola desde el otro lado del área. Bastante bueno para un lanzamiento zurdo. Su estómago dejó de gruñir, y podía ya sentir su azúcar en la sangre estabilizarse. Una voz clara por detrás de ella la hizo voltear. "Usted seguro parece estar sintiéndose mejor." La Dra. Gilmore se rió suavemente. "Oh." La morena le dio una avergonzada sonrisa, que fue rápidamente substituida por un abierto remordimiento. Sintió que no tenía ningún derecho de estar jugando por ahí mientras Carson estaba en una cama de hospital recuperándose de lesiones que no debió haber sufrido nunca. "No podía dormir, en realidad. Tenía hambre." "Esa es una buena señal." La doctora se movió dentro del cuarto. "La parte del hambre, de cualquier manera. La parte de no dormir no es tan buena." "Yeah." Kennedy visiblemente se estremeció, recordando su sueño. "Tuve un mal sueño." "Venga conmigo." La Dra. Gilmore envolvió una mano en el hueco del brazo de Kennedy, dirigiéndola hacia el pasillo y de regreso a la habitación de Carson. "Voy a mostrarle un pequeño secreto." "Ok." Una morena frente se arqueó con curiosidad. "A propósito, doctora... ¿Quién selecciona el alimento que ustedes ponen en sus máquinas expendedoras?"
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"Bastante mala, ¿huh?" La doctora rió agradablemente. "Tengo que empacar un paquete del almuerzo con aperitivos para mantenerme funcionando mientras estoy en las rondas. La mayoría de las opciones en las máquinas me pondrían a dormir, haciendo que mi cara estallara, y elevara mi colesterol." "Ningúna broma." Kennedy hizo una pausa cuando llegaron a la habitación, permitiendo que la Dra. Gilmore entrara primero. Miró cuando la doctora le dio a su amante una rápida examinación visual. "Pienso que nosotras no la molestaremos demasiado con lo que voy a hacer." La doctora movió la pequeña mesa rodante entre las camas, deslizándola hasta que estaba en el otro lado de la cama de Kennedy. Ésta sostenía una jarra de agua y dos vasos, junto con una caja de klennex, el control remoto para la televisión montada arriba, y un apilado de revistas. Bajó el barandal interno en la cama de Carson y después empujó la cama de Kennedy contra ella. "Mire debajo de aquí." Ella se arrodilló y movió de una pequeña ligera palanca, indicando un sistema de broches de metal que debían estar colocados juntos para asegurar las patas internas de las camas unidas. La doctora trabajó en las de los pies y Kennedy se movió al otro lado para trabajar sobre los de la cabecera. "Ya está." La Dra. Gilmore se levantó. "Quizá esto mantenga los malos sueños a raya, ¿eh?" "Gracias." Kennedy bajó sus ojos insegura. "Es de verdad muy amable de su parte." "No mencione esto." La doctora sonrió. "Ustedes no serán la primera pareja aquí que duerme mejor juntas que separadas. Placenteros sueños." La morena la miró marcharse de la habitación, y movió su cabeza asombrada. La doctora no había activado su gaydar en absoluto, y podía únicamente asumir que la mujer mayor era simplemente una persona de mentalidad muy abierta. Bastante agradable. Volteó, y vaciló, mirando a su amante dormir por algunos minutos. Entonces se arrastró arriba en la vacía cama, cerrando la distancia, no incluso importándole la grieta entre los colchones. Volvió a colocar las ropas de cama de modo que ambas estuvieran cubiertas debajo de una cobija, y se estiró sobre su costado, metiendo un brazo debajo de la almohada. Extendió su otra mano, y acarició el corto cabello rubio de Carson.
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Un afanador había entrado temprano por la tarde y había lavado el cabello de la joven mujer, y le había dado un baño de esponja. Kennedy había vuelto de su propio viaje a la casa de Heidi para una ducha, encontrando a su amante mucho más alerta de lo que estaba temprano en la tarde. Habían hablado tranquilamente por una hora o más, cuando Carson insistió en conocer la opinión de Kennedy de qué sucedería después a Nick, Tony, y Marcello. La abogada se preguntaba si alguien debería incluso estar en el juicio. Ella sospechó que una vez que los abogados de Nick y Marcello se enfrentaran con las evidencias contra ellos, estarían probablemente alegando más bien por fuera que arriesgarse a enfrentarse a un jurado y a un castigo potencialmente mucho más duro. Carson parecía aliviada en la posibilidad que no tuviera que atestiguar. Kennedy le dijo que era posible que pudieran arreglar con un extracto, o posiblemente una declaración, que sería un poco más una lucha de nervios, pero mucho menos estresante que testificar en vivo en un juicio. Puntualmente antes de que ellas fueran a la cama, la Dra. Gilmore había entrado y retirado a Carson el intravenoso y la alimentación del oxígeno. La rubia estaba emocionada de estar sin los estorbos de los tubos, y muy aliviada por tener la fastidiosa aguja quitada del dorso de su mano. Otro afanador había traído en una pequeña bandeja de alimentos blandos, y la paralegal había consumido la mayoría de un tazón de pudín de vainilla, junto con una lata de refresco de lima limón y de un plato de pollo con sopa de tallarines, en ese orden. Cuando todo estuvo dicho y hecho, Carson se quedó pacíficamente dormida, y Kennedy había estado dando vuelta antes de deslizarse entre intermitentes sueños. Fue sacada de sus reflexiones, pues la joven mujer inconscientemente se arrimó a ella. Kennedy cuidadosamente rodó sobre su espalda, tirando de Carson con ella. La rubia se moldeó contra el costado de Kennedy, y cubrió un brazo a través del torso de la abogada. ¿"Estamos en casa?" Una somnolienta voz preguntó. La morena estudió la cara de su amante. Los ojos de Carson estaban firmemente cerrados, pero estaba obviamente por lo menos medio despierta. "No, bebé, nosotras estamos todavía en el hospital." "Oh." Dos labios llenos se fruncieron juntos, los grises ojos todavía cerrados. ¿"Cómo es qué tú estás en mi cama?"
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"La Dra. Gilmore empujó nuestras camas uniéndolas." Kennedy envolvió sus brazos alrededor del cuerpo más pequeño, colocando el peso de Carson contra ella y glotonamente inhalando el olor del limpio cabello y piel de la rubia. "Mmmm." La rubia intensificó su agarre. "Buenas noches, Kennedy." "Buenas noches, amor." Ella rozó sus labios en la cabeza de Carson y cerró sus ojos. ¿Casa? Dos azules ojos saltaron abriéndose. ¿Mi hogar? ¿Su hogar? ¿Nuestro hogar? ¿Qué quiso decir con eso? Paso un rato más antes de que Kennedy consiguiera quedarse dormida, esta vez sin sueños.
***
Carson aguantaba otra ronda de pinchar y empujar, esta vez del Dr. Maxwell, el llamado doctor de día. Él era apenas algo mayor que Kennedy, y la morena podría decir que su amante estaba un poco menos cómoda con sus tratamientos de lo que había estado con la Dra. Gilmore. El lenguaje corporal de la rubia era tenso, y se abstuvo de tocar a Kennedy como había hecho durante la examinación de la Dra. Gilmore, a pesar del hecho de que la abogada estaba sentada en el borde a la derecha de la cama al lado de ella.
"Ok, srita. Garret," el doctor quitó el puño de la presión arterial. "Necesito mirar en sus lesiones del torso, por favor." Él hizo la bata de hospital a un lado y delicadamente examinó las contusiones de Carson. Fue Kennedy quien inhaló. Las lesiones parecían peor que el día anterior, pues más sangre había expandido justo bajo la superficie de la piel, pintando el cuerpo de su amante en las varias tonalidades de azul, rojos, y morados. Ella era responsable, en última instancia de la condición de Carson, estaba segura de eso. Sentía su desayuno venir en parte arriba, y rápidamente se levantó. "Discúlpenme, necesito salir por un minuto." Sus ojos encontraron los de Carson por un breve momento y entonces los evitó, antes de hacer una salida precipitada de la habitación. La paralegal frunció el ceño, mirando a su amante retirarse. Esperó pacientemente hasta que el Dr. Maxwell hubo finalizado. ¿"Y, cuándo podré ir a casa?"
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"En realidad, estaremos dándola de alta desde esta tarde, una vez que recibamos los resultados de esta última ronda del análisis de sangre. Por supuesto tendremos una lista de instrucciones para que siga en casa. Al parecer usted tendrá una buena ayudante para cuidarla." Él volteó hacia la puerta donde Kennedy había desaparecido. "Yeah." La rubia lo dio una media sonrisa y lo miró irse. Seguro eso espero. Kennedy había estado bastante silenciosa desde que habían despertado alrededor de las siete. Mientras que la morena fue propensa del estoico silencio, esta había sido un incómodo, casi palpable distanciamiento entre ellas. Carson estaba desconcertada sobre eso. Vagamente recordó a su amante decirle, en medio de la noche, que sus camas fueron juntadas. Había dormido como un bebé después de eso, segura en los brazos que esperaba estarían sosteniéndola por muchas noches por venir. Ahora ella se preguntaba. Quizá está planeando dejarme después de todo esto que sucedió, y está solo esperando hasta que este mejor para dejármelo saber. Apenas el doctor había salido, otra morena cara con los ojos azules miró en la puerta. "Hey chaparrita, te miras mucho mejor está mañana." "Hey. ¿A quién le llamaste chaparrita?" Carson se enfurruñó de broma. "A ti." Parker cruzó el cuarto y se sentó junto a la cama. ¿"Dónde está Shea?" "Ella se fue." La mandíbula de la rubia paró en el silencio por algunos momentos y ella lentamente encontró la mirada de Parker. "' Al tiempo que el doctor en turno comenzó a mirar mis contusiones." Cuidadosamente tiró del borde de su bata a un lado, exponiendo una extensión sana de la piel, pero nada que pudiera avergonzar al alto hombre. "Ouch." Parker estudió la contusión antes de que Carson la cubriera otra vez. ¿"Ella estaba muy sensible o algo?" Él frunció el ceño. No es propio de ella. "No, creo que no. Ha estado actuando extraña toda la mañana. Casi como si estuviera a punto de irse" grises ojos se llenaron de lágrimas y la rubia parpadeó alejando algunas lágrimas que caían. ¿"Está ella a punto de romper conmigo, Parker? ¿Tú lo sabes?" "Ella te ama." Oh, Shea. No jodas esto. "Yo sé eso." Carson frunció el ceño. ¿"Es qué va a romper conmigo?" "No lo sé," Parker contestó honestamente. "Lo que sé, solo de mirarla, es que pienso que se está culpando por todo lo que te sucedió."
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¿"Por qué?" La rubia parecía realmente desconcertada. "Ella no me secuestró y no me soltó este desmadre." "Debo decir que no." Parker meneó su cabeza triste. "Ella salvó tu vida. Yo la acusé de intentar ser una mujer del equipo S.W.A.T. y maldigo si ella no fue y se volvió exactamente eso." Él miró el surco en la frente de Carson en una profunda confusión. "No te ha dicho acerca de su papel en tú rescate, ¿lo hizo?" "Me dijo un poco. Que llamó a la policía y la ambulancia y eso es todo. Y sé que ella se esquinzó su mano en alguna clase de pelea, pero no.... estuvo esquivando mis preguntas sobre todo eso. Quisiera saber quiénes estuvieron implicados para así poder agradecerles, pero ella no ha sido de mucha ayuda." La paralegal tiró de las sabanas arriba más cómodamente alrededor de sus piernas y cuerpo, meneándola los dedos del pie debajo del suave algodón de las sabanas. "Te diré esto. Déjame ir a conseguir una taza de café para mí, y un refresco para ti, y entonces voy a volver y contarte la historia completa." Parker se puso de pie, buscando un poco de cambio en sus bolsillos. "Gracias." Carson sonrió. "Realmente apreciaría eso." "Regreso en un minuto." El alto hombre se escurrió por la puerta y se dirigió al pulido pasillo de linóleo, inhalando el olor a limón del recientemente lavado piso. "Y después de que acabe la historia, yo necesito ir a golpear un cierto sentido común de una cierta hermana mía," él murmuró entre dientes.
***
El aire del mediodía era frió, contrastando con el calor del sol, que quemaba su cabello con reflejos castaños rojizos que no eran generalmente evidentes. Kennedy se sentó en un banco debajo de un árbol de pacana en un parque al otro lado de la calle del hospital. Un Mockingbird trinaba en el elevado árbol, inconsciente de su melancólico humor. Su corazón estaba partido en dos. Sabía que amaba a Carson. Eso estaba claro. La visión de las contusiones de la rubia no dejaba de interpretarse en su mente, provocando que su estómago retorciera en nudos enfermo. Puede también que los haya puesto allí con mis propios puños.
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Pensó en la primera llamada telefónica de Carson llorando en el teléfono público después de su cena con Nick. Debí decirle que fuera directamente a la estación de policía. ¿Pero Carson lo habría hecho? Varias veces sobre las últimas semanas le había rogado a la paralegal que se alejara de su trabajo, pero todo el mundo más estaba, maldita sea. Carson lo había firmemente rechazado. ¿Qué ibas a hacer, Shea? ¿Atarla en su apartamento y ponerla bajo arresto en su casa? Eso tendría que ir sobre lo real. Carson era obstinada. E independiente. Kennedy sabía que si permanecían juntas, esos rasgos no siempre serían la mejor combinación con su propia tendencia a hacerse cargo en una situación. Dio vuelta a esos pensamientos en su mente. ¿Estamos condenadas al fracaso pasando el resto de nuestras vidas dándonos cabezazos? Considerando sus respectivas personalidades, ellas habían realmente tenido solo una pelea importante, y esa fue después de una muy tensa situación en la feria del estado. Sus padres compartían una muy similar relación, su padre era fuerte, metódico, y serio, en contraste con el impetuoso temperamento irlandés de su madre. Su padre solía dar vuelta cuando las cosas iban mal, y podía generalmente mantener la calma sobre él, incluso bajo extrema presión. Su madre, por otra parte, era un volcán, y no se podía predecir de cuando ella entraría en erupción. Menos mal que explotaba y cambiaba rápidamente. A veces su padre no tenía que hacer nada excepto recostarse y esperar que la tormenta pasara. Dos personas más opuestas no habrían podido encontrarse el uno al otro, y todavía su matrimonio era fuerte después de casi cuarenta años. Esto funcionaba. Justo como ella y Carson funcionaban. ¿Nosotras lo hacemos, no es así? Esto no tenía sentido absolutamente, pero nosotras lo hacemos. 'No hay explicación para el amor,' su padre había musitado en más de una ocasión, especialmente en referencia a su madre. Él también le había dicho que a veces el amor tiene que ser aceptado con confianza, y que el amor era una decisión y un compromiso, tanto como un sentimiento. Él dijo que enamorarse era fácil. Permanecer enamorado era el trabajo. Esto implicaba tomar una decisión para comprometerse en una relación, durante la mejor y peor de las épocas, y trabajar para salvar el amor que tú encontraste. ¿Estoy lista para estar comprometida con Carson? Habían estado juntas por un mes. ¿Cómo puede alguien saber lo que ellos quieren después de solamente un mes? Sin embargo dos días antes ella había estado más que dispuesta a dar la vida por Carson. Sin más pensamiento, había dejado todo, subido en un avión, volado a Dallas, y en última
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instancia, se había enfrentado con un hombre armado, todo en un esfuerzo por salvar a la única persona que de verdad, había venido a significar todo para ella. Carson le había dado un regalo. Por primera vez en cinco años, ella se preocupaba sobre algo además de su trabajo. Entregarse a sus clientes era gratificante en ciertos niveles, pero ella aún dejaba la oficina y conducía a una vacía casa cada tarde, normalmente únicamente conversando con los animales durante la cena. Le gustaba preparar sus comidas, pero no era mucha diversión hacerlo para una. Leer o ver televisión era entretenido, pero acurrucarse con una almohada era menos que satisfactorio. Cada vez más en las últimas semanas, había inconscientemente comenzado a imaginar cómo sería su vida si eligiera compartirla con Carson, a veces imaginando a la rubia pasando sus tardes con ella, y preguntándose lo que harían, como dividiría las tareas del hogar, de que temas podrían hablar, y de todas las cosas divertidas que podrían hacer juntas. Sabía que no estaba lista para decir la palabra 'por siempre' justo todavía. Al mismo tiempo, pensaba acerca de cómo su vida había sido un mes antes. No quería regresar a eso. Su vida se sentía completa otra vez, después de la sensación de vacío por tanto tiempo. Tenía algo en su vida que hacía que quisiera dejar el trabajo e ir a casa cada día. Ansiaba las llamadas telefónicas cada noche, y tenía incluso más hambre de sus fines de semana juntas. Deseaba estar con Carson, cuidar de ella tanto como la rubia le permitiera, y pasar más tiempo con ella y ver si podrían funcionar hacia la construcción de una vida juntas. ¿Pero eso es lo mejor para Carson? Suspiró. ¿He sido buena para ella en absoluto? ¿Estaría mejor si yo no hubiera estado alrededor? Ella pensó que quizás si no hubiera estado allí, la rubia posiblemente hubiera ido rápidamente a la policía y dejado su trabajo. ¿Eso importa ahora? No había vuelta atrás. Lo hecho hecho está. ¿Qué del futuro? ¿Qué hacía que ella quisiera los días que venían, las semanas, y los meses? Cerró los ojos, sintiendo el sol en su cara, y permitiendo que las canciones de los pájaros la calmaran, en cuerpo y alma. ¿Qué quieres tú, Shea? Esto le llegó con angustiosa claridad haciendo que su corazón doliera con un dolor físico. La respuesta era tan simple. La quiero a ella.
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***
"Espera. Solo un minuto." Carson meneó su cabeza con incredulidad. "Tú estás diciéndome qué mientras que la policía y los abogados y la juez pasaron varias horas discutiendo sobre el futuro de Tony, ¿no salió nadie allí a buscarme?" "Nadie excepto Shea." Parker sorbía en su café, intentando ignorar en voz baja las leves quemadas en su probar. Ella estaba casi loca por la preocupación, y lista para matar alguien." ¿"No se preocuparon de qué yo estaba desaparecida?" La cólera de la rubia aumentaba, junto con su presión arterial. "Nick y ese otro tipo Marcello, idiotas, ellos pudieron haberme matado para el momento en que todos esos detalles fueran resueltos. ¿Qué hizo que ellos cambiaran sus mentes y fueran por mí?" "Ellos no lo hicieron, " El alto hombre contestó suavemente. Él se inclinó, estudiando las confundidas facciones de Carson. "Carson, Shea fue a buscarte ella misma. Recibió una llamada de Nick y fue a la habitación de Tony y lo forzó lo suficiente para que le dijera donde pensaba que podrías estar. Entonces solo desapareció. Estaba harta de la policía para ese momento, y convencida que solo arruinarían las cosas. Pensé en ese momento que ella estaba completamente equivocada." ¿"En ese momento?" La frente rubia se levantó en la pregunta. "Carson, ella te encontró justo a tiempo. No sé todos los detalles porque no los ha compartido conmigo. Lo que sé es que fue a ese hotel y te encontró. La siguiente cosa que sabía, fue que Nick y Marcello estaban detenidos y tú estabas aquí en el hospital." Él con un popote de plástico, revolvía la crema en polvo colocada en su taza. "Parker, no recuerdo nada después de esa tarde en la oficina de Tony. No recuerdo que recibí una paliza y no recuerdo romper la nariz de Marcello. La primera cosa que recuerdo fue despertar ayer." Hizo una pausa, bebiendo un trago de refresco. ¿"Qué tan mal estaba yo cuando ella me encontró?" Parker tosió y miró a otro lado, antes de levantarse y caminar hacia la ventana. Él miró detenidamente abajo. Ahhhh. Varios pisos abajo, él podía ver a Kennedy al otro lado de la calle, sentada en un banco, obviamente en profundos pensamientos. "Mal." Él se dio la
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vuelta. "Voy a decirte algo que Shea no sabe. Pienso que tú puedes manejar eso. Ella, yo no estoy tan seguro." "Ok." Grises ojos estaban muy serios y Carson inconscientemente levantó sus rodillas, abrazando sus piernas contra su cuerpo. "Continúa." "Una vez que ellos te llevaron a la sala de emergencias, tú dejaste de respirar dos veces. Tuve una larga platica con el Dr. Maxwell ayer por la mañana después de que te trajeran a ICU." Sus pensamientos giraron brevemente hacia adentro. Kennedy había estado apenas sosteniéndose, agotada por el estrés y atada del café que ella normalmente no bebe, su propio cuerpo en guerra consigo misma. "Básicamente por tú sobredosis de valium. Si Shea no te hubiera encontrado cuando lo hizo, tú probablemente estarías muerta." Carson se estremeció. ¿"Por qué tengo la sensación que esto es más duro para ella de lo que es para mí?" "Porque pienso que probablemente lo es." Una desolada sonrisa agraciaba la cara de Parker. "Ella está sufriendo. Es tan irónico, porque ella es la maldita héroe aquí. ¿Te dijo sobre Ángela, supongo?" "Yeah." Una bombilla se apagó. "Ella está reviviendo una pesadilla, ¿no es así?" "Creo que si." Él se acercó de nuevo a la ventana. Su hermana no se había movido de su asiento. Su cabeza agachada y su peso estaban apoyados en sus antebrazos en la parte superior de sus muslos. "Cuando Ángela murió, Shea hizo un giro de ciento ochenta grados. Ella huyó de la vida que había estado viviendo. Eso no fue completamente una mala cosa. Se estaba dirigiendo hacia el desastre, de una forma o de otra. Era solamente cuestión de tiempo antes de que ella hubiera conseguido un DWI, o cargos por posesión, o algo que habría jodido encima de su carrera legal. La parte mala es que ella dejó la diversión detrás también. No se permitía realmente disfrutar de la vida más. Incluso en fiestas u otras actividades sociales, siempre tenía un muy cuidadoso control en su comportamiento. Eso cambió cuando te conoció. En el día que pasé con ustedes dos, yo la vi a ella relajada y riendo, incluso en medio de una crisis. Ella te necesita." "Yo la necesito también." La voz de Carson temblaba un poco. "No me he permitido apoyarme en alguien por un tiempo muy largo. No sé si yo incluso amé de verdad a alguien antes de ella. Si lo hice, esto es más fuerte. ¿Qué hago yo para lograr qué deje de golpearse por esto?"
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"No lo sé." El alto hombre se sentó de nuevo y cruzó una pierna sobre la otra. "Pienso que puede ser algo que tiene que trabajar consigo misma." "No." La rubia frunció el ceño. "Eso es parte del problema aquí. Ella y yo hemos estado intentando hacer cosas solas por demasiado tiempo. Tú vas a encontrarla, Parker. Tú le dices encantadoramente que regrese a esta habitación y hable conmigo. No voy a permitir que huya. Tú le dices a ella.... Carson hizo una pausa, apretando sus puños. "Tú le dices que si ella no vuelve aquí adentro, conseguiré salir de esta cama e iré a buscarla yo misma, si estoy autorizada para levantarme o no." Parker sonrió y se levantó. "Sí, madame. Pienso que sé exactamente donde ella está." Él se inclinó y besó a Carson en la mejilla. "Gracias." ¿"Por qué?" Carson inclinó su cabeza de lado. "Por ser lo bastante terca para encargarte de ella." Él sonrió. "Pienso que Shea finalmente ha encontrado la horma de su zapato." Él salió de la habitación, su pasos eran mucho más ligeros que cuando él entró. Carson lo miró irse y soltó una respiración que no se dio cuenta que había estado reteniendo. Pasó su temblorosa mano través de su cabello y suspiró. Kennedy era tan testaruda. Sobreprotectora. Perfeccionista. La rubia sonrió. Maravillosa, sexy, cariñosa, e inteligente. Ella se preguntaba cuántos adjetivos podrían surgirle y rió. Demasiados para contarlos. ¿Ahora, qué puedo hacer para ayudarte a atravesar esto con un mínimo de dolor? Ella había sentido a la alta mujer sostenerla durante la noche, consiente de los ocasionales inquietos murmullos y pequeñas contracciones nerviosas de los músculos que no se relajaban completamente. La mudanza a Austin debe ayudar a aliviar algunos de los miedos de Kennedy. La sonrisa se ensanchó. Sí. Eso deberá probablemente funcionar.
***
Kennedy se levantó cuando su hermano se aproximó, alisando las piernas de sus jeans. Uh-uh-oh. Parker llevaba la expresión de „no tonterías‟, su cara enmarcada en una glacial resolución. Él era un hombre en una misión. Él levantó una mano delante de él. "Shea, no estoy enojado, ahora escúchame, Ok...
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"Carson está preocupada porque piensa que voy a dejarla, ¿correcto?" Ella reprimió una sonrisa. El alto hombre se detuvo y su boca cayó hasta cierto punto abierta. "Um.... sí. Y otra cosa.... ¿"Yo necesito ir a hablar con ella antes de que haga algo precipitado?" Una ceja negra se movió burlonamente. Una respuesta que empareja. "Bien... sí. Shea, tú necesitas pensar acerca de esto. Quiero decir después de todo.... ¿"Ella es probablemente la mejor cosa que me ha sucedido?" Sus labios se movieron ligeramente con gran esfuerzo. "Malditamente correcto," Parker estaba enfurruñado. "Bien, 'no correcto,' pero tu sabes lo que quiero decir. Es tan obvio que ustedes dos... ¿"Nos pertenecemos?" Ella finalmente permitió que la sonrisa apareciera. Su hermano simplemente se detuvo a la mitad del gesto. "Sí, tú debes por lo menos.... ¿"Ir a decirle cómo me siento y darle una oportunidad de responder?" Kennedy palmeó a Parker en el hombro. "Creo que lo haré. Gracias por ayudarme a ordenar esto, hermano." "Seguro." Él se rascó su cabeza confundido mientras ella se alejaba dando zancadas hacia el edificio. "Cuando quieras."
***
Los pasos de Kennedy se volvieron lentos cuando se acercó a la habitación de Carson. A pesar de las alegres bromas con su hermano, los sindesires habían estado mortalmente serios. Su corazón golpeaba en su pecho y su piel le picó cuando la adrenalina acometió a través de todo su sistema en una sensación demasiado familiar de luchar o volar. Hizo una pausa, inclinándose contra el marco de la puerta, recolectando su valor y dándose algunos segundos para mirar a su amante.
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Dos conmovedores ojos grises voltearon hacia ella. Carson tendió sus brazos en abierta invitación. "Ven aquí." Su miedo se disolvió, de repente, y cruzó la habitación sin un segundo pensamiento. Antes de que ella lo supiera, estaba siendo acunada en un abrazo que era tan dulce que pensó que podría derretirse sobre el lugar. Ella oyó un jadeante sollozo y se hizo hacia atrás, y miró las lágrimas correr en la cara de Carson. "Bebé, lo siento tanto. Sobre todo." Ella pasó su pulgar sobre la suave piel, recogiendo la humedad allí. "Por como maneje esto. Por salir así esta mañana. Tú mereces todo lo mejor de lo que te he dado hasta ahora." "No." La rubia presionó dos dedos contra los labios llenos. "Tú me ha dado lo mejor, amor. Pensé acerca de esto. Tú dejaste que me ocupara de esto de la manera en que yo quisiera. A pesar de todo, no creí lo verdaderamente peligrosa que era toda esta situación hasta que entré la tarde del lunes en la oficina de Tony. Incluso sabía que ellos habían estado fisgoneando en mi oficina en las noches y todavía me negaba a creer que eran realmente tan malos como son." "Tú no me dijiste sobre el fisgoneo." Kennedy frunció el ceño. ¿"Por qué no?" "Porque sabía que esto solo estaría preocupándote, y solo supuse que si ellos realmente querían hacer negocio, serían más directos conmigo. Mantuve el pensar de que quizá estaban solo intentando asustarme." Miró el dolor en la cara de Kennedy y estiró su brazo, pasando su mano por el sedoso oscuro cabello. "Lo siento, también." "Tú no hiciste nada equivocado.... La morena comenzó a protestar. "Quizá no. No puedo volver y hacer algo sobre eso. La cosa es, que si hubiera estado sola en esto, las cosas habrían podido ir mucho peor." Carson sintió largos dedos agarrar los propios, y después un tierno beso en el dorso de su mano. ¿"Cómo qué?" Kennedy se deslizó, cuidadosamente metiendo el buen lado izquierdo de Carson contra su buen lado derecho. Me alegra que nuestras contusiones estén en lados opuestos, ella musitó. La paralegal se acomodó dentro del cálido abrazo. "Porque me habría podido pasar justo igual, pero sin alguien ocupándose de mí. Habría finalmente imaginado todo por mi misma, hasta las cosas que Tony y Nick estaban tramando. Había encontrado ya algunas cosas sospechosas en algunos de los expedientes antes de que yo te conociera, y le dije
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a Tony sobre eso. Él tenía siempre alguna pobre excusa o razón para las cosas, pero ellas comenzaban a desgastarse conmigo. No pensé que me secuestrarían, Kennedy. Pienso que si tú no hubieras estado en el cuadro, y si tú no hubieras traído a otros en esto para complicarlo para ellos, me hubieran raptado y asesinado. Haciéndolo parecer un accidente." Un temblor recorrió completamente la longitud de la espina dorsal de la abogada. Ella incluso no había considerado las cosas desde esa perspectiva. ¿"Tú no habrías ido a la policía o a Howard?" "No enseguida, no." Carson sonrió irónicamente. "Aunque les hubiera, dado las cosas que te di a ti, imagino lo que ellos habrían intentado si yo solo hubiera ido a la comisaría de policía para demandar un posible caso de fraude al seguro. No estoy segura que habría llegado al departamento de policía 'a hacer la lista‟. Y habría estado reacia a ir con Howard sin muchas evidencias concretas. Una paralegal haciendo jirones a un socio con el socio principal no habría parecido muy bueno sin eso. Toda esas cosas que Mikey quiso de mí, yo habría finalmente llegado a la misma conclusión, y completado la información de todos modos." ¿"Tú no habrías podido solo buscar otro trabajo y alejarte tranquilamente?" Kennedy acariciaba el cabello rubio, ocasionalmente recorriendo con sus dedos a lo largo del hombro y brazo de Carson. "No. Mi conciencia no me habría dejado hacer eso. No podía permitir que ellos se salieran con la suya timando a tanta gente." La paralegal levantó la mirada, mirando pensativamente en los preocupados azules ojos. "Yo conseguí sacar un punto aquí." ¿"Y cuál es tú punto?" Kennedy parpadeó, suavizando su expresión. "Que tú salvaste mi vida." Carson avanzó más cerca hasta que casi compartían el mismo aire. "Parker me dijo sobre mi rescate. Tú puede pensar que estabas equivocada, Kennedy, pero no lo estabas. Valiente, sí. Equivocada, no. En el corto tiempo que te he conocido, tus instintos han demostrado ser correctos en lo que apuntan. Así que lo que sea que piensas que debiste haber hecho de manera diferente, piénsalo otra vez. Yo estaría muerta si no hubiera sido por ti." "No estoy segura sobre eso." La morena tragó, luchando por sacar un terrón de su garganta. Recordó su pesadilla y como se sintió en su sueño cuando pensó que Carson
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estaba muerta. Únicamente el muy sólido cuerpo en sus brazos y el saber que Carson estaba viva mantenía las lágrimas a raya. "Yo lo estoy." Carson suavemente besó su mejilla. "Deja esto hundirse, amor. Estoy viva en este momento debido a ti. Tú me encontraste justo a tiempo. Créelo, porque es verdad. Sé que esto es duro para ti. Probablemente peor de lo que es para mí porque francamente, no recuerdo la mayor parte de esto." "Estoy alegre que tú no." Kennedy besó su amante, presionando sus labios contra la frente de Carson. "Probablemente es mejor." "Hablando de 'mejor '," la rubia se recostó y con vacilación encontró los ojos de la abogada. ¿"Qué es lo mejor para nosotras, Kennedy? ¿Qué era lo que pensabas esta mañana, y qué deseas hacer?" "Me pateaba esta mañana y pensaba de todo lo que habría hecho de manera diferente." Sus labios temblaron, conteniendo otro asalto de amenazadoras lágrimas. "Pensé que tú estarías mejor sin mí..... "No.... Carson comenzó a discutir. "Espera." Kennedy la silenció. "Déjame terminar. Mantuve el volver por dos cosas, sin embargo, con las que no puedo discutir. Nosotras funcionamos, tú y yo. Nosotras hacemos un buen equipo. Y yo te amo." Miró los grises ojos inundarse con alivio. "Que deseo, que tú te cures y después yo quiero ayudarte a trasladarte a Austin." "He estado pensando acerca de eso, Kennedy." La paralegal vio caer la cara de su amiga. "Hey, no es lo que parece. No es lo que tú piensas." Carson sonrió. "Lo que pienso, es que necesito un poco de tiempo libre." ¿"Tiempo libre de nosotras?" La morena sentía su corazón hundirse en el hueco de su estómago. "No. Oh, no." Carson se inclinó y besó a su amante en los labios, un tierno tranquilizador contacto. “Tiempo libre para resolver lo que quiero hacer después. He conseguido ahorrar lo suficiente para vivir un tiempo, pero conseguir un apartamento podría dificultar las cosas sin un trabajo. Los encargados de las propiedades suelen pedir las pruebas de los ingresos antes de que te dejen firmar un contrato."
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"Tú.... tú podrías mudarte conmigo." La vacilación nubló la voz de la alta. Kennedy no deseaba empujar a su amiga. "Si tú quieres. Tú podrías permanecer allí siempre que tú lo necesites. Tengo muchas habitaciones." "Pienso que me gustaría eso." Carson sonrió. "Me daría tiempo de volver sobre mis pies. Las contusiones estarían curadas. Pienso que va a tomar un rato más largo para que mi cabeza se ponga al corriente." Kennedy atrajo a su amante dentro de un relajado, cálido abrazo. ¿"Puedo hacer un confesión?" "Cualquier cosa." La rubia cerró sus ojos. Se sentía tan bien estar en los brazos de Kennedy. Aquí es donde yo pertenezco. "Va a llevar un tiempo para que yo trabaje alrededor de todo esto que ha sucedió." La morena besó la rubia cabeza. "Tú no tienes ninguna idea de lo aliviada que estoy de tenerte bajo del mismo techo conmigo, incluso si esto es un arreglo temporal. Voy a intentar de verdad difícilmente no permanecer sobre ti, pero eso no va a ser fácil. Cuando vienen a ti, cada instinto protector que tengo se levantan feamente en la cabeza." ¿"Puedo confesar algo también?" Carson levantó la mirada, absorbiendo el momento y las emociones que colgaban densamente entre ellas. "Pienso que tus instintos protectores son hermosos. Te confío con mi vida, Kennedy. Lo único que sé. Puede que pelee con eso a veces, pero la verdad es que sé que tú nunca harías algo para lastimarme, por lo menos no a propósito. Tú tienes un buen corazón." "Oh, Querida, un corazón que te ama más que a la vida misma." La abogada finalmente dio en sus ansias y agachó su cabeza, encontrando los labios de Carson con infalible precisión, saboreando una unión que iba más allá de lo físico, llegando dentro de su alma y comenzando a rellenar algunas de las grietas que estaban allí, viejas y nuevas. Algunas horas más tarde, Parker asomó su cabeza en la habitación y sonrió. Carson y Kennedy ambas estaban profundamente dormidas, envueltas una en los brazos de la otra.
Capítulo 10
Carson entró en la oficina, escoltada por un guardia de seguridad que se miraba aburrido. Ella mantuvo su cabeza abajo, sus ojos de vez en cuando se precipitaban a los lados para evaluar la reacción de sus antiguos compañeros de trabajo. Algunos lanzaban miradas furiosas en ella. Unos pocos abiertamente la miraban, y muchos les daban sus silenciosas comprensivas sonrisas de ánimo. Era obvio que todos habían recibido instrucciones de no hablar con ella, pues nadie hizo un movimiento para levantarse y hablar o de alguna manera acercársele. Ella suspiró. Había sido una larga semana. La habían dado de alta del hospital la noche del miércoles y después había pasado cuatro días recuperándose en casa bajo la preocupada vigilancia cuidadosa de Kennedy. La abogada estaba todavía en Dallas y en camino a la oficina de Carson tan pronto como pudiera salir de una llamada de conferencia temprano en la mañana del lunes con un juez y un abogado de oposición en un caso de inmigración con sede en el valle cerca de la frontera de Texas-México. La morena le había pedido a Carson que la esperara para ir con ella al centro, pero la paralegal con delicadeza le explicó que necesitaba estar sola en su oficina por un rato. Ella tenía muchos recuerdos para empacar, junto con varias cajas de libros y de otras probables cosas y que había recolectado en los últimos cinco años. Después de asegurarse de que el celular estaba debidamente cargado, el asistente palm trabajando adecuadamente, y Carson tenía un frasco lleno de mace, Kennedy había renuentemente acordado permanecer detrás por una hora y así encargarse de sus propias responsabilidades profesionales. Carson sonrió. Estaba aprendiendo a tratar con las inclinaciones sobreprotectoras de su amante, y secretamente las encontraba absolutamente cariñosas. La verdad sea dicha, después de estar sin familia por casi dos años, era agradable tener a alguien en su vida que te cuidara. Como si en señal, el celular sonó. "Hola amor." La rubia sonrió en la pantalla de identificación del llamador, el número de Kennedy grabado allí en dígitos en negrita. ¿"Todo bien?" La morena hizo su mejor intento para ocultar la ansiedad en su voz. "Acabo de llegar aquí y estoy a punto de entrar a mi oficina. Por ahora, muy bien." Sacó su llave solo para descubrir que no funcionaba. "Bien, excepto que han cambiado la
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cerradura." Se hizo a un lado para que el guardia de seguridad sacara un llavero de su cinturón y le abriera la puerta. "Pero mi escolta parece tener una maestra, así que todo tranquilo." ¿"Escolta?" Kennedy frunció el ceño, manteniendo un oído afinado a su celular y el otro afinado a una zumbante discusión en curso del abogado de oposición en el caso de la inmigración, que ella tenía en mute al conferenciante en el teléfono en el apartamento de Carson. "Yeah." Carson intentó sonar más alegre de lo que se sentía. "Parece que soy una amenaza, así que hicieron que seguridad me trajera aquí. Supongo que no conseguiré estar a solas en mi oficina después de todo." "Lo siento, amor. Tenía que haberme dado cuenta que harían eso y haberte advertido22. Es un funcionamiento habitual de procedimiento en la mayoría de los lugares." La morena daba golpecitos con una pluma contra el escritorio en agitación, odiando por lo que su amiga estaba atravesando. "Estaré allí tan pronto como pueda. La llamada está en progreso sin embargo, y no suena como que va a terminar en cualquier momento pronto." "No te preocupes acerca de esto." La rubia estaba ya separando las cajas dobladas, que le habían sido proporcionadas para empaquetar. "Solo juntaré mi cosas aquí y después veré si me dejan por lo menos despedirme de Rebecca y Tamara." "Ooops." La discusión en el otro teléfono abruptamente terminó con una tajante interjección del juez. "Debo irme. Te llamaré cuando salga de aquí." "Kennedy, no hay necesidad de que me informes cada..... Carson se detuvo. Déjala hacer lo que ella necesita hacer para sentirse segura, Carson. No estará siempre sobre ti. "Ok, todo está bien. Hablo contigo en un rato." "Te amo." "Te amo también." Carson terminó la llamada y sujetó el teléfono de nuevo en la pretina de sus jeans. Pasó varios minutos mirando ausentemente fuera de la ventana de la oficina, viendo la fresca mañana de finales de octubre. El cielo estaba azul sin una sola nube, y el Trinity River estaba al máximo debido a las noches de tormenta. Sonrió, recordando la noche. 22
Decía “advertidote”, que supongo que deviene de “dote de advertencia”, ¿no?
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Ella y Kennedy habían hecho poco más que solo abrazarse y charlar por los últimos cuatro días, ambas atentas de lesiones aún no curadas que evitaban mucho más. Había sido agradable, sin embargo. Había estado bastante frío afuera para hacer un fuego en la chimenea, y la morena había colocado varias almohadas grandes y un afgano sobre el piso, y la había sostenido mientras que alternativamente miraban el fuego en la chimenea, y el panorama de los relámpagos que pasaban disparados fuera de la gran puerta corrediza. Habían rentado un par de videos pero nunca los pusieron para verlos, prefiriendo la tranquila conversación y muchos arrumacos en su lugar. Se habían quedado profundamente dormidas delante de la chimenea y permanecido allí hasta las primeras horas de la mañana en que finalmente se trasladaron al dormitorio. Después de que estuvieran colocadas bajo las cobijas, compartieron varios largos perezosos besos antes de que Kennedy se hubiera enroscado alrededor de ella y feliz se hubiera quedado profundamente dormida. Por lo que Carson sabía, era la primera noche que su amante había dormido libre de pesadillas desde su secuestro. Cada noche la abogada la había sostenido a ella con ambos brazos, su cuerpo casi completamente engullendo a Carson, como si formara un escudo humano de alguna amenaza exterior. Kennedy murmuraba incoherentemente en su sueño, y a menudo despertaba en un sudor frío, sólo calmándose después de que estaba segura que Carson estaba al lado de ella y respirando. La paralegal estaba determinada a ayudar haciendo que las pesadillas se largaran. Carson oyó al guardia de seguridad despejar su garganta. "Madame, ¿está usted bien?" Se dio vuelta y meneó su cabeza un poco para aclarar ésta. "Yeah. Lo siento." Ella lo miró cuidadosamente. ¿"Si a usted no le importa, puede usted estar parado por favor afuera de la puerta mientras que hago esto? Eso a menos que tenga instrucciones específicas de vigilarme mientras empaco." "Bien.... El guardia se movía inquietamente de un pie al otro. "Realmente se supone que debo vigilarla continuamente, pero... Él dio una vuelta por la oficina. "No veo mucho de valor que pudiera sacar excepto quizá la computadora, y yo pienso que lo notaría si usted intentara sacarla." Él sonrió. "Seguro. Estaré afuera de la puerta." "Gracias." Carson miró al alto hombre desaparecer y después recorrió lentamente la oficina. Había pasado un mínimo de cuarenta horas por semana en el pequeño cuarto por
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la mayor parte de su vida post-universitaria. Era el único trabajo que tuvo desde la graduación, y encontraba esto difícil de imaginar Cual podía ser el siguiente movimiento en su carrera. Cerró los ojos, recordando cuan orgullosa había estado cuando ellos primero le asignaron la oficina. La mayoría de sus amigos que habían estado en el programa paralegal en la universidad no habían caído casi en buenos trabajos, y ninguno de ellos tenía una oficina con una ventana. La mayoría estaban huecos de los impersonales cubículos haciendo relativamente el trabajo gratuitamente. Ella había sido bastante afortunada
en
conseguir
una
posición
con
más
significativa
responsabilidad,
especialmente en una posición de nivel participante. Había rápidamente probado su valía y habían ido cada vez dándole mayores responsabilidades mientras el tiempo pasó. Abrió los ojos y se dio cuenta que vacío todo de repente se sentía. ¿Cinco años, y para qué? ¿Para qué, para entrar siendo escoltada humillantemente y mantener mi cabeza abajo por vergüenza? ¡No hice nada malo, maldición! Golpeó su puño en el grueso relleno de su silla del escritorio. "Ouch," murmuró suavemente, para no atraer la atención del guardia. El movimiento del puñetazo había tirado en los músculos aún adoloridos en su costado donde Marcello la había golpeado. Frotó su costado arrepentida y frunció el ceño. La fuerza también consigue esto de más. Comenzó lentamente a recuperar los libros de las bajas estanterías, empacándolos dentro de una de las cajas. Acabó con los libros y después se trasladó a sus cajones del escritorio, vaciándolos mirando los artículos personales que había acumulado. "Hola." Una insegura voz atrajo su atención de las cajas. Levantó la mirada y frunció sus labios con indecisión. "Hola, Tamara. ¿Tú piensas que te permitirán realmente hablar conmigo?"
***
Kennedy murmuró deteniendo su respiración, maldiciendo totalmente en los automóviles sobre la Autopista sur. ¿"Dónde demonios va toda esta gente a mediodía?" Tamborileó sus dedos en el volante y maldijo otra vez. Un gran cartel colocado a mano
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derecha indicaba que ambos carriles derechos estaban cerrados por una construcción adelante, y que todo el tráfico debía desviarse al carril izquierdo restante. Encendido su intermitente y comenzó el tedioso proceso de olfatear el modo de meterse entre dos automóviles en el carril izquierdo que estaban decididos en no dejarla entrar. Ella estaba en el BMW. De su amiga Heidi que amablemente acordó prestárselo la noche antes, dado que Carson necesitaba utilizar su Integra para ir a su oficina. A cambio, Carson había pasado por la mañana y recogido a Heidi y la había dejado en su oficina en su camino al centro de la ciudad. Ellas pasarían a dejarle su carro a Heidi y viajarían de regreso juntas en el de Carson. Kennedy llegó a la plaza de peaje y fue a buscar un alojamiento antes de que se diera cuenta que Heidi tenía una etiqueta de peaje. Debí haber estado en el único carril de etiqueta de peaje. Ella suspiró. Sabía que era impaciente. También se dio cuenta que si no tenía cuidado, iba a asfixiar a Carson a muerte. La paralegal había sido más que paciente con ella. Parte de ella estaba avergonzada de su propia debilidad, y su necesidad que conducía a asegurarse que Carson estaba a salvo. Odiaba las pesadillas, odiaba sentirse fuera de control, y odiaba que fuera ella quien no estaba ocupándose bien con del secuestro de Carson. En vez de ser fuerte para Carson, las cosas resultaban ser de otra manera. Era Carson quien la sostenía a ella cuando despertaba asustada y confundida y Carson que simplemente permitía seguirla para todos lados como una mamá gallina. Se preguntaba cuánto tiempo tomaría para que condujera a su amante completamente a la locura. Ella sonrió. Le había preguntado a la rubia si quería que saliera a tomar un vuelo para saltar el acantilado más cercano. Carson había buscado la mirada de ella, seriamente al principio, y entonces con la más dulce de las sonrisas le había dicho, "No a menos que yo esté atada a ti." Carson había sido indulgente, permitiendo que Kennedy la sostuviera tan a menudo como quisiera, que había sido la mayor parte del tiempo. La motivaba sentir a Carson en sus brazos, saber que la paralegal estaba muy viva y en camino a la recuperación. Sus pensamientos fueron abruptamente cortados, pues llegó el edificio de Carson y parqueó el BMW en el estacionamiento al otro lado de la calle. Pagó al vigilante y después entró en el rascacielos, sólo para descubrir que a ella también un guardia de
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seguridad la escoltaría al décimo octavo piso. Gimió con resignación, mirando directamente adelante, los números de los piso cuando el elevador hacia su ascenso. Entraron al vestíbulo de la consejería jurídica, y la recepcionista la detuvo. ¿"Usted es Kennedy Nocona, correcto?" "Yeah." La abogada la miró cautelosamente. "Al sr. Howard le gustaría hablar con usted, si a usted no le importa." La recepcionista la miró fijamente por encima de un par de lentes bifocales. La petición la cogió totalmente fuera de guardia. "Um.... seguro." Ella esperó mientras la recepcionista llamaba por el interfon al socio principal, y en un corto tiempo, Trevor Howard entró en el área, tendiéndole su mano. Ella notó que su mano temblaba un poco, y él parecía realmente nervioso. "Srita. Nocona, ¿usted es aún la abogada de Carson, correcto?" Él agitó su mano firmemente. "Yeah." Ella tácitamente liberó su mano, sintiéndose vagamente sucia. ¿"Por qué?" "Me gustaría discutir varias cosas con usted, si puede darme algunos minutos." Él sonrió, sus labios se movían un poco con un tic nervioso por la tensión. "Por supuesto, pero soy su abogada, no su madre. Si usted desea discutir algo con referencia a Carson, pienso que ella debe estar presente, ¿no lo cree?" Ella le devolvió la sonrisa sin una gota de sinceridad. "Oh. Sí. Por supuesto." Howard parecía nervioso cuando él le indicó seguirlo. "Vamos por ella y podemos sentarnos en mi oficina y hablar. O quizá pueda llevarlas a ustedes dos a comer al restaurante del piso de abajo." Kennedy sonrió para si. Ella había negociado acuerdos a menudo los suficientes para saber que lo que sea que Howard quería, solo por su comportamiento, ya lo tenía por los cojones. El restaurante del piso de abajo era un establecimiento de cinco estrellas nacionalmente conocido, uno que era frecuentado por celebridades siempre que éstas estaban en Dallas. Sí. Pienso que ella merece algo agradable de estos bastardos. Apuesto que nunca la han llevado a comer allí antes, a menos que fuera para entretener clientes. "Sr. Howard, comer es una espléndida idea. Pienso que nosotras le aceptaremos ese ofrecimiento." Lo miró sonreír con inconformidad, y la sonrisa privada se hizo pública.
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***
"Yo nunca quise lastimar a nadie." Carson estaba sentada en el escritorio al otro lado de Tamara, las cajas ahora apiladas en el piso en una esquina. "No te culpo por nada, Carson." La abogada extendió su mano y acarició su brazo. "Aquellos que lo hacen no entienden todo lo que está ocurriendo. Ellos han tenido realmente cuidado de no dejar al personal saber lo qué Tony y Nick estaban tramando. Howard y McIntosh estuvieron a puerta cerrada la mayor parte del día el martes pasado. Después ellos se reunieron con los asociados el miércoles. La reunión de personal fue el viernes en la tarde de la semana pasada. Todo el personal sabe que tú estás marchándote, que Tony se va, y que no deben hablar con cualquiera de ustedes. Tú sabes como corre el chisme. Muchos de ellos están convencidos que eres una cierta clase de traidora, y que sus trabajos están en peligro." "Quizás tengan razón." La rubia estudiaba sus uñas, evitando cuidadosamente el contacto visual. "No ellos no la tienen." La voz de Kennedy nunca había sido más bienvenida. La morena entró a la oficina y extendió su mano. "Kennedy Nocona." "Tamara Richardson." La menuda abogada se levantó y sonrió calurosamente. "Mucho gusto en finalmente conocerte." "Desearía que fuera bajo mejores circunstancias." Carson también se levantó, resistiendo el impulso de hacer contacto físico con Kennedy. "Hey." Cálidos azules ojos tomaron a Carson dentro en un rápido barrido. "El sr. Howard desea llevarnos a comer en el piso de abajo." "En el piso de abajo, ¿en el Devonshire Grill?" La rubia chirrió. "Yeah." La abogada extendió la mano, apretando el hombro de Carson. "Tómate tú tiempo aquí. Estaré afuera en el pasillo cuando tú estés lista." Carson levantó la mirada y vio Trevor Howard parado justo fuera de la puerta. "Sí, tome su tiempo, Carson. Es temprano." Él asintió en ella y después giró, para dirigirse hacia su oficina.
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¿"Podrían ellos dejarme ver a Rebecca?" Los grises ojos miraron seriamente hacia la puerta. Su secretaria desde hace cinco años no la veía por ninguna parte. "Sí, pienso que ellos te dejarán ver a cualquier persona que quieras, ¿correcto Sr.Howard?" Kennedy sonrió encantadoramente y miró al pensativo hombre voltear. "Claro. Claro." Él agitó su mano ausentemente en el aire. "Siéntase libre para hablar con Rebecca. Creo que está en el cuarto principal de trabajo recogiendo algunos documentos." Carson inclinó su cabeza en la confusión. ¿"Qué pasa con él?" "Tengo varias conjeturas." La morena echó un vistazo en Tamara. "Pero pienso que nosotras debemos solo esperar la comida y ver lo que él quiere. Por ahora, solo digamos que él está de buen humor y dejémoslo en eso." "Ok." La rubia frunció el ceño. "Eso es bueno, supongo. Si ustedes me disculpan, voy a ir a hablar con Rebecca por algunos minutos." Carson salió de la oficina, dejando a Tamara y a Kennedy mirándose incómodamente la una a la otra. Tamara estudió a la novia de Carson. La morena era avasalladora, y parecía llenar la pequeña oficina. No era solo su altura o su deslumbrante belleza. Ella tenía una actitud y una presencia que ordenaban la atención, un magnetismo que desafiaba a describirla. Sus ojos eran inteligentes y atentos, y Tamara podría decir que Kennedy no fallaba mucho. Podría ver porque a Carson le atrajo ella. "Mira todas esas cajas," Kennedy gesticuló hacia seis cajas apiladas cuidadosamente en una esquina de la oficina. "Espero que tengan un carrito que podamos utilizar para acarrearlas abajo al auto." "Ellos tendrán probablemente a alguien de los Office boys para que le ayuden a llevarlas afuera." Tamara se movió hacia el apilado y recorrió su mano ligeramente sobre la caja de arriba. "Muchos recuerdos en esta oficina." ¿"Tienes tu trabajando aquí la totalidad del tiempo que Carson tenía?" Kennedy se reclinó contra el escritorio y cruzó los brazos libremente sobre su cintura. "Mucho más tiempo." Tamara volteó y asumió una similar postura contra las cajas. "Ayudé a entrenar a Carson. Ella era una adelantada estudiante."
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"Tu puedes decir eso otra vez." Las palabras estaban fuera antes de que Kennedy pensara censurarlas, y se ruborizó furiosamente. Maldición. No es lo que quise decir. Ella había estado pensando en cómo Carson absorbió rápidamente las legalidades que rodeaban a los recientes acontecimientos. Tamara observó las mejillas ruborizadas de la alta mujer, pero no hizo ningún comentario. "A pesar de todo, nunca la he visto más feliz que durante el último mes." ¿"De verdad?" De alguna manera, oír las palabras de terceras partes le calentó el corazón. "Los sentimientos son mutuos. Nunca he sido más feliz tampoco." El silencio embarazoso se estableció sobre ellas otra vez. Kennedy finalmente se rió. "Míranos. Estamos paradas ante la sala de juicios y discutimos sobre acuerdos regularmente, pero parece que no podemos encontrar nada para decir la una a la otra." Sonrió y empujó su cabello detrás de su oreja. "Escucha. Carson realmente te admira. Tengo entendido que tu le ayudaste mucho cuando estaba primeramente comenzando a aceptar que era gay." "Yeah." Tamara se rió suavemente. "Ella estaba tan confundida, y entonces cuando hablábamos de diferentes cosas, era como una bombilla que estaba apagada. Ella me dijo eso la primera vez, muchas cosas sobre su vida que nunca había tenido sentido antes y que de repente tuvieran el sentido perfecto." "Me alegra que te tuviera a ti para hablar. Ella parece realmente sentir las cosas de una manera que poca gente lo hace. Es una profunda pensadora. Es una de las cosas que he venido apreciar sobre ella. Mira todos los ángulos y es tan honesta. Espero que sus amigos, como tu, entiendan solo cuanto me importa ella." La cara de la morena era sombría, y bajó la mirada, casi como si se ocultara detrás del cabello que enmarcaba su cara. "Ella me dijo acerca de cómo tú la rescataste." La voz de Tamara se volvió suave. "Eso habla enormidades para mí. Pero viéndolas a ustedes dos juntas ahora mismo..... En este corto tiempo, puedo ver esto en los ojos de ambas. Ustedes se cuidan profundamente la una a la otra. Todos lo que he deseado para Carson, a partir del momento que nos hicimos amigas, era que fuera feliz. Ella salió con algunas de mis amigas, y pienso que algunas de ellas la lastimaron. Mi pareja y yo intentamos e intentamos presentarle a personas. Pero Carson..... Ella insistía en la cosa verdadera." ¿"Yeah?" Azules ojos con indecisión encontraron a los cafés.
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"Yeah." Tamara sonrió. "Creo que ella ha encontrado eso." Kennedy bajó la mirada otra vez, incapaz de responder. Ella suspiró con alivio cuando Carson volvió a entrar a su oficina. "Hey. Necesito hablar contigo por un minuto antes de que vayamos a comer." "Ok." La voz de la rubia era baja y reservada. Kennedy la estudió. Carson parecía completamente derrotada y era evidente que estaba intentando no llorar algo sucedió con Rebecca. "Deseas que te deje tener algo más de tiempo con Tamara primero?" "No." Carson meneó su cabeza y mordió su labio inferior, bajando la mirada a la alfombra. Tomó un minuto para serenarse y después levantó su cabeza, haciendo frente a Tamara. "Pasaré a tú oficina otra vez antes de que nos vayamos." "Bueno." Tamara caminó hacia la puerta y se detuvo. "Tú mejor. No te atrevas a marcharte sin decir adiós." "No será 'adiós '." La rubia reunió una sonrisa. "Nosotras estaremos invitándote para que nos visites en el lago alguna vez." "Estaré anhelando eso. Te veré en un rato." Ella desapareció, sintiendo que las dos mujeres necesitaban algo de privacidad. Kennedy cerró la puerta y volteó. ¿"Estás bien?" "No realmente." Carson levantó la mirada al techo, parpadeó varias veces. "Rebecca estuvo bastante fría. Intenté explicarle que no quise lastimar a nadie, pero pienso que no entiende. Se limitó a hablar de lo que podía suceder si la firma quebrara. Me dijo que su familia entera..... Marido y tres hijos..... Todos están en su seguro médico porque su marido no recibe buen seguro donde él trabaja." "Ella está solo asustada, Carson." Kennedy dio dos pasos hacia adelante. "Mikey ya tiene un lugar de servicio legal listo para ayudar a cualquier persona aquí que quiera encontrar un nuevo trabajo. No te culpes." "Estoy intentando no hacerlo." La paralegal hizo frente su amante. ¿"Y dime acerca de qué necesitas hablar?" La morena estaba sorprendida del repentino cambio de tema, e hizo una nota mental para discutirlo más tarde. "Necesito saber cómo te sientes sobre demandar a esta firma
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por acoso sexual, ponerte en peligro imprudentemente, angustia mental, y pérdida de ingresos futuros." ¿"Huh?" La cólera llegó de prisa a la superficie con rápida fuerza. Ella debería conocerme mejor que eso. Frunció el ceño. "Kennedy, Así no es como soy yo. Si tú piensas.... Se alejó silenciosa, la decepción escrita toda sobre su cara. "Y si tú eres de la clase de persona que.... Volteó hacia la ventana. "Bien quizá no te conozca a ti así como yo pensé que lo hacía." "Amor." La abogada se movió rápidamente para confortar a su amante, poniendo una mano en la espalda baja de Carson y frotando ésta suavemente. "Yo necesitó preguntar, como tú abogada. No como tú amiga. Ya sabía la respuesta. Solo necesitaba oírla. Ahora yo espero que tú me escuches." "Ok." Carson intentó empujar abajo la cólera. "Habla." "Tengo la sensación que Howard quiere hacer un trato contigo." ¿"Un trato? ¿Para qué?" La rubia se olvidó de su cólera. De todo lo que había sucedido, ella no había incluso considerado su relación con la firma por si misma, aparte de su relación con Tony como su jefe. "Porque él teme que quieras demandarlos." Kennedy se sentó en el escritorio, agarrando una libreta y una pluma y haciendo algunas anotaciones para si misma mientras hablaba. "Necesito saber que quieres que yo haga. Tú quieres alejarte con nada absolutamente, ¿o tú quieres que intente conseguir algo por lo que tú has atravesado?" ¿"Cómo qué?" El interés de Carson era de intriga, y ella se movió para sentarse al otro lado del escritorio. "Quizá te consiga beneficios médicos ampliados por un tiempo, sin que tengas que pagar cuotas a Cobra. Quizá te consiga alguna clase de paquete de separación de modo que tú puedas tomar verdaderamente tú tiempo libre para buscar otro trabajo. Quizá te consiga tus beneficios 401K completos, incluyendo todos los fondos en juego." La abogada hizo más anotaciones cuando pensó en otros asuntos por cubrir. "Lo qué Howard querrá a cambio, es una renuncia donde tú declares que a cambio de cualquier beneficio que nosotros negociemos, tú acordarás no demandar esta firma por todo lo que sucedió con Tony y Nick."
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"Pero yo no planeo demandarlos." Carson frunció el ceño y se sentó recargándose en la silla enfurruñada. "Yo no quiero que ellos pienses que soy esa clase de persona." "Carson, amor." Dios ella es honesta hasta la culpa. Kennedy sonrió suavemente. "Tú mereces algo. Y Howard estará nervioso con miedo hasta que el estatuto de limitaciones funcione en su tiempo de demandar acerca de todo. Créeme. Esto le hará sentirse mejor tener una promesa tuya por escrito de no demandar, incluso si tu le juras que no planeas hacerlo. Si necesitas algo para ayudarte a sentirte bien sobre esto, piensa acerca de esto." "De modo que.... Te dejo hacer alguna clase de trato para mí, firmo un pedazo de papel que indique que no haré algo que no planeaba hacer de todos modos, ¿y todo el mundo se aleja feliz?" La paralegal estaba comenzando a calentarle la idea. Había estado preocupada sobre el seguro y de echar mano de sus ahorros para vivir. De repente las cosas se miraban mucho más prometedoras. "Ok." Ella sonrió. "Tú consígueme lo que tú piensas que yo deba obtener, y firmaré lo que tú piensas que debo firmar, abogada." "Ahora tú estás hablando." Kennedy le sonrió, y acabó sus anotaciones. "Vamos a buscar a Howard y dejarlo que nos lleve a comer."
***
La comida fue uno de los acontecimientos más incómodos en la memoria reciente. Bien, por lo menos desde mi cena con Nick. Carson empujaba los restos de algunos espárragos alrededor de su plato. El Devonshire Grill servía deliciosos platillos con muy pequeñas raciones de atrayente comida en ellos. Había comido el más pequeño filete mignon que alguna vez vio junto con más o menos un cuarto de una papa y la mitad de cuatro tallos de espárrago que eran la guarnición de su comida. El restaurante en sí era elegante, con flamantes manteles en las mesas y ricos ornamentados tapices en las paredes. Era subterráneo, pero dominado por un hundido patio que tenía una cascada artificial a lo largo de una pared. El sonido de la agua correr habría calmado bajo circunstancias normales. Habían elegido comer dentro, pero varios clientes estaban sentados en el patio, el festivo sonido de risas y tintineo de las copas rompían el tirante extendido silencio entre Carson, Kennedy, y Howard.
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Sonrió cuando Kennedy le sirvió una segunda copa de vino. La abogada estaba pegaba a su acostumbrada agua mineral, no obstante la más costosa botella de agua mineral que ella había consumido en mucho tiempo. Kennedy había pedido el merlot, esperaba poder calmar los nervios de su amante y posiblemente aflojar al bastante callado Howard. Caramba. El hombre prácticamente crujía cuando caminaba, él era tan rígido. "Así pues, Sr. Howard." Kennedy hizo su plato a un lado y se inclinó hacia adelante sobre sus antebrazos. "Vamos cortando la persecución, ¿Ok? Todos sabemos que usted no nos invitó por el placer de nuestra compañía." "No." La cara de Howard era de dolor. Había días cuando de verdad creía que él debió haber seguido los pasos de su homónimo. Su madre había sido una gran admiradora del actor en los años 40, y Howard había nacido en la plenitud de la carrera del otro Trevor Howard. Él nunca había odiado su posición de socio principal más que en la semana que acababa de pasar. Su mundo había girado al revés. "Antes de que nosotros empecemos, srita. Nocona, le debo una disculpa por la manera en que la traté cuando estaba en nuestras oficinas la noche en que Carson fue secuestrada. Usted debe entender como era inconcebible para mí que Tony pudiera estar implicado en algo como lo que usted estaba sugiriendo. Sencillamente no tenía idea." Kennedy estudió sus ojos, los hundidos orbes castaños que parecían estar realmente arrepentidos. "Lo comprendo. Disculpa aceptada." "Gracias." Los hombros de Howard se relajaron, solo un poco. "Estaba esperando que nosotros pudiéramos discutir un paquete de liquidación para Carson. A cambio de este paquete, quisiera un acuerdo escrito de Carson de mantener a mi firma libre de culpa por los recientes acontecimientos, y una promesa de no demandarnos. Tony estaba realmente actuando por si solo. Por lo que yo sé, ningún otro en nuestra oficina está implicado en sus tratos con Nicholas Giovani." Kennedy sintió el golpe de la rodilla de Carson contra su pierna debajo de la mesa. Ella reprimió una sonrisa. "Okaaaay." La abogada arrastró la palabra. "Porque usted no pone sus cartas sobre la mesa, y les daré una mirada." "El sueldo de un año, beneficios médicos por seis meses, y los fondos completos 401K ganados hasta la fecha." Howard se reclinó con aire satisfecho, convencido que su oferta era el equivalente de la mañana de Navidad para la joven paralegal.
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"Vamos Sr. Howard." La abogada sonrió desconcertantemente. "Usted y yo ambos sabemos que Carson tiene ya esos derechos completos en su 401K, de modo que esa parte de su oferta es algo que ha ella se le da por derecho de cualquier manera. Pienso que necesitamos algo más para endulzar la olla del café, ¿no lo cree así?" Howard suspiró. Él debió haber sabido que no sería fácil. ¿"Qué es lo que usted considera qué es justo?" "El sueldo de cinco años, beneficios médicos por tres años, y el paquete de los beneficios 401K completos sobre los cinco años de sueldo." Ella cruzó los brazos. Tú mueve, los dólares. "Pero... Los ojos de Carson casi saltaron fuera de su cabeza, y comenzó a interceptar sus propios pensamientos en las demandas de su amante. Demasiado, Kennedy. Es demasiado. Un firme apretón sobre su muslo, debajo de la mesa, le dijo que guardara silencio y esperara. "Srita. Nocona." La voz de Howard era extremadamente plana Y tirante. "No puedo posiblemente acordar eso. Carson ha estado solamente con nuestra firma por cinco años. Eso es un poco excesivo, si usted me pregunta." Una negra ceja arqueada indicó que él debía continuar hablando. "Yo.... um..... Él dejo caer, tirando números fuera del aire. "Daré el sueldo de tres años, los beneficios médicos por un año, y el equivalente del sueldo de seis meses tope agregado a sus fondos 401K antes de que ella volteé esto." "Añádale una muy estelar carta de recomendación, y nosotros tenemos un trato." La morena miró su boca caer hasta cierto punto abierta en mudo asombro. Lo tengo. Carson miraba de un lado para otro entre un atontado Howard y una muy autosatisfecha Kennedy. Ella sonrió. Era evidente que cuando Howard "bajo" en su oferta, él llegó realmente al campo que Kennedy había estado apuntando desde el principio. "Muy bien, Nocona." Howard finalmente sonrió. "Bajo diferentes circunstancias, le estaría ofreciendo a usted un trabajo ahora mismo. Ok, dictaré esa carta, junto con los documentos de la resolución, esta tarde, y se las enviaré..... ¿Dónde?" La abogada sacó un pequeño maletín de piel y le dio una de sus tarjetas de su empresa. "Estaré de regreso en mi oficina a fines de esta semana."
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"Si no más pronto." Carson golpeó su pierna otra vez. Habían tenido una pequeña discusión sobre el regreso a Austin de Kennedy antes de que Carson estuviera lista para mudarse. Ella planeaba estar empacando antes de finalizar la semana, y Kennedy quería quedarse hasta que terminara. Carson sabía que la abogada tenía obligaciones atrás en Austin que necesitaba atender. Una decisión final todavía no había sido tomada. "Bastante bueno." Un camarero trajo una pequeña bandeja y Howard firmó un ticket para lo que aparecía ser una cuenta corriente mensual. ¿"Puedo acompañar a las señoras de regreso a la oficina?" "Claro." Ellos se levantaron y se dirigieron al elevador. El viaje de nuevo al décimo octavo piso fue silencioso, a excepción de la voz automatizada que anunciaba los pisos que iban pasando. Kennedy miró correr un cintillo digital rojo en una pequeña pantalla justo sobre el teclado numérico. Anunciaba el tiempo actual y la temperatura al aire libre una y otra vez, junto con la cuenta corriente de las transacciones en el banco acortado en un lado del vestíbulo del edificio. Fascinante. La recepcionista los encontró en la puerta cuando entraron en la oficina. "Sr. Howard, nosotros tenemos un pequeño problema." Ella miró hacia el pasillo y retorcía sus manos nerviosamente. "El sr. Moore está empacando en su oficina en este momento. Hay dos guardias de seguridad con él, pero pensé que él no vendría hacer eso hasta mañana." "El no debió hacerlo." Howard revoloteaba en el pasillo en agitación. "No quería que él y Carson estuvieran en la oficina al mismo tiempo. ¡Maldición! Carson, lo siento, "El exclamaba sobre su hombro. "No quería someterla a estar alrededor de él. Iré y le diré que se vaya. Él debe tener sus días confusos." Carson miró a Kennedy por un segundo, y tomó una decisión. "Espere." Ella salió detrás del socio principal. "Está bien. Quiero hablar con él." ¡"Carson!" Fue el turno de Kennedy caminar detrás de los otros. "No pienso que tú deberías.... La rubia se volteó y regresó. Ella colocó las manos en los brazos de su amante, parándola. "Kennedy. Necesito hablar con él. Él fue mi jefe por cinco años. Tengo que hablar con él. Por favor. Tú puedes estar parada afuera de la puerta si tú quieres. Demonios, tú puedes sentarse en el cuarto con nosotros si lo deseas. Pero quiero hablar con él, y este parece tan buen momento como cualquiera." "No quisiera que tú salieras lastimada." El pecho de Kennedy estaba apretado por la emoción. Ella ha atravesado bastante. No puedo mirarlo aplastarla más.
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"Kennedy, cariño. No pienso que pueda lastimarme mucho más de lo que él ya lo hizo." El escozor de la traición estaba fresco en su memoria. Ella tragó, casi saboreando el resentimiento. "Necesito cerrar esto. Hablar con él va a ayudarme a conseguir justamente cerrar un poco más esto." Kennedy maldijo silenciosamente. Estaba segura que no sería la vez última que ella estaría lamentando que Tony fuera un hombre libre, por lo menos temporalmente. Entendía la necesidad de negociar la súplica, pero chirriaba en sus nervios que él no estuviera detenido y programado para la transferencia a Big Spring por tres meses. Maldita prisión de elegantes traseros de cuello blanco. Guerreó consigo misma y casi.... casi aconsejó a Carson, como su abogada, no hablar con Tony. Pero el lado de ella que era amiga de Carson ganó. "Ok. Pero voy a estar parada afuera de la puerta. En realidad, voy a recargarme en la puerta y a vigilarlo." "Tú has lo que tú necesites hacer, amor." Carson estiró la mano y empujó un poco en el saliente labio inferior. "Estaré bien. Lo prometo." "Ok. Pero si él dice o hace algo fuera de línea, puede ser que intervenga." Kennedy frunció el ceño como un niño petulante. "No lo hará." Carson tendió su mano, indicando que la abogada debía tomarla. Sonrió cuando la mano grande se deslizó en la suya. Algunas secretarias miraban con ávida curiosidad. Ella decidió que la daba igual. 'Déjalos que hablen. Como si no lo estuvieran ya. Cuando se aproximaban a la oficina de Tony, inconscientemente apretó la mano de Kennedy en un agarre de muerte. Sintió a la morena retorcerse y levantó la mirada, y entonces la bajó a sus manos. "Oh, lo siento." Soltó la mano de su amante y dejó salir una larga temblorosa respiración. "Deséame suerte." La abogada se inclinó y la beso en la mejilla. "No se te olvide. Estoy justo detrás de ti." Carson suspiró y cerró sus ojos. Tanto había sucedido tan rápido, ella todavía no había procesado todo. No había incluso tenido tiempo para agradecer a Kennedy por las negociaciones en la comida. Ella sonrió. Estoy segura que pensaré en alguna manera de agradecerle apropiadamente. En muy corto tiempo estaría dejando la oficina definitivamente. El futuro se extendía delante de ella, abierto de par en par e invitándola. Miró fijamente en la oficina en donde
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Tony estaba volteado de espaldas. Los guardias estaban ocupados ayudándolo a empaquetar las cajas. Ella recordó su reciente ataque del corazón y en realidad sentía lastima por él. Necesitaba enfrentarlo. Si pudiera solo conseguir algunas respuestas, ella sentiría que quizá podría estar lista para cerrar la puerta de su pasado y avanzar. Tomó la mano de Kennedy y la apretó una vez más, antes de entrar en la oficina. "Hola Tony." Tony volteó, reconociendo la voz de Carson. Él rápidamente la evaluó, y la paralegal miró con horror, cuando él se tornó gris ceniza. Él se agarró del borde del escritorio, cavando en la superficie de madera con sus yemas del dedo, dejando sudorosas rayas cuando ellos se deslizaban tranquilizándose a lo largo de la brillante superficie. Oh mi dios tú no te atrevas a tener otro ataque al corazón. "Hey. Tranquilo." Sin pensarlo, Carson cruzó el cuarto y estabilizó a su antiguo jefe, agarrando su brazo y trasladándolo a una silla. Ella hizo una pausa. Era la silla en la que estaba sentada cuando Nick la golpeó la primera vez. Tragó y empujó una mezcla de emociones que la estrangulaban. "Yo solo vine a hablar." Ella dio un paso atrás, levantó sus manos, y las palmeó. "No estoy armada." Ella miró sobre su hombro a la alta severa figura que permanecía inmóvil en la puerta. Bien, técnicamente no, pues. Tony siguió su mirada y él tragó audiblemente, sus ojos crecieron de par en par con miedo. Por un momento, una minúscula sonrisa jugó en sus labios. ¿Me pregunto si debo registrarla cómo un arma mortal? "Carson.... yo... Tony se detuvo. Después del primer contacto visual, él bajó su cabeza, incapaz de encontrar los serios ojos grises que lo declaraban culpable más efectivamente que cualquier jurado jamás podría. Estaba agradecido que él no estaría compareciendo ante un jurado, por lo menos no cuando él fuera procesado. Estaba seguro que cualquier juez o miembro del jurado que diera incluso una mirada en la cara honesta de Carson lo condenaría posiblemente a lo peor que la ley permitía. "Lo siento," él susurró, incapaz de decir más. Carson se sentó en la silla para invitados. "Tú dijiste eso la primera vez cuando Nick me arrinconó aquí adentro la semana pasada." Ella frunció el ceño y enérgicamente expulsó una respiración, eligiendo sus palabras cuidadosamente. "De cualquier manera
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no te creo. No después de que nada dijiste. Nada, Tony. Tú tenías idea de donde estaba yo, y no dijiste nada hasta que tú estabas de espaldas contra la pared. ¿Por qué?" "Estoy bajo orden de mordaza." El abogado finalmente encontró su mirada. "Los abogados de Nick han fichado una. No puedo discutir el caso o algo específico sobre él hasta después de que los lleven a juicio." "Oh. Bien yo no estoy bajo ninguna clase de orden." Su cólera creció y podía sentir el calor en su cara. "Así que voy a decirte lo que ellos me hicieron." "Sé lo que ellos te hicieron. Te secuestraron, te drogaron, te golpearon, y casi te matan. He oído. Créame, lo he oído. Carson, yo de verdad estoy tan avergonzado. Desearía poder explicarme mejor, pero no puedo." El sincero remordimiento era evidente en los ojos de Tony, y él miró las facciones de Carson suavizarse, apenas un poquito. "Después del juicio de Nick, si tú tienes tiempo, estaría feliz de decirte todo lo que tú quieras saber. Estaré en Big Spring, así que tendrás que venir a verme a conseguir tus respuestas." "Yo justo podría hacer eso." La rubia estudió los angustiados pernos prisioneros de latón amarillo que perforaban la tapicería de piel de la silla en la que estaba sentada, uniéndola al grueso brazo de madera. ¿"Por qué? Supongo que solo deseo saber lo que te hice para que pensaras tan poco en mí que tú consideraras mi vida digna de perderse, justo por dinero." Tony se encogió. "Tú no hiciste nada, Carson. Siempre he tenido una buena opinión de ti, personalmente y profesionalmente. Es complicado. No puedo discutirlo sin conseguir más problemas de los que tengo ya." Él se puso de pie y comenzó a pasearse en el cuarto. "Nunca quise que tú fueras lastimada. Y nunca me imaginé que las cosas irían tal y como lo hicieron. Para el momento en que lo hicieron.... Yo estaba atrapado..... ¿"No pudiste solo alejarte? ¿Decir 'no'?" La paralegal se giró en la silla, siguiendo sus movimientos. ¿"Cómo en el nombre de Dios puedes tú decirme que casi muero por qué tú estabas atrapado? ¿Atrapado por qué?" Dos angustiados ojos cafés encontraron unos confundidos grises. "Desearía poder explicarlo, Carson. Yo.... no puedo. No ahora. He dicho ya demasiado."
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Ella pensó en Nick vigilándola, amenazándola, chantajeándola, teniendo a fotógrafos siguiéndolas a ella y a Kennedy por todos lados, y en última instancia, secuestrándola. Y estaba apenas involucrada. "Nick te amenazó, ¿no es así?" Qué habría podido él posiblemente hacer.... o decir.... a Tony, que lo hubiera asustado tanto que él solo se quedara sin hacer nada y dejar que me trataran de esa manera? Sus ojos cayeron en una pequeña fotografía en el escritorio, en blanco y negro de Tony, Patty y las gemelas cuando ellas tenían más o menos seis meses de edad. Ella jadeó y volteó, haciéndole frente completamente. "El amenazó en lastimar a tú familia, ¿no es así?" El doloroso silencio que se estableció entre ellos fue toda la confirmación que ella necesitó. Tony se dirigió de nuevo al sillón y se sentó, inclinándose y enterrando su cara en sus manos. "Fui tan tonto. Sé que hice algunas cosas horribles. Solo lo conseguía más y más fácil. Después esto se volvió más y más difícil de retirase. Finalmente, no tenía salida. No sin un gran costo." ¿"Qué lo hizo caer, Tony? ¿Perder a tú familia o perderme?" La voz de Carson era casi un susurro. "Nunca pensé en eso exactamente así." Tony se incorporó y se limpió rápidamente su cara con el dorso de su mano. ¿"Tú quieres oír la cosa más irónica sobre esto?" ¿"Cuál es esa?" La paralegal estaba enterada de Kennedy, oyendo el crujir leve del dril de algodón, cuando ella pasó más allá del umbral y estaba parada dentro del cuarto, reclinándose contra la pared. Estaba acompañada de los guardias de seguridad, que habían caminado educadamente a un lado cuando Carson entró en el cuarto. Los tres cautelosamente miraban el desarrollo de la escena delante de ellos. "Las he perdido de todos modos." Él extendió el brazo y tomó un sobre que puso en el escritorio. "Patty sirvió los papeles del divorcio en mí esta mañana. El servicio de procesos llamó a la puerta mientras desayunábamos. Ella los dejó entrar. Estaba en mis malditos bóxer. Las niñas estaban sentadas en la mesa también. Fui forzado solo a tomar los papeles con una sonrisa. Ella sabía que no tendría un arrebato delante de las niñas." ¿"Tú honestamente la estás culpando?" La voz de Carson era de incredulidad. "De todas las cosas consideradas, lo conseguiste tranquilo. Si yo hubiera estado casada contigo.... bien, recuerdo una escena en una película donde la mujer tomó toda la ropa del hombre, dejándolas en su lujoso automóvil, y les prendió fuego. Eso sería un poco más mi estilo. Haría eso y después sacaría los papeles del divorcio."
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Las cejas de Kennedy se elevaron. Nota mental a mi misma. Nunca realmente hacerla encabronar. "Cerca." Tony movió tristemente su cabeza. "Después de que el servicio de procesos se fue, se llevó a las niñas para su siesta de la mañana y después vació mi armario. Descargó todo en la piscina y entonces me dijo que tenía hasta la medianoche de este día para limpiarla. No podía incluso detenerla. Y ni siquiera puedo describirte lo que le hizo a mi antigua colección de tarros de cerveza." Oooo. Carson hizo una mueca de dolor. Y después sonrió. Yeah. Vamos Patty. "Lo siento, Tony. Perdóname si estoy teniendo un rato difícil para sentirme apenada por ti en este momento." La paralegal se retiró con una fría distancia. El abogado miró en el espacio. "Una decisión. Una decisión que tomé hace casi tres años. Cambió todo. Mi vida está acabada." "No, eso no." Carson se levantó. "Tú puedes pasar tú tiempo en prisión sintiendo pena por ti mismo, o tú puedes pasarlo comprendiendo lo que vas a hacer cuando salgas. Tú eliges. ¿No es de lo que se trata todo, Tony? Elecciones. Tú hiciste una muy pobre elección y te ha costado tú familia. Y tú carrera. Y probablemente tus relaciones sociales. Por no mencionar tú libertad. ¿Pero por qué no piensas en eso mientras que estás en Big Spring? ¿De quién es toda la culpa, en todo caso?" ¿"De Nick?" Confundidos ojos cafés la miraron casi esperanzadamente. "No." La cólera emergió otra vez. ¿"Él es culpable? Sí. Pero tú tenías la elección para hacer la cosa correcta retirándote, y elegiste no hacerlo. Esta bola de nieve salió de allí, yo estoy suponiendo. Así que toma la responsabilidad de eso. Tú no eres quien pensé que eras. Por supuesto que no eres el hombre con el que primero comencé a trabajar. ¿Por qué no creces, Tony? Es que no te gustaría tener algo mejor que hacer mientras tú estés allí." El abogado se retorció, casi como si ella le hubiera dado una bofetada. Él la miró en mudo shock. Carson se movió poniéndose al lado de Kennedy. "Mientras tú estés en esto, encuentra tus agallas." Tomó la mano de su amante y tiró de ella a la puerta. Justo antes de que se alejara, volteó una vez más. "Adiós, Tony." Ella no se esperó por una respuesta.
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Kennedy se encontró conducida enérgicamente hacia el pasillo. Estaba plenamente consciente de las miradas, de los cubículos de trabajo y de las oficinas abiertas, incluyendo la oficina de Tamara. La menuda abogada se levantó y salió al pasillo, mirando que Carson hacía una precipitada retirada a su oficina. O la que fue su oficina. Carson, sin embargo, no era consciente de los otros. Su único enfoque estaba llegar a tiempo detrás de una cerrada puerta antes de que la crisis que ella sabía llegara. Una vez dentro del cuarto, cerró de golpe la puerta y atravesó el pequeño espacio, pateando la silla de invitados tan salvajemente que rebotó contra la pared antes de que cayera ésta a un lado. Cuando la silla se derrumbó al otro lado, recogió pequeños artículos de su escritorio, uno por uno, y los lanzó contra la pared contraria. Kennedy miró impotentemente, como un pisapapeles de cristal se hizo polvo, aterrizando en minúsculos pedazos. Poniéndose al lado sobre la alfombra de una caja de clips, una pequeña calculadora, varias plumas, y un Rolodex. Cuando pareció que la tormenta estaba en una calma, ella cautelosamente se acercó, hasta que estuvo a tres pasos del rubio tornado. "Hey." Una llamada en la puerta las interrumpió a ambas. ¡"Márchese!" Carson gritó. Inciertos pasos podían oírse lentamente retirarse en el pasillo. "Carson." La morena cerró la distancia, poniendo una mano sobre un tembloroso hombro. ¡"Oh Dios!" La paralegal se desplomo contra ella, y Kennedy sintió su compacto cuerpo temblar con silenciosos sollozos. "Shhhh." Ella automáticamente envolvió un brazo alrededor de su amante, acariciando su rubia cabeza con su otra mano. "Me preguntaba cuando sucedería esto." La rubia hipeaba, y levantó la mirada en ella. ¿"Tú estabas?" "Yeah." Ella continuó pasando sus dedos a través de las finas ondas. "Solo que no esperaba que sucediera aquí." ¿"Tú pensaste que comenzaría a lanzar cosas en algún momento?" Carson momentáneamente se olvidó de su cólera. "No exactamente." La morena sonrió brevemente. "Pero algo así, sí."
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¿"Por qué?" La paralegal continuaba agarrada de la parte delantera de la blusa de su amante, como si ella misma madriguera en Kennedy, si eso fuera posible. ¿"Tú recuerdas la semana pasada, cuando me escapé del hospital por un pequeño rato?" "Yeah." "Fui al otro lado de la calle a un parque y tuve una pequeña charla conmigo misma y algunos pájaros." ¿"Algunos pájaros?" La frente rubia se frunció. "Olvídate de esa parte." Kennedy la besó en su cabeza y se movió, ganando un más seguro agarre en la pequeña mujer. "Fui allí a ordenar cosas, y comprendí algo. Tú eres mucho como mi madre y yo soy mucho como mi padre." ¿"Lo soy?" Carson escéptica levantó la mirada. "Yeah. Ella es..... Um..... Bastante apasionada. Cuando ella es feliz, canta y baila y actúa como una niña pequeña. Cuando ella está triste, no teme llorar y cuando ella está enojada....bien.....vamos solo a decir que mis hermanos y yo teníamos algunos escondites donde pudiéramos llegar rápidamente." "Oh." La rubia mordió su labio inferior pensativamente. ¿"Suena cómo a alguien que tú conoces?" Una frente morena se levantó y una burlona sonrisa apareció en los labios de Kennedy. ¿"Hmmmmm?" Fue recompensada con una avergonzada sonrisa. ¿"Y tú todavía quieres estar conmigo, incluso después de que lo comprendiste?" "Carson." La morena juguetonamente alborotó el rubio flequillo con sus dedos. "Mi padre me dijo que la vida con mi madre ha sido una aventura. Una muy buena. Él dijo que nunca ha tenido un día aburrido en su vida. Ella era muy joven cuando lo conoció al él, y le ayudo a no tomar todo tan seriamente. Él suele ser tranquilo y único a la vez. Él lleva sus responsabilidades en el corazón. Y él piensa que puede controlar todo en su vida. "Ahora eso suena como a alguien que yo conozco." La rubia cosquilleó las costillas de su amante, ganándose un golpe en su trasero. "Hey. ¿No voy a poder romper ese hábito tuyo, no es así?"
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"Nop." Kennedy acarició el punto donde ella justo dio una palmada, y dio a su amante un pequeño gruñido de aprecio. "Esa parte de tú cuerpo es solo demasiado perfecto. Y bastante tentador. Bastante distrayente también. Mi punto, amor, es que mis padres se complementan el uno al otro." ¿"Justo como nosotras?" Carson movió sus pestañas y sonrió encantadoramente. "Exactamente como nosotras." La abogada agachó su cabeza y mordisqueó los labios de su amante, saboreando el dulce contacto y sintiendo a Carson comenzar a relajarse en sus brazos. La rubia finalmente se hizo hacia atrás. ¿"Fui demasiado dura con Tony?" ¿"Fuiste.... qué?" Kennedy farfulló. "No. Absolutamente no. Si yo hubiera estado en tus zapatos, él estaría lastimado un poco más de lo que él está en este momento. Y no estoy hablando acerca del dolor emocional. Habría podido hacer cosas que habría mantenido justo en su mente de su patética vida personal." ¿"Cómo lo que le hiciste a Nick y Marcello?" Carson estudió la suave piel en el hueco de la garganta de su amante, y la trazó con un dedo, mirando los pequeños músculos debajo de la piel moviéndose ligeramente en su paso. "Mmmm. Yeah." Kennedy se estremeció, recordando su enfrentamiento con Nick en una borrosa neblina. Era la primera vez que ella tuvo que utilizar su destreza con el arma en una situación de la vida real. Esperaba que fuera la última. “Habría probablemente funcionado sobre él bastante bien, en todo caso." ¿"Kennedy?" La rubia sintió el cuerpo de Kennedy tensarse, y ella frotó su cara en el hombro de la alta mujer. ¿"Hmmm?" La respiración cálida de Carson se colaba ligeramente a través de su cuello y garganta, causando un estremecimiento agradable bajo su columna vertebral. ¿"Podemos ir a casa?" La rubia soltó a su amante y se acercó al apilado de cajas. "Quisiera conseguir éstas cargadas y salir de aquí. No tengo nada que hacer en este lugar." "Creo que puede ser arreglado. ¿Tú deseas ir a despedirte de Tamara?" "No." Claros ojos grises parpadearon tristemente. "Después de mi pequeño arrebato, pienso que solo necesito desaparecer silenciosamente. Intentaré encontrarme con ella para comer un día de esta semana antes de que me vaya."
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"Ok." Kennedy cubrió un brazo a través de sus hombros, atrayéndola en un confortable abrazo. "Vamos a llevar el auto al muelle de carga, y entonces quizá podamos ir a encontrar un poco de helado en alguna parte." "Eso sería perfecto." Carson sonrió, y abrió la puerta de la oficina.
***
"Esta fue la mejor idea que tú has tenido en todo el día." Carson se recostó en la burbujeante agua caliente, sus brazos cubrían a lo largo de los lados del Jacuzzi. El vapor con olor a cloro flotaba en el aire a su alrededor, goteando sobre su cara y logrando que su cabello se pegara contra su cabeza. Levantó la mirada hacia su balcón, en donde Roma y Allie estaban sentadas, mirándola ansiosamente y maullando de vez en cuando en protesta por estar temporalmente abandonadas. Kennedy se deslizó hasta ella y se metió cuidadosamente contra el costado de Carson. "Tengo algunas otras ideas que pudieran ser incluso mejores." Miró alrededor del tranquilo patio en donde la piscina y el jacuzzi estaban instalados, y contenta que nadie miraba, agachó su cabeza y lentamente saboreó los labios de su amante. "Mmmmm." Se hizo hacia atrás y sonrió. "Chocolate y cereza." Carson soltó una risita y envolvió su mano alrededor de una alta copa con un frío batido. Sorbió en la bebida que rápidamente se derretía, asegurándose de conseguir partes iguales de chocolate y crema batida. "Uh-huh. ¿Estás quejándote?" "No." La morena levantó una ceja y tomó la oportunidad de explorar más. Ella se rió suavemente en el fondo de su garganta cuando Carson colocó la taza a un lado y se concentró completamente en el beso. Kennedy dejó los labios de su amante, y cuidadosamente apartó las minúsculas gotas del vapor de la línea de la quijada de Carson, dirigiéndose hasta la oreja de la rubia. "salado y dulce. Me gusta." ¿"Mejor que esa cosa de soya que acabas de beber?" Carson arrugó su nariz. Ella intento de verdad probar la bebida elegida por Kennedy. Pero ahí no había punto de comparación entre la leche de soya y el helado, no importa como ella intentara duramente convencerse de lo contrario. Incluso la crema batida con poca grasa y una cereza no pudieron ocultar el raro sabor que se estableció incómodamente en su lengua.
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"Algunos gustos se adquieren." Kennedy mordisqueó en un rosado lóbulo, satisfecha cuando sintió los músculos poco a poco agitarse contra su mano, que estaba apoyada contra el desnudo estómago de Carson. "Otros tú puedes solo saborear una vez, y saber que no vas a obtener suficiente." Dejó que su lengua se arrastrara abajo de un invitador cuello a un incluso más atrayente escote. ¿"Te mencioné que me gusta este traje de baño?" Ella sonrió. Carson había optado por un pequeñísimo bikini rojo sobre su usual atlético azul real. La parte superior consistía en básicamente dos triángulos de tela brillante que se ataban detrás de su espalda y en su cuello con unos delgados tirantes, y estaba sostenido en el centro con un pequeño redondo anillo dorado y plateado. La parte de abajo eran dos triángulos más grandes, reunidos a los lados con dos anillos haciendo juego. "Cariño." La rubia suavemente se empujó contra el hombro de su amante. “Yo amo lo que tú estás haciendo en este momento, pero no estoy absolutamente preparada para dar un espectáculo para cualquiera de los vecinos que pudieran estar mirando a escondidas a través de sus cortinas." "No puedo evitarlo." Kennedy renuente calmó sus acciones. ¿"Tienes alguna idea de lo excitante que estás en este bikini, todo mojado y lleno de vapor?" Sus ojos hablaron por ella, vagando hambrientos sobre el musculoso cuerpo de su amante. "Tú no estás nada mal." Carson arrastró un dedo arriba en la cintura de la morena, admirando su propia vista. Kennedy no había traído un traje de baño con ella. En alguna parte entre la oficina de Carson y la nevería, ella tuvo la brillante idea de conseguir su helado, y entonces regresar a casa de Carson y sentarse en el Jacuzzi que estaba conectado a lado de la piscina debajo de su apartamento. Esto había ocasionado desviarse al centro comercial para encontrar un traje de baño. Ella había comenzado a alcanzar los típicos trajes de baño de una pieza, cuando sintió un tirón insistente por la espalda en su cinturón, y fue arrastrada al otro lado a la sección de bikinis. Antes de que ella pudiera protestar, Carson indicó que todos los trajes de baño tenían incluido un cincuenta por ciento por venta de liquidación por la terminación del verano y después le susurró que le gustaría ver a la alta morena en un bikini en el lago alguna vez. A regañadientes al principio, ella seleccionó varios trajes y se los llevó al vestidor. Carson se sentó educadamente cerca de un espejo de tres accesos. Casi tímidamente,
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Kennedy apareció por primera vez en uno de los bikinis, siendo recibida por la muy evidente aprobación de la rubia. Con la confianza cada vez mayor, ella se probó cada traje, gozando de la atención de Carson, absorbiendo esto sobre un nivel de su ego que no había sido acariciado absolutamente de esa manera en un rato muy largo. Cuando finalmente salió al cubículo en el traje que ahora llevaba, no solo se ganó una apreciativa mirada, sino también un bajo silbido de Carson. Era uno con estampado de leopardo cortísimo en las piernas y venia en una V directamente debajo de su ombligo. La parte superior era un torcido strapless que se simplemente se envolvía alrededor de ella y se enganchaban juntos en la espalda. Inquisitivamente, miró en Carson intentando entender la reacción de la rubia, diciéndole que no había mucho en el bikini. Carson había rodado sus ojos y le había explicado que ese era el punto. ¿"Te gusta este bikini aquí, huh?" Kennedy dijo con voz perezosa, y capturó el errante dedo, entrelazando sus dedos con los de Carson debajo del agua. "Me gusta lo que está en el bikini." La rubia se inclinó y besó a Kennedy. Ella se apartó jadeante y acotó. "No solo la parte física, sino el paquete completo." La morena se encontró pérdida por las palabras. Inclinó su cabeza a un lado y bebió el momento, permitiendo que las sinceras palabras de Carson y la proximidad de sus cuerpos la rodearan con un suave cálido resplandor. Se recostó y estiró sus piernas en el sólido estante de concreto debajo del agua, y tiró de la espalda de Carson contra ella, rodeando la cintura de la rubia con un brazo y trayendo una de las manos de Carson arriba sobre el agua. Ella estudió sus dedos entrelazados y besó las yemas de los dedos de la paralegal. ¿"Y qué, está en la agenda para esta noche? Por mucho que me guste estar aquí, ambas estaremos bastante arrugadas como ciruela pasa." "Tú necesitas empacar para que puedas regresar a Austin mañana." La rubia se giró, preparada para la mirada de su amante. Habían discutido otra vez en el auto con respecto a la fecha de la salida de Kennedy. "Carson... La abogada encendió su antenita radar personal, preparada para responder a cada protesta. Fue sorprendida en lugar de eso con un suave beso en su clavícula. "Lo sé." Carson dio vuelta de lado y se acurrucó contra ella. "Tú deseas permanecer aquí y vigilarme. Tú deseas ayudarme a empacar. Tú deseas conducir a Austin conmigo el viernes o sábado, cuando esté lista para marcharme. Cariño.... Otro beso. "En primer
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lugar, la empresa de mudanzas estarán viniendo el jueves para hacer la mayor parte del embalaje pesado por mí. Cargarán la mudanza en un camión el viernes en la mañana y estarán conduciendo a Austin por la tarde. Mañana y el miércoles empacaré las cosas que deseo llevar conmigo en el auto." "Podría ayudarte con eso." Kennedy bromeando dobló un bíceps, sonriendo y meneando sus cejas. "Estoy segura que podrías." Carson rió y apretó el abultado músculo. "Solo que no va a tomarme mucho tiempo, y la mayor parte será ligero. Eso me trae a mi segundo punto. No tendré sitio para ti en el auto cuando me vaya. He conseguido, dos gatos, y todas las cosas que estoy acarreando allá yo misma. Mi pequeño auto va a estar lleno al tope. Los gatos van a tomar la mayor parte del asiento trasero solos. Mis plantas las subiré al asiento del pasajero, y el resto de mis cosas entrarán en la cajuela. Faltando espacio para ti, no sé dónde te pondría, y no voy a permitirte repetir ese peligroso truco de la patineta de tus días infernales." "Podría hacerte compañía hasta el viernes, y entonces volar de regreso." La voz de la morena bordeaba sobre el gimoteo "Sí, podrías." Carson sonrió. "Y estoy segura que harías un muy buen trabajo de eso. Pero estaré pasando la mayor parte del resto de la semana encontrándome con distintos amigos y parientes alrededor de aquí para comidas y cenas." Ella acarició la mejilla de su amante. "Amor, necesito despedirme de varias personas. Tú serías más que bienvenida para acompañarnos, pero te aburrirías, yo imagino. Y tú has aplazado tus casos ya por más de una semana. Tú necesitas regresar a tú oficina antes de que empieces a perder a tus clientes. Y piensa de la pobre Valerie y los otros. Ellos te necesitan allí, amor. Yo estaré allá para el sábado en la noche a más tardar." "Tú tienes razón." Kennedy bajó la mirada, sacudiendo la superficie del agua. "Odio admitirlo, pero la tienes." "Estaré bien." Carson le levantó su barbilla. “Ambas tenemos cosas que necesitamos cuidar ahora, y tenemos que estar separadas para ocuparnos de ellas. Estaré allá antes de que tú lo sepas. Te doy un mes antes de que te haya conducido a la locura y estés dispuesta a lanzarme a la calle." "No en absoluto." Kennedy frunció el ceño. "Por lo que a mi respecta tú incluso no necesitas buscar un apartamento. Me gustaría justamente que te quedaras conmigo." Las
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palabras estaban fuera y ella cerró los ojos cuando se dio cuenta que había dado voz a sus pensamientos que se prepuso guardar para si misma. "Nos encargaremos de eso." Carson sonrió. La sonrisa creció más cuando miró la sorpresa mostrada en los azules ojos. “Quizá lo haga. No es como si no hubiera tenido pensamientos acerca de eso, y un poco imaginé que tú los tenías también." "Yeah." Kennedy suspiró con alivio. "Los tengo. Me acostumbré a estar alrededor de ti. Y me gusta esto de esa manera. Me gusta despertar contigo. Me gusta que hagamos el desayuno juntas y jugar juegos. Me gusta platicar contigo, Carson, y me gusta solo verte. Sé que nuestras vidas serán diferentes una vez que estemos juntas sobre una base diaria, pero pienso que será una buena clase de diferencia. Quisiera ver como van las cosas entre nosotras, viviendo juntas." "Yo también." La rubia sintió el confort de los dedos dando masajes firmemente a su cuello. “Solo soy tan independiente. Tú sabes eso. Voy a necesitar un poco de tiempo. Vamos solo a tomar un día a la vez después de que llegue allí. Después de que yo encuentre un trabajo, nosotras daremos otra mirada en las cosas y veremos si deseamos hacer mi mudanza a tú casa más permanente o no. ¿De acuerdo?" "De acuerdo." Kennedy la abrazó, las ruedas en su mente ya giraban. Voy a hacerle la vida conmigo tan placentera y tan divertida que ella nunca deseará irse. Jamás. ¿"Por qué no vamos a ducharnos y comenzamos a pensar sobre la cena?" Carson se desenredó de las largas piernas y brazos, y movió su cabeza arriba y abajo para restablecer su cabello. "Me gustaría tener una agradable cena contigo esta noche." "Yeah. Me gustaría eso, también." La morena subió sobre el escalón, tendiéndole una mano a Carson. Se envolvieron en las gruesas toallas para la corta subida a las escaleras del apartamento.
***
Carson hizo una pausa a mitad del cepillado de sus dientes, hipnotizada por el maravilloso moreno cuerpo que podía ver detrás de ella en el espejo. Ella estaba en el lavabo en el área del tocador que funcionaba entre el dormitorio y el pasillo. Se dio la vuelta para disfrutar más completamente de la vista.
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Kennedy estaba en el dormitorio, sentada en cuclillas y revolviendo en su maleta para su ropa. La morena estaba volteada de espaldas y era inconsciente de su audiencia. Ella gruñó con satisfacción, recuperando un par de su ropa interior de algodón morado y negro con rayas de cebra. Se levantó y dejó caer la toalla que estaba envuelta alrededor de su cuerpo, exponiendo firmes músculos de sus hombros hasta sus pantorrillas. Los músculos estaban cubiertos por la suave morena rojiza piel, empañada solamente por los restos de la contusión grande decolorándose donde Marcello le había golpeado su espalda baja. Carson casi se tragó su pasta dental, y en lugar de eso, rápidamente se volteó, escupiendo y enjuagando su boca. Cuando nuevamente volteó, Kennedy tenía la ropa interior puesta y una vez más buscaba en su maleta. Carson observó la interacción del hombro y músculos de la espalda y sintió un hormigueante calor comenzar a propagarse a través de su piel. Kennedy se levantó otra vez y se abrochó su bra. Cuando comenzó a tirar de una camiseta sobre su cabeza, sintió un par de uñas recorrer ligeramente abajo de su espalda. "Deja eso y examinaré tus contusiones para ti." La voz de Carson ronroneó seductoramente en su oído. Kennedy se congeló, sus brazos se levantaron y la camisa salió por su cabeza. Ella gimió suavemente, sintiendo los dedos de Carson arrastrarse desde su cuello a su cintura, trazando los hombros y todos los músculos debajo de ellos. Suaves labios siguieron a los dedos, plantando firmes húmedos besos a su paso. La morena se giró, y con una sacudida de su muñeca, aventó la camiseta al otro lado del cuarto. Sus ojos brillaron traviesamente, y apoyó las manos en las caderas de Carson. ¿"Srita. Garret, está ofreciendo justo jugar al doctor conmigo?" Ella tiró de la rubia más cerca. "Yeah." Carson le dio una sexy pequeña sonrisa. "Algo así." Ágiles dedos llegaron a la espalda de Kennedy, desabrochando su bra y arrastrándolo por sus brazos. "Quiero asegurarme de que tú estés curándote y todo." ¿"Cómo sé que tienes las credenciales apropiadas para realizar el examen?" Kennedy sonrió maliciosamente, y después jadeó, cerrando los ojos. "Bien.... La rubia se deshizo del bra y arrastró los dedos de nuevo adelante, remontando las cumbres de los pechos de Kennedy y recorriendo sus manos ligeramente debajo de sus costados, y entonces alrededor de la espalda y sobre las mejillas del firme trasero, y sobre la sensible piel justo debajo de ellas. Ella hizo buen uso de sus uñas ”.....
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Pienso que tú has tenido una de mis examinaciones antes, pero solo para estar segura, tendré que tomar mi tiempo, te doy un examen preliminar antes de que bajemos a la cosa verdadera. Tú serás el juez de mis credenciales." "Mmmm." Kennedy gruñó, tirando en las caderas de Carson y la atrajo hasta que estaban presionadas juntas. Se inclinó y disfrutó de un lento embromador beso, permitiendo que solo las puntas de sus lenguas bailaran juntas por varios largos minutos, su cuerpo respondía a los labios y a las manos de su amante. "Estoy comenzando a recordarlo, pero tú tienes razón, ese examen preliminar es una buena idea." Carson lentamente empujó a su alta amante hacia la cama. Sintió que su propia corta toalla en la que estaba envuelta era quitada. Frotó sus desnudos pechos contra el torso de Kennedy, gozando del calor de piel contra piel, y enganchó sus pulgares en el elástico de las moradas y negras bragas. ¿"Tú vas a dejarme totalmente desnuda?" Kennedy sonrió. "No es que tenga un problema con eso." "Yeah." La rubia tiró en el suave algodón, deslizándolo abajo y haciéndole cosquillas en las pantorrillas a su amante cuando Kennedy salió de él. Carson suavemente la empujó hacia atrás sobre la cama. "Necesito asegurarme de que hago un minucioso trabajo." Kennedy fue colocada de espaldas, su cabello derramado a través de la almohada y sus brazos cubiertos libremente sobre su cabeza en un sumiso gesto. Sus ojos se suavizaron y ella miró, que Carson se arrastró arriba a su lado y después la montó a horcajadas, descansando en una posición sentada a través de sus caderas. La respiración de la morena cogió la pasión abierta de par en par en los ojos de Carson. "Soy toda tuya, Dra. Garret." "Lo sé." Carson se encrespó sobre ella, besándola profundamente, mientras sus manos comenzaron a vagar sobre del torneado estómago. Ella disfrutó las sensaciones, sintiendo a Kennedy alternadamente relajarse y tensarse contra ella, cuando la alta mujer murmuraba continuamente para ella palabras sin sentido. Carson las entendía perfectamente, su propia pasión aumentó igualando a la de su amante. Tomó su tiempo, usando sus dedos y labios en cada pulgada disponible de piel, y sintiendo las largas piernas envolverse libremente alrededor de ella, atrayéndola más cerca.
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Kennedy sentía los labios de su amante suavemente besar todo alrededor de los remanentes de la contusión grande en su costilla. Con dolorosa lentitud, los labios poco a poco se movieron hacia arriba, lamiendo en la superficie inferior de su pecho. Sus ojos rápidamente se abrieron cuando Carson cerró su boca alrededor de su pezón. "Oh, sí. Se siente, tan bien." Largos dedos se envolvieron en el corto cabello rubio, animando las acciones de Carson. "Oh, Dios." La rubia tiró y sopló en su húmeda piel, causando una frialdad que la recorrió desde los dedos del pie directamente a su ingle. Carson miró la oscura piel arrugarse y endurecerse, y ella recorrió la palma de su mano sobre este mientras que le daba al otro pecho igual atención. Su mano libre vagó abajo al costado de Kennedy, apartando sus piernas, y embromando la muy sensible piel del interior de sus muslos. "Bebé, por favor sigue adelante." La lengua de Kennedy remontó el borde del oído de Carson y mordisqueó abajo desde su quijada a sus labios. "No pararé hasta que termine." Los dedos de Carson se movieron al interior, y Kennedy consiguió una examinación mucho más íntima. Ella cedió ante las deliciosas sensaciones, cerrando sus ojos dichosamente cuando se sintió penetrada profundamente, las caricias firmes de su amante la traían a lo que ella sabía sería un demoledor clímax. "Te amo tanto," Carson respiró suavemente en su oído. "Tanto más de lo que yo pueda posiblemente expresar." Kennedy se entregó totalmente, sintiendo a su cuerpo acurrucarse adentro antes de que ella se permitiera montar en las olas, su cuerpo se presionaba en Carson agarrándose desesperadamente en los hombros de su amante como un ancla. "Esto es „el‟, Kennedy. Eres mía." Carson la sostuvo cerca, cogiendo tanto del largo cuerpo en ella como podía, capeando el clímax con su amante hasta que sintió que la morena comenzaba a relajarse, descendiendo flojamente abajo en el colchón. "Y..... Kennedy comenzó a formar pensamientos lúcidos. Envolvió los brazos y las piernas firmemente alrededor de su amante, tirando a la mujer más pequeña hacia arriba hasta que sus labios se encontraron en un beso dulce y lánguido. ¿"Cuál es tú diagnóstico, doc?" "Mmm. Los grises ojos medio cerrados la miraron soñadoramente. "Tú eres hermosa." Sus yemas de los dedos ligeramente rozaron contra la bronceada cara. "Tú pareces tener reacciones perfectamente normales a los estímulos."
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Kennedy se echó a reír, dando a Carson un movido paseo cuando fue colocada encima de ella. Ella continuaba riendo, un rato después borraba la sonrisa de sus labios para substituirla por una fingida severa seriedad. ¿"Tú tienes alguna prescripción para mí?" "Bien.... Carson sonrió y se rodó fuera de ella y se colocó sobre su costado, haciendo círculos pequeños con su mano contra un plano estómago. "Pienso que necesitamos repetir con frecuencia el examen, solo para asegurarnos." "Oh, me gusta cómo suena eso." Kennedy la acostó sobre su espalda. ¿"Tú necesitas qué te devuelva el favor?" ¿"Eso solo sería lo justo, tú no crees?" Carson sintió a la más alta mujer comenzar una trayectoria lenta abajo en su cuello con sus labios. Su respiración comenzó a volverse errática, cuando los labios circundaron su botón del vientre antes de dar un delicado tirón a su anillo del ombligo, provocándole una sacudida de placer que la hizo gritar. Kennedy sonrió con autosatisfacción, y mordisqueó más bajo. "Oh, sí." Ella compensó el trato.
***
Mucho más tarde, Carson estaba en sus brazos, completamente saciada. "Nos brincamos un poco la cena." ¿"Tienes hambre?" Kennedy besó su cabeza, sus manos vagaban ociosas arriba y abajo de la espalda de Carson, su mente perdida en los pensamientos. Era la primera vez que hacían el amor desde que estuvieron en Fredericksburg. Había tenido mucho cuidado de no empujar a Carson, y había estado esperando que la más joven mujer diera el primer paso. Cada fibra de su cuerpo estaba agradecida en tener esto, su intimidad física, de nuevo. Había estado hambrienta de esa clase de curación que solo el tacto amoroso de Carson podría traerle. "Uh-huh. Aunque no me apetece mucho vestirme y salir en este momento." Ella se levantó un poco. "Podríamos ordenar algo de comida china."
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"Eso suena bien." Kennedy detectó una nota levemente melancólica en la voz de su amante. "Me gustaría cenar en la cama, y solo charlar." Parpadeó, permitiendo que sus emociones se reflejaran en su cara. "Voy a extrañarte esta semana." "Te extrañaré también." Carson sonrió, su voz sonaba un poco menos sombría. Extendió su mano, acariciando los largos oscuros mechones, torciéndolos entre sus dedos. "Yo una vez me juré que nunca me mudaría a alguna parte por otra persona." Ella observó los muros defensivos comenzar a levantarse en los dolidos azules ojos. "Espera." Ella sonrió tranquilizadoramente. "Hay más. Miré a varios de mis amigos dejarlo todo por otra persona, y los miraba perderse a ellos mismos en el proceso. Me prometí tanto que nunca me mudaría por otra persona, a menos que encontrara a alguien que hiciera mi vida mejor estando con ella, que la que tenía yo sola. Finalmente he encontrado eso." Kennedy soltó su respiración, cuando Carson tomó su mano y la puso contra su pecho. La morena sintió el latido del corazón de su amante fuerte y continuo, golpeando contra ella. "Este corazón te pertenece a ti, ahora. Tú no lo tomas de mí. Te lo doy libremente. Sé que tú cuidarás bien de él. "Kennedy sintió un temblor interno, su propio corazón latía con fuerza en respuesta a las palabras de su amante. Ella comenzó a decirse que no merecía esto. Y entonces paró. Recordó un ciervo blanco y pensó en ella misma más joven, y los cinco años que habían pasado desde que Ángela murió. No soy esa persona más. Asintió un poco en reconocimiento. Quizá es tiempo que solo acepte esto por el regalo que es, y parar de preguntar en cada vuelta. “Mejor créelo, lo haré." Tiró de Carson hacia abajo en un beso de afirmación. Cuando ella interrumpió, recordó una pequeña caja en su maleta. "Oh. Espera." Cuidadosamente se deslizó de debajo de Carson y se rodó a sus pies. Se arrodilló y desabrochó a un lado del bolsillo, recuperando la caja. Regresó a la cama y se sentó en el borde. "Conseguí algo para ti. Parte de el, ya tienes, pero conseguí algo que va con el." Le dio a Carson la caja. La rubia la estudió curiosamente por un segundo antes de que levantara la tapa. "Oh." Ella sonrió. "Que hermosa. Gracias." Ella levantó un delicado brazalete de un lecho de suave algodón. Cuidadosamente tocó los colgantes unidos, riendo con asombro silencioso. Había un minúsculo par de botas vaqueras, un pequeño teléfono, un solo capullo de rosa, un minúsculo oso teddy, y finalmente, ella vio la llave que Marcello había lanzado en el cesto de la basura de Tony. "Cómo....
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"La encontré cuando fuimos a tú oficina a buscar pistas." Kennedy tomó la caja de ella y levantó el algodón, revelando una larga fina cadena con solo un muy pequeño corazón colgando. Ella extendió el brazo, cubriendo el collar alrededor de su propio cuello. La cadena era suficientemente larga que el corazón en realidad caía entre sus pechos, y podría permanecer oculta si la mantenía metida dentro de su camisa. "Supongo que estamos en la misma longitud de onda esta noche." Ella suavemente tomó el brazalete de Carson y le mostró como la llave realmente cabía en una pequeña ranura en el corazón. "La llave de mi corazón, Carson." Carson observó, como Kennedy tomó su mano y abrochó el brazalete alrededor de su muñeca. Ella siguió presionando sus labios contra el interior de su palma, mordiendo suavemente en la piel apenas debajo de sus dedos. La morena se recostó y sonrió. "Vamos a ordenar esa comida china antes de que decida tenerte para el postre." "Ok." Carson se incorporó, balanceando sus pies al rededor del piso. "Pienso que sé dónde puedo encontrar un menú."
***
Algo cosquilló los labios de Kennedy, y ella lo quitó con molestia, sus ojos todavía cerrados. Su mano hizo contacto con un ronroneador peludo bulto y abrió los ojos para encontrar dos muy redondos verdes mirándola fijamente a pulgadas de ella. Ojos verdes enmarcados por negros, blancos, y anaranjadas manchas, y largas barbas. Una pequeña, húmeda nariz presionada contra la suya y una áspera lengua le dio una experimental lamida. ¡"Yaaaa!" Sobresaltada la morena gritó en reflejo. Roma huyó de la cama, el asustado felino mucho más sorprendido que el objeto de su curiosidad. ¿"Qué pasa?" La voz adormilada de Carson mandiló sobre un descubierto hombro. "Nada." Kennedy la besó en la cabeza. "Solo uno de los gatos. Vuélvete a dormir." "'Ok." La rubia acomodó su cabeza en el lado de su cuello, suspirando con satisfacción. Kennedy también suspiró, y miró a la ventana. La mínima visibilidad estaba silueteada por la suave luz gris, indicando la llegada del amanecer. Sabía que debía intentar dormir
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un poco más. Habían permanecido despiertas platicando hasta bien pasada la medianoche. Habían crecido mucho más cercanas durante los cinco días juntas después de que Carson fuera dada de alta del hospital. Cualquier duda que Kennedy hubiera alguna vez albergado referente a su relación con Carson, por la mayor parte, se había completamente disipado. Había mantenido sus emociones cuidadosamente en control, no deseando asustar a Carson con justo como profundamente se habían convertido sus sentimientos. Pero anoche..... Kennedy sonrió. Anoche, después de que compartieran su comida china y se acurrucaron en el sofá para mirar un vídeo, Carson había confesado similares sentimientos. Sin más dudas entre ellas, se habían abierto la una a la otra en un nuevo nivel, compartiendo los verdaderos sueños de su vida la una con la otra.... donde deseaban estar en diez años, y veinte años, y cincuenta años. Que deseaban estar haciendo y qué cosas esperaban realizar. Poco a poco, se dieron cuenta que hablaban en términos de "nosotras" y "nuestro" e incluso "familia," en vez de "yo" y de "mí." Estos habían sido espantados y energetizados al mismo tiempo. Kennedy nunca se había previsto el tener un futuro a largo plazo con alguien antes, incluso Ángela. Con Ángela ambas eran demasiado jóvenes para pensar mucho más allá del siguiente fin de semana. Pero con Carson..... Ella tembló feliz. Con Carson ella vio cosas en su futuro que antes nunca se hubiera atrevido a imaginar. Intensificó su agarre alrededor de la más pequeña mujer y plantó otro beso justo en la cabeza. Sintió un beso ligero como una pluma en su hombro a cambio, y suavemente rodó sobre Carson. Los ojos de su amante todavía estaban cerrados, y ella se inclinó, rozando sus labios en cada párpado y entonces bajo, encontrando los labios de Carson en un ligero embromador contacto. "Pensé que tú querías que me volviera a dormir." La rubia sonrió y sus ojos se agitaron abriéndose. "Tú no tienes que despertar." Las manos de Kennedy vagaron más bajo, sus tranquilas continuas caricias hicieron a Carson tirar de ella más cerca. "Por lo menos no completamente." "Esto es agradable." Los ojos de Carson se cerraron otra vez cuando su cuerpo sintió una extraña combinación del letargo temprano de la mañana, mezclada con un
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depositado fuego que venía lentamente a la vida, pero con mucho menos intensidad del que ella había experimentado la noche antes. Éste era lento, y de alguna manera estimulante y relajante al mismo tiempo. Esto era casi como..... "Solo flota aquí conmigo por un pequeño rato." Kennedy continuó los movimientos, ni aumentando ni retardando su velocidad, su mano se movió más bajo todavía, y llegó al húmedo sedoso calor. "Tan agradable." "Mmmm." La rubia se arqueó en ella. Carson efectivamente flotó allí por un largo rato, permitiendo que el tacto de Kennedy poco a poco la llevaran a un muy agradable lugar, y después sintió a su amante justo como poco a poco la traía de regreso a otro lugar que era completamente pacífico y totalmente seguro. Kennedy se acurrucó contra la espalda de Carson, acariciando el vientre de su amante lentamente y besándola suavemente a lo largo de la nuca y hombros. "Ahora tú puedes volver a dormir." ¿"No necesitamos levantarnos?" Carson sentía ya a su cuerpo ceder ante el abrumador deseo de solo cerrar los ojos y de permitir que el sueño la reclamara por algunas horas más. "Nah." La voz profunda vibró contra su espalda. "Mi vuelo sale esta tarde. Tenemos mucho tiempo." ¿"Estarás llevándome a desayunar la próxima vez que despierte?" La rubia, apoyó una mano sobre la que vagaba a través de su estómago. "Cariño', nunca podría ir a la cama con una mujer y no llevarla a desayunar a la mañana siguiente. Desayuno..... desayuno y almuerzo..... Cena." Kennedy puso un beso en la nuca. "Lo que tú desees, amor." Ella dejó que su puño se apoyara entre los pechos de Carson, y sintió una mano más pequeña enroscarse alrededor de éste, manteniéndola allí. ¿"Harás eso realmente incluso después de que llegue a Austin?" Carson bromeó, apretando la mano de su amante. "Bien.... Kennedy enterró su cara en el suave rubio cabello. "Puede ser que no te lleve cada mañana, pero cocinaré para ti." "Pienso que he encontrado el cielo," Carson rió suavemente.
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"Oh, bebé. Te llevaré al cielo cada vez que tú quieras ir allí." La morena mordió la expuesta piel de un hombro, y después besó rápidamente ésta. "Te amo, Kennedy." Carson arrimó su espalda contra ella. "Te amo también." Deseo pasar el resto de mi vida contigo, Carson Garret. Parpadeó en sorpresa, sus ojos tiraron de par en par asombrados. Por primera vez, sus pensamientos no la asustaron. No estaba lista para expresarlo con palabras justo todavía, pero tan claro como saber que estaba tan enamorada de Carson, sabía que las palabras eran verdad. Era solo cuestión de tiempo. La morena cerró sus ojos, su respiración y el latido del corazón comenzaron a ir más despacio su cuerpo la engatusó nuevamente dentro de placenteros sueños.
***
La terminal estaba bastante quieta por la tarde, casi como si estuviera en espera del alboroto por venir de los que se desplazaban en trabajos de negocios que comenzarían a arribar después de la terminada jornada laborable. Carson y Kennedy estaban sentadas una a lado de la otra en unas de las puertas de embarque, haciendo frente a unas grandes ventanas que dominaban el laberinto de asfalto y las pistas de aterrizaje del aeropuerto regional. Kennedy tenía un brazo cubierto de manera casual sobre el respaldo del asiento de Carson, sus piernas se tocaban y sus cabezas inclinadas juntas en tranquila conversación. Al observador ocasional, parecían ser dos intimas amigas en una profunda discusión. En realidad, estaban ambas con avidez empapándose en sus últimos minutos juntas antes de que el vuelo de Kennedy fuera llamado a abordar. Finalmente, el vigilante de la puerta de embarque hizo el aviso que los pasajeros deberían meterse en una de las tres líneas, dependiendo del número en sus pases de abordar. Era la primera vez que Kennedy estaba alegre de estar en el último grupo que le sería permitido entrar al avión. Cada minuto contaba. Se habían levantado a media mañana y se bañaron juntas. Eso había sido en primera, pues tomaron turnos juguetonamente enjabonándose la una a la otra y pasaron mucho tiempo en aún más exploraciones. El estar limpia nunca
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había sido tan divertido. Ambas mujeres estaban agradecidas que el complejo de apartamento de Carson estaba en un sistema de caldera, asegurándolas que el agotamiento del agua caliente era casi imposible, y podrían tomar su tiempo en su nueva fuente de recreación encontrada. Después de la ducha algo larga, habían ido a almorzar en una pequeña cafetería de comida saludable cerca del centro de Dallas. Kennedy persuadió a Carson para intentar las crepas de granola con miel virgen y nuez, y la rubia había descubierto que realmente le gustaban. Después de algunas tazas de café, su humor se había vuelto más sombrío, y habían girado a los asuntos que ambas mujeres no deseaban discutir, pero era necesario. Nick y Marcello habían sido arrestados el viernes antes. Era uno de los pocos momentos en que Kennedy había dejado a Carson, y puso al tanto a su amante sobre los detalles. Había ido a la audiencia, explicando cuidadosamente sus argumentos. Ambos hombres se habían declarado "inocentes," pero al final, Kennedy ganó. Debido a la naturaleza de sus presuntos crímenes, su caso había sido entregado a las autoridades federales, y el juez había dictaminado en su favor, declarando que debido a su historial de acecho y otras agresivas conductas, Los dos hombres deberían permanecer en una prisión federal sin el beneficio de la fianza, hasta el juicio. Durante el almuerzo, Carson temerosa preguntó qué sucedería después. Nick y Marcello estaban ya encarcelados en Big Spring, una prudente distancia lejos de Dallas o de Austin. Kennedy explicó que cada hombre estaría en el estrado en un juicio por separado, pero que no esperaba tampoco ir realmente a juicio. Los abogados de ambos hombres, los abogados por el gobierno, y los abogados por la otros parte interesada, como Carson y Trevor Howard, estarían todos construyendo sus casos durante los próximos meses, y la información y evidencia podría ser intercambiada. Ella esperaba que ambos hombres finalmente acordaran negociar una súplica. Por supuesto con esos muchos abogados involucrados, esto podría tomar un año o más para que todo estuviera resuelto. La antigua firma de Carson, sorprendentemente, parecía estar superando la tormenta ilesos. Trevor Howard había rápidamente contratado una de las mejores firmas de relaciones públicas del estado. Cuando las noticias de todo el asunto comenzaron a filtrarse, ellos cuidadosamente giraron la situación de una manera tal que pareciera ser solamente problema de Tony Moore, y la firma salió pareciendo una víctima con Howard mismo mirándose como un santo.
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Kennedy había recibido el paquete de la propuesta de la liquidación de Carson el día después de que la dieran de alta del hospital, y después de una minuciosa revisión, la había enviado de regreso con solamente algunos cambios de menor importancia. Ella llamó a Howard para discutir los cambios, y al hacerlo, él le había confiado que más que la gente rechazara la firma, él había tenido un aumento en consultas de potenciales clientes, así como de potenciales empleados. Kennedy levantó sus cejas en eso. La gente nunca dejaría de impresionarla. Carson se sintió simplemente aliviada. Después de la lluvia radiactiva, ella y Tony fueron las únicas víctimas. "Carson... Kennedy la atrajo a un lado esperando que su grupo fuera llamado. “Siento tanto que tuvieras que atravesar por todo esto." "Yo no." Carson la palmeó en el hombro, conteniéndose de abrazar a la más alta mujer completamente. La tranquila voz de la rubia la sorprendió, y ella frunció el ceño. ¿"No estás?" "No." Ella se acercó más. "Kennedy, si tuve que atravesar por todo esto para que tú y yo pudiéramos estar juntas, entonces no tengo un solo pesar. Solamente lo hubiera lamentado si toda esa gente inocente en mi firma hubiera sido dañada al hacerlo, pero como parece que eso no sucederá. Así pues, ningún pesar." "Yo..... La abogada miraba alrededor. Al infierno con ellos. Tiró de Carson contra si, inhalando en el dulce olor limpio de su amante y cerró sus ojos por un momento. "Me alegra que tú sientas de esa manera. De todas formas no hubiera deseado todo ese dolor en ti. No en un millón de años. Pero tú estás enseñándome algo Carson." ¿"Qué es eso?" La paralegal envolvió los brazos alrededor de la cintura de Kennedy, cediendo a sus propios deseos. "He pasado tanto tiempo mirando atrás en mi pasado. Tú has pasado por tanto, no solo esta cosa, sino perdiendo a tú familia y teniendo que enfrentarte a todo eso. Aún te mantienes mirando adelante. Tú solo rodeas los puñetazos, Carson. Cuando veo el mundo a través de tus ojos, tengo que estar agradecida. Tú me has enseñado a esperar por el futuro otra vez." Kennedy bajó la mirada, consiguiéndose pérdida en los claros grises ojos que brillaron en ella. "Y tú estás enseñándome que está bien necesitar a otra persona." Carson sonrió. Ella casi, casi besaba a su amante, cuando oyeron al grupo de Kennedy ser llamado para
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abordar. Se trasladaron al final de la línea, el brazo de Kennedy todavía colgaba libremente alrededor de sus hombros. Miraron la muchedumbre de pasajeros entrar al túnel, muchos de ellos forcejeaban con los grandes bolsos que realmente deben haber sido checados, hasta que nadie fue dejado a excepción del vigilante de la puerta de embarque. Kennedy estaba parada en la puerta y tiró de ella acercándola otra vez, y susurró en su oído. "Nei - na - su - tama habi. Me acuesto y te sueño a ti. Me levanto y pienso en ti. Cuando el viento sopla a través de mi cabello, sabré que tú estás moviéndote en mi corazón." "Es hermoso." Carson susurró. "Poema de amor Comanche." Kennedy se deslumbró en el vigilante de la puerta de embarque hasta que la uniformada mujer tuvo el buen sentido de mirar a otro lado. La abogada agachó su cabeza, y rápidamente besó a su amante. "Te amo, Carson. Estaré esperando por ti." "Estaré allí para el fin de semana." La rubia la besó también, y entonces la codeó suavemente hacia la puerta, mirando hasta que la morena desapareció en una curva en el túnel. Se dio vuelta y encontró a la vigilante mirándola fijamente. Ella internamente se rió maliciosamente, e hizo su mejor imitación de Kennedy, arrugando su frente y permitiendo que sus ojos crecieran fríos. Los ojos de la mujer se ensancharon, y ella rápidamente se interesó en el monitor de su computadora. Carson caminó hacia las grandes ventanas, mirando ociosa hasta que el avión de Kennedy estaba en el aire. Cuando éste fue un minúsculo punto en el cielo, salió al estacionamiento y condujo a casa tranquila. No estaba triste. Si alguna cosa, ella estaba emocionada. El resto de la semana iba a volar rápidamente, de eso no tenía duda. Kennedy tenía razón, ella no miraba atrás. Firmemente creyó que todo había sucedido exactamente como debió ser. Su futuro acababa de abordar un avión para Austin, y para el sábado ella estaría allí a su lado, exactamente donde ella pertenecía.
***
Cinco días más tarde.....
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Carson estaba sentada en el balancín del pórtico, el continuo ritmo del vaivén la hacía sentirse en un estado de completo bienestar. Había sido un largo día. Había llegado a Austin alrededor del mediodía y pasaron el resto del día descargando su auto y consiguiendo situar a los animales. Por el momento Roma y Allie permanecerían en el lado de los dormitorios de la casa, mientras que Spanky, LJ, y Murphy en el lado de la sala de la casa. Los irían poco a poco introduciendo los uno con los otros, cuidadosamente siguiendo Carson las instrucciones que había recibido de su veterinario antes de que saliera de Dallas. Justo como había esperado, la semana había volado rápidamente. Cuando no estuvo empacando, había estado yendo a desayunar, a comer, y cenar con más amigos y familia que ella se dio cuenta que tenía. Para rematar todo eso, un grupo de sus amigas le organizó una fiesta sorpresa de despedida la noche antes en Sue Ellen‟s. Un par de ellas la llevaron allí en la premisa de tener unas últimas horas felices juntas. Varias horas más tarde ella finalmente había ido a casa, sus brazos llenos de cajas y bolsas de regalos y tarjetas de despedida. Eso había sido agradable, y ella las había invitado a todas para una comida para el fin de semana antes del Día de Acción de Gracias. Ella sonrió. Le diría a Kennedy sobre eso, más tarde. El objeto de sus pensamientos estaba estirado en el balancín, sus largas piernas llegaban precisamente al final del banco de madera y su cabeza acunada en el regazo de Carson. Ella recorría sus dedos a través de los espesos oscuros mechones recibiendo un ronroneó por sus esfuerzos. ¿"Me ayudarás a meter todo?" "Yeah." Kennedy estiró la mano y ociosamente le cosquilleó el interior de su rodilla. "Tienes muchas cosas, srita. Garret. No me estoy quejando." "Supongo que si." Carson pesarosa mordisqueó su labio inferior. Tenían todavía que hacer algunas cosas con los montones de cajas y muebles que la compañía de mudanzas había entregado a Kennedy el día anterior. Que fueron almacenados temporalmente en el cuarto de huéspedes. Ellas ordenarían éstas, posteriormente. Tenían que sacar. La ropa de invierno de Carson estaba en alguna parte allí, y calculó que por enero necesitaría sacar las chaquetas de invierno. Dios, he extrañado Austin. Odiaba el frío, y en Austin tendría únicamente cerca de dos meses de invierno para hacerle frente cada año. "Invierno" es definido como cualquier día en que la temperatura no se elevara sobre los veinte grados.
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Kennedy giró sobre su costado y continuó con sus ligeras cosquillas a la descubierta rodilla de Carson, templando sus acciones de modo que fueran calmantes. Carson miraba sobre el lago. El sol estaba justo poniéndose y el cielo estaba pintado de brillantes tonalidades de anaranjado y rojo. El agua en el horizonte parecía estar ardiendo Observó como una bandada de patos volaban bajo, punteando el cielo y graznando ansiosamente los unos a los otros antes de hundirse en la ensenada debajo de la casa, cerca del muelle. El aire estaba agradablemente fresco, y ella inhaló el olor del agua del lago, mezclado con el dulce olor del heno que eran llevados por el aire arriba del granero. Esto era paz. Arrastró sus dedos del cabello de Kennedy, abajo a su mejilla, rozando sus dedos contra la suave piel ella se inclinó. "Amor, estoy en casa." Kennedy parpadeó en ella, sus ojos claros como la plata en la baja luz. Se incorporó lentamente y tomó la mano de Carson, besándola suavemente. ¿"Tú en verdad sientes de esa manera?" "Yeah." Carson se deslizó contra ella y sintió los brazos de Kennedy rodear su cuerpo. "Lo hago." "Bien entonces." La morena la abrazó firmemente, apoyando su mejilla contra la cabeza de Carson. "Bienvenida a casa, amor." Kennedy sintió su cuerpo relajarse, continuaron meciéndose en satisfecho silencio, permitiendo que la música de la noche fluyera alrededor de ellas, los sonidos de los grillos en el jardín, y el croar de las ranas abajo en los juncos, junto con el suave chapoteo del lago contra la orilla, asegurándoles que todo iría bien con el mundo. Ahí había vacaciones para planear, y cajas para deshacer, y venía el viaje a Alpine a considerar. El cheque de la liquidación de Carson llegaría la semana próxima y ella tendría que comenzar a pensar acerca de su siguiente paso, profesionalmente. Kennedy tenía un completo banquillo de los acusados esperándola con ansias en la semana que venía, y ella necesitaba tomar un poco de tiempo para subir al apartamento del garaje y patear a Pete en el ajuste sobre las medidas de sus condiciones. Ella les había prometido a sus padres que lo haría. Por ahora, sin embargo, estaban ambas felices de estar sentadas en el balancín, en el porche, cómodamente una en los brazos de la otra. Era una maravillosa noche, y las primeras parpadeantes estrellas estaban comenzando a aparecer en lo alto. Una estrella
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fugaz atravesó el cielo y ambas soltaron una respiración. Carson sonrió y levantó la mirada en su amante. ¿"Tú pediste un deseo?" "Yeah." Kennedy se inclinó y la besó, transmitiendo parte de sus sueños, tanto los hablados y los sin hablar. Esto era dulce. Ella permitió que el olor y el sabor de Carson, y las muy reales sensaciones de la mujer más joven en sus brazos, se colaran sobre ella con imprudente abandono. Ellos subieron por el aire. Grises ojos encontraron los azules en silencioso entendimiento. El futuro nunca había parecido más prometedor.
Fin
Secuela relato corto.
Al amor de mi vida: Septiembre diez años después… ¿"Cariño, puedes tú ayudarme con mi cremallera, por favor? Tiene una de ésas cosas de gancho y ojo." Carson se quejó con su cabello, arreglando el corto rubio más a su satisfacción, entonces agregó un poco de perfume detrás de cada oreja. "Depende." Una recia voz contestó justo detrás de ella, enviándole placenteras sensaciones a través de su piel. ¿"Tú quieres que cierre la cremallera o que abra la cremallera?" Largos dedos jugaron con la lengüeta de metal en la parte trasera de los pantalones de Carson. "Pienso que yo preferiría desabrocharlo." Kennedy recorrió con sus manos ligeramente arriba en los costados de Carson, frotando su nariz en su cuello e inhalando su fresca limpia piel y el suave perfume. "Mmmmmm. Vamos a olvidarnos de la cena. Prefiero probarte a ti." Carson se recostó dentro de ella, ronroneando satisfecha cuando los brazos de Kennedy la rodearon, las manos copando sus pechos a través de su blusa de seda roja. "Sigue así y vamos a perder todo ese dinero que pagaste por la renta de ese jet privado." ¿"Sería eso una cosa tan mala?" Kennedy besó su cuello, sonriendo cuando su pareja giró en sus brazos y sus labios se encontraron en un largo intercambio que dejó a ambas jadeantes. "Señor." Se hizo hacia atrás, estudiando los destellantes grises ojos que la miraban, la pasión evidente cuando Carson trazó su cara con sus yemas de los dedos. Kennedy cerró los ojos, saboreando el contacto. "Diez años." Abrió los ojos otra vez, inclinándose para otro rápido beso. "Diez años y todo lo que tú tienes que hacer es tocarme, amor, y estoy dispuesta para ir." Sonrió, tirando de Carson en un cálido abrazo. "Pero tienes razón. Me propongo celebrar esta noche, y hacer esto en grande." "Nunca pensé que tendría un décimo aniversario con alguien." Carson hizo frente al espejo otra vez, los brazos de Kennedy todavía firmemente envueltos alrededor de ella. Sus reflejos miraban atrás en ellas, ambas mujeres sonreían satisfechas. ¿"Hacemos un muy lindo cuadro, no es así?" "No se sobre mí," Kennedy reclinó la barbilla en la cabeza de Carson. "Pero nunca me cansaré de mirarte. Tú no has envejecido un día, amor."
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"Tengo bastantes," Carson objeto, señalando tenues líneas alrededor de sus ojos, y minúsculas líneas de expresión cerca de sus labios. "Ah, pero eso te hace a ti aún más hermosa a mis ojos." Kennedy extendió su mano, acariciando la mejilla de Carson. "Cada vez que tú ríes." Ella besó su cabeza. "Cada vez que tú sonríes." Ella se movió más bajo, cosquilleando a Carson detrás de su oreja con minúsculos mordiscos. "Haces que mi corazón ría y sonría junto contigo. Tú me salvaste, Carson. Me dirigía hacia un futuro muy solitario antes de que te conociera." Su cara se volvió seria. "Tú eres la persona más hermosa sobre la tierra verde de Dios. Tú lo eres a los treinta y siete, y tú lo serás a los ochenta y siete." "La segunda más hermosa." Carson levantó su mano y detrás de ella, torció un mechón del oscuro cabello sobre el hombro alrededor de su dedo. ¿"Cuál es tu secreto, en todo caso? Juro, que tengo más arrugas que tú." "Es la piel Comanche, amor, pero creo que las he compensado con los cabellos grises. Tú, por otra parte… "ella recorrió sus dedos a través del cabello de Carson. "No hay ni un solitario gris allí." "Eso es solo porque soy rubia, cariño. Tú no puedes ver los míos. Se entre mezclan." Ella se volteó otra vez, estirando su mano y acarició los tenues mechones blancos en las sienes de Kennedy. Yo amo como se miran en ti. Siempre pensé que las mujeres con el cabello oscuro y mechones grises eran matadoramente hermosas." "No lo sé." Kennedy se miraba en el espejo en fingida seriedad. "Todavía pienso que esto me hace mirar cada pedacito de mis cuarenta y dos años. Puede que tenga que teñirlo." "Tíñelo." Carson ahuecó su cara. "Aféitalo." Ella besó la nariz de Kennedy. "Trénzatelo. No me preocupa mucho. Tú aún serás hermosa a mis ojos." ¿"Trenzarlo?" Kennedy rió suavemente. ¿"Recuerdas ese viaje a Jamaica?" "Oh, Dios, si que fue divertido." Carson rió con ella. "Pero esas dos horas que les tomó trenzar tú cabello, yo pensé que iba a tener que atarte, estabas moviéndote tanto. Pero estabas preciosa cuando terminaron." Ella sonrió a su pareja. "No es que tú no lo estuvieras antes." ¿"Hemos hecho algunas buenas memorias, no es así, amor?" Los azules ojos brillaron por atrás de Carson, llenos de cariño.
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"Las mejores." Ella tomó la mano de Kennedy. "Vamos a checar a las niñas y conseguir irnos. Me gustaría hacer algunas memorias más contigo antes de que esta noche termine." "No puede esperar para eso." Kennedy le dio una palmadita en el trasero, y se llevó al hombro un bolso de ropa, Carson recogió un bolso de noche. Se dirigieron hacia el pasillo a unas escaleras, arriba en el segundo nivel. Cuando decidieron comenzar una familia, agregaron un segundo piso a su casa estilo dogtrot, un espacio al que ellas se referían a menudo cariñosamente como 'la guarida de los monstruos' Consistía en dos dormitorios, un cuarto de juego, y un baño adicional, junto con un closet grande que contenía diversos juguetes y equipo deportivo de las adultas y las niñas. Cuando llegaron al final de las escaleras, dos exuberantes voces podían oírse en el cuarto de juego, junto con los sonidos de los videos de Disney. Ambas mujeres asomaron su cabeza en la puerta, y Kennedy puso un dedo sobre sus labios cuando su niñera levantó la mirada de una baja redonda mesa donde dos pequeñas niñas estaban ocupadas coloreando. Kennedy hizo una pausa, una vez más envolvió sus brazos alrededor de Carson, mientras miraban a sus inadvertidas, niñas. Mi familia. Kennedy rodó las palabras alrededor en su cabeza. Ella podía apenas creer cuanto había cambiado la vida en los cortos diez años --muy cortos-- años. Los años más felices de mi vida, musitó silenciosamente. ¡"Mami!" Una pequeña cabeza volteó, y la voz de una alta niña chilló en placer. Los pequeños pies repiquetearon a través del piso, y un pequeño bulto se envolvió en las piernas de Carson. "Mira lo que dibujé, Mamy." Carson se arrodilló al nivel de la niña, y tomó un garabato dibujado en sus manos. "Oh, dulzura, es un encantador dibujo. ¿Somos Nehemah y yo?" Habían decidido enseñar a las niñas a llamar a Kennedy por la palabra Comanche para la 'madre.' Ella inclinó su cabeza, sus ojos estudiaron una masa de color y forma, ninguna de esas realmente distinguibles. ¡"Sí!" Una encantada voz se hizo oír. "Voy a dibujar otro para ustedes." Ella corrió de nuevo a la mesa, justo cuando su hermana más pequeña conseguía dar los primeros pasos, casi cayéndose cuando ella tropezó con las piernas de Kennedy, agarrándose en sus pantalones para sostenerse.
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"Hey allí, estírate." Kennedy la levantó, alborotando el oscuro cabello e inhalando su olor a talco para bebe. Una contenta bebé abrazó su cuello y plantó un solo beso en su mejilla. ¡"Ne-ne-mah!" Ella palmeó el pecho de Kennedy y la abrazó nuevamente. "Mi NeNe-mah." "Oh." Carson se levantó, abrazando a Kennedy y a la bebé en ella. "Casi odio dejarlas." "Shhhh." Kennedy la agarró sosteniéndola con su mano libre, tirando de ella a su lado. "Estaremos de regreso mañana por la tarde, y están perfectamente en buenas manos." Ella cabeceó en reconocimiento a Shannon, estudiante de la universidad de Texas que cuidaba a las niñas cada tarde, y ocasionalmente los fines de semana. Tiernamente puso a su hija nuevamente en sus pies, sonriendo con gratitud cuando Shannon la engatusó de regresar a la mesa con un creyón verde intenso. Observaron a las niñas en silencio por algunos minutos más, después silenciosamente se alejaron y bajaron las escaleras. Habían aprendido por experiencia que realmente despedirse podría enviar a sus pequeñas a un arrebato de ansiedad por la separación, algo que su pediatra les aseguró que ellas pasarían definitivamente al crecer. "Las llamaremos cuando lleguemos a Dallas, y las meteremos por el teléfono, ¿Ok?" Kennedy cubrió un brazo sobre los hombros de Carson mientras caminaban hacia la puerta trasera al garaje. "Ok." Carson esperó mientras Kennedy colocaba los bolsos en el maletero, después se movió hacia el SUV tamaño familiar. Subió y se acomodó, sintiendo una familiar mano apoyarse en su pierna. Ellas siempre conducían de esa manera, la mano izquierda de Kennedy en el volante, y su derecha en Carson. Era reconfortante, y ella entrelazó sus dedos, sintiendo a Kennedy cosquillearle su palma en el proceso. "Por cierto," Kennedy giró sobre el mercado de la granja a la carretera, dirigiéndose hacia el aeropuerto. ¿"Cómo tú supiste que era un dibujo de nosotras?" Ella se rió suavemente. "A mí me parecía como una masa derretida de crayón." "Experiencia, amor." Carson la miró. "Yo coloreo con ellas casi todos los días. He aprendido a adivinar realmente bien." Kennedy pareció sombría. ¿"Tú alguna vez extrañas....?
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"No." Carson apretó su mano. “El permanecer en casa con ellas ha sido la segunda satisfactoria experiencia de mi vida." Una sonrisa tiró en los labios de Kennedy, aunque ella mantuvo sus ojos en la carretera. ¿"Cuál es la primera?" "Dormir en tus brazos." Carson sintió una suave caricia en el interior de su muslo. "Escuchando el latido de tú corazón hasta quedarme dormida. Despertar y ver tú cara como primera cosa cada mañana." Kennedy no respondió, por lo menos no verbalmente, pero Carson no pasó por alto el rápido movimiento de su mano, cuando ella limpió las lágrimas de sus ojos. Levantó la mano de Kennedy, besando suavemente sus nudillos, antes de depositarla de nuevo en su pierna.
***
El jet aterrizó en el aeropuerto Addison, un pequeño aeropuerto para personas que viajan diariamente a su lugar de trabajo justo al norte de Dallas. Kennedy afianzó a Carson cuando salieron del avión, y la guió a un bajo edificio. Una rápida llamada telefónica reclamó un limousine, que se estacionó en frente del circular camino de la entrada. ¿"Qué en la tierra?" Carson sintió que Kennedy tomaba su mano, conduciéndola al largo vehículo negro, que tenía al frente un final como una camioneta, junto con un cómico de lo que parecía una plataforma de un camión en la parte trasera. El centro, sin embargo, era todo limousine, con una larga hilera de ventanas polarizadas, y pequeñas luces recorriendo a lo largo de la parte inferior de las puertas. "Pensé que merecías salir con estilo esta noche." Kennedy esperó y un chofer salió, elegantemente abriendo la puerta para ellas. Ella ayudó a Carson a entrar, sentándose en un largo cómodo sofá de piel. Kennedy extendió su brazo, levantando una fría botella de champán pre-ordenada en un cubo con hielo. ¿"A dónde, madame?" El conductor abrió una ventana eléctrica que separaba la parte trasera del frente.
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"The Grape." Ella hizo saltar el corcho en el champán, vertiéndolo en dos copas de cristal cortado, el zumbido de la pequeña ventana indicó su privacidad. Ella dio a Carson una copa y tintineó la suya contra ésta. "Al amor de mi vida." Los ojos de Carson brillaron intensamente, ella tomó algunos tragos del seco burbujeante líquido, riendo cuando estas cosquillearon su nariz. "Wow." Ella tragó. "Es realmente bueno." "Sé de algo que sabe incluso mejor." Kennedy tomó la copa, colocándola con la suya en dos seguros receptáculos, entonces tiró de Carson entre sus brazos, besándola profundamente por un largo rato. Sus manos vagaron gratamente, encontrando botones y suave cálida piel. ¿"Tú hiciste alguna vez el amor en una limosina, Carson?" "Tú sabes que no." Carson se sintió ser acostada sobre el suave cuero, el largo cuerpo de su pareja se estiró junto al de ella. Llevaron las cosas un poco más lejos, toda su ropa aún puesta, más o menos. Carson se relajó en el tacto de su amante, sintiendo una rodilla deslizarse entre sus piernas, y consiguió perderse en los pequeños temblores y emociones que sentía cuando Kennedy exploró su cuello y hombros, sus labios se movieron incluso más abajo a lo largo de la blusa abierta de Carson. "Whoa allí, perno prisionero." Ella puso una mano contra el pecho de Kennedy. "Quizá debamos mantener esta idea hasta después de cenar." "Deseo tenerte por cena." Kennedy mordió un dedo cuando este trazaba sus labios. ¿"Qué te parece por un aperitivo de medianoche?" Ella cuidadosamente se incorporó, trayendo a Kennedy con ella y sosteniéndola, simplemente se acurrucaron, mirando las casas y los edificios pasar por fuera de las oscuras ventanas. Sentía el tacto de Kennedy atenuarse, suaves dedos simplemente acariciaban la piel de su estómago, entonces observó cómo su amante cuidadosamente abotonó su blusa reclinándose en ella. "Postre y aperitivo de medianoche." Los ojos de Kennedy vagaron apreciativamente sobre el cuerpo de Carson. "De acuerdo." Carson la besó, entonces apoyo su cabeza en un amplio hombro, sintiendo un fuerte brazo envolverse alrededor de ella. Ella suspiró, cerrando sus ojos, oyendo la respiración de Kennedy debajo de su oído.
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The Grape era un pequeño restaurant íntimo, con solamente una docena o así de mesas. El interior estaba oscuro, excepto por las velas, y estaba adornado para parecer una vieja bodega de vinos italiana. Las dos amantes compartieron una comida, intercambiando bocados y un poco de charla, y bebían de sus copas de vino rojo añejado. Carson mordisqueaba el pollo asado y arroz cocido al vapor, mientras Kennedy probaba un plato de setas de Portobello en salsa de tomate. Ella seguía siendo una vegetariana, y Carson seguía siendo una carnívora, pero de alguna manera habían conseguido mezclar sus vidas, aunque la comida vegetariana era generalmente la regla cuando comían juntas en casa. Ellas estaban sentadas en una esquina, sus rodillas tocándose debajo de la mesa. Kennedy ofreció a Carson un trozo de pan, sonriendo cuando la rubia quitó una pizca de mantequilla de su pulgar en el proceso. "Buena cosa." Carson se lamió los labios. "Yeah. Amo el pan hecho en casa." Kennedy tomó un bocado, masticando con satisfacción. "Oh." Carson guiñó en ella. "El pan estaba bueno también." Kennedy sintió atragantarse otra vez, como le había sucedido en la camioneta de camino al aeropuerto de Austin. Bajó la mirada, girando una banda de platino en su dedo anular izquierdo. "Te amo tanto." Levantó la mirada en unos inquietos ojos grises, que se suavizaron en sus palabras. Ella quitó más molestas lágrimas, intentando ocultarlas con una sonrisa. "No sé qué tú logras dentro de mí." Carson extendió su brazo sobre la mesa, tomando su mano y apoyándolas de tal manera que los anillos de ambas brillaran en las velas. "La misma cosa que tú logras dentro de mí, sospecho." Ella sollozó, sintiendo suaves dedos levantar su barbilla. "Deseo cincuenta años más contigo, Carson." Kennedy acarició su mejilla. "Deseo bailar contigo en las bodas de nuestros nietos." "Ohhhhhh." Carson aligeró el humor. "Deseo eso también, pero no tan ruidosamente. No estoy lista para ser una abuela, justo todavía." "Yo tampoco." Kennedy sonrió, pensando en sus hijas. "Yo pienso que en otros cuarenta años las dejaré comenzar a tener novios."
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"Siento pena por el chico… o chica…" ella sonrió."…quienes tendrán que atravesarte a ti para llegar a ellas, amor." "Tú mejor apuéstalo." Kennedy reía suavemente. "Si alguien se mete con mis niñas, sacaré mi largo arco y les tiraré en los…" Una mano cálida amordazó sobre su boca. "Te entendí, amor. No hay de que preocuparse. Si vienen a eso, te daré las flechas para que tú puedas tirar más rápidamente." "Esa es mi chica." Kennedy sacó una tarjeta de crédito cuando la cuenta fue entregada a su mesa. "Deseo bailar contigo esta noche, también." Los ojos de Carson bailaban ya, y después de que la tarjeta de crédito les fuera devuelta se levantó, tirando de Kennedy a sus pies. "Vamos a Cowgirl. Deseo mover mis pies y después iremos a un agradable largo paseo." "Oh, querida," Kennedy la siguió gustosamente de regreso al limusina. "Tú deseo es mi orden." Después de una rápida llamada a casa para decir buenas noches a las pequeñas, ellas estaban otra vez en el área de Oak Lawn, donde primero se habían conocido.
***
¿"El lugar no ha cambiado mucho, no es así?" Kennedy escoltó a Carson dentro del Bit N.Spur, sus ojos vagaban alrededor del abarrotado sitio antes de que cayeran en una bien amada pista de baile. "Nop." Carson puso una mano en el codo de Kennedy, siguiéndola hacia una mesa de la esquina. Kennedy se detuvo, dando vuelta para tomar ambas manos de Carson en sus propias. Ella bajó la mirada, recolectando las palabras, entonces miró hacia atrás, trayendo ambas manos arriba y rozando sus labios con ellas. "Hace diez años, una pequeña rubia linda cayó en mis brazos en esa pista de baile allá. Bailé con ella por el resto de la noche, pero estaba ya enamorada después del primer baile." Carson escuchó atentamente, sus ojos bordearon sin derramar lágrimas. "Me parece recordar dos brazos fuertes cogiéndome, y entonces levanté la mirada en los ojos más
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azules que he visto nunca. Una vez que sentí tus brazos alrededor de mí, nunca deseé dejarlos otra vez." Kennedy tiró de ella acercándola, agachó su cabeza besándola apasionadamente, cuando el lugar, la multitud, y la música se descoloraron por un rato. ¿"Bailas conmigo?" Ella besó los labios de Carson otra vez. "Siempre." Ella condujo a Kennedy a la pista de baile, y como si en señal, una vieja lenta canción comenzó. Fundiéndose juntas, se movieron lentamente en el ritmo de la música, siguiéndose una a la otra perfectamente, un tributo a muchos bailes compartidos en los diez años que han estado juntas: I'll always remember the song they were playing, The first time we danced and I knew. As we swayed to the music and held to each other, I fell in love with you. Could I have this dance for the rest of my life? Would you be my partner then every night? When we're together it feels so right, Could I have this dance for the rest of my life? I'll always remember that magic moment, When I held you close to me. As we moved together I knew forever, You're all I'll ever need. Could I have this dance for the rest of my life? Would you be my partner then every night? When we're together it feels so right, Could I have this dance for the rest of my life?* Cuando la canción finalizó, Kennedy besó a Carson, después tiró de ella acercándola más, pues un lento vals comenzó a tocar. Ellas giraron y dieron vuelta alrededor de la pista de baile, mezclándose con los otros bailarines, atrayendo ocasionalmente miradas de admiración de los otros clientes, muchos que anhelaban también bailar con sus parejas como obviamente la pareja enamorada lo hacía. Algunas horas pasaron, estas parecieron como minutos, y Kennedy echó un vistazo en su reloj, una hermosa pieza que Carson le había dado para Navidad el año pasado. "Bien, Cenicienta." Ella condujo a Carson de nuevo a la mesa donde dos botellas de agua medio llenas estaban colocadas. "Es la hora hasta medianoche. ¿Qué dices de que vayamos a encontrar tú carruaje y llevarte de regreso a tu castillo?" "Solo si mi encantadora princesa planea subir al castillo conmigo, y arroparme." Carson movió sus pestañas inocentemente, observando la franca sonrisa que se extendió a través de la cara de Kennedy.
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Sin una palabra, ella condujo a Carson a la limusina que esperaba, dándole instrucciones al chofer de tomar una ruta larga alrededor de la ciudad antes de dejarlas en el Hotel Melrose, diciéndole no abrir la ventana interna, que ella lo haría cuando estuviera lista. Con un firme apretón del botón, cerró la ventana y volteó hacía su pareja, observando un sonrojo arrastrarse a través de la clara piel de Carson. "Todo esta vez." Ella acarició una sonrosada mejilla. "Y yo todavía tengo ese efecto sobre ti. Ven aquí." Carson cayó gustosamente en sus brazos, cerrando sus ojos cuando los labios de Kennedy mordisquearon una trayectoria de sus labios a su botón superior. Un suave tirón, y entonces otros más, y la blusa estaba abierta, cuando expertos dedos jugaron contra su piel y cálidos labios se encontraron con los suyos otra vez, besándola hasta que ella estaba tarareando de deseo. Sus propias manos vagaron, despojando a Kennedy primero de su blusa, y entonces de los pantalones, y pronto estaban reclinadas en el asiento, brazos y piernas enredadas juntas cuando piel rozaba contra piel en una explosión de sensaciones. Kennedy exploraba a Carson con maravilla, encontrando sensibles lugares en un cuerpo ahora familiar como el propio, sus caricias llevaban a Carson arriba, las manos de la rubia se agarraban en ella mientras silenciosos pequeños ruidos de placer se escapaban de sus labios. Kennedy reía, profunda y suavemente, su voz casi dentro del oído de Carson, mientras lamía y mordía la suave salada piel de bebé justo debajo de ella. "Música a mis oídos." Ella mordisqueó mas. "Yo amo oírte, amor. Carson gimió cuando Kennedy se movió más bajo, poniendo minúsculas amorosas mordidas en una trayectoria desde su esternón a su ombligo, que ella circundó con su lengua, dando un suave tirón al anillo que Carson todavía usaba allí. Un jalón del perno de su botón del vientre tiró una descarga a su ingle, y Carson se movió, dando a Kennedy más espacio, y empujando su cabeza más abajo, indicando exactamente donde quería que ella fuera. "Mmmmmm." El olor de Carson llegó a su nariz, y ella puso varios besos en los muslos internos de Carson, entonces se movió más cerca, dándole algunos aún más íntimos besos. Ella se movió otra vez, estirándose junto a Carson, continuando sus atenciones mientras que sentía las manos de su pareja acariciar arriba y abajo de su espalda. Carson deslizó una mano entre las piernas de Kennedy, haciéndola gemir contra la piel de Carson.
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"Se siente tan bien, bebé." Kennedy se abrió para ella. "Vente conmigo, Carson." Ella besó a su pareja otra vez, sintiéndola comenzar a agitarse cuando Kennedy la condujo sobre el borde. La morena no estaba demasiado lejos detrás de ella, y se sostuvieron la una a la otra por un rato largo, cogiendo su respiración mientras sus manos vagaron en confortables tactos. Kennedy besó la cabeza de Carson, después su cara, después encontró sus labios por un largo incansable momento. "Justo tan asombroso como la primera vez," ella susurró, sintiendo a Carson abrazarla sólidamente. Ella saboreó la desnuda cálida piel contra la propia, suspirando cuando se dio cuenta que necesitaban probablemente conseguir vestirse y ordenar el conductor dirigirse al hotel. "Yeah." Carson sonrió y mordió un conveniente pedacito de piel, haciendo a Kennedy saltar. "Y fue agradable no oír 'Mamy, Ne-ne-mah' en el otro lado de la puerta." Kennedy se rió suavemente, dando a Carson un cariñoso apretón. "Lo fue. ¿Qué opinas qué nosotras vayamos de nuevo al Melrose, y continuamos donde nosotras estábamos?" Un beso fue su respuesta.
***
Después de una generosa propina, ellas salieron de la limusina y rápidamente se registraron en el hotel, y se dirigieron a la suite de la luna de miel. Ambas reían, se quitaron de nuevo su ropa, aprovechándose de un Jacuzzi grande, y de otra botella de fría champán. Mucho más tarde, dos cuerpos saciados acostados en la cama, envueltos satisfechamente el uno al otro. Carson trazaba tiernos círculos en el desnudo estómago de Kennedy, escuchando la suave música de jazz. Kennedy rozó sus labios contra la cabeza de Carson, gozando del ritual impuesto después de hacer el amor. Después de diez años, todavía amaba quedarse dormida mientras que Carson acaricia su vientre. Carson se levantó, inclinándose y besándola profundamente, antes de apoyar su cabeza contra el pecho de Kennedy, y continuó con los amorosos tactos. “Feliz aniversario, Kennedy."
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"Igualmente." Kennedy envolvió sus brazos alrededor del compacto cuerpo, cerrando los ojos. Esto era paz. "Te amo," dos voces hablaron al unísono en la oscuridad, ambas rieron tranquilas. Carson también cerró los ojos, sus movimientos lentamente se calmaron, pues el fuerte regular latido del corazón de Kennedy la adormeció. "Al amor de mi vida," Kennedy susurró, repitiendo su brindis de temprano por la tarde. Ella besó la cabeza de Carson una vez más, entonces la siguió quedándose dormida dentro de placenteros sueños de su familia y su futuro.
FIN