CUADRO COMPARATIVO SOBRE LOS ASPECTOS ANATÓMICOS, CONDUCTUAL Y PSICOPATOLÓGICO DE LOS LÓBULOS CEREBRALES Luis Rojas LÓBULOS FROTALES Organizan las conductas basadas en motivaciones e intereses, hacia la obtención de metas que sólo se pueden conseguir por medio de procedimientos o reglas. Las funciones más complejas del humano, entre ellas las funciones ejecutivas (FE) son soportadas principalmente por la corteza prefrontal: participan en el control, la regulación y la planeación eficiente de la conducta humana, también permiten que los sujetos se involucren exitosamente en conductas independientes, productivas y útiles para sí mismos. Participan de forma decisiva en la formación de intenciones y programas, así como en la regulación y verificación de las formas más complejas de la conducta humana. El daño funcional de los lóbulos frontales tiene consecuencias muy heterogéneas e importantes en las conductas más complejas del humano, desde alteraciones en la regulación de las emociones y la conducta social, hasta alteraciones en el pensamiento abstracto y la metacognición. Una de las funciones más importantes es la capacidad de control sobre los demás procesos neuronales que se llevan a cabo dentro y fuera de la CPF permite retrasar las tendencias a generar respuestas impulsivas, originadas en otras estructuras cerebrales, siendo esta función reguladora primordial para la conducta y la atención.
LÓBULOS PARIETALES egra los estímulos somatoestésicos, permitiendo el reconocimiento y recuerdo de las formas, las texturas y los pesos de los objetos. Iintegran las relaciones visuoespaciales y las percepciones relativas con otras sensaciones para crear conciencia de la trayectoria de los objetos en movimiento. La conciencia de la posición de las partes del cuerpo se origina en esta zona. ES EL CENTRO DEL MAPEO DEL CUERPO HUMANO. En el hemisferio dominante, el área parietal inferior procesa las funciones matemáticas y está íntimamente relacionada con el reconocimiento del lenguaje y con la memoria para las palabras. El lóbulo parietal no dominante integra la relación de la parte izquierda del cuerpo con su entorno. Las lesiones pequeñas de la corteza poscentral producen astereognosia (pérdida del reconocimiento de los objetos mediante el tacto) en la mano y el hemicuerpo contralaterales. Las lesiones parietales inferiores extensas del hemisferio dominante (generalmente el izquierdo) suelen asociarse con afasia severa; las lesiones menores pueden causar apraxia, discalculia y, en ocasiones, confusión izquierda-derecha y agrafia. La lesión aguda del lóbulo parietal no dominante puede alterar la conciencia del lado izquierdo del cuerpo y el reconocimiento de la naturaleza grave de la lesión por el propio paciente (anosognosia). En presencia de lesiones menos extensas, el paciente puede presentar cierta confusión al intentar realizar determinadas actividades manuales aprendidas; este déficit se denomina apraxia y puede imposibilitar acciones aprendidas, como el vestirse.
LÓBULOS TEMPORALES Los lóbulos temporales intervienen en el procesamiento del reconocimiento visual, la percepción auditiva, la memoria y las emociones. Los pacientes con una lesión unilateral adquirida del lóbulo temporal derecho habitualmente pierden agudeza para reconocer los estímulos auditivos no verbales (p. ej., la música). La lesión del lóbulo temporal izquierdo interfiere gravemente con el reconocimiento, la memoria y la formación del lenguaje. Los pacientes con focos epileptógenos en las zonas mediales límbicoemocionales del lóbulo temporal suelen presentar crisis parciales complejas caracterizadas por sensaciones o pensamientos incontrolables y por procesos autónomos, cognitivos o emocionales anómalos. Ocasionalmente, estos pacientes presentan alteraciones de la personalidad caracterizadas por falta de sentido del humor, religiosidad filosófica, obsesiones y, en el varón, disminución de la libido.
LÓBULOS OCCIPITALES Se reciben e interpretan los estímulos visuales a fin de discriminar formas, contornos, colores y las diferentes formas de los símbolos lingüísticos. Las lesiones en el lóbulo occipital pueden presentar alteraciones neuropsicológicas como: Agnosia visual a objetos: La incapacidad para reconocer objetos familiares presentados visualmente. Agnosia simultánea o simultagnosia (Síndrome de Balint): La incapacidad para apreciar a la vez más de un aspecto de la configuración del estimulo visual. Pueden identificarse aspectos aislados pero no en su conjunto. El lóbulo occipital derecho sería el responsable más directo. Agnosia de rostros o prosopagnosia: La incapacidad de reconocer rostros familiares, de amigos e incluso su propio rostro frente al espejo. Normalmente acompañado de agnosia simultánea o cromática. Se produce normalmente por lesiones bilaterales de los lóbulos occipitales. Agnosia cromática o cromatognosia: La incapacidad de reconocer los colores, tanto para identificar, clasificar y ordenar los colores (agnosia visual), más relacionadas con lesiones occipitales derechas, como en la denominación de los colores aunque el reconocimiento sea correcto, más relacionadas con lesiones occipitales izquierdas. Ceguera cortical: Ceguera producida por un infarto occipital bilateral. Puede percibir ligeramente la luz o el movimiento. El reflejo del parpadeo ante la amenaza está alterado. Alexia agnósica o ceguera pura de palabras: Incapacidad para reconocer las palabras sin que exista afasia ni agrafia. La información que llega al lóbulo occipital derecho no puede enviarse al lóbulo occipital izquierdo como consecuencia de una lesión del cuerpo calloso. Afasia óptica: Trastorno donde está alterada la denominación por un acceso visual del objeto.