La desigual distribución de la riqueza en Panamá… Enfoques divergentes... UNIVERSIDAD DEPANAMA MAESTRÍA EN MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN Y EVALUACIÓN FACILITADOR: DR. FILIBERTO MORALES
POR:
JOSE F MACÍAS L 13 MAYO 2011
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN MARCO TEÓRICO ANÁLISIS NUESTRA OPINIÓN CONCLUSIÓN
ANEXOS
La desigual distribución de la riqueza en Panamá… Enfoques divergentes... Existe un alarmante estado acerca de la desigualdad en la distribución de la riqueza en nuestro país, ocupamos la tercera posición en Latinoamérica entre los países con la peor distribución de la riqueza y el número 11 de 189 en el mundo, irónicamente hemos mejorado sostenidamente el índice de desarrollo humano desde el año 1990 hasta colocarnos en un nivel medio, 0.77 en la medición efectuada en el 2007. Es común escuchar y ver en los medios de comunicación social a destacadas personalidades de la vida pública y a profesionales discutir y plantear sus opiniones sobre este fenómeno en el que el país supera a las economías tradicionales latinoamericanas logrando por ejemplo el tal anhelado grado de inversión de las calificadoras de riesgo internacionales, al respecto Alessandro Ganci de Conciencia Ciudadana nos dice.. “Panamá es una nación de contrastes. Por un lado, nuestra economía crece, aumentamos el Índice de Competitividad, colocándonos en el puesto 53 mundial y alcanzando altísimas evaluaciones en accesibilidad a servicios financieros (4), Transferencia de tecnología (7), Solidez bancaria (7), Suscripciones de teléfonos móviles (7) y muy buena evaluación en calidad de infraestructura portuaria, transporte aéreo, capacidad para atraer inversión extranjera, amplitud de banda de Internet y facilidad de acceso a créditos. Mejoramos nuestro grado de inversión, tenemos el presupuesto más alto de la historia y abundantes recursos minerales. Ante este panorama macroeconómico, ‘Vamos bien’, parece un eslogan irrefutable” .
En este documento analizaremos posiciones diferentes y a veces yuxtapuestas sobre el origen de la desigualdad en la distribución de la riqueza, tomando como fuente las distintas distintas opiniones y análisis publicados en los medios de comunicación tanto nacionales como internacionales.
El objetivo primordial de este trabajo es conocer cómo ve nuestra sociedad los problemas de la desigualdad a través de los profesionales e intelectuales que se manifiestan en nuestro medio.
MARCO TEÓRICO NÚMEROS DEL DESARROLLO .Dos (2) son los puestos que perdió Panamá en el ranking de de desarrollo. . 58: es a posición que ocupa el país. En 2005 estaba en el lugar 56. 0.70 es la proporción que de cada 100 dólares, llega a las 300 mil personas más pobres del país. 177: Son los países que califica el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. PANAMA VIERNES 10 DE NOVIEMBRE DE 2006 LA PRENSA/BERNARDINO FREIRE ( PANAMA
INDICE DE GINI
Tomado en cuenta una combinación de los últimos datos disponibles de las dos publicaciones que le dan seguimiento a este índice, que son la Agencia Central de Inteligencia
norteamericana
(CIA)
en
su
sitio
de
https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/fields/2172.html,
internet y
el
banco mundial en http://data.worldbank.org/indicator/SI.POV.GINI, el país con peor distribución de la riqueza en el mundo es Namibia en África con un índice de 71%. Los peores países latinoamericanos en su orden son Colom bia con un índ ice de 59%, que es el núm núm ero n ueve del m un do co n peo r dis tribu ción, lu eg o B ol iv ia, nu m ero 10 y Pan am á ter cer p eor país en A m é ric a y do ceav o peor en todo el mundo con 55%, luego siguen en Latinoamérica: Brasil,
Guatemala, Chile, Honduras y Paraguay; luego El Salvador, Republica Dominicana, Perú, México, Costa Rica, Ecuador, Argentina, Uruguay y Nicaragua con 43%. Fuente: Felipe Argote /Capital / 14 de Marzo de 2011
Panamá: un país rico que no supera la desigualdad
En las últimas dos décadas, Panamá se ha mantenido dentro del grupo de países con un “desarrollo alto”, según las Naciones Unidas.
Desde 1990, año en que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) comenzó a medir el desarrollo humano como un proceso que “ofrece mayores oportunidades” y que pone énfasis en la libertad del ser humano para
tener salud, educación y disfrutar de condiciones de vida dignas, Panamá ha ido escalando, pasando de la posición 93 entre 130 países a la 54 de 169 países en 2010. El índice de desarrollo humano (IDH), en tanto, pasó de 0.644 en 1990 a 0.755 en 2010; donde un logro menor de 0.5 es bajo; hasta 0.8 es medio, y de 0.8 a 1 es alto. De hecho, entre 2000 y 2010 Panamá escaló cinco posiciones, al pasar de la 59 (de 174 países evaluados) a la 54. Los avances colocan al país por encima de países como México (56), Costa Rica (62) y Brasil (73). Los únicos de la región que ocupan mejores posiciones son Chile (45), Argentina (46) y Uruguay (52). Paulina Franceschi, coordinadora del Proyecto Informe Nacional de Desarrollo Humano del PNUD-Panamá, comenta que el país ha logrado notables avances en los últimos años, sin embargo, advierte, eso no se refleja en las comarcas indígenas, en donde hay una marcada desigualdad. Los análisis realizados por el PNUD y que se encuentran en el Atlas de desarrollo humano y objetivos del milenio, presentado en Panamá la semana pasada, reflejan que a pesar de los esfuerzos y los logros persisten dificultades que es necesario abordar para favorecer un desarrollo más integral e incluyente. Es más, en el Informe de desarrollo humano 2010 se afirma que la desigualdad en salud, educación e ingresos reduce en 25% el desempeño de la región en el IDH.
“Haití, Bolivia, Guatemala, Perú y Panamá sufrieron las mayores pérdidas debido
a considerables desigualdades en las tres dimensiones. Si solo se examina la desigualdad en los ingresos, 9 de los 15 países que experimentaron las pérdidas más altas en su IDH debido a esta desigualdad, se ubican en América Latina y el Caribe”, señala el informe. El análisis
Franceschi explicó que este desarrollo ocurre y se mide en tres espacios clave: nacional, regional y local. En ese sentido, hay áreas del país que reflejan progresos importantes: Panamá, Los Santos, Chiriquí y Colón, casualmente las regiones del país en donde las inversiones estatales son más altas y donde los indicadores de salud, educación, vivienda y empleo son más halagüeños. Sin embargo, en el conjunto de provincias y distritos hay altos niveles de desigualdad que se reflejan en avances más lentos en los indicadores de desarrollo humano y en los objetivos del milenio, algo que según la experta no cambiará hasta que se incrementen los esfuerzos en esas regiones. Por ejemplo, la provincia de Darién, en conjunto con las comarcas Ngäbe Buglé, Kuna Yala y Emberá, está entre las de bajo promedio, es decir, que no alcanzan la meta en materia de salud, educación, empleo y vivienda. Mientras que Herrera, Coclé, Veraguas y Bocas del Toro presentan un avance medio. (ver gráfico N0.1 en el anexo) Esos niveles de desarrollo bajos obedecen a que aún hay personas que subsisten con menos de un dólar diario, y que otros aún viven en extrema pobreza (14.2% de la población del país, según cifras de 2008). Es decir que, al no poseer fuentes de empleo, no tienen acceso a una vivienda digna ni a servicios básicos de salud, como el agua potable. Potencial indígena
El sociólogo Raúl Leis, presidente del Centro de Estudios y Acción Social de Panamá (Ceaspa), afirma que los pueblos indígenas tienen carencias que
suponen vulnerabilidad, pero al mismo tiempo potencialidades no solo para su propio desarrollo, sino como aporte al desarrollo humano sostenible de Panamá. Sin embargo, dice Leis, esto no será posible si la sociedad en su conjunto no cambia su perspectiva y su forma de proceder y relacionarse con los pueblos indígenas. “El verticalismo, las acciones parciales inconexas, la subordinación y el
paternalismo deben ser superados por satisfactores sinérgicos, como políticas integrales, la consulta, y la participación real”, recalca el sociólogo.
Añade, que la pobreza indígena tiene una raíz histórica producto de la subordinación socioeconómica, la segregación y la discriminación a la que ha estado sometido a partir de la conquista y la colonización. Por último, enfatiza que Panamá posee grandes desequilibrios regionales, como la asimetría entre un “interior rural subdotado y subequipado”, y la zona de tránsito
compuesta de un conjunto de infraestructuras y servicios. Desigualdad educativa
En el Atlas de desarrollo humano y objetivos del milenio se muestra que en el tema educativo las provincias presentan un logro “medio -alto”, es decir, que sus
avances en alfabetización, asistencia escolar, años promedio de educación y porcentaje de docentes en educación superior se mantienen sin mayores avances. Es el caso de Panamá, cuyo progreso educativo entre 2001 y 2007 fue de 12.1%. Igual situación presentó Colón, donde solo fue de 5.6%. Darién y la comarca Ngäbe Buglé, por ejemplo, a pesar de tener un bajo promedio, registraron un mayor dinamismo en su crecimiento en materia educativa, en comparación con provincias con mejores indicadores de desarrollo. Darién tuvo un progreso de 20% y la comarca Ngäbe Buglé 17.6% (ver gráfico 2 /anexo)).
La coordinadora del Informe Nacional de Desarrollo Humano explicó que se debe tener claro que la educación es el medio para reducir la pobreza y aumentar los niveles de bienestar individual y colectivo. Inversión
Los análisis del PNUD, basados en información del Instituto Nacional de Estadística de la Contraloría y del Ministerio de Economía y Finanzas, han identificado que en el país las zonas con mayor índice de desarrollo humano reciben mayor inversión estatal: entre 400 a 500 dólares por habitante al año; en tanto que las áreas rezagadas en su desarrollo reciben menos de la mitad de ese monto. En función de los datos de inversión pública para el período 2010-2012, el PNUD estima que las comarcas se mantendrán bajo el límite de baja inversión (menos de 200 dólares por habitante) y las únicas que superarán los 500 dólares por habitante serán Los Santos, Panamá, Colón y Chiriquí. Según el Atlas, mayores logros en desarrollo humano se asocian a una mayor inversión por habitante, lo que indica que se requiere incrementar la asignación de recursos hacia las áreas postergadas. En el documento se aprecia que las zonas más rezagadas reciben 75% menos del promedio nacional por habitante (450 dólares al año, según datos de 2006) y aquellos con mayores logros reciben un monto superior al promedio por habitante (ver gráfico 5). Del documento se desprende que para ser reconocido como un país desarrollado, Panamá tendrá que superar las asimetrías existentes y alcanzar un alto grado de madurez como sociedad. En esta mirada retrospectiva (2001 al 2007), el Atlas también permite concluir que en este período la expectativa de vida del país aumentó un año (ver gráfico 3), así como el promedio de escolaridad ganó 0.6 años.
Otra proyección que se desprende del estudio es que el fenómeno de crecimiento y concentración de la región metropolitana se intensificará, en vista de que el 20% de la población estará en las ciudades de Panamá y Colón. La secretaria técnica del Gabinete Social del Ministerio de Desarrollo Social, Mónica Guillén, manifestó que las áreas donde se ubican las comarcas han estado al margen de una real integración social, que no ha permitido que estas regiones se incorporen de manera equitativa al crecimiento y desarrollo económico de las regiones más dinámicas del país. “Cuando se trata de nuestros pueblos originarios, seguimos teniendo el reto de tomar en cuenta las especificidades y particularidades de su perspectiva étnica y cultural”, comentó . Fuente: La Prensa /
Aleida Samaniego / Miércoles 2 de Marzo de 2011
Análisis
A continuación reproducimos íntegramente un artículo de opinión de:
Milton Henríquez en el diario De América: “Una de las frases favoritas de los populistas es decir que Panamá tiene un problema de “mala distribución de la riqueza” y sustentan su argumentación en
una rápida lectura de estadísticas oficiales y de organismos internacionales. Pues parece que si se leen bien las cifras, tal vez no sea así. Resulta que, descontando los parques nacionales, menos del 50% del país vive bajo un régimen de economía de mercado y cerca de un 21% vive bajo un régimen comunista. ¿Qué cómo es eso? Muy sencillo; el 21% de la tierra de la República de Panamá está dedicada a comarcas indígenas que, con la excusa de la protección cultural, no es objeto
de
titulación
privada,
pues
es
tierra
de
propiedad
colectiva.
Esto significa que el sistema de propiedad es comunista o sea que supuestamente no es de nadie sino de “todos en común”. Todos sabemos qué pasa en un sistema caciquista en donde la propiedad de la tierra es “de todos”, pues que acaba siendo
de los caciques y de nadie más. En un sistema de esta naturaleza no se dan inversiones de capital ya que no existe la propiedad privada. Las fugaces excepciones, como el par de hoteles que se hicieron en la comarca indígena de Kuna Yala, terminaron con la confiscación sumaria de los mismos por parte de los indígenas, sin ninguna indemnización para los inversionistas. Con semejantes antecedentes sería muy raro que haya nuevas inversiones en esa zona sin un título de propiedad que se pueda hacer valer. Si regresamos al tema de la distribución de la riqueza, vemos que en números totales 63% de la población de Panamá no es pobre y un 37% sí lo es; pero si vemos las cifras sólo para las áreas urbanas resulta que el 80% es rico y sólo un 20% no lo es, siendo sólo un 5% de pobreza extrema. Al analizar las zonas indígenas las cifras son más que contrarias, el 99% de los habitantes son pobres y
el 90% está en la pobreza extrema. Por otra parte cuando observamos el sector rural no indígena, las cifras son 45% no pobres versus 55% de pobres. A pesar de la primera impresión, este no es un problema étnico, ya que los indígenas que viven en los centros urbanos tienen un comportamiento socioeconómico similar a los no indígenas, sino que es un problema de modelo socio económico. Al analizar las actividades principales de cada zona podemos encontrar la causa de la pobreza muy lejos de la mentada “mala distribución”. Mientras en las comarcas indígenas se vive bajo un régimen comunista de subsistencia, en las zonas rurales se funciona en base a un régimen proteccionista de la actividad agropecuaria y en el sector urbano la principal actividad está en el campo de los servicios no protegidos y abiertos al Mundo. Vemos pues que, los que laboran en actividades no protegidas cuya clientela es principalmente internacional, en su abrumadora mayoría no son pobres y tienen una buena distribución de la riqueza; los que laboran en los sectores protegidos del campo, tienen una distribución mediocre de la riqueza y más de la mitad son pobres; y los que viven bajo el sistema comunista de las comarcas son prácticamente todos pobres y sin riqueza a distribuir El asunto no es pues de distribución sino de creación y atracción de riqueza. Es un problema de modelo económico. Si las actividades económicas de mayor apertura a la competencia mundial han logrado que el 80% de la población urbana sea rica ¿no será que la solución a la pobreza del resto del país debe enfocarse en liberalizar aquellos sectores que aun están cerrados, en lugar de pretender gravar con más impuestos y regulaciones al sector económico que sí ha logrado derrotar a la pobreza Lamentablemente nuestros gobernantes demasiadas veces se comportan como el sacerdote que, ante el vació del templo, procede a regañar a los que sí asistieron al servicio religioso por causa de los que no fueron. Si una parte de nuestra economía está eliminando la pobreza con eficiencia, la otra mediocremente y la tercera la profundiza o la congela, lo que hay que hacer es cambiar los términos
de las dos últimas y dejar libre a la primera. Hay que importar a los sectores empobrecidos y empobrecedores el modelo exitoso. Lo que nuestros pobres necesitan es que se les libere de los grilletes del proteccionismo y el paternalismo. Necesitan educación y oportunidades. Necesitan acceso a la propiedad privada y desregulación burocrática. Necesitan abrirse a la competencia que reta su imaginación y que les permite superar la pobreza por su propio esfuerzo. El comunismo y el proteccionismo empobrecen e inmovilizan; la libertad enriquece y potencia. En el caso de Panamá no es mera retórica ideológica, lo dicen las cifras para quien las sepa leer. Cuando las cifras hablan la demagogia calla. ” Fuerte: Diario de América/ Artículo de opinión /31 de Mayo de 2005 / URL. http://www.diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=474
Veamo Vea mo s un a posición similar:
Panamá: Panam á: La mala distribución de la riqueza Jaime Correa Morales
La frase que sirve de título a este escrito obviamente ha sido acuñada por los grupos izquierdistas, quienes con bastante éxito han venido logrando introducir elementos perturbadores en la vida diaria de nuestro Panamá alegre y confiado, con la finalidad de fomentar la lucha de clases, de la que ellos puedan sacar algún beneficio. Aunque a simple vista tal frasecita ( mala distribución de la riqueza ) pareciera inofensiva y hasta lógica, su constante reiteración y la forma en que es utilizada, sí tiene intención de sembrar la idea de que la mala distribución de la riqueza se
origina en el hecho de que los pocos que tienen mucho son responsables de que haya muchos que tienen poco, porque aquellos no distribuyen su riqueza. La permanente reiteración de este planteamiento ha llegado a calar en la opinión pública hasta el punto en que este es un tema casi de uso diario y ya generalmente aceptado. Ante todo, la riqueza debe ser creada , para que al final de cuentas sea posible que llegue a todos los estratos económicos; y ello solamente se puede lograr mediante el conocimiento, el estudio, la inversión de capitales con riesgo de s de perderlo, pero, sobre todo, con el trabajo duro y perseverante. Y e s a t r av é las inversiones que se produc en empleos, no existe ningu na otra fórmu fórmu la ni mágica n i no mágica p ara crearlos , por lo qu e es m uy imp ort ante oto rgar a los em presario s las co nd icion es mínim as aceptables para qu e tales tales inversiones se produzcan, en vez de estar distorsionando la realidad, tal como
es el caso que ahora nos ocupa. Es oportuno aclarar que la riqueza no es un "pastel que existe", que está allí de por sí y ante sí, del cual algunos pocos se sirven a su antojo, con la cuchara grande, dejando nada o casi nada para los demás. Sin embargo, la forma en que se ha venido presentando tan reiterado "mensaje" sí deja la impresión de que esa es la realidad. Y todo ello se le queda dando vueltas en la cabeza a aquellos que tienen poca o ninguna educación, que es a quienes tales izquierdistas quieren llegarles. En una democracia, esta tarea de crear riqueza le corresponde al sector privado. Si tal es la situación, ¿a qué se debe las disparidades en la posesión de
la riqueza? Pues, ni más ni menos que se debe a la mala distribución del presupuesto nacional; a la mala distribución de la salud pública; a la mala distribución del transporte público; a la mala distribución de la seguridad pública, a la mala distribución de la justicia; a la mala distribución por la burocracia excesiva; a la mala distribución de los salarios y privilegios de los funcionarios de alta jerarquía (diputados, ministros, etc.); a la mala distribución del gasto público, a la
mala distribución de la deuda pública y, sobre todo, a la mala, muy mala, distribución de la educación pública; pues no puede escapar a la percepción del más distraído de los mortales que siempre estarán en desventaja educacional quienes no tengan la capacidad de pagar una escuela privada versus los que sí. Entonces, lo que existe no es una mala distribución de la riqueza en el sentido en que nos la quieren presentar; lo que existe es inequidad para con los menos favorecidos debido a la mala ejecución de los funcionarios o administradores del
Estado, es decir, de los gobiernos, a quienes realmente corresponde hacer efectiva la buena distribución de oportunidades para todos los niveles sociales del país. Pero la modalidad que en su defensa utilizan los administradores de la cosa pública a través de sus campañas propagandísticas que todos pagamos, es que "la sociedad en su conjunto, es decir: todos nosotros, somos responsables por estas disparidades", sacándole, con ello, el cuerpo a su responsabilidad y metiéndonos a todos en un "churuco" con el que nada tenemos que ver. No me refiero exclusivamente a la realidad del presente gobierno, sino también a todos aquellos a los que ha correspondido ejercer el poder desde el 11 de octubre de 1968 hasta la fecha, porque todos han incurrido en exceso de despilfarro y de incapacidad. ¿Cómo puede haber distribución de alguna riqueza si cuando, por ejemplo, antes del 11 de octubre de 1968 la deuda pública era de tan solo poco más de 300 millones de dólares y al finalizar la dictadura militar, esta ya era de más de 7 mil millones? ¡Pero hoy, 17 años y cuatro gobiernos "democráticos" más tarde, ya va volando por los 11 mil millones! ¿No es esta danza de los millones, o más bien la danza de los miles de millones la que está afectando a los de menos recursos? ¡Definitivamente que sí! ¡Será imposible para un país tan pequeño como Panamá llegar algún día a pagar tan descomunal deuda, con sus respectivos intereses, que nunca cesan de crecer, sin recurrir al sacrificio de su propio pueblo!
Tales pagos en concepto de deuda pública se tragan un tercio de los presupuestos nacionales, afectando seriamente y más directamente, como es lógico, al sector de menores recursos, que es el más vulnerable y el que más sufre las carencias resultantes de tanta irresponsabilidad y es al que ahora algunos alegan que no se le está distribuyendo la riqueza.
El año pasado, 2006, el país, por primera vez en los últimos 37 años, alcanzó una tasa de crecimiento económico de 8% y esto, con justificada razón, ha desatado alegrías y congratulaciones, pero muy pocos conocen o recuerdan que durante los gobiernos liberales de Roberto F. Chiari y el de Marcos Robles, entre 1961 y 1968, Panamá logró igual alta tasa de crecimiento del PIB, es decir, de 8%, pero no solo por un año aislado, sino durante 10 años consecutivos, uno de los más altos del mundo. Eso sí era desarrollo económico y social, sin ninguna demagogia.
No obstante, los grupos con menos autoridad moral para ello continúan insistiendo en el tema de la "mejor distribución de la riqueza", con su doble sentido implícito, en vez de enfocarse hacia la verdadera causa del problema. La Prensa/Artículo de Opinión / 2 de Abril de 2007
Nuestra opinión: Ambas posiciones tienden a darle un carácter ideológico al problema de la desigual distribución de las riquezas, presentando una tesis que deja entrever que el problema en sí mismo no se analiza a la luz de la objetividad sino con una tendencia propagandística en contra de las economías de tendencia capitalista. Si bien los argumentos que sustentan esta tesis atacan algunas variables que se reconocen como causas de la desigualdad, Ej. Inequidades en la educación, desigual distribución del gasto público, malos manejos de la cosa pública, y en el caso de Milton Henríquez este pregona por una economía economía de libre mercado en las comarcas, los análisis no dejan de ser subjetivos e ignoran cada uno por su parte un análisis integral así como las consecuencias que traen consigo la desigual distribución de la riqueza, en ese sentido las las opiniones de estos compatriotas parecen destinados a justificar una tendencia o estilo de economía más que a aportar
soluciones efectivas al problema que para nuestro país país es de vital
importancia porque la carga social que representan los pobres la soportamos todos en menor o mayor grado en cuanto a que la delincuencia, la desintegración familiar, la baja tasa de escolaridad, la salud y otras tantas variables que afectan al conjunto de la población sin distingo de estratos sociales son ingredientes de la mezcla con la que se cimenta las bases del futuro del país, cuanto peor sea la distribución de la riqueza tanto más frágil es la economía de un país ante los vaivenes de la economía mundial y esto es así porque el riesgo de explosiones sociales aumenta en consecuencia. En Panamá la relación del consumo nacional y el quintil más rico fue en 1997 52.9%, mientras que para el 2008 fue de 53.1% como vemos en once años el quintil más rico aumentó su consumo en un 0.11% lejos de disminuir se incrementa. Pese a que otros indicadores como el IDH aumentaron en .038 (2001 0.695__2007 0.733)
lo que nos indica que aunque se invierten esfuerzos
para mejorar la longevidad, la calidad de vida, el acceso a la educación la desigual distribución de la riqueza en nuestro país parece tener orígenes diversificados.
Veamos lo que al respecto nos decía la embajadoraa de Estados Unidos en embajador Panamá Linda Watts_ …” Primero fue acerca de la corrupción y la falta de transparencia en el sistema
político y judicial panameño. Ahora la embajadora de Estados Unidos en Panamá, Linda Watt, habló de la pobreza y aseguró que casi 80 personas en Panamá muchas de ellas ligadas por lazos empresariales y familiares- "controlan" cerca de la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) en el país del Canal. Se estima que el PIB es de 12 mil millones de dólares. Pero, ¿a qué se refiere la embajadora cuando habla de pobreza en Panamá? Me refiero, dijo, al 1.2 millón de panameños que vive con menos de dos dólares diarios. Eso es –añadió – más del 40% de la población. De eso, 1.2 millón, la mitad, dijo, vive en extrema pobreza, lo que significa que subsiste con menos de un dólar diario. Watt, quien fuera invitada por Casa Esperanza para que hiciera unas reflexiones sobre la pobreza en Panamá, dijo, que "uno de cada cinco panameños vive con 30 dólares al mes, lo que nosotros gastamos en una salida familiar al cine, incluyendo el pop corn y la soda". Casa Esperanza presentó ayer su campaña institucional de imagen "Erradicamos el trabajo infantil con salud y educación", que busca llamar la atención sobre el problema del trabajo infantil que en Panamá supera los 50 mil niños.
Panamá, dijo la diplomática, ocupa el segundo lugar en el hemisferio en cuanto a desigualdad en la distribución de los ingresos. El 20% de la población adinerada, dijo, devenga el 60% del ingreso anual del país, mientras que "el quinto más pobre percibe solamente el 2%". Pero en su discurso no quedó allí. La corrupción, dijo, corroe y obstaculiza la fluidez de la labor del gobierno y de la empresa privada. La corrupción es la transferencia neta de la riqueza de sectores productivos hacia los sectores no productivos. Es un impuesto para los pobres, una carga para el ciudadano común y produce decisiones gubernamentales que son contrarias a la eficiencia económica. Hay que controlar la corrupción, afirmó, si se quiere reducir la pobreza. La diplomática indicó que el Gobierno de EU trabajará con el de Panamá para ayudar a disminuir la pobreza. “Fuente: Rafael Pérez G. /La Prensa.
Como vemos la embajadora agrega un ingrediente más: “la corrupción privada y gubernamental “la que describe como un impuesto para los pobres y la
transferencia de riqueza de los sectores productivos a los no productivos, escribimos estas líneas en Mayo del 2011 inmersos en un ambiente de escándalos de corrupción en el gobierno, aumentos de inflación, incremento de déficit fiscal lo cual nos indica que estas causas perduran y se profundizan en nuestra sociedad, las estrategias para cumplir con los objetivos del milenio ODM, especialmente su primera meta , “reducir la pobreza a la mitad para el 2015”.
Incluyen,
inversión
social
(PRODEC),
programas
para
lograr
la
auto
sustentabilidad, (Granjas Autosustentables), Becas escolares (MEDUCA), no obstante se excluye la revisión de nuestro sistema político social, los controles de gastos (en este renglón se han relajado), la separación de los poderes.
Veamos a continuación un análisis realizado por Raúl Leiss: Brecha entre riqueza y pobreza
RAÚL LEIS Presidente de CEASPA
OPINIÓN. Panamá, a pesar de su ubicación en el índice de desarrollo humano (IDH), y de ser uno de los países latinoamericanos con mayor inversión social per cápita, tiene profundas desigualdades socioeconómicas que lo hacen engrosar la lista de los países con las peores distribuciones del ingreso, y que padece la a sincronía que su alto nivel de inversión social no se asocia con la necesaria reducción de la pobreza. En Panamá, la mitad más pobre posee el mismo volumen de ingreso que el 1% más rico. El ingreso promedio del 20% más rico es 40 veces mayor que el ingreso promedio del 20% de los más pobres. En conclusión, Panamá es un país rico pero empobrecido. Un análisis objetivo de los recursos que tiene el país, real o potencialmente, establece la desproporción con los niveles de pobreza y la brecha creciente en la distribución del ingreso. Históricamente, Panamá también se ha caracterizado por una subordinación de las políticas sociales a las políticas económicas y decisiones políticas, que afecta el impacto de los esperados y necesarios efectos de esas políticas sociales sobre la calidad de vida de la población. La brecha estructural no es exclusivamente de ingreso, sino también territorial. Panamá es uno de los países más centralistas de la región. La excesiva centralización del poder debilita la capacidad de desarrollo autónomo de provincias, comarcas, municipios y comunidades, lo que repercute en la no satisfacción efectiva de las necesidades e intereses de la población que representan. Es evidente la existencia de una baja capacidad administrativa, que genera a su vez una baja capacidad financiera,
mientras que la mayor parte de los servicios básicos de la población están en manos del poder central. Por otra parte, en comarcas y regiones indígenas, así como en muchos municipios rurales, aparece la expresión de los más altos índices de analfabetismo, desnutrición, morbilidad y pobreza.
Economía, viento en popa
La economía panameña ha mantenido tasas de crecimiento en los últimos 20 años. Especialmente pronunciada ha sido la mejora económica desde 2004, alcanzando tasas propias de economías asiáticas. La mayor fue en 2007, cuando el producto interno bruto creció un 12.1% (ver gráfico 4 en el anexo). En un foro celebrado la semana pasada en Panamá, organizado por el Gobierno y el Banco Mundial, quedó constancia de que Panamá había sido el país con mejor ritmo de crecimiento económico en América Latina en los 10 últimos años. Además, se pronosticó que también lideraría el crecimiento regional en los próximos 10. En 2010, Panamá recibió el grado de inversión por parte de las tres agencias de calificación crediticia, una distinción que reconoce la solvencia de los países y su capacidad para hacer frente a sus deudas. Además de Panamá, solo Chile, México, Brasil y Perú alcanzan ese nivel. Sin embargo, ese desempeño económico no ha tenido tanto reflejo en el desarrollo como el que se podría suponer. La pobreza sigue afectando a uno de cada tres panameños; el sistema educativo es de mala calidad –como ha quedado constatado en pruebas internacionales –, y los servicios públicos, en general, son deficientes. Todos estos hechos plantean nuevos retos para el país. La coordinadora del informe del PNUD-Panamá, Paulina Franceschi, señala que el índice de desarrollo
humano que registra el país lo ubica muy cerca de ingresar a la lista de países de ingresos altos, lo que implicaría dejar de percibir recursos de organismos internacionales y convertirse en donador. “Nuestro acercamiento a esa lista se
sustenta en el ingreso nacional bruto (INB), que se ubica en 13 mil dólares por persona al año”, manifestó Franceschi. No obstante, recalca la experta, la
desigualdad, en medio de la abundancia económica, es un gran desafío. La socióloga e investigadora de la Universidad de Panamá Briseida Allard coincide con Franceschi al señalar que el crecimiento económico que muestra el país le puede afectar a la larga. “De hecho ya está ocurriendo, puesto que según los
organismos financieros internacionales, Panamá es el país que tiene el ingreso per cápita más alto de América Central y es, además, el mayor exportador e importador de la región, entre otros datos macroeconómicos”, puntualizó.
Esta realidad nacional tan ventajosa, a la que se suma la crisis económica mundial y los cambios en la estrategia de cooperación de la mayor parte de los países desarrollados, han disminuido sustancialmente la ayuda exterior dirigida, sobre todo, a aliviar los problemas de la extrema pobreza. De hecho, la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID, por sus siglas en inglés), anunció la semana pasada que comenzará un proceso de retiro gradual de sus programas en Panamá, debido a los avances que ha tenido el país en los últimos 20 años. “Los logros del país deben ser más que ‘crecimiento económico’, ya que una alta
proporción de panameños (32%) vive con grandes carencias y dificultades”, concluye Allard. “ ..Fuente: La prensa /Adelaida Samaniego / Roberto González / 2 de Marzo de 2011.
Otro enfoque en el mismo sentido nos lo brinda Alessandro Ganci de Conciencia Ciudadana: “Panamá
es una nación de contrastes. Por un lado, nuestra economía
crece, aumentamos el Índice de Competitividad, colocándonos en el puesto 53 mundial y alcanzando altísimas evaluaciones en accesibilidad a servicios financieros (4), Transferencia de tecnología (7), Solidez bancaria (7), Suscripciones de teléfonos móviles (7) y muy buena evaluación en calidad de infraestructura portuaria, transporte aéreo, capacidad para atraer inversión extranjera, amplitud de banda de Internet y facilidad de acceso a créditos. Mejoramos nuestro grado de inversión, tenemos el presupuesto más alto de la historia y abundantes recursos minerales. Ante este panorama macroeconómico, ‘Vamos bien’,
parece un eslogan irrefutable. Sin embargo, según el informe del Programa de Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD), ocupamos el tercer lugar en Latinoamérica con la peor distribución de la riqueza y el número 11 a nivel mundial (181 países). El 20% de la población panameña de menores ingresos, solo recibe el 5,1% del ingreso que genera la economía, mientras que el 20% de la población de altos ingresos, recibe el 48,5% de la riqueza. Más del 80% del Producto Interno Bruto (PIB), es generado en las provincias de Panamá (67%), Colón (15%) y Chiriquí (7,8%). A pesar de que el 45% de nuestra población es rural, la producción agropecuaria solo representa el 4% de nuestra economía. En cuanto a la calidad del empleo de nuestra población económicamente activa (1,5 millones) solo el 17% tiene un ‘empleo decente’, o sea
formal y permanente, un 47% tiene empleos formales temporales, 30% informales y 6% desempleados. Los informales aumentan a 80% en aéreas
indígenas
y
alrededor
de
50%
en
las
rurales.
La educación por otro lado, es tan asimétrica como la distribución de la riqueza. De cada 100 jóvenes de bajos recursos, solo 56 acuden a la escuela secundaria, mientras que en los sectores de altos recursos económicos 94 de cada 100 jóvenes asisten. Estamos entre los 15 peores países del mundo (139 evaluados), en calidad de la educación en matemáticas y ciencias (129) primaria y sistema de enseñanza superior. El 80% de nuestros ejecutivos elites, son o estudiaron en el extranjero. La Independencia del Poder Judicial, es ubicada en el lugar 125. De los recursos mineros, tampoco podemos esperar mucho. Solo cuatro minas tienen riquezas que superan con creces todo lo que podamos obtener del Canal de Panamá. Cerro Colorado, Cerro Quema, Cerro Chorcha y Petaquilla tienen a los precios actuales del oro, cobre, plata y molibdeno una riqueza estimada entre 210 000 a 230 000 millones (11 000 millones por 40 años). EL Estado recibiría anualmente por regalías, entre 220 y 440 millones (2 a 4%). Y en el caso de Petaquilla, la totalidad de la inversión, es deducible del impuesto sobre la renta, al costo de afectar el Corredor Biológico Mesoamericano y una extensión de
aproximadamente
13
800
campos
de
fútbol
juntos.
¿Y qué pasa con los pobres entre los pobres, aquellos que sobreviven con menos de un dólar al día y representan el 17,5% de la población no indígena, mayoritariamente campesina y el 58% de la población originaria?
¿Cómo
vamos
a
disminuir
esta
pobreza?
La extensión de la red de oportunidades a 85 000 familias, solo mitiga, pero no cambia en nada la realidad. Tampoco la minería, cuyos puestos de trabajo en conjunto difícilmente sobrepasarán los 4000. El campo, fuertemente afectado en su producción, en parte por factores ambientales y en parte por la rebaja masiva de aranceles, ha visto postergada la inversión de las 12 presas y drenajes, necesarios para mejorar la producción y que representaban una inversión conjunta de 1250 millones. La inversión en infraestructura turística se concentra mayoritariamente entre Colón, Panamá y Coclé. Esta asimetría en la distribución de la riqueza, origina dos realidades diferentes, El Panamá que va bien macroeconómico, empresarial, referencial, educado, importador de bienes y exportador de servicios; y el otro pobre, ignorado, mal empleado, con baja educación y oportunidades de equidad. La paciencia de los pobres se agota, provocando un sentimiento de frustración, represión e incluso ira, caldo de cultivo de la inestabilidad social. Así como en tiempos del viejo capitalismo el Estado tenía el deber de defender los derechos fundamentales del trabajo, así, ahora con el nuevo capitalismo, el Estado y la sociedad tienen el deber de defender los bienes colectivos que, entre otras cosas, constituyen el único marco dentro del cual es posible para cada uno conseguir legítimamente sus fines individuales... Juan Pablo Segundo en su encíclica
Centesimus
Annus.
Fuente:
Blog:
Héctor
Robles/
URLhttp://panaletras.wordpress.com/2010/11/28/riqueza-inequidad-y-la-pacienciade-los-pobres/ / PUBLICADO /Noviembre, 28 de 2010.
CONCLUSIONES Es evidente que que la distribución de la riqueza no es solo un factor más en en el desarrollo de nuestra sociedad sino el producto del mismo, es decir no es parte de la ecuación de desarrollo sino un reflejo de su resultado, las estrategias que vemos planteadas en más de un informe de ODM en países de nuestra región incorporan programas de inversión social, alfabetización, auto sostenibilidad, etc. No obstante ninguno de ellos explora los sistemas políticos y las consecuencias socioeconómicas que estos producen. En nuestro país que ostenta un oscuro tercer lugar entre los países de AL con peor distribución de la riqueza tenemos información de primera primera mano, vivencias vivencias propias, que evidencian un desgaste de de la función del poder político como regente de la cosa pública, es necesario revisar como sociedad el poder que entregamos a los políticos y los sistemas de control que hemos establecido para asegurarnos de que nuestros recursos estén bien administrados y que el norte en la utilización de los mismos procure el desarrollo social sostenible e integral del país. Cabe preguntarse cómo es que el 20% más rico ha logrado quedarse con el 48.5% de la riqueza durante más de once años, periodo del que tomamos la medición, es difícil pensar como decían Milton Henríquez y Jaime Correa que todo el problema se origina en una mala interpretación de las estadísticas y la mala intención de algunos grupos con tendencias socialistas, el pensamiento de profesionales panameños y extranjeros probos, expuestos en este documento dan a conocer una preocupación latente sobre este problema y sus orígenes. Una cosa es cierta y es que el poder económico está en manos de unos pocos, cabría preguntarse si... ¿es este fenómeno causa y motivo predominante del problema, es acaso el dinero de estos el que mueve y paga campañas políticas
de oposición y gobierno de manera que gane quien gane siempre obtienen el poder político?, ¿es acaso el hecho de que en una misma familia existen políticos de gobierno y oposición, es a esto a lo que se refiere la embajadora Watt cuando dice: “..Casi 80 personas en Panamá -muchas de ellas ligadas por lazos empresariales
y familiares- "controlan" cerca de la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) en el país del Canal. Se estima que el PIB es de 12 mil millones de dólares. ..” Cuando en las primeras líneas de este apartado digo que la distribución de las riquezas no es parte de la ecuación de desarrollo sino el reflejo sociopolítico de su sociedad me refiero a que observamos en nuestra sociedad, su inmadurez, el irrespeto por sus instituciones, su pobre conducta sociopolítica, generando tergiversaciones socioeconómicas que repercuten en subdesarrollo y marginación de gran parte de la sociedad y que mientras no se subsanen no habrá equidad, y esto es así porque quienes dirigen e implementan las estrategias para mitigar la desigualdad son los entes políticos quienes tienen la responsabilidad de guiar la nave del estado, y como se puede inferir de la información aquí estudiada los grupos de poder económico y la política están en un estado de perfecta simbiosis. ¿Podemos deducir que existe una relación entre la desigualdad de la que hablamos y el hecho de que la alternabilidad política no es una realidad? ¿Es acaso casualidad que exista coincidencia entre la invariabilidad de la distribución de la riqueza y la no alternabilidad política? No creo que exista un grupo maquiavélico que elabore estrategias para mantener la desigualdad, en realidad creo que el sistema imperante genera por si solo estas distorsiones ante las altas concentraciones de riquezas y poder político (todos los extremos son peligrosos) y que por lo tanto como sociedad debemos regularlo, controlarlo de lo contrario corremos el riesgo de perder nuestra identidad identidad como nación, presos de la avaricia de pocos y la ignorancia de muchos.
No soy partidario de cambios bruscos porque marean a más de uno, pero nuestra sociedad debe limitar el poder político sobre el liderazgo del país, para lograr un desarrollo integral en todas sus manifestaciones, suscitando y reflejando como consecuencia una mejor distribución de las riquezas. Es obvio que en la realidad es mucho más complicado hacerlo que decirlo pero lo importante es llamar la atención sobre este enfoque a los excluidos del selecto grupo de los 80 (ver declaraciones de Watt) y muy especialmente a los conciudadanos que observamos preocupados como se tambalea el futuro de la nación en hombros de una juventud extraviada producto de un sistema individualista, clasista, y particularmente inequitativo.
ANEXOS