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LOS HOMBRES QUE NO PUEDEN AMAR Cómo reconocer a un hombre incapaz de comprometerse antes de que la haga sufrir
Autores: Steven Carter y Julia Sokol.
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Temario Introducción 3 PRIMERA PARTE, el problema de 1 El problema del compromiso. 6 él 5 2 El hombre a quien usted ama, ¿teme amarla? 33 3 Por qué él no puede amar. 46 4 El hombre y su conflicto. Un mundo de dobles mensajes y conducta contradictoria. 90 5 Muy cerca del amor. Cuando él está demasiado implicado, y lo sabe. 142 6 Cuando él no puede amar. 188 SEGUNDA PARTE, la relación, qué puede hacer una mujer inteligente. 227 7 Para comprender la relación afectada de fobia al compromiso. 228 8 El comienzo de una relación con fobia al compromiso. 235 9 La mitad de una relación con fobia al compromiso. 259 10 El fin de una relación con fobia al compromiso. 307 11 El amargo final de una relación con fobia al compromiso. 326 12 Cómo evitar una relación con fobia al compromiso: reglas para guiarse. 344 APENDICE: Si él pide ayuda. Guía para el tratamiento de la fobia al compromiso. 354
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INTRODUCCION Muchas mujeres a hombres incapaces las de corresponderlas: hombreshanque,amado por temor al compromiso, maltratan, huyen, o ambas cosas. Sin embargo, a pesar de todo lo que se ha escrito sobre el tema, la mayoría de las mujeres siguen sin entender el problema o sin saber qué hacer al respecto. Lo que es peor, muchas todavía piensan que se trata de algo que les ocurre sólo a ellas. He escrito este libro para dejar bien claro a las mujeres que su experiencia no es única. Dicho de una manera sencilla, él no se porta así sólo con usted, sino que lo ha hecho con todas las mujeres con quienes se haqué relacionado. librotanto explicará sucede esto: es lo queEste asusta a los también hombrespor en qué las relaciones comprometidas y cómo ese temor a menudo genera conductas extrañas, desconcertantes y contradictorias. Pero lo más importante es que este libro enseñará a las mujeres a hacer algo al respecto. Resulta fácil que las mujeres se culpen por atraer a esta clase de hombres y, por consiguiente, acepten toda la responsabilidad por el problema. Este es un grave error. El motivo por el cual tantas mujeres se relacionan con estos hombres no es un deseo subconsciente de auto castigarse. Tampoco se debe a una debilidad de carácter. Se debe a que éste es un problema común a muchos de los hombres a quienes conocen. Mientras que algunos de esos hombres lograrán, a la larga, vencer sus temores, algunos jamás serán capaces de comprometerse, a pesar de las circunstancias. Resulta esencial que las mujeres entiendan y acepten esto, y que aprendan a reconocer y evitar estos casos peores. A mi juicio, la mayor parte de la confusión y los malentendidos que se producen entre las mujeres es consecuencia de un enfoque unilateral del problema del compromiso. Me refiero a
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que, con demasiada frecuencia, el miedo de los hombres al compromiso se enfoca y se interpreta enteramente desde una perspectiva femenina, y, por lo tanto, los consejos que se ofrecen tienen también ese punto de vista. Sin embargo, éste es un problema que se inicia en la mente de los hombres, no de las mujeres, y sólo puedePero resolverse la mentalidad no meanalizando malinterpreten. Si doy lamasculina. impresión de dedicar el grueso de este libro a hablar de él y su problema, no es porque quiera que usted olvide sus propias necesidades; esto es algo que sucede con frecuencia y es lamentable. Tampoco quiero que sienta pena por estos hombres ni que se preocupe por ellos. Y tampoco quiero que usted le cambie ni se transforme en psicoterapeuta para él; sólo un profesional puede ayudarle. Ofrezco esta información porque deseo ayudarla a usted: ayudarla a ayudarse. Para poder hacer algo con vistas a resolver el problema compromiso, necesario entienda con exactitud lodelque ocurre en laesmente de él.que Sin usted este conocimiento, usted puede estar para siempre a merced de él, pero si tiene esta comprensión, obtendrá las herramientas necesarias para saber lo que sucede y poder dominar su propia vida y la de su relación. Entonces, y sólo entonces, podrá tener la clase de amor que necesita y merece.
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PRIMERA PARTE El problema de él.
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1 El problema del compromiso. El problema es el siguiente: muchos hombres sienten un temor exagerado al compromiso. Si es usted una mujer actual, es muy probable que, entre sus relaciones de pareja, se cuente por lo menos un hombre que opte por huir del amor. Puede tratarse de un hombre que no la llama después de una primera cita extremadamente buena; puede ser el que la persiga con ardor y luego la abandone tras la primera noche de sexo;cuando puede ésta ser elempieza novio ya encaminarse amante de confianza que sabotea la relación hacia el matrimonio, o bien el hombre que espera hasta estar casado para reaccionar a la enormidad del compromiso asumido, y lo hace ignorando las necesidades emocionales que usted tiene volviéndose infiel o violento. Sin embargo, cada vez que se presenta un caso así, lo más probable es que usted se encuentre ante un hombre que reacciona de un modo anormal a la noción del compromiso. Para él, hay algo en usted que significa esposa, madre, unión (para siempre), y eso le aterra. Por esoEnlarealidad abandona. Usted noque lo entiende. se buscado consideraa una amenaza. es probable ni siquieraNo haya ese hombre en particular. Si le sirve de consuelo, quizás él mismo tampoco entienda sus reacciones mejor que usted. Lo único que él sabe es que la relación le resulta incómoda. Hay algo en ella -y, por consiguiente, en usted- que le angustia. Si el miedo es lo bastante intenso, este hombre llegará a sabotear, destruir o evitar cualquier relación sólida y buena. El quiere amor, pero le aterra el compromiso (es una verdadera fobia) y huye de toda mujer que represente el “y fueron felices para siempre
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jamás”. En otras palabras, si el miedo es demasiado grande, el
hombre que tiene fobia al compromiso es incapaz de amar, por mucho que lo desee. Sin embargo, no lo parece al principio. En el comienzo de la relación, usted ve a un hombre que parece necesitar y desear amor. El modo evidente en que la de busca muestras de vulnerabilidad la convencen qu eynosus es conmovedoras “peligroso” responderle de la misma manera. Pero, en cuanto usted responde, en cuanto accede a dar una oportunidad al amor, en cuanto llega el momento de que la relación progrese, algo cambia. De pronto, el hombre empieza a huir, ya sea figuradamente –volviéndose reservado y provocando discusiones- o de un modo literal –desaparece y no vuelve a llamarla-. En cualquier caso, a usted sólo le quedan sus sueños malogrados y su autoestima destruida. ¿Qué ocurrió? ¿Qué salió mal, y por qué esta situación resulta tan conocida a tantas mujeres? “UN DIA DIJO QUE HACIAMOS UNA PAREJA
PERFECTA, AL DIA SIGUIENTE YA NO ESTABAMOS JUNTOS, ¿QUE OCURRIO?”
Jamie tiene recuerdos muy vívidos de lo que sintió el día en que conoció a Michael.
“Yo acababa de cumplir ve intiocho años, y, aunque no había ningún hombre en mi vida, estaba conforme con todo lo demás. Hacía una semana que había empezado en un nuevo empleo, como ayudante administrativa para una importante compañía de ballet, y estaba muy contenta, porque me encanta la danza. Había alquilado un apartamento de un ambiente con un buen ventanal, y me había sobrado dinero suficiente para darme el gusto de ir a un concierto. Después del concierto, mi ex compañera de cuarto me había invitado a una fiesta. Estuve a punto de no ir. El caso es que allí
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conocí a Michael. Yo llevaba una falda larga rosada y blanca, con una blusa por fuera, y él se me acercó y me dijo: “P areces un
helado de cucurucho”.
Jamie cuenta que aquella actitud tan directa de Michael la llevó aencontró evitarle un durante el resto No obstante, al llegar a casa mensaje de élde enlaelvelada. contestador automático, invitándola a almorzar al día siguiente. Jamie decidió ignorarle. No era que Michael no fuese atractivo; lo era. Pero no era su tipo. Era demasiado “yuppie”
para ella; demasiado afable, demasiado
cómodo consigo mismo; a decir verdad, demasiado arrogante. (“Yuppie es un término derivado de las siglas de Young Urban
Professional, es decir, joven profesional urbano.) Al día siguiente, Michael la llamó mientras ella estaba en la lavandería y le dejó otro mensaje. Antes de que Jamie pudiera pensarlo, sonó el teléfono. Era él. “Está bien”, le dijo; “¿qué te parece si cenamos jun tos esta noche?” Cuando ella le respondió que
tenía un compromiso, él sugirió que almorzaran juntos el domingo. Jamie respondió que no podía. Luego, preocupada por la posibilidad de haber resultado grosera, siguió charlando de cosas triviales. Hablaron durante quince minutos. Ella no recuerda lo que dijeron, salvo que fue divertido, y que se enteró de que él ganaba un buen sueldo como redactor publicitario.
“Lo pensé mucho durante la semana y me pregunté si no había cometido un error al no salir con él. Al fin y al cabo, no estaba rodeada de hombres apuestos que me invitaran a cenar; hacía por lo menos seis meses que no tenía una cita. Llegué a la conclusión de que, como de costumbre, estaba exigiendo demasiado. Ese viernes fui al cine con una amiga que se pasó el tiempo rezongando porque ella y su novio aún no habían decidido dónde irían de vacaciones. El sábado me quedé en casa, viendo la televisión y sintiendo pena
por mí misma.”
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He descubierto que a muchas mujeres les preocupa la posibilidad de estar rechazando su última oportunidad de formar pareja. Este era también el caso de Jamie y, cuando Michael volvió a llamarla el miércoles siguiente, aceptó y salieron a cenar. Se sorprendió al ver que él hablaba abiertamente de su vida y que demostraba interésmucho en saber sobre ella. La sensibilidad de Michael la conmovió. Hacía tiempo, le dijo, había terminado con una mujer que se interesaba más por su trabajo y su conversión al cooperativismo que por su pareja. Dijo que, para casarse, quería una mujer como Jamie, que tuviera sus prioridades en orden. A ella le complació que admirara sus prioridades, pero se preguntó cómo sabía él cuáles eran. Michael dijo que comprendía que ya era tiempo de pensar en tener un perro, un automóvil familiar y una esposa, “no necesariamente en ese orden”. Decía que eso le proporcionaría
estímulo para dedicar más tiempo a la redacción creativa y menos a la publicidad. Dijo a Jamie que le parecía encantador que ella hubiese compuesto música en otro tiempo. “Tal vez, si todo va bien, terminaremos en una gran casa victoriana en los suburbios. Yo puedo escribir la Gran Novela Americana en la biblioteca, y tú puedes tocar nuestro piano de cola en la sala.” Jamie n o se molestó en explicarle que ella prefería el rock duro, pero le encantó la idea.
“Cuando nos despedimos, Michael me preguntó si me gustaba la playa. Bueno, a mí me encanta ir a la playa, de modo que quedamos en encontrarnos el domingo. Ese día estuvo muy atento. Me puso bronceador en los hombros, me llevó más al lá de las rompientes y se cercioró de que las olas no fueran demasiado para
mí… Yo soy del Medio Oeste y no estoy acostumbrada al mar.
Después fuimos a un pequeño restaurante frecuentado por los lugareños. Michael me había dicho que allí servían una estupenda salsa de almejas, y era verdad. Había mesas cerca del agua y me encantó. Michael me prestaba tanta atención que llegaba a cohibirme: hasta me untó el pan con mantequilla. Jugaba con mi cabello, me besó en el cuello cuando nadie nos miraba y me hizo
sentir absolutamente irresistible.”
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Huelga decir que, cuando llegaron al apartamento de Jamie, Michael quiso pasar allí la noche. Sin embargo, Jamie no aceptó, a pesar de que él sostenía que, en un solo día, habían compartido tantas cosas y se habían dicho tanto que era como si llevasen unos meses juntos. Pero Jamie aún no estaba convencida de que estuviera tan interesado en ella como decía. consideraba tipo. unos Esa semana, Michael tuvo No quelehacer un viajesu durante días, pero la llamó desde su hotel todas las noches y, cada vez, hablaban durante horas. Jamie piensa que en esos días empezó a confiar en las intenciones de Michael. Quedaron en verse el viernes por la noche. Cuando terminaron la cena, era evidente que irían juntos al apartamento de ella, y allí se quedaron hasta el domingo por la mañana
“No me cabe duda. Empecé a interesarme seriamente por Michael porque él parecía seriamente interesado por mí. Me abrumaba el grado de intimidad emocional que brindaba y pedía. Además, me gustaba; me hacía sentir segura. Creo que eso fue lo que más eché de menos cuando terminamos. Por cierto, nuestras relaciones sexuales no me extasiaban tanto como a Michael (él era apasionado de una forma más continua que yo), pero, desde luego,
no se lo demostré. ¿Cómo podía hacerlo? El siempre decía:”Eres perfecta. No deja de sorprenderme la pareja tan perfecta que
hacemos.”Además, yo estaba enamorándome y supuse que, una vez que mi cuerpo y mis emociones se conectaran, todo estaría bien. Creo que él me contó todo sobre su vida, desde su relación con sus mejores amigos hasta los problemas que tenía con su padre y su insatisfacción con su trabajo. En aquel momento no me daba cuenta, pero yo empezaba a ser una experta en la vida de Michael. Cuando la relación terminó, creo que sabía y recordaba de su vida más que él mismo. Aquel domingo por la noche, cuando se marchó, pensé que era el comienzo de algo real.
“A partir de entonces, ya no me llamaba todas las noches, como antes. Me llamaba todos los días, al trabajo. Fue un cambio sutil, y no le presté mucha atención. Otra vez, dijo que no podría
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verme en la semana (tenía trabajo, otros compromisos y miles de cosas que hacer), pero volvimos a vernos el viernes. Una vez más, nos metimos en la cama, comimos comida china y él habló hasta por los codos. El sábado por la noche, vimos una película en la televisión y, en un momento, me levanté para traerle una gaseosa.
Cuando se la entregué, me miró fijamente ay dormir, me dijo:ya“Esto enamorándome de ti.” Cuando nosmuy disponíamos habíay cobrado más valor; me dijo:”Te quiero.” Parecía tan a gusto conmigo que olvidé todas mis reservas. Recuerdo que pensé que al fin había madurado lo suficiente para apreciar a un hombre que sentía por mí un afecto genuino. En ese momento me sentí muy afortunada de que alguien me amara, y estaba dispuesta a amarle, a esforzarme todo lo posible por hacerle feliz y a continuar con la vida. Me preguntaba si se llevaría bien con mis amigos y si yo me llevaría bien con sus padres. Creo que era una ingenua, pero para mí el amor significa pensar en el matrimonio. El amor va con el matrimonio. No se me ocurrió que no estuvieran relacionados. Yo pensaba en el futuro; ni siquiera se me cruzó por la mente la posibilidad de que la relación estuviese ya decayendo.
“El domingo por la mañana, él se levantó y dijo que tenía que irse porque sus compañeros de cuarto habían invitado a un grupo de gente a almorzar y él tenía que estar presente. Me extrañó que no me invitara a acompañarle, pero no quise exagerar. Además, no quería ser fastidiosa ni exigente; quería una relación basada en el respeto y la confianza mutuos. Hay que entender, sin embargo, que me hizo sentir mal. Es asombroso. Salimos juntos durante cinco meses, y jamás legué a conocer a quienes vivían con él.”
Ese fin de semana, Michael estableció el patrón que regiría los siguientes dos meses. Todos los días, llamaba a Jamie al trabajo y quedaban en encontrarse el fin de semana. Llegaba el viernes por la noche y pasaban la mayor parte del fin de semana haciendo el amor. A veces salían al cine o a cenar, pero, según recuerda Jamie, pasaban la mayor parte del tiempo en el apartamento.
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“Michael siempre me decía que estaba agotado por el trabajo, que yo era su refugio, la única persona con quien deseaba estar. Además, hay que entender que, para entonces, nuestras relaciones sexuales ya eran estupendas. Yo confiaba en aquellas relaciones, en aquella intimidad. El me contaba todo sobre sí mismo. Decía que yo le hacíaunida feliz. yQue yo era perfecta. Que nuestra pareja era perfecta, cálida, perfecta.”
Durante ese tiempo, Jamie conoció a uno solo de los amigos de Michael, y ella piensa que pudo ser una casualidad. Un viernes, la madre de él, que vivía en Connecticut, estaba en Nueva York y Michael arguyó que sus padres eran muy difíciles y les costaba aceptar a una mujer nueva, y que prefería prepararlos. Luego llegó el día de Acción de Gracias, la primera de las festividades. Michael no dejaba de decirle que eran una pareja, pero Jamie sabía que lo que ocurriera en las fiestas un claro indicio de la medida en que eran verdaderamente unasería pareja.
“Fue a casa de sus padres y no me invitó. Quedé desolada. Era obvio que se sentía culpable, porque el miércoles anterior vino con una botella de vino y un ramo de flores. Dijo que se sentía muy
mal por tener que dejarme sola. “Entonces no te vayas”, le dije. “Si en verdad crees que tus padres no me aceptarán, ¿por qué no puedes quedarte conmigo? Eres un adulto, quédate conmigo, Dame
prioridad.” Me contestó que no podía hacer eso. “Lo que me hacía sentir peor era que él esta ba revisando su
currículum vitae, y yo había accedido a escribirlo en el ordenador de mi oficina, y tuve que hacer eso el viernes siguiente al día de Acción de Gracias. El volvía el lunes, y pensé que llamaría de inmediato. No lo hizo. No me llamó hasta el miércoles, para invitarme a tomar un café. Eso me llamó la atención porque nunca nos habíamos visto a mitad de semana si él tenía que trabajar al día siguiente. Me pareció que podía ser un indicio de que Michael había pensado en nuestra relación y estaba dispuesto a dedicarle más tiempo. Vino a mi apartamento, recogió su currículum vitae y
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terminamos en la cama. Me dijo que tendría que ir a dormir a su
casa porque no tenía ropa. Al marcharse me dijo: “Te quiero”. No mencionó el fin de semana siguiente. Yo tampoco. Yo lo daba por sentado. Pero empezaba a preocuparme. Pensaba hablar de ello la próxima vez que nos viéramos, pero cuando tuviéramos más tiempo para charlar. Pasó el viernes, y no preguntarles me llamó para Empecé a llamar a mis amigas para quéhacer debíaplanes. hacer. El consejo generalizado fue que no hiciera nada, que no demostrara ansiedad. Además, era posible que él hubiese tenido alguna reunión de trabajo o algo así. Pero no me llamó.
“Nunca olvidaré cómo me sentí ese viernes, después del trabajo. Creo que sabía que la relación había terminado, pero no podía resignarme. Si era así, ¿por qué el miércoles habíamos terminado en la cama? Además (y sé que esto parece una tontería, pero es lo que pensaba) me preocupaba que le hubiese ocurrido algo. A las diez de la noche ya no podía soportar la tensión, de modo que le llamé a su apartamento. Desde luego, respondió el contestador automático. Colgué, y enseguida pensé, con vergüenza, que él adivinaría que era yo; entonces volví a llamar y le dejé un mensaje. Cuando me llamó, el sábado, dijo que sabía que habría debido llamarme pero que había estado demasiado ocupado, y ahora tenía que ir otra vez a Connecticut porque sus padres le habían comprometido para una reunión familiar. Yo ya estaba bastante intimidada para sugerir que me llevara. Dijo que me llamaría a su regreso, y así lo hizo, el domingo. De hecho, vino a mi apartamento. Como de costumbre, pasamos un momento cálido y maravilloso. Michael se durmió delante del televisor y yo fui a colgar su chaqueta. Al hacerlo, no pude evitar ver algo que sobresalía del bolsillo. Era un programa de un teatro de Nueva York, y correspondía a la noche anterior. Así descubrí que no había
estado en Connecticut, y que me había mentido.”
A partir de ese día, Michael inició un nuevo patrón de conducta. Se llamaba “todo vale”. Algunos días llamaba. Otros, no.
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Seguía invitando a Jamie a salir con él, pero ya no lo hacía con regularidad.
“Me decía que tenía mucho trabajo y que eso le producía mucho estrés. La primera semana después del día de Acción de Gracias, vimos un viernes y élelse sábado fue a su casa sábado. La semana nos siguiente, nos vimos y élel se marchó inmediatamente después de cenar, con una excusa absolutamente inventada. Durante todo ese tiempo, seguía diciéndome que me amaba y me pedía que tuviera un poco de paciencia con él. Cada vez que venía a casa, yo me esforzaba por prepararle platos especiales y por estar bonita. No sabía qué hacer para que las cosas volvieran a ser como antes. Podríamos haber durado más tiempo así, pero la Navidad se acercaba. Yo no disponía de tiempo ni de dinero para ir a casa de mis padres y no quería estar sola; tal vez por eso le exigí cosas que él no podía aceptar. Yo quería que pasáramos juntos las fiestas. El no podía comprometerse a hacerlo. Me dijo que comprendía que era injusto conmigo, pero que no sabía lo que él mismo quería. Se sentía muy indeciso. El lo atribuía a la situación que vivía en su trabajo. Dijo que necesitaba tiempo para pensar. Le pregunté si salía con otra mujer. Me contestó que no, pero no le creí.
“Por fin, la semana anterior a Navidad, nos vimos por insistencia mía y le pregunté qué nos había pasado. El dijo que “las artistas eran demasiado raras” para él, y que necesitaba apartarse
de mi intensidad. Créanme que yo jamás había hecho nada ni remotamente raro. Traté de hacerle hablar al respecto pero no quiso hacerlo; simplemente repetía que yo era demasiado intensa.
“Me llamó una vez más para desearme feliz Navidad y luego, cuando colgó, me enfadé tanto que le llamé y le grité. El dijo que no podía hablar conmigo si estaba tan descontrolada. Le habría pedido que nos viéramos, para decirle personalmente lo disgustada que estaba, pero temí que se negara. Cuando colgamos, me sentí culpable por haberle gritado. Quería disculparme. A pesar de saber que no era así, me preocupaba pensar que no había sido
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comprensiva con él y que ahora sí había actuado de un modo raro e intenso, y que le había dado una excusa para rechazarme. Quería volver a llamarle, pero tuve miedo de que me colgara. Y eso fue
todo. Habíamos terminado.”
CUANDO TODO TERMINA. Tal como Jamie me relató, esta relación le produjo mucho sufrimiento. Y el hecho de que todo terminara en la proximidad de las fiestas no mejoró la situación Jamie dice que su mente era un torbellino constante y obsesivo. No podía aceptar el hecho de que “su” Michael, el mismo que le había dicho que la amaba, pudiera haberla tratado de esa manera; por lo tanto, buscaba otros culpables. Culpaba los sus amigos de Michael. a suseniñez y aalasírelación que teníaacon padres. Pero, másCulpaba que nada, culpaba misma. Sabía que a Michael le costaba confiar en la gente. Debería haberse esforzado más por aumentar esa confianza antes de interrogarle. Pero por otra parte, cabía la posibilidad de que se le hubiese enfrentado demasiado tarde. Si hubiese dicho algo aquel primer domingo, cuando él fue a almorzar sin invitarla, es probable que toda la relación hubiese sido diferente. Tal vez en realidad, ella nunca le gustó. Quizá no era realmente su tipo físico. O quizás era sólo eso: su tipo físico. Tal vez lo único que él quería era acostarse con ella, sin embargo, al meditarlo, eso tampoco resultaba lógico para Jamie. De hecho, nada le resultaba lógico, salvo el hecho de sentirse desgraciada. Recordaba todas las cosas que él le había dicho en el comienzo y llegó a la conclusión de que ella debía de tener algo que le había alejado. Tal vez, si modificaba eso, podría recuperar a Michael. Pero, por otra parte, él la había tratado muy mal. ¿Para qué querría recuperarle?
“Me sentía totalmente traicionada por Michael. El me dijo que me amaba, y yo le creí, y pensé que ese amor significaba algo. Al
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descubrir que no era así, sentí tanto dolor que no sabía qué hacer. Salí y me compré todos los libros sobre relaciones que pude encontrar. Una amiga mía había pasado por una experiencia similar, y pasábamos horas enteras hablando por teléfono, obsesionadas por los detalles de cada conversación que habíamos tenido conanuestras Por fin, inicié unaPero, terapia, respectivas parejas.demasiado lo cual, propósito, me resultaba cara. en realidad, nada tenía sentido. Además, tengo que mencionar que dejé de hablar con algunos de mis amigos. A menudo, cuando trataba de contarles lo que había ocurrido, me miraban como si estuviese exagerando tanto la intensidad del modo en que Michael me buscó al principio como la de su rechazo. Me avergonzaban y me hacían sentir patética. Pero yo no lograba entender cómo Michael había
podido decirme que me amaba y después tratarme así.” contóy que no dejaba de pensar quehallar debíauna de haberJamie algún me secreto que,ella si tuviera la clave, podría explicación que resultara lógica. Pero, ¿cuál era? ¿Por qué cambió Michael? ¿Por qué la trató tan mal? ¿Cómo era posible que un hombre sensible se comportara con tanta crueldad? ¿Cómo podía cambiar tanto un hombre que parecía quererla de verdad? ¿Qué ocurrió? ¿Qué fue lo que salió mal? ¿Por qué terminó? ¿Por qué Michael huyó del amor?
MI HISTORIA. Antes de poder responder a esas preguntas, tuve que analizar mis propias relaciones con las mujeres, y me parece apropiado que sea yo el primer hombre de este libro en admitir sentimientos de fobia al compromiso. Al terminar mi última relación de pareja, no pude sino advertir que había algo anormal en mi modo de relacionarme con las mujeres. Muchas de las excusas que yo ofrecía para no tener una relación comprometida dejaron de tener asidero. Daban resultado cuando yo tenía veinte años, y cuando tenía
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veinticinco; pero, al pasar los treinta, ya no funcionaban. Lo que antes veía como incidentes aislados e intrascendentes en mi pasado había empezado a convertirse en un modo de vida. Y yo sabía que era tiempo de hacer algo al respecto. Es probable que mi autoanálisis tardío se viera acelerado por varias casualidades, tantocuando en mi mividaúltima profesional en la personal. Irónicamente, relacióncomo de pareja comenzó a desintegrarse, yo me encontraba en una gira literaria, asumiendo el papel de gurú interpersonal, lo cual resultaba irónico, porque empezaba a tener tantas preguntas como respuestas. Las personas a quienes me dirigía eran, en su mayoría, mujeres. Esto es algo bastante típico porque, como todo el mundo sabe, las mujeres tienden a interesarse más por las charlas sobre relaciones. Además, ellas suelen formular más preguntas, se abren más y se sienten menos amenazadas por la evaluación de uno mismo. Muchas de que esastrataban mujeresdedemostraban visible, varias me contaron recuperarse un de disgusto sus relaciones cony hombres que habían huido ante la posibilidad de un verdadero compromiso. Ellas experimentaban tantas emociones que, con frecuencia, me sentía enfrentado a una avalancha de sentimientos. Recuerdo vívidamente a muchas de esas mujeres y sus relatos. Varias me confiaron largas y complicadas historias de hombres que las habían presionado y perseguido para que aceptaran algún tipo de compromiso emocional. Cuando ellas al fin accedían, los hombres se echaban atrás o bien empezaban a actuar de un modo destructivo e hiriente para sabotear la relación. Muchas me hablaron de citas idílicas, fines de semana y planes a largo plazo con hombres ardientes que, de pronto, se apartaban sin motivo aparente. Algunos de esos hombres se apartaban sólo emocionalmente; otros dejaban de llamarlas y desaparecían de un modo tan absoluto que varias mujeres bromeaban acerca de realizar un simulacro de velatorio por todos aquellos hombres que, sin duda, debían de haber muerto. No podían encontrar otra explicación para una conducta que no sólo resultaba extraña e imprevisible, sino que, además, era en verdad insensible y cruel.
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Me agradaba hablar con esas mujeres. Era estupendo que me vieran como el señor Sensible, el señor Comprensivo, el señor Buen Sujeto, pero todo era un fraude. Cuando me detuve a pensar en mis propias relaciones, no pude menos que reconocer que había ocasiones en las que me había comportado de la misma manera que aquellos mencionaban. había esforzado “canallas” de verdad enque una ellas relación. No me cabíaNunca ninguname duda: mi
conducta dejaba claro que me asustaba el compromiso. Jamás había logrado intentarlo en serio. Había hablado de ello, sí, pero, al reflexionar, tuve que admitir que a veces había encontrado motivos por los cuales una mujer perfectamente adecuada no me resultaba aceptable: un débil pretexto para poner fin a la relación. EL DEBIL PRETEXTO PARA NO COMPROMETERSE: UN ELEMENTO COMUN. Pensé en todas las veces que había hablado con hombres acerca del sexo, el amor y las relaciones de pareja, y en todas las excusas que daban mis amigos para explicar por qué una mujer era inaceptable o por qué una relación tenía que terminar: que ella era “demasiado exigente”, “demasiado baja”, “demasiado alta”, “demasiado gorda”, “¿y si resultaba ser anoréxica?”, “tenía una madre difícil”, “tenía un hijo difícil”, “tenía un gato difícil”, “su carrera no tenía nada que ver con la mía”, “tenía la misma carrera que yo”, ella tenía, ella era, etc., etc. Pensé en todos los hombres a
quienes conocía en lo personal y en lo profesional, y en los que me habían consultado después de la publicación de mi primer libro. Me parecía inconcebible, pero ¿podría ser que todos esos hombres “infelices” –aquellos que encontraban tantos motivos para explicar por qué una relación tenía que terminar, por qué no lograban hallar a la mujer de sus sueños, por qué nunca habían podido asumir un compromiso permanente- fuesen los mismos de los que se quejaban las mujeres en mis conferencias? ¿Era posible que todas aquellas
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quejas no fuesen más que una manera de enmascarar un profundo temor al compromiso? ¿Acaso todos esos hombres por quienes siempre sentía pena eran, en realidad, “lobos disfrazados de ovejas”
LO QUE LOS HOMBRES DICEN, Y LO QUE LOS HOMBRES HACEN: LA CONTRADICCION. Esta es una de las principales quejas de las mujeres; los hombres dicen una cosa y hacen otra. Fueron tantas las mujeres que mencionaron esta contradicción que decidí analizarla con más detalle. Sin duda, era aplicable a muchos hombres solteros que yo conocía. Decimos buscar un matrimonio pero eso no es lo que hacemos. ¿Porsolamente qué? No creía ser el únicofeliz, que inventaba razonamientos y motivos para no continuar con una relación en particular, pero preferí cerciorarme. Decidí pedir a los hombres que me dijeran la verdad. Quería respuestas directas, y creía saber cómo obtenerlas. Pero, antes de hablar con ellos, pensé que necesitaba que las mujeres mismas me explicaran sus quejas. Quería poder ser específico en mis entrevistas con hombres. ¿De qué manera pensaban las mujeres que habían sido tratadas injustamente? ¿Y cuál creían que era la causa? Primero, tenía que hablar con las mujeres.
HABLANDO CON LAS MUJERES. Empecé por entrevistar a aproximadamente cincuenta mujeres solteras. Todas eran mujeres atractivas, deseables y modernas que tenían mucho para ofrecer a cualquier hombre. Traté de entrevistar por igual a mujeres solteras, divorciadas y casadas, para obtener una perspectiva imparcial. Además, elegí a mujeres procedentes de
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distintas partes del país y de diversa posición económica. Ellas me contaron directamente la historia de sus relaciones y las situaciones por las que habían pasado. Algunos de esos relatos eran bastante extremos. Yo las escuchaba, tratando de disimular mi asombro, mientras ellas hablaban de la desaparición de hombres en quienes habían confiado, casi los como si se hubiesen esfumado el aire. En dos casos distintos, hombres habían puesto fin en a la relación marchándose mientras la mujer estaba en la ducha y jamás habían vuelto a llamarlas. Una mujer me dijo que su novio salió del hotel donde se hospedaban en Roma para comprar cigarrillos y nunca regresó. En ninguno de esos casos se había producido una discusión ni un intercambio de palabras ásperas. Fueron tantas las mujeres que me hablaron de hombres que las dejaron poco antes de la boda que perdí la cuenta. Una mujer me dijo que el hombre con quien pensaba casarse ingresó en el Cuerpo de Paz al dos aproximarse de laCabe boda, e incluso Bangkok días antesladefecha aquélla. destacar que sese marchó fue solo.a Otras me hablaron de relaciones en las cuales los hombres que antes se habían mostrado ardientes se convertían en enemigos iracundos y reservados en cuanto la mujer accedía a tener una de las siguientes cosas: ir a vivir con ellos, casarse o tener hijos. Básicamente, todas estas mujeres se referían a la misma cuestión: el abandono y la defraudación de confianza dentro de una relación en la cual el mismo hombre las había alentado a esperar de él una tierna intimidad. HABLANDO CON LOS HOMBRES. Una vez provisto de estos relatos y confidencias, comencé a entrevistar a los hombres. Los primeros con quienes hablé eran sujetos inteligentes y normales. Utilicé los mismos criterios que para mis entrevistas con las mujeres. Muchos de estos hombres tenían una buena educación. La mayoría hablaba maravillas del movimiento feminista. Casi todos se declaraban sensibles a la
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problemática femenina. He aquí la pregunta: Estos hombres corrientes, bien educados e inteligentes, ¿eran los mismos que trataban tan mal a las mujeres? ¿Qué hacían, y cómo lo hacían? Y, lo más importante, ¿por qué? Estas son algunas de las cosas que deseaba averiguar: Cuando estos hombres una relación de pareja, ¿tenían ocultas? ¿Eran iniciaban manipuladores deliberados? ¿Sabían que expectativas les asustaba el compromiso permanente? Ese temor, ¿les hacía prever y provocar la disolución de una relación buscando excusas para explicar por qué no podían continuar en ella? Además, querría respuestas para ciertos interrogantes específicos: ¿Alguno de esos hombres había perseguido a una mujer y, una vez que logró acostarse con ella, dejó de llamarla? ¿Alguno había propuesto matrimonio a una mujer y cambiado de idea en el último momento? ¿Por qué, y qué hacían entonces? ¿Alguno de ellos había llegado a convivir unaalmujer, se había asustado compromiso y reaccionado conconfuria sentirse atrapado, comodel la fiera enjaulada, poniéndose furioso y maltratando a la mujer a quien veía como su captora? ¿Los hombres se comportaban así para poner distancia? ¿Lo hacían para sabotear las relaciones, para que las mujeres los abandonaran o para preparar el terreno para su propia partida? ¿Alguno de ellos recurrió a la infidelidad cada vez que la relación se estrechaba demasiado y era demasiado buena? ¿Alguna vez habían huido de una mujer con quien tenían una relación estrecha e íntima, una mujer que tenía todos los motivos para esperar el matrimonio, y/o un trato mejor por parte de ellos? ¿Alguno solía salir con tantas mujeres que ninguna de ellas tenía posibilidades de conseguir su afecto? ¿Había entre ellos muchos que acostumbraran elegir a mujeres inadecuadas para ellos, mujeres con quienes siempre tenían una excusa automática para abandonar la relación o impedir que ésta progresara? No sé qué había esperado. Pero me asombró lo que aquellos hombres me contaron. No era que no hubiese creído en los relatos de las mujeres sobre sus relaciones con hombres que padecían fobia al compromiso. Pero, de alguna manera, había pensado que se trataba
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de otra clase de hombres, de aberraciones, no los hombres que yo conocía. Me equivocaba. Descubrí que algunos hombres a quienes creía conocer bien habían estado diciéndome la verdad a medias acerca del rumbo tomado por sus relaciones de pareja y las razones por las cuales habían terminado. Terminé el primer grupo de entrevistas absolutamente convencido de tres cosas: estrecha, los . Cuando una relación se vuelve demasiado hombres que temen el compromiso a menudo se comportan de una manera totalmente irracional. . Estos hombres buscan excusas y defectos en las mujeres para sentirse mejor con respecto a su propia conducta. . La mayoría de estos hombres saben, en el fondo, que ese hábito constante de destacar lo negativo no es más que una manera de raciocinio que les permite evitar un análisis demasiado profundo de su propio defecto principal: la incapacidad de comprometerse. “NO QUIERO HABLAR DE ESO AHORA”:
COMO LOS HOMBRES PRESERVAN SU MISTICA. Se han escrito muchos libros que intentan aconsejar a las mujeres que están solas o tienen relaciones de pareja insatisfactorias. He leído virtualmente todos esos libros, y me parece que hay una abundancia de información parcial. En su mayoría, estos libros y artículos se basan únicamente en entrevistas con mujeres o bien en entrevistas extremadamente superficiales con hombres. He escrito este libro para las mujeres porque quería brindarles una perspectiva de lo que piensan los hombres y ayudarlas a comprender el problema del compromiso. Para poder hacerlo, consideré que necesitaba obtener un relato verídico de la mayor cantidad posible de hombres. Cuando puse manos a la obra, empecé a entender la enormidad de este problema. Estos hombres son difíciles. Son casi imposibles de descubrir, y no quieren hablar de ese tema. La respuesta común es: “No quiero hablar de eso ahora”.
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Sí están dispuestos a responder a algunas preguntas sencillas o a brindar información superficial, pero eso es todo. Muchos de los hombres con quienes hablé tenían un verdadero sentimiento de culpa. No querían pensar en lo que hacían ni en lo que les impulsaba a hacerlo. De tantas no haber estado yo tan decidido, sido imposible obtener entrevistas a fondo. Hice lo habría que muchas mujeres deseaban poder hacer: seguí el rastro a esos hombres, les hice salir de sus madrigueras, hice caso omiso de todos sus pretextos y conseguí que me dijeran lo que había ocurrido en realidad. En ocasiones, resultó muy divertido. Algunos dejaron de responder a mis llamadas telefónicas. A varios, tuve que llamarlos diez o quince veces para conseguir una entrevista de cinco minutos. Me reuní con hombres que “no podían hablar ahora” en sus automóviles, camino
del trabajo. Grabadora en mano, perseguí a un sujeto por todo su apartamento mientras hacía el aequipaje. Salí con ellos Incluso, cuando tenían citas. Les soborné accediendo dar lecciones de tenis. a uno de ellos, le lavé el coche. Estaba absolutamente decidido a no terminar con una serie de entrevistas superficiales. Pero no era fácil lograr que estos hombres fueran más allá de una charla superficial. En todo caso, la experiencia me dio una clara comprensión de lo difícil que resulta a las mujeres obtener respuestas directas de los hombres que tienen conflictos con el compromiso. “TAL VEZ TENGO YO LA CULPA”:
COMO LAS MUJERES AYUDAN A MANTENER EL MITO. Las mujeres, por otra parte, no sólo se mostraron bien dispuestas a ir más allá de lo superficial, sino que además lo estaban para asumir la responsabilidad de todo el problema. En su mayoría, mostraban una actitud totalmente diferente a la de los hombres. Cuando estas mujeres hablaban sobre sus parejas, casi todas trataban
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de destacar las mejores cualidades de esos hombres. Siempre parecían estar en busca de motivos válidos, aunque eso implicara aceptar la culpa, para la conducta masculina intolerable. Casi siempre trataban de salvar algo, aun cuando era imposible salvarlo. Francamente, no creo que esta diferencia de actitud sea por completo de la casualidad ni depopular la biología. parece justo mencionarobra la literatura informativa en la Me actualidad y el grado de responsabilidad que se adjudica a las mujeres por su papel en la alterada escena social. Piénselo: hay mujeres buenas, inteligentes y bonitas que están pensando en someterse al psicoanálisis porque “aman demasiado”. No he visto sugerencias similares que puedan inducir a los hombres a iniciar terapias por “amar demasiado poco”. En cuanto a las
mujeres inteligentes que hacen elecciones tontas, en el mundo real esto no es lo que sucede. Esas mujeres no eligen: son elegidas. Y esto no seSedebe de tipo neurótico. debea aque queellas son emitan mujeresseñales bonitaspeculiares, e inteligentes que atraen a los hombres. La cuestión es que muchos de los hombres a quienes atraen padecen el mismo problema: el problema del compromiso. EL HOMBRE QUE NO PUEDE AMAR: Cuando él huye y la mujer no entiende por qué. Si usted ha oído tantos relatos como yo, seguramente no podrá menos que advertir que todas las relaciones en las cuales está presente la fobia al compromiso tienen un mecanismo común y terminan de maneras misteriosamente similares. Por lo general, el hombre demuestra una conducta fácilmente identificable, que constituye lo que yo llamo “síndrome de la persecución y el pánico”.
Todo esto, en realidad, significa que el sujeto emprende una persecución absoluta hasta que siente que el amor y la respuesta de esa mujer le quitan toda salida en esa relación… para siempre. En
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cuanto eso sucede, el hombre empieza a percibir la relación como una trampa. Esa trampa produce angustia, si no un pánico total. Antes de que la mujer se percate de lo que sucede, el hombre huye de la relación, huye de ella y huye del amor. En estas relaciones, hay, por lo común, etapas bien definidas y, dentro etapa, patrones conducta claros.que La pueden mayor variabledeescada la duración de cadadeetapa. Haymuy hombres pasar por todas las etapas del síndrome de la persecución y el pánico, en el transcurso de una sola noche. Otros tardan años. Hay hombres que tienen una buena primera cita y no vuelven a llamar porque, de inmediato, empiezan a preocuparse por la expectativa de matrimonio. Para otros, el sexo significa compromiso. Para muchos, es el momento en el que la relación se vuelve más íntima, y eso, para un hombre así, implica encierro. Huelga decir que un hombre así puede destrozar los sentimientos una mujer. grado delainfelicidad de ellaéldepende, en parte, de lodeavanzada queElestuviera relación cuando llegó al pánico. El único denominador común es que el hombre rara vez le ofrece señales claras, y ella rara vez considera la posibilidad de que él la abandone. Por lo general, la mujer presiente que algo ha sucedido en la mente de él, pero no sabe qué ha sido lo que ha provocado esa necesidad de huir. El momento de la huida depende de lo que el hombre perciba como punto sin retorno con respecto al compromiso. Ese momento depende de varios factores, los cuales incluyen el patrón de conducta del hombre, el comportamiento de la mujer y el grado de relación. Sea cual fuere la ocasión, constituye un momento clave, cuando el hombre mira a una mujer en especial y tiene la impresión de que, si no huye de inmediato, quedará atrapado para siempre. En una relación de pareja, existen cuatro puntos distintos en los que el hombre puede verse invadido por el pánico.
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LOS PUNTOS SIN RETORNO DEL COMPROMISO. Punto No.1: Una cita, nada más. Toda mujer ha perdido a algunos hombres en este primer punto. Esto sucede cuando el hombre que tiene fobia al compromiso tiene una primera cita excepcionalmente buena y decide no volver a llamarla. Renée T. recuerda:
“Sé que esto es una locura. En realidad, fue una sola cita. Pero fue perfecta: pasamos el día navegando en el barco de un amigo. Fondeamos cerca de una playa privada y fuimos a nadar. Comimos langosta en un muelle. Fue el día más intensamente íntimo que se pueda imaginar. Me dijo que nunca había sentido tanta paz como conmigo. Me dijo una y otra vez que era hermosa. No pasamos la noche juntos porque yo tenía que volver a casa, con mi hija, pero me acosté con la idea de llamarle a primera hora de la mañana, para reanudar lo interrumpido. Desde entonces, nunca volvió a invitarme a salir. Durante mucho tiempo pensé que era por algo que yo había dicho. Es una locura, pero eso demuestra lo confundida que estaba… Aquel día, en un momento, le miré – mide un metro noventa- y exclamé: “¡Vaya, qué alto eres !” Lo dije como un cumplido. Pero estaba convencida de haber hecho algo que quizá le había molestado y por eso dejé de gustarle. No podía creer
que alguien se comportara como lo hizo él.” Punto No. 2: El émulo de Don Juan.
Cuando un hombre se acuesta una vez con una mujer y empieza a apartarse, significa que le está invadiendo el pánico en el punto número 2. Es posible que vuelva a llamar después de la primera cita, pero el sexo comienza a deteriorarse de inmediato. (Es
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fácil confundirlo con un típico Don Juan, pero no se deje engañar por el parecido superficial.) Anne B. recuerda:
“Lo mejor de esta historia es que él era un sacerdote anglicano; ¿pueden creerlo? Vivía en Filadelfia. Yo vivía en Nueva York, comunes y nos gustaba la Ambos misma música.pero Y, siteníamos de algo amigos vale, éramos de la misma religión. estábamos de vacaciones cerca de un festival de música y pasamos un par de semanas muy unidos. Al cabo de la primera semana, me dijo lo importante que era yo para él. Llegó a decirme que estaba enamorándose de mí. Además, quiero destacar que hablaba mucho sobre la importancia de los principios morales, el compromiso y todo ese tipo de cosas. El caso es que, finalmente, regresamos a Nueva York. En lugar de seguir camino directamente a Filadelfia, vino a casa conmigo y yo accedí a acostarme con él. Yo estaba absolutamente cautivada. Se marchó a la mañana siguiente. Dijo que me llamaría al otro día, pero pasaron dos semanas sin que lo hiciera. Cuando al fin me llamó, supe de inmediato que las cosas no funcionarían, y él parecía muy distante y extraño. Traté de comunicarme telefónicamente con él en varias oportunidades; le envié un par de tarjetas postales y, aunque me avergüenza admitirlo, un regalito de cumpleaños, pero él nunca volvió a llamarme. Yo estaba destrozada. Lo achacaba a que vivíamos en distintas ciudades. Le escribí varias cartas largas (las cuales, por suerte, mis amigos me convencieron de que no le enviara) en las que asumía la responsabilidad por los pecados del mundo. ¿Cómo era posible que un hombre que tanto hablaba del bien y del mal se comportara así? Pasé al menos un año convencida de que yo había
hecho algo mal. A veces, todavía pienso en él.”
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Punto No. 3: Cerca de la meta. El tercer punto es que produce pánico a la mayoría de los hombres. Hasta entonces, aparentemente, tratan de desarrollar una verdadera Al llegar al punto númerode tres, los preliminaresrelación. han terminado y llega el momento que latodos relación avance. El hombre huye porque teme quedar atrapado. Lori S. recuerda:
“Vivíamos en distintas ciudades. El estaba en Boston y yo en Nueva York, de modo que durante dos años nos vimos solamente los fines de semana y en las vacaciones. Nuestras cuentas telefónicas eran altísimas. El siempre me decía que quería que viviéramos juntos. Finalmente, acepté. Busqué un nuevo empleo y él buscó un apartamento. Faltaba un mes o dos para que viniera a vivir conmigo. Yo llevaba dos semanas en el apartamento (los libros todavía estaban en cajas) cuando él empezó a cambiar. Primero, empezó a postergar su mudanza., Después dejó de presentarse a la hora convenida; siempre llegaba tarde. Pensé que, simplemente, estaba nervioso por el compromiso inminente, pero llevábamos tanto tiempo juntos que no me parecía posible que alguna vez nos separáramos. Una noche, mientras estaba preparándole una cena especial por su cumpleaños, me llamó. Dijo que no se sentía bien y que no vendría. Le pregunté si quería que le llevara la cena a su apartamento. Respondió que no. Se oían voces en el fondo. Yo estaba tan alterada que fui a su apartamento. No estaba allí. Durante toda la noche, le llamé cada media hora. El no volvió a su casa. Al día siguiente, cuando le llamé al trabajo, admitió que había estado con otra mujer. Nos separamos de inmediato, pero después nos reconciliamos. Estuvimos así aproximadamente un mes, pero resultaba cada vez más evidente que él era incapaz de llevar a cabo nuestros planes. Era obvio que salía con otras mujeres, y la situación llegó a ser muy desagradable. Fui a un psicoanalista para tratar de olvidarle y, a la larga, pude liberarme emocionalmente.”
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Punto No. 4: La mañana siguiente. Al llegar a este punto, ya se ha asumido un compromiso y la relación tieneCuando ya todas las características de la permanencia. un hombre es presa del superficiales pánico en el cuarto punto, por lo general causa más estragos que en los anteriores. Carole R. recuerda:
“Cuando me casé con Bob, pensé que al fin la suerte me sonreía. Era mi segundo matrimonio; mis hijos ya eran mayores. Bob se portaba maravillosamente conmigo; decía que me adoraba. Estaba ansioso por casarse conmigo y me prometía que me compensaría por todos mis problemas anteriores. Bueno, la verdad es que empezó a cambiar un poco un par de días antes de la ceremonia. Por ejemplo, se quejaba de que mi hija mayor no le había sonreído al entrar en la casa; pequeñeces. Pero antes nunca había encontrado nada que criticar, ni en mí ni en mis hijos, mis amigos o mi trabajo. Pero, pocos días después de la boda, empezó a criticarme. Al cabo del primer año, ya no veía en mí nada bueno. Yo trataba de cambiar, pero eso no mejoraba las cosas: él siempre encontraba algo. Nunca dejaba de criticarme: mi manera de caminar, de hablar o de lavar los platos. Cuando yo entraba, ponía cara de disgusto. Además, empezó a ponerse enfermo. Tuvo gripe durante unos cuatro meses seguidos. Yo había pasado por eso antes, y me daba cuenta de que él no soportaba el matrimonio. Pero creo que, dado que había sido tan insistente antes de la boda, quería que fuese yo quien pusiera fin a la relación. Cuando reparé en que miraba a otras mujeres, le pedí la separación. Creo que, si yo hubiera sido un poco más joven, o un poco más insegura, me habría
quedado destrozada.”
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DESPUES DE LA RELACION: SEPA QUE USTED NO TIENE LA CULPA. La mujer que entabla una relación de pareja con uno de estos hombres también tiene reacciones Al iniciarse la relación, lo más probable es que nocaracterísticas. esté tan interesada como el hombre y lo que la conquista es la intensidad del interés de él. Cuando todo termina, se siente absolutamente confundida. Todas las mujeres con quienes hablé expresaron inquietud por la posibilidad de que el cambio de actitud por parte del hombre hubiese sido provocado por algo que ellas habían dicho o hecho. Si habían enfrentado a su pareja y la habían pedido un compromiso, se culpaban por haber precipitado su alejamiento. Si no le habían enfrentado, se culpaban por haber permitido que el hombre impusiera estilo jamás. destinadoA a pesar desintegrarse encaminadoen alla relación país delunnunca de que,o intelectualmente, sabían que ellas no eran culpables de haber saboteado la relación, estas mujeres no podían sino buscar una explicación racional y preguntarse si sus parejas las habían abandonado por algo que ellas habían hecho o dejado de hacer. No obstante, en la mayoría de los casos, no había nada malo en la relación. De hecho, parte del problema es que el hombre se echa atrás cuando las cosas van demasiado bien. Lo único malo es que este hombre es incapaz de asumir un compromiso. Por lo tanto, cuando cree que se aproxima el día “C” (una percepción que puede
tener poco o nada que ver con la realidad), de pronto ejecuta un giro de ciento ochenta grados: deja de buscar a la mujer y empieza a huir, y, en algunos casos, literalmente se pierde de vista.
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La mujer no tiene la culpa por la situación, pero ésta ha llegado a ser su problema.
En un mundoestán ideal, haciendo una mujer ya sólo–tendía que seguirsimpáticas, haciendo lo que muchas ser amables, atractivas, inteligentes, triunfadoras y compasivas- para que los hombres se le acercaran. Lamentablemente, esto no sucede en la realidad. Hay mujeres estupendas que no tienen relaciones estupendas con hombres estupendos. Estas mujeres reaccionan moviendo la cabeza y pensando que tienen que ser más estupendas: perfectamente sensatas, perfectamente afectuosas, perfectamente estupendas; en suma, perfectas. Yo no creo que esto dé resultado, y explicaré por qué. Lo que estos hombres temen es el compromiso, y cuando venseapueden una mujer tan perfecta, que jamás. es unaEso mujer con quien casarasí, y vivir felices porsaben siempre es precisamente lo que ellos no quieren hacer; por lo tanto, huyen en otra dirección. Esto no sucede por culpa de la mujer, pero sí ha llegado a ser su problema. Sin embargo, la situación dista mucho de ser irremediable: no todo es blanco o negro., En el caso de muchos hombres, es una cuestión de grado. Si usted está relacionada con uno de estos hombres o le preocupa lo que ocurrirá en el futuro, creo que puede hacer mucho para protegerse y modificar el porvenir de sus relaciones con los hombres. Pero antes es necesario que comprenda el problema y que sepa reconocer cuándo su pareja es un hombre así. Además, tiene que entender cómo muchas de las conductas que han sido programadas en usted pueden exacerbar el problema. Usted puede protegerse en sus relaciones con hombres que temen el compromiso si aprende a: 1 Identificar al hombre que no puede amar (y el alcance de su problema) antes de llegar a ser su pareja.
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2 Determinar si un hombre es capaz o no de cambiar. 3 Determinar si vale la pena intentarlo con él. 4 Mitigar los temores del hombre que sufre de fobia al compromiso antes de que él se deje llevar por ellos. 5 Negarse a asumir la responsabilidad y la culpa por las conductas masculinas ultrajantes. 6 Efectuar en su propia actitud los cambios necesarios para que él modifique su conducta del modo que usted desea. 7 Detenerle antes de que vuelva a huir. En los siguientes capítulos, aprenderá a hacerlo.
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2. ¿El hombre a quien usted ama teme amarla?
IDENTIFIQUE AL HOMBRE QUE TEME EL COMPROMISO: EL PATRON DE CONDUCTA DENTRO DE LA CONFUSION. Si usted sabe lo que debe buscar, es fácil reconocer al hombre que padece fobia al compromiso. Atrapado entre su necesidad de amor y el miedo que le abruma, es incapaz de disimular su conflicto. Por lo común, la confusión que experimenta ocasiona un patrón de conducta fácilmente discernible: huellas dactilares, como quien dice. Cuando un hombre que tiene fobia al compromiso conoce a una mujer que le atrae, la intensidad de su interés a menudo convence a la mujer de que ella tiene ventaja en la relación. En el comienzo, el hombre suele hacerla sentir tan segura que ella tiende a ignorar los indicios que delatan el problema del hombre. Más adelante, cuando ya está implicada, la conducta de él puede resultar tan contradictoria que ella le excusa o trata de justificar los síntomas de la fobia al compromiso. A menudo, el comportamiento del hombre es tan extravagante que cuesta creer que alguien que una vez fue tan afectuoso haya llegado a ser tan extraño. Por lo general, el hombre que tiene fobia al compromiso está confundido, y confunde. Una mujer relacionada con uno de estos hombres suele describirle como si se tratara de “dos personas diferentes”. Y así es. Se trata de un hombre que se enfrenta a
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demonios muy difíciles. Por un lado, experimenta un intenso deseo de entablar una relación de pareja. Por otro, cada vez que lo logra, se ve agobiado por la necesidad de huir. Ese es su problema… hasta que usted forma pareja con él, y entonces el problema pasa a ser suyo. grave o no leveesconde que sea su el problema, que, Sin en embargo, realidad, por el hombre conflicto créame por el compromiso. Puede tratar de disimularlo. Puede tratar de justificarlo o de hallarle una explicación. Pero lo cierto es que no puede controlarlo. En consecuencia, ese conflicto interno le impulsa a comportarse de maneras muy específicas. El conflicto está allí, si usted quiere verlo. Este capítulo le ensañará a hacerlo. Lamentablemente, las mujeres tienen reacciones igualmente previsibles. Cuando una mujer forma pareja con un hombre que tiene fobia al compromiso, le resulta muy difícil saber con exactitud qué ocurre.unLasueño. actitudSiinicial hombre tan romántica que le parece usted del es una mujersuele así, ser tómese un momento para distanciarse con sus experiencias con ese hombre –tome distancia con los recuerdos dolorosos, la frustración y la ira- y observarse a usted y a esas otras mujeres desde una perspectiva de tercera persona. He hablado largamente con muchas mujeres que, sin duda, se parecen mucho a usted. Y, créame, sé que no son tontas ni crédulas. Son mujeres inteligentes, perceptivas, sensatas y sensibles. Sin embargo, cuando cada una de ellas cuenta su historia, resulta asombrosamente obvio que ha sido manipulada por un hombre incapaz de amar. Desde una distancia cómoda, estos hombres parecen muy transparentes; su conducta resulta atroz y su propósito, evidente. Sin embargo, cuando esto le sucede a usted, cuando él le dice cuánto la quiere, la necesita y la desea, usted quiere creerle y se esfuerza por creerle, por escéptica que sea. Por eso, a pesar de todas sus reservas, su escepticismo y sus dudas, usted se deja convencer y decide dar una oportunidad a ese hombre y a ese amor. Lamentablemente, es entonces cuando empiezan los problemas. Pero usted no puede culparse. Aunque
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usted también demuestra una conducta previsible, es él quien tiene el problema. La única culpa que tiene usted es la de haber sido programada socialmente para reaccionar de un modo favorable a un hombre que se comporta como un caballero romántico, un héroe que la subirá con él a su caballo y con quien se alejará cabalgando hacia el crepúsculo. Entonces, ¿qué puede hacer usted? Yo estoy convencido de que puede hacer muchas cosas. En primer lugar, y de esto se trata este capítulo, puede reconocer el patrón de conducta del hombre cuando lo ve.
EL SINDORME DE LA PERSECUCION Y EL PANICO EN ACCION: LAS SEÑALES DE ADVERTENCIA DE LA FOBIA AL COMPROMISO. Todas las mujeres que hablan a continuación se refieren a relaciones con hombres que las buscaron y luego fueron presas del pánico. Cada una de ellas se siente infeliz y rechazada, además de estar confundida por lo que sucede. Todas estas relaciones proporcionan un buen ejemplo del comportamiento de un hombre cuando la angustia que le provoca la fobia al compromiso domina su vida: “Cuando está conmigo, todo es maravilloso. Pero él si empre
huye; a veces pasan varias semanas sin que le vea ni sepa nada de
él”.
“Pocas horas antes de formalizar nuestro compromiso para casarnos, él cambió. Ahora está malhumorado, distante, y siempre está tratando de iniciar una discusión. Yo creía que seríamos muy
felices... No entiendo qué ha ocurrido.” “Solos en mi apartamento, es increíble lo unidos que estamos. Pero cuando salimos a alguna parte, casi siempre se comporta como si no me conociera. Incluso cuando vamos por la calle,
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siempre se las ingenia para caminar más de prisa que yo, o más despacio, o de un modo distinto... cualquier cosa, con tal de que no
avancemos al mismo paso.” “Me decía que se sentía solo y actuaba como si una relación
conmigo fuese lo más importante del mundo para él... Cuando empezamos salir,empezó él no tenía más, al cabo de dos ameses a salirrelaciones con otras con dos nadie mujeres. Sé pero que me
ama, pero esto me está volviendo loca.” “Me vio salir del edificio donde trabajo y decidió volver todos los días a la misma hora hasta que volviera a verme salir... ¡sólo para poder conocerme! Se portaba de maravilla conmigo. Seis meses más tarde, se graduó como abogado y cumplió años, todo en la misma semana. Llamé a algunos de sus amigos y le ofrecimos una fiesta sorpresa. Dos días después, sin ninguna explicación, me dijo
que ya no podía verme.” en elfin,trabajo El juntos. hacía todo lo posible por llamar“Nos mi conocimos atención. Por salimos Hablamos durante horas y horas. El lloró al contarme lo mal que se sentía por su divorcio y sus hijos. Finalmente, a las cuatro de la madrugada, terminamos en mi apartamento. Me hacía sentir tan bien que me pareció una tontería y una actitud infantil decir que no, dado que los dos nos deseábamos. Pensé que estábamos iniciando una verdadera relación, y yo sólo quería ser honesta. Ahora, en el trabajo, no sólo apenas reconoce mi presencia, sino que, cuando tiene que decirme algo, lo hace como si estuviera disgustado. No puedo creer que me haya rechazado sólo porque me acosté con él.” “Todo empezó la noche anterior a la boda, cuando se puso a
criticar mi ropa, diciendo que no era apropiada para una novia madura. Fue tan cruel que me quedé conmocionada. Hasta entonces, había sido muy bueno; por eso pensé que sólo se trataba de los nervios del último momento. Ahora, un año más tarde, nada de lo que yo hago o digo le complace... nada. Pero, cada vez que
sugiero que nos divorciemos, llora y me promete que cambiará.”
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EL PATRON DE CONDUCTA DE EL EN EL AMOR: COMO EVITA EL “POR SIEMPRE JAMAS”
Si usted ha atraído el interés de un hombre que tiene fobia al compromiso, descubrirá que él cambia drásticamente cuando la relación corre el riesgo de prolongarse “para siempre”.
Por lo común, la típica relación afectada por la fobia al compromiso atraviesa cuatro etapas claramente distintas. 1 El Comienzo: Lo único en lo que él puede pensar es lo mucho que quiere tenerla. 2 La Mitad: El sabe que la ha conseguido, y eso le asusta. 3 El Fin: Usted quiere estar con él, y él huye asustado. 4 El Amargo Final: Todo ha terminado, y usted no entiende por qué.
EL COMIENZO: LA PERSECUCION TEMERARIA. Esta etapa se puede simbolizar con la actitud insistente de un vendedor agresivo. Es obvio que usted le ha conquistado, y él intenta desesperadamente lograr lo mismo con usted. Para ello, hace hasta lo imposible. La duración del comienzo depende de cuánto tarde él en concretar la venta y de lo que él perciba como punto sin retorno del compromiso.
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Normalmente: 1 Dedica todas sus energías a la conquista y es probable que tenga más interés que usted. 2 Al cabo de muy poco tiempo, le dice que la considera “especial” y parece tener pocas reservas (o ninguna) con
respecto a usted o a su decisión de conquistarla. 3 Tiene un historial escabroso con las mujeres, pero la hace creer que con usted será diferente. 4 Hace todo lo posible por impresionarla. Si tiene dinero, lo gasta; si tiene algún talento especial, lo exhibe; si tiene “sensibilidad” o “profundidad emocional”, la revela.
5 Parece vulnerable y actúa como si necesitara la relación más que usted. 6 Expresa, ya sea con palabras o con hechos, que está en busca de unasuperficial. relación significativa y monogámica, no sólo una aventura 7 Está dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de estar con usted y atenderla: cancela otros planes, recorre grandes distancias si es necesario, etcétera. 8 La llama constantemente por teléfono, a menudo “sólo para saludar” o “sólo para oír tu voz”.
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9 Habla abiertamente del futuro y hace planes para los dos. Incluso puede hablar de “nosotros”.
10 Actúa como si usted tuviera prioridad en su vida. 11 Parece tener mucho en cuenta la problemática femenina y critica a otros hombres que son desconsiderados con las mujeres. 12 Hace todo lo posible por lograr que usted confíe en él… y, a la larga, lo consigue. 13 La convence y/o sexual) con él.de que asuma un compromiso (emocional
LA MITAD: LOS PRIMEROS ASOMOS DE PANICO. La mitad comienza, en general, cuando se produce un claro desplazamiento del poder en la relación. Ahora usted está entusiasmada con él y él presiente que debe asumir alguna especia de compromiso real. Por primera vez en la relación, se ve obligado a enfrentar su problema con el compromiso. Esta etapa está simbolizada por el conflicto y la duda. Usted le brinda lo que él decía desear, pero, en lugar de estar feliz por ello, él se siente presionado e indeciso. Cuando está con usted, siente los primeros asomos angustiosos de la fobia al compromiso. A menudo no lo
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entiende y, por eso, comienza a justificar su temor y a buscar defectos en usted. En algunas relaciones, el pánico del hombre es sumamente intenso; en ese caso, esta etapa es muy breve y de inmediato se procede hacia el fin. En otras, esta etapa se prolonga interminablemente, lo cual mantiene viva la relación durante muchos años desdichados. Normalmente: 1 El parece echarse atrás, como si algo le asustara. Es posible que no la llame con tanta frecuencia, que no sea tan atento como antes, etcétera. 2 Así como una vezestán sus intenciones fueronmensajes. claras, ahora sus palabras y sus actos llenos de dobles 3 Deja claro que ciertas partes importantes de su vida, tales como sus amigos, su familia o su trabajo, son “zonas prohibidas”, y la excluye a usted de una o más de ellas. Con
frecuencia, lo hace con pretextos aparentemente plausibles. 4 Tiene recelo de las reuniones que incluyan a la familia y los amigos de usted, y trata de no pasar mucho tiempo con ellos. Es como si estuviera seguro de que entre ellos hay alguien que sabe la verdad sobre él, y eso no fuera bueno. 5 La trata como si ya no tuviera tanta prioridad y tiene miles de excusas para explicar esa actitud. 6 Sus hábitos sexuales cambian, y es probable que, de un modo sutil, esté convirtiéndola a usted en la parte agresiva.
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7 Establece un plan definido de cuándo y cómo tiene tiempo para usted (con las condiciones de él) y siempre tiene otras exigencias que cumplir primero; por definición, esto altera el flujo normal de una relación. 8 Trata la mayoría de las peticiones que usted le hace como si fueran exigencias y parece resentirse si “cuenta con él”. Expresa que le disgustan las “expectativas”, aunque no
aclara cuáles son esas expectativas. 9 No parece “oír” lo que usted dice y presta cada vez menos
atención a las cosas que usted necesita. 10 La alaba por ser leal, dedicada, inteligente, buena cocinera, comprensiva (todas las cualidades de una buena esposa) pero, al mismo tiempo, esas virtudes parecen incomodarle. 11 Empieza a encontrar problemas para verla. Por ejemplo, nunca encuentra lugar para aparcar cerca de su casa, le cuesta dormir en su cama, usted vive demasiado lejos o es alérgico a su gato. 12 Empieza a criticarla y busca motivos para que la relación no prospere. Es posible que la lastime al llamarle la atención hacia esos “defectos”, en especial si se trata de cosas que
usted no puede modificar (por ejemplo, no cree que sus padres puedan aceptar que usted sea una de estas cosas: irlandesa, italiana, negra, blanca, judía, cristiana, anglosajona, baja, alta, divorciada, demasiado madura,
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demasiado joven, demasiado rica, demasiado pobre, demasiado “término medio”).O bien puede no decir nada y
declararlo todo cuando al fin decide terminar la relación. (A propósito, estos “defectos” rara vez tienen algo que ver con cosas que usted le haya hecho; casi siempre se refieren a lo que usted “es”. El conocía muy bien esas cualidades cuando
inició la relación y la convenció de que se uniera a él.)
13 Es probable que deje pistas de que está mirando a otras mujeres, que piensa en ello o que en verdad está saliendo con otra. (A menudo, se trata de alguien a quien conoció en el pasado.) 14 quita Si ha estado saliendoy con otraasegurando mujer, miente respecto le importancia, sigue quealusted es lao persona más importante de su vida. 15 Es obvio que tiene un profundo conflicto, y si usted amenaza con poner fin a la relación él puede prometerle que cambiará; incluso es probable que llore. 16 A pesar de todo lo que dice, las cosas no cambian; él no permite que la relación crezca o progrese y rehúsa hablar del tema.
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EL FIN: CUANDO HUYE ASUSTADO. No hay mejor manera de resumir esta etapa que decir que el hombre que tiene fobia al compromiso “se fuga”. El
hombre a quien usted conoció al principio ha desaparecido: su insistente Romeo se ha convertido en un diestro evasor. Se ha implicado demasiado, y lo sabe. Es posible que esté en conflicto con sus emociones, pero su impulso más fuerte es el de escapar. Si todo comenzó demasiado de prisa, se puede llegar a esta etapa en cuestión de horas. Sin embargo, hay muchos hombres que prefieren dejar que la mujer asuma la responsabilidad por la separación; por lo general, prolongan esta etapa hasta que ella decide actuar. Normalmente: 1 Su actitud hacia usted ha cambiado casi por completo, y deja pistas inequívocas de que ha emprendido la retirada. 2 Pasa menos tiempo con usted y no se molesta en darle explicaciones. 3 Reclama flexibilidad y espacio. 4 Cancela citas y hace cambios de planes. 5 Pasa gran parte del tiempo de mal humor, pero sigue achacándolo a otra cosa; incluso puede llegar a decir: “No es por ti”
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6 La confunde más aún con las cosas que dice, y emite mensajes muy ambiguos. En un momento la rechaza con aspereza o la critica; al siguiente, se muestra afectuoso y sentimental o revela una total aprobación. 7 Se aparta sexualmente y culpa de ello al trabajo, al cansancio o la enfermedad. Sugiere que, si usted fuera realmente comprensiva, lo entendería. 8 No quiere hacer nada en absoluto para intentar mejorar la relación; ni siquiera quiere hablar del tema.
EL AMARGO FINAL: EL GRAN ESCAPE. En esta etapa, el hombre que tiene fobia al compromiso intenta negociar un final, pero rara vez sabe a ciencia cierta cómo hacerlo. Cada vez que puede, halla la manera de culpar a la mujer o de hacerla responsable. También puede vacilar. ¿Por qué? Porque su decisión de marcharse alivia en parte su angustia, y es posible que empiece a tener nuevos sentimientos hacia la mujer. La confusión y la incapacidad de entender lo que está experimentando a menudo ocasionan una conducta que parece extraña y hace pensar a la mujer que él está sufriendo una especie de crisis mental. Por lo común, este hombre pone fin a la relación en una de estas tres maneras posibles, o con una combinación de ellas. Son las siguientes:
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1 Provoca a la mujer para que ella termine la relación. Lo hace iniciando una gran discusión o actuando de un modo especialmente ultrajante. 2 Se aparta de una manera tan absoluta (incluso es posible que se vaya a vivir a otro sitio) que la relación muere por agotamiento. 3 Deja de llamar, no responde cuando ella le llama y desaparece por completo de la vida de ella, a menudo de una forma tan extraña como destructiva.
LLAMADAS A ESCENA: CUANDO EL REGRESA. Con frecuencia, lo único que el hombre que teme al compromiso necesita para aliviar su angustia, es distancia. La relación ha terminado; por lo tanto, ya no está asustado. Ahora los sentimientos que tiene por usted pueden volver a emerger al eliminarse el contexto amenazador. ¡Como ya no siente pánico por quedar atrapado, echa de menos a la mujer! Por eso, vuelve a llamarla. Cuando eso sucede, por lo general se repite toda la historia. La única diferencia es que esta vez todo ocurre con más rapidez.
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3 Por qué él no puede amar.
¿QUE TEME ESTE HOMBRE? Russ: Inversionista bancario de treinta y dos años; soltero. Russ, que mide aproximadamente un metro ochenta y cinco, aparenta ser un atleta profesional más que ninguna otra cosa. Tiene treinta y dos años, es master en administración de empresas y gana más de cien mil dólares al año. Podría ganar más aún, pero no le gusta permanecer mucho tiempo en el mismo sitio y cambia de empleo al menos una vez al año. Por lo tanto, en casi todos los años han un período de desempleo. Russ procede de una familia muy unida. Sus padres, sus dos hermanas mayores y un hermano menor tienen matrimonios felices. Aunque Russ se ha comprado una residencia veraniega cerca de una playa y otra en las
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montañas para esquiar, sigue viviendo con sus padres. El dice que hace su propia vida y que le resulta cómodo y económico seguir viviendo con ellos. Russ ha tenido muy pocas relaciones de pareja que duraran más de unos meses. Dice que, por lo general, las mujeres empiezan a tomar las cosas en serio al cabo de cinco o seis citas, y él no quiere nada serio. Cuando eso sucede, se aparta, deja de llamarlas y conecta su contestador telefónico automático o deja de atender el teléfono. En la oficina, ordena a su secretaria decir que no está. Recuerda haber tenido simpatía y haberse acostado por lo menos con media docena de mujeres a quienes cortejó durante una o dos noches y nunca volvió a llamarlas. En su vida personal y social, formalidad de hacer planes con anticipación”. En eldetesta trabajo“la “es completamente distinto”,
y no tiene inconvenientes para concertar reuniones con varias semanas de antelación. Russ distingue claramente entre las cuestiones de trabajo y las personales. “me resulta fácil tomar decisiones”, dice. “Pero comprometerme es casi imposible.”
En cuanto a las mujeres, a Russ no le agrada saber que tiene un compromiso “permanente” con nadie y dice que la
única manera de que llegara a soportar el matrimonio sería
considerándolo “temporal”. No piensa lo mismo con respecto a los hijos, pues estos “no son permanentes”, sino que “en el mejor de los casos, están con nosotros sólo catorce o quince años”.
El año pasado, Russ tuvo lo que tal vez fuera la relación más importante de su vida, con una mujer llamada Susan, a quien conoció por medio de su trabajo. Duró un año. Russ dice: “Ella quiso terminar.”
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Todo comenzó como la mayoría de las relaciones de Russ:
“Yo soy muy agresivo en todo lo que hago. También en las relaciones de pareja. Con Susan, me entusiasmé muy pronto. La primera noche que salimos, ella admiró un vestido que vimos en un escaparate. A la mañana siguiente, salí, le compré el vestido y se lo envié a su oficina. Me
pareció muy romántico… y dio resultado. Al cabo de tres o cuatro
semanas,
estábamos
viviendo
juntos
en
su
apartamento.” Si bien Russ se mudó al apartamento de Susan, aclara que no lo consideró un sucompromiso y tiene muchas explicaciones para justificar lógica.
“El hecho de vivir juntos es sólo un arreglo; se hace por comodidad. No significa que haya un compromiso por parte de ninguno de los dos. De hecho, implica claramente que uno no está seguro; por eso no se casa. El otro motivo que tenía para vivir con ella era que tengo muy poco tiempo libre. Al vivir con ella, me ahorraba el tiempo que habría perdido en viajes; de haber tenido que viajar de un sitio a otro, ella no me habría visto tan a menudo. Le aclaré que los
dos tendríamos libertad para salir con otras personas.”
Russ dice que todo fue bien durante los primeros meses, y todo el mundo le decía que él y Susan hacían una pareja perfecta. La gente daba por sentado que se casarían.
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“Ella hacía todo lo posible por complacerme. Estaba a mi disposición constantemente. Constantemente. Bastaba que yo dijera que quería hacer algo o ir a alguna parte para que ella estuviera lista. Al principio me gustaba; después empecé a sentirme sofocado. Mire, es la misma historia de siempre. Si uno busca un pretexto para criticar a alguien, es fácil encontrarlo. Empecé a criticarla. Me irritaba que ella quisiera cambiar las reglas básicas, para que la relación fuese más seria de lo que era. Cuando me pongo así, empiezo a tener palpitaciones. Recuerdo un incidente, en una ocasión en que fui con ella a ver a su familia. Yo no quería ir, y tuvimos que quedarnos a cenar, aunque yo no quería quedarme. Lo único que quería era salir de allí. Pensé: ¡Qué aquí? Esto es demasiado seriodiablos para mí. estoy Eso mehaciendo produjo palpitaciones.”
Russ dice que hubo varios factores que contribuyeron a que la relación terminara.
“Conocí a una chica en la floristería, mientras compraba flores para Susan. No pensé que Susan estuviera en casa, de modo que la llevé conmigo al apartamento.
Susan llegó a casa temprano y nos encontró juntos.” Pregunté a Russ por qué no había llevado a esa mujer a su casa de la playa, que estaba a un par de horas de viaje, o a un hotel. Dice que no la conocía tan bien, y que no valía la pena. Obviamente, sí valía la pena arriesgarse a perder su relación con Susan. Como es de imaginar, Susan se molestó mucho, pero Russ la convenció de que aquella mujer no significaba nada y que nunca volvería a suceder algo así. La
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relación duró un par de meses más, pero desde aquel incidente, resultó obvio que tenían problemas.
“Creo que temía asumir un compromiso permanente con Susan, porque, cuanto más duraba la relación, por la trataba. Me porté muy mal con ella. No volvía a casa, descargaba con ella gran parte del estrés que me provocaba el trabajo, salía con otras mujeres, dejaba de hablarle. Ella era atractiva e inteligente. Era todo lo que un hombre podría desear, pero a mí no me bastaba. Lo que al fin sucedió fue que, una noche, Susan me amenazó con otro hombre. Dijo que había otro hombre que quería estar con ella. Dijo que él la acompañaría más, la trataría mejor, etcétera. mí no meque, gustan las amenazas. Me que sentía culpable, A porque creo en realidad, ella quería le impidiera salir con él, que le dijera no, no lo hagas. Pero no podía echarme atrás porque, si lo hacía, ella me tendría totalmente dominado y si alguna vez teníamos un problema, sabría con qué amenazarme. A la mañana siguiente, despertamos y todo terminó. Hice el equipaje mientras ella
se duchaba y me marché. Susan era demasiado perceptiva…
Eso es estupendo a veces, pero no es nada divertido pelear con uno mismo todo el día. Ella decía que yo tenía demasiado miedo de llegar a asumir un compromiso serio, que nunca podría amar realmente a nadie. Cuanto más lo
pienso, más me convenzo de que tenía razón.”
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DEMASIADO ASUSTADO PARA AMAR Si usted ha formado pareja con un hombre que tiene fobia al compromiso, lo primero que debe saber es que lo que le llena de terror y confusión no es lo que usted hace, sino lo que él siente, lo que está afectando la relación no es lo que usted dice, sino lo que él piensa. Y lo que lo impulsa a escapar es la visión torturada y confusa que él tiene de la vida, el amor y las relaciones de pareja. Es fácil decir que los hombres como Russ no pueden amar porque tienen miedo a comprometerse. Resulta más difícil entender por qué sucede eso. Con frecuencia, una mujereso sabenocuándo su pareja está eludiendo el compromiso, pero la ayuda necesariamente a entenderlo ni a evitarlo. Tampoco la ayuda a protegerse de la conducta destructiva de ese hombre. Hasta ahora, la mayoría de los intentos de comprender la angustia que provoca el compromiso ha tomado solamente la perspectiva de la mujer. Hay libros enteros, y las teorías que los sustentan, basados casi en forma exclusiva en las experiencias femeninas con hombres que padecían fobia al compromiso y en cómo ellas interpretaban esas experiencias. En el mejor de los casos, esos libros sólo exponen la mitad del problema. A mi juicio, es evidente que las mujeres cuentan con muy poca ayuda para entender la mente del hombre que no puede amar. Sin ese conocimiento, las mujeres –y algunos terapeutas- tienden a analizar sólo la conducta femenina cuando tratan de comprender por qué una relación ha fracasado. Lamentablemente, las mujeres también tienden a
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culparse por sus fracasos amorosos. Dicen cosas como: “Yo me sentía muy sola”, o “Dejé que las cosas fueran demasiado de prisa”, o “Creo que fui una tonta al confiar en él”, o “¿En qué habré fallado?”
Cuando empiezan los problemas con este hombre, la mayoría de las mujeres tienden a reaccionar del mismo modo. Por lo común, la mujer se cree capaz de hacer que el hombre se sienta mejor sabiéndose implicado en una relación monogámica y que, por consiguiente, su miedo al compromiso se disipará. A fin de hacerle “sentir mejor”, ella
puede, por ejemplo, tratar de mostrarse más afectuosa; puede atenderle de muchas maneras en un intento de destacar el hecho de que le ama y que no le rechazará. Otras mujeres tratan de hacerle mejor ignorando los temores él experimenta y sentir alimentando la esperanza de queque desaparezcan. Lamentablemente, todos estos gestos bien intencionados tienden a surtir el efecto contrario en el hombre que tiene miedo. Si usted toma la situación a la ligera, él lo interpreta como un “truco”, mientr as que si se esfuerza por ser buena y cariñosa, lo interpreta como un intento de afirmar la telaraña en la que desea atraparle. De cualquier manera, lo único que logrará hacer es alejarle más aún. Con mucha frecuencia, las mujeres hacen hasta lo imposible para volverse más cariñosas, más generosas, más atractivas o más compasivas Pero, a la larga, usted descubrirá que el problema no tiene que ver con sus defectos o imperfecciones. Esta actitud tradicional de auto mejorarse no da resultado. Usted puede teñirse el cabello de diez colores diferentes, asistir a muchos cursos distintos,
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adelgazar, cambiar de amigos y de profesión, reformar su cuerpo y su mente de mil maneras distintas… pero el
problema de él seguirá presente. ¿Por qué? Porque el problema no reside en los detalles. El no está reaccionando a usted, sino al acto de asumir un compromiso. Y esta clase de cambios no sirve para mitigar el miedo al compromiso. Sólo es posible modificarlo mediante una clara comprensión de la profundidad y el alcance del temor que siente este hombre. Ese temor no se disipa con el tiempo ni con el amor. Porque no se trata de un hombre que tiene miedo de amar; este hombre tiene miedo de lo que el amor representa. No se trata de un hombre que tiene miedo de usted; es un hombre que tiene miedo de lo que usted representa. Esencialmente, es un hombre que teme dos palabras, y esas palabras son PARA SIEMPRE.
PARA SIEMRE ES MUCHISIMO TIEMPO El miedo al compromiso puede ocasionar una serie de síntomas desagradables, entre los cuales predomina la angustia. Si la fobia al compromiso es leve, el hombre puede tener relaciones que sólo le provoquen una vaga incomodidad. Esta reacción de angustia leve se puede aliviar con el simple hecho de distanciarse emocionalmente. Pero si el temor es intenso, la reacción de angustia será severa y la perspectiva de estar “tomados de la mano para siempre”
puede generar un verdadero terror en el corazón y el alma del hombre.
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¿QUE ES LO QUE ASUSTA TANTO DEL COMPROMISO Y EL “PARA SIEMPRE”?
En los últimos años, la evasión masculina del compromiso ha alcanzado proporciones epidémicas. Se han escrito innumerables libros y artículos que intentan averiguar el porqué. Algunos, por ejemplo, sugieren que la incapacidad de los hombres de comprometerse constituye un contragolpe por todos los años en que se han visto atrapados en el rol represivo de sostén familiar. Otros mantienen que se puede atribuir, al menos en parte, al miedo que inspira en los hombres mujer” fuerte e de independiente, en especial silael “nueva hombre tiene antecedentes haberse sentido
inferior, indigno o rechazado Muchos piensan que la incapacidad masculina de comprometerse no es más que un índice de inmadurez; el nombre se niega a “crecer” y aceptar
responsabilidades. En casos más recientes, se ha sugerido que todo esto es consecuencia de la mentalidad de playboy: la creencia de que no se deben asumir compromisos permanentes mientras se pueda tener compañeras cada vez mejores, más acordes con las fantasías de cada uno. Desde luego, también existen explicaciones más tradicionales: conflictos edípicos, conflictos de prostituta/madona, miedo al rechazo, egoísmo, narcisismo, escasa autoestima, etc. Pero, si bien es verdad que todos estos factores pueden ser coadyuvantes o agravantes o pueden contribuir a dar forma al problema, ninguno de ellos puede explicar las muchas ramificaciones de la fobia al compromiso, ramificaciones que, como veremos más
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adelante, se extienden más allá del ámbito de las relaciones de pareja. En otras palabras, si bien todos estos factores pueden, de alguna manera, afectar al problema, ninguno de ellos, ya sea de forma individual o combinada, puede determinar el problema. Entonces, ¿qué es lo que tanto asusta en el compromiso? La primera pista se me presentó mientras trabajaba en un proyecto totalmente distinto. Quiso el destino que, el año pasado, el doctor Harold Levinson, un destacado psiquiatra, me invitara a trabajar con él en la conclusión de un nuevo y polémico libro acerca de la naturaleza y el srcen de las fobias. Ese proyecto resultó ser un beneficio inesperado. Mientras entrevistaba paraqué el otra librocosa sobre las fobias, a menudo ellos amepacientes preguntaban estaba escribiendo. Con frecuencia, de allí derivaban conversaciones acerca del miedo al compromiso, un tema que la mayoría de esos pacientes tocaba con gusto. En consecuencia, esas “dobles entrevistas” me proporcionaron una nueva cantidad de sujetos… y muy especiales.
Nunca olvidaré la reacción de uno de los primeros pacientes fóbicos a quienes hablé de mi libro. “¡Compromisos!”, exclamó. “Yo no tengo ningún problema con los compromisos. No asumo ninguno” Luego disertó
durante cuarenta y cinco minutos sobre el modo en que el miedo al compromiso había dominado su vida y la había arruinado. Aunque, en ese momento, no significó nada para mí, aquel paciente estaba en tratamiento por claustrofobia severa. Luego tuve conversaciones similares con muchos de aquellos pacientes fóbicos, pero no con todos. Salvo pocas
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excepciones, eran los claustrofóbicos quienes parecían más afectados por el miedo al compromiso. Y también eran los claustrofóbicos quienes tenían más dificultad para entablar y mantener relaciones monogámicas, a pesar de lo mucho que desearan y necesitaran amor.
LA FOBIA AL COMPROMISO: LA CONEXIÓN CLAUSTROFOBICA El diccionario define la claustrofobia como un temor anormal a los espacios cerrados y reducidos. Para el claustrofóbico, el miedo de quedar o encerado en un sitio así provoca angustia, terroratrapado y, a menudo, incluso pánico. Todo el mundo reconoce que algunas personas temen el encierro físico, pero muchos de los pacientes fóbicos a quienes yo entrevistaba en aquel tiempo me decían que ese mismo tipo de miedo y angustia podía ser causado por una representación simbólica de estar atrapado, encerrado o contenido. Estas representaciones simbólicas abarcaban trabajos, estilos de vida y relaciones. Obviamente, había una conexión. Sin embargo, tarde en ver cual era esa conexión. Pero, mientras hablaba con cada vez más pacientes, muchas piezas de aquel rompecabezas confuso comenzaron a hallar su lugar. Claustrofobia y fobia al compromiso... ¿en verdad estábamos frente a lo mismo? ¿Acaso la fobia al compromiso no era mas que una de las muchas ramificaciones de la angustia claustrofóbica? Los problemas que los hombres tenían con el compromiso, ¿serian apenas una extensión psicológica “simbólica” de sus
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temores claustrofóbicos a quedar físicamente atascados o atrapados? Sin duda, aquello tenia sentido. Los compromisos eran algo permanente. Cumplir con un compromiso significaba atarse a esa decisión, a esa cosa o a esa persona... para siempre. ¿Podía haber peor encierro? ¿Había algo más claustrofóbico que eso? Entonces pensé en los muchos hombres “normales”, sin
fobias, a quienes había entrevistado. El temor al compromiso que ellos experimentaban era igual al de los pacientes fóbicos; sin embargo, rara vez mencionaban padecer claustrofobia o sentirla en sus relaciones de pareja. En cambio, la mayoría de ellos parecían tener la certeza de que sus relaciones habían esos fracasado por culpa de la justificarse? mujer. ¿Era posible que todos hombres buscaran ¿Acaso eran, en realidad, “claustrofóbicos de incógnito”?
¿Era, quizá, que los pacientes claustrofóbicos que habían consultado a un medico simplemente estaban mas en contacto con su temor? Supuse que, en cierta medida, se trataba de eso. Pero lo que en realidad sospechaba era que aun faltaba una pieza importante del rompecabezas. Entusiasmado por mi descubrimiento, pero todavía frustrado por no poder completarlo, decidí plantear este problema al doctor Levinson. El doctor Levinson, pionero en el tratamiento de las fobias, pronto me señaló la importancia de reconocer la existencia difundida de tendencias claustrofóbicas en la mayor parte de la población humana, además de muchas otras especies animales. Si se encierra a veinte seres humanos (o ratones, para el caso da lo mismo) en una habitación pequeña, al cabo de un tiempo la mayoría se siente incomoda, angustiada, agresiva o incluso cae presa
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del pánico. (Estos estudios se han efectuado a menudo con animales de laboratorio.) En circunstancias normales, la mayoría de estos individuos no demostraría ninguna característica claustrofóbica. Pero si el entorno es lo bastante limitado, esas tendencias se pueden desatar y pueden aflorar virtualmente en cualquier individuo.
UN ANALISIS MAS DETALLADO DE LO QUE SIGNIFICAN LOS COMPROMISOS Ahora echemos un vistazo a ladefinición, naturalezael acto de los compromisos. Un compromiso es, por de sujetarse u obligarse a algo o a alguien, ya sea un trabajo, un coche, una mascota o una mujer. Una vez que nos comprometemos, estamos “atascados” en esa obligación
mientras dure el compromiso. Resulta fácil ver como el acto de comprometerse puede ocasionar una severa angustia claustrofóbica. Si un hombre asume un compromiso a largo plazo y pretende cumplir con ese compromiso, puede parecerle tan restrictivo como el hecho de estar encerrado en una habitación pequeña. Si el compromiso es para siempre, como se supone que es el matrimonio. Puede sentirse como si estuviera encerrado en un armario. Aunque el hombre no esta físicamente restringido, siente que lo esta psicológicamente, y las sensaciones asustan por su similitud. Dicho de otra manera, el encierro psicológico puede resultar tan claustrofóbico como el encierro físico, y ambos
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representan la pérdida de la libertad. En consecuencia, cualquier compromiso serio o prolongado llega a considerarse una trampa y, al igual que cualquier otra trampa, produce angustia. Cuanto mayor es la trampa, más intensas son la angustia y la necesidad de escapar. Lo que ahora me resulta claro es que las reacciones masculinas a la restricción claustrofóbica del compromiso no varían en absoluto con respecto a las demás reacciones fóbicas. En otras palabras, la fobia al compromiso no es sólo una ingeniosa consigna de los años ochenta. La fobia al compromiso es una verdadera fobia, que incluye toda la sintomatología fóbica física y psicológica que es característica. Lo que también resulta claro es que, si en verdad deseamos entender modificar patrones de conducta destructivos de quieny padece fobialos al compromiso, es necesario entender qué es lo que da forma a esos patrones, es decir, la fobia en sí. Pero, para poder hacerlo, primero sería mejor aprender un poco más sobre las fobias en general.
LA REACCION FOBICA: UNA ALARMA INTERNA Cuando una persona percibe algún tipo de amenaza o peligro, el cuerpo reacciona de un modo muy específico. Esta reacción reflexiva –este “sistema de alarma” inconsciente y automático- se caracteriza por uno o más de los siguientes síntomas:
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Oleadas de angustia. Una sensación de temor. Hiperventilación y/o dificultad para respirar. Sensaciones de sofocación. Pulso acelerado o errático. Malestar estomacal. Sudoración excesiva. Sudoración o escalofríos (acobardamiento). En muchas situaciones, esta reacción es absolutamente apropiada y natural. No resulta sorprendente, por ejemplo, experimentar estos síntomas frente a un Doberman que nos gruñe o a un asaltante armado. Pero a menudo sucede que estos mismos síntomas aparecen a una amenaza mucho más sutil. Aunque se trateenderespuesta una circunstancia o un objeto aparentemente inofensivo, como puede ser un ascensor, un puente, una araña o una relación. Cuando experimentamos una reacción desmedida como ésta, cuando la reacción del cuerpo al temor parece sumamente exagerada o absolutamente irracional, la llamamos reacción fóbica. Gracias al trabajo de varios investigadores eminentes, sabemos que esta alarma interna no es una reacción de “todo o nada”. Por el contrario, la intensidad de estos síntomas
puede variar de forma considerable, de acuerdo con la sensibilidad del individuo y la intensidad de la amenaza percibida. Una reacción de grado uno, por ejemplo, puede manifestarse apenas con una ligera aceleración de la respiración, un aumento en la transpiración y una angustia moderada. Subjetivamente, esta reacción de alarma de grado
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uno no parecería otra cosa que una sensación de angustia común y corriente. Por otra parte, una reacción de grado dos o tres podría caracterizarse por una angustia sustancial pero aparentemente controlable, un mayor aumento en el ritmo cardíaco y respiratorio, malestar estomacal y considerable tensión. Estos síntomas nos hacen sentir incómodos en nuestro entorno. Incluso pueden provocar un leve temor, sensaciones de pánico y deseos de escapar o eludir el motivo aparente de nuestra angustia, ya sea un túnel, una serpiente o nuestra pareja. Si la alarma interna produce una reacción de grado cuatro o cinco, los síntomas serán bastante intensos. Podemossíntomas sentirnosaumentados. llenos de Colectivamente, angustia o agobiados diversos todo estopor se experimenta como una sensación de miedo, si no un pánico absoluto, y genera en nosotros la urgencia de eludir o escapar de aquello que parezca estar causando esos síntomas atemorizadores. Dado que la reacción fóbica puede ser variable, la conducta masculina también puede serlo. Hay hombres que sienten terror por todos los compromisos y actúan de acuerdo con ese sentimiento. Otros toleran los compromisos a corto plazo, pero cualquier cosa permanente o prolongada les produce pánico. Hay también quienes son capaces de asumir cualquier tipo de compromiso, pero nunca se sienten verdaderamente cómodos una vez que lo han hecho (esto se conoce también como angustia crónica). En otras palabras, la variedad de las reacciones fóbicas explica, en gran medida, los diversos tipos de fobias con respecto al compromiso y la variedad de estas reacciones fóbicas.
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¿Y EL AMOR? Para una mujer, la parte más dolorosa de esta experiencia es el hecho de que la actitud del hombre se modifique en forma tan drástica. En lo que a ella respecta, la cuestión es el amor, no el miedo. Es probable que ella sea idealista además de romántica. Esta mujer es producto de una cultura que le ha enseñado que el amor puede conquistarlo todo. Creía tener una relación amorosa. ¿Ese hombre le mentía de palabra o de hecho? ¿Cómo era posible que alguien perdiera tan rápidamente el interés o el amor? ¿Qué había ocurrido? ¿Acaso ella había hecho algo malo? La transformación de lo que ser undistante, hombre lleno ardiente, afectuoso y amigable en parece un hombre de conflictos y falto de interés resulta, en el mejor de los casos, desconcertante. Con frecuencia, el cambio es tan drástico que no resulta extraño que a la mujer le preocupe la posibilidad de haber hecho algo que ha precipitado esa conducta por parte de él. Si usted es esa mujer, es importante que sepa que ese hombre puede olvidar su afecto por usted. Puede olvidar lo mucho que disfruta en su compañía. Incluso puede olvidar las estupendas relaciones sexuales que tuvo con usted. Tal vez desee tener en cuenta lo que usted siente, pero está demasiado incómodo y confundido. Sin embargo, aun cuando pudiera dejar de huir el tiempo suficiente para pensar en lo que usted siente, y aunque le agobiara el sentimiento de culpa, no modificaría su actitud. De hecho, el efecto suele ser el contrario: cuanto mayor es la culpa que experimenta, más atrapado se siente y más deseos tiene de escapar.
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Si usted ha intentado relacionarse con un hombre que padecía fobia al compromiso, su conducta le habrá resultado totalmente inexplicable. ¿Quién puede entender actitudes tan extrañas? Sin embargo, las cosas no resultan tan confusas una vez que se entiende que la huida de él no tiene nada que ver con el hecho de que usted le agrade, le atraiga o sea una buena compañía para él. Ese hombre huye porque sabe que la relación no puede continuar sin que él asuma alguna forma de compromiso real, y eso es algo que él es incapaz de hacer. Si se tiene eso en cuenta, es más fácil comprender por qué a él le cuesta tanto negociar una relación honesta. El sabe que no ha puesto su mejor empeño en esa relación. Sabe que tal vez ha sido él quien la inició. Si ya llevan cierto tiempo juntos, es probable queúltimos le hayamomentos, dicho más ha de seguido una vez que la ama. Quizás, hasta los actuando como si en verdad quisiera seguir en esa relación. Pero ha llegado el momento en que debe avanzar o escapar, y no puede avanzar. No es tan ingenuo como para creer que usted podría entender lo que siente. Además, si así fuera, tal vez él tendría que hallar una solución. Y entonces sí tendría que asumir un compromiso. Pero eso no es posible; al fin y al cabo, eso fue lo que le asustó desde el principio.
LA FOBIA AL COMPROMISO: ¿UNA VERDADERA FOBIA? Si, como he declarado, el hombre que no puede amar padece fobia al compromiso, y si ésta, a su vez, es una verdadera fobia, sería de esperar que el hombre que la
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padece experimentara muchos o todos los síntomas característicos de las fobias –al menos, en cierta medidaante la presencia de aquello que provoca la reacción fóbica (es decir, el compromiso). Para poder investigar esta posibilidad, a todos los hombres a quienes entrevisté les planteé las siguientes preguntas: ¿Alguna vez una relación estrecha les produjo síntomas físicos desagradables, tales como dolor de estómago, palpitaciones o hiperventilación? ¿Cuándo ocurría eso? ¿Alguna vez se sintieron sofocados, atascados o agobiados por una relación íntima? ¿Recuerdan cuándo sucedía eso? ¿Alguna vez una relación estrecha les produjo sensaciones similares al pánico? ¿Tenían problemas en esas ocasiones, o todo iba bien? respuestasmifueron absolutamente No sólo Las confirmaron hipótesis una y otrafascinantes. vez, sino que además ilustraban claramente con qué intensidad y profundidad se siente el miedo al compromiso. En la lectura de este libro, se hallarán muchas respuestas masculinas a estas preguntas, pero aquí van algunos ejemplos característicos para abrirles el apetito: Joshua M. habla de su matrimonio:
“Ahora que siente un qué animal enjaulado. Se pierde la libertad.sé Noloqueda nada por vivir.” Andy B. se refiere a sus sentimientos por su ex novia: “La veía y me paralizaba… volvía a doblar la esquina y huía en otra dirección. Sentía una oleada de sangre y
adrenalina en la cabeza, que me decía: Sal de aquí… corre… ¡escapa! Esa enorme funda de almo hada va a cubrirte la cabeza… ¡Escapa!”
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Gregory D. dice sobre las mujeres en general: “Cada vez que una mujer piensa demasiado bien de mí, me siento atrapado por lo que ella espera de mí, por la expectativa de tener que estar siempre disponible, y entonces
tengo deseos de escapar de ella y de esos sentimientos.” Frank M. habla de las relaciones: “Cuando siento que empiezan a atraparme, reacciono con violencia. Me siento ahogado… entonces me vuelvo loco… se me eriza el vello en la nuca.” Dick D. cuenta por qué terminó su última relación:
“Estábamos en silla, una yhabitación de gente. Yo estaba sentado en una ella estaballena sentada en el suelo, a mi lado, tomándome los pies con las manos. Bajé la vista y me sentí encadenado.”
UN TEMOR QUE CALA HASTA EL ALMA La mayoría de los expertos en fobias han señalado la medida en que los fóbicos se sienten obsesionados, agobiados y dominados por sus temores. Esos temores constituyen una parte tan integral de la vida del fóbico que su presencia se hace sentir no sólo cuando la persona está despierta, sino también, a menudo, mientras duerme. No es extraño, por ejemplo, que alguien que teme las alturas tenga pesadillas con caídas, o que alguien que teme el agua sueñe que se ahoga. Ahora que hemos establecido las
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características verdaderamente fóbicas de la fobia al compromiso, no resultará sorprendente que muchas personas que padecen esta última tengan pesadillas con compromisos, especialmente si tienen relaciones de pareja en las cuales el “compromiso” o el “para siempre” sean posibilidades reales.
LA HISTORIA DE TOM Para poder entender qué es lo que asusta tanto a estos hombres con respecto al compromiso y al “para siempre”, es
importante ver cómo experimentan el problema los hombres. Tomemos, porque ejemplo, mi amigo Tom. Hace muchos años conozcoel acaso Tom,deanalista de sistemas de treinta y tres años. Hace dos años, las dos hermanas de Tom se casaron con pocos meses de diferencia. Esto precipitó varias discusiones familiares con respecto a cuándo haría lo propio él, que es el hijo mayor. Por esos días, Tom empezó en un nuevo empleo. Allí conoció a Gloria. Gloria era su supervisora, lo cual le resultaba especialmente provocativo. Así recuerda Tom su relación con ella:
“A las pocas horas de haber conocido a Gloria, estaba prendado. Ella no. Yo la buscaba y ella me trataba con indiferencia. Seguí insistiendo. Pasaba todo el día sentado, pensando qué frase ingeniosa podría decirle o qué esquela divertida podría enviarle. Cualquier cosa, con tal de llamar su atención y obtener su aprobación; desde luego, sin llegar a parecer un idiota irremediable. Ella escapaba y yo la perseguía. Me decía que éramos demasiado diferentes. Yo le
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aseguraba que no lo éramos. Me llevó tiempo (cuatro meses, exactamente), pero una noche, después de una maravillosa cena en un romántico restaurante italiano, la convencí de que viniera conmigo a mi apartamento. Así empezó nuestra relación. Creo que nunca olvidaré lo que sentí aquella primera noche, después de llevarla a su casa. No era por lo que habíamos hecho. Algo que ella había dicho me daba deseos de escapar. Ella dijo: No puedo creer la suerte que he tenido al conocerte y que me hayas convencido de que mis vacilaciones eran una tontería. Añadió: Me alegra que me hayas demostrado que mi primera impresión era errónea.
“De pronto comprendí que todo lo que yo había hecho había más efectivo que bien. lo que habría podido resultado imaginar.mucho Todo salió demasiado Habíamos llegado demasiado lejos demasiado pronto. De repente, era yo quien no estaba listo, y sentí pánico. Llegué a pensar
cosas como: No hagas esto… hay muchas mujeres más ahí fuera.
“Le había dicho que la llamaría al día siguiente (era sábado) pero, cada vez que iba a tomar el teléfono, sentía una molestia en la boca del estómago. Realmente tenía miedo de hacer esa llamada, aunque no sabía bien por qué.
“Esa noche tuve un sueño o, mejor dicho, una
pesadilla. La gente se ríe cuando cuento este sueño pero, para mí, fue muy real, espantoso y nada divertido. Soñé que estaba en mi propia boda. La sala era enorme y de aspecto ominoso, con inmensas puertas de acero. En cuanto empezó el sueño, me encontraba haciendo promesas. Cuando me llegaba el turno de dar el sí, me sentía lleno de pánico. Quería escapar pero no podía, porque había dejado que las
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cosas llegaran demasiado lejos. No tenía alternativa. Entonces respondía: Si, quiero.
“En cuanto esas palabras salían de mi boca, me sentía
descompuesto. Pensaba: ¿Cómo he podido hacer esto? Mi vida ha terminado. El miedo era tan real y tan profundo que desperté, sobresaltado. Al despertar, seguía sintiendo aquel terror, pero además estaba furioso con la mujer del sueño, por haberme hecho experimentar aquellas sensaciones horribles. “Desde entonces, he vuelto a tener ese sueño muchas veces, pero la primera vez fue después de aquella noche con Gloria. En aquel momento, no relacioné el sueño con ella. Al fin y al cabo, la mujer con quien me casabe en el sueño no era Gloria. “Pero, por alguna razón, el miedo a llamarla que sentí el domingo fue mayor aún que el sábado. Además, empecé a disgustarme con ella por tener la expectativa de que la llamara.
“El lunes, cuando me topé con ella en el trabajo, estaba
nervioso y tenía miedo. Pensé que no deseaba enfrentarme a la ira que pudiera sentir ella porque no la había llamado. Me dije que lo discutiría conmigo y por eso hice todo lo posible por no hablar con ella; permanecí distante y sólo a medias amigable. ¿Cómo podía explicarle lo que sentía? Apenas podía entenderlo yo mismo. Lo único que sabía era que quería estar lo más lejos posible de ella. Comprendo
que ése no fue mi mejor momento.”
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CUANDO EL UNICO CAMINO ES EL DEL COMPROMISO La incomodidad de Tom no es nada fuera de lo común. Cuando los síntomas de la fobia al compromiso afloran por primera vez, a menudo el hombre experimenta una confusión verdadera. Después de todo, esas reacciones no se producen en un vacío; en algún lugar hay una mujer por la que siente un afecto sincero. Pero esa misma relación que una vez le inspirara sentimientos placenteros ahora le produce temor. Por consiguiente, el hombre se siente dividido. Por un lado, tiene emociones positivas para con esa mujer; por otro, experimenta angustia, temor y pánico, sentimientos que le provocan deseos de apartarse. Tom sentía un verdadero afecto por Gloria, y ella le atraía mucho. Cuando me la describió, destacó lo competente, inteligente y admirable que era como ser humano. Sin embargo, como él mismo reconoce, la trató muy mal. ¿Qué sentía Gloria? No lo sabemos, porque Tom no le dio la oportunidad de decírselo. Pero, si se parecía a las mujeres con quienes he hablado, probablemente no lograba entender por qué un hombre que había pasado meses enteros abrumándola con cumplidos se acostaba con ella una sola vez y luego apenas reconocía su presencia. Tom me dijo que no pensó en absoluto en los sentimientos de Gloria. Ni siquiera se le ocurrió que ella pudiera pensar que él había perdido el interés por causa de ella, lo cual, desde luego, no era cierto. El hecho es que a la relación no le quedaba otro camino que el del compromiso, y eso fue lo que puso en marcha el sistema de alarma interno
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de Tom. Después de eso, sólo podía pensar en apagar el fuego.
CUANDO LLEGA EL PANICO Hay hombres a quienes el compromiso les produce una angustia crónica. Otros, como mi amigo Tom, están bien mientras persigan a una mujer reticente. Pero, en cuanto ella empieza a aceptarlos, todo cambia. En lugar de ser perseguidores, reaccionan como si fuesen los perseguidos. Con frecuencia, esa reacción no tiene nada que ver con la realidad; probable que laque mujer esté haciendo que darlees la respuesta él no parecía buscar. nada Peromás el mecanismo de angustia de estos hombres reacciona como si su vida misma estuviera amenazada. Al evitar la relación, sin enfrentarse a la mujer y, a la larga, huyendo de ella, el hombre que padece fobia al compromiso logra aliviar su angustia. Tal vez se sienta culpable, pero eso no le resulta tan aterrador ni doloroso como la angustia que le provoca el compromiso. Para este hombre confundido y angustiado, la solución es sencilla: si su prioridad es hacerse cargo de su vida, tiene que retirarse de la relación y, por lo tanto, apartarse de la mujer.
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ENTRE LA LUCHA Y LA HUIDA La reacción de angustia fóbica se llama comúnmente reacción de “lucha o huida”. Esta respuesta refleja ante al
peligro está presente no sólo en los seres humanos, sino también en la mayoría de los animales superiores. Es fácil ver el papel desempeñado por la reacción de lucha o huida en la supervivencia animal, incluso en la supervivencia del animal humano. Se trata del modo en que la naturaleza moviliza nuestros sistemas de defensa y nos prepara para afrontar el peligro. Cuando funciona correctamente, es un mecanismo vital que asegura la preservación de la especie al prepararnos para luchar contra el cuando srcen de amenaza, o bien para huir. Lamentablemente, no lafunciona como debiera, como sucede en el caso de la conducta fóbica extrema, puede ser sumamente destructivo. Ninguna mujer que haya vivido la experiencia de tener como pareja a un hombre que tiene fobia al compromiso pasará por alto la ironía del término “lucha o huida”. Una vez que ese hombre se siente amenazado por la “trampa” del
compromiso, una vez que su cuerpo se ha movilizado, tiene dos opciones: huir del compromiso, o quedarse y luchar contra él, es decir, contra usted. Desde luego, hay hombres que hacen un poco de ambas cosas pero, sea cual fuere la opción que él prefiera, a la larga la relación queda en ruinas. ¿Por qué algunos hombres huyen mientras que otros atacan? Yo sospecho que depende de dos cosas: de la sensibilidad del sistema de alarma de cada individuo y de su forma de ver la inviolabilidad del “contrato” de la relac ión.
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Pero lo que sí resulta claro es que ambas conductas (luchar y huir) son consecuencia de la misma reacción fóbica.
MARCHARSE JUSTO CUANDO LAS COSAS EMPIEZAN A IR BIEN Quizá lo más fascinante del hombre que tiene fobia al compromiso sea el hecho de que rara vez huye o lucha cuando la relación es mala; lo hace cuando es buena. Aparentemente, esto contradice por completo el sentido común. Es natural luchar contra una relación mala o huir de ella, pero¿no una es buena relación queque se debe atesorar, cierto? Para es el algo hombre tienevalorar fobia aly compromiso, no lo es. Sus acciones no están regidas por el sentido común, sino por su exagerado temor al compromiso. Por lo tanto, cuando la relación llega a ser verdaderamente estrecha e íntima, se siente más atrapado, porque sabe que no tiene excusas para marcharse. Mientras la relación tenga problemas, el hombre sabe que tiene una excusa para abandonarla y no advierte ninguna amenaza de quedar atrapado. Por lo tanto, cuando la relación va bien, normalmente se dispara la alarma. Cuando esto sucede, la angustia por el compromiso aflora de inmediato y antes de que el hombre mismo se dé cuenta, está luchando o huyendo. Un ejemplo que me han dado muchas mujeres es el del hombre que se marcha o inicia una discusión después de un fin de semana especialmente agradable o justo después de que la mujer ha hecho algo que refleja mucho afecto o apoyo. Esta conducta aparentemente inexplicable no deja a
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la mujer otra conclusión posible: Mi pareja es un hombre que no puede amar.
¿MISOGINIA O FOBIA AL COMPROMISO? Resulta interesante e importante a la vez señalar que, en el pasado, el hombre que se quedaba y luchaba a menudo fue tildado de misógino, es decir, un hombre que odia a las mujeres. Sin embargo, una vez que se entiende la dinámica de la reacción fóbica ante el compromiso, queda claro que este rótulo es absolutamente inexacto. No se trata aquí de un hombre que a las Pero mujeres, de un hombre desearía poderodie amarlas. él es sino víctima de su temor,que un temor que le deja sólo dos opciones: marcharse o pelear. La reacción fóbica ante el compromiso explica también por qué tantos de esos hombres pueden mostrarse tan afectuosos en un momento y tan ofensivos al siguiente. Si en verdad odiaran a las mujeres, serían ofensivos todo el tiempo. Sin embargo, no es el caso del hombre que no puede amar. Este hombre puede ser extremadamente cálido y afectuoso. –a menudo llega a serlo en exceso- hasta que alcanza su umbral fóbico personal. Sólo entonces, cuando su alarma interna se dispara de pronto, su furia sale a la superficie. Si bien no pido a las mujeres que sientan pena por este hombre, sí les pido que reconozcan que los demonios personales de él le convierten en un personaje realmente patético, un hombre que es prisionero de su propio miedo.
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UN VIEJO PROBLEMA CON UN NUEVO GIRO La fobia al compromiso no es nada nuevo. Los hombres siempre han sido recelosos del compromiso, y el modo reflejo en que reaccionan a la intimidad emocional y al encierro es, quizá, tan antiguo como la especie misma. Sin embargo, en la actualidad hay algo distinto. Hoy, a diferencia de cualquier otro período de nuestra historia, el miedo al compromiso está destruyendo la esencia de nuestra sociedad. Lo que resulta interesante y triste a la vez es que este repentinodel cambio es una clara consecuenciaFemenina de la Revolución Sexual, Movimiento de Liberación y otros componentes importantes que nos han conducido a la “nueva igualdad”. Dicho de otra manera, los mismos cambios qu e
ayudaron a unir a los hombres y las mujeres están separándolos. En los “viejos tiempos”, era de mal gusto que un joven
permaneciera soltero demasiado tiempo. Con algunas excepciones, la vida del soltero no era nada codiciable. Por el contrario, era una vida que atraía miradas sospechosas de los vecinos, que murmuraban entre sí acerca de tendencias homosexuales, problemas sexuales y conflictos edípicos. Sin embargo, aunque un hombre no prestara atención a los vecinos, tenía que enfrentarse al hecho de que el hombre que no se casaba siempre acababa por convertirse en el hijo solterón que se quedaba en casa, cuidando a su madre senil. No era un destino muy atractivo. Además, el hecho de entablar una relación sentimental no parecía una idea tan
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grave. Los rituales del noviazgo de antaño no resultaban en absoluto tan amenazadores en lo emocional y en lo sexual como lo son hoy. En todo caso, eran todo lo contrario. Además, hay que reconocer que, si uno no deseaba permanecer célibe durante toda su vida, le quedaban pocos caminos aparte del matrimonio. Por lo tanto, cuanto más pedía satisfacción el cuerpo, más se encontraba uno avanzando por el único camino legítimo que se la brindaría. Incluso a fines de la década del cincuenta, el matrimonio seguía siendo el único camino de vida “aprobado” para el hombre normal. En Hearts of Men, la notoria feminista Barbara Ehrenreich nos recuerda que: “A fines la década del cincuenta, la edad promedio a la que se de casaban los hombres eran los veintitrés años y, de acuerdo con la sabiduría popular, si un hombre esperaba mucho más –digamos, incluso, hasta los veintisiete- era “para pensar”. En los años cincuenta y sesenta, la psiquiatría había desarrollado una cantidad importante de teoría que establecía que el matrimonio –y dentro de él, el rol de sostén familiar- era el único estado normal para el varón adulto. Fuera de él, sólo había una serie de diagnósticos, ninguno de ellos halagador.”
Por eso, nuestro hombre “prehistórico” (el hombre
anterior a los años sesenta) se dejaba llevar a una relación monogámica, asumía sus compromisos y apagaba el fuego que ardía en su alma. Por lo general, cuando empezaba a percibir que “las paredes se cerraban” en torno a él, ya había
avanzado demasiado en el proceso del compromiso para dar
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marcha atrás (especialmente si se creía perseguido por el padre de la novia). El concepto del novio reticente no es en absoluto un mito. Yo sospecho que la mayoría de los novios eran reticentes, si no estaban claramente aterrados. Pero, una vez comprometidos, les quedaban pocas vías de escape, salvo la de abandonar la ciudad o ingresar en la legión extranjera. La sociedad decía que tenían que casarse, y ellos obedecían. Una vez casado, el hombre que tenía fobia al compromiso se encontraba verdaderamente atascado, pues el divorcio no era accesible ni aceptable. Si la necesidad de huir se volvía demasiado intensa, lo cual sucedía a menudo, al hombre no le quedaba otra posibilidad que hacerlo dentro de su matrimonio. algunos hombres, alcohol resultaba ser una vía dePara escape aceptable. Otros seelsumergían en su trabajo. Los que podían, tenían aventuras extraconyugales, mientras que otros, simplemente, se enfrascaban en el periódico y no prestaban atención a sus esposas. Muchos hombres, claro está, hacían todo esto a la vez. Si bien es probable que muchas mujeres aún hoy estén viviendo esta clase de infierno, las relaciones actuales con hombres que padecen fobia al compromiso tienden a estar regidas por una dinámica absolutamente nueva. Gracias a la influencia liberadora de los cambios sociales recientes – incluidos el Movimiento de Liberación Femenina, la Revolución Sexual y en general, las llamadas a la conciencia- no es necesario que un hombre se case para obtener el amor y el sexo que antes sólo conseguía por medio del matrimonio. Además, un hombre soltero puede seguir siéndolo hasta la madurez (sin duda, hasta los
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cuarenta y tantos años) sin despertar sospechas más que a unos pocos. A esto lo llamamos progreso, y en verdad lo es. Resulta maravilloso vivir en una época de tanta libertad personal, en la que existen tantas oportunidades de realización. Sin embargo, esta misma libertad está haciendo estragos con nuestras relaciones interpersonales. Metafóricamente hablando, a los hombres los han dejado salir de la jaula. Y a pesar de lo agradable y afectuoso que fuese aquel ambiente, para el hombre sigue siendo una jaula. Por eso, como en el caso de cualquier animal que ve una jaula, su primer instinto es el de huir.
LAS MUCHAS RFAMIFICACIONES DE LA FOBIA AL COMPROMISO Según descubrí en el transcurso de mis entrevistas, la fobia al compromiso rara vez está limitada a las relaciones interpersonales. El hombre que tiene fobia al compromiso tiende a tenerlo de cualquier manera y bajo cualquier forma; teme cualquier cosa o situación que sea fija o permanente. Sus problemas con las mujeres constituyen sólo una parte, aunque significativa, de un problema mucho mayor. Tom, uno de los primeros hombres a quienes entrevisté, señaló que su miedo al compromiso lo abarcaba todo. Estaba tan al tanto de su angustia que sus comentarios destacaron muchas cosas de las que yo, en aquel momento, no tenía conciencia aún. Tom señaló que tendía a hacer una vida de vagabundo porque nunca podía comprometerse del todo con
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un mismo lugar o con un solo trabajo. Tenía un televisor alquilado porque jamás se decidía por una marca para comprar uno, y comentó que siempre le resultaba difícil o imposible encarar compras importantes. De inmediato, sospeché que las reacciones de Tom no constituían un caso aislado. Por lo tanto, empecé a ampliar mis entrevistas, incluyendo en ellas preguntas relacionadas con otros problemas del compromiso, que aparentemente no guardaban relación. Todas mis entrevistas a fondo con hombres incluían las siguientes preguntas: ¿Tiene usted dificultad para encarar compras importantes? ¿Es usted dueño de su vivienda o la alquila? ¿Durante cuánto tiempo se imagina viviendo allí? ¿Tiene una carrera que le hace feliz? ¿Tiene aalguna mascota? ¿Tiene un coche? cuesta hacer planes largo plazo? ¿Tiene dificultad para ¿Le tomar decisiones en general? ¿Tiene alguna otra peculiaridad en relación con los compromisos? Las respuestas a estas preguntas fueron a la vez fascinantes y aterradoras. Para la inmensa mayoría de los entrevistados, los problemas que tenían con las relaciones personales sólo constituían la punta del iceberg del compromiso. El miedo al compromiso impregnaba la vida de esos hombres. Para algunos, la sola mención de la palabra “compromiso” bastaba para provocar una considerable angustia. Algunos admitían que el compromiso les obsesionaba… les acosaba… y a menudo les paralizaba. Además tenían
peculiaridades relacionadas con el compromiso, cosas que yo jamás habría soñado. A la mayoría de ellos les desagradaba estar atados a los compromisos sociales y era imposible contar con ellos en esos casos. Casi todos detestaban la idea
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de comprometerse para formar parte de un comité. Varios eran reacios a registrarse para votar porque no deseaban comprometerse con un partido, ni siquiera como independientes. Otros no escribían cartas porque no soportaban la idea de llevar sus pensamientos al papel “para siempre”. Muchos se resistían a hablar frente a un
magnetófono o realizar cualquier otro tipo de registro “permanente”. A varios les desagradaba escribir con tinta. Un hombre escribía sólo con lápiz, y luego borraba todo lo escrito. Dos mencionaron su reticencia a anunciar su nombre en el buzón de su casa. Todo estaba perfectamente claro. La fobia al compromiso no era sólo un problema que los hombres tenían con odiaban las mujeres; eramujeres una forma Y aquellos no a las ni delasvida. temían, como hombres tampoco odiaban ni temían sus carreras ni sus hogares. Lo que odiaban y temían era el compromiso en sí, sin importar con quién o con qué se asumiera ese compromiso. Analicemos con más detalle algunos de los patrones de conducta más comunes en la fobia al compromiso.
Un historial de inaccesibilidad e indisponibilidad que se extiende mucho más allá de la actitud que tiene con usted
La inmensa mayoría de los hombres entrevistados expresaban su temor a quedar atrapados o su inaccesibilidad de una o más de las siguientes formas:
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1 Conducta telefónica muy peculiar
Las mujeres me decían (y los hombres lo confirmaron) que era difícil comunicarse con ellos por teléfono, y que a menudo eran imprevisibles para responder a sus llamadas. Algunos, a propósito, no tenían contestador automático en sus casa. Otros lo tenían pero jamás lo conectaban. Los peores llegaban a desenchufar el teléfono o lo dejaban permanentemente conectado al contestador automático, y anunciaban a todos sus amigos que no contaran con ellos para que los llamara pronto. Había más de un hombre que tenían secretarias o algún equivalente para que dieran información falsa con respecto a su paradero. Otros de casos: El vendedor pieles que pide a las mujeres que le llamen, les da instrucciones específicas acerca de cómo y cuándo hacerlo, y luego nunca está en el número que les dio. El ejecutivo de alta jerarquía que da un solo número telefónico: el del bar que frecuenta, donde ya están entrenados para responder: “Todavía no ha llegado”.
El abogado que cambia su número no registrado por un nuevo número no registrado cada pocos meses. El redactor publicitario que tiene un contestador
automático que dice: “No puedes comunicarte conmigo, y esta máquina no toma mensajes.”
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2 Es reacio a hacer planes con otras personas o no se puede contar del todo con que los cumpla
De los hombres con quienes hablé y que presentaban un grado importante de fobia al compromiso, todos, sin excepción, me dijeron que preferían no hacer planes con antelación en su vida personal y no los hacían salvo que fuese necesario. (A la mayoría le disgustaba el hecho de que en una nueva pareja había poca flexibilidad y se veían obligados a concertar citas y cumplir con ellas.) Muchos hombres admitieron no ser cumplidores con nadie en lo personal, ni siquiera con sus familiares y amigos. Sin embargo, estoenfermera no sucedía el contexto laboral. Mary, una a en quien entrevisté, decía que, si hubiera prestado más atención al modo en que su ex novio, Gordon, trataba a su familia y a sus amigos, jamás habría llegado a relacionarse con él, y menos aún hubiese tenido la expectativa de que se casara con ella.
“Gordon quería mucho a sus padres, pero se portaba muy mal con ellos. Nunca iba a verlos porque eran tres horas de viaje y tenía que decidirlo con tiempo y él no quería hacer eso. Ellos venían a visitarle cada dos o tres meses, y entonces él se enfadaba porque tenía que comprometerse por anticipado a estar disponible cuando ellos llegaran. Sé que su madre se molestaba por eso, pero a él no le extrañaba esa peculiaridad suya. Además, rehusaba comprometerse para cualquier reunión familiar, incluso para las fiestas, bodas y cumpleaños. Aparte de eso, tenía una buena relación con sus padres, hablaba con ellos por
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teléfono con regularidad y tenía buenos recuerdos de ellos y de su niñez. Sus padres ya tenían más de setenta años y él no
se daba cuenta de que su actitud les hacía sufrir.”
Margo, empleada administrativa, tiene un relato similar sobre su ex novio, Matt.
“Cuando conocí a Matt –que más tarde me destrozaría el corazón y también mi cuenta bancaria, por todo el dinero que gasté en psicoterapia, tratando de recomponer mi corazón-, una de las primeras cosas que me dijo fue que su madre estaba enfadada con él. Parece que le había prometido llevarla a una boda familiar que era importante para ella,vez y se había quedadoalgo dormido. que realmente no era la primera que le ocurría así, y Dijo parecía preocupado por ello. En ese momento, opté por apuntalar su ego y sus justificaciones coincidiendo con él en que su madre era difícil y exigente y que él sólo estaba protegiéndose al evitarla. Más adelante, conocí algunos amigos suyos. Uno de ellos, mientras relataba una anécdota, comentó que nunca se podía contar con Matt y que rara vez se presentaba cuando lo habían acordado. Una vez más, preferí hacer caso omiso del comentario y pensé que quizás él tenía razones para actuar así. Al final de nuestra relación, cuando él olvidó, o se quedó dormido o evitó al menos media docena de citas que habíamos concertado, recordé
esas historias.”
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3 Cuando se encuentra en una situación social que no le agrada a menudo se siente atrapado. Parece estar más incómodo que la mayoría y puede estar malhumorado o taciturno
A veces, todo el mundo se siente atrapado por una situación social: una fiesta a la que no deseamos ir, un concierto que no queremos oír, una reunión familiar que preferiríamos evitar. Es normal experimentar cierto grado de incomodidad. Es normal, también, saber que pronto terminará y que por una u otra razón, tenemos una obligación para con situacióny opasarlo persona.loCuando eso sucede,social tratarnos de esa serenarnos mejor posible. El hombre que tiene fobia al compromiso no lo hace así. Reacciona con vehemencia. Su grito de angustia es tan agudo que sólo podemos entenderlo cuando comprendemos que en verdad se siente “encerrado”. Su incomodidad es tan grande que no puede tratar de pasarlo lo mejor posible, y su malhumor puede amargar la fiesta a todo el mundo y, en especial, a la mujer que le acompaña.
4 La fobia al compromiso puede estar relacionada con el trabajo
Veamos ahora el esquema laboral del hombre que tiene fobia al compromiso. Básicamente, aquí tampoco soporta sentirse atrapado. Por lo tanto, para que este hombre esté
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conforme con su trabajo, éste debe reunir al menos uno de los siguientes requisitos: NO ESTRUCTURADO: Un buen ejemplo de esto es cualquier persona que trabaja de forma independiente y elige sus propios horarios y prioridades. NO PERMANENTE: El hombre que teme al compromiso puede ser capaz de tener un empleo estructurado y limitado, pero sólo si siente que ese trabajo no lo define o no es permanente. En algunos casos, la angustia que experimentan estos hombres aún un másmismo extremas. vez nunca seanprovoca capacesconductas de conservar empleoTalo una sola carrera y estén constantemente cambiando de trabajo o mudándose de una ciudad a otra. Los hombres que tienen fobia al compromiso normalmente se resisten a verse definidos por un trabajo o una carrera, aunque tengan éxito en ellos. Un ejemplo de esto es el caso del abogado-escritor que da clases y toca en una banda de jazz los fines de semana. Lo cierto es que siempre quieren saber que existe la posibilidad de salirse de cualquier situación laboral, si así lo desearan. Y algunos lo desean con bastante frecuencia.
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5 Muchos de los hombres, si no t odos, tenían ciertas excentricidades con respecto a sus viviendas. Por ejemplo:
Pueden tener una actitud permanentemente temporal con respecto a su hogar. Esto puede reflejarse en subarrendamientos temporales, o bien en una marcada reticencia a comprometerse a comprar muebles. Todo en su situación de vivienda es provisional o momentáneo. Puede tener un apartamento alquilado apropiadamente, pero rara vez está allí. Prefiere dormir en casas de amigos, ex esposas, novias, etcétera. Su hogar refleja a la perfección su actitud hacia el compromiso. Es sumamente cómodo para él, pero usted no puede evitar la impresión de que esa “guarida” dice “quiero estar solo”. (Un ejemplo de este caso es el ejecutivo
publicitario de cuarenta y seis años que tiene un apartamento muy cómodo con una cama de una plaza. O el programador de computadoras de treinta y ocho años que tiene un baño que ninguna mujer se atrevería a usar.) Su hogar es cómodo, pero fue decorado por una ex novia o esposa, o conserva su influencia, y él lo mantiene casi como un santuario de aquella vieja relación. En muchos casos, la mujer fue rechazada, pero eso no siempre se percibe en la decoración ni en la manera en que el dueño de casa describe su hogar y a su ex.
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Tiene una forma de vida peculiar que no le permite llevar mujeres a su casa. Puede quejarse al respecto, pero no modifica nada.
6 A menudo le resulta traumático hacer compras importantes
Muchos hombres que tienen fobia al compromiso salen a comprar video-casetes casi del mismo modo en que salen a buscar a la mujer perfecta: evitan comprometerse con las compras importantes y a menudo se arrepienten de las que hacen. Hubo hombres que me dijeron que, para ellos, comprar un coche era como tomar la decisión de casarse. “Una vez que lo llevas a tu casa, estás clavado a él, comprometido por mucho tiempo”, dijo uno. Aunque el momento de la compra
puede resultarles estimulante, la realidad de la decisión puede producirles angustia, dudas y autoflagelación. A propósito, si bien este fenómeno es particular no me tomó por sorpresa, tampoco es algo que buscara. Sin embargo, todos los hombres a quienes entrevisté primero coincidieron en señalar este aspecto de su angustia fóbica ante el compromiso. En muchos casos, los hombres tenían mayor conciencia de la angustia que sentían al contraer un compromiso de compra que de la que les producían las relaciones. Si uno lo piensa, esto no es tan difícil de entender. Por ejemplo, es evidente para un hombre que no puede comprar un videocasete que sus opciones se limitan a lo que hay en el
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mercado. Si no es capaz de comprometerse con uno en particular, obviamente es su problema. Sin embargo, cuando ese hombre no puede asumir un compromiso con una mujer, es fácil justificarse con la excusa ya conocida: “Aún no he encontrado a la mujer adecuada.”
¿PUEDEN LAS MUJERES TENER FOBIA AL COMPROMISO? Al acercarnos al final de este capítulo, es justo que sea éste el último tema a tocar. Una vez que se entiende el srcen de la fobia alespecífico compromiso, parece trate de un problema de un solo lógico género.que Al no fin se y al cabo, las mujeres también deben de ser susceptibles a las mismas sensaciones claustrofóbicas que provoca el “para siempre”.
¿Acaso esas mujeres no serían tan sensibles al compromiso como los hombres? ¿No las asustaría igual que a ellos la perspectiva de quedar atrapadas? La respuesta es sí y no. Sí, a muchas mujeres les asusta el compromiso; incluso las aterra. Sin embargo, esta hipersensibilidad no necesariamente les impide comprometerse; al menos, no en la medida en que se lo impide a los hombres. ¿Por qué? Porque, si bien una mujer puede temer el compromiso, tiene muchos otros temores, necesidades e instintos que, continuamente, la impulsan a comprometerse. La fuerza más poderosa que impulsa a una mujer hacia el compromiso es, sin duda, su instinto maternal: la necesidad biológica de acoplarse y reproducirse. La
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supervivencia de la especie depende por entero de la continuación de la misma, una tarea que la madre Naturaleza adjudicado principalmente a las mujeres (y, sin duda, ha sido una decisión muy sabia). Salvo pocas excepciones, todos los demás temores y deseos palidecen antes esta fuerza biológica más potente. Por lo tanto, aunque a una mujer le aterre el compromiso de cualquier manera y bajo cualquier forma, la fuerza de su instinto maternal siempre logra superar esos temores y angustias… al menos, por un tiempo.
Los hombres, por otra parte, no experimentan esa dicotomía en su interior. Pueden tener un fuerte impulso sexual pero, una vez que han satisfecho ese impulso, quedan libres para marcharse y dejar el trabajo importante a las mujeres. a menudo,que esotienen es exactamente lo que Los Yproblemas las mujeres con hacen. sus propias angustias ante el compromiso se complican más aún con la lotería que deben jugar en el mundo del amor, las relaciones y la crianza de los hijos. Dicho de un modo sencillo, cuanta más edad tiene una mujer, más le cuesta encontrar un hombre que sea tolerable (o incluso intolerable) como pareja, y más aumentan los riesgos del embarazo. Por lo tanto, aun cuando sus impulsos contra el compromiso le griten “¡Postérgalo, postérgalo!”, la voz de la razón siempre los contradice replicando: “Si no atrapas a éste, tal vez nun ca tengas otra oportunidad.”
De nuevo, este no es un problema para la mayoría de los hombres. Si un hombre tiene el menor deseo de evitar o posponer el compromiso, siempre puede justificar sus actos. “No tengo ningún plazo que cumplir”, piensa “Aunque ten ga cincuenta años, siempre podré encontrar una mujer más joven, sentar cabeza y formar una familia.” Esencialmente,
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la “lotería” de este hombre le permite el lujo de seguir “libre”, si así lo desea.
Otro factor significativo que impide huir a las mujeres es el miedo a estar solas. En una sociedad que sigue estando dominada por los hombres resulta difícil –y a veces peligroso- ser mujer, en especial si se es soltera. En consecuencia, muchas mujeres sienten la necesidad de asumir un compromiso permanente con un hombre, ya sea por seguridad, por estabilidad económica o simplemente, para evitar la soledad. Además, es característico que estén dispuestas a asumir ese compromiso aunque no lo deseen de verdad. Piensan que, de alguna manera, se adaptarán. Lamentablemente, la mayoría de los hombres que comparten este problema no piensa lo mismo.
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4 El hombre y su conflicto: Un mundo de dobles mensajes y conducta contradictoria
El hombre que tiene fobia al compromiso posee dos mentes, cada una con un punto de vista claro y diferente. Una quiere tener una buena relación con una mujer que le ame. La otra ve las relaciones permanentes como una trampa sofocante. Lo más probable es que, en cualquier situación, estos dos puntos de vista totalmente contradictorios se expresen de alguna manera. Tener una relación con un hombre así es entrar en un extraño mundo de dobles mensajes conducta claramente contradictoria. Este hombre incapaz de dar unay respuesta afirmativa, y no es sabe decir que no. Si usted está relacionada con un hombre así, es probable que reconozca algunas de estas características. Por ejemplo: En lo relativo a su relación con usted, ¿dice una cosa y hace otra?
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¿Hace planes y luego no los cumple? ¿Vacila y cambia de parecer? ¿Hace promesas que después no cumple? Por cada paso adelante, ¿da dos hacia atrás?
PRESTAR ATENCION: LO MAS IMPORTANTE QUE PUEDE HACER UNA MUJER PARA PROTEGERSE EMOCIONALMENTE Siento mucha compasión por las mujeres que forman pareja con hombres que tienen problemas de fobia al compromiso. Sé que lo más frecuente es que el hombre logre vencer la resistencia y la cautela natural de la mujer con el entusiasmo de su persecución. Sé también que estos hombres, en su mayoría, dejan detrás de sí pruebas de sus tendencias fóbicas contra el compromiso. A menudo, las mujeres son culpables de no prestar atención a esas pruebas.
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La primera pista: sus antecedentes con otras mujeres
Borre de su mente la idea de que el amor de una buena mujer puede cambiar a un hombre (y que usted es esa buena mujer).
Toda mujer lo ha hecho. Conoce a un hombre que tiene una inconfundible fobia al compromiso. ¡Su historial con las mujeres es atroz! Pero, en lugar de hacer caso a sus mejores instintos, ella le hace caso a él. Cuando él le cuenta los problemas que tuvo en otras relaciones, siente pena por él. Da por sentado que la culpa fue de las “otras”. Piensa que
con ella que,con al principio, suele suceder que él leserá digadiferente. que será Claro diferente ella. Sin embargo, una mujer no debe aceptar con tanta presteza que el hombre que trata de conquistarla cumplirá realmente sus supuestas intenciones. Si él tiene antecedentes cuestionables con otras mujeres, debe prestar atención y protegerse. MITO: El amor de una buena mujer puede cambiar a un hombre. VERDAD: La mayoría de las mujeres que él conoció eran buenas, y a todas las trató mal.
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Otras pistas: cómo es él con usted
A veces no es posible juzgar por los antecedentes de un hombre. En cambio, el primer indicio de problema que percibe la mujer comienza cuando él empieza a crearle problemas: le dice una cosa y hace otra, no se presenta a las citas o se comporta de un modo distinto y menos atento que al principio. Por lo común, una mujer no suele prestar suficiente atención a estos primeros indicios de problemas en la relación. Sólo hace caso al mensaje que quiere oír y justifica el que no le agrada. Sus amigos pueden prevenirla pero, en lugar de escucharlos, ella protege más a su pareja. Unaen mujer tiene muchas lo que ocurre una relación con unmaneras hombredeasíignorar hasta que es demasiado tarde para protegerse o para tratar de alterar el resultado. Cuando el hombre empieza a tratarla mal, es probable que se sienta totalmente confundida. Sin saber qué ocurre, tal vez se sienta paralizada, incapaz de hacer nada más que esperar que se produzca un milagro y él cambie. Espero que este capítulo, que habla de algunas de las maneras más comunes en las que un hombre puede engañarse a sí mismo y/o a las mujeres a quienes conoce, las ayude a entender los hechos. Si bien la motivación interior es la misma, cada hombre que tiene fobia al compromiso es único. De acuerdo con su umbral de angustia, sus antecedentes familiares, su situación económica y varios otros factores psicosociales, la manera en que cada uno de esos hombres expresa sus mensajes contradictorios puede variar ligeramente. He aquí algunas de
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las maneras más comunes en que estos hombres actúan su conflicto con el compromiso.
NO PUEDE COMPROMETERSE CON UN SI / NO PUEDE COMPROMETERSE CON UN NO Lo más importante que se debe entender acerca del hombre que tiene fobia al compromiso es que el problema es el compromiso. Esto significa que, en lo que se refiere a las relaciones de pareja, a él le cuesta tanto comprometerse con un no como con hacerlo un sí. relacionado una con mujer, es Normalmente, incapaz de darcuando el saltoestáy acceder a poner su mejor empeño en esa relación, pero tampoco puede comprometerse a abandonarla. Sea cual fuere la decisión que trata de tomar, se siente atrapado, encerrado y angustiado por ella. Por consiguiente, opta por no elegir. O bien vacila. O toma un rumbo y luego lo cambia por otro. Todo esto resulta confuso y enloquecedor. Estas contradicciones forman parte del patrón de conducta del hombre que teme al compromiso. Cheryl, agente de viajes de veintiocho años, está realmente confundida por la conducta contradictoria de su novio:
“No entiendo a Alan. Se supone que tenemos una relación, pero nunca me ve. Me llama todos los días y me invita a salir al menos dos veces por semana. Después no se presenta a ninguna de esas citas, citas que él propone. Me
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llama una hora antes de la hora acordada, siempre con una excusa sumamente complicada. Me dice lo mucho que quiere verme, cuelga y, a la semana siguiente, vuelve a repetir todo el proceso. Es asombroso. De vez en cuando, cumple y viene a mi casa. Cuando llega (tarde, por lo general), siempre tiene algún problema y no puede quedarse: que le duele la espalda, que su madre le necesita, que su hija le necesita, que tiene el coche averiado. Cuando le pregunto por qué
hace eso, se enfada o me promete que no lo hará más… algo que nunca cumple. Ya no acepto encontrarme con él en algún sitio porque ha habido demasiadas ocasiones en que no se ha presentado. Cuando empezó a actuar así, yo solía disgustarme, porque le echaba de menos y quería verle. Pero ahora Si ni quiere siquiera me importa. Sinnoembargo, entenderlo. verme, ¿por qué lo hace? no Y, logro si no quiere, ¿por qué no me lo dice y ol vidamos todo esto?”
Un hombre como Alan es un buen ejemplo de la vacilación característica de la fobia al compromiso. Está atrapado entre dos impulsos opuestos. Cuando está sin Cheryl, quiere estar con ella, incluso es probable que sienta que la ama. Pero, en cuanto se acerca a ella, se siente atrapado. Esa sensación hace que entre en juego su sistema de reacción fóbica de lucha o huida y, por lo tanto, huye y no se presenta al sitio acordado. Luego, aliviado de aquella sensación de encierro, vuelve a extrañar a Cheryl, y todo el proceso se repite.
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CONDUCTA DE SEDUCCION-RECHAZO: LA MARCA DISTINTIVA DE LA FOBIA AL COMPROMISO El es el amante más tierno del mundo; es su mejor amigo; nadie la quiere ni la comprende como él. Es decir, hasta que la rechaza. La especialidad del hombre que padece fobia al compromiso es una conducta de seducción y rechazo. Esta constituye una parte esencial del síndrome de persecución y pánico, aunque el saberlo es un magro consuelo para la mujer que resulta rechazada. Jan es una actriz de veintiocho años que empezó una terapia al terminar su relación con Martin, médico.
“Cuando Martin y yo nos conocimos, prácticamente me seguía a todas partes. ¡Pensé que perdería a todos sus pacientes! No se cansaba de verme. Luego, al cabo de unos cuatro meses, ya no parecía disponer de tanto tiempo. Al principio, eso me agradó; pensé que significaba que la relación se estaba volviendo más estable, más normal. De pronto, empezó a demostrar menos interés en lo sexual. Supuse que era porque estaba cansado o preocupado por su trabajo. Después del modo en que se había comportado conmigo apenas una o dos semanas antes, no se me ocurrió la posibilidad de que hubiera perdido el interés por mí. Empezó a poner excusas para dormir solo porque al día siguiente tenía cirugía. Un par de semanas después, yo empezaba a sentirme verdaderamente rechazada. Sabía que no podía ser sólo cansancio. Al cabo de un mes, tuve la impresión de que él trataba de iniciar una discusión. Quisiera destacar que fui lenta para reaccionar porque al
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principio me había prestado mucha atención físicamente. Me costaba creer que alguien pudiera cambiar tanto. Yo siempre buscaba excusas para justificar su actitud. Además, no quería parecer demasiado exigente. Por fin, comprendí que teníamos que hablar. Cuando hablamos, él concordó conmigo. Dijo que sabía que no era justo. En realidad, era muy interesante: se las ingenió para dar la vuelta toda la relación. Se había vuelto reacio como amante y actuaba como si el comienzo nunca hubiese existido. Lloré y, por fin, me dijo que creía que no debíamos vernos más porque yo estaba alterándome demasiado. Créame, estaba muy alterada. Le llamé una y otra vez. No podía creer lo que él estaba haciendo. Me dijo que no quería hablar más conmigo hasta dedecir dominar parecióque muyfuera frío ycapaz cruel al eso. mis sentimientos. Me “Fue muy injusto al buscarme así y luego apartarse. Por fortuna, mi trabajo me tranquiliza mucho en cuanto a mi aspecto. De otro modo, creo que no habría podido soportarlo. Siempre pensaba en todas las cosas de mi cuerpo que podrían haber provocado aquella pérdida de interés… Realmente, era una locura.”
La reacción inicial de Jan ante el rechazo de Martin es bastante común. Sucede con frecuencia que la mujer reacciona con incredulidad. Le parece imposible que él pueda tratarla así. Al fin y al cabo, es el mismo hombre que antes tenía con ella tanta intimidad, tanto compañerismo. Aquí va mi mejor consejo para esas mujeres: ¡Créanlo! No insistan haciendo preguntas. No supongan que él está pasando por una crisis nerviosa. No piensen que hubo algún malentendido y que, una vez que él comprenda, todo volverá
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a estar bien. Y, desde luego, lo más importante: no piensen que ustedes han hecho algo mal.
ESPLICACIONES LOGICAS: COMO EL SE CONVENCE DE QUE LA MJJER ADECUADA NO LO ES A nadie le agrada admitir que su manera de llevar sus relaciones no es correcta. El hombre que teme el compromiso no escapa a esta regla. Cuando tiene una conducta lesiva –lo cual sucede con frecuencia- no quiere reconocerlo. Si duda actúa locomo tonto, arehúsa verlo. Si está –y, sin asustado está- un se resiste afrontarlo. El hombre que tiene fobia al compromiso siempre trata a las mujeres del mismo modo y comete los mismos errores una y otra vez. Aún así, igual que casi todo el mundo, quiere encontrar una explicación razonable de lo que sale mal. Dado que no quiere admitir que es él quien siempre destruye sus propias oportunidades de amar, necesita una explicación que le haga sentir mejor respecto de lo que hace. Necesita una justificación, una razón lógica que explique por qué siempre precisa poner fin a sus relaciones de pareja. Dado que no existe la mujer perfecta, este hombre no tiene que buscar mucho para hallar una justificación que le haga sentirse mejor al terminar cualquier relación. Sinceramente quiere creer que la angustia que experimenta ante ese compromiso se limita a esa mujer en particular. Esta reacción refleja es el clásico razonamiento: “No puede ser por mí, de modo que debe ser por ella”. Lo único que tiene
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que hacer es echar un vistazo a la mujer con quien ha estado saliendo para encontrarle algún defecto; entonces puede convencerse de que tiene una buena razón para no desear comprometerse con ella. Si se busca bien, se puede hallar defectos en cualquier mujer. El hombre que tiene fobia al compromiso aprovecha esos defectos para justificar su necesidad de escapar. Puede tratarse de la más pequeña imperfección: cómo sostiene el tenedor, cómo pronuncia una palabra, un asomo de celulitis en el muslo, una arruguita debajo del ojo; en suma, cualquier cosa que confunda el problema y le ayude a escapar y a perdonarse por su conducta. A lo largo de este libro, ustedes encontrarán ejemplos de hombresa que justifican suhombres incapacidad de encuentran comprometerse criticando la mujer. Estos jamás a la mujer perfecta; siempre le ven algún defecto. Lo más asombroso es que ese defecto es casi siempre algo que ya estaba presente y era obvio cuando el hombre inició su acercamiento y persecución. Un buen ejemplo de esto es el hombre que trata de conquistar a una bailarina y luego la rechaza porque ella no tiene cabeza para los negocios. Cuando se mira de lejos, resulta hasta gracioso. Pero, si usted es la mujer que este hombre diseca y examina en busca de fallos, carece de toda gracia. George, fotógrafo independiente, tiene la franqueza de admitir que hace eso:
“Mire, creo que sucede cuando una parte de mí quiere abandonar la relación, y no tengo el coraje de decirlo sin
rodeos… Entonces critico a la mujer. Cada vez que conozco
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a una mujer que me gusta, al principio, me parece perfecta. Cada gesto suyo me parece adorable. Yo sé que hago esto. Sé también que, más tarde, empiezo a despreciar las mismas cosas que antes me encantaban. Sé que empiezo a actuar así porque trato de cerciorarme de que la relación no funcionará. Lo he hecho demasiadas veces, con demasiadas
mujeres buenas.”
UNA EXCUSA INFALIBLE PARA EL FRACASO: SIEMPRE ELIGE A MUJERES INADECUADAS Existe también el caso del hombre que tiene fobia al compromiso y se las ingenia para disimular su problema eligiendo siempre a mujeres que son absolutamente inapropiadas para él. A veces, es evidente que esas mujeres son inadecuadas. Por ejemplo, hay demasiada diferencia de edad o existe un conflicto religioso obvio. Otras veces, tienen opiniones y actitudes diametralmente opuestas a todo lo que estos hombres dicen desear en una mujer. Sea cual fuere el caso, estas elecciones inapropiadas brindan motivos y excusas de sobra al hombre que quiere escapar de una relación. Adam, poderoso agente de Bolsa, es un buen ejemplo de esto. Desde todo punto de vista, Adam es un “buen partido”. Todo el mundo trata de presentarle mujeres
encantadoras, hermosas e inteligentes que están dispuestas a adorarle. Adam nunca se interesa; dice que esas mujeres son aburridas. Las mujeres que no le han resultado aburridas son,
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por ejemplo, una muchacha española de dieciocho años que procede de una familia muy apegada a las tradiciones y no le permite salir con Adam. Y una mujer casada muy rica y mimada que, como él mismo admite, es egoísta y no demasiado despierta. Sin embargo, declaró Adam, se habría casado con ella sin pensarlo dos veces. En una ocasión, Adam tuvo una relación con una mujer que sí habría podido ser apropiada para él, Era una joven abogada: la misma edad, los mismos intereses, los mismos amigos. Adam dice que, en aquella oportunidad, “creyó” amarla, pero pensó que no podía casarse con ella porque era muy derrochadora. A propósito, él también reconoce serlo, pero piensa que preferiría una esposa que le equilibrara en ese aspecto. UNA CITA, NADA MAS El se siente solo. Sin embargo, se niega a hacer nada al respecto porque piensa que todas las mujeres quieren casarse con él. Aquí es donde el conflicto de la fobia al compromiso se pone de manifiesto con mayor claridad: en el caso del hombre que sufre su soledad y, no obstante, es incapaz de dar un solo paso hacia una relación. Con frecuencia, ese hombre está tan aterrado que, en lo que a él respecta, cenar con una mujer atractiva equivale a anunciar su compromiso para casarse con ella. En su mente confundida, una segunda cita implica una obligación matrimonial. Al margen de cuánto la conozca y de cómo se hayan conocido, si la mujer le atrae intensamente, él empieza a pensar en el matrimonio.
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Dado que la sola idea lo asusta, de inmediato termina la relación. Un hombre así puede ser consciente de su incapacidad de asumir un compromiso permanente y ser realmente sincero al decir que no desea utilizar a una mujer ni llevarla a una conclusión errónea al permitir que una relación se desarrolle más. Arthur constituye un buen ejemplo de esta clase de hombres. Arthur, cirujano plástico de treinta y cuatro años, buen mozo y verdaderamente agradable, tiene muchos amigos de ambos sexos, pero hace casi cinco años que no tiene una relación de pareja. Tiene clara conciencia de sus problemas con el compromiso:
“He sido reacio formar conotro todas las mujeres que he conocido salvoauna; éstapareja vivía con sujeto y yo no le interesaba, de modo que no cuenta. Cuando conozco a una mujer que me atrae, soy como el ejecutivo de publicidad que se propone vender una cosa: yo mismo. Pero, una vez que sé que la venta se ha concretado –lo cual generalmente sucede la primera noche- me marcho. Miro a una mujer a quien acabo de conocer y, en lugar de pensar en llevarla al cine, me preocupa lo que sentiré por ella dentro de diez años. Llego a pensar cosas como: Ahora todo está bien, pero me aburriré, y ya no querré estar con ella, y entonces tendré que divorciarme, ¿y qué será de los niños? Sé que es una locura, pero eso es lo que pienso. Un amigo mío dice que me paso la vida eludiendo a las mujeres que serían adecuadas para mí.
“En el transcurso de la primera hora, empiezo a hablar de la posibilidad de mudarme a otra ciudad. Siempre quiero tener un pretexto para escapar si así lo deseo; por eso les
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digo que estoy de guardia y que tal vez tenga que marcharme, como si alguien pudiera necesitarme, la conversación pudiera interrumpirse y yo pudiera irme en un momento.
“El caso es que esto tampoco resulta provechoso para
mí. Tengo treinta y cuatro años. Hace dos que no salgo más de una vez con la misma mujer. No me acuesto con una mujer en la primera cita. Usted calcule. No soy feliz así, pero la alternativa me provoca mucha angustia. Idealmente, mis relaciones deberían ser como hogares de temporada: una relación de invierno, una de verano, y cada una me proporcionaría lo que a la otra le faltara. Sin embargo, sé que no podría salir seriamente con más de una mujer cada vez.
“Cuando pienso en casarme, me preocupa la
posibilidad de que mi vida se acabe. No quiero perder mi estilo de vida, el cual, en mi caso, a menudo no es otra cosa que llegar a casa, ver la televisión solo y recalentar una ración de pizza. No es una vida estupenda, pero tengo la impresión de que la otra alternativa sería como pasar toda la eternidad encerrado en una habitación si n ventilación.
“Hace poco conocí a una mujer que me agradó mucho. Pasamos una velada maravillosa, pero no seguí viéndola para nada romántico. Cinco meses más tarde, estaba de viaje y vi algo que me hizo pensar en ella. Entonces se lo envié, con una tarjeta. Tal vez ella esté pensando ahora: ¡Qué raro es este sujeto! Hace estas cosas tan simpáticas,
pero jamás me invita a salir. ¿Por qué será?”
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EL DISTANCIAMIENTO: UNA HERRAMIENTA DE LA FOBIA AL COMPROMISO Dado que el hombre que teme al compromiso necesita a la vez una relación y espacio individual, ¿qué mejor manera de intentar tenerlo todo que relacionarse siempre con mujeres que viven muy, muy lejos? Para este hombre, la distancia alivia la angustia, al menos de forma momentánea. Una mujer que forma pareja con un hombre así a menudo acaba por sentirse absolutamente destruida. Le cuesta entender por qué un hombre que la adoraba en Antigua no desea verla donde él acerca vive. aDesde la perspectiva hombre, cuanto más se ella, peor se siente él. de ese
El amante a larga distancia El hombre que tiene relaciones a larga distancia es uno de los más románticos y seductores. El espacio físico le separa de la mujer; por lo tanto, no tiene necesidad de crear distancia emocional. Dado que, en su mente, la relación es limitada por definición, él puede permitirse sentimientos de amor y ternura. Las reglas que rigen el amor a larga distancia implican que sólo pueda ver a su pareja en ciertas ocasiones. Por consiguiente, se siente mucho menos amenazado y piensa que siempre cuenta con una excusa para poner fin a la relación. Desde luego, eso no es necesariamente verdad, pero es lo que él cree.
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Si usted ha formado pareja con uno de estos amantes a larga distancia, es probable que descubra que el romance puede desaparecer del día a la noche si usted se aproxima físicamente o trata de cambiar las reglas y verle con más frecuencia. Tom, a quien conocimos en el capítulo anterior, dice saber que actúa con mucho más romanticismo cuando la mujer vive lejos:
“Creo que siempre prefiero estar apartado de las mujeres a quienes amo. Juro que todo empezó en los campamentos estudiantiles, cuando solía esperar hasta los últimos tres o cuatro días para decidir qué chica me gustaba. Entonces la encaraba de prisa, alejaba a los competidores y, al llegar el último día, ya éramos novios. Yo volvía a casa, soñaba con ella, le escribía cartas y la llamaba por teléfono cuando mis padres me dejaban. Esto duraba un par de meses. Al cabo de unos meses, la olvidaba. Pero ella seguía escribiéndome y yo nunca le contestaba, aunque no entendía por qué. Ahora, las cosas no son tan diferentes.
“Recuerdo a una mujer que vivía en Los Angeles. La conocí en una conferencia, y nos llevábamos muy bien. Cuando volví a Nueva York, le escribí una carta y la invité a ir conmigo de vacaciones al Caribe. Ella aceptó. Nos divertimos mucho: nos quedábamos sentados en la playa hasta las dos o las tres de la mañana, charlábamos, hacíamos el amor. Fue estupendo. Cuando regresé, la llamé con frecuencia y la invité a venir a Nueva York. Lo hizo. Durante más de un año, ella viajó a Nueva York aproximadamente una vez cada dos meses. Yo salía con
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otras mujeres, pero ninguna me importaba tanto como ella. Yo sabía que ella empezaba a preguntarse en qué terminaría aquella relación. Creo que eso me hizo comprender que no quería pasar el resto de mi vida con ella. Era sólo un montón de pequeñeces.
“A pesar de que ella me había atraído mucho al
principio, nunca había sido mi tipo físicamente. Cuando ella empezó a pedir más en esa relación, supe que dejaba de interesarme. Mientras tanto, yo nunca había ido a visitarla a Los Angeles. Era el Día de Acción de Gracias y decidí ir a San Francisco a visitar a mi compañero de cuarto de la universidad. Bien, ella se puso furiosa. Dijo que muchas veces había hecho hasta lo imposible por viajar a Nueva York, y que no sólo noademás pasaríaeso el demostraba Día de Acción Gracias con ella, sinoyoque que de yo jamás me esforzaba por ir a verla… aunque sí lo hacía por visitar a un amigo. Tuvimos una pelea terrible por teléfono. No volví a llamarla. Un par de meses más tarde, recibí una
tarjeta de ella y hablamos algunas veces, pero eso fue todo.”
Una variante especial del amante a larga distancia es el hombre cuya especialidad son los romances de vacaciones, sin ninguna secuela en absoluto. A menos que esté de viaje y lejos de su propio entorno, jamás forma pareja. Pero cuando este hombre sale al camino, cuidado: es invencible cuando piensa que tiene motivos ineludibles que le impedirán volver a ver a una mujer. No se dejen engañar por las apariencias: no siempre se le encuentra en una playa, vestido con una camisa hawaiana estampada. Puede estar con traje en una conferencia académica, o en una convención laboral. El único criterio que le guía es que usted y él son como barcos
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que se cruzan de paso en la noche. Y, en su mente, la palabra clave es “de paso”.
HOUDINI: EL TRUCO DE LA DESAPARICION ¿Qué podría resultar más desconcertante que un hombre que dice a una mujer que desea un compromiso… y luego
desaparece? Al legendario Harry Houdini se le conocía como el Gran Escapista, el hombre a quien noinvita se podía sujetaranique atar. El Houdini moderno prácticamente a la mujer le ate. Luego, para evitar el compromiso a toda costa, se libera de los lazos emocionales con la misma habilidad con que Harry Houdini se liberaba de cuerdas y cadenas. Si usted tiene la mala suerte de conocer a un Houdini, se enfrentará a un hombre que la persigue, la corteja y nunca se rinde hasta haber ganado su corazón. Entonces se esfuma. Pero, al principio, no da muestras de reticencia. Prácticamente le suplica que le ate. Usted, la ingenua voluntaria entre el público, accede sin reparos a esa petición. Luego, tal como el nombre sugiere, él se libera de esos lazos y desaparece de la escena. Es posible que vuelva a aparecer, pero, en ese caso, la situación cambia por completo. Este es un hombre a quien le gusta recibir aplausos; por lo tanto, lo mejor es abandonar el teatro después de su primera actuación. Si usted ha visto el truco una vez, es
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suficiente. Aunque se quede, no entenderá cómo ni por qué lo hace. Marie, especialista en patología del lenguaje, tiene treinta y seis años y vive en Long Island. Hace unos dos años, conoció a un típico Houdini. Aquí está su relato. ¡Aprendan de él!
“Me avergüenza haber sido tan tonta y tan ingenua, pero esto es lo que ocurrió. Conocí a Glen en una carretera. Yo regresaba del norte del estado, donde estudia mi hija. El me adelantó en un Lincoln Continental y me miró con cierto detenimiento. Después, aparentemente, redujo la velocidad, porque pude adelantarle yo. Unos treinta kilómetros más adelante,Johnson‟s. me detuve.Pedí El estacionó después yo en Howard café parajusto llevar y él sequepuso en un la fila detrás de mí. Me sonrió. Le sonreí. Era atractivo, parecía agradable y estaba bien vestido. Todo esto puede resultar superficial, pero cuando se conoce a alguien en una carretera, ¿en qué otra cosa puede basarse uno?
“El caso es que se me acercó y charlamos durante largo rato en el estacionamiento. Me habló mucho de sí mismo y fue mucho más abierto que yo. Me dijo que era divorciado y que tenía un cargo bastante alto en una empresa de Nueva Jersey. Cerca del puente. Dijo que era nuevo en ese empleo, y que vivía con un amigo en Nueva York mientras buscaba un apartamento. Su ex esposa vivía en su casa matrimonial, al norte. Me dio su tarjeta y me pidió que le llamara, cosa que no hice. Aproximadamente una semana después, me llamó a mi trabajo. Yo le había dicho mi nombre de pila y dónde trabajaba, y él se las había
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ingeniado para encontrarme… lo cual no era fácil, créame; es un hospital muy grande.
“Bien, me conquistó por completo. Durante las
siguientes dos semanas, todas las noches venía a mi casa de Long Island y luego regresaba a Nueva York, porque yo no quería acostarme con él tan pronto. Me dijo que estaba locamente enamorado, que quería cuidarme, cuidar de mi hija, hacerlo todo por mí. Al cabo de dos semanas, me acosté con él y me propuso matrimonio. Debo mencionar aquí que he tenido muchos problemas económicos. Mi hija está en una escuela especial y he tenido muchas cuentas que pagar. Glen me dijo –y no vi motivos para no creerle- que estaba en una posición económica muy buena. Debo admitir que me atraía mucho la de que alguien me ayudara a sobrellevar misperspectiva responsabilidades. El actuaba como si en verdad quisiera casarse conmigo, y yo le creí. El caso es que ese romance se prolongó otras dos semanas. Dije a todo el mundo que nos casaríamos y él vino a vivir conmigo.
“En cuanto se mudó, su actitud cambió. De pronto, ya no soportaba el viaje de cuarenta y cinco minutos en coche hasta y desde su trabajo. Una semana antes, lo hacía todas las noches, sin quejarse. Pero una vez que se mudó, no dejaba de rezongar por ello; era lo único de lo que hablaba, todas las noches. Después empezó a criticarme de una manera que era todo lo contrario de lo que había sido antes. Por ejemplo, una vez íbamos en el coche, yo iba conduciendo y me equivoqué de camino, y estuvimos perdidos unos cinco minutos. Se puso increíblemente furioso y empezó a menospreciarme, a decirme lo imbécil que era. En otra ocasión, yo estaba frente al armario, tratando de
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decidir qué ropa me pondría. El me miró y dijo, con verdadero asco: Si no estuvieras tan gorda, no tendrías ese problema.
“Después me dijo que estaba muy disgustado conmigo por haberme acostado con él tan pronto, y discutimos por eso. Esta fase duró apenas unas semanas, porque se acercaba la Navidad y la pasaríamos en casa de sus padres. Yo no los conocía; de hecho, no conocía a ninguno de sus amigos. Una vez le llamé al trabajo, y por eso sé que realmente trabaja donde decía trabajar, pero no puedo confirmar ninguna otra cosa. “El caso es que, unos dos o tres días antes de Navidad, llegué a casa del trabajo y faltaban todas sus cosas.
Encontréun unaproblema. nota en la Te puerta del refrigerador. Decía: „Ha surgido llamaré para explicártelo. No puedo hacerlo todo ahora‟. Eso era todo. Se había
marchado. Pensé: „Me llamará de inmediato‟. Pero no
llamaba. Me puse frenética. Me preocupaba la posibilidad de que le hubiera ocurrido algo. El solía conducir de prisa. Me preocupaba pensar que podía haber estado muy alterado y que había sufrido un accidente. Entonces comprendí que, si algo le había sucedido, nadie me llamaría. Pensé que debía de haber ocurrido algo horrible; de otro modo, él me habría llamado.
“Revisé todos los papeles que encontré en la casa,
buscando la manera de comunicarme con él. Por fin, en una vieja cuenta telefónica, encontré el número al que él debía de haber llamado; era del norte del estado de Nueva York. Llamé a ese número y hablé con un amigo de Glen. Le expliqué mi preocupación. Obviamente, el amigo pudo comunicarse con él, porque esa misma noche Glen me
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llamó. Estaba furioso conmigo por haberle rastreado. Me dijo que su ex esposa estaba tratando de vender cierta propiedad y que él no podía hacerlo todo a la vez. Me dijo: 'No puedo hacer esto‟. “El fue quien insistió en aquella relación; me hizo anunciar la boda a mis padres y amigos. Me hizo llamar a dos hombres con quienes yo salía para decirles que iba a casarme y ya no podría verlos. No puedo creer que hice todo eso, pero supongo que me sentía halagada al saber que alguien quería hacerse cargo de mí.
“Le escribí una larga carta. Creo que lo hice en tono bastante indulgente; sólo quería una explicación de lo que había sucedido. Cualquier explicación me habría servido, pero yo quería saber la verdad. Le dije que creía merecer una explicación.
“Aproximadamente un mes más tarde, me llamó por teléfono una noche, tarde. Básicamente, me pidió disculpas y dijo que no había podido soportar la relación; que todo había ocurrido demasiado rápido. Dijo que quería que le perdonara, y quería volver a verme. No acepté, porque me sentía muy mal por todo lo ocurrido. Me sentía muy desdichada.
“Sé que debería haber sido más escéptica al comienzo,
pero a las mujeres nos gusta creer en milagros. Yo deseaba creer lo que él me decía, creer que era una especie de
romance cinematográfico.” No todos los episodios con estos Houdini son tran dramáticos como el que Marie experimentó con Glen, pero jamás son sutiles. El Houdini es el caso más extremo del hombre que tiene fobia al compromiso, inicia una relación
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seria y, de pronto, siente pánico. Lo único que desea es escapar. No quiere hablar del problema ni tratar de resolverlo. Comprende que es muy difícil justificar su comportamiento, pero no le importa. Este hombre desaparece porque sabe que, si espera el tiempo suficiente para decirle a la mujer lo que siente, ella sugerirá que intenten resolver el problema. Y eso es, precisamente, lo que él no quiere hacer. Sólo quiere escapar, y su incomodidad es tan grande que no puede ni quiere permitir que nada demore su proceso de fuga. Los hombres con quienes he hablado describen esta experiencia como algo semejante a estar ebrio y, de pronto, recuperar la sobriedad. Están embriagados por la experiencia del día, amortambién nuevo ysinsepensarlo, lanzan hacia delante pensar.yLuego, un afirman estarinsobrios saben que tienen que dar marcha atrás en su compromiso. Una vez que lo han hecho, estos hombres se sienten culpables y avergonzados, y quieren olvidar toda esa experiencia. A menudo, “borran” a las mujeres de su vida, y ellas siempre quieren alguna explicación.
Otro Houdini: “Ya lo ves, ya no está”
He aquí una variante del Houdini característico. En este caso, el hombre desaparece y vuelve a aparecer con regularidad durante un lapso prolongado, a veces durante años. Veamos un ejemplo. Mónica conoció a Jerry en una fiesta en primavera. A fines de junio, hablaban de unir sus hogares además de su
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trabajo. Ambos eran agentes de viajes, y él la alentó a pensar que pondrían una agencia juntos. Incluso ella llegó a buscar una oficina donde pudieran instalarse. Después de pasar el fin de semana del 4 de Julio juntos, con la hija de ocho años de Mónica, en casa de la familia de ella en los Berkshires, Jerry se fue a casa y no volvió a llamarla. Mónica trató varias veces de comunicarse con él pero, dado que no deseaba parecer patética, se dio por vencida al cabo de varias llamadas telefónicas sin respuesta. Jerry volvió a aparecer para el Día de Acción de Gracias, en noviembre. Su excusa: en julio se había marchado porque sus sentimientos por Mónica eran tan intensos que no sabía manejarlos. Aunque dijo que ya no quería huir, volvió a desaparecer en Nochebuena, arruinó laocultando fiesta a sus Mónica y la obligó a pasarcon el lo díacual de Navidad lágrimas delante de su hija. Jerry volvió a presentarse en mayo…
Hace ya dos años que están así. Mónica sabe que no debería permitirlo, pero el tiempo que pasan juntos es tan perfecto que ella no deja de creer y esperar que Jerry haya cambiado y que no volverá a desaparecer.
Marcharse cuando las cosas van bien: Un paso adelante equivale a dos pasos atrás
Todos podemos entender a los hombres que abandonan una relación mala. Sin embargo, los hombres que tienen fobia al compromiso tienden a marcharse, o a huir, cuando las cosas van bien. Si uno de estos hombres pasa un fin de semana íntimo y lleno de alegría con una mujer que le ama, a
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menudo es presa del pánico. En lo que a él respecta, un fin de semana como ése implica que, a la larga, se verá obligado a ir más allá. Al fin y al cabo, razona él, ¿cuántos fines de semana perfectos puede haber en una relación sin que la mujer desee algo más? Con frecuencia, esta clase de lógica le impulsa a poner distancia dentro de la relación. Es probable que esté pasándolo mejor que nunca, pero en lugar de desear ver a su pareja más a menudo, tal vez decide verla menos porque no quiere que la relación se encamine hacia el compromiso. La mujer con quien ha compartido esos momentos tan perfectos rara vez entiende esta lógica complicada. La reacción de Greta es poco común:
“Supe que mi relación con Daniel tenía problemas después del primer fin de semana que pasamos juntos. Lo pasamos de maravilla, y yo regresé totalmente enamorada. Aparentemente, él sentía lo mismo. Cuando llegamos a mi apartamento, supuse que querría entrar; hacía casi cinco días que no nos separábamos. Pensé que él querría prolongar aquella sensación, igual que yo. Me dijo que estaba cansado. Después pasaron dos días sin que me llamara. Le llamé una vez, porque le echaba mucho de menos, y me atendió con indiferencia. No volvió a invitarme a salir hasta el siguiente domingo por la noche. Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que le había visto. Para mí, fue un claro mensaje de que no había disfrutado tanto como yo de aquella intimidad, y me reveló sin lugar a dudas que ese hombre no quería que nuestra
relación creciera.”
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Greta es una mujer muy fuerte y tiene mucha experiencia. Fue capaz de evaluar el comportamiento de Daniel y de distanciarse de él antes de que llegara a lastimarla. Muchas mujeres no tienen esta percepción tan inmediata. Presienten que algo anda mal, pero tratan de aceptar los límites que impone el hombre que teme al compromiso pensando que, con el tiempo, superarán ese temor. Casi siempre, están en un error. El hombre que es capaz de asumir un compromiso rara vez ejecuta esta especie de danza de avance y retroceso. Tal vez avance con lentitud, pero siempre va en la misma dirección.
UN CAMBIO DE IDEA ¿Por qué un hombre llega a proponer matrimonio si no es sincero? Me han contado tantas historias de hombres que lo hicieron y luego cambiaron de idea que esto parece haberse convertido en una especie de epidemia. Algunos lo hicieron en un lapso de pocos días. Otros esperaron hasta después de enviadas las invitaciones de la boda. Al margen de lo avanzados que estén los planes matrimoniales, es obvio que la mujer queda destrozada. Sin embargo, cuando los planes llevan ya cierto desarrollo, la mujer no sólo tiene que afrontar el dolor, sino que también tiene otros problemas. Una mujer me contó que sus padres ya habían gastado varios miles de dólares en las invitaciones de boda, además de un depósito no reembolsable por la reserva de un salón, entre otros gastos.
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Aun en el caso de que no se haya gastado dinero, la mujer tiene que dar la cara al mundo e informar lo ocurrido a sus familiares y amigos. Con frecuencia, no puede explicar lo que pasó y sabe que, diga lo que diga, siempre habrá alguien que piense que ella hizo algo que provocó el cambio de parecer de él. Don, un médico que propuso matrimonio a una mujer y luego se echó atrás, no sabe a ciencia cierta qué sucedió. Igual que muchos de los que padecen fobia al compromiso, sabe que le atraía la noción de asumir uno. Dice que estaba desalentado por sus hábitos sentimentales y en verdad deseaba poder adquirir suficiente madurez para llegar a una relación permanente, pero las cosas no salieron así. Veamos su relato: “Cuando conocí a Sara, hacía años que no tenía una relación estable. Literalmente, salía con cientos de mujeres distintas, y todo el mundo se escandalizaba. Estaba cansado de esa vida y de que me criticaran por ella. Un martes, conocí a Sara en un club de salud. Ella me atrajo muchísimo; por eso, al día siguiente la llamé y la invité a ir al cine. ¡Recuerdo que le pregunté si podíamos fingir que ue va al cine y come palomitas éramos pareja de maíz‟!„una Creo que lenormal caí enqgracia porque, desde entonces, nos vimos casi todas las noches.
“Al cabo de unas seis semanas, una noche en que me sentía absolutamente romántico, sin pensar en las consecuencias de lo que decía, le propuse matrimonio, y ella aceptó. A la mañana siguiente, cuando desperté, me sentía muy mal. Tenía una sensación horrible en el estómago,
como pensando: „Oh, no, has cometido un gravísimo error.‟
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Me sentía como cuando uno tiene miedo… una sensación de pánico en el estómago. Pensé que iba a vomitar. Mientras tanto, ella revoloteaba por el apartamento, canturreando como un pajarito, y yo no podía moverme. Fui a trabajar de muy mal humor y muy callado. No recuerdo haberlo hecho, pero mis amigos me dicen que los llamé y les conté que iba a casarme. Tal vez quería demostrarles que sí era capaz de comprometerme. Mi propuesta de matrimonio era totalmente inapropiada; no nos conocíamos lo suficiente.
“Cuando se lo propuse, no encontraba ningún defecto a Sara, y quizás habría llegado a casarme con ella de no haber sido porque su comportamiento empezó a resultarme sospechoso. Por ejemplo, no creo que una chica normal acepte así como casarse con La alguien quien conoce desde hace apenasasíseis semanas. única aexplicación era que estaba loca por mí, y en verdad lo estaba, y traté de no
olvidar eso. No lo sé… Lo único que sé es que yo no quería casarme y, cuanto más percibía ella mi vacilación, más me presionaba para seguir adelante con los planes. Dio la noticia a sus padres y hermanas, y yo pensé „¿Cómo se atreve a decírselo? ¿Cómo se atreve a darles el control de
mi vida?‟ El siguiente fin de semana, por primera vez desde que la había conocido, quise estar solo y hacer lo que se me antojara. Quería salir con mis amigos, jugar al tenis y estar tranquilo.
“Empezamos a discutir, cancelamos el compromiso y, en pocos meses, terminamos la relación. A veces la veo en
mi vecindario y siento la tentación de volver a intentarlo… pero sé que no sería lo mejor. “Sara me atraía mucho y lo pasábamos muy bien juntos; nunca sentí pánico con ella hasta que le propuse
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matrimonio. Pero es lo de siempre: nunca tengo problemas hasta que me comprometo; entonces empiezo a buscar defectos, porque pienso: „¿Puedo pasar el resto de mi vi da
con esta persona?‟ Cuando se empieza a pensar así, uno empieza a preocuparse por la posibilidad de quedar
atrapado. Entonces pienso: „¿Voy a pasar el resto de mi vida exasperado por esta persona?‟ “Si pudiera dar un consejo a las mujeres, les diría que tengan cuidado con el hombre que se enamora perdidamente de ellas del día a la noche porque, así como se dedica a conquistarlas a poco de conocerlas, desaparece con la
misma rapidez.”
CUANDO EL QUIERE MARCHARSE, PERO NO PUEDE DECIRLO Cuando estos hombres desean abandonar una relación, raras veces son capaces de decirlo de frente. En cambio, siguen diciendo: “Te quiero”, pero comienzan a revelar su
conflicto exhibiendo una conducta peculiar cuando están con su pareja. En estos casos, el lenguaje corporal puede decir mucho.
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El lenguaje corporal Maneras de dormir
Tanto los hombres como las mujeres a quienes entrevisté mencionaron peculiaridades en el modo de dormir que, a su juicio, reflejaba el conflicto por el compromiso. Maureen, asistente de redacción, recuerda cómo su ex novio, Bob, revelaba su conflicto mediante su forma de dormir.
“Durante años, Bob y yo tuvimos una relación muy intermitente. Yo siempre me daba cuenta cuando él estaba a punto de marcharse otra vez por su manera de dormir conmigo; no por el sexo, sino sólo por su forma de dormir en sí. Al principio, siempre dormía cómodamente abrazado a mí. Por la mañana, despertábamos y desayunábamos juntos. Pero, cuando él empezaba a apartarse, se quejaba de que no podía dormir. Cuando al fin se dormía, era en el otro extremo de la cama. Además, empezaba a despertar cada vez más temprano. Recuerdo una de las últimas veces. Eran las tres y media de la mañana; fuera era noche cerrada, y ahí estaba Bob, saliendo de la ducha y vistiéndose para ir a trabajar. Pensé que se había vuelto sonámbulo. Obviamente,
estaba ansioso por salir de allí.” He aquí algunas de las peculiaridades en el dormir que pueden reflejar las angustias producidas por el compromiso. Muchas parecen bastante graciosas, pero todas fueron confirmadas por muchas de las mujeres, y los hombres, entrevistados. ¿Se levanta y va a dormir a otra cama o al sofá?
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¿Le cuesta dormir con usted? ¿Alguna vez la desplaza de la cama mientras duerme? ¿Se pasa toda la noche entre abrazándola y empujándola? ¿Se marcha en mitad de la noche? ¿Nunca la deja dormir en casa de él? ¿Casi nunca duerme en casa de usted? ¿Nunca tiene tiempo para desayunar? ¿La cama que usted tiene es el único sitio del mundo donde él no puede dormir? ¿La cama de él es demasiado pequeña para que puedan dormir dos personas cómodamente?
De la mano, pero no necesariamente juntos
“Debí adivinar que nunca llegaría a caminar conmigo por el pasillo central de la iglesia. Ni siquiera era capaz de caminar conmigo por la calle.”
Una asombrosa cantidad de mujeres con quienes hablé
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expresó sentimientos similares. Caminar es un acto sencillo. Millones de personas lo hacen día a día. Sin embargo, pareciera que incluso algo tan simple como el hecho de recorrer una manzana resulta doloroso para el hombre que tiene fobia al compromiso cuando debe hacerlo con la mujer a quien no puede amar. Este hombre puede transmitir su necesidad de distancia de muchas maneras sencillas: por su forma de sentarse cerca de usted, de estar de pie a su lado, de entrar en una habitación con usted. Si se siente atrapado y desea escapar, se le nota. Plantéese estas preguntas: ¿Siempre camina demasiado rápido y usted no logra seguirle el paso? ¿Cambia de velocidad cada vez que usted cree haberse adaptado a su paso? ¿Camina en zigzag, alejándose de usted? ¿Parece incómodo cuando debe estar sentado cerca de usted, por ejemplo, en el cine, el teatro, etcétera? En las fiestas, ¿la abandona y va al otro extremo de la habitación? ¿Se siente cómodo al compartir con usted actividades deportivas como, por ejemplo, jugar al tenis, montar en bicicleta, bailar, esquiar?
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¿Se siente cómodo al compartir con usted actividades de interior? Por ejemplo, ¿pueden cocinar, limpiar, lavar la ropa juntos? ¿Se siente cómodo si va a hacer las compras con usted?
LA FOBIA AL COMPROMISO EN LO SEXUAL Los hombres saben que, aun en este mundo posterior a la Revolución Sexual, las mujeres no toman el sexo tan a la ligera. Saben que una relación sexual con una mujer soltera en edad adecuada no puedealgo prolongarse que llegue a esperarse más. Eseindefinidamente algo más es sin el compromiso. Por lo tanto, para muchos hombres que padecen esta fobia, una relación sexual prolongada, por mucho que la desee, puede ser causa de nerviosismo. Según la lógica distorsionada de estos hombres, el objetivo es cerciorarse de que la mujer nunca pretenda llegar a un compromiso. Hay varias tácticas comunes que se utilizan para mantener una sensación de inseguridad y mantener a la mujer en desequilibrio. El hombre no quiere que ella espere nada más de lo que él es capaz de dar en ese momento. Por extraño que parezca, muchas veces sólo intenta que ella no abrigue falsas esperanzas.
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Esta noche eres completamente mía Uno de los juegos más irreflexivos de esta clase de hombres gira en torno a una noche perfecta de amor. En este juego, el hombre pasa la noche tratando de conquistar a la mujer. Esa noche, se muestra abierto, tierno, sensible, afectuoso, con principios nobles y emociones sinceras. Es probable que haga creer a la mujer que ésa es la primera de muchas noches. Y él también lo cree, en ese momento, ¡Después nunca más la llama, con lo cual la mujer piensa Dios sabe qué! Cuando a una mujer le hacen eso, se siente desmoralizada y deshumanizada. Tal vez se pregunte si ella hizo algo o hubo algo en ella que produjo esa repentina indiferencia. Hay mujeres que se preguntan si él habrá tenido un accidente. Si no, ¿por qué no las llama? En algunos casos, la única noche de amor se produjo al cabo de varias semanas de galanteos en persona y por teléfono. La mujer está realmente convencida de que estaba iniciando una verdadera relación. A propósito, como podemos ver en el siguiente relato de un hombre, ni siquiera tiene importancia que se haya completado o no el acto sexual.
“Yo podría enamorarme al menos una vez al mes, y a veces lo hago. La otra noche fue un buen ejemplo. Estaba con una mujer; acababa de conocerla. Fuimos a cenar y después la llevé a bailar. Fue muy romántico. Ella me atraía mucho; era muy bonita y dulce como la miel. Volvimos a su casa y estuvimos besándonos en el suelo de la sala durante horas. Fue espectacular, y muy romántico. Ella no quería
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que me quedara a pasar la noche porque tiene una hijita, y dijo que no nos conocíamos tanto. Al marcharme, le
pregunté su podía volver a llamarla. Me respondió: „Será mejor que lo hagas‟. “Decidí no salir más con ella. Hay demasiados inconvenientes. No quiero casarme con ella, y ella quiere casarse, se nota. Siempre hago lo mismo. Encuentro demasiados defectos a todo el mundo. Uno tiene que saber lo que quiere, y yo nunca sé lo que quiero. Cada vez que miro a una mujer, pienso no sólo en las cosas que podrían llegar a disgustarme algún día, sino también en lo que podría disgustar a mi familia y a mis amigos. A veces pienso que nunca me casaré. La semana pasada comenté esto con un mío, yexigente me dijopara que elegir. no lo creía, quecomo simplemente era amigo demasiado Lo dijo si fuera una virtud, de modo que le pagué la cena y cientos de copas, porque eso era lo que yo quería oír. Pero debo confesar la verdad: yo podría estar con siete mujeres distintas, siete noches distintas, y pensar que cada una es estupenda mientras estoy con ella, pero después estoy con otra y le digo que es maravillosa, y luego nunca vuelvo a salir con ellas porque empiezo a encontrarles defectos. Siempre las llamo, aunque no salga con ellas. Les digo que estoy
ocupado y tengo mucho que hacer… Varias semanas después, vuelvo a llamarlas. A la larga, capta n el mensaje.”
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Seamos amigos Esta es una variante de “Esta noche eres completamente mía”. En este caso, el hombre pasa por la etapa tradicional
de conquistar a la mujer. Después de la noche de amor, sin embargo, la llama al cabo de unos días o una semana y vuelve a invitarla a salir. Cuando la ve, se empeña en no acostarse con ella. Por lo general, tiene algún pretexto perfectamente plausible para volver a casa temprano. A la larga, esta mujer también se siente rechazada. Pero además se siente confundida. Se ha producido un cambio que ella no entiende. Al principio, él quería ser su pareja, pero termina por desarrollar una amistad con cierto trasfondo sexual… él nunca retoma o bien es lo hace rara vez yaunque de modo mecánico. En este este aspecto, caso, la lógica muy similar a la de “Esta noche eres completamente mía”, pero hay una diferencia importante. Cuando “Seamos amigos” se produce después de “Esta noche eres completamente mía”,
con frecuencia el hombre tiene intenciones ocultas: otra mujer con quien tiene relaciones. Mientras tanto, la mujer de quien quiere ser amigo no deja de preguntarse por qué él ya no desea acostarse con ella.
Más miedo que satisfacción Recuerde que el hombre que tiene fobia al compromiso es sumamente ardiente al principio… y es probable que siga siéndolo. Pero, si su fobia es verdadera y la pareja llega a la etapa media de la relación, puede registrarse un cambio en la
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conducta de él. Este cambio puede ser muy sutil, y no necesariamente tiene que perder el interés en usted ni en el sexo. Pero su actitud es diferente. Donde una vez fue romántico, ahora es clínico. Donde una vez fue como un escolar torpe y tímido, ahora es un maestro en lo sexual. Se produce un cambio definido y perceptible, y no se debe solamente a que las cosas se hayan aplacado. Es probable, también, que por un cambio muy sutil en la actitud de él, usted haya pasado a ser la parte más agresiva de la pareja. Este cambio es tan asombroso que casi parece que se hiciera con espejos. Al principio usted le abruma tanto que se siente inseguro en su presencia, y puede llegar a comportarse como si usted le hubiera persuadido de iniciar todo Paul, aquello. un profesor de cuarenta años, habla del cambio sexual que se produjo en su relación de dos años con Linda:
“Cuando supe, en el fondo, que no iba a casarme con Linda, todo cambió para mí en lo sexual. No era que ella ya no me resultara atractiva, pero me sentía culpable. Por ese sentimiento de culpa, me era imposible actuar de un modo tan libre como pocas semanas antes. Sabía que, si quería abandonar esa relación sin lastimarla demasiado, una de las primeras áreas en las que debía apartarme era el sexo. No dejé de acostarme con ella, pero sí dejé de pasar tanto tiempo como antes en la cama, y estaba dispuesto a saltear noches. Me resultaba más fácil justificar mis relaciones sexuales con Linda si era ella quien las iniciaba. De esa manera, no creía estar alentándola demasiado. A veces era muy extraño. Estábamos en circunstancias increíblemente románticas y eso hacía que me apartara más aún porque me
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preocupaba la perspectiva de pasar una noche estupenda. Entonces volveríamos al comienzo y ella tendría motivos
para pensar que nos casaríamos.”
LAGRIMAS SIN SENTIDO No sé si los hombres que tienen fobia al compromiso lloran más que nadie, pero fueron tantas las mujeres que mencionaron episodios de llanto que empecé a interrogar a los hombres al respecto. Efectivamente, a juzgar por las personas con quienes hablé, parece ser que estos hombres tienden a llorar en las siguientes circunstancias: -En el comienzo, en la primera o segunda cita
Una asombrosa cantidad de mujeres me han dicho que estos hombres tienden a derramar lágrimas a comienzos de la relación. Por lo general, eso sucede cuando él está relatando alguna parte “delicada” de su vida o revelando sus
emociones respecto de alguna cuestión. No deseo ser cínico en esto, pero debo admitir que me resulta asombroso que estos hombres puedan abrirse tanto a un extraño. El mensaje que transmite a la mujer es el siguiente: Yo te confío mis sentimientos, y quiero que confíes en mí. Y, por lo general, ella lo hace.
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-En la etapa media, cuando él promete cambiar y no lo hace
La segunda ocasión en la que estos hombres lloran es la etapa de la mitad. Si la mujer llega a hartarse de los altibajos del hombre que tiene fobia al compromiso, es probable que trate de poner fin a la relación. En ese caso, quizás él se ponga a sus pies y le prometa cambiar. A menudo es entonces cuando llora. Esto no resulta tan difícil de entender. No olvidemos que, si este hombre ha podido llegar a la etapa media de la relación, su interés por la mujer es genuino. Dado que su conflicto también lo es, es probable que la angustia que le provoca ely compromiso esté haciendo a que sus emociones le vuelva hipersensible a todo.estragos El pánico experimenta le hace perder el control de sus emociones; pero tampoco desea perder a la mujer, aunque sea ella quien exacerba su malestar. Paul, el que describió cómo se apartó sexualmente de Linda, recuerda la ocasión en que lloró:
“Linda estaba furiosa. Hacía unos dos años que estábamos juntos y yo no daba más muestras de casarme con ella que el primer día. Además, había tratado de seducir a una amiga suya y Linda estaba muy molesta por eso. Incluso se negaba a atenderme por teléfono. Ni siquiera quería hablar conmigo. Fui a su casa y le rogué que me abriera la puerta. Cuando al fin lo hizo, yo estaba llorando. Pero aun en ese momento que no sabía por qué. Era casi como si pensara que iban a golpearme en la cabeza y toda
mi perspectiva cambiaría… como si fuera a despertar una
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mañana y de pronto tuviera muchos años más, y todas mis necesidades y actitudes fueran a ser distintas. No quería arriesgarme a perderla si eso ocurriera, pero, al mismo tiempo, sabía que si no se producía ese cambio importante, era imposible que siguiera más tiempo con ella. Era puro
egoísmo. Quería saber que ella estaba allí… por si acaso.”
EL HOMBRE QUE TIENE INTENCIONES OCULTAS: UNA VENTAJA INJUSTA Hay hombres que utilizan planes ocultos –los cuales casi siempre queindica ver con otra mujerpara mantener la distancia. Taltiene como la frase, esas intenciones están realmente ocultas. Por lo tanto, hay que poner mucha atención para descubrirlas. Siempre son complicadas y jamás son justas. Creo que el siguiente es un buen ejemplo de una relación en la cual había intenciones ocultas, y espero que las mujeres aprendan de él.
La historia de Teri
Teri es una rubia atlética y enérgica que tiene una personalidad magnífica y mucho encanto. Todos sus amigos la quieren por su carácter apacible y su buen humor. Sin embargo, no se puede negar que esas mismas cualidades han tenido que ver con algunos de los problemas que tuviera con
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los hombres. Hace poco tiempo, Teri tuvo una relación que estaba destinada al fracaso. Ahora lo sabe porque, después del fin de esa relación, pudo atar cabos y averiguar lo que en verdad ocurría. Pero, por entonces, no lo sabía. ¿Cómo podía saberlo? Jack, el hombre con quien había formado pareja, jamás le daba toda la información que ella necesitaba para protegerse; al menos, eso parecía. Teri procede de la típica clase media norteamericana. Su familia vive en Ohio, donde su padre era muy respetado en su puesto de juez; su madre enseñaba francés. Le ensañaron a decir la verdad y a esperarla de los demás. Cuando unos amigos le presentaron a Jack, un psicólogo clínico de cuarenta y cinco años, Teri no vio motivos para dudardecía de lo era que absolutamente él decía y le creyó. Supuso lo que Jack sincero. ¿Porque quétodo habría de pensar otra cosa? Si esto sirve de consuelo para Teri, quiero explicar que Jack no era más franco consigo mismo de lo que era con ella. Jack es un hombre que tiene fobia al compromiso y que siempre tiene intenciones ocultas. Esto significa que siempre está ocurriendo alguna otra cosa que le impide establecer un vínculo sólido y honesto. Sólo Jack conoce toda la verdad en un momento dado y, francamente, no tiene intenciones de engañar a nadie. Entrevisté a Teri en la sala de la enorme casa victoriana que comparte con una compañera, en un suburbio de Boston. Teri, que tiene treinta y tres años y enseña enfermería, había tenido la amabilidad de prepararme el almuerzo: ésa es la clase de mujer que es. Mientras lean su relato, traten de pensar qué habría podido hacer ella para averiguar la verdad desde el comienzo.
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“Conocí a Jack por medio de un amigo que nos invitó a ambos a cenar. Fue una reunión muy amena y, aunque nos llevábamos bien, al principio yo no estaba tan interesada, pero él demostraba tanto interés en mí que me halagó. Cuando una conoce a un hombre y él parece sentirse tan atraído, una se entusiasma más. Tengo que admitirlo: el hecho de que se mostrara tan atraído me hizo respetar su
juicio.” Teri rió al decir esto, y le pregunté cómo había demostrado él su interés.
“Me engañó porcariñoso. completo.Cada Aunque hablaba mucho, era extremadamente vezno que caminábamos juntos, me rodeaba con el brazo. Empezó a llamarme casi todos los días, y yo sabía dónde estaba él todas las noches. Veía a sus hijos al menos tres noches por semana, y siempre me decía lo que iba a hacer y cuándo iba a ver a sus hijos; aparentemente, quería verme siempre que estuviera libre. Tenía muchos problemas con sus hijos y me contaba toda clase de detalles íntimos de su vida. Dijo que tenía problemas con su ex esposa, que era muy celosa y seguía
vigilándole. A pesar de que no me decía: „Te quiero, te necesito‟, demostraba con sus actos que deseaba algo más que una relación intrascendente.
“Tardamos un poco en llegar al sexo porque yo no quería apresurarme, pero él planeaba salidas que eran una especie de secuencia lógica hacia el sexo. En nuestra segunda cita fuimos a bailar; me tomaba de la mano y a medida que avanzaba la noche, empezamos a bailar más
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juntos y de un modo más sensual, más agradable. El era tan cariñoso que el sexo fue una progresión lenta y fácil, muy cómoda.
“Recuerdo un sábado por la tarde en que yo tenía que marcharme temprano. Jack estaba más afectuoso que de costumbre y no quería que me fuera. Pero yo no estaba muy segura de lo que esperaba de aquella relación. El no había dicho que quería algo duradero, pero, sin duda, lo había insinuado. Creo que dos citas después nos acostamos por primera vez, y fue muy agradable.
“Para entonces, nos veíamos tres o cuatro veces por semana, y él me llamaba casi a diario. Siempre me decía dónde iba a estar. Me invitaba a salir los martes, jueves y sábados. Esas es noches con sus hijos. vez que que estar nos acostamos, las cosas “El caso que, no unatenía cambiaron. Lo percibí de inmediato. Seguíamos viéndonos con la misma frecuencia, pero, de alguna manera, él ya no era el mismo; antes había sido muy cariñoso, muy tierno, y de pronto se cerró. Pensé en lo que yo hacía. Me incomodaba mucho y traté de hablar con él, pero él no le dio importancia. Sabe, cuando uno está en una relación que todavía es relativamente nueva, no conoce tan bien al otro. Podía tratarse de cualquier cosa; él tenía problemas. Dado que yo no quería ser otro problema para él, me limité a tratar de apoyarle y comprenderle.
“Pero él empezó a sentirse incómodo con nuestras relaciones sexuales. No quería que yo durmiera en su casa y empezó a despedirse en la puerta de la mía, diciendo que tenía que ver a sus hijos por la mañana. Era obvio que ya no quería acostarse conmigo. Me dijo que era por su ex esposa, que por eso se sentía tan incómodo con respecto al sexo.
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Dijo que todavía se sentía casado. Sentí pena por él. No quería que yo me quedara en su apartamento; tampoco quería quedarse en el mío. Yo empezaba a quererlo mucho; recuerdo que una vez le llamé sólo para saludarlo, y me di cuenta de que eso le puso incómodo. Dijo que su hijo menor
había dicho a su esposa que „hay una mujer que se llama Teri y siempre llama a papá‟. Obviamente, era un gran problema para él. Yo no le presté mucha atención, pero él se enfadó mucho. Insinuó que le había ocasionado una crisis con sus hijos y, desde entonces, ya no me sentí cómoda al llamarle. “Sea cual fuere el motivo, la relación no estaba resultando como yo esperaba. Yo no soy agresiva, de modo que no discutí con él ni traté de prolongarlo. Simplemente dije: „Olvidémoslo‟. “Al principio, no comprendí hasta qué punto él seguía involucrado con su ex esposa. No me resultaba claro en absoluto. Sabía que tenía una buena relación con los niños, pero nunca hablaba de su esposa.
“Cuando hablaba de alguna de sus ex esposas, siempre lo hacía en pasado. Se sentía muy culpable por ellas, especialmente por la primera. Creo que el segundo matrimonio fue muy breve, y después tuvo muchos problemas con su tercera esposa.
“Pero él era una persona muy cálida, y parecía muy
sensible. Creo que era encantador, y todavía tengo buenos sentimientos hacia él. Si le expresara mi disgusto, creo que
querría decirle: „¿Por qué empezaste conmigo? No era necesario que nos acostáramos; habríamos podido ser
amigos… ¿Por qué empezaste, después te cerraste y dijiste adiós?‟ Pero es difícil enfadarse mucho con él porque creo
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que no tuvo la culpa. No creo que quisiera que las cosas terminaran así. Creo que se asustó.
“Me escribió una carta en la que decía que yo merecía
más y una relación mejor de la que él podía ofrecerme. Le llamé y me llevó a cenar, y lloré. Le dije que me entristecía mucho que no pudiéramos tener una relación. Me contó que su apartamento era alquilado, igual que su televisor y su coche, que todo en su vida era muy temporal: ni siquiera podía asumir el compromiso de una compra. Me dio mucha pena porque no creo que quisiera lastimarme. No creo que salga con muchas mujeres. Parece sentirse solo, y no le
gustaba estar solo.” Teri nodolorida lo admitió de mí, pero Muchas me di cuenta de que estaba por delante el rechazo de Jack. mujeres no tienen tanta suerte como Teri. No tienen una familia que las quiere y las apoya ni un enorme círculo de amistades. En primer lugar, es probable que tengan graves problemas con su ego. Pero, por “entera” que esté una mujer, es doloroso
que un hombre inicie una relación física y luego se eche atrás. La hace sentir insegura y poco deseable. Ella puede preguntarse si el hombre tendrá algún problema sexual. Puede poner en duda su propia capacidad de seducción. Puede preocuparse por el ego de él y por la posibilidad de no estar demostrando su deseo con suficiente claridad. Jack constituye un buen ejemplo de un hombre que fue sumamente seductor y sexual en el comienzo y luego se echó atrás. ¿Qué fue lo que salió mal? En el caso de Jack y Teri, da la casualidad de que yo conocía a la pareja que los presentó, y ellos, a su vez, se pusieron en contacto con Jack, quien aceptó darme su punto
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de vista sobre lo ocurrido. Como verán, esta relación estaba destinada al fracaso porque Jack tenía intenciones ocultas pero muy claras, de las que Teri no sabía nada. Cabe mencionar que Jack tiene muchos antecedentes de problemas relacionados con el compromiso. Siempre fue infiel a su primera esposa y la abandonó por otra mujer, con quien no se casó. Su segundo matrimonio fue breve y, una vez más, Jack dejó a su esposa por otra mujer. A la larga, se casó con ésta porque estaba embarazada. He aquí la versión de Jack de lo que ocurrió con Teri:
“Me agradaba Teri. Nos divertimos mucho en nuestra primera cita. La invité a salir a la noche siguiente. Fuimos a cenar; era un viernes. a su casa recuerdo que, al día siguiente, la llaméLay llevé le pregunté si yquería ir al cine
conmigo esa noche. Dijo: „Fantástico‟. Tuvimos muchas citas, cuatro o cinco noches seguidas. Al principio, ella me atraía mucho. “La primera vez que dormimos juntos, ella se quedó en mi apartamento. Después de eso, creo que no quería estar con ella. A veces me sentía presionado; pensaba que ella querría algo más. A veces era porque mis hijos iban a llamarme o porque sucedía algo. Me cuesta mucho tener tratos con una mujer estando mis hijos cerca, porque mis tratos con ellos a menudo incluyen a su madre.
“Mi ex esposa y yo tenemos una relación un tanto peculiar… algunos no la entenderían… Todavía dormimos juntos. Así es mejor. Cuando vivíamos juntos, a ella nunca le interesaba el sexo. Ahora nos vemos a menudo y dormimos juntos quizás una vez cada diez días. ¿Cómo podía decirle eso a Teri?
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“Cuando Teri pasaba la noche en mi apartamento, yo quería que se fuera a más tardar a las ocho, por si llamaban mis hijos o mi esposa. Nunca dije a mi esposa que salía con otras mujeres; si se hubiera enterado, le habría dado un ataque de celos. Lo que solía hacer era decir a Teri que los niños vendrían a casa. Ella observó que mis hijos venían cada vez más temprano. Nunca me quedaba a dormir en su casa porque me preocupaba la posibilidad de que mi esposa llamara y no me encontrara en casa en mitad de la noche, cosa que hace a veces.
“El caso es que, con Teri, empecé a estar cada vez menos disponible. Una noche, me invitó a cenar a su casa; su compañera no estaba y era obvio que esperaba que me quedara Presentía que Le yo no lo haría, „No vas aa dormir. quedarte, ¿verdad?‟ respondí queporque no, y dijo: ella dijo: „Estoy furiosa, estoy muy disgustada… tú no tienes la culpa, pero estoy furiosa, así que, ¿por qué no te vas
ahora?‟ “Así lo hice y, cuando llegué a casa, le escribí una larga carta. Le dije que ella merecía más de lo que yo le daba. Es una persona encantadora y yo no quería hacerle daño. Ella recibió la carta y sugirió que fuéramos a cenar para hablar al respecto.
“Fuimos a cenar y ella me dijo que no debería haberme
acostado con ella. Si no lo hubiera hecho, podríamos haber sido amigos, pero ya no quería tenerme como amigo. Dijo que ya tenía suficientes amigos e insinuó que, tal como yo pensaba, ella quería una relación permanente.
“Sospecho que la razón principal por la que nuestra relación fracasó fue lo que ocurría con mi esposa. De no haber sido por eso, si hubiera conocido a Teri en otro
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momento, las cosas podrían haber sido diferentes. Eso es lo que siempre me dicen las mujeres: siempre me dicen que desearían haberme conocido en otra ocasión, cuando yo estuviera más disponible emocionalmente. Creo que les gustaría analizarme, pero nunca salgo con nadie el tiempo suficiente para que lleguen a hacerlo.
“En mi vida emocional, a menudo es como si tuviera
dos mujeres y ninguna de las dos me satisface del todo. Cuando abandoné a mi primera esposa, lo hice por otra mujer, y lo mismo pasó con la segunda. Ahora, con la tercera, no estamos juntos pero lo estamos, y yo salgo con otras mujeres.
“Otra razón por la que las cosas no salieron bien con Teri es que, en no me gustan lasatraía rubias.mucho Prefiero las mujeres de realidad, cabello oscuro. Ella me al principio, era muy femenina, pero nunca fue realmente mi tipo. Sin embargo, me doy cuenta de que, si no fuera por mi esposa, si yo hubiera conocido a Teri en un vacío, podría resultarme muy atractiva.
“Pero había otro problema con Teri, algo que me molestaba mucho. Era demasiado cariñosa… me tocaba todo el tiempo. No tanto al principio, pero sí al final. Era algo omnipresente. Si yo cambiaba de asiento, ella también
lo hacía… No podía ir a ninguna parte sin que ella me siguiera. Era demasiado posesiva. De no haber sido por mi esposa, y si yo hubiese visto motivos para intentar mejorar la relación, tal vez le habría dicho algo al respecto, pero no
tenía sentido decirle algo que la habría puesto muy mal.”
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LO QUE TERI DEBERIA HABER NOTADO En retrospectiva, siempre es fácil decir que uno debería haber reparado en ciertas cosas o que no debería haber tolerado otras, pero cuando un hombre tiene intenciones ocultas, no siempre resulta tan fácil como parece. A la mayoría de las mujeres les preocupa la posibilidad de parecer agresiva, insistente, dominante o, directamente entrometidas. Por eso, aceptan lo que les dicen y no investigan. Sin embargo, cuando un hombre tiene intenciones ocultas, por lo general deja entrever cosas, porque, en cierto modo, quiere que ella sepa que hay otras cosas en su vida. Si ustedatención desea protegerse sus relaciones, es necesario que preste y asuma laenresponsabilidad de averiguar lo que realmente sucede. No se preocupe por parecer entrometida; se trata de sus vida y sus emociones, y usted debe protegerse. Usted es su máxima prioridad. Veamos los mensajes de Jack a Teri: 1. Le habló de tres matrimonios. Aunque, sin duda, esto puede tener motivos válidos, en el caso de Jack, el hecho de que expresara un sentimiento de culpa al menos por uno de ellos debería haber sugerido a Teri que quizás él tenía razones para sentirse culpable. Los antecedentes de Jack indican claramente que tiene el hábito de oponer a las mujeres, una contra otra. Teri debió haber reparado en eso. 2. Dijo a Teri que su ex esposa aún le celaba. En lugar de suponer que Jack era quien sufría esos celos, Teri debería haber tenido en cuenta la posibilidad de que, si la ex esposa
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tenía celos, tal vez aún tuviera, en cierto modo, algún derecho justificable sobre Jack. 3. Hacía tres años que Jack se había separado de su esposa. Es de esperar que un recién separado se preocupe por cómo ven sus hijos su vida social. Pero, al cabo de tres años, la actitud de Jack indica que no era totalmente honesto con respecto a la razón por la que sus hijos eran tan “extraños” en cuanto a Teri y su llamada telefónica. El hecho de que Jack no quisiera que los niños supieran de su existencia señala un problema que no es enteramente psicológico. 4. Jack tenía límites de tiempo que existieron desde el principio. Demostró claramente Terilosque algunos días pertenecían a sus hijos; a ella la aveía otros días. Esta clase de restricciones rígidas de tiempo suelen indicar a un hombre que tiene una “doble vida” y no quiere que nadie
tenga acceso a ambas. Por otra parte, en hombres supuestamente solteros y disponibles, estos límites suelen indicar que hay otra mujer que le exige tiempo.
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DE QUE MANERA TERI FUE RESPONSABLE POR ACEPTAR LAS INTENCIONES OCULTAS DE JACK Teri hizo lo que las mujeres hacen con frecuencia: dio por sentado que la ex esposa de Jack era una mujer difícil. Se apresuró a creer que ella, Teri, era más sensata o más apropiada que la ex esposa. Jack le insinuó que a su ex esposa le costaba amarle, y Teri aceptó su explicación. Sentía pena por Jack por haber estado casado con una mujer tan imposible que se aprovechaba del buen carácter de él. Jack alentó esa creencia. Cuando Teri conoció a Jack, él habló abiertamente de sus exsus esposas, los problemas que había tenido con ellas y con hijos. deTeri no le escuchó de verdad. Prestaba atención al propósito de Jack de conquistarla; oía lo que deseaba oír y dio por sentado que con ella las cosas serían diferentes, porque ella era “diferente”.
Si un hombre tiende a mantener la ventaja injusta que le proporciona aquello que oculta, a menudo se le puede detectar en las cosas que revela sobre sus relaciones anteriores. He aquí algunas preguntas que usted debe plantearse antes de relacionarse con un hombre así: ¿Cómo terminaron las relaciones pasadas de él? ¿Tiene antecedentes de haber creado una oposición entre mujeres? ¿Admite haber sido deshonesto con otra mujer? También es posible obtener indicios por su manera de organizar su tiempo. Cuando un hombre necesita límites de tiempo peculiares, a menudo se debe a que otra mujer le exige tiempo. Y algo más que toda mujer debe entender: Si
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hay otra mujer que le exige tiempo, es porque el hombre, de alguna manera, lo ha consentido e incluso alentado.
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5 Muy cerca del amor: cuando él está demasiado implicado, y lo sabe
La base de la fobia al compromiso es evitar el “juntos y de la mano”. ¿Por qué? Porque, para estos hombres, una estructura así implica la expectativa de permanencia, y ésa es la única condición de la vida que no pueden enfrentar. No obstante, estos hombres siguen iniciando relaciones. Incluso se casan. Entonces, ¿qué sucede cuando el hombre que teme el compromiso se encuentra en una relación estructurada? Para poder entender sus reacciones, primero es necesario pensar qué significa una relación permanente. Para el hombre normal, una relación con un miembro del sexo opuesto puede ser una experiencia
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cómoda y profundamente gratificante. Pero una relación prolongada implica también ciertas obligaciones, responsabilidades, expectativas y (otra vez esa palabra) compromisos. Por definición, toda relación estructura.cualquier No olvidemos que, para el fóbicotiene más una recalcitrante, estructura, por flexible que sea, provoca angustia e incomodidad. Cuando uno de estos hombres comienza a percibir su relación de pareja como una estructura restrictiva, se desencadenan todas sus reacciones fóbicas de lucha o huida. De pronto, lo que antes era un refugio cálido y afectuoso ahora se considera una prisión. Y, sin ninguna razón lógica, le preocupa quedar atrapado allí para siempre.
MANTENER LA DISTANCIA: EL OBJETIVO PRIMORDIAL Seguramente usted reconocerá este argumento: El no descansó hasta conquistarla. Ahora sabe que puede contar con usted todo el tiempo. Tal vez vivan juntos, tal vez estén casados o, simplemente, usted está tan comprometida con él emocionalmente que es casi como si fuera su esposa.
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EL OBJETIVO DE USTED: mejorar la relación, hacerla más sólida y promover su crecimiento. EL OBJETIVO DE EL: encontrar espacio o distancia dentro de la relación. El empeño y el alcance de esa búsqueda de espacio dependen del grado de fobia al compromiso que tenga él. Un hombre que reacciona con una leve angustia podría estar satisfecho haciendo una de las siguientes cosas: volver tarde a casa algunas noches por semana; cultivar pasatiempos que, por definición, excluyen a la mujer; “encerrarse” en
otra habitación para lograr más espacio individual, etcétera. Un hombre que padece un grado más severo de fobia al compromiso intentará distanciarse más aún y puede hacer lo siguiente: quedarse en el trabajo hasta muy tarde o especializarse en un deporte o pasatiempo que le permita ausentarse varios días. En los casos más extremos de fobia al compromiso hay una intensa sensación de estar atrapado. Estos hombres elegirán métodos más extremos y drásticos para interponer distancia. Estos pueden ser: discutir mucho o insultar; negarse a ser fiables o a que la mujer pueda contar con ellos; utilizar a otras mujeres como medio para crear y mantener la distancia.
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LA RELACION COMPROMETIDA: UN AMBIENTE CLAUSTROFOBICO estos hombres, el compromiso y, enRecuerde especial,que, el para matrimonio, constituye la trampa suprema. Si usted desea saber hasta qué punto este tema afecta a muchos de ellos, imagine cómo sería encontrarse atrapada detrás de un muro de ladrillos…
para siempre. Del mismo modo en que un claustrofóbico se resiste a entrar en una habitación a menos que sepa que en ella hay ventanas y puertas de fácil acceso, un hombre que tiene fobia al compromiso se resiste a iniciar una relación a menos que sepa que podrá encontrar una salida. Si se tiene en mente la imagen del muro de ladrillos, será más fácil entender hasta qué punto estos hombres no desean sentirse atrapados para siempre en ningún lugar.
COMO UN HOMBRE QUE TIENE FOBIA AL COMPROMISO MANTIENE INTACTA LA RELACION… SIN PERDER LA DISTANCIA
Algunos hombres que temen al compromiso logran manejar su problema de un modo constructivo.
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Esto es muy común en los matrimonios en los cuales la distancia y el espacio individual constituyen una parte aceptada del acuerdo implícito o explícito de la pareja. buenmis ejemplo de esta de matrimonio es el que Un tienen amigos Donclase y Joan. Hace mucho tiempo que conozco a Don, ingeniero de treinta y ocho años. Hasta que conoció a Joan y se casó con ella, nunca había salido con nadie durante más de seis meses. De hecho, yo pensaba que jamás se casaría, e hizo infelices a muchas mujeres al comportarse de un modo típicamente fóbico ante el compromiso. Con Joan, las cosas fueron diferentes desde el principio. Su ocupación –trabajaba en investigación de la terapia de sueño- la obligaba a ausentarse muchas noches y la mayoría de los fines de semana; incluso muchas noches duerme en el laboratorio. Además, viaja mucho para dar conferencias y clases. En su vida de casado, Don tiene más tiempo libre y horarios menos restringidos que de soltero. A veces se queja jocosamente del trabajo de Joan pero, básicamente, parece adecuarse a sus necesidades. Otra clase de relación en la que un hombre así puede sentirse cómodo se observa en el matrimonio en el que el hombre tiene horarios de trabajo fuera de lo común y rara vez va a su casa, o bien se enfrasca en sus pasatiempos o intereses externos a la pareja.
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Un ejemplo típico de este caso es Bob, que admite tanto su claustrofobia como su fobia al compromiso. Además, es un asiduo deportista. En invierno, juega squash y ve partidos de fútbol. En primavera y verano, juega al tenis y asistedel a los partidos de béisbol. los fines de semana año, participa en una Todos u otra actividad deportiva. Su esposa, que tiene sus propios intereses, no desea acompañarle, pero, en cuanto su hijo tuvo edad suficiente, Bob empezó a llevarle consigo a todas partes. Más tarde, empezó a trabajar como entrenador de un equipo de las ligas menores. Si uno pasa una velada con Bob y su esposa, resulta evidente que no acostumbran estar mucho tiempo juntos. Si bien ambos aseguran que tienen un matrimonio muy satisfactorio y pleno, rara vez se los ve al mismo tiempo en la misma habitación.
CUANDO UN HOMBRE SE SIENTE ATRAPADO PARA SIEMPRE Por último, están los casos más extremos de fobia al compromiso: hombres que entablan una relación comprometida, o un matrimonio, y un buen día despiertan sintiéndose totalmente atrapados. Cuando el pánico invade a un hombre así, no ve ninguna salida posible para ese dilema sin destruir la relación. Este
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hombre es incapaz de tomar la decisión de abandonar una relación y de hacerlo de una manera razonable. Para complicar las cosas más aún, no siempre está seguro de que desee marcharse. Sólo quiere saber que la relación es lo bastante desgraciada comoenpara pueda marcharse en cualquier momento queque lo desee, sin dar muchas explicaciones. Este hombre es tan perverso que lo que más le hace feliz es saber que la relación se ha convertido en un caos, porque, en ese caso, no sólo tiene motivos para marcharse, sino que además puede culpar a la mujer. Soy consciente de que a casi todos nos han dicho que toda historia tiene dos caras. Sin embargo, cuando un hombre que padece un caso extremo de fobia al compromiso trata de cerciorarse de que no está atrapado, tiene que asumir la mayor parte de la responsabilidad por sabotear y destruir la posibilidad de amar. Este hombre no desea en absoluto que la relación funcione bien. Está convencido de que puede quedar atrapado para siempre, y eso le produce tanto pánico que es incapaz de encontrar una solución razonable para su situación. Igual que el claustrofóbico que queda encerrado en un ascensor, en verdad se siente atrapado para siempre detrás de un muro de ladrillos. Dado que está demasiado descontrolado para poder hallar una puerta en el muro o incluso para abrirla aunque la vea, este
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hombre, figuradamente, empieza a arañar el muro, a demolerlo, y al hacerlo destruye también la verdadera relación. Una mujer que ha formado pareja con un hombre así debe aprender a agacharse pues, con frecuencia, hombre a arrojar ladrillos simbólicos, eluno a uno,comienza a la mujer a quienesos ve como su captora. Un hombre así rara vez es racional. Lo único que sabe es que siente una intensa incomodidad, la cual quizá no logre entender ni explicar. Cuando este hombre está en pareja, todo lo que sucede con la otra persona gira en torno a sus sentimientos de encierro y a lo que él hace al respecto. El modo en que la relación progresa o se disuelve, los hijos, el sexo, las peleas, la construcción y la destrucción: todo gira en torno a su necesidad. Sin embargo, dado que este hombre necesita también la seguridad que le brinda el amor de una mujer, el conflicto que experimenta es enorme. Cuando la mujer se harta y se aleja, a menudo él vuelve a sus tácticas de persecución y pánico, y todo el proceso vuelve a iniciarse. Estos hombres llevan a cabo un juego constante de gato y ratón, y cualquier mujer que se relacione con ellos está destinada a sufrir inmensamente. Por lo común, un hombre así puede empezar a subestimar y maltratar emocionalmente a la figura de la esposa, o bien puede tratar de escapar buscando
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aventuras con otras mujeres. Sea usted la esposa o la otra mujer, no tiene ninguna posibilidad de salir ganando a menos que esté dispuesta a llevar la tolerancia hasta su último límite, o a menos que él cambie drásticamente. EL MARIDO QUE CRITICA: CUANDO “SI” SIGNIFICA “NO”
Hay hombres que pueden recorrer todas las etapas hasta, e incluso, la ceremonia de la boda, sin llegar a caer en el pánico. Por lo general, estos hombres comienzan a tomar conciencia de lo que ocurre uno o dos días antes de casarse, pero el pánico total los invade sólo después del hecho. Cuando esto sucede, resulta muy doloroso para la mujer. Piénselo. Se casa con un hombre que la ama, y termina con un hombre que actúa como si la odiara. Estos hombres son los que normalmente se toman por misóginos, es decir, hombres que odian a las mujeres. A mi juicio, si bien para la mujer la experiencia puede ser la misma, los motivos de la conducta del hombre son muy distintos. El hombre que tiene fobia al compromiso no odia a su esposa; odia la trampa del matrimonio. Necesita saber que tiene una excusa ineludible para poner fin a la relación, en caso de que
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algún día despierte y ya no pueda soportarlo. Por eso, empieza a buscar razones por las que su esposa no es adecuada para él y por las que el matrimonio va camino al fracaso. Sabotea la relación, por lo general desdeTodos el primer los día. hombres con quienes hablé de esto admitieron cierto sentimiento de culpa después del hecho, pero en su mayoría dijeron que, durante todo el tiempo que pasaban formulando críticas, sentían, principalmente, ira y resentimiento por hallarse atrapados con aquella mujer. Varios dijeron también que, cuando la mujer se esforzaba por actuar de un modo agradable o por suavizar las críticas, ellos consideraban que trataba de manipularlos y de encerrarlos más aún. Vince, casado y divorciado dos veces, recuerda con claridad que, con su primera esposa, siempre estaba preparando el terreno para marcharse. Quería saber que siempre tenía a mano los argumentos y los motivos para alejarse:
“A las pocas semanas de casarme, supe que quería marcharme, pero no sabía cómo hacerlo. Obviamente, no podía irme así como así si el matrimonio iba bien. Por eso, cuando las cosas iban bien entre nosotros, en lugar de alegrarme, empezaba a preocuparme porque no podría escapar… Me ponía furioso con ella y la culpaba por haberme obligado a
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casarme. Iniciaba discusiones. Sé que una relación tiene que crecer, pero yo no quería que mi relación con ella creciera. Empecé a pensar que debía de haber otra mujer que fuera mejor para mí. En cuanto empiezo a considerar la posibilidad de tener que estar con una mujer en particular para siempre, enseguida me doy cuenta de que esa mujer no es perfecta. Sé que es ridículo. Sé que nadie es perfecto y, menos que
nadie, yo… pero es lo que siento.” A menudo, las mujeres preguntan si un hombre se siente culpable cuando se comporta de un modo tan destructivo con su pareja. Vince dice que, mientras lo hacía, se sentía culpable por haber hecho perder tiempo a su esposa; ella habría podido casarse con otro y tener los hijos que deseaba. Pero no sentía culpa alguna por lastimar su ego o destruir su autoimagen:
“A mi primera esposa le dije cosas horribles. Ahora me siento culpable por eso, pero mientras lo hacía no tenía idea del daño que le ocasionaba a su ego. Mis reacciones eran casi instintivas. Sentía que aquel matrimonio me sofocaba, y ese comportamiento mío era tan necesario para mi supervivencia que ni siquiera pensaba en lo que le hacía a ella. Sólo quería estar seguro de tener los motivos que necesitaba para
abandonarla, en caso de que así lo deseara.”
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Varios hombres me han contado también que sus críticas constantes se debían, en parte, a que pensaban que quizá la mujer se sentiría tan desgraciada que podría tomar la iniciativa y poner fin a la relación. De ese modo, ellos tendrían Vince que ser totalmente responsables por lano separación. concuerda con este punto de vista:
“No cabe duda de que, además, estaba poniéndola a prueba. Una parte de mí tenía la esperanza de que se hartara y me echara de casa, y a otra parte la aterraba esa posibilidad. Recuerdo que
mi esposa me dijo: „Si te disgustan todas esas cosas de mí, ¿por qué sigues conmigo?‟ Y yo no tuve el coraje de decirle que una parte importante de mí no quería quedarse. Finalmente ella me abandonó.”
CUANDO SE UTILIZA A OTRA MUJER PARA INTERPONER DISTANCIA Si usted es un hombre que quiere destruir un matrimonio, ¿qué mejor manera de hacerlo que iniciar una aventura, o una serie de aventuras? Por lo común, el hombre que teme al compromiso se comporta con esas „otras mujeres‟ exactamente del mismo modo que con su esposa… a la larga. En general, persigue a una
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hasta que ella le acepta, y entonces se siente tan atrapado con ella como con su esposa, y se echa atrás. Son muchas las mujeres que entablan relaciones con hombres que dicen amarlas y que afirman que piensan abandonar a sus esposas. Si ustedque, es una esas mujeres, es importante que reconozca para de el fóbico descontrolado, usted representa la ventana abierta y el modo de lograr espacio, pero sólo por un tiempo. Si usted empieza a enamorarse, a tener expectativas, si, a la larga, desea un compromiso, ese mismo hombre huirá despavorido y usted ya no formará parte de su vida. En cambio, pasará a formar parte de su historia, y él acabará por contar a una tercera mujer, o incluso a su esposa, cuánto se equivocó al cometer esa tontería.
CUANDO “LA OTRA” LE HACE
SENTIRSE ATRAPADO Aunque un hombre esté casado, aun así puede tratar de conquistar a una mujer y pasar por todas las etapas del síndrome de persecución y pánico. Esto se ve claramente ilustrado en el siguiente relato de una relación entre un hombre casado y una mujer soltera.
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KAREN: Treinta y seis años, divorciada hace diez Karen Esesuna productora decoherente, un pequeño teatro dey Colorado. mujer muy considerada bonita que trata de lograr discernimiento y comprensión. Una mujer a quien muchos hombres han considerado atractiva, pero no es alguien a quien un hombre casado elegiría para echar una cana al aire; es demasiado profunda y compleja. No obstante, David, un hombre casado y con tres hijos pequeños, hizo hasta lo imposible por involucrarla en su vida. Esta relación, como podrán ver, tuvo el comienzo, la mitad y el fin claramente definidos que son de esperar cuando el hombre es incapaz de comprometerse con ninguna mujer.
“Al principio, David y yo no éramos una pareja. Todas las mañanas, yo iba caminando a comprar el periódico. Siempre veía a ese hombre (David) y me resultaba conocido. Le vi solo durante varios meses.
Después le vi con un bebé. Pensé: „hombre casado con un bebé‟; no había peligro en entablar conversación con él.” Karen se acercó a saludarle y resultó ser que se habían conocido antes, aunque no muy bien, en la
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universidad. Ese primer día, cuando se despidieron, David entregó a Karen una tarjeta suya, que a ella le pareció ostentosa y un poco rara.
a llamarme los lunes, los días “Poco que eldespués, teatro empezó está cerrado. Yo tenía mucho trabajo por esos días. Era un teatro nuevo, y yo había invertido tiempo y dinero para sacarlo adelante, cosa que aún no había logrado. No siempre ganaba lo suficiente para cubrir mis gastos y estaba deprimida, nerviosa y asustada. Toda mi vida giraba en torno a mi trabajo. En mi día libre, me quedaba en la cama, escondida, y entonces él me llamaba, y yo pensaba:
´¿Por qué me llama este hombre?‟ No recordaba nada de él, salvo que tenía un bebé. Había sido uno de los muchachos menos atractivos de la universidad y tenía una expresión de disgusto que desaparecía cuando hablaba, sólo que yo no podía verlo por teléfono. El
me preguntaba: „¿Qué estás haciendo?‟, y yo le contestaba: „Estoy en la cama‟; entonces decía: „¿Estás sola?‟ Por eso, no sólo me resultaba feo y presuntuoso, y con cara de enfadado, sino que además era grosero. Después, a veces, me invitaba a almorzar, y yo no aceptaba. Solía llamarme varias
veces al día, y yo llegaba a gritar: „¡No!‟ No acostumbro responder mal a los hombres, pero con David lo hacía. El me hablaba, tratando de mejorar mi ánimo, y entonces me sentía culpable. Al cabo de
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varias semanas, ya no me parecía horrible y, además, consideré que sería bueno para mi salud mental si
salía un poco.” Tengo que hacer una pausa aquí para comentara que una cantidad asombrosa de mujeres que llegaron formar pareja con hombres que tenían problemas con el compromiso se convencieron de aceptar la primera cita con la excusa de que necesitaban salir más. No me pareció que esas mujeres trataran de justificarse; creo que se trata de una reacción honesta. Sin embargo, pienso que la historia de Karen señala una vez más cuántas mujeres, en nuestra sociedad, siguen creyendo que necesitan a un hombre para que las ayude a “salir”.
Karen dice que no sabía lo que David quería de ella, pero salió a almorzar con él. David la alentaba a hablar de sí misma, cosa que ella hizo. El la escuchaba con atención, como si en verdad le interesara.
“Llegué a la conclusión de que David estaba
aburrido porque no trabajaba. Daba la casualidad de que era dramaturgo y jamás le habían producido una obra. Tenía un poco de dinero gracias a algunas propiedades que poseía en el este y que se habían
revalorizado. Decía cosas como: „Tendrían que pagarme muy bien para que trabajara.‟ Me parecía brillante. Antes de conocer a David, creía cualquier
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cosa que me dijera un hombre. El me dijo que prefería no trabajar, por lo que supuse que me encontraba frente a un hombre inteligente, con todos los poderes que tienen los hombres, y que había elegido su modo de vida. ¡Qué grandioso! Mientras todos los demás no hacíamos otra cosa que trabajar, trabajar y trabajar, allí había un hombre que había optado por no hacerlo. Jamás se me ocurrió que pudiera tener miedo de trabajar, ni que se sintiera inadecuado para hacerlo, ni que tuviera problemas. Además, parecía una persona muy tranquila, muy dueña de sí. Me dijo que tenía un matrimonio feliz y que de lo único que quería hablar era de mis problemas. Supuse que era
su manera de entretenerse.”
Al cabo de aproximadamente un año de almorzar juntos, David empezó a invitar a Karen a almorzar a su casa. Ella no pudo sino reparar en que su esposa nunca estaba allí. A veces, estaba en casa de su hermana, con los niños. A veces, simplemente había salido y los niños estaban con él. Karen tuvo la impresión, como la tendrían muchas mujeres, de que David y su esposa nunca estaban en el mismo lugar a la vez, y que, aparentemente, a su esposa no le importaba lo que él hiciera.
“Un buen día, inesperadamente, David empezó a hablar de que nos masajeáremos mutuamente, y fue
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como si, por primera vez, me dejara ver que yo le atraía. Me sentí confundida y lo hablé con mi terapeuta. Este me alentó abiertamente a que tuviera
una aventura don David. Me dijo: „Karen, estás en
medio del desierto y te mueres de hambre… Alguien viene y te ofrece una hamburguesa, pero tú soñabas con un buen filete. ¿No te parece sensato aceptar la
hamburguesa hasta que consigas el filete?” Karen dice que la siguiente ocasión en que él habló de masajes, terminaron en la cama, en casa de él. Karen recuerda que pensó en que estaban en la cama de la esposa, y eso le pareció muy extraño. A él no parecía importarle en absoluto, pero Karen empezó a interrogarle sobre su matrimonio.
“David jamás decía nada negativo sobre su esposa; sólo que ya no tenían relaciones sexuales. Decía que ella se quejaba porque nunca le demostraba afecto y porque esperaba que siempre estuviera dispuesta a hacer el amor, cosa que ella no podía hacer. Le pregunté si la amaba, y me dijo que, a poco de casarse, su esposa siempre le preguntaba lo
mismo, y él siempre le respondía: „Hago lo que puedo‟. “Era evidente que David tenía problemas en su matrimonio, pero supuse que sería por culpa de la esposa. Al fin y al cabo, a juzgar por lo que yo había
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visto, aquel hombre era absolutamente cariñoso, comprensivo y bueno. Me sentía más optimista conmigo misma y con mi trabajo, y en eso me habían ayudado mucho el apoyo y el aliento que él me había brindado. Le estaba muy agradecida y quería hacer lo mismo por él. De ninguna manera deseaba destruir su matrimonio. No estaba obsesionada por él y no le exigía nada. Si me llamaba, bien. Si no lo hacía, bien también. Al principio, el sexo no era tan grandioso porque él no me atraía tanto, pero aprendí a amar el hecho de que me amara.”
Con el tiempo, David fue entrando cada vez más en la vida de Karen. Si era como muchos hombres que comparten las características principales de la fobia al compromiso –y no han razones para sospechar que no lo era- el hecho de que Karen fuera una mujer independiente, que tenía su trabajo y no deseaba destruir el matrimonio de él, le daba la impresión de que, en realidad, ella no le necesitaba. Karen misma dijo que no tenía planes a largo plazo en lo relativo a David. Entonces, él hizo lo que hacen muchos fóbicos: inició el juego de la polilla y la llama con su propia vida. Comenzó a flirtear con el desastre y la alentó a que le exigiera cosas y que le llamara a su casa. Por entonces, Karen sólo pensó que era muy ingenuo por parte de él y que habría sido una locura amenazar así su matrimonio o a su esposa.
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Aproximadamente a los nueve meses de haber iniciado las relaciones sexuales con David, Karen conoció a otro hombre y salió con él, el día de Año Nuevo. Había pasado sola la Nochevieja.
“Mientras ese hombre estaba en mi apartamento, David me llamó para desearme feliz Año Nuevo, y se puso muy mal cuando le dije que tenía una cita con
otro hombre. Me sorprendió mucho… Yo no creía que David y yo estuviéramos enamorados. Pensaba que, simplemente, teníamos una aventura anticuada que él deseaba más que yo.
“Al día siguiente, vino a mi oficina y tuvo un
ataque de angustia bastante severo. Me dijo que me
amaba., „Pero yo te quiero‟, decía. „¿Qué quieres decir con eso?‟ le preguntaba yo. „¿Cómo dices que me amas? Vives con tu esposa, duermes con tu
esposa.‟ Además, ¿por qué tanto alboroto? Yo sólo
había tenido una cita. “David estaba ahogándose y no podía respirar. Tuve
que llevarle a sentarse en un sofá, detrás del teatro. Me sentía muy frustrada. Debía estar trabajando y, en cambio, estaba intentado calmar a un hombre casado porque yo había tenido una cita. Era ridículo. Pero empecé a creerle cuando decía que yo le importaba mucho.
“Dije a David que yo tendría que reconsiderar la relación, y así lo hice. Nunca me había dado cuenta de que él me amaba. Sabía que yo no le amaba, pero él a mí, sí. Era, en toda mi vida, el segundo hombre que decía amarme,
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y parecía muy sincero. Decidí que, si él decía que yo era tan importante para él era cierto. Entonces le dije que no saldría con nadie más. Para mis adentros, pensé que tomaría la situación según se presentara, pero que, si encontraba a alguien con quien quisiera salir, no se lo diría a David a menos que fuese inevitable.”
Karen y David continuaron así hasta el verano, y ella recuerda que la trataba con total adoración. Karen decidió tomarse vacaciones. Una vez más, David tuvo un ataque de angustia.
“Comprendí que el extraño poder que tenía sobre él residía sexo. yo me acostara con venir otro hombre.en Leeldije que,Elsi temía eso lo que preocupaba tanto, podía conmigo de vacaciones, y así lo hizo. Comprenda que su esposa facilitaba mucho todo eso. Ella iba a las montañas todos los veranos, a casa de sus padres, y no se oponía cuando David decía que detestaba la montaña. Dado que su esposa no estaba acostumbrada a tenerle cerca en verano, llegamos a la conclusión de que no le echaría de menos. Por entonces, pensé que ella era una tonta al no elegir para sus vacaciones un sitio que a David le gustara. Ahora entiendo
que a él le habría disgustado cualquier lugar.”
Karen y David fueron a California y recorrieron la costa. Karen recuerda cómo, alegremente, ayudó a David a elegir regalos para su esposa. Recuerda que ella aún no pensaba en nada permanente. Todo cambió en el aeropuerto, camino a casa; allí, David le propuso matrimonio.
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“Le dije que lo pensaría. Y lo hice. Ya había estado casada antes y no quería tomar una decisión apresurada, pero había empezado a tomar a David muy en serio. Nunca habíamos tenido problemas. Siempre era cariñoso, nunca estaba de mal humor ni tenía reacciones caprichosas. Aparentemente, podíamos resolver nuestras pequeñas diferencias hablando, y me parecía que teníamos un amor muy tierno.
“Luego, uno o dos días después de nuestro regreso, David cayó súbitamente en un estado de pánico y vino a verme en un mar de lágrimas. Pensaba que su esposa le engañaba y eso estaba destrozándole. Temo que me enfurecí. Le dije: „¿Qué? Acabas de huir para pasar dos semanas conmigo, el dinero que deberías haber gastado con gastaste tu esposaconmigo y tus hijos, ¿y ahora vienes a verme llorando porque crees que tu esposa te engaña? Ve a decírselo a tu terapeuta, porque yo no q uiero escucharte.‟
Estaba furiosa. El me miró y balbuceó: „Pero tú eres mi amiga.‟ „Soy tu amante‟, le corregí. „¿No lo entiendes?‟ El no podía entender mis reacciones. Entonces volvió con su esposa, siguió llorando y le habló de sus temores, y ella le dijo: „David, te amo demasiado para hacerte una cosa así.‟
¡Y viene a decirme eso!” Este era un aspecto de David que Karen nunca había visto. Era tan diferente de su carácter habitual que ella pensó que se trataba de una aberración momentánea provocada por la tensión de abandonar a una mujer y casarse con otra. Ahora comprende que, en realidad, fue un mensaje y que ella debió haber reaccionado ante la verdad de lo que ocurría, pero le parecía demasiado extraño e incomprensible.
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Además, él seguía dándole otro mensaje: aún hablaba de matrimonio.
“Durante el otoño y el invierno, de común acuerdo, decidimos casarnos. Lo único que David tenía que hacer era dejar a su esposa, y decía que no sabía bien cuándo ni cómo hacerlo. A veces yo le presionaba un poco, y él me decía:
„Tenemos tiempo, tenemos el resto de nuestra vida.‟ Supuse que reaccionaba así por sensibilidad y consideración a su esposa, y le respetaba por eso, de modo que no quería insistir demasiado. “Hubo un momento en el que pensé que la relación quizáno resultaría. David solía llamarme cinco o seis veces al día. Así imposible modo queintuitivamente le pedí por favor que era no me llamaratrabajar, durante eldedía. Sabía que, hubiera sido esa mi intención o no, le estaba exigiendo que pasara más tiempo conmigo por las noches. En cuanto lo dije, presentí que David no iba a hacer las cosas que decía, pero atribuí el dolor y la pérdida que sentí en ese momento a
mi sentido hiper desarrollado del dramatismo.” La mayoría de las mujeres me han contado que tuvieron tales momentos de claridad en sus relaciones con hombres como David y que, en retrospectiva, comprenden que señalaron el principio del fin. En este caso, la exigencia tácita de Karen de que le dedicara más tiempo era, tal vez, la primera que planteaba a David, y marcó el comienzo de un cambio de actitud en ella. Dejó de conformarse con ser la amante de David; ahora quería casarse. Quería un compromiso firme, y que David dejara a su mujer. Esa nueva
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actitud, a su vez, ocasionó un cambio en la conducta de David.
“Llegó el día del soldado caído en combate y, dado que era lunes, supuse que lo pasaríamos juntos, como todos los lunes. En primer lugar, me pone nerviosa estar sola en las
fiestas importantes. En este caso, la fiesta caía en „nuestro‟
día. Cuando David me dijo que tenía que pasarlo con su esposa y su familia, me puse furiosa. Le dije algo
maravillosamente clásico como: „¡Pero el lunes es mi día!‟ y arrojé un vaso al suelo. Ni siquiera se rompió. El se enfadó conmigo y me preguntó cómo yo podía tratarle así. Una vez más, dijo que teníamos el resto de nuestra vida. Esta vez, le eché “Pocas a empujones. horas
después, me llamó desde un teléfono
público. Se sentía muy mal. Yo también me sentía muy mal,
de modo que nos reconciliamos.” Karen se resistía sinceramente a presionar a David, pero quería que terminara esa etapa de la relación; quería que David cumpliera lo que había estado diciendo, pero tenía el presentimiento de que él no era tan fuerte como parecía. Además, David le daba permiso para que le presionara. Le dijo que su terapeuta decía que, si se quedaba con su esposa, sería infeliz por el resto de su vida y que, si se casaba con Karen, sufriría un poco por la tensión de abandonar a su esposa pero, a la larga, sería muy feliz. Karen estaba convencida de que David necesitaba ayuda para poner fin a su matrimonio. Su terapeuta le dijo que algunas personas necesitaban un ultimátum y le sugirió ese método para poner en marcha a
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David, pero a ella la incomodaba la manipulación, de modo que lo discutió con David mismo.
“Le dije lo que mi terapeuta me había sugerido y, por un tiempo, dimos vueltas y más vueltas a la cuestión del
ultimátum. Finalmente, a fines de junio, le dije: „De acuerdo, te doy tres meses.” Mientras tanto, Karen se había dado cuenta de que la esposa de David sospechaba que algo ocurría. David le repetía conversaciones en las cuales su esposa decía que era evidente que el matrimonio no andaba bien y le preguntaba si quería el divorcio. Sin saberlo, la esposa de David estaba abriendo las puertaseny ese dándole la sensación de que no estaba realmente atrapado matrimonio.
“Cuando su esposa le preguntaba qué sucedía, David le respondía que no quería hablar de eso. Por fin, me dijo que ella le preguntó si tenía una aventura. El respondió:
`¿Quién haría una cosa así?‟ Una vez más, me puse furiosa. Le dije que tenía veinticuatro horas; o hacía algo o terminábamos.
“Su esposa estaba en la casa de veraneo de sus padres.
Cuando David partió hacia allá, pensé que quizá nunca volvería a saber de él, pero me sentía bien. Estaba dispuesta a aceptar el resultado, fuera cual fuese. Imaginaba dos situaciones posibles: o él había decidido quedarse con su esposa y tratar de salvar el matrimonio. O le había hablado de nosotros y estaba triste, además de aliviado, y estaría dispuesto a seguir adelante con nuestra vida en común.
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“Pues bien, ninguna de las dos situaciones era la correcta. David me llamó y su voz parecía fría, disgustada y
sin vida. „Bien‟, me dijo, „ha sido lo peor que he tenido que hacer en mi vida.” Todo lo que él decía y su modo de decirlo hacía sentirse a Karen como una asesina. De pronto, ella tenía la culpa de que su esposa estuviese dolorida. David le dijo que pensaba quedarse allí el fin de semana y que tal vez la llamaría cuando regresara. Karen no pasó por alto el „tal vez‟. No
olvidemos que David era un hombre a quien ella tenía que rogar que no la llamara cada hora. Toda su actitud hacia ella estaba cambiando, y ella no entendía lo que sucedía.
“Bien, David regresó y me llamó, y era verdad que había anunciado a su esposa que se marcharía, pero seguía viviendo con ella y con los niños. Decía que no podía vivir en mi apartamento, que era demasiado pequeño, aun como una solución temporal., Además, estaba absolutamente cambiado. Mientras que antes nada era demasiado con tal de complacerme, de pronto todo era excesivo. Caminar alrededor de la manzana conmigo era una carga y no una bendición. Mientras que antes él era todo entusiasmo, amor
y ternura, ahora era negativo… con respecto a todo. Este período duró sólo unos días porque yo miraba a David y pensaba: „De modo que así es como siempre ha tratado a su
esposa.”
David aún no vivía con Karen pero, en su mente, ya había anunciado a su esposa que la abandonaría y, si bien ella estaba dolorida, lo había aceptado. Ahora David estaba
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en libertad de pasar con Karen todo el tiempo que quisiera. Pero, de alguna manera, Karen había dejado de ser una alegría para él y había pasado a ser su captora. En cuanto a los sentimientos de Karen, no cabe duda de que el cambio de actitud de David la estaba volviendo más insegura y posesiva.
“De pronto comprendí que tenía graves problemas con ese hombre. Se lo comenté a mi terapeuta, quien
respondió:‟Sí que tienes problemas; ni siquiera sabes la clase de problemas que tienes.‟ Sugirió que consultáramos a un psicólogo de parejas, y David, que seguía hablando de nuestro compromiso mutuo, accedió. Expliqué a la nueva psicóloga David decía divorciaría de su se casaríaque conmigo, pero que que,secuando llegaba la esposa hora dey poner manos a la obra, las cosas no parecían encaminarse en esa dirección.
“Otro día, mientras íbamos a la segunda sesión, David acababa de aparcar el coche cuando me abrazó y me dijo que me amaba más que a nada en el mundo. Por entonces yo seguía convencida (David me había convencido) de que me amaría hasta el día de su muerte, que nada podía disuadirle de amarme. Una vez en la sesión, todo se volvió borroso y no lo recuerdo bien. Creo que yo estaba hablando de que, aparentemente, David no entendía que lo que estaba ocurriendo entre nosotros me causaba dolor; que él no parecía afectado por mi angustia. Entonces la psicóloga
dijo: „¿No te das cuenta, Karen? A David no le importa tu infelicidad. ¿Verdad, David?‟ David se quedó allí sentado y dijo que así era. Hasta yo misma era lo suficientemente cuerda para saber que a mí me preocupaba la infelicidad y
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el dolor de David y que algo andaba sumamente mal. Luego
la psicóloga dijo: „David no puede asumir un compromiso, ¿no es cierto, David?‟ una vez más, David respondió que sí, que era cierto.
“Y ése fue el fin. Terminamos allí mismo. Lo único que
yo podía sentir era asombro y dolor. No era que no pudiera vivir sin David. Podía hacerlo. Pero era por la total insignificancia de todo lo que me había dicho. Para mí, fue una experiencia horrenda. No podía comer; no podía dormir. Una semana más tarde, me topé con él. Estaba bien: normal y sonrosado. Al verle tan inmutado sentí una angustia inmensa. Por eso llegué a la conclusión de que David debía de estar sufriendo un colapso mental. La única explicación que podía aceptar era la locura temporal.”
Resulta fácil ver por qué Karen supuso que David había perdido la cabeza. Ella no entendía cómo era posible que un hombre normal pudiera pasar por el torbellino emocional que habían experimentado ella y David sin salir afectado. Estaba segura de que David no le había mentido en todos esos años. ¿Quién se habría tomado tantas molestias? No tenía sentido, y por eso llegó a la conclusión de que él estaba atravesando una crisis mental. Una vez que se sobrepusiera y comprendiera lo que había hecho, regresaría.
“En mi corazón, decidí que él volvería. Me resistía a creer que el amor que habíamos compartido no era real. Así pasé el verano, pero adelgacé nueve kilos. Después, en septiembre, David me llamó y preguntó si podía venir a verme. Desde luego, le dije que sí.
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“Estaba exactamente como al principio. „Eres una santa‟, me dijo. „¿Podrás perdonarme?‟ Pensé que él había vuelto y mi pesadilla había terminado, de modo que, por supuesto, pude perdonarle. Todo volvió a empezar. Fue lo mismo que antes: hablamos de matrimonio y él hizo planes para abandonar a su esposa. Y, tal como antes, empezó a cambiar conmigo. El David a quien yo había conocido, el hombre que siempre me había apoyado, que siempre me escuchaba, que siempre decía que haría cualquier cosa con tal de hacerme feliz, ya no existía. En su lugar había un
hombre que no quería dar… nada. “Le dije lo que sentía y me respondió: „Hago lo que puedo‟. Me contestó con las mismas palabras que usaba cuando suNiesposa le preguntaba si la amaba. en la situación. siquiera la había abandonado y ya Pensé empezaba a tratarme como siempre trataba a su esposa.
“Entonces se produjo un milagro. Me invitaron a una fiesta un sábado por la noche, y David no quiso ir. Pero esa tarde me llamó otro hombre y le invité a ir conmigo. Como era de imaginar, David se volvió loco. Estaba convencido, a pesar de lo que yo dijera, de que yo invitaría a ese hombre a pasar la noche conmigo, y su reacción consistió en decidir que por fin iría a su casa y diría a su esposa que se
marchaba. Pensé: ‟¡Qué extraño que la única manera de lograr que este hombre se mueva sea amenazarle! Esto me
parece muy raro y no tiene nada que ver con el amor.” Si bien Karen aún estaba afectivamente comprometida, tuvo suficiente experiencia con David para comprender que no le quedaban fuerzas ni deseos de tener una relación así.
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Estaba emocionalmente agotada por el síndrome de persecución y pánico de David.
“Al día siguiente, David apareció y me dijo que había anunciado a su esposa que tenía una aventura. No me dio la impresión de un hombre que desea abandonar a su esposa; más bien, parecía un hombre que desea crear el caos en la vida de todos los que le rodean. Ese mismo día se lo comenté a mi terapeuta, y concordó conmigo. Me dijo: „Mira, Ka ren, un hombre que quiere terminar una relación no desea más problemas ni discusiones: sólo quiere marcharse. Ahora su
esposa no le pierde de vista.‟ “Esa tarde, cuando llegué a casa, David me llamó. Le dije lo que „Todo había ha comentado mi Sentí terapeuta. razón‟, respondió. cambiado.‟ que se„Tienes me aceleraba el corazón „Amo a mi esposa‟, dijo. “Le pedí que viniera a mi apartamento y me asombré mucho cuando aceptó. Cuando atravesó la puerta, le di una bofetada. Seguí golpeándole enfurecida. No podía creer que me lo permitiera. Cuando por fin me detuve, me dijo las cosas más indignantes. Me dijo que no recordaba si alguna vez me había amado, pero que estaba seguro de que ya no sentía nada por mí, y que realmente amaba a su esposa. No dejaba de repetir que era un hombre casado, como si yo no lo hubiera entendido desde el principio. Me dijo que no quería que siguiera llamándole a su casa. Yo nunca le había llamado y no tenía intenciones de hacerlo ahora. De hecho, jamás volví a hablar con David. “Durante el último año que pasamos juntos, yo había trabajado con él en la obra que estaba escribiendo y le prometí que la produciríamos si la terminaba. La terminó y
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yo cumplí mi promesa, aunque mi asistente se ocupó de todos los detalles. Más tarde, descubrí que había invitado a salir a una mujer a quien había conocido en el teatro un año
antes.” Cuando empezó su relación con David, Karen pensó que el problema de él era que tenía un matrimonio aburrido con una esposa que no satisfacía sus necesidades. Cuando terminó, sabía que no era así.
“El pecado que cometí en mi relación con David fue de orgullo y arrogancia. Tenía un ego exagerado; daba por sentado que yo era la heroína del cuento. Me creía diferente a su esposa, igual comoasiella, yo fuera mejor que ella. final,¿Me era exactamente y le preguntaba: „¿MeAlamas? amas?‟, y él me respondía, como a ella: „Hago lo que puedo.‟ Pensé que teníamos un amor de verdad, un amor tierno. Pensé que tres años de amor no se borrarían tan rápidamente. Me equivoqué. Pero creo que David fue muy injusto. Creo que él sabía la verdad sobre sí mismo. Yo no la
sabía, pero él sí.”
¿Y LA ESPOSA? Si usted es la otra mujer, le resulta fácil tener una idea peculiar de la clase de mujer con quien está casado el hombre que usted ama. Este dice que a ella no le importa lo que él haga, y quizás usted le crea. Dice que ella tiene su propia vida, y usted puede pensar que esa vida incluye a
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otros hombres. El dice: “Nunca nos hemos llevado bien”, y
usted da por sentado que la culpa es de ella. Lo más frecuente, sin embargo, es que la esposa sea simplemente una mujer que intenta tener una relación honesta con el mismo hombre que usted.
JOYCE: Cuarenta años, madre de cinco hijos (incluso unos mellizos) de entre diez y dieciocho años. Joyce es un buen ejemplo de la clase de mujer que está y piensa seguir con un hombrea la que teme el compromiso. Haestando llegadocasada a adaptarse bastante necesidad de distancia de Hal e incluso ha aprendido a aceptar sus frecuentes aventuras. Otra mujer quizá se pondría furiosa o le abandonaría. Originalmente, Joyce se quedó por el bien de sus hijos; ahora se queda porque, con el tiempo, ha llegado a resultarle más fácil. Dice que el aspecto económico tiene algo que ver con su decisión. Creo que ama sinceramente a su esposo, y es una mujer extraordinariamente fuerte y decidida. Joyce es una neoyorquina encantadora, sofisticada, elegante y que tiene muchos viajes en su haber. Pero no siempre fue así. Hace diecinueve años, cuando se casó con su marido, era una muchacha ingenua y protegida del área rural de Vermont.
“Ahora comprendo que Hal no se habría casado conmigo de no haber sido por la guerra de Vietnam. Hacía
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más de un año que salíamos juntos, quizás una vez a la semana. El no era el único muchacho con quien yo salía, pero sin duda era el que más me atraía. No tenía nada de dinero y siempre andaba con la cabeza en las nubes, pero me atraía muchísimo.
“Tenía una mirada muy intensa y parecía necesitarme
aunque nunca lo demostrara. Tengo que admitir que ni siquiera entonces podía confiar ciento por ciento en que me
llamara o apareciera cuando decía que lo haría. Pero… bueno, yo era muy popular e independiente; no se me ocurría que pudiera llegar un momento en que eso me molestara. Además, aunque íbamos a la misma facultad en la universidad, no nos veíamos mucho. Mi compañera de cuarto salía con el compañero de él. más Ellosgracias estaban muy apasionados, y creo que nos veíamos a ellos que si hubiese dependido sólo de Hal. Por entonces, casi todo el mundo le consideraba un holgazán, inconsciente y descuidado. Yo también habría podido pensar así, de haberle conocido mejor. El caso es que, cuando estaba a punto de graduarse, recibió su aviso de reclutamiento y entonces me propuso matrimonio. No llegó a decir:
„Casémonos, así no tendré que ir a Vietnam‟ pero, ahora que lo pienso, seguramente era eso lo que tenía en mente. En aquel momento sólo se me ocurrió que no quería separarse de mí.
“Me invitó a irme con él un fin de semana, y yo le dije que no podía hacer eso. Entonces me dijo: „Bueno, entonces casémonos‟. Le contesté: „Está bien‟. Algunas personas tardan más en pedir su cena en un restaurante que lo que yo tardé en tomar esa decisión. Creo que lo que quería era acostarme con él, pero no sabía cómo hacerlo sin que nos
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casáramos. Yo era muy joven. Había tenido una crianza muy estricta y religiosa y, si bien tenía amigas que se habían acostado con sus novios, a mí me parecía algo prohibido. El caso es que, cuando me propuso matrimonio, era alrededor de la medianoche, un sábado. Llamamos a mis padres y después a los suyos. La semana siguiente estuvimos atareados tramitando la licencia, comprando el anillo y planeando una pequeña ceremonia. Vinieron mis padres y nos casamos una semana más tarde, un sábado.”
Puede resultar extraño que alguien asuma un compromiso para evitar otro, pero he descubierto que muchos hombres que tienen fobia al compromiso hacen exactamente eso. En Coneste frecuencia, se casan con una mujer para evitar a otra. caso, el matrimonio proporcionaba a Hal una razón para no ingresar en el ejército. Otra cualidad que suele observarse cuando estos hombres se casan es la velocidad. A menudo se casan con una prisa que les deja poco tiempo para echarse atrás. Una vez casados, cuando se detienen a pensar en lo que han hecho, el matrimonio resulta casi una casualidad.
“Fuimos de luna de miel y, tal como yo sabía que sería,
nos llevamos muy bien en lo sexual. Después Hal consiguió trabajo en Chicago y nos mudamos allí. Encontramos un apartamento muy pequeño y él iba a trabajar todos los días. Como era de esperarse, quedé embarazada en la luna de miel. El se quejaba constantemente de su trabajo, pero siempre quería ir. Yo le veía muy poco. El estaba investigando una nueva droga y prácticamente vivía en el laboratorio, o con la gente con quien trabajaba. Cuando
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nació el bebé, me acostumbré a estar sola. Después él retomó sus estudios comerciales por las noches, de modo que pasaba aún más tiempo sola. Y, desde luego, volví a quedar embarazada. Me encontraba muy aislada de mis amigos y de la gente como nosotros por dos motivos: vivíamos en un distrito de poca categoría y la gente de mi edad había dejado de casarse y de embarazarse. Hablaba con mis amigas, y todas vivían en apartamentos elegantes y seguían sus carreras. Cuando pedía a Hal que pasara más tiempo en casa, me miraba como si estuviera indignado. Tal vez pasaba en casa una noche a la semana. Tal vez. Mis hijos pasaron a ser mis mejores compañeros. “Mientras tanto, Hal empezó a cambia r de trabajo. Consiguió un empleo loencual una era empresa de vitaminas, como vendedor mayorista, un verdadero cambio de rumbo para él. Ahora tenía que viajar, y pasaba varios días seguidos fuera de casa. Nuestras relaciones sexuales siempre eran buenas y, cuando venía a casa, parecía contento con nuestro matrimonio. Yo era la que no lo estaba. Toda mi vida giraba en torno a los niños. Los había tenido con menos de dos años de diferencia y me mantenían siempre ocupada. Tal vez habría llegado a abandonar a Hal, pero no sabía dónde ir. Mis padres jamás me habrían comprendido, y me sentía muy aislada de todos por mi situación. Yo era la pequeña ama de casa. Era una vergüenza admitir que mi esposo nunca venía a casa. “Luego, cuando llevábamos unos ocho años de matrimonio, sucedieron dos cosas. Nos hicimos ricos y descubrí que Hal me engañaba. Hal unió sus conocimientos de química a su habilidad comercial y creó una línea de cosméticos naturales y productos de esa clase. Hizo una
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fortuna. Deberíamos haber sido felices. Por fin, no tenía que pasar todas las noches fuera. Pero las cosas empeoraron El no sabía quedarse en casa, y empezó a tener aventuras. Quizá las había tenido antes también, pero yo nunca me había enterado. El caso es que, al principio, cuando sospechaba que había otras mujeres, empecé a hacer cosas extrañas. Siempre dejaba el asiento del inodoro levantado y ponía colillas de cigarrillos en nuestros ceniceros (yo no fumo), para que él pensara que había estado un hombre en casa. Tuvimos algunas peleas terribles. Hice todo lo que se me ocurrió. Hasta traté de convencerle con halagos, y él prometió que cambiaría. No cambió. Yo me deprimía cada vez más. A veces, me sentía tan mal que apenas podía levantarme la cama. Finalmente, tuvo Hice una aventura quey parecía algode serio, y entonces me marché. el equipaje me llevé a los niños. Era verano, de modo que fue fácil, porque los niños no tenían clases. Los llevé al campo. El vino a buscarnos, pero tardó varios días en encontrarnos. Por fin, mi hermano le dijo dónde estábamos.
“Jamás olvidaré aquel día. El entró a la cocina. Cuando miró por la ventana y vio a mi hija menor en el columpio del patio, se puso a llorar. Quedé asombrada; no podía creerlo. Era la primera vez que demostraba algo de sensibilidad en lugar de estar siempre distante e indiferente. Yo sabía que teníamos una vida sexual bastante buena, pero no pasábamos de eso. Por lo tanto, yo tenía la impresión de que el sexo era mi única posibilidad de atravesar la coraza que él había levantado a su alrededor. Nada más. El no sabía comunicarse conmigo de otra manera. Yo pensaba que no tenía verdaderos sentimientos. Pero ese día parecía sumamente conmovido. Me sentí muy mal. Como no me
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rindo fácilmente, decidí volver. No creo que él estuviera fingiendo aquel día en el campo. ¿Cambió después de eso? No, pero al menos yo creía que quería cambiar y sentía un poco más de pena por él, porque no es realmente su intención ser tan egocéntrico y desconsiderado.
“Cada vez que quiero dejarle, me acuerdo de aquel día
en el campo. Creo que decidí que era mejor que mis hijos tuvieran un padre algunas veces y no que no lo tuvieran, y que, si iba a quedarme con él, tendría que buscarme una vida mejor. Luego las cosas se hicieron más fáciles porque los niños ya eran mayores, y teníamos más dinero. Ahora tengo una vida muy buena. Viajo. Hago lo que quiero; él nunca me escatima nada. Nunca tuve muchas ganas de tener una aventura ni nada de eso; me criaron la antigua para eso. Pero mequizá encanta el tenis,demasiado los museos,a los restaurantes y el teatro. Puedo hacer prácticamente cualquier cosa que desee. Mantengo una buena relación con mis hijos y tengo muchos amigos.
“Ahora comprendo que él no soporta estar mucho
tiempo con la familia. En las fiestas tradicionales, siempre es él quien insiste en que toda la familia se reúna. Después, cuando nos tiene a todos juntos, se va a otra habitación, solo, cierra la puerta y se pone a leer el periódico. Sólo quiere saber que estamos allí si desea vernos, pero se pone nervioso si pasa mucho tiempo con nosotros. Sé que es una
locura, pero así es él, y es mi esposo.”
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EL HOMBRE CASADO QUE TIENE FOBIA AL COMPROMISO ¿Y qué hay del hombre casado que tiene fobia al compromiso? ¿Qué clase de hombre es para hacer tan infelices a las mujeres? Quizá lo más asombroso de este hombre sean los extremos a los que llega con tal de no sentirse atrapado. Su incomodidad suele ser tan intensa que pierde de vista el hecho de que su esposa es un ser humano. Tal vez, cuando se enamoró de ella, tenía plena conciencia de la clase de persona que era. Pero, después de la boda, a menudo se siente tan incómodo, angustiado y tan descontrolado ya no logra verla con tan claridad. Con frecuencia de trata deque un hombre que no tiene misericordia. Su ansiedad por hallar espacio y libertad dentro de una relación en la cual se siente atrapado no resulta menos aterradora para el espectador que la de un animal recién capturado. Está debatiéndose, y de nada sirve recordarle que su esposa es sólo una mujer y que tal vez le ama. El ya no puede ver la realidad de la situación. En su mente, ella es su captora.
EL MATRIMONIO NO HACE SENTAR CABEZA A UN HOMBRE QUE TEME AL COMPROMISO Cuando una mujer forma pareja con un hombre que tiene dificultades con el compromiso, piensa que, una vez
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que estén casados, ocurrirá algo mágico. Tiene la esperanza de que el matrimonio le haga sentar cabeza. En todo caso, el matrimonio suele tener precisamente el efecto contrario. Un hombre que se siente atrapado, encerrado o sofocado no desea sentar cabeza; desea liberarse. Cuando un hombre se siente atrapado, encerrado o sofocado, es incapaz de ver con claridad y su comportamiento hacia su esposa, o hacia la mujer que le hace sentir atrapado, es verdaderamente atroz. He aquí algunas de las maneras más comunes en las que puede comportarse un hombre así: Finge que no se encuentra en una relación comprometida.
Meelhanmundo contado casosoltero de un hombre queestaba decía a todo queel era (hacía casado años que casado), hasta el día en que su esposa se divorció de él. Sólo entonces empezó a hablar de ella, ante el asombro de muchos de sus amigos. Este hombre es un caso muy extremo, sí, pero muchos llevan a cabo una variante de esta actitud. Muchos hombres, especialmente cuando están de viaje, simulan que no son casados. Muchos otros que tienen relaciones duraderas, no dejan que sus mujeres compartan ciertas áreas de sus vidas. En esas áreas, probablemente no revelan a los demás que tienen pareja estable. Obviamente, esta conducta resulta muy dolorosa para la mujer, que se siente excluida.
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Se comporta como si su esposa fuera su carcelera, y rara vez tiene palabras amables parra ella.
Muchos hombres que tienen fobia al compromiso se sienten atrapados en una relación porque en verdad aman a su mujer. A menudo, esto les pone furiosos con ella. Pueden tener la irrazonable impresión de que ella ha hecho algo para ponerlos en esa posición tan incómoda. Estos hombres rara vez tienen piedad de la mujer y pueden ser implacablemente duros con ella. En ese caso, las mujeres por lo general no saben qué es lo que ocurre. Lo único de lo que pueden estar seguras es de que el hombre oscila entre declaraciones excesivas de amor y odiosas demostraciones de furia. Obtiene una sensación de libertad al utilizar a otras mujeres para representar sus problemas.
Naturalmente la infidelidad es la manera más fácil en que un hombre puede convencerse de que, en realidad, no está atrapado en su matrimonio. Resulta interesante observar que muchos de estos hombres que son asombrosamente infieles cuando están casados se aplacan cuando no lo están. Esto, desde luego, no sirve de mucho consuelo para la mujer que está casada o tiene una relación seria con uno de estos hombres.
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ROBERT: Profesor de inglés de cuarenta y un años, divorciado, con tres hijos. El matrimonio de Robert duró casi diez años. Durante ese tiempo, echó mano a casi todas las técnicas características de la fobia al compromiso para distanciarse de su esposa. Constituye un buen ejemplo de un hombre que deseaba tanto, y necesitaba, escapar que ni siquiera pudo hallar la puerta hasta haber desmoralizado por completo a su esposa. Robert es un hombre sensible, profesor de inglés. Tiene en cuenta a la gente, sus estados de ánimo y sus necesidades. Además, le gustan las mujeres. Le gustaba la joven con quien se casó, cuando se casó con ella. Desde luego, ellaque no casarse le habíacon hecho nada más él. nada cruel ni fuera de lugar…
Cuando se casó, Robert tenía poco más de veinte años y su esposa ya estaba embarazada. Robert, que es muy sincero además de ver sus problemas con claridad, sabía, incluso entonces, que la idea del compromiso no le hacía muy feliz. “Hacía unos cuatro años que vivíamos juntos, aunque de forma intermitente, cuando Beth se quedó embarazada.
Ella quería tener al bebé, y yo era demasiado joven e inseguro de mí mismo para impedírselo. Tenía sentimientos muy confusos con respecto a ser padre y la idea me aterraba. No obstante, asistí al parto y quise mucho a la criatura. Supongo que me casé por un sentido de la obligación.
“Recuerdo que al día siguiente de nuestra boda, la primera vez que presenté a Beth como mi esposa, me sentí condenado. Yo no quería eso. Me sentía como si hubiese
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entrado en una habitación a oscuras y pequeña, una caja negra que no me agradaba. A pesar de que, por entonces, amaba a mi esposa y al bebé, al menos la mitad de mí se
sentía atrapada y encerrada.” Beth fue la primera pareja verdadera de Robert, y él le fue fiel hasta que se casaron. Varios de los hombres a quienes he entrevistado mencionaron un esquema sexual semejante: fueron fieles hasta que se casaron y excesivamente infieles una vez casados. En el caso de Robert y Beth, llevaban menos de seis meses de casados cuando él tuvo su primera aventura. Duró aproximadamente una semana. “Entonces empecé a acostarme con otras mujeres con regularidad. Por mi trabajo, debía ausentarme por las noches, y yo lo utilizaba como excusa para no ir nunca a casa. El compromiso y el matrimonio cambiaron la naturaleza de la relación; yo me resentí por la dependencia de Beth. Cuanto más me resentía, más insegura y posesiva se volvía ella. Se convirtió en un círculo vicioso.”
He observado que las mujeres casadas con hombres que demuestran una conducta extremadamente destructiva suelen recurrir a una actitud infantil y dependiente. Es como si creyeran que, si actuaran como adultas, automáticamente tendrían que abandonar la relación. Varias me han dicho que adoptan esa actitud con la esperanza de que el hombre se muestre más protector. Piensan que están apelando al lado bueno de él. Esto raras veces da resultado.
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En el caso de Robert, este problema se complicó porque él también se sentía dependiente de su esposa, y lo admite; no quería que se marchara ni que le echara, y por eso no le revelaba con total franqueza lo que hacía y lo que sentía.
“Yo no quería que mi matrimonio terminara porque yo
también era dependiente con ella. Nunca le hablaba de las otras mujeres, pero dejaba pistas, y ella se enteraba. Entonces ella no sabía cómo manejar la situación; por eso alternaba entre ponerse furiosa y tratar de mirar hacia otro lado. Yo oscilaba entre negar lo que hacía y disponer las cosas para que ella se diera cuenta.
“De vez en cuando, nos encontramos al borde de la separación. de queIncluso nacierallegue nuestro tercer otra hijo estuvimos a Poco punto antes de hacerlo. a buscar vivienda para mí. Yo trataba al matrimonio como si fuera una banda elástica, y quería estirar esa banda, distanciarme lo más posible sin llegar a marcharme; expresar mi ira sin tener que irme. Después, los dos nos asustábamos y
volvíamos a reconciliarnos… éramos como dos personas asustadas que se aferran a la misma balsa agujereada para
no hundirse.” Robert sería el primero en admitir que su conducta desgastaba la autoestima de su esposa. Su incomodidad era tan grande que no podía evitar reaccionar así contra la mujer con quien se había casado, la mujer a quien veía como responsable de su situación.
“Ella siempre trataba de adaptarse, de acomodarse a la situación. Ninguna mujer podría haber hecho eso, de
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modo que peleábamos mucho. Ella se resentía porque yo siempre miraba a otras mujeres. Sus celos eran fundados, porque, literalmente, me acostaba con docenas de mujeres. No podía dejar de resentirme por la dependencia de Beth, aunque no sé qué esperaba que hiciera una mujer joven con hijos pequeños. Yo le decía y le hacía cosas horribles. Yo era el que mejor sabía expresarse de los dos, el más seguro de sí mismo en el mundo, y solía destrozarla en una parodia vil y mezquina del debate intelectual.
“En general, ella quería que nuestro matrimonio continuara, y yo, que terminara. Yo no dejaba de salir con otras mujeres. Pero durante años, cada vez que estábamos cerca de la separación, me alteraba y pensaba que la necesitaba. “Pero Incluso nuncalloraba. hablamos
realmente de nuestros
problemas. Creo que los dos teníamos miedo de hacerlo. Ella sólo me pedía que volviera a casa antes del amanecer, y yo salía con otras mujeres y volvía después del amanecer. Discutíamos y yo le pedía disculpas. Le decía que cambiaría. Pero no sabía qué significaba eso. No sabía cómo cambiar. Suponía que significaba, de alguna manera, impedirme a mí mismo hacer lo que quería.
“Cuando al fin decidimos separarnos, los dos
estábamos agotados después de tantos años de ese matrimonio insano. El motivo era el cansancio, y acordamos que yo me mudaría a otro sitio. Tardé un par de semanas. Lo interesante es que, en esas dos semanas en que al fin habíamos decidido separarnos, nuestra relación sexual mejoró tremendamente. No recuerdo el fin definitivo. Lo más difícil, por supuesto, fue decírselo a los niños.
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“Al principio, cuando me marché, tenía sentimientos muy confusos. Estaba asustado, pero también tenía una asombrosa sensación de libertad. Era como si me hubiesen dejado salir de una jaula. Me alegraba de no tener que seguir respondiendo ante mi esposa. Luego, algunas semanas después, volví a cambiar de parecer. Me deprimí y traté de volver a poner el pie en la puerta de mi matrimonio.
Dije cosas como: „Tal vez podamos volver a estar juntos, y quizá deberíamos pensar en vernos.‟ Por suerte, mi esposa se negó rotundamente. “Siempre tuve necesidad de vagabundear, no sólo en lo sexual, sino en todos los aspectos. Por lo general, necesito cambiar de trabajo, cambiar de domicilio. Me mudo mucho de No meEn agrada estar clavado un vivienda. mismo lugar. lugarladesensación hacermedesentar cabeza, en el
matrimonio intensificó esas necesidades.”
EL HOMBRE QUE TIENE FOBIA AL COMPROMISO Y SUS HIJOS Podría esperarse que estos hombres sean tan poco fiables con sus hijos como lo son con las mujeres. Lo interesante es que, aparentemente, no es así. Si bien muchos de los hombres a quienes entrevisté admitieron que les aterraba la perspectiva de tener hijos, aquellos que ya eran padres no se interesaban por ellos menos que los padres que no padecen fobia al compromiso. De hecho, en algunos casos, parecían estar excepcionalmente dedicados a sus
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hijos. Tal como ellos lo ven, los hijos crecen y se van… Las
esposas no.
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Cuando él no puede amar
PHILIP: soltero. Fotógrafo de cuarenta y tres años; Si tuviera que señalar un ejemplo típico del hombre que tiene fobia al compromiso, probablemente sería alguien como Philip. En lo que a las mujeres respecta, no sólo jamás ha podido establecer un vínculo permanente, sino que ha buscado y rechazado a innumerables mujeres que, en su mayoría, le parecía que no tenían “nada que ver” con él. La historia personal de Philip está plagada de ejemplos de las muchas variantes que puede tener la fobia al compromiso, con una sola excepción: nunca ha tenido fobia inducida por el matrimonio porque nunca se ha casado. Sin embargo, igual que a muchos de esos hombres, le atrae intensamente la noción de asumir un compromiso permanente y se siente francamente decepcionado por no haber logrado uno en su vida. No obstante, parece incapaz de cambiar lo que hace o a la mujer con quien lo hace. A mi
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juicio, una de las razones por las que accedió a hablar conmigo fue que ha llegado a una altura de su vida en la que experimenta una verdadera frustración por causa de su incapacidad de comprometerse. Durante nuestras conversaciones, me dijo que, si yo se lo hubiera propuesto dos años antes, no habría tenido ni la capacidad ni el deseo de hablar abiertamente de su problema. Ha alcanzado la madurez suficiente para comprender que ya no puede culpar a los demás; sabe que él mismo fue el autor del nacimiento y del fin de la mayoría de sus relaciones de pareja. Mientras conversábamos, me di cuenta de que éste era un tema doloroso para él, y era obvio que gran parte de su historia personal le afligía profundamente. –que, a sus Philiprenombrecuarenta y tres es un de mucho pasa la mayor parteaños, del año enfotógrafo Boulder, Colorado. El resto del tiempo, podría estar trabajando en cualquier parte del mundo. Es un hombre de ideas claras, atractivo, inteligente, sensible y triunfador; parece ser la clase de hombre con quien sueñan muchas jovencitas cuando sueñan con el amor. Philip es consciente de su atracción sobre las mujeres. Piensa que se debe a que demuestra buena disposición hacia ellas y le gusta hablar de muchos temas
que ellas prefieren, tales como los sentimientos y las relaciones. Toda su actitud resulta muy atractiva pero, para una mujer desprevenida, una relación con él podría convertirse en una pesadilla. Philip estuvo comprometido dos veces, pero nunca llegó a casarse. Su relación más larga duró menos de cuatro años y tuvo un mal final. Se siente confundido y sinceramente angustiado por sus fracasos sentimentales. No tiene deseos ni intenciones de seguir causando dolor y ha
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pasado mucho tiempo tratando de entender por qué siempre huye del compromiso. Tal como él mismo admite, se ha echado atrás demasiadas veces y, en la historia de sus relaciones amorosas, hay pocos momentos que podrían considerarse razonables.
“He salido con demasiadas mujeres, me he acostado con demasiadas mujeres y he decepcionado a demasiadas mujeres. Hace un par de años, salí con una mujer que tenía vergüenza de decirme que había estado casada cuatro veces. Al principio, me asombré mucho pero, cuando lo pensé mejor, tuve que reconocer que al menos ella lo había intentado. Piénselo. Ella había tenido sólo cuatro relaciones de en quince años, ycientos había de tratado de salvar unapareja de ellas. Yo he tenido parejas por lascada que nunca me esforcé, y en muchos casos ni siquiera recuerdo el nombre de la mujer.”
Igual que muchos hombres que tienen fobia al compromiso, Philip idealiza el matrimonio. Es algo que él desea, pero no puede imaginar realmente lo que significa.
“A veces fantaseo sobre cómo será mi vida en el futuro.
Me veo como un abuelo que tiene un matrimonio feliz y disfruta de la vida con tranquilidad. La realidad es que no tengo la menor idea de cómo llegar a ser así.
“En mi vida, no tengo la plenitud que creo que debería tener. Antes pensaba que sería muy bueno como pareja, pero ahora empiezo a preguntarme si alguna vez llegaré a serlo. Por mucho que hable de eso, admito que soy incapaz de
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concentrarme en la persona adecuada y de comprometerme con la situación correcta.
“Siempre elijo a mujeres que se vuelven locas por mí,
porque al principio de agrada. Después, a la larga, me irritan y me marcho. Elijo a mujeres que no tienen un verdadero trabajo, que son demasiado dependientes, y yo quiero una mujer que sepa valerse sola, que sea capaz de
tomar decisiones que yo respetaré.” La aversión de Philip al compromiso se extiende a diversos aspectos de su vida. Por ejemplo, jamás hace anotaciones con tinta en su agenda. De hecho, siempre que puede, prefiere usar lápiz, y no le agrada comprometerse a nadasepor escrito; lo tanto, escribir Piensa que distrae con por facilidad y, talevita como sucedecartas. a muchos de estos hombres, le resulta difícil tomar decisiones relativas a compras importantes, tales como automóviles, casas y equipos de trabajo. Pasa semanas enteras vacilando con respecto a la adquisición y, finalmente, llega a fastidiarse tanto consigo mismo que va y compra cualquier cosa, y a menudo esa compra no es la más indicada. Philip también vacila en comprometerse con un sitio en particular, y dice haber vivido en casi cuarenta casas o apartamentos distintos durante su vida adulta.
“En parte, mi estilo de vida consistía en no saber nunca lo que haría o dónde estaría al día siguiente. Necesito sentir
que no estoy atado a nada.” Philip tiene un trabajo interesante Se especializa en fotografías de la naturaleza, y viaja mucho por encargo.
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Nunca está seguro de en qué parte del mundo estará más tarde, y acepta muchos trabajos en África y Asia. Si bien sus horarios son flexibles, su trabajo es el único aspecto en el que Philip es absolutamente fiable. Se enorgullece de no atrasarse jamás en sus plazos, y su trabajo tiene tantas variables que no le hace sentirse atascado ni atrapado. Sin embargo, no ocurre lo mismo con su vida personal. Según me dijo, por razones que no puede explicar es reacio a hacer planes y no se puede contar con él con seguridad cuando se trata de reunirse con su familia o sus amigos.
“Tengo reputación de faltar a mis citas. Cada vez que prometo hacer algo con alguien, me pongo nervioso. Por ejemplo, hace poco me con una fiesta de cumpleaños decomprometí un familiar. para Es unirtío al mi quetío le atengo simpatía y de verdad quiero cumplir con esa cita, pero me resulta muy difícil. Todos los que me conocen bien saben esto de mí. Estoy tratando de entrenarme para ver este tipo de compromisos como veo las reuniones de trabajo, pero no
es lo mismo… las relaciones son distintas. El modus operandi de Philip con las mujeres ha cambiado en los últimos años. Cuando era más joven, conocía a una mujer e iniciaba la persecución tradicional. Muchas mujeres con quienes hablé han conocido a alguien como Philip y se han visto perseguidas por él. En esos casos, se han sentido muy halagadas. Si el hombre parece sincero, honesto y sensible, tienden a creer en sus intenciones. Es fácil sentirse totalmente traicionadas y desilusionadas cuando ese mismo hombre da marcha atrás. Philip relata su experiencia:
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“Hasta hace poco, siempre que conocía a una mujer que me agradaba, me dedicaba de lleno a ella, en una
especie de relación despreocupada, casi descuidada… al menos, para mí. Le prestaba mucha atención… la llamaba por teléfono con mucha frecuencia… le compraba flores… le enviaba regalos… la veía varias noches seguidas. Eso duraba aproximadamente una semana; luego volvía a la realidad y comenzaba una manipulación honesta para que el vínculo no se estrechara demasiado. Entonces me apartaba y me mantenía inaccesible. Algunas mujeres se enfadaron mucho conmigo. Una llegó a arrojar un ladrillo a mi
ventana.” Si una mujer presta atención, puede percibir los indicios de fobia al compromiso aun durante la persecución más activa. Entre otras cosas, el hombre tiende a dividir su vida en compartimentos; las mujeres con quienes sale raras veces llegan a conocer a sus amigos o compañeros de trabajo. El demuestra una conducta muy específica con sus llamadas telefónicas, y esta es evidente, por lo común, incluso en el comienzo de la relación.
“Es interesante, pero, incluso cuando una mujer me agradaba mucho, me resistía a darle el número telefónico de mi casa. Nunca he tenido contestador automático y siempre era difícil dar conmigo. Tengo un estudio que utilizo, pero allí me conocen y puedo cerciorarme de que no me molesten con llamadas que no deseo atender.
“Últimamente, tampoco les pido sus números a ellas. En cambio, les sugiero que nos encontremos en un lugar
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específico, como un café o un bar o, a menudo, el sitio donde nos conocimos, a la semana siguiente a la misma hora. Después decido si iré o no.”
Philip dice que solía ser asombrosamente promiscuo, pero que ha cambiado. Sin embargo, admite que, a pesar de haber renunciado a algunas conductas más extremas, es probable que aún no se comporte como un hombre que desea casarse en un futuro cercano.
“Ahora trato de no acostarme con una mujer a menos que considere que hay una posibilidad de tener una verdadera relación con ella. Sin embargo, cuando digo que quiero una quien parejaestoy con futuro, debo admitir queque la mujer con saliendotambién ahora no tiene mucho ver conmigo. Aquí se da el caso contrario. Ella no quiere que nuestra relación llegue a ser demasiado estrecha, y soy yo quien le pide más tiempo, más atención. Pero, si ella accediera, creo que no querría pasar el resto de mi vida con ella. Hay demasiados problemas y, personalmente, tengo
demasiadas reservas con respecto a ella.”
Philip dice que cree tener una vida más feliz y más plena que la de muchos, pero está decepcionado consigo mismo y con su incapacidad de establecer una relación de pareja duradera.
“Hace un año, hice algo horrible. Conocí a una mujer, salí con ella algunas veces y me enamoré de ella. Después conocí a sus hijos, un varón y una niña, y también me enamoré de ellos. Era una familia encantadora. Los llevaba
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al zoológico, al parque y al lago. Los niños estaban locos
por mí… incluso me enviaban tarjetas para el Día del Padre. Y yo estaba loco por ellos. Pensaba: „Quiero esta familia, este compromiso.‟ Entonces, desde luego, le propuse matrimonio. Me sentía en la cumbre. Estaba más feliz que nunca en mi vida. Me sentía muy contento y me entusiasmaba el desafío de hacerme cargo de una familia. Pensaba que ellos me darían la motivación que necesitaba para sentar cabeza, trabajar más, ganar más dinero. Cuando conocí a esa mujer, todo en mi vida me pareció temporal: no tenía casa, no tenía coche. Fuimos de compras y yo me hice cargo de todo; mi contable pensó que estaba volviéndome loco. Hasta entonces no había tenido esoEra tuve esa estar reacción refleja ante la vida ycompromisos; quise hacerlopor todo. como intoxicado.”
A los pocos días de esa euforia en que decidió casarse y fue de compras, sonó la alarma interna de Philip. A partir de ese momento, lo único en lo que podía pensar era en escapar. Para entonces, su novia ya no podía hacer nada para detenerle. El no quería hablar de eso; no quería tratar de salvar la relación; no quería perder tiempo haciendo nada que no fuese escapar.
“Entonces, tan repentinamente como había empezado, la excitación terminó. Vi todos los defectos de aquella mujer. No creía poder contar con ella. Sí, podía contar con su lealtad y su amor, pero no podía acudir a ella con un problema; no podía confiar en su juicio. Cuando ella tenía problemas, consultaba a un astrólogo. Me deprimí porque comprendí que yo no tenía derecho de esperar que ella
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cambiara. Ella tenía un empleo temporal como recepcionista, nunca había tenido que valerse por sí misma. Me avergüenza haber sido tan imbécil. Tuve que admitir ante mis amigos el estúpido error que había cometido. Traté de cortar por lo sano. Traté de explicarle lo que sentía, pero ella no quería escucharme. No me creía. ¿Cómo iba a creerme? Apenas unas semanas antes, me había portado como si quisiera serlo todo para ella y sus hijos. La situación se volvió horrible. Ella siempre trataba de comunicarse conmigo. Me preguntaba cómo había podido pedirle que diese un giro total a su vida sin antes pensarlo. Estaba enfadada y, a la vez, decidida a no dejarme escapar. Me llamaba por teléfono y me enviaba cartas, rogándome, suplicándome. No ypodía mi explicación. Decidí responderle más dejéaceptar de aceptar sus llamadas y no de
contestar sus cartas. Finalmente, todo terminó.” El relato de Philip sobre sus planes matrimoniales fracasados constituye un ejemplo típico de la fobia al compromiso llevada al extremo. Pero lo interesante es que, si usted hubiese leído este relato desde el punto de vista de la mujer, su primera reacción habría sido pensar qué era lo que ella había hecho mal. Al leerla desde la perspectiva de Philip resulta asombrosamente claro que ella no hizo nada mal. El responsable de todo fue Philip. Tal como él mismo sería el primero en admitir, ella ni siquiera le había presionado para que le propusiera matrimonio.
“Después de esa relación, estuve muy receloso. Me sentía como si hubiese estado con los ojos vendados, delante de un pelotón de fusilamiento, y hubiese sobrevivido. Creo
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que esa experiencia, en muchos aspectos, me alejó más aún del compromiso. Cuando lo intenté, no lo hice muy bien. Cuando pedí a esa mujer que se casara conmigo, no había nada que me obligara a hacerlo. Nadie me dijo que lo hiciera. Ella se sorprendió cuando se lo propuse. Estaba encantada, pero sorprendida. Todo fue de mi autoría, y a nadie podía culpar sino a mí mismo.”
Se podría suponer que la voluntad de Philip de asumir la culpa por esa relación indica que esa experiencia le dejó una enseñanza. Sin embargo, más adelante en la conversación reveló que no era la primera vez que se había apartado del precipicio del compromiso.
“Hace unos diez años propuse matrimonio a una mujer con quien vivía Ella era realmente adorable y bromeaba conmigo acerca del compromiso; me decía que yo nunca
aprendería a usar la palabra „M‟. Pues bien, una noche, en un momento muy apasionado, por fin utilicé la palabra „M‟. Pero, mientras le proponía matrimonio, me sentía atrapado en una mentira. Parecía una parodia, y era algo muy extraño. Fijamos una fecha, hicimos imprimir las
invitaciones, nos comprometimos… Estaba or gulloso de mí mismo por haber asumido un compromiso. Entonces me ofrecieron un trabajo que habría interferido en nuestros planes matrimoniales. Lo acepté y cancelé la boda. Luego, nunca fijamos otra fecha. Una vez que le propuse matrimonio, empecé a reparar en ciertas cosas con respecto a ella. Eran cosas que siempre habían estado allí, pero no me habían importado. Por fin, una noche regresé tarde de trabajar y ella hizo algo que me puso furioso, aunque, a
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decir verdad, no era nada distinto de lo que había hecho antes. Ella no había cambiado, pero sí mi percepción de ella. De pronto me sentí harto. Por eso me marché. Y todo
terminó.” En retrospectiva, Philip dice que hubo otras dos mujeres en su vida, cuando era más joven, con quienes podría haber sido feliz, pero a ambas las abandonó porque no quería asumir un compromiso.
“Me asusta lo fácil que me resulta abandonar algo. Puedo abandonar mis sentimientos del día a la noche, y lo he hecho muchas veces. Es algo que siempre toma absolutamente desprevenidas a las mujeres.”
Imagine un bar con iluminación tenue, cerca de las pistas de esquí. Hay un fuego encendido en la chimenea, y el pianista del bar está tocando algo de Gershwin. No estamos en temporada y no hay mucha gente en le bar. Allí estaba sentado Philip la otra noche, cuando conoció a una mujer atractiva, inteligente y responsable. Aparentemente, tenía todas las cualidades que él dice buscar.
“Hablamos durante horas, sobre todo: la vida, el amor, las relaciones de pareja. Ella no vivía allí; se alojaba en casa de unos amigos. Cuando le pedí su número telefónico vaciló y, en cambio, me pidió el mío. No se lo di. No quería darle mi número. Me dijo que, la noche siguiente, estaría con unos amigos en un restaurante y que podría verla allí si lo deseaba. No fui. Preferí la fantasía. No quería seguir
adelante.”
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Philip siente que está cambiando y piensa que el hecho de haber comprado, hace poco tiempo, una casa y un coche constituye un paso importante.
“Fue difícil comprar el coche. Hay muchos
automóviles, y me costó mucho decidir cuál compraría, pero estoy decidido a no reconsiderar mi elección y a no mirar por encima del hombro cada vehículo que pasa y preguntarme si mi decisión fue correcta. Por primera vez, puse mi domicilio personal en mi permiso de conducir. Nunca lo había hecho. El gran acontecimiento de mi vida será cuando ponga mi nombre en el buzón. Para mí, ése será el momento mismo sitio.”en que asuma el compromiso de quedarme en un
Resulta fácil ver por qué una mujer que conociera a Philip se sentiría atraída por lo que él dice acerca de su deseo de establecer un vínculo permanente o un compromiso con una sola persona. No obstante, a pesar de su sinceridad, es igualmente fácil ver que hay algo que le ha impedido comprometerse con cualquier persona, lugar u objeto incluso por un período breve, y que, para cualquier mujer, sería arriesgado pensar que todo sería diferente con ella.
GARY: Treinta y dos años, representante de ventas de una importante librería; soltero.
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Cuando conocí a Gary, le encontré a punto de salir hacia su tercera cita con Janet, una mujer a quien había conocido la semana anterior. Gary la conoció en una cita a ciegas. Desde que terminó sus estudios superiores, Gary calcula que ha tenido aproximadamente seiscientas citas a ciegas, y así conoce a la mayoría de las mujeres con quienes sale. Las estadísticas de citas a ciegas que ha tenido Gary resultan más que graciosas: revelan claramente que él siempre mantiene cierta distancia. Al utilizar las citas a ciegas como vehículo para conocer mujeres, en lugar de las situaciones laborales o sociales de todos los días, Gary ha logrado cerciorarse de que no tendrá que volver a ver a esas mujeres más. si no lo desea… y, tarde o temprano, no desea verlas
Dado que Gary me dijo que estaba muy ocupado, nos encontramos en su apartamento y luego le acompañé en su coche mientras iba a recoger a su amiga. Me dijo que vivía en ese apartamento desde hacía dos años. Los únicos muebles que tenía eran dos sillones que todavía estaban envueltos en plástico. Dijo que los había comprado unos meses atrás pero que pensaba devolverlos y por eso nunca les había quitado las fundas. Janet, con quien Gary tenía la cita, cumplía veintiocho años ese día, y Gary había preparado una noche de cumpleaños “especial”. Pensaba llevarla a cenar a un restaurante muy caro. Después, irían a ver una comedia musical de éxito en un teatro cercano al apartamento de él. Gary conocía a uno de los dueños del teatro y, mientras yo esperaba para entrevistarle, él hablaba por teléfono con el hombre, tratando de hacer arreglos para que todos los actores
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salieran a cantarle el “Feliz Cumpleaños” a Janet. Gary
pensaba que a ella le encantaría eso. Cuando me enteré de todos esos preparativos, le comenté que Janet debía ser alguien muy especial para él. Gary me miró como si yo fuese un imbécil y me respondió que apenas la conocía. Gary sale casi todas las noches y calcula que ha salido con cincuenta mujeres nuevas este último año. Dice que el primer contacto telefónico le revela mucho sobre una mujer.
“Por ejemplo, hay que tener cuidado con las mujeres que parecen fantásticas hablando por teléfono. Eso puede ser muy engañoso. Hay mujeres que son estupendas por teléfono la primera vez, y después, cuando uno las conoce, es como simucho no fueran la misma persona. Por de eso noconocerlas me gusta hablar por teléfono antes
personalmente… No quiero llevarme una decepción.” Gary ha salido con tantas mujeres que le resulta difícil recordarlas por separado. El lo expresa mejor cuando dice: “A veces pienso que necesitaría un diagrama especial.”
Gary nunca tuvo una relación verdaderamente monogámica. Aunque hubo períodos breves durante los que se acostaba con una sola mujer, siempre está saliendo con otras, siempre a la búsqueda. Gary nunca ha declarado su amor realmente a una mujer, pero una vez propuso matrimonio a alguien a quien describe como “el amor de mi vida”. Sharon era una mujer a
quien conoció en la universidad, y siguió viéndola después de su graduación. En total salieron, con ciertas interrupciones, unos cuatro o cinco años. Pero no nos dejemos engañar por esa cantidad. Durante todo ese lapso, se
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acostaron juntos apenas media docena de veces, porque, según Gary comprende ahora, Sharon era “difícil” y no tenía
mucho interés por él. Además, ella tenía varios problemas importantes: era malcriada y tenía un problema de drogadicción que Gary supuso que se le pasaría con el tiempo. No fue así. Huelga decir que Gary nunca anduvo con drogas y, cuando le propuso matrimonio, no tenía idea de las implicaciones de ese problema. Cuenta Gary que solía decir mentiras blancas a las mujeres, pero que ahora siempre se esfuerza por ser honesto y no tener tapujos. Además, trata de conservar la amistad de las mujeres con quienes sale, y en ese aspecto cuenta con un récord admirable, aunque dice que algunas que esperaban más de él sedice enfadaron. Gary que, hasta hace poco, jamás había pasado toda una noche en el apartamento de una mujer ni había permitido que ella se quedara en el suyo.
“No quería que pensaran que tenía intenciones serias; entonces siempre me marchaba después de hacer el amor, aunque fueran las dos o las tres de la mañana. Era como ir a un juego de pelota. A veces, me cansaba mucho. Ahora trato de dejar las cosas en claro de otras maneras. Algunas muchachas han tratado de hacerme sentir culpable por no responderles como ellas quieren, pero no me siento
responsable.” El año pasado, Gary tuvo una relación seria con una mujer. Dice que fue algo inesperado para él pues ella vivía en otro estado. Dado que era la primera relación seria que Gary tenía desde hacía casi diez años, cabe suponer que la
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única razón por la que sucedió era que ella vivía en otro estado, pues eso garantizaba la distancia. Sin embargo, ni siquiera dos horas de viaje en avión bastaban para evitar que la relación alcanzara la etapa difícil.
“Al final, viajábamos hacia uno y otro lado casi todos
los fines de semana para vernos. Una noche, estábamos en la casa de campo de mis padres (ellos estaban de viaje) y, después de hacer el amor, yo no podía dormir. Allison había estado hablando de matrimonio; tenía un par de años más que yo y le preocupaba el tema de los hijos. Pues bien, al principio yo no podía conciliar el sueño, y después tuve un ataque de angustia. Empecé a tener palpitaciones y a sudar. Por entonces quey no se mejoraba. trataba de un el ataque de angustia. Pasó no unasabía semana Tenía corazón acelerado todo el tiempo. Después empecé a adelgazar. Me asusté y, finalmente, fui a ver a mi médico.
“Me hizo una serie de análisis y no encontró nada. Entonces recordó algo que yo había olvidado. Lo mismo me había ocurrido en la universidad, cuando inicié una relación seria con una muchacha.
“Yo estaba loco por Allison. Era una chica estupenda. Pero, cuando mi estómago se puso mal y ya no podía comer, supe que tenía que terminar esa relación. Así lo hice, e
instantáneamente me sentí mejor.”
Hace poco tiempo, Gary viajó a California durante una semana. Antes de ir, llamó a algunos amigos y les dijo que le encantaría conocer a algunas mujeres. Gary llegó un domingo. El lunes, pasó el día con Liza. Ella se tomó el día en el trabajo y lo pasaron en Disneylandia. Gary dice que era
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“una mujer muy simpática”, con quien pasó “un día estupendo”. Pensaba que ella tenía mucho que ofrecer, pero se daba cuenta de que “no pasaría nada”. El martes por la
noche, tuvo una cita con otra mujer, Sally, quien le resultó muy atractiva. La llevó a cenar a un buen restaurante y luego a ver un espectáculo. Compraron una botella de vino y fueron al apartamento de ella. Sin embargo, cuando empezaron a besarse, ella mencionó a un loco asesino que irrumpía en los apartamentos de mujeres y asesinaba a los novios. Eso apagó el entusiasmo de Gary y se marchó; pero quería volver a verla, “preferiblemente no en el sur de California”. El miércoles tuvo una cita con Renée, de modo
que no pudo ver otra vez a Sally. La llamó, pero no quiso decirle más que tenía cita aalciegas. le dijo que verle unos meses tarde otra viajaría este yElla quizá podría entonces. Renée, la tercera cita a ciegas, era “simpática”,
pero no le gustó tanto como Sally. Habría podido volver a salir con las dos, pero al día siguiente decidió ir a San Diego. Allí conoció a una cuarta mujer, Gwen, con quien pasó el día. Cuando regresó a su hotel, encontró un mensaje de Sally, que le decía que esperaba volver a verle. Antes de salir, la llamó para confirmarle que pronto regresaría a California y que tal vez la vería entonces. Si no podían verse en Boston durante las fiestas. Llamó también a Renée y a Gwen, la mujer de San Diego, y a las dos les dijo que quizá volviera a Los Angeles. No llamó a la primera mujer, Liza, a pesar de que pasó un día estupendo con ella en Disneylandia, porque se dio cuenta de que ella buscaba “algo serio”.
Gary tiene una política de cinco citas. Es algo así:
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PRIMERA CITA: Una copa, un almuerzo o algo así. Algo breve y simpático. SEGUNDA CITA: A cenar, y después besos y caricias. TERCERA CITA: A cenar, y tal vez al cine o a ver un espectáculo. Después regreso al apartamento para más besos y caricias. CUARTA CITA: Al cine y regreso al apartamento con una botella de vino, y a acostarse juntos. QUINTA De ydía. A unsimuseo, Evalúa la CITA: situación decide volveráal azoológico, invitarla aetcétera. salir o no. Podría parecer extraño que Gary necesite cinco citas para saber si desea continuar o no. El lo explicó de la siguiente manera:
“Si uno quiere acostarse con una mujer, primero tiene que salir con ella varias veces. Pero, por otra parte, tiene que acostarse con ella para poder saber si querrá volver a hacerlo. A menudo, lo que nos impulsa hacia la cama no es el deseo, sino el desafío. La mayoría de las veces, una vez que me he acostado con una mujer, no quiero hacerlo de nuevo. Pero, ¿cómo he de saber eso si antes no me acuesto con ella? Y, además, ¿cómo voy a acostarme con ella si antes no salimos algunas veces? De ahí el sistema de las
cinco citas.”
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Siempre es muy difícil encontrar a Gary en un sitio determinado; por eso terminé por entrevistarle en su coche, camino a una cita. Como es de suponer si se tiene en cuenta su vida social, no tiene mucho tiempo libre. Si bien insiste en que, a la larga, quiere casarse y tener una familia, admite que no lo considera muy probable en un futuro cercano.
“Cuando miro a mis amigos casados, con sus bebés, sus casas y sus automóviles familiares, no los entiendo. Se reúnen con otras parejas y se vuelven aburridos. Así me
parece a mí: son aburridos.” un mes de nuestra entrevistay en suAproximadamente coche, llamé a Gary para después aclarar algunas preguntas, le pregunté qué había sido de Janet, la mujer con quien iba a salir el día que nos conocimos, para quien quería lograr que todos los actores de una comedia cantaran el “Feliz Cumpleaños”.
Al principio, no recordaba a qué me refería. Luego, cuando lo recordó, me dijo que nunca había vuelto a salir con ella.
“Decidí que no me gustaba tanto. Sin embargo, fue una cita estupenda… ella quedó encantada. Uno de mis amigos tiene una florería, y le compré una docena de rosas. Eso
también le encantó.” Gary dice a la mayoría de las mujeres con quienes sale que lo único que desea es encontrar a la mujer adecuada, sentar cabeza y formar una familia. Teniendo en cuenta sus
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antecedentes, resulta difícil tomarle en serio. A decir verdad, parece que el tiempo que Gary pasa con cualquier mujer es demasiado poco para causarle a ésta un daño muy serio. Me da la impresión de que las mujeres recuerdan sus experiencias con Gary con más desconcierto que dolor.
MARK: Treinta y un años, profesor de arte; soltero. Quizá Mark sea peligroso para las mujeres debido a su apariencia tan inofensiva. Si uno acepta lo que él dice al principio, pareceelsermatrimonio. un sujeto muy ansía tanto el amor como Su solitario aparente que vulnerabilidad tiene a llevar a las mujeres a esforzarse en extremo para hacerle sentirse más seguro. Eso es un error, pues una vez que Mark percibe la posibilidad de que la mujer espere de él un compromiso, empieza a hacer todo lo posible por sabotear la relación y, mientras tanto, se las ingenia para que la mujer se sienta completamente insegura. Cuando empecé a pensar en este libro, no podía dejar de hablar de mis investigaciones iniciales. Precisamente eso estaba haciendo una noche, en una fiesta muy concurrida, cuando se me acercó una mujer, quien me sugirió hablar con su amigo Mark. Esa mujer, que conocía a Mark desde hacía muchos años, me dijo que él iniciaba todas sus conversaciones expresando que se sentía muy solo y necesitaba un compromiso permanente, pero me explicó también que todos los amigos de Mark comenzaban a dudar de la sinceridad de éste. Parece ser que Mark había dicho
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claramente a todos los que lo conocían que nunca elegiría como pareja definitiva a una mujer que no fuera judía. Sin embargo, por lo que ellos sabían, nunca había salido con una mujer que lo fuera. Mark siempre ha vivido en ciudades que albergan a una numerosa población judía. A aquella mujer le costaba creer que fuera del todo casual el hecho de que Mark jamás hubiese salido con una mujer judía. Destacó que Mark era sumamente inteligente. En la prestigiosa universidad a la que había asistido le consideraban muy talentoso, y todos pensaban que llegaría a ser importante en el mundo del arte. Yo estaba a punto de emprender una gira literaria y, cuando llamé por teléfono a Mark, aceptó verme en el sitio dondedelgado, trabajaba profesor de que arte.seMark, alto, concomo un físico enérgico movíaun casihombre con la misma rapidez que su cerebro, me recibió en la puerta de su espacioso apartamento de dos ambientes. Si bien el apartamento era agradable, grande y bien iluminado, tenía, decididamente, un aire inacabado, y Mark me explicó que no estaba seguro de cuánto tiempo viviría allí. Cuando llegué, señaló el apartamento a su alrededor y comentó: “Le falta el toque femenino, ¿verdad?”
De inmediato, me llamaron la atención las docenas de fotografías que adornaban las paredes. Por donde miraba, veía a dos niñitas, quienes, según me explicó Mark, eran sus sobrinas. El aparecía también en varias de las fotografías: ayudándolas a arrojar peces a las focas del zoológico, trayendo el pastel de cumpleaños. En esas imágenes, era todo sonrisas: el típico tío cariñoso. Si una mujer hubiese entrado a ese apartamento, las fotografías no harían sino reforzar la versión de Mark sobre su propia vida: alguien que
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sólo quería hallar a la señorita adecuada y tener al bebé adecuado. Las únicas fotografías que había en el apartamento, aparte de aquéllas, eran de Mark y algunos amigos de la universidad, y una, situada en un sitio muy destacado de su escritorio, de una mujer que, según me enteré, era June, la última novia de Mark. Me divertí al entrevistar a Mark, pues era un hombre muy perceptivo y ocurrente. Igual que sus amigos, reconocía con cierto dolor las incoherencias existentes entre las cosas que decía y su modo de actuar. Para ser un hombre que dice desear el matrimonio, tiene un par de técnicas muy eficaces para eludir el compromiso: jamás sale con mujeres que se ajusten a su criterio para comprometerse, y jamás deja que una relación progrese allá de Mark cierto estaba punto. a cargo de dos La semana que lemás entrevisté, gatos de un vecino que estaba de viaje. Me dijo que sus reacciones reflejaban su conflicto interno: por un lado, se resentía al encontrarse atado a un horario regular, pero por otro, se sentía tan solo y aislado que agradecía la compañía momentánea de los gatos. No se consideraba capaz de afrontar el compromiso que implicaría tener una mascota propia y apenas toleraba mantener algunas plantas, aunque lo hacía “en un estado de puro terror”.
Empezamos por hablar del trabajo. Si bien Mark era bueno en su profesión y era reconocido por ello, se apresuró a señalar que, en realidad, él no era profesor de arte, sino que sólo trabajaba en ello hasta que pudiera organizar su vida.
“Mentalmente, no estoy concentrado en mi trabajo. No me presenta ningún desafío… pero me resulta difícil concentrarme en algo o comprometerme de alguna manera
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importante, inclusive con mi propio trabajo. Todo es muy
fugaz… Paso de una cosa a la otra, siempre con la esperanza de encontrar aquello que lo una todo, ya sea una
carrera o una esposa.” No vaciló en reconocer que la angustia que le provocaba el compromiso se extendía a todas las áreas de su vida.
“La angustia que me produce el compromiso es el punto central de mi vida. Pienso en ello sin cesar… pero no se trata sólo de las mujeres, sino de todo. Por ejemplo, hace tres años, quise comprar un ordenador. Como siempre, llegué a agotarme recorriendo sin poder decidirme. ¿No saldría un modelo nuevo, tiendas, con mejores características? ¿Saldría un modelo menos costoso? ¿Los que ya estaban en el mercado costarían menos al año siguiente? No lograba tomar una decisión, y opté por alquilar un ordenador por un tiempo. Tres años más tarde, hasta yo tuve que decir basta. Había gastado el triple de lo que costaba cualquier ordenador en el alquiler de un producto que era inferior a lo que yo quería. Entonces fui y me compré un modelo barato. No es malo, pero, como siempre, le faltan varias funciones que yo necesito, de modo que otra vez he empezado a
comparar marcas y precios.” La soledad es un tema recurrente en la conversación con Mark; dijo que no se imaginaba pasando el resto de su vida sin un compromiso permanente. Me contó que había tenido muy pocas relaciones con mujeres y que habían sido muy fugaces. No recordaba haber tenido aventuras de una sola noche ni relaciones sexuales intrascendentes. Consideraba
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que no acostumbraba abandonar a las mujeres sin una explicación, pero, ante mi insistencia, recordó haberlo hecho una vez. Hacía poco tiempo que salía con una mujer y una noche, mientras estaban en la cama, decidió que no deseaba estar allí. Se levantó sin una explicación, se vistió, anunció que saldría unos minutos y jamás regresó ni volvió a hablar con ella. Un año más tarde, la vio en un cine e hizo todo lo posible por no toparse con ella. Tal como él mismo reconoce, Mark suele olvidar no sólo los detalles referentes a sus relaciones de pareja, sino, además, lo que sentía en esas ocasiones. Había sólo dos mujeres con quienes parecía haber compartido emociones intensas. Su relación con Andrea duró dos meses,Porpero sus amigos recordaban que ella le apenas había cautivado. lo que él les había contado de esa relación les daba la impresión de que ella le había rechazado. Sin embargo, descubrí que no era así. Mark admitió que Andrea le atraía de un modo poco común. Según él, fueron dos meses sumamente tempestuosos y apasionados. Además, le tenía mucho afecto.
“Teníamos muchas cosas en común, tanto en lo
emocional como en lo intelectual, pero ella tenía dos defectos importantes. Fumaba, y no era judía. Al principio, durante dos o tres semanas, yo fantaseaba con casarme con ella, pero cuando le dije que la amaba comprendí que no me sentía del todo cómodo al hacerlo. Básicamente, yo sabía que no podría casarme con ella. Recuerdo una noche en que hicimos el amor de un modo muy tierno; creo que me dejé
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llevar y dije cosas que no debía. Después sentí que debía
retractarme.” Mark no pone reparos en admitir que no le agrada ser quien pone fin a una relación. Por eso, tal como lo hizo con Andrea, inicia una conducta tan irritante que es ella quien toma la decisión.
“Cuando comprendí que no podía evitar que ella llegara a querer casarse, empecé a agriar la relación y me volví malhumorado y taciturno. Ella decidió terminar la relación, pero yo la obligué a hacerlo. Una noche fuimos a una fiesta y yo pasé todo el tiempo callado y evitando estar con Por fin, planteó. Me dijo futuro. que me quería, que ella. no creía quemelalorelación tuviera Aunque,pero sin duda, yo habría preferido seguir viéndola, no pude discutir con sus percepciones tan precisas. Cuando terminamos, me sentí muy molesto y deprimido, pero ella tenía razón: yo no
iba a casarme con ella, hiciera lo que hiciera.”
Resulta interesante señalar que, si bien Mark afirma que le cuesta conocer mujeres y atraerlas, es asombrosa la prontitud con que pone fin a sus relaciones de pareja, aunque sean satisfactorias. A diferencia de la mayoría de los hombres a quienes entrevisté, Mark no parece ser excesivamente agresivo cuando trata de conquistar a una mujer. La mayor parte de sus relaciones surgen de situaciones laborales o sociales en las que cuenta con más tiempo para “venderse”. Mientras
conversábamos, fue evidente para ambos que su persecución
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de una mujer era sumamente intensa, aunque muy sutil a la vez. Cuando a Mark le interesa una mujer, de inmediato procede a revelarle intimidades de su vida: sus angustias, sus problemas, etcétera. Sabe de su propio esfuerzo por describirse como un hombre que está en busca de una mujer que le cambie la vida, y que una mujer podría interpretar esa aparente vulnerabilidad que demuestra con ella como una señal de que ella es quien puede alterar la historia de Mark. Esta dinámica se hizo muy evidente en una relación más reciente. Fue, quizá, la más larga y significativa de la vida de Mark. Jane y él eran compañeros de trabajo y se conocían desde hacía casi un año cuando empezaron a salir juntos. Ella le atraía mucho y Mark hacía todo lo sabía posible interesarle. Cuando llegaron a acostarse, ella ya todopor lo que había que saber sobre él y Mark se sorprendió al ver que ella aceptaba todas sus argucias. Aunque con ella se sentía más cómodo y seguro que en cualquier otra relación que hubiese tenido, a la larga todo terminó porque Mark sabía que no podría casarse con una mujer que no fuese judía. Tal como había hecho con Andrea, Mark dijo a Jane que la amaba, pero admite haberse sentido menos culpable entonces porque comprendía que amar significa cosas diferentes para cada persona. Pensaba que, si Jane quería saber si, para él, amar significaba “viviré contigo por siempre jamás”, debería habérselo preguntado.
Dado que Jane conocía la posición de Mark con respecto a los matrimonios entre personas de distintas religiones, le pregunté cómo ella había podido continuar con él, y Mark reconoció la posibilidad de que él la hubiese engañado al respecto.
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“Al principio, antes de que nos acostáramos, creo que le dije que, si lo que sentía por una mujer era suficientemente fuerte, admitía la probabilidad de pasar por alto la cuestión del judaísmo. Creo que ella quería creer que eso era precisamente lo que yo haría, con el tiempo. Sin duda, estaba muy comprometida conmigo. Después de que nos acostamos, me hizo muchas preguntas cobre el judaísmo, y yo insinué que si decidía comprometerme, le pediría que se convirtiera. Tal vez le dije algo vago, como que si quería casarme con una mujer que no fuese judía, podría pedirle que se convirtiera y, dado que la cuestión no era fundamental para ella, quizá llegó a tener en cuenta esa posibilidad. En romper realidad,la no me planteó preguntas directas, y yo no quería armonía. Nunca le dije que sería imposible, porque suponía que si lo hacía, la relación terminaría, y yo no quería que eso ocurriera; al menos, no
al principio.” Sin embargo, un par de meses después de que empezaron a dormir juntos, Mark empezó a apartarse emocionalmente. Tenía muchas excusas para hacerlo. Motivos por los cuales consideraba que Jane no era adecuada para él.
“Tenía otras reservas con respecto a Jane. Ella nunca había tenido la misma suerte que yo, y tuvo que trabajar a la vez que estudiaba. Sabía que yo no la consideraba tan bien educada como me habría gustado, y por eso decidió continuar sus estudios. Cambió políticamente y empezó a prestar más atención al mundo que la rodeaba. Empezó a
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leer el periódico de cabo a rabo, compraba libros y revistas y asistía a los museos para aprender más sobre arte. Incluso
dejó de fumar.”
A juzgar por todo esto, resulta bastante evidente que Jane tenía un interés sincero por Mark. Aparentemente, ella le creía cuando Mark criticaba aspectos específicos de su persona, y hacía todo cuanto podía por cambiar. Sin embargo, tal como ocurre a menudo, su buena voluntad y sus buenas intenciones no bastaron para influir en la conducta de Mark, como tampoco le indujeron a decirle de frente que no llegarían a nada.
“Creo a laen larga, se de benefició porno todos los cambios que que, produjo sí misma, modo que me siento culpable de nada. Pero no cabe duda de que tenía mucha esperanza de llegar a ser la clase de mujer que yo deseaba, y supongo que no le di motivos para dudar que fuera posible. Mis mensajes eran, en su mayoría, bastante poco claros. Por ejemplo, cuando ella empezó a hablar de hacer planes a largo plazo, como vacaciones y festividades tradicionales en común, dejé de esforzarme. Eso es algo que suelo hacer: decepcionar a las mujeres en lugar de darle un
no definitivo.”
Aunque, al principio, Mark y Jane se veían cuatro o cinco veces por semana, seguían guardando la distancia en el trabajo. Mark consideraba que era importante que ninguno de sus compañeros sospechara que les unía otra cosa que una relación de trabajo. Una de esas personas, una mujer llamada
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Debbie, tuvo algo que ver con la ruptura. Cabe mencionar que Debbie tampoco era judía.
“Conocía a Debbie y la trataba desde antes de iniciar mi relación con Jane, pero sólo cuando Jane y yo comenzamos a intimar empecé a mirarla como algo más que una amiga. Jane me brindó mucho. No me cabe duda de que me sentí más seguro como hombre gracias a mi relación con
ella, y eso pudo tener algo que ver en esto… Además, no puedo negar que tal vez utilicé a Debbie para distanciarme
de Jane. No lo sé… Nunca llegué a acostarme con Debbie, pero mi relación con ella y mis fantasías sobre ella sin duda
incidieron en la ruptura.” Aquí debo detenerme y comentar una vez más sobre algo que ya debe de resultar bastante obvio. Antes de empezar a salir con Jane, Mark no tenía novia; no había en su vida ninguna mujer de quien pudiera hablar. Se sentía desesperadamente solo y era muy inseguro con las mujeres en general. Mark admite que, cuando Jane llegó a su vida, por primera vez tuvo una relación sexual gratificante con una mujer que había sido su amiga durante todo un año antes de que empezaran a acostarse. Cabría imaginar que Mark podría haber disfrutado esa relación, al menos por un tiempo. Algunos incluso podrían sugerir que Mark debería callarse la boca y estar agradecido. En cambio, a los pocos meses, empezó a comportarse de tal manera que su relación con Jane quedó destinada al fracaso. Mark había hablado con Jane acerca de su amistad con Debbie y le había explicado –y, por entonces, él mismo lo creía- que no podía revelar a Debbie su relación con Jane.
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La reacción de ésta fue de dolor y celos. Si la relación que Mark tenía con Debbie era sólo de amistad, como él siempre decía, ¿por qué tenía que excluirla a ella?, le preguntó. Además, si esa amistad era tan estrecha, ¿por qué Mark no quería hablar con Debbie sobre su pareja?
“Lo que finalmente sucedió fue que decidí hacer un viaje en un momento en el que Jane no podía dejar su trabajo. Debbie, en cambio, sí podía, y tenía muchos deseos de acompañarme. Entonces partimos hacia Canadá en coche. “No ocurrió nada entre nosotros, pero yo sabía que no había echado de menos a Jane tanto como debería haberlo hecho. Cuando regresé, Jane estaba en el apartamento, ansiosa de verme; estaba esperándome muy bonita y había pedido una comida especial para los dos. Yo, en cambio, estaba cansado y desaliñado. Evité todo contacto físico con ella y me acosté a dormir en cuanto pude. Creo que, después de eso, me puse cada vez más hosco y malhumorado con ella. Desde entonces, las cosas empeoraron mucho. “Jane seguía adaptándose y aceptándome, y yo, desde luego, tenía sentimientos muy confusos al respecto. Me agradaba, pero sabía que ella no comprendía que, para mí, la relación había terminado; por eso me sentía culpable e incómodo con ella. Jane seguía esforzándose por salvar la relación, y yo trataba de comunicarle con sutileza que no duraríamos. Cuanto más culpable me sentía, más irritable y malhumorado me ponía. Cuanto mejor me trataba ella, más me fastidiaba, porque yo quería cambiar la relación y librarme de ella. Trataba de convencerme de que ella sólo se
comportaba tan bien para conseguir lo que quería.”
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En el comienzo de la relación, cuando Jane trataba bien a Mark, éste veía en esa actitud una prueba de la superioridad de carácter y juicio de Jane; ella le había elegido para brindarle su afecto. Sin embargo, una vez que empezaron a prevalecer los deseos de terminar esa relación, Mark comenzó a buscar otras explicaciones para la buena voluntad de Jane y llegó a la conclusión de que ella trataba de manipularle. Muchos hombres me han dicho algo semejante. Si una mujer se siente dolorida por causa de una conducta de rechazo, por ejemplo, hay hombres que niegan la honestidad de los sentimientos de la mujer y piensan que ella trata de manipularles con los suyos. A diferencia de muchos hombres, que MarkJane llegó a ser loasíbastante sinceroporque como para comprender actuaba simplemente era así; una mujer cariñosa que se brindaba a su pareja.
“Cada vez que nuestra relación se volvía demasiado fluida y cómoda, yo trataba de aumentar la distancia entre nosotros iniciando discusiones por asuntos insignificantes. Así estuvimos algunas semanas: yo, tratando de descomponer la máquina, y ella, tratando de hacerla funcionar. Jane no podía evitar ser consciente de mi malhumor con ella. Creo que lo que me hacía comportarme tan mal era la culpa que sentía al saber que no iba a casarme con Jane. Además, nos veíamos cada vez menos en lugares públicos. Por fin, al cabo de varias semanas, Jane me planteó la situación mientras estábamos en una
excursión a pie. Fue muy desagradable… ella lloró durante todo el camino de regreso. Yo no habría querido que
termináramos así.”
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Mark ha tratado de seguir siendo amigo de Jane, quien buscó otro trabajo en cuanto terminó su relación con él. Tuvo la suerte de encontrar un empleo de mejor categoría y mayor salario y, sin duda, allí le va mejor. Mark reconoce que esa relación fue la mejor que ha tenido jamás.
“No cabe duda de que nos comunicábamos bien. En cierto nivel era una relación muy honesta e íntima, pero en otro, dado que había cosas que yo ocultaba, era, desde
luego, una relación sumamente deshonesta.” Mark no sabe por qué jamás ha conocido a ninguna mujer judía,enpero reconoce que la religión ocupa un sitio importante su actitud ambivalente hacia las mujeres y el matrimonio.
“El hecho de la mujer no sea judía es, sin duda, una válvula de seguridad. En mi mente, si estuviera con una mujer judía, no podría escapar. Por definición, sería algo
que, de tan irregular, sería imposible.”
Mark dice que, cuando duerme con una mujer en la misma cama, con frecuencia le cuesta respirar, y despierta con una clara sensación de encierro. Todas las mujeres con quienes se acostó comentaron algo sobre su modo de respirar. Mark explicó:
“Despierto
sintiéndome
atrapado, claramente atrapado, y eso me deprime. Todas las mujeres con quienes me he acostado dicen que, cada vez que respiro, parece que
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suspirara profundamente. En realidad, sólo estoy respirando, pero suena como si suspirara. Pero eso no sucedió con Jane. Fue la única con quien pude superarlo. Pero mi relación con Jane no era verdaderamente una trampa, porque existía un motivo inevitable para abandonar la relación: la religión. Pero, por eso no salgo con mujeres judías. Es por miedo; miedo a tener que soportar una mayor presión hacia el compromiso. Pero, una vez que sé que una relación es como un callejón sin salida, es muy deprimente, muy artificial. Las mujeres nunca piensan que estoy roncando; siempre lo describen como un suspiro. Piensan que estoy triste. Y así es.”
BRAD: Cuarenta y ocho años, cineasta; divorciado. Aunque, a primera vista, pueda parecer una contradicción, a algunos hombres que experimentan grados extremos de fobia al compromiso les atrae el matrimonio. A estos hombres, en su mayoría, no les agrada vivir solos y desean poder compartir su vida con una mujer. Lo más corriente, sin embargo, es que, en cuanto uno de esos hombres dice “Sí, acepto”, su vocecita fóbica interior empieza a gritar: “¡Sáquenme de aquí!”
Un hombre así tiende a creer que la causa de su angustia es la persona a quien ha elegido como pareja, y no la situación; por lo tanto, suelen divorciarse y volver a casarse varias veces. Brad constituye un excelente ejemplo de uno de estos hombres que se casan una y otra vez.
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A los cuarenta y ocho años, Brad, un cineasta alto y buen mozo, está pensando en casarse por quinta vez. El sería el primero en admitir que, como candidato, es cuestionable.
“Puede parecer extraño que yo diga esto, teniendo en cuenta mis antecedentes, pero siempre he sido sumamente reacio a contraer matrimonio. De hecho, ninguna de las veces que me casé quería hacerlo, y siempre vi el matrimonio como una trampa. Tal vez, si hubiera obedecido a mis instintos, habría ahorrado mucha infelicidad a muchas personas. Pero, por otra parte, siempre me casé enamorado. Sería justo decir que, cuando las mujeres que fueron mis esposas comenzaron a interesarme, hice hasta lo imposible por conquistarlas. muchos kilómetros verlas, les escribía poemas,Viajaba etcétera. Después llega el para momento en que las cosas empiezan a ponerse serias y uno piensa:
„¿Cómo puedo salir de esto?‟ Hasta que un día es demasiado tarde y no se puede escapar sin quedar como un
criminal.”
Brad se casó dos veces mientras aún tenía veintitantos años. Por entonces, estudiaba para obtener un título de abogado que nunca utilizó. Los dos matrimonios fueron breves. Su tercer matrimonio, que duró doce años, fue el más largo, y con esa esposa tuvo cuatro hijos.
“Mi tercera esposa fue la mujer con quien llegué a comprometerme más, a mi manera. Era muy hermosa, y a veces me sentía muy enamorado de ella, pero le fui asquerosamente infiel y empecé a engañarla al año de casados. Conocía a otras mujeres, y a mi esposa le decía
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que tenía que trabajar hasta tarde. Al principio, ella quería creerme, y así lo hacía; pensaba que era un hombre muy trabajador. A la larga, mi infidelidad fue más notoria y ella
se enteró.” Brad dice que él mismo empeoró el problema al culpar a su esposa.
“Me sentía intensamente culpable por todas mis relaciones ilícitas y trataba de justificar mis actos pensando que mi esposa era fría sexualmente. Yo criticaba su manera de hacer el amor. Eso, desde luego, fue el inicio de un círculo vicioso. Mi esposa, comprensiblemente, fue perdiendo el interés en hacer el amor. “Además, yo menospreciaba las
cosas que ella sabía
hacer bien. Iba a casa y la encontraba tranquila, leyendo cuentos a los niños, con la cena cociéndose en la cocina, y en lugar de sentirme satisfecho, me llenaba de resentimiento. Me resentía por toda esa domesticidad suya, que simbolizaba la trampa conyugal. Entonces me burlaba de ella. La culpaba por toda la incomodidad que yo sentía,
me quejaba de ser „un incomprendido‟ y buscaba toda clase de excusas falsas para justificar mi
conducta.” Brad dice que es consciente de que su esposa habría hecho todo lo que estuviera a su alcance con tal de complacerle, pero nada podía hacer. “Mi esposa estaba muy enamorada de mí, y yo me las
ingenié para arruinarlo todo. Todavía me siento culpable por eso. Ella sólo trataba de ser una buena esposa; era una mujer encantadora, una estupenda ama de casa. Era
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dedicada y trabajadora; cocinaba, planchaba, cosía. Cualquier hombre normal habría sido feliz con una mujer como ella. Pero, para mí, cada comida casera era como un
clavo más en mi ataúd. Lo único que quería era escapar.” Durante ese matrimonio. Brad tuvo una aventura bastante complicada e intensa con una mujer casada, quien le sugirió que ambos se divorciaran de sus respectivos cónyuges y se casaran. Irónicamente, Brad dice que la intensidad de esa mujer hizo que su matrimonio infeliz le pareciera un refugio seguro y protegido; poco después de plantearse el tema del divorcio y el nuevo matrimonio, la aventura terminó. Aunque,desegún Brad, creía quematrimonio, le encantaría tenereso la oportunidad librarse de su tercer cuando sucedió se sintió destruido.
“Finalmente, al cabo de doce años, mi comportamiento llegó a ser demasiado para mi esposa y ella se interesó por otro hombre. Me dijo que quería el divorcio. Literalmente, caí en una profunda depresión. Era asombroso, dadas las circunstancias. Le rogué que volviéramos a intentarlo, pero ella se negó rotundamente. Por entonces, yo estaba muy amargado y la culpaba por todo. Ahora me doy cuenta de que ella actuó en defensa propia. Tengo el mayor de los
respetos por esa mujer que era demasiado buena para mí.” Tras el fin de su tercer matrimonio. Brad, que además ha tenido muchos cambios laborales, se mudó a otra ciudad por motivos de trabajo. Allí conoció a una mujer con quien tuvo una relación que duró cinco años. A pesar de que no fue
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totalmente fiel a esa mujer, a quien describe como “perfecta”
para él, sus aventuras fueron pocas. Cuando Brad y esa mujer llevaban juntos dos años, hicieron planes de convivir. Ella se mudó al apartamento que encontraron juntos, pero cuando llegó el momento de que Brad hiciera lo propio, él se echó atrás. Dice que dejó de atender el teléfono durante varios días hasta que, por fin, se enfrentó a ella y el dijo que no podría concretar su mudanza. Si bien no tenía problemas de dinero, Brad jamás pudo renunciar a su propio espacio, aunque terminó por pasar casi todas las noches con la mujer en el apartamento de ambos.
“Después de varios años de vivir así, fui yo quien planteó cuestión fue un verdadero dado quelaella nuncadel lo matrimonio; había mencionado. Después deerror, eso, ella se puso ansiosa por formalizar nuestra relación y me dio un ultimátum: o nos casábamos o terminábamos.”
Brad optó por terminar la relación. Muy poco tiempo después, inició una aventura con otra mujer. Y esta vez, volvió a casarse. Ese matrimonio fue muy breve y, según Brad, “muy tormentoso”.
Fue interesante entrevistar a Brad, porque se mostró muy dispuesto a hablar de sus problemas con respecto al compromiso. Sentía una verdadera consternación por su propia conducta con las mujeres y le preocupaba no poder cambiar nunca.
“Una parte de mí cree que el motivo por el cual he tenido tantos empleos y tantas mujeres es que soy una persona única, imaginativa y aventurera. Pero otra parte de
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mí sabe que no quiero tener un solo trabajo o una sola mujer porque no quiero identificarme con una sola cosa. “He echado mano a toda clase de excusas para es capar de las mujeres. Recuerdo una ocasión en que me encontraba con una mujer de quien estaba profundamente enamorado.
Yo le decía: „Vamos a casarnos… Tenemos que estar juntos.‟ Y la mujer me respondía „Tenemos demasiados problemas… demasiadas cosas que superar.‟ Entonces yo replicaba: „El amor lo vence todo.‟ “Por fin, ella empezó a creerme, y un día me miró y dijo: „Tal vez tengas razón.‟ De inmediato, empecé a preocuparme. „¡Dios mío!‟, pensé; „¡Qué imbécil! ¿Por qué no la dejaste en paz? ¿Por qué no dejaste las cosas como
estaban? ¿Por qué tuviste que ir y arruinarlo todo?” Brad constituye otro ejemplo del hombre que, padeciendo fobia al compromiso, es un padre dedicado. “Aprendí a comprometerme con mis hijos. Supongo que se podría evitar también ese compromiso, pero yo no lo he hecho. Quizá sea porque la sociedad ve con ojos menos favorables al hombre que trata mal a sus hijos que al que trata mal a su mujer. No hay duda de que la vergüenza de ser un padre insensible sería mucho peor que la vergüenza de ser un marido insensible. Sea cual sea la razón, soy
responsable con mis hijos.”
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SEGUNDA PARTE
LA RELACION
Qué puede hacer una mujer inteligente
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7
Para comprender la relación afectada de fobia al compromiso
QUE PUEDE HACER UNA MUJER INTELIGENTE Ahora usted sabe por qué algunos hombres no pueden amar. Entonces, ¿qué puede hacer usted al respecto? O, mejoreste dicho, ¿puede hacer algo? Sí, puede hacerlo, de eso trata libro. Es verdad que hay hombres cuya yfobia al compromiso es tan grande que, aunque sus parejas se mudaran al otro lado del Atlántico, se sentirían atrapados. Estos hombres, en su mayoría, jamás serán capaces de amar, y la actitud más inteligente y auto protectora que puede asumir una mujer consiste en identificar el problema y alejarse… antes de que lo haga él. Cuando termine de leer
esta sección, ya tendrá los conocimientos necesarios para
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identificar a estos casos más extremos de fobia al compromiso. Sin embargo, no todos los hombres que padecen esta fobia la tienen en tal medida. La mayoría de ellos sí son capaces de amar y de comprometerse. Pero preste atención: una relación puede tomar muchos caminos, buenos y malos, de acuerdo con la manera en que una mujer se conduce y se relaciona con el hombre. Si usted está emparejada con un hombre así, es probable que presienta que él quiere ser capaz de amar. Sin embargo, otra parte de él (la parte que tiene fobia al compromiso) desea escapar. Con este conflicto interno, este hombre no podrá lograr mucho. Por lo tanto, si usted no desea convertirse una estadística de la fobia compromiso, está en sus en manos establecermás claramente lasalreglas básicas que constituyan la base del éxito. Hasta aquí, este libro ha versado principalmente en lo que el hombre que teme al compromiso hace en una relación. Ahora ha llegado el momento de hablar sobre usted, la mujer que ha atraído a ese hombre.
COMO IDENTIFICAR A LA MUJER QUE FORMA PAREJA CON UN HOMBRE QUE TEME EL COMPROMISO Si usted está actualmente relacionada con un hombre que tiene fobia al compromiso, o si lo ha estado alguna vez, lo más probable es que tenga ciertas características que resultan atractivas para ese hombre. Con frecuencia, esas
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características representan cualidades que a él le faltan. Estas diferencias de carácter y personalidad contribuyen a explicar cómo se inician las relaciones de este hombre y por qué suelen terminar tan mal. Al principio, cuando se conocen, lo más común es que el hombre “se acelere”. Todo se exalta y él no escatima esfuerzos. Quiere conquistarla. Para lograrlo, la llama por teléfono, le escribe cartas, hace hasta lo imposible por estar con usted y, en general, hace todo lo necesario para que usted le responda. En esta etapa, este hombre parece ser un romántico incurable. En realidad, suele carecer de toda noción de la realidad. No tiene idea de lo que en verdad desea, y no sabe cómoSepodría conducta. trata,interpretarse quizá, de un su hombre que ha sido poco fiable en sus relaciones anteriores. Este comportamiento fue, en su mayor parte, producto de la fobia al compromiso, pero dado que se siente incómodo cada vez que piensa en comprometerse, prefiere no pensarlo… al menos, no de un
modo realista. Usted, por otra parte, tal vez ha sido siempre absolutamente fiable. Se enorgullece del hecho de que los demás pueden contar con usted. En esencia, hace lo que dice que hará. Por consiguiente, piensa mucho antes de prometer algo. Si usted se acercara a un hombre con la intensidad con que él se le acerca, significaría algo. Significaría que usted está dispuesta a hacer todo lo posible por desarrollar una relación verdadera y prolongada. Por lo tanto, al principio, dado que usted siempre cumple sus promesas, no promete mucho. Cuando conoce a ese hombre, no avanza con la misma rapidez que él; necesita
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estar más convencida de que los sentimientos y las intenciones de él son sinceros antes de responder de un modo acorde. Esta necesidad de estar convencida es auto protectora y sensata. El problema es que usted se basa en un criterio erróneo para juzgar lo que él dice sentir. Interpreta la conducta de él de la misma manera que él interpretaría la suya. Da por sentado que él piensa como usted. Piensa que él tiene los mismos objetivos que usted. Supone que él tiene el mismo grado de integridad emocional que usted. Pero, ¿cómo puede ser así? Se trata de un hombre profundamente conflictivo. No es que él no quiera estar con usted; es sólo que no tolera lo que usted quiere. No es que no desee amor; es que, cuando piensa en el verdadero compromiso que el amorSiimplica, le agobia angustia. usted tiene comola pareja a un hombre así, tiene que entender que todo lo que él hace provoca reacciones características en las mujeres. Estas reacciones son producto en parte del amor y en parte de una programación. Por definición, estas reacciones tienden a: (a) intensificar el problema del hombre que tiene fobia al compromiso y (b) conducir hacia la entidad destructiva que es la relación afectada por la fobia al compromiso. COMO IDENTIFICAR LA RELACION AFECTADA POR LA FOBIA AL COMPROMISO En esta sección, he dividido la relación característica de este problema en dos etapas. Cada etapa tiene una dinámica propia bien definida: una dinámica que se representa
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mediante una serie de pasos fáciles de identificar. Mientras vayan leyendo, verán que cada paso se describe de la siguiente manera. Primero, hay una descripción de lo que hace el hombre. En segundo lugar, una descripción de la reacción típica de la mujer. Luego, una exposición de lo que piensa y siente el hombre. En cuarto y último lugar, se expone la manera en que una mujer inteligente debería reaccionar, y lo que puede hacer para evitar que la relación caiga en el olvido por la fobia al compromiso. Le ruego que no olvide, mientras lea esto, que no todos los hombres pasan por cada uno de estos pasos. Además, en algunas relaciones breves e intensas, el hombre puede caer presa del pánico prematuramente. En ese caso, se puede omitir gran parte mitad final. y el fin, y el hombre se dirige directamente haciadeellaamargo Cuando esto sucede, gran parte del conflicto se produce en la mente del hombre que teme al compromiso. Pero, en la gran mayoría de estas relaciones, los pasos típicos son los siguientes:
COMO UTILIZAR ESTA SECCION Esta sección tiene como objetivo ayudarla a: 1 Identificar al hombre que tiene fobia al compromiso antes de integrar una pareja con él, y no después. 2 Reconocer cómo, en el comienzo de estas relaciones, las mujeres normalmente no se protegen, y preparan el terreno para un tremendo daño emocional posterior.
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3 Reconocer cómo ciertos patrones de conducta –tales como el hecho de fijar límites, criticar o emitir mensajes confusosconstituyen indicios casi universales de un problema de fobia al compromiso en general, y que no están dirigidos específicamente contra usted. 4 Aprender por qué las reacciones características, como “brindarle muchísimo amor” o “apelar a las mejores tendencias de él”, no hacen más que agravar el problema.
5 Reconocer el lenguaje simbólico que él emplea para indicar a su pareja que quiere abandonar la relación. 6 Aprender a reconocer y comprender el verdadero significado –tanto positivo como negativo- del lenguaje del hombre que teme al compromiso. 7 Aprender a reconocer una situación irremediable y a desembarazarse de una relación con el menor daño personal posible. 8 Reconocer un caso extremo de fobia al compromiso tal como es, y no como usted querría que fuera. 9 Aprender cómo, desde el comienzo mismo, usted puede estructurar una relación para minimizar las tendencias fóbicas del hombre y maximizar las posibilidades de lograr un crecimiento positivo y sano de la relación.
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El comienzo de una relación con fobia al compromiso
EL COMIENZO No hay duda: en el comienzo, el hombre que tiene fobia al compromiso es totalmente ardiente y romántico. Lo que una mujer no debe olvidar es que, además, carece de toda noción de la realidad y no tiene un concepto práctico de lo que dice o hace. Lo único en lo que puede pensar es en conquistarla lo antes posible. Dado que no piensa en lo que sucederá a largo plazo, no tiene motivos para reprimir nada. Dice todas las palabras románticas que le vienen a la mente. Compra todos los regalos que se le ocurren. Hace y dice todo lo que puede para lograr que usted le quiera. Así de sencillo. Es tal la fijación que tiene con usted en esta etapa que cuesta creer que pueda cambiar. Pero, si se trata de una verdadera
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fobia al compromiso, y si la relación progresa demasiado de prisa, es muy probable que le invada el pánico. Lo que una mujer debe hacer en el comienzo es seguir siendo realista y aminorar el paso de la relación. En el comienzo, usted tiene mucho control y manejo del ego. Utilícelo para establecer el ritmo y un tono que conduzca a la permanencia. Aunque sienta la intensa tentación de dejarse llevar por ese estilo “de Hollywood”, no lo haga. Y no
olvide: . El comienzo puede durar una hora, una semana, un mes o un año; todo depende de cuánto tarde usted en responder. .compromiso Si él la conquista le aterrará el grado de que sedemasiado esperará depronto, él. . Usted tiene que establecer el ritmo, y sin duda el ritmo correcto es lento y firme.
El esquema característico 1 Dedica todas sus energías a la conquista y es probable que tenga más interés que usted.
Cómo reacciona usted:
Cuando le conoce, tal vez no le interese. En realidad, incluso es probable que su falta de interés sea absoluta. La mayoría de las mujeres con quienes hablamos dijeron que,
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inicialmente, el hombre les parecía demasiado “diferente” desde el punto de vista de sus intereses y su estilo de vida. La reacción femenina típica: “No entendía por qué se sentía
tan atraído por mí. Al principio, pensé que estaba equivocado. Pero me hacía sentir muy deseable.” Las intenciones de él:
El hombre que tiene fobia al compromiso inicia una persecución implacable porque piensa en hoy, no en mañana. Se concentra en el presente y trata de que todo sea maravilloso y romántico hoy. Por el momento, no le importan consecuencias largo plazo de de lo las quemaneras dice o hace. Sólolas quiere que usted lea responda. Una más obvias de conseguir eso es el sexo. Un hombre sabe que cuando una mujer accede a acostarse con él, por lo general, hay una mayor aceptación por parte de ella. El busca esa aceptación. La reacción inteligente: Cuanto más intensa es la persecución, más escéptica debe ser usted.
Cuando un hombre se muestra inmediatamente cautivado por usted, debe ponerse alerta. Lo que debe pensar es lo siguiente: Este hombre está reaccionando más a la fantasía que a la realidad. A menos que ejercite la cautela, ésta volverá más adelante y acosará a la relación y a usted. (Es fácil sentirse
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halagada, pero no olvide que él sabe tanto de usted como de una forma de vida extraterrestre.) En lugar de dejarse llevar por los halagos, préstele atención a él. Fíjese en todo lo que dice y hace, y también en lo que no dice ni hace. Haga caso a sus instintos y no a la capacidad de persuasión de él, y no se deje cautivar demasiado pronto, con lo cual estaría con él en un mundo de fantasía. Además: . No acepte acostarse con él demasiado pronto porque él parece desearla inmensamente. . No dé por sentado que el deseo de acostarse pronto con usted significa que a él le domina una pasión más grande de la que ningún otro hombre ha conocido. . No acepte acostarse con él demasiado pronto porque se siente culpable por el dinero, el tiempo o las energías que él ha invertido en usted. . Y, lo más importante, no acepte acostarse con él demasiado pronto porque piensa que, una vez que él deje de concentrarse en el sexo, la relación se estabilizará. Aunque él la presione, mantenga la distancia. Trate de evaluar el carácter y la constitución emocional de él, basándose en sus propios instintos… no en lo que él le diga sobre sí mismo. Cuanto más la presione él, más deberá frenarle usted. Si él se impacienta y se marcha, tenga en cuenta que habría hecho lo mismo más tarde y le habría causado mucho más dolor.
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Una posibilidad a tener en cuenta: En el comienzo, ¿puede ser que él tenga tanto interés en usted porque usted no tiene tanto interés en él?
2 Al cabo de poco tiempo, él indica que la considera “especial” y parece tener pocas reservas (o ninguna) con respecto a usted o a su decisión de conquistarla.
Cómo reacciona usted:
El la maravillosa. hace sentirseLatotalmente ésa es unaa sensación hace creeraceptada, que ha yencontrado alguien con quien puede relajarse, mostrarse tal como es, sin ningún juego. Resulta sumamente atractivo el hecho de que usted parezca gustarle tanto. La hace mirarlo con ojos más positivos. Una típica reacción femenina es la siguiente: “Le
miré y enseguida vi todos sus defectos, pero yo le agradaba tanto que decidí hacer una concesión con respecto a mi ideal masculino. Al fin y al cabo, ¿qué podía haber de malo en estar con un hombre que me adoraba?”
Las intenciones de él: Para este hombre, “especial” y “para siempre” son dos
cosas muy diferentes. Es verdad que la considera especial, y está empeñado en que usted llegue a sentir lo mismo por él.
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Pero eso no significa que esté pensando más allá de mañana por la mañana. La reacción inteligente:
El solo hecho de que él no tenga, aparentemente, reservas con respecto a usted no implica que usted no deba tenerlas con respecto a él. Este es el momento de averiguar lo más posible sobre este hombre, sobre sus relaciones anteriores, sobre su relación con su familia. Usted debe juzgarle y aceptarle sobre la base de la clase de hombre que es, no por la habilidad que tiene para manipular ego femenino. Si la reacción inicial que ustedel tuvo hacia él fue de desconfianza, piénselo y téngalo en cuenta antes de dar otro paso.
3 Tiene un historial escabroso con las mujeres, pero la hace creer que con usted será diferente.
Cómo reacciona usted:
Cuando le escucha hablar de sus relaciones pasadas, siente pena por él. El modo en que él presenta sus fracasos sentimentales la hace pensar que la culpa fue de las otras mujeres. Tal vez no le amaban lo suficiente. Tal vez no le gustaban tanto como le gusta usted. Tal vez eran difíciles y
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exigentes. Usted se convence de que ahora todo será distinto porque ustedes dos pueden compartir algo especial. Las intenciones de él:
Cuando él le habla de los problemas que tuvo en sus relaciones anteriores, es su manera de prevenirla para que no tenga demasiadas expectativas. Pero, por otra parte, no quiere que usted le deje y, por lo tanto, necesita explicar por qué fracasaron esas relaciones e implicar que todo podría ser diferente con usted. A menudo, el hombre ignora tanto su propio problema que en verdad cree lo que dice. La reacción inteligente:
. Si ha tratado mal a otra mujer, no crea que será diferente con usted. . Si él achaca toda la culpa por sus problemas pasados a la mujer, sea escéptica. . Si se culpa a sí mismo por sus problemas pasados, es probable que esté diciendo la verdad y que luego haga lo mismo con usted. Los antecedentes de este hombre son la información más importante que usted tiene. El solo hecho de que, a estas alturas, él se comporte como si siempre fuera a ser su mejor amigo y su mayor apoyo, no implica que usted pueda confiar
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en él hasta que le conozca lo suficiente para poder juzgar si es capaz de mantener una relación a largo plazo.
4 Hace todo lo posible por impresionarla. Si tiene dinero, lo gasta; si tiene algún talento especial, lo exhibe; si tiene “sensibilidad” o “profundidad emocional”, la revela.
Cómo reacciona usted:
Es maravilloso queelalguien la trate a un ser por tan especial La conmueve modo en que como él se esfuerza impresionarla. Desde su punto de vista, no le parece posible que un hombre invierta tanto tiempo y tantas energías para conquistar a una mujer a menos que la quiera “para siempre”, o casi.
Las intenciones de él:
Sin duda, está tratando de venderse, pero sólo por el momento. No piensa en el futuro, pero está dispuesto a hacer todo lo posible por conquistarla para el presente. Si tiene dinero, le enviará regalos o, al menos, la invitará a costosas cenas y diversiones. Si no lo tiene, tal vez le envíe trocitos de su alma en cuotas bien planeadas. Si tiene talentos que piensa que serán atractivos para usted, se los demostrará. Sea
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cual fuere el medio que utilice, lo más probable es que ya le haya dado resultado antes. Los hombres tienen plena conciencia de lo que hacen en estos casos, de los puntos que están ganando y de lo cerca que están de “cerrar el trato”. Las invitaciones, los regalos, las cenas, el romanticismo… todo forma parte de esa
filosofía de aquí y ahora. No se muestra reacio a compartir intimidades con una extraña porque no piensa más que en venderse. La reacción inteligente: Este hombre piensasiempre; como usted. Ser “especial” ahora no significa serlono para al menos, no para él. Disfrute las comidas, disfrute las salidas, pero tómelas como lo que son, no como lo que usted querría que fuesen. Tenga esto en cuenta, y no se venda enseguida. ¡Que se cuide el comprador! Quizás él sea como el vendedor de coches usados que insiste más porque sabe que ofrece un producto en mal estado. La mejor estrategia es la cautela. Aproveche este tiempo, antes de comprometerse para
nada, para ver a ese hombre de un modo más realista. Preséntele a sus amigos. Conozca a los amigos de él y evalúe cómo se comporta con ellos y con los demás. Cerciórese de que en el mundo de él haya lugar para usted, y de que no esté ocultándole nada. Si se comporta como si quisiera excluirla o mantenerla apartada del resto de su vida, es mejor saberlo ahora. Es fácil dejarse llevar por el estilo intenso de cortejo de este hombre, pero no deje que eso suceda. Si es verdadero
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amor, ya habrá mucho más romance más adelante… durante
el resto de su vida, tal vez. No deje de tener un pie en el freno de él y otro en el propio.
5 Parece vulnerable y actúa como si necesitara la relación más que usted.
Cómo reacciona usted:
El parece estar tan necesitado que usted casi siente pena; tiene la impresión de que confía en usted como muy pocas personas. Usted valora esa confianza. Dado en que él parece tan dispuesto a revelar su vulnerabilidad, cree que no hay peligro en revelar la suya. Las intenciones de él:
En efecto, este hombre es vulnerable y está necesitado. Si en verdad tiene fobia al compromiso, pasa tanto tiempo creando distancia y huyendo que rara vez baja sus defensas. Pero, en el comienzo de una relación, antes de que la mujer espere que se comprometa, se siente seguro y revela todas sus necesidades emocionales.
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La reacción inteligente:
Sepa que esa vulnerabilidad es engañosa, y sospeche de tanta voluntad de revelarla tan pronto. Analice más los hechos que hay detrás de los sentimientos de él. Si la versión que da de su vida se inclina demasiado a favor de él, tenga cuidado. Esa “sensibilidad” hacia sus propios problemas no
implica que vaya a ser sensible hacia los de usted. Sienta o no pena por él, no confíe en que él demostrará la misma empatía para con usted. En esta etapa inicial de la relación, es conveniente que usted se proteja mucho más. Si él no se ha ganado su confianza, no se la brinde. Algo más importante aún: No se deje absorber por las necesidades emocionales en delaese hombre hasta el punto de llegar a un desequilibrio relación (por ejemplo, actuar como si él fuera quien tiene problemas y usted quien se preocupa por ellos). No asuma la responsabilidad por el bienestar emocional de él. No acepte un vínculo con tanta rapidez. Y no sienta pena por él.
6 Expresa, ya sea con palabras o con hechos, que está en busca de una relación significativa y monogámica, no sólo de una aventura superficial.
Cómo reacciona usted:
Le alegra conocer a alguien que parece tener principios tan sólidos. A juzgar por todo lo que dice, parece acertado
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creer que, una vez que conozca a la mujer adecuada, estará dispuesto a asumir un compromiso serio. Y por el modo en que la mira a usted, parece igualmente acertado pensar que, a menos que usted haga algo mal, usted podría ser esa mujer. Las intenciones de él:
No está tratando de engañarla. Verdaderamente lo dice en serio. Si tiene fobia al compromiso, es probable que nunca haya tenido una buena relación, y por eso está tan deseoso de tenerla. Pero eso no significa que sea capaz de desarrollar una relación así. Una vez más, está expresando una necesidad fantasía.noCuando dice querer una relación sólida, habla endegeneral, de un modo específico. Cuando habla así, no está prometiendo nada. A él no se le ocurre que alguien pueda esperar que cumpla lo que dice de inmediato. Tal vez piense tener esa relación al año siguiente… o
simplemente, en el futuro. Sin embargo, aunque él no desee todas las obligaciones que acarrea el compromiso, sí desearía tener todas las cosas positivas que implica estar junto a alguien, y una de las más importantes es la sensación de que la mujer estará allí si él la necesita y siempre que quiera estar con ella. La reacción inteligente:
Comprenda que él no piensa como usted. Antes de decir las cosas que él dice, usted mediría sus palabras con sumo cuidado. No dé por sentado que él también lo hace.
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No se deje alentar por lo que él diga; no empiece a pensar en una familia, un marido y una relación duradera. No esté tan ansiosa por creer en la sinceridad de ese hombre hasta el punto de dejarse llevar. ¡Piénselo! Un hombre a quien realmente le interesa el compromiso quizá no empezaría a hablar de ello tan pronto y, si lo hiciera, probablemente sería de un modo específico y no general. Si él expresa principios tradicionales, no dé por sentado que él valorará más a una mujer que reúna todas las cualidades de una compañera perfecta. Y lo más importante: no trate de convertirse en la figura perfecta de mujer/esposa/madre con la intención de convencerle de que usted es la mujer que él busca. es el momento en el que usted debe recordar que es una Este mujer inteligente, independiente y emocionalmente segura que debería estar afirmando su propia identidad. Piense objetivamente en lo que en verdad espera de una relación comprometida y duradera. ¿Está segura de que este hombre podría proporcionarle eso, aunque quisiera? Dicho de otra manera, ¿es realmente el hombre adecuado para usted, o acaso está usted pasando muchas cosas por alto debido a lo que percibe como la fuerza del interés que él demuestra?
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7 Está dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de estar con usted y atenderla: cancela otros planes, viaja grandes distancias si es necesario, etcétera.
Cómo reacciona usted:
¡Grandioso! Nada es demasiado para él si se trata de complacerla. Si tiene que viajar cien kilómetros de ida y cien de vuelta para verla todas las noches, lo hace sin reparos. Si el techo de la cocina está descascarillado, lo arregla. A usted le resulta evidente que él actúa como si estuviese postulándose para el empleo de marido, y sus calificaciones son casi perfectas. Las intenciones de él:
En este momento, está obsesionado: la persecución se ha iniciado, la adrenalina fluye por su sangre y nada es demasiado. Es en parte manipulación y en parte hormonas. El está realmente entusiasmado con la relación, pero piensa en hoy. No piensa en cómo se interpreta esto o si usted podría esperar que siga comportándose así.
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La reacción inteligente:
Usted debe observarle con más atención. ¿Se comporta así con sus padres? ¿Y con sus amigos? ¿Se esfuerza tanto por la gente en general? ¿Esa conducta es un reflejo de su carácter, o es sólo algo que hace ahora porque desea concretar la operación? Comprenda que muchos hombres que tienen un verdadero sentido de las prioridades quizá no estarían dispuestos a dejarlo todo por una mujer en una etapa tan temprana de la relación. Si lo hacen al cabo de seis meses, es una cosa, pero al principio, puede ser, más bien, otra prueba de lo poco realista que es su perspectiva. Claro,excesivas deje quesólo pinte el verle apartamento distancias para la cara…ysirecorra eso es lo que él quiere hacer. Pero no piense que se ha establecido una relación en la cual él actuará como un marido. Lo que es más importante, no empiece a actuar como una esposa porque supone que eso es lo que él espera de usted. No empiece a esforzarse demasiado por hacer las cosas que haría una esposa. Además, si aún no se ha acostado con él, no lo haga sólo porque él le ha limpiado el garaje, le ha reparado el coche o ha bañado al perro.
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8 La llama constantemente por teléfono, a menudo “sólo para saludarte” o “sólo para oír tu voz”.
Cómo reacciona usted:
Aparentemente, él siempre necesita saber que puede contar con usted. Eso hace que usted desee estar disponible para él y que se esfuerce por cerciorarse de que él siempre la encontrará. Al fin y al cabo, piensa, usted sabe que él querría estar también a su disposición. Esa “necesidad” de él la
alienta a creer que usted podría depender igualmente de él si así lo quisiera. Las intenciones de él:
Es verdad que piensa en usted constantemente, aunque de un modo poco realista, y la llama cuando piensa en usted. No se le ocurre que usted podría interpretar eso como que puede contar con él.
La reacción inteligente:
Pavlov tenía una campanilla; estos hombres tienen teléfonos. Ninguna mujer siente la misma libertad de llamar o no llamar que siente cualquier hombre. Por consiguiente, sabiendo que éste es un aspecto en el cual es fácil manipular a las mujeres, usted debe hacer todo lo posible por evitar que él la “entrene” con el teléfono.
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No establezca la costumbre de dejar todo a un lado por las llamadas de él. Si usted no está cuando él llama, y si él no vuelve a llamar, lo mismo habría ocurrido tarde o temprano. No deje siempre un mensaje para informarle dónde se encuentra. No se preocupe por la posibilidad de que se sienta inseguro si no la encuentra en casa. No hable con él por teléfono desde el trabajo más tiempo del que hablaría con cualquier amigo. No se pierda su programa favorito de televisión ni deje de retirar su ropa de la lavandería sólo por no decirle que estaba ocupada. Y, lo más importante, no piense –aunque él la llame cinco veces al día- que esto significa que él desea hablar con usted “para siempre”.
9 Habla abiertamente del futuro y hace planes para los dos. Incluso puede hablar de “nosotros”.
Cómo reacciona usted:
Realmente es fantástico conocer a un hombre que no parece tener miedo de hacer planes. Usted tiene la impresión de que él lo hace porque quiere que usted se sienta tan segura en la relación como él querría poder sentirse. Una reacción típica: “De inmediato, me dijo
cuánto me gustaría la casa de verano de su familia. Me hizo pensar que tenía planes de que estuviéramos juntos por mucho tiempo… Creo que empecé a contar con que así sería.”
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Las intenciones de él:
Su concepto del futuro es distinto del que tiene usted. A estas alturas, él está pensando en todos los
momentos “ideales” que le agradaría pasar con usted, sin pensar en todas las horas intermedias –es decir, en
la vida cotidiana- que deben pasar para llegar a esos momentos especiales. No cree estar prometiendo nada y se asombraría mucho si usted tratara de hacerle cumplir lo que dice. Aquí interviene también un elemento de manipulación. El sabe que cualquier mujer reacciona de un modoporpositivo esos temas, y quesepensará queuna su interés ella esa sincero. Aunque trate de trampa, en el fondo él cree ser sincero y no advierte la contradicción. La reacción inteligente:
No se deje seducir por esos planes para el futuro; no piense que ha establecido una relación estable y duradera. No empiece a actuar como una esposa ni pase por alto los defectos de él sólo por una mención casual del futuro. No empiece a planear cenas con él. Dado que el hecho de que él hable de un futuro la hace pensar que trata de hacerla sentirse segura, la tendencia consiste en pasar más tiempo aún tratando de que él se sienta más seguro o cómodo en la relación.
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Este es un grave error. El “nosotros” de él no significa lo mismo que el “nosotros” de usted.
10 Actúa como si usted tuviera prioridad en su vida.
Cómo reacciona usted:
Le convierte a él en su propia prioridad y, cuando piensa en prioridades, no vacila. El está antes que todo lo demás: así de simple. Las intenciones de él:
El no piensa en palabras com o “prioridad”. Simplemente, actúa por impulso, sin pensar en lo que sus actos significan ni en cómo serán interpretados. La reacción inteligente:
Usted debe ser la mayor prioridad en su vida. Otras prioridades pueden ser su familia, sus hijos (si los tiene), sus amigos, su carrera, su gato, su perro y todas las demás cosas y personas que se hayan ganado en su vida esa condición prioritaria. En esta etapa de la relación, no considere a su pareja más importante que usted misma!
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11 Parece tener muy en cuenta la problemática femenina y critica a otros hombres que son desconsiderados con las mujeres.
Cómo reacciona usted:
¡Está sumamente impresionada! El parece muy sensible y consciente. Es fácil pensar que nunca podrá comportarse de un modo desconsiderado o grosero con una mujer. Habla con tanta reprobación de los hombres que sí lo hacen que usted está segura de que él jamás demostrará una conducta semejante. Las intenciones de él:
Esto es casi un método para lograr sentirse mejor consigo mismo. El sabe, en cierto nivel, que está engañándola, y necesita esa seguridad constante –tanto para sí mismo como para usted- de que no es tan malo como otros hombres. Se considera consciente de las necesidades femeninas y no cree estar utilizándola sólo por el sexo. En resumen, quiere creer que es una buena persona. La reacción inteligente:
Un hombre que ya ha lastimado a otras mujeres tiene una actitud sensibilizada y defensiva con respecto a eso. Tiende a reparar más en la conducta de otros hombres y a
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juzgarlos más que el típico marido indiferente para quien tales problemas no existen. Considere la posibilidad de que lo que él dice sea una proyección de su parte, y de que su “sensibilidad” para con la problemática femenina no sea más
que una manera de disimular sus antecedentes dificultosos y sus intenciones cuestionables.
12 Hace todo lo posible por lograr que usted confíe en él… y a la larga, lo consigue.
Cómo reacciona usted:
¿Cómo podría no confiar en él? Le dice todo lo que usted desea oír. Además, es obvio que él confía en usted. Cuando usted habla de confiar en él, se refiere a una confianza a largo plazo, permanente, para alguien que es su pareja y su mejor amigo. No se le ocurre pensar que él puede referirse a otra cosa.
Las intenciones de él:
Su concepto de la confianza es, quizá, diferente del que tiene usted. A lo que muchos hombres se refieren cuando dicen que las mujeres pueden confiar en ellos es que no están “utilizándolas” sólo por el sexo. (Esta definición parece tan
superficial que a la mayoría de las mujeres ni siquiera se les ocurre.)
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La reacción inteligente:
Cerciórese de que ambos estén hablando el mismo idioma, y pídale que aclare lo que quiere decir. Para él, la confianza suele tener una connotación claramente temporal. Cuando habla de confianza, ¿se refiere a algo duradero? Y cuando habla de algo duradero, ¿se refiere a dos semanas o es para siempre? Hasta que la relación haya progresado más, confíe en usted misma, confíe en sus propios instintos y no otorgue esa confianza especial hasta que él se la haya ganado realmente.
13 La convence de que asuma un compromiso (emocional y/o sexual) con él.
Cómo reacciona usted:
De acuerdo, la ha conquistado. Si la cuestión es el sexo, está dispuesta a acceder. Si lo que él busca es exclusividad, usted será sólo de él. Si quiere ir a vivir con usted, comprometerse o casarse, usted aceptará. Ha dejado ya de oponer resistencia y está dispuesta a asumir cualquier tipo de compromiso que él desee. Usted ha pensado mucho en esto y sabe lo que hace. Sabe qué significa el compromiso y sabe lo que es aceptar a otro ser humano y esforzarse por una relación. Piensa que él lo ha meditado tanto como usted. En otras palabras, supone que él piensa como usted y que sabe lo mismo que usted.
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Se siente complacida, porque cree que ahora los dos podrán estar más tranquilos. Usted accederá a lo que él desea, suponiendo que se trata del comienzo de la mejor parte de la relación. Ni siquiera se le cruza por la mente que pueda ser el principio del fin. Las intenciones de él:
Su fantasía se ha completado. Ahora tiene que enfrentarse a la realidad. No tiene idea de la importancia que usted concede al compromiso al que acaba de acceder. Sin embargo, no ha descansado hasta obtener esa seguridad por parte Por de usted. Ahora que la tiene, no sabe hacer con ella. un momento fugaz, se sentirá muyqué bien. Luego entenderá lo que ha hecho. A menos que esté dispuesto a seguir adelante, empezará a tener deseos de escapar. La reacción inteligente:
Este es un momento muy delicado de la relación. Si él no ha indicado claramente que comprende todo el significado de lo que le ha pedido, no se apresure. Usted no tiene por qué demostrarle nada. Usted sabe lo que significa asumir un compromiso. No cometa el error de creer que él ha meditado tano como usted en sus palabras y sus actos. Si no se ha acostado con él y está a punto de hacerlo, cerciórese de que el acto sexual signifique para él lo mismo que para usted… pero hágalo antes de que suceda.
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Aunque la actitud de él la haya convencido de que usted tiene un sitio en su vida, no empiece a pensar ni a actuar con la lealtad y la devoción de una esposa. Si él dice que también está dispuesto a comprometerse, debe estar tan profundamente comprometido como usted, y los dos deben saber con exactitud a qué se refieren. Si hay cosas poco claras en la vida de él o en su modo de actuar, no siga adelante con compromisos importantes, tales como el matrimonio o la convivencia. Si en el momento en que usted asumió su compromiso, percibió cierta vacilación o cierto distanciamiento por parte de él, no siga adelante hasta estar absolutamente segura de que él sabe lo que hace y puede soportarlo. asumir compromiso de cualquier clase debe El serhecho cientodepor cientounrecíproco, y ambos deben saber con exactitud lo que hacen, con quién lo hacen y lo que significa. Y aunque él cumpla con todos estos requisitos y usted esté pensando en dejar de leer este libro en este punto, recuerde esto: conserve siempre su independencia, el sentido de su propio yo y un sano interés por sus propias necesidades.
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La etapa media de una relación con fobia al compromiso
LA MITAD La etapa media comienza cuando el hombre que teme al
compromiso despierta de su fantasía de “aquí y ahora” y
comprende que usted no sólo le quiere sino que, además, tal vez le quiere de forma permanente. Durante el comienzo, se concentraba por completo en convencer a la mujer de que él merecía su aceptación, su atención y a menudo, su alma. Ahora que lo ha conseguido, se pregunta qué significa todo eso. Sabe que ella le quiere. Se siente seguro con ese
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sentimiento. Lamentablemente, para él sentirse seguro equivale a sentirse atrapado; y sentirse atrapado le produce angustia, si no directamente pánico. En otras palabras, la aceptación de la mujer ha colocado la relación en otro nivel. Mientras que antes se sentía inseguro y vacilaba, ahora confía en sí mismo y se siente seguro; de hecho, lo suficientemente seguro como para empezar a evaluar si él desea que esa relación se prolongue. Pero la perspectiva de que así sea le asusta y, de pronto, se pregunta si en verdad podrá soportarlo. Con eso en mente, empieza a llevar la relación hacia atrás y no hacia adelante, mediante uno o ambos de los siguientes métodos: . Fijar límites: Nada puede sofocar más el crecimiento de una relación que los límites artificiales, y el hombre que tiene fobia al compromiso lo sabe. No sólo prohíben el crecimiento, sino que desconciertan a la mujer. Lo que algunos hombres hacen es expresar a la mujer, al margen de la profundidad que haya alcanzado la relación, que ella no estará incluida en sus planes para las principales fiestas, vacaciones, reuniones familiares, etcétera. Otros transmiten su mensaje imponiendo limitaciones a la cantidad de tiempo consecutivo que pasarán con la mujer. . Criticar: En lugar de disfrutar la relación y dejar que el amor crezca, empieza a criticar tanto la relación como a la mujer. Mientras que antes glorificaba a su pareja, ahora magnifica cada defecto, por pequeño que sea. Puede empezar por los problemas que tienen solución, como por ejemplo, el lugar donde ella vive o su situación económica actual. A la
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larga, pasa a concentrarse más en las cosas que ella no puede cambiar. Huelga decir que, si la relación ha llegado a la etapa de los límites o las críticas, es porque él está emocionalmente involucrado. Le agrada esa mujer, se siente atraído por ella y tal vez la ama tanto como puede. En realidad, la idea de perderla le aturde por completo. Pero, cuando ve aproximarse cada vez más la posibilidad de un compromiso, este hombre suele empezar a resentirse con la mujer por provocar en él todos esos sentimientos intensos. A la larga, se encuentra en un conflicto total y empieza a poner a prueba esos sentimientos. Avanza un poco y experimenta una angustia absoluta, de modo que retrocede. Las primeras que que retrocede, siente cierto alivio al apartarse de laveces situación le causó la angustia, pero el sentimiento predominante es que echa de menos a la mujer. Por eso vuelve a acercarse, Pero, cada vez que se acerca, crecen las expectativas de compromiso por parte de la mujer. Sabiendo eso, él siente más terror. Sabe que, a menos que se produzca un milagro, quizá nunca será capaz de asumir un compromiso, pero quiere cerciorarse de que no es necesario que abandone la relación hasta que esté listo. Entonces sigue apartándose más y más. A la larga, el alivio que siente al evitar el compromiso es mayor que su sensación de pérdida. En su mente, el pánico que le provoca el compromiso a menudo supera toda lealtad y todo sentido de justicia para con la mujer. Tal vez comprenda que fue él quien alentó esas expectativas en ella, pero tiende a pasar esta idea por alto. Básicamente, lo que piensa es que ella trata de atraparle y, a pesar de lo mucho que puede disfrutar en su compañía, o
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incluso amarla, se siente como un animal perseguido. Lo que le impulsa es la necesidad de escapar. En esta coyuntura, usted, la mujer, tiene una actitud mental enteramente distinta. Cuando se inicia la etapa media, está perdidamente enamorada… al fin. Mientras él magnifica
todos los defectos que ve en usted, usted se ocupa de menospreciar los de él. Un ejemplo característico: “El no es
tan inteligente como yo quisiera, es un poco gordo, tiene una calvicie incipiente y sin duda, no tiene tanto dinero como Fred, pero me ama y por lo tanto, vale más que todo lo demás.”
Esto señala un importante cambio en la estructura de poder de la relación. Usted ha dejado de dudar y en consecuencia, empezado a hacerlo él. Usted piensa queNo la total aceptaciónhaque le demuestra le hace sentirse seguro. es así: le hace sentirse atrapado. Tal vez usted esté haciendo planes a largo plazo, o tal vez no. Pero, en cierto nivel, probablemente tiene la esperanza de que esa relación salga adelante y sin duda, está haciendo todo lo que considera apropiado para contribuir a que así sea. Cualquier mujer que llega a esta etapa tiene un problema importante: continúa relacionándose como si el hombre aún tratara de conquistarla. Ella no esperaba un cambio de actitud. Ha evaluado todas las cosas que él hizo para que ella se sintiera segura y feliz. Da por sentado que él seguirá haciendo esas cosas, y se comporta como si estuviera haciéndolas… aun cuando él haya dejado ya de hacerlas. Aunque el hombre se comporte de una manera totalmente destructiva, muchas mujeres tienden a abrigar la esperanza de que vuelvan a emerger los sentimientos que él
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demostró en el comienzo y todo se solucione. A pesar de lo destructivo, hiriente o claramente odioso que llega a ser el hombre en su lucha por convencerse a sí mismo y a ella, de que no está atrapado, muchas mujeres se resisten a creer lo que ocurre. La primera reacción de una mujer consiste en expresar su angustia de un modo que no resulte amenazador. Al fin y al cabo, ella no cree que haya ningún problema y está segura de que, cuando exprese lo que siente, todo se aclarará y volverá a la normalidad. A medida que pasa el tiempo y que la negatividad de él se acelera, aumenta la insatisfacción de la mujer, y la expresa. Las discusiones se vuelven más acaloradas. Ella cree estar tratando de enderezar la situación: él piensa que está presionándole hasta el límite de su tolerancia. El hombre que teme el compromiso no ayuda a la mujer a afrontar la realidad. Por clara que él vea la relación, normalmente le da mensajes dobles que acaban por confundirla del todo. Por ejemplo, aunque él haya empezado a salir con otra mujer, puede seguir llamándola con regularidad y ofreciéndole excusas que ella puede aceptar: que tuvo que trabajar hasta tarde, problemas familiares o cansancio. Créase o no, él está convencido de que esos mensajes son muy claros. Por ejemplo, al establecer límites y apartarse, cree estar expresando claramente que no va a comprometerse con ella. Al decirle continuamente que la ama y que no quiere perderla, cree estar manifestando su conflicto. El problema es que la mujer no sabe qué mensaje creer. Por eso, cree en el mensaje que desea creer. Además,
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hace todo lo posible por convencer al hombre de que el camino correcto es el del compromiso. Dado que la mujer ha sido programada para comportarse de ciertas maneras, tiende a recaer en la conducta típica de una esposa, casi como para demostrar que es “buena para él”. Tolera más y disculpa más. En resumen, trata de amar más. Pero, cada vez que lo hace, él siente que un nudo corredizo se va cerrando a su alrededor. ¿Por qué? Porque, diga lo que diga, el temor que le inspiran esas cualidades femeninas es mayor que el amor. En esta etapa media, la palabra clave para este hombre es conflicto. Para la mujer, es confusión. Ella no sabe lo que ocurre y la mayoría de las veces, no evalúa correctamente la conducta Confía en elresolverlo vínculo que existe entre ambos y piensa quedeelél.amor logrará todo. En la mitad, la mujer tiene un poder emocional basado en el hecho de que el hombre ha desarrollado un fuerte apego hacia ella y considerable afecto también. Aunque se siente en conflicto, lo negativo no supera a lo positivo…
todavía. En todo caso, sucede lo contrario. Si una mujer inteligente desea que esa relación perdure y considera que vale la pena intentarlo con ese hombre, tiene que utilizar ese poder para llevar la relación de nuevo al comienzo, donde se la puede reestructurar para que sea sana, recíprocamente independiente, espaciosa y no amenazadora. Si usted desea lograr esto con un hombre que teme al compromiso, tendrá que volver a ser como era en el comienzo, cuando él no le importaba tanto y usted vivía ocupada y feliz sin él. Y no diga que una relación siempre tiene que ir hacia adelante. Piense en ella como si fuera una planta enferma. Si quiere que vuelva a crecer, es necesario cortarla y volver a
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plantarla en oro suelo. Si lo único que hace es regarla, la ahogará.
El esquema característico 1 El parece echarse atrás, como si algo le asustara. Es posible que no la llame con tanta frecuencia, que no sea tan atento como antes, etcétera.
Cómo reacciona usted:
A estas alturas está, por decirlo de una manera sencilla, loca por él. No tiene la menor idea del conflicto que empieza a emerger. En lo que a usted respecta, él sigue queriéndola tanto como en el comienzo. En todo caso, piensa que lo lógico es que los sentimientos de él se hayan intensificado, tal como le ha sucedido a usted. Dado que ignora por completo el cambio que se ha producido en la actitud de él, usted se comporta como si él siguiera siendo aquel hombre que, más que nada, parecía necesitar su amor y su aceptación. Está tan ocupada brindándole el afecto y la seguridad que él deseaba que no logra reconocer o evaluar apropiadamente los primeros indicios de que él empieza a apartarse. De hecho, si usted presiente que hay un problema, puede malinterpretarlo y esforzarse por brindarle una sensación de seguridad aún mayor, con lo cual sólo consigue aumentar la angustia que él sufre por el compromiso.
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Las intenciones de él:
Casi en el preciso instante en que la conquista, empieza a sentirse atrapado por la idea de permanencia. Le aterran las posibles implicaciones de esa noción. Percibe los primeros asomos de la fobia al compromiso, y no le agradan. Sabe que es el responsable de que usted espera más de él, pero de pronto no está seguro de querer dar más… ni de poder
hacerlo. La intimidad de la relación comienza a cernirse sobre él; su problema empieza a emerger y algo le dice que emprenda la retirada. Ahora, en lugar de preocuparse por cómo deseos puede conquistarla, ocurreComprende que algún día tener de escapar se de leusted. quepuede esos pensamientos sorprenderían a cualquiera que hubiese sido testigo de la intensidad con la que se dedicó a la conquista. Por eso, casi inconscientemente, se dispone a entrenarla para que espere menos de lo prometido srcinalmente. Establece la base necesaria en caso de que quiera marcharse del todo.
La reacción inteligente:
Cuando perciba el primer indicio de que él se está echando atrás, tómelo como una señal de que puede haber un serio problema. Aunque su primera reacción consista en Acercarse más a él, lo más adecuado es alejarse. Sepa que el hecho de que usted le tranquilice y le demuestre aceptación no aliviará el
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problema de él. Al contrario, es muy probable que sea la causa de ese problema. Entonces, no trate de ser más generosa, afectuosa, atenta, etcétera. No es la reacción adecuada. En cambio, evalúe lo que ocurre, y no trate de engañarse. Comprenda que usted puede estar con un hombre para quien una pareja tan unida es una trampa. Pruebe a apartarse un poco y vea qué sucede. Sin embargo, si usted pone un poco de distancia y él reacciona con celos, tómelo como lo que es. No necesariamente significa que él tenga planes a largo plazo para ustedes dos. Si piensa que vale la pena intentarlo, puede tratar de demostrarle mediante hechos, y no palabras, que, aunque la ame, Proyecte no resultará por por usted. mássofocado actividades su cuenta. No actividades que le pongan celoso, sino cosas que le permitan salir de casa y dejen en claro que usted tiene una vida propia a la cual no desea renunciar. Haga lo que haga, no se vuelva posesiva. Y, haga lo que haga, no encare su vida de modo que gire sólo en torno a él.
2 Mientras que una vez sus intenciones fueron claras, ahora sus palabras y sus actos están llenos de dobles mensajes.
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Cómo reacciona usted:
Presta atención a los mensajes que desea oír y no tanto a los demás. No es que no “oiga” cuando él empieza a
volverse negativo, sino que se ha acostumbrado tanto a aquella aceptación positiva que él le demostraba, y está tan condicionada por ella, que no concede a los mensajes negativos todo el peso que merecen. Si usted es como la mayoría de las mujeres, se encuentra totalmente sumida en la aceptación, y desea disfrutar los sentimientos positivos. De hecho, es probable que esté haciendo una lista de todas las cosas que le agradan de ese hombre y buscando explicaciones lógicas para todos los aspectos En estanegativos. etapa, usted está pensando en la suerte que ha tenido al encontrar a ese hombre tan maravilloso que tanto la quiere. ¿Cómo podría creer que ese mismo hombre empieza a observarla en busca de sus defectos? Las intenciones de él:
Se encuentra francamente confundido. Siente afecto por usted; quizás incluso la ame. Le agrada saber que puede confiar en usted y contar con su aceptación. Y no quiere perderla. Pero sabe también que, si se lo dice a usted, arruinará la relación, y él no quiere que eso suceda. Pero tampoco quiere que usted espere nada. Por eso opta por un modo intermedio de transmitir lo que siente. Esos mensajes dobles pueden ponerse de manifiesto cuando él se comporta de un modo diferente en distintas
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situaciones. Por ejemplo: cuando están solos en casa, todo es pasión y demostraciones de cariño; cuando hay alguna actividad en el mundo real –especialmente si ésta incluye a otras personas- se echa atrás, casi como si quisiera negar lo que existe entre ustedes. Para justificar sus actos, puede razonar sobre lo que él ve como defectos en usted. El único problema es que, cuando empieza a pensar que usted puede ser la mujer adecuada para él, en lugar de seguir adelante con esa idea, la debate, y su fobia al compromiso empieza a hallar motivos por los cuales usted puede ser inapropiada o la relación puede fracasar. En otras palabras, es un hombre confundido que da mensajes confusos. La reacción inteligente:
Usted debe cerciorarse de escuchar los dos mensajes. No puede limitarse solamente a los mensajes de amor y fingir que los otros no existen. En su mente, el tiempo que pasa con él es exactamente eso, ya sea en la cama o una fiesta. Comprenda que, en la mente de él, hay tiempo de fantasía –que incluye la pasión y el sexo- y tiempo real, que abarca las actividades cotidianas tales como lavar la ropa. Aun cuando una mujer perciba esa diferencia, tiende a pensar que, a la larga, el afecto y la intimidad triunfarán. En sus actos –tales como preparar cenas íntimas, veladas en casa, etcétera- enfatiza ese aspecto de la relación. Ella cree estar atizando el fuego del amor cuando, en realidad, lo que hace es atizar el temor.
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En este caso, quizá sea tiempo de evaluar la profundidad del temor que él siente. Pregúnteselo. ¿Le preocupa tener que asumir un compromiso? ¿Y si fijaran un lapso durante el cual los dos acordaran no pensar en la posibilidad de comprometerse? Al concluir ese período, pueden evaluar la relación y decirse con sinceridad qué siente cada uno. Aquí lo más importante es no dejar que la dualidad llegue a convertirse en algo permanente. Si él padece temores importantes, es mejor que ambos lo sepan. De esa manera, usted misma puede decidir hasta qué punto se arriesga con él. El reconocimiento le permitirá protegerse.
3 Deja claro que ciertas partes importantes de su vida, tales como sus amigos, su familia o su trabajo, son “zonas prohibidas”, y la excluye a usted de una o más de ellas. Con frecuencia, lo hace con pretextos aparentemente plausibles.
Cómo reacciona usted:
Desde luego, se siente dolorida. De hecho, se siente como una adolescente excluida por sus compañeros de escuela. Pero no sabe qué hacer. Piensa que su relación de pareja se basa en la intimidad emocional y en la confianza. Por eso, no desea exigirle que la incluya. O una idea peor: no está segura de que él acepte incluirla. Se resiste a creer que ese hombre pueda ser tan cruel. No lo comprende. Por eso, busca alguien más a quien culpar. Una reacción típica: “Le
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creí cuando me dijo que su familia era imposible. Pensé que les tenía miedo y quería protegerme. Los culpé a ellos. No podía creer que, simplemente, él no quería que me conocieran. Después tomé conciencia de que nunca había conocido a ninguno de sus compañeros de trabajo. Llegué a la conclusión de que debía de avergonzarse de mí. Al principio me dolió, pero luego me puse furiosa.”
Las intenciones de él:
Es claro que él trata de limitar la participación de usted en su tal vida.punto No quiere todo lo hace hasta que yaquenointervenga le quede en manera de que escapar. Comprende que la está lastimando; de ahí que le dé excusas en lugar de decirla la verdad. En cierto nivel, sabe que su comportamiento está afectándola en su ego, pero esa conciencia no supera la angustia que le provoca la perspectiva de incluirla a usted en todos los aspectos de su vida. A su manera peculiar, al tratar de demostrarle que siempre habrá límites que no desea que usted sobrepase, este hombre está previniéndola. No quiere que usted albergue expectativas poco realistas con respecto a él. La reacción inteligente:
Si usted ha llegado a esta etapa de la relación, se encuentra con problemas. Enfréntelos antes de que
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empeoren. Si él está lastimándola a propósito, convénzase de que lo hace a sabiendas. Básicamente, no hay excusas para tanta crueldad emocional. No participe en el juego aceptando esa crueldad. Piénselo: ¿qué haría usted si un amigo o amiga le hiciera eso? Sus reacciones se adecuarían a las circunstancias. Pero comprenda que las reacciones de él no serán las que usted desea. Si le dice que está dolida, lo más probable es que él piense que trata de atraparle. Si él es la persona que está causándole dolor, no acuda a él para que mitigue ese dolor. Su actitud debe depender, hasta cierto punto, de la medida en que él esté excluyéndola. Si, simplemente, tarda en presentarla a sus amigos pero es evidente que se está esforzando, Si ahacenas llegado a tener ouna conducta –si no es cruel la una llevacosa. con él familiares a reuniones sociales importantes o la trata de una manera que deja mucho que desear- será mejor que se aparte usted. Observe lo que él hace. Comprenda y acepte lo que eso significa y responda de una manera acorde, aunque no punitiva. Conozca el significado de los límites. No trate de sobrepasar los de él, pero establezca a la vez límites propios y claros. Si él sigue excluyéndola, retírese, quizá del todo. No puede permitir que la trate de esa manera.
4 Tiene recelo de las reuniones que incluyan a la familia y los amigos de usted, y trata de no pasar mucho tiempo con ellos. Es como si estuviera seguro de que entre ellos hay alguien que sabe la verdad sobre él, y eso no fuera bueno.
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Cómo reacciona usted:
Usted quiere compartir con él las cosas buenas de su vida. Quiere que le agraden las personas que a usted le agradan y que ame a las personas que usted ama. Pero, en lugar de estar ansioso por conocer a sus familiares y sus amigos cercanos y por estar con ellos, aparentemente prefiere evitarlos. Cuando asiste a una de esas reuniones, se le ve tenso y no actúa en absoluto como cuando está a solas con usted. En algunos casos, usted puede culpar a un amigo o a alguien de su familia por hacerle sentirse incómodo; llega a la conclusión de que esa persona no le entiende o tiene celos de él. Las intenciones de él:
Sin duda, estas reuniones ponen muy incómodo al hombre que tiene fobia al compromiso. Cuando está a solas con usted, en un ambiente aislado e íntimo, puede engañarse; pero cuando está con su familia, se siente un impostor. Piensa que toda su cara expresa la palabra “engaño”. Lo que
ocurre es que tiene la impresión de que toda esa gente espera que se case con usted. Incluso es posible que crea que así deba ser. Piensa que no debería estar con esas personas a menos que estuviera dispuesto a asumir un compromiso… y
no lo está.
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La reacción inteligente:
Reconozca la posibilidad de que su familia y sus amigos estén interpretando la situación mucho mejor que usted. La conocen desde hace mucho tiempo y aunque no se lleven bien, sienten una intensa lealtad para con usted. No empiece a pensar que nadie la quiere y nadie la entiende más que usted. No se distancie de su familia y sus amigos en señal de lealtad hacia él: el síndrome de “tú y yo contra el mundo”. El
no es Romeo, y usted no es Julieta.
5 La trata como si ya no tuviera tanta prioridad y tiene miles de excusas para explicar esa actitud.
Cómo reacciona usted:
No advierte el cambio de inmediato; la manera en que él se comportaba en el comienzo la impresionó tanto que sus reacciones todavía se basan en cómo era él, y no en cómo está actuando ahora. Luego, cuando al fin repara en el cambio, acepta las explicaciones. Si él le dice que tiene más trabajo que antes, no duda de su palabra. Si tiene un millón de cosas que hacer o si tiene que ver a sus amigos, usted piensa que la relación está adquiriendo un ritmo cotidiano normal, casi como el de un matrimonio. Por un tiempo, incluso puede pensar que el agrada que él cuente así con usted. Cree que eso significa que usted podrá hacer lo mismo
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con él. Ni siquiera se le ocurre la posibilidad de que él no sienta lo mismo. Cuando él le dice que ese cambio es pasajero, usted le cree. Entonces siente pena por él, que tiene que trabajar tanto; espera sus llamadas telefónicas y le sorprende con cenas especiales u otras atenciones. Las intenciones de él:
En efecto, usted ya no ocupa un lugar tan prioritario como antes, y él quiere que usted lo sepa… pero no hasta el
punto de poner en peligro la relación. Por consiguiente, inventa excusas consiga la siendo esperanza de que usted le dé más distancia y a la vez, igual. A él no se le ocurre que sus excusas le proporcionan a usted las justificaciones que necesita para actuar como una esposa cumplidora. Esto funciona de la siguiente manera: antes, se veían todos los viernes, sábados y domingos, pero ahora sólo quiere verla los sábados. Entonces le dice que tiene que trabajar, y la llama por teléfono, quizá varias veces, el viernes por la noche e incluso el domingo. No sabe a ciencia cierta qué quiere que suceda, pero sí está seguro de que necesita distancia, y trata de establecer un esquema de vida que le permita pasar más tiempo sin usted. Otra posibilidad: en lugar de llegar a las seis y cenar con usted, inventa excusas y no aparece hasta las diez.
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La reacción inteligente:
No crea que esta conducta es pasajera. El no es su esposo en quien confía desde hace años. No es un hombre que ha construido poco a poco una relación estable. Es un hombre que al principio le prometió todo y ahora está echándose atrás. Si usted desea seguir más allá de esta etapa, sepa que tendrá problemas. Deje de comportarse como una esposa comprensiva. No esté disponible cada vez que él la llame o encuentre tiempo para usted. No estoy sugiriendo que pruebe jugarretas, sino que viva su propia vida. Si usted no es una prioridad para él, que él no lo sea para usted. Y no se preocupe pensando que él la considerará menosinapropiado por ello. que le envíe un cesto con Es absolutamente comida, o una tarjeta simpática, o cualquier otra cosa para demostrarle que le ama mientras él trabaja. No le prepare la cena ni la mantenga caliente durante horas. Es más, no haga nada a menos que él se lo pida. Una vez que la relación ha llegado a esta etapa, el hombre que tiene fobia al compromiso normalmente se siente demasiado culpable para pedirle algo a una mujer, porque no quiere que ella le pida demasiado. Por eso, si su pareja le pide que le prepare la cena y le espere levantada, es probable que sea sincero. Entiendo que pueden surgir emergencias en el trabajo y que hay razones verdaderas, pero, por lo general, una mujer inteligente sabe distinguirlas. Usted sabe cuándo un hombre está inventando pretextos. Tal vez prefiera no afrontarlo, pero lo sabe.
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6 Sus hábitos sexuales cambian, y es probable que, de un modo sutil, esté convirtiéndola a usted en la parte agresiva.
Cómo reacciona usted:
Cuando se produce un cambio en los hábitos sexuales de su pareja, usted lo advierte de inmediato. Por lo común, sus reacciones varían: una parte de usted tiene la esperanza de que se trate de un fenómeno normal que se da cuando una relación se vuelve más estable; otra parte de usted trata sutilmente de seducirle. Si estay nueva conducta se prolonga, usted se siente muy rechazada le preocupa la posibilidad de que él esté perdiendo el deseo por su culpa. Las intenciones de él:
El piensa, y usted también, que nada puede cimentar una relación más que la intimidad sexual. Por lo tanto, le parece que si demuestra un exceso de interés sexual, de alguna manera alimenta las esperanzas que usted ya tiene. Por ese motivo, siente la necesidad de hacer algo en ese aspecto para que usted sepa que se está “enfriando”. Algunos
hombres, por ejemplo, simplemente cambian de estilo: mientras que antes todo era romanticismo, ahora todo es técnica. Sin embargo, hay muchos otros que siguen sintiendo todo ese romanticismo; lo que hacen es retroceder y dejar de
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tomar la iniciativa. ¿Se acuerda del comienzo, cuando estaba dispuesto a asumir la responsabilidad de desabrochar cada botón, sin mencionar apagar las luces y cerrar la puerta con llave? Pues bien, ahora hace todo lo contrario. No es precisamente que se haya convertido en un amante reacio. Es sólo que no quiere asumir la responsabilidad por el sexo, porque, para él, eso significa asumir la responsabilidad por la continuación de la relación. Si en la mayoría de las veces, es usted quien toma la iniciativa, él puede aducir que fue usted quien tuvo la idea y él, desde luego, no tendrá que sentirse culpable por seguir “alimentando sus esperanzas”.
La reacción inteligente:
Lo primero que usted debe saber es que tiene que enfrentar la realidad. Si él se está enfriando, se está enfriando. Y es una cuestión emocional. No asuma la responsabilidad por el sexo, y no crea que éste, de alguna manera, los unirá. Es natural que se sienta rechazada e insegura. Pero no trate de cambiar la situación volviéndose de pronto más seductora. No se envuelva en papel celofán para esperarle en la puerta. El vínculo que hay entre ustedes no va a fortalecerse cada vez que usted logre llevarle a la cama. No olvide que ese vínculo es precisamente lo que le asusta. No asuma la responsabilidad por nada que sea sexual; nada de cenas románticas, nada de prendas mínimas (o comestibles) para que él se las arranque o devore, etcétera. No es que él haya perdido de pronto el interés en usted; lo que ocurre es que el sexo representa uno de los vínculos más
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fuertes que hay entre ustedes. Esto debe ser para usted una señal que recomienda tener más cautela en lo sexual, y no volverse más agresiva. No se inquiete por la posibilidad de que, si usted se aparte sexualmente, él irá a acostarse con otra mujer. Si va a hacerlo, lo hará de todos modos. Además, lo más probable en los casos más extremos de fobia al compromiso es que él desee acostarse con otra mujer precisamente porque lo hace con usted. No le acose con demostraciones de afecto, caricias, besos o mordiscos. (El impulso es comprensible; antes había tanta intimidad sexual entre ustedes dos que el lógico que usted no entienda por qué ya no la hay.) Y no lea artículos de revistas quedebe le enseñen a excitar aDejar su pareja. ¿Qué hacer, entonces? de concentrarse en el sexo. Olvídelo por un tiempo. Diga que está cansada y acuéstese a dormir antes que él. Mantenga la distancia con sutileza; no esté siempre a su lado ni le tome constantemente del brazo. Luego, cuando él recupere el interés, no se acueste con él sólo porque al fin tiene ganas y usted cree que debería tenerlas también. Deje que vuelva a conquistarla. Y si la distancia da resultado, por ningún motivo se lo señale a él. ¡LO MÁS IMPORTANTE! No se sienta rechazada; usted no tiene la culpa de nada.
7 Establece un plan definido de cuándo y cómo tiene tiempo para usted (con las condiciones de él) y siempre tiene otras exigencias que cumplir
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primero; por definición, esto altera el flujo normal de una relación.
Cómo reacciona usted:
Tiene la impresión de que, a menos que adapte sus actividades a los horarios de él, él nunca tendría tiempo para verla. Entonces se adapta, pero le molestan las “reglas” que
él impone. Son injustas y hacen que la relación resulte sumamente desigual. Además, destruyen la espontaneidad y alteran el flujo natural de la relación. Toda esa situación la hace sentir frustrada y desmoralizada. A estas alturas, él es tan diferente de cómo era en el comienzo que más usted ya no de sabe qué hacer. pensando Por lo general, trata de hallar maneras complacerle, que él notará cuánto se esfuerza por hacerle feliz. Tiene la esperanza de que eso dé resultado y de que él vuelva a ser el hombre cariñoso que usted recuerda. Las intenciones de él:
No quiere que la relación tenga un flujo natural; por eso, deliberadamente, le impone límites. Su manera de organizar su tiempo constituye uno de los indicios más reveladores acerca de las restricciones que está imponiendo. Dado que él está a cargo de la organización de los horarios, se garantiza límites que sólo él puede sobrepasar cuando lo desee. He aquí algunos ejemplos claros de indicios de que un hombre está fijando límites:
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. Ustedes se ven todos los sábados por la noche, pero cuando llega el domingo, siempre se va a las diez de la mañana a más tardar, y nunca, jamás, se retrasa. . Nunca hace planes para pasar unas vacaciones o un fin de semana largo con usted. .
Desaparece para las fiestas tradicionales.
.
Nunca pasa con usted tiempo no estructurado.
La reacción inteligente:
Es muy sencilla; no acomode sus horarios a los de él. Cuando usted hace tanto por adaptarse a la vida de él, es inevitable que lo note. No se comporte como una esposa cumplidora que siempre está en casa para su marido. Eso le hace sentir más amenazado. El piensa, y con razón, que usted busca un futuro a largo plazo. No discuta con él por sus horarios. En cambio, haga planes propios. A propósito, no le amenace ni le señale lo que está haciendo usted. Simplemente, haga su vida. No digo que emprenda una conducta manipuladora que afecte los puntos inseguros de él y le obligue a actuar de otra manera. Sólo sugiero que se ocupe de verdad de usted y deje de acomodarse tanto a él. No trate de conseguir que pase más tiempo con usted tomando la iniciativa e invitándole a salir. Lo más normal, en esas condiciones, es que él diga que no y la haga sentir más desgraciada, o bien que acepte y pase toda la noche con una
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expresión de tanto disgusto que acabará por hacerla sentir mal de todos modos. Obviamente, hay hombres que llevan sus límites más lejos que otros. Una mujer me dijo que, durante tres años, ella y su novio habían pasado juntos solamente las noches de los miércoles y sábados. Durante tres años, él no le había permitido quedarse siquiera un momento los domingos. Todas las semanas, le decía que tenía que ver a sus hijos; se levantaba a las ocho, la llevaba a desayunar a una cafetería cercana y luego la acompañaba a su casa. Pues bien, un domingo, cuando despertaron, fuera había una tormenta de nieve. Aun así, él insistía en llevarla a su casa, a pesar de que los caminos estaban cubiertos de nieve, la cafetería estaba cerrada y no había manera El objeto de este relatodeesviajar. que muchas mujeres permiten la imposición de estos límites en la relación porque se convencen de que existe un motivo verdadero para ello. Pero, en la mayoría de los casos, el hombre las hace sentir así deliberadamente, para asegurarse la libertad de entrar en la vida de ellas a su antojo sin que ellas tengan el mismo derecho que él. Ninguna relación puede tolerar esa desigualdad.
8 Trata la mayoría de las peticiones que usted le hace como si fueran exigencias y parece resentirse si “cuenta con él”. Expresa que le disgustan las “expectativas”, aunque no aclara cuáles son esas expectativas.
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Cómo reacciona usted:
Probablemente empieza a actuar como si estuviese caminando sobre huevos, esforzándose en extremo por no exigirle nada. Quiere hacerle feliz, pero empieza a tener la impresión de que siempre es usted quien tiene que adaptarse, nunca él. Recuerda, además, cómo era él en el comienzo, cuando era capaz de hacer cualquier cosa por usted. Piensa que así es él normalmente, y que su conducta actual es algo pasajero. Tal vez trate de hablar con él sobre su madre y sobre las exigencias que, está segura, ella le imponía durante lo que usted imagina que fue una niñez atormentada. Hay una tendencia a creer que, si usted hace más por él, él hará más por usted. Por eso, hace hasta lo imposible por no negarle nada. Las intenciones de él:
Se muestra hipersensibilizado a cualquier cosa que pueda interpretarse como una invitación a que usted dependa de él. Piensa que, si hace algo por usted, usted esperará que haga más aún y, por lo tanto, será cada vez más difícil escapar. No quiere que usted cuente con él, que es lo que ocurriría si estuvieran casados. Por ejemplo: si él hace un recado para usted, es un hombre casado. Si planea una cena con invitados o la ayuda a colgar un cuadro, es un hombre casado. Si la acompaña a la boda de su primo, es un hombre casado.
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Además, no quiere que recuerde cómo era él en el comienzo, cuando hacía casi cualquier cosa que usted le pidiera. La reacción inteligente:
Olvídese del comienzo de la relación y no dé por sentado que él tiene las mismas intenciones que el hombre que con tan buena voluntad le pintó la cocina, la llevaba al médico y pasaba a recogerla al trabajo cuando hacía frío. No es el mismo hombre, y desea olvidar aquella fase. No empiece a hacer más por él con la esperanza de que, a la larga, el mensaje y responda un modo acorde. Nocomprenda trate de justificar la conducta de él.de Convénzase de que esa conducta no es una prueba: no es que él se comporte así porque no quiere que una mujer “se aproveche de su buen carácter”. Lo hace porq ue no quiere
ser un marido. Por lo tanto, no actúe como una esposa. Y no empiece a discutir con él, como una esposa, por el modo en que la trata. Verá, lo más probable es que los dos estén interpretando la relación de la misma manera. El piensa que, si permite que usted se vuelva dependiente, instantáneamente se convertirá en su esposo. Usted piensa que, si consigue hacerle cumplir con una o dos peticiones sencillas, él se dará cuenta de que no es tan terrible y opondrá menos resistencia a convertirse en su esposo. Olvide este tira y afloja, y no le pida nada. Por ejemplo, si necesita algún trabajo de carpintería, contrate a un carpintero o aprenda a usar herramientas. Si tiene una
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fiesta para la cual necesita acompañante, invite a un amigo. El hombre que tiene fobia al compromiso no piensa como usted, y no desea lo mismo que usted. Entonces, no se preocupe por la posibilidad de que, al actuar usted así, él se sienta inseguro o tenga celos innecesarios. Si esta actitud independiente hace que él modifique su conducta, tal vez puedan tratar de construir una relación con otras reglas básicas. Mientras tanto, pregúntese por qué está soportando una relación que le brinda tan poco, simplemente por unas pocas semanas maravillosas en el comienzo.
9 No parece “oír” lo que usted dice y presta cada vez menos atención a las cosas que usted necesita.
Cómo reacciona usted:
Presta cada vez más atención a todo lo que él dice, y lo diseca y analiza mentalmente. Por lo general, pasa mucho tiempo hablando de ello con sus amigos. Incluso es posible que piense en iniciar psicoterapia, sólo para poder hablar de él con un profesional. ¿Qué ha sucedido? En el comienzo, él la hacía sentir que al fin había encontrado la combinación perfecta de amante y mejor amigo. Ahora, él ya no quiere hablar de nada… y menos que nada, de los problemas de la relación.
Casi ignora los ruegos que usted le hace, y se comporta como si no le importara si usted está feliz o triste.
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Piensa que debe de haber habido algún problema del cual usted no está al tanto, y se pregunta si no se habrá producido un gran malentendido. Por consiguiente, trata de averiguar más sobre lo que puede estar ocurriéndole a él. Dado que él no desea hablar con usted sobre lo que sucede, imagina largas conversaciones con él, en las cuales prueba distintos enfoques y se defiende. A veces piensa que él aprenderá con el ejemplo; por eso, hace todo lo posible por hablar con él sobre los problemas de él y trata de brindarle más comprensión y apoyo a él, sus motivaciones y su psicología. ¡En otras palabras, hace todo lo posible por averiguar qué es lo que ocurre¡ Las intenciones de él:
Está excluyéndola mentalmente. En el comienzo, el hecho de prestarle atención era una de sus maneras de demostrarle cuánto la quería. Ahora, el no prestarle atención es su manera de demostrarle que tiene miedo de quererla. No es una cuestión de prioridades. No es que tenga otras cosas más importantes en que pensar y que ocupan toda su atención. No es que no quiera oír lo que usted le dice. De hecho, lo oye; sabe que usted no es feliz. No es necesario que le convenza de que usted es maravillosa; él ya lo sabe. Ese no es el problema. El problema es que él está apartándose. El hecho de no prestar atención a lo que usted dice es sólo una de sus maneras de apartarse. Es como si se cerrara a usted.
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La reacción inteligente:
No haga que su principal actividad sea escucharle o hablar de él. Oblíguese a dejar de hablar largamente con sus amigos sobre el problema de él. No deje que el hecho de pensar en él, o en el problema, llegue a ser una obsesión. No tenga, tampoco, largas charlas con él sobre ese problema. Usted no es su terapeuta ni su madre. A pesar de lo mucho, o lo poco que entienda su problema, no le corresponde a usted resolverlo por él. Borre de su mente todas las fantasías de novela romántica que le dicen que, a la larga, él volverá a sus cabales y caerá rendido a sus Cada vez que él deje de pies. prestar atención a lo que usted necesita, no reaccione de inmediato haciendo algo especial para él con la esperanza de que, si se da cuenta de lo mucho que le ama, modificará su conducta. Una vez más, él no está poniéndola a prueba para ver si su amor puede o no soportarlo todo. El sabe cuánto le ama… y eso es una gran
parte del problema. En lugar de preocuparse por los problemas de él, preocúpese por su propia felicidad y por averiguar si le conviene o no renunciar a ese hombre y seguir con su vida.
10 La alaba por ser leal, dedicada, inteligente, buena cocinera, comprensiva (todas las cualidades de una buena esposa) pero, al mismo tiempo, esas virtudes parecen incomodarle.
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Cómo reacciona usted:
El dice que la respeta por su honestidad y por su lealtad, y usted trata de ser aún más honesta y leal. El dice que admira sus sólidos principios tradicionales, y usted adopta principios aún más sólidos y más tradicionales. El dice que respeta su inteligencia, y usted deja como al pasar, sobre su mesa baja, los libros más elevadamente esotéricos. El dice que le alegra mucho que compartan los mismos gustos en música, y cada vez que viene a verla le recibe el sonido de su estéreo. El siempre la felicita por sus comidas, y usted invierte en un multiprocesador de alimentos. otrasdice palabras, porcualidades sentado que sabe En lo que y queusted valoradalas porese lashombre que la elogia. Desea complacerle y, lamentablemente, demostrarle cuánto vale usted; por lo tanto, enfatiza los aspectos de su personalidad que él dice admirar. Las intenciones de él:
Básicamente, la elogia por todas esas cualidades que le hacen sentirse atrapado. Son cualidades que considera que una buena esposa debe tener y además, piensa que debería apreciarlas más. Cuando le hace esta clase de cumplidos, es casi como si estuviese discutiendo consigo mismo. Supuestamente, debería desear todas las cosas que usted representa; entonces, ¿por qué no las desea? Lo que él está pensando es lo siguiente: “Serías una estupenda esposa… pero no estoy seguro de querer una
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esposa.” No se confunda: a él le agradan verdaderamente
esas cualidades, pero le hacen sentirse incómodo porque le recuerdan demasiado la palabra “M”.
La reacción inteligente:
No interprete que esos elogios significan que debe empezar a cocinar más, a ser más comprensiva ni que, de uno u otro modo, debe tratar de acercarse más a la figura de esposa “ideal” que él tiene en mente.
No suponga que todos esos cumplidos son genuinos y que usted debe proceder de acuerdo con ellos. Eso es un error. Si relaciones no me cree,más pienseduraderas. en las mujeres con quienes ha tenido ¿Alguna tenía élesas cualidades? Lo digo porque hay una gran cantidad de hombres que afirman desear todas esas cualidades “de esposa” y a la larga terminan por formar pareja con mujeres
cuya idea de la comida casera consiste en pedir al hombre que traiga comida china.
11 Empieza a encontrar problemas para verla. Por ejemplo, nunca encuentra espacio para aparcar cerca de su casa, le cuesta dormir en su cama, usted vive demasiado lejos o es alérgico a su gato.
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Cómo reacciona usted:
Pide disculpas sin motivo alguno y trata de adaptar su ambiente a las necesidades de él. Cuando se conocieron, él no tenía tantos problemas para verla. Usted se pregunta si es posible que él le esté diciendo que compre otra cama, se mude a un sitio más cercano o entregue su gato en adopción. Las intenciones de él:
El también sabe que todas estas cosas no constituían un problema al principio. Tiene plena conciencia de que, si se trataradedeforma la cama, y si él tuviera planes de compartirla usted permanente, se podría arreglar la compracon de una cama nueva. Todas estas quejas le ayudan a justificarse y a encontrar excusas para pasar menos tiempo con usted. El no quiere solucionar ninguno de estos problemas, y lo más probable es que, si usted los resolviera, él encontrara motivos diferentes y a menudo, mucho más complicados, por los que podría tener dificultades para verla. La reacción inteligente:
De ninguna manera adapte su ambiente a las necesidades de él. No se ofrezca a comprar una cama nueva ni entregue su gato a un amigo. Estos problemas no son reales y no deben ser tratados como si lo fueran. Si duda de lo que digo, trate de solucionar una de esas quejas y vea qué sucede.
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Conozco a una mujer cuyo novio se quejaba amargamente de la cama. Entonces ella salió y compró una cama nueva. Lamentablemente, él nunca dormía allí tampoco, porque de pronto decidió que no había sido la cama lo que le impedía dormir. Había sido la colcha: él era alérgico a esa colcha, y se pasó toda la noche frotándose los ojos hasta dejárselos enrojecidos e hinchados. Este es un caso extremo, pero es un buen ejemplo del hecho de que no se gana nada al tratar de adaptar el ambiente propio a las necesidades de él antes de la boda… e incluso
después de ésta, el esfuerzo siempre debe ser conjunto. Si él no puede dormir, dígale que se vaya a dormir a su casa. Si tiene problemas para aparcar, dígale que no se moleste en venir. su gato, véanse en el apartamento de él ySi queesélalérgico prepare laa cena. A veces, el hombre no llega a ser así hasta que empiezan a convivir. Entonces sí tiene un millón de problemas en relación con el sitio donde están viviendo…
pero los expresa como si usted fuera responsable por todos. En ese caso, deje que él se haga responsable de los cambios necesarios. Si necesita una cama nueva, por ejemplo, que él la elija y la encargue. Si ya están casados o viven juntos, observe con atención esa tendencia a criticar el ambiente en que usted vive. Algunas de sus quejas pueden reflejar ciertos ajustes que son necesarios en cualquier relación, o bien podrían ser indicios de un problema más importante que se volverá peor aún. Puede probar de qué se trata modificando una o dos cosas según lo que él dice necesitar, y luego vea si la lista de problemas se hace más corta o más larga. Si él se tranquiliza,
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estupendo. Pero si encuentra más cosas que criticar, entienda lo que eso puede significar para el futuro. Haga lo que haga, no se ponga a la defensiva ni se sienta culpable cuando él se queje de su refrigerador, su cubo de la basura, su botiquín médico, etcétera. No asuma toda la responsabilidad de cambiar las cosas. Deje que él inicie los cambios que son importantes para él.
12 Empieza a criticarla y busca motivos para que la relación no prospere. Es posible que la lastime al llamarle la atención hacia esos “defectos”, en especial se trata de cosas que usted no padres puede modificarsi (por ejemplo, no cree que sus puedan aceptar que usted sea una de estas cosas: irlandesa, italiana, negra, blanca, judía, cristiana, anglosajona, baja, alta, divorciada, demasiado madura, demasiado joven, demasiado rica, demasiado pobre, demasiado “término medio”). O bien puede no decir nada y declararlo todo cuando al fin decide terminar la relación. (A propósito, esos “defectos” rara vez tienen algo que ver con cosas que usted le haya hecho; casi siempre se refieren a lo que usted “es”. El conocía muy bien esas cualidades cuando inició la relación y la convenció de que se uniera a él.)
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Cómo reacciona usted:
Cuando él empieza a hacer esta clase de cosas, usted piensa que es una broma y la considera moderadamente graciosa. Después se pone totalmente a la defensiva y se siente dolorida. No puede creer que él esté hablando así de usted. A la larga, se pone furiosa. Las intenciones de él:
El comprende muy bien que algunas de esas cualidades son las mismas que le resultaron atractivas al principio. Pero también sabe quellega son excusas que le a escapar Estos de la relación cuando el momento deayudan comprometerse. “defectos” inherentes constituyen las vías de escape más seguras, pues es imposible cambiarlos. El sabe que usted puede comprar una cama nueva, adelgazar, engordar o teñirse el cabello. Pero no puede cambiar su religión, su estatura, su edad, su srcen étnico o la situación económica de sus padres. Cuando él empieza a señalar esos problemas, no significa que vaya a marcharse… todavía. Sólo significa que él quiere hacerle saber que tiene motivos “legítimos”
para hacerlo, si así lo deseara. No se siente cómodo hasta que ha llamado la atención de usted sobre esos problemas. Una vez que usted lo sabe, él cree haber dejado en claro que, a la larga, puede tener que abandonarla. Con frecuencia, estos “defectos” son una manera de
culpar a alguien por el posible fracaso futuro de la relación. Puede utilizar a sus padres, su abogado y los hijos que tiene de un matrimonio anterior como excusas para escapar de lo
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que tiene con usted, del mismo modo en que, cuando era niño, utilizaba a sus padres. Dicho de otra manera, no puede casarse con usted porque mamá y papá no lo dejan. La reacción inteligente:
Sepa que está usted ante un canalla. Es una gran maldad hacer que alguien se sienta tan mal por algo que no puede cambiar. Si tanto le molestaba, nunca debió insistir en formar pareja con usted. Usted lo sabe, y él también. No defienda su estatura, su religión ni su srcen étnico. Sé que resulta difícil creer que este hombre que tanto parecía quererla ahora la trate así. de Créalo, y apártese él. No acuda a él como si fuera capaz protegerla de esade parte de sí mismo. Usted está en lo cierto al pensar que él no dice todas esas cosas en serio, pero eso no significa que no sea capaz de añadir hechos a sus palabras. Cuando un hombre normalmente sensible adopta esta actitud cruel y desconsiderada, lo más probable es que se sienta abrumado por la intensidad de la angustia que le produce la perspectiva de compromiso y que, simplemente, no pueda dejar de actuar así. El quiere que usted se aleje, y eso es precisamente lo que está ocurriendo. No quiere lastimarla. Pero lo está haciendo, y ésa es la realidad que usted debe afrontar. Resulta esencial para su salud mental que usted conserve una actitud realista y no se deje llevar por la fantasía; no espere que él le pida disculpas por haberse portado tan mal con usted y vuelva a ser como en el comienzo.
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Una vez más, lo mejor que usted puede hacer es limitar la participación de él en su vida, y la suya en la de él, y no espere verle cambiar como por un milagro.
13 Es probable que deje pistas de que está mirando a otras mujeres, que piensa en ello o que en verdad está saliendo con otra. A menudo, se trata de alguien a quien conoció en el pasado.)
Cómo reacciona usted:
empieza cosas de queél.indican mujerQuizás ha estado en aelencontrar apartamento O talque vezotra le descubre mintiendo descaradamente. Estas cosas, por lo general, la toman desprevenida. Usted no esperaba eso. Quizá le preocupaba esa posibilidad, pero pensaba que él estaba demasiado unido a usted. Pensaba que compartían un amor verdadero. Para usted, no tiene sentido. De hecho, teniendo en cuenta las cosas que él le ha dicho, le parece absolutamente increíble. Tal vez le interrogue, con la esperanza de que lo niegue. Las intenciones de él:
Por lo general, un hombre que tiene un grado extremo de fobia al compromiso suele utilizar a otra mujer como la gota que derrama el vaso. Normalmente, no desea tener con esa mujer una relación comprometida, como tampoco desea
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tenerla con usted. Pero la presencia de ella le tranquiliza porque le proporciona una manera de escapar de su relación con usted. A veces, esto sucede justo cuando la relación parece a punto de pasar a una nueva etapa. Tal vez estaban haciendo planes para vivir juntos. Quizás incluso hablaban de matrimonio. A menudo, cuando no ha tenido tiempo de conocer a nadie, hace intervenir a una mujer a quien ya conocía; a veces es una “repetición del pasado, una especie de ex
esposa o ex novia que, como Lázaro, resucita cuando le conviene. Si en verdad está saliendo con otra mujer, no lo tome a la ligera.a Es una clara señal, diga diga él, cómodo de que empieza escapar. Simplemente, ya lo no que puede estar si está con usted. Hay algo en la relación que ha avanzado hasta el punto de no poder seguir siendo como era. A veces, es tanta la fobia que él experimenta a estas alturas, que no es capaz de evaluar apropiadamente ni a usted, ni lo que siente por usted, ni lo que usted siente por él. Es probable que vea todo lo que usted hace como una manera de manipularle para que se comprometa. Si usted le prepara una buena cena, piensa que trata de atraparle; si le hace un regalo, piensa que trata de atraparle; si hace algo que le pone celoso, piensa que está aprovechando esos celos para atraparle. El hecho de salir con otras mujeres es su manera de no sentirse atrapado. Y cuando empieza a revelar lo que está haciendo, a menudo lo que quiere expresar es que no va a comprometerse con usted. Pero, créase o no, todavía no está absolutamente convencido de que vaya a marcharse.
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La reacción inteligente:
¿Qué debe hacer usted? En primer lugar, si es una mujer perceptiva que no acostumbra tener reacciones exageradas, crea en las pistas. Si le interroga, no conseguirá nada porque lo más probable es que él lo niegue todo. Si han llegado a esta etapa, es probable que la relación esté descontrolada. Lo que usted necesita, más que ninguna otra cosa, es tomarse unas vacaciones lejos de él y de lo que le hace sentir. He aquí una lista de consejos para usted. . Aléjese lo más que pueda, dentro de su comodidad. . No le llame por teléfono para verificar dónde se encuentra. . Empiece a pensar en un futuro con otros hombres. . No empiece a pensar que usted hizo algo mal. . No ponga en duda su propio juicio. . No revise las pertenencias de él, sus papeles o sus cuentas telefónicas en busca de más pruebas. . No dé por sentado que se trata de una simple aventura y que pronto se le pasará.
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. Busque otra cosa en que pensar, cualquier cosa. Algunas sugerencias posibles: ingrese en un club naturista y asista con regularidad. Retome sus estudios. Vea todas las películas. Llame a todos sus viejos amigos. Quede para cenar con quien se le ocurra y no pase toda la velada hablando de él. Tómese vacaciones. . No empiece a hacer más cosas por él. . No trate de intensificar su vida sexual con él como si con eso fuera a evitar la competencia; no da resultado. .
No trate de demostrarle que usted es mejor, más
inteligente, más sexy, etcétera, que cualquier otra mujer. . Evite llamarle por teléfono. A estas alturas, lo más importante es que usted conserve su sentido del yo y no se deje llevar por los sentimientos de rechazo. Si lo hace, pueden escapar a su control y llegará a creer que él es la única persona que puede hacerla sentir mejor. Esa clase de pensamiento puede conducir a una depresión importante. Por eso, no lo haga. Recuerde que cualquier cosa que usted haga para resultar más atractiva –incluso tratar de fortalecer el ego de él- puede ser interpretada como una manera de manipularle para llegar al compromiso. A mi juicio, lo único que usted puede hacer a estas alturas es alejarse por un tiempo, recuperar el control de sus emociones y evaluar cuidadosamente las reacciones de él.
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14 Si ha estado saliendo con otra mujer, miente al respecto o le quita importancia, y sigue asegurando que usted es la persona más importante de su vida.
Cómo reacciona usted:
No le cree del todo cuando él le miente, pero quiere creerle. Básicamente, esas mentiras le proporcionan tanto alivio que resta importancia a los hechos y a las pruebas. El le dice o le insinúa que es la mujer más importante de su vida, y eso es lo único que cuenta para usted. Pero se siente muy recelosa, muy angustiada, muy insegura y muy inquieta. Las intenciones de él:
El le miente porque piensa que admitir algo implicaría terminar con usted, lo cual, créase o no, todavía no está seguro de querer hacer. A mi juicio, ni siquiera tiene en cuenta lo infeliz que la hace. Está obsesionado con su propio miedo y su propio problema. Una vez más, se trata de una conducta fóbica llevada al extremo. Lo único que él trata de hacer, en todos los niveles de conciencia, es informarle que no puede asumir un compromiso permanente con usted ahora… y quizá, nunca.
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La reacción inteligente:
Lo mejor que usted puede hacer es apartarse físicamente del entorno inmediato de él. No crea en sus mentiras, excusas ni explicaciones… pero tampoco discuta
con él. Si tiene una fobia genuina al compromiso, usted sabe por qué miente, y entiende que cualquier cosa que usted haga sólo logrará intensificar la angustia que él siente. Si hay otra mujer, ignore el impulso inmediato de acercarse más a él para no ser desplazada. Esta no es una actitud sensata. Si él está actuando con otras mujeres, su conducta es tan hiriente que, en verdad, usted debe evaluar si puede permitirse soportar esta clase de maltrato emocional. Porque eso,aún debe y pensar usted misma. Si insiste en le apartarse ama y quiere estarencon él, debe apartarse de todos modos y pensar en usted misma, porque es la única manera de darle una oportunidad a la relación. No se sienta aliviada ni piensa que él la quiere lo suficiente como para tomarse el tiempo de mentirle. Aquí la cuestión no es la profundidad de lo que él siente por usted. El problema es que no sabe qué hacer con esos sentimientos, y es muy posible que, si es la clase de hombre que utiliza a otras mujeres para desembarazarse de los terrores de la fobia al compromiso, nunca sea capaz de asumir un compromiso sólido y sincero con nadie. Usted tiene que afrontar la realidad de lo que él está haciendo, y lo que es capaz de hacer. Por lo que más quiera, no piense que esto es algo que pueden resolver los dos juntos. El estar juntos es precisamente la causa del problema. Si aumenta esa unión,
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no resolverá nada; al contrario, empeorará las cosas. Aquí la palabra clave para usted es apartarse. Muchas de las mujeres con quienes hablé me han dicho que, cuando una relación llegaba a esta etapa, casi llegaban a obsesionarse con la conducta del hombre. Varias me dijeron que pensaron que él estaba atravesando una crisis nerviosa y trataron de comportarse como esposas amantes y permanentes, apoyando a su pareja. De más está decir que eso no resultó.
15 Es obvio que tiene un profundo conflicto, y si usted amenaza fin aincluso la relación él puede prometerlecon queponer cambiará; es probable que llore.
Cómo reacciona usted:
Si él se altera cuando usted amenaza con no volver a verle, suspira aliviada y piensa que al fin él “ha despertado” . El promete cambiar, y usted le cree. Incluso es probable que llore, y al verlo usted se siente francamente conmovida. Lo que normalmente sucede a estas alturas es que usted vuelve a comportarse exactamente como antes. En pocas horas más, es toda amor y aceptación.
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Las intenciones de él:
Si, en este momento, usted trata de poner fin a la relación, hasta él mismo se sorprende al ver su propio asombro y dolor. Es obvio que su intento de poner distancia dio muy buen resultado y, de pronto, se encuentra eliminado de una relación que aún no está dispuesto a abandonar. Recuerde que tiene sentimientos muy intensos por usted. Quiere tenerla… pero no quiere tenerla; ¿me explico?
Por eso, promete cambiar; está tan conmovido que incluso es probable que llore. Pero, aun mientras lo dice, sabe que difícilmente podrá cumplir sus promesas. No menciona aspectos específicos en los que piensa cambiar; sólo promete intentarlo. La reacción inteligente:
Esta es una excelente oportunidad para hacer algunos cambios verdaderos en la relación, pero usted tiene que estar dispuesta a apartarse a actuar de un modo distinto. Puede aceptar salir con él, con ciertas restricciones, si él acepta consultar a un psicoterapeuta de parejas. No creo que pueda efectuar los cambios importantes que son necesarios si no cuenta con ayuda, y, cuanto antes la consiga, mejor. A propósito, si en verdad desea que la relación continúe, considero que es un error recurrir a la terapia individual en un intento de salvar la relación. Probablemente no bastará para lograr las mejoras inmediatas que deben producirse para
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que la relación pueda continuar. La terapia individual puede utilizarse como un añadido a la terapia de pareja. Si no tienen acceso a la terapia de pareja, trate de obtener asesoramiento prematrimonial o de parejas por medio de su grupo religioso. Si él puede comprometerse a ir con usted a consultar a alguien de fuera, habrá mejores posibilidades de resolver sus problemas. Haga lo que haga, no se sienta aliviada cuando él le prometa cambiar si no queda claro para los dos de qué manera específica piensa cambiar. No basta con decir vagamente: “Lo intentaré”. El necesita tanta ayuda como
usted para lograrlo. Si, de inmediato deja que las cosas vuelvan a estar como antes, el riesgo de recaer es demasiado grande. Usted está en lo cierto al pensar que el hombre que llora y promete cambiar es vulnerable, pero esa vulnerabilidad no es duradera. Aprovéchela, entonces. Algunas cosas que debe recordar. No sienta pena por él. No espere que él haga todos los cambios; usted también tiene que cambiar, volverse más independiente y menos posesiva. No espere que él deje de sentir miedo y empiece a asumir compromisos perdurables, todo sin ayuda. No crea que él es un hombre grande y fuerte que podrá asumir el control y hacer lo que sea necesario. Usted tiene una verdadera ventaja aquí. Utilícela para efectuar cambios positivos en la relación.
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16 A pesar de todo lo que dice, las cosas no cambian; él no permite que la relación crezca o progrese y rehúsa hablar del tema.
Cómo reacciona usted:
Tal vez no insiste en un compromiso absoluto, pero sí desea una demostración de buena fe; quiere saber que no está perdiendo el tiempo y quiere que las cosas mejoren. Ya no soporta que le digan “no es que no te quiera”. Tiene toda una
lista de cosas sobre las que desea hablar con él. Entre ellas, las siguientes: . ¿Cómo puede tratarla tan mal si dice quererla? . ¿Alguna vez estará dispuesto a comprometerse? . ¿Alguna vez ordenará su vida de modo tal que usted ocupe un sitio prioritario? . ¿Por qué sigue alentándola si no va a suceder nada? . ¿Por qué la excluye de otros aspectos de su vida? . ¿Por qué no le concede el lugar que usted merece en su vida? No importa si usted trata de conversar con calma, si solloza histéricamente o grita descontrolada; él no quiere hablar de lo que pasa y no quiere hacer nada. Usted está segura de que la quiere, pero eso no basta. No entiende cómo
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alguien puede ser tan obstinado. Llega a la conclusión de que la conducta de él es autodestructiva. Trata de convencerle de que inicie una terapia o hable con otra persona. Para él, y para cualquiera, está muy claro que usted hará todo lo que sea necesario con tal de salvar la relación… pero, para no decir más, usted no sab e qué hacer. Las intenciones de él:
No desea esforzarse por salvar la relación, y no quiere cambiar las cosas. Ni siquiera desea hablar de ello, porque el hacerlo abre la posibilidad de resolución. Al negarse a hacer nada que contribuya al crecimiento de la relación está declarando a las claras cuál es su posición. Sin embargo, todas las quejas y preguntas que usted le plantea le hacen tomar una conciencia abrumadora de que la relación no puede seguir igual. Pero sabe que no quiere que crezca. Dicho de una manera sencilla: él no quiere una relación monogámica y comprometida.
La reacción inteligente:
Acepte el hecho de que él no desea esforzarse por salvar la relación. El no quiere que nada cambie. No actúe como si el problema fuese de él y usted quisiera ayudarle. Si él desea ayuda, puede buscarla por su cuenta. No le explique por qué debería desear una relación más madura. No trate de convencerle de lo estupenda que es usted. No conciba
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conversaciones complicadas para poder hacerle entender su punto de vista. No trate de hacerle reconocer que tiene un problema. En efecto, lo tiene, pero usted también tiene un problema. Si él no quiere que haya algo más entre ustedes dos, no logrará convencerlo ni con todas las conversaciones del mundo. Lo mejor que usted puede hacer es seguir su propio camino. No le presione, no le estimule ni le suplique; no logrará nada. Su ausencia dirá más que mil palabras. Si él experimenta una verdadera sensación de pérdida, tal vez llegue a pensar mejor en la posibilidad de cambiar. Si no, de todos modos usted no habría podido hacer nada. Sé que es un consejo difícil de seguir pero, cuando una relación llega hasta aquí sincomprometida, que haya indicios de que va a mejorar, o que va a ser más lo único sensato que una mujer puede hacer es abandonarla y buscar otra cosa.
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El fin de una relación con fobia al compromiso
EL FIN La fase final de una relación afectada por la fobia al compromiso se inicia cuando ambos miembros de la pareja toman conciencia de que ya no pueden continuar sin que se produzca ningún cambio. La relación está derrumbándose y hay sólo una cosa que puede repararla: un compromiso por parte de él. Con frecuencia, el fin se ve precipitado por algún hecho exterior, como puede ser una festividad importante, una boda en la familia, una enfermedad o unas vacaciones. Estos
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acontecimientos tienden a obligar al hombre a elegir: o él y su pareja están juntos en esas ocasiones –con lo cual su compromiso con ella quedaría admitido ante el mundo- o bien le excluye, lo cual significa que no son realmente una pareja. Lamentablemente, aunque su propio sentimiento de culpa o las quejas de su pareja le hagan tomar conciencia de que no puede seguir excluyéndola, la fobia al compromiso no le permite hacer otra cosa. En la etapa media, este hombre estaba inseguro de lo que sentía. Ahora, en el fin, lo sabe. Experimenta más angustia cuando está con usted que cuando no lo está. Por eso, si tiene que tomar una decisión, optará por terminar la relación. no olvide que,Eso al fin y al cabo, fobiaPero al compromiso. significa queeste no hombre es capaztiene de comprometerse con ninguna de las dos posibilidades: la de quedarse y la de marcharse. Por consiguiente, prefiere que todo suceda de un modo indirecto y que usted asuma gran parte de la responsabilidad. Por lo tanto, todo lo que haga desde este punto en adelante, estará orientado a hacerle saber a usted que la abandonará… sin tener que decírselo directamente.
Por lo común, empieza por quitarle todo lo que le brindó en el comienzo. En todos los aspectos en los que una vez la hizo sentirse segura, ahora la hace sentirse insegura. ¿Recuerda todas las cosas que hacía para demostrarle su afecto? Pues bien, ahora no hace nada. Al mismo tiempo, está fortaleciendo todas sus vías de escape. Tal vez empiece a promover discusiones entre ustedes, o a comportarse de un modo tan odioso que usted se ve obligada a tomar una decisión drástica. Sea cual sea el
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método que utilice, sabe que se marchará, pero aún no está seguro de cómo lo hará. Usted, por otra parte, quizá no esté reaccionando como debiera y todavía recuerde las palabras del hombre que decía amarla. El también recuerda esas palabras, y ésa es una de las razones por las cuales trata de escabullirse sin una conversación franca. Usted le ve tan angustiado y tan triste que le es fácil malinterpretar lo que dice. Dado que han pasado por tantas cosas juntos, quizá suponga que, si todavía siguen juntos, no pueden terminar ahora. En lo que a usted respecta, la situación puede hacerla sentirse justificada al comportarse como una esposa leal. Por lo tanto, usted soporta las actitudesAunque de él ysus actúa como si sean le debiera alguna claseesté de lealtad. discusiones frecuentes y usted presionándole para que cambie, lo más probable es que no esté haciendo mucho para que él vea amenazada su sensación de seguridad. Mientras tanto, las actitudes de él han logrado menoscabar tanto la seguridad que usted sentía que tal vez su ego haya sufrido un grave daño. Usted oscila, quizás, entre una angustia extrema y una depresión aguda y, en lugar de cuidar de sí misma, a menudo recurre a él con la esperanza de que logre mejorarlo todo. Por lo general, es en vano. Si la relación llega a su etapa final, a usted casi no le queda poder. A mi juicio, lo mejor que puede hacer es marcharse antes que él y tratar de salvar, en lo posible, su ego y su respeto por sí misma.
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El esquema característico 1 Su actitud hacia usted ha cambiado casi por completo, y deja pistas inequívocas de que ha emprendido la retirada.
Cómo reacciona usted:
Una vez más, se encuentra, emocionalmente, en un sitio totalmente diferente de donde está él. A estas alturas, es probable que ya haya llegado a la conclusión de que, si bien él no la ha hecho feliz últimamente, es obvio que no desea dejarla. Usted Ese pensamiento tiende a intensificar sentido de la lealtad. suele sentirse como si fuera su su esposa, aunque los dos sean conscientes de que la mayor parte del problema se debe a que él no ha estado dispuesto a asumir un compromiso. He aquí una reacción típica: “No tenía idea de
que estábamos a punto de terminar. En todo caso, yo creía que habíamos superado tantos altibajos que seguramente saldríamos adelante. Yo quería que él asumiera un compromiso, pero estaba dispuesta a esperar si era necesario.”
Las intenciones de él:
Piensa que está listo para poner fin a la relación, pero se siente culpable. También se siente indeciso. Recuerde que se trata de un hombre que no puede comprometerse con nada, ni siquiera con el hecho de no asumir un compromiso.
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Dado que no es capaz de sincerarse y expresar de frente lo que siente, se lo hace saber de un modo indirecto. Casi todo lo que hace refleja su incapacidad de emprender una acción directa. He aquí algunas de las maneras en las que puede tratar de comunicar su mensaje: . Empieza a hablar de mudarse, irse de la ciudad, hacer un largo viaje o tomarse vacaciones… solo.
. Deja pistas muy obvias de que está viéndose con otra mujer. (Por ejemplo, deja que usted lo descubra mintiendo directamente.) . Empiezasuadisgusto. criticarla o a iniciar discusiones, casi como para provocar . Actúa visiblemente distraído. . Desea pasar más tiempo sin usted y se justifica diciendo cosas como: “Tengo que decidir qué voy a hacer” o “Tengo que pensar en nosotros.”
Mientras hace todo esto, a menudo se muestra confundido y patético. A veces tiene plena conciencia de que, si usted siente pena por él, será menos probable que discutan por lo que hasta él mismo percibe como su punto débil. No olvide que él es tan consciente como usted del modo en que la alentó. Sabe que usted espera algo más, pero desea que sienta pena por él y no cause demasiado escándalo.
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La reacción inteligente:
No sienta pena por él porque le vea tan confundido y patético. No trate de ser la mejor, la más fuerte o la más madura de los dos. Aquí, la perjudicada es usted, no él. Con frecuencia, las mujeres tratan de justificar la conducta de su pareja y le creen cuando les dice que “tengo que encontrarme a mí mismo”. Cuando eso sucede, asumen la pose de “te esperaré”. Esto no le sirve más que para
provocarle furia. El hecho de adoptar la conducta de una Penélope no hará que, como por arte de magia, él se convierta en Ulises. En lugaradeencontrarse, desperdiciaresmás tiempo y energías tratando de ayudarle hora de que usted haga sus maletas y se marche. Si llega a este extremo, no le queda mucho por hacer salvo cortar por lo sano en lo emocional y abandonar esa relación con toda la integridad que conserve para su ego y su respeto por sí misma. Si él quiere seguirla e iniciar terapia con usted, estupendo, pero no conseguirá nada con sólo esperar y observar.
2 Pasa menos tiempo con usted y no se molesta en darle explicaciones.
Cómo reacciona usted:
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Dado que él no le ha dicho nada directamente acerca de que desee terminar –y, de hecho, es probable que siga negándolo-, usted sigue preguntándole qué sucede y trata de creer lo que le responde, sea lo que sea. Mientras tanto, espera que la llame por teléfono y siempre está disponible cuando él desea verla. Además, tal vez trata de verle con más frecuencia y suele discutir con él por lo que hace o deja de hacer. Por lo general, también llora mucho y pasa demasiado tiempo intentando analizar lo que ha sucedido. Las intenciones de él:
Para aliviar su sentimiento de culpa, espera que usted se acostumbre a estar sin él. Piensa que, al alejarse poco a poco, asume una actitud considerada. Es casi como si creyera que usted no se dará cuenta. Un hombre lo describió de la siguiente manera: “Es como si los dos estuviéramos juntos, observando nuestro reflejo en el escaparate de una tienda, y yo diera dos pasos hacia atrás, y ya no estuviera allí… sólo dos pasos.”
Igual que usted, él recuerda cómo se comportaba en el comienzo, pero tiene la esperanza de que usted lo olvide. Espera despertar una mañana y ver que su “reflejo” ha
desaparecido. La reacción inteligente:
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No le llame por teléfono. No le escriba cartas. No trate de demostrarle que le ama. No le espere. No pida verle. No planee veladas para tratar de seducirle. No organice fiestas con la esperanza de que él asista. En otras palabras, no altere toda su vida en un intento vano de llamar la atención de él. Olvide que una vez conoció a ese sujeto. Empiece a organizar su vida. Si eso implica acudir a un psicoterapeuta, hágalo. Salga. Pida a sus amigos que la ayuden a mantenerse ocupada. Si él la llama, dígale que desaparezca. No piense que si, de alguna manera, consigue aferrarle aunque sea por un minuto, logrará que se quede. No es así. Sé que tiene que pasar por un período de luto. Si ha llegado a esta etapa, quiere decir que las cosas fueron demasiado lejos. Pero, al de mismo tiempo,nosiharán la relación parece estar muerta, los intentos resucitarla sino quitarle la poca energía emocional que le queda.
3 Reclama flexibilidad y espacio.
Cómo reacciona usted:
Dado comienzo, de lo que constituye
que aún recuerda las cosas que él le decía en el tiene la esperanza de que, si no se opone a nada él diga, él comprenderá que el compromiso no una amenaza tan grande. Como es muy poco lo
que usted puede hacer salvo aceptar las “reglas” de él, trata
de brindarle el espacio que reclama, pero no sabe muy bien cómo hacerlo.
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Las intenciones de él:
Totalmente sensibilizado con respecto a la noción del compromiso, se siente abrumado por su propia necesidad de espacio. La pequeñez más insignificante le hace sentirse atrapado. Cuando está con usted, siente que no puede respirar. Ansía sentirse libre, y ve todo lo que usted hace como si fuese un medio para atraparle. Aunque usted no se oponga, él cree que trata de manipularle para que asuma un compromiso. En lo que a él respecta, usted es su carcelera.
La reacción inteligente:
Comprenda que nada de lo que usted haga estará bien. Ni siquiera le diga que le dará más “espacio”, porque la sola
idea de que usted esté en posición de controlar cuánto “espacio” tendrá él confirma su carácter de carcelera y le
pone furioso. Lo único que puede hacer es abarcar para sí misma todo el espacio que le sea posible, preferiblemente cien kilómetros o más. Esto, desde luego, está en oposición directa a todo lo que usted desea hacer. Por el momento, lo que desea es tratar de resolver la situación juntamente con él, pero debe comprender que no es posible. Usted no se encuentra en una posición fácil, y es probable que esté sintiendo mucho dolor y angustia. Después de todo, se trata del hombre con quien, tal vez, quería compartir su vida. Pero es necesario que olvide eso y
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obtenga el espacio que usted necesita para poder observar lo ocurrido con objetividad. Dígale que los dos necesitan tiempo y espacio para pensar. Pero, en realidad, es usted quien necesita tiempo y espacio, porque usted es la persona que está atrapada por la locura de él. Limpie su apartamento. Deshágase de las cosas que le recuerden a él. Si no puede tirarlas, póngalas en una caja, ciérrela bien y guárdela en el fondo de un armario. Piense cuánto peor estaría ahora si se hubiera casado con él.
4 Cancela citas y hace cambios de planes.
Cómo reacciona usted:
Si aún está con él, se siente tan confundida por las contradicciones en la conducta de su pareja que lo único que desea es una explicación. Si no quería verla, ¿por qué concertó una cita? Si no quiere hablar con usted, ¿por qué la llama? Es probable que el menoscabo sufrido por su ego le impida juzgarlo adecuadamente. Usted ha invertido mucha energía emocional en este hombre, y lo único que desea es que vuelva a ser como en el comienzo. Pero no sabe cómo lograrlo y, por lo tanto, prueba todos los enfoques, desde la ira fría hasta una tolerancia casi maternal. Lamentablemente, nada parece dar resultado. Las intenciones de él:
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El piensa que se sentirá menos culpable y confundido si logra convencerla de que no la ama… del mismo modo en que, en el comienzo, la convenció de lo contrario. Es casi como si ahora intentara recuperar todo lo que le brindó al principio. ¿Recuerda algunas de las cosas que le hacía sentir: seguridad, la sensación de ser amada, la intensa intimidad? Ahora él quiere quitarle todo eso. Tiene que entender que la relación se encuentra tan cerca del compromiso, que el sistema de alarma suena con tal intensidad, que no le deja oír sus propios pensamientos. Por eso no piensa: anda a tientas, tratando de encontrar la salida. A también juzgar por hombres a quienes cabe señalar quelos él está enfadado porqueentrevisté, fue usted quien provocó esos sentimientos. Tal vez sea consciente de que no es razonable culparla por ello, pero es lo que siente. La reacción inteligente:
Reconozca lo que él está haciendo y comprenda que nada puede hacer ni decir para que él “cambie de parecer y se quede”. No se preocupe por lo que él necesita para
sentirse mejor. No desperdicie energías buscando distintos enfoques para lograrlo. Lo único que quizá daría resultado, incluso ahora, sería distanciarse. Si trata de seguir cerca de él y esperando, será usted quien sufra el daño más inmediato. Es necesario que se aparte, porque él también lo hará; sólo es cuestión de tiempo.
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5 Pasa gran parte del tiempo de mal humor, pero sigue achacándolo a otra cosa; incluso puede llegar a decir: “No es por ti.”
Cómo reacciona usted:
Una de las principales razones por las cuales una mujer se confunde en esta etapa final es que acepta lo que el hombre le dice (tal como lo hacía en el comienzo). Si alguna vez sea encontrado en una situación así, sabe que le cree porque quiere creerle. Quizás incluso llega a intentar, una vez más, como esposa cumplidora. El hace dice que no escomportarse usted la causa de una su mal humor, lo cual la pensar que puede haber un problema serio. En su búsqueda de una explicación, tiende a dramatizar en exceso los pequeños conflictos de la vida de él. Hace todo lo posible por ser comprensiva y tolerante, por intolerable que sea la conducta de él.
Las intenciones de él:
Esto es lo que pasa por su mente: al fin ha decidido marcharse, pero un gran signo de interrogación pende sobre su decisión. Además, no olvide que se siente culpable; no tanto como para alterar lo que ha decidido, pero culpable al fin. El sabe mejor que nadie que usted no ha hecho nada malo, y que su único defecto es el deseo de estar con él en
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una relación permanente. Comprenda que no desea discutir esto con usted, porque si así lo hiciera, usted podría tratar de resolver las cosas, y entonces sí estaría atrapado. A estas alturas, es probable que esté viéndose con otra mujer. La confusión que experimenta por sus propios actos también puede contribuir a su mal humor. Pero, haya o no otra mujer, él querría marcharse sin que usted se diera cuenta. De esa manera, si cambiara de parecer y deseara regresar, todo volvería a ser como antes. Piense lo que piense, no quiere que usted se le acerque más. Por eso, cuando usted le pregunta qué le sucede, busca montones de excusas y espera que usted crea una de ellas, o una combinación de varias. La reacción inteligente:
No piense que es su esposa y tiene que comprender sus estados de ánimo. Además, dado que usted siente todo lo contrario que él, le resulta casi imposible ponerse en su lugar y comprenderle. Usted quiere fortalecer un vínculo, y él quiere deshacerlo. Eso es lo que está fastidiándole. Lo más probable es que no haya en la vida de él otro problema tan importante como para justificar sus estados de ánimo; por lo tanto, no imagine situaciones en las que él tiene un verdadero problema y usted se mantiene junto a su hombre, apoyándole. Ya en este momento, daré por sentado que él piensa en otra mujer, si no sale ya con ella. No crea que, si él acepta pasar más tiempo con usted, hará desaparecer a la otra.
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Las cosas han avanzado demasiado, y él siente demasiado miedo como para que usted pueda hacer otra cosa que tratar de apartarse. Reserve su energía emocional para que la ayude a atravesar un período sumamente difícil. No la desperdicie en el mal humor de él.
6 La confunde más aún con las cosas que dice, y emite mensajes muy ambiguos. En un momento la rechaza con aspereza o la critica; al siguiente, se muestra afectuoso y sentimental o revela una total aprobación.
Cómo reacciona usted:
Cuando él le dice algo agradable, usted se aferra a eso y renueva sus esperanzas. Cuando le dice o hace algo que expresa rechazo, reza porque no siga haciéndolo. Tal vez se siente deprimida, extraordinariamente angustiada, insegura y muy desdichada. Las intenciones de él:
Claro que todavía tiene sentimientos por usted. Cada vez que piensa en abandonarla para siempre, recuerda los buenos momentos. Estos surgen en su mente con tanta frecuencia que no le permiten cortar por lo sano.
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Ni siquiera puede comprometerse consigo mismo a poner fin a la situación. No puede seguir adelante y no puede retroceder. Por lo tanto, vacila. Cuando se siente culpable, tal vez dice cosas para que usted se sienta mejor. Puede hacer que la interacción entre ustedes dos se limite a hablar por teléfono, e incluso puede hacer llamadas muy simpáticas, casi como las que hacía en el comienzo. Esto hace que usted se confunda más aún. A propósito, esas llamadas telefónicas pueden convertirse en batallas furiosas porque usted está tratando de situarle. Mientras tanto, él experimenta los síntomas clásicos de lucha o huida. Lejos de usted, se siente tranquilo y la echa de menos… pero el menor contacto con usted puede
provocarle una sensación de encierro. Sus mensajes son confusos porque sus sentimientos también lo son. La reacción inteligente:
El hecho de que ustedes se vean con más frecuencia no hará que se sienta menos confundido. Lo único que provocará es que huya con más prisa. No le pida que le explique por qué actúa de un modo tan contradictorio. Es como tratar de obtener una explicación en la Superintendencia de contribuciones. Tal vez usted tenga la impresión de que él trata de conservarla en reserva: le brinda sólo lo suficiente para que no le abandone. No cometa el error de interpretar que él sabe lo que hace y que, si usted no le abandona, la recompensará con su amor; él no lo hace ni lo hará.
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Si han llegado a esta etapa, usted ya estará acostumbrada a recibir tan poco que quizás haya dejado de percibir el modo en que él ha destruido su ego. No se avergüence de eso, pues les ha sucedido a muchas, muchísimas otras mujeres. Es lamentable, pero cierto. Usted debe hacer todo lo que sea necesario para liberarse emocionalmente de la manera más positiva y saludable que le sea posible. Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero debe intentarlo. No cometa el error de considerar la intimidad emocional que existía entre ustedes como si fuera amistad. No espere que él sea su mejor amigo ni que la cuide en lo emocional. Debe hacerlo usted misma. No se quede sentada junto al teléfono, esperando llame, a la creencia de que, mientras estéque allí la para él, noaferrándose la abandonará. Eso no da resultado. Usted tiene que aceptar el hecho de que su pareja ya no es emocionalmente accesible para usted, y cerciórese de no serlo para él.
7 Se aparta sexualmente y culpa de ello al trabajo, al cansancio o la enfermedad. Sugiere que, si usted fuera realmente comprensiva, lo entendería.
Cómo reacciona usted:
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Esto parece el último paso en el proceso del rechazo, y usted se siente dolorida, traicionada y confundida. Lamentablemente, quizá sigue amándole y deseándole. Las intenciones de él:
La actitud de apartarse totalmente en lo sexual es algo que, por lo general, él reserva para el final. No quiere acostarse con usted porque se ha esforzado demasiado por apartarse. Tiene miedo de que, si se acuesta con usted, lo malinterprete y piense que la relación está mejorando. Esta decisión de no dormir con usted es consciente. Probablemente, dirá que tiene otro problema emocional y queélsuleindiferencia sexualalgún es pasajera. De ese modo, la puerta no se cerrará del todo. La reacción inteligente:
¿Serviría de algo si le dijera que casi todas las mujeres a quienes entrevisté tuvieron experiencias personales con esta clase de rechazo sexual? Parece ser un procedimiento bastante común en la fobia al compromiso. Haga lo que haga, no trate de seducirle ni de hacerle cambiar de parecer. ¿Por qué? Veamos: . Si trata de seducirle y no lo consigue, lo cual es lo más probable, se sentirá peor aún.
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. Las mujeres que lograron seducir a su pareja a estas alturas dijeron que el hombre se marchó casi inmediatamente después y para siempre. Este problema es de él; no lo haga suyo. No se sienta rechazada, y no crea tener la necesidad de probarse. Sea buena consigo misma y manténgase lejos de él.
8 No quiere hacer nada en absoluto para intentar mejorar la relación; ni siquiera quiere hablar del tema.
Cómo reacciona usted:
Sigue pensando que puede hablar con él. Las intenciones de él:
No quiere hacer nada; no quiere hablar de nada. El hecho de hablar del problema no hace sino intensificarlo, porque le lleva a preocuparse por la posibilidad de que usted encuentre la manera de resolver la situación. El se siente como un condenado a muerte, y usted no deja de ofrecerse a reparar la silla eléctrica. Sé que esta comparación parece un tanto exagerada pero, créame, así piensa él. La reacción inteligente:
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No hay nada que discutir. Usted debe ponerse a trabajar por su propia vida. No amenace; actúe. En cuanto al hecho de que él se niega a tratar de mejorar la relación, tómelo como lo que es: negarse a tratar de mejorar la relación. Salga. Márchese. Haga lo que tenga que hacer para ordenar sus prioridades, y cerciórese de que él no sea una de ellas. Y no olvide una cosa: si él tiene fobia al compromiso, usted no tiene la culpa.
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El amargo final de una relación con fobia al compromiso
EL AMARGO FINAL Espero que la mayoría de ustedes nunca llegue a esta etapa. Sin embargo, si lo hacen, quizá les resulte útil comprender que el hombre que tanto las hace sufrir no es tan “especial”. Es un hombre que tiene fobia al compromiso, con un patrón de conducta discernible y tácticas reconocibles. Quizás el hecho de reconocer esas tácticas y esa conducta como lo que son no logra borrar el dolor que usted siente, pero sí la ayudará a reconocer una situación irremediable.
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El amargo final constituye la última actuación del hombre que padece un grado extremo de fobia al compromiso. Si usted tiene la mala suerte de haber formado pareja con un hombre que la ha traído hasta esta etapa, no olvide que, a pesar de lo que él diga, de lo arrepentido que parezca estar o de cualquier otra forma de histrionismo a la cual eche mano, ese hombre no se Lawrence Olivier, y el único Oscar que recibirá es por efectos especiales. No quiero parecer demasiado frívolo, y pienso que no es apropiado enmascarar la infelicidad con humor. Ese hombre la ha hecho infeliz, y usted tiene derecho a sentirse desgraciada. No obstante, considero que usted podrá rehacer su vida más pronto si reconoce el melodrama de ese hombre como lo que es: una manera más de eludir el compromiso. No puede quedarse, pero tampoco se compromete a marcharse Si necesita más pruebas de que su hombre tiene fobia al compromiso, examine la manera en que abandona sus relaciones de pareja. El hecho de comprometerse a marcharse le resulta tan difícil como quedarse. El resultado: incluso en el amargo final, comunica mensajes confusos y distorsionados; parece casi incapaz de declarar en forma directa y franca cuáles son sus sentimientos o sus intenciones.
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Por qué termina Termina porque, cuando él está con usted, se siente como si no pudiera respirar. Tal vez sigue amándola, pero no se siente libre, y lo que ansía es libertad. Cuando la relación llega a la etapa del amargo final, este hombre está fuera de control. Se encuentra tan sensibilizado a lo que usted representa que no puede tratarla de ningún modo que se asemeje a una conducta normal. Es como si a alguien que sufre de vértigo lo colgaran de los pies desde la cima de un rascacielos. En lo que a él respecta, lo único que usted hace es tratar de hacerle cosquillas en los pies. El sólo quiere poner fin a esa incomodidad. MENOS DE CINCUENTA MANERAS DE DEJAR A UN AMANTE El hombre que sufre un grado extremo de fobia al compromiso normalmente pone fin a sus relaciones de tres maneras posibles (o una combinación de ellas): Provoca a la mujer para que sea ella quien tome la decisión; se aparta poco a poco hasta que ya no queda nada de la relación; o
desaparece.
Sea cual fuere el método que elija, a menudo se las ingenia para que usted, la mujer que le ama, acepte uno (o todos) de los siguientes roles: Madre Terapeuta Mejor amiga
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Cuando usted asume esos roles, se le pide que anteponga el bienestar emocional de él al suyo. De ese modo, él pasa a ser la persona más importante de la relación. El sistema es el siguiente. Usted, como madre, le hace las maletas, mientras que, como terapeuta, le pregunta si está seguro de saber dónde quiere ir y, como mejor amiga, le lleva al aeropuerto. Cuando esto sucede, las cosas que usted necesita se pierden en la confusión De alguna manera, todo se invierte, y él se vale de estos medios para mantenerla cerca de él hasta que ya no la necesita y cierra firmemente la puerta. Mientras tanto, usted no puede creer –teniendo en cuenta todo lo que han compartidoquela esa relación terminar. en Sólo cuando él se marcha realidad pasa pueda a ser agobiante su claridad. La confusión que usted experimenta puede prolongarse indefinidamente, con lo cual el período de recuperación resulta doblemente difícil.
Tres maneras en las que un hombre que tiene fobia al compromiso abandona a su pareja
1
Provoca a la mujer para que ella termine la relación. Lo hace iniciando una gran discusión o actuando de un modo especialmente ultrajante.
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Cómo reacciona usted:
“No puedo creer todo lo que soporté. El empezó a salir con otras mujeres; pasaba cada vez más tiempo con ellas y menos conmigo. Pero, cuando yo le preguntaba si quería que nos separáramos, siempre me respondía que no. Durante todo ese tiempo, yo nunca sabía cuándo le vería; era como salir con un hombre casado. Hubo un par de ocasiones en que traté de que termináramos, pero él me dijo que me amaba y que no sabía por qué yo le soportaba. Yo lloraba y le preguntaba si quería terminar conmigo, y él siempre decía que no. Insinuaba que necesitaba más tiempo, Me llamaba todos los días, y yo pensaba que cambiaría. Un día, llamé a su casa;Me me sentí atendió mujer y meYadijo él estaba duchándose. tanuna humillada… noque pude soportarlo más. Me negué a seguir viéndole, y esta vez fue
definitivo.” Normalmente, cuando el hombre llega a estos extremos, usted ya no sabe qué hacer. Se siente demasiado infeliz, disgustada y desalentada para poder continuar un minuto más. Ha llegado al límite de su tolerancia y así se lo dice. En cuanto él cierra la puerta, usted se pone a llorar y a preguntarse si ha hecho lo correcto. Ahora está sin él. ¿Qué hará? No puede pensar en otra cosa que en recuperarle. Recuerda cómo solía comportarse él en el comienzo y se pregunta qué ha hecho usted para que dejara de amarla.
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Las intenciones de él:
En lo más profundo de su ser, sabe que usted no puede seguir soportándole toda la vida; por lo tanto, sigue presionando hasta que usted llega a su límite. Sea él o no totalmente consciente de esta actitud, la motivación es la misma; él quiere marcharse, pero prefiere que sea usted quien asuma la responsabilidad. Los hombres saben cuáles son las cosas que empujan a una mujer hasta su límite definitivo. Con frecuencia, se trata de actitudes que ya han provocado peleas entre ellos. He aquí algunos ejemplos característicos:
a Joan al apartamento de Donna y lesupuesto, hice el amor“Llevé mientras Donna estaba trabajando. Por Donna se enteró. Me dijo que lo que más le molestaba era que hubiera dejado que Joan se pusiera su albornoz. No puedo creer que fui tan imbécil. “Yo era asombrosamente descarado con respecto a mis
aventuras y a la larga, ella se enteró y se desquitó, con toda
justificación”
“La noche de Año Nuevo fui a una fiesta en casa de mi hizo.”
hermana, pero no la llevé. Sabía que explotaría, y así lo
“La criticaba constantemente, no sé por qué; sin duda, de los dos, yo era quien tenía más dominio de sí mismo. Una noche, ella preparó la cena para mi cumpleaños. Era obvio que había trabajado mucho, y me compró tres regalos que me gustaron de verdad. Después de cenar, hicimos el amor.
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Más tarde, fui a la cocina. Ella había dejado los platos sucios con el pastel de cumpleaños sobre la encimera. Le señalé cuánto me molestaba siempre el hecho de encontrar platos sucios. Se puso furiosa y salió. Estoy seguro de que habría tenido tiempo de lavarlos si hubiera querido. Tal vez
haya sido mejor separarnos; éramos demasiado diferentes.” “No la llevé a la boda de mi primo.” “Alquilé un apartamento y por algún motivo, no quería que ella lo viera. No sé por qué; simplemente, no quería verla allí. Por fin, una noche apareció en mi puerta y, cuando la abrí, arrojó al suelo toda la ropa que yo tenía en
su apartamento.” La reacción inteligente:
No lamente su decisión ni siquiera por un instante. Sepa que él quería que hiciera eso. Usted no tuvo la culpa; él la provocó. Lo único que debe lamentar es no haberlo hecho antes. Cuando llega esta etapa, debe cuidarse también de hacer algo que la hará sentirse como una tonta irremediable. Si, a la larga, va a sentirse humillada por haber “perdido la cabeza” en público, tenga cuidado. El comportamiento de
este hombre puede hacer que una santa actúe como una demente.
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Se aparta de una manera tan absoluta (incluso es posible que se vaya a vivir a otro sitio) que la relación muere por agotamiento.
Cómo reacciona usted:
“Pasamos por todas las etapas: rupturas insensatas, peleas, reconciliaciones… pero finalmente terminamos porque de tanto desgaste ya no quedaba nada. El se llevó todo y ya no había más. Empezó a pasar cada vez menos tiempo conmigo, con muchos pretextos. Después alquiló una casa de verano (con unos amigos suyos) y dijo que no había sitio para mis invitados, ni siquiera para mí. Yo diría que era obvio un queaño yaennollegar quería verme,enpero él no lo quedaba negaba. Tardamos al punto que ya nada. Fuimos viéndonos cada vez menos. Ni siquiera
recuerdo el verdadero final.” De alguna manera, el comportamiento de él condiciona a la mujer a esperar cada vez menos. Usted se comporta como una esposa cuyo amado marido está haciendo un largo viaje. Mientras tanto, dado que él le ha demostrado que usted era la mujer de su vida, espera que las cosas cambien. Al ver que eso no sucede, suele acostumbrarse tanto a quedarse en casa esperando que él la llame o la visite, que ya no tiene vida propia.
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Las intenciones de él:
Dado que se siente demasiado culpable para poner fin a la relación, tiene la esperanza de que, a la larga, ésta se evapore. Da sólo lo suficiente para mantenerla viva, ni una gota más. Para usted, tiene todas las excusas que necesita para justificar sus actos: “No lo sé… Necesito más tiempo…” “Tengo que ver cómo resulta mi trabajo… Muchas cosas dependen de ese ascenso.” “Soy demasiado joven para sentar cabeza… Tal vez el año próximo…” “Tengo demasiada edad… No sé si podré hacerlo ahora… pero quizá mañana cambie de idea.” “Ya sé que el nuevo trabajo está a mil kilómetros de aquí, pero eso no significa que no podamos vernos.” La palabra preferida de este hombre es “mañana”. Sin
embargo, eso no significa que tenga verdaderas expectativas de cambiar mañana. Sólo significa que es incapaz de poner fin a la relación. Tiene la esperanza de que usted capte sus intenciones y comprenda que nada cambiará… salvo para
peor. Cuando usted sigue a su lado, él no siente ninguna responsabilidad por las cosas que usted hace. Aunque es probable que sepa que ha dejado su propia vida en suspenso
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mientras espera que él se decida, no considera que eso le obligue a cambiar. Esta clase de distanciamiento es, con frecuencia, un elemento inherente de las relacionas a larga distancia, en las cuales es muy fácil para el hombre ver cada vez menos a la mujer. La reacción inteligente:
No siga desperdiciando su valioso tiempo con ese hombre. Incluso las mujeres inteligentes han perdido años esperando que hombres así se decidieran. Cuando un hombre empieza a apartarse poco poco, la que mujer paralizarse al no tener poder en la arelación se suele derrumba a su alrededor. Esta parálisis a menudo afecta todo lo que ella hace. Por consiguiente, no hace nada. No es el momento de que usted renuncie a su vida. Oblíguese a salir, haga planes y busque nuevas relaciones. Muchas mujeres necesitan sentir que hay una resolución. Simplemente, quieren que el hombre les diga que han terminado. De alguna manera, sólo así pueden sentirse libres de volver a salir. En ese caso, tendrá que ser usted quien decida el fin de la relación. Lamentablemente, eso también es difícil de hacer. Como me dijo una mujer: “¿Cómo puedo llamarle y decirle que dese o terminar nuestra relación, si en realidad no la tenemos? Sin embargo, al mismo tiempo, tengo la impresión de que él quiere que esté allí, y yo sigo esperándole.”
Cuando eso sucede, usted debe obligarse a dejar de esperar y de soñar. Olvide toda idea romántica y póngase a
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buscar maneras prácticas de encarar la vida. Si necesita la ayuda de un terapeuta para liberarse emocionalmente de ese hombre, no deje de buscarle. Pero de ningún modo utilice la terapia para seguir hablando de él ni para obsesionarse con lo que podría haber sido.
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Deja de llamar, no responde cuando ella le llama y desaparece por completo de la vida de ella, a menudo de una manera tan extraña como destructiva.
Cómo reacciona usted:
“Esto es terrible, pero es lo que ocurrió. Aparentemente, íbamos a casarnos, pero él empezó a salir con una compañera de trabajo, de modo que decidí terminar. Después vino a verme llorando, me dijo cuánto lo sentía y cuánto me amaba. Yo le creí y empezamos a vernos de nuevo. Dos semanas más tarde, el Día de Acción de Gracias, no me llamó, y yo no pude comunicarme con él por teléfono. Fui a su casa, pero no estaba. Me preocupé
mucho… estaba segura de que le había ocurrido algo horrible. Le llamé una y otra vez. Por fin, el lunes le encontré en su trabajo. Me dijo que ya no podría verme porque él y una ex novia suya habían decidido irse a vivir juntos. Créase o no, yo seguía preocupada. Pensé que él
estaba sufriendo un colapso mental… Incluso llamé a su madre…”
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Por lo general, cuando un hombre desaparece de esta manera, usted alterna entre la preocupación y la ira. Un día estaban juntos y, al día siguiente, él ya no está. Usted no entiende por qué no ha tenido la decencia de hablar con usted y explicarle de frente lo que sentía. No entiende por qué la trata tan mal. No entiende nada. Por lo tanto, llega a la conclusión de que él ha perdido la cabeza y la sensatez. Con frecuencia, usted niega lo ocurrido y sigue esperando que él vuelva a ser como antes. Quizá le lleve mucho tiempo recuperarse de esta experiencia. No sólo se siente traicionada, sino que, a menudo, ve todo lo que sucede como si fuera un sueño. Nada le parece real. ¿Cómo es posible que él la haya abandonado tan rápidamente? A menudo, trata de llamarle para que él le diga algo, para que le dé alguna explicación, o bien intente verle personalmente. Si hay otra mujer –y a menudo la hay- le preocupa la posibilidad de llamarle cuando está con ella. No renuncia a la esperanza de despertar un buen día y descubrir que nada de aquello ha sucedido en realidad. Mientras tanto, trata de hallar una manera de restablecer el vínculo que había entre ustedes. Las intenciones de él:
El sabe que ha llevado la relación hasta su límite. No puede seguir adelante. Sin embargo, ha ido demasiado lejos. No ve el modo de hablar con usted sobre lo que siente. Se siente como un prisionero y, para él, la única salida es
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escapar. Esto no significa que no la quiera. Es sólo que ha llevado la relación demasiado lejos y eso no es lo que desea. Sin embargo, nadie es tan consciente como él del modo en que la alentó. Por lo tanto, le agobia una combinación de culpa y angustia. Entiende muy bien por qué usted espera y merece más de su parte. Pero, como comprende que él es el responsable absoluto de eso, es incapaz de tener una conversación de frente. ¿Qué diría? Entonces maneja su sentimiento de culpa evitando verla y enfrentarse a usted. Tiene la esperanza de que, al fingir que usted no existe –al borrarla, al menos por un tiempo- la culpa que siente desaparezca. He aquí algunas reacciones típicas:
no podía seguirpero adelante. Me sentía armarme mal… Sabía que “Ya debería llamarla, no conseguía de voluntad para hacerlo. Entonces seguía postergándolo. Lo postergaba día tras día, con lo cual era imposible que llegara a hacerlo alguna vez.” “Había entrado demasiado, y me parecía la única manera de salir. Mis esfuerzos por conquistarla fueron mi
perdición. Sé que un „hombre de verdad‟ habría ofrecido alguna clase de explicación, pero habría resultado absurdo. ¿Cómo podía explicarle eso a alguien con quien había compartido tanta intimidad? ¿Cómo podía decirle que ya no quería verla? Llámelo cobardía, llámelo como quiera, pero
no pude enfrentarla.” “Un buen día desperté y tomé conciencia de lo que había hecho. Sin duda alguna, yo no quería casarme. Ni
siquiera quería volver a verla.”
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La reacción inteligente:
Lo primero que usted debe entender es que este hombre es un género especial de hombres. Yo lo llamo Houdini, por el famoso escapista que se liberaba de ataduras y cadenas. Un Houdini es sumamente destructivo porque casi siempre es él mismo quien insiste en ser atado. Una vez que usted accede, él desaparece. Cuando vuelve a aparecer, se muestra totalmente distinto o bien trae consigo a otra mujer. Un escape a lo Houdini es normal especialmente en las relaciones breves e intensas, características de la fobia al Houdini se encontró dentro demasiado pronto ycompromiso. sintió la necesidad imperiosa de escapar. Reconozca a este género y comprenda que se trata del representante más destructivo de la fobia al compromiso. Cuando desaparece, usted debe comprender de inmediato lo siguiente: No está muerto; no está tendido en una alcantarilla, llamándola; no ha sido secuestrado por un país pequeño y hostil donde no hay teléfonos. Se ha marchado porque quería hacerlo, y es un canalla. No espere que vuelva a llamarla. No piense que está atravesando una crisis mental de la cual emergerá como era al principio. No haga nada que tenga que ver con él. Cada segundo que pierda pensando en él, hablando de él o hablando con él no hará sino provocarle más dolor. Renunciar a él –y a la idea de él- es más difícil que dejar de fumar, pero es necesario. Cuanto antes lo haga, más pronto podrá reanudar su propia vida.
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Si esto le sucede, comprenda que también les ha sucedido a muchísimas mujeres. No se avergüence por eso. No trate de convencerse de que él la amó de verdad. No idealice los problemas y el conflicto de él. No se adjudique un papel importante en la vida de ese hombre. He aquí más consejos para su supervivencia: . Evite la tendencia a dramatizar su propia situación o la de él. . No se sumerja en el dolor; sólo hará que dure más tiempo. . No piense constantemente en todas las cosas que él le dijo. . No se obsesione con lo que usted podría o debería haber hecho. . No se obsesione con todas las maneras en las que él le hizo daño. . Deje de pensar en lo que podría haber sido. . Siéntase satisfecha al saber que esto nunca, jamás, volverá a sucederle porque ahora sabe qué hacer.
Llamadas a escena Finalmente, todo ha terminado. Poco a poco, usted empieza a reanudar su vida. Es tiempo de olvidarse de él y
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seguir adelante. Aunque siente mucho dolor, lo peor parece haber pasado ya. Pero, de pronto, llega una carta, o suena el teléfono, o llaman a la puerta. Es él… otra vez. Está desalentado, desdichado, desesperado. Fue un terrible error, le dice; el error más grave que ha cometido en toda su vida. No soporta la idea de no volver a verla. Le ruega que acepte sus disculpas, que le dé otra oportunidad. Le promete que esta vez será diferente… mejor.
Usted está estupefacta. Acababa de empezar a curarse, y ahora todas las heridas vuelven a abrirse. Todo vuelve atrás. Usted apenas puede creer lo que oye: es justamente lo que ansiaba oír. DETÉNGASE AQUÍ MISMO. Pregúntese qué está ocurriendo. ¿Quélaestá pensando Pues bien, triste verdad él? es que seguramente no está pensando. Se ha vuelto a iniciar el comienzo. En cuanto se marchó, la peor parte de su problema desapareció. Sin la angustia, sin el miedo, quedó en libertad para echarla de menos, para recordar todas las cosas buenas que veía en usted, y para dejar de buscar las malas. Por eso ha regresado. Pero, ¿qué significa esto en realidad? No significa nada. Es el mismo hombre de siempre. Tal vez trate de reconquistarla, tal como lo hizo en el comienzo. Normalmente, repite toda la relación, pasando por todas las etapas. Sólo que esta vez será una versión abreviada, más rápida. Si él desea consultar a un psicólogo de parejas, es posible que haya una oportunidad. Sin embargo, a juzgar por los comentarios de todas las personas con quienes hablé, si él llega a este punto después de haberla hecho pasar por todas las etapas mencionadas, es sumamente improbable que logre
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superar sus problemas de fobia al compromiso. De hecho, es probable que haya establecido un patrón de conducta para sí mismo, el cual hace que le resulte mucho más fácil hacerlo por segunda vez.
Esas tonterías: Recuerdos de la fobia al compromiso Otro pequeño detalle que muchas mujeres han mencionado: Una vez que la relación termina, el hombre suele negarse a devolverle sus pertenencias, o bien lo postergaalgunas indefinidamente. Por ejemplo, haber dejado prendas, libros o discosella en puede casa de él. Merilee, diseñadora, estaba absolutamente desconcertada por la conducta de su ex novio:
“Larry me dejó por otra mujer, y no le di el gusto de sufrir por ello… aunque la manera en que lo hizo fue absolutamente canallesca. Sin embargo, había dejado en su apartamento un par de camisones, mi sombrero preferido y una chaqueta. Además, dos noches antes de que me dijera que ya no quería verme, le había prestado cincuenta dólares porque su cajero automático no funcionaba y el mío sí. Pues bien, ahora no quiere devolverme nada. Gana diez veces más dinero que yo, pero no es ésa la cuestión. Mis cosas son mías y, dadas las circunstancias, me molesta que conserve mi dinero. Cualquiera pensaría que debería sentirse culpable y al menos enviarme el dinero, pero no lo hace. He probado todos los métodos razonables. Le envié una nota.
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Le envié una bolsa sellada y con mi dirección para que no tuviera más que dejarla en el correo. No quiere hacerlo, y
no sé por qué.”
Veamos por qué no quiere devolverle sus cosas. ¿Conoce el viejo dicho: “Nada termina de verdad hasta que termina”? Pues bien, él siente, con su complicada manera de
pensar, que esas pertenencias son la línea que le mantiene unido a usted. El lo sabe, y sabe que usted también lo sabe. La ha dejado a la deriva, pero eso no significa necesariamente que desee que usted vaya a parar a otra costa. La verdad sea dicha, le gustaría que usted le esperara. ¿Esperar qué cosa? No tiene idea. Quizás algún día le caiga un rayopara y lereanudar haga cambiar de idea. eseUna caso,veztiene excusa el contacto con En usted. más,una se trata de un claro ejemplo de su incapacidad de comprometerse… con cualquiera de las dos opciones.
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Cómo evitar una relación con fobia al compromiso: reglas para guiarse
REGLA NO° 1: SEPA QUE USTED NO PIENSA COMO EL Es fácil suponer que el hombre que tiene fobia al compromiso piensa del mismo dodo que usted… pero no es
así. La clase de cosas que a usted le brindan una sensación de seguridad, a él le hacen sentirse sofocado. Mientras que usted percibe algunas cosas como amor, él las percibe como encierro. Con demasiada frecuencia, sucede que el hombre huye porque la mujer sólo le brinda lo que ella cree que él
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quiere. Este tipo de atención emocional no da resultado, y es tiempo de que usted se preocupe más por lo que usted quiere. REGLA NO° 2: MARQUE USTED EL RITMO Aunque se sienta sumamente tentada a dejar que él la enamore y asuma el control, es usted quien debe marcar el paso de la relación; es la única manera de evitar el desarrollo característico de la fobia al compromiso. El desea un romance como un torbellino: rápido y furioso. Pero sólo un crecimiento lento y firme permite establecer la base necesaria para la permanencia. Y la palabra clave aquí es “lento”. Si las cosas van demasiado prisa, se asustará. Así de sencillo. Es importante que node haya prisaél para abrirse,
para aceptarle, para brindarle su confianza, para llegar al dormitorio. Recuerde en todo momento que, si éste va a ser el romance del siglo, tendrán un siglo para disfrutarlo. Por lo tanto, no es mucho lo que usted perderá al tener las riendas firmes, y, en cambio, puede ganarlo todo. Si él no soporta esa lentitud, es señal de que no está en busca de algo duradero.
REGLA NO° 3: REALIDAD, NO FANTASIA Todos queremos tener un romance como en las novelas, pero como usted quizás ha aprendido ya, esos romances no suelen tener finales felices. El hombre que teme al compromiso es, con frecuencia, un romántico incurable que
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está perdido en un mundo de fantasía y trata desesperadamente de lograr que usted le acompañe. No crea en esa fantasía, por atractiva que sea (y lo será) porque sólo es una fantasía. Tarde o temprano, todas las fantasías tienen que terminar y, tratándose de un hombre que tiene fobia al compromiso, casi siempre terminan pronto. Una relación sólida comienza, crece y madura en la realidad. Esto es así aunque a veces la realidad no resulte tan atractiva (¿y cómo podría serlo?) Si usted empieza a perder el control de sí misma y de sus emociones, deténgase enseguida y adopte un rumbo más realista… pronto.
REGLA NO° 4: COMPRENDA QUE SU AMOR NO VA A CAMBIARLE; SU INDEPENDENCIA, QUIZA Hay un mito en el que creen muchas mujeres, alentadas por las películas de los años cuarenta y las novelas románticas de los ochenta, acerca de que el amor de una mujer buena puede superar cualquier obstáculo. A la mujer normal se la ha enseñado a creer que, si amaba lo suficiente, a la larga sus esfuerzos se verían recompensados. Amar lo suficiente significa ser perfectamente fiel, leal, comprensiva, etcétera. Manténgase junto a su hombre, y él comprenderá cuánto la necesita. Esto da resultado en las películas, pero no en la vida real. El ha visto las mismas películas que usted, y aprecia sus intentos de abrumarle con su amor; pero aquí la palabra clave es abrumarle. Toda esa abundancia de amor le hace sentir abrumado de temor.
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Por otra parte, si usted es independiente, le permite respirar. La independencia y el amor no se excluyen mutuamente, pero para un hombre que teme al compromiso, en cuanto una mujer le brinda tanto amor, él siente que se ahoga.
REGLA NO° 5: LA ACTITUD MATERNAL ES SOFOCANTE Es fácil sentir pena por este hombre. A menudo parece muy sensible y confundido. Como un niño. Lo que necesita es un empieza poco deacuidado maternal, No.suEn cuanto usted preocuparse por su¿verdad? comodidad, sueño, su bienestar psicológico o su estómago, está pisando territorio fóbico. Cuando él se siente atendido con una actitud maternal, se siente sofocado. No lo haga. Nota: Es fácil caer en la costumbre de prepararle la cena, limpiar las cosas que deja y en general, permitir que eluda todas las tareas desagradables de la casa, tal como hizo su madre cuando él era niño. No lo haga. El es un miembro igual que usted en esta relación; que actúe como tal.
REGLA NO° 6: NO JUEGUE A LA ESPOSA
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Si no están casados, no se comporte como si lo estuvieran. ¿Qué significa eso? Es muy sencillo. No deje que él se acostumbre a tratarla como a una esposa mientras que él se comporta como un invitado ocasional. Esto funciona de la siguiente manera: usted, ansiosa por verle, no pide nada más. En realidad no le importa preparar la cena y pasar una velada tranquila en casa. Pero lo que suele suceder es que se establece un esquema vicioso. Usted termina por aplicar todas sus habilidades domésticas, casi como si no tuviera nada que hacer en todo el día más que prepararlo todo para él. Mientras tanto, él llega con esa cara de “estoy agotado” y, mientras se arrellana en el sofá a ver la
televisión, usted hace de esposa perfecta. Y lo peor es que, después, se vamejor con la impresión que, usted no ha tenidoélnada que hacer ende todo el en díaefecto, que prepararlo todo para él. Eso, desde luego, le hace sentir muy incómodo. Este arreglo es malo y nada equitativo. Y, con frecuencia, la mujer es tan responsable como el hombre, si no más aún. Jugar a la esposa es contraproducente.
REGLA NO° 7: CREA EN LO QUE EL HACE, NO EN LO QUE DICE El hombre que tiene fobia al compromiso es hombre de muchas palabras, pero poca acción. Aprenda a diferenciar ambas cosas. Aunque desee creer en las palabras de él, no actúe de acuerdo con ellas ni cambie su vida por ellas, hasta que él respalde esas palabras con hechos reales y duraderos.
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Si no lo hace, usted deberá aceptar que sus palabras eran sólo eso: palabras.
REGLA NO° 8: MANTENGA ABIERTAS SUS OPCIONES Un hombre que no está comprometido es un hombre que no está comprometido, a pesar de las ideas o las esperanzas que usted tenga con respecto a lo que pueda llegar a ser. No se aísle socialmente –es decir, no se aísle de los demás hombres- pensando que, a la larga, él le dará el compromiso que yusted desea. Es verdad que, apuede veces,ser el hecho de salir hacer contactos sociales sumamente desagradable, y suele ser mucho más fácil quedarse en casa a ver la televisión y pensar en el hombre a quien usted ama. Pero esta clase de aislamiento social resulta contraproducente y, a menudo, puede ser destructivo. Entonces, a menos que usted tenga un firme compromiso por parte de él, jamás rechace una oportunidad de ampliar sus horizontes sociales. ¿Y si él se pone celoso? Que haga algo al respecto.
REGLA NO° 9: NO TRATE DE JUSTIFICAR LA
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CONDUCTA DE EL El tuvo una infancia agitada… tiene una madre difícil… no le amaron lo suficiente… le dieron demasiado amor… su trabajo le produce demasiado estrés… su trabajo es aburrido… su primer matrimonio fue malo… su segundo
matrimonio fue malo, etcétera, etcétera. Siempre se puede encontrar una buena excusa para aceptar el comportamiento de un hombre que elude el compromiso. Pero casi todos los hombres han tenido algún problema importante en su vida y, de hecho, también las mujeres. Y hay muchos hombres que han padecido un mayor grado de estrés personal y sin embargo, no tratan a las mujeres como lo hace alguien que tiene fobia alestén compromiso. que sus problemas psicológicos influyendoEsenposible su conducta elusiva, pero no justifican esa conducta. Si él le está haciendo daño, ese comportamiento es imperdonable, sea cual fuere el motivo, y no le corresponde a usted hacer de psiquiatra aficionada. En resumen, no acepte ni trate de explicar una conducta inaceptable.
REGLA NO. 10: NO ASUMA LA CULPA POR EL FRACASO DE UNA RELACION AFECTADA POR LA FOBIA AL COMPROMISO Cuando una relación fracasa, a las mujeres bien intencionadas suele resultarles fácil hacerse cargo de la culpa y la responsabilidad. Sin embargo, cuando el hombre tiene fobia al compromiso, usted debe recordar que el problema de
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él no es de usted. Las relaciones de ese hombre fracasan por causa de su propia confusión interna, no porque usted sea mala como pareja. Algunos de estos hombres son tan expertos en destruir relaciones que son como profesionales insensibles. No sufra las consecuencias ni se deje encarcelar
por el delito de él. REGLA NO. 11: OCUPESE DE USTED Lo más importante de todo: nunca olvide que la persona más importante de su vida es USTED, ahora y siempre. El se cuidará solo. Ocúpese de usted misma. Usted tiene sus necesidades,y nunca su trabajo, sus amigos,Nosuse deje familia, sus prioridades, debe desatenderlos. absorber por el mundo de él hasta el punto de perder de vista a la mujer que le atrajo desde un principio. Usted necesita espacio –físico y emocional- y él también. Usted necesita independencia, y él también. No espere que él renuncie a su espacio y a su independencia y haga lo que haga, no renuncie a los suyos. Es verdad que hacen falta ciertas concesiones, pero para eso es necesario que ambos integrantes de la pareja cedan por el bien de la relación. No tema que, por su independencia y su autoprotección, él se ofenda, se aleje o pierda el interés. Tal vez se queje, pero créame, si usted se ocupa de sí misma (lo cual, de todos modos, es mejor para usted), será menos probable que se desencadene la angustia que él siente ante el compromiso.
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REGLA NO. 12: NO DIGA “NO PUEDO CAMBIAR”
Un último consejo. Con demasiada frecuencia, conozco a alguna mujer que se encuentra en el final de una relación sumamente dolorosa con un hombre incapaz de comprometerse, y ella me dice: “Yo no puedo cambiar.
Algún día encontraré a un hombre que me aprecie tal como soy, que me quiera por los motivos correctos.” A veces, esa
misma mujer conoce más tarde a otro hombre y vuelve a mostrarse confiada, vulnerable y dispuesta a aceptar los planes de él, con lo cual vuelve a sufrir. Yo he recomendado una serie de cambios que, a mi juicio,cuando resultanhablo esenciales para el crecimiento de la relación. Pero, de hacer cambios, no me refiero a alterar las cualidades fundamentales que hacen a la persona. No quiero sugerir que usted, o cualquier mujer, cambie la esencia que la define. En todo caso, lo único que estoy pidiendo es que cuide mejor esa esencia. Resulta irónico que las mujeres que dicen no poder cambiar sean justamente las que cambian demasiado con tal de ser la figura de amante/esposa/madre perfecta que el hombre parece desear. En otras palabras, dejan de actuar como ellas mismas cada vez que están en pareja. Si usted es una de esas mujeres, tiene que reconocer que sí cambia… pero de una manera negativa. Yo, en cambio, le pido que efectúe los cambios más inteligentes y positivos que le permitan protegerse. Esto no significa que usted tenga que ser menos cariñosa, menos sincera, más manipuladora, menos femenina. Sólo significa que tiene que ocuparse de las cualidades que aprecia y no
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apresurarse a integrar una relación de pareja hasta saber que esas cualidades serán valoradas. Confíe en sus instintos y sea cauta. Si construye su relación de pareja de forma lenta y sensata, es infinitamente más probable que encuentre un amor comprometido y duradero.
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APENDICE SI EL PIDE AYUDA: GUIA PARA EL TRATAMIENTO DE LA FOBIA AL COMPROMISO En un mundo perfecto, cualquier relación sería una proposición equitativa en la cual ambos integrantes de la pareja hicieran un esfuerzo igual por superar sus dificultades. Lamentablemente, cuando el problema es la fobia al compromiso, muchos hombres son propensos a hacer ese esfuerzo. Lo que sucede es queno muchos de esos hombres no desean cambiar; al menos, no tanto. No es que estén del todo enamorados de su estilo de vida. Por el contrario, suelen sentirse muy solos y deprimidos. Es sólo que la alternativa (el compromiso) les parece mucho peor. Por ese motivo, hasta ahora me he concentrado en lo que usted puede hacer por ese problema. Sin embargo, hay hombres que sí desean cambiar o, al menos intentarlo, especialmente si están en pareja con una mujer a quien no quieren perder. Quizás usted recuerde alguna oportunidad en la que un hombre le haya expresado ese deseo (tal vez entre lágrimas). Lamentablemente, es probable que usted no haya tenido la menor idea de lo que podía decirle; por lo tanto, se limitó a esperar que el deseo de él de cambiar fuera suficiente. Pero no lo fue. Sólo porque un hombre expresa el deseo de hacer algo para resolver su problema con el compromiso, no se puede
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dar por sentado que sea capaz de efectuar cambios positivos por su propia cuenta. Tampoco se puede interpretar ese deseo como una señal para que usted asuma el papel de terapeuta e intente cambiarle. Nunca intente cambiarle. Usted sólo puede cambiar su manera de interactuar con él, a fin de protegerse y cuidarse. Pero si de verdad él está dispuesto a hacer algo por resolver su problema, dispone de ayuda profesional por parte de una variedad de terapeutas expertos. En este capítulo, resumiré brevemente la ayuda especial que pueden obtener los fóbicos. Pero va también una advertencia: la intención de este capítulo es ofrecerle a él una oportunidad de hacer algo por su problema. Usted no puede llevarle alasrastras a consultar a debe un terapeuta, ni puede concertar citas en su lugar. El tomar la iniciativa; debe ir porque desea ir; él debe asumir la responsabilidad por su propio cambio. Lo único que usted puede hacer es encaminarle en la dirección correcta, apoyar sus esfuerzos y desearle suerte. TERAPIAS FOBICAS: UNA VARIEDAD DE ENFOQUES A lo largo de este libro, he afirmado que la fobia al compromiso es una verdadera fobia con toda la sintomatología física y psicológica que caracteriza a las fobias. He ofrecido también considerables pruebas que respaldan ese concepto. Pero, si nos encontramos ante una verdadera fobia. Debemos tratarla como tal. Dicho de otra manera, creo que, con un problema como éste, no sirve
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cualquier terapia. A mi juicio, para garantizar la mayor probabilidad de éxito, se debe enfocar y tratar la fobia al compromiso como una verdadera fobia. No existe un único método para tratar todas las fobias. Hay una variedad de enfoques terapéuticos, cada uno de los cuales tiene sus méritos y sus carencias. Si bien hay técnicas que aún no se han aplicado en el tratamiento de la fobia al compromiso, no hay motivos para creer que no pueden ser tan efectivas como lo son para tratar cualquier otra fobia. En las páginas siguientes, veremos un breve resumen de los estilos más populares de terapias fóbicas. No me corresponde aquí juzgar esos diferentes estilos; sólo deseo hacer conocer las opciones existentes. El enfoque “adecuado”, más cómodo para y, es cualquier de esperar,hombre, más útil.es aquel que le resulte
Psicoanálisis / Psicoterapia
El enfoque psicoanalítico para el tratamiento de las fobias se basa en la suposición de que las fobias se desarrollan cuando una angustia desplazada emerge de pronto. Esa angustia de acuerdo con la teoría psicoanalítica, se srcina en conflictos emocionales reprimidos y no resueltos. (normalmente de la niñez), de naturaleza sexual y/o agresiva. El analista cree que, si se descubren y resuelven esos conflictos. La fobia se curará. Por lo tanto, la tarea del analista consiste en ayudar al paciente a hurgar profundamente en su pasado emocional en busca de esos
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conflictos sepultados, y ayudarle a aceptar esos conflictos una vez revelados. Mientras que el psicoanálisis estricto puede llevar muchos años, hay diversas técnicas psicoterapéuticas modificadas que suelen producir resultados positivos en un lapso relativamente corto. Modificación de la conducta
Los terapeutas de la conducta creen que la mejor manera de tratar las fobias consiste en tratar los síntomas, y no el supuesto srcen de esos síntomas. La teoría sobre la queposible se basan las diversas técnicas conductistas que es reducir o eliminar la angustia fóbica sostiene si se expone al paciente continuamente a la causa de su temor (en circunstancias controladas, desde luego). Las técnicas conductistas más populares son las siguientes: Desensibilización sistemática
El objetivo de la desensibilización sistemática es reducir la angustia mediante un proceso de confrontación continua y refuerzo positivo. Cuando los pacientes se someten a la desensibilización sistemática, lo primero que aprenden es a suprimir la angustia por medio de la respiración profunda, la meditación, el control muscular y otras técnicas de relajación. Luego, se le pide al paciente que califique una serie de situaciones que le causan temor, a fin de desarrollar una jerarquía de sus miedos.
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Trabajando con el terapeuta, el paciente recibe instrucciones de imaginar cada una de esas situaciones, de una a una, en el orden en que aumenta el temor que le producen. A cada paso, se emplean las técnicas de relajación para neutralizar la angustia. Si, en algún momento, el paciente experimenta una angustia incontrolable, se le dice que regrese a una situación que le asuste menos, que se relaje y vuelva a empezar. A la larga, el paciente debe ser capaz de imaginar la situación más angustiante sin perder la calma. En última instancia, se espera que el paciente llegue al punto en que sea capaz de enfrentarse realmente a esas situaciones sin sentir angustia ni pánico. Para un hombre que teme al compromiso, la jerarquía de sus relaciones (recuerde tener también otros temores relacionados con que el puede compromiso), en orden ascendente de angustia, podría ser algo así: Ser presentado a una mujer Invitarla a salir por primera vez Tener la primera cita Tener varias citas con la misma mujer Acostarse con una mujer Tener una relación monogámica Vivir juntos Comprometerse para casarse Casarse Tener una familia Desensibilización in vivo
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Para muchos fóbicos, la desensibilización in vivo constituye una manera más efectiva aún de neutralizar la angustia fóbica. Con este método, en lugar de visualizar las situaciones de su jerarquía de temores, al paciente se le alienta a colocarse verdaderamente en esas situaciones y, lentamente, ir ascendiendo en la jerarquía. Si se utilizara este método para tratar la fobia al compromiso, tal vez el terapeuta alentaría al paciente a pasar lentamente por los muchos pasos que conducen a una relación monogámica comprometida (desde luego, con la colaboración de la mujer). Igual que con la desensibilización sistemática, se utilizan técnicas de relajación para ayudar a controlar la angustia en cada nivel de la jerarquía. Terapias de inundación e implosión
Otras dos clases de terapia conductista que son populares son las de inundación e implosión. La teoría en la que se basan estas dos formas de modificación de la conducta es que la mejor manera de vencer el temor consiste en enfrentarlo directamente y sentirlo, en lugar de neutralizarlo. En la terapia de inundación, bajo la supervisión del terapeuta, se alienta al paciente a enfrentarse directamente a la causa de su fobia durante un tiempo prolongado. Si un hombre teme al compromiso, el terapeuta podría alentarle a enfrentar directamente ese miedo sumergiéndose en una relación monogámica (de nuevo, con la colaboración de la mujer). Se desaprueba la elusión y la huida. Se espera que, a
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la larga, la angustia se agote a sí misma y el paciente ya no experimente ese temor. En la terapia de implosión, el terapeuta hace que los pacientes enfrenten sus temores asustándoles verbalmente durante un lapso prolongado. No se permite llorar ni negarse a continuar la sesión, pues ambas cosas se consideran intentos de escapar. En teoría, el resultado final de la implosión debe ser el mismo que se espera con la terapia de inundación: agotamiento de la angustia, cansancio extremo y fin del temor. Otras técnicas conductistas
Otras técnicas de modificación de la conducta incluyen la hipnoterapia, respiración profunda y ejercicios de relajación, terapia de modelación y biofeedback. Los posibles beneficios de cada una de estas técnicas son algo que el paciente debe discutir con su terapeuta. Medicación
Una creciente cantidad de pruebas sugieren que la mayoría de las fobias, sin no todas, tienen al menos un componente fisiológico, ya sea químico, vestibular o basado en algún otro factor (o factores) desconocido. Incluso se ha sugerido que ciertos individuos tienen una predisposición fóbica psicológicamente determinada: un mecanismo de angustia hipersensible que les hace mucho más suceptibles a estos problemas. [Para más información sobre este tema, le
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sugiero leer The Anxiety Disease, del Dr. David Sheehan (Scribner, 1983) y Phobia Free, del Dr. Harold Levinson y Steven Carter (Evans, 1986)] A la luz de estos datos, no debe resultar sorprendente que muchos psiquiatras estén obteniendo muy buenos resultados al tratar una variedad de fobias por medio de medicamentos y suplementos dietéticos. La viabilidad de este enfoque de tratamiento es algo que se debe discutir con uno o más médicos cualificados, y nunca se debe iniciar una terapia médica sin contar con la dirección y supervisión de un médico cualificado.
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