Francesco Fran cesco Tomas Tomasine inellllii - M arco arc o Salemi
L as M a ntis ntis y Los Insectos Palo espe cies, m orfología, orfología, instalación instalación de l terr terrari ario, o, com po rtam iento, alim alim entación entación y reproducción
Francesco Tomasinelli Marco Salemi
L A M A N T IS IS Y LOS IN S E C T O S PA L O
De¡Vecch
Francesco Tomasinelli Marco Salemi
L A M A N T IS IS Y LOS IN S E C T O S PA L O
De¡Vecch
A p e s a r d e h a b e r p u e s t o e l m á x i m o c u i d a d o e n l a r e d a c c ió ió n d e e s ta ta o b r a , e l a u t o r o e! e! e d i t o r n o p u e d e n e n m o d o a l g u n o responsabilizarse responsabilizarse po r las las informaciones (fórm ulas, recetas, técnicas, técnicas, etc.) etc.) vertidas en el texto . Se aconseja, en el caso de p ro b le m a s e sp e c íf ic o s — a m e n u d o ú n ic o s — d e c a d a l e c to r e n p a r ti c u la r, q u e se c o n s u lt e c o n u n a p e r s o n a c u a li fi c a d a p a r a o b tener las las informaciones informaciones más completas, completas, más exactas y lo más actualiza actualizadas das posible. posible. E DIT OR IAL D E V EC CH I, S. A. U. U.
Traducción d e Parango Parangona na, Reali tzació tzac ió Editoria Edit orial, l, S. L. Los capítu ca pítulos los que tratan tr atan de d e las ma ntis nti s religiosas son d e Francesco Tomasine Toma sinelli lli y los de fás de fás m idos id os de Marco Ma rco Salemi. Salem i. Diseño Dise ño gráfico de la cubierta cub ierta de © YES. Fotografías Fotografías de la cubierta cubi erta y d e l interior interio r de Francesco Francesco Tomasinel To masinelli, li, salvo s alvo dond do ndee se indica ind ica otra procedencia.
© Editorial D e Vecchi, S. A. U. 2006 Barcelona
Editorial D e Vecchi, S. S. A. d e C . V. V. México
Introducción
Podría pa recer extraño agrupar dos tipos de insec tos tan distintos: las man tis, infatigables y voraces cazadoras, y los fásmidos (comúnm ente d enom inados «insectos palo»), pacíficos y entusiastas de vorad ores d e plantas. Sin embargo, existe un denominador com ún: am bos grupos evolucionan m uy bien en cautividad y permiten que los criadores m ás hábiles y decididos p ued an observar en un terrario todo su ciclo vital, incluyendo la reproducción. La cría de e stos insectos es un arte milenario. E fectivamen te, fue practicado por prim era vez en Ch ina hace ya muchos siglos. La fascinación q ue estas criaturas ejercen sobre nosotros tiene unas raíces profund as, tanto si se trata d e la m irada indagadora de una mantis como de la extraordinaria librea m¡ m ética d e un insecto palo. H oy en día la gran variedad de especies que se pue den enco ntrar en criaderos, a menudo muy distintas, representa una buena ocasión para cono cer m ejor la biología de los insec tos y acercarse al estud io d e las ciencias naturales; un a p arte de esta guía está por lo tanto dedicada — además de a la cría— tam bié n a la bio lo gía y a la eto lo gía de los dos grupos.
M acho de Heteropteryx dilatata, uno de los fásmidos más grandes
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Clasificación
Tan to las mantis com o los fásmidos pertene cen al filo Ar tr op od a, clase Insectos. Pero de aquí en adelante empiezan las diferencias: los dos grupos pertenecen de hecho a órdenes distintos (M antodea y Phasmida, respectivam ente), con diversas familias y miles de especies cada uno.
Las mantis N o exis te in secto q u e haya eje rc id o sobre el hom bre u na fascinación mayor qu e las mantis. Una parte de este carisma se refleja en el mismo nombre de estos insectos: «mantis» deriva efectivamente del griego mantis (adivino, profeta), con una clara referencia a la postura habit ual del in secto (los brazos captores m anten idos alineados a lo largo del tórax y debajo d e la cabeza), parecida a la postura de un a persona rezando. Según las teorías más recientes —no exentas d e discrepancias— las m antis religiosas pertenecen a un único orden, Manto dea, de la clase Insectos, que cuenta con alrededor de 2.000 especies, difundidas sobre to do en los trópicos. El dimorfismo sexual es bastante marcado: las hem bras son m uy diferentes de los machos, más pequeños y gráciles que sus compañeras. Los jóvenes, por el contrario, son m uy parecidos a los adultos; au n así, se Este retrato de Stagmatoptera femoralis pone en eviden cia los brazos captores y la cabez a triangular, característica principal de las mantis
diferencian fácilmente de ellos porque no tienen alas y llevan a menudo el abdomen encorvado so bre el tórax. Las dimensiones son extremadamente variables: de sde 1 centím etro de largo de la Mantoida tenuis se llega a gigantes de alrede dor de 15 centíme tros (y más) com o la Macroma ntis o la Ischnomantis. Según algunas fuentes, existirían algunas especies de dimensiones aún su periores, pero para m uchas d e esta s in form aciones falta la validación científica. Desde el punto de vista filogenético, las mantis son insectos primitivos y tienen un d e sarrollo de tipo hetero m etábo ío (es decir, las crías salen del huevo con el semb lante parecido al de los adultos): efectivam ente crecen a través de una serie de mudas (entre seis y diez, según el sexo y la especie) c am bian do el exoesqueleto a intervalos regulares, hasta alcanzar la edad adulta. Una vez maduras, de jan de crecer y m antienen el m is m o cuerpo hasta la mu erte. E l ciclo vital difícilmente su pera el año (a m enudo tie ne una duració n muy inferior, sobre tod o en los m achos). Todas las especies son d epr eda do ras y se alim entan de u na variedad de insectos y peq ueño s vertebrados q ue cap turan casi siempre «al acecho», gracias a su aguda vista y al movimiento rapidísimo de los brazos captores. La defensa de los depredadores consta normalm ente d e su coloración críptica, de una rápida fuga y de unas posturas amenazadoras. Desp ués del apareamiento, qu e a veces es b astante cru ento para el m acho — inclu so puede acabar sie ndo devorado— , la hem bra pone los huevos en envoltorios (oote cas) d e un material poroso y resistente; meses o semanas de spués nace rán las crías, ya pre para das para llevar un a existencia indepen dien te. N o exist en verdaderos cu idado s paternos, aun que en algunas especies las madres pro tegen las ootecas d e los parásitos y de los de predadores hasta el m om ento d e la eclosión.
las especies, m ientras que en las restantes cinco están confinadas poquísimas form as m ás o menos primitivas y de peq ueñ o tamaño. Hynenopodidae
Familia m ás bien am plia cuyos límites no es tán muy claros: en la actualidad todavía es objeto de discusión. Contiene sin embargo muchas de las especies más variopintas, como la mantis flor y la mantis orquídea, y m uch as o tras especies singulares y llamativas. Mantidae
E s la familia m ás grand e e incluye la mayoría de las especies, desde las form as más com unes hasta las más gráciles y filiformes. Para esta familia, está en fase de realización una «reestructuración» qu e prevé la subdivisión en distintos grupos. Empusidae
C om pren de diversas especies elegantes y llamativas con cu erpo alargado y con m achos dotados de grandes antenas peinadas. Está presente en E uropa m eridio nal con las especies Empu sa pe nn at a y Empu sa fa ja da. Eremiaphilidae
Peq ueñ o grupo d e especies ligadas a un me dioambiente árido y desértico. De talla mediana, pero toscas y macizas, cazan casi siem pre a ras del suelo. Su presencia en criaderos es escasa. Am orp hoscelidae
La sistemática La sistemática del orden M antode a ha sido siempre ba stante m isteriosa. La m ayoría de las veces los textos no m encion an siquiera la familia, ya que las principales son dishomogéneas y a menudo poco útiles desde el pun to d e vista m orfológico y etológico. Actualmente existen ocho familias, que serán breve m ente descritas más adelante; las p rim eras tre s inclu yen la gran m ayoría de
Otra pequeña familia con algunas especies toscas y primitivas. Son parecid as a las an teriores, y no existen en cautividad. Metallycidae
Mantis de tierra que presentan un colorido metálico. Están estrechamente relacionadas con las cucarachas. Interesan tes, pero n o están p resentes en criaderos.
Empusa pennata, sin duda la mantis europea más espectacular, m ientras devora una peq ueña libélula
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Chaeteessidae y Man toididae
Se trata de d os familias, antiguam ente un idas, que comprenden poquísimas especies, todas muy parecidas. Tam poco se en cue ntran en criaderos.
Los fásmidos H asta hace no m ucho tiempo , criar fásmidos era una actividad reservada a los biólogos, pero recie ntem ente se ha convertido en una pasión muy difundid a. E sto s insecto s se p u e den en contrar tanto en las tienda s especializadas en la venta de reptiles, anfibios e invertebrados como en criaderos profesionales. Pu ede parecer extraño ten er estos animales en casa, pero hoy en día los animales do mésticos no se limitan a gatos y perros, sino que com prend en tam bién tortugas, cotorras, peces tropic ales, hurones, serpie nte s, etc. Hace un tiempo se encontraban muy pocas especies de estos magníficos insectos, como mucho cuatro o cinco po r tipo, y sólo en tiendas d e animales m uy especializadas o entre entomó logos, aun tratándose de animales con formas muy sencillas y fáciles de m antener en un criadero (com o la especie Carausius morosa s qu e, al no prese ntar una li-
brea part ic ula r, no es m uy preciada p o r los aficionados). N o s podem os consid era r afortu nados por la amplia posibilidad d e elección q ue existe actualmente entre las diferentes especies de insectos; adem ás, los fásm idos se adap tan bie n a la vid a en cautiv idad, se reproducen fácilm ente y no son m uy exigentes a la hora de comer. O tro elem ento a favor de los potenciales nuevos criadores es el del continuo descubrimiento de especies hasta ahora desconocidas, por lo qu e se espera q ue sea posi ble estu dia rla s y preservarlas cada vez m ás, y llegar incluso a criar algunas nueva s especies muy particulares. El nombre «fásmido» deriva del griego phasm a, y significa aparición o fa nta sm a. Se estableció este nom bre po r la capac idad verdaderam ente asombrosa que tienen estos insectos de mimetizarse con la naturaleza que los rodea, volviéndose invisibles en la espesura de los bosqu es tropicales o en m edio de la vegetación. Posteriorm ente em pezaron a recibir otros nombres comunes, entre los cuales es muy conocida la denominación «insecto palo», debido a la similitud de su aspec to con las ramitas d e las plantas. Lo s fásmidos viven en casi toda s las regiones del mu ndo pero sobre tod o en las zonas húm edas, ecuatoriales o tropicales. Su distri-
Jn a hembra de Oreophoetes peruana, fásmido suramericano d e vistosa coloración
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Unjoven ejemplar de Extatosoma tiaratum, ya mimético com o los adultos
bució n parte d el e cuado r h asta llegar al paralelo 45° de am bos hem isferios. N o sólo se encuen tran en el desierto del Sa hara o en el extremo su r de Argentina o C hile, existen fásmidos qu e viven muy cerca de l mar, como la especie B acil lu s att ic us, o en cotas altas, como la Aga them era crassa, qu e p ued e vivir a 3.000 m de altitud. Los fásm idos estuvieron incluidos dura nte mucho tiempo en el orden d e los Ortópteros (el de los saltamontes y los grillos), antes de p erten ecer a su o rd en definit ivo, el d e los Phasmatodea. Este orden, denominado tam bién P h asm id a, c o m p re n d e alred e d o r d e 2.500 especies, subdivididas en diversas familias. Los ejemplares más peq ueño s m iden poco más de 1,4 cm (la Timema califom icum ), pero otros llegan a los 25 cm de largo. E l récord lo tiene la especie Pha rn ac ia kir by, que puede alcanzar la excepcional m edid a d e 55 cm. Todos los fásmidos se nu tren únicamente de vegetales y son activos principalmente por la noche, au nq ue en alg unos casos tam bién po de m o s o bservarlos co m er de día . N orm alm ente , en su die ta dia ria se encuentran plantas muy diversas entre sí, por ejem-
plo hoja s d e zarza, d e ro sa, d e encina, hie dra, lentisco, varios tipos d e heléchos, m irto, filirea, etc. A me dida qu e van alimentándose, su cuer po no para de cre cer, desarrollá ndose a través de varios estadios de crecimiento en los qu e las crías o jóvenes ninfas son — en cua nto a características— iguales a los ejemplares adultos (pero en m iniatura), y poseen tam bién fo rm as m im éticas que las hacen parecidas a ramitas u hojas secas. Por lo general, los fásmidos experimentan entre cuatro y siete m udas o cam bios de piel; esto sucede cu an do en los sujetos jóvenes la vieja piel se vuelve dem asiado peq ueñ a a causa del crecimiento continuo, y se ven por lo tanto obligados a cam biarla po r una nueva y más grande: cuando alcanzan las últimas mudas, aparecen las alas, que normalmente en los m achos son muy desarrolladas, mientras que en las hem bras son peq ueña s y atrofiadas. En algunos ejemplares adultos las alas son adec uada s incluso para peq ueñ os vuelos. En ocasiones, la librea puede cambiar de color du ran te el paso de ninfa a ejemplar adulto. Para algunas especies el dimorfismo sexual es muy ev idente, tan to po r la talla del
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nopsis, con
Un pequeño Bacillus escondido en la vegetación
macho, que es casi siempre más pequ eño, como por un órgano presente en el abdomen de la hembra que le sirve para depositar los huevos; de todas form as, es m uy fácil distinguir el sexo despu és de la tercera mud a. En ocasiones ha habido errores de clasificación de los taxóno m os, quien es, al describir estos insectos, han identificado m acho y hem bra com o especies diferentes. En el orden Phasm ida se incluyen también los extraordinarios insectos hoja, que pertenecen a la familia Phyllidae y tienen un a forma idéntica a la de u na hoja, reprodu cida con todo lujo de detalles (nervaduras, márgenes con flequillo o secos, etc.). Se descubrieron en 1758, cuand o fue descrita la especie Phyllium siccifolium. Actualmente se conocen alrededor de 35 insectos pertenecientes a esta familia, mu chos d e las cuales viven en M alasia. E n E uropa, p or el contrario, se enc uen tran los verdadero s insectos palo, represe ntados por alrededor d e un a dece na d e especies. D e los fásmidos provenientes de N ueva Z elanda, la especie A ca nth oxy la se ha aclimatado ya desde hace varios años en Cornwall (Gran B retaña). E stos ejemplares europeos no tienen alas desarrolladas y no están d otados de formas muy grandes y llamativas, como sus primos tropicales. Los más imponentes son los que perten ecen al gén ero Baci llus, que pueden llegar a los 11 cm de largo. En Europa meridional están presentes dos géneros de fásmidos, los Baci ll us y los Clo-
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u n total de ocho subespecies diversas y algunos híbridos. El más conocido entre todo s es el Ba cillus rossius, ya descrito en 1790. M ás recienteme nte, en la década de 1980, se descubrieron dos especies endémicas en los M on tes Ibleos, en Sicilia: Ba cil lus lynceorum y Ba cil lus wh ite i. Los fásmidos se reproducen deponiendo algunos huevos de los que luego nacen unos peq ueño s ya p erfecta m ente form ados y ca paces de vivir d e m anera independie nte , sin ningún cuidad o de sus progenitores. El núm ero de huevos producidos po r una hem bra pue de variar entre 1215 hasta un máximo de 3001.000, según la especie y las dimensiones. No rma lmente los huevos se de jan caer al su elo, pero en algunas es pec ies se deponen directamente sobre la tierra o bien se dejan pegados a hojas qu e servirán de nu trientes. Los tiempos d e incubación p ara la eclosión de los huevos pueden variar según la especie y el clima en el qu e vive; por e jem plo, en las especies europeas existe un peri odo de pausa invernal, por lo cual los huevos se abren sólo en primavera. Para la especie Rumul us , por el contrario, no hay que esperar más de un m es para asistir al nacimiento de las crías; en ca m bio, pa ra la Heterop terix dilatata se supera incluso el año de incubación. También en los huevos de los fásmidos se nota un mim etismo perfecto; de h echo, se parecen a pequeñas sem illas d e gra m in áceas, muy difíciles d e distinguir cuand o h an caído al suelo. La forma d e los huevos resu lta muy importante, cuando no fun damental, para la clasificación d e las diversas especies p erte ne cientes a la misma familia, donde a veces es mu y difícil perc atarse d e las diferencias m orfológicas en los ejem plares adultos.
La sistemática La sistemática d e los fásmidos es mu y variada. Las familias principales, descritas brevem ente a continuación, se dividen en n um erosas subfam ilias. Diapheromeridae
Los fásmidos p ertene ciente s a esta familia se encuentran prácticamente en casi todo el m undo excepto en Europa, desde los am bientes secos hasta los b o sq ues tr opicale s hú m edo s. A lgunos son m uy co loreado s y 11a
matívos, com o la Oreophoetes peruana, que presenta en los m achos u na herm osa libre a de un b onito color rojo intenso. Phasmatidae
Se trata tal vez de la familia más amplia en cuanto a número de ejemplares, con la mayor variedad d e formas y colores. Los insectos que p ertenecen a esta familia pued en e ncontrarse en diversos ambien tes, tanto en los climas secos com o en los má s húm edos. Timematidae
N o se conoce m uy bie n esta fam ilia d e in sectos; presenta individuos a menudo de pequeñas dimensiones y de colores metálicos. La forma es parecida a la de un cortaúñas.
A schip hasm atidae
Se conoce muy poco de estos insectos que viven exclusivamente en Asia. Sus huevos están c ubiertos p or un vello tupido y los adultos n o tiene n form as llamativas; por lo general, el mac ho está do tad o d e alas muy largas y su coloración es id éntic a a la de las ramitas secas de las plantas. Pseudophasmatidae
M uchos fásmidos pertenecientes a esta familia poseen la particularidad d e ex peler líquidos irritantes para defenderse. Su difusión se redu ce exclusivamente al con tinente am ericano; no tiene n g randes dimen siones y sus cuerpos son toscos y lisos, con coloraciones verdad eram ente interesantes. Phyllidae
Bacillidae
En esta familia se incluyen especies com o el Bacillus rossiu s, pero también otras especies particula res de fo rm as m uy ex trañ as y m uy apreciadas po r los criadores, com o el género Heteropterix.
Son los fásmidos más bellos y llamativos. Tienen formas pa recidas a hojas envejecidas por el tie m po, con cuerpos anchos y apla stados. Viven en zonas muy húm edas y son los más solicitados por los apasionados de los insectos.
Com o y a dijimos en la introducción, pue de pare ce r extraño au na r estos dos grupos d e insectos qu e a primera vista p arece n diferentes, las mantis caza doras y los fásmidos somnolientos com ed ores d e hojas. Sin em barg o, no es sólo la facilidad d e a d ap tació n a la vida en cau tividad don de son muy parecidos, sino qu e h ay otro as pecto importante qu e podría definirse «de parentesco». Efectivam en te, resulta qu e las mantis y los fásmidos son realm ente «primos»: en 2002 fue des cub ierto un nu evo orden d e insectos deno m inado Matofasmoideos, en inglés Heelwalkers, qu e significa «los qu e a n dan sobre los talones», porque poseen u na p articularidad en sus movimientos: and an m anten iendo levantados los últimos segm entos d e los tarsos. Viven exclusiva m ente en Á frica austral, en las m ontañas de Brandberg, en Nam ibia; se escon den en la hierba que cr ec e entre las rocas; m iden 4 cm de largo y son carnívoros ápteros (o sea, sin alas) q ue se alim entan d e peq ueñ os insectos. Los entom ólogos los han llam ad o tamb ién «gladiadores» por su as pec to co m ba tivo (co m o las mantis), pero tam bién por la espesa cutícula qu e los envu elve, la cua l constituye un a ve rdad era coraza, exac tam ente c om o e n los fásmidos. Son depred ado res muy fuertes, p ueden nutrirse incluso d e insectos muy g randes, de su mismo tam añ o. Todo esto h ac e pensar qu e h ay to dav ía m ucho por descubrir sobre la m aravillosa naturaleza que nos rodea.
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Las mantis de criadero más comunes Especie
Familia
Acanthops folcata
Tipología
Talla hembra adulta
Hymenopodidae América tropical
Mantis hoja
3-4 cm
Am eles decolor, A. spallanzania
Mantidae
Europa meridional
Convencional, 5-6 cm pequeña y tosca
Blepharopsis m end ico
Empusidae
Oriente Medio
Creob oter gemm otus, C. pictipennis
Hymenopodidae
Asia suroriental
Convencional, pero ornamentada Mantis flor
4-5 cm
Deroplatys dessicata, D. lobato
Mantidae
Asia suroriental
Mantis hoja
7-9 cm
Empusa pen na ta
Empusidae Empusidae
Hestiasula brunneriana
Hymenopodidae
Sri Lanka
Alargada y ornamentada Alargada y ornamentada Mantis hoja
6 cm
Gongylus gongyloides
Europa meridional India
Heterochaeta strachani
Mantidae
África occidental Mantis palo, grande
12-14 cm
Hierodula m em branáceo, H. grandis, H. patellifera
Mantidae
Asía tropical
Convencional, grande
8-10 cm
Hymenopus coronatus
Hymenopodidae Asia suroriental
Mantis orquídea
6-7 cm
Iris oratoria
Mantidae
4-5 cm
Mantis religiosa
Mantidae
Convencional, pequeña Convencional
Myom antis paykulll
Mantidae
3-4 cm
Neodanuria b oleana
Mantidae
Convencional, pequeño África occidental Mantis palo
Orthodera novaezeatandese
Hymenopodidae
Nueva Zelanda
3-4 cm
Phyllocrania paradoxa
Mantidae
África meridional
Plistopilota guineensis
Mantidae
Polisphilota aeruginosa
Mantidae
África occidental Convencional, muy grande Madagascar Convencional
7-8 cm
Po pa batesi
Mantidae
África meridional
Mantis palo
6-7 cm
Pseudocreoboter whalbergii, P. ocellata
Hymenopodidae
África
Mantis flor
4-5 cm
Sphodromantis lineóla, S. viridis
Mantidae
África
Convencional
7-8 cm
Theopropus elegans
Hymenopodidae
Malasia
Mantis flor
4-5 cm
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Lugar de origen
Europa meridional Europa meridional y Estados Unidos Norte de África
Convencional, pequeña y coloreada Mantis hoja
7-8 cm
8-10 cm 4-5 cm
7-8 cm
8-10 cm
5-6 cm 10-12 cm
Una dram ática imagen de Idolomantis diabólica, una de las mantis más fascinantes
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Los fásmidos de criadero más comun es Especie
Familia
Lugar de origen
Tipología
Talla hembra adulta
Acroph ylla welfingi
Phasmatidae
Australia
19-20 cm
Anisomorpha bupretoides
Pseudophasmatidae
América, Florida
Convencional, grande Convencional, mediana
Areaton asperrimus
Bacillidae
Borneo
Medio espinosa
8 cm
Bacillus rossius
Bacillidae Phasmatidae
Convencional, pequeña Fásmldo palo
10 cm
Rumulus thai
Italia, Francia, España Tailandia
Carausius morosus
Diapheromeridae India meridional, Europa Francia Bacillidae
Convencional, mediana Convencional, pequeña Pequeña, espinosa, coloreada Grande, espinosa
8-9 cm
Clonopsis gallica
7 cm
10-13 cm
7 cm
Epidares nolimetangere
Bacillidae
Oceanía
Eurycanhta ca lca rata
Phasmatidae
Papúa Nueva Guinea
Extatosoma tiaratum
Phasmatidae
Australia
Grande, espinosa 14-16 cm
Heteropteryx d ilata ta
Bacillidae
Malasia
Grande, espinosa 15 cm
Lamponius guerini
Phasmatidae
Guadalupe
8-9 cm
Neohirasea maerens
Diapheromeridae Vietnam
Convencional, rnlnrpnrin Fásmido oloroso
Oreophoetes perua na
Diapheromeridae Perú, Ecuador
8 cm
Pharnacia bíceps
Phasmatidae
Phasma gigas
Phasmatidae
Nueva Guinea
Phobaetious serratipes
Phasmatidae
Malasia
Phylium celebícum
Phyllldae
Tailandia
Convencional, r' o1o níHn Convencional, grande Convencional, grande Convencional, enorme Fásmido hoja
Proscopia scab ra
Orthoptere
Guayana francesa
Fásmido inusual
15-18 cm
Raphiderus scabrosus
Phasmatidae
Islas Mauricio
Convencional coloreada
8-9cm
Rumulus saussure
Phasmatidae
India
Fásmido palo
14-15 cm
Sipyloidea sipylus
Diapheromeridae
Madagascar
8,5 cm
Sungaya inex pectata
Bacillidae
Filipinas
Convencional, con alas Medio espinosa
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Ja v a
4-5 cm 12-15 cm
9 cm
16-18 cm 18-19 cm 25-27 cm 8-9cm
8 cm
/ ' ■
,
,
1 '
- * w
Joven ejemp lar de Phyllium gigan teum , pe rfectam ente mimetizado en una hoja
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Morfología de los insectos
El aspecto externo Los insectos se diferencian d e los otros artrópodos po rque tienen el cuerpo dividido en tres partes (cabeza, tórax y abdomen), con seis patas y dos antenas.
La cab eza La primera sección del cuerpo, la cabeza, contiene el aparato bucal, los ojos y las antenas. Los ojos, tanto en las mantis como en los fásmidos, están constituidos po r cen tenares de pequeñas lentes en miniatura, los om atidios, cad a un a d e los cuales contribuye a la visión completa, proporcionando una p equ eñ a porción d e la im agen. Los ocelo s, individuales y más pequeños, también en la cabeza, son p or el contrario más rudim entarios, ya que tan sólo distinguen la presencia de luces y som bras. Las antenas, m ás desarrolladas en los machos d e am bos órdenes, llevan los receptores químicos del olfato y p erm iten e n c o n tra r m ás fácilm ente a los compañeros sexualmente receptivos, siguiendo las trazas d e las feromo nas.
salen tres pares d e patas, un o po r segmento, y las alas, prese ntes e n to do s los géneros de fásmidos y mantis, aun que a me nudo están atrofiadas. Las patas se componen de cinco p artes distintas, p artie n d o del cuerp o: tro cánter, coxa, fém ur, tibia y tarso. El primer p a r d e patas d e las m antis , llam adas brazos captores, están marcadamente modificadas p a ra cap tu rar la presa. L as verd aderas alas m em branosas, qu e a veces son aptas para el vuelo, están protegidas en ambos órdenes p o r un prim er par d e alas m odific adas, fu ertem ente esclerotizadas y con función de pro tección, llamadas tegminas.
El abdom en La última sección del cuerpo, el abdomen, está subdividida en un número variable de segmentos y es do nd e se encuentran los órgano s vitales. E n la extrem idad posterior se en cu en tran el ano y las cavidades genitales. En las mantis, sobre el último segmento abdominal se encuentran cortos apéndices llam ado s cercos, qu e sirven para la creación de las ootecas, los envoltorios de los huevos.
El tórax
El exoesqueleto
Del tórax, subdividido en tre s ulteriores segmentos (protórax, m esotórax y metatórax).
Todos los insectos están recubiertos por un exoesqueleto, compuesto por una cutícula dura llamada quitina, causa de su aspecto «coriáceo». A diferencia del tegum ento elástico de los vertebrad os, el exoesqueleto no p u e d e d ilatarse; p o r consig u iente , cuando m antis y fásmidos tienen qu e crecer, están
Una esp ectac ular mantis orquídea Hymenopus coronatus, mientras dev ora a una m ariposa
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obligados a produc ir un n uevo exoesqueleto, que sustituirá al antiguo. E n el m om ento de la mu da el ins ecto sale de la vieja piel, o exu via, y se agranda inmediatamente, antes de que la quitina se endurezca del todo. E ste es un m om ento m uy delicado en la vida de los insectos du ran te el cual, si no enc ue ntra n las condiciones ambientales correctas, pu eden incluso morir. E n el exoesqueleto, de forma y color a veces verdaderam ente extraordinarios, se encuentran tam bién las espinas, pelos táctiles de tamaño microscópico, indispensables pa ra el sentido del ta cto .
La anatomía La estructura interna de los insectos es sencilla pero increíblemente eficiente para criaturas de dimensiones tan reducidas. Todos los órganos están protegido s p or el ex oesqueleto, que funciona también como punto de ancla je para los te jidos y para los músculos.
El aparato digestivo El aparato digestivo está con stituido p or un largo intestino que absorbe y digiere todos los nutrientes, ayu dado po r la saliva y po r en zimas digestivas. Las heces, junto con otros excretos, son expulsadas po r el ano, situado en la extremidad del abdom en.
Los aparatos circulatorio y respiratorio El aparato circulatorio es de tipo abierto, en el qu e la sangre, llamada hem olinfa (blanca o verde, ¡casi nun ca roja!) es bom bea da po r el corazón, que la hace circular libremente a través de todo el organism o sin estar constreñida en vasos. El aparto respiratorio está constituido por un sistema d e túm ulos, los espiráculos, situados a lo largo d e las paredes del abdomen, qu e con ducen hacia otras estructuras tubulares, las tráqueas, las cuales proveen los intercam bio s respiratorios a la hemolinfa.
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Tanto las mantis co m o los fásmldos son totalm ente Innocuos (no poseen ningún venen o), aun que a ve ce s las primeras son ca p ac e s d e m order o d e pellizcar un de do co n las pa tas captoras. Lo peo r que pued e ocurrir no pa sa d e un peq ueñ o corte. D e todas formas, la m ayoría de las especies son pacíficas. Los fásmidos, en cambio, son Inc ap ac es de morder o herir de algún modo, salvo con las espinas qu e presentan tan sólo algunas especies d e tamañ o gigante.
El sistema nervioso Existe un sistema nervioso muy sencillo, «descentralizado» y basado en tres en tidades fundam entales: en la cabeza, por encima del esófago, se enc uen tra el ganglio suprae sofágico, que desarrolla una función análoga a la del cerebro; más abajo, debajo de l esófago, el ganglio subesofágico controla los aparatos bucales, mientras que un a serie de ganglios m enores, presentes en cada segm ento corpóreo, controlan la coordinación m otriz en tre las distintas partes.
El apa rato reproductor La reproducción, tanto en las mantis como en los fásmidos, es esencialmente sexuada, aun que existen diversas especies qu e se re producen por partenogénesis. La reproducción sexuada prevé que la hem bra sea fecundada p or el macho, análogam ente a lo qu e ocurre en m uchos otros insectos. E n la partenogénesis, p or el contrario, la hembra depone los huevos sin ninguna ayuda po r parte de l mach o, y esto conlleva el nacimiento de individuos casi exclusivamente de sexo femenino. Muc has especies de fásmidos pueden reproducirse de ambas formas, para así, en casos de e m ergencia, pode r pro crear una nueva generación d e in secto s sin la ayuda del macho.
La especie de mantis más difundida en Europa, ta Mantis religiosa
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LAS MANTIS
La vida en la naturaleza
Voraces exterminadoras de insectos Las m antis ejercen un a p resión predatoria muy fuerte sobre peq ueño s artrópodos y so bre to d o so b re lo s insectos; ju n to con las arañas y las hormigas son, sin lugar a dud a, los más mortíferos exterminadores de insectos. En Europa, en ciertas zonas templadas, hacia el final del verano la población d e m antis adultas p ue de ser muy extensa y los ortópteros (grillos y saltamontes) resultan obviamente muy escasos. Se puede decir que en algunas zonas aca bar entre los bra zos capto res d e una hem bra voraz de M an tis religiosa es la causa de m uerte más comú n en tre los insectos del campo. Todo el ciclo vital de estos dep red ad ore s está desde luego sincronizado co n el d e las presas: las peque ñas M anti s religiosa, por ejemplo, nacidas en marzoabril, presentan incluso poco después de la eclosión las mismas actitudes predato rias que su s pro genitore s. D espués d e las tibias noches primaverales aprovechan el sol de la mañana para termorregularse; luego empiezan la caza, curiose and o despacio entre la hierba y las piedras. Los jóvenes son, en efecto, más bien activos, mientras que los individuos adultos tienden a quedarse en el mismo punto duran te mucho tiempo. Se ha observado en Tenodera sinensis, una especie com ún afín a la M anti s religiosa, que
Las mantis no dudan en a tacar incluso a depredadores como las arañas
algunos ejemplares privados de alimento aban don an el lugar de em boscada después del tercer día consecutivo de ayuno, para luego elegir otra p lanta y volver a empezar con la pacien te espera. Generalmente, un solo ejemplar puede devorar, antes de convertirse en adulto, decenas de pequeñ os insectos del campo. De igual forma, la posibilidad de que este mismo ejemplar pueda ser la víctima es muy alta: arañas, ho rmigas, pája ros y otras m antis más grandes devoran un grandísimo núm ero de pequ eñas mantis. Pero las pocas que so bre viv en son ig ualm ente capaces de devora r un grillo al día durante toda su vida adulta, que suele ser de dos o tres meses. E s por lo tanto razonable suponer que una mantis, en el arco de su ex istencia, elimine alreded or de doscientas presas de diferente talla. Un cálculo parecido se pu ede fácilm ente realizar en el laboratorio, siguiend o el desarrollo de un pequeño grupo de ejemplares y controlando las presas consumidas. El gran apetito de estos insectos los convierte por lo tanto en valiosos controladores de plagas, capaces de mantener bajo control algunas especies dañinas para la agricultura. E n Estados U nidos se venden las ootecas de la mencionada Tenodera sinensis para tener bajo contr ol los in secto s dañin os para el ja rdín, sobre todo grillos y saltamontes. No obstante, la Tenodera es un depredador opo rtunista capaz de consum ir cualquier pequ eña criatura qu e se le ponga a tiro, incluso sus preciosos compañeros fecundadores: cuando las presas escasean, la atención de las insaciables hem bra s se dirige hacia los dé biles y gráciles machos.
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Una d e las características más co noc ida s d e las mantis son sus brazos captores. Y sin embargo no se trata de un rasgo exclusivo de estas. En el filo Artropoda, en muchos años h an aprendido a utilizar esta estructura particular. Los amblypigi, imponentes arácn idos primitivos parecidos a los escorpiones pero com pletam ente inocuos, tienen el primer par d e brazos, con ocidos com o palpos maxilares, m odificados para caz ar presas, d e forma a nálog a a las mantis. Pero existen tam bién los brazos d e los emípteros acu áticos d e los géneros Nepa, Ranatra, Belostoma, etc., o los de las M an tispa tenuiformis, un peq ueño insecto volador del orden d e los neurópteros. Aunque están todos dotad os d e brazos captores, ninguna de estas criaturas está relaciona da co n las dem ás (tan sólo que todas son artrópodos). Los brazos captores han asumido esta morfología sólo porque cu m plen la misma función en todos estos organismos: captu rar y retener una presa mientras el ap ara to buc al la h ac e pedazos. Se trata de uno de los incontables casos de conv erg en cia evolutiva, es decir, el particular proceso qu e lleva a grupos de organismos no relaciona dos entre sí a desarrollar estructuras análog as (alas d e pájaros y murciélagos, colas de atunes y de grandes tiburones...). A menudo este parecido a lcanza niveles impresionantes. Un caso ap reciad o por los herpetólogos es el del pitón verde arborícola M orelia viridis (ex Chondropython viridis). prácticam ente idéntico —al menos pa ra un ojo inexperto— a la boa esmeraldina amazónica, Coralius caninus. Vivir en la espesura d e los bosques tropicales, aunq ue en los extremos opuestos del planeta —el pitón en N ueva G uinea y la boa en el Amazonas— ha llevado a estos animales a desarrollar la misma librea, el mismo modo de cazar, d e moverse e incluso d e enroscarse en las ramas.
A veces incluso peq ueños vertebrados ac ab an entre los brazos cap tores d e estos insectos
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El mimetismo en el mundo animal: estrategias de supervivencia Las extraordinarias form as y coloraciones visibles en el m und o animal enc uen tran su razón de ser en las estrategias em pleadas para sobrevivir. La prim era es la nece sida d mim é tica de la especie, según el significado más amplio del térm ino: no sólo camu flaje sino también engaño. Existen dos tipos principales de mimetismo, el críptico y el fanérico o aposemático. El mim etismo críptico consiste en la capacidad de un a especie de confund irse con el ecosistema do nd e vive, aprovech ando la forma, el color, la postura o una com binación de estos elementos. La gran mayoría de los animales hace gala de alguna dote críptica, aun sin alcanzar los niveles extraordinarios de los camaleon es, de los cefalópodos y de muchos insectos, reptiles y peces. Algunos organismos intentan parecerse por form a y color (hom om orfis m o y am ocro mismo) a un objeto inanimado, otros «rom pen» las líneas estructu rale s del cuerpo con bandas y dib u jo s particulares (m im etism o disruptivo o coloración somatolítica), otros imitan el color del sustrato y presentan la parte baja d el cuerpo m ás cla ra para esconder las sombras (contrasombreado). Cuando , po r el contrario, un animal adop ta coloraciones vistosas para evitar la agresión de un depredador, se habla de mimetismo fanérico o aposemático. El depredador, en efecto, si ya ha ten ido experiencias negativas con la especie e n cuestión o incluso sólo por instinto , reconocerá la mayo ría de las v eces la vistosa librea d e la pre sa poten cial y renunciará al ataque. D e todas formas, no todo funciona de un modo tan lineal. Se intuye claram ente que no es necesario ser realmen te venenoso para poder d isp o n e r d e un a co loración vis to sa. Algunos insectos, por ejemplo (entre ellos muchas mantis y fásmidos) han copiado los colores y las formas de especies realmente venenosas, obteniend o una defensa eficaz contra muchos depredadores (mimetismo bate sia no). C asi tod as las especie s v enenosas además «se copian» entre sí, adoptando combinaciones de colores fácilmente rec onocibles, com o am arillonegro, azulnegro, rojonegro (mimetismo o esquemas «mulle rianos»).
A menudo, los engaños van mucho más allá de es tos truc os con el uso de las llamadas manchas oculares, parecidas a gigantescos ojos indagadores, cabezas falsas o antenas utilizadas para desviar la atención del dep redador del punto débil, imitando la anatomía d e animales peligrosos. E n la naturaleza todo vale con tal de perm anecer con vida.
El mimetismo en las mantis La defensa p asiva Las m antis son m aestras del mim etismo , del engaño y d e la sim ulación, un cam po en el qu e a veces llegan a rivalizar con los aún más crípticos fásmidos. Esta habilidad nace de la necesidad de h uir de los pájaros y de m uchos mamíferos, algunos de ellos especialistas en devorar insectos, todos dotado s d e buena visión y capaces de reco noce r a m enu do el insecto más críptico gracias a un a imagen m ental m ad urad a con la experiencia. A veces el camu flaje d e las m antis es tan eficaz qu e les Humbertiella ceylonica, una mantis asiática pe rfecta m en te mimetizada sobre un tronco
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vuelve prácticam ente invisibles para un ojo no entrenado. Una de las formas para ocultarse en el am bie nte es la de im itar el m undo vegeta l y animal qu e las rodea. Es el caso, por ejemplo, d e las m antis palo popa, d e Sudáfrica, m uy parecid as a una ra mita nudosa. En posición de descanso ex tienden los brazos captores hacia delante para alarg ar la figura y esconder el perfil de la cabeza. Las más grandes y sutiles Hele rochaeta, p or el contrario, mantienen los brazos en forma de T, como un crucifijo, des a pareciendo m agistralm ente en los espesos arbustos do nd e viven. U na m orfología parecida es tam bién tom ada, en tre otras, po r las grandes Toxodera de las selvas de Malasia. También otras especies, que a un primer vistazo parecen menos crípticas, desaparecen a la vista si son observadas en su am bie nte natu ral. Es el ca so, por ejem plo , d e la Em pusa p en nat a, parecida a una ramita seca de una de las muchas variedades de plantas herbáceas de los bosqu es m editerráneos. Son m uchas las especies qu e imitan objetos inanimados p ara huir de los depreda dores, com o la africana Ph yllocr ania paradoxa, qu e se parece a una hoja m uerta , con su s ray as y rizos en los extremos de las alas y del tórax. En esta especie, adem ás, los jóvenes imitan en los dos primeros estadios a las horm igas, mucho más numerosas e indeseables para m uchos depredadores (s on, por lo tanto, mimos batesianos de las hormigas). Tam bié n los eje m plare s d e Ach an to ps, Branchisia y Der op la ty s resultan casi idénticos a una hoja mu erta; habitan, respectivame nte, en los bosques tropicales am ericanos, en M ada gascar y en el Su reste asiático. Aunque no sean copias perfectas de las hojas verdes como los fásmidos P h y lli u m , tamb ién las mantis presen tan casos sofisticados de este particular camuflaje, com o las grandes R om bhoder a del Sureste asiático y las Choeradodis sudam ericanas. A veces es la postura la que contribuye al mimetismo. E n las mantis qu e viven e n los troncos de los árboles, como la Liturgus a de Am érica tropical y la Hum be rtiella d e la India, el cuerpo está aplastado y se m antiene adhe rido al sustrato. Una coloración disruptiva en manchas y bandas, que recalca los liqúenes y los surcos en la corteza, com pleta el engaño. Las desérticas E rem ia phil a, propias de O riente Medio, hacen lo mismo escondiéndose en tre guijarros y piedras; su cuerpo , no
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obstante, es abom bado y com prim ido por los lados, y se parece a una peq ueñ a piedra; sus largas patas, firmemente apoyadas en el suelo, secun dan el estilo de caza activo de este género. O tra estrategia de m imetismo difundida entre las m antis es la imitación de las flores, con todas las ventajas que esto conlleva. Cada continente com prende uno o m ás géneros especializados en este mimetismo: en Asia, el Creobroter\ en África, el Pseudocreobroter y la H arp ago mant is ; en América del Sur, la A co ntist a. La librea es llamativa, con gran variedad de colores, band as y ma nchas oculares en las alas. A m enu do los m uy jóvenes son también mimos batesianos de las hormigas. En las selvas tropicales de Malasia, donde se encuentra la mantis orquídea, vive la Theoprop us elegans, grande y voraz m antis flor cuya librea es blanca y verd e con una gran banda disruptiva en las alas. Las crías, en cuan to salen de los huevos, son ro ja s y negra s, id énticas a las de la m anti s o rquídea H ym en opus . Parece, por lo tanto, que ambas especies intentan imitar a las pequ eñas chinches, d e sabor desagradable. Una variante tropical, afín a Empus a pero más grande, es la impresionante Gongylus gongylo ide s, que puede llegar a los 1012 cm y que se encu entra en los m árgenes de los bosques tropic ale s d e la In dia . A la misma familia, la de las Empusidae, p erten ece el m agníf ic o Id olo m anti s di ab ol icum, qu e parec e imitar a las grand es flores de algunas plantas trep ado ras d e la selva tropical africana, asumiendo una postura particular, con el tórax erecto y los brazos extendidos.
La defensa activa Al contrario de lo qu e a m enu do se cree, las m antis religiosas no son en absoluto ven enosas e, incluso, cuando alcanzan tallas medianas o grandes, constituyen la comida p referida de un gran núm ero de pájaros y pequeñ os mamíferos. También suelen ser presa de un gran nú m ero de artrópodos. A menudo, cuando la librea mimética no es suficiente, tiene qu e recurrir a otras estrategias para sobrevivir. Una de ellas consiste en ado ptar una actitud terrorífica. Si se ven amenazadas, adem ás de ser capaces de infligir heridas con las patas anteriores y los m ordiscos, m uchas especies adoptan este particular com portam iento defensivo: se yerguen
Uno de los caso s d e mimetismo m ás extraordinario, tam bién por la con tribución ap orta da a las investigaciones en este cam po , es el de la mantis orquídea de Malasia, la Hym enopus coronatus. Ya d esd e el nacim iento tod a su existencia está orientada h ac ia el eng año . En cua nto salen del huevo, midiendo menos d e 1 centím etro d e largo, presentan u na colora ción roja y neg ra y una m orfología típica de algunas chinches de sabor desa grad able ( Reduvidae ). Muchos de pred ad ores las evitan porqu e as ocian los colores vivos con la toxicidad del animal (mimetismo batesiano ). Después de la primera m uda el rojo y el negro se convierte en un blan co translúcido co n tenues somb reados rosados. Ca m bian tam bién las costumbres de la mantis: las ninfas ya no viven en la ve g eta ció n ve rdosa del bosque alim entándose de pequeños Insectos y mosquitos, sino que se trasladan a las orquídeas blan cas y a otras flores co n las que se mimetizan perfectam en te. La Hymenopus presenta adem ás en la pa rte superior del abdo m en una serie d e rayas longitudinales qu e simulan las ene rvacion es de ciertas orquídeas. En la m itad del tórax presentan tam bién unas ba nd as verdes qu e rompen la silueta d e la m antis en dos partes irreconocibles de m ateria veg etal (mimetismo disruptlvo). Los adultos, co n hemb ras de hasta 6-7 cm dota da s d e voluminosas alas, y m ach os diminutos de tan sólo 3-4 cm , pierden m uchas d e estas destrezas, pero presentan igualm ente una coloración blan ca co n rayas marrones.
Joven mantis orquídea Hymenopus coronatus, p r e p a r a d a a l a c e c h o
completamente sobre las patas posteriores, hinchan el abdo m en y alargan las patas a nte riores, a veces incluso las alas, intenta nd o p arecer más grandes y temibles. Algunas presentan incluso manchas oculares y colores vivos en las alas o e n el interior de las patas anteriores que, cuando son exhibidos, recuerdan un par de ojos amenazadores que observan el agresor. En algunos casos, como en la M anti s re ligio sa , resultan capaces de emitir un sonido parecido a un soplo com prim ie ndo las te gm in as con el abdom en. Si incluso este truco n o funciona , algunas especies po ne n en m archa la tanatosis, es decir, son cap aces de fingirse m uertas c on gran
realism o (los jóvenes Phy lloc ra ni a, H ym eno p u s y Ac antho pu s, por ejemplo). Otras, como las A m eles o las jóvenes Sphodromantis, prefieren dar un gran salto y huir rápidamente. E n muchos géneros los machos pueden recurrir al vuelo para desplazarse. Esto conlleva, obviamente, grandes ventajas, pero los expo ne a u n gran núm ero de nuevos peligros, sobre todo du rante sus excursiones vespertinas en busca de las hembras. Los murciélagos, que ide ntifican los insectos en vuelo utilizando un sofisticado bioradar, son sus enemigos m ás temibles. Para hu ir de sus ataques, m uchas especies de m antis han desarrollado u na especie d e oído bajo el tórax, ca
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Desfile de amenaza d e una mantis hoja Acanthops falcata. Los colores vistosos normalmente están escondidos bajo la librea m imética
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paz d e percibir los ultrasonidos de los m u rciélagos, y se d ejan caer instan tánea m ente al suelo en cua nto perciben las frecuencias de alarma. Se trata d e un aparato extrao rdinario, descubierto recientemente, que alcanza la mayor sofisticación en los machos. O tra notable adaptación, com ún a diversas especies, es la creación d e u n leng uaje visual específico. Muy a menudo, las jóvenes ninfas qu e ac aban de salir a la vez de un gran número de o otecas deb en convivir en un área muy limitada. Para reducir la captura por parte d e los co m p añ eros, q u e la s tom an por pequeños in secto s com estible s, las jó venes mantis realizan particulares figuras con los braz os ca ptores. Los jóvenes de la Pse ud oc reob ro ter , por ejemplo, «hacen la bicicleta»; es decir, hacen rotar cíclicamente las patas anteriores, como
si estuvieran pedaleando. Los compañeros que los observan perciben la presencia de otra ma ntis y man tienen las debidas distancias. Tam bién la H es tiasu la bru nn er ia na , en los bosques d e Sri Lanka, utiliza un sistem a pare cido, siempre e m plean do los brazos captores. Los fémures, amplios y coloreados en rojo, negro y naranja, dan a las patas aspecto de guantes de boxeo (de aquí el nombre común «m antis b oxe ado ra»), gracias a los cuales las jó venes m antis hacen el denom in ado «sem áforo», un movimiento amplio y alternado, para notificar su pre sencia a los compañ eros. Estos esquem as de conducta resultan útiles también en la edad adulta, cuando llega el momento del apareamiento. Los machos de las especies m encionadas em plean particulares desfiles para presentarse a la hem bra y evitar q ue los devore.
Una «boxer mantis», la Hestiasula brunneriana, indica su presencia a una hermana moviendo los brazos, vivam ente coloreados en su parte interna
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Condiciones y parámetros para la cría
Tres son los parámetros principales para la cría de todos los grupos de artrópodos: tem peratu ra, ventilación y h um edad. E l correc to equilibrio de estas condiciones, según las exigencias d e la especie en cuestión, garantiza la supervivencia de los animales en cautividad.
Temperatura La tem peratura ideal se sitúa, para muchas especies, alrededor de 25 °C, aunqu e m uchas toleran amplias oscilaciones. Se deben evitar siempre exposiciones prolongadas, de varios días, a valores in feriores a los 20 l)C, tam bién para las especies europeas. Po r otro lado, una tem peratura dem asiado alta, por encima de los 35 °C, pued e crear problemas d e recalentam iento, aun que casi todas las es pecies so n m uy resis te nte s al calor, tenie ndo en cue nta la difusión en áreas que com prenden sobre to do países cálidos. Para ob tener la correcta tem peratura de cría, lo ideal es disponer de una habitación calentada ad hoc. E sto a m enudo no es posi ble , y por lo tan to es necesario adopta r algunos trucos. U n bu en sistema consiste en colocar los terrarios bajo una fuente de luz incandescente, por ejemplo una serie de bom billas de 40 W colg adas a unos 2 03 0 cm de d istancia. Si esto no fuera suficiente, o como alternativa, se puede colocar un petos jó ve nes mantis, c o m o esta Creobroter, son más delicadas q ue los adultos, p ero crecen m uy deprisa, alcanza ndo la madurez en p ocos meses
El correcto nivel de hum edad es Importantísimo sobre tod o du rante la ép oc a d e la muda, cuan do las mantis cam bian de piel pa ra seguir creciend o. Análoga m ente a lo qu e ocurre con todos los otros artrópodos terrestres, si el a ire es dem asiado seco, las espe cies más delicad as, sobre todo las de los bosques tropicales, pued en quedarse enc alladas en partes de la vieja piel y morir en el intento d e realizar la muda. P ara no equivocarse, es suficiente atenerse a los niveles descritos anteriormente, pulverizando a g u a siempre al atardecer, cu an do los insectos se preparan pa ra m udar. Una joven Stagmotoptera que se limpia una pa ta después de la com ida
queño cable o un panel calentador (se en cuentran en las tiendas de animales y no son caros) en la pared posterior de los terrarios. Es m ejor evitar colocarlos deb ajo del terrario, ya qu e haría qu e se secase dem asiado rápida m ente el su strato y calentarían sólo el suelo, ya qu e es mal cond uctor de la tem peratura, mientras qu e el vidrio o el plástico de las paredes del terrario se prestan más para este fin. Es im portante tam bién reprodu cir la alternancia díanoche. Las mantis, por lo tanto, no han de colocarse en habitaciones oscuras o privadas d e iluminación; en estas condiciones se vuelven débiles y pierde n el apetito. Jam ás se deben exp one r los terrarios a la luz solar directa en las estacion es má s calurosas. En el interior, la temperatura puede llegar a valores alarmantes en muy poco tiempo, y podrían m orir incluso los ejem plares m ás resistentes.
Ventilación Puede p arecer un factor de escasa im portancia, pero una buena circulación de aire es verdaderamente esencial para la cría de las mantis. Es suficiente un terrario con ape rtura superior en red o m últiples agujeros bien dispuestos arriba y abajo. Es también muy
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im portante evitar el estancam iento del agua: las gotas rociadas de ntro d el terrario d eb erían secarse en pocas horas. Si la rejilla del receptáculo es suficientemente extensa no es necesario dotarse de costosos recipientes de lona tipo «cam aleón» o m on tar rejillas de ventilación en las paredes. L os m odelos q u e se ven den para pequeñas serp ie ntes arb oríc ola s, con aguje ros para la ventilación, van muy bien. N o son adecuados, por el contrario, los clásicos terrarios para arácnidos, en los que la circulación d e aire es generalm ente limitada.
Humedad La cantidad de agua es tal vez el factor más imp ortante para el mantenimiento en cautividad d e las mantis. Las especies de bosqu e se han de vaporizar casi cada día y, aun así, se debe m antene r el sustrato húmedo . Para las especies de clima tem plado o de sabana, será suficiente mojar el sustrato do s veces po r sem ana; para las especies desertícolas, basta con hacerlo una sola vez po r semana, m anteniend o siem pre el sustrato seco. Para saciar su sed, las m antis absorb en las gotitas de agua del terrario o de los cristales des pué s de la vaporización.
Terrarios y recipientes para el alojamiento
Los recipientes básicos para los ejemplares jóvenes Es fácil imaginar que no se mantendrá un ejemplar toda la vida en el mismo terrario. Las crías, que a menudo no miden más de 1 cm, necesitan m uy po co espacio y generalmente se deb en m anten er separadas. U na joven ninfa necesita un recipiente del tamaño de un vaso (resultan muy prácticos
Recipiente estándar para la c ría de las ninfas. Obsérvese la red d e plástico agu antada con una goma
los de pa pel). C ua nd o los ejemplares crecen y miden ya un par d e centímetros, se pueden trasladar a vasos de plástico duro transparente, de 30 o 40 el. Para cerrarlos es suficiente un a peq ueñ a red d e plástico, fijada con una goma. La red, además de favorecer un a bu ena circulación de aire, garantiza tam bién un excelente asid ero a la nin fa dura nte la muda, y al ser de plástico evita que los ejemplares más delicados puedan romperse las patas (en el último segmento, el tarso) aferránd ose a un a red metálica. Como sustrato se puede utilizar la turba irlandesa {Irisb peat moss) que no produce m oho y mu estra un a bu ena retención hídri ca. Com o alternativa, pue de ir bien también la turb a ácida para m acetas de flores, aunq ue tiend e a ensuciarse más fácilmente. U na ra mita dispu esta transversalm ente ayuda finalm ente a la m antis a trep ar y a desplazarse m ejor po r el interior del vaso. Los ejemplares más grand es tienen qu e alojarse en recipientes de mayores dimensiones; lo importante es que la altura del recipiente, sustrato incluido, sea al men os el doble d e lo que mide de largo la ma ntis. Esta es una d e las normas básicas d e la cría, ya q ue al realizar la m uda, todas las mantis se cuelgan de un soporte con la cabeza hacia ab ajo y se desp ojan d e la vieja piel; es por lo tanto muy importante que el recipiente tenga unas dimensiones verticales apropiadas. U n terrario más bajo podría provocar q u e el in secto , todavía «suave», chocase contra el suelo durante el proceso de muda, produciéndose graves lesiones o incluso muriendo. Un ejemplar de 4 cm d e largo debería p or lo tan to alojarse en un recipien te de al m enos 1215 cm de altu-
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ra, ya que un par d e centímetros estarán oc u pados por el sustra to . En la elección d e los recipientes debem os evitar recurrir a cajas de cartón para detergentes u otra s sustancias parecidas, así com o cajas de zapatos o recipientes de com po nen tes electrónicos. Además de com portar eventuales problemas de envenen am iento, estos recipientes no perm iten la circulación de aire ni la en trada de luz, también muy im portante para las mantis.
Primer plano d e un a hem bra de Idolomantis
diabólica
El terrario para los ejemplares adultos Lo s terrarios para pe qu eño s reptiles o anfibios arborícolas de p eque ño tam año van m uy bien, con tal de que se tenga en cue nta el problema de la ventilación. Pa ra una especie de alrededo r de 710 cm d e largo, se pued e emplear un terrario de 20 x 20 x 30 cm, bien ventilado, con rejilla superior si se aloja a un ejemplar qu e toda vía no ha realizado las últimas mudas. Si ya han realizado todas las mudas, la rejilla no es indispensable, pero es igualmente cómo d a par a facilitar la ventilación. Co m o alternativa, para las especies pequ eñas es m uy práctico u n recipien te cilindrico (10 x 20 cm de altura) com o los recipientes transparentes q ue se utilizan para gu ardar es paguetis. La ta pa de plástico se puede ag ujerear, y cub rir los agujeros con u na m osqu itera sujetada co n silicona. En este caso, es necesario esperar al menos veinticuatro horas para lograr qu e la silicona se seque perfectam ente antes de introd ucir al huésped. E n el interior del terrario se colocan, com o siempre, al me nos 2 cm de su strato y alguna ramita de s o porte. C on la misma dis tribució n interior se pueden em ple ar ta m bién los fa una-b ox , reci pie nte s rectangulares de plástico rígido trans p aren te con cobertura venti la da que se encuentran en las tiendas d e animales. Algunos ejemplares, como la Gongylus o la Empu sa, se pueden alojar en grandes terrarios com unitarios, aum entand o los volúm enes proporcionalmente; cuatro o cinco ejemplares adultos pueden conv ivir en un te rrario d e 40 x 40 x 70 cm, con tal de prestar siempre mu cha aten ción a la com ida y a la ventilación.
El terrario decorado Aunque no siempre sea práctico, puede resultar muy estimulante m antener los ejem pla re s m ás g randes o in teresante s en un gra n terrario decorado con plantas reales. Los am bientes cuidados con d etalle ofrecen la posib ilid ad d e observar lo s anim ales en un contexto más natural y permiten estudiar más de cerca su comp ortamiento. D ada la dedicación y el espacio que requieren, es aconsejable preparar u n terrario de este tipo sólo para po ne r en exposición algunos ejem pla re s, m ante niendo lo s otr os en alo ja m ientos m ás prácticos.
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Propondremos tan sólo un ejemplo de pre pa ración del terrario, ya q ue las posibilidades de elecc ión son infinitas. Se p ue de em plear com o bas e un gran recipien te vertical d e cristal d e 30 x 30 x 50 cm , co n la p arte superior cub ierta por una rejilla (ex ce len te p ara la ventilación, la p enetración de la luz y com o soporte para la m uda). La pared posterior se pu ed e cubrir con una c a p a de fibra de c oc o o con un trozo d e corteza d e corcho, al cu al se le h abrá d ad o la forma desead a. Conseguir las plantas a d e cu a d as en un vivero no es difícil. Los Pothos son una elec ción excelen te: plantas robustas, ad ap tab les y resistentes incluso co n poc a luz. Tam bién las Dracena con grandes hojas son p erfectas. Las brom eliáceas tienen un gran valor estético, pero necesitan a bu nd an te iluminación. Se deb e elegir siempre plantas d e interior d e peq ueñ o tam añ o q ue crezc an poco , co n luz indirecta o co n la luz pro du cida por las bombillas incandescentes. El man ojo de raíces de la plan ta se pu ed e hundir en el sustrato, asép tico y cap az de m antener bien la hum edad, con el que se ha rellenado el fondo del terrario. Sobre esta c a p a se pue den añ ad ir peq ueño s trozos de corteza, ya qu e esto con fiere al conjunto un asp ecto de cidid am en te tropical. Algún tronco torcido y algun a p iedra com pletan la decoración. Pa ra garantizar la supe rvivencia d e las plantas se p ue de utilizar un peq ueñ o foco d e 40 W m ontad o en el exterior; p ara plantas po co exigentes no es nece saria un a luz espe cífica. En un terrario así es posible introducir 3 o 4 jóvenes o un par d e hem bras casi adultas, o bien u na hem bra ad ulta que dispondrá de un área verdade ram ente extensa para ap arearse. Una a lternativa, pero sólo válida p ara las hem bras adultas de especies sedentarias, es la de dejar la mantis «libre» por la ca sa , en una gran plan ta de interior. Las mejores plantas para este fin son, por ejemplo, el Ficus benjamín, el Philodendron y otras d e grand es dimensiones. En este caso, sin em barg o, h ay qu e tener cu idad o co n la tem peratura y con la alime ntación del huésped, pa ra evitar qu e em p iece a ir d e p ase o por la cas a en bu sca d e un territorio de ca za más propicio: p ar a beber, la m antis se con form ará co n las gotas de a g ua rociadas sobre la plan ta, y para comer, cualqu ier insecto es válido, incluso si algu ien se lo d a en la b oc a. Las especies más ad ec u ad as p ara este tipo de crianza son la Sphodrom antis y la M an tis religiosa. La Hierodula y otras grandes esp ecies del bosque tropical resultan menos ad ec ua das , d eb ido a su delicad ez a y al riesgo d e deshidratación.
Dos pequeños terrarios decorados: en la izquierda para especies de bosque tropical, abajo p ara ejemplares vinculados con ambientes más secos
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La alimentación
En la naturaleza Casi todas las mantis cazan al acecho, permaneciendo inmóviles y equilibrándose so bre las patas poste rio re s, con los bra zos captores ma ntenidos e n posición «d e oración», listas para saltar. El sentido principal es la vista, que alcanza en estos insectos una ag udeza notable. El campo visual, garantizado por sus g randes ojo s c om puesto s, es superio r a los 200°. Las mantis se sienten atraídas exclusivamente por o bjetos en mo vimiento y, a falta de otros estímulos, n o son capac es de reconocer figuras estáticas y asociar su form a a la d e una presa. C u an do un in secto se acerca, la m antis gira instantáneam ente la cabeza hacia él para conseguir una mejor imagen del objetivo. A veces, este com portam iento es acom pañado por m ovim ientos oscil ato rio s de la cabeza con el fin de evaluar la distancia. Si la presa se encuentra a una distancia idónea, normalmente menos de la mitad del largo del cuer po d e la m antis, esta m ueve hacia adelante los brazos y captura la presa con un movim iento rápido, a me nud o inferior a la décima de segundo. La desa fortunad a víctima es d evorada estand o a ún viva, con m eticuloso cuidado. Generalmente la mantis deja sólo las alas y algún micros cópico deshec ho. Las mantis no sólo cazan pequeños insectos, sino también una gran c antidad d e artró
Cuando se trota d e comer, tas mantis no hacen cumplidos. Esta Tamolonica tamolana está devorando a una compañera más pequeña
p odo s y a veces in clu so pequ eñ os vertebrados. En casos excepcionales, se han observado agresiones a ranas, sapos, lagartos, serpientes, pequeños pájaros y ratones, llevadas a cab o p or las especies m ás gran des y agresivas.
En cautividad El apetito de las mantis Las m antis religiosas tienen un gran apetito, p ero no necesita n com er con la m is m a frecuencia que un animal de sangre caliente. Para los adultos, es suficiente un a o do s comidas a la semana, m ientras qu e las crías tienen que alimentarse más a menudo, cada do s o tres días. E n cualq uier caso, un ejem pla r d e 1 cen tím etro p u ed e ayunar durante diez días o más (pero es mejor no arriesgar dem asiado), mientras que los adultos pueden a veces superar el mes. Un índice de la b uen a sa lu d y d el c orrecto estado nutric io nal del animal es la forma de l abdom en, que de bería estar sie m pre hin chado y prom in ente , sobre todo en los ejemplares jóvenes. La regla básica es proporcion ar un a presa que, de largo, m ida alrededor de la mitad de la m antis, aunque serán igualmente consumidas presas m ás pequeñas, y a veces ta m bié n más grandes. Si no hay nada sustancioso a su dis posició n, un p a r d e com id as m ás ligeras p ero sucesivas serán suficientes. Pa ra saciar la sed, beb en las gotas de agua presen tes en la v egeta ció n, p ero consig uen la mayoría d e los líquidos de las presas. Existe u na cierta variedad d e insectos que p u ed en ser em pleados com o alim ento para
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__________________________________ J .. , , Ejemplo de alimentación asistida, con pinzas y gusano de la harina
las mantis. A continuac ión se indican las m e jo res so luciones para alim entarlas, tenie ndo p resente q u e la s m anti s no aceptan presas muertas a menos que se les den de com er en la boca. Todos los insectos m encionado s a con tinuación se encuentran norm alm ente en las tiendas de animales y a m enu do tam bién en las de pesca (con la excepción d e los grillos) com o cebo, a precios razonables. La cría de algunas tipologías pued e re qu erir bastante em peño y describirlo en detalle requeriría varias páginas. Existen sitios en Interne t que tra tan d e la cría de los animales de cebo, don de se trata con abun dantes de talles la reproducción y la alimentación.
Si no encu entra ce bo s vivos en las tiendas, puede encontrarlos directam en te en la naturaleza, teniendo cu idado de no ofrecer esp ecies peligrosas com o las avispas y las arañas. En efecto, a un que sea difícil qu e las presas consigan picar a la mantis, ya que las partes más expuestas están protegidas, es mejor no arriesgarse. Es importante tam bién no reco ge r insectos en las zonas sujetas a cultivo intensivo, puesto qu e a m enudo estos absorben pesticidas y com puestos tóxicos en sus tejidos. A v eces , las larvas no se m ueven lo
suficiente com o para atraer la
ate nción de la mantis, o bien se entierran enseguida, huyend o d e la cap tura. En cualquier caso, si la mantis no dem uestra interés en la presa qu e se le propone, se pueden practic ar incisiones en los tejidos de esta pa ra qu e salga una p arte d e los fluidos internos. Inm ediatam ente después, co n una p eq ue ña pinza, se ac erc a delicadam ente a las m andíbulas de la mantis, qu e debería empezar a com érsela ag arrando la presa por sí sola. (Vé an se las fotos).
Son un excelente alimento, tal vez el mejor para la m ay oría de las m antis. Se pueden comprar en las tiendas de animales o reprod ucir en cau tividad, no sin un cierto esfuerzo. Se deben guardar en una caja bien ventilada y se han de nutrir con cebo en escamas para peces, croquetas para gatos, ve rdura y fruta. A los grillos no les gusta la hum eda d excesiva, por lo tanto n o hay que m ojar nunca el terrario y hay qu e p ro po rcionarle s agua co n u n ab revad ero para canarios o con un tapón de botella girado boca arriba. La te m peratu ra debería de m an tenerse siempre por encim a de los 22 °C. Po r deb ajo de los 20 °C algunas especies emp iezan a morir, aunque no inm ediatamente.
Grillos
Moscas y larvas
Existen grillos de diversas especies, todas pert enecie nte s a los g éneros Ach et a y Grillus.
Las moscas co nstituyen una presa excelente cuando son adultas, mientras que las larvas
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no suelen ser muy apreciadas, e incluso p ueden re sultar tóxicas. Las moscas se com pran en estadio larval en las tienda s d e pesca a un precio ir ris orio . N o vale la pen a criarla s: el crecimiento de las larvas, sobre m ateria orgánica o carne p odrida, com porta olores desagradables y problem as higiénicos. Sin e m bargo, es posib le ralen tiza r su crecim ie nto guardándolas en una p equ eña caja den tro de la nevera. A las moscas se les pue de alimentar con azúc ar y miel, y luego o frecérselas a las mantis. Mosquitos
Las crías del género Dro soph ila son el mejor recurso para las mantis recién nacidas o muy jóvenes. Los m osquitos, alim enta dos con fru ta fresca, son m uy sustanciosos y sus mo vimientos repen tinos a traen enseguida la atención de las peq ueñ as mantis. Si se dispone de muchos ejemplares jóvenes, puede resultar necesario criar grandes cantidades d e mosquitos, ya que co nstituirán el alim ento princi pal. Se encuentran en las tiendas d e anim ales o en los laboratorios un iversitarios, puesto que los em plean para estudios d e genética.
Gusano de la m iel
Son las larvas de una mariposa nocturna, la Gallería m ellonella, parás ito d e las colmenas. Los gusanos son blanquecinos y bastante activos, y pueden ser un cebo ad ecuado para las m antis de talla m edian agra nde , incluso si no son dem asiado sustanciosos. Los adultos, con su m ovimiento frenético, son aún más adecuados. E s m ejor de toda s formas no alim enta r exclusivamente a las mantis con esta especie, para evitar desequilibrios nutricio nales. Se en cue ntran en las tiendas de pesca en fo rma de larvas, y desp ués d e algunos días alcanzan el estadio d e gusanos. Gusanos de la harina Son larvas de coleópteros tenebriónides,
tamb ién disponibles com o cebo en las tiendas d e pesca. Se ha n d e alim entar siempre con verduras, pan y salvado antes de ser sum inistrados a las mantis. Tie nd en a hundirse ensegu ida en el sustrato y a esconderse d e las mantis, por lo tanto no son presa fácil. Sin em bargo, son excelentes para s er suministrados co n pinzas.
Una Hierodula arrem ete contra una Creobro ter, m á s p e q u e ñ a
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La reproducción
Las hem bras de las mantis tienen la reputación, en parte m erecida, de ser entusiastas devoradoras de machos. M ás de la mitad de los géneros estudiados manifiesta de hecho tende ncia s caníbales, incluso aun que la agresión al macho no sea imprescindible. Muchas de las especies más grandes, voraces y corpulentas, agreden a sus compañeros para garantizarse una reserva de alimento inmediata, sabiendo qu e, d e tod as formas, llegarán otros machos atraídos por las feromonas reproductivas. La reproducción es por lo tanto la fase más delicada del estudio en cautividad de estos insectos, y probablem ente tam bién la más interesante.
El esquema básico para el apareamiento Reproducir a estos insectos en cautividad pla ntea a m e nud o el proble m a d e evitar que el m acho se conv ierta en u na sustanciosa comida para la com pañera. Po r lo tanto es necesario pro cede r siguiendo un os pasos básicos. Una vez aprendido el esquema, será po sible aplic arlo, con alg una adap tación, a distintas especies d e mantis. 1. A nte todo es necesario disponer de una pareja adulta y receptiv a. P ara averiguar estas dos condiciones no existe un método Apaream iento de la m antis orquídea Hymenopus coronatus. Obsérvese el macho, por encim a, mucho m ás pequeño
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Determinar el sexo d e las mantis es bastan te sencillo. En algunos ejemplares, las diferencias son visibles muy pronto pero, co m o norma básica, se pu ed e decir que la determ inación es segu ra a partir d e la cuarta m uda después del nacim iento (estadio L5), equivalente en m uchas especies a una e dad de 6-8 semanas. Pa ra separar los m acho s de las hembras es necesario observar los ejemplares desde aba jo, concentrando la atención en el abd om en: los m acho s tienen siete u och o segmentos abdom inales, las hem bras sólo seis. Los jóvenes, no obstante, tiende n a exponer los últimos segmentos al c a b o de cierto tiempo.
científico, pero se aprecia con u n poc o de información y experiencia. Las m antis adultas, si tienen alas, estas son de talla variable visi bles por encim a del abdom en, m ie ntr as que las jóvenes siempre tienen las alas más pequeñas e incom pletas. Existe la excepción: la Geom antis larvoides, que no dispone de alas en ningún estadio. E s por lo tanto im portan te tener una idea precisa del aspecto de los adultos para estar seguros de su madurez. D espués de un periodo qu e varía de las dos a las cuatro semanas desde la última muda, es razonable suponer que los adultos estén ya receptivos y pro pen sos a apa rearse, aunq ue disponer de u na pareja en la qu e los ejemplares estén preparados en el mismo m om ento no siem pre es fácil. En algunas es pecies, com o la H ym en opus y la Theopropus, ¡os machos y las hem bras que han nacido a la vez no m aduran al mismo tiempo. 2. La hembra ha de ser alimentada abun dan tem ente antes de la cópula. E l uxoricidio no es de todas form as una fase imprescindi ble , aun q ue el m acho es capaz d e llevar a cabo la fecundación incluso sin la cabeza, gracias a la particular estructura de su sistema nervioso. Es bueno de todas maneras alimentar también al macho, au nqu e sin exagerar, de forma q ue se encuentre « con fuerzas» en el m om ento decisivo.
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3. La hem bra tiene q ue ten er la posibilida d d e difund ir sus feromon as en el terrario. Por lo tanto se la ha d e tene r durante al m enos una semana en el recipiente do nd e ten drá lugar el apareamiento, que puede ser perfecta m ente el m is m o d ond e la hem bra ha crecido, con tal de qu e tenga espacio (el lado m enor ha de ser a! menos el doble del tamaño del ejemplar), esté bien ventilada y tenga suficientes ramas y soportes para d ar al m acho m ás opciones de m aniobra. Es bue no tam bién no tener al macho y a la hembra demasiado cerca, para evitar que el prim ero se acostum bre en cie rto m odo a las feromona s fem eninas y pierda el fervor re pro ductivo. 4. Se introduce al macho en el terrario de la hem bra saciada qu e, en las especies más agresivas, tiene igualmente que ser distraída con un bocado sustancioso. Es siempre mucho mejor actuar al atardecer, con las luces un p oco bajas, y poner delicadam ente el m acho a espaldas de la hembra en una postura en la cual él pueda ver muy bien a la com pañera, mientras que esta tenga que darse la vuelta o moverse p ara pode rle atacar. 5. Co n un lento y estudiad o acercamiento (con m uchas variaciones y modalidades según la especie), el macho tendría q ue acercarse a la hembra y, con un impulso definitivo, subírsele a su espalda para luego pro cede r a la cópula. El ab dom en del m acho es móvil y flexible y pu ed e se r retorcido de tal forma qu e pueda introducirse perfectamente en la cavidad genital de la compañera, donde transferirá el paq uete espermático. La fecundación sucede, por lo general, al cabo d e una hora desde el comienzo de la cópula, aunque a m enudo la pareja se qued a un ida mucho más tiempo. Poquísimas especies (po r ejem plo la Brunn eria borealis, am ericana) son par tenogenéticas, o sea, capaces de p roduc ir oo tecas fértiles sin la participación del macho. 6. En cu anto el m acho se despega de la compañera es bueno retirarlo del terrario para evitar posib le s agre sio nes p o r parte de la hembra.
La ooteca Las mantis, como las cucarachas, deponen los huevos en envoltorios protectores llama
Hemos presentado el esquem a estánda r para el apa ream iento, el qu e tendría qu e tene r éxito en la m ayoría d e los casos. Sin em bargo, pu ed en presentarse algunos problemas; ve am os los m ás comunes. • En ocasiones h ay q ue tratar co n m acho s que. au n m ostrando interés, son tan ineptos e inca pa ces qu e no saben ap arearse con la más mansa y receptiva de las com pañ eras. En este ca so es mejor «poner» de licad am en te el m ach o casi encim a d e la hembra, teniendo cu idado y m anteniendo esta última ocu pa da co n algo d e com er. Un vez en c o n tac to físico, incluso el pretend iente m ás tímido recobrará la valentía. • A veces, u na hem bra aparentem ente distraída se m ueve y ata c a al com pa ñe ro. Si se interviene enseguida con decisión, es posible sep arar a los dos, ayud ánd ose con un palillo d e m ad era o una p eq ue ña pinza, y volver a intentar el ap aream iento unos días más tarde. • Si el m ach o n o demu estra ningún interés h ac ia la com pa ñe ra, es bueno esperar un p oc o y volver a intentarlo una se m ana después, siempre al atard ece r y co n luces tenues. Los m acho s pe rm an ece n sexualm ente activos sólo du rante algunos meses, ge neralm ente uno o dos, una vez que han a lcan za do la madurez. Por lo tanto es mejor h ace r qu e se apa reen en c ua nto estén preparados, y no reservarlos para una futura oportunidad, qu e podría incluso no volver a presentarse. Después de algun as semanas, a ve ce s incluso días, deb ería producirse la puesta de los huevos, envueltos en un envoltorio esponjoso: la o o tec a.
A ve ce s el cortejo acab a ma l para el macho. Una hembra de
Sphodromantis está devorando a su débil compañero, empezando po r la cabeza
dos ootecas, que es una estructura esponjosa de naturaleza proteica q ue recub re el preciado contenido, protegiéndolo de las variaciones climáticas y d e algunos depreda dores. La m ayor parte del volumen de la ooteca tiene fun ción d e envo ltorio, y sólo la zon a cen tral, la más inaccesible, contiene los huevos. Existen envoltorios de todas las formas y dimensiones, perfectamente adaptados al medio natural donde se ponen los huevos. Las especies vinculadas a los bosq ues tro pic ales, com o la Creobroter y la Thcopropus,
no p resentan envoltorios voluminosos, porqu e el clima de los bosq ues tropicales donde viven es ba stan te estable y los valores de hu m edad y tem peratura permanecen constantes. La p arte externa , sin em bargo, es coriácea, p ara po de r resistir a los hongos y al gran núm ero d e parásitos que infestan la vegetación do nd e los huevos son depositados. Por el contrario, la ooteca de la Parasphendale, típica de las sabanas africanas, es dep ositada en áreas sujetas a fuertes variaciones térmicas y de hum edad. E l envoltorio espon-
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Un ejemplo de oote cas d e mantis, en este caso ya vacías. Se observan los agujeros de salida de las ninfas en e l centro
jo so, q ue tie ne un efecto aisla nte, es abundan te y voluminoso, po r lo que cu alquier parásito qu e p retenda llegar a su con tenido d e berá cavar a través de las m últiples capas. Una estructura parecida, aunque menos extremada, se encuentra en la M anti s religiosa, cuyas crías sup eran los rigores del invierno prote gid as p recisam ente p o r el envolt orio (diapausa invernal). Una de las ootecas más insólitas es la del Gong}’lus, qu e vive en los claros soleados de las regiones tropicales de la India. La es truc tura, absolutamen te anóm ala, recuerda un radiador con n um erosas «láminas de enfriamiento» que d ecoran el cuerp o central. En el caso de qu e se disponga de la do cumentación adecuada y de un poco de experiencia, a m enudo es posible d eterm inar el género con sólo echar un vistazo a la ooteca, sin posterio res análisis.
La puesta y el mantenimiento de la ooteca Las hembras fecundadas dep one n los hu evos algunas semanas después del aparea-
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miento. Incluso a veces tan sólo transcurren unos días; en cualquier caso, raramente se supera el m es. La m ayoría de las veces, para inducir la puesta, conviene dejar a la mantis tranquila y aumentar la humedad del terrario, por ejemplo rociando agua con un vap orizador. Durante la noche, la hembra, estim ulada , debe ría liberar la preciosa carga. Las hembras fecundadas ponen al menos dos o tres ootecas, que pueden llegar a acoger a m ás de un cen tenar de ninfas (el número es muy variable, depende también del estad o de nutrición d e la ma dre y, obviam ente, d e la especie) e n lugares a veces insólitos. Las especies que producen envoltorios ro b u sto s y volu m in osos tie n d en a h acer la puesta en cualq uier lugar, hasta en lo s cris ta les del terrario, mientras que las que prese ntan ootecas más delicadas prefieren las ramas y las asperezas del sustrato. En cualquier caso, siempre es mejor retirar la ooteca del terrario de la mad re, para evitar qu e esta devore a sus crías en el m om ento del nacimiento. Muy pocas especies muestran la capacidad de adm inistrar cuidados paternos, y estos no van m ás allá d e la vigilancia hasta la eclosión. Las ootecas depositadas, por lo tanto, se deben sacar del sustra-
to o de las paredes d el terrario de la m adre (con u na cuchilla y un poco d e cu idado) y se han de fijar, con un alfiler, sobre un trozo de m adera o de corcho, en la misma posición en que han sido depositadas. El recipiente (un vaso de plástico, por ejemplo) donde esté custodiada la ooteca debe estar bien ventilado, cerrado con una p equ eñ a re d fina y con un poco d e tu rb a como fon do. P or lo demás, las ootecas han de m antenerse en las mismas condiciones de temperatura y humedad de d ond e la hembra las ha dep ositado. H ay que tene r cuidado, de todas formas, con la conden sación y la circulación del aire: una humedad elevada con aire estancado pu ed e llevar a la form ación de m oh o y hongos. Las ootecas de algunas especies, como la M ant is religiosa, necesitan un p eriodo de frío para eclosio nar con éxito (en la naturaleza coincide con el invierno). Po r lo tanto, se han de deja r al aire libre, por ejem plo en la azotea o en el jardín, du rante un pa r de m eses, siempre que la temperatura no baje a m enudo p or debajo de 0°. Las ootecas que no pasan e sta fase, o n o se abren o lo hacen
dem asiado pronto, a veces en enero o febrero, y las crías resu ltan m uy delicadas. Po r el contrario, los huevos de las especies tropicales se abren g eneralmente en uno o dos m eses a tem pera tura de criadero (véanse las fichas individuales de cada especie). Las tem pera turas inferiores a las previstas pue de n m atar a las crías o prod ucir un tiempo de eclosión m ás largos, incluso el doble d el previsto. Las hem bras adultas no fecundadas pueden producir, después de algunos meses, una o más ootecas qu e, sin embargo , no son fértiles y no d arán vida a ningun a ninfa: sólo sirven para liberar a la m adre d el peso d e los huevos no fe cund ados e inservibles. E n caso de captura de una hem bra adulta, es im posible sa be r a priori si lleva huevos fecun dad os o no . Sin embarg o, si ha sido recogida en su medio natural, es razonable pensar qu e lo estén. Existen poquísimas especies de mantis p arten ogénicas, o sea capaces de producir huevos fértiles sin apaream iento; un a de las más conocidas es la Br un ne ri a bo realis, que se encu entra en el sur de E stados Unidos.
Uno colección d e ootecas de varias especies puestas una cerc a d e la o tra pa ra u na comparación. Las diversas estructuras atestiguan un cierto grado de ad ap tació n a l m edioambiente.
1Pahaspehndale; 2 Hierodulo: 3 Deroplatys; 4 Mantis; 5 Sphodromantis; 6 Theopropus; 7 Hestiasula; 8 Hymenopus; 9 Gongylus; 10 Phylocrania; 11 Creobroter; 12 Orthodera.
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Fichas
Acanthops fa lcata Stal, 1877
mantis hoja sudamericana, south american dead leaf mantis. Clasificación: M antodea; Hym enopodidae. Origen: Brasil. Bosques tropicales, en las ramas y en tre las hojas m uertas. Descripción: hemb ra de 45 cm d e largo; macho de tam año sem ejante, do tado d e alas más largas qu e el abdo m en. L ibrea uniforme, e n algunos ejemplares clara, en otros muy oscura. El abdo m en, en la hembra, está cubierto po r alas de n otables dimensiones pero ineficaces para el vuelo; se mantiene siempre encorvado y orientado hacia arriba, análoga men te a lo que se observa en las ninfas de mu chas especies. Los machos son delgados y están dotados de amplias alas, parecidas a hojas muertas. Son muy ágiles, pero no a costum bran a volar. Nombres comunes:
Hembra d e Acanthops falcata en reposo
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C iclo vital: am bos
sexos alcanzan la edad adu lta en cuatro o cinco meses. La longevidad es de u nos d oce m eses en la hem bra y ocho o nu eve en el macho. Cría: se trata de una especie de pequeñ o tama ño qu e mim etiza las hojas m uertas para sobrevivir y cazar. E n este cas o, el mimetismo es uno de los más impresionantes de todas las mantis. Su hábitat (bosques tropicales) requiere un terrario con hum edad y temperatura elevadas (2520 °C y 7090 % de hum edad relativa) y una discreta ventilación. Sin embargo, las Ac an th ops son rob ustas y toleran co n facilidad incluso alteraciones notables. Todos los estadios , con la excepción de los machos adultos, manifiestan un bu en apetito y no dud an en atacar presas de cualq uier talla, incluso voladoras. Los jóvenes son ag resivos hacia sus com pañeros y es op ortun o m antenerlos separados. Reproducción: los machos tienden a m adurar antes que las hembras, y muchos de sus recursos los dedican al desarrollo de sus voluminosas alas. En esta especie es fácil adivinar cuándo la hem bra está receptiva, algo que ocurre dos o tres semanas después de la última mu da, observando la postura que adopta. Al atardecer, las hem bra s listas para el aparcam iento se cuelgan cabeza abajo y abren ligeramente las alas, despegándolas para soltar las fe ro m onas re pro ductivas y descub rir el abdom en coloreado. P or lo tanto, se tiene que introducir el macho e n el terrario de la hem bra al atardecer o p or la
noche sólo si la comp añera adopta esta postu ra . E l m acho se acercará con caute la , guiado p or el olfato y por la vista. S e debe estar aten to a las hem bras aparentem ente dormidas; pued en despertarse bruscamente y m atar al mach o en pocos segundo s. Si la mantis aban don a la postura de emisión de la ferom ona y observa al ma cho co n interés, es preciso separar inm ediatam ente los dos individuos y volverlo a inte nta r algunos días después. La ooteca, de forma alargada y de color beige, mide unos 3 cm y norm almen te cuelga de un sop orte, generalmente una rama, con un sutil filamento qu e la mantiene suspend ida en el aire. Entre cuatro y seis sem anas de spu és d e la puesta, nacerán alre ded or de 3050 crías. Para la eclosión, es im portante m anten er una buena h u m ed ad, asegurando sie m pre la deb ida v entilación. N o t a s : esta esp ecie, igual que las Deroplatys asiáticas, cuand o se encu entra en apuros recurre a un desfile amenazan te muy convincente, e xpo nien do los vistosos colores de la parte superior del abdomen, norm almente cu bierto po r las alas. A m enudo abre tam bién los brazos captores y expone la parte interna d e las mandíbulas, de un color amarillo vivo. D uran te tod os los estadios, adem ás, pu ede n fingirse muertos, resultando casi invisibles sob re el lecho de hojas del suelo. Existe un p roblem a d e clasificación entre esta y otra especie deno m inada D ie ci min ia bolivari. Sin emb argo, es pertinente supon er que se p ued a tratar d e la misma especie o, en cua lquier caso, de ejemplares estrechamente relacionados.
m ach o de 4 cm , co ntan do las largas alas (funcionales). La hem bra es pa recida a una joven M anti s religiosa, de color verde o beig e, pero es m ucho m ás to sca y corp ulenta, y es braqu íptera (con alas atrofiadas). El m acho, p or el contrario, es sutil y esbelto, gen eralm ente verde, y es un buen volad or. C iclo vital: las ameles no observa n un ciclo anual clásico, con nacim iento en primavera, sino que pu eden hibernar en varios estadios, y po r lo tan to es posible enco ntrar ejemplares adultos tan to en otoñ o como al princip io del buen tie m po. La longev idad d e la especie p ue de variar según el ciclo.
Arriba: u n a jo v e n Am eles spallanzania que devora una hermana m ás pequeña A b a jo : u n a Ameles decolor co n una abeja
Am eles sp allanzania R oss i, 17 92
ninguno de uso com ún; po r lo gene ral, se em plea «ameles». Los anglosajones las llaman «D w arf mantis». Clasificación: M antodea; M antidae. Origen: E urop a m eridional, pero sólo en las áreas m ás calidas y soleadas. Se encu entra en biotopos parecidos a los de la Empus a, po r debajo d e los 1000 m de altitud. Pre fiere am bientes roco sos y vegetación tupid a y seca. D e s c r i p c i ó n : hem bra de 34 cm de largo; Nom bres comunes:
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es aconsejable criar ejemplares del mism o ciclo que la M an tis religio sa , ya que no plantean el problema de la pausa invernal. En cu anto al resto, los ejemplares de ameles, siempre muy resistentes, pued en m antenerse igual que la ma ntis, e incluso toleran climas aún m ás secos. E n to do s los estadios se m uestran mu y voraces, y atacan a cualquier tipo d e insecto, incluyendo a sus pro pios herm anos. U n b uen alim ento , dada ía talla mo desta d e los adu ltos, son las moscas y todas las crías de insectos voladores. M i experiencia me indica qu e las ameles son agresivas y voraces, y no deb en man tenerse en com unidad. Las observaciones de otros criadores, p or el contrario, parecen ind icar una cierta tolerancia entre compañeros. Reproducción: el apareamiento d e las ameles es análogo al de las M an tis religiosas. El macho d e esta especie, con resp ecto de la hem bra, es muy ágil y prud ente, adem ás de buen volador, y a m enu do consigue evitar los ataques de su com pañera. El m ejor m odo consiste en acercar por la espalda el macho a la hembra m ientras esta está comiendo, hab iendo tom ado la pre ca ució n de colocar ra m as y escondites den tro d el terrario. U nos días despu és del ap aream iento, la hem bra realiza la puesta d e la ootec a, de alreded or de 1 cm d e largo, en tre las piedra s y la vegetació n baja. Las crías, en general de 30 a 60, son extrem adam ente diminutas, y han de alimentarse con pequeñas moscas o con sus larvas. La alimentación d e las jovencísimas ninfas conlleva un esfuerzo realmen te imp ortante, al menos para el prim er estadio; p or lo tanto, es m ás práctico iniciar la cría con ejemplares que tengan ya un cierto tamaño. Notas: las ameles son toscas y robu stas pero, si se encuentr an en apuro s, pueden moverse con so rprende nte velocidad y dar saltos más propios de un grillo; estas cualidades son posibles gracias a las patas posteriore s (el te rcer par), particula rm ente grandes y desarrolladas. L a A m ela spella nzania no es la única especie de este género en Europa. E xiste tam bién la Am ela decolor, un po co más peq ueñ a y alargada, con alas aún más dim inutas en la hem bra, de un color grisbeige jaspea do. M ás raras son la A m ela pic te ti, la A m ela fas ci ip en ni s y la Cría:
A m ela africana.
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O tra especie que se considera del género Am eles es la Geomantis larvoides, fácilmente reconocible po rque carece de alas.
Blepharopsis m en dica Fabri ciu s, 17 75 N o m b r e c o m ú n : devil flower mantis. Clasificación: M antodea; Empusidae. Origen: O riente M edio y Egipto. En las
áreas de arbustos sem idesérticas, bosqu es secos, pedregales. Descripción: hem bra de 78 cm; macho de 56 cm. M agnífica librea beige claro con estrías verde claro y blanco. E l mac ho n o es partic ularm ente g rácil, y p resenta grandes antenas peinadas. Am bos sexos pueden volar (en teoría), aunq ue raram ente lo hacen. Tam bién en este caso el macho presenta m ejo re s aptitu des. C iclo vital: am bos sexos alcanzan la edad adulta a los tres o cuatro meses. La longevidad se sitúa alreded or de 1012 meses para la hem bra, y 810 mese s para el mach o. Cría: especie robu sta pero que requiere un poco de ate nció n, dad o su origen particular, sujeto a fue rtes variaciones térmicas. La tem pera tura ideal se sitúa alreded or de 30 35 °C, a m enu do difícil de o bten er en el terrario. E n todo caso, será suficiente una potente bom billa in candescente co lg ada por encima d e los recipientes de cría para m an ten er el correc to nivel de luz y calor. Po r la noche, la instalación se tiene que apagar para conseguir qu e el am biente se enfríe y alcance los correctos 2025 °C nocturnos. M a c h o d e Blepharopsis m en dica
Las Blepharopsis p uede n tolerar sin resentirse te m pera turas incluso inferiores, pero es m ejo r proporcio nar el calo r correcto para fa vorecer un cre cim ie nto rápido y una buena alim enta ció n. La hum edad puede perm anecer al 50 % aproxim adamente, y raram ente ocurren pro ble m as du ran te la m uda. Rociar un poco los terrarios un par d e veces po r semana , al atardecer, es más que suficiente. Es preciso colocar, com o pun to de apoyo, u na cierta cantidad de rastrojos y arbustos. E n tod os los estadios se mu estran basta nte agresivas y vora ces, y prefie re n insectos voladores o de talla mediana . Lo ideal es alimentar los ejem plares un par de veces por sem ana, incluso más para las crías. D e tod as form as, los ad ulto s son capaces de ayu nar du ran te largos periodos. Las crías se pue den m ante ner juntas en el mismo recipiente sólo en los estadios iniciales, y a condición de añadir muchas ramitas y rastrojos en el terrario, de manera que cada una pue da enco ntrar su propio espacio; sin embargo, los ejemplares de mayor tamañ o tienen qu e ser separados de los dem ás com pañ eros para evitar qu e los ataquen. Reproducción: es m uy fácil difere nciar los sexos incluso en el estadio d e ninfa y sin con tar los segmen tos abdominales: tan sólo observan do las antena s d e los machos, típicamen te largas y peinadas. A mb os sexos m aduran jun tos, y tan sólo es suficiente espe rar dos seman as antes de reun ir a la pareja. El apaream iento tiene que efectuarse d e día, con la tem pera tura alta, para m anten er el m acho vivaz y activo. La cópula du ra sólo algunas horas; el resultado es una ootec a semiesférica y esponjosa de 23 cm d e diám etro, clara y resistente que, despué s de unas cua tro sem anas, dará a la luz a una cincuentena d e pequeños. Hay que m antener el recipiente bien aireado y no m ojar dem asiado la ooteca (una vez por sem ana es suficiente) pa ra im ped ir la aparición de m oho. Un a hem bra adulta puede fecundar, con una ú nica cópula, al meno s un par de ootecas. N o t a s : no es u na especie para criadores pri ncip ia nte s, d ebid o a las altas temp eraturas requeridas. U na especie parecid a, q u e p ertenece a la m is m a familia, es la Id olo m antis diabólica.
Origin aria de las prade ras de África oriental, es una d e las mantis más espectaculares, con un im presionante desfile am enaz ante q ue expo ne los colores internos d e los grandes brazos captores. Se cría com o la Blepharopsis, pero manteniendo la humedad a niveles un poc o más elevados.
Creobroter gem matus Stoll, 1813
N o m b r e c o m ún : mantis flor asiática. Clasificación: Mantodea; Hymenopodidae. Origen: Vietnam. E n los bosques
tropicales, incluso en cotas elevadas. D e s c r i p c i ó n : hem bra d e 45 cm de largo; m acho d e 34 cm. Talla mediapequeña. Librea verde, beige, ornam entada con un círculo más claro en las alas, bien visible en am bos sexos. Los m achos adultos son más pequeños y pálidos qu e las hem bras, y pueden volar, aunque raram ente lo hac en .
Hembra adulta de Creob roter gemm atus sobre una orquídea
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ambos sexos alcanzan la edad adulta en tres o cuatro meses. La longevidad es de unos 810 meses en la hem bra, y 68 meses en el macho. Cría: es una especie robusta y con una magnífica librea, que habita entre la riquísima vegetación de los bosques tropicales. La temperatura ideal se sitúa alrededor de 2528 °C, pero tam bién toleran con facilidad temp eratu ras más bajas. Es importante, no obstante, m antener una hum edad elevada, alreded or del 80 %. Por la noche, el amb iente de bería d e enfriarse y alcanzar los correctos 2325 °C . E s siempre aconsejable rociar los recipientes tres o cuatro veces po r sem ana, sobre to do si se están criando ejemplares jóvenes. Las Creobroter son activas y ave nture ras, y a me nudo no d ud an en acercarse y acechar, a escondidas, a las presas. La mayoría de las veces perm ane cen e ntre las flores y la vegetación a la espera de q ue un insecto volador pase cerca. E n to do s los estadios son más bien voraces, pero lo ideal es nutrir a los ejemplares un p ar d e veces por semana con moscas y peq ueñ as m ariposas. También se les pued e ofrecer grillos y saltamontes pequeños. Sin em barg o, no dem uestr an gran interés en lo qu e se desliza o se muev e por el sustrato. Tan to los jóvenes com o los adultos no d eberían estar muchos días en ayunas, un a sem ana a lo sumo, ya qu e su voracidad y su pequ eño tam año impiden que estos ejemplares pu edan estar dem asiado tiem po sin comer. Los jóvenes pued en perm anece r juntos sólo en el primero y segu ndo estadio, siempre y cuand o se coloquen m uchas ramas en el interior del terrario y se les pro porcio ne abundantes dosis d e moscas. Los ejemplares de m ayor tam año d eb en ser separados inm ediatam ente de sus compañeros. Reproducción: es posible inte nta r el apareamiento tan sólo dos semanas desp ués de la última muda. E l m ejor mom ento parece q ue es durante el cre púsculo . La hem bra es curiosa y muy activa, y po r lo tanto tiene qu e ser distraída con la comida, para perm itir al m acho qu e se acerque por la espalda sin correr riesgos. La cópu la du ra sólo unas horas. La ootec a tiene forma alargada (3 x 0,5 cm), es oscura y muy resistente, y da a luz a unas c incu enta crías, aproximadam ente a las cua tro semanas. C iclo vital:
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Hay que tener cuidado y m antener el recipiente bien aireado; el grado de hum edad debe ser elevado. Un a hem bra fecundada d ebería po ner al m enos tres ootecas fértiles. N o t a s : com o ocurre en m uchas otras ma ntis flor, los jóvenes son m imos bate sia nos d e las horm igas, pero cam bia n de librea en el segundotercer estadio. Existen otras especies de este género menos comunes: Creobroter tneleagris, de Indonesia y Creobroter pictipen nis, d e la India, cuya talla y librea so n aná logas a la Creobroter gem ma tus. A veces, el género se denom ina también C reobo ter o Creobotra. Esta es una d e las m antis coloreadas más fáciles de criar, y generalm ente se pu ede enc on trar con facilidad a un precio m uy razonable.
Deroplatys desiccata Westwood, 1839
m antis ho ja asiática, asian dea dleaf mantis. Nombres comunes:
Joven hembra de Deroplatys d es icca ta
Clasificación: M antodea; Origen: iMalasia. B osq ues
Mantidae. trop icales, en las ramas y en tre las hojas m uertas. D e s c r i p c i ó n : hembra de 911 cm de largo; macho de 89 cm. Librea oscura y uniforme. El tórax p resenta u na peculiar forma en sanch ada; las alas se parecen a hojas m uer tas y, en la hem bra, n o son ap tas para el vuelo . Los m achos son grá ciles pero torpes voladores, y suelen alcanzar grandes dimensiones. C iclo vital: am bos sexos alcanzan la edad adulta en cua tro o cinco meses. La longevidad se sitúa alred edo r de 12 meses para la hem bra y 910 m eses para el m acho. Cría: es u na especie mu y llamativa e interesante que no necesita condiciones muy particulares. Se puede criar d e un m odo pare cido a las H ie ro dul a y a las otra s especies de bosqu e, con un clima cálidohúm edo (25 30 °C y 7090 % d e hum edad). L as Dero pía tys, sin embargo, son menos resistentes y acusan má s el aire estan cad o; es por lo tanto muy im porta nte disponer d e un a buena ven tilación en el terrario. C ontrariamen te a otras especies de gran tam año, las Deropíatys no s on muy agresivas y tienden a comer bastante poco. Una excelente opción son las pequ eñas cucarachas y los grillos. Los a dultos pu ed en también consumir otras presas, con tal de qu e no sean dem asiado gran des y combativas. Los jóvenes no dem uestran un canibalismo especialm ente acentuad o, pero es me jor separarlos en cua nto las diferencias de tamaño se vuelven evidentes. Reproducción: am bos sexos m aduran en el mismo m om ento, con una leve ventaja para el macho. E n to do caso, es m ejor esperar tres semanas an tes de in tentar el apareamiento. El macho tiene qu e acercarse a la hem bra po r la espalda m ientras esta está ocup ada en alimentarse ya que, aun que las hem bras n o sean muy voraces, así resultan m enos peligrosas para los com pañero s más inexpertos. El ap aream iento tiene lugar generalmente po r la noche, y pue de d urar hasta la mañana siguiente. La hem bra fecundada pone una o dos ootecas, p arecidas a las d e la M anti s religiosa, pero más diminu tas y comprimidas lateralm ente, con láminas verticales bien distinguibles. D espués de un periodo que va de las cuatro a las seis sem anas, deberían nacer entre 40 y 80 pequeño s, parecidos a
las m antis más tradicionales, al m enos en los primeros dos estadios. E l tórax alargado se volverá evid ente en las fases sucesivas. Se deb e ten er un cuidad o especial con la circulación del aire en el terrario, para evitar los ataqu es de hongos y la aparición de moho. N o t a s : una de las características más interesantes d e esta especie es el espectacular desfile de amen aza. B ajo las tegminas com pletam ente miméticas de la hembra se ocultan unas p eculiares alas con grandes m anchas oculares, muy útiles para espan tar a los agresores. D esafortunadam ente, no todas las hemb ras rec urren con frecuencia a este com portam iento y no es n ada fácil observarlas. E xiste otra especie del género, Deropíatys lobata, originaria de las mismas áreas y distinguible po r el color má s oscuro y el tórax má s am plio, casi triangular. La Derop íatys lobata p ue de criarse de la misma forma, pero los machos p ued en resultar más reacios al aparea m iento y las crías menos abundantes.
Empusa pen nata Thunberg, 1815
N o m b r e s co m u n e s : diablillo; em pusa. Clasificación: M antodea; Em pusidae. Origen: Europa meridional, rara y
localizada sólo e n las regiones m ás cálidas. Se enc uen tra en extensiones claras y soleadas, incluso muy áridas, por debajo de los 500 m de cota, po r lo general cerca del mar. Se m imetiza con a rbus tos secos y retorcidos, o entre la hierba reseca po r el sol del verano. D e s c r i p c i ó n : hem bra de 78 cm y macho d e 67 cm d e largo. E structura grácil, con tórax sutil, patas muy largas y cabeza do tada de cres ta, parecida a un yelmo medieval. C olor gris oscuro, a veces tam bién verde. G rand es an tenas peinadas en los machos adultos. La hem bra, aunque d otada de grand es alas, vuela mal, m ientras qu e el m acho pre senta m ejores capacidades. Es la m ás bella especie europea y poco tiene que env idiar a algunas varied ades tropicales: de hech o, resulta bastante parecida a la Go ngy lus gongyloides, aunqu e su tamaño es más reducido. C iclo vital: la emp usa p resenta un ciclo vital basta nte com plejo y anóm alo en tre las
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Joven ejemp lar de Empusa pen nata
especies de climas tem plado s. Las crías nacen al principio del verano , en juniojulio, pero cre cen le nta m ente . E n oto ño, cuando la tem pera tura em pieza a bajar, las crías entran en hibernación, bajo las piedras o escond idas en la vegetación. Retom an la actividad en la primavera siguiente, y alcanzan la edad adu lta al principio del verano, cuando tiene lugar la pu esta de las ootecas. Los adu ltos mu eren du ran te el verano, poco después de la reproducción. Cría: se trata de una especie muy interesante, pe ro no es fácil de criar. Para obtener los mejores resultados es necesario respetar el ciclo natural, con la pausa invernal incluida. Las em pus a ad oran la luz y las altas temperaturas, a me nud o m ás allá de los 30 °C, que se pueden simular con una bombilla incan de sc en te colgada por encima del terrario, siempre bien ventilado . La hum edad se tiene que m antener en valores bajos, inferiores al 4050 % (bastará co n rociar una o d os veces p or sem ana, al atardecer).
E s peligroso exp on er los terrarios al sol. E n los meses más fríos, los ejem plares deben mantenerse a baja temperatura, pero sin desce nde r po r deb ajo de los 10 °C ; en las jornadas de invierno m ás cálidas, por el contrario, se puede n expo ner brevem ente al sol, ofreciéndoles com ida, para luego volver a colocarlas en u n lug ar frío. El m ejor alimento son las moscas y todos los pequeñ os insectos voladores. E n cualquier caso, las em pusa tiend en a comer poco, y no ata can nunca a presas cuyas dim ension es alcancen la mitad d e la suya; p o r e sta ra zón, los grillos y los saltam onte s son a menudo inadecuados (si no son de talla muy peq ueña ), pero en caso de emergencia se pued en alim entar con gusan os de la miel y gusanos de la harina. Los jóvenes de dim ensione s parecidas se pueden tener ju nto s en gra ndes terrarios comunitarios, colocando muchas plantas en el interior y ofreciéndoles ab un da nte alimento. Reproducción: el apaream iento de la em pusa, generalmente incruento, suced e al princip io del vera no, dos o tres se manas después de la maduración. La hembra no muestra agresividad hacia el macho, pero siempre es m ejor nutrirla bien y utilizar un terrario grande y lleno de ramas. Pocas semanas después de la cópu la se produce una ooteca de 11,5 cm d e largo, muy coriácea y de color m arrón oscu ro o beige. Las crías, por lo general una cincuentena, nacen al cabo de tres o cuatro sem anas, ya en verano. Hay qu e de cir que en las regiones más m eridionales de las áreas de difusión, los periodos e ntre nacim iento y apareamiento p ueden variar considerablem ente, deb ido a las distintas temperaturas.
la em pusa n o se encu entra casi nunca junto a la M antis religiosa, que pre fiere am bientes m ás fres co s y h úm edos y con vegetación abu nda nte. Por el contrario, es frecuente hallar las empu sa junto co n las pequeñas am ele s, parecid as a pequeñas M an tis religiosa p ero vinculad as a climas más áridos. En Italia, pero sólo en la región del Friuli (Noreste) y con poca presencia, se encuentra también la Empu sa fa ja da, mucho más frecuen te en los Balcanes. D ad a la escasez del géne ro Em pusa , es mejor limitarse a observarlas en la naturaleza y liberar siem pre a los jóvenes, en caso de éxito en la reproducción , en el área donde se ha efe ctu ad o el hallazgo. Notas:
La elección ideal consiste en roc iar el terrario con agua dos o tres veces por sema na, después d e ha ber apagado la luz. La alimentación es otro problem a cuando se cría esta especie. Todos los ejemplares pre fiere n pequeños insectos vo ladores, y a m enu do se sienten intimidados por todo lo qu e se desliza o cuya dimensión sea una terce ra p arte de la suya. Para criar las Gongylus resulta p or lo tan to indispensable un b ue n criad ero d e moscas. Los grillos se les pu ed en suministrar algunas veces, pero tienen qu e ser siempre muy pequeños. Los gusanos d e la miel adultos so n excelentes. Por el contrario, resultan prácticamente inútiles todas las larvas, incluyendo los gusanos de la harina, que sin embargo se pueden su min istrar directa m ente en la boca con bu enos resultados. Lo ideal es nutrir
Gongylus gongyloides L in n e u s, 175 8
Primer pla no de Gongylus go ngyloides
devil mantis; wan dering violin mantis. Clasificación: M antodea; Empusidae. Origen: India. Vive en los claros soleados de los bosques, en sabanas y en praderas. Descripción: hem bra de 10 cm de largo, igual qu e el macho, con tando tamb ién las alas. Se parece m uch o a una em pusa fuera de talla, pero la hembra adulta es bra quíp te ra y tie ne el tó rax más delg ado. Los machos presen tan u nas alas com pletamen te form adas, y unas largas antenas peinadas. Ciclo vital: especie d e crecimiento lento: las hemb ras alcanzan la ed ad adulta en 68 meses, los m achos un poco antes, en 57 meses. La longevidad se sitúa alreded or de 1215 m eses para la hem bra , y 1012 meses para el macho. Cría: en los claros de los márgenes de los bosques de la India , d ond e la esp ecie está difundida, y dond e se alcanzan tranquilam ente tem peraturas cercanas a los 40 °C con fuertes descensos nocturnos. Para obten er algo parecido en un terrario es suficiente con una po tente bombilla incande scente colgada por encima de los recipientes, qu e garan tiza el correcto nivel de luz y calor. P or la noc he, la instalación deb e estar apagad a, para perm itir qu e el am biente se enfríe y alcance los 2025 °C . La hume dad se tiene que m antener alreded or de los valores medios, 5070 %. N o m b r e s c om u n e s :
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tocios los ejemplares u n pa r de veces por semana, tam bién los más peq ueños. Los adultos pued en ayunar incluso más de quince días, siempre qu e estén bien nutridos, aunq ue tienden a debilitarse mucho. Los ejemplares de tam año s parecidos se pueden tener ju nto s en grandes te rra rios, bie n v entila dos, con ta l d e que esté n siempre muy bien alimentados. El canibalismo es bas tante ra ro y ocurre sólo en caso de marcadas diferencias de tama ño. Para prevenir sorpresas desagradab les, además de nutrir en abun dancia a los ejemplares, es m uy práctico co locar cierta cantidad d e ram as y arbus tos en el terrario, para perm itir a las m antis aprovechar todo el espacio disponible. Reproducción: com o en tod os los Em pusidae, resu lta sencillo sepa rar los sexos, incluso en el estadio d e ninfa, observ ando las antenas, largas y peinadas en los machos. Los machos alcanzan la edad a dulta con una ligera ventaja con respec to d e las hembras, p ero la diferencia no es, po r lo general, preocup ante. Sin em bargo, es necesario espera r tres semanas an tes de ju ntar a los adultos, ya q ue no se m uestran inmediatamente receptivos. La hembra no es agresiva con el mach o, p ero es m ejor actuar siempre con prud encia: se dan casos de m achos decap itados sin ni siquiera hab er apareado. El apareamiento se tiene que efectuar de día, con una temp eratura elevada para m ante ner al m acho vivaz y activo. La o oteca resu ltante es un a d e las más curiosas de las man tis: semiesférica, esponjosa, de 23 cm d e largo, y de color crema, ornamentada con muchas láminas laterales pa ra d isper sar el calor. Las ootecas de Gongylus no necesitan mucha agua, ya que podr ía qued arse en los intersticios y ha cer ap arecer m oho. Es suficiente mojar las oote cas u na vez po r semana, al atardecer, y m an ten er el recipiente bien aireado. Las crías, entre treinta y sesenta, tendr ían q ue nacer aproximadam ente seis semanas después, y aunq ue parezc an delgad as y frágiles, son m uy activas. Se pued en m ante ner toda s juntas, y alimentarlas con g randes c antidades d e Drosophila. El canibalismo es m uy raro, pero hay que ten er cu idado con las gotas de agua y las presas dem asiado grand es. L as ninfas sólo comen insectos muy p equeños. Notas: no se trata d e una especie para princ ipiantes. Los largos perio dos de
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desarrollo y la alimentación a base d e insectos voladores pue den desa lentar a los criadores men os motivados. Los adultos, en cualq uier caso, son magníficos, pero resultan bastante caros.
Hierodulo m em branác ea B urm eis te r, 18 38
Nombres comunes:
m antis asiática; asian
giant m antis.
Clasificación: M antodea; Mantidae. Origen: Sureste asiático. En los bosques
tropicales, los claros y las prad eras húmedas. Descripción: hem bra de 1012 cm y macho de 810 cm d e largo. Librea d e un bonito verde intenso uniforme. Estruc tura esbelta y muy robusta; bas tante parecida a la M an tis religiosa. Lo s m achos son gráciles y muy m odestos voladores, pero alcanzan grandes dimensiones.
Hierodula m em branácea devorando un ciempiés
a veces es posible en con trar algunas especies afines, tod as localizadas en los bosques tr opic ale s asiáticos. Entre estas, la H ie ro dula pa tel ífe ra, de colo r gris oscu ro, y la Hie ro dul a unimaculata, de un v erde pastel descolorido, am bas un p oco más pequeñ as y siempre vinculadas a climas húm edos. U na especie parecida, d e ta lla análo ga a la Hiero du la membranácea, es la H ie ro dula granáis, reconocible fácilmente por las estrías grises en los fém ures d e los ejem plares jóvenes. Particularm ente in teresa nte y afín a la H ie ro dula , al pu nto de recibir hace tiempo el nombre de H ie ro dula st al lii, es la Rom bhoder a basalis, un a im ponen te mantis hoja proven iente d e Malasia. El tórax dilatado y las alas p articularm ente anchas hacen de ella una copia realmente convincente de una hoja d e un color verde mu y vivo. P arec ida a la Hie ro du la basalis, pero con un to n o gris osc uro, es la Talamonica tamolan a, an tes llamada H ie ro dula ta m ola na, pro venien te de los bosques d e P apú a N ueva G uin ea. Ambas especies se crían com o la Hie ro du la . Notas:
Lo qu e qu ed o de una a raño después de la c o m i d a d e Hierodula m em branác eo
am bos sexos se vuelven adu ltos en tres o cu atro m eses. L a longevidad es de alrededor de doc e m eses para la hem bra, y nueve o diez meses para el macho. Cría: se trata de una m antis bastante adec uad a p ara principiantes, y muy voraz. D e todas formas, resulta más delicada que la Sphodromantis, una especie parecida pero africana. La tem peratura ideal se tiene que m antene r alrededor de 2530 °C , aunq ue la tolerancia a las variaciones térm icas es amplia. D e cualquier mod o, se debe n evitar valores por de bajo de los 20 °C. La hum edad tiene que ser más bien elevada, superior al 70 %. E s preciso m antener el terreno hú m edo y rociar el terrario por lo m enos tres veces por semana. Las crías se tienen q ue sepa rar enseguida, en los estadio s iniciales, po rq ue el canibalismo e s frecuente. Reproducción: am bos sexos ma duran en el mismo m om ento, con una leve ventaja para el m acho. Desp ués de d os semanas, es posib le inten tar el apaream iento ; dad a la agresividad d e la hem bra, se tiene qu e hacer acercar el mach o p or la espalda de la comp añera, y después de qu e esta haya comido abundantemente. La ooteca, ligeramente alargada, muy parecid a a la d e Sphodromantis pero con m enos capas esponjosas, puede con tener más d e un cen tenar de crías, qu e nacen un m es después de la puesta. Se deb e controlar la circulación d e aire en el terrario, para evitar ataques d e h ongos y aparición de moho. La h em bra pued e producir por lo m enos do s ootecas co n u na ún ica cópu la y, si se apa rea otra vez, po drá fe cun dar otras dos al cabo de unas semanas. C iclo vital:
Hym enopus coronatus Olivier, 1792
N o m b r e s co m u n e s :
m antis orquídea;
orchid mantis.
Clasificación: Mantodea; Hymenopodidae. Origen: Malasia e Indonesia; bosque s
tropicales.
hem bra de 67 cm y macho de sólo 3 cm d e largo. E s un o de los insectos más bellos e interesantes. La Descripción:
M a c h o a d u l to d e Hym enopus coronatus
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Joven hemb ra de H ymenopus coronatus
hembra adulta es blancuzca, con estrías grises y grand es alas funcion ales, pero raramente utilizadas. El macho, mucho más pequeño, es más oscuro y es un excelente volador. Las ninfas so n blanc as co n reflejos rosas, casi idénticas a las orquídeas. Ciclo vital: la hem bra alcanza la edad adulta a los cuatro m eses y medio; el macho emplea sólo tres o poco m ás. La longevidad se sitúa alreded or de los 12 meses para la hem bra, y sólo 6 para el macho. Cría: desafortunadamente las H ym en opu s son de las especies más delicadas. El m antenimiento en cautividad requiere un poco de experiencia y algunos cuid ados más qu e con la mayoría de las otras ma ntis. Es importante, para empezar, que la ventilación del te rrario sea excelen te y el clima cálidohúmedo. La temperatura ideal va desde los 25 hasta los 30 °C , pero se toleran, p or u n tiem po breve, valores inferiores. La alim entación p ue de se r un poco problem ática, d ado que los an im ales no están siempre interesados e n los grillos y tienden a atacar sobre tod o a insectos voladores. Las presas ideales son las moscas alimentadas con miel y las mariposas bien nutridas (los adultos de los gusan os de la
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miel). Las H ym en opus se pueden también nu trir dándoles de com er en la boca jóvenes gusanos d e la miel y gusan os de la harina, pero es im porta nte ir variando la die ta . D e las recientes experiencias, ¡resulta que los jó ven es apre cia n tam bié n el pláta no! Beben la condensación d e la pulpa y a m enud o devoran tam bién pequ eñas porciones. No se le deben propo rcionar nu nca insectos coriáceos, porqu e tan to las ninfas com o los adultos podrían dañarse las mand íbulas al intentar devorarlos. Los ejemplares lesionados luego no se recupe ran, la llaga se infecta y arrastra a los desafo rtunado s a una m uerte segura. Las crías se pued en m antener juntas en el mismo recipiente sólo en los dos primeros estadios, con tal de añad ir muchos soportes y mu cho alimento (D rosophila). Aun que las tende ncias caníbales son limitadas, los individuos más grandes tienen q ue ser separados enseguida de los compañeros. Reproducción: el problema más grave deriva de los diferentes tiem pos de m aduración del m acho y de la hembra (sólo dos meses el macho y tres o cu atro la hembra, com o la H ym enopus ). P ara lograr el éxito en el intento, por lo tanto, es preciso conseguir dos pequ eña s colonias de ejemplares con dos m eses de diferencia, de tal forma q ue se obtengan adultos en el mismo mo mento. D esafortunadam ente, los m achos de la prim era serie serán inservibles para la reproducció n y d e la misma fo rm a las hem bras de la segunda. Tanto el macho com o la hem bra se vuelven receptivos a partir de la segunda sem ana después de la madu ración. La aproximación a la comp añera p or parte del m acho es lenta y pruden te, con acercamiento po r detrás. Las H ym en opus no son dema siado voraces, por lo tanto no es im portante nu trirlas du rante el apareamiento para distraerlas; si fuera necesario, se pued e d ar de com er a la hem bra directam ente en la boca con gusan os de la miel o gusanos d e la harina, para evita r qu e el volo te ar d e la presa distraiga al m acho du ran te el acercamiento. U na vez que el macho está encima de la hembra, aferrado a sus alas, manifiesta su presencia golp eando con los bra zos capto res sobre el dorso d e la com pañera. Se trata de un com portamiento realm ente cu rioso, y su o bjetivo e s evitar qu e ella se lo sacuda d e encima co n un
rápido batir de alas. L a cópula es pro lo ngada pero n o presenta proble m as. La hemb ra no inten ta alcanzar al m acho con los brazos cap tores o h acerle caer. En cualquier caso, el prete nd iente resulta demasiado peque ño y tenaz com o para ser alcanzado, y pu ed e q ued arse encima d e la hembra incluso du rante 36 horas. D espués d e algunos días, cuand o las hembras han sido bien alimentadas, pro ducirá una oote ca alarg ada y lig era (3 x 1 cm ), ba sta nte v olum inosa y de c olor claro. D e ella saldrán 2550 crías, después d e u nos cuarenta días más o m enos, aun que se registran ootecas m ás abun dantes, d e hasta cien hu evos eclosionados. Es preciso ten er cuidado, como siempre, y m ante ner el recipiente bien aireado, con el nivel de h um eda d estable en los valores tropicales. También las ootecas de H ym enopus son delicadas y se han d e vigilar con atención. De spués de la prim era puesta, de igual forma a lo que se hace co n la Theopropus, es aconsejable aparear nuevamente a los dos ejemplares, ya que el m acho resulta sexualm ente activo sólo du ran te do s meses. Una hem bra fecundada tendría que poner un p ar de ooteca s fértiles. N o t a s : tam bién los jóvenes de esta especie son mim os batesianos; un caso idéntico al de la Thopropus, q ue vive en las mismas zonas. Otra s especies qu e viven en la misma zona utilizan el mismo truco para aum entar las prob abilidades d e supervivencia. Las ninfas recién nacidas de Theopropus y de H ym en opus imitan a los ejemplares jóvenes de algu nas chinc hes tóxicas de la familia Reduv idae, de color naranja intens o y negro. D espués de un a decena de días, adop tan la librea de o rquídea, en blanco y rosa con las pa tas petaliform es. Si se les mo lesta, los jóvenes p ued en saltar con so rpren den te eficacia, lanzánd ose al vacío: las patas recogidas y las expan siones en las pata s fu ncionan com o paracaíd as. Ocasionalmente, los jóvenes pued en tamb ién fingirse mu ertos (tanatosis). Las H ym enopus son, d e e ntre las especies de m antis, las más solicitadas e interesantes. E n Ing laterra, Alemania y Malasia se reprodu cen d e forma regular desde hace much os años, pero los cuidados que se requ ieren y las dificultades e n la reproducción h acen qu e el precio sea muy alto.
Mantis religiosa en su ecosistema natural
Mantis religiosa L in n a e u s, 175 8
N o m b r e c o m ú n : m antis religiosa europea. Clasificación: Mantodea; Mantidae. Origen: Eu ropa meridional. Introducida
tamb ién en algunas zonas de E stados Unidos. C om ún en los prados soleados no excesivam ente secos, po r deb ajo de los 1000 m de co ta. Prefiere lugares con vegetación abundan te, don de a m enudo se pone al acecho, entre la hie rba alta. D e s c r i p c i ó n : hem bra d e 79 cm d e largo; macho d e 67 cm. E s la mantis por excelencia, de un bonito verde inten so si se halla en am bientes no dem asiado secos; en los dem ás casos es beige. La hem b ra no vuela , au nq ue esté
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dotad a d e alas voluminosas, m ientras que el macho, más pequ eño y grácil, es un discreto volador. C iclo vital: la hem bra alcanza la edad adulta en 45 meses, el m acho em plea un poco menos. La longevid ad se sitúa alrededor de 78 m eses en la hem bra y 67 meses en el macho. En Eu ropa las jóvenes mantis nacen de ootecas que han sup erado el invierno, en marzoabril, y alcanzan la ed ad ad ulta en julioagosto. D espués d e los apare am ie nto s en el verano tardío, las hem bra s pon en los huevos y estos pasan el invierno protegid os por la ooteca, m ie ntra s q ue lo s adultos difícilmente sobreviven m ás allá del m es de octubre. N o es posible, ni siquiera en cautividad, supe rar estos límites. Cría: las M antis religiosa son la mejor opción pa ra quie n quiera iniciarse en la cría de estos insectos: presen tan u na buen a talla, son voraces, fáciles de m an ten er y fáciles de enco ntrar. E s suficiente ma ntenerlas a temp eratura amb iente, mejor por encim a de 25 °C , y rocia r los te rrarios, al atardecer, un pa r de veces po r semana. Estas mantis adoran qued arse colgando de la vegetación con la cab eza hac ia abajo, y atacan a grillos, saltamo ntes, m ariposas, a sus compañeras m ás jóvenes y a los pequeñ os insectos voladores. N o es raro que capturen también p eque ños lagartos, e incluso existe un caso docum entado de agresión a una serpiente, un a jovencísima culebra. Las ninfas pue den p erm anece r juntas sólo en los estadios iniciales, con tal de añadir muchas ramas en el interior del recipiente y de propo rcionar abun dantes dosis de D rosophila, pe que ños grillos y moscas. Los individuos más grandes tienen que ser separados inmediatamente d e los compañeros. Reproducción: es a la M an tis religiosa a la que se deb e la fama uxoricida de las mantis. La especie en cuestión es de hech o una de las más estud iadas y de las más agresivas con sus compañeros. Dos semanas después d e la última m uda, por lo gen eral en ag osto, los adultos se pueden apare ar, procurando alim enta r bien a la hem bra. E l m acho se acerca sigilosamente po r de trás d e la hem bra, y si es descubierto, a m enud o acaba devorado. A veces es atacado d ura nte la cópula, qu e dura algunas horas, pero m antien e intacta su capacidad reproductiva.
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La ooteca, d e 23 cm de long itud, tiene la clásica forma d e globo con láminas verticales y es de color beige; normalm ente contiene más de un c enten ar de crías, y es depositada en puntos resguardados, en ram as bajas o en los recovecos d e las rocas. Cada hem bra fecundada pone po r lo menos dos o tres ootecas, para luego m orir al cabo de algunas semanas. L as crías nacerán en la prim avera siguiente. Para favorecer la eclosión en el m om ento correcto, es necesario expon er la oo teca a los rigores invernales, e vita nd o el hielo y la excesiva hum edad . La m ejor opción es un recipiente bien ventilado, colocado en el balc ón o en la azote a desde novie m bre hasta enero. M uy a men udo , las ootecas m antenidas en casa a temp eratura am biente no se abren o d an a luz crías débiles y pre m atu ra s, ya en en ero o febre ro . Notas: com o muchas o tras especies, las M anti s religiosa recurren frecuentemente a actitudes am enazantes para as ustar a los agresores. Las hem bras adultas ex pone n las dos pequeñas manchas oculares debajo de los brazos captores e incluso pu ede n em itir sonidos estrujando las tegminas co ntra el abdom en. L os jóvenes recurren al mim etismo y a la fuga. U na especie parecida a la M antis religiosa, pero d e ta m año infe rior, es la Ir is orato ria , presente en el sur d e Italia, en las mismas zonas, pero más escasa. Se distingu e de su hermana mayor porque la hem bra adulta tiene las alas más cortas, y dejan al descubierto un a parte deí abdomen. E n Europa se encuentran también tres especies endémicas bas tantes raras y localizadas, siem pre afines a la M ant is religiosa pe ro más pequeñ as: la Pseud oye rsinia andreae, la Pseudoye rsinia lagrecae y la Riv et in a bae tic a tenui denta ta .
Parasphend ale og rion ina Gerstaecker, 1869
m antis africana; african brown mantis. Clasificación: M antodea; M antidae. Origen: África oriental. E n las saban as y en las prad eras soleadas. Descripción: hem bra de 56 cm , igual que el macho. Librea marrónbeige, con dibujos y manchas. A m enudo se producen Nombres comunes:
J o ve n m a c h o d e Parasphen dale agrionina
variaciones de color, según la zon a y las condiciones de cría. La h em bra es braq uíp tera, m ientr as q u e los m achos, m ucho m ás delicados, están do tados de alas voluminosas y son bueno s voladores. C iclo vital: la hem bra alcanza la edad adulta a los 34 m eses, y el ma cho en tan sólo 23 m eses. La longevidad es de más de 12 meses en la he m bra, y 1011 en el macho. Cría: esta es otra especie que se presta bien a las primeras tentativas d e cría. R esistente y voraz, se pu ed e m anten er en condiciones parecidas a las de la Spbodromantis , pe ro se ad ap ta m ejor a los climas áridos. La tem pera tura ideal se sitúa alrededo r de 2530 °C , pero tam bién toleran fácilmente valores supe riores a 35 °C. La hum edad tendría que p erm anecer baja, p ero inclu so u n exceso d e agua no constituye un problema. Sin embargo, hay que evitar un estancam iento de líquidos en el terrario y el suelo dem asiado hú m edo. Los grillos, las moscas, los gusa nos de la miel y la harina irán bien com o alim ento. Se p u ed en alim entar c o n frecuencia pero, de adultas, toleran bien periodos de ayuno de varias semanas. Sin emba rgo, hay que tener
en cu enta q ue los machos, dim inutos y delicados, se de bilitan fácilmente. Las crías se pue den m antene r como los adultos. S on tota lm ente caníbales, y no se de be n m anten er juntas (sólo en las primeras etapas y con gran abu ndancia de comida). R e p r o d u c c i ó n : los distintos pe riodos de m aduración d e los do s sexos pued e plantear algún problema, pero norm alm ente basta co n «frena r» a los jóvenes machos alimentándolos u n p oco m enos y m anteniéndolos a tem peraturas más bajas. La hem bra p ue de ser agresiva y es mejor m antenerla ocu pada con la com ida mientras el macho se acerca por detrás. La ooteca p resenta dim ensiones realme nte con sistentes, considerando el tamaño m odesto de la hembra. Es redo nd ead a y muy esponjosa, parecida a la de la Spbodromantis, pero m ás imponente. El env oltorio es resistente y do tado de un a capa esponjosa p ara aislar los huevos de las variaciones de tem peratura y hum edad. Al cabo de 46 sem anas despu és de la p uesta nacerán unas cincuenta crías. D ada la dim ensión de la ootec a, es difícil qu e una hem bra pro duzca m ás de dos. Las crías se p u ed en alim enta r c on grillos p equeños y
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con Drosphila, pero se tienen qu e separar basta nte deprisa . Notas: las pequeñ as Parasphendale recién nacidas son casi idénticas a pequ eñas hormigas negras, como ya hemos visto en otra s especies, en tre ellas la Pseudocreobroter, q ue vive en las mismas zonas. El negro de los prim eros estad ios se transforma rá pida m ente e n el grisbeige típico de la especie al cabo d e un par d e mudas. La librea tan mimética de los adultos contrasta co n el aspecto de la mantis cuand o esta asume la postura de intimidación. El interior de los fém ures y una pa rte de las alas y del ab dom en, cuando se encuen tran expu estos, muestran colores vistosos y constituyen u na sorpresa para mucho s agresores. Ex isten varias especies parecidas. U na en particular, de talla y costu m bre s an álogas a la Parasphendale agrionia , es la Parasphendale afinis , pres ente en criaderos.
Phyllocrania parad oxa B um ie is te r, 18 38
m antis hoja africana; african dead leaf mantis; gh ost m antis. Clasificación: M antodea; Hymenopodidae. Origen: Africa subsahariana, e n p articular Sudáfrica. En los bosqu es secos y en claros poco so leados. Descripción: hemb ra de 56 cm y macho de 45 cm. Librea m arrón claro, beige, a veces incluso verde pá lido, con gran variabilidad crom ática. E n los adultos , las alas y las patas loc om otora s llevan excrecencias parecidas a las hojas. Tam bién la cabeza presenta, por encima, una gran ramificación que imita la silueta de una hoja muerta. Los machos adultos, de coloración más opaca y descolorida con respec to de las hembras, presen tan an tenas bas tante largas y alas funcionales que superan al abdom en en longitud. Ciclo vital: ambos sexos alcanzan la edad adulta a los 46 meses. La longevidad es de alrededor de 12 meses en la hem bra, y 810 meses en el macho. Cría: a pesar de la apariencia, no se trata de un a especie difícil de criar. Rob usta y adaptable, aunqu e d e crecimiento más bie n le nto , está vincu lada a zonas
m oderada m ente secas pero sujetas a notables fluctuaciones de tem pera tura y hum edad. Por consiguiente, la temp eratura ideal se sitúa alreded or de 2530 °C , pero se toleran fácilmente picos más altos o más bajos, m ie ntr as que la hum edad, por el contrario, tiene que m antenerse alrededor del 6070 %, nun ca me nos, para evitar complicaciones en la m uda. Los grillos son el alimento ideal, mientras q ue las moscas resultan demasiado rápidas; aceptan los gusanos d e la miel y los gusan os de la harina, aunq ue a menu do pasan desapercibidos. D e cualquier modo , ningún estadio es part ic ula rm ente vora z, y un p ar d e co mid as por sem ana son m ás que suficientes. Las crías se p ue den alimen tar con grillos pequeños y con D ro sophila, y con viven pacífic am ente , al m enos hasta q ue las diferencias de tam año no se vuelven evidentes. Reproducción: los machos y las hembras m aduran juntos, facilitando m ucho el trabajo del criador. De todas formas, conviene esperar alrededor de tres semanas antes d e reu nir a la pareja, y mejor en las horas vespertinas. La hem bra n o e s agresiva y el m acho pued e, p or lo general, acercarse
Nom bres comunes:
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Hembra a du lta (izquierda) y jove n (derecha) d e Phyllocrania pa radox a
tranquilamen te. La cópula pued e du rar más de doc e horas. D espué s de unas pocas semanas, la hem bra pon e una ooteca muy peculiar, de 45 cm: alargada, lisa, muy robusta y con un largo tallo en un o d e los extremos. Los huevos se puede n m antener en las mismas condiciones q ue los ejem plares vivos, son muy resistentes y están perfectam ente aislados gracias al envoltorio protec tor. H ay qu e procura r no m ojar en exceso (rociar una vez po r sem ana es suficiente) y m anten er el recipiente muy bien ventilado, para evita r el crecim ie nto de hongos. La eclosión d e las crías, un as 3040, sucede aproximad am ente al cabo de un mes si se ha m antenido la tem peratu ra indicada. Una h em bra fecundada es capaz de poner al m enos un p ar d e ootecas fértiles, de tamaño progresivamente inferior, incluso varias semana s desp ués del apaream iento. Notas: de semejante m aestro del mimetismo hay que esperar realm ente de todo, cuan do se trata de engaño y supervivencia: las dimin utas Ph ylloc rania recién nacidas imitan las hormigas, logrando así ser desc artada s po r la mayoría de los depreda dores no especializados. El
parecid o se pie rd e d os m udas después del nacim iento, cu and o se activa el camuflaje de hoja. O tro com portam iento caracteriza la especie, sobre t od o a los individuos un poco crecidos o adultos: en caso de amenaza son capaces de fingirse m uertos, ex tienden las patas a lo la rg o del cu erp o y se deja n caer al suelo. El engañ o, llamad o tanatosis, puede du rar incluso varios m inutos.
Popa batesi Saussure y Zehn tner, 1895
southafrican twig m antis; regal twig mantis. Clasificación: Mantodea. Mantidae. Origen: Africa meridional y Madagascar. En áreas con arbustos sem idesérticas, en bosques secos y pedre gale s. D e s c r i p c i ó n : hem bra de 67 cm y macho de 6 cm. L ibrea gris oscuro c on manchas, que garantiza un extraordinario ropaje m im ético en tre las ram as y las hojas secas. La he m bra es más b ien tosca, con alas cortas e inútiles. Por el contrario, el m acho es sutil y alargado , y po see un as grand es alas funcionales gracias a las cuales pue de, excepc ionalm ente, alzar el vuelo. Los jóvenes son extraordin ario s im itadores de ram as seca s y finas. C iclo vital: el crecim iento es lento, pues am bos sexos alcanzan la edad adulta a los 6 m eses com o mínimo. L a longevidad se sitúa alred ed or de los 1214 meses en la hem bra, y 10 m eses en el macho. Cría: especie rob usta y perfectamente adaptada a climas secos, incluso sujetos a fuertes v ariaciones térmicas. La temperatura ideal se sitúa alrededor de 30 35 °C , y se ob tiene co n las mismas técnicas utilizadas para la Ble ph arop is. Sin embargo, se puede m anten er alrededor de 25 °C sin proble m as, salvo el d e un cre cim ie nto más lento de los ejemplares. La h um edad tiene qu e p erm anecer en valores bajos, alrededor del 40 %, y rarame nte surgen problemas du ran te la m uda. R ociar un poco los terrarios un a vez po r sema na, al atardecer, es m ás que suficiente. El terrario no tiene qu e ser partic ularm ente espacio so para los adultos: 20 x 20 x 30 cm bien ventilados serán N o m b r e s co m u n e s :
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A p are a m ie nto d e Pop a batesi
suficientes, pero es im portante qu e en el interior haya arbu stos, rastrojos y trozos d e corteza que p roporcionen preciosos pun tos de apoyo. Todos los estadios son b asta nte agresivos y voraces y prefieren insectos qu e se desplazan despacio p or el suelo o entre las ramas. Las p resas ideale s so n grillos y saltamontes pequeños, qu e se pueden pro porcio nar un par d e vec es p o r semana, más a me nu do p ara las crías. Los adultos, de tod os modos, son capaces de ayunar incluso dura nte v arias semanas. Los jóvenes se puede n m antene r juntos en el mismo recipiente, siempre qu e se añadan muchas ram as y rastrojos en el interior, para q ue cada anim al pueda encon trar su propio espacio. Son much o me nos activos que los jóvenes de otras mantis, pero igual de voraces. Los individuos más grandes se tienen que separar de los dem ás p ara evitar sorpresas desagradables. Reproducción: ambos sexos maduran ju nto s, pero es necesario esperar al m enos tres o cuatro semanas antes de intentar el apareamiento. El procedim iento no es particula rm ente co mplejo : el m acho se acerca po r detrás y no realiza desfiles nupciales. E s co nven iente vigilar a la p areja du rante el apaream iento para evitar qu e la
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hem bra, dem asiado agresiva, devore al macho. La ooteca, producida desp ués de unas sem anas, es oscura, alargada y esponjosa, de 34 cm de longitud, muy resistente, y dar á a luz unas cincuenta crías tras 56 semanas más o menos. C om o en todas las especies vinculadas a climas secos, es im portante m antene r el recipiente bien aireado y no m ojar casi nunca la ooteca. Notas: no se considera una especie para prin cip ia nte s, pero su robustez gara ntiza excelentes resultados. El mayor problem a es el crecimiento realmente lento, qu e pu ede desa nim ar a los no iniciados.
Pseudocreobroter whalbergii Stal, 1871
Nombres comunes:
mantis flor americana,
spiny flower man tis. Clasificación: Mantodea; Hymenopodidae. Origen: África oriental. E n las saban as, en bosques seco s y e n los claros. Descripción: hem bra de 45 cm y macho de 34 cm. Igual qu e la m antis flor africana pero d e m ayor ta m año. El abdom en presenta unas expansio nes pare cid as a
espinas espinas y m uchas m anchas. U n magnífico magnífico núm ero nueve invertido ornam enta las alas alas de los adultos. Librea amarillobeige, amarillobeige, a veces veces tam tam bién blanca. Los m achos adultos pu p u e d e n v o la r b a s t a n t e b ie n . C iclo vital: vital: am bos sexos alcanzan la edad adulta a los 34 meses. La long evidad se sitúa sitúa alrededor de 810 meses en la hembra, y 68 m eses en el macho. las especies especies m ás bellas bellas e Cría: es una de las interesantes, no mu y difíciles difíciles de cria criar. r. El am biente cálido, bas tante seco, seco, impone una temp eratura de u nos 2530 2530 °C y una h um edad no dem asiado ele elevada vada,, alrededor d el 5060 %. P or la noche, el am biente tendría que en friarse friarse un poc o y alcanzar los 2325 °C. No es necesario rociar rociar el el terrario a m enudo : un p ar de veces po p o r s e m a n a , al a ta r d e c e r , e s s u fic fi c ien ie n te . E s mejor, mejor, sin sin em bargo, m ojar m ás a m enud o los jóvenes, vincu lados a climas más húmedos. Ps eudo docre cre obro ob roter ter son sedentarias y se Las Pseu desplazan muy raramente si las com param os con o tras mantis flor flor de la misma familia familia.. P refieren refieren que darse entre las flores flores y la vegetación , al acecho, co ntan do con la librea librea disruptiva p ara hu ir de los los depredadores. Igual que para las otras especies con costum bres parecidas, las m ejores presas presas
son las las moscas y pequ eñas mariposas, mariposas, pero pero tam bién grill grillos os y pequeñ os saltamontes. saltamontes. Lo s jóvenes jóvenes se tendrían qu e criar criar individualmente, pero mientras son son pe p e q u e ñ o s y d e t a m a ñ o p a r e c id o e s posi po sibl blee tenerlos juntos en grand es recipientes recipientes bien bien aireados. Para d efinir un espacio vita vitall pr p r o p io e in f o r m a r a los lo s c o m p a ñ e r o s d e su pre p re s e n c ia , las la s jó v e n e s n in f a s a d o p ta n un com portam iento particular: particular: giran giran los brazos brazos captores e n sentido h orario describiendo describiendo un círculo, com o si hicieran la bicicleta. bicicleta. El ejem plar vecino responde y a m enudo se aleja, aleja, sin sin q ue haya disputa. L os individuos individuos más grand es resultan m ucho más agresi agresivos vos y se tienen q ue separar de los los demás inmediatamente. las hem bras m aduras Reproducción: las norm alm ente no son agresi agresivas vas con los los machos. El curioso comp ortam iento de la bic b icic icle leta ta e s e m p l e a d o a m e n u d o p o r el macho para reducir el instint instintoo depredador de la com com pañera. La m ejor aproximación es po r detrás; detrás; gracias a ello, ello, el m ach o pu ed e pasar desapercibido. Las hembras fecundadas tendrían qu e producir, al cabo de unos días días,, una oo teca d e forma alargada (3 x 0,5 cm), oscura y m uy resistente , muy parecida a la la de la Creobroter, pero ligeramente ligeramente más grande.
Joven Pseud ocreobroter whalbergii whalbergii
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Sphodromantis Sphodromantis line ó la
B u r m e is te r ; 1838
Nombres comunes:
lldta Hembra Hembra d e Pseudocreobroter oce lldta
Al cabo d e cu atro o cinco semanas, la la ooteca dará a luz luz unas cincu enta crías. crías. En esta especie, vinculada a climas poco húm edos, resulta resulta aún m ás importante m antener el recipiente de la ooteca muy bie b ie n a ire ir e a d o . U n a h e m b ra f e c u n d a d a debería poner un par de ootecas fértiles. Notas: después de un par de m udas, de ser negros se transforma transforma n progresivamente a tonos claros, con partes d e co lor rojoteja rojoteja y manchas blancas. El ca m bio radical se se observa más adelante, cuando los jóvenes adop tan la característi característica ca librea espinosa bla bl a nco nc obe be ige. ig e. Ps eudocr ocreob eobrot roter, er, Existe otra especie especie de Pseud originari originariaa d e África África occiden tal y más pe p e q u e ñ a (4 cm la h e m b r a y 3 c m el mach o); se trata de la Pseud Ps eudocr ocreob eobrot roter er ocellata, casi idéntica y con la misma biol bi olog ogía ía.. A v e c e s, e l g é n e ro t a m b i é n se denomina Pseudocreobotra. Se trata trata de to das formas de una d e las las m antis coloreadas m ás fácile fáciless de criar y se encuen tra con facili facilidad, dad, pero no siempre a pre p re c io s razo ra zo n ab les. le s.
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mantis africana;
african giant m antis. antis. Mantidae. Clasificación: M antodea; Mantidae. Africa oriental. oriental. E n los bosques Origen: Africa secos, en los claros, claros, en saban as y praderas. Descripción: hemb ra de 78 cm y macho de 56 cm. Librea m arrón claro, claro, beige, a veces verde. verde. Pu ede n existir existir muchas variaciones variaciones de color según el área de origen origen y de las las condiciones de cría. La estructura de la hem bra es muy corp ulenta y robusta. N o e s u n a d e las la s e s p e c ie s m á s g ra n d e s , p e r o se e n c u e n t r a e n t r e las la s m á s m a c iza iz a s y pe p e s a d a s . P a r e c id a a la M a n tis ti s relig re ligios iosa, a, pero con cabeza y brazos captores muc ho m ás imp ortantes. L os ma chos son más gráciles, gráciles, y son poco voladores voladores.. alcanzan la edad C iclo vital: vital: am bos sexos alcanzan adu lta a los los 34 34 meses. La long evidad es de más de 12 meses en la he m bra y 1011 1011 me ses en el macho. principiantes por Cría: es la mantis para principiantes excelencia excelencia:: rob usta, fácil de criar y pro p ro p o r c io n a g r a n d e s s atis at isfa facc cio ci o n es . E s tamb ién p articularm articularm ente longeva, longeva, ya ya que a menudo supera el año. La tem peratura ideal se sitúa alrededor de 25 30 °C, p ero tolera fácilmente fácilmente tem peraturas mucho más altas. altas. Po r el contrario, se tienen que evitar valores dema siado bajos, bajos, por debajo de los los 20 °C. La hum edad pu ede perm anecer al al 5060 % y raram ente se dan problem as dura nte la muda. Todos los estadios son muy agresivos y voraces. voraces. Se trata de una especie que ataca cualquier cosa, aunq ue prefiere ortópteros y grandes insectos n o voladores. voladores. T ambién capturan moscas, mariposas y ocasionalmente lagart lagartos, os, ranas y pequ eñas serpientes (¡en cautividad cautividad no hay ninguna ninguna necesidad d e ofrecer vertebrados!). Se la la pu p u e d e a li m e n t a r to d o s los lo s d ía s , p e r o tamb ién pued e superar periodos periodos de ayuno ayuno de v arias semanas. Las crías, voraces com o los adultos, n o se deb en m anten er juntas, excepto en los los estad ios inicial iniciales, es, y nu nca si están presen tes individuos individuos de tam años diferentes. diferentes. plantea Reproducción: el apaream iento no plantea pa p a rtic rt ic u la re s p ro b le m a s , a p a rte rt e d e la
lineóla devo rando un saltamont Hembra de Sphod romantis lineóla saltamontes es
agresivi agresividad dad de la hembra , que d eb e ser distraída distraída y asaltada asaltada por el m acho desde atrás. atrás. Amb os sexos sexos m adu ran a la vez, vez, aun que a veces se observa un a liger ligeraa ventaja ventaja en el m acho. E s suficiente suficiente espera r sólo dos semanas después de la maduración maduración para ju j u n t a r a la p arej ar ejaa . La primera o oteca, semiesférica semiesférica y esponjosa, que m ide 34 cm cm de diám etro, se se pr p r o d u c e p o c o s d ía s d e s p u é s d el apaream iento. El envoltorio envoltorio es muy resistente, y es un a difícil difícil presa para ho ngos y parásitos . Las crías, crías, a m enu do m ás de un centenar, salen 46 sem anas desp ués de la puesta. Una hem bra de gran gran tamaño puede fecun dar incluso incluso cuatro o cinco ootecas con un a ú nica cópu la y, y, si se aparea de nuevo, po p o d r á p r o d u c ir o tr a s t a n ta s al c a b o d e u n a s semanas. N o t a s : resulta posible actuar, al menos en p a r t e , s o b r e la li b re a d e los lo s e je m p lare la re s . L os jó v e n e s t ie n d e n a s e r v e rd e s p e r o , si s e cría cr íann con mu cha hum edad, alrededor del 70 %, m antienen esta coloración también en la edad adulta. adulta.
Ex isten otras especies afines de clasifi clasificación cación má s bien discutible y de distinto origen, aunque siempre africanas (Sphodrom antis gástric gástrica a, Sphodromantis halachowski). A lgunas están v inculadas a los los bo b o s q u e s tro tr o p ic a le s y n e c e s ita it a n u n a m ayor ay or hum edad , aun que la mayoría mayoría se puede criar criar lineóla. Esta sigue com o la Sphodrom antis lineóla. siendo la m ás com ún, y en ocasiones las las po p o d e m o s e n c o n tr a r e n las la s tie ti e nd a s.
Theopro Theopropus pus elegans e legans Westwood, 1889
m antis flor malasi malasia; a; ba b a n d e d flo fl o w e r m a n tis ti s ; m alay al aysi sian an flow fl ow er mantis. enopodidae. Clasificación: M antodea; Hym enopodidae. alasia. E n los bo sque s tropica tropicales les.. Origen: M alasia. Descripción: hem bra de 5 cm, macho de 3 cm. Es plénd ida m antis flor asiáti asiática ca de talla talla m ediana. Se parece a la Creobroter, pe ro es má s corpulen ta y ligeramente ligeramente más grande. grande. Nombres comunes:
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Theopropus eleg an s en fase de apaream iento
La hem bra, cuya librea es verde y amarillobeige, con u na ba nd a clara en las tegminas, presenta alas mem branosas inferiores de c olor naranja. Los machos adultos, mucho más pequ eños y con tintes rojizos, pueden volar bas tante bien teniendo en cuenta sus pequ eñas dimensiones. C iclo vital: la hembra alcanza la edad adulta a los 34 m eses, y el ma cho a los 2 meses, quizás algo más. La longevidad se sitúa alrededor de los 810 m eses en la hem bra y 56 meses en el macho. Cría: es, sin dud a, u na de las m antis más voraces: n o du da e n perseguir y acercarse a las presas si se prese nta la ocasión. Contrariam ente a lo que hacen muchas otras especies, a las Theopropus n o les gusta qued arse colgando cabeza abajo de las grillas o de los soportes del terrario, y pre fi ere n una posición d e dom in io elev ad a entre las ram as y la vegetación, desd e donde pueden atacar a cualquier presa de pequeño tam año, desde grillos hasta mariposas. Es indispensable, por lo tanto, una alimentación variada p ara disp one r de ejemplares con buen a salud, sobre todo entre los adultos. La especie no es m uy
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resistente a periodos prolongad os de ayuno: los ejemplares más grandes no d eberían estar m ás de diez días sin comer. La tem pera tura de cría ideal es la típica de los insectos de b osq ue tropical, en torno a los 2530 °C, pero toleran con facilidad temperaturas más bajas. Es importante, por el contrario, m antene r una humedad elevada, en to rno al 8090 %. Po r la noche, el am biente tendría que enfriarse un poco y alcanzar los 2325 °C. E s siempre aconsejable rociar los terrario s tres o cuatro veces po r semana, al atardecer, sobre tod o si se crían ejem plares jóvenes. Las ninfas pued en perm anecer juntas sólo en el prim er o segund o estadio, añadiendo siempre muchas ramas en el interior del recipiente y proporcionándo les abun dan tes presas. Los individuos más grandes deben separarse inmediatamente del resto. Reproducción: la Theopropus resulta ser una de las especies que requieren más esfuerzos para la re pro ducció n; se presentan los mismos problemas qu e se han tratado para la H ym en opu s, provocados por los diferentes tiempos de mad uración del m acho y de la hem bra. Es ta e s agresiva y vivaz, y po r lo
tanto tiene que ser distraída con comida, para conseguir que el m acho se acerque por de trás sin peligro. El tam año y la capacidad del m acho le ayudan en el apareamiento, aunque norm almente este emplea una o dos horas para recorrer los pocos centímetros que lo separan de la compañera, totalmente concentrado. E n cuan to pue de tocar a la hem bra, con un salto final, se le sube en el dorso y da inicio a la cópula. La he m bra es incapaz de atacarlo y hacerlo caer; el macho, subido en el extremo d el dorso d e la hem bra, resulta inalcanzable. La cópula pue de llegar a durar, con algún intervalo, un as v einticuatro horas. El resultado es una oo teca de forma alargada (3 x 0,5 cm), m uy parecida a la d e la Creobroter, p ero m ás voluminosa y oscura, que dará a luz a unas 3040 ninfas al cabo de cuatro semanas aproximadam ente. Se debe pro cura r m ante ner el recipiente bie n aireado y controlar la hum edad, que siempre debe perm anecer elevada. Si se quiere reutilizar el m acho para un ulterior apaream iento hay qu e hacerlo enseguida, después de la pue sta de la
prim era oote ca, ante s de que le des ap arezc a la voluntad de aparearse, presente durante sólo dos meses. U na hem bra fecundada tendría que pon er al menos un par de ootecas fértiles. Notas: tam bién los jóvenes de es ta especie son mim os batesianos. E sta vez el modelo no son las hormigas sino las ninfas de algunas chinc hes tóxicas de la familia Red uvidae, a su vez «copiadas» po r las jóvenes H ym en opus, q ue viven en las mismas zonas. Las jóvenes mantis presen tan un bonito colo r naranja in tenso , con la cabeza y las patas negras. En la siguiente mu da, al cabo de unos diez días, se vuelven amarillorosa y luego verdeamarillo, con una gran mancha ocular en el abdo m en. Sólo en los últimos estadios presentan la libre a definitiva. Po r desgracia, la Tbeopropus, en virtud de los problemas mencionados, resulta basta nte rara y costosa. O casio nalm ente pueden ser abundantes en caso de reproducciones fortuitas. N o es una especie adecu ada para principiantes.
Joven Theopropus elegan s q u e a c a b o d e c a p t u ra r u n a m o s c a
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LOS FA
La vida en la naturaleza
Los fásmidos: guerreros acorazados Au nque tengan un exoesqueleto muy duro y coriáceo, que recu erda la armad ura de los soldados medievales, tam bién pa ra los fásmidos existen unos depred adores de los cuales tienen qu e defenderse. En la naturaleza, pueden ser ata cados p o r algunos in secto s hi menópteros que depositan a sus futuros hijos al lado d e los huev os d e los fásmidos, y tamb ién po r pájaros, arañas, ratones, pequ eños mamíferos, lagartos y otras especies de saurios que les encanta alim entarse con estos insectos. La primera defensa entre todas las que poseen los fá sm id os es, d esde lu ego, la del mimetismo perfecto con las plantas; esta adap tación a la naturaleza les ha llevado a recrear con su p ropio pigm ento un a coloración del cue rpo p arecida a hojas o a ramitas secas, que puede variar con el grado de h um edad, la tem pera tura y la luz circunda ntes, y que les ayuda a pasar desapercibidos en el am bie nte en el q ue viven. Por lo general, estos espléndidos animales pose en una cutícula m uy gru es a y su cuerp o está cub ierto po r espinas puntiagudas; estas protu berancia s no les gusta n a los enem ig os depredadores, y también el criador puede hacerse daño si no los maneja con cuidado. Estas particulares excrecencias naturales
Las impresionantes corazas d e dos especies d e fásmidos: arriba Heteropterix dilatata , a b a j o Ep idares nolimetangere
puesta s s obre el cuerpo de los fásm idos, además de volverles muy miméticos y semejantes a pequeñas ramas llenas de espinas, difíciles de distinguir en la naturaleza entre la espesura de la vegetación, son utilizadas tamb ién com o armas d e defensa, ya que al ser tan p untiagudas pu ede n herir a quien las toque.
Otros sistemas de defensa Otro sistema de defensa activo es la tanato sis: no se trata de una verdadera arma de combate para contraatacar al enemigo, sino de u na actitud q ue adop tan estos insectos cuando se les molesta demasiado. Se fingen m uertos quedándo se perfectamente inmóviles con las patas extendidas a lo largo del cuerpo; a menudo este comportamiento se p one en acció n cuando son m anejados por el criador, e incluso pu ed e ocurrir que cuando se les toq ue se dejen caer con un salto al vacío, qu edán dose inmóviles en el suelo durante mucho tiempo; de esta forma, si un de p red ad or deseaba com érselo s, se re tirará al creer que su presa está muerta. O tra forma d e defensa utilizada por algunos fásm idos es la de proy ectar un líquido maloliente e irritante contra el enemigo, com o po r ejemplo la especie de Florida Ani so mor ph a, q ue es capaz de emitir esta sustancia a una considerable distancia mediante dos glándulas torácicas donde conservan el veneno. Este líquido no es dañino para el hombre, excepto cuando e ntra en contacto con los ojos; por esta razón hay que ser muy precavidos cuand o se m anejan o se des-
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Un ma cho d e Heteropterix dilatata . A unque e sté do ta d o d e alas, n o es ap to p a ra e l vu elo y cue nta con el mimetismo y la espesa coraza para sobrevivir
plazan los eje m pla re s que poseen este particular sistema de defensa, y es recom endable lavarse las m anos d espu és d e tocarlos. Existen otros fásmidos que poseen esta arma de secreción repelente, pe ro dispuesta por t odo el cuerpo con el fin d e volverse v erdaderam ente poco apetecibles. Algunos son capaces tamb ién de da r pun tapiés con las p atas posteriores cubiertas de espinas, intentando golpear al adversario con un movimiento parecido al de u na ten aza que se cierra; o b ien, aprovech ando su mimetismo p erfecto qu e les vuelve parecidos a las hojas, moverse como si fueran ondeados por el vie nto para desorie ntar al enem ig o en la captura d e su p resa, ya que no son insectos muy veloces en la fuga.
La autoamputación O tro fenómeno muy particular que se ha relevado en los fásmidos es el de la auto am pu tación o m utilación refleja. E l insecto pierde voluntariamente la pata que el dep reda do r ha aferrado, como sucede a veces con los lagartos cuando se despegan de la cola voluntaria-
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mente para huir y evitar ser devorados; e igual que el lagarto consigue rep rodu cir su cola, tam bién p ara estos insectos existe la po sibilidad de regenerar la pata amputada. C uan do se produzca la siguiente m uda, la nueva pata com enzará a crecer; si el insecto es joven podrá rep roducir una p ata casi perfecta; cuando, por el contrario, el insecto es adulto, esta posibilidad de n uevo crecimiento ya no existe, ya qu e no h abrá m ás m udas para reconstituir el miem bro perdido. Sólo en la especie H et er op te ri x dilat ata es posible q ue el insecto m uerda, y sólo si es m anipulado con torpeza; de tod as formas, antes de llegar a este co m portam iento, que p u ed e definirse com o extr em o en los fá sm idos, el insecto arquea el abdomen y emite unos silbidos de forma interm itente, apretan do las alas, para indicar al enem igo q ue es m ejor dejarlo correr. Un comportamiento parecido es visible también en la especie Ext ato so ma tiara tu m , que cuan do es atacada por un dep redador dobla el abdomen imitando un escorpión am enazante, con un parecido casi perfecto; este m étodo de defensa es muy eficaz para ahuy entar a enemigos insistentes.
N o obstante, aunque el a petito de algunos de ellos sea algo terrorífico, son insectos mansos e inofensivos, pero listos para de fenderse com o verdaderos soldados cuando son atacados.
Extinción y superpoblación O tro dep redad or es el hom bre, que con sus deforestaciones abusivas consigue arrebatar un espacio cada vez más im portante a la naturaleza, que ve reducido de forma drástica el territorio no controlado por el hom bre, po nien d o a alg unas especies en pelig ro de desaparición. Por ejemplo, el fásmido Dryo cocelus australis se encuentra ya en la lista roja de las especies en vías de extinción. Este fásm ido, en 1800, vivía en un grup o de islas llamado Lord H ow e, que se encuentran en el norte de Australia. Era un insecto con una forma parecida a la del Eu ry ca ntha y no tenía enem igos naturales. P ero co n la llegada del hombre, que utilizó la isla para intercambiar mercancías y aprovisionarse de alimentos frescos, penetraron en el archipiélago las ratas que iban a bord o de los buqu es. E stas se alimentaron de este fásmido hasta llevarlo a la extinción. Al menos así se creyó durante décadas, hasta qu e en 2001 se dio la maravillosa noticia, de parte d e un grupo d e en tomólogos, respecto a nuevas observaciones en las rocas llamad as B all’s Pyram id, cerca de las islas. Los insectos enco ntrad os son re alme nte muy escasos y no se sabe m uy bien cóm o han pod ido llegar hasta allí, a una d istancia de alreded or de 20 km de la isla madre, pero se han a dap tado bien al nuevo am biente, aun siendo m uy hostil d eb id o a la presencia d e m uchas ro cas y poca v egetación. Para esta especie hemo s sido muy afortunados: gracias a las personas que quieren preservar la naturale za y gra cia s al hallazgo de algunos ejemplares se ha p odido consti-
tuir un proyecto de repoblación que durará mucho tiempo. Se plantea, por otra parte, cuán tas especies desapa recerán a causa de la deforestación y de la presencia del hombre en algunas zonas. En ocasiones pued e ocurrir que algún fásmido pueda escaparse del terrario de algún criador apasionado, o que sea transportado por algún im porta dor de viveros, p or ejemplo, en forma de huevos que se han quedado en alguna maceta de planta tropical recogida en la naturaleza; esto tam bién p ued e resultar problem átic o. E ste fenóm eno h a ocurr id o en Inglaterra, donde las especies Acantho xyla y Clitarchus, originarias de Nu eva Zelanda y accidentalm ente im portadas, se han adaptado perfectam ente al nuevo ecosistema. De todas formas, no todas las especies pueden sobrevivir e n los climas eu ro peos, es pecialm ente las q ue proceden d e las zonas tropicales; p odrían resistir sólo en el periodo estival, pero en invierno morirían o, a lo sumo, podrían vivir durante una o dos estaciones; es evidente que do nd e el clima es, por lo contr ario, más te m pla do, puede te ner lugar una nueva adaptación ambiental por parte de esto s insectos. Se han o bservad o tam bién algunas invasiones p or p arte de fásmidos en ciertas zonas de Es tados U nidos y Australia, do nde estos insectos se han reproducido d e forma desorbitada y han devorado plantaciones enteras, pro vocando esca sez de alim entos. A pesar de ello, deseam os q ue crezca el interés hacia esta categoría de insectos, tanto para preservar el ambiente natural en el que viven como por el aume nto d e apasionados que quieren criarlos. Lo s fásmidos, de hech o, son insectos fáciles de m anten er en cautividad, muy bellos estéticamente, y pose er un terrario en casa, con un pequeño trozo de bosq ue tropical donde criar estos magníficos soldados acorazados con sus magm'ficas arm adura s, nos ac ercará má s a la naturaleza, enseñ ándon os a respetarla.
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Condiciones y parámetros para la cría
E s muy im portan te que e n el terrario existan los parámetros ambientales adecuados y las condiciones de cría justas para los fásmidos (o insectos palo) que allí viven. Además, a menudo ocurre que a causa de la facilidad de reproducción de algunas especies, como p o r eje m plo la Carausius morosus, se produzca un exceso de nacimientos, del cual a veces es muy difícil darse cuenta, con el riesgo de una superpoblación en el interior del reci p ie nte y el peligro de no conseguir cria r todos los ejemplares d e form a correcta, con las consiguientes m uertes, malformaciones, mutilaciones, etc. Por lo tanto, es preciso tener sum o cuida do co n los espacios disponibles para criar las especie s deseadas, para poderlas m anten er del m ejor mo do posible. En primer lugar hay que preguntarse cuán to espacio se tiene a disposición y cuán to tiem po se pued e de dicar a las tareas de m antenimiento; después hay que preguntarse tam bién cuán to d inero se qu iere gastar. Pa ra los fásm idos m ás sencillos d e criar, se p u ed e n utilizar recip ien tes q u e cuestan poco, o reutilizar vie jo s acuario s, pequeños armarios, etc. U n d ato a n uestro favor es que muchas especies en cautividad se alimentan de hojas de zarza, que se encuentran en abun danc ia en la naturaleza; pero las más particula res y difíciles de criar, desafortunada m ente las m ás bellas, vistosas y más caras de adquirir, como el género Phyllium o He teropterix, necesitan m ucha h um edad, calefacción y sobre to do tiempo. Un fásmido de l gé nero M edadura escondido en la espesura de la ve getación
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nolim etangere (fotografía Un fásm ido espinoso Epidares nolim (fotografía d e M arco Salemi) Salemi)
También la comida d eb e ser ser variada, variada, y las las operaciones operaciones de limpieza limpieza tend rán qu e ser más frecuentes frecuentes;; po r esta razón, razón, tenem os que tener presente presente frente a qu é nos encontramos cuan do decidim os criar estos insectos. N o h e m o s d e in f rav ra v a lo r a r ta t a m p o c o la b ú s queda del alimento para nuestros fásmidos. Podrá parecer extraño, pero a veces pue de ser dific dificult ultoso oso enc ontrar las plantas ad ecuadas para ciertas especies, porque si vivimos en un a ciudad no es muy fáci fácill encontrar zarzale zaless que no hayan estado e n contacto con gases gases contam inantes o produc tos dañinos. Qu ien viv vivaa en el campo seguram ente tendrá más ventajas, ventajas, aunq ue siempre está el prob lema de en contrar las las plantas en el periodo invernal; además, en algunas especies, las pla p lant ntas as u tili ti lizz a d a s c o m o a l im e n to s o n d e p o r sí difíciles de encontrar en la naturaleza, como por ejemplo el hipéri hipérico, co, el rodo den dro, la fucsia, los ligustros específicos, el eucalipto... O tro factor muy importante es el el de la ad quisición de la especie; se aconseja que se compren crías crías (denom inadas ninfas) ninfas) qu e estén al menos en el tercer estadio de m uda, así el riesgo de fallecimientos durante el transporte será menor, ya que los insectos tendrán b uen a salud y po r lo tanto serán más fuertes fuertes para resistir resistir un viaje qu e co m porta un cambio de temp eratura y humedad. Si se se quieren adq uirir huevos, es siempre mejor informarnos si han sido fecundados, y es precis precisoo ten er mu cho cu idado con los envíos en periodos dem asiado calurosos calurosos como juli ju lioo y ag a g o sto st o , d o n d e el ries ri es g o d e fall fa llec ec im ien ie n tos pu ed e resultar muy alto. alto.
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Recordamos también q ue hay qu e evaluar evaluar con cuidado dónde colocar los terrarios, pa p a ra q u e las o p e r a c io n e s d e lim li m p iez ie z a y m a n tenimiento no sean demasiado complicadas, y que los recipientes se encuentren en lugares tranquilos tranquilos y seguros, seguros, para n o estresa r de m asiado a los anim ales y evitar el riesgo de caídas accidentales. accidentales.
Temperatura La m ejor temp eratura para la cría cría d e los fásmidos está comprendida entre los 23 y 28 °C; en caso de tem peraturas inferi inferiores ores (1012 (1012 °C) d ura nte periodo s prolongado prolongado s, es es muy prob able que los insectos mueran. Para las las especies especies qu e viven en cotas muy elevada elevadas, s, donde hace calor po r el día y mu cho frío po r la noche, es necesario necesario repro du cir tamb ién en cautividad cautividad este cam bio térm térm ico nocturno al que se han acostumbrado en la naturaleza. E ste proced im iento sirve sirve precisamente para mantener un ciclo biológico lo más n atural posible; para a lgunos d e ellos, ellos, un descenso de una decen a de grados será será confortable, mientras que para casi todas las las dem ás especies especies tropical tropicales es o eu ropea s es es m e jo r q u e p o r la n o c h e la t e m p e r a tu r a d e s c ie n da sólo unos 35 °C com o m áximo, mientras de día vuelve a subir a los niveles óptimos. Lo ideal para mantener en el terrario una temperatura adecuada sería poder disponer de una habitación entera co n calefacció calefacciónn independ iente; dado qu e esto no suel suelee ser po sible sible,, com o alternativa alternativa se pue de n utilizar utilizar pe queños cables o alfombritas calentadoras
colocadas en el exterior del terrario, terrario, m ejor en una pared later lateral al para no secar demasiado el material material del fondo. Es imp ortante recorda r que si se utili uti lizan zan estos sopo rtes habrá qu e controlar con m ás frecuenci frecuenciaa la tem tem peratura en el interior interior del recipiente; recipiente; d ado que a me nud o el valor valor de la temp eratura produ cida con estos medios es poco fiable, se aconseja aconseja el el uso com binado de un term ostato p a r a c o n t r o l a r l a m e jo r. S e d e b e n e v i ta r las la s bo b o m b illa il la s c a le n ta d o r a s ya q u e , si se co loc lo c a n de forma incorrecta, pueden secar demasiado el am biente y los insect insectos. os.
Humedad El grado de hu m edad en la cría cría de estos insectos tiene tiene q ue ser elevado, elevado, sobre to do para las especies q ue viven en las zonas tropicales. Es suficient suficientee pulverizar pulverizar agua den tro de l terrario mediante un aspersor o un vaporizador, evaluando siem pre la frecuencia en base base a las necesidades de las especies criadas. Para los insectos qu e lo requieren, con el fin fin de facili facilitar tar el m antenim iento de la hum edad en el recipiente es suficiente insertar un sustrato trato de turba que se ha de m antener húmeda pero no empapada, para evitar que se ahoguen las pequeñas ninfas o que aparezcan los parásitos. parásitos. El agua tiene q ue ser vaporizada vaporizada directadirectam ente sobre las hojas, y resulta muy útil para los insectos, ya que pueden aprovechar las gotitas para be be r e hidratarse. hidratarse. Por el contrario, p ara las especies especies qu e viven en climas climas temp temp lados, dem asiada hum edad es muy incómoda; en este caso es suficiente salpicar salpicar con ag ua tan sólo sólo una o dos veces veces po r semana. Finamente, se recuerda que es preferible ho rnear durante 20 m inutos inutos a unos 70 °C °C cualquier sustrato qu e se vaya vaya a utiliza utilizarr para el fon do del terrario , par a así volverlo volverlo estéril estéril y carente de ácaros, ácaros, o h uevos de parásit parásitos os pa p a tó g e n o s .
Iluminación E n lo referen te a la ilumina iluminación, ción, no son ne cesarios neones particulares para estos insectos, insectos, ya qu e los fásmidos com en y hacen vida sobre todo po r la la noche. D e todas formas, formas , es imim p o r t a n t e m a n te n e r u n a d isti is tinn c ió n e n tr e el día dí a y la la noche, para p ode r reproducir en el terra-
rio un fotoperiodo lo más natural posible, algo algo saludable tamb ién p ara los insect insectos, os, que p o d r á n c o m p r e n d e r c u á n d o e s el m o m e n to de com er y cuánd o es hora de descansa descansar, r, par paraa así no d esajustar d em asiado su ciclo ciclo vita vital. l. Si no se desea utilizar neones para iluminar el terrario, es posible exponerlo a la luz natural proviniente d e un a ventana, evitando evitando colocarlo bajo los rayos directos del sol, ya qu e pod rían provocar la muerte de los los insec insec-tos p or desecación. desecación. Para algunas especies, una fuente de luz mu y fuerte cercan a al terrario terrario com porta la la aparición de coloraciones m ás claras claras en el cuerpo de los insectos; esta variación de color es una adaptación al ambiente, para mi metizarse del mejor m odo posibl posible. e.
Ventilación E n el caso de que se elij elijaa la madera o el cris cris-tal para construir el terrario, para crear una b u e n a v en tila ti la c ió n e n e l in te ri o r se tie ti e n e que qu e utiliza utilizarr un a re d d e malla malla fina tipo tipo m osquitera y pegarla en las paredes en talladas o en los los agujeros para la ventil ventilación; ación; una red como esta tam bién e s útil cuando nacen las las ninf ninfas as,, ya que así pued en a ferrarse con firmeza para para efectuar las eventuales mudas, y al mismo tiemp o les les impide h uir del recipiente recipiente y pasepasear por la casa en busca de comida; además, p e r m i t e e l p a s o d e la luz lu z p a r a e s ta b le c e r el natu ral ciclo vit vital. al. Adem ás, se se pu ede rociar agua directamente a través través d e la red sin sin tene r que abrir el te rrario. Se aconseja utilizar recortes de mosquiteras o cortinas, con tal de que sean transpirables, para garantizar el paso del aire, y mejor si son coloreadas, porque el bla b la n c o n o p e r m it e u n a b u e n a visi vi sibb ilid il idad ad de los insectos en el interior. Los recuadros de las mallas mallas deb en ser peq ueños para evita evitarr la fuga de ninfas. En cualquier caso, es muy impo rtante que haya siempre agujeros de ventilación ventilación en el terrario, sea cual sea el ma terial de construcción, porque una escasa aireación provocará la aparición de moho, ácaros y otros parásitos qu e p ued en llevar incluso incluso a la la m uerte de los ejemplares. H ay que recordar, recordar, aun que tal tal vez sea sea básibásico, que en la habitación donde se crían los fásmidos n o se h an d e utilizar jamás los spr spray ay insecticidas, insecticidas, ya que esto acabaría con los ha bit b it a n t e s d el terr te rraa rio ri o .
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Terrarios y recipientes para el alojamiento
Durante breve tiempo se pueden criar las ninfas de los fásmidos en peq ueñ os recipientes transp aren tes, incluso de plástico; lógicam ente, tendrán que ten er las medidas adecuadas respecto al número de insectos que vayan a alojarse. Para algunas especies, este procedim iento cobra una im porta ncia vital, ya que hace más fácil controlar las ninfas presentes en el te rra rio para ver si se alim entan y crecen todas bien. En un terrario demasiado g rande, correrían el riesgo de pasar desapercibidas o de no encontrar alimento de form a correcta, acabando m uertas en algún rincón. E s preciso con trolar si las dim ension es del terrario son bastantes grandes para el tamaño d e los insectos m ientras van creciendo, o si resultan demasiado pequeñas hasta el pu n to q ue incluso la m uda pueda re sultar d ificultosa. E n efecto , la m ud a en los fásmidos es un m om ento muy delicado; por esta razón, si el recipiente es dem asiado estrech o el insecto corre el riesgo de qu eda r deformado (cuando n o de morir). Cu alquier recipiente qu e respete las m edidas de nuestros insectos y posea los parám etros adecuados para nuestros fásmidos será perf ecto ; es im portante que haya una buena ventilación m edia nte u na o m ás grillas agujereadas, y qu e el recipiente ma ntenga bien la humedad.
Grupo d e jóvenes H eteropterix d ilata ta. Los fásmidos, c on trariam en te a las mantis, se pued en siempre criar en comun idad (fotografía d e Ma rco Salemi)
Para elevar el grado de hum edad en el interior, adem ás d e u na o más aspersiones realizadas con un pulverizador con agua fresca, basta rá con utilizar tie rra h um edecid a y colocarla co m o fondo; esto evitará que el aire del interio r del recipie nte se vuelva demasiado seco; o también se puede poner, en lugar de la tierra, una capa d e papel de cocina hum edecido, q ue n o es estéticam ente muy agrada ble pero es fu ncio nal, tanto para la lim pieza del terrario (qu e será m ás rápida) com o para la recogida d e los huevos, cuya búsqu eda se vuelve m uch o m ás fácil gracias al color blanco del papel. Es importante que, sobre todo al princi pio, e l re cip ie nte se a prá ctico y ligero, ya que así resu lta m ás sencillo limpiarlo o lavarlo en cualquier mo m ento, y no hay que olvidar insertar tam bién unas ram itas de soporte para dar a los insectos la posibilidad de moverse con tranquilidad. H ay qu e reco rdar que los fásmidos son insectos q ue ad oran vivir en las plantas altas de los bosques; por esta razón, se tendrá que desarrollar la distribución del terrario en altura m ás que en anchura; esto perm itirá a los fásmidos moverse cómoda m ente po r la noche en busca de alimento, y de día podrán relajarse con las patas bien extendidas encima de alguna rama. E s im portan te elegir con atención las especies qu e se d esea criar, po rque algunos de estos insectos n ecesitan cuida dos especiales, y no hay q ue infravalorar el espacio, dad o q ue algunos fásmidos pueden alcanzar dimensiones notables, y por lo tanto el recipiente que hay que utilizar deberá ser muy grande (en algunas especies, como la Phobaeticus serratipes,
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Primer plano d e un m ach o d e Heteropterix d ilatata. Se observa el comp lejo a pa rato bucal, ap to pa ra triturar las hojas
puede alcanzar los 100 cm d e altura , 80 cm de ancho y 60 cm de en vergadura). Por lo tanto, tamb ién será necesario ocu parse, adem ás d e la adquisic ió n del re cip ie nte o de su fabricación, de en con trar un espacio adecu ado do nd e colocarlo. Finalm ente, es im porta nte q ue el acceso al terrario sea fácil y práctico.
Materiales para el terrario Se desaconseja claramente, para estos insectos, utilizar terrarios decorados, excepto cuando tienen que exhibirse en una exposición o en algún jardín zoológico especializado, ya que, siendo los fásmidos de naturaleza fitófaga, todas las plantas que son insertadas corren el riesgo d e s er ingeridas, y por lo ta nto al final se obte ndría só lo un te rrario mísero sin plantas y encima c on la posibilidad d e intoxicación p ara los insectos, a causa de plantas dañinas c inade cuadas que se han colocado en el terrario com o de coración. Los recipientes p ara criar los fásmidos
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pueden ser d e diverso s m ate riale s, lo im portan te es qu e se resp eten las exigencias vitales de espacio, temperatura y hum edad.
El plástico Los recipientes ya preparado s se pued en en contrar en las tiendas especializadas en la ven ta de artículos para anim ales, o bien se pu eden encontrar los clásicos faunab ox de plá stico q ue se encuentran hasta en alg unos supermercados, como los que se usan para pececitos rojos. Es posible tam bién con struir terrarios en casa, que estéticamente no pueden competir con los terrarios decorativos adq uiridos en las tiendas y qu e sirven para criar reptiles o anfi bio s, pero pu ed en igualm ente ser m uy ad ecuad os y prácticos, y sobre to do m enos caros; además, resultan muy gratificantes para el que los haya construido. C on este fin, se pu eden reutilizar incluso viejos acuarios en de suso; bastará fabricar una tapa agujereada para garantizar una bue na ventilación interna.
Recipiente d e b ase p ara la cría de los insectos palo, con p lantas en p ote sellado. La parte superior pu ed e cerrarse con un a peq ueñ a red
El vidrio Quien dispone de los utensilios necesarios para co rtar el vid rio p u ed e constr uir un te rrario a su gusto y un ir las pa rtes con silico na, para luego crear unas bocas de ventilación pegando encima una red fina del tipo mosquitera. Sin embargo, los terrarios de cristal puede n resultar incóm odos p or su peso y fragilidad, aunque resultan excelentes para las es pecie s aco stum bradas a vivir en am bie nte s muy húm edos, como la Het er op te ri x dila tata; esto es así porque el cristal consigue conten er bien el agua y vuelve así la atm ósfera in terior del recipiente mucho más húmeda. N o o b stan te, hay q u e te n e r cu ida do para que la humedad no se descontrole.
La m adera y el plexiglás Otro material que se puede utilizar para con struir terrarios en casa es la m adera, muy adecu ada para las especies que viven en cli-
mas templados, como la Bac illus rossius, que no necesitan mucha humedad y precisan tem peraturas elevadas. E s necesario adquirir paneles bastante sólidos, rec ub ierto s co n m aterial liso plastifica do , para así evitar deterioros a causa de la humedad. Para sellar entre sí los paneles, se p ueden utilizar unos pegam ento s especiales para m adera o bie n dir ectam ente tornillos. Tam bién se prestan m uy bien para el uso los viejos muebles pequeños con una o más pu ertas, ya qu e tien e n las aperturas ya h echas; será suficiente entallar la m ade ra con una pe que ña sierra y practicar unos agujeros sobre los que luego se pegará una red fina. También el plexiglás es un material adecuado para una construcción artesanal; el único inconveniente es qu e cortarlo no es tarea fácil, por lo tanto es mejor que se adquieran p aredes ya cortadas a medida. Además de las faunabox que se venden en las tiendas, se enc uentran tamb ién reci pientes m uy bonitos de cristal o d e m adera ya prep arado s, y que tan sólo se tienen que decorar, res ultan m uy prácticos si, po r ejem
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pío , se desea reproducir u n bo nito terrario decorativo en el salón. En estos terrarios se aconseja criar las especies del g éne ro Pb yllium, porque son extremadamente bellas y basta nte tran quilas.
Algunas precauciones Conviene tener mucho cuidado cuando se manejan estos estupen dos insectos. Algunos de ellos son extrema dam ente frágiles, especialmente en el estadio de pequ eñas ninfas, e incluso una peq ueña presión de los dedos podría estro p e ar d e form a irreparable su s delicadas patas. Sin embargo, esto no tiene por qué asustarnos e inducirnos a creer que los fásmidos no se puede n tocar, po rque a veces hay que hacerlo, especialmente durante la limpieza del terrario o cuando es necesario trasladar los insectos a un recipiente más grande porque se hallan en fase de crecimiento. Para las especies que presentan un cuerpo muy delicado y frágil, es preferible d ejar qu e los insectos se acerqu en p or sí mismos y suban a la mano o a una ram ita colocada cerca de
ellos; esto sirve para e vitar el fenóm eno de la autoamputación refleja, que adoptan a menudo la mayoría de los fásmidos, especialm ente en e da d juvenil, cuan do es suficiente un a ligera presión en las pa tas p ara qu e estas se despeguen del resto del cuerpo. Para las especies que, por el contrario, presentan un cuerpo m ás c oriá ceo y robusto , no se corre ningún riesgo de dañarlos con maniobras inapropiadas; sin embargo, hay que acordarse de la presencia de numerosas espinas puntiagudas en muchos de estos insectos y tam bién de la agresividad de algunos de ellos, que hacen aconsejable mantener cierta cautela con todas las especies cuando se manipulan, evitando pinchazos desagradables y, en el caso de qu e se traten de e species agresivas com o la H et ero pt eri x dilata ta , ahorrándonos pequeños mordiscos. Si se quieren coger los fásmidos con las manos, es aconsejable agarrarlos desde arri ba, p o r el m edio del tó rax, con el ín dic e y el pulg ar; cogiéndolos así, m uchos insecto s perm anecen perf ecta m ente inmóviles, y ad emás con esta m aniobra se evitan los punta piés q ue dan los anim ales cuando se sie nte n molestados.
Un ¡oven ejemp lar de Phyllium, una d e las especies más fascinantes pero tam bién m ás delicadas
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Reprodu cir los parám etros am bientales idóneos pa ra el crecim iento es muy im portante si no nos querem os llevar una dec epc ión a cau sa de la pérdida de algunos insectos. Si se p ercibe qu e ocurre algo anó m alo en el criadero, com o por ejem plo muertes repentinas, fa lta de apetito, hiperactividad, etc., hay qu e controlar inm ediatam ente qué es io qu e no funciona: pu ede tratarse d e una esc as a ventilación, de alimentos equ ivocad os... Todos estos elem entos p ueden cau sar enferm edad es a los fásmidos; incluso tan sólo la falta d e com ida, por ejemplo, pued e provocar un a h iperactividad en el terrario, es decir, insectos qu e cam inan en el recipiente en bu sca de com ida, con riesgo de canibalismo y de infeccione s por hongos, ya qu e los animales están apretados , unos en cim a d e otros. Estos factores pu ede n llevar a una muerte en m asa o a enferm edad es com o p atas rotas o heridas infectadas, heces suaves a ca usa d e temp eraturas altas, ap arición d e parásitos por el exceso de hum edad, mudas m alogradas a causa de ambientes estrechos, etc.
Para las especies que utilizan como arma de defens a la posibilidad de proyectar líquido maloliente o irritante, como la A nis omorpha jam aicana, se aconseja utilizar guantes de látex de usar y tirar; despu és de h aber m anipu lado los insectos para realizar operaciones de limpieza o desplazam iento, es ne cesario n o toc arse los ojos y lavarse bien las manos. Para m anipular estos insectos conviene tene r cuidado y no asustarse en el caso d e que reaccionen con movimientos muy rápidos; de hecho, muchos fásmidos, cuando se les deja cam inar encima de la mano , corren muy rápidam ente hacia el brazo para trepar; por lo tanto, si se les agarra bruscamente o si se les de ja caer, se co rre el riesgo de lesionarlos, por eje m plo haciéndole s p e rd e r accid enta lm ente una pata.
Finalmente, el exoesqueleto de los fásmidos és m uy d uro, casi comparable con el ca para zón de las to rtugas, pero para cre cer estos insectos tienen que efectuar varias m udas. Po r lo tanto, no conviene olvidar que du rante la mu da se encuen tran en el momento más de licado y peligroso, en prim er lugar porque se encuentr an indefensos fre nte a los depredado res, ya que tienen que emplear varios min utos para salir de su viejo envoltorio, y en segund o lugar porque, en ausencia de factores ambientales favorables, podrían no conseguir efectuar una m uda perfecta y quedarse atrapados en su vieja piel, quizá porqu e el espacio del terrario es dem asiado restringido a causa del exceso de plantas acum uladas o porque el grado de humedad no es b astan te elevado, y esto provocaría la m uerte de los ejemplares. E n cu anto han efectuado la mu da, los insectos son muy delicados, ya que el exoesqu eleto q uitinoso n o está todavía perfectamente seco y duro; en este momento, los fásmidos no han de tocarse bajo ningún concepto, po rque es suficiente incluso una presión mu y ligera con las mano s para da ña r algún miembro, volviéndolo irreparable para siempre. Es im portante reco rdar que no hay que ex po ner el terrario a la luz solar directa, porque esta secaría demasiado el ambiente, y hay que co ntrolar siempre que las plantas recogidas en la naturaleza p ara alimentarlos no estén infestadas por parásitos, para evitar una proliferación en nuestro terrario. Tam b ié n convie ne q u e el recipiente utilizado para co n te n e r las pla ntas para la ali m enta ción esté hecho de material sólido tipo vidrio, qu e esté cerrado con una peq ueña gasa para evitar q ue los insectos no caigan dentro y que tenga las m edidas correctas en prop orción a las ram as qu e introduc irem os, para no correr el riesgo qu e se vuelque d entro del terrario, deja ndo tod a la comida desperdigada. U n último consejo para especies pertenecientes al género P hyll iu m , ya de po r sí muy delicadas: no hay que agarrarlas nunca por las patas n i por el cen tro del cue rpo; si no se consigue q ue salten a la ma no, sólo las po demos coger por el extremo inferior del cuer po, efectu ando una presió n m uy ligera. C om o para cualquier ser vivo, hay que utilizar el sentido común y mucha pasión en el cuidado d e nuestros insectos, para que tam bié n los fásm id os puedan te ner una ex istencia digna y tranquila.
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La alimentación
Las plantas que hay que utilizar Los fásm idos son insectos fitófagos, es decir que se alimentan exclusivamente de veg etales. Un a b uen a pa rte de las especies criadas no p resen ta gran des exigencias alimenticias en cautividad, y las hojas de las muy com unes zarzas que se encuentran en el campo pu eden servir muy bien; para otras especies un poco más exigentes, por el contrario, se tendrán qu e utilizar otro tipo de p lantas, a veces difíciles de encontrar en la naturaleza. En lo refer ente a las especies con alas, finalmente, dad a su capacidad de desplazarse y por lo tanto de alimentarse con plantas distintas, la dieta ten drá qu e ser lo m ás variada posible. Si no se pu ede n e nco ntrar las plantas con las cuales estos insectos se nutren habitualmente en sus lugares de origen, se pueden utilizar com o alim ento b ásico casi tod as las pla nta s de la familia d e las rosáce as. La más com únm ente utilizada es el Rubus, o sea la zarza de las moras, muy fácil de e nco ntrar cerca de los cam pos y las carreteras. Es muy imp ortante, sin em bargo, recoger las ramitas lejos de las vías de tráfico intenso y de las zonas de cultivos, para evitar la presencia de sustancias dañinas, restos de pesticidas, contaminación, etc. H ay qu e evitar tam bién las hojas infestadas p or parásitos. O tras plantas qu e se pue den utilizar son las hojas de rosa; siempre recogidas en jardines y nunca adqui Un m acho de Rumulus que imita las ramas entre las cuales se esconde
ridas en viveros, tan to po r el coste elevado como por la presencia segura de sustancias tóxicas que podrían resultar letales para los insectos. O tra planta qu e gusta a los fásmidos es la hiedra , m uy com ún en los jardines y en las verjas d e las casas. Para otras especies, sobre todo las que provie nen d e Australia, es muy im porta nte , com o dieta diaria, la planta del eucalipto, fácil de en con trar en las regiones con temperaturas elevadas. O tras fuentes de alimento son el helécho, el ligustro, la encina, las hojas de fresa, en a lgun os casos tam bién la lechuga, las pata tas o la fruta m adura, pero estas últimas m uy raramente.
Cómo alimentar a los fásmidos Tras haber recogido las plantas, lo primero qu e hay q ue h ace r es lavar las hojas con agua del grifo y controlar que no haya pequeños insectos o parásitos, que podrían molestar a los fásmidos; luego hay que eliminar las ho jas feas o secas y las infloresce ncias con brotes, ya que estas partes en algunas plantas son tóxicas; finalme nte, hay que sumergir las ramitas en recipientes de vidrio llenos de agua, adecuados a las medidas del terrario. Este procedimiento sirve para mantener las hojas frescas y po r lo tanto más apetecibles para nuestr os in secto s. E s im porta nte cerrar siempre los recipientes con una pequeña gasa o una red tupida, para evitar que las
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Primerplano d e la cab eza de Medaura. También los ojos y las antenas perm anecen p oco visibles
ninfas caigan en el agua y se m uera n, ya que no serían capaces d e salir por sí mismas. N o se tienen que intro du cir dem asiadas ramitas en el terrario, porque estas podrían limitar los movimientos de los fásm idos, y estos correrían el riesgo de quedarse encallados contra las parede s y morir. A dem ás es imp ortante que la ramita toqu e el fondo del recipiente para facilitar la acción de trepar por p arte de eventu ale s crías. Cu ando la planta inicia el proceso d e descomposición, evidenciado po r la presencia de hojas amarillas o en p utrefacción, es preciso sustituirla po r otra, p ara ga rantizar a los insectos siem pre alimento fresco y evitar la aparición de moho.
Precauciones para el invierno Algunos insectos no tolera n b ien los camb ios de dieta en su ciclo vital, por lo tanto no es oportun o hacer provisión de vegetales antes de que llegue el invierno. Pa ra solv entar este pro ble m a exis te n dos solu cio nes. L a prim e-
ra, utilizada por algunos criadores, consiste en hace r una provisión de plantas y congelar las hojas antes de la estación fría; según la necesidad, se descongelarán de manera natural, o sea retirándolas del congelador al m enos dos o tres horas antes d e ofrecérselas a los insecto s. Otro método prevé el hecho de cultivar las zarzas en casa. Dado que no son difíciles de m anten er con vida, son suficientes pocos trucos para tener siempre plantas frescas, y por lo tanto com id a suficie nte para nuestros fásmidos. Es mejor recoger las plantitas en prim avera , d e m anera q ue se dis ponga de un tiempo suficiente para qu e se adap ten en las macetas co n tierra de cultivo. Las plantas recogidas no h an de ser ni jóvenes ni demasiado viejas, y se pue den trasplantar tanto en tierra como e n m aceta; no necesitan m ucha iluminación y tampoco riego abundante. Se adap tan m uy bien a la vida en las azoteas o en los balcones d e nuestras casas. En invierno, si las m etem os en casa, hay que tene r en cuenta que n o soportan mucho el calor; de ben estar en una h abitació n fre sca y cerca de una ventana; además, co n la estación fría, re quieren un riego menos abundante.
La reproducción
Los fásmidos poseen una alta tasa de reproducción; se cree que algunas hem bras son capaces de p rodu cir entre trescientos y dos mil huevos por cada una d uran te todo su ciclo vital. Por esta razón, es mejor no hacer qu e nazcan dem asiadas crías, si luego no va a ser po sible m antenerlas con vida o van a estar en pésim as condicio nes.
Los distintos métodos de reproducción La reproducción de los fásmidos puede realizarse principalmen te con dos m étodos: po r parte nogénesis (el m éto do más dif undido) y p o r rep ro du cció n sexuada, es decir , con la fecundación de la hemb ra por parte del ma cho. En algunos de estos insectos, como en la especie Sungaya, el m acho es inexistente; en otras es extrema dam ente raro. Por esta razón, la partenogénesis es el método más difundido en tre los fásmidos. E n el caso de reproducción sexuada, por lo general nacen sujetos de ambos sexos, m ientras que la reproducción por partenogénesis tiene lugar cuand o la hem bra, en la na turaleza, se encue ntra d em asiado lejos de un macho y por lo tanto no pu ede aparearse. La hembra está pues obligada a reproducirse po r sí sola para hacer regenerar su propia es pecie ; este tipo de reproducció n co nllev a nacimientos casi exclusivamen te de hem bras, aun que la posibilidad de que nazcan machos no es infrecuente. También hay que m encionar que el tiempo de incubación para los
huevos puestos con reproducción realizada p o r partenogénesis es m ás la rg o, ya que la pre se ncia del m acho en el apaream ie nto acelera los tiem pos de eclosión. Dado que la partenogénesis está muy desarrollada en numerosas especies de fásmido s, hay una clara ventaja en la cría, porque será suficiente poseer sólo algunas hembras para poder iniciar la repro ducció n en c autividad, sin tene r que esp erar a poseer un macho y un a h em bra sexualmente m aduros. Además, hay que recordar que muchos fásmidos que se reproducen por partenogénesis pued en tamb ién ap arearse po r vía sexuada con eventuales machos de su propia especie, c uan do los hay, y así tenem os igualmente la posibilidad de reproducir sujetos Una Sungaya inexpectada se esconde sobre un tronco
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de am bos sexos; po r el contrario, los que se reproducen sólo por vía sexuada, si no hay sujetos del sexo opuesto no podrán reproducirse. Existe también otra posibilidad de reproducción, muy frecuente en las especies euro peas, q ue se llama híb rid ogénesis ; en realidad se trata de reproducción sexuada, pero entre esp ecies distintas en tre sí, desarrollada com únm ente en el género B acil lu s, d o n d e las características m orfológicas muy parecidas en tre las distintas especies perm iten la posibilid ad d e una varie dad de cruces cuyo resu ltado son sujetos híbrido s y fértiles. E ste m étodo de reproducción, de hecho, ha com porta do m uchos p roble m as p ara los experto s en cuanto a la clasificación de las especies que se rem ontab an a la cep a primaria. O tro hecho interesante que po dría explicar la escasez de machos e n las especies que se encuen tran en ciertas zonas es la tem pera tura demasiado baja; efectivamente, parece ser que con temperaturas superiores a los 23 °C es más fácil que nazcan su jetos mascu linos; esta teoría po dría p or lo tanto explicar la escasez de machos en las zonas de clima templado, donde las altas temperaturas no son muy frecuentes.
El apareamiento La diferencia de sexo en los fásmidos es o bservable tan sólo después de tres o cuatro mudas, mientras que los apaream ientos se inician cua ndo los dos sexos alcanzan la madurez, que en algunas especies se manifiesta p or la pre sencia de alas m uy d esarr olladas e n ¡os machos o, en cualquier caso, despu és de unas dos semanas tras la última muda, que lleva al estad io adulto. N o ex isten rituale s d e cortejo; sim plem ente, cuando po r casualidad la pareja se encu entra, se aparean. Por lo tanto , podem os decir que las hembras n o buscan, com o ocu rre a menudo en la naturaleza, los machos más grandes o llamativos para estar seguras de en contrar una buena pareja. Lo único que se ha podido observar es que, en tre alg unos m achos, pued en ten er lugar pequ eños com bates pa ra apro piarse d e las hem bras m ás grand es. El motivo de este com portamiento podría ser el hecho de q ue las hem bras con un cuerpo más voluminoso son m uch o más fértiles. Por lo general, el apaream iento ocu rre por la noche y puede d urar d esde u nos pocos mi
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ñutos hasta unas cuantas horas; puede ocurrir que algunas parejas se queden enganchadas varios días, aun que en realidad el pasaje espermático pu ede dura r sólo algunos minu tos. El com portamiento de estos machos obsesivos hacia las hembras elegidas (que se p u e d e o b serv ar p o r ejem plo en la especie A re ato n asperrim us, en la que el macho, una vez adulto, vive casi siempre p ega do al dorso de la hem bra) es provocado casi seguramente po r el hecho de qu e las hembras, con tinuamente fecundadas, llegan a su máxima capacidad de p on er huevos fértiles, y esto garantiza el futuro de su propia especie. El abdomen del macho es a men udo muy flexible, para facilitar el apareamiento, ya que en algunos casos el macho tiene q ue a rque ar el abdomen hasta formar un semicírculo para pod er fecundar a la hembra.
Cría de Proscopia mantenida húm eda en ia vermiculita, un buen sustrato aséptico que retiene e l agu a
Los huevos La pu esta
AI cabo d e unas do s sem anas después d e la fecundación tiene lugar la puesta de los huevos, cuya form a, dim ensión y color difieren según la especie; casi todos, sin embargo, se asemejan a pequeñas semillas vegetales, mi metizándose así en la naturaleza. Hay que tene r presente qu e los fásmidos pon en los huevos junto con sus deshechos, p or lo que la búsqueda de los huevos se presenta aún más difícil. La puesta puede tener lugar de distintos mo dos, según los insectos criados. P or lo general, los huev os se dejan caer al suelo de forma casual; en otros casos se adhieren a las plantas o en lo s rin cones del terrario; tam bié n se p u eden p o ner d ir ectam ente en el terreno, individualmente o en pequeños gru pos. Seguramente el sistema de dejar caer los huevos al suelo es un o de los m étodos más utilizados entre los fásmidos; este mecanismo permite una buena distribución de los
huevos en el terreno, ya qu e son capaces de pro yecta rlos a una dista ncia de unos dos metros (algunas especies alcanzan incluso los seis metros). Este m étodo de puesta es muy útil, ya que perm ite un bu en intercambio de sujetos no consanguíneos que po drán aparearse en el fu turo; adem ás los posibles de p redadores en busca de alim ento que sigan las trazas de los excremen tos pued en despistarse a cau sa de la distancia. Los fásmidos que, p or el contrario, ponen los huevos adheriéndolos a las nutritivas pla nta s, adem ás d e pro porcio nar la po sibilida d d e un a co mida fácil a las pequeñas ninfas recién nacidas, las pon en a salvo de los depred ado res terrícolas. Finalm ente, los que realizan la puesta insertan do los huevos bajo tierra, además de preservarlos de la deshi dratación, los m antien en escond idos hasta el nacim iento d e las crías. E s muy raro q ue las hembras d e los fásmidos pose an alas tan largas com o los machos; estas son m ás bien p equeñas y están atrofiadas; esta diferencia pue de debe rse al hecho de q ue d esarro llar alas muy largas conllevaría seguramente un gasto de energía que pueden nec esitar para realizar la puesta. La es tructura
N orm alm ente los huevos tie nen fo rm a esférica, pero tam bién p ued en ser alargados, tu bula res, en fo rm a d e ro sca o pare cid os a las virutas de made ra; algunos están dotados de una pequeña pelusa superficial, otros imitan las semillas de las plantas de la zona, pero to dos, en c ualquier caso, se presentan en un mim etismo perfecto con el am biente en el qu e han sido puestos. Tam bién las dimen siones p ued en variar, entre 1,5 m m y 910 mm . Los huevos de fásmidos están formados por tre s parte s principales: el envoltorio externo o cápsula, que confiere la forma; el opérculo, que funciona como una tapa, tanto para proteger al embrión como para ser utilizado po r las pequeñas ninfas com o abertura para salir del huevo; sirve también para regular la tem pera tura y la hum edad en el interior; y finalmente la placa micropiliar, situada encima del opérculo, que posee unos p eq ueñ os poros p o r d o n d e el huevo es fecundado. Gracias a esta variedad d e huevos, se puede n clasificar los insectos que en el estadio
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Huevos de Phyllium en la turba
adulto poseen formas m uy parecidas entre sí, y son po r lo ta n to difíciles d e distingu ir; se pu ede saber a q ué especie p erten ecen m e diante el estudio d e los huevos. La rec og ida
El tiempo de incubac ión de los huevos varía según el origen d e la especie; p ara alg unas, la eclosión puede suceder a los pocos meses, mientras qu e para otras pue de alcanzarse un año de incubación. En algunos casos, los huevos no d ebe n ser manipulados nunca con el fin de incubarlos artificialmente, ya que son demasiado frágiles, y con una presión muy ligera de los dedos se corre el riesgo de aplastarlos; es mejor dejarlos y espe rar a qu e las ninfas nazcan según el ciclo biológico natural; en otras especies, por el contrario, los huevos tienen que ser retirados del terrario y cuida dos d e forma especial para asegurar la eclosión, con incu bació n artificial. E s aconseja ble, p o r lo ta nto , utilizar com o fondo del terrario papel d e co cina o unas hojas de p apel d e periódico, que se pueden sustituir fácilmente, y qu e perm iten recoger los huevos con m ás comod idad. Para incubar los huevos, se deb en colocar en el interior d e recipientes (pued en ser de plástico) q ue posean una buena v entila ció n y qu e estén a pru eba de fugas; es mejor si son transparentes, para p ode r controlar los futuros nacimientos. Los recipientes se deben llenar con un sustrato de turba o arena hú-
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meda, sin exagerar con la humedad ya que podrían aparecer pará sitos, gusanos y m osquitos que podrían dañ ar los huevos. Es muy im portante no llenar dem asiado los recipientes, para no correr el riesgo de a cum ular los huevos en m uchas cap as y evitar así las dificultades de eclosión causadas po r la aglomeración, adem ás de no acaba r el recipiente su perpobla do d e crías. U no de los mejores sistemas, utilizados p o r v arios cria dores para incubar lo s huevos d e form a artificial, prevé el hecho d e n o p oner los huevos en contacto directo con el sustrato hú m edo, sino con una placa agujereada de m etal, a ser posible zinc, dep ositada en el recipiente lleno de tierra y cerrad o, y después colocarlo dentro de otro recipiente, de cristal, lleno de agua, que se mantiene a 25 °C con u n calefactor para acuarios. C on los recipientes parcialmen te sum ergidos en agua caliente, esta especie de incub adora artificial es muy parecida a las que se utilizan para reptile s. Para las especies que entierran los huevos, el mejor m étodo es el de p one r en el terrario un recipiente lleno de tierra húmeda; las hembras seguramente lo encontrarán y pondrán los huevos en su interior. C uan do el recipiente está lleno, se retira y se cambia por otro, y se van coloca ndo en incubación artificial. Como alternativa a la tierra, que tendría que ser siempre esterilizada para evitar la pre sencia d e gusanos, ácaro s, etc., se puede utilizar la vermiculita, un material qu e p od emos encontrar en las tiendas de materiales para la construcció n o d e ja rdin ería. La vermiculita es un producto particularmente adecuado para la incubación de los huevos, porque es in org ánic o, quím ic am ente inerte, estéril, atóxico, con un a óptim a imp erm eabilidad al agua, capaz de aislar de saltos térm icos, y que tam bién a tem peraturas elevadas y en presencia de una buena hu m edad puede prevenir la aparició n d e m oho. La tem pera tura óptima para la incubación está com prend ida en tre los 22 y los 25 °C , y la hum edad del sustrato tiene qu e ser controlada con frecuencia, de manera que el material del interior del recipiente no se seque demasiado. Para las especies europeas, es m uy importante recordar qu e hay qu e recrear las incursiones térmicas típicas del ambiente natural en el qu e viven, y d e colocar los huevos d u rante unos dos meses a temperaturas muy
Huevos de Pharmacia bíceps
bajas, para reproducir el periodo in vern al de las zonas do nd e el clima es m uy rígido. También la cantidad de eclosiones en cautividad p ued e variar entre especie y especie. Para las más fáciles de criar se po drá ob tene r entre el 90 y el 95 % de nacimientos; para otras m ás difíciles de m anten er en criadero o para las de pequeño ta m año, el prom edio de nacimientos será sólo de tre s o cu atro ninfas cada d iez huevos.
La cría de los pequeños Las ninfas recién salidas del huevo son una copia en miniatura de los adultos, con la única diferencia que las alas no están todavía desarrolladas; algunas protub erancias espinosas, carac terísticas de la especie, son ya evidentes, aunque obviamente tienen dimensiones inferiores respecto a las de los adultos; m ás adela nte luego crecerán, con las nuevas mudas. C ada vez qu e la ninfa, al crecer, se qued a sin espacio de ntro d e su exoes que leto, se deshace de su vieja piel para pro ducir una más grande.
En general, los fásmidos efectúan al menos en tre seis y siete m udas d uran te todo su ciclo vital. En las últimas dos mu das se suelen formar las alas, que al finalizar la última muda estarán totalm ente extendidas. Muchos de estos insectos han desarrollado una extraordinaria capacidad para regenerar m iemb ros m utilados; p or esta razón, si una ninfa ha p erd ido un a pa ta, esta volverá a crecer en las siguientes mudas, aunque el miembro nuevo nunca resulta perfectamente idéntico al que se habría tenido con un crecimiento natural del insecto. Cu anto más jo ven es el in secto en el m om ento del ac cidente, más mudas podrá efectuar (al menos tres o cua tro), y su recuperación será, por lo tanto , más completa. Si, por el con trario, el sujeto ya ha alcanzado un estadio avanzado de desarrollo, tan sólo una pequ eña parte del miembro tendrá la posibilidad d e volver a form arse. El nuevo miem bro no será idéntico al sano (puede ser más co rto o m ás delgado); de todas formas, será perfectamente funcional y apto para agarrarse a las ramas.
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Un joven Extasostoma tiaratum. Com o muchos otros insectos de esto tolla, presenta un parecido muy estrecho con las hormigas, descartadas por muchos depredadores
En cuanto nacen, las ninfas buscan algo de agua para beb er e hidratarse; es muy im porta nte , por lo tanto , q ue en el terrario haya plantas, que se han de vaporizar con un p eque ño aspersor, do nd e las pequeña s ninfas puedan frotar el m orr o para beber. Conviene no salpicar directamente a las crías recién nacidas, porque son muy delicadas. En algunas especies existe el riesgo de quedarse p egadas a las parede s del terrario o a las plantas cu ando se les moja c on agua, pu diendo m orir si no son rescatadas a tiempo. Por lo tanto es preciso m ojar sólo las plantas, para después intr oducir las crías, o bie n m o jar ta n sólo una parte de la pla nta , cerc ana al insecto. Esta práctica es fundam ental para los primeros movimientos de las crías; además de hidratar a las ninfas, estas pequeñ as gotas de agua funcionarán tam bién com o estímulo para alimentarse, ya que se enc uen tran directamente en las plantas nutrientes. Es m uy im portan te para las ninfas (incluso vital) mantener una buena hum edad en el terrario para las especies que la requieren (las especies tropicales). P ara las europ eas,
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este procedimiento debe ser evitado, ya que la humed ad excesiva resulta dañina. D e h echo, tan sólo las ninfas pueden soportar las vaporizaciones de agua en el interior del recipiente. Otro factor muy importante que cabe recordar para la protección de las especies de Europ a meridional es la tem peratura, que no tiene qu e ser muy elevada, ya qu e estos fásmidos viven en u n clima tem plado. La tem pera tura ideal para la cría de casi todas las especies de fásmidos está com pren dida en tre los 23 y los 28 °C, nun ca por d e bajo d e lo s 15 °C , ya q ue podría n morir. Sólo algunas especies tropicales, como la Oreo pho etes per ua na , necesitan temperaturas más bajas, entre los 18 y los 21 °C , e inclu so alr ede do r de los 15 °C po r la noche. Estos insectos viven en c otas elevadas, 15002000 m, con fuertes variaciones térmicas en tre el día y la noche. Es im portante controlar a menu do el grado de hum edad, porque a temperaturas elevadas el riesgo de q ue el am biente se seque es m uy alto.
Para estim ular las ninfas a com er se puede utilizar un truco sencillo pero eficaz: cortando con tijeras los extrem os de las hojas, el agua conten ida e n el interior sale a la superficie, resultándoles m uy agradable, y así em pezarán a ali m enta rs e más fácilm ente. M antene r las ninfas d e distintas especies jun tas p u e d e m ejorar su crecim iento , pero p u ede ser ta m bié n m uy peligro so . D is tinta s especies juntas pueden estimularse recíprocam ente en lo referen te a la ingesta de comida, ya qu e las más voraces pued en representar un estímulo para las más ina petentes, y todas em pezarán a nu trirse juntas. Pero puede tam bién o currir que, después de do s o tres mudas, las más voraces se coman a las m ás delicadas, sobre to do si el lugar es reducido. Finalmente, conviene tener mucho cuidado cua ndo se cambian las hojas, ya que existe el riesgo de no ver las ninfas escondidas entre las hojas secas o med io consumidas. O curre a m enudo que su m imetismo es tan perfecto qu e n o resu ltan visibles a prim era vista, y ad emás algunas especies tienen po r costum bre esconderse entre las hojas enrizadas. Po r lo general, las crías de los fásm idos n acen po r la noche; esta tam bién es una estra
tegia para ev itar a los depredad ores, quienes de día notarían enseguida los movimientos de las ninfas m ientras salen del huevo. Además, duran te el día la humed ad p uede ser demasiado baja y por lo tanto las crías podrían quedarse encalladas con las antenas o los m iembros pegados al huevo, corriendo el riesgo de mo rir; por esta razón salen por la noche, cuan do el am biente es más fresco y la hum edad elevada. D uran te el p rimer día d e vida las crías no se alimentan, pero se pued e observar una gran diferencia de volum en corporal entre la ninfa recién salida del hu evo y el mismo animal veinticuatro h oras después. Este fenóm eno es d ebido precisame nte a la hidrata ción q ue se forma du rante este corto periodo de tiempo. La hum edad ayuda a las pequeñas ninfas a exten der sus tejidos y a aum entar su volumen. Es muy importante recordar que se debe cerrar bien (con una mosquitera de malla fina) las bocas de ventilación para evitar la fuga d e las peq ueñ as ninfas, y tam bién cubrir el recipiente qu e contien e las ramas para com er con cua lquier material (por ejemplo una gasa) para evitar que las crías caigan en él y se ahoguen.
Un muy pequeño Phyllium que acabo de nacer
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Fichas
Areaton asperrimus R edte nbacher, 19 06
N o m b r e s c om u n e s :
insecto dragón.
tho rny stickinsect;
Phasmoidea; Heteropteriginae. Origen: Sabah, en el Borneo. Descripción: el macho d e esta especie mide alred edo r de 56 cm d e largo y tiene un cuerpo bastan te delgado y ligeramente espinoso, sobre tod o en la parte dorsal; su coloración es m arrón oscuro, casi negro, con estrías amarillas longitudinales; en la parte central del dorso se presentan cuatro excrecencias muy evidentes d e co lor m arrón oscuro en la base y transform ándose hacia la punta en un am arillo intenso; al final del segmento abdom inal de l macho se encuen tra un a protubera ncia muy visible. E n la fisionomía, la hem bra es parec ida al macho, p ero un p oco m ás gruesa y tosca; de hecho, pu ede alcanzar los 8 cm d e longitud, y su coloración es m arrón o scuro. Distinguir el sexo en esta especie es muy fácil, tan to po r las dim ension es com o porque la hem bra posee un ovopositor muy desarrollado. A mbos sexos poseen antenas basta nte largas y no tie nen alas. C iclo vital: tanto el macho com o la hemb ra alcanzan la m adurez sexual alreded or d e los 5 m eses, y su longevidad e s de 45 meses aproximadamente. Cría: no existen grandes dificultades para criar esta especie. Sin em barg o, es importante m antener un grado de hum edad Clasificación:
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b asta nte ele vado, ya que les encanta beber de las hojas m ojadas; esta deb e m antenerse p o r encim a del 85 %, con dos o tr es vaporizaciones al día, y a una tem pera tura alreded or de los 24 °C . Son insectos muy robustos y fuertes, adaptables tam bién a temperaturas bajas. Para su alimen tación se pued en utilizar hojas de rosa, de zarza, de fram buesa, etc. Son insectos no cturnos, qu e prefieren qu eda rse agarrados a las ramas, inmóviles tod o el día en la espesura de la vegetación, hasta que, al atardecer, salen de sus escondites en busca de alimento. Reproducción: la reproduc ción p ara estos insectos es sexuada. La hem bra, una vez qu e ha sido cubierta por el macho, entierra tres o cua tro huevos al día con la ayuda del ovopositor. Por lo tanto, es conveniente colocar en el terrario un peq ueño cuenco con 56 cm de tierra húm eda para la puesta de los huevos. C om o alternativa, se puede disponer un fondo de 34 cm de turba. Hembra adulta d e Areaton asperrimus
Los huevos miden 68 mm de longitud, son de co lor negro y tienen un a forma alargada. El tiemp o de incubación es de tres a cuatro meses. Al nacer, las crías son ligeramente espinosas y de color negro o verduzco , y m iden 1,2 cm de longitud. N o t a s : la particularidad de e sta especie, mu y bella y fácil de criar, es q ue el mac ho adulto pasa gran pa rte de su tiempo pegado al dorso d e la hem bra elegida para el apareamiento; un comp ortamiento extraño, probable m ente debid o al hecho de q ue el m acho quiere asegurarse una d escendencia segura.
Bacillus atticus B runner, 1882
N o m b r e c om ú n : insecto palo. Clasificación: Phasmoidea; Bacillidae. Origen: Grecia, en la región de A tenas;
claros secos.
en
la forma del cuerpo d e este fásmido es bastan te alargada y con las anten as muy cortas. Es un a especie qu e se reprod uce p or partenogénesis, por lo tanto se cono cen sólo insectos de sexo femenino. La hem bra m ide 89 cm de largo y, por lo general, es de color m arróngris, pero en algunos casos pue de s er también verde claro. Observándola de tenidam ente, se aprecian en los fémures posteriores dos pequeñas espin as punti agudas, m ie ntr as qu e en las patas anteriores está pre sente la clásica coloración roja q ue se encu entra tamb ién en la especie Bacillus rossius. El cuerpo es ligeram ente granuloso. C iclo vital: la madu rez se alcanza alrededor de los 3 meses, m ientras que la longevidad es de 34 meses. Cría: en esta especie la cría es tamb ién muy fácil. A nte todo es impo rtante que haya una buena ventila ció n en el te rrario. C om o alimentación va m uy bien la zarza común, teniend o en cu enta q ue su planta originaria es la Pistacia Le ntiscu s. Llay qu e ev itar la vaporización frecuente con agua, ya que no soportan mucho la hum edad; el ambiente ideal tiene q ue s er seco, con un g rado de hum edad del 50 %. Es muy imp ortante que las hojas de zarza esté n siem pre frescas, ya que si las plantas nutrientes no se cambian a Descripción:
Ejemplar subadulto de Bacillus atticus
m enudo, se puede provocar una degeneración de todos los elementos presente s en el terrario. Reproducción: la reprod ucción tiene lugar por partenogénesis. La hem bra pone los huev os deján dolos ca er a la tierra. Estos son de color negro , con el extrem o anterior gris; tienen un a form a parecida a una gota de agua y m iden 3,2 m m de longitud, 1,8 mm de an cho y 2,1 mm de grosor. Despué s de unos tres o cuatro meses, a una temperatura en tre 18 y 25 °C , nacen las crías, que m iden 11 m m de largo y tiene n un a coloración verde brillante que, después de la primera m uda, se transformará e n la típica coloración m arrón grisáceo. N o t a s : se parecen m ucho a los Bacillu s rossius, com o tod as las otras subespecies qu e se con ocen , con la diferencia que el cu erpo de esta esp ecie es muy granuloso y la placa ge nital, observad a al microscopio, es diferente. O tra diferencia qu e ayuda en la distinción d e es tos insectos es que , al nacer, las crías de Ba cil lus atticus son com pletam ente verdes, incluyendo las antenas, m ientras qu e en las Bacil lus rossius las antenas son d e color marrón. Posee un mim etismo perfecto que hace hon or a su n omb re: insecto palo.
Bacillus rossius R oss i, 179 0
mediterranean stick insect; corsican stickinsect; insecto palo o bic ho palo. Nombres comunes:
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Clasificación:
Pha sm oidea, Baccillinae,
Aerolatae. Origen: Italia, Cerdeña, Francia, España; sobre tod o la costa m edite rránea italiana. Descripción: si se com para co n sus pariente s tropic ales, no se trata d e un insecto muy particular en c uan to a su aspecto externo, p ero es muy interesante por su m im etism o perfecto con la naturaleza, que le vuelve absolutamente idéntico a una ram ita seca, uno d e los mejores disfraces adop tado por esta especie de insectos. Esta familia, la Baccillinae, presenta muchas subespecies distintas, fruto de varias hibridacion es difíciles de clasificar a causa de los distintos cruces ocurridos entre el B aáll us rossius y el Baci llus attic us; tan sólo con un microscopio y m ucha experiencia es posible enc on trar las diferencias entre las sube species y poderlas identificar, observando la forma y la longitud d e la placa gen ital, y la form a y la ape rtura del huevo; en ciertos casos hay incluso que recurrir tam bién a exám enes de biología molecular. La hembra mide 10,5 cm de longitud y tiene un a coloración beige muy clara; las
Adulto de Bacillus rossius
antenas m iden do s veces el tam año d e la cabeza, y el grosor del cuerpo es d e 6 mm. El abdom en se presenta muy hinchado en su pa rte inicial, de do nd e salen las patas poste riore s, para volverse progre siv am ente m ás delgado en el extremo op uesto. El m acho es m uy difícil de en con trar en la naturaleza. Tiene una forma excesivamente fina. Su longitud e s de unos 45 cm , y tiene un co lor azulado, excep to la p arte centr al del tórax, d e colo r m arr ón claro. C iclo vital: la madurez sexual tiene lugar a los 23 meses de edad; res pecto a la longevidad, es d e 34 m eses aproximadamente. Cría: criar esta especie e s fácil; sólo hay qu e tene r mu cho cu idado con la ventilación del terrario, que tiene qu e estar m uy aireado. Po r lo tanto, lo m ejor es que esté dotado de un a grilla agujereada co m o tap a, y que tam bién la puerta esté hecha con un a red m osquitera. Son insectos qu e viven en un clima m editerráneo, p or lo tanto no presenta n grandes proble m as para la cría en cautividad. El grado de hum edad en el recipiente n o tiene qu e ser m uy elevado; al revés, se debe m ante ner casi seco,
vaporizando agua con un pe queñ o aspersor como mucho dos o tres veces po r semana. Para la alimentación se pu ed en us ar hojas de zarza, rosa, rodode ndro , brezo, arándan o y lentisco (Pistada Lentiscus), que con stituyen sus comidas favoritas en la naturaleza. Reproducción: la reprod ucció n ocurre a veces de form a sexuad a, pero en la mayoría de los casos es por partenogénesis. Q uince días después de h abe r alcanzado la madurez sexual, la hem bra em pieza a po ner los hue vos proyectándolos hacia el suelo de forma muy brusca (en un día puede producir entre cuatro y siete huevos, de un total d e 500 600 en su ciclo vital; en algunos casos incluso 1.500). Los huevos son catapultados contra el suelo, perm aneciendo en la posición en la qu e caen. El huevo es muy peque ño (34 mm de longitud, 1,4 mm d e anch o y 1,7 mm de alto), de color casi negro, con una forma ovoide p erfecta. A primera vista parece una semilla d e sésam o, pero de color oscuro y liso; observado con una p oten te lupa, por el contrario, se presenta rugoso, igual que vem os con el telescopio los cráteres d e la luna. Los h uevos d e esta especie se conservan bie n en am bie nte se co, ya q ue dem asia da hu m eda d haría perecer a las ninfas en el m om ento de nacer. Después de unos 23 m eses de incubación, n acen las crías, que tienen una coloración verde claro, con las antenas de color rojo teja, y m iden 11 m m d e longitud. Después de algunas m udas adoptan una coloración beige y empiezan a ser m enos activas. Al cabo de dos o tres m eses alcanzan la m adurez sexual, para reprodu cirse antes de qu e llegue el invierno, y po ne r así los huevos qu e se abrirán en primavera. N o t a s : la particularidad de esta especie es que en la parte interna d e las patas anteriores pres entan un a coloración roja muy evidente, probablemente para ahuy entar a los depred adores. H ay que recalcar que es una especie muy delicada en lo que concierne a la ventilación interna del terrario, y qu e es m uy imp ortante respetar un p eriodo de pausa entre puesta y puesta, com o el descrito en la especie Clonopsis gallica. Si se respeta su ciclo natural, nacen elem entos más robustos.
Adulto de Clonopsis gallica (fotografío de M arco Salemi)
Clonopsis gallica Charpentier, 1825
Nombres comunes:
insecto palo; phasme
gaulois.
Clasificación: Ph asm oidea, Baccilinae. Origen: Francia m eridional, en claros secos. Descripción: la hembra mide alrededor de
67 cm d e longitud y posee antenas muy cortas, de ta n sólo 34 cm; el cuerp o, de color verd e, a veces también beige, con una banda bla nca en el abdom en, está recubierto po r una serie de relieves. D ado qu e el m acho es muy raro, casi ausen te en la naturaleza, se está todavía estud iando su morfología. Los pocos machos encontrados son m ás pequeños que las hemb ras, con un máxim o de uno s 4 cm de longitud; la form a es parecida a la de la hem bra, pe ro m ás esbelta y delgada; el cue rpo es liso, sin protub eranc ias, de color beig e, con dos bandas paralelas longitudinales qu e abarca n toda su extensión, partiendo una de la cabeza y la otra de los ojos; un a es roja y la otra de color verde. Ciclo vital: son insectos d e estación, precis am ente porque las crías nacen hacia febreromarzo, se vuelven ad ultas después de tres o cua tro meses y m ueren hacia septiemb reoctubre, tras haberse reprod ucido y hab er pu esto los huevos. Cría: la cría de esta especie es bas tante fácil. C om o recipiente p ued e ir bien una
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faunabox de plástico, de las que se ven den en las tiendas de animales (obviam ente con las me didas adecu adas en relación con el núm ero de ejemplares qu e está destinada a contener). La temperatura tiene que mantenerse entre los 22 y los 24 °C, con un grado de hum edad del 50 %, ligeramente más elevado (60 %) cuan do están presentes las ninfas. La alimentación se basa e n zarzas, rosas y rosáccas en general; las hojas debe n ser lo más frescas posible, po r lo qu e conviene sustituir rápidam ente las que están en descomposición. El terrario adem ás tiene qu e tene r unas grillas bastante anchas pa ra perm itir el paso del aire, ya qu e tam bién estos insectos, como sus parientes med iterráneos del género Bacillus, precisan una bu en a ventilación. Reproducción: la reproducción tiene lugar por p artenogénesis. La hem bra pone muchos huevos (300350), dejándolos caer al suelo. Son de color marrón , con una forma esférica de 3 m m de d iámetro. Por lo general, en la naturaleza hay un periodo d e dia pausa ; es decir, q ue los huev os perm an ec en en letargo hasta que llega el buen tiem po, al año sigu iente. E sta es una adaptación mo tivada po r el clima variable que existe en Eu ropa, po r lo qu e la Clinopsis gallica utiliza este sistem a para pre serv ar su generación. De e sta form a, los huevos descansan en invierno bajo el hu mu s de los bosq ues para luego abrirse e n prim avera. Po r lo tan to, pa ra resp etar su ciclo natural y tene r insectos m ás robu stos, hay que crear este mismo p rocedim iento de m anera artificial, pon iend o los huevos dentro d e u n recipiente de plástico y colocándolo en la nevera a una temp eratura entre 5 y 7 °C du rante u nos d os meses. Desp ués de este tiem po, se saca el recipiente de la nevera y se m antie ne a temp eratura ambiente (24 °C); al cabo de aproxim adam ente quince días nacerán las ninfas. Al nacer, las crías mide n 11 mm y so n de color verde claro, idéntica s a los padres. Notas: esta especie se desc ubrió en 1825 en Francia; vive en los zarzales de moras salvajes, en las planicies secas , a una altitud máxima de 600 m. E s muy imp ortante no exagerar con la hum edad, ya que no soportan m ucho las vaporizaciones con 100
agua debido a qu e viven en un clima temp lado. Tam bién esta especie tiene la posib ilid ad de reproducir m ie m bros rotos o mutilados. L as crías son de colo r verde claro, m uy brillante y lum inoso; no tienen dimensiones particularmente grandes o formas peculiares, pero son m uy m iméticos y po r lo tan to difíciles de hallar en la naturaleza. Sólo es posible encontrarlos hacia el atardecer, cuan do se despiertan para ir en busc a de alim en to.
Epidares noUmentangere D e H a n n , 18 42
N o m b r e c o m ú n : touch m e no t Clasificación: Phasmoidea,
stickinsect.
Heteropteryginae. Origen: O ceanía, Sarawak, bosq ues muy húmedos. D e s c r i p c i ó n : son insectos de dim ensiones muy reducidas, pues el macho m ide tan sólo 45 cm de largo. Tiene un cuerp o muy espinoso, con diez protuberancias sobresalientes en el dorso, que terminan con el ápice de las puntas d e color rojo muy intenso. El resto del cuerpo posee una coloración marrón oscuro, casi negro; de adulto, los segmentos abdo minales son muy evidentes gracias a su coloración cebrada negra y roja. La hem bra posee las mism as dimensiones qu e el m acho, pero es de color verde muy oscuro. E s basta nte espinosa y sus protu bera ncia s presentan una colorac ión Detalle de un m acho de Epidares
nolimetangere
qu e va del blanco sucio hasta las puntas ligeramente anaranjadas. El cuerpo es m ás tosco qu e el del m acho y cuan do alcanza el estadio adulto ma ntiene el extremo poste rio r del abdom en arqueado hacia arriba, forma típica de esta especie. En am bos sexos las antenas son tan largas com o el cuerpo. Ciclo vital: la m ad ure z sexual se alcanza al cabo d e 45 meses; esta especie pued e p erm anecer e n vida durante aproximadam ente un año. Cría: se trata de una especie qu e vive en bosques tropic ale s m uy h úm edos; la temp eratura por lo tanto tendrá que ma ntenerse alrededor d e los 2527 °C d e día y 22 °C por la noche, mientras que el grado de h um edad tiene qu e ser al me nos del 80%. Dad as las pequeñas dimensiones de estos insectos, se aconseja un terrario no muy grand e, pero o bviam ente lo suficiente para el núm ero d e sujetos que se quieran criar, para p o der a sí contr ola r la alim en tación. El fondo tiene que estar comp uesto de, p o r lo m enos, 45 cm d e turba húm eda, y es muy im portante vaporizar como mínimo do s veces al día. Po r lo qu e respe cta al alim ento, la zarza, la rosa o las hojas de encina son apropiada s. Reproducción: en estos insectos la reproducción es sexuada. D ebido a su pequeña dim ensió n, las hem bras producen muy poco s huevos. La hem bra, en cuan to ha sido cubierta por el m acho, pone lo s huevos dejá ndolo s cae r al suelo, por lo general un o po r semana: un ejemplar adulto pue de poner alreded or de una dece na en todo su ciclo vital. Cu an do está lista para la puesta, se observa un abultamiento del abdom en, que se pres en ta hinc had o y tosco, casi esférico. Los huevos miden 3 mm , son perf ecta m ente esférico s, d e colo r neg ro y cubiertos p or un a pelusa mu y singular, imitando a pequeñas semillas enmohecidas. Al cabo d e uno s 45 meses nace n las ninfas, que son extrema dam ente pequeñas, casi microscópicas. So n de color negro, pe ro su forma e s idéntica a la de los adultos; el único elem ento n o visible son las protube rancias espinosas coloreadas, ya qu e es prácticam ente im posib le verlas a causa de las dimensiones extrem adam ente reducidas. N o t a s : no hay que olvidar que se debe m antene r muy elevado el grado de
hu m edad , ya qu e así los insectos están m ucho más activos. E ntr e los fásmidos, esta especie es tal vez la que m ejor utiliza como de fensa la tanatosis; de h echo , cua ndo se les molesta, estos insectos se dejan cae r al suelo con las patas extendid as a lo largo del cuerpo, y se que dan inmóviles incluso durante muchas horas. D e es ta forma, en la naturaleza, los dep redad ores son fáciles de engañar, ya que se parecen a un os trocitos de m adera podrid a caíd os al suelo. Se acon seja no recog er los huevos de esta especie para ponerlos en incubación artificial porq ue son muy delicados; es m ejor dejarlos do nd e han sido puestos, controland o los parám etros correctos en el terrario. Las crías nacerán po r sí solas de forma com pletam ente natural. Son fásmidos muy pequeños pero realm ente b ellos y muy mim éticos; a veces se bu scan especies m uy grand es y vistosas, pero que necesitan tam bién te rrarios más grandes y adecuado s. C on los Epidares, por el contrario, todos pu eden crearse un pequeño te rrario en casa, un pequeño rincón de bosqu e tropical que p odría ser decorativo además de instructivo.
Eurycantha calca rata L u cas, 1869
giant spiny stickinsect o insec to caparazó n, a causa de la gruesa cutícula. Nombres comunes:
Una muyjoven Eurycantha calcarata, que ac ab a de salir del huevo
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Clasificación: Phasm oidea; Eurycanthinae. Origen: es originario de P apu a Nueva
Gu inea, pero está presen te tam bién en las Islas Salomón y en N ueva Caledonia. Descripción: el macho es de color m arrón muy oscuro, casi negro, y m ide 1012 cm de longitud. Todo el cuerpo está cubierto por espinas poco agudas p ero mu y coriáceas. Su exoesqueleto posee una cutícula muy robusta y poten te, casi com o u na arm adura medieval; en la extrem idad interna d e los fémures se observa una gruesa pro tu bera ncia, parecid a a un ganch o encorvado, m uy gruesa y dura. La hem bra es más grande qu e el macho y m ide 1215 cm; su coloración es ligeramente más clara, casi beige, y no tiene las espinas presentes en los fém ures del macho. El dimorfismo sexual es muy evidente, tanto po r el mayor tam año com o por la pre sencia del ovopositor, q ue en esta especie está mu y desarrollado y pro nuncia do: p ued e alc anzar los 23 cm de longitud. Las antena s son m uy cortas y no tiene alas. C iclo vital: la longevidad puede variar entre 6 y 10 meses desde el m om ento en que los ejemplares han alcanzado el último estadio de m uda y, po r lo tan to, se consideran adu ltos; la m adu rez sexual ocurre 57 meses después, aun que estos datos pueden variar depen diendo de las condiciones am bientales. Cría: la actividad de estos insectos es exclusivamente nocturna; de día perm anecen en grupo, echados en el fo ndo del terrario, mientras que al atardecer empiezan a moverse en bu sca de alimento. Son unos vegetarianos absolutamente voraces. Su alimentación se com pon e de hojas de zarza, de rosa, de fresa y a veces incluso trocitos de m anzan a y patata. La temperatura se tendrá que m antener a 2024 °C, sin exag erar con los cambios demasiado elevados porqu e son insectos que no necesitan mu cho calor, ya qu e en la naturaleza permane cen escondidos en la espesura de los bosques, d on de están frescos. Hay q ue vaporizar con agua al me nos dos veces al día, ya qu e el grado d e hum edad ideal es del 70 %; adem ás, el terrario deb erá e star muy ventilado para evitar que el am bien te se vuelva malsano. La cría de e stos fásmido s es fácil porq ue 102
son m uy robustos y se adap tan b ien a la vida en cau tividad. Reproducción: la reproducc ión de esta especie es sexuada; la hem bra po ne en la tierra e ntre 100 y 300 huevos, y por lo tanto es muy im portante q ue el terrario esté hecho de forma que contenga una buena capa de turb a de al meno s 67 cm de grosor. Se p ued e utilizar una mezcla d e tierra (30 %) y arena (70 %); tod o ha d e ser humedecido regularmente, evitando que el sustrato se empape. Si se recogen los huevos del terrario para incubarlos artificialmen te, hay que m antenerlos a una tem peratu ra d e 25 °C y, desp ués d e uno s 46 meses, nacerán las crías. Los huevos tienen una form a alargada, pare cid a a unos puro s cubanos en miniatura, y m iden 89 cm de longitud, con una coloración que p ued e variar del marrón oscuro casi neg ro ha sta el beige claro. Al nacer, la cría de Eur yc an /h a calcarata m ide entre 1,7 y 2,3 cm , y su form a es idéntica a la del adu lto, pero con una coloración m ás clara que tiend e al verdusco. Notas: hay que tene r cuidado du rante la manipulación de estos insectos, sobre todo los ejemplares adultos, porqu e pue de n ser basta nte agresivos (por lo general los mach os), ya qu e inten tan siempre defen derse cu and o se les agarra con la mano: co nsideran qu e se trata del ataque de un dep redador, y mueven rápidam ente las pata s poste riore s, con un m ovim ie nto que recuerda al de un a tenaza q ue se abre y se cierra rápidam ente, pero con la presencia de esa gruesa espina en el medio, p or lo que hay que tener mucho cuidado. E n algunos casos, muy raros, pu ed en incluso llegar a morder. Siguen siendo, de todas formas, unos ejemplares estupendo s que vale la pena criar, precis am ente por su físico de luchadores dotados de una coraza formidable.
Extatosoma tiaratum M ac leay , 1826
insecto escorpión; giant p rickly stickinsect; spiny leafinsect. Clasificación: Phasmoidea, Tropidoderinae. Nombres comunes:
D etalle etalle de un adulto adulto de Extatosomo tiaratum
Australi Australia, a, N ueva Guinea, difun dido tam bién en Tasmania Tasmania.. Descripción: el macho mide unos 10 cm, mientras que la hem bra m ide 1416 1416 cm. El color varía del marrón claro al rojo teja, y en algunos casos tienen tam bién estrías estrías verdes. verdes. La hembra posee una forma verdaderam ente curios curiosa: a: su abdom en segm entado es muy tosco y dilatado, dilatado, el cuerp o está cubierto p or espinas, espinas, especialmente en la parte dorsal; en las pa p a ta s se o b s e r v a n u n a s p r o tu b e r a n c ia s m u y desarrolladas, desarrolladas, parecidas a los extremos de las hojas, que la vuelven m uy mim ética. Las alas alas están atrofiada s y son peq ueñ as, y las antenas muy cortas. cortas. Por el contrario, el m acho p osee un cuerpo más delgado, m uy esbelto. Las patas anteriores son parecida s a la sierra de un cuchillo, cuchillo, las alas alas están muy de sarrolladas y son m uy largas largas,, aptas p ara cub rir en vuelo vuelo distancias breves; cuando se abren, se vuelven visibles visibles un os dibujos geo métricos de c olor rojo con estrías estrías negras. Las anten as, e n el macho , son largas largas y finas finas.. C iclo vital: vital: la longevidad d e estos insectos es de alreded or de 45 meses en el macho y Origen:
de 811 811 m eses en la hemb ra. La madurez sexual se alcanza alred ed or de los 45 45 meses de edad. fácill de c riar y Cria: esta espec ie es b astan te fáci se aconseja aconseja tam bién a los neófitos neófitos que quieran probar con algún insecto poco corriente. Son muy apreciados tamb tamb ién por los criado res apasionados. En cautividad se adaptan a com er zarz zarza, a, pe p e ro e n la n a tu ra lez le z a se a lim li m e n tan ta n co n eucalipto, eucalipto, una planta que, cu ando está está disponible, asegura b ueno s resultados en lo qu e resp ecta a la dimen sión y la duración del ciclo ciclo vital; vital; po r con siguiente, tiene n ventaja los criadores de las regiones de l sur, sur, don de es m ás fácil fácil cultivar cultivar esta planta. L a tem peratura en el terrario se tiene tiene q ue m antene r sobre los los 2127 °C , y la hum edad tiene qu e ser del 6070 %, vaporizando con un aspersor de agua un a vez al día en las plantas, y también directamente sobre los insectos. Reproducción: la reproduc ción de esta especie contempla las dos formas: sexuada o por partenogénesis. partenogénesis. La hem bra pone entre dos y cuatro huevos al día, dejándolos dejándolos caer al suelo como hac en la mayoría de los fásmidos, pero utilizando un sistema
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singular: enriza el abdomen de manera ba b a s ta n te rá p i d a , y c o n u n im p u lso ls o fina fi nall pr o y e c ta los lo s h u e v o s e n m e d io d e la vegetación, distanciándolos así el uno del otro. Este m étodo particular particular de pu esta permite asegurar asegurarse se un m ayor número de nacim ientos al alcan zar el ciclo vital; vital; al ser disparados de esta fo rma, los huev os se reparten en el espacio espacio de m anera q ue, cuando nacen las crías, pueden distribuirse en las diversas diversas plantas y no crea n así un pro p ro b le m a d e s u p e r p o b la c ió n e n las la s ho jas; ja s; de esta forma, forma, las las pequeñ as ninfas tienen mayores posibilidades de llegar al al estadio adulto. Adem ás, les resultará m ás fácil ácil encon trar ejemplares ejemplares del sexo sexo opue sto con líneas líneas de sangre diferen tes, p ara así pr p r o d u c ir fásm fá sm ido id o s c a d a v e z m á s r o b u s t o s y sanos. El periodo de incubación pued e variar variar entre cua tro y cinco cinco meses si ha hab ido pre p ress e n c ia d e l m a c h o e n la r e p ro d u c c ió n ; si, po p o r el c o n tr a r io , h a s id o p o r p a rte rt e n o g é n e si s , se precisan precisan entre siete y ocho me ses. E s más fáci fácill conseguir nacimientos de ejemplares de sexo masculino en cautividad q ue en la naturaleza, naturaleza, do nd e a veces el el macho es muy escaso. El huevo mide alrededo r de 5 m m y tiene una forma ligeramente ovoide, con una coloración m arrón oscuro o gris; gris; es muy evidente el opérculo desd e do nd e saldrá saldrá luego la la peq ue ña ninfa, resulta m uy liso al al tacto y es fácil fácil distinguirlo distinguirlo en el fo ndo del terrario. Al nacer, las ninfas miden 1,5 cm, son de color negro, con la cabe za rojo teja y se se mueven rápida y frenéticamente, com o si quisieran escaparse; se trata de un com portamiento realm ente interesante y singul singular ar,, ya que es m uy distinto d el d e los pa p a d r e s , q u e s o n le n to s e n su s m o v im ien ie n tos. to s. ta toso so ma Es utilizado po r las las ninfas de Ex tato pa p a ra c o n f u n d ir al e n e m ig o , d e ta l fo rm a q u e el depred ador pueda tomarlas tomarlas po r pequeñas hormigas y descartarlas. Sin em bargo, este camuflaje camuflaje dura muy poc o tiempo: tras la pri p rim m era er a m u d a , las la s n in fa s a d o p ta n la típ tí p ica ic a coloración ma rrón claro y se se convierten en una copia absolutame nte idéntica idéntica pero en miniatura de los padres, de los cuales adquieren adquieren también el com portam portam iento. iento. U n m otivo otivo de dificult dificultad ad en la cría cría de estos insectos es que , po r lo lo general, el macho alcanza alcanza el estadio adu lto antes qu e
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la hem bra, po r lo cual cual muere tam bién antes que su compañera, poniendo así en dificultad al criador, que no siempre puede dispo ner de ejemplares machos para para conseguir reprodu reprodu cciones p or vía sexuada, y p o r lo t a n t o ti e n e q u e e s p e r a r u n ti e m p o antes de po der ten er cría crías. s. llamativa es una Notas: esta especie tan llamativa de las m ás bellas y valoradas pa ra la cría cría.. En estos insectos insectos están desarroll desarrolladas adas algunas arm as de defens a; en tre ellas, ellas, hay una muy particular qu e ha granjeado al animal el apodo d e «insecto escorpión»: consiste en rizar el abdo m en cuan do se siente asustado o am enazado, im itando así así la cola de los escorpiones cuando se pr p r e p a ra n p a ra a tac ta c ar. ar . O t r a a c t it u d d e defensa, qu e se pone en práctica cuan do los animales se sienten atacados y están colgando de una ram a cabeza abajo, consiste en ag itar las patas po steriores (muy espinosas) intentando golpear al adversario, o b ien en frotar repetidam ente las las patas entre ellas, ellas, generand o u n sonido estridente qu e debe ría de asustar al enemigo. Parece ser que, criando siempre con la misma línea línea de sangre, pue den surgir enferm edad es y malformaciones; por esta razón, es imp ortante no reproducir demasiadas veces veces utilizando siem pre los mismos insectos, sino qu e es preciso preciso intercam biar huevos con otros aficionados aficionados para conseguir líneas de sangre nuevas y obten er así un b uen éxito éxito en la reproducción, con insectos insectos más robustos. Resulta Resulta muy interesante el fenóm eno de la m uerte aparen te, qu e se pone en acción acción po p o r las la s c rías rí as re c ié n n a c id a s, m i e n tr a s q u e despué s de la primera m uda desapa rece cas casii p o r co m p le to .
H ooniell ooniella deha nni Westwood, 1859 lililí imillHlllffll
p rick ck ly stic st ickk in i n se ct. ct . N o m b r e c om om ú n : pri Clasificación: Phasmoidea; Heteropteryginae. Origen: Borneo, bosques húmedos. Descripción: esta especie tiene un a forma ba b a s ta n te t o s c a y c o n m u c h a s p r o tu b e ra n c ia s espinosas; espinosas; su su coloración coloración es de un m arrón muy m imético, igu igual al que el pe qu eño tallo tallo de m adera de una planta. planta.
Hembra de Haaniella Haaniella dehanni
El macho ad ulto mide 7 cm, es marrón oscuro con u nas pequ eña s alas alas blancas blancas en el dorso (no aptas para el vuelo), y está está cubierto de peq ueñas espinas espinas de color verde. La hem bra m ide 10 cm, es de color color m arrón, un poco m ás claro claro que el macho, y pr p r e s e n ta e n e l d o r s o u n a m a rc a e n fo r m a d e triángulo triángulo blanco m uy evidente; tam bién tiene unas peq ueñ as alas alas que, como en el m acho, están atrofiadas y no son aptas para el vuelo. vuelven Ciclo vital: tras cinco m uda s, se vuelven adultos; el tiem po previsto para alcanzar el el último estadio d e la mud a es de unos seis seis meses. La longevidad es, en el macho, d e 58 58 meses, mientras qu e en la hem bra alcanza alcanza el año. Cría: la cría de esta especie com porta algo de dificultad; dificultad; de hecho, estos fásmidos, fásmidos, gracias gracias a su estructura ro busta, se adaptan fácilmente a diversos tipos de clima, clima, p ero es conve niente tom ar algunas algunas precauciones pa p a r a e v i ta r s o rp r e s a s d e s a g ra d a b le s en el futuro. Su alimentación consiste en hojas de zarza y de rosáceas en general. El terrario tiene que contener una capa de arena que se ha d e m antener rigurosamente rigurosamente húmeda, de m anera que la hem bra pu eda poner los los huevos y los los ejemplares ejemplares p ued an estar siempre bien hidratado s, con u n nivel nivel de hum edad del 75 75 %. %. E stos insectos insectos se queda n prácticamente inmóvile inmóviless tod o el día, mientras q ue po r la la noche son unos grandes devoradores de hojas.
Respecto a la tem peratura, debe m antenerse en torn o a los los 2025 2025 °C, nunca menos po rque se podrían producir muertes muertes en tre los insectos. O tro facto r a considerar es el de cam biar a m enudo las las hoja hojass de zarza, qu e han de e star siempre frescas; frescas; esto esto sirve sirve tanto para q ue com an siempre siempre alimentos frescos frescos,, com o para m antener limpio el terrario, de form a qu e se evite evite la aparición aparición de m oho provocado p or hojas hojas en en descomposición. Si se se qu iere ob ten er una bu ena eclosi eclosión, ón, es me jor recoger los huevos del terrario terrario y depositarlos de ntro de una cajita cajita de plá p lá s tic ti c o c o n v e r m ic u li ta o t u r b a h ú m e d a , en la cual la tem pera tura se ma ntiene alrededor de los los 25 °C y la la hum edad es constante, no dejan do nunca que el recipiente se seq ue, ya que los los embriones po p o d r ía n m orir or ir.. sexuada.. Reproducción: la reprod ucción es sexuada De spués de los los primeros apareamientos, apareamientos, en en la hem bra se observa un ab dom en grueso grueso y abultad o: es ta es la señal de q ue los huevos están listos para la expulsión. La hem bra entonces busca un lugar adecuado para po p o n e r los lo s h u e v o s , q u e s e rá n e n te r r a d o s con co n la ayuda del ovopositor. Una hemb ra adulta adulta puede poner pone r alrededor de 90 huevos, de color marrón oscuro y forma esférica. Miden 34 mm de longitud longitud y 89 89 m m de diámetro; se consid eran los huevos m ás grandes de los fásmidos. fásmidos. De ben m antenerse a unos 25 25 °C y el ambiente ha d e presentar una humedad de al m enos el 80 %. Tras Tras 78 meses aproximadamente, nacen las crías, que pr p r e s e n ta n u n c o lo r c o m p l e ta m e n te negr ne gro, o, con d os espinas evidentes d etrás de la cabeza. En cuan to nacen ya m iden 3 cm y se pued e observar un peque ño trián triángulo gulo en en el dorso, ca racterístico de e sta especie. especie. Las an tena s ya son bas tan te largas, largas, con el extremo de color blancocr blancocrema. ema. Notas: si se mantienen los parámetros ambientales adecuados, la cría de esta especie p ue de resultar muy satisfactor satisfactoria, ia, dada su longevidad, especialmente en la hem bra. Hay qu e tene r presente presente tam bién q ue la hem bra es el sex sexoo dom inan te y es la más caprichosa (mientras (mientras qu e los mac hos son más agresivos) agresivos),, po r lo lo qu e, al inten tar cogerla cogerla con la mano, esta mueve las alas frenéticamente, produciendo un so nido estridente para ahuyentar al al enemigo.
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Hembra de Heteropterix dilatata
Heteropterix d ilatata Park itis on, 179 8
Nombres comunes: ju ngle
jungle nim ph.
nym ph, malayan
Phasmoidea; Heteropterigynae. Origen: Malasia, en bosqu es húm edos. Descripción: se puede decir que tal vez este insecto sea uno d e los fásmidos existentes más pesados q ue se conozcan. Una hem bra puede superar tranquilamente los 70 gramos, un p eso verdad eram ente impresionante. El m acho m ide 1012 cm y es de color marrón oscuro; tanto e n la cabeza com o en el tórax se presen tan m uchas y pequeñas espinas puntiagudas; el resto del cuerpo está totalme nte cub ierto p or las alas anteriores, muy largas, y prese ntan un a coloración mimética extrem adam ente parecid a al resto del cuerpo, m ientras que las alas posteriores permanecen escondidas bajo las an te riore s. Si se desp liegan, pre sentan una estu penda colo ració n granate con dibujos ovales negros, y los laterales del Clasificación:
tórax aparecen verdes, realmente singulares. Gracias a estas estupen das alas, el macho p uede vola r recorrie ndo corta s distancias. Las antenas son cebradas en m arrón y negro, y son muy largas y desarrolladas. La hem bra mide 15 cm, con un peso que varía e ntre los 50 y los 70 gramos; por lo general tiene u na coloración verde brillante qu e adquiere después de la quinta muda; tam bién en es te caso la cabe za y el tórax están cubiertos de pequeñas protuberancias espinosas; el ápice de las pun tas es d e color rosa. E n los ejemplares adultos, el abd om en se presenta m uy tosco y dilata do. Las alas anteriore s son de co lor verd e, las poste riores son ro sa s; esta s últim as, sin em bargo, son muy p equ eñas y atrofiadas, y por lo tanto no a ptas para el vuelo. Cu ando se encuen tran en el estadio juvenil, presentan unas excrecen cias foliáceas qu e los vuelven m uy crípticos; duran te el día se quedan colgados de ramitas con el abdom en ligeramente arqueado, com portamiento que hace qu e se pare zcan a hoja s se cas rizadas, haciendo mu y difícil distinguir qué es un a hoja y qu é
M acho de Heteropterix dilatata
un insecto, incluso por criadores experimentados. C iclo vital: la m adu rez sexual se alcanza a los 912 meses, mientras que la longevidad suele a lcanzar el año. Cría: esta especie es un a d e las más difíciles de criar, po rque hay que co ntrolarla con mucha atención y frecuencia, incluso cada día, para que los parám etros ambientales sean adecuad os. D e no realizarse esta ope ración, se corre el riesgo de provocar proble m as graves, e ntre ellos una m uda defectuosa, hecho que sucede a menudo: el insecto se que da en callado en su vieja piel sin lograr despegarse, un fenó m eno que lleva casi seguram ente a la m ue rte del ejemplar. Son ins ectos m uy activos po r la noche. Para alimen tarlos, se pu ed en utilizar hojas de z arza, de rosa, de fresa, y rosáceas en general. E n cuanto a la temperatura, debe mantenerse ente 22 y 25 °C (no soportan otra temperatura) y hay que m antener una hum edad constante del 7080 %, vaporizando ag ua en el interior del terrario al m eno s dos v eces al día; conviene realizar
esta o peración po r la mañana y al atardecer, incluso directam ente encim a d e los insectos, qu e adoran la humedad. Se ha d e insertar en el terrario un sustrato de tierra m ixta con a rena para la depo sición de los huevos y para m antener elevado el grado de hum edad. Reproducción: la reproducc ión es sexuada, y la hem bra pu ede po ner un centenar de huevos aproxim adam ente, cada uno de los cuales mide 7 mm; tienen forma esférica pero ligera m ente apla stada por los lado s, y presentan una colora ción grisácea. La incubación de los huevos se prolonga alrededor de once m eses antes, y la tem pera tura se ha de m antener constante, a 25 °C, duran te todo este periodo. Al nacer, la ninfa mide 33,5 cm, es de color grisáceo con los segmentos abdom inales muy evidentes de un color bla nco m uy vistoso. O tra d iferencia en tre los dos sexos es naturalm ente el ovopositor presente en la hem bra, qu e está muy desarrollado. En su extrem o presenta una forma parecida a un par d e tije ra s semia biertas . H ay que recorda r qu e esta especie p one los huevos insertándolos en el terreno, p or lo tanto para asegurar u n buen éxito de la eclosión existen dos m étodo s: el prime ro es colocar en el terrario 67 cm d e turb a m ezclada con arena, y es la técnica más sencilla porque la tierra no se ha d e cam biar con frecuencia; el segundo m étod o consiste en introducir en el terrario un recipiente más peq ueño (por ejem plo de plástico) co n tur ba o vermiculita húm eda. Así la hem bra enco ntrará un lugar para poner los huevos; conviene re cord ar que, u n vez que es té lleno de huevos, debe ser sustituido p or otro. Notas: conviene m anejar con cuidado la hem bra, ya qu e pu ed e ser muy agresiva. Para defenderse, mueve las alas rápidam ente inten tando golpear al enemigo con las patas po steriores (muy espinosas). E n caso s muy excepcionales, si es m anipulada de forma errónea, puede incluso morder. O tro factor muy imp ortante es el nivel de hum edad en el interior del terrario, que se deb e m anten er elevado y constante, para no correr el riesgo de provoc ar mud as mal hechas o la deshidratac ión de los insectos. Al mismo tiempo, deb e h aber una buena ventilación en el terrario.
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Es interesante ob servar el estadio de muda de la hembra: al nacer, ambos sexos pose en una colo ració n m arrón, casi negra, habitual en esta especie, pe ro la hemb ra se volverá verde de spué s d e la qu inta m uda (en casos excepcionales, algunas hembras asum en esta coloración ya en edad juvenil). Además, esta especie es una d e las que tiene el ciclo vital m ás largo en tre los fásmidos, pues la incub ación d e los huevos dura 1011 meses y sólo después d e otros 910 me ses alcanzan la ma dure z sexual; lógicamente tod o p ue de variar según las condiciones ambientales. Además, el macho vive una media de 6 a 9 me ses, mientras que la hem bra vive alreded or de u n año. La coloración de las alas posteriores de l mach o es utilizada para ahu yen tar a los enemigos, mo strando de rep ente el contraste del color granate con los dibujos negros e n las alas; este com portam iento es utilizado también por algun as mariposas. En tre todos los fásmidos qu e conocemos, esta especie es un a d e las más b uscadas y apreciadas po r los apasionados, y aun que criarlos pu ed a res ultar difícil, n o h ay que olvidar la poten cia y la fascinación po r este magnífico insecto.
Neoirasea maerens Bru nner, 1907
menexenus maren o menexenus modificatus. Clasificación: Phasmoidea, Lonchodinae. Origen: Vietnam. Descripción: es un fásmido que se presenta ligeramente espinoso p or tod o el cuerpo. El macho mide 7 cm, y es de co lor marrón con estrías negras longitudinales dispu estas a lo largo de to do el cuerpo. E n la pa rte dorsal se encu entran diversas espinas más sobresalientes y po r lo tanto m ás evidentes. Si se divide el cu erpo de e ste insec to en tres partes, se pu ed en observar e n la cab ez a cuatro espinas m ás altas y desarrolladas, en el medio del dorso otras quince m ás pequeñas y, en el segm ento poste rior, otras cuatro espinas sobresalientes: esta característica se repite tam bién e n otro s ejemplares de la m isma esp ecie y sexo de una m anera casi siempre idéntica. El m acho Nombres comunes:
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pose e unas ante nas muy larg as y desarrolladas. La hem bra, po r el contrario, mide alreded or de 9 cm, y su color es m arrón claro con pequ eñas m anchas negras por todo el cuerpo, que forman una especie de mosaico m uy mimético. También en la hembra se pueden observar peque ñas espinas sobre el cuerpo, y las antenas son ligeram ente más cortas con respecto al macho. C iclo vital: ambos sexos presentan una longevidad d e alred edor d e 45 m eses, y la m adurez sexual se alcanza aproxim adam ente a los 3 o 4 meses. Cría: criar esta espec ie es realm ente fácil. Para su alim entación es suficiente utilizar hojas de zarza, hiedra o rosáceas en general; van muy bien también el eucalipto, las hojas de frambuesa, de arándano y de fresa, pla nta s basta nte fáciles d e encontrar. En cuan to a la tem pera tura del terrario, deb e m antenerse a 2224 °C, con un grado de hum edad del 70 %. Se trata de una especie m uy prolífica y robu sta, con pocas exigencias en lo referente a parám etros ambientales, y por lo tanto adaptable tam bién a diversos tipos de climas. Sin embargo, esto no d ebe inducir al criador a aprovecharse de la situación, ya que e s preciso utilizar siem pre el sentido com ún p ara criar del m ejor m odo posible. A diferencia de o tros fásmidos, estos insectos son m uy activos incluso d e día, y cuan do alguien inten ta agarrarlos, huyen rápidamen te en grupo de m odo frenético, para así perm itir que al m enos algún suje to pueda salvarse del peligro.
Joven ejemplar de Neoirasea maerens (fotografía de M arco Salemi)
la reproducción de esta especie es sexuada y p or partenogénesis. La hem bra pon e unos huevos de forma ovoide, muy pequeños, de alrededor de 2,4 mm de largo, con u na co loración negrogris, dejándolos caer al suelo en grandes cantidades. La incubación varía entre tres y cuatro meses, a una tempe ratura de 25 °C con un nivel de hu m edad del 60 %. Despu és del nacim iento la ninfa alcanza el estadio adulto a los cuatro meses. Notas: es im po rtante nu trir bien esta especie, evitando qu e n unc a le falte el alimento, ya que se trata de insectos muy famélicos, y po r lo ta nto es preciso controlar que haya plantas nutrientes siempre a su alcance. Estos fásmidos poseen u na particular arma de defensa, perceptible con el olfato: cuand o el enem igo les asusta o son ma nipulad os para limpiar el terrario, a través de una s glándulas ubica das en el dorso em anan u n olor desagradable, difícil de describir (se parece al olor del plá stico de las bolsas de basura ). E sta sustancia segregada lo impregna todo, aun que es suficiente lavarse las mano s para eliminar el olor. E sta estrategia particular utilizada po r estos fásm idos sirve para desanim ar al enemigo, qu e al nota r este olor se lo piensa m ejor antes d e atacar. La Neoir asea ma erens es tamb ién un insecto muy críptico, tan to p or la forma como por el color; las espinas puntiagudas ubicadas por todo el cuerpo hacen que se parezca a las ra m as d e las rosas, un elem ento que , con su adaptabilidad a la cría, las convierte en animales excelentes para el criad or. Reproducción:
veg etación tropical, qu e es de un color verde intenso, mim etizándose con el am biente, com o p or lo general hacen los fásmidos, ya qu e p oseen unos colores muy vistosos y ílamativos. E sta coloración tan notable no es un a casualidad sino que constituye una forma d e defensa, ya que en la na tura leza los co lores vivos de los artrópodo s son una señal de peligro para los dep redado res, pues to que indican toxicidad o escasa digestibilidad. El cue rpo del macho m ide 6 cm, la cabeza presen ta un color rojo intenso, las pata s son negra s, y el resto del cuerpo es rojo con u nas ban das longitudinales negras.
Lo curiosa libreo de Oreophoetes peruana: m acho rojo y hembra amarilla y negra
Oreophoetes peruan a Saussure, 1868
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Heteronemiidae. Origen: Perú, E cuador, bosqu es tropicales húmedos. Descripción: es una espe cie con colores magníficos y m uy intensos. Estos insectos viven en los bosques húm edos d e América del Sur, y po r lo tanto en la espesura de la
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El cuerpo de la hem bra mide 77,5 cm, y también tiene unas p atas de co lor negro, pero la cabeza es de un bonit o co lor amarillonaranja intenso; el resto de l cuerpo es negro con band as longitudinales amarillonaranja. Am bos sexos tiene n antenas m uy largas, incluso de h asta 10 cm. C iclo vital: la ma dure z sexual se alcanza a los 4 m eses, y amb os sexos pu ed en vivir uno s 67 meses. Cría: la cría de esta especie en cautividad es basta nte difícil. Puesto q ue esto s insecto s viven en bosq ues muy h úm edos, necesitan un alto nivel de humedad (al menos el 80 90 %), y en el terrario tiene q ue ser reproducido un a m biente parecido al bosq ue tropic al, p o r lo tan to con una vegetación bas tante espesa y una capa de turba como fondo, que hay que ma ntener constantemente húm eda. Para la alimentación tiene qu e tene r siempre a su disposición su alimento pre ferid o: el heléch o. La tem peratura en el terrario no tiene que ser demasiado elevada, porq ue se trata de insectos q ue viven a un a altitud d e 1.5002.000 m, d on de el aire está saturado de hum edad. E ste ecosistema, sin embargo, sufre fuertes cambios de tem peratura, por lo tanto la temp eratura en el recipiente tiene que m antenerse a un m áximo de 20 22 °C d e día y 1517 °C po r la noche. N o hay q u e olv id ar n unca q ue se tiene que vaporizar con agua el interior del terrario con un peq ueñ o aspersor, com o mínim o dos veces al día. Lo m ejor es hacerlo p or la m añan a y por la noche. Reproducción: puede ocurrir tanto por partenogénesis com o p o r vía sexuada. La hem bra deja caer al suelo los huevos, que son de forma ovoide, miden 3,54 mm, son de color marrónnegro y se parecen m ucho a las lentejas. Des pués d e 34 meses na cen las crías, que m iden entre 12 y 14 mm , y presentan un cuerpo de color m arrón con p atas y cabeza amarillo anaranjado. E s muy interesante observar el cam bio de coloración del macho, que sólo después de la cuarta mud a ad optará un color rojo intenso, realm ente llamativo y muy bello. Notas: no es muy fácil m antene r en un terrario los parám etros indicados, y po r esta razón se aconseja criar esta especie sólo si ya se tiene m ucha experiencia.
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Esto s insectos poseen u nas arm as de defen sa p articulares, pues si se les m olesta demasiado pueden hac er fluir un líquido bla ncuzco m alo liente e ir ritante desde unas glándulas ubicadas en el dorso; este líquido es de origen vegetal, y está form ado p or un com puesto basta nte raro, qu e casi seguram ente está ya presente en el insecto, ya qu e e ste se nutre de vegetales. D e todas formas, esta especie no tiene mu chos dep reda do res en la naturaleza, y pu ede perm itir se el lu jo de exhib ir su magnífica librea coloreada. A causa de l líquido irritante, se aconseja tener m ucho cuidado en la manipulación de estos insectos, y de lavarse bien las manos tras haberlos tocado (sobre todo no hay que tocarse los ojos para no provocar irritaciones). E s preferib le utilizar unos guan tes de látex d e u sar y tirar. A demás, se desaconseja la cría de estos insectos junto con otras especies, ya que podrían ser dañino s para otros fásmidos. E s también im portan te evitar la utilización como alimento de heléchos adquiridos en tiendas o viveros, porq ue pod rían conten er pesticid as q ue pro vocarían la m uerte d e todos los ejemplares. A pe sar de estas dificultades, la librea vistosa pu ed e se r un aliciente para criar esta especie.
Phobaeticus serratipes Gray, 1835
gian stick insect; gian walkingstick; gian malayan stick insect. Clasificación: Phasmoidea; Phasmatidae. Origen: Malasia. Descripción: esta especie es una d e las más largas. El m ach o m ide en tre 15 y 17 cm, la cabeza es de co lor ma rrón claro y el cuerpo es de color verde con un a línea negra que atraviesa todo el flanco, lateralmente, hasta llegar a un a zon a más clara do nd e se encuentran unas alas muy pequeñas, de 33,5 cm de longitud. Las antenas en el macho m iden 8 cm y las patas están cubiertas de pequ eñas espinas de co lor verdoso; su estruc tura es mu y delgada y fina. El cuerpo de la hem bra m ide entre 23 y 25 cm y en algunos casos pu ed e alcanzar incluso los 27 cm. E l color es parecid o al Nombres comunes:
del macho, au nqu e pu ede variar del verde al beige; tod o el resto del cuerp o está cub ierto de p equ eñas espinas. Estos fásmidos no poseen una forma particularm ente bella, pero pueden alc anzar los 4550 cm de longitud. A pesar de sus medidas, el cuerpo de estos insectos es m uy fino, tan sólo 1 o 2 cm de grosor. Las an tenas son muy co rtas en la hem bra y en la parte ventral se encuentran dos peque ños cuernos de 35 m m, orien tado s hacia el interior, y qu e ay udan al m acho para asirse du ran te el apaream iento; finalmente, para am bos sexos se puede observar un a particularidad en las patas anteriores: estas tienen forma de sierra, com o el filo de un cuchillo. C iclo vital: la ma du rez se alcanza a los 56 m eses, mientras que la longevidad puede alcanzar los 67 m eses en am bos sexos. Cría: gracias a sus dim ensiones tan extraordinarias, son m uy buscad os po r los criadores apasionados, a pesar de ser insectos b asta nte difíciles de criar. El proble m a es precis am ente su ta m año, ya qu e se necesita un terrario muy grande, adecu ado a sus m edidas. Además, esta especie es también m uy delicada, tanto por los parámetros am bientales que se han de m antene r como p or la facilidad con la que pueden rom perse las patas durante la manipulación; p or esta razón sería m ejor no tocarlos jamás, tam bién p orq ue son insectos qu e se asustan fácilmente, llegando a dejarse am pu tar las patas con tal de n o ser capturad os. Si hay que desplazarlos para limpiar el terrario habrá qu e actu ar con m ucha cautela; lo m ejor es sacar tod a la Primer plano de Phobaeticus serratipes
ram a en la que está agarrado y colocarla luego e n el terrario tal cual, evitando así insectos con patas m utiladas y po r lo tanto no muy estéticos. En cuanto a la temperatura, debe m antenerse entre 22 y 25 °C , con un grado de hum edad constante entre el 60 y el 70 %. Por lo tanto hay que vaporizar con agua el terrario al menos do s veces al día. Para m antener el nivel adecuado d e hum edad, tamb ién en este caso, es mejor poner una capa de turba húm eda como fondo. En relación con las dimensiones del terrario, este tend rá q ue se r bastante gran de, al men os 100 cm de a lto y 80 cm de ancho por 70 cm d e profundidad. La alim entación d e estos insectos se basa en ho jas de zarza, fresa y rosa; en la naturaleza se alimentan tam bién de hojas de mango. Un último consejo: para las hojas de zarza es m ejor utilizar ramas en teras o bien insertar en el terrario trocitos de m adera com o soporte, para dar la oportunidad a estos fásm idos de agarrarse bien a las ramas sin ca er y hacerse daño. Reproducción: la reproducción es po r lo general sexuada, pero p ued e darse también la partenogéne sis. En el caso de la reproducción sexuada, los ejemplares pueden perm anecer pegados en la postu ra del apaream iento durante m ucho tiempo. La he m bra d eja caer los huevos al suelo com o h acen m ucho s fásmidos, y a lo largo de to da su vida pu ed e llegar a pon er hasta 100 huevos, qu e son redon deados, casi esféricos, pero un poco aplastados en los lados, d e c olor grisáceo, y miden 5 mm. A lrededor de cinco m eses después, nacen las crías, de 3 cm de lo ngitud; su cu erpo es verde, m ientras que las patas se presentan atigradas m arrón y blanco. Al nacer, las ninfas so n m uy finas y frágiles. Si se qu iere ten er m ayor éxito en los nacim ientos, hay qu e recoger los huevos e incubarlos d e m ane ra artificial, transfiriéndolo s a un recipiente de m aterial plá stic o, d onde ante s se habrá introducido vermiculita o turba húmeda; deberán m antenerse a una tem peratura de 25 °C. En este caso, es im po rtante dividir los huevos de forma qu e no estén apretados uno con tra el otro en el recipiente, porque al na cer las ninfas son muy gran des y se correría el riesgo de crea r una
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sobrepoblación qu e las llevaría a m orir en bre ve tiempo. Notas: tamb ién en esta especie se encuentra el fenóm eno de la m uerte aparente o tanatosis, po r lo que, so bre todo en el estadio juvenil, se fingen m ue rtos para evitar un peligro. Finalmente, cabe reco rdar a todos los que se decidan po r esta especie que conviene tener m ucho cuidado cuando se manipulan estos insectos, sobre todo cuand o son p equ eña s ninfas, frágiles y delicadas; si han de ser desplazadas del recipiente de los huevos al terrario, es m ejor dejarlas qu e se sub an solas a la mano, ponié ndola s luego en el nuevo re cip ie nte sobre una hoja, dejando tam bién q ue bajen solas.
Phyllium celebicum D e H a n n , 184 2
Nombres comunes:
insecto hoja, thailand
leafinsect. Clasificación:
Phasmoidea; Phyllidae.
Tailandia, bosques húm edos tropicales. Descripción: los insectos h oja, gracias a su mim etismo, son tal vez uno s de los fásmidos más crípticos de todos; existen diversas especies, y una de las más con ocidas y criadas es la Celebicum, posib le m ente porque fuero n una d e las prim era s q ue se co mercializaro n. El cuerpo de la hemb ra mide 9 cm, con un abd om en m uy ancho y plano, generalm ente de color verde brillante, aunqu e en algunos casos puede ser también amarillo o color teja; estos insectos presenta n tam bién unas alas lig era m ente más cortas que el cuerpo e inadecuadas para el vuelo. Los extr em os del cuerpo se presenta n irre gulare s, con un aspecto estropead o, com o si los hubiese m ordido algún otro insecto que los ha tom ado po r hojas de verdad. Las an tenas son pequeñ as y lisas. El macho m ide 7 cm , y es de color verde con antenas m uy largas y tortuosas. El abdom en es mucho más estrecho que el de la hem bra y se ensan cha ligeramente sólo en la parte inferior, con una forma que Origen:
Un macho d e insecto hoja Phyllium (fotografía de Marco Saiemi)
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recu erda las cuch aras d e cocina. Las alas son m uy largas y desarrolladas, cubrien do prácticam ente tod o el cuerpo, d e fo rm a que los macho s son capaces de realizar pequeños vuelos. Am bos sexos presen tan en las patas unas pequeñas excre cencia s foliáceas características d e las especie. C iclo vital: la madu rez sexual tarda basta nte en alc anzarse, a lo s 68 mese s, m ientras qu e la longevidad en esta especie es de 910 m eses. Cria: la cría de e stos fásm idos es bastante difícil, p orque se trata de insectos m uy delicados y hay que m anten er los parám etros adecua dos si se quieren o bten er resultados realmente satisfactorios. Co m o terrario se puede utilizar un recipien te de plástico o cristal con las medidas adecuadas depe ndiendo del núm ero de ejemplares que se quieran criar. Es muy imp ortante que haya una b uena ventilación en el interior, po r lo tan to tiene que haber unas grillas agujereadas para dejar pas ar el aire, mejor en lados opue stos; como fo nd o se pu ede utilizar papel absorbente, y hay que mantenerlo ligeramente húmedo; a unqu e n o sea bonito estéticamente, es esencial para realizar una buena lim pieza y evita r as í la presencia de mo ho, ade m ás de facilitar la recogida de los huevos. La tem pera tura se tiene que m antener alrededor de 2527 °C y no tiene que d escender nunca por debajo de los 23 °C, m ientras que el nivel de h um eda d ha de ser m uy elevado, por lo meno s del 80 %, con dos aspersiones de agua al día, una de ellas incluso directamente encima de los insectos, puesto que les encanta. Adem ás, conviene dipon er unos soportes para dar la posib ilid ad a esto s bellísimos insectos de trepar fácilmente para po derse alimentarse o efectua r la m uda con tod a tranquilidad: a tal fin se pueden utilizar ramitas secas de árboles, trozos de corteza, etc. Las hojas d e zarza o las rosáceas en general son el alimento preferido de esta especie cuand o se encuentra en cautividad, y será suficiente acordarse de sustituirlas cuando estén estropeadas. Reproducción: la reproducción es sexuada, pero a m enudo ta m bié n es parte nogénetica, ya que las hemb ras son m uchísimas más qu e los machos.
La particularida d de m imetizarse con la espes ura de la veg etación tropical empieza al nacer y dur a a lo largo de tod o el ciclo vital. Ya de sd e la pu esta, la hem bra deja cae r los huev os al suelo, y estos presentan una forma idéntica a un a semilla de una pla nta típic a d e su país d e origen, ofreciendo así un ejemplo d e mimetismo con el ecosistema. L os huevos son de color m arrón claro y m iden 4 mm ; la eclosión tiene lugar a los 36 meses; esta variabilidad en el tiemp o de incubación de pen de del hecho q ue la reproducción haya ocurrido m ediante el apaream iento con el macho —y será po r lo tanto de tres meses— o bien por partenogénesis, y e n este caso la incubac ión durará alreded or de seis meses. Al nacer, las crías mid en 2 cm , y tienen una form a m uy parec ida a la de los adultos pero en m in iatu ra . Las ninfas son de un color rojo intenso con una pe que ña m arca blanca en el dorso, y enseguida son capaces de mimetizarse con el am biente qu e las rodea, pues ado ptan un com portam iento realmen te singular: en cu anto n acen , las crías de e sta especie caminan muy velozmente por el suelo, simulando ser unas hormigas que corren aqu í y allá cerca d el horm iguero. Si se tiene presente lo qu e sucede cuando un nid o de hormigas es molestado p or un intruso, esta actitud se vuelve com prensible, ya que tamb ién los depre dad ores naturales de esta especie inte ntan evitar a las hormigas enfadad as (¡evidentemen te no saben que no se trata d e hormigas!). Tras una semana d espués del nacimiento, m ás o m eno s, las ninfas asum en la típica coloración verde. L uego, dura nte el crecimiento, se volverán cad a vez más parecid as a las hojas d e los árboles, reproduciendo en su propio cuerpo nervaduras, excrecencias, bordes estropeados, etc. N o t a s : pare ce se r qu e ta m bié n esta especie p u ede em itir un líquid o irritante para defend erse, aun que en cautividad este fenóm eno es muy raro. Para lograr una b uen a eclosión de los huevos, se aconseja recogerlos y depo sitarlos en un recipiente de plástico con tur ba húm eda o vermiculita, y m antene r todo a una temperatura de 25 °C, controland o con frecuencia que la turba esté húm eda p ero no po drida, o por el contrario dem asiado seca.
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Son insectos muy b onitos y delicados y no les gusta mu cho q ue se los manipule; por lo tanto, cu ando hay qu e m overlos, hay que tene r mucho cuidado con los gestos, sin cogerlos jamás d e las patas, sino ha ciendo que se suban po r sí solos en la ma no. N o expo ner nunc a el terrario a la lux solar y no criarlos jun to con otras especies, po rque estos fásmidos podrían ser confund idos con las hojas y po r consiguiente dev orados.
Phyllium giganteum H ausle it hner, 19 84
gian t M alaysian leaf insect; insec to hoja gigante. Clasificación: Phasmoidea; Phyllidae. Origen: Malasia, bosques húm edos tropicales. Descripción: se pued en e nco ntrar casi exclusivamente ejemplares hemb ra, porqu e el macho de esta especie es verdade ram ente muy raro. La h em bra adulta m ide 1213 cm, y es de color verde brillante, con b orde s laterales fundid os en m arrón claro. El cuerpo es bastante aplastado y muy ancho, y las alas en el estadio ad ulto lo cu bre n casi Nom bres comunes:
Primerplano de Phyllium giganteum
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p o r c om ple to , aunque esta s — si bien muy desarrolladas (casi 8 cm)— son ineficaces para el vuelo. Las antenas son muy cortas pero co n la posib ilid ad d e ser utilizadas para pro ducir un sonido ligero y estriden te cua ndo los insectos se sienten atacados, o tamb ién para atraer a los m achos en la naturaleza. Tam bién en esta familia de insectos los tono s y matices de color son de gran variedad y van des de el m arrón oscuro al rojizo e incluso al verde intens o y al amarillo. Tienen siempre las nervaduras y los bo rdes algo estropeados, q ue recuerdan las marcas típicas de las hojas gastada s o m architadas po r el tiem po, y son decid idam ente crípticos. Finalm ente, en todas las patas se observan extrem idades foliáceas muy desarrolladas. Ciclo vital: aproxim adam ente a los 4 meses se observan ejemplares ad ultos que perm anecerán con vid a durante 45 meses más aproxim adam ente. En total, su ciclo vital dura 9 m eses. Cría: son insectos muy frágiles que adoran la hum edad, com o también todas las otras especies de Phyllium que se conocen. Son b asta nte difíciles d e criar, p o r lo qu e se desacon seja a los neófitos.
La tem peratura tiene que m antenerse a 2526 °C y no tiene q ue alcanzar nunca los 2930 °C, ya qu e podría provocar la muerte de estos insectos qu e en la naturaleza viven en am bientes húm edos p ero frescos. Tam bién en este caso el nivel de hum edad tiene q ue ser muy elevado: 7580 %, con al m enos do s aspersiones de agua al día. Para la alimen tación se pu ed en utilizar hojas de zarza, de rosa o d e frambuesa, lo importante es qu e estén siempre perfecta m ente limpias. Se aconse ja utilizar siempre el mismo tipo de alimento durante to do su ciclo vital, es decir, qu e si se utilizan las hojas de zarza com o comida, estas se tend rán qu e sustituir por otras de la misma pla nta , porque esto s insecto s no se entusiasman precisamente con los cambios de dieta. Es esencial m antener una buena ventilación en el interior del terrario. Reproducción: a causa de la escasez de m achos, la reproducción de esta especie tiene lugar por partenogénesis. La hem bra pone alrededor de un centenar de huevos a lo largo de su vida, dejánd olos ca er al suelo de form a casual. Esto s huevos tienen una form a parec ida a una semilla de trigo, son de co lor m arrón claro, más o menos d e 8 m m, co n los lados aplastados, y recuerda n la forma d e una estrella. A lrededor de unos 34 meses después, a una tem peratu ra de 25 °C, n acen las crías, qu e tienen una coloración rojo teja, miden 22,2 cm y tienen la particularidad de fingirse muertas (tanatosis) incluso en el estadio d e recién nacidas. Alrededor de quince días después del nacimiento, asumen la típica coloración verde claro. Com parado s con los dem ás insectos hoja, son los qu e crecen m ás rápidamente. Notas: entre los varios géneros d e Phyllium, el Gyganteum es el de m ayor tamañ o, lo cual se deduce fácilmente por su nombre. Hay q ue prestar mucha atención cuando se vaporiza agua en el terrario, donde están las ninfas o las crías, y hay qu e co ntrolar siempre qu e ninguna de ellas se que de pegada a las paredes, ya que si esto ocurre habrá qu e intentar despegarlas con mucha delicadeza, ya que son verdaderam ente muy frágiles. Co m o instrume nto de defensa, además de p erm ane cer inmóviles y rígidos
intentan do mim etizarse en el ambiente, adoptan tam bién un com portamiento partic ula r utilizado tam bié n p o r o tros Fásmidos especialm ente en el estadio juvenil, q ue consiste en bala ncear el cuerpo qu e cuelga de una rama, moviéndose com o hojas ondeadas p or el viento, para qu e el enemigo se quede decididam ente confu ndido y no logre distinguir si se tra ta d e insectos comestibles o de hojas. Tam bién para esta especie existe la posibilid ad d e regenera r parte s del cu erpo, por ejem plo pata s m utila das accidentalmente. Su m imetismo es prá cti cam ente perfe cto : en un bonito terrario, p or ejem plo, y bien visible, dec orad o co n un a vegetación espesa, iserá m uy difícil distinguirlos e ntr e las hojas!
Proscopia tereriostris K lu g , 18 20
N o m b r e s c o m u n e s : pla sm a
criquet; insecto
grillo; criquet bouteille. Clasificación: Proscopiidae; O rthoptere. Origen: Guayana francesa. Descripción: este e xtraño insecto cuya forma es realmen te rara no tend ría que ser incluido en la familia de los fásmidos — aunque a menudo se hace— porque en realidad rec uerd a m ucho a los grillos por sus patas de saltador; pero es muy interesante debido a su comportamiento. Se le ha incluido en esta lista porqu e se adapta m uy fácilmente a la vida en cau tividad y es muy sencillo de criar. Además, su forma extraña pero elegante pue de a traer la atención d e los apasionados. El m acho m ide 12 cm y su cuerpo es muy fino y delgado , con un a coloración azul verdoso; presenta unas pa tas posteriores realmente muy desarrolladas, que al ser extendidas cub ren la medida de tod o el cuerpo; además, presenta marcas amarillas de redo nd as en tre el inicio del cuerpo y las pata s ante rio res. D e estas marcas no se con oce muy bien la función, si se trata de un a forma de m imetism o o bien si sirven para atraer la ate nció n d e las hem bras o incluso si, exhibidas po r sorpresa delante de sus enemigos, pued en constituir una forma de defensa.
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Proscopia tereriostris con su asombroso parecido a algunos saltamontes
La fisionomía de la hem bra e s igual a la del macho, excepto p or el tamañ o, qu e es mayor. D e hecho, m ide entre 15 y 18 cm; su color es verde oscuro con reflejos azules. Am bos sexos presen tan una cabeza verdaderamente singular, donde a veces es difícil distinguir dón de se encu entra la boca y dó nd e los ojos; po r esta razón e ste insecto es deno m inado com únm ente «grillo botella» o «grillo cabeza d e caballo». Se puede decir q u e tiene la fo rm a d e un violín. C iclo vital: la m adu rez sexual se alcanza a los 45 m eses a partir del nacim iento, mientras que la longevidad es de 67 meses, tanto en el macho co mo e n la hembra. Cría: la cría de estos insectos es basta nte fácil, casi com o criar los fásm idos del género Rumulus. La temperatura se tiene que m antener alrededor de los 25 °C, co n un nivel de hum edad del 6070 %; po r lo tanto hay que colocar en el interior del terrario u na capa de turba mezclada con arena ligeramente humed ecida, de al meno s 56 cm, para así poderla apro vechar tanto para la puesta de los huevos com o para no seca r dem asiad o el ambiente. Para la alimentación se utilizan hojas de zarza exclusivamente, a ser p osible siempre
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frescas. N o hay que olvidar que se tiene qu e vaporizar el terrario con agua, dirigiendo el líquido directam ente encim a de los insectos al me nos u na vez al día. Reproducción: la reprodu cción tiene lugar por vía sex uada; una vez cubie rta , la hem bra pone los huevos, pero en gru po. N o pose en ningún envoltorio externo. Son co mo un ramo d e plátanos, cogidos por el extremo. Un a hem bra puede pone r entre cuatro y seis ootecas llenas de huev os, p or lo general en el terreno; los huevos todos juntos, uno cerca del otro, mid en 35 cm, y son de color am arillento en el estadio inicial (al cabo de unos días se vuelven m arrón oscuro). Cada ooteca co ntiene alrededo r de treinta huevos de forma alargada parecidos a piñones; desp ués d e un os 35 meses nac en las crías, qu e m iden 1,5 cm y son idénticas a los padres, pero todas d e color m arró n claro. N o t a s : esta especie presenta su dim orfismo sexual sólo d espués d e la cuarta m uda; si se utilizan los parám etros de cría indicados, se pu ed e criar c on m ucho éxito, ya q ue la especie es bastante robusta. Las p atas posteriores tan largas y desarro lladas, pare cidas a las de los grillos, son utilizadas por esta especie para efectuar un os largos saltos cua ndo se sienten atacados,
y son usadas también com o instrumen to de defensa, p recisam ente c om o h arían los grillos. Adem ás de saltar, tam bién son capaces de defenderse m ediante la tanatosis de forma im pecable: se qued an inmóviles, con las patas extendidas durante mucho tiempo, imitando un trocito de mad era seca que nad ie ciertamen te tendría ganas de comer.
Rumulus thaii H au sle ithn e r, 198 5
N o m b r e c o m ú n: thailand stickinsect. Clasificación: Phasm oidea; A nareolate. Origen: Thailandia, cerca del parque
naciona l K hao Yaien. Descripción: el cuerp o de la hembra m ide 1013 cm , pero si se m ide co n las patas extendidas, ¡puede alcanzar los 2024 cm de largo! Las a ntena s son co rtas y alcanzan a lo sum o 1,5 cm. El cuerpo es m uy esbelto y de un color uniform e verde brillante; en la cabeza, cerca d e los ojos, se encu entran dos pequeños cuernos so bresa lientes, m ie ntras qu e en la tibia y en los fém ures se observan un as excrecencias foliáceas. El cuerp o del macho mide 79 cm; con las patas ex tend idas alcanza los 1719 cm. Co ntrariam ente a la hem bra, presenta unas anten as mu y largas y finas, incluso hasta de 15 cm. El cuerpo es extremadamente delgado, con tan sólo 1,5 mm d e grosor. La coloración es m arrón, con las patas ligeramente más claras, mientras que las articulaciones de las rodillas son casi negras; en el tórax se encue ntra algo parecido a una línea lateral verdus ca, y tan to la cabeza com o el cuerpo son p erfectam ente lisos, sin protu berancia s espin osas; los ojo s son de color am arillo verdoso. N i los m achos ni las hem bras tienen alas. C iclo vital: por lo genera l, los adultos viven hasta 6 me ses, y la m adu rez sexual se alcanza alreded or de los 4 meses de edad. Cría: es extrem adam ente fácil y aconsejable incluso a los neófitos, ya qu e para criar estos insectos es suficiente la temp eratura am biente de u n apartam ento: alrededor de 20 °C, con una hum edad del 65 %; por lo tan to hay qu e vaporizar sólo una vez al día, m ejor al atardecer.
Hay que recordar la dimensión que pueden alcanzar esto s in se cto s estu pendos, de m anera qu e no se queden limitados en un espacio dem asiado estrecho en el terrario; p or lo tan to, se deb erá calcular un espacio proporcionalmente adecuado. Reproducción: la reproducc ión tiene lugar tanto po r partenogénesis com o p or vía sexuada. Se trata de un a especie muy prolífica; la hem bra deja caer al su elo muchos huevos, que presentan una forma rectangu lar un po co irregular, pareciéndose a un a m uela vista de perfil. Los huevos miden 3,4 m m de largo, 1,2 mm de ancho y 1,5 m m de grosor, y son de co lor beige. Ap roximad am ente dos meses después, a una tem pera tura de 2022 °C , tiene lugar el nacimiento d e las ninfas, que miden 1,5 cm, son d e co lor m arrón verdo so y mu y finas (y p o r lo tanto muy frágiles).
Jóvenes ejemplares de Rumulus thaii (fotografía d e Marco Salemi)
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Macho de Sungaya ¡nexpectata
Se aconseja evitar reco ger los huevos, pre cis am ente porque son extr em adam ente pequeños y frágiles y n o requieren un grado de humedad elevado; es suficiente dejarlos en el fond o del terra rio y las crías nacerán por sí solas. Notas: es preciso tene r much o cuidado con las ninfas recién nacidas, p orq ue son extrem adam ente pe que ñas y frágiles; si hay que moverlas es m ejor dejarlas salir del terrario por sí solas hacie ndo q ue se su ban a la mano. D ado que son muy prolíficos, hay que tener cuidado y no ten er demasiados pequeños para no corre r el riesg o de no gestionar bien la cría (po r la dedicación de tiempo y la necesidad de te ne r muchos terrarios para mantener los espacios adecua dos), y llegar así a te ne r animales estresados p or falta de espacio en recipientes dem asiado p oblados, co n las consiguientes heridas, mutilaciones, mudas defectuosas, muertes en masa, etc. D ad a la extrem a sencillez de la cría de esta especie, se aconseja sinc eram ente la construcción de un peq ueñ o terrario conteniendo algunos ejemplares, incluso para las escu elas, para q ue se pueda aprecia r esta ca tego ría de ins ectos, ¡y a lo mejor d ifundir esta bellísima pasión entre m ás personas!
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Sungaya ¡nexpec tata Z o m p ro , 199 6
N o m b r e c o m ú n: pequeño
fá sm ido
espinoso. Phasmoidea; Heteropterigynae. Origen: Filipinas. Descripción: de esta especie p or el m om ento sólo se conocen hembras, porque el macho no ha sido enco ntrado nunca. La hembra presenta una coloración marrón claro o m arrón verdoso con unas dimen siones en el estadio adulto de 8 cm de longitud. Presenta un abdom en muy dilatad o y liso, en la cabeza se n otan unas pequeñas espin as m uy e vid entes dis puesta s en forma d e corona; las antenas son muy largas, y gracias a su colora ción y form a, se parece a una ram ita d e una pla nta con un mim etismo perfecto. Ciclo vital: a causa de la ausencia del m acho, la reproducción tiene lugar por partenogénesis; la hem bra alcanza la m adu rez sexual a los 5 meses; res pec to a la longevidad, puede llegar hasta el año. Cría: esta especie es m uy parecida a la Are ato n a sperrim us , un p arien te lejano, y es parte d e la familia d e las H eteropte rygin ae, a las cuales pertenece la famosa H eterop terix Clasificación:
(una de las especies más bellas y fascinantes), y criarlas es m uy fácil. N ecesita una tem peratura de alrededor de 25 °C y un nivel de hum edad bastante elevado, alrededor del 75 %, que se puede m antener con al m enos do s aspersiones de agua al día o bien colocando en el terrario un pequeñ o cuen co con 45 cm d e tierra, qu e se ha de m antener húm eda, lo qu e por un lado elevará la tasa d e hum eda d en el interior de la teca, y po r el otro p od rá utilizarse tam bién p ara la puesta de los huevos. Se trata d e una especie muy robusta, adaptable tam bién a diversos tipos de clima, que p uede proporcio nar m uchas satisfacciones p o r la fa cilidad d e la cría y la belleza d e su form a, algo tosca y espinosa. Para la alimentación se pue den utilizar hojas d e zarza y rosáceas en general. Reproducción: una ve z alcanzada la m adurez sexual tras la última m uda , la hem bra em pieza a po ne r los huevos. D uran te tod o su ciclo vital pu ede llegar a producir hasta 300. Los huevos m iden alrededor de 5 mm, son red ond os y de color negro, y po r lo dilatata
general son depositados en el terreno m ediante el ovopositor; p or esta razón es im portan te colocar en el terrario un pequeño cuenco co n turba húm eda, para facilitar la puesta. Los huevos serán m antenidos a una tem peratura d e 2225 °C, con un grado de hum edad del 1 5 % . De spué s de unos 45 meses nacen las ninfas, cuyo cue rpo m ide 1,5 cm, con las antena s de 0,8 cm y con una coloración gris metálico; las espinas en la cabeza se observan inmediatam ente. D uran te el crecimiento, el cuerp o asum e cada vez más la coloración de los adultos (marrón verdoso) y en la sección do rsal del cuerpo aparecen cuatro pu ntas en relieve muy evidentes, u nas pro tube ranc ias típicas de la especie. N o t a s : la cría de este fásm ido es m uy fácil y p o r lo tanto es adecuada ta m bién para los neófitos q ue quieran criar una especie algo diferente y muy bo nita y particular. C uando se encu entran en el estadio preadulto, son realmente magníficos, y gracias a su coloración, de un gris plateado, parecen unas p equ eña s joyas de colección.
Primer plano d el macho de Sungaya ¡nexpectata
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Direcciones útiles
La cría, tan to de las man tis com o de los fásmidos, no está todavía muy difundida, pero el interés hacia este grupo de insectos va aum entando. P rácticam ente todos los ejemplares que se pue den enc ontrar en los criaderos, en los proveedores de equipamiento entomológico y a m enud o tamb ién en las tiendas especializadas, son ejemplares nacidos en cautividad, p or lo general en Euro pa central, do nd e los estudios y las actividades de este tipo están muy difundidas. N o te ndría sentido pues recoger eje m pla res en la naturaleza cu and o la longevidad se mide e n meses. Existen distintas fuentes en E uropa, sociedades o ap asionados dispuestos incluso a enviar a otro s países los ejemplares con m ensajero o envíos certificados. L a m ortalidad es realmente muy reducida si se evita enviar ejemplares en muda o en los meses más fríos. Ocasion alm ente será tam bién posible recibir directam ente oo tecas o huevos, sin ningún riesgo. Presentamos una lista de las mejores direcciones donde se pueden adquirir o intercam biar mantis o fásmidos. Se trata siempre de especies tropicales, a men udo d e gran interés y valor, incluyendo a las m antis orqu íde a y a los fásmidos hoja.
Mantis Herw ig K ahlenberg: http://www.luckyspidcr.dc Thom as Vinmann: http://www.vinmann.de Primer plano de una mantis Stagmatoptera
femoralis
Bugzuk.com: http://www.bugzuk.com/index.htm BugsDirecc.UK.com: h tt p ://www. bugsdirecc.uk.com Inverts.UK: www.inverts.co.uk Paradoxa.UK: http://www.mantids.net MantisUK.com: http://www.mantisuk.com
Fásmidos Frank Hennemann: http://www.P hasmiden.de Julien Marie: http://www .Arthropode.fr.fm Phasmes: http://mw.phasmes.com Oliver Zompro: http://www.sungaya.de D etlef Grober: http://www.Phyllium.de M oritz Buhcler: http://ww w.Phasmida.ch Chris Kelly: http://www.Phasmis.cjb.net Un a fuen te excelente puede ser también el mercadillo online europeo: http://www.terraristik.com y los italianos de http://wm v.aracnofila.org y http://www.sanguefreddo.net. Sitios web para encontrar información adicional o cono cer a otros apasionados: Terra "Epica: http://unxw.terratypica.ch Aracnofilia: http://mw.aracnofilia.org Le m onde des phasmes: h ttp ://www. ifrance.com/ph asme Insecc.es: http://www.insecc.es.org Amici insoliti: http://www.amiciinsoliti.it Finalm ente, las páginas web d e los autores: http://www.fasmidi.it, de M arco Salemi http://www.isopoda.net , de F rancesco Tomasinelli.
121
Bibliografía
Las mantis y los fásmidos han sido el objeto, en periodos recientes, de un cierto núm ero de publicaciones, to das en inglés para las m antis, y alg ún te xto en francés y en alemán para los fásmidos. Los textos indicados a continuación se centran más en los aspectos de la biología y la ecología de estos insectos.
Mantis Pre te, Wells, H urd , Yager and others, Th e praying mantids.
Th e Johns Ho pkins University Press, 1999. U na obra maestra. Muy técnica, presenta in form acio nes sobre to do s los aspec tos d e la biología de las mantis, cría incluida. Pocas fotos, pero excepcionales el texto y la lista bibliográfica.
Curioso fásmido Epidares
nolimetangere
(fotografío de Marco Salemi)
122
Ken PrestonM afham, Grasshoppers an d ma ntids o fth c world,
Blandford, Gran Bretaña, 1992. U n bonito libro con imágenes correctas y un b uen te xto . D esafortunadam ente m enos de la m itad está ded icado a las m antis, el resto concierne a cucarachas y saltamontes. Recientem ente se han pu blicado también algunos libritos dedica dos a la cría. Son to dos p equeñ os y baratos, y proporcionan m ucha información interesante.
Fásmidos R D. Brock, Stick an d L e a f Insecc. o f Peninsular Malaysia an d Singapore,
Gran Bretaña, 1999.
J. T. Salmón, Th e stick Insecc. o f N ew Zealand, 1991.
E E. Bragg, Ph asmids o f Borneo,
G. L.Heath, Rearing a nd st ud ying th e praying mantid s,
A m ateur En t. Soc., G ran B retaña, 1980. R E. Bragg, A n in tr odu ct io n to rearing praying mantid s,
Gran Bretaña, 1997. M. Jope, Th e praying mantis, keepe r’s handb ook
Gran Bretaña, 1998. R. Willis, Your fir st praying mantis,
Gran Bretaña, 2002. Específico sobre los fásmidos de B orneo, con 800 im ágenes y 24 fotos en color sobre los fásmidos y sus huevos. C . y A. Bauduin, Lé leva ge d es Phasmes,
Francia. R D . Brock, A Com ple te C u id e to Breeding Sti ck and L e a f Insecc,
Gran Bretaña, 2000.
Kingdom books, G ran Bretaña, 1999.
R D. Brock,
A. Lasebny, O . M cmonigle,
Stick Insect ofB ritain, Europe and the Med ite rran ea n,
Praying m ant id s: keep in g aliens,
Elytra and An tenna, Estado s Un idos, 2002. I. y R. Bischoff, C. Elessler, M an tide n: Faszinierende Lauerjager,
Ch imaira, Alemania 2002. Magnífico texto sobre la cría, con espléndidas imágenes. En alemán.
G ran Bretaña. C. Seiler, Pha sm id en ,
Alemania, 2000. 144 páginas y m ás de 6 00 fotos, en alemán.
123
índice
Introducción
.........................................................................................................................................
Clasificación
......................................................................................................................................... L as m a n t i s ............................................................................................................................................... L o s f á s m i d o s ...........................................................................................................................................
3 7
7
M o r f o lo g ía d e l o s i n s e c t o s
.............................................................................................................. El aspecto ex tern o ................................................................................................................................ L a a n a t o m í a .................................................................................................................................................
19
L AS M A N T I S ........................................................................................................................................
23
La vida en la naturaleza
25
C on dicion es y parámetros para la cría
33
.................................................................................................................... Voraces exterm inadoras de insecto s ................................................................................................ El m imetismo en el m und o animal: estrategias de supe rviven cia ........................................ El mimetismo en las m an tis .............................................................................................................. ....................................................................................... T e m p e r a t u r a ........................................................................................................................................... Ventilación .............................................................................................................................................. H u m e d a d ................................................................................................................................................. Terrarios y recipientes para el alojamiento
.............................................................................. Los recipientes básicos para los ejemplares jóvene s ................................................................... El terrario para los ejemplares ad u lto s .......................................................................................... El terrario dec ora do ............................................................................................................................. La alimen tación
................................................................................................................................... En la naturaleza ...................................................................................................................................... E n c a u t i v i d a d ........................................................................................................................................ La reproducción
.................................................................................................................................. El esquem a básico para el apaream iento ....................................................................................... L a o o t e c a ................................................................................................................................................. La puesta y el mantenimiento de la oo te c a .................................................................................
20
25 27 27
34 34 35
35 36 36 39
39 43
43 44 46
125
F i c h a s ....................................................................................................................................................... Ac an th op s f a l c a t a Am ele s sp al la nz ani a Blepharopsis m e n d ic a Creobroter gem m atu s De rop latys desicc at a Em pusa p e n n a ta Gongylus go ngyloides Hierodula membranácea H ym en op us c o r o n a tu s ........................................................................................................................... M an tis r e lig io sa Parasphendale a g rio n in a Ph yllocr ania p a ra d o x a ........................................................................................................................... Popa b a te s i Pseudocreobroter w halb er gi i Sphodromantis li n e ó la Theopropus elega ns
............................................................................................................................................... .................................................................................................................. .......................................................................................................................... ................................................................................................................................
48 48 49 50 51 52 53 55 56 57 59 60 62 63 64 66 67
L OS F Á S M I D O S ................................................................................................................................
71
La vida en la n aturalez a ..................................................................................................................... Los fásmidos: guerreros acorazados ................................................................................................ Otros sistemas de d efe ns a .................................................................................................................. L a a u t o a m p u t a c i ó n ............................................................................................................................. Extinción y su pe rpo bla ción ...............................................................................................................
73 73 73 74 75
C o n dic io n es y pa rá m etr o s p ara la c r ía ........................................................................................ Temperatura ............................................................................................................................................ H u m e d a d .................................................................................................................................................. I l u m i n a c i ó n ............................................................................................................................................ Ventilación ...............................................................................................................................................
77 78 79 79 79
Terrarios y recipientes p ara el alojam ien to ............................................................................... Materiales para el terr a rio .................................................................................................................. Algunas pre caucio nes ...........................................................................................................................
81 82 84
L a a li m e n t a c i ó n ................................................................................................................................... Las plantas que hay que u tiliz a r ...................................................................................................... Cóm o alimentar a los fásm idos ......................................................................................................... Precauciones para el inv iern o ............................................................................................................
87 87 87 88
L a r e p r o d u c c i ó n ................................................................................................................................... Los distintos m étodos de re pro du cc ión ........................................................................................ La cría de los pe qu eñ os ........................................................................................................................
89 89 93
F i c h a s .......................................................................................................................................................
96 96 97 97 99 100 101 102 104 106
................................................................................................................................... ................................................................................................................................ ............................................................................................................................. ............................................................................................................................. ................................................................................................................................ ...................................................................................................................................... ............................................................................................................................. ........................................................................................................................ ...................................................................................................................................... ........................................................................................................................
Are aton aspe rrim us Bac illus a tt ic u s Bac illus r oss iu s Clonopsis ga llica Epidares nolim et ang er e Eu rycantha calc ara ta Extatosoma tia r a tu m H aa niella d ehanni Heter op tery x dil a ta ta
................................................................................................................................ ......................................................................................................................................... ......................................................................................................................................... ...................................................................................................................................... .......................................................................................................................... ............................................................................................................................. ............................................................................................................................. ................................................................................................................................... ..............................................................................................................................
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................................................................................................................................... .................................................................. ............................................................................................................................. ................................................................................................................................ ................................................................................................................................ ............................................................................................................................. ......................................................................................................................................... .............................................................................................................................
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D irecciones útiles ................................................................................................................................
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B i b l i o g r a f í a ...........................................................................................................................................
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Neoirasea m aere ns Oreophoetes pe ru an a Pho ba eticus se rratipes P hyll iu m ce leb ic um P hyll iu m g ig ante um Proscopia te re rio stris R um ulu s t h a i i Sungaya inexpectata
c
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