Introduciendo el tema: En el libro de los Hechos de los Apóstoles, estudiamos la bella historia que fueron construyendo hombres y mujeres que estando llenos de Dios fueron concretando su experiencia de fe, y a través del testimonio ya pasaron de ser seres solitarios en el anuncio de Jesús Resucitado a comunidades que permitían crecer juntos para par a ir construyendo un estilo de vida nuevo la Iglesia pueblo de Dios. Con su testimonio de vida, con el convencimiento personal que tenían y con el actuar permanente del Espíritu, estas comunidades fueron tomando cuerpo hasta conformarse en comunidades eclesiales. Con características claras que las van defini definiend endo o de otras otras existe existente ntess hasta hasta ese moment momento. o. Tenemo Tenemoss tres tres comuni comunidad dades es grande grandess en el cristianismo primitivo que nos permiten apreciar de cerca su experiencia, caminar y conversión para ser anunciadores de Jesús Resucitado y del Proyecto del Reino. La Comunidad de Jerusalén: Es aquí, donde Jesús proclamó el Reino, donde sufrió, fue condenado, muerto y Resucitado; donde encontramos encontramos una comunidad compuesta compuesta por judíos judíos conversos, conversos, fieles a la ley y tradición tradición judía, lo cual les exigía posturas nuevas frente a la aceptación de Jesús como Mesías y Señor del Reino. Postura que les obliga a romper con la centralidad del templo y aceptar a Cristo como el verdadero y definitivo templo de la Nueva Alianza (Jn 2, 19-22). Esta comunidad está unida a los doce y tiene a Pedro como su guía, constituido como piedra de la nueva Iglesia (Lc 22, 32). Una de las mayores características de esta comunidad es la vivencia profunda de la comunión de bienes "vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes, y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno" (Hch 2,44-45). Siendo bien vistos por el resto de judíos que los admiraban y aceptaban, no solo a ellos sino a Jesús Resucitado como promotor de esta nueva vivencia cristiana. La Comunidad de Corinto: Comunidad abierta, conformada por hombres y mujeres procedentes de lugares marginales de la ciudad (1 Cor. 1, 26-28) es una comunidad viva, eficaz, llena de dones del Espíritu, generando en ocasiones rivali rivalidad dades es y compet competenc encia ia por mostra mostrarr el mejor mejor don frente frente a la otra otra person persona, a, produc producien iendo do rencil rencillas las,, divisiones, críticas (1 Cor 12,4-10.28-30), otro aspecto importante en esta comunidad es el culto, el cual también genero divisiones pues, la comunidad de Corinto cuenta con varios paganos venidos de otras religiones existentes en el momento y querían imponer su estilo en la nueva comunidad que se estaba conformando. Por tal motivo Pablo debe hacer un llamado de atención fuerte, para reconocer no la riqueza de los cultos sino la riqueza y centralidad de Jesús en la vida de cada uno de ellos y la necesaria conversión de manera personal y religiosa. Para tal efecto, Pabloestablece una serie de normas y criterios por los cuales deben regirse para encontrar la unidad y la concordia entre todos los miembros de la comunidad. (l Cor 11,3-10; 12,1-11.2731; 14,2639). La Comunidad de Antioquia: Fue fundada por Bernabé, hombre de bien, lleno del Espíritu Santo y de fe (Hechos 11,24). Esta comunidad estaba integrada por griegos convertidos a través del anuncio; esta vigorosa y con deseo de anunciar a Jesús en todos los rincones de las ciudades donde van. Es aquí en Antioquía el primer lugar donde se les empieza a llamar cristianos. (Hechos 11,26). Esta comunidad es netamente misionera, vive preocupada por llevar la Buena Nueva de la salvación a todas las gentes(2 Te.5 3,1). La comunidad de Antioquía fue uno de los centros más importantes del cristianismo cristianismo primitivo. Estas comunidades pueden dar testimonio de las persecuciones en nuestra Iglesia naciente. Los judíos empiezan a expulsar de las sinagogas a todos aquellos que reconocen a Jesús como Mesías y no siguen realizando las prácticas judías exigidas en ese tiempo. Se les azotaba y se les prohibía enseñar en nombre de Jesús. En el año 34 Esteban, uno de los siete diáconos diáconos fue apedreado por predicar que la ley de Moisés fue abolida por Jesús. (Hechos 6, 8ss). En el año 43 Herodes Agripa para manifestar estar de acuerdo con los judíos, manda matar a Santiago el hermano de Juan y envía a la cárcel a Pedro. La mayor persecución fue el 70 por parte de los romanos. Se puede decir en general que se trata de comuni comunidad dades es que están están someti sometidas das a numero numerosas sas dificu dificulta ltades des que provie provienen nen del ambien ambiente te exteri exterior, or, dificultades que frecuentemente asumen el carácter de persecución violenta (cf. Hch 4, 1-3; 5,41; 8,4; 13, 50; 14, 2.5.19), pero que en ningún momento son ocasión de crisis o de desertar sino al contrario
oportunidad para seguir anunciando con alegría la presencia de Jesús en la Iglesia naciente. Además, esta Iglesia está convencida que la fuerza no la da solo la cercanía de hermanos y hermanas que van en camino, sino ante todo la experiencia que a través de la oración experimentan como fuerza del Espíritu. Lee los siguientes textos: • Mt 20, 20-28 • Hechos 2,42-47 . Hechos 4,32-35 • 1 Cor 1,10-13
Historia Edad Antigua Según la doctrina católica, Jesús fundó una comunidad cristiana jerárquicamente organizada y con autoridad, dirigida por los apóstoles (el primero de los cuales era San Pedro). Posteriormente (según los Hechos de los apóstoles), los apóstoles y los primeros seguidores de Jesús estructuraron una iglesia organizada. Una carta escrita poco después del año 100 por san Ignacio de Antioquía a los de Esmirna (capítulo 8) es el texto más antiguo que se conserva en el cual se usa el término ἡ καθολική ἐκκλησία (la Iglesia católica o universal): "Allí donde aparezca el obispo, allí debe estar el pueblo; tal como allí donde está Jesús, allí está la Iglesia católica." De esta Iglesia él evidentemente excluía a los herejes, contra los cuales usó palabras muy fuertes: "fieras en forma humana - hombres a quienes no sólo no deberíais recibir, sino, si fuera posible, ni tan sólo tener tratos con ellos" (capítulo 4). El mismo Ignacio de Antioquía testimonia la existencia de una jerarquía de tres grados que consistía en obispos, presbíteros (sacerdotes) y diáconos.34 En el siglo III, san Cipriano, obispo de Cartago, habla de una jerarquía monárquica de siete grados, en la cual la posición suprema la ocupaba el obispo. En esta jerarquía el obispo de Roma ocupaba un lugar especial, en cuanto sucesor de san Pedro. 35 36 Además, el que el obispo de Roma llegara a tener una importancia particularmente grande, se debió, según algunos, por motivos políticos: Roma fue la capital del Imperio Romano hasta que el Emperador Constantino I el Grande hizo de Constantinopla la nueva capital, el 11 de mayo de 330[cita requerida]. Otros atribuyen esta importancia al hecho, reconocido entonces por todos[cita requerida], que el obispo de Roma era sucesor de san Pedro, a quien, según el Evangelio de Lucas 22:32, Jesús le dijo: Pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú una vez vuelto, confirma a tus hermanos. Más aún, hacia el año 95, Clemente de Roma (obispo de la Iglesia de Roma entre 89 y 97) escribió una carta a la comunidad cristiana de Corinto para resolver un problema interno, sugiriendo su primacía sobre las Iglesias particulares. En efecto, habían surgido levantamientos contra los presbíterosepíscopos en Corinto y Clemente, como obispo de la Iglesia de Roma, los llamó al orden y a la obediencia a sus respectivos pastores, evocando el recuerdo de los apóstoles Pedro y Pablo.37 Esa carta es la primera obra de la literatura cristiana fuera del Nuevo Testamento de la que consta históricamente el nombre de su autor, la situación y la época en que se escribió, y cuyas palabras manifiestan una dureza propia del lenguaje de aquél que es consciente de su autoridad. 38 Algunos autores han afirmado que no hay argumentos suficientes para confirmar que Pedro haya sido obispo en Roma.39 40 La tradición que afirma que Pedro fue a Roma y ahí murió martirizado se basa también en esta carta de san Clemente, que menciona su martirio (capítulo 5), en la Carta de san Ignacio de Antioquía a los Romanos ("No os mando nada, cosa que hicieron Pedro y Pablo." – capítulo 4), y en la obra de c. 175-185 Contra las herejías (libro III, 1.3.1) de san Ireneo de Lyon, donde dice: Como sería demasiado largo enumerar las sucesiones de todas las Iglesias en este volumen, indicaremos sobre todo las de las más antiguas y de todos conocidas, la de la Iglesia fundada y constituida en Roma por los dos gloriosísimos Apóstoles Pedro y Pablo, la que desde los Apóstoles conserva la Tradición y «la fe anunciada» (Rom. 1,8) a los hombres por los sucesores de los Apóstoles que llegan hasta nosotros. Ireneo de Lyon, Adversus haereses, Libro III, 1.3.1 El Concilio de Nicea I (325) condenó el Arrianismo excluyendo de la Iglesia los seguidores de esta opinión teológica. Otros Concilios también definieron más precisamente la fe católica y excluyeron a otros grupos, en particular los Concilios de Éfeso (431) y de Calcedonia (451)[cita requerida].